Documento 41 - Los aspectos físicos del universo local

   
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El libro de Urantia

Documento 41

Los aspectos físicos del universo local

41:0.1 (455.1) EL fenómeno que caracteriza el espacio y que diferencia a cada creación local de todas las demás es la presencia del Espíritu Creativo. Todo Nebadon está permeado con certeza por la presencia en el espacio de la Ministra Divina de Salvington, y esta presencia termina con la misma certeza en las fronteras exteriores de nuestro universo local. Lo que está permeado por el Espíritu Madre de nuestro universo local es Nebadon; lo que se extiende más allá de su presencia en el espacio está fuera de Nebadon. Son las regiones de espacio del superuniverso de Orvonton exteriores a Nebadon correspondientes a otros universos locales.

41:0.2 (455.2) La organización administrativa del gran universo muestra una división bien definida entre los gobiernos del universo central, de los superuniversos y de los universos locales, y estas divisiones tienen su paralelismo astronómico en la separación espacial existente entre Havona y los siete superuniversos, sin embargo no existen unas líneas tan claras de demarcación física que separen las creaciones locales. Incluso los sectores mayores y menores de Orvonton son (para nosotros) claramente distinguibles, pero no es tan fácil identificar las fronteras físicas de los universos locales. Esto se debe a que estas creaciones locales se organizan administrativamente según ciertos principios creativos que gobiernan la segmentación de la carga total de energía de un superuniverso, mientras que sus componentes físicos, las esferas del espacio —soles, islas oscuras, planetas, etc.— tienen su origen principalmente en las nebulosas, y estas hacen su aparición astronómica de acuerdo con ciertos planes precreativos (trascendentales) de los Arquitectos del Universo Maestro.

41:0.3 (455.3) Una o más de estas nebulosas —incluso muchas— pueden englobarse dentro del dominio de un solo universo local, y así se formó físicamente Nebadon a partir de la progenie estelar y planetaria de Andronover y otras nebulosas. Las esferas de Nebadon son de ascendencia nebular diversa, pero todas tuvieron cierta comunidad mínima de movimiento espacial que fue ajustada inteligentemente por los directores del poder para formar nuestro presente agregado de cuerpos del espacio, que viajan juntos como una unidad contigua por las órbitas del superuniverso.

41:0.4 (455.4) Esta es la constitución de la nube local de estrellas de Nebadon, que gira hoy en una órbita cada vez más asentada alrededor del centro sagitario del sector menor de Orvonton al que pertenece nuestra creación local.

1. Los centros del poder de Nebadon

41:1.1 (455.5) Las nebulosas espirales y otras, las ruedas madre de las esferas del espacio, son iniciadas por los organizadores paradisiacos de la fuerza. Tras la evolución nebular de la respuesta a la gravedad, estos son reemplazados en su función en los superuniversos por los centros del poder y los controladores físicos, que asumen de inmediato la responsabilidad plena de dirigir la evolución física de las generaciones resultantes de vástagos estelares y planetarios. Con la llegada de nuestro Hijo Creador, esta supervisión física del preuniverso de Nebadon fue inmediatamente coordinada con su plan de organización del universo. Dentro de los dominios de este Hijo de Dios del Paraíso, los Centros Supremos del Poder y los Controladores Físicos Maestros colaboraron con los Supervisores del Poder de la Morontia, y con otros que aparecieron posteriormente, para producir el vasto complejo de líneas de comunicación, circuitos de energía y caminos del poder que ligan firmemente los múltiples cuerpos del espacio de Nebadon en una unidad administrativa integrada.

41:1.2 (456.1) Hay cien Centros Supremos del Poder del orden cuarto asignados a nuestro universo local de forma permanente. Estos seres reciben las líneas entrantes de poder de los centros de tercer orden de Uversa y retransmiten los circuitos rebajados y modificados a los centros del poder de nuestras constelaciones y sistemas. Estos centros del poder actúan asociadamente para producir el sistema vivo de control e igualación que mantiene el equilibrio y la distribución de las que de otra manera serían energías fluctuantes y variables. Sin embargo, los centros del poder no se ocupan de los trastornos transitorios y locales de la energía, como manchas solares o perturbaciones eléctricas del sistema. La luz y la electricidad no son las energías básicas del espacio; son manifestaciones secundarias y subsidiarias.

41:1.3 (456.2) Los cien centros del universo local están emplazados en Salvington donde actúan en el centro exacto de energía de esa esfera. Las esferas arquitectónicas tales como Salvington, Edentia y Jerusem están iluminadas, calentadas y energizadas por métodos que las hacen totalmente independientes de los soles del espacio. Estas esferas fueron construidas —hechas por encargo— por los centros del poder y los controladores físicos, y fueron diseñadas para ejercer una poderosa influencia sobre la distribución de la energía. Mediante sus presencias vivas y basando sus actividades en estos puntos focales de control de la energía, los centros del poder fijan la dirección de las energías físicas del espacio y las canalizan. Estos circuitos de energía son básicos para todos los fenómenos físico-materiales y morontia-espirituales.

41:1.4 (456.3) Diez Centros Supremos del Poder del orden quinto están asignados a cada una de las subdivisiones principales de Nebadon, las cien constelaciones. En Norlatiadek, vuestra constelación, no están emplazados en la esfera sede sino en el centro del enorme sistema estelar que constituye el núcleo físico de la constelación. En Edentia hay diez controladores mecánicos asociados y diez frandalanks que están en enlace perfecto y constante con los centros del poder cercanos.

41:1.5 (456.4) Un Centro Supremo del Poder del orden sexto está emplazado en el foco exacto de gravedad de cada sistema local. En el sistema de Satania, el centro del poder asignado ocupa una isla oscura del espacio ubicada en el centro astronómico del sistema. Muchas de estas islas oscuras son inmensas dinamos que movilizan y fijan la dirección de ciertas energías-espacio, y estas circunstancias naturales son utilizadas eficazmente por el Centro del Poder de Satania, cuya masa viva funciona como enlace con los centros más altos, y dirige las corrientes del poder más materializado hacia los Controladores Físicos Maestros que están en los planetas evolutivos del espacio.

2. Los controladores físicos de Satania

41:2.1 (456.5) Los Controladores Físicos Maestros sirven con los centros del poder en todo el gran universo, pero en un sistema local como Satania sus funciones son más fáciles de comprender. Satania es uno de los cien sistemas locales que forman la organización administrativa de la constelación de Norlatiadek, y tiene como vecinos inmediatos los sistemas de Sandmatia, Assuntia, Porogia, Sortoria, Rantulia y Glantonia. Los sistemas de Norlatiadek difieren en muchos sentidos, pero todos son evolutivos y progresivos, exactamente igual que Satania.

41:2.2 (457.1) El mismo Satania se compone de más de siete mil grupos astronómicos o sistemas físicos, de los cuales solo unos pocos tuvieron un origen similar al de vuestro sistema solar. El centro astronómico de Satania es una enorme isla oscura del espacio que, con sus esferas acompañantes, está situada no lejos de la sede del gobierno del sistema.

41:2.3 (457.2) Excepto por la presencia del centro del poder asignado, la supervisión de todo el sistema de energía física de Satania se centra en Jerusem. Un Controlador Físico Maestro emplazado en esta esfera sede trabaja en coordinación con el centro del poder del sistema, y sirve como jefe de enlace de los inspectores del poder que tienen su sede en Jerusem y actúan en todo el sistema local.

41:2.4 (457.3) El encircuitamiento y la canalización de la energía están supervisados por los quinientos mil manipuladores vivos e inteligentes de la energía repartidos por todo Satania. A través de la acción de estos controladores físicos, los centros del poder supervisores tienen un control completo y perfecto de la mayoría de las energías básicas del espacio, incluyendo las emanaciones de los orbes muy calientes y de las esferas oscuras cargadas de energía. Este grupo de entidades vivas puede movilizar, transformar, transmutar, manipular y transmitir casi todas las energías físicas del espacio organizado.

41:2.5 (457.4) La vida tiene capacidad inherente para movilizar y transmutar la energía universal. Estáis familiarizados con la acción de la vida vegetal que transforma la energía material de la luz en las diversas manifestaciones del reino vegetal. También conocéis en parte el método por el que esta energía de los vegetales se puede convertir en fenómenos de actividad animal, pero no sabéis prácticamente nada de la técnica de los directores del poder y de los controladores físicos, que están dotados de la capacidad de movilizar, transformar, fijar la dirección y concentrar las múltiples energías del espacio.

41:2.6 (457.5) Estos seres de los campos de la energía no se ocupan directamente de la energía como factor componente de las criaturas vivas, ni siquiera del ámbito de la química fisiológica. A veces se ocupan de los preliminares físicos de la vida, de la elaboración de los sistemas de energía que pueden servir como vehículos físicos para las energías vivas de los organismos materiales elementales. En cierto modo, los controladores físicos están relacionados con las manifestaciones previvas de la energía material, igual que los espíritus-mente adjutores se ocupan de las funciones preespirituales de la mente material.

41:2.7 (457.6) Estas criaturas inteligentes que controlan el poder y la dirección de la energía deben ajustar su técnica a cada esfera de acuerdo con la constitución y la arquitectura físicas de ese planeta. Utilizan indefectiblemente los cálculos y deducciones de sus respectivos equipos de físicos y otros asesores técnicos respecto a la influencia local de los soles muy calientes y otros tipos de estrellas sobrecargadas. Deben incluso tener en cuenta los enormes gigantes fríos y oscuros del espacio y las nubes plagadas de polvo de estrellas. Todas estas cosas materiales están involucradas en los problemas prácticos de la manipulación de la energía.

41:2.8 (457.7) La supervisión de la energía-poder de los mundos evolutivos habitados es responsabilidad de los Controladores Físicos Maestros, pero estos seres no son responsables de todos los desajustes de la energía que ocurren en Urantia. Estos trastornos tienen muchas causas, algunas de ellas fuera del campo y del control de los custodios físicos. Urantia se encuentra entre líneas de formidables energías, un pequeño planeta en el circuito de masas gigantescas, y a veces los controladores locales necesitan a un número enorme de miembros de su orden para intentar equilibrar estas líneas de energía. Lo consiguen bastante bien en los circuitos físicos de Satania, pero tienen dificultades para aislar al planeta de las poderosas corrientes de Norlatiadek.

3. Nuestros compañeros estelares

41:3.1 (458.1) Hay más de dos mil soles brillantes que irradian luz y energía en Satania, y vuestro propio sol es un orbe resplandeciente de tipo medio. De los treinta soles más cercanos al vuestro, solo tres son más brillantes. Los Directores del Poder del Universo inician las corrientes especializadas de energía que actúan entre las estrellas y sus respectivos sistemas. Estos hornos solares, juntamente con los gigantes oscuros del espacio, sirven a los centros del poder y a los controladores físicos como estaciones de paso para concentrar y fijar efectivamente la dirección de los circuitos de energía de las creaciones materiales.

41:3.2 (458.2) Los soles de Nebadon no son distintos a los de otros universos. La composición material de todos los soles, islas oscuras, planetas y satélites, incluso meteoros, es totalmente idéntica. Estos soles tienen un diámetro medio de alrededor de un millón seiscientos mil kilómetros, aunque el de vuestro propio orbe solar es ligeramente menor. La estrella más grande del universo, la nube estelar de Antares, tiene cuatrocientas cincuenta veces el diámetro de vuestro sol y sesenta millones de veces su volumen. Pero hay abundante espacio para alojar a todos estos enormes soles. Tienen, en comparación, tanto sitio en el espacio como el que tendría una docena de naranjas circulando por el interior de Urantia, si el planeta fuera un globo hueco.

41:3.3 (458.3) Cuando una rueda madre nebular arroja soles demasiado grandes, estos no tardan en romperse o en formar estrellas dobles. En origen todos los soles son puramente gaseosos, aunque más tarde puedan existir en estado semilíquido de forma transitoria. Cuando vuestro sol alcanzó este estado cuasi líquido de presión de supergases no era lo bastante grande como para partirse por el ecuador, que es uno de los tipos de formación de estrellas dobles.

41:3.4 (458.4) Cuando estas abrasadoras esferas son menores a la décima parte de vuestro sol, se contraen, se condensan y se enfrían rápidamente. Cuando tienen más de treinta veces su tamaño —o más bien su contenido bruto de materia real— los soles se escinden rápidamente en dos cuerpos separados, que pueden convertirse en centros de nuevos sistemas o bien permanecer cada uno dentro de la atracción de la gravedad del otro, girando alrededor de un centro común como un tipo de estrella doble.

41:3.5 (458.5) La más reciente de las grandes erupciones cósmicas de Orvonton fue la extraordinaria explosión de una estrella doble cuya luz llegó a Urantia el año 1572 d. C. Esta conflagración fue tan intensa que se vio claramente la explosión en pleno día.

41:3.6 (458.6) No todas las estrellas son sólidas, aunque muchas de las más antiguas sí lo son. Algunas de las estrellas rojizas que brillan débilmente han adquirido en el centro de sus enormes masas una densidad que se podría expresar diciendo que un centímetro cúbico de dicha estrella, si estuviera en Urantia, pesaría ciento sesenta y seis kilos. Como consecuencia de la enorme presión, acompañada por pérdida de calor y de energía circulante, se han ido aproximando cada vez más las órbitas de las unidades materiales básicas hasta estar ya muy cerca del estado de condensación electrónica. Este proceso de enfriamiento y contracción puede continuar hasta el punto límite y crítico de condensación ultimatónica que provoca la explosión de la estrella.

41:3.7 (459.1) La mayoría de los soles gigantes son relativamente jóvenes; la mayoría de las estrellas enanas son viejas, aunque no todas. Las enanas procedentes de colisiones pueden ser muy jóvenes y resplandecer con una intensa luz blanca sin haber conocido nunca la etapa roja inicial de brillo juvenil. Tanto los soles muy jóvenes como los muy viejos brillan habitualmente con un resplandor rojizo. El matiz amarillento indica final de juventud o principio de vejez, en cambio, la luz blanca brillante significa una vida adulta vigorosa y prolongada.

41:3.8 (459.2) Aunque no todos los soles adolescentes pasan, al menos visiblemente, por una etapa pulsante, cuando miráis hacia el espacio podéis observar muchas de estas estrellas más jóvenes cuyos gigantescos tirones respiratorios requieren de dos a siete días para completar un ciclo. Vuestro propio sol sigue presentando vestigios decrecientes de las imponentes protuberancias de sus días más jóvenes, pero su periodo se ha alargado desde las antiguas pulsaciones de tres días y medio hasta los ciclos presentes de manchas solares de once años y medio.

41:3.9 (459.3) Las variables estelares tienen numerosos orígenes. En algunas estrellas dobles, las mareas causadas por los rápidos cambios de distancia al girar los dos cuerpos alrededor de sus órbitas ocasionan también fluctuaciones de luz periódicas. Estas variaciones de la gravedad producen llamaradas constantes y recurrentes, igual que la captura de meteoros por la acreción de material-energía en la superficie daría como resultado un destello de luz relativamente repentino que se apaga rápidamente hasta perderse en el brillo normal de ese sol. A veces, un sol captura una corriente de meteoros en una línea de oposición reducida a la gravedad y, ocasionalmente, las colisiones producen llamaradas estelares, pero la mayoría de estos fenómenos se debe por completo a fluctuaciones internas.

41:3.10 (459.4) En un grupo de estrellas variables, el periodo de fluctuación de la luz depende directamente de su luminosidad, y el conocimiento de este hecho permite a los astrónomos utilizar estos soles como faros universales o puntos precisos de medición para la exploración ulterior de cúmulos distantes de estrellas. Mediante esta técnica es posible medir con gran precisión distancias estelares de hasta más de un millón de años luz. Mejores métodos de medición del espacio y una técnica telescópica más avanzada mostrarán más plenamente en su día las diez grandes divisiones del superuniverso de Orvonton. Podréis reconocer al menos ocho de estos inmensos sectores como enormes cúmulos de estrellas bastante simétricos.

4. La densidad de los soles

41:4.1 (459.5) La masa de vuestro sol es algo mayor a los cerca de dos mil cuatrillones (1,8 x 1027) de toneladas estimados por vuestros físicos. Se encuentra ahora más o menos a medio camino entre las estrellas más densas y las más difusas, con una densidad aproximada de una vez y media la del agua. Pero vuestro sol no es ni líquido ni sólido —es gaseoso— y esto es cierto a pesar de la dificultad de explicar cómo puede alcanzar la materia gaseosa esas densidades e incluso otras mucho mayores.

41:4.2 (459.6) Los estados gaseoso, líquido y sólido son relaciones atómico-moleculares, pero la densidad es una relación entre espacio y masa. La densidad varía de forma directamente proporcional a la cantidad de masa en el espacio e inversamente proporcional a la cantidad de espacio en la masa, del espacio que hay entre los núcleos centrales de la materia y las partículas que giran alrededor de estos centros, así como del espacio que hay dentro de dichas partículas materiales.

41:4.3 (459.7) Las estrellas en enfriamiento pueden ser físicamente gaseosas y enormemente densas al mismo tiempo. No estáis familiarizados con los supergases solares, pero estas y otras formas poco usuales de la materia explican cómo incluso los soles no sólidos pueden alcanzar una densidad igual a la del hierro —aproximadamente la misma que la de Urantia— y encontrarse sin embargo en un estado gaseoso extremadamente caliente que les permite continuar funcionando como soles. Los átomos de estos supergases densos son excepcionalmente pequeños y contienen pocos electrones. Estos soles han perdido también gran parte de sus reservas de energía de ultimatones libres.

41:4.4 (460.1) Uno de los soles cercanos a vosotros, que comenzó su vida con aproximadamente la misma masa que el vuestro, se ha contraído ahora hasta casi el tamaño de Urantia y se ha hecho cuarenta mil veces más denso que vuestro sol. El peso de este sólido-gaseoso frío-caliente es de aproximadamente cincuenta y cinco kilogramos por centímetro cúbico. Y este sol sigue brillando con un tenue resplandor rojizo, la débil luz senil de un monarca de luz moribundo.

41:4.5 (460.2) Sin embargo, la mayoría de los soles no son tan densos. Uno de vuestros vecinos más cercanos tiene una densidad exactamente igual a la de vuestra atmósfera a nivel del mar. Si estuvierais en el interior de ese sol, no podríais distinguir nada. Y si la temperatura lo permitiera, podrías penetrar en la mayoría de los soles que centellean en el cielo nocturno y no notar más materia que la que percibís en el aire de vuestras salas de estar terrestres.

41:4.6 (460.3) La densidad del gigantesco sol de Veluntia, uno de los más grandes de Orvonton, es de tan solo la milésima parte de la de la atmósfera de Urantia. Si su composición fuera similar a la de vuestra atmósfera y no estuviera sobrecalentado, habría tal vacío que los seres humanos se ahogarían en el acto si estuvieran en su interior o en su superficie.

41:4.7 (460.4) Otro de los gigantes de Orvonton tiene ahora una temperatura en superficie algo inferior a mil seiscientos cincuenta grados. Su diámetro es de más de cuatrocientos ochenta millones de kilómetros, espacio más que suficiente para alojar vuestro sol y la órbita presente de vuestro planeta. Y sin embargo, a pesar de su enorme tamaño —más de cuarenta millones de veces el de vuestro sol— su masa es solo unas treinta veces mayor. Estos enormes soles tienen una periferia que se extiende hasta casi alcanzarse entre sí.

5. La radiación solar

41:5.1 (460.5) Los soles del espacio no son muy densos, y eso lo demuestran los chorros continuos de energías-luz que escapan de ellos. Una densidad demasiado grande retendría la luz por opacidad hasta que la presión de la energía-luz alcanzara el punto de explosión. Hay una enorme presión de luz o gas dentro de un sol que le hace emitir una corriente tal de energía que penetra en el espacio hasta millones y millones de kilómetros para energizar, iluminar y calentar los lejanos planetas. Cinco metros de superficie con la densidad de Urantia impedirían eficazmente el escape de todos los rayos X y todas las energías-luz de un sol, hasta que la creciente presión interna de la acumulación de energías resultante de la desmembración atómica venciera a la gravedad con una tremenda explosión hacia el exterior.

41:5.2 (460.6) En presencia de gases propulsores, la luz es altamente explosiva cuando está confinada a temperaturas altas por muros opacos de contención. La luz es real. Tal como valoráis la energía y el poder en vuestro mundo, la luz solar sería rentable a dos millones de dólares el kilo.

41:5.3 (460.7) El interior de vuestro sol es un inmenso generador de rayos X. Los soles se sostienen desde dentro por el bombardeo incesante de estas poderosas emanaciones.

41:5.4 (460.8) Un electrón estimulado por rayos X necesita más de medio millón de años para abrirse camino desde el centro mismo de un sol de tipo medio hasta la superficie solar. A partir de ahí empieza su aventura en el espacio, tal vez para calentar un planeta habitado, para ser captado por un meteoro, para participar en el nacimiento de un átomo, para ser atraído por una isla oscura del espacio altamente cargada o para terminar su vuelo espacial cayendo finalmente en la superficie de un sol similar al de su origen.

41:5.5 (461.1) Los rayos X del interior de un sol cargan a unos electrones ya muy calentados y agitados con suficiente energía para propulsarlos a través del espacio, superar la multitud de influencias obstaculizadoras de la materia intermedia y, a pesar de las atracciones divergentes de la gravedad, continuar hasta las lejanas esferas de sistemas remotos. La gran energía de velocidad requerida para escapar a la sujeción de la gravedad de un sol es suficiente para asegurar que el rayo de sol seguirá su viaje sin perder velocidad hasta encontrarse con masas considerables de materia, con lo cual se transforma rápidamente en calor con la liberación de otras energías.

41:5.6 (461.2) La energía, ya sea como luz o bajo otras formas, se desplaza en línea recta en su vuelo por el espacio. Las partículas provistas de existencia material atraviesan el espacio como una descarga de fusilería. Avanzan en línea o procesión recta e ininterrumpida excepto cuando actúan sobre ellas fuerzas superiores y porque obedecen siempre a la atracción de la gravedad lineal inherente a las masas materiales y a la presencia de la gravedad circular de la Isla del Paraíso.

41:5.7 (461.3) Puede parecer que la energía solar se propaga en ondas, pero eso se debe a la acción de diversas influencias coexistentes. Una forma dada de energía organizada no avanza en ondas sino en línea recta. La presencia de una segunda o una tercera forma de energía-fuerza puede hacer que la corriente observada parezca moverse en formación ondulada, igual que en una tormenta cegadora acompañada de fuerte viento, el agua parece a veces caer en forma de cortina o formando ondas. De hecho, las gotas de lluvia caen en procesión ininterrumpida de líneas rectas, y esa apariencia de ondas o de cortinas se debe a la acción del viento.

41:5.8 (461.4) La acción de ciertas energías secundarias y otras no descubiertas presentes en las regiones del espacio de vuestro universo local es tal que las emanaciones de luz solar parecen producir ciertos fenómenos ondulatorios, así como trocearse en porciones infinitesimales de longitud y peso determinados. Y eso es exactamente lo que sucede desde un punto de vista práctico. No podéis esperar llegar a comprender mejor el comportamiento de la luz hasta que no tengáis un concepto más claro de la interacción y la interrelación de las varias fuerzas-espacio y energías solares que operan en las regiones del espacio de Nebadon. Vuestra presente confusión se debe también a que captáis de forma incompleta este problema en el que están involucradas actividades interasociadas del control personal y no personal del universo maestro: las presencias, las actuaciones y la coordinación del Actor Conjunto y el Absoluto No Cualificado.

6. El calcio, el vagabundo del espacio

41:6.1 (461.5) A la hora de descifrar los fenómenos espectrales, se debe recordar que el espacio no está vacío; que la luz, al atravesar el espacio, es modificada a veces ligeramente por las diversas formas de materia y energía que circulan por todo el espacio organizado. Algunas de las líneas que indican materia desconocida y que aparecen en el espectro de vuestro sol se deben a modificaciones de elementos bien conocidos que flotan por todo el espacio hechos añicos, víctimas atómicas de encarnizados encuentros entre elementos solares. Entre estos desechos errantes que pululan por el espacio destacan el sodio y el calcio.

41:6.2 (461.6) El calcio es de hecho el elemento principal que impregna de materia todo el espacio de Orvonton. Todo nuestro superuniverso está espolvoreado de piedra finísimamente pulverizada. La piedra es literalmente el material de construcción básico de los planetas y las esferas del espacio. La nube cósmica, el gran manto del espacio, se compone en su mayor parte de átomos de calcio modificados. El átomo de piedra es uno de los elementos más prevalentes y persistentes. No solo soporta la ionización solar —la escisión— sino que persiste como identidad asociativa incluso después de haber sido maltratado por los destructivos rayos X y destrozado por las altas temperaturas solares. El calcio posee una individualidad y una longevidad superiores a las de todas las formas más comunes de la materia.

41:6.3 (462.1) Tal como han sospechado vuestros físicos, estos restos mutilados de calcio solar cabalgan literalmente sobre los rayos de luz recorriendo distancias variables, lo que facilita enormemente su amplia diseminación por todo el espacio. El átomo de sodio, tras ciertas modificaciones, también es capaz de locomoción mediante luz y energía. La proeza del calcio es aún más notable al tener este elemento casi el doble de masa que el sodio. La difusión del calcio por el espacio local se debe al hecho de que se escapa de la fotosfera solar, bajo una forma modificada, cabalgando literalmente sobre los rayos solares salientes. De todos los elementos solares, el calcio, a pesar de su mole relativa —al contener como contiene veinte electrones giratorios— es el que consigue escapar mejor del interior solar hacia los mundos del espacio. Esto explica por qué hay en el Sol una capa de calcio, una superficie de piedra gaseosa, de más de nueve mil seiscientos kilómetros de espesor; y eso a pesar de tener debajo diecinueve elementos más ligeros y muchos otros más pesados.

41:6.4 (462.2) El calcio es un elemento activo y versátil a las temperaturas solares. El átomo de piedra tiene, en sus dos circuitos electrónicos exteriores, dos electrones ágiles y poco ligados que están muy cerca el uno del otro. En la lucha atómica pierde pronto su electrón exterior, tras lo cual se pone a hacer malabarismos magistrales con el electrón diecinueve al que hace ir y venir entre los circuitos diecinueve y veinte de revolución electrónica. Al lanzar más de veinticinco mil veces por segundo a este electrón diecinueve de una órbita a otra entre la suya propia y la de su compañero perdido, un átomo mutilado de piedra consigue desafiar parcialmente la gravedad y cabalgar sobre las corrientes emergentes de luz y energía, los rayos solares, hacia la libertad y la aventura. Este átomo de calcio avanza mediante sacudidas alternativas que le propulsan hacia adelante, agarrando y soltando el rayo de sol unas veinticinco mil veces por segundo. Y esta es la razón por la cual la piedra es el componente principal de los mundos del espacio: el calcio es el más experto en evadirse de la prisión solar.

41:6.5 (462.3) La agilidad de este acrobático electrón del calcio se hace patente en el hecho de que, cuando es lanzado por las fuerzas solares de la temperatura y los rayos X al círculo de la órbita más alta, solo permanece en esa órbita aproximadamente una millonésima de segundo; pero antes de que el poder de gravedad eléctrica del núcleo atómico le haga volver a su antigua órbita, es capaz de completar un millón de revoluciones alrededor del centro atómico.

41:6.6 (462.4) Vuestro sol se ha desprendido de una parte considerable de su calcio, pues perdió enormes cantidades durante sus erupciones convulsivas a raíz de la formación del sistema solar. Gran parte del calcio solar está ahora en la corteza exterior del Sol.

41:6.7 (462.5) Debe recordarse que los análisis espectrales muestran solo la composición de la superficie del Sol. Por ejemplo, los espectros solares presentan muchas líneas del hierro cuando el hierro no es el elemento principal del Sol. Este fenómeno se debe casi por completo a la temperatura presente de la superficie del Sol, algo inferior a 3300 grados, una temperatura muy favorable al registro del espectro del hierro.

7. Las fuentes de la energía solar

41:7.1 (463.1) La temperatura interna de muchos de los soles, incluso del vuestro, es mucho más alta de lo que se suele creer. En el interior de un sol no existen prácticamente átomos completos; están todos más o menos destrozados por el intenso bombardeo de rayos X propio de esas altas temperaturas. Con independencia de los elementos materiales que puedan aparecer en las capas exteriores de un sol, los que están en el interior se vuelven muy similares por la acción disociadora de los disruptivos rayos X. El rayo X es el gran igualador de la existencia atómica.

41:7.2 (463.2) La temperatura de la superficie de vuestro sol es de casi 3300 grados, pero aumenta rápidamente hacia el interior hasta alcanzar la increíble magnitud de unos 19 400 000 grados en las regiones centrales. (Todas estas temperaturas corresponden a vuestra escala Celsius.)

41:7.3 (463.3) Todos estos fenómenos suponen un enorme gasto de energía. Estas son las fuentes de energía solar en orden de importancia:

41:7.4 (463.4) 1. La aniquilación de átomos y, al final, de electrones.

41:7.5 (463.5) 2. La transmutación de elementos, incluido el grupo radioactivo de energías así liberadas.

41:7.6 (463.6) 3. La acumulación y transmisión de ciertas energías-espacio universales.

41:7.7 (463.7) 4. La materia del espacio y los meteoros que se precipitan sin cesar dentro de los soles resplandecientes.

41:7.8 (463.8) 5. La contracción solar; el enfriamiento y la consiguiente contracción de un sol produce una energía y un calor a veces mayores que los proporcionados por la materia del espacio.

41:7.9 (463.9) 6. La acción de la gravedad a altas temperaturas transforma cierto poder hecho circuito en energías radiantes.

41:7.10 (463.10) 7. La luz y otras materias recapturadas que son atraídas de vuelta al sol después de haber salido de él, junto con otras energías de origen extrasolar.

41:7.11 (463.11) Un manto regulador de gases calientes (a veces a millones de grados de temperatura) envuelve los soles, estabiliza la pérdida de calor e impide cualquier fluctuación peligrosa en la disipación del calor. Durante la vida activa de un sol la temperatura interna de 19 400 000 grados permanece casi constante con total independencia de la caída progresiva de la temperatura externa.

41:7.12 (463.12) Podríais intentar imaginar los 19 400 000 grados de calor, asociados a ciertas presiones de la gravedad, como el punto de ebullición electrónica. Bajo tales presiones y temperaturas todos los átomos se degradan y desintegran en sus componentes electrónicos y sus otros componentes ancestrales. Incluso los electrones y otras asociaciones de ultimatones pueden desintegrarse, aunque los soles no son capaces de degradar los ultimatones.

41:7.13 (463.13) La acción de estas temperaturas solares acelera enormemente los ultimatones y los electrones, al menos los electrones que siguen existiendo en estas condiciones. Os daréis cuenta de lo que significa la alta temperatura en la aceleración de las actividades ultimatónicas y electrónicas cuando os paréis a pensar que una gota de agua común contiene más de mil trillones de átomos. Es la energía de más de cien caballos de vapor ejercida continuamente durante dos años. El calor total emitido ahora cada segundo por el sol del sistema solar es suficiente para hervir toda el agua de todos los océanos de Urantia en un solo segundo.

41:7.14 (464.1) Solo los soles situados en los canales directos de las corrientes principales de energía del universo pueden brillar para siempre. Estos hornos solares arden indefinidamente, ya que son capaces de reponer sus pérdidas materiales tomando energía de la fuerza-espacio y de otras energías circulantes análogas. Pero las estrellas muy alejadas de estos canales principales de recarga están destinadas al agotamiento de su energía, a enfriarse gradualmente y terminar por apagarse.

41:7.15 (464.2) Esos soles muertos o moribundos pueden ser rejuvenecidos por el impacto de una colisión o ser recargados por ciertas islas no luminosas de energía del espacio o cuando roban por gravedad a soles o sistemas cercanos más pequeños. La mayoría de los soles muertos revivirán mediante estas u otras técnicas evolutivas. Los que finalmente no se recarguen de este modo están destinados a la disrupción explosiva de su masa cuando la condensación gravitatoria alcance el nivel crítico de condensación ultimatónica causada por la presión de la energía. Los soles que así desaparecen se convierten en una de las formas más raras de energía, admirablemente adecuada para energizar otros soles situados más favorablemente.

8. Las reacciones de la energía solar

41:8.1 (464.3) En aquellos soles que están encircuitados en los canales de energía-espacio, la energía solar se libera mediante varias cadenas complejas de reacción nuclear, la más común de las cuales es la reacción hidrógeno-carbono-helio. En esta metamorfosis, el carbono actúa como catalizador de energía, puesto que no sufre ningún cambio efectivo en este proceso de conversión del hidrógeno en helio. Bajo ciertas condiciones de alta temperatura, el hidrógeno penetra los núcleos del carbono. Puesto que el carbono no puede contener más que cuatro de estos protones, cuando se alcanza este estado de saturación, comienza a emitir protones tan rápidamente como llegan los nuevos. En esta reacción, las partículas entrantes de hidrógeno salen como átomos de helio.

41:8.2 (464.4) La reducción del contenido de hidrógeno aumenta la luminosidad de un sol. En los soles destinados a apagarse, la cima de la luminosidad se alcanza en el punto de agotamiento del hidrógeno. Tras este punto, el brillo se mantiene mediante el proceso resultante de contracción gravitatoria. Esa estrella terminará por convertirse en lo que se conoce como una enana blanca: una esfera extremadamente condensada.

41:8.3 (464.5) En grandes soles —pequeñas nebulosas circulares—, tras el agotamiento del hidrógeno y la subsiguiente contracción gravitatoria, si dicho cuerpo no es lo suficientemente opaco como para retener la presión interna que sostiene las regiones gaseosas exteriores, se produce un desmoronamiento repentino. Los cambios eléctrico-gravitatorios dan origen a inmensas cantidades de pequeñas partículas desprovistas de potencial eléctrico y que escapan rápidamente del interior solar, provocando así el desmoronamiento de un sol gigantesco en pocos días. Una de esas emigraciones de «partículas fugitivas» fue la causa del desmoronamiento de la gigantesca nova de la nebulosa Andrómeda hace unos cincuenta años. Este enorme cuerpo estelar se desmoronó en cuarenta minutos del tiempo de Urantia.

41:8.4 (464.6) Por lo general, esta vasta extrusión de materia continúa existiendo en forma de extensas nubes de gases nebulares alrededor del sol residual que se enfría. Todo esto explica el origen de muchos tipos de nebulosas irregulares, como la nebulosa del Cangrejo, que tuvo su origen hace unos novecientos años y muestra todavía su esfera madre como una estrella solitaria cerca del centro de esta masa nebular irregular.

9. La estabilidad de los soles

41:9.1 (465.1) Los soles más grandes ejercen tal control gravitatorio sobre sus electrones que la luz solo se escapa con ayuda de los poderosos rayos X. Estos rayos colaboradores penetran todo el espacio y participan en el mantenimiento de las asociaciones ultimatónicas básicas de energía. Las grandes pérdidas de energía de los primeros tiempos de un sol, que se producen tras alcanzar su temperatura máxima —por encima de los 19 400 000 grados—, no se deben tanto al escape de luz como a la fuga de ultimatones. Estas energías ultimatónicas escapan hacia el espacio durante la adolescencia solar como una verdadera explosión de energía para emprender la aventura de la asociación electrónica y la materialización de la energía.

41:9.2 (465.2) Los átomos y los electrones están sometidos a la gravedad. Los ultimatones no están sometidos a la gravedad local, a la interacción de la atracción material, pero obedecen plenamente a la gravedad absoluta o paradisiaca, a la tendencia, al viraje, del círculo universal y eterno del universo de universos. La energía ultimatónica no obedece a la atracción de la gravedad lineal o directa de masas materiales cercanas o lejanas, pero vira siempre fiel al circuito de la gran elipse de la extensa creación.

41:9.3 (465.3) Vuestro propio centro solar irradia anualmente casi cien mil millones de toneladas de materia propiamente dicha, mientras que los soles gigantes pierden materia a un ritmo prodigioso durante su crecimiento inicial, los primeros mil millones de años. La vida de un sol se hace estable una vez que ha alcanzado el máximo de su temperatura interna y empiezan a ser liberadas las energías subatómicas. Y es justamente en ese punto crítico cuando tienden a producirse pulsaciones convulsivas en los soles más grandes.

41:9.4 (465.4) La estabilidad de los soles depende por completo del equilibrio entre gravedad y calor: presiones enormes contrapesadas por temperaturas inimaginables. La elasticidad del gas interior de los soles sostiene las capas de materiales variados que los recubren, y cuando la gravedad y el calor están en equilibrio, el peso de los materiales exteriores iguala exactamente la presión de la temperatura de los gases interiores subyacentes. En muchas de las estrellas más jóvenes, una condensación gravitatoria continuada produce temperaturas internas en constante aumento, y a medida que el calor interior sube, la presión interior de los vientos de supergás producida por los rayos X se hace tan grande que, en conexión con el movimiento centrífugo, el sol empieza a lanzar sus capas exteriores al espacio para compensar el desequilibrio entre gravedad y calor.

41:9.5 (465.5) Vuestro propio sol ha alcanzado hace ya mucho tiempo un equilibrio relativo entre sus ciclos de expansión y de contracción, esas perturbaciones que producen las gigantescas pulsaciones de muchas de las estrellas más jóvenes. Vuestro sol ha cumplido ya seis mil millones de años. En el momento presente está en su periodo de mayor eficiencia y seguirá brillando con la misma estabilidad durante más de veinticinco mil millones de años. Después pasará probablemente por un periodo de declive parcialmente eficiente tan largo como la suma de sus periodos conjuntos de juventud y de funcionamiento estabilizado.

10. El origen de los mundos habitados

41:10.1 (465.6) Algunas de las estrellas variables que se encuentran en o cerca del estado de máxima pulsación están dando origen a sistemas subsidiarios, muchos de los cuales serán a la larga muy parecidos a vuestro propio sol y los planetas que giran a su alrededor. Vuestro sol estaba justamente en ese estado de pulsación intensa cuando se le acercó el masivo sistema de Angona y la superficie exterior del Sol empezó a arrojar verdaderos ríos —láminas continuas— de materia. Esto continuó con violencia creciente hasta el punto de máximo acercamiento, en cuyo momento se alcanzó el límite de la cohesión solar y fue vomitado un inmenso pináculo de materia, el antecesor de vuestro sistema solar. En circunstancias similares, el máximo acercamiento del cuerpo atrayente extrae a veces planetas enteros e incluso hasta la cuarta o la tercera parte de un sol. Estas extrusiones mayores forman ciertos tipos peculiares de mundos envueltos en nubes, esferas muy parecidas a Júpiter y a Saturno.

41:10.2 (466.1) Sin embargo, la mayoría de los sistemas solares ha tenido un origen totalmente diferente al vuestro, y esto es cierto incluso para los que se produjeron por la técnica de la marea gravitatoria. Pero con independencia de la técnica prevalente de construcción de mundos, la gravedad produce siempre una creación del tipo del sistema solar, es decir, un sol central o una isla oscura, con planetas, satélites, subsatélites y meteoros.

41:10.3 (466.2) Los aspectos físicos de cada mundo están determinados en gran medida por su modo de origen, su situación astronómica y su entorno físico. La edad, el tamaño, el ritmo de revolución y la velocidad a través del espacio son también factores determinantes. Tanto los mundos fruto de contracción gaseosa como los de acreción por sólidos se caracterizan por tener montañas y, cuando no son demasiado pequeños, por tener agua y aire durante su vida más temprana. Los mundos resultantes de escisiones de masa fundida o de colisiones carecen a veces de grandes cadenas montañosas.

41:10.4 (466.3) Durante las primeras edades de todos estos mundos nuevos, son frecuentes los terremotos, y todos ellos se caracterizan por grandes perturbaciones físicas. Esto es especialmente cierto en las esferas resultantes de la contracción de gases, los mundos nacidos de los inmensos anillos nebulares que dejan atrás ciertos soles individuales en su fase inicial de condensación y contracción. Los planetas de origen dual como Urantia tienen una juventud menos violenta y tempestuosa. Aun así, vuestro mundo experimentó una fase inicial de fortísimas convulsiones, caracterizada por volcanes, terremotos, inundaciones y terribles tormentas.

41:10.5 (466.4) Urantia está relativamente aislado en las afueras de Satania. Vuestro sistema solar es, con una sola excepción, el más alejado de Jerusem, mientras que el propio sistema de Satania es el penúltimo entre los más exteriores de Norlatiadek, y esta constelación está atravesando ahora la periferia exterior de Nebadon. Estabais verdaderamente entre los más pequeños de toda la creación hasta que el otorgamiento de Miguel elevó vuestro planeta a una posición de honor y de gran interés para el universo. A veces el último es el primero, y en verdad el más humilde se convierte en el más grande.

41:10.6 (466.5) [Presentado por un arcángel en colaboración con el jefe de los centros del poder de Nebadon.]

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