Documento 57 - El origen de Urantia

   
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El libro de Urantia

Documento 57

El origen de Urantia

57:0.1 (651.1) AL PRESENTAR estos extractos de los archivos de Jerusem para los anales de Urantia, que tratan sobre sus antecedentes y su historia primitiva, tenemos instrucciones de computar el tiempo según el uso corriente: el presente calendario bisiesto de 365¼ días por año. Por regla general no intentaremos dar años exactos, aunque están registrados. Utilizaremos los números enteros más aproximados como el mejor método de presentar estos hechos históricos.

57:0.2 (651.2) Cuando hagamos referencia a un acontecimiento como ocurrido hace uno o dos millones de años, nos remontaremos ese número de años hasta dicho suceso partiendo de las primeras décadas del siglo veinte de la era cristiana. Describiremos así esos acontecimientos remotos en periodos redondeados de miles, millones y miles de millones de años.

1. La nebulosa Andronover

57:1.1 (651.3) Urantia tiene su origen en vuestro sol, y vuestro sol pertenece a la variada prole de la nebulosa Andronover que fue organizada en otro tiempo como parte integrante del poder físico y de la sustancia material del universo local de Nebadon. Esta misma gran nebulosa nació de la carga de fuerza universal del espacio en el superuniverso de Orvonton hace muchísimo tiempo.

57:1.2 (651.4) En la época inicial de esta narración, los Organizadores Maestros Primarios de la Fuerza del Paraíso llevaban mucho tiempo en pleno control de las energías-espacio que más tarde se organizarían como la nebulosa Andronover.

57:1.3 (651.5) Hace 987 000 000 000 de años el organizador adjunto de la fuerza y en aquel entonces inspector interino número 811 307 de la serie de Orvonton, que viajaba fuera de Uversa, informó a los Ancianos de los Días que las condiciones del espacio eran favorables para iniciar fenómenos de materialización en cierto sector de lo que entonces era el segmento oriental de Orvonton.

57:1.4 (651.6) Hace 900 000 000 000 de años, tal como consta en los archivos de Uversa, se registró un permiso emitido por el Consejo del Equilibrio de Uversa que autorizaba al gobierno del superuniverso a enviar a un organizador de la fuerza con su equipo a la región anteriormente designada por el inspector número 811 307. Las autoridades de Orvonton encargaron al descubridor original de este universo potencial que ejecutara el mandato de los Ancianos de los Días de organizar una nueva creación material.

57:1.5 (652.1) El registro de este permiso significa que el organizador de la fuerza y su equipo ya habían salido de Uversa en el largo viaje a ese sector oriental del espacio para emprender allí la larga serie de actividades que daría lugar a la emergencia de una nueva creación física en Orvonton.

57:1.6 (652.2) Hace 875 000 000 000 de años se dio comienzo a la formación de la enorme nebulosa Andronover número 876 926. Solo se necesitó la presencia del organizador de la fuerza y su equipo de enlace para desencadenar el remolino de energía que terminaría por convertirse en este vasto ciclón del espacio. Tras iniciar estas rotaciones nebulares, los organizadores vivos de la fuerza simplemente se retiran perpendicularmente al plano del disco en revolución, y a partir de entonces las cualidades inherentes a la energía aseguran la evolución progresiva y ordenada del nuevo sistema físico.

57:1.7 (652.3) Hacia este momento la narración se vuelve hacia las actuaciones de las personalidades del superuniverso. En realidad la historia tiene su verdadero comienzo en este punto, más o menos cuando los organizadores paradisiacos de la fuerza se disponen a retirarse después de dejar preparadas las condiciones de la energía-espacio para la acción de los directores del poder y los controladores físicos del superuniverso de Orvonton.

2. La etapa nebular primaria

57:2.1 (652.4) Todas las creaciones materiales evolutivas nacen de nebulosas circulares y gaseosas, y todas esas nebulosas primarias son circulares durante la primera parte de su existencia gaseosa. A medida que envejecen se vuelven generalmente espirales, y una vez cumplida su función de formadoras de soles, suelen terminar como cúmulos de estrellas o como enormes soles rodeados por un número variable de planetas, satélites y grupos más pequeños de materia, parecidos en muchos aspectos a vuestro diminuto sistema solar.

57:2.2 (652.5) Hace 800 000 000 000 de años la creación de Andronover estaba bien establecida como una de las magníficas nebulosas primarias de Orvonton. Cuando los astrónomos de universos cercanos contemplaban este fenómeno del espacio, casi nada les llamaba la atención. Los cálculos aproximados de gravedad realizados en creaciones adyacentes indicaban que se estaban produciendo materializaciones espaciales en las regiones de Andronover, pero eso era todo.

57:2.3 (652.6) Hace 700 000 000 000 de años el sistema Andronover estaba adquiriendo proporciones gigantescas, y se enviaron controladores físicos adicionales a nueve creaciones materiales circundantes para dar apoyo y cooperación a los centros del poder de este nuevo sistema material que evolucionaba tan rápidamente. En esa época lejana todo el material legado a las futuras creaciones estaba contenido dentro de los confines de esta gigantesca rueda del espacio que seguía girando sin parar, y tras alcanzar su diámetro máximo, giraba cada vez más rápido a medida que se iba contrayendo y condensando.

57:2.4 (652.7) Hace 600 000 000 000 de años se alcanzó el apogeo del periodo de movilización de energía de Andronover; la nebulosa había adquirido su masa máxima. En ese momento era una gigantesca nube circular de gas de forma parecida a un esferoide aplanado. Ese fue el periodo inicial de formación diferencial de masa y de velocidad de rotación variable. La gravedad y otras influencias estaban a punto de empezar su tarea de transformar los gases del espacio en materia organizada.

3. La etapa nebular secundaria

57:3.1 (653.1) La enorme nebulosa empezó entonces a tomar gradualmente forma espiral y a hacerse claramente visible incluso para los astrónomos de universos lejanos. Esta es la historia natural de la mayoría de las nebulosas; antes de empezar a arrojar soles y acometer la tarea de construir un universo, estas nebulosas secundarias del espacio se observan habitualmente como fenómenos espirales.

57:3.2 (653.2) Cuando en aquellos tiempos remotos los estudiosos de las estrellas de las cercanías observaban esta metamorfosis de la nebulosa Andronover, veían exactamente lo que ven los astrónomos del siglo veinte cuando dirigen sus telescopios hacia el espacio y examinan las nebulosas espirales del espacio exterior adyacente de la presente edad.

57:3.3 (653.3) Hacia la época en que se alcanzó la masa máxima, el control gravitatorio del contenido gaseoso empezó a debilitarse y se inició la etapa de escape de gas. El gas salía a chorros como dos brazos gigantescos y bien diferenciados procedentes de lados opuestos de la masa madre. Las rápidas revoluciones de este enorme núcleo central dieron pronto un aspecto espiral a estos dos chorros de gas que se proyectaban. El enfriamiento y la condensación posterior de algunas porciones de estos brazos prominentes terminaron por darles su apariencia nudosa. Estas porciones más densas eran vastos sistemas y subsistemas de materia física que giraban por el espacio en medio de la nube gaseosa de la nebulosa mientras se mantenían firmemente sujetos a la gravedad de la rueda madre.

57:3.4 (653.4) Sin embargo, la nebulosa había empezado a contraerse y el aumento de la velocidad de revolución redujo aún más el control gravitatorio. Al poco tiempo las regiones gaseosas exteriores empezaron a escapar efectivamente del abrazo inmediato del núcleo nebular; salían al espacio en circuitos de trazado irregular y volvían a las regiones nucleares para completar sus circuitos una y otra vez. Pero esto no fue más que una etapa temporal de la progresión nebular. La creciente velocidad de giro arrojaría pronto al espacio soles enormes en circuitos independientes.

57:3.5 (653.5) Esto fue lo que sucedió en Andronover en aquellas edades remotas. La rueda de energía siguió creciendo hasta que llegó a su expansión máxima y entonces, cuando empezó la contracción, giró cada vez más rápido hasta que alcanzó finalmente la etapa centrífuga crítica y empezó la gran desintegración.

57:3.6 (653.6) Hace 500 000 000 000 de años nació el primer sol de Andronover. Esta franja resplandeciente se desprendió de la sujeción de la gravedad madre y se desgajó en el espacio hacia una aventura independiente en el cosmos que se estaba creando. Su órbita quedó determinada por su trayectoria de escape. Estos soles jóvenes pronto se vuelven esféricos y empiezan su larga y azarosa carrera como estrellas del espacio. A excepción de los núcleos nebulares terminales, la inmensa mayoría de los soles de Orvonton han tenido un nacimiento análogo. Estos soles desprendidos pasan por diversos periodos de evolución y de servicio posterior en el universo.

57:3.7 (653.7) Hace 400 000 000 000 de años empezó el periodo de recuperación de la nebulosa Andronover. Muchos de los soles cercanos y más pequeños fueron capturados de nuevo como resultado del agrandamiento gradual y la condensación adicional del núcleo madre. Muy pronto se inauguró la fase terminal de condensación nebular, el periodo que precede siempre a la segregación final de estos inmensos agregados de energía y materia en el espacio.

57:3.8 (654.1) Apenas un millón de años después de esta época, Miguel de Nebadon, un Hijo Creador del Paraíso, eligió esta nebulosa en fase de desintegración como emplazamiento de su aventura de construcción de un universo. Acto seguido empezó la formación de los mundos arquitectónicos de Salvington y los cien grupos de planetas sede de las constelaciones. Se tardó casi un millón de años en terminar estos grupos de mundos especialmente creados. Los planetas sede de los sistemas locales se construyeron durante un periodo que se extiende desde esa época hasta hace unos cinco mil millones de años.

57:3.9 (654.2) Hace 300 000 000 000 de años los circuitos solares de Andronover estaban bien establecidos y el sistema nebular pasaba por un periodo transitorio de estabilidad física relativa. Alrededor de esta época, el equipo de personal de Miguel llegó a Salvington, y el gobierno de Orvonton en Uversa reconoció la existencia física del universo local de Nebadon.

57:3.10 (654.3) Hace 200 000 000 000 de años se produjo en el cúmulo central o masa nuclear de Andronover una progresión de la contracción y la condensación con enorme generación de calor. Apareció espacio relativo incluso en las regiones cercanas a la rueda sol madre central. Las regiones exteriores se estaban volviendo más estables y mejor organizadas; algunos planetas que giraban en torno a los soles recién nacidos se habían enfriado lo suficiente como para hacer posible la implantación de la vida. Los planetas habitados más antiguos de Nebadon datan de este tiempo.

57:3.11 (654.4) Empieza entonces a funcionar por primera vez el mecanismo universal completo de Nebadon, y la creación de Miguel queda registrada en Uversa como un universo para la habitación y ascensión progresiva de los mortales.

57:3.12 (654.5) Hace 100 000 000 000 de años la tensión de condensación nebular llegó a su cima; se alcanzó el punto de máxima tensión de calor. Esta etapa crítica de la lucha entre el calor y la gravedad dura a veces edades enteras, pero tarde o temprano el calor gana la batalla y empieza el espectacular periodo de dispersión de soles. Esto marca el final de la carrera secundaria de una nebulosa del espacio.

4. Las etapas terciaria y cuartana

57:4.1 (654.6) La etapa primaria de una nebulosa es circular; la secundaria, espiral; la etapa terciaria es la de la primera dispersión de soles mientras que la cuartana comprende el segundo y último ciclo de dispersión de soles, al término del cual el núcleo madre queda como un cúmulo globular o bien como un sol solitario que hace de centro de un sistema solar terminal.

57:4.2 (654.7) Hace 75 000 000 000 de años esta nebulosa había llegado al apogeo de su etapa de familias de soles. Ese fue el punto álgido del primer periodo de pérdida de soles. La mayoría de estos soles se han apoderado desde entonces de extensos sistemas de planetas, satélites, islas oscuras, cometas, meteoroides y nubes de polvo cósmico.

57:4.3 (654.8) Hace 50 000 000 000 de años este primer periodo de dispersión de soles había concluido; la nebulosa iba poniendo fin rápidamente a su ciclo terciario de existencia durante el cual dio origen a 876 926 sistemas de soles.

57:4.4 (654.9) Hace 25 000 000 000 de años, la finalización del ciclo terciario de vida nebular trajo consigo la organización y la estabilización relativa de los extensos sistemas estelares provenientes de la nebulosa madre. Pero en la masa central del remanente nebular continuaba el proceso de contracción física y producción de calor creciente.

57:4.5 (655.1) Hace 10 000 000 000 de años empezó el ciclo cuartano de Andronover. La masa nuclear había alcanzado su temperatura máxima; se acercaba el punto crítico de condensación. El núcleo madre original se convulsionaba bajo la presión combinada de la tensión de condensación de su propio calor interno y la creciente atracción mareo-gravitatoria del enjambre circundante de sistemas de soles liberados. Las erupciones nucleares que habían de inaugurar el segundo ciclo nebular de soles eran inminentes. El ciclo cuartano de existencia nebular estaba a punto de empezar.

57:4.6 (655.2) Hace 8 000 000 000 de años empezó la terrible erupción terminal. Ante semejante cataclismo cósmico solo están a salvo los sistemas exteriores. Este fue el principio del fin de la nebulosa. El vómito final de soles se prolongó durante un periodo de casi dos mil millones de años.

57:4.7 (655.3) Hace 7 000 000 000 de años la desintegración terminal de Andronover alcanzó su apogeo. En este periodo nacieron los soles terminales más grandes y las perturbaciones físicas locales llegaron al máximo.

57:4.8 (655.4) Hace 6 000 000 000 de años se produjo el fin de la desintegración terminal y el nacimiento de vuestro sol, el quincuagésimo sexto sol de la segunda familia solar de Andronover empezando por el último. Esta erupción final del núcleo nebular dio nacimiento a 136 702 soles, la mayoría de ellos orbes solitarios. El número total de soles y sistemas de soles que tuvieron su origen en la nebulosa Andronover fue de 1 013 628. El sol del sistema solar es el número 1 013 572.

57:4.9 (655.5) La gran nebulosa Andronover ya no existe, pero continúa viviendo en los muchos soles y sus familias planetarias que se originaron de esta nube madre del espacio. El último remanente nuclear de esta magnífica nebulosa arde aún con resplandor rojizo y sigue iluminando y calentando moderadamente a su familia planetaria residual de ciento sesenta y cinco mundos que giran ahora en torno a esta venerable madre de dos poderosas generaciones de monarcas de luz.

5. El origen de Monmatia, el sistema solar de Urantia

57:5.1 (655.6) Hace 5 000 000 000 de años vuestro sol era un orbe abrasador relativamente aislado que había atraído hacia sí la mayor parte de la materia cercana que circulaba por el espacio, restos de la reciente convulsión que acompañó a su propio nacimiento.

57:5.2 (655.7) Hoy vuestro sol ha alcanzado una estabilidad relativa, pero sus ciclos de once años y medio de manchas solares delatan que fue una estrella variable en su juventud. En los primeros tiempos de vuestro sol la contracción continua y el consiguiente aumento gradual de la temperatura provocaban enormes convulsiones en su superficie. Esos titánicos empujones requerían tres días y medio para completar un ciclo de resplandor variable. Ese estado variable, esa pulsación periódica, hizo a vuestro sol sumamente sensible a ciertas influencias externas con las que pronto se encontraría.

57:5.3 (655.8) Así quedó preparado el escenario del espacio local para el origen excepcional de Monmatia, que es el nombre de la familia planetaria de vuestro sol, el sistema solar al que pertenece vuestro mundo. Menos del uno por ciento de los sistemas planetarios de Orvonton han tenido un origen semejante.

57:5.4 (655.9) Hace 4 500 000 000 de años el enorme sistema de Angona empezó a aproximarse a este sol solitario. El centro de ese gran sistema era un gigante oscuro del espacio, sólido, sumamente cargado y con una potentísima atracción gravitatoria.

57:5.5 (656.1) A medida que Angona se iba acercando al sol, y en los momentos de máxima expansión de las pulsaciones solares, salían disparados hacia el espacio chorros de material gaseoso en forma de gigantescas lenguas solares. Al principio esas lenguas de gas llameante volvían a caer invariablemente en el sol, pero cuando Angona se fue acercando cada vez más, la atracción gravitatoria del gigantesco visitante se hizo tan grande que esas lenguas de gas se partían en ciertos puntos. Las raíces volvían a caer en el sol mientras que las secciones exteriores se separaban para formar cuerpos independientes de materia, meteoritos solares que se ponían a girar inmediatamente alrededor del sol en sus propias órbitas elípticas.

57:5.6 (656.2) El sistema de Angona se siguió acercando y las extrusiones solares fueron en aumento; cada vez era mayor la cantidad de materia extraída del sol para convertirse en cuerpos independientes que circulaban por el espacio circundante. Esta situación se desarrolló durante unos quinientos mil años hasta que Angona alcanzó su punto de máximo acercamiento al sol. Entonces el sol, en conjunción con una de sus convulsiones internas periódicas, experimentó un quebrantamiento parcial y vomitó simultáneamente enormes volúmenes de materia por lados opuestos. Por el lado que daba a Angona expulsó una vasta columna de gases solares bastante puntiaguda en ambos extremos y muy abultada en el centro que se desligó permanentemente del control gravitatorio inmediato del sol.

57:5.7 (656.3) Esta gran columna de gases solares que se separó así del sol evolucionó posteriormente hasta convertirse en los doce planetas del sistema solar. Los gases expulsados por repercusión del lado opuesto del sol, en afinidad mareomotriz con la extrusión de este gigantesco antepasado del sistema solar, se han condensado desde entonces en los meteoroides y el polvo espacial del sistema solar, aunque casi toda esa materia fue recuperada posteriormente por la gravedad solar a medida que el sistema de Angona se retiraba hacia el espacio remoto.

57:5.8 (656.4) Aunque Angona consiguió desprender el material originario de los planetas del sistema solar y el enorme volumen de materia que circula ahora alrededor del sol en forma de asteroides y de meteoroides, no se quedó con nada de esa materia solar. El sistema visitante no se acercó lo suficiente como para robarle al sol nada de su sustancia, pero sí llegó a pasar lo bastante cerca como para sacar hacia el espacio intermedio todo el material que compone el presente sistema solar.

57:5.9 (656.5) Los cinco planetas interiores y los cinco exteriores se formaron pronto en miniatura a partir de los núcleos que se enfriaban y condensaban en los extremos afilados y menos masivos de la gigantesca protuberancia gravitatoria que Angona había conseguido separar del sol, mientras que Saturno y Júpiter se formaron a partir de las porciones centrales más masivas y voluminosas. La poderosa atracción gravitatoria de Júpiter y Saturno capturó muy pronto la mayor parte del material robado a Angona, como lo atestigua el movimiento retrógrado de algunos de sus satélites.

57:5.10 (656.6) Júpiter y Saturno, que provenían del centro mismo de la enorme columna de gases solares sobrecalentados, contenían tanto material solar a alta temperatura que brillaban con luz resplandeciente y emitían enormes cantidades de calor. En realidad fueron soles secundarios durante un breve periodo tras su formación como cuerpos espaciales separados. Estos dos planetas más grandes del sistema solar han permanecido en estado predominantemente gaseoso hasta el día de hoy al no haberse enfriado aún hasta el punto de condensarse o solidificarse por completo.

57:5.11 (656.7) Los núcleos gaseosos en contracción de los otros diez planetas alcanzaron pronto la etapa de solidificación y empezaron así a atraer hacia ellos cantidades crecientes de materia meteoroide que circulaba por el espacio cercano. Los mundos del sistema solar tuvieron así un origen doble: núcleos de condensación gaseosa aumentados posteriormente por la captura de enormes cantidades de meteoroides. De hecho, siguen capturando meteoroides aunque en mucha menor cantidad.

57:5.12 (657.1) Los planetas no giran alrededor del sol en el plano ecuatorial de su madre solar como lo harían si hubieran sido despedidos por la revolución solar. Circulan en el plano de la extrusión solar producida por Angona, que formó un ángulo muy marcado respecto al plano del ecuador del sol.

57:5.13 (657.2) Angona no pudo captar nada de la masa solar, en cambio vuestro sol añadió a su familia planetaria en metamorfosis algo del material del sistema visitante que circulaba por el espacio. Debido al intenso campo gravitatorio de Angona, su familia planetaria tributaria describía sus órbitas a una distancia considerable del gigante oscuro. Poco después de la extrusión de la masa originaria del sistema solar, y mientras Angona estaba aún en las inmediaciones del sol, tres de los planetas principales del sistema de Angona pasaron tan cerca del masivo ancestro del sistema solar que su atracción gravitatoria, aumentada por la del sol, fue suficiente para romper el equilibrio de la sujeción gravitatoria de Angona y desvincular permanentemente a estos tres tributarios del vagabundo celeste.

57:5.14 (657.3) Todo el material del sistema solar proveniente del sol circulaba originalmente en órbitas de dirección homogénea, y si no hubiera sido por la intrusión de estos tres cuerpos extraños del espacio, todo el material del sistema solar seguiría manteniendo la misma dirección de movimiento orbital. Lo que ocurrió fue que el impacto de los tres tributarios de Angona inyectó fuerzas direccionales nuevas y extrañas en el sistema solar emergente, con la consiguiente aparición del movimiento retrógrado. En todo sistema astronómico el movimiento retrógrado es siempre fortuito y aparece siempre como resultado del impacto por colisión de cuerpos extraños del espacio. Puede que esas colisiones no produzcan siempre un movimiento retrógrado, pero el movimiento retrógrado se da exclusivamente en sistemas compuestos por masas de orígenes diversos.

6. La etapa del sistema solar, la era de formación de los planetas

57:6.1 (657.4) Tras el nacimiento del sistema solar el vómito solar entró en fase de disminución. De forma decreciente y durante otros quinientos mil años, el sol continuó vertiendo al espacio circundante cantidades cada vez menores de materia. Pero en esos primeros tiempos de órbitas erráticas, cuando los cuerpos circundantes pasaban por su punto más cercano al sol, la progenitora solar conseguía volver a capturar una parte importante de ese material meteoroide.

57:6.2 (657.5) Los planetas más cercanos al sol fueron los primeros en ver reducida la velocidad de sus revoluciones por la fricción mareomotriz. Esas influencias gravitatorias contribuyen también a estabilizar las órbitas planetarias al frenar el ritmo de rotación axial planetaria. El giro del planeta se va haciendo cada vez más lento hasta que su rotación axial se detiene y queda un hemisferio del planeta vuelto siempre hacia el sol o el cuerpo más grande. Esto se puede observar en el planeta Mercurio y en la luna, que presenta siempre la misma cara a Urantia.

57:6.3 (657.6) Cuando las fricciones mareomotrices de la luna y el planeta se igualen, el planeta presentará siempre el mismo hemisferio a la luna, y el día y el mes serán análogos (de unos cuarenta y siete días). Cuando se llegue a esa estabilidad de órbitas, las fricciones mareomotrices pasarán a actuar en la dirección inversa y en vez de alejar cada vez más a la luna del planeta tirarán gradualmente del satélite hacia el planeta. En ese futuro lejano, cuando la luna se acerque a unos dieciocho mil kilómetros del planeta, la acción de la gravedad de este último provocará la descomposición de la luna. Esta explosión mareo-gravitatoria romperá la luna en pequeñas partículas que podrían acumularse por el mundo como anillos de materia semejantes a los de Saturno o ser atraídas gradualmente hacia el planeta en forma de meteoritos.

57:6.4 (658.1) Si los cuerpos del espacio son similares en tamaño y densidad pueden producirse colisiones. Pero si dos cuerpos del espacio de densidad similar son relativamente desiguales en tamaño, y el más pequeño se acerca progresivamente al más grande, el más pequeño se descompondrá cuando el radio de su órbita se vuelva inferior a dos veces y media el radio del cuerpo más grande. Las colisiones entre los gigantes del espacio son muy raras, pero estas explosiones mareo-gravitatorias de cuerpos menores son bastante comunes.

57:6.5 (658.2) Las estrellas fugaces se producen en tropel porque son fragmentos de cuerpos más grandes de materia que han sido quebrantados por la marea gravitatoria de cuerpos espaciales cercanos y mayores que ellos. Los anillos de Saturno son los fragmentos de un satélite descompuesto. Una de las lunas de Júpiter se acerca ahora peligrosamente a la zona crítica de quebrantamiento mareomotriz y dentro de unos millones de años, o bien será recuperada por el planeta o sufrirá la descomposición mareo-gravitatoria. Hace muchísimo tiempo, el quinto planeta del sistema solar recorría una órbita irregular y se iba acercando cada vez más a Júpiter hasta que entró en la zona crítica de quebrantamiento mareo-gravitatorio, se fragmentó rápidamente y se convirtió en el cúmulo de asteroides que es hoy en día.

57:6.6 (658.3) Hace 4 000 000 000 de años tuvo lugar la organización de los sistemas de Júpiter y Saturno de forma muy parecida a como se observan hoy excepto por sus lunas, que siguieron aumentando de tamaño durante varios miles de millones de años. De hecho, todos los planetas y satélites del sistema solar siguen creciendo a consecuencia de capturas continuas de meteoritos.

57:6.7 (658.4) Hace 3 500 000 000 de años los núcleos de condensación de los otros diez planetas estaban bien formados y los centros de la mayoría de las lunas estaban intactos, aunque algunos de los satélites más pequeños se unieron más adelante para formar las lunas más grandes de hoy en día. Esta edad puede considerarse como la era del ensamblaje planetario.

57:6.8 (658.5) Hace 3 000 000 000 de años el sistema solar funcionaba de forma muy parecida a la de hoy. El tamaño de sus integrantes seguía creciendo en la medida en que los meteoritos del espacio seguían lloviendo sobre los planetas y sus satélites a un ritmo prodigioso.

57:6.9 (658.6) En torno a esta época vuestro sistema solar fue inscrito en el registro físico de Nebadon y se le dio el nombre de Monmatia.

57:6.10 (658.7) Hace 2 500 000 000 de años el tamaño de los planetas había aumentado considerablemente. Urantia era una esfera bien desarrollada como de una décima parte de su masa presente y seguía creciendo rápidamente por acreción meteorítica.

57:6.11 (658.8) Toda esta enorme actividad forma parte de la construcción normal de un mundo evolutivo del tipo de Urantia. Constituye los preliminares astronómicos del escenario donde se iniciará la evolución física de esos mundos del espacio como preparación para las aventuras de la vida en el tiempo.

7. La era meteorítica, la edad volcánica La atmósfera planetaria primitiva

57:7.1 (658.9) A lo largo de esos primeros tiempos, el espacio del sistema solar estaba plagado de pequeños cuerpos formados por fragmentación y condensación, y a falta de una atmósfera de combustión protectora, esos cuerpos del espacio se estrellaban directamente contra la superficie de Urantia. Estos impactos incesantes mantenían la superficie del planeta más o menos caliente y esto, unido a la acción creciente de la gravedad a medida que la esfera se hacía más grande, empezó a poner en marcha las influencias que llevaron gradualmente a los elementos más pesados, como el hierro, a acumularse cada vez más hacia el centro del planeta.

57:7.2 (659.1) Hace 2 000 000 000 de años el planeta empezó a superar claramente al satélite. El planeta había sido siempre más grande que su satélite, pero no hubo tanta diferencia de tamaño hasta esta época en la que el planeta capturó enormes cuerpos del espacio. Urantia tenía entonces alrededor de la quinta parte de su tamaño presente y se había hecho lo bastante grande como para retener la atmósfera primitiva que había empezado a aparecer a consecuencia de la lucha interna elemental entre un interior caliente y una corteza en proceso de enfriamiento.

57:7.3 (659.2) La acción volcánica definida data de este tiempo. El calor interno del planeta seguía aumentando debido al enterramiento cada vez más profundo de los elementos radiactivos o más pesados traídos del espacio por los meteoritos. El estudio de estos elementos radiactivos revelará que la superficie de Urantia tiene más de mil millones de años. La datación por medio del radio es el cronómetro más fiable para vuestros cálculos científicos sobre la edad del planeta, pero todos estos cálculos se quedan cortos porque todos los materiales radiactivos que podéis examinar provienen de la superficie del planeta y son por lo tanto elementos adquiridos por Urantia en épocas relativamente recientes.

57:7.4 (659.3) Hace 1 500 000 000 de años el planeta tenía dos tercios de su tamaño presente, mientras que su satélite se acercaba a su masa de hoy. El hecho de que el planeta sobrepasara rápidamente en tamaño al satélite le permitió empezar el lento robo de la poca atmósfera que tenía su satélite en origen.

57:7.5 (659.4) Esta época marca el apogeo de la acción volcánica. El planeta entero es un auténtico infierno ardiente y su superficie se parece a la de su primitivo estado de fusión antes de que los metales más pesados gravitaran hacia el centro. Es la edad volcánica. Sin embargo, una corteza compuesta principalmente por granito, que es relativamente más ligero, se está formando poco a poco. Se está preparando el escenario de un planeta que algún día podrá albergar vida.

57:7.6 (659.5) La atmósfera primitiva del planeta evoluciona lentamente; en ese momento contiene algo de vapor de agua, monóxido de carbono, dióxido de carbono y cloruro de hidrógeno, pero hay poco o nada de nitrógeno libre o de oxígeno libre. La atmósfera de un mundo en la edad volcánica presenta un extraño espectáculo. Además de los gases enumerados, está muy cargada de numerosos gases volcánicos y con el desarrollo del cinturón de aire, también de los productos de combustión de las densas lluvias de meteoritos que se precipitan constantemente sobre la superficie del planeta. Esta combustión meteorítica mantiene el oxígeno atmosférico muy cerca del agotamiento, y los meteoritos siguen bombardeando a un ritmo enorme.

57:7.7 (659.6) Pronto la atmósfera se volvió más estable y se enfrió lo suficiente como para provocar precipitaciones de lluvia sobre la superficie rocosa caliente del planeta. Durante miles de años Urantia estuvo envuelto en un gran manto continuo de vapor. Y durante esas edades el sol no brilló nunca sobre la superficie del planeta.

57:7.8 (659.7) Gran parte del carbono de la atmósfera se sustrajo para formar los carbonatos de los varios metales que abundaban en las capas superficiales del planeta. Más adelante, la prolífica flora primitiva consumió cantidades mucho mayores de estos gases carbónicos.

57:7.9 (660.1) Incluso en los periodos posteriores, los continuos flujos de lava y las caídas de meteoritos agotaban casi por completo el oxígeno del aire. Ni siquiera los primeros depósitos del océano primitivo, ya próximo a aparecer, contienen piedras coloreadas ni esquistos. Tras la aparición de este océano no hubo prácticamente oxígeno libre en la atmósfera durante mucho tiempo y no apareció en cantidades significativas hasta que fue generado más tarde por las algas marinas y otras formas de vida vegetal.

57:7.10 (660.2) La atmósfera planetaria primitiva de la edad volcánica ofrece poca protección contra los impactos de las colisiones de las nubes meteoríticas. Millones y millones de meteoritos son capaces de penetrar ese cinturón de aire para estrellarse contra la corteza planetaria en forma de cuerpos sólidos. Pero con el paso del tiempo, cada vez son menos los que tienen tamaño suficiente para superar el escudo de fricción cada vez más resistente de la atmósfera enriquecida en oxígeno de las eras posteriores.

8. La estabilización de la corteza La edad de los terremotos El océano mundial y el primer continente

57:8.1 (660.3) Hace 1 000 000 000 de años comienza la historia de Urantia propiamente dicha. El planeta había alcanzado un tamaño aproximado al de hoy en día. Por esa época fue inscrito en los registros físicos de Nebadon y se le dio el nombre de Urantia.

57:8.2 (660.4) La atmósfera y la incesante precipitación de humedad facilitaron el enfriamiento de la corteza terrestre. La acción volcánica pronto equilibró la presión calorífica interna y la contracción de la corteza. A medida que progresaba esa época de ajuste y enfriamiento de la corteza, los volcanes disminuyeron rápidamente e hicieron su aparición los terremotos.

57:8.3 (660.5) La historia geológica real de Urantia empieza cuando la corteza del planeta se enfría lo suficiente como para provocar la formación del primer océano. La condensación del vapor de agua sobre la superficie terrestre en proceso de enfriamiento, una vez iniciada, continuó hasta hacerse prácticamente completa. Al final de este periodo ese océano ocupaba el mundo entero y cubría todo el planeta con una profundidad media de más de kilómetro y medio. El funcionamiento de las mareas era muy parecido al de hoy, pero este océano primitivo no era salado; era como una envoltura de agua dulce que cubría el mundo. En aquellos tiempos casi todo el cloro estaba combinado con diversos metales, pero había suficiente cloro unido al hidrógeno para hacer que esta agua fuera ligeramente ácida.

57:8.4 (660.6) Al comienzo de esta era lejana hay que considerar a Urantia como un planeta envuelto en agua. Más tarde, corrientes de lava más profundas y por lo tanto más densas irrumpieron al fondo de lo que es ahora el océano Pacífico, y esta parte de la superficie cubierta de agua se deprimió considerablemente. La primera masa de tierra continental emergió de este océano mundial como ajuste compensatorio del equilibrio de la corteza terrestre que se iba espesando gradualmente.

57:8.5 (660.7) Hace 950 000 000 de años Urantia presenta la imagen de un gran continente de tierra y una gran extensión de agua, el océano Pacífico. Los volcanes siguen siendo habituales y los terremotos frecuentes e intensos. Los meteoritos siguen bombardeando el planeta, aunque están disminuyendo tanto en frecuencia como en tamaño. La atmósfera se va despejando, pero la cantidad de dióxido de carbono sigue siendo alta. La corteza terrestre se estabiliza gradualmente.

57:8.6 (660.8) Fue más o menos por esta época cuando Urantia fue asignado al sistema de Satania para su administración planetaria e inscrito en el registro de vida de Norlatiadek. Empezó entonces el reconocimiento administrativo de la pequeña e insignificante esfera que estaba destinada a ser el planeta donde Miguel acometería posteriormente su formidable empresa de otorgamiento como mortal y viviría las experiencias que han hecho que Urantia sea conocido localmente desde entonces como «el mundo de la cruz».

57:8.7 (661.1) Hace 900 000 000 de años llegó a Urantia la primera partida de exploración de Satania enviada desde Jerusem para examinar el planeta y hacer un informe sobre su adecuación como puesto de experimentación con la vida. Esta comisión estaba formada por veinticuatro miembros, entre ellos Portadores de Vida, Hijos Lanonandek, Melquisedec, serafines y otros órdenes de vida celestial relacionados con los primeros tiempos de la organización y administración de los planetas.

57:8.8 (661.2) Tras inspeccionar a fondo el planeta, la comisión volvió a Jerusem e informó favorablemente al Soberano del Sistema recomendando la inscripción de Urantia en el registro de experimentación con la vida. Vuestro mundo fue registrado así en Jerusem como planeta decimal y se notificó a los Portadores de Vida que se les concedería permiso para instituir nuevos patrones de movilización mecánica, química y eléctrica en el momento de su llegada posterior con el mandato de trasplantar e implantar la vida.

57:8.9 (661.3) A su debido tiempo, la comisión mixta de los doce de Jerusem formuló las disposiciones para la ocupación del planeta, que fueron aprobadas por la comisión planetaria de los setenta en Edentia. Estos planes propuestos por los consejeros consultivos de los Portadores de Vida fueron definitivamente aceptados en Salvington. Poco tiempo después, las difusiones de Nebadon transmitieron la noticia de que Urantia se convertiría en el escenario donde los Portadores de Vida llevarían a cabo el sexagésimo experimento realizado en Satania con objeto de ampliar y mejorar el tipo correspondiente a Satania de los patrones de vida de Nebadon.

57:8.10 (661.4) Poco después de que Urantia fuera reconocido por primera vez en las difusiones del universo para todo Nebadon, le fue concedido su estatus pleno en este universo. Más adelante fue inscrito en los registros de los planetas sede del sector mayor y el sector menor del superuniverso, y antes del final de esta edad ya formaba parte del registro de Uversa de vida planetaria.

57:8.11 (661.5) Toda esta edad estuvo caracterizada por tormentas frecuentes y violentas. La primera corteza del planeta estaba en un estado de cambio continuo. El enfriamiento de la superficie alternaba con inmensos flujos de lava. En ninguna parte de la superficie del mundo se puede encontrar nada de su corteza planetaria original. Toda ella se ha mezclado demasiadas veces con extrusiones de lava procedente de las profundidades y depósitos posteriores del primer océano mundial.

57:8.12 (661.6) En ninguna parte de la superficie del mundo se podrán encontrar más restos modificados de esas antiguas rocas preoceánicas que en el nordeste de Canadá, alrededor de la bahía de Hudson. Esta extensa elevación granítica se compone de piedra que pertenece a las edades preoceánicas. Estas capas de roca han sido calentadas, dobladas, retorcidas y arrugadas, y han pasado una y otra vez por esas experiencias metamórficas y deformadoras.

57:8.13 (661.7) A lo largo de todas las edades oceánicas se depositaron enormes capas de roca estratificada libre de fósiles en este antiguo fondo oceánico. (La piedra caliza puede formarse por precipitación química; no toda la piedra caliza más antigua se produjo por depósitos de vida marina.) En ninguna de estas antiguas formaciones de rocas se encontrarán indicios de vida; no contienen fósiles a menos que por casualidad se hayan mezclado depósitos posteriores de las edades del agua con estas capas más antiguas anteriores a la vida.

57:8.14 (662.1) La corteza terrestre primitiva era muy inestable, pero no había proceso de formación de montañas. El planeta se contraía bajo la presión de la gravedad a medida que se formaba. Las montañas no son el resultado del hundimiento de la corteza que se enfría de una esfera en contracción sino que aparecen más tarde por la acción de la lluvia, la gravedad y la erosión.

57:8.15 (662.2) La masa de tierra continental de esta era aumentó hasta cubrir casi el diez por ciento de la superficie del planeta. Los terremotos intensos no empezaron hasta que la masa continental de tierra alcanzó un buen nivel por encima del agua, pero una vez que empezaron siguieron aumentando en frecuencia e intensidad durante largas edades. Desde hace muchos millones de años han ido disminuyendo, pero en Urantia sigue habiendo una media de quince terremotos al día.

57:8.16 (662.3) Hace 850 000 000 de años empezó la primera época real de estabilización de la corteza terrestre. La mayor parte de los metales más pesados se habían desplazado hacia el centro del globo; la corteza en vías de enfriamiento había dejado de hundirse tan extensamente como en las edades anteriores. Se había establecido un equilibrio mejor entre la extrusión de tierra y el lecho oceánico más pesado. El flujo de la capa de lava subcortical se extendía por casi todo el planeta, lo que compensaba y estabilizaba las fluctuaciones producidas por el enfriamiento, la contracción y los desplazamientos superficiales.

57:8.17 (662.4) La frecuencia y la intensidad de las erupciones volcánicas y los terremotos seguían disminuyendo. La atmósfera se despejaba de gases volcánicos y vapor de agua, pero el porcentaje de dióxido de carbono era aún alto.

57:8.18 (662.5) Las perturbaciones eléctricas iban decreciendo también en el aire y en la tierra. Los flujos de lava habían sacado a la superficie una mezcla de elementos que diversificó la corteza y aisló mejor el planeta de ciertas energías del espacio. Todo ello contribuyó mucho a facilitar el control de la energía terrestre y a regular su flujo, como se manifiesta en el funcionamiento de los polos magnéticos.

57:8.19 (662.6) Hace 800 000 000 de años se inauguró la primera gran época de predominio de la tierra, la edad del aumento de la emergencia continental.

57:8.20 (662.7) Desde que se produjo la condensación de la hidrosfera del planeta, primero como océano mundial y después como océano Pacífico, esta última masa de agua cubría las nueve décimas partes de la superficie del planeta. Los meteoritos que caían al mar se acumulaban en el fondo del océano, y los meteoritos están compuestos generalmente por materiales pesados. Los que caían en tierra se oxidaban considerablemente, luego eran desgastados por la erosión y arrastrados a las cuencas oceánicas. De este modo el fondo del océano se hacía cada vez más pesado, y a esto se sumaba el peso de una masa de agua que en algunos lugares tenía una profundidad de dieciséis kilómetros.

57:8.21 (662.8) El creciente empuje hacia abajo del océano Pacífico contribuía a empujar hacia arriba la masa continental. Europa y África empezaron a elevarse de las profundidades del Pacífico junto con las masas llamadas ahora Australia, América del Norte y del Sur y el continente de la Antártida, mientras que el lecho del océano Pacífico se hundía aún más en un ajuste compensatorio. Al final de este periodo casi un tercio de la superficie del planeta era de tierra, toda ella en una única masa continental.

57:8.22 (662.9) Este aumento de la elevación de las tierras trajo consigo las primeras diferencias climáticas del planeta. La elevación del terreno, las nubes cósmicas y la influencia oceánica son los factores principales de las fluctuaciones climáticas. La espina dorsal de la masa terrestre asiática alcanzó una altura de casi quince kilómetros en el momento de máxima emergencia del terreno. Si hubiera habido mucha humedad en el aire que flotaba sobre esas regiones tan elevadas, se habrían formado enormes mantos de hielo y la edad de hielo habría llegado mucho antes. Tendrían que pasar varios cientos de millones de años antes de que se viera otra vez tanta tierra por encima del agua.

57:8.23 (663.1) Hace 750 000 000 de años empezaron a aparecer las primeras fracturas en la masa continental, como la gran grieta norte-sur que más tarde dejó entrar las aguas del océano y preparó el camino para la deriva hacia el oeste de los continentes de América del Norte y del Sur, incluyendo Groenlandia. La larga hendidura este-oeste separó África de Europa y cercenó del continente asiático las masas de tierra de Australia, las islas del Pacífico y la Antártida.

57:8.24 (663.2) Hace 700 000 000 de años Urantia se acercaba a las condiciones de madurez necesarias para mantener la vida. Seguía la deriva de la tierra continental. El océano penetraba cada vez más en la tierra como largos brazos de mar de aguas poco profundas que formaban esas bahías resguardadas tan adecuadas como hábitat para la vida marina.

57:8.25 (663.3) Hace 650 000 000 de años se produjo una separación aún mayor de las masas de tierra y, en consecuencia, una nueva expansión de los mares continentales. Esas aguas estaban llegando rápidamente al grado de salinidad indispensable para la vida en Urantia.

57:8.26 (663.4) Fueron esos mares y sus sucesores los que establecieron los archivos de la vida de Urantia tal como se descubrieron posteriormente en sus páginas de piedra bien conservadas, volumen tras volumen, a medida que una era sucedía a otra y de una edad nacía la siguiente. Esos mares interiores de antaño fueron en verdad la cuna de la evolución.

57:8.27 (663.5) [Presentado por un Portador de Vida, miembro del Cuerpo de Urantia original y ahora observador residente.]

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