¿Qué es el Reino de los Cielos?

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Las llaves del reino de los cielos son: sinceridad, más sinceridad, y más sinceridad. Todos los hombres poseen estas llaves. Los hombres las usan —avanzan en estado espiritual— mediante decisiones, más decisiones y más decisiones. La elección moral más elevada es la elección del valor más alto posible, y siempre —en cualquier esfera, en todas ellas— eso consiste en elegir hacer la voluntad de Dios. Si el hombre así hace esa selección, es grande, aunque sea el ciudadano más humilde de Jerusem o aun el más bajo de los mortales en Urantia. 39:4.14

Lo que Jesús enseñó

«Pero no os engañéis por los que vienen diciéndoos que aquí está el reino o que allí está el reino, porque el reino de mi Padre nada tiene que ver con cosas visibles y materiales. Y este reino ya está entre vosotros, porque donde el espíritu de Dios enseña y dirige al alma del hombre, allí en realidad está el reino del cielo. Y este reino de Dios es rectitud, paz y gozo en el Espíritu Santo. Jesús,  137:8.9

«Y este reino que os declaro no es un gobierno de poder y abundancia. El reino del cielo no es asunto de comida y bebida sino más bien de una vida de rectitud progresiva y de creciente gozo en el servicio perfeccionador de mi Padre que está en el cielo. Porque no ha dicho acaso el Padre de sus hijos del mundo: `es mi voluntad que lleguéis a ser perfectos, así como yo soy perfecto'. Jesús,  137:8.13

«La entrada en el reino del Padre no aguarda los ejércitos que marchan, el derrocamiento de los reinos de este mundo, ni el quebrantamiento del yugo de los cautivos. El reino del cielo está cerca, y todo el que entrare ahí encontrará libertad abundante y salvación dichosa. Jesús,  137:8.15

Parábolas sobre el Reino

Después de algunas preguntas de la multitud, Jesús dijo otra parábola: «El reino del cielo es como una semilla de mostaza que un hombre sembró en su campo. La semilla de mostaza es por cierto, la más pequeña de todas las semillas; pero cuando crece, se hace la más grande de todas las hierbas y llega a ser como un árbol, tan grande que las aves del cielo van y reposan en sus ramas». Jesús,  151:4.2

«El reino del cielo también es como la levadura que una mujer tomó y mezcló en tres medidas de harina para que de este modo se fermente toda la masa». Jesús,  151:4.3

«El reino del cielo también es como un tesoro escondido en un terreno, que un hombre descubre. En su regocijo va y vende todo lo que tiene para así poder comprar ese terreno». Jesús,  151:4.4

«El reino del cielo es también como un comerciante que anda buscando perlas finas; y habiendo encontrado una perla de gran valor, va y vende todo lo que tiene para poder comprar esa perla extraordinaria». Jesús,  151:4.5

«También, el reino del cielo es como una red que se echa al mar y recoge toda clase de pez. Cuando la red se llena, los pescadores la sacan a la playa, y allí se sientan a escoger el pescado; guardan los buenos en vasijas, y arrojan los malos». Jesús,  151:4.6

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