Encontrar El libro de Urantia en Nigeria: la respuesta a las oraciones de mi niñez

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Olusegun Falola

De Olusegun Falola, Lagos (Nigeria)

Nací y me crié en Nigeria (África), y vivo allí. Nuestra familia iba a la Iglesia Baptista. Cuando era niño, mis padres se aseguraron de que fuera a clases de la Biblia, una parte de las cuales era recitar textos bíblicos, en lo que yo destacaba. Cuando tenía unos diez años de edad, algo dentro de mí me dijo que había más sobre Dios que todo lo que hacíamos y aprendíamos en la iglesia.

Así que comencé a rezar: “Dios, muéstrame tus secretos y los secretos sobre el demonio y los secretos del cielo y el infierno. Quiero saber más de lo que nos enseñan en la iglesia. En el nombre de Jesús, amén”. Durante mucho tiempo, no sabía lo que llevó a mi joven mente a ofrecer una oración así de sincera, pero sabía que no estaba satisfecho con la religión tradicional.

Me quedé en ese estado mental durante mucho tiempo hasta mi último año en la FUTA, la Federal University of Technology en Akure (Nigeria). En aquel momento, la gente comenzaba a tener acceso a Internet en Nigeria. Los estudiantes de la universidad obtenían sus direcciones de correo y aprendían a navegar por Internet por primera vez. Cada vez que mis compañeros me animaban a navegar por Internet con ellos, les respondía: “aún no”. Algo dentro de mí decía: “Ten paciencia. A su debido tiempo encontrarás información asombrosa en Internet”. Era una premonición extraña.

En 2004, durante mi último año en la universidad, tuve un ligero desliz relacionado con mi proyecto final, y tuve que pasar un tiempo extra reescribiéndolo mientras mis compañeros estaban alegres por su inminente graduación. Esto fue ligeramente perturbador para mí porque yo era un estudiante sobresaliente. Como no tenía ordenador, usaba el ordenador de un cibercafé para investigar un poco más. Una mañana trascendental, entré en el café con algo de tristeza acerca de mi situación. Después de terminar el trabajo de la escuela, pensé que buscaría en Google mis preguntas sobre Dios y Jesús. Así que tecleé “infancia de Jesús” en Google y pulsé retorno. En el monitor aparecieron muchos resultados, uno de los cuales era El libro de Urantia. Al principio era un poco escéptico y pensaba que este libro sería uno de los llamados libros perdidos de la Biblia. Pero después de leer durante quizá quince minutos, pensé: “este libro es diferente. Está lleno de detalles sobre la infancia de Jesús y los presenta un capítulo tras otro.”

Después volví a Google y busqué la respuesta a otra pregunta que tenía desde que era joven: ¿qué fue la caída de Lucifer desde el cielo? Y obtuve muchos resultados, uno de los cuales era el mismo y extraño Libro de Urantia, titulado “La rebelión de Lucifer”. No podía creer lo que veían mis ojos ni mi suerte. Así que empecé a leer tan rápido como pude.

Para cuando terminé de leer, tenía un poco de miedo. Después recordé mi oración de la infancia y pensé: “sé dónde encontrar las respuestas a mis preguntas sobre los secretos de Dios, el demonio, el cielo y el infierno. ¡En El libro de Urantia!”. ¡Vaya! Inmediatamente, busqué en Google “Adán y Eva”, y los documentos no me decepcionaron. Mi cabeza asentía vigorosamente mientras echaba un vistazo a los documentos y pensaba: “¡Eureka! Sí, esto es – los eslabones perdidos; ¡éste es el libro!”. Memoricé la web www.urantia.org y me sentí lleno de ilusión, maravilla, asombro y perplejidad.

Lo que las iglesias enseñan está limitado por la Biblia; lo que El libro de Urantia pone sobre la mesa es una expansión del conocimiento. Cuando volví a la casa donde me alojaba, entré en mi habitación, caí de rodillas y dije: “¡Gracias, Padre! ¡Gracias, Jesús! Gracias por llevarme a El libro de Urantia, y gracias por responder a las oraciones de mi infancia.”

Mientras disfrutaba de la euforia por haber encontrado El libro de Urantia, llamé a mis padres y amigos para compartir la buena nueva.

Al día siguiente, compré paquetes de disquetes y los llevé al cibercafé, donde descargué unos cuantos documentos del libro. Eran los primeros días de Internet en Nigeria. Más adelante, cuando tuve ordenador, transferí el libro de los disquetes a mi ordenador de sobremesa, donde lo leí continuamente durante más de noventa días.

Durante diez años he estado leyendo El libro de Urantia en línea hasta el mes pasado, en que recibí un Libro de Urantia en papel, enviado desde Barnes & Noble en los EEUU. Me sentí como un niño con su primer “juguete”. El libro sigue en mi mochila de trabajo porque lo llevo al trabajo todos los días.

Mi experiencia de encontrar El libro de Urantia en línea fue intrigante. ¿Se pueden imaginar que sus oraciones de la infancia se responden más allá de sus más salvajes fantasías? Fue mucho más tarde cuando leí la historia de cómo el Foro comenzó a recibir los documentos. En verdad, los contenidos de El libro de Urantia son suficientes para mí; no estoy realmente interesado en información sobre el libro; estoy interesado en información del libro. El reto que tengo es cómo difundir la revelación entre mi pueblo, el pueblo de África ligado a las tradiciones y religiosamente dogmático. Pero aprendí del libro que la revelación debe introducirse con tacto, sabia y pacientemente a nuestro mundo evolutivo.

Uno de mis compañeros de trabajo (sí, ahora trabajo – conseguí terminar mi proyecto final y me gradué a tiempo junto con mis compañeros), miembro de la Iglesia de Yahvé, ha comenzado a leer El libro de Urantia con gran interés. Envío regularmente extractos de El libro de Urantia en Facebook y otras redes sociales.

Déjenme concluir este artículo expresando lo agradecido que estoy a los fideicomisarios y al personal de la Fundación Urantia, especialmente a mi querida amiga Tamara por encontrar tiempo para responder a mis correos y a mis numerosas preguntas.

Con esta revelación, sé de dónde vengo y sé a dónde voy.

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