¿Tranquilo?
¿Tranquilo?
Evett Twyford, Illinois (EEUU)
Nuestros días a menudo están llenos de actividades necesarias: familia, trabajo, juegos. Parece que estamos bombardeados con el estruendo de lo multimedia (que nos distrae) y que se supone que nos mantiene “informados”. Sí, hay mucho de lo que ser consciente y con lo que permanecer alerta. Sí, gente muy, muy ocupada (y un planeta muy, muy ocupado)
“Urantia se estremece actualmente al borde mismo de una de sus épocas más asombrosas y apasionantes de reajuste social, de reanimación moral y de iluminación espiritual” (2082.7) 195:9.2.
A medida que esta época asombrosa se despliega ante nosotros, con su energía intensificada, se me hace evidente que debemos buscar con determinación lo que parece esquivo: la calma, la tranquilidad.
Esta quietud (esta “tranquilidad”) es esencial para nuestro crecimiento personal. “La meditación tranquila…” (1509.1) 136:0.1, “a orar…en medio de los tranquilos contornos…” (1620.12) 144:3.14, “…paz, permaneced tranquilos…” (1695.1) 151:5.5, “…un periodo de tranquilidad y descanso…” (1734.5) 156:1.3. Además, nuestra misión como estudiantes e instructores de la verdad, la belleza y la bondad que abrazamos tiernamente en las enseñanzas de El libro de Urantia, es hacer las cosas de manera tranquila.
Se nos recuerda esto repetidamente, como se muestra en los siguientes extractos: “El plan del Maestro de enviarlos a trabajar de una manera tranquila y personal…” (1540.3) 138:2.10, “…dedicarse a los asuntos de su Padre de la manera más discreta y menos espectacular…” (1543.3) 138:6.5, “Jesús había proyectado una tranquila campaña misionera…” (1543.4) 138:7.1, “…meses de trabajo apacible… una gran prueba para los apóstoles” (1546.4) 138:9.2, “Sus esfuerzos fueron principalmente de naturaleza más tranquila y personal…” (1595.3) 141:8.2, “…efectuar algún trabajo discreto…” (1617.3) 144:0.3.
A medida que contemplamos el despliegue de la vida en Urantia, esforcémonos por alcanzar y abrazar la influencia tranquilizante y próspera del Tranquilo. ¡Que Dios les bendiga!