Reflexiones sobre el Simposio de Ciencia 2016

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Philip Calabrese

De Philip Calabrese, California (Estados Unidos)

Nota de la redacción: Para leer los documentos presentados en el Simposio de Ciencia, hagan clic aquí.

¿Por qué un simposio de ciencia?

Soy científico – matemático – que se toma El libro de Urantia literalmente cuando dice:

Las afirmaciones referentes a la cosmología nunca son inspiradas, pero estas revelaciones tienen un inmenso valor ya que al menos clarifican transitoriamente los conocimientos mediante:

  1. La reducción de la confusión, eliminando con autoridad los errores.
  2. La coordinación de los hechos y de las observaciones conocidos o a punto de ser conocidos.
  3. El restablecimiento de importantes fragmentos de conocimientos perdidos relacionados con acontecimientos históricos del pasado lejano.
  4. El suministro de una información que colma las lagunas vitales existentes en los conocimientos adquiridos de otras maneras.
  5. La presentación de unos datos cósmicos de tal forma que ilumine las enseñanzas espirituales contenidas en la revelación que las acompaña. 101:4.5 (1109.6)

Los autores usan una terminología imprecisa cuando desean evitar revelar información no incluida en el mandato, no ganada o prohibida, o que han elegido no desvelar. Pero cuando hacen una afirmación definitiva, no están devolviendo errores de principios del siglo veinte – el lector puede esperar leer correcciones hechas con autoridad de errores que disminuyen la confusión.

El “valor inmenso” de la cosmología que los reveladores entregaron todavía es desconocida en su mayor parte por los científicos contemporáneos. La eliminación hecha con autoridad de errores apenas se ha reconocido o integrado en la ciencia contemporánea. Esto demuestra lo importantísimo que es tener simposios regulares de científicos contemporáneos que creen también que El libro de Urantia es una revelación divina hecha a Urantia.

Mi tema: El libre albedrío en el cosmos

En 2013, cuando Gard Jameson me invitó a participar en un simposio científico, acepté encantado la invitación. Me recordó a los primeros simposios científicos, incluyendo el primero, que se celebró en Nashville en 1988, y el segundo, que organizó Berkeley Elliott y la Oklahoma Society en 1991.

Mi primera elección de un tema y un documento en respuesta a la invitación de Gard fue “Prueba estadística de la hipótesis de que El libro de Urantia fue escrito por humanos”. Cuando la fecha del simposio se pospuso a 2016, publiqué el escrito en el número de 2013 del Fellowship Herald. Ese escrito defiende el argumento de que El libro de Urantia es en sí mismo una prueba del diseño inteligente del universo.

Así que cuando se concretaron las fechas de junio de 2016 para el simposio, me hacía falta otro escrito. Las circunstancias me habían señalado desde hacía tiempo un escrito sobre la existencia del libre albedrío en el cosmos.

Quizá sea un shock para las personas promedio con sentido común que algunas mentes científicas supuestamente brillantes alberguen seriamente la noción de que todas las acciones de todas las personas vivas podrían estar completamente determinadas por la causación antecedente de los estados energéticos pasados que existen en el cerebro de esos seres.

Pero me ocurrió que, en lugar de intentar imaginar alguna manera de probar científicamente que el libre albedrío existe, se podría argüir que – igual que la geometría plana comienza con postulados indemostrables (axiomas) – el libre albedrío es evidente por sí mismo y no necesita demostración. El libre albedrío es una experiencia humana tan común que se puede tomar como postulado indemostrable. Investigué un poco en línea y encontré un libro de 2015 que combinaba los escritos de treinta y cinco científicos y filósofos sobre temas que giraban alrededor del libre albedrío. Esto me proporcionó un relato actualizado de todos los aspectos del debate sobre el libre albedrío y me permitió poner en contexto mi postulado matemático de libre albedrío.

Se nos pidió que redactáramos un escrito publicable un mes antes de la fecha del simposio, de manera que pudiéramos leer los escritos de los demás. Así que estábamos un poco familiarizados con lo que dirían los demás participantes.

Tres días memorables en la Fundación Urantia

La organización del evento de tres días fue soberbia y fue como un reloj gracias a los esfuerzos logísticos y habilidosos de Joanne Strobel. El ritmo de las actividades de cada día estuvo muy bien gestionado. Después de las presentaciones había un periodo de preguntas de cuarenta y cinco minutos y las pausas de treinta minutos estaban bien – el programa no era demasiado ajustado.

La chef consumada Jennifer Siegel preparó una maravillosa comida para ponernos en marcha el jueves por la noche. Mientras acabábamos de cenar, Ralph Zehr nos asombró con una descripción de las numerosas nanomáquinas que realizan procesamientos químicos empleadas incluso por criaturas vivas unicelulares, y lo implausible que es que sean “emergencias” accidentales, aleatorias y sin inteligencia.

A las nueve en punto del viernes por la mañana, fue el turno de Marjorie Ray para asombrarnos explicando por qué no hay dos copos de nieve iguales. Puesto que un cristal de hielo está compuesto de muchísimas moléculas de agua, con átomos muy ligeros de hidrógeno y átomos pesados de oxígeno intercalados dentro de los cristales de formas variadas, la probabilidad de que sean exactamente iguales es prácticamente cero. Quizá más rotundamente que contar números (1, 2, 3,…), este hecho demuestra la existencia de la infinidad en el cosmos.

A continuación, fue el turno de Nigel Nunn para llevarnos al nivel trascendental de los organizadores primarios y secundarios de la fuerza del Paraíso, que hacen evolucionar la fuerza primordial que emerge del Absoluto Incualificado que permea el espacio en energía de fuerza que orbita el Paraíso y, en segundo lugar, en ultimatones con forma esférica que tienen el Paraíso como núcleo. Nigel conectó las ideas de curvatura de Einstein de la relatividad general con la curvatura de segregata en ultimata.

Después de un almuerzo de gourmet, Marta Elders nos lanzó a la frontera final – el cerebro-mente – la más sofisticada de las entidades que hay en nuestro universo observado. Es la única uniformidad física de la vida en todo el universo local, y ella nos recordó que el sistema nervioso de todo el cuerpo es parte del cerebro. Cien millones de neuronas se pueden activar de manera independiente. El número de posibilidades es un número mucho más grande que diez con veinticinco millones de ceros delante. ¡Y solo por un periodo de tiempo de activación! Aprendimos que el corazón tiene células cerebrales a su alrededor, que el córtex prefrontal es esencial para la moralidad y que la glándula pineal está relacionada con la espiritualidad.

Después fue el turno de Bruce Johnson para elevar nuestro pensamiento acerca del ministerio de los espíritus ayudantes de la mente. Estos espíritus guían la vida vegetal y animal, comenzando por la intuición que dirige lo más primitivo de la vida hasta el consejo para la vida animal más avanzada y finalmente hasta los espíritus ayudantes de la mente sexto y séptimo de la adoración y la sabiduría, de los que estamos dotados solo los seres humanos. La cuestión de cuándo otorga el Padre paradisíaco el patrón espiritual de la personalidad quedó abierta.

Siguió otro periodo de preguntas y comentarios, que precedió a algunas bebidas y aperitivos y a otra cena especial. Por entonces nos estábamos acostumbrando a los oportunos tentempiés y a las sabrosas comidas que nos servían para energizar nuestro pensamiento y nuestras sensaciones. Las conversaciones se prolongaron hasta la noche.

Una cacerola de desayuno estaba en la mesa de la cocina a las 8 de la mañana, con una cafetera preparada. Después fue el momento de que Dick Reim nos asombrara con su descubrimiento de nuevos patrones en los complicados caparazones de energía electrónica de los átomos más pesados. Profundizó en los protones y neutrones subnucleares, y sugirió niveles de energía y órbitas allí también. Se aludió a la noción de “protón central”. Dick señaló que los elementos reconocidos por la ciencia contemporánea que tienen más de cien protones nunca tienen más de cien electrones y por lo tanto no son átomos realmente completos; la vida media de estos “átomos” se mide en segundos o minutos.

Entonces vino Neal Kendall, cuyo escrito “¿Existe diseño en la naturaleza?”, de 178 páginas, es más como un libro, lleno de ejemplos y enlaces relacionados con hechos de la vida que son implausibles a no ser que haya un diseño. Incluso las plantas unicelulares y los animales sin neuronas tienen inteligencia. Como los humanos, saben cómo alimentarse, se defienden y se reproducen. Si bien las computadoras son capaces de hacer muchas cosas mejor que los humanos, nuestra aptitud de responder a preguntas de seguridad que nos piden repetir algunos dígitos distorsionados o enmascarados de alguna manera todavía las hace estúpidas. Es tranquilizador.

Después de otro maravilloso almuerzo, fue mi turno para dar la presentación: no era tanto una defensa de la existencia del libre albedrío en el cosmos como un discurso sobre las implicaciones de la existencia asumida del libre albedrío en el cosmos. Las demostraciones siempre comienzan con suposiciones: supongamos esto y lo otro. Luego se sigue que tal y tal cosa deben ser ciertas también. Ese es el patrón de la deducción. La existencia de algún grado de libre albedrío es obvia, es evidente y axiomática en la experiencia de toda persona. Señalé que solo los materialistas estaban intentando convencerse a ellos mismos y a los demás del completo determinismo del cosmos, porque cualquier libertad de elección es incoherente con su filosofía. Una implicación del libre albedrío es la existencia del “poder de la voluntad”, la aptitud de la mente de acceder a un reino vinculado de la energía y cambiar el curso de la materia física de lo que habría sido si la mente no hubiera realizado ninguna acción.

Después de las preguntas y de nuestra pausa de media tarde, Gard Jameson atrajo nuestra atención hacia “El principio cosmogenético”, propuesto por los autores Thomas Berry y Brian Swimme en su libro “La historia del universo”. Este principio se refiere a estructuras autoorganizativas como sistemas de cosas interrelacionadas, no solo como partículas materiales que reaccionan a fuerzas elementales. Las colonias de abejas y hormigas y las bandadas de pájaros tienen una mente global. Hay algo más en el cosmos además de la asamblea espontánea de la materia desde abajo.

Después del vino, los aperitivos y la cena, fue el momento de un poco de entretenimiento nocturno interpretado por el maestro pianista y cantante Bob Solone. Bob lleva haciendo esto durante cincuenta años por todo el mundo, y se nota. Cantó y tocó un teclado electrónico, supuestamente con una orquesta de fondo cuando era necesario. Mientras se desgranaba una canción tras otra, cantada y tocada de manera experta, Dick Reim seguía maravillándose: “¡No tenía ni idea de que fueras tan bueno!”. Nos fuimos todos a la cama tarareando una canción de los Beatles.

El domingo por la mañana, después de otro delicioso desayuno, el maestro técnico Gaétan Charland, que se encargó de la transmisión en vivo del simposio (y consiguió solucionar rápidamente todos los problemas técnicos), fue capaz de conectar con George Park y hacerle aparecer en la pantalla gigante de la Fundación, para permitirle presentar su escrito “Demostrar que la divina providencia es la responsable de la evolución del universo”. George se centró en el hecho revelado de que el universo maestro es plano, algo incoherente con la teoría del big bang que implica un universo de expansión uniforme. Explicó que la prueba de esta característica plana iniciada trascendentalmente está ahora disponible para la ciencia contemporánea pero que esta la ignora. Derribar una teoría falsa pero aceptada siempre toma su tiempo a medida que los proponentes viejos y respetables mueren y los científicos más jóvenes van obteniendo fondos y aceptación. Luego leeremos una vez más “los científicos creyeron alguna vez…”.

Finalmente, Dave Neufer presentó a un candidato para uno de los tipos misteriosos de energía que El libro de Urantia dice que nuestros científicos no han descubierto todavía. Dave trató sobre un fenómeno demostrado por el Dr. Randell L. Mills que utiliza plata fundida como catalizador y vapor de agua como combustible. Se aplica una corriente y forma un plasma que emite rayos ultravioleta, ultravioleta extremos y X, que se convierten en corriente. La cuestión sigue siendo si las fuerzas y formas de energía del núcleo no descubiertas y a las que se hace referencia en el Documento 42 de El libro de Urantia están relacionadas con el controvertido fenómeno demostrado por el Dr. Mills.

Se sirvió el almuerzo después de esta última presentación, y los participantes del simposio que quedaron después parecían no estar listos para despedirse. Cinco de nosotros, incluyendo a Dick, David, Nigel y Gaétan, decidimos dar un paseo por la tarde. El paisaje magnífico que da al lago, donde mucha gente disfrutaba de la tarde del domingo en el césped y entre monumentos, fue una manera perfecta de alargar el día. Pero luego sí llegó el momento de partir. Todos nos sentimos enormemente enriquecidos por el fin de semana de cuerpo, mente, espíritu y contacto personal que sin duda recordaremos para siempre.

Dick Reim, David Neufer, Phil Calabrese, Gard Jameson, Nigel Nunn, Bruce Johnson, Marta Elders, Ralph Zehr, Marjorie Ray, Neal Kendall
Arriba: Dick Reim, David Neufer, Phil Calabrese, Gard Jameson
Abajo: Nigel Nunn, Bruce Johnson, Marta Elders, Ralph Zehr, Marjorie Ray, Neal Kendall

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