Documento 42 - La energía: la mente y la materia

   
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El libro de Urantia

Documento 42

La energía: la mente y la materia

42:0.1 (467.1) EL fundamento del universo es material en el sentido de que la energía es la base de toda existencia, y la energía pura está controlada por el Padre Universal. Solo la fuerza, la energía, se alza cual monumento sempiterno como prueba y demostración de la existencia y la presencia del Absoluto Universal. Esta inmensa corriente de energía que procede de las Presencias paradisiacas no se ha detenido nunca, no ha fallado nunca. No ha habido nunca interrupción en el sostenimiento infinito.

42:0.2 (467.2) La manipulación de la energía del universo se realiza siempre conforme a la voluntad personal y los mandatos omniscientes del Padre Universal. Este control personal del poder manifestado y de la energía en circulación es modificado por las acciones y decisiones de igual rango del Hijo Eterno, así como por los propósitos unidos del Hijo y el Padre ejecutados por el Actor Conjunto. Estos seres divinos actúan personalmente y como individuos. Actúan también en las personas y poderes de un número casi ilimitado de seres de menor rango, cada uno de los cuales expresa de formas diversas el propósito eterno y divino del universo de universos. Pero estas modificaciones o transmutaciones funcionales y provisionales del poder divino no disminuyen en modo alguno la verdad de la afirmación de que toda energía-fuerza está bajo el control último de un Dios personal que reside en el centro de todas las cosas.

1. Las fuerzas y energías del Paraíso

42:1.1 (467.3) El fundamento del universo es material, pero la esencia de la vida es espíritu. El Padre de los espíritus es también el ancestro de los universos. El Padre eterno del Hijo Original es también la fuente en la eternidad del patrón original, la Isla del Paraíso.

42:1.2 (467.4) Como fenómeno universal, la materia —la energía—, pues no son sino manifestaciones diversas de la misma realidad cósmica, es inherente al Padre Universal. «En él consisten todas las cosas.» Puede parecer que la materia manifieste una energía inherente y exhiba poderes autocontenidos, pero las líneas de gravedad involucradas en las energías relativas a todos estos fenómenos físicos provienen y dependen del Paraíso. El ultimatón, la primera forma medible de energía, tiene por núcleo al Paraíso.

42:1.3 (467.5) Hay innata en la materia y presente en el espacio universal una forma de energía no conocida en Urantia. Cuando se haga finalmente este descubrimiento, los físicos sentirán que han resuelto, o al menos están muy cerca de resolver, el misterio de la materia. Y se habrán acercado así un paso más al Creador. Habrán dominado una fase más de la técnica divina, pero en ningún sentido habrán encontrado a Dios ni tampoco habrán demostrado la existencia de la materia ni el funcionamiento de las leyes naturales como algo aparte de la técnica cósmica del Paraíso y del propósito motivador del Padre Universal.

42:1.4 (468.1) Cuando, tras nuevos y mayores descubrimientos, Urantia haya avanzado inconmensurablemente en comparación con el conocimiento presente, y aunque consigáis controlar las revoluciones de la energía de las unidades eléctricas de la materia hasta el punto de modificar sus manifestaciones físicas —incluso después de todos esos posibles progresos—, los científicos serán siempre incapaces de crear un átomo de materia o de originar un destello de energía, o de aportar a la materia eso que llamamos vida.

42:1.5 (468.2) La creación de energía y el otorgamiento de vida son prerrogativas del Padre Universal y de las personalidades Creadoras asociadas a él. El río de energía y vida es una efusión continua que proviene de las Deidades, la corriente unida y universal de fuerza paradisiaca que sale hacia todo el espacio. Esa energía divina permea toda la creación. Los organizadores de la fuerza inician los cambios y establecen las modificaciones de la fuerza-espacio que dan como resultado la energía. Los directores del poder transmutan la energía en materia, y así nacen los mundos materiales. Los Portadores de Vida inician en la materia muerta los procesos que llamamos vida, la vida material. Los Supervisores del Poder de la Morontia actúan del mismo modo en todos los dominios de transición que hay entre los mundos materiales y los espirituales. Los Creadores de espíritu más altos inauguran procesos similares en las formas divinas de energía, y surgen las formas de espíritu más altas de vida inteligente.

42:1.6 (468.3) La energía procede del Paraíso y está formada según el orden divino. La energía —la energía pura— comparte la naturaleza de la organización divina; está formada a semejanza de los tres Dioses abrazados en uno tal como actúan en la sede del universo de universos. Toda fuerza se encircuita con el Paraíso, procede de las Presencias paradisiacas y a ellas vuelve, y es en esencia una manifestación de la Causa sin causa, el Padre Universal. Y sin el Padre nada de lo que existe existiría.

42:1.7 (468.4) La fuerza proveniente de la Deidad autoexistente existe en sí misma por siempre. La energía-fuerza es imperecedera, indestructible. Estas manifestaciones del Infinito pueden estar sujetas a transmutaciones sin límite, transformaciones sin fin y metamorfosis eternas; pero en ningún sentido o grado, ni siquiera en la menor medida imaginable, podrían sufrir ni sufrirán nunca la extinción. En cambio la energía, aunque brota del infinito, no se manifiesta de forma infinita; el universo maestro tal como está concebido en el presente tiene límites exteriores.

42:1.8 (468.5) La energía es eterna pero no infinita; responde siempre a la sujeción global de la Infinitud. La fuerza y la energía continúan para siempre; al haber salido del Paraíso, tienen que regresar a él aunque se requieran edades y edades para completar el circuito ordenado. Lo que tiene su origen en la Deidad del Paraíso solo puede tener un destino paradisiaco o un sino de Deidad.

42:1.9 (468.6) Todo esto confirma nuestra creencia en un universo de universos circular, limitado en cierto modo, pero ordenado y extenso. Si esto no fuera verdad, aparecerían tarde o temprano en algún punto pruebas de agotamiento de la energía. Todas las leyes, las organizaciones, la administración y los testimonios de los exploradores del universo —todo ello— apunta a la existencia de un Dios infinito pero, hasta ahora, de un universo finito, de una circularidad de existencia sin fin, casi ilimitada y sin embargo finita en contraste con la infinitud.

2. Los sistemas universales de energía que no es de espíritu (las energías físicas)

42:2.1 (469.1) Es verdaderamente difícil encontrar palabras adecuadas en el idioma inglés para designar y describir los varios niveles de fuerza y energía: física, mental o espiritual. Estas narraciones no pueden ajustarse del todo a vuestras definiciones aceptadas de fuerza, energía y poder. La pobreza del lenguaje es tal que nos vemos obligados a emplear estos términos con significados múltiples. En este documento, por ejemplo, la palabra energía se usa para denotar todas las fases y formas de movimiento, acción y potencial fenoménicos, en tanto que fuerza se aplica a las etapas pregravedad y poder a las etapas posgravedad de la energía.

42:2.2 (469.2) Sin embargo, para intentar reducir en lo posible la confusión conceptual, me parece recomendable adoptar la siguiente clasificación de la fuerza cósmica, la energía emergente y el poder del universo (la energía física):

42:2.3 (469.3) 1. Potencia del espacio. Es la presencia en el espacio, libre e indiscutida, del Absoluto No Cualificado. La extensión de este concepto connota el potencial de fuerza-espacio del universo inherente a la totalidad funcional del Absoluto No Cualificado, mientras que la intensión de este concepto implica la totalidad de la realidad cósmica —los universos— que emanó, con respecto a la eternidad, de la Isla del Paraíso que ni empieza, ni termina, ni se mueve ni cambia.

42:2.4 (469.4) Los fenómenos autóctonos de la zona baja del Paraíso abarcan probablemente tres zonas donde la presencia y la actuación de la fuerza son absolutas: la zona de fulcro del Absoluto No Cualificado, la zona de la propia Isla del Paraíso y la zona intermedia de ciertos agentes o funciones igualadores y compensadores no identificados. Estas zonas triconcéntricas son el centro del ciclo paradisiaco de la realidad cósmica.

42:2.5 (469.5) La potencia del espacio es una prerrealidad. Es el dominio del Absoluto No Cualificado y responde solo a la sujeción personal del Padre Universal, aunque parece ser modificable por la presencia de los Organizadores Maestros Primarios de la Fuerza.

42:2.6 (469.6) En Uversa la potencia del espacio se denomina absoluta.

42:2.7 (469.7) 2. Fuerza primordial. Representa el primer cambio básico en la potencia del espacio y podría ser una de las funciones del Absoluto No Cualificado en el Paraíso bajo. Sabemos que la presencia de espacio que sale del Paraíso bajo se modifica de alguna manera respecto a la que entra. Pero con independencia de alguna posible relación de este tipo, la transmutación abiertamente reconocida de la potencia del espacio en fuerza primordial es la función diferenciadora primaria de la presencia-tensión de los organizadores paradisiacos vivos de la fuerza.

42:2.8 (469.8) La fuerza pasiva y potencial se convierte en activa y primordial en respuesta a la resistencia ofrecida por la presencia en el espacio de los Organizadores Maestros Devenidos Primarios de la Fuerza. La fuerza emerge entonces del dominio exclusivo del Absoluto No Cualificado hacia los ámbitos de respuesta múltiple, de respuesta a ciertos movimientos primarios iniciados por el Dios de Acción, y acto seguido, a ciertos movimientos compensatorios que emanan del Absoluto Universal. La fuerza primordial parece reaccionar a la causalidad trascendental en proporción a su absolutidad.

42:2.9 (469.9) La fuerza primordial se denomina a veces energía pura; en Uversa le damos el nombre de segregata.

42:2.10 (470.1) 3. Energías emergentes. La presencia pasiva de los organizadores primarios de la fuerza es suficiente para transformar la potencia del espacio en fuerza primordial, y sobre un campo del espacio así activado es donde esos mismos organizadores de la fuerza empiezan a realizar sus primeras operaciones activas. Antes de aparecer como poder del universo, la fuerza primordial está destinada a pasar por dos fases distintas de transmutación en los ámbitos de manifestación de la energía. Estos dos niveles de energía emergente son:

42:2.11 (470.2) a. Energía poderosa. Es la energía fuertemente direccional, movilizada masivamente, potentemente tensionada y de reacción forzosa que constituye gigantescos sistemas de energía puestos en marcha por las actividades de los organizadores primarios de la fuerza. Esta energía primaria o poderosa no responde inicialmente de forma clara a la atracción de la gravedad paradisiaca, aunque produce probablemente una respuesta como masa agregada o direccional en el espacio al colectivo de influencias absolutas que operan desde la zona baja del Paraíso. Cuando la energía emerge hasta el nivel de respuesta inicial a la sujeción circular y absoluta de la gravedad del Paraíso, los organizadores primarios de la fuerza dan paso a la actuación de sus colegas secundarios.

42:2.12 (470.3) b. Energía de gravedad. La energía que aparece entonces y que reacciona a la gravedad lleva en sí misma el potencial del poder del universo y se convierte en el ancestro activo de toda la materia del universo. Esta energía secundaria o de gravedad es el producto de la elaboración de energía que resulta de la presencia-presión y de las tendencias-tensiones establecidas por los Organizadores Maestros Trascendentales Asociados de la Fuerza. En respuesta al trabajo de estos manipuladores de la fuerza, la energía-espacio pasa rápidamente de la etapa poderosa a la etapa de gravedad, y se convierte así en capaz de reaccionar directamente a la sujeción circular de la gravedad (absoluta) paradisiaca, a la vez que manifiesta cierto potencial de sensibilidad a la atracción de la gravedad lineal inherente a la masa material próxima a aparecer de las etapas electrónica y poselectrónica de la energía y la materia. Con la aparición de la reacción a la gravedad, los Organizadores Maestros Asociados de la Fuerza pueden retirarse de los ciclones de energía del espacio siempre y cuando los Directores del Poder del Universo puedan ser destinados a ese campo de acción.

42:2.13 (470.4) No estamos totalmente seguros de las causas exactas de las primeras etapas de evolución de la fuerza, pero reconocemos la acción inteligente del Último en los dos niveles de manifestación de la energía emergente. En Uversa las energías poderosa y de gravedad, consideradas colectivamente, se denominan ultimata.

42:2.14 (470.5) 4. Poder del universo. La fuerza-espacio ha sido transformada en energía-espacio y a partir de ahí, en energía controlable por la gravedad. De este modo, se ha hecho madurar la energía física hasta el punto en que puede ser dirigida a los canales del poder y puesta al servicio de los múltiples propósitos de los Creadores de universos. Este trabajo lo llevan a cabo los polifacéticos directores, centros y controladores de la energía física en el gran universo, las creaciones organizadas y habitadas. Estos Directores del Poder del Universo asumen el control más o menos completo de veintiuna de las treinta fases de energía que constituyen el sistema presente de energía de los siete superuniversos. Este dominio del poder-energía-materia es el ámbito de las actividades inteligentes del Séptuplo que actúa bajo el sobrecontrol en el espacio-tiempo del Supremo.

42:2.15 (470.6) En Uversa nos referimos al ámbito del poder del universo como gravita.

42:2.16 (470.7) 5. Energía de Havona. Los conceptos de esta narración se han ido moviendo hacia el Paraíso a medida que hemos seguido la transmutación de la fuerza-espacio, nivel a nivel, hasta el nivel de funcionamiento del poder-energía de los universos del tiempo y el espacio. Continuando hacia el Paraíso, nos encontramos con una fase preexistente de energía característica del universo central. Aquí el ciclo evolutivo parece volverse sobre sí mismo; parece que el poder-energía empieza ahora a girar de vuelta hacia la fuerza, pero una fuerza de naturaleza muy distinta de la de la potencia del espacio y la fuerza primordial. Los sistemas de energía de Havona no son duales, son trinos. Es el dominio de la energía existencial del Actor Conjunto que actúa en nombre de la Trinidad del Paraíso.

42:2.17 (471.1) En Uversa estas energías de Havona son conocidas como triata.

42:2.18 (471.2) 6. Energía trascendental. Este sistema de energía opera en y desde el nivel alto del Paraíso, y solo en conexión con las gentes absonitas. En Uversa reciben el nombre de tranosta.

42:2.19 (471.3) 7. Monota. La energía está muy emparentada con la divinidad cuando es energía paradisiaca. Nos inclinamos a creer que la monota es la energía viva del Paraíso que no es de espíritu —un equivalente en la eternidad de la energía de espíritu viva del Hijo Original —por consiguiente, el sistema de energía no espiritual del Padre Universal.

42:2.20 (471.4) No podemos distinguir entre la naturaleza del espíritu paradisiaco y la de la monota paradisiaca; aparentemente son iguales. Tienen nombres diferentes, pero poco se os puede decir sobre una realidad cuyas manifestaciones espirituales y no espirituales solo se distinguen por el nombre.

42:2.21 (471.5) Sabemos que las criaturas finitas pueden alcanzar la experiencia de adorar al Padre Universal a través del ministerio de Dios Séptuplo y de los Ajustadores del Pensamiento, pero dudamos de que alguna personalidad subabsoluta, incluso los directores del poder, pueda comprender la infinitud de energía de la Primera Gran Fuente y Centro. Una cosa es cierta: si los directores del poder están al corriente de la técnica de la metamorfosis de la fuerza-espacio, no nos revelan el secreto a los demás. En mi opinión, no comprenden plenamente la función de los organizadores de la fuerza.

42:2.22 (471.6) Esos mismos directores del poder son catalizadores de la energía, es decir, que su sola presencia hace que la energía se segmente, se organice o se reúna en formaciones unitarias. Todo esto implica que tiene que haber algo inherente a la energía que la hace funcionar así en presencia de esas entidades del poder. Hace mucho que los Melquisedec de Nebadon denominaron al fenómeno de transmutación de la fuerza cósmica en poder del universo como una de las siete «infinitudes de la divinidad». Y no avanzaréis más sobre este punto durante vuestra ascensión en el universo local.

42:2.23 (471.7) A pesar de nuestra incapacidad de comprender plenamente el origen, la naturaleza y las transmutaciones de la fuerza cósmica, conocemos perfectamente todos los aspectos del comportamiento de la energía emergente a partir del momento en que responde de manera directa e inequívoca a la acción de la gravedad paradisiaca, que es aproximadamente el momento en que empiezan a actuar los directores del poder de los superuniversos.

3. La clasificación de la materia

42:3.1 (471.8) La materia es idéntica en todos los universos, salvo en el universo central. Las propiedades físicas de la materia dependen de los ritmos de revolución de sus elementos componentes, del número y tamaño de sus elementos giratorios, de su distancia al cuerpo nuclear o contenido de espacio de la materia, así como de la presencia de ciertas fuerzas aún no descubiertas en Urantia.

42:3.2 (471.9) En los diversos soles, planetas y cuerpos del espacio hay diez grandes divisiones de la materia:

42:3.3 (472.1) 1. Materia ultimatónica: las unidades físicas primordiales de la existencia material, las partículas de energía que van a componer los electrones.

42:3.4 (472.2) 2. Materia subelectrónica: la etapa explosiva y repelente de los supergases solares.

42:3.5 (472.3) 3. Materia electrónica: la etapa eléctrica de diferenciación material; electrones, protones y otras unidades diversas que entran en la variada constitución de los grupos electrónicos.

42:3.6 (472.4) 4. Materia subatómica: materia que existe en grandes cantidades en el interior de los soles calientes.

42:3.7 (472.5) 5. Átomos destrozados: se encuentran en los soles en enfriamiento y por todo el espacio.

42:3.8 (472.6) 6. Materia ionizada: átomos individuales despojados de sus electrones exteriores (químicamente activos) mediante actividades eléctricas, térmicas o de rayos X, y mediante disolventes.

42:3.9 (472.7) 7. Materia atómica: la etapa química de la organización elemental, las unidades componentes de la materia molecular o materia visible.

42:3.10 (472.8) 8. Materia en la etapa molecular: materia tal como existe en Urantia en un estado de materialización relativamente estable en condiciones normales.

42:3.11 (472.9) 9. Materia radioactiva: la tendencia y la actividad desorganizadoras de los elementos más pesados en condiciones de calor moderado y presión reducida de la gravedad.

42:3.12 (472.10) 10. Materia desmoronada: la materia relativamente estacionaria que se encuentra en el interior de los soles fríos o muertos. Esta forma de materia no es realmente estacionaria; sigue habiendo alguna actividad ultimatónica e incluso electrónica, pero estas unidades están muy cercanas y sus ritmos de revolución se han reducido enormemente.

42:3.13 (472.11) La clasificación anterior de la materia concierne a su organización y no a las formas bajo las que aparece a los seres creados. Tampoco tiene en cuenta las etapas preemergentes de la energía ni las materializaciones eternas en el Paraíso y el universo central.

4. Las transmutaciones de la energía y de la materia

42:4.1 (472.12) La luz, el calor, la electricidad, el magnetismo, la acción química, la energía y la materia son —en origen, naturaleza y destino— una sola y misma cosa, junto con otras realidades materiales aún no descubiertas en Urantia.

42:4.2 (472.13) No comprendemos plenamente los cambios casi sin fin a los que puede estar sujeta la energía física. En un universo aparece como luz, en otro como luz más calor, en otro como formas de energía desconocidas en Urantia. Después de indecibles millones de años puede reaparecer bajo alguna forma emergente de energía eléctrica turbulenta o de poder magnético. E incluso más tarde puede volver a aparecer en un universo posterior bajo alguna forma de materia variable que pasa por una serie de metamorfosis, a las que sigue su desaparición física exterior en algún gran cataclismo de los mundos. Más adelante, después de incontables edades y de deambular casi sin fin por innumerables universos, puede que esta misma energía vuelva a emerger y cambie muchas veces de forma y de potencial; y continúan así estas transformaciones durante edades sucesivas, a través de mundos incontables. La materia sigue así su camino y sufre las transmutaciones del tiempo, pero permanece siempre fiel a su trayectoria en el círculo de la eternidad. Aunque se vea impedida durante mucho tiempo de volver a su fuente, responde siempre a ella, y sigue siempre el camino ordenado por la Personalidad Infinita que la envió.

42:4.3 (473.1) Los centros del poder y sus asociados se dedican activamente a transmutar el ultimatón en los circuitos y las revoluciones del electrón. Estos seres singulares controlan y componen el poder mediante su experta manipulación de las unidades básicas de la energía materializada, los ultimatones. Son los amos de la energía cuando circula en ese estado primitivo. En enlace con los controladores físicos, son capaces de controlar y dirigir eficazmente la energía aun después de su transmutación al nivel eléctrico, la llamada etapa electrónica. Pero el alcance de su acción se ve enormemente limitado cuando la energía organizada electrónicamente entra en los remolinos de los sistemas atómicos. Tras esta materialización, esas energías quedan totalmente sujetas al poder de atracción de la gravedad lineal.

42:4.4 (473.2) La gravedad actúa positivamente en los carriles de poder y los canales de energía de los centros del poder y los controladores físicos, pero estos seres solo tienen una relación negativa con la gravedad: el ejercicio de sus dotaciones antigravitatorias.

42:4.5 (473.3) En todo el espacio, el frío y otras influencias están dedicadas a organizar creativamente los ultimatones en electrones. El calor es la medida de la actividad electrónica, mientras que el frío solo significa ausencia de calor —reposo relativo de la energía— el estatus de la carga-fuerza universal del espacio siempre que no estén presentes ni la energía emergente ni la materia organizada para responder a la gravedad.

42:4.6 (473.4) La presencia y la acción de la gravedad son las que impiden la aparición del cero absoluto teórico, pues el espacio interestelar no está a cero absoluto de temperatura. En todo el espacio organizado hay corrientes de energía que responden a la gravedad, circuitos de poder y actividades ultimatónicas, así como energías electrónicas en proceso de organización. En la práctica el espacio no está vacío. La propia atmósfera de Urantia se va haciendo cada vez menos densa hasta que al llegar a unos cinco mil kilómetros de altura empieza a confundirse gradualmente con la materia media del espacio en esa sección del universo. El espacio más vacío que se conoce en Nebadon contiene alrededor de cien ultimatones —el equivalente a un electrón— por cada 16 centímetros cúbicos. Esta escasez de materia es considerada como espacio prácticamente vacío.

42:4.7 (473.5) Solo la gravedad es más importante que la temperatura —el calor y el frío— en el terreno de la evolución de la energía y la materia. Los ultimatones obedecen dócilmente a las temperaturas extremas. Las temperaturas bajas favorecen ciertas formas de construcción electrónica y ensamblaje atómico, mientras que las altas se prestan a todo tipo de rupturas atómicas y desintegraciones materiales.

42:4.8 (473.6) Bajo el calor y la presión de ciertos estados solares internos, todas las asociaciones de materia excepto las más primitivas pueden deshacerse. El calor puede triunfar así rotundamente sobre la estabilidad de la gravedad. Pero no se conoce ningún calor solar ni presión solar alguna que pueda volver a convertir los ultimatones en energía poderosa.

42:4.9 (473.7) Los soles resplandecientes pueden transformar la materia en varias formas de energía, pero los mundos oscuros y todo el espacio exterior pueden frenar la actividad electrónica y ultimatónica hasta el punto de convertir estas energías en la materia de los mundos. Ciertas asociaciones electrónicas de naturaleza compacta, así como muchas de las asociaciones básicas de materia nuclear, se forman en las temperaturas extremadamente bajas del espacio abierto y se incrementan después por su asociación con acumulaciones más grandes de energía en proceso de materialización.

42:4.10 (473.8) A lo largo de toda esta metamorfosis sin fin de la energía y la materia debemos tener en cuenta la influencia de la presión de la gravedad y el comportamiento antigravitatorio de las energías ultimatónicas bajo ciertas condiciones de temperatura, velocidad y revolución. La temperatura, las corrientes de energía, la distancia y la presencia de los organizadores vivos de la fuerza y los directores del poder tienen también su importancia en todos los fenómenos de transmutación de la energía y la materia.

42:4.11 (474.1) El incremento de masa en la materia es igual al incremento de la energía dividido por el cuadrado de la velocidad de la luz. En un sentido dinámico, el trabajo que la materia en reposo puede realizar es igual a la energía consumida en reunir sus partes trayéndolas desde el Paraíso menos la resistencia de las fuerzas superadas en el tránsito y la atracción ejercida entre sí por las partes de la materia.

42:4.12 (474.2) Los dos pesos atómicos del plomo son indicio de la existencia de formas preelectrónicas de materia. El plomo formado originalmente pesa ligeramente más que el producido por la desintegración del uranio mediante emanaciones de radio. Esta diferencia de peso atómico representa la pérdida efectiva de energía en la ruptura atómica.

42:4.13 (474.3) La integridad relativa de la materia está asegurada por el hecho de que la energía solo puede ser absorbida o liberada en las cantidades exactas que los científicos de Urantia han designado como cuantos. Esta sabia disposición de los mundos materiales sirve para mantener los universos en buen funcionamiento.

42:4.14 (474.4) La cantidad de energía absorbida o emitida cuando se desplazan las posiciones electrónicas u otras es siempre un «cuanto» o uno de sus múltiplos, pero el comportamiento vibratorio u ondulatorio de estas unidades de energía está totalmente determinado por las dimensiones de las estructuras materiales en cuestión. Estas ondulaciones de la energía miden 860 veces el diámetro de los ultimatones, electrones, átomos u otras unidades que se comportan así. La confusión permanente que suscitan las observaciones de la mecánica ondulatoria de comportamiento cuántico se debe a la superposición de las ondas de energía: dos crestas pueden combinarse para formar una cresta de doble altura, mientras que una cresta y un valle pueden anularse mutuamente.

5. Las manifestaciones de la energía en ondas

42:5.1 (474.5) En el superuniverso de Orvonton existen cien octavas de energía ondulatoria. De estos cien grupos de manifestación de la energía, sesenta y cuatro están total o parcialmente reconocidos en Urantia. Los rayos del Sol constituyen cuatro octavas en la escala del superuniverso. Los rayos visibles abarcan una sola octava, la número cuarenta y seis de esta serie. Viene a continuación el grupo ultravioleta, y diez octavas más arriba están los rayos X, seguidos de los rayos gamma del radio. Treinta y dos octavas por encima de la luz visible del Sol están los rayos de energía del espacio exterior, mezclados muchas veces con las diminutas partículas altamente energizadas de materia que están vinculadas a ellos. Inmediatamente por debajo de la luz solar visible, aparecen los rayos infrarrojos, y treinta octavas más abajo está el grupo de la radiotransmisión.

42:5.2 (474.6) Desde el punto de vista del esclarecimiento científico de Urantia en el siglo veinte, las manifestaciones ondulatorias de la energía se pueden clasificar en los diez grupos siguientes:

42:5.3 (474.7) 1. Rayos infraultimatónicos: las revoluciones fronterizas de los ultimatones cuando empiezan a adoptar una forma definida. Esta es la primera etapa de la energía emergente en la que se pueden detectar y medir fenómenos ondulatorios.

42:5.4 (474.8) 2. Rayos ultimatónicos. La reunión de energía en las diminutas esferas de los ultimatones produce vibraciones perceptibles y medibles en el contenido del espacio. Y mucho antes de que los físicos descubran el ultimatón, detectarán sin duda los fenómenos de estos rayos que bañan Urantia. Estos rayos cortos y poderosos representan la actividad inicial de los ultimatones cuando son frenados hasta el punto en que viran hacia la organización electrónica de la materia. A medida que los ultimatones se agrupan en electrones, se produce condensación con el consiguiente almacenamiento de energía.

42:5.5 (475.1) 3. Rayos espaciales cortos. Son las más cortas de todas las vibraciones puramente electrónicas y representan la etapa preatómica de esta forma de materia. Para producir estos rayos se requieren temperaturas extraordinariamente altas o bajas. Estos rayos espaciales son de dos tipos: uno que acompaña al nacimiento de los átomos, y otro que denota la descomposición atómica. Emanan en su mayoría del plano más denso del superuniverso, la Vía Láctea, que es también el plano más denso de los universos exteriores.

42:5.6 (475.2) 4. La etapa electrónica. Esta etapa de la energía es la base de toda materialización en los siete superuniversos. Cuando los electrones pasan de niveles más altos a más bajos de energía de revolución orbital, hay siempre emisión de cuantos. El desplazamiento orbital de electrones da lugar a la eyección o absorción de partículas medibles muy definidas y uniformes de energía-luz, mientras que los electrones individuales entregan siempre una partícula de energía-luz cuando son colisionados. Las actuaciones de los cuerpos positivos y los demás elementos de la etapa electrónica también van acompañadas de manifestaciones ondulatorias de la energía.

42:5.7 (475.3) 5. Rayos gamma: las emanaciones que caracterizan la disociación espontánea de la materia atómica. El mejor ejemplo de esta forma de actividad electrónica está en los fenómenos asociados a la desintegración del radio.

42:5.8 (475.4) 6. El grupo de los rayos X. El siguiente paso en el frenado del electrón produce las diversas formas de rayos X solares junto con los rayos X generados artificialmente. La carga electrónica crea un campo eléctrico; su movimiento da origen a una corriente eléctrica; la corriente produce un campo magnético. Cuando un electrón es detenido bruscamente, la conmoción electromagnética resultante produce el rayo X; el rayo X es esa perturbación. Los rayos X solares son idénticos a los que se generan mecánicamente para explorar el interior del cuerpo humano aunque ligeramente más largos.

42:5.9 (475.5) 7. Los rayos ultravioletas o químicos de la luz solar y las varias producciones mecánicas.

42:5.10 (475.6) 8. La luz blanca: toda la luz visible de los soles.

42:5.11 (475.7) 9. Rayos infrarrojos: el frenado de la actividad electrónica más cerca aún de la etapa de calor apreciable.

42:5.12 (475.8) 10. Ondas hercianas: las energías utilizadas en Urantia para la radiodifusión.

42:5.13 (475.9) De todas estas diez fases de actividad ondulatoria de la energía, el ojo humano solo puede reaccionar a una octava, la totalidad de la luz solar ordinaria.

42:5.14 (475.10) El llamado éter no es más que un nombre colectivo para designar un grupo de actividades de la fuerza y la energía que ocurren en el espacio. Los ultimatones, electrones y otros agregados másicos de energía son partículas uniformes de materia, y avanzan realmente en línea recta en su tránsito por el espacio. La luz y todas las demás formas reconocibles de manifestación de la energía consisten en una sucesión de partículas concretas de energía que avanzan en línea recta excepto cuando son modificadas por la gravedad u otras fuerzas interpuestas. Que estas procesiones de partículas de energía aparezcan como fenómenos ondulatorios bajo ciertas observaciones se debe a la resistencia que opone el manto de fuerza no diferenciada de todo el espacio, el hipotético éter, y a la tensión intergravitatoria de los agregados asociados de materia. El espaciado de los intervalos de partículas de materia, junto con la velocidad inicial de los haces de energía, producen el aspecto ondulatorio de muchas formas de materia-energía.

42:5.15 (476.1) La excitación del contenido del espacio produce una reacción ondulatoria al paso de las partículas de materia en rápido movimiento, igual que el paso de un barco por el agua origina ondas de amplitud e intervalos variables.

42:5.16 (476.2) El comportamiento de la fuerza primordial da origen a fenómenos análogos en muchos aspectos a vuestro postulado éter. El espacio no está vacío. Las esferas de todo el espacio giran y se sumergen en un vasto océano de energía-fuerza desplegada. Tampoco está vacío el contenido espacial de un átomo. Sin embargo el éter no existe, y es la ausencia de ese hipotético éter lo que permite que los planetas habitados se libren de caer en el sol y que los electrones giratorios se resistan a caer en el núcleo.

6. Los ultimatones, los electrones y los átomos

42:6.1 (476.3) Aunque la carga de fuerza universal que hay en el espacio es homogénea e indiferenciada, la organización en materia de la energía evolucionada implica la concentración de la energía en masas discretas de dimensiones definidas y peso establecido, con una reacción precisa a la gravedad.

42:6.2 (476.4) La gravedad local o lineal se hace plenamente operativa con la aparición de la organización atómica de la materia. La materia preatómica se hace ligeramente sensible a la gravedad cuando es activada por los rayos X y otras energías similares, pero la gravedad lineal no ejerce ninguna atracción medible sobre partículas de energía electrónica libres, desligadas y sin carga, ni sobre ultimatones no asociados.

42:6.3 (476.5) Los ultimatones funcionan por atracción mutua y responden solo a la atracción de la gravedad paradisiaca circular. Como no responden a la gravedad lineal, se mantienen en la deriva universal del espacio. Los ultimatones son capaces de acelerar su velocidad de revolución hasta el punto de tener un comportamiento parcialmente antigravitatorio, pero sin la intervención de los organizadores de la fuerza o de los directores del poder, no pueden lograr la velocidad crítica de escape que les haría perder la individualidad y regresar a la etapa de energía poderosa. En la naturaleza los ultimatones escapan del estatus de existencia física solo cuando participan en el desmoronamiento terminal de un sol enfriado y moribundo.

42:6.4 (476.6) Los ultimatones, desconocidos en Urantia, reducen su velocidad a través de muchas fases de actividad física antes de lograr los requisitos de energía de revolución esenciales para su organización electrónica. Los ultimatones tienen tres variedades de movimiento: por resistencia mutua a la fuerza cósmica, por revoluciones individuales de potencial antigravitatorio y por las posiciones intraelectrónicas de los cien ultimatones mutuamente interasociados.

42:6.5 (476.7) La atracción mutua mantiene juntos a cien ultimatones en la constitución de un electrón, y no hay nunca ni más ni menos que cien ultimatones en un electrón típico. La pérdida de uno o más ultimatones destruye la identidad electrónica típica, y trae a la existencia una de las diez formas modificadas del electrón.

42:6.6 (476.8) Los ultimatones no describen órbitas ni giran en circuitos dentro de los electrones, sino que se despliegan o agrupan según sus velocidades de revolución axial, determinando así las dimensiones electrónicas diferenciales. Esta misma velocidad ultimatónica de revolución axial determina también las reacciones negativas o positivas de los diversos tipos de unidades electrónicas. Toda la segregación y agrupación de la materia electrónica, así como la diferenciación eléctrica en cuerpos negativos y positivos de materia-energía, son resultado de los diversos funcionamientos de la interasociación de los componentes ultimatónicos.

42:6.7 (477.1) Cada átomo tiene un diámetro de algo más de 1/40 000 000 de centímetro, mientras que un electrón pesa un poco más que 1/2000 del átomo más pequeño, el de hidrógeno. El protón positivo, característico del núcleo atómico, aunque puede no ser más grande que un electrón negativo, pesa casi dos mil veces más.

42:6.8 (477.2) Si se aumentara la masa de la materia hasta que la de un electrón fuera igual a 2,8 gramos y el tamaño se aumentara proporcionalmente, el volumen de dicho electrón se haría tan grande como el de vuestro planeta. Si el volumen de un protón —mil ochocientas veces más pesado que un electrón— se aumentara hasta el tamaño de la cabeza de un alfiler, una cabeza de alfiler alcanzaría, en comparación, un diámetro igual al de la órbita de vuestro planeta alrededor del Sol.

7. La materia atómica

42:7.1 (477.3) La formación de toda materia es de un orden semejante a la del sistema solar. En el centro de todo diminuto universo de energía hay una porción nuclear relativamente estable, comparativamente estacionaria, de existencia material. Esta unidad central está dotada de una triple posibilidad de manifestación. En torno a este centro de energía giran, en profusión sin fin pero en circuitos fluctuantes, las unidades de energía, que son vagamente comparables a los planetas que circundan el sol de un grupo estelar como vuestro propio sistema solar.

42:7.2 (477.4) Dentro del átomo, los electrones giran alrededor del protón central con aproximadamente el mismo espacio relativo que el de los planetas cuando giran alrededor del Sol en el espacio del sistema solar. En proporción a su tamaño real, la distancia relativa entre el núcleo atómico y el circuito electrónico más interior es la misma que la que existe entre Mercurio, el planeta más interior, y vuestro Sol.

42:7.3 (477.5) Las revoluciones axiales de los electrones y sus velocidades orbitales alrededor del núcleo atómico están más allá de la imaginación humana, por no mencionar las velocidades de los ultimatones que los componen. Las partículas positivas de radio salen hacia el espacio a dieciséis mil kilómetros por segundo, mientras que las partículas negativas alcanzan una velocidad cercana a la de la luz.

42:7.4 (477.6) Los universos locales son de construcción decimal. Hay exactamente cien materializaciones atómicas distinguibles de la energía-espacio en un universo dual; esa es la máxima organización posible de la materia en Nebadon. Estas cien formas de materia consisten en una serie regular en la que entre uno y cien electrones giran alrededor de un núcleo central relativamente compacto. Esta asociación ordenada y fiable de diversas energías es lo que constituye la materia.

42:7.5 (477.7) No todos los mundos muestran cien elementos reconocibles en su superficie, pero están presentes en algún lugar, han estado presentes o están en proceso de evolución. Las condiciones que rodean el origen y la evolución posterior de un planeta determinan cuántos de los cien tipos atómicos se podrán observar. Los átomos más pesados no se encuentran en la superficie de muchos mundos. Incluso en Urantia, los elementos conocidos más pesados manifiestan una tendencia a romperse en pedazos, como se ilustra en el comportamiento del radio.

42:7.6 (477.8) La estabilidad del átomo depende del número de neutrones eléctricamente inactivos del cuerpo central. Su comportamiento químico depende enteramente de la actividad de los electrones que giran libremente.

42:7.7 (478.1) En Orvonton nunca ha sido posible ensamblar naturalmente más de cien electrones orbitales en un sistema atómico. Cuando se han introducido artificialmente ciento uno en un campo orbital, el resultado ha sido siempre una descomposición instantánea del protón central con dispersión violenta de los electrones y otras energías liberadas.

42:7.8 (478.2) Aunque los átomos pueden contener entre uno y cien electrones orbitales, solo los diez electrones exteriores de los átomos más grandes dan vueltas alrededor del núcleo central como cuerpos distintos y bien diferenciados que giran de forma intacta y compacta en órbitas precisas y concretas. Los treinta electrones más cercanos al centro son difíciles de observar o de detectar como cuerpos separados y organizados. Esta misma proporción relativa de comportamiento electrónico con relación a la proximidad nuclear rige en todos los átomos, con independencia del número de electrones que contengan. Cuanto más cerca del núcleo, menos individualidad electrónica hay. La extensión de la energía ondulatoria de un electrón puede desplegarse de forma que ocupe la totalidad de las órbitas atómicas menores. Esto es especialmente cierto en los electrones más cercanos al núcleo atómico.

42:7.9 (478.3) Los treinta electrones orbitales más interiores tienen individualidad, pero sus sistemas de energía tienden a entremezclarse al extenderse de un electrón a otro y casi de una órbita a otra. Los treinta electrones siguientes constituyen la segunda familia o zona de energía y tienen mayor individualidad pues son cuerpos de materia que ejercen un control más completo sobre sus sistemas concomitantes de energía. Los treinta electrones siguientes, la tercera zona de energía, están aún más individualizados y circulan en órbitas más diferenciadas y concretas. Los últimos diez electrones, presentes solo en los diez elementos más pesados, poseen la dignidad de la independencia y son capaces, por lo tanto, de escapar más o menos libremente al control del núcleo madre. Con una variación mínima de temperatura y presión, los componentes de este cuarto grupo más exterior de electrones escaparán a la sujeción del núcleo central, como se ilustra en la descomposición espontánea del uranio y otros elementos afines.

42:7.10 (478.4) Los primeros veintisiete átomos, los que contienen entre uno y veintisiete electrones orbitales, son más fáciles de comprender que el resto. Del veintiocho en adelante nos encontramos cada vez más con la imprevisibilidad de la supuesta presencia del Absoluto No Cualificado. Pero algo de esta imprevisibilidad electrónica se debe al diferencial de velocidad de revolución axial de los ultimatones y a su inexplicada propensión a «apiñarse». Otras influencias —físicas, eléctricas, magnéticas y gravitatorias— intervienen también para producir un comportamiento electrónico variable. Los átomos son, pues, similares a las personas en cuanto a previsibilidad. Los estadísticos pueden enunciar leyes aplicables a grandes números de átomos o de personas, pero no a un solo átomo ni a una persona individual.

8. La cohesión atómica

42:8.1 (478.5) Además de la gravedad, uno de los varios factores que contribuyen a mantener unido un minúsculo sistema atómico de energía, existe también en y entre estas unidades físicas básicas una energía poderosa y desconocida, el secreto de su constitución básica y de su comportamiento último, una fuerza aún no descubierta en Urantia. Esta influencia universal impregna todo el espacio comprendido dentro de esta minúscula organización de energía.

42:8.2 (478.6) El espacio interelectrónico de un átomo no está vacío. En todo el átomo, este espacio interelectrónico está activado por manifestaciones ondulatorias perfectamente sincronizadas con la velocidad electrónica y las revoluciones ultimatónicas. Esta fuerza no está enteramente sujeta a vuestras leyes reconocidas de atracción positiva y negativa, por eso se comporta a veces de forma imprevisible. Esta influencia innominada parece ser una reacción de fuerza-espacio del Absoluto No Cualificado.

42:8.3 (479.1) Los protones cargados y los neutrones no cargados del núcleo del átomo se mantienen unidos por la función de alternación del mesotrón, una partícula de materia 180 veces más pesada que el electrón. Sin esta disposición, la carga eléctrica que portan los protones descompondría el núcleo atómico.

42:8.4 (479.2) Tal como están constituidos los átomos, ni las fuerzas eléctricas ni las gravitatorias podrían mantener el núcleo unido. La integridad del núcleo se mantiene por la función cohesiva de alternación del mesotrón, que es capaz de mantener unidas partículas cargadas y no cargadas gracias a su poder superior de masa-fuerza y a su función adicional de hacer que los protones y los neutrones intercambien constantemente sus lugares. El mesotrón hace que la carga eléctrica de las partículas nucleares sea lanzada incesantemente de acá para allá entre los protones y los neutrones. En una fracción infinitesimal de segundo, una partícula nuclear dada es un protón cargado y en la siguiente, un neutrón no cargado. Estas alternancias del estatus de energía son tan increíblemente rápidas que la carga eléctrica no tiene oportunidad de ejercer su influencia disruptiva. El mesotrón funciona así como una partícula «transportadora de energía» que contribuye poderosamente a la estabilidad nuclear del átomo.

42:8.5 (479.3) La presencia y la función del mesotrón explican también otro enigma atómico. Cuando los átomos actúan radiactivamente, emiten mucha más energía de la que se podría esperar. Este exceso de radiación procede de la rotura del mesotrón «transportador de energía», que de ese modo se convierte en un mero electrón. La desintegración mesotrónica va acompañada también de la emisión de ciertas pequeñas partículas no cargadas.

42:8.6 (479.4) El mesotrón explica ciertas propiedades cohesivas del núcleo atómico, pero no da cuenta de la cohesión entre protones ni de la adherencia entre neutrones. La fuerza poderosa y paradójica que asegura la integridad cohesiva del átomo es una forma de energía aún no descubierta en Urantia.

42:8.7 (479.5) Estos mesotrones abundan en los rayos del espacio que tan incesantemente inciden sobre vuestro planeta.

9. La filosofía natural

42:9.1 (479.6) No solo la religión es dogmática, la filosofía natural tiende igualmente a dogmatizar. Cuando un renombrado maestro religioso razonó que el número siete era fundamental en la naturaleza porque hay siete orificios en la cabeza humana, si hubiese sabido más de química, podría haber propugnado su creencia fundamentándola en un fenómeno verdadero del mundo físico. En todos los universos físicos del tiempo y el espacio, al tiempo que se manifiesta universalmente en ellos la constitución decimal de la energía, subsiste la realidad siempre presente de la organización electrónica séptupla de la premateria.

42:9.2 (479.7) El número siete es básico en el universo central y en el sistema espiritual de transmisiones inherentes de carácter, mientras que el número diez, el sistema decimal, es inherente a la energía, a la materia y a la creación material. Sin embargo, el mundo atómico muestra cierta caracterización periódica que se repite en grupos de siete. Esta marca de nacimiento que lleva el mundo material es el recordatorio de su remoto origen espiritual.

42:9.3 (480.1) Esta persistencia séptupla de la constitución creativa se manifiesta en el campo químico, cuando los elementos básicos se disponen según el orden de sus pesos atómicos, como una recurrencia de propiedades físicas y químicas similares en series separadas de siete. Cuando los elementos químicos de Urantia se ordenan en fila de esta manera, cualquier cualidad o propiedad dada tiende a repetirse de siete en siete. Este cambio periódico de siete en siete se repite de forma decreciente y con variaciones a lo largo de toda la tabla química, y se observa más claramente en los agrupamientos atómicos iniciales o más ligeros. Si, partiendo de cualquier elemento, se toma nota de una determinada propiedad, dicha cualidad cambiará en los seis elementos consecutivos, pero tenderá a reaparecer al llegar al octavo, es decir, el octavo elemento químicamente activo se parecerá al primero, el noveno al segundo y así sucesivamente. Este hecho del mundo físico apunta inconfundiblemente a la constitución séptupla de la energía ancestral y refleja la realidad fundamental de la diversidad séptupla de las creaciones del tiempo y el espacio. Y, como también puede observar el hombre, hay siete colores en el espectro natural.

42:9.4 (480.2) Pero no todas las suposiciones de la filosofía natural son válidas. El hipotético éter, por ejemplo, representa un intento ingenioso del hombre de unificar su ignorancia de los fenómenos del espacio. La filosofía del universo no puede estar basada en las observaciones de la llamada ciencia. Si no pudiera ver la metamorfosis con sus ojos, un científico tendería a negar la posibilidad de que una oruga se transforme en mariposa.

42:9.5 (480.3) La asociación de estabilidad física y elasticidad biológica presente en la naturaleza se debe exclusivamente a la sabiduría casi infinita de los Arquitectos Maestros de la creación. Nada inferior a la sabiduría trascendental podría diseñar nunca unidades de materia tan estables y tan eficazmente flexibles a la vez.

10. Los sistemas universales de energía no espiritual (los sistemas de mente material)

42:10.1 (480.4) El barrido sin fin de la realidad cósmica relativa, desde la absolutidad de la monota del Paraíso a la absolutidad de la potencia del espacio, sugiere ciertas evoluciones de las relaciones existentes en las realidades no espirituales de la Primera Fuente y Centro; realidades que están ocultas en la potencia del espacio, reveladas en la monota y desveladas provisionalmente en los niveles cósmicos intermedios. Este ciclo eterno de la energía, por estar encircuitado con el Padre de los universos, es absoluto, y por ser absoluto no es expandible ni de hecho ni en valor. Sin embargo, el Padre Primordial está ahora mismo —y siempre— autorrealizándose en una arena en permanente expansión de significados del espacio-tiempo y del espacio-tiempo transcendido, en una arena de relaciones cambiantes en la que la materia-energía está siendo sometida progresivamente al sobrecontrol del espíritu vivo y divino a través de la lucha experiencial de la mente viva y personal.

42:10.2 (480.5) Dentro de los sistemas vivos de las mentes de los no Creadores, las energías universales no espirituales están reasociadas en varios niveles. Algunos de estos niveles se pueden describir como sigue:

42:10.3 (480.6) 1. Mentes preespíritu-adjutor. Este nivel de mente no experimentador es atendido por los Controladores Físicos Maestros en los mundos habitados. Es mente mecánica, el intelecto no enseñable de las formas más primitivas de vida material, pero la mente no enseñable funciona en muchos niveles además del de la vida planetaria primitiva.

42:10.4 (481.1) 2. Mentes espíritu-adjutor. Es el ministerio del Espíritu Madre de un universo local que actúa a través de sus siete espíritus-mente adjutores en el nivel enseñable (no mecánico) de la mente material. En este nivel la mente material es experimentadora: como intelecto subhumano (animal) en los cinco primeros adjutores, como intelecto humano (moral) en los siete adjutores, como intelecto sobrehumano (intelecto de intermedio) en los dos últimos adjutores.

42:10.5 (481.2) 3. Mentes de la morontia en evolución: la consciencia en expansión de las personalidades que evolucionan en su carrera ascendente en el universo local. Es el otorgamiento del Espíritu Madre del universo local en enlace con el Hijo Creador. Este nivel de mente conlleva la organización del tipo de vehículo de vida de la morontia, una síntesis de lo material y lo espiritual que efectúan los Supervisores del Poder de la Morontia del universo local. La mente de la morontia responde de forma diferenciada a los 570 niveles de vida de la morontia y muestra una capacidad asociativa cada vez mayor con la mente cósmica en los niveles más altos de logro. Este es el curso evolutivo de las criaturas mortales, pero un Hijo del Universo y un Espíritu del Universo también otorgan una mente de orden no morontial a los hijos no morontiales de las creaciones locales.

42:10.6 (481.3) La mente cósmica. Es la mente del tiempo y el espacio diversificada de forma séptupla, cada una de cuyas fases es ministrada por uno de los siete Espíritus Maestros en uno de los siete superuniversos. La mente cósmica engloba todos los niveles de mente finita; se coordina experiencialmente con los niveles de deidad evolutiva de la Mente Suprema y trascendentalmente con los niveles existenciales de la mente absoluta, los circuitos directos del Actor Conjunto.

42:10.7 (481.4) En el Paraíso, la mente es absoluta; en Havona, absonita; en Orvonton, finita. La mente conlleva siempre la actividad presencial de un ministerio vivo junto con sistemas variados de energía, y esto es cierto en todos los niveles y en todos los tipos de mente. Pero más allá de la mente cósmica, se hace cada vez más difícil describir las relaciones de la mente con la energía no espiritual. La mente de Havona es subabsoluta aunque supraevolutiva; al ser experiencial-existencial, está más cerca de lo absonito que cualquier otro concepto que os haya sido revelado. La mente del Paraíso está más allá del entendimiento humano; es existencial, no espacial y no temporal. Sin embargo, todos estos niveles de mente quedan eclipsados por la presencia universal del Actor Conjunto: por la sujeción de la gravedad de mente del Dios de la mente que está en el Paraíso.

11. Los mecanismos del universo

42:11.1 (481.5) Al evaluar y reconocer la mente se debe recordar que el universo no es ni mágico ni mecánico; es una creación de la mente y un mecanismo de ley. En la práctica, las leyes de la naturaleza rigen en los dominios aparentemente duales de lo físico y lo espiritual, pero en realidad son uno solo. La Primera Fuente y Centro es la causa primordial de toda materialización y al mismo tiempo el Padre primero y final de todos los espíritus. En los universos exteriores a Havona el Padre del Paraíso solo aparece personalmente como energía pura y espíritu puro bajo la forma de los Ajustadores del Pensamiento y otras fragmentaciones similares.

42:11.2 (481.6) Los mecanismos no dominan la creación total de manera absoluta. El universo de universos in toto está concebido por la mente, hecho por la mente y administrado por la mente. Pero el mecanismo divino del universo de universos es demasiado perfecto como para que los métodos científicos de la mente finita del hombre puedan percibir ni el más mínimo rastro de la dominación de la mente infinita. Pues esa mente creadora, controladora y sostenedora no es ni mente material ni mente de criatura; es mente-espíritu que actúa en y desde los niveles creadores de la realidad divina.

42:11.3 (482.1) La aptitud para percibir y descubrir la mente en los mecanismos del universo depende enteramente de la aptitud, el alcance y la capacidad de la mente investigadora dedicada a observarlos. Las mentes del espacio-tiempo, organizadas a partir de las energías del tiempo y el espacio, están sujetas a los mecanismos del tiempo y el espacio.

42:11.4 (482.2) El movimiento y la gravitación del universo son facetas gemelas del mecanismo impersonal de espacio-tiempo del universo de universos. Los niveles de respuesta a la gravedad para el espíritu, la mente y la materia son totalmente independientes del tiempo, pero solo son independientes del espacio (no espaciales) los verdaderos niveles de realidad de espíritu. Los niveles de mente más altos del universo —los niveles de mente-espíritu— pueden también ser no espaciales, pero los niveles de la mente material, como la mente humana, responden a las interacciones de la gravitación del universo y solo dejan de responder en la medida en que se identifican con el espíritu. Los niveles de realidad-espíritu se reconocen por su contenido de espíritu, y la espiritualidad se mide en el tiempo y el espacio en proporción inversa a su respuesta a la gravedad lineal.

42:11.5 (482.3) La respuesta a la gravedad lineal es una medida cuantitativa de la energía que no es de espíritu. Toda masa —energía organizada— está sometida a esta sujeción salvo en la medida en que el movimiento y la mente actúan sobre ella. La gravedad lineal es la fuerza cohesiva de corto alcance del macrocosmos igual que las fuerzas de cohesión intraatómica son las fuerzas de corto alcance del microcosmos. La energía física materializada, organizada en la llamada materia, no puede atravesar el espacio sin afectar a la respuesta a la gravedad lineal. Aunque dicha respuesta a la gravedad es directamente proporcional a la masa, está tan modificada por el espacio intermedio que el resultado final expresado según el inverso del cuadrado de la distancia no es más que una aproximación. Al final el espacio termina por imponerse sobre la gravitación lineal gracias a las numerosas fuerzas supramateriales presentes en él, cuyas influencias antigravitatorias operan para neutralizar la acción de la gravedad y todas las respuestas relacionadas con ella.

42:11.6 (482.4) Los mecanismos cósmicos extremadamente complejos y de apariencia muy automática tienden siempre a ocultar la presencia interna de su mente originadora o creadora a todas y cada una de las inteligencias situadas por debajo de los niveles del universo correspondientes a la naturaleza y la capacidad del mecanismo en cuestión. Es inevitable, por lo tanto, que los mecanismos más altos del universo aparezcan ante los órdenes más bajos de criaturas como desprovistos de mente. La única excepción posible a esta conclusión sería presumir la presencia de la mente en el asombroso fenómeno de un universo que parece mantenerse por sí mismo, pero esa es una cuestión de filosofía más que de experiencia propiamente dicha.

42:11.7 (482.5) Puesto que la mente coordina el universo, la fijeza de los mecanismos no existe. El fenómeno de la evolución progresiva asociada al automantenimiento cósmico es universal. La capacidad evolutiva del universo es inagotable en la infinitud de la espontaneidad. El progreso hacia la unidad armoniosa, hacia una creciente síntesis experiencial superpuesta a una complejidad de relaciones cada vez mayor, solo lo podría establecer una mente controladora encaminada a un objetivo.

42:11.8 (482.6) Cuanto más alta sea la mente del universo asociada a un fenómeno cualquiera del universo, más difícil será de descubrir para los tipos más bajos de mente. Y puesto que la mente del mecanismo del universo es mente-espíritu creativa (la mente misma del Infinito), no podrá nunca ser descubierta ni percibida por mentes de niveles más bajos del universo, y mucho menos por la mente más baja de todas, la humana. La mente animal en evolución, aunque busca a Dios por naturaleza, no puede sola ni por sí misma conocer a Dios de forma inherente.

12. El patrón y la forma La dominación de la mente

42:12.1 (483.1) La evolución de los mecanismos implica e indica la presencia y la dominación ocultas de la mente creativa. La capacidad del intelecto mortal para concebir, diseñar y crear mecanismos automáticos pone de manifiesto las cualidades superiores, creativas e intencionales de la mente del hombre como influencia dominante en el planeta. La mente se extiende siempre hacia:

42:12.2 (483.2) 1. La creación de mecanismos materiales.

42:12.3 (483.3) 2. El descubrimiento de misterios ocultos.

42:12.4 (483.4) 3. La exploración de situaciones remotas.

42:12.5 (483.5) 4. La formulación de sistemas mentales.

42:12.6 (483.6) 5. El logro de metas de sabiduría.

42:12.7 (483.7) 6. La consecución de niveles de espíritu.

42:12.8 (483.8) 7. El cumplimiento de los destinos divinos: supremo, último y absoluto.

42:12.9 (483.9) La mente es siempre creativa. La dotación de mente de un individuo, ya sea animal, mortal, morontiano, ascendente de espíritu o haya logrado la finalización, está siempre capacitada para originar un cuerpo adecuado y útil para la identidad de la criatura viva. Pero el fenómeno de la presencia de una personalidad o el patrón de una identidad no son en sí mismos manifestaciones de energía, ni física, ni mental ni espiritual. La forma de la personalidad es el aspecto del patrón de un ser vivo; conlleva una disposición de energías, y esto, unido a la vida y al movimiento, constituye el mecanismo de existencia de la criatura.

42:12.10 (483.10) Hasta los seres de espíritu tienen forma, y estas formas de espíritu (estos patrones) son reales. Incluso los tipos más altos de personalidades de espíritu tienen formas, presencias de su personalidad análogas en todos los sentidos a los cuerpos mortales de Urantia. Casi todos los seres que se encuentran en los siete superuniversos poseen formas. Pero hay algunas excepciones a esta regla general. Los Ajustadores del Pensamiento parecen no tener forma hasta después de fusionarse con las almas supervivientes de sus compañeros mortales. Tampoco los Mensajeros Solitarios, los Espíritus Inspirados de la Trinidad, los Auxiliares Personales del Espíritu Infinito, los Mensajeros por Gravedad, los Registradores Trascendentales y algunos otros tienen forma reconocible. Pero estas son las pocas excepciones típicas. La gran mayoría posee una auténtica forma de personalidad, una forma característica de su individualidad que es reconocible y puede distinguirse personalmente.

42:12.11 (483.11) El enlace entre la mente cósmica y el ministerio de los espíritus-mente adjutores desarrolla un tabernáculo físico adecuado para el ser humano en evolución. La mente de la morontia individualiza del mismo modo la forma de la morontia para todos los supervivientes mortales. Igual que el cuerpo mortal es personal y característico de cada ser humano, la forma de la morontia será sumamente individual y adecuadamente característica de la mente creativa que la domina. Dos formas de morontia no se parecen entre sí más que dos cuerpos humanos cualquiera. Los Supervisores del Poder de la Morontia promueven, y las serafines acompañantes proporcionan, el material no diferenciado de la morontia con el que la vida de la morontia puede empezar su curso. Y después de la vida en la morontia se comprobará que las formas de espíritu son igualmente diversas, personales y características de sus respectivos moradores de mente-espíritu.

42:12.12 (483.12) En un mundo material pensáis que un cuerpo tiene un espíritu, pero nosotros consideramos que es el espíritu quien tiene un cuerpo. Los ojos materiales son en verdad las ventanas del alma nacida del espíritu. El espíritu es el arquitecto, la mente es el constructor, el cuerpo es el edificio material.

42:12.13 (484.1) Las energías físicas, espirituales y mentales, como tales y en sus estados puros, no interaccionan plenamente como actuales de los universos fenoménicos. En el Paraíso las tres energías tienen la misma naturaleza, en Havona se coordinan, mientras que en los niveles de los universos de las actividades finitas se dan todas las variantes de dominación material, mental y espiritual. En situaciones no personales del tiempo y el espacio, parece predominar la energía física, pero resulta también que cuanto más se aproxima la función de la mente-espíritu a la divinidad de propósito y a la supremacía de acción, más dominante se hace la fase de espíritu, y que en el nivel último la mente-espíritu puede llegar a dominar totalmente. En el nivel absoluto el espíritu es ciertamente dominante. Y a partir de ahí hacia los ámbitos del tiempo y el espacio, en todo lugar y tiempo en los que esté presente una realidad de espíritu divino y actúe una mente-espíritu real, siempre tiende a formarse un equivalente material o físico de esa realidad de espíritu.

42:12.14 (484.2) El espíritu es la realidad creativa. Su equivalente físico es el reflejo de la realidad de espíritu en el espacio-tiempo, la repercusión física de la acción creativa de la mente-espíritu.

42:12.15 (484.3) La mente domina universalmente la materia al tiempo que responde a su vez al sobrecontrol último del espíritu. Y en el hombre mortal, solo aquel cuya mente se somete libremente a la dirección del espíritu puede esperar sobrevivir a la existencia mortal en el espacio-tiempo como hijo inmortal del mundo eterno de espíritu del Supremo, el Último y el Absoluto: del Infinito.

42:12.16 (484.4) [Presentado a requerimiento de Gabriel por un Mensajero Poderoso de servicio en Nebadon.]

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