El legado duradero de dos grandes maestros

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Claire Mylanus
Henk y Baukje Begemann
Henk y Baukje Begemann

De Claire Mylanus, fideicomisaria asociada emérita, Bretaña (Francia)

Nota de la redacción: los traductores de El libro de Urantia suelen servir como anfitriones ejemplares de grupos de estudio, y Henry «Henk» Begemann no fue una excepción. Henk y su equipo trabajó durante muchos años traduciendo El libro de Urantia al holandés. Su hija Nienke Begemann-Brugman ocupó el cargo de traductora-jefe tras el fallecimiento de su padre en 1990. Lean más sobre los Begemann y la traducción al holandés aquí: https://www.urantia.org/news/1998-05/het-urantia-boek-dutch-translation

¿Qué es un gran maestro? El libro de Urantia nos dice que Jesús era «un educador y hermano mayor sabio, paciente, comprensivo y eficaz» 124:5.6 (1373.6). Esta descripción de Jesús se podría aplicar también a mis maestros: Henk y Baukje Begemann.

Eran holandeses, y nos conocimos en 1978. Estudié con ellos hasta 1987, y después seguí con Baukje tras el fallecimiento de Henk. Fue una bendición que durara más de 15 años.

Yo vivía en los Países Bajos en 1976 cuando descubrí El libro de Urantia. Me encontré con un libro llamado Life and Teachings of the Masters of the Far East (Vida y enseñanzas de los maestros del Lejano Oriente), de Jacques Weiss (como La Vie des Maîtres) bajo el seudónimo de Louis Colombelle. Al final del libro había una nota que mencionaba El libro de Urantia. Resultó que Jacques Weiss fue el traductor al francés de El libro de Urantia, publicado como Le Livre d’Urantia en 1961.

Primero compré la traducción al francés de El libro de Urantia, y más tarde el inglés original. Dos años después empecé a asistir al grupo de estudio de Henk y Baukje. Su grupo de estudio era fantástico porque abarcaba dos métodos diferentes usados por dos personalidades muy distintas.

Henk era paciente, agudo e ingenioso. Prefería estudiar el libro en profundidad. Nos enseñaba a usar la mente para comprender los conceptos del libro y desarrollar ideas. Tenía un respeto profundo por la jerarquía universal y nos ayudaba a reconocer y visualizar los diferentes niveles del universo. Uno de sus temas favoritos era el patrón del universo en todos los niveles.

Llamaba nuestra atención sobre cómo estaban escritos los documentos, la elección de las palabras y la manera en que los párrafos estaban organizados por los verdaderos maestros: los reveladores. El texto estaba coherentemente bien pensado y tejido de una manera y un contexto concretos.

Fue providencial que las circunstancias de la vida y las ángeles los pusieran en mi camino. ¡No puedo estar más agradecida!

Baukje era su contrapunto. Siempre preguntaba: «Y ahora, ¿qué haces con esto en tu vida diaria?». Nos hacía regresar al hecho de que teníamos que aplicar lo aprendido en nuestra vida material. Por ejemplo, me aconsejaba que llevara BELLEZA a mi vida de todas las formas posibles: elegir, si era posible, un entorno bello. Baukje lo aplicaba a ella misma. Se cuidaba mucho y estaba impecablemente arreglada. Decoraba la mesa del estudio con flores frescas. Servía café en tazas de porcelana junto con las famosas galletas de avena que horneaba para cada reunión. Sus esfuerzos impartían sentimientos de belleza y armonía, lo que a su vez llevaba a la serenidad.

Aquellos dos maestros eran complementarios. Su grupo de estudio tenía estructura y calidad, que es lo que se puede esperar de un grupo facilitado por traductores de El libro de Urantia. Pienso en ellos como los mejores maestros que se podría tener. De hecho, los Begemann impactaron en mi vida de muchas maneras. Baukje se convirtió en mi madre espiritual y me daba consejos mientras estaba en medio de un divorcio. Me esforcé en seguir su enfoque educativo en mis grupos de estudio personales y desarrollé mi propia técnica. Fue en ese mismo grupo de estudio con Baukje donde conocí a mi futuro marido, a mi propio Henk, en 1996.

También me ayudó estudiar El libro de Urantia en su idioma original. Se convirtió en una ventaja cuando, años más tarde, me convertí en miembro del equipo de la revisión más reciente de la traducción al francés.

Después de que Henk Mylanus y yo nos casáramos nos mudamos a la isla de Malta, donde Henk ya había creado un grupo de estudio. Pusimos en práctica todo lo que habíamos aprendido de los Begemann como pareja de enseñantes, y consagramos nuestro tiempo al grupo de estudio maltés durante unos años, y seguimos haciéndolo incluso ahora, de vuelta en Francia.

Fue providencial que las circunstancias de la vida y las ángeles los pusieran en mi camino. ¡No puedo estar más agradecida!

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