Documento 92 - La evolución posterior de la religión

   
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El libro de Urantia

Documento 92

La evolución posterior de la religión

92:0.1 (1003.1) EL HOMBRE poseía una religión de origen natural como parte de su experiencia evolutiva mucho antes de que se produjera ninguna revelación sistemática en Urantia. Pero esta religión de origen natural era en sí misma producto de las dotes supranimales del hombre. La religión evolutiva fue surgiendo lentamente a lo largo de los milenios de la carrera experiencial de la humanidad mediante el ministerio de las influencias siguientes que operan e inciden en el interior del hombre salvaje, bárbaro o civilizado:

92:0.2 (1003.2) 1. El adjutor de la adoración: la aparición en la consciencia animal de potenciales supranimales de percepción de la realidad. Esto se podría denominar el instinto humano primordial hacia la Deidad.

92:0.3 (1003.3) 2. El adjutor de la sabiduría: la manifestación en la mente adoradora de una tendencia a dirigir su adoración por canales superiores de expresión y hacia conceptos cada vez más amplios de la realidad de la Deidad.

92:0.4 (1003.4) 3. El Espíritu Santo: es el otorgamiento inicial de supermente y aparece infaliblemente en toda personalidad humana auténtica. Este ministerio crea en la mente hambrienta de adoración y sedienta de sabiduría la capacidad de hacer realidad por sí misma el postulado de la supervivencia humana, a la vez como concepto teológico y como experiencia actual y factual de la personalidad.

92:0.5 (1003.5) La acción equivalente de estas tres ministraciones divinas es muy suficiente para iniciar y llevar a cabo el crecimiento de la religión evolutiva. Estas influencias se ven reforzadas posteriormente por los Ajustadores del Pensamiento, las serafines y el Espíritu de la Verdad, que aceleran todos ellos el ritmo del desarrollo religioso. Estos agentes llevan mucho tiempo actuando en Urantia y seguirán aquí mientras el planeta sea una esfera habitada. Gran parte del potencial de estos agentes divinos no ha tenido aún la oportunidad de expresarse, y serán reveladas muchas cosas en tiempos venideros a medida que la religión de los mortales vaya ascendiendo nivel a nivel hacia las alturas supernas de los valores de la morontia y las verdades del espíritu.

1. La naturaleza evolutiva de la religión

92:1.1 (1003.6) La evolución de la religión se remonta al miedo primitivo y a los fantasmas a través de muchas etapas de desarrollo sucesivas, entre ellas los esfuerzos por coaccionar primero y luego lisonjear a los espíritus. Los fetiches tribales se convirtieron en tótems y dioses tribales; las fórmulas mágicas se transformaron en las oraciones modernas. La circuncisión, que empezó como sacrificio, acabó como procedimiento higiénico.

92:1.2 (1003.7) Durante la infancia salvaje de las razas la religión progresó desde la adoración de la naturaleza hasta el fetichismo pasando por la adoración de los fantasmas. Con los albores de la civilización la raza humana adoptó creencias más místicas y simbólicas, mientras que ahora, cerca ya de su madurez, la humanidad empieza a estar preparada para apreciar la religión real, incluso para un comienzo de la revelación de la verdad misma.

92:1.3 (1004.1) La religión surge como reacción biológica de la mente a las creencias espirituales y al entorno; es lo último que perece o cambia en una raza. La religión es la adaptación de la sociedad, en cualquier época, a lo misterioso. Como institución social comprende ritos, símbolos, cultos, escrituras, altares, santuarios y templos. El agua bendita, las reliquias, los fetiches, los amuletos, las vestiduras, las campanas, los tambores y los sacerdocios son comunes a todas las religiones. Y es imposible separar del todo la religión puramente evolutiva de la magia o de la hechicería.

92:1.4 (1004.2) El misterio y el poder han estimulado siempre los sentimientos y los miedos religiosos, mientras que la emoción ha sido siempre un poderoso factor condicionante de su desarrollo. El miedo ha sido siempre el estímulo religioso básico. El miedo da forma a los dioses de la religión evolutiva y motiva el rito religioso de los creyentes primitivos. A medida que la civilización avanza el miedo queda modificado por la veneración, la admiración, el respeto y la compasión, y luego es condicionado además por el remordimiento y el arrepentimiento.

92:1.5 (1004.3) Un pueblo asiático enseñaba que «Dios es un gran miedo»; ese es el resultado de una religión puramente evolutiva. Jesús, la revelación más alta del vivir religioso, proclamó que «Dios es amor».

2. La religión y los usos y costumbres

92:2.1 (1004.4) La religión es la más rígida e inflexible de todas las instituciones humanas, pero termina por adaptarse con retraso a los cambios de la sociedad. La religión evolutiva acaba reflejando con el tiempo la evolución de los usos y costumbres que, a su vez, pueden haberse visto afectados por la religión revelada. De forma lenta y segura, aunque de mala gana, la religión (la adoración) sigue la estela de la sabiduría, del conocimiento dirigido por la razón experiencial e iluminado por la revelación divina.

92:2.2 (1004.5) La religión se aferra a los usos y costumbres; lo que fue es antiguo y se tiene por sagrado. Por esta razón y no por otra, los utensilios de piedra persistieron durante mucho tiempo en las edades del bronce y del hierro. Vuestros escritos recogen esta declaración: «Y si me hicieres un altar de piedra, no lo construirás de piedra tallada, pues si alzas tu herramienta sobre él, lo habrás profanado». A día de hoy los hindúes utilizan un primitivo palo de fricción para encender sus fuegos de altar. En el curso de la religión evolutiva la novedad se ha considerado siempre sacrilegio. El sacramento debe consistir, no en un alimento nuevo y manufacturado, sino en la más primitiva de las viandas: «Carne asada al fuego y pan sin levadura servidos con hierbas amargas». Los usos sociales de todo tipo e incluso los procedimientos legales se aferran a las viejas formas.

92:2.3 (1004.6) Cuando el hombre moderno se asombra de que los escritos sagrados de distintas religiones contengan tantas cosas que se podrían considerar obscenas, debe tener en cuenta que las sucesivas generaciones no se han atrevido a eliminar lo que sus predecesores tenían por santo y sagrado. Mucho de lo que una generación podría calificar de obsceno ha formado parte de los usos y costumbres aceptados e incluso de los ritos religiosos sancionados de las generaciones precedentes. Una importante fuente de controversia religiosa han sido los intentos incesantes de conciliar prácticas antiguas pero reprensibles con los nuevos progresos de la razón, de encontrar teorías plausibles que justifiquen la perpetuación en los credos de viejas costumbres obsoletas.

92:2.4 (1004.7) Pero sería insensato intentar acelerar demasiado bruscamente el crecimiento religioso. Una raza o una nación solo puede asimilar de cualquier religión avanzada aquello que es razonablemente coherente y compatible con su estatus evolutivo del momento, habida cuenta además de su capacidad de adaptación. Las condiciones sociales, climáticas, políticas y económicas influyen todas ellas en el curso y el progreso de la evolución religiosa. La religión no determina la moralidad social, y mucho menos la religión evolutiva; es más bien la moralidad racial la que dicta las formas de la religión.

92:2.5 (1005.1) Las razas humanas solo aceptan una religión nueva y extraña de manera superficial; en realidad la adaptan a sus usos y costumbres y a sus viejas formas de creer. Esto queda bien ilustrado por el ejemplo de cierta tribu de Nueva Zelanda cuyos sacerdotes, tras abrazar nominalmente el cristianismo, declararon haber recibido revelaciones directas de Gabriel. En ellas se les comunicaba que esa tribu precisamente se había convertido en el pueblo elegido de Dios y estaba autorizada por lo tanto a seguir practicando libremente sus relajadas relaciones sexuales y muchas otras de sus costumbres antiguas reprensibles. Todos los recién convertidos se pasaron inmediatamente a esta nueva versión menos exigente del cristianismo.

92:2.6 (1005.2) La religión ha sancionado en un momento u otro todo tipo de comportamientos contrarios e incoherentes, ha aprobado en algún momento prácticamente todo lo que ahora se considera inmoral o pecaminoso. Sin las enseñanzas de la experiencia y sin la asistencia de la razón la conciencia no ha sido ni puede ser nunca una guía segura e infalible de conducta humana. La conciencia no es una voz divina que habla al alma humana. Solo es la suma total de los contenidos morales y éticos de los usos y costumbres de cualquier etapa concreta de la existencia; representa simplemente la reacción ideal, tal como la conciben los humanos, ante un conjunto determinado de circunstancias.

3. La naturaleza de la religión evolutiva

92:3.1 (1005.3) El estudio de la religión humana es el examen de los estratos sociales portadores de fósiles de edades pasadas. Los usos y costumbres de los dioses antropomórficos son un fiel reflejo de la moral de los hombres que concibieron por primera vez esas deidades. Las religiones antiguas y la mitología retratan fielmente las creencias y tradiciones de pueblos perdidos desde hace mucho en la oscuridad. Esas prácticas cultuales de antaño conviven con costumbres económicas y progresos sociales más recientes y, como es lógico, destacan por su incongruencia. Los vestigios de los cultos ofrecen un cuadro auténtico de las religiones raciales del pasado. Recordad siempre que los cultos se establecen no para descubrir la verdad sino más bien para promulgar sus credos.

92:3.2 (1005.4) La religión ha estado siempre centrada básicamente en ritos, rituales, observancias, ceremonias y dogmas. Se ha contaminado a menudo con la falsa ilusión del pueblo elegido, un error que ha sido fuente inagotable de conflictos. Todas las ideas religiosas cardinales de conjuro, inspiración, revelación, propiciación, arrepentimiento, expiación, intercesión, sacrificio, oración, confesión, adoración, supervivencia tras la muerte, sacramento, ritual, rescate, salvación, redención, pacto, impureza, purificación, profecía, pecado original se remontan a los tiempos primitivos del miedo primordial a los fantasmas.

92:3.3 (1005.5) La religión primitiva no es ni más ni menos que la lucha por la existencia material ampliada para abarcar la existencia más allá de la tumba. Las observancias de ese credo representaban la ampliación de la lucha por la autoconservación hasta el ámbito de un mundo imaginario de espíritus fantasmas. Pero cuando estéis tentados de criticar la religión evolutiva, tened cuidado. Recordad que eso fue lo que sucedió; es un hecho histórico. Y tened presente además que el poder de cualquier idea no está en su certeza o su verdad sino más bien en la intensidad de su atractivo para el ser humano.

92:3.4 (1006.1) La religión evolutiva no contempla cambios ni revisiones; a diferencia de la ciencia no provee su propia corrección progresiva. Los mandatos de la religión evolucionada se respetan porque sus seguidores creen que es la Verdad. «La fe dada una vez a los santos» debe ser, en teoría, a la vez final e infalible. El culto se resiste al desarrollo porque es seguro que el progreso real lo modificará o lo destruirá; por eso toda revisión tendrá siempre que ser impuesta.

92:3.5 (1006.2) Solo dos influencias pueden modificar y elevar los dogmas de la religión natural: la presión del lento avance de los usos y costumbres y la iluminación periódica de las revelaciones que marcan época. No es de extrañar que el progreso fuera lento; en los tiempos antiguos ser progresista o inventivo suponía morir como hechicero. El culto avanza lentamente a lo largo de épocas generacionales y de ciclos multiseculares, pero avanza sin duda. La creencia evolutiva en fantasmas puso los cimientos de una filosofía de la religión revelada que acabará destruyendo a la larga la superstición que la originó.

92:3.6 (1006.3) La religión ha entorpecido el desarrollo social de muchas maneras, pero sin religión no hubiera habido ética ni moralidad duradera, ni civilización digna de ese nombre. La religión fue la madre de mucha cultura no religiosa: la escultura se originó en la fabricación de ídolos, la arquitectura en la construcción de templos, la poesía en los conjuros, la música en las salmodias de adoración, el teatro en las representaciones para guiar a los espíritus y la danza en los festivales estacionales de culto.

92:3.7 (1006.4) Al tiempo que llamamos la atención sobre el papel esencial de la religión en el desarrollo y preservación de la civilización, debemos también dejar constancia de que la religión natural ha contribuido considerablemente a paralizar y entorpecer la misma civilización que por otra parte fomentaba y mantenía. La religión ha obstaculizado las actividades industriales y el desarrollo económico; ha malgastado el trabajo y ha dilapidado el capital; no siempre ha sido útil para la familia; no ha fomentado adecuadamente la paz y la buena voluntad; ha descuidado a veces la enseñanza y retrasado la ciencia; ha empobrecido excesivamente la vida so el pretexto de enriquecer la muerte. La religión evolutiva, la religión humana, ha sido sin duda culpable de todos estos y muchos otros errores, tropiezos y desatinos; sin embargo logró mantener una ética cultural, una moralidad civilizada y una coherencia social e hizo posible que la religión revelada posterior compensara sus muchas deficiencias evolutivas.

92:3.8 (1006.5) La religión evolutiva ha sido la más costosa de las instituciones humanas, pero también incomparablemente eficaz. La religión humana solo se puede justificar a la luz de la civilización evolutiva. Si el hombre no fuera el fruto ascendente de la evolución animal, semejante trayectoria de desarrollo religioso sería injustificable.

92:3.9 (1006.6) La religión facilitó la acumulación del capital; fomentó ciertos tipos de trabajo; el tiempo libre de los sacerdotes promovió el arte y el conocimiento; a fin de cuentas, la raza salió ganando de todos esos errores iniciales de procedimiento ético. Los chamanes, tanto honrados como fraudulentos, costaron muy caro, pero el precio mereció la pena. Las profesiones eruditas y la propia ciencia tuvieron su origen en los sacerdocios parásitos. La religión fomentó la civilización y aportó continuidad social; ha sido la policía moral de todos los tiempos. La religión proporcionó la disciplina humana y el autocontrol que hicieron posible la sabiduría. La religión es el látigo eficaz de la evolución que empuja despiadadamente a la humanidad indolente y sufriente a salir de su estado natural de inercia intelectual y avanzar hacia arriba hasta los niveles superiores de la razón y la sabiduría.

92:3.10 (1006.7) Esta sagrada herencia del ascenso animal que constituye la religión evolutiva debe seguir siendo refinada y ennoblecida siempre por la censura continua de la religión revelada y en la fragua ardiente de la ciencia auténtica.

4. El don de la revelación

92:4.1 (1007.1) La revelación es evolutiva pero siempre progresiva. A lo largo de las edades de la historia de un mundo las revelaciones de la religión son cada vez más amplias y esclarecedoras. Es misión de la revelación clasificar y censurar las sucesivas religiones de evolución. Pero si la revelación ha de exaltar y elevar las religiones de evolución, esas visitaciones divinas deben transmitir enseñanzas que no estén demasiado alejadas del pensamiento y las reacciones de la época en que son presentadas. Por eso la revelación debe mantenerse siempre, y de hecho lo hace, en contacto con la evolución. La religión de revelación debe estar limitada siempre por la capacidad del hombre para recibirla.

92:4.2 (1007.2) Pero aparte de sus conexiones o ascendientes ostensibles, las religiones de revelación se caracterizan siempre por la creencia en alguna Deidad de valor final y en algún concepto de supervivencia de la identidad de la personalidad después de la muerte.

92:4.3 (1007.3) La religión evolutiva es sentimental, no lógica. Es la reacción del hombre a la creencia en un hipotético mundo de espíritus-fantasmas, el reflejo de creencia suscitado en el ser humano por la idea y el miedo de lo desconocido. La propuesta de la religión revelativa procede del mundo espiritual real; es la respuesta del cosmos superintelectual a la sed de los mortales de creer y confiar en las Deidades universales. La religión evolutiva describe el tortuoso avance a ciegas de la humanidad en su búsqueda de la verdad; la religión revelativa es esa misma verdad.

92:4.4 (1007.4) Ha habido muchos acontecimientos de revelación religiosa, pero solo cinco de ellos han hecho época por su relevancia. Fueron los siguientes:

92:4.5 (1007.5) 1. Las enseñanzas dalamatianas. El verdadero concepto de la Primera Fuente y Centro fue promulgado por primera vez en Urantia por los cien miembros corpóreos del equipo del Príncipe Caligastia. Esta revelación de la Deidad siguió expandiéndose durante más de trescientos mil años hasta que fue bruscamente interrumpida por la secesión planetaria y la descomposición del régimen de enseñanza. Excepto por la labor de Van, la influencia de la revelación dalamatiana se perdió prácticamente para el mundo. Incluso los noditas habían olvidado esta verdad en el momento de la llegada de Adán. De todos los que recibieron las enseñanzas de los cien, los hombres rojos fueron los que las conservaron durante más tiempo, pero la idea del Gran Espíritu no era más que un concepto nebuloso en la religión amerindia cuando el contacto con el cristianismo la clarificó y fortaleció de forma considerable.

92:4.6 (1007.6) 2. Las enseñanzas edénicas. Adán y Eva volvieron a describir el concepto del Padre de todos a los pueblos evolutivos. La descomposición del primer Edén detuvo el curso de la revelación adánica antes incluso de su pleno comienzo, pero las abortadas enseñanzas de Adán fueron retomadas por los sacerdotes setitas, y algunas de esas verdades no se han perdido nunca por completo para el mundo. Las enseñanzas de los setitas modificaron toda la tendencia del desarrollo religioso levantino. Pero hacia el año 2500 a. C. la humanidad ya había perdido de vista casi toda la revelación patrocinada en los días del Edén.

92:4.7 (1007.7) 3. Melquisedec de Salem. Este Hijo de emergencia de Nebadon inauguró la tercera revelación de la verdad en Urantia. Los preceptos cardinales de sus enseñanzas fueron la confianza y la fe. Enseñó a confiar en la beneficencia omnipotente de Dios y proclamó que la fe era el acto por el cual los hombres ganaban el favor de Dios. Sus enseñanzas se mezclaron gradualmente con las creencias y prácticas de diversas religiones evolutivas y se transformaron finalmente en los sistemas teológicos existentes en Urantia a comienzos del primer milenio después de Cristo.

92:4.8 (1008.1) 4. Jesús de Nazaret. Cristo Miguel presentó por cuarta vez a Urantia el concepto de Dios como Padre Universal, y esta enseñanza ha perdurado en general desde entonces. La esencia de su enseñanza era el amor y el servicio: la adoración de amor que un hijo criatura rinde voluntariamente en reconocimiento del ministerio de amor de su Padre Dios y como respuesta a ese ministerio; el servicio que estos hijos criatura prestan a sus hermanos por su propia voluntad en la alegre comprensión de que con ese servicio están sirviendo igualmente a Dios Padre.

92:4.9 (1008.2) 5. Los documentos de Urantia. El conjunto de documentos a los que este pertenece constituyen la manifestación más reciente de la verdad a los mortales de Urantia. Estos documentos difieren de todas las revelaciones anteriores en que no son el trabajo de una sola personalidad del universo, sino una exposición compuesta realizada por muchos seres. Pero ninguna revelación puede ser nunca completa hasta que se alcanza al Padre Universal. Todas las demás ministraciones celestiales no son más que parciales, transitorias y adaptadas en la práctica a las condiciones locales del tiempo y el espacio. Aunque admitir esto podría quizá restar valor a la fuerza y autoridad directa de todas las revelaciones, ha llegado el momento de declarar estas cosas abiertamente en Urantia, aun a riesgo de debilitar la influencia y autoridad futura de la presente obra, la más reciente de las revelaciones de la verdad a las razas mortales de Urantia.

5. Los grandes líderes religiosos

92:5.1 (1008.3) En la religión evolutiva los dioses se conciben a imagen y semejanza del hombre; en la religión revelativa se enseña a los hombres que son hijos de Dios e incluso que están hechos a la imagen finita de la divinidad. En las creencias sintéticas que combinan las enseñanzas de la revelación y los productos de la evolución, el concepto de Dios es una mezcla de:

92:5.2 (1008.4) 1. Las ideas preexistentes de los cultos evolutivos.

92:5.3 (1008.5) 2. Los ideales sublimes de la religión revelada.

92:5.4 (1008.6) 3. Los puntos de vista personales de los grandes líderes religiosos, los profetas y maestros de la humanidad.

92:5.5 (1008.7) La mayoría de las grandes épocas religiosas han sido inauguradas por la vida y enseñanzas de alguna personalidad sobresaliente. La mayoría de los movimientos morales dignos de consideración de la historia han sido fruto de un liderazgo. Los hombres han tendido siempre a venerar al líder incluso a expensas de sus enseñanzas, a reverenciar su personalidad aun cuando perdieran de vista las verdades que proclamaba. Esto no es inmotivado; existe un deseo instintivo en el corazón del hombre evolutivo de recibir ayuda de arriba y del más allá. Este anhelo está dirigido a crear expectación sobre la llegada al planeta del Príncipe Planetario y de los Hijos Materiales posteriores. En Urantia el hombre se ha visto privado de esos líderes y dirigentes sobrehumanos, por eso busca constantemente compensar esta pérdida revistiendo a sus líderes humanos de leyendas sobre sus orígenes sobrenaturales y sus carreras milagrosas.

92:5.6 (1008.8) Muchas razas han concebido líderes nacidos de vírgenes; sus carreras están generosamente salpicadas de episodios milagrosos y sus grupos respectivos esperan siempre su regreso. Los miembros de las tribus de Asia central siguen esperando el regreso de Gengis Kan; en el Tíbet, China y la India es Buda; en el islam es Mahoma; entre los amerindios fue Hesunanin Onamonalonton; los hebreos esperaban generalmente el regreso de Adán como dirigente material. En Babilonia el dios Marduc fue una perpetuación de la leyenda de Adán, la idea de hijo de Dios, el eslabón que enlaza al hombre con Dios. Tras la aparición de Adán en el planeta los supuestos hijos de Dios proliferaron entre las razas del mundo.

92:5.7 (1009.1) Pero aparte de la reverencia supersticiosa que pudieran inspirar, es indudable que esos maestros fueron los fulcros temporales de personalidad que sirvieron de apoyo a las palancas de la verdad revelada para hacer avanzar la moralidad, la filosofía y la religión de la humanidad.

92:5.8 (1009.2) Ha habido cientos y cientos de líderes religiosos en el millón de años de la historia humana de Urantia, desde Onagar hasta el gurú Nanak. Durante este tiempo ha habido muchos flujos y reflujos de la marea de la verdad religiosa y la fe espiritual, y cada renacimiento de la religión urantiana se ha identificado en el pasado con la vida y las enseñanzas de algún líder religioso. Al considerar a los maestros de los tiempos recientes puede resultar útil agruparlos en las siete épocas religiosas principales de la Urantia posadánica.

92:5.9 (1009.3) 1. El periodo setita. Los sacerdotes setitas, regenerados bajo el liderazgo de Amosad, se convirtieron en los grandes maestros posadánicos. Ejercieron su actividad en todas las tierras de los anditas y su influencia perduró más entre los griegos, los sumerios y los hindúes. Entre estos últimos han continuado hasta el momento presente como los brahmanes de la fe hindú. Los setitas y sus seguidores no perdieron nunca completamente el concepto de la Trinidad revelado por Adán.

92:5.10 (1009.4) 2. La era de los misioneros de Melquisedec. La religión de Urantia se regeneró en gran medida gracias a la labor de los maestros designados por Maquiventa Melquisedec cuando vivió y enseñó en Salem casi dos mil años antes de Cristo. Estos misioneros proclamaron que la fe era el precio del favor de Dios, y aunque sus enseñanzas no produjeron la aparición inmediata de ninguna religión, fueron los fundamentos sobre los cuales los maestros posteriores de la verdad construirían las religiones de Urantia.

92:5.11 (1009.5) 3. La era posterior a Melquisedec. Aunque tanto Amenemope como Akenatón enseñaron en este periodo, el genio religioso sobresaliente de la era posterior a Melquisedec fue Moisés, el líder de un grupo de beduinos levantinos y fundador de la religión hebrea. Moisés enseñó el monoteísmo. Dijo: «Escucha, oh Israel: el Señor nuestro Dios es un solo Dios». «El Señor es Dios. No hay nadie junto a él.» Se esforzó obstinadamente por desarraigar de su pueblo los restos del culto a los fantasmas y llegó a prescribir la pena de muerte para sus practicantes. El monoteísmo de Moisés fue adulterado por sus sucesores, pero más tarde retomaron muchas de sus enseñanzas. La grandeza de Moisés reside en su sabiduría y su sagacidad. Otros hombres han tenido conceptos más grandes de Dios, pero ninguno ha logrado nunca inducir a tanta gente a adoptar creencias tan avanzadas.

92:5.12 (1009.6) 4. El siglo sexto antes de Cristo. Fue uno de los siglos de mayor despertar religioso de la historia de Urantia y en él surgieron muchos hombres para proclamar la verdad. Cabe señalar entre ellos a Gautama, Confucio, Lao-Tse, Zoroastro y los maestros jainistas. Las enseñanzas de Gautama se han extendido por toda Asia, y millones lo veneran como Buda. Confucio fue para la moralidad china lo que Platón para la filosofía griega, y aunque las enseñanzas de ambos tuvieron repercusiones religiosas, ninguno de los dos fue un maestro religioso propiamente dicho; Lao-Tse tuvo más visión de Dios en el Tao que Confucio en las humanidades o Platón en el idealismo. Zoroastro, aunque muy influido por el concepto dual predominante de espíritus buenos y espíritus malos, exaltó claramente al mismo tiempo la idea de una sola Deidad eterna y de la victoria definitiva de la luz sobre la oscuridad.

92:5.13 (1010.1) 5. El siglo primero después de Cristo. Como maestro religioso, Jesús de Nazaret partió del culto que había establecido Juan el Bautista y se alejó cuanto pudo de ayunos y formalidades. Aparte de Jesús, Pablo de Tarso y Filón de Alejandría fueron los mayores maestros de esta era. Sus conceptos de la religión han desempeñado un papel predominante en la evolución de la fe que lleva el nombre de Cristo.

92:5.14 (1010.2) 6. El siglo sexto después de Cristo. Mahoma fundó una religión que fue superior a muchos de los credos de su tiempo. La suya fue una protesta contra las exigencias sociales de las religiones de los extranjeros y contra la incoherencia de la vida religiosa de su propio pueblo.

92:5.15 (1010.3) 7. El siglo quince después de Cristo. Este periodo presenció dos movimientos religiosos: el quebrantamiento de la unidad del cristianismo en Occidente y la síntesis de una nueva religión en Oriente. En Europa el cristianismo institucionalizado había alcanzado el grado de rigidez que hace incompatible cualquier nuevo crecimiento con la unidad. En Oriente las enseñanzas conjuntas del islam, el hinduismo y el budismo fueron sintetizadas por Nanak y sus seguidores en el sijismo, una de las religiones más avanzadas de Asia.

92:5.16 (1010.4) El futuro de Urantia se caracterizará indudablemente por la aparición de maestros de la verdad religiosa: la paternidad de Dios y la fraternidad de todas las criaturas. Pero es de esperar que los esfuerzos ardientes y sinceros de esos futuros profetas se dirijan menos hacia el fortalecimiento de las barreras interreligiosas y más hacia el aumento de la hermandad religiosa de adoración espiritual entre los muchos seguidores de las distintas teologías intelectuales tan características del planeta Urantia de Satania.

6. Las religiones compuestas

92:6.1 (1010.5) Las religiones de Urantia en el siglo veinte presentan un cuadro interesante de la evolución social del impulso adorador del hombre. Muchos credos han progresado muy poco desde los días del culto a los fantasmas. Los pigmeos de África no tienen reacciones religiosas como clase, aunque algunos creen vagamente en un entorno de espíritus. Están hoy exactamente donde estaba el hombre primitivo cuando empezó a evolucionar la religión. La creencia básica de la religión primitiva era la supervivencia después de la muerte. La idea de adorar a un Dios personal denota un desarrollo evolutivo avanzado, incluso una primera etapa de revelación. Los dyac han desarrollado solo las prácticas religiosas más primitivas. Los esquimales y amerindios relativamente recientes tenían conceptos muy escasos de Dios; creían en fantasmas y tenían una idea poco definida sobre algún tipo de supervivencia después de la muerte. Los aborígenes australianos de hoy en día se limitan al miedo a los fantasmas, el terror a la oscuridad y una veneración rudimentaria a los ancestros. Los zulúes están empezando a desarrollar una religión de miedo a los fantasmas y sacrificios. Muchas tribus africanas, salvo donde ha habido trabajo misionero de cristianos y mahometanos, no han pasado aún de la etapa de evolución religiosa de los fetiches. Sin embargo, algunos grupos sostienen desde hace mucho tiempo la idea del monoteísmo como los antiguos tracios, que creían también en la inmortalidad.

92:6.2 (1010.6) En Urantia la religión evolutiva y la revelativa progresan en paralelo mientras se mezclan y funden en la diversidad de sistemas teológicos existentes en el mundo a la hora de redactar estos documentos. Estas religiones, las religiones de Urantia en el siglo veinte, se pueden enumerar como sigue:

92:6.3 (1011.1) 1. El hinduismo, la más antigua.

92:6.4 (1011.2) 2. La religión hebrea.

92:6.5 (1011.3) 3. El budismo.

92:6.6 (1011.4) 4. Las enseñanzas de Confucio.

92:6.7 (1011.5) 5. Las creencias taoístas.

92:6.8 (1011.6) 6. El zoroastrismo.

92:6.9 (1011.7) 7. El sintoísmo.

92:6.10 (1011.8) 8. El jainismo.

92:6.11 (1011.9) 9. El cristianismo.

92:6.12 (1011.10) 10. El islam.

92:6.13 (1011.11) 11. El sijismo, la más reciente.

92:6.14 (1011.12) Las religiones más avanzadas de los tiempos antiguos eran el judaísmo y el hinduismo, cada una de las cuales ha ejercido poderosamente su respectiva influencia sobre el desarrollo religioso de Oriente y Occidente. Tanto los hindúes como los hebreos creían que sus religiones eran inspiradas y reveladas, y creían que todas las demás eran formas decadentes de la única fe verdadera.

92:6.15 (1011.13) La India está dividida entre las religiones hindú, sijista, mahometana y jainista, cada una de las cuales representa a Dios, al hombre y al universo según sus diversas concepciones. China sigue las enseñanzas taoístas y confucianas; el sintoísmo se venera en Japón.

92:6.16 (1011.14) Las grandes fes internacionales e interraciales son la hebrea, la budista, la cristiana y la islámica. El budismo se extiende desde Ceilán y Birmania, pasando por el Tíbet y China, hasta Japón. Ha demostrado una capacidad de adaptación a los usos y costumbres de muchos pueblos solo igualada por el cristianismo.

92:6.17 (1011.15) La religión hebrea abarca la transición filosófica del politeísmo al monoteísmo; es un eslabón evolutivo entre las religiones de evolución y las religiones de revelación. Los hebreos fueron el único pueblo occidental que pasó directamente de sus primeros dioses evolutivos al Dios de la revelación. Pero esta verdad no se aceptó de forma generalizada hasta los días de Isaías, que enseñó de nuevo el concepto mixto de una deidad racial combinada con un Creador Universal: «Oh Señor de los ejércitos, Dios de Israel, tú eres Dios, solo tú lo eres; tú has hecho el cielo y la tierra». La esperanza de supervivencia de la civilización occidental residió en su día en los sublimes conceptos hebreos de la bondad y los avanzados conceptos helénicos de la belleza.

92:6.18 (1011.16) La religión cristiana es la religión sobre la vida y las enseñanzas de Cristo, basada en la teología del judaísmo y modificada por la asimilación de ciertas enseñanzas de Zoroastro y de la filosofía griega, que fue formulada principalmente por tres personas: Filón, Pedro y Pablo. Ha pasado por muchas fases de evolución desde los tiempos de Pablo y se ha occidentalizado tanto que no es de extrañar que muchos pueblos no europeos consideren el cristianismo como la revelación extranjera de un Dios extranjero para extranjeros.

92:6.19 (1011.17) El islam es el nexo religioso-cultural entre el norte de África, el Levante y el sudeste de Asia. Fue la teología judía en conexión con las enseñanzas cristianas posteriores lo que hizo monoteísta al islam. Los seguidores de Mahoma tropezaron con las enseñanzas avanzadas sobre la Trinidad; no alcanzaban a comprender la doctrina de tres personalidades divinas y una sola Deidad. Siempre es difícil inducir a las mentes evolutivas a aceptar repentinamente una verdad revelada avanzada. El hombre es una criatura evolutiva y por lo general tiene que adquirir su religión por procedimientos evolutivos.

92:6.20 (1012.1) El culto a los antepasados fue en su día un avance claro en la evolución religiosa, pero es a la vez sorprendente y lamentable que este concepto primitivo haya perdurado en China, Japón y la India entre tantas otras creencias relativamente más avanzadas como el budismo y el hinduismo. En Occidente el culto a los antepasados se transformó en veneración a los dioses nacionales y respeto por los héroes raciales. En el siglo veinte esta religión nacionalista veneradora de héroes hace su aparición en los diversos secularismos radicales y nacionalistas que caracterizan a muchas razas y naciones occidentales. Se observan muchas manifestaciones de esta misma actitud en las grandes universidades y en las mayores comunidades industriales de los pueblos de habla inglesa. Estos conceptos no difieren mucho de la idea de que la religión no es sino «la búsqueda compartida de una vida buena». Las «religiones nacionales» no son más que una reversión a la antigua adoración romana al emperador o al sintoísmo, la adoración al Estado en la familia imperial.

7. La evolución adicional de la religión

92:7.1 (1012.2) La religión no se puede convertir nunca en un hecho científico. La filosofía puede tener sin duda una base científica, pero la religión seguirá siendo siempre evolutiva o revelativa, o una posible combinación de ambas como ocurre hoy en el mundo.

92:7.2 (1012.3) No es posible inventar religiones nuevas; o bien son producto de la evolución o bien son reveladas repentinamente. Todas las nuevas religiones evolutivas no son más que expresiones progresivas de viejas creencias, son nuevas adaptaciones y nuevos ajustes. Lo viejo no deja de existir; se fusiona con lo nuevo como en el caso del sijismo, que brotó y floreció a partir de las raíces y las formas del hinduismo, el budismo, el islam y otros cultos de la época. La religión primitiva era muy democrática; el salvaje prestaba o tomaba prestado con facilidad. El egotismo teológico autocrático e intolerante solo apareció con la religión revelada.

92:7.3 (1012.4) Las muchas religiones de Urantia son todas buenas en la medida en que llevan al hombre hacia Dios y traen al hombre la comprensión del Padre. Es una falacia que cualquier grupo de personas religiosas considere su credo como La Verdad; esta actitud refleja más arrogancia teológica que certidumbre en la fe. No hay ninguna religión en Urantia que no pueda estudiar y asimilar provechosamente lo mejor de las verdades contenidas en todas las demás, pues todas contienen verdad. Más valdría que las personas religiosas tomaran prestado lo mejor de la fe espiritual viva de sus vecinos en vez de denunciar lo peor de sus supersticiones residuales y sus ritos desfasados.

92:7.4 (1012.5) Todas estas religiones han surgido como resultado de la respuesta intelectual variable de los hombres a una misma e idéntica guía espiritual. No pueden esperar lograr nunca una uniformidad de credos, dogmas y ritos, que son productos intelectuales, pero en cambio pueden, y algún día lo conseguirán, hacer realidad la unidad en la verdadera adoración al Padre de todos, pues esta es espiritual, y es eternamente cierto que todos los hombres son iguales en espíritu.

92:7.5 (1012.6) La religión primitiva era más que nada una consciencia de los valores materiales, pero la civilización eleva los valores religiosos, pues la verdadera religión es la entrega del yo al servicio de valores supremos y significativos. A medida que la religión evoluciona, la ética se convierte en la filosofía de la moral y la moralidad se convierte en la disciplina del yo mediante los criterios provenientes de significados superiores y valores supremos: los ideales divinos y espirituales. Y así la religión se convierte en devoción espontánea y exquisita, en la experiencia viva de la lealtad del amor.

92:7.6 (1013.1) Estos son los indicadores de la calidad de una religión:

92:7.7 (1013.2) 1. El nivel de sus valores: las lealtades.

92:7.8 (1013.3) 2. La profundidad de sus significados: la sensibilización del individuo hacia la apreciación idealista de esos valores más altos.

92:7.9 (1013.4) 3. La intensidad de la consagración: el grado de entrega a esos valores divinos.

92:7.10 (1013.5) 4. El progreso sin trabas de la personalidad en esta senda cósmica de vida espiritual idealista, comprensión de la filiación con Dios y ciudadanía progresiva sin fin en el universo.

92:7.11 (1013.6) Los significados religiosos progresan en la consciencia propia cuando el niño transfiere de sus padres a Dios sus ideas sobre la omnipotencia. Y toda la experiencia religiosa de ese niño dependerá mucho de si su relación con sus padres estuvo marcada por el miedo o por el amor. Para los esclavos ha sido siempre muy difícil transformar su miedo al amo en conceptos de amor de Dios. La civilización, la ciencia y las religiones avanzadas deben liberar a la humanidad de los miedos nacidos del terror a los fenómenos naturales. Y así, un esclarecimiento mayor debería liberar a los mortales instruidos de toda dependencia de intermediarios en su comunión con la Deidad.

92:7.12 (1013.7) Estas etapas intermedias de vacilación idólatra son inevitables cuando la veneración se transfiere de lo humano y visible a lo divino e invisible, pero la consciencia del ministerio facilitador del espíritu divino que mora en el interior debería abreviarlas. Sin embargo, el hombre ha estado profundamente influido no solo por sus conceptos de la Deidad, sino también por el carácter de los héroes a los que ha elegido honrar. Es muy lamentable que los que han llegado a venerar al Cristo divino y resucitado hayan pasado por alto al hombre —al héroe audaz y valeroso— Josué ben José.

92:7.13 (1013.8) El hombre moderno es suficientemente autoconsciente de la religión, pero sus hábitos de adoración han quedado confundidos y desacreditados por su acelerada metamorfosis social y sus desarrollos científicos sin precedentes. Los hombres y mujeres pensantes quieren una redefinición de la religión, y esta exigencia obligará a la religión a revaluarse a sí misma.

92:7.14 (1013.9) El hombre moderno se enfrenta a la tarea de hacer en una generación más reajustes de los valores humanos de los que se han hecho en dos mil años. Y todo ello influye en la actitud social hacia la religión, pues la religión es una manera de vivir además de un método de pensamiento.

92:7.15 (1013.10) La verdadera religión debe ser siempre y al mismo tiempo el fundamento eterno y la estrella guía de todas las civilizaciones duraderas.

92:7.16 (1013.11) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]

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