Documento 58 - El establecimiento de la vida en Urantia

   
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El libro de Urantia

Documento 58

El establecimiento de la vida en Urantia

58:0.1 (664.1) EN TODO Satania solo existen sesenta y un mundos que, como Urantia, son planetas de modificación de la vida. La mayoría de los mundos habitados se pueblan según técnicas establecidas; en esas esferas los Portadores de Vida tienen poco margen de libertad en sus planes de implantación de la vida. Sin embargo, aproximadamente un mundo de cada diez es designado como planeta decimal y asignado al registro especial de los Portadores de Vida. En esos planetas estamos autorizados a emprender ciertos experimentos de vida en un esfuerzo por modificar, y posiblemente mejorar, los tipos estándar de seres vivos del universo.

1. Los requisitos indispensables para la vida física

58:1.1 (664.2) Hace 600 000 000 de años llegó a Urantia la comisión de Portadores de Vida enviada desde Jerusem y empezó el estudio de las condiciones físicas previo al establecimiento de la vida en el mundo número 606 del sistema de Satania. Iba a ser nuestra experiencia número seiscientos seis de iniciación de los patrones de vida de Nebadon en Satania, y nuestra sexagésima oportunidad de hacer cambios e introducir modificaciones en los diseños de vida básicos y estándar del universo local.

58:1.2 (664.3) Conviene aclarar que los Portadores de Vida no pueden iniciar la vida hasta que una esfera esté lista para la inauguración del ciclo evolutivo. Tampoco podemos establecer un desarrollo de vida más rápido del que puede sustentar el progreso físico del planeta.

58:1.3 (664.4) Los Portadores de Vida de Satania habían proyectado un patrón de vida basado en el cloruro sódico y por lo tanto no se podía iniciar su implantación hasta que las aguas del océano hubieran adquirido la salinidad necesaria. El tipo de protoplasma de Urantia solo es viable en una solución salina adecuada. Toda la vida ancestral —vegetal y animal— evolucionó en un hábitat de solución salina. Ni los animales terrestres más organizados podrían seguir viviendo si esa misma solución salina esencial no circulase por todo su cuerpo en la corriente sanguínea que baña profusamente y sumerge literalmente cada minúscula célula viva en ese «piélago salobre».

58:1.4 (664.5) Vuestros antepasados primitivos circulaban libremente por el océano salado. Hoy esa misma solución salada semejante a la del océano circula libremente por vuestros cuerpos, bañando cada célula individual en un líquido químico comparable en todo lo esencial al agua salada que estimuló las primeras reacciones protoplasmáticas de las primeras células vivas que funcionaron en el planeta.

58:1.5 (664.6) Al comienzo de esta era Urantia evoluciona en todos los sentidos hacia un estado favorable para el mantenimiento de las formas iniciales de vida marina. Lento pero seguro, el desarrollo físico del planeta y las regiones adyacentes del espacio está preparando el escenario para los posteriores intentos de establecer las formas de vida que nos habían parecido más adecuadas a ese entorno físico, tanto terrestre como espacial, en vías de desarrollo.

58:1.6 (665.1) La comisión de Portadores de Vida de Satania regresó luego a Jerusem, y decidió esperar a que se produjeran nuevas rupturas de la masa de tierra continental para que se formaran más mares interiores y bahías resguardadas, antes de empezar a implantar la vida.

58:1.7 (665.2) En un planeta donde la vida tiene origen marino, las condiciones ideales para la implantación de la vida vienen dadas por un gran número de mares interiores, un litoral extenso de aguas poco profundas y bahías resguardadas. Así era como se estaban distribuyendo rápidamente las aguas del planeta. Esos antiguos mares interiores rara vez tenían más de ciento cincuenta o ciento ochenta metros de profundidad, y la luz del sol puede penetrar el agua del océano hasta más de ciento ochenta metros.

58:1.8 (665.3) Y fue desde esos litorales, bajo los climas templados y estables de una edad posterior, desde donde la vida vegetal primitiva se abrió camino hasta la tierra. El alto grado de carbono de la atmósfera brindaba a las nuevas variedades terrestres de vida la oportunidad de un crecimiento rápido y exuberante. Aunque esa atmósfera era entonces ideal para el crecimiento de las plantas, contenía tanto dióxido de carbono que ningún animal, y mucho menos el hombre, podría haber vivido sobre la faz de la tierra.

2. La atmósfera de Urantia

58:2.1 (665.4) La atmósfera planetaria deja pasar una dos mil millonésima parte de la emanación luminosa total del sol. Si la luz que cae sobre América del Norte se pagara a razón de dos centavos por kilovatio hora, la factura anual de luz superaría los 800 000 billones de dólares. La factura de luz solar de Chicago ascendería a bastante más de 100 millones de dólares diarios. Y hay que recordar que recibís del sol otras formas de energía; la luz no es la única contribución solar que llega a vuestra atmósfera. Se vierten sobre Urantia inmensas cantidades de energías solares con longitudes de onda cuyo campo se extiende tanto por encima como por debajo del alcance de la visión humana.

58:2.2 (665.5) La atmósfera terrestre es casi opaca a gran parte de la radiación solar del extremo ultravioleta del espectro. La mayoría de esas ondas cortas son absorbidas por una capa de ozono que abarca todo el nivel situado a unos dieciséis kilómetros por encima de la superficie del planeta y se extiende hacia el espacio otros dieciséis kilómetros. En las condiciones existentes al nivel de la superficie terrestre, el ozono que permea esta región formaría una capa de solo dos milímetros y medio de espesor. Esta cantidad de ozono relativamente pequeña y aparentemente insignificante protege a los habitantes de Urantia del exceso de las peligrosas y destructoras radiaciones ultravioletas presentes en la luz solar. Pero si esta capa de ozono fuera solo un poco más gruesa, os veríais privados de los beneficiosos rayos ultravioletas tan importantes para la salud, que ahora llegan hasta la superficie terrestre y están en el origen de una de vuestras vitaminas más esenciales.

58:2.3 (665.6) Con todo, algunos de vuestros mortales mecanicistas menos imaginativos insisten en ver la creación material y la evolución humana como un accidente. Los intermedios de Urantia han recopilado más de cincuenta mil hechos físicos y químicos que consideran incompatibles con las leyes del azar y demostración inequívoca de la presencia de un propósito inteligente en la creación material. Esto sin tener en cuenta su catálogo de más de cien mil conclusiones ajenas al campo de la física y la química que prueba, según ellos, la presencia de una mente en la planificación, la creación y el mantenimiento del cosmos material.

58:2.4 (666.1) Vuestro sol vierte sobre vosotros un auténtico diluvio de rayos mortíferos, y vuestra agradable vida en Urantia se debe a la influencia «fortuita» de más de cuarenta actividades protectoras, aparentemente casuales, similares a la acción de esta extraordinaria capa de ozono.

58:2.5 (666.2) Si no fuera por el efecto de «manto» de la atmósfera durante la noche, el calor se perdería por irradiación con tanta rapidez que sería imposible mantener la vida sin medios artificiales.

58:2.6 (666.3) Los ocho o diez kilómetros más bajos de la atmósfera terrestre son la troposfera; es la zona de los vientos y corrientes de aire responsables de los fenómenos meteorológicos. Por encima de esta zona está la ionosfera interior e inmediatamente por encima de esta, la estratosfera. Al ascender desde la superficie terrestre la temperatura baja progresivamente durante diez o doce kilómetros, y a esa altura se registran alrededor de 57º C bajo cero. La temperatura se mantiene entre 54 y 57º C bajo cero durante los sesenta y cinco kilómetros siguientes de ascenso; esta zona de temperatura constante es la estratosfera. A una altura de setenta y cinco u ochenta kilómetros la temperatura empieza a subir, y este aumento continúa hasta alcanzar los 650º C en el nivel de las exhibiciones aurorales; este calor intenso es lo que ioniza el oxígeno. Pero la temperatura en una atmósfera tan enrarecida no es comparable con la estimación del calor en la superficie terrestre. No olvidéis que la mitad de toda vuestra atmósfera se encuentra en los primeros cinco kilómetros. La altura de la atmósfera terrestre —unos seiscientos cincuenta kilómetros— está indicada por las franjas aurorales más altas.

58:2.7 (666.4) Los fenómenos aurorales están relacionados directamente con las manchas solares, esos ciclones solares que giran en sentidos contrarios por encima y por debajo del ecuador solar del mismo modo que los huracanes tropicales terrestres. Estas perturbaciones atmosféricas giran en sentidos contrarios según ocurran por encima o por debajo del ecuador.

58:2.8 (666.5) El poder que tienen las manchas solares de alterar las frecuencias de la luz demuestra que los centros de estas tormentas solares funcionan como enormes imanes. Estos campos magnéticos son capaces de lanzar partículas cargadas a través del espacio desde los cráteres de las manchas solares hasta la atmósfera exterior del planeta, donde su influencia ionizante produce las espectaculares exhibiciones aurorales. Por esta razón, los mayores fenómenos aurorales ocurren cuando las manchas solares están en su apogeo o poco después, y en ese momento las manchas están situadas generalmente en la zona ecuatorial.

58:2.9 (666.6) Hasta la aguja de la brújula es sensible a esta influencia solar, puesto que gira ligeramente hacia el este cuando sale el sol y ligeramente hacia el oeste cuando el sol está a punto de ponerse. Esto sucede todos los días, pero cuando los ciclos de las manchas solares están en su apogeo la variación de la brújula es dos veces mayor. Estas desviaciones diurnas de la brújula corresponden a una mayor ionización de la atmósfera superior producida por la luz solar.

58:2.10 (666.7) La existencia de dos niveles diferentes de regiones conductoras electrizadas en la superestratosfera hace posible la transmisión a larga distancia de vuestras radiodifusiones de onda corta y larga. Las formidables tormentas que se desatan de vez en cuando en las regiones exteriores de la ionosfera perturban algunas veces vuestras difusiones.

3. El entorno espacial

58:3.1 (666.8) Durante los primeros tiempos de la materialización de un universo las regiones del espacio están salpicadas de vastas nubes de hidrógeno, cúmulos de polvo astronómico muy parecidos a los que caracterizan ahora a muchas regiones de todo el espacio remoto. Gran parte de la materia organizada que los soles resplandecientes descomponen y dispersan en forma de energía radiante se acumulaba originalmente en esas primeras nubes de hidrógeno del espacio. Bajo ciertas condiciones inusuales se produce también descomposición de átomos en el núcleo de las masas más grandes de hidrógeno. Y todos esos fenómenos de construcción y desintegración atómica, como los que ocurren en las nebulosas extremadamente calientes, conllevan la emisión de oleadas de rayos espaciales cortos de energía radiante. Estas diversas radiaciones van acompañadas de una forma de energía-espacio desconocida en Urantia.

58:3.2 (667.1) Esta carga de energía de rayos cortos del espacio del universo es cuatrocientas veces mayor que todas las demás formas de energía radiante que existen en los dominios del espacio organizado. La producción de rayos cortos del espacio, ya procedan de las nebulosas resplandecientes, de los campos eléctricos en tensión, del espacio exterior o de las vastas nubes de polvo de hidrógeno, es modificada cualitativa y cuantitativamente por las fluctuaciones y los cambios súbitos de tensión de la temperatura, la gravedad y las presiones electrónicas.

58:3.3 (667.2) Estas eventualidades en el origen de los rayos del espacio están determinadas por muchos acontecimientos cósmicos así como por las órbitas de la materia circulante, que varían desde círculos modificados hasta elipses extremas. Las condiciones físicas pueden verse también muy alteradas por el hecho de que el espín de los electrones es a veces de dirección opuesta al de la materia más macroscópica, incluso en la misma zona física.

58:3.4 (667.3) Las vastas nubes de hidrógeno son verdaderos laboratorios químicos cósmicos que albergan todas las fases de la energía en evolución y de la materia en metamorfosis. Se produce también una gran actividad energética en los gases marginales de las grandes estrellas binarias, a menudo superpuestos y por lo tanto muy entremezclados. Pero ninguna de esas extensas y formidables actividades energéticas del espacio ejerce la menor influencia sobre los fenómenos de la vida organizada, el plasma germen de las cosas y los seres vivos. Esas condiciones energéticas del espacio atañen al entorno esencial para el establecimiento de la vida, pero no tienen efecto sobre las modificaciones posteriores de los factores hereditarios del plasma germen, como sí lo tienen algunos de los rayos más largos de energía radiante. La vida implantada por los Portadores de Vida resiste perfectamente a todo ese asombroso torrente de rayos espaciales cortos de la energía del universo.

58:3.5 (667.4) Todas esas condiciones cósmicas esenciales tendrían que evolucionar hasta hacerse favorables antes de que los Portadores de Vida pudieran empezar a establecer la vida en Urantia.

4. La era de los albores de la vida

58:4.1 (667.5) El hecho de que nos llamemos Portadores de Vida no debe confundiros. Podemos portar vida a los planetas y lo hacemos, pero no trajimos ninguna vida a Urantia. La vida de Urantia es única y original del planeta. Esta esfera es un mundo de modificación de la vida; toda la vida que ha aparecido en ella la formulamos nosotros en el propio planeta. No hay ningún otro mundo en todo Satania, ni siquiera en todo Nebadon, donde la vida exista exactamente igual que en Urantia.

58:4.2 (667.6) Hace 550 000 000 de años el cuerpo de Portadores de Vida volvió a Urantia. En cooperación con poderes espirituales y fuerzas superfísicas organizamos e iniciamos los patrones de vida originales de este mundo y los plantamos en las aguas hospitalarias del planeta. Toda la vida planetaria (aparte de las personalidades extraplanetarias) existente hasta los días de Caligastia, el Príncipe Planetario, tuvo su origen en nuestras tres implantaciones de vida marina originales, idénticas y simultáneas. Estas tres implantaciones de vida han sido denominadas como: la central o eurasiático-africana, la oriental o australasiática y la occidental, que abarca Groenlandia y las Américas.

58:4.3 (668.1) Hace 500 000 000 de años la vida vegetal marina primitiva estaba ya bien establecida en Urantia. Groenlandia y la masa terrestre ártica, junto con América del Norte y del Sur, estaban empezando su larga y lenta deriva hacia el oeste. África se desplazaba ligeramente hacia el sur y creaba una depresión de este a oeste, la cuenca mediterránea, que la separó del continente madre. La Antártida, Australia y la tierra correspondiente a las islas del Pacífico se desprendieron en el sur y el este y se han alejado mucho desde entonces.

58:4.4 (668.2) Habíamos plantado la forma primitiva de vida marina en las bahías tropicales resguardadas de los mares centrales de la hendidura este-oeste producida por el desmembramiento de la masa de tierra continental. Nuestro objetivo al hacer tres implantaciones de vida marina era asegurar que cada gran masa de tierra se llevara consigo esta vida en sus mares de aguas templadas cuando la tierra se separara posteriormente. Preveíamos que cuando emergiera la vida terrestre en la era siguiente, grandes océanos de agua separarían esas masas de tierra en proceso de deriva continental.

5. La deriva continental

58:5.1 (668.3) La deriva de la tierra continental continuaba. El núcleo del planeta, sometido a una presión de casi 3900 toneladas por centímetro cuadrado, se había vuelto tan denso y rígido como el acero, y debido a la enorme presión de la gravedad estaba y sigue estando muy caliente en su interior. La temperatura aumenta desde la superficie hacia dentro hasta que en el centro está un poco por encima de la temperatura de la superficie del sol.

58:5.2 (668.4) Los mil seiscientos kilómetros exteriores de la masa terrestre se componen principalmente de diferentes tipos de roca. Debajo están los elementos metálicos más densos y pesados. Durante todas las edades primeras y preatmosféricas el mundo, en su estado fundido a altísimas temperaturas, estaba tan cerca de ser fluido que los metales más pesados se hundieron profundamente en su interior. Los que hoy se encuentran cerca de la superficie proceden del rezumado de antiguos volcanes, los extensos flujos de lava posteriores y los depósitos meteoríticos más recientes.

58:5.3 (668.5) La corteza exterior tenía unos sesenta y cinco kilómetros de espesor. Este caparazón exterior descansaba directamente sobre un mar fundido de basalto de espesor variable que lo sostenía. Esta capa móvil de lava fundida se mantenía a alta presión, pero tendía siempre a fluir en cualquier dirección para equilibrar los cambios de presión planetarios y contribuir así a la estabilización de la corteza terrestre.

58:5.4 (668.6) Incluso hoy en día los continentes siguen flotando sobre este mar amortiguador no cristalizado de basalto fundido. Si no fuera por esta condición protectora, los terremotos más intensos sacudirían literalmente el mundo hasta hacerlo pedazos. Los terremotos están causados por el deslizamiento y el desplazamiento de la corteza sólida exterior, no por los volcanes.

58:5.5 (668.7) Cuando las capas de lava de la corteza terrestre se enfrían forman el granito. La densidad media de Urantia es algo superior a cinco veces y media la del agua; la densidad del granito es casi tres veces superior a la del agua. El núcleo del planeta es doce veces más denso que el agua.

58:5.6 (668.8) Los fondos de los mares son más densos que las masas de tierra, y eso es lo que mantiene a los continentes por encima del agua. Cuando los fondos de los mares son empujados hasta salir por encima del nivel del mar, se comprueba que están compuestos principalmente de basalto, una forma de lava considerablemente más pesada que el granito de las masas terrestres. Por otra parte, si los continentes no fueran más ligeros que los lechos oceánicos, la gravedad elevaría los bordes de los océanos por encima de la tierra, pero no se han observado fenómenos de este tipo.

58:5.7 (668.9) El peso de los océanos contribuye también a aumentar la presión sobre los lechos marinos. Los lechos de los océanos, más bajos pero comparativamente más pesados, más el peso del agua que los recubre, equivalen aproximadamente al peso de los continentes, más altos pero mucho más ligeros. Pero todos los continentes tienden a deslizarse hacia los océanos. La presión continental en el nivel de los fondos de los océanos es de alrededor de 1400 kilos por centímetro cuadrado. Es decir, esta sería la presión de una masa continental que se alzara a unos 4600 metros sobre el fondo del océano. La presión del agua en el fondo del océano es solo de unos 350 kilos por centímetro cuadrado. Estas presiones diferenciales tienden a hacer que los continentes se deslicen hacia el lecho de los océanos.

58:5.8 (669.1) La depresión del fondo del océano durante las edades anteriores a la vida había empujado a una solitaria masa de tierra continental hasta una altura tal que la presión lateral tendía a hacer que sus márgenes oriental, occidental y meridional se deslizaran cuesta abajo sobre los lechos subyacentes de lava semiviscosa hasta las aguas del océano Pacífico circundante. Esto compensó tan plenamente la presión continental que no se produjo una rotura amplia en la ribera oriental de este antiguo continente asiático, pero desde entonces ese litoral oriental está suspendido sobre el precipicio de las profundidades oceánicas colindantes y amenaza con deslizarse hacia una tumba marina.

6. El periodo de transición

58:6.1 (669.2) Hace 450 000 000 de años se produjo la transición de la vida vegetal a la animal. Esta metamorfosis tuvo lugar en las aguas resguardadas y poco profundas de las bahías y lagunas tropicales formadas en los largos litorales de los continentes que se estaban separando. Todo este desarrollo era inherente a los patrones originales de vida y ocurrió gradualmente. Hubo muchas etapas de transición entre las formas primitivas iniciales de vida vegetal y los posteriores organismos animales bien definidos. Incluso hoy persisten los mohos mucilaginosos de transición, difíciles de clasificar como plantas o como animales.

58:6.2 (669.3) A pesar de que se puede seguir la pista de la evolución de la vida vegetal a la vida animal, y aunque se han encontrado series escalonadas de plantas y animales que conducen progresivamente desde los organismos más sencillos a los más complejos y avanzados, no podréis encontrar eslabones de unión semejantes entre las grandes divisiones del reino animal ni entre los tipos superiores de animales prehumanos y los hombres de los albores de las razas humanas. Los llamados «eslabones perdidos» seguirán perdidos para siempre por la sencilla razón de que nunca existieron.

58:6.3 (669.4) De era en era surgen especies de vida animal radicalmente nuevas. No evolucionan por acumulación gradual de pequeñas variaciones sino que aparecen como órdenes de vida nuevos y totalmente desarrollados, y aparecen repentinamente.

58:6.4 (669.5) La aparición repentina de especies nuevas y órdenes diversificados de organismos vivos es enteramente biológica y estrictamente natural. No hay nada sobrenatural en esas mutaciones genéticas.

58:6.5 (669.6) Cuando los océanos alcanzaron el grado apropiado de salinidad la vida animal evolucionó, y fue relativamente sencillo hacer que las aguas salobres circularan por los cuerpos de los animales marinos. Pero cuando los océanos se contrajeron y el porcentaje de sal aumentó mucho, esos mismos animales desarrollaron la capacidad de reducir la salinidad de sus fluidos corporales. Del mismo modo, los organismos que aprendieron a vivir en agua dulce adquirieron la capacidad de mantener el grado adecuado de cloruro sódico en sus fluidos corporales mediante ingeniosas técnicas de conservación de la sal.

58:6.6 (669.7) El estudio de los fósiles marinos incrustados en las rocas revela las primeras luchas de adaptación de aquellos organismos primitivos. Las plantas y los animales no dejan nunca de hacer estos experimentos de adaptación. El entorno cambia continuamente y los organismos vivos se esfuerzan siempre por acomodarse a estas fluctuaciones sin fin.

58:6.7 (670.1) El equipamiento fisiológico y la estructura anatómica de todos los órdenes nuevos de vida existen como respuesta a la acción de las leyes físicas, pero la dotación posterior de mente es otorgamiento de los espíritus-mente adjutores de acuerdo con la capacidad innata del cerebro. La mente, aunque no es una evolución física, depende por completo de la capacidad del cerebro que viene dada por desarrollos puramente físicos y evolutivos.

58:6.8 (670.2) A través de ciclos casi interminables de ganancias y pérdidas, de adaptaciones y readaptaciones, todos los organismos vivos oscilan hacia adelante y hacia atrás de edad en edad. Los que logran la unidad cósmica permanecen, mientras que los que no alcanzan esta meta dejan de existir.

7. El libro de historia geológico

58:7.1 (670.3) El inmenso grupo de sistemas rocosos que constituían la corteza exterior del mundo durante los albores de la vida, o era proterozoica, no aparece ahora en muchos puntos de la superficie terrestre. Y cuando emerja desde debajo de todas las acumulaciones de las edades posteriores, solo se encontrarán restos fósiles de vida vegetal y de la primera vida animal primitiva. Algunas de estas rocas más antiguas depositadas por el agua están entremezcladas con capas posteriores y presentan a veces restos fósiles de algunas de las formas más tempranas de la vida vegetal, mientras que en las capas superiores se pueden encontrar ocasionalmente algunas de las formas más primitivas de los primeros organismos animales marinos. En muchos lugares, estas capas estratificadas de roca muy antigua que llevan fósiles tanto animales como vegetales de la primera vida marina se encuentran directamente en la parte de arriba de la piedra más antigua no diferenciada.

58:7.2 (670.4) Los fósiles de esta era son algas, plantas parecidas al coral, protozoos primitivos y organismos de transición parecidos a las esponjas. La ausencia de dichos fósiles en las primeras capas de roca no prueba necesariamente que no existieran organismos vivos en algún otro lugar en el momento en que se depositaron. La vida era escasa en aquellos primeros tiempos y se fue abriendo paso lentamente sobre la faz de la tierra.

58:7.3 (670.5) Las rocas de esa edad de antaño están ahora en la superficie del planeta o muy cerca de ella y ocupan la octava parte aproximadamente del área de tierra de hoy en día. El espesor medio de esta piedra de transición, las capas estratificadas de roca más antiguas, es de unos dos kilómetros y medio. En algunos puntos estos antiguos sistemas de rocas alcanzan los seis kilómetros y medio de espesor, aunque muchas de las capas que se han atribuido a esa era pertenecen a periodos posteriores.

58:7.4 (670.6) En América del Norte esta antigua y primitiva capa de piedra portadora de fósiles aflora en las regiones del este, centro y norte de Canadá. Estas rocas aparecen también en dirección este a oeste en una cadena intermitente de crestas que se extiende desde Pensilvania y las antiguas montañas Adirondack hacia el oeste, pasando por Míchigan, Wisconsin y Minesota. Otras cadenas de crestas van desde Terranova a Alabama y desde Alaska a México.

58:7.5 (670.7) Las rocas de esa era aparecen expuestas por doquier en toda la superficie del planeta, pero las más fáciles de interpretar son las de los alrededores del lago Superior y del Gran Cañón del río Colorado, donde las distintas capas de estas rocas primitivas portadoras de fósiles dan fe de los trastornos y fluctuaciones de la superficie terrestre en aquellos tiempos lejanos.

58:7.6 (670.8) Esta capa de piedra, el estrato portador de fósiles más antiguo de la corteza terrestre, se ha arrugado, plegado y retorcido caprichosamente a raíz de las conmociones producidas por los terremotos y los primeros volcanes. Los flujos de lava de esa edad hicieron subir mucho hierro, cobre y plomo hasta cerca de la superficie del planeta.

58:7.7 (670.9) Pocos lugares muestran estas actividades de forma más gráfica que el valle St. Croix, en Wisconsin. En esta región se produjeron ciento veintisiete flujos sucesivos de lava sobre un terreno que fue luego sumergido por las aguas con el consiguiente depósito de roca. Aunque ya no queda gran parte de la sedimentación rocosa superior ni del flujo de lava intermitente, y a pesar de que el fondo de este sistema está profundamente enterrado, unos sesenta y cinco o setenta de estos archivos estratificados de edades pasadas están hoy expuestos a la vista.

58:7.8 (671.1) En esas primeras edades en las que había mucha tierra situada cerca del nivel del mar, se produjeron muchas sumersiones y emersiones sucesivas. La corteza terrestre estaba entrando en su último periodo de estabilización relativa. Las ondulaciones, elevaciones y descensos provocados por la deriva continental anterior contribuyeron a la frecuencia de la sumersión periódica de grandes masas de tierra.

58:7.9 (671.2) Durante esos tiempos de vida marina primitiva, extensas zonas de costa continental se hundieron bajo los mares desde unos pocos metros hasta casi un kilómetro. Gran parte de la arenisca y de los conglomerados más viejos corresponde a las acumulaciones sedimentarias de esas antiguas costas. Las rocas sedimentarias procedentes de esa primera estratificación descansan directamente sobre capas que datan de mucho antes del origen de la vida y se remontan a la primera aparición del océano mundial.

58:7.10 (671.3) Algunas de las capas superiores de estos depósitos de roca de transición contienen pequeñas cantidades de esquistos o pizarras de colores oscuros que indican la presencia de carbono orgánico y atestiguan la existencia de los ancestros de las formas de flora que invadirían el planeta durante la edad siguiente, llamada carbonífera o del carbón. Gran parte del cobre de estas capas de roca es el resultado de su sedimentación en agua. A veces se encuentra en las grietas de rocas más viejas y procede de la concentración de las aguas pantanosas estancadas de algún antiguo litoral resguardado. Las minas de hierro de Europa y América del Norte están localizadas en depósitos y extrusiones que reposan en parte en rocas no estratificadas más antiguas y en parte en estas rocas estratificadas posteriores correspondientes a los periodos de transición de la formación de la vida.

58:7.11 (671.4) Esta era es testigo de la propagación de la vida por todas las aguas del mundo; la vida marina ha quedado bien establecida en Urantia. Los fondos de los mares interiores extensos y poco profundos están siendo invadidos gradualmente por un profuso y exuberante crecimiento de la vegetación, mientras que en las aguas litorales pululan las formas simples de la vida animal.

58:7.12 (671.5) Toda esta historia está narrada de forma gráfica en las páginas fósiles del vasto «libro de piedra» de los anales del mundo. Y las páginas de ese gigantesco archivo biogeológico cuentan infaliblemente la verdad a quienes adquieran la capacidad de interpretarlas. Muchos de esos antiguos lechos marinos están ahora bien elevados por encima de la tierra y sus depósitos cuentan, edad tras edad, la historia de las luchas por la vida de aquellos primeros tiempos. Como dijo vuestro poeta, es literalmente cierto que «el polvo que pisamos estuvo una vez vivo».

58:7.13 (671.6) [Presentado por un miembro del Cuerpo de Portadores de Vida de Urantia residente ahora en el planeta.]

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