Documento 94 - Las enseñanzas de Melquisedec en Oriente

   
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El libro de Urantia

Documento 94

Las enseñanzas de Melquisedec en Oriente

94:0.1 (1027.1) LOS primeros maestros de la religión de Salem penetraron hasta las tribus más remotas de África y Eurasia predicando incansablemente el evangelio de Maquiventa y enseñando que el hombre debía pagar un solo precio por obtener el favor divino: su fe y su confianza en el Dios único y universal. La alianza de Melquisedec con Abraham fue el patrón de toda la primera propaganda que salió de Salem y de otros centros. Ninguna religión de Urantia ha tenido nunca misioneros más entusiastas y dinámicos que aquellos nobles hombres y mujeres que llevaron las enseñanzas de Melquisedec por todo el hemisferio oriental. Esos misioneros fueron reclutados entre muchos pueblos y razas, y difundieron casi siempre sus enseñanzas a través de los conversos nativos. Establecieron centros de formación en diferentes partes del mundo donde enseñaban la religión de Salem a los nativos, y luego encargaban a estos alumnos que ejercieran como maestros de su propio pueblo.

1. Las enseñanzas de Salem en la India védica

94:1.1 (1027.2) En tiempos de Melquisedec la India era un país cosmopolita que acababa de caer bajo el dominio político y religioso de los invasores ario-anditas procedentes del norte y el oeste. Para entonces los arios solo habían penetrado en profundidad por el norte y el oeste de la península. Estos védicos recién llegados traían consigo sus muchas deidades tribales. Sus formas religiosas de culto cumplían estrictamente las prácticas ceremoniales de sus primeros antepasados anditas en el sentido de que el padre seguía ejerciendo como sacerdote y la madre como sacerdotisa, y el fogón familiar se seguía utilizando como altar.

94:1.2 (1027.3) El culto védico estaba entonces en proceso de crecimiento y metamorfosis bajo la dirección de la casta de los brahmanes; estos sacerdotes maestros estaban asumiendo gradualmente el control sobre el creciente ritual de culto. La amalgamación de las treinta y tres deidades arias anteriores estaba bien avanzada cuando los misioneros de Salem penetraron en el norte de la India.

94:1.3 (1027.4) El politeísmo de estos arios era una degeneración de su monoteísmo anterior debida a su fragmentación en unidades tribales donde cada tribu veneraba a su propio dios. En los primeros siglos del segundo milenio antes de Cristo esta evolución recesiva del monoteísmo trinitario original de la Mesopotamia andita estaba experimentando un nuevo proceso de síntesis. Los múltiples dioses estaban organizados en un panteón bajo el liderazgo trino de Dyaus Pitar, señor de los cielos, Indra, el tempestuoso señor de la atmósfera, y el tricéfalo Agni, dios del fuego, señor de la tierra y símbolo vestigial de un concepto anterior de la Trinidad.

94:1.4 (1027.5) Un desarrollo claramente henoteísta estaba preparando el terreno para un monoteísmo evolucionado. Agni, la deidad más antigua, era exaltado con frecuencia como el padre-jefe de todo el panteón. El principio de la deidad padre, llamado unas veces Prayápati y otras Brahma, quedó sumergido en la batalla teológica que los sacerdotes brahmánicos libraron más tarde con los maestros de Salem. El Brahmán era concebido como el principio de divinidad-energía que activaba todo el panteón védico.

94:1.5 (1028.1) Los misioneros de Salem predicaban el Dios único de Melquisedec, el Altísimo del cielo. Esta descripción no discordaba del todo con el concepto emergente del Padre-Brahma como fuente de todos los dioses, pero la doctrina de Salem no era ritualista; por eso iba directamente en contra de los dogmas, las tradiciones y las enseñanzas del clero brahmánico. Los sacerdotes brahmánicos no quisieron aceptar nunca las enseñanzas de Salem de la salvación por la fe, del favor de Dios obtenido sin prácticas rituales ni ceremonias de sacrificio.

94:1.6 (1028.2) El rechazo del evangelio de Melquisedec de confianza en Dios y salvación por la fe constituyó un punto de inflexión de importancia capital para la India. Los misioneros de Salem habían contribuido mucho a desautorizar las creencias en todos los antiguos dioses védicos, pero los líderes, los sacerdotes del vedismo, se negaron a aceptar la doctrina de Melquisedec de un solo Dios y una simple y única fe.

94:1.7 (1028.3) Los brahmanes filtraron los escritos sagrados de su tiempo en un esfuerzo por combatir a los maestros de Salem, y esta compilación, revisada más tarde, ha llegado hasta los tiempos modernos como el Rigveda, uno de los libros sagrados más antiguos. Fue seguido por los Vedas segundo, tercero y cuarto, a medida que los brahmanes intentaban cristalizar, formalizar y fijar sus rituales de culto y sacrificio para las gentes de aquellos días. En su mejor faceta, estos escritos equivalen a cualquier otro compendio de este tipo en cuanto a la belleza de sus conceptos y la verdad de sus percepciones. Pero esta religión superior se fue contaminando con los miles y miles de supersticiones, cultos y rituales del sur de la India y transformando gradualmente en el sistema teológico más variopinto de la historia del hombre mortal. El estudio de los Vedas muestra algunos de los conceptos más altos de la Deidad que se hayan elaborado jamás conviviendo con algunos de los más degradados.

2. El brahmanismo

94:2.1 (1028.4) A medida que los misioneros de Salem fueron penetrando en el Decán dravídico hacia el sur, se encontraron con una estructura de castas cada vez más predominante. Era el sistema diseñado por los arios para intentar conservar su identidad racial frente a la marea creciente de los pueblos sangik secundarios. Puesto que la casta de los sacerdotes brahmánicos era la esencia misma del sistema, este orden social retrasó considerablemente el progreso de los maestros de Salem. El régimen de castas no pudo salvar a la raza aria, solo consiguió perpetuar a los brahmanes, y estos a su vez han mantenido su hegemonía religiosa en la India hasta el día de hoy.

94:2.2 (1028.5) Al debilitarse el vedismo como consecuencia de su rechazo de las verdades más altas, el culto de los arios quedó sometido a las crecientes incursiones procedentes del Decán. En un esfuerzo desesperado por contener la marea de extinción racial y obliteración religiosa, la casta brahmánica trató de exaltarse por encima de todo lo demás. Enseñaron que el sacrificio a la deidad era en sí mismo plenamente eficaz y de potencia irresistible. Proclamaron que, de los dos principios divinos esenciales del universo, uno era el Brahmán, la deidad, y el otro era el sacerdocio brahmánico. En ningún otro pueblo de Urantia se han atrevido los sacerdotes a exaltarse incluso por encima de sus dioses, a atribuirse los honores debidos a sus dioses. Pero exageraron tan absurdamente sus presuntuosas reivindicaciones que todo su precario sistema se derrumbó ante los cultos degradantes que afluían a raudales desde las civilizaciones vecinas menos avanzadas. El propio e inmenso sacerdocio védico decayó y se hundió bajo la negra avalancha de inercia y pesimismo que su propia presunción egoísta e insensata había provocado en toda la India.

94:2.3 (1029.1) La concentración excesiva en el yo condujo inevitablemente a temer la perpetuación no evolutiva del yo en un ciclo sin fin de encarnaciones sucesivas como hombre, animal o mala hierba. De todas las creencias contaminantes que podrían haberse adherido a lo que pudo haber sido un monoteísmo emergente, ninguna fue tan embrutecedora como esta creencia en la trasmigración —la doctrina de la reencarnación de las almas— procedente del Decán dravídico. Esta creencia en una serie monótona y deprimente de transmigraciones repetidas privó a los mortales luchadores de su esperanza largamente acariciada de encontrar en la muerte la liberación y el avance espiritual que habían formado parte de la fe védica anterior.

94:2.4 (1029.2) Esta enseñanza filosóficamente debilitante fue seguida pronto por la invención de la doctrina de escapar eternamente del yo sumergiéndose en el descanso y la paz universales de la unión absoluta con el Brahmán, la sobrealma de toda la creación. Los deseos y las ambiciones de los mortales quedaron efectivamente neutralizados y prácticamente destruidos. Las mejores mentes de la India llevan más de dos mil años intentando liberarse de todo deseo, y así quedó abierta de par en par la puerta por la que entraran los cultos y las enseñanzas posteriores que han encadenado prácticamente el alma de muchas gentes hindúes a la desesperanza espiritual. De todas las civilizaciones, la ario-védica fue la que pagó el precio más terrible por su rechazo del evangelio de Salem.

94:2.5 (1029.3) Las castas por sí solas no podían perpetuar el sistema religioso cultural ario, y a medida que las religiones inferiores del Decán permeaban el norte, se desarrolló una edad de desesperanza y desconsuelo. Fue durante aquellos tiempos oscuros cuando surgió el culto de no quitar la vida a ninguna criatura, y ha perdurado desde entonces. Muchos de los nuevos cultos eran francamente ateos, pues afirmaban que la salvación, en la medida en que era alcanzable, solo podía resultar del propio esfuerzo del hombre sin ayuda alguna. A pesar de todo, en buena parte de esta desafortunada filosofía afloran vestigios distorsionados de las enseñanzas de Melquisedec e incluso de Adán.

94:2.6 (1029.4) En esa época se compilaron las escrituras más recientes de la fe hindú, las Brahmanas y las Upanishad. Después de haber rechazado las enseñanzas de una religión personal basada en la experiencia personal de fe en el Dios único, y al verse contaminado por la marea de cultos y credos degradantes y debilitantes del Decán, con sus antropomorfismos y reencarnaciones, el clero brahmánico protagonizó una violenta reacción contra estas creencias adulteradas; hubo un esfuerzo claro por buscar y encontrar la realidad verdadera. Los brahmanes se propusieron desantropomorfizar el concepto indio de la deidad, pero al hacerlo cayeron en el grave error de despersonalizar el concepto de Dios. Y así terminaron adoptando, no un ideal elevado y espiritual del Padre del Paraíso, sino la idea distante y metafísica de un Absoluto que todo lo abarca.

94:2.7 (1029.5) Los brahmanes habían rechazado al Dios único de Melquisedec movidos por su deseo de autopreservación, y se encontraban ahora con la hipótesis del Brahmán, ese yo filosófico indefinido e ilusorio, ese ello impersonal e impotente que ha dejado la vida espiritual de la India postrada y desamparada desde ese día desafortunado hasta el siglo veinte.

94:2.8 (1029.6) El budismo surgió en la India en la época en que se escribieron los Upanishad, pero a pesar de mil años de éxito no pudo competir con el hinduismo más tardío. A pesar de su moralidad superior, su representación inicial de Dios era aún menos nítida que la del hinduismo, que al menos disponía de deidades secundarias de tipo personal. El budismo terminó cediendo en el norte de la India ante la arremetida de un islam militante con su concepto bien definido de Alá como Dios supremo del universo.

3. La filosofía brahmánica

94:3.1 (1030.1) Aunque la fase más alta del brahmanismo apenas fue una religión, fue sin duda una de las más nobles incursiones de la mente mortal en los dominios de la filosofía y la metafísica. Una vez que se encaminó a descubrir la realidad final, la mente india no se detuvo hasta haber especulado sobre casi todos los aspectos de la teología a excepción del concepto dual esencial de la religión: la existencia del Padre Universal de todas las criaturas del universo y el hecho de la experiencia ascendente en el universo de esas criaturas en su esfuerzo por alcanzar al Padre eterno, que les ha ordenado que sean perfectas como él es perfecto.

94:3.2 (1030.2) En el concepto del Brahmán las mentes de aquel tiempo captaron verdaderamente la idea de un Absoluto que lo permea todo, pues este postulado se identificaba al mismo tiempo como energía creativa y como reacción cósmica. Se consideraba que el Brahmán estaba más allá de toda definición, que solo podía ser comprendido por la negación sucesiva de todas las cualidades finitas. Es indudable que creían en un ser absoluto, incluso infinito, pero era un concepto desprovisto casi por completo de los atributos de la personalidad y por lo tanto no experimentable por personas religiosas individuales.

94:3.3 (1030.3) El Brahmán-Narayana se concibió como el Absoluto, el ELLO ES infinito, la potencia creativa primordial del cosmos potencial, el Yo Universal que existe estático y potencial por toda la eternidad. Si los filósofos de aquellos días hubieran sido capaces de dar el siguiente paso en la concepción de la deidad, si hubieran sido capaces de concebir al Brahmán como asociativo y creativo, como una personalidad alcanzable por los seres creados y en evolución, dicha enseñanza se podría haber convertido en el retrato más avanzado de la Deidad en Urantia, puesto que habría abarcado los cinco primeros niveles de la función total de deidad, y podría quizá haber imaginado los dos restantes.

94:3.4 (1030.4) En ciertos aspectos, el concepto de la Sobrealma Universal Única como la suma total de las existencias de todas las criaturas condujo a los filósofos indios muy cerca de la verdad del Ser Supremo, pero esta verdad no les sirvió de nada porque no consiguieron desarrollar una vía de acceso personal razonable o racional para alcanzar su meta monoteísta teórica del Brahmán-Narayana.

94:3.5 (1030.5) El principio kármico de la continuidad causal está también muy cerca de la verdad de la síntesis repercusiva de todas las acciones del espacio-tiempo en la presencia de Deidad del Supremo. Pero este postulado nunca contempló que la persona religiosa individual pueda lograr personalmente a la Deidad y alcanzar su nivel, solo prevé la absorción última de toda personalidad por la Sobrealma Universal.

94:3.6 (1030.6) Por otra parte, la filosofía del brahmanismo estuvo muy cerca de caer en la cuenta del morar interior de los Ajustadores del Pensamiento, pero esta percepción quedó distorsionada por una concepción errónea de la verdad. La enseñanza de que el alma es el morar interior del Brahmán habría preparado el terreno para una religión avanzada si este concepto no hubiera sido totalmente adulterado por la creencia de que no existe ninguna individualidad humana fuera de este morar interior del Uno Universal.

94:3.7 (1030.7) En la doctrina de la fusión del alma-yo con la Sobrealma, los teólogos de la India no contemplaron la supervivencia de algo humano, algo nuevo y único, algo nacido de la unión de la voluntad del hombre y la voluntad de Dios. La enseñanza sobre el regreso del alma al Brahmán es muy paralela a la verdad del regreso del Ajustador al seno del Padre Universal, pero hay algo que también sobrevive y que es distinto del Ajustador: el homólogo morontial de la personalidad del mortal. Este concepto esencial estuvo fatalmente ausente de la filosofía brahmánica.

94:3.8 (1031.1) La filosofía brahmánica se ha aproximado a muchos de los hechos del universo y se ha acercado a numerosas verdades cósmicas, pero ha caído con demasiada frecuencia en el error de no diferenciar entre los varios niveles de la realidad, como son el absoluto, el trascendental y el finito. No ha sabido tener en cuenta que lo que puede ser finito o ilusorio en un nivel absoluto puede ser absolutamente real en el nivel finito. Y tampoco ha sabido reconocer la personalidad esencial del Padre Universal, con quien se puede establecer contacto personal en todos los niveles, desde la experiencia limitada de la criatura evolutiva con Dios hasta la experiencia ilimitada del Hijo Eterno con el Padre del Paraíso.

4. La religión hindú

94:4.1 (1031.2) Con el paso de los siglos el pueblo llano de la India volvió en parte a los antiguos ritos de los Vedas tal como habían quedado modificados por las enseñanzas de los misioneros de Melquisedec y cristalizados por el clero brahmánico posterior. Esta religión, la más antigua y cosmopolita del mundo, experimentó nuevos cambios en respuesta al budismo y al jainismo, y más tarde a las influencias del mahometismo y el cristianismo. Pero para cuando llegaron las enseñanzas de Jesús, estaban ya tan occidentalizadas que eran una «religión del hombre blanco», y por lo tanto extraña y ajena a la mentalidad hindú.

94:4.2 (1031.3) La presente teología hindú describe cuatro niveles descendentes de deidad y divinidad:

94:4.3 (1031.4) 1. El Brahmán, el Absoluto, el Uno Infinito, el ELLO ES.

94:4.4 (1031.5) 2. La Trimurti, la trinidad suprema del hinduismo. Brahma, el primer miembro de esta asociación, es concebido como autocreado a partir del Brahmán o la infinitud. Si no fuera por su estrecha identificación con el Uno Infinito panteísta, Brahma podría constituir el fundamento de un concepto del Padre Universal. A Brahma se le identifica también con el destino.

94:4.5 (1031.6) La adoración al segundo y al tercer miembro, Siva y Visnú, surgió en el primer milenio después de Cristo. Siva es el señor de la vida y la muerte, el dios de la fertilidad y el amo de la destrucción. Se cree que Visnú se encarna periódicamente en forma humana, de ahí su gran popularidad, pues se hace real y viviente en la imaginación de los indios. Algunos consideran a Siva y Visnú supremos sobre todo.

94:4.6 (1031.7) 3. Las deidades védicas y posvédicas. Muchos de los antiguos dioses de los arios, como Agni, Indra o Soma, han perdurado como dioses de segundo orden por detrás de los tres miembros de la Trimurti. Desde los primeros días de la India védica surgieron muchos otros dioses que han sido incorporados también al panteón hindú.

94:4.7 (1031.8) 4. Los semidioses: superhombres, semidioses, héroes, demonios, fantasmas, espíritus malignos, duendecillos, monstruos, trasgos y santos de los cultos más recientes.

94:4.8 (1031.9) A pesar de su largo fracaso en conseguir vivificar al pueblo indio, el hinduismo ha sido por lo general una religión tolerante. Ha demostrado ser la más adaptable y amorfa de todas las religiones de Urantia y ahí radica su punto fuerte. Su capacidad de cambio es casi ilimitada y su margen de ajuste, extraordinariamente amplio y flexible, abarca desde las elevadas especulaciones semimonoteístas del Brahmán intelectual hasta el fetichismo contumaz y los ritos primitivos practicados por creyentes ignorantes de las clases degradadas y deprimidas.

94:4.9 (1032.1) El hinduismo ha sobrevivido porque forma esencialmente parte inherente del tejido social básico de la India. No posee una gran jerarquía que pueda ser trastocada ni destruida; está entretejido en el patrón de vida del pueblo. Su capacidad de adaptación a los cambios es superior a la de todos los demás cultos y tiende a mostrar actitudes tolerantes de adopción hacia muchas otras religiones, como cuando afirma que Gautama Buda e incluso el mismo Cristo son encarnaciones de Visnú.

94:4.10 (1032.2) Lo que necesita la India de hoy es una representación del evangelio jesusiano: la paternidad de Dios y la filiación y consiguiente hermandad de todos los hombres, que se hace realidad personal en el ministerio de amor y el servicio social. En la India existe el marco filosófico y está implantada la estructura cultual; solo se necesita la chispa vitalizante del amor activo descrito en el evangelio original del Hijo del Hombre, pero despojado de los dogmas y las doctrinas occidentales que han tendido a hacer de la vida de otorgamiento de Miguel una religión del hombre blanco.

5. La lucha por la verdad en China

94:5.1 (1032.3) A su paso por Asia difundiendo las doctrinas del Dios Altísimo y la salvación por la fe, los misioneros de Salem absorbieron gran parte de la filosofía y el pensamiento religioso de los diversos países que atravesaron. Pero los maestros enviados por Melquisedec y sus sucesores cumplieron fielmente su misión; penetraron en todos los pueblos del continente eurasiático y llegaron a China a mediados del segundo milenio antes de Cristo. Los salemitas mantuvieron su sede durante más de cien años en Si Fuch, donde formaron maestros chinos que enseñaron en todos los dominios de la raza amarilla.

94:5.2 (1032.4) Como consecuencia directa de esta enseñanza surgió en China la forma más temprana de taoísmo, una religión muy distinta de la que hoy lleva este nombre. El primer taoísmo o prototaoísmo estaba conformado por los factores siguientes:

94:5.3 (1032.5) 1. Las enseñanzas supervivientes de Singlangton, que persistían en el concepto de Shang-ti, el Dios del Cielo. En tiempos de Singlangton el pueblo chino se hizo prácticamente monoteísta; concentraron su adoración en la Verdad Única, conocida más tarde como el Espíritu del Cielo, el regidor del universo. La raza amarilla no perdió nunca del todo este primer concepto de la Deidad, aunque en los siglos siguientes muchos dioses y espíritus de menor rango se infiltraron subrepticiamente en su religión.

94:5.4 (1032.6) 2. La religión de Salem de una Deidad Creadora Altísima dispuesta a otorgar su favor a la humanidad en respuesta a la fe del hombre. Aunque es lamentablemente cierto que cuando los misioneros de Melquisedec llegaron a las tierras de la raza amarilla su mensaje original ya se había apartado mucho de las sencillas doctrinas de Salem en tiempos de Maquiventa.

94:5.5 (1032.7) 3. El concepto del Absoluto-Brahmán de los filósofos indios unido al deseo de librarse de todo mal. La mayor influencia externa en la difusión hacia el este de la religión de Salem fue probablemente la de los maestros indios de la fe védica, que inyectaron su concepto del Brahmán —el Absoluto— en el pensamiento salvacionista de los salemitas.

94:5.6 (1033.1) Esta creencia compuesta se difundió por las tierras de las razas amarilla y morena como influencia subyacente en el pensamiento filosófico-religioso. En Japón este prototaoísmo recibió el nombre de sinto, y en ese país tan distante de la ciudad palestina de Salem las gentes supieron de la encarnación de Maquiventa Melquisedec, que moró en la tierra para que la humanidad no olvidara el nombre de Dios.

94:5.7 (1033.2) En China todas estas creencias se confundieron y combinaron más tarde con el creciente culto a los antepasados. Pero desde los tiempos de Singlangton los chinos nunca más volvieron a ser esclavos impotentes del poder sacerdotal. La raza amarilla fue la primera en romper las cadenas de la barbarie para entrar en una civilización ordenada porque fue la primera en liberarse hasta cierto punto del miedo abyecto a los dioses; no temían ni siquiera a los fantasmas de los muertos como los temían otras razas. China se estancó cuando no supo progresar más allá de su temprana emancipación de los sacerdotes y cayó en un error casi igual de calamitoso: el culto a los antepasados.

94:5.8 (1033.3) Pero los salemitas no trabajaron en vano. Los grandes filósofos chinos del siglo sexto construyeron sus enseñanzas sobre los fundamentos de su evangelio. La atmósfera moral y los sentimientos espirituales de la época de Lao-Tse y Confucio nacieron de las enseñanzas impartidas en tiempos anteriores por los misioneros de Salem.

6. Lao-Tse y Confucio

94:6.1 (1033.4) Unos seiscientos años antes de la llegada de Miguel, Melquisedec tuvo la impresión de que la pureza de sus enseñanzas en la tierra estaba en grave peligro de ser absorbida de forma generalizada por las creencias más antiguas de Urantia. Había transcurrido mucho tiempo desde el fin de su estancia en la carne y le parecía que su misión como precursor de Miguel corría el riesgo de fracasar. Por eso en el siglo sexto antes de Cristo, Urantia pudo asistir a un despliegue excepcional de verdad religiosa múltiple gracias a una coordinación poco frecuente de factores espirituales, algunos de ellos ni siquiera comprendidos por los supervisores planetarios. El evangelio de Salem fue replanteado y revitalizado por mediación de varios maestros humanos, y gran parte de lo que entonces se expuso ha perdurado hasta los tiempos de estos escritos.

94:6.2 (1033.5) Este siglo excepcional de progreso espiritual se caracterizó por grandes maestros religiosos, morales y filosóficos en todo el mundo civilizado. En China los dos maestros destacados fueron Lao-Tse y Confucio.

94:6.3 (1033.6) Lao-Tse construyó directamente sobre los conceptos de la tradición de Salem cuando declaró que el Tao era la Única Causa Primera de toda la creación. Lao era un hombre de gran visión espiritual. Enseñó que el destino eterno del hombre era «la unión sempiterna con el Tao, Dios Supremo y Rey Universal». Alcanzó una profunda comprensión de la causalidad última, pues escribió: «La unidad nace del Tao Absoluto; de la Unidad aparece la Dualidad cósmica; de esta Dualidad brota a la existencia la Trinidad, y la Trinidad es la fuente primaria de toda realidad». «Toda realidad está siempre en equilibrio entre los potenciales y los actuales del cosmos, y estos están armonizados eternamente por el espíritu de la divinidad».

94:6.4 (1033.7) Lao-Tse fue además uno de los primeros exponentes de la doctrina de devolver bien por mal: «La bondad engendra bondad, pero para alguien que es verdaderamente bueno el mal engendra también bondad».

94:6.5 (1033.8) Enseñó el regreso de la criatura al Creador e imaginó la vida como el emerger de una personalidad desde los potenciales cósmicos, mientras que la muerte era como el retorno al hogar de la personalidad de esa criatura. Su concepto de fe verdadera era poco común, y él también la comparaba con la «actitud de un niño pequeño».

94:6.6 (1034.1) Su comprensión del propósito eterno de Dios era clara, pues dijo: «La Deidad Absoluta no lucha, pero sale siempre victoriosa; no coacciona a la humanidad, pero está siempre dispuesta a responder a sus deseos verdaderos; la voluntad de Dios es eternamente paciente y su expresión es eternamente inevitable». Al hablar de la persona verdaderamente religiosa expresó así la verdad de que es más bienaventurado dar que recibir: «El hombre bueno no trata de retener la verdad para sí sino que intenta conferir esas riquezas a sus semejantes, pues eso es hacer realidad la verdad. La voluntad del Dios Absoluto siempre beneficia, nunca destruye; el propósito del verdadero creyente es actuar siempre sin coaccionar nunca».

94:6.7 (1034.2) Las enseñanzas de Lao sobre la no resistencia y la distinción que hizo entre acción y coerción se pervirtieron más tarde y se transformaron en las creencias de «no ver nada, no hacer nada y no pensar en nada». Pero Lao no enseñó nunca semejante error, aunque su exposición de la no resistencia ha contribuido sin duda a promover las preferencias pacíficas de los pueblos chinos.

94:6.8 (1034.3) Sin embargo, el taoísmo popular de la Urantia del siglo veinte tiene poco en común con los sentimientos elevados y los conceptos cósmicos del viejo filósofo que enseñó la verdad como él la percibía: la fe en el Dios Absoluto es la fuente de la energía divina que rehará el mundo y mediante la cual el hombre asciende a la unión espiritual con el Tao, la Deidad Eterna y el Creador Absoluto de los universos.

94:6.9 (1034.4) Confucio (Kung Fu-Tse) fue un contemporáneo más joven de Lao en la China del siglo sexto. Confucio basó sus doctrinas en las mejores tradiciones morales de la larga historia de la raza amarilla y estuvo algo influido también por las tradiciones supervivientes de los misioneros de Salem. Su trabajo principal consistió en compilar los dichos sabios de filósofos antiguos. Fue rechazado como maestro durante su vida, pero sus escritos y enseñanzas han ejercido desde entonces una gran influencia en China y Japón. Confucio estableció nuevos principios para los chamanes al sustituir la magia por moralidad. Pero construyó demasiado bien; hizo del orden un nuevo fetiche e instauró un respeto hacia la conducta de los antepasados, que siguen siendo venerados por los chinos en el momento de escribir esto.

94:6.10 (1034.5) La predicación de Confucio sobre la moralidad se basaba en la teoría de que el camino terrenal es la sombra deformada del camino celestial, que el verdadero patrón de la civilización temporal es la imagen reflejada del orden eterno del cielo. El concepto potencial de Dios en el confucionismo estaba casi completamente subordinado al énfasis puesto en el Camino del Cielo, el patrón del cosmos.

94:6.11 (1034.6) Las enseñanzas de Lao se han perdido para todos excepto para una minoría en Oriente, en cambio los escritos de Confucio han constituido desde entonces la base del tejido moral de la cultura de casi un tercio de los urantianos. Estos preceptos confucianos, aunque perpetuaban lo mejor del pasado, eran un tanto contrarios al mismo espíritu chino de investigación que había impulsado esos logros tan venerados. La influencia de estas doctrinas fue combatida sin éxito tanto por los esfuerzos imperiales de Tsin Chi Hoang Ti como por las enseñanzas de Mo Ti, que proclamó una hermandad fundada no en el deber ético sino en el amor a Dios. Trató de reavivar la antigua búsqueda de nuevas verdades, pero sus enseñanzas fracasaron ante la vigorosa oposición de los discípulos de Confucio.

94:6.12 (1034.7) Como muchos otros maestros espirituales y morales, tanto Confucio como Lao-Tse acabaron siendo deificados por sus seguidores durante el periodo de oscuridad espiritual que abismó a China entre la decadencia y perversión de la fe taoísta y la llegada de los misioneros budistas procedentes de la India. Durante esos siglos de declive espiritual, la religión de la raza amarilla degeneró en una teología lamentable poblada de diablos, dragones y espíritus malignos que auguraban el retroceso a los miedos de la mente mortal no esclarecida. Y así China, que en su día estuvo en cabeza de la sociedad humana por su religión avanzada, se quedó atrás por su incapacidad temporal de progresar en el verdadero camino del desarrollo de la consciencia de Dios. Esa consciencia es indispensable para el auténtico progreso, no solo del mortal individual sino también de las intrincadas y complejas civilizaciones que caracterizan el avance de la cultura y la sociedad en un planeta evolutivo del tiempo y el espacio.

7. Siddharta Gautama

94:7.1 (1035.1) Contemporáneo de Lao-Tse y Confucio en China, surgió en la India otro gran maestro de la verdad. Siddharta Gautama nació en el siglo sexto antes de Cristo al norte de la India, en la provincia de Nepal. Sus seguidores lo presentaron más tarde como hijo de un dirigente fabulosamente rico, pero era en realidad el heredero forzoso de un reyezuelo sin importancia que reinaba por consentimiento tácito en un pequeño y apartado valle montañoso del sur de los Himalayas.

94:7.2 (1035.2) Después de practicar el yoga en vano durante seis años, Gautama formuló las teorías que llegaron a ser la filosofía del budismo. Siddharta libró una lucha resuelta pero infructuosa contra el creciente sistema de castas. Había una noble sinceridad y una generosidad única en este joven príncipe profeta que atraían enormemente a sus contemporáneos. Se apartó de la práctica de buscar la salvación individual a través del dolor físico y el sufrimiento personal, y exhortó a sus seguidores a que llevaran su evangelio por todo el mundo.

94:7.3 (1035.3) Entre la confusión de cultos y los ritos extremos que se practicaban entonces en la India, las enseñanzas más sensatas y moderadas de Gautama llegaron como un bálsamo beneficioso. Denunció a los dioses, a los sacerdotes y a sus sacrificios, pero él tampoco logró percibir la personalidad del Uno Universal. Como no creía en la existencia de almas humanas individuales, luchó natural y decididamente contra la vieja y arraigada creencia en la trasmigración del alma. Hizo un noble esfuerzo por librar a los hombres del miedo, por hacer que se sintieran cómodos y en casa en el gran universo, pero no logró mostrarles el camino que conduce al hogar verdadero y superno de los mortales ascendentes —el Paraíso— y al servicio creciente de la existencia eterna.

94:7.4 (1035.4) Gautama era un verdadero profeta, y si hubiera atendido a la instrucción del ermitaño Godad, podría haber despertado a toda la India gracias a la inspiración del renacimiento del evangelio de Salem de la salvación por la fe. Godad descendía de una familia que no había perdido nunca las tradiciones de los misioneros de Melquisedec.

94:7.5 (1035.5) Gautama fundó su escuela en Benarés, y allí fue donde Bautan, uno de sus discípulos, transmitió a su maestro dos años después las tradiciones de los misioneros de Salem sobre la alianza de Melquisedec con Abraham. Aunque Siddharta no tenía un concepto muy claro del Padre Universal, adoptó una postura avanzada sobre la salvación por la fe —por la simple creencia— y así se lo manifestó a sus seguidores. Empezó a enviar a sus alumnos en grupos de sesenta a proclamar a las gentes de la India «la buena nueva de la salvación gratuita; de que todos los hombres, altos o bajos, pueden lograr la dicha mediante la fe en la rectitud y la justicia».

94:7.6 (1035.6) La esposa de Gautama creía en el evangelio de su marido y fundó una orden de monjas. Su hijo se convirtió en su sucesor y difundió mucho el culto; captó la nueva idea de la salvación por la fe, pero en sus últimos años tuvo dudas sobre la doctrina del evangelio de Salem que prometía el favor divino a cambio únicamente de la fe. Las últimas palabras que pronunció antes de morir fueron: «Elaborad vuestra propia salvación».

94:7.7 (1036.1) En su mejor manifestación, el evangelio de Gautama de salvación universal libre de sacrificios, torturas, rituales y sacerdotes fue una doctrina asombrosa y revolucionaria para su tiempo. Estuvo cerquísima de convertirse en un renacimiento del evangelio de Salem. Vino en auxilio de millones de almas desesperadas, y a pesar de haberse visto absurdamente deformado en los siglos posteriores, sigue siendo la esperanza de millones de seres humanos.

94:7.8 (1036.2) Siddharta enseñó muchas más verdades de las que han sobrevivido en los cultos modernos que llevan su nombre. El budismo moderno es a las enseñanzas de Siddharta Gautama lo que el cristianismo a las enseñanzas de Jesús de Nazaret.

8. La fe budista

94:8.1 (1036.3) Para convertirse en budista bastaba con hacer profesión pública de fe recitando el refugio: «Me refugio en el Buda; me refugio en la Doctrina; me refugio en la Hermandad».

94:8.2 (1036.4) El budismo tuvo su origen en una persona histórica, no en un mito. Los seguidores de Gautama le llamaban Sasta, que significa maestro o instructor. A pesar de que no tuvo pretensiones sobrehumanas ni para sí mismo ni para sus enseñanzas, sus discípulos empezaron pronto a llamarle el iluminado, el Buda, y más tarde, Buda Sakyamuni.

94:8.3 (1036.5) El evangelio original de Gautama estaba basado en las cuatro nobles verdades:

94:8.4 (1036.6) 1. Las nobles verdades del sufrimiento.

94:8.5 (1036.7) 2. Los orígenes del sufrimiento.

94:8.6 (1036.8) 3. La destrucción del sufrimiento.

94:8.7 (1036.9) 4. El camino hacia la destrucción del sufrimiento.

94:8.8 (1036.10) La filosofía del Óctuple Sendero estaba estrechamente vinculada a la doctrina del sufrimiento y la manera de evitarlo: opiniones correctas, aspiraciones correctas, palabras correctas, conducta correcta, sustento correcto, esfuerzo correcto, atención plena y contemplación correcta. La intención de Gautama no era destruir todo esfuerzo, deseo y afecto para huir del sufrimiento; su enseñanza buscaba más bien explicar a los hombres mortales la futilidad de poner todas sus esperanzas y aspiraciones en metas temporales y objetivos materiales. No es que desaconsejara el amor a los semejantes sino que intentaba inducir al verdadero creyente a mirar también más allá de las relaciones de este mundo material hacia las realidades del futuro eterno.

94:8.9 (1036.11) Los mandamientos morales de la predicación de Gautama eran cinco:

94:8.10 (1036.12) 1. No matarás.

94:8.11 (1036.13) 2. No robarás.

94:8.12 (1036.14) 3. No serás incasto.

94:8.13 (1036.15) 4. No mentirás.

94:8.14 (1036.16) 5. No tomarás bebidas alcohólicas.

94:8.15 (1036.17) Había varios mandamientos adicionales o secundarios cuya observancia era opcional para los creyentes.

94:8.16 (1036.18) Siddharta apenas creía en la inmortalidad de la personalidad humana; su filosofía solo contemplaba una especie de continuidad funcional. Nunca llegó a definir claramente qué era lo que se proponía incluir en la doctrina del nirvana. El hecho de que se pudiera teóricamente experimentar durante la existencia mortal indicaría que no era visto como un estado de aniquilación completa. Implicaba una condición de iluminación suprema y dicha celestial en la que se habían roto todas las cadenas que atan al hombre al mundo material; era un estado de liberación de los deseos de la vida mortal sin ningún peligro de tener que experimentar nunca más una encarnación.

94:8.17 (1037.1) Según las enseñanzas originales de Gautama, la salvación se consigue mediante el esfuerzo humano con independencia de la ayuda divina; no hay lugar ni para la fe salvadora ni para oraciones a poderes sobrehumanos. En su intento por minimizar las supersticiones de la India, Gautama procuró apartar a los hombres de las descaradas propuestas de salvación ofrecidas por la magia. Pero al hacer este esfuerzo abrió la puerta de par en par a que sus sucesores malinterpretaran sus enseñanzas y proclamaran que toda lucha humana por lograr algo es desagradable y dolorosa. Sus seguidores pasaron por alto el hecho de que la felicidad más alta está unida a la búsqueda inteligente y entusiasta de objetivos valiosos, y que esos logros constituyen el verdadero progreso en la autorrealización cósmica.

94:8.18 (1037.2) La gran verdad de las enseñanzas de Siddharta fue su proclamación de un universo de justicia absoluta. Enseñó la mejor filosofía atea jamás inventada por el hombre mortal; fue el humanismo ideal, y eliminó con total eficacia todos los fundamentos de las supersticiones, los ritos mágicos y el miedo a los fantasmas o demonios.

94:8.19 (1037.3) El punto débil del evangelio original del budismo fue que no produjo una religión de servicio social desinteresado. La hermandad budista fue durante mucho tiempo no una fraternidad de creyentes sino más bien una comunidad de maestros estudiosos. Gautama les prohibió recibir dinero para impedir el desarrollo de tendencias jerárquicas. El propio Gautama era muy sociable, y en realidad su vida fue mucho más grande que su predicación.

9. La difusión del budismo

94:9.1 (1037.4) El budismo prosperó porque ofrecía la salvación a través de la creencia en el Buda, el iluminado. Fue el sistema religioso más representativo de las verdades de Melquisedec de todos los que se desarrollaron en el este de Asia. Pero el budismo no se difundió como religión hasta que un monarca de casta baja, Asoka, lo adoptó en protección propia. Después de Akenatón en Egipto, Asoka fue uno de los dirigentes civiles más notables del periodo comprendido entre Melquisedec y Miguel. Asoka construyó un gran imperio indio gracias a la propaganda de sus misioneros budistas. Durante veinticinco años formó y envió a más de diecisiete mil misioneros a las fronteras más alejadas del mundo conocido. En una sola generación convirtió al budismo en la religión dominante de medio mundo. No tardó en establecerse en el Tíbet, Cachemira, Ceilán, Birmania, Java, Siam, Corea, China y Japón. Y en términos generales fue una religión inmensamente superior a aquellas a las que sustituyó o elevó.

94:9.2 (1037.5) La difusión del budismo a toda Asia desde su tierra natal de la India es una de las historias más apasionantes de entrega espiritual y perseverancia misionera por parte de personas religiosas sinceras. Los maestros del evangelio de Gautama afrontaron no solo los peligros de las rutas terrestres de caravanas sino también los de los mares de China mientras desempeñaban su misión en el continente asiático, y llevaron a todos los pueblos el mensaje de su fe. Pero este budismo ya no era la sencilla doctrina de Gautama, era el evangelio milagrero que lo había convertido en un dios. Y cuanto más se alejaba el budismo de su cuna en las tierras altas de la India, menos se iba pareciendo a las enseñanzas de Gautama y más a las religiones a las que sustituía.

94:9.3 (1038.1) Con el tiempo el budismo se mezcló mucho con el taoísmo en China, el sintoísmo en Japón y el cristianismo en el Tíbet. En la India se debilitó y expiró después de mil años; primero se brahmanizó y luego se rindió abyectamente al islam. En casi todo el resto de Oriente degeneró en un rito que Gautama Siddharta no habría reconocido jamás.

94:9.4 (1038.2) En el sur el estereotipo fundamentalista de las enseñanzas de Siddharta perduró en Ceilán, Birmania y la península de Indochina. Esta es la división hinayana del budismo que se aferra a la doctrina primera o asocial.

94:9.5 (1038.3) Pero incluso antes del desmoronamiento del budismo en la India, los grupos de seguidores de Gautama de China y el norte de la India habían empezado a desarrollar la enseñanza mahayana del «Gran Camino» a la salvación en contraste con los puristas del sur que se mantuvieron en la hinayana o «Camino Menor». Los mahayanistas se liberaron de las limitaciones sociales inherentes a la doctrina budista, y esta rama norte del budismo ha seguido evolucionando desde entonces en China y Japón.

94:9.6 (1038.4) El budismo es hoy una religión viva y creciente porque ha logrado conservar muchos de los valores morales más altos de sus partidarios. Promueve la calma y el autocontrol, aumenta la serenidad y la felicidad y contribuye mucho a impedir la tristeza y el duelo. Los que creen en esta filosofía viven vidas mejores que muchos de los que no creen en ella.

10. La religión en el Tíbet

94:10.1 (1038.5) El Tíbet presenta la combinación más extraña de las enseñanzas de Melquisedec con el budismo, el hinduismo, el taoísmo y el cristianismo. Cuando los misioneros budistas entraron en el Tíbet se toparon con un estado de salvajismo primitivo muy semejante al que encontraron los primeros misioneros cristianos entre las tribus del norte de Europa.

94:10.2 (1038.6) Esos tibetanos de mente sencilla no quisieron renunciar del todo a sus magias y hechizos de antaño. El ceremonial religioso de los ritos tibetanos modernos es practicado por una hermandad superpoblada de sacerdotes de cabeza rapada que observa un elaborado ritual de campanas, cantos, incienso, procesiones, rosarios, imágenes, hechizos, dibujos, agua bendita, vestiduras espléndidas y coros elaborados. Tienen dogmas rígidos y credos cristalizados, ritos místicos y ayunos especiales. Su jerarquía comprende monjes, monjas, abades y el Gran Lama. Rezan a los ángeles, a los santos, a una Madre Sagrada y a los dioses. Practican la confesión y creen en el purgatorio. Sus monasterios son amplios y sus catedrales magníficas. Mantienen una repetición sin fin de ritos sagrados y creen que esos ceremoniales otorgan la salvación. Las oraciones se clavan a un molinillo y creen que sus peticiones se vuelven eficaces al girarlo. Ningún otro pueblo observa hoy en día tantos ritos procedentes de tantas religiones; y es inevitable que esta acumulación litúrgica se convierta en una carga desmedida de una pesadez insoportable.

94:10.3 (1038.7) Los tibetanos tienen algo de todas las religiones principales del mundo excepto las simples enseñanzas del evangelio jesusiano: la filiación con Dios, la hermandad con el hombre y la ciudadanía siempre ascendente en el universo eterno.

11. La filosofía budista

94:11.1 (1038.8) El budismo entró en China en el primer milenio después de Cristo y encajó bien con las costumbres religiosas de la raza amarilla. En su culto a los antepasados habían rezado durante mucho tiempo a los muertos; ahora podían también rezar por ellos. El budismo se amalgamó pronto con las prácticas ritualistas supervivientes de la desintegración del taoísmo. Esta nueva religión sintética, con sus templos de adoración y sus ceremoniales religiosos bien definidos, se convirtió pronto en el culto generalmente aceptado por los pueblos de China, Corea y Japón.

94:11.2 (1039.1) Es de lamentar bajo cierto punto de vista que el budismo se difundiera por el mundo cuando ya los seguidores de Gautama habían pervertido las tradiciones y enseñanzas de su culto hasta el punto de hacer de él un ser divino, aunque por otra parte, el mito de su vida humana embellecida por una multitud de milagros resultó ser muy atractivo para los oyentes del evangelio budista del norte o mahayana.

94:11.3 (1039.2) Algunos de sus seguidores más tardíos enseñaron que el espíritu de Buda Sakyamuni volvía periódicamente a la tierra como Buda viviente, lo que abría el camino para una perpetuación indefinida de imágenes de Buda, templos, ritos y «Budas vivientes» impostores. Así, la religión del gran protestante indio terminó encadenada a las mismas prácticas ceremoniales y conjuros ritualistas que él había denunciado con tanta audacia y combatido con tanto valor.

94:11.4 (1039.3) El gran avance aportado por la filosofía budista fue la comprensión de que toda verdad es relativa. Mediante el mecanismo de esta hipótesis los budistas han sido capaces de conciliar y correlacionar las divergencias que había dentro de sus propias escrituras religiosas, así como las diferencias entre las suyas y muchas otras. Se enseñaba que las pequeñas verdades eran para mentes estrechas y las grandes verdades para mentes amplias.

94:11.5 (1039.4) Esta filosofía sostenía también que la naturaleza (divina) de Buda residía en todos los hombres; que el hombre podía lograr por su propio esfuerzo hacer realidad esta divinidad interior. Esta enseñanza es una de las exposiciones más claras de la verdad sobre los Ajustadores interiores que haya formulado nunca una religión de Urantia.

94:11.6 (1039.5) El evangelio original de Siddharta, tal como fue interpretado por sus seguidores, adolecía de una limitación importante, pues intentaba liberar completamente al yo humano de todas las limitaciones de la naturaleza mortal mediante el procedimiento de aislar a ese yo de la realidad objetiva. La verdadera autorrealización cósmica es el resultado de identificarse con la realidad cósmica y con el cosmos finito de energía, mente y espíritu, acotado por el espacio y condicionado por el tiempo.

94:11.7 (1039.6) Aunque las ceremonias y observancias exteriores del budismo se contaminaron mucho con las de las tierras a las que viajó, esa degeneración no afectó en ningún modo a la vida filosófica de los grandes pensadores que abrazaron ocasionalmente este sistema de pensamiento y creencia. Durante más de dos mil años muchas de las mejores mentes de Asia se han concentrado en el problema de determinar la verdad absoluta y la verdad del Absoluto.

94:11.8 (1039.7) Se consiguió hacer evolucionar un alto concepto del Absoluto a través de muchos canales de pensamiento y mediante caminos tortuosos de razonamiento. El ascenso creciente de esta doctrina de la infinitud no estuvo tan claramente definido como la evolución del concepto de Dios en la teología hebrea. Sin embargo, las mentes budistas alcanzaron ciertos niveles amplios, se detuvieron en ellos y los atravesaron en su búsqueda de una imagen mental de la Fuente Primaria de los universos:

94:11.9 (1039.8) 1. La leyenda de Gautama. En la base del concepto estaba el hecho histórico de la vida y las enseñanzas de Siddharta, el príncipe profeta de la India. Esta leyenda se convirtió en mito a medida que viajaba a través de los siglos y de las amplias tierras de Asia, hasta que sobrepasó la idea de Gautama como ser el iluminado y empezó a adoptar atributos adicionales.

94:11.10 (1040.1) 2. Los muchos budas. Se razonaba que si Gautama había venido a los pueblos de la India, las razas de la humanidad tenían que haber sido bendecidas en el pasado lejano con otros maestros de la verdad y volverían a serlo indudablemente en el futuro lejano. Esto dio origen a la enseñanza de que había muchos budas, un número ilimitado e infinito, e incluso cualquiera podía aspirar a convertirse en uno, a lograr la divinidad de un Buda.

94:11.11 (1040.2) 3. El Buda absoluto. En el momento en que el número de budas se acercaba a la infinitud, se hizo necesario que las mentes de aquellos días reunificaran este concepto de difícil manejo. Se empezó a enseñar, por consiguiente, que todos los budas no eran sino manifestaciones de alguna esencia más alta, de algún Uno Eterno de existencia infinita y no restringida, alguna Fuente Absoluta de toda la realidad. A partir de entonces el concepto de Deidad del budismo, en su forma más alta, se divorcia de la persona humana de Gautama Siddharta y se libera de las limitaciones antropomórficas que lo habían mantenido amarrado. Esta concepción final del Buda Eterno bien se puede identificar con el Absoluto, incluso a veces con el infinito YO SOY.

94:11.12 (1040.3) Aunque esta idea de la Deidad Absoluta no encontró nunca un gran favor popular entre las gentes de Asia, permitió a los intelectuales de esas tierras unificar su filosofía y armonizar su cosmología. El concepto del Buda Absoluto es a veces cuasi personal, a veces completamente impersonal, incluso una fuerza creativa infinita. Este tipo de conceptos son útiles en la filosofía pero no son esenciales para el desarrollo religioso. Incluso un Yahvé antropomórfico tiene mayor valor religioso que el Absoluto infinitamente remoto del budismo o del brahmanismo.

94:11.13 (1040.4) A veces se pensó incluso que el Absoluto estaba contenido dentro del infinito YO SOY. Pero esas especulaciones eran un frío consuelo para las multitudes hambrientas que ansiaban oír palabras de promesa, escuchar el evangelio sencillo de Salem que afirmaba que la fe en Dios asegura el favor divino y la supervivencia eterna.

12. El concepto de Dios en el budismo

94:12.1 (1040.5) La cosmología del budismo tenía dos puntos débiles importantes: por un lado la contaminación con muchas de las supersticiones de China y la India, y por otro la sublimación de Gautama primero como el iluminado y luego como el Buda Eterno. Igual que el cristianismo ha padecido la absorción de mucha filosofía humana errónea, el budismo lleva su marca humana de nacimiento. Pero las enseñanzas de Gautama han seguido evolucionando durante los últimos dos mil quinientos años. Para un budista ilustrado, el concepto de Buda corresponde tan poco a la personalidad humana de Gautama como el concepto de Jehová al espíritu demoníaco del Horeb para un cristiano ilustrado. La pobreza terminológica, unida a la conservación sentimental de una nomenclatura antigua, impide captar muchas veces la verdadera relevancia de la evolución de los conceptos religiosos.

94:12.2 (1040.6) El concepto de Dios, en contraste con el del Absoluto, empezó a aparecer gradualmente en el budismo. Sus fuentes se remontan a los primeros días de la diferenciación entre los seguidores del Camino Menor y el Camino Mayor. En esta última rama del budismo fue donde maduró finalmente el concepto dual de Dios y del Absoluto. Paso a paso, siglo a siglo, el concepto de Dios ha evolucionado hasta que fructificó finalmente en la creencia en Buda Amida gracias a las enseñanzas de Ryonin, Honen Shonin y Shinran en Japón.

94:12.3 (1041.1) Estos creyentes enseñan que el alma al morir puede elegir disfrutar de una estancia en el Paraíso antes de entrar en el nirvana, el nivel último de existencia. Proclaman que esta nueva salvación se logra mediante la fe en las misericordias divinas y por el cuidado amoroso de Amida, el Dios del Paraíso que está en el oeste. En su filosofía, los amidistas se atienen a una Realidad Infinita que está más allá de toda comprensión mortal finita; en su religión, se aferran a la fe en Amida, que es infinitamente misericordioso y ama tanto al mundo que no puede tolerar que un mortal que invoque su nombre con fe verdadera y corazón puro no alcance la felicidad superna del Paraíso.

94:12.4 (1041.2) La gran fuerza del budismo reside en que sus partidarios son libres de elegir la verdad que hay en todas las religiones, una libertad de elección poco frecuente entre las religiones de Urantia. En este aspecto la secta Shin de Japón se ha convertido en uno de los grupos religiosos más progresistas del mundo; ha revitalizado el antiguo espíritu misionero de los seguidores de Gautama y ha empezado a enviar maestros a otros pueblos. Es muy encomiable que haya aparecido esta tendencia a adoptar la verdad, proceda de donde proceda, entre los creyentes religiosos de la primera mitad del siglo veinte después de Cristo.

94:12.5 (1041.3) El propio budismo está experimentando un renacimiento en el siglo veinte. Los aspectos sociales del budismo han mejorado notablemente gracias a su contacto con el cristianismo. El deseo de aprender se ha vuelto a encender en el corazón de los monjes sacerdotes de la hermandad, y la difusión de la educación en toda esta comunidad de fe promoverá sin duda nuevos avances en la evolución religiosa.

94:12.6 (1041.4) A la fecha del presente escrito gran parte de Asia pone su esperanza en el budismo. ¿Sabrá esta noble fe que progresó tan valientemente en las edades oscuras del pasado recibir de nuevo la verdad de las realidades cósmicas ampliadas, igual que los discípulos del gran maestro de la India escucharon en su día su proclamación de una nueva verdad? ¿Responderá esta antigua fe una vez más al estímulo vigorizante de la presentación de conceptos nuevos de Dios y del Absoluto que lleva buscando durante tanto tiempo?

94:12.7 (1041.5) Todo Urantia está esperando la proclamación del mensaje ennoblecedor de Miguel liberado del peso de los dogmas y doctrinas acumulados en diecinueve siglos de contacto con las religiones de origen evolutivo. Llega la hora de presentar al budismo, al cristianismo, al hinduismo, incluso a los pueblos de todas las creencias, no el evangelio sobre Jesús, sino la realidad viva, espiritual, del evangelio de Jesús.

94:12.8 (1041.6) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]

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