Vivió la verdad, incluso al enseñarla. Él fue la verdad. Se vio restringido en su proclamación de la verdad salvadora por su generación, aunque dicha sinceridad a veces le causó dolor. Era incondicionalmente leal a toda verdad. ~ El libro de Urantia, 100:7:2 (1101.6) [2]
Era valiente, pero jamás precipitado; prudente, pero nunca cobarde. Era comprensivo pero no sentimental; singular pero no excéntrico. Era piadoso pero no mojigato. Y tenía tanto aplomo porque estaba tan perfectamente unificado. ~ El libro de Urantia, 100:7:4 (1102.1) [3]
De Jesús se dijo con verdad: «Confiaba en Dios». Como hombre entre los hombres confiaba en la forma más sublime en el Padre en los cielos. Él confiaba en su Padre como un niñito confía en su padre terrenal. Su fe era perfecta, pero jamás presuntuosa. ~ El libro de Urantia, 100:7.7 (1102.4) [4]
«Anduvo haciendo bienes». ~ El libro de Urantia, 100:7.8 (1102.5) [5]
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[1] https://www.urantia.org/sites/default/files/images/shutterstock_745431814-250x498.jpg
[2] https://www.urantia.org/es/el-libro-urantia/documento-100-la-religion-en-la-experiencia-humana#U100_7_2
[3] https://www.urantia.org/es/el-libro-urantia/documento-100-la-religion-en-la-experiencia-humana#U100_7_4
[4] https://www.urantia.org/es/el-libro-urantia/documento-100-la-religion-en-la-experiencia-humana#U100_7_7
[5] https://www.urantia.org/es/el-libro-urantia/documento-100-la-religion-en-la-experiencia-humana#U100_7_8