Documento 80 - La expansión andita en Occidente

   
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El libro de Urantia

Documento 80

La expansión andita en Occidente

80:0.1 (889.1) AUNQUE el hombre azul europeo no logró desarrollar por sí mismo una gran civilización cultural, proporcionó el fundamento biológico de cepas adanizadas que se mezclaron posteriormente con los invasores anditas y generaron una de las estirpes más capaces de impulsar una civilización dinámica que haya aparecido nunca en Urantia desde los tiempos de la raza violeta y sus sucesores anditas.

80:0.2 (889.2) Los pueblos blancos modernos contienen las cepas supervivientes de la estirpe adánica que se mezcló con las razas sangik, sobre todo con la azul y en mucha menor medida con la roja y la amarilla. En todas las razas blancas hay un porcentaje considerable de la estirpe andonita original, y aún mayor de las primeras cepas noditas.

1. Los adanitas entran en Europa

80:1.1 (889.3) Antes de que los últimos anditas fueran expulsados del valle del Éufrates, muchos de sus hermanos habían entrado en Europa como aventureros, maestros, comerciantes y guerreros. Durante los primeros días de la raza violeta la depresión mediterránea estaba protegida por el istmo de Gibraltar y el puente terrestre de Sicilia. Parte del comercio marítimo más temprano se estableció en estos lagos interiores, donde los hombres azules del norte y los saharianos del sur se encontraban con los noditas y los adanitas del este.

80:1.2 (889.4) Los noditas habían establecido una de sus áreas culturales más extensas en la depresión del Mediterráneo oriental. Desde estos centros habían penetrado un poco en el sur de Europa y mucho más en el norte de África. Los sirios nodita-andonitas de cabeza ancha introdujeron muy pronto la alfarería y la agricultura en sus asentamientos del delta del Nilo que se elevaba lentamente. Importaron también ovejas, cabras, ganado bovino y otros animales domésticos, y aportaron importantes avances en el trabajo de los metales, ya que Siria era entonces el centro de esta industria.

80:1.3 (889.5) Durante más de treinta mil años Egipto recibió un flujo continuo de mesopotámicos que aportaron su arte y su cultura con el consiguiente enriquecimiento artístico y cultural del valle del Nilo. Sin embargo, la llegada de numerosa población procedente del Sahara deterioró tanto la antigua civilización de la ribera del Nilo que el nivel cultural de Egipto llegó a su punto más bajo hace unos quince mil años.

80:1.4 (889.6) Pero en tiempos anteriores los adanitas no habían encontrado obstáculos en su migración hacia el oeste. El Sahara era un pastizal abierto poblado por pastores y agricultores. Estos saharianos nunca se dedicaron a la manufactura ni construyeron ciudades. Eran un grupo índigo-negro con abundantes cepas de las extintas razas verde y naranja. En cambio recibieron muy poca herencia violeta antes de que la elevación de las tierras y el desplazamiento de los vientos húmedos terminaran de dispersar los restos de su próspera y pacífica civilización.

80:1.5 (890.1) La sangre de Adán ha sido compartida por la mayoría de las razas humanas, aunque algunas recibieron más que otras. Los adanitas no se sentían atraídos por las razas mestizas de la India ni por los pueblos más oscuros de África. Se habrían mezclado sin reparos con el hombre rojo si no hubiera estado tan lejos en las Américas y estaban bien dispuestos hacia el hombre amarillo, prácticamente inaccesible en el Asia remota. Por eso cuando migraban impulsados por móviles altruistas o aventureros o cuando fueron expulsados del valle del Éufrates, los adanitas optaban muy naturalmente por unirse con las razas azules de Europa.

80:1.6 (890.2) Los hombres azules dominantes en Europa por aquel entonces no tenían prácticas religiosas que fueran repulsivas para los primeros emigrantes adanitas, y había una gran atracción sexual entre la raza violeta y la azul. Para los mejores hombres azules era un gran honor que se les permitiera emparejarse con las adanitas. Todo hombre azul abrigaba la ambición de llegar a ser tan artista y tan competente como para ganarse el afecto de alguna mujer adanita, y la máxima aspiración de una mujer azul superior era recibir las atenciones de un adanita.

80:1.7 (890.3) Poco a poco estos hijos migrantes del Edén se fueron uniendo con los tipos superiores de la raza azul y vigorizaron sus prácticas culturales mientras exterminaban implacablemente las cepas supervivientes de la estirpe neandertal. Este método de cruce de razas combinado con la eliminación de las cepas inferiores dio origen a más de una decena de grupos viriles y progresivos de hombres azules superiores, entre ellos el que habéis denominado cromañón.

80:1.8 (890.4) Por estas y otras razones, sin olvidar la existencia de mejores rutas migratorias, las primeras oleadas de cultura mesopotámica se abrieron camino casi exclusivamente hacia Europa. Y fueron estas circunstancias las que determinaron los antecedentes de la civilización europea moderna.

2. Los cambios climáticos y geológicos

80:2.1 (890.5) La primera expansión de la raza violeta hacia Europa fue interrumpida bruscamente por ciertos cambios climáticos y geológicos bastante repentinos. Con la retirada de los campos de hielo del norte, los vientos húmedos procedentes del oeste se desplazaron hacia el norte, y los grandes pastizales abiertos del Sahara se convirtieron gradualmente en un desierto estéril. Esta sequía dispersó a los hombres morenos de corta estatura, ojos negros y cabeza alargada que vivían en la gran meseta del Sahara.

80:2.2 (890.6) Los representantes más puros de la raza índigo se dirigieron hacia el sur hasta los bosques de África central donde han permanecido desde entonces. Los grupos más mezclados se extendieron en tres direcciones. Las tribus superiores del oeste emigraron a España y de allí a regiones adyacentes de Europa, donde formaron el núcleo de las posteriores razas mediterráneas de color moreno y cabeza alargada. Los habitantes menos progresivos del este de la meseta del Sahara emigraron a Arabia y desde allí, a través del norte de Mesopotamia y de la India, a la lejana isla de Ceilán. El grupo central se trasladó al norte y este del valle del Nilo y a Palestina.

80:2.3 (890.7) Este substrato sangik secundario sugiere cierto grado de parentesco entre los pueblos modernos hoy dispersos desde el Decán, pasando por Irán y Mesopotamia, y a lo largo de ambas orillas del mar Mediterráneo.

80:2.4 (890.8) Hacia la época en que se produjeron en África estos cambios climáticos, Inglaterra se separó del continente y Dinamarca surgió del mar, al tiempo que un terremoto hundía el istmo de Gibraltar que protegía la cuenca occidental del Mediterráneo, lo que elevó rápidamente este lago interior hasta el nivel del océano Atlántico. Acto seguido se sumergió el puente terrestre de Sicilia, y el Mediterráneo se convirtió en un solo mar comunicado con el océano Atlántico. Este cataclismo de la naturaleza inundó decenas de asentamientos humanos y ocasionó la mayor pérdida de vidas por inundación de la historia del mundo.

80:2.5 (891.1) Este anegamiento de la cuenca mediterránea restringió inmediatamente los desplazamientos de los adanitas hacia el oeste, mientras que la gran afluencia de saharianos los obligó a buscar salidas para su creciente población hacia el norte y este del Edén. En su viaje hacia el norte desde los valles del Tigris y del Éufrates, los descendientes de Adán se encontraron con barreras montañosas y con el mar Caspio, que era entonces más extenso. Durante muchas generaciones los adanitas cazaron, pastorearon y trabajaron la tierra en torno a sus asentamientos dispersos por todo el Turquestán. Poco a poco este pueblo magnífico fue expandiendo su territorio a Europa, pero esta vez los adanitas entraron en Europa por el este y encontraron que la cultura del hombre azul estaba miles de años por detrás de la de Asia al no haber tenido casi ningún contacto con Mesopotamia.

3. El hombre azul cromañoide

80:3.1 (891.2) Los antiguos centros de cultura del hombre azul estaban situados en las riberas de todos los ríos de Europa, pero hoy en día el Somme es el único que corre por su mismo cauce de la época preglaciar.

80:3.2 (891.3) Aunque decimos que el hombre azul dominaba el continente europeo, había decenas de tipos raciales. Hace treinta y cinco mil años las razas azules europeas eran ya un pueblo muy mezclado que portaba cepas tanto rojas como amarillas. Por otra parte, en las costas atlánticas y en las regiones de la Rusia de hoy había absorbido una cantidad considerable de sangre andonita, y en el sur estaba en contacto con los pueblos saharianos. Pero sería infructuoso intentar enumerar los muchos grupos raciales.

80:3.3 (891.4) La civilización europea de este primer periodo posadánico fue una mezcla única del vigor y el arte de los hombres azules con la imaginación creativa de los adanitas. Los hombres azules eran una raza de gran vigor, pero deterioraron considerablemente el estatus cultural y espiritual de los adanitas. Era muy difícil que los adanitas pudieran inculcar su religión a los cromañoides por culpa de la propensión de muchos de esos adanitas a engañar y seducir a las jóvenes. Durante diez mil años la religión en Europa se mantuvo a nivel muy bajo en comparación con su desarrollo en Egipto y la India.

80:3.4 (891.5) Los hombres azules eran perfectamente honrados en todos sus tratos y estaban libres por completo de los vicios sexuales de los adanitas mestizos. Respetaban la virginidad y solo practicaban la poligamia cuando la guerra provocaba escasez de varones.

80:3.5 (891.6) Los pueblos cromañones eran una raza valiente y previsora. Tenían un sistema eficaz de educación infantil. Ambos padres participaban en esta labor con la plena colaboración de los hijos mayores. Se afanaban por enseñar a cada niño a cuidar las cuevas, practicar las artes y tallar el pedernal. Desde muy jóvenes, las mujeres estaban versadas en artes domésticas y agricultura básica, mientras que los hombres eran cazadores expertos y bravos guerreros.

80:3.6 (891.7) Los hombres azules eran cazadores, pescadores y recolectores de alimentos; eran expertos constructores de embarcaciones. Fabricaban hachas de piedra, talaban árboles, levantaban cabañas de troncos parcialmente soterradas y techadas con pieles. Hay pueblos que siguen construyendo cabañas similares en Siberia. Los cromañones del sur vivían generalmente en cuevas y grutas.

80:3.7 (892.1) Durante los rigores del invierno no era raro que los centinelas que vigilaban por la noche las entradas de las cuevas murieran congelados. Eran valerosos, pero por encima de todo eran artistas; la mezcla adánica activó repentinamente su imaginación creativa. El arte del hombre azul tuvo su punto culminante hace unos quince mil años, antes de que las razas de piel más oscura empezaran a subir desde África hacia el norte a través de España.

80:3.8 (892.2) Hace unos quince mil años los bosques alpinos estaban en pleno avance. Los cazadores europeos se veían empujados hacia los valles de los ríos y las orillas del mar por las mismas presiones climáticas que habían transformado los prósperos terrenos de caza del mundo en desiertos secos y estériles. A medida que los vientos húmedos se desplazaban hacia el norte, los grandes pastizales abiertos de Europa se fueron cubriendo de bosques. Estas importantes modificaciones climáticas relativamente repentinas obligaron a las razas de Europa dedicadas a la caza en espacios abiertos a convertirse en pastores y, en cierta medida, pescadores y cultivadores del suelo.

80:3.9 (892.3) Aunque estos cambios produjeron avances culturales, trajeron consigo ciertos retrocesos biológicos. Durante la anterior era cazadora las tribus superiores se habían casado con los cautivos de guerra de tipo superior y habían destruido sistemáticamente a quienes consideraban inferiores. Pero cuando se fueron asentando y dedicando a la agricultura y el comercio, empezaron a conservar como esclavos a muchos de los cautivos mediocres. Y fue la progenie de estos esclavos la que produjo el gran deterioro posterior del tipo cromañoide. La cultura siguió retrocediendo hasta que recibió un nuevo impulso desde el este con la masiva invasión final de los mesopotámicos, que barrieron Europa, absorbieron rápidamente el tipo y la cultura de los cromañones e iniciaron la civilización de las razas blancas.

4. Las invasiones anditas de Europa

80:4.1 (892.4) Aunque los anditas afluyeron a Europa en una corriente continua, hubo siete invasiones principales, y los últimos llegaron a caballo en tres grandes oleadas. Algunos entraron en Europa por las islas del Egeo y remontaron el valle del Danubio, pero la mayoría de las cepas primeras y más puras emigraron hacia el noroeste de Europa por la ruta del norte cruzando los pastizales del Volga y el Don.

80:4.2 (892.5) Entre la tercera y la cuarta invasión una horda de andonitas penetró en Europa por el norte procedente de Siberia vía los ríos rusos y el Báltico. Fueron asimilados inmediatamente por las tribus anditas del norte.

80:4.3 (892.6) Las primeras expansiones de la raza violeta más pura fueron mucho más pacíficas que las de sus descendientes anditas posteriores, semimilitares con aspiraciones de conquista. Los adanitas eran pacíficos y los noditas combativos. De la unión de estas estirpes, mezclada más tarde con las razas sangik, surgió el capaz y agresivo pueblo andita autor de verdaderas conquistas militares.

80:4.4 (892.7) Pero el caballo fue el factor evolutivo que determinó la dominación de los anditas en Occidente. El caballo dio a los anditas en vías de dispersión la ventaja inexistente hasta entonces de la movilidad y permitió a los últimos grupos de jinetes anditas avanzar rápidamente rodeando el mar Caspio hasta invadir toda Europa. Todas las oleadas anteriores de anditas se habían desplazado tan lentamente que tendían a desintegrarse al llegar a cierta distancia de Mesopotamia, en cambio estas últimas oleadas avanzaron tan rápido que llegaron a Europa en grupos cohesionados que aún conservaban cierto grado de cultura superior.

80:4.5 (893.1) Cuando los recios jinetes anditas hicieron su aparición en el sexto y séptimo milenio antes de Cristo, el mundo habitado llevaba diez mil años de escaso progreso cultural fuera de China y la región del Éufrates. A su paso hacia el oeste a través de las llanuras rusas, absorbiendo lo mejor del hombre azul y exterminando lo peor, se mezclaron con él en un solo pueblo. Fueron los ancestros de las llamadas razas nórdicas, los antepasados de los pueblos escandinavo, germano y anglosajón.

80:4.6 (893.2) Las cepas azules superiores no tardaron en ser enteramente absorbidas por los anditas en todo el norte de Europa. Solo en Laponia (y hasta cierto punto en Bretaña) los antiguos andonitas conservaron al menos una apariencia de identidad.

5. La conquista andita del norte de Europa

80:5.1 (893.3) Las tribus del norte de Europa habían sido reforzadas y mejoradas continuamente por el flujo permanente de mesopotámicos que emigraban a través del Turquestán y el sur de Rusia, de modo que cuando las últimas oleadas de la caballería andita barrieron Europa había ya más habitantes con herencia andita en esta región que en todo el resto del mundo.

80:5.2 (893.4) Durante tres mil años el cuartel general militar de los anditas del norte estuvo en Dinamarca. Desde este punto central salieron las oleadas sucesivas de conquista, que se iban volviendo cada vez más blancas y menos anditas a medida que el paso de los siglos presenciaba la fusión final de los conquistadores mesopotámicos con los pueblos conquistados.

80:5.3 (893.5) El hombre azul había sido absorbido en el norte y acabó sucumbiendo ante la caballería blanca que penetraba hacia el sur, pero las tribus de raza blanca mestiza se toparon en su avance con la tenaz y prolongada resistencia de los cromañones. Gracias a su inteligencia superior y al crecimiento constante de sus reservas biológicas, los invasores acabaron borrando de la existencia a la raza más antigua.

80:5.4 (893.6) Las batallas decisivas entre el hombre blanco y el hombre azul se libraron en el valle del Somme donde la flor y nata de la raza azul se opuso encarnizadamente al avance hacia el sur de los anditas. Durante más de quinientos años estos cromañoides lograron defender sus territorios antes de sucumbir a la superior estrategia militar de los invasores blancos. Thor, el comandante victorioso de los ejércitos del norte en la batalla final del Somme, se convirtió en el héroe de las tribus blancas del norte, y algunas de ellas lo veneraron más tarde como un dios.

80:5.5 (893.7) Las plazas fuertes del hombre azul que más persistieron estaban en el sur de Francia, pero la última gran resistencia militar fue superada a lo largo del Somme. La conquista posterior se llevó a cabo por penetración comercial, presión de la población a lo largo de los ríos y matrimonios continuos entre individuos superiores junto con la exterminación sistemática de los inferiores.

80:5.6 (893.8) Cuando el consejo tribal de los ancianos anditas declaraba inepto a un cautivo inferior, lo entregaba mediante una elaborada ceremonia a los sacerdotes chamanes que lo escoltaban hasta el río donde le practicaban el rito de iniciación a los «felices campos de caza», es decir, lo ahogaban. De este modo exterminaban los invasores blancos de Europa a todos los pueblos que encontraban en su camino cuando no los absorbían directamente en sus propias filas, y así acabaron rápidamente con el hombre azul.

80:5.7 (893.9) El hombre azul cromañoide constituyó el fundamento biológico de las razas europeas modernas, pero solo ha sobrevivido en la medida en que fue absorbido por los viriles conquistadores posteriores de sus tierras natales. La cepa azul aportó muchos rasgos de robustez y vigor físico a las razas blancas de Europa, pero el humor y la imaginación de los pueblos europeos mezclados provenían de los anditas. Esta unión azul-andita, que originó las razas blancas del norte, provocó un deterioro inmediato de la civilización andita, aunque fue un retraso de naturaleza transitoria. La superioridad latente de estos bárbaros del norte acabaría por manifestarse y culminar en la civilización europea de hoy en día.

80:5.8 (894.1) El año 5000 a. C., las razas blancas en vías de evolución dominaban todo el norte de Europa, incluyendo el norte de Alemania, el norte de Francia y las islas británicas. Europa central estuvo controlada durante algún tiempo por el hombre azul y por los andonitas de cabeza redonda. Estos últimos estaban situados principalmente en el valle del Danubio y nunca fueron desplazados del todo por los anditas.

6. Los anditas de la ribera del Nilo

80:6.1 (894.2) A partir de la época de las últimas emigraciones anditas, la cultura decayó en el valle del Éufrates y el centro inmediato de civilización se desplazó al valle del Nilo. Egipto sucedió a Mesopotamia como sede del grupo más avanzado del planeta.

80:6.2 (894.3) El valle del Nilo empezó a inundarse un poco antes que los valles de Mesopotamia, pero salió mejor parado. Este infortunio inicial estuvo más que compensado por la corriente continua de inmigrantes anditas, de forma que la cultura de Egipto, aunque en realidad provenía de la región del Éufrates, pareció tomar la delantera. En el año 5000 a. C., durante el periodo de inundaciones en Mesopotamia, había siete grupos distintos de seres humanos en Egipto, y todos salvo uno venían de Mesopotamia.

80:6.3 (894.4) Cuando se produjo el último éxodo desde el valle del Éufrates, Egipto tuvo la fortuna de captar a muchos de los artistas y artesanos más diestros. Esos artesanos anditas se encontraban a gusto porque estaban perfectamente familiarizados con la vida fluvial, las inundaciones, los riegos y las temporadas secas. Apreciaban la ubicación protegida del valle del Nilo, donde estaban mucho menos expuestos a incursiones y ataques hostiles que a orillas del Éufrates. Contribuyeron considerablemente al progreso de la metalurgia entre los egipcios. En Egipto trabajaban el mineral de hierro procedente del monte Sinaí en vez del de las regiones del mar Negro.

80:6.4 (894.5) Los egipcios reunieron muy pronto a sus deidades municipales en un intrincado sistema nacional de dioses. Desarrollaron una extensa teología y tuvieron un clero igualmente extenso aunque gravoso. Algunos líderes intentaron revitalizar los vestigios de las primeras enseñanzas religiosas de los setitas, pero sus empeños no arraigaron. Los anditas fueron los autores de las primeras estructuras de piedra que se construyeron en Egipto. La primera pirámide de piedra y la más bella de todas fue erigida por Imhotep, un genio andita de la arquitectura, durante su mandato como primer ministro. Los edificios anteriores eran de ladrillo, y aunque ya se habían levantado muchas estructuras de piedra en distintas partes del mundo, esta fue la primera en Egipto. Sin embargo, el arte de la construcción entró en continua decadencia desde los días de este gran arquitecto.

80:6.5 (894.6) Este periodo de esplendor cultural se vio bruscamente interrumpido por guerras internas a lo largo del Nilo y el país no tardó en ser invadido, como lo había sido Mesopotamia, por las tribus inferiores de la inhóspita Arabia y por los negros del sur. A raíz de estas invasiones el progreso social retrocedió imparablemente durante más de quinientos años.

7. Los anditas de las islas del Mediterráneo

80:7.1 (895.1) Mientras la cultura decaía en Mesopotamia una civilización superior persistió durante algún tiempo en las islas del Mediterráneo oriental.

80:7.2 (895.2) Hacia el año 12 000 a. C. una brillante tribu de anditas emigró a Creta. Esta fue la única isla colonizada tan pronto por un grupo tan superior, y pasaron casi dos mil años antes de que los descendientes de estos marineros se extendieran por las islas vecinas. Este grupo era el de los anditas de cabeza estrecha y menor estatura, que se habían casado con la rama vanita de los noditas del norte. Todos medían menos de un metro ochenta y habían sido expulsados literalmente del continente por sus compañeros más altos aunque inferiores. Estos emigrantes a Creta eran expertos en trabajar los textiles, los metales, la alfarería, la fontanería y la piedra como material de construcción. Utilizaban la escritura y vivían de la agricultura y el pastoreo.

80:7.3 (895.3) Casi dos mil años después de la colonización de Creta un grupo de descendientes de Adamson llegó a Grecia por las islas del norte. Eran de elevada estatura y venían casi directamente de su lugar de origen situado en las tierras altas del norte de Mesopotamia. Estos progenitores de los griegos fueron conducidos hacia el oeste por Sato, un descendiente directo de Adamson y Ratta.

80:7.4 (895.4) El grupo que terminó asentándose en Grecia constaba de trescientas setenta y cinco personas selectas y superiores que representaban el final de la segunda civilización adamsonita. Estos hijos más tardíos de Adamson eran portadores de las cepas entonces más valiosas de las razas blancas emergentes. Su nivel intelectual era alto, y desde el punto de vista físico eran los hombres más hermosos del mundo desde los días del primer Edén.

80:7.5 (895.5) Grecia y las islas egeas sucedieron muy pronto a Mesopotamia y Egipto como centro occidental del comercio, el arte y la cultura. Y tal como había ocurrido en Egipto, prácticamente todo el arte y la ciencia del mundo egeo procedían una vez más de Mesopotamia, salvo la cultura de los precursores adamsonitas de los griegos. Todo el arte y el genio de este pueblo más tardío es legado directo de la posteridad de Adamson, el primer hijo de Adán y Eva, y su extraordinaria segunda esposa, una descendiente directa en línea ininterrumpida del equipo nodita puro del príncipe Caligastia. No es de extrañar, pues, que los griegos tuvieran tradiciones mitológicas que remontaban su origen directamente a dioses y seres sobrehumanos.

80:7.6 (895.6) La región egea pasó por cinco etapas culturales distintas cada una menos espiritual que la anterior y poco después, la última era de gloria artística se hundiría bajo el peso de los mediocres y prolíficos descendientes de los esclavos danubianos importados por las generaciones posteriores de griegos.

80:7.7 (895.7) Durante esta edad alcanzó su apogeo en Creta el culto a la madre de los descendientes de Caín. Este culto glorificaba a Eva en la adoración de la «gran madre». Había imágenes de Eva por todas partes. Se erigieron miles de santuarios públicos por toda Creta y Asia Menor. Este culto a la madre perduró hasta los tiempos de Cristo y fue incorporado más tarde a la primera religión cristiana bajo el atuendo de la glorificación y adoración a María, la madre de Jesús en la tierra.

80:7.8 (895.8) En torno al año 6500 a. C. la herencia espiritual de los anditas estaba en claro declive. Los descendientes de Adán, ya muy dispersos, habían sido prácticamente devorados por las razas humanas más antiguas y numerosas. Esta decadencia de la civilización andita, unida a la desaparición de sus criterios religiosos, dejó a las razas espiritualmente empobrecidas del mundo en un estado deplorable.

80:7.9 (896.1) El año 5000 a. C. las tres cepas más puras de los descendientes de Adán estaban en Sumeria, el norte de Europa y Grecia. Toda Mesopotamia se iba deteriorando lentamente por la afluencia de razas mestizas y más oscuras desde Arabia, y la llegada de estos pueblos inferiores contribuyó aún más a la dispersión del residuo biológico y cultural de los anditas. Los más aventureros salieron en masa de todo el Creciente Fértil hacia las islas del oeste. Estos emigrantes cultivaban tanto cereales como hortalizas y llevaban consigo animales domesticados.

80:7.10 (896.2) Hacia el año 5000 a. C. un importante contingente de mesopotámicos progresistas salió del valle del Éufrates y se estableció en la isla de Chipre. Esta civilización fue exterminada unos dos mil años más tarde por las hordas bárbaras del norte.

80:7.11 (896.3) Otra gran colonia se asentó en el Mediterráneo cerca del emplazamiento posterior de Cartago. Numerosos anditas entraron en España desde el norte de África y se mezclaron más tarde en Suiza con sus hermanos que habían llegado antes a Italia desde las islas egeas.

80:7.12 (896.4) Cuando la decadencia cultural de Mesopotamia se reprodujo en Egipto, muchas de las familias más capaces y avanzadas huyeron a Creta y contribuyeron a enriquecer la ya avanzada civilización cretense. Y cuando más adelante la llegada de grupos inferiores procedentes de Egipto amenazó la civilización de Creta, las familias más cultas salieron en dirección oeste hasta Grecia.

80:7.13 (896.5) Los griegos no solo fueron grandes educadores y artistas, fueron también los mejores comerciantes y colonizadores del mundo. Antes de sucumbir al alud de inferioridad que acabó sepultando su arte y su comercio, consiguieron establecer tantos puestos avanzados de cultura en el oeste que muchos de los adelantos de la primera civilización griega perduraron en los pueblos posteriores del sur de Europa y muchos descendientes mestizos de esos adamsonitas se incorporaron a las tribus de las tierras continentales adyacentes.

8. Los andonitas danubianos

80:8.1 (896.6) Los pueblos anditas del valle del Éufrates emigraron al norte de Europa, donde se mezclaron con los hombres azules, y al oeste hacia las regiones mediterráneas, donde se combinaron con los restos de los ya mezclados saharianos y con los hombres azules del sur. Estas dos ramas de la raza blanca estaban y siguen estando ampliamente separadas por los supervivientes montañeses de cabeza ancha de las primeras tribus andonitas que llevaban mucho tiempo poblando las regiones centrales.

80:8.2 (896.7) Estos descendientes de Andon estaban dispersos por la mayoría de las regiones montañosas del centro y sudeste de Europa. Eran reforzados con frecuencia por inmigrantes procedentes de Asia Menor donde su número era considerable. Los antiguos hititas provenían directamente de la estirpe andonita; su piel clara y su cabeza ancha eran típicas de esta raza. Esta cepa la portaban los antepasados de Abraham y contribuyó mucho al aspecto facial característico de sus descendientes judíos posteriores. La cultura y la religión de estos judíos procedían de los anditas, aunque no así su lengua, que era claramente andonita.

80:8.3 (897.1) Las tribus que vivían en casas construidas sobre pilotes o pilares de troncos en los lagos de Italia, Suiza y el sur de Europa constituían la avanzada expansiva de las emigraciones africana, egea y, sobre todo, danubiana.

80:8.4 (897.2) Los danubianos eran pastores y agricultores andonitas que habían entrado en Europa por la península balcánica y avanzaban lentamente hacia el norte por el valle del Danubio. Eran alfareros, cultivaban la tierra y preferían vivir en los valles. El asentamiento danubiano más septentrional estaba en Lieja, en Bélgica. Estas tribus se degradaron rápidamente a medida que se fueron alejando del centro y fuente de su cultura. Su mejor cerámica es la que fabricaron en los asentamientos más antiguos.

80:8.5 (897.3) Los danubianos se convirtieron al culto a la madre por influencia de los misioneros de Creta. Estas tribus se amalgamaron más tarde con grupos de marineros andonitas llegados en barco desde la costa de Asia Menor, y que también adoraban a la madre. Gran parte de Europa central fue colonizada pronto por estas razas blancas mestizas de cabeza ancha que practicaban el culto a la madre y el rito religioso de incinerar a los muertos, pues los adoradores de la madre acostumbraban a quemar a sus muertos en cabañas de piedra.

9. Las tres razas blancas

80:9.1 (897.4) Hacia el final de las emigraciones anditas las mezclas raciales de Europa se habían generalizado en las tres razas blancas siguientes:

80:9.2 (897.5) 1. La raza blanca del norte. Esta raza llamada nórdica consistía básicamente en la unión del hombre azul con el andita, pero contenía también una cantidad importante de sangre andonita y cantidades menores de sangre sangik roja y amarilla. Por lo tanto la raza blanca del norte contenía las cuatro estirpes humanas más deseables, aunque su herencia principal provenía del hombre azul. El típico nórdico primitivo era alto, rubio y tenía la cabeza alargada, pero hace mucho tiempo que esta raza se mezcló por completo con todas las ramas de los pueblos blancos.

80:9.3 (897.6) La cultura primitiva que los invasores nórdicos encontraron en Europa era fruto de la mezcla de los danubianos en vías de regresión con los hombres azules. Las culturas nórdico-danesa y andonita-danubiana se encontraron y mezclaron en el Rin, como queda atestiguado por la existencia de dos grupos raciales en la Alemania de hoy.

80:9.4 (897.7) Los nórdicos siguieron comerciando con el ámbar de la costa báltica y establecieron importantes intercambios con los danubianos de cabeza ancha a través del paso de Brenner. Este frecuente contacto con los habitantes del Danubio indujo a los hombres del norte a adoptar el culto a la madre, y durante varios miles de años la incineración de los muertos estuvo prácticamente generalizada en Escandinavia. Esto explica por qué no se pueden encontrar restos de las primeras razas blancas —solo sus cenizas en urnas de piedra y arcilla— a pesar de estar enterrados por toda Europa. Estos hombres blancos construían también viviendas, nunca vivieron en cuevas, y este es otro de los motivos de que existan tan pocas pruebas de la primera cultura del hombre blanco. En cambio la cultura anterior de los cromañoides se ha podido conservar al estar bien protegida en cuevas y grutas. Sea como fuere, encontramos un día en el norte de Europa la cultura primitiva de los danubianos en vías de regresión mezclados con el hombre azul, y al siguiente aparece de pronto un hombre blanco inmensamente superior.

80:9.5 (897.8) 2. La raza blanca central. Aunque este grupo contiene cepas azules, amarillas y anditas, es predominantemente andonita. Es gente morena y fornida, de cabeza ancha y baja estatura. Están insertados entre las razas nórdica y mediterránea como una cuña cuya amplia base se ubica en Asia y cuyo vértice penetra hasta el este de Francia.

80:9.6 (898.1) Durante casi veinte mil años los anditas habían empujado a los andonitas a adentrarse cada vez más en el norte de Asia central. El año 3000 a. C. la creciente aridez estaba obligando a esos andonitas a volver al Turquestán. Este empuje andonita hacia el sur continuó durante más de mil años, y tras dividirse para rodear los mares Caspio y Negro, penetraron en Europa por Ucrania y por los Balcanes. Entre estos invasores estaban los últimos grupos de descendientes de Adamson, y durante la segunda mitad del periodo de invasión llegaron también muchos anditas iraníes y muchos descendientes de los sacerdotes setitas.

80:9.7 (898.2) El año 2500 a. C. el empuje hacia el oeste de los andonitas alcanzó Europa. Esta invasión de toda Mesopotamia, Asia Menor y la cuenca del Danubio por los bárbaros de las colinas de Turquestán constituyó el revés cultural más grave y duradero de todos los sufridos hasta entonces. Los invasores andonizaron definitivamente el carácter de las razas centroeuropeas, que han seguido siendo desde entonces característicamente alpinas.

80:9.8 (898.3) 3. La raza blanca del sur. Esta raza morena mediterránea era una mezcla de anditas y hombres azules con una cepa andonita menor que en el norte. Este grupo absorbió también una cantidad considerable de sangre sangik secundaria a través de los saharianos. En tiempos posteriores esta rama sur de la raza blanca recibió una fuerte aportación andita procedente del Mediterráneo oriental.

80:9.9 (898.4) Sin embargo, las regiones costeras del Mediterráneo no se poblaron de anditas hasta la época de las grandes invasiones nómadas del año 2500 a. C. Durante los siglos en que las regiones del Mediterráneo oriental estuvieron invadidas por los nómadas, el tránsito y el comercio por vía terrestre quedaron prácticamente paralizados. Esta obstrucción del transporte terrestre provocó la gran expansión del tráfico y el comercio por mar. El comercio marítimo del Mediterráneo estaba en pleno apogeo hace unos cuatro mil quinientos años, y este desarrollo del tráfico marítimo trajo consigo una expansión repentina de los descendientes de los anditas por todas las costas de la cuenca mediterránea.

80:9.10 (898.5) Estas mezclas raciales sentaron los cimientos de la raza europea del sur, la más mezclada de todas. Esta raza ha recibido nuevas incorporaciones desde esos días, en particular de las gentes azul-amarillo-anditas de Arabia. De hecho, esta raza mediterránea está tan mezclada con los pueblos circundantes que es prácticamente imposible de diferenciar como tipo aparte, pero en general sus miembros son morenos, de cabeza alargada y baja estatura.

80:9.11 (898.6) Aunque en el norte los hombres azules fueron obliterados por los anditas mediante guerras y matrimonios, sobrevivieron en mayor número en el sur. Los vascos y los bereberes representan el vestigio de dos ramas de esta raza, pero incluso estos pueblos se han mezclado a fondo con los saharianos.

80:9.12 (898.7) Este era el cuadro de la mezcla de razas en Europa central hacia el año 3000 a. C. Los tipos superiores llegaron a mezclarse a pesar del fracaso parcial de Adán y Eva.

80:9.13 (898.8) Por aquellos tiempos la Nueva Edad de Piedra se solapaba ya con la incipiente Edad del Bronce. En Escandinavia era la Edad del Bronce asociada con el culto a la madre. En el sur de Francia y en España era la Nueva Edad de Piedra asociada con el culto al sol. En esa época se construyeron templos solares circulares sin techo. Las razas blancas europeas se dedicaban activamente a la construcción y les gustaba levantar grandes piedras en homenaje al Sol como lo harían más tarde sus descendientes en Stonehenge. La moda del culto al Sol indica que fue un periodo agrícola floreciente en el sur de Europa.

80:9.14 (899.1) Las supersticiones de esta era relativamente reciente de adoración al Sol han perdurado hasta el día de hoy en la cultura popular de Bretaña. Aunque fueron cristianizados hace más de mil quinientos años, estos bretones siguen conservando amuletos de la Nueva Edad de Piedra contra el mal de ojo. Siguen manteniendo piedras del trueno en las chimeneas para protegerse contra los rayos. Los bretones no se mezclaron nunca con los nórdicos escandinavos. Son los supervivientes de los habitantes andonitas originales del oeste de Europa mezclados con la estirpe mediterránea.

80:9.15 (899.2) Sería falaz pretender clasificar a los pueblos blancos en nórdicos, alpinos y mediterráneos. Ha habido demasiadas mezclas como para dar credibilidad a semejante agrupamiento. En su día hubo una división relativamente bien definida de la raza blanca en estos tres grupos, pero desde entonces se han producido mezclas generalizadas que impiden identificar estas distinciones con una mínima claridad. Ya en el año 3000 a. C. no había más unidad racial entre los antiguos grupos sociales de la que existe hoy entre los habitantes de América del Norte.

80:9.16 (899.3) La cultura europea siguió creciendo y entremezclándose en cierta medida durante cinco mil años, pero la barrera del idioma impidió la plena reciprocidad entre las diversas naciones occidentales. Durante el pasado siglo esta cultura ha tenido su mejor oportunidad de mezclarse en la población cosmopolita de América del Norte. El futuro de este continente estará determinado por la calidad de los factores raciales que se permita incorporar a su población presente y futura, así como por el nivel de cultura social que se mantenga.

80:9.17 (899.4) [Presentado por un arcángel de Nebadon.]

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