De Brad Garner, Fundación Urantia (Arizona, Estados Unidos)
«No puede haber polluelo sin cascarón, y ningún cascarón vale nada una vez que ha salido el polluelo». 48:6.32 (554.6)
Como estudiante de segunda generación y de toda la vida de El libro de Urantia, soy la incorporación más reciente al personal de la Fundación Urantia. Hasta hace unos años era empleado del gobierno federal, trabajaba en varios proyectos de ciencias naturales y ayudaba a publicar material en línea. Era un trabajo gratificante y estoy agradecido por el salario y la experiencia que me proporcionó.
Pero para ser sinceros, después de 15 años se estaba volviendo aburrido (hay mucho papeleo). Además, estaba la esencia muy destilada del mundo secular, que me resultaba problemática como adulto; nadie en ningún equipo, en ningún salón o durante ningún discurso pronunció una palabra sobre metafísica, filosofía, vida interior, y desde luego, nada de Dios.
Consciente de los avisos contra el totalitarismo secular del documento 195 (mi favorito), elegí dar el salto fuera de los páramos del mundo secular. El cascarón me había sido útil, pero sentía que había eclosionado metafóricamente. Era hora de dedicarse a otros asuntos.
No mucho después de ese cambio personal tuve la suerte de conocer al amor de mi vida. Ruthie y yo nos casamos hace un año, y después llegó la oportunidad de comenzar a ayudar a la Fundación Urantia con el sitio web y utilizar las habilidades informáticas y el oficio de gestión de proyectos que he acumulado a través de títulos, libros y la escuela de golpes duros, sabiduría nacida de la tribulación como se declara en la sección 7 del documento 48.
Este año la Fundación Urantia me ofreció un trabajo a tiempo completo, lo que significa que puedo aportar algo de manera más centrada y duradera. Estoy agradecido de unirme al equipo y espero con ilusión impulsar la misión de sembrar El libro de Urantia y sus enseñanzas por todo el mundo.