Documento 75 - La falta de Adán y Eva

   
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El libro de Urantia

Documento 75

La falta de Adán y Eva

75:0.1 (839.1) TRANSCURRIDOS más de cien años de esfuerzos en Urantia, Adán veía muy pocos progresos fuera del Jardín; el mundo en general no parecía mejorar gran cosa. El mejoramiento de la raza daba la impresión de estar muy lejos de hacerse realidad, y la situación parecía tan desesperada como para justificar algún tipo de ayuda no prevista en los planes originales. Eso era, al menos, lo que solía pasar por la mente de Adán, y lo compartió muchas veces con Eva. Adán y su compañera eran leales, pero estaban aislados de sus semejantes y profundamente afligidos por la lamentable situación de su mundo.

1. El problema de Urantia

75:1.1 (839.2) La misión adánica en Urantia, un planeta experimental, aislado y marcado por la rebelión, era una empresa formidable. El Hijo y la Hija Materiales no tardaron en caer en la cuenta de la dificultad y complejidad de su misión planetaria, y sin embargo acometieron valientemente la tarea de resolver sus múltiples problemas. Pero cuando tuvieron que afrontar el trabajo primordial de excluir a los deficientes y degradados de entre las cepas humanas, se descorazonaron bastante. No veían la manera de salir del dilema y tampoco podían consultar a sus superiores ni de Jerusem ni de Edentia. Se encontraron pues aislados y enfrentados día tras día a nuevos y complicados enredos, problemas sin solución aparente.

75:1.2 (839.3) En condiciones normales la primera tarea de un Adán y una Eva Planetarios hubiera sido igualar y mezclar las razas. Pero un proyecto así parecía impensable en Urantia, pues las razas, aunque biológicamente aptas, no habían sido nunca depuradas de sus cepas retrasadas y deficientes.

75:1.3 (839.4) Adán y Eva se encontraron en una esfera que no estaba preparada de ninguna manera para la proclamación de la hermandad del hombre, un mundo que andaba a tientas en una oscuridad espiritual deplorable, cuya confusión se había visto agravada por el fracaso de la misión de la administración anterior. El nivel de mente y de moralidad era tan bajo que, en lugar de iniciar su labor de unificación religiosa, tuvieron que empezar desde cero el trabajo de convertir a los habitantes a las creencias religiosas más simples. En lugar de encontrarse con una sola lengua lista para ser adoptada, tuvieron que enfrentarse a la confusión mundial de cientos y cientos de dialectos locales. Ningún Adán del servicio planetario había sido destinado jamás a un mundo tan difícil; los obstáculos parecían insuperables y los problemas insolubles para una criatura.

75:1.4 (839.5) Estaban aislados, y la enorme sensación de soledad que pesaba sobre ellos se agravó aún más cuando al poco tiempo se marcharon los síndicos Melquisedec. Ya no podían comunicarse con nadie de fuera del planeta más que indirectamente, a través de los órdenes angélicos. Poco a poco su valentía se iba debilitando, su ánimo flaqueaba y a veces casi vacilaba su fe.

75:1.5 (840.1) Este es el cuadro real de la consternación de esas dos almas nobles al considerar la tarea que tenían por delante. Ambos eran profundamente conscientes de la enorme empresa que suponía la ejecución de su misión planetaria.

75:1.6 (840.2) Es probable que ningún Hijo Material de Nebadon se haya enfrentado nunca a una tarea tan difícil y aparentemente imposible como la de Adán y Eva en la lamentable situación de Urantia. Con todo, habrían conseguido triunfar a la larga si hubieran tenido más visión de futuro y, sobre todo, más paciencia. Los dos, y Eva en especial, fueron demasiado impacientes; no supieron adaptarse a una larguísima prueba de resistencia. Querían ver resultados inmediatos y los vieron, pero esos resultados fueron un desastre tanto para ellos como para su mundo.

2. La intriga de Caligastia

75:2.1 (840.3) Caligastia visitaba con frecuencia el Jardín y mantuvo muchas conversaciones con Adán y Eva, pero estos se mostraban inflexibles siempre que los incitaba a hacer concesiones y buscar atajos aventureros. Estaban eficazmente inmunizados contra sus insidiosas propuestas por los resultados patentes de la rebelión. Los jóvenes descendientes de Adán tampoco se dejaron influir por las tentativas de acercamiento de Daligastia. Y por supuesto, ni Caligastia ni su adjunto tenían poder para influir en ninguna persona contra su voluntad, y mucho menos inducir a los hijos de Adán a obrar mal.

75:2.2 (840.4) No olvidemos que Caligastia era aún el Príncipe Planetario nominal de Urantia y, aunque errado, no dejaba de ser un alto Hijo del universo local. No fue definitivamente depuesto hasta los tiempos de Cristo Miguel en Urantia.

75:2.3 (840.5) El Príncipe caído era resuelto y perseverante. Pronto desistió de convencer a Adán y decidió intentar un astuto ataque indirecto contra Eva. El maligno llegó a la conclusión de que su única esperanza de éxito estaba en utilizar hábilmente a ciertas personas adecuadas que pertenecían a los estratos superiores del grupo nodita y descendían de los antiguos miembros de su equipo corpóreo. Y así preparó sus planes para hacer caer en la trampa a la madre de la raza violeta.

75:2.4 (840.6) Eva nunca tuvo la menor intención de hacer nada que fuera en contra de los planes de Adán o pusiera en peligro su deber planetario. Conscientes de la tendencia de la mujer a buscar resultados inmediatos en vez de planear a largo plazo con visión de futuro, los Melquisedec habían advertido especialmente a Eva antes de marcharse sobre los peligros inherentes a su situación aislada en el planeta. La conminaron en particular a no apartarse nunca del lado de su compañero, es decir, no intentar métodos personales o secretos de promover sus empresas comunes. Eva había seguido con todo rigor estas instrucciones durante más de cien años, y no se le ocurrió que hubiera ningún peligro en sus conversaciones, cada vez más privadas y confidenciales, con cierto líder nodita llamado Serapatatia. Todo el asunto se fue desarrollando gradualmente de forma tan natural que la encontró desprevenida.

75:2.5 (840.7) Los moradores del Jardín habían estado en contacto con los noditas desde los primeros días del Edén. La ayuda y la cooperación de estos descendientes mestizos de los miembros rebeldes del equipo de Caligastia habían sido muy valiosas, pero a través de ellos el régimen edénico iba a encontrar ahora su ruina y su derrocamiento final.

3. La tentación de Eva

75:3.1 (841.1) Adán acababa de cumplir sus primeros cien años en la tierra cuando Serapatatia asumió el mando de la confederación oeste o siria de las tribus noditas a la muerte de su padre. Serapatatia era un hombre de piel morena, un brillante descendiente de la unión del que fuera jefe de la comisión de salud de Dalamatia con una de las mentes femeninas superiores de la raza azul de aquellos lejanos días. Esta línea había mantenido su autoridad a través de las generaciones y ejercido una gran influencia sobre las tribus noditas del oeste.

75:3.2 (841.2) Serapatatia había visitado varias veces el Jardín y había quedado profundamente impresionado por la rectitud de la causa de Adán. Poco después de asumir el liderazgo de los noditas sirios, anunció su intención de asociarse al trabajo de Adán y Eva en el Jardín. La mayoría de su gente se unió a él en este programa, y a Adán le reconfortó saber que la más poderosa e inteligente de las tribus vecinas había pasado casi en masa a apoyar el programa de mejora del mundo; era francamente alentador. Al poco tiempo de esta gran noticia Serapatatia y su nuevo equipo fueron recibidos por Adán y Eva en su propia casa.

75:3.3 (841.3) Serapatatia se convirtió en uno de los lugartenientes más capaces y eficientes de Adán. Era plenamente sincero y honrado en todas sus actividades, y nunca fue consciente, ni siquiera más tarde, de que el astuto Caligastia lo estaba utilizando como instrumento circunstancial.

75:3.4 (841.4) Serapatatia se convirtió enseguida en el presidente adjunto de la comisión edénica para las relaciones tribales, y se diseñaron muchos planes para dar un nuevo impulso a la tarea de ganarse a las tribus lejanas para la causa del Jardín.

75:3.5 (841.5) Se reunía a menudo con Adán y Eva —sobre todo con Eva— y hacían muchos proyectos para mejorar sus métodos. Hablando un día con Eva, a Serapatatia se le ocurrió que, mientras llegaba el momento de poder reclutar a un número importante de individuos de la raza violeta, sería muy útil hacer algo para el progreso inmediato de las tribus que esperaban sumidas en la necesidad. En opinión de Serapatatia, si los noditas, la raza más progresiva y cooperadora, pudieran tener un líder nacido de ellos con una parte de sangre violeta, sería un poderoso vínculo de unión entre estos pueblos y el Jardín. Tras sopesarlo todo seria y honradamente, se consideró que sería bueno para el mundo, pues este hijo criado y educado en el Jardín ejercería una influencia muy positiva sobre el pueblo de su padre.

75:3.6 (841.6) Debe quedar muy claro que Serapatatia era plenamente sincero y honrado en todo lo que proponía. Ni por un momento sospechó que les estaba haciendo el juego a Caligastia y Daligastia. Serapatatia era totalmente leal al proyecto de acumular una importante reserva de la raza violeta antes de intentar el mejoramiento mundial de los confundidos pueblos de Urantia, pero esto llevaría cientos de años y él estaba impaciente. Quería obtener algún resultado inmediato, tener algo durante su propia vida. Hizo ver claramente a Eva que Adán se desanimaba con frecuencia por lo poco que se había conseguido mejorar el mundo.

75:3.7 (841.7) Estos planes fueron madurando secretamente durante más de cinco años. Al final llegaron al punto en que Eva consintió en entrevistarse en secreto con Cano, el líder activo de la colonia cercana de noditas amigos y su mente más brillante. Cano simpatizaba mucho con el régimen adánico; de hecho, era el líder espiritual sincero de los vecinos noditas que estaban a favor de las relaciones amistosas con el Jardín.

75:3.8 (842.1) El fatídico encuentro se produjo no lejos de la casa de Adán un día de otoño al caer la tarde. Era la primera vez que Eva veía a Cano, un hombre hermoso y entusiasta, magnífico exponente del físico superior y el intelecto extraordinario de sus remotos antepasados del equipo del Príncipe. Cano también estaba convencido de la bondad del proyecto de Serapatatia. (Las relaciones sexuales múltiples eran práctica habitual fuera del Jardín.)

75:3.9 (842.2) Influida por los halagos, el entusiasmo y una gran dosis de persuasión personal, Eva consintió allí mismo en embarcarse en la empresa de la que tanto se había hablado y añadir su propio pequeño proyecto de salvación del mundo al plan divino más amplio y trascendental. Y sin casi darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, dio el paso fatal. El mal estaba hecho.

4. El reconocimiento de la falta

75:4.1 (842.3) La vida celestial del planeta estaba en ebullición. Adán se dio cuenta de que algo iba mal y pidió a Eva que se reuniera con él a solas en el Jardín. Adán conoció entonces por primera vez la historia del proyecto largamente madurado de acelerar la mejora del mundo actuando en dos direcciones a la vez: proseguir con el plan divino y ejecutar al mismo tiempo la iniciativa de Serapatatia.

75:4.2 (842.4) Y mientras el Hijo y la Hija Materiales departían íntimamente en el Jardín iluminado por la Luna, «la voz del Jardín» les reconvino por su desobediencia. Aquella voz no era otra que la mía cuando reprendí a la pareja edénica por haber transgredido el pacto del Jardín, desobedecido las instrucciones de los Melquisedec y faltado a su juramento de lealtad al soberano del universo.

75:4.3 (842.5) Eva había consentido en participar en la práctica del bien y del mal. El bien es el cumplimiento de los planes divinos; el pecado es una transgresión deliberada de la voluntad divina; el mal es la inadaptación de los planes y el desajuste de las técnicas que se traducen en falta de armonía universal y confusión planetaria.

75:4.4 (842.6) Cada vez que la pareja del Jardín comía del fruto del árbol de la vida, el arcángel custodio les advertía de que se guardaran de ceder a las insinuaciones de Caligastia de combinar el bien y el mal con esta amonestación: «El día en que mezcléis el bien y el mal, os haréis sin duda como los mortales del mundo; moriréis seguro».

75:4.5 (842.7) Eva había hablado a Cano de esta reiterada advertencia durante su fatídico encuentro secreto, pero Cano, que desconocía la importancia o la trascendencia de esas admoniciones, le aseguró que los hombres y las mujeres no podían obrar mal cuando sus motivos eran buenos y sus intenciones leales; que ella no solo no moriría sino que viviría de nuevo en la persona del hijo de ambos, que crecería para bendecir y estabilizar el mundo.

75:4.6 (842.8) Aunque este proyecto de modificación del plan divino fue concebido y ejecutado con total sinceridad y solo por los motivos más elevados en pro del bienestar del mundo, no dejaba de ser un mal porque representaba la manera errada de alcanzar fines justos, porque se desviaba del camino recto, del plan divino.

75:4.7 (843.1) Es verdad que Eva encontró a Cano agradable a sus ojos y que experimentó todo lo que su seductor le había prometido en cuanto a «un conocimiento nuevo y mayor de los asuntos humanos y un entendimiento más vivo de la naturaleza humana como complemento a la comprensión de la naturaleza adánica».

75:4.8 (843.2) Esa noche estuve hablando en el Jardín con el padre y la madre de la raza violeta como era mi obligación en aquellas tristes circunstancias. Escuché el relato completo de todo lo que había conducido a la madre Eva a cometer la falta y asesoré a ambos en cuanto a su situación inmediata. Algunos de estos consejos los siguieron y otros no. Esta entrevista aparece así en vuestras crónicas: «el Señor Dios llama a Adán y a Eva en el Jardín y les pregunta: ‘¿Dónde estáis?’». Las generaciones posteriores acostumbraban a atribuir directamente todo lo insólito y extraordinario, ya fuera natural o espiritual, a la intervención personal de los Dioses.

5. Las repercusiones de la falta

75:5.1 (843.3) La desilusión de Eva fue verdaderamente patética. Adán captó toda la lamentable situación y, aunque destrozado y abatido, solo sentía lástima y compasión por su errada compañera.

75:5.2 (843.4) Al día siguiente del tropiezo de Eva, desesperado por su consciencia del fracaso, Adán buscó a Laotta, la brillante nodita que dirigía las escuelas del oeste del Jardín, y cometió con premeditación la locura de Eva. Pero no os equivoquéis: Adán no fue embaucado; sabía exactamente lo que hacía; eligió deliberadamente compartir el destino de Eva. Amaba a su compañera con afecto supramortal y no podía soportar la idea de una posible vigilia solitaria en Urantia sin ella.

75:5.3 (843.5) Al enterarse de lo que le había pasado a Eva, los enfurecidos habitantes del Jardín se volvieron incontrolables y declararon la guerra al vecino asentamiento nodita. Salieron en tropel por las puertas del Edén, cayeron sobre la población desprevenida y los aniquilaron a todos. Ningún hombre, mujer o niño fue perdonado, y Cano, el padre del futuro Caín, pereció también.

75:5.4 (843.6) Cuando Serapatatia cayó en la cuenta de lo ocurrido, la consternación se apoderó de él. Al día siguiente, fuera de sí por el miedo y el remordimiento, se arrojó al gran río y se ahogó.

75:5.5 (843.7) Los hijos de Adán intentaban consolar a su trastornada madre mientras su padre vagaba en soledad. Al cabo de treinta días se impuso el sentido común, volvió a casa y empezó a planear la futura línea de actuación de todos ellos.

75:5.6 (843.8) Las consecuencias de las locuras de unos padres descaminados son compartidas muchas veces por sus hijos inocentes. Los rectos y nobles hijos e hijas de Adán y Eva estaban abrumados por el pesar inexplicable de la increíble tragedia que tan repentina y despiadadamente se había abatido sobre ellos. A los mayores les costó más de cincuenta años recuperarse del dolor y la tristeza de aquellos días trágicos, y muy en especial del terror de aquellos treinta días durante los cuales su padre estuvo fuera de casa sin que su trastornada madre supiera de su suerte ni de su paradero.

75:5.7 (843.9) Y esos mismos treinta días fueron como largos años de pena y sufrimiento para Eva. Esta noble alma no se recuperó nunca por completo de los efectos de aquel periodo atroz de sufrimiento mental y pesar espiritual. Ningún aspecto de las privaciones y penurias materiales posteriores llegó a compararse nunca en el recuerdo de Eva con aquellos días horribles y aquellas noches espantosas de soledad e insoportable incertidumbre. Se enteró del arrebato de Serapatatia sin saber si su compañero también se habría suicidado de dolor o si habría sido sacado del mundo como castigo por el mal paso que ella había dado. Y cuando Adán volvió, Eva sintió una alegría y una gratitud que el duro servicio de su larga y difícil vida en común no conseguiría borrar nunca.

75:5.8 (844.1) Pasó el tiempo, pero Adán no supo con certeza la naturaleza de la infracción hasta setenta días después de la falta de Eva, cuando los síndicos Melquisedec volvieron a Urantia para asumir la jurisdicción sobre los asuntos del mundo. Entonces supo que habían fracasado.

75:5.9 (844.2) Los problemas se acumulaban en el horizonte. Las tribus de origen de Serapatatia no tardaron en conocer la noticia de la aniquilación del asentamiento nodita próximo al Edén. Estas tribus del norte reunieron enseguida una gran hueste para marchar sobre el Jardín, y así empezó la larga y encarnizada guerra entre adanitas y noditas que se prolongaría hasta mucho después de que Adán y sus seguidores emigraran al segundo jardín situado en el valle del Éufrates. Hubo una intensa y duradera «enemistad entre aquel hombre y la mujer, entre la descendencia de él y la descendencia de ella».

6. Adán y Eva se van del Jardín

75:6.1 (844.3) Cuando Adán supo que los noditas estaban en camino, pidió consejo a los Melquisedec, pero estos se negaron a asesorarle. Se limitaron a decirle que obrara según su mejor criterio y le prometieron cooperar amistosamente hasta donde les fuera posible con la línea de actuación que eligiera. Se les había prohibido entrometerse en los planes personales de Adán y Eva.

75:6.2 (844.4) Adán sabía que él y Eva habían fracasado. La presencia de los síndicos Melquisedec se lo decía, aunque aún no sabía nada sobre su situación personal ni su futura suerte. Se reunió durante toda una noche con unos mil doscientos partidarios leales que se comprometieron a seguir a su líder, y al día siguiente al mediodía estos peregrinos salieron del Edén en busca de una nueva morada. A Adán no le gustaba la guerra, por eso optó por ceder el primer jardín a los noditas sin oponer resistencia.

75:6.3 (844.5) Al tercer día de salir del Jardín la caravana edénica fue detenida por la llegada de los transportes seráficos procedentes de Jerusem. Entonces Adán y Eva supieron por primera vez qué iba a ser de sus hijos. Mientras los transportes se mantenían a la espera, a los hijos que habían llegado a la edad de elegir (veinte años) se les dio la opción de seguir en Urantia con sus padres o de convertirse en pupilos de los Altísimos de Norlatiadek. Dos tercios optaron por ir a Edentia y alrededor de un tercio por quedarse con sus padres. Todos los menores de veinte años fueron llevados a Edentia. Cualquiera que hubiera podido contemplar la dolorosa despedida entre este Hijo y esta Hija Materiales y sus propios hijos habría llegado a la conclusión de que el camino del transgresor es duro. Esta prole de Adán y Eva está ahora en Edentia; no conocemos los planes previstos para ellos.

75:6.4 (844.6) Fue una caravana muy triste la que se dispuso a seguir viaje. Nada podía haber sido más trágico: haber venido a un mundo con tan altas esperanzas y haber sido recibidos con tan buenos auspicios para luego salir con oprobio del Edén ¡y encima perder a más de tres cuartos de sus hijos incluso antes de haber encontrado un nuevo lugar de residencia!

7. La degradación de Adán y Eva

75:7.1 (845.1) Antes de que la caravana edénica reanudara la marcha, Adán y Eva fueron informados sobre la naturaleza de sus transgresiones y el destino que les esperaba. Apareció Gabriel para pronunciar la sentencia y este fue el veredicto: el Adán y la Eva Planetarios de Urantia son declarados en falta; han vulnerado su pacto de confianza como regidores de este mundo habitado.

75:7.2 (845.2) Aunque abatidos por el sentimiento de culpabilidad, Adán y Eva se sintieron muy reconfortados al saber que sus jueces de Salvington los habían absuelto de todos los cargos de «desacato al gobierno del universo». No fueron hallados culpables de rebelión.

75:7.3 (845.3) Se comunicó a la pareja edénica que ellos mismos se habían degradado al estatus de mortales del mundo. Por lo tanto deberían comportarse en lo sucesivo como un hombre y una mujer de Urantia y considerar el futuro de las razas del mundo como su propio futuro.

75:7.4 (845.4) Mucho antes de que Adán y Eva salieran de Jerusem, sus instructores les habían explicado a fondo las consecuencias de cualquier desviación básica de los planes divinos. Yo les había advertido personal y repetidamente, tanto antes como después de su llegada a Urantia, de que la rebaja al estatus de carne mortal sería el resultado cierto, el castigo seguro, que acarrearía indefectiblemente el incumplimiento de su misión planetaria. Pero es necesario conocer el estatus de inmortalidad del orden material de filiación para poder comprender claramente las consecuencias que provocó la falta de Adán y Eva.

75:7.5 (845.5) 1. Adán y Eva, como sus semejantes de Jerusem, mantenían su estatus inmortal mediante una asociación intelectual con el circuito de gravedad de mente del Espíritu. Cuando este sustento vital se rompe por culpa de una disyunción mental, el estatus de inmortalidad se pierde sea cual sea el nivel espiritual de existencia de la criatura. La consecuencia inevitable de la falta intelectual de Adán y Eva era su paso al estatus mortal seguido de disolución física.

75:7.6 (845.6) 2. Como el Hijo y la Hija Materiales de Urantia habían sido personalizados también a semejanza de la carne mortal de este mundo, dependían además de un sistema circulatorio dual, uno derivado de su naturaleza física, el otro de la superenergía almacenada en el fruto del árbol de la vida. El arcángel custodio había advertido siempre a Adán y a Eva que faltar a la confianza depositada en ellos culminaría en la degradación de su estatus. Tras cometer su falta les fue negado el acceso a esta fuente de energía.

75:7.7 (845.7) Caligastia había conseguido hacer caer en la trampa a Adán y Eva, pero no logró su propósito de inducirlos a una rebelión abierta contra el gobierno del universo. Lo que habían hecho era sin duda malo, pero nunca fueron culpables de desprecio a la verdad ni se alistaron a sabiendas en una rebelión contra el gobierno justo del Padre Universal y su Hijo Creador.

8. La supuesta caída del hombre

75:8.1 (845.8) Adán y Eva cayeron desde su alto estado de filiación material hasta el humilde estatus de hombre mortal. Pero esto no constituyó la caída del hombre. La raza humana ha sido elevada a pesar de las consecuencias inmediatas de la falta adánica. Aunque se malogró el plan divino de dar la raza violeta a los pueblos de Urantia, las razas mortales se han beneficiado enormemente de la limitada contribución que hicieron Adán y sus descendientes a las razas de Urantia.

75:8.2 (846.1) No ha habido ninguna «caída del hombre». La historia de la raza humana es una historia de evolución progresiva, y el otorgamiento adánico dejó a los pueblos del mundo muy mejorados respecto a su condición biológica previa. Las estirpes superiores de Urantia contienen ahora factores hereditarios provenientes de hasta cuatro fuentes diferentes: la andonita, la sangik, la nodita y la adánica.

75:8.3 (846.2) Adán no debe ser considerado como una fuente de maldición para la raza humana. Es cierto que fracasó en la ejecución del plan divino, que transgredió su pacto con la Deidad, que tanto él como su compañera fueron incuestionablemente degradados en su estatus de criaturas, pero a pesar de todo esto su contribución a la raza humana supuso un avance importante para la civilización en Urantia.

75:8.4 (846.3) Al valorar los resultados de la misión adánica en vuestro mundo, es de justicia reconocer la condición del planeta. Adán se enfrentó a una tarea poco menos que imposible cuando fue transportado desde Jerusem a este planeta oscuro y confuso con su bella compañera. Si se hubieran dejado guiar por el consejo de los Melquisedec y sus compañeros y si hubieran sido más pacientes, habrían terminado por triunfar. Pero Eva prestó oídos a la propaganda insidiosa de la autonomía personal y la libertad de acción planetaria. Fue inducida a experimentar con el plasma de vida del orden material de filiación en el sentido de permitir que el depósito de vida que se le había confiado se mezclara prematuramente con la del diseño original de los Portadores de Vida que ya era mixta, pues se había combinado previamente con la de los seres reproductores adscritos en su día al equipo del Príncipe Planetario.

75:8.5 (846.4) No ganaréis nunca nada en vuestro ascenso al Paraíso si buscáis impacientemente sortear el plan divino establecido mediante atajos, inventos personales o cualquier otro procedimiento con vistas a mejorar el camino de la perfección, hacia la perfección y para la perfección eterna.

75:8.6 (846.5) Considerándolo todo, es muy probable que no haya habido nunca un error de juicio tan descorazonador en ningún planeta de todo el universo de Nebadon. Sin embargo, no nos puede sorprender que ocurran estos tropiezos en los asuntos de los universos evolutivos. Somos parte de una creación gigantesca, y no es de extrañar que no todo funcione a la perfección. Nuestro universo no fue creado perfecto; la perfección es nuestra meta eterna, no nuestro origen.

75:8.7 (846.6) Si este fuera un universo mecanicista, si la Primera Gran Fuente y Centro fuera solo una fuerza y no también una personalidad, si toda la creación fuera un inmenso conjunto de materia física dominado por leyes precisas caracterizadas por acciones invariables de la energía, entonces podría prevalecer la perfección, incluso a pesar de la incompleción del estatus de universo. No habría desacuerdos ni fricciones. Pero en nuestro universo en vías de evolución, donde tanto la perfección como la imperfección son relativas, nos alegramos de que sean posibles los desacuerdos y los malentendidos porque demuestran el hecho y la acción de la personalidad en el universo. Y si nuestra creación es una existencia dominada por la personalidad, podéis estar seguros de las posibilidades de supervivencia, de avance y de logro de la personalidad; podemos confiar en el crecimiento, en la experiencia y en la aventura de la personalidad. ¡Qué glorioso universo; es personal y progresivo, no meramente mecánico o incluso pasivamente perfecto!

75:8.8 (846.7) [Presentado por Solonia, la «voz seráfica del Jardín».]

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