Lo que El libro de Urantia significa para mí
Lo que El libro de Urantia significa para mí
De Collins Lomo, fideicomisario asociado, Fundación Urantia, Accra (Ghana)
«¿Qué buscabas cuando descubriste El libro de Urantia en Internet?». Siempre que me preguntan esto, recuerdo lo fácil que hubiera sido perder la oportunidad de encontrar esta impresionante revelación. Realmente no recuerdo lo que buscaba, pero fuera lo que fuera, debió ser algo especial. Podría haber echado un breve vistazo al sitio web antes de pasar a otras cosas, o tal vez leer algunos pasajes y descartarlo como uno de esos ismos y cultos raros y escamosos. Pero, por suerte, la curiosidad pudo conmigo aquel día memorable.
Una cosa que puedo decirles es que soy una persona curiosa. Desde muy joven he cuestionado cosas y bombardeado a mis padres con preguntas incómodas. En resumen, fui un constante interrogante, incluso hasta la edad adulta. Quizá esta propensión a buscar lo inusual, lo no tan cómodo (incluso podría llamarse las cosas raras de la vida) es lo que me llevó a El libro de Urantia. Aun ahora, donde la mayoría de la gente no quiere mirar es exactamente donde yo quiero mirar. Lo que parece diferente es lo que llama mi atención. Seguir el camino normal, andar por el camino ancho y estar tranquilo… esas perspectivas nunca despiertan mi interés y participación.
Así pues, un simple tema o título que hiciera referencia a Adán y Eva, o a Melquisedec, o a la primera infancia de Jesús, o al gran tema (el gobierno de un planeta vecino) habría sido todo lo que necesitaba ver en mi navegador para descubrir lo que este libro tenía que ofrecer. Y ahí sigo, después de 13 años de descubrimiento. Cada vez que leo y comparto la revelación, me intriga más y más.
Si hay un consejo que me gustaría dar a alguien en este mundo desgarrado y confuso (ya sean mis propios hijos, un amigo o un desconocido con el que me encuentro por casualidad), sería este: ¡No te conformes!
Ten el deseo de saber algo más que las causas y los efectos de los acontecimientos y fenómenos cotidianos.
Que tu pedacito de esta vida sea inolvidable. No dejes nada para otro día. No dejes nada al azar. Conviértete en tu propio milagro. Vive, y vive para algo. Vive la vida mortal planetaria con la mente y la perspectiva de la siguiente.
La paz en esta vida, la supervivencia en la muerte, la perfección en la vida próxima, el servicio en la eternidad —todos éstos se logran (en el espíritu) ahora cuando la personalidad de la criatura consiente —elige— someter la voluntad de la criatura a la voluntad del Padre. Y el Padre ya ha elegido hacer que un fragmento de sí mismo esté sujeto a la voluntad de la personalidad de la criatura. 111:5.4 (1221.5)
Vivo esta corta vida material de tal manera que cuando finalmente despierte en los mundos mansión y tenga la oportunidad de mirar hacia atrás y ver lo que fue mi estancia en la tierra, estaré orgulloso de saber que no dejé nada al azar, que viví todo mi potencial en la fe y el descubrimiento de la grandeza de la vida eterna en cada momento.
Esta percepción es lo que impulsa mi pasión y energía para compartir la quinta revelación de época en este planeta y dedicarme a su servicio hasta que reciba una nueva forma y una percepción ampliada en los mundos venideros para seguir fomentando la paternidad de Dios y la hermandad del hombre.