Documento 113 - Las guardianas seráficas del destino

   
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El libro de Urantia

Documento 113

Las guardianas seráficas del destino

113:0.1 (1241.1) DESPUÉS DE HABER tratado sobre los espíritus ministrantes del tiempo y las huestes de mensajeros del espacio, pasamos a considerar a las ángeles guardianas, las serafines dedicadas al ministerio de los mortales individuales para cuya elevación y perfeccionamiento se ha dispuesto todo este vasto plan de supervivencia y progresión espiritual. En el pasado estas guardianas del destino eran casi el único grupo reconocido de ángeles en Urantia. De hecho, las serafines planetarias son espíritus ministrantes enviados para servir a los que sobrevivirán. Estas serafines acompañantes han desempeñado sus funciones como ayudantes espirituales del hombre mortal en todos los grandes acontecimientos del pasado y del presente. En muchas revelaciones «la palabra fue pronunciada por ángeles» y muchos de los mandatos del cielo han sido «recibidos mediante el ministerio de ángeles».

113:0.2 (1241.2) Las serafines son las ángeles tradicionales del cielo, los espíritus ministrantes que viven a vuestro lado y hacen tanto por vosotros. Llevan ejerciendo su ministerio en Urantia desde los primeros tiempos de la inteligencia humana.

1. Las ángeles guardianas

113:1.1 (1241.3) La enseñanza sobre ángeles guardianas no es ningún mito; ciertos grupos de seres humanos tienen realmente ángeles personales. Jesús lo corrobora cuando dice al hablar de los niños del reino de los cielos: «Tened cuidado de no despreciar a ninguno de estos pequeños, pues yo os digo que sus ángeles contemplan siempre la presencia del espíritu de mi Padre».

113:1.2 (1241.4) En un principio las serafines fueron asignadas de forma específica a las distintas razas de Urantia, pero desde el otorgamiento de Miguel son asignadas con arreglo a la inteligencia, la espiritualidad y el destino de los seres humanos. Desde el punto de vista intelectual la humanidad se divide en tres clases:

113:1.3 (1241.5) 1. Los seres humanos con mente inferior a la normal: los que no ejercen un poder normal de la voluntad ni toman las decisiones promedio de la vida. Esta clase abarca a los que no pueden comprender a Dios porque les falta capacidad para adorar inteligentemente a la Deidad. Los seres de Urantia con capacidad intelectual inferior a la normal tienen un cuerpo de serafines, una compañía, con un batallón de querubines encargadas de atenderlos y atestiguar que les alcanza la justicia y la misericordia en las luchas terrenales por la vida.

113:1.4 (1241.6) 2. Las mentes humanas normales de tipo medio. Desde el punto de vista del ministerio seráfico, la mayoría de los hombres y mujeres se agrupan en siete clases según su estatus de realización de los círculos de progreso humano y desarrollo espiritual.

113:1.5 (1241.7) 3. Los seres humanos con mente superior a la normal: los que poseen una gran capacidad de decisión y un potencial indudable de logro espiritual. Son hombres y mujeres que han establecido un contacto mayor o menor con su Ajustador interior, miembros de los diversos cuerpos de reserva del destino. Sea cual fuere el círculo donde se encuentre un ser humano en un momento dado, en cuanto ese individuo es enrolado en cualquiera de los distintos cuerpos de reserva del destino, le es asignada una serafín personal, y ese mortal se beneficiará desde entonces hasta el fin de su carrera terrenal del cuidado continuo y la vigilancia incesante de una ángel guardiana. Del mismo modo, cuando un ser humano toma la decisión suprema, cuando hay esponsales reales con el Ajustador, una guardiana personal es asignada inmediatamente a esa alma.

113:1.6 (1242.1) En el ministerio de los llamados seres normales, las asignaciones seráficas se hacen según los círculos de intelectualidad y espiritualidad alcanzados por los humanos. Empezáis con la mente propia de vuestra vestidura mortal en el séptimo círculo y viajáis hacia dentro en la tarea de comprenderos, dominaros y superaros a vosotros mismos. Así vais avanzando de círculo en círculo hasta que alcanzáis (si la muerte no detiene vuestra carrera y transfiriere vuestras luchas a los mundos mansión) el círculo primero o más interno de relativo contacto y comunión con el Ajustador que mora dentro de vosotros.

113:1.7 (1242.2) Los seres humanos que están en el círculo inicial o séptimo tienen una ángel guardiana con una compañía de querubines auxiliares encargadas de cuidar y custodiar a mil mortales. En el círculo sexto, una pareja seráfica asistida por una compañía de querubines tiene la misión de guiar a los mortales ascendentes en grupos de quinientos. Cuando alcanzan el círculo quinto, los seres humanos son agrupados en compañías de unos cien y puestos a cargo de una pareja de serafines guardianas con un grupo de querubines. Al alcanzar el círculo cuarto, los seres mortales forman grupos de diez y se encarga de ellos una pareja de serafines asistida por una compañía de querubines.

113:1.8 (1242.3) Cuando una mente mortal rompe la inercia de la herencia animal y alcanza el círculo tercero de intelectualidad humana y espiritualidad adquirida, una ángel personal (en realidad dos) se dedicará a partir de entonces entera y exclusivamente a ese mortal ascendente. Y así, estas almas humanas, además de la presencia constante y cada vez más eficaz de su Ajustador del Pensamiento, reciben la asistencia íntegra de estas guardianas personales del destino en todos sus esfuerzos por completar el tercer círculo, atravesar el segundo y alcanzar el primero.

2. Las guardianas del destino

113:2.1 (1242.4) Las serafines no son consideradas guardianas del destino hasta el momento en que son destinadas a acompañar a un alma humana que ha conseguido uno o más de estos tres logros: tomar la decisión suprema de hacerse semejante a Dios, entrar en el tercer círculo o ser enrolada en uno de los cuerpos de reserva del destino.

113:2.2 (1242.5) En la evolución de las razas se asigna una guardiana del destino al primer ser que alcanza el círculo de conquista requerido. El primer mortal que consiguió una guardiana personal en Urantia fue Rantowoc, un sabio de la raza roja que vivió hace mucho tiempo.

113:2.3 (1242.6) Todas las ángeles asignadas proceden de un plantel de serafines voluntarias. Estos nombramientos se hacen siempre en función de las necesidades humanas y tomando en consideración el estatus de la pareja angélica en cuanto a experiencia, destreza y sabiduría seráfica. Solo las serafines veteranas, las más probadas y experimentadas, son asignadas como guardianas del destino. Muchas guardianas han adquirido abundante y valiosa experiencia en los mundos cuyos habitantes no se fusionan con el Ajustador. Igual que los Ajustadores, las serafines atienden a estos seres durante una sola vida y luego son liberadas para nuevas misiones. Muchas guardianas que ahora están en Urantia han tenido antes esta experiencia práctica en otros mundos.

113:2.4 (1243.1) Cuando los seres humanos no consiguen sobrevivir, sus guardianas personales o colectivas pueden seguir desempeñando repetidas veces tareas semejantes en ese mismo planeta. Las serafines desarrollan una estima sentimental por los mundos individuales y profesan un afecto especial a ciertas razas y ciertos tipos de criaturas mortales con las que han estado tan estrecha e íntimamente asociadas.

113:2.5 (1243.2) Las ángeles desarrollan un afecto duradero por sus compañeros humanos, y si vosotros pudierais visualizar a las serafines sentiríais también un cálido afecto por ellas. Despojados de vuestros cuerpos materiales y provistos de formas de espíritu, estaríais muy cerca de las ángeles en muchos atributos de la personalidad. Ellas comparten la mayor parte de vuestras emociones y experimentan algunas más. La única de vuestras emociones dominantes que les cuesta entender es el legado del miedo animal que ocupa un lugar tan importante en la vida mental del urantiano medio. Para las ángeles es francamente difícil comprender por qué os obstináis en permitir que vuestros poderes intelectuales más altos, incluso vuestra fe religiosa, estén tan dominados por el miedo, tan profundamente desmoralizados por el pánico irracional del terror y la ansiedad.

113:2.6 (1243.3) Todas las serafines tienen nombres individuales, pero en los registros de asignación al servicio de los mundos suelen estar inscritas por sus números planetarios. En la sede del universo están registradas por nombre y número. La guardiana del destino del sujeto humano utilizado en esta comunicación por contacto es la número 3 del grupo 17 de la compañía 126 del batallón 4 de la unidad 384 de la legión 6 de la hueste 37 del ejército seráfico 182 314 de Nebadon. La presente asignación planetaria en Urantia de esta serafín con este sujeto humano tiene el número 3 641 852.

113:2.7 (1243.4) En el ministerio de custodia personal, cuando las ángeles son asignadas como guardianas del destino, las serafines ofrecen siempre voluntariamente sus servicios. En la ciudad donde hacemos esta visitación cierto mortal fue admitido recientemente en el cuerpo de reserva del destino, y como en esos casos todos los humanos son atendidos personalmente por ángeles guardianas, más de cien serafines cualificadas se presentaron como candidatas. La directora planetaria seleccionó a doce de las más experimentadas y luego nombró a la serafín que ellas eligieron como la más indicada para guiar a ese ser humano en su viaje por la vida. Eligieron de hecho a una pareja de serafines igual de cualificadas para que una de las dos esté siempre de guardia.

113:2.8 (1243.5) Las tareas seráficas pueden ser incesantes, pero cualquiera de los miembros de la pareja angélica puede encargarse de todas las responsabilidades del ministerio. Como las querubines, las serafines suelen actuar por parejas, pero a diferencia de sus compañeras menos avanzadas, las serafines trabajan a veces solas y pueden actuar individualmente en prácticamente todos sus contactos con los seres humanos. La presencia de ambas ángeles solo es necesaria para el servicio y las comunicaciones en los circuitos más altos de los universos.

113:2.9 (1243.6) Cuando una pareja seráfica acepta una misión de custodia la desempeñará durante el resto de la vida de ese ser humano. El complemento del ser (una de las dos ángeles) se convierte en la cronista de la empresa. Estas serafines de complemento son las ángeles registradoras de los mortales de los mundos evolutivos. Conserva el historial la pareja de querubines (una querubín y una sanobín), que está siempre asociada a las guardianas seráficas, pero la responsabilidad de estos archivos la asume siempre una de las serafines.

113:2.10 (1244.1) Para poder descansar y recargarse con la energía de vida de los circuitos del universo, la guardiana se turna periódicamente con su complemento. Durante su ausencia la querubín asociada actúa como registradora, y lo mismo ocurre cuando se ausenta la serafín de complemento.

3. La relación con otras influencias del espíritu

113:3.1 (1244.2) Una de las principales cosas que hace una guardiana del destino por su sujeto mortal es establecer una coordinación personal de las numerosas influencias impersonales del espíritu que habitan, rodean e inciden en la mente y el alma de la criatura material en evolución. Los seres humanos son personalidades, por eso las entidades prepersonales y los espíritus no personales tienen enormes dificultades para establecer contacto directo con mentes tan materiales y tan marcadamente personales. El ministerio de la ángel guardiana unifica todas estas influencias en mayor o menor medida y las hace más fáciles de apreciar para la naturaleza moral creciente de la personalidad humana que evoluciona.

113:3.2 (1244.3) En concreto, esta guardiana seráfica puede correlacionar y correlaciona los múltiples agentes e influencias del Espíritu Infinito, desde los dominios de los controladores físicos y los espíritus-mente adjutores hasta el Espíritu Santo de la Ministra Divina y hasta la presencia del Espíritu Omnipresente de la Tercera Fuente y Centro del Paraíso. Después de unificar así y hacer más personales estos vastos ministerios del Espíritu Infinito, la serafín procede a correlacionar esta influencia integrada del Actor Conjunto con las presencias de espíritu del Padre y del Hijo.

113:3.3 (1244.4) El Ajustador es la presencia del Padre, el Espíritu de la Verdad es la presencia de los Hijos. Estas dotaciones divinas son unificadas y coordinadas en los niveles inferiores de la experiencia espiritual humana por el ministerio de las serafines guardianas. Las servidoras angélicas tienen el talento de combinar el amor del Padre y la misericordia del Hijo en su ministerio a las criaturas mortales.

113:3.4 (1244.5) Y esto explica que la guardiana seráfica se acabe convirtiendo en la depositaria personal de los patrones de la mente, las fórmulas de la memoria y las realidades del alma del mortal superviviente durante el intervalo entre la muerte física y la resurrección en la morontia. Nadie, salvo las hijas ministrantes del Espíritu Infinito, podría hacer esto por la criatura humana durante esta fase de la transición de un nivel del universo a otro nivel superior. Y cuando entréis en el adormecimiento de vuestra transición terminal, cuando paséis del tiempo a la eternidad, una alta supernafín compartirá también con vosotros el tránsito como depositaria de vuestra identidad de criatura y garantía de vuestra integridad personal.

113:3.5 (1244.6) En el nivel espiritual las serafines hacen personales muchos ministerios del universo que sin ellas serían impersonales y prepersonales, son coordinadoras. En el nivel intelectual establecen una correlación entre la mente y la morontia, son intérpretes. En el nivel físico manipulan el entorno terrestre mediante su enlace con los Controladores Físicos Maestros y a través del ministerio cooperativo de las criaturas intermedias.

113:3.6 (1244.7) Después de describir las muchas y complejas funciones de las serafines acompañantes nos preguntamos: ¿cómo pueden estas personalidades angélicas de rango menor, creadas solo un poco por encima del nivel de la humanidad en el universo, hacer cosas tan difíciles y complejas? Realmente no lo sabemos, pero conjeturamos que este admirable ministerio está facilitado de alguna manera no desvelada por el trabajo no reconocido y no revelado del Ser Supremo, la Deidad en vías de actualización de los universos evolutivos del tiempo y el espacio. En todo el ámbito de la supervivencia progresiva en y a través del Ser Supremo, las serafines son una parte esencial del progreso continuo del mortal.

4. Los ámbitos de acción seráficos

113:4.1 (1245.1) Las serafines guardianas no son mente, aunque nacen de la misma fuente que da origen a la mente del mortal, el Espíritu Creativo. Las serafines son estimuladoras de la mente, buscan siempre promover en la mente humana decisiones encaminadas a alcanzar los círculos. Esto no lo hacen como los Ajustadores, que actúan desde dentro y a través del alma, sino más bien de fuera hacia dentro, a través del entorno social, ético y moral de los seres humanos. Las serafines no ejercen la atracción del Padre Universal en forma de Ajustador divino, pero sí actúan como agentes personales del ministerio del Espíritu Infinito.

113:4.2 (1245.2) El hombre mortal sujeto a las directrices del Ajustador también es receptivo a la guía seráfica. El Ajustador es la esencia de la naturaleza eterna del hombre, la serafín es la maestra de la naturaleza evolutiva del hombre: de la mente mortal en esta vida y del alma de morontia en la próxima. En los mundos mansión seréis conscientes y tendréis conocimiento de vuestras instructoras seráficas, pero en la primera vida los hombres no suelen ser conscientes de ellas.

113:4.3 (1245.3) Las serafines actúan como maestras de los hombres guiando los pasos de la personalidad humana por caminos de experiencias nuevas y progresivas. La guía de una serafín rara vez conduce a una vida de comodidades. Al seguir sus directrices podéis estar seguros de que afrontaréis, y si tenéis valor superaréis, los escarpados riscos de la elección moral y el progreso espiritual.

113:4.4 (1245.4) El impulso de adoración tiene su origen principal en las incitaciones espirituales de los adjutores mente superiores reforzadas por las directrices del Ajustador. En cambio la necesidad de orar que experimentan tan a menudo los mortales conscientes de Dios es producto muchas veces de la influencia seráfica. La serafín guardiana manipula constantemente el entorno del mortal con intención de aumentar la visión interior cósmica del humano ascendente para que ese candidato a la supervivencia se haga más consciente de la presencia de su Ajustador interior y pueda así cooperar mejor con la misión espiritual de la presencia divina.

113:4.5 (1245.5) Aunque no existe ninguna comunicación aparente entre los Ajustadores que moran dentro del hombre y las serafines que lo rodean, parecen trabajar siempre en perfecta compenetración y armonía. La iniciativa de las guardianas aumenta en los momentos en que los Ajustadores están menos activos, y existe una extraña correlación entre sus respectivos ministerios. Una cooperación tan admirable dista mucho de ser accidental o fortuita.

113:4.6 (1245.6) La personalidad ministrante de la serafín guardiana, la presencia Divina del Ajustador interior, la acción encircuitada del Espíritu Santo y la consciencia del Hijo que es el Espíritu de la Verdad están todos correlacionados de manera divina de modo que constituyen una unidad significativa de ministerio espiritual en la personalidad del mortal y para ella. Aunque proceden de distintas fuentes y diferentes niveles, todas estas influencias celestiales están integradas en la presencia envolvente y en vías de evolución del Ser Supremo.

5. El ministerio seráfico a los mortales

113:5.1 (1245.7) Las ángeles no invaden el santuario de la mente humana. No manipulan la voluntad de los mortales ni tampoco entran en contacto directo con los Ajustadores que moran dentro de ellos. La guardiana del destino hace todo lo posible por influir sobre vosotros respetando siempre la dignidad de vuestra personalidad. Estas ángeles no interfieren en ningún caso con la libre acción de la voluntad humana. Ni las ángeles ni ningún otro orden de personalidad del universo tienen poder ni autoridad para cercenar o limitar las prerrogativas de la elección humana.

113:5.2 (1246.1) Las ángeles están tan cerca de vosotros y os cuidan con tanto afecto que en sentido figurado «lloran por vuestra intolerancia y vuestra obstinación». Las serafines no derraman lágrimas físicas, no tienen cuerpos físicos ni tampoco alas, pero tienen emociones espirituales y experimentan sensaciones y sentimientos de naturaleza espiritual que son comparables en ciertos aspectos a las emociones humanas.

113:5.3 (1246.2) Las serafines trabajan por vosotros con total independencia de vuestras peticiones directas. Ejecutan los mandatos de sus superiores sin atender a vuestros caprichos pasajeros ni a vuestros cambios de humor. Esto no quiere decir que no podáis facilitar o dificultar su labor, sino simplemente que las ángeles no atienden directamente a vuestras oraciones y peticiones.

113:5.4 (1246.3) La inteligencia de las ángeles no está a disposición de los hombres mortales mientras viven en la carne. No son jefas supremas ni directoras sino simplemente guardianas. Las serafines os guardan, no intentan influir directamente sobre vosotros. Vosotros sois quienes debéis trazar vuestro propio camino, y luego ellas intentarán hacer el mejor uso posible del curso que hayáis elegido. Por regla general no intervienen de forma arbitraria en los asuntos rutinarios de la vida humana a no ser que sus superiores les encarguen algún cometido excepcional, y en esos casos podéis estar seguros de que estas guardianas encontrarán la manera de llevar a cabo sus mandatos. Por lo tanto, solo se entrometen en el panorama del drama humano en casos de emergencia y normalmente por orden directa de sus superiores. Estos seres, que os seguirán durante muchas edades, se preparan así para su trabajo futuro y su asociación de personalidad.

113:5.5 (1246.4) En determinadas circunstancias las serafines pueden ejercer la función de ministradoras materiales para los seres humanos, aunque es muy raro que lo hagan. Con la ayuda de las criaturas intermedias y de los controladores físicos, son capaces de ejercer una amplia gama de actividades en favor de los seres humanos, incluso de establecer contacto con la humanidad, pero esto ocurre muy pocas veces. En la mayoría de los casos las circunstancias del entorno material siguen su curso sin ninguna alteración seráfica. Sin embargo, cuando los eslabones vitales de la cadena de la evolución humana se han visto alguna vez en peligro, las guardianas seráficas han intervenido acertadamente por iniciativa propia.

6. Las ángeles guardianas después de la muerte

113:6.1 (1246.5) Tras esta breve exposición sobre el ministerio de las serafines durante la vida natural, intentaré informaros sobre la actuación de las guardianas del destino en el momento de la desintegración mortal de sus compañeros humanos. Cuando morís vuestro historial, vuestras especificaciones de identidad y la entidad de morontia del alma humana —desarrollada conjuntamente por el ministerio de la mente del mortal y del Ajustador divino— son conservados fielmente por la guardiana del destino junto con todos los demás valores relacionados con vuestra existencia futura, todo lo que os constituye y conforma vuestro yo real, excepto la identidad de la existencia continua —representada por el Ajustador que se va— y la actualidad de la personalidad.

113:6.2 (1246.6) Cuando en la mente humana se apaga la luz piloto, esa luminosidad espiritual que las serafines asocian con la presencia del Ajustador, la ángel acompañante informa en persona sucesivamente a las ángeles que están al mando del grupo, la compañía, el batallón, la unidad, la legión y la hueste. Entonces esta ángel se inscribe para la aventura final del tiempo y el espacio y recibe una certificación de la jefa planetaria de las serafines para que la presente ante la Estrella Vespertina (u otro lugarteniente de Gabriel) que está al mando del ejército seráfico de esta candidata a la ascensión en el universo. Una vez recibida la autorización del jefe de esta unidad organizativa suprema, la guardiana del destino se dirige al primer mundo mansión para esperar allí la vuelta a la consciencia del que fuera su pupilo en la carne.

113:6.3 (1247.1) Cuando un alma humana que ha estado bajo la custodia de una ángel personal no sobrevive, la serafín acompañante debe dirigirse a la sede del universo local para testificar sobre el informe completo de su complemento tal como fue presentado con anterioridad. Después comparece ante los tribunales de los arcángeles para ser absuelta de toda culpa por el fracaso de su sujeto en la supervivencia, y luego vuelve a los mundos para ser asignada a otro mortal de potencialidad ascendente o destinada a alguna otra división del ministerio seráfico.

113:6.4 (1247.2) Pero el ministerio de las ángeles no se limita a los servicios de custodia personal y colectiva, sino que trabajan de muchas otras maneras para las criaturas evolutivas. Las guardianas personales cuyos sujetos no pasan inmediatamente a los mundos mansión no se quedan allí inactivas a la espera de los llamamientos dispensacionales de juicio, sino que son destinadas entretanto a numerosas misiones de ministerio por todo el universo.

113:6.5 (1247.3) La serafín guardiana es la depositaria que custodia los valores de supervivencia del alma aletargada del hombre mortal, igual que el Ajustador ausente es la identidad de ese ser inmortal del universo. Mediante la colaboración de ambos en las salas de resurrección de mansonia, en conjunción con la forma de morontia recién fabricada, se produce el reensamblaje de los elementos integrantes de la personalidad del mortal ascendente.

113:6.6 (1247.4) El Ajustador os identificará. La serafín guardiana os repersonalizará y luego volverá a presentaros al fiel Monitor de vuestros días en la tierra.

113:6.7 (1247.5) Y cuando al término de una edad planetaria se reúne a aquellos que están en los círculos inferiores de logro mortal, son sus guardianas colectivas las que los reensamblan en las salas de resurrección de las esferas mansión, tal como consta en vuestros escritos: «Y él enviará a sus ángeles con gran voz, y reunirá a sus elegidos de un extremo a otro del dominio».

113:6.8 (1247.6) El procedimiento de la justicia exige que las guardianas personales o colectivas respondan al llamamiento nominal de la dispensación en nombre de todas las personalidades no supervivientes. Los Ajustadores de los no supervivientes no vuelven a ellos, de modo que cuando se pasa lista la serafín responde pero el Ajustador no contesta. Esto constituye la «resurrección de los injustos», que es en realidad el reconocimiento formal de que la criatura ha dejado de existir. Este llamamiento nominal de la justicia sigue siempre inmediatamente al llamamiento nominal de la misericordia, la resurrección de los supervivientes durmientes. Pero estos asuntos no incumben a nadie más que a los Jueces supremos y omniscientes de los valores de supervivencia. En realidad estas decisiones judiciales no son asunto nuestro.

113:6.9 (1247.7) Las guardianas colectivas pueden servir en un planeta edad tras edad y acabar convirtiéndose en las depositarias de las almas aletargadas de miles y miles de supervivientes durmientes. Pueden servir así en muchos mundos distintos de un mismo sistema, puesto que la respuesta de la resurrección ocurre en los mundos mansión.

113:6.10 (1247.8) Todas las guardianas personales y colectivas del sistema de Satania que se descarriaron durante la rebelión de Lucifer, a pesar de que muchas se arrepintieron sinceramente de su locura, han de permanecer detenidas en Jerusem hasta el enjuiciamiento final de la rebelión. Por de pronto, los Censores Universales han desposeído ya de forma discrecional a estas guardianas desobedientes e infieles de todos los elementos de las almas que les habían sido confiadas y han puesto estas realidades de morontia bajo la salvaguardia de seconafines voluntarias.

7. Las serafines y la carrera ascendente

113:7.1 (1248.1) El primer despertar en las orillas del mundo mansión es todo un hito en la carrera del mortal ascendente. Entonces veréis por primera vez a vuestras compañeras angélicas que os acompañaron siempre y a las que amasteis por mucho tiempo en la vida terrenal. Allí os haréis también verdaderamente conscientes de la presencia y la identidad del Monitor divino que habitó durante tanto tiempo dentro de vuestra mente en la tierra. Una experiencia así constituye un despertar glorioso, una verdadera resurrección.

113:7.2 (1248.2) Las dos serafines que os atienden en las esferas de la morontia son vuestras compañeras declaradas. Estas ángeles no solo se asocian a vuestros progresos en la carrera de los mundos de transición y os ayudan de todas las formas posibles a adquirir el estatus de la morontia y del espíritu, sino que aprovechan a su vez la oportunidad para ampliar estudios en las escuelas de extensión para serafines evolutivas establecidas en los mundos mansión.

113:7.3 (1248.3) La raza humana fue creada justo un poco por debajo de los órdenes angélicos más simples, por eso la primera misión de vuestra vida en la morontia será asistir a las serafines en el trabajo que les queda por hacer en cuanto recuperéis la consciencia de personalidad tras la liberación de los vínculos de la carne.

113:7.4 (1248.4) Antes de dejar los mundos mansión todos los mortales tendrán guardianas o compañeras seráficas permanentes. Durante vuestro ascenso por las esferas de la morontia las guardianas seráficas terminarán siendo las que atestigüen y certifiquen los decretos de vuestra unión eterna con el Ajustador del Pensamiento. Juntos han establecido la identidad de vuestra personalidad como hijos de la carne procedentes de los mundos del tiempo. Y cuando alcancéis más adelante el estado morontial maduro, os acompañarán por Jerusem y por los mundos asociados de progreso y cultura del sistema. Después de eso irán con vosotros a Edentia y a sus setenta esferas de socialización avanzada. Posteriormente os conducirán hasta los Melquisedec y os seguirán a través de la espléndida carrera en los mundos sede del universo. Y cuando hayáis asimilado la sabiduría y la cultura de los Melquisedec, os llevarán a Salvington donde os encontraréis cara a cara con el Soberano de todo Nebadon. Estas guías seráficas os seguirán incluso por el sector menor y los sectores mayores del superuniverso y llegarán hasta los mundos de recepción de Uversa. Seguirán con vosotros hasta que os ensecunafinéis finalmente para el largo vuelo a Havona.

113:7.5 (1248.5) Algunas guardianas del destino asignadas durante la carrera mortal siguen el curso de los peregrinos ascendentes por Havona. Las demás se despiden temporalmente de los mortales a los que estuvieron asociadas durante tanto tiempo, y mientras estos mortales atraviesan los círculos del universo central, estas guardianas del destino alcanzan los círculos de Serafington. Cuando sus compañeros mortales despierten del último sueño de tránsito del tiempo a las nuevas experiencias de la eternidad, ellas los estarán esperando en las orillas del Paraíso. Estas serafines ascendentes prestan luego diferentes servicios en el cuerpo finalitario y en el Cuerpo de la Compleción Seráfica.

113:7.6 (1248.6) Los hombres y las ángeles pueden o no volver a estar juntos en el servicio eterno, pero sea cual sea el destino de su misión seráfica, las serafines están siempre en comunicación con sus antiguos pupilos de los mundos evolutivos, los mortales ascendentes del tiempo. Las asociaciones íntimas y los vínculos afectivos de los mundos de origen humano nunca se cortan ni olvidan por completo. En las edades eternas hombres y ángeles cooperarán en el servicio divino como lo hicieron en la carrera del tiempo.

113:7.7 (1249.1) La manera más segura para las serafines de llegar hasta las Deidades del Paraíso consiste en guiar con éxito a un alma de origen evolutivo hasta los portales del Paraíso. Por eso el puesto seráfico más apreciado es el de guardiana del destino.

113:7.8 (1249.2) Solo las guardianas del destino son enroladas en el Cuerpo de la Finalización primario o de los mortales, y esas parejas han emprendido la aventura suprema del aunamiento de identidades. Esos dos seres han conseguido la biunificación espiritual en Serafington antes de ser recibidos en el cuerpo finalitario. En esta experiencia las dos naturalezas angélicas, tan complementarias en todas sus funciones en el universo, alcanzan la suprema condición espiritual de ser dos en una, y esto conlleva una nueva capacidad para recibir un fragmento no Ajustador del Padre del Paraíso y fusionarse con él. Y así, algunas de vuestras amorosas compañeras seráficas en el tiempo se convertirán también en vuestras compañeras finalitarias en la eternidad, descendientes del Supremo e hijas perfeccionadas del Padre del Paraíso.

113:7.9 (1249.3) [Presentado por la jefa de las serafines destinadas en Urantia.]

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