El libro de Urantia
Parte III
Estos documentos fueron patrocinados por un cuerpo de personalidades del universo local que actúa por autorización de Gabriel de Salvington.
El libro de Urantia
Documento 57
57:0.1 (651.1) AL PRESENTAR estos extractos de los archivos de Jerusem para los anales de Urantia, que tratan sobre sus antecedentes y su historia primitiva, tenemos instrucciones de computar el tiempo según el uso corriente: el presente calendario bisiesto de 365¼ días por año. Por regla general no intentaremos dar años exactos, aunque están registrados. Utilizaremos los números enteros más aproximados como el mejor método de presentar estos hechos históricos.
57:0.2 (651.2) Cuando hagamos referencia a un acontecimiento como ocurrido hace uno o dos millones de años, nos remontaremos ese número de años hasta dicho suceso partiendo de las primeras décadas del siglo veinte de la era cristiana. Describiremos así esos acontecimientos remotos en periodos redondeados de miles, millones y miles de millones de años.
57:1.1 (651.3) Urantia tiene su origen en vuestro sol, y vuestro sol pertenece a la variada prole de la nebulosa Andronover que fue organizada en otro tiempo como parte integrante del poder físico y de la sustancia material del universo local de Nebadon. Esta misma gran nebulosa nació de la carga de fuerza universal del espacio en el superuniverso de Orvonton hace muchísimo tiempo.
57:1.2 (651.4) En la época inicial de esta narración, los Organizadores Maestros Primarios de la Fuerza del Paraíso llevaban mucho tiempo en pleno control de las energías-espacio que más tarde se organizarían como la nebulosa Andronover.
57:1.3 (651.5) Hace 987 000 000 000 de años el organizador adjunto de la fuerza y en aquel entonces inspector interino número 811 307 de la serie de Orvonton, que viajaba fuera de Uversa, informó a los Ancianos de los Días que las condiciones del espacio eran favorables para iniciar fenómenos de materialización en cierto sector de lo que entonces era el segmento oriental de Orvonton.
57:1.4 (651.6) Hace 900 000 000 000 de años, tal como consta en los archivos de Uversa, se registró un permiso emitido por el Consejo del Equilibrio de Uversa que autorizaba al gobierno del superuniverso a enviar a un organizador de la fuerza con su equipo a la región anteriormente designada por el inspector número 811 307. Las autoridades de Orvonton encargaron al descubridor original de este universo potencial que ejecutara el mandato de los Ancianos de los Días de organizar una nueva creación material.
57:1.5 (652.1) El registro de este permiso significa que el organizador de la fuerza y su equipo ya habían salido de Uversa en el largo viaje a ese sector oriental del espacio para emprender allí la larga serie de actividades que daría lugar a la emergencia de una nueva creación física en Orvonton.
57:1.6 (652.2) Hace 875 000 000 000 de años se dio comienzo a la formación de la enorme nebulosa Andronover número 876 926. Solo se necesitó la presencia del organizador de la fuerza y su equipo de enlace para desencadenar el remolino de energía que terminaría por convertirse en este vasto ciclón del espacio. Tras iniciar estas rotaciones nebulares, los organizadores vivos de la fuerza simplemente se retiran perpendicularmente al plano del disco en revolución, y a partir de entonces las cualidades inherentes a la energía aseguran la evolución progresiva y ordenada del nuevo sistema físico.
57:1.7 (652.3) Hacia este momento la narración se vuelve hacia las actuaciones de las personalidades del superuniverso. En realidad la historia tiene su verdadero comienzo en este punto, más o menos cuando los organizadores paradisiacos de la fuerza se disponen a retirarse después de dejar preparadas las condiciones de la energía-espacio para la acción de los directores del poder y los controladores físicos del superuniverso de Orvonton.
57:2.1 (652.4) Todas las creaciones materiales evolutivas nacen de nebulosas circulares y gaseosas, y todas esas nebulosas primarias son circulares durante la primera parte de su existencia gaseosa. A medida que envejecen se vuelven generalmente espirales, y una vez cumplida su función de formadoras de soles, suelen terminar como cúmulos de estrellas o como enormes soles rodeados por un número variable de planetas, satélites y grupos más pequeños de materia, parecidos en muchos aspectos a vuestro diminuto sistema solar.
57:2.2 (652.5) Hace 800 000 000 000 de años la creación de Andronover estaba bien establecida como una de las magníficas nebulosas primarias de Orvonton. Cuando los astrónomos de universos cercanos contemplaban este fenómeno del espacio, casi nada les llamaba la atención. Los cálculos aproximados de gravedad realizados en creaciones adyacentes indicaban que se estaban produciendo materializaciones espaciales en las regiones de Andronover, pero eso era todo.
57:2.3 (652.6) Hace 700 000 000 000 de años el sistema Andronover estaba adquiriendo proporciones gigantescas, y se enviaron controladores físicos adicionales a nueve creaciones materiales circundantes para dar apoyo y cooperación a los centros del poder de este nuevo sistema material que evolucionaba tan rápidamente. En esa época lejana todo el material legado a las futuras creaciones estaba contenido dentro de los confines de esta gigantesca rueda del espacio que seguía girando sin parar, y tras alcanzar su diámetro máximo, giraba cada vez más rápido a medida que se iba contrayendo y condensando.
57:2.4 (652.7) Hace 600 000 000 000 de años se alcanzó el apogeo del periodo de movilización de energía de Andronover; la nebulosa había adquirido su masa máxima. En ese momento era una gigantesca nube circular de gas de forma parecida a un esferoide aplanado. Ese fue el periodo inicial de formación diferencial de masa y de velocidad de rotación variable. La gravedad y otras influencias estaban a punto de empezar su tarea de transformar los gases del espacio en materia organizada.
57:3.1 (653.1) La enorme nebulosa empezó entonces a tomar gradualmente forma espiral y a hacerse claramente visible incluso para los astrónomos de universos lejanos. Esta es la historia natural de la mayoría de las nebulosas; antes de empezar a arrojar soles y acometer la tarea de construir un universo, estas nebulosas secundarias del espacio se observan habitualmente como fenómenos espirales.
57:3.2 (653.2) Cuando en aquellos tiempos remotos los estudiosos de las estrellas de las cercanías observaban esta metamorfosis de la nebulosa Andronover, veían exactamente lo que ven los astrónomos del siglo veinte cuando dirigen sus telescopios hacia el espacio y examinan las nebulosas espirales del espacio exterior adyacente de la presente edad.
57:3.3 (653.3) Hacia la época en que se alcanzó la masa máxima, el control gravitatorio del contenido gaseoso empezó a debilitarse y se inició la etapa de escape de gas. El gas salía a chorros como dos brazos gigantescos y bien diferenciados procedentes de lados opuestos de la masa madre. Las rápidas revoluciones de este enorme núcleo central dieron pronto un aspecto espiral a estos dos chorros de gas que se proyectaban. El enfriamiento y la condensación posterior de algunas porciones de estos brazos prominentes terminaron por darles su apariencia nudosa. Estas porciones más densas eran vastos sistemas y subsistemas de materia física que giraban por el espacio en medio de la nube gaseosa de la nebulosa mientras se mantenían firmemente sujetos a la gravedad de la rueda madre.
57:3.4 (653.4) Sin embargo, la nebulosa había empezado a contraerse y el aumento de la velocidad de revolución redujo aún más el control gravitatorio. Al poco tiempo las regiones gaseosas exteriores empezaron a escapar efectivamente del abrazo inmediato del núcleo nebular; salían al espacio en circuitos de trazado irregular y volvían a las regiones nucleares para completar sus circuitos una y otra vez. Pero esto no fue más que una etapa temporal de la progresión nebular. La creciente velocidad de giro arrojaría pronto al espacio soles enormes en circuitos independientes.
57:3.5 (653.5) Esto fue lo que sucedió en Andronover en aquellas edades remotas. La rueda de energía siguió creciendo hasta que llegó a su expansión máxima y entonces, cuando empezó la contracción, giró cada vez más rápido hasta que alcanzó finalmente la etapa centrífuga crítica y empezó la gran desintegración.
57:3.6 (653.6) Hace 500 000 000 000 de años nació el primer sol de Andronover. Esta franja resplandeciente se desprendió de la sujeción de la gravedad madre y se desgajó en el espacio hacia una aventura independiente en el cosmos que se estaba creando. Su órbita quedó determinada por su trayectoria de escape. Estos soles jóvenes pronto se vuelven esféricos y empiezan su larga y azarosa carrera como estrellas del espacio. A excepción de los núcleos nebulares terminales, la inmensa mayoría de los soles de Orvonton han tenido un nacimiento análogo. Estos soles desprendidos pasan por diversos periodos de evolución y de servicio posterior en el universo.
57:3.7 (653.7) Hace 400 000 000 000 de años empezó el periodo de recuperación de la nebulosa Andronover. Muchos de los soles cercanos y más pequeños fueron capturados de nuevo como resultado del agrandamiento gradual y la condensación adicional del núcleo madre. Muy pronto se inauguró la fase terminal de condensación nebular, el periodo que precede siempre a la segregación final de estos inmensos agregados de energía y materia en el espacio.
57:3.8 (654.1) Apenas un millón de años después de esta época, Miguel de Nebadon, un Hijo Creador del Paraíso, eligió esta nebulosa en fase de desintegración como emplazamiento de su aventura de construcción de un universo. Acto seguido empezó la formación de los mundos arquitectónicos de Salvington y los cien grupos de planetas sede de las constelaciones. Se tardó casi un millón de años en terminar estos grupos de mundos especialmente creados. Los planetas sede de los sistemas locales se construyeron durante un periodo que se extiende desde esa época hasta hace unos cinco mil millones de años.
57:3.9 (654.2) Hace 300 000 000 000 de años los circuitos solares de Andronover estaban bien establecidos y el sistema nebular pasaba por un periodo transitorio de estabilidad física relativa. Alrededor de esta época, el equipo de personal de Miguel llegó a Salvington, y el gobierno de Orvonton en Uversa reconoció la existencia física del universo local de Nebadon.
57:3.10 (654.3) Hace 200 000 000 000 de años se produjo en el cúmulo central o masa nuclear de Andronover una progresión de la contracción y la condensación con enorme generación de calor. Apareció espacio relativo incluso en las regiones cercanas a la rueda sol madre central. Las regiones exteriores se estaban volviendo más estables y mejor organizadas; algunos planetas que giraban en torno a los soles recién nacidos se habían enfriado lo suficiente como para hacer posible la implantación de la vida. Los planetas habitados más antiguos de Nebadon datan de este tiempo.
57:3.11 (654.4) Empieza entonces a funcionar por primera vez el mecanismo universal completo de Nebadon, y la creación de Miguel queda registrada en Uversa como un universo para la habitación y ascensión progresiva de los mortales.
57:3.12 (654.5) Hace 100 000 000 000 de años la tensión de condensación nebular llegó a su cima; se alcanzó el punto de máxima tensión de calor. Esta etapa crítica de la lucha entre el calor y la gravedad dura a veces edades enteras, pero tarde o temprano el calor gana la batalla y empieza el espectacular periodo de dispersión de soles. Esto marca el final de la carrera secundaria de una nebulosa del espacio.
57:4.1 (654.6) La etapa primaria de una nebulosa es circular; la secundaria, espiral; la etapa terciaria es la de la primera dispersión de soles mientras que la cuartana comprende el segundo y último ciclo de dispersión de soles, al término del cual el núcleo madre queda como un cúmulo globular o bien como un sol solitario que hace de centro de un sistema solar terminal.
57:4.2 (654.7) Hace 75 000 000 000 de años esta nebulosa había llegado al apogeo de su etapa de familias de soles. Ese fue el punto álgido del primer periodo de pérdida de soles. La mayoría de estos soles se han apoderado desde entonces de extensos sistemas de planetas, satélites, islas oscuras, cometas, meteoroides y nubes de polvo cósmico.
57:4.3 (654.8) Hace 50 000 000 000 de años este primer periodo de dispersión de soles había concluido; la nebulosa iba poniendo fin rápidamente a su ciclo terciario de existencia durante el cual dio origen a 876 926 sistemas de soles.
57:4.4 (654.9) Hace 25 000 000 000 de años, la finalización del ciclo terciario de vida nebular trajo consigo la organización y la estabilización relativa de los extensos sistemas estelares provenientes de la nebulosa madre. Pero en la masa central del remanente nebular continuaba el proceso de contracción física y producción de calor creciente.
57:4.5 (655.1) Hace 10 000 000 000 de años empezó el ciclo cuartano de Andronover. La masa nuclear había alcanzado su temperatura máxima; se acercaba el punto crítico de condensación. El núcleo madre original se convulsionaba bajo la presión combinada de la tensión de condensación de su propio calor interno y la creciente atracción mareo-gravitatoria del enjambre circundante de sistemas de soles liberados. Las erupciones nucleares que habían de inaugurar el segundo ciclo nebular de soles eran inminentes. El ciclo cuartano de existencia nebular estaba a punto de empezar.
57:4.6 (655.2) Hace 8 000 000 000 de años empezó la terrible erupción terminal. Ante semejante cataclismo cósmico solo están a salvo los sistemas exteriores. Este fue el principio del fin de la nebulosa. El vómito final de soles se prolongó durante un periodo de casi dos mil millones de años.
57:4.7 (655.3) Hace 7 000 000 000 de años la desintegración terminal de Andronover alcanzó su apogeo. En este periodo nacieron los soles terminales más grandes y las perturbaciones físicas locales llegaron al máximo.
57:4.8 (655.4) Hace 6 000 000 000 de años se produjo el fin de la desintegración terminal y el nacimiento de vuestro sol, el quincuagésimo sexto sol de la segunda familia solar de Andronover empezando por el último. Esta erupción final del núcleo nebular dio nacimiento a 136 702 soles, la mayoría de ellos orbes solitarios. El número total de soles y sistemas de soles que tuvieron su origen en la nebulosa Andronover fue de 1 013 628. El sol del sistema solar es el número 1 013 572.
57:4.9 (655.5) La gran nebulosa Andronover ya no existe, pero continúa viviendo en los muchos soles y sus familias planetarias que se originaron de esta nube madre del espacio. El último remanente nuclear de esta magnífica nebulosa arde aún con resplandor rojizo y sigue iluminando y calentando moderadamente a su familia planetaria residual de ciento sesenta y cinco mundos que giran ahora en torno a esta venerable madre de dos poderosas generaciones de monarcas de luz.
57:5.1 (655.6) Hace 5 000 000 000 de años vuestro sol era un orbe abrasador relativamente aislado que había atraído hacia sí la mayor parte de la materia cercana que circulaba por el espacio, restos de la reciente convulsión que acompañó a su propio nacimiento.
57:5.2 (655.7) Hoy vuestro sol ha alcanzado una estabilidad relativa, pero sus ciclos de once años y medio de manchas solares delatan que fue una estrella variable en su juventud. En los primeros tiempos de vuestro sol la contracción continua y el consiguiente aumento gradual de la temperatura provocaban enormes convulsiones en su superficie. Esos titánicos empujones requerían tres días y medio para completar un ciclo de resplandor variable. Ese estado variable, esa pulsación periódica, hizo a vuestro sol sumamente sensible a ciertas influencias externas con las que pronto se encontraría.
57:5.3 (655.8) Así quedó preparado el escenario del espacio local para el origen excepcional de Monmatia, que es el nombre de la familia planetaria de vuestro sol, el sistema solar al que pertenece vuestro mundo. Menos del uno por ciento de los sistemas planetarios de Orvonton han tenido un origen semejante.
57:5.4 (655.9) Hace 4 500 000 000 de años el enorme sistema de Angona empezó a aproximarse a este sol solitario. El centro de ese gran sistema era un gigante oscuro del espacio, sólido, sumamente cargado y con una potentísima atracción gravitatoria.
57:5.5 (656.1) A medida que Angona se iba acercando al sol, y en los momentos de máxima expansión de las pulsaciones solares, salían disparados hacia el espacio chorros de material gaseoso en forma de gigantescas lenguas solares. Al principio esas lenguas de gas llameante volvían a caer invariablemente en el sol, pero cuando Angona se fue acercando cada vez más, la atracción gravitatoria del gigantesco visitante se hizo tan grande que esas lenguas de gas se partían en ciertos puntos. Las raíces volvían a caer en el sol mientras que las secciones exteriores se separaban para formar cuerpos independientes de materia, meteoritos solares que se ponían a girar inmediatamente alrededor del sol en sus propias órbitas elípticas.
57:5.6 (656.2) El sistema de Angona se siguió acercando y las extrusiones solares fueron en aumento; cada vez era mayor la cantidad de materia extraída del sol para convertirse en cuerpos independientes que circulaban por el espacio circundante. Esta situación se desarrolló durante unos quinientos mil años hasta que Angona alcanzó su punto de máximo acercamiento al sol. Entonces el sol, en conjunción con una de sus convulsiones internas periódicas, experimentó un quebrantamiento parcial y vomitó simultáneamente enormes volúmenes de materia por lados opuestos. Por el lado que daba a Angona expulsó una vasta columna de gases solares bastante puntiaguda en ambos extremos y muy abultada en el centro que se desligó permanentemente del control gravitatorio inmediato del sol.
57:5.7 (656.3) Esta gran columna de gases solares que se separó así del sol evolucionó posteriormente hasta convertirse en los doce planetas del sistema solar. Los gases expulsados por repercusión del lado opuesto del sol, en afinidad mareomotriz con la extrusión de este gigantesco antepasado del sistema solar, se han condensado desde entonces en los meteoroides y el polvo espacial del sistema solar, aunque casi toda esa materia fue recuperada posteriormente por la gravedad solar a medida que el sistema de Angona se retiraba hacia el espacio remoto.
57:5.8 (656.4) Aunque Angona consiguió desprender el material originario de los planetas del sistema solar y el enorme volumen de materia que circula ahora alrededor del sol en forma de asteroides y de meteoroides, no se quedó con nada de esa materia solar. El sistema visitante no se acercó lo suficiente como para robarle al sol nada de su sustancia, pero sí llegó a pasar lo bastante cerca como para sacar hacia el espacio intermedio todo el material que compone el presente sistema solar.
57:5.9 (656.5) Los cinco planetas interiores y los cinco exteriores se formaron pronto en miniatura a partir de los núcleos que se enfriaban y condensaban en los extremos afilados y menos masivos de la gigantesca protuberancia gravitatoria que Angona había conseguido separar del sol, mientras que Saturno y Júpiter se formaron a partir de las porciones centrales más masivas y voluminosas. La poderosa atracción gravitatoria de Júpiter y Saturno capturó muy pronto la mayor parte del material robado a Angona, como lo atestigua el movimiento retrógrado de algunos de sus satélites.
57:5.10 (656.6) Júpiter y Saturno, que provenían del centro mismo de la enorme columna de gases solares sobrecalentados, contenían tanto material solar a alta temperatura que brillaban con luz resplandeciente y emitían enormes cantidades de calor. En realidad fueron soles secundarios durante un breve periodo tras su formación como cuerpos espaciales separados. Estos dos planetas más grandes del sistema solar han permanecido en estado predominantemente gaseoso hasta el día de hoy al no haberse enfriado aún hasta el punto de condensarse o solidificarse por completo.
57:5.11 (656.7) Los núcleos gaseosos en contracción de los otros diez planetas alcanzaron pronto la etapa de solidificación y empezaron así a atraer hacia ellos cantidades crecientes de materia meteoroide que circulaba por el espacio cercano. Los mundos del sistema solar tuvieron así un origen doble: núcleos de condensación gaseosa aumentados posteriormente por la captura de enormes cantidades de meteoroides. De hecho, siguen capturando meteoroides aunque en mucha menor cantidad.
57:5.12 (657.1) Los planetas no giran alrededor del sol en el plano ecuatorial de su madre solar como lo harían si hubieran sido despedidos por la revolución solar. Circulan en el plano de la extrusión solar producida por Angona, que formó un ángulo muy marcado respecto al plano del ecuador del sol.
57:5.13 (657.2) Angona no pudo captar nada de la masa solar, en cambio vuestro sol añadió a su familia planetaria en metamorfosis algo del material del sistema visitante que circulaba por el espacio. Debido al intenso campo gravitatorio de Angona, su familia planetaria tributaria describía sus órbitas a una distancia considerable del gigante oscuro. Poco después de la extrusión de la masa originaria del sistema solar, y mientras Angona estaba aún en las inmediaciones del sol, tres de los planetas principales del sistema de Angona pasaron tan cerca del masivo ancestro del sistema solar que su atracción gravitatoria, aumentada por la del sol, fue suficiente para romper el equilibrio de la sujeción gravitatoria de Angona y desvincular permanentemente a estos tres tributarios del vagabundo celeste.
57:5.14 (657.3) Todo el material del sistema solar proveniente del sol circulaba originalmente en órbitas de dirección homogénea, y si no hubiera sido por la intrusión de estos tres cuerpos extraños del espacio, todo el material del sistema solar seguiría manteniendo la misma dirección de movimiento orbital. Lo que ocurrió fue que el impacto de los tres tributarios de Angona inyectó fuerzas direccionales nuevas y extrañas en el sistema solar emergente, con la consiguiente aparición del movimiento retrógrado. En todo sistema astronómico el movimiento retrógrado es siempre fortuito y aparece siempre como resultado del impacto por colisión de cuerpos extraños del espacio. Puede que esas colisiones no produzcan siempre un movimiento retrógrado, pero el movimiento retrógrado se da exclusivamente en sistemas compuestos por masas de orígenes diversos.
57:6.1 (657.4) Tras el nacimiento del sistema solar el vómito solar entró en fase de disminución. De forma decreciente y durante otros quinientos mil años, el sol continuó vertiendo al espacio circundante cantidades cada vez menores de materia. Pero en esos primeros tiempos de órbitas erráticas, cuando los cuerpos circundantes pasaban por su punto más cercano al sol, la progenitora solar conseguía volver a capturar una parte importante de ese material meteoroide.
57:6.2 (657.5) Los planetas más cercanos al sol fueron los primeros en ver reducida la velocidad de sus revoluciones por la fricción mareomotriz. Esas influencias gravitatorias contribuyen también a estabilizar las órbitas planetarias al frenar el ritmo de rotación axial planetaria. El giro del planeta se va haciendo cada vez más lento hasta que su rotación axial se detiene y queda un hemisferio del planeta vuelto siempre hacia el sol o el cuerpo más grande. Esto se puede observar en el planeta Mercurio y en la luna, que presenta siempre la misma cara a Urantia.
57:6.3 (657.6) Cuando las fricciones mareomotrices de la luna y el planeta se igualen, el planeta presentará siempre el mismo hemisferio a la luna, y el día y el mes serán análogos (de unos cuarenta y siete días). Cuando se llegue a esa estabilidad de órbitas, las fricciones mareomotrices pasarán a actuar en la dirección inversa y en vez de alejar cada vez más a la luna del planeta tirarán gradualmente del satélite hacia el planeta. En ese futuro lejano, cuando la luna se acerque a unos dieciocho mil kilómetros del planeta, la acción de la gravedad de este último provocará la descomposición de la luna. Esta explosión mareo-gravitatoria romperá la luna en pequeñas partículas que podrían acumularse por el mundo como anillos de materia semejantes a los de Saturno o ser atraídas gradualmente hacia el planeta en forma de meteoritos.
57:6.4 (658.1) Si los cuerpos del espacio son similares en tamaño y densidad pueden producirse colisiones. Pero si dos cuerpos del espacio de densidad similar son relativamente desiguales en tamaño, y el más pequeño se acerca progresivamente al más grande, el más pequeño se descompondrá cuando el radio de su órbita se vuelva inferior a dos veces y media el radio del cuerpo más grande. Las colisiones entre los gigantes del espacio son muy raras, pero estas explosiones mareo-gravitatorias de cuerpos menores son bastante comunes.
57:6.5 (658.2) Las estrellas fugaces se producen en tropel porque son fragmentos de cuerpos más grandes de materia que han sido quebrantados por la marea gravitatoria de cuerpos espaciales cercanos y mayores que ellos. Los anillos de Saturno son los fragmentos de un satélite descompuesto. Una de las lunas de Júpiter se acerca ahora peligrosamente a la zona crítica de quebrantamiento mareomotriz y dentro de unos millones de años, o bien será recuperada por el planeta o sufrirá la descomposición mareo-gravitatoria. Hace muchísimo tiempo, el quinto planeta del sistema solar recorría una órbita irregular y se iba acercando cada vez más a Júpiter hasta que entró en la zona crítica de quebrantamiento mareo-gravitatorio, se fragmentó rápidamente y se convirtió en el cúmulo de asteroides que es hoy en día.
57:6.6 (658.3) Hace 4 000 000 000 de años tuvo lugar la organización de los sistemas de Júpiter y Saturno de forma muy parecida a como se observan hoy excepto por sus lunas, que siguieron aumentando de tamaño durante varios miles de millones de años. De hecho, todos los planetas y satélites del sistema solar siguen creciendo a consecuencia de capturas continuas de meteoritos.
57:6.7 (658.4) Hace 3 500 000 000 de años los núcleos de condensación de los otros diez planetas estaban bien formados y los centros de la mayoría de las lunas estaban intactos, aunque algunos de los satélites más pequeños se unieron más adelante para formar las lunas más grandes de hoy en día. Esta edad puede considerarse como la era del ensamblaje planetario.
57:6.8 (658.5) Hace 3 000 000 000 de años el sistema solar funcionaba de forma muy parecida a la de hoy. El tamaño de sus integrantes seguía creciendo en la medida en que los meteoritos del espacio seguían lloviendo sobre los planetas y sus satélites a un ritmo prodigioso.
57:6.9 (658.6) En torno a esta época vuestro sistema solar fue inscrito en el registro físico de Nebadon y se le dio el nombre de Monmatia.
57:6.10 (658.7) Hace 2 500 000 000 de años el tamaño de los planetas había aumentado considerablemente. Urantia era una esfera bien desarrollada como de una décima parte de su masa presente y seguía creciendo rápidamente por acreción meteorítica.
57:6.11 (658.8) Toda esta enorme actividad forma parte de la construcción normal de un mundo evolutivo del tipo de Urantia. Constituye los preliminares astronómicos del escenario donde se iniciará la evolución física de esos mundos del espacio como preparación para las aventuras de la vida en el tiempo.
57:7.1 (658.9) A lo largo de esos primeros tiempos, el espacio del sistema solar estaba plagado de pequeños cuerpos formados por fragmentación y condensación, y a falta de una atmósfera de combustión protectora, esos cuerpos del espacio se estrellaban directamente contra la superficie de Urantia. Estos impactos incesantes mantenían la superficie del planeta más o menos caliente y esto, unido a la acción creciente de la gravedad a medida que la esfera se hacía más grande, empezó a poner en marcha las influencias que llevaron gradualmente a los elementos más pesados, como el hierro, a acumularse cada vez más hacia el centro del planeta.
57:7.2 (659.1) Hace 2 000 000 000 de años el planeta empezó a superar claramente al satélite. El planeta había sido siempre más grande que su satélite, pero no hubo tanta diferencia de tamaño hasta esta época en la que el planeta capturó enormes cuerpos del espacio. Urantia tenía entonces alrededor de la quinta parte de su tamaño presente y se había hecho lo bastante grande como para retener la atmósfera primitiva que había empezado a aparecer a consecuencia de la lucha interna elemental entre un interior caliente y una corteza en proceso de enfriamiento.
57:7.3 (659.2) La acción volcánica definida data de este tiempo. El calor interno del planeta seguía aumentando debido al enterramiento cada vez más profundo de los elementos radiactivos o más pesados traídos del espacio por los meteoritos. El estudio de estos elementos radiactivos revelará que la superficie de Urantia tiene más de mil millones de años. La datación por medio del radio es el cronómetro más fiable para vuestros cálculos científicos sobre la edad del planeta, pero todos estos cálculos se quedan cortos porque todos los materiales radiactivos que podéis examinar provienen de la superficie del planeta y son por lo tanto elementos adquiridos por Urantia en épocas relativamente recientes.
57:7.4 (659.3) Hace 1 500 000 000 de años el planeta tenía dos tercios de su tamaño presente, mientras que su satélite se acercaba a su masa de hoy. El hecho de que el planeta sobrepasara rápidamente en tamaño al satélite le permitió empezar el lento robo de la poca atmósfera que tenía su satélite en origen.
57:7.5 (659.4) Esta época marca el apogeo de la acción volcánica. El planeta entero es un auténtico infierno ardiente y su superficie se parece a la de su primitivo estado de fusión antes de que los metales más pesados gravitaran hacia el centro. Es la edad volcánica. Sin embargo, una corteza compuesta principalmente por granito, que es relativamente más ligero, se está formando poco a poco. Se está preparando el escenario de un planeta que algún día podrá albergar vida.
57:7.6 (659.5) La atmósfera primitiva del planeta evoluciona lentamente; en ese momento contiene algo de vapor de agua, monóxido de carbono, dióxido de carbono y cloruro de hidrógeno, pero hay poco o nada de nitrógeno libre o de oxígeno libre. La atmósfera de un mundo en la edad volcánica presenta un extraño espectáculo. Además de los gases enumerados, está muy cargada de numerosos gases volcánicos y con el desarrollo del cinturón de aire, también de los productos de combustión de las densas lluvias de meteoritos que se precipitan constantemente sobre la superficie del planeta. Esta combustión meteorítica mantiene el oxígeno atmosférico muy cerca del agotamiento, y los meteoritos siguen bombardeando a un ritmo enorme.
57:7.7 (659.6) Pronto la atmósfera se volvió más estable y se enfrió lo suficiente como para provocar precipitaciones de lluvia sobre la superficie rocosa caliente del planeta. Durante miles de años Urantia estuvo envuelto en un gran manto continuo de vapor. Y durante esas edades el sol no brilló nunca sobre la superficie del planeta.
57:7.8 (659.7) Gran parte del carbono de la atmósfera se sustrajo para formar los carbonatos de los varios metales que abundaban en las capas superficiales del planeta. Más adelante, la prolífica flora primitiva consumió cantidades mucho mayores de estos gases carbónicos.
57:7.9 (660.1) Incluso en los periodos posteriores, los continuos flujos de lava y las caídas de meteoritos agotaban casi por completo el oxígeno del aire. Ni siquiera los primeros depósitos del océano primitivo, ya próximo a aparecer, contienen piedras coloreadas ni esquistos. Tras la aparición de este océano no hubo prácticamente oxígeno libre en la atmósfera durante mucho tiempo y no apareció en cantidades significativas hasta que fue generado más tarde por las algas marinas y otras formas de vida vegetal.
57:7.10 (660.2) La atmósfera planetaria primitiva de la edad volcánica ofrece poca protección contra los impactos de las colisiones de las nubes meteoríticas. Millones y millones de meteoritos son capaces de penetrar ese cinturón de aire para estrellarse contra la corteza planetaria en forma de cuerpos sólidos. Pero con el paso del tiempo, cada vez son menos los que tienen tamaño suficiente para superar el escudo de fricción cada vez más resistente de la atmósfera enriquecida en oxígeno de las eras posteriores.
57:8.1 (660.3) Hace 1 000 000 000 de años comienza la historia de Urantia propiamente dicha. El planeta había alcanzado un tamaño aproximado al de hoy en día. Por esa época fue inscrito en los registros físicos de Nebadon y se le dio el nombre de Urantia.
57:8.2 (660.4) La atmósfera y la incesante precipitación de humedad facilitaron el enfriamiento de la corteza terrestre. La acción volcánica pronto equilibró la presión calorífica interna y la contracción de la corteza. A medida que progresaba esa época de ajuste y enfriamiento de la corteza, los volcanes disminuyeron rápidamente e hicieron su aparición los terremotos.
57:8.3 (660.5) La historia geológica real de Urantia empieza cuando la corteza del planeta se enfría lo suficiente como para provocar la formación del primer océano. La condensación del vapor de agua sobre la superficie terrestre en proceso de enfriamiento, una vez iniciada, continuó hasta hacerse prácticamente completa. Al final de este periodo ese océano ocupaba el mundo entero y cubría todo el planeta con una profundidad media de más de kilómetro y medio. El funcionamiento de las mareas era muy parecido al de hoy, pero este océano primitivo no era salado; era como una envoltura de agua dulce que cubría el mundo. En aquellos tiempos casi todo el cloro estaba combinado con diversos metales, pero había suficiente cloro unido al hidrógeno para hacer que esta agua fuera ligeramente ácida.
57:8.4 (660.6) Al comienzo de esta era lejana hay que considerar a Urantia como un planeta envuelto en agua. Más tarde, corrientes de lava más profundas y por lo tanto más densas irrumpieron al fondo de lo que es ahora el océano Pacífico, y esta parte de la superficie cubierta de agua se deprimió considerablemente. La primera masa de tierra continental emergió de este océano mundial como ajuste compensatorio del equilibrio de la corteza terrestre que se iba espesando gradualmente.
57:8.5 (660.7) Hace 950 000 000 de años Urantia presenta la imagen de un gran continente de tierra y una gran extensión de agua, el océano Pacífico. Los volcanes siguen siendo habituales y los terremotos frecuentes e intensos. Los meteoritos siguen bombardeando el planeta, aunque están disminuyendo tanto en frecuencia como en tamaño. La atmósfera se va despejando, pero la cantidad de dióxido de carbono sigue siendo alta. La corteza terrestre se estabiliza gradualmente.
57:8.6 (660.8) Fue más o menos por esta época cuando Urantia fue asignado al sistema de Satania para su administración planetaria e inscrito en el registro de vida de Norlatiadek. Empezó entonces el reconocimiento administrativo de la pequeña e insignificante esfera que estaba destinada a ser el planeta donde Miguel acometería posteriormente su formidable empresa de otorgamiento como mortal y viviría las experiencias que han hecho que Urantia sea conocido localmente desde entonces como «el mundo de la cruz».
57:8.7 (661.1) Hace 900 000 000 de años llegó a Urantia la primera partida de exploración de Satania enviada desde Jerusem para examinar el planeta y hacer un informe sobre su adecuación como puesto de experimentación con la vida. Esta comisión estaba formada por veinticuatro miembros, entre ellos Portadores de Vida, Hijos Lanonandek, Melquisedec, serafines y otros órdenes de vida celestial relacionados con los primeros tiempos de la organización y administración de los planetas.
57:8.8 (661.2) Tras inspeccionar a fondo el planeta, la comisión volvió a Jerusem e informó favorablemente al Soberano del Sistema recomendando la inscripción de Urantia en el registro de experimentación con la vida. Vuestro mundo fue registrado así en Jerusem como planeta decimal y se notificó a los Portadores de Vida que se les concedería permiso para instituir nuevos patrones de movilización mecánica, química y eléctrica en el momento de su llegada posterior con el mandato de trasplantar e implantar la vida.
57:8.9 (661.3) A su debido tiempo, la comisión mixta de los doce de Jerusem formuló las disposiciones para la ocupación del planeta, que fueron aprobadas por la comisión planetaria de los setenta en Edentia. Estos planes propuestos por los consejeros consultivos de los Portadores de Vida fueron definitivamente aceptados en Salvington. Poco tiempo después, las difusiones de Nebadon transmitieron la noticia de que Urantia se convertiría en el escenario donde los Portadores de Vida llevarían a cabo el sexagésimo experimento realizado en Satania con objeto de ampliar y mejorar el tipo correspondiente a Satania de los patrones de vida de Nebadon.
57:8.10 (661.4) Poco después de que Urantia fuera reconocido por primera vez en las difusiones del universo para todo Nebadon, le fue concedido su estatus pleno en este universo. Más adelante fue inscrito en los registros de los planetas sede del sector mayor y el sector menor del superuniverso, y antes del final de esta edad ya formaba parte del registro de Uversa de vida planetaria.
57:8.11 (661.5) Toda esta edad estuvo caracterizada por tormentas frecuentes y violentas. La primera corteza del planeta estaba en un estado de cambio continuo. El enfriamiento de la superficie alternaba con inmensos flujos de lava. En ninguna parte de la superficie del mundo se puede encontrar nada de su corteza planetaria original. Toda ella se ha mezclado demasiadas veces con extrusiones de lava procedente de las profundidades y depósitos posteriores del primer océano mundial.
57:8.12 (661.6) En ninguna parte de la superficie del mundo se podrán encontrar más restos modificados de esas antiguas rocas preoceánicas que en el nordeste de Canadá, alrededor de la bahía de Hudson. Esta extensa elevación granítica se compone de piedra que pertenece a las edades preoceánicas. Estas capas de roca han sido calentadas, dobladas, retorcidas y arrugadas, y han pasado una y otra vez por esas experiencias metamórficas y deformadoras.
57:8.13 (661.7) A lo largo de todas las edades oceánicas se depositaron enormes capas de roca estratificada libre de fósiles en este antiguo fondo oceánico. (La piedra caliza puede formarse por precipitación química; no toda la piedra caliza más antigua se produjo por depósitos de vida marina.) En ninguna de estas antiguas formaciones de rocas se encontrarán indicios de vida; no contienen fósiles a menos que por casualidad se hayan mezclado depósitos posteriores de las edades del agua con estas capas más antiguas anteriores a la vida.
57:8.14 (662.1) La corteza terrestre primitiva era muy inestable, pero no había proceso de formación de montañas. El planeta se contraía bajo la presión de la gravedad a medida que se formaba. Las montañas no son el resultado del hundimiento de la corteza que se enfría de una esfera en contracción sino que aparecen más tarde por la acción de la lluvia, la gravedad y la erosión.
57:8.15 (662.2) La masa de tierra continental de esta era aumentó hasta cubrir casi el diez por ciento de la superficie del planeta. Los terremotos intensos no empezaron hasta que la masa continental de tierra alcanzó un buen nivel por encima del agua, pero una vez que empezaron siguieron aumentando en frecuencia e intensidad durante largas edades. Desde hace muchos millones de años han ido disminuyendo, pero en Urantia sigue habiendo una media de quince terremotos al día.
57:8.16 (662.3) Hace 850 000 000 de años empezó la primera época real de estabilización de la corteza terrestre. La mayor parte de los metales más pesados se habían desplazado hacia el centro del globo; la corteza en vías de enfriamiento había dejado de hundirse tan extensamente como en las edades anteriores. Se había establecido un equilibrio mejor entre la extrusión de tierra y el lecho oceánico más pesado. El flujo de la capa de lava subcortical se extendía por casi todo el planeta, lo que compensaba y estabilizaba las fluctuaciones producidas por el enfriamiento, la contracción y los desplazamientos superficiales.
57:8.17 (662.4) La frecuencia y la intensidad de las erupciones volcánicas y los terremotos seguían disminuyendo. La atmósfera se despejaba de gases volcánicos y vapor de agua, pero el porcentaje de dióxido de carbono era aún alto.
57:8.18 (662.5) Las perturbaciones eléctricas iban decreciendo también en el aire y en la tierra. Los flujos de lava habían sacado a la superficie una mezcla de elementos que diversificó la corteza y aisló mejor el planeta de ciertas energías del espacio. Todo ello contribuyó mucho a facilitar el control de la energía terrestre y a regular su flujo, como se manifiesta en el funcionamiento de los polos magnéticos.
57:8.19 (662.6) Hace 800 000 000 de años se inauguró la primera gran época de predominio de la tierra, la edad del aumento de la emergencia continental.
57:8.20 (662.7) Desde que se produjo la condensación de la hidrosfera del planeta, primero como océano mundial y después como océano Pacífico, esta última masa de agua cubría las nueve décimas partes de la superficie del planeta. Los meteoritos que caían al mar se acumulaban en el fondo del océano, y los meteoritos están compuestos generalmente por materiales pesados. Los que caían en tierra se oxidaban considerablemente, luego eran desgastados por la erosión y arrastrados a las cuencas oceánicas. De este modo el fondo del océano se hacía cada vez más pesado, y a esto se sumaba el peso de una masa de agua que en algunos lugares tenía una profundidad de dieciséis kilómetros.
57:8.21 (662.8) El creciente empuje hacia abajo del océano Pacífico contribuía a empujar hacia arriba la masa continental. Europa y África empezaron a elevarse de las profundidades del Pacífico junto con las masas llamadas ahora Australia, América del Norte y del Sur y el continente de la Antártida, mientras que el lecho del océano Pacífico se hundía aún más en un ajuste compensatorio. Al final de este periodo casi un tercio de la superficie del planeta era de tierra, toda ella en una única masa continental.
57:8.22 (662.9) Este aumento de la elevación de las tierras trajo consigo las primeras diferencias climáticas del planeta. La elevación del terreno, las nubes cósmicas y la influencia oceánica son los factores principales de las fluctuaciones climáticas. La espina dorsal de la masa terrestre asiática alcanzó una altura de casi quince kilómetros en el momento de máxima emergencia del terreno. Si hubiera habido mucha humedad en el aire que flotaba sobre esas regiones tan elevadas, se habrían formado enormes mantos de hielo y la edad de hielo habría llegado mucho antes. Tendrían que pasar varios cientos de millones de años antes de que se viera otra vez tanta tierra por encima del agua.
57:8.23 (663.1) Hace 750 000 000 de años empezaron a aparecer las primeras fracturas en la masa continental, como la gran grieta norte-sur que más tarde dejó entrar las aguas del océano y preparó el camino para la deriva hacia el oeste de los continentes de América del Norte y del Sur, incluyendo Groenlandia. La larga hendidura este-oeste separó África de Europa y cercenó del continente asiático las masas de tierra de Australia, las islas del Pacífico y la Antártida.
57:8.24 (663.2) Hace 700 000 000 de años Urantia se acercaba a las condiciones de madurez necesarias para mantener la vida. Seguía la deriva de la tierra continental. El océano penetraba cada vez más en la tierra como largos brazos de mar de aguas poco profundas que formaban esas bahías resguardadas tan adecuadas como hábitat para la vida marina.
57:8.25 (663.3) Hace 650 000 000 de años se produjo una separación aún mayor de las masas de tierra y, en consecuencia, una nueva expansión de los mares continentales. Esas aguas estaban llegando rápidamente al grado de salinidad indispensable para la vida en Urantia.
57:8.26 (663.4) Fueron esos mares y sus sucesores los que establecieron los archivos de la vida de Urantia tal como se descubrieron posteriormente en sus páginas de piedra bien conservadas, volumen tras volumen, a medida que una era sucedía a otra y de una edad nacía la siguiente. Esos mares interiores de antaño fueron en verdad la cuna de la evolución.
57:8.27 (663.5) [Presentado por un Portador de Vida, miembro del Cuerpo de Urantia original y ahora observador residente.]
El libro de Urantia
Documento 58
58:0.1 (664.1) EN TODO Satania solo existen sesenta y un mundos que, como Urantia, son planetas de modificación de la vida. La mayoría de los mundos habitados se pueblan según técnicas establecidas; en esas esferas los Portadores de Vida tienen poco margen de libertad en sus planes de implantación de la vida. Sin embargo, aproximadamente un mundo de cada diez es designado como planeta decimal y asignado al registro especial de los Portadores de Vida. En esos planetas estamos autorizados a emprender ciertos experimentos de vida en un esfuerzo por modificar, y posiblemente mejorar, los tipos estándar de seres vivos del universo.
58:1.1 (664.2) Hace 600 000 000 de años llegó a Urantia la comisión de Portadores de Vida enviada desde Jerusem y empezó el estudio de las condiciones físicas previo al establecimiento de la vida en el mundo número 606 del sistema de Satania. Iba a ser nuestra experiencia número seiscientos seis de iniciación de los patrones de vida de Nebadon en Satania, y nuestra sexagésima oportunidad de hacer cambios e introducir modificaciones en los diseños de vida básicos y estándar del universo local.
58:1.2 (664.3) Conviene aclarar que los Portadores de Vida no pueden iniciar la vida hasta que una esfera esté lista para la inauguración del ciclo evolutivo. Tampoco podemos establecer un desarrollo de vida más rápido del que puede sustentar el progreso físico del planeta.
58:1.3 (664.4) Los Portadores de Vida de Satania habían proyectado un patrón de vida basado en el cloruro sódico y por lo tanto no se podía iniciar su implantación hasta que las aguas del océano hubieran adquirido la salinidad necesaria. El tipo de protoplasma de Urantia solo es viable en una solución salina adecuada. Toda la vida ancestral —vegetal y animal— evolucionó en un hábitat de solución salina. Ni los animales terrestres más organizados podrían seguir viviendo si esa misma solución salina esencial no circulase por todo su cuerpo en la corriente sanguínea que baña profusamente y sumerge literalmente cada minúscula célula viva en ese «piélago salobre».
58:1.4 (664.5) Vuestros antepasados primitivos circulaban libremente por el océano salado. Hoy esa misma solución salada semejante a la del océano circula libremente por vuestros cuerpos, bañando cada célula individual en un líquido químico comparable en todo lo esencial al agua salada que estimuló las primeras reacciones protoplasmáticas de las primeras células vivas que funcionaron en el planeta.
58:1.5 (664.6) Al comienzo de esta era Urantia evoluciona en todos los sentidos hacia un estado favorable para el mantenimiento de las formas iniciales de vida marina. Lento pero seguro, el desarrollo físico del planeta y las regiones adyacentes del espacio está preparando el escenario para los posteriores intentos de establecer las formas de vida que nos habían parecido más adecuadas a ese entorno físico, tanto terrestre como espacial, en vías de desarrollo.
58:1.6 (665.1) La comisión de Portadores de Vida de Satania regresó luego a Jerusem, y decidió esperar a que se produjeran nuevas rupturas de la masa de tierra continental para que se formaran más mares interiores y bahías resguardadas, antes de empezar a implantar la vida.
58:1.7 (665.2) En un planeta donde la vida tiene origen marino, las condiciones ideales para la implantación de la vida vienen dadas por un gran número de mares interiores, un litoral extenso de aguas poco profundas y bahías resguardadas. Así era como se estaban distribuyendo rápidamente las aguas del planeta. Esos antiguos mares interiores rara vez tenían más de ciento cincuenta o ciento ochenta metros de profundidad, y la luz del sol puede penetrar el agua del océano hasta más de ciento ochenta metros.
58:1.8 (665.3) Y fue desde esos litorales, bajo los climas templados y estables de una edad posterior, desde donde la vida vegetal primitiva se abrió camino hasta la tierra. El alto grado de carbono de la atmósfera brindaba a las nuevas variedades terrestres de vida la oportunidad de un crecimiento rápido y exuberante. Aunque esa atmósfera era entonces ideal para el crecimiento de las plantas, contenía tanto dióxido de carbono que ningún animal, y mucho menos el hombre, podría haber vivido sobre la faz de la tierra.
58:2.1 (665.4) La atmósfera planetaria deja pasar una dos mil millonésima parte de la emanación luminosa total del sol. Si la luz que cae sobre América del Norte se pagara a razón de dos centavos por kilovatio hora, la factura anual de luz superaría los 800 000 billones de dólares. La factura de luz solar de Chicago ascendería a bastante más de 100 millones de dólares diarios. Y hay que recordar que recibís del sol otras formas de energía; la luz no es la única contribución solar que llega a vuestra atmósfera. Se vierten sobre Urantia inmensas cantidades de energías solares con longitudes de onda cuyo campo se extiende tanto por encima como por debajo del alcance de la visión humana.
58:2.2 (665.5) La atmósfera terrestre es casi opaca a gran parte de la radiación solar del extremo ultravioleta del espectro. La mayoría de esas ondas cortas son absorbidas por una capa de ozono que abarca todo el nivel situado a unos dieciséis kilómetros por encima de la superficie del planeta y se extiende hacia el espacio otros dieciséis kilómetros. En las condiciones existentes al nivel de la superficie terrestre, el ozono que permea esta región formaría una capa de solo dos milímetros y medio de espesor. Esta cantidad de ozono relativamente pequeña y aparentemente insignificante protege a los habitantes de Urantia del exceso de las peligrosas y destructoras radiaciones ultravioletas presentes en la luz solar. Pero si esta capa de ozono fuera solo un poco más gruesa, os veríais privados de los beneficiosos rayos ultravioletas tan importantes para la salud, que ahora llegan hasta la superficie terrestre y están en el origen de una de vuestras vitaminas más esenciales.
58:2.3 (665.6) Con todo, algunos de vuestros mortales mecanicistas menos imaginativos insisten en ver la creación material y la evolución humana como un accidente. Los intermedios de Urantia han recopilado más de cincuenta mil hechos físicos y químicos que consideran incompatibles con las leyes del azar y demostración inequívoca de la presencia de un propósito inteligente en la creación material. Esto sin tener en cuenta su catálogo de más de cien mil conclusiones ajenas al campo de la física y la química que prueba, según ellos, la presencia de una mente en la planificación, la creación y el mantenimiento del cosmos material.
58:2.4 (666.1) Vuestro sol vierte sobre vosotros un auténtico diluvio de rayos mortíferos, y vuestra agradable vida en Urantia se debe a la influencia «fortuita» de más de cuarenta actividades protectoras, aparentemente casuales, similares a la acción de esta extraordinaria capa de ozono.
58:2.5 (666.2) Si no fuera por el efecto de «manto» de la atmósfera durante la noche, el calor se perdería por irradiación con tanta rapidez que sería imposible mantener la vida sin medios artificiales.
58:2.6 (666.3) Los ocho o diez kilómetros más bajos de la atmósfera terrestre son la troposfera; es la zona de los vientos y corrientes de aire responsables de los fenómenos meteorológicos. Por encima de esta zona está la ionosfera interior e inmediatamente por encima de esta, la estratosfera. Al ascender desde la superficie terrestre la temperatura baja progresivamente durante diez o doce kilómetros, y a esa altura se registran alrededor de 57º C bajo cero. La temperatura se mantiene entre 54 y 57º C bajo cero durante los sesenta y cinco kilómetros siguientes de ascenso; esta zona de temperatura constante es la estratosfera. A una altura de setenta y cinco u ochenta kilómetros la temperatura empieza a subir, y este aumento continúa hasta alcanzar los 650º C en el nivel de las exhibiciones aurorales; este calor intenso es lo que ioniza el oxígeno. Pero la temperatura en una atmósfera tan enrarecida no es comparable con la estimación del calor en la superficie terrestre. No olvidéis que la mitad de toda vuestra atmósfera se encuentra en los primeros cinco kilómetros. La altura de la atmósfera terrestre —unos seiscientos cincuenta kilómetros— está indicada por las franjas aurorales más altas.
58:2.7 (666.4) Los fenómenos aurorales están relacionados directamente con las manchas solares, esos ciclones solares que giran en sentidos contrarios por encima y por debajo del ecuador solar del mismo modo que los huracanes tropicales terrestres. Estas perturbaciones atmosféricas giran en sentidos contrarios según ocurran por encima o por debajo del ecuador.
58:2.8 (666.5) El poder que tienen las manchas solares de alterar las frecuencias de la luz demuestra que los centros de estas tormentas solares funcionan como enormes imanes. Estos campos magnéticos son capaces de lanzar partículas cargadas a través del espacio desde los cráteres de las manchas solares hasta la atmósfera exterior del planeta, donde su influencia ionizante produce las espectaculares exhibiciones aurorales. Por esta razón, los mayores fenómenos aurorales ocurren cuando las manchas solares están en su apogeo o poco después, y en ese momento las manchas están situadas generalmente en la zona ecuatorial.
58:2.9 (666.6) Hasta la aguja de la brújula es sensible a esta influencia solar, puesto que gira ligeramente hacia el este cuando sale el sol y ligeramente hacia el oeste cuando el sol está a punto de ponerse. Esto sucede todos los días, pero cuando los ciclos de las manchas solares están en su apogeo la variación de la brújula es dos veces mayor. Estas desviaciones diurnas de la brújula corresponden a una mayor ionización de la atmósfera superior producida por la luz solar.
58:2.10 (666.7) La existencia de dos niveles diferentes de regiones conductoras electrizadas en la superestratosfera hace posible la transmisión a larga distancia de vuestras radiodifusiones de onda corta y larga. Las formidables tormentas que se desatan de vez en cuando en las regiones exteriores de la ionosfera perturban algunas veces vuestras difusiones.
58:3.1 (666.8) Durante los primeros tiempos de la materialización de un universo las regiones del espacio están salpicadas de vastas nubes de hidrógeno, cúmulos de polvo astronómico muy parecidos a los que caracterizan ahora a muchas regiones de todo el espacio remoto. Gran parte de la materia organizada que los soles resplandecientes descomponen y dispersan en forma de energía radiante se acumulaba originalmente en esas primeras nubes de hidrógeno del espacio. Bajo ciertas condiciones inusuales se produce también descomposición de átomos en el núcleo de las masas más grandes de hidrógeno. Y todos esos fenómenos de construcción y desintegración atómica, como los que ocurren en las nebulosas extremadamente calientes, conllevan la emisión de oleadas de rayos espaciales cortos de energía radiante. Estas diversas radiaciones van acompañadas de una forma de energía-espacio desconocida en Urantia.
58:3.2 (667.1) Esta carga de energía de rayos cortos del espacio del universo es cuatrocientas veces mayor que todas las demás formas de energía radiante que existen en los dominios del espacio organizado. La producción de rayos cortos del espacio, ya procedan de las nebulosas resplandecientes, de los campos eléctricos en tensión, del espacio exterior o de las vastas nubes de polvo de hidrógeno, es modificada cualitativa y cuantitativamente por las fluctuaciones y los cambios súbitos de tensión de la temperatura, la gravedad y las presiones electrónicas.
58:3.3 (667.2) Estas eventualidades en el origen de los rayos del espacio están determinadas por muchos acontecimientos cósmicos así como por las órbitas de la materia circulante, que varían desde círculos modificados hasta elipses extremas. Las condiciones físicas pueden verse también muy alteradas por el hecho de que el espín de los electrones es a veces de dirección opuesta al de la materia más macroscópica, incluso en la misma zona física.
58:3.4 (667.3) Las vastas nubes de hidrógeno son verdaderos laboratorios químicos cósmicos que albergan todas las fases de la energía en evolución y de la materia en metamorfosis. Se produce también una gran actividad energética en los gases marginales de las grandes estrellas binarias, a menudo superpuestos y por lo tanto muy entremezclados. Pero ninguna de esas extensas y formidables actividades energéticas del espacio ejerce la menor influencia sobre los fenómenos de la vida organizada, el plasma germen de las cosas y los seres vivos. Esas condiciones energéticas del espacio atañen al entorno esencial para el establecimiento de la vida, pero no tienen efecto sobre las modificaciones posteriores de los factores hereditarios del plasma germen, como sí lo tienen algunos de los rayos más largos de energía radiante. La vida implantada por los Portadores de Vida resiste perfectamente a todo ese asombroso torrente de rayos espaciales cortos de la energía del universo.
58:3.5 (667.4) Todas esas condiciones cósmicas esenciales tendrían que evolucionar hasta hacerse favorables antes de que los Portadores de Vida pudieran empezar a establecer la vida en Urantia.
58:4.1 (667.5) El hecho de que nos llamemos Portadores de Vida no debe confundiros. Podemos portar vida a los planetas y lo hacemos, pero no trajimos ninguna vida a Urantia. La vida de Urantia es única y original del planeta. Esta esfera es un mundo de modificación de la vida; toda la vida que ha aparecido en ella la formulamos nosotros en el propio planeta. No hay ningún otro mundo en todo Satania, ni siquiera en todo Nebadon, donde la vida exista exactamente igual que en Urantia.
58:4.2 (667.6) Hace 550 000 000 de años el cuerpo de Portadores de Vida volvió a Urantia. En cooperación con poderes espirituales y fuerzas superfísicas organizamos e iniciamos los patrones de vida originales de este mundo y los plantamos en las aguas hospitalarias del planeta. Toda la vida planetaria (aparte de las personalidades extraplanetarias) existente hasta los días de Caligastia, el Príncipe Planetario, tuvo su origen en nuestras tres implantaciones de vida marina originales, idénticas y simultáneas. Estas tres implantaciones de vida han sido denominadas como: la central o eurasiático-africana, la oriental o australasiática y la occidental, que abarca Groenlandia y las Américas.
58:4.3 (668.1) Hace 500 000 000 de años la vida vegetal marina primitiva estaba ya bien establecida en Urantia. Groenlandia y la masa terrestre ártica, junto con América del Norte y del Sur, estaban empezando su larga y lenta deriva hacia el oeste. África se desplazaba ligeramente hacia el sur y creaba una depresión de este a oeste, la cuenca mediterránea, que la separó del continente madre. La Antártida, Australia y la tierra correspondiente a las islas del Pacífico se desprendieron en el sur y el este y se han alejado mucho desde entonces.
58:4.4 (668.2) Habíamos plantado la forma primitiva de vida marina en las bahías tropicales resguardadas de los mares centrales de la hendidura este-oeste producida por el desmembramiento de la masa de tierra continental. Nuestro objetivo al hacer tres implantaciones de vida marina era asegurar que cada gran masa de tierra se llevara consigo esta vida en sus mares de aguas templadas cuando la tierra se separara posteriormente. Preveíamos que cuando emergiera la vida terrestre en la era siguiente, grandes océanos de agua separarían esas masas de tierra en proceso de deriva continental.
58:5.1 (668.3) La deriva de la tierra continental continuaba. El núcleo del planeta, sometido a una presión de casi 3900 toneladas por centímetro cuadrado, se había vuelto tan denso y rígido como el acero, y debido a la enorme presión de la gravedad estaba y sigue estando muy caliente en su interior. La temperatura aumenta desde la superficie hacia dentro hasta que en el centro está un poco por encima de la temperatura de la superficie del sol.
58:5.2 (668.4) Los mil seiscientos kilómetros exteriores de la masa terrestre se componen principalmente de diferentes tipos de roca. Debajo están los elementos metálicos más densos y pesados. Durante todas las edades primeras y preatmosféricas el mundo, en su estado fundido a altísimas temperaturas, estaba tan cerca de ser fluido que los metales más pesados se hundieron profundamente en su interior. Los que hoy se encuentran cerca de la superficie proceden del rezumado de antiguos volcanes, los extensos flujos de lava posteriores y los depósitos meteoríticos más recientes.
58:5.3 (668.5) La corteza exterior tenía unos sesenta y cinco kilómetros de espesor. Este caparazón exterior descansaba directamente sobre un mar fundido de basalto de espesor variable que lo sostenía. Esta capa móvil de lava fundida se mantenía a alta presión, pero tendía siempre a fluir en cualquier dirección para equilibrar los cambios de presión planetarios y contribuir así a la estabilización de la corteza terrestre.
58:5.4 (668.6) Incluso hoy en día los continentes siguen flotando sobre este mar amortiguador no cristalizado de basalto fundido. Si no fuera por esta condición protectora, los terremotos más intensos sacudirían literalmente el mundo hasta hacerlo pedazos. Los terremotos están causados por el deslizamiento y el desplazamiento de la corteza sólida exterior, no por los volcanes.
58:5.5 (668.7) Cuando las capas de lava de la corteza terrestre se enfrían forman el granito. La densidad media de Urantia es algo superior a cinco veces y media la del agua; la densidad del granito es casi tres veces superior a la del agua. El núcleo del planeta es doce veces más denso que el agua.
58:5.6 (668.8) Los fondos de los mares son más densos que las masas de tierra, y eso es lo que mantiene a los continentes por encima del agua. Cuando los fondos de los mares son empujados hasta salir por encima del nivel del mar, se comprueba que están compuestos principalmente de basalto, una forma de lava considerablemente más pesada que el granito de las masas terrestres. Por otra parte, si los continentes no fueran más ligeros que los lechos oceánicos, la gravedad elevaría los bordes de los océanos por encima de la tierra, pero no se han observado fenómenos de este tipo.
58:5.7 (668.9) El peso de los océanos contribuye también a aumentar la presión sobre los lechos marinos. Los lechos de los océanos, más bajos pero comparativamente más pesados, más el peso del agua que los recubre, equivalen aproximadamente al peso de los continentes, más altos pero mucho más ligeros. Pero todos los continentes tienden a deslizarse hacia los océanos. La presión continental en el nivel de los fondos de los océanos es de alrededor de 1400 kilos por centímetro cuadrado. Es decir, esta sería la presión de una masa continental que se alzara a unos 4600 metros sobre el fondo del océano. La presión del agua en el fondo del océano es solo de unos 350 kilos por centímetro cuadrado. Estas presiones diferenciales tienden a hacer que los continentes se deslicen hacia el lecho de los océanos.
58:5.8 (669.1) La depresión del fondo del océano durante las edades anteriores a la vida había empujado a una solitaria masa de tierra continental hasta una altura tal que la presión lateral tendía a hacer que sus márgenes oriental, occidental y meridional se deslizaran cuesta abajo sobre los lechos subyacentes de lava semiviscosa hasta las aguas del océano Pacífico circundante. Esto compensó tan plenamente la presión continental que no se produjo una rotura amplia en la ribera oriental de este antiguo continente asiático, pero desde entonces ese litoral oriental está suspendido sobre el precipicio de las profundidades oceánicas colindantes y amenaza con deslizarse hacia una tumba marina.
58:6.1 (669.2) Hace 450 000 000 de años se produjo la transición de la vida vegetal a la animal. Esta metamorfosis tuvo lugar en las aguas resguardadas y poco profundas de las bahías y lagunas tropicales formadas en los largos litorales de los continentes que se estaban separando. Todo este desarrollo era inherente a los patrones originales de vida y ocurrió gradualmente. Hubo muchas etapas de transición entre las formas primitivas iniciales de vida vegetal y los posteriores organismos animales bien definidos. Incluso hoy persisten los mohos mucilaginosos de transición, difíciles de clasificar como plantas o como animales.
58:6.2 (669.3) A pesar de que se puede seguir la pista de la evolución de la vida vegetal a la vida animal, y aunque se han encontrado series escalonadas de plantas y animales que conducen progresivamente desde los organismos más sencillos a los más complejos y avanzados, no podréis encontrar eslabones de unión semejantes entre las grandes divisiones del reino animal ni entre los tipos superiores de animales prehumanos y los hombres de los albores de las razas humanas. Los llamados «eslabones perdidos» seguirán perdidos para siempre por la sencilla razón de que nunca existieron.
58:6.3 (669.4) De era en era surgen especies de vida animal radicalmente nuevas. No evolucionan por acumulación gradual de pequeñas variaciones sino que aparecen como órdenes de vida nuevos y totalmente desarrollados, y aparecen repentinamente.
58:6.4 (669.5) La aparición repentina de especies nuevas y órdenes diversificados de organismos vivos es enteramente biológica y estrictamente natural. No hay nada sobrenatural en esas mutaciones genéticas.
58:6.5 (669.6) Cuando los océanos alcanzaron el grado apropiado de salinidad la vida animal evolucionó, y fue relativamente sencillo hacer que las aguas salobres circularan por los cuerpos de los animales marinos. Pero cuando los océanos se contrajeron y el porcentaje de sal aumentó mucho, esos mismos animales desarrollaron la capacidad de reducir la salinidad de sus fluidos corporales. Del mismo modo, los organismos que aprendieron a vivir en agua dulce adquirieron la capacidad de mantener el grado adecuado de cloruro sódico en sus fluidos corporales mediante ingeniosas técnicas de conservación de la sal.
58:6.6 (669.7) El estudio de los fósiles marinos incrustados en las rocas revela las primeras luchas de adaptación de aquellos organismos primitivos. Las plantas y los animales no dejan nunca de hacer estos experimentos de adaptación. El entorno cambia continuamente y los organismos vivos se esfuerzan siempre por acomodarse a estas fluctuaciones sin fin.
58:6.7 (670.1) El equipamiento fisiológico y la estructura anatómica de todos los órdenes nuevos de vida existen como respuesta a la acción de las leyes físicas, pero la dotación posterior de mente es otorgamiento de los espíritus-mente adjutores de acuerdo con la capacidad innata del cerebro. La mente, aunque no es una evolución física, depende por completo de la capacidad del cerebro que viene dada por desarrollos puramente físicos y evolutivos.
58:6.8 (670.2) A través de ciclos casi interminables de ganancias y pérdidas, de adaptaciones y readaptaciones, todos los organismos vivos oscilan hacia adelante y hacia atrás de edad en edad. Los que logran la unidad cósmica permanecen, mientras que los que no alcanzan esta meta dejan de existir.
58:7.1 (670.3) El inmenso grupo de sistemas rocosos que constituían la corteza exterior del mundo durante los albores de la vida, o era proterozoica, no aparece ahora en muchos puntos de la superficie terrestre. Y cuando emerja desde debajo de todas las acumulaciones de las edades posteriores, solo se encontrarán restos fósiles de vida vegetal y de la primera vida animal primitiva. Algunas de estas rocas más antiguas depositadas por el agua están entremezcladas con capas posteriores y presentan a veces restos fósiles de algunas de las formas más tempranas de la vida vegetal, mientras que en las capas superiores se pueden encontrar ocasionalmente algunas de las formas más primitivas de los primeros organismos animales marinos. En muchos lugares, estas capas estratificadas de roca muy antigua que llevan fósiles tanto animales como vegetales de la primera vida marina se encuentran directamente en la parte de arriba de la piedra más antigua no diferenciada.
58:7.2 (670.4) Los fósiles de esta era son algas, plantas parecidas al coral, protozoos primitivos y organismos de transición parecidos a las esponjas. La ausencia de dichos fósiles en las primeras capas de roca no prueba necesariamente que no existieran organismos vivos en algún otro lugar en el momento en que se depositaron. La vida era escasa en aquellos primeros tiempos y se fue abriendo paso lentamente sobre la faz de la tierra.
58:7.3 (670.5) Las rocas de esa edad de antaño están ahora en la superficie del planeta o muy cerca de ella y ocupan la octava parte aproximadamente del área de tierra de hoy en día. El espesor medio de esta piedra de transición, las capas estratificadas de roca más antiguas, es de unos dos kilómetros y medio. En algunos puntos estos antiguos sistemas de rocas alcanzan los seis kilómetros y medio de espesor, aunque muchas de las capas que se han atribuido a esa era pertenecen a periodos posteriores.
58:7.4 (670.6) En América del Norte esta antigua y primitiva capa de piedra portadora de fósiles aflora en las regiones del este, centro y norte de Canadá. Estas rocas aparecen también en dirección este a oeste en una cadena intermitente de crestas que se extiende desde Pensilvania y las antiguas montañas Adirondack hacia el oeste, pasando por Míchigan, Wisconsin y Minesota. Otras cadenas de crestas van desde Terranova a Alabama y desde Alaska a México.
58:7.5 (670.7) Las rocas de esa era aparecen expuestas por doquier en toda la superficie del planeta, pero las más fáciles de interpretar son las de los alrededores del lago Superior y del Gran Cañón del río Colorado, donde las distintas capas de estas rocas primitivas portadoras de fósiles dan fe de los trastornos y fluctuaciones de la superficie terrestre en aquellos tiempos lejanos.
58:7.6 (670.8) Esta capa de piedra, el estrato portador de fósiles más antiguo de la corteza terrestre, se ha arrugado, plegado y retorcido caprichosamente a raíz de las conmociones producidas por los terremotos y los primeros volcanes. Los flujos de lava de esa edad hicieron subir mucho hierro, cobre y plomo hasta cerca de la superficie del planeta.
58:7.7 (670.9) Pocos lugares muestran estas actividades de forma más gráfica que el valle St. Croix, en Wisconsin. En esta región se produjeron ciento veintisiete flujos sucesivos de lava sobre un terreno que fue luego sumergido por las aguas con el consiguiente depósito de roca. Aunque ya no queda gran parte de la sedimentación rocosa superior ni del flujo de lava intermitente, y a pesar de que el fondo de este sistema está profundamente enterrado, unos sesenta y cinco o setenta de estos archivos estratificados de edades pasadas están hoy expuestos a la vista.
58:7.8 (671.1) En esas primeras edades en las que había mucha tierra situada cerca del nivel del mar, se produjeron muchas sumersiones y emersiones sucesivas. La corteza terrestre estaba entrando en su último periodo de estabilización relativa. Las ondulaciones, elevaciones y descensos provocados por la deriva continental anterior contribuyeron a la frecuencia de la sumersión periódica de grandes masas de tierra.
58:7.9 (671.2) Durante esos tiempos de vida marina primitiva, extensas zonas de costa continental se hundieron bajo los mares desde unos pocos metros hasta casi un kilómetro. Gran parte de la arenisca y de los conglomerados más viejos corresponde a las acumulaciones sedimentarias de esas antiguas costas. Las rocas sedimentarias procedentes de esa primera estratificación descansan directamente sobre capas que datan de mucho antes del origen de la vida y se remontan a la primera aparición del océano mundial.
58:7.10 (671.3) Algunas de las capas superiores de estos depósitos de roca de transición contienen pequeñas cantidades de esquistos o pizarras de colores oscuros que indican la presencia de carbono orgánico y atestiguan la existencia de los ancestros de las formas de flora que invadirían el planeta durante la edad siguiente, llamada carbonífera o del carbón. Gran parte del cobre de estas capas de roca es el resultado de su sedimentación en agua. A veces se encuentra en las grietas de rocas más viejas y procede de la concentración de las aguas pantanosas estancadas de algún antiguo litoral resguardado. Las minas de hierro de Europa y América del Norte están localizadas en depósitos y extrusiones que reposan en parte en rocas no estratificadas más antiguas y en parte en estas rocas estratificadas posteriores correspondientes a los periodos de transición de la formación de la vida.
58:7.11 (671.4) Esta era es testigo de la propagación de la vida por todas las aguas del mundo; la vida marina ha quedado bien establecida en Urantia. Los fondos de los mares interiores extensos y poco profundos están siendo invadidos gradualmente por un profuso y exuberante crecimiento de la vegetación, mientras que en las aguas litorales pululan las formas simples de la vida animal.
58:7.12 (671.5) Toda esta historia está narrada de forma gráfica en las páginas fósiles del vasto «libro de piedra» de los anales del mundo. Y las páginas de ese gigantesco archivo biogeológico cuentan infaliblemente la verdad a quienes adquieran la capacidad de interpretarlas. Muchos de esos antiguos lechos marinos están ahora bien elevados por encima de la tierra y sus depósitos cuentan, edad tras edad, la historia de las luchas por la vida de aquellos primeros tiempos. Como dijo vuestro poeta, es literalmente cierto que «el polvo que pisamos estuvo una vez vivo».
58:7.13 (671.6) [Presentado por un miembro del Cuerpo de Portadores de Vida de Urantia residente ahora en el planeta.]
El libro de Urantia
Documento 59
59:0.1 (672.1) CONSIDERAMOS que la historia de Urantia empezó hace unos mil millones de años y que se extiende a lo largo de cinco eras principales:
59:0.2 (672.2) 1. La era anterior a la vida comprende los primeros cuatrocientos cincuenta millones de años, desde el momento aproximado en que el planeta alcanzó su presente tamaño hasta el momento del establecimiento de la vida. Vuestros estudiosos llaman a este periodo el arqueozoico.
59:0.3 (672.3) 2. La era de los albores de la vida comprende los ciento cincuenta millones de años siguientes. Esta época transcurre entre la edad anterior a la vida, o edad cataclísmica, y el periodo siguiente de vida marina más desarrollada. Vuestros investigadores conocen esta era como el proterozoico.
59:0.4 (672.4) 3. La era de la vida marina abarca los doscientos cincuenta millones de años siguientes y la conocéis habitualmente como el paleozoico.
59:0.5 (672.5) 4. La era de la primera vida terrestre comprende los cien millones de años siguientes y es conocida como el mesozoico.
59:0.6 (672.6) 5. La era de los mamíferos ocupa los últimos cincuenta millones de años. Esta era de los tiempos recientes es conocida como el cenozoico.
59:0.7 (672.7) La era de la vida marina abarca por lo tanto alrededor de una cuarta parte de la historia de vuestro planeta. Se puede subdividir en seis largos periodos, cada uno de ellos caracterizado por ciertos desarrollos bien definidos tanto en los ámbitos geológicos como en los biológicos.
59:0.8 (672.8) Cuando empieza esta era los fondos de los mares, las extensas plataformas continentales y las numerosas ensenadas poco profundas cercanas a las costas están cubiertas de una prolífica vegetación. Ya se han desarrollado las formas de vida animal más simples y primitivas a partir de los organismos vegetales precedentes, y los primeros organismos animales se han ido abriendo camino gradualmente a lo largo de los extensos litorales de las distintas masas de tierra hasta hacer bullir de vida marina primitiva los numerosos mares interiores. Dado que pocos de esos primeros organismos tenían caparazones, no se han conservado muchos como fósiles. Sin embargo, el escenario está listo para la inauguración de los primeros capítulos del gran «libro de piedra» dedicado a la conservación de los anales de la vida que tan metódicamente se fue depositando durante las edades siguientes.
59:0.9 (672.9) El continente de América del Norte es fabulosamente rico en depósitos que contienen fósiles de toda la era de la vida marina. Las capas primerísimas y más antiguas están separadas de los últimos estratos del periodo anterior por amplios depósitos de erosión que segregan claramente estas dos etapas del desarrollo planetario.
59:1.1 (673.1) Al comienzo de este periodo de calma relativa en la superficie del planeta, la vida está confinada a los diversos mares interiores y al litoral oceánico; aún no ha evolucionado ninguna forma de organismo terrestre. Los animales marinos primitivos, ya bien establecidos, están preparados para el próximo desarrollo evolutivo. Las amebas, que hicieron su aparición hacia el final del periodo de transición precedente, son supervivientes típicos de esta primera etapa de la vida animal.
59:1.2 (673.2) Hace 400 000 000 de años la vida marina, tanto vegetal como animal, está bastante bien distribuida por el mundo entero. El clima mundial se hace un poco más templado y se vuelve más estable. Hay una inundación general de las costas de los diversos continentes, en particular de América del Norte y del Sur. Aparecen nuevos océanos y las masas de agua más antiguas se agrandan considerablemente.
59:1.3 (673.3) Por primera vez la vegetación empieza a trepar hasta la tierra y no tarda en hacer progresos considerables en su adaptación a un hábitat no marino.
59:1.4 (673.4) Repentinamente y sin ninguna ascendencia en gradación hacen su aparición los primeros animales multicelulares. Se han desarrollado los trilobites y dominan los mares durante largas edades. Desde el punto de vista de la vida marina, es la edad de los trilobites.
59:1.5 (673.5) Hacia el fin de este periodo gran parte de Europa y América del Norte emergieron del mar. La corteza del planeta se estabilizó temporalmente. Montañas, o más bien altas elevaciones de tierra, se alzaron a lo largo de las costas del Atlántico y del Pacífico, en las Antillas y en el sur de Europa. Toda la región del Caribe se elevó considerablemente.
59:1.6 (673.6) Hace 390 000 000 de años la tierra seguía estando elevada. En algunas partes del este y oeste de América y del oeste de Europa se pueden encontrar los estratos pétreos que se fueron asentando durante esos tiempos, y esas son las rocas más antiguas que contienen fósiles de trilobites. Estas rocas portadoras de fósiles se depositaron en los muchos y largos brazos de mar que se adentraban en las masas de tierra.
59:1.7 (673.7) Al cabo de varios millones de años el océano Pacífico empezó a invadir los continentes americanos. El hundimiento de las tierras se debió principalmente al ajuste de la corteza, aunque también fue un factor el desplazamiento lateral del terreno, o deslizamiento continental.
59:1.8 (673.8) Hace 380 000 000 de años Asia se hundía y todos los demás continentes emergieron por poco tiempo. En el transcurso de esta época el recién aparecido océano Atlántico hizo grandes incursiones en todos los litorales vecinos. Los mares del Atlántico norte o árticos estaban entonces comunicados con las aguas del golfo meridional. Cuando este mar meridional entró en la depresión apalache, sus olas rompían en el este contra montañas tan altas como los Alpes. Pero en general los continentes eran tierras bajas carentes de interés y totalmente desprovistas de belleza paisajística.
59:1.9 (673.9) Los depósitos sedimentarios de estas edades son de cuatro clases.
59:1.10 (673.10) 1. Conglomerados: materia depositada cerca de los litorales.
59:1.11 (673.11) 2. Areniscas: depósitos formados en aguas poco profundas pero con suficiente oleaje para impedir que el lodo se asentara.
59:1.12 (673.12) 3. Esquistos: depósitos formados en aguas más profundas y tranquilas.
59:1.13 (673.13) 4. Calizas: entre ellas los depósitos de caparazones de trilobites en aguas profundas.
59:1.14 (673.14) Los fósiles de trilobites de estos tiempos presentan ciertas uniformidades básicas unidas a ciertas variaciones bien marcadas. Los primeros animales que se desarrollaron a partir de las tres implantaciones originales de vida eran característicos: los que aparecieron en el hemisferio occidental eran ligeramente diferentes a los del grupo eurasiático y a los del tipo australasiático o australantártico.
59:1.15 (674.1) Hace 370 000 000 de años se produjo la gran inundación que sumergió casi por completo a América del Norte y del Sur, seguida por el hundimiento de África y Australia. Solo ciertas partes de América del Norte permanecieron por encima de esos mares cámbricos poco profundos. Cinco millones de años más tarde los mares se retiraban al tiempo que las tierras se iban elevando. Ninguno de esos fenómenos de hundimientos y elevaciones de tierra era espectacular, pues ocurrían lentamente a lo largo de millones de años.
59:1.16 (674.2) Los estratos de esta época que contienen fósiles de trilobites afloran aquí y allá en todos los continentes excepto en Asia central. En muchas regiones estas rocas son horizontales, pero en las montañas están inclinadas y deformadas por la presión y los plegamientos. En muchos lugares esa presión ha cambiado el carácter original de estos depósitos. La arenisca se ha hecho cuarzo, el esquisto ha cambiado a pizarra y la caliza se ha convertido en mármol.
59:1.17 (674.3) Hace 360 000 000 de años la tierra seguía elevándose. América del Norte y del Sur estaban bien elevadas. Europa occidental y las islas británicas estaban emergiendo, excepto partes de Gales que estaban profundamente sumergidas. No hubo grandes capas de hielo durante esas edades. Los supuestos depósitos glaciares que aparecen en relación con estos estratos en Europa, África, China y Australia se deben a glaciares aislados de montaña o al desplazamiento de detritos glaciares de origen posterior. El clima mundial era oceánico, no continental. Los mares del sur eran entonces más templados que ahora y se extendían hacia el norte por encima de América del Norte hasta las regiones polares. La Corriente del Golfo atravesaba el centro de América del Norte y se desviaba hacia el este para bañar y calentar las costas de Groenlandia, de modo que este continente, ahora cubierto por un manto de hielo, era un verdadero paraíso tropical.
59:1.18 (674.4) La vida marina era muy parecida en todo el mundo y consistía en algas marinas, organismos unicelulares, esponjas simples, trilobites y otros crustáceos: camarones, cangrejos y langostas. Al final de este periodo aparecieron tres mil variedades de braquiópodos, de las cuales solo han sobrevivido doscientas. Estos animales representan una variedad de la primera vida que ha llegado prácticamente sin cambios hasta los tiempos presentes.
59:1.19 (674.5) Pero las criaturas vivas dominantes eran los trilobites. Eran animales sexuados y existían bajo muchas formas. Al ser malos nadadores, flotaban perezosamente en el agua o se arrastraban por los fondos marinos y se enroscaban para protegerse cuando eran atacados por sus enemigos, que aparecieron más tarde. Alcanzaban longitudes de entre cinco y treinta centímetros y se desarrollaron en cuatro grupos distintos: carnívoros, herbívoros, omnívoros y «comedores de fango». La capacidad de este último grupo de subsistir en buena medida a base de materia inorgánica —fueron los últimos animales multicelulares que pudieron hacerlo— explica su proliferación y su prolongada supervivencia.
59:1.20 (674.6) Este era el cuadro biogeológico de Urantia al final de ese largo periodo de la historia del mundo que abarcó cincuenta millones de años y que vuestros geólogos denominan cámbrico.
59:2.1 (674.7) Los fenómenos periódicos de elevación y hundimiento del terreno característicos de estos tiempos eran todos graduales y nada espectaculares, con poca o ninguna acción volcánica. En el transcurso de esas elevaciones y depresiones sucesivas del terreno, el continente madre asiático no compartió del todo la historia de las otras masas de tierra. Experimentó muchas inundaciones al hundirse primero en una dirección y luego en otra, sobre todo en su primera historia, pero no presenta los depósitos uniformes de roca que se pueden descubrir en los otros continentes. En las edades recientes Asia ha sido la más estable de todas las masas continentales.
59:2.2 (675.1) Hace 350 000 000 de años empezó el gran periodo de inundaciones de todos los continentes excepto Asia central. Las masas de tierra se vieron cubiertas repetidamente por el agua; solo las tierras altas costeras permanecieron por encima de las oscilaciones de esos mares interiores muy extendidos aunque poco profundos. Tres importantes inundaciones marcaron este periodo, pero antes de que terminara los continentes volvieron a elevarse y el total de superficie emergida llegó a ser un quince por ciento mayor que hoy. La región del Caribe estaba muy elevada. Este periodo no está tan bien delimitado en Europa, donde las fluctuaciones terrestres fueron menores aunque con una acción volcánica más continua.
59:2.3 (675.2) Hace 340 000 000 de años se produjo otro hundimiento de tierras generalizado excepto en Asia y Australia. Las aguas de los océanos del mundo se entremezclaron de forma general. Fue una gran edad de piedra caliza, depositada en su mayor parte por algas secretoras de cal.
59:2.4 (675.3) Algunos millones de años más tarde grandes zonas de los continentes americanos y de Europa empezaron a emerger del agua. En el hemisferio occidental solo quedaba un brazo del océano Pacífico sobre México y la región que hoy conocemos como las montañas Rocosas, pero hacia el final de esta época las costas del Atlántico y del Pacífico empezaron a hundirse de nuevo.
59:2.5 (675.4) Hace 330 000 000 de años se inicia un periodo de calma relativa en todo el mundo con mucha tierra de nuevo por encima del agua. La única excepción a este reinado de quietud terrestre fue la erupción del gran volcán norteamericano del este de Kentucky, uno de los mayores fenómenos volcánicos individuales que el mundo haya conocido jamás. Las cenizas de este volcán cubrieron mil trescientos kilómetros cuadrados con una profundidad de entre cinco y seis metros.
59:2.6 (675.5) Hace 320 000 000 de años se produjo la tercera gran inundación de este periodo. Las aguas de esta inundación cubrieron toda la tierra sumergida por la precedente y se extendieron más en muchas direcciones sobre Europa y las Américas. El este de América del Norte y el oeste de Europa estuvieron sumergidos bajo 3000 a 4500 metros de agua.
59:2.7 (675.6) Hace 310 000 000 de años las masas de tierra del mundo estaban otra vez bien altas excepto las zonas meridionales de América del Norte. México emergió, y al hacerlo creó el mar del Golfo que conserva su identidad desde entonces.
59:2.8 (675.7) La vida de este periodo sigue evolucionando. El mundo vuelve a estar en calma y relativamente tranquilo; el clima se mantiene templado y estable; las plantas terrestres se van alejando cada vez más de las orillas del mar. Los patrones de vida están bien desarrollados, aunque quedan pocos fósiles vegetales de esta época.
59:2.9 (675.8) Esta fue la gran edad de la evolución de los organismos animales individuales, aunque muchos de los cambios básicos, como la transición de vegetal a animal, ya habían ocurrido con anterioridad. La fauna marina se desarrolló hasta el punto de que todos los tipos de vida que estaban por debajo de la escala vertebrada estuvieron representados en los fósiles de las rocas que se depositaron durante este periodo. Pero todos esos animales eran organismos marinos. Aún no había aparecido ningún animal terrestre, salvo algunos tipos de gusanos que excavaban el terreno a orillas del mar, ni se habían extendido aún las plantas terrestres por los continentes. Seguía habiendo demasiado dióxido de carbono en el aire como para permitir la existencia de seres respiradores de aire. Todos los animales, excepto algunos de los más primitivos, dependen fundamentalmente de forma directa o indirecta de la vida vegetal para existir.
59:2.10 (676.1) Los trilobites seguían desempeñando un papel prominente. Estos pequeños animales existían en decenas de miles de patrones y fueron los predecesores de los crustáceos modernos. Algunos trilobites tenían entre veinticinco y cuatro mil minúsculos ojitos, otros tenían ojos rudimentarios. Al término de este periodo los trilobites compartían el dominio de los mares con otras formas de vida invertebrada. Pero perecieron por completo al empezar el periodo siguiente.
59:2.11 (676.2) Las algas secretoras de cal estaban muy extendidas. Existían miles de especies de los primeros antepasados de los corales. Abundaban los gusanos de mar y había muchas variedades de medusas que se han extinguido desde entonces. Los corales y los tipos de esponjas más recientes evolucionaron. Los cefalópodos estaban bien desarrollados y han sobrevivido en los nautilos perlados, los pulpos, las sepias y los calamares modernos.
59:2.12 (676.3) Había muchas variedades de animales con caparazón, pero entonces no lo necesitaban tanto para defenderse como en edades posteriores. Los gasterópodos vivían en las aguas de los mares antiguos y entre ellos había bígaros, caracoles y otros gasterópodos no bivalvos. Los gasterópodos bivalvos, entre ellos los mejillones, las almejas, las ostras y las vieiras, apenas han experimentado cambios en los millones de años transcurridos desde entonces. También evolucionaron los organismos con valvas, y estos braquiópodos vivían en aquellas aguas antiguas de forma muy parecida a como viven hoy; sus valvas tenían incluso charnelas, muescas y otros tipos de dispositivos protectores.
59:2.13 (676.4) Así termina la historia evolutiva del segundo gran periodo de la vida marina conocido por vuestros geólogos como el ordovícico.
59:3.1 (676.5) Hace 300 000 000 de años empezó otro gran periodo de sumersión de tierras. El avance de los antiguos mares silúricos hacia el sur y hacia el norte acabó sepultando la mayor parte de Europa y de América del Norte. El terreno no se elevaba mucho sobre el nivel del mar, de modo que no hubo mucha sedimentación en los litorales. El mar era un hervidero de seres vivos con caparazón calizo, y la acumulación de esos caparazones caídos en el fondo del mar fue formando gradualmente capas muy gruesas de piedra caliza. Este fue el primer depósito generalizado de caliza, y cubre prácticamente toda Europa y toda América del Norte, pero solo aparece en unos pocos lugares de la superficie terrestre. El espesor medio de esta antigua capa rocosa es de unos trescientos metros, pero muchos de estos depósitos se han visto muy deformados desde entonces por levantamientos, pliegues y fallas, y muchos se han convertido en cuarzo, esquisto y mármol.
59:3.2 (676.6) En las capas de piedra de este periodo no aparecen rocas ígneas ni lava, excepto las de los grandes volcanes del sur de Europa y del este del Maine y los flujos de lava de Quebec. La mayor parte de la actividad volcánica era cosa del pasado. Esta fue la época de apogeo de la gran sedimentación en agua, con poca o ninguna formación de montañas.
59:3.3 (676.7) Hace 290 000 000 de años, el mar se había retirado mucho de los continentes y los fondos de los océanos circundantes se hundían. Hubo pocos cambios en las masas continentales hasta que volvieron a sumergirse. En todos los continentes empezaban a producirse los primeros movimientos montañosos. Los mayores de estos levantamientos de la corteza fueron los Himalayas en Asia y los grandes montes de Caledonia, que se extienden desde Irlanda hasta Spitzbergen pasando por Escocia.
59:3.4 (677.1) Entre los depósitos de esta edad se encuentra gran parte del gas, el petróleo, el zinc y el plomo. El gas y el petróleo proceden de las enormes acumulaciones de materia vegetal y animal que se depositaron durante la sumersión terrestre anterior, mientras que los depósitos minerales son producto de la sedimentación de masas de agua estancada. Muchos depósitos de sal gema pertenecen a este periodo.
59:3.5 (677.2) Los trilobites declinaban rápidamente y los grandes moluscos, o cefalópodos, pasaron a primer plano. Estos animales llegaron a tener cinco metros de largo y treinta centímetros de diámetro y se adueñaron de los mares. Esta especie animal apareció repentinamente y dominó la vida marina.
59:3.6 (677.3) La gran actividad volcánica de esta edad estuvo en la zona europea. Hacía millones y millones de años que no se producían erupciones volcánicas tan extensas y violentas como las que hubo entonces alrededor de la depresión mediterránea y especialmente en las inmediaciones de las islas británicas. Este flujo de lava vertido sobre la región de las islas británicas aparece hoy en capas alternas de lava y roca de 7600 metros de espesor. Estas rocas fueron depositadas por flujos intermitentes de lava que se extendían sobre un lecho marino poco profundo y se intercalaban entre los depósitos rocosos. Todo este conjunto se elevó posteriormente a gran altura sobre el mar. Hubo violentos terremotos en el norte de Europa, sobre todo en Escocia.
59:3.7 (677.4) El clima oceánico seguía siendo templado y uniforme, y los mares cálidos bañaban las costas de las tierras polares. Es posible encontrar braquiópodos y otros fósiles de vida marina en esos depósitos hasta en el mismo polo Norte. Los gastrópodos, los braquiópodos, las esponjas y los corales formadores de arrecifes seguían multiplicándose.
59:3.8 (677.5) El final de esta época es testigo del segundo avance de los mares silúricos y de una nueva mezcla de las aguas de los océanos del norte y del sur. Los cefalópodos dominan la vida marina, mientras que las formas de vida asociadas se van desarrollando y diferenciando progresivamente.
59:3.9 (677.6) Hace 280 000 000 de años los continentes habían emergido en gran parte de la segunda inundación silúrica. Los depósitos de roca de este anegamiento se conocen en América del Norte como las calizas del Niágara, porque este es el estrato de roca sobre el que fluyen ahora las cataratas del Niágara. Esta capa de roca se extiende desde las montañas orientales hasta la región del valle del Misisipí, pero no más al oeste excepto por el sur. Varias capas se extienden por Canadá, zonas de América del Sur, Australia y la mayor parte de Europa. El espesor medio de esta serie del Niágara es de casi doscientos metros. En muchas regiones recubre directamente estos depósitos de tipo Niágara un conjunto de conglomerados, esquistos y sal gema producto de la acumulación de asentamientos secundarios de materia. Esa sal se asentó en grandes lagunas que alternativamente se abrían al mar y luego quedaban aisladas, de modo que la evaporación produjo depósitos de sal junto con otras materias disueltas en el agua. En algunas regiones estos lechos de sal gema tienen veinte metros de espesor.
59:3.10 (677.7) El clima es suave y uniforme, y en las regiones árticas se depositan fósiles marinos. Pero al final de esta época los mares son tan salados que sobrevive en ellos poca vida.
59:3.11 (677.8) Hacia el final de la última sumersión silúrica se multiplican rápidamente los equinodermos —los lirios de mar— como atestiguan los depósitos crinoideos de piedra caliza. Los trilobites casi han desaparecido y los moluscos siguen siendo los reyes de los mares. La formación de arrecifes de coral aumenta considerablemente. Durante esta edad evolucionan por primera vez los escorpiones de agua primitivos en las ubicaciones más favorables. Poco después, y repentinamente, hacen su aparición los auténticos escorpiones respiradores de aire.
59:3.12 (678.1) Con estos acontecimientos termina el tercer periodo de vida marina, que abarca veinticinco millones de años y que vuestros investigadores conocen como el silúrico.
59:4.1 (678.2) En la lucha multisecular entre la tierra y el agua, el mar ha salido relativamente victorioso durante largos periodos, pero se acerca la hora de la victoria de la tierra. Hasta aquí las derivas continentales no han sido grandes, por eso prácticamente toda la tierra del mundo está comunicada a veces por finos istmos y estrechos puentes terrestres.
59:4.2 (678.3) Cuando la tierra emerge de la última inundación silúrica, un periodo importante del desarrollo del mundo y de la evolución de la vida llega a su fin. Es el amanecer de una nueva edad en el planeta. El paisaje desnudo y sin atractivo de los tiempos anteriores se está vistiendo de un verdor exuberante y pronto aparecerán los primeros bosques espléndidos.
59:4.3 (678.4) La vida marina de esta edad era muy diversa por la segregación existente entre las primeras especies, pero más tarde todos esos distintos tipos se mezclaron y asociaron libremente. Los braquiópodos alcanzaron pronto su apogeo, luego les sucedieron los artrópodos y aparecieron por primera vez los percebes. Pero el acontecimiento más grande de todos fue la aparición repentina de la familia de los peces. Esta época se convirtió en la edad de los peces, el periodo de la historia del mundo caracterizado por los animales de tipo vertebrado.
59:4.4 (678.5) Hace 270 000 000 de años todos los continentes estaban por encima del agua. Desde hacía millones y millones de años no había habido tanta tierra por encima del agua al mismo tiempo. Fue una de las épocas de mayor emergencia de tierra de toda la historia del mundo.
59:4.5 (678.6) Cinco millones de años más tarde las tierras de América del Norte y del Sur, de Europa, de África, del norte de Asia y de Australia se inundaron por poco tiempo. América del Norte llegó a estar casi totalmente sumergida en algún momento dado, y las capas de caliza resultantes van desde los 150 hasta los 1500 metros de espesor. Estos diversos mares devónicos se extendieron primero en una dirección y luego en otra, de forma que el inmenso mar ártico interior norteamericano encontró una salida al océano Pacífico por el norte de California.
59:4.6 (678.7) Hace 260 000 000 de años, hacia el final de esta época de depresión de la tierra, América del Norte estaba parcialmente cubierta por mares que se comunicaban simultáneamente con las aguas del Pacífico, del Atlántico, del Ártico y del Golfo. Los depósitos de estas últimas etapas de la primera inundación devónica tienen un espesor medio de unos trescientos metros. Los arrecifes de coral característicos de estos tiempos indican que los mares interiores eran transparentes y poco profundos. Estos depósitos de coral están al descubierto en las riberas del río Ohio cerca de Louisville (Kentucky), tienen unos treinta metros de espesor y presentan más de doscientas variedades. Estas formaciones de coral se extienden por Canadá y por el norte de Europa hasta las regiones árticas.
59:4.7 (678.8) Tras estas inundaciones muchos de los litorales se elevaron considerablemente de modo que los depósitos anteriores quedaron cubiertos de barro o de esquistos. Hay también un estrato de arenisca roja característico de una de las sedimentaciones devónicas. Esta capa roja se extiende por gran parte de la superficie del planeta y se encuentra en América del Norte y del Sur, en Europa, en Rusia, en China, en África y en Australia. Esos depósitos rojos parecen sugerir condiciones áridas o semiáridas, pero el clima de esta época seguía siendo templado y uniforme.
59:4.8 (679.1) En todo este periodo las tierras del sudeste de la isla de Cincinnati se mantuvieron por encima del agua, pero gran parte del oeste de Europa, incluidas las islas británicas, estuvo sumergida. En Gales, en Alemania y en otros lugares de Europa las rocas devónicas tienen un espesor de 6000 metros.
59:4.9 (679.2) Hace 250 000 000 de años se sitúa una de las etapas más importantes de la evolución prehumana: la aparición de la familia de los peces, los vertebrados.
59:4.10 (679.3) Los artrópodos o crustáceos fueron los ancestros de los primeros vertebrados. Los precursores de la familia de los peces fueron dos ancestros artrópodos modificados. Uno tenía un cuerpo largo que unía la cabeza y la cola, mientras que el otro era un prepez sin espina dorsal ni mandíbulas. Pero estos tipos preliminares fueron pronto aniquilados cuando los peces, los primeros vertebrados del mundo animal, aparecieron repentinamente procedentes del norte.
59:4.11 (679.4) Muchos de los mayores peces propiamente dichos pertenecen a esta edad, y algunas variedades provistas de dientes tenían entre siete y nueve metros de largo. Los tiburones de hoy en día son los supervivientes de aquellos peces antiguos. Los peces con pulmón y coraza alcanzaron su cima evolutiva, y antes del final de esta época los peces se habían adaptado tanto al agua dulce como a la salada.
59:4.12 (679.5) Se encuentran verdaderos lechos óseos de dientes y esqueletos de peces en los depósitos acumulados hacia el final de este periodo. Hay lechos ricos en fósiles a lo largo de la costa de California, puesto que muchas bahías abrigadas del océano Pacífico se extendían tierra adentro en esta región.
59:4.13 (679.6) Nuevos órdenes de vegetación terrestre empezaron rápidamente a invadir el planeta. Hasta ese momento había pocas plantas en la tierra excepto al borde del agua. Entonces apareció repentinamente la prolífica familia de los helechos y pronto se propagó por un terreno que estaba en pleno proceso de elevación en todo el mundo. Enseguida se desarrollaron unos tipos de árboles de sesenta centímetros de espesor y doce metros de altura; más adelante evolucionaron las hojas, pero estas primeras variedades solo tenían un follaje rudimentario. Hubo muchas plantas más pequeñas, pero sus fósiles no se han encontrado porque generalmente fueron destruidas por bacterias de aparición anterior.
59:4.14 (679.7) Cuando la tierra se elevó América del Norte quedó unida a Europa por puentes terrestres que se extendían hasta Groenlandia, y Groenlandia conserva hoy los restos de esas primeras plantas terrestres bajo su manto de hielo.
59:4.15 (679.8) Hace 240 000 000 de años algunas partes tanto de Europa como de América del Norte y del Sur empezaron a hundirse. Este descenso inició la última inundación devónica, la menos extensa de todas. Los mares árticos se desplazaron nuevamente hacia el sur sobre gran parte de América del Norte, el Atlántico inundó muchas zonas de Europa y el oeste de Asia, mientras el Pacífico Sur cubría casi toda la India. Esta inundación fue tan lenta en aparecer como en retirarse. En América del Norte uno de los mayores monumentos geológicos de esa época son las montañas Catskill a lo largo de la ribera oeste del río Hudson.
59:4.16 (679.9) Hace 230 000 000 de años los mares seguían retirándose. Gran parte de América del Norte estaba por encima del agua y había una gran actividad volcánica en la región de San Lorenzo. El monte Royal, en Montreal, es el cuello erosionado de uno de esos volcanes. Los depósitos de toda esta época son claramente visibles en los montes Apalaches de América del Norte donde el valle tallado por el río Susquehanna pone al descubierto estas capas sucesivas, que llegaron a superar los 4000 metros de espesor.
59:4.17 (680.1) La elevación de los continentes avanzaba y la atmósfera se iba enriqueciendo en oxígeno. El planeta estaba cubierto por vastos bosques de helechos de treinta metros de alto y por los árboles característicos de aquellos tiempos. Eran bosques silenciosos donde no se oía el menor ruido, ni siquiera el crujir de una hoja, porque aquellos árboles no tenían hojas.
59:4.18 (680.2) Y así llegó a su fin uno de los periodos más largos de la evolución de la vida marina, la edad de los peces. Este periodo de la historia del mundo duró casi cincuenta millones de años y es conocido como el devónico por vuestros investigadores.
59:5.1 (680.3) La aparición de los peces durante el periodo anterior marca el punto culminante de la evolución de la vida marina. A partir de ese momento la evolución de la vida terrestre se hace cada vez más importante. Este periodo se inicia en condiciones casi ideales para la aparición de los primeros animales terrestres.
59:5.2 (680.4) Hace 220 000 000 de años muchas zonas continentales, incluyendo la mayor parte de América del Norte, estaban por encima del agua. La tierra rebosaba de una vegetación exuberante; esta fue sin duda la edad de los helechos. Seguía habiendo dióxido de carbono en la atmósfera pero en disminución.
59:5.3 (680.5) Poco después se inundó la parte central de América del Norte, lo que creó dos grandes mares interiores. Las tierras altas costeras tanto del Atlántico como del Pacífico estaban situadas poco más allá de los litorales del presente. Pronto se unieron estos dos mares, lo que entremezcló sus distintas formas de vida. La unión de esas faunas marinas marcó el comienzo del rápido declive mundial de la vida marina y la apertura del siguiente periodo de vida terrestre.
59:5.4 (680.6) Hace 210 000 000 de años los mares árticos de aguas cálidas cubrían la mayor parte de América del Norte y de Europa. Las aguas polares del sur inundaban América del Sur y Australia, mientras que África y Asia estaban muy elevadas.
59:5.5 (680.7) Cuando los mares alcanzaron su máximo nivel se produjo repentinamente un nuevo desarrollo evolutivo. De pronto aparecieron los primeros animales terrestres. Muchas de esas especies animales podían vivir tanto en la tierra como en el agua. Esos anfibios respiradores de aire se desarrollaron a partir de los artrópodos, cuyas vejigas natatorias se habían transformado en pulmones.
59:5.6 (680.8) Desde las aguas salobres de los mares salieron arrastrándose hacia la tierra caracoles, escorpiones y ranas. Las ranas siguen poniendo hoy en día sus huevos en el agua y sus crías empiezan a existir como pececillos, los renacuajos. Este periodo bien podría conocerse como la edad de las ranas.
59:5.7 (680.9) Muy poco después aparecieron los primeros insectos y junto con las arañas, los escorpiones, las cucarachas, los grillos y las langostas, no tardaron en extenderse por los continentes del mundo. Las libélulas tenían más de setenta y cinco centímetros de envergadura. Se desarrollaron mil especies de cucarachas y algunas llegaron a medir diez centímetros de largo.
59:5.8 (680.10) Dos grupos de equinodermos se desarrollaron particularmente bien y son en realidad los fósiles guía de esta época. También habían evolucionado mucho los grandes tiburones que se alimentaban de animales con caparazón, y durante más de cinco millones de años dominaron los océanos. El clima seguía siendo templado y estable; la vida marina había cambiado poco. Los peces de agua dulce se multiplicaban y los trilobites se acercaban a su extinción. Los corales eran escasos y gran parte de la caliza era elaborada por los crinoideos. Las mejores calizas para la construcción se depositaron durante esta época.
59:5.9 (681.1) Las aguas de muchos mares interiores estaban tan cargadas de caliza y otros minerales que dificultaron considerablemente el progreso y el desarrollo de muchas especies marinas. Con el tiempo los mares se aclararon como consecuencia de un extenso depósito de piedra que en algunas partes contenía cinc y plomo.
59:5.10 (681.2) Los depósitos de esta primera edad carbonífera tienen entre 150 y 600 metros de espesor y están compuestos de arenisca, esquisto y caliza. Los estratos más antiguos contienen fósiles de animales y plantas tanto terrestres como marinos, junto con mucha grava y sedimentos de las cuencas. En estos estratos más antiguos se encuentra poco carbón explotable. En toda Europa las sedimentaciones de este tipo son muy similares a las de América del Norte.
59:5.11 (681.3) Hacia el final de esta época la tierra de América del Norte empezó a elevarse. Hubo una breve interrupción, y el mar volvió a cubrir cerca de la mitad de sus lechos anteriores. Fue una inundación breve, y la mayor parte de la tierra volvió pronto a estar muy por encima del agua. América del Sur estaba aún conectada con Europa por África.
59:5.12 (681.4) En esta época empezaron a formarse los Vosgos, la Selva Negra y los montes Urales. Las bases de otras montañas más antiguas se encuentran por toda Europa y Gran Bretaña.
59:5.13 (681.5) Hace 200 000 000 de años empezaron las etapas realmente activas del periodo carbonífero. Durante los veinte millones de años anteriores se habían ido asentando los primeros depósitos de carbón, pero en esta época el proceso de formación de carbón se desarrolló a mucha mayor escala. La época de sedimentación de carbón propiamente dicha duró algo más de veinticinco millones de años.
59:5.14 (681.6) Las tierras subían y bajaban periódicamente debido a las variaciones del nivel del mar provocadas por la actividad de los fondos oceánicos. Esta intranquilidad de la corteza —el asentamiento y elevación de las tierras— unida a la prolífica vegetación de las marismas costeras contribuyó a la formación de importantes depósitos de carbón, lo que ha dado a este periodo el nombre de carbonífero. El clima seguía siendo templado en todo el mundo.
59:5.15 (681.7) Las capas de carbón alternan con esquistos, piedra y conglomerados. El espesor de los yacimientos de carbón del centro y este de los Estados Unidos varía entre doce y quince metros. Pero muchos de esos depósitos los arrastró el agua durante elevaciones posteriores del terreno. En algunas partes de Europa y América del Norte los estratos carboníferos tienen 5500 metros de espesor.
59:5.16 (681.8) La presencia de raíces de los árboles que crecieron en la arcilla que está debajo de los yacimientos carboníferos de hoy en día demuestra que el carbón se formó exactamente donde se encuentra ahora. El carbón son los restos, conservados por el agua y modificados por la presión, de la exuberante vegetación que crecía en las ciénagas y en las riberas de las marismas de aquella lejana edad. Las capas de carbón contienen a menudo gas y petróleo a la vez. Los yacimientos de turba, restos vegetales del pasado, se convertirían en algún tipo de carbón si fueran sometidos a una presión y una temperatura adecuadas. La antracita ha sido sometida a más presión y temperatura que otros carbones.
59:5.17 (681.9) En América del Norte el número de capas de carbón de los diversos yacimientos indican la cantidad de veces que la tierra bajó y subió; las cifras varían desde diez en Illinois, veinte en Pensilvania, treinta y cinco en Alabama, hasta setenta y cinco en Canadá. En los yacimientos de carbón se encuentran fósiles tanto de agua dulce como de agua salada.
59:5.18 (682.1) A lo largo de toda esta época las montañas de América del Norte y del Sur estuvieron activas; tanto los Andes como las ancestrales montañas Rocosas del sur se elevaron. Las grandes regiones elevadas de las costas del Atlántico y del Pacífico empezaron a hundirse y quedaron con el tiempo tan erosionadas y sumergidas que los litorales de ambos océanos se retiraron hasta posiciones muy parecidas a las de hoy. Los depósitos de esta inundación tienen un espesor medio de unos trescientos metros.
59:5.19 (682.2) Hace 190 000 000 de años el mar carbonífero de América del Norte se extendió hacia el oeste sobre la región de lo que hoy son las montañas Rocosas y desaguó al océano Pacífico a través del norte de California. El carbón siguió depositándose capa a capa en Europa y las Américas a medida que las tierras costeras subían y bajaban durante estas edades de oscilación de los litorales.
59:5.20 (682.3) Hace 180 000 000 de años se terminó el periodo carbonífero durante el cual se había formado carbón por todo el mundo: en Europa, la India, China, África del norte y las Américas. Al final del periodo de formación de carbón la zona de América del Norte situada al este del valle del Misisipí se elevó, y desde entonces casi toda esta región se ha mantenido por encima del mar. Este periodo de elevación de tierra marca el comienzo de las montañas modernas de América del Norte, tanto en la región de los Apalaches como en el oeste. Había volcanes activos en Alaska y California y en las regiones de formación de montañas de Europa y Asia. El este de América y el oeste de Europa estaban comunicados por el continente de Groenlandia.
59:5.21 (682.4) La elevación de la tierra empezó a modificar el clima marino de las edades anteriores que se fue volviendo continental, menos templado y más variable.
59:5.22 (682.5) Las plantas de esos tiempos tenían esporas, y el viento las diseminaba por todas partes. Los troncos de los árboles carboníferos solían tener dos metros de diámetro y a menudo treinta y ocho metros de altura. Los helechos modernos son verdaderas reliquias de esas edades de antaño.
59:5.23 (682.6) En esta época se desarrollaron sobre todo los organismos de agua dulce y hubo pocos cambios en la vida marina anterior. Pero la característica más importante de este periodo fue la aparición repentina de las ranas y sus muchos parientes. La vida de la edad del carbón se caracterizó por los helechos y las ranas.
59:6.1 (682.7) Este periodo marca el final del desarrollo evolutivo centrado en la vida marina y el comienzo del periodo de transición a las edades posteriores de animales terrestres.
59:6.2 (682.8) Fue una edad de gran empobrecimiento de la vida. Perecieron miles de especies marinas cuando la vida en tierra estaba aún apenas establecida. Fueron tiempos de tribulación biológica, la edad en la que casi desapareció la vida de la faz de la tierra y de las profundidades de los océanos. Hacia el final de la larga era de vida marina había más de cien mil especies de seres vivos en el planeta. Al final de este periodo de transición, habían sobrevivido menos de quinientas.
59:6.3 (682.9) Las peculiaridades de este nuevo periodo no se debieron tanto al enfriamiento de la corteza terrestre o a la larga ausencia de acción volcánica como a una combinación inhabitual de influencias comunes y preexistentes: la reducción de los mares y la creciente elevación de enormes masas de tierra. El suave clima marino de otros tiempos daba paso rápidamente a un tipo mucho más duro de clima continental.
59:6.4 (683.1) Hace 170 000 000 de años hubo grandes cambios y ajustes evolutivos en toda la faz de la tierra. Las tierras se elevaban por todo el mundo al tiempo que los lechos de los océanos se hundían. Aparecieron cadenas montañosas aisladas. La parte oriental de América del Norte estaba muy por encima del mar y el oeste se elevaba lentamente. Los continentes estaban cubiertos de grandes y pequeños lagos salados y de numerosos mares interiores que se comunicaban con los océanos por estrechos angostos. Los estratos de este periodo de transición varían entre los 300 y los 2100 metros de espesor.
59:6.5 (683.2) La corteza del planeta se plegó por todas partes durante este periodo de elevación de las tierras. Fue un tiempo de emergencia continental aunque ciertos puentes de tierra desaparecieron, entre ellos los continentes que desde hacía tanto tiempo habían comunicado América del Sur con África y América del Norte con Europa.
59:6.6 (683.3) Los lagos y mares interiores se fueron secando gradualmente en todo el mundo. Empezaron a aparecer glaciares aislados de montaña y regionales, sobre todo en el hemisferio sur, y en muchas regiones el depósito glaciar de esas formaciones locales de hielo se encuentra incluso entre algunos de los depósitos más altos y posteriores de carbón. Dos nuevos factores climáticos hicieron su aparición: la aridez y la glaciación. Muchas de las regiones más altas del planeta se habían vuelto áridas y estériles.
59:6.7 (683.4) A lo largo de estos tiempos de cambio climático, hubo también grandes variaciones en las plantas terrestres. Aparecieron por primera vez las plantas de semilla y constituyeron una mejor fuente de alimentos para la vida animal terrestre que se multiplicaría posteriormente. Los insectos sufrieron un cambio radical. Sus etapas de reposo evolucionaron para hacer frente a las exigencias de suspensión de la actividad vital durante el invierno y las sequías.
59:6.8 (683.5) Entre los animales terrestres las ranas, que habían alcanzado su apogeo durante la edad anterior, declinaron rápidamente. Sin embargo sobrevivieron porque podían vivir mucho tiempo incluso en las pozas y charcas que se iban secando bajo las duras condiciones de esa época remota. Durante esta edad de decadencia de las ranas, se produjo en África el primer paso de la evolución de la rana al reptil, y como las masas terrestres seguían estando comunicadas, esta criatura prerreptil respiradora de aire se extendió por todo el mundo. Para entonces la atmósfera había cambiado tanto que se había vuelto perfectamente apta para la respiración animal. Poco tiempo después de la llegada de estas ranas prerreptiles América del Norte quedó temporalmente aislada, separada de Europa, Asia y América del Sur.
59:6.9 (683.6) El enfriamiento progresivo de las aguas de los océanos contribuyó en gran medida a la destrucción de la vida oceánica. Los animales marinos de aquellas edades se guarecieron temporalmente en tres retiros favorables: la zona que es hoy el golfo de México, la bahía del Ganges en la India y la bahía de Sicilia en la cuenca mediterránea. Desde estas tres regiones, las nuevas especies marinas nacidas en la adversidad partirían más tarde para repoblar los mares.
59:6.10 (683.7) Hace 160 000 000 de años una vegetación adaptada al mantenimiento de la vida animal terrestre cubría gran parte del planeta, y la atmósfera se había vuelto ideal para la respiración de los animales. Es el final del periodo de reducción de la vida marina y de los duros tiempos de adversidad biológica que provocaron la extinción de todas las formas de vida excepto las que tenían valor de supervivencia. Estas adquirieron así el derecho a convertirse en antecesoras de la vida muy diferenciada y de desarrollo más rápido propia de la siguiente evolución del planeta.
59:6.11 (684.1) El final de este periodo de tribulación biológica, conocido por vuestros estudiosos como el pérmico, marca también el fin de la larga era paleozoica, que cubre la cuarta parte de la historia del planeta, doscientos cincuenta millones de años.
59:6.12 (684.2) El gran criadero de vida que fueron los océanos de Urantia ha cumplido su función. Durante las largas edades en que la superficie de tierra no era adecuada para sustentar la vida, antes de que la atmósfera contuviera suficiente oxígeno para mantener a los animales terrestres superiores, el mar dio a luz la primera vida del planeta y la alimentó. A partir de ahora, la importancia biológica del mar va disminuyendo progresivamente y empieza a desplegarse la segunda etapa de la evolución sobre la tierra firme.
59:6.13 (684.3) [Presentado por un Portador de Vida de Nebadon, miembro del cuerpo original asignado a Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 60
60:0.1 (685.1) LA era de vida exclusivamente marina ha terminado. La elevación de la tierra, el enfriamiento de la corteza y de los océanos, la restricción y consiguiente ahondamiento de los mares, junto con un importante aumento de la superficie de tierra en las latitudes nórdicas, contribuyeron todos considerablemente a cambiar el clima del mundo en todas las regiones alejadas de la zona ecuatorial.
60:0.2 (685.2) Las últimas épocas de la era anterior fueron sin duda la edad de las ranas, pero esos ancestros de los vertebrados terrestres ya no eran dominantes pues habían sobrevivido en cantidades muy reducidas. Muy pocos tipos salieron con vida de las duras pruebas del periodo de tribulación biológica precedente. Hasta las plantas con esporas estaban casi extintas.
60:1.1 (685.3) La mayor parte de los depósitos de erosión de este periodo fueron conglomerados, esquistos y arenisca. Tanto en América como en Europa el yeso y las capas rojas de todas esas sedimentaciones indican que el clima de estos continentes era árido. Esas zonas áridas estuvieron sometidas a la gran erosión de los aguaceros violentos y periódicos que caían sobre las tierras altas circundantes.
60:1.2 (685.4) En estas capas se encuentran pocos fósiles, pero se pueden observar numerosas huellas de reptiles terrestres en la arenisca. En muchas regiones los depósitos de arenisca roja de trescientos metros de espesor de este periodo no contienen fósiles. Los animales terrestres solo vivieron de forma ininterrumpida en ciertas partes de África.
60:1.3 (685.5) El espesor de estos depósitos varía entre 900 y 3000 metros y alcanza incluso los 5500 metros en la costa del Pacífico. Más tarde la lava se introdujo por la fuerza entre muchas de esas capas. Los acantilados del río Hudson se formaron por extrusión de lava basáltica entre esos estratos triásicos. Había una importante actividad volcánica en distintas partes del mundo.
60:1.4 (685.6) Se pueden encontrar depósitos de este periodo en Europa, especialmente en Alemania y en Rusia. En Inglaterra la nueva arenisca roja corresponde a esta época. La caliza se depositó en el sur de los Alpes como consecuencia de una invasión del mar y puede verse ahora en las peculiares paredes, picos y columnas de caliza dolomítica de esas regiones. Esta capa se encuentra por toda África y Australia. El mármol de Carrara viene de esa caliza modificada. No se podrá encontrar nada de este periodo en las regiones meridionales de América del Sur porque aquella parte del continente permaneció hundida y presenta por lo tanto un solo depósito acuático o marino continuo desde las épocas anteriores a las posteriores.
60:1.5 (686.1) Hace 150 000 000 de años empezaron los primeros periodos de vida terrestre en la historia del mundo. A la vida en general no le iba bien, aunque sí mejor que durante la etapa ardua y hostil del final de la era de la vida marina.
60:1.6 (686.2) Al comienzo de esta era el este y centro de América del Norte, la mitad norte de América del Sur, la mayor parte de Europa y toda Asia están claramente por encima del agua. América del Norte está aislada geográficamente por primera vez, aunque no por mucho tiempo, porque pronto volverá a emerger el puente terrestre del estrecho de Bering que comunica el continente con Asia.
60:1.7 (686.3) En América del Norte se formaron grandes depresiones paralelas a las costas del Atlántico y del Pacífico. Apareció la gran falla del este de Connecticut uno de cuyos lados terminó por hundirse más de tres kilómetros. Muchas de estas depresiones de América del Norte se rellenaron más tarde con depósitos de erosión, como ocurrió también en muchas cuencas de los lagos de agua dulce y salada de las regiones montañosas. Esas depresiones terrestres rellenas se elevaron posteriormente a gran altura por la acción de los flujos de lava subterráneos. Los bosques petrificados de muchas regiones corresponden a esta época.
60:1.8 (686.4) La costa del Pacífico, que solía mantenerse por encima del agua durante las inmersiones continentales, se hundió a excepción de la parte sur de California y de una gran isla que existía entonces en lo que es hoy el océano Pacífico. Este antiguo mar de California era rico en vida marina y se extendía por el este hasta comunicar con la vieja cuenca marítima de la región del medio oeste.
60:1.9 (686.5) Hace 140 000 000 de años, con el único indicio de los dos ancestros prerreptiles que se habían desarrollado en África durante la época anterior, aparecieron repentinamente los reptiles en estado de madurez. Se desarrollaron muy rápido y pronto generaron cocodrilos, reptiles con escamas y finalmente tanto serpientes marinas como reptiles voladores. Sus ancestros de transición desaparecieron enseguida.
60:1.10 (686.6) Esos dinosaurios reptiles de evolución rápida se convirtieron pronto en los monarcas de esta edad. Ponían huevos y se distinguían de todos los demás animales por sus pequeños cerebros, pues tenían cerebros que pesaban menos de medio kilo para controlar un cuerpo que llegaría a pesar hasta cuarenta toneladas. Pero los primeros reptiles eran más pequeños, carnívoros y caminaban sobre las patas traseras como los canguros. Tenían huesos huecos de ave y posteriormente desarrollaron solo tres dedos en las patas traseras, por lo que muchas de sus huellas fósiles se han confundido con las de aves gigantes. Los dinosaurios herbívoros evolucionaron más tarde. Caminaban sobre cuatro patas, y una rama de este grupo desarrolló una coraza protectora.
60:1.11 (686.7) Varios millones de años después, aparecieron los primeros mamíferos. Eran no placentarios y resultaron ser un rápido fracaso; ninguno sobrevivió. Fue un intento experimental de mejorar los tipos mamíferos, pero no tuvo éxito en Urantia.
60:1.12 (686.8) La vida marina de este periodo era escasa, pero mejoró rápidamente con la nueva invasión del mar que volvió a formar extensos litorales de aguas poco profundas. Había más aguas poco profundas alrededor de Europa y de Asia, por eso los más ricos yacimientos de fósiles se encuentran en torno a estos continentes. Si queréis estudiar hoy en día la vida de esa edad, examinad las regiones del Himalaya, Siberia y el Mediterráneo, así como la India y las islas de la cuenca del Pacífico sur. Una característica destacada de la vida marina era la multitud de hermosos amonites, cuyos restos fósiles se encuentran por todo el mundo.
60:1.13 (686.9) Hace 130 000 000 de años, los mares habían cambiado muy poco. Siberia y América del Norte estaban comunicadas por el puente terrestre del estrecho de Bering. Apareció una vida marina rica y única en la costa californiana del Pacífico, donde se desarrollaron más de mil especies de amonites a partir de los tipos superiores de cefalópodos. Los cambios en la vida durante este periodo fueron verdaderamente revolucionarios a pesar de ser transitorios y graduales.
60:1.14 (687.1) Este periodo duró veinticinco millones de años y es conocido como el triásico.
60:2.1 (687.2) Hace 120 000 000 de años empezó una nueva fase de la edad de los reptiles. El gran acontecimiento de este periodo fue la evolución y el declive de los dinosaurios. La vida animal terrestre alcanzó su máximo desarrollo en cuanto a tamaño, y al final de esta edad había desaparecido prácticamente de la faz de la tierra. Evolucionaron dinosaurios de todos los tamaños, desde una especie de menos de sesenta centímetros hasta los enormes dinosaurios no carnívoros de veintitrés metros de largo, una corpulencia no igualada desde entonces por ninguna criatura viva.
60:2.2 (687.3) Los dinosaurios más grandes se originaron en el oeste de América del Norte. Estos monstruosos reptiles están enterrados por toda la zona de las montañas Rocosas, a lo largo de toda la costa atlántica de América del Norte, en el oeste de Europa, en Sudáfrica y en la India, pero no en Australia.
60:2.3 (687.4) Estas gigantescas criaturas fueron perdiendo fuerza y actividad a medida que aumentaban de tamaño. Necesitaban cantidades tan enormes de alimentos y eran tan numerosos que se murieron literalmente de hambre y se extinguieron, al carecer de la inteligencia necesaria para hacer frente a la situación.
60:2.4 (687.5) Para entonces, la mayor parte del este de América del Norte, que había estado elevada durante mucho tiempo, había bajado de nivel y había sido arrastrada hacia el océano Atlántico de manera que la costa se extendía varios cientos de kilómetros más allá que ahora. La parte oeste del continente seguía estando elevada, pero incluso esas regiones fueron invadidas más tarde tanto por el mar del norte como por el Pacífico, que se extendió hacia el este hasta la región de Black Hills, en Dakota.
60:2.5 (687.6) Fue una edad de agua dulce caracterizada por muchos lagos interiores, como atestiguan los abundantes fósiles de agua dulce de la llamada formación Morrison en Colorado, Montana y Wyoming. El espesor de estos depósitos combinados de agua dulce y salada varía entre 600 y 1500 metros; pero aparece muy poca caliza en estas capas.
60:2.6 (687.7) El mismo mar polar que se extendió hasta tan lejos en América del Norte cubrió igualmente toda América del Sur excepto las montañas de los Andes de pronta aparición. Gran parte de China y Rusia quedaron inundadas, pero la mayor invasión de las aguas ocurrió en Europa. Fue durante esta sumersión cuando se depositó la hermosa piedra litográfica del sur de Alemania, en cuyos estratos aparecen fósiles como las alas más delicadas de antiguos insectos conservadas como si fueran de ayer.
60:2.7 (687.8) La flora de esta edad era muy similar a la de la anterior. Persistían los helechos, mientras que las coníferas y los pinos se iban pareciendo cada vez más a las variedades de hoy en día. Seguía formándose algo de carbón a lo largo de las costas septentrionales del Mediterráneo.
60:2.8 (687.9) El retorno de los mares suavizó el clima. Los corales se propagaron hasta las aguas europeas, lo que prueba que el clima seguía siendo templado y uniforme, pero nunca volvieron a aparecer en los mares polares que se enfriaban lentamente. La vida marina de estos tiempos mejoró y se desarrolló considerablemente, sobre todo en las aguas europeas. Tanto los corales como los crinoideos aparecieron temporalmente en mayores cantidades que antes, pero la vida invertebrada de los océanos estaba dominada por los amonites; su tamaño medio iba de siete a diez centímetros, aunque una especie alcanzó un diámetro de dos metros y medio. Había esponjas por todas partes, y tanto las jibias como las ostras seguían evolucionando.
60:2.9 (688.1) Hace 110 000 000 de años seguía desplegándose el potencial de la vida marina. El erizo de mar fue una de las mutaciones destacadas de esta época. Los cangrejos, las langostas y los tipos modernos de crustáceos llegaron a su madurez. Hubo cambios notables en la familia de los peces y apareció por primera vez un tipo de esturión; pero las feroces serpientes de mar, descendientes de los reptiles terrestres, seguían infestando todos los mares y amenazaban con destruir la familia entera de los peces.
60:2.10 (688.2) Esta época seguía siendo la edad de los dinosaurios por excelencia. Atestaban hasta tal punto los terrenos que dos especies se habían adaptado al agua para subsistir durante el periodo anterior de invasión marina. Esas serpientes de mar representan un paso atrás en la evolución. Mientras que algunas especies nuevas progresan, ciertas cepas permanecen estacionarias y otras tienden a retroceder y revertir a un estado anterior. Esto fue lo que sucedió cuando esos dos tipos de reptiles abandonaron la tierra.
60:2.11 (688.3) Con el paso del tiempo las serpientes de mar alcanzaron tales dimensiones que se volvieron muy torpes y al final perecieron porque su cerebro no era lo bastante grande para asegurar la protección de sus enormes cuerpos. Sus cerebros pesaban menos de sesenta gramos a pesar de que estos gigantescos ictiosaurios llegaban a veces a quince metros de largo y la mayoría superaba los diez metros. Los crocodilios marinos también fueron una reversión del tipo terrestre de reptil, pero a diferencia de las serpientes de mar estos animales volvían siempre a la tierra para poner sus huevos.
60:2.12 (688.4) Poco tiempo después de que dos especies de dinosaurios emigraran a las aguas en un vano intento de autopreservación, otros dos tipos fueron empujados al aire por la encarnizada lucha de la supervivencia en la tierra. Pero estos pterosaurios voladores no fueron los ancestros de las verdaderas aves de las edades posteriores. Evolucionaron a partir de los dinosaurios saltadores de huesos huecos y sus alas estaban formadas como las de los murciélagos, con una envergadura de seis a ocho metros. Estos antiguos reptiles voladores llegaron a los tres metros de largo, y tenían mandíbulas separables muy parecidas a las de las serpientes modernas. Durante un tiempo, estos reptiles voladores parecieron ser un éxito, pero no consiguieron evolucionar en la dirección que les hubiera capacitado para sobrevivir como navegantes aéreos. Representan las cepas no supervivientes de los precursores de las aves.
60:2.13 (688.5) Las tortugas, que aparecieron por primera vez en América del Norte, se multiplicaron durante este periodo. Sus ancestros llegaron de Asia por el puente terrestre del norte.
60:2.14 (688.6) Hace cien millones de años la edad de los reptiles se acercaba a su fin. Los dinosaurios, con sus enormes masas, eran animales prácticamente descerebrados y carecían de la inteligencia necesaria para proporcionar suficiente comida a cuerpos tan enormes. Y así estos torpes reptiles terrestres fueron pereciendo en cantidades cada vez mayores. En lo sucesivo la evolución estará vinculada al crecimiento del cerebro no a la corpulencia física, y el desarrollo del cerebro caracterizará cada época sucesiva de evolución animal y progreso planetario.
60:2.15 (688.7) Este periodo, que comprende el apogeo de los reptiles y el principio de su declive, duró casi veinticinco millones de años y se conoce como el jurásico.
60:3.1 (688.8) El gran periodo cretácico debe su nombre al predominio en los mares de los prolíficos foraminíferos productores de creta. Este periodo lleva a Urantia hasta cerca del final de la larga dominación de los reptiles y es testigo de la aparición de las plantas floríferas y de la vida de las aves en tierra. Son también los tiempos en que termina la deriva de los continentes hacia el oeste y el sur, acompañada de enormes deformaciones de la corteza con flujos de lava generalizados y gran actividad volcánica.
60:3.2 (689.1) Cerca del final del periodo geológico anterior la mayoría de las tierras continentales estaban por encima del agua, aunque aún no había picos montañosos. Pero la deriva continental continuaba hasta que se topó con la primera gran obstrucción en el fondo profundo del Pacífico. Esta contienda entre las fuerzas geológicas impulsó la formación de toda la enorme cordillera que se extiende en dirección norte-sur desde Alaska hasta el cabo de Hornos pasando por México.
60:3.3 (689.2) Este periodo se convierte así en la etapa de formación de las montañas modernas de la historia geológica. Antes había pocos picos montañosos, y no eran más que elevaciones de tierra de gran anchura. En estos tiempos empezó a elevarse la cordillera de la costa del Pacífico, pero estaba situada 1.100 kilómetros al oeste de la presente línea litoral. Las Sierras estaban empezando a formarse, y sus estratos auríferos de cuarzo fueron producto de los flujos de lava de esta época. En la parte este de América del Norte la presión del Atlántico estaba provocando también una elevación de la tierra.
60:3.4 (689.3) Hace 100 000 000 de años el continente de América del Norte y una parte de Europa estaban claramente por encima del agua. Los continentes americanos se siguieron combando y el resultado fue la metamorfosis de los Andes en América del Sur y la elevación gradual de las planicies del oeste de América del Norte. La mayor parte de México se hundió bajo el mar y el Atlántico sur invadió la costa este de América del Sur hasta que alcanzó la presente línea litoral. Los océanos Atlántico e Índico eran entonces más o menos como hoy.
60:3.5 (689.4) Hace 95 000 000 de años las masas terrestres de América y Europa empezaron a hundirse otra vez. Los mares del sur emprendieron la invasión de América del Norte y se fueron extendiendo hacia el norte hasta comunicarse con el océano Ártico. Esta fue la segunda sumersión más importante del continente. Cuando este mar por fin se retiró dejó el continente más o menos como es ahora. Antes del comienzo de esta gran sumersión las tierras altas de los Apalaches del este se habían desgastado casi por completo hasta llegar al nivel del mar. Las capas de arcilla pura de muchos colores que se utiliza ahora para fabricar objetos de barro se depositaron en las regiones costeras del Atlántico durante esta edad, y su espesor medio es de unos 600 metros.
60:3.6 (689.5) Hubo gran actividad volcánica al sur de los Alpes y a lo largo de la línea de la presente cadena costera de montañas de California. Las mayores deformaciones de la corteza ocurridas en millones y millones de años tuvieron lugar en México. Hubo también grandes cambios en Europa, Rusia, Japón y el sur de América del Sur. El clima se fue diversificando cada vez más.
60:3.7 (689.6) Hace 90 000 000 de años las angiospermas emergieron de esos primeros mares cretácicos y pronto invadieron los continentes. Estas plantas terrestres aparecieron repentinamente junto con las higueras, las magnolias y los tulipaneros. Poco tiempo después las higueras, los árboles del pan y las palmeras se extendieron por Europa y las llanuras del oeste de América del Norte. No apareció ningún nuevo animal terrestre.
60:3.8 (689.7) Hace 85 000 000 de años se cerró el estrecho de Bering y cortó el paso a las aguas cada vez más frías del mar del norte. Hasta entonces, la vida marina del Golfo y el Atlántico había sido muy distinta de la del océano Pacífico debido a las variaciones de temperatura de estas dos masas de agua, pero entonces se uniformaron.
60:3.9 (689.8) Los depósitos de creta y marga de arenisca verde dan nombre a este periodo. Las sedimentaciones de estos tiempos son abigarradas y están compuestas de creta, esquistos, arenisca y pequeñas cantidades de caliza, junto con carbón inferior o lignito, y en muchas regiones contienen petróleo. El espesor de estas capas varía desde 60 metros en algunos sitios hasta 3000 metros en el oeste de América del Norte y en muchos lugares de Europa. Estos depósitos pueden observarse en las estribaciones inclinadas de los bordes orientales de las montañas Rocosas.
60:3.10 (690.1) Estos estratos están impregnados de creta en todo el mundo, y estas capas de semirroca porosa recogen agua en los afloramientos vueltos hacia arriba y la transportan hacia abajo para proveer de agua a muchas de las presentes regiones áridas del planeta.
60:3.11 (690.2) Hace 80 000 000 de años hubo grandes perturbaciones en la corteza terrestre. El avance hacia el oeste de la deriva continental se estaba deteniendo, y la enorme energía del lento impulso de la masa continental interior arrugó hacia arriba el litoral del Pacífico de América del Norte y del Sur e inició como repercusión profundos cambios a lo largo de las costas asiáticas del Pacífico. Esta elevación de tierras en torno al Pacífico, que culminó en las cadenas de montañas de hoy, tiene una longitud de más de cuarenta mil kilómetros. Los levantamientos que acompañaron a su nacimiento fueron las mayores deformaciones de la superficie ocurridas en Urantia desde la aparición de la vida. Los flujos de lava, tanto superficial como subterránea, fueron extensos y generalizados.
60:3.12 (690.3) Hace 75 000 000 de años terminó la deriva continental. Se habían terminado de formar las largas cadenas de montañas de la costa del Pacífico desde Alaska hasta el cabo de Hornos, pero todavía había pocos picos.
60:3.13 (690.4) El retroempuje de la deriva continental detenida intensificó la elevación de las llanuras del oeste de América del Norte, mientras que en el este las desgastadas montañas Apalaches de la región costera del Atlántico se proyectaron directamente hacia arriba, con poca o ninguna inclinación.
60:3.14 (690.5) Hace 70 000 000 de años se produjeron las deformaciones de la corteza relacionadas con la máxima elevación de la región de las montañas Rocosas. Un gran segmento de roca fue empujado veinticuatro kilómetros hacia arriba en la superficie de la Columbia Británica; en ese lugar las rocas cámbricas fueron impelidas oblicuamente por encima de las capas cretácicas. En la ladera este de las montañas Rocosas, cerca de la frontera con Canadá, hubo otro espectacular empuje; allí se encuentran capas de piedra anteriores a la vida proyectadas por encima de depósitos cretácicos que entonces eran recientes.
60:3.15 (690.6) Esta edad de actividad volcánica en todo el mundo dio origen a numerosos pequeños conos volcánicos aislados. Estallaron volcanes submarinos en la región sumergida del Himalaya. Gran parte del resto de Asia, incluyendo Siberia, seguía estando aún bajo el agua.
60:3.16 (690.7) Hace 65 000 000 de años se produjo uno de los mayores flujos de lava de todos los tiempos. Las capas de sedimentación de este flujo de lava y los anteriores se encuentran en ambas Américas, África del Norte y del Sur, Australia y partes de Europa.
60:3.17 (690.8) Los animales terrestres habían cambiado poco, pero debido a la mayor emergencia continental, especialmente en América del Norte, se multiplicaron rápidamente. América del Norte fue el gran campo de evolución de los animales terrestres de esos tiempos, ya que la mayor parte de Europa estaba bajo el agua.
60:3.18 (690.9) El clima seguía siendo templado y uniforme. Las regiones árticas disfrutaban de un tiempo muy parecido al clima presente en el centro y sur de América del Norte.
60:3.19 (690.10) Se estaba produciendo una gran evolución en la vida vegetal. Entre las plantas terrestres predominaban las angiospermas, y aparecieron por primera vez muchos de los árboles de hoy en día, entre ellos el haya, el abedul, el roble, el nogal, el sicómoro, el arce y las palmeras modernas. Abundaban las frutas, las hierbas y los cereales, y esas hierbas y árboles de semilla fueron para el mundo vegetal lo que los antepasados del hombre fueron para el mundo animal: su importancia evolutiva solo fue superada por la aparición del hombre mismo. Repentinamente y sin transiciones previas, apareció por mutación la gran familia de plantas floríferas. Esta nueva flora se extendió pronto por todo el mundo.
60:3.20 (691.1) Hace 60 000 000 de años, aunque los reptiles terrestres estaban en declive, los dinosaurios seguían siendo los monarcas de la tierra, liderados ahora por los tipos más ágiles y activos de los dinosaurios carnívoros de la variedad saltadora similar a los canguros. Pero algún tiempo antes habían aparecido nuevos tipos de dinosaurios herbívoros, cuyo rápido aumento se debió a la aparición de la familia herbácea de plantas terrestres. Uno de esos nuevos dinosaurios comedores de hierba era un verdadero cuadrúpedo con dos cuernos y un reborde a modo de capa en el lomo. Apareció el tipo terrestre de tortuga de seis metros de ancho, además del cocodrilo moderno y las verdaderas serpientes del tipo moderno. También estaban ocurriendo grandes cambios entre los peces y otras formas de vida marina.
60:3.21 (691.2) Las preaves zancudas y nadadoras de las primeras edades no prosperaron en el aire, ni tampoco los dinosaurios voladores. Fueron especies efímeras que se extinguieron pronto. Su sino fue el mismo que el de los dinosaurios, la destrucción por tener demasiada poca sustancia cerebral en comparación con el tamaño de sus cuerpos. Este segundo intento de producir animales que pudieran navegar por la atmósfera fracasó, igual que el malogrado intento de producir mamíferos durante esta edad y otra anterior.
60:3.22 (691.3) Hace 55 000 000 de años la marcha evolutiva estuvo marcada por la aparición repentina de la primera ave verdadera, una pequeña criatura parecida a la paloma que fue la antecesora de todas las aves. Era el tercer tipo de criatura voladora que aparecía en el planeta y surgió directamente del grupo de los reptiles, no de los dinosaurios voladores de su época ni de los tipos anteriores de aves terrestres dentadas. Por eso este periodo es conocido como la edad de las aves y la edad del declinar de los reptiles.
60:4.1 (691.4) El gran periodo cretácico se acercaba a su fin, y su terminación marca el final de las grandes invasiones de los continentes por el mar. Esto es particularmente cierto en América del Norte, donde había habido exactamente veinticuatro grandes inundaciones. Y aunque hubo sumersiones menores posteriores, ninguna de ellas se puede comparar con las extensas y prolongadas invasiones marinas de esta edad y las anteriores. Estos periodos alternos de dominación del mar y la tierra se produjeron en ciclos de millones de años. Ha habido un ritmo multisecular asociado a este ascenso y descenso del fondo oceánico y de los niveles de la tierra continental. Esos mismos movimientos rítmicos de la corteza seguirán ocurriendo durante toda la historia del planeta, aunque su frecuencia y alcance irán disminuyendo.
60:4.2 (691.5) Este periodo es testigo también del final de la deriva continental y de la formación de las montañas modernas de Urantia. Pero la presión de las masas continentales y el impulso frustrado de su deriva multisecular no son los únicos factores que intervienen en la formación de las montañas. El principal factor subyacente que determina la ubicación de una cadena montañosa es la preexistencia de una tierra baja o depresión que se ha rellenado con los depósitos relativamente más ligeros de la erosión terrestre y de las tierras de acarreo marino de edades anteriores. Estas zonas más ligeras de tierra tienen a veces un espesor de entre 4500 y 6000 metros. Por consiguiente, cuando la corteza es sometida a una presión por cualquier causa, estas áreas más ligeras son las primeras en arrugarse, plegarse y elevarse para proporcionar un ajuste compensatorio a las fuerzas y presiones en pugna y en conflicto que actúan sobre la corteza terrestre o por debajo de ella. A veces estos empujes de las tierras hacia arriba ocurren sin plegamientos. Pero en el caso de las montañas Rocosas se produjeron grandes plegamientos e inclinaciones unidos a enormes encabalgamientos de las diversas capas, tanto bajo tierra como en la superficie.
60:4.3 (692.1) Las montañas más antiguas del mundo están situadas en Asia, Groenlandia y el norte de Europa entre los sistemas este-oeste de mayor antigüedad. Las montañas de edad media están en el grupo circumpacífico y en el segundo sistema este-oeste europeo, que nacieron aproximadamente en la misma época. Este gigantesco levantamiento tiene casi dieciséis mil kilómetros de largo y se extiende desde Europa hasta las elevaciones de tierra de las Antillas. Las montañas más jóvenes están en el sistema de las montañas Rocosas, donde durante largas edades solo se produjeron elevaciones de tierra que fueron cubiertas sucesivamente por el mar, aunque algunas de las tierras más altas quedaron como islas. Tras la formación de las montañas de edad media, se alzó una elevación montañosa real cuyo destino fue ser tallada posteriormente por el arte combinado de los elementos de la naturaleza hasta convertirse en las montañas Rocosas de hoy en día.
60:4.4 (692.2) La presente región de las montañas Rocosas de América del Norte no corresponde a la elevación original del terreno; aquella elevación había sido nivelada por la erosión mucho tiempo antes y luego se volvió a elevar. La cadena frontal de montañas de hoy en día es lo que queda de los restos de la cadena original que se volvió a elevar. El pico Pikes y el pico Longs son ejemplos destacados de esta actividad montañosa que se extendió a lo largo de dos o más generaciones de montañas. Estos dos picos mantuvieron sus cumbres por encima del agua durante varias de las inundaciones precedentes.
60:4.5 (692.3) Tanto biológica como geológicamente fue una edad activa y llena de acontecimientos sobre la tierra y bajo el agua. Los erizos de mar se multiplicaron mientras disminuían los crinoideos y los corales. Los amonites, que tuvieron una influencia preponderante durante una edad anterior, también declinaron rápidamente. En la tierra los bosques de helechos fueron reemplazados en buena parte por pinos y otros árboles modernos, entre ellos las gigantescas secuoyas. Al final de este periodo aún no ha evolucionado el mamífero placentario, pero el escenario biológico está perfectamente preparado para la aparición de los primeros ancestros de los futuros tipos de mamíferos en una edad posterior.
60:4.6 (692.4) Y así termina una larga era de la evolución del mundo que se extiende desde la primera aparición de la vida terrestre hasta los tiempos más recientes de los antepasados directos de la especie humana y sus ramas colaterales. Esta edad cretácica cubre cincuenta millones de años y pone fin a la era premamífera de la vida terrestre, que se extiende por un periodo de cien millones de años y se conoce como el mesozoico.
60:4.7 (692.5) [Presentado por un Portador de Vida de Nebadon asignado a Satania que ejerce ahora sus funciones en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 61
61:0.1 (693.1) LA era de los mamíferos se extiende desde los tiempos del origen de los mamíferos placentarios hasta el final de la edad de hielo y cubre un poco menos de cincuenta millones de años.
61:0.2 (693.2) En esta edad cenozoica el paisaje del mundo presentaba un aspecto atractivo: colinas onduladas, amplios valles, ríos anchos y grandes bosques. Durante este periodo el istmo de Panamá se elevó y se hundió dos veces, y el puente terrestre del estrecho de Bering lo hizo tres. Los tipos de animales eran muchos y variados. Los árboles estaban llenos de aves y, a pesar de la lucha incesante por la supremacía de las especies animales en evolución, el mundo entero era un paraíso animal.
61:0.3 (693.3) Los depósitos acumulados de los cinco periodos de esta era de cincuenta millones de años contienen los archivos fósiles de las sucesivas dinastías de mamíferos y conducen directamente a través de los tiempos hasta la aparición del hombre mismo.
61:1.1 (693.4) Hace 50 000 000 de años las zonas terrestres del mundo estaban en general por encima del agua o solo ligeramente sumergidas. Las formaciones y depósitos de este periodo son tanto terrestres como marinos, aunque predominan los terrestres. Durante un tiempo considerable las tierras se elevaron de forma gradual, pero fueron erosionadas simultáneamente hasta niveles más bajos y hacia los mares.
61:1.2 (693.5) Al principio de este periodo los mamíferos de tipo placentario aparecieron repentinamente en América del Norte, y constituyeron el desarrollo evolutivo más importante hasta ese momento. Habían existido órdenes anteriores de mamíferos no placentarios, pero este tipo nuevo surgió directa y repentinamente del ancestro reptil preexistente cuyos descendientes habían persistido durante los tiempos del declive de los dinosaurios. El padre de los mamíferos placentarios fue un tipo de dinosaurio pequeño, sumamente activo, carnívoro y saltador.
61:1.3 (693.6) Los instintos básicos de los mamíferos empezaron a manifestarse en esos tipos primitivos de mamíferos. Los mamíferos poseen una inmensa ventaja en cuanto a la supervivencia sobre todas las demás formas de vida animal, ya que pueden:
61:1.4 (693.7) 1. Parir crías relativamente maduras y bien desarrolladas.
61:1.5 (693.8) 2. Alimentar, criar y proteger a sus crías con atención afectuosa.
61:1.6 (693.9) 3. Emplear el poder superior de su cerebro para perpetuarse.
61:1.7 (693.10) 4. Utilizar su mayor agilidad para escapar de los enemigos.
61:1.8 (693.11) 5. Aplicar su inteligencia superior para ajustarse y adaptarse al entorno.
61:1.9 (694.1) Hace 45 000 000 de años las espinas dorsales de los continentes se elevaron en conjunción con un hundimiento generalizado de los litorales. La vida mamífera evolucionaba rápidamente. Prosperó un tipo pequeño de mamífero reptil que ponía huevos, y los ancestros de los canguros vagaban por Australia. Pronto hubo pequeños caballos, raudos rinocerontes, tapires proboscidios, cerdos primitivos, ardillas, lémures, zarigüeyas y varias tribus de animales parecidos a los monos. Todos eran pequeños, primitivos y estaban mejor adaptados a la vida en los bosques de las regiones montañosas. Un ave terrestre grande parecida al avestruz se desarrolló hasta alcanzar una altura de tres metros; ponía un huevo de veintitrés por treinta y tres centímetros. Estas fueron las antepasadas de las aves gigantes de pasajeros, unos animales inteligentísimos que transportaron en su día seres humanos por el aire.
61:1.10 (694.2) Los mamíferos del principio del cenozoico vivían sobre la tierra, bajo el agua, en el aire y entre las copas de los árboles. Tenían entre uno y once pares de glándulas mamarias y estaban todos cubiertos de un espeso pelaje. Al igual que los órdenes que aparecerían más tarde, desarrollaban dos juegos sucesivos de dientes y sus cerebros eran grandes en comparación con el tamaño del cuerpo. Pero aún no figuraba entre ellos ninguna de las especies modernas.
61:1.11 (694.3) Hace 40 000 000 de años las zonas continentales del hemisferio norte empezaron a elevarse y se produjeron seguidamente nuevos y extensos depósitos de tierra y otras actividades terrestres, entre ellas flujos de lava, combaduras, formación de lagos y erosión.
61:1.12 (694.4) Durante la última parte de esta época casi toda Europa estuvo sumergida. Tras una ligera elevación terrestre, el continente quedó cubierto de lagos y bahías. El océano Ártico penetró hacia el sur por la depresión de los Urales hasta comunicarse con el mar Mediterráneo que entonces se expandía hacia el norte, y las tierras altas de los Alpes, los Cárpatos, los Apeninos y los Pirineos quedaron por encima del agua como islas en el mar. El istmo de Panamá también estaba sobre el agua; los océanos Atlántico y Pacífico estaban separados. América del Norte estaba comunicada con Asia por el puente terrestre del estrecho de Bering y con Europa por Groenlandia e Islandia. El circuito continental de las latitudes norte solo estaba interrumpido por los estrechos de los Urales, que comunicaban los mares árticos con un Mediterráneo ampliado.
61:1.13 (694.5) Se depositó una cantidad considerable de caliza foraminífera en las aguas europeas. Esta misma piedra está hoy a una altura de 3000 metros en los Alpes, 4900 metros en el Himalaya y 6100 metros en el Tíbet. Los depósitos de creta de este periodo se encuentran a lo largo de las costas de África y Australia, en la costa oeste de América del Sur y en las cercanías de las Antillas.
61:1.14 (694.6) En todo este periodo llamado eoceno, la evolución de los mamíferos y otras formas de vida afines continuó con poca o ninguna interrupción. América del Norte estaba entonces comunicada por tierra con todos los continentes excepto Australia, y los varios tipos de fauna mamífera primitiva fueron invadiendo gradualmente el mundo.
61:2.1 (694.7) Este periodo se caracterizó por una nueva y rápida evolución de los mamíferos placentarios; las formas más progresivas de vida mamífera se desarrollaron durante estos tiempos.
61:2.2 (694.8) Aunque los primeros mamíferos placentarios surgieron de ancestros carnívoros, muy pronto se desarrollaron ramas herbívoras, y al poco tiempo aparecieron también familias de mamíferos omnívoros. Las angiospermas eran el alimento principal de esos mamíferos en rápido aumento, pues la flora terrestre moderna, que incluye a la mayoría de las plantas y árboles de hoy en día, había aparecido ya durante periodos anteriores.
61:2.3 (695.1) Hace 35 000 000 de años comenzó la edad del dominio de los mamíferos placentarios en el mundo. El puente terrestre del sur era extenso y volvía a comunicar el entonces enorme continente antártico con América del Sur, el sur de África y Australia. A pesar de la concentración de tierras en latitudes altas, el clima del mundo seguía siendo relativamente templado por el enorme aumento en tamaño de los mares tropicales y porque el terreno no se elevó lo suficiente como para formar glaciares. Hubo extensos flujos de lava en Groenlandia e Islandia y se depositó algo de carbón entre esas capas.
61:2.4 (695.2) Fue una época de cambios notables en la fauna del planeta. La vida marina sufrió grandes modificaciones; la mayoría de los órdenes de la vida marina de hoy en día existían ya, y los foraminíferos seguían desempeñando un papel importante. Los insectos eran muy parecidos a los de la era anterior. Los lechos de fósiles de Florissant, en Colorado, pertenecen a los últimos años de esos remotos tiempos. La mayoría de las familias vivas de insectos se remontan a este periodo, pero muchas de las que existían entonces están ahora extinguidas, aunque quedan sus fósiles.
61:2.5 (695.3) En los continentes fue la edad de renovación y expansión de los mamíferos por excelencia. Más de cien especies de los mamíferos anteriores y más primitivos se extinguieron antes del final de este periodo. También perecieron pronto los mamíferos de gran tamaño y cerebro pequeño. El cerebro y la agilidad habían sustituido a la armadura y al tamaño en el progreso de la supervivencia animal. Con el declive de la familia de los dinosaurios, los mamíferos asumieron poco a poco el dominio del planeta y destruyeron rápidamente y por completo lo que quedaba de sus antepasados reptiles.
61:2.6 (695.4) Con la desaparición de los dinosaurios ocurrieron otros grandes cambios en las diversas ramas de la familia de los saurios. Los supervivientes de las primeras familias de reptiles son las tortugas, las serpientes y los cocodrilos, junto con la venerable rana. Es el único grupo representativo que queda de los primeros ancestros del hombre.
61:2.7 (695.5) Varios grupos de mamíferos tuvieron su origen en un animal único, hoy extinto. Esa criatura carnívora era una especie de cruce entre gato y foca; podía vivir en la tierra y en el agua y era sumamente inteligente y muy activa. En Europa evolucionó el predecesor de la familia canina y pronto dio origen a muchas especies de perros pequeños. Alrededor de la misma época aparecieron los roedores, entre ellos castores, ardillas, taltuzas, ratones y conejos, y pronto se convirtieron en una forma de vida importante; ha habido muy pocos cambios desde entonces en esta familia. Los depósitos tardíos de este periodo contienen restos fósiles de perros, gatos, mapaches y comadrejas en su forma ancestral.
61:2.8 (695.6) Hace 30 000 000 de años empezaron a hacer su aparición los tipos modernos de mamíferos. Hasta entonces la mayoría de los mamíferos había vivido en los montes, pues eran especies montaraces. Repentinamente empezó la evolución del tipo de las llanuras o ungulado, las especies que pastan, en contraste con las que comen carne y tienen garras. Estos hervíboros surgieron de un ancestro no diferenciado que tenía cinco dedos en las patas y cuarenta y cuatro dientes, y que pereció antes del final de esta edad. La evolución de los dedos de las patas no progresó más allá de la etapa de tres dedos en todo este periodo.
61:2.9 (695.7) El caballo, un ejemplo destacado de la evolución, vivió durante estos tiempos tanto en América del Norte como en Europa, pero no terminó de desarrollarse por completo hasta la edad glaciar siguiente. Aunque la familia de los rinocerontes apareció al final de este periodo, su mayor expansión fue posterior. Se desarrolló también una pequeña criatura parecida a los puercos que se convirtió en el antepasado de las múltiples especies de cerdos, pecaríes e hipopótamos. Los camellos y las llamas tuvieron su origen en América del Norte hacia la mitad de este periodo e invadieron las llanuras del oeste. Más adelante las llamas emigraron a América del Sur, los camellos a Europa, y ambos se extinguieron poco después en América del Norte, aunque algunos camellos sobrevivieron hasta la edad de hielo.
61:2.10 (696.1) Por esta época ocurrió algo importante en el oeste de América del Norte: aparecieron los primeros ancestros de los lémures antiguos. Aunque no se puede considerar que los de esta familia fueran verdaderos lémures, su llegada marcó el establecimiento de la línea a partir de la cual surgirían más adelante los verdaderos lémures.
61:2.11 (696.2) Igual que en una edad anterior unas serpientes de tierra se trasladaron a los mares, toda una tribu de mamíferos placentarios abandonó ahora la tierra para instalarse en los océanos. Y desde entonces han permanecido en el mar, donde han dado origen a las ballenas, los delfines, las marsopas, las focas y los leones marinos de hoy en día.
61:2.12 (696.3) Las aves del planeta siguieron desarrollándose, pero con pocos cambios evolutivos importantes. Existían la mayoría de las aves modernas, entre ellas gaviotas, garzas, flamencos, buitres, halcones, águilas, búhos, codornices y avestruces.
61:2.13 (696.4) Al término de este periodo llamado oligoceno, que abarca diez millones de años, la vida vegetal, junto con la vida marina y los animales terrestres, habían evolucionado mucho y estaban presentes en el planeta más o menos como hoy. Posteriormente ha aparecido una especialización considerable, pero las formas ancestrales de la mayoría de los seres vivos estaban vivas entonces.
61:3.1 (696.5) La elevación de las tierras y la segregación de los mares estaban cambiando lentamente el clima del mundo; lo enfriaban gradualmente, pero seguía siendo templado. En Groenlandia crecían secuoyas y magnolios, pero las plantas subtropicales estaban empezando a emigrar hacia el sur. Al final de este periodo la mayoría de los árboles y plantas de climas cálidos habían desaparecido de las latitudes norte para ser sustituidos por plantas más resistentes y por los árboles de hoja caduca.
61:3.2 (696.6) Hubo un gran aumento en la variedad de pastos, y los dientes de muchas especies de mamíferos se fueron modificando gradualmente hasta ajustarse al tipo de los hervíboros que pacen hoy en día.
61:3.3 (696.7) Hace 25 000 000 de años las tierras se hundieron ligeramente tras la larga época de elevación. La región de las montañas Rocosas se mantuvo muy elevada, de modo que los materiales de erosión siguieron depositándose en todas las tierras bajas del este. Las Sierras se volvieron a elevar considerablemente y han estado subiendo desde entonces. La gran falla vertical de seis kilómetros y medio de la región de California data de esos tiempos.
61:3.4 (696.8) Hace 20 000 000 de años fue realmente la edad de oro de los mamíferos. El puente terrestre del estrecho de Bering estaba emergido y muchos grupos de animales emigraron a América del Norte desde Asia, entre ellos los mastodontes de cuatro colmillos, los rinocerontes de patas cortas y muchas variedades de la familia felina.
61:3.5 (696.9) Apareció el primer ciervo, y poco después América del Norte fue invadida por rumiantes —ciervos, bovinos, camellos, bisontes y varias especies de rinocerontes— pero los cerdos gigantes de más de dos metros de alto se extinguieron.
61:3.6 (697.1) Los gigantescos elefantes de este periodo y los siguientes tenían grandes cerebros además de grandes cuerpos, y pronto invadieron el mundo entero excepto Australia. Por una vez, el mundo estaba dominado por un animal gigantesco con un cerebro lo bastante grande como para asegurar su supervivencia. Enfrentado a las especies altamente inteligentes de esas edades, ningún animal del tamaño de un elefante podría haber sobrevivido a menos que tuviera un cerebro de gran tamaño y de calidad superior. En inteligencia y capacidad de adaptación solo el caballo se acerca al elefante, y solo el propio hombre lo supera. Aun así, de las cincuenta especies de elefantes que existían al comienzo de este periodo, solo han sobrevivido dos.
61:3.7 (697.2) Hace 15 000 000 de años las regiones montañosas de Eurasia se estaban elevando y había alguna actividad volcánica en todas esas regiones, pero nada comparable con los ríos de lava del hemisferio occidental. Estas condiciones inestables prevalecían en todo el mundo.
61:3.8 (697.3) El estrecho de Gibraltar se cerró, y España quedó comunicada con África por el viejo puente terrestre; pero el Mediterráneo desembocaba en el Atlántico a través de un estrecho canal que atravesaba toda Francia, y los picos montañosos y las tierras altas aparecían a manera de islas por encima de ese mar antiguo. Esos mares europeos empezaron a retirarse más tarde. Más tarde aún, el Mediterráneo se comunicó con el océano Índico, mientras que al final de este periodo la región de Suez se elevó, de forma que el Mediterráneo se convirtió durante un tiempo en un mar interior de agua salada.
61:3.9 (697.4) El puente terrestre de Islandia se sumergió y las aguas árticas se mezclaron con las del océano Atlántico. La costa atlántica de América del Norte se enfrió rápidamente, pero la costa pacífica siguió siendo más cálida que en el presente. Las grandes corrientes oceánicas estaban activas y afectaban al clima de forma parecida a como lo hacen hoy.
61:3.10 (697.5) La vida de los mamíferos siguió evolucionando. Enormes manadas de caballos se unieron a los camellos en las llanuras del oeste de América del Norte; esa fue realmente la edad de los caballos y de los elefantes. El cerebro del caballo sigue en calidad animal al del elefante, pero es claramente inferior en un aspecto: el caballo nunca ha superado por completo su propensión profundamente arraigada a huir cuando está asustado. El caballo carece del control emocional del elefante, mientras que el elefante está muy limitado por su tamaño y su falta de agilidad. Durante este periodo evolucionó un animal que tenía algo de caballo y algo de elefante, pero pronto fue aniquilado por la familia felina que crecía rápidamente.
61:3.11 (697.6) Ahora que Urantia está entrando en la llamada «edad sin caballos», deberíais pararos a considerar lo que este animal significó para vuestros antepasados. Al principio el hombre utilizó los caballos para alimentarse, luego para desplazarse y más tarde en la agricultura y la guerra. El caballo ha servido durante mucho tiempo a la humanidad y ha desempeñado un papel importante en el desarrollo de la civilización humana.
61:3.12 (697.7) Los desarrollos biológicos de este periodo contribuyeron mucho a preparar el escenario para la aparición posterior del hombre. En Asia central se desarrollaron los tipos verdaderos tanto del mono primitivo como del gorila a partir de un ancestro común hoy extinto. Pero ninguna de estas especies está relacionada con la línea de los seres vivos que habrían de convertirse más adelante en los ancestros de la raza humana.
61:3.13 (697.8) La familia canina estaba representada por varios grupos, en particular lobos y zorros; la tribu felina por panteras y grandes tigres de dientes de sable; estos últimos evolucionaron primero en América del Norte. Las familias modernas felina y canina se multiplicaron en el mundo entero. En todas las latitudes norte prosperaron y se desarrollaron comadrejas, martas, nutrias y mapaches.
61:3.14 (698.1) Las aves siguieron evolucionando, aunque con pocos cambios notables. Los reptiles eran similares a los tipos modernos: serpientes, cocodrilos y tortugas.
61:3.15 (698.2) Y así llegó a su final un periodo de la historia del mundo interesante y rico en acontecimientos. Esta edad del elefante y del caballo se conoce como el mioceno.
61:4.1 (698.3) Este es el periodo de la elevación preglaciar de las tierras en América del Norte, Europa y Asia. La topografía del terreno cambió mucho. Nacieron cordilleras, las corrientes de agua cambiaron su curso y surgieron volcanes aislados por todo el mundo.
61:4.2 (698.4) Hace 10 000 000 de años empezó una edad de depósitos locales de tierra generalizados en las tierras bajas de los continentes, aunque la mayor parte de esas sedimentaciones fueron arrastradas posteriormente. En aquel momento gran parte de Europa estaba aún bajo el agua incluyendo partes de Inglaterra, Bélgica y Francia, y el mar Mediterráneo cubría gran parte del norte de África. En América del Norte se acumularon extensos depósitos en las bases de las montañas, en los lagos y en las grandes cuencas terrestres. El espesor medio de estos depósitos es de solo unos sesenta metros, están más o menos coloreados y contienen pocos fósiles. Existían dos grandes lagos de agua dulce en el oeste de América del Norte. Las Sierras se estaban elevando y empezaban a formarse los montes Shasta, Hood y Rainier. Pero el deslizamiento de América del Norte hacia la depresión atlántica no empezó hasta la siguiente edad de hielo.
61:4.3 (698.5) Por un breve periodo todas las tierras del mundo volvieron a estar unidas excepto Australia, y se produjo la última gran emigración mundial de animales. América del Norte estaba comunicada tanto con América del Sur como con Asia, y la vida animal se intercambiaba libremente. Llegaron a América del Norte los perezosos, los armadillos, los antílopes y los osos asiáticos, mientras que los camellos norteamericanos fueron a China. Los rinocerontes emigraron al mundo entero excepto a Australia y a América del Sur, pero al término de este periodo se habían extinguido en el hemisferio occidental.
61:4.4 (698.6) En general, la vida del periodo anterior siguió extendiéndose y evolucionando. La familia felina dominaba el reino animal y la vida marina estaba casi estacionaria. Muchos de los caballos tenían aún tres dedos, pero los tipos modernos estaban a punto de llegar. Las llamas y unos camellos parecidos a las jirafas se mezclaban con los caballos en los pastizales de las llanuras. La jirafa apareció en África y tenía un cuello tan largo como el de ahora. En América del Sur evolucionaron los perezosos, los armadillos, los osos hormigueros y el tipo sudamericano de mono primitivo. Antes de que los continentes quedaran definitivamente aislados, los enormes mastodontes emigraron a todas partes excepto a Australia.
61:4.5 (698.7) Hace 5 000 000 de años el caballo evolucionó hasta ser como hoy y emigró por todo el mundo desde América del Norte. Pero el caballo se había extinguido en su continente de origen mucho antes de la llegada del hombre rojo.
61:4.6 (698.8) El clima se estaba enfriando gradualmente y las plantas terrestres se iban desplazando lentamente hacia el sur. Al principio fue el frío creciente del norte lo que detuvo las emigraciones animales por los istmos del norte; más tarde esos puentes terrestres norteamericanos se hundieron. Poco tiempo después la comunicación terrestre entre África y América del Sur se sumergió definitivamente y el hemisferio occidental quedó aislado más o menos como ahora. A partir de entonces empezaron a desarrollarse tipos distintos de vida en los hemisferios oriental y occidental.
61:4.7 (699.1) Y así se cerró este periodo de casi diez millones de años sin que hubiera aparecido aún el ancestro del hombre. Este tiempo es conocido como el plioceno.
61:5.1 (699.2) Al final del periodo anterior grandes extensiones de tierra del nordeste de América del Norte y del norte de Europa estaban muy elevadas; amplias zonas de América del Norte alcanzaban una altitud de 9000 metros y más. En esas regiones septentrionales habían prevalecido hasta entonces los climas templados, y todas las aguas árticas estaban expuestas a la evaporación; esas aguas siguieron libres de hielo casi hasta el final del periodo glaciar.
61:5.2 (699.3) Al tiempo que se elevaban las tierras, las corrientes oceánicas se desplazaron y los vientos estacionales cambiaron de dirección. Bajo estas condiciones, los movimientos de una atmósfera fuertemente saturada produjeron a la larga una precipitación de humedad casi constante sobre las tierras altas del norte. Empezó a caer nieve sobre esas regiones elevadas y por lo tanto frías, y siguió cayendo hasta alcanzar una profundidad de 6000 metros. Las zonas de mayor profundidad de nieve, junto con la altitud, determinaron los puntos centrales de los posteriores flujos glaciares causados por la presión. La edad de hielo duró mientras las precipitaciones desmedidas siguieron cubriendo las tierras altas del norte con ese enorme manto de nieve, que pronto se transformó en hielo compacto pero en deslizamiento.
61:5.3 (699.4) Todas las grandes capas de hielo de este periodo estaban en tierras muy altas, no en las regiones montañosas donde se encuentran hoy. La mitad del hielo glaciar estaba en América del Norte, una cuarta parte en Eurasia y otra cuarta parte en otros lugares, principalmente en la Antártida. En África hubo poco hielo, pero Australia estuvo casi totalmente cubierta por el manto de hielo antártico.
61:5.4 (699.5) Las regiones septentrionales de este mundo han conocido seis invasiones de hielo distintas y separadas, aunque hubo decenas de avances y retrocesos asociados a la actividad de cada capa individual de hielo. Los hielos de América del Norte se acumularon en dos centros, y más tarde en tres. Groenlandia estuvo cubierta e Islandia quedó enteramente sepultada bajo el flujo de hielo. En Europa el hielo cubrió en varias ocasiones las islas británicas a excepción de la costa sur de Inglaterra y se extendió por Europa occidental hasta Francia.
61:5.5 (699.6) Hace 2 000 000 de años el primer glaciar de América del Norte empezó su avance hacia el sur. Era el comienzo de la edad de hielo, y este glaciar empleó casi un millón de años en avanzar desde los centros de presión del norte y volver a retirarse hacia ellos. La capa central de hielo se extendía por el sur hasta Kansas; los centros de hielo del este y del oeste no eran tan extensos entonces.
61:5.6 (699.7) Hace 1 500 000 de años el primer gran glaciar se estaba retirando hacia el norte. Enormes cantidades de nieve habían caído mientras tanto sobre Groenlandia y el nordeste de América del Norte, y al poco tiempo esa masa oriental de hielo empezó a fluir hacia el sur. Esta fue la segunda invasión del hielo.
61:5.7 (699.8) Estas dos primeras invasiones de hielo no afectaron mucho a Eurasia. Durante esas primeras épocas de la edad de hielo América del Norte estuvo invadida de mastodontes, mamuts lanudos, caballos, camellos, ciervos, bueyes almizcleros, bisontes, perezosos de tierra, castores gigantes, tigres de dientes de sable, perezosos tan grandes como elefantes y muchos grupos de las familias felina y canina. Pero a partir de este momento, el frío creciente del periodo glaciar redujo rápidamente su número. Hacia el final de la edad de hielo la mayoría de estas especies animales se había extinguido en América del Norte.
61:5.8 (700.1) Fuera de las zonas afectadas por el hielo, la vida terrestre y acuática del mundo cambió poco. Entre las invasiones glaciares el clima era casi tan templado como ahora, quizá un poco más cálido. A fin de cuentas, los glaciares solo fueron fenómenos locales aunque llegaran a cubrir enormes extensiones. El clima costero variaba enormemente entre los periodos de inactividad glaciar y aquellos otros en los que enormes icebergs se deslizaban desde las costas de Maine hasta el Atlántico, salían al Pacífico por el estrecho de Puget o caían con estruendo en el mar del Norte por los fiordos noruegos.
61:6.1 (700.2) El gran acontecimiento de este periodo glaciar fue la evolución del hombre primitivo. Hacia el oeste de la India, en una tierra hoy sumergida y entre los descendientes de los antiguos lémures norteamericanos que emigraron a Asia, aparecieron repentinamente los mamíferos de los albores. Aquellos pequeños animales caminaban casi siempre sobre sus patas traseras y poseían cerebros grandes para su tamaño en comparación con los cerebros de otros animales. En la septuagésima generación de este orden de vida se diferenció repentinamente un grupo nuevo y superior de animales. Estos nuevos mamíferos intermedios —que casi doblaban en tamaño y altura a sus antecesores, y proporcionalmente en capacidad cerebral— apenas acababan de establecerse cuando aparecieron repentinamente los primates, la tercera mutación vital. (Al mismo tiempo, un desarrollo retrógrado dentro de la estirpe de los mamíferos intermedios dio origen al ancestro de los simios. Desde entonces hasta hoy, la rama humana ha avanzado continuamente, mientras que las razas de simios se han quedado estacionarias o incluso han retrocedido.)
61:6.2 (700.3) Hace 1 000 000 de años Urantia fue registrado como mundo habitado. Una mutación dentro de la estirpe en vías de progreso de los primates originó repentinamente dos seres humanos primitivos, los auténticos antepasados de la humanidad.
61:6.3 (700.4) Este suceso coincidió aproximadamente con el comienzo del tercer avance glaciar, de modo que vuestros primeros antepasados nacieron y se criaron en un entorno estimulante, vigorizante y difícil. Incluso hoy en día los esquimales, los únicos supervivientes de aquellos aborígenes de Urantia, prefieren vivir en los gélidos climas del norte.
61:6.4 (700.5) No hubo seres humanos en el hemisferio occidental hasta cerca del fin de la edad de hielo. Pero durante las épocas interglaciares pasaron hacia el oeste bordeando el Mediterráneo y pronto invadieron el continente europeo. En las cuevas del oeste de Europa se encuentran huesos humanos mezclados con restos de animales tanto árticos como tropicales, que atestiguan que el hombre vivió en estas regiones durante las últimas épocas de avance y retroceso de los glaciares.
61:7.1 (700.6) Hubo otros acontecimientos durante el periodo glaciar, pero la acción del hielo eclipsa todos los demás fenómenos en las latitudes norte. Ninguna otra actividad terrestre deja pruebas tan características sobre la topografía. Las inconfundibles masas de roca erosionada y los clivajes de la superfice, tales como simas, lagos, piedra desplazada o roca pulverizada, no se pueden relacionar con ningún otro fenómeno de la naturaleza. El hielo es también responsable de los suaves montículos u ondulaciones del terreno conocidos como drumlins. Y a medida que avanza un glaciar, desplaza los ríos y cambia toda la faz de la tierra. Solo los glaciares dejan tras sí como restos reveladores las morrenas de fondo laterales y terminales. Estos terrenos de acarreo, sobre todo las morrenas de fondo, se extienden desde el litoral este hacia el norte y el oeste de América del Norte y también se encuentran en Europa y en Siberia.
61:7.2 (701.1) Hace 750 000 años la cuarta capa de hielo, formada por la unión de los campos de hielo del centro y este de América del Norte, estaba bien encaminada hacia el sur. En su punto culminante llegó hasta el sur de Illinois y desplazó el río Misisipi 80 kilómetros hacia el oeste, mientras que por el este se extendió hacia el sur hasta el río Ohio y el centro de Pensilvania.
61:7.3 (701.2) En Asia la capa de hielo siberiano llegó hasta su punto más meridional, mientras que en Europa el avance del hielo se detuvo justo delante de la barrera montañosa de los Alpes.
61:7.4 (701.3) Hace 500 000 años, durante el quinto avance del hielo, un nuevo desarrollo aceleró el curso de la evolución humana. Repentinamente y en una sola generación se originaron por mutación de la estirpe aborigen humana las seis razas de color. Es una fecha doblemente importante puesto que marca también la llegada del Príncipe Planetario.
61:7.5 (701.4) En América del Norte el avance del quinto glaciar consistió en una invasión conjunta de los tres centros de hielo. El lóbulo oriental solo llegó hasta algo más abajo del valle de San Lorenzo, y la capa de hielo del oeste avanzó poco hacia el sur, en cambio el lóbulo central llegó tan al sur que cubrió la mayor parte del estado de Iowa. En Europa esta invasión de hielo no fue tan extensa como la anterior.
61:7.6 (701.5) Hace 250 000 años empezó la sexta y última glaciación. A pesar de que las tierras altas del norte habían empezado a hundirse ligeramente, fue el periodo de mayor acumulación de nieve sobre los campos de hielo del norte.
61:7.7 (701.6) En esta invasión las tres grandes capas de hielo se fusionaron en una inmensa masa de hielo, y todas las montañas del oeste se vieron afectadas por esta actividad glaciar. Fue la mayor de todas las invasiones de hielo en América del Norte; el hielo se desplazó hacia el sur a más de dos mil cuatrocientos kilómetros de sus centros de presión, y América del Norte conoció sus más bajas temperaturas.
61:7.8 (701.7) Hace 200 000 años, durante el avance del último glaciar, ocurrió un episodio decisivo para el desarrollo de los acontecimientos en Urantia: la rebelión de Lucifer.
61:7.9 (701.8) Hace 150 000 años el sexto y último glaciar alcanzó sus puntos de máxima extensión meridional. La capa occidental de hielo cruzaba justo la frontera canadiense, la central bajaba hasta Kansas, Misuri e Illinois, y la oriental cubrió la mayor parte de Pensilvania y Ohio en su avance hacia el sur.
61:7.10 (701.9) Este fue el glaciar que proyectó las muchas lenguas o lóbulos de hielo que tallaron los lagos de hoy en día, grandes y pequeños. Durante su retirada se formó el sistema norteamericano de los Grandes Lagos. Los geólogos de Urantia han deducido con gran exactitud las distintas etapas de su desarrollo y han supuesto correctamente que esas masas de agua desaguaron en diferentes momentos primero en el valle del Misisipi, luego hacia el este en el valle del Hudson y finalmente por una ruta norte, en el San Lorenzo. Desde hace treinta y siete mil años el sistema comunicado de los Grandes Lagos desagua por la presente ruta del Niágara.
61:7.11 (702.1) Hace 100 000 años, durante la retirada del último glaciar, empezaron a formarse las vastas capas de hielo polar, y el centro de acumulación de hielo se desplazó considerablemente hacia el norte. Mientras las regiones polares sigan estando cubiertas de hielo es prácticamente imposible que se produzca otra edad glaciar, con independencia de cualquier elevación de tierras o modificación de las corrientes oceánicas en el futuro.
61:7.12 (702.2) Este último glaciar estuvo avanzando durante cien mil años y necesitó el mismo tiempo para terminar de retirarse hacia el norte. Las regiones templadas han estado libres de hielo durante algo más de cincuenta mil años.
61:7.13 (702.3) Los rigores del periodo glaciar acabaron con muchas especies y modificaron radicalmente a otras. Muchas fueron duramente diezmadas por el ir y venir migratorio impuesto por los avances y retiradas del hielo. Los animales que siguieron los desplazamientos de los glaciares por la superficie del planeta fueron el oso, el bisonte, el reno, el buey almizclero, el mamut y el mastodonte.
61:7.14 (702.4) Mientras el mamut buscaba praderas abiertas, el mastodonte prefería la periferia resguardada de las regiones boscosas. El mamut deambuló de México a Canadá hasta una fecha reciente; la variedad siberiana se cubrió de lana. El mastodonte persistió en América del Norte hasta ser exterminado por el hombre rojo del mismo modo que el hombre blanco acabaría más tarde con el bisonte.
61:7.15 (702.5) Durante la última glaciación el caballo, el tapir, la llama y el tigre de dientes de sable se extinguieron en América del Norte. Fueron sustituidos por los perezosos, los armadillos y los carpinchos procedentes de América del Sur.
61:7.16 (702.6) La emigración forzosa de la vida ante el avance del hielo produjo una extraordinaria mezcla de plantas y animales. Con la retirada de la última invasión glaciar muchas especies árticas, tanto animales como plantas, quedaron abandonadas a su suerte en lo alto de algunos picos montañosos donde se habían refugiado de la destrucción glaciar. Por eso encontramos hoy esas plantas y animales desplazados en las zonas altas de los Alpes en Europa e incluso de los Apalaches en América del Norte.
61:7.17 (702.7) La edad de hielo o pleistoceno, que duró más de dos millones de años, es el último periodo geológico completo.
61:7.18 (702.8) Hace 35 000 años terminó la gran edad de hielo excepto en las regiones polares del planeta. Esta fecha es también significativa por su proximidad con la llegada de un Hijo y una Hija Materiales y el comienzo de la dispensación adánica, que coincide más o menos con el principio del periodo del holoceno o posglaciar.
61:7.19 (702.9) Esta narración, que se extiende desde la aparición de los mamíferos hasta la retirada del hielo y los tiempos históricos, cubre casi cincuenta millones de años. Es el último periodo geológico —el que está en curso— y es conocido por vuestros investigadores como era cenozoica o de los tiempos recientes.
61:7.20 (702.10) [Patrocinado por un Portador de Vida residente.]
El libro de Urantia
Documento 62
62:0.1 (703.1) HACE cerca de un millón de años, hicieron su aparición los ancestros directos del género humano mediante tres mutaciones sucesivas y repentinas a partir de la estirpe inicial del tipo lémur de mamíferos placentarios. Los factores dominantes de esos primeros lémures procedían del plasma de vida en evolución del grupo oeste o americano posterior. Pero antes de establecer la línea directa de la ascendencia humana, esta cepa fue reforzada por aportaciones de la implantación central de vida que había evolucionado en África. El grupo oriental de vida contribuyó poco o nada a la formación efectiva de la especie humana.
62:1.1 (703.2) Los lémures iniciales involucrados en la ascendencia de la especie humana no estaban directamente emparentados con las tribus preexistentes de monos y gibones que vivían entonces en Eurasia y el norte de África y cuya progenie ha sobrevivido hasta el día de hoy. Tampoco eran descendientes del tipo moderno de lémur, aunque surgieron de un antepasado común extinguido hace mucho tiempo.
62:1.2 (703.3) Aunque esos lémures iniciales evolucionaron en el hemisferio occidental, el establecimiento de la ascendencia mamífera directa del género humano se produjo en el sudoeste de Asia, en la zona original de la implantación central de vida, pero en la frontera con las regiones orientales. Hacía varios millones de años que el tipo norteamericano de lémur había emigrado hacia el oeste por el puente terrestre de Bering y se había abierto camino lentamente hacia el sudoeste a lo largo de la costa asiática. Estas tribus migratorias alcanzaron finalmente la región salubre situada entre el mar Mediterráneo, mucho más extenso entonces, y las regiones montañosas que se estaban elevando en la península de la India. En esas tierras del oeste de la India, se unieron con otras cepas favorables y establecieron así la ascendencia de la raza humana.
62:1.3 (703.4) Con el paso del tiempo, el litoral de la India situado al sudoeste de las montañas se sumergió gradualmente y la vida de esta región quedó totalmente aislada. Esta península mesopotámica o pérsica no tenía más vía de acceso o de huida que por el norte, y esa vía se vio cortada repetidas veces por las invasiones de los glaciares hacia el sur. Fue en esta zona por aquel entonces casi paradisiaca, y a partir de los descendientes superiores de este mamífero del tipo lémur, donde surgieron dos grandes grupos: las tribus simias de los tiempos modernos y la especie humana de hoy en día.
62:2.1 (703.5) Hace algo más de un millón de años los mamíferos mesopotámicos de los albores, los descendientes directos del tipo lémur norteamericano de mamífero placentario, aparecieron repentinamente. Eran criaturas pequeñas y activas de casi un metro de altura, y aunque no caminaban habitualmente sobre las patas traseras, podían mantenerse erguidas con facilidad. Eran peludas y ágiles y parloteaban a la manera de los monos, pero a diferencia de las tribus simias eran carnívoras. Tenían pulgares oponibles primitivos y dedos gordos prensiles sumamente útiles en los pies. A partir de entonces las especies prehumanas fueron desarrollando sus pulgares oponibles y perdiendo progresivamente la capacidad de asir del dedo gordo del pie. Las tribus posteriores de monos conservaron el dedo gordo prensil, pero no desarrollaron nunca el tipo humano de pulgar.
62:2.2 (704.1) Estos mamíferos de los albores alcanzaban su pleno desarrollo a los tres o cuatro años de edad y su expectativa media de vida era de unos veinte años. Por lo general las crías nacían de una en una, aunque ocasionalmente había gemelos.
62:2.3 (704.2) Los miembros de esta nueva especie tenían el cerebro más grande con relación a su tamaño que ningún otro animal existente hasta entonces en el planeta. Sentían gran parte de las emociones y compartían muchos de los instintos que caracterizarían más tarde al hombre primitivo. Eran sumamente curiosos y mostraban gran alegría cuando tenían éxito en cualquier empresa. El apetito por la comida y el impulso sexual estaban bien desarrollados y manifestaban una clara selección sexual bajo una forma tosca de cortejo y elección de pareja. Eran capaces de luchar ferozmente en defensa de los suyos; eran bastante tiernos en las relaciones familiares y poseían un sentido de la autohumillación rayano en la vergüenza y el remordimiento. Eran muy afectuosos y de una lealtad conmovedora hacia sus parejas, pero si las circunstancias los separaban, elegían nueva compañía.
62:2.4 (704.3) Al ser de pequeño tamaño y mente aguda, eran muy conscientes de los peligros de su hábitat forestal y se desarrolló en ellos un miedo extraordinario. Ello les indujo a adoptar las acertadas medidas de precaución que tanto contribuyeron a su supervivencia, como la construcción de toscos refugios en las copas altas de los árboles que eliminaban muchos de los peligros de la vida en el suelo. La aparición de la tendencia al miedo en la humanidad data precisamente de aquellos tiempos.
62:2.5 (704.4) Estos mamíferos de los albores desarrollaron un espíritu tribal desconocido hasta entonces. Eran realmente gregarios, pero también muy pugnaces cuando se les molestaba de alguna forma en el transcurso de su vida corriente y mostraban un temperamento fiero cuando se despertaba toda su ira. Esta naturaleza belicosa tuvo resultados positivos, pues los grupos superiores no dudaban en hacer la guerra a sus vecinos inferiores y así, por supervivencia selectiva, fue mejorando progresivamente la especie. Muy pronto dominaron a las criaturas pequeñas de la zona, y sobrevivieron muy pocas de las antiguas tribus no carnívoras similares a los monos.
62:2.6 (704.5) Estos pequeños y agresivos animales se multiplicaron y extendieron por la península mesopotámica durante más de mil años al tiempo que mejoraban constantemente en cuanto a tipo físico e inteligencia general. Exactamente setenta generaciones después del origen de esta nueva tribu en el tipo superior de ancestro lémur, se produjo el siguiente hito en el desarrollo: la diferenciación repentina de los antecesores del siguiente paso vital en la evolución de los seres humanos en Urantia.
62:3.1 (704.6) En los primeros tiempos de los mamíferos de los albores, una pareja superior de estas ágiles criaturas trajo al mundo una pareja de gemelos, macho y hembra, en su morada arbórea. Eran unas criaturitas realmente hermosas en comparación con sus antepasados. Tenían poco pelo en el cuerpo, pero eso no era ningún inconveniente puesto que vivían en un clima cálido y uniforme.
62:3.2 (705.1) Estas crías llegaron a medir un poco más de un metro veinte. Eran más grandes que sus padres en todos los aspectos, con piernas más largas y brazos más cortos. Tenían pulgares casi perfectamente oponibles, más o menos igual de bien adaptados al trabajo diversificado que el pulgar de los humanos del presente. Caminaban erguidos y tenían pies casi tan apropiados para andar como los de las razas humanas posteriores.
62:3.3 (705.2) Su cerebro era inferior al de los seres humanos y más pequeño, pero muy superior al de sus antepasados y relativamente mucho más grande. Los gemelos mostraron pronto una inteligencia superior y enseguida fueron reconocidos como jefes de toda la tribu de los mamíferos de los albores; instituyeron realmente una forma primitiva de organización social y una división rudimentaria del trabajo. El hermano y la hermana se aparearon y pronto se vieron acompañados por veintiún hijos muy similares a ellos, todos de más de un metro veinte y superiores en todos los aspectos a la especie antepasada. Este nuevo grupo formó el núcleo de los mamíferos intermedios.
62:3.4 (705.3) Cuando el nuevo grupo superior se hizo más numeroso estalló la guerra, una guerra implacable, y al final del terrible conflicto no quedaba vivo ni un solo individuo de la raza antepasada preexistente de mamíferos de los albores. La rama menos numerosa pero más inteligente y poderosa de la especie había sobrevivido a expensas de sus ancestros.
62:3.5 (705.4) Entonces, y durante casi quince mil años (seiscientas generaciones), estas criaturas se convirtieron en el terror de esa parte del mundo. Todos los animales grandes y feroces de tiempos anteriores habían perecido. Los animales de gran tamaño nativos de esa zona no eran carnívoros, y las especies más grandes de la familia felina —leones y tigres— no habían invadido aún este rincón especialmente resguardado de la superficie del planeta. Por eso se envalentonaron los mamíferos intermedios y sojuzgaron toda su parcela de la creación.
62:3.6 (705.5) Comparados con la especie de sus ancestros, los mamíferos intermedios eran una mejora en todos los sentidos. Incluso su expectativa de vida, en torno a los veinticinco años, era mayor. Aparecieron varios rasgos humanos rudimentarios en esta nueva especie. Además de las propensiones innatas mostradas por sus ancestros, estos mamíferos intermedios eran capaces de manifestar repugnancia en ciertas situaciones repulsivas. Poseían además un instinto de almacenamiento bien definido; escondían comida para su consumo posterior y eran muy dados a acumular guijarros lisos y redondos y ciertos tipos de piedras redondeadas como reservas de munición defensiva y ofensiva.
62:3.7 (705.6) Estos mamíferos intermedios fueron los primeros en mostrar una clara propensión a construir y competían por edificar viviendas tanto en las copas de los árboles como refugios subterráneos llenos de túneles. Fue la primera especie de mamíferos que buscó la seguridad en cobijos tanto arbóreos como subterráneos. La mayoría dejó de vivir en los árboles; pasaban el día en el suelo y dormían en las copas de los árboles por la noche.
62:3.8 (705.7) Con el paso del tiempo su proliferación natural trajo consigo una dura competencia por la comida y una gran rivalidad sexual. Todo ello culminó en una serie de batallas intestinas que estuvieron a punto de acabar con la especie, y las luchas se prolongaron hasta que solo quedó vivo un grupo de menos de cien individuos. Entonces volvió a prevalecer la paz, y esa solitaria tribu superviviente construyó de nuevo sus dormitorios en las copas de los árboles y reanudó una existencia normal y semipacífica.
62:3.9 (705.8) No podéis imaginaros lo cerca que estuvieron vuestros ancestros prehumanos de la extinción en varias ocasiones. Si la rana ancestral de toda la humanidad hubiera saltado cinco centímetros menos en cierta ocasión, todo el curso de la evolución habría cambiado notablemente. La madre de tipo lémur antepasada directa de la especie de los mamíferos de los albores escapó por los pelos de la muerte no menos de cinco veces antes de parir al padre del nuevo orden de mamíferos superiores. Pero el momento de mayor peligro fue cuando cayó un rayo en el árbol donde dormía la futura madre de los gemelos primates. Ambos padres mamíferos intermedios sufrieron una fuerte conmoción y graves quemaduras; ese rayo caído del cielo mató a tres de sus siete hijos. Aquellos animales en vías de evolución eran casi supersticiosos. La pareja en cuyo hogar arbóreo había caído el rayo eran precisamente los líderes del grupo más progresivo de la especie de los mamíferos intermedios. Siguiendo su ejemplo, más de la mitad de la tribu, las familias más inteligentes, se alejó unos tres kilómetros y allí empezó a construir nuevas viviendas en las copas de los árboles y nuevos cobijos subterráneos, sus refugios temporales para casos de peligro repentino.
62:3.10 (706.1) Poco después de terminar su vivienda, esta pareja de veteranos de tantas luchas tuvo el orgullo de convertirse en los padres de unos gemelos, los animales más interesantes e importantes nacidos hasta entonces en el mundo, pues eran los primeros de la nueva especie de los primates que constituyó el siguiente paso vital de la evolución prehumana.
62:3.11 (706.2) Al tiempo que nacían estos gemelos primates, otra pareja —un macho y una hembra particularmente retrasados de la tribu de los mamíferos intermedios, una pareja inferior tanto física como mentalmente— dio también a luz a unos gemelos. Esos gemelos, macho y hembra, eran indiferentes a las conquistas. Solo se ocupaban de conseguir comida, y como no comían carne perdieron pronto todo interés por buscar presas. Esos gemelos retrasados fueron los fundadores de las tribus simias modernas. Sus descendientes buscaron las regiones más cálidas del sur con sus climas templados y su abundancia de frutos tropicales, y allí han seguido viviendo prácticamente igual que en aquella época, a excepción de algunas ramas considerablemente deterioradas por haberse apareado con los tipos anteriores de monos y gibones.
62:3.12 (706.3) De aquí se deduce que el único parentesco entre el hombre y el mono consiste en que ambos surgieron de los mamíferos intermedios, en cuya tribu nacieron dos parejas coetáneas de gemelos que luego se segregaron: por un lado la pareja inferior destinada a procrear los tipos modernos de mono, babuino, chimpancé y gorila, y por otro, la pareja superior destinada a continuar la línea ascendente que evolucionó hacia el hombre.
62:3.13 (706.4) El hombre moderno y los simios proceden de la misma tribu y de la misma especie, pero no de los mismos padres. Los antepasados del hombre descienden de las cepas superiores de los supervivientes seleccionados de esa tribu de mamíferos intermedios, mientras que los simios modernos (con excepción de ciertos tipos preexistentes de lémures, gibones, monos y otras criaturas parecidas a los micos) son los descendientes de la pareja más inferior de ese grupo de mamíferos intermedios, una pareja que solo sobrevivió a la última y feroz batalla de su tribu porque se escondió durante más de dos semanas en un almacén subterráneo de alimentos hasta el cese total de las hostilidades.
62:4.1 (706.5) Volvamos al nacimiento de los gemelos superiores, el macho y la hembra destacados de la tribu de los mamíferos intermedios. Estas crías eran excepcionales. Tenían aún menos pelo en el cuerpo que sus padres y se empeñaron en caminar erguidos desde muy pequeños. Sus mayores habían tenido siempre que aprender a andar sobre las patas traseras, pero estos gemelos primates se pusieron de pie desde el principio. Alcanzaron una altura de más de un metro y medio, y sus cabezas crecieron más que las del resto de la tribu. Aprendieron muy pronto a comunicarse entre sí mediante señas y sonidos, pero nunca consiguieron que los demás entendieran estos nuevos símbolos.
62:4.2 (707.1) Cuando tuvieron alrededor de catorce años huyeron de la tribu y se dirigieron hacia el oeste para criar a su familia y establecer la nueva especie de los primates. Estas nuevas criaturas se denominan muy apropiadamente primates, puesto que fueron los antepasados animales directos e inmediatos de la familia humana propiamente dicha.
62:4.3 (707.2) Así fue como los primates llegaron a ocupar una región de la costa oeste de la península mesopotámica, que en aquellos tiempos se adentraba en el mar del sur, mientras que las tribus de sus parientes cercanos menos inteligentes vivían en la punta de la península y a lo largo de la costa este.
62:4.4 (707.3) Los primates eran más humanos y menos animales que los mamíferos intermedios que los precedieron. El esqueleto de esta nueva especie era de proporciones muy similares al de las razas humanas primitivas. El tipo humano de pie y de mano estaba ya plenamente desarrollado, y estas criaturas podían caminar e incluso correr tan bien como cualquiera de sus descendientes humanos posteriores. Dejaron casi por completo la vida arborícola, aunque seguían recurriendo a la seguridad de las copas de los árboles durante la noche, pues tenían tanto miedo como sus antepasados. El mayor uso de las manos contribuyó mucho al desarrollo de su capacidad cerebral inherente, pero en realidad su mente no podía calificarse aún de humana.
62:4.5 (707.4) Aunque la naturaleza emocional de los primates difería poco de la de sus antepasados, mostraban una tendencia más humana en todas sus propensiones. Fueron animales realmente espléndidos y superiores; alcanzaban la madurez hacia los diez años y tenían una expectativa natural de vida de unos cuarenta. Esto significa que podrían haber vivido ese tiempo de haber muerto de muerte natural, pero en aquellos primeros días muy pocos animales morían de muerte natural; la lucha por la existencia era demasiado intensa.
62:4.6 (707.5) Y un día, después de casi novecientas generaciones de desarrollo que cubren unos veintiún mil años desde el origen de los mamíferos de los albores, los primates dieron a luz repentinamente a dos criaturas singulares, los primeros verdaderos seres humanos.
62:4.7 (707.6) Así fue como los mamíferos de los albores, que habían surgido del tipo norteamericano de lémur, dieron origen a los mamíferos intermedios, y estos mamíferos intermedios engendraron a su vez los primates superiores, que se convirtieron en los antepasados directos de la raza humana primitiva. Las tribus primates fueron el último eslabón vital en la evolución del hombre, pero en menos de cinco mil años no quedó ni un solo individuo de esas extraordinarias tribus.
62:5.1 (707.7) Entre el año 1934 d. C. y el nacimiento de los dos primeros seres humanos han pasado exactamente 993 419 años.
62:5.2 (707.8) Estas dos criaturas singulares eran verdaderos seres humanos. Tenían pulgares perfectamente humanos igual que muchos de sus antepasados, pero además sus pies eran exactamente iguales a los de las razas humanas de hoy en día. Caminaban y corrían, pero no trepaban; la capacidad prensil del dedo gordo del pie había desaparecido por completo. Cuando el peligro les hacía subirse a las copas de los árboles trepaban exactamente como lo harían los humanos de hoy. Trepaban por los troncos de los árboles como osos, no balanceándose de rama en rama como gorilas o chimpancés.
62:5.3 (708.1) Esos primeros seres humanos (y sus descendientes) alcanzaban la plena madurez a los doce años y su expectativa de vida era de unos setenta y cinco años.
62:5.4 (708.2) Pronto aparecieron muchas emociones nuevas en estos gemelos humanos. Sentían admiración tanto por objetos como por otros seres y daban muestras de considerable vanidad. Pero el avance más notable en su desarrollo emocional fue la aparición repentina de un nuevo grupo de sentimientos realmente humanos, los sentimientos de adoración, que abarcan el sobrecogimiento, la veneración, la humildad e incluso una forma primitiva de gratitud. El miedo unido a la ignorancia de los fenómenos naturales estaba a punto de dar origen a la religión primitiva.
62:5.5 (708.3) Estos sentimientos humanos no eran los únicos que se manifestaban en aquellos humanos primitivos. También experimentaban, aunque de forma rudimentaria, muchos sentimientos más evolucionados. Mostraban indicios de compasión, vergüenza y reproche, y una aguda consciencia del amor, el odio y la venganza; tenían también una marcada propensión a los celos.
62:5.6 (708.4) Estos dos primeros humanos —los gemelos— dieron mucha guerra a sus padres primates. Eran tan curiosos y aventureros que estuvieron muchas veces a punto de perder la vida antes de los ocho años y llegaron a los doce llenos de cicatrices.
62:5.7 (708.5) Muy pronto aprendieron a comunicarse verbalmente. A la edad de diez años habían desarrollado un lenguaje mejorado de signos y palabras con casi medio centenar de ideas y habían mejorado y ampliado mucho el rudimentario método de comunicación de sus ancestros. Pero por más que se esforzaron, solo consiguieron enseñar a sus padres algunos de sus nuevos signos y símbolos.
62:5.8 (708.6) Cuando tenían unos nueve años de edad se fueron río abajo un día soleado y tuvieron una importante conversación. Todas las inteligencias celestiales emplazadas en Urantia, yo mismo incluido, pudimos presenciar como observadores los acuerdos de aquella cita meridiana. Ese día crucial se comprometieron a vivir el uno con y para el otro, y ese fue el primero de una serie de acuerdos que culminaron finalmente en la decisión de huir de sus compañeros animales inferiores y viajar hacia el norte, sin sospechar que así fundarían la raza humana.
62:5.9 (708.7) Aunque los planes de aquellos pequeños salvajes nos importaban sobremanera, no estaba en nuestro poder controlar el funcionamiento de su mente. Ni influimos arbitrariamente en sus decisiones ni hubiéramos podido hacerlo. Pero dentro de los límites permisibles de nuestras funciones planetarias, todos nosotros, los Portadores de Vida y nuestros asociados, nos confabulamos para conducir a los gemelos humanos hacia el norte, lejos de su pueblo peludo y parcialmente arborícola. Y así, por su propia decisión inteligente, los gemelos emigraron, y por nuestra supervisión, emigraron hacia el norte a una región aislada, a salvo del riesgo de degradación biológica por un posible cruce con sus parientes inferiores de las tribus de los primates.
62:5.10 (708.8) Poco antes de dejar su bosque natal perdieron a su madre en una incursión de los gibones. Aunque ella no poseía su inteligencia, sentía por su prole el admirable afecto de los mamíferos y dio valientemente su vida por salvar a la maravillosa pareja. Su sacrificio no fue en vano, pues contuvo al enemigo hasta que llegó el padre con refuerzos y puso en fuga a los invasores.
62:5.11 (709.1) Poco después de que la joven pareja abandonara a sus compañeros para fundar la raza humana, su padre primate se sumió en el desconsuelo. Tenía el corazón destrozado. Se negó a comer, incluso cuando sus otros hijos le llevaban comida. Sin sus brillantes vástagos ya no le merecía la pena vivir entre sus semejantes, así que se puso a errar por el bosque hasta que fue atacado por gibones hostiles que lo mataron a golpes.
62:6.1 (709.2) Los Portadores de Vida que estábamos en Urantia llevábamos largo tiempo en vigilante espera desde el día en que plantamos el plasma de vida en las aguas planetarias y, como es natural, la aparición de los primeros seres realmente inteligentes y volitivos nos produjo una gran alegría y una satisfacción suprema.
62:6.2 (709.3) Habíamos seguido el desarrollo mental de los gemelos a través de las actuaciones de los siete espíritus-mente adjutores asignados a Urantia en el momento de nuestra llegada al planeta. Durante todo el largo desarrollo evolutivo de la vida planetaria, estos incansables ministradores de la mente habían dejado siempre constancia de su creciente aptitud para tomar contacto con las capacidades cerebrales en vías de expansión de las criaturas animales en progreso hacia niveles superiores.
62:6.3 (709.4) Al principio solo podía intervenir el espíritu de intuición en el comportamiento instintivo y reflejo de la vida animal primigenia. Cuando los tipos superiores se diferenciaron, el espíritu de entendimiento pudo dotar a esas criaturas con el don de la asociación espontánea de ideas. Más adelante observamos la actuación del espíritu de valentía; los animales en evolución desarrollaron realmente una forma rudimentaria de autoconsciencia protectora. Tras la aparición de los grupos mamíferos, pudimos contemplar manifestaciones crecientes del espíritu de conocimiento. Y luego, cuando evolucionaron los mamíferos superiores, entró en funciones el espíritu de consejo con el consiguiente incremento del instinto gregario y los inicios de un desarrollo social primitivo.
62:6.4 (709.5) Durante la evolución desde los mamíferos de los albores hasta los mamíferos intermedios y los primates, habíamos comprobado cómo los cinco primeros adjutores prestaban servicios cada vez mayores. En cambio los dos restantes, los ministradores más altos de la mente, no habían podido nunca intervenir en el tipo de mente evolutiva de Urantia.
62:6.5 (709.6) Podéis imaginar nuestra alegría cuando un día —los gemelos tendrían diez años— el espíritu de adoración tomó contacto por primera vez con la mente de la hembra gemela y poco después con la del macho. Sabíamos que algo muy afín a la mente humana se acercaba a su culminación. Alrededor de un año después, cuando con reflexión meditada y decisión deliberada resolvieron finalmente huir del hogar y viajar hacia norte, el espíritu de sabiduría empezó a actuar en Urantia y en esas dos mentes reconocidas como humanas a partir de entonces.
62:6.6 (709.7) Hubo una movilización nueva e inmediata de los siete espíritus-mente adjutores. Estábamos rebosantes de expectación; éramos conscientes de que se acercaba el esperado momento; sabíamos que nuestro largo esfuerzo por hacer evolucionar criaturas con voluntad en Urantia estaba a punto de hacerse realidad.
62:7.1 (709.8) No tuvimos que esperar mucho. El día siguiente a la huida de los gemelos, se produjo al mediodía el destello inicial de prueba de las señales del circuito del universo en el foco receptor planetario de Urantia. Todos estábamos naturalmente sobre ascuas ante la inminencia del gran acontecimiento, pero al tratarse de un mundo que era puesto de experimentación con la vida, no teníamos la menor idea de cómo se nos informaría del reconocimiento de la vida inteligente en el planeta. Pronto salimos de dudas. Al tercer día de la fuga de los gemelos y antes de que partiera el cuerpo de los Portadores de Vida, llegó el arcángel de Nebadon encargado del establecimiento inicial de los circuitos planetarios.
62:7.2 (710.1) Aquel día trascendental para Urantia nuestro pequeño grupo se reunió en torno al polo planetario de comunicación con el espacio y recibió el primer mensaje de Salvington por el circuito de mente recién establecido en el planeta. Ese primer mensaje, dictado por el jefe del cuerpo de los arcángeles, decía:
62:7.3 (710.2) «¡Saludos a los Portadores de Vida que estáis en Urantia! Queremos transmitiros la gran alegría de Salvington, Edentia y Jerusem cuando se registró en la sede de Nebadon la señal de la existencia de mente con dignidad de voluntad en Urantia. Ha quedado constancia de la decisión deliberada de los gemelos de huir hacia el norte y apartar así a su prole de sus ancestros inferiores. Esta es la primera decisión de la mente —del tipo humano de mente— en Urantia y establece automáticamente el circuito de comunicación por el que se está transmitiendo este mensaje inicial de reconocimiento.»
62:7.4 (710.3) Por el nuevo circuito llegaron luego los saludos de los Altísimos de Edentia con instrucciones para los Portadores de Vida residentes que nos prohibían interferir en el patrón de vida que habíamos establecido. Recibimos instrucciones de no intervenir en los asuntos del progreso humano. No hay que deducir de aquí que los Portadores de Vida interfieran arbitraria y mecánicamente en el desarrollo natural de los planes evolutivos de un planeta, pues no lo hacemos. Pero hasta ese momento se nos había permitido manipular el entorno y proteger de una manera especial el plasma de vida, y era esa supervisión extraordinaria, aunque completamente natural, la que debíamos suspender.
62:7.5 (710.4) En cuanto dejaron de hablar los Altísimos empezó a llegar al planeta el hermoso mensaje de Lucifer, entonces soberano del sistema de Satania. Los Portadores de Vida oyeron las palabras de bienvenida de su propio jefe y recibieron su permiso para volver a Jerusem. El mensaje de Lucifer contenía la aprobación oficial de la obra de los Portadores de Vida en Urantia y nos absolvía de toda crítica futura a cualquiera de nuestros esfuerzos por mejorar los patrones de vida de Nebadon tal como estaban establecidos en el sistema de Satania.
62:7.6 (710.5) Esos mensajes de Salvington, Edentia y Jerusem marcaron formalmente el final de la supervisión multisecular del planeta por los Portadores de Vida. Llevábamos muchas edades de servicio, asistidos solo por los siete espíritus-mente adjutores y los Controladores Físicos Maestros. Y cuando la voluntad, la capacidad de elegir adorar y ascender, apareció en las criaturas evolutivas del planeta supimos que nuestro trabajo había terminado, y nuestro grupo se preparó para partir. Al ser Urantia un mundo de modificación de la vida, se nos autorizó a dejar en él a dos Portadores de Vida superiores con doce asistentes. Yo fui elegido miembro de ese grupo y he estado desde entonces en Urantia.
62:7.7 (710.6) Hace exactamente 993 408 años (contando desde el año 1934 d. C.) Urantia fue reconocido formalmente como planeta del universo de Nebadon habitado por humanos. La evolución biológica había alcanzado una vez más los niveles humanos de dignidad de voluntad. Había aparecido el hombre en el planeta 606 de Satania.
62:7.8 (710.7) [Patrocinado por un Portador de Vida de Nebadon residente en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 63
63:0.1 (711.1) URANTIA fue registrado como mundo habitado cuando los dos primeros seres humanos —los gemelos— tenían once años, y antes de que se hubieran convertido en padres del primogénito de la segunda generación de auténticos seres humanos. El mensaje enviado desde Salvington por el arcángel con ocasión del reconocimiento planetario formal terminaba con estas palabras:
63:0.2 (711.2) «La mente del hombre ha aparecido en el 606 de Satania, y estos padres de la raza nueva se llamarán Andon y Fonta. Todos los arcángeles rogamos que estas criaturas pronto sean dotadas con la presencia personal interior del don del espíritu del Padre Universal.»
63:0.3 (711.3) Andon significa en Nebadon «la primera criatura semejante al Padre que muestra hambre de perfección humana». Fonta significa «la primera criatura semejante al Hijo que muestra hambre de perfección humana». Andon y Fonta nunca conocieron esos nombres hasta que les fueron atribuidos en el momento de fusionarse con sus Ajustadores del Pensamiento. Durante toda su estancia como mortales en Urantia se llamaron el uno al otro Sonta-an y Sonta-en. Sonta-an significa «amado por la madre» y Sonta-en «amada por el padre». Ellos mismos se dieron estos nombres, y su significado es un claro exponente de su mutuo afecto y consideración.
63:1.1 (711.4) En muchos aspectos Andon y Fonta fueron la pareja más extraordinaria de seres humanos que ha vivido nunca sobre la faz de la tierra. Estos dos seres maravillosos, los verdaderos padres de todo el género humano, fueron superiores en todos los sentidos a muchos de sus descendientes directos y radicalmente distintos de todos sus antepasados tanto directos como lejanos.
63:1.2 (711.5) Los padres de esta primera pareja humana no parecían muy diferentes al promedio de su tribu, aunque estaban entre sus miembros más inteligentes, los primeros que aprendieron a lanzar piedras y manejar garrotes en la lucha. También utilizaban puntas afiladas de piedra, pedernal y hueso.
63:1.3 (711.6) Mientras vivía aún con sus padres Andon había atado con tendones de animales un trozo de pedernal afilado a la punta de un garrote, y esta arma le sirvió para salvar por lo menos doce veces tanto su vida como la de su hermana, tan curiosa y aventurera como él, que le acompañaba en todas sus exploraciones.
63:1.4 (711.7) La decisión de Andon y Fonta de huir de las tribus de los primates implica una calidad de mente muy superior a la inteligencia más baja que caracterizó a muchos de sus descendientes que se rebajarían más adelante a aparearse con sus atrasados parientes de las tribus simias. Ellos, en cambio, sentían vagamente que eran algo más que meros animales porque poseían personalidad, y esta sensación se vio acrecentada por la presencia de los Ajustadores del Pensamiento en su interior.
63:2.1 (712.1) Una vez tomada su decisión de huir hacia el norte, el miedo se apoderó de Andon y Fonta durante un tiempo, sobre todo el miedo a disgustar a su padre y a su familia directa. Temían ser atacados por parientes hostiles y no descartaban la posibilidad de morir a manos de los ya envidiosos miembros de su tribu. De pequeños, los gemelos solían pasar casi todo el tiempo juntos y por ese motivo nunca fueron demasiado populares entre sus primos animales de la tribu de los primates. Tampoco se ganaron las simpatías de la tribu cuando se construyeron una vivienda aparte y muy superior en lo alto de un árbol.
63:2.2 (712.2) Y fue en este nuevo hogar en lo alto de los árboles donde, despertados una noche por una violenta tormenta y abrazados con temeroso cariño, tomaron la decisión firme y definitiva de huir del hogar arborícola y el hábitat de su tribu.
63:2.3 (712.3) Tenían ya preparado un tosco refugio en la copa de un árbol a una media jornada de camino hacia el norte. Ese fue su escondite seguro y secreto para el primer día que pasaron fuera de sus bosques de origen. A pesar de compartir el terror de los primates a estar en el suelo durante la noche, se pusieron en camino hacia el norte poco antes del anochecer. Este viaje nocturno, incluso con luna llena, fue un acto de valor excepcional, pero calcularon acertadamente que así era menos probable que los miembros de la tribu y sus parientes notaran su ausencia y los persiguieran. Poco después de medianoche llegaron sanos y salvos al refugio que habían preparado de antemano.
63:2.4 (712.4) En su viaje hacia el norte descubrieron un depósito de pedernal a cielo abierto donde encontraron muchas piedras con formas adecuadas para usos diversos que recogieron para el futuro. Al intentar astillar estos pedernales para adecuarlos a ciertos propósitos, Andon descubrió que producían chispas y concibió la idea de hacer fuego, aunque no le prestó mucha atención en ese momento porque el clima era aún benigno y había poca necesidad de fuego.
63:2.5 (712.5) Pero el sol del otoño estaba cada vez más bajo en el cielo y las noches se iban haciendo más frías a medida que viajaban hacia el norte. Ya se habían visto obligados a utilizar pieles de animales para calentarse. Aún no llevaban una luna fuera del hogar familiar cuando Andon comentó con su pareja que pensaba que podía hacer fuego con el pedernal. Intentaron durante dos meses utilizar la chispa del pedernal para encender un fuego; día tras día la pareja golpeaba los pedernales y se esforzaba en vano por prender la madera. Por fin, una tarde al caer el sol, descubrieron el secreto de la técnica cuando a Fonta se le ocurrió subirse a un árbol cercano en busca de un nido de pájaro abandonado. El nido seco era muy inflamable y estalló en una llamarada en cuanto la chispa cayó sobre él. Fue tal su sorpresa y sobresalto que estuvieron a punto de perder el fuego, pero lo salvaron echándole el combustible adecuado. Entonces los padres del género humano se pusieron a buscar leña por primera vez.
63:2.6 (712.6) Fue una de las mayores alegrías de su corta pero intensa vida. Pasaron toda la noche en vela viendo arder su fuego, comprendiendo vagamente que su descubrimiento les daba la posibilidad de desafiar al clima y ser así independientes para siempre de sus parientes animales de las tierras del sur. Después de descansar y disfrutar del fuego durante tres días, siguieron viaje.
63:2.7 (712.7) Los ancestros primates de Andon sabían conservar encendido el fuego provocado por rayos, pero ninguna criatura del planeta había poseído hasta entonces un método para iniciar el fuego a voluntad. Pasaría mucho tiempo antes de que los gemelos se dieran cuenta de que el musgo seco y otros materiales servían igual de bien que los nidos de pájaros para prender el fuego.
63:3.1 (713.1) Casi dos años después de la noche de la huida de los gemelos nació su primer hijo. Lo llamaron Sontad, y fue la primera criatura nacida en Urantia en ser arropada con coberturas protectoras al nacer. Era el comienzo de la raza humana, y con esta nueva evolución apareció el instinto de cuidar debidamente a los pequeños que nacían cada vez más frágiles; este instinto había de caracterizar el desarrollo progresivo de la mente de orden intelectual, en contraste con el tipo más puramente animal.
63:3.2 (713.2) Andon y Fonta tuvieron en total diecinueve hijos y llegaron a disfrutar de la compañía de casi medio centenar de nietos y media docena de bisnietos. La familia residía en cuatro refugios rocosos contiguos, o semicavernas, tres de los cuales se comunicaban mediante galerías excavadas en la caliza blanda con herramientas de pedernal ideadas por los hijos de Andon.
63:3.3 (713.3) Aquellos primeros andonitas mostraron un espíritu de clan muy marcado; cazaban en grupos y nunca se alejaban mucho de su lugar de residencia. Parecían darse cuenta de que eran un grupo único y aislado de seres vivos y debían por lo tanto evitar separarse. Este sentimiento de estrecho parentesco fue fruto indudable de la intensificación del ministerio de mente de los espíritus adjutores.
63:3.4 (713.4) Andon y Fonta trabajaron sin descanso para alimentar y hacer progresar a su clan. Vivieron hasta los cuarenta y dos años y murieron durante un terremoto al caer sobre ellos una roca que sobresalía. Con ellos perecieron cinco de sus hijos y once de sus nietos, y casi una veintena de sus descendientes sufrieron heridas graves.
63:3.5 (713.5) A la muerte de sus padres, Sontad, a pesar de tener un pie malherido, asumió inmediatamente el liderazgo del clan con la ayuda eficaz de su esposa, la mayor de sus hermanas. Su primera tarea fue traer piedras rodando para sepultar debidamente a sus padres, hermanos, hermanas e hijos fallecidos. No se debe dar excesiva importancia a este acto de enterramiento. Sus ideas sobre la supervivencia después de la muerte eran muy vagas e indefinidas y procedían principalmente de su fantástica y profusa vida onírica.
63:3.6 (713.6) La familia de Andon y Fonta se mantuvo unida hasta la vigésima generación. Entonces la lucha por el alimento y las fricciones sociales provocaron el comienzo de la dispersión.
63:4.1 (713.7) Los hombres primitivos —los andonitas— tenían los ojos negros y la tez morena; eran como un cruce entre amarillo y rojo. La melanina es una sustancia colorante que se encuentra en la piel de todos los seres humanos. Es el pigmento original de la piel andónica. Por su aspecto general y el color de su piel esos primeros andonitas se parecían más a los esquimales de hoy en día que a ningún otro tipo de ser humano vivo. Fueron las primeras criaturas que utilizaron pieles de animales para protegerse del frío; no tenían mucho más pelo en el cuerpo que los humanos de hoy.
63:4.2 (713.8) La vida tribal de los ancestros animales de los primeros hombres había prefigurado los comienzos de numerosas convenciones sociales. El despliegue de las emociones y el aumento de la capacidad cerebral de estos seres trajo consigo un desarrollo inmediato de la organización social y una nueva división del trabajo en el clan. Eran extremadamente imitativos, pero su instinto lúdico estaba muy poco desarrollado y carecían casi por completo de sentido del humor. El hombre primitivo sonreía alguna que otra vez, pero nunca se permitía reír a carcajadas. El humor fue un legado de la raza adánica posterior. Los primeros seres humanos no eran tan sensibles al dolor ni tan reactivos a las situaciones desagradables como muchos de los mortales posteriores en vías de evolución. El parto no fue una experiencia dolorosa o angustiosa para Fonta y su progenie directa.
63:4.3 (714.1) Fueron una tribu maravillosa. Los machos peleaban heroicamente por la seguridad de sus parejas y de su prole; las hembras se dedicaban cariñosamente a sus hijos. Pero su patriotismo se limitaba estrictamente a su clan inmediato. Eran muy leales a sus familias; habrían muerto sin dudar en defensa de sus hijos, pero no eran capaces de concebir la idea de intentar hacer del mundo un lugar mejor para sus nietos. El altruismo no había nacido aún en el corazón humano, aunque todas las emociones esenciales para el nacimiento de la religión existían ya en aquellos aborígenes de Urantia.
63:4.4 (714.2) Esos primeros hombres sentían un afecto conmovedor por sus camaradas y tenían sin duda una idea real, aunque rudimentaria, de la amistad. En las constantes batallas de las épocas siguientes era habitual ver a uno de esos hombres primitivos luchar valientemente con una mano mientras intentaba proteger y salvar a un compañero de combate herido con la otra. Muchos de los rasgos más nobles y más humanos del desarrollo evolutivo posterior estaban prefigurados de forma conmovedora en estos pueblos primitivos.
63:4.5 (714.3) El clan andónico original mantuvo una línea ininterrumpida de liderazgo hasta la vigésimo séptima generación, cuando, al no aparecer ningún varón entre los descendientes directos de Sontad, dos miembros rivales del clan se pusieron a luchar por la supremacía.
63:4.6 (714.4) Antes de la gran dispersión de los clanes andónicos se había ido formando un lenguaje bien desarrollado a partir de sus primeros esfuerzos por comunicarse entre sí. Este lenguaje siguió enriqueciéndose y recibía aportaciones casi diarias procedentes de las nuevas invenciones y adaptaciones al entorno de este pueblo activo, incansable y curioso. Este lenguaje se convirtió en la palabra de Urantia, la lengua de la familia humana primitiva hasta la aparición posterior de las razas de color.
63:4.7 (714.5) Con el paso del tiempo los clanes andónicos se multiplicaron, y el contacto entre familias en expansión creó roces y malentendidos. La mente de estos pueblos terminó centrada en dos únicos objetivos: cazar para obtener comida y combatir para vengarse de insultos o injusticias, reales o supuestos, cometidos por las tribus vecinas.
63:4.8 (714.6) Las contiendas familiares fueron en aumento, estallaron guerras tribales y hubo graves pérdidas entre los mejores individuos de los grupos más capaces y avanzados. Algunas de esas pérdidas fueron irreparables; algunas de las cepas más valiosas de aptitud e inteligencia se perdieron por siempre para el mundo. Esta primera raza y su civilización primitiva se vieron amenazadas de extinción por la guerra incesante entre clanes.
63:4.9 (714.7) Es imposible lograr que unos seres tan primitivos convivan en paz por mucho tiempo. El hombre desciende de animales luchadores, y cuando las gentes incultas se encuentran en estrecha relación, se irritan y ofenden mutuamente. Los Portadores de Vida conocen esta tendencia de las criaturas evolutivas y, en consecuencia, terminan por dividir a los seres humanos en vías de desarrollo en al menos tres, y más a menudo seis, razas distintas y separadas.
63:5.1 (715.1) Las primeras razas de Andon no se adentraron mucho en Asia y al principio no llegaron a África. La geografía de aquellos tiempos las orientaba hacia el norte, así que esos pueblos se fueron dirigiendo cada vez más hacia el norte hasta que los detuvo el lento avance del tercer glaciar.
63:5.2 (715.2) Antes de que esta extensa capa de hielo alcanzara Francia y las islas británicas, los descendientes de Andon y Fonta habían seguido avanzando hacia el oeste por Europa y habían establecido más de mil asentamientos diferentes a lo largo de los grandes ríos que desembocaban en las entonces cálidas aguas del mar del Norte.
63:5.3 (715.3) Estas tribus andónicas fueron los primeros moradores de los ríos de Francia; vivieron a lo largo del río Somme durante decenas de miles de años. El Somme es el único río que los glaciares no cambiaron, y corría en aquellos días hacia el mar de forma muy parecida a la de hoy. Eso explica la existencia de tantos indicios de los descendientes andónicos a lo largo del valle de este río.
63:5.4 (715.4) Esos aborígenes de Urantia no vivían en los árboles, aunque seguían subiéndose a las copas en caso de emergencia. Solían instalarse al abrigo de los riscos salientes que bordeaban los ríos y en grutas de las laderas que les proporcionaban buenas vistas de los accesos y protección contra los elementos. Podían disfrutar así de la comodidad de sus fuegos sin que el humo les molestara demasiado. Tampoco eran realmente cavernícolas, aunque el avance hacia el sur de las últimas capas de hielo empujaría a sus descendientes hacia las cuevas. Ellos preferían acampar en las lindes de los bosques a orillas de un riachuelo.
63:5.5 (715.5) Aprendieron muy pronto a camuflar sus viviendas parcialmente resguardadas y se convirtieron en hábiles constructores de cabañas de piedra en forma de bóveda que utilizaban para dormir. Por la noche entraban a gatas en estos dormitorios y los cerraban haciendo rodar una gran piedra delante de la entrada. Esa piedra la habían colocado dentro para este fin antes de poner las del techo en su sitio.
63:5.6 (715.6) Los andonitas eran cazadores expertos y audaces que vivían exclusivamente de carne, con excepción de algunas bayas silvestres y las frutas de ciertos árboles. Así como Andon había inventado el hacha de piedra, sus descendientes no tardaron en descubrir y utilizar eficazmente la lanza y el arpón. Por fin una mente capaz de crear herramientas actuaba en conjunción con una mano capaz de manejar instrumentos, y esos primeros humanos llegaron a ser muy diestros en la creación de herramientas de pedernal. Hacían largos viajes en busca de pedernal, igual que los humanos de hoy en día viajan hasta los confines del planeta en pos de oro, platino y diamantes.
63:5.7 (715.7) Estas tribus andónicas manifestaron en muchos otros aspectos un grado de inteligencia que sus descendientes retrógrados no alcanzaron en medio millón de años, aunque volvieran a descubrir una y otra vez diversos métodos de hacer fuego.
63:6.1 (715.8) Con la creciente dispersión de los andonitas fue retrocediendo el nivel cultural y espiritual de los clanes durante cerca de diez mil años hasta que Onagar asumió el liderazgo de estas tribus, instauró la paz entre ellas y las condujo a todas por primera vez a adorar a «Aquel que da el Aliento a los hombres y los animales».
63:6.2 (716.1) La filosofía de Andon había sido muy confusa. Estuvo a punto de convertirse en adorador del fuego por la gran comodidad que supuso su descubrimiento accidental. Sin embargo la razón lo encaminó desde su propio descubrimiento hacia el sol como fuente superior y más imponente de luz y calor, pero estaba demasiado lejana y no llegó a convertirse en adorador del sol.
63:6.3 (716.2) Los andonitas empezaron pronto a temer a los elementos: el trueno, el relámpago, la lluvia, la nieve, el granizo y el hielo. Pero el hambre era el impulso recurrente de aquellos primeros tiempos, y puesto que subsistían principalmente de animales, evolucionaron a la larga hacia una forma de adoración a los animales. Para Andon los animales comestibles más grandes eran símbolos de fuerza creativa y poder sustentador. Adquirieron la costumbre de designar de tiempo en tiempo a alguno de esos animales mayores como objeto de adoración. Cuando estaba en boga un animal determinado dibujaban toscamente sus contornos en las paredes de las cavernas, y con el progreso posterior de las artes ese dios animal era grabado en diversos ornamentos.
63:6.4 (716.3) Los pueblos andónicos adquirieron muy pronto el hábito de abstenerse de comer la carne del animal que se veneraba en la tribu. Para causar más impresión sobre la mente de los jóvenes, instauraron pronto una ceremonia de reverencia que realizaban alrededor del cuerpo de uno de aquellos animales venerados. Esas celebraciones primitivas se transformarían con el tiempo en las ceremonias sacrificiales más elaboradas de sus descendientes. Este es el origen de la introducción de los sacrificios en el culto. Moisés desarrolló esta idea en el ritual hebreo, y el apóstol Pablo conservó sus principios en la doctrina de la expiación de los pecados mediante el «derramamiento de sangre».
63:6.5 (716.4) El alimento era lo más importante en la vida de los seres humanos primitivos, como queda reflejado en la oración que su gran maestro Onagar enseñó a aquellas gentes sencillas. Decía así:
63:6.6 (716.5) «Oh Aliento de Vida, danos en este día nuestro alimento diario, líbranos de la maldición del hielo, sálvanos de nuestros enemigos del bosque y recíbenos con misericordia en el Gran Más Allá».
63:6.7 (716.6) Onagar tenía su sede en un asentamiento llamado Oban en la ribera norte del antiguo Mediterráneo ocupada ahora por el mar Caspio. Era el punto de receso situado en el lugar donde la ruta hacia el norte desde la tierra mesopotámica del sur giraba al oeste. Desde Oban envió maestros a los asentamientos remotos para difundir sus nuevas doctrinas sobre una Deidad y su concepto de la otra vida, que él llamaba el Gran Más Allá. Esos emisarios de Onagar fueron los primeros misioneros del mundo. Fueron también los primeros seres humanos que cocinaron la carne, los primeros que utilizaron el fuego con regularidad para preparar la comida. Cocinaban la carne en las puntas de los palos y también sobre piedras calientes; más tarde asaron trozos grandes al fuego, pero prácticamente todos sus descendientes volvieron a comer carne cruda.
63:6.8 (716.7) Onagar nació hace 983 323 años (remontándonos desde 1934 d. C.) y vivió hasta la edad de sesenta y nueve años. La historia de las realizaciones de esta mente maestra y líder espiritual de los tiempos anteriores al Príncipe Planetario constituye el relato fascinante de la organización de esos pueblos primitivos en una sociedad real. Instauró un gobierno tribal eficiente que no lograrían igualar en muchos milenios las generaciones posteriores. Hasta la llegada del Príncipe Planetario no volvió a haber en el planeta una civilización espiritual tan elevada. Esas gentes sencillas tenían una religión real aunque primitiva, pero sus descendientes fueron cayendo en el deterioro y acabaron por perderla.
63:6.9 (717.1) Aunque Andon y Fonta, como muchos de sus descendientes, habían recibido Ajustadores del Pensamiento, hasta los tiempos de Onagar no llegó a Urantia un número importante de Ajustadores y serafines guardianas. Esa fue realmente la edad de oro del hombre primitivo.
63:7.1 (717.2) Andon y Fonta, los admirables fundadores de la raza humana, recibieron su reconocimiento en el juicio celebrado en Urantia con la llegada del Príncipe Planetario y emergieron a su debido tiempo del régimen de los mundos mansión con el estatus de ciudadanos de Jerusem. Aunque no se les ha permitido nunca volver a Urantia, están al corriente de la historia de la raza que fundaron. Se afligieron con la traición de Caligastia y les dolió el fracaso de Adán, pero la noticia de que Miguel había seleccionado su mundo como escenario de su otorgamiento final les produjo una inmensa alegría.
63:7.2 (717.3) Andon y Fonta se fusionaron en Jerusem con sus Ajustadores del Pensamiento como lo hicieron varios de sus hijos, entre ellos Sontad. Pero la mayoría de sus descendientes, incluso directos, solo lograron la fusión con el Espíritu.
63:7.3 (717.4) Poco después de llegar a Jerusem, Andon y Fonta fueron autorizados por el Soberano del Sistema a volver al primer mundo mansión para servir con las personalidades de la morontia que acogen a los peregrinos del tiempo procedentes de Urantia a su llegada a las esferas celestiales. Han sido asignados a esa labor por un tiempo indefinido. Con ocasión de estas revelaciones quisieron enviar saludos a Urantia, pero su petición fue sabiamente denegada.
63:7.4 (717.5) Y aquí termina el capítulo más heroico y fascinante de toda la historia de Urantia, el relato de la evolución, la lucha por la vida, la muerte y la supervivencia eterna de los padres admirables de todo el género humano.
63:7.5 (717.6) [Presentado por un Portador de Vida residente en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 64
64:0.1 (718.1) ESTA es la historia de las razas evolutivas de Urantia desde los días de Andon y Fonta hace casi un millón de años, pasando por los tiempos del Príncipe Planetario, hasta el final de la edad de hielo.
64:0.2 (718.2) La raza humana tiene casi un millón de años. La primera mitad de su historia corresponde aproximadamente a los días anteriores al Príncipe Planetario de Urantia. La segunda mitad de la historia de la humanidad empieza con la llegada del Príncipe Planetario y la aparición de las seis razas de color, y corresponde aproximadamente al periodo considerado como la Antigua Edad de Piedra.
64:1.1 (718.3) El hombre primitivo hizo su aparición evolutiva en el planeta hace algo menos de un millón de años y vivió una ruda experiencia. Evitaba instintivamente el peligro de mezclarse con las tribus simias inferiores. Pero las áridas tierras tibetanas con sus 9.000 metros de altitud le impedían emigrar hacia el este; tampoco podía ir hacia el sur ni hacia el oeste porque el mar Mediterráneo, mucho más grande que ahora, se extendía por el este hasta el océano Índico; y cuando fue hacia el norte se encontró con el avance del hielo. Pero incluso cuando el hielo frenó su emigración, y a pesar de la creciente hostilidad entre las tribus en dispersión, los grupos más inteligentes nunca se plantearon irse a vivir al sur entre sus peludos primos arborícolas de intelecto inferior.
64:1.2 (718.4) Muchas de las primeras emociones religiosas del hombre surgieron de su sentimiento de impotencia ante el entorno enclaustrado de su situación geográfica: montañas a la derecha, agua a la izquierda y hielo al frente. Pero estos andonitas progresivos no quisieron volver con sus parientes inferiores arborícolas del sur.
64:1.3 (718.5) Estos andonitas evitaban los bosques en contraste con las costumbres de sus parientes no humanos. El hombre siempre se ha deteriorado en los bosques; la evolución humana solo ha progresado en espacios abiertos y latitudes altas. El frío y el hambre de las tierras abiertas estimulan la actividad, la invención y la iniciativa. Mientras estas tribus andónicas engendraban a los pioneros de la raza humana de hoy entre las dificultades y privaciones de los duros climas del norte, sus primos atrasados seguían disfrutando de los bosques tropicales en las tierras del sur de su primitivo origen común.
64:1.4 (718.6) Estos acontecimientos ocurrieron durante el periodo del tercer glaciar, el primero según los cálculos de los geólogos. Los dos primeros glaciares afectaron poco al norte de Europa.
64:1.5 (718.7) Durante la mayor parte de la edad de hielo Inglaterra estuvo comunicada por tierra con Francia; África se unió posteriormente a Europa mediante el puente terrestre de Sicilia. En la época de las emigraciones andónicas una senda terrestre ininterrumpida conectaba Inglaterra en el oeste con Java en el este pasando por Europa y Asia; pero Australia volvía a estar aislada, lo que favoreció aún más el desarrollo de su peculiar fauna propia.
64:1.6 (719.1) Hace 950 000 años los descendientes de Andon y Fonta habían emigrado a gran distancia hacia el este y hacia el oeste. Hacia el oeste pasaron por Europa hasta llegar a Francia e Inglaterra. En épocas posteriores penetraron hacia el este hasta llegar a Java —donde recientemente se han encontrado sus huesos, el llamado hombre de Java— y siguieron después su camino hasta Tasmania.
64:1.7 (719.2) Los grupos que fueron hacia el oeste se contaminaron menos con las estirpes atrasadas de origen ancestral común que los que fueron hacia el este, que se mezclaron mucho con sus atrasados primos animales. Estos individuos no progresivos se desviaron hacia el sur y se cruzaron enseguida con las tribus inferiores. Más tarde sus descendientes mestizos volvieron al norte en número creciente y se reprodujeron con los pueblos andónicos en rápida expansión. Esas desafortunadas uniones deterioraron indefectiblemente la estirpe superior. Cada vez menos asentamientos primitivos conservaban el culto al Dador de Aliento. La primera civilización de los albores estaba amenazada de extinción.
64:1.8 (719.3) Y así ha sido siempre en Urantia. Civilizaciones muy prometedoras se han deteriorado sucesivamente y han terminado extinguiéndose por la insensatez de permitir a los superiores procrear libremente con los inferiores.
64:2.1 (719.4) Hace 900 000 años las artes de Andon y Fonta y la cultura de Onagar estaban desapareciendo de la faz de la tierra; la cultura, la religión e incluso el trabajo del pedernal se encontraban en su punto más bajo.
64:2.2 (719.5) Fue entonces cuando numerosos grupos mestizos inferiores llegaron a Inglaterra procedentes del sur de Francia. Esas tribus se habían mezclado tanto con las criaturas simiescas de los bosques que apenas eran humanas. No tenían religión, pero trabajaban toscamente el pedernal y poseían suficiente inteligencia para hacer fuego.
64:2.3 (719.6) Les siguió en Europa un pueblo prolífico y algo superior cuyos descendientes se extendieron pronto por todo el continente, desde los hielos del norte hasta los Alpes y el Mediterráneo por el sur. Estas tribus fueron la llamada raza de Heidelberg.
64:2.4 (719.7) Durante este largo periodo de decadencia cultural, los pueblos de Foxhall en Inglaterra y las tribus de Badonan en el noroeste de la India siguieron manteniendo algunas de las tradiciones de Andon y ciertos restos de la cultura de Onagar.
64:2.5 (719.8) Los pueblos de Foxhall eran los que estaban más al oeste y lograron mantener gran parte de la cultura andónica. Conservaron también sus conocimientos del trabajo del pedernal y se los transmitieron a sus descendientes, los antepasados lejanos de los esquimales.
64:2.6 (719.9) Aunque los restos de los pueblos de Foxhall han sido los últimos que se han descubierto en Inglaterra, estos andonitas fueron realmente los primeros seres humanos que vivieron en esas regiones. En aquella época el puente terrestre comunicaba aún Francia con Inglaterra, y como la mayoría de los primeros asentamientos de los descendientes de Andon bordeaban los ríos y las costas de entonces, hoy están bajo las aguas del canal de la Mancha y del mar del Norte, pero quedan aún tres o cuatro en las tierras costeras de Inglaterra.
64:2.7 (720.1) Muchos de los pueblos de Foxhall más inteligentes y espirituales mantuvieron su superioridad racial y perpetuaron sus costumbres religiosas primitivas. Estos pueblos, mezclados luego con estirpes más recientes, emigraron desde Inglaterra hacia el oeste después de una invasión posterior del hielo y han sobrevivido como los esquimales de hoy en día.
64:3.1 (720.2) Además de los pueblos de Foxhall en el oeste, se mantenía en el este otro centro activo de cultura. Este grupo vivía en las estribaciones de las tierras altas del noroeste de la India, entre las tribus de Badonan, un tataranieto de Andon. Estos pueblos fueron los únicos descendientes de Andon que no practicaron nunca sacrificios humanos.
64:3.2 (720.3) Estos badonitas de las tierras altas ocupaban una extensa meseta rodeada de bosques, atravesada por arroyos y rica en caza. Al igual que algunos de sus primos del Tíbet, vivían en toscas cabañas de piedra, grutas situadas en las laderas y galerías semisubterráneas.
64:3.3 (720.4) Mientras que las tribus del norte temían cada vez más al hielo, las que vivían cerca de su tierra de origen llegaron a tener pánico al agua. Observaron que la península mesopotámica se hundía gradualmente en el océano, y aunque emergió varias veces, las tradiciones de estas razas primitivas se forjaron en torno a los peligros del mar y al miedo a un hundimiento periódico. Este miedo, unido a su experiencia de inundaciones fluviales, explica que buscaran tierras altas como lugar seguro donde vivir.
64:3.4 (720.5) Hacia el este de los pueblos de Badonan, en las colinas Siwalik al norte de la India, se encuentran los fósiles más cercanos de todo el planeta a los tipos de transición entre el hombre y los varios grupos prehumanos.
64:3.5 (720.6) Hace 850 000 años las tribus superiores de Badonan empezaron una guerra de exterminio contra sus vecinos inferiores de tipo animal. En menos de mil años la mayoría de los grupos fronterizos de animales de esas regiones habían sido destruidos o expulsados hacia los bosques del sur. Esta campaña de exterminio de inferiores trajo consigo una ligera mejora de las tribus montañesas de entonces. Los descendientes mezclados de esta estirpe badonita mejorada aparecieron en el escenario del mundo como un pueblo aparentemente nuevo: la raza de Neandertal.
64:4.1 (720.7) Los neandertales fueron grandes viajeros y excelentes luchadores. Desde las tierras altas del noroeste de la India se extendieron gradualmente hasta Francia por el oeste, China por el este, e incluso hasta el norte de África por el sur. Dominaron el mundo durante casi medio millón de años hasta los tiempos de la emigración de las razas evolutivas de color.
64:4.2 (720.8) Hace 800 000 años la caza era abundante; muchas especies de ciervos, así como elefantes e hipopótamos, vagaban por Europa. Había mucho ganado; los lobos y los caballos andaban por todas partes. Los neandertales eran grandes cazadores, y las tribus de Francia fueron las primeras en adoptar la costumbre de conceder a los mejores cazadores el privilegio de elegir a sus esposas.
64:4.3 (721.1) El reno fue de máxima utilidad para los hombres de Neandertal como alimento, como vestido y para fabricar herramientas de uso diverso con sus cuernos y sus huesos. Aunque tenían poca cultura, progresaron tanto en el trabajo del pedernal que llegaron casi a alcanzar los niveles de los tiempos de Andon. Volvieron a utilizar grandes pedernales atados a mangos de madera como hachas y como picos.
64:4.4 (721.2) Hace 750 000 años la cuarta capa de hielo avanzaba decididamente hacia el sur. Con sus utensilios mejorados los neandertales hacían agujeros en el hielo que cubría los ríos del norte para arponear los peces que subían hasta esas aberturas. Estas tribus retrocedían constantemente ante el avance del hielo, que hizo en esta época su mayor incursión en Europa.
64:4.5 (721.3) Fueron los tiempos de mayor avance hacia el sur del glaciar siberiano, que obligó al hombre primitivo a replegarse en la misma dirección hacia sus tierras de origen. Pero para entonces la especie humana se había diferenciado tanto que el peligro de nuevos cruces con sus parientes simios incapaces de progreso había disminuido considerablemente.
64:4.6 (721.4) Hace 700 000 años el cuarto glaciar, que en Europa fue el mayor de todos, estaba en recesión; los hombres y los animales volvían al norte. El clima era frío y húmedo, y el hombre primitivo volvía a prosperar en Europa y el oeste de Asia. Poco a poco los bosques se fueron extendiendo hacia el norte sobre la tierra recién liberada de la cubierta glaciar.
64:4.7 (721.5) El gran glaciar había cambiado poco la vida de los mamíferos. Estos animales sobrevivieron en la estrecha franja de tierra que había entre el hielo y los Alpes y, con la retirada del glaciar, volvieron a extenderse rápidamente por toda Europa. Por el puente terrestre de Sicilia llegaron desde África elefantes de colmillos rectos, rinocerontes de hocico ancho, hienas y leones africanos, y estos nuevos animales exterminaron prácticamente a los tigres de dientes de sable y a los hipopótamos.
64:4.8 (721.6) Hace 650 000 años el clima seguía siendo templado. Hacia la mitad del periodo interglaciar hacía tanto calor que los Alpes quedaron casi libres de nieve y hielo.
64:4.9 (721.7) Hace 600 000 años el hielo había alcanzado su punto de máximo retroceso hacia el norte, y tras una pausa de unos miles de años, se puso en marcha de nuevo hacia el sur en su quinta incursión. Pero durante cincuenta mil años el clima cambió poco y también cambiaron poco los hombres y los animales de Europa. La poca aridez del periodo anterior se redujo aún más, y los glaciares alpinos descendieron hasta muy abajo por los valles de los ríos.
64:4.10 (721.8) Hace 550 000 años el avance del glaciar volvió a empujar a hombres y animales hacia el sur. Pero esta vez el hombre tenía mucho espacio en la gran franja de tierra que se extendía por el nordeste hacia Asia entre la capa de hielo y el mar Negro, que era entonces una amplia prolongación del Mediterráneo.
64:4.11 (721.9) Durante el periodo del cuarto y quinto glaciar se siguió diseminando la cultura rudimentaria de las razas de Neandertal. Pero hubo tan poco progreso que el intento de desarrollar un tipo nuevo y modificado de vida inteligente en Urantia parecía abocado al fracaso. Durante casi un cuarto de millón de años estos pueblos primitivos vagaron sin rumbo cazando y guerreando. Aunque mejoraban ocasionalmente en algunos aspectos, iban retrocediendo en conjunto respecto a sus antepasados andónicos superiores.
64:4.12 (721.10) En esas edades de oscuridad espiritual la cultura de la humanidad supersticiosa alcanzó sus niveles más bajos. La religión de los neandertales no iba más allá de una vergonzosa superstición. Tenían un miedo cerval a las nubes, en particular a las brumas y las nieblas. Fueron desarrollando gradualmente una religión primitiva de miedo a las fuerzas naturales, mientras decaía la adoración a los animales a medida que la abundancia de la caza y la mejora de las herramientas iban reduciendo la preocupación de estos pueblos por la comida; las recompensas sexuales por la caza contribuyeron a mejorar enormemente el rendimiento de los cazadores. Esta nueva religión del miedo les llevó a intentar aplacar a las fuerzas invisibles que había detrás de los elementos naturales y culminó más tarde en los sacrificios humanos para apaciguar a esas fuerzas físicas desconocidas e invisibles. Esta terrible práctica del sacrificio humano se ha perpetuado entre los pueblos más atrasados de Urantia hasta el mismo siglo veinte.
64:4.13 (722.1) Aquellos primeros neandertales no eran ni mucho menos adoradores del sol. Vivían más bien en el temor a la oscuridad; tenían un terror mortal al anochecer. Mientras la luna brillaba un poco, conservaban la calma, pero en las noches sin luna el pánico les invadía y empezaban a sacrificar a sus mejores ejemplares masculinos y femeninos para inducir a la luna a que volviera a brillar. Pronto aprendieron que el sol volvería regularmente, pero creían que la luna solo volvía porque sacrificaban a sus compañeros de tribu. A medida que la raza fue avanzando, el objeto y el propósito del sacrificio cambiaron progresivamente, pero la ofrenda de sacrificios humanos como parte del ceremonial religioso perduró durante mucho tiempo.
64:5.1 (722.2) Hace 500 000 años las tribus de Badonan de las tierras altas del noroeste de la India se enzarzaron en otra gran lucha racial. Esta guerra implacable hizo estragos durante más de cien años, y al final de la larga contienda solo quedaban unas cien familias. Pero esos supervivientes eran los más inteligentes y deseables de todos los descendientes vivos de Andon y Fonta en aquel momento.
64:5.2 (722.3) Entonces ocurrió algo nuevo y extraño entre esos badonitas de las tierras altas. Un hombre y una mujer que vivían en la zona nordeste de las tierras altas entonces habitadas, empezaron a procrear repentinamente una familia de niños excepcionalmente inteligentes. Fue la familia sangik, los ancestros de las seis razas de color de Urantia.
64:5.3 (722.4) Estos niños sangik, diecinueve en total, no solo eran más inteligentes que sus semejantes, sino que su piel tenía la característica única de adoptar distintos colores al exponerse a la luz del sol. De los diecinueve niños, cinco eran de color rojo, dos naranja, cuatro amarillo, dos verde, cuatro azul y dos índigo. Esos colores se intensificaron a medida que los niños iban creciendo, y cuando estos jóvenes procrearon más tarde con sus compañeros de tribu, toda su prole tendió al color de piel del progenitor sangik.
64:5.4 (722.5) Y ahora, tras mencionar la llegada del Príncipe Planetario en torno a esta época, interrumpo la narración cronológica para considerar por separado las seis razas sangik de Urantia.
64:6.1 (722.6) Las seis razas evolutivas de color aparecen de una en una en los planetas evolutivos ordinarios. El hombre rojo es el primero en evolucionar y vaga por el mundo durante largo tiempo antes de que aparezcan las siguientes razas de color. La aparición simultánea de las seis razas en Urantia, y en una misma familia, fue totalmente excepcional.
64:6.2 (723.1) La aparición en Urantia de los primeros andonitas fue también algo nuevo en Satania. En ningún otro mundo del sistema local ha evolucionado una raza así de criaturas con voluntad antes de las razas evolutivas de color.
64:6.3 (723.2) 1. El hombre rojo. Las gentes de estos pueblos eran admirables ejemplares de la raza humana, superiores en muchos aspectos a Andon y Fonta. Formaron un grupo sumamente inteligente y fueron los primeros descendientes de los sangik que desarrollaron una civilización y un gobierno tribales. Siempre fueron monógamos, e incluso sus descendientes mestizos rara vez practicaron el emparejamiento plural.
64:6.4 (723.3) Más tarde entraron en conflicto grave y prolongado con sus hermanos amarillos en Asia. Tuvieron la ventaja de haber inventado muy pronto el arco y la flecha, pero habían heredado en gran medida la lamentable tendencia de sus ancestros a pelear entre sí, y eso los debilitó tanto que las tribus amarillas pudieron echarlos del continente asiático.
64:6.5 (723.4) Hace unos ochenta y cinco mil años los restos relativamente puros de la raza roja cruzaron en masa a América del Norte. Poco después el istmo terrestre de Bering se hundió y quedaron aislados. Ningún hombre rojo volvió nunca a Asia. Pero por toda Siberia, China, Asia central, la India y Europa dejaron gran parte de su estirpe mezclada con las otras razas de color.
64:6.6 (723.5) Cuando el hombre rojo pasó a América, se llevó consigo muchas de las enseñanzas y tradiciones de su primer origen. Sus antepasados inmediatos habían estado en contacto con las últimas actividades de la sede mundial del Príncipe Planetario. Pero al poco tiempo de llegar a las Américas, los hombres rojos empezaron a perder de vista esas enseñanzas y su cultura intelectual y espiritual cayó en profunda decadencia. Estos pueblos empezaron otra vez a pelearse entre sí con tanta fiereza que este resto relativamente puro de la raza roja parecía abocado a una rápida extinción por las guerras tribales.
64:6.7 (723.6) El hombre rojo parecía condenado por su gran retroceso cuando, hace unos sesenta y cinco mil años, apareció Onamonalonton como líder y libertador espiritual. Instauró una paz temporal entre los hombres rojos americanos y reavivó la adoración al «Gran Espíritu». Onamonalonton vivió hasta los noventa y seis años de edad y mantuvo su sede entre las grandes secuoyas de California. Muchos de sus descendientes han llegado hasta los tiempos modernos entre los indios pies negros.
64:6.8 (723.7) Con el paso del tiempo las enseñanzas de Onamonalonton se convirtieron en vagas tradiciones. Las guerras de aniquilación mutua se reanudaron y, desde los días de ese gran maestro, ningún otro líder consiguió nunca restablecer una paz universal entre ellos. Las cepas más inteligentes fueron pereciendo gradualmente en esas luchas tribales; de no haber sido así, estos hombres rojos capaces e inteligentes habrían levantado una gran civilización en el continente norteamericano.
64:6.9 (723.8) Después de pasar a América desde China, el hombre rojo del norte no volvió nunca a tener contacto con otras influencias mundiales (excepto los esquimales) hasta que fue descubierto por el hombre blanco. Fue muy lamentable que el hombre rojo hubiera perdido casi por completo la oportunidad de elevarse con una adición posterior de la estirpe adánica. Tal como estaban las cosas, el hombre rojo no podía dominar al hombre blanco y no estaba dispuesto a servirlo voluntariamente. En tales circunstancias, si las dos razas no se mezclan una de las dos está condenada.
64:6.10 (723.9) 2. El hombre naranja. La característica más destacada de esta raza fue su peculiar propensión a construir. Se sentían impulsados a construir cualquier cosa, aunque solo fuera apilar enormes montículos de piedra para ver qué tribu era capaz de construir el más grande. Aunque no fueron un pueblo progresivo, se beneficiaron mucho de las escuelas del Príncipe y enviaron delegados para que se instruyeran en ellas.
64:6.11 (724.1) La raza naranja fue la primera que bajó por la costa hacia el sur en dirección a África a medida que el mar Mediterráneo se retiraba hacia el oeste. Pero no consiguieron nunca una implantación favorable en África y fueron exterminados por la raza verde que llegó después.
64:6.12 (724.2) Antes de que llegara su final, este pueblo perdió muchos de sus fundamentos culturales y espirituales. Sin embargo, conoció un gran resurgimiento hacia una forma más alta de vida bajo el sabio liderazgo de Porshunta, la mente maestra de esta raza desventurada, que les aportó su ministerio cuando residían en Armagedón hace unos trescientos mil años.
64:6.13 (724.3) La última gran lucha entre los hombres naranja y los hombres verdes se libró en Egipto, en la región del valle del bajo Nilo. Esta interminable batalla duró casi cien años y cuando terminó quedaban vivos muy pocos miembros de la raza naranja. Los restos destrozados de este pueblo fueron absorbidos por los hombres verdes y más tarde por los hombres índigo. Pero el hombre naranja dejó de existir como raza hace unos cien mil años.
64:6.14 (724.4) 3. El hombre amarillo. Las tribus amarillas primitivas fueron las primeras en abandonar la caza, establecer comunidades estables y desarrollar una vida de hogar basada en la agricultura. Intelectualmente eran algo inferiores al hombre rojo, pero social y colectivamente demostraron ser superiores a todos los pueblos sangik en cuanto al fomento de la civilización racial. Desarrollaron un espíritu fraternal que hizo posible que las diversas tribus aprendieran a convivir en paz relativa, y por eso fueron capaces de ir expulsando a la raza roja a medida que se extendían por Asia.
64:6.15 (724.5) Estas tribus se alejaron mucho de la influencia de la sede espiritual del mundo y se hundieron en la oscuridad tras la apostasía de Caligastia, pero conocieron una edad brillante hace unos cien mil años, cuando Singlangton asumió su liderazgo y proclamó la adoración de la «Verdad Única».
64:6.16 (724.6) El número relativamente importante de supervivientes de la raza amarilla se debe a la paz que reinaba entre sus tribus. Desde los días de Singlangton hasta la China moderna, la raza amarilla ha figurado entre las naciones más pacíficas de Urantia. Esta raza recibió un legado pequeño pero poderoso de la estirpe adánica importada posteriormente.
64:6.17 (724.7) 4. El hombre verde. La raza verde fue uno de los grupos menos capaces entre los hombres primitivos, y sus muchas emigraciones en distintas direcciones los debilitaron considerablemente. Antes de su dispersión, estas tribus experimentaron un gran renacimiento cultural bajo el liderazgo de Fantad hace unos trescientos cincuenta mil años.
64:6.18 (724.8) La raza verde se escindió en tres divisiones principales. Las tribus del norte fueron sojuzgadas, esclavizadas y absorbidas por las razas amarilla y azul. El grupo oriental se amalgamó con los pueblos de la India de aquellos días, y aún subsisten algunos restos entre ellos. La nación del sur penetró en África y allí aniquilaron a sus primos naranja casi tan inferiores como ellos.
64:6.19 (724.9) Fue una lucha muy igualada en muchos aspectos, puesto que ambos grupos eran portadores de cepas del orden gigante y muchos de sus jefes medían entre dos metros cuarenta y dos metros setenta de altura. Esas cepas gigantes del hombre verde estuvieron prácticamente limitadas a esta nación del sur o egipcia.
64:6.20 (725.1) Los restos de los hombres verdes victoriosos fueron absorbidos posteriormente por la raza índigo, el último de los pueblos de color que se desarrolló y emigró desde el centro original sangik de dispersión de las razas.
64:6.21 (725.2) 5. El hombre azul. Los hombres azules fueron un gran pueblo. Inventaron muy pronto la lanza y luego idearon los rudimentos de muchas de las artes de la civilización moderna. El hombre azul tenía el poder cerebral del hombre rojo junto con el alma y el sentimiento del hombre amarillo. Los descendientes adánicos los preferían a todos los demás supervivientes de las razas de color.
64:6.22 (725.3) Los primeros hombres azules fueron receptivos a las persuasiones de los maestros del equipo del Príncipe Caligastia y se sumieron en una gran confusión cuando aquellos líderes traidores tergiversaron posteriormente esas enseñanzas. Como otras razas primitivas, nunca se recuperaron por completo de la confusión provocada por la traición de Caligastia, ni tampoco superaron nunca del todo su tendencia a luchar entre sí.
64:6.23 (725.4) Unos quinientos años después de la caída de Caligastia hubo un renacimiento generalizado del saber y la religión de tipo primitivo, aunque no por ello menos real y beneficioso. Orlandof se convirtió en un gran maestro de la raza azul y volvió a llevar a muchas de las tribus a la adoración del Dios verdadero bajo el nombre de «Jefe Supremo». Fue el avance más importante del hombre azul antes de la posterior adición de la estirpe adánica que tanto potenciaría su raza.
64:6.24 (725.5) Las investigaciones y exploraciones europeas sobre la Antigua Edad de Piedra están estrechamente vinculadas al desenterramiento de herramientas, huesos y objetos artísticos de esos antiguos hombres azules, pues perduraron en Europa hasta tiempos recientes. Las llamadas razas blancas de Urantia son los descendientes de estos hombres azules, modificados primero por una ligera mezcla con los amarillos y los rojos y muy mejorados después por la asimilación de la mayor parte de la raza violeta.
64:6.25 (725.6) 6. La raza índigo. Así como los hombres rojos fueron los más avanzados de todos los pueblos sangik, los hombres negros fueron los menos progresivos. Fueron los últimos en emigrar de su hogar de las tierras altas. Viajaron a África, tomaron posesión del continente y han permanecido allí desde entonces, excepto cuando han sido llevados por la fuerza, de edad en edad, como esclavos.
64:6.26 (725.7) Aislados en África, los pueblos índigo, como le ocurrió al hombre rojo, recibieron poca o ninguna elevación racial procedente de la infusión de la estirpe adánica. Sola en África, la raza índigo progresó poco hasta los días de Orvonon, en los que experimentó un gran despertar espiritual. Aunque más tarde se olvidaron casi por completo del «Dios de Dioses» proclamado por Orvonon, los hombres índigo no perdieron del todo el deseo de adorar al Desconocido y al menos mantuvieron una forma de culto hasta hace unos miles de años.
64:6.27 (725.8) A pesar de su atraso, estos pueblos índigo tienen exactamente el mismo estatus ante los poderes celestiales que cualquier otra raza terrenal.
64:6.28 (725.9) Fueron edades de intensas luchas entre las diversas razas, pero cerca de la sede del Príncipe Planetario los grupos más ilustrados y más recientemente instruidos convivían en relativa armonía. Con todo, las razas del mundo no habían logrado aún ninguna gran conquista cultural en el momento en que este régimen se vio gravemente perturbado por el estallido de la rebelión de Lucifer.
64:6.29 (726.1) Todos estos diversos pueblos conocieron periodos de renacimiento cultural y espiritual. Mansant fue un gran maestro de la época posterior al Príncipe Planetario. Pero solo hacemos mención de aquellos líderes y maestros destacados que ejercieron una marcada influencia e inspiración sobre toda una raza. Con el paso del tiempo surgieron muchos maestros menores en distintas regiones; en conjunto contribuyeron mucho a la suma total de las influencias salvadoras que impidieron el desplome completo de la civilización cultural, sobre todo durante las largas y oscuras edades que transcurrieron entre la rebelión de Caligastia y la llegada de Adán.
64:6.30 (726.2) Hay muchas buenas y suficientes razones para hacer evolucionar tres o seis razas de color en los mundos del espacio. Aunque puede que los mortales de Urantia no estén en situación de apreciar plenamente todas esas razones, destacaremos las siguientes:
64:6.31 (726.3) 1. La variedad es indispensable para dar pie a un funcionamiento amplio de la selección natural, la supervivencia diferencial de las cepas superiores.
64:6.32 (726.4) 2. Se obtienen razas mejores y más fuertes a partir del cruce de diversos pueblos cuando las diferentes razas son portadoras de factores hereditarios superiores. Las razas de Urantia se habrían beneficiado de una mezcla inicial de este tipo siempre que el pueblo conjunto resultante pudiera haber sido potenciado posteriormente de forma efectiva mediante una incorporación profunda de la estirpe adánica superior. En la presente situación racial de Urantia, cualquier intento de llevar a cabo un experimento así sería desastroso.
64:6.33 (726.5) 3. La diversificación de las razas favorece la sana competencia.
64:6.34 (726.6) 4. Las diferencias de estatus entre razas y entre grupos dentro de cada raza son esenciales para el desarrollo de la tolerancia y el altruismo humanos.
64:6.35 (726.7) 5. La homogeneidad de la raza humana no es deseable hasta que los pueblos de un mundo en evolución hayan alcanzado niveles relativamente altos de desarrollo espiritual.
64:7.1 (726.8) Cuando los descendientes de color de la familia sangik empezaron a multiplicarse y a medida que buscaban la oportunidad de expandirse a los territorios adyacentes, el quinto glaciar, el tercero de la cuenta geológica, había avanzado mucho sobre Europa y Asia en su deriva hacia el sur. Estas primeras razas de color sufrieron una prueba extraordinaria debido a los rigores y privaciones de la edad glaciar en la que se originaron. Este glaciar era tan extenso en Asia que la emigración hacia el este de Asia estuvo cortada durante miles de años. Y hasta la posterior retirada del mar Mediterráneo, resultado de la elevación de Arabia, no les fue posible alcanzar África.
64:7.2 (726.9) Resultó así que durante casi cien mil años estos pueblos sangik se extendieron por las estribaciones de las montañas y se mezclaron más o menos entre ellos, a pesar de la peculiar aunque natural antipatía que pronto se manifestó entre las diferentes razas.
64:7.3 (726.10) Entre los tiempos del Príncipe Planetario y los de Adán, la India alojó a la población más cosmopolita jamás vista sobre la faz de la tierra. Pero fue muy lamentable que en esa mezcla hubiera tantos elementos de las razas verde, naranja e índigo. Estos pueblos sangik secundarios encontraron que la existencia era más fácil y agradable en las tierras del sur y muchos emigraron posteriormente a África. Los pueblos sangik primarios, las razas superiores, evitaron los trópicos. El hombre rojo salió hacia el nordeste a Asia, seguido de cerca por el hombre amarillo, mientras que la raza azul fue hacia el noroeste y llegó a Europa.
64:7.4 (727.1) Los hombres rojos empezaron pronto a emigrar hacia el nordeste siguiendo el retroceso del hielo; rodearon las tierras altas de la India y ocuparon todo el nordeste de Asia. Fueron seguidos de cerca por las tribus amarillas que terminaron por expulsarlos de Asia hacia América del Norte.
64:7.5 (727.2) Cuando los restos de la línea relativamente pura de la raza roja abandonaron Asia, había once tribus y sumaban algo más de siete mil hombres, mujeres y niños. Estas tribus iban acompañadas de tres pequeños grupos de ascendencia mixta, el más grande de los cuales era una combinación de las razas naranja y azul. Estos tres grupos nunca fraternizaron plenamente con el hombre rojo y pronto se dirigieron hacia el sur a México y América Central, donde se les unió más tarde un pequeño grupo de amarillos y rojos mezclados. Todos estos pueblos se casaron entre sí y fundaron una nueva raza amalgamada mucho menos belicosa que la de los hombres rojos de línea pura. En un periodo de cinco mil años esta raza amalgamada se escindió en tres grupos que establecieron las civilizaciones respectivas de México, América Central y América del Sur. La rama sudamericana recibió un ligero toque de la sangre de Adán.
64:7.6 (727.3) Los primeros hombres rojos se mezclaron en cierta medida con los amarillos en Asia, y los descendientes de esta unión se dirigieron hacia el este y a lo largo de la costa meridional. Con el tiempo fueron empujados hacia las penínsulas y las islas costeras por la prolífica raza amarilla. Son los hombres morenos de hoy en día.
64:7.7 (727.4) La raza amarilla ha seguido ocupando las regiones centrales del este de Asia. De las seis razas de color, es la que ha sobrevivido en mayor número. Aunque los hombres amarillos se enzarzaban en guerras raciales de vez en cuando, no mantuvieron las constantes e implacables guerras de exterminio que caracterizaron a los hombres rojos, los verdes y los naranja. Estas tres razas se destruyeron prácticamente a sí mismas antes de ser casi aniquiladas por sus enemigos de otras razas.
64:7.8 (727.5) Como el quinto glaciar no se extendió mucho hacia el sur en Europa, estos pueblos sangik tuvieron el camino parcialmente abierto para emigrar hacia el noroeste; y al retirarse el hielo los hombres azules, junto con otros pequeños grupos raciales, emigraron hacia el oeste siguiendo las antiguas sendas de las tribus de Andon. Invadieron Europa en oleadas sucesivas y ocuparon la mayor parte del continente.
64:7.9 (727.6) En Europa encontraron pronto a los descendientes neandertales de su primitivo antepasado común, Andon. Esos neandertales europeos más antiguos habían sido empujados hacia el sur y el este por el glaciar, por eso estaban en el lugar adecuado para encontrarse con sus primos invasores de las tribus sangik y absorberlos rápidamente.
64:7.10 (727.7) Para empezar, las tribus sangik eran en general más inteligentes que los deteriorados descendientes de los primeros hombres andónicos de las llanuras y muy superiores a ellos en casi todos los aspectos. El cruce de estas tribus sangik con los pueblos de Neandertal mejoró inmediatamente la raza más antigua. Esta inyección de sangre sangik, muy en particular la del hombre azul, fue la que produjo en los pueblos de Neandertal la mejora apreciable que se manifestó en las oleadas sucesivas de tribus cada vez más inteligentes que barrieron Europa desde el este.
64:7.11 (727.8) Esta nueva raza de Neandertal se extendió desde Inglaterra hasta la India durante el periodo interglaciar siguiente. El resto de la raza azul que quedaba en la antigua península pérsica se amalgamó más tarde con algunas otras, principalmente la amarilla. La mezcla resultante, algo potenciada posteriormente por la raza violeta de Adán, ha perdurado en las tribus nómadas morenas de los árabes modernos.
64:7.12 (728.1) Todo intento de identificar la ascendencia sangik de los pueblos modernos debe tener en cuenta la mejora posterior de las cepas raciales por la aportación de sangre adánica.
64:7.13 (728.2) Las razas superiores buscaron los climas del norte o los templados, mientras que las razas naranja, verde e índigo se dirigieron sucesivamente hacia África por el puente terrestre recién emergido que separó el océano Índico del Mediterráneo en retroceso hacia el oeste.
64:7.14 (728.3) El último de los pueblos sangik en emigrar desde su centro de origen racial fue el hombre índigo. Hacia la época en que los hombres verdes aniquilaban en Egipto a la raza naranja en una contienda de la que salieron muy debilitados, empezó el gran éxodo negro hacia el sur por Palestina y a lo largo de la costa. Más tarde, cuando estos fornidos pueblos índigo invadieron Egipto, aniquilaron al hombre verde por la pura fuerza de su número. Esas razas índigo absorbieron los restos del hombre naranja y gran parte de la estirpe del hombre verde, de forma que ciertas tribus índigo se vieron muy mejoradas por esta amalgamación racial.
64:7.15 (728.4) De este modo, Egipto fue dominado primero por el hombre naranja, luego por el verde, más tarde por el índigo (negro) y más tarde aún por una raza híbrida de hombres índigo, azules y verdes modificados. Pero mucho antes de la llegada de Adán, los hombres azules de Europa y las razas mestizas de Arabia habían expulsado de Egipto a la raza índigo y la habían empujado muy hacia el sur del continente africano.
64:7.16 (728.5) Hacia el final de las emigraciones sangik las razas verde y naranja ya no existen, el hombre rojo ocupa América del Norte, el hombre amarillo el este de Asia, el hombre azul Europa y la raza índigo se ha dirigido a África. La India alberga una mezcla de las razas sangik secundarias, y el hombre moreno, mezcla del rojo y el amarillo, ocupa las islas de la costa asiática. Una raza amalgamada de potencial algo superior ocupa las tierras altas de América del Sur. Los andonitas más puros viven en las regiones del extremo norte de Europa y en Islandia, Groenlandia y el nordeste de América del Norte.
64:7.17 (728.6) Durante los periodos de máximo avance glaciar las tribus de Andon más occidentales estuvieron a punto de ser empujadas al mar. Vivieron durante años en una estrecha franja al sur de la presente isla de Inglaterra e, impulsados por la larga historia de avances glaciares, terminaron por hacerse a la mar a la llegada del sexto y último glaciar. Fueron los primeros aventureros marinos. Construyeron embarcaciones y partieron en busca de nuevas tierras que esperaban estuvieran libres de las aterradoras invasiones del hielo. Algunos de ellos llegaron a Islandia, otros a Groenlandia, pero la inmensa mayoría pereció de hambre y sed en el mar abierto.
64:7.18 (728.7) Hace algo más de ochenta mil años, poco después de que el hombre rojo entrara en el noroeste de América del Norte, la congelación de los mares del norte y el avance de los campos locales de hielo en Groenlandia empujaron a los esquimales descendientes de los aborígenes de Urantia a buscar una tierra mejor, un nuevo hogar. Tuvieron éxito en su aventura cuando cruzaron sanos y salvos los angostos estrechos que separaban entonces Groenlandia de las masas de tierra del nordeste de América del Norte. Alcanzaron el continente unos dos mil cien años después de que el hombre rojo llegara a Alaska. Más tarde, algunos descendientes mestizos del hombre azul que viajaron hacia el oeste se amalgamaron con los esquimales más recientes, y esta unión fue ligeramente beneficiosa para las tribus esquimales.
64:7.19 (728.8) Hace unos cinco mil años una tribu india y un solitario grupo esquimal se encontraron por casualidad en la costa sudeste de la bahía de Hudson. A estas dos tribus les resultó difícil comunicarse, pero muy pronto se casaron entre sí y los esquimales terminaron siendo absorbidos por los hombres rojos más numerosos que ellos. Ese fue el único contacto del hombre rojo norteamericano con otra estirpe humana hasta hace unos mil años, cuando el hombre blanco desembarcó casualmente por primera vez en la costa atlántica.
64:7.20 (729.1) Las luchas de esas edades primitivas se caracterizaron por el coraje, la valentía e incluso el heroísmo. Y todos lamentamos que tantos de aquellos rasgos robustos y excelentes de vuestros primeros ancestros se hayan perdido para las razas más recientes. Aunque apreciamos el valor de muchos de los refinamientos resultantes del progreso de la civilización, echamos en falta la magnífica perseverancia y la espléndida entrega de vuestros primeros ancestros, que rayaban con frecuencia en lo grandioso y en lo sublime.
64:7.21 (729.2) [Presentado por un Portador de Vida residente en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 65
65:0.1 (730.1) LA VIDA evolutiva material básica —la vida anterior a la mente— es formulada por los Controladores Físicos Maestros e impartida por los siete Espíritus Maestros en conjunción con la ministración activa de los Portadores de Vida encargados de ello. Como resultado de la función equivalente de esta triple creatividad, se desarrolla en el organismo la capacidad física de alojar la mente, es decir, los mecanismos materiales para reaccionar inteligentemente a los estímulos ambientales externos y, más tarde, a los estímulos internos originados en la mente misma del organismo.
65:0.2 (730.2) Hay pues, tres niveles distintos de producción y evolución de la vida:
65:0.3 (730.3) 1. El dominio de la energía-física, la producción de la capacidad mental.
65:0.4 (730.4) 2. El ministerio de mente de los espíritus adjutores, que incide en la capacidad de espíritu.
65:0.5 (730.5) 3. La dotación de espíritu de la mente del mortal, que culmina en el otorgamiento del Ajustador del Pensamiento.
65:0.6 (730.6) Los niveles mecánicos no enseñables de respuesta del organismo al entorno son el dominio de los controladores físicos. Los espíritus-mente adjutores activan y regulan los tipos de mente adaptativos o no enseñables mecánicamente, es decir, los mecanismos de respuesta de los organismos capaces de aprender por experiencia. Y al igual que los espíritus adjutores actúan sobre los potenciales de la mente, los Portadores de Vida ejercen un considerable control discrecional sobre los aspectos ambientales de los procesos evolutivos hasta el momento mismo de la aparición de la voluntad humana: la capacidad de conocer a Dios y el poder de elegir adorarlo.
65:0.7 (730.7) El funcionamiento integrado de los Portadores de Vida, los controladores físicos y los espíritus adjutores es lo que condiciona el curso de la evolución orgánica en los mundos habitados. Por eso la evolución —en Urantia o en cualquier otro lugar— es siempre intencionada y nunca fortuita.
65:1.1 (730.8) Los Portadores de Vida están dotados de potenciales de metamorfosis de la personalidad que pocos órdenes de criaturas poseen. Estos Hijos del universo local son capaces de actuar en tres fases diferentes del ser. Desempeñan normalmente sus tareas como Hijos de fase intermedia, su estado de origen. Pero en esa etapa de existencia, a un Portador de Vida le sería imposible actuar en los dominios electroquímicos transformando las energías físicas y las partículas materiales en unidades de existencia viva.
65:1.2 (730.9) Los Portadores de Vida pueden actuar y actúan en los tres niveles siguientes:
65:1.3 (730.10) 1. El nivel físico de la electroquímica.
65:1.4 (730.11) 2. La fase intermedia habitual de existencia cuasimorontial.
65:1.5 (730.12) 3. El nivel semiespiritual avanzado.
65:1.6 (731.1) Cuando los Portadores de Vida se preparan para la implantar la vida, y después de haber elegido los emplazamientos para su empresa, convocan a la comisión de arcángeles encargados de la transmutación de los Portadores de Vida. Este grupo consta de diez órdenes de personalidades diversas, entre ellas los controladores físicos y sus colaboradores, y está presidido por el jefe de los arcángeles, que desempeña esta función por mandato de Gabriel y con permiso de los Ancianos de los Días. Cuando estos seres se encircuitan de forma adecuada, pueden efectuar en los Portadores de Vida las modificaciones que les permitirán actuar directamente en los niveles físicos de la electroquímica.
65:1.7 (731.2) Una vez formulados los patrones de vida y debidamente concluidas las organizaciones materiales, las fuerzas supramateriales implicadas en la propagación de la vida se activan en el acto y la vida existe. Entonces los Portadores de Vida son devueltos inmediatamente a la fase intermedia normal de existencia de su personalidad, en cuyo estado pueden manipular las unidades vivas y manejar los organismos en evolución, aunque han sido despojados de toda capacidad de organizar —de crear— nuevos patrones de materia viva.
65:1.8 (731.3) Cuando la evolución orgánica ha realizado cierto recorrido y ha aparecido el libre albedrío de tipo humano en los organismos más altos en vías de evolución, los Portadores de Vida deben o bien marcharse del planeta o hacer voto de renuncia; es decir, se deben comprometer a abstenerse de todo intento de seguir influyendo en el curso de la evolución orgánica. Una vez que los Portadores de Vida que eligen permanecer en el planeta como futuros consejeros de los encargados de promover a las criaturas volitivas recién evolucionadas hacen voluntariamente este voto, se convoca una comisión de doce presidida por el jefe de las Estrellas Vespertinas, que actúa por autoridad del Soberano del Sistema y con permiso de Gabriel. Entonces estos Portadores de Vida son transmutados inmediatamente a la tercera fase de existencia de la personalidad, al nivel semiespiritual del ser. Desde los tiempos de Andon y Fonta, yo llevo actuando en Urantia en esa tercera fase de existencia.
65:1.9 (731.4) Esperamos con ilusión el momento en que el universo pueda asentarse en luz y vida y el logro posible de la cuarta etapa de nuestro ser en la que seremos totalmente espirituales, pero nunca se nos ha revelado la técnica por la cual podríamos alcanzar ese deseable estado avanzado.
65:2.1 (731.5) La historia del ascenso del hombre desde las algas marinas hasta el señorío de la creación terrenal es en verdad un poema de lucha biológica y supervivencia de la mente. Los ancestros primigenios del hombre fueron literalmente el limo y el lodo del lecho oceánico depositados en las tranquilas bahías y lagunas de aguas cálidas de los inmensos litorales de los antiguos mares interiores, las mismas aguas en las que los Portadores de Vida establecieron las tres implantaciones independientes de vida en Urantia.
65:2.2 (731.6) Existen hoy muy pocas especies de los primeros tipos de vegetación marina que participaron en los cambios históricos que dieron como resultado organismos fronterizos semejantes a los animales. Las esponjas son los supervivientes de uno de esos primeros tipos intermedios, aquellos organismos a través de los cuales se produjo la transición gradual de lo vegetal a lo animal. Esas primeras formas de transición no eran idénticas a las esponjas modernas, pero sí muy parecidas. Fueron verdaderos organismos fronterizos —ni vegetales ni animales— que acabarían conduciendo al desarrollo de las verdaderas formas de vida animal.
65:2.3 (732.1) Las bacterias, organismos vegetales simples de naturaleza muy primitiva, han cambiado muy poco desde los primeros albores de la vida; incluso muestran cierto grado de retroceso en su comportamiento parasitario. Muchos de los hongos representan también un movimiento retrógrado en la evolución, pues son plantas que han perdido su capacidad de fabricar clorofila y se han convertido en más o menos parásitas. La mayoría de las bacterias causantes de enfermedades y sus cuerpos auxiliares de virus pertenecen de hecho a este grupo de hongos parásitos retrógrados. Durante las edades intermedias todo el vasto reino de la vida vegetal evolucionó a partir de ancestros de los que descienden también las bacterias.
65:2.4 (732.2) Pronto aparecieron los tipos protozoarios superiores de vida animal, y aparecieron repentinamente. La ameba, el típico organismo animal unicelular, ha llegado desde aquellos remotos tiempos hasta nuestros días solo un poco modificada. Hoy retoza de forma muy parecida a como lo hacía cuando era el último logro y el más importante en la evolución de la vida. Esta diminuta criatura y sus primos protozoarios son para la creación animal lo que las bacterias para el reino vegetal; representan el vestigio de los primeros pasos evolutivos en la diferenciación de la vida junto con el fracaso en su desarrollo posterior.
65:2.5 (732.3) Los primeros tipos de animales unicelulares no tardaron en asociarse en comunidades, al principio según la disposición del volvox y luego a la manera de la hidra y la medusa. Después evolucionaron la estrella de mar, los lirios de piedra, los erizos de mar, los cohombros de mar, los ciempiés, los insectos, las arañas, los crustáceos y los grupos estrechamente relacionados de las lombrices de tierra y las sanguijuelas; pronto les siguieron los moluscos: la ostra, el pulpo y el caracol. Cientos y cientos de especies aparecieron y perecieron; solo se mencionan aquí las que sobrevivieron a la larguísima lucha. Esos especímenes no progresivos, junto con la familia de los peces de posterior aparición, representan hoy los tipos estacionarios de animales primitivos e inferiores, ramas del árbol de la vida que no lograron progresar.
65:2.6 (732.4) Así quedó dispuesto el escenario para la aparición de los peces, los primeros animales con espina dorsal. De la familia de los peces brotaron dos modificaciones únicas: la rana y la salamandra. Y fue la rana la que inició la serie de diferenciaciones progresivas de la vida animal que culminarían finalmente en el hombre mismo.
65:2.7 (732.5) La rana es uno de los ancestros supervivientes más antiguos de la raza humana, pero tampoco consiguió progresar y es hoy muy parecida a como era en aquellos tiempos remotos. La rana es la única especie antepasada de las primeras razas de los albores que vive hoy en día sobre la faz de la tierra. La raza humana no tiene ningún ascendente superviviente entre la rana y el esquimal.
65:2.8 (732.6) Las ranas dieron nacimiento a los reptiles, una gran familia animal prácticamente extinguida, pero que antes de dejar la existencia dio origen a toda la familia de las aves y a los numerosos órdenes de mamíferos.
65:2.9 (732.7) Cuando el reptil se convirtió en ave en un solo paso la evolución prehumana dio probablemente el mayor salto de su historia. Todos los tipos de aves de hoy —águilas, patos, palomas y avestruces— descienden de los enormes reptiles de hace muchísimo tiempo.
65:2.10 (732.8) El reino de los reptiles, descendiente de la familia de las ranas, está representado hoy por cuatro divisiones supervivientes: dos no progresivas, las serpientes y los lagartos junto con sus primos los cocodrilos y las tortugas; una parcialmente progresiva, la familia de las aves; y la cuarta, los antepasados de los mamíferos y la línea directa de ascendencia de la especie humana. Aunque los reptiles del pasado desaparecieron hace mucho, su enorme tamaño encontró eco en el elefante y el mastodonte mientras que sus formas peculiares se perpetuaron en los canguros saltadores.
65:2.11 (733.1) En Urantia solo han aparecido catorce filos, el último el de los peces, y no se ha desarrollado ninguna clase nueva desde las aves y los mamíferos.
65:2.12 (733.2) Fue de un pequeño y ágil dinosaurio reptil de hábitos carnívoros y cerebro relativamente grande del que surgieron repentinamente los mamíferos placentarios. Estos mamíferos se desarrollaron con rapidez y de muchas formas distintas; no solo dieron origen a las variedades comunes modernas, sino que evolucionaron también hacia los tipos marinos como ballenas y focas y hacia los navegantes aéreos como la familia de los murciélagos.
65:2.13 (733.3) El hombre evolucionó así de los mamíferos superiores provenientes principalmente de la implantación occidental de vida efectuada en los antiguos y resguardados mares de orientación este-oeste. Los grupos oriental y central de organismos vivos progresaron también favorablemente desde muy pronto hacia niveles prehumanos de existencia animal. Pero con el paso de las edades, el foco oriental de emplazamiento de la vida no logró alcanzar un nivel satisfactorio en el estatus de inteligencia prehumana, pues había sufrido pérdidas tan repetidas e irreparables en sus tipos más altos de plasma germen que fue despojado para siempre del poder de rehabilitar sus potencialidades humanas.
65:2.14 (733.4) Puesto que la capacidad de mente que iba a desarrollarse en este grupo oriental era de una calidad tan marcadamente inferior a la de los otros dos grupos, los Portadores de Vida, con el consentimiento de sus superiores, manipularon el entorno para circunscribir aún más estas cepas inferiores prehumanas de vida en evolución. Según todas las apariencias exteriores, la extinción de estos grupos inferiores de criaturas fue fortuita, pero en realidad fue totalmente intencionada.
65:2.15 (733.5) En una etapa posterior del despliegue evolutivo de la inteligencia, los antepasados lémures de la especie humana estaban mucho más avanzados en América del Norte que en otras regiones. Por ello, fueron inducidos a emigrar del ámbito de implantación occidental de vida por el puente terrestre de Bering y a lo largo de la costa hasta el sudoeste de Asia, donde siguieron evolucionando y se beneficiaron de la adición de ciertas cepas del grupo central de vida. Así, el hombre evolucionó a partir de ciertas cepas occidentales y centrales de vida, pero en las regiones centrales y del cercano oriente.
65:2.16 (733.6) La vida que se había plantado en Urantia evolucionó de este modo hasta la edad de hielo, momento en que apareció por primera vez el hombre y empezó su intensa carrera planetaria. Esta aparición del hombre primitivo en el planeta durante la edad de hielo no fue ningún accidente; se planeó así. Los rigores y la dureza climática de la era glaciar se adecuaban en todos los sentidos al propósito de fomentar el desarrollo de un tipo de ser humano resistente con una enorme dotación de supervivencia.
65:3.1 (733.7) Será difícil explicar a la mente humana de hoy en día muchos de los acontecimientos raros y aparentemente grotescos de los primeros progresos evolutivos. Había un plan deliberado detrás de todas esas evoluciones aparentemente extrañas de lo vivo, pero no estamos autorizados a interferir arbitrariamente en el desarrollo de los patrones de vida una vez que se han puesto en funcionamiento.
65:3.2 (733.8) Los Portadores de Vida pueden emplear todos los recursos naturales posibles y valerse de cualquier circunstancia fortuita para favorecer el progreso del desarrollo del experimento de vida, pero no se nos permite intervenir mecánicamente en el curso y comportamiento de la evolución animal o vegetal ni manipularlos arbitrariamente.
65:3.3 (733.9) Habéis sido informados de que los mortales de Urantia se desarrollaron por evolución a partir de la rana primitiva y de que esta cepa ascendente, portada en potencia por una única rana, estuvo a punto de perecer en cierta ocasión. Pero no se debe inferir que un accidente en esa coyuntura hubiera supuesto el final de la evolución del género humano. En aquel mismo momento estábamos observando y fomentando en emplazamientos muy alejados entre sí no menos de mil cepas distintas de vida en mutación, que hubieran podido ser dirigidas hacia varios patrones diferentes de desarrollo prehumano. De hecho, esa rana ancestral representaba nuestra tercera selección, ya que las dos cepas de vida anteriores habían perecido a pesar de todos nuestros esfuerzos por conservarlas.
65:3.4 (734.1) Ni siquiera el fallecimiento sin descendencia de Andon y Fonta hubiera podido impedir la evolución humana; solo la habría retrasado. Tras la aparición de Andon y Fonta y antes de que se agotaran los potenciales de mutación humana de la vida animal, evolucionaron no menos de siete mil cepas favorables que podrían haber alcanzado alguna clase de desarrollo de tipo humano. Muchas de las mejores de esas estirpes fueron asimiladas posteriormente por las diversas ramas de la especie humana en expansión.
65:3.5 (734.2) Mucho antes de que el Hijo y la Hija Materiales, los elevadores biológicos, lleguen a un planeta, los potenciales humanos de las especies animales en evolución se han agotado. Este estatus biológico de la vida animal es manifestado a los Portadores de Vida mediante la tercera fase de movilización de los espíritus adjutores. Este fenómeno ocurre automáticamente en cuanto se agota toda la capacidad de la vida animal de dar origen a los potenciales mutantes de individuos prehumanos.
65:3.6 (734.3) El género humano de Urantia debe resolver sus problemas de desarrollo mortal con las estirpes humanas que tiene; ninguna raza más evolucionará de fuentes prehumanas en el futuro. Pero este hecho no excluye la posibilidad de lograr niveles de desarrollo humano muy superiores mediante el fomento inteligente de los potenciales evolutivos que siguen residiendo en las razas mortales. Lo que nosotros, los Portadores de Vida, hacemos por fomentar y conservar las cepas de vida antes de la aparición de la voluntad humana, debe hacerlo el hombre por sí mismo después de este acontecimiento tras nuestra retirada de la participación activa en la evolución. De manera general, el destino evolutivo del hombre está en sus propias manos, y la inteligencia científica debe reemplazar, tarde o temprano, el funcionamiento aleatorio de una selección natural incontrolada y de una supervivencia sometida a la casualidad.
65:3.7 (734.4) Y hablando del fomento de la evolución, no estaría de más señalar que en el largo futuro que hay por delante, si en algún momento sois adscritos a un cuerpo de Portadores de Vida, tendréis abundantes y amplias oportunidades de presentar sugerencias y aportar todas las mejoras posibles a los planes y técnicas de gestión y trasplante de la vida. ¡Sed pacientes! Si tenéis buenas ideas, si vuestra mente es fértil en mejores métodos de administración para cualquier parte de los dominios universales, tendréis ciertamente la oportunidad de presentarlos a vuestros colaboradores y compañeros administradores en las edades por venir.
65:4.1 (734.5) No perdáis de vista que Urantia nos fue asignado como mundo de experimentación con la vida. En este planeta hicimos nuestro sexagésimo intento de modificar y mejorar en lo posible la adaptación a Satania de los diseños de vida de Nebadon, y hay constancia de que hemos logrado hacer muchos cambios beneficiosos en los patrones ordinarios de la vida. En concreto, hemos elaborado y demostrado de forma satisfactoria en Urantia no menos de veintiocho características de modificación de la vida que serán de utilidad para todo Nebadon en todos los tiempos venideros.
65:4.2 (735.1) Pero el establecimiento de la vida nunca es experimental en ningún mundo en el sentido de intentar algo no probado o desconocido. La evolución de la vida es una técnica siempre progresiva, diferencial y variable, pero nunca dejada al azar ni incontrolada ni totalmente experimental en el sentido de fortuita.
65:4.3 (735.2) Muchas características de la vida humana prueban con creces que el fenómeno de la existencia mortal fue planeado de forma inteligente, que la evolución orgánica no es un mero accidente cósmico. Cuando una célula viva se lesiona posee la capacidad de elaborar ciertas sustancias químicas que tienen la facultad de estimular y activar las células vecinas normales para que empiecen inmediatamente a secretar ciertas sustancias que faciliten los procesos curativos en la herida. Al mismo tiempo, esas células normales no lesionadas empiezan a proliferar, se ponen realmente a trabajar para crear nuevas células que sustituyan a las células afines que pudieran haber sido destruidas por el accidente.
65:4.4 (735.3) Este proceso químico de acción y reacción implicado en la curación de la herida y en la reproducción de las células corresponde a la elección que hicieron los Portadores de Vida de una fórmula que abarca más de cien mil fases y características de reacciones químicas y repercusiones biológicas posibles. Los Portadores de Vida hicieron en sus laboratorios más de medio millón de experimentos específicos antes de decidirse por esta fórmula para el experimento de vida en Urantia.
65:4.5 (735.4) Cuando los científicos de Urantia conozcan mejor estas sustancias químicas curativas, tratarán las lesiones con más eficacia y aprenderán indirectamente a controlar mejor ciertas enfermedades graves.
65:4.6 (735.5) Desde que se estableció la vida en Urantia los Portadores de Vida han mejorado esta técnica curativa que han introducido en otro mundo de Satania, de manera que proporciona más alivio al dolor y ejerce un mejor control sobre la capacidad de proliferación de las células normales asociadas.
65:4.7 (735.6) Hubo muchas características únicas en el experimento de vida de Urantia, pero los dos episodios más destacados fueron la aparición de la raza andónica antes de la evolución de los seis pueblos de color y la posterior aparición simultánea de los mutantes sangik en una sola familia. Urantia es el primer mundo de Satania donde las seis razas de color nacieron de la misma familia humana. Normalmente surgen en cepas diversificadas a partir de mutaciones independientes de la estirpe animal prehumana, y suelen aparecer en el mundo de una en una y sucesivamente durante largos periodos de tiempo, empezando por el hombre rojo y pasando por todos los colores hasta el índigo.
65:4.8 (735.7) Otra variación notable del procedimiento habitual fue la llegada tardía del Príncipe Planetario. Por regla general, el príncipe aparece en un planeta hacia el momento en que se desarrolla la voluntad; según este plan Caligastia hubiera podido llegar a Urantia incluso en vida de Andon y Fonta en vez de casi quinientos mil años más tarde, coincidiendo con la aparición de las seis razas sangik.
65:4.9 (735.8) En un mundo habitado normal el envío de un Príncipe Planetario a petición de los Portadores de Vida hubiera sido concedido en el momento de la aparición de Andon y Fonta o poco después. Pero en el caso de Urantia, al haber sido designado como planeta de modificación de la vida, se enviaron por acuerdo previo observadores Melquisedec, doce en total, como asesores de los Portadores de Vida y supervisores del planeta hasta la llegada posterior del Príncipe Planetario. Estos Melquisedec llegaron en el momento en que Andon y Fonta tomaban las decisiones que hicieron posible que sus mentes de mortales fueran habitadas por Ajustadores del Pensamiento.
65:4.10 (736.1) Los esfuerzos que hicieron en Urantia los Portadores de Vida por mejorar los patrones de vida de Satania tuvieron como resultado forzoso la producción de muchas formas aparentemente inútiles de vida de transición. Pero los beneficios ya acumulados son suficientes para justificar las modificaciones de los diseños ordinarios de vida realizadas en Urantia.
65:4.11 (736.2) Fue nuestra intención producir una manifestación temprana de la voluntad en la vida evolutiva de Urantia, y lo conseguimos. La voluntad no emerge generalmente hasta mucho tiempo después de que existan las razas de color, y suele aparecer primero entre los tipos superiores del hombre rojo. Vuestro mundo es el único planeta de Satania donde la voluntad de tipo humano ha aparecido en una raza anterior a las de color.
65:4.12 (736.3) En nuestro esfuerzo por asegurar la combinación y asociación de factores hereditarios que dieron finalmente origen a los ancestros mamíferos de la raza humana, nos vimos obligados a permitir que se produjeran cientos de miles de otras combinaciones y asociaciones de factores hereditarios relativamente inútiles. Seguro que os encontraréis con muchos de esos subproductos aparentemente extraños de nuestros esfuerzos cuando escarbéis en el pasado planetario, y me hago cargo de lo desconcertantes que deben resultar esas cosas para el limitado punto de vista humano.
65:5.1 (736.4) Para los Portadores de Vida fue una fuente de pesar que nuestros esfuerzos especiales por modificar la vida inteligente en Urantia se vieran tan obstaculizados por trágicas perversiones que escapaban a nuestro control: la traición de Caligastia y la falta de Adán.
65:5.2 (736.5) Pero la mayor decepción de toda nuestra aventura biológica fue la reversión de ciertas formas primitivas de vida vegetal a los niveles preclorofílicos de bacteria parásita a una escala tan considerable e inesperada. Esta eventualidad de la evolución vegetal ha producido muchas y penosas enfermedades en los mamíferos superiores, sobre todo en la especie humana por ser más vulnerable. Sin embargo, no dimos excesiva importancia a las dificultades implícitas en esta complicada situación porque sabíamos que la adición posterior del plasma de vida adánico reforzaría de tal forma la capacidad de resistencia de la mezcla racial resultante que la haría prácticamente inmune a todas las enfermedades producidas por organismos de tipo vegetal. Pero nuestras esperanzas se vieron truncadas por la desgraciada falta adánica.
65:5.3 (736.6) El universo de universos, que incluye este pequeño mundo llamado Urantia, no está siendo gestionado simplemente para merecer nuestra aprobación ni para adaptarse a nuestra sola conveniencia, ni mucho menos para complacer nuestros caprichos o satisfacer nuestra curiosidad. No hay duda de que los seres sabios y todopoderosos que tienen la responsabilidad de gestionar el universo saben exactamente lo que hacen. Por ello, es apropiado para los Portadores de Vida y corresponde a la mente de los mortales alistarse con paciente espera y franca cooperación al gobierno de la sabiduría, al reinado del poder y a la marcha del progreso.
65:5.4 (736.7) Hay, por supuesto, ciertas compensaciones por las tribulaciones, como el otorgamiento de Miguel en Urantia. Pero independientemente de todas estas consideraciones, los supervisores celestiales más recientes de este planeta expresan su total confianza en el triunfo evolutivo último de la raza humana y la justificación final de nuestros planes y patrones de vida originales.
65:6.1 (737.1) Es imposible determinar con precisión y de forma simultánea la posición exacta y la velocidad de un objeto en movimiento; cualquier intento de medir una de ellas implica inevitablemente un cambio en la otra. El hombre mortal se enfrenta al mismo tipo de paradoja cuando acomete el análisis químico del protoplasma. El químico puede dilucidar la química del protoplasma muerto, pero no puede percibir ni la organización física ni el comportamiento dinámico del protoplasma vivo. El científico se irá acercando cada vez más a los secretos de la vida, pero no los encontrará nunca por la sencilla razón de que debe matar al protoplasma para poder analizarlo. El protoplasma muerto pesa lo mismo que el protoplasma vivo, pero no es lo mismo.
65:6.2 (737.2) Hay una dotación original de adaptación en las cosas y seres vivos. En todas las células vivas vegetales o animales, en todos los organismos vivos —materiales o espirituales— hay un ansia insaciable de lograr una perfección cada vez mayor en el ajuste al entorno, en la adaptación del organismo y en una realización más amplia de la vida. Estos esfuerzos interminables de todas las cosas vivas evidencian la lucha innata por la perfección que existe en su interior.
65:6.3 (737.3) El paso más importante en la evolución de las plantas fue el desarrollo de la capacidad de fabricar clorofila, y el segundo mayor avance fue la evolución de la espora hasta convertirse en semilla compleja. La espora es sumamente eficiente como agente reproductor, pero carece de los potenciales de variedad y versatilidad inherentes a la semilla.
65:6.4 (737.4) Uno de los episodios más útiles y complejos de la evolución de los tipos superiores de animales se produjo cuando el hierro de las células sanguíneas circulantes desarrolló la capacidad de desempeñar un doble papel como portador de oxígeno y eliminador de dióxido de carbono. Esta actuación de los glóbulos rojos ilustra cómo los organismos en evolución son capaces de adaptar sus funciones a un entorno variable o cambiante. Los animales superiores, incluido el hombre, oxigenan sus tejidos mediante la acción del hierro de los glóbulos rojos que lleva el oxígeno a las células vivas y elimina con la misma eficacia el dióxido de carbono. Pero se puede hacer que otros metales sirvan para el mismo fin. La jibia emplea el cobre para esta función y la ascidia utiliza el vanadio.
65:6.5 (737.5) La continuidad de estos ajustes biológicos se ilustra en la evolución de los dientes de los mamíferos superiores de Urantia. Llegaron a ser treinta y seis en los primeros ancestros del hombre, y empezó luego un reajuste adaptativo hacia los treinta y dos en el hombre de los albores y sus parientes cercanos. Ahora la especie humana tiende lentamente hacia los veintiocho. El proceso de la evolución sigue progresando de forma activa y adaptativa en este planeta.
65:6.6 (737.6) Pero muchos ajustes aparentemente misteriosos de los organismos vivos son puramente químicos, totalmente físicos. En la corriente sanguínea de cualquier ser humano existe la posibilidad de que se produzcan en cualquier momento más de 15 000 000 de reacciones químicas entre los productos hormonales de una docena de glándulas endocrinas.
65:6.7 (737.7) Las formas más bajas de la vida vegetal responden enteramente al entorno físico, químico y eléctrico. Pero a medida que asciende la escala de la vida, los ministerios de mente de los siete espíritus adjutores van entrando en acción uno tras otro, y la mente se vuelve cada vez más capaz de ajustar, crear, coordinar y dominar. La capacidad de los animales de adaptarse al aire, al agua y a la tierra no es una dotación supranatural, pero sí un ajuste suprafísico.
65:6.8 (738.1) La física y la química solas no pueden explicar cómo evolucionó el ser humano a partir del protoplasma primigenio de los primeros mares. La capacidad de aprender, la respuesta diferencial y de memoria al entorno, es dotación de la mente. Las leyes de la física no responden al aprendizaje; son inmutables e inalterables. Las reacciones de la química no las modifica la educación; son uniformes y fiables. Aparte de la presencia del Absoluto No Cualificado, las reacciones eléctricas y químicas son previsibles. Pero la mente puede sacar provecho de la experiencia, puede aprender de los hábitos de comportamiento reactivos en respuesta a la repetición de los estímulos.
65:6.9 (738.2) Los organismos preinteligentes reaccionan a los estímulos del entorno, pero los organismos que son reactivos al ministerio de mente pueden ajustar y manipular el entorno mismo.
65:6.10 (738.3) El cerebro físico con su sistema nervioso asociado posee una capacidad innata de responder al ministerio de mente, de igual modo que la mente en desarrollo de una personalidad posee cierta capacidad innata de receptividad al espíritu y contiene por lo tanto las potencialidades de logro y progreso espirituales. La evolución intelectual, social, moral y espiritual depende del ministerio de mente de los siete espíritus adjutores y sus asociados suprafísicos.
65:7.1 (738.4) Los siete espíritus-mente adjutores son los polifacéticos ministradores de la mente para las existencias inteligentes más bajas de un universo local. Las mentes de este orden son ministradas desde la sede del universo local o desde algún mundo relacionado con ella, pero desde las capitales de los sistemas también se influye en la dirección del funcionamiento de las mentes más bajas.
65:7.2 (738.5) En un mundo evolutivo hay muchísimas cosas que dependen de la labor de estos siete adjutores. Pero son ministradores de la mente y no están involucrados en la evolución física, que es el dominio de los Portadores de Vida. Sin embargo, la integración perfecta de estas dotaciones de espíritu con el procedimiento natural y ordenado del régimen inherente que despliegan los Portadores de Vida es la responsable de la incapacidad que tienen los mortales de percibir en el fenómeno de la mente algo que no sea la mano de la naturaleza y el desarrollo de los procesos naturales, aunque a veces sintáis cierta perplejidad al intentar explicaros todo lo relacionado con las reacciones naturales de la mente cuando está asociada a la materia. Y si Urantia hubiera seguido más de cerca los planes originales, os extrañarían aún menos cosas sobre el fenómeno de la mente.
65:7.3 (738.6) Los siete espíritus adjutores son más parecidos a circuitos que a entidades, y en los mundos normales se encircuitan con otras actuaciones adjutoras repartidas por todo el universo local. En cambio están relativamente aislados en los planetas de experimentación con la vida. Y en Urantia, dada la naturaleza única de sus patrones de vida, los adjutores inferiores tuvieron muchas más dificultades para entrar en contacto con los organismos evolutivos de las que hubieran tenido con un tipo de dotación de vida más normalizado.
65:7.4 (738.7) Por otra parte, en un mundo evolutivo medio los siete espíritus adjutores están mucho mejor sincronizados con las etapas progresivas del desarrollo animal de lo que estuvieron en Urantia. Con una única excepción, los adjutores experimentaron más dificultades para entrar en contacto con las mentes en evolución de los organismos de Urantia que en ninguna otra de sus operaciones por todo el universo de Nebadon. Se desarrollaron en este mundo muchas formas de fenómenos fronterizos, combinaciones confusas de los tipos mecánico no enseñable y no mecánico enseñable de respuesta del organismo.
65:7.5 (739.1) Los siete espíritus adjutores no entran en contacto con los órdenes puramente mecánicos de respuesta del organismo al entorno. Esas respuestas preinteligentes de los organismos vivos corresponden exclusivamente a los dominios de energía de los centros del poder, los controladores físicos y sus asociados.
65:7.6 (739.2) Con la adquisición del potencial de la capacidad de aprender de la experiencia comienza la actuación de los espíritus adjutores desde las mentes más bajas de las existencias primitivas e invisibles hasta los tipos más altos de la escala evolutiva de los seres humanos. Son la fuente y el patrón del comportamiento más o menos misterioso y de las reacciones rápidas y no totalmente comprendidas de la mente ante el entorno material. Estas influencias leales y siempre dignas de confianza han de llevar muy lejos su ministerio preliminar antes de que la mente animal logre alcanzar los niveles humanos de receptividad al espíritu.
65:7.7 (739.3) Los adjutores actúan de forma exclusiva en la evolución de la mente experimentadora hasta el nivel de la sexta fase, el espíritu de adoración. En este nivel se produce la inevitable superposición de ministerios: el fenómeno por el cual lo más alto desciende para coordinarse con lo más bajo con vistas a alcanzar posteriormente niveles de desarrollo avanzados. Y hay todavía un ministerio de espíritu adicional que acompaña a la acción del séptimo y último adjutor, el espíritu de sabiduría. En todo el ministerio del mundo del espíritu, el individuo no experimenta nunca transiciones abruptas en la cooperación en el espíritu; estos cambios son siempre graduales y recíprocos.
65:7.8 (739.4) Se deben distinguir siempre los dominios de las respuestas físicas (electroquímicas) y mentales a los estímulos del entorno, y todas ellas se deben reconocer a su vez como fenómenos aparte de las actividades espirituales. Los dominios de la gravedad física, mental y espiritual son ámbitos distintos de la realidad cósmica a pesar de sus interrelaciones íntimas.
65:8.1 (739.5) El tiempo y el espacio están enlazados indisolublemente; es una asociación innata. Las demoras en el tiempo son inevitables en presencia de ciertas condiciones del espacio.
65:8.2 (739.6) Si a alguien le extraña que se necesite tanto tiempo para llevar a cabo los cambios evolutivos del desarrollo de la vida, le respondería que no podemos hacer que los procesos de la vida se desplieguen más deprisa de lo que permiten las metamorfosis físicas de un planeta. Tenemos que esperar al desarrollo físico natural del planeta; no tenemos absolutamente ningún control sobre la evolución geológica. Si las condiciones físicas lo permitieran, podríamos hacer que la evolución completa de la vida se realizara en mucho menos de un millón de años. Pero todos estamos bajo la jurisdicción de los Regidores Supremos del Paraíso, y el tiempo no existe en el Paraíso.
65:8.3 (739.7) El criterio del individuo para medir el tiempo es la duración de su vida. Todas las criaturas están condicionadas de esta forma por el tiempo y por eso consideran la evolución como un proceso larguísimo. A aquellos de nosotros que no tenemos la vida limitada por una existencia temporal la evolución no nos parece una operación tan prolongada. En el Paraíso, donde el tiempo no existe, estas cosas son todas presente en la mente de la Infinitud y en los actos de la Eternidad.
65:8.4 (739.8) Igual que la evolución de la mente depende del lento desarrollo de las condiciones físicas que la retrasan, el progreso espiritual depende de la expansión mental, y el retardo intelectual lo frena indefectiblemente. Pero eso no significa que la evolución espiritual dependa de la educación, la cultura o la sabiduría. El alma puede evolucionar sea cual sea su cultura mental, pero no si carece de la capacidad mental y del deseo —la elección de la supervivencia y la decisión de conseguir una perfección cada vez mayor— de hacer la voluntad del Padre del cielo. Aunque la supervivencia puede no depender de la posesión de conocimiento y sabiduría, el progreso depende de ello con toda seguridad.
65:8.5 (740.1) En los laboratorios evolutivos cósmicos la mente domina siempre a la materia y el espíritu está siempre correlacionado con la mente. La falta de coordinación y sincronización de estas diversas dotaciones puede causar demoras en el tiempo, pero si el individuo conoce realmente a Dios y desea encontrarlo y hacerse como él, la supervivencia está asegurada a pesar de todos los impedimentos del tiempo. El estatus físico puede perjudicar a la mente y la perversidad mental puede retrasar el logro espiritual, pero ninguno de estos obstáculos puede frustrar la elección de la voluntad hecha con toda el alma.
65:8.6 (740.2) Cuando las condiciones físicas están maduras se pueden producir evoluciones mentales repentinas; cuando el estatus de la mente es propicio pueden ocurrir transformaciones espirituales repentinas; cuando los valores espirituales reciben el reconocimiento apropiado, los significados cósmicos se vuelven perceptibles y la personalidad se va haciendo cada vez más libre de los impedimentos del tiempo y las limitaciones del espacio.
65:8.7 (740.3) [Patrocinado por un Portador de Vida de Nebadon residente en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 66
66:0.1 (741.1) EL advenimiento de un Hijo Lanonandek a un mundo de tipo medio significa que la voluntad, la capacidad de elegir la senda de la supervivencia eterna, se ha desarrollado en la mente del hombre primitivo. Pero en Urantia el Príncipe Planetario llegó casi medio millón de años después de la aparición de la voluntad humana.
66:0.2 (741.2) Hace unos quinientos mil años y coincidiendo con la aparición de las seis razas de color o razas sangik, Caligastia, el Príncipe Planetario, llegó a Urantia. En el momento de la llegada del Príncipe había en el planeta casi quinientos millones de seres humanos primitivos muy diseminados por Europa, Asia y África. La sede del Príncipe se estableció en Mesopotamia, más o menos en el centro de la población mundial.
66:1.1 (741.3) Caligastia era un Hijo Lanonandek, el número 9344 del orden secundario. Tenía experiencia en la administración general de los asuntos del universo local y, en edades más recientes, en la gestión del sistema local de Satania en particular.
66:1.2 (741.4) Antes del reinado de Lucifer en Satania, Caligastia había sido adscrito al consejo de asesores de los Portadores de Vida de Jerusem. Lucifer le ascendió a un puesto en su equipo personal y Caligastia cumplió aceptablemente cinco misiones sucesivas de honor y confianza.
66:1.3 (741.5) Caligastia intentó desde muy pronto ser nombrado Príncipe Planetario y su solicitud se sometió reiteradamente a la aprobación de los consejos de la constelación, pero no lograba recibir el consentimiento de los Padres de la Constelación. Caligastia parecía especialmente deseoso de ser enviado como regidor planetario a un mundo decimal o de modificación de la vida. Su petición fue rechazada varias veces antes de ser asignado finalmente a Urantia.
66:1.4 (741.6) Caligastia salió de Jerusem para asumir su responsabilidad de gobernar un mundo con un envidiable historial de lealtad y dedicación al bienestar de su universo de origen y residencia, a pesar de cierta desazón característica unida a una tendencia a discrepar del orden establecido en ciertos asuntos menores.
66:1.5 (741.7) Yo estaba en Jerusem cuando el brillante Caligastia salió de la capital del sistema. Ningún príncipe de los planetas se había embarcado jamás en la carrera de gobierno de un mundo con una preparación tan rica en experiencia ni con mejores perspectivas que las de Caligastia aquel memorable día de hace medio millón de años. Una cosa es cierta: mientras cumplía mi cometido de difundir la narración de aquel acontecimiento por las transmisiones del universo local no se me ocurrió nunca ni remotamente la idea de que este noble Lanonandek pudiera traicionar tan pronto su sagrada responsabilidad de custodia planetaria y manchar tan horriblemente el buen nombre de su ensalzado orden de filiación del universo. Yo consideraba realmente que Urantia iba a estar entre los cinco o seis planetas más afortunados de Satania por tener al timón de los asuntos del mundo a una mente tan experimentada, brillante y original. No comprendía que Caligastia se estaba enamorando insidiosamente de sí mismo; no entendía entonces tan bien como ahora las sutilezas del orgullo de la personalidad.
66:2.1 (742.1) El Príncipe Planetario de Urantia no fue enviado solo a su misión sino acompañado por el cuerpo habitual de asistentes y ayudantes administrativos.
66:2.2 (742.2) A la cabeza de este grupo estaba Daligastia, el asistente adjunto del Príncipe Planetario. Daligastia era también un Hijo Lanonandek secundario, el número 319 407 de ese orden. Tenía rango de asistente en el momento de su asignación como adjunto de Caligastia.
66:2.3 (742.3) El equipo planetario estaba compuesto por un gran número de cooperadores angélicos y una multitud de otros seres celestiales asignados al progreso de los intereses y a la promoción del bienestar de las razas humanas. Pero el grupo más interesante desde vuestro punto de vista era el de los miembros corpóreos del equipo del Príncipe, conocidos a veces como los cien de Caligastia.
66:2.4 (742.4) Caligastia eligió a estos cien miembros rematerializados del equipo del Príncipe de entre más de 785 000 ciudadanos ascendentes de Jerusem que se ofrecieron voluntarios para embarcarse en la aventura de Urantia. Cada uno de los cien elegidos era de un planeta diferente, y ninguno de ellos era de Urantia.
66:2.5 (742.5) Estos voluntarios jerusemitas fueron llevados directamente por transporte seráfico desde la capital del sistema hasta Urantia. A su llegada fueron mantenidos enserafinados hasta que se les pudo proporcionar unas formas de personalidad con la naturaleza dual propia del servicio planetario especial, auténticos cuerpos de carne y hueso que estaban además sintonizados con los circuitos de vida del sistema.
66:2.6 (742.6) Algún tiempo antes de la llegada de estos cien ciudadanos de Jerusem, los dos Portadores de Vida supervisores residentes en Urantia, después de haber perfeccionado sus planes, solicitaron la autorización de Jerusem y de Edentia para trasplantar el plasma de vida de cien supervivientes seleccionados de la estirpe de Andon y Fonta a los cuerpos materiales previstos para los miembros corpóreos del equipo del Príncipe. La petición fue concedida en Jerusem y aprobada en Edentia.
66:2.7 (742.7) Los Portadores de Vida seleccionaron a cincuenta varones y cincuenta mujeres de la descendencia de Andon y Fonta que representaban la supervivencia de las mejores cepas de aquella raza única. Con una o dos excepciones, esos andonitas que contribuyeron al avance de la raza no se conocían. Bajo la dirección de los Ajustadores del Pensamiento coordinada con las directrices seráficas, fueron llevados desde lugares muy distantes entre sí y reunidos en el umbral de la sede planetaria del Príncipe. Allí los cien sujetos humanos fueron puestos en manos de una comisión voluntaria de expertos altamente cualificados procedente de Avalon, que dirigió la extracción material de una porción del plasma de vida de esos descendientes de Andon. Este material vivo se transfirió después a los cuerpos materiales fabricados para ser utilizados por los cien jerusemitas del equipo del Príncipe. Mientras tanto, estos ciudadanos recién llegados de la capital del sistema fueron mantenidos en el sueño del transporte seráfico.
66:2.8 (742.8) Estas operaciones, junto con la creación literal de cuerpos especiales para los cien de Caligastia, dieron origen a numerosas leyendas, muchas de las cuales se confundieron después con tradiciones posteriores acerca de la instalación planetaria de Adán y Eva.
66:2.9 (743.1) Toda la operación de repersonalización, desde el momento de la llegada de los transportes seráficos con los cien voluntarios de Jerusem hasta que estos recuperaron la consciencia como seres triples de los mundos, duró exactamente diez días.
66:3.1 (743.2) La sede del Príncipe Planetario estaba situada en la región del golfo Pérsico de entonces, en la zona correspondiente a la Mesopotamia de hoy.
66:3.2 (743.3) El clima y el paisaje de la Mesopotamia de aquellos tiempos eran favorables en todos los aspectos a las empresas del equipo del Príncipe y sus asistentes, y muy diferentes de las condiciones que han predominado algunas veces desde entonces. Ese clima tan favorable era el componente necesario de un entorno natural pensado para inducir a los urantianos primitivos a hacer ciertos avances iniciales en cultura y civilización. La primera gran tarea de aquellas edades fue la de transformar al hombre cazador en pastor, con la esperanza de que acabaría por convertirse en agricultor sedentario y amante de la paz.
66:3.3 (743.4) La sede del Príncipe Planetario de Urantia era un ejemplo típico de este tipo de instalaciones en una esfera joven y en vías de desarrollo. El núcleo del asentamiento del Príncipe era una ciudad muy sencilla pero hermosa, rodeada por una muralla de doce metros de altura. Este centro mundial de cultura se llamó Dalamatia en honor a Daligastia.
66:3.4 (743.5) La ciudad se dispuso en diez subdivisiones, con las mansiones sede de los diez consejos del equipo corpóreo situadas en el centro de cada una de estas subdivisiones. En el punto más céntrico de la ciudad estaba el templo del Padre invisible. La sede administrativa del Príncipe y sus asociados estaba organizada en doce cámaras agrupadas directamente alrededor del templo.
66:3.5 (743.6) Todos los edificios de Dalamatia tenían un piso excepto la sede del consejo, que tenía dos, y el templo central del Padre de todos, que era pequeño pero tenía tres pisos.
66:3.6 (743.7) La ciudad era un exponente de las mejores prácticas de aquellos días primitivos en material de construcción: el ladrillo. Se empleó muy poca piedra o madera. El ejemplo de Dalamatia elevó considerablemente el nivel de la construcción de viviendas y la arquitectura de las aldeas de los habitantes de los alrededores.
66:3.7 (743.8) Cerca de la sede del Príncipe habitaban seres humanos de todos los estratos y colores, y entre esas tribus vecinas fueron reclutados los primeros estudiantes de las escuelas del Príncipe. Aunque estas primeras escuelas de Dalamatia eran rudimentarias, proporcionaban todo lo que se podía hacer en beneficio de los hombres y mujeres de esa edad primitiva.
66:3.8 (743.9) El equipo corpóreo del Príncipe reunía continuamente a su alrededor a los individuos superiores de las tribus circundantes, y después de formar e inspirar a estos alumnos, los enviaban de vuelta como maestros y líderes de sus respectivos pueblos.
66:4.1 (743.10) La llegada del equipo del Príncipe causó una profunda impresión, y aunque la noticia tardó casi mil años en difundirse por todas partes, las enseñanzas y la conducta de los cien nuevos residentes en Urantia ejercieron una profunda influencia sobre las tribus próximas a la sede mesopotámica. Gran parte de vuestra mitología posterior surgió de las confusas leyendas sobre aquellos primeros días en los que estos miembros del equipo del Príncipe fueron repersonalizados en Urantia como superhombres.
66:4.2 (744.1) La tendencia de los mortales a considerarlos como dioses obstaculiza seriamente la buena influencia de los maestros extraplanetarios, pero aparte de la técnica de su aparición en el planeta, los cien de Caligastia —cincuenta hombres y cincuenta mujeres— no recurrieron a métodos sobrenaturales ni a manipulaciones sobrehumanas.
66:4.3 (744.2) Sin embargo, el equipo corpóreo era sobrehumano. Empezaron su misión en Urantia como seres extraordinarios de naturaleza triple:
66:4.4 (744.3) 1. Eran corpóreos y relativamente humanos, pues incorporaban el auténtico plasma de vida de una de las razas humanas, el plasma de vida andónico de Urantia.
66:4.5 (744.4) Estos cien miembros del personal del Príncipe estaban divididos por igual en cuanto a sexo y según su estatus previo como mortales. Cada persona de este grupo era capaz de convertirse en coprogenitor de algún nuevo orden de seres físicos, pero habían recibido instrucciones expresas de recurrir a la paternidad solo en ciertas condiciones. El equipo corpóreo de un Príncipe Planetario acostumbra a procrear a sus sucesores algo antes de retirarse del servicio planetario especial. Esto suele ocurrir en el momento o poco después de la llegada del Adán y la Eva Planetarios.
66:4.6 (744.5) Por lo tanto, estos seres especiales tenían poca o ninguna idea del tipo de criatura material que resultaría de su unión sexual. Y nunca lo supieron, porque antes de que llegaran a esa etapa de su labor en el mundo la rebelión trastocó todo el régimen, y aquellos que más tarde desempeñarían el papel de padres habían sido aislados de las corrientes de vida del sistema.
66:4.7 (744.6) Estos miembros materializados del equipo de Caligastia tenían el idioma y el color de la piel de la raza andónica. Se alimentaban igual que los mortales de los mundos con una sola diferencia: los cuerpos recreados de este grupo se satisfacían plenamente con una dieta sin carne. Esta fue una de las consideraciones que determinaron su residencia en una región templada donde abundaban las frutas y las nueces. La práctica de subsistir con una dieta sin carne data de los tiempos de los cien de Caligastia, pues esta costumbre se propagó por todas partes y afectó a los hábitos alimenticios de muchas tribus circundantes, grupos descendientes de las razas evolutivas que en su día fueron exclusivamente carnívoras.
66:4.8 (744.7) 2. Los cien eran seres materiales pero sobrehumanos, reconstituidos en Urantia como hombres y mujeres únicos de un orden alto y especial.
66:4.9 (744.8) Los miembros de este grupo, aunque tenían la ciudadanía provisional de Jerusem, no se habían fusionado aún con sus Ajustadores del Pensamiento; cuando se ofrecieron voluntarios y fueron aceptados para el servicio planetario en enlace con los órdenes descendentes de filiación, sus Ajustadores se separaron de ellos. Pero estos jerusemitas eran seres sobrehumanos, poseían almas de crecimiento ascendente. Durante la vida mortal en la carne, el alma está en estado embrionario; nace (resucita) en la vida de la morontia y va creciendo a través de los sucesivos mundos de la morontia. Las almas de los cien de Caligastia se habían desarrollado de esa forma mediante las experiencias progresivas de los siete mundos mansión hasta alcanzar el estatus de ciudadanos de Jerusem.
66:4.10 (744.9) De conformidad con las instrucciones recibidas, los miembros del equipo no practicaron la reproducción sexual, aunque sí estudiaron minuciosamente su propia constitución personal y exploraron con atención todos los aspectos imaginables de enlace intelectual (de la mente) y de la morontia (del alma). Y fue durante el trigésimo tercer año de su estancia en Dalamatia, mucho antes de que la muralla estuviera terminada, cuando el número dos y el número siete del grupo danita descubrieron accidentalmente un fenómeno asociado al enlace de sus yoes de morontia (supuestamente no sexuales y no materiales). La consecuencia de esta aventura resultó ser la primera de las criaturas intermedias primarias. Este nuevo ser era perfectamente visible para el equipo planetario y sus asociados celestiales, pero no para los hombres y mujeres de las diversas tribus humanas. Con la autorización del Príncipe Planetario, todo el equipo corpóreo emprendió la procreación de seres similares siguiendo las instrucciones de la pareja danita pionera, y todos lo consiguieron. Así fue como el equipo del Príncipe acabó trayendo a la existencia al cuerpo original de los 50 000 intermedios primarios.
66:4.11 (745.1) Estas criaturas de tipo intermedio fueron de gran ayuda para llevar adelante los asuntos de la sede del mundo. Eran invisibles para los seres humanos, pero a los residentes primitivos de Dalamatia se les enseñó que existían estos semiespíritus invisibles, y constituyeron durante mucho tiempo la totalidad del mundo del espíritu para esos mortales en evolución.
66:4.12 (745.2) 3. Los cien de Caligastia eran personalmente inmortales, o imperecederos. Circulaban por sus formas materiales los complementos antidotales de las corrientes de vida del sistema, y si no hubieran perdido el contacto con los circuitos de vida como consecuencia de la rebelión, habrían seguido viviendo indefinidamente hasta la llegada de un Hijo de Dios posterior o hasta el momento de ser liberados de sus funciones para reanudar su interrumpido viaje hacia Havona y el Paraíso.
66:4.13 (745.3) Esos complementos antidotales de las corrientes de vida de Satania provenían del fruto del árbol de la vida, un arbusto de Edentia que los Altísimos de Norlatiadek enviaron a Urantia en el momento de la llegada de Caligastia. En los días de Dalamatia este árbol crecía en el patio central del templo del Padre invisible, y era el fruto de este árbol de la vida lo que hacía que los seres materiales, por lo demás mortales, del equipo del Príncipe pudieran vivir indefinidamente mientras tuvieran acceso a él.
66:4.14 (745.4) Este supersustento, aunque carecía de valor para las razas evolutivas, era más que suficiente para conferir vida continuada a los cien de Caligastia y también a los cien andonitas modificados que estaban vinculados a ellos.
66:4.15 (745.5) Conviene explicar a este respecto que, en el momento en que los cien andonitas aportaron su plasma germen humano a los miembros del equipo del Príncipe, los Portadores de Vida introdujeron en sus cuerpos mortales el complemento de los circuitos del sistema, y así pudieron desafiar a la muerte física y seguir viviendo siglo tras siglo con el equipo.
66:4.16 (745.6) Al final los cien andonitas fueron informados sobre de su contribución a las nuevas formas de sus superiores, y estos mismos cien hijos de las tribus de Andon fueron mantenidos en la sede como acompañantes personales del equipo corpóreo del Príncipe.
66:5.1 (745.7) Los cien estaban organizados para el servicio en diez consejos autónomos de diez miembros cada uno. Cuando dos o más de estos diez consejos se reunían en sesión conjunta, esas reuniones de enlace eran presididas por Daligastia. Estos diez grupos se constituyeron como sigue:
66:5.2 (745.8) 1. El consejo de alimentación y bienestar material. Bajo la presidencia de Ang, este grupo de expertos fomentó la alimentación, el agua, el vestido y el avance material de la especie humana. Enseñaron a excavar pozos, controlar los manantiales y regar. A los que procedían del norte o de las zonas más altas les enseñaron mejores métodos de tratar las pieles para su uso como vestimenta, y los maestros de las artes y las ciencias introdujeron posteriormente la tejeduría.
66:5.3 (746.1) Se hicieron grandes avances en los métodos de almacenamiento de alimentos. El hombre aprendió a conservar comida cocinada, desecada y ahumada, que se convirtió en la primera forma de propiedad. Se le enseñó así a prevenirse contra las hambrunas que diezmaban periódicamente el mundo.
66:5.4 (746.2) 2. La junta de domesticación y utilización de animales. Este consejo se dedicó a la tarea de seleccionar y criar los animales mejor adaptados para llevar cargas y transportar a los seres humanos, para proporcionarles alimento y, más adelante, para ayudarlos a cultivar la tierra. Este eficaz cuerpo estaba dirigido por Bon.
66:5.5 (746.3) Se domesticaron varios tipos de animales útiles, hoy extinguidos, junto con otros que han seguido siendo animales domésticos hasta nuestros días. El hombre llevaba mucho tiempo viviendo con el perro, y el hombre azul ya había logrado domar al elefante. La vaca había mejorado tanto gracias a una esmerada cría que se convirtió en una valiosa fuente de alimento; la mantequilla y el queso pasaron a formar parte habitual de la dieta humana. Se enseñó a los hombres a utilizar bueyes para llevar cargas, pero el caballo no se domesticó hasta una fecha posterior. Los miembros de este cuerpo fueron los primeros que enseñaron a los hombres a utilizar la rueda para facilitar la tracción.
66:5.6 (746.4) Por esos días se empezaron a utilizar palomas mensajeras, que servían para enviar mensajes o pedir auxilio en los viajes largos. El grupo de Bon consiguió adiestrar a los grandes fándores como aves de pasajeros, pero se extinguieron hace más de treinta mil años.
66:5.7 (746.5) 3. Los asesores en materia de defensa contra animales depredadores. Además de intentar domesticar ciertos animales, el hombre primitivo necesitaba aprender a protegerse de la destrucción que podía causar el resto del mundo animal hostil. Este grupo estaba capitaneado por Dan.
66:5.8 (746.6) Las murallas de las ciudades antiguas servían para protegerlas de los animales feroces e impedir ataques por sorpresa de humanos hostiles. Los que vivían sin murallas o en el bosque tenían que recurrir a las viviendas arbóreas, las cabañas de piedra y las fogatas nocturnas. Por eso era muy natural que estos educadores dedicaran mucho tiempo a instruir a sus alumnos en la mejora de la vivienda humana. Se hicieron grandes progresos en el sometimiento de los animales gracias al empleo de mejores técnicas y la utilización de trampas.
66:5.9 (746.7) 4. El cuerpo docente para la diseminación y conservación del conocimiento. Este grupo organizó y dirigió los esfuerzos puramente educativos de aquellas primeras edades. Estaba presidido por Fad. El procedimiento educativo de Fad consistía en enseñar mejores métodos de trabajo y supervisar al mismo tiempo su aplicación. Fad formuló el primer alfabeto e introdujo un sistema de escritura. Su alfabeto contenía veinticinco caracteres. Esos primeros pueblos utilizaban como material de escritura, cortezas de árbol, tablas de arcilla, losas de piedra, un tipo de pergamino hecho de pieles machacadas y una especie de papel rudimentario fabricado con nidos de avispa. La biblioteca de Dalamatia, destruida poco después de la deslealtad de Caligastia, constaba de más de dos millones de documentos distintos y era conocida como la «casa de Fad».
66:5.10 (746.8) El hombre azul tenía predilección por la escritura alfabética y fue el que hizo los mayores progresos en esa dirección. El hombre rojo prefería la escritura pictórica, mientras que las razas amarillas derivaron hacia el uso de símbolos muy semejantes a los que emplean ahora para las palabras e ideas. Pero el alfabeto y muchas cosas más se perdieron después para el mundo durante la confusión que acompañó a la rebelión. La defección de Caligastia destruyó la esperanza de una lengua universal para el mundo, al menos durante edades incalculables.
66:5.11 (747.1) 5. La comisión de industria y comercio. El cometido de este consejo era fomentar la industria dentro de las tribus y promover el comercio entre los diversos grupos pacíficos. Su líder fue Nod. Este cuerpo estimuló todas las formas de manufactura primitiva. Contribuyeron directamente a elevar el nivel de vida con muchas mercancías nuevas pensadas para atraer a los hombres primitivos. Ampliaron considerablemente el comercio de una sal de mejor calidad producida por el consejo de las ciencias y las artes.
66:5.12 (747.2) Fue entre estos grupos más ilustrados, educados en las escuelas de Dalamatia, donde se practicó por primera vez el crédito comercial. Una bolsa central de canje de créditos proporcionaba fichas que eran aceptadas en lugar de los propios objetos de trueque. Durante cientos de miles de años, el mundo no pudo mejorar estos métodos comerciales.
66:5.13 (747.3) 6. La escuela de la religión revelada. Este cuerpo fue de funcionamiento lento. La civilización de Urantia se forjó literalmente entre el yunque de la necesidad y los martillos del miedo. Sin embargo, este grupo había hecho progresos considerables en su intento de sustituir el miedo a la criatura (el culto a los fantasmas) por el miedo al Creador, antes de que sus trabajos fueran interrumpidos por la confusión resultante del levantamiento secesionista. Este consejo estaba encabezado por Hap.
66:5.14 (747.4) Ningún miembro del equipo del Príncipe quiso presentar una revelación que pudiera complicar la evolución; solo presentaban la revelación como su punto culminante tras haber agotado las fuerzas de la evolución. Pero Hap cedió al deseo de los habitantes de la ciudad de establecer alguna forma de servicio religioso. Su grupo proporcionó a los dalamatianos los siete cánticos de adoración y les dio también la frase de alabanza cotidiana. Finalmente les enseñó «la oración del Padre», que decía:
66:5.15 (747.5) «Padre de todos, a cuyo Hijo honramos, míranos con favor. Líbranos del miedo a todo salvo a ti. Haz que seamos una satisfacción para nuestros maestros divinos y pon la verdad en nuestros labios por siempre. Líbranos de la violencia y de la ira; danos respeto por nuestros ancianos y por lo que pertenece a nuestro prójimo. Danos esta temporada pastos verdes y rebaños fructíferos que llenen de alegría nuestros corazones. Rezamos para que llegue pronto el elevador prometido y queremos hacer tu voluntad en este mundo como otros la hacen en mundos más lejanos.»
66:5.16 (747.6) Aunque el equipo del Príncipe estaba limitado a los medios naturales y métodos ordinarios de mejora de las razas, prometieron el don adánico de una raza nueva como meta del crecimiento evolutivo posterior, cuando se hubiera alcanzado la cima del desarrollo biológico.
66:5.17 (747.7) 7. Los guardianes de la salud y la vida. Este consejo, dirigido por Lut, estaba encargado de introducir las condiciones de salubridad y promover la higiene primitiva.
66:5.18 (747.8) Sus miembros enseñaron muchas cosas que se perdieron durante la confusión de las edades posteriores y no se volvieron a descubrir hasta el siglo veinte. Enseñaron a la humanidad que cocer, hervir y asar eran medios de evitar enfermedades; y también que cocinar así los alimentos reducía considerablemente la mortalidad infantil y favorecía el destete temprano.
66:5.19 (747.9) Muchas de las primeras enseñanzas de los guardianes de la salud de Lut persistieron entre las tribus del planeta hasta los días de Moisés, aunque tergiversadas y muy modificadas.
66:5.20 (748.1) El gran obstáculo a la promoción de la higiene entre esos pueblos ignorantes radicaba en el hecho de que las causas reales de muchas enfermedades eran demasiado pequeñas para poderlas ver a simple vista, unido al respeto supersticioso que todos ellos sentían por el fuego. Se necesitaron miles de años para persuadirlos de quemar los residuos. Mientras tanto, se les insistía que enterraran su basura en descomposición. El gran avance sanitario de esta época se debió a la divulgación de conocimientos sobre los beneficios de la luz solar para la salud y su papel en la lucha contra la enfermedad.
66:5.21 (748.2) Antes de la llegada del Príncipe el baño había sido un ceremonial exclusivamente religioso. Era realmente muy difícil persuadir a los hombres primitivos de que se lavaran el cuerpo como práctica de salud. Lut indujo finalmente a los maestros religiosos a que incluyeran abluciones en las ceremonias de purificación que se practicaban una vez por semana durante las devociones del mediodía en adoración al Padre de todos.
66:5.22 (748.3) Estos guardianes de la salud intentaron también enseñarles a darse la mano en vez de intercambiar saliva o beberse la sangre como sello de amistad personal y símbolo de lealtad al grupo. Pero cuando no se sentían apremiados por la presión de las enseñanzas de sus líderes superiores, estos pueblos primitivos no tardaban en volver a sus antiguas prácticas ignorantes y supersticiosas, que atentaban contra la salud y fomentaban las enfermedades.
66:5.23 (748.4) 8. El consejo planetario de las artes y las ciencias. Este cuerpo hizo mucho por mejorar las técnicas industriales de los primeros hombres y por elevar sus conceptos de la belleza. Su líder fue Mek.
66:5.24 (748.5) El nivel de las artes y las ciencias era muy bajo en todo el mundo, pero los dalamatianos fueron instruidos en los rudimentos de la física y la química. La alfarería avanzó, todas las artes decorativas mejoraron y los ideales de la belleza humana se realzaron considerablemente. En cambio no hubo casi progreso musical hasta la llegada de la raza violeta.
66:5.25 (748.6) A pesar de la reiterada insistencia de sus maestros, aquellos hombres primitivos no consintieron en experimentar con la fuerza del vapor; no pudieron superar nunca su terror a la fuerza explosiva del vapor confinado. En cambio se les pudo convencer a la larga de que trabajaran con los metales al fuego, aunque un trozo de metal al rojo vivo era un objeto aterrador para los primeros hombres.
66:5.26 (748.7) Mek contribuyó mucho al avance de la cultura de los andonitas y al mejoramiento del arte del hombre azul. Una mezcla del hombre azul con la estirpe de Andon generó un tipo artísticamente dotado, y muchos de ellos se convirtieron en escultores maestros. No trabajaban la piedra ni el mármol, pero sus obras de arcilla endurecida al horno adornaban los jardines de Dalamatia.
66:5.27 (748.8) Se hicieron grandes progresos en las artes del hogar, que en su mayoría se perdieron durante las largas y oscuras edades de la rebelión y no se volvieron a descubrir hasta los tiempos modernos.
66:5.28 (748.9) 9. Los gobernadores de las relaciones tribales avanzadas. Este grupo era el encargado de elevar la sociedad humana al nivel de Estado. Su jefe era Tut.
66:5.29 (748.10) Estos líderes promovieron mucho los matrimonios intertribales. Recomendaban un periodo de cortejo para casarse tras la debida deliberación y habiendo tenido plena oportunidad de conocerse. Las danzas guerreras puramente militares se refinaron y pusieron al servicio de fines sociales valiosos. Se introdujeron muchos juegos competitivos, pero esos pueblos antiguos eran serios; el humor era prácticamente desconocido entre aquellas primeras tribus. Pocas de esas prácticas sobrevivieron a la desintegración provocada posteriormente por la insurrección planetaria.
66:5.30 (749.1) Tut y sus compañeros trabajaron para promover asociaciones grupales de naturaleza pacífica, regular y humanizar la guerra, coordinar las relaciones entre tribus y mejorar los gobiernos tribales. En las inmediaciones de Dalamatia se desarrolló una cultura más avanzada, y esta mejora de las relaciones sociales contribuyó a propagar su influencia hasta tribus más alejadas. Pero el patrón de civilización que prevalecía en la sede del Príncipe era muy distinto de la sociedad bárbara que evolucionaba en otras partes, igual que en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) la sociedad del siglo veinte no se parece nada a la cultura rudimentaria de los diminutos bosquimanos del norte.
66:5.31 (749.2) 10. La corte suprema de coordinación tribal y cooperación racial. Este consejo supremo, dirigido por Van, era la corte de apelación para las otras nueve comisiones especiales encargadas de la supervisión de los asuntos humanos. Este consejo tenía funciones muy amplias, pues le competían todos los asuntos de interés terrenal no específicamente asignados a los otros grupos. Este cuerpo escogido había sido aprobado por los Padres de la Constelación de Edentia antes de ser autorizado a asumir las funciones de corte suprema de Urantia.
66:6.1 (749.3) El grado de cultura de un mundo se mide por el patrimonio social de sus seres nativos, y el ritmo de expansión cultural está enteramente determinado por la capacidad de sus habitantes de comprender ideas nuevas y avanzadas.
66:6.2 (749.4) La esclavitud a la tradición produce estabilidad y cooperación al enlazar sentimentalmente el pasado con el presente, pero ahoga al mismo tiempo la iniciativa y esclaviza los poderes creativos de la personalidad. El mundo entero estaba atrapado en el estancamiento de las costumbres atadas a la tradición cuando llegaron los cien de Caligastia y empezaron a proclamar el nuevo evangelio de la iniciativa individual dentro del marco de los grupos sociales de entonces. Pero ese gobierno benefactor se vio interrumpido tan pronto que las razas nunca han llegado a liberarse del todo de la esclavitud de la costumbre; el hábito sigue imperando indebidamente en Urantia.
66:6.3 (749.5) Los cien de Caligastia —graduados de los mundos mansión de Satania—conocían bien las artes y la cultura de Jerusem, pero esos conocimientos son prácticamente inútiles en un planeta bárbaro poblado de humanos primitivos. Aquellos seres sabios sabían que no convenía intentar una transformación repentina o una elevación masiva de las razas primitivas de entonces. Comprendían bien la lenta evolución de la especie humana, y se abstuvieron prudentemente de todo intento radical de modificar el modo de vida del hombre en el planeta.
66:6.4 (749.6) Cada una de las diez comisiones planetarias abordó de manera lenta y natural los asuntos que se le habían encomendado. Su plan consistía en atraer a las mejores mentes de las tribus circundantes y una vez formadas, enviarlas de vuelta a sus respectivos pueblos como emisarias de la elevación social.
66:6.5 (749.7) Nunca se enviaron emisarios extranjeros a ninguna raza a no ser que el pueblo en cuestión lo solicitara expresamente. Los que trabajaban para la elevación y el avance de una tribu o raza en concreto eran siempre nativos de esa tribu o raza. Los cien no deseaban imponer a una tribu los hábitos y las costumbres de otra raza, aunque fuera superior. Trabajaron siempre pacientemente para elevar y hacer avanzar las costumbres probadas por el tiempo de cada raza. Las gentes sencillas de Urantia trajeron consigo sus costumbres sociales a Dalamatia, no para cambiarlas por prácticas nuevas y mejores, sino para hacer que se elevaran por contacto con una cultura más alta y por asociación con mentes superiores. El proceso fue lento pero muy efectivo.
66:6.6 (750.1) Los maestros de Dalamatia intentaron añadir una selección social consciente a la selección puramente natural de la evolución biológica. No trastornaron la sociedad humana, pero sí aceleraron notablemente su evolución normal y natural. Su móvil fue el progreso por evolución y no la revolución por revelación. La raza humana había tardado edades en adquirir la poca religión y la poca moralidad que tenía, y aquellos superhombres, sabedores de la confusión y consternación que se producen siempre cuando seres ilustrados y superiores intentan elevar a las razas atrasadas con un exceso de enseñanza e ilustración, se guardaron de robar a la humanidad sus pequeños progresos.
66:6.7 (750.2) Cuando los misioneros cristianos van al corazón de África, donde es costumbre que los hijos permanezcan bajo el control y la dirección de sus padres mientras estos vivan, solo consiguen provocar confusión y el colapso de toda autoridad cuando intentan, en una sola generación, suplantar esta práctica enseñando que los hijos deben quedar libres de toda sujeción paterna al cumplir los veintiún años.
66:7.1 (750.3) La sede del Príncipe, de exquisita belleza y concebida para infundir respeto reverencial al hombre primitivo de aquella edad, era en realidad modesta. Los edificios no eran especialmente grandes, dado que el objetivo de estos maestros importados era estimular el desarrollo a largo plazo de la agricultura mediante la introducción de la ganadería. Las murallas de la ciudad contenían una reserva de tierra suficiente para sostener con pastos y horticultura a una población de unos veinte mil habitantes.
66:7.2 (750.4) Los interiores del templo central de adoración y de las diez mansiones de los consejos de los grupos de superhombres supervisores eran auténticas y hermosas obras de arte. Y aunque los edificios residenciales eran modelos de pulcritud y limpieza, todo era muy sencillo y totalmente primitivo en comparación con los desarrollos de tiempos posteriores. En esta sede de la cultura no se emplearon métodos que no pertenecieran al orden natural de Urantia.
66:7.3 (750.5) El equipo corpóreo del Príncipe ocupaba moradas sencillas y ejemplares que mantenían como hogares destinados a inspirar e impresionar favorablemente a los estudiantes observadores que residían temporalmente en el centro social y sede educativa del mundo.
66:7.4 (750.6) El orden definido de vida familiar y la agrupación de una familia en una residencia de ubicación relativamente estable datan de estos tiempos de Dalamatia y se debe principalmente al ejemplo y las enseñanzas de los cien y sus alumnos. El hogar como unidad social no encontró aceptación hasta que los superhombres y supermujeres de Dalamatia condujeron al género humano a amar a sus nietos y a los hijos de sus nietos, y a hacer planes para ellos. El hombre salvaje ama a su hijo, pero el hombre civilizado ama también a su nieto.
66:7.5 (750.7) Los miembros del equipo del Príncipe vivían juntos como padres y madres. Es cierto que no tenían hijos propios, pero los cincuenta hogares patrón de Dalamatia no albergaron nunca a menos de quinientos pequeños adoptados recogidos de las familias superiores de las razas andónicas y sangik, muchos de ellos huérfanos. Se beneficiaban de la disciplina y las enseñanzas de sus superpadres y luego, después de tres años en las escuelas del Príncipe (desde los trece hasta los quince), eran candidatos para el matrimonio y para ser destinados como emisarios del Príncipe ante las necesitadas tribus de sus respectivas razas.
66:7.6 (751.1) Fad patrocinó el plan de enseñanza de Dalamatia, que se llevó a cabo como escuela industrial en la que los alumnos aprendían por la práctica y se abrían camino realizando diariamente tareas útiles. Este plan de educación no desatendía el pensamiento y el sentimiento en el desarrollo del carácter, pero daba prioridad a la capacitación manual. La instrucción era individual y colectiva. Impartían la enseñanza tanto hombres como mujeres conjuntamente y por separado. La mitad de esta instrucción colectiva estaba segregada por sexos, la otra mitad era mixta. La destreza manual se enseñaba individualmente y se socializaba a los alumnos en grupos o en promociones. Se les enseñaba a fraternizar con grupos más jóvenes, con grupos de más edad y con adultos, y a trabajar en equipo con los de su misma edad. También se les familiarizaba con asociaciones como grupos familiares, equipos de juego y promociones de escuela.
66:7.7 (751.2) Entre los últimos alumnos formados en Mesopotamia para trabajar con sus razas respectivas estaban los andonitas de las tierras altas de la India occidental junto con representantes del hombre rojo y del hombre azul. Más tarde aún, se acogió también a un pequeño número de la raza amarilla.
66:7.8 (751.3) Hap presentó a las primeras razas una ley moral. Este código era conocido como «el Camino del Padre» y se componía de los siete mandamientos siguientes:
66:7.9 (751.4) 1. No temerás ni servirás a ningún Dios que no sea el Padre de todos.
66:7.10 (751.5) 2. No desobedecerás al Hijo del Padre, el regidor del mundo, ni faltarás al respeto a sus asociados sobrehumanos.
66:7.11 (751.6) 3. No mentirás cuando seas convocado ante los jueces del pueblo.
66:7.12 (751.7) 4. No matarás a hombres, mujeres o niños.
66:7.13 (751.8) 5. No robarás los bienes ni el ganado de tu prójimo.
66:7.14 (751.9) 6. No tocarás a la esposa de tu amigo.
66:7.15 (751.10) 7. No faltarás al respeto a tus padres ni a los ancianos de la tribu.
66:7.16 (751.11) Esta fue la ley de Dalamatia durante casi trescientos mil años, y muchas de las piedras sobre las que se inscribió yacen ahora bajo las aguas de las costas de Persia y de Mesopotamia. Se convirtió en costumbre tener presente uno de estos mandamientos cada día de la semana, y emplearlo como saludo y como acción de gracias a la hora de comer.
66:7.17 (751.12) La medida del tiempo en esa época era el mes lunar, un periodo que se consideraba de veintiocho días. Esa fue, con la excepción del día y la noche, la única unidad de tiempo conocida por los primeros pueblos. La semana de siete días fue introducida por los maestros de Dalamatia por el mero hecho de que siete es la cuarta parte de veintiocho. La importancia del número siete en el superuniverso les ofreció sin duda la oportunidad de introducir un recordatorio espiritual en el cálculo común del tiempo. Pero el periodo semanal no tiene un origen natural.
66:7.18 (751.13) El territorio que rodeaba la ciudad estaba bastante bien colonizado en un radio de ciento sesenta kilómetros. En las inmediaciones de la ciudad cientos de graduados de las escuelas del Príncipe se dedicaban a la cría de ganado o ponían en práctica las diversas instrucciones que habían recibido del equipo del Príncipe y de sus numerosos ayudantes humanos. Unos cuantos se dedicaban a la agricultura y la horticultura.
66:7.19 (751.14) El género humano no fue relegado al duro trabajo agrícola como castigo de un supuesto pecado. «Comerás el fruto de los campos con el sudor de tu frente» no fue la condena por la participación del hombre en las insensateces de la rebelión de Lucifer bajo el liderazgo del traidor Caligastia. El cultivo de la tierra es inherente al establecimiento de una civilización progresiva en los mundos evolutivos, y este mandato fue el núcleo de todas las enseñanzas del Príncipe Planetario y su equipo a lo largo de los trescientos mil años que mediaron entre su llegada a Urantia y los días trágicos en que Caligastia unió su suerte a la del rebelde Lucifer. Trabajar la tierra no es una maldición; es más bien la más alta bendición de todos aquellos a quienes se permite así dedicarse a la más humana de todas las actividades humanas.
66:7.20 (752.1) Al estallar la rebelión Dalamatia tenía una población residente de casi seis mil habitantes. Esta cifra incluye a los estudiantes regulares, pero no abarca a los visitantes y observadores, que ascendían siempre a más de mil. Sin embargo, no podéis haceros una idea de los magníficos progresos de aquellos tiempos lejanos. Prácticamente todos los maravillosos beneficios humanos de aquellos días fueron aniquilados por la horrible confusión y la abyecta oscuridad espiritual que siguieron a la catástrofe de engaño y sedición de Caligastia.
66:8.1 (752.2) Cuando reflexionamos sobre la larga carrera de Caligastia, encontramos en su conducta un solo rasgo destacado que podría haber llamado la atención: era ultraindividualista. Tendía a ponerse a favor de casi todos los grupos de protesta y solía simpatizar con quienes expresaban críticas implícitas en tono moderado. Detectamos una inclinación temprana a impacientarse ante la autoridad y a resentir levemente toda supervisión. A pesar de sentirse ligeramente molesto ante los consejos de sus superiores y algo intranquilo ante la autoridad superior, cada vez que le llegaba una prueba se mostraba siempre leal a los regidores del universo y obediente a los mandatos de los Padres de la Constelación. Jamás se encontró en él falta real alguna hasta el momento de su vergonzosa traición a Urantia.
66:8.2 (752.3) Cabe señalar que tanto Lucifer como Caligastia habían sido pacientemente informados y amorosamente advertidos sobre su tendencia a la crítica y el desarrollo sutil de su orgullo con la correspondiente exageración del sentimiento de su propia importancia. Pero todos esos intentos de ayuda habían sido malinterpretados como críticas infundadas e intromisiones injustificadas en sus libertades personales. Tanto Caligastia como Lucifer estimaban que sus bienintencionados consejeros actuaban por los mismos motivos reprensibles que estaban empezando a deformar sus propios pensamientos y descarriar sus planes. Juzgaban a sus desinteresados asesores según la evolución de su propio egoísmo.
66:8.3 (752.4) A partir de la llegada del príncipe Caligastia, la civilización planetaria progresó con bastante normalidad durante casi trescientos mil años. Aparte de ser una esfera de modificación de la vida y sujeta por lo tanto a numerosas irregularidades y episodios no habituales en la fluctuación evolutiva, Urantia progresó muy satisfactoriamente en su carrera planetaria hasta los tiempos de la rebelión de Lucifer y la traición simultánea de Caligastia. Toda su historia posterior se vio irremediablemente modificada por este error catastrófico, unido al fracaso posterior de Adán y Eva en el cumplimiento de su misión en el planeta.
66:8.4 (752.5) El Príncipe de Urantia entró en la oscuridad en el momento de la rebelión de Lucifer y provocó así la larga confusión del planeta. Posteriormente fue privado de su autoridad soberana por la acción equivalente de los regidores de la constelación y otras autoridades del universo. Compartió las inevitables vicisitudes de la Urantia aislada hasta el momento de la estancia de Adán en el planeta y contribuyó al fracaso del plan concebido para elevar las razas mortales mediante la infusión vital de la sangre de la nueva raza violeta, los descendientes de Adán y Eva.
66:8.5 (753.1) La encarnación como mortal de Maquiventa Melquisedec en los días de Abraham redujo enormemente la capacidad del Príncipe caído de perturbar los asuntos humanos. Más adelante, durante la vida de Miguel en la carne, este Príncipe traidor fue despojado por fin de toda autoridad sobre Urantia.
66:8.6 (753.2) La doctrina de la existencia de un demonio personal en Urantia, aunque tenía algún fundamento en la presencia del traidor e inicuo Caligastia en el planeta, fue totalmente ficticia en cuanto a que enseñaba que ese «demonio» podía influir en la mente humana normal en contra de su elección libre y natural. Incluso antes del otorgamiento de Miguel en Urantia, ni Caligastia ni Daligastia tuvieron nunca la capacidad para oprimir a los mortales ni para obligar a ningún individuo normal a hacer nada en contra de la voluntad humana. El libre albedrío del hombre es supremo en los asuntos morales. Incluso el Ajustador del Pensamiento que mora en el interior del hombre se niega a forzarlo a tener un solo pensamiento o realizar un solo acto en contra de la elección de su propia voluntad.
66:8.7 (753.3) Y ahora este rebelde del planeta, despojado de todo poder de perjudicar a sus antiguos súbditos, espera el fallo final de los Ancianos de los Días de Uversa para todos los que participaron en la rebelión de Lucifer.
66:8.8 (753.4) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 67
67:0.1 (754.1) ES IMPOSIBLE comprender los problemas relacionados con la existencia humana en Urantia sin conocer ciertas grandes épocas del pasado, en particular el hecho mismo y las consecuencias de la rebelión planetaria. Aunque este levantamiento no entorpeció seriamente el progreso de la evolución orgánica, sí modificó notablemente el curso de la evolución social y el desarrollo espiritual. Toda la historia superfísica del planeta se vio profundamente afectada por esta devastadora calamidad.
67:1.1 (754.2) Caligastia llevaba trescientos mil años a cargo de Urantia cuando Satanás, el asistente de Lucifer, hizo una de sus visitas periódicas de inspección. Cuando Satanás llegó al planeta su aspecto no se parecía en nada a vuestras caricaturas de su nefaria majestad. Era, y sigue siendo, un Hijo Lanonandek de gran brillantez. «Y no os maravilléis, pues el propio Satanás es una brillante criatura de luz.»
67:1.2 (754.3) En el transcurso de esta inspección Satanás informó a Caligastia de la «Declaración de Libertad» que proponía entonces Lucifer, y como ahora sabemos, el Príncipe acordó traicionar al planeta cuando se anunciara la rebelión. Las personalidades leales del universo consideran con especial desdén al príncipe Caligastia por esta traición premeditada a la confianza depositada en él. El Hijo Creador expresó este desprecio cuando dijo: «Eres como tu líder Lucifer, y has perpetuado pecaminosamente su iniquidad. Fue un falseador desde que empezó a exaltarse a sí mismo, porque no moraba en la verdad».
67:1.3 (754.4) En todo el trabajo de administración de un universo local, ningún alto deber se considera más sagrado que el que se deposita en un Príncipe Planetario que asume la responsabilidad del bienestar y la orientación de los mortales en evolución de un mundo recién habitado. Y de todas las formas de maldad, ninguna es más destructiva del estatus de la personalidad que la traición al deber y la deslealtad hacia los amigos que confían en uno. Al cometer este pecado deliberado Caligastia distorsionó su personalidad de forma tan completa que su mente no ha podido recuperar plenamente el equilibrio desde entonces.
67:1.4 (754.5) Hay muchas maneras de contemplar el pecado, pero desde el punto de vista de la filosofía del universo el pecado es la actitud de una personalidad que opone resistencia a sabiendas a la realidad cósmica. El error se puede considerar como una concepción equivocada o una distorsión de la realidad. La maldad es una comprensión parcial de las realidades del universo o una inadaptación a ellas. Pero el pecado es resistir intencionadamente a la realidad divina —la elección consciente de oponerse al progreso espiritual— mientras que la iniquidad consiste en desafiar abierta y persistentemente la realidad reconocida y supone un grado tal de desintegración de la personalidad que raya en la locura cósmica.
67:1.5 (755.1) El error denota falta de agudeza intelectual; la maldad, escasez de sabiduría; el pecado, una pobreza espiritual abyecta; pero la iniquidad es el indicio de que el control de la personalidad está desapareciendo.
67:1.6 (755.2) Y cuando el pecado se ha elegido tantas veces y se ha repetido con tanta frecuencia, puede convertirse en habitual. Los pecadores habituales pueden caer fácilmente en la iniquidad y convertirse en rebeldes incondicionales contra el universo y todas sus realidades divinas. Aunque los pecados de todo tipo pueden ser perdonados, dudamos de que el inicuo arraigado pueda experimentar nunca un pesar sincero por sus fechorías o aceptar el perdón de sus pecados.
67:2.1 (755.3) Poco después de la inspección de Satanás, y cuando la administración planetaria estaba en vísperas de realizar grandes cosas en Urantia, un día de mediados del invierno en los continentes del norte Caligastia mantuvo una larga conversación con su adjunto, Daligastia, tras la cual este último convocó a los diez consejos de Urantia en sesión extraordinaria. Esta asamblea se abrió con la declaración de que el príncipe Caligastia estaba a punto de proclamarse soberano absoluto de Urantia y exigía que todos los grupos administrativos abdicasen de todas sus funciones y poderes y los pusieran en manos de Daligastia en calidad de depositario, en espera de que se reorganizara el gobierno planetario y se redistribuyeran posteriormente estos cargos de autoridad administrativa.
67:2.2 (755.4) La formulación de esta exigencia inaudita fue seguida por el magistral llamamiento de Van, presidente del consejo supremo de coordinación. Este destacado administrador y experto jurista calificó la propuesta de Caligastia de acto rayano en la rebelión planetaria e hizo un llamamiento a los reunidos de que se abstuvieran de toda participación hasta que se pudiera hacer llegar una apelación ante Lucifer, el soberano del Sistema de Satania. Van obtuvo el apoyo de todo el equipo. En consecuencia, se hizo llegar la apelación a Jerusem, que respondió inmediatamente con órdenes que designaban a Caligastia soberano supremo de Urantia y exigían lealtad absoluta e incondicional a sus mandatos. En respuesta a este asombroso mensaje, el noble Van pronunció su memorable discurso de siete horas en el que acusaba formalmente a Daligastia, Caligastia y Lucifer de desacato a la soberanía del universo de Nebadon y apelaba al apoyo y la confirmación de los Altísimos de Edentia.
67:2.3 (755.5) Entretanto los circuitos del sistema se habían cortado; Urantia quedó aislado. Todos los grupos de vida celestial que había en el planeta se encontraron de pronto aislados sin previo aviso, totalmente desconectados de todo consejo y asesoramiento procedente del exterior.
67:2.4 (755.6) Daligastia proclamó formalmente a Caligastia «Dios de Urantia y supremo sobre todas las cosas». Ante esta proclamación la alternativa estaba clara. Los grupos se retiraron para deliberar en privado y empezaron los debates destinados a determinar en último término la suerte de todas las personalidades sobrehumanas que había en el planeta.
67:2.5 (755.7) Las serafines, querubines y demás seres celestiales se vieron involucrados en las decisiones de esta encarnizada lucha, de este largo y pecaminoso conflicto. Muchos grupos sobrehumanos que se encontraban casualmente en Urantia en el momento de su aislamiento fueron retenidos ahí, y como las serafines y sus asociados, se vieron obligados a elegir entre el pecado y la rectitud, entre los caminos de Lucifer y la voluntad del Padre invisible.
67:2.6 (756.1) Esta lucha se prolongó durante más de siete años. Las autoridades de Edentia no quisieron entrometerse, y no intervinieron hasta que todas las personalidades involucradas hubieron tomado su decisión final. Hasta ese momento Van y sus compañeros leales no fueron justificados ni liberados de su larga angustia y su intolerable incertidumbre.
67:3.1 (756.2) El consejo de los Melquisedec difundió la noticia del estallido de la rebelión en Jerusem, la capital de Satania. Los Melquisedec de emergencia fueron enviados inmediatamente a Jerusem, y Gabriel se ofreció voluntario para actuar como representante del Hijo Creador, cuya autoridad había sido cuestionada. Al tiempo del anuncio del estado de rebelión de Satania, el sistema fue aislado de sus sistemas hermanos, puesto en cuarentena. Hubo «guerra en el cielo», la sede de Satania, y se propagó a todos los planetas del sistema local.
67:3.2 (756.3) En Urantia cuarenta miembros del equipo corpóreo de los cien (Van entre ellos) se negaron a unirse a la insurrección. Muchos de los asistentes humanos del equipo (modificados o no) fueron también nobles y valientes defensores de Miguel y del gobierno de su universo. Hubo una terrible pérdida de personalidades entre las serafines y las querubines. Casi la mitad de las serafines administradoras y de transición asignadas al planeta se unieron a su líder y a Daligastia y apoyaron la causa de Lucifer. Cuarenta mil ciento diecinueve criaturas intermedias primarias hicieron causa común con Caligastia, pero el resto de estos seres se mantuvo fiel a su responsabilidad.
67:3.3 (756.4) El Príncipe traidor reunió a las criaturas intermedias desleales y a otros grupos de personalidades rebeldes y los organizó para que ejecutaran sus órdenes, en tanto que Van congregaba a los intermedios leales y demás grupos fieles y emprendía la gran batalla para salvar al equipo planetario y a las demás personalidades celestiales que habían quedado atrapadas.
67:3.4 (756.5) Durante toda esta lucha los leales se instalaron en un asentamiento sin murallas y mal protegido a unos kilómetros al este de Dalamatia, bajo la alerta vigilancia de las criaturas intermedias leales que montaban guardia día y noche. Además tenían en su poder el inestimable árbol de la vida.
67:3.5 (756.6) Al estallar la rebelión, unas querubines y serafines leales asumieron la custodia del árbol de la vida con ayuda de tres intermedios fieles y solo permitían comer el fruto y las hojas de esta planta de energía a los cuarenta leales del equipo y a sus mortales modificados adjuntos. Los andonitas modificados asociados al equipo de Van eran cincuenta y seis, ya que dieciséis de los asistentes andonitas del equipo desleal se habían negado a seguir a sus señores en la rebelión.
67:3.6 (756.7) Durante los siete años cruciales de la rebelión de Caligastia, Van se consagró a la tarea de atender a su ejército leal de hombres, intermedios y ángeles. La visión interior espiritual y la firmeza moral que permitieron a Van mantener tan inquebrantable actitud de lealtad al gobierno del universo eran fruto de su pensamiento claro, su razonamiento sabio, su juicio lógico, su motivación sincera, su propósito desinteresado, su lealtad inteligente, su memoria experiencial, su carácter disciplinado y de la dedicación incondicional de su personalidad a hacer la voluntad del Padre que está en el Paraíso.
67:3.7 (756.8) Los siete años de espera fueron un tiempo de examen de conciencia y de disciplina del alma. Este tipo de crisis en los asuntos de un universo demuestra la enorme influencia de la mente como factor de elección espiritual. La educación, la formación y la experiencia son factores que intervienen en la mayoría de las decisiones vitales de todas las criaturas morales evolutivas. Pero es perfectamente posible que el espíritu que reside en su interior entre en contacto directo con las facultades de toma de decisión de la personalidad humana para conferir a la voluntad plenamente consagrada de la criatura la capacidad de llevar a cabo actos asombrosos de dedicación leal a la voluntad y al camino del Padre que está en el Paraíso. Esto fue precisamente lo que ocurrió en la experiencia de Amadon, el adjunto humano modificado de Van.
67:3.8 (757.1) Amadon es el héroe humano más notable de la rebelión de Lucifer. Este descendiente varón de Andon y Fonta fue uno de los cien que aportaron plasma de vida a los miembros del equipo del Príncipe y había quedado adscrito a Van como su adjunto y asistente humano desde entonces. Amadon eligió permanecer con su jefe durante la larga y dura contienda. Fue una fuente de inspiración contemplar a este hijo de las razas evolutivas mantenerse impasible ante las sofisterías de Daligastia, así como la fortaleza inquebrantable que tanto él como sus compañeros leales mostraron frente a todas las engañosas enseñanzas del brillante Caligastia durante los siete años de lucha.
67:3.9 (757.2) Caligastia, con un máximo de inteligencia y una vasta experiencia en los asuntos del universo, se descarrió y abrazó el pecado. Amadon, con un mínimo de inteligencia y totalmente desprovisto de experiencia en el universo, permaneció firme en el servicio al universo y leal a su compañero. Van empleó tanto la mente como el espíritu en una magnífica y eficaz combinación de determinación intelectual y visión interior espiritual, y logró con ello el más alto nivel experiencial alcanzable de realización de la personalidad. Cuando la mente y el espíritu están plenamente unidos tienen el potencial de crear valores sobrehumanos e incluso realidades de la morontia.
67:3.10 (757.3) La narración de los impactantes sucesos de aquellos días trágicos sería interminable, pero por fin la última personalidad tomó su decisión definitiva y entonces, y solo entonces, llegó un Altísimo de Edentia con los Melquisedec de emergencia para asumir la autoridad en Urantia. Los anales panorámicos del reinado de Caligastia fueron obliterados en Jerusem y se inició la era probatoria de la rehabilitación planetaria.
67:4.1 (757.4) Cuando se terminó de pasar lista se pudo constatar que los miembros corpóreos del equipo del Príncipe se habían alineado como sigue: Van y toda su corte de coordinación se habían mantenido leales. Ang y tres miembros del consejo de alimentación habían sobrevivido. Toda la junta de ganadería había sido arrastrada a la rebelión, igual que todos los asesores contra depredadores. Fad y cinco miembros del cuerpo docente se salvaron. Nod y toda la comisión de industria y comercio se unieron a Caligastia. Hap y toda la escuela de la religión revelada permanecieron leales a Van y su noble grupo. Lut y toda la junta de la salud se perdieron. El consejo de las artes y las ciencias permaneció leal en su totalidad, pero Tut y la comisión de gobierno tribal se descarriaron. Así que cuarenta de los cien se salvaron y fueron trasladados más tarde a Jerusem, donde reanudaron su carrera al Paraíso.
67:4.2 (757.5) Los sesenta miembros del equipo planetario que se rebelaron eligieron a Nod como jefe. Trabajaron con entusiasmo para el Príncipe rebelde, pero pronto descubrieron que habían sido privados del sustento de los circuitos de vida del sistema. Despertaron al hecho de que habían sido degradados al estatus de seres mortales. Eran ciertamente sobrehumanos, pero al mismo tiempo materiales y mortales. En un esfuerzo por aumentar su número, Daligastia ordenó recurrir inmediatamente a la reproducción sexual, a sabiendas de que los sesenta originales y sus cuarenta y cuatro adjuntos andonitas modificados estaban condenados tarde o temprano a la extinción por la muerte. Tras la caída de Dalamatia el equipo desleal emigró hacia el norte y el este. Sus descendientes fueron conocidos durante mucho tiempo como los noditas y su lugar de residencia como «la tierra de Nod».
67:4.3 (758.1) La presencia de aquellos extraordinarios superhombres y supermujeres abandonados a su suerte como consecuencia de la rebelión, que se reprodujeron enseguida con los hijos e hijas del planeta, dio pie a los relatos tradicionales de dioses bajados del cielo a procrear con los mortales. Así se originaron las mil y una leyendas de naturaleza mítica, pero fundadas en los hechos de los días posteriores a la rebelión, que se incorporarían más tarde a los cuentos y tradiciones populares de los diversos pueblos cuyos antepasados habían tenido ese contacto con los noditas y sus descendientes.
67:4.4 (758.2) Los rebeldes del equipo, privados del sustento espiritual, terminaron muriendo de muerte natural. Gran parte de la idolatría posterior de las razas humanas surgió del deseo de perpetuar la memoria de aquellos seres enaltecidos de tiempos de Caligastia.
67:4.5 (758.3) Cuando el equipo de los cien llegó a Urantia fueron separados temporalmente de sus Ajustadores del Pensamiento. Inmediatamente después de la llegada de los síndicos Melquisedec, las personalidades leales (excepto Van) fueron devueltas a Jerusem donde se volvieron a unir a sus Ajustadores que los esperaban. Desconocemos el destino de los sesenta rebeldes del equipo; sus Ajustadores siguen aún en Jerusem. Las cosas seguirán sin duda tal como están hasta que se juzgue finalmente toda la rebelión de Lucifer y se decrete el destino de todos los participantes.
67:4.6 (758.4) Era muy difícil para seres como las ángeles y los intermedios concebir que brillantes regidores de confianza como Caligastia y Daligastia pudieran descarriarse y cometer un pecado de traición. Esos seres que cayeron en el pecado —que no se sumaron a la rebelión de forma deliberada ni premeditada— fueron inducidos a error por sus superiores, engañados por unos líderes en quienes confiaban. También fue fácil conseguir el apoyo de mortales evolutivos con mentalidad primitiva.
67:4.7 (758.5) Hace mucho tiempo que la inmensa mayoría de los seres humanos y sobrehumanos que fueron víctimas de la rebelión de Lucifer en Jerusem y en los varios planetas inducidos a error se arrepintieron de corazón de su insensatez. Creemos de verdad que todos esos arrepentidos sinceros serán rehabilitados de alguna manera y reincorporados a algún aspecto de servicio al universo cuando los Ancianos de los Días terminen el enjuiciamiento de los asuntos de la rebelión de Satania que acaban de iniciar.
67:5.1 (758.6) Durante casi cincuenta años después de instigada la rebelión, Dalamatia y sus alrededores se vieron sumidos en una inmensa confusión. Se intentó reorganizar el mundo entero de forma completa y radical; la revolución sustituyó a la evolución como política de progreso cultural y mejoramiento racial. Entre los residentes superiores y parcialmente formados de Dalamatia y los asentamientos cercanos se produjo un avance repentino del estatus cultural, pero cuando se intentó aplicar estos nuevos métodos radicales a los pueblos más alejados, el resultado inmediato fue una confusión indescriptible y un pandemonio racial. Los hombres primitivos a medio evolucionar de aquellos días convirtieron rápidamente la libertad en libertinaje.
67:5.2 (758.7) Al poco tiempo de la rebelión, todo el equipo de la sedición se encontró defendiendo esforzadamente la ciudad contra las hordas de semisalvajes que sitiaron sus murallas como consecuencia de las doctrinas de libertad que se les había enseñado prematuramente. Y años antes de que la hermosa sede fuera sumergida por las olas del mar del sur, las tribus engañadas y mal instruidas de las tierras interiores de Dalamatia ya habían consumado su asalto semisalvaje de la espléndida ciudad y empujado hacia el norte al equipo secesionista y sus asociados.
67:5.3 (759.1) El plan de Caligastia de reconstruir inmediatamente la sociedad humana según sus ideas de libertad individual y libertades colectivas desembocó en un rápido fracaso más o menos total. La sociedad retrocedió rápidamente a su antiguo nivel biológico y la lucha hacia adelante volvió a empezar en un punto no mucho más avanzado de donde estaba al principio del régimen de Caligastia, pues el levantamiento había sumido al mundo en la peor de las confusiones.
67:5.4 (759.2) Ciento sesenta y dos años después de la rebelión un maremoto barrió Dalamatia. La sede planetaria fue sepultada por las aguas, y cuando esas tierras volvieron a emerger, se habían borrado casi todos los vestigios de la noble cultura de aquellas espléndidas edades.
67:5.5 (759.3) Cuando la primera capital del mundo quedó sumergida, solo residían en ella los tipos más bajos de las razas sangik de Urantia. Aquellos renegados ya habían convertido el templo del Padre en un santuario consagrado a Nog, el falso dios de la luz y el fuego.
67:6.1 (759.4) Los seguidores de Van se retiraron pronto a las tierras altas del oeste de la India, fuera del alcance de los ataques de las razas confundidas de las tierras bajas. Desde ese retiro prepararon la rehabilitación del mundo, igual que sus primeros antecesores badonitas trabajaron en su día de forma totalmente inconsciente por el bienestar de la humanidad justo antes del nacimiento de las tribus sangik.
67:6.2 (759.5) Antes de la llegada de los síndicos Melquisedec, Van había puesto la administración de los asuntos humanos en manos de diez comisiones de cuatro miembros cada una; eran grupos idénticos a los del régimen del Príncipe. Los Portadores de Vida superiores residentes asumieron el liderazgo temporal de este consejo de cuarenta que funcionó durante los siete años de espera. Cuando los treinta y nueve miembros leales del equipo regresaron a Jerusem, asumieron estas responsabilidades grupos similares de amadonitas.
67:6.3 (759.6) Estos amadonitas provenían del grupo de 144 andonitas leales al que pertenecía Amadon y al que dio su nombre. Componían este grupo treinta y nueve hombres y ciento cinco mujeres. Cincuenta y seis de ellos tenían el estatus de inmortales y todos (excepto Amadon) fueron trasladados junto con los miembros leales del equipo del Príncipe. El resto de este noble grupo siguió en el planeta hasta el final de su vida mortal bajo el liderazgo de Van y Amadon. Fueron la levadura biológica que se multiplicó y siguió proporcionando liderazgo al mundo durante las largas edades oscuras de la era posterior a la rebelión.
67:6.4 (759.7) Van fue dejado en Urantia hasta la época de Adán, y quedó como jefe nominal de todas las personalidades sobrehumanas que actuaban en el planeta. Él y Amadon fueron sustentados durante más de ciento cincuenta mil años por el procedimiento del árbol de la vida unido al ministerio de vida especializado de los Melquisedec.
67:6.5 (759.8) Los asuntos de Urantia fueron administrados durante mucho tiempo por un consejo de síndicos planetarios, doce Melquisedec confirmados por mandato del regidor superior de la constelación, el Padre Altísimo de Norlatiadek. Asesoraba a los síndicos Melquisedec un consejo compuesto por uno de los auxiliares leales del Príncipe caído, los dos Portadores de Vida residentes, un Hijo Trinizado en fase de formación, un Maestro Hijo voluntario, una Brillante Estrella Vespertina de Avalon (periódicamente), las jefas de las serafines y las querubines, asesores de dos planetas vecinos, el director general de la vida angélica de menor rango y Van, el comandante en jefe de las criaturas intermedias. Y así se gobernó y administró Urantia hasta la llegada de Adán. No es de extrañar que se asignara un lugar al valiente y leal Van en el consejo de síndicos planetarios que durante tanto tiempo administró los asuntos de Urantia.
67:6.6 (760.1) Los doce síndicos Melquisedec de Urantia hicieron un trabajo heroico. Preservaron los restos de la civilización, y sus políticas planetarias fueron lealmente ejecutadas por Van. Menos de mil años después de la rebelión tenía más de trescientos cincuenta grupos avanzados dispersos por el mundo. Esos puestos avanzados de civilización estaban formados principalmente por descendientes de los andonitas leales ligeramente cruzados con las razas sangik, en especial con hombres azules y noditas.
67:6.7 (760.2) A pesar del terrible revés provocado por la rebelión había muchas buenas cepas biológicamente prometedoras en el planeta. Bajo la supervisión de los síndicos Melquisedec, Van y Amadon siguieron con su tarea de fomentar la evolución natural de la raza humana y llevaron adelante la evolución física del hombre hasta que alcanzó el punto culminante que justificaba el envío a Urantia de un Hijo y una Hija Materiales.
67:6.8 (760.3) Van y Amadon permanecieron en el planeta hasta poco después de la llegada de Adán y Eva. Algunos años después fueron trasladados a Jerusem donde Van se reunió con su Ajustador que lo esperaba. Van sirve ahora en favor de Urantia mientras aguarda la orden de seguir adelante en la larguísima senda hacia la perfección paradisiaca y el destino no revelado del Cuerpo de la Finalización de los Mortales que se está reuniendo.
67:6.9 (760.4) Conviene hacer constar que cuando Van apeló a los Altísimos de Edentia tras la respuesta de Lucifer de apoyo a Caligastia en Urantia, los Padres de la Constelación emitieron una resolución inmediata que respaldaba a Van en todos los puntos de su argumentación. Este veredicto no pudo llegar hasta él porque se cortaron los circuitos planetarios de comunicación mientras estaba en tránsito. Esa misma resolución ha sido descubierta recientemente dentro de un transmisor repetidor de energía donde había quedado bloqueada desde el aislamiento de Urantia. Sin este descubrimiento, fruto de las investigaciones de los intermedios de Urantia, esa decisión no se habría puesto en circulación hasta el restablecimiento de Urantia en los circuitos de la constelación. Ese aparente accidente de la comunicación interplanetaria ocurrió porque los transmisores de energía pueden recibir y transmitir información, pero no pueden iniciar comunicaciones.
67:6.10 (760.5) El estatus legal de Van en los archivos jurídicos de Satania no se pudo fijar de forma efectiva y definitiva hasta que esta resolución de los Padres de Edentia se registró en Jerusem.
67:7.1 (760.6) Las consecuencias personales (centrípetas) del rechazo deliberado y persistente de la luz por parte de la criatura son inevitables e individuales y solo incumben a la Deidad y a esa criatura personal. Esa cosecha de iniquidad destructora del alma es la recolección interior de la criatura volitiva inicua.
67:7.2 (761.1) Pero no ocurre igual con las repercusiones externas del pecado: las consecuencias impersonales (centrífugas) de abrazar el pecado son inevitables y colectivas e incumben a todas las criaturas que ejercen su actividad dentro del ámbito afectado por esos acontecimientos.
67:7.3 (761.2) Cincuenta mil años después del hundimiento de la administración planetaria, los asuntos terrenales estaban tan retrasados y desorganizados que la raza humana había ganado muy poco respecto al estatus evolutivo general que existía en el momento de la llegada de Caligastia trescientos cincuenta mil años antes. Se había progresado en ciertos aspectos, pero se había perdido mucho terreno en otras direcciones.
67:7.4 (761.3) Los efectos del pecado no son nunca puramente locales. Los sectores administrativos de los universos son como organismos; las situaciones difíciles de una personalidad deben ser compartidas en cierta medida por todos. Al ser el pecado una actitud de la persona hacia la realidad, está destinado a manifestar su cosecha negativa inherente en todos y cada uno de los niveles relacionados de valores del universo. Pero las plenas consecuencias del pensamiento erróneo, de la maldad o de los proyectos pecaminosos se experimentan solo en el nivel de la actuación misma. La transgresión de la ley del universo puede ser fatal en el terreno físico sin implicar gravemente a la mente ni afectar a la experiencia espiritual. El pecado está cargado de consecuencias fatales para la supervivencia de la personalidad solo cuando es la actitud de todo el ser, cuando representa la elección de la mente y la voluntad del alma.
67:7.5 (761.4) El mal y el pecado imponen sus consecuencias en los terrenos material y social e incluso pueden a veces retardar el progreso espiritual en ciertos niveles de realidad del universo, pero el pecado de ningún ser puede nunca privar a otro de hacer realidad el derecho divino de supervivencia de la personalidad. Solo las decisiones de la mente y la elección del alma del propio individuo pueden poner en peligro la supervivencia eterna.
67:7.6 (761.5) El pecado retrasó muy poco la evolución biológica en Urantia, pero privó a las razas mortales del beneficio pleno de la herencia adánica. El pecado retarda enormemente el desarrollo intelectual, el crecimiento moral, el progreso social y la consecución espiritual colectiva. Sin embargo, no impide que cualquier persona que elija conocer a Dios y hacer sinceramente su voluntad divina consiga el logro espiritual más alto.
67:7.7 (761.6) Caligastia se rebeló, Adán y Eva faltaron a su deber, pero ningún mortal nacido posteriormente en Urantia ha pagado por esos errores en su experiencia espiritual personal. Todos los mortales nacidos en Urantia desde la rebelión de Caligastia se han visto perjudicados de alguna manera en el tiempo, pero el bienestar futuro de sus almas no ha corrido nunca el menor peligro de cara a la eternidad. Ninguna persona se ve obligada a soportar nunca una privación espiritual vital como consecuencia del pecado de otra. El pecado es enteramente personal en cuanto a culpabilidad moral o consecuencias espirituales a pesar de sus amplias repercusiones en el ámbito intelectual, social y administrativo.
67:7.8 (761.7) Aunque no podemos sondear la sabiduría que permite semejantes catástrofes, podemos percibir siempre los resultados beneficiosos de esas perturbaciones locales en sus repercusiones sobre el conjunto del universo.
67:8.1 (761.8) Muchos seres valientes se opusieron a la rebelión de Lucifer en los diversos mundos de Satania, pero los archivos de Salvington describen a Amadon como el personaje más destacado de todo el sistema por su glorioso rechazo a las oleadas de sedición y por su inquebrantable dedicación a Van. Juntos se mantuvieron inconmovibles en su lealtad a la supremacía del Padre invisible y de su Hijo Miguel.
67:8.2 (762.1) Yo estaba destinado en Edentia durante esos trascendentales sucesos, y puedo sentir aún la alegría que me invadía cuando analizaba las difusiones de Salvington que narraban día a día la firmeza increíble, la dedicación sin límites y la lealtad extrema de este antiguo semisalvaje surgido de la estirpe experimental y original de la raza andónica.
67:8.3 (762.2) Durante siete largos años, desde Edentia a Uversa pasando por Salvington, la primera pregunta de todos los seres celestiales de rango menor sobre la rebelión de Satania era siempre y en todo momento: «¿Sigue aguantando firme Amadon de Urantia?»
67:8.4 (762.3) Si la rebelión de Lucifer ha perjudicado al sistema local y a sus mundos caídos, si la pérdida de ese Hijo y sus adjuntos engañados ha obstaculizado temporalmente el progreso de la constelación de Norlatiadek, considerad por otra parte la inmensa repercusión que tuvo la actuación ejemplar de este hijo único de la naturaleza y su valeroso grupo de 143 camaradas con su firme defensa de los conceptos más altos de la gestión y administración del universo frente a la enorme presión adversa de sus superiores desleales. Puedo aseguraros que el bien que esto ha hecho ya en el universo de Nebadon y en el superuniverso de Orvonton es superior a lo que pueda pesar jamás la suma total del mal y el sufrimiento provocados por la rebelión de Lucifer.
67:8.5 (762.4) Todo esto ilustra con conmovedora hermosura e ilumina espléndidamente la sabiduría del plan universal del Padre de movilizar al Cuerpo de la Finalización de los Mortales en el Paraíso y de reclutar en buena parte a ese vasto grupo de servidores misteriosos del futuro a partir de la arcilla común de los mortales en progresión ascendente. Mortales precisamente como el inquebrantable Amadon.
67:8.6 (762.5) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 68
68:0.1 (763.1) AQUÍ comienza la narración de la larguísima lucha hacia adelante de la especie humana desde un estatus algo superior al de la existencia animal, pasando por las edades intermedias, hasta llegar a los tiempos más recientes en los que se ha desarrollado una civilización real, aunque imperfecta, entre las razas superiores de la humanidad.
68:0.2 (763.2) La civilización es una adquisición racial, no es inherente a la biología. Por eso todos los niños deban criarse en un entorno de cultura, ya que cada generación sucesiva de jóvenes debe recibir de nuevo su educación. Las cualidades superiores de la civilización —científicas, filosóficas y religiosas— no se transmiten de una generación a otra por herencia directa. Estos logros culturales solo se pueden preservar mediante la conservación inteligente de la herencia social.
68:0.3 (763.3) Los maestros de Dalamatia iniciaron una evolución social de tipo cooperativo, y durante trescientos mil años la humanidad fue educada en la idea de la actuación colectiva. El hombre azul fue el que más provecho sacó de estas primeras enseñanzas sociales, el hombre rojo hasta cierto punto y el hombre negro el que menos. En tiempos más recientes han sido las razas blanca y amarilla las que han presentado el desarrollo social más avanzado de Urantia.
68:1.1 (763.4) Cuando se pone a los hombres en estrecho contacto aprenden a menudo a simpatizar entre sí, pero el hombre primitivo no rebosaba de forma natural de sentimientos fraternales ni deseaba tener contacto social con sus semejantes. Las razas primitivas aprendieron más bien por la dura experiencia que «la unión hace la fuerza», y es esta falta de atracción fraternal natural la que se interpone ahora en el camino de la realización inmediata de la hermandad del hombre en Urantia.
68:1.2 (763.5) Asociarse se convirtió desde muy pronto en el precio de la supervivencia. El hombre solitario estaba indefenso a menos que llevara una marca tribal que atestiguara que pertenecía a un grupo que con toda seguridad se vengaría de cualquier ataque contra su persona. Incluso en tiempos de Caín era mortal salir solo sin llevar alguna marca de pertenencia a un grupo. La civilización se ha convertido en el seguro del hombre contra la muerte violenta, y sus primas se pagan con la sumisión a las numerosas exigencias legales de la sociedad.
68:1.3 (763.6) La sociedad primitiva estuvo fundada así en una reciprocidad de necesidades y en la mayor seguridad que ofrece la asociación. Bajo este miedo al aislamiento y mediante una cooperación a regañadientes, la sociedad humana ha evolucionado en ciclos multiseculares.
68:1.4 (763.7) Los seres humanos primitivos aprendieron pronto que los grupos son inmensamente mejores y más fuertes que la mera suma de sus unidades individuales. Cien hombres unidos y trabajando al unísono pueden mover una piedra grande; una veintena de guardianes de la paz bien entrenados pueden contener a una muchedumbre enfurecida. Y así nació la sociedad, no de la simple asociación numérica sino más bien como resultado de la organización de cooperadores inteligentes. Pero la cooperación no es un rasgo natural del hombre. Aprende a cooperar primero por miedo y luego porque descubre que es sumamente beneficioso para afrontar las dificultades del tiempo y protegerse contra los supuestos peligros de la eternidad.
68:1.5 (764.1) Los pueblos que se organizaron pronto en sociedades primitivas lograron mejores resultados en su lucha contra la naturaleza y en la defensa contra sus semejantes. Tenían más posibilidades de supervivencia, de ahí que la civilización haya progresado ininterrumpidamente en Urantia a pesar de sus muchos reveses. Y si los muchos errores del hombre no han podido hasta ahora detener ni destruir la civilización humana, solo ha sido gracias al aumento del valor de supervivencia que resulta de la asociación.
68:1.6 (764.2) La sociedad cultural contemporánea es un fenómeno bastante reciente, como bien demuestra la supervivencia a día de hoy de condiciones sociales primitivas como las que caracterizan a los nativos australianos y a los bosquimanos y pigmeos de África. Entre estos pueblos atrasados se puede observar algo de la temprana hostilidad entre grupos, el recelo personal y otros rasgos marcadamente antisociales que fueron tan característicos de todas las razas primitivas. Estos lamentables restos de los pueblos no sociales de tiempos antiguos son testimonio elocuente de que la tendencia individualista natural del hombre no puede competir con éxito con las organizaciones y asociaciones más potentes y poderosas que están por la progresión social. Estas atrasadas y recelosas razas antisociales, que hablan un dialecto diferente cada setenta u ochenta kilómetros, ilustran en qué mundo podíais estar viviendo ahora de no haber sido por las enseñanzas conjuntas del equipo corpóreo del Príncipe Planetario y la aportación posterior del grupo adánico de elevadores raciales.
68:1.7 (764.3) La expresión moderna «volver a la naturaleza» es una falsa ilusión de la ignorancia, una creencia en la realidad de la antigua y ficticia «edad de oro». La única base de la leyenda de la edad de oro es el hecho histórico de Dalamatia y el Edén. Pero aquellas sociedades mejoradas estuvieron lejos de hacer realidad los sueños utópicos.
68:2.1 (764.4) La sociedad civilizada es el resultado de los primeros esfuerzos del hombre por superar su aversión al aislamiento. Ello no implica necesariamente afecto mutuo, y el turbulento estado presente de ciertos grupos primitivos ilustra bien la conflictividad de las primeras tribus. Pero aunque los individuos de una civilización puedan chocar y pelearse, y aunque la civilización misma pueda parecer una masa incoherente de esfuerzos y luchas, al menos evidencia un esfuerzo serio, y no la monotonía mortal del estancamiento.
68:2.2 (764.5) Aunque el nivel de inteligencia ha contribuido considerablemente al ritmo del progreso cultural, la sociedad está fundamentalmente concebida para reducir el elemento de riesgo en el modo de vida del individuo y ha progresado a la misma velocidad con la que ha logrado aliviar el dolor y aumentar el elemento de placer en la vida. Todo el cuerpo social avanza así lentamente hacia esa meta de su destino —la extinción o la supervivencia— que depende de que la meta sea la autoconservación o la autogratificación. La autoconservación origina la sociedad, mientras que la autogratificación excesiva destruye la civilización.
68:2.3 (764.6) La sociedad se ocupa de perpetuarse, conservarse y gratificarse, pero la autorrealización humana merece convertirse en el objetivo inmediato de muchos grupos culturales.
68:2.4 (765.1) El instinto de manada del hombre normal no basta para explicar el desarrollo de una organización social como la que existe ahora en Urantia. Aunque esta propensión gregaria innata yace en el fondo de la sociedad humana, gran parte de la sociabilidad del hombre es adquirida. Las dos grandes influencias que contribuyeron a la temprana asociación de los seres humanos fueron el hambre y el amor sexual, dos impulsos instintivos que el hombre comparte con el mundo animal. Otras dos emociones que empujaron a los seres humanos a unirse y los mantuvieron unidos fueron la vanidad y el miedo, en especial el miedo a los fantasmas.
68:2.5 (765.2) La historia no es sino la crónica de la lucha multisecular del hombre por el alimento. El hombre primitivo solo pensaba cuando tenía hambre; ahorrar alimentos fue su primera renuncia, su primer acto de autodisciplina. Con el crecimiento de la sociedad, el hambre de alimento dejó de ser el único incentivo a la asociación. Otros muchos tipos de hambre, la satisfacción de necesidades diversas, condujeron al género humano a vincularse más estrechamente. Pero la sociedad de hoy está desequilibrada por un exceso de supuestas necesidades humanas. La civilización occidental del siglo veinte gime cansada bajo la enorme sobrecarga del lujo y la multiplicación desmedida de los anhelos y deseos humanos. La sociedad moderna soporta la tensión de una de sus fases más peligrosas de interasociación a gran escala con una interdependencia de enorme complejidad.
68:2.6 (765.3) La presión social del hambre, la vanidad y el temor a los fantasmas era continua, en cambio la de la gratificación sexual era pasajera e irregular. El deseo sexual por sí solo no impelió a los hombres y mujeres primitivos a asumir las pesadas cargas del mantenimiento del hogar. El hogar primitivo se fundó sobre la inquietud sexual del macho cuando se veía privado de una gratificación frecuente y sobre el abnegado amor materno que la hembra humana comparte en alguna medida con las hembras de todos los animales superiores. La presencia de un bebé indefenso determinó la primera diferenciación de las actividades masculinas y femeninas; la mujer tenía que mantener una residencia fija donde pudiera cultivar la tierra. Desde los tiempos más primitivos, el lugar donde estaba la mujer se ha considerado siempre como el hogar.
68:2.7 (765.4) Y así, la mujer se volvió pronto indispensable en la evolución del plan social, no tanto por la efímera pasión sexual como por la necesidad de alimento; el papel de la mujer era esencial para la autoconservación. Fue proveedora de alimentos, bestia de carga y compañera capaz de soportar grandes abusos sin resentimientos violentos. Y además de todos estos rasgos deseables, era un medio permanente de gratificación sexual.
68:2.8 (765.5) Casi todo lo que es de valor duradero en la civilización tiene sus raíces en la familia. La familia fue el primer grupo de paz que funcionó. En él, el hombre y la mujer aprendían a resolver sus antagonismos al tiempo que enseñaban a sus hijos a buscar la paz.
68:2.9 (765.6) La función del matrimonio en la evolución es asegurar la supervivencia de la raza, no el mero ejercicio de la felicidad personal; la autoconservación y la autoperpetuación son los objetivos reales del hogar. La autogratificación es incidental y no esencial, excepto como incentivo que asegura la vinculación sexual. Aunque la naturaleza exige supervivencia, las artes de la civilización no cesan de acrecentar los placeres del matrimonio y las satisfacciones de la vida de familia.
68:2.10 (765.7) Si ampliamos el concepto de vanidad hasta incluir el orgullo, la ambición y el honor, podremos percibir no solo cómo contribuyen estas propensiones a la formación de las asociaciones humanas, sino también cómo mantienen unidos a los hombres, puesto que estas emociones son inútiles sin un público ante el que lucirse. Pronto se asociaron a la vanidad otras emociones e impulsos que requerían una arena social donde exhibirse y satisfacerse. Este grupo de emociones dio origen a las primeras manifestaciones de todas las artes y ceremonias y a todas las formas de juegos y competiciones deportivas.
68:2.11 (766.1) La vanidad contribuyó poderosamente al nacimiento de la sociedad, pero en el momento de estas revelaciones los esfuerzos tortuosos de una generación envanecida amenazan con anegar y sumergir toda la compleja estructura de una civilización altamente especializada. Hace mucho tiempo que la necesidad de placer sustituyó a la necesidad de comer; los legítimos objetivos sociales de autoconservación se están transformando rápidamente en formas viles y amenazantes de autogratificación. La autoconservación construye la sociedad; la autogratificación desenfrenada destruye indefectiblemente la civilización.
68:3.1 (766.2) Los deseos primitivos produjeron la sociedad original, pero el miedo a los fantasmas la mantuvo unida y confirió a su existencia un aspecto extrahumano. El miedo común fue fisiológico en su origen: miedo al dolor físico, al hambre no satisfecha o a alguna calamidad terrenal; pero el miedo a los fantasmas fue un tipo de terror nuevo y sublime.
68:3.2 (766.3) Soñar con fantasmas ha sido probablemente el mayor factor individual de evolución de la sociedad humana. Aunque la mayoría de los sueños perturbaban mucho a la mente primitiva, soñar con fantasmas aterrorizaba literalmente a los primeros hombres y empujaba a esos soñadores supersticiosos a echarse unos en brazos de otros dispuestos a asociarse en serio para protegerse mutuamente contra los peligros imaginarios vagos e invisibles del mundo de los espíritus. Soñar con fantasmas fue una de las primeras diferencias que aparecieron entre el tipo humano y el tipo animal de mente. Los animales no imaginan la supervivencia después de la muerte.
68:3.3 (766.4) Con excepción de este factor fantasmal, toda la sociedad se fundó sobre necesidades fundamentales e impulsos biológicos básicos. Pero el miedo a los fantasmas introdujo un nuevo factor en la civilización, un miedo que va más allá de las necesidades elementales del individuo, incluso muy por encima de las luchas por preservar el grupo. El pavor a los espíritus de los muertos sacó a la luz una nueva y asombrosa forma de miedo, un terror atroz y poderoso que contribuyó a fustigar los descuidados órdenes sociales de las primeras edades hasta convertirlos en los grupos primitivos más plenamente disciplinados y mejor controlados de los tiempos antiguos. Esta superstición sin sentido, que aún persiste en parte, preparó la mente de los hombres mediante el miedo supersticioso a lo irreal y lo sobrenatural para el descubrimiento posterior del «miedo al Señor que es el comienzo de la sabiduría». Los miedos infundados de la evolución están concebidos para ser sustituidos por el respeto reverencial a la Deidad inspirado por la revelación. El primer culto del miedo a los fantasmas se convirtió en un poderoso lazo social, y desde aquel día remoto la humanidad se ha esforzado siempre en mayor o menor medida por lograr la espiritualidad.
68:3.4 (766.5) El hambre y el amor empujaron a los hombres a unirse; la vanidad y el miedo a los fantasmas los mantuvieron unidos. Pero estas emociones por sí solas, sin la influencia de revelaciones promotoras de la paz, son incapaces de soportar la tensión de las desconfianzas e irritaciones de la asociación humana. Sin la ayuda de fuentes sobrehumanas la tensión de la sociedad estalla al alcanzar ciertos límites, y estas mismas influencias de movilización social —el hambre, el amor, la vanidad y el miedo— conspiran para hundir a la humanidad en la guerra y el derramamiento de sangre.
68:3.5 (766.6) La tendencia a la paz de la raza humana no es una dotación natural. Proviene de las enseñanzas de la religión revelada, de la experiencia acumulada de las razas progresivas y muy especialmente de las enseñanzas de Jesús, el Príncipe de la Paz.
68:4.1 (767.1) Todas las instituciones sociales modernas proceden de la evolución de las costumbres primitivas de vuestros ancestros salvajes; las convenciones de hoy son las costumbres modificadas y ampliadas de ayer. Lo que el hábito es para el individuo, la costumbre es para el grupo, y las costumbres de los grupos se transforman en cultura popular o en tradiciones tribales, las convenciones de las masas. Todas las instituciones de la sociedad humana de hoy tienen su humilde origen en aquellos primeros comienzos.
68:4.2 (767.2) No hay que perder de vista que los usos y costumbres se originaron en un esfuerzo por ajustar la vida en grupo a las condiciones de la existencia en masa; los usos y costumbres fueron la primera institución social del hombre. Todas esas reacciones tribales surgieron del esfuerzo por evitar el dolor y la humillación, al tiempo que buscaban disfrutar del placer y del poder. El origen de la cultura popular, como el origen de los idiomas, es siempre inconsciente y no deliberado; por eso está siempre envuelto en misterio.
68:4.3 (767.3) El miedo a los fantasmas indujo al hombre primitivo a imaginar lo sobrenatural y asentó así firmemente los cimientos de las poderosas influencias sociales de la ética y la religión, que a su vez preservaron intactos los usos, costumbres y tradiciones de la sociedad de generación en generación. La única cosa que estableció y cristalizó al principio los usos y costumbres fue la creencia de que los muertos se aferraban celosamente a la forma en que habían vivido y muerto y, por lo tanto, castigarían implacablemente a aquellos mortales vivos que se atrevieran a desdeñar las reglas de vida que ellos habían respetado cuando estaban en la carne. Todo esto se ilustra muy bien en la presente veneración de la raza amarilla por sus antepasados. El desarrollo posterior de la religión primitiva reforzó enormemente el miedo a los fantasmas al estabilizar los usos y costumbres, pero el progreso de la civilización ha ido liberando cada vez más a la humanidad del cautiverio del miedo y la esclavitud de la superstición.
68:4.4 (767.4) Antes de recibir la enseñanza liberadora y liberalizadora de los maestros de Dalamatia, el hombre antiguo era una víctima indefensa del ritual de los usos y costumbres; el salvaje primitivo vivía apresado en un ceremonial interminable. Todo lo que hacía desde que se despertaba por la mañana hasta el momento de caer dormido en su caverna por la noche se tenía que hacer de la forma prescrita por la cultura popular de su tribu. Era un esclavo de la tiranía de la usanza; su vida no tenía nada de libre, espontáneo u original. No había ningún progreso natural hacia una existencia mental, moral o social más alta.
68:4.5 (767.5) El hombre primitivo era prisionero de la costumbre; el salvaje era un verdadero esclavo de la usanza. Aparecieron no obstante de tiempo en tiempo variaciones del estereotipo que se atrevían a inaugurar nuevas formas de pensar y métodos mejorados de vivir. Sin embargo, la inercia del hombre primitivo constituye el freno de seguridad biológico contra una caída precipitada en la inadaptación ruinosa de una civilización que avanza demasiado rápido.
68:4.6 (767.6) Pero estas costumbres no son un mal absoluto y deberían seguir evolucionando. Es casi fatal para la continuidad de la civilización emprender una modificación total de las costumbres mediante una revolución radical. La costumbre ha sido el hilo de continuidad que ha mantenido unida la civilización. La senda de la historia humana está salpicada de restos de costumbres desechadas y prácticas sociales obsoletas, pero no ha perdurado ninguna civilización que haya abandonado sus usos y costumbres salvo para adoptar costumbres mejores y más adecuadas.
68:4.7 (767.7) La supervivencia de una sociedad depende principalmente de la evolución progresiva de sus usos y costumbres. El proceso de evolución de las costumbres nace del deseo de experimentar; se proponen nuevas ideas y empieza la competición. Una civilización que progresa abraza la idea avanzada y perdura; el tiempo y las circunstancias seleccionan finalmente al grupo más apto para sobrevivir. Pero esto no significa que cada uno de los distintos cambios concretos en la composición de la sociedad humana haya sido para mejor. ¡No! ¡Claro que no!, pues ha habido muchísimos retrocesos en la larga lucha hacia adelante de la civilización de Urantia.
68:5.1 (768.1) La tierra es el escenario de la sociedad; los hombres son los actores. El hombre debe adaptar constantemente su forma de actuar para ajustarse a las condiciones de la tierra. La evolución de los usos y costumbres depende siempre de la ratio hombre-tierra. Esto es cierto aunque difícil de percibir. Las técnicas del manejo de la tierra, o artes del sustento, más el nivel de vida del hombre son iguales a la suma total de la cultura popular, los usos y costumbres. Y la suma de las adaptaciones del hombre a las exigencias de la vida es igual a su civilización cultural.
68:5.2 (768.2) Las primeras culturas humanas surgieron a lo largo de los ríos del hemisferio este, y hubo cuatro grandes pasos en el avance de la civilización, a saber:
68:5.3 (768.3) 1. La etapa de la recolección. La presión del hambre condujo a la primera forma de producción organizada: las hileras primitivas de recogida de alimentos. Esas hileras de la marcha del hambre llegaban a veces a los quince kilómetros en su paso por una región rebuscando comida. Fue la etapa nómada primitiva de la cultura y es el modo de vida que siguen ahora los bosquimanos africanos.
68:5.4 (768.4) 2. La etapa de la caza. La utilización de herramientas como armas permitió al hombre convertirse en cazador y ganar así una libertad considerable frente a la esclavitud de la comida. Un andonita ingenioso que se había magullado gravemente el puño en un violento combate redescubrió la idea de utilizar como brazo un palo largo y como puño, un trozo de pedernal duro atado con tendones a la punta del palo. Muchas tribus hicieron descubrimientos de este tipo cada una por su lado, y estas diversas formas de martillos representaron uno de los mayores pasos adelante de la civilización humana. A día de hoy algunos nativos australianos no han progresado mucho más allá de esta etapa.
68:5.5 (768.5) Los hombres azules se convirtieron en expertos cazadores y tramperos. Cercaban el agua de los ríos para atrapar peces en grandes cantidades y desecaban los excedentes que reservaban para el invierno. Empleaban una gran variedad de ingeniosos cepos y trampas para atrapar las presas, pero las razas más primitivas no cazaban animales grandes.
68:5.6 (768.6) 3. La etapa del pastoreo. La domesticación de animales hizo posible esta fase de la civilización. Los árabes y los nativos de África están entre los pueblos pastores más recientes.
68:5.7 (768.7) El pastoreo liberó aún más al hombre de la esclavitud de la comida, pues aprendió a vivir de los intereses de su capital: el incremento de sus rebaños. Esto le dejó más tiempo libre para cultivarse y progresar.
68:5.8 (768.8) La sociedad anterior al pastoreo fue una sociedad de cooperación entre los sexos, pero la expansión de la ganadería redujo a la mujer a las profundidades de la esclavitud social. En los tiempos anteriores era obligación del hombre conseguir el alimento animal y el quehacer de la mujer proporcionar los comestibles vegetales. La llegada de la era del pastoreo supuso la caída en picado de la dignidad de la mujer. Ella debía seguir trabajando duro para producir los vegetales necesarios para la vida, mientras que el hombre solo necesitaba recurrir a sus rebaños para obtener abundante alimento animal. El hombre se hizo así relativamente independiente de la mujer y el estatus de la mujer fue declinando gradualmente durante toda la edad del pastoreo. Al final de esta era ella se había convertido en poco más que un animal humano, relegada a trabajar y a parir la prole humana prácticamente igual a como se esperaba que los animales del rebaño trabajaran y dieran a luz a sus crías. Los hombres de las edades del pastoreo sentían un gran amor por su ganado, y es por ello aún más lamentable que no supieran desarrollar un afecto más profundo por sus esposas.
68:5.9 (769.1) 4. La etapa de la agricultura. La llegada de esta era está marcada por el cultivo de las plantas, y representa el tipo más alto de civilización material. Tanto Caligastia como Adán se esforzaron por enseñar horticultura y agricultura. Adán y Eva fueron hortelanos, no pastores, y el trabajo en las huertas era una cultura avanzada en aquellos días. El cultivo de las plantas ejerce una influencia ennoblecedora sobre todas las razas de la humanidad.
68:5.10 (769.2) La agricultura más que cuadruplicó la ratio hombre-tierra en el mundo. Puede combinarse con las actividades pastoriles de la etapa cultural anterior. Cuando las tres etapas se superponen, los hombres cazan y las mujeres trabajan la tierra.
68:5.11 (769.3) Siempre ha habido fricciones entre labradores y pastores. Los cazadores y los pastores eran combativos, belicosos; el agricultor es más pacífico. La vinculación con los animales sugiere lucha y fuerza; la vinculación con las plantas infunde paciencia, sosiego y paz. La agricultura y la industria son actividades de paz, pero comparten el mismo punto débil como actividades sociales del mundo: les falta emoción y aventura.
68:5.12 (769.4) La sociedad humana ha evolucionado desde la etapa de la caza, pasando por la de los pastores, hasta la etapa territorial de la agricultura. Y cada etapa de esta civilización progresiva estuvo acompañada por un descenso constante del nomadismo; el hombre empezó a vivir cada vez más en el hogar.
68:5.13 (769.5) Y ahora la industria está complementando a la agricultura, con el consiguiente aumento de la urbanización y la consiguiente multiplicación de grupos no agrícolas entre las clases de ciudadanos. Pero una era industrial no puede esperar sobrevivir si sus líderes no reconocen que incluso los desarrollos sociales más altos deben descansar siempre sobre una sólida base agrícola.
68:6.1 (769.6) El hombre es una criatura del suelo, un hijo de la naturaleza; por mucho que se esfuerce por escapar de la tierra, al final tiene el fracaso asegurado. Es literalmente cierto para toda la humanidad que «polvo eres y al polvo volverás». La lucha básica del hombre ha sido, es y será siempre por la tierra. El objetivo de las primeras asociaciones sociales de seres humanos primitivos era ganar esas batallas por la tierra. La ratio hombre-tierra subyace en toda civilización social.
68:6.2 (769.7) La inteligencia del hombre aumentó el rendimiento de la tierra por medio de las artes y de las ciencias. Al mismo tiempo se logró mantener el aumento natural de la prole bajo cierto control con vistas a disponer del sustento y el ocio necesarios para construir una civilización cultural.
68:6.3 (769.8) La sociedad humana está controlada por una ley que decreta que la población debe variar en proporción directa a las artes de la tierra e inversa a un nivel de vida dado. A lo largo de esas primeras edades, incluso más que en el presente, la ley de la oferta y la demanda respecto a los hombres y la tierra determinaba el valor estimado de ambos. Durante los tiempos de abundancia de tierra —territorio no ocupado— había mucha necesidad de hombres y el valor de la vida humana aumentaba en consecuencia; de ahí que la pérdida de la vida fuera más horrible. Durante los periodos de escasez de tierra y correspondiente superpoblación el valor relativo de la vida humana disminuía, de forma que la guerra, el hambre y la peste eran objeto de menor preocupación.
68:6.4 (770.1) Cuando disminuye el rendimiento de la tierra o aumenta la población se reanuda la inevitable lucha y afloran los peores rasgos de la naturaleza humana. La mejora en el rendimiento de la tierra, la extensión de las artes mecánicas y la reducción de la población tienden a fomentar el desarrollo del mejor lado de la naturaleza humana.
68:6.5 (770.2) Las sociedades fronterizas desarrollan el lado no especializado de la humanidad. Las bellas artes y el verdadero progreso científico, junto con la cultura espiritual, han prosperado mejor en los grandes centros habitados cuando están sostenidos por una población agrícola e industrial ligeramente por debajo de la ratio hombre-tierra. Las ciudades multiplican siempre el poder de sus habitantes para bien o para mal.
68:6.6 (770.3) El nivel de vida ha influido siempre en el tamaño de la familia. Cuanto más alto el nivel de vida, más pequeña la familia, hasta llegar al punto de estabilización o de extinción gradual.
68:6.7 (770.4) A través de las edades, los niveles de vida han determinado la calidad de una población superviviente en contraposición con la mera cantidad. Los niveles de vida de las clases locales dan origen a nuevas castas sociales, a nuevos usos y costumbres. Cuando los niveles de vida se vuelven demasiado complicados o excesivamente lujosos tienden rápidamente al suicidio. Las castas son el resultado directo de fuertes presiones sociales debidas a la intensa competencia producida por la densidad de la población.
68:6.8 (770.5) Las primeras razas recurrieron a menudo a prácticas destinadas a restringir la población; todas las tribus primitivas mataban a los niños deformes o enfermizos. Antes de la época de la compra de esposas, se mataba frecuentemente a las niñas recién nacidas. Algunas veces se estrangulaba a los niños al nacer, pero lo habitual era abandonarlos a la intemperie. El padre de gemelos solía insistir en matar a uno de ellos, ya que se creía que los nacimientos múltiples eran producto de la magia o la infidelidad. Sin embargo y por regla general, se perdonaba la vida a los gemelos del mismo sexo. Aunque estos tabúes acerca de los gemelos eran casi universales, nunca formaron parte de los usos y costumbres andonitas; estos pueblos consideraron siempre a los gemelos como augurio de buena suerte.
68:6.9 (770.6) Muchas razas aprendieron la técnica del aborto, y esta práctica se hizo muy común después de establecerse el tabú de las madres solteras. Las solteras acostumbraron a matar a su prole durante mucho tiempo, pero entre los grupos más civilizados esos hijos ilegítimos quedaban bajo la tutela de la madre de la joven. Muchos clanes primitivos quedaron prácticamente exterminados por la práctica del aborto y el infanticidio. Pero con independencia de los dictados de los usos y costumbres, era muy raro matar a un niño después de haberlo amamantado. El amor maternal es demasiado fuerte.
68:6.10 (770.7) Incluso en el siglo veinte persisten restos de aquellos controles primitivos de la población. Hay una tribu en Australia cuyas madres se niegan a criar a más de dos o tres hijos. No hace mucho tiempo una tribu caníbal se comía a cada quinto hijo que nacía. En Madagascar algunas tribus siguen matando a todos los niños nacidos en ciertos días de mala suerte, una práctica que elimina a alrededor del veinticinco por ciento de los bebés.
68:6.11 (770.8) Desde un punto de vista mundial la superpoblación no ha sido nunca un problema grave en el pasado, pero si disminuyen las guerras y la ciencia controla cada vez más las enfermedades humanas, puede llegar a ser un grave problema en un futuro próximo. En ese momento se pondrá a prueba la sabiduría de los líderes del mundo. ¿Comprenderán los gobernantes de Urantia el valor de fomentar la multiplicación del ser humano medio o estabilizado y no la de los extremos de lo superior a lo normal, por un lado, y la creciente masa de lo inferior a lo normal, por otro? Se debería fomentar al hombre normal; él es la columna vertebral de la civilización y la fuente de los genios mutantes de la raza. El hombre inferior a lo normal debería estar sujeto al control de la sociedad; no se deberían generar más de los que se necesiten para administrar los niveles inferiores de la industria, aquellas tareas que precisan una inteligencia superior a la animal pero cuyo nivel de exigencia es tan bajo que se convierten en una auténtica esclavitud y un cautiverio para los tipos más altos de la humanidad.
68:6.12 (771.1) [Presentado por un Melquisedec emplazado en otro tiempo en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 69
69:0.1 (772.1) EN EL PLANO emocional el hombre trasciende a sus ancestros animales en su capacidad de apreciar el humor, el arte y la religión. En el plano social la superioridad del hombre se manifiesta en su capacidad de fabricar herramientas, comunicarse y crear instituciones.
69:0.2 (772.2) Cuando los seres humanos mantienen grupos sociales durante mucho tiempo, esos agrupamientos terminan siempre por crear ciertas tendencias de actividad que culminan en la institucionalización. La mayoría de las instituciones del hombre han supuesto un ahorro de trabajo al tiempo que contribuyen de algún modo a mejorar la seguridad del grupo.
69:0.3 (772.3) El hombre civilizado se precia del carácter, la estabilidad y la continuidad de sus instituciones establecidas, pero todas las instituciones humanas no son más que los usos y costumbres acumulados del pasado, conservados por los tabúes y dignificados por la religión. Esos legados se convierten en tradiciones, y las tradiciones terminan por transformarse en convenciones.
69:1.1 (772.4) Todas las instituciones humanas atienden a alguna necesidad social pasada o presente, aunque su desarrollo excesivo resta indefectiblemente valor al individuo por el hecho de eclipsar su personalidad y disminuir su iniciativa. El hombre debería controlar sus instituciones en vez de dejarse dominar por estos productos del avance de la civilización.
69:1.2 (772.5) Las instituciones humanas pertenecen a tres clases generales:
69:1.3 (772.6) 1. Instituciones de autoconservación. Estas instituciones abarcan las prácticas nacidas del hambre y sus instintos asociados de autopreservación. Se incluyen entre ellas la industria, la propiedad, la guerra lucrativa y todos los mecanismos reguladores de la sociedad. Tarde o temprano el instinto del miedo fomenta el establecimiento de estas instituciones de supervivencia valiéndose del tabú, la convención y la sanción religiosa. Pero el miedo, la ignorancia y la superstición han desempeñado un papel prominente en los orígenes y el desarrollo posterior de todas las instituciones humanas.
69:1.4 (772.7) 2. Instituciones de autoperpetuación. Son las creaciones de la sociedad nacidas del apetito sexual, del instinto maternal y de los sentimientos afectivos más altos de las razas. Abarcan las salvaguardias sociales del hogar y la escuela, de la vida familiar, de la educación, de la ética y de la religión. Incluyen las costumbres matrimoniales, la guerra defensiva y la construcción de viviendas.
69:1.5 (772.8) 3. Instituciones de autogratificación. Son las prácticas que surgen de la propensión a la vanidad y de los sentimientos de orgullo, entre ellas las costumbres del vestido y el adorno personal, los usos sociales, la guerra por la gloria, el baile, la diversión, los juegos y otros aspectos de gratificación sensual. Pero la civilización no ha creado nunca instituciones específicas de autogratificación.
69:1.6 (773.1) Estos tres grupos de prácticas sociales están íntimamente interrelacionados y son minuciosamente interdependientes. En Urantia representan una organización compleja que funciona como un único mecanismo social.
69:2.1 (773.2) La industria primitiva surgió lentamente como un seguro contra los terrores del hambre. Desde el principio de su existencia, el hombre fue aprendiendo de algunos animales a almacenar comida cuando era abundante para los días de escasez.
69:2.2 (773.3) Antes de la aparición de la primera economía y la industria primitiva, la suerte de la tribu común era de miseria y auténtico sufrimiento. Los primeros hombres tenían que competir con todo el mundo animal para alimentarse. La gravedad de la competencia arrastra siempre al hombre hacia el nivel de la bestia; la tiranía de la pobreza es su estado natural. La riqueza no es un don natural; es fruto del trabajo, el conocimiento y la organización.
69:2.3 (773.4) El hombre primitivo no tardó en reconocer las ventajas de la asociación. La asociación condujo a la organización, y el primer resultado de la organización fue la división del trabajo con el correspondiente ahorro inmediato de tiempo y materiales. Estas especializaciones del trabajo surgieron de la adaptación a la presión, buscando siempre la vía del mínimo esfuerzo. Los salvajes primitivos no hicieron nunca ningún trabajo real con gusto ni de buen grado. Solo se resignaban a trabajar movidos por la necesidad.
69:2.4 (773.5) Al hombre primitivo no le gustaba el trabajo duro y solo se daba prisa en caso de peligro grave. El elemento tiempo del trabajo, la idea de hacer una tarea dada dentro de cierto límite de tiempo, es una noción totalmente moderna. Los antiguos no sentían la urgencia del tiempo. Fue la doble exigencia de la intensa lucha por la existencia y el progreso constante de los niveles de vida lo que empujó a las razas de los primeros hombres, inactivas por naturaleza, por los caminos de la industria.
69:2.5 (773.6) El trabajo, el esfuerzo de proyectar, distinguen al hombre de la bestia, cuyos afanes son en gran parte instintivos. La necesidad de trabajar es la bendición primordial del hombre. Todo el equipo del Príncipe trabajó; contribuyeron mucho a ennoblecer el trabajo físico en Urantia. Adán fue hortelano; el Dios de los hebreos trabajó: fue el creador y sostenedor de todas las cosas. Los hebreos fueron la primera tribu que atribuyó un valor supremo a la laboriosidad; fueron el primer pueblo que decretó que «quien no trabaje tampoco coma». Sin embargo, muchas de las religiones del mundo volvieron al primer ideal de ociosidad. Júpiter fue un juerguista y Buda se convirtió en un entusiasta reflexivo del ocio.
69:2.6 (773.7) Las tribus sangik eran bastante laboriosas cuando residían fuera de las regiones tropicales. Pero hubo una larguísima lucha entre los perezosos partidarios de la magia y los apóstoles del trabajo que practicaban la previsión.
69:2.7 (773.8) La primera previsión humana estuvo dirigida a conservar el fuego, el agua y la comida. Pero el hombre primitivo era un jugador nato; quería siempre conseguir algo a cambio de nada, y en esos primeros tiempos los éxitos del trabajo paciente se atribuían demasiadas veces a los hechizos. La magia tardó mucho en dejar paso a la previsión, el esfuerzo y la laboriosidad.
69:3.1 (773.9) La división del trabajo en la sociedad primitiva se determinó primero por circunstancias naturales y después por circunstancias sociales. Este fue el primer orden de especialización del trabajo:
69:3.2 (774.1) 1. Especialización basada en el sexo. La presencia selectiva de los hijos fue el factor determinante del trabajo de la mujer; las mujeres aman por naturaleza a los bebés más que los hombres. La mujer se convirtió así en la trabajadora de rutina, mientras que el hombre se hizo cazador y guerrero, con periodos de trabajo y descanso bien diferenciados.
69:3.3 (774.2) A través de las edades los tabúes se han encargado de limitar estrictamente a la mujer a su propio campo. El hombre ha elegido con todo egoísmo el trabajo más agradable, y ha dejado la pesada rutina para la mujer. El hombre se ha avergonzado siempre de hacer el trabajo de la mujer, en cambio la mujer no ha mostrado nunca rechazo por el del hombre. Pero por extraño que parezca, el hombre y la mujer han trabajado siempre juntos para construir y amueblar el hogar.
69:3.4 (774.3) 2. Adaptación a la edad y la enfermedad. La siguiente división del trabajo vino determinada por estas diferencias. Pronto se encargó a los ancianos y lisiados la fabricación de armas y herramientas, y más tarde la construcción de obras de riego.
69:3.5 (774.4) 3. Diferenciación basada en la religión. Los curanderos fueron los primeros seres humanos que estuvieron exentos de los trabajos físicos duros; fueron los pioneros de las profesiones liberales. Los metaleros fueron un pequeño grupo que competía con los curanderos como magos. Su maestría en el trabajo de los metales hizo que la gente los temiera. Los «metaleros blancos» (hojalateros) y los «metaleros negros» (herreros) dieron origen a las primeras creencias en la magia blanca y la magia negra. Estas creencias se mezclaron más tarde con las supersticiones de fantasmas buenos y malos, de buenos y malos espíritus.
69:3.6 (774.5) Los metaleros fueron el primer grupo no religioso que disfrutó de privilegios especiales. Eran considerados neutrales durante las guerras, y ese ocio sobrante los llevó a convertirse en la clase política de la sociedad primitiva. Sin embargo los metaleros se hicieron odiar universalmente por su abuso descarado de los privilegios, y los curanderos no tardaron en fomentar este odio hacia sus competidores. En esta primera contienda entre ciencia y religión triunfó la religión (la superstición). Después de ser expulsados de los pueblos, los metaleros establecieron las primeras posadas, las primeras pensiones públicas, en las afueras de los poblados.
69:3.7 (774.6) 4. Amos y esclavos. Las relaciones entre conquistadores y conquistados produjeron la siguiente diferenciación del trabajo, que supuso el comienzo de la esclavitud humana.
69:3.8 (774.7) 5. Diferenciación basada en las diversas dotaciones físicas y mentales. Las diferencias inherentes a los hombres favorecieron nuevas divisiones del trabajo; no todos los seres humanos nacen iguales.
69:3.9 (774.8) Los primeros especialistas de la industria fueron los astilladores de pedernal y los mamposteros; luego vinieron los metaleros. Más tarde se desarrolló la especialización colectiva; familias y clanes enteros se dedicaron a ciertos tipos de trabajo. El origen de una de las primeras castas de sacerdotes, aparte de los curanderos tribales, se debió a la exaltación supersticiosa de una familia de expertos fabricantes de espadas.
69:3.10 (774.9) Los primeros especialistas colectivos de la industria fueron los exportadores de sal gema y los alfareros. Las mujeres hacían la alfarería sencilla y los hombres, la elaborada. Entre algunas tribus las mujeres eran las que cosían y tejían, en otras lo hacían los hombres.
69:3.11 (774.10) Los primeros comerciantes fueron mujeres; se las empleaba como espías y ejercían el comercio como actividad complementaria. Pronto se expandió el comercio, y las mujeres actuaban como intermediarias o corredoras. Luego apareció la clase de los mercaderes que cobraban una comisión, un beneficio, por sus servicios. El creciente trueque entre grupos fue evolucionando hacia el comercio, y tras el intercambio de mercancías vino el intercambio de mano de obra especializada.
69:4.1 (775.1) Igual que el matrimonio por contrato siguió al matrimonio por captura, el comercio por trueque siguió a la apropiación forzosa. Pero medió un largo periodo de piratería entre las primeras prácticas de trueque silencioso y el comercio posterior mediante métodos modernos de intercambio.
69:4.2 (775.2) Los primeros trueques fueron llevados a cabo por comerciantes armados que dejaban sus mercancías en un lugar neutral. Las mujeres mantuvieron los primeros mercados; fueron las primeras comerciantes por el hecho de ser ellas las que cargaban con las mercancías; los hombres eran guerreros. Muy pronto aparecieron los mostradores de trueque, que eran muros lo bastante anchos como para impedir que los comerciantes se alcanzaran con sus armas.
69:4.3 (775.3) Se utilizaba un fetiche para montar guardia en los depósitos de mercancías destinadas al trueque silencioso. Esos lugares de mercado estaban protegidos contra el robo; nada salía de ellos si no era por compra o por permuta; con un fetiche de guardia, las mercancías estaban siempre a salvo. Los primeros comerciantes eran escrupulosamente honrados dentro de su propia tribu, pero les parecía aceptable engañar a forasteros desconocidos. Incluso los primeros hebreos observaban un código ético aparte en sus tratos con los gentiles.
69:4.4 (775.4) El trueque silencioso se siguió practicando durante mucho tiempo antes de que los hombres aceptaran reunirse desarmados en el sagrado recinto del mercado. Esas mismas plazas de mercado se convirtieron en los primeros lugares de asilo, y en algunas regiones se conocerían más tarde como «ciudades de refugio». Todo fugitivo que llegara al mercado estaba a salvo y protegido contra cualquier ataque.
69:4.5 (775.5) Los primeros pesos fueron granos de trigo y otros cereales. El primer medio de canje fue un pescado o una cabra. Más tarde la vaca se convirtió en unidad de trueque.
69:4.6 (775.6) La escritura moderna se originó en los primeros registros comerciales; la primera literatura del hombre fue un documento de promoción comercial, un anuncio de sal. Muchas de las primeras guerras se libraron por yacimientos naturales como los de pedernal, sal o metales. El primer tratado formal entre tribus estableció la explotación en común de un yacimiento de sal. Esos lugares sujetos a tratado proporcionaban a las tribus la oportunidad de mezclarse e intercambiar ideas de forma pacífica y amistosa.
69:4.7 (775.7) La escritura progresó a través de las etapas de los palos mensajeros, las cuerdas con nudos, la escritura pictórica, los jeroglíficos y los cinturones de cuentas hasta los primeros alfabetos simbólicos. El envío de mensajes evolucionó desde las primitivas señales de humo hasta los corredores, los jinetes, los ferrocarriles y los aviones, así como el telégrafo, el teléfono y la comunicación inalámbrica.
69:4.8 (775.8) Los comerciantes antiguos propagaron ideas nuevas y métodos mejores por todo el mundo habitado. El comercio, unido a la aventura, condujo a la exploración y al descubrimiento. Y todo esto dio origen al transporte. El comercio ha sido el gran civilizador al promover el cruce vitalizador de culturas.
69:5.1 (775.9) El capital es trabajo planteado como renuncia al presente en favor del futuro. Los ahorros representan una forma de seguro de manutención y supervivencia. La acumulación de alimentos desarrolló el autocontrol y creó los primeros problemas de capital y de mano de obra. El hombre que poseía alimentos, siempre que pudiera protegerlos de los ladrones, tenía una clara ventaja sobre el que no los poseía.
69:5.2 (775.10) El banquero primitivo era el hombre valiente de la tribu. Guardaba los tesoros del grupo en depósito y el clan entero defendía su choza en caso de ataque. De este modo, la acumulación de capital individual y riqueza colectiva dio origen inmediato a la organización militar. Estas precauciones se tomaron inicialmente para defender la propiedad contra asaltantes exteriores, pero luego se fue imponiendo la costumbre de mantener activa la organización militar mediante incursiones contra las propiedades y riquezas de las tribus vecinas.
69:5.3 (776.1) Los móviles fundamentales de la acumulación del capital fueron los siguientes:
69:5.4 (776.2) 1. El hambre unida a la previsión. Guardar y conservar alimentos significaba poder y comodidad para los que tenían la previsión de prepararse para futuras necesidades. Almacenar alimentos era un buen seguro contra la hambruna y los desastres. En realidad, todo el cuerpo primitivo de usos y costumbres estaba concebido para ayudar al hombre a subordinar el presente al futuro.
69:5.5 (776.3) 2. El amor a la familia, el deseo de satisfacer sus necesidades. El capital supone ahorrar bienes a pesar de las necesidades del presente para asegurarse contra las exigencias del futuro. Una parte de esa necesidad futura puede estar relacionada con la descendencia del ahorrador.
69:5.6 (776.4) 3. La vanidad, el anhelo de exhibir la acumulación de bienes. La ropa innecesaria fue uno de los primeros símbolos de distinción. La vanidad de coleccionar atrajo pronto el orgullo del hombre.
69:5.7 (776.5) 4. La posición, el afán por comprar prestigio social y político. Pronto surgió una nobleza comercializada; para ser admitido en ella había que prestar algún servicio especial a la realeza o se concedía simplemente a cambio de dinero.
69:5.8 (776.6) 5. El poder, el ansia de ser el amo. Prestar tesoros era un medio habitual de esclavización; el cien por cien anual era el tipo de interés en aquellos tiempos antiguos. Los prestamistas se convertían en auténticos reyes con un ejército permanente de deudores. Los siervos fueron una de las primeras formas de acumulación de propiedad, y en la antigüedad la esclavitud por deudas se extendía incluso al control del cuerpo después de la muerte.
69:5.9 (776.7) 6. El miedo a los fantasmas de los muertos, las cuotas de protección pagadas a los sacerdotes. El hombre empezó pronto a hacer regalos funerarios a los sacerdotes con vistas a que sus bienes fueran utilizados para facilitar su progreso en la próxima vida. La clase sacerdotal se hizo así muy rica; fueron los principales capitalistas de la antigüedad.
69:5.10 (776.8) 7. El impulso sexual, el deseo de comprar una o más esposas. La primera forma de comercio del hombre fue el intercambio de mujeres; fue muy anterior al comercio de caballos. Pero el trueque de esclavas sexuales no ha hecho nunca progresar a la sociedad; este tráfico era y es una vergüenza racial, pues dificultó el desarrollo de la vida familiar y contaminó al mismo tiempo la aptitud biológica de los pueblos superiores.
69:5.11 (776.9) 8. Las numerosas formas de autogratificación. Algunos buscaron la riqueza porque confería poder; otros trabajaron duro para conseguir bienes y vivir con desahogo. Los primeros hombres (y otros más tardíos) tendían a derrochar sus recursos en lujos. Las bebidas alcohólicas y las drogas intrigaban a las razas primitivas.
69:5.12 (776.10) A medida que la civilización se desarrollaba, el hombre adquirió nuevos incentivos para ahorrar; nuevas necesidades se fueron sumando rápidamente al hambre original. Se llegó a aborrecer tanto la pobreza que se suponía que solo los ricos iban directamente al cielo al morir. Se llegó a valorar tanto la propiedad que dar un festín ostentoso bastaba para limpiar el deshonor de un nombre.
69:5.13 (777.1) La acumulación de riqueza se convirtió pronto en símbolo de distinción social. Los individuos de ciertas tribus acumulaban bienes durante años solo para quemarlos en alguna festividad o repartirlos gratuitamente entre sus compañeros de tribu. Así causaban sensación y se convertían en grandes hombres. Incluso los pueblos modernos se complacen en repartir pródigamente regalos de Navidad, mientras que sus ciudadanos más ricos dotan a las grandes instituciones filantrópicas y educativas. Los procedimientos del hombre varían, pero su propensión es la misma.
69:5.14 (777.2) Cabe señalar por otro lado que muchos de los hombres ricos de la antigüedad distribuyeron gran parte de su fortuna por miedo a morir a manos de los que codiciaban sus tesoros. Los hombres acaudalados solían sacrificar a partidas enteras de esclavos para demostrar su desdén por la riqueza.
69:5.15 (777.3) Aunque el capital ha contribuido a liberar al hombre, ha complicado enormemente su organización social e industrial. El abuso del capital por capitalistas injustos no invalida el hecho de que es la base de la sociedad industrial moderna. Gracias al capital y a los inventos, la presente generación goza de mayor grado de libertad que ninguna de sus predecesoras en el planeta. Esto se hace constar aquí como hecho y no como justificación de los muchos malos usos del capital por parte de custodios desconsiderados y egoístas.
69:6.1 (777.4) La sociedad primitiva con sus cuatro divisiones —industrial, normativa, religiosa y militar— surgió gracias al papel decisivo que desempeñaron el fuego, los animales, los esclavos y la propiedad.
69:6.2 (777.5) La capacidad de hacer fuego separó de un solo salto y para siempre al hombre del animal; es el invento o descubrimiento humano fundamental. El fuego permitió al hombre pasar la noche en el suelo, ya que todos los animales lo temen. El fuego alentó el trato social a la caída de la tarde; no solo protegía del frío y de los animales salvajes, sino que se empleaba también como protección contra los fantasmas. Al principio se utilizaba más para alumbrar que para calentar; muchas tribus atrasadas se niegan a dormir sin una llama ardiendo durante toda la noche.
69:6.3 (777.6) El fuego fue un gran civilizador y dio al hombre su primera oportunidad de ser altruista sin privarse de nada, pues podía regalar brasas a un vecino sin echarlas en falta. El fuego del hogar, que era atendido por la madre o la hija mayor, fue el primer educador, pues exigía vigilancia y responsabilidad. El primer hogar no fue un edificio sino la familia reunida alrededor del fuego, la hoguera familiar. Cuando un hijo fundaba un nuevo hogar se llevaba una tea de la hoguera familiar.
69:6.4 (777.7) Aunque Andon, el descubridor del fuego, evitó tratarlo como objeto de adoración, muchos de sus descendientes consideraron la llama como un fetiche o como un espíritu. No supieron aprovechar los beneficios sanitarios del fuego porque se negaban a quemar residuos. El hombre primitivo temía al fuego y procuraba mantenerlo siempre de buen humor, por eso le echaba incienso. Los antiguos no escupían en el fuego bajo ninguna circunstancia ni pasaban entre alguien y un fuego ardiendo. Hasta las piritas de hierro y los pedernales que se utilizaban para hacer fuego eran sagrados para los primeros miembros del género humano.
69:6.5 (777.8) Era pecado apagar una llama; si una choza se incendiaba, se la dejaba arder. Los fuegos de los templos y capillas eran sagrados y no se permitía nunca que se apagaran; sin embargo era costumbre encender nuevos fuegos cada año o después de alguna calamidad. Las mujeres fueron elegidas como sacerdotisas porque eran ellas las que custodiaban el fuego del hogar.
69:6.6 (778.1) Los primeros mitos acerca de cómo descendió el fuego de los dioses nacieron de la observación de incendios provocados por rayos. Estas ideas sobre su origen sobrenatural condujeron directamente a la adoración del fuego, y la adoración del fuego condujo a la costumbre de «pasar por el fuego», una práctica que se mantuvo hasta los tiempos de Moisés. Y aún persiste la idea de que se pasa por el fuego tras la muerte. El mito del fuego fue un gran vínculo de unión en los primeros tiempos y aún perdura en el simbolismo de los parsis.
69:6.7 (778.2) El fuego condujo a cocinar, y «come crudo» se convirtió en una expresión de burla. Comer cocinado redujo el gasto de energía vital necesaria para la digestión y dejó así a los primeros hombres algunas fuerzas para la cultura social, mientras que la cría de animales, al reducir el esfuerzo necesario para conseguir comida, proporcionó tiempo para las actividades sociales.
69:6.8 (778.3) Se debe recordar que el fuego abrió la puerta a la metalurgia y condujo al descubrimiento posterior de la energía del vapor y a los usos de la electricidad en el presente.
69:7.1 (778.4) Al principio todo el mundo animal era enemigo del hombre; los seres humanos tuvieron que aprender a protegerse de las bestias. Primero el hombre se comió a los animales, pero después aprendió a domesticarlos y a hacer que le sirvieran.
69:7.2 (778.5) La domesticación de animales ocurrió por casualidad. Los salvajes cazaban en las manadas de forma muy parecida a como los indios norteamericanos cazaban el bisonte. Rodeaban la manada para controlar a los animales y así podían matarlos a medida que los necesitaban como alimento. Más adelante se construyeron corrales y se capturaban manadas enteras.
69:7.3 (778.6) Fue fácil domar a algunos animales, pero al igual que el elefante, muchos de ellos no se reproducían en cautiverio. Más adelante se descubrió que ciertas especies de animales se sometían a la presencia del hombre y se reproducían en cautiverio. La domesticación de animales se promovió así mediante la cría selectiva, un arte que ha hecho grandes progresos desde los días de Dalamatia.
69:7.4 (778.7) El perro fue el primer animal que se domesticó, y la difícil experiencia de domarlo comenzó cuando cierto perro, después de seguir a un cazador todo el día, llegó con él hasta su casa. Durante miles de años los perros se utilizaron como alimento, para la caza, para el transporte y como compañía. Al principio los perros solo aullaban, aunque más tarde aprendieron a ladrar. El agudo sentido del olfato del perro dio pie a la idea de que podían ver espíritus, y apareció así el culto a los perros fetiche. El empleo de perros guardianes permitió por primera vez que el clan completo pudiera dormir por la noche. Entonces se estableció la costumbre de utilizar a los perros guardianes para proteger el hogar contra los espíritus igual que contra los enemigos materiales. Cuando el perro ladraba algún hombre o animal se acercaba, pero cuando el perro aullaba los espíritus andaban cerca. Incluso hoy en día muchos siguen creyendo que el aullido nocturno de un perro presagia la muerte.
69:7.5 (778.8) Cuando el hombre era cazador fue bastante amable con la mujer, pero a raíz de la domesticación de los animales junto con la confusión ocasionada por Caligastia, muchas tribus trataron a sus mujeres de forma vergonzosa. Las trataron de manera muy parecida a como trataban a sus animales. El trato brutal del hombre a la mujer constituye uno de los capítulos más negros de la historia humana.
69:8.1 (778.9) El hombre primitivo no dudó nunca en esclavizar a sus semejantes. La mujer fue la primera esclava, una esclava familiar. Los pueblos pastores esclavizaron a la mujer como pareja sexual inferior. Este tipo de esclavitud sexual fue consecuencia directa de la dependencia cada vez menor del hombre hacia la mujer.
69:8.2 (779.1) No hace mucho tiempo la esclavitud era el destino de los prisioneros de guerra que se negaban a aceptar la religión del conquistador. En tiempos anteriores los prisioneros eran comidos, torturados hasta morir, obligados a luchar entre sí, sacrificados a los espíritus o esclavizados. La esclavitud fue un gran avance sobre las masacres y el canibalismo.
69:8.3 (779.2) La esclavización fue un paso adelante en cuanto a clemencia con los cautivos de guerra. La emboscada de Hai, con la matanza sistemática de hombres, mujeres y niños, en la que solo se dejó con vida al rey para satisfacer la vanidad del vencedor, es imagen fiel de las bárbaras masacres practicadas incluso por pueblos supuestamente civilizados. El ataque a Og, el rey de Basán, fue igualmente brutal y efectivo. Los hebreos «aniquilaban totalmente» a sus enemigos y se apoderaban de todos sus bienes como botín. Imponían tributos a todas las ciudades, so pena de «aniquilar a todos los varones». Pero en esa misma época muchas tribus mostraban ya menos egotismo tribal y llevaban mucho tiempo adoptando a los cautivos superiores.
69:8.4 (779.3) Los cazadores, como el hombre rojo americano, no esclavizaban. O bien adoptaban o bien mataban a sus prisioneros. La esclavitud no prevaleció entre los pueblos pastores porque necesitaban poca mano de obra. En las guerras los pastores tenían como norma matar a todos los cautivos varones y tomar como esclavos solo a mujeres y niños. El código mosaico contenía indicaciones precisas sobre el modo de convertir a esas mujeres cautivas en esposas. Si no eran satisfactorias podían ser despedidas, pero a los hebreos no les estaba permitido vender como esclavas a esas consortes rechazadas. Esto, al menos, era un avance de la civilización. Aunque las normas sociales de los hebreos eran rudimentarias, estaban muy por encima de las de las tribus de su entorno.
69:8.5 (779.4) Los pastores fueron los primeros capitalistas. Sus rebaños representaban el capital y vivían de los intereses: su incremento natural; y no estaban dispuestos a confiar esta riqueza al cuidado de esclavos ni de mujeres. Sin embargo, con el tiempo empezaron a hacer prisioneros varones a los que forzaban a cultivar el suelo. Este es el primer origen de la servidumbre, del hombre atado a la tierra. A los africanos se les podía enseñar fácilmente a trabajar la tierra, de ahí que se convirtieran en la gran raza esclava.
69:8.6 (779.5) La esclavitud fue un eslabón indispensable en la cadena de la civilización humana. Fue el puente por el que la sociedad pasó del caos y la indolencia al orden y las actividades civilizadas. Obligó a los pueblos atrasados y perezosos a trabajar y proporcionó así la riqueza y el ocio necesarios para el avance social de sus superiores.
69:8.7 (779.6) La institución de la esclavitud obligó al hombre a inventar el mecanismo regulador de la sociedad primitiva; dio origen a las primeras formas de gobierno. La esclavitud exige una fuerte regulación; por ello desapareció prácticamente durante la Edad Media europea cuando los señores feudales no pudieron controlar a los esclavos. Las tribus atrasadas de la antigüedad, igual que los aborígenes australianos de hoy, nunca tuvieron esclavos.
69:8.8 (779.7) Es cierto que la esclavitud era opresiva, pero fue en las escuelas de la opresión donde el hombre aprendió la laboriosidad. Al final los esclavos compartieron los beneficios de la sociedad superior que tan en contra de su voluntad contribuyeron a construir. La esclavitud crea una organización de cultura y logro social, pero pronto ataca insidiosamente a la sociedad desde dentro como la más grave de todas las enfermedades sociales destructivas.
69:8.9 (779.8) Los inventos de la mecánica moderna han dejado obsoleto al esclavo. La esclavitud, al igual que la poligamia, está desapareciendo porque no compensa. Pero el resultado de liberar de golpe a un gran número de esclavos siempre ha sido desastroso; una emancipación gradual genera menos problemas.
69:8.10 (780.1) Hoy en día los hombres ya no son esclavos sociales, pero miles de ellos permiten que la ambición los haga esclavos de las deudas. La esclavitud involuntaria ha dado paso a una nueva forma mejorada de servidumbre industrial modificada.
69:8.11 (780.2) Aunque el ideal de la sociedad sea la libertad universal, no se debería tolerar nunca la ociosidad. Todas las personas capaces deberían estar obligadas a hacer al menos el trabajo suficiente para sustentarse.
69:8.12 (780.3) La sociedad moderna está dando marcha atrás. La esclavitud casi ha desaparecido; los animales domésticos van por el mismo camino. La civilización está volviendo al fuego —al mundo inorgánico— en busca de energía. El hombre salió del salvajismo mediante el fuego, los animales y la esclavitud. Hoy mira hacia atrás y desecha la ayuda de esclavos y la asistencia de animales mientras intenta arrancar nuevos secretos y nuevas fuentes de riqueza y energía del depósito elemental de la naturaleza.
69:9.1 (780.4) Aunque la sociedad primitiva fue prácticamente comunal, el hombre primitivo no observaba las doctrinas del comunismo moderno. El comunismo de aquellos primeros tiempos no fue una mera teoría o doctrina social; era una simple adaptación automática de tipo práctico. El comunismo impidió el pauperismo y la indigencia. La mendicidad y la prostitución eran casi desconocidas entre esas tribus antiguas.
69:9.2 (780.5) El comunismo primitivo no niveló especialmente a los hombres por abajo; tampoco exaltó la mediocridad, pero sí fomentó la ociosidad y la pereza, ahogó la laboriosidad y destruyó la ambición. El comunismo fue un andamiaje indispensable para el crecimiento de la sociedad primitiva, pero tuvo que ceder el paso a la evolución de un orden social más elevado porque iba en contra de cuatro poderosas inclinaciones humanas:
69:9.3 (780.6) 1. La familia. El hombre no solo ansía acumular propiedades, desea también legar su capital a su progenie. Pero en la sociedad comunal primitiva el capital que dejaba un hombre al morir o bien se consumía inmediatamente o bien se repartía entre el grupo. La propiedad no se heredaba: el impuesto sobre sucesiones era del cien por cien. Los usos y costumbres posteriores en cuanto a acumulación de capital y transmisión hereditaria de la propiedad fueron un indudable adelanto social. Y esto es cierto a pesar de los graves abusos asociados posteriormente al mal uso del capital.
69:9.4 (780.7) 2. Las tendencias religiosas. El hombre primitivo quería también ahorrar bienes como punto de partida para su vida en la existencia siguiente. Esto explica por qué duró tanto tiempo la costumbre de enterrar al difunto con sus pertenencias personales. Los antiguos creían que solo los ricos sobrevivían a la muerte con cierto placer y dignidad inmediatos. Los maestros de la religión revelada, y en particular los maestros cristianos, fueron los primeros en proclamar que los pobres podían salvarse en las mismas condiciones que los ricos.
69:9.5 (780.8) 3. El deseo de libertad y de ocio. En los primeros días de la evolución social el reparto de los ingresos individuales entre el grupo era prácticamente una forma de esclavitud; el trabajador se hacía esclavo del ocioso. La debilidad suicida del comunismo fue que el imprevisor vivía habitualmente a costa del ahorrador. Incluso en los tiempos modernos los imprevisores dependen de que el Estado (los contribuyentes ahorrativos) los cuide. Los que no tienen capital siguen esperando que los que lo tienen les den de comer.
69:9.6 (780.9) 4. La necesidad de seguridad y de poder. El comunismo acabó siendo destruido por los fraudes de los individuos prósperos y progresistas que recurrían a diversos subterfugios para evitar convertirse en esclavos de los indolentes holgazanes de su tribu. Al principio los bienes solo podían atesorarse en secreto, pues la inseguridad de los tiempos primitivos impedía la acumulación abierta de capital. Incluso en tiempos posteriores era muy peligroso amasar demasiada riqueza porque el rey no dejaría de inventar alguna acusación para confiscar las propiedades del rico. Y cuando un rico moría el funeral se retrasaba hasta que la familia donaba una cuantiosa suma al bienestar público o al rey, un impuesto sobre sucesiones.
69:9.7 (781.1) En los primeros tiempos las mujeres eran propiedad de la comunidad y la madre dominaba la familia. Los primeros jefes eran dueños de toda la tierra y propietarios de todas las mujeres; el matrimonio requería el consentimiento del jefe de la tribu. Con la desaparición del comunismo las mujeres se convirtieron en propiedad individual y el padre asumió gradualmente el control doméstico. Así nació el hogar, y la monogamia fue sustituyendo gradualmente a las costumbres polígamas imperantes. (La poligamia es el vestigio del concepto de esclavitud femenina en el matrimonio. La monogamia es el ideal, libre de toda esclavitud, de la asociación incomparable de un hombre y una mujer en la hermosa empresa de formar un hogar, criar a los hijos, cultivarse mutuamente y mejorarse a sí mismos.)
69:9.8 (781.2) Al principio toda propiedad, incluso armas y herramientas, era posesión común de la tribu. La propiedad privada consistió primero en todo lo que una persona tocara. Si un extraño bebía en una taza, la taza era suya desde ese momento. Más adelante, todo lugar donde se derramara sangre se convertiría en propiedad de la persona o grupo herido.
69:9.9 (781.3) La propiedad privada se respetó así en un principio porque se suponía que estaba cargada con cierta parte de la personalidad de su dueño. La honradez respecto a la propiedad descansaba sin peligro sobre este tipo de superstición; no hacía falta policía para custodiar las pertenencias personales. No había robos dentro del grupo, aunque los hombres no dudaban en apropiarse de los bienes de otras tribus. Las relaciones de propiedad no terminaban con la muerte; al principio los efectos personales se quemaban, luego se enterraban con el muerto y más tarde los heredaba la familia superviviente o la tribu.
69:9.10 (781.4) Los efectos personales de tipo ornamental tuvieron su origen en el uso de los amuletos. La vanidad, unida al miedo a los fantasmas, condujeron a los primeros hombres a defender a ultranza sus amuletos predilectos que valoraban por encima de todas sus necesidades.
69:9.11 (781.5) Una de las primeras propiedades del hombre fue el lugar donde dormía. Con el tiempo los solares de las viviendas fueron asignados por los jefes tribales, que ejercían la custodia de todos los bienes raíces del grupo. Poco después los emplazamientos de las hogueras confirieron propiedad, y más adelante los pozos otorgaron la titularidad del terreno adyacente.
69:9.12 (781.6) Los abrevaderos y los pozos estuvieron entre las primeras posesiones privadas. Se utilizó todo el poder de los fetiches para custodiar los abrevaderos, los pozos, los árboles, los cultivos y la miel. Cuando se perdió la fe en los fetiches, se desarrollaron leyes para proteger las pertenencias privadas. Pero las leyes de la caza, el derecho a cazar, precedieron por mucho a las leyes del suelo. El hombre rojo americano no entendió nunca la propiedad privada de la tierra; no podía comprender el punto de vista del hombre blanco.
69:9.13 (781.7) La propiedad privada pronto llevó la marca de las insignias de familia, y ese fue el origen lejano de los emblemas familiares. Los bienes raíces también se podían poner bajo la custodia de los espíritus. Los sacerdotes «consagraban» un terreno, que quedaba entonces bajo la protección de los tabúes mágicos erigidos sobre él. Se decía que sus dueños poseían un «título sacerdotal de propiedad». Los hebreos tenían gran respeto por esos mojones familiares: «Maldito sea el que quite el mojón de su vecino». Esos indicadores de piedra llevaban las iniciales del sacerdote. Incluso los árboles se convertían en propiedad privada cuando se marcaban con iniciales.
69:9.14 (782.1) Inicialmente solo fueron privadas las cosechas, pero cosechas sucesivas conferían título de propiedad; la agricultura fue así la génesis de la propiedad privada de la tierra. Al principio los individuos solo recibían la tenencia de por vida; a su muerte la tierra revertía a la tribu. Las primeras titularidades de tierra que las tribus concedieron a los individuos fueron las tumbas, los cementerios familiares. En tiempos posteriores la tierra pertenecía a quien la cercara. Pero las ciudades reservaban siempre ciertas tierras para pastos públicos y para su utilización en caso de sitio; esos «ejidos» representan el vestigio de las formas primitivas de propiedad colectiva.
69:9.15 (782.2) Con el tiempo el Estado asignó la propiedad al individuo y se reservó el derecho de recaudar impuestos. Una vez asegurados sus títulos de propiedad, los terratenientes pudieron recabar alquileres y la tierra se convirtió en una fuente de ingresos, en capital. La tierra se había convertido por fin en un bien negociable, susceptible de venta, traspaso, hipoteca y ejecución hipotecaria.
69:9.16 (782.3) La propiedad privada trajo más libertad y una mayor estabilidad; pero la propiedad privada de la tierra no obtuvo la sanción social hasta después del fracaso de los sistemas comunales de dirección y control. La etapa siguiente consistió en una sucesión de esclavos, siervos y clases sin tierra. Pero el perfeccionamiento de la maquinaria está liberando gradualmente al hombre del duro trabajo servil.
69:9.17 (782.4) El derecho de propiedad no es absoluto; es puramente social. Pero todo el gobierno, toda la ley, todo el orden, todos los derechos civiles, todas las libertades sociales, todas las convenciones, toda la paz y toda la felicidad de que disfrutan los pueblos modernos han surgido en torno a la propiedad privada de los bienes.
69:9.18 (782.5) El presente orden social no es necesariamente el correcto —no es ni divino ni sagrado— pero la humanidad hará bien en ir despacio a la hora de hacer cambios. El sistema que tenéis es inmensamente mejor que ninguno de los que conocieron vuestros predecesores. Cuando cambiéis el orden social aseguraos de cambiarlo para mejor. No os dejéis persuadir de hacer experimentos con las fórmulas que descartaron vuestros antepasados ¡Avanzad, no retrocedáis! ¡Que siga la evolución! No deis un paso atrás.
69:9.19 (782.6) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 70
70:0.1 (783.1) EN CUANTO el hombre hubo resuelto parcialmente el problema de la subsistencia se vio enfrentado a la tarea de regular los contactos humanos. El desarrollo de la industria exigía ley, orden y ajuste social; la propiedad privada necesitaba gobierno.
70:0.2 (783.2) Los antagonismos son naturales en un mundo evolutivo; la paz solo se consigue mediante algún tipo de sistema social regulador. La regulación social es inseparable de la organización social; toda asociación implica alguna autoridad controladora. El gobierno obliga a tribus, clanes, familias e individuos a coordinar sus antagonismos.
70:0.3 (783.3) El gobierno es un desarrollo inconsciente; evoluciona aprendiendo de los errores. Tiene valor de supervivencia y por eso se vuelve tradicional. Como la anarquía aumentaba la miseria, los gobiernos —la ley y el orden relativos— surgieron o están surgiendo poco a poco. Las exigencias coercitivas de la lucha por la existencia empujaron literalmente a la raza humana por el camino progresivo de la civilización.
70:1.1 (783.4) La guerra es el estado natural y la herencia del hombre en evolución; la paz es el metro social que mide el avance de la civilización. Antes de que las razas progresaran hasta un estado de socialización parcial el hombre era totalmente individualista, extremadamente desconfiado e increíblemente pendenciero. La violencia es la ley de la naturaleza, la hostilidad es la reacción automática de los hijos de la naturaleza y la guerra no es más que la expresión colectiva de estos comportamientos. Siempre que las complicaciones del avance de la sociedad tensan la estructura de la civilización, se produce una reversión inmediata y ruinosa a los métodos primitivos de zanjar violentamente los conflictos de las interasociaciones humanas.
70:1.2 (783.5) La guerra es una reacción animal a los malentendidos y las irritaciones; la paz es la consecuencia de la solución civilizada de todos esos problemas y dificultades. Los miembros de las razas sangik, igual que más tarde los degradados adanitas y noditas, fueron todos beligerantes. Los andonitas fueron instruidos desde muy pronto en la regla de oro, e incluso hoy, sus descendientes esquimales se atienen en gran medida a ese código: son sociedades de costumbres arraigadas y poco dadas a los antagonismos violentos.
70:1.3 (783.6) Andon enseñó a sus hijos a resolver sus disputas golpeando cada uno un árbol con un palo y cubriéndolo de insultos; el primero que rompía el palo contra el árbol era el vencedor. Los andonitas posteriores solían organizar actos públicos en los que los adversarios se burlaban y ridiculizaban mutuamente y el ganador se decidía por aclamación de los espectadores.
70:1.4 (783.7) Pero el fenómeno de la guerra no se puede producir hasta que la sociedad haya evolucionado lo suficiente como para experimentar auténticos periodos de paz y sancionar las prácticas bélicas. El concepto mismo de guerra implica cierto grado de organización.
70:1.5 (784.1) Con la aparición de los grupos sociales, los enfados individuales empezaron a fusionarse dentro de los sentimientos colectivos y eso favoreció la tranquilidad intratribal, aunque a costa de la paz intertribal. De este modo la paz empezó siendo una prerrogativa interna del grupo o tribu, que sentía siempre odio y rechazo por los de fuera del grupo, los forasteros. Derramar sangre extranjera era una virtud para el hombre primitivo.
70:1.6 (784.2) Pero al principio no bastó con eso. Cuando los primeros jefes intentaban allanar desacuerdos, se veían muchas veces obligados a autorizar peleas a pedradas dentro de la tribu al menos una vez al año. El clan se dividía en dos grupos que se enzarzaban en una batalla de sol a sol sin más motivo que la pura diversión. Les gustaba realmente pelear.
70:1.7 (784.3) La guerra persiste porque el hombre es humano, desciende por evolución de un animal y todos los animales son belicosos. Entre las causas iniciales de guerra figuran las siguientes:
70:1.8 (784.4) 1. El hambre, que conducía a saquear alimentos. La escasez de tierra ha provocado siempre guerras, y en esas luchas las tribus pacíficas de los primeros tiempos fueron prácticamente exterminadas.
70:1.9 (784.5) 2. La escasez de mujeres, el intento de aliviar la falta de ayuda doméstica. El robo de mujeres siempre ha provocado guerras.
70:1.10 (784.6) 3. La vanidad, el deseo de exhibir las proezas de la tribu. Los grupos superiores combatían para imponer su modo de vida a los pueblos inferiores.
70:1.11 (784.7) 4. Los esclavos, la necesidad de aumentar la mano de obra.
70:1.12 (784.8) 5. La venganza era motivo de guerra cuando una tribu creía que otra tribu vecina había ocasionado la muerte de uno de los suyos. El luto se prolongaba hasta que se traía una cabeza a casa. La guerra de venganza ha estado bien vista hasta tiempos relativamente modernos.
70:1.13 (784.9) 6. La diversión. Para los jóvenes de aquellos primeros tiempos la guerra era una forma de entretenimiento. Cuando la paz se hacía agobiante, si no surgía ningún pretexto válido para justificar una guerra, las tribus vecinas acostumbraban a organizar combates semiamistosos. En esas escaramuzas recreativas disfrutaban de un simulacro de batalla.
70:1.14 (784.10) 7. La religión, la captación de conversos para el propio culto. Todas las religiones primitivas sancionaron la guerra. La religión solo ha empezado a ver la guerra con desagrado en tiempos recientes. Por desgracia, el clero antiguo solía estar aliado al poder militar. Una de las mayores iniciativas de todos los tiempos a favor de la paz ha sido el intento de separar la Iglesia del Estado.
70:1.15 (784.11) Aquellas tribus de antaño hacían siempre la guerra a petición de sus dioses y por orden de sus jefes o sus curanderos. Los hebreos creían en un «Dios de las batallas». El relato de su ataque a los madianitas es típico de la crueldad atroz de las antiguas guerras entre tribus; este asalto, con su matanza de todos los varones y el asesinato posterior de todos los niños varones y de las mujeres que no fueran vírgenes, habría hecho honor a los usos y costumbres de un cacique tribal de hace doscientos mil años. Pero todo ello se llevó a cabo «en nombre del Señor Dios de Israel».
70:1.16 (784.12) La presente narración describe la evolución de la sociedad —la resolución natural de los problemas de las razas— la forja por parte del hombre de su propio destino en el planeta. Tales atrocidades no están instigadas por la Deidad, a pesar de la tendencia del hombre a achacar la responsabilidad a sus dioses.
70:1.17 (784.13) La clemencia militar ha tardado en aparecer en la humanidad. Incluso cuando una mujer, Débora, regía a los hebreos, persistió la misma crueldad sistemática. Cuando su general venció a los gentiles «mandó pasar por la espada a todo el ejército; no quedó ni uno».
70:1.18 (785.1) Las armas envenenadas se utilizaron muy pronto en la historia de la raza. Se practicaron toda clase de mutilaciones. Saúl no dudó en exigir a David cien prepucios filisteos como dote por su hija Michal.
70:1.19 (785.2) En las primeras guerras peleaban tribus enteras, pero más adelante, cuando dos miembros de tribus diferentes tenían una disputa, se batían en duelo en vez de arrastrar a sus dos tribus a la batalla. Se estableció también la costumbre de que dos ejércitos eligieran a un representante de cada bando para jugarse el resultado en combate individual, como en el caso de David y Goliat.
70:1.20 (785.3) El primer refinamiento de la guerra fue la toma de prisioneros. Después se eximió a las mujeres de las hostilidades, y luego vino el reconocimiento de los no combatientes. No tardaron en desarrollarse castas militares y ejércitos permanentes para mantenerse a la altura de la creciente complejidad de los combates. Pronto se prohibió a estos guerreros asociarse con mujeres, y hace mucho que las mujeres dejaron de luchar, aunque siempre han alimentado y cuidado a los soldados y los han instado a la batalla.
70:1.21 (785.4) La práctica de declarar la guerra supuso un gran progreso. Esas declaraciones de la intención de combatir anunciaban la aparición de cierto sentido de imparcialidad, con el consiguiente desarrollo gradual de las reglas de la guerra «civilizada». Se hizo costumbre desde muy pronto no guerrear cerca de lugares religiosos, y posteriormente no hacerlo en ciertos días sagrados. Después llegó el reconocimiento general del derecho de asilo; los fugitivos políticos recibieron protección.
70:1.22 (785.5) La guerra fue evolucionando así desde la primitiva caza del hombre hasta el sistema algo más ordenado de las naciones «civilizadas» más recientes. Pero lleva mucho tiempo sustituir una actitud social hostil por otra amistosa.
70:2.1 (785.6) En edades pasadas una guerra feroz provocaba cambios sociales y facilitaba la adopción de ideas nuevas, cosa que no habría ocurrido naturalmente en diez mil años. El precio terrible que se pagaba por estas ventajas indudables de la guerra era el retroceso temporal de la sociedad al salvajismo; la razón civilizada tenía que abdicar. La guerra es una potente medicina, muy cara y extremadamente peligrosa; muchas veces cura ciertos males sociales, pero otras mata al paciente, destruye la sociedad.
70:2.2 (785.7) La necesidad de una defensa nacional permanente genera numerosos ajustes sociales más avanzados. La sociedad disfruta hoy de los beneficios de una larga lista de innovaciones útiles de origen exclusivamente militar, e incluso debe a la guerra la danza, una de cuyas primeras formas fue un ejercicio militar.
70:2.3 (785.8) La guerra ha tenido valor social para las civilizaciones pasadas porque:
70:2.4 (785.9) 1. Imponía disciplina, exigía cooperación.
70:2.5 (785.10) 2. Primaba el valor y la entereza.
70:2.6 (785.11) 3. Fomentaba y consolidaba el nacionalismo.
70:2.7 (785.12) 4. Destruía a los pueblos débiles y no aptos.
70:2.8 (785.13) 5. Acababa con la ilusión de la igualdad primitiva y estratificaba selectivamente la sociedad.
70:2.9 (785.14) La guerra ha tenido cierto valor evolutivo y selectivo, pero igual que la esclavitud, debe ser abandonada en su momento a medida que va progresando la civilización. Las guerras de antaño promovían los viajes y las relaciones culturales; para estos fines sirven ahora mejor los métodos modernos de transporte y comunicación. Las guerras de antaño fortalecían a las naciones, pero las luchas modernas quebrantan la cultura civilizada. La guerra antigua diezmaba a los pueblos inferiores; el resultado neto de los conflictos modernos es la destrucción selectiva de las mejores estirpes humanas. Las primeras guerras promovían la organización y la eficiencia, pero hoy es la industria moderna la que se plantea estos objetivos. En edades pasadas la guerra era un fermento social que empujaba a la civilización hacia adelante; en nuestros días este avance es fruto de la ambición y la invención. La guerra antigua sustentaba el concepto de un Dios de las batallas, pero al hombre moderno se le ha dicho que Dios es amor. La guerra ha cumplido muchos objetivos valiosos en el pasado, ha sido un andamiaje indispensable para la construcción de la civilización, pero va entrando rápidamente en bancarrota cultural al ser incapaz de producir los dividendos de un beneficio social que guarde cierta proporción con las terribles pérdidas que acarrea.
70:2.10 (786.1) Los médicos trataban en su día muchas enfermedades con sangrías, pero han descubierto desde entonces mejores remedios para la mayoría de esas afecciones. Del mismo modo, la sangría internacional de la guerra debe dar paso indiscutiblemente al descubrimiento de mejores métodos para curar los males de las naciones.
70:2.11 (786.2) Las naciones de Urantia han iniciado ya la batalla gigantesca entre el militarismo nacionalista y el industrialismo, y este conflicto es análogo en muchos aspectos a la lucha multisecular entre el pastor-cazador y el agricultor. Pero si el industrialismo ha de triunfar sobre el militarismo, debe evitar los peligros que lo acosan. Los peligros de la incipiente industria de Urantia son:
70:2.12 (786.3) 1. La fuerte deriva hacia el materialismo, la ceguera espiritual.
70:2.13 (786.4) 2. El culto al poder de la riqueza, la deformación de los valores.
70:2.14 (786.5) 3. Los vicios del lujo, la inmadurez cultural.
70:2.15 (786.6) 4. Los peligros cada vez mayores de la indolencia, la falta de espíritu de servicio.
70:2.16 (786.7) 5. El desarrollo de una molicie racial indeseable, el deterioro biológico.
70:2.17 (786.8) 6. La amenaza de una esclavitud industrial estandarizada, el estancamiento de la personalidad. El trabajo ennoblece, pero la monotonía laboral embota.
70:2.18 (786.9) El militarismo es autocrático y cruel, incluso salvaje. Promueve la organización social entre los conquistadores, pero desintegra a los vencidos. El industrialismo es más civilizado y debería desarrollarse de modo que promueva la iniciativa y aliente el individualismo. La sociedad debería fomentar la originalidad por todos los medios.
70:2.19 (786.10) No cometáis el error de glorificar la guerra; observad más bien lo que ha hecho por la sociedad, y así tendréis una imagen más precisa de lo que deben aportar sus sustitutos para que siga progresando la civilización. A falta de sustitutos adecuados, podéis estar seguros de que seguirá habiendo guerras durante mucho tiempo.
70:2.20 (786.11) El hombre no aceptará nunca la paz como forma normal de vida hasta que se haya convencido plena y reiteradamente de que la paz es lo mejor para su bienestar material, y hasta que la sociedad tenga el acierto de ofrecer sustitutos pacíficos que satisfagan su tendencia inherente a dar rienda suelta periódicamente al impulso colectivo que libera las energías y emociones constantemente acumuladas como parte de las reacciones del instinto de conservación de la especie humana.
70:2.21 (786.12) Pero, aunque sea de pasada, la guerra debería ser reconocida como la escuela de experiencia que obligó a una raza de individualistas arrogantes a someterse a la autoridad altamente concentrada de un jefe ejecutivo. La guerra a la antigua seleccionaba para el liderazgo a hombres de grandeza innata, pero la guerra moderna ya no lo hace. Para descubrir a sus líderes la sociedad debe recurrir ahora a las conquistas de la paz: la industria, la ciencia y el logro social.
70:3.1 (787.1) En la sociedad más primitiva la horda lo es todo; incluso los niños son propiedad común. La evolución de la familia sustituyó a la horda en la crianza de la prole, mientras que los clanes y las tribus emergentes ocuparon su lugar como unidad social.
70:3.2 (787.2) El apetito sexual y el amor de la madre establecen la familia. Pero el verdadero gobierno no aparece hasta que empiezan a formarse grupos suprafamiliares. En los tiempos de la horda anteriores a la familia, los líderes eran individuos elegidos de manera informal. Los bosquimanos africanos no han sobrepasado esa etapa primitiva; no tienen jefes en la horda.
70:3.3 (787.3) Las familias se fueron uniendo por lazos de sangre en agrupaciones de parientes o clanes, y estos evolucionaron hasta convertirse más tarde en tribus que eran ya comunidades territoriales. La guerra y la presión externa forzaron a los clanes de parientes a organizarse en tribus, pero fue el comercio y la industria lo que mantuvo unidos a esos primeros grupos primitivos con cierto grado de paz interna.
70:3.4 (787.4) Las organizaciones comerciales internacionales promoverán la paz en Urantia mucho más que todas las quimeras sentimentales de la planificación utópica de la paz. El desarrollo del lenguaje y los avances en los medios de transporte y comunicación han facilitado las relaciones comerciales.
70:3.5 (787.5) La carencia de un lenguaje común ha obstaculizado siempre el desarrollo de grupos pacíficos, pero el dinero se ha convertido en el lenguaje universal del comercio moderno. La sociedad moderna se mantiene unida en gran medida por el mercado industrial. El móvil del beneficio es un poderoso civilizador cuando está reforzado por el deseo de servir.
70:3.6 (787.6) En los primeros tiempos cada tribu estaba rodeada por círculos concéntricos crecientes de miedo y desconfianza, de ahí que fuera costumbre en su día matar a todos los desconocidos, y más adelante, esclavizarlos. La idea primitiva de la amistad significaba la adopción por el clan, y se creía que la pertenencia al clan sobrevivía a la muerte. Este fue uno de los primeros conceptos de vida eterna.
70:3.7 (787.7) La ceremonia de adopción consistía en beberse la sangre mutuamente. En algunos grupos se intercambiaba saliva en vez de sangre, y este es el origen antiguo del beso social. Todas las ceremonias de asociación, tanto bodas como adopciones, terminaban siempre en un festín.
70:3.8 (787.8) Más adelante la sangre se diluyó en vino tinto, y finalmente solo se bebió vino para sellar la ceremonia de adopción, que se simbolizaba con el chocar de las dos copas y se consumaba tragando el vino. Los hebreos emplearon una forma modificada de esta ceremonia de adopción. Sus antepasados árabes pronunciaban el juramento mientras la mano del candidato descansaba sobre el órgano generativo del nativo de la tribu. Los hebreos trataban a los extranjeros adoptados de forma amable y fraternal. «El forastero que more con vosotros será como uno nacido entre vosotros, y lo amaréis como a vosotros mismos.»
70:3.9 (787.9) «La amistad con los huéspedes» era una relación de hospitalidad temporal. Cuando el huésped se marchaba, se rompía un plato en dos y se daba uno de los trozos al amigo que partía para que sirviera de carta de presentación de un tercero que llegara de visita en el futuro. Era costumbre que los visitantes pagaran por su estancia contando sus viajes y aventuras. Los narradores de historias de antaño se hicieron tan populares que los usos y costumbres terminaron por prohibirles actuar durante las temporadas de caza o recolección.
70:3.10 (788.1) Los primeros tratados de paz fueron los «lazos de sangre». Los embajadores de paz de dos tribus en guerra se reunían, se presentaban sus respetos y procedían a pincharse la piel hasta sangrar; luego se chupaban mutuamente la sangre y declaraban la paz.
70:3.11 (788.2) Las primeras misiones de paz estaban compuestas por delegaciones de hombres que llevaban a sus mejores doncellas para la gratificación sexual de sus antiguos enemigos; el apetito sexual se utilizaba así para combatir el impulso bélico. La tribu honrada de esta forma devolvía la visita con su ofrenda de doncellas, con lo que la paz quedaba firmemente establecida y pronto se concertaban matrimonios entre las familias de los jefes.
70:4.1 (788.3) El primer grupo de paz fue la familia, luego el clan, la tribu y más tarde la nación, que se convertiría con el tiempo en el Estado territorial moderno. Es muy alentador comprobar que los grupos de paz de hoy en día se han ampliado desde hace mucho tiempo más allá de los lazos de sangre hasta englobar a las naciones, aunque las naciones de Urantia siguen gastando sumas inmensas en preparativos de guerra.
70:4.2 (788.4) Los clanes eran grupos unidos por lazos de sangre dentro de la tribu. Debían su existencia a ciertos intereses comunes como los siguientes:
70:4.3 (788.5) 1. Proceder de un ancestro común.
70:4.4 (788.6) 2. Compartir fidelidad a un mismo tótem religioso.
70:4.5 (788.7) 3. Hablar el mismo dialecto.
70:4.6 (788.8) 4. Compartir un lugar de residencia común.
70:4.7 (788.9) 5. Temer a los mismos enemigos.
70:4.8 (788.10) 6. Haber tenido una experiencia militar común.
70:4.9 (788.11) Los caciques del clan estaban siempre subordinados al jefe de la tribu, y los primeros gobiernos tribales fueron confederaciones informales de clanes. Los nativos australianos no han desarrollado nunca una forma de gobierno tribal.
70:4.10 (788.12) Los jefes de paz del clan solían regir por línea materna; los jefes de guerra de la tribu establecieron la línea paterna. Las cortes de los jefes tribales y de los primeros reyes estaban compuestas por los caciques de los clanes. El rey acostumbraba a convocarlos a su presencia varias veces al año para tenerlos vigilados y asegurarse mejor su cooperación. Los clanes desempeñaron un papel importante en el autogobierno local, pero retrasaron enormemente el desarrollo de naciones grandes y fuertes.
70:5.1 (788.13) Todas las instituciones humanas han tenido un comienzo, y el gobierno civil es producto de la evolución progresiva igual que el matrimonio, la industria y la religión. A partir de los primeros clanes y de las tribus primitivas se desarrollaron gradualmente los distintos tipos sucesivos de gobierno humano, que han ido apareciendo y desapareciendo hasta llegar a las formas de regulación civil y social que caracterizan al segundo tercio del siglo veinte.
70:5.2 (788.14) Con la emergencia gradual de las unidades familiares, las bases del gobierno se establecieron en la organización del clan, en la agrupación de familias consanguíneas. El primer cuerpo real de gobierno fue el consejo de ancianos. Este grupo regulador estaba compuesto por hombres de edad avanzada que se habían distinguido por su eficiencia en algún sentido. Hasta el hombre bárbaro supo apreciar pronto la sabiduría y la experiencia, y siguió un largo periodo de predominio de los ancianos. De esta gerontocracia oligárquica fue surgiendo gradualmente el concepto patriarcal.
70:5.3 (789.1) Los primeros consejos de ancianos contenían el potencial de todas las funciones gubernamentales: la ejecutiva, la legislativa y la judicial. Cuando el consejo interpretaba los usos y costumbres vigentes, era un tribunal; cuando establecía nuevos modos de uso social, era el órgano legislativo; en la medida en que hacía cumplir esos decretos y promulgaciones, era el ejecutivo. El presidente del consejo fue uno de los precursores del futuro jefe de tribu.
70:5.4 (789.2) Algunas tribus tuvieron consejos de mujeres, y muchas tribus tuvieron regidoras esporádicas. Ciertas tribus de hombres rojos conservaron las enseñanzas de Onamonalonton de acatar la normativa unánime del «consejo de los siete».
70:5.5 (789.3) Al ser humano le costó aprender que los debates no ganan las guerras ni construyen la paz. Las «palabrerías» primitivas casi nunca sirvieron para nada. La raza aprendió pronto que un ejército dirigido por un grupo de jefes de clan no tenía nada que hacer contra un ejército fuerte liderado por un solo hombre. La guerra siempre ha producido reyes.
70:5.6 (789.4) Al principio los jefes de guerra se elegían exclusivamente para la gestión militar y solían renunciar a parte de su autoridad en tiempos de paz, cuando sus funciones eran de carácter más bien social. Pero poco a poco fueron traspasando los límites de los intervalos de paz con tendencia a seguir gobernando de una guerra a la siguiente, y solían preferir que los periodos entre guerras no fueran demasiado largos. Esos primeros señores de la guerra no eran amantes de la paz.
70:5.7 (789.5) Más adelante se eligieron algunos jefes para funciones no militares, seleccionados por sus cualidades físicas o sus aptitudes personales sobresalientes. Los hombres rojos tenían a menudo dos grupos de jefes: los sachems o jefes de paz y los jefes de guerra hereditarios. Los regidores de paz eran también jueces y maestros.
70:5.8 (789.6) Algunas de las primeras comunidades fueron regidas por curanderos, que a menudo ejercían como jefes. Un solo hombre podía actuar como sacerdote, médico y jefe ejecutivo. Muchas veces las primeras insignias reales habían sido originalmente los símbolos o emblemas de las vestiduras sacerdotales.
70:5.9 (789.7) A través de estas etapas se fue desarrollando gradualmente la rama ejecutiva del gobierno. Los consejos de clan y de tribu continuaron en calidad de asesores y como precursores de las ramas legislativa y judicial que aparecerían después. En África existen hoy en día todas estas formas de gobierno primitivo entre las varias tribus.
70:6.1 (789.8) El gobierno estatal efectivo no apareció hasta que hubo un jefe con plena autoridad ejecutiva. El hombre descubrió que solo se podía lograr un gobierno efectivo confiriendo el poder a una personalidad, no apoyando una idea.
70:6.2 (789.9) La soberanía nació de la idea de la autoridad o riqueza de la familia. Cuando un reyezuelo patriarcal se convertía en un verdadero rey, a veces era llamado «padre de su pueblo». Más adelante se pensó que los reyes habían surgido de los héroes. Y más tarde aún, la soberanía se hizo hereditaria como resultado de la creencia en el origen divino de los reyes.
70:6.3 (789.10) La realeza hereditaria evitó la anarquía que tantos estragos había causado hasta entonces entre la muerte de un rey y la elección de su sucesor. La familia tenía un cabeza biológico; el clan, un líder natural seleccionado; la tribu, y posteriormente el Estado, no tenían ningún líder natural, y esta fue una razón añadida para hacer hereditarios a los jefes-reyes. La idea de las familias reales y de la aristocracia se basó también en los usos y costumbres de la «posesión del nombre» en los clanes.
70:6.4 (790.1) La sucesión de los reyes llegó a considerarse como sobrenatural, pues se pensaba que la sangre real se remontaba a los tiempos del equipo materializado del príncipe Caligastia. Los reyes se convirtieron así en personalidades fetiche que inspiraban un temor desmesurado, por lo que se adoptó una forma especial de lenguaje para uso de la corte. Incluso en tiempos recientes se ha creído que el toque de los reyes curaba enfermedades, y algunos pueblos de Urantia siguen creyendo en el origen divino de sus soberanos.
70:6.5 (790.2) Era frecuente mantener recluidos a los primeros reyes fetiche; se consideraban demasiado sagrados como para ser vistos, excepto en días de fiesta y en los días sagrados. Se solía elegir a un representante para hacerse pasar por él, y este es el origen de los primeros ministros. El primer miembro de un gabinete de gobierno fue un administrador de alimentos al que se unieron enseguida los otros cargos. Los soberanos nombraron pronto representantes encargados del comercio y de la religión, y el desarrollo del gabinete fue un paso directo hacia la despersonalización de la autoridad ejecutiva. Estos asistentes de los primeros reyes se convirtieron en la nobleza reconocida, y la esposa del rey ascendió gradualmente a la dignidad de reina a medida que fue aumentado la estima por la mujer.
70:6.6 (790.3) Los soberanos sin escrúpulos ganaron mucho poder cuando se descubrió el veneno. La magia de las primeras cortes era diabólica, y los enemigos del rey no tardaban en morir. Pero hasta el tirano más despótico estaba sometido a algunas restricciones, aunque solo fuera por el miedo inevitable a ser asesinado. Los curanderos, los hechiceros y los sacerdotes han sido siempre un poderoso freno para los reyes. Más tarde, los terratenientes —la aristocracia— ejercieron una influencia restrictiva, y de tiempo en tiempo los clanes y las tribus se sublevaban directamente y derrocaban a sus déspotas y tiranos. Cuando el soberano depuesto era condenado a muerte, a menudo se le daba la opción de suicidarse, y esto dio origen a la antigua moda social del suicidio en ciertas circunstancias.
70:7.1 (790.4) La consanguinidad determinó los primeros grupos sociales. Los clanes de parientes se ampliaron por asociación. Los matrimonios mixtos fueron el siguiente paso en la ampliación de los grupos, y la tribu compleja resultante fue el primer organismo verdaderamente político. El siguiente avance en el desarrollo social fue la evolución de los cultos religiosos y los clubes políticos. Estos aparecieron por primera vez como sociedades secretas de origen enteramente religioso que más tarde se volverían regulativas. Al principio eran clubes de hombres y luego aparecieron grupos de mujeres. Enseguida se dividieron en dos clases: sociopolíticos y místico-religiosos.
70:7.2 (790.5) Había muchas razones para mantener el secreto de estas sociedades, entre ellas las siguientes:
70:7.3 (790.6) 1. El miedo a la reprobación de los regidores por violar algún tabú.
70:7.4 (790.7) 2. La práctica de ritos religiosos minoritarios.
70:7.5 (790.8) 3. La intención de preservar valiosos secretos del «espíritu» o del comercio.
70:7.6 (790.9) 4. El disfrute de algún hechizo o magia especial.
70:7.7 (790.10) El hecho mismo de que estas sociedades fueran secretas confería a todos sus miembros el poder del misterio sobre el resto de la tribu. El secreto atrae también la vanidad; los iniciados eran la aristocracia social de la época. Los muchachos cazaban con los hombres tras su iniciación, mientras que antes habían recogido hortalizas con las mujeres. Y la humillación suprema, la deshonra ante la tribu, era no conseguir pasar las pruebas de la pubertad y verse obligado a quedarse fuera de la morada de los hombres, junto con las mujeres y los niños, y ser considerado un afeminado. Además los no iniciados no estaban autorizados a casarse.
70:7.8 (791.1) Los pueblos primitivos enseñaron muy pronto a sus adolescentes el control sexual. Se estableció la costumbre de separar a los varones jóvenes de sus padres desde la pubertad hasta el matrimonio y confiar su formación y educación a las sociedades secretas de hombres. Una de las funciones principales de estos clubes era controlar a los adolescentes para evitar hijos ilegítimos.
70:7.9 (791.2) La prostitución comercializada se introdujo cuando estos clubes de hombres empezaron a comprar con dinero el uso de mujeres de otras tribus. Sin embargo, cabe destacar que los grupos más primitivos no cayeron en la laxitud sexual.
70:7.10 (791.3) La ceremonia de iniciación a la pubertad solía abarcar un periodo de cinco años. Había mucha autotortura con cortes dolorosos en esas ceremonias. La circuncisión se practicó por primera vez como rito de iniciación en una de esas fraternidades secretas. Las marcas tribales se grababan en el cuerpo como parte de la iniciación a la pubertad; el tatuaje se originó así como símbolo de pertenencia. El objetivo de tales torturas, unidas a muchas privaciones, era endurecer a los jóvenes e inculcarles la realidad de la vida con sus inevitables penurias. Este objetivo se logra mejor con los juegos atléticos y las competiciones físicas que aparecieron más tarde.
70:7.11 (791.4) Pero las sociedades secretas buscaban realmente mejorar la moralidad de los adolescentes. Uno de los objetivos principales de las ceremonias de pubertad era inculcar en el muchacho que debía dejar en paz a las esposas de los demás.
70:7.12 (791.5) Después de estos rigurosos años de disciplina y formación, y justo antes del matrimonio, se solía dejar a los jóvenes un breve periodo de asueto y libertad del que volvían para casarse y someterse a los tabúes tribales para el resto de su vida. Esta costumbre antigua ha perdurado hasta los tiempos modernos en la idea insensata de «correrla mientras se es joven».
70:7.13 (791.6) Muchas tribus posteriores sancionaron la formación de clubes secretos de mujeres con el objeto de preparar a las muchachas adolescentes para ser esposas y madres. Después de la iniciación las jóvenes eran aptas para el matrimonio y se les permitía asistir a la «presentación de novias», la fiesta de presentación en sociedad de aquellos días. Pronto aparecieron órdenes de mujeres que se comprometían a no casarse.
70:7.14 (791.7) No tardaron en aparecer clubes no secretos cuando grupos de hombres solteros y grupos de mujeres no comprometidas formaron sus organizaciones separadas. Estas asociaciones fueron en realidad las primeras escuelas. Y aunque los clubes de hombres y de mujeres acostumbraban a perseguirse mutuamente, algunas tribus avanzadas que habían estado en contacto con los maestros de Dalamatia hicieron experimentos de coeducación con internados para ambos sexos.
70:7.15 (791.8) Las sociedades secretas contribuyeron a la formación de castas sociales debido principalmente al carácter misterioso de sus iniciaciones. Los miembros de estas sociedades empezaron a ponerse máscaras para ahuyentar a los curiosos de sus ritos de duelo (el culto a los antepasados). Este ritual se transformó más tarde en pseudosesiones de espiritismo en las que supuestamente aparecían fantasmas. Las sociedades antiguas del «nuevo nacimiento» utilizaban signos y empleaban un lenguaje secreto especial, además de renunciar a ciertos alimentos y bebidas. Actuaban como policía nocturna y ejercían una amplia actividad en el terreno social.
70:7.16 (792.1) Todas las asociaciones secretas imponían un juramento, encarecían confianza y enseñaban a guardar secretos. Estos grupos intimidaban y controlaban a las turbas; actuaban también como sociedades de vigilancia y practicaban la ley del linchamiento. Fueron los primeros espías en tiempos de guerra y la primera policía secreta en tiempos de paz. Lo mejor de todo era que mantenían a los reyes desaprensivos en estado de inquietud permanente. Los reyes montaron su propia policía secreta para contrarrestarlos.
70:7.17 (792.2) Estas sociedades dieron origen a los primeros partidos políticos. El primer gobierno de partido fue el de «los fuertes» contra «los débiles». En los tiempos antiguos, solo se producía un cambio de gobierno después de una guerra civil, prueba sobrada de que los débiles se habían convertido en fuertes.
70:7.18 (792.3) Los mercaderes utilizaban estos clubes para cobrar sus deudas y los gobernantes para recaudar sus impuestos. El sistema impositivo ha supuesto una larga lucha, una de cuyas primeras formas fue el diezmo, un décimo de la caza o del botín. Los impuestos se gravaban originalmente para mantener la casa del rey, pero se descubrió que eran más fáciles de recaudar cuando se disfrazaban como ofrenda para sostener el servicio del templo.
70:7.19 (792.4) Estas asociaciones secretas no tardaron en convertirse en las primeras organizaciones de beneficencia y después pasaron a ser las primeras sociedades religiosas, las precursoras de las Iglesias. Finalmente, algunas de estas sociedades se hicieron intertribales y constituyeron las primeras fraternidades internacionales.
70:8.1 (792.5) La desigualdad mental y física de los seres humanos provoca la aparición de las clases sociales. Los únicos mundos sin estratos sociales son los más primitivos y los más avanzados. Una civilización naciente no ha iniciado aún la diferenciación de los niveles sociales, mientras que un mundo establecido en luz y vida ha borrado en gran medida esas divisiones de la humanidad tan características de todas las etapas evolutivas intermedias.
70:8.2 (792.6) A medida que la sociedad emergía del salvajismo hacia la barbarie, sus componentes humanos tendieron a agruparse en clases por las siguientes razones generales:
70:8.3 (792.7) 1. Naturales: contacto, parentesco y matrimonio. Las primeras distinciones sociales se basaron en el sexo, la edad y la sangre (el parentesco con el jefe).
70:8.4 (792.8) 2. Personales: el reconocimiento de la aptitud, la resistencia, la habilidad y la fortaleza. Siguió pronto el reconocimiento del dominio del lenguaje, del saber y de la inteligencia en general.
70:8.5 (792.9) 3. Fortuitas: la guerra y la emigración separaron a los grupos humanos. Las conquistas, las relaciones entre vencedores y vencidos, influyeron poderosamente en la evolución de las clases, mientras que la esclavitud provocó la primera división general de la sociedad en libres y cautivos.
70:8.6 (792.10) 4. Económicas: ricos y pobres. La riqueza y la posesión de esclavos generó una de las clases de la sociedad.
70:8.7 (792.11) 5. Geográficas: las clases surgieron como resultado de los asentamientos urbanos o rurales. El campo y la ciudad han contribuido respectivamente a diferenciar a pastores y agricultores y de industriales y comerciantes, con sus reacciones y puntos de vista divergentes.
70:8.8 (792.12) 6. Sociales: las clases se han formado gradualmente según la apreciación popular del valor social de los distintos grupos. Entre las primeras divisiones de este tipo figuran las delimitaciones entre maestros-sacerdotes, guerreros-gobernantes, comerciantes-capitalistas, obreros comunes y esclavos. El esclavo no podía convertirse nunca en capitalista, en cambio el asalariado podía acceder algunas veces a las filas capitalistas.
70:8.9 (793.1) 7. Profesionales: las profesiones tendían a establecer castas y gremios a medida que se multiplicaban. Los trabajadores se dividieron en tres grupos. En primer lugar las clases de los profesionales incluidos los curanderos, luego los trabajadores especializados y por último los obreros no especializados.
70:8.10 (793.2) 8. Religiosas: las primeras asociaciones de culto crearon sus propias clases dentro de los clanes y las tribus, y se han perpetuando desde hace mucho tiempo como grupo social aparte por la piedad y el misticismo de sus sacerdotes.
70:8.11 (793.3) 9. Raciales: la presencia de dos o más razas dentro de una misma nación o unidad territorial produce habitualmente castas de color. El sistema original de castas de la India se basaba en el color, igual que el del primer Egipto.
70:8.12 (793.4) 10. Edad: juventud y madurez. Entre las tribus el muchacho permanecía bajo la custodia de su padre mientras este viviera y la muchacha quedaba al cuidado de su madre hasta que se casaba.
70:8.13 (793.5) Unas clases sociales flexibles y cambiantes son indispensables para la evolución de la civilización, pero cuando la clase se convierte en casta, cuando se petrifican los niveles sociales, se produce un aumento de la estabilidad social a costa de una pérdida de iniciativa personal. La casta social resuelve el problema de poner a cada uno en su lugar dentro del sistema productivo, pero reduce el desarrollo del individuo de forma radical y anula prácticamente la cooperación social.
70:8.14 (793.6) Las clases de la sociedad se formaron naturalmente, y por ello persistirán hasta que el hombre consiga eliminarlas gradualmente por evolución mediante la manipulación inteligente de los recursos biológicos, intelectuales y espirituales de una civilización en vías de progreso, por ejemplo:
70:8.15 (793.7) 1. La renovación biológica de las estirpes raciales, la exclusión selectiva de las cepas humanas inferiores. Esto contribuirá a erradicar muchas desigualdades entre los mortales.
70:8.16 (793.8) 2. La educación de los cerebros más potentes que resulten de ese mejoramiento biológico.
70:8.17 (793.9) 3. La estimulación religiosa de los sentimientos de parentesco y hermandad entre los mortales.
70:8.18 (793.10) Estas medidas solo podrán dar sus verdaderos frutos en los lejanos milenios del futuro, y sin embargo la manipulación inteligente, sabia y paciente de estos factores aceleradores del progreso cultural producirá muchas mejoras sociales inmediatas. La religión es la poderosa palanca que eleva a la civilización a partir del caos, pero no puede funcionar sin el fulcro de una mente sana y normal firmemente asentada sobre una herencia sana y normal.
70:9.1 (793.11) La naturaleza no confiere derechos al hombre, solo vida y un mundo donde vivirla. La naturaleza no confiere ni siquiera el derecho a vivir. Para confirmarlo basta con imaginar la probable suerte de un hombre desarmado que se encontrara cara a cara con un tigre hambriento en el bosque primitivo. El don fundamental de la sociedad al hombre es la seguridad.
70:9.2 (793.12) La sociedad ha ido afirmando gradualmente sus derechos. En el momento presente son los siguientes:
70:9.3 (793.13) 1. La garantía del suministro de alimentos.
70:9.4 (793.14) 2. La defensa militar; la seguridad preventiva.
70:9.5 (793.15) 3. El mantenimiento de la paz interna; la prevención de la violencia personal y del desorden social.
70:9.6 (794.1) 4. El control sexual; el matrimonio, la institución de la familia.
70:9.7 (794.2) 5. La propiedad; el derecho a poseer.
70:9.8 (794.3) 6. El fomento de la competencia individual y colectiva.
70:9.9 (794.4) 7. Las disposiciones para la educación y formación de la juventud.
70:9.10 (794.5) 8. La promoción de la industria y el comercio; el desarrollo industrial.
70:9.11 (794.6) 9. La mejora de las condiciones y remuneraciones laborales.
70:9.12 (794.7) 10. La libertad garantizada de la práctica religiosa para que todas las demás actividades sociales se vean ensalzadas por una motivación espiritual.
70:9.13 (794.8) Cuando los derechos son tan antiguos que se desconoce su origen se denominan a menudo derechos naturales. Pero los derechos humanos no son realmente naturales; son enteramente sociales. Son relativos y están en cambio constante, pues no son más que las reglas del juego, es decir, los ajustes aceptados de las relaciones que rigen los fenómenos siempre cambiantes de la competencia humana.
70:9.14 (794.9) Lo considerado como correcto en una época puede no serlo en otra. La supervivencia de un gran número de deficientes y degradados no se debe a que tengan ningún derecho natural a sobrecargar la civilización del siglo veinte, sino simplemente a que la sociedad de esta época, sus usos y costumbres, así lo decretan.
70:9.15 (794.10) Había pocos derechos humanos reconocidos en la Europa medieval. Todo hombre pertenecía a alguien en aquella época, y los derechos no eran más que privilegios o favores concedidos por la Iglesia o el Estado. Pero la revuelta nacida de este error fue igualmente errónea, pues condujo a la creencia de que todos los hombres nacen iguales.
70:9.16 (794.11) Los débiles y los inferiores han luchado siempre por la igualdad de derechos; han insistido siempre en que el Estado obligue al fuerte y superior a satisfacer sus necesidades y a compensar por otros medios las deficiencias que, con demasiada frecuencia, son el resultado natural de su propia indiferencia e indolencia.
70:9.17 (794.12) Pero este ideal de igualdad es hijo de la civilización; no existe en la naturaleza. La propia cultura muestra concluyentemente la desigualdad innata de los hombres reflejada en la gran desigualdad de sus capacidades culturales. La materialización repentina y no evolutiva de una supuesta igualdad natural haría retroceder rápidamente al hombre civilizado a los usos rudimentarios de las edades primitivas. La sociedad no puede ofrecer los mismos derechos a todos, pero puede prometer administrar los diversos derechos de cada uno de forma justa e imparcial. Es incumbencia y obligación de la sociedad proporcionar al hijo de la naturaleza una oportunidad pacífica y equitativa de sustentarse, de perpetuarse y de disfrutar al mismo tiempo de cierto grado de satisfacción, tres cosas que sumadas constituyen la felicidad humana.
70:10.1 (794.13) La justicia natural es una teoría elaborada por el hombre; no es una realidad. En la naturaleza la justicia es puramente teórica, totalmente ficticia. La naturaleza no ofrece más que un tipo de justicia: la conformidad inevitable de los resultados con las causas.
70:10.2 (794.14) La justicia tal como la concibe el hombre significa hacer valer los derechos de cada uno y es, por lo tanto, producto de una evolución progresiva. El concepto de justicia bien podría ser constitutivo de una mente dotada de espíritu, pero no nace plenamente desarrollado en los mundos del espacio.
70:10.3 (794.15) El hombre primitivo atribuía todos los fenómenos a una persona. En caso de muerte, el salvaje no preguntaba qué lo mató, sino quién. Por consiguiente, no se reconocía el homicidio accidental, y en el castigo del crimen nunca se tomaba en consideración el móvil del criminal. La sentencia se dictaba según el daño causado.
70:10.4 (795.1) En las primeras sociedades primitivas la opinión pública actuaba directamente; no hacían falta agentes de la ley. En la vida primitiva no había privacidad. Los vecinos de un hombre eran responsables de su conducta y tenían, por lo tanto, derecho a entrometerse en sus asuntos personales. La sociedad se reguló sobre la teoría de que el colectivo de los miembros del grupo debía interesarse por la conducta de cada individuo y controlarla en cierta medida.
70:10.5 (795.2) Desde muy pronto se creyó que los fantasmas administraban justicia a través de los curanderos y los sacerdotes. Estos grupos se convirtieron así en los primeros descubridores de crímenes y agentes de la ley. Sus primeros métodos de descubrir crímenes consistían en organizar ordalías de veneno, fuego y dolor. Esas ordalías salvajes no eran más que procedimentos rudimentarios de arbitraje y no dirimían con justicia los litigios. Por ejemplo, si el acusado vomitaba el veneno que le administraban, era declarado inocente.
70:10.6 (795.3) El Antiguo Testamento relata una de esas ordalías, una prueba de culpabilidad matrimonial. Si un hombre sospechaba que su esposa le era infiel, la llevaba ante el sacerdote y exponía sus sospechas. Entonces el sacerdote preparaba un brebaje compuesto de agua bendita y barreduras del suelo del templo, y tras la debida ceremonia que incluía amenazadoras maldiciones, se le hacía beber la repugnante pócima a la esposa acusada. Si era culpable, «el agua que causa la maldición entrará en ella y se volverá amarga y su vientre se hinchará y sus muslos se pudrirán, y la mujer será maldita entre su pueblo». Si por alguna casualidad una mujer podía tragarse el asqueroso bebedizo sin mostrar síntomas de enfermedad física, quedaba absuelta de los cargos presentados por su celoso marido.
70:10.7 (795.4) Estos atroces métodos de detección de crímenes fueron practicados por casi todas las tribus en un momento u otro de su evolución. Batirse en duelo es un vestigio moderno del juicio por ordalía.
70:10.8 (795.5) No es de extrañar que los hebreos y otras tribus semicivilizadas utilizaran esos procedimientos primitivos de administración de justicia hace tres mil años, pero parece increíble que hombres eruditos conservaran posteriormente semejante reliquia de la barbarie en las páginas de una recopilación de escritos sagrados. Debería bastar con una simple reflexión para dejar bien patente que ningún ser divino dio nunca al hombre mortal instrucciones tan injustas sobre la detección y el enjuiciamiento de supuestas infidelidades matrimoniales.
70:10.9 (795.6) La sociedad adoptó pronto la actitud vengativa de la represalia: ojo por ojo, vida por vida. Todas las tribus en vías de evolución reconocieron este derecho a la venganza sangrienta. La venganza se convirtió en el objetivo de la vida primitiva, pero desde entonces la religión ha modificado considerablemente aquellas primeras prácticas tribales. Los maestros de la religión revelada han proclamado siempre: «‘Mía es la venganza’, dice el Señor». El homicidio por venganza de los primeros tiempos no era muy distinto de los asesinatos que se cometen hoy en día bajo el pretexto de una ley no escrita.
70:10.10 (795.7) El suicidio era una forma corriente de represalia. Cuando alguien no había podido vengarse en vida, moría con la creencia de que podría regresar como fantasma a descargar su cólera sobre su enemigo. Esta creencia estaba muy generalizada, por eso la amenaza de suicidarse en el umbral de un enemigo solía ser suficiente para hacerle entrar en razón. El hombre primitivo no tenía mucho aprecio por la vida. El suicidio por nimiedades era frecuente, pero las enseñanzas de los dalamatianos redujeron considerablemente esta costumbre, y en tiempos más recientes, el ocio, las comodidades, la religión y la filosofía se han unido para endulzar la vida y hacerla más deseable. Sin embargo, las huelgas de hambre son un equivalente moderno de aquel antiguo método de represalia.
70:10.11 (796.1) Una de las primeras manifestaciones de progreso de la ley tribal consistió en asumir la enemistad sangrienta como asunto de la tribu. Pero por extraño que parezca, incluso entonces un hombre podía matar a su esposa sin ser castigado siempre que hubiera pagado por ella del todo. Sin embargo, los esquimales de hoy en día dejan aún que el castigo de un delito, incluso de un asesinato, lo decrete y administre la familia agraviada.
70:10.12 (796.2) Otro adelanto fue la imposición de multas por violación de tabúes, el establecimiento de sanciones. Esas multas constituyeron las primeras rentas públicas. La práctica de pagar «dinero de sangre» se puso también de moda como sustituto de la venganza de sangre. Los daños correspondientes se solían pagar en mujeres o en ganado; pasó mucho tiempo antes de que se establecieran multas reales, compensaciones monetarias, como castigo por los crímenes. Puesto que la noción de castigo era esencialmente una compensación, todas las cosas, incluyendo la vida humana, terminaron teniendo un precio que se podía pagar como daños y perjuicios. Los hebreos fueron los primeros en abolir la práctica de pagar dinero de sangre. Moisés enseñó que no se debía «recibir reparación a cambio de la vida de un asesino culpable de homicidio; debe ser necesariamente ejecutado».
70:10.13 (796.3) La justicia fue ejercida primero por la familia, luego por el clan y más tarde por la tribu. La administración de verdadera justicia data del momento en que se sustrajo la venganza a los grupos privados de parientes y se depositó en manos del grupo social, el Estado.
70:10.14 (796.4) El castigo de quemar vivo fue práctica común en su día. Muchos regidores antiguos, Hamurabi y Moisés entre ellos, lo reconocieron. Este último decretó el castigo por la hoguera para muchos crímenes, en especial los de naturaleza sexual grave. Si «la hija de un sacerdote» o de otro ciudadano destacado se daba a la prostitución pública, los hebreos tenían por costumbre «quemarla en el fuego».
70:10.15 (796.5) La traición —el hecho de «vender» o delatar a los compañeros de tribu— fue el primer crimen capital. El robo de ganado se castigaba universalmente con la muerte sumaria, y así se ha castigado incluso recientemente el robo de caballos. Pero con el paso del tiempo se aprendió que la severidad del castigo no era tan disuasoria contra el crimen como la certeza y rapidez de su ejecución.
70:10.16 (796.6) Cuando la sociedad no logra castigar los crímenes, el resentimiento del grupo suele imponerse en forma de linchamientos. El establecimiento de santuarios proporcionó un refugio donde escapar de estos arrebatos de furia colectiva. El linchamiento y los duelos representan la resistencia del individuo a poner en manos del Estado su desagravio privado.
70:11.1 (796.7) Marcar con nitidez la distinción entre los usos y costumbres y las leyes es tan difícil como determinar en qué momento exacto del amanecer el día sucede a la noche. Los usos y costumbres son leyes y reglamentaciones en gestación. Cuando llevan mucho tiempo establecidos, los usos y costumbres no definidos tienden a cristalizar en leyes precisas, reglamentaciones concretas y convenciones sociales bien definidas.
70:11.2 (796.8) Al principio la ley es siempre negativa y prohibitiva; con el avance de las civilizaciones se va haciendo cada vez más positiva y directiva. Las primeras sociedades funcionaban negativamente: aseguraban el derecho a vivir del individuo imponiendo a todos los demás el mandamiento de «no matarás». Toda concesión de derechos o libertades al individuo implica una restricción de las libertades de todos los demás, y esto se lleva a cabo mediante el tabú, la ley primitiva. Todo el concepto de tabú es intrínsecamente negativo, pues la sociedad primitiva fue totalmente negativa en su organización, y la primera justicia consistió en imponer tabúes. En origen, esas leyes se aplicaban solo a los miembros de la tribu, como se observa más tarde en los hebreos, que tenían un código ético distinto para tratar con los gentiles.
70:11.3 (797.1) El juramento se introdujo en los tiempos de Dalamatia con objeto de reforzar la veracidad de los testimonios. Aquellos juramentos consistían en pronunciar una maldición sobre uno mismo. Ningún individuo habría testificado antaño en contra de su grupo nativo.
70:11.4 (797.2) El crimen era un ataque contra los usos y costumbres de la tribu, el pecado era la transgresión de los tabúes sancionados por los fantasmas, y durante mucho tiempo el crimen y el pecado se confundieron.
70:11.5 (797.3) El interés personal estableció el tabú sobre el asesinato, la sociedad lo santificó dentro de los usos y costumbres tradicionales, mientras que la religión consagró la costumbre como ley moral, y así se combinaron estos tres factores para hacer la vida humana más segura y más sagrada. En aquellos primeros tiempos, la sociedad no habría podido mantenerse si los derechos no hubieran sido sancionados por la religión; la superstición fue la policía moral y social de las largas edades evolutivas. Todos los antiguos reivindicaban que sus leyes antiguas, los tabúes, habían sido dictadas por los dioses a sus antepasados.
70:11.6 (797.4) La ley es un registro codificado de la larga experiencia humana, una cristalización y legalización de la opinión pública. Los usos y costumbres fueron la materia prima de experiencia acumulada a partir de la cual las mentes gobernantes posteriores formularon las leyes escritas. El juez antiguo no tenía leyes. Cuando dictaba una decisión decía simplemente: «Es costumbre».
70:11.7 (797.5) La referencia a la jurisprudencia en los fallos judiciales representa el esfuerzo de los jueces por adaptar las leyes escritas a las condiciones cambiantes de la sociedad. Esto asegura una adaptación progresiva a los cambios sociales unida a la respetabilidad de la continuidad tradicional.
70:11.8 (797.6) Había muchas formas de dirimir las disputas sobre la propiedad, entre ellas:
70:11.9 (797.7) 1. Destruir la propiedad disputada.
70:11.10 (797.8) 2. Por la fuerza, un combate entre las partes.
70:11.11 (797.9) 3. Por arbitraje de un tercero.
70:11.12 (797.10) 4. Apelar a los ancianos y más tarde a los tribunales.
70:11.13 (797.11) Los primeros tribunales fueron encuentros pugilísticos reglamentados. Los jueces eran meros árbitros encargados de que la pelea se desarrollara según las normas aprobadas. Antes de entablar un combate ante el tribunal, ambos contendientes hacían un depósito al juez para pagar los costes y la multa tras la derrota de uno de ellos. «La fuerza daba todavía la razón.» Más adelante los golpes físicos fueron sustituidos por debates verbales.
70:11.14 (797.12) El objetivo de la justicia primitiva no era tanto ejercer la equidad como zanjar la contienda y evitar así el desorden público y la violencia privada. Al hombre primitivo no le molestaba gran cosa lo que hoy se consideraría como una injusticia; se daba por sentado que los que tenían poder lo emplearían a su favor. En cualquier caso, el estatus de cualquier civilización queda determinado con mucha exactitud por la equidad y eficacia de sus tribunales, y la integridad de sus jueces.
70:12.1 (797.13) En la evolución del gobierno, la lucha principal ha estado relacionada con la concentración del poder. Los administradores del universo han aprendido por experiencia que un gobierno civil de tipo representativo regula mejor a los pueblos evolutivos de los mundos habitados cuando se mantiene un adecuado equilibrio de poder entre las ramas ejecutiva, legislativa y judicial y una buena coordinación entre ellas.
70:12.2 (798.1) El gobierno ideal es un sistema representativo cuyo liderazgo se basa en la aptitud, pero la autoridad primitiva estuvo basada en la fuerza, en el poder físico. En los días de la barbarie la guerra estaba demasiado generalizada como para permitir el funcionamiento efectivo de un gobierno representativo. En la larga lucha entre la división de poderes y el mando único, ganó el dictador. Los poderes iniciales y difusos del primitivo consejo de ancianos se fueron concentrando gradualmente en la persona del monarca absoluto. Tras la aparición de verdaderos reyes, los grupos de ancianos persistieron como cuerpos consultivos de carácter cuasi legislativo-judicial. Más tarde aparecieron las asambleas legislativas con el mismo rango y finalmente se establecieron los tribunales supremos de justicia separados de los cuerpos legislativos.
70:12.3 (798.2) Los reyes eran los ejecutores de los usos y costumbres que conformaban la ley original o no escrita. Más tarde impusieron las promulgaciones legislativas como la cristalización de la opinión pública. La asamblea popular como expresión de la opinión pública tardó en aparecer, pero cuando lo hizo supuso un gran avance social.
70:12.4 (798.3) Los primeros reyes estaban muy limitados por los usos y costumbres plasmados en la tradición o en la opinión pública. En tiempos recientes algunas naciones de Urantia han codificado esos usos y costumbres como bases documentales de gobierno.
70:12.5 (798.4) Los mortales de Urantia tienen derecho a la libertad. Les corresponde crear sus sistemas de gobierno; deben adoptar sus constituciones u otros fueros de autoridad civil y procedimiento administrativo. Hecho esto, deben seleccionar a sus compañeros más dignos y competentes como jefes ejecutivos. Como representantes de la rama legislativa solo deben elegir a quienes estén intelectual y moralmente cualificados para cumplir con tan sagradas responsabilidades, y como jueces de sus tribunales superiores y supremos, solo a quienes estén dotados de aptitud natural y posean la sabiduría de una amplia experiencia.
70:12.6 (798.5) Si los hombres quieren conservar su libertad, una vez elegida su carta de libertad, deben poner los medios para que sea interpretada de forma sabia, audaz e inteligente con el objeto de impedir:
70:12.7 (798.6) 1. La usurpación de un poder injustificado bien por la rama ejecutiva o bien por la legislativa.
70:12.8 (798.7) 2. Las maquinaciones de agitadores ignorantes y supersticiosos.
70:12.9 (798.8) 3. El retraso del progreso científico.
70:12.10 (798.9) 4. El estancamiento en la mediocridad imperante.
70:12.11 (798.10) 5. La dominación por parte de minorías agresivas.
70:12.12 (798.11) 6. La toma de control por parte de hábiles y ambiciosos aspirantes a dictadores.
70:12.13 (798.12) 7. Los desastrosos trastornos producidos por el pánico.
70:12.14 (798.13) 8. La explotación por parte de personas sin escrúpulos.
70:12.15 (798.14) 9. La esclavización tributaria de los ciudadanos por el Estado.
70:12.16 (798.15) 10. La falta de equidad social y económica.
70:12.17 (798.16) 11. La unión de la Iglesia y el Estado.
70:12.18 (798.17) 12. La pérdida de la libertad personal.
70:12.19 (798.18) Este es el objetivo y la razón de ser de los tribunales constitucionales que actúan como reguladores de los mecanismos del gobierno representativo de un mundo evolutivo.
70:12.20 (799.1) La lucha de la humanidad por perfeccionar el gobierno de Urantia consiste en optimizar los canales de la administración, adaptarlos a las necesidades variables de cada momento, mejorar la distribución del poder dentro del gobierno y, acto seguido, elegir líderes administrativos verdaderamente sabios. Es cierto que existe una forma de gobierno divina e ideal, pero no puede ser revelada sino que debe ser descubierta lenta y laboriosamente por los hombres y mujeres de cada planeta en todos los universos del tiempo y el espacio.
70:12.21 (799.2) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 71
71:0.1 (800.1) EL Estado es una evolución útil de la civilización; representa el beneficio neto que ha obtenido la sociedad de los estragos y sufrimientos de la guerra. Incluso el arte de gobernar no es más que la técnica acumulada de ajustar las fuerzas rivales de tribus y naciones que compiten entre sí.
71:0.2 (800.2) El Estado moderno es la institución que sobrevivió tras la larga lucha por el poder en el grupo. El poder superior prevaleció a la larga y produjo una criatura de hecho —el Estado— junto con el mito moral de la obligación absoluta del ciudadano de vivir y morir por el Estado. Pero el Estado no es de génesis divina, ni siquiera es producto de una acción volitiva inteligente del hombre. Es una institución puramente evolutiva y su origen fue enteramente automático.
71:1.1 (800.3) El Estado es una organización reguladora social y territorial. El Estado más fuerte, más eficiente y más duradero es el que está compuesto por una sola nación cuyo pueblo comparte la misma lengua, las mismas instituciones y los mismos usos y costumbres.
71:1.2 (800.4) Los primeros Estados eran pequeños y todos se originaron por conquista. Ninguno se creó por asociación voluntaria. Muchos fueron fundados por conquistadores nómadas que arremetían contra pastores pacíficos o agricultores sedentarios para dominarlos y esclavizarlos. Esos Estados resultantes de las conquistas estaban forzosamente estratificados; las clases eran inevitables, y las luchas de clases siempre han sido selectivas.
71:1.3 (800.5) Las tribus de hombres rojos americanos del norte no llegaron nunca a constituirse en verdaderos Estados. No pasaron de ser una vaga confederación de tribus, una forma de Estado muy primitiva. La que más se aproximó fue la federación iroquesa, pero este grupo de seis naciones nunca funcionó enteramente como Estado y no logró sobrevivir porque carecía de ciertos elementos que son esenciales para la vida nacional moderna, a saber:
71:1.4 (800.6) 1. Adquisición de propiedad privada con carácter hereditario.
71:1.5 (800.7) 2. Existencia de ciudades además de agricultura e industria.
71:1.6 (800.8) 3. Utilización de animales domésticos.
71:1.7 (800.9) 4. Una organización familiar práctica. Esos hombres rojos se aferraban a la familia matriarcal y a la herencia de tío a sobrino.
71:1.8 (800.10) 5. Un territorio definido.
71:1.9 (800.11) 6. Un jefe ejecutivo fuerte.
71:1.10 (800.12) 7. Esclavización de los cautivos. Los iroqueses los adoptaban o los masacraban.
71:1.11 (800.13) 8. Conquistas decisivas.
71:1.12 (800.14) Los hombres rojos eran demasiado democráticos; tenían un buen gobierno, pero fracasó. Habrían desarrollado a la larga un Estado si no se hubieran encontrado prematuramente con la civilización más avanzada del hombre blanco, que empleaba los métodos de gobierno de los griegos y los romanos.
71:1.13 (801.1) El éxito del Estado romano se basó en:
71:1.14 (801.2) 1. La familia patriarcal.
71:1.15 (801.3) 2. La agricultura y la domesticación de animales.
71:1.16 (801.4) 3. La concentración de la población. Las ciudades.
71:1.17 (801.5) 4. La privatización de la propiedad y de la tierra.
71:1.18 (801.6) 5. La esclavitud. Las clases de ciudadanos.
71:1.19 (801.7) 6. La conquista y reorganización de los pueblos débiles y atrasados.
71:1.20 (801.8) 7. Un territorio definido provisto de carreteras.
71:1.21 (801.9) 8. Unos gobernantes personales y fuertes.
71:1.22 (801.10) La gran debilidad de la civilización romana, y uno de los factores que contribuyeron al desmoronamiento final del Imperio, fue la disposición supuestamente avanzada y liberal de emancipar a los jóvenes a los veintiún años y liberar incondicionalmente a las muchachas para que pudieran casarse con el hombre elegido por ellas o recorrer el país dedicándose a la inmoralidad. El perjuicio para la sociedad no provino tanto de las reformas en sí como de su adopción repentina y generalizada. El colapso de Roma muestra lo que se puede esperar de un Estado cuando experimenta una expansión demasiado rápida unida a una degeneración interna.
71:1.23 (801.11) El Estado embrionario se hizo posible al declinar los lazos de sangre en favor de los territoriales, y esas federaciones tribales quedaban en general sólidamente cimentadas mediante conquistas. Aunque el verdadero Estado se caracteriza por una soberanía que trasciende a todas las luchas y conflictos menores entre grupos, dentro de las organizaciones estatales persisten muchas clases y castas como vestigios de los clanes y tribus del pasado. Los Estados territoriales más grandes que aparecieron después mantuvieron una larga y encarnizada lucha con esos grupos más pequeños de clanes consanguíneos, y el gobierno tribal proporcionó una valiosa transición de la autoridad de la familia a la del Estado. Más adelante se formaron muchos clanes de profesionales y otras asociaciones industriales.
71:1.24 (801.12) Cuando la integración del Estado fracasa se produce una regresión a procedimientos de gobierno preestatales, como ocurrió en Europa con el feudalismo medieval. Durante esas edades oscuras, el Estado territorial se desmoronó y revirtió a los pequeños grupos de castillos propios de las etapas de desarrollo en tribus y clanes. Incluso ahora existen en Asia y África organizaciones semiestatales de este tipo, aunque no todas son reversiones evolutivas; muchas de ellas son los núcleos embrionarios de Estados del futuro.
71:2.1 (801.13) Aunque la democracia sea un ideal, es producto de la civilización, no de la evolución. ¡Id despacio y elegid con cuidado! La democracia encierra los peligros siguientes:
71:2.2 (801.14) 1. La glorificación de la mediocridad.
71:2.3 (801.15) 2. La elección de dirigentes viles e ignorantes.
71:2.4 (801.16) 3. La incapacidad de reconocer los hechos básicos de la evolución social.
71:2.5 (801.17) 4. El peligro del sufragio universal en manos de mayorías incultas e indolentes.
71:2.6 (801.18) 5. La esclavitud ante la opinión pública; la mayoría no siempre tiene razón.
71:2.7 (802.1) La opinión pública, la opinión común, ha retrasado siempre a la sociedad. Sin embargo es valiosa porque, aunque frena la evolución social, preserva la civilización. Educar a la opinión pública es el único método seguro y efectivo de acelerar la civilización. La fuerza no es más que un recurso temporal, y el crecimiento cultural se acelerará a medida que las balas cedan el paso a las papeletas electorales. La opinión pública —los usos y costumbres— es la energía básica y elemental de la evolución social y del desarrollo del Estado, pero tiene que expresarse de forma no violenta para tener valor estatal.
71:2.8 (802.2) La medida del avance de la sociedad está directamente determinada por el grado en que la opinión pública puede controlar con sus expresiones no violentas el comportamiento personal y la regulación del Estado. El gobierno realmente civilizado apareció cuando la opinión pública fue investida con los poderes del sufragio personal. Puede que las elecciones populares no decidan siempre las cosas correctamente, pero son la manera correcta incluso de equivocarse. La evolución no produce perfección superlativa al instante sino más bien un ajuste práctico relativo y progresivo.
71:2.9 (802.3) El desarrollo de una forma práctica y eficaz de gobierno representativo comprende los diez pasos o etapas siguientes:
71:2.10 (802.4) 1. La libertad de la persona. La esclavitud, la servidumbre y todas las formas de cautiverio humano tienen que desaparecer.
71:2.11 (802.5) 2. La libertad de la mente. A no ser que un pueblo libre esté educado —que le hayan enseñado a pensar con inteligencia y planificar con sabiduría— la libertad suele hacer más daño que bien.
71:2.12 (802.6) 3. El imperio de la ley. Solo se puede disfrutar de libertad cuando la voluntad y los caprichos de los dirigentes humanos son sustituidos por promulgaciones legislativas conforme a una ley fundamental aceptada.
71:2.13 (802.7) 4. La libertad de expresión. Un gobierno representativo es impensable sin libertad para todas las formas de expresión de las aspiraciones y las opiniones humanas.
71:2.14 (802.8) 5. La seguridad de la propiedad. Ningún gobierno puede perdurar mucho si no consigue asegurar el derecho a disfrutar de algún modo de la propiedad personal. El hombre anhela el derecho a utilizar, controlar, otorgar, vender, alquilar y legar su propiedad personal.
71:2.15 (802.9) 6. El derecho de petición. Un gobierno representativo asume el derecho de los ciudadanos a ser escuchados. El privilegio de petición es inherente a la ciudadanía libre.
71:2.16 (802.10) 7. El derecho de gobernar. No basta con ser escuchado. El poder de petición ha de seguir avanzando hasta la gestión misma del gobierno.
71:2.17 (802.11) 8. El sufragio universal. El gobierno representativo presupone un electorado inteligente, eficiente y universal. El carácter de ese gobierno estará determinado siempre por el carácter y la talla personal de sus componentes. A medida que la civilización progrese el sufragio seguirá siendo universal para ambos sexos, pero será eficazmente modificado, reagrupado y diferenciado de otras maneras.
71:2.18 (802.12) 9. El control de los funcionarios. Ningún gobierno civil será útil y eficaz a menos que los ciudadanos posean y utilicen métodos acertados para guiar y controlar a los titulares de los cargos públicos y a los funcionarios.
71:2.19 (802.13) 10. Unos representantes inteligentes y capacitados. La supervivencia de la democracia depende del éxito del gobierno representativo, y eso está condicionado a la práctica de elegir para los cargos públicos solo a aquellas personas que posean formación técnica, competencia intelectual, lealtad social y aptitud moral. Estas disposiciones son indispensables para preservar un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
71:3.1 (803.1) La forma política o administrativa de un gobierno tiene poca importancia siempre que proporcione los elementos esenciales del progreso civil: libertad, seguridad, educación y coordinación social. El curso de la evolución social no está determinado por lo que el Estado es sino por lo que hace. A fin de cuentas, ningún Estado puede trascender los valores morales de su ciudadanía ejemplificados en sus líderes electos. La ignorancia y el egoísmo garantizan la caída de cualquier tipo de gobierno por elevado que sea.
71:3.2 (803.2) Por muy lamentable que sea, el egotismo nacional ha sido esencial para la supervivencia social. La doctrina del pueblo elegido ha sido un factor primordial en la fusión de tribus y en la construcción de naciones hasta los mismísimos tiempos modernos. Pero ningún Estado puede alcanzar niveles ideales de funcionamiento sin haber superado antes todas las formas de intolerancia. La intolerancia es la eterna enemiga del progreso humano, y como mejor se combate es mediante la coordinación de la ciencia, el comercio, el juego y la religión.
71:3.3 (803.3) El Estado ideal funciona bajo el impulso coordinado de tres poderosas fuerzas:
71:3.4 (803.4) 1. La lealtad del amor nacida de la comprensión de la hermandad humana.
71:3.5 (803.5) 2. Un patriotismo inteligente basado en ideales sabios.
71:3.6 (803.6) 3. Visión interior cósmica entendida en términos de los hechos, las necesidades y los objetivos planetarios.
71:3.7 (803.7) Las leyes del Estado ideal son pocas. Han dejado atrás la edad negativa de los tabúes para entrar en la era del progreso positivo de la libertad individual que resulta de un mejor autocontrol. El Estado ensalzado no solo obliga a sus ciudadanos a trabajar, sino que los incita además a emplear de forma provechosa e inspiradora su creciente tiempo libre a medida que la edad del progreso mecánico los va liberando de los trabajos pesados. El tiempo libre ha de producir además de consumir.
71:3.8 (803.8) Ninguna sociedad ha progresado mucho permitiendo la ociosidad o tolerando la pobreza, pero será imposible eliminar la pobreza y la dependencia mientras se apoye sin límites a las estirpes deficientes y degradadas y se les permita reproducirse libremente.
71:3.9 (803.9) Una sociedad moral debe aspirar a preservar la autoestima de su ciudadanía y ofrecer a todos los individuos normales oportunidades adecuadas de autorrealización. Un proyecto así de logro social produciría una sociedad cultural de orden superior. La evolución social debe ser estimulada por una supervisión gubernamental que ejerza un mínimo de control regulador. El mejor Estado es aquel que gobierna menos y coordina más.
71:3.10 (803.10) Los ideales del Estado deben alcanzarse por evolución, mediante el lento crecimiento de la consciencia cívica, el reconocimiento de que el servicio social es una obligación y un privilegio. Una vez superada la fase de los saqueadores políticos, los hombres asumen primero las cargas del gobierno como una obligación, pero luego aspiran a ejercer este servicio como un privilegio, como el honor más grande. La talla personal de los ciudadanos que se ofrecen para aceptar las responsabilidades del Estado retrata fielmente la categoría de cualquier nivel de civilización.
71:3.11 (803.11) En una auténtica mancomunidad política, el gobierno de las ciudades y provincias está dirigido por expertos y se gestiona exactamente igual que todas las demás asociaciones económicas y comerciales entre las personas.
71:3.12 (803.12) En los Estados avanzados el servicio político se considera la dedicación más alta de la ciudadanía. La mayor ambición de los ciudadanos más sabios y nobles es obtener reconocimiento civil, ser elegidos o nombrados para algún puesto de responsabilidad gubernamental. Los honores más altos que confieren los gobiernos de esos Estados por servicios prestados son para sus servidores civiles y sociales. Los siguientes honores se otorgan a los filósofos, los educadores, los científicos, los industriales y los militares por este orden de importancia. Los padres encuentran merecida recompensa en la excelencia de sus hijos, y los líderes puramente religiosos, al ser embajadores de un reino espiritual, reciben sus verdaderas recompensas en otro mundo.
71:4.1 (804.1) La economía, la sociedad y el gobierno tienen que evolucionar si han de permanecer. Las condiciones estáticas son indicio de decadencia en un mundo evolutivo. Solo persisten las instituciones que avanzan con la corriente evolutiva.
71:4.2 (804.2) El programa progresivo de una civilización en expansión abarca:
71:4.3 (804.3) 1. La preservación de las libertades individuales.
71:4.4 (804.4) 2. La protección del hogar.
71:4.5 (804.5) 3. La promoción de la seguridad económica.
71:4.6 (804.6) 4. La prevención de las enfermedades.
71:4.7 (804.7) 5. La educación obligatoria.
71:4.8 (804.8) 6. El empleo obligatorio.
71:4.9 (804.9) 7. La utilización provechosa del tiempo libre.
71:4.10 (804.10) 8. El cuidado de los desafortunados.
71:4.11 (804.11) 9. El mejoramiento de la raza.
71:4.12 (804.12) 10. La promoción de la ciencia y el arte.
71:4.13 (804.13) 11. La promoción de la filosofía (la sabiduría).
71:4.14 (804.14) 12. El aumento de la visión interior cósmica (la espiritualidad).
71:4.15 (804.15) Este progreso en las artes de la civilización conduce directamente a la realización de las más altas metas tanto humanas como divinas del empeño mortal: el logro social de la hermandad del hombre y el estatus personal de consciencia de Dios, que se revela en el deseo supremo de cada individuo de hacer la voluntad del Padre del cielo.
71:4.16 (804.16) La aparición de una auténtica hermandad significa que ha llegado un orden social en el que todos los hombres se complacen en llevar las cargas de los demás y desean realmente poner en práctica la regla de oro. Pero una sociedad ideal de este tipo no puede hacerse realidad mientras los débiles o los malvados estén a la espera de aprovecharse de forma injusta e impía de aquellos que viven dedicados al servicio de la verdad, la belleza y la bondad. La única solución práctica en estos casos consiste en que los seguidores de la «regla de oro» establezcan una sociedad progresiva para vivir según sus ideales al tiempo que mantienen las defensas necesarias contra sus semejantes que, sumidos en la ignorancia, pudieran intentar abusar de su talante pacífico o destruir su civilización en avance.
71:4.17 (804.17) El idealismo nunca podrá sobrevivir en un planeta en vías de evolución si en cada generación los idealistas se dejan exterminar por los órdenes inferiores de la humanidad. La gran prueba del idealismo es la siguiente: ¿puede una sociedad avanzada mantener un estado de preparación militar que garantice su seguridad frente a sus vecinos belicosos sin caer en la tentación de emplear esa fuerza militar en operaciones ofensivas contra otros pueblos para beneficiarse egoístamente o engrandecer a su nación? La supervivencia nacional exige un estado de preparación, y solo el idealismo religioso puede impedir que esta preparación se prostituya y se convierta en agresión. Solo el amor, la hermandad, puede impedir que los fuertes opriman a los débiles.
71:5.1 (805.1) La competencia es esencial para el progreso social, pero la competencia no regulada engendra violencia. En la sociedad de hoy la competencia está desplazando lentamente a la guerra en la medida en que determina el lugar del individuo en la industria y decreta la supervivencia de las propias industrias. (Los usos y costumbres valoran la guerra y el asesinato con distinto rasero: el asesinato quedó fuera de la ley desde los primeros días de la sociedad, en cambio la guerra no ha sido aún proscrita por el conjunto de la humanidad.)
71:5.2 (805.2) El Estado ideal se compromete a regular la conducta social solo lo suficiente para garantizar una competencia individual sin violencia y una iniciativa personal sin injusticias, pero tiene que afrontar un gran dilema: ¿cómo se puede garantizar la paz en la industria y el pago de impuestos para mantener el poder del Estado e impedir al mismo tiempo que el régimen tributario perjudique a la industria y que el Estado se vuelva parasítico o tiránico?
71:5.3 (805.3) Durante las primeras edades de cualquier mundo, la competencia es imprescindible para el progreso de la civilización. A medida que progresa la evolución del hombre la cooperación se va haciendo cada vez más efectiva. En las civilizaciones avanzadas la cooperación es más eficaz que la competencia. La competencia estimula a los primeros hombres. La evolución se caracteriza inicialmente por la supervivencia de los individuos biológicamente aptos, pero las civilizaciones posteriores se desarrollan mejor mediante una cooperación inteligente, una fraternidad comprensiva y una hermandad espiritual.
71:5.4 (805.4) Es cierto que la competencia en la industria genera un despilfarro excesivo y es muy ineficiente, pero no se debe intentar eliminar esa pérdida económica si al hacerlo se pone en peligro, aunque sea mínimamente, cualquiera de las libertades básicas del individuo.
71:6.1 (805.5) La economía de hoy en día, movida por el lucro, está condenada al fracaso a menos que los móviles de lucro puedan ser complementados por móviles de servicio. La competencia despiadada basada en un interés egoísta y estrecho de miras destruye a la larga incluso las cosas que trata de mantener. La búsqueda exclusiva del lucro para uno mismo es incompatible con los ideales cristianos y mucho más incompatible con las enseñanzas de Jesús.
71:6.2 (805.6) El móvil del lucro es al móvil del servicio en economía lo que el miedo es al amor en religión. Pero el afán de lucro no se debe destruir o eliminar de forma repentina, pues hace trabajar duro a muchos mortales que caerían si no en la pereza. Es un gran estimulador de la energía social y sus objetivos no tienen por qué ser siempre necesariamente egoístas.
71:6.3 (805.7) El afán de lucro en las actividades económicas es una motivación ruin y totalmente indigna de una sociedad avanzada; sin embargo, es un factor indispensable durante las primeras fases de la civilización. No hay que quitar a los hombres el móvil del lucro hasta que hayan adquirido y consolidado motivaciones superiores no lucrativas para el esfuerzo económico y el servicio social: el ansia trascendente de sabiduría superlativa, de hermandad fascinante y de excelencia en el logro espiritual.
71:7.1 (806.1) Un Estado duradero está basado en la cultura, dominado por los ideales y motivado por el servicio. El propósito de la educación debería ser adquirir capacidades, buscar sabiduría, desarrollar la individualidad y lograr valores espirituales.
71:7.2 (806.2) En el Estado ideal la educación continúa durante toda la vida, y la filosofía se convierte algunas veces en el objetivo principal de sus ciudadanos. Los ciudadanos de tal comunidad política persiguen el logro de la sabiduría para comprender mejor las relaciones humanas, los significados de la realidad, la nobleza de los valores, las metas de la vida y las glorias del destino cósmico.
71:7.3 (806.3) Los urantianos deberían tener la visión de una nueva sociedad cultural más elevada. La educación se verá impulsada a nuevos niveles de valor cuando desaparezca el sistema económico movido puramente por el lucro. La educación, durante demasiado tiempo localista, militarista, dirigida a la exaltación del ego y al éxito personal, tiene que llegar a convertirse en mundial, idealista, dirigida a la realización personal y a la comprensión del cosmos.
71:7.4 (806.4) La educación ha pasado recientemente del control del clero al de los juristas y hombres de negocios. Con el tiempo deberá ser confiada a los filósofos y a los científicos. Los educadores deben ser seres libres, auténticos líderes, para que la filosofía, la búsqueda de la sabiduría, pueda convertirse en el afán principal de la educación.
71:7.5 (806.5) La educación es la empresa de la vida. La educación debe continuar durante toda la vida para que la humanidad pueda experimentar gradualmente los niveles ascendentes de sabiduría del mortal, que son los siguientes:
71:7.6 (806.6) 1. El conocimiento de las cosas.
71:7.7 (806.7) 2. La comprensión de los significados.
71:7.8 (806.8) 3. La apreciación de los valores.
71:7.9 (806.9) 4. La nobleza del trabajo: el deber.
71:7.10 (806.10) 5. La motivación de las metas: la moralidad.
71:7.11 (806.11) 6. El amor al servicio: el carácter.
71:7.12 (806.12) 7. La visión interior cósmica: la comprensión espiritual.
71:7.13 (806.13) Mediante estos logros muchos ascenderán al máximo nivel de consecución de la mente que puede alcanzar el mortal: la consciencia de Dios.
71:8.1 (806.14) La única característica sagrada de todo gobierno humano es la división del Estado en los tres ámbitos de las funciones ejecutiva, legislativa y judicial. El universo está administrado conforme a este plan de segregación de funciones y de autoridad. Aparte de este concepto divino y eficaz de regulación social o gobierno civil, poco importa la forma de Estado que un pueblo pueda elegir con tal de que la ciudadanía progrese continuamente hacia la meta de un mejor autocontrol y un mayor servicio social. La agudeza intelectual, la sabiduría económica, la inteligencia social y el vigor moral de un pueblo se reflejan fielmente en la calidad de su Estado.
71:8.2 (806.15) La evolución del Estado conlleva progresar de nivel en nivel como sigue:
71:8.3 (806.16) 1. La creación de un gobierno triple con sus ramas ejecutiva, legislativa y judicial.
71:8.4 (806.17) 2. La libertad de ejercer actividades sociales, políticas y religiosas.
71:8.5 (807.1) 3. La abolición de todas las formas de esclavitud y cautiverio humano.
71:8.6 (807.2) 4. La capacidad de la ciudadanía para controlar la fijación de impuestos.
71:8.7 (807.3) 5. El establecimiento de una educación universal, un aprendizaje de la cuna a la tumba.
71:8.8 (807.4) 6. El ajuste adecuado entre los gobiernos locales y el gobierno nacional.
71:8.9 (807.5) 7. El fomento de la ciencia y la superación de las enfermedades.
71:8.10 (807.6) 8. El debido reconocimiento de la igualdad de los sexos y el funcionamiento coordinado de hombres y mujeres en el hogar, en la escuela y en la iglesia, con un servicio especializado de las mujeres en la industria y en el gobierno.
71:8.11 (807.7) 9. La eliminación de la esclavitud del trabajo duro mediante la invención de máquinas y su posterior control en la edad de las máquinas.
71:8.12 (807.8) 10. La superación de los dialectos, el triunfo de una lengua universal.
71:8.13 (807.9) 11. El fin de las guerras. El arbitraje internacional de los conflictos nacionales y raciales en cortes continentales de naciones presididas por un tribunal planetario supremo reclutado automáticamente entre los presidentes de las cortes continentales a medida que se van jubilando. Las cortes continentales son imperativas; el tribunal mundial es consultivo, de carácter moral.
71:8.14 (807.10) 12. La tendencia mundial a buscar la sabiduría, la exaltación de la filosofía. La evolución de una religión mundial que presagiará la entrada del planeta en las primeras fases del asentamiento en luz y vida.
71:8.15 (807.11) Estos son los requisitos esenciales de un gobierno progresivo y las marcas distintivas del Estado ideal. Urantia está lejos de hacer realidad estos elevados ideales, pero las razas civilizadas han dado ya los primeros pasos. La humanidad está en marcha hacia destinos evolutivos más altos.
71:8.16 (807.12) [Patrocinado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 72
72:0.1 (808.1) CON PERMISO de Lanaforge y la aprobación de los Altísimos de Edentia, he sido autorizado a describir algunos aspectos de la vida social, moral y política de la raza humana más avanzada que vive en un planeta no muy lejano perteneciente al sistema de Satania.
72:0.2 (808.2) De todos los mundos de Satania que fueron aislados por su participación en la rebelión de Lucifer, la historia de este planeta es la que más se parece a la de Urantia. Las dos esferas son muy similares, y eso explica sin duda por qué se ha autorizado esta exposición extraordinaria, pues los regidores de un sistema rara vez consienten que los asuntos de un planeta se den a conocer en otro.
72:0.3 (808.3) Como ocurrió en Urantia, la deslealtad de su Príncipe Planetario durante la rebelión de Lucifer llevó a este planeta por el mal camino. Poco después de que Adán llegara a Urantia le fue enviado un Hijo Material, y este Hijo tampoco cumplió con su deber. En consecuencia, la esfera quedó aislada y nunca se ha otorgado un Hijo Magistrado a sus razas mortales.
72:1.1 (808.4) A pesar de todas estas desventajas planetarias, está evolucionando una civilización muy superior en un continente aislado del tamaño aproximado de Australia. Esta nación tiene unos 140 millones de habitantes. Sus gentes son de raza mestiza, predominantemente azul y amarilla, y tienen una proporción de violeta ligeramente mayor que la llamada raza blanca de Urantia. Estas diferentes razas no están aún totalmente mezcladas, pero fraternizan y se relacionan muy aceptablemente. La expectativa media de vida en este continente es ahora de noventa años, un quince por ciento más alta que la de cualquier otro pueblo del planeta.
72:1.2 (808.5) Desde el punto de vista industrial, esta nación posee una gran ventaja derivada de la topografía única del continente. Las montañas altas, que reciben lluvia abundante durante ocho meses al año, están situadas en el centro mismo del país. Esta disposición natural favorece la utilización de la energía hidráulica y facilita considerablemente el riego de la parte más árida del continente situada al oeste.
72:1.3 (808.6) Este pueblo es autosuficiente, es decir, puede vivir indefinidamente sin importar nada de las naciones circundantes. Tiene abundantes recursos naturales y ha aprendido a compensar mediante técnicas científicas sus deficiencias de elementos esenciales para la vida. Su comercio interior es dinámico, pero tiene poco comercio exterior debido a la hostilidad generalizada de sus vecinos menos progresivos.
72:1.4 (808.7) Esta nación continental siguió en líneas generales la tendencia evolutiva del planeta. El desarrollo desde la etapa tribal hasta la aparición de jefes y reyes poderosos duró miles de años. Tras los monarcas absolutos surgieron diversos tipos de gobierno; las repúblicas fallidas, los Estados comunales y los dictadores se fueron sucediendo en profusión interminable. Esta situación se prolongó hasta hace unos quinientos años cuando la nación estaba gobernada por un poderoso triunvirato de dictadores. En un momento de fermentación política, uno de los dictadores tomó una importante decisión: se ofreció a abdicar voluntariamente con la condición de que otro de los triunviros, el más infame de los tres, hiciera lo mismo. Así, la soberanía del continente quedó en manos de un solo regidor. El Estado unificado progresó bajo un gobierno monárquico fuerte durante más de cien años, periodo en el que se elaboró una carta de libertades magistral.
72:1.5 (809.1) La transición posterior desde la monarquía a una forma representativa de gobierno fue gradual. Los reyes permanecieron como meras figuras decorativas sociales o sentimentales y acabaron por desaparecer al extinguirse la línea de descendientes varones. La presente república cumple ahora los doscientos años de existencia, durante los cuales ha progresado ininterrumpidamente hacia los procedimentos de gobierno que estamos a punto de describir. Los desarrollos más recientes en los campos político e industrial se han producido en la última década.
72:2.1 (809.2) Esta nación continental tiene ahora un gobierno representativo con una capital nacional ubicada en el centro del territorio. El gobierno central consiste en una sólida federación de cien estados relativamente libres. Estos estados eligen a sus gobernadores y legisladores por diez años, y ninguno de ellos puede ser reelegido. Los jueces de los estados son designados de por vida por los gobernadores y confirmados por sus asambleas legislativas, que están compuestas de un representante por cada cien mil ciudadanos.
72:2.2 (809.3) Hay cinco tipos diferentes de gobierno metropolitano según el tamaño de las ciudades, pero no se permite a ninguna sobrepasar el millón de habitantes. La organización del gobierno municipal es muy simple, directa y económica en su conjunto. Los pocos cargos de la administración urbana son muy solicitados por los ciudadanos de más alto nivel.
72:2.3 (809.4) El gobierno federal contiene tres divisiones de igual rango: la ejecutiva, la legislativa y la judicial. El jefe ejecutivo federal se elige cada seis años por sufragio universal territorial. Solo puede ser reelegido a petición de las asambleas legislativas de al menos setenta y cinco estados con la aprobación de los respectivos gobernadores de dichos estados, y en este caso solo por un mandato más. Es asesorado por un supergabinete compuesto por todos los ex jefes ejecutivos.
72:2.4 (809.5) La división legislativa se compone de tres cámaras:
72:2.5 (809.6) 1. La cámara alta es elegida por los grupos de trabajadores de la industria, las profesiones liberales, la agricultura y otros oficios, que votan según su función económica.
72:2.6 (809.7) 2. La cámara baja es elegida por ciertas organizaciones de la sociedad que abarcan a los grupos sociales, políticos y filosóficos no incluidos en la industria o en las profesiones. Todos los ciudadanos de buena reputación participan en la elección de ambas clases de representantes, pero se agrupan de forma diferente según corresponda a la cámara alta o la baja.
72:2.7 (809.8) 3. La tercera cámara —los estadistas mayores— se compone de los veteranos del servicio cívico e incluye a muchas personas ilustres propuestas por el jefe ejecutivo, por los ejecutivos regionales (subfederales), por el jefe del tribunal supremo y por el presidente de cada una de las otras cámaras legislativas. Este grupo está limitado a cien miembros elegidos por el voto mayoritario de los propios estadistas mayores. Este nombramiento es vitalicio, y cuando se produce una vacante sale elegido el más votado de la lista de personas propuestas. El carácter de este organismo es puramente consultivo, pero es un poderoso regulador de la opinión pública y ejerce gran influencia sobre todas las ramas del gobierno.
72:2.8 (810.1) Gran parte del trabajo administrativo federal lo llevan a cabo las diez autoridades regionales (subfederales), cada una de las cuales está compuesta por la asociación de diez estados. Estas divisiones regionales son puramente ejecutivas y administrativas, y no tienen funciones legislativas ni judiciales. Los diez ejecutivos regionales son designados personalmente por el jefe ejecutivo federal para un mandato de seis años que coincide con el suyo propio. El tribunal federal supremo aprueba la designación de estos diez ejecutivos regionales y, aunque no pueden ser reelegidos, el ejecutivo saliente se convierte automáticamente en adjunto y asesor de su sucesor. Por su parte, estos jefes regionales eligen sus propios gabinetes de funcionarios administrativos.
72:2.9 (810.2) La función judicial se ejerce en esta nación mediante dos grandes sistemas de tribunales: los tribunales de justicia y los tribunales socioeconómicos. Los tribunales de justicia actúan en los tres niveles siguientes:
72:2.10 (810.3) 1. Cortes menores de jurisdicción local y municipal, cuyas decisiones se pueden apelar ante los altos tribunales estatales.
72:2.11 (810.4) 2. Cortes supremas de los estados, cuyas decisiones son irrevocables en todos los asuntos que no impliquen al gobierno federal o pongan en peligro los derechos y libertades de la ciudadanía. Los ejecutivos regionales están facultados para elevar inmediatamente cualquier caso ante la corte suprema federal.
72:2.12 (810.5) 3. Corte suprema federal, el alto tribunal que juzga los contenciosos nacionales y las apelaciones procedentes de las cortes de los estados. Este tribunal supremo está compuesto por doce hombres de más de cuarenta y menos de setenta y cinco años que han servido durante dos o más años en un tribunal estatal. Son designados para este alto puesto por el jefe ejecutivo con la aprobación mayoritaria del supergabinete y de la tercera cámara de la asamblea legislativa. Todas las decisiones de este cuerpo judicial supremo requieren al menos dos tercios de los votos.
72:2.13 (810.6) Las cortes socioeconómicas actúan en las tres divisiones siguientes:
72:2.14 (810.7) 1. Cortes parentales, asociadas a las divisiones legislativa y ejecutiva del sistema familiar y social.
72:2.15 (810.8) 2. Cortes educativas, los organismos jurídicos vinculados con los sistemas escolares estatales y regionales. Están asociados a las ramas legislativa y ejecutiva del aparato administrativo de la educación.
72:2.16 (810.9) 3. Cortes industriales, los tribunales jurisdiccionales investidos de plena autoridad para la resolución de todos los desacuerdos económicos.
72:2.17 (810.10) La corte suprema federal no juzga casos socioeconómicos a menos que así lo decida por una mayoría de tres cuartos la tercera rama legislativa del gobierno nacional, la cámara de los estadistas mayores. En todos los demás casos las decisiones de las altas cortes parentales, educativas e industriales son firmes.
72:3.1 (811.1) En este continente va contra la ley que dos familias vivan bajo el mismo techo. A raíz de la ilegalización de las viviendas colectivas se han demolido la mayoría de los bloques de viviendas, aunque los no casados siguen alojándose en clubes, hoteles y otras viviendas colectivas. El tamaño mínimo de un solar destinado a vivienda es de cuatro mil seiscientos metros cuadrados. Todos los terrenos y otras propiedades utilizados como vivienda familiar están libres de impuestos hasta una superficie diez veces mayor al mínimo permitido por vivienda.
72:3.2 (811.2) La vida familiar de este pueblo ha mejorado notablemente durante el último siglo. Es obligatorio que tanto los padres como las madres asistan a las escuelas parentales de puericultura. Incluso los agricultores que residen en pequeños asentamientos rurales siguen estos cursos por correspondencia y acuden al centro más cercano de instrucción presencial cada diez días (cada dos semanas, porque su semana es de cinco días).
72:3.3 (811.3) Las familias tienen una media de cinco hijos que permanecen bajo el pleno control de sus padres. En caso de fallecimiento de uno o de ambos progenitores, quedan a cargo de los tutores designados por el tribunal parental. Se considera un gran honor para una familia que se le adjudique la tutela de un huérfano de padre y madre. Los padres se presentan a concursos por oposición y se concede la custodia del huérfano a los que presenten las mejores calificaciones parentales.
72:3.4 (811.4) Estas gentes consideran el hogar como la institución básica de su civilización. Se espera de los padres que proporcionen en casa a sus hijos la parte más valiosa de su educación y de la formación de su carácter. Los padres dedican casi tanta atención como las madres a la formación infantil.
72:3.5 (811.5) Los padres o tutores legales imparten en casa toda la educación sexual. Los profesores ofrecen instrucción moral durante los periodos de descanso en los talleres escuela. En cambio la formación religiosa es privilegio exclusivo de los padres, ya que la religión se considera como parte integrante de la vida de familia. La instrucción puramente religiosa solo se imparte públicamente en los templos de filosofía porque este pueblo no ha desarrollado ninguna institución exclusivamente religiosa como las Iglesias de Urantia. En su filosofía, la religión es el afán de conocer a Dios y de amar y servir al prójimo, aunque las demás naciones de este planeta no comparten esta actitud religiosa. La religión es un asunto tan totalmente familiar para estas gentes que no hay lugares públicos dedicados exclusivamente a las reuniones religiosas. Políticamente, la Iglesia y el Estado, como suelen decir los urantianos, están separados del todo, pero hay un extraño solapamiento entre la religión y la filosofía.
72:3.6 (811.6) Hasta hace veinte años los maestros espirituales (comparables a los pastores de Urantia), que visitaban periódicamente a cada familia para examinar a los niños y verificar si sus padres les daban la instrucción debida, estaban bajo supervisión gubernamental. Estos asesores y examinadores espirituales están ahora bajo la dirección de la Fundación para el Progreso Espiritual, una institución recién creada sostenida por contribuciones voluntarias. Es muy posible que esta institución no evolucione más hasta después de la llegada de un Hijo Magistrado del Paraíso.
72:3.7 (811.7) Los niños están bajo la tutela legal de los padres hasta los quince años, momento en que son iniciados por primera vez a las responsabilidades cívicas. A partir de entonces se celebran cada cinco años durante cinco periodos sucesivos ejercicios públicos similares para los grupos de la misma edad. En ellos se van reduciendo las obligaciones hacia los padres al tiempo que se asumen nuevas responsabilidades cívicas y sociales hacia el Estado. El derecho al voto se concede a los veinte años, el derecho a casarse sin el consentimiento parental no se otorga hasta los veinticinco, y los hijos tienen que irse de casa al cumplir los treinta.
72:3.8 (812.1) Las leyes sobre el matrimonio y el divorcio son uniformes en toda la nación. El matrimonio antes de los veinte años —la edad de la emancipación civil— no está permitido. El permiso de matrimonio solo se concede al año de haber notificado la intención de contraerlo y después de que tanto el novio como la novia hayan presentado certificados que acrediten que han sido debidamente instruidos en las escuelas parentales sobre las responsabilidades de la vida matrimonial.
72:3.9 (812.2) Las regulaciones del divorcio son algo laxas, pero la sentencia de separación emitida por el tribunal parental no se puede obtener hasta un año después de haber registrado su solicitud, y el año en este planeta es considerablemente más largo que en Urantia. A pesar de que las leyes lo facilitan, el presente índice de divorcio es solo una décima parte del que se da entre las razas civilizadas de Urantia.
72:4.1 (812.3) El sistema educativo de esta nación es obligatorio y mixto en las escuelas preuniversitarias a las que el estudiante asiste desde los cinco hasta los dieciocho años. Estas escuelas son muy diferentes a las de Urantia. No hay aulas, se estudia una sola materia a la vez y después de los tres primeros años todos los alumnos se convierten en profesores ayudantes e instruyen a los que están por debajo de ellos. Los libros se usan solo para obtener información que ayude a solucionar los problemas que surgen en los talleres escuela y granjas escuela. Gran parte de los muebles utilizados en el continente y muchos de los artilugios mecánicos —es una gran edad de invención y mecanización— se fabrican en estos talleres. Cada taller tiene su biblioteca de trabajo donde el estudiante puede consultar los libros de referencia necesarios. Durante todo el periodo educativo se enseña también agricultura y horticultura en extensas granjas colindantes con todas las escuelas locales.
72:4.2 (812.4) A los deficientes mentales solo se les enseña agricultura y ganadería, y son confinados de por vida en colonias especiales de custodia donde están segregados por sexos para evitar la procreación, que se niega a todos los de capacidad intelectual inferior a la normal. Estas medidas restrictivas llevan setenta y cinco años en vigor. Los tribunales parentales son los que dictan las sentencias de confinamiento.
72:4.3 (812.5) El año tiene diez meses, y todo el mundo toma uno de vacaciones. Las escuelas preuniversitarias están abiertas durante nueve meses, y las vacaciones se pasan viajando con los padres o los amigos. Estos viajes son parte del programa de educación de adultos que continúa durante toda la vida; los fondos para costear estos gastos se acumulan por los mismos métodos que el seguro de vejez.
72:4.4 (812.6) La cuarta parte del tiempo escolar se dedica al juego, a las competiciones atléticas en las que los estudiantes van progresando desde las pruebas de habilidad y proeza locales, pasando por las estatales y regionales, hasta las nacionales. Las competiciones de oratoria y música, así como las de ciencia y filosofía, ocupan también la atención de los estudiantes desde las pruebas locales inferiores hasta las competiciones por los honores nacionales.
72:4.5 (812.7) El gobierno de la escuela es una réplica del gobierno nacional con sus tres ramas correlacionadas. El profesorado actúa como la división tercera o legislativa a título consultivo. El objetivo principal de la educación en este continente es hacer de cada alumno un ciudadano económicamente independiente.
72:4.6 (813.1) Todos los niños que terminan sus estudios en el sistema escolar preuniversitario a los dieciocho años son expertos artesanos. Comienza entonces el estudio de los libros y la búsqueda de un conocimiento especializado, bien en las escuelas de adultos o bien en las universidades. Cuando un alumno brillante termina su trabajo antes del plazo establecido, recibe como recompensa el tiempo y los medios necesarios para llevar a cabo algún proyecto favorito de su propia invención. Todo el sistema educativo está diseñado para formar adecuadamente al individuo.
72:5.1 (813.2) La situación industrial de este pueblo está lejos de sus ideales. El capital y el trabajo tienen aún sus problemas, pero ambos se van ajustando a un plan de auténtica cooperación. En este continente único los trabajadores se están convirtiendo cada vez más en accionistas de todas las empresas industriales; todo trabajador inteligente se transforma lentamente en un pequeño capitalista.
72:5.2 (813.3) Los antagonismos sociales disminuyen y la buena voluntad crece a buen ritmo. La abolición de la esclavitud (hace más de cien años) no ha provocado ningún problema económico grave porque el ajuste se hizo gradualmente liberando cada año al dos por ciento de los esclavos. Se concedió la ciudadanía a los esclavos que superaron satisfactoriamente las pruebas mentales, morales y físicas. Muchos de esos esclavos superiores eran cautivos de guerra o hijos de cautivos. Hace unos cincuenta años deportaron a los últimos esclavos inferiores, y ahora se esfuerzan por reducir el tamaño de sus clases degradadas y agresivas.
72:5.3 (813.4) Estas gentes han desarrollado recientemente nuevos procedimientos para resolver los desacuerdos industriales y corregir los abusos económicos que suponen una mejora notable frente a sus antiguos métodos de resolver dichos problemas. La violencia ha sido proscrita como procedimiento para zanjar desavenencias tanto personales como industriales. Los salarios, los beneficios y otros problemas económicos no se regulan rígidamente, sino que se controlan por regla general en las asambleas legislativas industriales, mientras que todos los conflictos que surgen en la industria se solventan en los tribunales industriales.
72:5.4 (813.5) Las cortes industriales solo existen desde hace treinta años, pero su funcionamiento es muy satisfactorio. Su última disposición ha consistido en establecer los tres tipos siguientes de remuneraciones legales:
72:5.5 (813.6) 1. Tipos legales de interés sobre el capital invertido.
72:5.6 (813.7) 2. Salarios razonables por empleos cualificados en las operaciones industriales.
72:5.7 (813.8) 3. Sueldos justos y equitativos para la mano de obra.
72:5.8 (813.9) Los pagos se liquidarán primero con arreglo a un contrato. En caso de disminución de los beneficios compartirán una reducción proporcional transitoria. A partir de ahí, todos los beneficios que superen estos cargos fijos se considerarán dividendos y se prorratearán entre las tres divisiones: capital, personal cualificado y mano de obra.
72:5.9 (813.10) Los jefes ejecutivos regionales ajustan y decretan cada diez años las horas legales de trabajo diario remunerado. La industria funciona ahora con una semana de cinco días, cuatro de trabajo y uno de descanso. Esta gente trabaja seis horas cada día laborable y, como los estudiantes, nueve de los diez meses del año. Durante las vacaciones suelen dedicarse a viajar porque se han desarrollado últimamente nuevos métodos de transporte y la nación se ha vuelto muy viajera. El clima favorece los viajes unos ocho meses al año, y ellos aprovechan al máximo sus oportunidades.
72:5.10 (813.11) Hace doscientos años la industria estaba enteramente dominada por el afán de lucro, pero hoy lo están desplazando rápidamente otras fuerzas motrices superiores. Es un continente muy competitivo, pero la competencia está siendo transferida de la industria al juego, a la cualificación, a la conquista científica y al logro intelectual. Está muy presente en los servicios sociales y en la lealtad al gobierno. El servicio público se está convirtiendo rápidamente en la meta principal de la ambición de estas gentes. El hombre más rico del continente trabaja seis horas al día en la oficina de su taller de maquinaria y luego corre a la delegación local de la escuela de administración, donde intenta capacitarse para el servicio público.
72:5.11 (814.1) El trabajo se está haciendo más honorable en este continente, y todo ciudadano sano mayor de dieciocho años trabaja o bien en su casa, en las granjas o en alguna industria reconocida, o bien en las obras públicas que absorben a los desempleados temporales o en el cuerpo de trabajadores forzosos de las minas.
72:5.12 (814.2) Estas gentes están empezando a desarrollar también una nueva forma de rechazo social: rechazo tanto a la ociosidad como a la riqueza no ganada. Lentos pero seguros, están superando a sus máquinas. Ellos también lucharon en su día por la libertad política y luego por la liberación económica. Ahora empiezan a disfrutar de ambas y a apreciar su merecido tiempo libre que pueden dedicar a una mayor realización personal.
72:6.1 (814.3) Esta nación está haciendo un esfuerzo decidido para sustituir el modelo caritativo destructor de la autoestima por un seguro gubernamental digno que garantice la seguridad en la vejez. Esta nación proporciona una educación a todos los niños y un trabajo a todos los hombres, por eso puede desarrollar con éxito un plan de seguros para la protección de los ancianos y los débiles.
72:6.2 (814.4) Todos los ciudadanos de esta nación tienen que jubilarse de la actividad remunerada a los sesenta y cinco años, a menos que obtengan un permiso del comisario estatal de trabajo que les dé derecho a seguir trabajando hasta los setenta. Este límite de edad no es aplicable a los servidores del gobierno ni a los filósofos. Los discapacitados físicos y los lisiados permanentes pueden ser inscritos en la lista de jubilados a cualquier edad mediante una orden judicial refrendada por el comisario de pensiones del gobierno regional.
72:6.3 (814.5) Los fondos para las pensiones de vejez provienen de cuatro fuentes:
72:6.4 (814.6) 1. El gobierno federal retiene los ingresos de un día por mes para este propósito, y en este país todo el mundo trabaja.
72:6.5 (814.7) 2. Los legados de muchos ciudadanos adinerados que dejan fondos para este propósito.
72:6.6 (814.8) 3. Los ingresos del trabajo forzado en las minas estatales. Una vez cubiertas las necesidades de estos trabajadores obligados y apartadas las contribuciones para su propia jubilación, todos los beneficios excedentes de su trabajo se entregan a este fondo de pensiones.
72:6.7 (814.9) 4. Las rentas de los recursos naturales. El gobierno federal es el depositario social de toda la riqueza natural del continente, cuyas rentas se utilizan para fines sociales como la prevención de enfermedades, la educación de los superdotados y los gastos de los alumnos sobresalientes de las escuelas de administración pública. La mitad de las rentas de los recursos naturales va al fondo de pensiones de vejez.
72:6.8 (814.10) Aunque las fundaciones actuariales estatales y regionales proporcionan muchas formas de seguros de protección, las pensiones de vejez son administradas exclusivamente por el gobierno federal a través de los diez departamentos regionales.
72:6.9 (814.11) Estos fondos gubernamentales se llevan administrando honradamente desde hace mucho tiempo. Después de la traición y el asesinato, los castigos más severos que imponen los tribunales recaen sobre la traición a la confianza pública. La deslealtad social y política es considerada hoy en día como el más atroz de los crímenes.
72:7.1 (815.1) El gobierno federal solo es paternalista en la administración de las pensiones de vejez y en el fomento del talento y la originalidad creativa. Los gobiernos de los estados se ocupan algo más del ciudadano individual, mientras que los gobiernos locales son mucho más paternalistas o socialistas. La ciudad (o alguna de sus subdivisiones) se ocupa de asuntos tales como la salud, el saneamiento, las normas de construcción, el embellecimiento, el suministro de agua, el alumbrado, la calefacción, el esparcimiento, la música y las comunicaciones.
72:7.2 (815.2) En todas las industrias se da prioridad a la salud. Ciertos aspectos del bienestar físico se consideran prerrogativas industriales y comunitarias, pero los problemas de salud individual y familiar son asuntos de interés exclusivamente personal. En medicina, como en todos los demás asuntos puramente personales, el plan del gobierno consiste en abstenerse cada vez más de intervenir.
72:7.3 (815.3) Las ciudades no tienen capacidad impositiva ni pueden endeudarse. Reciben una asignación per cápita de la tesorería del estado y han de complementar estos ingresos con los beneficios de sus empresas socializadas y mediante la concesión de licencias a diversas actividades comerciales.
72:7.4 (815.4) Los servicios de transporte rápido, que permiten ampliar considerablemente los límites de la ciudad, están bajo control municipal. Los cuerpos de bomberos urbanos están sostenidos por las fundaciones de prevención y de seguros de incendios. Todos los edificios urbanos o rurales son ignífugos y llevan siéndolo desde hace más de setenta y cinco años.
72:7.5 (815.5) No hay agentes del orden público nombrados por los municipios; las fuerzas policiales las mantienen los gobiernos de los estados. Los agentes de este departamento se reclutan casi exclusivamente entre los hombres solteros de entre veinticinco y cincuenta años. La mayoría de los estados gravan a los solteros con un impuesto bastante alto que se condona a todos los que se enrolan en la policía estatal. En la media de los estados la fuerza policial es la décima parte de la que era hace cincuenta años.
72:7.6 (815.6) Los sistemas tributarios de los cien estados relativamente libres y soberanos son poco o nada uniformes, ya que las condiciones económicas y de otra índole varían considerablemente en los distintos sectores del continente. Todos los estados tienen diez disposiciones constitucionales básicas que no se pueden modificar sin el consentimiento de la corte suprema federal, y uno de estos artículos impide gravar más del uno por ciento anual sobre el valor de cualquier propiedad. Los solares para viviendas, tanto urbanos como rurales, están exentos.
72:7.7 (815.7) El gobierno federal no puede contraer deudas, y para que un estado pueda pedir un préstamo se requiere un referéndum con una mayoría de tres cuartos, salvo por razones de guerra. Puesto que el gobierno federal no puede endeudarse, el Consejo Nacional de Defensa está facultado para gravar en la medida necesaria a los estados en caso de guerra tanto con dinero como con hombres y materiales. Pero ninguna deuda puede prolongarse más de veinticinco años.
72:7.8 (815.8) Los ingresos para sostener el gobierno federal provienen de las cinco fuentes siguientes:
72:7.9 (815.9) 1. Derechos de importación. Todas las importaciones están sujetas a un arancel destinado a proteger el nivel de vida de este continente, que está muy por encima del de cualquier otra nación del planeta. Estos aranceles los establece la corte industrial suprema tras la ratificación por parte de ambas cámaras del congreso industrial de las recomendaciones del jefe ejecutivo de asuntos económicos, que es nombrado conjuntamente por estos dos cuerpos legislativos. La cámara alta industrial es elegida por los trabajadores; la baja, por el capital.
72:7.10 (816.1) 2. Derechos de autor. El gobierno federal estimula la invención y las creaciones originales en los diez laboratorios regionales donde apoya a los genios de todo tipo —artistas, autores y científicos— y protege sus patentes. El gobierno se queda a cambio con la mitad de los beneficios generados por dichos inventos y creaciones, ya se trate de máquinas, libros, obras de arte, plantas o animales.
72:7.11 (816.2) 3. Impuesto sobre sucesiones. El gobierno federal recauda un impuesto sobre sucesiones escalonado que va del uno al cincuenta por ciento, dependiendo de la magnitud del patrimonio entre otras condiciones.
72:7.12 (816.3) 4. Equipo militar. El gobierno obtiene una suma considerable con el alquiler del equipo militar y naval para usos comerciales y recreativos.
72:7.13 (816.4) 5. Recursos naturales. Las rentas procedentes de los recursos naturales, cuando no se requieren en su totalidad para los propósitos específicos designados en la carta constitutiva del Estado federal, se ingresan en el tesoro nacional.
72:7.14 (816.5) Las asignaciones federales, excepto los fondos de guerra fijados por el Consejo Nacional de Defensa, son propuestas por la cámara alta legislativa, ratificadas por la cámara baja, aprobadas por el jefe ejecutivo y validadas finalmente por la comisión presupuestaria federal de los cien. Los miembros de esta comisión son propuestos por los gobernadores de los estados y elegidos por las cámaras legislativas de los estados por un periodo de veinticuatro años. Cada seis años se renueva la cuarta parte de sus miembros por elección, y también cada seis años, este cuerpo elige por mayoría de tres cuartos a uno de sus miembros como jefe. Este se convierte así en director interventor del tesoro federal.
72:8.1 (816.6) Además del programa de educación básica obligatoria que se extiende desde los cinco hasta los dieciocho años de edad, existen las siguientes escuelas especiales:
72:8.2 (816.7) 1. Escuelas de administración pública. Estas escuelas son de tres clases: nacionales, regionales y estatales. Los cargos públicos de la nación están agrupados en cuatro divisiones. La primera división de la responsabilidad pública concierne principalmente a la administración nacional, y todos los titulares de cargos de este grupo tienen que ser graduados de las escuelas tanto regionales como nacionales de administración pública. En la segunda división el interesado puede aceptar cargos políticos, electivos o por designación después de graduarse en alguna de las diez escuelas regionales de administración pública; su trabajo comporta responsabilidades en la administración regional y en los gobiernos estatales. La tercera división comporta responsabilidades estatales, y estos funcionarios solo necesitan poseer un título estatal de administración pública. Los titulares de cargos de la cuarta y última división no necesitan ningún título de administración pública, ya que todos son de libre designación. Son los puestos menores de asistentes, secretarios y técnicos ocupados por los diversos profesionales especializados que trabajan en calidad de administradores gubernamentales.
72:8.3 (816.8) Los jueces de las cortes menores y estatales poseen títulos de las escuelas estatales de administración pública. Los jueces de los tribunales jurisdiccionales para asuntos sociales, educativos e industriales poseen títulos de las escuelas regionales. Los jueces de la corte suprema federal tienen que poseer títulos de todas estas escuelas de administración pública.
72:8.4 (817.1) 2. Escuelas de filosofía. Estas escuelas están afiliadas a los templos de filosofía y tienen cierta relación con la religión como función pública.
72:8.5 (817.2) 3. Instituciones de ciencia. Estas escuelas técnicas están coordinadas con la industria más que con los sistemas educativos y se administran en quince divisiones.
72:8.6 (817.3) 4. Escuelas de formación profesional. Estas instituciones especiales proporcionan la formación técnica de las diversas especializaciones profesionales, que son doce en total.
72:8.7 (817.4) 5. Escuelas militares y navales. Cerca de la sede central nacional y en los veinticinco centros militares costeros se mantienen estas instituciones dedicadas a la formación militar de ciudadanos voluntarios entre dieciocho y treinta años de edad. Los menores de veinticinco años necesitan el consentimiento de sus padres para ser admitidos en estas escuelas.
72:9.1 (817.5) Aunque el acceso a los cargos públicos está reservado a los graduados en las escuelas estatales, regionales o federales de administración pública, los líderes progresistas de esta nación descubrieron un defecto grave en su plan de sufragio universal y hace unos cincuenta años elaboraron una disposición constitucional para modificar el sistema electoral como sigue:
72:9.2 (817.6) 1. Todos los hombres y mujeres tienen un voto a partir de los veinte años. Al cumplirlos, todos los ciudadanos deben incorporarse obligatoriamente a dos grupos de votantes: se inscribirán en el primero de acuerdo con su función económica —industrial, profesional, agrícola o comercial— y en el segundo según sus inclinaciones políticas, filosóficas y sociales. Todos los trabajadores pertenecen así a algún grupo electoral económico. Estas agrupaciones, igual que las asociaciones no económicas, se regulan de forma muy parecida al gobierno nacional con su triple división de poderes. La inscripción en estos grupos no se puede cambiar durante doce años.
72:9.3 (817.7) 2. A propuesta de los gobernadores de los estados o de los ejecutivos regionales y por mandato de los consejos supremos regionales, las personas que han prestado un gran servicio a la sociedad o han demostrado una sabiduría extraordinaria en el servicio al gobierno pueden disponer de votos adicionales, pero no más de una vez cada cinco años. Estos supervotos están limitados a nueve, y el número máximo de sufragios de cualquier votante múltiple es diez. Los científicos, inventores, profesores, filósofos y líderes espirituales también son honrados y reconocidos de este modo con un mayor poder político. Estos privilegios cívicos avanzados los confieren los consejos supremos estatales y regionales igual que las escuelas superiores especiales otorgan los títulos académicos. Los beneficiarios se enorgullecen de incorporar esos símbolos de reconocimiento cívico, junto con sus otros títulos, a su lista de logros personales.
72:9.4 (817.8) 3. Todos los individuos condenados a trabajos forzados en las minas y todos los funcionarios del gobierno mantenidos por fondos procedentes de los impuestos están privados del derecho a voto mientras estén en esa situación. Esto no se aplica a las personas de la tercera edad jubiladas con una pensión a los sesenta y cinco años.
72:9.5 (817.9) 4. Hay cinco categorías de sufragio que corresponden a la media de los impuestos anuales tributados cada cinco años. Los mayores contribuyentes pueden llegar a tener hasta cinco votos más. Esta concesión es independiente de todos los demás reconocimientos, pero ningún elector puede emitir nunca más de diez votos.
72:9.6 (818.1) 5. Cuando se adoptó este plan electoral, el método territorial de votación fue sustituido por un sistema económico o funcional. Todos los ciudadanos votan ahora como miembros de grupos industriales, sociales o profesionales sin importar su lugar de residencia. De este modo el electorado se compone de grupos consolidados, unificados e inteligentes que eligen solo a sus mejores miembros para los puestos gubernamentales de confianza y responsabilidad. La única excepción a este sistema de sufragio funcional o colectivo es la elección cada seis años de un jefe ejecutivo federal por sufragio de toda la nación con un solo voto por ciudadano.
72:9.7 (818.2) De este modo, excepto en la elección del jefe ejecutivo, son las agrupaciones económicas, profesionales, intelectuales y sociales de la ciudadanía las que ejercen el sufragio. El Estado ideal es orgánico, y cada grupo libre e inteligente de ciudadanos representa un órgano vital que está en funcionamiento dentro del organismo gubernamental más grande.
72:9.8 (818.3) Las escuelas de administración pública están facultadas para iniciar procedimientos ante los tribunales estatales con el objeto de privar del derecho a voto a todo individuo deficiente, ocioso, indiferente o criminal. Estas gentes reconocen que cuando el cincuenta por ciento de una nación es deficiente o inferior y posee derecho a voto, esa nación está condenada. Entienden que cuando domina la mediocridad la nación se desploma. Votar es obligatorio, y se imponen fuertes multas a quienes no depositen su papeleta.
72:10.1 (818.4) Los métodos de este pueblo para hacer frente al crimen, la demencia y la degeneración, aunque en algunos aspectos agradarán a la mayoría de los urantianos, en otros les resultarán sin duda espantosos. Los delincuentes comunes y las personas deficientes son recluidos por sexos en distintas colonias agrícolas donde se mantienen sobradamente con sus propios recursos. Los criminales habituales más peligrosos y los dementes incurables son condenados a muerte por los tribunales en cámaras de gas letal. Numerosos crímenes además del asesinato, entre ellos la traición a la responsabilidad de gobierno, acarrean también la pena de muerte, y la acción de la justicia es rápida y segura.
72:10.2 (818.5) Este pueblo está dejando atrás la era negativa de la ley para entrar en la positiva. Recientemente han llegado al extremo de intentar prevenir el crimen condenando de por vida en colonias de detención a quienes consideran asesinos o grandes criminales en potencia. Si más adelante esos reclusos demuestran que se han vuelto más normales, pueden recibir la libertad condicional o ser indultados. El índice de homicidios de este continente no es más que el uno por ciento del de las demás naciones.
72:10.3 (818.6) Hace más de cien años se empezaron a tomar medidas para impedir la reproducción de los criminales y los deficientes, y estos esfuerzos han dado ya resultados satisfactorios. No hay cárceles ni manicomios por la sencilla razón de que estos grupos son diez veces menos numerosos que en Urantia.
72:11.1 (818.7) El presidente del Consejo Nacional de Defensa puede designar a los diplomados de las escuelas militares federales como «guardianes de la civilización» en siete grados según su experiencia y aptitud. Este consejo se compone de veinticinco miembros propuestos por los más altos tribunales parentales, educativos e industriales y confirmados por la corte suprema federal. Está presidido, en virtud de su cargo, por el jefe del Estado Mayor de asuntos militares coordinados. Sus miembros ocupan el cargo hasta los setenta años.
72:11.2 (819.1) Los cursos que siguen estos oficiales duran cuatro años y están necesariamente vinculados al aprendizaje de algún oficio o profesión. No se da nunca formación militar sin estudios industriales, científicos o profesionales asociados. Cuando termina su formación militar, el interesado ha recibido durante ese curso de cuatro años la mitad de la educación que se imparte en cualquiera de las escuelas especiales donde los cursos duran también cuatro años. De este modo se evita la creación de una clase militar profesional al proporcionar a muchos hombres la oportunidad de ganarse la vida al tiempo que adquieren la primera mitad de una formación técnica o profesional.
72:11.3 (819.2) El servicio militar en tiempos de paz es enteramente voluntario. El alistamiento en cualquiera de las ramas del servicio es por cuatro años, durante los cuales todos los hombres cursan algún tipo de estudio especial además del aprendizaje de las tácticas militares. La formación en música es una de las actividades principales de las escuelas militares centrales y de los veinticinco campamentos de formación distribuidos por la periferia del continente. Durante los periodos de menor actividad industrial se utiliza automáticamente a muchos millares de desempleados para reforzar las defensas militares del continente en tierra, mar y aire.
72:11.4 (819.3) Aunque estas gentes mantienen una poderosa organización militar para defenderse de los intentos de invasión de los pueblos hostiles que los rodean, debe constar a su favor que desde hace más de cien años no han utilizado esos recursos para una guerra ofensiva. Se han civilizado hasta el punto de ser capaces de defender con la fuerza su civilización sin caer en la tentación de utilizar su poderío militar con fines agresivos. Desde que se estableció el Estado continental unificado no ha habido guerras civiles, pero durante los dos últimos siglos han tenido que afrontar nueve encarnizadas guerras defensivas, tres de ellas contra poderosas confederaciones de potencias mundiales. Aunque esta nación mantiene una defensa adecuada contra los ataques de sus vecinos hostiles, presta mucha más atención a la formación de estadistas, científicos y filósofos.
72:11.5 (819.4) Cuando están en paz con el mundo casi todos los mecanismos móviles de defensa se ponen al servicio de los negocios, el comercio y el esparcimiento. Cuando se declara la guerra toda la nación se moviliza. Durante el periodo de hostilidades rige el salario militar en todas las industrias, y los jefes de todos los departamentos militares se convierten en miembros del gabinete del jefe ejecutivo.
72:12.1 (819.5) Aunque la sociedad y gobierno de este pueblo único son en muchos aspectos superiores a los de las naciones de Urantia, cabe señalar que en los otros continentes (hay once en este planeta) los gobiernos son claramente inferiores a los de las naciones más avanzadas de Urantia.
72:12.2 (819.6) A día de hoy este gobierno superior proyecta establecer relaciones diplomáticas con los pueblos inferiores, y ha surgido por primera vez un gran líder religioso que aboga por enviar misioneros a las naciones circundantes. Mucho nos tememos que estén a punto de cometer el error que tantos otros han cometido de intentar imponer a otras razas una cultura y una religión superiores. ¡Lo mejor para este mundo sería que esta nación continental de cultura avanzada se limitara a ir al exterior para traer a su territorio a los mejores elementos de los pueblos vecinos y, tras haberlos educado, los enviara de vuelta como emisarios de cultura a sus hermanos sumidos en la ignorancia! Y, por supuesto, si un Hijo Magistrado llegara pronto a esta nación avanzada, podrían suceder rápidamente grandes cosas en este mundo.
72:12.3 (820.1) Este relato de los asuntos de un planeta vecino se ha hecho gracias a un permiso especial y con la intención de hacer progresar la civilización y acelerar la evolución gubernamental en Urantia. Se podrían describir muchas más cosas que interesarían y fascinarían sin duda a los urantianos, pero hemos agotado los límites de nuestro mandato con esta revelación.
72:12.4 (820.2) Los urantianos deberían, sin embargo, tener presente que su esfera hermana de la familia de Satania no se ha beneficiado de ninguna misión de magistrado ni de otorgamiento de los Hijos del Paraíso. Por otra parte, los diversos pueblos de Urantia no están separados entre sí por una desigualdad cultural tan grande como la que segrega a la nación continental de sus vecinos en este planeta.
72:12.5 (820.3) El derramamiento del Espíritu de la Verdad proporciona la base espiritual para llevar a cabo grandes logros en beneficio de la raza humana del mundo de otorgamiento. Urantia está, por lo tanto, mucho mejor preparada para hacer realidad de forma inmediata un gobierno planetario con sus leyes, sus mecanismos, sus símbolos, sus convenciones y su idioma. Ello podría contribuir muy poderosamente al establecimiento de una paz mundial bajo el imperio de la ley y podría conducir en su día al amanecer de una verdadera edad de esfuerzo espiritual. Una edad así es el umbral planetario de las edades utópicas de luz y vida.
72:12.6 (820.4) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 73
73:0.1 (821.1) LA decadencia cultural y la pobreza espiritual derivadas de la caída de Caligastia y de la confusión social resultante afectaron poco a la situación física o biológica de los pueblos de Urantia. La evolución orgánica siguió a buen ritmo con total independencia del fulminante revés moral y cultural que había supuesto la desafección de Caligastia y Daligastia. Hace casi cuarenta mil años llegó el momento en el que los Portadores de Vida de servicio en Urantia advirtieron que, desde un punto de vista puramente biológico, sus razas estaban cerca de alcanzar la culminación de su desarrollo. Los síndicos Melquisedec coincidieron con esta opinión y aceptaron de buen grado unirse a los Portadores de Vida para solicitar a los Altísimos de Edentia que se llevara a cabo una inspección en Urantia con vistas a autorizar el envío de elevadores biológicos, un Hijo y una Hija Materiales.
73:0.2 (821.2) Se dirigió esta solicitud a los Altísimos de Edentia porque habían ejercido jurisdicción directa sobre muchos asuntos de Urantia desde la caída de Caligastia y el vacío temporal de autoridad en Jerusem.
73:0.3 (821.3) Tabamantia, supervisor soberano de la serie de mundos decimales o experimentales, fue a inspeccionar el planeta y, tras comprobar el progreso racial, recomendó otorgar Hijos Materiales a Urantia. Algo menos de cien años después de esta inspección, llegaron Adán y Eva, un Hijo y una Hija Materiales del sistema local, y acometieron la difícil tarea de intentar desenredar los embrollados asuntos de un planeta retrasado por la rebelión y proscrito por el aislamiento espiritual.
73:1.1 (821.4) En un planeta normal la llegada del Hijo Material suele inaugurar los albores de una gran edad de invención, progreso material e ilustración intelectual. La era posadánica es la gran edad científica en la mayoría de los mundos, pero no así en Urantia. Aunque el planeta estaba poblado por razas físicamente aptas, las tribus languidecían en las profundidades del salvajismo y el estancamiento moral.
73:1.2 (821.5) Diez mil años después de la rebelión se habían borrado prácticamente todos los beneficios de la administración del Príncipe. Las razas del mundo estaban muy poco mejor de lo que estarían si este Hijo equivocado no hubiera llegado nunca a Urantia. Solo entre los noditas y los amadonitas perduraban aún las tradiciones de Dalamatia y la cultura del Príncipe Planetario.
73:1.3 (821.6) Los noditas eran los descendientes de los miembros rebeldes del equipo del Príncipe y debían su nombre a Nod, su primer jefe, en su día presidente de la comisión de industria y comercio de Dalamatia. Los amadonitas eran los descendientes de los andonitas que eligieron mantenerse leales con Van y Amadon. «Amadonita» es una denominación cultural y religiosa más que un término racial, ya que los amadonitas eran básicamente andonitas desde el punto de vista racial. En cambio «nodita» es un nombre tanto cultural como racial, pues los propios noditas constituyeron la octava raza de Urantia.
73:1.4 (822.1) Existía una enemistad tradicional entre los noditas y los amadonitas. Esta vieja hostilidad afloraba inevitablemente siempre que los descendientes de estos dos grupos intentaban hacer algo en común. Incluso más adelante tuvieron grandes dificultades para trabajar juntos en paz en los asuntos del Edén.
73:1.5 (822.2) Poco después de la destrucción de Dalamatia los seguidores de Nod se dividieron en tres grupos principales. El grupo central permaneció en las inmediaciones de su tierra de origen cerca de la cabecera del golfo Pérsico. El grupo oriental emigró hacia las tierras altas de Elam, justo al este del valle del Éufrates. El grupo occidental se estableció en las costas sirias del nordeste del Mediterráneo y en el territorio adyacente.
73:1.6 (822.3) Estos noditas se habían reproducido abundantemente con las razas sangik y habían dejado una progenie bien capacitada. Algunos descendientes de los dalamatianos rebeldes se unieron posteriormente a Van y sus seguidores leales en las tierras del norte de Mesopotamia. Allí, en las inmediaciones del lago Van y al sur del mar Caspio, los noditas se cruzaron y fusionaron con los amadonitas y figuraron entre los «hombres poderosos de la antigüedad».
73:1.7 (822.4) Antes de la llegada de Adán y Eva estos grupos —los noditas y los amadonitas— eran las razas más cultas y avanzadas del planeta.
73:2.1 (822.5) Durante casi cien años antes de la inspección de Tabamantia, Van y sus compañeros habían estado predicando, desde su sede de ética y cultura mundial situada en las tierras altas, el advenimiento de un Hijo de Dios prometido, un elevador racial, un maestro de la verdad y un digno sucesor del traidor Caligastia. La mayoría de los habitantes del mundo de entonces mostraron poco o ningún interés por esas predicciones, pero los que estaban en contacto directo con Van y Amadon tomaron en serio sus enseñanzas y empezaron a planear el recibimiento del Hijo prometido.
73:2.2 (822.6) Van contó a sus compañeros más cercanos la historia de los Hijos Materiales de Jerusem y todas las cosas que había conocido sobre ellos en los tiempos anteriores a su llegada a Urantia. Sabía muy bien que estos Hijos Adánicos vivían siempre en hogares jardín sencillos pero encantadores y les propuso, ochenta y tres años antes de la llegada de Adán y Eva, que se dedicaran a proclamar su advenimiento y a preparar un hogar jardín para recibirlos.
73:2.3 (822.7) En su sede de las tierras altas y en sesenta y un asentamientos muy dispersos, Van y Amadon reclutaron un cuerpo de más de tres mil trabajadores entusiastas y decididos que se comprometieron en solemne asamblea a preparar la llegada del Hijo prometido (o por lo menos esperado).
73:2.4 (822.8) Van dividió a sus voluntarios en cien compañías con un capitán al frente de cada una y un adjunto que servía en su equipo personal como oficial de enlace. Conservó a Amadon como su propio adjunto. Todas estas comisiones empezaron en serio su trabajo preliminar, y el comité de ubicación del Jardín salió en busca del lugar ideal.
73:2.5 (822.9) Aunque Caligastia y a Daligastia habían sido despojados de casi todo su poder para hacer el mal, hicieron todo lo posible por impedir y obstaculizar la labor de preparar el Jardín. Sus perversas maquinaciones fueron contrarrestadas en gran medida por las fieles actividades de las casi diez mil criaturas intermedias leales que trabajaron sin descanso para llevar adelante la empresa.
73:3.1 (823.1) Después de buscar durante casi tres años, el comité de ubicación informó favorablemente sobre tres posibles emplazamientos: el primero era una isla del golfo Pérsico; el segundo, el emplazamiento fluvial que fue ocupado posteriormente por el segundo jardín; el tercero, una península larga y estrecha —casi una isla— que sobresalía hacia el oeste desde la costa este del mar Mediterráneo.
73:3.2 (823.2) El comité recomendaba la tercera opción casi por unanimidad. Se eligió este emplazamiento y se dedicaron dos años a trasladar la sede cultural del mundo, incluyendo el árbol de la vida, a esta península mediterránea. Todos los habitantes de la península, excepto un solo grupo, la desocuparon pacíficamente cuando llegaron Van y sus compañeros.
73:3.3 (823.3) Esta península mediterránea tenía un clima salubre y una temperatura constante. La estabilidad del tiempo se debía a las montañas que la rodeaban y al hecho de ser prácticamente una isla de un mar interior. Aunque las tierras altas circundantes eran muy lluviosas, era raro que lloviera en el propio Edén. Sin embargo cada noche «subía un vapor» procedente de la extensa red de acequias de riego que refrescaba la vegetación del Jardín.
73:3.4 (823.4) El litoral de esta masa de tierra estaba muy elevado, y el istmo que la comunicaba con el continente tenía solo cuarenta y tres kilómetros de ancho en su punto más estrecho. El gran río que regaba el Jardín bajaba de las tierras altas de la península y corría hacia el este a través del istmo peninsular hasta el continente, donde atravesaba las tierras bajas de Mesopotamia, hasta el mar. Estaba alimentado por cuatro afluentes nacidos en las colinas costeras de la península edénica. Esas eran las «cuatro cabezas» del río que «salía del Edén», que se confundirían más tarde con los brazos de los ríos que rodeaban el segundo jardín.
73:3.5 (823.5) Las montañas que rodeaban el Jardín abundaban en metales y piedras preciosas, aunque estos despertaron poco o ningún interés. La idea rectora iba a consistir en glorificar la horticultura y exaltar la agricultura.
73:3.6 (823.6) El lugar elegido para el Jardín era probablemente el paraje más hermoso de su género que había en el mundo entero, y el clima era entonces ideal. Ningún otro lugar podría haberse prestado tan perfectamente a convertirse en semejante paraíso de expresión botánica. En este lugar de encuentro se fue reuniendo la flor y nata de la civilización de Urantia. Más allá de sus confines el mundo estaba sumido en la oscuridad, la ignorancia y el salvajismo. El Edén era el único punto brillante de Urantia. Era por naturaleza un sueño de belleza y pronto se convirtió en un poema perfecto y exquisito de esplendor paisajístico.
73:4.1 (823.7) Cuando los Hijos Materiales, los elevadores biológicos, empiezan su estancia en un mundo evolutivo, su lugar de residencia se suele llamar muchas veces el Jardín del Edén porque se caracteriza por la belleza floral y la grandiosidad botánica de Edentia, la capital de la constelación. Van, que conocía bien estas costumbres, decidió dedicar toda la península al Jardín. Las actividades pastoras y ganaderas se proyectaron para el continente contiguo y los únicos animales que habría en el parque serían las aves y las distintas especies domesticadas. Van ordenó que el Edén fuera un jardín y solo un jardín. Nunca se sacrificó ningún animal dentro de su recinto. Toda la carne que comieron los trabajadores del Jardín durante los años que duró su construcción se trajo de los rebaños que mantenían en el continente.
73:4.2 (824.1) La primera tarea fue construir una muralla de ladrillo que cerrara el istmo de la península. Una vez terminada, pudieron emprender sin estorbos el trabajo real de embellecer el paisaje y construir las viviendas.
73:4.3 (824.2) Se creó un jardín zoológico mediante una muralla más pequeña construida justo fuera de la muralla principal. El espacio entre ambas, ocupado por toda clase de animales salvajes, servía de defensa adicional contra ataques hostiles. Esta colección de animales salvajes se organizó en doce grandes divisiones, y había caminos amurallados que conducían desde estos grupos hasta las doce puertas del Jardín. El río y sus prados adyacentes ocupaban la zona central.
73:4.4 (824.3) En la preparación del Jardín solo tomaron parte trabajadores voluntarios; nunca se emplearon asalariados. Cultivaban el Jardín y cuidaban de sus rebaños para sustentarse; recibían también aportaciones de alimentos de los creyentes cercanos. Y esta gran empresa se llevó a cabo a pesar de las dificultades propias de la confusión que reinaba en el mundo en aquellos tiempos turbulentos.
73:4.5 (824.4) Sin embargo, hubo un momento de gran desilusión cuando Van, al no saber cuánto podrían tardar en llegar el Hijo y la Hija esperados, propuso capacitar también a la generación más joven en los trabajos de preparación por si la llegada se retrasaba. Esto creó muchos problemas, pues se interpretó como un reconocimiento de falta de fe por parte de Van y provocó muchas deserciones. Pero Van siguió adelante con su plan de preparación y ocupó las plazas de los desertores con voluntarios más jóvenes.
73:5.1 (824.5) En el centro de la península edénica estaba el precioso templo de piedra del Padre Universal, el santuario sagrado del Jardín. En el norte se estableció la sede administrativa; en el sur se construyeron las viviendas para los trabajadores y sus familias; en el oeste se reservó el terreno necesario para las escuelas proyectadas en el programa educativo del Hijo esperado, mientras que en el «este del Edén» se construyeron las viviendas destinadas al Hijo prometido y su descendencia directa. Los planes arquitectónicos del Edén preveían viviendas y tierra abundante para un millón de seres humanos.
73:5.2 (824.6) En el momento de la llegada de Adán, aunque solo se había terminado la cuarta parte del Jardín, había ya miles de kilómetros de acequias de riego y más de diecinueve mil kilómetros de senderos y caminos pavimentados. Tenía poco más de cinco mil edificios de ladrillo en los diversos sectores y un número casi incontable de árboles y plantas. Todos los conjuntos de edificaciones del parque estaban limitados a un máximo de siete casas, y aunque las estructuras del Jardín eran sencillas, eran muy artísticas. Los caminos y senderos estaban bien construidos y el ajardinamiento era exquisito.
73:5.3 (824.7) Las disposiciones de saneamiento del Jardín eran mucho más avanzadas que todo lo que se había intentado hasta entonces en Urantia. El agua de beber del Edén se mantenía potable mediante la observancia estricta de regulaciones de saneamiento dirigidas a conservar su pureza. En aquellos primeros tiempos el incumplimiento de estas normas causaba muchos problemas, pero Van fue inculcando gradualmente a sus compañeros la importancia de no permitir que cayera nada en la reserva de agua del Jardín.
73:5.4 (825.1) Antes de que se instalara el sistema de eliminación de aguas residuales, los edenitas enterraban escrupulosamente todos los residuos y los materiales en descomposición. Los inspectores de Amadon hacían su ronda diaria en busca de posibles causas de enfermedades. Los urantianos no volvieron a ser conscientes de la importancia de la prevención de las enfermedades humanas hasta mucho más tarde, en los siglos diecinueve y veinte. Antes de la caída del régimen adánico, se había construido un sistema cubierto de colectores de ladrillo que pasaba por debajo de los muros y vertía sus aguas en el río del Edén casi un kilómetro y medio más allá del muro exterior o menor del Jardín.
73:5.5 (825.2) Hacia el momento de la llegada de Adán, la mayoría de las plantas propias de esa región del mundo crecían en el Edén, y ya se habían mejorado considerablemente muchas frutas, frutos secos y cereales. Se cultivaron allí por primera vez muchos de los vegetales y cereales modernos, pero muchas variedades de plantas comestibles se perderían más tarde para el mundo.
73:5.6 (825.3) Alrededor del cinco por ciento del Jardín estaba dedicado al cultivo artificial intensivo, el quince por ciento estaba parcialmente cultivado y el resto se dejó en un estado más o menos natural en espera de la llegada de Adán, pues se consideró preferible terminar el parque según sus ideas.
73:5.7 (825.4) Así se preparó el Jardín del Edén para recibir al Adán prometido y a su consorte. Este Jardín habría hecho honor a un mundo que estuviera bajo una administración perfecta con un control normal. Adán y Eva quedaron muy complacidos con el plan general del Edén, aunque hicieron muchos cambios en el mobiliario de su vivienda personal.
73:5.8 (825.5) Aunque el trabajo de embellecimiento distaba mucho de estar terminado en el momento de la llegada de Adán, el lugar era ya una joya de belleza botánica, y durante los primeros días de su estancia en el Edén todo el Jardín tomó nueva forma y adquirió nuevas proporciones de belleza y esplendor. Urantia no ha albergado nunca, ni antes ni después de este tiempo, una muestra tan hermosa y completa de horticultura y agricultura.
73:6.1 (825.6) En el centro del templo del Jardín Van plantó el custodiado árbol de la vida, cuyas hojas eran para la «curación de las naciones» y cuyos frutos lo habían sustentado durante tanto tiempo en la tierra. Van sabía bien que, cuando aparecieran bajo forma material en Urantia, Adán y Eva dependerían también de este regalo de Edentia para su sustento vital.
73:6.2 (825.7) Los Hijos Materiales que están en las capitales de los sistemas no necesitan el árbol de la vida para sustentarse. Solo dependen de este complemento para ser físicamente inmortales cuando son repersonalizados en los planetas.
73:6.3 (825.8) El «árbol del conocimiento del bien y del mal» puede ser una figura retórica, una designación simbólica que abarca una multitud de experiencias humanas, pero el «árbol de la vida» no fue un mito; era real y existió en Urantia durante mucho tiempo. Cuando los Altísimos de Edentia aprobaron el nombramiento de Caligastia como Príncipe Planetario de Urantia junto con el de los cien ciudadanos de Jerusem como equipo administrativo, enviaron al planeta un arbusto de Edentia por medio de los Melquisedec, y esta planta creció hasta convertirse en el árbol de la vida de Urantia. Esta forma de vida no inteligente es originaria de las esferas sede de las constelaciones y se encuentra también en los mundos sede de los universos locales y de los superuniversos así como en las esferas de Havona, pero no en las capitales de los sistemas.
73:6.4 (826.1) Esta superplanta almacenaba ciertas energías-espacio que actuaban como antídoto contra los elementos de la existencia animal que producen el envejecimiento. El fruto del árbol de la vida era como una batería de almacenamiento superquímico que al ser comida liberaba misteriosamente la fuerza del universo que prolonga la vida. Esta forma de sustento era completamente inútil para los seres evolutivos normales de Urantia, pero de gran utilidad para los cien miembros materializados del equipo de Caligastia y los cien andonitas modificados que contribuyeron con su plasma de vida al equipo del Príncipe. Estos últimos recibieron a cambio un complemento de vida que les permitía utilizar el fruto del árbol de la vida para prolongar indefinidamente una existencia que, sin eso, hubiera sido mortal.
73:6.5 (826.2) Durante el gobierno del Príncipe el árbol estaba plantado en la tierra del patio central y circular del templo del Padre. Al estallar la rebelión Van y sus compañeros lo hicieron crecer de nuevo, a partir de su núcleo, en su campamento provisional. Más tarde lo trasladaron a su refugio de las tierras altas, donde el arbusto de Edentia sirvió a Van y Amadon durante más de ciento cincuenta mil años.
73:6.6 (826.3) Cuando Van y sus compañeros prepararon el Jardín para Adán y Eva, trasplantaron el árbol de Edentia al Jardín del Edén donde volvió a crecer en un patio circular central de otro templo del Padre. Adán y Eva comían periódicamente sus frutos para mantener su forma dual de vida física.
73:6.7 (826.4) Cuando los planes del Hijo Material se desviaron del buen camino, no se permitió a Adán y a su familia llevarse del Jardín el núcleo del árbol. Cuando los noditas invadieron el Edén, se les dijo que serían «como dioses si comían el fruto del árbol», y encontraron a su gran sorpresa que no estaba custodiado. Comieron su fruto en grandes cantidades durante años, pero no les hizo ningún efecto. Todos eran mortales materiales del mundo y carecían del atributo que actuaba como complemento del fruto del árbol. Enfurecidos por su incapacidad de beneficiarse del árbol de la vida, incendiaron tanto el templo como el árbol con ocasión de una de sus guerras internas. Solo quedó en pie la muralla de piedra hasta que el Jardín fue sumergido posteriormente por las aguas. Este fue el segundo templo del Padre que pereció.
73:6.8 (826.5) Y ahora, toda carne de Urantia debe seguir el curso natural de la vida y la muerte. Adán, Eva, sus hijos y los hijos de sus hijos, junto con sus compañeros, perecieron todos con el paso del tiempo y quedaron así sujetos al plan de ascensión del universo local en el que la resurrección en los mundos mansión sigue a la muerte material.
73:7.1 (826.6) Después de que Adán desalojara el primer jardín, este fue ocupado por una diversidad de noditas, cutitas y suntitas. Más tarde se convirtió en el lugar de residencia de los noditas del norte que se negaban a cooperar con los adanitas. La península estuvo invadida por estos noditas inferiores durante casi cuatro mil años después de la marcha de Adán hasta que, coincidiendo con violentas erupciones de los volcanes circundantes y con la sumersión del puente terrestre entre Sicilia y África, el suelo oriental del mar Mediterráneo se hundió y arrastró consigo bajo las aguas a toda la península edénica. Al tiempo que se producía esta vasta sumersión la costa del Mediterráneo oriental se elevó considerablemente. Así terminó la creación natural más bella que ha existido jamás en Urantia. El hundimiento no fue repentino, la península tardó varios cientos de años en sumergirse por completo.
73:7.2 (827.1) No podemos considerar de ningún modo esta desaparición del Jardín como una consecuencia del malogro de los planes divinos ni de los errores de Adán y Eva. Consideramos que la sumersión del Edén no fue más que un acontecimiento natural, pero nos parece que el hundimiento del Jardín estuvo calculado para coincidir con el momento en que la acumulación de reservas de la raza violeta fuera suficiente para emprender la tarea de rehabilitar a los pueblos del mundo.
73:7.3 (827.2) Los Melquisedec aconsejaron a Adán que no iniciara el programa de elevación y mezcla de las razas hasta que su propia familia llegara al medio millón de miembros. El Jardín no se proyectó nunca como morada permanente de los adanitas. Tenían que convertirse en emisarios de una nueva vida para todo el mundo; tenían que ir a otorgarse desinteresadamente a las necesitadas razas del planeta.
73:7.4 (827.3) Según las instrucciones que le dieron los Melquisedec, Adán tenía que establecer sedes raciales, continentales y divisionales bajo la dirección de sus hijos e hijas directos. Él y Eva debían repartir su tiempo entre las distintas capitales mundiales como asesores y coordinadores del ministerio mundial de elevación biológica, avance intelectual y rehabilitación moral.
73:7.5 (827.4) [Presentado por Solonia, la «voz seráfica del Jardín».]
El libro de Urantia
Documento 74
74:0.1 (828.1) ADÁN Y EVA llegaron a Urantia 37 848 años antes de 1934 d. C. El Jardín estaba en plena temporada de floración en el momento de su llegada. Al mediodía en punto los dos transportes seráficos, acompañados por el personal de Jerusem encargado del traslado a Urantia de los elevadores biológicos, se posaron suavemente sin previo anuncio sobre la superficie del planeta giratorio en las inmediaciones del templo del Padre Universal. Todo el trabajo de rematerialización de los cuerpos de Adán y Eva se llevó a cabo en el recinto de este santuario recién creado. Transcurrieron diez días desde el momento de su llegada hasta que fueron recreados bajo forma humana dual para presentarse como los nuevos regidores del mundo. Recobraron el conocimiento simultáneamente. Los Hijos e Hijas Materiales sirven siempre juntos. Es la esencia de su servicio no estar separados en ningún momento ni lugar. Fueron concebidos para trabajar en pareja y rara vez actúan solos.
74:1.1 (828.2) El Adán y la Eva Planetarios de Urantia eran miembros del cuerpo superior de Hijos Materiales de Jerusem, en el que estaban inscritos conjuntamente con el número 14 311. Pertenecían a la tercera serie física y medían algo más de dos metros cuarenta.
74:1.2 (828.3) En el momento de ser elegido para venir a Urantia, Adán estaba empleado con su compañera en los laboratorios de pruebas y ensayos físicos de Jerusem. Llevaban más de quince mil años como directores del departamento de energía experimental aplicada a la modificación de las formas vivas. Mucho antes habían sido profesores de las escuelas de ciudadanía para los recién llegados a Jerusem. Todo esto se debe tener presente en el relato de su conducta posterior en Urantia.
74:1.3 (828.4) Cuando se emitió la llamada de voluntarios para la misión de la aventura adánica en Urantia, todos los Hijos e Hijas Materiales del cuerpo superior presentaron su candidatura. Los examinadores Melquisedec, con la aprobación de Lanaforge y de los Altísimos de Edentia, seleccionaron finalmente al Adán y la Eva que habrían de ejercer la función de elevadores biológicos de Urantia.
74:1.4 (828.5) Adán y Eva se habían mantenido leales a Miguel durante la rebelión de Lucifer. No obstante, la pareja fue llamada a comparecer ante el Soberano del Sistema y todo su gabinete para ser examinada e instruida. Allí recibieron información completa y detallada sobre los asuntos de Urantia y se les instruyó exhaustivamente sobre los planes a seguir si aceptaban la responsabilidad de gobernar un mundo tan desgarrado por los conflictos. Prestaron juramento conjunto de lealtad a los Altísimos de Edentia y a Miguel de Salvington, y fueron debidamente advertidos de que se consideraran sujetos a la autoridad del cuerpo de los síndicos Melquisedec de Urantia hasta que este órgano gobernante estimara oportuno renunciar a la dirección del mundo donde habían sido destinados.
74:1.5 (829.1) Esta pareja de Jerusem dejaba tras de sí, en la capital de Satania y en otras partes, a cien descendientes —cincuenta hijos y cincuenta hijas— criaturas magníficas que habían salvado los escollos de la progresión y estaban todos en servicio activo como fieles administradores en puestos de confianza del universo cuando sus padres partieron para Urantia. Todos ellos estuvieron presentes en el hermoso templo de los Hijos Materiales para asistir a los actos de despedida asociados a las últimas ceremonias de aceptación del otorgamiento. Estos hijos acompañaron a sus padres a la sede de desmaterialización de su orden y fueron los últimos en despedirse de ellos y desearles éxito, mientras caían dormidos en la perdida de consciencia de la personalidad que precede a la preparación para el transporte seráfico. Los hijos pasaron algún tiempo reunidos en familia regocijándose de que sus padres fueran a convertirse pronto en los jefes visibles, en realidad los únicos dirigentes, del planeta 606 del sistema de Satania.
74:1.6 (829.2) Y así salieron Adán y Eva de Jerusem entre las aclamaciones y los buenos deseos de sus ciudadanos. Fueron hacia sus nuevas responsabilidades bien preparados y plenamente instruidos sobre todas las obligaciones y todos los peligros que les esperaban en Urantia.
74:2.1 (829.3) Adán y Eva se durmieron en Jerusem y, cuando despertaron en el templo del Padre de Urantia ante la imponente multitud reunida para recibirlos, se encontraron cara a cara con los dos seres de los que tanto habían oído hablar: Van y su fiel adjunto Amadon. Estos dos héroes de la secesión de Caligastia fueron los primeros en darles la bienvenida a su nuevo hogar jardín.
74:2.2 (829.4) La lengua del Edén era el dialecto andónico que hablaba Amadon. Van y Amadon habían mejorado notablemente este idioma mediante un nuevo alfabeto de veinticuatro letras y esperaban verlo convertirse en la lengua de Urantia a medida que la cultura edénica se difundiera por todo el mundo. Adán y Eva habían adquirido un dominio pleno de este dialecto humano antes de salir de Jerusem, de modo que este hijo de Andon oyó al elevado dirigente de su mundo dirigirse a él en su propia lengua.
74:2.3 (829.5) Y aquel día hubo gran entusiasmo y alegría en todo el Edén, mientras los corredores se apresuraban hacia el punto de encuentro de las palomas mensajeras reunidas desde todas partes, gritando: «Soltad las aves. Que lleven la noticia de que ha llegado el Hijo prometido». Año tras año, cientos de asentamientos de creyentes habían criado fielmente a esas palomas en sus casas precisamente para esta ocasión.
74:2.4 (829.6) Al difundirse por todas partes la noticia de la llegada de Adán, miles de miembros de las tribus cercanas aceptaron las enseñanzas de Van y Amadon, y durante muchos meses siguieron llegando al Edén raudales de peregrinos para dar la bienvenida a Adán y Eva y rendir homenaje a su Padre invisible.
74:2.5 (829.7) Poco después de despertarse, Adán y Eva fueron escoltados al gran montículo situado al norte del templo donde se celebró la recepción oficial. Esta colina natural se había ampliado y acondicionado para la toma de posesión de los nuevos dirigentes del mundo. En ella, al mediodía, el comité de recepción de Urantia dio la bienvenida a este Hijo y esta Hija del sistema de Satania. Amadon era el presidente de este comité compuesto por doce miembros, a saber: un representante de cada una de las seis razas sangik; el jefe interino de los intermedios; Annan, una hija leal y portavoz de los noditas; a Noé, el hijo del arquitecto y constructor del Jardín y ejecutor de los proyectos de su padre difunto; y los dos portadores de vida residentes.
74:2.6 (830.1) El siguiente acto fue la entrega de la responsabilidad de la custodia planetaria a Adán y Eva por parte del Melquisedec decano, el jefe del consejo de síndicos de Urantia. El Hijo y la Hija Materiales prestaron juramento de lealtad a los Altísimos de Norlatiadek y a Miguel de Nebadon y fueron proclamados regidores de Urantia por Van, quien renunció así a la autoridad nominal que había asumido durante más de ciento cincuenta mil años por decisión de los síndicos Melquisedec.
74:2.7 (830.2) Adán y Eva fueron revestidos con ropaje real para el acontecimiento de su instalación formal en el gobierno del mundo. No todas las artes de Dalamatia se habían perdido para el mundo; aún se practicaba el arte de tejer en los tiempos del Edén.
74:2.8 (830.3) Entonces se oyó la proclamación de los arcángeles y la voz retransmitida de Gabriel que decretaba el segundo llamamiento nominal para el juicio de Urantia y la resurrección de los supervivientes durmientes de la segunda dispensación de gracia y misericordia del 606 de Satania. La dispensación del Príncipe había terminado y se abría la edad de Adán, la tercera época planetaria, entre escenas de sencilla grandiosidad. Los nuevos dirigentes de Urantia empezaron su reinado bajo condiciones aparentemente favorables, a pesar de la confusión mundial provocada por la falta de cooperación de su predecesor en el gobierno del planeta.
74:3.1 (830.4) Tras su toma formal de posesión, Adán y Eva se enfrentaron a la dura realidad de su aislamiento planetario. Las difusiones que les eran familiares estaban silenciosas y faltaban todos los circuitos de comunicación extraplanetaria. Sus compañeros de Jerusem habían ido a mundos donde todo funcionaba normalmente, con un Príncipe Planetario bien establecido y un equipo experto preparado para recibirlos y capacitado para cooperar con ellos durante sus primeras experiencias en esos mundos. Pero en Urantia la rebelión lo había cambiado todo. Aquí el Príncipe Planetario estaba muy presente y, aunque despojado de casi todo su poder de hacer el mal, seguía siendo capaz de hacer difícil, y hasta peligrosa, la tarea de Adán y Eva. Aquella noche, cuando paseaban por el Jardín bajo la luna llena haciendo planes para el día siguiente, el Hijo y la Hija de Jerusem iban serios y desilusionados.
74:3.2 (830.5) Así terminó el primer día de Adán y Eva en Urantia, el planeta aislado y confuso de la traición de Caligastia. Pasearon y conversaron hasta muy avanzada la noche, su primera noche en la tierra, y se sintieron muy solos.
74:3.3 (830.6) Adán pasó su segundo día en la tierra reunido con los síndicos planetarios y el consejo consultivo. Los Melquisedec y sus asociados informaron a Adán y Eva con más detalle sobre la rebelión de Caligastia y las consecuencias de la sublevación para el progreso del mundo. El largo relato de la mala gestión de los asuntos del planeta fue una historia desalentadora. Se enteraron de todos los hechos relacionados con el desmoronamiento total del plan de Caligastia para acelerar el proceso de la evolución social. Se dieron también plena cuenta de la locura que supone intentar conseguir el avance planetario con independencia del plan divino de progresión. Y así terminó su segundo día en Urantia, un día triste pero instructivo.
74:3.4 (831.1) El tercer día estuvo dedicado a inspeccionar el Jardín. Desde las grandes aves de pasajeros —los fándores— Adán y Eva contemplaron las vastas extensiones del Jardín mientras surcaban los aires sobre el lugar más hermoso del planeta. Ese día de inspección terminó con un enorme banquete en honor de todos los que habían contribuido con su trabajo a la edénica belleza y grandiosidad del jardín. Y una vez más, hasta bien entrada la noche de su tercer día, el Hijo y su compañera pasearon por el Jardín y hablaron sobre la inmensidad de sus problemas.
74:3.5 (831.2) El cuarto día Adán y Eva pronunciaron un discurso ante la asamblea del Jardín. Desde el monte inaugural hablaron a la gente sobre sus planes para rehabilitar el mundo y esbozaron los métodos que emplearían para intentar rescatar la cultura social de Urantia de los bajos niveles donde había caído como consecuencia del pecado y la rebelión. Fue un gran día, y se cerró con un festín para el consejo de hombres y mujeres que habían sido seleccionados para asumir responsabilidades en la nueva administración de los asuntos del mundo. ¡Tomad nota, había en ese grupo tanto mujeres como hombres! Era la primera vez que eso ocurría en el planeta desde los tiempos de Dalamatia. Causó profundo asombro el hecho innovador de que Eva, una mujer, compartiera los honores y responsabilidades de los asuntos del mundo con un hombre. Y así terminó el cuarto día en la tierra.
74:3.6 (831.3) El quinto día estuvo dedicado a la organización del gobierno provisional, la administración que iba a funcionar hasta que los síndicos Melquisedec se marcharan de Urantia.
74:3.7 (831.4) El sexto día se empleó para inspeccionar los numerosos tipos de hombres y animales. Adán y Eva fueron escoltados durante todo el día a lo largo de las murallas orientales del Edén, donde observaron la vida animal del planeta y llegaron a comprender mejor lo que se debía hacer para poner orden en la confusión de un mundo habitado por tal variedad de criaturas vivas.
74:3.8 (831.5) Sorprendió enormemente a los que acompañaban a Adán en esta visita su profunda comprensión de la naturaleza y funciones de los miles y miles de animales que le mostraban. Podía indicar al primer vistazo la naturaleza y el comportamiento de cualquier animal. Podía dar nombres descriptivos de su origen, naturaleza y función a todas las criaturas materiales que tenía delante. Los que lo guiaban en esta gira de inspección no sabían que el nuevo dirigente del mundo era uno de los anatomistas más expertos de Satania; y Eva era igual de competente. Adán asombró a sus acompañantes cuando les describió una multitud de seres vivos demasiado pequeños para ser vistos por ojos humanos.
74:3.9 (831.6) Cuando terminó el sexto día de su estancia en la tierra, Adán y Eva descansaron por primera vez en su nuevo hogar «al este del Edén». Los seis primeros días de la aventura de Urantia habían sido muy intensos, y estaban deseando tener un día entero libre de actividades.
74:3.10 (831.7) Pero las circunstancias no lo permitieron. La actuación de Adán al analizar en ese día con tanta inteligencia y profundidad la vida animal de Urantia, unida a su magistral discurso inaugural y su trato encantador, habían conquistado el corazón y subyugado el intelecto de los moradores del Jardín de tal modo, que no solo estaban decididos a aceptar sin reservas como gobernantes al Hijo y la Hija recién llegados de Jerusem, sino que, en su mayoría, estaban a punto de postrarse y adorarlos como dioses.
74:4.1 (832.1) Aquella noche, la noche que siguió al sexto día, mientras Adán y Eva dormitaban, ocurrieron cosas extrañas en la zona central del Edén cerca del templo del Padre. Bajo la suave luz de la luna, cientos de hombres y mujeres entusiastas e ilusionados escucharon durante horas los vehementes alegatos de sus líderes. Su intención era buena, pero no les cabía en la cabeza la sencillez del comportamiento fraternal y democrático de sus nuevos gobernantes. Y mucho antes del amanecer, los nuevos administradores provisionales de los asuntos mundiales habían llegado a la conclusión casi unánime de que la modestia y la sencillez de Adán y su compañera estaban totalmente fuera de lo normal. Decidieron que la Divinidad había descendido a la tierra bajo forma corporal, que Adán y Eva en realidad eran dioses, o estaban tan cerca de serlo que eran dignos de reverente adoración.
74:4.2 (832.2) Los asombrosos acontecimientos de los seis primeros días de Adán y Eva en la tierra habían sobrepasado por completo las mentes no preparadas de incluso los mejores hombres del mundo. Las ideas se arremolinaban en sus cabezas. Se dejaron arrastrar por la propuesta de hacer subir a la noble pareja al templo del Padre al mediodía a fin de que todos pudieran inclinarse en respetuosa adoración y postrarse en humilde sumisión. Y esto lo proyectaron los moradores del Jardín con total sinceridad.
74:4.3 (832.3) Van protestó. Amadon no estaba, pues se había quedado al frente de la guardia de honor que pasaba la noche junto a Adán y Eva. La protesta de Van fue desestimada por completo. Le replicaron que él también era demasiado modesto, demasiado sencillo; que él mismo no estaba lejos de ser un dios, si no, ¿cómo había podido vivir tanto tiempo en el planeta y provocar un acontecimiento tan grande como el advenimiento de Adán? Cuando los entusiastas edenitas estaban a punto de apoderarse de él y subirlo al monte para adorarlo, Van se escabulló entre la multitud y, como podía comunicarse con los intermedios, envió a su jefe a informar a Adán a toda prisa.
74:4.4 (832.4) Cerca del amanecer de su séptimo día en la tierra Adán y Eva recibieron la alarmante noticia de las descaminadas intenciones de aquellos mortales bienintencionados. Entonces, mientras las aves de pasajeros se acercaban velozmente para llevarlos al templo, los intermedios, que son capaces de hacer estas cosas, transportaron a Adán y a Eva hasta el templo del Padre. A primera hora de la mañana de este séptimo día, Adán tomó la palabra desde la colina de su reciente toma de posesión para explicar los órdenes de filiación divina y hacer comprender a aquellas mentes terrenales que solo se puede adorar al Padre y a quien él designe. ¡Adán dejó muy claro que aceptaría cualquier honor y recibiría todos los respetos pero jamás consentiría ser adorado!
74:4.5 (832.5) Fue un día memorable, y justo antes del mediodía, casi al tiempo de la llegada de la mensajera seráfica que traía el reconocimiento por parte de Jerusem de la toma de posesión de los dirigentes del mundo, Adán y Eva, distanciándose de la multitud, señalaron hacia el templo del Padre y dijeron: «Id ahora hasta el emblema material de la presencia invisible del Padre e inclinaos a adorar a aquel que nos hizo a todos y que nos mantiene vivos. Y que este acto sea la promesa sincera de que nunca más volveréis a caer en la tentación de adorar a nadie que no sea Dios». Todos hicieron lo que indicó Adán. El Hijo y la Hija Materiales se quedaron solos en el monte con las cabezas inclinadas mientras la gente se postraba en torno al templo.
74:4.6 (832.6) Este fue el origen de la tradición del día del sabbat. En el Edén se dedicó siempre el séptimo día a la asamblea del mediodía en el templo, y fue costumbre durante mucho tiempo dedicar este día al cultivo de uno mismo. La mañana se dedicaba a la mejora física, el mediodía al culto espiritual, la tarde al cultivo de la mente y el anochecer a las celebraciones sociales. Esto no fue nunca ley en el Edén, pero sí costumbre mientras la administración adánica ejerció su dominio en el planeta.
74:5.1 (833.1) Tras la llegada de Adán los síndicos Melquisedec siguieron en sus puestos durante casi siete años, hasta que al fin les llegó el momento de entregar a Adán la administración de los asuntos del mundo y regresar a Jerusem.
74:5.2 (833.2) La despedida de los síndicos duró un día entero, y al anochecer cada Melquisedec dio su consejo de despedida a Adán y Eva con sus mejores deseos. Adán había pedido varias veces a sus consejeros que se quedaran con él en el planeta, pero estas peticiones fueron siempre denegadas. Había llegado el momento en que los Hijos Materiales debían asumir la plena responsabilidad de la dirección de los asuntos del mundo. Y así, los transportes seráficos de Satania salieron del planeta a medianoche rumbo a Jerusem; llevaban consigo a catorce seres, ya que Van y Amadon fueron trasladados al mismo tiempo que los doce Melquisedec.
74:5.3 (833.3) Todo marchó bastante bien en Urantia durante un tiempo, y parecía que Adán podría desarrollar a la larga algún plan para promover la expansión gradual de la civilización edénica. Siguiendo los consejos de los Melquisedec, empezó por fomentar las artes de la manufactura con la idea de desarrollar relaciones comerciales con el mundo exterior. Cuando el Edén se desmoronó había más de cien plantas manufactureras primitivas en funcionamiento y se habían establecido amplias relaciones comerciales con las tribus cercanas.
74:5.4 (833.4) Adán y a Eva habían sido instruidos durante largos años en las técnicas necesarias para mejorar un mundo y prepararlo para su contribución especializada al avance de la civilización evolutiva, pero ahora tenían que afrontar problemas más acuciantes como establecer la ley y el orden en un mundo de seres humanos salvajes, bárbaros y semicivilizados. Aparte de la élite de la población terrestre reunida en el Jardín, solo unos pocos grupos dispersos estaban algo preparados para recibir la cultura adánica.
74:5.5 (833.5) Adán hizo un esfuerzo heroico y decidido por establecer un gobierno mundial, pero encontró obstinada resistencia a cada paso. Adán ya había puesto en funcionamiento un sistema de control de grupos en todo el Edén y había federado a todas esas compañías en la liga edénica. Los problemas aparecieron cuando salió del Jardín e intentó aplicar estos conceptos a las tribus exteriores; y eran problemas graves. En cuanto los asociados de Adán se ponían a trabajar fuera del Jardín, se topaban con la resistencia directa y bien organizada de Caligastia y Daligastia. El Príncipe caído había sido depuesto como dirigente del mundo, pero no expulsado del planeta. Seguía presente en él y con capacidad, al menos hasta cierto punto, de obstaculizar todos los planes adánicos de rehabilitar la sociedad humana. Adán intentó advertir a las razas contra Caligastia, pero el hecho de que su archienemigo fuera invisible a los ojos de los mortales dificultaba mucho su tarea.
74:5.6 (833.6) Incluso entre los edenitas había quienes simpatizaban con las enseñanzas de Caligastia a favor de una libertad personal sin freno. Estas mentes confusas ocasionaron un sinfín de problemas a Adán, ya que se dedicaban a trastocar permanentemente sus planes mejor trazados de progreso ordenado y desarrollo sustancial. Al final se vio obligado a renunciar a su programa de socialización inmediata y retomar el método organizativo de Van consistente en dividir a los edenitas en compañías de cien, con un capitán al frente de cada una y un teniente a cargo de los grupos de diez.
74:5.7 (834.1) Adán y Eva habían venido a sustituir el gobierno monárquico por un gobierno representativo, pero no hallaron ningún gobierno digno de este nombre en toda la faz del planeta. Adán renunció temporalmente a establecer un gobierno representativo, y antes del desmoronamiento del régimen edénico había conseguido establecer casi cien centros comerciales y sociales en regiones periféricas gobernados en su nombre por individuos fuertes. La mayoría de esos centros ya habían sido organizados antes por Van y Amadon.
74:5.8 (834.2) El envío de embajadores de una tribu a otra data de los tiempos de Adán. Fue un gran paso adelante en la evolución del gobierno.
74:6.1 (834.3) Los terrenos de la familia de Adán abarcaban algo más de mil trescientas hectáreas. Alrededor de este solar estaba previsto el alojamiento de más de trescientos mil vástagos de línea pura. Pero solo se llegó a construir la primera unidad de los edificios proyectados. Antes de que esta primera fase se quedara pequeña para la familia adánica, todo el plan edénico estaba destruido y el Jardín desalojado.
74:6.2 (834.4) Adamson fue el primogénito de la raza violeta de Urantia. Le siguió su hermana, y luego Eveson, el segundo hijo varón de Adán y Eva. Antes de marcharse los Melquisedec Eva había tenido cinco hijos, tres niños y dos niñas. Los dos siguientes fueron gemelos. Antes de cometer la falta dio a luz a sesenta y tres hijos, treinta y dos niñas y treinta y un niños. Cuando Adán y Eva dejaron el Jardín su familia comprendía cuatro generaciones y ascendía a 1647 descendientes de línea pura. Tuvieron cuarenta y dos hijos después de dejar el Jardín, aparte de los dos vástagos de linaje conjunto habidos con la estirpe de los mortales del planeta. Y esto no incluye la descendencia adánica con los noditas y las razas evolutivas.
74:6.3 (834.5) Los hijos adánicos no tomaban leche de animales cuando dejaban de mamar del pecho de su madre a la edad de un año. Eva utilizaba la leche de una gran variedad de nueces y los jugos de muchas frutas, y como conocía muy bien la química y la energía de esos alimentos, los combinaba adecuadamente para alimentar a sus hijos hasta la aparición de los dientes.
74:6.4 (834.6) Aunque cocinar era práctica generalizada en el Edén fuera del entorno adánico inmediato, en casa de Adán no se cocinaba. Consideraban que sus alimentos —frutas, nueces y cereales— estaban listos para su consumo cuando maduraban. Comían una vez al día, poco después del mediodía. Adán y Eva absorbían también directamente «luz y energía» de ciertas emanaciones del espacio en conjunción con el ministerio del árbol de la vida.
74:6.5 (834.7) Los cuerpos de Adán y Eva despedían un brillo trémulo de luz, pero iban siempre vestidos según la costumbre de la época. Aunque llevaban poca ropa durante el día, al atardecer se ponían capas de noche. El origen del tradicional halo que rodea la cabeza de los hombres supuestamente santos y piadosos se remonta a los días de Adán y Eva. Como las emanaciones de luz de sus cuerpos estaban tan ocultas por la ropa, solo se percibía el brillo radiante de sus cabezas. Los descendientes de Adamson representaban siempre así a las personas que consideraban como extraordinarias en su desarrollo espiritual.
74:6.6 (834.8) Adán y Eva podían comunicarse entre sí y con sus hijos directos a una distancia de unos ochenta kilómetros. Este intercambio de pensamientos se efectuaba por medio de delicadas cámaras de gas situadas muy cerca de sus estructuras cerebrales. Mediante este mecanismo podían enviar y recibir oscilaciones del pensamiento. Pero este poder quedó suspendido al instante en cuanto entregaron sus mentes a la discordia y la descomposición del mal.
74:6.7 (835.1) Los hijos adánicos asistían a sus propias escuelas hasta los dieciséis años, y los mayores enseñaban a los más jóvenes. Los pequeños cambiaban de actividad cada treinta minutos, los de más edad cada hora. Era una verdadera novedad en Urantia ver jugar a estos hijos de Adán y Eva en actividades alegres y estimulantes por pura diversión. El juego y el humor de las razas de hoy en día provienen en buena medida de la estirpe adánica. Todos los adanitas tenían gran afición a la música y un agudo sentido del humor.
74:6.8 (835.2) La edad media para el compromiso matrimonial eran los dieciocho años, y entonces los jóvenes seguían un curso de instrucción de dos años para prepararse a asumir las responsabilidades conyugales. A los veinte años tenían derecho a casarse, y después del matrimonio empezaban su vida de trabajo o recibían una capacitación específica para ello.
74:6.9 (835.3) La práctica de algunas naciones posteriores de permitir que en las familias reales, supuestamente descendientes de los dioses, se casaran hermanos con hermanas data de las tradiciones de los vástagos adánicos, que debían forzosamente reproducirse entre sí. Las ceremonias matrimoniales de la primera y la segunda generación del Jardín fueron siempre oficiadas por Adán y Eva.
74:7.1 (835.4) Los hijos de Adán vivían y trabajaban en el «este del Edén» excepto durante los cuatro años en que asistían a las escuelas del oeste. Hasta los dieciséis años recibían una formación intelectual acorde con los métodos de las escuelas de Jerusem. Desde los dieciséis hasta los veinte estudiaban en las escuelas de Urantia al otro extremo del Jardín, donde ejercían también como profesores de los cursos inferiores.
74:7.2 (835.5) El objetivo fundamental del sistema de escuelas del oeste del Jardín era la socialización. Los periodos de recreo de la mañana se dedicaban a la práctica de la horticultura y la agricultura; los del principio de la tarde a los juegos competitivos. El final de la tarde se empleaba para las relaciones sociales y el cultivo de las amistades personales. La formación religiosa y sexual se consideraba competencia de la familia y obligación de los padres.
74:7.3 (835.6) Estas escuelas incluían en su enseñanza instrucción sobre:
74:7.4 (835.7) 1. La salud y el cuidado del cuerpo.
74:7.5 (835.8) 2. La regla de oro, la norma del trato social.
74:7.6 (835.9) 3. La relación de los derechos individuales con los derechos del grupo y con las obligaciones comunitarias.
74:7.7 (835.10) 4. La historia y la cultura de las diversas razas del planeta.
74:7.8 (835.11) 5. Los métodos para el progreso y la mejora del comercio mundial.
74:7.9 (835.12) 6. La coordinación de los conflictos entre deberes y emociones.
74:7.10 (835.13) 7. El cultivo del juego, el humor y los sustitutos competitivos de la lucha física.
74:7.11 (835.14) Las escuelas y todas las demás actividades del Jardín estaban siempre abiertas a los visitantes. Los observadores desarmados eran admitidos libremente en el Edén para visitas cortas, pero para pasar una temporada en el Jardín un urantiano tenía que ser «adoptado». Recibía instrucciones sobre el plan y el propósito del otorgamiento adánico, expresaba su intención de adherirse a esta misión y luego hacía una declaración de lealtad al gobierno social de Adán y a la soberanía espiritual del Padre Universal.
74:7.12 (836.1) Las leyes del Jardín se basaban en los antiguos códigos de Dalamatia y se promulgaron bajo siete encabezamientos:
74:7.13 (836.2) 1. Las leyes de la salud y la sanidad.
74:7.14 (836.3) 2. Las regulaciones sociales del Jardín.
74:7.15 (836.4) 3. El código de intercambio y comercio.
74:7.16 (836.5) 4. Las leyes del juego limpio y la competencia.
74:7.17 (836.6) 5. Las leyes de la vida en familia.
74:7.18 (836.7) 6. Los códigos civiles de la regla de oro.
74:7.19 (836.8) 7. Los siete mandatos de la regla moral suprema.
74:7.20 (836.9) La ley moral del Edén difería poco de los siete mandamientos de Dalamatia, pero los adanitas enseñaron muchas razones adicionales para justificar esos mandatos. Por ejemplo, en cuanto al precepto contra el asesinato, la presencia interior del Ajustador del Pensamiento se presentó como una razón adicional para no destruir la vida humana. Enseñaron que «quien derrame sangre de hombre, por hombre será derramada su sangre, pues Dios hizo al hombre a imagen suya».
74:7.21 (836.10) La hora del culto público en el Edén era el mediodía; la puesta del sol era la hora del culto en familia. Adán hizo todo lo que pudo para evitar el uso de oraciones preestablecidas y enseñó que la oración efectiva debe ser totalmente personal, que debe ser el «deseo del alma». Pero los edenitas siguieron utilizando las fórmulas y oraciones heredadas desde los tiempos de Dalamatia. Adán se esforzó también por sustituir los sacrificios de sangre de las ceremonias religiosas por ofrendas de frutos de la tierra, pero había avanzado poco en ese sentido antes del hundimiento del Jardín.
74:7.22 (836.11) Adán se esforzó por enseñar a las razas la igualdad de los sexos. La forma en que Eva trabajaba al lado de su marido causó una profunda impresión en todos los moradores del Jardín. Adán les enseñó claramente que la mujer, al igual que el hombre, aporta los factores de vida que se unen para formar un nuevo ser. Hasta ese momento la humanidad había dado por hecho que toda la procreación residía en «las entrañas del padre». Habían considerado a la madre como un mero recurso para criar al no nacido y amamantar al recién nacido.
74:7.23 (836.12) Adán enseñó a sus contemporáneos todo lo que podían comprender, que fue relativamente poco. Sin embargo, los individuos más inteligentes de las razas del planeta esperaban con impaciencia el momento en que se les permitiría casarse con los hijos e hijas superiores de la raza violeta. ¡Qué mundo tan distinto habría sido Urantia si se hubiera llevado a cabo ese gran plan de elevación de las razas! Aun así, la pequeña cantidad de sangre que los pueblos evolutivos obtuvieron incidentalmente de esta raza importada produjo beneficios extraordinarios.
74:7.24 (836.13) Y así trabajó Adán por el bienestar y la elevación del mundo donde residió. Pero la tarea de conducir por mejor camino a esos pueblos mezclados y mestizos era difícil.
74:8.1 (836.14) La historia de la creación de Urantia en seis días se basó en la tradición de que Adán y Eva habían dedicado precisamente seis días a su inspección inicial del Jardín. Esta circunstancia sancionó de forma casi sagrada el periodo temporal de la semana establecido originalmente por los dalamatianos. El hecho de que Adán pasara seis días inspeccionando el Jardín y formulando los planes preliminares para su organización no estaba dispuesto de antemano sino que fue ocurriendo día a día. La elección del séptimo día para el culto no fue más que una consecuencia fortuita de los hechos narrados más arriba.
74:8.2 (837.1) La leyenda de la creación del mundo en seis días fue una noción posterior y nació como tal más de treinta mil años después. Una característica de este relato, la aparición repentina del sol y la luna, puede haber tenido su origen en la versión tradicional de que el mundo habría surgido repentinamente de una densa nube espacial compuesta de materia diminuta que había ocultado hasta entonces tanto el sol como la luna.
74:8.3 (837.2) La historia de la creación de Eva a partir de una costilla de Adán es una amalgama confusa de la llegada adánica con la cirugía celestial efectuada durante el intercambio de sustancias vivas que se produjo al tiempo de la venida del equipo corpóreo del Príncipe Planetario más de cuatrocientos cincuenta mil años antes.
74:8.4 (837.3) La mayoría de los pueblos del mundo han estado influidos por la tradición de que se crearon formas físicas propias para Adán y Eva a su llegada a Urantia. La creencia de que el hombre había sido creado del barro era casi universal en el hemisferio este; esta tradición se puede rastrear alrededor del mundo desde las islas Filipinas hasta África. Muchos grupos aceptaron esta historia de que el hombre procedía del barro mediante alguna forma de creación especial, en lugar de las primeras creencias en la creación progresiva o evolución.
74:8.5 (837.4) Lejos de las influencias de Dalamatia y del Edén, la humanidad tendía a creer en el ascenso gradual de la raza humana. El hecho de la evolución no es un descubrimiento moderno; los antiguos entendieron el carácter lento y evolutivo del progreso humano. Los primeros griegos tenían ideas claras sobre esto a pesar de su proximidad con Mesopotamia. Aunque las diversas razas del planeta se confundieron lamentablemente en sus nociones sobre la evolución, muchas de las tribus primitivas creyeron y enseñaron que eran los descendientes de diversos animales. Los pueblos primitivos tenían como norma convertir en tótems a los animales que consideraban como sus ascendientes. Ciertas tribus de indios norteamericanos creían que procedían de castores y coyotes. Ciertas tribus africanas enseñan que descienden de la hiena; una tribu malaya, del lémur; un grupo de Nueva Guinea, del loro.
74:8.6 (837.5) Los babilonios, por su contacto directo con los restos de la civilización de los adanitas, ampliaron y adornaron la historia de la creación del hombre y enseñaron que había descendido directamente de los dioses. Su noción del origen aristocrático de la raza era incompatible incluso con la doctrina de la creación a partir del barro.
74:8.7 (837.6) El relato de la creación contenido en el Antiguo Testamento es muy posterior a Moisés, que no enseñó nunca una historia tan distorsionada a los hebreos. Lo que hizo Moisés fue explicar la creación a los israelitas de forma simple y condensada con objeto de moverlos con más fuerza a adorar al Creador, el Padre Universal, a quien él llamaba el Señor Dios de Israel.
74:8.8 (837.7) Moisés, con buen criterio, no intentó remontarse más allá de los tiempos de Adán en sus primeras enseñanzas, y puesto que Moisés fue el maestro supremo de los hebreos, las historias de Adán se asociaron íntimamente con las de la creación. Las primeras tradiciones reconocían una civilización preadánica, y esto queda claramente constatado por un descuido de los correctores posteriores que, al intentar erradicar toda referencia a asuntos humanos anteriores a los tiempos de Adán, olvidaron eliminar la reveladora referencia a la emigración de Caín a la «tierra de Nod», donde tomó esposa.
74:8.9 (838.1) Los hebreos no tuvieron un lenguaje escrito de uso general hasta mucho después de llegar a Palestina. Aprendieron a usar el alfabeto de sus vecinos filisteos, que eran refugiados políticos de la civilización superior de Creta. Los hebreos escribieron muy poco hasta más o menos el año 900 a. C., y al no tener un lenguaje escrito hasta una fecha tan tardía, circularon entre ellos varias versiones distintas de la creación. Sin embargo, después de la cautividad de Babilonia se inclinaron hacia una versión mesopotámica modificada.
74:8.10 (838.2) La tradición judía cristalizó en torno a Moisés, y puesto que se había esforzado por remontar el linaje de Abraham hasta Adán, los judíos dieron por sentado que Adán había sido el primero de toda la humanidad. Yahvé era el creador, y si Adán fue el primer hombre, tuvo que haber hecho el mundo justo antes de hacer a Adán. En ese punto, la tradición de los seis días de Adán se entrelazó en la historia. El resultado fue que, casi mil años después de la estancia de Moisés en el planeta, el relato de la creación en seis días se puso por escrito y posteriormente le fue atribuido.
74:8.11 (838.3) Cuando los sacerdotes judíos regresaron a Jerusalén ya habían terminado de escribir su narración sobre el principio de las cosas. Pronto afirmaron que ese relato era una historia recién descubierta de la creación escrita por Moisés. Pero los hebreos contemporáneos de alrededor del año 500 a. C. no consideraban esos escritos como revelaciones divinas, sino que eran para ellos algo parecido a las narraciones mitológicas para los pueblos posteriores.
74:8.12 (838.4) Este documento espurio, que pasaba por contener las enseñanzas de Moisés, atrajo la atención de Ptolomeo, el rey griego de Egipto, que lo hizo traducir al griego por una comisión de setenta eruditos para su nueva biblioteca de Alejandría. Esta relación encontró así su lugar entre los escritos que formarían parte de las recopilaciones posteriores de «sagradas escrituras» de las religiones hebrea y cristiana. Por su identificación con estos sistemas teológicos, esos conceptos influyeron profundamente durante mucho tiempo en la filosofía de muchos pueblos occidentales.
74:8.13 (838.5) Los maestros cristianos perpetuaron la creencia en la creación de la raza humana por fíat divino. Ello condujo directamente al establecimiento de la hipótesis de una antigua edad de oro de dicha utópica y a la teoría de la caída del hombre o superhombre como explicación del estado nada utópico de la sociedad. Estos puntos de vista sobre la vida y sobre el lugar del hombre en el universo eran, en el mejor de los casos, desalentadores puesto que estaban basados en una creencia en la regresión más que en la progresión, además de implicar una Deidad vengativa que había descargado su cólera sobre la raza humana como castigo por los errores de ciertos antiguos administradores planetarios.
74:8.14 (838.6) La edad de oro es un mito, pero el Edén fue una realidad y la civilización del Jardín se desmoronó realmente. Adán y Eva llevaban en el Jardín ciento diecisiete años cuando, por la impaciencia de Eva y los errores de juicio de Adán, se atrevieron a desviarse del camino ordenado y acarrearon rápidamente su propio desastre y un retraso ruinoso en el desarrollo progresivo de todo Urantia.
74:8.15 (838.7) [Narrado por Solonia, la «voz seráfica del Jardín».]
El libro de Urantia
Documento 75
75:0.1 (839.1) TRANSCURRIDOS más de cien años de esfuerzos en Urantia, Adán veía muy pocos progresos fuera del Jardín; el mundo en general no parecía mejorar gran cosa. El mejoramiento de la raza daba la impresión de estar muy lejos de hacerse realidad, y la situación parecía tan desesperada como para justificar algún tipo de ayuda no prevista en los planes originales. Eso era, al menos, lo que solía pasar por la mente de Adán, y lo compartió muchas veces con Eva. Adán y su compañera eran leales, pero estaban aislados de sus semejantes y profundamente afligidos por la lamentable situación de su mundo.
75:1.1 (839.2) La misión adánica en Urantia, un planeta experimental, aislado y marcado por la rebelión, era una empresa formidable. El Hijo y la Hija Materiales no tardaron en caer en la cuenta de la dificultad y complejidad de su misión planetaria, y sin embargo acometieron valientemente la tarea de resolver sus múltiples problemas. Pero cuando tuvieron que afrontar el trabajo primordial de excluir a los deficientes y degradados de entre las cepas humanas, se descorazonaron bastante. No veían la manera de salir del dilema y tampoco podían consultar a sus superiores ni de Jerusem ni de Edentia. Se encontraron pues aislados y enfrentados día tras día a nuevos y complicados enredos, problemas sin solución aparente.
75:1.2 (839.3) En condiciones normales la primera tarea de un Adán y una Eva Planetarios hubiera sido igualar y mezclar las razas. Pero un proyecto así parecía impensable en Urantia, pues las razas, aunque biológicamente aptas, no habían sido nunca depuradas de sus cepas retrasadas y deficientes.
75:1.3 (839.4) Adán y Eva se encontraron en una esfera que no estaba preparada de ninguna manera para la proclamación de la hermandad del hombre, un mundo que andaba a tientas en una oscuridad espiritual deplorable, cuya confusión se había visto agravada por el fracaso de la misión de la administración anterior. El nivel de mente y de moralidad era tan bajo que, en lugar de iniciar su labor de unificación religiosa, tuvieron que empezar desde cero el trabajo de convertir a los habitantes a las creencias religiosas más simples. En lugar de encontrarse con una sola lengua lista para ser adoptada, tuvieron que enfrentarse a la confusión mundial de cientos y cientos de dialectos locales. Ningún Adán del servicio planetario había sido destinado jamás a un mundo tan difícil; los obstáculos parecían insuperables y los problemas insolubles para una criatura.
75:1.4 (839.5) Estaban aislados, y la enorme sensación de soledad que pesaba sobre ellos se agravó aún más cuando al poco tiempo se marcharon los síndicos Melquisedec. Ya no podían comunicarse con nadie de fuera del planeta más que indirectamente, a través de los órdenes angélicos. Poco a poco su valentía se iba debilitando, su ánimo flaqueaba y a veces casi vacilaba su fe.
75:1.5 (840.1) Este es el cuadro real de la consternación de esas dos almas nobles al considerar la tarea que tenían por delante. Ambos eran profundamente conscientes de la enorme empresa que suponía la ejecución de su misión planetaria.
75:1.6 (840.2) Es probable que ningún Hijo Material de Nebadon se haya enfrentado nunca a una tarea tan difícil y aparentemente imposible como la de Adán y Eva en la lamentable situación de Urantia. Con todo, habrían conseguido triunfar a la larga si hubieran tenido más visión de futuro y, sobre todo, más paciencia. Los dos, y Eva en especial, fueron demasiado impacientes; no supieron adaptarse a una larguísima prueba de resistencia. Querían ver resultados inmediatos y los vieron, pero esos resultados fueron un desastre tanto para ellos como para su mundo.
75:2.1 (840.3) Caligastia visitaba con frecuencia el Jardín y mantuvo muchas conversaciones con Adán y Eva, pero estos se mostraban inflexibles siempre que los incitaba a hacer concesiones y buscar atajos aventureros. Estaban eficazmente inmunizados contra sus insidiosas propuestas por los resultados patentes de la rebelión. Los jóvenes descendientes de Adán tampoco se dejaron influir por las tentativas de acercamiento de Daligastia. Y por supuesto, ni Caligastia ni su adjunto tenían poder para influir en ninguna persona contra su voluntad, y mucho menos inducir a los hijos de Adán a obrar mal.
75:2.2 (840.4) No olvidemos que Caligastia era aún el Príncipe Planetario nominal de Urantia y, aunque errado, no dejaba de ser un alto Hijo del universo local. No fue definitivamente depuesto hasta los tiempos de Cristo Miguel en Urantia.
75:2.3 (840.5) El Príncipe caído era resuelto y perseverante. Pronto desistió de convencer a Adán y decidió intentar un astuto ataque indirecto contra Eva. El maligno llegó a la conclusión de que su única esperanza de éxito estaba en utilizar hábilmente a ciertas personas adecuadas que pertenecían a los estratos superiores del grupo nodita y descendían de los antiguos miembros de su equipo corpóreo. Y así preparó sus planes para hacer caer en la trampa a la madre de la raza violeta.
75:2.4 (840.6) Eva nunca tuvo la menor intención de hacer nada que fuera en contra de los planes de Adán o pusiera en peligro su deber planetario. Conscientes de la tendencia de la mujer a buscar resultados inmediatos en vez de planear a largo plazo con visión de futuro, los Melquisedec habían advertido especialmente a Eva antes de marcharse sobre los peligros inherentes a su situación aislada en el planeta. La conminaron en particular a no apartarse nunca del lado de su compañero, es decir, no intentar métodos personales o secretos de promover sus empresas comunes. Eva había seguido con todo rigor estas instrucciones durante más de cien años, y no se le ocurrió que hubiera ningún peligro en sus conversaciones, cada vez más privadas y confidenciales, con cierto líder nodita llamado Serapatatia. Todo el asunto se fue desarrollando gradualmente de forma tan natural que la encontró desprevenida.
75:2.5 (840.7) Los moradores del Jardín habían estado en contacto con los noditas desde los primeros días del Edén. La ayuda y la cooperación de estos descendientes mestizos de los miembros rebeldes del equipo de Caligastia habían sido muy valiosas, pero a través de ellos el régimen edénico iba a encontrar ahora su ruina y su derrocamiento final.
75:3.1 (841.1) Adán acababa de cumplir sus primeros cien años en la tierra cuando Serapatatia asumió el mando de la confederación oeste o siria de las tribus noditas a la muerte de su padre. Serapatatia era un hombre de piel morena, un brillante descendiente de la unión del que fuera jefe de la comisión de salud de Dalamatia con una de las mentes femeninas superiores de la raza azul de aquellos lejanos días. Esta línea había mantenido su autoridad a través de las generaciones y ejercido una gran influencia sobre las tribus noditas del oeste.
75:3.2 (841.2) Serapatatia había visitado varias veces el Jardín y había quedado profundamente impresionado por la rectitud de la causa de Adán. Poco después de asumir el liderazgo de los noditas sirios, anunció su intención de asociarse al trabajo de Adán y Eva en el Jardín. La mayoría de su gente se unió a él en este programa, y a Adán le reconfortó saber que la más poderosa e inteligente de las tribus vecinas había pasado casi en masa a apoyar el programa de mejora del mundo; era francamente alentador. Al poco tiempo de esta gran noticia Serapatatia y su nuevo equipo fueron recibidos por Adán y Eva en su propia casa.
75:3.3 (841.3) Serapatatia se convirtió en uno de los lugartenientes más capaces y eficientes de Adán. Era plenamente sincero y honrado en todas sus actividades, y nunca fue consciente, ni siquiera más tarde, de que el astuto Caligastia lo estaba utilizando como instrumento circunstancial.
75:3.4 (841.4) Serapatatia se convirtió enseguida en el presidente adjunto de la comisión edénica para las relaciones tribales, y se diseñaron muchos planes para dar un nuevo impulso a la tarea de ganarse a las tribus lejanas para la causa del Jardín.
75:3.5 (841.5) Se reunía a menudo con Adán y Eva —sobre todo con Eva— y hacían muchos proyectos para mejorar sus métodos. Hablando un día con Eva, a Serapatatia se le ocurrió que, mientras llegaba el momento de poder reclutar a un número importante de individuos de la raza violeta, sería muy útil hacer algo para el progreso inmediato de las tribus que esperaban sumidas en la necesidad. En opinión de Serapatatia, si los noditas, la raza más progresiva y cooperadora, pudieran tener un líder nacido de ellos con una parte de sangre violeta, sería un poderoso vínculo de unión entre estos pueblos y el Jardín. Tras sopesarlo todo seria y honradamente, se consideró que sería bueno para el mundo, pues este hijo criado y educado en el Jardín ejercería una influencia muy positiva sobre el pueblo de su padre.
75:3.6 (841.6) Debe quedar muy claro que Serapatatia era plenamente sincero y honrado en todo lo que proponía. Ni por un momento sospechó que les estaba haciendo el juego a Caligastia y Daligastia. Serapatatia era totalmente leal al proyecto de acumular una importante reserva de la raza violeta antes de intentar el mejoramiento mundial de los confundidos pueblos de Urantia, pero esto llevaría cientos de años y él estaba impaciente. Quería obtener algún resultado inmediato, tener algo durante su propia vida. Hizo ver claramente a Eva que Adán se desanimaba con frecuencia por lo poco que se había conseguido mejorar el mundo.
75:3.7 (841.7) Estos planes fueron madurando secretamente durante más de cinco años. Al final llegaron al punto en que Eva consintió en entrevistarse en secreto con Cano, el líder activo de la colonia cercana de noditas amigos y su mente más brillante. Cano simpatizaba mucho con el régimen adánico; de hecho, era el líder espiritual sincero de los vecinos noditas que estaban a favor de las relaciones amistosas con el Jardín.
75:3.8 (842.1) El fatídico encuentro se produjo no lejos de la casa de Adán un día de otoño al caer la tarde. Era la primera vez que Eva veía a Cano, un hombre hermoso y entusiasta, magnífico exponente del físico superior y el intelecto extraordinario de sus remotos antepasados del equipo del Príncipe. Cano también estaba convencido de la bondad del proyecto de Serapatatia. (Las relaciones sexuales múltiples eran práctica habitual fuera del Jardín.)
75:3.9 (842.2) Influida por los halagos, el entusiasmo y una gran dosis de persuasión personal, Eva consintió allí mismo en embarcarse en la empresa de la que tanto se había hablado y añadir su propio pequeño proyecto de salvación del mundo al plan divino más amplio y trascendental. Y sin casi darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, dio el paso fatal. El mal estaba hecho.
75:4.1 (842.3) La vida celestial del planeta estaba en ebullición. Adán se dio cuenta de que algo iba mal y pidió a Eva que se reuniera con él a solas en el Jardín. Adán conoció entonces por primera vez la historia del proyecto largamente madurado de acelerar la mejora del mundo actuando en dos direcciones a la vez: proseguir con el plan divino y ejecutar al mismo tiempo la iniciativa de Serapatatia.
75:4.2 (842.4) Y mientras el Hijo y la Hija Materiales departían íntimamente en el Jardín iluminado por la Luna, «la voz del Jardín» les reconvino por su desobediencia. Aquella voz no era otra que la mía cuando reprendí a la pareja edénica por haber transgredido el pacto del Jardín, desobedecido las instrucciones de los Melquisedec y faltado a su juramento de lealtad al soberano del universo.
75:4.3 (842.5) Eva había consentido en participar en la práctica del bien y del mal. El bien es el cumplimiento de los planes divinos; el pecado es una transgresión deliberada de la voluntad divina; el mal es la inadaptación de los planes y el desajuste de las técnicas que se traducen en falta de armonía universal y confusión planetaria.
75:4.4 (842.6) Cada vez que la pareja del Jardín comía del fruto del árbol de la vida, el arcángel custodio les advertía de que se guardaran de ceder a las insinuaciones de Caligastia de combinar el bien y el mal con esta amonestación: «El día en que mezcléis el bien y el mal, os haréis sin duda como los mortales del mundo; moriréis seguro».
75:4.5 (842.7) Eva había hablado a Cano de esta reiterada advertencia durante su fatídico encuentro secreto, pero Cano, que desconocía la importancia o la trascendencia de esas admoniciones, le aseguró que los hombres y las mujeres no podían obrar mal cuando sus motivos eran buenos y sus intenciones leales; que ella no solo no moriría sino que viviría de nuevo en la persona del hijo de ambos, que crecería para bendecir y estabilizar el mundo.
75:4.6 (842.8) Aunque este proyecto de modificación del plan divino fue concebido y ejecutado con total sinceridad y solo por los motivos más elevados en pro del bienestar del mundo, no dejaba de ser un mal porque representaba la manera errada de alcanzar fines justos, porque se desviaba del camino recto, del plan divino.
75:4.7 (843.1) Es verdad que Eva encontró a Cano agradable a sus ojos y que experimentó todo lo que su seductor le había prometido en cuanto a «un conocimiento nuevo y mayor de los asuntos humanos y un entendimiento más vivo de la naturaleza humana como complemento a la comprensión de la naturaleza adánica».
75:4.8 (843.2) Esa noche estuve hablando en el Jardín con el padre y la madre de la raza violeta como era mi obligación en aquellas tristes circunstancias. Escuché el relato completo de todo lo que había conducido a la madre Eva a cometer la falta y asesoré a ambos en cuanto a su situación inmediata. Algunos de estos consejos los siguieron y otros no. Esta entrevista aparece así en vuestras crónicas: «el Señor Dios llama a Adán y a Eva en el Jardín y les pregunta: ‘¿Dónde estáis?’». Las generaciones posteriores acostumbraban a atribuir directamente todo lo insólito y extraordinario, ya fuera natural o espiritual, a la intervención personal de los Dioses.
75:5.1 (843.3) La desilusión de Eva fue verdaderamente patética. Adán captó toda la lamentable situación y, aunque destrozado y abatido, solo sentía lástima y compasión por su errada compañera.
75:5.2 (843.4) Al día siguiente del tropiezo de Eva, desesperado por su consciencia del fracaso, Adán buscó a Laotta, la brillante nodita que dirigía las escuelas del oeste del Jardín, y cometió con premeditación la locura de Eva. Pero no os equivoquéis: Adán no fue embaucado; sabía exactamente lo que hacía; eligió deliberadamente compartir el destino de Eva. Amaba a su compañera con afecto supramortal y no podía soportar la idea de una posible vigilia solitaria en Urantia sin ella.
75:5.3 (843.5) Al enterarse de lo que le había pasado a Eva, los enfurecidos habitantes del Jardín se volvieron incontrolables y declararon la guerra al vecino asentamiento nodita. Salieron en tropel por las puertas del Edén, cayeron sobre la población desprevenida y los aniquilaron a todos. Ningún hombre, mujer o niño fue perdonado, y Cano, el padre del futuro Caín, pereció también.
75:5.4 (843.6) Cuando Serapatatia cayó en la cuenta de lo ocurrido, la consternación se apoderó de él. Al día siguiente, fuera de sí por el miedo y el remordimiento, se arrojó al gran río y se ahogó.
75:5.5 (843.7) Los hijos de Adán intentaban consolar a su trastornada madre mientras su padre vagaba en soledad. Al cabo de treinta días se impuso el sentido común, volvió a casa y empezó a planear la futura línea de actuación de todos ellos.
75:5.6 (843.8) Las consecuencias de las locuras de unos padres descaminados son compartidas muchas veces por sus hijos inocentes. Los rectos y nobles hijos e hijas de Adán y Eva estaban abrumados por el pesar inexplicable de la increíble tragedia que tan repentina y despiadadamente se había abatido sobre ellos. A los mayores les costó más de cincuenta años recuperarse del dolor y la tristeza de aquellos días trágicos, y muy en especial del terror de aquellos treinta días durante los cuales su padre estuvo fuera de casa sin que su trastornada madre supiera de su suerte ni de su paradero.
75:5.7 (843.9) Y esos mismos treinta días fueron como largos años de pena y sufrimiento para Eva. Esta noble alma no se recuperó nunca por completo de los efectos de aquel periodo atroz de sufrimiento mental y pesar espiritual. Ningún aspecto de las privaciones y penurias materiales posteriores llegó a compararse nunca en el recuerdo de Eva con aquellos días horribles y aquellas noches espantosas de soledad e insoportable incertidumbre. Se enteró del arrebato de Serapatatia sin saber si su compañero también se habría suicidado de dolor o si habría sido sacado del mundo como castigo por el mal paso que ella había dado. Y cuando Adán volvió, Eva sintió una alegría y una gratitud que el duro servicio de su larga y difícil vida en común no conseguiría borrar nunca.
75:5.8 (844.1) Pasó el tiempo, pero Adán no supo con certeza la naturaleza de la infracción hasta setenta días después de la falta de Eva, cuando los síndicos Melquisedec volvieron a Urantia para asumir la jurisdicción sobre los asuntos del mundo. Entonces supo que habían fracasado.
75:5.9 (844.2) Los problemas se acumulaban en el horizonte. Las tribus de origen de Serapatatia no tardaron en conocer la noticia de la aniquilación del asentamiento nodita próximo al Edén. Estas tribus del norte reunieron enseguida una gran hueste para marchar sobre el Jardín, y así empezó la larga y encarnizada guerra entre adanitas y noditas que se prolongaría hasta mucho después de que Adán y sus seguidores emigraran al segundo jardín situado en el valle del Éufrates. Hubo una intensa y duradera «enemistad entre aquel hombre y la mujer, entre la descendencia de él y la descendencia de ella».
75:6.1 (844.3) Cuando Adán supo que los noditas estaban en camino, pidió consejo a los Melquisedec, pero estos se negaron a asesorarle. Se limitaron a decirle que obrara según su mejor criterio y le prometieron cooperar amistosamente hasta donde les fuera posible con la línea de actuación que eligiera. Se les había prohibido entrometerse en los planes personales de Adán y Eva.
75:6.2 (844.4) Adán sabía que él y Eva habían fracasado. La presencia de los síndicos Melquisedec se lo decía, aunque aún no sabía nada sobre su situación personal ni su futura suerte. Se reunió durante toda una noche con unos mil doscientos partidarios leales que se comprometieron a seguir a su líder, y al día siguiente al mediodía estos peregrinos salieron del Edén en busca de una nueva morada. A Adán no le gustaba la guerra, por eso optó por ceder el primer jardín a los noditas sin oponer resistencia.
75:6.3 (844.5) Al tercer día de salir del Jardín la caravana edénica fue detenida por la llegada de los transportes seráficos procedentes de Jerusem. Entonces Adán y Eva supieron por primera vez qué iba a ser de sus hijos. Mientras los transportes se mantenían a la espera, a los hijos que habían llegado a la edad de elegir (veinte años) se les dio la opción de seguir en Urantia con sus padres o de convertirse en pupilos de los Altísimos de Norlatiadek. Dos tercios optaron por ir a Edentia y alrededor de un tercio por quedarse con sus padres. Todos los menores de veinte años fueron llevados a Edentia. Cualquiera que hubiera podido contemplar la dolorosa despedida entre este Hijo y esta Hija Materiales y sus propios hijos habría llegado a la conclusión de que el camino del transgresor es duro. Esta prole de Adán y Eva está ahora en Edentia; no conocemos los planes previstos para ellos.
75:6.4 (844.6) Fue una caravana muy triste la que se dispuso a seguir viaje. Nada podía haber sido más trágico: haber venido a un mundo con tan altas esperanzas y haber sido recibidos con tan buenos auspicios para luego salir con oprobio del Edén ¡y encima perder a más de tres cuartos de sus hijos incluso antes de haber encontrado un nuevo lugar de residencia!
75:7.1 (845.1) Antes de que la caravana edénica reanudara la marcha, Adán y Eva fueron informados sobre la naturaleza de sus transgresiones y el destino que les esperaba. Apareció Gabriel para pronunciar la sentencia y este fue el veredicto: el Adán y la Eva Planetarios de Urantia son declarados en falta; han vulnerado su pacto de confianza como regidores de este mundo habitado.
75:7.2 (845.2) Aunque abatidos por el sentimiento de culpabilidad, Adán y Eva se sintieron muy reconfortados al saber que sus jueces de Salvington los habían absuelto de todos los cargos de «desacato al gobierno del universo». No fueron hallados culpables de rebelión.
75:7.3 (845.3) Se comunicó a la pareja edénica que ellos mismos se habían degradado al estatus de mortales del mundo. Por lo tanto deberían comportarse en lo sucesivo como un hombre y una mujer de Urantia y considerar el futuro de las razas del mundo como su propio futuro.
75:7.4 (845.4) Mucho antes de que Adán y Eva salieran de Jerusem, sus instructores les habían explicado a fondo las consecuencias de cualquier desviación básica de los planes divinos. Yo les había advertido personal y repetidamente, tanto antes como después de su llegada a Urantia, de que la rebaja al estatus de carne mortal sería el resultado cierto, el castigo seguro, que acarrearía indefectiblemente el incumplimiento de su misión planetaria. Pero es necesario conocer el estatus de inmortalidad del orden material de filiación para poder comprender claramente las consecuencias que provocó la falta de Adán y Eva.
75:7.5 (845.5) 1. Adán y Eva, como sus semejantes de Jerusem, mantenían su estatus inmortal mediante una asociación intelectual con el circuito de gravedad de mente del Espíritu. Cuando este sustento vital se rompe por culpa de una disyunción mental, el estatus de inmortalidad se pierde sea cual sea el nivel espiritual de existencia de la criatura. La consecuencia inevitable de la falta intelectual de Adán y Eva era su paso al estatus mortal seguido de disolución física.
75:7.6 (845.6) 2. Como el Hijo y la Hija Materiales de Urantia habían sido personalizados también a semejanza de la carne mortal de este mundo, dependían además de un sistema circulatorio dual, uno derivado de su naturaleza física, el otro de la superenergía almacenada en el fruto del árbol de la vida. El arcángel custodio había advertido siempre a Adán y a Eva que faltar a la confianza depositada en ellos culminaría en la degradación de su estatus. Tras cometer su falta les fue negado el acceso a esta fuente de energía.
75:7.7 (845.7) Caligastia había conseguido hacer caer en la trampa a Adán y Eva, pero no logró su propósito de inducirlos a una rebelión abierta contra el gobierno del universo. Lo que habían hecho era sin duda malo, pero nunca fueron culpables de desprecio a la verdad ni se alistaron a sabiendas en una rebelión contra el gobierno justo del Padre Universal y su Hijo Creador.
75:8.1 (845.8) Adán y Eva cayeron desde su alto estado de filiación material hasta el humilde estatus de hombre mortal. Pero esto no constituyó la caída del hombre. La raza humana ha sido elevada a pesar de las consecuencias inmediatas de la falta adánica. Aunque se malogró el plan divino de dar la raza violeta a los pueblos de Urantia, las razas mortales se han beneficiado enormemente de la limitada contribución que hicieron Adán y sus descendientes a las razas de Urantia.
75:8.2 (846.1) No ha habido ninguna «caída del hombre». La historia de la raza humana es una historia de evolución progresiva, y el otorgamiento adánico dejó a los pueblos del mundo muy mejorados respecto a su condición biológica previa. Las estirpes superiores de Urantia contienen ahora factores hereditarios provenientes de hasta cuatro fuentes diferentes: la andonita, la sangik, la nodita y la adánica.
75:8.3 (846.2) Adán no debe ser considerado como una fuente de maldición para la raza humana. Es cierto que fracasó en la ejecución del plan divino, que transgredió su pacto con la Deidad, que tanto él como su compañera fueron incuestionablemente degradados en su estatus de criaturas, pero a pesar de todo esto su contribución a la raza humana supuso un avance importante para la civilización en Urantia.
75:8.4 (846.3) Al valorar los resultados de la misión adánica en vuestro mundo, es de justicia reconocer la condición del planeta. Adán se enfrentó a una tarea poco menos que imposible cuando fue transportado desde Jerusem a este planeta oscuro y confuso con su bella compañera. Si se hubieran dejado guiar por el consejo de los Melquisedec y sus compañeros y si hubieran sido más pacientes, habrían terminado por triunfar. Pero Eva prestó oídos a la propaganda insidiosa de la autonomía personal y la libertad de acción planetaria. Fue inducida a experimentar con el plasma de vida del orden material de filiación en el sentido de permitir que el depósito de vida que se le había confiado se mezclara prematuramente con la del diseño original de los Portadores de Vida que ya era mixta, pues se había combinado previamente con la de los seres reproductores adscritos en su día al equipo del Príncipe Planetario.
75:8.5 (846.4) No ganaréis nunca nada en vuestro ascenso al Paraíso si buscáis impacientemente sortear el plan divino establecido mediante atajos, inventos personales o cualquier otro procedimiento con vistas a mejorar el camino de la perfección, hacia la perfección y para la perfección eterna.
75:8.6 (846.5) Considerándolo todo, es muy probable que no haya habido nunca un error de juicio tan descorazonador en ningún planeta de todo el universo de Nebadon. Sin embargo, no nos puede sorprender que ocurran estos tropiezos en los asuntos de los universos evolutivos. Somos parte de una creación gigantesca, y no es de extrañar que no todo funcione a la perfección. Nuestro universo no fue creado perfecto; la perfección es nuestra meta eterna, no nuestro origen.
75:8.7 (846.6) Si este fuera un universo mecanicista, si la Primera Gran Fuente y Centro fuera solo una fuerza y no también una personalidad, si toda la creación fuera un inmenso conjunto de materia física dominado por leyes precisas caracterizadas por acciones invariables de la energía, entonces podría prevalecer la perfección, incluso a pesar de la incompleción del estatus de universo. No habría desacuerdos ni fricciones. Pero en nuestro universo en vías de evolución, donde tanto la perfección como la imperfección son relativas, nos alegramos de que sean posibles los desacuerdos y los malentendidos porque demuestran el hecho y la acción de la personalidad en el universo. Y si nuestra creación es una existencia dominada por la personalidad, podéis estar seguros de las posibilidades de supervivencia, de avance y de logro de la personalidad; podemos confiar en el crecimiento, en la experiencia y en la aventura de la personalidad. ¡Qué glorioso universo; es personal y progresivo, no meramente mecánico o incluso pasivamente perfecto!
75:8.8 (846.7) [Presentado por Solonia, la «voz seráfica del Jardín».]
El libro de Urantia
Documento 76
76:0.1 (847.1) CUANDO Adán decidió abandonar el primer jardín sin oponer resistencia a los noditas, él y sus seguidores no podían ir hacia el oeste, pues los edenitas carecían de embarcaciones adecuadas para semejante aventura marina. No podían ir hacia el norte porque los noditas del norte marchaban ya hacia el Edén. Temían ir hacia el sur porque las colinas de esa región estaban plagadas de tribus hostiles. El único camino abierto era hacia el este, de modo que viajaron en esa dirección hacia las regiones situadas entre los ríos Tigris y Éufrates, que eran agradables en aquel entonces. Y muchos de los que se quedaron atrás viajarían más tarde hacia el este para unirse a los adanitas en el valle donde se habían establecido.
76:0.2 (847.2) Caín y Sansa nacieron antes de que la caravana adánica llegara a su destino entre los ríos de Mesopotamia. Laotta, la madre de Sansa, murió al nacer su hija. Eva sufrió mucho pero sobrevivió gracias a su fortaleza superior. Eva acogió en su pecho a Sansa, la hija de Laotta, y la crió con Caín. Sansa llegó a ser una mujer de grandes aptitudes. Se convirtió en la esposa de Sargan, el jefe de las razas azules del norte, y contribuyó al avance de los hombres azules de aquellos tiempos.
76:1.1 (847.3) La caravana de Adán tardó casi un año en llegar al río Éufrates. Como lo encontraron crecido, permanecieron acampados en las llanuras del oeste del río durante casi seis semanas antes de poder atravesarlo para llegar a la tierra situada entre los ríos que iba a convertirse en el segundo jardín.
76:1.2 (847.4) Ante la noticia de que el rey y sumo sacerdote del Jardín del Edén marchaba hacia ellos, los moradores de las tierras del segundo jardín huyeron apresuradamente a las montañas del este, y Adán encontró desocupado todo el territorio que deseaba. En este nuevo emplazamiento Adán y sus ayudantes se pusieron a trabajar para construir sus nuevas viviendas y establecer un nuevo centro de cultura y religión.
76:1.3 (847.5) Adán sabía que ese lugar era una de las tres opciones originales de la comisión encargada por Van y Amadon de buscar posibles emplazamientos para el Jardín. Los propios ríos eran una buena defensa natural en aquellos tiempos, y cerca del límite norte del segundo jardín el Éufrates y el Tigris se acercaban mucho, de modo que se pudo construir una muralla defensiva de noventa kilómetros para proteger el territorio que quedaba al sur entre los ríos.
76:1.4 (847.6) Tras instalarse en el nuevo Edén se vieron en la necesidad de adoptar métodos rudimentarios de vida; parecía enteramente que el terreno estaba maldito. La naturaleza volvía a seguir su curso. Los adanitas se veían ahora obligados a extraer su subsistencia de unas tierras no preparadas y a afrontar las realidades de la vida entre las hostilidades y las incompatibilidades naturales de la existencia mortal. Habían encontrado el primer jardín parcialmente preparado para ellos, pero tuvieron que crear el segundo con el esfuerzo de sus propias manos y con el «sudor de su frente».
76:2.1 (848.1) Menos de dos años después de Caín, vino al mundo Abel, el primer hijo de Adán y Eva nacido en el segundo jardín. Cuando Abel llegó a los doce años decidió ser pastor; Caín había elegido dedicarse a la agricultura.
76:2.2 (848.2) En aquellos días era costumbre hacer ofrenda a los sacerdotes de las cosas que se tenían a mano. Los pastores las traían de sus rebaños, los agricultores de los frutos de los campos. De acuerdo con esta costumbre, Caín y Abel hacían por igual ofrendas periódicas a los sacerdotes. Los dos muchachos habían discutido muchas veces sobre los méritos relativos de sus ocupaciones, y Abel no tardó en observar que se mostraba preferencia por sus sacrificios de animales. Caín apelaba en vano a las tradiciones del primer Edén, a la antigua preferencia por los frutos de la tierra. Pero esto Abel no lo reconocía y se burlaba de la frustración de su hermano mayor.
76:2.3 (848.3) En los días del primer Edén, Adán había procurado efectivamente desincentivar las ofrendas de animales sacrificados, de manera que Caín tenía un precedente para justificar sus argumentos. Sin embargo fue difícil organizar la vida religiosa en el segundo Edén. Adán tenía que cargar con mil y un detalles relacionados con los trabajos de construcción, defensa y agricultura. Como estaba muy deprimido espiritualmente, confió la organización del culto y la educación a sus colaboradores de origen nodita que habían ejercido esas funciones en el primer jardín. Los sacerdotes noditas oficiantes tardaron muy poco en volver a las normas y costumbres de los tiempos preadánicos.
76:2.4 (848.4) Los dos muchachos nunca se llevaron bien, y este asunto de los sacrificios contribuyó más al odio creciente que se tenían. Abel sabía que era hijo de Adán y de Eva y nunca dejó de recalcar a Caín que Adán no era su padre. Caín no era violeta puro, dado que su padre había sido de raza nodita mezclada después con el hombre azul y el hombre rojo y con la estirpe andónica aborigen. Todo esto, unido a la belicosidad congénita de Caín, le hizo alimentar cada vez más odio hacia su hermano menor.
76:2.5 (848.5) Los muchachos tenían dieciocho y veinte años respectivamente cuando la tensión que había entre ellos estalló definitivamente. Un día, las mofas de Abel enfurecieron tanto a su belicoso hermano que Caín, lleno de ira, se abalanzó contra él y lo mató.
76:2.6 (848.6) La observación de la conducta de Abel confirma la importancia del entorno y la educación como factores de desarrollo del carácter. Abel tenía una herencia ideal, y la herencia yace en el fondo de todo carácter, pero la influencia de un ambiente inferior neutralizó prácticamente esta magnífica herencia. Abel estuvo muy influido por ese entorno desfavorable sobre todo en sus primeros años. Si hubiera vivido hasta los veinticinco o los treinta se habría convertido en una persona totalmente distinta; su espléndida herencia habría salido entonces a la luz. Mientras que un buen entorno no puede hacer mucho por superar realmente las desventajas de carácter que conlleva una herencia inferior, un entorno malo puede echar a perder con toda facilidad una herencia excelente, al menos durante los primeros años de la vida. Un buen ambiente social y una educación correcta son el terreno y el clima indispensables para aprovechar al máximo una buena herencia.
76:2.7 (849.1) Los padres de Abel se enteraron de su muerte cuando sus perros trajeron los rebaños a casa sin su amo. Para Adán y Eva, Caín se estaba convirtiendo rápidamente en el nefasto recuerdo de su locura, y lo animaron en su decisión de marcharse del jardín.
76:2.8 (849.2) La vida de Caín en Mesopotamia no había sido precisamente feliz pues él era el símbolo indiscutible de la falta. No es que sus compañeros fueran antipáticos con él, pero se daba cuenta del resentimiento subconsciente que causaba su presencia. Como no tenía ninguna marca tribal, sabía que la primera tribu que se encontrara con él lo mataría. El miedo y algo de remordimiento le hicieron arrepentirse. Caín no había sido habitado nunca por un Ajustador, había desafiado siempre la disciplina familiar y desdeñado la religión de su padre. Pero ahora acudió a Eva, su madre, para pedirle ayuda y guía espiritual, y cuando buscó sinceramente auxilio divino, un Ajustador fue a morar en su interior. Este Ajustador que moraba en él y velaba por él confirió a Caín una clara ventaja de superioridad que lo llevó a ser considerado por todos como miembro de la temida tribu de Adán.
76:2.9 (849.3) Y así marchó Caín hacia la tierra de Nod, que estaba al este del segundo Edén. Llegó a ser el gran jefe de uno de los grupos del pueblo de su padre y cumplió hasta cierto punto las predicciones de Serapatatia, pues promovió la paz entre los adanitas y esta división de los noditas durante toda su vida. Caín se casó con Remona, una prima lejana suya, y su primer hijo, Enoc, llegó a ser el jefe de los noditas elamitas. Los elamitas y los adanitas siguieron viviendo en paz durante cientos de años.
76:3.1 (849.4) A medida que pasaba el tiempo en el segundo jardín, las consecuencias de la falta se hacían cada vez más evidentes. Adán y Eva echaban mucho de menos su antiguo hogar lleno de belleza y tranquilidad así como a sus hijos trasladados a Edentia. Era realmente patético ver a esta magnífica pareja reducida a la condición de la carne común del mundo, aunque soportaban su disminuido estado con gracia y entereza.
76:3.2 (849.5) Adán tuvo el acierto de dedicar la mayor parte de su tiempo a instruir a sus hijos y a sus compañeros en administración pública, métodos educativos y prácticas religiosas. De no haber sido por esta previsión se habría desencadenado un pandemonio a su muerte, pero tal como se desarrollaron las cosas, la muerte de Adán afectó muy poco a la conducción de los asuntos de su pueblo. Mucho antes de fallecer, Adán y Eva se dieron cuenta de que sus hijos y sus seguidores habían aprendido gradualmente a olvidar sus días de gloria en el Edén. Era preferible que la mayoría de sus seguidores se olvidaran de la grandiosidad del Edén para que no les pareciera demasiado malo su nuevo entorno menos afortunado.
76:3.3 (849.6) Los dirigentes civiles de los adanitas provinieron hereditariamente de los hijos del primer jardín. El primer hijo de Adán, Adamson (Adán ben Adán), fundó un centro secundario de la raza violeta al norte del segundo Edén. El segundo hijo de Adán, Eveson, llegó a ser un magnífico líder y administrador; fue el gran ayudante de su padre. Eveson no vivió tanto como Adán, y su hijo mayor, Jansad, se convirtió en el sucesor de Adán como cabeza de las tribus adanitas.
76:3.4 (849.7) Los dirigentes religiosos, o sacerdotes, empezaron con Set, el hijo mayor superviviente de Adán y Eva nacido en el segundo jardín. Nació ciento veintinueve años después de la llegada de Adán a Urantia. Set se dedicó a mejorar el estatus espiritual del pueblo de su padre y se convirtió en el director del nuevo clero del segundo jardín. Su hijo Enós fundó el nuevo orden de culto, y su nieto Cainán instituyó el servicio exterior de misioneros para las tribus circundantes, cercanas y lejanas.
76:3.5 (850.1) El sacerdocio setita fue una empresa triple que englobaba la religión, la salud y la educación. Los sacerdotes de esta orden eran formados para oficiar en ceremonias religiosas, para servir como médicos e inspectores sanitarios y para actuar como maestros en las escuelas del jardín.
76:3.6 (850.2) La caravana de Adán había transportado a la tierra situada entre los ríos las semillas y los bulbos de cientos de plantas y cereales del primer jardín, así como grandes rebaños y algunos ejemplares de todos los animales domesticados. Esto les dio una gran ventaja sobre las tribus vecinas. Disfrutaron de muchos de los beneficios de la cultura anterior del Jardín original.
76:3.7 (850.3) Hasta el momento de abandonar el primer jardín, Adán y su familia habían subsistido siempre a base de frutas, cereales y frutos secos. En el camino a Mesopotamia comieron por primera vez hortalizas y hierbas aromáticas. El consumo de carne se introdujo pronto en el segundo jardín, pero Adán y Eva no comieron nunca carne con regularidad. Tampoco se volvieron carnívoros Adamson, Eveson, ni los demás hijos de la primera generación del primer jardín.
76:3.8 (850.4) Los adanitas aventajaban enormemente a los pueblos circundantes en logros culturales y desarrollo intelectual. Elaboraron el tercer alfabeto y sentaron muchos fundamentos precursores del arte, las ciencias y la literatura de los tiempos modernos. En las tierras situadas entre el Tigris y el Éufrates continuaron con las artes de la escritura, la metalurgia, la alfarería y la tejeduría, y crearon un tipo de arquitectura no superado en miles de años.
76:3.9 (850.5) La vida de familia de los pueblos violeta era ideal para la época. Los niños recibían cursos de formación en agricultura, artesanía y cría de animales, o bien eran educados para desempeñar la triple función de los setitas: sacerdote, médico y maestro.
76:3.10 (850.6) En cuanto a los sacerdotes setitas, no confundáis a esos nobles maestros de la salud y de la religión, a esos auténticos educadores de ideas elevadas, con los clérigos envilecidos y mercantilistas de las tribus posteriores y de las naciones circundantes. Sus conceptos religiosos de la Deidad y del universo eran avanzados y bastante exactos, sus disposiciones sanitarias eran excelentes para la época y sus métodos educativos no han sido superados desde entonces.
76:4.1 (850.7) Adán y Eva fueron los fundadores de la raza violeta, la novena raza humana que apareció en Urantia. Adán y su prole tenían los ojos azules, y los pueblos violetas se caracterizaban por su tez clara y el color claro de su cabello: amarillo, rojo y castaño.
76:4.2 (850.8) Eva daba a luz sin dolor igual que las primeras razas evolutivas. Solo las razas mestizas producto de la unión del hombre evolutivo con los noditas y más tarde con los adanitas sufrieron fuertes dolores de parto.
76:4.3 (851.1) Adán y Eva, como sus hermanos de Jerusem, recibían energía mediante nutrición dual, pues se alimentaban tanto de comida como de luz, con el complemento de ciertas energías suprafísicas no reveladas en Urantia. Sus descendientes de Urantia no heredaron el atributo de absorción de energía y circulación de luz de sus padres, sino que tenían una sola circulación sanguínea de tipo humano. Eran intencionadamente mortales, aunque muy longevos, pero su esperanza de vida se iba aproximando a la norma humana con cada generación sucesiva.
76:4.4 (851.2) Adán y Eva y la primera generación de sus hijos no utilizaban la carne de los animales para alimentarse. Subsistían enteramente a base de «los frutos de los árboles». Después de la primera generación todos los descendientes de Adán empezaron a tomar productos lácteos, pero muchos de ellos mantuvieron la dieta sin carne. Muchas de las tribus del sur con las que se unieron después tampoco eran consumidoras de carne. La mayoría de estas tribus vegetarianas emigrarían más adelante hacia el este y sobreviven a día de hoy mezcladas con los pueblos de la India.
76:4.5 (851.3) Adán y Eva tenían una visión tanto física como espiritual muy superior a la de las gentes de hoy. Sus sentidos especiales eran mucho más agudos, y eran capaces de ver a los intermedios y a las huestes angélicas, a los Melquisedec y al Príncipe caído, Caligastia, que fue a entrevistarse varias veces con su noble sucesor. Conservaron la capacidad de ver a estos seres celestiales durante más de cien años después de la falta. Estos sentidos especiales no eran tan agudos en sus hijos y fueron disminuyendo con cada generación.
76:4.6 (851.4) Los hijos adánicos estaban habitados generalmente por un Ajustador interior, puesto que todos poseían una indudable capacidad de supervivencia. Esta prole superior no estaba tan sujeta al miedo como los hijos de la evolución. Si hay tanto miedo hoy en día en las razas de Urantia es debido al poco plasma de vida de Adán que recibieron vuestros ancestros por culpa del malogro prematuro de los planes de mejoramiento físico de las razas.
76:4.7 (851.5) Las células corporales de los Hijos Materiales y de su progenie son mucho más resistentes a las enfermedades que las de los seres evolutivos autóctonos del planeta. Las células corporales de las razas nativas son similares a los organismos vivos microscópicos y ultramicroscópicos que producen las enfermedades del mundo. Estos hechos explican por qué los pueblos de Urantia necesitan hacer tanto esfuerzo científico para resistir a tantas afecciones físicas. Seríais bastante más resistentes a las enfermedades si vuestras razas llevaran más sangre adánica.
76:4.8 (851.6) Una vez establecido en el segundo jardín junto al Éufrates, Adán decidió dejar tras de sí la mayor cantidad posible de su plasma de vida para beneficiar al mundo después de su muerte. Con este objetivo, se nombró una comisión de doce miembros encabezada por Eva para la mejora de las razas. Antes de morir Adán, esta comisión había seleccionado a 1682 mujeres del tipo más alto de Urantia que fueron fecundadas con el plasma de vida adánico. Todos sus hijos menos 112 llegaron a adultos, de modo que el mundo se benefició así con la adición de 1570 hombres y mujeres superiores. Aunque estas candidatas a madres fueron seleccionadas entre todas las tribus circundantes y representaban a la mayor parte de las razas del planeta, la mayoría pertenecía a las cepas más altas de los noditas, y constituyeron los primeros comienzos de la poderosa raza andita. Estos niños nacieron y se criaron en el entorno tribal de sus madres respectivas.
76:5.1 (851.7) Poco después de establecerse en el segundo Edén, Adán y Eva fueron informados de que su arrepentimiento era aceptable y de que, aunque condenados a sufrir el destino de los mortales de su mundo, se harían sin duda acreedores al derecho de ser admitidos entre los supervivientes durmientes de Urantia. Escucharon conmovidos el anuncio de los Melquisedec y creyeron plenamente en este evangelio de resurrección y rehabilitación. Su trasgresión había sido un error de juicio y no un pecado de rebelión consciente y deliberada.
76:5.2 (852.1) En su calidad de ciudadanos de Jerusem, Adán y Eva no tenían Ajustadores del Pensamiento. En Urantia tampoco moró en ellos un Ajustador durante su estancia en el primer jardín. Pero poco después de su degradación al estatus de mortales, se hicieron conscientes de que había dentro de ellos una nueva presencia y se dieron cuenta de que su estatus humano, unido a su sincero arrepentimiento, habían hecho posible que los Ajustadores moraran en su interior. El hecho de saberse habitados por un Ajustador animó mucho a Adán y a Eva durante el resto de su vida. Sabían que habían fracasado como Hijos Materiales de Satania, pero sabían también que la carrera al Paraíso seguía abierta para ellos como hijos ascendentes del universo.
76:5.3 (852.2) Adán sabía que hubo una resurrección dispensacional al tiempo de su llegada al planeta, y pensaba que él y su compañera serían probablemente repersonalizados en relación con el advenimiento del siguiente orden de filiación. No sabía que Miguel, el soberano de este universo, iba a aparecer tan pronto en Urantia; suponía que el siguiente Hijo que llegara sería del orden Avonal. Por otra parte, siempre fue un consuelo para Adán y para Eva, aunque les costara entenderlo, meditar sobre el único mensaje personal que recibieron de Miguel. Este mensaje, entre otras expresiones de consuelo y amistad, decía: «He tomado en consideración las circunstancias de vuestra falta, he recordado el deseo de vuestro corazón de ser siempre leales a la voluntad de mi Padre y seréis llamados del abrazo del sueño del mortal cuando yo llegue a Urantia si los Hijos de menor rango de mi universo no mandan a buscaros antes de ese momento».
76:5.4 (852.3) Este mensaje fue un gran misterio para Adán y Eva. Podían comprender la promesa velada de una posible resurrección especial y eso les daba muchos ánimos, pero no lograban captar el significado de la insinuación de que descansarían hasta el momento de una resurrección asociada con la aparición personal de Miguel en Urantia. Y así, la pareja edénica proclamó siempre que un Hijo de Dios vendría en algún momento, y comunicaron a sus seres queridos la creencia, o al menos la anhelada esperanza, de que el mundo de sus penas y sus errores podría ser el planeta donde el gobernante de este universo eligiera actuar como Hijo de otorgamiento del Paraíso. Parecía demasiado bueno para ser verdad, pero Adán llegó a acariciar la idea de que la Urantia desgarrada por los conflictos podría terminar siendo el mundo más afortunado del sistema de Satania, el planeta envidiado por todo Nebadon.
76:5.5 (852.4) Adán vivió 530 años; murió de lo que se podría llamar vejez. Su mecanismo físico simplemente se desgastó; el proceso de desintegración fue superando gradualmente al proceso de reparación hasta que llegó el inevitable final. Eva había muerto del corazón diecinueve años antes. Ambos fueron enterrados en el centro del templo del servicio divino que se había construido según sus planes poco después de terminada la muralla que protegía la colonia. Este fue el origen de la costumbre de enterrar a los hombres y mujeres notables y piadosos bajo el suelo de los lugares de culto.
76:5.6 (852.5) El gobierno supramaterial de Urantia continuó bajo la dirección de los Melquisedec, pero el contacto físico directo con las razas evolutivas se había roto. Desde los lejanos días de la llegada del equipo corpóreo del Príncipe Planetario, pasando por los tiempos de Van y Amadon, hasta la llegada de Adán y Eva, había habido representantes físicos del gobierno del universo emplazados en el planeta. La falta adánica supuso el final de este régimen que había perdurado más de cuatrocientos cincuenta mil años. En los ámbitos espirituales las ayudantes angélicas siguieron luchando en conjunción con los Ajustadores del Pensamiento, y todos ellos trabajaron heroicamente por la salvación del individuo. Sin embargo, no se promulgó ningún plan global con miras a un bienestar mundial de largo alcance para los mortales del planeta hasta los tiempos de Abraham, cuando Maquiventa Melquisedec, con el poder, la paciencia y la autoridad de un Hijo de Dios, estableció los fundamentos para continuar con la elevación y la rehabilitación espiritual de la desafortunada Urantia.
76:5.7 (853.1) Pero la desgracia no ha sido la única suerte de Urantia; este planeta ha sido también el más afortunado del universo local de Nebadon. Los urantianos deberían considerar como un beneficio que los desatinos de sus antepasados y los errores de los primeros dirigentes de su mundo sumieran al planeta ese desastroso estado de confusión, agravado por la presencia del mal y del pecado. Fue precisamente ese oscuro trasfondo de tinieblas lo que atrajo la atención de Miguel de Nebadon hasta el punto de elegir este mundo como la arena donde revelar la personalidad amorosa del Padre del cielo. No es que Urantia necesitara a un Hijo Creador para poner orden en sus trastornados asuntos, sino más bien que el mal y el pecado de Urantia proporcionaron al Hijo Creador un fondo de mayor contraste sobre el que revelar el amor, la misericordia y la paciencia incomparables del Padre del Paraíso.
76:6.1 (853.2) Adán y Eva fueron a su descanso mortal con una fe firme en las promesas que les habían hecho los Melquisedec de que despertarían en su día del sueño de la muerte para reanudar la vida en los mundos mansión, los mundos que habían sido tan familiares para ellos en los tiempos anteriores a su misión en la carne material de la raza violeta de Urantia.
76:6.2 (853.3) No descansaron mucho tiempo en el olvido del sueño inconsciente de los mortales del mundo. Al tercer día de la muerte de Adán, el segundo día después de su reverente entierro, Lanaforge ordenó que se realizara un llamamiento nominal especial a los supervivientes distinguidos de la falta adánica de Urantia. Esta orden, respaldada por el Altísimo de Edentia en funciones y aprobada por el Unión de los Días de Salvington, que actuaba en nombre de Miguel, se puso en manos de Gabriel. De conformidad con este mandato de resurrección especial, el número veintiséis de la serie de Urantia, Adán y Eva fueron repersonalizados y reensamblados en las salas de resurrección de los mundos mansión de Satania junto con 1316 de sus compañeros de experiencia del primer jardín. Muchas otras almas leales habían sido trasladadas ya en el momento de la llegada de Adán, que estuvo acompañada de un juicio dispensacional tanto de los supervivientes durmientes como de los ascendentes vivos cualificados.
76:6.3 (853.4) Adán y Eva pasaron rápidamente por los mundos de ascensión progresiva hasta que alcanzaron la ciudadanía de Jerusem y volvieron a ser residentes de su planeta de origen, aunque esta vez como miembros de un orden diferente de personalidades del universo. Salieron de Jerusem como ciudadanos permanentes, Hijos de Dios, y regresaron como ciudadanos ascendentes, hijos del hombre. Fueron destinados inmediatamente al servicio de Urantia de la capital del sistema e incluidos más tarde entre los veinticuatro consejeros que constituyen el presente órgano consultivo de control de Urantia.
76:6.4 (854.1) Y así termina la historia del Adán y la Eva Planetarios de Urantia, una historia de pruebas, tragedias y triunfos, al menos triunfos personales para vuestro Hijo y vuestra Hija Materiales bienintencionados pero engañados. Al final será sin duda una historia de triunfo último para su mundo y para sus habitantes sacudidos por la rebelión y acosados por el mal. A fin de cuentas, Adán y Eva contribuyeron poderosamente a acelerar la civilización y el progreso biológico de la raza humana. Dejaron una gran cultura en el planeta, pero una civilización tan avanzada no pudo sobrevivir a la dilución prematura y el naufragio final de la herencia adánica. El pueblo hace la civilización; la civilización no hace al pueblo.
76:6.5 (854.2) [Presentado por Solonia, la «voz seráfica del Jardín».]
El libro de Urantia
Documento 77
77:0.1 (855.1) LA MAYORÍA de los mundos habitados de Nebadon albergan a uno o más grupos de seres únicos que existen en un nivel de funcionamiento vital situado aproximadamente en un punto intermedio entre el de los mortales de los planetas y el de los órdenes angélicos, de ahí su nombre de criaturas intermedias. Parecen ser un accidente del tiempo, pero su presencia está tan generalizada y son tan valiosos como ayudantes que todos nosotros los hemos aceptado desde hace mucho tiempo como uno de los órdenes esenciales para nuestro ministerio planetario conjunto.
77:0.2 (855.2) En Urantia actúan dos órdenes distintos de intermedios: el cuerpo primario o más antiguo, que nació en los tiempos de Dalamatia, y el grupo secundario o más joven, cuyo origen data de los tiempos de Adán.
77:1.1 (855.3) Los intermedios primarios tienen su génesis en una interasociación única de lo material y lo espiritual en Urantia. Conocemos la existencia de criaturas similares en otros mundos y en otros sistemas, pero se originaron mediante técnicas diferentes.
77:1.2 (855.4) Conviene tener siempre presente que los otorgamientos sucesivos de los Hijos de Dios en un planeta en evolución producen cambios notables en la economía espiritual del mundo y algunas veces modifican tanto el funcionamiento de la interasociación de los agentes espirituales y materiales de un planeta que crean situaciones verdaderamente difíciles de entender. El estatus de los cien miembros corpóreos del equipo del Príncipe Caligastia ilustra precisamente una interasociación única de ese tipo. Como ciudadanos de morontia ascendentes de Jerusem, eran criaturas supramateriales sin prerrogativas reproductivas. Como ministros planetarios descendentes en Urantia, eran criaturas materiales sexuadas capaces de procrear una prole material (como algunos hicieron más tarde). Lo que no acertamos a explicar satisfactoriamente es cómo pudieron ejercer de padres en un nivel supramaterial, pero eso fue exactamente lo que ocurrió. Un enlace supramaterial (no sexual) entre un varón y una mujer del equipo corpóreo dio lugar a la aparición del primogénito de los intermedios primarios.
77:1.3 (855.5) Se descubrió inmediatamente que una criatura de este orden intermedio entre el nivel mortal y el angélico sería de gran utilidad para llevar adelante los asuntos de la sede del Príncipe, y se autorizó a cada pareja del equipo corpóreo a procrear un ser similar. El resultado de esta iniciativa fue el primer grupo de cincuenta criaturas intermedias.
77:1.4 (855.6) Tras observar durante un año el trabajo de este grupo único, el Príncipe Planetario autorizó la reproducción de seres intermedios sin restricciones. Este plan se llevó a cabo mientras duró el poder de crear, y así se formó el cuerpo original de 50 000 intermedios.
77:1.5 (856.1) Entre el nacimiento de cada intermedio transcurría un periodo de medio año, y cuando cada pareja había producido mil seres de este tipo, ya no nacía ninguno más. Nada explica por qué se agotaba este poder con el milésimo vástago. Por más intentos que se hicieron de conseguir el siguiente, todos fracasaron.
77:1.6 (856.2) Estas criaturas constituyeron el cuerpo de información de la administración del Príncipe. Deambulaban por doquier estudiando y observando las razas del mundo y prestaban otros inestimables servicios al Príncipe y a su equipo en su labor de influir sobre las sociedades humanas alejadas de la sede planetaria.
77:1.7 (856.3) Este régimen duró hasta los trágicos días de la rebelión planetaria, en cuya trampa cayeron algo más de los cuatro quintos de los intermedios primarios. El colectivo leal se puso al servicio de los síndicos Melquisedec y siguió operando bajo el liderazgo nominal de Van hasta los días de Adán.
77:2.1 (856.4) Aunque el objeto de esta narración es el origen, la naturaleza y la función de las criaturas intermedias de Urantia, el parentesco entre los dos órdenes —el primario y el secundario— hace necesario interrumpir en este punto la historia de los intermedios primarios para poder seguir el linaje de los miembros rebeldes del equipo corpóreo del príncipe Caligastia desde los días de la rebelión planetaria hasta los tiempos de Adán. Esta línea hereditaria fue la que, en los primeros días del segundo jardín, proporcionó la mitad de la ascendencia del orden secundario de criaturas intermedias.
77:2.2 (856.5) Los miembros físicos del equipo del Príncipe habían sido constituidos como criaturas sexuadas con el propósito de que participaran en el plan de procrear una prole que encarnara las cualidades conjuntas de su orden especial unidas a las de la estirpe seleccionada de las tribus de Andon, y todo esto en previsión de la posterior aparición de Adán. Los Portadores de Vida habían planeado un nuevo tipo de mortal que englobaría la unión de la prole conjunta del equipo del Príncipe con la primera generación de la prole de Adán y Eva. Habían proyectado así un plan que contemplaba un nuevo orden de criaturas planetarias con la esperanza de que se convirtieran en dirigentes y maestros de la sociedad humana. Esos seres estaban destinados a ejercer una soberanía social, no una soberanía civil. Pero dado que este proyecto se malogró casi por completo, no sabremos nunca qué aristocracia de líderes benignos ni qué cultura sin par se perdió para Urantia. Lo cierto es que cuando el equipo corpóreo se reprodujo fue después de la rebelión, y ya estaban privados de su conexión con las corrientes de vida del sistema.
77:2.3 (856.6) Durante la era posterior a la rebelión se produjeron en Urantia muchos acontecimientos insólitos. Una gran civilización —la cultura de Dalamatia— se estaba haciendo pedazos. «Los nephilim (los noditas) estaban en el planeta en aquellos días, y cuando estos hijos de los dioses fueron hacia las hijas de los hombres y les dieron descendencia, sus hijos fueron los ‘hombres poderosos de la antigüedad’, los ‘hombres de renombre’». Aunque no eran precisamente «hijos de los dioses», el equipo y sus primeros descendientes fueron considerados como tales por los mortales evolutivos de aquellos lejanos días; la tradición llegó incluso a exagerar su estatura. Este es, pues, el origen del relato popular casi universal de los dioses que descendieron al planeta y engendraron en él con las hijas de los hombres una antigua raza de héroes. Y todas estas leyendas se hicieron aún más confusas con las mezclas raciales de los adanitas que aparecieron más tarde en el segundo jardín.
77:2.4 (857.1) Puesto que los cien miembros corpóreos del equipo del Príncipe portaban plasma germen de las cepas humanas andónicas, parecería natural que, en caso de reproducirse sexualmente, su prole se asemejara en rasgos generales a la de otros padres andonitas. Pero cuando los sesenta rebeldes del equipo, los seguidores de Nod, se reprodujeron sexualmente, sus hijos resultaron ser muy superiores en casi todos los aspectos tanto a los pueblos andonitas como a los sangik. Y esta inesperada excelencia caracterizaba no solo a sus cualidades físicas e intelectuales, sino también a sus capacidades espirituales.
77:2.5 (857.2) Estos rasgos mutantes que aparecieron en la primera generación nodita fueron el resultado de ciertos cambios operados en la configuración y en los constituyentes químicos de los factores hereditarios del plasma germen andónico. Estos cambios fueron causados por la presencia en los cuerpos de los miembros del equipo de los poderosos circuitos de mantenimiento de la vida del sistema de Satania. Estos circuitos de vida hicieron que los cromosomas del patrón especializado de Urantia se reorganizaran más según los patrones de la especialización normalizada en Satania de la manifestación de la vida ordenada para Nebadon. La técnica de esta metamorfosis del plasma germen, producida por la acción de las corrientes de vida del sistema no es distinta de los procedimientos utilizados por los científicos de Urantia para modificar el plasma germen de animales y plantas mediante rayos X.
77:2.6 (857.3) Los pueblos noditas surgieron así a raíz de ciertas modificaciones peculiares e inesperadas que se produjeron en el plasma de vida que los cirujanos de Avalon habían transferido de los cuerpos de los andonitas donantes a los de los miembros del equipo corpóreo.
77:2.7 (857.4) Recordemos que los cien andonitas que donaron su plasma germen recibieron a su vez el complemento orgánico del árbol de la vida, de manera que las corrientes de vida de Satania se difundieron igualmente por sus cuerpos. Los cuarenta y cuatro andonitas modificados que siguieron al equipo a la rebelión se reprodujeron también entre sí e hicieron una gran aportación a las mejores cepas del pueblo nodita.
77:2.8 (857.5) Estos dos grupos, que sumaban 104 portadores del plasma germen andonita modificado, constituyen la ascendencia de los noditas, la octava raza que apareció en Urantia. Y esta nueva característica de la vida humana de Urantia representa otra fase de la ejecución del plan original de utilizar este planeta como mundo de modificación de la vida, aunque este fuera uno de los desarrollos imprevistos.
77:2.9 (857.6) Los noditas de línea pura eran una raza magnífica, pero se fueron mezclando gradualmente con los pueblos evolutivos del planeta y no tardaron en degenerar. Diez mil años después de la rebelión habían retrocedido hasta el punto de que su esperanza media de vida era solo un poco mayor que la de las razas evolutivas.
77:2.10 (857.7) Cuando los arqueólogos desentierran las tablillas de arcilla de los últimos sumerios —descendientes de los noditas— descubren listas de reyes sumerios que se remontan a varios miles de años. A medida que estos registros retroceden en el pasado, la duración de cada reinado personal va aumentando desde unos veinticinco o treinta años hasta ciento cincuenta o más. La mayor duración de los reinados más antiguos significa que algunos de los primeros dirigentes noditas (los descendientes directos del equipo del Príncipe) vivieron más tiempo que sus sucesores más recientes, y denota también un esfuerzo por estirar las dinastías para remontarlas hasta Dalamatia.
77:2.11 (857.8) Las constancias de personajes tan longevos se deben también a la confusión entre meses y años como unidades de tiempo. Esto se puede observar también en la genealogía bíblica de Abraham y en los primeros registros de los chinos. La confusión entre el mes, o periodo, de veintiocho días y el año de más de trescientos cincuenta días que se introdujo posteriormente es la responsable de las tradiciones de vidas humanas tan largas. Hay datos de un hombre que vivió más de novecientos «años». Este periodo representa algo menos de setenta años, «tres veintenas más diez» como se denominaría más tarde, y esas vidas fueron consideradas muy largas durante mucho tiempo.
77:2.12 (858.1) El cálculo del tiempo por meses de veintiocho días se utilizó hasta mucho después de Adán. Pero cuando los egipcios emprendieron hace unos siete mil años la reforma del calendario, lo hicieron con gran precisión, y fueron ellos los que establecieron el año de 365 días.
77:3.1 (858.2) Tras la desaparición de Dalamatia bajo las aguas, los noditas se trasladaron hacia el norte y el este y fundaron al poco tiempo la nueva ciudad de Dilmun como su sede racial y cultural. Unos cincuenta mil años después de la muerte de Nod, los descendientes del equipo del Príncipe se habían multiplicado demasiado como para poder subsistir en las tierras colindantes con su nueva ciudad de Dilmun, y cuando se hubieron expandido casándose con las tribus fronterizas andonitas y sangik, sus líderes decidieron hacer algo por preservar su unidad racial. Se convocó en consecuencia un consejo de tribus que, tras muchas deliberaciones, refrendó el plan de Bablot, un descendiente de Nod.
77:3.2 (858.3) Bablot proponía erigir un ostentoso templo de glorificación racial en el centro del territorio que ocupaban entonces. Este templo tendría una torre nunca vista hasta entonces en el mundo, sería un colosal monumento conmemorativo de su grandeza pasada. Muchos deseaban tener un monumento así en Dilmun, pero otros, recordando las tradiciones del hundimiento de su primera capital, Dalamatia, opinaban que una estructura tan grande se debería construir a una distancia segura de los peligros del mar.
77:3.3 (858.4) Bablot proyectaba que los nuevos edificios fueran el núcleo del futuro centro de cultura y civilización de los noditas. Al final prevaleció su idea y se iniciaron las obras según sus planes. La nueva ciudad llevaría el nombre de Bablot, el arquitecto y constructor de la torre. Este lugar fue conocido más tarde como Bablod y finalmente como Babel.
77:3.4 (858.5) Sin embargo, seguía habiendo discrepancias entre los noditas sobre el planteamiento y la finalidad de esta empresa. Tampoco sus líderes estaban totalmente de acuerdo con los planes de construcción ni con el uso de los edificios una vez terminados. Tras cuatro años y medio de trabajo se formó una gran polémica sobre el objeto y el motivo de la torre. Las disputas se hicieron tan enconadas que se pararon todos los trabajos. Los transportadores de víveres difundieron la noticia de la disensión, y una multitud proveniente de las tribus se fue congregando en el emplazamiento de las obras. Se expusieron tres puntos de vista divergentes sobre el propósito de la construcción de la torre:
77:3.5 (858.6) 1. El grupo más numeroso, casi la mitad, deseaba que la torre se construyera como monumento conmemorativo de la historia y la superioridad racial de los noditas. Opinaban que debía ser una estructura grande e imponente que despertara la admiración de todas las generaciones futuras.
77:3.6 (858.7) 2. La siguiente facción en tamaño quería que la torre se destinara a conmemorar la cultura de Dilmun. Anticipaban que Bablot había de convertirse en un gran centro de comercio, arte y manufactura.
77:3.7 (859.1) 3. El grupo más pequeño y minoritario consideraba que la construcción de la torre ofrecía una oportunidad de expiar la locura de sus progenitores de participar en la rebelión de Caligastia. Sostenían que la torre debería dedicarse al culto al Padre de todos, que la única razón de ser de la nueva ciudad era sustituir a Dalamatia como centro cultural y religioso para sus vecinos sumidos en la barbarie.
77:3.8 (859.2) Los religiosos perdieron de entrada la votación. La mayoría rechazó la doctrina de que sus ancestros habían sido culpables de rebelión; era un estigma racial ofensivo para ellos. Tras haber descartado uno de los tres planteamientos, no lograron dirimir los otros dos por la vía del debate y recurrieron a la lucha. El grupo religioso no combatiente huyó a sus tierras del sur, mientras sus compañeros luchaban hasta aniquilarse casi por completo.
77:3.9 (859.3) Hace unos doce mil años hubo un segundo intento de levantar la torre de Babel. Las razas mestizas de los anditas (noditas y adanitas) se propusieron edificar un nuevo templo sobre las ruinas de la primera estructura, pero la empresa no tuvo suficiente apoyo; cayó bajo el peso de su propia vanagloria. Esta región fue conocida durante mucho tiempo como la tierra de Babel.
77:4.1 (859.4) La dispersión de los noditas fue la consecuencia inmediata del conflicto intestino surgido en torno a la torre de Babel. Esta guerra interna redujo considerablemente el número de los noditas más puros y fue en muchos aspectos responsable de su fracaso en establecer una gran civilización preadánica. A partir de entonces la cultura nodita declinó durante más de ciento veinte mil años hasta que fue elevada por la inyección adánica. Pero incluso en los tiempos de Adán, los noditas seguían siendo un pueblo capaz. Muchos de sus descendientes mestizos figuraron entre los constructores del Jardín y varios capitanes de grupo de Van eran noditas. Algunas de las mentes más cualificadas del equipo de Adán eran de esta raza.
77:4.2 (859.5) Inmediatamente después del conflicto de Bablot, se establecieron tres de los cuatro grandes centros noditas:
77:4.3 (859.6) 1. Los noditas del oeste o sirios. Los supervivientes de los nacionalistas, o partidarios del monumento de conmemoración racial, se dirigieron hacia el norte, donde se unieron con los andonitas y fundaron los centros noditas posteriores del noroeste de Mesopotamia. Fue el grupo más numeroso de noditas en vías de dispersión y contribuyeron en gran medida a la estirpe asiria que aparecería más tarde.
77:4.4 (859.7) 2. Los noditas del este o elamitas. Muchos de los defensores de la cultura y el comercio emigraron en dirección este hasta Elam y allí se unieron con las tribus sangik mestizas. Los elamitas de hace treinta o cuarenta mil años se habían vuelto en gran parte de naturaleza sangik, aunque seguían manteniendo una civilización superior a la barbarie de sus vecinos.
77:4.5 (859.8) Cuando se estableció el segundo jardín, este cercano asentamiento nodita fue conocido como «la tierra de Nod». Durante el largo periodo de relativa paz entre este grupo nodita y los adanitas, ambas razas se mezclaron considerablemente, pues se hizo cada vez más habitual que los Hijos de Dios (los adanitas) se casaran con las hijas de los hombres (las noditas).
77:4.6 (860.1) 3. Los noditas centrales o presumerios. En la desembocadura de los ríos Tigris y Éufrates hubo un pequeño grupo que conservó mejor su integridad racial. Pervivieron durante miles de años y llegaron a ser los antepasados noditas que se mezclaron con los adanitas para fundar los pueblos sumerios de los tiempos históricos.
77:4.7 (860.2) Todo esto explica la repentina y misteriosa aparición en escena de los sumerios de Mesopotamia. Los investigadores nunca serán capaces de encontrar el rastro de estas tribus y remontarlo hasta el origen de los sumerios, que data de hace doscientos mil años tras el hundimiento de Dalamatia. Sin ningún rastro de su origen en ninguna otra parte del mundo, estas antiguas tribus asoman de pronto en el horizonte de la civilización con una cultura superior y plenamente desarrollada que incluía templos, metalurgia, agricultura, animales, alfarería, tejeduría, leyes comerciales, códigos civiles, ceremonial religioso y un antiguo sistema de escritura. En los comienzos de la era histórica, habían perdido desde hacía mucho tiempo el alfabeto de Dalamatia y habían adoptado el peculiar sistema de escritura originado en Dilmun. El idioma sumerio, aunque prácticamente perdido para el mundo, no era semítico; tenía mucho en común con las llamadas lenguas arias.
77:4.8 (860.3) Los elaborados textos sumerios describen el emplazamiento de un notable asentamiento localizado en el golfo Pérsico cerca de la primera ciudad de Dilmun. Los egipcios llamaban Dilmat a esta ciudad de antigua gloria, mientras que los sumerios adanizados posteriores confundieron tanto la primera como la segunda ciudad nodita con Dalamatia, y llamaban Dilmun a las tres. Los arqueólogos ya han encontrado antiguas tablillas sumerias de arcilla que hablan de aquel paraíso terrenal «donde los dioses bendijeron por primera vez a la humanidad con el ejemplo de una vida civilizada y culta». Estas tablillas que describen Dilmun, el paraíso de los hombres y de Dios, descansan ahora silenciosas en las estanterías polvorientas de muchos museos.
77:4.9 (860.4) Los sumerios conocían bien el primer Edén y el segundo pero, a pesar de los numerosos matrimonios mixtos con los adanitas, siguieron considerando a los moradores del jardín que tenían al norte como raza extranjera. El orgullo sumerio por la cultura nodita más antigua los indujo a menospreciar esas nuevas perspectivas de gloria en favor de la grandiosidad y las tradiciones paradisiacas de la ciudad de Dilmun.
77:4.10 (860.5) 4. Los noditas y amadonitas del norte, los vanitas. Este grupo surgió antes del conflicto de Bablot. Estos noditas, los más norteños de todos, descendían de los que dejaron de seguir a Nod y sus sucesores para unirse a Van y Amadon.
77:4.11 (860.6) Algunos de los primeros compañeros de Van se asentaron posteriormente en las orillas del lago que aún lleva su nombre, y sus tradiciones nacieron alrededor de este lugar. El Ararat se convirtió en su montaña sagrada y tuvo para los vanitas más tardíos un significado análogo al del Sinaí para los hebreos. Los antepasados vanitas de los asirios enseñaban hace diez mil años que su ley moral de siete mandamientos había sido dada a Van por los Dioses en el monte Ararat. Creían firmemente que Van y su adjunto Amadon habían sido sacados vivos del planeta mientras estaban entregados a la adoración en lo alto de la montaña.
77:4.12 (860.7) El monte Ararat era la montaña sagrada del norte de Mesopotamia, y como muchas de vuestras tradiciones sobre aquellos tiempos antiguos se originaron en torno a la historia babilónica del diluvio, no es de extrañar que el monte Ararat y su región se entrelazaran más tarde con la historia judía de Noé y el diluvio universal.
77:4.13 (860.8) Hacia el año 35 000 a. C. Adamson visitó uno de los asentamientos más orientales de los antiguos vanitas para fundar su centro de civilización.
77:5.1 (861.1) Vistos los antecedentes noditas de la ascendencia de los intermedios secundarios, examinaremos ahora la mitad adánica de dicha ascendencia, pues los intermedios secundarios son también nietos de Adamson, el primogénito de la raza violeta de Urantia.
77:5.2 (861.2) Adamson fue uno de los hijos de Adán y Eva que eligieron quedarse en el planeta con su padre y su madre. El hijo mayor de Adán había escuchado muchas veces de Van y Amadon la historia de su hogar en las tierras altas del norte, y un tiempo después de establecido el segundo jardín, tomó la determinación de ir en busca de la tierra de sus sueños juveniles.
77:5.3 (861.3) Adamson tenía entonces 120 años y había sido padre de treinta y dos hijos de línea pura en el primer jardín. Quiso quedarse con sus padres y ayudarles a construir el segundo jardín, pero estaba profundamente perturbado por la pérdida de su compañera y de sus hijos, que habían decidido todos ir a Edentia con los demás hijos adánicos que eligieron convertirse en pupilos de los Altísimos.
77:5.4 (861.4) Adamson no quería abandonar a sus padres en Urantia, no era partidario de huir de las dificultades y los peligros, pero encontraba que las relaciones del segundo jardín dejaban mucho que desear. Contribuyó en gran manera a las primeras actividades de defensa y construcción, pero decidió salir hacia el norte a la primera oportunidad. Y aunque se despidieron cordialmente, para Adán y Eva fue una gran tristeza ver marchar a su hijo mayor hacia un mundo extraño y hostil con el temor de que nunca volvería.
77:5.5 (861.5) Un grupo de veintisiete personas siguió a Adamson hacia el norte en busca de las gentes de las fantasías de su niñez. En poco más de tres años encontraron por fin el objeto de su aventura, y entre estas gentes, Adamson descubrió a una maravillosa y bella mujer de veinte años que decía ser la última descendiente de línea pura del equipo del Príncipe. Según esta mujer, Ratta, todos sus antepasados descendían de dos de los miembros del equipo caído del Príncipe. Era la última de su raza y no tenía hermanos ni hermanas vivos. Estaba prácticamente decidida a no reproducirse y casi se había hecho a la idea de morir sin descendencia, cuando quedó prendada del majestuoso Adamson. Al oír la historia del Edén y cómo se habían cumplido las predicciones de Van y Amadon, y mientras escuchaba el relato de la falta cometida en el Jardín, solo pensaba en una cosa: casarse con este hijo y heredero de Adán. A Adamson le costó muy poco convencerse, y en poco más de tres meses estaban casados.
77:5.6 (861.6) Adamson y Ratta tuvieron una familia de sesenta y siete hijos. Dieron origen a una gran línea de líderes mundiales, pero hicieron algo más. No olvidemos que estos dos seres eran realmente sobrehumanos. Cada cuarto hijo que les nacía era de un orden único. A menudo era invisible. En la historia del mundo no había ocurrido nunca una cosa así. Era algo muy perturbador para Ratta —incluso se volvió supersticiosa— pero Adamson conocía bien la existencia de los intermedios primarios y llegó a la conclusión de que algo semejante estaba ocurriendo ante sus ojos. Cuando nació el segundo vástago con este extraño comportamiento, decidió aparearlos puesto que uno era varón y el otro mujer, y ese fue el origen del orden secundario de seres intermedios. Engendraron casi dos mil en cien años hasta que el fenómeno dejó de producirse.
77:5.7 (862.1) Adamson vivió 396 años y volvió muchas veces a visitar a su padre y a su madre. Cada siete años se encaminaba con Ratta hacia el sur hasta el segundo jardín, y durante ese tiempo los intermedios lo mantenían informado sobre el bienestar de su gente. En la vida de Adamson, prestaron un gran servicio en la construcción de un centro mundial nuevo e independiente de verdad y de rectitud.
77:5.8 (862.2) Adamson y Ratta tuvieron así a su disposición a este cuerpo de ayudantes maravillosos que trabajó incansablemente con ellos durante sus largas vidas en la propagación de la verdad avanzada y en la extensión de normas más altas de vida espiritual, intelectual y física. Los resultados de este esfuerzo por mejorar el mundo nunca llegaron a ser eclipsados totalmente por los retrocesos posteriores.
77:5.9 (862.3) Los adamsonitas mantuvieron una alta cultura durante cerca de siete mil años a partir de Adamson y Ratta. Más tarde se mezclaron con los noditas y los andonitas vecinos, y fueron incluidos también entre los «hombres poderosos de la antigüedad». Algunos de los progresos de aquella edad perduraron y pasaron a formar parte latente del potencial cultural que florecería más adelante como civilización europea.
77:5.10 (862.4) Este centro de civilización estaba en la región situada al este del extremo sur del mar Caspio, cerca del Kopet Dagh. En las estribaciones del Turquestán se encuentran a poca altura los vestigios de lo que fue en su día la sede adamsonita de la raza violeta. En estos emplazamientos de las tierras altas, situados en un estrecho y antiguo cinturón fértil al pie de las estribaciones más bajas de la cordillera de Kopet, surgieron sucesivamente y en varios periodos cuatro culturas diferentes fomentadas respectivamente por cuatro grupos distintos de descendientes de Adamson. El segundo de estos grupos fue el que emigró hacia el oeste hasta Grecia y las islas del Mediterráneo. El resto de los descendientes de Adamson emigraron hacia el norte y el oeste para entrar en Europa con la estirpe mezclada de la última ola andita que salió de Mesopotamia, y figuraron también entre los invasores ario-anditas de la India.
77:6.1 (862.5) Mientras los intermedios primarios tuvieron un origen casi sobrehumano, el orden secundario es fruto de la unión de la estirpe adánica pura con una descendiente humanizada de antepasados comunes al linaje del cuerpo más antiguo.
77:6.2 (862.6) Entre los hijos de Adamson solo dieciséis tenían la peculiaridad de engendrar intermedios secundarios. Estos hijos singulares estaban divididos entre ambos sexos por igual, y cada pareja era capaz de engendrar un intermedio secundario cada setenta días mediante una técnica combinada de enlace sexual y no sexual. Este fenómeno no había sido posible en el planeta hasta entonces ni ha vuelto a ocurrir después.
77:6.3 (862.7) Estos dieciséis hijos vivieron y murieron (salvo por sus peculiaridades) como mortales del mundo, pero su prole eléctricamente energizada vive indefinidamente sin estar sometida a las limitaciones de la carne mortal.
77:6.4 (862.8) Cada una de las ocho parejas acabó engendrando 248 intermedios, y así se formó el cuerpo secundario original de 1984 miembros. Hay ocho subgrupos de intermedios secundarios. Son denominados A-B-C primero, segundo, tercero, y así sucesivamente; luego está D-E-F primero, segundo, y así sucesivamente.
77:6.5 (862.9) Tras la falta de Adán los intermedios primarios volvieron al servicio de los síndicos Melquisedec, mientras que el grupo secundario siguió adscrito al centro de Adamson hasta su muerte. A la muerte de Adamson, treinta y tres de estos intermedios secundarios, los jefes de su organización, intentaron transferir el orden completo al servicio de los Melquisedec y enlazar así con el cuerpo primario. Como no lo consiguieron, abandonaron a sus compañeros y se pasaron en bloque al servicio de los síndicos planetarios.
77:6.6 (863.1) Los demás intermedios secundarios se convirtieron tras la muerte de Adamson en una influencia extraña que actuaba de forma desorganizada e independiente en Urantia. Desde ese momento llevaron una existencia irregular y desorganizada hasta la época de Maquiventa Melquisedec. Este Melquisedec consiguió controlarlos en parte, aunque siguieron causando muchos problemas hasta los días de Cristo Miguel en el planeta. Fue entonces cuando tomaron todos sus decisiones finales sobre su destino futuro, y la mayoría leal se puso a las órdenes de los intermedios primarios.
77:7.1 (863.2) La mayoría de los intermedios primarios cayeron en el pecado en el momento de la rebelión de Lucifer. Cuando se hizo el cálculo de la devastación producida por la rebelión planetaria se descubrió, entre otras pérdidas, que 40 119 intermedios primarios de los 50 000 originales se habían unido a la secesión de Caligastia.
77:7.2 (863.3) De los 1984 intermedios secundarios originales, 873 no quisieron alinearse con el gobierno de Miguel y fueron debidamente internados el día de Pentecostés con ocasión del juicio planetario de Urantia. Nadie puede predecir el futuro de estas criaturas caídas.
77:7.3 (863.4) Ambos grupos de intermedios rebeldes están detenidos bajo custodia a la espera del juicio final de los asuntos de la rebelión del sistema. Hicieron realmente muchas cosas extrañas en el planeta antes de que se inaugurara la presente dispensación planetaria.
77:7.4 (863.5) Estos intermedios desleales eran capaces de aparecerse a los mortales bajo ciertas circunstancias, sobre todo en el caso de los asociados de Belcebú, el líder de los intermedios secundarios apóstatas. Pero estas criaturas únicas no se deben confundir con ciertas querubines y serafines rebeldes que estuvieron también en el planeta hasta el momento de la muerte y resurrección de Cristo. Algunos de los escritores más antiguos designaron a las criaturas intermedias rebeldes con el nombre de espíritus malignos y demonios, y a las serafines apóstatas, con el de ángeles malignos.
77:7.5 (863.6) Los espíritus malignos no pueden tomar posesión de ninguna mente mortal en ningún mundo después de que haya vivido en él un Hijo de otorgamiento del Paraíso. Pero antes de los días de Cristo Miguel en Urantia —antes de la llegada universal de los Ajustadores del Pensamiento y del derramamiento del espíritu del Maestro sobre toda carne— esos intermedios rebeldes eran capaces de influir en la mente de ciertos mortales inferiores y controlar hasta cierto punto sus acciones. Esto lo hacían por métodos muy parecidos a los de las criaturas intermedias leales, que actúan como eficientes guardianes de contacto de las mentes humanas del cuerpo de reserva del destino de Urantia cuando el Ajustador se encuentra separado de la personalidad durante un periodo de contacto con inteligencias sobrehumanas.
77:7.6 (863.7) No es mera figura retórica cuando dicen los escritos: «Y trajeron ante Él a todo tipo de gentes enfermas, a los que estaban poseídos por diablos y a los que eran lunáticos». Jesús conocía y reconocía la diferencia entre demencia y posesión demoníaca, pero entre sus coetáneos había una gran confusión sobre estos estados.
77:7.7 (863.8) Incluso antes de Pentecostés ningún espíritu rebelde podía dominar a una mente humana normal, y desde aquel día hasta las mentes débiles de los mortales inferiores están libres de semejante peligro. A partir de la llegada del Espíritu de la Verdad las supuestas expulsiones de diablos han consistido en confundir la creencia en la posesión demoníaca con la histeria, la demencia y la deficiencia mental. El otorgamiento de Miguel ha liberado para siempre a todas las mentes humanas de Urantia del riesgo de posesión demoníaca, pero no imaginéis por ello que no ha existido en edades anteriores.
77:7.8 (864.1) Todo el grupo de intermedios rebeldes está ahora prisionero por orden de los Altísimos de Edentia. Ya no vagan por este mundo en busca de fechorías que cometer. Independientemente de la presencia de los Ajustadores del Pensamiento, el derramamiento del Espíritu de la Verdad sobre toda carne hizo imposible para siempre que los espíritus desleales de cualquier tipo y clase volvieran nunca a invadir ni siquiera a la más débil de todas las mentes humanas. Desde el día de Pentecostés jamás podrá volver a existir la posesión demoníaca.
77:8.1 (864.2) En el último juicio de este mundo, cuando Miguel trasladó a los supervivientes dormidos del tiempo, las criaturas intermedias fueron dejadas atrás para asistir en el trabajo espiritual y semiespiritual del planeta. Ahora actúan como un cuerpo único que abarca a ambos órdenes y suma 10 992 miembros. Los Intermedios Unidos de Urantia están gobernados a día de hoy por el miembro más antiguo de cada orden de forma alternativa. Este régimen ha imperado desde su integración en un solo grupo poco después de Pentecostés.
77:8.2 (864.3) Los miembros del orden más antiguo o primario son conocidos generalmente por números; suelen denominarse 1-2-3 primero, 4-5-6 primero y así sucesivamente. En Urantia los intermedios adánicos reciben una denominación alfabética para distinguirlos de la numérica de los intermedios primarios.
77:8.3 (864.4) Estos dos órdenes de seres son no materiales en cuanto a nutrición y consumo de energía, pero comparten muchos rasgos humanos y pueden apreciar y practicar vuestro humor así como vuestro culto. Cuando están asignados a los mortales entran en el espíritu del trabajo, el descanso y el juego humanos. Pero los intermedios no duermen ni tampoco poseen poderes de procreación. En cierto sentido, los miembros del grupo secundario están diferenciados en cuanto a masculinidad y feminidad, y es habitual referirse a ellos como «él» o «ella». Suelen trabajar juntos por parejas de este tipo.
77:8.4 (864.5) Los intermedios no son hombres, tampoco son ángeles, pero los intermedios secundarios están por naturaleza más cerca del hombre que del ángel. Son, en cierto modo, de vuestra raza y por eso son muy comprensivos y compasivos en su contacto con los seres humanos. Su ayuda es inestimable para las serafines en su trabajo por y para las diversas razas de la humanidad, y ambos órdenes son indispensables para las serafines que sirven como guardianas personales de los mortales.
77:8.5 (864.6) Los Intermedios Unidos de Urantia están organizados para trabajar con las serafines planetarias, según sus dotes innatas y sus habilidades adquiridas, en los siguientes grupos:
77:8.6 (864.7) 1. Mensajeros intermedios. Los miembros de este grupo tienen nombres. Constituyen un cuerpo pequeño que proporciona un servicio de comunicaciones personales rápidas y seguras muy útil en un mundo evolutivo.
77:8.7 (864.8) 2. Centinelas planetarios. Los intermedios son los guardianes, los centinelas, de los mundos del espacio. Desempeñan la importante función de observadores de los numerosos fenómenos y tipos de comunicación que pueden interesar a los seres sobrenaturales del dominio. Patrullan el ámbito espiritual invisible del planeta.
77:8.8 (865.1) 3. Personalidades de contacto. Las criaturas intermedias se emplean siempre para establecer contacto con los seres mortales de los mundos materiales, como es el caso del sujeto a través del cual se han transmitido estas comunicaciones. Son un factor esencial en este tipo de enlaces entre el nivel espiritual y el material.
77:8.9 (865.2) 4. Ayudantes del progreso. Estas son las criaturas intermedias más espirituales. Están repartidas como asistentes de los diversos órdenes de serafines que actúan en grupos especiales en el planeta.
77:8.10 (865.3) Los intermedios varían mucho en cuanto a capacidad de establecer contacto con las serafines por arriba y con sus parientes humanos por abajo. Por ejemplo, para los intermedios primarios es extremadamente difícil ponerse en contacto directo con agentes materiales. Están mucho más cerca de los seres de tipo angélico, por eso suelen ser destinados a atender a las fuerzas espirituales residentes en el planeta y a trabajar con ellas. Actúan como guías y acompañantes de los visitantes celestiales y de los estudiantes con residencia temporal. En cambio las criaturas secundarias están adscritas casi exclusivamente al ministerio de los seres materiales del mundo.
77:8.11 (865.4) Los 1111 intermedios secundarios leales llevan a cabo misiones importantes en el planeta. Comparados con sus compañeros primarios son muy materiales. Existen justo fuera del alcance de la visión de los mortales y poseen suficiente capacidad de adaptación para establecer a voluntad contacto físico con lo que los humanos llaman «cosas materiales». Estas criaturas únicas tienen ciertos poderes concretos sobre las cosas del tiempo y el espacio, incluidos los animales del mundo.
77:8.12 (865.5) Muchos fenómenos tangibles atribuidos a ángeles han sido realizados por criaturas intermedias secundarias. Cuando los primeros maestros del evangelio de Jesús fueron arrojados a la cárcel por los ignorantes líderes religiosos de entonces, una auténtica «ángel del Señor» «abrió por la noche las puertas de la cárcel y los sacó». Pero en el caso de la liberación de Pedro después de la ejecución de Santiago por orden de Herodes, fue un intermedio secundario quien hizo el trabajo que luego se atribuyó a una ángel.
77:8.13 (865.6) La principal función que ejercen hoy en día de forma totalmente desapercibida es la de adjuntos de enlace personal de los hombres y mujeres que constituyen el cuerpo planetario de reserva del destino. Gracias a la labor de este grupo secundario, hábilmente secundado por ciertos miembros del cuerpo primario, se produjo en Urantia la coordinación de personalidades y circunstancias que indujo finalmente a los supervisores celestiales planetarios a iniciar las peticiones que resultaron en la autorización de la serie de revelaciones a las que pertenece la presente exposición. Pero debe quedar claro que las criaturas intermedias no están implicadas en las sórdidas representaciones que tienen lugar bajo la designación general de «espiritismo». Todos los intermedios presentes hoy en Urantia son de reputación honorable y no están relacionados con los fenómenos de la llamada «mediumnidad». Por lo general no permiten que los humanos presencien sus actividades físicas, a veces necesarias, ni sus otros contactos con el mundo material tal como los perciben los sentidos humanos.
77:9.1 (865.7) Los intermedios se pueden considerar como el primer grupo de habitantes permanentes que encontramos en los diversos órdenes de mundos de todos los universos, en contraste con los ascendentes evolutivos como las criaturas mortales y las huestes angélicas. Estos ciudadanos permanentes se encuentran en diversos puntos del ascenso al Paraíso.
77:9.2 (866.1) A diferencia de los diversos órdenes de seres celestiales que son destinados a ministrar en un planeta, los intermedios viven en un mundo habitado. Las serafines van y vienen, pero las criaturas intermedias permanecen y permanecerán. El hecho de ser nativos del planeta no les impide ministrar en él, y constituyen el único régimen permanente que armoniza y conecta las administraciones cambiantes de las huestes seráficas.
77:9.3 (866.2) Como auténticos ciudadanos de Urantia, los intermedios están emparentados con el destino de esta esfera. Son una asociación resuelta que trabaja incansablemente por el progreso de su planeta natal. Su determinación está reflejada en el lema de su orden: «Lo que emprenden los Intermedios Unidos, los Intermedios Unidos lo hacen».
77:9.4 (866.3) Aunque por su capacidad de atravesar los circuitos de energía cualquier intermedio puede marcharse del planeta, se han comprometido individualmente a no irse hasta que las autoridades del universo les autoricen a hacerlo. Los intermedios están anclados a un planeta hasta las edades de luz y vida asentada. Con la excepción de 1-2-3 primero, ninguna criatura intermedia leal se ha marchado nunca de Urantia.
77:9.5 (866.4) 1-2-3 primero, el decano del orden primario, fue liberado de sus deberes planetarios inmediatos poco después de Pentecostés. Este noble intermedio se mantuvo firme con Van y Amadon durante los trágicos días de la rebelión planetaria, y su audaz liderazgo fue decisivo para reducir las bajas de su orden. En el momento presente sirve en Jerusem como miembro de los veinticuatro consejeros, y desde Pentecostés ha desempeñado ya una vez la función de gobernador general de Urantia.
77:9.6 (866.5) Los intermedios están vinculados al planeta, pero igual que los mortales hablan con viajeros venidos de lejos y se informan así sobre lugares remotos del planeta, los intermedios conversan con los viajeros celestiales para enterarse de lo que ocurre en lugares lejanos del universo. Así se van familiarizando con este sistema y este universo, e incluso con Orvonton y sus creaciones hermanas, y se van preparando para la ciudadanía en niveles más altos de existencia de la criatura.
77:9.7 (866.6) Aunque los intermedios fueron traídos a la existencia plenamente desarrollados —sin pasar por ningún periodo de crecimiento o desarrollo desde la inmadurez— no dejan nunca de crecer en experiencia y sabiduría. Son criaturas evolutivas como los mortales y poseen una cultura que es un auténtico logro evolutivo. Hay muchas grandes mentes y muchos espíritus poderosos entre los miembros del cuerpo de intermedios de Urantia.
77:9.8 (866.7) En su aspecto más amplio, la civilización de Urantia es el producto conjunto de los mortales de Urantia y los intermedios de Urantia, y esto es cierto a pesar de la diferenciación presente entre los dos niveles de cultura, una diferenciación que no se compensará antes de las edades de luz y vida.
77:9.9 (866.8) La cultura de los intermedios, al ser fruto de una ciudadanía planetaria inmortal, es relativamente inmune a las vicisitudes temporales que acosan a la civilización humana. Las generaciones de hombres olvidan; el cuerpo de intermedios recuerda, y ese recuerdo es la mina de oro de las tradiciones de vuestro mundo habitado. De este modo la cultura de un planeta permanece por siempre en ese planeta, y en las debidas circunstancias, esos recuerdos atesorados de sucesos pasados se ponen a disposición de los hombres, como es el caso de la historia de la vida y enseñanzas de Jesús transmitida por los intermedios de Urantia a sus parientes de carne y hueso.
77:9.10 (867.1) Los intermedios son los expertos ministradores que salvan la brecha que apareció entre los asuntos materiales y espirituales de Urantia a la muerte de Adán y Eva. Son asimismo vuestros hermanos mayores, camaradas en la larga lucha por lograr un estatus asentado de luz y vida en Urantia. Los Intermedios Unidos son un cuerpo que ha pasado por la prueba de la rebelión, y desempeñarán fielmente su papel en la evolución planetaria hasta que este mundo alcance la meta de las edades, hasta el lejano día en que reine de hecho la paz en la tierra y haya en verdad buena voluntad en el corazón de los hombres.
77:9.11 (867.2) A la vista de su valioso trabajo, hemos llegado a la conclusión de que los intermedios son una parte verdaderamente esencial en la organización espiritual de los mundos. Y allí donde una rebelión no ha alterado los asuntos de un planeta, son aún de mayor ayuda para las serafines.
77:9.12 (867.3) Toda la organización de espíritus superiores, huestes angélicas y compañeros intermedios se dedica con entusiasmo a promover el plan paradisiaco de ascensión progresiva y logro de la perfección para los mortales evolutivos. He aquí uno de los asuntos supernos del universo: el magnífico plan de supervivencia —tanto para los mortales como para los intermedios— de hacer bajar a Dios hasta el hombre y luego, mediante una asociación sublime, hacer subir al hombre hasta Dios y hasta la eternidad de servicio y la divinidad de logro.
77:9.13 (867.4) [Presentado por un arcángel de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 78
78:0.1 (868.1) EL segundo Edén fue la cuna de la civilización durante casi treinta mil años. Ahí, en Mesopotamia, se mantuvieron los pueblos adánicos durante mucho tiempo y enviaron a su progenie hasta los confines del planeta. Más adelante, amalgamados con las tribus noditas y sangik, fueron conocidos como los anditas. De esta región salieron los hombres y mujeres que iniciaron el acontecer de los tiempos históricos y aceleraron tan enormemente el progreso cultural de Urantia.
78:0.2 (868.2) Este documento describe la historia planetaria de la raza violeta empezando poco después de la falta de Adán cerca del año 35 000 a. C., pasando por su amalgamación con las razas nodita y sangik hacia el 15 000 a. C. para formar los pueblos anditas, y de ahí hasta su desaparición final de la cuna mesopotámica en torno al 2000 a. C.
78:1.1 (868.3) Aunque en el momento de la llegada de Adán el nivel mental y moral de las razas era bajo, su evolución física no se había visto afectada en absoluto por la crisis de la rebelión de Caligastia. La contribución de Adán al estatus biológico de las razas, a pesar del fracaso parcial de la empresa, supuso un enorme avance para las gentes de Urantia.
78:1.2 (868.4) Adán y Eva aportaron también muchas cosas de valor al progreso social, moral e intelectual de la humanidad; la presencia de su prole aceleró inmensamente la civilización. Pero hace treinta y cinco mil años el mundo en general poseía poca cultura. Aunque existían algunos centros dispersos de civilización, la mayor parte de Urantia languidecía en el salvajismo. La distribución racial y cultural era la siguiente:
78:1.3 (868.5) 1. La raza violeta: adanitas y adamsonitas. El centro principal de la cultura adanita estaba en el segundo jardín, ubicado en el triángulo de los ríos Tigris y Éufrates; esta fue realmente la cuna de las civilizaciones occidental e india. El centro secundario o norte de la raza violeta era la sede adamsonita, situada al este de la orilla sur del mar Caspio cerca de las montañas Kopet. A partir de estos dos centros se extendieron por las tierras circundantes la cultura y el plasma de vida que vivificaron de inmediato a todas sus razas.
78:1.4 (868.6) 2. Los presumerios y otros noditas. Había también en Mesopotamia, cerca de la desembocadura de los ríos, descendientes residuales de la antigua cultura de los días de Dalamatia. Con el paso de los milenios este grupo se mezcló del todo con los adanitas del norte, aunque nunca llegó a perder por completo sus tradiciones noditas. Otros grupos diversos de noditas que se habían asentado en el Levante fueron generalmente absorbidos por la raza violeta en su expansión posterior.
78:1.5 (869.1) 3. Los andonitas mantenían cinco o seis asentamientos bastante representativos al norte y este de la sede de Adamson. Estaban también dispersos por todo el Turquestán y persistían además en grupos aislados por toda Eurasia, especialmente en las regiones montañosas. Estos aborígenes seguían ocupando las tierras del norte del continente eurasiático junto con Islandia y Groenlandia, pero hacía mucho tiempo que habían sido expulsados de las llanuras de Europa por el hombre azul y de los valles de los ríos asiáticos más lejanos por la expansión de la raza amarilla.
78:1.6 (869.2) 4. El hombre rojo ocupaba las Américas después de haber sido expulsado de Asia más de cincuenta mil años antes de la llegada de Adán.
78:1.7 (869.3) 5. La raza amarilla. Los pueblos chinos se habían hecho con el control del este de Asia. Sus asentamientos más avanzados estaban situados al noroeste de la China moderna en regiones lindantes con el Tíbet.
78:1.8 (869.4) 6. La raza azul. Los hombres azules estaban dispersos por toda Europa, pero sus mejores centros de cultura estaban situados en los valles entonces fértiles de la cuenca mediterránea y en el noroeste de Europa. Aunque la absorción de los neandertales había retrasado considerablemente la cultura del hombre azul, seguía siendo el más agresivo, aventurero y explorador de todos los pueblos evolutivos de Eurasia.
78:1.9 (869.5) 7. La India predravídica. La compleja mezcla de razas de la India —que abarcaba todas las razas del planeta, y en especial la verde, la naranja y la negra— mantenía una cultura ligeramente superior a la de las regiones de su periferia.
78:1.10 (869.6) 8. La civilización sahariana. Los elementos superiores de la raza índigo tenían sus asentamientos más progresivos en lo que es ahora el gran desierto del Sahara. Este grupo índigo-negro portaba abundantes cepas de las sumergidas razas naranja y verde.
78:1.11 (869.7) 9. La cuenca mediterránea. La raza más mezclada de fuera de la India ocupaba lo que es ahora la cuenca mediterránea. Los hombres azules del norte y los saharianos del sur se encontraron ahí y se mezclaron con los noditas y adanitas del este.
78:1.12 (869.8) Este era el panorama del mundo antes de iniciarse las grandes expansiones de la raza violeta hace unos veinticinco mil años. La esperanza de civilización futura se encontraba entre los ríos de Mesopotamia, en el segundo jardín. Allí, en el suroeste de Asia, existía el potencial de una gran civilización, la posibilidad de difundir por el mundo las ideas y los ideales que habían sobrevivido desde los días de Dalamatia y los tiempos del Edén.
78:1.13 (869.9) Adán y Eva habían dejado tras de sí una progenie limitada pero poderosa, y los observadores celestiales destacados en Urantia estaban deseando comprobar cómo se desenvolverían esos descendientes del Hijo y la Hija Materiales fracasados.
78:2.1 (869.10) Durante miles de años los hijos de Adán trabajaron con tesón a lo largo de los ríos de Mesopotamia para resolver sus problemas de riego y de control de las inundaciones en el sur, reforzar sus defensas en el norte e intentar preservar sus tradiciones de la gloria del primer Edén.
78:2.2 (869.11) El heroísmo que mostraron en la dirección del segundo jardín constituye una de las epopeyas admirables e inspiradoras de la historia de Urantia. Esas almas espléndidas nunca perdieron de vista por completo el objetivo de la misión adánica, y por eso rechazaron valientemente las influencias de las tribus inferiores circundantes, al tiempo que enviaban de buen grado a sus hijos e hijas más selectos en un flujo constante de emisarios para las razas del planeta. Algunas veces esta expansión agotaba la cultura natal, pero estos pueblos superiores se rehabilitaban siempre.
78:2.3 (870.1) La civilización, la sociedad y el estatus cultural de los adanitas estaban muy por encima del nivel general de las razas evolutivas de Urantia. Solo entre los antiguos asentamientos de Van y Amadon y de los adamsonitas había una civilización comparable en algún modo. Pero la civilización del segundo Edén era una estructura artificial —no era fruto de la evolución— y estaba condenada por lo tanto a deteriorarse hasta alcanzar un nivel evolutivo natural.
78:2.4 (870.2) Adán dejó tras de sí una gran cultura intelectual y espiritual pero poco avanzada en materia de dispositivos mecánicos, ya que toda civilización está limitada por los recursos naturales disponibles, el genio inherente y el tiempo libre suficiente para que la inventiva dé su fruto. La civilización de la raza violeta estaba basada en la presencia de Adán y las tradiciones del primer Edén. Tras la muerte de Adán y a medida que esas tradiciones se iban debilitando con el paso de los milenios, el nivel cultural de los adanitas fue decayendo ininterrumpidamente hasta que alcanzó un estado de equilibrio recíproco entre el estatus de los pueblos circundantes y la evolución natural de las capacidades culturales de la raza violeta.
78:2.5 (870.3) Hacia el año 19 000 a. C. los adanitas eran una verdadera nación de cuatro millones y medio de habitantes y habían esparcido ya a millones de descendientes de Adán entre los pueblos circundantes.
78:3.1 (870.4) La raza violeta conservó las tradiciones pacíficas del Edén durante muchos milenios, y eso explica su gran retraso en cuanto a conquistas territoriales. Cuando el exceso de población se hacía sentir, en vez de entablar guerras para ampliar su territorio, enviaban a su excedente de habitantes como maestros para las otras razas. El efecto cultural de esas primeras emigraciones no fue duradero, pero la absorción de los maestros, comerciantes y exploradores adanitas supuso un refuerzo biológico para los pueblos de los alrededores.
78:3.2 (870.5) Algunos adanitas viajaron pronto en dirección oeste hasta el valle del Nilo; otros fueron hacia el este y penetraron en Asia, pero eran una minoría. Más tarde se produjo un desplazamiento masivo orientado principalmente hacia el norte y de ahí hacia el oeste. En conjunto fue un empuje gradual e incesante en dirección norte; la mayor parte se abría camino hacia el norte y luego giraba hacia el oeste alrededor del mar Caspio para entrar en Europa.
78:3.3 (870.6) Hace unos veinticinco mil años muchos de los elementos más puros de los adanitas estaban ya de camino hacia el norte. A medida que avanzaban en esa dirección se iban haciendo cada vez menos adánicos hasta que, hacia la época en que ocuparon el Turquestán, se habían mezclado totalmente con las otras razas, sobre todo con los noditas. Fueron muy pocas las gentes violetas de línea pura que penetraron mucho en Europa o Asia.
78:3.4 (870.7) Más o menos desde el año 30 000 hasta el 10 000 a. C., hubo en todo el suroeste de Asia mezclas raciales que hicieron época. Los habitantes de las tierras altas del Turquestán eran un pueblo viril y vigoroso. En el noroeste de la India persistía gran parte de la cultura de los días de Van. Aun más al norte de estos asentamientos, se había conservado lo mejor de los primeros andonitas. Estas dos razas de cultura y carácter superiores fueron absorbidas por los adanitas en su tránsito hacia el norte. Esta amalgamación introdujo muchas ideas nuevas, favoreció el progreso de la civilización y supuso un gran avance en todos los aspectos del arte, la ciencia y la cultura social.
78:3.5 (871.1) Al finalizar el periodo de las primeras emigraciones adánicas alrededor del año 15 000 a. C., había ya más descendientes de Adán en Europa y Asia central que en cualquier otra parte del mundo, incluso más que en Mesopotamia. Se habían infiltrado abundantemente en las razas azules europeas. Las tierras hoy llamadas Rusia y el Turquestán estaban ocupadas en toda su franja sur por una gran reserva de adanitas mezclados con noditas, andonitas y sangik rojos y amarillos. El sur de Europa y la ribera del Mediterráneo estaban habitados por una mezcla racial de pueblos andonita y sangik —naranja, verde e índigo— con unas gotas de la estirpe adanita. Asia Menor y las tierras del centro-este de Europa estaban ocupadas por tribus predominantemente andonitas.
78:3.6 (871.2) Una raza de color mezclada, muy reforzada hacia esa época por llegadas de Mesopotamia, se mantenía en Egipto y se preparaba para sustituir a la cultura en vías de desaparición del valle del Éufrates. Los pueblos negros se desplazaban cada vez más hacia el sur de África y, al igual que la raza roja, estaban prácticamente aislados.
78:3.7 (871.3) La civilización sahariana había sido arruinada por la sequía, y la de la cuenca del Mediterráneo, por las inundaciones. Las razas azules no habían conseguido todavía desarrollar una cultura avanzada. Los andonitas seguían dispersos por las regiones árticas y por Asia central. Las razas verde y naranja habían sido exterminadas como razas. La raza índigo se estaba trasladando hacia el sur de África donde comenzaría su lento pero constante deterioro racial.
78:3.8 (871.4) Los pueblos de la India estaban estancados, su civilización no progresaba. El hombre amarillo consolidaba sus posesiones en Asia central. El hombre moreno aún no había iniciado su civilización en las islas cercanas del Pacífico.
78:3.9 (871.5) Estas distribuciones raciales, asociadas a importantes cambios climáticos, prepararon el escenario del mundo para la inauguración de la era andita de la civilización de Urantia. Estas primeras migraciones se prolongaron durante un periodo de diez mil años, desde el 25 000 hasta el 15 000 a. C. Las migraciones posteriores o anditas se prolongaron desde alrededor del 15 000 hasta el 6000 a. C.
78:3.10 (871.6) Las primeras oleadas de adanitas tardaron tanto en atravesar Eurasia que gran parte de su cultura se perdió por el camino. Solo los anditas más tardíos se trasladaron con la suficiente rapidez para conservar la cultura edénica a grandes distancias de Mesopotamia.
78:4.1 (871.7) Las razas anditas eran las mezclas primarias entre la raza violeta de línea pura y los noditas, con la adición de los pueblos evolutivos. Se puede considerar que los anditas tenían un porcentaje mucho mayor de sangre adánica que las razas modernas. El término andita se utiliza generalmente para designar a aquellos pueblos cuya herencia racial era entre una sexta y una octava parte violeta. Los urantianos modernos, incluidas las razas blancas del norte, contienen un porcentaje mucho menor de sangre de Adán.
78:4.2 (871.8) Los primeros pueblos anditas se originaron en las regiones adyacentes a Mesopotamia hace más de veinticinco mil años y estaban compuestos por una mezcla de adanitas y noditas. El segundo jardín estaba rodeado por círculos concéntricos de sangre violeta en disminución, y fue en la periferia de este crisol racial donde nació la raza andita. Más tarde, cuando los adanitas y los noditas en vías de emigración entraron en las entonces fértiles regiones del Turquestán, se mezclaron enseguida con los habitantes superiores, y la mezcla de razas resultante extendió el tipo andita hacia el norte.
78:4.3 (872.1) Los anditas fueron en todos los sentidos la mejor estirpe humana aparecida en Urantia desde los días de los pueblos violeta de línea pura. Englobaron a la mayoría de los tipos superiores de los restos supervivientes de las razas adanita y nodita, y más tarde a algunas de las mejores cepas de los hombres amarillos, azules y verdes.
78:4.4 (872.2) Estos primeros anditas no eran arios; eran prearios. No eran blancos; eran preblancos. No eran un pueblo oriental ni occidental. Pero es la herencia andita la que confiere a la mezcla políglota de las llamadas razas blancas su homogeneidad general denominada caucasoide.
78:4.5 (872.3) Las cepas más puras de la raza violeta habían conservado la tradición adánica de fomentar la paz, y eso explica por qué los primeros movimientos de la raza fueron más bien emigraciones de tipo pacífico. Pero a medida que los adanitas se fueron mezclando con las estirpes noditas, que ya entonces eran una raza belicosa, sus descendientes anditas se convirtieron, para su época, en los militaristas más hábiles y sagaces que hayan vivido jamás en Urantia. A partir de entonces los movimientos de los mesopotámicos se fueron militarizando gradualmente y convirtiendo en auténticas conquistas.
78:4.6 (872.4) Esos anditas eran aventureros; tenían tendencias itinerantes. El incremento de sangre sangik o andonita tendió a estabilizarlos, pero aun así, sus descendientes posteriores no pararon hasta circunnavegar el globo y descubrir el último continente remoto.
78:5.1 (872.5) La cultura del segundo jardín perduró veinte mil años, pero fue declinando ininterrumpidamente hasta cerca del año 15 000 a. C., cuando la regeneración del sacerdocio setita y el liderazgo de Amosad inauguraron una era brillante. El gran renacimiento del Jardín fue resultado de la mezcla generalizada de los adanitas con los noditas mestizos de los alrededores para formar los anditas. De ahí surgieron inmediatamente las oleadas masivas de civilización que se extenderían más tarde por Eurasia.
78:5.2 (872.6) Estos anditas iniciaron nuevos avances por toda Eurasia y el norte de África. De Mesopotamia a todo el Sinkiang predominaba la cultura andita, y la emigración continua hacia Europa era constantemente compensada por nuevas llegadas desde Mesopotamia. Pero no es exacto considerar a los anditas como una raza propia de Mesopotamia hasta la época del comienzo de las emigraciones finales de los descendientes mestizos de Adán. Para entonces incluso las razas del segundo jardín se habían mezclado tanto que ya no se podían considerar adanitas.
78:5.3 (872.7) La civilización del Turquestán era constantemente reactivada y renovada por los recién llegados de Mesopotamia, y en especial por los jinetes anditas que llegaron después. La llamada lengua materna aria estaba en proceso de formación en las tierras altas del Turquestán; era una mezcla del dialecto andónico de esa región con el idioma de los adamsonitas y los anditas posteriores. Muchos idiomas modernos proceden de esa habla temprana de las tribus de Asia central que conquistaron Europa, la India y las franjas superiores de las llanuras mesopotámicas. Este antiguo idioma dio a las lenguas occidentales todas sus similitudes designadas como arias.
78:5.4 (872.8) Hacia el año 12 000 a. C. tres cuartas partes de la estirpe andita del mundo residían en el norte y este de Europa, y cuando más adelante se produjo el éxodo final desde Mesopotamia, el sesenta y cinco por ciento de esas últimas oleadas de emigración entraron en Europa.
78:5.5 (873.1) Los anditas no solo emigraron a Europa, sino también al norte de China y a la India, al tiempo que muchos grupos llegaban hasta los confines del planeta como misioneros, maestros y comerciantes. Hicieron una considerable contribución a los pueblos sangik del Sahara situados más al norte. Sin embargo solo unos pocos maestros y comerciantes llegaron a penetrar nunca en África más al sur de la cabecera del Nilo. Posteriormente hubo anditas mestizos y egipcios que siguieron a lo largo de las costas este y oeste de África hasta bastante más abajo del ecuador, aunque no llegaron a Madagascar.
78:5.6 (873.2) Estos anditas fueron los conquistadores llamados dravídicos, y más tarde arios, de la India, y su presencia en Asia central elevó considerablemente a los ancestros de los turanianos. Muchos de esta raza viajaron hasta China tanto a través de Sinkiang como del Tíbet y aportaron cualidades deseables a las estirpes chinas posteriores. De tiempo en tiempo, pequeños grupos se abrieron camino hasta Japón, Formosa, las Indias Orientales y el sur de China, aunque muy pocos entraron en el sur de China por la ruta costera.
78:5.7 (873.3) Ciento treinta y dos miembros de esta raza se embarcaron en una flota de pequeños barcos en Japón y acabaron llegando a América del Sur donde, mediante matrimonios mixtos con los nativos de los Andes, dieron origen a los antepasados de los dirigentes incas posteriores. Cruzaron el Pacífico en pequeñas etapas y se detuvieron en las muchas islas que encontraron por el camino. Las islas del grupo polinesio eran más grandes y numerosas que ahora, y estos marineros anditas, junto con algunos que los siguieron, modificaron biológicamente a los grupos indígenas a su paso. A raíz de la penetración andita se desarrollaron muchos centros florecientes de civilización en aquellas tierras hoy sumergidas. La Isla de Pascua fue durante mucho tiempo el centro religioso y administrativo de uno de esos grupos perdidos. Pero de los anditas que hace tanto tiempo navegaron por el Pacífico, solo los ciento treinta y dos alcanzaron el continente de las Américas.
78:5.8 (873.4) Las conquistas migratorias de los anditas continuaron hasta sus dispersiones finales entre los años 8000 y 6000 a. C. Con su salida en masa de Mesopotamia iban agotando sin cesar las reservas biológicas de sus tierras natales al tiempo que fortalecían notablemente a los pueblos circundantes. A todas las naciones adonde llegaron aportaron humor, arte, aventura, música y manufactura. Fueron hábiles domesticadores de animales y expertos agricultores. Su presencia solía mejorar, al menos temporalmente, las creencias religiosas y las prácticas morales de las razas más antiguas. Y así, la cultura de Mesopotamia se difundió sin hacer ruido por Europa, la India, China, el norte de África y las islas del Pacífico.
78:6.1 (873.5) Las tres últimas oleadas de anditas salieron en masa de Mesopotamia entre el 8000 y el 6000 a. C. Estas tres grandes oleadas de cultura se vieron forzadas a salir de Mesopotamia por la presión de las tribus de las colinas del este y el hostigamiento de los habitantes de las llanuras del oeste. Los habitantes del valle del Éufrates y los territorios adyacentes salieron en varias direcciones en su éxodo final.
78:6.2 (873.6) El sesenta y cinco por ciento entró en Europa por la ruta del mar Caspio para conquistar a las razas blancas recién aparecidas —resultado de la mezcla de los hombres azules con los primeros anditas— y amalgamarse con ellas.
78:6.3 (873.7) El diez por ciento, entre ellos un numeroso grupo de sacerdotes setitas, se trasladó hacia el este por las tierras altas elamitas hasta la meseta iraní y el Turquestán. Muchos de sus descendientes fueron empujados posteriormente a la India con sus hermanos arios de las regiones del norte.
78:6.4 (874.1) El diez por ciento de los mesopotámicos giró al este en su largo viaje hacia el norte y entró en Sinkiang donde se mezclaron con los habitantes amarillo-anditas. La mayoría de los aventajados descendientes de esta unión racial entraron más tarde en China y contribuyeron mucho a la mejora inmediata de la rama norte de la raza amarilla.
78:6.5 (874.2) El diez por ciento de estos anditas en fuga atravesó de Arabia y entró en Egipto.
78:6.6 (874.3) El cinco por ciento de los anditas, la cultura muy superior de la zona costera cercana a las desembocaduras del Tigris y el Éufrates que había evitado mezclarse con las tribus inferiores vecinas, se negó a abandonar sus hogares. Este grupo representaba la supervivencia de muchas cepas superiores noditas y adanitas.
78:6.7 (874.4) Para el 6000 a. C. los anditas habían evacuado casi por completo esta región, aunque sus descendientes, profundamente mezclados con las razas sangik circundantes y los andonitas de Asia Menor, estuvieron allí para presentar batalla a los invasores del norte y del este en una fecha muy posterior.
78:6.8 (874.5) La edad cultural del segundo jardín llegó a su fin por la infiltración creciente de las estirpes inferiores circundantes. La civilización se trasladó hacia el oeste hasta el Nilo y las islas del Mediterráneo, donde siguió prosperando y avanzando mucho después de que su fuente mesopotámica se hubiera deteriorado. Y esta afluencia sin obstáculos de pueblos inferiores preparó el camino para la conquista posterior de toda Mesopotamia por los bárbaros del norte que expulsaron a las cepas aventajadas que quedaban. Incluso años después, al residuo culto le seguía molestando la presencia de estos invasores burdos e ignorantes.
78:7.1 (874.6) Los habitantes ribereños estaban acostumbrados a que los ríos se desbordaran en ciertas estaciones; estas inundaciones periódicas eran acontecimientos anuales en sus vidas. Pero se estaban produciendo por el norte cambios geológicos progresivos que amenazaban al valle de Mesopotamia con nuevos peligros.
78:7.2 (874.7) Durante miles de años después del hundimiento del primer Edén bajo las aguas, las montañas de los alrededores de la costa este del Mediterráneo y las del noroeste y noreste de Mesopotamia siguieron elevándose. Esta elevación de las tierras altas se aceleró mucho hacia el 5000 a. C., y esto, unido a nevadas mucho más abundantes en las montañas del norte, produjo inundaciones sin precedentes cada primavera en todo el valle del Éufrates. Estas inundaciones primaverales fueron en aumento, de manera que los habitantes de las regiones fluviales terminaron por verse obligados a retirarse a las tierras altas del este. Durante casi mil años decenas de ciudades quedaron prácticamente abandonadas a consecuencia de esos grandes diluvios.
78:7.3 (874.8) Casi cinco mil años más tarde, los sacerdotes hebreos cautivos en Babilonia que intentaban remontar el origen del pueblo judío hasta Adán encontraron grandes dificultades para reconstruir la historia. Entonces uno de ellos renunció a intentarlo y se le ocurrió dejar que el mundo entero se ahogara en su maldad en tiempos de la inundación de Noé para estar así en mejor posición de remontar a Abraham directamente hasta uno de los tres hijos supervivientes de Noé.
78:7.4 (875.1) Las tradiciones sobre una época en que toda la superficie del planeta estaba bajo el agua son universales. Muchas razas conservan la historia de una inundación mundial en algún momento del pasado. La historia bíblica de Noé, el arca y el diluvio es una invención de los sacerdotes hebreos durante su cautiverio en Babilonia. Desde que se estableció la vida en Urantia no ha habido ninguna inundación universal. El único tiempo en que la superficie del planeta estuvo totalmente cubierta de agua fue durante las edades arqueozoicas, antes de que empezara a emerger la tierra firme.
78:7.5 (875.2) Pero Noé vivió realmente; era un viticultor de Aram, un asentamiento ribereño cercano a Erec. Llevaba una relación escrita de los días de crecida del río año a año. Muchos lo ridiculizaban porque recorría el valle del río insistiendo en que había que construir todas las casas de madera a modo de barcos y subir a bordo todas las noches los animales de la familia cuando se acercara la estación de las inundaciones. Todos los años iba a los asentamientos vecinos próximos al río para avisar de los días que faltaban para la llegada de las inundaciones. Al final hubo un año de lluvias excepcionalmente fuertes que provocaron inundaciones mucho mayores, y la crecida repentina de las aguas aniquiló la aldea entera. Solo Noé y su familia directa se salvaron en su casa flotante.
78:7.6 (875.3) Estas inundaciones terminaron de descomponer la civilización andita. Al final de este periodo de diluvios el segundo jardín ya no existía. Solo en el sur y entre los sumerios quedaba algún rastro de la gloria pasada.
78:7.7 (875.4) Los restos de esta civilización, una de las más antiguas, se pueden encontrar en estas zonas de Mesopotamia y al nordeste y noroeste de estas regiones. Pero bajo las aguas del golfo Pérsico hay vestigios aún más antiguos de los días de Dalamatia, y el primer Edén yace sumergido bajo el extremo este del mar Mediterráneo.
78:8.1 (875.5) Cuando la última dispersión de los anditas quebró la espina dorsal biológica de la civilización mesopotámica, una pequeña minoría de esta raza superior permaneció en su tierra natal cerca de la desembocadura de los ríos. Eran los sumerios. Hacia el año 6000 a. C. la ascendencia de este pueblo era ya mayoritariamente andita, aunque el carácter de su cultura era casi exclusivamente nodita y se aferraban a las antiguas tradiciones de Dalamatia. En cualquier caso, estos sumerios de las regiones costeras eran los últimos anditas de Mesopotamia. Para esta fecha tardía las razas de Mesopotamia estaban ya totalmente mezcladas, como se evidencia en los tipos de cráneos encontrados en las tumbas de la época.
78:8.2 (875.6) Fue durante los tiempos de las inundaciones cuando Susa conoció su mayor prosperidad. Tras inundarse la primera ciudad situada en una cota más baja, fue sustituida por una segunda ciudad más alta como centro de las manufacturas características de aquella época. Con el tiempo fueron disminuyendo las inundaciones, y Ur se convirtió en el centro de la industria alfarera. Hace unos siete mil años Ur estaba en el golfo Pérsico; desde entonces los depósitos fluviales han ido acumulando tierra hasta sus límites de hoy. Estos asentamientos sufrieron menos las inundaciones gracias a mejores obras de protección y al ensanchamiento de las desembocaduras de los ríos.
78:8.3 (875.7) Los pacíficos cultivadores de cereales de los valles del Tigris y el Éufrates llevaban mucho tiempo hostigados por las incursiones de los bárbaros del Turquestán y la meseta iraní, y fue entonces cuando la creciente sequía de los pastos de las tierras altas provocó una invasión concertada del valle del Éufrates. Esta invasión fue tanto más arrolladora cuanto que esos pastores y cazadores de los alrededores tenían gran cantidad de caballos domados. La posesión de caballos les dio una enorme ventaja militar sobre sus vecinos ricos del sur. En poco tiempo invadieron toda Mesopotamia y expulsaron a las últimas oleadas de cultura que se extendieron por toda Europa, el oeste de Asia y el norte de África.
78:8.4 (876.1) Estos conquistadores de Mesopotamia portaban entre sus filas muchas de las mejores cepas anditas de las razas mestizas del norte del Turquestán y también algo de la estirpe adamsonita. Estas tribus del norte menos avanzadas pero más vigorosas asimilaron rápida y gustosamente los restos de la civilización de Mesopotamia y pronto constituyeron los pueblos mestizos asentados en el valle del Éufrates al comienzo de los tiempos históricos. Reactivaron rápidamente muchos aspectos de la civilización moribunda de Mesopotamia al adoptar las artes de las tribus del valle y gran parte de la cultura de los sumerios. Intentaron incluso construir una tercera torre de Babel y adoptaron más tarde ese nombre para designar a su nación.
78:8.5 (876.2) Cuando estos jinetes bárbaros procedentes del nordeste invadieron todo el valle del Éufrates, no lograron conquistar a los supervivientes anditas que vivían en torno a la desembocadura del río en el golfo Pérsico. Estos sumerios pudieron defenderse gracias a su inteligencia superior, sus mejores armas y su extenso sistema de canales militares, que complementaban su sistema de riego por estanques comunicantes. Eran un pueblo unido porque tenían una religión colectiva uniforme. Por eso consiguieron mantener su integridad racial y nacional hasta mucho después de que sus vecinos del noroeste se desintegraran en ciudades-Estado aisladas. Ninguno de esos grupos de ciudades pudo vencer a los sumerios unidos.
78:8.6 (876.3) Los invasores del norte aprendieron pronto a confiar en estos sumerios amantes de la paz y a apreciar sus aptitudes como maestros y administradores. Eran muy valorados y respetados como maestros de las artes y la industria, como directores comerciales y como dirigentes civiles por todos los pueblos del norte, y desde Egipto en el oeste hasta la India en el este.
78:8.7 (876.4) Tras la desintegración de la primera confederación sumeria, las ciudades-Estado posteriores fueron regidas por los descendientes apóstatas de los sacerdotes setitas. Estos sacerdotes solo se hacían llamar reyes cuando conquistaban las ciudades vecinas. Los reyes posteriores de las ciudades no lograron formar confederaciones fuertes hasta los tiempos de Sargón porque eran celosos de sus deidades. Cada ciudad creía que su dios municipal era superior a todos los demás dioses, y por eso se negaban a subordinarse a un líder común.
78:8.8 (876.5) Sargón, el sacerdote de Kish que se proclamó a sí mismo rey e inició la conquista de toda Mesopotamia y las tierras vecinas, puso fin a este largo periodo de gobiernos débiles de sacerdotes ciudadanos. Esto acabó temporalmente con las ciudades-Estado regidas por sacerdotes y dominadas por sacerdotes, cada cual con su propio dios municipal y sus propias prácticas ceremoniales.
78:8.9 (876.6) Tras la desintegración de esta confederación de Kish, sobrevino un largo periodo de guerras constantes entre estas ciudades del valle por la supremacía. La hegemonía alternó entre Sumer, Acad, Kish, Erec, Ur y Susa.
78:8.10 (876.7) En torno al año 2500 a. C. los sumerios sufrieron graves reveses a manos de los suítas y guiítas del norte. Cayó Lagash, la capital sumeria construida sobre montículos de aluvión. Erec resistió durante treinta años después de la caída de Acad. Cuando se estableció el gobierno de Hamurabi los sumerios ya habían sido absorbidos en la masa de los semitas del norte y los anditas mesopotámicos desaparecieron de las páginas de la historia.
78:8.11 (877.1) Entre el año 2500 y el 2000 a. C. los nómadas camparon a sus anchas del Atlántico al Pacífico devastándolo todo. Los neritas constituyeron la irrupción final del grupo del Caspio de los descendientes mesopotámicos de la mezcla racial andonita y andita. Lo que los bárbaros no hicieron para consumar la aniquilación de Mesopotamia se encargarían de hacerlo los cambios climáticos posteriores.
78:8.12 (877.2) Esta es la historia de la raza violeta tras los días de Adán y de la cuna de esta raza situada entre el Tigris y el Éufrates. Su antigua civilización terminó cayendo como consecuencia de la emigración de sus elementos superiores y la inmigración de sus vecinos inferiores. Pero mucho antes de que los jinetes bárbaros conquistaran el valle, gran parte de la cultura del Jardín se había extendido por Asia, África y Europa, donde produjo los fermentos que dieron lugar a la civilización del siglo veinte de Urantia.
78:8.13 (877.3) [Presentado por un arcángel de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 79
79:0.1 (878.1) ASIA es la tierra natal de la raza humana. Fue en una península al sur de este continente donde nacieron Andon y Fonta; en las tierras altas de lo que hoy es Afganistán, su descendiente Badonan fundó un centro primitivo de cultura que perduró durante más de medio millón de años. En ese foco oriental de la raza humana los pueblos sangik se diferenciaron de la estirpe andónica, y Asia fue su primer hogar, su primer territorio de caza, su primer campo de batalla. El sudoeste de Asia fue testigo de las civilizaciones sucesivas de dalamatianos, noditas, adanitas y anditas, y desde estas regiones se extendieron al mundo los potenciales de la civilización moderna.
79:1.1 (878.2) Durante más de veinticinco mil años hasta cerca del 2000 a. C., el corazón de Eurasia fue predominantemente andita aunque de forma decreciente. En las tierras bajas del Turquestán los anditas giraban hacia el oeste alrededor de los lagos interiores para dirigirse a Europa, al tiempo que se infiltraban hacia el este desde las tierras altas de esta región. El Turquestán oriental (Sinkiang) y, en menor medida, el Tíbet fueron las antiguas puertas por las que estos pueblos de Mesopotamia penetraron en las montañas hacia las tierras norteñas de los hombres amarillos. La infiltración andita en la India partió de las tierras altas del Turquestán hasta entrar en el Punyab y de los pastizales iraníes a través del Beluchistán. Estas primeras migraciones no eran conquistas en ningún sentido, sino la deriva continua de las tribus anditas hacia el oeste de la India y hacia China.
79:1.2 (878.3) Durante casi quince mil años hubo centros de cultura andita mestiza en Sinkiang a lo largo de la cuenca del río Tarim y hacia el sur en las tierras altas del Tíbet, donde los anditas y los andonitas se habían mezclado ampliamente. El valle del Tarim fue el puesto más avanzado hacia el este de la auténtica cultura andita. Allí construyeron sus asentamientos y establecieron relaciones comerciales con los chinos más progresistas hacia el este y con los andonitas hacia el norte. En aquellos días la región del Tarim era una tierra fértil de abundantes lluvias. Hacia el este el Gobi era un pastizal abierto donde los pastores se iban convirtiendo gradualmente en agricultores. Esta civilización, que rivalizó en su día con la de la propia Mesopotamia, pereció cuando cambiaron los vientos y se llevaron las lluvias al sudeste.
79:1.3 (878.4) Hacia el año 8000 a. C. el agravamiento lento pero constante de la aridez en las tierras altas de Asia central empezó a empujar a los anditas hacia las zonas bajas de los ríos y las orillas del mar. Esta sequía creciente no solo los desplazó hacia los valles de los ríos Nilo, Éufrates, Indo y Amarillo, sino que produjo un nuevo desarrollo de la civilización andita. Hizo su aparición una nueva clase cada vez más numerosa: los comerciantes.
79:1.4 (879.1) Cuando las condiciones climáticas hicieron la caza improductiva, los migrantes anditas no siguieron la trayectoria evolutiva de las razas más antiguas que los habría llevado a convertirse en pastores. Hicieron su aparición el comercio y la vida urbana. Desde Egipto hasta los ríos de China y de la India, pasando por Mesopotamia y el Turquestán, las tribus con mayor grado de civilización empezaron a reunirse en ciudades dedicadas al comercio y la manufactura. Adonia, ubicada cerca de lo que es hoy la ciudad de Ashjabad, se convirtió en la metrópolis comercial de Asia central. El comercio de piedras, metales, maderas y alfarería experimentó un gran impulso, tanto por vía terrestre como acuática.
79:1.5 (879.2) Pero el constante aumento de la sequía fue provocando gradualmente el gran éxodo andita desde las tierras situadas al sur y al este del mar Caspio. La dirección del flujo migratorio hacia el norte empezó a invertirse hacia el sur, y los jinetes babilónicos empezaron a presionar para entrar en Mesopotamia.
79:1.6 (879.3) La creciente aridez de Asia central provocó además un descenso de la población y moderó la belicosidad de estos pueblos. Cuando la escasez de lluvias en el norte empujó a los nómadas andonitas hacia el sur, hubo un éxodo masivo de anditas desde el Turquestán. Esta fue la penetración final de los llamados arios en el Levante y la India y culminó la larga dispersión de los descendientes mestizos de Adán, durante la cual estas razas superiores mejoraron en cierta medida a todos los pueblos asiáticos y a la mayoría de los de las islas del Pacífico.
79:1.7 (879.4) Así, mientras se dispersaban por el hemisferio este, los anditas fueron desposeídos de sus tierras natales de Mesopotamia y el Turquestán por el gran desplazamiento de los andonitas hacia el sur que diluyó a los anditas de Asia central y los puso al borde de la desaparición.
79:1.8 (879.5) Pero incluso en el siglo veinte después de Cristo hay rastros de sangre andita entre los pueblos turanianos y tibetanos, como pone de manifiesto la presencia ocasional de tipos rubios en esas regiones. Los primeros anales chinos recogen la existencia de nómadas pelirrojos al norte de los pacíficos asentamientos del río Amarillo, y aún siguen quedando pinturas que reflejan fielmente la presencia en otros tiempos tanto del tipo rubio andita como del moreno mongol en la cuenca del Tarim.
79:1.9 (879.6) La última gran manifestación del genio militar sumergido de los anditas de Asia central se produjo el año 1200 d. C. cuando los mongoles empezaron a conquistar la mayor parte del continente asiático liderados por Gengis Kan. Y al igual que los anditas de antaño, estos guerreros proclamaron la existencia de «un solo Dios en el cielo». El desmembramiento prematuro de su Imperio retrasó durante mucho tiempo el intercambio cultural entre Oriente y Occidente y obstaculizó considerablememente el desarrollo del concepto monoteísta en Asia.
79:2.1 (879.7) La India es el único lugar donde se mezclaron todas las razas de Urantia, y la invasión andita agregó la última estirpe. Las razas sangik se originaron en las tierras altas del noroeste de la India. En sus primeros días penetraron en el subcontinente indio miembros de todas y cada una de ellas dejando a su paso la mezcla de razas más heterogénea que haya existido jamás en Urantia. La India antigua hizo de trampa embudo para las razas migrantes. La base de la península era entonces algo más estrecha que ahora, pues gran parte de los deltas del Ganges y del Indo se han formado durante los últimos cincuenta mil años.
79:2.2 (879.8) La primera mezcla racial que hubo en la India fue una fusión de las razas migrantes roja y amarilla con los aborígenes andonitas. Este grupo se debilitó más tarde tras absorber a la mayor parte de los extintos pueblos verdes del este y a una gran porción de la raza naranja; por otra parte, se vio ligeramente beneficiado por una incorporación limitada de hombres azules y sumamente deteriorado por la asimilación de un importante contingente de la raza índigo. Los llamados aborígenes de la India no son representativos de estos primeros pueblos; conforman más bien la franja inferior del sur y del este que nunca fue plenamente absorbida ni por los primeros anditas ni por sus primos arios que aparecerían más tarde.
79:2.3 (880.1) Hacia el año 20 000 a. C. la población del oeste de la India ya se había teñido con sangre adánica, y ningún otro pueblo ha combinado nunca tantas razas diferentes en la historia de Urantia. Pero por desgracia predominaban las cepas sangik secundarias, y fue una auténtica calamidad que los hombres azules y rojos fueran tan escasos en aquel remoto crisol racial. Un número mayor de cepas sangik primarias habría contribuido mucho a impulsar una civilización que podría haber sido aún más grande. Tal como se desarrollaron las cosas, el hombre rojo se destruía a sí mismo en las Américas, el hombre azul retozaba por Europa y los primeros descendientes de Adán (igual que la mayoría de los posteriores) mostraban pocos deseos de mezclarse con gentes de color más oscuro, ya fuera en la India, en África o en otros lugares.
79:2.4 (880.2) Hacia el año 15 000 a. C. la creciente presión demográfica en toda la zona de Irán y el Turquestán provocó el primer gran desplazamiento andita hacia la India. Durante más de quince siglos estas gentes superiores afluyeron a través de las tierras altas de Beluchistán, se extendieron por los valles del Ganges y el Indo y fueron avanzando lentamente en dirección sur hacia el Decán. Esta presión andita procedende del noroeste empujó a muchos de los pobladores inferiores del sur y el este hacia Birmania y el sur de China, aunque no lo suficiente como para salvar a los invasores de la obliteración racial.
79:2.5 (880.3) Si la India no logró la hegemonía de Eurasia fue en gran medida por una cuestión de topografía. La presión de la población procedente del norte se limitó a empujar a la mayoría de los habitantes hacia el sur y aglomerarlos en el territorio del Decán, cada vez más estrecho y rodeado de mar. Si hubiera habido tierras adyacentes para emigrar, los inferiores habrían sido expulsados en todas las direcciones y las estirpes superiores habrían alcanzado un grado más alto de civilización.
79:2.6 (880.4) Lo cierto es que aquellos primeros conquistadores anditas hicieron un esfuerzo desesperado por preservar su identidad y contener la marea de sepultamiento racial mediante restricciones rígidas sobre los matrimonios mixtos. A pesar de ello los anditas estaban ya sumergidos en el año 10 000 a. C., pero la masa total de la población había mejorado notablemente gracias a esa absorción.
79:2.7 (880.5) La mezcla de razas siempre es ventajosa porque favorece la versatilidad de la cultura y contribuye al progreso de la civilización, pero si predominan los elementos inferiores de las estirpes raciales esos logros serán pasajeros. Solo se puede mantener una cultura políglota si las estirpes superiores se reproducen con un margen de seguridad sobre las inferiores. Una multiplicación incontrolada de los inferiores unida a una reproducción decreciente de los superiores acarrea indefectiblemente el suicidio de la civilización cultural.
79:2.8 (880.6) Si el número de conquistadores anditas hubiera sido tres veces mayor o si hubieran expulsado o destruido al tercio menos deseable de la mezcla de habitantes naranja, verde e índigo, la India se habría convertido en uno de los principales centros mundiales de civilización cultural y habría atraído sin duda a una mayor porción de las oleadas posteriores de mesopotámicos que afluyeron hacia el Turquestán y desde allí en dirección norte hacia Europa.
79:3.1 (881.1) La mezcla de los conquistadores anditas de la India con la estirpe nativa acabó constituyendo el pueblo mestizo denominado dravídico. Los dravídicos iniciales y más puros poseían grandes aptitudes culturales, pero esta cualidad se fue debilitando gradualmente a medida que se iba atenuando su herencia andita. Y eso fue lo que truncó el brote de civilización de la India hace casi doce mil años. Sin embargo, bastó con una pequeña inyección de la sangre de Adán para producir una aceleración notable del desarrollo social. Esta estirpe compuesta construyó inmediatamente la civilización más polifacética que había entonces en el planeta.
79:3.2 (881.2) Poco después de conquistar la India, los anditas dravídicos perdieron su contacto racial y cultural con Mesopotamia, pero la apertura posterior de vías marítimas y de rutas de caravanas restableció estas conexiones. En los últimos diez mil años la India no ha estado nunca enteramente desconectada de Mesopotamia por el oeste y de China por el este, aunque las barreras montañosas favorecían mucho más las relaciones con el oeste.
79:3.3 (881.3) La cultura superior y las inclinaciones religiosas de los pueblos de la India datan de los primeros tiempos de la hegemonía dravídica y se deben en parte al gran número de sacerdotes setitas que entraron en la India, primero con las invasiones anditas y más tarde con las invasiones arias. El hilo monoteísta que recorre la historia religiosa de la India proviene así de las enseñanzas de los adanitas del segundo jardín.
79:3.4 (881.4) Ya en el año 16 000 a. C. un grupo de cien sacerdotes setitas entró en la India y estuvo a punto de lograr la conquista religiosa de la mitad occidental de este pueblo políglota. Pero su religión no perduró. A los cinco mil años sus doctrinas sobre la Trinidad del Paraíso habían degenerado en el símbolo trino del dios del fuego.
79:3.5 (881.5) Sin embargo, durante más de siete mil años, hasta el final de las emigraciones anditas, el nivel religioso de los habitantes de la India estuvo muy por encima del del mundo en general. En esa época la India prometía desarrollar la principal civilización cultural, religiosa, filosófica y comercial del mundo, y es probable que este destino se hubiera cumplido si los pueblos del sur no hubieran sumergido totalmente a los anditas.
79:3.6 (881.6) Los centros de cultura dravídicos estaban ubicados en los valles de los ríos, sobre todo del Ganges y el Indo, y en el Decán a lo largo de los tres grandes ríos que discurren por los Ghates orientales hacia el mar. Los asentamientos situados a lo largo del litoral de los Ghates occidentales debían su prominencia a las relaciones marítimas con Sumeria.
79:3.7 (881.7) El pueblo dravídico fue uno de los primeros que construyó ciudades y se dedicó al comercio de importación y exportación a gran escala tanto por tierra como por mar. En el año 7000 a. C. las caravanas de camellos hacían viajes regulares a la lejana Mesopotamia; los barcos dravídicos costeaban el mar Arábigo hasta las ciudades sumerias del golfo Pérsico y se aventuraban en las aguas del golfo de Bengala hasta las Indias Orientales. Esos marinos y mercaderes importaron de Sumeria un alfabeto y el arte de escribir.
79:3.8 (881.8) Estas relaciones comerciales contribuyeron a diversificar aún más una cultura ya de por sí cosmopolita y provocar la temprana aparición de muchos de los refinamientos e incluso lujos de la vida urbana. Cuando posteriormente entraron los arios en la India, no pudieron reconocer en los dravídicos a sus primos anditas sumergidos en las razas sangik, pero sí encontraron una civilización muy avanzada. A pesar de sus limitaciones biológicas, los dravídicos fundaron una civilización superior que se difundió por toda la India y ha sobrevivido en el Decán hasta los tiempos modernos.
79:4.1 (882.1) La segunda penetración andita en la India fue la invasión aria durante un periodo de casi quinientos años a mediados del tercer milenio antes de Cristo. Esta emigración marcó el éxodo final de los anditas desde sus tierras natales del Turquestán.
79:4.2 (882.2) Los primeros centros arios estuvieron esparcidos por la mitad norte de la India, sobre todo en el noroeste. Estos invasores no terminaron nunca de conquistar el país, y fue esta negligencia lo que acarreó su perdición porque su inferioridad numérica los hizo vulnerables a la absorción por los dravídicos del sur que invadirían posteriormente toda la península excepto las provincias himalayas.
79:4.3 (882.3) Los arios dejaron muy poca huella racial en la India excepto en las provincias del norte. En el Decán su influencia fue más cultural y religiosa que racial. La mayor persistencia de la llamada sangre aria en el norte de la India se debe no solo a su presencia más numerosa en estas regiones, sino también a que fueron reforzados por conquistadores, comerciantes y misioneros posteriores. Hasta el siglo primero antes de Cristo hubo una infiltración continua de sangre aria en la región del Punyab; la última afluencia se produjo a raíz de las campañas de los pueblos helénicos.
79:4.4 (882.4) En la llanura del Ganges los arios y los dravídicos acabaron mezclándose y crearon una elevada cultura; este centro fue reforzado más tarde con aportaciones del nordeste procedentes de China.
79:4.5 (882.5) En la India florecieron cada cierto tiempo muchos tipos de organizaciones sociales, desde los sistemas semidemocráticos de los arios hasta formas de gobierno despóticas y monárquicas. Pero el rasgo más característico de esta sociedad fue la persistencia de las grandes castas sociales instituidas por los arios en un esfuerzo por perpetuar su identidad racial. Este elaborado sistema de castas se ha conservado hasta los tiempos presentes.
79:4.6 (882.6) De las cuatro grandes castas, todas menos la primera se establecieron en el inútil empeño de impedir la amalgamación de los conquistadores arios con sus súbditos inferiores. En cambio la casta principal, la de los sacerdotes maestros, proviene de los setitas. Los brahmanes del siglo veinte después de Cristo son los descendientes culturales en línea directa de los sacerdotes del segundo jardín, aunque sus enseñanzas difieren enormemente de las de sus ilustres predecesores.
79:4.7 (882.7) Cuando los arios entraron en la India trajeron consigo sus conceptos de la Deidad tal como se habían conservado en las tradiciones supervivientes de la religión del segundo jardín. Pero los sacerdotes brahmanes no fueron capaces de resistir el impulso pagano surgido del contacto repentino con las religiones inferiores del Decán tras la obliteración racial de los arios. La inmensa mayoría de la población cayó en la esclavitud de las supersticiones de las religiones inferiores, y así fue como la India no pudo llegar a producir la alta civilización prefigurada en los primeros tiempos.
79:4.8 (882.8) El despertar espiritual del siglo sexto antes de Cristo no perduró en la India, se extinguió incluso antes de la invasión mahometana. Pero algún día puede surgir un Gautama más grande que conduzca a toda la India a la búsqueda del Dios vivo, y entonces el mundo contemplará el florecimiento de las potencialidades culturales de este pueblo multifacético que lleva tanto tiempo en estado de coma bajo la influencia entumecedora de una visión espiritual no progresiva.
79:4.9 (883.1) La cultura descansa sobre un fundamento biológico, pero las castas por sí solas no podían perpetuar la cultura aria, porque la religión, la verdadera religión, es la fuente indispensable de aquella energía más alta que impulsa a los hombres a establecer una civilización superior basada en la hermandad humana.
79:5.1 (883.2) Mientras que la historia de la India es el relato de la conquista andita y su absorción final por los pueblos evolutivos más antiguos, la narración sobre Asia oriental versa más bien sobre los sangik primarios, en particular el hombre rojo y el hombre amarillo. Estas dos razas se libraron casi por completo de mezclarse con la degradada cepa neandertal que tanto retrasó al hombre azul en Europa y conservaron así el potencial superior del tipo sangik primario.
79:5.2 (883.3) Aunque los primeros neandertales estaban extendidos por todo el ancho de Eurasia, su rama oriental era la más contaminada por cepas animales degradadas. Estos tipos subhumanos fueron empujados hacia el sur por el quinto glaciar, la misma capa de hielo que bloqueó durante tanto tiempo la emigración sangik hacia el este de Asia. Cuando el hombre rojo se desplazó hacia el nordeste rodeando las tierras altas de la India, encontró el nordeste de Asia libre de estos tipos subhumanos. La organización tribal de las razas rojas se formó antes que la de ningún otro pueblo, y fueron los primeros en emigrar desde el foco sangik de Asia central. Las cepas neandertales inferiores fueron aniquiladas o expulsadas del continente por las tribus amarillas que migraron más tarde. Pero antes de que llegaran las tribus amarillas, el hombre rojo había imperado en el este de Asia durante casi cien mil años.
79:5.3 (883.4) Hace más de trescientos mil años el grueso de la raza amarilla entró en China por el sur como inmigrantes costeros. Cada milenio se iban adentrando más en el continente, pero no entablaron contacto con sus hermanos inmigrantes tibetanos hasta tiempos relativamente recientes.
79:5.4 (883.5) El aumento de la presión demográfica hizo que la raza amarilla en su desplazamiento hacia el norte empezara a meterse en los territorios de caza del hombre rojo. Esta intrusión, unida al natural antagonismo racial, culminó en hostilidades crecientes y así empezó la lucha decisiva por las tierras fértiles del Asia más lejana.
79:5.5 (883.6) El relato de esta contienda multisecular entre la raza roja y la amarilla es una epopeya de la historia de Urantia. Durante más de doscientos mil años estas dos razas superiores libraron una guerra sin tregua ni cuartel. Los hombres rojos solían ganar los primeros asaltos, y sus incursiones sembraban la devastación en los asentamientos amarillos. Pero el hombre amarillo era un alumno aventajado en el arte de la guerra y mostró desde muy pronto una marcada aptitud para vivir pacíficamente con sus compatriotas. Los chinos fueron los primeros en aprender que la unión hace la fuerza. Las tribus rojas siguieron aniquilándose mutuamente y empezaron enseguida a sufrir repetidas derrotas a manos de los agresivos e implacables chinos en su marcha inexorable hacia el norte.
79:5.6 (883.7) Hace cien mil años las tribus diezmadas de la raza roja luchaban arrinconadas contra el hielo en retroceso del último glaciar, y cuando el corredor terrestre que cruzaba el istmo de Bering hacia el Oeste se hizo transitable, estas tribus no tardaron en abandonar las inhóspitas tierras del continente asiático. Han transcurrido ochenta y cinco mil años desde que el último hombre rojo puro salió de Asia, pero la larga lucha dejó su huella genética en la raza amarilla victoriosa. Los pueblos del norte de China, así como los siberianos andonitas, asimilaron muchos elementos de la estirpe roja que les aportaron un beneficio considerable.
79:5.7 (884.1) Los indios norteamericanos no llegaron nunca a entrar en contacto ni siquiera con la descendencia andita de Adán y Eva, ya que fueron desposeídos de sus tierras natales asiáticas unos cincuenta mil años antes de la llegada de Adán. Durante la edad de las emigraciones anditas las cepas rojas puras se iban extendiendo por América del Norte como tribus nómadas de cazadores con cierta actividad agrícola. Estas razas y grupos culturales permanecieron aislados casi por completo del resto del mundo desde su llegada a las Américas hasta el final del primer milenio de la era cristiana, cuando fueron descubiertos por las razas blancas de Europa. Hasta ese momento los esquimales eran lo más cercano al hombre blanco que las tribus norteñas de hombres rojos habían visto nunca.
79:5.8 (884.2) Las razas roja y amarilla son las únicas estirpes humanas que consiguieron alguna vez un alto grado de civilización fuera de la influencia de los anditas. La cultura amerindia más antigua fue el centro de Onamonalonton en California, pero desapareció mucho antes del año 35 000 a. C. En México, América Central y las montañas de América del Sur las civilizaciones posteriores y más duraderas fueron fundadas por una raza predominantemente roja, aunque con una importante adición de sangre amarilla, naranja y azul.
79:5.9 (884.3) Estas civilizaciones fueron productos evolutivos de los sangik, a pesar de que algunos rastros de sangre andita llegaron hasta Perú. A excepción de los esquimales en América del Norte y de unos pocos anditas polinesios en América del Sur, los pueblos del hemisferio oeste no tuvieron contacto con el resto del mundo hasta el final del primer milenio después de Cristo. En el plan original de los Melquisedec para mejorar las razas de Urantia estaba previsto que un millón de descendientes de Adán de línea pura irían a elevar a los hombres rojos de las Américas.
79:6.1 (884.4) Algún tiempo después de haber expulsado al hombre rojo hacia América del Norte, la expansión china vació de andonitas los valles de los ríos del este de Asia y los empujó hacia el norte a Siberia y hacia el oeste al Turquestán, donde pronto entrarían en contacto con la cultura superior de los anditas.
79:6.2 (884.5) En Birmania y la península de Indochina las culturas de China y de la India se fusionaron para crear las civilizaciones sucesivas de estas regiones. En esta parte del mundo la desaparecida raza verde ha perdurado en mayor proporción que en ninguna otra.
79:6.3 (884.6) Muchas razas diferentes ocuparon las islas del Pacífico. Las islas del sur, entonces más extensas, fueron ocupadas en general por gentes que portaban un porcentaje importante de sangre verde e índigo. Las islas del norte estaban dominadas por andonitas y más tarde por razas que contenían grandes proporciones de las estirpes roja y amarilla. Los ancestros del pueblo japonés no fueron expulsados del continente hasta el año 12 000 a. C., cuando los desplazó el poderoso empuje de las tribus chinas del norte hacia el sur por la costa. Su éxodo final no se debió tanto a la presión demográfica como a la iniciativa de un cacique a quien llegaron a considerar como divino.
79:6.4 (885.1) Al igual que los pueblos de la India y del Levante, las tribus victoriosas del hombre amarillo establecieron sus primeros centros a lo largo de las costas y aguas arriba de los ríos. Los asentamientos costeros no prosperaron con el tiempo, ya que el aumento de las inundaciones y el curso cambiante de los ríos hicieron inviables las ciudades de las tierras bajas.
79:6.5 (885.2) Hace veinte mil años los ancestros de los chinos habían construido doce sólidos centros de cultura y enseñanza primitivas, muchos de ellos a lo largo de los ríos Amarillo y Yangtsé. Estos centros se vieron pronto reforzados por la llegada de una corriente continua de pueblos superiores mixtos procedentes de Sinkiang y del Tíbet. La emigración desde el Tíbet hacia el valle del Yangtsé no fue tan amplia como en el norte, ni tampoco los centros tibetanos eran tan avanzados como los de la cuenca del Tarim. Pero ambos movimientos llevaron cierta cantidad de sangre andita en dirección este hasta los asentamientos de los ríos.
79:6.6 (885.3) La superioridad de la antigua raza amarilla se debió a cuatro grandes factores:
79:6.7 (885.4) 1. Genético. A diferencia de sus primos azules de Europa, tanto la raza roja como la amarilla se habían librado casi por completo de mezclarse con estirpes humanas degradadas. Los chinos del norte, ya fortalecidos con pequeñas aportaciones de las cepas superiores roja y andonita, iban a beneficiarse pronto de una importante afluencia de sangre andita. A los chinos del sur no les fue tan bien en este aspecto. Llevaban mucho tiempo sufriendo las consecuencias de haber absorbido a la raza verde y se debilitarían más aún por la infiltración posterior de multitud de pueblos inferiores expulsados de la India por la invasión andito-dravídica. Hoy en día se aprecia en China una clara diferencia entre las razas del norte y las del sur.
79:6.8 (885.5) 2. Social. La raza amarilla aprendió muy pronto el valor de la paz interna. Esta actitud pacífica hacia su propia raza contribuyó tanto a aumentar la población que su civilización se expandió entre muchos millones de personas. Entre los años 25 000 y 5000 a. C. la civilización más masiva de Urantia estaba en el centro y norte de China. El hombre amarillo fue el primero en conseguir una solidaridad racial, el primero en alcanzar una civilización cultural, social y política a gran escala.
79:6.9 (885.6) Los chinos del año 15 000 a. C. eran militaristas agresivos. No se habían debilitado aún por un exceso de veneración hacia el pasado y formaban un conjunto compacto cercano a los doce millones de personas con un idioma común. Durante esta edad construyeron una verdadera nación mucho más unida y homogénea que sus uniones políticas de los tiempos históricos.
79:6.10 (885.7) 3. Espiritual. Durante la edad de las emigraciones anditas los chinos estaban entre los pueblos más espirituales del planeta. Su larga observancia del culto a la Verdad Única proclamada por Singlangton los mantuvo por delante de casi todas las demás razas. En muchos casos el estímulo de una religión progresiva y avanzada es un factor decisivo para el desarrollo cultural. Mientras la India languidecía, China tomaba la delantera bajo el vigorizante estímulo de una religión que consagraba la verdad como Deidad suprema.
79:6.11 (885.8) Este culto a la verdad estimulaba la investigación y la exploración audaz de las leyes de la naturaleza y los potenciales de la humanidad. Los chinos de hace incluso seis mil años seguían siendo estudiantes entusiastas y buscaban la verdad con ahínco.
79:6.12 (885.9) 4. Geográfico. China está protegida al oeste por las montañas y al este por el Pacífico. Solo es vulnerable por el norte, y desde los días del hombre rojo hasta la llegada de los últimos descendientes de los anditas, el norte no estuvo ocupado por ninguna raza agresiva.
79:6.13 (886.1) De no haber sido por las barreras montañosas y el declive posterior de su cultura espiritual, la raza amarilla habría atraído sin duda a la mayor parte de las emigraciones anditas procedentes del Turquestán y es indiscutible que habría dominado rápidamente la civilización del mundo.
79:7.1 (886.2) Hace unos quince mil años importantes contingentes de anditas atravesaban el paso de Ti Tao y se diseminaban por la parte alta del valle del río Amarillo entre los asentamientos chinos de Gansu. Pronto penetraron en dirección este hasta Henan, donde se situaron los asentamientos más progresivos. Esta infiltración procedente del oeste fue mitad andita y mitad andonita casi a partes iguales.
79:7.2 (886.3) Los centros de cultura del norte ubicados a lo largo del río Amarillo habían sido siempre más progresivos que los asentamientos meridionales del Yangtsé. Pocos miles de años después de la llegada de un pequeño número de estos mortales superiores, los asentamientos que bordeaban el río Amarillo habían adelantado a las aldeas del Yangtsé, y esta posición avanzada sobre sus hermanos del sur se ha mantenido desde entonces.
79:7.3 (886.4) No es que hubiera tantos anditas, ni que su cultura fuera tan superior, sino que la amalgamación con ellos produjo una estirpe más polifacética. Los chinos del norte recibieron justo lo suficiente de la cepa andita como para estimular algo la capacidad innata de sus mentes, pero no lo suficiente como para prender en ellos la inquieta curiosidad exploratoria tan característica de las razas blancas del norte. Esta inyección más limitada de herencia andita fue menos perturbadora para la estabilidad innata del tipo sangik.
79:7.4 (886.5) Las oleadas posteriores de anditas aportaron algunos de los avances culturales de Mesopotamia; esto es especialmente cierto en el caso de las últimas oleadas migratorias procedentes del oeste. Gracias a ellas las prácticas económicas y educativas de los chinos del norte mejoraron considerablemente, y aunque su influencia sobre la cultura religiosa de la raza amarilla fue efímera, sus descendientes más tardíos contribuyeron mucho a que se produjera un despertar espiritual ulterior. Por otra parte, las tradiciones anditas de la belleza del Edén y de Dalamatia influyeron efectivamente en las tradiciones chinas; las primeras leyendas chinas sitúan «la tierra de los dioses» en el oeste.
79:7.5 (886.6) El pueblo chino no comenzó a construir ciudades e iniciarse en la manufactura hasta después del año 10 000 a. C., tras los cambios climáticos del Turquestán y la llegada de los inmigrantes anditas posteriores. La inyección de esta sangre nueva no aportó gran cosa a la civilización del hombre amarillo, aunque sí estimuló un nuevo y rápido desarrollo de las tendencias latentes en las estirpes chinas superiores. Desde Henan hasta Shanxi, los potenciales de una civilización avanzada empezaban a dar su fruto. La metalurgia y todas las artes de la manufactura datan de aquellos días.
79:7.6 (886.7) Las similitudes entre algunos de los primeros métodos chinos y mesopotámicos de cálculo del tiempo, de astronomía y de administración gubernamental se debieron a las relaciones comerciales entre estos dos centros tan alejados entre sí. Incluso en tiempos de los sumerios, los mercaderes chinos viajaban por las rutas terrestres que atravesaban el Turquestán hasta Mesopotamia. Este intercambio no fue unilateral; benefició considerablemente al valle del Éufrates igual que a los pueblos de la llanura del Ganges. Sin embargo, los cambios climáticos y las invasiones nómadas del tercer milenio antes de Cristo redujeron mucho el volumen de comercio por las pistas de caravanas de Asia central.
79:8.1 (887.1) Así como el hombre rojo se vio perjudicado por su excesiva belicosidad, no está de más observar que el dominio total de los chinos sobre Asia retrasó el desarrollo del Estado. Tenían un gran potencial de solidaridad racial, pero no llegó a desarrollarse debidamente porque les faltaba el estímulo impulsor que supone el peligro permanente de una agresión exterior.
79:8.2 (887.2) Una vez terminada la conquista del este de Asia, el antiguo Estado militar se fue desintegrando gradualmente y se olvidaron las guerras pasadas. De la épica lucha con la raza roja solo subsistió la vaga tradición de una antigua contienda con los pueblos arqueros. Los chinos se volcaron pronto en el trabajo de la tierra, lo que acentuó más sus tendencias pacíficas, y el hecho de que su población estuviera muy por debajo de la ratio hombre-tierra para una sociedad agrícola contribuyó aún más al creciente carácter pacífico del país.
79:8.3 (887.3) La consciencia de los logros del pasado (algo atenuada en el presente), el conservadurismo de un pueblo abrumadoramente agrícola y una vida familiar bien desarrollada dieron nacimiento a la veneración de los ancestros, que culminó en la costumbre de honrar a los hombres del pasado hasta rayar en la adoración. Una actitud muy similar prevaleció entre las razas blancas de Europa durante unos quinientos años tras la desintegración de la civilización grecorromana.
79:8.4 (887.4) La creencia en la «Verdad Única» y la adoración de esa verdad, tal como enseñó Singlangton, no murieron nunca del todo, pero a medida que pasaba el tiempo, la búsqueda de verdades nuevas y más elevadas fue eclipsada por una tendencia creciente a venerar lo que estaba ya establecido. Lentamente, el genio de la raza amarilla se fue desviando de la búsqueda de lo desconocido a la conservación de lo conocido. Y por este motivo se estancó la civilización que había protagonizado el progreso más rápido del mundo.
79:8.5 (887.5) La reunificación política de la raza amarilla se consumó entre los años 4000 y 500 a. C., aunque ya se había efectuado antes la unión cultural de los centros del Yangtsé y el río Amarillo. Esta reunificación política de los grupos tribales más tardíos no se produjo sin conflictos, pero la opinión pública seguía siendo contraria a la guerra. El culto a los ancestros, la proliferación de dialectos y la ausencia de reclutamientos militares durante miles y miles de años habían generado un pueblo ultrapacífico.
79:8.6 (887.6) Aunque el desarrollo precoz de un Estado avanzado que parecía prometer la raza amarilla no llegó a producirse, esta raza avanzó progresivamente en la realización de las artes de la civilización, sobre todo en los campos de la agricultura y la horticultura. Los agricultores de Shanxi y Henan necesitaban cooperar colectivamente para solucionar sus problemas hidráulicos. Esas dificultades relacionadas con el riego y la conservación del suelo favorecieron considerablemente el desarrollo de la interdependencia con la consiguiente promoción de la paz entre grupos agrícolas.
79:8.7 (887.7) El desarrollo de la escritura unido al establecimiento de escuelas contribuyeron pronto a la difusión del conocimiento a escala desconocida hasta entonces. Sin embargo, la complicación del sistema de escritura ideográfica limitó en número a las clases cultas a pesar de la aparición temprana de la imprenta. Por su parte, el proceso de normalización social y dogmatización filosófico-religiosa siguió avanzando a buen ritmo por encima de todo lo demás. El desarrollo religioso de la veneración a los ancestros se complicó más con la incorporación de un torrente de supersticiones relacionadas con la adoración de la naturaleza, pero en el culto imperial a Shangdi se seguían conservando vestigios de un verdadero concepto de Dios.
79:8.8 (888.1) El punto débil de la veneración a los ancestros es que promueve una filosofía orientada hacia atrás. Por sensato que pueda ser cosechar la sabiduría del pasado, es un desatino considerar que el pasado es la fuente exclusiva de la verdad. La verdad es relativa y está en expansión; vive siempre en el presente y consigue una expresión nueva en cada generación de hombres, incluso en cada vida humana.
79:8.9 (888.2) El punto fuerte de la veneración a los ancestros es el valor que esta actitud atribuye a la familia. La asombrosa persistencia y estabilidad de la cultura china son consecuencia de la posición primordial conferida a la familia, pues la civilización depende directamente del funcionamiento efectivo de esta institución. En China la familia alcanzó una importancia social e incluso un significado religioso que muy pocos pueblos han podido emular.
79:8.10 (888.3) La devoción filial y la lealtad familiar exigidas por el culto creciente a los ancestros aseguró el establecimiento de relaciones familiares superiores y grupos familiares duraderos que favorecieron el desarrollo de los siguientes factores preservadores de la civilización:
79:8.11 (888.4) 1. La conservación de la propiedad y la riqueza.
79:8.12 (888.5) 2. La puesta en común de la experiencia de más de una generación.
79:8.13 (888.6) 3. La educación eficiente de los niños en las artes y ciencias del pasado.
79:8.14 (888.7) 4. El desarrollo de un fuerte sentido del deber, el mejoramiento de la moralidad y el aumento de la sensibilidad ética.
79:8.15 (888.8) El periodo formativo de la civilización china, iniciado con la llegada de los anditas, se extiende hasta el gran despertar ético, moral y semirreligioso del siglo sexto antes de Cristo. La tradición china conserva de forma difusa la historia del pasado evolutivo: la transición de la familia matriarcal a la patriarcal, el establecimiento de la agricultura, el desarrollo de la arquitectura, el inicio de la industria; y todo ello narrado de forma sucesiva. Esta historia presenta con mayor precisión que cualquier otro relato similar la imagen del ascenso magnífico de un pueblo superior desde los niveles de la barbarie. Durante ese tiempo pasaron de una sociedad agrícola primitiva a una organización social más alta con ciudades, manufactura, metalurgia, comercio, gobierno, escritura, matemáticas, arte, ciencias e imprenta.
79:8.16 (888.9) Y así ha perdurado a través de los siglos la antigua civilización de la raza amarilla. Han transcurrido casi cuarenta mil años desde que se produjeron los primeros avances importantes en la cultura china, y aunque ha habido muchos retrocesos, la civilización de los hijos de Han es la que más cerca está de presentar un cuadro ininterrumpido de progresión continua hasta los tiempos del siglo veinte. Las razas blancas han alcanzado un alto grado de desarrollo mecánico y religioso, pero no han superado nunca a los chinos en lealtad a la familia, ética de grupo ni moralidad personal.
79:8.17 (888.10) Esta antigua cultura ha contribuido mucho a la felicidad humana. Millones de seres humanos han vivido y han muerto bendecidos por sus logros. Esta gran civilización ha descansado durante siglos sobre los laureles del pasado, pero está volviendo a despertar en este mismo momento para plantearse de nuevo las metas trascendentes de la existencia mortal, para hacer suya una vez más la lucha sin tregua por un progreso sin fin.
79:8.18 (888.11) [Presentado por un arcángel de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 80
80:0.1 (889.1) AUNQUE el hombre azul europeo no logró desarrollar por sí mismo una gran civilización cultural, proporcionó el fundamento biológico de cepas adanizadas que se mezclaron posteriormente con los invasores anditas y generaron una de las estirpes más capaces de impulsar una civilización dinámica que haya aparecido nunca en Urantia desde los tiempos de la raza violeta y sus sucesores anditas.
80:0.2 (889.2) Los pueblos blancos modernos contienen las cepas supervivientes de la estirpe adánica que se mezcló con las razas sangik, sobre todo con la azul y en mucha menor medida con la roja y la amarilla. En todas las razas blancas hay un porcentaje considerable de la estirpe andonita original, y aún mayor de las primeras cepas noditas.
80:1.1 (889.3) Antes de que los últimos anditas fueran expulsados del valle del Éufrates, muchos de sus hermanos habían entrado en Europa como aventureros, maestros, comerciantes y guerreros. Durante los primeros días de la raza violeta la depresión mediterránea estaba protegida por el istmo de Gibraltar y el puente terrestre de Sicilia. Parte del comercio marítimo más temprano se estableció en estos lagos interiores, donde los hombres azules del norte y los saharianos del sur se encontraban con los noditas y los adanitas del este.
80:1.2 (889.4) Los noditas habían establecido una de sus áreas culturales más extensas en la depresión del Mediterráneo oriental. Desde estos centros habían penetrado un poco en el sur de Europa y mucho más en el norte de África. Los sirios nodita-andonitas de cabeza ancha introdujeron muy pronto la alfarería y la agricultura en sus asentamientos del delta del Nilo que se elevaba lentamente. Importaron también ovejas, cabras, ganado bovino y otros animales domésticos, y aportaron importantes avances en el trabajo de los metales, ya que Siria era entonces el centro de esta industria.
80:1.3 (889.5) Durante más de treinta mil años Egipto recibió un flujo continuo de mesopotámicos que aportaron su arte y su cultura con el consiguiente enriquecimiento artístico y cultural del valle del Nilo. Sin embargo, la llegada de numerosa población procedente del Sahara deterioró tanto la antigua civilización de la ribera del Nilo que el nivel cultural de Egipto llegó a su punto más bajo hace unos quince mil años.
80:1.4 (889.6) Pero en tiempos anteriores los adanitas no habían encontrado obstáculos en su migración hacia el oeste. El Sahara era un pastizal abierto poblado por pastores y agricultores. Estos saharianos nunca se dedicaron a la manufactura ni construyeron ciudades. Eran un grupo índigo-negro con abundantes cepas de las extintas razas verde y naranja. En cambio recibieron muy poca herencia violeta antes de que la elevación de las tierras y el desplazamiento de los vientos húmedos terminaran de dispersar los restos de su próspera y pacífica civilización.
80:1.5 (890.1) La sangre de Adán ha sido compartida por la mayoría de las razas humanas, aunque algunas recibieron más que otras. Los adanitas no se sentían atraídos por las razas mestizas de la India ni por los pueblos más oscuros de África. Se habrían mezclado sin reparos con el hombre rojo si no hubiera estado tan lejos en las Américas y estaban bien dispuestos hacia el hombre amarillo, prácticamente inaccesible en el Asia remota. Por eso cuando migraban impulsados por móviles altruistas o aventureros o cuando fueron expulsados del valle del Éufrates, los adanitas optaban muy naturalmente por unirse con las razas azules de Europa.
80:1.6 (890.2) Los hombres azules dominantes en Europa por aquel entonces no tenían prácticas religiosas que fueran repulsivas para los primeros emigrantes adanitas, y había una gran atracción sexual entre la raza violeta y la azul. Para los mejores hombres azules era un gran honor que se les permitiera emparejarse con las adanitas. Todo hombre azul abrigaba la ambición de llegar a ser tan artista y tan competente como para ganarse el afecto de alguna mujer adanita, y la máxima aspiración de una mujer azul superior era recibir las atenciones de un adanita.
80:1.7 (890.3) Poco a poco estos hijos migrantes del Edén se fueron uniendo con los tipos superiores de la raza azul y vigorizaron sus prácticas culturales mientras exterminaban implacablemente las cepas supervivientes de la estirpe neandertal. Este método de cruce de razas combinado con la eliminación de las cepas inferiores dio origen a más de una decena de grupos viriles y progresivos de hombres azules superiores, entre ellos el que habéis denominado cromañón.
80:1.8 (890.4) Por estas y otras razones, sin olvidar la existencia de mejores rutas migratorias, las primeras oleadas de cultura mesopotámica se abrieron camino casi exclusivamente hacia Europa. Y fueron estas circunstancias las que determinaron los antecedentes de la civilización europea moderna.
80:2.1 (890.5) La primera expansión de la raza violeta hacia Europa fue interrumpida bruscamente por ciertos cambios climáticos y geológicos bastante repentinos. Con la retirada de los campos de hielo del norte, los vientos húmedos procedentes del oeste se desplazaron hacia el norte, y los grandes pastizales abiertos del Sahara se convirtieron gradualmente en un desierto estéril. Esta sequía dispersó a los hombres morenos de corta estatura, ojos negros y cabeza alargada que vivían en la gran meseta del Sahara.
80:2.2 (890.6) Los representantes más puros de la raza índigo se dirigieron hacia el sur hasta los bosques de África central donde han permanecido desde entonces. Los grupos más mezclados se extendieron en tres direcciones. Las tribus superiores del oeste emigraron a España y de allí a regiones adyacentes de Europa, donde formaron el núcleo de las posteriores razas mediterráneas de color moreno y cabeza alargada. Los habitantes menos progresivos del este de la meseta del Sahara emigraron a Arabia y desde allí, a través del norte de Mesopotamia y de la India, a la lejana isla de Ceilán. El grupo central se trasladó al norte y este del valle del Nilo y a Palestina.
80:2.3 (890.7) Este substrato sangik secundario sugiere cierto grado de parentesco entre los pueblos modernos hoy dispersos desde el Decán, pasando por Irán y Mesopotamia, y a lo largo de ambas orillas del mar Mediterráneo.
80:2.4 (890.8) Hacia la época en que se produjeron en África estos cambios climáticos, Inglaterra se separó del continente y Dinamarca surgió del mar, al tiempo que un terremoto hundía el istmo de Gibraltar que protegía la cuenca occidental del Mediterráneo, lo que elevó rápidamente este lago interior hasta el nivel del océano Atlántico. Acto seguido se sumergió el puente terrestre de Sicilia, y el Mediterráneo se convirtió en un solo mar comunicado con el océano Atlántico. Este cataclismo de la naturaleza inundó decenas de asentamientos humanos y ocasionó la mayor pérdida de vidas por inundación de la historia del mundo.
80:2.5 (891.1) Este anegamiento de la cuenca mediterránea restringió inmediatamente los desplazamientos de los adanitas hacia el oeste, mientras que la gran afluencia de saharianos los obligó a buscar salidas para su creciente población hacia el norte y este del Edén. En su viaje hacia el norte desde los valles del Tigris y del Éufrates, los descendientes de Adán se encontraron con barreras montañosas y con el mar Caspio, que era entonces más extenso. Durante muchas generaciones los adanitas cazaron, pastorearon y trabajaron la tierra en torno a sus asentamientos dispersos por todo el Turquestán. Poco a poco este pueblo magnífico fue expandiendo su territorio a Europa, pero esta vez los adanitas entraron en Europa por el este y encontraron que la cultura del hombre azul estaba miles de años por detrás de la de Asia al no haber tenido casi ningún contacto con Mesopotamia.
80:3.1 (891.2) Los antiguos centros de cultura del hombre azul estaban situados en las riberas de todos los ríos de Europa, pero hoy en día el Somme es el único que corre por su mismo cauce de la época preglaciar.
80:3.2 (891.3) Aunque decimos que el hombre azul dominaba el continente europeo, había decenas de tipos raciales. Hace treinta y cinco mil años las razas azules europeas eran ya un pueblo muy mezclado que portaba cepas tanto rojas como amarillas. Por otra parte, en las costas atlánticas y en las regiones de la Rusia de hoy había absorbido una cantidad considerable de sangre andonita, y en el sur estaba en contacto con los pueblos saharianos. Pero sería infructuoso intentar enumerar los muchos grupos raciales.
80:3.3 (891.4) La civilización europea de este primer periodo posadánico fue una mezcla única del vigor y el arte de los hombres azules con la imaginación creativa de los adanitas. Los hombres azules eran una raza de gran vigor, pero deterioraron considerablemente el estatus cultural y espiritual de los adanitas. Era muy difícil que los adanitas pudieran inculcar su religión a los cromañoides por culpa de la propensión de muchos de esos adanitas a engañar y seducir a las jóvenes. Durante diez mil años la religión en Europa se mantuvo a nivel muy bajo en comparación con su desarrollo en Egipto y la India.
80:3.4 (891.5) Los hombres azules eran perfectamente honrados en todos sus tratos y estaban libres por completo de los vicios sexuales de los adanitas mestizos. Respetaban la virginidad y solo practicaban la poligamia cuando la guerra provocaba escasez de varones.
80:3.5 (891.6) Los pueblos cromañones eran una raza valiente y previsora. Tenían un sistema eficaz de educación infantil. Ambos padres participaban en esta labor con la plena colaboración de los hijos mayores. Se afanaban por enseñar a cada niño a cuidar las cuevas, practicar las artes y tallar el pedernal. Desde muy jóvenes, las mujeres estaban versadas en artes domésticas y agricultura básica, mientras que los hombres eran cazadores expertos y bravos guerreros.
80:3.6 (891.7) Los hombres azules eran cazadores, pescadores y recolectores de alimentos; eran expertos constructores de embarcaciones. Fabricaban hachas de piedra, talaban árboles, levantaban cabañas de troncos parcialmente soterradas y techadas con pieles. Hay pueblos que siguen construyendo cabañas similares en Siberia. Los cromañones del sur vivían generalmente en cuevas y grutas.
80:3.7 (892.1) Durante los rigores del invierno no era raro que los centinelas que vigilaban por la noche las entradas de las cuevas murieran congelados. Eran valerosos, pero por encima de todo eran artistas; la mezcla adánica activó repentinamente su imaginación creativa. El arte del hombre azul tuvo su punto culminante hace unos quince mil años, antes de que las razas de piel más oscura empezaran a subir desde África hacia el norte a través de España.
80:3.8 (892.2) Hace unos quince mil años los bosques alpinos estaban en pleno avance. Los cazadores europeos se veían empujados hacia los valles de los ríos y las orillas del mar por las mismas presiones climáticas que habían transformado los prósperos terrenos de caza del mundo en desiertos secos y estériles. A medida que los vientos húmedos se desplazaban hacia el norte, los grandes pastizales abiertos de Europa se fueron cubriendo de bosques. Estas importantes modificaciones climáticas relativamente repentinas obligaron a las razas de Europa dedicadas a la caza en espacios abiertos a convertirse en pastores y, en cierta medida, pescadores y cultivadores del suelo.
80:3.9 (892.3) Aunque estos cambios produjeron avances culturales, trajeron consigo ciertos retrocesos biológicos. Durante la anterior era cazadora las tribus superiores se habían casado con los cautivos de guerra de tipo superior y habían destruido sistemáticamente a quienes consideraban inferiores. Pero cuando se fueron asentando y dedicando a la agricultura y el comercio, empezaron a conservar como esclavos a muchos de los cautivos mediocres. Y fue la progenie de estos esclavos la que produjo el gran deterioro posterior del tipo cromañoide. La cultura siguió retrocediendo hasta que recibió un nuevo impulso desde el este con la masiva invasión final de los mesopotámicos, que barrieron Europa, absorbieron rápidamente el tipo y la cultura de los cromañones e iniciaron la civilización de las razas blancas.
80:4.1 (892.4) Aunque los anditas afluyeron a Europa en una corriente continua, hubo siete invasiones principales, y los últimos llegaron a caballo en tres grandes oleadas. Algunos entraron en Europa por las islas del Egeo y remontaron el valle del Danubio, pero la mayoría de las cepas primeras y más puras emigraron hacia el noroeste de Europa por la ruta del norte cruzando los pastizales del Volga y el Don.
80:4.2 (892.5) Entre la tercera y la cuarta invasión una horda de andonitas penetró en Europa por el norte procedente de Siberia vía los ríos rusos y el Báltico. Fueron asimilados inmediatamente por las tribus anditas del norte.
80:4.3 (892.6) Las primeras expansiones de la raza violeta más pura fueron mucho más pacíficas que las de sus descendientes anditas posteriores, semimilitares con aspiraciones de conquista. Los adanitas eran pacíficos y los noditas combativos. De la unión de estas estirpes, mezclada más tarde con las razas sangik, surgió el capaz y agresivo pueblo andita autor de verdaderas conquistas militares.
80:4.4 (892.7) Pero el caballo fue el factor evolutivo que determinó la dominación de los anditas en Occidente. El caballo dio a los anditas en vías de dispersión la ventaja inexistente hasta entonces de la movilidad y permitió a los últimos grupos de jinetes anditas avanzar rápidamente rodeando el mar Caspio hasta invadir toda Europa. Todas las oleadas anteriores de anditas se habían desplazado tan lentamente que tendían a desintegrarse al llegar a cierta distancia de Mesopotamia, en cambio estas últimas oleadas avanzaron tan rápido que llegaron a Europa en grupos cohesionados que aún conservaban cierto grado de cultura superior.
80:4.5 (893.1) Cuando los recios jinetes anditas hicieron su aparición en el sexto y séptimo milenio antes de Cristo, el mundo habitado llevaba diez mil años de escaso progreso cultural fuera de China y la región del Éufrates. A su paso hacia el oeste a través de las llanuras rusas, absorbiendo lo mejor del hombre azul y exterminando lo peor, se mezclaron con él en un solo pueblo. Fueron los ancestros de las llamadas razas nórdicas, los antepasados de los pueblos escandinavo, germano y anglosajón.
80:4.6 (893.2) Las cepas azules superiores no tardaron en ser enteramente absorbidas por los anditas en todo el norte de Europa. Solo en Laponia (y hasta cierto punto en Bretaña) los antiguos andonitas conservaron al menos una apariencia de identidad.
80:5.1 (893.3) Las tribus del norte de Europa habían sido reforzadas y mejoradas continuamente por el flujo permanente de mesopotámicos que emigraban a través del Turquestán y el sur de Rusia, de modo que cuando las últimas oleadas de la caballería andita barrieron Europa había ya más habitantes con herencia andita en esta región que en todo el resto del mundo.
80:5.2 (893.4) Durante tres mil años el cuartel general militar de los anditas del norte estuvo en Dinamarca. Desde este punto central salieron las oleadas sucesivas de conquista, que se iban volviendo cada vez más blancas y menos anditas a medida que el paso de los siglos presenciaba la fusión final de los conquistadores mesopotámicos con los pueblos conquistados.
80:5.3 (893.5) El hombre azul había sido absorbido en el norte y acabó sucumbiendo ante la caballería blanca que penetraba hacia el sur, pero las tribus de raza blanca mestiza se toparon en su avance con la tenaz y prolongada resistencia de los cromañones. Gracias a su inteligencia superior y al crecimiento constante de sus reservas biológicas, los invasores acabaron borrando de la existencia a la raza más antigua.
80:5.4 (893.6) Las batallas decisivas entre el hombre blanco y el hombre azul se libraron en el valle del Somme donde la flor y nata de la raza azul se opuso encarnizadamente al avance hacia el sur de los anditas. Durante más de quinientos años estos cromañoides lograron defender sus territorios antes de sucumbir a la superior estrategia militar de los invasores blancos. Thor, el comandante victorioso de los ejércitos del norte en la batalla final del Somme, se convirtió en el héroe de las tribus blancas del norte, y algunas de ellas lo veneraron más tarde como un dios.
80:5.5 (893.7) Las plazas fuertes del hombre azul que más persistieron estaban en el sur de Francia, pero la última gran resistencia militar fue superada a lo largo del Somme. La conquista posterior se llevó a cabo por penetración comercial, presión de la población a lo largo de los ríos y matrimonios continuos entre individuos superiores junto con la exterminación sistemática de los inferiores.
80:5.6 (893.8) Cuando el consejo tribal de los ancianos anditas declaraba inepto a un cautivo inferior, lo entregaba mediante una elaborada ceremonia a los sacerdotes chamanes que lo escoltaban hasta el río donde le practicaban el rito de iniciación a los «felices campos de caza», es decir, lo ahogaban. De este modo exterminaban los invasores blancos de Europa a todos los pueblos que encontraban en su camino cuando no los absorbían directamente en sus propias filas, y así acabaron rápidamente con el hombre azul.
80:5.7 (893.9) El hombre azul cromañoide constituyó el fundamento biológico de las razas europeas modernas, pero solo ha sobrevivido en la medida en que fue absorbido por los viriles conquistadores posteriores de sus tierras natales. La cepa azul aportó muchos rasgos de robustez y vigor físico a las razas blancas de Europa, pero el humor y la imaginación de los pueblos europeos mezclados provenían de los anditas. Esta unión azul-andita, que originó las razas blancas del norte, provocó un deterioro inmediato de la civilización andita, aunque fue un retraso de naturaleza transitoria. La superioridad latente de estos bárbaros del norte acabaría por manifestarse y culminar en la civilización europea de hoy en día.
80:5.8 (894.1) El año 5000 a. C., las razas blancas en vías de evolución dominaban todo el norte de Europa, incluyendo el norte de Alemania, el norte de Francia y las islas británicas. Europa central estuvo controlada durante algún tiempo por el hombre azul y por los andonitas de cabeza redonda. Estos últimos estaban situados principalmente en el valle del Danubio y nunca fueron desplazados del todo por los anditas.
80:6.1 (894.2) A partir de la época de las últimas emigraciones anditas, la cultura decayó en el valle del Éufrates y el centro inmediato de civilización se desplazó al valle del Nilo. Egipto sucedió a Mesopotamia como sede del grupo más avanzado del planeta.
80:6.2 (894.3) El valle del Nilo empezó a inundarse un poco antes que los valles de Mesopotamia, pero salió mejor parado. Este infortunio inicial estuvo más que compensado por la corriente continua de inmigrantes anditas, de forma que la cultura de Egipto, aunque en realidad provenía de la región del Éufrates, pareció tomar la delantera. En el año 5000 a. C., durante el periodo de inundaciones en Mesopotamia, había siete grupos distintos de seres humanos en Egipto, y todos salvo uno venían de Mesopotamia.
80:6.3 (894.4) Cuando se produjo el último éxodo desde el valle del Éufrates, Egipto tuvo la fortuna de captar a muchos de los artistas y artesanos más diestros. Esos artesanos anditas se encontraban a gusto porque estaban perfectamente familiarizados con la vida fluvial, las inundaciones, los riegos y las temporadas secas. Apreciaban la ubicación protegida del valle del Nilo, donde estaban mucho menos expuestos a incursiones y ataques hostiles que a orillas del Éufrates. Contribuyeron considerablemente al progreso de la metalurgia entre los egipcios. En Egipto trabajaban el mineral de hierro procedente del monte Sinaí en vez del de las regiones del mar Negro.
80:6.4 (894.5) Los egipcios reunieron muy pronto a sus deidades municipales en un intrincado sistema nacional de dioses. Desarrollaron una extensa teología y tuvieron un clero igualmente extenso aunque gravoso. Algunos líderes intentaron revitalizar los vestigios de las primeras enseñanzas religiosas de los setitas, pero sus empeños no arraigaron. Los anditas fueron los autores de las primeras estructuras de piedra que se construyeron en Egipto. La primera pirámide de piedra y la más bella de todas fue erigida por Imhotep, un genio andita de la arquitectura, durante su mandato como primer ministro. Los edificios anteriores eran de ladrillo, y aunque ya se habían levantado muchas estructuras de piedra en distintas partes del mundo, esta fue la primera en Egipto. Sin embargo, el arte de la construcción entró en continua decadencia desde los días de este gran arquitecto.
80:6.5 (894.6) Este periodo de esplendor cultural se vio bruscamente interrumpido por guerras internas a lo largo del Nilo y el país no tardó en ser invadido, como lo había sido Mesopotamia, por las tribus inferiores de la inhóspita Arabia y por los negros del sur. A raíz de estas invasiones el progreso social retrocedió imparablemente durante más de quinientos años.
80:7.1 (895.1) Mientras la cultura decaía en Mesopotamia una civilización superior persistió durante algún tiempo en las islas del Mediterráneo oriental.
80:7.2 (895.2) Hacia el año 12 000 a. C. una brillante tribu de anditas emigró a Creta. Esta fue la única isla colonizada tan pronto por un grupo tan superior, y pasaron casi dos mil años antes de que los descendientes de estos marineros se extendieran por las islas vecinas. Este grupo era el de los anditas de cabeza estrecha y menor estatura, que se habían casado con la rama vanita de los noditas del norte. Todos medían menos de un metro ochenta y habían sido expulsados literalmente del continente por sus compañeros más altos aunque inferiores. Estos emigrantes a Creta eran expertos en trabajar los textiles, los metales, la alfarería, la fontanería y la piedra como material de construcción. Utilizaban la escritura y vivían de la agricultura y el pastoreo.
80:7.3 (895.3) Casi dos mil años después de la colonización de Creta un grupo de descendientes de Adamson llegó a Grecia por las islas del norte. Eran de elevada estatura y venían casi directamente de su lugar de origen situado en las tierras altas del norte de Mesopotamia. Estos progenitores de los griegos fueron conducidos hacia el oeste por Sato, un descendiente directo de Adamson y Ratta.
80:7.4 (895.4) El grupo que terminó asentándose en Grecia constaba de trescientas setenta y cinco personas selectas y superiores que representaban el final de la segunda civilización adamsonita. Estos hijos más tardíos de Adamson eran portadores de las cepas entonces más valiosas de las razas blancas emergentes. Su nivel intelectual era alto, y desde el punto de vista físico eran los hombres más hermosos del mundo desde los días del primer Edén.
80:7.5 (895.5) Grecia y las islas egeas sucedieron muy pronto a Mesopotamia y Egipto como centro occidental del comercio, el arte y la cultura. Y tal como había ocurrido en Egipto, prácticamente todo el arte y la ciencia del mundo egeo procedían una vez más de Mesopotamia, salvo la cultura de los precursores adamsonitas de los griegos. Todo el arte y el genio de este pueblo más tardío es legado directo de la posteridad de Adamson, el primer hijo de Adán y Eva, y su extraordinaria segunda esposa, una descendiente directa en línea ininterrumpida del equipo nodita puro del príncipe Caligastia. No es de extrañar, pues, que los griegos tuvieran tradiciones mitológicas que remontaban su origen directamente a dioses y seres sobrehumanos.
80:7.6 (895.6) La región egea pasó por cinco etapas culturales distintas cada una menos espiritual que la anterior y poco después, la última era de gloria artística se hundiría bajo el peso de los mediocres y prolíficos descendientes de los esclavos danubianos importados por las generaciones posteriores de griegos.
80:7.7 (895.7) Durante esta edad alcanzó su apogeo en Creta el culto a la madre de los descendientes de Caín. Este culto glorificaba a Eva en la adoración de la «gran madre». Había imágenes de Eva por todas partes. Se erigieron miles de santuarios públicos por toda Creta y Asia Menor. Este culto a la madre perduró hasta los tiempos de Cristo y fue incorporado más tarde a la primera religión cristiana bajo el atuendo de la glorificación y adoración a María, la madre de Jesús en la tierra.
80:7.8 (895.8) En torno al año 6500 a. C. la herencia espiritual de los anditas estaba en claro declive. Los descendientes de Adán, ya muy dispersos, habían sido prácticamente devorados por las razas humanas más antiguas y numerosas. Esta decadencia de la civilización andita, unida a la desaparición de sus criterios religiosos, dejó a las razas espiritualmente empobrecidas del mundo en un estado deplorable.
80:7.9 (896.1) El año 5000 a. C. las tres cepas más puras de los descendientes de Adán estaban en Sumeria, el norte de Europa y Grecia. Toda Mesopotamia se iba deteriorando lentamente por la afluencia de razas mestizas y más oscuras desde Arabia, y la llegada de estos pueblos inferiores contribuyó aún más a la dispersión del residuo biológico y cultural de los anditas. Los más aventureros salieron en masa de todo el Creciente Fértil hacia las islas del oeste. Estos emigrantes cultivaban tanto cereales como hortalizas y llevaban consigo animales domesticados.
80:7.10 (896.2) Hacia el año 5000 a. C. un importante contingente de mesopotámicos progresistas salió del valle del Éufrates y se estableció en la isla de Chipre. Esta civilización fue exterminada unos dos mil años más tarde por las hordas bárbaras del norte.
80:7.11 (896.3) Otra gran colonia se asentó en el Mediterráneo cerca del emplazamiento posterior de Cartago. Numerosos anditas entraron en España desde el norte de África y se mezclaron más tarde en Suiza con sus hermanos que habían llegado antes a Italia desde las islas egeas.
80:7.12 (896.4) Cuando la decadencia cultural de Mesopotamia se reprodujo en Egipto, muchas de las familias más capaces y avanzadas huyeron a Creta y contribuyeron a enriquecer la ya avanzada civilización cretense. Y cuando más adelante la llegada de grupos inferiores procedentes de Egipto amenazó la civilización de Creta, las familias más cultas salieron en dirección oeste hasta Grecia.
80:7.13 (896.5) Los griegos no solo fueron grandes educadores y artistas, fueron también los mejores comerciantes y colonizadores del mundo. Antes de sucumbir al alud de inferioridad que acabó sepultando su arte y su comercio, consiguieron establecer tantos puestos avanzados de cultura en el oeste que muchos de los adelantos de la primera civilización griega perduraron en los pueblos posteriores del sur de Europa y muchos descendientes mestizos de esos adamsonitas se incorporaron a las tribus de las tierras continentales adyacentes.
80:8.1 (896.6) Los pueblos anditas del valle del Éufrates emigraron al norte de Europa, donde se mezclaron con los hombres azules, y al oeste hacia las regiones mediterráneas, donde se combinaron con los restos de los ya mezclados saharianos y con los hombres azules del sur. Estas dos ramas de la raza blanca estaban y siguen estando ampliamente separadas por los supervivientes montañeses de cabeza ancha de las primeras tribus andonitas que llevaban mucho tiempo poblando las regiones centrales.
80:8.2 (896.7) Estos descendientes de Andon estaban dispersos por la mayoría de las regiones montañosas del centro y sudeste de Europa. Eran reforzados con frecuencia por inmigrantes procedentes de Asia Menor donde su número era considerable. Los antiguos hititas provenían directamente de la estirpe andonita; su piel clara y su cabeza ancha eran típicas de esta raza. Esta cepa la portaban los antepasados de Abraham y contribuyó mucho al aspecto facial característico de sus descendientes judíos posteriores. La cultura y la religión de estos judíos procedían de los anditas, aunque no así su lengua, que era claramente andonita.
80:8.3 (897.1) Las tribus que vivían en casas construidas sobre pilotes o pilares de troncos en los lagos de Italia, Suiza y el sur de Europa constituían la avanzada expansiva de las emigraciones africana, egea y, sobre todo, danubiana.
80:8.4 (897.2) Los danubianos eran pastores y agricultores andonitas que habían entrado en Europa por la península balcánica y avanzaban lentamente hacia el norte por el valle del Danubio. Eran alfareros, cultivaban la tierra y preferían vivir en los valles. El asentamiento danubiano más septentrional estaba en Lieja, en Bélgica. Estas tribus se degradaron rápidamente a medida que se fueron alejando del centro y fuente de su cultura. Su mejor cerámica es la que fabricaron en los asentamientos más antiguos.
80:8.5 (897.3) Los danubianos se convirtieron al culto a la madre por influencia de los misioneros de Creta. Estas tribus se amalgamaron más tarde con grupos de marineros andonitas llegados en barco desde la costa de Asia Menor, y que también adoraban a la madre. Gran parte de Europa central fue colonizada pronto por estas razas blancas mestizas de cabeza ancha que practicaban el culto a la madre y el rito religioso de incinerar a los muertos, pues los adoradores de la madre acostumbraban a quemar a sus muertos en cabañas de piedra.
80:9.1 (897.4) Hacia el final de las emigraciones anditas las mezclas raciales de Europa se habían generalizado en las tres razas blancas siguientes:
80:9.2 (897.5) 1. La raza blanca del norte. Esta raza llamada nórdica consistía básicamente en la unión del hombre azul con el andita, pero contenía también una cantidad importante de sangre andonita y cantidades menores de sangre sangik roja y amarilla. Por lo tanto la raza blanca del norte contenía las cuatro estirpes humanas más deseables, aunque su herencia principal provenía del hombre azul. El típico nórdico primitivo era alto, rubio y tenía la cabeza alargada, pero hace mucho tiempo que esta raza se mezcló por completo con todas las ramas de los pueblos blancos.
80:9.3 (897.6) La cultura primitiva que los invasores nórdicos encontraron en Europa era fruto de la mezcla de los danubianos en vías de regresión con los hombres azules. Las culturas nórdico-danesa y andonita-danubiana se encontraron y mezclaron en el Rin, como queda atestiguado por la existencia de dos grupos raciales en la Alemania de hoy.
80:9.4 (897.7) Los nórdicos siguieron comerciando con el ámbar de la costa báltica y establecieron importantes intercambios con los danubianos de cabeza ancha a través del paso de Brenner. Este frecuente contacto con los habitantes del Danubio indujo a los hombres del norte a adoptar el culto a la madre, y durante varios miles de años la incineración de los muertos estuvo prácticamente generalizada en Escandinavia. Esto explica por qué no se pueden encontrar restos de las primeras razas blancas —solo sus cenizas en urnas de piedra y arcilla— a pesar de estar enterrados por toda Europa. Estos hombres blancos construían también viviendas, nunca vivieron en cuevas, y este es otro de los motivos de que existan tan pocas pruebas de la primera cultura del hombre blanco. En cambio la cultura anterior de los cromañoides se ha podido conservar al estar bien protegida en cuevas y grutas. Sea como fuere, encontramos un día en el norte de Europa la cultura primitiva de los danubianos en vías de regresión mezclados con el hombre azul, y al siguiente aparece de pronto un hombre blanco inmensamente superior.
80:9.5 (897.8) 2. La raza blanca central. Aunque este grupo contiene cepas azules, amarillas y anditas, es predominantemente andonita. Es gente morena y fornida, de cabeza ancha y baja estatura. Están insertados entre las razas nórdica y mediterránea como una cuña cuya amplia base se ubica en Asia y cuyo vértice penetra hasta el este de Francia.
80:9.6 (898.1) Durante casi veinte mil años los anditas habían empujado a los andonitas a adentrarse cada vez más en el norte de Asia central. El año 3000 a. C. la creciente aridez estaba obligando a esos andonitas a volver al Turquestán. Este empuje andonita hacia el sur continuó durante más de mil años, y tras dividirse para rodear los mares Caspio y Negro, penetraron en Europa por Ucrania y por los Balcanes. Entre estos invasores estaban los últimos grupos de descendientes de Adamson, y durante la segunda mitad del periodo de invasión llegaron también muchos anditas iraníes y muchos descendientes de los sacerdotes setitas.
80:9.7 (898.2) El año 2500 a. C. el empuje hacia el oeste de los andonitas alcanzó Europa. Esta invasión de toda Mesopotamia, Asia Menor y la cuenca del Danubio por los bárbaros de las colinas de Turquestán constituyó el revés cultural más grave y duradero de todos los sufridos hasta entonces. Los invasores andonizaron definitivamente el carácter de las razas centroeuropeas, que han seguido siendo desde entonces característicamente alpinas.
80:9.8 (898.3) 3. La raza blanca del sur. Esta raza morena mediterránea era una mezcla de anditas y hombres azules con una cepa andonita menor que en el norte. Este grupo absorbió también una cantidad considerable de sangre sangik secundaria a través de los saharianos. En tiempos posteriores esta rama sur de la raza blanca recibió una fuerte aportación andita procedente del Mediterráneo oriental.
80:9.9 (898.4) Sin embargo, las regiones costeras del Mediterráneo no se poblaron de anditas hasta la época de las grandes invasiones nómadas del año 2500 a. C. Durante los siglos en que las regiones del Mediterráneo oriental estuvieron invadidas por los nómadas, el tránsito y el comercio por vía terrestre quedaron prácticamente paralizados. Esta obstrucción del transporte terrestre provocó la gran expansión del tráfico y el comercio por mar. El comercio marítimo del Mediterráneo estaba en pleno apogeo hace unos cuatro mil quinientos años, y este desarrollo del tráfico marítimo trajo consigo una expansión repentina de los descendientes de los anditas por todas las costas de la cuenca mediterránea.
80:9.10 (898.5) Estas mezclas raciales sentaron los cimientos de la raza europea del sur, la más mezclada de todas. Esta raza ha recibido nuevas incorporaciones desde esos días, en particular de las gentes azul-amarillo-anditas de Arabia. De hecho, esta raza mediterránea está tan mezclada con los pueblos circundantes que es prácticamente imposible de diferenciar como tipo aparte, pero en general sus miembros son morenos, de cabeza alargada y baja estatura.
80:9.11 (898.6) Aunque en el norte los hombres azules fueron obliterados por los anditas mediante guerras y matrimonios, sobrevivieron en mayor número en el sur. Los vascos y los bereberes representan el vestigio de dos ramas de esta raza, pero incluso estos pueblos se han mezclado a fondo con los saharianos.
80:9.12 (898.7) Este era el cuadro de la mezcla de razas en Europa central hacia el año 3000 a. C. Los tipos superiores llegaron a mezclarse a pesar del fracaso parcial de Adán y Eva.
80:9.13 (898.8) Por aquellos tiempos la Nueva Edad de Piedra se solapaba ya con la incipiente Edad del Bronce. En Escandinavia era la Edad del Bronce asociada con el culto a la madre. En el sur de Francia y en España era la Nueva Edad de Piedra asociada con el culto al sol. En esa época se construyeron templos solares circulares sin techo. Las razas blancas europeas se dedicaban activamente a la construcción y les gustaba levantar grandes piedras en homenaje al Sol como lo harían más tarde sus descendientes en Stonehenge. La moda del culto al Sol indica que fue un periodo agrícola floreciente en el sur de Europa.
80:9.14 (899.1) Las supersticiones de esta era relativamente reciente de adoración al Sol han perdurado hasta el día de hoy en la cultura popular de Bretaña. Aunque fueron cristianizados hace más de mil quinientos años, estos bretones siguen conservando amuletos de la Nueva Edad de Piedra contra el mal de ojo. Siguen manteniendo piedras del trueno en las chimeneas para protegerse contra los rayos. Los bretones no se mezclaron nunca con los nórdicos escandinavos. Son los supervivientes de los habitantes andonitas originales del oeste de Europa mezclados con la estirpe mediterránea.
80:9.15 (899.2) Sería falaz pretender clasificar a los pueblos blancos en nórdicos, alpinos y mediterráneos. Ha habido demasiadas mezclas como para dar credibilidad a semejante agrupamiento. En su día hubo una división relativamente bien definida de la raza blanca en estos tres grupos, pero desde entonces se han producido mezclas generalizadas que impiden identificar estas distinciones con una mínima claridad. Ya en el año 3000 a. C. no había más unidad racial entre los antiguos grupos sociales de la que existe hoy entre los habitantes de América del Norte.
80:9.16 (899.3) La cultura europea siguió creciendo y entremezclándose en cierta medida durante cinco mil años, pero la barrera del idioma impidió la plena reciprocidad entre las diversas naciones occidentales. Durante el pasado siglo esta cultura ha tenido su mejor oportunidad de mezclarse en la población cosmopolita de América del Norte. El futuro de este continente estará determinado por la calidad de los factores raciales que se permita incorporar a su población presente y futura, así como por el nivel de cultura social que se mantenga.
80:9.17 (899.4) [Presentado por un arcángel de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 81
81:0.1 (900.1) A PESAR de los altibajos que trajo consigo el malogro de los planes de mejoramiento del mundo proyectados en las misiones de Caligastia y de Adán, la evolución orgánica básica de la especie humana siguió llevando a las razas hacia adelante en la escala del progreso humano y del desarrollo racial. Es posible retrasar la evolución, pero no detenerla.
81:0.2 (900.2) La influencia de la raza violeta, aunque menos numerosa de lo planeado, produjo un avance en la civilización desde los días de Adán muy superior al progreso realizado por la humanidad en toda su existencia anterior de casi un millón de años.
81:1.1 (900.3) Durante unos treinta y cinco mil años después de los días de Adán la cuna de la civilización estuvo en el sudoeste de Asia. Se extendía desde el valle del Nilo hacia el este y ligeramente hacia el norte a través del norte de Arabia, pasaba por Mesopotamia e incluía el Turquestán. El clima fue el factor decisivo para el establecimiento de la civilización en esa zona.
81:1.2 (900.4) Fueron los grandes cambios climáticos y geológicos del norte de África y el oeste de Asia los que pusieron fin a las primeras emigraciones de los adanitas, pues la expansión del Mediterráneo les bloqueó el paso hacia Europa y desvió la corriente migratoria hacia el norte y el este hasta el Turquestán. Estas elevaciones de tierra y los cambios climáticos asociados concluyeron hacia el año 15 000 a. C., y para entonces la civilización languidecía en un punto muerto mundial salvo en lo que respecta a los fermentos culturales y las reservas biológicas de los anditas. Pero estos seguían confinados al este por las montañas de Asia y al oeste por la expansión de los bosques en Europa.
81:1.3 (900.5) La evolución climática estaba a punto de lograr lo que ningún otro factor había conseguido hasta entonces: obligar al hombre eurasiático a abandonar la caza por actividades agrícolas y ganaderas más avanzadas. La evolución podrá ser lenta, pero es enormemente efectiva.
81:1.4 (900.6) El hecho muy frecuente de que los primeros agricultores emplearan esclavos hizo que el labrador fuera menospreciado en su día por cazadores y pastores. La agricultura se consideró durante mucho tiempo como una actividad inferior, de ahí la idea de que el trabajo de la tierra es una maldición cuando es la más grande de todas las bendiciones. Incluso en tiempos de Caín y Abel los sacrificios de ganado se tenían en mayor estima que las ofrendas de la agricultura.
81:1.5 (900.7) La evolución del hombre de cazador a agricultor se produce normalmente tras una etapa de transición como pastor. Esto ocurría también entre los anditas, aunque en muchos casos la exigencia evolutiva de la necesidad climática hizo que tribus enteras pasaran directamente de cazadores a prósperos agricultores. Pero este fenómeno de transición directa de la caza al cultivo de la tierra solo se dio en las regiones donde la mezcla racial contenía una importante proporción de sangre violeta.
81:1.6 (901.1) Al observar la germinación de semillas humedecidas accidentalmente o puestas en las tumbas como alimento para los difuntos, los pueblos evolutivos (en especial los chinos) aprendieron pronto a plantar semillas y cosechar sus frutos. Pero por todo el suroeste de Asia, en los fértiles lechos fluviales y las llanuras adyacentes, los anditas estaban aplicando las técnicas agrícolas perfeccionadas que habían heredado de sus antepasados, dedicados en su día a la agricultura y la horticultura dentro de los límites del segundo jardín.
81:1.7 (901.2) Durante miles de años los descendientes de Adán habían cultivado en todas las tierras altas de la frontera superior de Mesopotamia las variedades de trigo y cebada tal como habían sido mejoradas en el Jardín. Allí se encontraban, comerciaban y se relacionaban socialmente los descendientes de Adán y de Adamson.
81:1.8 (901.3) Como consecuencia de estos cambios forzosos de las condiciones de vida, una parte importante de la raza humana adoptó un régimen de alimentación omnívoro. La dieta combinada de trigo, arroz y hortalizas con la carne de los rebaños marcó un gran paso hacia adelante en la salud y el vigor de esos pueblos antiguos.
81:2.1 (901.4) El crecimiento de la cultura se basa en el desarrollo de los instrumentos de civilización. Los instrumentos que el hombre utilizó en su ascenso desde el salvajismo fueron efectivos en la medida exacta en que liberaron las capacidades humanas de llevar a cabo tareas más elevadas.
81:2.2 (901.5) Vosotros que vivís ahora en un entorno de cultura en ciernes y de progreso incipiente en materia social, que incluso tenéis algo de tiempo libre para pensar sobre la sociedad y la civilización, no debéis perder de vista que vuestros antepasados primitivos tenían poco o ningún tiempo de ocio que dedicar a la reflexión seria y al pensar social.
81:2.3 (901.6) Los cuatro primeros grandes avances de la civilización humana fueron:
81:2.4 (901.7) 1. El dominio del fuego.
81:2.5 (901.8) 2. La domesticación de los animales.
81:2.6 (901.9) 3. La esclavización de los cautivos.
81:2.7 (901.10) 4. La propiedad privada.
81:2.8 (901.11) Aunque el fuego, el primer gran descubrimiento, acabaría por abrir las puertas del mundo científico, tuvo poco valor en ese sentido para el hombre primitivo que se negaba a aceptar la existencia de causas naturales para los fenómenos ordinarios.
81:2.9 (901.12) Al preguntarse de dónde venía el fuego, la sencilla historia de Andon y el pedernal pronto fue sustituida por la leyenda de que un tal Prometeo lo había robado del cielo. Los antiguos buscaban una explicación sobrenatural para todos los fenómenos naturales que superaran el alcance de su comprensión personal, y muchos modernos siguen haciendo lo mismo. La despersonalización de los llamados fenómenos naturales ha costado muchos siglos y aún no ha terminado. Pero la búsqueda decidida, sincera y audaz de las verdaderas causas dio origen a la ciencia moderna: transformó la astrología en astronomía, la alquimia en química y la magia en medicina.
81:2.10 (901.13) En la edad premecánica el único modo que tenía el hombre de hacer un trabajo sin ejecutarlo personalmente era utilizar un animal. La domesticación de animales puso en sus manos herramientas vivas cuyo uso inteligente preparó el camino tanto para la agricultura como para el transporte. Sin estos animales el hombre no se hubiera podido elevar desde su estado primitivo hasta los niveles de la civilización posterior.
81:2.11 (902.1) La mayoría de los animales más aptos para la domesticación se encontraban en Asia, sobre todo en las regiones del centro y el suroeste. Esta fue una de las razones de que la civilización progresara más rápidamente allí que en otras partes del mundo. Muchos de esos animales habían sido domesticados ya dos veces con anterioridad y volvieron a ser domados en la edad andita. En cambio el perro llevaba con los cazadores desde que fuera adoptado muchísimo antes por el hombre azul.
81:2.12 (902.2) Los anditas del Turquestán fueron los primeros en domesticar grandes cantidades de caballos, y esta es otra de las causas del largo predominio de su cultura. Hacia el año 5000 a. C. los campesinos de Mesopotamia, el Turquestán y China habían empezado a criar ovejas, cabras, vacas, camellos, caballos, aves de corral y elefantes. Empleaban como bestias de carga el buey, el camello, el caballo y el yak. El hombre mismo fue bestia de carga en su día. Un jefe de la raza azul llegó a tener una colonia de porteadores de cargas de cien mil hombres.
81:2.13 (902.3) Las instituciones de la esclavitud y la propiedad privada de la tierra aparecieron con la agricultura. La esclavitud elevó el nivel de vida del amo y le proporcionó más tiempo libre para la cultura social.
81:2.14 (902.4) El salvaje es esclavo de la naturaleza, pero la civilización científica está confiriendo poco a poco una mayor libertad a la humanidad. Gracias a los animales, el fuego, el viento, el agua, la electricidad y otras fuentes de energía no descubiertas, el hombre se ha liberado y seguirá liberándose de la necesidad de trabajar sin descanso. A pesar de las dificultades transitorias asociadas a la prolífica invención de maquinaria, los beneficios últimos que se derivarán de esos inventos mecánicos son inestimables. La civilización no puede florecer nunca, ni mucho menos establecerse, hasta que el hombre no llega a tener tiempo libre para pensar, planear e imaginar maneras nuevas y mejores de hacer las cosas.
81:2.15 (902.5) Al principio el hombre se apropiaba simplemente de su refugio, vivía bajo cornisas de roca o se alojaba en cuevas. Luego adaptó materiales naturales como la madera y la piedra para fabricar sus cabañas familiares. Por último entró en la etapa creativa de la construcción de casas, aprendió a fabricar ladrillos y otros materiales de construcción.
81:2.16 (902.6) Entre las razas más modernas, los habitantes de las tierras altas del Turquestán fueron los primeros en construir viviendas de madera no muy distintas de las primeras cabañas de troncos de los pioneros norteamericanos. En todas las planicies las viviendas humanas eran de adobe, y más tarde de ladrillo cocido.
81:2.17 (902.7) Las razas fluviales más antiguas fabricaban sus cabañas clavando un círculo de palosaltos en el suelo; luego juntaban los extremos superiores para formar el armazón de la cabaña y lo entrelazaban con juncos transversales, de modo que el conjunto parecía a una enorme cesta invertida. Esta estructura se podía recubrir de arcilla, y una vez secada al sol, constituía una vivienda muy funcional a prueba de la intemperie.
81:2.18 (902.8) A partir estas primeras cabañas surgirían de forma independiente todos los diseños posteriores de cestería. La idea de hacer cerámica se originó cuando uno de estos grupos observó los efectos de recubrir de arcilla húmeda los armazones de palos. La práctica de endurecer la cerámica al calor se descubrió cuando una de esas cabañas primitivas recubiertas de arcilla ardió por accidente. Las artes de antaño provenían muchas veces de acontecimientos fortuitos en el día a día de los primeros pueblos. Esto se puede afirmar con casi total certeza sobre el progreso evolutivo de la humanidad al menos hasta la llegada de Adán.
81:2.19 (903.1) Hace aproximadamente medio millón de años el equipo del Príncipe introdujo la alfarería, aunque luego los recipientes de arcilla dejaron de fabricarse casi por completo durante un periodo de más de ciento cincuenta mil años. Los únicos que siguieron fabricándolos fueron los noditas presumerios de la costa del golfo. El arte de la alfarería revivió durante los tiempos de Adán. La difusión de este arte coincidió con la ampliación de las zonas desérticas de África, Arabia y Asia central, y se propagó en oleadas sucesivas desde Mesopotamia a todo el hemisferio oriental con técnicas cada vez más perfeccionadas.
81:2.20 (903.2) No siempre se puede seguir el rastro de estas civilizaciones de la edad andita por las etapas de su alfarería o de sus otras artes. Los regímenes tanto de Dalamatia como del Edén complicaron enormemente el transcurso uniforme de la evolución humana. Se observa con frecuencia que las vasijas y utensilios más recientes son inferiores a los primeros productos de los pueblos anditas más puros.
81:3.1 (903.3) En torno al año 12 000 a. C. se inició la fase de destrucción climática de las ricas praderas abiertas de caza y pasto del Turquestán que obligó a los hombres de esas regiones a recurrir a nuevas formas de producción y desarrollar manufacturas rudimentarias. Algunos se dedicaron a la cría de rebaños domesticados, otros se hicieron agricultores o recolectores de alimentos del medio acuático, pero los anditas de tipo intelectual superior decidieron aventurarse en el comercio y la manufactura. Se hizo incluso costumbre que tribus enteras se dedicaran al desarrollo de una única industria. Desde el valle del Nilo hasta el Hindú Kush y desde el Ganges hasta el río Amarillo, el cultivo del suelo se convirtió en la ocupación principal de las tribus superiores, con el comercio como actividad complementaria.
81:3.2 (903.4) El auge del mercadeo y de las manufacturas transformadoras de materias primas en diversos productos comerciales jugó un papel decisivo en la aparición de las primeras comunidades semipacíficas que tanto contribuyeron a la difusión de la cultura y las artes de la civilización. Antes de la generalización del comercio a nivel mundial las comunidades sociales eran tribales, es decir, grupos familiares ampliados. Gracias a los intercambios comerciales los distintos tipos de seres humanos empezaron a fraternizar, lo que aceleró la interacción vitalizadora entre culturas.
81:3.3 (903.5) La era de las ciudades independientes empezó a alborear hace unos doce mil años. Esas ciudades primitivas comerciantes y manufactureras estaban siempre rodeadas de zonas agrícolas y ganaderas. Si bien es cierto que la elevación del nivel de vida promovió la industria, no os llaméis a engaño sobre los refinamientos de la primera vida urbana. Las primeras razas no eran precisamente limpias ni aseadas, de modo que el suelo de una comunidad primitiva media solía elevarse en torno al medio metro cada veinticinco años por mera acumulación de basura y suciedad. Algunas de esas ciudades de antaño se elevaban también muy pronto por encima del terreno circundante porque las cabañas de barro no cocido duraban poco y solían construir las nuevas viviendas directamente sobre las ruinas de las viejas.
81:3.4 (903.6) El uso generalizado de los metales fue característico de esta era de las primeras ciudades industriales y comerciales. Ya habéis descubierto en el Turquestán una cultura del bronce anterior al año 9000 a. C., y los anditas aprendieron pronto a trabajar el hierro, el oro y el cobre. Pero lejos de los centros de civilización más avanzados las condiciones eran muy distintas. Las edades de Piedra, del Bronce y del Hierro no fueron periodos bien diferenciados sino que coexistieron en las diversas localidades.
81:3.5 (904.1) El oro fue el primer metal que buscó el hombre; era fácil de trabajar y al principio se utilizaba solo como adorno. Luego se empezó a utilizar el cobre, aunque su uso no se generalizó hasta que se mezcló con el estaño y se obtuvo un metal más duro: el bronce. El descubrimiento de la aleación de cobre y estaño para hacer bronce se debe a un adamsonita del Turquestán cuya mina de cobre de las tierras altas estaba casualmente junto a un yacimiento de estaño.
81:3.6 (904.2) Con la aparición de una industria incipiente y una manufactura rudimentaria, el comercio se convirtió pronto en el principal medio de difusión de la civilización cultural. La apertura de rutas comerciales tanto terrestres como marítimas facilitó enormemente los viajes, la mezcla de culturas y la fusión de civilizaciones. Hacia el año 5000 a. C. el caballo era de uso común en todas las tierras civilizadas y semicivilizadas. Estas razas más recientes no solo tenían caballos domesticados sino también varios tipos de carros y carretas. La rueda se llevaba utilizando desde mucho tiempo atrás, pero fue entonces cuando se generalizó el empleo de vehículos de ruedas tanto para el comercio como para la guerra.
81:3.7 (904.3) El comerciante viajero y el explorador itinerante hicieron más por el avance de la civilización histórica que todas las demás influencias juntas. Las conquistas militares, la colonización y las empresas misioneras promovidas por las religiones posteriores fueron también factores de difusión de la cultura, pero todos menos eficaces que las relaciones comerciales cada vez más impulsadas por el rápido desarrollo de las artes y ciencias de la industria.
81:3.8 (904.4) La inyección de la estirpe adánica en las razas humanas no solo aceleró la marcha de la civilización sino que estimuló en gran manera su tendencia a la aventura y la exploración. Este afán impulsó a los prolíficos descendientes mestizos de los anditas a ocupar rápidamente la mayor parte de Eurasia y del norte de África.
81:4.1 (904.5) En los albores de los tiempos históricos toda Eurasia, el norte de África y las islas del Pacífico están pobladas por las razas compuestas de la humanidad. Estas razas de hoy provienen de la mezcla y remezcla de las cinco estirpes humanas básicas de Urantia.
81:4.2 (904.6) Cada una de las razas de Urantia se identificaba por ciertas características físicas distintivas. Los adanitas y los noditas tenían la cabeza alargada; los andonitas eran de cabeza ancha. Las razas sangik tenían cabezas medianas, aunque los hombres amarillos y azules tendían a ser de cabeza ancha. Las cabezas anchas eran características de la mezcla de las razas azules con la estirpe andonita. Los sangik secundarios tenían cabezas entre medianas y alargadas.
81:4.3 (904.7) Aunque estas dimensiones del cráneo son útiles para descifrar los orígenes raciales, el esqueleto completo es mucho más fiable. En el desarrollo inicial de las razas de Urantia había originalmente cinco tipos de estructura esquelética bien diferenciados:
81:4.4 (904.8) 1. Andónico, los aborígenes de Urantia.
81:4.5 (904.9) 2. Sangik primario, rojo, amarillo y azul.
81:4.6 (904.10) 3. Sangik secundario, naranja, verde e índigo.
81:4.7 (904.11) 4. Noditas, los descendientes de los dalamatianos.
81:4.8 (904.12) 5. Adanitas, la raza violeta.
81:4.9 (904.13) Estos cinco grandes grupos raciales se entremezclaron a fondo, y en ese proceso de mezcla continua el tipo andonita se vio eclipsado por la herencia sangik dominante. Los lapones y los esquimales son mezclas de la raza andonita con la sangik azul. Su estructura esquelética es la que conserva mejor el tipo andónico aborigen. En cambio los adanitas y los noditas se han mezclado tanto con las otras razas que solo se pueden detectar como un tipo caucasoide generalizado.
81:4.10 (905.1) Por eso, al desenterrar los restos humanos de los últimos veinte mil años, será generalmente imposible distinguir con claridad los cinco tipos originales. El estudio de las estructuras esqueléticas mostrará que la humanidad está ahora dividida más o menos en tres clases:
81:4.11 (905.2) 1. La caucasoide: la mezcla andita de las estirpes nodita y adanita, modificada además por un aporte de la sangik primaria (y algo de la secundaria) y por un cruce andónico considerable. Se incluyen en este grupo las razas blancas occidentales junto con algunos pueblos hindúes y turanianos. El factor unificador de esta división es la proporción mayor o menor de herencia andita.
81:4.12 (905.3) 2. La mongoloide: el tipo sangik primario que incluye las razas originales roja, amarilla y azul. Los chinos y los amerindios pertenecen a este grupo. En Europa el tipo mongoloide ha sido modificado por la mezcla con el sangik secundario y el andónico, y todavía más por un aporte andita. Se incluyen en esta clasificación los malayos y otros pueblos indonesios, aunque contienen un alto porcentaje de sangre sangik secundaria.
81:4.13 (905.4) 3. La negroide: el tipo sangik secundario que incluía originalmente las razas naranja, verde e índigo. El negro es el mejor ejemplo de este tipo y se encuentra en África, la India e Indonesia en todos los lugares donde se establecieron las razas sangik secundarias.
81:4.14 (905.5) En el norte de China hay cierta mezcla de los tipos caucasoide y mongoloide; en el Levante los caucasoides y los negroides se han entremezclado; en la India, así como en América del Sur, están representados los tres tipos. Las características esqueléticas de los tres tipos supervivientes persisten aún y ayudan a identificar la ascendencia más reciente de las razas humanas de hoy en día.
81:5.1 (905.6) La evolución biológica y la civilización cultural no están necesariamente correlacionadas; en cualquier edad la evolución orgánica puede progresar sin obstáculos en plena decadencia cultural. Pero al examinar periodos largos de la historia humana se observa que la evolución y la cultura acaban relacionándose como causa y efecto. Aunque la evolución podría avanzar sin cultura, la civilización cultural no florece sin un trasfondo adecuado de progresión racial antecedente. Adán y Eva no introdujeron ningún arte de la civilización ajeno al progreso de la sociedad humana, pero la sangre adánica aumentó sin duda la aptitud inherente de las razas y aceleró el ritmo del desarrollo económico y el progreso industrial. El otorgamiento de Adán mejoró la capacidad cerebral de las razas y activó con ello considerablemente los procesos de la evolución natural.
81:5.2 (905.7) Gracias a la agricultura, la domesticación de animales y los progresos en arquitectura, la humanidad se fue liberando de los peores aspectos de la incesante lucha por la vida y empezó a buscar la manera de endulzar el proceso de vivir. A partir de entonces empezó a esforzarse por conseguir niveles cada vez más altos de bienestar material. Gracias a la industria y la manufactura, el hombre está aumentando gradualmente el contenido placentero de su vida mortal.
81:5.3 (906.1) Pero la sociedad cultural no es un gran club benéfico de privilegios heredados al que todos los hombres pertenecen por nacimiento de forma igualitaria y gratuita. Es más bien un gremio ilustre de trabajadores terrenales en progresión permanente que solo admite en sus filas a los más nobles y esforzados de los que luchan por hacer del mundo un lugar mejor donde sus hijos y los hijos de sus hijos puedan vivir y avanzar en el futuro. Este gremio de civilización cobra cuotas de admisión muy altas, exige una disciplina estricta y rigurosa e impone fuertes penas a los disidentes y los no conformistas. Por otra parte, confiere pocas licencias o privilegios personales salvo los derivados de una mayor seguridad contra los riesgos comunes y los peligros raciales.
81:5.4 (906.2) Los seres humanos han aprendido que la vinculación social es un seguro de supervivencia provechoso, por eso la mayoría de los individuos están dispuestos a pagar las primas de autosacrificio y restricción de la libertad personal que la sociedad exige a sus miembros a cambio de esa mayor protección colectiva. En resumen, el mecanismo social de hoy en día es un plan de seguro diseñado a base de ensayo y error para proporcionar cierto grado de seguridad y protección contra un retorno a las terribles condiciones antisociales que caracterizaron las primeras experiencias de la raza humana.
81:5.5 (906.3) La sociedad se convierte así en un sistema cooperativo que tiene por objeto asegurar la libertad civil a través de las instituciones, la libertad económica a través del capital y la invención, la libertad social a través de la cultura y la protección contra la violencia a través de las regulaciones policiales.
81:5.6 (906.4) La fuerza no da la razón, pero hace respetar los derechos generalmente reconocidos de cada generación sucesiva. La misión principal del gobierno es definir lo que es justo, regular las diferencias de clase con justicia y equidad y aplicar la igualdad de oportunidades bajo el imperio de la ley. Todo derecho humano está asociado a un deber social; el privilegio colectivo es un mecanismo de seguro que exige indefectiblemente el pago completo de las rigurosas primas de servicio al grupo. Y los derechos colectivos, igual que los del individuo, deben ser protegidos, incluso la regulación de la tendencia sexual.
81:5.7 (906.5) La libertad sometida a la regulación colectiva es la meta legítima de la evolución social. La libertad sin restricciones es el sueño vano y descabellado de mentes humanas insensatas e inestables.
81:6.1 (906.6) La evolución biológica ha seguido siempre un progreso ascendente, en cambio la evolución cultural procede en su mayor parte del valle del Éufrates de donde salió en oleadas que se fueron debilitando sucesivamente con el paso del tiempo hasta que al final toda la posteridad adánica de línea pura se hubo marchado a enriquecer las civilizaciones de Asia y Europa. Aunque las razas no se mezclaron del todo, sus civilizaciones lo hicieron en gran medida, y la cultura se diseminó lentamente por todo el mundo. Hay que mantener y fomentar esta civilización, pues hoy ya no existen fuentes nuevas de cultura ni anditas que vigoricen y estimulen el lento progreso evolutivo de la civilización.
81:6.2 (906.7) La civilización que está evolucionando ahora en Urantia tuvo su origen y está basada en los factores siguientes:
81:6.3 (906.8) 1. Las circunstancias naturales. La naturaleza y el alcance de una civilización material están determinados en gran medida por los recursos naturales disponibles. El clima, la meteorología y numerosas condiciones físicas son factores que intervienen en la evolución de la cultura.
81:6.4 (907.1) Al comienzo de la era andita había solo dos zonas abiertas de caza extensas y fértiles en el mundo. Una estaba en América del Norte totalmente ocupada por los amerindios; la otra estaba al norte del Turquestán parcialmente ocupada por una raza amarillo-andónica. Los factores decisivos para la evolución de una cultura superior en el suroeste de Asia fueron la raza y el clima. Los anditas eran un gran pueblo, pero el factor crucial que determinó el curso de su civilización fue la creciente aridez de Irán, el Turquestán y Sinkiang que los obligó a inventar y adoptar métodos nuevos y avanzados de extraer el sustento de sus tierras cada vez menos fértiles.
81:6.5 (907.2) La configuración de los continentes y otras circunstancias geográficas influyen mucho a la hora de determinar situaciones de paz o de guerra. Muy pocos urantianos han tenido tantas oportunidades de desarrollo continuo y sin interferencias como los pueblos de América del Norte, casi enteramente protegidos por vastos océanos.
81:6.6 (907.3) 2. Los bienes de capital. La cultura no se desarrolla nunca en condiciones de pobreza; el tiempo libre es esencial para el progreso de la civilización. Un individuo carente de bienes materiales se puede formar un carácter rico en valores morales y espirituales, pero una civilización cultural solo se puede desarrollar en condiciones de prosperidad material que fomenten el ocio sumado a la ambición.
81:6.7 (907.4) La vida en Urantia en los tiempos primitivos era dura y áspera, y para escapar de los rigores de ese trabajo interminable y esa lucha permanente la humanidad tendió siempre a desplazarse hacia los climas salubres de los trópicos. Vivir en zonas más cálidas suavizaba algo la intensa lucha por la existencia, pero las razas y tribus que buscaron así la comodidad pocas veces utilizaron su tiempo de ocio no ganado para hacer avanzar la civilización. El progreso social ha sido fruto invariable de las ideas y proyectos de las razas que aprendieron a fuerza de trabajo inteligente a extraer su sustento de la tierra con menos esfuerzo y jornadas más cortas, para disponer así de un merecido y provechoso margen de tiempo libre.
81:6.8 (907.5) 3. Los conocimientos científicos. Los aspectos materiales de la civilización han de esperar siempre a la acumulación de datos científicos. Tras el descubrimiento del arco y la flecha y de la tracción animal pasó mucho tiempo hasta que el hombre aprendió a aprovechar el viento y el agua, y posteriormente el vapor y la electricidad. Poco a poco fueron mejorando las herramientas de civilización. La tejeduría, la alfarería, la domesticación de animales y la metalurgia fueron seguidas por una edad de escritura y de imprenta.
81:6.9 (907.6) El conocimiento es poder. Los inventos preceden siempre a una aceleración del desarrollo cultural a escala mundial. La ciencia y la invención han sido las más beneficiadas por la imprenta, y la interacción de todas estas actividades culturales e inventivas ha acelerado enormemente el ritmo del avance cultural.
81:6.10 (907.7) La ciencia enseña al hombre a hablar el nuevo lenguaje de las matemáticas y le exige pensar con rigurosa precisión. La ciencia estabiliza también la filosofía mediante la eliminación de errores y purifica la religión mediante la destrucción de supersticiones.
81:6.11 (907.8) 4. Los recursos humanos. El esfuerzo de las personas es indispensable para propagar la civilización. En igualdad de condiciones un pueblo numeroso dominará la civilización de una raza más pequeña, por eso la nación que no se multiplica hasta el punto necesario no alcanza la realización plena de su destino nacional. Sin embargo, llega un punto a partir del cual el crecimiento adicional de la población es suicida. La multiplicación de los habitantes por encima de la proporción óptima normal tierra-hombre o bien supone una disminución del nivel de vida o bien una expansión inmediata de los límites territoriales mediante penetración pacífica o conquista militar, es decir, ocupación por la fuerza.
81:6.12 (908.1) Os sentís a veces horrorizados por los estragos de la guerra, pero deberíais reconocer la necesidad de generar un gran número de mortales para ofrecer así abundantes oportunidades al desarrollo social y moral. Sin embargo, esa fecundidad planetaria acarrea pronto el grave problema de la superpoblación. La mayor parte de los mundos habitados son pequeños. Urantia está en la media, quizá un poquito por debajo. La estabilización óptima de la población nacional mejora la cultura e impide la guerra. Sabia es la nación que sabe cuándo dejar de crecer.
81:6.13 (908.2) Pero el continente más rico en depósitos naturales y el más avanzado en equipamiento poco puede progresar si la inteligencia de sus gentes está en decadencia. El conocimiento se puede alcanzar mediante la educación, pero la sabiduría, que es indispensable para la verdadera cultura, solo la pueden adquirir por experiencia hombres y mujeres de inteligencia innata. Esas personas capaces de aprender de la experiencia se pueden convertir en verdaderamente sabias.
81:6.14 (908.3) 5. La efectividad de los recursos materiales. Muchas cosas dependen de una sabia utilización de los recursos naturales, del conocimiento científico, de los bienes de capital y de los potenciales humanos. El factor principal de la primera civilización fue la fuerza ejercida por sabios guías sociales; al hombre primitivo le imponían literalmente la civilización sus contemporáneos superiores. Este mundo ha estado regido en gran medida por minorías superiores y bien organizadas.
81:6.15 (908.4) La fuerza no da la razón, pero la fuerza sí da lugar a todo lo que ocurre y ha ocurrido en la historia. Hace muy poco que Urantia alcanzó el punto en el que la sociedad está dispuesta a debatir sobre la ética de la fuerza y de la razón.
81:6.16 (908.5) 6. La efectividad del idioma. La civilización depende del idioma para su propagación. Las lenguas vivas y en vías de crecimiento aseguran la expansión de ideas y planes civilizados. Durante las primeras edades se hicieron avances importantes en el idioma. Hoy hay una gran necesidad de nuevos desarrollos lingüísticos para facilitar la expresión del pensamiento que evoluciona.
81:6.17 (908.6) El idioma se originó en las asociaciones grupales, y cada grupo local desarrolló su propio sistema de intercambio de palabras. El idioma evolucionó a partir de los gestos, los signos, los gritos, los sonidos imitativos, la entonación y el acento, hasta llegar a la vocalización de los alfabetos posteriores. El idioma es el mejor instrumento de pensar que posee el hombre y el más útil, pero no pudo florecer hasta que grupos sociales consiguieron tener algo de tiempo libre. La tendencia a jugar con el idioma desarrolla palabras nuevas: las jergas. Si la mayoría adopta una jerga, el uso la convierte en idioma. El origen de los dialectos queda ilustrado por la costumbre de «hablar en bebé» dentro del grupo familiar.
81:6.18 (908.7) La variedad de lenguas ha sido siempre el gran obstáculo a la difusión de la paz. La superación de los dialectos precede necesariamente a la propagación de la cultura en toda una raza, en un continente o en un mundo entero. Un idioma universal promueve la paz, asegura la cultura y aumenta la felicidad. Incluso cuando las lenguas de un mundo se reducen a unas pocas, el hecho de que sus gentes más cultas las dominen influye poderosamente en la instauración de la paz y la prosperidad mundial.
81:6.19 (908.8) Aunque Urantia ha progresado muy poco en el desarrollo de un idioma internacional, se han logrado muchas cosas gracias a los intercambios comerciales a nivel internacional. Todas esas relaciones internacionales deben fomentarse, ya sea en el campo del idioma, el comercio, el arte, la ciencia, el juego competitivo o la religión.
81:6.20 (909.1) 7. La efectividad de los dispositivos mecánicos. El progreso de la civilización está relacionado directamente con el desarrollo y la posesión de herramientas, máquinas y canales de distribución. Herramientas mejores, máquinas más ingeniosas y eficientes, determinan la supervivencia de los grupos contrincantes en la arena de la civilización que progresa.
81:6.21 (909.2) En los primeros tiempos la única energía aplicada al cultivo de la tierra era la fuerza humana. La sustitución de los hombres por bueyes solo se impuso tras largos conflictos porque generaba desempleo. Últimamente las máquinas han empezado a desplazar al hombre, y cada uno de esos avances contribuye directamente al progreso de la sociedad al liberar la energía humana para la realización de tareas más valiosas.
81:6.22 (909.3) La ciencia guiada por la sabiduría puede convertirse en la gran liberadora social del hombre. Una edad mecánica solo puede resultar desastrosa cuando el nivel intelectual de una nación es demasiado bajo para descubrir métodos inteligentes y técnicas sensatas de ajuste satisfactorio a las dificultades de transición provocadas por el desempleo masivo y repentino que acarrea la invención demasiado rápida de nuevos tipos de maquinaria ahorradora de trabajo.
81:6.23 (909.4) 8. El carácter de los portadores de la antorcha. La herencia social permite al hombre alzarse sobre los hombros de todos los que lo han precedido y han contribuido en algo a la suma de la cultura y el conocimiento. En esta tarea de pasar la antorcha cultural a la siguiente generación, la institución básica será siempre el hogar. Le siguen el juego y la vida social, con la escuela en última posición pero igualmente indispensable en una sociedad compleja y bien organizada.
81:6.24 (909.5) Los insectos nacen plenamente educados y preparados para su vida muy limitada y puramente instintiva. El niño humano nace sin educar. Por eso el hombre, que controla la formación educativa de la generación siguiente, posee el poder de modificar considerablemente el curso evolutivo de la civilización.
81:6.25 (909.6) Las influencias que más contribuyen al fomento de la civilización y al avance de la cultura en el siglo veinte son el notable aumento de los viajes por el mundo y las mejoras sin precedentes de los medios de comunicación. En cambio la educación no ha mejorado al ritmo expansivo de la estructura social; tampoco la apreciación moderna de la ética se ha desarrollado de manera acorde con el crecimiento más puramente científico e intelectual. Por otra parte, la civilización moderna se encuentra en un punto muerto en lo que respecta al desarrollo espiritual y a la salvaguardia de la institución del hogar.
81:6.26 (909.7) 9. Los ideales raciales. Los ideales de una generación labran los canales del destino para la posteridad inmediata. La calidad de los portadores de la antorcha social determinará si la civilización avanza o retrocede. Los hogares, las iglesias y las escuelas de una generación predeterminan las tendencias de carácter de la generación siguiente. El impulso moral y espiritual de una raza o una nación determina en gran medida la velocidad cultural de esa civilización.
81:6.27 (909.8) Los ideales elevan la fuente de la corriente social. Ninguna corriente puede estar nunca por encima de su fuente por muchos procedimientos de presión o de control direccional que se intenten aplicar. La fuerza impulsora de una civilización cultural, incluso de sus aspectos más materiales, reside en la consecución menos material de la sociedad. La inteligencia podrá controlar el mecanismo de la civilización, la sabiduría podrá dirigirlo, pero la energía que eleva y hace avanzar realmente la cultura humana de un nivel de logro al siguiente es el idealismo espiritual.
81:6.28 (910.1) Al principio vivir era luchar por la existencia; hoy, por un nivel de vida; mañana será por la calidad del pensamiento, la próxima meta terrenal de la existencia humana.
81:6.29 (910.2) 10. La coordinación de los especialistas. La división inicial del trabajo y su corolario posterior de la especialización impulsaron enormemente el avance de la civilización. Ahora la civilización depende de la coordinación efectiva de los especialistas. La creciente expansión de la sociedad hace necesario encontrar algún método de aunar a los diversos especialistas.
81:6.30 (910.3) Los especialistas sociales, artísticos, técnicos e industriales se seguirán multiplicando y serán cada vez más hábiles y competentes. Esta diversificación de las aptitudes y las diferencias en su aplicación acabarán por debilitar y desintegrar la sociedad humana si no se desarrollan medios efectivos de coordinación y cooperación. Pero unas inteligencias tan bien dotadas para la inventiva y la especialización deberían ser perfectamente capaces de idear métodos para controlar y regular todos los problemas derivados del rápido crecimiento de la invención y de la aceleración de la expansión cultural.
81:6.31 (910.4) 11. Los mecanismos de búsqueda de empleo. La próxima edad de desarrollo social se caracterizará por una cooperación y coordinación mejor y más eficaz entre las crecientes especializaciones en vías de expansión. A medida que vaya aumentando la diversificación de la mano de obra, habrá que idear algún procedimiento para orientar a los individuos hacia un empleo adecuado. La maquinaria no es la única causa de desempleo entre los pueblos civilizados de Urantia. La complejidad económica y el aumento continuo de las especialidades industriales y profesionales acrecientan los problemas de ubicación en el mercado laboral.
81:6.32 (910.5) No basta con capacitar a los hombres para el trabajo; una sociedad compleja debe proporcionar también métodos eficaces de encontrar trabajo. Antes de capacitar a los ciudadanos en sistemas muy especializadas de ganarse la vida, habría que enseñarles uno o más métodos de trabajo común, oficios u ocupaciones a los que recurrir en caso de desempleo temporal en su trabajo especializado. Ninguna civilización puede sobrevivir al hecho de mantener durante mucho tiempo a grandes grupos de parados. Vivir a costa del tesoro público llega a deformar y desmoralizar a la larga incluso a los mejores ciudadanos. Hasta la caridad privada se vuelve nociva cuando sustenta a ciudadanos sanos durante mucho tiempo.
81:6.33 (910.6) Una sociedad altamente especializada no verá con buenos ojos las antiguas prácticas comunales y feudales de las gentes de antaño. Es verdad que muchos servicios comunes pueden ser socializados de forma aceptable y provechosa, pero los seres humanos muy capacitados y ultraespecializados se rigen mejor mediante sistemas de cooperación inteligente. Una coordinación modernizada y una reglamentación fraternal generarán una cooperación más sólida y duradera que los viejos métodos primitivos del comunismo o las instituciones reguladoras dictatoriales basadas en la fuerza.
81:6.34 (910.7) 12. La voluntad de cooperar. Uno de los grandes obstáculos para el progreso de la sociedad humana es el conflicto entre los intereses y el bienestar de los grupos humanos más grandes y socializados, y los de las asociaciones humanas más pequeñas y asociales que adoptan siempre actitudes a la contra, por no mencionar a los individuos aislados de mentalidad antisocial.
81:6.35 (910.8) Ninguna civilización nacional se sostiene mucho tiempo a menos que sus métodos educativos y sus ideales religiosos inspiren un patriotismo inteligente y una lealtad nacional de altas miras. Cuando carecen de este patriotismo inteligente y esta solidaridad cultural, todas las naciones tienden a desintegrarse por obra de las envidias provincianas y los intereses locales.
81:6.36 (911.1) Para que una civilización mundial perdure los seres humanos tienen que aprender a vivir juntos en paz y fraternidad. Sin una coordinación eficaz la civilización industrial está amenazada por los riesgos de la ultraespecialización: la monotonía, la estrechez de miras y la tendencia a la desconfianza y a la envidia.
81:6.37 (911.2) 13. Un liderazgo sabio y efectivo. El espíritu de tirar del carro con entusiasmo y eficacia es fundamental para el desarrollo de la civilización. Para levantar un gran peso diez hombres valen poco más que uno, a menos que lo levanten juntos y a la vez. Este trabajo en equipo —esta cooperación social— depende del liderazgo. Las civilizaciones culturales del pasado y del presente se han basado en la cooperación inteligente de la ciudadanía con líderes sabios y progresivos, y la civilización seguirá dependiendo de un liderazgo sabio y vigoroso mientras dure la evolución del hombre hasta niveles más altos.
81:6.38 (911.3) Las altas civilizaciones son fruto de una correlación sagaz entre riqueza material, grandeza intelectual, valía moral, ingenio social y visión interior cósmica.
81:6.39 (911.4) 14. Los cambios sociales. La sociedad no es una institución divina sino un fenómeno de la evolución progresiva. El avance de una civilización se ve siempre retrasado cuando sus líderes tardan en introducir en la organización social los cambios esenciales para mantener el ritmo de los desarrollos científicos de esa edad. Esto no quiere decir que haya que desdeñar las cosas solo por ser viejas ni abrazar incondicionalmente las ideas solo por ser nuevas y originales.
81:6.40 (911.5) El hombre no debe tener miedo a experimentar con los mecanismos de la sociedad. Sin embargo, esas aventuras de adaptación cultural deben estar siempre controladas por quienes conocen a fondo la historia de la evolución social, y esos innovadores deben estar siempre asesorados por la sabiduría de personas con experiencia práctica en los campos de los experimentos sociales o económicos proyectados. No se debe intentar ningún gran cambio social o económico repentino. El tiempo es esencial para todo tipo de ajuste humano: físico, social o económico. Solo los ajustes morales y espirituales se pueden hacer de improviso, e incluso estos requieren tiempo para el pleno desarrollo de sus repercusiones sociales y materiales. Los ideales de la raza son el mejor seguro y el principal apoyo durante los periodos críticos de tránsito de la civilización de un nivel a otro.
81:6.41 (911.6) 15. La prevención de colapsos durante la transición. La sociedad es fruto de una larga sucesión de edades de ensayo y error. Es lo que ha sobrevivido a los ajustes y reajustes selectivos que caracterizaron las etapas sucesivas del ascenso multisecular de la humanidad desde niveles animales hasta niveles humanos de estatus planetario. El gran peligro de toda civilización —en cualquier momento— es la amenaza de colapso durante la transición entre los métodos establecidos del pasado y los procedimientos nuevos y mejores, pero aún por experimentar, del futuro.
81:6.42 (911.7) El liderazgo es vital para el progreso. La sabiduría, la comprensión clara y la previsión son indispensables para la pervivencia de las naciones. La civilización nunca está realmente en peligro hasta que empiezan a faltarle líderes capaces, y el porcentaje de esos líderes sabios no ha superado nunca el uno por ciento de la población.
81:6.43 (911.8) Por estos peldaños de la escala evolutiva subió la civilización hasta alcanzar el nivel donde se pudieron iniciar las poderosas influencias que han culminado en la cultura en rápida expansión del siglo veinte. Y solo mediante la observancia de estos principios fundamentales puede el hombre de hoy esperar mantener sus civilizaciones al tiempo que asegura su desarrollo continuo y su supervivencia cierta.
81:6.44 (912.1) Esta es la esencia de la larguísima lucha de los pueblos del planeta por establecer la civilización desde los tiempos de Adán. La cultura de hoy en día es el resultado neto de esta ardua evolución. Antes del descubrimiento de la imprenta el progreso era relativamente lento porque una generación no podía beneficiarse tan pronto de los logros de las anteriores. Pero ahora la sociedad humana se lanza hacia adelante impulsada por la fuerza acumulada de todas esas edades de lucha de la civilización.
81:6.45 (912.2) [Patrocinado por un arcángel de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 82
82:0.1 (913.1) EL MATRIMONIO —el emparejamiento— surge de la existencia de dos sexos. El matrimonio es la reacción de adaptación humana a esta duplicidad de sexos, mientras que la vida de familia es el total resultante de todos esos ajustes evolutivos y adaptativos. El matrimonio es perdurable; no es inherente a la evolución biológica, pero es la base de toda evolución social y eso asegura la continuidad de su existencia bajo alguna forma. El matrimonio ha dado a la humanidad la institución del hogar, y el hogar es la gloria suprema de toda la larga y ardua lucha evolutiva.
82:0.2 (913.2) Aunque todas las instituciones religiosas, sociales y educativas son esenciales para la supervivencia de la civilización cultural, la familia es el civilizador principal. El niño aprende de su familia y sus vecinos la mayoría de las cosas esenciales de la vida.
82:0.3 (913.3) Los humanos de antaño no poseían una civilización social muy rica, pero transmitían la que tenían con fidelidad y eficacia a la siguiente generación. Y debéis reconocer que la mayoría de aquellas civilizaciones del pasado siguieron evolucionando con un apoyo mínimo de otras instituciones gracias al funcionamiento efectivo de la familia. Las razas humanas de hoy poseen un rico patrimonio social y cultural que deberían transmitir sabia y eficazmente a las generaciones venideras. Hay que conservar la familia como institución educativa.
82:1.1 (913.4) A pesar del abismo de personalidad que existe entre los hombres y las mujeres, el impulso sexual es suficiente para asegurar su unión con vistas a la reproducción de la especie. Este instinto operaba eficazmente mucho antes de que los humanos empezaran a experimentar lo que se llamaría más tarde amor, entrega y lealtad conyugal. La copulación es una propensión innata, y el matrimonio es su repercusión social evolutiva.
82:1.2 (913.5) El interés y el deseo sexual no eran pasiones dominantes en las gentes primitivas; simplemente los daban por sentados. Toda la experiencia reproductora estaba desprovista de embellecimientos imaginativos. La pasión sexual absorbente de los pueblos más civilizados se debe principalmente a las mezclas de razas, sobre todo cuando la naturaleza evolutiva se vio estimulada por la imaginación asociativa y la apreciación de la belleza de los noditas y los adanitas. Pero las razas evolutivas absorbieron tan poca cantidad de esta herencia andita que no les aportó suficiente autocontrol de las pasiones animales, avivadas y estimuladas a su vez por una agudización de la consciencia sexual y una intensificación de sus impulsos. De todas las razas evolutivas el hombre rojo era el que tenía el código sexual más elevado.
82:1.3 (913.6) La regulación sexual en relación con el matrimonio indica:
82:1.4 (913.7) 1. El progreso relativo de la civilización. La civilización ha exigido cada vez más que la satisfacción sexual se canalice de manera útil y conforme a los usos y costumbres.
82:1.5 (914.1) 2. La proporción de estirpe andita que hay en un pueblo cualquiera. Entre estos grupos el sexo se ha convertido en la expresión de lo más alto y lo más bajo de su naturaleza tanto física como emocional.
82:1.6 (914.2) Las razas sangik tenían pasiones animales normales, pero mostraban poca imaginación o apreciación por la belleza y el atractivo físico del sexo opuesto. Incluso las razas primitivas de hoy en día son prácticamente ajenas a lo que se llama atractivo sexual; estos pueblos no mestizos tienen un instinto de copulación bien definido, pero su atracción al sexo no es suficiente para crear problemas serios que requieran un control social.
82:1.7 (914.3) El instinto de copulación es una de las fuerzas físicas dominantes que impulsan a los seres humanos. Es la única emoción que, bajo un señuelo de satisfacción individual, engaña eficazmente al hombre egoísta para que ponga el bienestar y la perpetuación de la raza muy por encima de la comodidad individual y la libertad personal de vivir sin responsabilidades.
82:1.8 (914.4) Desde sus primeros comienzos hasta los tiempos modernos, el matrimonio como institución refleja la evolución social de la tendencia biológica del hombre a perpetuarse. La perpetuación de la especie humana en vías de evolución queda asegurada por este impulso racial de copulación, un ansia que se llama sin excesivo rigor atracción sexual. Este gran ímpetu biológico se convierte en el núcleo impulsor de todo tipo de instintos, emociones y hábitos asociados: físicos, intelectuales, morales y sociales.
82:1.9 (914.5) El acopio de alimentos era la motivación principal entre los salvajes, pero cuando la civilización asegura que no falte el alimento el impulso sexual se vuelve muchas veces dominante y por eso necesita siempre regulación social. En los animales la propensión al apareamiento está controlada por la periodicidad del instinto, pero como el hombre es un ser autocontrolado en gran medida, el deseo sexual no es del todo periódico; se hace, pues, necesario que la sociedad obligue al individuo a controlarse.
82:1.10 (914.6) Ninguna emoción o impulso al que el ser humano se entregue sin freno ni medida, puede producir tanto daño y sufrimiento como este poderoso ímpetu sexual. La sumisión inteligente de este impulso a las regulaciones de la sociedad es la prueba suprema de la existencia efectiva de cualquier civilización. El autocontrol, un autocontrol cada vez mayor, es la exigencia creciente de la humanidad que progresa. El secreto, la falta de sinceridad y la hipocresía pueden encubrir los problemas sexuales, pero no los solucionan ni mejoran la ética.
82:2.1 (914.7) La historia de la evolución del matrimonio es simplemente la historia del control sexual mediante la presión de restricciones sociales, religiosas y civiles. La naturaleza apenas reconoce a los individuos; no atiende a la llamada moralidad; está interesada única y exclusivamente en la reproducción de la especie. La naturaleza insiste imperiosamente en la reproducción, pero se desentiende de los problemas resultantes para que los resuelva la sociedad y crea así un grave problema permanente a la humanidad evolutiva. Este conflicto social consiste en una guerra sin fin entre los instintos básicos y la ética que evoluciona.
82:2.2 (914.8) Las primeras razas regulaban poco o nada las relaciones entre los sexos, y esa licencia sexual hacía inútil la prostitución. A día de hoy los pigmeos y otros grupos atrasados carecen de institución matrimonial; un estudio de estos pueblos revela los sencillos hábitos sexuales de las razas primitivas. Pero los pueblos antiguos se deben estudiar y juzgar siempre a la luz de los criterios morales de los usos y costumbres de sus respectivas épocas.
82:2.3 (915.1) Sin embargo el amor libre nunca ha sido bien visto entre las gentes que han superado el salvajismo absoluto. En cuanto empezaron a formarse grupos sociales aparecieron los códigos matrimoniales y las restricciones conyugales. El emparejamiento ha progresado así, a través de una multitud de transiciones, desde un estado de licencia sexual casi completa hasta la restricción sexual relativamente completa que imponen las normas del siglo veinte.
82:2.4 (915.2) En las primeras etapas de desarrollo tribal los usos y costumbres y los tabúes restrictivos eran muy rudimentarios, pero mantenían a los sexos separados —lo que favorecía la tranquilidad, el orden y la laboriosidad— y así empezó la larga evolución del matrimonio y la familia. Las costumbres sexuales sobre el vestido, los adornos y las prácticas religiosas tuvieron sus orígenes en esos primeros tabúes que definían el alcance de la libertad sexual y terminaron por crear los conceptos de vicio, crimen y pecado. No obstante, existió durante mucho tiempo la costumbre de suspender toda reglamentación sexual en las grandes festividades, sobre todo el Primero de Mayo.
82:2.5 (915.3) Las mujeres han estado siempre sujetas a tabúes más restrictivos que los hombres. Los primeros usos y costumbres concedían el mismo grado de libertad sexual a las mujeres no casadas que a los hombres, pero siempre se ha exigido a las esposas que sean fieles a sus maridos. El matrimonio primitivo no restringía mucho la libertad sexual del hombre, en cambio para la mujer era el fin de la licencia sexual. Las mujeres casadas han llevado siempre alguna marca para distinguirlas como clase aparte: el peinado, la ropa, el velo, el aislamiento, los adornos o los anillos.
82:3.1 (915.4) El matrimonio es la respuesta institucional del organismo social a la tensión biológica permanente generada por el infatigable impulso de reproducción —de autopropagación— del hombre. La copulación es universalmente natural, y a medida que la sociedad evolucionaba de lo simple a lo complejo, se produjo una evolución correspondiente en los usos y costumbres de emparejamiento, la génesis de la institución marital. Dondequiera que la evolución social haya progresado hasta la etapa en que se establecen los usos y costumbres, aparece el matrimonio como institución en vías de evolución.
82:3.2 (915.5) Siempre ha habido y siempre habrá dos ámbitos distintos en el matrimonio: los usos y costumbres, las leyes que regulan los aspectos externos del emparejamiento, y las relaciones por otra parte secretas y personales entre hombres y mujeres. El individuo se ha rebelado siempre contra las regulaciones sexuales impuestas por la sociedad, y he aquí la causa de este multisecular problema sexual: la autoconservación es individual pero lo lleva a cabo el grupo, mientras que la autoperpetuación es social pero se garantiza por impulso individual.
82:3.3 (915.6) Cuando los usos y costumbres se respetan tienen sobrado poder para refrenar y controlar el ímpetu sexual, como se ha demostrado en todas las razas. Las normas matrimoniales han sido siempre un indicador fiel del poder de los usos y costumbres del momento y de la integridad funcional del gobierno civil. Pero los primeros usos y costumbres en cuanto a sexo y emparejamiento eran una masa de regulaciones incoherentes y rudimentarias. Los padres, los hijos, los parientes y la sociedad tenían todos intereses contrapuestos en las regulaciones matrimoniales. A pesar de ello, las razas que exaltaron y practicaron el matrimonio evolucionaron de forma natural hasta niveles más altos y sobrevivieron en mayor número.
82:3.4 (915.7) En los tiempos primitivos el matrimonio era el precio de la posición social; poseer una esposa era un símbolo de distinción. El día de su boda suponía para el salvaje el inicio de la responsabilidad y la entrada en la edad adulta. Unas veces el matrimonio se ha considerado como un deber social, otras, como una obligación religiosa e incluso otras, como una exigencia política para proporcionar ciudadanos al Estado.
82:3.5 (916.1) Muchas de las primeras tribus exigían realizar hazañas de robos como requisito para el matrimonio; los pueblos posteriores sustituyeron esas incursiones de saqueo por contiendas atléticas y juegos competitivos. El primer premio otorgado a los ganadores era el derecho a elegir entre las jóvenes casaderas del momento. Entre los cazadores de cabezas un joven no podía casarse hasta que poseyera al menos una cabeza, aunque a veces esos cráneos se podían comprar. A medida que la compra de esposas fue decayendo, se instauró la costumbre de adjudicarlas mediante concursos de adivinanzas, una práctica que aún sobrevive entre muchos grupos de hombres negros.
82:3.6 (916.2) Con el avance de la civilización ciertas tribus pusieron las duras pruebas matrimoniales de resistencia masculina en manos de las mujeres, que podían así favorecer a los hombres de su elección. En esas pruebas prematrimoniales los pretendientes debían demostrar su valía como guerreros y cazadores, así como su capacidad de mantener una familia. Durante mucho tiempo se exigió que el novio viviera por lo menos un año con la familia de la novia para trabajar allí y demostrar que era digno de la esposa que buscaba.
82:3.7 (916.3) Los requisitos para una esposa eran la capacidad de trabajar duro y de tener hijos. Se le exigía que ejecutara cierta cantidad de trabajo agrícola en un tiempo dado. Y si había tenido hijos antes del matrimonio era aún más valiosa, pues su fertilidad estaba asegurada.
82:3.8 (916.4) El hecho de que los pueblos antiguos consideraran la soltería como una vergüenza o incluso un pecado explica el origen de los matrimonios entre niños; puesto que había que casarse, cuanto antes mejor. También estaba generalizada la creencia de que las personas no casadas no podían entrar en el país de los espíritus, y esto fue un incentivo más para casar a los niños incluso al nacer, y a veces antes del nacimiento con supeditación a su futuro sexo. Los antiguos creían que hasta los muertos tenían que estar casados. Los casamenteros originales se emplearon para negociar matrimonios entre individuos difuntos. Uno de los padres encargaba a estos intermediarios que concertaran el matrimonio de un hijo muerto con una hija muerta de otra familia.
82:3.9 (916.5) Entre los pueblos más recientes la edad normal para casarse era la pubertad, pero esta edad ha avanzado en proporción directa al progreso de la civilización. En la evolución social surgieron enseguida órdenes peculiares de célibes, tanto hombres como mujeres, iniciadas y mantenidas por personas más o menos desprovistas de necesidades sexuales normales.
82:3.10 (916.6) Muchas tribus permitían a los miembros del grupo gobernante tener relaciones sexuales con la novia justo antes de ser entregada a su marido. Cada uno de esos hombres daba un regalo a la muchacha, y así se originó la costumbre de hacer regalos de boda. Entre algunos grupos se esperaba que una joven se ganara su dote, que consistía en los regalos recibidos como recompensa por sus servicios sexuales en la sala de exhibición de la novia.
82:3.11 (916.7) Algunas tribus casaban a los jóvenes con viudas y mujeres mayores, y cuando luego enviudaban se les autorizaba a casarse con chicas jóvenes. De este modo se aseguraban, según decían, de que ambos padres no fueran insensatos, como suponían sería el caso si se permitía emparejarse a dos jóvenes. Otras tribus limitaban el emparejamiento a grupos de edad similar. Fue la limitación del matrimonio a ciertos grupos de edad lo que originó las primeras ideas de incesto. (Incluso hoy en día, en la India no existe limitación de edad para el matrimonio.)
82:3.12 (916.8) Bajo ciertos usos y costumbres enviudar era terrible para la mujer, ya que mataban a las viudas o las obligaban a suicidarse sobre las tumbas de sus maridos pues se suponía que debían pasar al país de los espíritus con sus cónyuges. La viuda superviviente era culpada casi siempre de la muerte de su marido. Algunas tribus las quemaban vivas. Las viudas que sobrevivían llevaban una vida de luto continuo y restricciones sociales insoportables porque solía estar mal visto que se volvieran a casar.
82:3.13 (917.1) En aquellos tiempos se alentaban muchas prácticas consideradas hoy como inmorales. Era bastante habitual que la esposa primitiva se enorgulleciera de las aventuras de su marido con otras mujeres. La castidad en las jóvenes era un gran obstáculo para el matrimonio; haber tenido hijos antes del matrimonio hacía a una mujer mucho más atractiva como esposa, ya que el hombre estaba seguro de tener una compañera fértil.
82:3.14 (917.2) Muchas tribus primitivas tenían establecido el matrimonio de prueba hasta que la mujer quedara embarazada, y entonces se celebraba la ceremonia oficial de la boda. Entre otros grupos la boda no se celebraba hasta que nacía el primer hijo. Si una esposa era estéril tenía que ser redimida por sus padres y se anulaba el matrimonio. Los usos y costumbres exigían que toda pareja tuviera hijos.
82:3.15 (917.3) En aquellos matrimonios de prueba primitivos no había ni un asomo de libertinaje, eran simples pruebas de fecundidad totalmente sinceras. En cuanto quedaba demostrada la fertilidad, las partes contrayentes se casaban de por vida. Cuando las parejas modernas se casan con la reserva mental de divorciarse cómodamente si su vida de casados no les gusta, están contrayendo en realidad una forma de matrimonio de prueba muy inferior a las honestas aventuras de sus ancestros menos civilizados.
82:4.1 (917.4) El matrimonio ha estado siempre estrechamente vinculado tanto con la propiedad como con la religión. La propiedad ha estabilizado el matrimonio y la religión lo ha moralizado.
82:4.2 (917.5) El matrimonio primitivo era una inversión, una especulación económica; tenía mucho más de negocio que de aventura amorosa. Los antiguos se casaban para ventaja y bienestar del grupo, por eso los matrimonios los planeaba y concertaba el grupo, los padres y los ancianos. Los usos y costumbres relativos a la propiedad estabilizaron eficazmente la institución matrimonial, como queda confirmado por el hecho de que el matrimonio era más permanente entre las primeras tribus que entre muchos pueblos modernos.
82:4.3 (917.6) A medida que la civilización avanzaba la propiedad privada fue ocupando un lugar más importante en los usos y costumbres y el robo se convirtió en el máximo delito. El adulterio era considerado como una forma de robo, una violación de los derechos de propiedad del marido, por eso no figura de forma específica en los primeros códigos ni en los usos y costumbres anteriores. La mujer empezaba siendo propiedad de su padre, que transfería su título al marido, y todas las relaciones sexuales legalizadas surgieron de estos derechos de propiedad preexistentes. El Antiguo Testamento trata a las mujeres como una forma de propiedad; el Corán enseña que son inferiores. El hombre tenía derecho a prestar a su esposa a un amigo o invitado, y esta costumbre subsiste aún entre ciertos pueblos.
82:4.4 (917.7) Los celos sexuales modernos no son innatos; son producto de la evolución de los usos y costumbres. El hombre primitivo no tenía celos de su mujer; se limitaba a vigilar su propiedad. Se exigía a la esposa una responsabilidad sexual más estricta que al marido porque su infidelidad conyugal implicaba descendencia y herencia. En la marcha de la civilización el hijo ilegítimo cayó muy pronto en descrédito. Al principio solo se castigaba por adulterio a la mujer, pero luego los usos y costumbres decretaron que se castigara también a su compañero, y durante muchos siglos el marido ofendido o el padre protector tuvieron pleno derecho de matar al transgresor. Los pueblos modernos conservan estos usos y costumbres que permiten los llamados crímenes de honor bajo una ley no escrita.
82:4.5 (917.8) El tabú de la castidad, que tuvo su origen en los usos y costumbres relativos a la propiedad, afectaba al principio solo a las mujeres casadas, no a las solteras. Con el paso del tiempo la castidad fue exigida más por el padre que por el pretendiente; una virgen era un activo comercial para el padre porque pagaban más por ella. A medida que fue aumentando la demanda de castidad, se hizo costumbre pagar al padre una tarifa nupcial en reconocimiento al servicio de haber criado a una novia casta para su futuro marido. Una vez iniciada, esta idea de la castidad femenina arraigó tanto en las razas que se hizo costumbre enjaular literalmente a las jóvenes, tenerlas prácticamente encarceladas durante años para garantizar su virginidad. Y como consecuencia de estas normas y pruebas de virginidad más recientes, surgió automáticamente la clase de las prostitutas profesionales: eran las novias rechazadas, las mujeres que las madres de los novios descubrían que no eran vírgenes.
82:5.1 (918.1) Los salvajes observaron muy pronto que la mezcla de razas mejoraba la calidad de la descendencia. No es que la endogamia fuera siempre mala, sino que la exogamia era siempre comparativamente mejor; por eso los usos y costumbres tendieron a establecer restricciones a las relaciones sexuales entre parientes cercanos. Se reconoció que la exogamia aumentaba considerablemente la oportunidad selectiva de variación y avance evolutivo. Los individuos de origen exogámico eran más polifacéticos y tenían mayor capacidad de supervivencia en un mundo hostil; los usos y costumbres endogámicos y los individuos resultantes fueron desapareciendo gradualmente. Todo ello tuvo un desarrollo lento, ya que el salvaje no razonaba conscientemente sobre estos problemas. En cambio los pueblos progresivos posteriores sí lo hicieron, y observaron también que la endogamia excesiva provocaba a veces una debilidad generalizada.
82:5.2 (918.2) Aunque la endogamia entre buenas estirpes produjo a veces tribus fuertes, los casos espectaculares de malos resultados endogámicos en forma de deficiencias hereditarias se grabaron con más fuerza en la mente humana, y a medida que progresaban los usos y costumbres se fueron acumulando los tabúes contra todos los matrimonios entre parientes cercanos.
82:5.3 (918.3) La religión ha sido durante mucho tiempo una barrera eficaz contra la exogamia; muchas enseñanzas religiosas han proscrito el matrimonio fuera de la fe. La mujer ha favorecido generalmente la endogamia y el hombre la exogamia. La propiedad ha influido siempre en el matrimonio, y a veces, en un intento de conservar la propiedad dentro de un clan, han surgido usos y costumbres que obligaban a las mujeres a elegir marido dentro de la tribu de su padre. Como consecuencia de este tipo de reglas proliferaron los matrimonios entre primos. La endogamia se practicaba también para preservar los secretos de un oficio; los operarios expertos trataban de mantener el conocimiento de su oficio dentro de la familia.
82:5.4 (918.4) Los grupos superiores, cuando se encontraban aislados, volvían siempre al emparejamiento consanguíneo. Los noditas fueron durante más de ciento cincuenta mil años uno de los grandes grupos endogámicos. Los usos y costumbres endogámicos más recientes se vieron enormemente influidos por las tradiciones de la raza violeta, en la que los emparejamientos iniciales fueron necesariamente entre hermano y hermana. Los matrimonios entre hermano y hermana fueron habituales en los primeros tiempos de Egipto, Siria y Mesopotamia, y en todas las tierras ocupadas alguna vez por los anditas. Los egipcios practicaron durante muchos años los matrimonios entre hermano y hermana en un intento de conservar la pureza de la sangre real, y esta costumbre persistió aún más tiempo en Persia. Entre los mesopotámicos anteriores a Abraham los matrimonios entre primos eran obligatorios; los primos tenían derecho preferente a casarse con sus primas. El propio Abraham se casó con su medio hermana, pero los usos y costumbres posteriores de los judíos ya no permitieron este tipo de uniones.
82:5.5 (919.1) Las primeras medidas contra los matrimonios entre hermano y hermana se adoptaron cuando los usos y costumbres establecieron la pluralidad de esposas, para evitar que la esposa hermana avasallara a las demás esposas. Algunos usos y costumbres tribales prohibían casarse con la viuda de un hermano muerto, pero exigían que el hermano vivo engendrara hijos por su hermano difunto. No existe ningún instinto biológico que vaya en contra de la endogamia en ninguno de sus grados; este tipo de restricciones son puro tabú.
82:5.6 (919.2) La exogamia acabó por imponerse porque los hombres la preferían; una esposa de fuera suponía una mayor libertad frente a la familia política. La familiaridad genera desprecio. Por eso, cuando el individuo empezó a emparejarse por decisión propia se hizo costumbre elegir a la pareja fuera de la tribu.
82:5.7 (919.3) Muchas tribus acabaron prohibiendo casarse dentro del clan; otras limitaron el emparejamiento a ciertas castas. El tabú contra el matrimonio con una mujer del mismo tótem estimuló la costumbre de robar mujeres de las tribus vecinas. Posteriormente los matrimonios se regularon más de acuerdo con la residencia territorial que con el parentesco. La evolución de la endogamia hasta la práctica moderna de la exogamia pasó por muchas etapas. Incluso después de que la endogamia fuera tabú para la gente del pueblo, los jefes y los reyes estaban autorizados a casarse con parientes cercanos para mantener la sangre real concentrada y pura. Los usos y costumbres han permitido generalmente ciertas licencias en materia sexual a los soberanos.
82:5.8 (919.4) La presencia de las gentes anditas posteriores contribuyó mucho a fomentar el deseo de las razas sangik de emparejarse fuera de sus propias tribus. Pero la exogamia no se pudo generalizar hasta que los grupos vecinos aprendieron a vivir juntos en paz relativa.
82:5.9 (919.5) La exogamia de por sí promovía la paz; los matrimonios entre tribus moderaban las hostilidades. La exogamia condujo a la coordinación tribal y a las alianzas militares; prevaleció porque fortalecía; fue constructora de naciones. La exogamia se vio también muy favorecida por el aumento de los contactos comerciales; la aventura y la exploración contribuyeron a ampliar los límites del emparejamiento y facilitaron mucho la interacción vitalizadora de las culturas raciales.
82:5.10 (919.6) Las incoherencias, por otra parte inexplicables, de los usos y costumbres del matrimonio racial se deben en gran parte a esta costumbre de la exogamia acompañada del robo y la compra de esposas en tribus ajenas. El resultado de todo ello fue un conglomerado de los distintos usos y costumbres tribales. Que estos tabúes sobre la endogamia eran sociológicos y no biológicos queda bien ilustrado por los tabúes sobre matrimonios entre parientes, que abarcaban muchos grados de relaciones con los parientes políticos en cuyo caso no existía ninguna relación de consanguinidad.
82:6.1 (919.7) Hoy en día no hay razas puras en el mundo. De los primeros pueblos evolutivos de color originales solo dos razas representativas persisten en el mundo: el hombre amarillo y el hombre negro; e incluso estas dos razas están muy mezcladas con los pueblos de color extintos. Aunque la llamada raza blanca desciende predominantemente del antiguo hombre azul, está más o menos mezclada con todas las demás razas, igual que lo está el hombre rojo de las Américas.
82:6.2 (919.8) De las seis razas sangik de color, tres eran primarias y tres secundarias. Aunque las razas primarias —azul, roja y amarilla— eran superiores en muchos aspectos a los tres pueblos secundarios, no hay que olvidar que esas razas secundarias tenían muchos rasgos deseables que habrían mejorado considerablemente a los pueblos primarios si estos hubieran podido absorber las mejores cepas de los secundarios.
82:6.3 (920.1) Los prejuicios de hoy en día contra los «mestizos», los «híbridos» y los «mezclados» se deben a que la mayoría de los cruces raciales modernos se producen entre cepas extremadamente inferiores de las razas implicadas. Tampoco se obtiene una descendencia satisfactoria cuando las cepas degradadas de una misma raza se casan entre sí.
82:6.4 (920.2) Si las razas que hay hoy en Urantia pudieran librarse de la maldición de los estratos más bajos de individuos deteriorados, antisociales, deficientes mentales y marginados, habría poco que objetar a una amalgamación limitada de las razas. Y habría aún menos objeciones si esas mezclas raciales pudieran darse entre los tipos más elevados de las distintas razas.
82:6.5 (920.3) La hibridación de estirpes superiores y diferentes es el secreto de la creación de cepas nuevas y más vigorosas, y esto es tan cierto para las plantas y los animales como para la especie humana. La hibridación aumenta el vigor y estimula la fertilidad. Las mezclas raciales entre estratos medios o superiores de distintos pueblos aumentan considerablemente el potencial creativo, tal como se demuestra en la presente población de los Estados Unidos de Norteamérica. Cuando esos emparejamientos se dan entre los estratos más bajos o inferiores la creatividad disminuye, tal como se demuestra hoy en día en los pueblos del sur de la India.
82:6.6 (920.4) La combinación de razas favorece mucho la aparición repentina de características nuevas, y si esta hibridación es la unión de cepas superiores, esas características nuevas serán también rasgos superiores.
82:6.7 (920.5) Dado que las razas de hoy en día están tan sobrecargadas de cepas inferiores y degradadas, una mezcla racial a gran escala sería sumamente perjudicial, pero la mayoría de las objeciones a este tipo de experimentos se basan en prejuicios sociales y culturales más que en consideraciones biológicas. Incluso entre estirpes inferiores, los híbridos suelen ser una mejora respecto a sus ancestros. La hibridación contribuye a la mejora de la especie debido al papel de los genes dominantes. La mezcla racial aumenta la probabilidad de que aparezcan más dominantes deseables en el híbrido.
82:6.8 (920.6) Durante los últimos cien años ha habido en Urantia más hibridación racial que en los milenios anteriores. Se ha exagerado mucho el peligro de que la reproducción cruzada de estirpes humanas genere graves discordias. Los principales problemas de los «mestizos» provienen de prejuicios sociales.
82:6.9 (920.7) El experimento de Pitcairn consistente en combinar las razas blanca y polinesia salió bastante bien porque los hombres blancos y las mujeres polinesias eran de cepas raciales bastante buenas. Un cruce entre los tipos superiores de las razas blanca, roja y amarilla generaría inmediatamente muchas características nuevas y biológicamente eficaces. Estos tres pueblos pertenecen a las razas sangik primarias. Las mezclas de las razas blanca y negra no son tan deseables en cuanto a sus resultados inmediatos, aunque su descendencia mulata no es tan inaceptable como intentan presentarla los prejuicios sociales y raciales. Esos híbridos de blanco y negro son ejemplares humanos físicamente excelentes a pesar de su ligera inferioridad en algunos otros aspectos.
82:6.10 (920.8) Cuando una raza sangik primaria se amalgama con una raza sangik secundaria, esta última mejora considerablemente a expensas de la primera. A pequeña escala —extendida en largos periodos de tiempo— muy poco se puede objetar con seriedad contra este tipo de contribución sacrificial de las razas primarias al mejoramiento de los grupos secundarios. Desde el punto de vista biológico las razas sangik secundarias eran superiores a las razas primarias en algunos aspectos.
82:6.11 (921.1) Al fin y al cabo, el verdadero riesgo para la especie humana reside en la multiplicación desmedida de las cepas inferiores y degradadas de los diversos pueblos civilizados más que en ningún supuesto peligro de sus cruces raciales.
82:6.12 (921.2) [Presentado por la jefa de las serafines destinadas en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 83
83:0.1 (922.1) ESTE es el relato de los comienzos iniciales del matrimonio. Esta institución ha progresado constantemente desde la copulación abierta y promiscua de la manada, pasando por muchas variaciones y adaptaciones, hasta la aparición de las normas matrimoniales que culminaron finalmente en las uniones de pareja, la unión de un hombre y una mujer para formar una familia del más alto orden social.
83:0.2 (922.2) El matrimonio ha estado muchas veces en peligro, y los usos y costumbres matrimoniales han recurrido con frecuencia tanto a la propiedad como a la religión en busca de apoyo. Pero el verdadero factor que salvaguarda por siempre el matrimonio y la familia resultante es el hecho biológico simple e innato de que los hombres y las mujeres no pueden vivir realmente los unos sin los otros, ya sean los salvajes más primitivos o los mortales más cultos.
83:0.3 (922.3) El impulso sexual es el señuelo que induce al hombre egoísta a superar el nivel animal. La egocéntrica y autogratificante relación sexual entraña consecuencias seguras de autorrenuncia y asegura la asunción de deberes altruistas y de numerosas responsabilidades familiares beneficiosas para la raza. En esto ha sido el sexo el civilizador no reconocido e insospechado del salvaje, pues este mismo impulso sexual automática e infaliblemente fuerza al hombre a pensar y a la larga lo induce a amar.
83:1.1 (922.4) El matrimonio es el mecanismo diseñado por la sociedad para regular y controlar las múltiples relaciones humanas que surgen del hecho físico de la existencia de dos sexos. Como tal institución el matrimonio funciona en dos direcciones:
83:1.2 (922.5) 1. En la regulación de las relaciones sexuales personales.
83:1.3 (922.6) 2. En la regulación de la ascendencia, la herencia, la sucesión y el orden social. Esta es su función original y más antigua.
83:1.4 (922.7) La familia, que nace del matrimonio, es en sí misma un estabilizador de la institución matrimonial junto con los usos y costumbres relativos a la propiedad. Otros factores que influyen poderosamente en la estabilidad matrimonial son el orgullo, la vanidad, la caballerosidad, el deber y las convicciones religiosas. Sin embargo, aunque puede que los matrimonios sean aprobados o desaprobados en lo alto, no se hacen precisamente en el cielo. La familia humana es una institución claramente humana, un desarrollo evolutivo. El matrimonio es una institución de la sociedad, no una competencia de la Iglesia. Es verdad que la religión debería ejercer una influencia importante sobre él, pero no controlarlo ni regularlo en exclusiva.
83:1.5 (922.8) El matrimonio primitivo era ante todo una transacción, y sigue siendo muchas veces una cuestión de conveniencia social o de negocios incluso en los tiempos modernos. Por influencia de la mezcla con la estirpe andita y como consecuencia de los usos y costumbres de la civilización que progresa, el matrimonio se está convirtiendo lentamente en algo mutuo, romántico, parental, poético, afectuoso, ético e incluso idealista. En cambio la elección y el llamado amor romántico eran mínimos en el emparejamiento primitivo. En aquellos primeros tiempos el marido y la mujer no estaban mucho tiempo juntos, muchas veces ni siquiera comían juntos. Entre los antiguos el afecto personal no estaba muy vinculado a la atracción sexual; se acababan encariñando mutuamente por el hecho de vivir y trabajar juntos.
83:2.1 (923.1) Los matrimonios primitivos los planeaban siempre los padres de los interesados. El periodo de transición entre esta costumbre y los tiempos de la libre elección estuvo ocupado por los agentes matrimoniales o casamenteros profesionales. Esos casamenteros fueron al principio los barberos y más adelante los sacerdotes. El matrimonio fue originalmente competencia del grupo y luego una cuestión familiar; solo recientemente se ha convertido en una aventura individual.
83:2.2 (923.2) La coacción, no la atracción, era la vía de acceso al matrimonio primitivo. En los primeros tiempos la mujer no tenía una actitud sexual distante sino simplemente la inferioridad sexual que le inculcaban los usos y costumbres. Igual que las incursiones precedieron al comercio, el matrimonio por captura precedió al matrimonio por contrato. Algunas mujeres colaboraban en su captura para librarse de la dominación de los hombres más viejos de su tribu; preferían caer en manos de hombres de su propia edad pertenecientes a otra tribu. Estas pseudofugas constituyeron la etapa de transición entre la captura por la fuerza y el posterior noviazgo por cortejo.
83:2.3 (923.3) Un primer tipo de ceremonia nupcial fue la huida fingida, una especie de simulacro de las fugas que habían sido práctica común en otro tiempo. Más adelante la captura simulada se convirtió en parte de la ceremonia oficial de la boda. La aparente resistencia que oponen muchas jóvenes modernas a la «captura», su reticencia al matrimonio, son vestigios de costumbres de antaño. Traspasar el umbral con la novia en brazos es una reminiscencia de numerosas prácticas antiguas, entre otras, de los tiempos en que las esposas se robaban.
83:2.4 (923.4) A la mujer se le negó durante mucho tiempo la plena libertad de disponer de sí misma en el matrimonio, pero las mujeres más inteligentes han sabido siempre sortear ingeniosamente esta restricción. El hombre ha solido tomar la iniciativa en el noviazgo, aunque no siempre. La mujer unas veces abierta y otras encubiertamente inicia el matrimonio. Y a medida que ha ido progresando la civilización, las mujeres han tenido una participación cada vez mayor en todas las fases del noviazgo y el matrimonio.
83:2.5 (923.5) El creciente papel del amor, el romanticismo y la elección personal en el cortejo prenupcial son una contribución de los anditas a las razas del mundo. Las relaciones entre los sexos están evolucionando favorablemente; a medida que progresan, muchos pueblos están sustituyendo gradualmente los antiguos móviles de conveniencia y propiedad por conceptos un tanto idealizados de atracción sexual. El impulso sexual y los sentimientos de afecto están empezando a desplazar al cálculo frío en la elección de pareja para la vida.
83:2.6 (923.6) En origen los esponsales eran equivalentes al matrimonio, y las relaciones sexuales eran práctica convencional entre los primeros pueblos durante el periodo del compromiso. En tiempos recientes la religión ha establecido un tabú sexual sobre el periodo comprendido entre los esponsales y el matrimonio.
83:3.1 (923.7) Los antiguos desconfiaban del amor y las promesas; pensaban que las uniones duraderas debían estar garantizadas por algún valor tangible, por una propiedad. Por esta razón, el precio de compra de una esposa se consideraba como una prenda o depósito que el marido estaba condenado a perder en caso de divorcio o abandono. Una vez pagado el precio de compra de una novia, muchas tribus permitían que a ella se le grabara a fuego la marca del marido. Los africanos siguen comprando a sus esposas. A una esposa por amor o a la esposa de un hombre blanco la comparan con un gato porque no cuesta nada.
83:3.2 (924.1) Los desfiles de novias eran la oportunidad de engalanar a las hijas para mostrarlas en público con objeto de encarecer su precio como esposas. Pero no se vendían como animales; entre las tribus posteriores las esposas compradas de este modo no eran transferibles. Su compra tampoco era siempre una simple y fría transacción monetaria; prestar servicios equivalía a dinero en efectivo a la hora de comprar esposa. Si un hombre, por lo demás deseable, no podía pagar por su esposa, podía ser adoptado como hijo por el padre de la joven y entonces podía casarse. Y si un hombre pobre pretendía a una esposa pero no podía satisfacer el precio exigido por un padre codicioso, los ancianos solían presionar al padre para que moderara sus exigencias so pena de fuga de los interesados.
83:3.3 (924.2) Con el progreso de la civilización los padres ya no querían dar la impresión de vender a sus hijas, y aunque siguieron aceptando el precio de compra de la novia, establecieron la costumbre de dar a la pareja regalos valiosos más o menos equivalentes al dinero de la compra. Y cuando más adelante se dejó de pagar por la novia, estos regalos se convirtieron en la dote de la novia.
83:3.4 (924.3) La dote tenía por objeto dejar claro que la novia era independiente, marcar las distancias con los tiempos de las esposas esclavas y las compañeras tenidas en propiedad. Un hombre no podía divorciarse de una esposa con dote si no devolvía la dote completa. Entre algunas tribus los padres de la novia y del novio se hacían un depósito mutuo que se perdía en caso de que uno de los contrayentes abandonara al otro; era en realidad una fianza matrimonial. Durante el periodo de transición entre la compra y la dote, si la esposa había sido comprada los hijos pertenecían al padre, si no, pertenecían a la familia de la esposa.
83:4.1 (924.4) La ceremonia nupcial surgió del hecho de que el matrimonio era originalmente competencia de la comunidad y no simplemente la culminación de una decisión entre dos personas. El emparejamiento era incumbencia del grupo además de ser una función personal.
83:4.2 (924.5) Toda la vida de los antiguos estaba rodeada de magia, rituales y ceremonias, y el matrimonio no era una excepción. Con el progreso de la civilización y a medida que se fue dando más importancia al matrimonio, la ceremonia nupcial se volvió cada vez más pretenciosa. Igual que hoy en día, los primeros matrimonios incidían en los intereses de propiedad y requerían por consiguiente una ceremonia legal, mientras que el estatus social de los hijos posteriores exigía la más amplia publicidad posible. Como el hombre primitivo no llevaba registros, la ceremonia del matrimonio tenía que ser presenciada por muchas personas.
83:4.3 (924.6) Al principio la ceremonia nupcial era más parecida a unos esponsales y solo consistía en publicar la intención de vivir juntos; más adelante se convirtió en una comida formal. En algunas tribus los padres simplemente llevaban a su hija al marido; en otros casos la única ceremonia era el intercambio formal de regalos, y acto seguido el padre de la novia la entregaba al novio. Muchos pueblos levantinos acostumbraban a prescindir de toda formalidad y el matrimonio quedaba consumado por las relaciones sexuales. El hombre rojo fue el primero en desarrollar una celebración nupcial más elaborada.
83:4.4 (924.7) Había mucho miedo a no tener hijos, y como la esterilidad se atribuía a las maquinaciones de los espíritus, el matrimonio se asoció con ciertos ceremoniales mágicos o religiosos para asegurar así la fecundidad. En este esfuerzo por garantizar un matrimonio feliz y fecundo se empleaban muchos amuletos; incluso se consultaba a los astrólogos para que determinaran las estrellas natalicias de los contrayentes. En cierto momento los sacrificios humanos fueron la norma en todas las bodas de gente adinerada.
83:4.5 (925.1) Se buscaban los días de suerte. El jueves era considerado como el más favorable, y se creía que las bodas celebradas con luna llena eran excepcionalmente afortunadas. Muchos pueblos de Oriente Próximo acostumbraban a arrojar grano sobre los recién casados, un rito mágico para asegurar la fecundidad. Algunos pueblos orientales utilizaban arroz con el mismo fin.
83:4.6 (925.2) El fuego y el agua fueron siempre considerados como los mejores medios de oponer resistencia a los fantasmas y los espíritus malignos, por eso en las bodas no faltaban fuegos de altar o velas encendidas ni aspersiones bautismales con agua bendita. Durante mucho tiempo fue costumbre fijar un día falso para la boda y luego aplazarla en el último momento para despistar a los fantasmas y los espíritus.
83:4.7 (925.3) Las tomaduras de pelo a los recién casados y las bromas a las parejas durante la luna de miel son vestigios de aquellos lejanos días en los que se pensaba que era mejor que los espíritus vieran a los novios incómodos y disgustados para no despertar su envidia. El velo nupcial es una reminiscencia de los tiempos en los que se consideraba necesario disfrazar a la novia para que los fantasmas no la reconociesen y también para ocultar su belleza a las miradas siempre celosas y envidiosas de los espíritus. Los pies de la novia no debían tocar nunca el suelo justo antes de la ceremonia. Incluso en el siglo veinte sigue siendo tradición bajo los usos y costumbres cristianos tender alfombras desde el vehículo nupcial hasta el altar de la iglesia.
83:4.8 (925.4) Una de las formas más antiguas de ceremonia nupcial era que un sacerdote bendijera el lecho nupcial para asegurar la fertilidad de la unión; esto se hacía mucho antes de que se estableciera ningún rito nupcial formal. Durante este periodo de evolución de los usos y costumbres matrimoniales los invitados a la boda debían desfilar por el dormitorio durante la noche para convertirse en testigos legales de la consumación del matrimonio.
83:4.9 (925.5) Ante los caprichos de la suerte que hacía que ciertos matrimonios salieran mal pese a todas las pruebas prematrimoniales, el hombre primitivo buscó un seguro de protección contra el fracaso matrimonial y se volvió hacia los sacerdotes y la magia. Este movimiento culminó directamente en las modernas bodas en la iglesia. Durante mucho tiempo el matrimonio fue generalmente reconocido como fruto de las decisiones de los padres de los contrayentes y más tarde de la propia pareja; en cambio durante los últimos quinientos años la Iglesia y el Estado han asumido la jurisdicción y se atreven ahora a dictaminar sobre el matrimonio.
83:5.1 (925.6) Al principio de la historia del matrimonio las mujeres solteras pertenecían a los hombres de la tribu. Más adelante una mujer tenía solo un marido a la vez. Esta práctica de un hombre a la vez fue el primer paso para salir de la promiscuidad de la horda. Aunque a la mujer solo se le permitía un hombre, su marido podía romper esas relaciones temporales a voluntad. Estas regulaciones laxas fueron el primer paso hacia la vida en pareja frente a la vida en la horda. En esta etapa del desarrollo del matrimonio los hijos pertenecían generalmente a la madre.
83:5.2 (925.7) El siguiente paso en la evolución del emparejamiento fue el matrimonio colectivo. Esta fase comunal del matrimonio tuvo que intercalarse en el desarrollo de la vida de familia porque los usos y costumbres matrimoniales no tenían aún fuerza suficiente para hacer permanentes las asociaciones de pareja. Los matrimonios de hermanos y hermanas pertenecieron a este grupo; cinco hermanos de una familia se casaban con cinco hermanas de otra. Las formas laxas de matrimonio comunal evolucionaron gradualmente en todo el mundo hacia diversos tipos de matrimonios colectivos. Estas asociaciones colectivas fueron reguladas en buena parte por los usos y costumbres del tótem. La vida de familia se desarrolló de forma lenta pero segura porque la regulación del sexo y del matrimonio favorecía la supervivencia de la propia tribu al asegurar la supervivencia de un número mayor de niños.
83:5.3 (926.1) Los matrimonios colectivos fueron cediendo terreno gradualmente ante las prácticas emergentes de la poligamia —la poliginia y la poliandria— entre las tribus más avanzadas. Pero la poliandria nunca fue general pues estaba limitada habitualmente a las reinas y a las mujeres ricas; además solía ser un asunto de familia, una esposa para varios hermanos. A veces por restricciones de casta o motivos económicos se hacía necesario que varios hombres se contentaran con una sola esposa. Incluso entonces, la mujer se casaba solo con uno y los demás eran tolerados con laxitud como «tíos» de la progenie conjunta.
83:5.4 (926.2) La costumbre judía que decretaba que un hombre tuviera trato con la viuda de su hermano difunto con objeto de «plantar semilla para su hermano» fue práctica habitual en más de la mitad del mundo antiguo. Era un vestigio de los tiempos en que el matrimonio era más un asunto de familia que una relación individual.
83:5.5 (926.3) La institución de la poliginia reconoció cuatro tipos de esposas en distintos momentos:
83:5.6 (926.4) 1. Esposas ceremoniales o legales.
83:5.7 (926.5) 2. Esposas por afecto y permiso.
83:5.8 (926.6) 3. Concubinas, esposas contractuales.
83:5.9 (926.7) 4. Esposas esclavas.
83:5.10 (926.8) La verdadera poliginia en la que todas las esposas tienen el mismo estatus y todos los hijos son iguales se ha dado rara vez. Por regla general, incluso en los matrimonios plurales, el hogar estaba dominado por la esposa principal, la que tenía el estatus de compañera. Solo ella se había casado según la ceremonia ritual mediante compra o dote y solo sus hijos podían heredar, a menos que los demás llegaran a un acuerdo especial con ella.
83:5.11 (926.9) La esposa con estatus oficial no era necesariamente esposa por amor; en los primeros tiempos no solía serlo. La esposa por amor, fruto del enamoramiento, solo apareció tras un avance considerable de las razas, y más concretamente después de que las tribus evolutivas se mezclaran con los noditas y los adanitas.
83:5.12 (926.10) La esposa tabú —una sola esposa con estatus legal— creó los usos y costumbres relativos a las concubinas. Dichos usos y costumbres establecían que un hombre solo podía tener una esposa pero podía mantener relaciones sexuales con un número ilimitado de concubinas. El concubinato fue el trampolín hacia la monogamia, el primer paso para salir de la poliginia generalizada. Las concubinas de los judíos, los romanos y los chinos eran con mucha frecuencia las criadas de la esposa. Más adelante, como en el caso de los judíos, la esposa legal fue considerada como la madre de todos los hijos del marido.
83:5.13 (926.11) Los tabúes de antaño sobre las relaciones sexuales con una esposa embarazada o lactante contribuyeron mucho a alentar la poliginia. Las maternidades frecuentes unidas a trabajos duros envejecían muy pronto a las mujeres primitivas. Esas sobrecargadas esposas solo lograban salir adelante gracias a que pasaban una semana al mes aisladas cuando no estaban embarazadas. A menudo se cansaban de tener hijos y proponían a su marido que tomara otra esposa más joven para colaborar tanto en la procreación como en el trabajo doméstico. Por eso las nuevas esposas solían ser muy bien recibidas por las consortes más viejas. No existía nada semejante a los celos sexuales.
83:5.14 (926.12) El número de esposas solo estaba limitado por la capacidad del hombre para mantenerlas. Los hombres ricos y capaces querían tener muchos hijos, y dado el elevado índice de mortalidad infantil, se necesitaba una colección de esposas para reclutar una familia grande. Muchas de las esposas múltiples no eran más que sirvientas, esposas esclavas.
83:5.15 (927.1) Las costumbres humanas evolucionan, aunque muy lentamente. El propósito de un harén era acumular un cuerpo fuerte y numeroso de parientes de sangre para sostener el trono. Hubo una vez un jefe que se convenció de que no debía tener un harén sino conformarse con una sola esposa, así que despidió a su harén. Las esposas se fueron a sus casas descontentas, y sus parientes ofendidos se abalanzaron furiosos sobre el jefe y lo mataron en el acto.
83:6.1 (927.2) La monogamia es un monopolio. Es buena para quienes alcanzan ese estado deseable, pero tiende a imponer una privación biológica a quienes no son tan afortunados. Sin embargo, y a pesar de su efecto sobre el individuo, la monogamia es sin duda lo mejor para los hijos.
83:6.2 (927.3) La monogamia inicial fue producto de las circunstancias: la pobreza. La monogamia es un fenómeno cultural y social, artificial y antinatural, es decir, antinatural para el hombre evolutivo. En cambio era totalmente natural para los noditas y los adanitas más puros y ha sido de gran valor cultural para todas las razas avanzadas.
83:6.3 (927.4) Las tribus caldeas reconocían el derecho de una esposa a imponer a su consorte la promesa prenupcial de no tomar ni segunda esposa ni concubina. Tanto los griegos como los romanos favorecían el matrimonio monógamo. El culto a los ancestros ha fomentado siempre la monogamia, como lo ha hecho el error cristiano de considerar el matrimonio como un sacramento. También la elevación del nivel de vida ha ido siempre en contra de la pluralidad de esposas. En tiempos del advenimiento de Miguel a Urantia prácticamente todo el mundo civilizado había alcanzado ya el nivel de la monogamia teórica. Pero esa monogamia pasiva no significaba que la humanidad se hubiera habituado a la práctica del verdadero matrimonio de pareja.
83:6.4 (927.5) Al tiempo que persigue la meta monogámica del matrimonio ideal de pareja, que es a fin de cuentas una especie de asociación sexual monopolística, la sociedad no debe perder de vista la situación nada envidiable de los hombres y mujeres desafortunados que no logran encontrar su sitio en este nuevo orden social mejorado, incluso habiendo hecho todo lo posible por cooperar con sus requisitos y cumplir con ellos. La imposibilidad de conseguir pareja en la arena social de la competencia se puede deber a dificultades insuperables o a las innumerables restricciones impuestas por los usos y costumbres vigentes. Es cierto que la monogamia es ideal para los que encajan dentro de ella, pero impone inevitablemente grandes privaciones a todos los que quedan excluidos en el frío de una existencia solitaria.
83:6.5 (927.6) Siempre ha habido una minoría de personas desafortunadas que han tenido que sufrir para que la mayoría pudiera avanzar a tenor de los usos y costumbres desarrollados por la evolución de la civilización. La mayoría favorecida debe mirar siempre con benevolencia y consideración a sus compañeros menos afortunados que pagan el precio de no encajar en las asociaciones sexuales ideales que satisfacen todas las necesidades biológicas bajo la sanción de los usos y costumbres más elevados de la evolución social que progresa.
83:6.6 (927.7) La monogamia siempre ha sido, es y será la meta idealista de la evolución sexual humana. Este ideal del verdadero matrimonio de pareja implica abnegación, y por eso fracasa con tanta frecuencia cuando una o las dos partes contrayentes carecen del sólido autocontrol que constituye la culminación de todas las virtudes humanas.
83:6.7 (927.8) La monogamia es el criterio que mide el avance de la civilización social a diferencia de la evolución puramente biológica. La monogamia no es necesariamente biológica ni natural, pero es indispensable para el mantenimiento inmediato y el desarrollo futuro de la civilización social. Contribuye a una delicadeza de sentimientos, un refinamiento del carácter moral y un crecimiento espiritual que son del todo imposibles en la poligamia. Una mujer no puede llegar a ser una madre ideal cuando se ve obligada al mismo tiempo a rivalizar constantemente por el afecto de su marido.
83:6.8 (928.1) El matrimonio de pareja favorece y fomenta el entendimiento íntimo y la cooperación efectiva, que es lo mejor para la felicidad de los padres, el bienestar de los hijos y la eficiencia social. El matrimonio, que empezó siendo una burda coacción, está evolucionando gradualmente hacia una magnífica institución de autocultura, autocontrol, autoexpresión y autoperpetuación.
83:7.1 (928.2) Al principio de la evolución de los usos y costumbres matrimoniales, el matrimonio era una unión laxa que podía terminarse a voluntad, y los hijos seguían siempre a la madre; el vínculo madre-hijo es instintivo y ha funcionado en todas las fases del desarrollo de los usos y costumbres.
83:7.2 (928.3) Entre los pueblos primitivos solo alrededor de la mitad de los matrimonios resultaban satisfactorios. La causa más frecuente de separación era la esterilidad, de la que se culpaba siempre a la esposa, y se creía que las esposas sin hijos se convertirían en serpientes en el mundo de los espíritus. Bajo los usos y costumbres más primitivos el divorcio solo era posible a instancias del hombre, y estas normas han subsistido hasta el siglo veinte entre algunos pueblos.
83:7.3 (928.4) Con la evolución de los usos y costumbres ciertas tribus desarrollaron dos formas de matrimonio: el ordinario, que permitía el divorcio, y el matrimonio ante un sacerdote, que no admitía separación. Cuando se establecieron las costumbres de comprar y de dotar a la esposa, la penalización económica vinculada al fracaso del matrimonio contribuyó mucho a reducir las separaciones. De hecho, este viejo factor económico ejerce una función estabilizadora en muchas uniones modernas.
83:7.4 (928.5) La presión social del estatus en la comunidad y de los privilegios económicos ha influido siempre poderosamente a la hora de mantener los tabúes y los usos y costumbres matrimoniales. El matrimonio ha progresado sin cesar a lo largo de las edades y se encuentra en una posición avanzada en el mundo moderno, aunque amenazado por los ataques de un descontento generalizado entre los pueblos donde la elección individual —una nueva libertad— ocupa un lugar muy prominente. Estos trastornos de ajuste están apareciendo entre las razas más progresivas como consecuencia de una aceleración repentina de la evolución social, en cambio entre los pueblos menos avanzados el matrimonio sigue prosperando y mejorando lentamente bajo la guía de usos y costumbres más antiguos.
83:7.5 (928.6) La sustitución nueva y repentina en el matrimonio del móvil de la propiedad, más antiguo y largamente establecido, por el móvil del amor, más ideal pero extremadamente individualista, ha provocado inevitablemente una inestabilidad temporal en la institución del matrimonio. Los motivos del hombre para casarse han trascendido siempre por mucho la moralidad matrimonial propiamente dicha, y en los siglos diecinueve y veinte el ideal occidental del matrimonio ha dejado de pronto muy atrás los impulsos sexuales egocéntricos y solo parcialmente controlados de las razas. La existencia en cualquier sociedad de un gran número de personas no casadas indica que los usos y costumbres están o bien en crisis temporal o bien en fase de transición.
83:7.6 (928.7) La prueba real del matrimonio a lo largo de los tiempos ha sido la intimidad continua que forma parte intrínseca de toda vida de familia. Es difícil que dos jóvenes mimados y consentidos, educados en la complacencia y la plena satisfacción del ego y la vanidad, puedan sacar adelante un matrimonio y crear una familia: una asociación para toda la vida de abnegación, compromiso, entrega y dedicación desinteresada a la educación de los hijos.
83:7.7 (929.1) El alto grado de ensoñación y romanticismo fantástico asociado al noviazgo es responsable en gran medida de la tendencia creciente al divorcio entre los pueblos occidentales modernos, con la complicación añadida de la mayor libertad personal e independencia económica de la mujer. El divorcio fácil, cuando es consecuencia de la falta de autocontrol o del fracaso en la adaptación normal de la personalidad, solo conduce a retroceder directamente a aquellas rudimentarias etapas sociales de las que el hombre acaba de emerger a costa de tanta angustia personal y tanto sufrimiento racial.
83:7.8 (929.2) Pero mientras la sociedad no logre educar correctamente a los niños y a los jóvenes, mientras el orden social no consiga proporcionar una formación prematrimonial adecuada y mientras el idealismo juvenil imprudente e inmaduro sea el árbitro de la decisión de casarse, el divorcio seguirá siendo frecuente. Y en la medida en que el grupo social no acierte a proporcionar a los jóvenes una preparación matrimonial, el divorcio deberá funcionar como válvula social de seguridad que impida situaciones aún peores durante las edades de rápida evolución de los usos y costumbres.
83:7.9 (929.3) Todo hace pensar que los antiguos consideraban el matrimonio casi con la misma seriedad que algunos pueblos de hoy en día. Y no da la impresión de que muchos de los matrimonios precipitados y fallidos de los tiempos modernos sean precisamente una gran mejora sobre las prácticas antiguas de capacitar a los hombres y mujeres jóvenes para el emparejamiento. El gran contrasentido de la sociedad moderna consiste en exaltar el amor e idealizar el matrimonio sin propugnar al mismo tiempo que ambos se estudien con la máxima seriedad.
83:8.1 (929.4) El matrimonio que culmina en una familia es en verdad la institución más excelsa del hombre, pero es esencialmente humano; no debería haber sido llamado nunca sacramento. Los sacerdotes setitas hicieron del matrimonio un rito religioso, pero durante miles de años después del Edén el emparejamiento siguió siendo una institución puramente social y civil.
83:8.2 (929.5) La comparación de las asociaciones humanas con las asociaciones divinas es sumamente desacertada. La unión de marido y mujer en la relación matrimonial y hogareña es una función material de los mortales de los mundos evolutivos. Es cierto que se puede derivar mucho progreso espiritual de los esfuerzos humanos sinceros del marido y la mujer por progresar, pero eso no significa que el matrimonio sea necesariamente sagrado. El progreso espiritual acompaña a la dedicación sincera en otros campos del empeño humano.
83:8.3 (929.6) Tampoco se puede comparar verdaderamente el matrimonio con la relación entre el hombre y su Ajustador ni con la fraternidad de Cristo Miguel y sus hermanos humanos. Dichas relaciones son comparables en apenas algún punto con la asociación del marido y la mujer. Y es muy lamentable que un concepto humano erróneo de estas relaciones haya producido tanta confusión respecto al estatus del matrimonio.
83:8.4 (929.7) También es lamentable que ciertos grupos de mortales hayan ideado que el matrimonio se consuma por acción divina. Esas creencias conducen directamente al concepto de la indisolubilidad del estado conyugal con independencia de las circunstancias o de los deseos de las partes contrayentes. Pero el hecho real de que los matrimonios se disuelven indica que la Deidad no es parte componente de esas uniones. Una vez que Dios ha unido dos cosas o a dos personas, estas permanecen unidas así hasta el momento en que la voluntad divina decrete su separación. Pero en lo que concierne al matrimonio, que es una institución humana, ¿quién se atreverá a juzgarlo, a decidir qué matrimonios son uniones susceptibles de ser aprobadas por los supervisores del universo y cuáles son puramente humanas en origen y naturaleza?
83:8.5 (930.1) Sin embargo, hay un ideal del matrimonio en las esferas de lo alto. En la capital de cada sistema local los Hijos e Hijas Materiales de Dios representan el culmen de los ideales de la unión del hombre y la mujer en los lazos del matrimonio y con el propósito de reproducirse y criar una prole. Después de todo, el matrimonio ideal de los mortales es humanamente sagrado.
83:8.6 (930.2) El matrimonio ha sido siempre y sigue siendo el sueño supremo de la idealidad temporal del hombre. Aunque este hermoso sueño muy pocas veces se hace enteramente real, perdura como ideal glorioso y atrae siempre a la humanidad en progreso hacia esfuerzos más grandes por la felicidad humana. Pero a los hombres y mujeres jóvenes se les debería enseñar algo de las realidades del matrimonio antes de verse sumergidos en las rigurosas exigencias de las interasociaciones de la vida de familia; la idealización juvenil se debería atemperar con algún grado de desilusión prenupcial.
83:8.7 (930.3) Por otra parte, no se debe desalentar la idealización juvenil del matrimonio; esos sueños son la visualización de la meta de la futura vida de familia. Esta actitud es a la vez estimulante y útil siempre que no impida caer en la cuenta de los requisitos comunes y prácticos del matrimonio y la vida familiar posterior.
83:8.8 (930.4) Los ideales del matrimonio han hecho grandes progresos en los últimos tiempos; entre algunos pueblos la mujer disfruta prácticamente de los mismos derechos que su consorte. La familia se está convirtiendo, al menos en principio, en una asociación leal para criar a la prole acompañada de fidelidad sexual. Pero incluso esta versión más nueva del matrimonio no debe llegar tan lejos como para conferir el monopolio mutuo de toda la personalidad y de toda la individualidad. El matrimonio no se limita a ser un ideal individualista. Es la asociación social en vías de evolución de un hombre y una mujer, que existe y funciona bajo los usos y costumbres vigentes, restringida por los tabúes e implementada por las leyes y regulaciones de la sociedad.
83:8.9 (930.5) Los matrimonios del siglo veinte se encuentran en un nivel alto en comparación con los de edades pasadas a pesar de que la institución del hogar está pasando ahora por una dura prueba. Debe afrontar los problemas surgidos repentinamente en la organización social por el precipitado aumento de las libertades de la mujer, aquellos derechos que le fueron denegados durante tanto tiempo en la lenta evolución de los usos y costumbres de las generaciones pasadas.
83:8.10 (930.6) [Presentado por la jefa de las serafines destinadas en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 84
84:0.1 (931.1) LA NECESIDAD material fundó el matrimonio, el apetito sexual lo embelleció, la religión lo sancionó y exaltó, el Estado lo exigió y reguló. Y más recientemente la evolución del amor está empezando a justificar y glorificar el matrimonio como antecesor y creador de la institución más útil y sublime de la civilización: el hogar. La formación del hogar debería ser el centro y la esencia de todo esfuerzo educativo.
84:0.2 (931.2) La copulación es un puro acto de autoperpetuación asociado a grados de autogratificación variables; el matrimonio, la creación de una familia, está estrechamente vinculado a la autoconservación e implica la evolución de la sociedad. La propia sociedad es una estructura agregada de unidades familiares. Los individuos son muy temporales como factores planetarios, solo las familias son agentes de continuidad en la evolución social. La familia es el canal por donde fluye el río de la cultura y el conocimiento de una generación a otra.
84:0.3 (931.3) El hogar es básicamente una institución sociológica. El matrimonio surgió de la cooperación para sustentarse y de la asociación para perpetuarse; el elemento de autogratificación era algo muy secundario. Sin embargo el hogar abarca las tres funciones esenciales de la existencia humana, mientras que la propagación de la vida lo convierte en la institución humana fundamental y el sexo lo separa de las demás actividades sociales.
84:1.1 (931.4) El matrimonio no se fundó en las relaciones sexuales, cuyo papel fue secundario. El hombre primitivo, que satisfacía su apetito sexual libremente sin cargar con las responsabilidades de una esposa, unos hijos y un hogar, no necesitaba el matrimonio.
84:1.2 (931.5) La mujer, por su apego tanto físico como emocional a su prole, depende de la cooperación del varón y eso la impulsa a buscar el refugio protector del matrimonio. Pero ningún impulso biológico directo conducía al hombre hacia el matrimonio, y mucho menos lo retenía dentro de él. No fue el amor lo que hizo el matrimonio atractivo para el hombre, fue el hambre lo que primero atrajo al hombre salvaje hacia la mujer y hacia el refugio primitivo compartido con los hijos de ella.
84:1.3 (931.6) Ni siquiera fue la consciencia de las obligaciones derivadas de las relaciones sexuales lo que originó el matrimonio. El hombre primitivo no captaba la conexión entre la satisfacción sexual y el nacimiento posterior de un niño. Existió en su día la creencia universal de que una virgen podía quedar embarazada. Los salvajes concibieron pronto la idea de que los bebés se hacían en el mundo de los espíritus; se creía que el embarazo era consecuencia de la entrada de un espíritu, un fantasma que evolucionaba dentro de la mujer. Se creía también que tanto la dieta como el mal de ojo podían provocar un embarazo en una mujer virgen o no casada. Más tarde se relacionó el comienzo de la vida con el aliento y con la luz del Sol.
84:1.4 (932.1) Muchos de los primeros pueblos asociaban a los fantasmas con el mar, por eso las vírgenes tenían muy limitados los baños; las jóvenes tenían mucho más miedo a bañarse en el mar con marea alta que a tener relaciones sexuales. Los bebés deformes o prematuros se consideraban crías de animales que habían conseguido entrar en el cuerpo de una mujer por culpa de un baño imprudente o por la actividad malévola de un espíritu. Los salvajes, por supuesto, estrangulaban sin reparos a esos niños al nacer.
84:1.5 (932.2) Se dio un primer paso hacia la comprensión de la realidad cuando se empezó a creer que las relaciones sexuales abrían el camino para que el fantasma fecundador entrara en la mujer. El hombre ha descubierto desde entonces que el padre y la madre aportan por igual los factores hereditarios vivos que inician el nuevo ser. Pero incluso en el siglo veinte muchos padres siguen intentando mantener a sus hijos en una mayor o menor ignorancia sobre el origen de la vida humana.
84:1.6 (932.3) La relación madre-hijo inherente a la función reproductora aseguraba la existencia de un tipo simplificado de familia. El amor materno es instintivo, no es fruto de los usos y costumbres como lo es el matrimonio. El amor materno de todos los mamíferos es una dotación inherente de los espíritus-mente adjutores del universo local. La fuerza y la entrega de este amor son siempre directamente proporcionales al tiempo que dura la infancia indefensa de la especie.
84:1.7 (932.4) La relación entre madre e hijo es natural, fuerte e instintiva, hasta el punto de obligar a las mujeres primitivas a someterse a muchas situaciones extrañas y soportar privaciones indecibles. Este imperioso amor materno es la emoción restrictiva que ha puesto siempre a la mujer en situación de inmensa desventaja frente al hombre. Y sin embargo, el instinto materno de la especie humana no es irresistible; la ambición, el egoísmo y las creencias religiosas lo pueden frustrar.
84:1.8 (932.5) La asociación madre-hijo no constituye ni el matrimonio ni el hogar, pero fue el núcleo del que surgieron ambos. El gran avance en la evolución del emparejamiento se produjo cuando esas relaciones temporales duraron lo suficiente como para criar a la prole resultante, pues en eso consistió la formación del hogar.
84:1.9 (932.6) Con independencia de los antagonismos que pudiera haber en aquellas primeras parejas, y a pesar de la laxitud de la relación, esas asociaciones de hombre y mujer mejoraron considerablemente las posibilidades de supervivencia. Cuando el hombre y la mujer cooperan, incluso aparte de la familia y la prole, son inmensamente superiores en la mayoría de los aspectos tanto a dos hombres como a dos mujeres. Este emparejamiento de los sexos aumentó la supervivencia y fue el comienzo mismo de la sociedad humana. La división del trabajo por sexos contribuyó también a la comodidad y a una mayor felicidad.
84:2.1 (932.7) Las hemorragias periódicas de la mujer y su pérdida adicional de sangre en el parto sustentaron la creencia primitiva de que la sangre era la creadora del hijo (incluso la sede del alma) y dieron origen al concepto de los lazos de sangre en las relaciones humanas. En los primeros tiempos toda la genealogía se contaba por línea femenina, pues esa era la única parte totalmente cierta de la herencia.
84:2.2 (932.8) La familia primitiva, al surgir del lazo de sangre biológico e instintivo entre madre e hijo, era inevitablemente una familia matriarcal, y muchas tribus mantuvieron este sistema durante largo tiempo. La familia matriarcal era la única transición posible de la etapa del matrimonio colectivo en la horda a la posterior vida hogareña mejorada de las familias patriarcales polígamas y monógamas. La familia matriarcal era natural y biológica; la familia patriarcal es social, económica y política. La pervivencia del matriarcado entre los hombres rojos norteamericanos es una de las principales razones por las que los iroqueses, por lo demás progresivos, no llegaron nunca a constituir un verdadero Estado.
84:2.3 (933.1) Bajo los usos y costumbres matriarcales la madre de la esposa era la autoridad prácticamente suprema de la casa; incluso los hermanos de la esposa y sus hijos eran más activos en la supervisión de la familia que el propio marido. A menudo se cambiaba el nombre del padre y se le daba el de sus propios hijos.
84:2.4 (933.2) Las primeras razas daban poco reconocimiento al padre, pues consideraban que el niño provenía totalmente de la madre. Creían que los hijos se parecían al padre como consecuencia de la relación, o que estaban «marcados» así porque la madre deseaba que tuvieran el aspecto del padre. Más adelante, cuando se pasó del matriarcado al patriarcado, todo el mérito por el hijo se atribuyó al padre y muchos de los tabúes sobre la mujer embarazada se ampliaron a su marido. El futuro padre dejaba de trabajar al acercarse el momento de dar a luz, en el parto se acostaba junto con su mujer y luego guardaba de tres a ocho días de reposo. La esposa podía levantarse al día siguiente y hacer trabajos pesados, pero el marido se quedaba en la cama a recibir las felicitaciones. Todo esto formaba parte de los primeros usos y costumbres orientados a establecer los derechos del padre sobre el hijo.
84:2.5 (933.3) Al principio era costumbre que el hombre se fuera a vivir con la gente de su esposa, pero más tarde, una vez que el hombre había pagado o liquidado trabajando el precio de la novia, podía llevarse a su esposa e hijos con su propia gente. La transición del matriarcado al patriarcado explica la prohibición, por lo demás sin sentido, de algunos tipos de matrimonio entre primos mientras que se admitían otros con el mismo grado de parentesco.
84:2.6 (933.4) Con la desaparición de los usos y costumbres cazadores, cuando el pastoreo dio al hombre el control de la fuente principal de alimentos, el matriarcado llegó rápidamente a su fin. Fracasó simplemente porque no pudo competir con la nueva familia patriarcal. El poder depositado en los parientes masculinos de la madre no pudo competir con el poder concentrado en el padre-marido. La mujer no daba de sí para sumar a las tareas de la maternidad el ejercicio de una autoridad continua y de un poder doméstico creciente. La práctica de robar esposas, y más tarde de comprarlas, aceleró la desaparición de la familia matriarcal.
84:2.7 (933.5) El formidable cambio del matriarcado al patriarcado es uno de los giros de 180 grados más radicales y completos ejecutados jamás por la raza humana. Este cambio trajo consigo un crecimiento inmediato de la expresión social y de la aventura familiar.
84:3.1 (933.6) Puede que el instinto maternal condujera a la mujer al matrimonio, pero fue la fuerza superior del hombre unida a la influencia de los usos y costumbres lo que la obligó en la práctica a permanecer dentro del vínculo matrimonial. La vida pastoril tendió a crear un nuevo sistema de usos y costumbres: el tipo patriarcal de vida de familia. Bajo los usos y costumbres de los pastores y los primeros agricultores, la unidad de la familia estaba basada en la autoridad incuestionable y arbitraria del padre. Toda sociedad, ya fuera nacional o familiar, pasó por la etapa de autoridad autocrática de tipo patriarcal.
84:3.2 (934.1) La escasa consideración hacia la mujer propia de la época del Antiguo Testamento es fiel reflejo de los usos y costumbres de los pastores. Los patriarcas hebreos eran todos pastores, como lo atestigua el dicho: «El Señor es mi pastor».
84:3.3 (934.2) Pero en aquellas edades pasadas el hombre no tenía más culpa de su falta de aprecio por la mujer que la propia mujer. La mujer primitiva no consiguió obtener reconocimiento social porque no funcionaba en las emergencias; no tenía actuaciones espectaculares ni heroicas en los momentos de crisis. La maternidad era una clara discapacidad en la lucha por la existencia; el amor materno ponía a la mujer en desventaja a la hora de defender a la tribu.
84:3.4 (934.3) Por otra parte, las mujeres primitivas fomentaron involuntariamente su dependencia del varón al admirar y aplaudir su bravura y virilidad. Esta exaltación del guerrero elevó el ego masculino y rebajó en igual medida el de la mujer al tiempo que la hacía más dependiente. Un uniforme militar sigue despertando poderosamente las emociones femeninas.
84:3.5 (934.4) Entre las razas más avanzadas las mujeres no tienen ni el tamaño ni la fuerza de los hombres. La mujer, al ser la más débil, tuvo que recurrir a la diplomacia; pronto aprendió a utilizar sus encantos sexuales. Se hizo más lista y conservadora que el hombre, aunque algo menos profunda. El hombre era superior a la mujer en el campo de batalla y en la caza, pero en casa solía imponerse la mujer incluso sobre los hombres más primitivos.
84:3.6 (934.5) El rebaño era el sustento del pastor, pero durante toda la era del pastoreo la mujer tuvo que seguir proporcionando el alimento vegetal. El hombre primitivo rehuía el trabajo de la tierra, demasiado rutinario y falto de emoción para su gusto. Existía también la antigua superstición de que las mujeres en su calidad de madres hacían crecer mejores plantas. Incluso hoy, en muchas tribus atrasadas los hombres cocinan la carne y las mujeres los vegetales, y cuando las tribus primitivas de Australia se desplazan, las mujeres no cazan nunca y ningún hombre se agacharía a arrancar una raíz.
84:3.7 (934.6) La mujer siempre ha tenido que trabajar; ha sido una productora real al menos hasta los tiempos modernos. Por regla general el hombre ha elegido el camino más fácil, y esta desigualdad ha existido a lo largo de toda la historia de la raza humana. La mujer ha sido siempre la portadora de cargas; transportaba las propiedades familiares, atendía a los hijos y dejaba al hombre las manos libres para cazar o combatir.
84:3.8 (934.7) La primera liberación de la mujer se produjo cuando el hombre accedió a hacer lo que hasta entonces se había considerado trabajo de mujeres: cultivar la tierra. Se dio un gran paso adelante cuando se empezó a esclavizar como agricultores a los varones cautivos en vez de matarlos. Al verse liberadas de trabajar el suelo, las mujeres pudieron dedicar más tiempo a las labores de casa y a criar a los hijos.
84:3.9 (934.8) Gracias al suministro de leche para los pequeños se pudo destetar antes a los bebés, y al reducirse así su periodo de esterilidad temporal, las madres pudieron tener más hijos. Por otra parte, el empleo de la leche de vaca y de cabra redujo considerablemente la mortalidad infantil. En los tiempos anteriores a la sociedad pastoril las madres solían amamantar a sus hijos hasta los cuatro o cinco años.
84:3.10 (934.9) Con la disminución de las guerras primitivas la desigualdad de la división del trabajo basada en el sexo se redujo mucho, aunque las mujeres tuvieron que seguir haciendo el trabajo real mientras los hombres hacían los piquetes de guardia. Ningún campamento o aldea se podía dejar sin vigilancia ni de día ni de noche, pero incluso esa tarea se vio aliviada por la domesticación del perro. Por regla general, la aparición de la agricultura mejoró el prestigio y la posición social de la mujer; al menos esto fue así hasta el momento en que el hombre mismo se hizo agricultor. En cuanto el hombre se dedicó a trabajar el suelo, se produjo un progreso inmediato en los métodos agrícolas que continuó en las generaciones siguientes. El hombre había aprendido en la caza y en la guerra el valor de la organización y aplicó estas técnicas a las actividades productivas. Cuando posteriormente se hizo cargo de muchas de las ocupaciones anteriores de la mujer, introdujo grandes mejoras en los métodos de trabajo poco rigurosos utilizados por ella.
84:4.1 (935.1) En términos generales, el estatus de la mujer en cualquier época es un criterio imparcial para juzgar el proceso evolutivo del matrimonio como institución social, mientras que el progreso del matrimonio mismo es un indicador razonablemente preciso de los avances de la civilización humana.
84:4.2 (935.2) El estatus de la mujer ha sido siempre una paradoja social; ha sabido siempre manejar con astucia a los hombres; ha capitalizado siempre el impulso sexual más fuerte del hombre en beneficio propio y para su propio avance. Mediante la explotación sutil de sus encantos sexuales ha conseguido ejercer a menudo un poder dominante sobre el hombre, incluso cuando este la mantenía en abyecta esclavitud.
84:4.3 (935.3) La mujer de los primeros tiempos no era para el hombre ni amiga, ni novia, ni amante ni compañera, sino más bien una parte de su propiedad, una sierva o una esclava, y más tarde, una compañera económica, un juguete y una productora de hijos. Sin embargo, la elección y la cooperación de la mujer han sido siempre parte indispensable de toda relación sexual plena y satisfactoria, y esto ha dado siempre a las mujeres inteligentes una influencia considerable sobre su posición personal inmediata con independencia de la posición social que les daba su sexo. Por otra parte, el hecho de que las mujeres se vieran obligadas a recurrir constantemente a la astucia en su esfuerzo por paliar su sometimiento tendía a fomentar el recelo y la desconfianza de los hombres.
84:4.4 (935.4) Los sexos han tenido grandes dificultades para entenderse. Al hombre le resultaba difícil comprender a la mujer y la miraba con una extraña mezcla de desconfianza ignorante y fascinación temerosa, cuando no con recelo y desdén. Numerosas tradiciones tribales y raciales hacen radicar los problemas en Eva, Pandora o alguna otra representante del sexo femenino. Estas narraciones se tergiversaron siempre para dejar patente que la mujer acarrea el mal sobre el hombre, un claro reflejo del recelo universal que imperó en su día hacia la mujer. Entre las razones alegadas a favor del celibato de los sacerdotes, la principal era la bajeza de la mujer. El hecho de que la mayoría de las supuestas brujas fueran mujeres tampoco contribuyó a mejorar la imagen del sexo femenino en el pasado.
84:4.5 (935.5) Los hombres han considerado durante mucho tiempo a las mujeres como seres raros, incluso anormales. Han llegado a creer que las mujeres no tenían alma, y en consecuencia no se les daba un nombre. La primera relación sexual con una mujer era muy temida entre los primitivos, por eso se estableció la costumbre de que los sacerdotes desfloraran a las vírgenes. Se pensaba que incluso la sombra de una mujer era peligrosa.
84:4.6 (935.6) En otros tiempos se solía considerar que la maternidad hacía a la mujer peligrosa e impura. Los usos y costumbres de muchas tribus establecían largas ceremonias de purificación para la madre después del nacimiento de un hijo. Excepto entre los grupos donde el marido se acostaba para participar en el nacimiento, se rehuía a la futura madre, se la dejaba sola. Los antiguos incluso evitaban que el niño naciera en la casa. Finalmente se permitió a las mujeres de edad avanzada asistir a la madre durante el parto, y esta práctica dio origen a la profesión de partera. Durante el parto se decían y hacían muchísimas tonterías con intención de facilitar el alumbramiento. Era costumbre rociar al recién nacido con agua bendita para impedir la intromisión de los fantasmas.
84:4.7 (935.7) Entre las tribus no mestizas el parto era relativamente fácil y solo duraba dos o tres horas, pero pocas veces es tan fácil entre las razas mestizas. Si una mujer moría en el parto, sobre todo si traía gemelos, se creía que había sido culpable de adulterio con un espíritu. Más tarde las tribus superiores consideraron la muerte durante el parto como voluntad del cielo y se opinaba que esas madres habían perecido por una causa noble.
84:4.8 (936.1) El denominado recato de las mujeres respecto a su vestido y la exposición de su persona nació del miedo mortal a ser observadas durante el periodo menstrual. Dejarse ver en tal estado era pecado grave, pues se violaba un tabú. Según los usos y costumbres de antaño, toda mujer, desde la adolescencia hasta el fin de su periodo fértil, estaba sujeta a cuarentena total de la familia y la sociedad durante una semana completa al mes. Todas las cosas que tocara y los lugares donde se sentara o acostara quedaban «envilecidos». Fue costumbre durante mucho tiempo golpear brutalmente a las jóvenes después de cada menstruación para expulsar de sus cuerpos al espíritu del mal. Una vez superada la edad fértil, la mujer solía ser tratada con más consideración y se le concedían más derechos y privilegios. A la vista de todo esto no es de extrañar que las mujeres fueran menospreciadas. Incluso para los griegos la mujer menstruante era uno de los tres grandes motivos de envilecimiento junto con el ajo y la carne de cerdo.
84:4.9 (936.2) Por absurdas que fueran esas nociones de antaño, tenían la ventaja de dar a aquellas mujeres sobrecargadas de trabajo, al menos durante su juventud, una semana al mes de bienvenido descanso y provechosa reflexión. Así podían aguzar el ingenio para tratar con sus compañeros masculinos el resto del tiempo. Esta cuarentena de las mujeres protegía también a los hombres de los excesos sexuales, lo que contribuyó indirectamente a restringir la población y mejorar el autocontrol.
84:4.10 (936.3) Se hizo un gran avance cuando se negó al hombre el derecho a matar a su mujer a voluntad. También fue un paso adelante que la mujer pudiera quedarse con los regalos de boda. Más tarde consiguió el derecho legal a poseer, controlar e incluso disponer de propiedades, pero durante mucho tiempo estuvo privada del derecho a ocupar cargos tanto en la Iglesia como en el Estado. La mujer ha sido tratada siempre más o menos como una propiedad, y esto perdura en el mismo siglo veinte después de Cristo. Todavía no ha logrado liberarse en todo el mundo de vivir recluida bajo el control del hombre. Incluso entre los pueblos avanzados, el intento del hombre de proteger a la mujer ha sido siempre una manifestación tácita de superioridad.
84:4.11 (936.4) Con todo, las mujeres primitivas no se compadecían de sí mismas como suelen hacer sus hermanas liberadas más recientemente. Estaban al fin y al cabo bastante felices y satisfechas, y no se atrevían a imaginar otra forma mejor o distinta de existencia.
84:5.1 (936.5) La mujer es igual al hombre en la autoperpetuación pero está en clara desventaja en las asociaciones de autoconservación, y este obstáculo de la maternidad forzosa solo puede ser compensado por los usos y costumbres ilustrados de la civilización que progresa y por el desarrollo gradual en el hombre de un sentido de la equidad adquirido.
84:5.2 (936.6) A medida que la sociedad evolucionaba, los niveles de exigencia en materia sexual cobraron mayor importancia entre las mujeres, puesto que ellas eran las que más sufrían las consecuencias de la transgresión de los usos y costumbres sexuales. Los criterios sexuales del hombre solo van mejorando lentamente como simple consecuencia del sentido de la equidad que la civilización exige. La naturaleza no sabe nada de equidad; de hecho, hace que solo la mujer sufra los dolores del parto.
84:5.3 (936.7) La idea moderna de la igualdad de sexos es hermosa y digna de una civilización creciente, pero no se da en la naturaleza. Cuando impera la ley del más fuerte el hombre se enseñorea de la mujer; cuando hay más justicia, más paz y más equidad la mujer emerge gradualmente de la esclavitud y la oscuridad. Por regla general la posición social de la mujer ha evolucionado en proporción inversa al grado de militarismo existente en cualquier época o nación.
84:5.4 (937.1) Pero el hombre no se apoderó de los derechos de la mujer de forma consciente o intencionada para luego devolvérselos gradualmente y de mala gana. Todo ello fue un episodio inconsciente e imprevisto de la evolución social. Cuando llegó realmente la hora de que la mujer disfrutara de derechos adicionales, los obtuvo con total independencia de la actitud consciente del hombre. De forma lenta pero segura los usos y costumbres evolucionan para establecer los ajustes sociales que forman parte de la evolución continua de la civilización. El progresar de los usos y costumbres fue proporcionando poco a poco un trato cada vez mejor a las mujeres. Las tribus que siguieron tratándolas con crueldad no sobrevivieron.
84:5.5 (937.2) Los adanitas y los noditas mostraban más aprecio por las mujeres, y los grupos que recibieron la influencia de las migraciones anditas tendieron a adoptar las enseñanzas edénicas respecto al lugar de la mujer en la sociedad.
84:5.6 (937.3) Los primeros chinos y los griegos trataron a las mujeres mejor que la mayoría de los pueblos circundantes. En cambio los hebreos desconfiaban profundamente de ellas. En Occidente el ascenso de la mujer se vio dificultado por las doctrinas paulinas agregadas al cristianismo, aunque el cristianismo trajo consigo un avance indudable de los usos y costumbres al exigir a los hombres un comportamiento más estricto en materia sexual. El estado de la mujer es poco menos que desesperado bajo la peculiar degradación que le impone el mahometismo, y le va aún peor bajo las enseñanzas de algunas otras religiones orientales.
84:5.7 (937.4) La ciencia, no la religión, emancipó realmente a la mujer; fue la fábrica moderna la que la liberó en gran medida de los límites del hogar. Las aptitudes físicas del hombre dejaron de ser un imperativo vital en el nuevo mecanismo de subsistencia. La ciencia cambió las condiciones de vida de modo que la fuerza masculina ya no era tan superior a la fuerza femenina.
84:5.8 (937.5) Estos cambios han tendido a liberar a la mujer de la esclavitud doméstica y han cambiado su estatus de tal modo que ahora posee un grado de libertad personal y de decisión sexual prácticamente igual al del hombre. El valor de la mujer consistió en su día en su capacidad de producir alimentos, pero los inventos y la prosperidad le han permitido crear un nuevo mundo en el que actuar: el ámbito de la gracia y el encanto. La industria ha ganado así su batalla inconsciente y no planeada por la emancipación social y económica de la mujer. Una vez más, la evolución ha logrado lo que ni siquiera la revelación había podido conseguir.
84:5.9 (937.6) La reacción de los pueblos progresistas a los usos y costumbres que establecían la posición injusta de la mujer en la sociedad ha sido de un extremismo realmente pendular. Entre las razas industrializadas la mujer ha recibido casi todos los derechos y ha estado exenta de muchas obligaciones, como el servicio militar. Todo lo que ha facilitado la lucha por la existencia ha redundado en la liberación de la mujer, y se ha beneficiado directamente de todos los avances hacia la monogamia. Los más débiles obtienen siempre beneficios desproporcionados cada vez que los usos y costumbres se ajustan a la evolución progresiva de la sociedad.
84:5.10 (937.7) En los ideales del matrimonio en pareja la mujer ha obtenido por fin reconocimiento, dignidad, independencia, igualdad y educación; ¿se mostrará merecedora de todos estos nuevos logros sin precedentes? ¿Responderá la mujer moderna a su gran liberación social con pereza, indiferencia, esterilidad e infidelidad? ¡Hoy, en el siglo veinte, la mujer afronta la prueba crucial de su larga existencia en el mundo!
84:5.11 (938.1) La mujer es la compañera igual del hombre en la reproducción de la raza y tiene por lo tanto la misma importancia en el desarrollo de la evolución racial; por este motivo la evolución ha tendido cada vez más a hacer realidad los derechos de la mujer. Pero los derechos de la mujer no son de ninguna manera los derechos del hombre. La mujer no puede medrar a costa de los derechos del hombre como tampoco puede prosperar el hombre a costa de los derechos de la mujer.
84:5.12 (938.2) Cada sexo tiene su esfera propia y característica de existencia junto con sus propios derechos dentro de esa esfera. Si la mujer aspira a disfrutar literalmente de todos los derechos del hombre, una competencia sin piedad ni sentimientos sustituirá sin duda tarde o temprano a la caballerosidad y la consideración especial de que disfrutan ahora muchas mujeres y que tan recientemente han conseguido de los hombres.
84:5.13 (938.3) La civilización no podrá obliterar nunca el abismo de comportamiento que existe entre los sexos. Los usos y costumbres van cambiando con las épocas, pero el instinto jamás. El afecto materno innato no permitirá nunca a la mujer emancipada convertirse en una rival seria del hombre en la industria. Cada sexo seguirá siendo siempre supremo en su propio campo, y los campos están determinados por la diferenciación biológica y la disparidad mental.
84:5.14 (938.4) Cada sexo tendrá siempre su esfera propia y especial, aunque algunas veces las esferas se solapen. Los hombres y las mujeres solo competirán en términos de igualdad en el terreno social.
84:6.1 (938.5) El impulso reproductor junta indefectiblemente a los hombres y las mujeres para perpetuarse, pero no asegura por sí solo que permanezcan juntos y cooperen mutuamente en fundar un hogar.
84:6.2 (938.6) Todas las instituciones humanas que prosperan contienen dentro de sí intereses personales antagónicos que han tenido que adaptarse para alcanzar en la práctica una armonía operativa, y esto se aplica a la formación del hogar. El matrimonio, la base de la construcción del hogar, es la manifestación más alta de la cooperación antagonista que tantas veces caracteriza los contactos entre la naturaleza y la sociedad. El conflicto es inevitable. La copulación es inherente y natural, en cambio el matrimonio no es biológico sino sociológico. La pasión asegura que el hombre y la mujer se unan, pero lo que los mantiene unidos son los usos y costumbres sociales y, a pesar de ser más débil, el instinto parental.
84:6.3 (938.7) En la práctica, el varón y la mujer son dos variedades distintas de la misma especie que viven en íntima y estrecha relación. Sus puntos de vista y todas sus reacciones ante la vida son esencialmente diferentes; son totalmente incapaces de comprenderse el uno al otro de forma plena y real. La comprensión completa entre los sexos es imposible de alcanzar.
84:6.4 (938.8) Las mujeres parecen tener más intuición que los hombres, pero se muestran también algo menos lógicas. Y sin embargo la mujer ha sido siempre la abanderada moral y líder espiritual de la humanidad. La mano que mece la cuna sigue fraternizando con el destino.
84:6.5 (938.9) Las diferencias de naturaleza, reacciones, puntos de vista y formas de pensar entre hombres y mujeres, más que como motivo de preocupación, deberían considerarse como fuente de importantes beneficios tanto individuales como colectivos para la humanidad. Muchos órdenes de criaturas del universo se crean en fases duales de manifestación de la personalidad. Esta diferencia se define como varón y mujer entre los mortales, los Hijos Materiales y los midsonitas; entre las serafines, las querubines y las Acompañantes de la Morontia, se ha denominado positiva o dinámica y negativa o retraída. Esas asociaciones duales multiplican por mucho la diversidad de talentos y permiten superar las limitaciones inherentes, igual que lo hacen ciertas asociaciones trinas del sistema Paraíso-Havona.
84:6.6 (939.1) Los hombres y las mujeres se necesitan mutuamente en sus carreras morontiales y espirituales igual que en sus carreras mortales. Las diferencias de puntos de vista entre varones y mujeres perduran incluso más allá de la primera vida y a lo largo de todas las ascensiones en el universo local y en el superuniverso. E incluso en Havona, los peregrinos que fueron en su día hombres y mujeres seguirán ayudándose entre sí en el ascenso al Paraíso. Nunca, ni siquiera en el Cuerpo de la Finalización, la metamorfosis de la criatura llegará a obliterar las tendencias de la personalidad que los humanos llaman masculinas y femeninas. Estas dos variantes básicas del género humano se seguirán siempre interesando, estimulando, alentando y asistiendo mutuamente; dependerán siempre de su cooperación recíproca para solucionar los desconcertantes problemas del universo y superar las múltiples dificultades cósmicas.
84:6.7 (939.2) A pesar de que los sexos no pueden esperar nunca comprenderse plenamente, son efectivamente complementarios, y aunque su cooperación sea muchas veces más o menos antagonista en lo personal, es capaz de mantener y reproducir la sociedad. El matrimonio es una institución diseñada para componer las diferencias sexuales al tiempo que asegura la continuidad de la civilización y la reproducción de la raza.
84:6.8 (939.3) El matrimonio es la madre de todas las instituciones humanas, pues conduce directamente a la fundación y mantenimiento del hogar que es la base estructural de la sociedad. La familia está enlazada vitalmente con el mecanismo de autoconservación. Es la única esperanza de perpetuación de la raza bajo los usos y costumbres de la civilización, al tiempo que proporciona con gran eficacia ciertas formas de autogratificación muy satisfactorias. La familia es el mayor logro puramente humano del hombre, al aunar como lo hace la evolución de las relaciones biológicas de varón y mujer con las relaciones sociales de esposo y esposa.
84:7.1 (939.4) La copulación es instintiva, los hijos son su resultado natural y así nace automáticamente la familia. Tal como sean las familias de una raza o una nación, así será su sociedad. Si las familias son buenas, la sociedad será buena. La gran estabilidad cultural del pueblo judío y el pueblo chino radica en la fuerza de sus grupos familiares.
84:7.2 (939.5) El instinto femenino de amar y cuidar a los hijos conspiró para hacer de la mujer la parte interesada en promover el matrimonio y la primitiva vida de familia. El hombre se vio obligado a la construcción del hogar solo por la presión de los usos y costumbres sociales posteriores; tardó en interesarse por establecer un matrimonio y crear una familia porque el acto sexual no le impone consecuencias biológicas.
84:7.3 (939.6) La asociación sexual es natural, en cambio el matrimonio es social y ha estado regulado siempre por los usos y costumbres. Los usos y costumbres (religiosos, morales y éticos) junto con la propiedad, el orgullo y la caballerosidad estabilizan las instituciones del matrimonio y la familia. Siempre que fluctúan los usos y costumbres fluctúa la estabilidad de la institución del matrimonio y el hogar. El matrimonio está pasando ahora de la etapa de la propiedad a la era personal. El hombre protegía a la mujer en el pasado porque era su pertenencia, y ella obedecía por la misma razón. Dejando aparte sus méritos, este sistema proporcionó estabilidad. Ahora que la mujer ya no es considerada como una propiedad están surgiendo nuevos usos y costumbres para estabilizar la institución del matrimonio y el hogar.
84:7.4 (939.7) 1. El nuevo papel de la religión. La enseñanza de que la experiencia parental es esencial, la idea de procrear ciudadanos cósmicos, la comprensión más amplia del privilegio de la procreación: dar hijos al Padre.
84:7.5 (940.1) 2. El nuevo papel de la ciencia. La procreación se está haciendo cada vez más voluntaria, más sometida al control del hombre. En los tiempos antiguos la falta de conocimiento aseguraba la llegada de hijos aunque fueran totalmente indeseados.
84:7.6 (940.2) 3. La nueva función de los alicientes del placer. Esto introduce un factor nuevo en la supervivencia racial; el hombre antiguo dejaba morir a los hijos no deseados, los modernos se niegan a tenerlos.
84:7.7 (940.3) 4. La mejora del instinto parental. Cada generación tiende ahora a excluir de la corriente reproductora de la raza a aquellos individuos cuyo instinto parental no es lo bastante fuerte como para asegurar la procreación de hijos, los futuros padres de la siguiente generación.
84:7.8 (940.4) El hogar como institución, como asociación entre un solo hombre y una sola mujer, data concretamente de los días de Dalamatia, hace alrededor de medio millón de años, cuando ya hacía mucho tiempo que se habían abandonado las prácticas monógamas de Andon y sus descendientes directos. Sin embargo la vida de familia no prosperó hasta la época de los noditas y los adanitas posteriores. Adán y Eva ejercieron una influencia duradera sobre toda la humanidad; por primera vez en la historia del mundo se pudo ver a hombres y mujeres trabajar codo con codo en el Jardín. El ideal edénico de la familia entera trabajando juntos como hortelanos era una idea nueva en Urantia.
84:7.9 (940.5) La familia primitiva constituía un grupo relacionado por el trabajo que incluía a los esclavos y cuyos miembros compartían todos la misma vivienda. El matrimonio y la vida de familia no han sido siempre idénticos aunque han estado necesariamente muy relacionados. La mujer ha aspirado siempre a tener una familia individual y al final se salió con la suya.
84:7.10 (940.6) El amor a la prole es casi universal y tiene un claro valor de supervivencia. Los antiguos sacrificaban siempre los intereses de la madre al bienestar del hijo; las madres esquimales lamen todavía a sus bebés en lugar de lavarlos. Pero las madres primitivas solo alimentaban y cuidaban a sus hijos cuando eran muy pequeños; al igual que los animales, se desentendían de ellos en cuanto crecían. Las asociaciones humanas duraderas y continuas no han estado basadas nunca en el solo afecto biológico. Los animales aman a sus hijos; el hombre —el hombre civilizado— ama a los hijos de sus hijos. Cuanto más avanzada es la civilización, mayor es la alegría de los padres por el progreso y el éxito de sus hijos; nace así una conciencia nueva y superior del orgullo del nombre.
84:7.11 (940.7) Entre los pueblos antiguos las familias numerosas no eran necesariamente fruto del afecto. Tener muchos hijos era deseable porque:
84:7.12 (940.8) 1. Eran valiosos como braceros.
84:7.13 (940.9) 2. Eran un seguro de vejez.
84:7.14 (940.10) 3. Las hijas eran vendibles.
84:7.15 (940.11) 4. El orgullo familiar exigía la prolongación del nombre.
84:7.16 (940.12) 5. Los hijos proporcionaban protección y defensa.
84:7.17 (940.13) 6. El miedo a los fantasmas creó el miedo a la soledad.
84:7.18 (940.14) 7. Ciertas religiones exigían descendencia.
84:7.19 (940.15) Quienes rinden culto a los antepasados consideran la falta de hijos como la calamidad suprema en el tiempo y en la eternidad. Desean tener hijos por encima de todo para que oficien en las fiestas post mórtem y ofrezcan los sacrificios requeridos para el progreso del fantasma por el país de los espíritus.
84:7.20 (941.1) Entre los salvajes antiguos se empezaba muy pronto a disciplinar a los hijos, y el niño no tardaba en comprender que la desobediencia acarreaba el fracaso o incluso la muerte, igual que ocurría con los animales. El hecho de que la civilización proteja al niño de las consecuencias naturales de una conducta insensata contribuye en gran manera a la insubordinación moderna.
84:7.21 (941.2) Los niños esquimales necesitan tan poca disciplina y reprensión simplemente porque son animalitos dóciles por naturaleza; los hijos del hombre rojo y del hombre amarillo son casi igual de manejables. Pero en las razas que contienen herencia andita, los niños no son tan plácidos; estos jóvenes más imaginativos y aventureros necesitan más formación y disciplina. Los problemas modernos de educación infantil se complican cada vez más por:
84:7.22 (941.3) 1. La considerable mezcla de razas.
84:7.23 (941.4) 2. La educación artificial y superficial.
84:7.24 (941.5) 3. La incapacidad del niño de cultivarse imitando a sus padres por estar estos ausentes de la escena familiar durante gran parte del tiempo.
84:7.25 (941.6) Las ideas de antaño sobre disciplina familiar eran biológicas y surgían de la comprensión de que los padres eran los creadores del ser del hijo. El progreso de los ideales de la vida de familia está introduciendo el concepto de que traer un hijo al mundo, en vez de conferir ciertos derechos a los padres, conlleva la responsabilidad suprema de la existencia humana.
84:7.26 (941.7) La civilización considera que los padres asumen todos los deberes y que el hijo tiene todos los derechos. El respeto del hijo hacia sus padres no procede del conocimiento de la obligación implícita en la procreación parental, sino que crece naturalmente como consecuencia del cuidado, la formación y el afecto amorosamente dispensados para ayudar al hijo a ganar la batalla de la vida. Los padres auténticos se entregan a un ministerio de servicio continuo que el hijo sensato llega a reconocer y apreciar.
84:7.27 (941.8) En la presente era industrial y urbana la evolución de la institución matrimonial está adquiriendo nuevas implicaciones económicas. La vida de familia se ha vuelto cada vez más cara, mientras que los hijos, que solían ser un activo, se han convertido en un pasivo económico. Sin embargo, la seguridad de la civilización misma sigue estando fundada en la voluntad creciente de cada generación de invertir en el bienestar de la generación siguiente y las futuras. Cualquier intento de transferir las responsabilidades parentales al Estado o a la Iglesia resultará suicida para el bienestar y el avance de la civilización.
84:7.28 (941.9) El matrimonio, junto con los hijos y la consiguiente vida de familia, estimula los potenciales más altos de la naturaleza humana al tiempo que proporciona la vía ideal para expresar estos atributos avivados de la personalidad del mortal. La familia asegura la perpetuación biológica de la especie humana. El hogar es el marco social natural donde los niños pueden captar la ética de la hermandad de la sangre al crecer. La familia es la unidad fundamental de fraternidad donde padres e hijos aprenden las lecciones de paciencia, altruismo, tolerancia y dominio de sí que son tan esenciales para hacer realidad la hermandad entre todos los hombres.
84:7.29 (941.10) La sociedad humana mejoraría mucho si las razas civilizadas recuperaran de forma generalizada la costumbre andita de los consejos de familia. Los anditas no practicaban una forma patriarcal o autocrática de gobierno familiar. Eran muy fraternales y asociativos, y debatían con franqueza y libertad todas las propuestas y regulaciones de índole familiar. Todo su gobierno de la familia era idealmente fraternal. En una familia ideal la actitud de entrega fraternal acrecienta tanto el afecto de los hijos como el de los padres.
84:7.30 (942.1) La vida de familia es la cuna de la verdadera moralidad, la fuente de la consciencia de lealtad al deber. Las asociaciones forzosas de la vida de familia estabilizan la personalidad y estimulan su crecimiento al imponerle la necesidad de amoldarse a otras personalidades diferentes. Pero aún hay más: una familia auténtica —una familia buena— revela a los padres procreadores la actitud del Creador hacia sus hijos, y a su vez esos padres auténticos representan para sus hijos la primera de una larga serie de revelaciones ascendentes sobre el amor del progenitor paradisiaco de todos los hijos del universo.
84:8.1 (942.2) El gran peligro que acecha la vida de familia es la marea creciente y amenazante de la autogratificación, la manía moderna del placer. El incentivo principal del matrimonio solía ser económico; la atracción sexual era secundaria. El matrimonio, fundado en la autoconservación, conducía a la autoperpetuación al tiempo que proporcionaba una de las formas más deseables de autogratificación. Es la única institución de la sociedad humana que abarca los tres grandes incentivos de la vida.
84:8.2 (942.3) En origen, la institución básica de autoconservación era la propiedad, mientras que el matrimonio funcionaba como la única institución de autoperpetuación. Aunque la comida, el juego y el humor, junto con la satisfacción sexual periódica, eran medios de autogratificación, sigue siendo cierto que la evolución de los usos y costumbres no ha logrado crear una institución bien diferenciada de autogratificación. Este fracaso en desarrollar métodos especializados de disfrute placentero es el motivo de que todas las instituciones humanas estén tan obsesionadas por la búsqueda del placer. La acumulación de propiedades se está convirtiendo en un instrumento para aumentar todas las formas de autogratificación, y el matrimonio es considerado muchas veces como un simple medio de placer. Este exceso de complacencia, esta obsesión generalizada por el placer, constituye ahora la mayor amenaza que haya acechado jamás a la institución social y evolutiva de la vida de familia: el hogar.
84:8.3 (942.4) La raza violeta aportó a la experiencia humana una característica nueva que solo se ha hecho realidad de forma parcial: el instinto del juego asociado al sentido del humor. Ya existía en cierta medida entre los sangik y los andonitas, pero la cepa adánica elevó esta propensión primitiva hasta el potencial del placer, una forma nueva y glorificada de autogratificación. Una vez aplacada el hambre, el tipo básico de autogratificación es la satisfacción sexual, y esta forma de placer sensual se acentuó considerablemente al mezclarse los sangik y los anditas.
84:8.4 (942.5) Existe un peligro real en la combinación de inquietud, curiosidad, aventura y entrega al placer que caracteriza a las razas posanditas. El hambre del alma no se puede satisfacer con placeres físicos; la búsqueda insensata del placer no aumenta el amor a la familia y a los hijos. Aunque agotéis los recursos del arte, el color, el sonido, el ritmo, la música y el adorno personal, no podéis esperar elevar con ello el alma ni alimentar el espíritu. La vanidad y la moda no sirven para crear un hogar y educar a unos hijos; el orgullo y la rivalidad son incapaces de mejorar las cualidades de supervivencia de las generaciones venideras.
84:8.5 (942.6) Todos los seres celestiales que progresan disfrutan de periodos de descanso y del ministerio de los directores de la reversión. Todos los esfuerzos por divertirse de forma sana y practicar juegos estimulantes son saludables. El sueño reparador, el descanso, el recreo y todos los pasatiempos que eviten el aburrimiento de la monotonía merecen la pena. Los juegos competitivos, la narración de historias e incluso saborear una buena comida pueden servir como formas de autogratificación (y cuando sazonéis con sal vuestra comida, tened presente que durante casi un millón de años el hombre solo podía salar sus alimentos metiéndolos en cenizas).
84:8.6 (943.1) Dejad que el hombre se divierta; dejad que la raza humana encuentre placer de mil maneras; dejad que la humanidad evolutiva explore todas las formas de autogratificación legítima que son los frutos de su larga lucha biológica ascendente. El hombre se ha ganado a pulso algunos de sus placeres y alegrías de hoy en día. ¡Pero no perdáis nunca de vista la meta del destino! Los placeres son realmente suicidas si consiguen destruir la propiedad, que se ha convertido en la institución de autoconservación; y el precio de la autogratificación será realmente funesto si provoca el desmoronamiento del matrimonio, la decadencia de la vida de familia y la destrucción del hogar, la suprema adquisición evolutiva del hombre y la única esperanza de supervivencia de la civilización.
84:8.7 (943.2) [Presentado por la jefa de las serafines destinadas en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 85
85:0.1 (944.1) LA RELIGIÓN primitiva tuvo un origen biológico, un desarrollo evolutivo natural al margen de las asociaciones morales y aparte de toda influencia espiritual. Los animales superiores tienen miedos pero no ilusiones, por eso no tienen religión. El hombre crea sus religiones primitivas a partir de sus miedos y por medio de sus ilusiones.
85:0.2 (944.2) En la evolución de la especie humana, las manifestaciones primitivas de la adoración aparecen mucho antes de que la mente del hombre sea capaz de formular conceptos más complejos de la vida, aquí y en el más allá, que merezcan el nombre de religión. Las primeras religiones eran de naturaleza exclusivamente intelectual y enteramente fundada en circunstancias asociativas. Los objetos de adoración eran siempre evocadores; consistían en las cosas de la naturaleza que tenían más a mano o que ocupaban un lugar preponderante en la experiencia común de los ingenuos urantianos primitivos.
85:0.3 (944.3) Cuando la religión evolucionó más allá de la adoración a la naturaleza adquirió raíces originadas en el espíritu, aunque siguió estando siempre condicionada por el entorno social. A medida que se desarrollaba el culto a la naturaleza, los conceptos del hombre le hicieron imaginar una división del trabajo en el mundo de los supermortales; había espíritus de la naturaleza para los lagos, los árboles, las cascadas, la lluvia y muchos otros fenómenos terrestres ordinarios.
85:0.4 (944.4) En un momento u otro el hombre mortal ha adorado todo lo que existe sobre la faz de la tierra, incluyéndose a sí mismo. Ha adorado también todo lo imaginable en el cielo y bajo la superficie terrestre. El hombre primitivo temía todas las manifestaciones de poder; adoraba todos los fenómenos naturales que no podía comprender. La observación de poderosas fuerzas de la naturaleza como las tormentas, las inundaciones, los terremotos, los desprendimientos de tierra, los volcanes, el fuego, el calor y el frío impresionaba profundamente a la mente humana en vías expansión. Las cosas inexplicables de la vida siguen calificándose de «actos de Dios» y de «dispensaciones misteriosas de la Providencia».
85:1.1 (944.5) El primer objeto que adoró el hombre en su evolución fue una piedra. A día de hoy el pueblo kateri del sur de la India sigue adorando a una piedra, igual que muchas tribus del norte de la India. Jacob durmió sobre una piedra porque la veneraba e incluso la ungió. Raquel ocultaba varias piedras sagradas en su tienda.
85:1.2 (944.6) Las piedras impresionaron en un primer momento al hombre primitivo como algo fuera de lo normal por la forma tan repentina en que aparecían sobre la superficie de los campos cultivados o de los pastizales. Aquellos hombres no las relacionaban con los efectos de la erosión ni con los resultados de alzar la tierra. Las piedras también impresionaban mucho a los primeros pueblos por su frecuente parecido con los animales. Atraen la atención del hombre civilizado numerosas montañas con formaciones rocosas que recuerdan a cabezas de animales e incluso rostros humanos. Pero lo que más impactaba al hombre primitivo eran las piedras meteoríticas en su trayectoria fulgurante por la atmósfera. Las estrellas fugaces sobrecogían a los primeros hombres, convencidos de que esas líneas de fuego marcaban el paso de un espíritu en su camino hacia el planeta. No es de extrañar que los hombres se sintieran inducidos a adorar esos fenómenos, sobre todo cuando encontraban después los meteoritos, y esto les inspiró una mayor veneración por todas las demás piedras. En Bengala muchos adoran un meteorito que cayó sobre el planeta en el año 1880 d. C.
85:1.3 (945.1) Todos los clanes y tribus antiguos tenían sus piedras sagradas, y la mayor parte de los pueblos modernos manifiestan cierto grado de veneración por ciertos tipos de piedras, sus joyas. En la India veneraban un conjunto de cinco piedras; en Grecia eran treinta; entre los hombres rojos era generalmente un círculo de piedras. Los romanos lanzaban siempre una piedra al aire cuando invocaban a Júpiter. En la India, incluso a día de hoy, se puede usar una piedra como testigo. En algunas regiones se puede emplear una piedra como talismán de la ley, y por su prestigio, un delincuente puede ser llevado a los tribunales. Pero los simples mortales no siempre identifican a la Deidad con el objeto venerado. Esos fetiches son muchas veces meros símbolos del verdadero objeto de adoración.
85:1.4 (945.2) Los antiguos tenían una consideración especial por los agujeros de las piedras. Se suponía que las rocas porosas eran especialmente eficaces para curar enfermedades. No se perforaban las orejas para colgarse piedras, sino que se ponían piedras en la oreja para mantener abierto el orificio. Incluso en los tiempos modernos las personas supersticiosas hacen agujeros en las monedas. Los nativos de África arman mucho revuelo en torno a sus piedras fetiche. De hecho, todas las tribus y pueblos atrasados conservan una veneración supersticiosa por las piedras. El culto a las piedras está muy generalizado hoy en el mundo. La lápida sepulcral es un símbolo superviviente de las imágenes y los ídolos que se esculpían en la piedra relacionados con las creencias en fantasmas y en los espíritus de los compañeros fallecidos.
85:1.5 (945.3) Tras el culto a las piedras vino el culto a los montes, y los primeros montes que se veneraron fueron las grandes formaciones rocosas. Pronto se hizo costumbre creer que los dioses habitaban en las montañas, y este fue un motivo más para adorar las grandes elevaciones de terreno. Con el paso del tiempo ciertas montañas se asociaron con ciertos dioses y se convirtieron así en sagradas. Los aborígenes ignorantes y supersticiosos creían que las cuevas conducían al inframundo, con sus espíritus y demonios malignos, en contraste con las montañas, que se identificaron con los conceptos posteriores de buenos espíritus y deidades.
85:2.1 (945.4) Las plantas fueron primero temidas y luego adoradas porque se extraían de ellas bebidas alcohólicas. El hombre primitivo creía que la embriaguez lo volvía divino. Se suponía que había algo sagrado y extraordinario en esas experiencias. Incluso en los tiempos modernos el alcohol se califica de «espirituoso».
85:2.2 (945.5) Los primeros hombres veían germinar las semillas con asombro y temor supersticioso. El apóstol Pablo no fue el primero en extraer profundas lecciones espirituales de la germinación y basar en ella creencias religiosas.
85:2.3 (945.6) La adoración de los árboles es uno de los cultos religiosos más antiguos. Todas las bodas primitivas se celebraban bajo los árboles, y cuando las mujeres deseaban tener hijos, a veces se las veía en el bosque cariñosamente abrazadas a un robusto roble. Muchas plantas y árboles eran venerados por sus poderes medicinales reales o imaginarios. El salvaje creía que todos los efectos químicos se debían a la actividad directa de las fuerzas sobrenaturales.
85:2.4 (945.7) Las ideas sobre los espíritus de los árboles variaban mucho entre las distintas razas y tribus. Algunos árboles estaban habitados por espíritus bondadosos, otros por espíritus engañosos y crueles. Los fineses creían que la mayoría de los árboles albergaban espíritus buenos. Los suizos desconfiaron durante mucho tiempo de los árboles, pues creían que contenían espíritus taimados. Los habitantes de la India y del este de Rusia consideran que los espíritus de los árboles son crueles. Los patagones siguen adorando a los árboles, igual que los primeros semitas. Mucho después de que los hebreos dejaran de adorar a los árboles, siguieron venerando a sus diversas deidades de las arboledas. Excepto en China, existió en su día un culto universal al árbol de la vida.
85:2.5 (946.1) La creencia de que el agua o los metales preciosos que están bajo la tierra se pueden detectar con una varilla de zahorí de madera es una reliquia de los antiguos cultos a los árboles. El mayo, el árbol de Navidad y la práctica supersticiosa de tocar madera perpetúan ciertas costumbres de la antigua adoración a los árboles y de los cultos al árbol más recientes.
85:2.6 (946.2) Muchas de estas formas iniciales de veneración de la naturaleza se mezclaron con los métodos de adoración que evolucionaron más tarde, pero los primeros tipos de adoración activados por un adjutor-mente se practicaban ya mucho antes de que la naturaleza religiosa recién despertada de la humanidad se hiciera plenamente sensible al estímulo de las influencias espirituales.
85:3.1 (946.3) El hombre primitivo sentía una peculiar sintonía con los animales superiores. Sus antepasados habían vivido con ellos e incluso se habían apareado con ellos. En el sur de Asia se creía al principio que el alma de los hombres volvía al planeta en forma de animal. Esta creencia era un vestigio de la práctica aún más antigua de adorar a los animales.
85:3.2 (946.4) Los primeros hombres veneraban a los animales por su fuerza y su astucia. Atribuían el olfato agudo y la vista penetrante de ciertas criaturas a la guía de los espíritus. Todos los animales han sido adorados por una u otra raza en algún momento. Entre estos objetos de adoración había criaturas consideradas medio humanas y medio animales como los centauros y las sirenas.
85:3.3 (946.5) Los hebreos adoraron a las serpientes hasta la época del rey Ezequías y los hindúes siguen manteniendo excelentes relaciones con sus serpientes domésticas. La adoración al dragón de los chinos es un vestigio de los cultos a la serpiente. La sabiduría de la serpiente era un símbolo de la medicina griega, y los médicos modernos lo siguen empleando como emblema. El arte de encantar serpientes se ha transmitido desde los días del culto del amor a la serpiente. Las mujeres chamanes de este culto se inmunizaban a consecuencia de las mordeduras diarias de las serpientes; de hecho, se convertían en auténticas adictas al veneno y no podían prescindir de él.
85:3.4 (946.6) La adoración a los insectos y otros animales fue promovida por una malinterpretación posterior de la regla de oro: haced a los demás (a todas las formas de vida) lo que queréis que ellos os hagan. Los antiguos creyeron en un tiempo que todos los vientos eran producidos por las alas de los pájaros y por consiguiente temían y adoraban a la vez a todos las criaturas aladas. Los primeros nórdicos pensaban que los eclipses los causaba un lobo que devoraba una parte del sol o de la luna. Los hindúes muestran frecuentemente a Visnú con cabeza de caballo. Un símbolo animal representa muchas veces a un dios olvidado o a un culto desaparecido. En la religión evolutiva el cordero se convirtió muy pronto en el animal sacrificial típico y la paloma en el símbolo de la paz y el amor.
85:3.5 (946.7) El simbolismo en religión puede ser bueno o malo en la misma medida en que el símbolo suplante o no la idea original de lo que se adora. El simbolismo no se debe confundir con la idolatría directa que simplemente adora al propio objeto material.
85:4.1 (946.8) La humanidad ha adorado a la tierra, al aire, al agua y al fuego. Las razas primitivas veneraban a los manantiales y adoraban a los ríos. A día de hoy está floreciendo en Mongolia un influyente culto a los ríos. El bautismo se convirtió en un ceremonial religioso en Babilonia, y los griegos practicaban el baño ritual anual. Para los antiguos era fácil imaginar que los espíritus moraban en el borboteo de los manantiales, el manar de las fuentes, el fluir de los ríos y el rugir de los torrentes. Aquellas mentes sencillas estaban convencidas de que el agua en movimiento estaba animada por los espíritus y tenía poder sobrenatural. Incluso a veces no se socorría a alguien que se ahogaba por miedo a ofender a algún dios del río.
85:4.2 (947.1) Una gran variedad de cosas y acontecimientos ha servido de estímulo religioso a los distintos pueblos en las distintas edades. Muchas tribus de las colinas de la India siguen adorando al arco iris. Tanto en la India como en África se piensa que el arco iris es una gigantesca serpiente celestial; para los hebreos y los cristianos es «el arco de la promesa». Asimismo, hay fenómenos considerados beneficiosos en una parte del mundo que son vistos como maléficos en otras regiones. El viento del este es un dios en América del Sur porque trae lluvia; en la India es un diablo porque trae polvo y sequía. Los antiguos beduinos creían que un espíritu de la naturaleza producía los remolinos de arena, e incluso en tiempos de Moisés la creencia en los espíritus de la naturaleza fue lo bastante fuerte como para hacer que se perpetuaran en la teología hebrea bajo forma de ángeles del fuego, del agua y del aire.
85:4.3 (947.2) Las nubes, la lluvia y el granizo han sido todos temidos y adorados por numerosas tribus primitivas y por muchos de los primeros cultos de la naturaleza. Las tormentas de viento con truenos y relámpagos sobrecogían a los primeros hombres. Se impresionaban tanto con estas perturbaciones de los elementos que consideraban al trueno como la voz de un dios airado. La adoración al fuego y el miedo al relámpago estaban vinculados y muy difundidos entre los grupos primitivos.
85:4.4 (947.3) El fuego se mezclaba con la magia en la mente de los mortales primitivos dominados por el miedo. Cuando un adepto a la magia obtiene por casualidad un resultado positivo de sus fórmulas mágicas lo recuerda para siempre, pero se olvida tranquilamente de las innumerables veces que fracasa del todo. La veneración al fuego llegó a su apogeo en Persia donde perduró durante mucho tiempo. Algunas tribus adoraban al fuego como una deidad en sí misma, otras lo veneraban como símbolo llameante del espíritu purificador y expiatorio de sus deidades veneradas. Las vírgenes vestales eran las encargadas de vigilar los fuegos sagrados, y en el siglo veinte siguen ardiendo velas como parte del ritual de muchos servicios religiosos.
85:5.1 (947.4) La adoración a las rocas, los montes, los árboles y los animales se fue transformando en una veneración temerosa por los elementos y desembocó de forma natural en la deificación del Sol, la Luna y las estrellas. En la India y en otros lugares se pensaba que las estrellas eran las almas glorificadas de los grandes hombres que habían dejado la vida en la carne. Los caldeos que practicaban el culto a las estrellas se consideraban hijos del padre cielo y la madre tierra.
85:5.2 (947.5) La adoración a la Luna precedió a la adoración al Sol. La veneración a la Luna alcanzó su apogeo durante la era de la caza, mientras que la adoración al Sol se convirtió en la ceremonia religiosa principal de las edades agrícolas posteriores. La adoración solar arraigó primero de forma generalizada en la India y es allí donde perduró más tiempo. En Persia la veneración al Sol dio origen al culto mitraico posterior. Muchos pueblos consideraban al Sol como el antepasado de sus reyes. Los caldeos pusieron al Sol en el centro de «los siete círculos del universo». Las civilizaciones posteriores honraron al Sol dando su nombre al primer día de la semana.
85:5.3 (947.6) El dios sol era considerado como el padre místico de los hijos del destino nacidos de virgen que se creía eran otorgados de vez en cuando como salvadores a las razas favorecidas. Esos bebés sobrenaturales eran abandonados siempre a la deriva en algún río sagrado de donde eran rescatados de modo extraordinario para convertirse luego en personalidades milagrosas y libertadores de sus pueblos.
85:6.1 (948.1) Una vez que hubo adorado todo lo que había sobre la faz de la tierra y en lo alto del cielo, el hombre no dudó en honrarse a sí mismo con la misma adoración. El salvaje de mente sencilla no distingue claramente entre animales, hombres y dioses.
85:6.2 (948.2) Los primeros hombres consideraban sobrehumanas a todas las personas distintas de lo corriente. Temían tanto a esos seres que los trataban con respeto reverencial y, en cierta medida, los adoraban literalmente. Incluso tener mellizos se consideraba como signo de muy buena o muy mala suerte. Los lunáticos, los epilépticos y los deficientes mentales eran adorados a menudo por sus semejantes de mente normal, que creían que esos seres anormales estaban habitados por los dioses. Se adoraba a los sacerdotes, los reyes y los profetas; se pensaba que los hombres santos de la antigüedad estaban inspirados por las deidades.
85:6.3 (948.3) Los jefes tribales eran deificados al morir, y más tarde se canonizó a las almas eminentes tras su fallecimiento. La evolución por sí sola no produjo nunca dioses más altos que los espíritus glorificados, ensalzados y evolucionados de los humanos difuntos. Al principio de la evolución la religión crea a sus propios dioses. En el transcurso de la revelación los Dioses formulan la religión. La religión evolutiva crea sus dioses a imagen y semejanza del hombre mortal; la religión revelativa busca la evolución y transformación del hombre mortal a imagen y semejanza de Dios.
85:6.4 (948.4) Los dioses fantasmas, que se suponen de origen humano, se deben distinguir de los dioses de la naturaleza, ya que la adoración a la naturaleza acabó constituyendo un panteón de espíritus de la naturaleza elevados a la categoría de dioses. Los cultos de la naturaleza se siguieron desarrollando a la par con los cultos de los fantasmas de posterior aparición y se influyeron mutuamente. Muchos sistemas religiosos contenían un concepto dual de la deidad: dioses de la naturaleza y dioses fantasma. En algunas teologías estos conceptos se entrelazan confusamente como en el caso de Thor, un héroe fantasma que fue también el señor del relámpago.
85:6.5 (948.5) Pero la adoración del hombre por el hombre llegó al máximo cuando los dirigentes temporales ordenaron a sus súbditos que los veneraran de ese modo y se declararon descendientes de las deidades para justificar esta exigencia.
85:7.1 (948.6) Todo hace pensar que la adoración a la naturaleza surgió de forma natural y espontánea en la mente de los hombres y mujeres primitivos, y así fue, pero durante todo ese tiempo estuvo actuando en esas mismas mentes primitivas el sexto espíritu adjutor que había sido otorgado a aquellas gentes como influencia directriz de esa fase del desarrollo humano. Este espíritu estimulaba constantemente el anhelo adorador de la especie humana, por primitivas que pudieran ser sus primeras manifestaciones. El espíritu de adoración originó sin lugar a dudas el impulso humano de adorar, aunque fuera el miedo animal lo que motivó las expresiones de adoración y aunque sus primeras prácticas se centraran en los objetos de la naturaleza.
85:7.2 (948.7) Debéis recordar que la influencia que guio y controló todo el desarrollo evolutivo fue el sentir, no el pensar. Para la mente primitiva hay poca diferencia entre temer, rehuir, honrar y adorar.
85:7.3 (948.8) Cuando el impulso de adoración está dirigido y asesorado por la sabiduría —por el pensamiento meditativo y experiencial— empieza a convertirse en el fenómeno de la religión real. Cuando el séptimo espíritu adjutor, el espíritu de sabiduría, consigue ejercer su ministración de manera efectiva, la adoración del hombre empieza a apartarse de la naturaleza y los objetos naturales para volverse hacia el Dios de la naturaleza y el Creador eterno de todas las cosas naturales.
85:7.4 (949.1) [Presentado por una Brillante Estrella Vespertina de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 86
86:0.1 (950.1) LA evolución de la religión a partir del impulso de adoración precedente y primitivo no depende de la revelación. El funcionamiento normal de la mente humana bajo la influencia directriz de los adjutores-mente sexto y séptimo, que son otorgamiento universal del espíritu, es plenamente suficiente para asegurar dicho desarrollo.
86:0.2 (950.2) El miedo prerreligioso inicial del hombre a las fuerzas de la naturaleza se convirtió gradualmente en religioso a medida que la naturaleza se fue personalizando, espiritualizando y finalmente deificando en la consciencia humana. La religión de tipo primitivo fue por lo tanto una consecuencia biológica natural de la inercia psicológica iniciada en la evolución de la mente animal cuando dicha mente empezó a albergar conceptos de lo sobrenatural.
86:1.1 (950.3) Además del anhelo natural de adorar, los orígenes de la religión evolutiva hunden sus raíces en las experiencias humanas del azar —la llamada suerte— en los acontecimientos ordinarios. El hombre primitivo cazaba para alimentarse. Los resultados de la caza son siempre variables y esto genera inevitablemente las experiencias que el hombre interpreta como buena suerte y mala suerte. El infortunio era un factor importante para aquellos hombres y mujeres cuya vida transcurría en el filo inestable de una existencia precaria y angustiosa.
86:1.2 (950.4) El limitado horizonte intelectual del salvaje concentra de tal forma la atención en el azar que la suerte se convierte en un factor constante en su vida. Los urantianos primitivos luchaban por la existencia, no por un nivel de vida. En sus vidas plagadas de peligros el azar desempeñaba un papel importante. El temor permanente a una calamidad desconocida e invisible pendía sobre aquellos salvajes como una nube de desesperación que eclipsaba efectivamente todos los placeres; vivían siempre aterrados por la posibilidad de hacer algo que atrajera la mala suerte. Los salvajes supersticiosos temían siempre las rachas de buena suerte, que veían como presagio seguro de futuras calamidades.
86:1.3 (950.5) Este temor permanente a la mala suerte tenía un efecto paralizador: ¿Por qué trabajar duro y tener mala suerte (esforzarse sin resultados) cuando uno podía holgazanear y tener buena suerte (resultados sin esforzarse)? El hombre que no razona se olvida de su buena suerte —la da por sentada— y en cambio recuerda su mala suerte con amargura.
86:1.4 (950.6) Los primeros hombres vivían en la incertidumbre y el miedo constante al azar, a la mala suerte. La vida era un emocionante juego de azar; la existencia era una lotería. No es de extrañar que la gente parcialmente civilizada siga creyendo en el azar y persista en ellos la predisposición a apostar. El hombre primitivo alternaba entre dos poderosos intereses: la pasión por conseguir algo sin esforzarse y el miedo a esforzarse sin conseguir nada. Esa lotería de la existencia era el interés principal y la fascinación suprema de la mente salvaje primitiva.
86:1.5 (951.1) Los pastores posteriores pensaban igual sobre el azar y la suerte, y los agricultores que vinieron después eran cada vez más conscientes de que muchas cosas poco o nada controladas por el hombre influían directamente en las cosechas. El campesino se vio víctima de la sequía, las inundaciones, el granizo, las tormentas, las plagas y las enfermedades de las plantas, además del calor y el frío. Y en la medida en que todas estas influencias naturales afectaban a la prosperidad individual, se consideraban como buena o mala suerte.
86:1.6 (951.2) Esta idea del azar y de la suerte permeó profundamente la filosofía de todos los pueblos de la antigüedad. Incluso en tiempos recientes está escrito en la Sabiduría de Salomón: «Volví y vi que no es de los veloces la carrera, ni de los fuertes la batalla, ni de los sabios el pan, ni de los entendidos las riquezas, ni de los hábiles el favor, sino que el destino y el azar les acontece a todos. Pues el hombre no conoce su destino; como los peces quedan atrapados en la fatídica red y como los pájaros quedan presos en la trampa, así quedan apresados los hijos de los hombres cuando el infortunio cae de pronto sobre ellos».
86:2.1 (951.3) La ansiedad era el estado natural de la mente salvaje. Cuando los hombres y las mujeres caen víctimas de una ansiedad excesiva vuelven simplemente al estado natural de sus ancestros remotos. Cuando la ansiedad llega a volverse dolorosa inhibe la actividad y provoca indefectiblemente cambios evolutivos y adaptaciones biológicas. El dolor y el sufrimiento son esenciales para la evolución progresiva.
86:2.2 (951.4) La lucha por la vida es tan dolorosa que, aún hoy, ciertas tribus atrasadas gritan y se lamentan cada nuevo amanecer. El hombre primitivo se preguntaba constantemente: «¿Quién me atormenta?». Al no encontrar una fuente material para sus sufrimientos, buscó una explicación en los espíritus. Y así, del miedo a lo misterioso, del respeto reverencial a lo invisible y del pavor a lo desconocido, nació la religión. El miedo a la naturaleza adquirió un papel importante en la lucha por la existencia, primero como fruto del azar y luego como producto del misterio.
86:2.3 (951.5) La mente primitiva era lógica aunque contenía pocas ideas susceptibles de asociación inteligente; la mente salvaje era inculta y totalmente desprovista de complejidad. Cuando un suceso seguía a otro, el salvaje los relacionaba como causa y efecto. Lo que el hombre civilizado considera superstición no era más que pura ignorancia en el salvaje. A la humanidad le ha costado aprender que no existe necesariamente relación entre propósitos y resultados. Los seres humanos acaban de empezar a darse cuenta de que las reacciones de la existencia aparecen entre los actos y sus consecuencias. El salvaje se esfuerza por personalizar todo lo abstracto e intangible, y así tanto la naturaleza como el azar se personalizan como fantasmas —espíritus— y más tarde como dioses.
86:2.4 (951.6) El hombre tiende naturalmente a creer en lo que considera lo mejor para él, en lo que conviene a sus intereses inmediatos o lejanos; el interés personal oscurece mucho la lógica. La diferencia entre la mente del hombre salvaje y la del civilizado es más de contenido que de naturaleza, de grado más que de cualidad.
86:2.5 (951.7) Pero seguir atribuyendo las cosas difíciles de comprender a causas sobrenaturales no es más que una forma cómoda y holgazana de evitar todo esfuerzo intelectual exigente. La suerte no es más que un término acuñado para ocultar lo inexplicable en cualquier edad de la existencia humana; designa los fenómenos que el hombre no puede o no desea comprender. El término azar significa que el hombre es demasiado ignorante o demasiado indolente para buscar causas. Los hombres consideran un acontecimiento natural como accidente o mala suerte solo cuando carecen de curiosidad e imaginación, cuando a las razas les falta iniciativa y sentido de la aventura. La exploración de los fenómenos de la vida destruye antes o después la creencia del hombre en el azar, en la suerte y en los supuestos accidentes, y la sustituye por un universo de ley y orden en el que todos los efectos son precedidos por causas claras. Entonces el miedo a la existencia se transforma en alegría de vivir.
86:2.6 (952.1) El salvaje consideraba que toda la naturaleza estaba viva, que estaba poseída por algo. El hombre civilizado sigue maldiciendo y pateando los objetos inanimados que le estorban o le hacen tropezar. Para el hombre primitivo no había nada accidental, todo era siempre deliberado. El ámbito del destino, la función de la suerte, el mundo de los espíritus eran a sus ojos tan desorganizados y aleatorios como la propia sociedad primitiva. La suerte era interpretada como una reacción caprichosa y temperamental del mundo de los espíritus, y más tarde, como el humor de los dioses.
86:2.7 (952.2) Pero no todas las religiones se desarrollaron a partir del animismo. Otros conceptos de lo sobrenatural fueron contemporáneos del animismo, y estas creencias condujeron también a la adoración. El naturalismo no es una religión sino que nace de la religión.
86:3.1 (952.3) La muerte era la conmoción suprema para el hombre en vías de evolución, la combinación más confusa de misterio y azar. Fue la conmoción de la muerte, no la santidad de la vida, lo que fomentó eficazmente la religión por el miedo que inspiraba. Las gentes salvajes solían morir de muerte violenta, de modo que la muerte no violenta se fue haciendo en cada vez más misteriosa. La muerte como final natural y esperado de la vida no estaba clara en la consciencia de la gente primitiva, y el hombre tardó muchos siglos en comprender que era inevitable.
86:3.2 (952.4) El hombre primitivo aceptaba la vida como un hecho y consideraba la muerte como una calamidad. Todas las razas tienen sus leyendas de hombres que no murieron, tradiciones vestigiales de la primera actitud hacia la muerte. Existía ya en la mente humana el concepto nebuloso de un mundo de los espíritus confuso y desorganizado, un dominio de donde provenía todo lo que es inexplicable en la vida humana, y la muerte fue incorporada a esa larga lista de fenómenos sin explicación.
86:3.3 (952.5) Al principio se creía que todas las enfermedades humanas y la muerte natural eran producto de la influencia de los espíritus. Incluso hoy en día algunas razas civilizadas consideran que la enfermedad está producida por «el enemigo» y confían en ceremonias religiosas para su curación. Sistemas teológicos más recientes y más complejos siguen atribuyendo la muerte a la acción del mundo de los espíritus, todo lo cual ha conducido a doctrinas como el pecado original y la caída del hombre.
86:3.4 (952.6) Al darse cuenta de su impotencia ante las poderosas fuerzas de la naturaleza y reconocer la debilidad humana ante las calamidades de la enfermedad y de la muerte, el salvaje se vio impelido a recurrir a la ayuda del mundo supramaterial que visualizaba vagamente como la fuente de esas misteriosas vicisitudes de la vida.
86:4.1 (952.7) El concepto de un aspecto supramaterial de la personalidad del mortal nació de la asociación inconsciente y puramente accidental de los acontecimientos de la vida cotidiana con los sueños sobre fantasmas. Cuando varios miembros de una tribu soñaban simultáneamente con su jefe fallecido interpretaban este sueño como prueba fehaciente de que su antiguo jefe había vuelto realmente bajo alguna forma. Todo esto era muy real para el salvaje, que solía despertarse de estos sueños bañado en sudor, temblando y gritando.
86:4.2 (953.1) El origen onírico de la creencia en una existencia futura explica la tendencia a imaginar siempre las cosas invisibles tomando como referencia las cosas vistas. Y muy pronto este nuevo concepto de la vida futura como sueño fantasmal empezó a ser un antídoto efectivo contra el miedo a la muerte asociado al instinto biológico de autopreservación.
86:4.3 (953.2) Al hombre primitivo también le preocupaba mucho su respiración, sobre todo en los climas fríos donde observaba la nube que formaba al exhalar. Consideraba el aliento de vida como el fenómeno que diferenciaba a los vivos de los muertos. Sabía que el aliento podía abandonar su cuerpo, y sus sueños, en los que hacía todo tipo de cosas extrañas mientras dormía, le convencieron de que había algo inmaterial en el ser humano. La idea más primitiva del alma humana, el fantasma, nació del sistema de ideas relacionado con el sueño y la respiración.
86:4.4 (953.3) El salvaje terminó por imaginarse a sí mismo como doble: cuerpo y aliento. El aliento menos el cuerpo equivalía a un espíritu, un fantasma. Aunque los fantasmas o espíritus tuvieron un origen claramente humano, fueron considerados sobrehumanos. Esta creencia en la existencia de espíritus incorpóreos parecía explicar todo lo insólito, lo extraordinario, lo infrecuente y lo inexplicable.
86:4.5 (953.4) La doctrina primitiva de la supervivencia tras la muerte no era necesariamente una creencia en la inmortalidad. Unos seres que solo sabían contar hasta veinte mal podían concebir la infinitud y la eternidad; pensaban más bien en encarnaciones recurrentes.
86:4.6 (953.5) La raza naranja fue especialmente dada a creer en la transmigración y en la reencarnación. Esta idea de la reencarnación se originó en la observación de los parecidos hereditarios, tanto de rasgos como de carácter, entre descendientes y antepasados. La costumbre de poner a los hijos el nombre de los abuelos o de otros ancestros proviene de la creencia en la reencarnación. Algunas razas posteriores creían que el hombre moría entre tres y siete veces. Esta creencia (residuo de las enseñanzas de Adán sobre los mundos mansión) y muchos otros restos de religión revelada se pueden encontrar entre las doctrinas, por otra parte absurdas, de los bárbaros del siglo veinte.
86:4.7 (953.6) Los primeros hombres no albergaban ideas de infierno ni de castigo futuro. El salvaje consideraba que la vida futura era exactamente igual a esta pero sin la mala suerte. Más adelante se concibieron destinos separados para los buenos fantasmas y los malos fantasmas: el cielo y el infierno. Muchas razas primitivas creían que el hombre entraba en la siguiente vida tal como dejaba esta y por eso no les gustaba la idea de hacerse viejos y decrépitos. Los ancianos preferían que los mataran antes de volverse demasiado achacosos.
86:4.8 (953.7) Casi todos los grupos tenían una idea diferente sobre el destino del alma fantasma. Los griegos creían que los hombres débiles tenían almas débiles, así que inventaron el Hades como lugar adecuado para recibir a esas almas anémicas; se suponía también que esos ejemplares sin vigor tenían sombras más cortas. Los primeros anditas creían que sus fantasmas volvían a la tierra natal de sus ancestros. Los chinos y los egipcios creyeron en su día que el alma y el cuerpo permanecían juntos. Esto indujo a los egipcios a construir cuidadosamente las tumbas y esforzarse en la conservación de los cuerpos. Incluso los pueblos modernos intentan frenar la descomposición de los muertos. Los hebreos idearon que una réplica fantasmal del individuo bajaba al Sheol y ya no podía volver al mundo de los vivos. Este concepto fue un avance importante en la doctrina de la evolución del alma.
86:5.1 (953.8) La parte no material del hombre se ha calificado de forma diversa como fantasma, espíritu, sombra, espectro y en los últimos tiempos alma. El alma era el doble del hombre primitivo cuando soñaba; era exactamente igual al propio mortal en todos los sentidos con la única excepción de no ser sensible al tacto. La creencia en los dobles oníricos condujo directamente a la noción de que todas las cosas animadas e inanimadas tenían alma igual que los hombres. Este concepto tendió a perpetuar durante mucho tiempo las creencias en los espíritus de la naturaleza; los esquimales siguen pensando que todas las cosas de la naturaleza tienen un espíritu.
86:5.2 (954.1) El alma fantasma se podía oír y ver, pero no tocar. La vida onírica de la raza fue desarrollando y ampliando gradualmente las actividades de este mundo de los espíritus en proceso de evolución hasta que al final la muerte llegó a definirse como «entregar el fantasma». Todas las tribus primitivas, salvo las que estaban justo por encima de los animales, desarrollaron algún concepto del alma. A medida que la civilización avanza este concepto supersticioso del alma se destruye, y el hombre depende por completo de la revelación y la experiencia religiosa personal para hacerse una idea nueva del alma como creación conjunta de la mente del mortal que conoce a Dios y el espíritu divino que mora en su interior, el Ajustador del Pensamiento.
86:5.3 (954.2) Los primeros mortales no solían ser capaces de diferenciar los conceptos de un espíritu que mora en el interior y de un alma de naturaleza evolutiva. Para el salvaje no estaba nada claro si el alma fantasma era nativa del cuerpo o si era un agente externo que tomaba posesión del cuerpo. Su incapacidad de razonar en situaciones de perplejidad explica las flagrantes incongruencias de la visión del salvaje sobre las almas, los fantasmas y los espíritus.
86:5.4 (954.3) Se pensaba que el alma era respecto al cuerpo lo que el perfume a la flor. Los antiguos creían que el alma podía abandonar al cuerpo de varias maneras:
86:5.5 (954.4) 1. En el desmayo común y pasajero.
86:5.6 (954.5) 2. Al soñar naturalmente mientras se duerme.
86:5.7 (954.6) 3. En estados de coma e inconsciencia asociados con accidentes y enfermedades.
86:5.8 (954.7) 4. Al morir, la marcha definitiva.
86:5.9 (954.8) El salvaje consideraba que el estornudo era un intento frustrado del alma por escapar del cuerpo. Al estar despierto y en guardia, el cuerpo era capaz de impedir el intento de fuga del alma. Más adelante se respondía siempre a los estornudos con alguna expresión religiosa, como por ejemplo, «¡Dios te guarde!».
86:5.10 (954.9) Al principio de la evolución se pensaba que el sueño era la prueba de que el alma fantasma podía ausentarse del cuerpo y que se la hacía volver diciendo o gritando el nombre del durmiente. En otras formas de pérdida de consciencia se creía que el alma estaba más alejada, intentando quizá escapar para siempre, y que la muerte podía ser inminente. Los sueños eran considerados como experiencias del alma mientras se encontraba temporalmente fuera del cuerpo dormido. El salvaje cree que sus sueños son tan reales como cualquiera de sus experiencias cuando está despierto. Los antiguos acostumbraban a despertar gradualmente a los que dormían para dar tiempo al alma de volver al cuerpo.
86:5.11 (954.10) Los hombres de todas las edades han sentido temor reverencial por las apariciones nocturnas, y los hebreos no fueron excepción. Creían realmente que Dios les hablaba en sueños a pesar de las reconvenciones de Moisés contra esta idea. Moisés tenía razón, pues los sueños ordinarios no son el método empleado por las personalidades del mundo espiritual cuando quieren comunicarse con los seres materiales.
86:5.12 (954.11) Los antiguos creían que las almas podían introducirse en los animales o incluso en los objetos inanimados. Esta creencia en la identificación con los animales culminó en ideas del tipo hombre lobo. Una persona podía ser un ciudadano cumplidor de la ley durante el día, pero cuando se dormía, su alma podía introducirse en un lobo u otro animal y merodear cometiendo fechorías nocturnas.
86:5.13 (955.1) Los hombres primitivos pensaban que el alma estaba vinculada al aliento y que sus cualidades se podían impartir o transmitir por el aliento. El jefe valiente soplaba sobre el niño recién nacido para transmitirle su valentía. Entre los primeros cristianos se soplaba sobre los candidatos en la ceremonia de otorgamiento del Espíritu Santo. Dijo el salmista: «Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos, y todas las huestes que hay en ellos, por el aliento de su boca». Fue costumbre durante mucho tiempo que el hijo mayor intentara capturar el último aliento de su padre moribundo.
86:5.14 (955.2) Más adelante la sombra llegó a ser tan temida y reverenciada como el aliento. La propia imagen reflejada en el agua se consideró también algunas veces como prueba del doble yo, y los espejos inspiraban respeto supersticioso. Incluso hoy en día muchas personas civilizadas vuelven el espejo hacia la pared en caso de muerte. Algunas tribus atrasadas siguen creyendo que hacer retratos, dibujos, modelos o imágenes saca del cuerpo el alma o parte de ella, por eso lo tienen prohibido.
86:5.15 (955.3) Se pensaba en general que el alma se identificaba con el aliento, pero algunos pueblos la situaron también en la cabeza, el pelo, el corazón, el hígado, la sangre y la grasa. «La voz de la sangre de Abel que clama desde la tierra» expresa la antigua creencia en la presencia del fantasma en la sangre. Los semitas enseñaban que el alma residía en la grasa corporal, y para muchos era tabú comer grasa animal. Cazar cabezas era un método de capturar el alma del enemigo, como lo era también arrancar la cabellera. En tiempos recientes los ojos se han considerado las ventanas del alma.
86:5.16 (955.4) Para los adeptos a la doctrina de las tres o cuatro almas la pérdida de un alma significaba malestar, de dos, enfermedad, de tres, la muerte. Un alma vivía en el aliento, otra en la cabeza, otra en el pelo, otra en el corazón. Se aconsejaba a los enfermos que pasearan al aire libre con la esperanza de volver a capturar sus almas extraviadas. Se suponía que los mejores curanderos intercambiaban el alma sin salud de la persona enferma por otra nueva, el «nuevo nacimiento».
86:5.17 (955.5) Los hijos de Badonan desarrollaron la creencia en dos almas: el aliento y la sombra. Las primeras razas noditas consideraban que el hombre constaba de dos personas: alma y cuerpo. Esta filosofía de la existencia humana se reflejó más tarde en el punto de vista griego. Los griegos por su parte creían en tres almas: la vegetativa residía en el estómago, la animal, en el corazón, la intelectual, en la cabeza. Los esquimales creen que el hombre se compone de tres partes: cuerpo, alma y nombre.
86:6.1 (955.6) El hombre heredó un entorno natural, adquirió un entorno social e imaginó un entorno fantasmal. El Estado es la reacción del hombre a su entorno natural, el hogar, a su entorno social, la Iglesia, a su ilusorio entorno fantasmal.
86:6.2 (955.7) La creencia en las realidades del mundo imaginario de los fantasmas y los espíritus se hizo universal desde muy al comienzo de la historia de la humanidad, y este mundo de los espíritus recién imaginado se hizo muy poderoso en la sociedad primitiva. La vida mental y moral de toda la humanidad cambió para siempre a raíz de la aparición de este nuevo factor en la forma de pensar y actuar de los hombres.
86:6.3 (955.8) Sobre esta premisa principal de ignorancia e ilusiones, el miedo del mortal ha acumulado todas las supersticiones y religiones posteriores de los pueblos primitivos. Esta fue la única religión del hombre hasta los tiempos de la revelación, y hoy en día muchas de las razas del mundo solo tienen esta rudimentaria religión evolutiva.
86:6.4 (955.9) A medida que la evolución progresaba la buena suerte se asoció con los espíritus buenos y la mala suerte, con los malos. La molestia de tener que adaptarse forzosamente a un entorno cambiante se consideraba como mala suerte y muestra del enojo de los fantasmas espíritus. El hombre primitivo fue haciendo evolucionar lentamente la religión a partir de su ansia innata de adorar y su idea equivocada del azar. El hombre civilizado establece planes de seguro para superar las vicisitudes del azar; la ciencia moderna sustituye los espíritus ficticios y los dioses caprichosos por las estimaciones matemáticas del actuario de seguros.
86:6.5 (956.1) Cada generación que pasa sonríe con condescendencia ante las supersticiones absurdas de sus antepasados mientras conserva las falacias de pensamiento y los rituales de culto que harán sonreír a su vez a sus descendientes más ilustrados.
86:6.6 (956.2) Pero habían surgido por fin en la mente del hombre primitivo pensamientos que transcendían todos sus impulsos biológicos inherentes; el hombre estaba a punto de desarrollar un arte de vivir basado en algo más que la reacción a los estímulos materiales. Empezaban a emerger los inicios de una filosofía de vida primitiva. Estaba a punto de aparecer una norma sobrenatural para la vida: si el espíritu fantasma provoca mala suerte cuando está airado y buena suerte cuando está complacido, la conducta humana deberá regularse en consecuencia. Había evolucionado por fin el concepto del bien y del mal, y todo ello mucho antes de que se produjera ninguna revelación en el planeta.
86:6.7 (956.3) Con la aparición de estos conceptos empezó la lucha inútil e interminable por apaciguar el eterno descontento de los espíritus, la esclavitud servil al miedo religioso evolutivo, el largo derroche de esfuerzo humano en tumbas, templos, sacrificios y sacerdotes. ¡El precio que se pagó fue terrible y espantoso, pero todo lo que costó valió la pena, pues el hombre consiguió con ello una consciencia natural del bien y el mal relativos; así nació la ética humana!
86:7.1 (956.4) El salvaje sentía la necesidad de un seguro y por eso pagaba de buen grado las gravosas primas del miedo, la superstición, el terror y los regalos a los sacerdotes por su póliza de seguro mágico contra la mala suerte. La religión primitiva no era más que el pago de las primas de seguro contra los peligros de la selva. El hombre civilizado paga primas materiales contra los accidentes de la industria y las contingencias de las formas de vida modernas.
86:7.2 (956.5) La sociedad moderna está trasladando el negocio de los seguros del campo de los sacerdotes y la religión al terreno de la economía. La religión se está centrando cada vez más en asegurar la vida más allá de la tumba. Los hombres modernos, al menos los que piensan, ya no pagan primas inútiles para controlar la suerte. La religión está ascendiendo lentamente a niveles filosóficos más altos en contraste con su antigua función como sistema de seguro contra la mala suerte.
86:7.3 (956.6) Pero aquellas antiguas ideas religiosas impidieron que los hombres se volvieran fatalistas e irremediablemente pesimistas; creyeron que al menos podían hacer algo para influir sobre el destino. La religión del miedo a los fantasmas inculcó a los hombres la idea de que debían regular su conducta, de que había un mundo supramaterial que controlaba el destino humano.
86:7.4 (956.7) Las razas civilizadas modernas están empezando a emerger del miedo a los fantasmas a la hora de buscar una explicación para la suerte y las desigualdades comunes de la existencia. La humanidad se está emancipando de la esclavitud que vincula la mala suerte a los espíritus fantasma. Pero al tiempo que los hombres abandonan la doctrina errónea de atribuir las vicisitudes de la vida a la acción de los espíritus, muestran una inclinación sorprendente a aceptar la doctrina casi igual de falaz de atribuir todas las desigualdades humanas a la incapacidad política, la injusticia social y la competencia industrial. Lo cierto es que mejorar la legislación, aumentar la filantropía y reorganizar la industria, por muy beneficioso que sea, no remediará las circunstancias natales ni los accidentes de la vida. Solo la comprensión de los hechos y una sabia manipulación conforme a las leyes de la naturaleza permitirán al hombre obtener lo que quiere y evitar lo que no quiere. El conocimiento científico que conduce a la acción científica es el único antídoto contra los llamados infortunios accidentales.
86:7.5 (957.1) La industria, la guerra, la esclavitud y el gobierno civil surgieron como respuesta a la evolución social del hombre en su entorno natural. La religión surgió en paralelo como respuesta al entorno ilusorio del mundo imaginario de los fantasmas. La religión fue un desarrollo evolutivo de autoconservación y, a pesar de partir de un concepto erróneo y carecer de toda lógica, ha cumplido su función.
86:7.6 (957.2) La religión primitiva, mediante la fuerza poderosa e imponente del falso miedo, preparó el terreno de la mente humana para el otorgamiento de una auténtica fuerza espiritual de origen sobrenatural: el Ajustador del Pensamiento. Los Ajustadores divinos han trabajado desde entonces para transformar el temor de Dios en amor a Dios. La evolución podrá ser lenta, pero su eficacia es infalible.
86:7.7 (957.3) [Presentado por una Estrella Vespertina de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 87
87:0.1 (958.1) EL culto a los fantasmas se desarrolló para contrarrestar los riesgos de la mala suerte; sus prácticas religiosas primitivas nacieron de la inquietud por la mala suerte y el miedo desmesurado a los muertos. Ninguna de aquellas primeras religiones se interesó especialmente por reconocer la Deidad ni venerar lo sobrehumano; sus ritos básicamente negativos tenían por objeto evitar, expulsar o coaccionar a los fantasmas. El culto a los fantasmas no era ni más ni menos que un seguro contra los desastres; no planteaba ningún tipo de inversión con vistas a rendimientos superiores en el futuro.
87:0.2 (958.2) El hombre ha sostenido una larga y encarnizada lucha con el culto a los fantasmas. Nada inspira mayor lástima en la historia humana que la imagen del hombre abyectamente esclavizado por el miedo a los espíritus fantasma. Con el nacimiento de este miedo la humanidad inició la ruta ascendente de la evolución religiosa. La imaginación humana zarpó desde las costas del yo y no volverá a encontrar dónde fondear hasta que llegue al concepto de una Deidad verdadera, de un Dios real.
87:1.1 (958.3) Se temía a la muerte porque significaba que un fantasma más se liberaba de su cuerpo físico. Los antiguos hacían todo lo que podían por impedir la muerte, por evitar el problema de tener que lidiar con un nuevo fantasma. Intentaban por todos los medios inducir al fantasma a marcharse del escenario de la muerte, a emprender el viaje hacia la tierra de los muertos. Cuando más se temía al fantasma era durante la supuesta fase de transición entre su emergencia en el momento de la muerte y su marcha posterior hacia la tierra de los fantasmas, que era un vago concepto primitivo de pseudocielo.
87:1.2 (958.4) Aunque el salvaje atribuía poderes sobrenaturales a los fantasmas, no imaginaba que tuvieran inteligencia sobrenatural. Se utilizaban muchos trucos y estratagemas para intentar burlar y engañar a los fantasmas. El hombre civilizado sigue creyendo que una manifestación exterior de piedad puede engañar de alguna manera incluso a una Deidad omnisciente.
87:1.3 (958.5) Los primitivos temían las enfermedades porque observaban que eran a menudo presagio de la muerte. Si el curandero tribal no conseguía curar al enfermo, solían sacarlo de la cabaña familiar y llevarlo a otra más pequeña o abandonarlo a la intemperie para que muriese solo. Normalmente se destruía la casa donde había ocurrido la muerte, y cuando no se destruía todos se apartaban de ella. Este miedo impidió que el hombre primitivo construyera viviendas sólidas y contribuyó mucho a que no se establecieran pueblos y ciudades permanentes.
87:1.4 (958.6) Cuando moría un miembro del clan los salvajes lo velaban toda la noche y hablaban sin parar porque temían morir también si se quedaban dormidos cerca de un cadáver. El contagio del cadáver justificaba el miedo a los muertos, y todos los pueblos han practicado alguna vez complicadas ceremonias de purificación destinadas a limpiar a un individuo después del contacto con los muertos. Los antiguos creían que había que proporcionar luz a los cadáveres y nunca dejaban un cuerpo muerto a oscuras. En el siglo veinte siguen ardiendo velas en las cámaras mortuorias y los hombres siguen velando a los muertos. El llamado hombre civilizado aún no ha eliminado del todo el miedo a los cuerpos muertos de su filosofía de la vida.
87:1.5 (959.1) Pero a pesar de todos estos miedos, los hombres siguieron intentando engañar a los fantasmas. Cuando no se destruía la cabaña del fallecimiento se sacaba el cadáver por un agujero en la pared, nunca por la puerta. Se tomaban estas medidas para confundir al fantasma, para impedir que se demorara en la casa y asegurarse de que no volviera. Los dolientes volvían del funeral por un camino distinto, no fuera que el fantasma los siguiera. Utilizaban trucos como caminar de espaldas y otros muchos para asegurarse de que el fantasma no volviera de la tumba. A menudo los sexos intercambiaban sus ropas con intención de engañar al fantasma. La ropa de luto se ideó al principio para disfrazar a los supervivientes; más tarde se utilizó para mostrar respeto por el muerto y aplacar así a los fantasmas.
87:2.1 (959.2) En la historia de la religión el programa negativo de aplacamiento de los fantasmas precedió por mucho al programa positivo de coerción y súplica a los espíritus. Los primeros actos humanos de culto fueron fenómenos de defensa, no de veneración. Al hombre moderno le parece sensato asegurarse contra los incendios igual que al salvaje le parecía sensato asegurarse contra la mala suerte provocada por los fantasmas. El esfuerzo por conseguir esta protección originó las técnicas y rituales del culto a los fantasmas.
87:2.2 (959.3) Se creyó en su día que el gran deseo de un fantasma era ser «conjurado» rápidamente para poder dirigirse sin problemas a la tierra de los muertos. Cualquier error de comisión u omisión por parte de los vivos en el ritual de conjurar al fantasma retrasaría sin duda su progreso hacia la tierra de los fantasmas. Eso disgustaría probablemente al fantasma, y se suponía que un fantasma enojado era fuente de calamidades, desgracias e infelicidad.
87:2.3 (959.4) El origen de los funerales fue el esfuerzo del hombre por inducir al alma fantasma a marcharse hacia su futura morada, y la función original del sermón fúnebre era instruir al nuevo fantasma sobre la manera de llegar hasta allí. Era costumbre proporcionar ropa y alimentos para el viaje del fantasma, y estos artículos se colocaban dentro o cerca de la tumba. El salvaje creía que se tardaba entre tres días y un año en «conjurar al fantasma», es decir, alejarlo de los alrededores de la tumba. Los esquimales siguen creyendo que el alma se queda tres días con el cuerpo.
87:2.4 (959.5) Tras el fallecimiento se observaba un periodo de silencio o luto para que el fantasma no se sintiera atraído a volver. La autotortura —las heridas— fue una forma común de luto. Muchos maestros avanzados intentaron luchar contra esto pero fracasaron. Se pensaba que el ayuno y otras formas de sacrificio eran gratos a los fantasmas, que disfrutaban con la aflicción de los vivos durante el periodo de transición, cuando merodeaban por la zona antes de salir hacia la tierra de los muertos.
87:2.5 (959.6) Los largos y frecuentes periodos de inactividad por luto fueron uno de los grandes obstáculos para el avance de la civilización. Se perdían literalmente semanas e incluso meses todos los años en ese luto inútil e improductivo. El hecho de que se contrataran plañideras profesionales con motivo de los funerales indica que el luto era un ritual, no una manifestación de tristeza. Puede que los modernos lloren a los muertos por pena y respeto, pero los antiguos lo hacían por miedo.
87:2.6 (959.7) Los nombres de los muertos no volvían a pronunciarse nunca más. De hecho, eran desterrados muchas veces del idioma. Esos nombres se convertían en tabú, y los idiomas se empobrecían constantemente por este sistema. Esto produjo a la larga una proliferación de frases simbólicas y expresiones figuradas como «el nombre o el día que nunca se menciona».
87:2.7 (960.1) Los antiguos ponían tanto empeño en deshacerse de un fantasma que le ofrecían todo lo que hubiera podido desear durante su vida. Los fantasmas querían esposas y criados; un salvaje adinerado esperaba que al menos una esposa esclava fuera enterrada viva con él a su muerte. Se hizo costumbre más tarde que la viuda se suicidara sobre la tumba de su marido. Cuando moría un niño se estrangulaba frecuentemente a la madre, a la tía o a la abuela, para que un fantasma adulto pudiera acompañar y cuidar al fantasma niño. Y los que entregaban así sus vidas solían hacerlo de buen grado. De hecho, si hubieran vivido violando la costumbre, su miedo a la cólera de los fantasmas les habría impedido disfrutar de los pocos placeres de la vida primitiva.
87:2.8 (960.2) Cuando un jefe fallecía era costumbre ejecutar a muchos de sus súbditos para que lo acompañaran, igual que se mataba a los esclavos a la muerte de su amo para que pudieran servirle en la tierra de los fantasmas. Los habitantes de Borneo siguen proporcionando un guía acompañante: se mata a un esclavo a lanzadas para que su fantasma haga el viaje con su amo fallecido. Se creía que a los fantasmas de las personas asesinadas les encantaba tener como esclavos a los fantasmas de sus asesinos; esta idea incitó a los hombres a cazar cabezas.
87:2.9 (960.3) Se daba por supuesto que a los fantasmas les gustaba el olor de la comida; las ofrendas de comida en las fiestas fúnebres fueron universales en su día. El método primitivo de bendecir la mesa antes de comer era arrojar al fuego un trozo de comida recitando entre dientes una fórmula mágica para aplacar a los espíritus.
87:2.10 (960.4) Se creía que los muertos utilizaban los fantasmas de las armas y herramientas que fueron suyas en vida. Romper un objeto era «matarlo», y eso liberaba su fantasma para que pudiera ser utilizado en la tierra de los fantasmas. También se sacrificaban los bienes quemándolos o enterrándolos. El despilfarro de los funerales antiguos era enorme. Las razas posteriores fabricaron réplicas en papel y sustituyeron los objetos y las personas reales por dibujos en los sacrificios mortuorios. La civilización dio un gran paso adelante cuando en vez de quemar o enterrar los bienes se legaron en herencia a los parientes. Los indios iroqueses introdujeron muchas reformas para limitar el derroche funerario, de modo que pudieron conservar sus bienes y llegaron a ser los más poderosos entre los hombres rojos del norte. Se supone que el hombre moderno no teme a los fantasmas, pero persisten las costumbres y se sigue consumiendo mucha riqueza terrenal en ceremonias mortuorias y ritos funerarios.
87:3.1 (960.5) El creciente culto a los fantasmas hizo inevitable la veneración a los antepasados, que se convirtió en el vínculo de unión entre los fantasmas comunes y los espíritus más altos, los dioses en proceso de evolución. Los primeros dioses fueron simplemente humanos difuntos glorificados.
87:3.2 (960.6) En origen, la veneración a los antepasados fue más un miedo que una veneración, pero estas creencias contribuyeron claramente a difundir el miedo y la veneración a los fantasmas. Los adeptos de los primeros cultos a los fantasmas antepasados temían incluso bostezar, no fuera a ser que un fantasma maligno aprovechara para introducirse en su cuerpo en ese momento.
87:3.3 (960.7) La costumbre de adoptar niños era la forma de asegurar que después de la muerte del adoptador alguien hiciera las ofrendas necesarias para la paz y el progreso de su alma. El salvaje vivía atemorizado por los fantasmas de sus semejantes y pasaba su tiempo libre proyectando un tránsito seguro para su propio fantasma tras la muerte.
87:3.4 (960.8) La mayoría de las tribus instituyeron una fiesta de las ánimas al menos una vez al año. Los romanos tenían doce fiestas de fantasmas al año con su correspondiente ceremonial. La mitad de los días del año estaban dedicados a algún tipo de ceremonia relacionada con estos antiguos cultos. Un emperador romano intentó reformar estas prácticas reduciendo el número de días de fiesta a 135 al año.
87:3.5 (961.1) El culto a los fantasmas fue evolucionando sin cesar a medida que el hombre imaginaba que los fantasmas pasaban de una fase de existencia incompleta a otra más elevada, y progresó finalmente hasta la adoración a los espíritus e incluso a los dioses. Pero con independencia de sus diversas creencias posteriores en espíritus más avanzados, todas las tribus y razas creyeron alguna vez en los fantasmas.
87:4.1 (961.2) El miedo a los fantasmas fue la fuente de todas las religiones del mundo. Muchas tribus se aferraron durante largo tiempo a la vieja creencia en una sola clase de fantasmas. Enseñaban que el hombre tenía buena suerte cuando el fantasma estaba contento y mala suerte cuando se enfadaba.
87:4.2 (961.3) A medida que se fue extendiendo el culto del miedo a los fantasmas, se produjo el reconocimiento de tipos más altos de espíritus, espíritus que no eran claramente identificables con ningún individuo humano. Eran fantasmas graduados o glorificados que habían progresado más allá del dominio de la tierra de los fantasmas hasta los ámbitos más altos de la tierra de los espíritus.
87:4.3 (961.4) La noción de la existencia de dos tipos de fantasmas espíritus progresó de forma lenta pero segura en todo el mundo. Este nuevo espiritualismo dual no tuvo que difundirse de tribu en tribu; surgió de forma independiente en todas partes. A la hora de influir sobre la mente evolutiva en proceso de expansión, el poder de una idea no reside en su realidad ni en su razonabilidad, sino más bien en su intensidad y en la rapidez y facilidad de su aplicación universal.
87:4.4 (961.5) Más adelante la imaginación humana desarrolló el concepto de agentes sobrenaturales buenos y malos; algunos fantasmas no evolucionaban nunca hasta llegar al nivel de espíritus buenos. El primer espiritualismo del miedo a los fantasmas fue evolucionando gradualmente hacia un espiritualismo dual, hacia un nuevo concepto del control invisible de los asuntos terrenales. Por fin el hombre se formó la idea de que la buena y la mala suerte tenían sus controladores respectivos. Pero se pensaba que el que traía mala suerte era el más activo y numeroso de estos dos grupos.
87:4.5 (961.6) Cuando finalmente maduró la doctrina de los espíritus buenos y malos, se convirtió en la más difundida y persistente de todas las creencias religiosas. Este dualismo supuso un gran avance filosófico-religioso porque permitía al hombre explicarse tanto la buena como la mala suerte y creer al mismo tiempo en seres supramortales de comportamiento más o menos coherente. Se podía esperar que los espíritus fueran o buenos o malos; se dejó de pensar que fueran totalmente caprichosos como los primeros fantasmas del monoespiritualismo de las religiones más primitivas. El hombre podía por fin concebir fuerzas supramortales que se comportaban de forma coherente, y este fue uno de los descubrimientos sobre la verdad más importantes de la historia de la evolución de la religión y de la expansión de la filosofía humana.
87:4.6 (961.7) La religión evolutiva ha pagado sin embargo un precio terrible por el concepto del espiritualismo dual. La primera filosofía del hombre solo fue capaz de conciliar la acción coherente de los espíritus sobre las vicisitudes de la fortuna temporal presuponiendo dos tipos de espíritus: los buenos y los malos. Y aunque esta creencia permitió al hombre conciliar las variables del azar con un concepto de fuerzas supramortales inmutables, a partir de esta doctrina ha sido siempre difícil para las personas religiosas concebir la unidad cósmica. Por regla general los dioses de la religión evolutiva han sido opuestos a las fuerzas de las tinieblas.
87:4.7 (962.1) La tragedia de todo esto reside en el hecho de que, cuando estas ideas estaban arraigando en la mente primitiva del hombre, no había realmente espíritus malos o discordantes en el mundo. Esa lamentable situación no se produjo hasta después de la rebelión de Caligastia y solo duró hasta Pentecostés. El concepto del bien y del mal como coordenadas cósmicas está muy vivo en la filosofía humana incluso en el siglo veinte. La mayoría de las religiones del mundo siguen llevando esta marca cultural de nacimiento que data de los remotos días en que surgieron los cultos a los fantasmas.
87:5.1 (962.2) Para el hombre primitivo los espíritus y los fantasmas tenían derechos casi ilimitados pero ningún deber, en cambio se creía que para los espíritus el hombre tenía muchos deberes pero ningún derecho. Se pensaba que los espíritus menospreciaban a los hombres porque incumplían constantemente sus deberes espirituales. Era creencia general de la humanidad que los fantasmas imponían un tributo permanente de servicio a cambio de no interferir en los asuntos humanos, y el más mínimo infortunio se atribuía a las actividades de los fantasmas. Los primeros humanos tenían tanto miedo a olvidarse de algún honor debido a los dioses que, cuando habían terminado sus sacrificios a todos los espíritus conocidos, hacían otra tanda a los «dioses desconocidos» solo para sentirse totalmente a salvo.
87:5.2 (962.3) El culto simple a los fantasmas dio paso posteriormente a las prácticas del culto más avanzado y relativamente complejo a los fantasmas espíritus: el servicio y la adoración a los espíritus más altos tal como evolucionaron en la imaginación primitiva del hombre. El ceremonial religioso tenía que seguir el ritmo de la evolución y el progreso en el espíritu. El culto ampliado no fue sino el arte de la autoconservación practicado en relación con la creencia en seres sobrenaturales, un autoajuste al entorno de los espíritus. Las organizaciones industriales y militares fueron ajustes al entorno natural y social. Y así como el matrimonio surgió para satisfacer las exigencias de la existencia de dos sexos, la organización religiosa se desarrolló en respuesta a la creencia en fuerzas de espíritu más altas y en seres espirituales. La religión representa la adaptación del hombre a sus figuraciones sobre los misterios del azar. El miedo a los espíritus y la adoración subsiguiente se adoptaron como un seguro contra el infortunio, como pólizas de prosperidad.
87:5.3 (962.4) En la representación mental del salvaje los espíritus buenos se ocupan de sus propios asuntos y exigen poco a los seres humanos, en cambio hay que procurar mantener de buen humor a los fantasmas y espíritus malos. Por eso los pueblos primitivos prestaban más atención a sus fantasmas malévolos que a sus espíritus benignos.
87:5.4 (962.5) Se suponía que la prosperidad humana provocaba especial envidia en los espíritus malos, que se desquitaban a través de un agente humano por el procedimiento del mal de ojo. La parte del culto dedicada a la protección contra los espíritus se preocupaba mucho por las maquinaciones del mal de ojo. El miedo al mal de ojo se hizo prácticamente mundial. Se cubría con velos a las mujeres bonitas para protegerlas del mal de ojo, y esta práctica fue adoptada posteriormente por muchas mujeres para que las consideraran hermosas. No se solía permitir a los niños salir de casa después del anochecer por miedo a los espíritus malos, y en las oraciones primitivas se pedía siempre: «líbranos del mal de ojo».
87:5.5 (962.6) El Corán contiene un capítulo entero dedicado al mal de ojo y a los encantamientos, y los judíos creían plenamente en ellos. Todo el culto fálico surgió como defensa contra el mal de ojo. Se pensaba que los órganos reproductores eran el único fetiche capaz de contrarrestarlo. El mal de ojo dio origen a las primeras supersticiones sobre las marcas prenatales de los niños, las huellas maternas, y en su día este culto fue casi universal.
87:5.6 (963.1) La envidia es un rasgo humano profundamente arraigado, por eso el hombre primitivo la atribuyó a sus primeros dioses. Del mismo modo que los hombres habían practicado el engaño con los fantasmas, no tardaron en intentar engañar a los espíritus. Se dijeron: «si los espíritus están celosos de nuestra belleza y nuestra prosperidad, nos afearemos y no haremos alarde de nuestros éxitos». La humildad primitiva no era por lo tanto una devaluación del ego sino más bien un intento de engañar y despistar a los espíritus envidiosos.
87:5.7 (963.2) Para impedir que los espíritus envidiaran la prosperidad humana se adoptó el sistema de vituperar a las personas afortunadas o muy queridas y desvalorizar las cosas apreciadas. Así nació la costumbre de restar importancia a los comentarios elogiosos sobre uno mismo o la propia familia, que se convirtió con el tiempo en la modestia, mesura y cortesía propias de la civilización. Por el mismo motivo se puso de moda la fealdad. La belleza desencadenaba la envidia de los espíritus; denotaba un orgullo humano pecaminoso. El salvaje buscaba tener fama de feo. Este aspecto del culto fue un gran obstáculo para el progreso del arte y promovió durante mucho tiempo un mundo feo y sombrío.
87:5.8 (963.3) Bajo el culto a los espíritus la vida era, en el mejor de los casos, una lotería controlada por los espíritus. El futuro de la persona no era resultado de su esfuerzo, su laboriosidad o su talento, a no ser que estos se pudieran utilizar para influir sobre los espíritus. Las ceremonias propiciatorias a los espíritus constituían una pesada carga e hicieron la vida tediosa y prácticamente insoportable. De edad en edad y de generación en generación, una raza tras otra ha intentado mejorar esta doctrina de los superfantasmas, pero ninguna generación se ha atrevido a rechazarla por completo hasta el momento.
87:5.9 (963.4) La voluntad y las intenciones de los espíritus se estudiaban a través de presagios, oráculos y signos, y estos mensajes de los espíritus se interpretaban por medio de adivinaciones, profecías, ordalías, magia y astrología. Todo el culto era un programa destinado a aplacar, satisfacer y comprar a los espíritus mediante un soborno disfrazado.
87:5.10 (963.5) Y así creció y se difundió una nueva filosofía mundial consistente en:
87:5.11 (963.6) 1. El deber: las cosas que hay que hacer para mantener a los espíritus en disposición favorable o por lo menos neutra.
87:5.12 (963.7) 2. Lo correcto: la conducta y las ceremonias adecuadas para lograr la colaboración activa de los espíritus a favor de los propios intereses.
87:5.13 (963.8) 3. La verdad: la correcta comprensión de los espíritus con la consiguiente adopción de una actitud correcta hacia ellos, y por lo tanto, hacia la vida y la muerte.
87:5.14 (963.9) Cuando los antiguos buscaban conocer el futuro no era solo por curiosidad; querían esquivar la mala suerte. La adivinación era simplemente un intento de evitar dificultades. En aquellos tiempos los sueños se interpretaban como proféticos, y todo lo que se salía de lo normal se consideraba un presagio. E incluso hoy las razas civilizadas arrastran creencias en signos, símbolos y otros restos supersticiosos de la antigua evolución del culto a los fantasmas. Al hombre le cuesta muchísimo abandonar los métodos por los que ascendió gradual y penosamente por la escala evolutiva de la vida.
87:6.1 (963.10) Cuando los hombres creían solo en fantasmas el ritual religioso era más personal, menos organizado, pero el reconocimiento de espíritus más altos necesitó el empleo de «métodos espirituales más altos» para tratar con ellos. Este intento de mejorar y ampliar las técnicas propiciatorias hacia los espíritus condujo directamente a crear defensas contra ellos. El hombre se sentía realmente indefenso ante las fuerzas incontrolables que operaban en la vida terrenal, y este sentimiento de inferioridad lo indujo a intentar encontrar un ajuste compensatorio, algún procedimiento que equilibrara las probabilidades en la lucha desigual del hombre contra el cosmos.
87:6.2 (964.1) En los primeros tiempos del culto los esfuerzos del hombre por influir en la acción de los fantasmas se limitaban a la propiciación, a los intentos de soborno para eludir la mala suerte. A medida que la evolución del culto a los fantasmas fue progresando hacia el concepto de espíritus tanto buenos como malos, estas ceremonias pasaron a ser intentos de naturaleza más positiva, esfuerzos por conseguir la buena suerte. La religión dejó de ser enteramente negativa y el hombre ya no se detuvo en su esfuerzo por lograr la buena suerte; al poco empezó a idear planes para forzar la cooperación de los espíritus. El hombre religioso dejó de sentirse indefenso ante las continuas exigencias de los fantasmas espíritus que él mismo había ideado; el salvaje empezaba a inventar armas para obligar a los espíritus a actuar y venir en su ayuda.
87:6.3 (964.2) Los primeros esfuerzos de defensa del hombre fueron dirigidos contra los fantasmas. Con el paso del tiempo los vivos empezaron a idear métodos para oponer resistencia a los muertos. Se desarrollaron muchas técnicas para asustar y ahuyentar a los fantasmas, entre ellas las siguientes:
87:6.4 (964.3) 1. Cortar la cabeza y atar el cuerpo dentro de la tumba.
87:6.5 (964.4) 2. Apedrear la casa de la defunción.
87:6.6 (964.5) 3. Castrar al cadáver o romperle las piernas.
87:6.7 (964.6) 4. Enterrarlo bajo piedras, uno de los orígenes de la lápida sepulcral moderna.
87:6.8 (964.7) 5. La cremación, una medida preventiva posterior contra los desmanes de los fantasmas.
87:6.9 (964.8) 6. Arrojar el cuerpo al mar.
87:6.10 (964.9) 7. Dejar el cuerpo a merced de los animales salvajes.
87:6.11 (964.10) Se suponía que a los fantasmas les molestaba y asustaba el ruido, que los gritos, las campanas y los tambores los alejaban de los vivos, y esos antiguos métodos siguen de moda en los velatorios. Se utilizaban brebajes hediondos para expulsar a los espíritus molestos. Se fabricaban imágenes espantosas de los espíritus para ahuyentarlos cuando se vieran a sí mismos. Se creía que los perros podían detectar las aproximaciones de los fantasmas y aullaban para avisar, y que los gallos cantaban cuando estaban cerca. El uso del gallo como veleta ha perpetuado esa superstición.
87:6.12 (964.11) Se consideraba que el agua era la mejor protección contra los fantasmas. El agua bendita, un agua en la que los sacerdotes se habían lavado los pies, era superior a todas las demás. Se creía que tanto el fuego como el agua constituían barreras infranqueables para los fantasmas. Los romanos daban tres vueltas alrededor del cadáver llevando agua; en el siglo veinte se rocía el cuerpo con agua bendita, y el lavado de manos en el cementerio sigue siendo un rito judío. El bautismo se desarrolló más tarde como parte del rito del agua. El baño primitivo era una ceremonia religiosa y solo recientemente se ha convertido en práctica higiénica.
87:6.13 (964.12) Pero el hombre no se contentó con la coerción a los fantasmas. Enseguida intentó provocar la acción de los espíritus mediante ritos religiosos y otras prácticas. El exorcismo consistía en utilizar a un espíritu para controlar o expulsar a otro, y se empleó la misma táctica para asustar a los fantasmas y a los espíritus. El concepto de espiritualismo dual con fuerzas buenas y malas proporcionaba al hombre sobradas oportunidades de intentar enfrentar a un agente contra el otro, pues si un hombre poderoso podía derrotar a uno más débil, un espíritu fuerte podría dominar sin duda a un fantasma inferior. Las maldiciones primitivas eran una práctica coercitiva destinada a intimidar a los espíritus menores. Esta costumbre se hizo extensiva posteriormente a las maldiciones contra los enemigos.
87:6.14 (965.1) Se creyó durante mucho tiempo que para obligar a los espíritus y semidioses a actuar de forma deseable era conveniente retroceder a los usos y costumbres más antiguos. El hombre moderno ha caído en el mismo error. Os dirigís unos a otros en vuestro lenguaje normal y corriente, pero cuando os ponéis a rezar recurrís al estilo más antiguo de las generaciones anteriores, el llamado estilo solemne.
87:6.15 (965.2) Esta doctrina explica también muchas reversiones religioso-rituales de naturaleza sexual, como la prostitución en los templos. Esas reversiones a costumbres primitivas se consideraban protecciones seguras contra muchas calamidades. Para aquellos pueblos de mente sencilla todas esas actuaciones estaban totalmente libres de lo que el hombre moderno llamaría promiscuidad.
87:6.16 (965.3) Luego apareció la práctica de los votos rituales, seguidos de cerca por las promesas religiosas y los juramentos sagrados. La mayoría de esos juramentos iban acompañados de autotorturas y automutilaciones; más tarde, de ayunos y oraciones. Se consideró posteriormente que sacrificarse era un método coercitivo seguro; esto era especialmente cierto en materia de represión sexual. Y así, el hombre primitivo desarrolló pronto una clara austeridad en sus prácticas religiosas y se convenció de que autotorturarse y sacrificarse eran ritos eficaces para forzar a los espíritus mal dispuestos a reaccionar favorablemente ante tantos sufrimientos y privaciones.
87:6.17 (965.4) Los hombres modernos ya no intentan coaccionar abiertamente a los espíritus, aunque siguen mostrando una predisposición a negociar con la Deidad. Siguen jurando, tocando madera, cruzando los dedos y pronunciando alguna frase hecha después de expectorar; en otro tiempo era una fórmula mágica.
87:7.1 (965.5) La organización social de tipo cultual perduró porque proporcionaba un simbolismo que preservaba y estimulaba los sentimientos morales y las lealtades religiosas. El culto nació de las tradiciones de las «viejas familias» y se perpetuó como institución establecida. Todas las familias tienen algún tipo de culto. Todo ideal inspirador necesita encontrar algún simbolismo que lo perpetúe —busca alguna manifestación cultural que asegure su supervivencia e impulse su desarrollo— y el culto logra este objetivo porque fomenta y satisface las emociones.
87:7.2 (965.6) Desde los albores de la civilización todos los movimientos atractivos de cultura social o de progreso religioso han elaborado un ritual, un ceremonial simbólico. Cuanto más inconsciente ha sido el desarrollo de ese ritual, con más fuerza ha cautivado a sus adeptos. El culto preservaba los sentimientos y satisfacía las emociones, pero ha sido siempre el mayor obstáculo para la reconstrucción social y el progreso espiritual.
87:7.3 (965.7) A pesar de que el culto ha retrasado siempre el progreso social, es lamentable que haya hoy en día tantos creyentes en normas morales e ideales espirituales desprovistos de un simbolismo adecuado, de un culto de apoyo mutuo, de algo a lo que pertenecer. Pero un culto religioso no se puede fabricar sino que debe desarrollarse. Y los cultos de los diversos grupos nunca serán idénticos a no ser que una autoridad uniformice arbitrariamente sus ritos.
87:7.4 (965.8) El culto cristiano primitivo fue el más atractivo, eficaz y duradero de todos los rituales que se hayan concebido o inventado jamás, pero en la presente edad científica ha perdido gran parte de su valor por culpa de la destrucción de muchos de sus principios originales subyacentes. El culto cristiano se ha visto debilitado por la pérdida de muchas ideas fundamentales.
87:7.5 (965.9) En el pasado la verdad ha crecido rápidamente y se ha extendido con facilidad cuando el culto ha sido flexible y el simbolismo expansible. Una verdad abundante y un culto adaptable han favorecido la rapidez del progreso social. Un culto sin sentido vicia la religión cuando intenta suplantar a la filosofía y esclavizar a la razón. Un culto auténtico crece.
87:7.6 (966.1) A pesar de todos los obstáculos e inconvenientes, cada nueva revelación de la verdad ha dado origen a un nuevo culto, e incluso la reformulación de la religión de Jesús debe desarrollar un simbolismo nuevo y apropiado. El hombre moderno debe encontrar un simbolismo adecuado para la expansión de sus nuevos ideales, ideas y lealtades. Este símbolo realzado debe surgir de la vida religiosa, de la experiencia espiritual. Y este simbolismo más alto de una civilización más alta se debe basar en el concepto de la Paternidad de Dios y estar preñado del poderoso ideal de la hermandad de los hombres.
87:7.7 (966.2) Los antiguos cultos eran demasiado egocéntricos; el nuevo debe ser el producto del amor aplicado. El nuevo culto debe, como los antiguos, fomentar los sentimientos, satisfacer las emociones y promover la lealtad, pero debe hacer más: debe facilitar el progreso espiritual, realzar los significados cósmicos, aumentar los valores morales, alentar el desarrollo social y estimular una vida religiosa personal de tipo elevado. El nuevo culto debe brindar metas supremas de vida que sean a la vez temporales y eternas, sociales y espirituales.
87:7.8 (966.3) Ningún culto puede perdurar y contribuir al progreso de la civilización social y al logro espiritual individual a menos que esté basado en la relevancia biológica, sociológica y religiosa del hogar. Para que un culto sobreviva debe simbolizar aquello que es permanente en presencia del cambio constante; debe glorificar aquello que unifica la corriente de las metamorfosis sociales que cambian sin cesar. Debe reconocer los significados verdaderos, exaltar las relaciones hermosas y glorificar los valores buenos de la nobleza real.
87:7.9 (966.4) Pero la gran dificultad a la hora de encontrar un simbolismo nuevo y satisfactorio reside en que los hombres modernos se adhieren como colectivo a la actitud científica, evitan la superstición y aborrecen la ignorancia, mientras que individualmente todos tienen ansia de misterio y veneran lo desconocido. Ningún culto puede sobrevivir a menos que contenga algún misterio poderoso y encubra alguna meta valiosa e inaccesible. Por otra parte, el nuevo simbolismo no solo debe ser significativo para el grupo sino que debe tener también sentido para el individuo. Las formas de todo simbolismo útil serán aquellas que el individuo pueda poner en práctica por su propia iniciativa y que pueda también compartir con sus semejantes. Si el nuevo culto pudiera ser dinámico en lugar de estático, podría aportar una contribución realmente valiosa al progreso tanto temporal como espiritual de la humanidad.
87:7.10 (966.5) Pero un culto —un simbolismo de ritos, lemas u objetivos— no funcionará si es demasiado complejo. Además tiene que llevar consigo la exigencia de la devoción, la respuesta de la lealtad. Toda religión efectiva desarrolla infaliblemente un simbolismo valioso, y sus fieles harían bien en impedir la cristalización de ese ritual en ceremoniales estereotipados, restrictivos, deformantes y sofocantes que solo pueden perjudicar y retrasar cualquier progreso social, moral y espiritual. Ningún culto puede sobrevivir si retrasa el crecimiento moral y no logra fomentar el progreso espiritual. El culto es la estructura esquelética alrededor de la cual se desarrolla el cuerpo vivo y dinámico de la experiencia espiritual personal: la verdadera religión.
87:7.11 (966.6) [Presentado por una Brillante Estrella Vespertina de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 88
88:0.1 (967.1) EL concepto de un espíritu que se introduce en un objeto inanimado, en un animal o en un ser humano es una creencia muy antigua y respetable que ha prevalecido desde que empezó a evolucionar la religión. Esta doctrina de la posesión por los espíritus no es ni más ni menos que el fetichismo. El salvaje no adora necesariamente al fetiche; como es lógico, adora y venera al espíritu que reside en él.
88:0.2 (967.2) Al principio se creía que el espíritu de un fetiche era el fantasma de un hombre muerto; más tarde, se supuso que en los fetiches residían espíritus superiores. Y así, todas las ideas primitivas sobre fantasmas, almas, espíritus y posesión diabólica acabaron por incorporarse al culto a los fetiches.
88:1.1 (967.3) El hombre primitivo tenía tendencia a convertir todo lo extraordinario en fetiche, de modo que el azar dio origen a muchos fetiches. Un hombre está enfermo, pasa algo y se cura. Ocurre lo mismo con la reputación de muchos medicamentos y métodos casuales de tratar las enfermedades. Los objetos relacionados con los sueños podían acabar convirtiéndose en fetiches. Se convirtieron en fetiches los volcanes pero no las montañas, los cometas pero no las estrellas. Los primeros hombres consideraban que las estrellas fugaces y los meteoritos señalaban la llegada de espíritus visitantes especiales al planeta.
88:1.2 (967.4) Los primeros fetiches fueron guijarros con marcas peculiares, y el hombre lleva buscando «piedras sagradas» desde entonces. Un collar de cuentas era en otro tiempo una colección de piedras sagradas, una sarta de amuletos. Muchas tribus tenían piedras fetiche, pero pocas han sobrevivido como lo han hecho la Kaaba y la Piedra de Scone. Entre los primeros fetiches estaban también el fuego y el agua, y aún sobreviven el culto al fuego y la creencia en el agua bendita.
88:1.3 (967.5) Los árboles fetiche aparecieron más tarde, pero entre algunas tribus estaba tan arraigado el culto a la naturaleza que condujo a la creencia en amuletos habitados por algún tipo de espíritu de la naturaleza. Cuando las plantas y las frutas se convertían en fetiches eran tabú como comida. La manzana fue una de las primeras frutas que entró en esa categoría; los pueblos levantinos no la comían jamás.
88:1.4 (967.6) Si un animal comía carne humana se convertía en fetiche. Así fue como el perro llegó a ser el animal sagrado de los parsis. Si el fetiche es un animal y el fantasma reside en él de forma permanente, el fetichismo puede rayar en la reencarnación. Los salvajes envidiaban a los animales en muchos aspectos; no se sentían superiores a ellos y se ponían muchas veces el nombre de su animal favorito.
88:1.5 (967.7) Cuando los animales se convirtieron en fetiches aparecieron los tabúes sobre comer carne de animal fetiche. Por su semejanza con el hombre, los simios y los monos se volvieron pronto animales fetiche; más tarde recibieron la misma consideración las serpientes, los pájaros y los cerdos. En un momento dado fue fetiche la vaca, su leche era tabú y sus excrementos muy estimados. La serpiente fue venerada en Palestina sobre todo por los fenicios que, junto con los judíos, consideraban que era la portavoz de los espíritus malignos. Incluso muchos modernos creen en los poderes de encantamiento de los reptiles. La serpiente ha sido venerada desde Arabia, pasando por la India, hasta la danza de la serpiente de los hombres rojos de la tribu moqui.
88:1.6 (968.1) Ciertos días de la semana eran fetiche. Durante mucho tiempo se ha considerado el viernes como el día de la mala suerte y el trece como número nefasto. La consideración del tres y el siete como números afortunados procede de revelaciones posteriores. El número de la suerte de los hombres primitivos era el cuatro porque reconocieron desde muy pronto los cuatro puntos cardinales. Se consideraba que contar el ganado u otras posesiones traía mala suerte; los antiguos se oponían siempre a los censos, a «numerar a la gente».
88:1.7 (968.2) El hombre primitivo no estableció un fetichismo indebido en torno al sexo y solo prestó una atención limitada a la función reproductora. El salvaje tenía una mentalidad natural, ni obscena ni lasciva.
88:1.8 (968.3) La saliva era un fetiche muy potente; se podía expulsar a los demonios de una persona escupiendo sobre ella. Que un anciano o un superior le escupiera a uno era el mayor cumplido. Algunas partes del cuerpo humano se consideraban fetiches potenciales, sobre todo el pelo y las uñas. Las largas uñas que se dejaban crecer los jefes eran muy valoradas, y sus recortes se convertían en poderosos fetiches. También eran fetiche las calaveras, y esta creencia explica gran parte de la actividad posterior de los cazadores de cabezas. El cordón umbilical era un fetiche muy apreciado y sigue siéndolo en África a día de hoy. El primer juguete de la humanidad fue un cordón umbilical conservado. Engarzado con perlas según la costumbre de entonces, fue el primer collar del hombre.
88:1.9 (968.4) Los niños jorobados y tullidos eran considerados como fetiches. Se creía que los lunáticos estaban afectados por la luna. Los hombres primitivos eran incapaces de distinguir entre locura y genialidad; a los idiotas o bien los mataban a golpes o bien los veneraban como personalidades fetiche. La histeria confirmó cada vez más la creencia popular en la brujería; a menudo los epilépticos eran sacerdotes y curanderos. La embriaguez se interpretaba como una forma de posesión por los espíritus; cuando el salvaje se iba de juerga se ponía una hoja en el pelo para indicar que no era responsable de sus actos. Los venenos y las sustancias embriagantes se convirtieron en fetiches; se consideraba que estaban poseídos.
88:1.10 (968.5) Mucha gente consideraba a los genios como personalidades fetiche poseídas por un espíritu sabio. Esos hombres de talento aprendieron pronto a recurrir al fraude y el engaño para promover sus intereses egoístas. Se creía que un hombre fetiche era más que humano; era divino, incluso infalible. Así fue como los jefes, los reyes, los sacerdotes, los profetas y los dirigentes de la Iglesia fueron acumulando un gran poder y acabaron ejerciendo una autoridad sin límites.
88:2.1 (968.6) Se suponía que los fantasmas preferían morar dentro de un objeto que les había pertenecido cuando vivían en la carne. Esta creencia explica la eficacia de muchas reliquias modernas. Los antiguos veneraban siempre los huesos de sus líderes, y muchos siguen mostrando hoy en día un supersticioso respeto hacia los restos óseos de los héroes y los santos. Incluso siguen peregrinando a las tumbas de los grandes hombres.
88:2.2 (968.7) La creencia en las reliquias es producto del antiguo culto a los fetiches. Las reliquias de las religiones modernas representan un intento de racionalizar los fetiches del salvaje y elevarlos a un lugar digno y respetable dentro de los sistemas religiosos modernos. Se considera paganismo creer en la magia y los fetiches, en cambio las reliquias y los milagros están bien vistos.
88:2.3 (969.1) El hogar —la chimenea— adquirió cierto carácter de fetiche y se convirtió en un lugar sagrado. Los santuarios y los templos fueron al principio lugares fetiche porque en ellos se enterraba a los muertos. Moisés elevó de categoría la cabaña fetiche de los hebreos al convertirla en el lugar donde se alojaba un superfetiche: el concepto que existía entonces de la ley de Dios. Pero los israelitas no abandonaron nunca la peculiar creencia cananea en los altares de piedra: «Y esta piedra que he erigido como pilar será la casa de Dios». Creían verdaderamente que el espíritu de su Dios moraba en esos altares de piedra que eran en realidad fetiches.
88:2.4 (969.2) Las primeras imágenes se fabricaron para conservar el aspecto y la memoria de los muertos ilustres; eran en realidad monumentos. Los ídolos fueron un refinamiento del fetichismo. Los primitivos creían que una ceremonia de consagración hacía que el espíritu se introdujera en la imagen; del mismo modo, ciertos objetos se convertían en amuletos cuando se bendecían.
88:2.5 (969.3) Cuando Moisés añadió el segundo mandamiento al antiguo código moral de Dalamatia, intentaba controlar la adoración a los fetiches entre los hebreos. Les ordenó cuidadosamente que no fabricaran ningún tipo de imagen que se pudiera consagrar como fetiche y lo dejó muy claro: «No haréis imágenes talladas ni ningún retrato de nada que esté arriba en el cielo, o abajo en la tierra o en las aguas de la tierra». Este mandamiento contribuyó mucho a retrasar el arte entre los judíos, pero redujo efectivamente el culto a los fetiches. Moisés era demasiado sabio para intentar abolir repentinamente los fetiches de antaño, y por eso consintió en que se colocaran ciertas reliquias junto a la ley en esa combinación de altar de guerra y santuario religioso que era el arca.
88:2.6 (969.4) Las palabras acabaron por convertirse en fetiches, sobre todo las consideradas como palabras de Dios. Y así, los libros sagrados de muchas religiones se han convertido en prisiones fetichistas que encarcelan la imaginación espiritual del hombre. El propio esfuerzo de Moisés contra el fetichismo se convirtió en un fetiche supremo; su mandamiento se utilizó más tarde para anquilosar el arte y retrasar la adoración y el disfrute de lo bello.
88:2.7 (969.5) En tiempos pasados la autoridad de la palabra fetiche era una doctrina que inspiraba miedo, era el más terrible de todos los tiranos que esclavizan a los hombres. Un fetiche doctrinal conducirá al hombre mortal a arrojarse a las garras de la intolerancia, el fanatismo, la superstición, la intransigencia y las crueldades bárbaras más atroces. El respeto moderno por la sabiduría y la verdad no es más que una huida reciente desde la tendencia a fabricar fetiches hacia niveles superiores de pensamiento y razonamiento. En cuanto a las recopilaciones de escritos fetiche que diversas personas religiosas consideran como libros sagrados, no solo se cree que lo que está en el libro es verdad, sino también que todas las verdades están contenidas en el libro. Si da la casualidad de que uno de esos libros sagrados afirma que el planeta es plano, muchas generaciones de hombres y mujeres por lo demás sensatos se negarán a aceptar las pruebas concluyentes de que el planeta es redondo.
88:2.8 (969.6) La costumbre de abrir uno de esos libros sagrados y leer un pasaje al azar cuya interpretación pudiera condicionar importantes decisiones o proyectos de vida no es ni más ni menos que puro fetichismo. Prestar juramento sobre un «libro sagrado» o jurar por algún objeto de veneración suprema es una forma de fetichismo refinado.
88:2.9 (969.7) Sin embargo supone un progreso evolutivo real haber avanzado desde el miedo fetichista a los recortes de uñas de un jefe salvaje hasta la adoración a una espléndida colección de cartas, leyes, leyendas, alegorías, mitos, poemas y crónicas que reflejan al fin y al cabo la sabiduría moral cribada de muchos siglos, al menos hasta el momento de su recopilación como «libro sagrado».
88:2.10 (970.1) Para convertirse en fetiches las palabras tenían que ser consideradas como inspiradas. Invocar escritos supuestamente inspirados por la divinidad condujo directamente a establecer la autoridad de la Iglesia, mientras que la evolución de las formas civiles cristalizó en la autoridad del Estado.
88:3.1 (970.2) El fetichismo formó parte de todos los cultos primitivos desde las primeras creencias en piedras sagradas, pasando por la idolatría, el canibalismo y la adoración a la naturaleza, hasta el totemismo.
88:3.2 (970.3) El totemismo es una combinación de prácticas sociales y religiosas. Se creyó inicialmente que al honrar al animal totémico que era el supuesto antecesor biológico del grupo la provisión de alimentos quedaba asegurada. Los tótems eran al mismo tiempo símbolos del grupo y de su dios. Dicho dios era el clan personificado. El totemismo fue una fase del intento de socializar una religión que por lo demás era personal. El tótem se transformó con el tiempo en la bandera o el símbolo nacional de los diversos pueblos modernos.
88:3.3 (970.4) Una bolsa fetiche o bolsa medicinal era un saquito que contenía un surtido acreditado de artículos impregnados por fantasmas. El curandero de antaño no permitía nunca que su bolsa, el símbolo de su poder, tocara el suelo. Los pueblos civilizados del siglo veinte se aseguran de que su bandera, el emblema de la consciencia nacional, tampoco toque nunca el suelo.
88:3.4 (970.5) Las insignias de los cargos sacerdotales y reales se consideraron a la larga como fetiches. El fetiche del Estado supremo ha pasado por muchas etapas de desarrollo, del clan a la tribu, del feudalismo a la soberanía, del tótem a la bandera. Los reyes fetiche han regido por «derecho divino», y han prevalecido otras muchas formas de gobierno. El hombre ha hecho también un fetiche de la democracia, de la exaltación y adoración de las ideas del hombre común cuando se llaman colectivamente «opinión pública». La opinión aislada de un hombre no se valora gran cosa, pero cuando muchos hombres funcionan colectivamente como democracia, ese mismo juicio mediocre se tiene por árbitro de la justicia y referente de la rectitud.
88:4.1 (970.6) El hombre civilizado afronta los problemas de un entorno real a través de su ciencia. El hombre salvaje intentaba solucionar los problemas reales de un entorno ilusorio de fantasmas mediante la magia. La magia era la técnica de manipulación de un supuesto entorno de espíritus cuyas maquinaciones explicaban constantemente lo inexplicable; era el arte de conseguir la cooperación voluntaria de los espíritus y de forzar su ayuda involuntaria mediante la utilización de fetiches o de otros espíritus más poderosos.
88:4.2 (970.7) El objetivo de la magia, la hechicería y la nigromancia era doble:
88:4.3 (970.8) 1. Conseguir una mejor visión del futuro.
88:4.4 (970.9) 2. Influir favorablemente en el entorno.
88:4.5 (970.10) Los objetivos de la ciencia son idénticos a los de la magia. La humanidad está progresando de la magia a la ciencia no mediante la razón y la meditación, sino más bien a través de una larga experiencia gradual y dolorosa. El hombre va caminando marcha atrás hacia la verdad: empieza en el error, progresa en el error y alcanza finalmente el umbral de la verdad. Solo se ha puesto a mirar hacia adelante con la llegada del método científico. Pero el hombre primitivo tenía que experimentar o perecer.
88:4.6 (970.11) La fascinación de las primeras supersticiones fue la madre de la curiosidad científica posterior. Había una emoción dinámica progresiva —mezcla de miedo y curiosidad— en las supersticiones primitivas; había un poder impulsor progresivo en la magia de antaño. Aquellas supersticiones reflejaban la aparición del deseo humano de conocer y controlar el entorno planetario.
88:4.7 (971.1) La magia adquirió un control tan fuerte sobre el salvaje porque este no podía captar el concepto de muerte natural. La idea posterior del pecado original contribuyó mucho a debilitar el dominio de la magia sobre la raza porque explicaba la muerte natural. No era raro en su día que diez personas inocentes fueran ejecutadas por su supuesta responsabilidad en una muerte natural. Esta fue una de las causas de que los pueblos antiguos no crecieran más rápido, y sigue ocurriendo en algunas tribus africanas. El individuo acusado solía confesarse culpable aun sabiendo que se enfrentaba a la muerte.
88:4.8 (971.2) La magia es natural para el salvaje. Cree que se puede matar realmente a un enemigo practicando hechicerías sobre recortes de su pelo o de sus uñas. Las muertes por mordedura de serpiente se atribuían a la magia del hechicero. La dificultad para combatir la magia radica en el hecho de que el miedo puede matar. Los primitivos temían tanto a la magia que esta llegaba a matar, y esos resultados eran suficientes para confirmarlos en su creencia errónea. En caso de fracaso había siempre alguna explicación plausible; cuando la magia fallaba, el remedio era más magia.
88:5.1 (971.3) Puesto que todo lo relacionado con el cuerpo se podía convertir en fetiche, la magia más primitiva utilizó mucho el pelo y las uñas. El secreto que acompaña a todo lo que el cuerpo elimina nació del miedo a que un enemigo pudiera apoderarse de algo proveniente del cuerpo y emplearlo en magia perjudicial, por eso se enterraban cuidadosamente todos los excrementos del cuerpo. Se evitaba escupir en público por miedo a que la saliva fuera utilizada para hacer magia dañina; la saliva se tapaba siempre. Incluso los restos de comida, la ropa y los adornos se podían convertir en instrumentos de magia. El salvaje no dejaba nunca restos de su comida en la mesa. Y todo esto se hacía por miedo a que los enemigos utilizaran estas cosas en ritos mágicos, no porque se apreciara el valor higiénico de estas costumbres.
88:5.2 (971.4) Los amuletos mágicos se fabricaban a partir de una gran diversidad de cosas como carne humana, zarpas de tigre, dientes de cocodrilo, semillas de plantas venenosas, veneno de serpiente o cabello humano. Los huesos de los muertos eran muy mágicos. Incluso el polvo de las pisadas se podía usar para hacer magia. Los antiguos creían mucho en los amuletos de amor. La sangre y otras secreciones corporales eran capaces de asegurar la influencia mágica del amor.
88:5.3 (971.5) Se suponía que las imágenes tenían eficacia mágica. Se fabricaban efigies y se creía que la persona real experimentaría los efectos de los malos o buenos tratos que se dieran a su imagen. Cuando las personas supersticiosas iban a comprar algo, masticaban un trozo de madera dura para ablandar el corazón del vendedor.
88:5.4 (971.6) La leche de una vaca negra era sumamente mágica, igual que los gatos negros. El bastón o la varita eran mágicos, junto con los tambores, las campanas y los nudos. Todos los objetos antiguos eran amuletos mágicos. Las prácticas de una civilización nueva o más avanzada eran vistas con malos ojos por su supuesta naturaleza mágica maligna. Así se consideraron durante mucho tiempo la escritura, la imprenta y las imágenes.
88:5.5 (971.7) El hombre primitivo creía que los nombres debían ser tratados con respeto, especialmente los nombres de los dioses. El nombre era considerado como una entidad, una influencia bien diferenciada de la personalidad física e igual de valorada que el alma y la sombra. El nombre se entregaba como prenda de un préstamo y su dueño no podía volver a utilizarlo hasta haber cancelado su deuda. Hoy en día se firma con el nombre en un pagaré. El nombre del individuo pronto adquirió un valor importante para los ritos mágicos. El salvaje tenía dos nombres; el principal se consideraba demasiado sagrado para ser utilizado en la vida ordinaria, de ahí que tuviera un segundo nombre o nombre de diario, un apodo. El salvaje no daba nunca su verdadero nombre a los extraños. Cualquier experiencia que se saliera de lo normal le hacía cambiar de nombre; a veces era para intentar curar una enfermedad o detener la mala suerte. El salvaje podía conseguir un nuevo nombre comprándoselo al jefe de la tribu, y los hombres de hoy en día siguen invirtiendo en títulos y diplomas. Pero entre las tribus más primitivas como los bosquimanos africanos, los nombres individuales no existen.
88:6.1 (972.1) La magia se practicaba mediante el uso de varitas, ritos «medicinales» y conjuros, y era costumbre que el practicante trabajara desnudo. Las mujeres superaban en número a los hombres entre los magos primitivos. En magia, «medicina» significa misterio, no tratamiento. El salvaje nunca se medicaba a sí mismo; no utilizaba ningún remedio a no ser por consejo de los especialistas en magia. Los doctores vudú del siglo veinte son un ejemplo típico de los magos de antaño.
88:6.2 (972.2) La magia tenía una doble faceta: pública y privada. Se suponía que la practicada por el curandero, el chamán o el sacerdote era para el bien general de la tribu. Los brujos, los hechiceros y los magos ofrecían magia privada, magia personal y egoísta que se empleaba como método coercitivo para perjudicar a los enemigos particulares. El concepto de espiritualismo dual, espíritus buenos y malos, dio lugar a las creencias posteriores en la magia blanca y la magia negra. A medida que fue evolucionando la religión, se llamó magia a las operaciones del espíritu ajenas al culto propio, y las viejas creencias en fantasmas se designaron también con este nombre.
88:6.3 (972.3) Las combinaciones de palabras, los ritos de conjuros y salmodias, eran sumamente mágicos. Algunos de los primeros conjuros se acabaron transformando en oraciones. La magia imitativa se practicó desde muy pronto; las oraciones se representaban; las danzas mágicas no fueron otra cosa que oraciones dramatizadas. La oración sustituyó gradualmente a la magia como asociada a los sacrificios.
88:6.4 (972.4) El gesto, al ser más antiguo que el habla, era más sagrado y más mágico, y se creía que la mímica tenía un fuerte poder mágico. Los hombres rojos escenificaban a menudo una danza del búfalo en la que uno de ellos interpretaba el papel del búfalo que al ser capturado aseguraba el éxito de la próxima caza. Las festividades sexuales del Primero de Mayo eran simplemente magia imitativa, un sugestivo llamamiento a las pasiones sexuales del mundo vegetal. En un principio las muñecas eran empleadas como talismanes mágicos por las esposas estériles.
88:6.5 (972.5) La magia fue la rama del árbol religioso evolutivo que terminó produciendo el fruto de la edad científica. La creencia en la astrología condujo al desarrollo de la astronomía, la creencia en una piedra filosofal condujo al conocimiento de los metales y la creencia en los números mágicos fundó la ciencia de las matemáticas.
88:6.6 (972.6) Pero un mundo tan lleno de amuletos contribuyó mucho a destruir toda iniciativa y ambición personal. Los frutos de trabajar más o mejor eran considerados mágicos. Si un hombre producía más grano en su campo que su vecino menos trabajador, podía ser arrastrado ante el jefe y acusado de utilizar malas artes para sacar el exceso de grano del terreno del vecino y atraerlo hacia el suyo. En los tiempos de la barbarie era realmente peligroso saber demasiado; cabía siempre la posibilidad de ser ejecutado como practicante de la magia negra.
88:6.7 (972.7) La ciencia está eliminando gradualmente el factor suerte de la vida. Pero si fracasaran los métodos de educación modernos habría una reversión casi inmediata a las creencias de la magia primitiva. Aquellas supersticiones siguen vivas en la mente de mucha de la gente llamada civilizada. El lenguaje contiene muchos fósiles que atestiguan que la raza ha estado sumida durante mucho tiempo en la superstición mágica, expresiones como embelesado, malhadado, posesión, inspiración, hacer desaparecer por encanto, ingeniosidad, fascinante, atónito o pasmado. Y hay seres humanos inteligentes que siguen creyendo en la buena suerte, el mal de ojo y la astrología.
88:6.8 (973.1) La magia antigua fue la crisálida de la ciencia moderna, indispensable en su momento pero ya inútil. Y así, los fantasmas de la superstición ignorante agitaron la mente primitiva de los hombres hasta que pudieron nacer los conceptos de la ciencia. Hoy Urantia está en la zona crepuscular de esa evolución intelectual. La mitad del mundo se aferra con entusiasmo a la luz de la verdad y a los hechos del descubrimiento científico, mientras que la otra mitad languidece en brazos de la antigua superstición y de una magia solo apenas disfrazada.
88:6.9 (973.2) [Presentado por una Brillante Estrella Vespertina de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 89
89:0.1 (974.1) EL HOMBRE primitivo se veía a sí mismo en deuda con los espíritus y necesitado de redención; consideraba que los espíritus le podrían haber deparado con justa razón mucha más mala suerte. Con el paso el tiempo este concepto se transformó en la doctrina del pecado y la salvación. Se creía que el alma llegaba al mundo bajo condena: el pecado original. El alma tenía que ser redimida; había que proporcionar un chivo expiatorio. El cazador de cabezas, además de practicar el culto de adoración a la calavera, podía ofrecer una víctima propiciatoria como sustituta de su propia vida.
89:0.2 (974.2) El salvaje se convenció muy pronto de que la visión del sufrimiento, el dolor y la humillación de los humanos proporcionaba una satisfacción suprema a los espíritus. Al principio el hombre solo consideraba los pecados de comisión, pero después le empezaron a preocupar los pecados de omisión, y todo el sistema sacrificial posterior surgió en torno a estas dos ideas. Ese nuevo ritual estaba centrado en la observancia de las ceremonias propiciatorias de sacrificio. El hombre primitivo creía que necesitaba hacer algo especial para ganarse el favor de los dioses; solo una civilización avanzada reconoce a un Dios siempre ecuánime y benevolente. Más que una inversión en dicha futura, la propiciación era un seguro contra la mala suerte inmediata. Los ritos de evitación, exorcismo, coerción y propiciación estaban todos fusionados entre sí.
89:1.1 (974.3) La observancia del tabú era el esfuerzo del hombre por esquivar la mala suerte evitando hacer algo que pudiera ofender a los fantasmas espíritus. Al principio los tabúes no eran religiosos, pero pronto obtuvieron la sanción de los fantasmas o de los espíritus y se convirtieron con este respaldo en creadores de leyes y fundadores de instituciones. El tabú es la fuente de la normativa ceremonial y el antecesor del autocontrol primitivo. Fue la primera forma de regulación social y durante mucho tiempo la única, y sigue siendo todavía un componente básico de la estructura regulativa social.
89:1.2 (974.4) El respeto que estas prohibiciones infundían en la mente del salvaje equivalía exactamente a su miedo a los poderes que supuestamente las imponían. Los primeros tabúes surgieron a raíz de experiencias casuales de mala suerte; más tarde se establecieron a propuesta de los jefes y chamanes, hombres fetiche que, según se creía, estaban dirigidos por un fantasma espíritu o incluso por un dios. El miedo al castigo de los espíritus era tan fuerte en la mente del hombre primitivo que llegaba a veces a morir del susto por haber violado un tabú, y esos dramáticos sucesos reforzaban enormemente el dominio del tabú sobre la mente de sus coetáneos.
89:1.3 (974.5) Entre las primeras prohibiciones había restricciones sobre la apropiación de mujeres y otras propiedades. A medida que la religión empezó a desempeñar un papel más importante en la evolución del tabú, el artículo objeto de prohibición se empezó a considerar impuro y más tarde profano. Los anales de los hebreos están llenos de menciones a cosas puras e impuras, sagradas y profanas, pero sus creencias en este aspecto eran mucho menos exhaustivas y opresoras que las de muchos otros pueblos.
89:1.4 (975.1) Los siete mandamientos de Dalamatia y el Edén así como los diez preceptos de los hebreos eran tabúes claros expresados todos en la misma forma negativa de la mayoría de las prohibiciones antiguas. Sin embargo estos códigos más nuevos fueron realmente liberadores, pues sustituyeron a miles de tabúes anteriores. Y además estos mandamientos más tardíos prometían categóricamente algo a cambio de la obediencia.
89:1.5 (975.2) Los primeros tabúes alimenticios se originaron en el fetichismo y el totemismo. El cerdo era sagrado para los fenicios, la vaca para los hindúes. El tabú egipcio sobre la carne de cerdo se ha perpetuado en la fe hebrea y en la islámica. Una variante de los tabúes alimenticios era la creencia de que una mujer embarazada podía pensar tanto en cierto alimento que el hijo cuando naciera sería el eco de ese alimento y esa comida sería tabú para él.
89:1.6 (975.3) Ciertas formas de comer se convirtieron pronto en tabú, y así se originó la etiqueta en la mesa tanto antigua como moderna. Los sistemas de castas y los niveles sociales son vestigios de prohibiciones de antaño. Los tabúes fueron muy eficaces para organizar la sociedad, pero eran una pesada carga. El sistema de prohibiciones negativas no solo contenía regulaciones útiles y constructivas, sino también tabúes obsoletos, desfasados e inútiles.
89:1.7 (975.4) Ninguna sociedad civilizada tendría motivos para criticar al hombre primitivo de no ser por esos tabúes tan diversos y generalizados, y el tabú nunca habría podido perdurar sin la ratificación de la religión primitiva. Muchos de los factores esenciales de la evolución del hombre han sido sumamente caros, han costado un inmenso tesoro de esfuerzo, sacrificio y autorrenuncia, pero esos logros del autocontrol fueron los peldaños reales por los que el hombre subió la escalera ascendente de la civilización.
89:2.1 (975.5) El miedo al azar y el terror a la mala suerte empujaron literalmente al hombre a inventar la religión primitiva como supuesto seguro contra estas calamidades. La religión evolucionó desde la magia y los fantasmas hasta los tabúes, pasando por los espíritus y los fetiches. Todas las tribus primitivas tenían su árbol del fruto prohibido. Literalmente era el manzano, pero en sentido figurado estaba compuesto por miles de ramas sobrecargadas por los tabúes de todo tipo que colgaban de ellas. Y el árbol prohibido decía siempre: «No harás».
89:2.2 (975.6) Cuando la mente del salvaje hubo evolucionado hasta el punto de imaginar la existencia de espíritus tanto buenos como malos y cuando la evolución de la religión sancionó solemnemente el tabú, el escenario quedó preparado para la aparición del nuevo concepto de pecado. La idea de pecado estaba ya universalmente establecida en el mundo antes de la aparición de la religión revelada. Solo gracias al concepto de pecado pudo la muerte natural adquirir un sentido lógico para la mente primitiva. El pecado era la transgresión del tabú, y la muerte era el castigo del pecado.
89:2.3 (975.7) El pecado era ritual, no racional; un acto, no un pensamiento. Todo este concepto de pecado estuvo fomentado por las tradiciones supervivientes de Dilmun y de los tiempos en que hubo un pequeño paraíso en la tierra. La tradición de Adán y el Jardín del Edén dio también consistencia al sueño de una antigua «edad de oro» en los albores de las razas. Todo esto confirmaba las ideas que se plasmarían más tarde en la creencia de que el hombre se originó en una creación especial, empezó su carrera en estado de perfección y cayó en su lastimosa situación posterior por culpa de la transgresión de los tabúes: el pecado.
89:2.4 (976.1) La violación habitual de un tabú se convirtió en vicio; la ley primitiva hizo del vicio un crimen; la religión lo hizo pecado. Entre las primeras tribus la violación de un tabú era una combinación de crimen y pecado. Cualquier calamidad que afectara a la comunidad se consideraba como castigo por un pecado tribal. A los que creían que la prosperidad estaba unida a la rectitud les desconcertaba tanto la aparente prosperidad de los malvados que fue necesario inventar infiernos para castigar a los que violaban los tabúes. El número de esos lugares de castigo futuro ha oscilado entre uno y cinco.
89:2.5 (976.2) La idea de la confesión y del perdón apareció muy pronto en la religión primitiva. Los hombres pedían perdón en una reunión pública por los pecados que tenían intención de cometer la semana siguiente. La confesión era un simple rito de exoneración así como una constatación pública de la profanación al grito ritual de «¡impuro, impuro!». Acto seguido se cumplía con las formalidades rituales de purificación. Todos los pueblos primitivos practicaron estas ceremonias sin sentido. Muchas costumbres aparentemente higiénicas de las tribus primitivas eran casi siempre ceremoniales.
89:3.1 (976.3) La renuncia fue el siguiente paso de la evolución religiosa; el ayuno era una práctica común. Pronto se estableció la costumbre de privarse de muchas formas de placer físico y sobre todo sexual. El rito del ayuno estuvo profundamente arraigado en muchas religiones antiguas y lo han heredado prácticamente todos los sistemas modernos de pensamiento teológico.
89:3.2 (976.4) Justo hacia la época en que el hombre bárbaro se estaba recuperando de la ruinosa costumbre de quemar o enterrar las propiedades de los muertos junto con sus dueños, justo cuando la estructura económica de las razas empezaba a tomar forma, apareció esta nueva doctrina religiosa de la renuncia, y decenas de miles de almas fervientes empezaron a buscar la pobreza. La posesión de bienes fue considerada como un impedimento espiritual. Estas ideas sobre los peligros espirituales de los bienes materiales estaban muy difundidas en tiempos de Filón y de Pablo y han tenido desde entonces una marcada influencia en la filosofía europea.
89:3.3 (976.5) La pobreza era solo una parte del rito de mortificación de la carne que, lamentablemente, se incorporó a los escritos y enseñanzas de muchas religiones y del cristianismo en particular. La penitencia es la forma negativa de este rito de renuncia muchas veces insensato. Pero todo ello enseñó autocontrol al salvaje, y eso supuso un avance valioso en la evolución social. La autorrenuncia y el autocontrol fueron dos de los mayores beneficios sociales procedentes de las primeras religiones evolutivas. El autocontrol dio al hombre una nueva filosofía de vida; le enseñó el arte de aumentar la fracción de la vida a base de reducir el denominador de las exigencias personales en vez de intentar aumentar siempre el numerador de la satisfacción egoísta.
89:3.4 (976.6) En ese antiguo concepto de autodisciplina se incluían la flagelación y todos los tipos de tortura física. Los sacerdotes del culto a la madre eran especialmente activos en la enseñanza de la virtud del sufrimiento físico y daban ejemplo sometiéndose a la castración. Los hebreos, los hindúes y los budistas eran devotos fervientes de esta doctrina de la humillación física.
89:3.5 (976.7) Durante toda la antigüedad los hombres intentaron incrementar por estos procedimientos su saldo acreedor de autorrenuncia en los libros de contabilidad de sus dioses. Era costumbre hacer votos de autorrenuncia y autotortura en situaciones de tensión emocional. Esos votos adoptaron con el tiempo la forma de contratos con los dioses. Esto supuso un auténtico progreso evolutivo, pues implicaba un compromiso por parte de los dioses de hacer algo concreto por el hombre a cambio de dichas mortificaciones y autotorturas. Los votos eran tanto negativos como positivos. Donde mejor se observan hoy en día promesas de naturaleza tan extrema y perjudicial es entre ciertos grupos de la India.
89:3.6 (977.1) Como era más que previsible, el culto de renuncia y humillación prestó especial atención a la gratificación sexual. El culto de continencia se originó como rito practicado por los soldados antes de entrar en combate; más tarde lo practicaban los «santos». Este culto toleraba el matrimonio solo como mal menor frente a la fornicación. Muchas de las grandes religiones del mundo se han visto influidas negativamente por este culto antiguo, pero ninguna de forma tan notoria como el cristianismo. El apóstol Pablo era un adepto de este culto y su visión personal se refleja en las enseñanzas que incorporó a la teología cristiana: «Es bueno que el hombre no toque mujer». «Desearía que todos los hombres fueran como yo». «Digo, pues, a los solteros y a las viudas que bueno les fuera quedarse como yo». Pablo sabía muy bien que estas enseñanzas no formaban parte del evangelio de Jesús y así lo reconoce cuando declara: «Digo esto por consentimiento y no por mandamiento». Pero este culto indujo a Pablo a menospreciar a las mujeres y por desgracia sus opiniones personales han influido durante mucho tiempo en las enseñanzas de una gran religión mundial. Si todo el mundo siguiera literalmente los consejos de este maestro y fabricante de tiendas, la raza humana llegaría a un final tan repentino como infausto. Por otra parte, la implicación de una religión con el antiguo culto de continencia conduce directamente a una guerra contra el matrimonio y la familia, verdadero fundamento de la sociedad e institución básica del progreso humano. Y no es de extrañar que esas creencias fomentaran la formación de cleros célibes en las numerosas religiones de los diversos pueblos.
89:3.7 (977.2) Un día el hombre deberá aprender a disfrutar de la libertad sin libertinaje, del alimento sin glotonería y del placer sin abuso. El autocontrol es mejor política que la autorrenuncia extrema a la hora de regular el comportamiento humano. Y Jesús nunca enseñó esas ideas irrazonables a sus seguidores.
89:4.1 (977.3) Como muchos otros ritos cultuales, la inclusión del sacrificio en las devociones religiosas no tuvo un origen simple ni único. La tendencia a doblegarse ante el poder y postrarse en reverente adoración en presencia del misterio está prefigurada en el servilismo del perro ante su amo. Entre el impulso de adoración y el acto de sacrificio no hay más que un paso. El hombre primitivo medía el valor de su sacrificio por el dolor que sufría. Cuando la idea de sacrificio se asoció por primera vez al ceremonial religioso, no se concebía ninguna ofrenda que no produjera dolor. Los primeros sacrificios consistían en arrancarse el pelo, hacerse cortes en el cuerpo, mutilarse, sacarse dientes, cortarse dedos y otros actos de este tipo. Con el progreso de la civilización esos conceptos rudimentarios de sacrificio fueron elevados al nivel de los ritos de autorrenuncia, ascetismo, ayunos y privaciones, y más tarde al de la doctrina cristiana de la santificación mediante penas, sufrimientos y mortificaciones de la carne.
89:4.2 (977.4) Al comienzo de la evolución de la religión existieron dos conceptos de sacrificio: el sacrificio ofrenda, que implicaba una actitud de acción de gracias, y el sacrificio deuda, que abarcaba la idea de redención. Más tarde se desarrolló la noción de sustitución.
89:4.3 (977.5) Más adelante el hombre empezó a concebir que su sacrificio, fuera de la naturaleza que fuera, podría funcionar como mensaje a los dioses, como un dulce aroma en las fosas nasales de la deidad. Esto llevó al uso del incienso y de otras características estéticas propias de los ritos de sacrificio, mismos se transformaron en festejos sacrificiales cada vez más complejos y ornamentados.
89:4.4 (978.1) A medida que fue evolucionando la religión, los ritos sacrificiales de conciliación y propiciación sustituyeron a los métodos más antiguos de evitación, aplacamiento y exorcismo.
89:4.5 (978.2) El sacrificio era inicialmente una tasa de neutralidad recaudada por los espíritus ancestrales; la idea de expiación no se desarrolló hasta más tarde. A medida que el hombre se fue apartando de la noción del origen evolutivo de la raza, y las tradiciones de los días del Príncipe Planetario y de la estancia de Adán se fueron infiltrando a través del tiempo, se extendió el concepto de pecado y de pecado original. De este modo el sacrificio por pecados concretos y personales se transformó en la doctrina del sacrificio expiatorio del pecado racial. La expiación mediante el sacrificio era un mecanismo de seguro a todo riesgo que cubría incluso el rencor y los celos de algún dios desconocido.
89:4.6 (978.3) Rodeado de tantos espíritus irritables y tantos dioses codiciosos, el hombre primitivo se veía enfrentado a tal multitud de deidades acreedoras que precisaba de todos los sacerdotes, todos los ritos y todos los sacrificios de toda una vida para satisfacer su deuda espiritual. La doctrina del pecado original, o culpa racial, hacía que todas las personas llegaran a la vida seriamente endeudadas con los poderes del espíritu.
89:4.7 (978.4) Los hombres reciben regalos y sobornos, pero cuando los dioses los reciben se consideran ofrendas consagradas o se llaman sacrificios. La renuncia era la forma negativa de propiciación; el sacrificio se convirtió en la forma positiva. El acto de propiciación incluía alabanzas, glorificaciones, halagos e incluso diversiones. Los restos de esas prácticas positivas del culto de propiciación de antaño constituyen las formas modernas de adoración divina. Las formas de culto de hoy en día son simplemente la ritualización de aquellos antiguos métodos sacrificiales de propiciación positiva.
89:4.8 (978.5) Sacrificar animales significaba para el hombre primitivo mucho más de lo que podría significar nunca para las razas modernas. Aquellos bárbaros veían realmente a los animales como sus parientes cercanos. Con el paso del tiempo el hombre se hizo más astuto en sus sacrificios y dejó de ofrecer sus animales de trabajo. Al principio sacrificaba lo mejor de todo, incluso sus animales domésticos.
89:4.9 (978.6) No alardeaba en vano el dirigente egipcio que afirmó haber sacrificado 113 433 esclavos, 493 386 cabezas de ganado, 88 barcos, 2756 imágenes de oro, 331 702 jarras de miel y aceite, 228 380 jarras de vino, 680 714 gansos, 6 744 428 hogazas de pan y 5 740 352 sacos de maíz. Y esto solo pudo hacerlo a base de gravar con enormes impuestos a sus sufridos súbditos.
89:4.10 (978.7) La pura necesidad acabó empujando a esos semisalvajes a comerse la parte material de sus sacrificios, dado que los dioses ya se habían beneficiado de su alma. Y esta costumbre se justificó bajo el pretexto de la antigua comida sagrada, lo que en términos modernos se llamaría un rito de comunión.
89:5.1 (978.8) Las ideas modernas sobre el canibalismo primitivo están totalmente equivocadas. El canibalismo pertenecía a los usos y costumbres de las primeras sociedades, y aunque produce horror tradicionalmente en la civilización moderna, formaba parte de la estructura social y religiosa de la sociedad primitiva. Los intereses colectivos dictaban la práctica del canibalismo. Surgió impuesto por la necesidad y perduró porque el mundo era esclavo de la superstición y la ignorancia. Fue una costumbre social, económica, religiosa y militar.
89:5.2 (979.1) Los primeros hombres eran caníbales. Les gustaba la carne humana, y por eso la ofrecían como alimento a los espíritus y a sus dioses primitivos. Dado que los espíritus fantasma no eran más que hombres modificados y dado que la comida era la mayor necesidad del hombre, la comida tenía que ser también la mayor necesidad de los espíritus.
89:5.3 (979.2) En su día el canibalismo fue casi universal en la evolución de las razas. Todos los sangik eran caníbales, pero al principio los andonitas no lo fueron, ni tampoco los noditas ni los adanitas; los anditas no lo fueron hasta que estuvieron muy mezclados con las razas evolutivas.
89:5.4 (979.3) El gusto por la carne humana crece. Una vez que se ha empezado por hambre, amistad, venganza o rito religioso, comer carne humana se convierte en canibalismo habitual. Aunque la escasez de alimentos fue lo que empujó al hombre a comerse a sus semejantes, esta ha sido pocas veces la razón fundamental. Los esquimales y los primeros andonitas eran poco dados al canibalismo excepto en periodos de hambruna. Los hombres rojos, sobre todo los de América Central, eran caníbales. Entre las madres primitivas se generalizó la costumbre de matar y comerse a sus propios hijos para renovar las fuerzas perdidas en el parto, y en Queensland a menudo se mata y devora todavía al primer hijo. En tiempos recientes muchas tribus africanas han recurrido deliberadamente al canibalismo como medida de guerra con objeto de aterrorizar a sus vecinos con semejante horror.
89:5.5 (979.4) Hubo cierto canibalismo como consecuencia de la degeneración de estirpes en otro tiempo superiores, pero prevaleció sobre todo entre las razas evolutivas. La costumbre de comer carne humana apareció en una época en que los hombres experimentaban intensas emociones de amargura hacia sus enemigos y se convirtió en parte de una ceremonia solemne de venganza. Se pensaba que de este modo se podía destruir el fantasma del enemigo o fusionarlo con el de la persona que se lo comía. En su día se generalizó la creencia de que los poderes de los magos provenían de comer carne humana.
89:5.6 (979.5) Ciertos grupos de comedores de hombres consumían solo a miembros de su propia tribu, y se suponía que esta endogamia pseudoespiritual intensificaba la solidaridad tribal. Pero también se comían a sus enemigos por venganza y para apropiarse de su fuerza. Se consideraba que comerse a un amigo o compañero de tribu era hacer honor a su alma, en cambio se devoraba al enemigo en justo castigo. La mente salvaje no pretendía ser coherente.
89:5.7 (979.6) En algunas tribus los padres ancianos aspiraban a ser comidos por sus hijos; en otras no estaba bien visto comerse a los parientes cercanos, así que sus cuerpos se vendían o se intercambiaban por los de forasteros. Hubo un comercio considerable de mujeres y niños engordados para la matanza. Cuando las guerras o las enfermedades no conseguían controlar la población, el excedente se comía sin miramientos.
89:5.8 (979.7) El canibalismo ha ido desapareciendo gradualmente debido a las influencias siguientes:
89:5.9 (979.8) 1. A veces se convertía en una ceremonia comunal para asumir la responsabilidad colectiva de imponer la pena de muerte a un compañero de tribu. El delito de sangre deja de ser un crimen cuando todos participan y es perpetrado por la sociedad. Las últimas manifestaciones de canibalismo en Asia consistieron precisamente en comerse a criminales ajusticiados.
89:5.10 (979.9) 2. Se convirtió muy pronto en un rito religioso, aunque el creciente miedo a los fantasmas no siempre sirvió de freno al canibalismo.
89:5.11 (979.10) 3. Progresó a la larga hasta el punto en que solo se comían ciertas partes u órganos del cuerpo, partes que supuestamente contenían el alma o porciones del espíritu. Beber sangre se convirtió en práctica común, y era costumbre mezclar las partes «comestibles» del cuerpo con sustancias medicinales.
89:5.12 (980.1) 4. Se limitó a los hombres; se prohibió comer carne humana a las mujeres.
89:5.13 (980.2) 5. Luego se limitó a los jefes, sacerdotes y chamanes.
89:5.14 (980.3) 6. Después se convirtió en tabú entre las tribus superiores. El tabú sobre el canibalismo tuvo su origen en Dalamatia y se difundió lentamente por el mundo. Los noditas alentaron la cremación como medio de combatirlo, pues era práctica habitual desenterrar cadáveres para comerlos.
89:5.15 (980.4) 7. Los sacrificios humanos firmaron la sentencia de muerte del canibalismo. La carne humana ya se había convertido en el alimento de los hombres superiores, los jefes, pero al final se reservó exclusivamente para los que estaban por encima de ellos, los espíritus. De este modo los sacrificios humanos acabaron eficazmente con el canibalismo excepto entre las tribus más inferiores, y cuando quedaron plenamente establecidos, la carne humana se convirtió en tabú porque era alimento de los dioses; el hombre solo podía comer un trocito ceremonial, un sacramento.
89:5.16 (980.5) Al final se generalizó el uso de sustitutos animales en los sacrificios, e incluso entre las tribus más atrasadas la carne de perro redujo considerablemente el consumo de carne humana. El perro, el primer animal domesticado, era muy apreciado como animal doméstico y como alimento.
89:6.1 (980.6) Los sacrificios humanos fueron un resultado indirecto del canibalismo así como su remedio. Al tiempo que proporcionaban un séquito de espíritus al mundo de los espíritus, redujeron la práctica de comer carne humana pues nunca fue costumbre comerse estos sacrificios de muerte. Ninguna raza ha estado totalmente exenta de practicar sacrificios humanos bajo alguna de sus formas en algún momento de su historia, aunque los andonitas, los noditas y los adanitas fueron los menos adictos al canibalismo.
89:6.2 (980.7) Los sacrificios humanos han sido prácticamente universales. Perduraron en las costumbres religiosas de los chinos, hindúes, egipcios, hebreos, mesopotámicos, griegos, romanos y muchos otros pueblos, e incluso hasta tiempos recientes entre las tribus atrasadas de África y Australia. Los indios americanos más recientes desarrollaron una civilización surgida del canibalismo y por consiguiente repleta de sacrificios humanos, sobre todo en América Central y del Sur. Los caldeos fueron de los primeros en abandonar los sacrificios humanos en circunstancias ordinarias y sustituirlos por animales. Hace unos dos mil años un bondadoso emperador japonés estableció la costumbre de sustituir a las personas sacrificadas por imágenes de arcilla, en cambio en el norte de Europa estos sacrificios perduraron hasta hace menos de mil años. Entre algunas tribus atrasadas se ven todavía sacrificios humanos practicados por voluntarios como una especie de suicidio religioso o ritual. Un chamán ordenó en cierta ocasión sacrificar a un anciano sumamente respetado por su tribu. El pueblo se sublevó y se negó a obedecer, pero el anciano se hizo matar por su propio hijo. Los antiguos creían realmente en esta costumbre.
89:6.3 (980.8) Como ilustración de los desgarradores conflictos que surgían entre las antiguas costumbres religiosas consagradas por el tiempo y las exigencias contrarias inherentes al progreso de la civilización, no se encuentra en los anales un episodio más trágico ni más patético que la narración hebrea de Jefté y su única hija. Siguiendo la costumbre habitual este hombre bienintencionado había hecho una promesa estúpida, había negociado con el «dios de las batallas» y acordado pagar cierto precio por la victoria sobre sus enemigos. Este precio consistía en sacrificar a aquel que saliese primero de su casa a recibirlo. Jefté pensó que uno de sus leales esclavos saldría a su encuentro a la vuelta de la batalla, pero fue su hija, la única que tenía, la que salió a darle la bienvenida. Y así, en esa fecha tan reciente y en un pueblo supuestamente civilizado, esa hermosa joven, tras dos meses de llorar su destino, fue ofrecida como sacrificio humano por su padre con la aprobación de sus compañeros de tribu. Todo ello se llevó a cabo a pesar de los estrictos mandatos de Moisés contra la ofrenda de sacrificios humanos. Pero los hombres y las mujeres son adictos a hacer votos estúpidos e innecesarios, y los hombres de la antigüedad tenían todas esas promesas por sumamente sagradas.
89:6.4 (981.1) Cuando se empezaba a construir un edificio de cierta importancia en la antigüedad, era costumbre matar a un ser humano como «sacrificio de los cimientos». Esto proporcionaba un espíritu fantasma para vigilar y proteger la estructura. Cuando los chinos se disponían a fundir una campana, la costumbre exigía el sacrificio de al menos una doncella con vistas a mejorar el tono de la campana; la muchacha elegida era arrojada viva al metal fundido.
89:6.5 (981.2) Existió durante mucho tiempo la práctica de emparedar esclavos vivos en los muros importantes. En tiempos más recientes las tribus del norte de Europa se limitaban a emparedar la sombra de un transeúnte en vez de sepultar a personas vivas en los muros de los edificios nuevos. Los chinos enterraban en un muro a los obreros que morían durante la construcción.
89:6.6 (981.3) Al iniciar la construcción de las murallas de Jericó, un reyezuelo de Palestina «echó los cimientos sobre Abiram, su primogénito, y edificó las puertas sobre Segub, su hijo menor». En fecha tan tardía ese padre no solo puso a dos de sus hijos vivos en los hoyos de los cimientos de las puertas de la ciudad, sino que queda constancia de esta acción como «conforme a la palabra del Señor». Moisés había prohibido los sacrificios de los cimientos, pero los israelíes los retomaron poco después de su muerte. La ceremonia del siglo veinte de depositar baratijas y recuerdos en la piedra angular de un edificio nuevo es una reminiscencia de aquellos primitivos sacrificios de los cimientos.
89:6.7 (981.4) Muchos pueblos conservaron durante largo tiempo la costumbre de dedicar los primeros frutos a los espíritus. Todas estas prácticas, ahora más o menos simbólicas, son vestigios del ceremonial primitivo asociado a los sacrificios humanos. La idea de ofrecer al primogénito como sacrificio estaba muy extendida entre los antiguos, sobre todo entre los fenicios, que fueron los últimos en descartarla. En el momento del sacrificio se solía decir: «vida por vida». Ahora vosotros decís ante la muerte: «polvo eres y al polvo volverás».
89:6.8 (981.5) El espectáculo de Abraham obligado a sacrificar a su hijo Isaac, aunque espantoso para la sensibilidad civilizada, no era una idea nueva ni extraña para los hombres de entonces. Fue frecuente durante mucho tiempo que los padres sacrificaran a su hijo primogénito en situaciones de fuerte tensión emocional. Muchos pueblos tienen tradiciones análogas a esta historia, pues existió en su día la creencia profunda y generalizada de que era necesario ofrecer un ser humano en sacrificio cuando ocurría algo insólito o extraordinario.
89:7.1 (981.6) Moisés intentó poner fin a los sacrificios humanos sustituyéndolos por un sistema de rescates. Estableció un programa sistemático que permitía a su pueblo eludir las peores consecuencias de sus promesas imprudentes e insensatas. Las tierras, las propiedades y los hijos se podían redimir mediante el pago a los sacerdotes de las tarifas establecidas. Los grupos que dejaron de sacrificar a sus primogénitos se encontraron pronto muy aventajados sobre sus vecinos menos adelantados que seguían practicando esas atrocidades. Muchas de esas tribus atrasadas, además de debilitarse considerablemente por la pérdida de hijos, llegaban a romper con frecuencia la línea de sucesión en el mando.
89:7.2 (982.1) Con la abolición de la práctica de sacrificar a los hijos surgió la costumbre de embadurnar de sangre las jambas de las puertas de la casa para proteger al primogénito. Esto solía hacerse con ocasión de una de las fiestas sagradas del año y estuvo generalizado en su día en la mayor parte del mundo, desde México hasta Egipto.
89:7.3 (982.2) Incluso después de que la mayoría de los grupos dejaran de matar niños de forma ritual, era costumbre abandonar a un bebé a su suerte en el desierto o en una barquita sobre las aguas. Si el niño sobrevivía se interpretaba que los dioses habían intervenido para preservarlo, como se recoge en las tradiciones de Sargón, Moisés, Ciro y Rómulo. Más tarde se adoptó la práctica de entregar al primogénito como ofrenda sagrada o sacrificial, pero no para matarlo sino para exiliarlo cuando se hiciera mayor; este fue el origen de la colonización. Los romanos incorporaron esta costumbre a su sistema colonizador.
89:7.4 (982.3) Muchas de las peculiares asociaciones de la permisividad sexual con el culto primitivo se originaron en el contexto de los sacrificios humanos. En los tiempos antiguos, si una mujer se topaba con cazadores de cabezas, podía salvar la vida a cambio de relaciones sexuales. Más tarde, una doncella consagrada a los dioses para ser sacrificada podía optar por redimir su vida dedicando su cuerpo al sagrado servicio sexual del templo de forma vitalicia; así podía ganar el dinero de su redención. Los antiguos consideraban muy honroso tener relaciones sexuales con una mujer dedicada a rescatar su vida de esta manera. El trato con estas doncellas sagradas era una ceremonia religiosa, y todo este ritual proporcionaba además una excusa aceptable para las satisfacciones sexuales corrientes. Era una forma sutil de autoengaño que tanto las doncellas como sus acompañantes estaban encantados de practicar. Los usos y costumbres van siempre a la zaga del avance evolutivo de la civilización, por eso sancionan las viejas prácticas sexuales de tipo salvaje de las razas en vías de evolución.
89:7.5 (982.4) El meretricio en los templos se acabó extendiendo por todo el sur de Europa y Asia. El dinero ganado por las prostitutas de los templos se tenía por sagrado entre todos los pueblos como una valiosa ofrenda a los dioses. El mercado sexual de los templos estaba atestado de mujeres de nivel superior que dedicaban sus ganancias a todo tipo de servicios sagrados y obras de interés público. Muchas de las mujeres más cotizadas prestaban servicios sexuales temporales en los templos para ir acumulando su dote, y la mayoría de los hombres preferían tener a esas mujeres como esposas.
89:8.1 (982.5) La redención sacrificial y la prostitución en los templos fueron en realidad modificaciones de los sacrificios humanos. Luego apareció el simulacro de sacrificio de las hijas como reacción moral al antiguo meretricio en los templos. Esta ceremonia consistía en una sangría y un compromiso de virginidad para toda la vida. En tiempos más recientes las vírgenes se dedicaron al servicio de mantener los fuegos sagrados de los templos.
89:8.2 (982.6) Con el tiempo al hombre se le ocurrió la idea de sustituir el antiguo sacrificio humano completo por la ofrenda de alguna parte del cuerpo. La mutilación física se consideraba también un sustituto aceptable. Se sacrificaba el pelo, las uñas, la sangre e incluso los dedos de las manos y los pies. El antiguo rito posterior y casi universal de la circuncisión fue una derivación del culto del sacrificio parcial; era un acto puramente sacrificial sin ninguna connotación higiénica. Se circuncidaba a los hombres y se perforaban las orejas de las mujeres.
89:8.3 (983.1) Más tarde se hizo costumbre atarse los dedos en lugar de amputarlos. Afeitarse la cabeza y cortarse el pelo eran también formas de devoción religiosa. La castración empezó siendo una modificación de la idea de los sacrificios humanos. En África se siguen perforando la nariz y los labios, y los tatuajes son la evolución artística de las toscas cicatrices que se hacían antes en el cuerpo.
89:8.4 (983.2) Gracias a los progresos de las enseñanzas, las costumbres sacrificiales terminaron asociándose a la noción de pacto. Por fin se empezó a creer que los dioses llegaban a acuerdos reales con el hombre, y esto supuso un avance fundamental en la estabilización de la religión. La ley, un pacto, sustituye a la suerte, al miedo y a la superstición.
89:8.5 (983.3) El hombre no podía ni soñar con firmar un contrato con la Deidad mientras su concepto de Dios no fuera lo suficientemente alto como para imaginar a los controladores del universo como seres dignos de confianza. Las primeras ideas del hombre sobre Dios eran tan antropomórficas que no pudo concebir una Deidad digna de confianza hasta que él mismo se convirtió en un ser relativamente digno de confianza, moral y ético.
89:8.6 (983.4) Pero al final prosperó la idea de hacer un pacto con los dioses. El hombre evolutivo adquirió con el tiempo la dignidad moral suficiente como para atreverse a negociar con sus dioses. Y así, el tráfico de sacrificios se transformó gradualmente en una estrategia de negociación filosófica del hombre con Dios. Todo ello no era más que una nueva maniobra para asegurarse contra la mala suerte o más bien un método perfeccionado de comprar prosperidad. No os engañéis pensando que los sacrificios primitivos eran un regalo gratuito a los dioses, una ofrenda espontánea de gratitud o de acción de gracias. No eran expresiones de adoración verdadera.
89:8.7 (983.5) La oración primitiva no era ni más ni menos que una negociación con los espíritus, un regateo con los dioses. Era una forma de trueque en el que las súplicas y la persuasión se sustituían por algo más tangible y costoso. El desarrollo del comercio entre las razas había estimulado el espíritu negociador y promovido la astucia en las transacciones. Estos rasgos empezaron a aparecer en las prácticas cultuales del hombre, y así como algunos hombres eran mejores comerciantes que otros, algunos eran considerados mejores rezadores que otros. La oración de un hombre justo se tenía en alta estima. Un hombre justo era aquel que había saldado todas sus cuentas con los espíritus y había satisfecho plenamente todas las obligaciones rituales con los dioses.
89:8.8 (983.6) La oración primitiva era muy ajena a la adoración; consistía en peticiones para negociar sobre salud, riqueza y vida. En muchos aspectos las oraciones han cambiado poco con el paso de los siglos. Se siguen leyendo en libros, recitando formalmente y copiando para introducirlas en los molinillos de oración o colgarlas de los árboles, donde el soplo del viento ahorre al hombre la molestia de gastar aliento.
89:9.1 (983.7) En el transcurso de la evolución de los rituales urantianos, los sacrificios humanos han progresado desde el sangriento canibalismo hasta niveles simbólicos superiores. Los primitivos ritos sacrificiales generaron las ceremonias sacramentales posteriores. Más adelante el sacerdote era el único que ingería un trozo del sacrificio caníbal o una gota de sangre humana, y luego todos los demás compartían el sustituto animal. Aquellas primeras ideas de rescate, redención y pacto se han transformado en los servicios sacramentales más recientes. Y toda esta evolución ceremonial ha ejercido una poderosa influencia socializadora.
89:9.2 (984.1) Con el tiempo se acabó sustituyendo la carne y la sangre de los antiguos sacrificios humanos por un sacramento de pasteles y vino; esto se inició en México y otros lugares en el contexto del culto a la Madre de Dios. Los hebreos practicaron durante mucho tiempo este rito como parte de sus ceremonias de la Pascua, y fue en este ceremonial donde se originaría más tarde la versión cristiana del sacramento.
89:9.3 (984.2) Las antiguas hermandades sociales se fundamentaban en el rito de beber sangre; la fraternidad judía primitiva era un sacrificio de sangre. Pablo empezó a construir un nuevo culto cristiano sobre «la sangre del pacto eterno», y aunque puede que sobrecargara innecesariamente el cristianismo con enseñanzas de sangre y sacrificio, acabó de una vez por todas con las doctrinas de redención mediante sacrificios humanos o animales. Sus concesiones teológicas muestran que hasta la revelación debe someterse al control gradual de la evolución. Según Pablo, Cristo se convirtió en el sacrificio humano último y definitivo; el Juez divino ya está plena y eternamente satisfecho.
89:9.4 (984.3) Y así, después de largos siglos, el culto sacrificial se ha transformado en culto sacramental. Los sacramentos de las religiones modernas son los legítimos sucesores de aquellas antiguas y espantosas ceremonias de sacrificios humanos y de los rituales caníbales aún más primitivos. Muchos siguen contando con la sangre para salvarse, pero por lo menos se ha convertido en sangre figurada, simbólica y mística.
89:10.1 (984.4) El hombre antiguo solo llegaba a ser consciente de gozar del favor de Dios mediante sacrificios. El hombre moderno debe desarrollar nuevos métodos para hacerse consciente de su propia salvación. La consciencia del pecado persiste en la mente del mortal, pero los patrones mentales correspondientes a la liberación del pecado han quedado desfasados y obsoletos. La necesidad espiritual sigue siendo un hecho real, pero el progreso intelectual ha destruido las antiguas formas de obtener paz y consuelo para la mente y el alma.
89:10.2 (984.5) El pecado ha de ser redefinido como deslealtad deliberada a la Deidad. Hay grados de deslealtad: la lealtad parcial de la indecisión, la lealtad dividida del conflicto, la lealtad agonizante de la indiferencia y por último la muerte de la lealtad, que se manifiesta en la dedicación a ideales sin dios.
89:10.3 (984.6) El sentido o sentimiento de culpa es la consciencia de haber transgredido los usos y costumbres; no implica pecado necesariamente. No hay pecado real si no hay deslealtad consciente a la Deidad.
89:10.4 (984.7) La posibilidad de reconocer el sentimiento de culpa es un signo de distinción trascendente para la humanidad. No tacha al hombre de ruin sino que lo distingue como criatura de grandeza potencial y gloria creciente. Ese sentimiento de demérito es el estímulo inicial que debería conducir de forma rápida y segura hacia aquellas conquistas de la fe que trasladan a la mente mortal al nivel magnífico de la nobleza moral, la visión interior cósmica y la vida espiritual. Entonces todos los significados de la existencia humana pasan de lo temporal a lo eterno, y todos los valores se elevan de lo humano a lo divino.
89:10.5 (984.8) Confesar el pecado es repudiar valientemente la deslealtad, pero no mitiga de ninguna manera las consecuencias de dicha deslealtad en el espacio-tiempo. Confesar —reconocer sinceramente la naturaleza del pecado— es esencial para el crecimiento religioso y el progreso espiritual.
89:10.6 (985.1) Cuando la Deidad perdona el pecado se renuevan las relaciones de lealtad tras un periodo durante el cual la consciencia humana se ha visto privada de dichas relaciones como consecuencia de su rebelión consciente. No es necesario buscar el perdón, solo recibirlo como toma de consciencia del restablecimiento de las relaciones de lealtad entre la criatura y el Creador. Y todos los hijos leales de Dios son felices, aman el servicio y progresan constantemente en el ascenso al Paraíso.
89:10.7 (985.2) [Presentado por una Brillante Estrella Vespertina de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 90
90:0.1 (986.1) LA evolución de las observancias religiosas progresó desde el apaciguamiento, la evitación, el exorcismo, la coerción, la conciliación y la propiciación hasta el sacrificio, la expiación y la redención. El ritual religioso fue avanzando desde las formas primitivas de culto, pasando por el fetichismo, hasta la magia y los milagros. Cuando el ritual se fue haciendo más complejo en respuesta al concepto cada vez más complejo del hombre sobre los ámbitos supramateriales, cayó bajo el dominio inevitable de los curanderos, chamanes y sacerdotes.
90:0.2 (986.2) A medida que el hombre primitivo fue adquiriendo conceptos más avanzados llegó a la conclusión de que el mundo de los espíritus era insensible a los mortales ordinarios. Solo podían captar la atención de los dioses los seres humanos excepcionales; solo algunos hombres y mujeres extraordinarios podían hacerse escuchar por los espíritus. La religión entra así gradualmente en una nueva etapa caracterizada por la figura del intermediario: un curandero, un chamán o un sacerdote se interpone siempre entre la persona religiosa y el objeto de adoración. Hoy en día la mayor parte de los sistemas urantianos de creencias religiosas organizadas se encuentran en este nivel de desarrollo evolutivo.
90:0.3 (986.3) La religión evolutiva nace de un miedo simple y todopoderoso, el miedo que se apodera de la mente humana cuando se enfrenta a lo desconocido, lo inexplicable y lo incomprensible. Al final la religión termina llegando a la comprensión profundamente simple de un amor todopoderoso, el amor que invade irresistiblemente el alma humana cuando despierta al concepto del afecto sin límites del Padre Universal por los hijos del universo. Pero entre el comienzo y la consumación de la evolución religiosa se interpone la larga edad de los chamanes, que se atreven a situarse entre el hombre y Dios como intermediarios, intérpretes e intercesores.
90:1.1 (986.4) El chamán era el curandero de mayor categoría, el hombre fetiche ceremonial y la personalidad central de todas las prácticas de la religión evolutiva. En muchos grupos el chamán era superior en jerarquía al jefe militar, y esa fue la raíz del dominio de la Iglesia sobre el Estado. El chamán ejercía a veces como sacerdote e incluso como rey sacerdote. Algunas tribus más recientes tuvieron primero chamanes curanderos (videntes) y luego chamanes sacerdotes que aparecieron más tarde. En muchos casos el cargo de chamán se hizo hereditario.
90:1.2 (986.5) En aquellos tiempos antiguos se atribuía todo lo anormal a la posesión por los espíritus, y por eso cualquier anomalía mental o física destacada confería aptitudes de curandero. Muchos de esos hombres eran epilépticos, muchas de las mujeres histéricas, y estos dos síndromes responden de gran parte de la inspiración antigua, así como de la posesión por espíritus y demonios. Bastantes de aquellos primeros sacerdotes pertenecían al tipo que se denominó más tarde paranoico.
90:1.3 (987.1) Aunque puede que practicaran el engaño en asuntos menores, la gran mayoría de los chamanes creían estar poseídos por espíritus. Las mujeres capaces de entrar en trance o provocarse ataques catalépticos se convirtieron en chamanes poderosas; esas mujeres fueron más tarde profetisas y médiums espiritistas. Sus trances catalépticos implicaban normalmente supuestas comunicaciones con los fantasmas de los muertos. Muchas mujeres chamanes eran también bailarinas profesionales.
90:1.4 (987.2) Pero no todos los chamanes se engañaban a sí mismos de buena fe; muchos eran hábiles y astutos estafadores. Con el desarrollo de la profesión se exigió a los principiantes un aprendizaje de diez años de penalidades y renuncias para capacitarse como curanderos. Los chamanes instauraron su propia vestimenta profesional y se comportaban de forma misteriosa. Utilizaban a menudo drogas que provocaban ciertos estados físicos para impresionar y desconcertar a los miembros de la tribu. La gente común consideraba sobrenaturales los trucos de prestidigitación, y algunos sacerdotes astutos fueron los primeros ventrílocuos. Muchos de los primeros chamanes descubrieron el hipnotismo sin querer; otros se autohipnotizaban a base de concentrar la mirada en su propio ombligo durante largo rato.
90:1.5 (987.3) Si bien es cierto que muchos recurrían a trucos y engaños, su reputación como clase dependía en último término de sus aparentes éxitos. Cuando un chamán fracasaba en su cometido y no lograba alegar una excusa convincente era degradado o ejecutado. Por eso los chamanes de buena fe perecían pronto; solo sobrevivían los que sabían representar astutamente su papel.
90:1.6 (987.4) El chamanismo quitó a los ancianos y a los fuertes la dirección exclusiva de los asuntos de la tribu y la puso en las manos de los astutos, los inteligentes y los que tenían visión de futuro.
90:2.1 (987.5) El conjuro de los espíritus era un procedimiento muy preciso y complicado, comparable a los ritos eclesiásticos que se celebran hoy en día en un idioma arcaico. La raza humana buscó desde muy pronto ayuda sobrehumana, la revelación, y los hombres creían que el chamán recibía realmente esas revelaciones. Los chamanes se valían para su trabajo del gran poder de la sugestión, aunque era casi siempre sugestión negativa; solo en tiempos muy recientes se ha empleado la sugestión positiva. En los comienzos de su profesión los chamanes se especializaron inicialmente en ciertas tareas como provocar la lluvia, curar enfermedades y detectar crímenes. Sin embargo la función principal de un curandero chamánico no era curar enfermedades sino más bien conocer y controlar los riesgos de la vida.
90:2.2 (987.6) La antigua magia negra, tanto religiosa como secular, se denominaba magia blanca cuando la practicaban los sacerdotes, los videntes, los chamanes o los curanderos. Los practicantes de la magia negra se llamaban hechiceros, magos, brujos, brujas, encantadores, nigromantes, conjuradores y adivinos. Con el paso del tiempo todos esos supuestos contactos con lo sobrenatural fueron clasificados como brujería o como chamanismo.
90:2.3 (987.7) La brujería incluía entre sus prácticas la magia realizada por espíritus del pasado irregulares y no identificados, en cambio el chamanismo se dedicaba a los milagros realizados por los espíritus habituales y los dioses reconocidos de la tribu. Más adelante los brujos fueron asociados con el diablo, y quedó así preparado el escenario para las muchas muestras relativamente recientes de intolerancia religiosa. La brujería era una religión para muchas tribus primitivas.
90:2.4 (987.8) Los chamanes creían firmemente en la función del azar como revelador de la voluntad de los espíritus y muchas veces tomaban sus decisiones por sorteo. Esta tendencia a echar a suertes perdura hoy en día no solo en los numerosos juegos de azar, sino también en las retahílas infantiles de sorteo. En otro tiempo el eliminado debía morir; ahora es solo el que se la queda en algún juego de niños. Lo que el hombre primitivo se tomaba muy en serio ha sobrevivido como diversión para los niños modernos.
90:2.5 (988.1) Los curanderos confiaban mucho en las señales y los augurios del tipo: «Cuando oigas el sonido de un susurro en las copas de las moreras, muévete». Desde los primeros tiempos de la historia de la raza los chamanes pusieron su atención en las estrellas. El mundo entero creía en la astrología primitiva y la practicaba; también estaba muy generalizada la interpretación de los sueños. Y no tardaron en aparecer las temperamentales mujeres chamán que se preciaban de comunicarse con los espíritus de los muertos.
90:2.6 (988.2) Aunque de origen antiguo, los hacedores de lluvia o chamanes del tiempo han perdurado hasta hoy a través de los siglos. Una sequía persistente significaba la muerte para los agricultores primitivos, por eso gran parte de la magia antigua estaba dedicada a controlar el tiempo. Para el hombre civilizado el tiempo sigue siendo un tema común de conversación. Todos los pueblos de antaño creían en el poder del chamán como hacedor de lluvia, pero era costumbre matarlo cuando fracasaba a menos que encontrara una excusa convincente para justificar su fracaso.
90:2.7 (988.3) Los césares desterraban a los astrólogos una y otra vez, pero la creencia popular en sus poderes los hacía volver invariablemente. No pudieron ser expulsados, e incluso en el siglo dieciséis después de Cristo los dirigentes estatales y eclesiásticos de Occidente fueron patrocinadores de la astrología. Miles de personas supuestamente inteligentes siguen creyendo que alguien puede nacer bajo el dominio de una buena o mala estrella, que la yuxtaposición de los cuerpos celestes determina el resultado de diversos asuntos terrestres. Los crédulos siguen frecuentando a los adivinos.
90:2.8 (988.4) Los griegos creían en la eficacia del consejo de los oráculos, los chinos empleaban la magia como protección contra los demonios, el chamanismo floreció en la India y persiste abiertamente en Asia central. Solo muy recientemente se ha abandonado esta práctica en gran parte del mundo.
90:2.9 (988.5) De tiempo en tiempo surgían profetas y maestros verdaderos que denunciaban y desenmascaraban el chamanismo. Incluso en el siglo pasado los hombres rojos en vías de extinción tuvieron uno de esos profetas, el shawnee Tenskwatawa, que predijo el eclipse de sol de 1806 y denunció los vicios del hombre blanco. En todas las épocas de la larga historia evolutiva han aparecido muchos maestros verdaderos entre las diversas razas y tribus, y seguirán apareciendo sin cesar para cuestionar a los chamanes o sacerdotes de cualquier época que se opongan a la educación general e intenten poner trabas al progreso científico.
90:2.10 (988.6) Los antiguos chamanes se labraron su reputación como voces de Dios y custodios de la providencia de muchas maneras y por métodos tortuosos. Rociaban con agua a los recién nacidos y les ponían nombre; circuncidaban a los varones. Presidían todas las ceremonias funerarias y anunciaban debidamente la feliz llegada del muerto a la tierra de los espíritus.
90:2.11 (988.7) Muchos sacerdotes chamanes y curanderos se hicieron muy ricos por la acumulación de las diversas tarifas que cobraban en calidad de ofrendas para los espíritus. No era raro que un chamán acumulara prácticamente toda la riqueza material de su tribu. Cuando un rico moría era costumbre repartir sus bienes por igual entre el chamán y alguna iniciativa pública o de beneficencia. Esta práctica sigue vigente en algunas partes del Tíbet, donde la mitad de la población masculina pertenece a esta clase improductiva.
90:2.12 (989.1) Los chamanes iban bien vestidos y solían tener varias esposas; fueron la aristocracia original, exenta de todas las restricciones tribales. Muchos de ellos eran personas de bajo nivel tanto mental como moral. Se deshacían de sus rivales tachándolos de brujos o hechiceros y a menudo alcanzaban tales cotas de poder e influencia que llegaban a dominar a los jefes y a los reyes.
90:2.13 (989.2) Los chamanes eran vistos como un mal necesario por los hombres primitivos, eran temidos pero no amados. Los primeros hombres respetaban el conocimiento; honraban y premiaban la sabiduría. El chamán era básicamente un farsante, pero la veneración por el chamanismo ilustra bien la importancia que se ha dado a la sabiduría en la evolución de la raza.
90:3.1 (989.3) Dado que el hombre antiguo consideraba que tanto él mismo como su entorno material respondían directamente a los caprichos de los fantasmas y a los antojos de los espíritus, es lógico que su religión se ocupara tan exclusivamente de los asuntos materiales. El hombre moderno afronta de forma directa sus problemas materiales porque sabe que la materia responde cuando la mente la manipula con inteligencia. El hombre primitivo también deseaba modificar e incluso controlar la vida y las energías de los dominios físicos, pero su comprensión limitada del cosmos le hizo creer que los fantasmas, los espíritus y los dioses se ocupaban personal y directamente de controlar con todo detalle la vida y la materia; por ello no es de extrañar que concentrara sus esfuerzos en conseguir el favor y el apoyo de esos agentes sobrehumanos.
90:3.2 (989.4) Desde esta perspectiva se vuelven comprensibles muchos de los aspectos inexplicables e irracionales de los cultos antiguos. Las ceremonias del culto eran el intento del hombre primitivo por controlar el mundo material en el que se hallaba. Y muchos de sus esfuerzos tenían como objetivo prolongar la vida y asegurar la salud. En un principio todas las enfermedades y la muerte misma se consideraron como fenómenos vinculados a los espíritus, por eso era inevitable que los chamanes, al tiempo que ejercían como curanderos y sacerdotes, trabajaran también como médicos y cirujanos.
90:3.3 (989.5) La mente primitiva podrá estar limitada por la falta de datos, pero no deja de ser lógica. Cuando los hombres reflexionan sobre la enfermedad y la muerte intentan determinar las causas de estas desgracias, y según su nivel de entendimiento, los chamanes y los científicos han propuesto las teorías siguientes:
90:3.4 (989.6) 1. Los fantasmas, la influencia directa de los espíritus. La primera hipótesis explicativa de la enfermedad y la muerte sostenía que los espíritus provocaban las enfermedades atrayendo al alma fuera del cuerpo; si esta no lograba regresar sobrevenía la muerte. Los antiguos tenían tanto miedo a la acción malévola de los fantasmas productores de enfermedades que solían abandonar a menudo a las personas enfermas sin agua ni alimentos. Con independencia de su error de base, estas creencias aislaban eficazmente a los enfermos e impedían la propagación de enfermedades contagiosas.
90:3.5 (989.7) 2. La violencia, las causas evidentes. Las causas de algunos accidentes y fallecimientos eran tan claras que muy pronto dejaron de atribuirse a la acción de los fantasmas. Los muertos y heridos por guerras, combates con animales y otros agentes fáciles de identificar se consideraban acontecimientos naturales. Pero cuando las curaciones se retrasaban o se infectaban las heridas, incluso las de origen «natural», se siguió echando la culpa a los espíritus durante mucho tiempo. Cuando no se podía observar ninguna causa natural, se seguía considerando a los fantasmas espíritus como responsables de las enfermedades y las muertes.
90:3.6 (990.1) Hoy en día existen todavía pueblos primitivos en África y en otros lugares que matan a alguien cada vez que ocurre una muerte no violenta. Los curanderos señalan a los culpables. Si una madre muere en el parto, el niño es estrangulado inmediatamente: una vida por una vida.
90:3.7 (990.2) 3. La magia, la influencia de los enemigos. Se creía que muchas enfermedades eran producidas por hechizos, por el mal de ojo o por apuntar a alguien con un hueso mágico. En su día era realmente peligroso apuntar con el dedo, y se sigue considerando de mala educación. Cuando las causas de la muerte o la enfermedad no estaban claras, los antiguos hacían una investigación formal, diseccionaban el cadáver y decidían la causa de la muerte según lo que encontraran. Si no encontraban nada achacaban la muerte a la brujería, y eso exigía ejecutar al brujo responsable. Esas investigaciones forenses primitivas salvaron muchas vidas de supuestos brujos. En algunas tribus existía la creencia de que era posible morir a consecuencia de la propia brujería, en cuyo caso no se acusaba a nadie.
90:3.8 (990.3) 4. El pecado, el castigo por violar tabúes. Incluso en tiempos relativamente recientes se ha creído que la enfermedad es un castigo por el pecado personal o racial. Entre los pueblos que atraviesan este nivel de evolución predomina la teoría que no se puede enfermar a menos de haber violado un tabú. Es típico de tales creencias considerar la enfermedad y el sufrimiento como «flechas del Todopoderoso que están dentro de ellos». Los chinos y los mesopotámicos consideraron durante mucho tiempo que la enfermedad era consecuencia de la acción de demonios malignos, aunque los caldeos veían también a las estrellas como causa del sufrimiento. Esta teoría de la enfermedad como resultado de la ira divina sigue siendo corriente entre muchos grupos de urantianos que se tienen por civilizados.
90:3.9 (990.4) 5. Las causas naturales. A la humanidad le ha costado mucho aprender los secretos materiales de la interrelación de causa y efecto en los dominios físicos de la energía, la materia y la vida. Los griegos antiguos, que conservaban las tradiciones de las enseñanzas de Adamson, fueron de los primeros en reconocer que toda enfermedad proviene de causas naturales. El desarrollo de una era científica está destruyendo de forma lenta pero segura las teorías milenarias del hombre sobre la enfermedad y la muerte. Una de las primeras dolencias humanas que se dejó de considerar de origen sobrenatural fue la fiebre, y la era de la ciencia ha roto progresivamente las cadenas de la ignorancia que aprisionaron la mente humana durante tanto tiempo. La comprensión de los fenómenos del envejecimiento y el contagio está obliterando gradualmente el miedo del hombre a los fantasmas, los espíritus y los dioses como autores personales de la desgracia humana y del sufrimiento de los mortales.
90:3.10 (990.5) La evolución logra infaliblemente su objetivo: infunde en el hombre el miedo supersticioso a lo desconocido y el pavor a lo invisible que constituyen el andamiaje del concepto de Dios. Y luego, cuando ha constatado el nacimiento de una comprensión avanzada de la Deidad mediante la acción equivalente de la revelación, ese mismo proceso evolutivo pone en marcha infaliblemente las fuerzas del pensamiento que destruirán de modo inexorable el andamiaje ya obsoleto una vez cumplida su función.
90:4.1 (990.6) La vida entera de los antiguos era profiláctica; su religión era en gran medida una técnica preventiva contra las enfermedades. A pesar del error de sus teorías las ponían en práctica con entusiasmo; tenían una fe sin límites en sus métodos de tratamiento, y eso ya de por sí es un poderoso remedio.
90:4.2 (991.1) Al fin y al cabo, la fe que había que tener para curarse con los tratamientos insensatos de uno de aquellos antiguos chamanes no era materialmente distinta de la que se necesita hoy en día para curarse a manos de alguno de sus sucesores dedicados al tratamiento no científico de las enfermedades.
90:4.3 (991.2) Las tribus más primitivas tenían tanto miedo a la enfermedad que durante mucho tiempo los enfermos fueron cuidadosamente evitados y vergonzosamente desatendidos. El humanitarismo dio un gran paso adelante cuando la evolución del chamanismo produjo sacerdotes y curanderos dispuestos a tratar las enfermedades. Entonces se hizo costumbre que todo el clan se agolpara en la habitación del enfermo para asistir al chamán dando alaridos que ahuyentaran a los fantasmas de la enfermedad. No era raro que una mujer chamán hiciera el diagnóstico y que un hombre administrara el tratamiento. El método habitual de diagnosticar las enfermedades consistía en examinar las entrañas de un animal.
90:4.4 (991.3) Los tratamientos consistían en cantar, dar alaridos, imponer las manos, soplar sobre el paciente y otros muchos métodos. Más tarde se generalizó el recurso de dormir en el templo, pues se consideraba que durante ese sueño se producía la curación. Finalmente los curanderos se atrevieron con la cirugía en el contexto del sueño en el templo; una de las primeras operaciones fue la trepanación del cráneo para dejar salir al espíritu del dolor de cabeza. Los chamanes aprendieron a tratar fracturas y dislocaciones, a abrir forúnculos y abscesos; las chamanes se convirtieron en expertas parteras.
90:4.5 (991.4) Un método corriente de tratamiento consistía en frotar con algo mágico la parte lesionada o infectada del cuerpo, tirar el amuleto y suponer que el paciente mejoraría. Si alguien recogía por casualidad el amuleto desechado, se daba por hecho que adquiriría inmediatamente la misma lesión o infección. Las hierbas y otros medicamentos reales tardaron mucho tiempo en utilizarse. El masaje se desarrolló asociado a los conjuros para expulsar a los espíritus del cuerpo a base de frotar, y estuvo precedido por intentos de aplicar medicinas frotando, igual que los modernos hacen penetrar los linimentos. Se pensaba que aplicar las manos ahuecadas y succionar las partes afectadas, junto con las sangrías, ayudaba a ahuyentar al espíritu productor de la enfermedad.
90:4.6 (991.5) El agua era un poderoso fetiche utilizado en el tratamiento de muchas dolencias. Se creyó durante mucho tiempo que el espíritu causante de la enfermedad se podía eliminar por el sudor. Los baños de vapor eran muy apreciados, y pronto florecieron centros de salud primitivos en las fuentes termales naturales. El hombre primitivo descubrió que el calor aliviaba el dolor; utilizó la luz del sol, órganos de animales recién sacrificados, arcilla caliente y piedras recalentadas; muchos de estos métodos se siguen empleando. También se practicaba el ritmo para intentar influir en los espíritus; los tamtanes eran universales.
90:4.7 (991.6) Algunos pueblos pensaban que la enfermedad estaba causada por una conspiración maligna entre los espíritus y los animales. Esto originó la creencia de que existía una planta benéfica que curaba cada una de las enfermedades causadas por los animales. Los hombres rojos eran especialmente partidarios de la teoría de las plantas como remedios universales; ponían siempre una gota de sangre en el agujero que dejaba la raíz al arrancar la planta.
90:4.8 (991.7) El ayuno, la dieta y los contrairritantes se emplearon mucho como medidas curativas. Las secreciones humanas, que eran claramente mágicas, se tenían en gran estima; la sangre y la orina estuvieron así entre los primeros medicamentos, y pronto se les sumaron las raíces y diversas sales. Los chamanes creían que los espíritus de las enfermedades podían ser expulsados del cuerpo mediante medicamentos hediondos y de mal sabor. Las purgas se convirtieron muy pronto en tratamientos de rutina, y la utilidad del cacao puro y la quinina en bruto figura entre los primeros descubrimientos farmacéuticos.
90:4.9 (992.1) Los griegos fueron los primeros en desarrollar verdaderos métodos racionales de tratar las enfermedades. Los conocimientos médicos tanto de los griegos como de los egipcios procedían del valle del Éufrates. El aceite y el vino se emplearon desde muy pronto para curar heridas. Los sumerios utilizaban el aceite de ricino y el opio. Muchos de aquellos antiguos y eficaces remedios secretos perdieron su poder cuando se dieron a conocer; el secreto ha sido siempre esencial para la buena práctica del fraude y la superstición. Solo los hechos y la verdad buscan la luz plena de la comprensión y se regocijan en el esclarecimiento y la iluminación de la investigación científica.
90:5.1 (992.2) La esencia del rito es la perfección de su ejecución; entre los salvajes se ha de practicar con perfecta exactitud. La ceremonia solo tendrá poder persuasivo sobre los espíritus si el rito se ha cumplido correctamente. Un rito defectuoso solo consigue despertar la ira y el resentimiento de los dioses. En su lento proceso de desarrollo, la mente del hombre llegó a la conclusión de que la técnica del rito era el factor determinante de su eficacia, por eso fue inevitable que los primeros chamanes se transformaran antes o después en un clero capacitado para dirigir la práctica meticulosa de los ritos. Y así, durante decenas de miles de años ritos interminables han constituido un obstáculo para la sociedad y una plaga para la civilización, han sido una carga intolerable en todos los actos de la vida y en todas las iniciativas raciales.
90:5.2 (992.3) El rito es el modo de santificar la costumbre; el rito crea y perpetúa los mitos además de contribuir a preservar las costumbres sociales y religiosas. Por otra parte, el propio rito es producto del mito. A menudo los ritos son primero sociales, luego se convierten en económicos y adquieren finalmente la santidad y la dignidad del ceremonial religioso. El rito se puede practicar de forma personal o colectiva —o ambas— como queda ilustrado en la oración, el baile y el arte dramático.
90:5.3 (992.4) Las palabras se convierten en parte del rito, como ocurre con términos como amén y selah. La costumbre de decir palabrotas, la blasfemia, representa la prostitución de una antigua repetición ritual de nombres sagrados. Ir en peregrinación a santuarios sagrados es un rito muy antiguo. Con el tiempo los ritos se transformaron en elaboradas ceremonias de purificación, limpieza y santificación. Las ceremonias de iniciación de las primitivas sociedades secretas tribales eran en realidad un rito religioso rudimentario. El procedimiento de adoración de los antiguos cultos de misterio no era más que una larga ejecución de ritos religiosos acumulados. El rito terminó por transformarse en los tipos modernos de ceremonias sociales y de culto religioso, que abarcan la oración, el canto, la lectura responsorial y otras devociones espirituales individuales y colectivas.
90:5.4 (992.5) Los sacerdotes se desarrollaron a partir de los chamanes, pasando por los oráculos, los adivinos, los cantantes, los bailarines, los hacedores del clima, los guardianes de las reliquias, los custodios del templo y los pronosticadores de acontecimientos, hasta alcanzar el auténtico estatus de directores del culto religioso. El cargo se fue haciendo hereditario con el tiempo y surgió una casta sacerdotal continua.
90:5.5 (992.6) A medida que evolucionaba la religión, los sacerdotes se fueron especializando según sus talentos innatos o sus preferencias personales. Unos se hicieron cantantes, otros rezadores y otros se encargaron de los sacrificios; más tarde aparecieron los oradores, los predicadores. Y cuando la religión se institucionalizó esos sacerdotes se declararon «guardianes de las llaves del cielo».
90:5.6 (992.7) Los sacerdotes han tratado siempre de impresionar y amedrentar a la gente común celebrando el rito religioso en una lengua antigua y acompañado de una variedad de pases mágicos para desconcertar a los fieles y realzar su propia piedad y autoridad. El gran peligro de todo esto es que el rito tiende a convertirse en sustituto de la religión.
90:5.7 (993.1) Los cleros han hecho mucho por retrasar el desarrollo científico y entorpecer el progreso espiritual, aunque también han contribuido a estabilizar la civilización y realzar ciertos tipos de cultura. Pero muchos sacerdotes modernos han dejado de ejercer como directores del rito de adoración a Dios y han centrado su atención en la teología: el intento de definir a Dios.
90:5.8 (993.2) Es innegable que los sacerdotes han sido una rueda de molino atada al cuello de las razas; en cambio ha sido inestimable el valor de los verdaderos líderes religiosos al señalar el camino hacia realidades mejores y más altas.
90:5.9 (993.3) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 91
91:0.1 (994.1) LA ORACIÓN como agente de la religión evolucionó a partir de expresiones anteriores no religiosas de monólogo y de diálogo. Cuando el hombre primitivo alcanzó la consciencia de sí mismo se produjo el corolario inevitable de la consciencia de los demás, el potencial dual de respuesta social y de reconocimiento de Dios.
91:0.2 (994.2) Las primeras formas de oración no iban dirigidas a la Deidad. Eran expresiones parecidas a lo que soléis decir a un amigo cuando vais a acometer algún proyecto importante: «Deséame suerte». El hombre primitivo era esclavo de la magia; la suerte, buena o mala, formaba parte de todos los asuntos de su vida. Al principio esas peticiones de suerte eran monólogos, el invocador de la magia se limitaba a pensar en voz alta. Los creyentes en la suerte buscaron luego el apoyo de sus amigos y familiares, y terminaron instaurando algún tipo de ceremonia en la que participaba el clan o la tribu al completo.
91:0.3 (994.3) A medida que fueron evolucionando los conceptos de fantasmas y espíritus, esas peticiones pasaron a tener destinatarios sobrehumanos, y cuando surgió la consciencia de los dioses esas expresiones alcanzaron el nivel de auténticas oraciones. Se observa a título de ejemplo que entre ciertas tribus australianas las oraciones religiosas primitivas son anteriores a la creencia en espíritus y personalidades sobrehumanas.
91:0.4 (994.4) A día de hoy en la India la tribu de los toda observa aquella práctica de rezar sin dirigir la oración a nadie en particular, igual que hacían los primeros pueblos antes de la aparición de la consciencia religiosa. Pero en el caso de los toda se trata de una regresión de su religión que ha degenerado hasta su nivel primitivo. Los ritos que practican hoy en día los sacerdotes lecheros de los toda no constituyen una ceremonia religiosa puesto que esas oraciones impersonales no contribuyen en nada a conservar ni elevar los valores sociales, morales o espirituales.
91:0.5 (994.5) El rezo prerreligioso fue parte de las prácticas mana de los melanesios, las creencias oudah de los pigmeos africanos y las supersticiones manitú de los indios norteamericanos. Las tribus baganda de África acaban de salir recientemente del nivel mana de oración. En esa confusión evolutiva inicial los hombres rezan a dioses —locales y nacionales— a fetiches, a amuletos, a fantasmas, a gobernantes y a gente corriente.
91:1.1 (994.6) La función de la primera religión evolutiva consiste en conservar y aumentar los valores básicos sociales, morales y espirituales que lentamente van tomando forma. La humanidad no se adhiere de manera consciente a esta misión de la religión, que se cumple principalmente mediante la función de la oración. Practicar la oración representa el esfuerzo personal y colectivo, aunque no intencionado, de cualquier grupo por conseguir (por actualizar) esta conservación de los valores superiores. Si no fuera por la salvaguardia de la oración todas las festividades religiosas volverían a convertirse rápidamente en simples días de fiesta.
91:1.2 (995.1) La religión y sus agentes, el principal de los cuales es la oración, se alían solo con los valores reconocidos generalmente por la sociedad, aprobados por el grupo. Por eso cuando el hombre primitivo intentaba satisfacer sus emociones más bajas o sus ambiciones puramente egoístas era privado del consuelo de la religión y el socorro de la oración. Si el individuo intentaba llevar a cabo algo antisocial, se veía obligado a apoyarse en la magia no religiosa, a recurrir a los hechiceros y verse así privado de la ayuda de la oración. En consecuencia, la oración se convirtió desde muy pronto en un poderoso promotor de la evolución social, el progreso moral y el logro espiritual.
91:1.3 (995.2) Pero la mente primitiva no era ni lógica ni coherente. Los primeros hombres no percibían que las cosas materiales no eran competencia de la oración. Esas almas sencillas razonaban que el alimento, el refugio, la lluvia, la caza y demás bienes materiales aumentaban el bienestar social, así que empezaron a rezar por esas bendiciones físicas. Aunque esto en sí constituía una perversión de la oración, alentaba el esfuerzo por alcanzar esos objetivos materiales mediante acciones sociales y éticas. Esta prostitución de la oración, al tiempo que degradaba los valores espirituales de un pueblo, elevaba directamente sus usos y costumbres económicos, sociales y éticos.
91:1.4 (995.3) Para el tipo de mente más primitivo la oración no es más que un monólogo. Luego se convierte en diálogo y se expande rápidamente hasta el nivel de culto colectivo. La oración significa que los conjuros premágicos de la religión primitiva han evolucionado hasta el nivel donde la mente humana reconoce la realidad de poderes o seres benéficos capaces de realzar los valores sociales y aumentar los ideales morales, y reconoce además que estas influencias son sobrehumanas y distintas del ego del ser humano autoconsciente y sus semejantes mortales. Por lo tanto la verdadera oración no aparece hasta que la acción del ministerio religioso llega a ser considerada como personal.
91:1.5 (995.4) La oración está poco relacionada con el animismo, pero estas creencias pueden coexistir con los sentimientos religiosos emergentes. En muchos casos la religión y el animismo han tenido orígenes completamente distintos.
91:1.6 (995.5) Para los mortales que no han sido liberados de la esclavitud primitiva del miedo existe el peligro real de que todas las oraciones conduzcan a una sensación morbosa de pecado, a convicciones injustificadas de culpa real o imaginaria. En cambio en los tiempos modernos es poco probable que muchos dediquen tanto tiempo a la oración como para caer en esa obsesión dañina de sentirse indignos o pecadores. Los peligros asociados a la distorsión y el mal uso de la oración se traducen en ignorancia, superstición, cristalización, desvitalización, materialismo y fanatismo.
91:2.1 (995.6) Las primeras oraciones fueron simplemente deseos verbalizados, anhelos sinceros expresados en palabras. La oración se convirtió después en un método de conseguir la cooperación de los espíritus, y alcanzó posteriormente la función superior de ayudar a la religión a conservar todos los valores dignos de salvaguardia.
91:2.2 (995.7) Tanto la oración como la magia surgieron como consecuencia de las reacciones humanas de adaptación al entorno urantiano, pero aparte de esta relación general tienen muy poco en común. La oración ha denotado siempre una acción positiva por parte del ego orante; ha sido siempre psíquica y a veces espiritual. La magia ha supuesto generalmente un intento de manipular la realidad sin afectar al ego del manipulador, el practicante de la magia. A pesar de sus orígenes independientes, la magia y la oración se han interrelacionado con frecuencia en sus etapas posteriores de desarrollo. Unas veces la magia ha elevado sus metas y ha ascendido desde las fórmulas, pasando por los ritos y los conjuros, hasta el umbral de la verdadera oración. Otras veces la oración se ha vuelto tan materialista que ha degenerado en un procedimiento pseudomágico de ahorrarse el esfuerzo requerido para resolver los problemas urantianos.
91:2.3 (996.1) Cuando el hombre comprendió que la oración no tiene poder de coerción sobre los dioses, la convirtió en petición, en una búsqueda de favores. Pero la oración más verdadera es en realidad una comunión entre el hombre y su Hacedor.
91:2.4 (996.2) La aparición del concepto de sacrificio en cualquier religión reduce inevitablemente la eficacia superior de la verdadera oración en cuanto los hombres buscan sustituir la ofrenda de sus propias voluntades consagradas a hacer la voluntad de Dios por ofrendas de bienes materiales.
91:2.5 (996.3) Cuando la religión es despojada de un Dios personal, sus oraciones se trasladan a los niveles de la teología y la filosofía. Cuando en una religión el concepto más alto de Dios es el de una deidad impersonal como ocurre en el idealismo panteísta, aunque proporciona la base para ciertas formas de comunión mística, destruye el poder de la verdadera oración, que significa siempre una comunión del hombre con un ser personal y superior.
91:2.6 (996.4) Durante los primeros tiempos de la evolución racial e incluso en el momento presente, la oración, en la experiencia cotidiana del mortal medio, es en gran medida un fenómeno de relación del hombre con su propio subconsciente. Pero existe también un ámbito de la oración donde la persona intelectualmente alerta y espiritualmente progresiva logra un contacto mayor o menor con los niveles superconscientes de la mente humana; es el ámbito del Ajustador del Pensamiento que mora en su interior. Además la verdadera oración tiene un claro aspecto espiritual relacionado con su recepción y reconocimiento por parte de las fuerzas espirituales del universo; este aspecto está diferenciado por completo de toda vinculación humana e intelectual.
91:2.7 (996.5) La oración contribuye mucho a desarrollar el sentimiento religioso de la mente humana en vías de evolución. Ejerce una poderosa influencia para impedir el aislamiento de la personalidad.
91:2.8 (996.6) Además de ser uno de los procedimientos asociados a las religiones naturales de la evolución racial, la oración forma parte de los valores experienciales de las religiones superiores caracterizadas por la excelencia ética, las religiones de revelación.
91:3.1 (996.7) Cuando los niños empiezan a aprender a utilizar el lenguaje tienden a pensar en voz alta, a expresar sus pensamientos en palabras aunque no haya nadie que los escuche. En los albores de su imaginación creativa tienen tendencia a conversar con compañeros imaginarios. El yo en ciernes intenta así comunicarse con otro yo ficticio. El niño aprende enseguida por este sistema a convertir sus monólogos en pseudodiálogos en los que este otro yo responde a sus pensamientos verbales y a la expresión de sus deseos. Gran parte del pensamiento del adulto se lleva a cabo en forma de conversación mental.
91:3.2 (996.8) La forma primera y primitiva de oración era muy parecida a los recitados semimágicos practicados hoy en día por la tribu de los toda, oraciones que no iban dirigidas a nadie en particular. Con la aparición de la idea de otro yo, esos sistemas de oración tienden a transformarse en una comunicación de tipo dialogado. Más adelante el concepto de otro yo es exaltado a un estatus superior de dignidad divina, y entonces aparece la oración como agente de la religión. Este tipo primitivo de oración está destinado a evolucionar a través de muchas fases durante largos siglos hasta alcanzar el nivel de la oración inteligente y verdaderamente ética.
91:3.3 (997.1) El otro yo, tal como lo conciben las generaciones sucesivas de mortales que rezan, evoluciona desde los fantasmas, los fetiches y los espíritus hasta los dioses politeístas y finalmente hasta el Dios Único, un ser divino que encarna los ideales más altos y las aspiraciones más nobles del yo orante. Y así la oración se convierte en el agente de la religión que más contribuye a conservar los valores e ideales superiores de las personas que rezan. Desde el momento en que el hombre concibe otro yo hasta que aparece el concepto de un Padre divino y celestial, la oración es siempre una práctica socializadora, moralizadora y espiritualizadora.
91:3.4 (997.2) La oración simple de fe pone de manifiesto una poderosa evolución en la experiencia humana mediante la cual las antiguas conversaciones de la religión primitiva con el símbolo ficticio del otro yo se han exaltado hasta el nivel de la comunión con el espíritu del Infinito y de una consciencia auténtica de la realidad del Dios eterno, el Padre del Paraíso de toda la creación inteligente.
91:3.5 (997.3) Dejando aparte todo lo relacionado con el superyó en la experiencia de rezar, conviene tener presente que la oración ética es una forma espléndida de elevar el ego y reforzar el yo para un vivir mejor y un logro más alto. La oración induce al ego humano a buscar ayuda en estas dos direcciones: auxilio material en el depósito subconsciente de la experiencia mortal; inspiración y guía en las fronteras superconscientes del contacto de lo material con lo espiritual, con el Monitor de Misterio.
91:3.6 (997.4) La oración ha sido y será siempre una experiencia humana doble: un procedimiento psicológico asociado a una técnica espiritual. Y estas dos funciones de la oración no se pueden nunca separar por completo.
91:3.7 (997.5) Una oración esclarecida no solo debe reconocer a un Dios externo y personal, sino también a una Divinidad interna e impersonal, el Ajustador que mora en el interior. Cuando el hombre reza es muy conveniente que se esfuerce por captar el concepto del Padre Universal que está el Paraíso, pero el procedimiento más efectivo a casi todos los efectos prácticos consistirá en volver al concepto del otro yo cercano como solía hacer la mente primitiva y reconocer luego que la idea de este otro yo ha evolucionado desde una mera ficción hasta la verdad de que Dios mora dentro del hombre mortal en la presencia factual del Ajustador, de manera que el hombre puede hablar cara a cara, por así decirlo, con un auténtico otro yo real y divino que mora en su interior y que es la presencia y la esencia misma del Dios vivo, del Padre Universal.
91:4.1 (997.6) Ninguna oración puede ser ética cuando el solicitante busca una ventaja egoísta sobre sus semejantes. El rezo egoísta y materialista es incompatible con las religiones éticas que están basadas en el amor desinteresado y divino. Todo ese rezo no ético revierte a los niveles primitivos de la pseudomagia y es indigno de las civilizaciones que progresan y de las religiones esclarecidas. El rezo egoísta transgrede el espíritu de toda ética fundada en una justicia amorosa.
91:4.2 (997.7) La oración no debe nunca prostituirse hasta el punto de convertirse en sustituto de la acción. Toda oración ética es un estímulo para la acción y una guía en la lucha progresiva por las metas idealistas de logro del superyó.
91:4.3 (998.1) En todos vuestros rezos sed equitativos. No esperéis que Dios muestre parcialidad, que os ame más que a sus otros hijos: vuestros amigos, vuestros vecinos, incluso vuestros enemigos. Pero la oración de las religiones naturales o evolucionadas no empieza siendo ética como la de las religiones reveladas posteriores. Todo rezo, sea individual o colectivo, puede ser egoísta o altruista, es decir que la oración puede centrarse en el yo o en los demás. Cuando la oración no busca nada para el que reza ni para sus compañeros se generan en el alma actitudes que tienden hacia los niveles de la verdadera adoración. Las oraciones egoístas implican confesiones y peticiones, y consisten muchas veces en pedir favores materiales. La oración es algo más ética cuando trata del perdón y busca sabiduría para mejorar el autocontrol.
91:4.4 (998.2) Mientras que la oración de tipo no egoísta fortalece y conforta, el rezo materialista está abocado a la decepción y la desilusión a medida que el progreso de los descubrimientos científicos demuestre que el hombre vive en un universo físico de ley y orden. La infancia de un individuo o de una raza se caracteriza por un rezo primitivo, egoísta y materialista. Todas esas peticiones son eficaces en cierta medida, pues conducen invariablemente a los esfuerzos y trabajos que contribuyen a obtener las respuestas a dichas oraciones. La oración real de fe contribuye siempre a mejorar la manera de vivir incluso cuando sus peticiones no son dignas de reconocimiento espiritual. Las personas espiritualmente avanzadas deben obrar con gran cautela cuando intentan disuadir de este tipo de oraciones a las mentes primitivas o inmaduras.
91:4.5 (998.3) No olvidéis que aunque la oración no cambia a Dios, produce muchas veces grandes cambios duraderos en la persona que reza con fe y confianza. La oración ha engendrado mucha paz mental, alegría, calma, valor, autodominio y ecuanimidad en los hombres y mujeres de las razas en vías de evolución.
91:5.1 (998.4) En el culto a los antepasados la oración conduce a cultivar ideales ancestrales. Pero cuando la oración forma parte del culto a la Deidad trasciende a todo ese tipo de prácticas, pues conduce a cultivar ideales divinos. A medida que el concepto del otro yo de la oración se convierte en supremo y divino, los ideales del hombre se elevan desde lo meramente humano hacia niveles supernos y divinos, y el resultado de este tipo de oración es la mejora del carácter humano y la unificación profunda de la personalidad humana.
91:5.2 (998.5) Pero la oración no tiene por qué ser siempre individual. El rezo en grupo o en congregación es muy efectivo porque sus repercusiones son sumamente socializadoras. Cuando un grupo se dedica a rezar en común por el mejoramiento moral y la elevación espiritual, esas devociones tienen efecto sobre los individuos que componen el grupo: todos se vuelven mejores por el hecho de participar. Esas oraciones devocionales pueden incluso ayudar a una ciudad entera o a toda una nación. La confesión, el arrepentimiento y la oración han inducido a individuos, ciudades, naciones y razas enteras a realizar poderosos esfuerzos de reforma y valerosas acciones de logro.
91:5.3 (998.6) Si deseáis de veras superar la mala costumbre de criticar a algún amigo, la manera más rápida y segura de lograrlo es adoptar la costumbre de rezar por esa persona todos los días de vuestra vida. Pero las repercusiones sociales de esas oraciones dependen mucho de dos condiciones:
91:5.4 (998.7) 1. La persona por la que se reza debe saber que se está rezando por ella.
91:5.5 (999.1) 2. La persona que reza debe entrar en contacto social íntimo con la persona por la que está rezando.
91:5.6 (999.2) La oración es el procedimiento mediante el cual toda religión se institucionaliza antes o después. Con el tiempo la oración se asocia con numerosos agentes secundarios, unos útiles y otros claramente nocivos, como sacerdotes, libros sagrados, ritos de culto y ceremonias.
91:5.7 (999.3) Las mentes con mayor iluminación espiritual deberían ser pacientes y tolerantes con aquellos intelectos menos dotados que necesitan un simbolismo para movilizar su débil visión interior espiritual. Los fuertes no deben mirar con desdén a los débiles. Quienes son conscientes de Dios sin necesidad de símbolos no deben negar el ministerio de gracia de los símbolos a aquellos que encuentran difícil adorar a la Deidad y venerar la verdad, la belleza y la bondad sin formas ni ritos. En la adoración orante la mayoría de los mortales imaginan algún símbolo del objeto-meta de sus devociones.
91:6.1 (999.4) La oración, a menos que esté coordinada con la voluntad y las acciones de las fuerzas espirituales personales y de los supervisores materiales de un mundo, no puede tener ningún efecto directo sobre el entorno físico de la persona. Aunque el ámbito de las peticiones de la oración tiene un límite muy bien definido, esas limitaciones no se aplican del mismo modo a la fe de los que rezan.
91:6.2 (999.5) La oración no es un método para curar enfermedades orgánicas reales, pero ha contribuido enormemente al disfrute de una buena salud y a la cura de numerosas dolencias mentales, emocionales y nerviosas. E incluso en las enfermedades bacterianas propiamente dichas, la oración ha aumentado muchas veces la eficacia de otros tratamientos. La oración ha transformado a muchos inválidos irritables y descontentos en dechados de paciencia y los ha convertido en inspiración para todos los demás humanos que sufren.
91:6.3 (999.6) Por difícil que pueda ser conciliar las dudas científicas sobre la eficacia de la oración con el impulso siempre presente de buscar ayuda y guía en fuentes divinas, no olvidéis nunca que la oración sincera de fe es una fuerza poderosa para promover la felicidad personal, el autocontrol individual, la armonía social, el progreso moral y el logro espiritual.
91:6.4 (999.7) La oración, incluso como práctica puramente humana, como diálogo con nuestro otro yo, es un método para hacer realidad del modo más eficiente los poderes de reserva que la naturaleza humana tiene almacenados y conservados en los dominios inconscientes de la mente humana. La oración es una práctica psicológica muy sana con independencia de sus implicaciones religiosas y su importancia espiritual. Está comprobado en la experiencia humana que en caso de verdadero apuro la mayoría de las personas acaban rezando de alguna forma a alguna fuente de ayuda.
91:6.5 (999.8) No caigáis en la holgazanería de pedir a Dios que solucione vuestras dificultades, pero tampoco dudéis nunca en pedirle sabiduría y fuerza espiritual para guiaros y sosteneros mientras vosotros mismos afrontáis resuelta y valerosamente vuestros problemas.
91:6.6 (999.9) La oración ha sido un factor indispensable en el progreso y conservación de la civilización religiosa, y puede aún contribuir poderosamente a realzar y espiritualizar la sociedad si los que rezan lo hacen a la luz de los hechos científicos, la sabiduría filosófica, la sinceridad intelectual y la fe espiritual. Rezad como Jesús enseñó a sus discípulos: honesta, imparcial, desinteresadamente y sin dudar.
91:6.7 (1000.1) Pero la eficacia de la oración en la experiencia espiritual de la persona que reza no depende en modo alguno de la comprensión intelectual del orante, de su agudeza filosófica, de su nivel social, de su estatus cultural ni de sus otras consecuciones como mortal. Las concomitancias psíquicas y espirituales de la oración de fe son inmediatas, personales y experienciales. No existe ningún otro procedimiento por el cual todo hombre, sean cuales fueren sus demás logros como mortal, pueda acercarse de forma tan directa y efectiva al umbral de ese ámbito en el que puede comunicarse con su Hacedor, donde la criatura toma contacto con la realidad del Creador, con el Ajustador del Pensamiento que mora en su interior.
91:7.1 (1000.2) El misticismo como método para cultivar la consciencia de la presencia de Dios es muy digno de elogio, pero cuando su práctica conduce al aislamiento social y culmina en el fanatismo religioso, es claramente censurable. Demasiadas veces lo que el místico sobreexcitado interpreta como inspiración divina no son más que afloramientos de las profundidades de su propia mente. Es cierto que la meditación devota favorece a menudo el contacto de la mente mortal con el Ajustador que mora en su interior, pero la dedicación entusiasta y amorosa al servicio desinteresado de nuestros semejantes lo facilita mucho más.
91:7.2 (1000.3) Los grandes maestros religiosos y los profetas de tiempos pasados no eran personas extremadamente místicas. Eran hombres y mujeres conocedores de Dios que servían a su Dios de la mejor manera posible mediante el ministerio desinteresado a sus semejantes. Jesús solía retirarse a solas con sus apóstoles durante periodos cortos para dedicarse a la oración y a la meditación, pero la mayor parte del tiempo los mantenía en contacto con las multitudes y al servicio de la gente. El alma humana necesita ejercicio espiritual además de alimento espiritual.
91:7.3 (1000.4) El éxtasis religioso es admisible cuando resulta de antecedentes sensatos, pero esas experiencias suelen ser más veces producto de influencias puramente emocionales que manifestaciones de un carácter profundamente espiritual. Las personas religiosas no deben interpretar cada presentimiento psicológico vívido y cada experiencia emocional intensa como una revelación divina o una comunicación espiritual. El auténtico éxtasis espiritual está generalmente asociado a una gran calma exterior y un control emocional casi perfecto. Pero la verdadera visión profética es un presentimiento superpsicológico. Esas dispensaciones divinas no son pseudoalucinaciones ni tampoco éxtasis con estados de trance.
91:7.4 (1000.5) La mente humana puede actuar en respuesta a la llamada inspiración cuando es sensible a los afloramientos del subconsciente o al estímulo del superconsciente. En cualquiera de los dos casos el individuo interpreta esos aumentos del contenido de la consciencia como algo bastante ajeno. El entusiasmo místico desmedido y el éxtasis religioso desenfrenado no son las credenciales de la inspiración, unas credenciales supuestamente divinas.
91:7.5 (1000.6) La prueba práctica de todas estas extrañas experiencias religiosas de misticismo, éxtasis e inspiración consiste en observar si estos fenómenos hacen que un individuo:
91:7.6 (1000.7) 1. Muestre una salud física mejor y más completa.
91:7.7 (1000.8) 2. Actúe de manera más práctica y eficaz en su vida mental.
91:7.8 (1000.9) 3. Comparta su experiencia religiosa con más alegría y plenitud.
91:7.9 (1000.10) 4. Espiritualice de forma más completa su vida cotidiana mientras cumple fielmente los deberes corrientes de la existencia mortal rutinaria.
91:7.10 (1001.1) 5. Aumente su amor y aprecio por la verdad, la belleza y la bondad.
91:7.11 (1001.2) 6. Conserve los valores sociales, morales, éticos y espirituales reconocidos en su tiempo.
91:7.12 (1001.3) 7. Incremente su visión interior espiritual, su consciencia de Dios.
91:7.13 (1001.4) Pero la oración no tiene ninguna relación real con esas experiencias religiosas excepcionales. Cuando la oración se vuelve excesivamente estética, cuando consiste casi exclusivamente en la hermosa y gozosa contemplación de la divinidad paradisiaca, pierde gran parte de su influencia socializadora y tiende hacia el misticismo y el aislamiento de sus adeptos. El exceso de oración privada conlleva cierto peligro que se puede prevenir y corregir mediante la oración en grupo y las devociones comunitarias.
91:8.1 (1001.5) La oración tiene un componente verdaderamente espontáneo, puesto que el hombre primitivo se encontró rezando mucho antes de tener ningún concepto claro de un Dios. Los primeros hombres eran dados a rezar en dos situaciones opuestas: en momentos de extrema necesidad cuando sentían el impulso de buscar ayuda y en momentos de intensa alegría cuando se permitían una expresión impulsiva de júbilo.
91:8.2 (1001.6) La oración no es una evolución de la magia; ambas surgieron independientemente. La magia era un intento de adaptar la Deidad a las circunstancias; la oración es el esfuerzo por adaptar la personalidad a la voluntad de la Deidad. La oración verdadera es moral y religiosa a la vez; la magia no es ni lo uno ni lo otro.
91:8.3 (1001.7) La oración puede convertirse en una costumbre establecida; muchos rezan porque otros lo hacen. Otros incluso rezan porque temen que pueda suceder algo funesto si no presentan regularmente sus súplicas.
91:8.4 (1001.8) Para algunas personas la oración es una expresión tranquila de gratitud; para otras, una expresión colectiva de alabanza, las devociones sociales. A veces es la imitación de una religión ajena. Pero la oración verdadera es la comunicación sincera y confiada de la naturaleza espiritual de la criatura con la presencia ubicua del espíritu del Creador.
91:8.5 (1001.9) La oración puede ser una expresión espontánea de la consciencia de Dios o un recitado sin sentido de fórmulas teológicas. Puede ser la alabanza extática de un alma conocedora de Dios o el homenaje servil de un mortal dominado por el miedo. Unas veces es la expresión conmovedora de un anhelo espiritual y otras un clamor estridente de frases pías. La oración puede ser alabanza jubilosa o humilde petición de perdón.
91:8.6 (1001.10) La oración puede ser una petición infantil de lo imposible o una petición madura de crecimiento moral y poder espiritual. Se puede pedir el pan de cada día o anhelar de todo corazón encontrar a Dios y hacer su voluntad. Puede ser una súplica totalmente egoísta o un gesto auténtico y magnífico hacia el logro de una hermandad desinteresada.
91:8.7 (1001.11) La oración puede ser un grito airado de venganza o una intercesión misericordiosa por nuestros enemigos. Puede ser una expresión de la esperanza de cambiar a Dios o un método poderoso de cambiarnos a nosotros mismos. Puede ser la súplica temblorosa de un pecador perdido ante un Juez supuestamente severo o la expresión jubilosa de un hijo liberado, hijo del Padre celestial vivo y misericordioso.
91:8.8 (1001.12) Al hombre moderno le desconcierta la idea de hablar de sus cosas con Dios de una manera puramente personal. Muchos han dejado de rezar de forma regular; solo rezan en caso de apuro, en situaciones de emergencia. El hombre no debería tener miedo de hablar con Dios, aunque sería un infantilismo espiritual intentar persuadir a Dios o pretender que cambie.
91:8.9 (1002.1) Pero la verdadera oración sí se hace realidad. Aunque las corrientes de aire sean ascendentes, ningún pájaro puede remontar el vuelo si no extiende las alas. La oración eleva al hombre porque es una técnica de progreso que utiliza las corrientes espirituales ascendentes del universo.
91:8.10 (1002.2) La oración auténtica contribuye al crecimiento espiritual, modifica las actitudes y produce la satisfacción de la comunión con la divinidad. Es el estallido espontáneo de la consciencia de Dios.
91:8.11 (1002.3) Dios responde a la oración del hombre dándole una revelación acrecentada de la verdad, una apreciación realzada de la belleza y un concepto aumentado de la bondad. La oración es un gesto subjetivo, pero toma contacto con poderosas realidades objetivas en los niveles espirituales de la experiencia humana; es un intento significativo de lo humano por alcanzar valores sobrehumanos. Es el estímulo más poderoso para el crecimiento espiritual.
91:8.12 (1002.4) Las palabras son irrelevantes en la oración; no son más que el canal intelectual por el que puede que fluya el río de la súplica espiritual. El valor verbal de una oración es puramente autosugestivo en las devociones privadas y sociosugestivo en las devociones colectivas. Dios responde a la actitud del alma, no a las palabras.
91:8.13 (1002.5) La oración no es una técnica de escape para evitar conflictos sino más bien un estímulo para crecer ante el conflicto. Rezad solo por valores, no por cosas; pedid crecimiento, no satisfacción.
91:9.1 (1002.6) Para que vuestra oración dé fruto, tened presentes las leyes de las peticiones eficaces:
91:9.2 (1002.7) 1. Debéis estar cualificados como orantes poderosos que afrontan con valor y sinceridad los problemas de la realidad del universo. Debéis poseer vigor cósmico.
91:9.3 (1002.8) 2. Debéis haber agotado honradamente la capacidad humana de adaptación. Debéis haber sido diligentes.
91:9.4 (1002.9) 3. Debéis someter todos los deseos de la mente y todos los anhelos del alma al abrazo transformador del crecimiento espiritual. Debéis haber experimentado una ampliación de los significados y una elevación de los valores.
91:9.5 (1002.10) 4. Debéis elegir de todo corazón la voluntad divina. Debéis eliminar el punto muerto de la indecisión.
91:9.6 (1002.11) 5. No solo aceptáis la voluntad del Padre y elegís cumplirla sino que estáis consagrados incondicionalmente y dedicados dinámicamente al cumplimiento efectivo de la voluntad del Padre.
91:9.7 (1002.12) 6. Vuestra oración estará dirigida exclusivamente a obtener sabiduría divina para resolver los problemas humanos específicos que encontréis en la ascensión al Paraíso, en el logro de la perfección divina.
91:9.8 (1002.13) 7. Y debéis tener fe, fe viva.
91:9.9 (1002.14) [Presentado por el jefe de los intermedios de Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 92
92:0.1 (1003.1) EL HOMBRE poseía una religión de origen natural como parte de su experiencia evolutiva mucho antes de que se produjera ninguna revelación sistemática en Urantia. Pero esta religión de origen natural era en sí misma producto de las dotes supranimales del hombre. La religión evolutiva fue surgiendo lentamente a lo largo de los milenios de la carrera experiencial de la humanidad mediante el ministerio de las influencias siguientes que operan e inciden en el interior del hombre salvaje, bárbaro o civilizado:
92:0.2 (1003.2) 1. El adjutor de la adoración: la aparición en la consciencia animal de potenciales supranimales de percepción de la realidad. Esto se podría denominar el instinto humano primordial hacia la Deidad.
92:0.3 (1003.3) 2. El adjutor de la sabiduría: la manifestación en la mente adoradora de una tendencia a dirigir su adoración por canales superiores de expresión y hacia conceptos cada vez más amplios de la realidad de la Deidad.
92:0.4 (1003.4) 3. El Espíritu Santo: es el otorgamiento inicial de supermente y aparece infaliblemente en toda personalidad humana auténtica. Este ministerio crea en la mente hambrienta de adoración y sedienta de sabiduría la capacidad de hacer realidad por sí misma el postulado de la supervivencia humana, a la vez como concepto teológico y como experiencia actual y factual de la personalidad.
92:0.5 (1003.5) La acción equivalente de estas tres ministraciones divinas es muy suficiente para iniciar y llevar a cabo el crecimiento de la religión evolutiva. Estas influencias se ven reforzadas posteriormente por los Ajustadores del Pensamiento, las serafines y el Espíritu de la Verdad, que aceleran todos ellos el ritmo del desarrollo religioso. Estos agentes llevan mucho tiempo actuando en Urantia y seguirán aquí mientras el planeta sea una esfera habitada. Gran parte del potencial de estos agentes divinos no ha tenido aún la oportunidad de expresarse, y serán reveladas muchas cosas en tiempos venideros a medida que la religión de los mortales vaya ascendiendo nivel a nivel hacia las alturas supernas de los valores de la morontia y las verdades del espíritu.
92:1.1 (1003.6) La evolución de la religión se remonta al miedo primitivo y a los fantasmas a través de muchas etapas de desarrollo sucesivas, entre ellas los esfuerzos por coaccionar primero y luego lisonjear a los espíritus. Los fetiches tribales se convirtieron en tótems y dioses tribales; las fórmulas mágicas se transformaron en las oraciones modernas. La circuncisión, que empezó como sacrificio, acabó como procedimiento higiénico.
92:1.2 (1003.7) Durante la infancia salvaje de las razas la religión progresó desde la adoración de la naturaleza hasta el fetichismo pasando por la adoración de los fantasmas. Con los albores de la civilización la raza humana adoptó creencias más místicas y simbólicas, mientras que ahora, cerca ya de su madurez, la humanidad empieza a estar preparada para apreciar la religión real, incluso para un comienzo de la revelación de la verdad misma.
92:1.3 (1004.1) La religión surge como reacción biológica de la mente a las creencias espirituales y al entorno; es lo último que perece o cambia en una raza. La religión es la adaptación de la sociedad, en cualquier época, a lo misterioso. Como institución social comprende ritos, símbolos, cultos, escrituras, altares, santuarios y templos. El agua bendita, las reliquias, los fetiches, los amuletos, las vestiduras, las campanas, los tambores y los sacerdocios son comunes a todas las religiones. Y es imposible separar del todo la religión puramente evolutiva de la magia o de la hechicería.
92:1.4 (1004.2) El misterio y el poder han estimulado siempre los sentimientos y los miedos religiosos, mientras que la emoción ha sido siempre un poderoso factor condicionante de su desarrollo. El miedo ha sido siempre el estímulo religioso básico. El miedo da forma a los dioses de la religión evolutiva y motiva el rito religioso de los creyentes primitivos. A medida que la civilización avanza el miedo queda modificado por la veneración, la admiración, el respeto y la compasión, y luego es condicionado además por el remordimiento y el arrepentimiento.
92:1.5 (1004.3) Un pueblo asiático enseñaba que «Dios es un gran miedo»; ese es el resultado de una religión puramente evolutiva. Jesús, la revelación más alta del vivir religioso, proclamó que «Dios es amor».
92:2.1 (1004.4) La religión es la más rígida e inflexible de todas las instituciones humanas, pero termina por adaptarse con retraso a los cambios de la sociedad. La religión evolutiva acaba reflejando con el tiempo la evolución de los usos y costumbres que, a su vez, pueden haberse visto afectados por la religión revelada. De forma lenta y segura, aunque de mala gana, la religión (la adoración) sigue la estela de la sabiduría, del conocimiento dirigido por la razón experiencial e iluminado por la revelación divina.
92:2.2 (1004.5) La religión se aferra a los usos y costumbres; lo que fue es antiguo y se tiene por sagrado. Por esta razón y no por otra, los utensilios de piedra persistieron durante mucho tiempo en las edades del bronce y del hierro. Vuestros escritos recogen esta declaración: «Y si me hicieres un altar de piedra, no lo construirás de piedra tallada, pues si alzas tu herramienta sobre él, lo habrás profanado». A día de hoy los hindúes utilizan un primitivo palo de fricción para encender sus fuegos de altar. En el curso de la religión evolutiva la novedad se ha considerado siempre sacrilegio. El sacramento debe consistir, no en un alimento nuevo y manufacturado, sino en la más primitiva de las viandas: «Carne asada al fuego y pan sin levadura servidos con hierbas amargas». Los usos sociales de todo tipo e incluso los procedimientos legales se aferran a las viejas formas.
92:2.3 (1004.6) Cuando el hombre moderno se asombra de que los escritos sagrados de distintas religiones contengan tantas cosas que se podrían considerar obscenas, debe tener en cuenta que las sucesivas generaciones no se han atrevido a eliminar lo que sus predecesores tenían por santo y sagrado. Mucho de lo que una generación podría calificar de obsceno ha formado parte de los usos y costumbres aceptados e incluso de los ritos religiosos sancionados de las generaciones precedentes. Una importante fuente de controversia religiosa han sido los intentos incesantes de conciliar prácticas antiguas pero reprensibles con los nuevos progresos de la razón, de encontrar teorías plausibles que justifiquen la perpetuación en los credos de viejas costumbres obsoletas.
92:2.4 (1004.7) Pero sería insensato intentar acelerar demasiado bruscamente el crecimiento religioso. Una raza o una nación solo puede asimilar de cualquier religión avanzada aquello que es razonablemente coherente y compatible con su estatus evolutivo del momento, habida cuenta además de su capacidad de adaptación. Las condiciones sociales, climáticas, políticas y económicas influyen todas ellas en el curso y el progreso de la evolución religiosa. La religión no determina la moralidad social, y mucho menos la religión evolutiva; es más bien la moralidad racial la que dicta las formas de la religión.
92:2.5 (1005.1) Las razas humanas solo aceptan una religión nueva y extraña de manera superficial; en realidad la adaptan a sus usos y costumbres y a sus viejas formas de creer. Esto queda bien ilustrado por el ejemplo de cierta tribu de Nueva Zelanda cuyos sacerdotes, tras abrazar nominalmente el cristianismo, declararon haber recibido revelaciones directas de Gabriel. En ellas se les comunicaba que esa tribu precisamente se había convertido en el pueblo elegido de Dios y estaba autorizada por lo tanto a seguir practicando libremente sus relajadas relaciones sexuales y muchas otras de sus costumbres antiguas reprensibles. Todos los recién convertidos se pasaron inmediatamente a esta nueva versión menos exigente del cristianismo.
92:2.6 (1005.2) La religión ha sancionado en un momento u otro todo tipo de comportamientos contrarios e incoherentes, ha aprobado en algún momento prácticamente todo lo que ahora se considera inmoral o pecaminoso. Sin las enseñanzas de la experiencia y sin la asistencia de la razón la conciencia no ha sido ni puede ser nunca una guía segura e infalible de conducta humana. La conciencia no es una voz divina que habla al alma humana. Solo es la suma total de los contenidos morales y éticos de los usos y costumbres de cualquier etapa concreta de la existencia; representa simplemente la reacción ideal, tal como la conciben los humanos, ante un conjunto determinado de circunstancias.
92:3.1 (1005.3) El estudio de la religión humana es el examen de los estratos sociales portadores de fósiles de edades pasadas. Los usos y costumbres de los dioses antropomórficos son un fiel reflejo de la moral de los hombres que concibieron por primera vez esas deidades. Las religiones antiguas y la mitología retratan fielmente las creencias y tradiciones de pueblos perdidos desde hace mucho en la oscuridad. Esas prácticas cultuales de antaño conviven con costumbres económicas y progresos sociales más recientes y, como es lógico, destacan por su incongruencia. Los vestigios de los cultos ofrecen un cuadro auténtico de las religiones raciales del pasado. Recordad siempre que los cultos se establecen no para descubrir la verdad sino más bien para promulgar sus credos.
92:3.2 (1005.4) La religión ha estado siempre centrada básicamente en ritos, rituales, observancias, ceremonias y dogmas. Se ha contaminado a menudo con la falsa ilusión del pueblo elegido, un error que ha sido fuente inagotable de conflictos. Todas las ideas religiosas cardinales de conjuro, inspiración, revelación, propiciación, arrepentimiento, expiación, intercesión, sacrificio, oración, confesión, adoración, supervivencia tras la muerte, sacramento, ritual, rescate, salvación, redención, pacto, impureza, purificación, profecía, pecado original se remontan a los tiempos primitivos del miedo primordial a los fantasmas.
92:3.3 (1005.5) La religión primitiva no es ni más ni menos que la lucha por la existencia material ampliada para abarcar la existencia más allá de la tumba. Las observancias de ese credo representaban la ampliación de la lucha por la autoconservación hasta el ámbito de un mundo imaginario de espíritus fantasmas. Pero cuando estéis tentados de criticar la religión evolutiva, tened cuidado. Recordad que eso fue lo que sucedió; es un hecho histórico. Y tened presente además que el poder de cualquier idea no está en su certeza o su verdad sino más bien en la intensidad de su atractivo para el ser humano.
92:3.4 (1006.1) La religión evolutiva no contempla cambios ni revisiones; a diferencia de la ciencia no provee su propia corrección progresiva. Los mandatos de la religión evolucionada se respetan porque sus seguidores creen que es la Verdad. «La fe dada una vez a los santos» debe ser, en teoría, a la vez final e infalible. El culto se resiste al desarrollo porque es seguro que el progreso real lo modificará o lo destruirá; por eso toda revisión tendrá siempre que ser impuesta.
92:3.5 (1006.2) Solo dos influencias pueden modificar y elevar los dogmas de la religión natural: la presión del lento avance de los usos y costumbres y la iluminación periódica de las revelaciones que marcan época. No es de extrañar que el progreso fuera lento; en los tiempos antiguos ser progresista o inventivo suponía morir como hechicero. El culto avanza lentamente a lo largo de épocas generacionales y de ciclos multiseculares, pero avanza sin duda. La creencia evolutiva en fantasmas puso los cimientos de una filosofía de la religión revelada que acabará destruyendo a la larga la superstición que la originó.
92:3.6 (1006.3) La religión ha entorpecido el desarrollo social de muchas maneras, pero sin religión no hubiera habido ética ni moralidad duradera, ni civilización digna de ese nombre. La religión fue la madre de mucha cultura no religiosa: la escultura se originó en la fabricación de ídolos, la arquitectura en la construcción de templos, la poesía en los conjuros, la música en las salmodias de adoración, el teatro en las representaciones para guiar a los espíritus y la danza en los festivales estacionales de culto.
92:3.7 (1006.4) Al tiempo que llamamos la atención sobre el papel esencial de la religión en el desarrollo y preservación de la civilización, debemos también dejar constancia de que la religión natural ha contribuido considerablemente a paralizar y entorpecer la misma civilización que por otra parte fomentaba y mantenía. La religión ha obstaculizado las actividades industriales y el desarrollo económico; ha malgastado el trabajo y ha dilapidado el capital; no siempre ha sido útil para la familia; no ha fomentado adecuadamente la paz y la buena voluntad; ha descuidado a veces la enseñanza y retrasado la ciencia; ha empobrecido excesivamente la vida so el pretexto de enriquecer la muerte. La religión evolutiva, la religión humana, ha sido sin duda culpable de todos estos y muchos otros errores, tropiezos y desatinos; sin embargo logró mantener una ética cultural, una moralidad civilizada y una coherencia social e hizo posible que la religión revelada posterior compensara sus muchas deficiencias evolutivas.
92:3.8 (1006.5) La religión evolutiva ha sido la más costosa de las instituciones humanas, pero también incomparablemente eficaz. La religión humana solo se puede justificar a la luz de la civilización evolutiva. Si el hombre no fuera el fruto ascendente de la evolución animal, semejante trayectoria de desarrollo religioso sería injustificable.
92:3.9 (1006.6) La religión facilitó la acumulación del capital; fomentó ciertos tipos de trabajo; el tiempo libre de los sacerdotes promovió el arte y el conocimiento; a fin de cuentas, la raza salió ganando de todos esos errores iniciales de procedimiento ético. Los chamanes, tanto honrados como fraudulentos, costaron muy caro, pero el precio mereció la pena. Las profesiones eruditas y la propia ciencia tuvieron su origen en los sacerdocios parásitos. La religión fomentó la civilización y aportó continuidad social; ha sido la policía moral de todos los tiempos. La religión proporcionó la disciplina humana y el autocontrol que hicieron posible la sabiduría. La religión es el látigo eficaz de la evolución que empuja despiadadamente a la humanidad indolente y sufriente a salir de su estado natural de inercia intelectual y avanzar hacia arriba hasta los niveles superiores de la razón y la sabiduría.
92:3.10 (1006.7) Esta sagrada herencia del ascenso animal que constituye la religión evolutiva debe seguir siendo refinada y ennoblecida siempre por la censura continua de la religión revelada y en la fragua ardiente de la ciencia auténtica.
92:4.1 (1007.1) La revelación es evolutiva pero siempre progresiva. A lo largo de las edades de la historia de un mundo las revelaciones de la religión son cada vez más amplias y esclarecedoras. Es misión de la revelación clasificar y censurar las sucesivas religiones de evolución. Pero si la revelación ha de exaltar y elevar las religiones de evolución, esas visitaciones divinas deben transmitir enseñanzas que no estén demasiado alejadas del pensamiento y las reacciones de la época en que son presentadas. Por eso la revelación debe mantenerse siempre, y de hecho lo hace, en contacto con la evolución. La religión de revelación debe estar limitada siempre por la capacidad del hombre para recibirla.
92:4.2 (1007.2) Pero aparte de sus conexiones o ascendientes ostensibles, las religiones de revelación se caracterizan siempre por la creencia en alguna Deidad de valor final y en algún concepto de supervivencia de la identidad de la personalidad después de la muerte.
92:4.3 (1007.3) La religión evolutiva es sentimental, no lógica. Es la reacción del hombre a la creencia en un hipotético mundo de espíritus-fantasmas, el reflejo de creencia suscitado en el ser humano por la idea y el miedo de lo desconocido. La propuesta de la religión revelativa procede del mundo espiritual real; es la respuesta del cosmos superintelectual a la sed de los mortales de creer y confiar en las Deidades universales. La religión evolutiva describe el tortuoso avance a ciegas de la humanidad en su búsqueda de la verdad; la religión revelativa es esa misma verdad.
92:4.4 (1007.4) Ha habido muchos acontecimientos de revelación religiosa, pero solo cinco de ellos han hecho época por su relevancia. Fueron los siguientes:
92:4.5 (1007.5) 1. Las enseñanzas dalamatianas. El verdadero concepto de la Primera Fuente y Centro fue promulgado por primera vez en Urantia por los cien miembros corpóreos del equipo del Príncipe Caligastia. Esta revelación de la Deidad siguió expandiéndose durante más de trescientos mil años hasta que fue bruscamente interrumpida por la secesión planetaria y la descomposición del régimen de enseñanza. Excepto por la labor de Van, la influencia de la revelación dalamatiana se perdió prácticamente para el mundo. Incluso los noditas habían olvidado esta verdad en el momento de la llegada de Adán. De todos los que recibieron las enseñanzas de los cien, los hombres rojos fueron los que las conservaron durante más tiempo, pero la idea del Gran Espíritu no era más que un concepto nebuloso en la religión amerindia cuando el contacto con el cristianismo la clarificó y fortaleció de forma considerable.
92:4.6 (1007.6) 2. Las enseñanzas edénicas. Adán y Eva volvieron a describir el concepto del Padre de todos a los pueblos evolutivos. La descomposición del primer Edén detuvo el curso de la revelación adánica antes incluso de su pleno comienzo, pero las abortadas enseñanzas de Adán fueron retomadas por los sacerdotes setitas, y algunas de esas verdades no se han perdido nunca por completo para el mundo. Las enseñanzas de los setitas modificaron toda la tendencia del desarrollo religioso levantino. Pero hacia el año 2500 a. C. la humanidad ya había perdido de vista casi toda la revelación patrocinada en los días del Edén.
92:4.7 (1007.7) 3. Melquisedec de Salem. Este Hijo de emergencia de Nebadon inauguró la tercera revelación de la verdad en Urantia. Los preceptos cardinales de sus enseñanzas fueron la confianza y la fe. Enseñó a confiar en la beneficencia omnipotente de Dios y proclamó que la fe era el acto por el cual los hombres ganaban el favor de Dios. Sus enseñanzas se mezclaron gradualmente con las creencias y prácticas de diversas religiones evolutivas y se transformaron finalmente en los sistemas teológicos existentes en Urantia a comienzos del primer milenio después de Cristo.
92:4.8 (1008.1) 4. Jesús de Nazaret. Cristo Miguel presentó por cuarta vez a Urantia el concepto de Dios como Padre Universal, y esta enseñanza ha perdurado en general desde entonces. La esencia de su enseñanza era el amor y el servicio: la adoración de amor que un hijo criatura rinde voluntariamente en reconocimiento del ministerio de amor de su Padre Dios y como respuesta a ese ministerio; el servicio que estos hijos criatura prestan a sus hermanos por su propia voluntad en la alegre comprensión de que con ese servicio están sirviendo igualmente a Dios Padre.
92:4.9 (1008.2) 5. Los documentos de Urantia. El conjunto de documentos a los que este pertenece constituyen la manifestación más reciente de la verdad a los mortales de Urantia. Estos documentos difieren de todas las revelaciones anteriores en que no son el trabajo de una sola personalidad del universo, sino una exposición compuesta realizada por muchos seres. Pero ninguna revelación puede ser nunca completa hasta que se alcanza al Padre Universal. Todas las demás ministraciones celestiales no son más que parciales, transitorias y adaptadas en la práctica a las condiciones locales del tiempo y el espacio. Aunque admitir esto podría quizá restar valor a la fuerza y autoridad directa de todas las revelaciones, ha llegado el momento de declarar estas cosas abiertamente en Urantia, aun a riesgo de debilitar la influencia y autoridad futura de la presente obra, la más reciente de las revelaciones de la verdad a las razas mortales de Urantia.
92:5.1 (1008.3) En la religión evolutiva los dioses se conciben a imagen y semejanza del hombre; en la religión revelativa se enseña a los hombres que son hijos de Dios e incluso que están hechos a la imagen finita de la divinidad. En las creencias sintéticas que combinan las enseñanzas de la revelación y los productos de la evolución, el concepto de Dios es una mezcla de:
92:5.2 (1008.4) 1. Las ideas preexistentes de los cultos evolutivos.
92:5.3 (1008.5) 2. Los ideales sublimes de la religión revelada.
92:5.4 (1008.6) 3. Los puntos de vista personales de los grandes líderes religiosos, los profetas y maestros de la humanidad.
92:5.5 (1008.7) La mayoría de las grandes épocas religiosas han sido inauguradas por la vida y enseñanzas de alguna personalidad sobresaliente. La mayoría de los movimientos morales dignos de consideración de la historia han sido fruto de un liderazgo. Los hombres han tendido siempre a venerar al líder incluso a expensas de sus enseñanzas, a reverenciar su personalidad aun cuando perdieran de vista las verdades que proclamaba. Esto no es inmotivado; existe un deseo instintivo en el corazón del hombre evolutivo de recibir ayuda de arriba y del más allá. Este anhelo está dirigido a crear expectación sobre la llegada al planeta del Príncipe Planetario y de los Hijos Materiales posteriores. En Urantia el hombre se ha visto privado de esos líderes y dirigentes sobrehumanos, por eso busca constantemente compensar esta pérdida revistiendo a sus líderes humanos de leyendas sobre sus orígenes sobrenaturales y sus carreras milagrosas.
92:5.6 (1008.8) Muchas razas han concebido líderes nacidos de vírgenes; sus carreras están generosamente salpicadas de episodios milagrosos y sus grupos respectivos esperan siempre su regreso. Los miembros de las tribus de Asia central siguen esperando el regreso de Gengis Kan; en el Tíbet, China y la India es Buda; en el islam es Mahoma; entre los amerindios fue Hesunanin Onamonalonton; los hebreos esperaban generalmente el regreso de Adán como dirigente material. En Babilonia el dios Marduc fue una perpetuación de la leyenda de Adán, la idea de hijo de Dios, el eslabón que enlaza al hombre con Dios. Tras la aparición de Adán en el planeta los supuestos hijos de Dios proliferaron entre las razas del mundo.
92:5.7 (1009.1) Pero aparte de la reverencia supersticiosa que pudieran inspirar, es indudable que esos maestros fueron los fulcros temporales de personalidad que sirvieron de apoyo a las palancas de la verdad revelada para hacer avanzar la moralidad, la filosofía y la religión de la humanidad.
92:5.8 (1009.2) Ha habido cientos y cientos de líderes religiosos en el millón de años de la historia humana de Urantia, desde Onagar hasta el gurú Nanak. Durante este tiempo ha habido muchos flujos y reflujos de la marea de la verdad religiosa y la fe espiritual, y cada renacimiento de la religión urantiana se ha identificado en el pasado con la vida y las enseñanzas de algún líder religioso. Al considerar a los maestros de los tiempos recientes puede resultar útil agruparlos en las siete épocas religiosas principales de la Urantia posadánica.
92:5.9 (1009.3) 1. El periodo setita. Los sacerdotes setitas, regenerados bajo el liderazgo de Amosad, se convirtieron en los grandes maestros posadánicos. Ejercieron su actividad en todas las tierras de los anditas y su influencia perduró más entre los griegos, los sumerios y los hindúes. Entre estos últimos han continuado hasta el momento presente como los brahmanes de la fe hindú. Los setitas y sus seguidores no perdieron nunca completamente el concepto de la Trinidad revelado por Adán.
92:5.10 (1009.4) 2. La era de los misioneros de Melquisedec. La religión de Urantia se regeneró en gran medida gracias a la labor de los maestros designados por Maquiventa Melquisedec cuando vivió y enseñó en Salem casi dos mil años antes de Cristo. Estos misioneros proclamaron que la fe era el precio del favor de Dios, y aunque sus enseñanzas no produjeron la aparición inmediata de ninguna religión, fueron los fundamentos sobre los cuales los maestros posteriores de la verdad construirían las religiones de Urantia.
92:5.11 (1009.5) 3. La era posterior a Melquisedec. Aunque tanto Amenemope como Akenatón enseñaron en este periodo, el genio religioso sobresaliente de la era posterior a Melquisedec fue Moisés, el líder de un grupo de beduinos levantinos y fundador de la religión hebrea. Moisés enseñó el monoteísmo. Dijo: «Escucha, oh Israel: el Señor nuestro Dios es un solo Dios». «El Señor es Dios. No hay nadie junto a él.» Se esforzó obstinadamente por desarraigar de su pueblo los restos del culto a los fantasmas y llegó a prescribir la pena de muerte para sus practicantes. El monoteísmo de Moisés fue adulterado por sus sucesores, pero más tarde retomaron muchas de sus enseñanzas. La grandeza de Moisés reside en su sabiduría y su sagacidad. Otros hombres han tenido conceptos más grandes de Dios, pero ninguno ha logrado nunca inducir a tanta gente a adoptar creencias tan avanzadas.
92:5.12 (1009.6) 4. El siglo sexto antes de Cristo. Fue uno de los siglos de mayor despertar religioso de la historia de Urantia y en él surgieron muchos hombres para proclamar la verdad. Cabe señalar entre ellos a Gautama, Confucio, Lao-Tse, Zoroastro y los maestros jainistas. Las enseñanzas de Gautama se han extendido por toda Asia, y millones lo veneran como Buda. Confucio fue para la moralidad china lo que Platón para la filosofía griega, y aunque las enseñanzas de ambos tuvieron repercusiones religiosas, ninguno de los dos fue un maestro religioso propiamente dicho; Lao-Tse tuvo más visión de Dios en el Tao que Confucio en las humanidades o Platón en el idealismo. Zoroastro, aunque muy influido por el concepto dual predominante de espíritus buenos y espíritus malos, exaltó claramente al mismo tiempo la idea de una sola Deidad eterna y de la victoria definitiva de la luz sobre la oscuridad.
92:5.13 (1010.1) 5. El siglo primero después de Cristo. Como maestro religioso, Jesús de Nazaret partió del culto que había establecido Juan el Bautista y se alejó cuanto pudo de ayunos y formalidades. Aparte de Jesús, Pablo de Tarso y Filón de Alejandría fueron los mayores maestros de esta era. Sus conceptos de la religión han desempeñado un papel predominante en la evolución de la fe que lleva el nombre de Cristo.
92:5.14 (1010.2) 6. El siglo sexto después de Cristo. Mahoma fundó una religión que fue superior a muchos de los credos de su tiempo. La suya fue una protesta contra las exigencias sociales de las religiones de los extranjeros y contra la incoherencia de la vida religiosa de su propio pueblo.
92:5.15 (1010.3) 7. El siglo quince después de Cristo. Este periodo presenció dos movimientos religiosos: el quebrantamiento de la unidad del cristianismo en Occidente y la síntesis de una nueva religión en Oriente. En Europa el cristianismo institucionalizado había alcanzado el grado de rigidez que hace incompatible cualquier nuevo crecimiento con la unidad. En Oriente las enseñanzas conjuntas del islam, el hinduismo y el budismo fueron sintetizadas por Nanak y sus seguidores en el sijismo, una de las religiones más avanzadas de Asia.
92:5.16 (1010.4) El futuro de Urantia se caracterizará indudablemente por la aparición de maestros de la verdad religiosa: la paternidad de Dios y la fraternidad de todas las criaturas. Pero es de esperar que los esfuerzos ardientes y sinceros de esos futuros profetas se dirijan menos hacia el fortalecimiento de las barreras interreligiosas y más hacia el aumento de la hermandad religiosa de adoración espiritual entre los muchos seguidores de las distintas teologías intelectuales tan características del planeta Urantia de Satania.
92:6.1 (1010.5) Las religiones de Urantia en el siglo veinte presentan un cuadro interesante de la evolución social del impulso adorador del hombre. Muchos credos han progresado muy poco desde los días del culto a los fantasmas. Los pigmeos de África no tienen reacciones religiosas como clase, aunque algunos creen vagamente en un entorno de espíritus. Están hoy exactamente donde estaba el hombre primitivo cuando empezó a evolucionar la religión. La creencia básica de la religión primitiva era la supervivencia después de la muerte. La idea de adorar a un Dios personal denota un desarrollo evolutivo avanzado, incluso una primera etapa de revelación. Los dyac han desarrollado solo las prácticas religiosas más primitivas. Los esquimales y amerindios relativamente recientes tenían conceptos muy escasos de Dios; creían en fantasmas y tenían una idea poco definida sobre algún tipo de supervivencia después de la muerte. Los aborígenes australianos de hoy en día se limitan al miedo a los fantasmas, el terror a la oscuridad y una veneración rudimentaria a los ancestros. Los zulúes están empezando a desarrollar una religión de miedo a los fantasmas y sacrificios. Muchas tribus africanas, salvo donde ha habido trabajo misionero de cristianos y mahometanos, no han pasado aún de la etapa de evolución religiosa de los fetiches. Sin embargo, algunos grupos sostienen desde hace mucho tiempo la idea del monoteísmo como los antiguos tracios, que creían también en la inmortalidad.
92:6.2 (1010.6) En Urantia la religión evolutiva y la revelativa progresan en paralelo mientras se mezclan y funden en la diversidad de sistemas teológicos existentes en el mundo a la hora de redactar estos documentos. Estas religiones, las religiones de Urantia en el siglo veinte, se pueden enumerar como sigue:
92:6.3 (1011.1) 1. El hinduismo, la más antigua.
92:6.4 (1011.2) 2. La religión hebrea.
92:6.5 (1011.3) 3. El budismo.
92:6.6 (1011.4) 4. Las enseñanzas de Confucio.
92:6.7 (1011.5) 5. Las creencias taoístas.
92:6.8 (1011.6) 6. El zoroastrismo.
92:6.9 (1011.7) 7. El sintoísmo.
92:6.10 (1011.8) 8. El jainismo.
92:6.11 (1011.9) 9. El cristianismo.
92:6.12 (1011.10) 10. El islam.
92:6.13 (1011.11) 11. El sijismo, la más reciente.
92:6.14 (1011.12) Las religiones más avanzadas de los tiempos antiguos eran el judaísmo y el hinduismo, cada una de las cuales ha ejercido poderosamente su respectiva influencia sobre el desarrollo religioso de Oriente y Occidente. Tanto los hindúes como los hebreos creían que sus religiones eran inspiradas y reveladas, y creían que todas las demás eran formas decadentes de la única fe verdadera.
92:6.15 (1011.13) La India está dividida entre las religiones hindú, sijista, mahometana y jainista, cada una de las cuales representa a Dios, al hombre y al universo según sus diversas concepciones. China sigue las enseñanzas taoístas y confucianas; el sintoísmo se venera en Japón.
92:6.16 (1011.14) Las grandes fes internacionales e interraciales son la hebrea, la budista, la cristiana y la islámica. El budismo se extiende desde Ceilán y Birmania, pasando por el Tíbet y China, hasta Japón. Ha demostrado una capacidad de adaptación a los usos y costumbres de muchos pueblos solo igualada por el cristianismo.
92:6.17 (1011.15) La religión hebrea abarca la transición filosófica del politeísmo al monoteísmo; es un eslabón evolutivo entre las religiones de evolución y las religiones de revelación. Los hebreos fueron el único pueblo occidental que pasó directamente de sus primeros dioses evolutivos al Dios de la revelación. Pero esta verdad no se aceptó de forma generalizada hasta los días de Isaías, que enseñó de nuevo el concepto mixto de una deidad racial combinada con un Creador Universal: «Oh Señor de los ejércitos, Dios de Israel, tú eres Dios, solo tú lo eres; tú has hecho el cielo y la tierra». La esperanza de supervivencia de la civilización occidental residió en su día en los sublimes conceptos hebreos de la bondad y los avanzados conceptos helénicos de la belleza.
92:6.18 (1011.16) La religión cristiana es la religión sobre la vida y las enseñanzas de Cristo, basada en la teología del judaísmo y modificada por la asimilación de ciertas enseñanzas de Zoroastro y de la filosofía griega, que fue formulada principalmente por tres personas: Filón, Pedro y Pablo. Ha pasado por muchas fases de evolución desde los tiempos de Pablo y se ha occidentalizado tanto que no es de extrañar que muchos pueblos no europeos consideren el cristianismo como la revelación extranjera de un Dios extranjero para extranjeros.
92:6.19 (1011.17) El islam es el nexo religioso-cultural entre el norte de África, el Levante y el sudeste de Asia. Fue la teología judía en conexión con las enseñanzas cristianas posteriores lo que hizo monoteísta al islam. Los seguidores de Mahoma tropezaron con las enseñanzas avanzadas sobre la Trinidad; no alcanzaban a comprender la doctrina de tres personalidades divinas y una sola Deidad. Siempre es difícil inducir a las mentes evolutivas a aceptar repentinamente una verdad revelada avanzada. El hombre es una criatura evolutiva y por lo general tiene que adquirir su religión por procedimientos evolutivos.
92:6.20 (1012.1) El culto a los antepasados fue en su día un avance claro en la evolución religiosa, pero es a la vez sorprendente y lamentable que este concepto primitivo haya perdurado en China, Japón y la India entre tantas otras creencias relativamente más avanzadas como el budismo y el hinduismo. En Occidente el culto a los antepasados se transformó en veneración a los dioses nacionales y respeto por los héroes raciales. En el siglo veinte esta religión nacionalista veneradora de héroes hace su aparición en los diversos secularismos radicales y nacionalistas que caracterizan a muchas razas y naciones occidentales. Se observan muchas manifestaciones de esta misma actitud en las grandes universidades y en las mayores comunidades industriales de los pueblos de habla inglesa. Estos conceptos no difieren mucho de la idea de que la religión no es sino «la búsqueda compartida de una vida buena». Las «religiones nacionales» no son más que una reversión a la antigua adoración romana al emperador o al sintoísmo, la adoración al Estado en la familia imperial.
92:7.1 (1012.2) La religión no se puede convertir nunca en un hecho científico. La filosofía puede tener sin duda una base científica, pero la religión seguirá siendo siempre evolutiva o revelativa, o una posible combinación de ambas como ocurre hoy en el mundo.
92:7.2 (1012.3) No es posible inventar religiones nuevas; o bien son producto de la evolución o bien son reveladas repentinamente. Todas las nuevas religiones evolutivas no son más que expresiones progresivas de viejas creencias, son nuevas adaptaciones y nuevos ajustes. Lo viejo no deja de existir; se fusiona con lo nuevo como en el caso del sijismo, que brotó y floreció a partir de las raíces y las formas del hinduismo, el budismo, el islam y otros cultos de la época. La religión primitiva era muy democrática; el salvaje prestaba o tomaba prestado con facilidad. El egotismo teológico autocrático e intolerante solo apareció con la religión revelada.
92:7.3 (1012.4) Las muchas religiones de Urantia son todas buenas en la medida en que llevan al hombre hacia Dios y traen al hombre la comprensión del Padre. Es una falacia que cualquier grupo de personas religiosas considere su credo como La Verdad; esta actitud refleja más arrogancia teológica que certidumbre en la fe. No hay ninguna religión en Urantia que no pueda estudiar y asimilar provechosamente lo mejor de las verdades contenidas en todas las demás, pues todas contienen verdad. Más valdría que las personas religiosas tomaran prestado lo mejor de la fe espiritual viva de sus vecinos en vez de denunciar lo peor de sus supersticiones residuales y sus ritos desfasados.
92:7.4 (1012.5) Todas estas religiones han surgido como resultado de la respuesta intelectual variable de los hombres a una misma e idéntica guía espiritual. No pueden esperar lograr nunca una uniformidad de credos, dogmas y ritos, que son productos intelectuales, pero en cambio pueden, y algún día lo conseguirán, hacer realidad la unidad en la verdadera adoración al Padre de todos, pues esta es espiritual, y es eternamente cierto que todos los hombres son iguales en espíritu.
92:7.5 (1012.6) La religión primitiva era más que nada una consciencia de los valores materiales, pero la civilización eleva los valores religiosos, pues la verdadera religión es la entrega del yo al servicio de valores supremos y significativos. A medida que la religión evoluciona, la ética se convierte en la filosofía de la moral y la moralidad se convierte en la disciplina del yo mediante los criterios provenientes de significados superiores y valores supremos: los ideales divinos y espirituales. Y así la religión se convierte en devoción espontánea y exquisita, en la experiencia viva de la lealtad del amor.
92:7.6 (1013.1) Estos son los indicadores de la calidad de una religión:
92:7.7 (1013.2) 1. El nivel de sus valores: las lealtades.
92:7.8 (1013.3) 2. La profundidad de sus significados: la sensibilización del individuo hacia la apreciación idealista de esos valores más altos.
92:7.9 (1013.4) 3. La intensidad de la consagración: el grado de entrega a esos valores divinos.
92:7.10 (1013.5) 4. El progreso sin trabas de la personalidad en esta senda cósmica de vida espiritual idealista, comprensión de la filiación con Dios y ciudadanía progresiva sin fin en el universo.
92:7.11 (1013.6) Los significados religiosos progresan en la consciencia propia cuando el niño transfiere de sus padres a Dios sus ideas sobre la omnipotencia. Y toda la experiencia religiosa de ese niño dependerá mucho de si su relación con sus padres estuvo marcada por el miedo o por el amor. Para los esclavos ha sido siempre muy difícil transformar su miedo al amo en conceptos de amor de Dios. La civilización, la ciencia y las religiones avanzadas deben liberar a la humanidad de los miedos nacidos del terror a los fenómenos naturales. Y así, un esclarecimiento mayor debería liberar a los mortales instruidos de toda dependencia de intermediarios en su comunión con la Deidad.
92:7.12 (1013.7) Estas etapas intermedias de vacilación idólatra son inevitables cuando la veneración se transfiere de lo humano y visible a lo divino e invisible, pero la consciencia del ministerio facilitador del espíritu divino que mora en el interior debería abreviarlas. Sin embargo, el hombre ha estado profundamente influido no solo por sus conceptos de la Deidad, sino también por el carácter de los héroes a los que ha elegido honrar. Es muy lamentable que los que han llegado a venerar al Cristo divino y resucitado hayan pasado por alto al hombre —al héroe audaz y valeroso— Josué ben José.
92:7.13 (1013.8) El hombre moderno es suficientemente autoconsciente de la religión, pero sus hábitos de adoración han quedado confundidos y desacreditados por su acelerada metamorfosis social y sus desarrollos científicos sin precedentes. Los hombres y mujeres pensantes quieren una redefinición de la religión, y esta exigencia obligará a la religión a revaluarse a sí misma.
92:7.14 (1013.9) El hombre moderno se enfrenta a la tarea de hacer en una generación más reajustes de los valores humanos de los que se han hecho en dos mil años. Y todo ello influye en la actitud social hacia la religión, pues la religión es una manera de vivir además de un método de pensamiento.
92:7.15 (1013.10) La verdadera religión debe ser siempre y al mismo tiempo el fundamento eterno y la estrella guía de todas las civilizaciones duraderas.
92:7.16 (1013.11) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 93
93:0.1 (1014.1) LOS Melquisedec son muy conocidos como Hijos de emergencia, pues se dedican a una variedad impresionante de actividades en los mundos de un universo local. Cuando surge algún problema extraordinario o cuando hay que intentar algo fuera de lo corriente, suele ser un Melquisedec quien se encarga de la misión. La aptitud de los Hijos Melquisedec para actuar en emergencias y en niveles muy divergentes del universo, incluso en el nivel físico de manifestación de la personalidad, es propia de su orden. Solo los Portadores de Vida comparten en cierta medida esa metamórfica variedad de funciones de la personalidad.
93:0.2 (1014.2) El orden Melquisedec de filiación del universo ha desempeñado un papel muy importante en Urantia. Un cuerpo de doce miembros colaboró con los Portadores de Vida. Posteriormente otro grupo de doce asumió la función de síndicos de vuestro mundo poco después de la secesión de Caligastia y siguió al mando hasta los tiempos de Adán y Eva. Tras la falta de Adán y Eva, estos doce Melquisedec volvieron a Urantia donde permanecieron como síndicos planetarios hasta el día en que Jesús de Nazaret, como Hijo del Hombre, se convirtió en el Príncipe Planetario nominal de Urantia.
93:1.1 (1014.3) La verdad revelada estuvo amenazada de extinción durante los milenios que siguieron al malogro de la misión adánica en Urantia. Aunque progresaban intelectualmente, las razas humanas iban perdiendo terreno poco a poco en el campo espiritual. Alrededor del año 3000 a. C. el concepto de Dios se había vuelto muy difuso en la mente de los hombres.
93:1.2 (1014.4) Los doce síndicos Melquisedec sabían que el otorgamiento de Miguel en su planeta era inminente, pero no sabían cuándo ocurriría. Entonces se reunieron en consejo solemne y solicitaron a los Altísimos de Edentia que se tomaran medidas para mantener la luz de la verdad en Urantia. Su petición fue desestimada con esta respuesta: «la gestión de los asuntos del 606 de Satania es plena competencia de los custodios Melquisedec». Los síndicos apelaron entonces a la ayuda del Padre Melquisedec, pero solo recibieron instrucciones de seguir sosteniendo la verdad según su propio criterio «hasta la llegada de un Hijo de otorgamiento» que «rescataría los títulos planetarios de toda restricción e incertidumbre».
93:1.3 (1014.5) Al verse los síndicos planetarios tan abandonados a sus propios recursos, Maquiventa Melquisedec, uno de los doce, se ofreció voluntario para hacer lo que solo se había hecho seis veces en toda la historia de Nebadon: personalizarse en la tierra como hombre temporal del mundo y otorgarse como Hijo de emergencia para ministrar al mundo. Las autoridades de Salvington autorizaron esta aventura, y la encarnación de Maquiventa Melquisedec se hizo efectiva en Palestina cerca del emplazamiento de la futura ciudad de Salem. Los síndicos planetarios llevaron a cabo todo el proceso de materialización de este Hijo Melquisedec con la cooperación de los Portadores de Vida, de ciertos Controladores Físicos Maestros y de otras personalidades celestiales residentes en Urantia.
93:2.1 (1015.1) Maquiventa fue otorgado a las razas humanas de Urantia 1973 años antes del nacimiento de Jesús. Su llegada no tuvo nada de espectacular; su materialización no fue presenciada por ojos humanos. Los mortales pudieron verlo por primera vez el día memorable en que entró en la tienda de Amdon, un ganadero caldeo de extracción sumeria, y en la simple declaración que hizo a este pastor quedó proclamada su misión: «Soy Melquisedec, sacerdote de El Elyón, el Altísimo, el único y solo Dios».
93:2.2 (1015.2) Cuando el pastor se hubo repuesto de su asombro y después de acribillar a preguntas al desconocido, le invitó a cenar con él. Era la primera vez en su larga carrera en el universo que Maquiventa consumía comida material, el alimento que habría de sustentarlo durante los noventa y cuatro años de su vida como ser material.
93:2.3 (1015.3) Aquella noche, en su larga conversación bajo las estrellas, Melquisedec empezó a cumplir su misión de revelar la verdad de la realidad de Dios cuando se volvió hacia Amdon con un amplio movimiento del brazo y le dijo: «El Elyón, el Altísimo, es el creador divino de las estrellas del firmamento e incluso de este mismo planeta donde vivimos, y es también el Dios supremo del cielo».
93:2.4 (1015.4) En pocos años Melquisedec había reunido a su alrededor a un grupo de alumnos, discípulos y creyentes que formaron el núcleo de la comunidad posterior de Salem. Fue conocido pronto en toda Palestina como el sacerdote de El Elyón, el Altísimo, y como el sabio de Salem. Algunas tribus de los alrededores solían referirse a él como el jeque o rey de Salem. Tras la desaparición de Melquisedec, Salem se convirtió en la ciudad de Jebús, que más tarde se llamó Jerusalén.
93:2.5 (1015.5) La apariencia física de Melquisedec correspondía a la de los pueblos nodita y sumerio ya mezclados por entonces; medía casi un metro ochenta y tenía una presencia imponente. Hablaba caldeo y otra media docena de idiomas. Iba vestido a la manera de los sacerdotes cananeos, pero se distinguía por llevar en el pecho un emblema de tres círculos concéntricos, el símbolo que representaba en Satania a la Trinidad del Paraíso. Durante su ministerio esta insignia de tres círculos concéntricos llegó a ser tan sagrada para sus seguidores que nunca se atrevieron a utilizarla, y pronto cayó en el olvido después de algunas generaciones.
93:2.6 (1015.6) Aunque Maquiventa vivió a la manera de los hombres del mundo, nunca se casó ni podría haber dejado descendencia en el planeta. Su cuerpo físico parecía de varón humano, pero en realidad pertenecía al tipo de cuerpos especialmente fabricados que habían utilizado los cien miembros materializados del equipo del Príncipe Caligastia, con la diferencia de no ser portador de plasma vital de ninguna raza humana. Maquiventa tampoco podía disponer en Urantia del árbol de la vida. Si hubiera permanecido mucho tiempo en el planeta, su mecanismo físico se habría deteriorado gradualmente, pero lo cierto fue que terminó su misión de otorgamiento en noventa y cuatro años, mucho antes de que empezara a desintegrarse su cuerpo material.
93:2.7 (1016.1) Este Melquisedec encarnado recibió un Ajustador del Pensamiento que moró en el interior de su personalidad sobrehumana como monitor del tiempo y mentor de la carne. Este espíritu del Padre adquirió así experiencia práctica de los problemas de Urantia y de la técnica de morar en el interior de un Hijo encarnado, y gracias a esta experiencia pudo actuar posteriormente con tanto valor en la mente humana de Miguel, el Hijo de Dios, cuando apareció en la tierra a semejanza de carne mortal. Este es el único Ajustador del Pensamiento que ha actuado en dos mentes en Urantia, pero ambas mentes eran divinas y humanas a la vez.
93:2.8 (1016.2) Durante su encarnación Maquiventa se mantuvo en pleno contacto con sus once compañeros del cuerpo de custodios planetarios, pero no se pudo comunicar con otros órdenes de personalidades celestiales. Aparte de los síndicos Melquisedec, no tuvo más contacto con inteligencias sobrehumanas que un ser humano cualquiera.
93:3.1 (1016.3) En el transcurso de una década Melquisedec organizó sus escuelas en Salem según el antiguo modelo desarrollado por los primeros sacerdotes setitas del segundo Edén. Incluso el sistema del diezmo, introducido por Abraham cuando se convirtió posteriormente, provenía también de las tradiciones supervivientes de los métodos de los antiguos setitas.
93:3.2 (1016.4) Melquisedec enseñó el concepto de un solo Dios, de una Deidad universal, pero permitía que la gente asociara esta enseñanza con el Padre de la Constelación de Norlatiadek, a quien llamó El Elyón, el Altísimo. Melquisedec no dijo prácticamente nada sobre el estatus de Lucifer y el estado de los asuntos de Jerusem. Lanaforge, el Soberano del Sistema, tuvo poco que ver con Urantia hasta después de consumado el otorgamiento de Miguel. Para la mayoría de los estudiantes de Salem Edentia era el cielo y el Altísimo era Dios.
93:3.3 (1016.5) El símbolo de los tres círculos concéntricos que Melquisedec adoptó como insignia de su otorgamiento fue interpretado por la mayoría de la gente como una representación de los tres reinos: el de los hombres, el de los ángeles y el de Dios. Melquisedec les permitió conservar esa creencia. Muy pocos de sus seguidores supieron nunca que esos tres círculos eran el emblema de la infinitud, la eternidad y la universalidad de la Trinidad del Paraíso en su divina función mantenedora y directora; incluso Abraham consideraba que este símbolo representaba más bien a los tres Altísimos de Edentia, puesto que le habían enseñado que los tres Altísimos actuaban como uno solo. En la medida en que Melquisedec enseñaba el concepto de la Trinidad simbolizado en su insignia, solía asociarlo a los tres regidores Vorondadek de la constelación de Norlatiadek.
93:3.4 (1016.6) Para la gran masa de sus seguidores Melquisedec limitó sus enseñanzas al gobierno de los Altísimos de Edentia, los Dioses de Urantia, aunque a algunos les enseñó verdades avanzadas sobre la gestión y organización del universo local. Solo a su brillante discípulo Nordan el quenita y a su dedicado grupo de estudiantes les enseñó las verdades del superuniverso e incluso de Havona.
93:3.5 (1016.7) Los miembros de la familia de Katro, con quien Melquisedec vivió durante más de treinta años, conocieron muchas de estas verdades superiores y las perpetuaron largo tiempo en su familia, incluso hasta los días de su ilustre descendiente Moisés. Por su rama paterna Moisés heredó esta potente tradición de los tiempos de Melquisedec, que también le fue transmitida por otras fuentes de su rama materna.
93:3.6 (1016.8) Melquisedec enseñó a sus seguidores todo lo que eran capaces de recibir y asimilar. Incluso muchas ideas religiosas modernas sobre el cielo y la tierra, el hombre, Dios y las ángeles no están muy lejos de las enseñanzas de Melquisedec. Pero aquel gran maestro lo subordinó todo a la doctrina de un solo Dios, una Deidad del universo, un Creador celestial, un Padre divino. Hizo hincapié en esta enseñanza para promover la adoración humana y preparar el camino para la futura venida de Miguel como Hijo de ese mismo Padre Universal.
93:3.7 (1017.1) Melquisedec enseñó que en algún momento futuro otro Hijo de Dios vendría en la carne como él había venido, pero que nacería de una mujer. Por eso muchos maestros posteriores declararon que Jesús fue sacerdote o ministro «para siempre según el orden de Melquisedec».
93:3.8 (1017.2) Así preparó Melquisedec el camino y estableció un escenario mundial de tendencia monoteísta para el otorgamiento de un auténtico Hijo paradisíaco del Dios único, ese Dios a quien describió tan elocuentemente como el Padre de todos, y a quien presentó a Abraham como el Dios que aceptaría al hombre bajo la simple condición de su fe personal. Cuando Miguel apareció en la tierra confirmó todo lo que había enseñado Melquisedec sobre el Padre del Paraíso.
93:4.1 (1017.3) Las ceremonias del culto de Salem eran muy sencillas. Toda persona que se inscribía con su firma o marca en las tablillas de arcilla de la Iglesia de Melquisedec aprendía de memoria y suscribía el credo siguiente:
93:4.2 (1017.4) 1. Creo en El Elyón, el Dios Altísimo, el único Padre Universal y Creador de todas las cosas.
93:4.3 (1017.5) 2. Acepto la alianza con el Altísimo promulgada por Melquisedec, que me otorga el favor de Dios por mi fe y no por sacrificios ni holocaustos.
93:4.4 (1017.6) 3. Prometo cumplir los siete mandamientos de Melquisedec y anunciar a todos los hombres la buena nueva de esta alianza con el Altísimo.
93:4.5 (1017.7) En esto consistía todo el credo de la colonia de Salem, pero incluso esta declaración de fe tan breve y sencilla era excesiva y demasiado avanzada para los hombres de aquella época. Eran totalmente incapaces de captar la idea de que el favor divino se obtiene a cambio de nada: por la fe. Tenían demasiado arraigada la creencia de que el hombre había nacido en deuda con los dioses. Llevaban tanto tiempo sacrificándose y haciendo regalos a los sacerdotes y con tanta convicción que no podían asimilar la buena nueva de que la salvación, el favor divino, era un regalo gratuito para todos los que quisieran creer en la alianza promulgada por Melquisedec. Abraham creyó aunque con poca convicción, e incluso eso «se le tomó en cuenta como justicia».
93:4.6 (1017.8) Los siete mandamientos que promulgó Melquisedec seguían el modelo de la suprema ley de los antiguos dalamatianos y se parecían mucho a los siete mandamientos enseñados en el primer y el segundo Edén. Estos eran los mandamientos de la religión de Salem:
93:4.7 (1017.9) 1. No servirás a ningún Dios más que al Creador Altísimo del cielo y de la tierra.
93:4.8 (1017.10) 2. No pondrás en duda que la fe es el único requisito para la salvación eterna.
93:4.9 (1017.11) 3. No levantarás falso testimonio.
93:4.10 (1017.12) 4. No matarás.
93:4.11 (1017.13) 5. No robarás.
93:4.12 (1018.1) 6. No cometerás adulterio.
93:4.13 (1018.2) 7. No faltarás al respeto a tus padres ni a tus mayores.
93:4.14 (1018.3) Aunque los sacrificios no estaban permitidos dentro de la colonia, Melquisedec sabía muy bien lo difícil que es desarraigar de golpe costumbres largamente establecidas, por eso propuso sabiamente a esas gentes sustituir los antiguos sacrificios de carne y sangre por un sacramento de pan y vino. Está escrito que «Melquisedec, rey de Salem, trajo pan y vino». Pero esta prudente innovación no obtuvo todo el efecto deseado: las diversas tribus tenían centros auxiliares a las afueras de Salem donde todas ofrecían sacrificios y holocaustos. El propio Abraham recurrió a esta bárbara costumbre tras su victoria sobre Quedorlaomer simplemente porque sabía que no se sentiría plenamente tranquilo si no ofrecía un sacrificio convencional. Así que Melquisedec no consiguió erradicar del todo la tendencia a los sacrificios de las prácticas religiosas de sus seguidores, ni siquiera de Abraham.
93:4.15 (1018.4) Melquisedec, como Jesús, se dedicó estrictamente a cumplir su misión de otorgamiento. No intentó reformar los usos y costumbres ni cambiar los hábitos del mundo, ni siquiera promover prácticas sanitarias o verdades científicas avanzadas. Vino para llevar a cabo dos tareas: mantener viva en el planeta la verdad del Dios único y preparar el camino para el otorgamiento posterior como mortal de un Hijo paradisiaco de ese Padre Universal.
93:4.16 (1018.5) Melquisedec enseñó durante noventa y cuatro años verdad revelada elemental en Salem. Abraham asistió a la escuela de Salem en tres ocasiones hasta que se convirtió por fin a sus enseñanzas. Llegó a ser uno de los alumnos más brillantes de Melquisedec y uno de sus principales partidarios.
93:5.1 (1018.6) Aunque puede ser un error hablar de «pueblo elegido», no es equivocado referirse a Abraham como persona elegida. Melquisedec confió a Abraham la responsabilidad de mantener viva la verdad del Dios único en contraste con la creencia predominante en deidades plurales.
93:5.2 (1018.7) Una de las razones que motivaron la elección de Palestina como sede de las actividades de Maquiventa fue el propósito de establecer contacto con una familia humana que mostrara potencial de liderazgo. En el momento de la encarnación de Melquisedec había muchas familias en el planeta tan bien preparadas como la de Abraham para recibir la doctrina de Salem. Había familias igualmente dotadas entre los hombres rojos, los hombres amarillos y los descendientes de los anditas del oeste y del norte. Sin embargo ninguna de ellas estaba ubicada en un lugar tan favorable para la aparición posterior de Miguel en la tierra como la costa este del mar Mediterráneo. La misión de Melquisedec en Palestina y la aparición posterior de Miguel entre el pueblo hebreo estuvieron determinadas en gran medida por la geografía, por la situación céntrica de Palestina respecto al comercio, las comunicaciones y las civilizaciones existentes entonces en el mundo.
93:5.3 (1018.8) Los síndicos Melquisedec llevaban ya tiempo observando a los antepasados de Abraham y anticipaban que alguna generación produciría descendientes caracterizados por su inteligencia, iniciativa, sagacidad y sinceridad. Los hijos de Taré, el padre de Abraham, respondían a sus expectativas en todos los sentidos. Esta posibilidad de contacto con los polifacéticos hijos de Taré determinó considerablemente la aparición de Maquiventa en Salem y no en Egipto, China, la India o entre las tribus del norte.
93:5.4 (1019.1) Taré y toda su familia estaban ya medio convertidos a la religión de Salem, que había sido predicada en Caldea por Ovidio, un maestro fenicio que proclamó las doctrinas de Salem en Ur; por esa predicación conocieron también la existencia de Melquisedec. Salieron de Ur con intención de llegar directamente a Salem, pero Nacor, el hermano de Abraham, insistió en que se quedaran en Harán porque no había visto a Melquisedec y no estaba muy convencido. Mucho tiempo después de su llegada a Palestina se decidieron por fin a destruir todos los dioses domésticos que habían traído consigo. Tardaron mucho en renunciar a los numerosos dioses de Mesopotamia y sustituirlos por el Dios único de Salem.
93:5.5 (1019.2) A las pocas semanas de morir Taré, el padre de Abraham, Melquisedec envió a uno de sus estudiantes, Jarán el Hitita, con esta invitación tanto para Abraham como para Nacor: «Venid a Salem donde escucharéis nuestras enseñanzas sobre la verdad del Creador eterno, y todo el mundo será bendecido en la progenie iluminada de los dos hermanos». Pero Nacor no había aceptado del todo el evangelio de Melquisedec, así que no fue y construyó una poderosa ciudad-Estado que llevó su nombre. En cambio Lot, el sobrino de Abraham, decidió ir a Salem con su tío.
93:5.6 (1019.3) Al llegar a Salem Abraham y Lot eligieron una fortaleza en las colinas cercanas a la ciudad, donde pudieran defenderse de los muchos ataques sorpresa de los saqueadores del norte. En aquel tiempo, los hititas, asirios, filisteos y otros grupos asaltaban constantemente a las tribus del centro y sur de Palestina. Desde su plaza fuerte de las colinas Abraham y Lot peregrinaban a Salem con frecuencia.
93:5.7 (1019.4) Poco después de haberse instalado cerca de Salem, Abraham y Lot viajaron al valle del Nilo en busca de víveres, pues había entonces sequía en Palestina. Durante su breve estancia en Egipto Abraham encontró a un pariente lejano en el trono egipcio y encabezó dos expediciones militares victoriosas para este rey. Durante la última parte de su estancia en el Nilo, él y su esposa Sara vivieron en la corte, y cuando se marcharon de Egipto recibió una parte del botín de sus campañas militares.
93:5.8 (1019.5) Abraham hizo gala de gran determinación cuando renunció a los honores de la corte egipcia para volver al trabajo más espiritual patrocinado por Maquiventa. Pero Melquisedec era venerado hasta en Egipto, y cuando el faraón tuvo conocimiento de toda la situación, él mismo instó encarecidamente a Abraham a que fuera a cumplir sus compromisos con la causa de Salem.
93:5.9 (1019.6) Abraham tenía ambiciones regias, y en el camino de vuelta de Egipto expuso a Lot su plan de dominar todo Canaán y poner a sus gentes bajo el gobierno de Salem. A Lot le interesaban más los negocios, y después de una discusión posterior se marchó a Sodoma para dedicarse al comercio y la ganadería. No le gustaba ni la vida militar ni la vida de pastor.
93:5.10 (1019.7) Cuando volvió a Salem con su familia, Abraham empezó a madurar sus proyectos militares. Pronto fue reconocido como regidor civil del territorio de Salem y confederó a siete tribus cercanas bajo su liderazgo. De hecho, Melquisedec se vio obligado a contener a duras penas a Abraham, que ardía de entusiasmo por reunir las tribus vecinas a golpe de espada para poder transmitirles cuanto antes las verdades de Salem.
93:5.11 (1019.8) Melquisedec mantenía relaciones pacíficas con todas las tribus de los alrededores; no era militarista y nunca fue atacado por ninguno de los ejércitos que iban y venían por la zona. Estaba totalmente a favor de que Abraham implementara una política defensiva para Salem como la que se puso en práctica más adelante, pero no veía con buenos ojos los ambiciosos planes de conquista de su discípulo. Esto terminó provocando una ruptura amistosa entre ellos y Abraham se marchó a Hebrón para establecer su capital militar.
93:5.12 (1020.1) Por su estrecha relación con el ilustre Melquisedec, Abraham poseía una gran ventaja sobre los reyezuelos de los alrededores; todos ellos veneraban a Melquisedec y temían exageradamente a Abraham. Abraham sabía que le tenían miedo y solo esperaba la ocasión oportuna para atacar a sus vecinos. El pretexto surgió cuando algunos de esos dirigentes se atrevieron a asaltar la propiedad de su sobrino Lot, que vivía en Sodoma. En cuanto Abraham se enteró se abalanzó sobre el enemigo en cabeza de sus siete tribus confederadas. Los 318 miembros de su escolta personal formaban los mandos del ejército de más de 4000 soldados que atacó en esa ocasión.
93:5.13 (1020.2) Cuando Melquisedec se enteró de la declaración de guerra de Abraham salió a disuadirlo, pero solo pudo alcanzarlo cuando su antiguo discípulo volvía victorioso de la batalla. Abraham insistió en que el Dios de Salem le había dado la victoria sobre sus enemigos y se empeñó en donar la décima parte de su botín al tesoro de Salem. El otro noventa por ciento lo trasladó a su capital en Hebrón.
93:5.14 (1020.3) Después de esta batalla de Sidim Abraham se convirtió en el líder de una segunda confederación de once tribus y no solo pagaba diezmos a Melquisedec sino que velaba por que todos los de la zona hicieran lo mismo. Sus relaciones diplomáticas con el rey de Sodoma, junto con el miedo que todos le tenían, dieron como resultado que el rey de Sodoma y otros se unieran a la confederación militar de Hebrón. Abraham iba muy bien encaminado a establecer un poderoso Estado en Palestina.
93:6.1 (1020.4) Abraham proyectaba conquistar todo Canaán; su determinación solo flaqueaba por el hecho de que Melquisedec no quería sancionar la iniciativa. A pesar de eso estaba casi decidido a acometer la empresa cuando empezó a preocuparle la idea de no tener un hijo para sucederlo en el gobierno de su futuro reino. Entonces concertó otra entrevista con Melquisedec, y en esa conversación fue cuando el sacerdote de Salem, el Hijo visible de Dios, persuadió a Abraham de abandonar sus planes de conquista material y gobierno temporal en favor del concepto espiritual del reino de los cielos.
93:6.2 (1020.5) Melquisedec explicó a Abraham la futilidad de luchar contra la confederación amorita, pero también le dejó muy claro que esos clanes atrasados se estaban suicidando con sus prácticas insensatas y en pocas generaciones estarían tan debilitados que serían dominados sin problema por los descendientes de Abraham, que se habrían multiplicado considerablemente para entonces.
93:6.3 (1020.6) Melquisedec hizo una alianza formal con Abraham en Salem. Le dijo: «Levanta ahora los ojos al cielo y cuenta las estrellas si puedes; tan numerosa será tu simiente». Y Abraham creyó a Melquisedec, «y esto se le tomó en cuenta como justicia». Entonces Melquisedec contó a Abraham la historia de la futura ocupación de Canaán por sus descendientes tras su estancia en Egipto.
93:6.4 (1020.7) Esta alianza de Melquisedec con Abraham representa el gran acuerdo urantiano entre la divinidad y la humanidad en virtud del cual Dios acepta hacerlo todo; el hombre solo acepta creer en las promesas de Dios y seguir sus instrucciones. Hasta entonces se había creído que solo se podía conseguir la salvación mediante obras: sacrificios y ofrendas; en ese momento Melquisedec volvía a traer a Urantia la buena nueva de que la salvación, el favor de Dios, se obtiene mediante la fe. Pero este evangelio de la simple fe en Dios era demasiado avanzado. Con el tiempo las tribus semíticas prefirieron volver a los antiguos sacrificios y a la expiación de los pecados por derramamiento de sangre.
93:6.5 (1021.1) No mucho después del establecimiento de esta alianza nació Isaac, el hijo de Abraham, conforme a la promesa de Melquisedec. Tras el nacimiento de Isaac, Abraham adoptó una actitud muy solemne respecto a su alianza con Melquisedec y fue a Salem para consignarla por escrito. Fue en esta aceptación pública y formal de la alianza cuando cambió su nombre de Abram a Abraham.
93:6.6 (1021.2) La mayoría de los creyentes de Salem habían practicado la circuncisión, aunque Melquisedec no la había hecho nunca obligatoria. Pues bien, Abraham, que tanto se había opuesto siempre a la circuncisión, decidió en esta ocasión solemnizar el acontecimiento aceptando formalmente este rito como prueba de la ratificación de la alianza de Salem.
93:6.7 (1021.3) A continuación de esta renuncia real y pública a sus ambiciones personales en favor de los planes más amplios de Melquisedec se le aparecieron los tres seres celestiales en las llanuras de Mambré. Esta aparición fue un hecho real, aunque se asociara luego con narraciones inventadas posteriormente en torno a la destrucción natural de Sodoma y Gomorra. Esas leyendas sobre los sucesos de aquellos días muestran lo atrasadas que estaban la moral y la ética incluso en tiempos tan recientes.
93:6.8 (1021.4) Con la consumación de la alianza solemne la reconciliación entre Abraham y Melquisedec fue completa. Abraham retomó la dirección civil y militar de la colonia de Salem, que contaba en su apogeo con más de cien mil contribuyentes regulares al diezmo en las listas de la hermandad de Melquisedec. Abraham mejoró considerablemente el templo de Salem y proporcionó nuevas tiendas para toda la escuela. No solo amplió el sistema del diezmo, sino que perfeccionó los métodos de gestión de la escuela, además de contribuir de forma importante al mejor manejo de la sección de propaganda misionera. Hizo también mucho por introducir mejoras en la ganadería y reorganizar los proyectos lecheros de Salem. Abraham era un hombre de negocios sagaz y eficiente, un hombre rico para su tiempo; no era demasiado piadoso, pero sí totalmente sincero, y creía en Maquiventa Melquisedec.
93:7.1 (1021.5) Melquisedec siguió unos años más instruyendo a sus estudiantes y formando a los misioneros de Salem, que penetraron en todas las tribus de los alrededores, especialmente en Egipto, Mesopotamia y Asia Menor. Con el paso de las décadas estos maestros se alejaron cada vez más de Salem llevando con ellos el evangelio de creencia y fe en Dios de Maquiventa.
93:7.2 (1021.6) Los descendientes de Adamson, agrupados a las orillas del lago Van, escuchaban con interés a los maestros hititas del culto de Salem. Desde este antiguo centro andita salieron maestros hacia las regiones remotas de Europa y Asia. Los misioneros de Salem penetraron en toda Europa, incluso en las islas británicas. Un grupo llegó hasta los andonitas de Islandia pasando por las islas Feroe, mientras que otro atravesó China y llegó hasta los japoneses de las islas del este. La vida y las experiencias de los hombres y mujeres que se aventuraron a salir de Salem, de Mesopotamia y del lago Van para ilustrar a las tribus del hemisferio oriental constituyen un capítulo heroico en los anales de la raza humana.
93:7.3 (1022.1) La labor era tan ingente y las tribus estaban tan atrasadas que los resultados fueron vagos e imprecisos. El evangelio de Salem fue acogido aquí y allá de una generación a otra, pero salvo en Palestina, la idea de un solo Dios nunca pudo granjearse la lealtad constante de toda una tribu o una raza. Mucho antes de la llegada de Jesús las enseñanzas de los primeros misioneros de Salem habían quedado inmersas de forma generalizada en las supersticiones y creencias más antiguas y universales. El evangelio original de Melquisedec había sido casi enteramente absorbido por las creencias en la Gran Madre, en el Sol y por otros cultos antiguos.
93:7.4 (1022.2) Vosotros que disfrutáis hoy en día de las ventajas del arte de la imprenta, mal podéis comprender lo difícil que era perpetuar la verdad en aquellos tiempos antiguos y lo fácil que era perder de vista una nueva doctrina de una generación a la siguiente. La nueva doctrina tendía siempre a ser absorbida por el cuerpo más antiguo de enseñanzas religiosas y prácticas mágicas. Toda revelación nueva se contamina siempre con las creencias evolutivas más antiguas.
93:8.1 (1022.3) Poco después de la destrucción de Sodoma y Gomorra Maquiventa decidió terminar su otorgamiento de emergencia en Urantia. Influyeron en su decisión de poner fin a su estancia en la carne muchas circunstancias, y sobre todo la tendencia creciente de las tribus vecinas e incluso de sus colaboradores directos a considerarlo un semidiós, a contemplarlo como un ser sobrenatural. Es cierto que lo era, pero estaban empezando a venerarlo en exceso y con un miedo muy supersticioso. Además de estas razones, Melquisedec quería abandonar el escenario de sus actividades terrenales con suficiente antelación a la muerte de Abraham como para asegurar que la verdad del Dios único quedara bien arraigada en la mente de sus seguidores. Por todo esto, Maquiventa se retiró una noche a su tienda en Salem después de dar las buenas noches a sus compañeros humanos, y cuando fueron a llamarlo por la mañana ya no estaba. Se lo habían llevado sus semejantes.
93:9.1 (1022.4) La desaparición tan repentina de Melquisedec fue una dura prueba para Abraham. Aunque Maquiventa había avisado con toda claridad a sus seguidores de que un día se marcharía como había llegado, no se resignaron a perder a su maravilloso líder. La gran organización que se había construido en Salem casi desapareció, pero sus tradiciones fueron la base de la actuación de Moisés cuando sacó de Egipto a los esclavos hebreos.
93:9.2 (1022.5) Abraham nunca llegó a superar del todo la tristeza por la pérdida de Melquisedec. Había abandonado Hebrón cuando renunció a su ambición de construir un reino material y ahora, tras perder a su aliado en la construcción del reino espiritual, dejó Salem y se dirigió al sur para vivir cerca de sus intereses en Gerar.
93:9.3 (1022.6) En cuanto Melquisedec desapareció Abraham se volvió medroso y apocado. A su llegada a Gerar ocultó su identidad, de modo que Abimelec se apropió de su esposa. (Poco después de su matrimonio con Sara Abraham sorprendió una noche una conspiración para asesinarlo y quedarse con su brillante esposa. Este líder, por lo demás valiente y atrevido, temió toda su vida que alguien lo matara en secreto para llevarse a Sara, y ese miedo se convirtió en terror. Esto explica por qué, en tres ocasiones diferentes, este hombre valiente se comportó como un auténtico cobarde.)
93:9.4 (1023.1) Pero Abraham no tardó mucho en asumir su misión como sucesor de Melquisedec. Pronto consiguió conversos entre los filisteos y entre el pueblo de Abimelec, hizo un tratado con ellos y se contaminó a su vez con muchas de sus supersticiones, en particular con la costumbre de sacrificar a los hijos primogénitos. Y así Abraham volvió a ejercer un importante liderazgo en Palestina. Era venerado por todos los grupos y honrado por todos los reyes. Fue el líder espiritual de todas las tribus vecinas y su influencia perduró algún tiempo después de su muerte. En los años finales de su vida volvió una vez más a Hebrón, el escenario de sus actividades anteriores y el lugar donde había colaborado con Melquisedec. La última iniciativa de Abraham fue enviar a servidores de confianza a la ciudad de su hermano Nacor, situada en la frontera con Mesopotamia, con el encargo de conseguir una mujer de su propio pueblo como esposa para su hijo Isaac. Casarse entre primos era una costumbre muy arraigada en el pueblo de Abraham. Y Abraham murió con la confianza puesta en la fe en Dios que había aprendido de Melquisedec en las desaparecidas escuelas de Salem.
93:9.5 (1023.2) La generación siguiente tuvo dificultades para comprender la historia de Melquisedec, y en menos de quinientos años todo el episodio era un mito para muchos. Isaac se mantuvo bastante firme en las enseñanzas de su padre y alentó el evangelio de la colonia de Salem, pero a Jacob le costó más captar la importancia de estas tradiciones. José creía firmemente en Melquisedec y principalmente por eso era considerado por sus hermanos como un soñador. Los honores dispensados a José en Egipto se debieron en gran parte a la memoria de su bisabuelo Abraham. Le ofrecieron incluso el mando militar de los ejércitos egipcios, pero José, como firme creyente en las tradiciones de Melquisedec y en las enseñanzas posteriores de Abraham e Isaac, eligió la administración civil por considerar que así podría contribuir mejor al avance del reino de los cielos.
93:9.6 (1023.3) La enseñanza de Melquisedec fue plena y completa, pero los anales de ese periodo parecieron imposibles y fantásticos a los sacerdotes hebreos posteriores a pesar de que muchos entendían en parte esos acontecimientos, al menos hasta la época en que los escritos del Antiguo Testamento fueron revisados en bloque en Babilonia.
93:9.7 (1023.4) Lo que los escritos del Antiguo Testamento describen como conversaciones entre Abraham y Dios fueron en realidad entrevistas entre Abraham y Melquisedec. Escribas posteriores consideraron el término Melquisedec sinónimo de Dios. Los relatos de tantos contactos de Abraham y Sara con «el ángel del Señor» se refieren a sus numerosas charlas con Melquisedec.
93:9.8 (1023.5) Las narraciones hebreas sobre Isaac, Jacob y José son mucho más fidedignas que las que tratan de Abraham, aunque contienen también muchas desviaciones de los hechos, alteraciones introducidas unas veces con intención y otras sin ella por los sacerdotes hebreos que recopilaron estos escritos durante la cautividad de Babilonia. Queturá no fue esposa de Abraham ni tampoco Agar, sino simples concubinas. Todas las propiedades de Abraham fueron a Isaac el hijo de Sara, la esposa oficial. Abraham no era tan viejo como afirman los escritos, y su esposa era mucho más joven. Sus edades se cambiaron deliberadamente para dar credibilidad al nacimiento posterior presuntamente milagroso de Isaac.
93:9.9 (1023.6) La cautividad de Babilonia deprimió tremendamente el ego nacional de los judíos. En su reacción contra la inferioridad nacional bascularon hasta el extremo opuesto del egotismo nacional y racial, y en ese proceso tergiversaron y pervirtieron sus tradiciones con vistas a exaltarse sobre todas las razas como el pueblo elegido de Dios. Por consiguiente adaptaron cuidadosamente todos sus escritos con el propósito de elevar a Abraham y a sus otros líderes nacionales muy por encima de todas las demás personas, sin exceptuar al propio Melquisedec. Los escribas hebreos destruyeron todos los escritos que encontraron sobre aquel periodo tan importante y solo conservaron el relato del encuentro de Abraham con Melquisedec tras la batalla de Sidim, que les parecía muy honroso para Abraham.
93:9.10 (1024.1) Y así, al perder de vista a Melquisedec perdieron también de vista las enseñanzas de este Hijo de emergencia sobre la misión espiritual del Hijo de otorgamiento prometido. Perdieron tan totalmente de vista la naturaleza de esta misión que muy pocos de sus descendientes pudieron o quisieron reconocer y recibir a Miguel cuando apareció en la tierra y en la carne tal como había predicho Maquiventa.
93:9.11 (1024.2) Pero uno de los escritores del libro de los Hebreos entendió la misión de Melquisedec, pues está escrito: «Este Melquisedec, sacerdote del Altísimo, fue también rey de paz; sin padre, sin madre, sin linaje, que no tuvo ni principio de días ni fin de vida sino que fue hecho semejante a un Hijo de Dios, permanece sacerdote a perpetuidad». Este escritor señaló a Melquisedec como modelo del posterior otorgamiento de Miguel y afirmó que Jesús fue «ministro para siempre según el orden de Melquisedec». Aunque esta comparación no es del todo afortunada, era literalmente cierto que Cristo recibió su titularidad provisional de Urantia «siguiendo las órdenes de los doce síndicos Melquisedec» que estaban de servicio en el momento de su otorgamiento al mundo.
93:10.1 (1024.3) Durante los años de la encarnación de Maquiventa los síndicos Melquisedec de Urantia fueron once. Cuando Maquiventa consideró terminada su misión como Hijo de emergencia se lo comunicó a sus once compañeros, que pusieron a punto inmediatamente el procedimiento de liberarlo de la carne y restituirlo sano y salvo a su estatus original de Melquisedec. Al tercer día de su desaparición de Salem apareció entre sus once compañeros de destino en Urantia y reanudó su interrumpida carrera como uno de los síndicos planetarios del 606 de Satania.
93:10.2 (1024.4) Maquiventa terminó su otorgamiento como criatura de carne y hueso tan discreta y repentinamente como lo había empezado. Ni su aparición ni su marcha dieron lugar a anuncios o demostraciones fuera de lo común; ni un llamamiento nominal a la resurrección ni un final de dispensación planetaria marcaron su aparición en Urantia; el suyo fue un otorgamiento de emergencia. Pero Maquiventa no puso fin a su estancia en la carne de los seres humanos hasta haber sido debidamente autorizado por el Padre Melquisedec e informado de que su otorgamiento de emergencia había sido aprobado por el jefe ejecutivo de Nebadon, Gabriel de Salvington.
93:10.3 (1024.5) Maquiventa Melquisedec siguió interesándose mucho por los descendientes de los hombres que habían creído en sus enseñanzas cuando estuvo en la carne. Pero los únicos que conservaron durante muchos años un concepto claro de las enseñanzas de Salem fueron los descendientes de Abraham a través de Isaac de la estirpe procedente de matrimonios mixtos con los quenitas.
93:10.4 (1024.6) Este mismo Melquisedec siguió colaborando durante los diecinueve siglos siguientes con muchos profetas y videntes, y se esforzó así en mantener vivas las verdades de Salem hasta el momento de la aparición de Miguel en la tierra.
93:10.5 (1025.1) Maquiventa continuó como síndico planetario hasta los tiempos del triunfo de Miguel en Urantia. Después fue destinado al servicio de Urantia en Jerusem como uno de los veinticuatro directores, y acaba de ser elevado a la posición de embajador personal del Hijo Creador en Jerusem con el título de Príncipe Planetario Lugarteniente de Urantia. Creemos que mientras Urantia siga siendo un planeta habitado, Maquiventa Melquisedec no retomará plenamente los deberes de su orden de filiación sino que, hablando en términos temporales, seguirá ejerciendo para siempre su ministerio planetario como representante de Cristo Miguel.
93:10.6 (1025.2) Como el otorgamiento de Maquiventa en Urantia fue de emergencia, no se desprende de los anales cuál podrá ser su futuro. Cabe la posibilidad de que el cuerpo de los Melquisedec de Nebadon haya perdido para siempre a uno de sus miembros. Resoluciones recientes emanadas de los Altísimos de Edentia y confirmadas posteriormente por los Ancianos de los Días de Uversa apuntan con fuerza a que este Melquisedec de otorgamiento estaría destinado a ocupar el lugar de Caligastia, el Príncipe Planetario caído. Si nuestras conjeturas son correctas, es perfectamente posible que Maquiventa Melquisedec aparezca otra vez en persona en Urantia y retome de manera modificada el papel del Príncipe Planetario destronado o bien que vuelva al planeta como lugarteniente del Príncipe Planetario en representación de Cristo Miguel, que ostenta ahora el título de Príncipe Planetario de Urantia. Aunque no tenemos claro cuál será el destino de Maquiventa, ciertos acontecimientos muy recientes corroboran que nuestras conjeturas no distan mucho de la verdad.
93:10.7 (1025.3) Como bien sabemos, Miguel se convirtió en el sucesor tanto de Caligastia como de Adán por su triunfo en Urantia; se convirtió en el Príncipe planetario de la Paz y en el segundo Adán. Y ahora acabamos de ver a este Melquisedec convertido en Príncipe Planetario Lugarteniente de Urantia. ¿Será también nombrado Hijo Material Lugarteniente de Urantia? ¿O podría producirse algún día un acontecimiento inesperado y sin precedentes: el retorno al planeta de Adán y Eva o algunos de sus descendientes como representantes de Miguel con el título de lugartenientes del segundo Adán de Urantia?
93:10.8 (1025.4) Todas estas especulaciones unidas a la certeza de futuras apariciones tanto de Hijos Magistrados como de Maestros Hijos de la Trinidad, junto con la promesa explícita del Hijo Creador de volver algún día, hacen de Urantia un planeta de futuro incierto y lo convierten en una de las esferas más interesantes y fascinantes de todo el universo de Nebadon. Es muy posible que en alguna edad futura, cuando Urantia se esté acercando a la era de luz y vida, y una vez juzgados los asuntos de la rebelión de Lucifer y la secesión de Caligastia, lleguemos a contemplar en Urantia la presencia simultánea de Maquiventa, Adán, Eva y Cristo Miguel, además de un Hijo Magistrado o incluso Maestros Hijos de la Trinidad.
93:10.9 (1025.5) Nuestro orden opina desde hace mucho que la presencia de Maquiventa en el cuerpo de Jerusem de los directores de Urantia, los veinticuatro consejeros, es prueba suficiente para justificar la creencia de que está destinado a seguir a los mortales de Urantia durante todo el plan del universo de progreso y ascensión hasta el Cuerpo de la Finalización del Paraíso. Sabemos que Adán y Eva tienen ese mismo destino de acompañar a sus compañeros terrestres en la aventura al Paraíso cuando Urantia se haya asentado en luz y vida.
93:10.10 (1025.6) Hace menos de mil años este mismo Maquiventa Melquisedec, el que fuera el sabio de Salem, estuvo presente de forma invisible en Urantia durante un periodo de cien años en calidad de gobernador general residente del planeta. Si no cambia el sistema de dirección de los asuntos planetarios, le corresponde volver con el mismo cargo dentro de poco más de mil años.
93:10.11 (1026.1) Esta es la historia de Maquiventa Melquisedec, uno de los personajes más extraordinarios jamás relacionados con la historia de Urantia y una personalidad que puede estar destinada a desempeñar un papel importante en la experiencia futura de vuestro mundo insólito e irregular.
93:10.12 (1026.2) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 94
94:0.1 (1027.1) LOS primeros maestros de la religión de Salem penetraron hasta las tribus más remotas de África y Eurasia predicando incansablemente el evangelio de Maquiventa y enseñando que el hombre debía pagar un solo precio por obtener el favor divino: su fe y su confianza en el Dios único y universal. La alianza de Melquisedec con Abraham fue el patrón de toda la primera propaganda que salió de Salem y de otros centros. Ninguna religión de Urantia ha tenido nunca misioneros más entusiastas y dinámicos que aquellos nobles hombres y mujeres que llevaron las enseñanzas de Melquisedec por todo el hemisferio oriental. Esos misioneros fueron reclutados entre muchos pueblos y razas, y difundieron casi siempre sus enseñanzas a través de los conversos nativos. Establecieron centros de formación en diferentes partes del mundo donde enseñaban la religión de Salem a los nativos, y luego encargaban a estos alumnos que ejercieran como maestros de su propio pueblo.
94:1.1 (1027.2) En tiempos de Melquisedec la India era un país cosmopolita que acababa de caer bajo el dominio político y religioso de los invasores ario-anditas procedentes del norte y el oeste. Para entonces los arios solo habían penetrado en profundidad por el norte y el oeste de la península. Estos védicos recién llegados traían consigo sus muchas deidades tribales. Sus formas religiosas de culto cumplían estrictamente las prácticas ceremoniales de sus primeros antepasados anditas en el sentido de que el padre seguía ejerciendo como sacerdote y la madre como sacerdotisa, y el fogón familiar se seguía utilizando como altar.
94:1.2 (1027.3) El culto védico estaba entonces en proceso de crecimiento y metamorfosis bajo la dirección de la casta de los brahmanes; estos sacerdotes maestros estaban asumiendo gradualmente el control sobre el creciente ritual de culto. La amalgamación de las treinta y tres deidades arias anteriores estaba bien avanzada cuando los misioneros de Salem penetraron en el norte de la India.
94:1.3 (1027.4) El politeísmo de estos arios era una degeneración de su monoteísmo anterior debida a su fragmentación en unidades tribales donde cada tribu veneraba a su propio dios. En los primeros siglos del segundo milenio antes de Cristo esta evolución recesiva del monoteísmo trinitario original de la Mesopotamia andita estaba experimentando un nuevo proceso de síntesis. Los múltiples dioses estaban organizados en un panteón bajo el liderazgo trino de Dyaus Pitar, señor de los cielos, Indra, el tempestuoso señor de la atmósfera, y el tricéfalo Agni, dios del fuego, señor de la tierra y símbolo vestigial de un concepto anterior de la Trinidad.
94:1.4 (1027.5) Un desarrollo claramente henoteísta estaba preparando el terreno para un monoteísmo evolucionado. Agni, la deidad más antigua, era exaltado con frecuencia como el padre-jefe de todo el panteón. El principio de la deidad padre, llamado unas veces Prayápati y otras Brahma, quedó sumergido en la batalla teológica que los sacerdotes brahmánicos libraron más tarde con los maestros de Salem. El Brahmán era concebido como el principio de divinidad-energía que activaba todo el panteón védico.
94:1.5 (1028.1) Los misioneros de Salem predicaban el Dios único de Melquisedec, el Altísimo del cielo. Esta descripción no discordaba del todo con el concepto emergente del Padre-Brahma como fuente de todos los dioses, pero la doctrina de Salem no era ritualista; por eso iba directamente en contra de los dogmas, las tradiciones y las enseñanzas del clero brahmánico. Los sacerdotes brahmánicos no quisieron aceptar nunca las enseñanzas de Salem de la salvación por la fe, del favor de Dios obtenido sin prácticas rituales ni ceremonias de sacrificio.
94:1.6 (1028.2) El rechazo del evangelio de Melquisedec de confianza en Dios y salvación por la fe constituyó un punto de inflexión de importancia capital para la India. Los misioneros de Salem habían contribuido mucho a desautorizar las creencias en todos los antiguos dioses védicos, pero los líderes, los sacerdotes del vedismo, se negaron a aceptar la doctrina de Melquisedec de un solo Dios y una simple y única fe.
94:1.7 (1028.3) Los brahmanes filtraron los escritos sagrados de su tiempo en un esfuerzo por combatir a los maestros de Salem, y esta compilación, revisada más tarde, ha llegado hasta los tiempos modernos como el Rigveda, uno de los libros sagrados más antiguos. Fue seguido por los Vedas segundo, tercero y cuarto, a medida que los brahmanes intentaban cristalizar, formalizar y fijar sus rituales de culto y sacrificio para las gentes de aquellos días. En su mejor faceta, estos escritos equivalen a cualquier otro compendio de este tipo en cuanto a la belleza de sus conceptos y la verdad de sus percepciones. Pero esta religión superior se fue contaminando con los miles y miles de supersticiones, cultos y rituales del sur de la India y transformando gradualmente en el sistema teológico más variopinto de la historia del hombre mortal. El estudio de los Vedas muestra algunos de los conceptos más altos de la Deidad que se hayan elaborado jamás conviviendo con algunos de los más degradados.
94:2.1 (1028.4) A medida que los misioneros de Salem fueron penetrando en el Decán dravídico hacia el sur, se encontraron con una estructura de castas cada vez más predominante. Era el sistema diseñado por los arios para intentar conservar su identidad racial frente a la marea creciente de los pueblos sangik secundarios. Puesto que la casta de los sacerdotes brahmánicos era la esencia misma del sistema, este orden social retrasó considerablemente el progreso de los maestros de Salem. El régimen de castas no pudo salvar a la raza aria, solo consiguió perpetuar a los brahmanes, y estos a su vez han mantenido su hegemonía religiosa en la India hasta el día de hoy.
94:2.2 (1028.5) Al debilitarse el vedismo como consecuencia de su rechazo de las verdades más altas, el culto de los arios quedó sometido a las crecientes incursiones procedentes del Decán. En un esfuerzo desesperado por contener la marea de extinción racial y obliteración religiosa, la casta brahmánica trató de exaltarse por encima de todo lo demás. Enseñaron que el sacrificio a la deidad era en sí mismo plenamente eficaz y de potencia irresistible. Proclamaron que, de los dos principios divinos esenciales del universo, uno era el Brahmán, la deidad, y el otro era el sacerdocio brahmánico. En ningún otro pueblo de Urantia se han atrevido los sacerdotes a exaltarse incluso por encima de sus dioses, a atribuirse los honores debidos a sus dioses. Pero exageraron tan absurdamente sus presuntuosas reivindicaciones que todo su precario sistema se derrumbó ante los cultos degradantes que afluían a raudales desde las civilizaciones vecinas menos avanzadas. El propio e inmenso sacerdocio védico decayó y se hundió bajo la negra avalancha de inercia y pesimismo que su propia presunción egoísta e insensata había provocado en toda la India.
94:2.3 (1029.1) La concentración excesiva en el yo condujo inevitablemente a temer la perpetuación no evolutiva del yo en un ciclo sin fin de encarnaciones sucesivas como hombre, animal o mala hierba. De todas las creencias contaminantes que podrían haberse adherido a lo que pudo haber sido un monoteísmo emergente, ninguna fue tan embrutecedora como esta creencia en la trasmigración —la doctrina de la reencarnación de las almas— procedente del Decán dravídico. Esta creencia en una serie monótona y deprimente de transmigraciones repetidas privó a los mortales luchadores de su esperanza largamente acariciada de encontrar en la muerte la liberación y el avance espiritual que habían formado parte de la fe védica anterior.
94:2.4 (1029.2) Esta enseñanza filosóficamente debilitante fue seguida pronto por la invención de la doctrina de escapar eternamente del yo sumergiéndose en el descanso y la paz universales de la unión absoluta con el Brahmán, la sobrealma de toda la creación. Los deseos y las ambiciones de los mortales quedaron efectivamente neutralizados y prácticamente destruidos. Las mejores mentes de la India llevan más de dos mil años intentando liberarse de todo deseo, y así quedó abierta de par en par la puerta por la que entraran los cultos y las enseñanzas posteriores que han encadenado prácticamente el alma de muchas gentes hindúes a la desesperanza espiritual. De todas las civilizaciones, la ario-védica fue la que pagó el precio más terrible por su rechazo del evangelio de Salem.
94:2.5 (1029.3) Las castas por sí solas no podían perpetuar el sistema religioso cultural ario, y a medida que las religiones inferiores del Decán permeaban el norte, se desarrolló una edad de desesperanza y desconsuelo. Fue durante aquellos tiempos oscuros cuando surgió el culto de no quitar la vida a ninguna criatura, y ha perdurado desde entonces. Muchos de los nuevos cultos eran francamente ateos, pues afirmaban que la salvación, en la medida en que era alcanzable, solo podía resultar del propio esfuerzo del hombre sin ayuda alguna. A pesar de todo, en buena parte de esta desafortunada filosofía afloran vestigios distorsionados de las enseñanzas de Melquisedec e incluso de Adán.
94:2.6 (1029.4) En esa época se compilaron las escrituras más recientes de la fe hindú, las Brahmanas y las Upanishad. Después de haber rechazado las enseñanzas de una religión personal basada en la experiencia personal de fe en el Dios único, y al verse contaminado por la marea de cultos y credos degradantes y debilitantes del Decán, con sus antropomorfismos y reencarnaciones, el clero brahmánico protagonizó una violenta reacción contra estas creencias adulteradas; hubo un esfuerzo claro por buscar y encontrar la realidad verdadera. Los brahmanes se propusieron desantropomorfizar el concepto indio de la deidad, pero al hacerlo cayeron en el grave error de despersonalizar el concepto de Dios. Y así terminaron adoptando, no un ideal elevado y espiritual del Padre del Paraíso, sino la idea distante y metafísica de un Absoluto que todo lo abarca.
94:2.7 (1029.5) Los brahmanes habían rechazado al Dios único de Melquisedec movidos por su deseo de autopreservación, y se encontraban ahora con la hipótesis del Brahmán, ese yo filosófico indefinido e ilusorio, ese ello impersonal e impotente que ha dejado la vida espiritual de la India postrada y desamparada desde ese día desafortunado hasta el siglo veinte.
94:2.8 (1029.6) El budismo surgió en la India en la época en que se escribieron los Upanishad, pero a pesar de mil años de éxito no pudo competir con el hinduismo más tardío. A pesar de su moralidad superior, su representación inicial de Dios era aún menos nítida que la del hinduismo, que al menos disponía de deidades secundarias de tipo personal. El budismo terminó cediendo en el norte de la India ante la arremetida de un islam militante con su concepto bien definido de Alá como Dios supremo del universo.
94:3.1 (1030.1) Aunque la fase más alta del brahmanismo apenas fue una religión, fue sin duda una de las más nobles incursiones de la mente mortal en los dominios de la filosofía y la metafísica. Una vez que se encaminó a descubrir la realidad final, la mente india no se detuvo hasta haber especulado sobre casi todos los aspectos de la teología a excepción del concepto dual esencial de la religión: la existencia del Padre Universal de todas las criaturas del universo y el hecho de la experiencia ascendente en el universo de esas criaturas en su esfuerzo por alcanzar al Padre eterno, que les ha ordenado que sean perfectas como él es perfecto.
94:3.2 (1030.2) En el concepto del Brahmán las mentes de aquel tiempo captaron verdaderamente la idea de un Absoluto que lo permea todo, pues este postulado se identificaba al mismo tiempo como energía creativa y como reacción cósmica. Se consideraba que el Brahmán estaba más allá de toda definición, que solo podía ser comprendido por la negación sucesiva de todas las cualidades finitas. Es indudable que creían en un ser absoluto, incluso infinito, pero era un concepto desprovisto casi por completo de los atributos de la personalidad y por lo tanto no experimentable por personas religiosas individuales.
94:3.3 (1030.3) El Brahmán-Narayana se concibió como el Absoluto, el ELLO ES infinito, la potencia creativa primordial del cosmos potencial, el Yo Universal que existe estático y potencial por toda la eternidad. Si los filósofos de aquellos días hubieran sido capaces de dar el siguiente paso en la concepción de la deidad, si hubieran sido capaces de concebir al Brahmán como asociativo y creativo, como una personalidad alcanzable por los seres creados y en evolución, dicha enseñanza se podría haber convertido en el retrato más avanzado de la Deidad en Urantia, puesto que habría abarcado los cinco primeros niveles de la función total de deidad, y podría quizá haber imaginado los dos restantes.
94:3.4 (1030.4) En ciertos aspectos, el concepto de la Sobrealma Universal Única como la suma total de las existencias de todas las criaturas condujo a los filósofos indios muy cerca de la verdad del Ser Supremo, pero esta verdad no les sirvió de nada porque no consiguieron desarrollar una vía de acceso personal razonable o racional para alcanzar su meta monoteísta teórica del Brahmán-Narayana.
94:3.5 (1030.5) El principio kármico de la continuidad causal está también muy cerca de la verdad de la síntesis repercusiva de todas las acciones del espacio-tiempo en la presencia de Deidad del Supremo. Pero este postulado nunca contempló que la persona religiosa individual pueda lograr personalmente a la Deidad y alcanzar su nivel, solo prevé la absorción última de toda personalidad por la Sobrealma Universal.
94:3.6 (1030.6) Por otra parte, la filosofía del brahmanismo estuvo muy cerca de caer en la cuenta del morar interior de los Ajustadores del Pensamiento, pero esta percepción quedó distorsionada por una concepción errónea de la verdad. La enseñanza de que el alma es el morar interior del Brahmán habría preparado el terreno para una religión avanzada si este concepto no hubiera sido totalmente adulterado por la creencia de que no existe ninguna individualidad humana fuera de este morar interior del Uno Universal.
94:3.7 (1030.7) En la doctrina de la fusión del alma-yo con la Sobrealma, los teólogos de la India no contemplaron la supervivencia de algo humano, algo nuevo y único, algo nacido de la unión de la voluntad del hombre y la voluntad de Dios. La enseñanza sobre el regreso del alma al Brahmán es muy paralela a la verdad del regreso del Ajustador al seno del Padre Universal, pero hay algo que también sobrevive y que es distinto del Ajustador: el homólogo morontial de la personalidad del mortal. Este concepto esencial estuvo fatalmente ausente de la filosofía brahmánica.
94:3.8 (1031.1) La filosofía brahmánica se ha aproximado a muchos de los hechos del universo y se ha acercado a numerosas verdades cósmicas, pero ha caído con demasiada frecuencia en el error de no diferenciar entre los varios niveles de la realidad, como son el absoluto, el trascendental y el finito. No ha sabido tener en cuenta que lo que puede ser finito o ilusorio en un nivel absoluto puede ser absolutamente real en el nivel finito. Y tampoco ha sabido reconocer la personalidad esencial del Padre Universal, con quien se puede establecer contacto personal en todos los niveles, desde la experiencia limitada de la criatura evolutiva con Dios hasta la experiencia ilimitada del Hijo Eterno con el Padre del Paraíso.
94:4.1 (1031.2) Con el paso de los siglos el pueblo llano de la India volvió en parte a los antiguos ritos de los Vedas tal como habían quedado modificados por las enseñanzas de los misioneros de Melquisedec y cristalizados por el clero brahmánico posterior. Esta religión, la más antigua y cosmopolita del mundo, experimentó nuevos cambios en respuesta al budismo y al jainismo, y más tarde a las influencias del mahometismo y el cristianismo. Pero para cuando llegaron las enseñanzas de Jesús, estaban ya tan occidentalizadas que eran una «religión del hombre blanco», y por lo tanto extraña y ajena a la mentalidad hindú.
94:4.2 (1031.3) La presente teología hindú describe cuatro niveles descendentes de deidad y divinidad:
94:4.3 (1031.4) 1. El Brahmán, el Absoluto, el Uno Infinito, el ELLO ES.
94:4.4 (1031.5) 2. La Trimurti, la trinidad suprema del hinduismo. Brahma, el primer miembro de esta asociación, es concebido como autocreado a partir del Brahmán o la infinitud. Si no fuera por su estrecha identificación con el Uno Infinito panteísta, Brahma podría constituir el fundamento de un concepto del Padre Universal. A Brahma se le identifica también con el destino.
94:4.5 (1031.6) La adoración al segundo y al tercer miembro, Siva y Visnú, surgió en el primer milenio después de Cristo. Siva es el señor de la vida y la muerte, el dios de la fertilidad y el amo de la destrucción. Se cree que Visnú se encarna periódicamente en forma humana, de ahí su gran popularidad, pues se hace real y viviente en la imaginación de los indios. Algunos consideran a Siva y Visnú supremos sobre todo.
94:4.6 (1031.7) 3. Las deidades védicas y posvédicas. Muchos de los antiguos dioses de los arios, como Agni, Indra o Soma, han perdurado como dioses de segundo orden por detrás de los tres miembros de la Trimurti. Desde los primeros días de la India védica surgieron muchos otros dioses que han sido incorporados también al panteón hindú.
94:4.7 (1031.8) 4. Los semidioses: superhombres, semidioses, héroes, demonios, fantasmas, espíritus malignos, duendecillos, monstruos, trasgos y santos de los cultos más recientes.
94:4.8 (1031.9) A pesar de su largo fracaso en conseguir vivificar al pueblo indio, el hinduismo ha sido por lo general una religión tolerante. Ha demostrado ser la más adaptable y amorfa de todas las religiones de Urantia y ahí radica su punto fuerte. Su capacidad de cambio es casi ilimitada y su margen de ajuste, extraordinariamente amplio y flexible, abarca desde las elevadas especulaciones semimonoteístas del Brahmán intelectual hasta el fetichismo contumaz y los ritos primitivos practicados por creyentes ignorantes de las clases degradadas y deprimidas.
94:4.9 (1032.1) El hinduismo ha sobrevivido porque forma esencialmente parte inherente del tejido social básico de la India. No posee una gran jerarquía que pueda ser trastocada ni destruida; está entretejido en el patrón de vida del pueblo. Su capacidad de adaptación a los cambios es superior a la de todos los demás cultos y tiende a mostrar actitudes tolerantes de adopción hacia muchas otras religiones, como cuando afirma que Gautama Buda e incluso el mismo Cristo son encarnaciones de Visnú.
94:4.10 (1032.2) Lo que necesita la India de hoy es una representación del evangelio jesusiano: la paternidad de Dios y la filiación y consiguiente hermandad de todos los hombres, que se hace realidad personal en el ministerio de amor y el servicio social. En la India existe el marco filosófico y está implantada la estructura cultual; solo se necesita la chispa vitalizante del amor activo descrito en el evangelio original del Hijo del Hombre, pero despojado de los dogmas y las doctrinas occidentales que han tendido a hacer de la vida de otorgamiento de Miguel una religión del hombre blanco.
94:5.1 (1032.3) A su paso por Asia difundiendo las doctrinas del Dios Altísimo y la salvación por la fe, los misioneros de Salem absorbieron gran parte de la filosofía y el pensamiento religioso de los diversos países que atravesaron. Pero los maestros enviados por Melquisedec y sus sucesores cumplieron fielmente su misión; penetraron en todos los pueblos del continente eurasiático y llegaron a China a mediados del segundo milenio antes de Cristo. Los salemitas mantuvieron su sede durante más de cien años en Si Fuch, donde formaron maestros chinos que enseñaron en todos los dominios de la raza amarilla.
94:5.2 (1032.4) Como consecuencia directa de esta enseñanza surgió en China la forma más temprana de taoísmo, una religión muy distinta de la que hoy lleva este nombre. El primer taoísmo o prototaoísmo estaba conformado por los factores siguientes:
94:5.3 (1032.5) 1. Las enseñanzas supervivientes de Singlangton, que persistían en el concepto de Shang-ti, el Dios del Cielo. En tiempos de Singlangton el pueblo chino se hizo prácticamente monoteísta; concentraron su adoración en la Verdad Única, conocida más tarde como el Espíritu del Cielo, el regidor del universo. La raza amarilla no perdió nunca del todo este primer concepto de la Deidad, aunque en los siglos siguientes muchos dioses y espíritus de menor rango se infiltraron subrepticiamente en su religión.
94:5.4 (1032.6) 2. La religión de Salem de una Deidad Creadora Altísima dispuesta a otorgar su favor a la humanidad en respuesta a la fe del hombre. Aunque es lamentablemente cierto que cuando los misioneros de Melquisedec llegaron a las tierras de la raza amarilla su mensaje original ya se había apartado mucho de las sencillas doctrinas de Salem en tiempos de Maquiventa.
94:5.5 (1032.7) 3. El concepto del Absoluto-Brahmán de los filósofos indios unido al deseo de librarse de todo mal. La mayor influencia externa en la difusión hacia el este de la religión de Salem fue probablemente la de los maestros indios de la fe védica, que inyectaron su concepto del Brahmán —el Absoluto— en el pensamiento salvacionista de los salemitas.
94:5.6 (1033.1) Esta creencia compuesta se difundió por las tierras de las razas amarilla y morena como influencia subyacente en el pensamiento filosófico-religioso. En Japón este prototaoísmo recibió el nombre de sinto, y en ese país tan distante de la ciudad palestina de Salem las gentes supieron de la encarnación de Maquiventa Melquisedec, que moró en la tierra para que la humanidad no olvidara el nombre de Dios.
94:5.7 (1033.2) En China todas estas creencias se confundieron y combinaron más tarde con el creciente culto a los antepasados. Pero desde los tiempos de Singlangton los chinos nunca más volvieron a ser esclavos impotentes del poder sacerdotal. La raza amarilla fue la primera en romper las cadenas de la barbarie para entrar en una civilización ordenada porque fue la primera en liberarse hasta cierto punto del miedo abyecto a los dioses; no temían ni siquiera a los fantasmas de los muertos como los temían otras razas. China se estancó cuando no supo progresar más allá de su temprana emancipación de los sacerdotes y cayó en un error casi igual de calamitoso: el culto a los antepasados.
94:5.8 (1033.3) Pero los salemitas no trabajaron en vano. Los grandes filósofos chinos del siglo sexto construyeron sus enseñanzas sobre los fundamentos de su evangelio. La atmósfera moral y los sentimientos espirituales de la época de Lao-Tse y Confucio nacieron de las enseñanzas impartidas en tiempos anteriores por los misioneros de Salem.
94:6.1 (1033.4) Unos seiscientos años antes de la llegada de Miguel, Melquisedec tuvo la impresión de que la pureza de sus enseñanzas en la tierra estaba en grave peligro de ser absorbida de forma generalizada por las creencias más antiguas de Urantia. Había transcurrido mucho tiempo desde el fin de su estancia en la carne y le parecía que su misión como precursor de Miguel corría el riesgo de fracasar. Por eso en el siglo sexto antes de Cristo, Urantia pudo asistir a un despliegue excepcional de verdad religiosa múltiple gracias a una coordinación poco frecuente de factores espirituales, algunos de ellos ni siquiera comprendidos por los supervisores planetarios. El evangelio de Salem fue replanteado y revitalizado por mediación de varios maestros humanos, y gran parte de lo que entonces se expuso ha perdurado hasta los tiempos de estos escritos.
94:6.2 (1033.5) Este siglo excepcional de progreso espiritual se caracterizó por grandes maestros religiosos, morales y filosóficos en todo el mundo civilizado. En China los dos maestros destacados fueron Lao-Tse y Confucio.
94:6.3 (1033.6) Lao-Tse construyó directamente sobre los conceptos de la tradición de Salem cuando declaró que el Tao era la Única Causa Primera de toda la creación. Lao era un hombre de gran visión espiritual. Enseñó que el destino eterno del hombre era «la unión sempiterna con el Tao, Dios Supremo y Rey Universal». Alcanzó una profunda comprensión de la causalidad última, pues escribió: «La unidad nace del Tao Absoluto; de la Unidad aparece la Dualidad cósmica; de esta Dualidad brota a la existencia la Trinidad, y la Trinidad es la fuente primaria de toda realidad». «Toda realidad está siempre en equilibrio entre los potenciales y los actuales del cosmos, y estos están armonizados eternamente por el espíritu de la divinidad».
94:6.4 (1033.7) Lao-Tse fue además uno de los primeros exponentes de la doctrina de devolver bien por mal: «La bondad engendra bondad, pero para alguien que es verdaderamente bueno el mal engendra también bondad».
94:6.5 (1033.8) Enseñó el regreso de la criatura al Creador e imaginó la vida como el emerger de una personalidad desde los potenciales cósmicos, mientras que la muerte era como el retorno al hogar de la personalidad de esa criatura. Su concepto de fe verdadera era poco común, y él también la comparaba con la «actitud de un niño pequeño».
94:6.6 (1034.1) Su comprensión del propósito eterno de Dios era clara, pues dijo: «La Deidad Absoluta no lucha, pero sale siempre victoriosa; no coacciona a la humanidad, pero está siempre dispuesta a responder a sus deseos verdaderos; la voluntad de Dios es eternamente paciente y su expresión es eternamente inevitable». Al hablar de la persona verdaderamente religiosa expresó así la verdad de que es más bienaventurado dar que recibir: «El hombre bueno no trata de retener la verdad para sí sino que intenta conferir esas riquezas a sus semejantes, pues eso es hacer realidad la verdad. La voluntad del Dios Absoluto siempre beneficia, nunca destruye; el propósito del verdadero creyente es actuar siempre sin coaccionar nunca».
94:6.7 (1034.2) Las enseñanzas de Lao sobre la no resistencia y la distinción que hizo entre acción y coerción se pervirtieron más tarde y se transformaron en las creencias de «no ver nada, no hacer nada y no pensar en nada». Pero Lao no enseñó nunca semejante error, aunque su exposición de la no resistencia ha contribuido sin duda a promover las preferencias pacíficas de los pueblos chinos.
94:6.8 (1034.3) Sin embargo, el taoísmo popular de la Urantia del siglo veinte tiene poco en común con los sentimientos elevados y los conceptos cósmicos del viejo filósofo que enseñó la verdad como él la percibía: la fe en el Dios Absoluto es la fuente de la energía divina que rehará el mundo y mediante la cual el hombre asciende a la unión espiritual con el Tao, la Deidad Eterna y el Creador Absoluto de los universos.
94:6.9 (1034.4) Confucio (Kung Fu-Tse) fue un contemporáneo más joven de Lao en la China del siglo sexto. Confucio basó sus doctrinas en las mejores tradiciones morales de la larga historia de la raza amarilla y estuvo algo influido también por las tradiciones supervivientes de los misioneros de Salem. Su trabajo principal consistió en compilar los dichos sabios de filósofos antiguos. Fue rechazado como maestro durante su vida, pero sus escritos y enseñanzas han ejercido desde entonces una gran influencia en China y Japón. Confucio estableció nuevos principios para los chamanes al sustituir la magia por moralidad. Pero construyó demasiado bien; hizo del orden un nuevo fetiche e instauró un respeto hacia la conducta de los antepasados, que siguen siendo venerados por los chinos en el momento de escribir esto.
94:6.10 (1034.5) La predicación de Confucio sobre la moralidad se basaba en la teoría de que el camino terrenal es la sombra deformada del camino celestial, que el verdadero patrón de la civilización temporal es la imagen reflejada del orden eterno del cielo. El concepto potencial de Dios en el confucionismo estaba casi completamente subordinado al énfasis puesto en el Camino del Cielo, el patrón del cosmos.
94:6.11 (1034.6) Las enseñanzas de Lao se han perdido para todos excepto para una minoría en Oriente, en cambio los escritos de Confucio han constituido desde entonces la base del tejido moral de la cultura de casi un tercio de los urantianos. Estos preceptos confucianos, aunque perpetuaban lo mejor del pasado, eran un tanto contrarios al mismo espíritu chino de investigación que había impulsado esos logros tan venerados. La influencia de estas doctrinas fue combatida sin éxito tanto por los esfuerzos imperiales de Tsin Chi Hoang Ti como por las enseñanzas de Mo Ti, que proclamó una hermandad fundada no en el deber ético sino en el amor a Dios. Trató de reavivar la antigua búsqueda de nuevas verdades, pero sus enseñanzas fracasaron ante la vigorosa oposición de los discípulos de Confucio.
94:6.12 (1034.7) Como muchos otros maestros espirituales y morales, tanto Confucio como Lao-Tse acabaron siendo deificados por sus seguidores durante el periodo de oscuridad espiritual que abismó a China entre la decadencia y perversión de la fe taoísta y la llegada de los misioneros budistas procedentes de la India. Durante esos siglos de declive espiritual, la religión de la raza amarilla degeneró en una teología lamentable poblada de diablos, dragones y espíritus malignos que auguraban el retroceso a los miedos de la mente mortal no esclarecida. Y así China, que en su día estuvo en cabeza de la sociedad humana por su religión avanzada, se quedó atrás por su incapacidad temporal de progresar en el verdadero camino del desarrollo de la consciencia de Dios. Esa consciencia es indispensable para el auténtico progreso, no solo del mortal individual sino también de las intrincadas y complejas civilizaciones que caracterizan el avance de la cultura y la sociedad en un planeta evolutivo del tiempo y el espacio.
94:7.1 (1035.1) Contemporáneo de Lao-Tse y Confucio en China, surgió en la India otro gran maestro de la verdad. Siddharta Gautama nació en el siglo sexto antes de Cristo al norte de la India, en la provincia de Nepal. Sus seguidores lo presentaron más tarde como hijo de un dirigente fabulosamente rico, pero era en realidad el heredero forzoso de un reyezuelo sin importancia que reinaba por consentimiento tácito en un pequeño y apartado valle montañoso del sur de los Himalayas.
94:7.2 (1035.2) Después de practicar el yoga en vano durante seis años, Gautama formuló las teorías que llegaron a ser la filosofía del budismo. Siddharta libró una lucha resuelta pero infructuosa contra el creciente sistema de castas. Había una noble sinceridad y una generosidad única en este joven príncipe profeta que atraían enormemente a sus contemporáneos. Se apartó de la práctica de buscar la salvación individual a través del dolor físico y el sufrimiento personal, y exhortó a sus seguidores a que llevaran su evangelio por todo el mundo.
94:7.3 (1035.3) Entre la confusión de cultos y los ritos extremos que se practicaban entonces en la India, las enseñanzas más sensatas y moderadas de Gautama llegaron como un bálsamo beneficioso. Denunció a los dioses, a los sacerdotes y a sus sacrificios, pero él tampoco logró percibir la personalidad del Uno Universal. Como no creía en la existencia de almas humanas individuales, luchó natural y decididamente contra la vieja y arraigada creencia en la trasmigración del alma. Hizo un noble esfuerzo por librar a los hombres del miedo, por hacer que se sintieran cómodos y en casa en el gran universo, pero no logró mostrarles el camino que conduce al hogar verdadero y superno de los mortales ascendentes —el Paraíso— y al servicio creciente de la existencia eterna.
94:7.4 (1035.4) Gautama era un verdadero profeta, y si hubiera atendido a la instrucción del ermitaño Godad, podría haber despertado a toda la India gracias a la inspiración del renacimiento del evangelio de Salem de la salvación por la fe. Godad descendía de una familia que no había perdido nunca las tradiciones de los misioneros de Melquisedec.
94:7.5 (1035.5) Gautama fundó su escuela en Benarés, y allí fue donde Bautan, uno de sus discípulos, transmitió a su maestro dos años después las tradiciones de los misioneros de Salem sobre la alianza de Melquisedec con Abraham. Aunque Siddharta no tenía un concepto muy claro del Padre Universal, adoptó una postura avanzada sobre la salvación por la fe —por la simple creencia— y así se lo manifestó a sus seguidores. Empezó a enviar a sus alumnos en grupos de sesenta a proclamar a las gentes de la India «la buena nueva de la salvación gratuita; de que todos los hombres, altos o bajos, pueden lograr la dicha mediante la fe en la rectitud y la justicia».
94:7.6 (1035.6) La esposa de Gautama creía en el evangelio de su marido y fundó una orden de monjas. Su hijo se convirtió en su sucesor y difundió mucho el culto; captó la nueva idea de la salvación por la fe, pero en sus últimos años tuvo dudas sobre la doctrina del evangelio de Salem que prometía el favor divino a cambio únicamente de la fe. Las últimas palabras que pronunció antes de morir fueron: «Elaborad vuestra propia salvación».
94:7.7 (1036.1) En su mejor manifestación, el evangelio de Gautama de salvación universal libre de sacrificios, torturas, rituales y sacerdotes fue una doctrina asombrosa y revolucionaria para su tiempo. Estuvo cerquísima de convertirse en un renacimiento del evangelio de Salem. Vino en auxilio de millones de almas desesperadas, y a pesar de haberse visto absurdamente deformado en los siglos posteriores, sigue siendo la esperanza de millones de seres humanos.
94:7.8 (1036.2) Siddharta enseñó muchas más verdades de las que han sobrevivido en los cultos modernos que llevan su nombre. El budismo moderno es a las enseñanzas de Siddharta Gautama lo que el cristianismo a las enseñanzas de Jesús de Nazaret.
94:8.1 (1036.3) Para convertirse en budista bastaba con hacer profesión pública de fe recitando el refugio: «Me refugio en el Buda; me refugio en la Doctrina; me refugio en la Hermandad».
94:8.2 (1036.4) El budismo tuvo su origen en una persona histórica, no en un mito. Los seguidores de Gautama le llamaban Sasta, que significa maestro o instructor. A pesar de que no tuvo pretensiones sobrehumanas ni para sí mismo ni para sus enseñanzas, sus discípulos empezaron pronto a llamarle el iluminado, el Buda, y más tarde, Buda Sakyamuni.
94:8.3 (1036.5) El evangelio original de Gautama estaba basado en las cuatro nobles verdades:
94:8.4 (1036.6) 1. Las nobles verdades del sufrimiento.
94:8.5 (1036.7) 2. Los orígenes del sufrimiento.
94:8.6 (1036.8) 3. La destrucción del sufrimiento.
94:8.7 (1036.9) 4. El camino hacia la destrucción del sufrimiento.
94:8.8 (1036.10) La filosofía del Óctuple Sendero estaba estrechamente vinculada a la doctrina del sufrimiento y la manera de evitarlo: opiniones correctas, aspiraciones correctas, palabras correctas, conducta correcta, sustento correcto, esfuerzo correcto, atención plena y contemplación correcta. La intención de Gautama no era destruir todo esfuerzo, deseo y afecto para huir del sufrimiento; su enseñanza buscaba más bien explicar a los hombres mortales la futilidad de poner todas sus esperanzas y aspiraciones en metas temporales y objetivos materiales. No es que desaconsejara el amor a los semejantes sino que intentaba inducir al verdadero creyente a mirar también más allá de las relaciones de este mundo material hacia las realidades del futuro eterno.
94:8.9 (1036.11) Los mandamientos morales de la predicación de Gautama eran cinco:
94:8.10 (1036.12) 1. No matarás.
94:8.11 (1036.13) 2. No robarás.
94:8.12 (1036.14) 3. No serás incasto.
94:8.13 (1036.15) 4. No mentirás.
94:8.14 (1036.16) 5. No tomarás bebidas alcohólicas.
94:8.15 (1036.17) Había varios mandamientos adicionales o secundarios cuya observancia era opcional para los creyentes.
94:8.16 (1036.18) Siddharta apenas creía en la inmortalidad de la personalidad humana; su filosofía solo contemplaba una especie de continuidad funcional. Nunca llegó a definir claramente qué era lo que se proponía incluir en la doctrina del nirvana. El hecho de que se pudiera teóricamente experimentar durante la existencia mortal indicaría que no era visto como un estado de aniquilación completa. Implicaba una condición de iluminación suprema y dicha celestial en la que se habían roto todas las cadenas que atan al hombre al mundo material; era un estado de liberación de los deseos de la vida mortal sin ningún peligro de tener que experimentar nunca más una encarnación.
94:8.17 (1037.1) Según las enseñanzas originales de Gautama, la salvación se consigue mediante el esfuerzo humano con independencia de la ayuda divina; no hay lugar ni para la fe salvadora ni para oraciones a poderes sobrehumanos. En su intento por minimizar las supersticiones de la India, Gautama procuró apartar a los hombres de las descaradas propuestas de salvación ofrecidas por la magia. Pero al hacer este esfuerzo abrió la puerta de par en par a que sus sucesores malinterpretaran sus enseñanzas y proclamaran que toda lucha humana por lograr algo es desagradable y dolorosa. Sus seguidores pasaron por alto el hecho de que la felicidad más alta está unida a la búsqueda inteligente y entusiasta de objetivos valiosos, y que esos logros constituyen el verdadero progreso en la autorrealización cósmica.
94:8.18 (1037.2) La gran verdad de las enseñanzas de Siddharta fue su proclamación de un universo de justicia absoluta. Enseñó la mejor filosofía atea jamás inventada por el hombre mortal; fue el humanismo ideal, y eliminó con total eficacia todos los fundamentos de las supersticiones, los ritos mágicos y el miedo a los fantasmas o demonios.
94:8.19 (1037.3) El punto débil del evangelio original del budismo fue que no produjo una religión de servicio social desinteresado. La hermandad budista fue durante mucho tiempo no una fraternidad de creyentes sino más bien una comunidad de maestros estudiosos. Gautama les prohibió recibir dinero para impedir el desarrollo de tendencias jerárquicas. El propio Gautama era muy sociable, y en realidad su vida fue mucho más grande que su predicación.
94:9.1 (1037.4) El budismo prosperó porque ofrecía la salvación a través de la creencia en el Buda, el iluminado. Fue el sistema religioso más representativo de las verdades de Melquisedec de todos los que se desarrollaron en el este de Asia. Pero el budismo no se difundió como religión hasta que un monarca de casta baja, Asoka, lo adoptó en protección propia. Después de Akenatón en Egipto, Asoka fue uno de los dirigentes civiles más notables del periodo comprendido entre Melquisedec y Miguel. Asoka construyó un gran imperio indio gracias a la propaganda de sus misioneros budistas. Durante veinticinco años formó y envió a más de diecisiete mil misioneros a las fronteras más alejadas del mundo conocido. En una sola generación convirtió al budismo en la religión dominante de medio mundo. No tardó en establecerse en el Tíbet, Cachemira, Ceilán, Birmania, Java, Siam, Corea, China y Japón. Y en términos generales fue una religión inmensamente superior a aquellas a las que sustituyó o elevó.
94:9.2 (1037.5) La difusión del budismo a toda Asia desde su tierra natal de la India es una de las historias más apasionantes de entrega espiritual y perseverancia misionera por parte de personas religiosas sinceras. Los maestros del evangelio de Gautama afrontaron no solo los peligros de las rutas terrestres de caravanas sino también los de los mares de China mientras desempeñaban su misión en el continente asiático, y llevaron a todos los pueblos el mensaje de su fe. Pero este budismo ya no era la sencilla doctrina de Gautama, era el evangelio milagrero que lo había convertido en un dios. Y cuanto más se alejaba el budismo de su cuna en las tierras altas de la India, menos se iba pareciendo a las enseñanzas de Gautama y más a las religiones a las que sustituía.
94:9.3 (1038.1) Con el tiempo el budismo se mezcló mucho con el taoísmo en China, el sintoísmo en Japón y el cristianismo en el Tíbet. En la India se debilitó y expiró después de mil años; primero se brahmanizó y luego se rindió abyectamente al islam. En casi todo el resto de Oriente degeneró en un rito que Gautama Siddharta no habría reconocido jamás.
94:9.4 (1038.2) En el sur el estereotipo fundamentalista de las enseñanzas de Siddharta perduró en Ceilán, Birmania y la península de Indochina. Esta es la división hinayana del budismo que se aferra a la doctrina primera o asocial.
94:9.5 (1038.3) Pero incluso antes del desmoronamiento del budismo en la India, los grupos de seguidores de Gautama de China y el norte de la India habían empezado a desarrollar la enseñanza mahayana del «Gran Camino» a la salvación en contraste con los puristas del sur que se mantuvieron en la hinayana o «Camino Menor». Los mahayanistas se liberaron de las limitaciones sociales inherentes a la doctrina budista, y esta rama norte del budismo ha seguido evolucionando desde entonces en China y Japón.
94:9.6 (1038.4) El budismo es hoy una religión viva y creciente porque ha logrado conservar muchos de los valores morales más altos de sus partidarios. Promueve la calma y el autocontrol, aumenta la serenidad y la felicidad y contribuye mucho a impedir la tristeza y el duelo. Los que creen en esta filosofía viven vidas mejores que muchos de los que no creen en ella.
94:10.1 (1038.5) El Tíbet presenta la combinación más extraña de las enseñanzas de Melquisedec con el budismo, el hinduismo, el taoísmo y el cristianismo. Cuando los misioneros budistas entraron en el Tíbet se toparon con un estado de salvajismo primitivo muy semejante al que encontraron los primeros misioneros cristianos entre las tribus del norte de Europa.
94:10.2 (1038.6) Esos tibetanos de mente sencilla no quisieron renunciar del todo a sus magias y hechizos de antaño. El ceremonial religioso de los ritos tibetanos modernos es practicado por una hermandad superpoblada de sacerdotes de cabeza rapada que observa un elaborado ritual de campanas, cantos, incienso, procesiones, rosarios, imágenes, hechizos, dibujos, agua bendita, vestiduras espléndidas y coros elaborados. Tienen dogmas rígidos y credos cristalizados, ritos místicos y ayunos especiales. Su jerarquía comprende monjes, monjas, abades y el Gran Lama. Rezan a los ángeles, a los santos, a una Madre Sagrada y a los dioses. Practican la confesión y creen en el purgatorio. Sus monasterios son amplios y sus catedrales magníficas. Mantienen una repetición sin fin de ritos sagrados y creen que esos ceremoniales otorgan la salvación. Las oraciones se clavan a un molinillo y creen que sus peticiones se vuelven eficaces al girarlo. Ningún otro pueblo observa hoy en día tantos ritos procedentes de tantas religiones; y es inevitable que esta acumulación litúrgica se convierta en una carga desmedida de una pesadez insoportable.
94:10.3 (1038.7) Los tibetanos tienen algo de todas las religiones principales del mundo excepto las simples enseñanzas del evangelio jesusiano: la filiación con Dios, la hermandad con el hombre y la ciudadanía siempre ascendente en el universo eterno.
94:11.1 (1038.8) El budismo entró en China en el primer milenio después de Cristo y encajó bien con las costumbres religiosas de la raza amarilla. En su culto a los antepasados habían rezado durante mucho tiempo a los muertos; ahora podían también rezar por ellos. El budismo se amalgamó pronto con las prácticas ritualistas supervivientes de la desintegración del taoísmo. Esta nueva religión sintética, con sus templos de adoración y sus ceremoniales religiosos bien definidos, se convirtió pronto en el culto generalmente aceptado por los pueblos de China, Corea y Japón.
94:11.2 (1039.1) Es de lamentar bajo cierto punto de vista que el budismo se difundiera por el mundo cuando ya los seguidores de Gautama habían pervertido las tradiciones y enseñanzas de su culto hasta el punto de hacer de él un ser divino, aunque por otra parte, el mito de su vida humana embellecida por una multitud de milagros resultó ser muy atractivo para los oyentes del evangelio budista del norte o mahayana.
94:11.3 (1039.2) Algunos de sus seguidores más tardíos enseñaron que el espíritu de Buda Sakyamuni volvía periódicamente a la tierra como Buda viviente, lo que abría el camino para una perpetuación indefinida de imágenes de Buda, templos, ritos y «Budas vivientes» impostores. Así, la religión del gran protestante indio terminó encadenada a las mismas prácticas ceremoniales y conjuros ritualistas que él había denunciado con tanta audacia y combatido con tanto valor.
94:11.4 (1039.3) El gran avance aportado por la filosofía budista fue la comprensión de que toda verdad es relativa. Mediante el mecanismo de esta hipótesis los budistas han sido capaces de conciliar y correlacionar las divergencias que había dentro de sus propias escrituras religiosas, así como las diferencias entre las suyas y muchas otras. Se enseñaba que las pequeñas verdades eran para mentes estrechas y las grandes verdades para mentes amplias.
94:11.5 (1039.4) Esta filosofía sostenía también que la naturaleza (divina) de Buda residía en todos los hombres; que el hombre podía lograr por su propio esfuerzo hacer realidad esta divinidad interior. Esta enseñanza es una de las exposiciones más claras de la verdad sobre los Ajustadores interiores que haya formulado nunca una religión de Urantia.
94:11.6 (1039.5) El evangelio original de Siddharta, tal como fue interpretado por sus seguidores, adolecía de una limitación importante, pues intentaba liberar completamente al yo humano de todas las limitaciones de la naturaleza mortal mediante el procedimiento de aislar a ese yo de la realidad objetiva. La verdadera autorrealización cósmica es el resultado de identificarse con la realidad cósmica y con el cosmos finito de energía, mente y espíritu, acotado por el espacio y condicionado por el tiempo.
94:11.7 (1039.6) Aunque las ceremonias y observancias exteriores del budismo se contaminaron mucho con las de las tierras a las que viajó, esa degeneración no afectó en ningún modo a la vida filosófica de los grandes pensadores que abrazaron ocasionalmente este sistema de pensamiento y creencia. Durante más de dos mil años muchas de las mejores mentes de Asia se han concentrado en el problema de determinar la verdad absoluta y la verdad del Absoluto.
94:11.8 (1039.7) Se consiguió hacer evolucionar un alto concepto del Absoluto a través de muchos canales de pensamiento y mediante caminos tortuosos de razonamiento. El ascenso creciente de esta doctrina de la infinitud no estuvo tan claramente definido como la evolución del concepto de Dios en la teología hebrea. Sin embargo, las mentes budistas alcanzaron ciertos niveles amplios, se detuvieron en ellos y los atravesaron en su búsqueda de una imagen mental de la Fuente Primaria de los universos:
94:11.9 (1039.8) 1. La leyenda de Gautama. En la base del concepto estaba el hecho histórico de la vida y las enseñanzas de Siddharta, el príncipe profeta de la India. Esta leyenda se convirtió en mito a medida que viajaba a través de los siglos y de las amplias tierras de Asia, hasta que sobrepasó la idea de Gautama como ser el iluminado y empezó a adoptar atributos adicionales.
94:11.10 (1040.1) 2. Los muchos budas. Se razonaba que si Gautama había venido a los pueblos de la India, las razas de la humanidad tenían que haber sido bendecidas en el pasado lejano con otros maestros de la verdad y volverían a serlo indudablemente en el futuro lejano. Esto dio origen a la enseñanza de que había muchos budas, un número ilimitado e infinito, e incluso cualquiera podía aspirar a convertirse en uno, a lograr la divinidad de un Buda.
94:11.11 (1040.2) 3. El Buda absoluto. En el momento en que el número de budas se acercaba a la infinitud, se hizo necesario que las mentes de aquellos días reunificaran este concepto de difícil manejo. Se empezó a enseñar, por consiguiente, que todos los budas no eran sino manifestaciones de alguna esencia más alta, de algún Uno Eterno de existencia infinita y no restringida, alguna Fuente Absoluta de toda la realidad. A partir de entonces el concepto de Deidad del budismo, en su forma más alta, se divorcia de la persona humana de Gautama Siddharta y se libera de las limitaciones antropomórficas que lo habían mantenido amarrado. Esta concepción final del Buda Eterno bien se puede identificar con el Absoluto, incluso a veces con el infinito YO SOY.
94:11.12 (1040.3) Aunque esta idea de la Deidad Absoluta no encontró nunca un gran favor popular entre las gentes de Asia, permitió a los intelectuales de esas tierras unificar su filosofía y armonizar su cosmología. El concepto del Buda Absoluto es a veces cuasi personal, a veces completamente impersonal, incluso una fuerza creativa infinita. Este tipo de conceptos son útiles en la filosofía pero no son esenciales para el desarrollo religioso. Incluso un Yahvé antropomórfico tiene mayor valor religioso que el Absoluto infinitamente remoto del budismo o del brahmanismo.
94:11.13 (1040.4) A veces se pensó incluso que el Absoluto estaba contenido dentro del infinito YO SOY. Pero esas especulaciones eran un frío consuelo para las multitudes hambrientas que ansiaban oír palabras de promesa, escuchar el evangelio sencillo de Salem que afirmaba que la fe en Dios asegura el favor divino y la supervivencia eterna.
94:12.1 (1040.5) La cosmología del budismo tenía dos puntos débiles importantes: por un lado la contaminación con muchas de las supersticiones de China y la India, y por otro la sublimación de Gautama primero como el iluminado y luego como el Buda Eterno. Igual que el cristianismo ha padecido la absorción de mucha filosofía humana errónea, el budismo lleva su marca humana de nacimiento. Pero las enseñanzas de Gautama han seguido evolucionando durante los últimos dos mil quinientos años. Para un budista ilustrado, el concepto de Buda corresponde tan poco a la personalidad humana de Gautama como el concepto de Jehová al espíritu demoníaco del Horeb para un cristiano ilustrado. La pobreza terminológica, unida a la conservación sentimental de una nomenclatura antigua, impide captar muchas veces la verdadera relevancia de la evolución de los conceptos religiosos.
94:12.2 (1040.6) El concepto de Dios, en contraste con el del Absoluto, empezó a aparecer gradualmente en el budismo. Sus fuentes se remontan a los primeros días de la diferenciación entre los seguidores del Camino Menor y el Camino Mayor. En esta última rama del budismo fue donde maduró finalmente el concepto dual de Dios y del Absoluto. Paso a paso, siglo a siglo, el concepto de Dios ha evolucionado hasta que fructificó finalmente en la creencia en Buda Amida gracias a las enseñanzas de Ryonin, Honen Shonin y Shinran en Japón.
94:12.3 (1041.1) Estos creyentes enseñan que el alma al morir puede elegir disfrutar de una estancia en el Paraíso antes de entrar en el nirvana, el nivel último de existencia. Proclaman que esta nueva salvación se logra mediante la fe en las misericordias divinas y por el cuidado amoroso de Amida, el Dios del Paraíso que está en el oeste. En su filosofía, los amidistas se atienen a una Realidad Infinita que está más allá de toda comprensión mortal finita; en su religión, se aferran a la fe en Amida, que es infinitamente misericordioso y ama tanto al mundo que no puede tolerar que un mortal que invoque su nombre con fe verdadera y corazón puro no alcance la felicidad superna del Paraíso.
94:12.4 (1041.2) La gran fuerza del budismo reside en que sus partidarios son libres de elegir la verdad que hay en todas las religiones, una libertad de elección poco frecuente entre las religiones de Urantia. En este aspecto la secta Shin de Japón se ha convertido en uno de los grupos religiosos más progresistas del mundo; ha revitalizado el antiguo espíritu misionero de los seguidores de Gautama y ha empezado a enviar maestros a otros pueblos. Es muy encomiable que haya aparecido esta tendencia a adoptar la verdad, proceda de donde proceda, entre los creyentes religiosos de la primera mitad del siglo veinte después de Cristo.
94:12.5 (1041.3) El propio budismo está experimentando un renacimiento en el siglo veinte. Los aspectos sociales del budismo han mejorado notablemente gracias a su contacto con el cristianismo. El deseo de aprender se ha vuelto a encender en el corazón de los monjes sacerdotes de la hermandad, y la difusión de la educación en toda esta comunidad de fe promoverá sin duda nuevos avances en la evolución religiosa.
94:12.6 (1041.4) A la fecha del presente escrito gran parte de Asia pone su esperanza en el budismo. ¿Sabrá esta noble fe que progresó tan valientemente en las edades oscuras del pasado recibir de nuevo la verdad de las realidades cósmicas ampliadas, igual que los discípulos del gran maestro de la India escucharon en su día su proclamación de una nueva verdad? ¿Responderá esta antigua fe una vez más al estímulo vigorizante de la presentación de conceptos nuevos de Dios y del Absoluto que lleva buscando durante tanto tiempo?
94:12.7 (1041.5) Todo Urantia está esperando la proclamación del mensaje ennoblecedor de Miguel liberado del peso de los dogmas y doctrinas acumulados en diecinueve siglos de contacto con las religiones de origen evolutivo. Llega la hora de presentar al budismo, al cristianismo, al hinduismo, incluso a los pueblos de todas las creencias, no el evangelio sobre Jesús, sino la realidad viva, espiritual, del evangelio de Jesús.
94:12.8 (1041.6) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 95
95:0.1 (1042.1) ASÍ COMO LA INDIA dio origen a muchas de las religiones y filosofías del este de Asia, el Levante fue la cuna de las creencias del mundo occidental. Los misioneros de Salem se desplegaron por todo el suroeste de Asia, a través de Palestina, Mesopotamia, Egipto, Irán y Arabia, y proclamaron en todas partes la buena nueva del evangelio de Maquiventa Melquisedec. En algunas de estas tierras sus enseñanzas dieron fruto, en otras fueron mejor o peor recibidas. Unas veces fracasaron por falta de sabiduría, otras, por circunstancias que escapaban a su control.
95:1.1 (1042.2) Hacia el año 2000 a. C. las religiones de Mesopotamia habían casi perdido las enseñanzas de los setitas y estaban muy influidas por las creencias primitivas de dos grupos de invasores: los beduinos semitas que se habían infiltrado desde el desierto occidental y los jinetes bárbaros que habían bajado desde el norte.
95:1.2 (1042.3) Pero la costumbre de los primeros pueblos adanitas de honrar el séptimo día de la semana no desapareció nunca del todo en Mesopotamia, aunque en tiempos de Melquisedec el séptimo día era considerado como el de la mala suerte. Estaba cargado de tabúes: durante ese nefasto séptimo día era ilícito salir de viaje, hacer fuego o cocinar. A su vuelta de Babilonia los judíos se llevaron a Palestina muchos tabúes mesopotámicos basados en la observancia babilónica del séptimo día, el sabbat.
95:1.3 (1042.4) Los maestros de Salem contribuyeron mucho a refinar y elevar las religiones de Mesopotamia, pero no pudieron lograr que los diversos pueblos reconocieran a un Dios único de forma permanente. Esta doctrina prevaleció durante más de ciento cincuenta años y luego fue cediendo el paso gradualmente a la creencia más antigua en una multiplicidad de deidades.
95:1.4 (1042.5) Los maestros de Salem redujeron considerablemente el número de dioses de Mesopotamia, y en un momento dado consiguieron limitar las deidades principales a siete: Bel, Samas, Nabu, Anu, Ea, Marduc y Sin. En el apogeo de la nueva enseñanza exaltaron a tres de estos dioses por encima de los demás y constituyeron la tríada babilónica de Bel, Ea y Anu, los dioses de la tierra, el mar y el cielo. Otras tríadas surgieron también en diferentes localidades; todas ellas evocaban las enseñanzas trinitarias de los anditas y los sumerios, y estaban basadas en la creencia de los salemitas en la insignia de los tres círculos de Melquisedec.
95:1.5 (1042.6) Los maestros de Salem nunca lograron neutralizar la popularidad de Ishtar, madre de los dioses y espíritu de la fertilidad sexual. Contribuyeron mucho a refinar el culto a esta diosa, pero los babilonios y sus vecinos nunca renunciaron del todo a sus formas disfrazadas de culto sexual. Era práctica universal en Mesopotamia que toda mujer se sometiera, al menos una vez en su juventud, a relaciones con desconocidos; se pensaba que era una devoción exigida por Ishtar y se creía que la fertilidad dependía en gran parte de este sacrificio sexual.
95:1.6 (1043.1) La acogida inicial de la doctrina de Melquisedec fue muy positiva hasta que Nabodad, el jefe de la escuela de Kish, decidió lanzar un ataque concertado contra las prácticas de prostitución habituales en los templos. El esfuerzo de los misioneros de Salem por implantar esta reforma social fracasó, y en su derrota acarreó el rechazo de todas sus enseñanzas espirituales y filosóficas más importantes.
95:1.7 (1043.2) Esta derrota del evangelio de Salem fue seguida inmediatamente por un gran aumento del culto a Ishtar, un rito que ya había invadido Palestina con el nombre de Astoret, Egipto con el de Isis, Grecia con el de Afrodita y las tribus del norte con el de Astarté. Y al renacer el culto a Ishtar los sacerdotes babilónicos volvieron de nuevo a la observación de las estrellas. Fue el último gran renacimiento de la astrología en Mesopotamia, la adivinación se puso de moda y el sacerdocio siguió degenerando durante siglos.
95:1.8 (1043.3) Melquisedec había recomendado a sus seguidores que se dedicaran a la enseñanza del Dios único, el Padre y Hacedor de todos, y se limitaran a predicar el evangelio de la obtención del favor divino solo por la fe. Pero los maestros de verdades nuevas han caído a menudo en el error de abarcar demasiado y pretender sustituir la evolución lenta por una revolución repentina. En Mesopotamia los misioneros de Melquisedec pusieron el listón moral demasiado alto para el pueblo; intentaron abarcar demasiado y su noble causa cayó derrotada. Se les había encomendado predicar un evangelio concreto, proclamar la verdad de la realidad del Padre Universal, pero se enredaron en la causa aparentemente encomiable de reformar los usos y costumbres. Y así, su gran misión perdió el rumbo y terminó cayendo en la frustración y en el olvido.
95:1.9 (1043.4) La sede de Salem en Kish dejó de existir en una generación, y la propaganda a favor de la creencia en un Dios único se extinguió prácticamente en toda Mesopotamia. Sin embargo persistieron restos de las escuelas de Salem. Algunos pequeños grupos dispersos siguieron creyendo en el Creador único y luchando contra la idolatría y la inmoralidad de los sacerdotes mesopotámicos.
95:1.10 (1043.5) Los misioneros de Salem del periodo que siguió al rechazo de sus enseñanzas fueron los autores de muchos de los salmos del Antiguo Testamento. Los grabaron en piedra y fueron descubiertos más tarde por los sacerdotes hebreos del cautiverio que los incorporaron posteriormente a la colección de himnos atribuidos a autores judíos. Estos hermosos salmos de Babilonia no fueron escritos en los templos de Bel-Marduc; fueron obra de los descendientes de los primeros misioneros de Salem y contrastan marcadamente con los amasijos mágicos de los sacerdotes babilónicos. El libro de Job es un reflejo bastante bueno de las enseñanzas de la escuela de Salem en Kish y en toda Mesopotamia.
95:1.11 (1043.6) Gran parte de la cultura religiosa mesopotámica llegó a la literatura y la liturgia hebrea a través de Egipto gracias al trabajo de Amenemope y Akenatón. Los egipcios conservaron extraordinariamente bien las enseñanzas provenientes de los primeros mesopotámicos anditas sobre las obligaciones sociales, en cambio los babilonios posteriores que ocuparon el valle del Éufrates las perdieron casi por completo.
95:2.1 (1043.7) Fue en Egipto donde arraigaron más profundamente las enseñanzas de Melquisedec originales y desde allí se difundieron más tarde hacia Europa. La religión evolutiva del valle del Nilo se enriqueció periódicamente con la llegada de cepas superiores de noditas, adanitas y de los pueblos anditas posteriores del valle del Éufrates. Cada cierto tiempo muchos de los administradores civiles de Egipto eran sumerios. Del mismo modo que la India albergaba entonces la mayor mezcla de razas del mundo, Egipto fomentaba el tipo más mezclado de filosofía religiosa existente en Urantia y lo difundió a muchas partes del mundo desde el valle del Nilo. Los judíos recibieron de los babilonios muchas de sus ideas sobre la creación del mundo, pero el concepto de la divina Providencia lo obtuvieron de los egipcios.
95:2.2 (1044.1) Fueron tendencias políticas y morales, más que filosóficas o religiosas, las que hicieron a Egipto más receptivo a las enseñanzas de Salem que Mesopotamia. Tras triunfar en la lucha por acceder al trono, cada líder tribal egipcio buscaba perpetuar su dinastía proclamando a su dios tribal como deidad original y creador de todos los demás dioses. De este modo los egipcios se fueron acostumbrando gradualmente a la idea de un superdiós, que fue un paso importante hacia la doctrina posterior de una Deidad creadora universal. El monoteísmo fluctuó en Egipto con avances y retrocesos durante muchos siglos; la creencia en un Dios único iba siempre ganando terreno, pero sin llegar a imponerse del todo a los conceptos evolutivos del politeísmo.
95:2.3 (1044.2) Los pueblos egipcios llevaban muchos siglos adorando a los dioses de la naturaleza. En concreto, cada una de las alrededor de cuarenta de tribus tenía su propio dios colectivo: una adoraba al toro, otra al león, otra al carnero y así sucesivamente. Anteriormente habían sido tribus totémicas muy semejantes a los amerindios.
95:2.4 (1044.3) Los egipcios observaron con el tiempo que los cadáveres colocados en sepulturas sin ladrillos se conservaban embalsamados por la acción de la arena impregnada de sosa, mientras que los enterrados en cámaras de ladrillo se descomponían. Estas observaciones condujeron a los experimentos que desarrollaron la práctica posterior de embalsamar a los muertos. Los egipcios creían que la conservación del cuerpo facilitaba el paso por la vida futura. Para que en el futuro lejano el individuo pudiera ser correctamente identificado tras la descomposición del cuerpo, colocaban una estatua fúnebre en la tumba junto al cadáver y esculpían su retrato sobre el ataúd. La fabricación de estas estatuas fúnebres hizo progresar considerablemente el arte egipcio.
95:2.5 (1044.4) Durante siglos los egipcios pusieron su fe en las tumbas para la salvaguardia del cuerpo y la consiguiente supervivencia placentera después de la muerte. La evolución posterior de las prácticas mágicas, aunque onerosas de la cuna a la sepultura, los libró muy eficazmente de la religión de las tumbas. Los sacerdotes inscribían en los ataúdes hechizos considerados capaces de proteger al hombre del peligro de que «le fuera arrancado el corazón en el inframundo». Enseguida se recopiló una selección variada de estos textos mágicos que se conservaron en el llamado de Libro de los Muertos. Pero en el valle del Nilo el rito mágico se implicó muy pronto con los ámbitos de la conciencia y el carácter hasta un nivel pocas veces alcanzado por los ritos de entonces. Y posteriormente se asoció más la salvación con estos ideales éticos y morales que con enterramientos elaborados.
95:2.6 (1044.5) Un buen ejemplo de las supersticiones de aquellos tiempos era la creencia general en la eficacia de la saliva como agente curativo, una idea que tuvo su origen en Egipto y se difundió desde allí por Arabia y Mesopotamia. En la legendaria batalla de Horus contra Set, el joven dios perdió un ojo, pero tras la derrota de Set el ojo le fue devuelto por el sabio dios Tot que escupió sobre la herida y la curó.
95:2.7 (1044.6) Los egipcios creyeron durante mucho tiempo que las estrellas parpadeantes en el cielo nocturno representaban la supervivencia de las almas de los muertos virtuosos; pensaban que los demás supervivientes eran absorbidos por el Sol. Hubo un periodo en el que la veneración solar se convirtió en una especie de culto a los antepasados. El pasadizo inclinado de entrada a la gran pirámide apuntaba directamente hacia la Estrella Polar para que el alma del rey al surgir de la tumba pudiera ir directamente a las constelaciones estacionarias y establecidas de las estrellas fijas, la supuesta morada de los reyes.
95:2.8 (1045.1) Cuando veían rayos solares oblicuos penetrar hacia la tierra por una apertura en las nubes, los egipcios los consideraban como una escala celestial que bajaba para que pudieran ascender por ella las almas del rey y de otros justos. «El rey Pepi ha colocado su resplandor como una escalera bajo sus pies por la que ascender hasta su madre.»
95:2.9 (1045.2) En la época de la encarnación de Melquisedec los egipcios tenían una religión muy superior a la de los pueblos vecinos. Creían que un alma incorpórea debidamente armada de fórmulas mágicas podía esquivar a los espíritus malignos que se interpusieran en su camino y llegar hasta la sala de juicios de Osiris, donde si era inocente de «asesinato, robo, falsedad, adulterio, hurto y egoísmo», sería admitida en los mundos de la dicha. Si al ser pesada en las balanzas esa alma era hallaba deficiente, sería entregada al infierno, a la Devoradora. Este concepto de una vida futura era relativamente avanzado en comparación con las creencias de muchos pueblos circundantes.
95:2.10 (1045.3) El concepto del juicio en el más allá por los pecados de la vida terrenal en la carne se transfirió a la teología hebrea desde Egipto. La palabra juicio aparece solo una vez en todo el libro de los Salmos hebreo, y precisamente ese salmo lo escribió un egipcio.
95:3.1 (1045.4) Aunque la cultura y la religión de Egipto provenían principalmente de la Mesopotamia andita y se transmitieron en gran medida a las civilizaciones posteriores a través de los hebreos y los griegos, una parte muy importante del idealismo social y ético de los egipcios surgió en el valle del Nilo de forma puramente evolutiva. Además de importar mucha verdad y mucha cultura de origen andita, Egipto desarrolló una cultura moral mediante un proceso de evolución puramente humano. Antes del otorgamiento de Miguel no apareció ninguna cultura moral semejante fruto de la evolución natural en ninguna otra zona circunscrita del mundo.
95:3.2 (1045.5) La evolución moral no depende exclusivamente de la revelación. El hombre puede extraer conceptos morales elevados de su propia experiencia. El hombre puede incluso hacer evolucionar valores espirituales y derivar visión interior cósmica de su experiencia personal de vida porque un espíritu divino mora en su interior. Estos desarrollos naturales de la conciencia y el carácter se vieron alentados además por la llegada periódica de maestros de la verdad procedentes primero del segundo Edén y más tarde de la sede de Melquisedec en Salem.
95:3.3 (1045.6) Miles de años antes de que el evangelio de Salem penetrara en Egipto, sus líderes morales enseñaban a los egipcios a ser justos, equitativos y evitar la avaricia. Tres mil años antes de la redacción de las escrituras hebreas el lema de los egipcios era: «De sólida reputación es el hombre cuya norma es la rectitud; el que marcha por el camino recto». Enseñaban la bondad, la moderación y la discreción. El mensaje de uno de los grandes maestros de esta época fue: «Haced lo correcto y tratad a todos con justicia». La tríada egipcia de esta edad era Verdad-Justicia-Rectitud. De todas las religiones puramente humanas de Urantia ninguna ha superado jamás los ideales sociales y la grandeza moral de este antiguo humanismo del valle del Nilo.
95:3.4 (1045.7) En el terreno donde estaban evolucionando estas ideas éticas y estos ideales morales florecieron las doctrinas supervivientes de la religión de Salem. Los conceptos del bien y del mal encontraron pronta respuesta en el corazón de un pueblo que creía que «la vida se da a los pacíficos y la muerte a los culpables». «El pacífico es aquel que hace lo que se ama; el culpable es aquel que hace lo que se odia.» Durante siglos los habitantes del valle del Nilo habían vivido según estos criterios éticos y sociales emergentes antes de adoptar los conceptos más tardíos de lo correcto y lo incorrecto, de lo bueno y lo malo.
95:3.5 (1046.1) Egipto era un país intelectual y moral, pero no demasiado espiritual. En seis mil años solo surgieron cuatro grandes profetas entre los egipcios: Amenemope, que tuvo seguidores durante un tiempo; Okhban, que fue asesinado; Akenatón, que fue aceptado sin demasiado entusiasmo durante una corta generación; Moisés, que fue rechazado. Una vez más, fueron circunstancias políticas y no religiosas las que dieron a Abraham, y más tarde a José, la posibilidad de ayudar a difundir las enseñanzas salemitas de un Dios único por todo Egipto. Pero cuando los misioneros de Salem penetraron por primera vez en Egipto se encontraron con una cultura de alto nivel ético, fruto de la evolución, mezclada con los criterios morales modificados de los inmigrantes mesopotámicos. Aquellos maestros iniciales del valle del Nilo fueron los primeros en proclamar que la conciencia era el mandato de Dios, la voz de la Deidad.
95:4.1 (1046.2) A su debido tiempo surgió en Egipto un maestro llamado por muchos el «hijo del hombre» y por otros Amenemope. Este vidente exaltó la conciencia hasta convertirla en árbitro supremo de lo bueno y lo malo, enseñó que los pecados serían castigados y proclamó la salvación mediante invocación a la deidad solar.
95:4.2 (1046.3) Amenemope enseñó que las riquezas y la fortuna eran un don de Dios, y este concepto influyó profundamente en la filosofía hebrea que aparecería más tarde. Este noble maestro creía que la consciencia de Dios era el factor determinante de toda conducta; que había que vivir cada momento siendo conscientes de la presencia de Dios y de nuestra responsabilidad hacia él. Las enseñanzas de este sabio se tradujeron posteriormente al hebreo y se convirtieron en el libro sagrado de ese pueblo mucho antes de que se escribiera el Antiguo Testamento. La predicación principal de este hombre bueno iba dirigida a instruir a su hijo sobre rectitud y honradez en puestos gubernamentales de responsabilidad. Esos nobles sentimientos de hace tanto tiempo honrarían a cualquier estadista moderno.
95:4.3 (1046.4) Este hombre sabio del Nilo enseñó que «a las riquezas les crecen alas y salen volando», que todas las cosas terrenales son evanescentes. Su gran oración era «líbrame del miedo». Exhortó a todos a que se apartaran de las «palabras de los hombres» y se volvieran hacia «los actos de Dios». Enseñó en esencia que el hombre propone y Dios dispone. Sus enseñanzas traducidas al hebreo determinaron la filosofía del libro de los Proverbios del Antiguo Testamento. Traducidas al griego, dieron color a toda la filosofía religiosa helénica posterior. Filón, el filósofo de Alejandría, poseía un ejemplar del Libro de la Sabiduría.
95:4.4 (1046.5) La aportación de Amenemope consistió en conservar la ética de la evolución y la moral de la revelación y transmitirlas en sus escritos tanto a los hebreos como a los griegos. No fue el mayor maestro religioso de ese tiempo, pero sí el más influyente en cuanto que dejó su huella en el pensamiento posterior de dos eslabones vitales para el crecimiento de la civilización occidental: los hebreos, que fueron protagonistas del apogeo de la fe religiosa occidental, y los griegos, que desarrollaron el pensamiento filosófico puro hasta sus más altas cimas europeas.
95:4.5 (1046.6) En el libro de los Proverbios hebreo, los capítulos quince, diecisiete, veinte, y veintidós, desde el versículo diecisiete hasta el capítulo veinticuatro versículo veintidós, están tomados casi literalmente del Libro de la Sabiduría de Amenemope. El primer salmo del libro de los Salmos hebreo fue escrito por Amenemope y es el núcleo de las enseñanzas de Akenatón.
95:5.1 (1047.1) Cuando las enseñanzas de Amenemope iban perdiendo interés para los egipcios, una mujer de la familia real abrazó las enseñanzas de Melquisedec por influencia de un médico salemita egipcio. Esta mujer convenció a su hijo Akenatón, faraón de Egipto, de que aceptara esas doctrinas de un Dios Único.
95:5.2 (1047.2) Desde el final de la encarnación de Melquisedec ningún ser humano había poseído hasta ese momento un concepto tan asombrosamente claro de la religión revelada de Salem como Akenatón. En algunos aspectos este joven rey egipcio es una de las personas más notables de la historia humana. Durante aquel tiempo de creciente abatimiento espiritual en Mesopotamia, mantuvo viva en Egipto la doctrina de El Elyón, el Dios Único, y conservó así el canal filosófico monoteísta que fue vital para el trasfondo religioso del entonces futuro otorgamiento de Miguel. En reconocimiento de esta hazaña, entre otras razones, el niño Jesús fue llevado a Egipto, donde algunos de los sucesores espirituales de Akenatón lo vieron y pudieron comprender hasta cierto punto algunos aspectos de su misión divina en Urantia.
95:5.3 (1047.3) Moisés, el personaje más grande del periodo comprendido entre Melquisedec y Jesús, fue un regalo conjunto al mundo de la raza hebrea y la familia real egipcia. Si Akenatón hubiera poseído la variedad de talentos y la capacidad de Moisés, si hubiera mostrado un genio político comparable a su sorprendente liderazgo religioso, Egipto se habría convertido en la gran nación monoteísta de esa época. Y si esto hubiera sucedido, no es imposible que Jesús hubiera vivido la mayor parte de su vida mortal en Egipto.
95:5.4 (1047.4) Ningún rey en la historia del mundo ha hecho virar a una nación entera del politeísmo al monoteísmo de forma tan metódica como lo hizo este extraordinario Akenatón. Con una resolución pasmosa, este joven dirigente rompió con el pasado, cambió de nombre, abandonó su capital, construyó una ciudad enteramente nueva y creó un nuevo arte y una nueva literatura para todo un pueblo. Pero fue demasiado rápido y construyó demasiado; más de lo que podía sobrevivir cuando él ya no estuviera. Por otro lado no supo asegurar la estabilidad y la prosperidad material de su pueblo. Todo esto desencadenó una reacción desfavorable contra sus enseñanzas religiosas cuando las avalanchas posteriores de adversidad y opresión se abatieron sobre los egipcios.
95:5.5 (1047.5) Si este hombre de visión increíblemente clara y extraordinaria constancia de propósito hubiera tenido la sagacidad política de Moisés, habría hecho cambiar toda la historia de la evolución de la religión y de la revelación de la verdad en el mundo occidental. Durante su vida fue capaz de poner freno a las actividades de los sacerdotes y desacreditarlos en general, pero ellos mantuvieron sus cultos en secreto. En cuanto el joven rey dejó el poder, los sacerdotes recuperaron la iniciativa y no tardaron en relacionar todos los problemas posteriores de Egipto con la instauración del monoteísmo durante su reinado.
95:5.6 (1047.6) Akenatón se propuso con gran acierto establecer el monoteísmo bajo el disfraz del dios sol. Adoptó esta decisión de abordar la adoración al Padre Universal absorbiendo a todos los dioses en el culto al sol por consejo del médico salemita. Akenatón tomó las doctrinas entonces muy difundidas de la religión de Atón sobre la paternidad y la maternidad de la Deidad y creó una religión que reconocía una relación íntima de adoración entre el hombre y Dios.
95:5.7 (1048.1) Akenatón tuvo la prudencia de conservar el culto externo a Atón, el dios sol, mientras conducía a sus coetáneos hacia la adoración disfrazada al Dios único, el creador de Atón y Padre supremo de todos. Este joven rey maestro fue un escritor prolífico, autor de la exposición titulada «El Dios Único», un libro de treinta y un capítulos que los sacerdotes destruyeron por completo en cuanto recuperaron el poder. Akenatón escribió también ciento treinta y siete himnos, doce de los cuales se conservan hoy en el libro de los Salmos del Antiguo Testamento atribuidos a autores hebreos.
95:5.8 (1048.2) La palabra suprema de la religión de Akenatón en la vida diaria era «la rectitud», y amplió rápidamente el concepto de la acción recta hasta abarcar tanto la ética internacional como la nacional. La suya fue una generación de extraordinaria piedad personal, caracterizada por la aspiración sincera de los hombres y mujeres más inteligentes de encontrar a Dios y conocerlo. En aquellos días ni la posición social ni la riqueza daban ventaja a ningún egipcio a los ojos de la ley. La vida de familia de Egipto contribuyó a conservar y aumentar la cultura moral y fue el modelo que inspiró más tarde la admirable vida de familia de los judíos en Palestina.
95:5.9 (1048.3) La debilidad fatal del evangelio de Akenatón radicaba en su verdad más grande: la enseñanza de que Atón no era solo el creador de Egipto sino también del «mundo entero, hombre y bestias, y de todas las tierras extranjeras, incluso Siria y Kush, además de esta tierra de Egipto. Él pone a todos en su lugar y satisface las necesidades de todos». Estos conceptos de la Deidad eran elevados y sublimes, pero no eran nacionalistas. Los sentimientos internacionalistas en materia religiosa no contribuían a reforzar la moral del ejército egipcio en el campo de batalla y proporcionaban además a los sacerdotes armas eficaces contra el joven rey y su nueva religión. Su concepto de la Deidad era muy superior al de los hebreos posteriores, pero demasiado avanzado para el objetivo de construir una nación.
95:5.10 (1048.4) La muerte de Akenatón supuso un retroceso del ideal monoteísta, aunque la idea de un Dios único persistió en la mente de muchos grupos. El yerno de Akenatón se puso de parte de los sacerdotes, volvió a la adoración a los viejos dioses y cambió su nombre por el de Tutankamón. La capital regresó a Tebas, los sacerdotes se enriquecieron con la tierra y acabaron siendo propietarios de la séptima parte de Egipto. Al poco tiempo uno de los sacerdotes de este orden se atrevió a apoderarse de la corona.
95:5.11 (1048.5) Pero los sacerdotes no pudieron contener por completo la oleada monoteísta. Se vieron cada vez más obligados a combinar y fusionar a sus dioses, de modo que la familia de los dioses se fue concentrando progresivamente. Akenatón había asociado el disco flamígero de los cielos con el Dios creador, y esta idea siguió ardiendo en el corazón de los hombres, incluso de los sacerdotes, mucho después de la muerte del joven reformador. El concepto del monoteísmo ya no volvería a extinguirse en el corazón de los hombres en Egipto ni en el mundo. Siguió vivo hasta la llegada del Hijo Creador de ese mismo Padre divino, el Dios único a quien Akenatón había proclamado con tanto entusiasmo para ser adorado por todo Egipto.
95:5.12 (1048.6) El punto débil de la doctrina de Akenatón estaba en que solo los egipcios cultos podían comprender las enseñanzas de una religión tan avanzada. La masa de los trabajadores agrícolas no captó nunca realmente su evangelio, por eso no tuvo dificultad en volver con los sacerdotes y retomar el antiguo culto a Isis y su consorte Osiris, supuestamente resucitado de forma milagrosa de una muerte cruel a manos de Set, el dios del mal y de las tinieblas.
95:5.13 (1049.1) La enseñanza de que todos los hombres podían alcanzar la inmortalidad era demasiado avanzada para los egipcios. La promesa de una resurrección estaba reservada a los reyes y a los ricos, por eso embalsamaban y conservaban tan cuidadosamente sus cuerpos en las tumbas para el día del juicio. Pero al final acabó prevaleciendo la democracia de la salvación y la resurrección tal como la había enseñado Akenatón, incluso hasta el punto de que los egipcios creyeron más tarde en la supervivencia de los animales.
95:5.14 (1049.2) A pesar del aparente fracaso de este dirigente egipcio en su afán por imponer a su pueblo la adoración al Dios único, cabe dejar constancia de que las repercusiones de su labor perduraron durante siglos tanto en Palestina como en Grecia. Egipto se convirtió así en el agente de transmisión de la cultura evolutiva del Nilo combinada con la religión revelativa del Éufrates a todos los pueblos posteriores de Occidente.
95:5.15 (1049.3) La gloria de esta gran era de desarrollo moral y crecimiento espiritual del valle del Nilo estaba en franca decadencia alrededor de la época en que empezaba a desarrollarse la vida nacional de los hebreos. A su salida de Egipto estos beduinos se llevaron consigo una parte importante de estas enseñanzas y perpetuaron muchas de las doctrinas de Akenatón en su religión racial.
95:6.1 (1049.4) Algunos de los misioneros de Melquisedec atravesaron Mesopotamia desde Palestina hasta llegar a la gran meseta iraní, donde los maestros de Salem progresaron con éxito durante más de quinientos años. Cuando la nación entera empezaba a inclinarse hacia la religión de Melquisedec, un cambio de gobierno desencadenó una persecución implacable que acabó prácticamente con las enseñanzas monoteístas del culto de Salem. La doctrina de la alianza abrahámica estuvo a punto de extinguirse en Persia hasta que, en el marco del gran renacimiento moral del siglo sexto antes de Cristo, apareció Zoroastro para avivar los rescoldos humeantes del evangelio de Salem.
95:6.2 (1049.5) Este fundador de una nueva religión era un joven viril y aventurero que en su primer peregrinaje a Ur de Mesopotamia oyó hablar de las tradiciones de la rebelión de Caligastia y de Lucifer junto con otras muchas tradiciones. Todas ellas causaron una profunda impresión en su naturaleza religiosa. Durante su estancia en Ur tuvo un sueño que le impulsó a volver a su tierra del norte para dedicarse a reformar la religión de su pueblo. Había hecho suya la idea hebraica de un Dios de justicia, el concepto mosaico de la divinidad. Tenía muy clara la idea de un Dios supremo y catalogó a todos los demás dioses como diablos; los relegó a la categoría de los demonios de los que había oído hablar en Mesopotamia. Conoció la historia de los siete Espíritus Maestros cuya tradición sobrevivía en Ur y creó una pléyade equivalente de siete dioses supremos con Ahura-Mazda a la cabeza. Asoció a estos dioses de menor rango con la idealización de la Ley Recta, el Buen Pensamiento, el Gobierno Noble, el Carácter Santo, la Salud y la Inmortalidad.
95:6.3 (1049.6) Esta nueva religión fue de acción —de trabajo— no de rezos y rituales. Su Dios era un ser de sabiduría suprema y el patrocinador de la civilización. Fue una filosofía religiosa militante que se atrevió a combatir el mal, la inacción y el atraso.
95:6.4 (1049.7) Zoroastro no enseñó el culto al fuego sino que buscó utilizar la llama como símbolo del Espíritu puro y sabio que ostenta la dominación universal y suprema. (Es muy lamentable que sus seguidores reverenciaran y adoraran posteriormente a este fuego simbólico.) Finalmente, tras la conversión de un príncipe iraní, la nueva religión se difundió por la espada, y Zoroastro murió combatiendo heroicamente por lo que creía que era «la verdad del Señor de la luz».
95:6.5 (1050.1) El zoroastrismo es el único credo urantiano que perpetúa las enseñanzas dalamatianas y edénicas sobre los siete Espíritus Maestros. Aunque no llegó a desarrollar el concepto de la Trinidad, sí se acercó en cierto modo al de Dios Séptuplo. El zoroastrismo original no fue un dualismo puro; es cierto que las primeras enseñanzas describían el mal como equiparable a la bondad en el tiempo, pero en la eternidad estaba claramente sumergido en la realidad última del bien. Solo posteriormente se impuso la creencia de que el bien y el mal competían en igualdad de condiciones.
95:6.6 (1050.2) Las tradiciones judías del cielo y el infierno y la doctrina sobre los demonios tal como constan en las escrituras hebreas estaban basadas en las tradiciones supervivientes de Lucifer y Caligastia, pero su origen se remonta principalmente al zoroastrismo de los tiempos en que los judíos estuvieron bajo el dominio político y cultural de los persas. Zoroastro, como los egipcios, enseñó que habría un «día del Juicio», pero relacionaba este acontecimiento con el fin del mundo.
95:6.7 (1050.3) El zoroastrismo influyó de manera notable incluso sobre la religión que lo sustituyó en Persia. Cuando los sacerdotes iraníes trataron de echar por tierra las enseñanzas de Zoroastro resucitaron el antiguo culto a Mitra. El mitraísmo se difundió por todo el Levante y las regiones mediterráneas; fue contemporáneo durante algún tiempo tanto del judaísmo como del cristianismo. Y así, las enseñanzas de Zoroastro dejaron su impronta sucesivamente en tres grandes religiones: el judaísmo, el cristianismo y, a través de ellos, el mahometismo.
95:6.8 (1050.4) Pero hay un abismo entre las enseñanzas sublimes y los nobles salmos de Zoroastro y las perversiones modernas introducidas en su evangelio por los parsis, con su pavor a los muertos unido a una serie de sofisterías que Zoroastro nunca se hubiera rebajado a consentir.
95:6.9 (1050.5) Este gran hombre forma parte del grupo de figuras extraordinarias que surgieron en el siglo sexto antes de Cristo para evitar que se extinguiera por completo la llama de Salem cuando ardía débilmente para mostrar a los hombres en su mundo ensombrecido el sendero de luz que conduce a la vida eterna.
95:7.1 (1050.6) Las enseñanzas de Melquisedec sobre el Dios único se establecieron en el desierto árabe en una fecha relativamente reciente. Igual que en Grecia, los misioneros de Salem fracasaron en Arabia porque interpretaron mal las instrucciones de Maquiventa sobre el exceso de organización. En cambio su labor no se vio obstaculizada por la forma en que interpretaron su advertencia contra todo intento de difundir el evangelio por la fuerza militar o la coacción civil.
95:7.2 (1050.7) En ninguna parte, ni siquiera en China ni en Roma, fracasaron tan rotundamente las enseñanzas de Melquisedec como en esta región desértica tan próxima a Salem. Mucho después de que la mayoría de los pueblos de Oriente y Occidente se hubieran hecho budistas y cristianos respectivamente, el desierto de Arabia seguía igual que en los milenios anteriores. Cada tribu adoraba a sus fetiches de antaño y muchas familias tenían sus propios dioses domésticos. La lucha entre la Ishtar babilónica, el Yahvé hebreo, la Ahura iraní y el Padre cristiano del Señor Jesucristo se prolongó durante mucho tiempo, y ninguno de estos conceptos logró superar nunca a los demás.
95:7.3 (1051.1) Dispersos por toda Arabia había familias y clanes que conservaban una idea difusa del Dios único. Estos grupos atesoraban las tradiciones de Melquisedec, de Abraham, de Moisés y de Zoroastro. En muchos centros el evangelio jesusiano hubiera podido ser bien recibido, pero los misioneros cristianos de la región del desierto eran un colectivo austero e inflexible, en contraste con los misioneros innovadores y dialogantes que actuaron en los países mediterráneos. Si los seguidores de Jesús hubieran tomado más en serio su mandato de «ir por todo el mundo y predicar el evangelio» y hubieran sido más afables en su predicación, menos estrictos en las exigencias sociales colaterales ideadas por ellos mismos, muchas tierras habrían recibido gustosamente el sencillo evangelio del hijo del carpintero, Arabia entre ellas.
95:7.4 (1051.2) Los grandes monoteísmos levantinos no consiguieron echar raíces en Arabia, y sin embargo esta tierra desértica fue capaz de producir una fe menos exigente en sus requisitos sociales pero también monoteísta.
95:7.5 (1051.3) Las creencias primitivas y desorganizadas del desierto compartían un factor de naturaleza tribal, racial o nacional: el respeto peculiar y generalizado que casi todas las tribus árabes estaban dispuestas a rendir a cierto fetiche de piedra negra situado en cierto templo de la Meca. Este punto común de contacto y veneración condujo posteriormente a la instauración de la religión islámica. Lo que Yahvé, el espíritu del volcán, fue para los semitas judíos, llegó a ser la piedra Kaaba para sus primos árabes.
95:7.6 (1051.4) La fortaleza del islam ha sido su presentación inequívoca y bien definida de Alá como la sola y única Deidad. Su debilidad radica en su promulgación vinculada a la fuerza militar junto con su degradación de la mujer. Pero se ha mantenido firme en su presentación de la Deidad Única Universal de todos, «que conoce lo invisible y lo visible. Él es el misericordioso y el compasivo». «Dios es verdaderamente abundante en bondad hacia todos los hombres.» «Y cuando estoy enfermo, es él quien me sana.» «Pues siempre que tres se reúnen para hablar, Dios está presente y es el cuarto», pues ¿acaso no es «el primero y el último, y también el visto y el oculto»?
95:7.7 (1051.5) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 96
96:0.1 (1052.1) CUANDO el hombre concibe la Deidad empieza incluyendo a todos los dioses, después subordina todos los dioses extranjeros a su deidad tribal y al final termina excluyéndolos a todos excepto al Dios único de valor final y supremo. Los judíos sintetizaron a todos los dioses en su concepto más sublime del Señor Dios de Israel. Los hindúes combinaron igualmente sus múltiples deidades en la «espiritualidad única de los dioses» descrita en el Rigveda, mientras que los mesopotámicos redujeron sus dioses al concepto más centralizado de Bel-Marduc. Estas ideas monoteístas maduraron en todo el mundo poco después de la aparición de Maquiventa Melquisedec en Salem de Palestina. Pero el concepto de Deidad de Melquisedec era diferente al de la filosofía evolutiva de inclusión, subordinación y exclusión; estaba basado exclusivamente en el poder creativo e influyó muy pronto en los más altos conceptos de deidad de Mesopotamia, la India y Egipto.
96:0.2 (1052.2) La religión de Salem era venerada como tradición por los kenitas y varias otras tribus cananeas. Uno de los objetivos de la encarnación de Melquisedec fue fomentar la creencia en un Dios único para preparar el camino del otorgamiento en la tierra de un Hijo de ese Dios único. Miguel no podía venir a Urantia hasta que hubiera un pueblo que creyera en el Padre Universal para poder aparecer entre sus gentes.
96:0.3 (1052.3) Los kenitas de Palestina conservaron la religión de Salem como su credo. Tal como la adoptaron más tarde los hebreos, esta religión fue influida primero por las enseñanzas morales de los egipcios, más tarde por el pensamiento teológico babilónico y finalmente por las concepciones iraníes del bien y del mal. Bajo el punto de vista fáctico la religión hebrea está basada en la alianza entre Abraham y Maquiventa Melquisedec, bajo el evolutivo es el producto de muchas circunstancias situacionales extraordinarias, en cambio bajo el cultural se ha apropiado libremente de elementos religiosos, morales y filosóficos de todo el Levante. A través de la religión hebrea se transmitió gran parte de la moralidad y el pensamiento religioso de Egipto, Mesopotamia e Irán a los pueblos occidentales.
96:1.1 (1052.4) Los primeros semitas consideraban que en el interior de todas las cosas moraba un espíritu. Había espíritus del mundo animal y del mundo vegetal; espíritus anuales, el señor de la progenie; espíritus del fuego, del agua y del aire; un auténtico panteón de espíritus a los que temer y adorar. Las enseñanzas de Melquisedec sobre un Creador Universal nunca abolieron por completo la creencia en estos espíritus de menor rango o dioses de la naturaleza.
96:1.2 (1052.5) La progresión de los hebreos del politeísmo al monoteísmo pasando por el henoteísmo no fue un desarrollo conceptual continuo e ininterrumpido. Hubo muchos retrocesos en la evolución de sus conceptos de la Deidad, y en todas las épocas los diferentes grupos contemporáneos de creyentes semitas tuvieron siempre ideas muy distintas sobre Dios. A lo largo del tiempo sus conceptos de Dios recibieron diversos nombres que definiremos a continuación para evitar confusiones. Estos fueron los títulos de la Deidad en la evolución de la teología judía:
96:1.3 (1053.1) 1. Yahvé era el dios de las tribus del sur de Palestina, que asociaron este concepto de la deidad con el monte Horeb, el volcán del Sinaí. Yahvé no era más que uno de los cientos o miles de dioses de la naturaleza objeto de atención y adoración por parte de las tribus y los pueblos semitas.
96:1.4 (1053.2) 2. El Elyón. Tras la estancia de Melquisedec en Salem, su doctrina de la Deidad perduró durante siglos en versiones diversas, aunque generalmente bajo la connotación del término El Elyón, el Dios Altísimo del cielo. Muchos semitas, entre ellos los descendientes directos de Abraham, adoraron en diferentes ocasiones a El Elyón y a Yahvé al mismo tiempo.
96:1.5 (1053.3) 3. El Shaddai. Es difícil explicar el significado de El Shaddai. Esta idea de Dios era un combinado de las enseñanzas del Libro de la Sabiduría de Amenemope modificadas por la doctrina de Akenatón sobre Atón y con la influencia añadida de las enseñanzas de Melquisedec personificadas en el concepto de El Elyón. Pero al permear la mente hebrea, el concepto de El Shaddai quedó enteramente teñido por las creencias de los hombres del desierto sobre Yahvé.
96:1.6 (1053.4) Una de las ideas dominantes de la religión de esta época era el concepto egipcio de la Providencia divina, que enseñaba que la prosperidad material era una recompensa por servir a El Shaddai.
96:1.7 (1053.5) 4. El. Entre tanta confusión de términos y vaguedad de conceptos, muchos creyentes devotos se esforzaban sinceramente por adorar al conjunto de estas ideas de la divinidad que evolucionaban, y se estableció la costumbre de referirse a esta Deidad compuesta como El. Este término incluía además a otros dioses de la naturaleza adorados por los beduinos.
96:1.8 (1053.6) 5. Elohim. En Kish y en Ur perduraron durante mucho tiempo grupos caldeo-sumerios que enseñaban un concepto de Dios uno y trino fundamentado en las tradiciones de los días de Adán y de Melquisedec. Esta doctrina fue llevada a Egipto donde dicha Trinidad fue adorada bajo el nombre de Elohim (en singular Eloah). Los círculos filosóficos de Egipto y más tarde los maestros alejandrinos de origen hebreo enseñaron esta unidad de dioses plurales, y muchos de los asesores de Moisés en tiempos del éxodo creyeron en esta Trinidad. Pero el concepto trinitario de Elohim no se incorporó realmente a la teología de los hebreos hasta que se encontraron bajo la influencia política de los babilonios.
96:1.9 (1053.7) 6. Nombres diversos. A los semitas no les gustaba pronunciar el nombre de su Deidad, por eso solían recurrir a numerosos apelativos: el Espíritu de Dios, el Señor, el Ángel del Señor, el Todopoderoso, el Santo, el Altísimo, Adonai, el Anciano de los Días, el Señor Dios de Israel, el Creador del cielo y la tierra, Kyrios, Jah, el Señor de los Ejércitos y el Padre del Cielo.
96:1.10 (1053.8) Jehová es un término que se ha empleado recientemente para designar el concepto terminado de Yahvé, el producto final de la larga evolución de la experiencia hebrea. Pero el nombre de Jehová no se llegó a utilizar hasta mil quinientos años después de la época de Jesús.
96:1.11 (1054.1) Hasta cerca del año 2000 a. C. el monte Sinaí fue un volcán activo intermitente con erupciones ocasionales tan recientes como las que se produjeron durante la estancia de los israelitas en esa región. El fuego y el humo, junto con las detonaciones atronadoras asociadas a las erupciones de esta montaña volcánica, impresionaban y sobrecogían a los beduinos de las regiones vecinas e infundían en ellos un gran temor a Yahvé. Este espíritu del monte Horeb se convirtió más tarde en el dios de los semitas hebreos, que acabaron convenciéndose de su supremacía sobre todos los demás dioses.
96:1.12 (1054.2) Los cananeos habían venerado durante mucho tiempo a Yahvé, y aunque muchos kenitas creían más o menos en El Elyón, el superdiós de la religión de Salem, la mayoría de los cananeos se mantenían vagamente fieles a las viejas deidades tribales. No estaban muy dispuestos a abandonar a sus deidades nacionales en favor de un Dios internacional, por no decir interplanetario. La idea de una deidad universal no cabía en la mentalidad de estas tribus, por eso siguieron adorando a sus deidades tribales, entre ellas Yahvé y los becerros de oro y plata que simbolizaban el concepto de los pastores beduinos sobre el espíritu del volcán del Sinaí.
96:1.13 (1054.3) Los sirios, además de adorar a sus dioses, creían en el Yahvé de los hebreos, pues sus profetas dijeron al rey sirio: «Sus dioses son dioses de los montes, por eso fueron más fuertes que nosotros; pero luchemos contra ellos en la llanura y seremos sin duda más fuertes que ellos».
96:1.14 (1054.4) A medida que progresa la cultura del hombre los dioses menores quedan subordinados a una deidad suprema; el gran Júpiter solo perdura como una exclamación. Los monoteístas conservan a sus dioses menores como espíritus, demonios, parcas, nereidas, hadas, duendes, enanos, las almas en pena y el mal de ojo. Los hebreos pasaron por el henoteísmo y creyeron durante mucho tiempo en la existencia de otros dioses distintos de Yahvé hasta que se fueron convenciendo de que esas deidades ajenas eran inferiores a Yahvé. Admitían la realidad de Quemos, el dios de los amoritas, pero con menor rango que Yahvé.
96:1.15 (1054.5) De todas las teorías de los mortales sobre Dios, la idea de Yahvé es la que ha experimentado un desarrollo más extenso. Su evolución progresiva solo es comparable a la metamorfosis del concepto de Buda en Asia, que al final condujo al concepto del Absoluto Universal igual que el concepto de Yahvé culminó en la idea del Padre Universal. Pero hay un dato histórico a tener en cuenta, y es que los judíos cambiaron su visión de la Deidad desde el dios tribal del monte Horeb hasta el posterior Padre Creador amoroso y misericordioso, pero nunca cambiaron su nombre; durante el proceso de evolución de este concepto de la deidad lo siguieron llamando Yahvé en todo momento.
96:2.1 (1054.6) Los semitas del este eran jinetes organizados y bien liderados que invadieron las regiones orientales del Creciente Fértil donde se unieron con los babilonios. Los caldeos cercanos a Ur estaban entre los más avanzados de los semitas del este. Los fenicios eran un grupo superior y bien organizado de semitas mestizos que ocupaban el oeste de Palestina a lo largo de la costa mediterránea. Desde el punto de vista racial los semitas eran una de las poblaciones más mezcladas de Urantia, pues contenían factores hereditarios de casi todas las nueve razas del mundo.
96:2.2 (1054.7) Los semitas árabes intentaron repetidas veces abrirse camino por la fuerza hacia la tierra prometida del norte, la tierra que «manaba leche y miel», pero eran rechazados sistemáticamente por los semitas y los hititas del norte, mejor organizados y mucho más civilizados. Posteriormente y a raíz de una hambruna excepcionalmente grave, muchos de esos beduinos errantes entraron en Egipto contratados como fuerza de trabajo para las obras públicas egipcias y se encontraron sometidos a la amarga experiencia de esclavitud cotidiana de los trabajadores corrientes y oprimidos del valle del Nilo.
96:2.3 (1055.1) Fue después de los tiempos de Maquiventa Melquisedec y Abraham cuando ciertas tribus semitas empezaron a ser conocidas como hijos de Israel por sus peculiares creencias religiosas, y más tarde como hebreos, judíos y el «pueblo elegido». Abraham no fue el padre racial de todos los hebreos; ni siquiera fue el antepasado de todos los semitas beduinos que fueron esclavizados en Egipto. Es verdad que su descendencia formó el núcleo del pueblo judío posterior al salir de Egipto, pero la inmensa mayoría de los hombres y mujeres que se incorporaron a los clanes de Israel no había estado nunca en Egipto. Eran simplemente nómadas como ellos que decidieron adherirse al liderazgo de Moisés cuando los hijos de Abraham y sus compañeros semitas huidos de Egipto atravesaban el norte de Arabia.
96:2.4 (1055.2) Cuando fueron esclavizados en Egipto, los semitas que pronto formarían la nación hebrea ya habían olvidado casi por completo las enseñanzas de Melquisedec sobre El Elyón, el Altísimo, y la alianza del favor divino mediante la fe. Sin embargo aquellos nómadas árabes conservaron durante todo su cautiverio una creencia tradicional residual en Yahvé como su deidad racial.
96:2.5 (1055.3) Yahvé era adorado por más de cien tribus árabes distintas. Excepto por el matiz del concepto de El Elyón de Melquisedec que perduraba entre las clases más cultas de Egipto, incluyendo las estirpes mestizas de hebreos y egipcios, la religión de la masa de esclavos hebreos cautivos era una versión modificada del antiguo culto a Yahvé de magia y sacrificios.
96:3.1 (1055.4) La evolución de los conceptos y los ideales hebraicos de un Creador Supremo se inició con la salida de Egipto de los semitas bajo la dirección del gran líder, maestro y organizador, Moisés. Su madre pertenecía a la familia real egipcia; su padre era un funcionario de enlace semita entre el gobierno y los cautivos beduinos. Moisés poseía así cualidades procedentes de fuentes raciales superiores; su ascendencia estaba tan mezclada que es imposible clasificarlo en ningún grupo racial. De no ser por este mestizaje no habría mostrado nunca un talento tan extraordinariamente adaptable a la hora de manejar a la horda heterogénea que acabó por asociarse bajo su liderazgo a los semitas beduinos en su huida de Egipto hacia el desierto de Arabia.
96:3.2 (1055.5) A pesar de los atractivos de la cultura del reino del Nilo, Moisés eligió unir su suerte a la del pueblo de su padre. En el momento en que este gran organizador diseñaba los planes que terminarían liberando al pueblo de su padre, los cautivos beduinos apenas tenían una religión digna de este nombre: sin un concepto verdadero de Dios y sin ninguna esperanza en el mundo.
96:3.3 (1055.6) Ningún líder ha emprendido jamás la tarea de reformar y enaltecer a un colectivo más desamparado, abatido, deprimido e ignorante de seres humanos, pero esos esclavos contenían un potencial de desarrollo latente en sus estirpes hereditarias. Moisés había previsto en sus preparativos la formación de un número suficiente de mandos instruidos para disponer de un cuerpo eficaz de organizadores el día de la revuelta por la libertad. Estos hombres superiores habían sido empleados como capataces nativos de su pueblo y habían recibido alguna educación gracias a la influencia de Moisés entre los dirigentes egipcios.
96:3.4 (1056.1) Moisés había intentado por todos los medios negociar diplomáticamente la libertad de sus compañeros semitas. Él y su hermano llegaron a pactar con el rey de Egipto su salida pacífica del valle del Nilo hacia el desierto de Arabia; habían de recibir un modesto pago en dinero y en especie como reconocimiento por su largo servicio en Egipto. Los hebreos se comprometían por su parte a mantener relaciones amistosas con los faraones y no unirse a ninguna alianza contra Egipto. Pero el rey decidió posteriormente derogar este acuerdo bajo pretexto de que sus espías habían descubierto deslealtades entre los esclavos beduinos. Fueron acusados de buscar la libertad con intención de ir al desierto a organizar a los nómadas contra Egipto.
96:3.5 (1056.2) Pero Moisés no cejó y esperó a que llegara su momento. Menos de un año después, aprovechando que las fuerzas militares egipcias estaban dedicadas a resistir simultáneamente una fuerte ofensiva libia desde el sur y una invasión naval griega desde el norte, este intrépido organizador sacó a sus compatriotas de Egipto en una espectacular huida nocturna. Esta carrera por la libertad cuidadosamente planeada y perfectamente ejecutada fue un éxito a pesar de la furiosa persecución del faraón con un pequeño contingente de egipcios. Los perseguidores cayeron ante la defensa de los fugitivos y cedieron mucho botín, que se vería incrementado posteriormente por los saqueos de esta multitud de esclavos en fuga a su paso hacia su hogar ancestral en el desierto.
96:4.1 (1056.3) La evolución y elevación de la enseñanza mosaica han influido sobre casi la mitad del mundo y siguen influyendo incluso en el siglo veinte. Aunque Moisés comprendía la filosofía religiosa egipcia más avanzada, los esclavos beduinos no sabían casi nada de esas enseñanzas; en cambio nunca olvidaron por completo al dios del monte Horeb a quien sus antepasados habían llamado Yahvé.
96:4.2 (1056.4) Moisés había oído hablar de las enseñanzas de Maquiventa Melquisedec tanto a su padre como a su madre. La unión insólita entre un hombre de raza cautiva y una mujer de sangre real se explica precisamente por esta creencia religiosa común. El suegro de Moisés era un kenita adorador de El Elyón, pero los padres del emancipador eran creyentes en El Shaddai y educaron a su hijo en su misma creencia. Moisés se convirtió a la fe en El Elyón por influencia de su suegro, y cuando los hebreos huidos de Egipto estaban acampados alrededor del monte Sinaí, ya había formulado un concepto nuevo y ampliado de la Deidad derivado de todas sus creencias anteriores. Entonces decidió con buen criterio proclamar este concepto a su pueblo como una extensión de la creencia en Yahvé, su dios tribal de antaño.
96:4.3 (1056.5) Moisés había intentado enseñar a estos beduinos la idea de El Elyón, pero ya antes de salir de Egipto se había convencido de que nunca llegarían a comprender plenamente esta doctrina. Por eso optó deliberadamente por la solución de adoptar a su dios tribal del desierto como el único y solo dios de sus seguidores. Moisés no enseñó expresamente que otros pueblos y naciones no pudieran tener otros dioses, pero sí mantuvo resueltamente que Yahvé estaba por encima de todos ellos, especialmente para los hebreos. Y siempre le atormentó el incómodo compromiso de tener que presentar su idea nueva y superior de la Deidad a esos esclavos ignorantes bajo el disfraz de la antigua denominación de Yahvé, que había sido simbolizado siempre por el becerro de oro de las tribus beduinas.
96:4.4 (1056.6) El hecho de que Yahvé fuera el Dios de los hebreos fugitivos explica por qué se quedaron tanto tiempo frente a la montaña sagrada del Sinaí, y por qué recibieron allí los diez mandamientos que Moisés promulgó en nombre de Yahvé, el dios del Horeb. Durante esta larga estancia delante del Sinaí se fue perfeccionando el ceremonial religioso del incipiente culto hebreo.
96:4.5 (1057.1) No parece probable que Moisés hubiera conseguido establecer su culto ceremonial relativamente avanzado ni conservar intactos a sus seguidores durante un cuarto de siglo de no haber sido por la violenta erupción del Horeb que tuvo lugar durante la tercera semana de su estancia de adoración al pie del monte. «La montaña de Yahvé se consumía en fuego y el humo subía como el humo de un horno, y toda la montaña temblaba sobremanera». A la vista de ese cataclismo no es de extrañar que Moisés lograra inculcar en sus hermanos la enseñanza de que su Dios era «fuerte, terrible, un fuego devorador, temible y todopoderoso».
96:4.6 (1057.2) Moisés proclamó que Yahvé era el Señor Dios de Israel y que había señalado a los hebreos como su pueblo elegido; estaba construyendo una nueva nación y nacionalizó con acierto sus enseñanzas religiosas diciendo a sus seguidores que Yahvé era un amo duro, un «Dios celoso». Pero intentó al mismo tiempo ampliar su concepto de la divinidad cuando les enseñó que Yahvé era el «Dios de los espíritus de toda carne» y cuando dijo: «El Dios eterno es tu refugio, y debajo de ti están sus brazos sempiternos». Moisés enseñó que Yahvé era un Dios fiel a sus alianzas: «no os abandonará, ni os destruirá ni olvidará la alianza de vuestros padres, porque el Señor os ama y no olvidará el juramento que hizo a vuestros padres».
96:4.7 (1057.3) Moisés hizo un esfuerzo heroico por elevar a Yahvé a la dignidad de Deidad suprema cuando lo presentó como «el Dios de la verdad, que no tiene iniquidad y es justo y recto en todas sus formas». Pero a pesar de estas elevadas enseñanzas, el limitado entendimiento de sus seguidores hizo necesario describir a Dios a imagen del hombre, sujeto a ataques de ira, cólera y severidad, incluso vengativo y fácilmente influenciable por la conducta del hombre.
96:4.8 (1057.4) Yahvé, un dios tribal de la naturaleza, se convirtió bajo las enseñanzas de Moisés en el Señor Dios de Israel que los siguió por el desierto e incluso hasta el exilio, donde pronto fue concebido como el Dios de todos los pueblos. El cautiverio posterior de los judíos en Babilonia liberó definitivamente el concepto de Yahvé en su evolución hasta asumir el papel monoteísta de Dios de todas las naciones.
96:4.9 (1057.5) La característica más notable y singular de la historia religiosa de los hebreos es esta evolución continua del concepto de la Deidad a partir del dios primitivo del monte Horeb. A través de las enseñanzas de sus líderes espirituales sucesivos alcanzó el alto nivel de desarrollo descrito en las doctrinas de la Deidad de los Isaías, que proclamaron el magnífico concepto del Padre Creador amoroso y misericordioso.
96:5.1 (1057.6) Moisés era una combinación extraordinaria de jefe militar, organizador social y maestro religioso. Fue el maestro y líder individual más importante del mundo entre la época de Maquiventa y la de Jesús. Moisés intentó introducir muchas reformas en Israel de las que no queda constancia escrita. En el espacio de una vida humana sacó de la esclavitud y el vagabundeo incivilizado a la horda políglota de los llamados hebreos, al tiempo que establecía los fundamentos para el nacimiento posterior de una nación y la perpetuación de una raza.
96:5.2 (1057.7) Se conservan tan pocos datos sobre la gran obra de Moisés porque los hebreos no tenían un lenguaje escrito en el momento del éxodo. Las narraciones sobre los tiempos y los hechos de Moisés proceden de las tradiciones vigentes más de mil años después de la muerte del gran líder.
96:5.3 (1058.1) Muchos de los avances aportados por Moisés que superaban la religión de los egipcios y de las tribus levantinas circundantes procedían de las tradiciones kenitas de tiempos de Melquisedec. De no haber sido por las enseñanzas de Maquiventa a Abraham y a sus contemporáneos, los hebreos habrían salido de Egipto sumidos en una oscuridad sin remedio. Moisés y su suegro Jetró reunieron los restos de las tradiciones de los días de Melquisedec, y estas enseñanzas, unidas a los conocimientos de los egipcios, guiaron a Moisés en la creación de la religión mejorada de los israelitas y sus ritos. Moisés era un organizador; seleccionó lo mejor de la religión y los usos y costumbres de Egipto y Palestina, incorporó estas prácticas a las tradiciones de las enseñanzas de Melquisedec y organizó así el ceremonial de culto hebreo.
96:5.4 (1058.2) Moisés creía en la Providencia; estaba profundamente identificado con las doctrinas egipcias sobre el control sobrenatural del Nilo y de los demás elementos de la naturaleza. Tenía una gran visión de Dios, pero era totalmente sincero cuando enseñaba a los hebreos que si obedecían a Dios, «él os amará, os bendecirá y os multiplicará. Él multiplicará el fruto de vuestro vientre y el fruto de vuestra tierra: el grano, el vino, el aceite y vuestros rebaños. Prosperaréis sobre todos los pueblos, y el Señor vuestro Dios apartará de vosotros toda enfermedad y no os impondrá ninguna de las plagas malignas de Egipto». Dijo incluso: «Recordad al Señor vuestro Dios, pues él es quien os da el poder de conseguir riqueza». «Prestaréis a muchas naciones, pero no tomaréis prestado. Reinaréis sobre muchas naciones, pero ellas no reinarán sobre vosotros.»
96:5.5 (1058.3) Pero era realmente patético observar los esfuerzos de este gran pensador por adaptar su concepto sublime de El Elyón, el Altísimo, a la capacidad de comprensión de aquellos hebreos ignorantes y analfabetos. Ante sus líderes reunidos clamaba con voz de trueno: «El Señor vuestro Dios es el único Dios; no hay otro fuera de él», y ante las multitudes declaraba: «¿Quién es como vuestro Dios entre todos los dioses?» Moisés se enfrentó valientemente, aunque con éxito parcial, a los fetiches y a la idolatría con declaraciones como esta: «No visteis figura alguna el día en que vuestro Dios os habló en el Horeb en medio del fuego». Prohibió también la fabricación de imágenes de ningún tipo.
96:5.6 (1058.4) Moisés temía proclamar la misericordia de Yahvé y prefirió inspirar en su pueblo un respeto reverencial por miedo a la justicia de Dios, diciendo: «El Señor vuestro Dios es Dios de Dioses y Señor de Señores, un Dios grande, un Dios poderoso y terrible que no muestra parcialidad con los hombres». Por otro lado trató de controlar los clanes turbulentos cuando declaró: «vuestro Dios mata cuando lo desobedecéis; cura y da vida cuando lo obedecéis». Pero Moisés enseñó a estas tribus que se convertirían en el pueblo elegido de Dios solo a condición de que «guardaran todos sus mandamientos y obedecieran todas sus leyes».
96:5.7 (1058.5) Durante esos primeros tiempos los hebreos recibieron pocas enseñanzas sobre la misericordia de Dios. Aprendieron que Dios era «el Todopoderoso; el Señor es un gran guerrero, Dios de las batallas, glorioso en su poder, que hace pedazos a sus enemigos». «El Señor vuestro Dios anda en medio del campamento para liberaros.» Los israelitas pensaban que su Dios era alguien que los amaba, pero que también «endureció el corazón del faraón» y «maldijo a sus enemigos».
96:5.8 (1058.6) Aunque Moisés presentó a los hijos de Israel visiones fugaces de una Deidad universal y benefactora, su concepto cotidiano de Yahvé era en conjunto solo un poco mejor que los dioses tribales de los pueblos circundantes, un concepto de Dios primitivo, rudimentario y antropomórfico. Cuando Moisés falleció estas tribus beduinas volvieron rápidamente a las ideas semibárbaras de sus antiguos dioses del Horeb y del desierto. La visión ampliada y más sublime de Dios que Moisés presentaba cada cierto tiempo a los dirigentes se perdió pronto de vista, mientras que la mayoría de la gente volvía a adorar a sus fetiches, los becerros de oro, el símbolo de Yahvé para los pastores palestinos.
96:5.9 (1059.1) Cuando Moisés entregó el mando de los hebreos a Josué ya había reunido a miles de descendientes colaterales de Abraham, Nacor, Lot y a otras tribus emparentadas, y los había transformado en una nación de pastores guerreros capaces de sustentarse y de autorregularse parcialmente.
96:6.1 (1059.2) En cuanto Moisés murió su elevado concepto de Yahvé se deterioró. Josué y las autoridades de Israel siguieron conservando las tradiciones mosaicas del Dios omnisciente, caritativo y todopoderoso, pero el pueblo llano volvió rápidamente a su antigua idea del Yahvé del desierto. Esta recesión del concepto de la Deidad se agravó bajo los gobiernos sucesivos de los diversos jeques tribales, los llamados jueces.
96:6.2 (1059.3) El carisma de la personalidad extraordinaria de Moisés había mantenido viva en el corazón de sus seguidores la inspiración de un concepto cada vez más amplio de Dios; pero una vez que llegaron a las tierras fértiles de Palestina, aquellos pastores nómadas se convirtieron rápidamente en agricultores asentados y relativamente tranquilos. Esta evolución de los hábitos de vida y este cambio del punto de vista religioso exigieron una transformación más o menos completa del concepto que tenían sobre la naturaleza de su Dios, Yahvé. Durante el periodo en que el Dios austero, rudimentario, exigente y atronador del desierto de Sinaí empezó a transmutarse en el concepto posterior de un Dios de amor, justicia y misericordia, los hebreos casi perdieron de vista las elevadas enseñanzas de Moisés. Estuvieron a punto de perder todo concepto de monoteísmo y dilapidar su oportunidad de convertirse en el pueblo que serviría de eslabón esencial en la evolución espiritual de Urantia, el colectivo que conservaría las enseñanzas de Melquisedec sobre un solo Dios hasta la época de la encarnación de un Hijo de otorgamiento de ese Padre de todos.
96:6.3 (1059.4) Josué intentó por todos los medios mantener en la mente de los hombres de las tribus el concepto de un Yahvé supremo que proclamaba: «Como estuve con Moisés, estaré con vosotros; no os dejaré ni os desampararé». Josué consideró necesario predicar un evangelio severo a su pueblo incrédulo, un pueblo demasiado dispuesto a creer en su vieja religión nativa y muy poco dispuesto a avanzar en la religión de la fe y la rectitud. La carga de las enseñanzas de Josué era: «Yahvé es un Dios santo; es un Dios celoso; no perdonará vuestras transgresiones ni vuestros pecados». El concepto más alto de esta época describía a Yahvé como un «Dios de poder, de juicio y de justicia».
96:6.4 (1059.5) Pero incluso en aquellos tiempos oscuros surgía de vez en cuando un maestro solitario para proclamar el concepto mosaico de la divinidad: «Vosotros, hijos de la maldad, no podéis servir al Señor, pues él es un Dios santo». «¿Será el hombre mortal más justo que Dios? ¿Será un hombre más puro que su Hacedor?» «¿Podéis, buscando, descubrir a Dios? ¿Podéis descubrir al Todopoderoso en su perfección? Mirad, Dios es grande y no lo conocemos. Es el Todopoderoso, no lo podemos alcanzar.»
96:7.1 (1060.1) Los hebreos se establecieron de forma dispersa en Palestina bajo el liderazgo de sus jeques y sacerdotes. Pronto retrocedieron a las creencias ignorantes del desierto y se contaminaron con las prácticas religiosas menos avanzadas de los cananeos. Se hicieron idólatras y licenciosos, y su idea de la Deidad cayó muy por debajo de los conceptos egipcios y mesopotámicos de Dios que mantenían ciertos grupos salemitas supervivientes. Estos conceptos están registrados en algunos de los salmos y en el llamado libro de Job.
96:7.2 (1060.2) Los salmos son obra de una veintena o más de autores; muchos fueron escritos por maestros egipcios y mesopotámicos. Durante esos tiempos de predominio de los dioses de la naturaleza en el Levante, seguía existiendo un número considerable de personas que creían en la supremacía de El Elyón, el Altísimo.
96:7.3 (1060.3) Ninguna colección de escritos religiosos expresa la devoción y las ideas inspiradoras de Dios con tanta riqueza como el libro de los Salmos. Al leer detenidamente esta maravillosa colección de literatura devota sería muy útil considerar por separado la fuente y la cronología de cada himno de alabanza y adoración, teniendo en cuenta que ninguna otra colección individual cubre un periodo de tiempo tan largo. Este libro de los Salmos es la recopilación de los diversos conceptos de Dios que albergaron los creyentes de la religión de Salem en todo el Levante y abarca el periodo completo que va de Amenemope a Isaías. En los salmos, Dios está representado en todas las fases de concepción, desde la idea rudimentaria de una deidad tribal hasta el ideal inmensamente ampliado de los hebreos posteriores que describe a Yahvé como gobernante amoroso y Padre misericordioso.
96:7.4 (1060.4) Considerado así, este conjunto de salmos constituye la selección más valiosa y útil de sentimientos devotos reunida por el hombre hasta el siglo veinte. El espíritu de adoración de esta colección de himnos trasciende al de todos los demás libros sagrados del mundo.
96:7.5 (1060.5) El abigarrado retrato de la Deidad presentado en el libro de Job fue elaborado por más de veinte maestros religiosos mesopotámicos a lo largo de un periodo de casi trescientos años. Y cuando leáis el elevado concepto de la divinidad descrito en esta recopilación de creencias mesopotámicas, reconoceréis que fue en los alrededores de Ur de Caldea donde mejor se conservó la idea de un Dios real durante los tiempos sombríos de Palestina.
96:7.6 (1060.6) En Palestina se comprendía bastante bien la sabiduría y la omnipresencia de Dios, pero escasamente su amor y su misericordia. El Yahvé de entonces «envía espíritus malignos para dominar el alma de sus enemigos»; hace prosperar a sus propios hijos obedientes, mientras maldice y castiga espantosamente a todos los demás. «Frustra las tramas de los astutos; atrapa a los sabios en su propia astucia.»
96:7.7 (1060.7) Solo en Ur se alzó una voz para proclamar a gritos la misericordia de Dios diciendo: «Rezará a Dios y encontrará su favor y verá su rostro con alegría, pues Dios otorgará al hombre rectitud divina». Y así se predicó desde Ur la salvación, el favor divino, por la fe: «Es clemente con el que se arrepiente y dice: ‘Líbralo de bajar a la fosa, pues he hallado su rescate’. Si alguien dice: ‘He pecado y pervertido lo que era recto, y no me ha aprovechado’, Dios librará su alma de la fosa, y verá la luz». Desde los tiempos de Melquisedec el mundo levantino no había oído un mensaje de salvación humana tan sonoro y alentador como esta extraordinaria enseñanza de Eliú, el profeta de Ur y sacerdote de los creyentes salemitas, el remanente de la antigua colonia de Melquisedec en Mesopotamia.
96:7.8 (1061.1) Los continuadores de los misioneros de Salem en Mesopotamia mantuvieron así la luz de la verdad durante el periodo de desorganización de los pueblos hebreos hasta la aparición del primero de una larga lista de maestros de Israel. Concepto a concepto, estos maestros fueron construyendo sin descanso hasta que consiguieron hacer realidad el ideal del Padre Universal y Creador de todos, la cima de la evolución del concepto de Yahvé.
96:7.9 (1061.2) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 97
97:0.1 (1062.1) LOS líderes espirituales de los hebreos hicieron lo que hasta entonces no había logrado hacer nadie: desantropomorfizar su concepto de Dios sin convertirlo en una abstracción de la Deidad comprensible solo para los filósofos. En este concepto maduro de Yahvé, incluso la gente corriente podía ver en él a un Padre, si no del individuo, al menos de la raza.
97:0.2 (1062.2) El concepto de la personalidad de Dios había sido enseñado con claridad en Salem en tiempos de Melquisedec, pero era vago y confuso cuando huyeron de Egipto y solo fue evolucionando en la mente hebraica de generación en generación como respuesta a las enseñanzas de sus líderes espirituales. La percepción de la personalidad de Yahvé evolucionó progresivamente de forma mucho más continua que la de otros muchos atributos de la Deidad. Desde Moisés hasta Malaquías se produjo un crecimiento ideacional casi ininterrumpido de la personalidad de Dios en la mente hebrea, y este concepto fue realzado y glorificado finalmente por las enseñanzas de Jesús sobre el Padre del cielo.
97:1.1 (1062.3) Ante las hostilidades de los pueblos palestinos circundantes los jeques hebreos comprendieron enseguida que no podían esperar sobrevivir si no confederaban sus organizaciones tribales en un gobierno centralizado. Esta centralización de la autoridad administrativa facilitó la labor de Samuel como maestro y reformador.
97:1.2 (1062.4) Samuel procedía de una larga línea de maestros salemitas que habían preservado las verdades de Melquisedec como parte de sus formas de culto. Este maestro era un hombre resuelto y vigoroso. Solo por su gran dedicación, unida a su extraordinaria determinación, pudo superar el rechazo casi universal que provocó su campaña por reconducir a Israel al culto al Yahvé supremo de los tiempos mosaicos. Con todo, logró parcialmente su objetivo, pues recuperó a la mitad más inteligente de los hebreos para el concepto superior de Yahvé mientras la otra mitad seguía adorando a los dioses tribales del país y apegada a los conceptos inferiores de Yahvé.
97:1.3 (1062.5) Samuel era un hombre rudo pero eficaz, un reformador práctico que podía salir un día cualquiera con sus compañeros y derribar una veintena de santuarios de Baal. Lograba sus objetivos por pura coacción; predicaba poco y enseñaba menos, pero actuaba mucho. Un día se burlaba del sacerdote de Baal y al siguiente cortaba en pedazos a un rey cautivo. Creía con devoción en el Dios único y tenía un concepto claro de ese Dios único como creador del cielo y de la tierra: «Del Señor son las columnas de la tierra, y sobre ellas asentó el mundo».
97:1.4 (1063.1) Pero la mayor contribución de Samuel al desarrollo del concepto de la Deidad fue su declaración rotunda de que Yahvé era invariable, de que personificaba por siempre la misma perfección y divinidad infalible. En aquella época se concebía a Yahvé como un Dios voluble, caprichoso y envidioso que se lamentaba siempre de haber hecho esto o aquello. Pero ahora, por primera vez desde su huida de Egipto, los hebreos oyeron estas palabras impactantes: «La Fuerza de Israel no mentirá ni se arrepentirá, porque él no es hombre para que se arrepienta». Quedó así proclamada la estabilidad en las relaciones con la divinidad. Samuel reiteró la alianza de Melquisedec con Abraham y declaró que el Señor Dios de Israel era la fuente de toda verdad, toda estabilidad y toda constancia. Los hebreos habían considerado siempre a su Dios como un hombre, un superhombre, un espíritu ensalzado de origen desconocido, pero ahora el que fuera espíritu del Horeb era exaltado ante ellos como un Dios inmutable de perfección creadora. En la evolución del concepto de Dios, Samuel estaba contribuyendo a elevarlo a una altura situada por encima del estado cambiante de la mente humana y de las vicisitudes de la existencia mortal. Bajo su enseñanza, el Dios de los hebreos empezaba a ascender desde una idea propia de los dioses tribales hasta el ideal de un Creador y Supervisor todopoderoso e invariable de toda la creación.
97:1.5 (1063.2) Predicaba una y otra vez sobre la sinceridad de Dios y su fidelidad a sus alianzas. Dijo Samuel: «El Señor no abandonará a su pueblo». «Él ha hecho con nosotros un pacto eterno, ordenado en todo y seguro.» Y así resonó en toda Palestina la llamada a adorar de nuevo al Yahvé supremo. Este maestro lleno de energía proclamaba sin cesar: «Tú eres grande, oh Señor Dios, pues no hay nadie como tú, ni hay Dios fuera de ti».
97:1.6 (1063.3) Hasta ese momento los hebreos habían relacionado el favor de Yahvé sobre todo con la prosperidad material. Causó gran impacto en Israel, y casi le cuesta la vida a Samuel, que se atreviera a proclamar: «El Señor enriquece y empobrece; abate y enaltece. Levanta del polvo al pobre y eleva a los mendigos para sentarlos con los príncipes y hacerles heredar el trono de gloria». Desde Moisés no se habían proclamado promesas tan reconfortantes para los humildes y los menos afortunados, y miles de desesperados de entre los pobres empezaron a despertar a la esperanza de mejorar su estatus espiritual.
97:1.7 (1063.4) Pero Samuel no progresó mucho más allá del concepto de un dios tribal. Proclamó a un Yahvé que había creado a todos los hombres pero que se ocupaba principalmente de los hebreos, su pueblo elegido. Aun así, el concepto de Dios volvía a representar, como en los días de Moisés, a una Deidad santa y recta. «No hay nadie tan santo como el Señor. ¿Quién se puede comparar con este Señor Dios santo?»
97:1.8 (1063.5) Con el paso de los años el viejo líder ya canoso progresó en su comprensión de Dios, pues declaró: «El Señor es Dios de sabiduría, y por él son pesadas las acciones. El Señor juzgará los confines de la tierra, con el benigno se muestra benigno, y con el hombre íntegro se muestra íntegro». Aquí alborea ya la misericordia, aunque limitada a aquellos que son misericordiosos. Más tarde dio un paso más cuando exhortó a su pueblo en la adversidad: «Caigamos ahora en manos del Señor, porque grandes son sus misericordias». «El Señor no está limitado a salvar a muchos o a pocos.»
97:1.9 (1063.6) Este desarrollo gradual del concepto del carácter de Yahvé continuó bajo el ministerio de los sucesores de Samuel. Intentaron presentar a Yahvé como un Dios que mantenía sus alianzas, pero no pudieron avanzar al ritmo marcado por Samuel; no lograron desarrollar la idea de la misericordia de Dios tal como Samuel la había concebido en sus últimos años. Hubo un retroceso constante hacia el reconocimiento de otros dioses, aunque se mantuvo a Yahvé por encima de todos ellos. «Tuyo es el reino, oh Señor, y tú eres exaltado como cabeza sobre todos.»
97:1.10 (1064.1) La idea clave de esta época era el poder divino; los profetas de entonces predicaron una religión destinada a favorecer al rey que estaba en el trono hebreo. «Tuya, oh Señor, es la grandeza y el poder y la gloria y la victoria y la majestad. En tu mano están el poder y la fortaleza, y en tu mano está engrandecer y fortalecer a todos.» Este era el concepto de Dios en tiempos de Samuel y sus inmediatos sucesores.
97:2.1 (1064.2) En el siglo décimo antes de Cristo, la nación hebrea se dividió en dos reinos. En estas dos divisiones políticas muchos maestros de la verdad se esforzaron por contener la creciente marea reaccionaria de decadencia espiritual que seguía avanzando desastrosamente tras la guerra de separación, pero sus esfuerzos por hacer progresar la religión hebraica no prosperaron hasta que Elías emprendió su enseñanza. Este paladín valiente y audaz de la rectitud restableció en el reino del norte un concepto de Dios comparable al de los días de Samuel. Elías tuvo pocas oportunidades de presentar un concepto avanzado de Dios. Estaba demasiado ocupado, como lo estuvo Samuel antes que él, en derribar los altares de Baal y destruir los ídolos de los falsos dioses, y consiguió sacar adelante sus reformas frente a la oposición de un monarca idólatra. Su tarea fue incluso más difícil y gigantesca que la de Samuel.
97:2.2 (1064.3) Cuando Elías fue llamado de este mundo, su fiel compañero Eliseo se hizo cargo de su labor, y con la ayuda inestimable de Miqueas, un profeta menos conocido, mantuvo viva la luz de la verdad en Palestina.
97:2.3 (1064.4) Pero en esa época el concepto de la Deidad no progresó y los hebreos no llegaron ni siquiera al nivel del ideal mosaico. Al final del periodo de Elías y Eliseo las clases mejores volvieron a la adoración del Yahvé supremo y se restableció la idea del Creador Universal en el punto aproximado donde la había dejado Samuel.
97:3.1 (1064.5) La controversia interminable entre los creyentes en Yahvé y los seguidores de Baal fue un choque socioeconómico de ideologías más que una diferencia de creencias religiosas.
97:3.2 (1064.6) Los habitantes de Palestina tenían actitudes diferentes en cuanto a la propiedad privada de la tierra. Las tribus errantes del sur o de Arabia (los yahveítas) consideraban la tierra como algo inalienable, como un don de la Deidad al clan. Sostenían que la tierra no se podía vender ni hipotecar. «Yahvé habló y dijo: ‘La tierra no se venderá, porque la tierra es mía’.»
97:3.3 (1064.7) Los cananeos del norte, más asentados, (los baalitas) compraban, vendían e hipotecaban libremente sus tierras. La palabra baal significa propietario. El culto a Baal estaba fundamentado en dos doctrinas principales. La primera era la validez de los intercambios, contratos y pactos relativos a la propiedad (el derecho a comprar y vender tierras). La segunda daba por hecho que Baal enviaba la lluvia, pues era un dios de la fertilidad del suelo. Las buenas cosechas dependían del favor de Baal. Su culto estaba relacionado principalmente con la tierra, con su posesión y su fertilidad.
97:3.4 (1065.1) En general los baalitas poseían casas, tierras y esclavos. Eran los terratenientes aristócratas y vivían en las ciudades. Cada Baal tenía su lugar sagrado, su clero y sus «mujeres sagradas», las prostitutas rituales.
97:3.5 (1065.2) A partir de esta diferencia básica en la consideración de la tierra se desarrollaron los enconados antagonismos sociales, económicos, morales y religiosos que enfrentaron a hebreos y cananeos. Esta controversia socioeconómica no se convirtió en un asunto claramente religioso hasta los tiempos de Elías. A partir de la época de este dinámico profeta, el asunto se dirimió en un terreno más estrictamente religioso —Yahvé contra Baal— y terminó con el triunfo de Yahvé y el impulso posterior hacia el monoteísmo.
97:3.6 (1065.3) Elías trasladó la controversia Yahvé-Baal de la tenencia del suelo al aspecto religioso de las ideologías hebrea y cananea. Cuando Acab asesinó a los Nabot en una oscura maniobra por apropiarse de sus tierras, Elías convirtió en cuestión moral los antiguos usos y costumbres sobre la tierra y lanzó una enérgica campaña contra los baalitas. Fue también una lucha de la gente del campo contra la dominación de las ciudades. Fue entonces cuando Yahvé se convirtió en Elohim principalmente por la influencia de Elías. El profeta empezó como reformador agrario y acabó exaltando a la Deidad: Baales había muchos, Yahvé era uno. El monoteísmo triunfó sobre el politeísmo.
97:4.1 (1065.4) Amós dio un gran paso en la transición del dios tribal —el dios al que habían servido durante tanto tiempo con sacrificios y ceremonias, el Yahvé de los primeros hebreos—a un Dios que castigaría el crimen y la inmoralidad incluso entre su propio pueblo. Este profeta salió de sus colinas natales del sur para denunciar la criminalidad, la embriaguez, la opresión y la inmoralidad de las tribus del norte. No se habían proclamado en Palestina verdades tan rotundas desde los tiempos de Moisés.
97:4.2 (1065.5) Amós no fue un mero restaurador o reformador; fue un descubridor de nuevos conceptos de la Deidad. Proclamó muchas cosas sobre Dios que habían anunciado sus predecesores e impugnó valientemente la creencia en un Ser Divino tolerante con el pecado de su propio pueblo llamado elegido. Por primera vez desde los tiempos de Melquisedec los oídos del hombre escucharon la denuncia del doble rasero en materia de justicia y moralidad nacional. Por primera vez en su historia oídos hebreos oyeron que su propio Dios, Yahvé, no toleraría el crimen y el pecado en sus vidas, como no lo haría con ningún otro pueblo. Amós presentaba al Dios severo y justo de Samuel y Elías, pero era además un Dios que no consideraba a los hebreos de forma diferente a cualquier otra nación a la hora de castigar la maldad. Era un ataque directo contra la doctrina egoísta del «pueblo elegido» y ofendió imperdonablemente a muchos hebreos de la época.
97:4.3 (1065.6) Dijo Amós: «He aquí el que forma los montes y crea el viento. Buscad al que hizo las siete estrellas y el Orión, el que cambia las densas tinieblas en aurora y hace oscurecer el día en noche». Y al denunciar a sus paisanos semirreligiosos, oportunistas y a veces inmorales, intentaba describir la justicia inexorable de un Yahvé inmutable diciendo de los malhechores: «Aunque caven hasta el infierno, de allá los tomará mi mano; aunque suban hasta el cielo, de allá los haré descender». «Y aunque vayan al cautiverio delante de sus enemigos, allí ordenaré a la espada que los mate.» Amós asustaba aún más a sus oyentes cuando apuntaba hacia ellos con un dedo acusador y declaraba en nombre de Yahvé: «Ciertamente nunca me olvidaré de ninguna de vuestras obras». «Y cribaré a la casa de Israel entre todas las naciones como se criba el grano en el cedazo.»
97:4.4 (1066.1) Amós proclamó a Yahvé «Dios de todas las naciones» y advirtió a los israelitas de que el rito no debe sustituir a la rectitud. Antes de morir apedreado, este valiente maestro había difundido suficiente levadura de la verdad como para salvar la doctrina del Yahvé supremo; había asegurado la evolución posterior de la revelación de Melquisedec.
97:4.5 (1066.2) Oseas siguió a Amós y su doctrina de un Dios universal de justicia, y resucitó el concepto mosaico de un Dios de amor. Oseas predicó el perdón por el arrepentimiento, no por los sacrificios. Proclamó un evangelio de bondad amorosa y misericordia divina diciendo: «Yo te desposaré conmigo para siempre; sí, te desposaré conmigo en justicia y juicio, en compasión y en misericordias. Incluso te desposaré conmigo en fidelidad». «Los amaré de voluntad, pues mi ira se ha apartado de ellos.»
97:4.6 (1066.3) Oseas sostuvo fielmente las advertencias morales de Amós diciendo de Dios: «Los castigaré como deseo». Pero para los israelitas era una crueldad rayana en la traición que dijera: «Diré al que no era mi pueblo: ‘tú eres mi pueblo’; y él dirá: ‘tú eres mi Dios’». Siguió predicando el arrepentimiento y el perdón, diciendo: «Yo sanaré su apostasía; yo los amaré de voluntad, pues mi ira se ha apartado de ellos». Oseas proclamaba constantemente la esperanza y el perdón. La esencia de su mensaje era siempre: «Tendré misericordia de mi pueblo. No reconocerás a otro Dios fuera de mí, pues no hay más salvador que yo».
97:4.7 (1066.4) Amós despertó la consciencia nacional de los hebreos al reconocimiento de que Yahvé no condonaría sus crímenes ni sus pecados por su supuesta condición de pueblo elegido, mientras que Oseas hizo resonar las primeras notas de los acordes misericordiosos de la compasión de Dios y su bondad amorosa que Isaías y sus compañeros cantarían más tarde con exquisita belleza.
97:5.1 (1066.5) En aquellos días unos amenazaban a los clanes del norte con castigos para sus crímenes nacionales y sus pecados personales, mientras que otros vaticinaban calamidades en represalia por las transgresiones del reino del sur. Fue en la estela de este despertar de la conciencia y la consciencia de las naciones hebreas cuando hizo su aparición el primer Isaías.
97:5.2 (1066.6) Isaías siguió predicando la naturaleza eterna de Dios, su sabiduría infinita, su carácter perfecta e inalterablemente fidedigno. Representó al Dios de Israel diciendo: «Ajustaré el juicio a cordel y a nivel la justicia». «El Señor te dará descanso de tu dolor y de tu temor y de la dura servidumbre a la que fuiste sometido.» «Y tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: ‘este es el camino, andad por él’.» «Contemplad, Dios es mi salvación; confiaré y no temeré, porque mi fortaleza y mi canción es el Señor.» «’Venid ahora y razonemos’, dice el Señor, ‘aunque vuestros pecados sean como la grana, se harán tan blancos como la nieve; aunque sean rojos como el carmesí, quedarán como la lana’.»
97:5.3 (1066.7) Este profeta se dirigió a las almas hambrientas de los hebreos oprimidos por el miedo y les dijo: «Levántate, resplandece, porque ha llegado tu luz y la gloria del Señor ha amanecido sobre ti». «El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido el Señor para traer buenas nuevas a los humildes; me ha enviado a vendar a los quebrantados de corazón, a proclamar libertad a los cautivos y a los presos apertura de la cárcel.» «En gran manera me gozaré en el Señor, mi alma se alegrará en mi Dios, porque él me ha vestido con ropas de salvación, me ha envuelto en manto de justicia.» «En todas sus angustias, él estuvo afligido, y el ángel de su presencia los salvó. En su amor y en su compasión los redimió.»
97:5.4 (1067.1) Este Isaías fue seguido por Miqueas y Abdías, que confirmaron y embellecieron su evangelio tan satisfactorio para el alma. Estos dos valientes mensajeros denunciaron sin miedo los ritos hebreos dominados por los sacerdotes e impugnaron audazmente todo el sistema de sacrificios.
97:5.5 (1067.2) Miqueas denunció «a los jefes que juzgan por soborno, a los sacerdotes que enseñan por precio y a los profetas que adivinan por dinero». Enseñó que llegaría un día en el que vivirían libres de sacerdotes y supersticiones, diciendo: «Cada uno se sentará bajo su parra y no habrá quien los atemorice, pues cada cual vivirá según su comprensión de Dios».
97:5.6 (1067.3) La esencia del mensaje de Miqueas fue siempre: «¿Me presentaré ante Dios con holocaustos? ¿Se complacerá el Señor con mil carneros o diez mil ríos de aceite? ¿Daré a mi primogénito por mi rebeldía, el fruto de mi cuerpo por el pecado de mi alma? Él te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno; ¿y qué pide el Señor de ti sino solo obrar con justicia, amar la misericordia y caminar humildemente con tu Dios?». Hace más de dos mil quinientos años la época de Miqueas fue una gran época; sus mensajes emancipadores eran realmente estimulantes para los mortales e incluso algunos llegaron a creer en ellos. Y de no haber sido por la obstinada resistencia de los sacerdotes, estos maestros habrían conseguido abolir todo el ceremonial sangriento del culto hebreo.
97:6.1 (1067.4) Mientras otros maestros seguían exponiendo el evangelio de Isaías, Jeremías tuvo la audacia de dar el siguiente paso en la internacionalización de Yahvé, el Dios de los hebreos.
97:6.2 (1067.5) Jeremías osó declarar que Yahvé no estaba del lado de los hebreos en sus guerras con otras naciones. Afirmó que Yahvé era el Dios de toda la tierra, de todas las naciones y de todos los pueblos. La enseñanza de Jeremías fue la cresta de la creciente ola de internacionalización del Dios de Israel. Este intrépido predicador proclamó de una vez por todas que Yahvé era el Dios de todas las naciones, y que no existía ni Osiris para los egipcios, ni Bel para los babilonios, ni Asur para los asirios ni Dagón para los filisteos. La religión de los hebreos participó así en el renacimiento del monoteísmo a nivel mundial que se produjo en torno a esta época y la siguiente; el concepto de Yahvé se elevó por fin a una dignidad planetaria e incluso cósmica de Deidad. Pero a muchos compañeros de Jeremías les costaba concebir a Yahvé fuera de la nación hebrea.
97:6.3 (1067.6) Jeremías predicaba también sobre el Dios justo y amoroso descrito por Isaías cuando dijo: «Con un amor eterno te he amado, por eso te he atraído con misericordia». «Pues él no aflige por gusto a los hijos de los hombres.»
97:6.4 (1067.7) Este valiente profeta dijo: «Recto es nuestro Señor, grande en consejo y poderoso en obras. Sus ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres, para dar a cada uno según sus caminos y según el fruto de sus obras». Pero se consideró una traición blasfema que dijera durante el sitio de Jerusalén: «Y ahora yo he puesto todas estas tierras en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi siervo». Y cuando Jeremías aconsejó la rendición de la ciudad, los sacerdotes y dirigentes civiles lo arrojaron al hoyo cenagoso de una lúgubre mazmorra.
97:7.1 (1068.1) La destrucción de la nación hebrea y su cautiverio en Mesopotamia podrían haber sido muy provechosos para la expansión de su teología de no haber sido por el tenaz empeño de su clero. Su nación había caído ante los ejércitos de Babilonia y el nacionalismo de su Yahvé había sido cuestionado por las predicaciones internacionales de los líderes espirituales. Fue el resentimiento por la pérdida de su dios nacional lo que indujo a los sacerdotes judíos a inventar tantas fábulas en la historia hebrea y hacer proliferar tantos acontecimientos de apariencia milagrosa, en un esfuerzo por restablecer a los judíos como pueblo elegido incluso dentro del nuevo concepto ampliado de un Dios internacionalizado de todas las naciones.
97:7.2 (1068.2) Durante el cautiverio los judíos estuvieron muy influidos por las tradiciones y leyendas babilónicas, y cabe señalar que elevaron siempre el tono moral y la relevancia espiritual de las historias caldeas que adoptaron, a pesar de que distorsionaron sistemáticamente estas leyendas para mayor honor y gloria de la historia y la ascendencia de Israel.
97:7.3 (1068.3) Aquellos sacerdotes y escribas hebreos tenían una idea fija consistente en rehabilitar la nación judía, glorificar las tradiciones hebreas y exaltar su historia racial. Si alguien se siente inclinado a reprochar a esos sacerdotes que impusieran sus ideas erróneas a una parte tan grande del mundo occidental, debe considerar que no lo hicieron intencionadamente. Ellos nunca declararon que escribían por inspiración ni que su libro fuera sagrado. Se limitaron a preparar un manual destinado a levantar el ánimo menguante de sus compañeros de cautiverio con el objetivo concreto de reforzar el espíritu nacional y la moral de sus compatriotas. El compendio de estos y otros escritos en un libro guía de enseñanzas supuestamente infalibles se debe a autores posteriores.
97:7.4 (1068.4) El sacerdocio judío haría un amplio uso de estos escritos después del cautiverio, en cambio durante el exilio su influencia sobre sus compatriotas cautivos se vio muy mermada por la presencia de Isaías segundo, un joven e indómito profeta plenamente convertido al Dios de justicia, amor, rectitud y misericordia del primer Isaías. Creía también, con Jeremías, que Yahvé se había convertido en el Dios de todas las naciones. Predicó estas teorías sobre la naturaleza de Dios con un efecto tan contundente que hizo conversos por igual entre los judíos y sus captores. Isaías dejó escritas sus enseñanzas, pero los hostiles e implacables sacerdotes hicieron todo lo posible por negar la autoría del joven predicador. Sin embargo, por puro respeto a su belleza y su grandeza, esta obra fue incorporada a los escritos del primer Isaías. Y así, los escritos del segundo Isaías constituyen los capítulos cuarenta al cincuenta y cinco inclusive del libro que lleva su mismo nombre.
97:7.5 (1068.5) Entre los tiempos de Maquiventa y los de Jesús, ningún profeta o maestro religioso alcanzó el alto concepto de Dios proclamado por Isaías segundo durante el cautiverio. El dios que proclamó este líder espiritual no era pequeño ni antropomorfo ni hecho por el hombre. «Contemplad, él levanta las islas como el polvo fino.» «Y como los cielos son más altos que la tierra, así son más altos mis caminos que vuestros caminos, y mis pensamientos más altos que vuestros pensamientos.»
97:7.6 (1069.1) Por fin pudo Maquiventa Melquisedec contemplar a maestros humanos que presentaban un Dios real a los mortales. Como hizo en su día el primer Isaías, este líder proclamaba a un Dios creador y sostenedor universal. «Yo hice la tierra y puse sobre ella al hombre. No la creé en vano; para que fuese habitada la creé.» «Yo soy el primero y yo soy el último, y fuera de mí no hay Dios.» Hablando del Señor Dios de Israel, este nuevo profeta dijo: «Los cielos se desvanecerán y la tierra envejecerá, pero mi justicia será para siempre y mi salvación, de generación en generación». «No temas porque yo estoy contigo; no desmayes porque yo soy tu Dios.» «No hay más Dios que yo; un Dios justo y un Salvador.»
97:7.7 (1069.2) Los cautivos judíos se sentían reconfortados, como se han sentido miles y miles de personas desde entonces, al escuchar palabras como: «Así dice el Señor: ‘'Yo te he creado, yo te he redimido, yo te he llamado por tu nombre; eres mío’». «Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo, ya que eres precioso a mis ojos.» «¿Puede una mujer olvidar a su niño de pecho sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Sí, ella puede olvidar, pero yo no olvidaré a mis hijos, pues he aquí que los he grabado en las palmas de mis manos; con la sombra de mi mano los he cubierto.» «Abandone el impío su camino y el hombre inicuo sus pensamientos; y vuélvase al Señor, que tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, que será amplio en perdonar.»
97:7.8 (1069.3) Escuchad otra vez el evangelio de esta nueva revelación del Dios de Salem: «Como un pastor apacentará su rebaño, en su brazo recogerá a los corderos, y en su seno los llevará. Él da fuerzas al fatigado, y al que no tiene fuerzas aumenta el vigor. Los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas; se remontarán con alas como las águilas; correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán».
97:7.9 (1069.4) Este Isaías propagó a gran escala un evangelio que ampliaba el concepto de un Yahvé supremo. Rivalizó con Moisés en la elocuencia con que describió al Señor Dios de Israel como Creador Universal. Fue poético en su descripción de los atributos infinitos del Padre Universal. Jamás se han vuelto a hacer declaraciones tan bellas sobre el Padre celestial. Junto con los salmos, los escritos de Isaías figuran entre las exposiciones más sublimes y verdaderas del concepto espiritual de Dios que hayan llegado nunca a oídos del hombre mortal antes de la venida de Miguel a Urantia. Ved su retrato de la Deidad: «Yo soy el alto y el sublime que habita la eternidad». «Yo soy el primero y yo soy el último, y fuera de mí no hay Dios.» «La mano del Señor no se ha acortado para salvar, ni se ha endurecido su oído para oír.» Este profeta benigno pero lleno de autoridad predicaba insistentemente sobre la constancia divina y la fidelidad de Dios, una doctrina nueva en el judaísmo. Declaró que «Dios no olvidaría, no abandonaría».
97:7.10 (1069.5) Este maestro audaz proclamó que el hombre estaba muy estrechamente relacionado con Dios cuando dijo: «A todos los llamados por mi nombre para gloria mía los creé, y proclamarán mi alabanza. Yo, yo soy el que borro tus transgresiones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados».
97:7.11 (1069.6) Ved cómo este gran hebreo echa por tierra el concepto de un Dios nacional mientras proclama gloriosamente la divinidad del Padre Universal, de quien dice: «Los cielos son mi trono y la tierra es mi escabel». El Dios de Isaías es santo, majestuoso, justo e inescrutable. El concepto del Yahvé airado, vengativo y celoso de los beduinos del desierto casi se ha desvanecido. En la mente del hombre mortal ha aparecido un concepto nuevo del Yahvé supremo y universal que ya nunca perderá de vista. Cuando cae en la cuenta de la existencia de una justicia divina empieza la destrucción de la magia primitiva y el miedo biológico. Por fin aparece ante el hombre un universo de ley y orden y un Dios universal de atributos fiables y finales.
97:7.12 (1070.1) Este predicador de un Dios superno no dejó nunca de proclamar al Dios de amor. «Habito en la altura y la santidad, también con el contrito y humilde de espíritu.» Este gran maestro dedicaba continuamente palabras de consuelo a sus contemporáneos: «Y el Señor te guiará continuamente y saciará tu alma. Serás como huerto regado y como manantial cuyas aguas nunca faltan. Cuando llegue el enemigo como torrente impetuoso, el espíritu del Señor levantará bandera contra él». Y volvieron a brillar una vez más el evangelio de Melquisedec destructor del miedo y la religión de Salem generadora de confianza para bendición de la humanidad.
97:7.13 (1070.2) Con su valentía y su amplitud de miras, Isaías logró eclipsar eficazmente al Yahvé nacionalista cuando describió de forma sublime la majestad y la omnipotencia universal del supremo Yahvé, Dios de amor, regidor del universo y Padre afectuoso de toda la humanidad. Desde aquellos días memorables el concepto más elevado de Dios en Occidente ha estado compuesto de justicia universal, misericordia divina y rectitud eterna. Con lenguaje elocuente y elegancia incomparable, este gran maestro retrató al Creador todopoderoso como Padre amantísimo.
97:7.14 (1070.3) Este profeta del cautiverio predicó a sus compatriotas y a gentes de muchas naciones junto al río de Babilonia. Este segundo Isaías hizo mucho por contrarrestar los numerosos conceptos equivocados y racialmente egoístas sobre la misión del Mesías prometido, aunque no lo logró del todo. Si los sacerdotes no se hubieran dedicado a cultivar un nacionalismo mal entendido, las enseñanzas de los dos Isaías habrían preparado el camino para reconocer y recibir al Mesías prometido.
97:8.1 (1070.4) La costumbre de considerar los anales de los hebreos como historia sagrada y los del resto del mundo como historia profana es responsable de mucha de la confusión que existe en la mente humana en cuanto a la interpretación de la historia. El problema radica en que no hay una historia secular de los judíos. Durante el exilio en Babilonia los sacerdotes construyeron su nuevo relato de las relaciones supuestamente milagrosas de Dios con los hebreos, la historia sagrada de Israel tal como figura en el Antiguo Testamento, y procedieron luego a la destrucción completa y sistemática de los archivos existentes sobre asuntos hebreos —libros como «Los Hechos de los Reyes de Israel» y «Los Hechos de los Reyes de Judá»— junto con varios otros documentos más o menos precisos de la historia hebrea.
97:8.2 (1070.5) Para entender por qué la presión abrumadora y la carga ineludible de la historia secular aterrorizaban a los judíos cautivos y gobernados por extranjeros hasta el punto de intentar reescribir y refundir completamente su historia, debemos examinar brevemente el relato de su desconcertante experiencia nacional. Cabe recordar que los judíos no lograron desarrollar una adecuada filosofía no teológica de la vida. Luchaban contra su concepto egipcio original de recompensas divinas por la rectitud unidas a atroces castigos por el pecado. La dramática historia de Job fue en cierto modo una protesta contra esa filosofía errónea. El claro pesimismo del Eclesiastés fue una reacción astuta ante esas creencias excesivamente optimistas en la Providencia.
97:8.3 (1071.1) Pero quinientos años de dominación por los gobernantes extranjeros eran demasiado incluso para los pacientes y sufridos judíos. Los profetas y los sacerdotes empezaron a clamar: «¿Hasta cuándo, oh Señor, hasta cuándo?». Cuando el judío honrado indagaba en las Escrituras su confusión iba en aumento. Un antiguo vidente prometía que Dios protegería y liberaría a su «pueblo elegido». Amós había amenazado con que Dios abandonaría a Israel a menos que se restablecieran los principios de rectitud nacional. El escriba del Deuteronomio había descrito la Gran Elección entre el bien y el mal, entre la bendición y la maldición. El primer Isaías había predicado sobre un rey libertador y bienhechor. Jeremías había proclamado una era de rectitud interior: la alianza escrita en las tablillas del corazón. El segundo Isaías habló de salvación por el sacrificio y la redención. Ezequiel proclamó la liberación mediante el servicio de la entrega y Esdras prometió prosperidad mediante la observancia de la ley. Pero a pesar de todo esto seguían cautivos y su liberación se aplazaba. Entonces Daniel presentó el drama de la «crisis» inminente: el derribo de la gran imagen y el establecimiento inmediato del reinado sempiterno de la rectitud, el reino mesiánico.
97:8.4 (1071.2) Todas esas falsas esperanzas provocaron tal grado de decepción y frustración racial en los judíos que sus líderes se obnubilaron hasta el punto de no lograr reconocer y aceptar poco después la misión y el ministerio de un Hijo divino del Paraíso cuando este vino a ellos a semejanza de carne mortal encarnado como Hijo del Hombre.
97:8.5 (1071.3) Todas las religiones modernas se han equivocado gravemente en sus intentos de dar una interpretación milagrosa a ciertas épocas de la historia humana. Aunque es cierto que Dios ha tendido muchas veces una mano paternal para intervenir providencialmente en la corriente de los asuntos humanos, es un error considerar los dogmas teológicos y las supersticiones religiosas como una sedimentación sobrenatural que aparece por intervención milagrosa en esta corriente de la historia humana. El hecho de que «los Altísimos rigen en los reinos de los hombres» no convierte la historia secular en lo que se ha dado en llamar historia sagrada.
97:8.6 (1071.4) Los autores del Nuevo Testamento y los escritores cristianos posteriores complicaron aún más la tergiversación de la historia hebrea con sus intentos bienintencionados de conferir trascendencia a los profetas judíos. Así, la historia hebrea ha sido explotada desastrosamente tanto por los escritores judíos como por los cristianos. La historia hebrea secular ha sido completamente dogmatizada. Se ha convertido en una ficción de historia sagrada y se ha vinculado inextricablemente a los conceptos morales y las enseñanzas religiosas de las llamadas naciones cristianas.
97:8.7 (1071.5) Una breve enumeración de los puntos destacados de la historia hebrea ilustrará cómo los sacerdotes judíos alteraron en Babilonia los hechos contenidos en los archivos hasta el punto de convertir la historia secular corriente de su pueblo en una historia sagrada ficticia.
97:9.1 (1071.6) Nunca hubo doce tribus de israelitas; solo tres o cuatro tribus se asentaron en Palestina. La nación hebrea nació como resultado de la unión de los llamados israelitas y los cananeos. «Y los hijos de Israel habitaron entre los cananeos. Tomaron a sus hijas por esposas y dieron a sus hijas a los hijos de ellos.» Los hebreos nunca expulsaron a los cananeos de Palestina, y sin embargo los sacerdotes no vacilaron en afirmar que lo hicieron en sus crónicas sobre estos hechos.
97:9.2 (1071.7) La consciencia israelita tuvo su origen en la región montañosa de Efraín; la consciencia judía se originó más tarde en el clan meridional de Judá. Los judíos (los judaítas) buscaron siempre denigrar y ennegrecer el historial de los israelitas del norte (los efrainitas).
97:9.3 (1072.1) La pretenciosa historia hebrea comienza cuando Saúl reunió a los clanes del norte para resistir a un ataque de los amonitas contra los galaaditas, una tribu hermana, al este del Jordán. Con poco más de tres mil hombres derrotó al enemigo, y tras esta hazaña fue proclamado rey por las tribus de las colinas. Cuando los sacerdotes exiliados reescribieron esta historia elevaron el ejército de Saúl a 330 000 y añadieron «Judá» a la lista de tribus que participaron en la batalla.
97:9.4 (1072.2) Tras la victoria sobre los amonitas Saúl fue elegido rey en el acto por aclamación popular de sus tropas. Ningún sacerdote ni profeta intervino en este asunto. Sin embargo los sacerdotes dejaron constancia en las crónicas posteriores de que Saúl había sido coronado rey por el profeta Samuel siguiendo instrucciones divinas. Hicieron esto con vistas a establecer una «línea divina de ascendencia» para el reinado judaíta de David.
97:9.5 (1072.3) Pero la mayor tergiversación de la historia judía se centró en torno a David. La victoria de Saúl sobre los amonitas (que él atribuyó a Yahvé) alarmó a los filisteos, que empezaron a atacar a los clanes del norte. David y Saúl nunca pudieron ponerse de acuerdo. David se incorporó con seiscientos hombres a la alianza filistea y subió por la costa hacia Esdraelón. En Gat los filisteos lo expulsaron de su bando por miedo a que se pasara a las filas de Saúl. David se retiró; los filisteos atacaron y derrotaron a Saúl, cosa que no habría ocurrido si David hubiera sido leal a Israel. El ejército de David era una cuadrilla políglota de descontentos compuesta mayoritariamente por inadaptados sociales y fugitivos de la justicia.
97:9.6 (1072.4) La trágica derrota de Saúl en Gilboa a manos de los filisteos rebajó la categoría de Yahvé entre los dioses a ojos de los vecinos cananeos. Semejante derrota se habría achacado normalmente a una apostasía de Yahvé por parte de Saúl, pero esta vez los redactores judaítas la atribuyeron a errores de ritual. Necesitaban la tradición de Saúl y Samuel como antecedente del reinado de David.
97:9.7 (1072.5) David estableció el cuartel general de su pequeño ejército en la ciudad no hebrea de Hebrón. Sus compatriotas no tardaron en proclamarlo rey de Judá. El nuevo reino de Judá estaba formado principalmente por elementos no hebreos: kenitas, calebitas, jebuseos y otros cananeos. Eran nómadas —pastores— y por lo tanto partidarios del concepto hebreo de la propiedad de la tierra. Su ideología era la de los clanes del desierto.
97:9.8 (1072.6) La diferencia entre la historia sagrada y la profana queda bien ilustrada en los dos relatos diferentes sobre la entronización de David que aparecen en el Antiguo Testamento. Los sacerdotes se olvidaron de borrar una parte del relato secular que describe cómo fue elegido rey por sus seguidores inmediatos (su ejército) y elaboraron seguidamente la larga versión convencional de la historia sagrada. Esta segunda versión describe cómo el profeta Samuel, por indicación divina, seleccionó a David entre sus hermanos, procedió formalmente a ungirlo rey de los hebreos mediante elaboradas y solemnes ceremonias y luego lo proclamó sucesor de Saúl.
97:9.9 (1072.7) Más de una vez los sacerdotes, después de fabricar sus narraciones ficticias sobre las relaciones milagrosas de Dios con Israel, se olvidaban de borrar del todo los hechos simples y objetivos recogidos en las crónicas anteriores.
97:9.10 (1072.8) David buscó ascender políticamente casándose primero con la hija de Saúl, luego con la viuda de Nabal, el rico edomita, y luego con la hija de Talmai, el rey de Geshur. Tomó seis esposas entre las mujeres de Jebús, sin contar a Betsabé, la esposa del hitita.
97:9.11 (1073.1) Por esos métodos y con esa gente, David construyó la ficción de un reino divino en Judá como sucesor de la herencia y las tradiciones del reino del norte del Israel efraimita que estaba en vías de desaparición. La tribu de Judá de David era cosmopolita, más gentil que judía; sin embargo los ancianos oprimidos de Efraín bajaron y «lo ungieron rey de Israel». A raíz de una amenaza militar, David hizo un pacto con los jebuseos y estableció su capital del reino unido en Jebús (Jerusalén), una ciudad fuertemente amurallada situada a medio camino entre Judá e Israel. Esto provocó a los filisteos, que no tardaron en atacar a David y fueron derrotados tras una feroz batalla. Así quedó restablecido Yahvé como «el Señor Dios de los ejércitos».
97:9.12 (1073.2) Pero Yahvé tenía que compartir forzosamente algo de esta gloria con los dioses cananeos puesto que el grueso del ejército de David no era hebreo. Por eso aparece en vuestras escrituras esta declaración reveladora que los redactores judaítas pasaron por alto: «Irrumpió Yahvé contra mis enemigos delante de mí. Por eso llamó a aquel lugar Baal-Perazim». Se hizo así porque el ochenta por ciento de los soldados de David eran baalitas.
97:9.13 (1073.3) David sostenía que Saúl había sido derrotado en Gilboa por haber atacado la ciudad cananea de Gabaón, cuyo pueblo tenía un tratado de paz con los efrainitas, y que por este motivo lo había abandonado Yahvé. Ya en los tiempos de Saúl, David había defendido la ciudad cananea de Keila contra los filisteos, y luego estableció su capital en una ciudad cananea. Como parte de su política contemporizadora con los cananeos, David entregó a siete de los descendientes de Saúl a los gabaonitas para que los ahorcaran.
97:9.14 (1073.4) Después de derrotar a los filisteos David tomó posesión del «arca de Yahvé», la trajo a Jerusalén e instauró oficialmente el culto a Yahvé en su reino. Acto seguido impuso gravosos tributos a las tribus vecinas: edomitas, moabitas, amonitas y sirios.
97:9.15 (1073.5) La corrupta maquinaria política de David empezó a tomar posesión personal de las tierras del norte en contra de lo establecido por los usos y costumbres hebreos, y no tardó en adjudicarse el control de los aranceles de las caravanas recaudados anteriormente por los filisteos. Luego se sucedieron una serie de atrocidades que culminaron en el asesinato de Urías. Todas las apelaciones judiciales se fallaban en Jerusalén; «los ancianos» ya no podían administrar justicia. No es de extrañar que estallara una rebelión. Hoy en día muchos llamarían demagogo a Absalón; su madre era cananea. Había media docena de aspirantes al trono además de Salomón, el hijo de Betsabé.
97:9.16 (1073.6) Tras la muerte de David Salomón purgó la maquinaria política de todas las influencias del norte, pero mantuvo la tiranía y los impuestos del régimen de su padre. Salomón arruinó a la nación con su fastuosa corte y su ambicioso programa de edificaciones, entre ellas la casa del Líbano, el palacio de la hija del faraón, el templo de Yahvé, el palacio del rey y la restauración de las murallas de muchas ciudades. Salomón creó una importante flota hebrea manejada por marineros sirios que comerciaba con todo el mundo. Tenía un harén de casi mil mujeres.
97:9.17 (1073.7) Para entonces el templo de Yahvé en Silo estaba desacreditado y todo el culto de la nación se centraba en la espléndida capilla real de Jebús. El reino del norte se inclinaba cada vez más por volver a adorar a Elohim. Gozaban del favor de los faraones, que esclavizarían más tarde a Judá y pondrían el reino del sur bajo tributo.
97:9.18 (1073.8) Hubo altibajos, guerras entre Israel y Judá. Tras cuatro años de guerra civil y tres dinastías, Israel cayó bajo el dominio de los déspotas de la ciudad que empezaron a comerciar con la tierra. Incluso el rey Omri intentó comprar la hacienda de Sémer. Cuando Salmanasar III decidió controlar la costa mediterránea, el final era inminente. El rey Acab de Efraín reunió a otros diez grupos y resistió en Karkar. La batalla quedó en tablas: se detuvo al asirio pero los aliados quedaron diezmados. Esta gran contienda ni siquiera se menciona en el Antiguo Testamento.
97:9.19 (1074.1) Surgieron nuevas dificultades cuando el rey Acab intentó comprar tierras a Nabot. Su esposa fenicia falsificó el nombre de Acab en los documentos que ordenaban la confiscación de las tierras de Nabot, acusado de blasfemar contra los nombres «de Elohim y del rey». Él y sus hijos fueron ejecutados en el acto. Entonces entró Elías en escena para denunciar enérgicamente a Acab por el asesinato de los Nabot. Así fue como Elías, uno de los profetas más grandes, se erigió en defensor de los viejos usos y costumbres sobre la tierra frente a la práctica baalita de comerciar con las tierras y frente a los intentos de las ciudades por dominar el campo. Pero la reforma no tuvo éxito hasta que el terrateniente Jehú se alió con el cacique gitano Jonadab para destruir a los profetas (agentes inmobiliarios) de Baal en Samaria.
97:9.20 (1074.2) Hubo un resurgir cuando Joás y su hijo Jeroboán liberaron Israel de sus enemigos. Imperaba por entonces en Samaria una aristocracia de bandidos cuyos expolios rivalizaban con los de la dinastía davídica de antaño. El Estado y la Iglesia iban juntos de la mano. Ante sus intentos de abolir la libertad de expresión, Elías, Amós y Oseas empezaron a escribir en secreto, y este fue el comienzo real de las Biblias judía y cristiana.
97:9.21 (1074.3) El reino del norte no desapareció de la historia hasta que el rey de Israel conspiró con el rey de Egipto y se negó a seguir pagando tributos a Asiria. Empezó entonces un asedio de tres años seguido por la dispersión total del reino del norte. Así desapareció Efraín (Israel). Judá —los judíos, los «restos de Israel»— había empezado a concentrar tierras en manos de unos pocos «sumando casa con casa y campo con campo», como decía Isaías. Muy pronto hubo en Jerusalén un templo de Baal junto al templo de Yahvé. Este reinado del terror terminó con una revuelta monoteísta liderada por el rey niño Joás, que hizo campaña en favor de Yahvé durante treinta y cinco años.
97:9.22 (1074.4) El siguiente rey, Amasías, tuvo conflictos con los contribuyentes edomitas rebeldes y sus vecinos. Después de una señalada victoria decidió atacar a sus vecinos del norte y fue derrotado con la misma contundencia. Entonces la gente del campo se sublevó; asesinaron al rey y pusieron en el trono a su hijo de dieciséis años. Este fue Azarías, llamado Uzías por Isaías. Después de Uzías las cosas fueron de mal en peor, y Judá subsistió durante cien años a base de pagar tributos a los reyes de Asiria. El primer Isaías les dijo que Jerusalén, por ser la ciudad de Yahvé, jamás caería. Pero Jeremías no dudó en anunciar su caída.
97:9.23 (1074.5) La verdadera ruina de Judá la provocó una red corrupta de políticos ricos durante el reinado del rey niño Manasés. Los cambios económicos favorecieron el retorno al culto a Baal, cuyas transacciones privadas con las tierras eran contrarias a la ideología de Yahvé. La caída de Asiria y el ascendiente de Egipto contribuyeron a la liberación temporal de Judá, y la gente del campo se hizo con el poder. Bajo el reinado de Josías desmantelaron la red de políticos corruptos de Jerusalén.
97:9.24 (1074.6) Pero esta era terminó en tragedia cuando Josías tuvo el atrevimiento de salir a interceptar al poderoso ejército de Necao que subía por la costa desde Egipto para ayudar a Asiria contra Babilonia. Fue aniquilado, y Judá quedó bajo tributo a Egipto. El partido político Baal volvió al poder en Jerusalén y así empezó la verdadera esclavitud egipcia. Seguidamente los políticos baalitas se hicieron con el control del clero y de los tribunales. El culto a Baal era un sistema económico y social centrado en los derechos de propiedad y relacionado también con la fertilidad del suelo.
97:9.25 (1075.1) Tras el derrocamiento de Necao por Nabucodonosor, Judá cayó bajo el dominio de Babilonia, y aunque le concedieron diez años de gracia, no tardó en rebelarse. Ante el ataque inminente de Nabucodonosor, los judaítas pusieron en marcha reformas sociales (como la liberación de esclavos) para influir en Yahvé. Cuando el ejército babilonio se retiró temporalmente los hebreos se felicitaron creyendo que la virtud mágica de las reformas los había salvado. Fue entonces cuando Jeremías les anunció la catástrofe que se avecinaba, y poco después volvía Nabucodonosor.
97:9.26 (1075.2) Así llegó Judá a su repentino final. La ciudad fue destruida y la población deportada a Babilonia. El cautiverio puso fin a la lucha entre Yahvé y Baal, y la conmoción de la cautividad condujo al resto de Israel al monoteísmo.
97:9.27 (1075.3) En Babilonia los judíos llegaron a la conclusión de que no podían subsistir en Palestina como un pequeño colectivo con costumbres sociales y económicas propias y peculiares, y comprendieron que para hacer prevalecer su ideología tenían que convertir a los gentiles. Surgió así su nuevo concepto del destino: la idea de que los judíos debían convertirse en los servidores elegidos de Yahvé. La religión judía del Antiguo Testamento evolucionó realmente en Babilonia durante el cautiverio.
97:9.28 (1075.4) La doctrina de la inmortalidad también se formó en Babilonia. Los judíos habían considerado hasta entonces que la idea de una vida futura restaba fuerza a su evangelio de justicia social. En Babilonia la teología desplazó por primera vez a la economía y la sociología. La religión empezaba a tomar forma como sistema de pensamiento y comportamiento humano cada vez más independiente de la política, la sociología y la economía.
97:9.29 (1075.5) Y así, la verdad sobre el pueblo judío demuestra que mucho de lo que se ha dado en llamar historia sagrada resulta ser poco más que la crónica de una historia profana común y corriente. El judaísmo fue el terreno donde brotó el cristianismo, pero los judíos no fueron ningún pueblo milagroso.
97:10.1 (1075.6) Los líderes de los israelitas les habían enseñado que eran un pueblo elegido, no como privilegio ni monopolio del favor divino sino para el servicio especial de llevar la verdad del Dios único y supremo a todas las naciones. Y habían prometido a los judíos que si cumplían con este destino se convertirían en los líderes espirituales de todos los pueblos y que el Mesías venidero reinaría sobre ellos y sobre todo el mundo como Príncipe de la Paz.
97:10.2 (1075.7) Cuando los judíos fueron liberados por los persas, regresaron a Palestina para caer en la esclavitud de su propio código de leyes, sacrificios y ritos dominado por los sacerdotes. Igual que los clanes hebreos rechazaron la maravillosa historia de Dios presentada por Moisés en su alocución de despedida y prefirieron los ritos de sacrificio y penitencia, estos supervivientes de la nación hebrea rechazaron el magnífico concepto del segundo Isaías y prefirieron las reglas, reglamentos y ritos de su creciente clero.
97:10.3 (1075.8) El egotismo nacional, la fe falsa en un concepto errado del Mesías prometido y la creciente esclavización por parte de un clero tiránico silenciaron para siempre las voces de los líderes espirituales (excepto Daniel, Ezequiel, Hageo y Malaquías). A partir de entonces y hasta los tiempos de Juan el Bautista, el retroceso espiritual fue constante en todo Israel. Pero los judíos no perdieron nunca el concepto del Padre Universal; han mantenido esta concepción de la Deidad incluso hasta el siglo veinte después de Cristo.
97:10.4 (1076.1) Desde Moisés hasta Juan el Bautista, una línea ininterrumpida de fieles maestros pasó la antorcha de la luz monoteísta de generación en generación, al tiempo que reprendían sin cesar a los dirigentes sin escrúpulos, denunciaban la comercialización del clero y exhortaban a todos a adorar al Yahvé supremo, el Señor Dios de Israel.
97:10.5 (1076.2) Los judíos perdieron con el tiempo su identidad política como nación, pero la religión hebrea de creencia sincera en el Dios único y universal sigue viva en el corazón de los exiliados dispersos. Y esta religión sobrevive porque ha cumplido eficazmente su función de conservar los valores más altos de sus seguidores. La religión judía preservó los ideales de un pueblo, aunque no logró fomentar el progreso ni estimular el descubrimiento filosófico creativo en los ámbitos de la verdad. La religión judía tenía muchos defectos —era deficiente en filosofía y pobre en cualidades estéticas— pero conservó los valores morales y por eso perduró. El Yahvé supremo, comparado con otros conceptos de la Deidad, era claro, vívido, personal y moral.
97:10.6 (1076.3) Los judíos amaban la justicia, la sabiduría, la verdad y la rectitud como pocos pueblos, pero fueron los que menos contribuyeron a la comprensión intelectual y espiritual de estas cualidades divinas. Aunque la teología hebrea se negó a crecer, desempeñó un papel importante en el desarrollo de otras dos religiones mundiales: el cristianismo y el mahometismo.
97:10.7 (1076.4) La religión judía perduró también gracias a sus instituciones. Es difícil que una religión sobreviva como práctica privada de individuos aislados. Los líderes religiosos han cometido siempre el mismo error: al ver los males de la religión institucionalizada intentan destruir las técnicas de funcionamiento grupal. En lugar de destruir todo el ritual harían mejor en reformarlo. Ezequiel fue más sabio que sus contemporáneos en este sentido, pues predicaba la responsabilidad moral personal igual que ellos pero insitía al mismo tiempo en la observancia fiel de un ritual purificado y superior.
97:10.8 (1076.5) Y así, los sucesivos maestros de Israel realizaron la mayor hazaña de la historia de la evolución de la religión en Urantia: la transformación gradual pero continua del concepto bárbaro de Yahvé como demonio salvaje —el dios espíritu celoso y cruel del fulminante volcán del Sinaí— en el posterior concepto sublime y superno del Yahvé supremo, creador de todas las cosas y Padre amoroso y misericordioso de toda la humanidad. Este concepto hebraico de Dios constituyó la imagen humana más elevada del Padre Universal durante mucho tiempo, hasta que fue ampliada y desarrollada con singular excelencia por las enseñanzas personales y el ejemplo de vida de su Hijo, Miguel de Nebadon.
97:10.9 (1076.6) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 98
98:0.1 (1077.1) LAS enseñanzas de Melquisedec entraron en Europa por muchas rutas, la principal de ellas Egipto, y fueron incorporadas a la filosofía occidental después de haber sido totalmente helenizadas y más tarde, cristianizadas. Los ideales del mundo occidental eran básicamente socráticos, y su filosofía religiosa posterior llegó a ser la de Jesús con las modificaciones y concesiones resultantes del contacto con la filosofía y la religión occidental tal como evolucionaban entonces. Todo este proceso culminó en la Iglesia cristiana.
98:0.2 (1077.2) Los misioneros de Salem prosiguieron con su labor durante mucho tiempo en Europa y fueron absorbidos gradualmente por muchos de los cultos y grupos rituales que surgían periódicamente. Entre los que mantuvieron las enseñanzas de Salem en su forma más pura cabe destacar a los cínicos. Estos predicadores de la fe y la confianza en Dios seguían activos en la Europa romana durante el siglo primero después de Cristo, y se incorporaron posteriormente a la religión cristiana que empezaba a formarse.
98:0.3 (1077.3) Gran parte de la doctrina de Salem fue difundida en Europa por los soldados mercenarios judíos que combatieron en muchas de las guerras occidentales. Los judíos de la antigüedad eran tan famosos por su valor militar como por sus peculiaridades teológicas.
98:0.4 (1077.4) Las doctrinas fundamentales de la filosofía griega, de la teología judía y de la ética cristiana fueron esencialmente repercusiones de las antiguas enseñanzas de Melquisedec.
98:1.1 (1077.5) Los misioneros de Salem podrían haber edificado una gran estructura religiosa entre los griegos si no hubieran interpretado estrictamente su juramento de ordenación, una garantía impuesta por Maquiventa que prohibía organizar congregaciones exclusivas para el culto y exigía a cada maestro la promesa de no ejercer nunca como sacerdote, de no cobrar nunca honorarios por sus servicios religiosos y aceptar solo comida, ropa y cobijo. Cuando los maestros de Melquisedec penetraron en la Grecia prehelénica encontraron un pueblo que seguía conservando las tradiciones de Adamson y de los tiempos anditas, aunque muy adulteradas por las ideas y creencias de la horda creciente de esclavos inferiores importados a las costas griegas. Esta adulteración trajo consigo la reversión a un burdo animismo de ritos sangrientos, hasta el punto de que las clases más bajas habían convertido la ejecución de criminales condenados en un ceremonial.
98:1.2 (1077.6) La influencia inicial de los maestros de Salem fue casi enteramente destruida por la llamada invasión aria procedente de Oriente y el sur de Europa. Estos invasores helénicos trajeron conceptos antropomórficos de Dios similares a los que otras ramas arias habían llevado a la India. Esta importación inauguró la evolución de la familia griega de dioses y diosas. La nueva religión se basaba parcialmente en los cultos de los invasores bárbaros helénicos, pero adoptó también mitos de los antiguos habitantes de Grecia.
98:1.3 (1078.1) Los griegos helénicos encontraron el mundo mediterráneo dominado en buena parte por el culto a la madre e impusieron a esos pueblos su dios masculino, Dyaus-Zeus, que al igual que Yahvé entre los semitas henoteístas, encabezaba ya todo el panteón griego de dioses de rango menor. Los griegos habrían terminado por llegar a una concepción verdaderamente monoteísta de Zeus si no se hubieran aferrado a la idea del sobrecontrol del Hado. Un dios de valor final tiene que ser de por sí el árbitro del hado y el creador del destino.
98:1.4 (1078.2) A partir de estos factores de la evolución religiosa se desarrolló enseguida la creencia popular en los despreocupados dioses del monte Olimpo, unos dioses más humanos que divinos que nunca fueron tomados muy en serio por los griegos inteligentes. Ni amaron mucho ni temieron mucho a esas divinidades creadas por ellos mismos. Albergaban sentimientos patrióticos y raciales hacia Zeus y su familia de medio hombres y medio dioses, pero apenas los adoraban o veneraban.
98:1.5 (1078.3) Los helenos se impregnaron tanto de las doctrinas de los primeros maestros de Salem contrarias al sacerdocio que el clero nunca llegó a ejercer protagonismo en Grecia. Incluso la fabricación de imágenes de los dioses tenía mucho más de trabajo artístico que de expresión de culto.
98:1.6 (1078.4) Los dioses olímpicos ilustran el antropomorfismo típico del hombre, pero la mitología griega era más estética que ética. La religión griega fue útil en la medida en que presentaba un universo gobernado por un grupo de deidades. Por otra parte, la moralidad, la ética y la filosofía griegas pronto avanzaron mucho más allá del concepto de dios, y este desequilibrio entre crecimiento intelectual y espiritual fue tan peligroso para Grecia como lo había sido para la India.
98:2.1 (1078.5) Una religión superficial y tomada a la ligera no puede perdurar, y menos aun cuando no tiene un clero para fomentar sus formas y sobrecoger y atemorizar a sus adeptos. La religión olímpica estaba condenada a perecer porque ni prometía la salvación ni saciaba la sed espiritual de sus creyentes. En menos de mil años casi había desaparecido, y cuando los dioses del Olimpo perdieron su autoridad sobre las mejores mentes, los griegos se quedaron sin religión nacional.
98:2.2 (1078.6) Esta era la situación cuando en el siglo sexto antes de Cristo se produjo en Oriente y el Levante una reactivación de la consciencia espiritual y un nuevo despertar al reconocimiento del monoteísmo. En cambio Occidente no se incorporó a este nuevo desarrollo; ni Europa ni el norte de África tomaron mucha parte en este renacimiento religioso. Los griegos, por su lado, habían emprendido un magnífico viaje intelectual. Estaban empezando a dominar el miedo y ya no buscaban su antídoto en la religión, pero tampoco percibían que la religión verdadera cura el hambre del alma, el desasosiego espiritual y la desesperanza moral. Buscaban el solaz del alma en el pensamiento profundo: la filosofía y la metafísica. Se apartaron de la búsqueda de la propia preservación —la salvación— y se volvieron hacia la comprensión y realización de sí mismos.
98:2.3 (1078.7) Mediante una rigurosa reflexión, los griegos intentaron alcanzar la consciencia de una seguridad que pudiera sustituir a la creencia en la supervivencia, pero fracasaron rotundamente. Solo pudieron captar las nuevas enseñanzas los miembros más inteligentes de la población helénica de clase alta; la gran masa de los descendientes de los esclavos de generaciones anteriores no tenía capacidad para asimilar este nuevo sustituto de la religión.
98:2.4 (1079.1) Los filósofos desdeñaban todas las formas de culto, a pesar de que prácticamente todos se adherían vagamente a una creencia subyacente en la doctrina de Salem sobre la «Inteligencia del universo», «la idea de Dios» y «la Gran Fuente». En la medida en que los filósofos reconocían lo divino y suprafinito eran claramente monoteístas, en cambio prestaban escaso reconocimiento a la pléyade de dioses y diosas del Olimpo.
98:2.5 (1079.2) Los poetas griegos de los siglos quinto y sexto, sobre todo Píndaro, intentaron reformar la religión griega y elevar sus ideales. Pero eran artistas más que personas religiosas, y aunque elevaron los ideales, no lograron desarrollar un procedimiento para fomentar y conservar los valores supremos.
98:2.6 (1079.3) Jenófanes enseñó que había un solo Dios, pero su concepto de la deidad era tan panteísta que no podía ser un Padre personal para el hombre mortal. Anaxágoras era un mecanicista, aunque reconocía la existencia de una Causa Primera, una Mente Inicial. Sócrates y sus sucesores, Platón y Aristóteles, enseñaron que la virtud es conocimiento y la bondad, salud del alma; que es mejor sufrir la injusticia que cometerla, que es un error devolver mal por mal y que los dioses son sabios y buenos. Sus virtudes cardinales eran: sabiduría, valor, templanza y justicia.
98:2.7 (1079.4) La evolución de la filosofía religiosa entre los helenos y los hebreos ilustra por contraste la función de la Iglesia como institución modeladora del progreso cultural. En Palestina el pensamiento humano estaba tan controlado por los sacerdotes y tan dirigido por las escrituras que la filosofía y la estética quedaron enteramente sumergidas en la religión y la moralidad. En Grecia la ausencia casi completa de sacerdotes y «escrituras sagradas» dejó a la mente humana libre de trabas y permitió el desarrollo de una notable profundidad de pensamiento. Pero la religión como experiencia personal no pudo seguir el ritmo de la investigación intelectual sobre la naturaleza y realidad del cosmos.
98:2.8 (1079.5) En Grecia la creencia estaba subordinada al pensamiento; en Palestina, el pensamiento estaba sometido a la creencia. La fuerza del cristianismo se debe en gran medida a que tomó prestadas muchas cosas tanto de la moralidad hebrea como del pensamiento griego.
98:2.9 (1079.6) En Palestina el dogma religioso cristalizó tanto que puso en peligro el crecimiento posterior; en Grecia el pensamiento humano se hizo tan abstracto que el concepto de Dios se disipó en una neblina de especulaciones panteístas bastante parecida a la Infinitud impersonal de los filósofos brahmanes.
98:2.10 (1079.7) Pero los hombres corrientes de aquellos tiempos no podían captar, ni tampoco les interesaba mucho, la filosofía griega de la autorrealización ni el concepto de una Deidad abstracta; anhelaban más bien promesas de salvación unidas a un Dios personal que pudiera escuchar sus oraciones. Exiliaron a los filósofos, persiguieron a los últimos seguidores del culto de Salem (ambas doctrinas se habían mezclado mucho) y se prepararon para una lamentable inmersión orgiástica en los disparates de los cultos de misterio que proliferaban entonces por las tierras mediterráneas. Dentro del panteón olímpico se desarrollaron los misterios eleusinos, una versión griega del culto a la fertilidad; floreció el culto dionisíaco a la naturaleza; el mejor de todos los cultos era la hermandad órfica, cuyas predicaciones morales y promesas de salvación ejercían un gran atractivo sobre muchos.
98:2.11 (1080.1) Toda Grecia se volvió hacia estos nuevos métodos de alcanzar la salvación, hacia estos ceremoniales intensos y emotivos. Ninguna nación ha logrado jamás llegar a tales alturas de filosofía artística en tan poco tiempo; ninguna ha creado un sistema tan avanzado de ética, prácticamente sin Deidad y sin ninguna promesa de salvación humana; ninguna nación se precipitó jamás tan rápida, profunda y violentamente en un abismo de estancamiento intelectual, depravación moral y pobreza espiritual como estos mismos pueblos griegos cuando se lanzaron al torbellino insensato de los cultos de misterio.
98:2.12 (1080.2) Las religiones se han perpetuado durante mucho tiempo sin un apoyo filosófico, en cambio pocas filosofías han durado mucho como tales sin identificarse de alguna manera con una religión. La filosofía es a la religión lo que el concepto a la acción. Pero el estado humano ideal es aquél en el que la filosofía, la religión y la ciencia se han soldado en una unidad significativa por la acción conjunta de la sabiduría, la fe y la experiencia.
98:3.1 (1080.3) La religión de los latinos, nacida de las primeras formas religiosas de culto a los dioses familiares, se convirtió luego en veneración tribal a Marte, el dios de la guerra. Eso explica que acabara teniendo mucho más carácter de observancia política que los sistemas intelectuales de los griegos y los brahmanes o las religiones más espirituales de algunos otros pueblos.
98:3.2 (1080.4) En el siglo sexto antes de Cristo hubo un gran renacimiento monoteísta del evangelio de Melquisedec, pero muy pocos misioneros de Salem penetraron en Italia, y los que lo hicieron no pudieron competir con la influencia del proliferante clero etrusco y su nueva pléyade de dioses y templos, que quedaron todos integrados en la religión estatal romana. Esta religión de las tribus latinas no era trivial y venal como la de los griegos ni tampoco austera y tiránica como la de los hebreos. Consistía básicamente en una mera observancia de formas, votos y tabúes.
98:3.3 (1080.5) Influyeron profundamente en la religión romana numerosas importaciones culturales procedentes de Grecia. La mayoría de los dioses olímpicos acabaron trasplantados e incorporados al panteón latino. Los griegos adoraron durante mucho tiempo el fuego del hogar familiar —Hestia era la diosa virgen del hogar— y Vesta fue la diosa romana de la casa. Zeus se convirtió en Júpiter, Afrodita en Venus, y así se fueron adaptando casi todas las deidades olímpicas.
98:3.4 (1080.6) Con ocasión de su iniciación religiosa, los jóvenes romanos se consagraban solemnemente al servicio del Estado. Los otorgamientos de ciudadanía y los juramentos correspondientes eran en realidad ceremonias religiosas. Los pueblos latinos mantenían templos, altares y santuarios, y en caso de crisis consultaban a los oráculos. Conservaban los huesos de los héroes como más tarde conservarían los de los santos cristianos.
98:3.5 (1080.7) Esta forma fría y formal de patriotismo pseudorreligioso estaba condenada a derrumbarse, igual que la elevada adoración intelectual y artística de los griegos había caído ante la adoración férvida y profundamente emocional de los cultos de misterio. El principal de estos cultos devastadores fue la religión de misterio de la secta de la Madre de Dios, que tenía su sede en el emplazamiento exacto de la presente iglesia de San Pedro de Roma.
98:3.6 (1080.8) El Estado romano emergente conquistó políticamente, pero fue conquistado a su vez por los cultos, ritos, misterios y conceptos de dios existentes en Egipto, Grecia y el Levante. Estos cultos importados siguieron floreciendo en todo el Estado romano hasta los tiempos de Augusto. Por razones puramente políticas y cívicas, este emperador se esforzó denodadamente y con cierto éxito por destruir los misterios y reavivar la vieja religión política.
98:3.7 (1081.1) Uno de los sacerdotes de la religión estatal habló a Augusto de los maestros de Salem que habían intentado difundir la doctrina de un solo Dios, una Deidad final que presidía sobre todos los seres sobrenaturales. Esta idea arraigó tanto en el emperador que se dedicó a construir templos bien surtidos de bellas imágenes, reorganizó el clero estatal, volvió a establecer la religión estatal, se nombró a sí mismo sumo sacerdote universal en funciones y no dudó en proclamarse dios supremo en su calidad de emperador.
98:3.8 (1081.2) La nueva religión del culto a Augusto floreció y se practicó durante su vida en todo el Imperio salvo en Palestina, la tierra de los judíos. Este periodo de dioses humanos se prolongó hasta que figuraron en el culto oficial romano más de cuarenta deidades humanas autodivinizadas, con sus correspondientes nacimientos milagrosos y otros atributos sobrehumanos.
98:3.9 (1081.3) Un ferviente grupo de predicadores, los cínicos, opuso la última resistencia del colectivo cada vez menor de creyentes salemitas. Exhortaron a los romanos a abandonar sus desenfrenados ritos religiosos carentes de sentido y volver a la forma de adoración presentada en el evangelio de Melquisedec ya modificado por contagio con la filosofía de los griegos. Pero la mayoría de la población rechazó a los cínicos y prefirió entregarse a los ritos de los misterios, que además de ofrecer esperanzas de salvación personal, satisfacían los deseos de diversión, entretenimiento y emociones fuertes.
98:4.1 (1081.4) La mayoría de los habitantes del mundo grecorromano, al haber perdido sus primitivas religiones familiares y estatales y al no poder o no querer captar el significado de la filosofía griega, se volvieron hacia las emociones fuertes que les ofrecían los espectaculares cultos de misterio provenientes de Egipto y del Levante. La gente común ansiaba promesas de salvación: consuelo religioso para hoy y una esperanza de inmortalidad después de la muerte.
98:4.2 (1081.5) Los tres cultos de misterio más populares fueron:
98:4.3 (1081.6) 1. El culto frigio de Cibeles y su hijo Atis.
98:4.4 (1081.7) 2. El culto egipcio de Osiris y su madre Isis.
98:4.5 (1081.8) 3. El culto iraní de adoración a Mitra como salvador y redentor de la humanidad pecadora.
98:4.6 (1081.9) Los misterios frigio y egipcio enseñaban que el hijo divino (Atis y Osiris respectivamente) había experimentado la muerte y había sido resucitado por el poder divino. Enseñaban además que todos los que fueran correctamente iniciados en el misterio y celebraran reverentemente el aniversario de la muerte y resurrección del dios se harían participes con ello de su naturaleza divina y su inmortalidad.
98:4.7 (1081.10) Las ceremonias frigias eran imponentes pero degradantes. Sus festividades sangrientas muestran hasta qué punto habían caído esos misterios levantinos en el primitivismo y la degradación. El día más sagrado era el viernes negro, el «día de la sangre», que conmemoraba la muerte autoinfligida de Atis. Después de tres días de celebrar el sacrificio y la muerte de Atis, la festividad se tornaba en regocijo en honor a su resurrección.
98:4.8 (1082.1) Los ritos del culto de Isis y Osiris eran más refinados e impresionantes que los del culto frigio. Este ritual egipcio se elaboró en torno a la leyenda del antiguo dios Nilo, un dios que moría y era resucitado. Este concepto que provenía de observar la interrupción anual recurrente del crecimiento vegetal seguida por el despertar de todas las plantas vivas en primavera. El frenesí provocado por la celebración de estos cultos de misterio y las orgías de sus ceremoniales, supuestamente conducentes al «entusiasmo» de la comprensión de la divinidad, eran a veces totalmente repugnantes.
98:5.1 (1082.2) Los misterios frigio y egipcio terminaron cediendo ante el mayor de todos los cultos de misterio: la adoración a Mitra. El culto mitraico resultaba atractivo para una amplia variedad de tipos humanos y fue suplantando gradualmente a sus dos predecesores. El mitraísmo se difundió por el Imperio romano gracias a la propaganda de las legiones romanas reclutadas en el Levante; allí estaba de moda esta religión, y los soldados la llevaban con ellos a todos sus destinos. Este nuevo rito religioso fue una gran mejora sobre los cultos de misterio anteriores.
98:5.2 (1082.3) El culto de Mitra surgió en Irán y perduró mucho tiempo en su tierra natal a pesar de la oposición militante de los seguidores de Zoroastro. Pero cuando el mitraísmo llegó a Roma ya estaba muy mejorado por la absorción de muchas de las enseñanzas de Zoroastro. Estas enseñanzas influirían más tarde en el cristianismo principalmente a través del culto mitraico.
98:5.3 (1082.4) El culto mitraico presentaba a un dios militante originado en una gran roca que acometía valientes hazañas y había hecho brotar agua de una roca perforándola con sus flechas. Hubo un diluvio del que se salvó un hombre en una embarcación construida al efecto y una última cena que Mitra celebró con el dios solar antes de ascender a los cielos. Este dios solar, o Sol Invictus, era una degeneración de Ahura-Mazda, el concepto de la deidad del zoroastrismo. Mitra era concebido como el campeón superviviente del dios solar en su lucha contra el dios de las tinieblas. En reconocimiento por haber dado muerte al mítico toro sagrado, Mitra fue hecho inmortal y exaltado a la categoría de intercesor de la raza humana ante los dioses de lo alto.
98:5.4 (1082.5) Los seguidores de este culto lo practicaban en cuevas y otros lugares secretos, cantaban himnos, musitaban palabras mágicas, comían la carne de los animales sacrificiales y bebían su sangre. Adoraban tres veces al día y tenían ceremonias semanales especiales el día del dios solar, pero la celebración más elaborada de todas era la festividad anual de Mitra el veinticinco de diciembre. Se creía que compartir el sacramento aseguraba la vida eterna, el paso inmediato tras la muerte al seno de Mitra, donde se permanecía en la dicha hasta el día del Juicio. El día del Juicio las llaves mitraicas del cielo abrirían las puertas del Paraíso para recibir a los fieles, tras lo cual Mitra regresaría a la tierra y todos los no bautizados de entre los vivos y los muertos serían aniquilados. Se enseñaba que cuando un hombre moría se presentaba ante Mitra para ser juzgado y que en el fin del mundo Mitra convocaría a todos los muertos de sus tumbas para el Juicio final. Los malvados serían destruidos por el fuego y los justos reinarían con Mitra para siempre.
98:5.5 (1082.6) Al principio fue una religión solo para hombres, con siete órdenes distintos en los que los creyentes podían ser iniciados sucesivamente. Más adelante las esposas e hijas de los creyentes fueron admitidas en los templos de la Gran Madre, situados junto a los templos mitraicos. El culto femenino era una mezcla del rito mitraico y las ceremonias del culto frigio de Cibeles, la madre de Atis.
98:6.1 (1083.1) Antes de la aparición de los cultos de misterio y del cristianismo, la religión personal apenas se había desarrollado como institución independiente en las tierras civilizadas del norte de África y de Europa; era más bien un asunto de familia, de ciudad-Estado, de política y de imperio. Los griegos helénicos no desarrollaron nunca un sistema centralizado de culto; el rito era local; no tenían ni clero ni «libro sagrado». Sus instituciones religiosas, casi como las romanas, carecían de un poderoso agente motor que preservara los valores morales y espirituales superiores. Si bien es cierto que institucionalizar la religión tiende a restar valor a su calidad espiritual, también lo es que ninguna religión ha conseguido hasta ahora sobrevivir sin ayuda de una organización más o menos institucional.
98:6.2 (1083.2) La religión occidental languideció así hasta los tiempos de los escépticos, los cínicos, los epicúreos y los estoicos, pero sobre todo hasta el momento de la gran contienda entre el mitraísmo y la nueva religión de Pablo, el cristianismo.
98:6.3 (1083.3) Durante el siglo tercero después de Cristo las iglesias mitraica y cristiana eran muy similares en cuanto a la apariencia y el carácter de sus ritos. La mayoría de sus lugares de culto eran subterráneos, y en ambos casos sus altares tenían como fondo diversas representaciones de los sufrimientos del salvador que había traído la salvación a una raza humana maldita por el pecado.
98:6.4 (1083.4) Los fieles mitraicos tuvieron siempre la costumbre de mojar los dedos en agua bendita al entrar en el templo, y como en algunas zonas había fieles que practicaron en algún momento las dos religiones, introdujeron esta costumbre en la mayoría de las iglesias cristianas de las inmediaciones de Roma. Ambas religiones empleaban el bautismo y compartían el sacramento del pan y el vino. La única gran diferencia entre el mitraísmo y el cristianismo, aparte de las personas de Mitra y de Jesús, era que uno alentaba el militarismo y el otro era ultrapacífico. La tolerancia del mitraísmo hacia otras religiones (excepto hacia el cristianismo posterior) acarreó su descomposición final. Pero el factor determinante en la lucha entre ambos fue la admisión plena de las mujeres en la comunión de la fe cristiana.
98:6.5 (1083.5) Al final la fe cristiana nominal terminó por imponerse en Occidente. La filosofía griega aportó los conceptos de valor ético, el mitraísmo los ritos de culto y el cristianismo como tal el procedimiento para conservar los valores morales y sociales.
98:7.1 (1083.6) Un Hijo Creador no se encarnó a semejanza de carne mortal ni se otorgó a la humanidad de Urantia para reconciliar a un Dios enojado sino para conseguir que toda la humanidad reconociera el amor del Padre y tomara consciencia de su filiación con Dios. Incluso el gran defensor de la doctrina de la expiación reconoció parcialmente esta verdad cuando declaró que «Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo».
98:7.2 (1084.1) No corresponde a este documento tratar sobre el origen y la propagación de la religión cristiana. Baste con decir que está construida en torno a la persona de Jesús de Nazaret, el Hijo Miguel de Nebadon encarnado en humanidad, conocido en Urantia como el Cristo, el ungido. El cristianismo fue difundido por todo el Levante y Occidente por los seguidores de este galileo, y su celo misionero igualó al de sus ilustres predecesores setitas y salemitas así como al de sus fervientes contemporáneos asiáticos, los maestros budistas.
98:7.3 (1084.2) Como sistema de creencias urantiano, la religión cristiana nació de una combinación de enseñanzas, influencias, creencias, cultos y actitudes personales individuales. Fueron los siguientes:
98:7.4 (1084.3) 1. Las enseñanzas de Melquisedec, que han sido un factor básico en todas las religiones surgidas en Oriente y Occidente durante los últimos cuatro mil años.
98:7.5 (1084.4) 2. El sistema hebreo de moralidad, ética, teología y creencia tanto en la Providencia como en el Yahvé supremo.
98:7.6 (1084.5) 3. La concepción zoroástrica de la lucha entre el bien cósmico y el mal cósmico que ya había dejado su huella tanto en el judaísmo como en el mitraísmo. A raíz de la rivalidad entre el mitraísmo y el cristianismo hubo un contacto permanente entre ambas religiones, y por esta vía las doctrinas del profeta iraní influyeron poderosamente en la apariencia y la estructura teológica y filosófica de los dogmas, los principios y la cosmología de las enseñanzas de Jesús en sus versiones helenizada y latinizada.
98:7.7 (1084.6) 4. Los cultos de misterio, especialmente el mitraísmo, pero también la adoración a la Gran Madre del culto frigio. Incluso las leyendas del nacimiento de Jesús en Urantia se vieron contaminadas por la versión romana del nacimiento milagroso de Mitra, el héroe salvador iraní cuyo advenimiento a la tierra solo habría sido presenciado por un puñado de pastores que acudieron con sus regalos tras haber sido avisado por ángeles del inminente acontecimiento.
98:7.8 (1084.7) 5. El hecho histórico de la vida humana de Josué ben José, la realidad de Jesús de Nazaret como Cristo glorificado, el Hijo de Dios.
98:7.9 (1084.8) 6. El punto de vista personal de Pablo de Tarso. Cabe señalar que el mitraísmo era la religión dominante en Tarso durante su adolescencia. Poco podía imaginar Pablo que las cartas que con tan buena intención escribía a sus conversos serían consideradas algún día por los cristianos posteriores como «palabra de Dios». Los maestros bienintencionados como él no pueden ser responsabilizados del uso dado a sus escritos por sus sucesores.
98:7.10 (1084.9) 7. El pensamiento filosófico de los pueblos helénicos, desde Alejandría y Antioquía hasta Siracusa y Roma pasando por Grecia. La filosofía de los griegos estaba más en armonía con la versión paulina del cristianismo que ningún otro sistema religioso vigente y se convirtió en un factor importante del éxito del cristianismo en Occidente. La filosofía griega, unida a la teología de Pablo, sigue constituyendo la base de la ética europea.
98:7.11 (1084.10) Las enseñanzas originales de Jesús se fueron occidentalizando al penetrar en Occidente, y a medida que se occidentalizaban empezaron a perder su atractivo potencialmente universal para todas las razas y tipos de hombres. El cristianismo de hoy se ha convertido en una religión bien adaptada a los usos y costumbres sociales, económicos y políticos de las razas blancas. Hace mucho que dejó ser la religión de Jesús, aunque sigue presentando valientemente una hermosa religión sobre Jesús a quienes buscan con sinceridad seguir el camino de sus enseñanzas. Ha glorificado a Jesús como el Cristo, el ungido mesiánico de Dios, pero ha olvidado en gran medida el evangelio personal del Maestro: la Paternidad de Dios y la hermandad universal de todos los hombres.
98:7.12 (1085.1) Esta es la larga historia de las enseñanzas de Maquiventa Melquisedec en Urantia. Han pasado cerca de cuatro mil años desde que este Hijo de emergencia de Nebadon se otorgara en Urantia, y en ese tiempo las enseñanzas del «sacerdote de El Elyón, el Dios Altísimo» han penetrado en todas las razas y pueblos. Maquiventa consiguió el objetivo de su extraordinario otorgamiento: cuando Miguel preparaba su aparición en Urantia, el concepto de Dios ya estaba presente en el corazón de los hombres y las mujeres, el mismo concepto de Dios que sigue iluminando cada nueva experiencia espiritual viva de los múltiples hijos del Padre Universal durante sus intrincadas vidas temporales en los planetas que giran en el espacio.
98:7.13 (1085.2) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 99
99:0.1 (1086.1) CUANDO la religión tiene una conexión mínima con las instituciones seculares de la sociedad es cuando ejerce su más alto ministerio social. En edades pasadas, dado que la mayor parte de las reformas sociales estaban confinadas al terreno moral, la religión no se veía obligada a adaptarse a grandes cambios en los sistemas políticos y económicos. La preocupación principal de la religión era esforzarse por sustituir el mal por el bien dentro del orden social de la cultura política y económica existente. La religión ha tendido así indirectamente a perpetuar el orden establecido de la sociedad, a fomentar el mantenimiento del tipo de civilización existente.
99:0.2 (1086.2) Pero la religión no debería ocuparse directamente de crear nuevos órdenes sociales ni de preservar los antiguos. La verdadera religión se opone a la violencia como método de evolución social, pero no se opone a los esfuerzos inteligentes de la sociedad por adaptar sus usos y ajustar sus instituciones a nuevas condiciones económicas y exigencias culturales.
99:0.3 (1086.3) La religión aprobó las reformas sociales ocasionales de los siglos pasados, pero en el siglo veinte está llamada necesariamente a ajustarse a una reconstrucción social continua y generalizada. Las condiciones de vida cambian con tal rapidez que las modificaciones institucionales se ven enormemente aceleradas, y la religión debe agilizar en consecuencia su adaptación a este nuevo orden social en cambio permanente.
99:1.1 (1086.4) Las invenciones mecánicas y la diseminación del conocimiento están modificando la civilización. Ciertos cambios sociales y ajustes económicos son imperativos si se ha de evitar el desastre cultural. El nuevo orden social que viene tardará un milenio en asentarse de modo satisfactorio. La raza humana debe resignarse a un desfile de cambios, ajustes y reajustes. La humanidad está en marcha hacia un nuevo destino planetario no revelado.
99:1.2 (1086.5) La religión debe convertirse en un poderoso factor de estabilidad moral y progreso espiritual que actúe de forma dinámica en esas condiciones de cambio permanente y ajustes económicos sin fin.
99:1.3 (1086.6) La sociedad de Urantia no puede esperar asentarse como en edades pasadas. El navío social ha zarpado de las bahías resguardadas de la tradición establecida y ha empezado a navegar por la mar abierta del destino evolutivo. Como nunca antes en la historia del mundo, el alma del hombre necesita examinar a fondo sus mapas de moralidad y observar con atención la brújula de la guía religiosa. La misión suprema de la religión como influencia social es estabilizar los ideales de la humanidad durante estos peligrosos tiempos de transición de una fase de civilización a otra, de un nivel de cultura a otro.
99:1.4 (1087.1) La religión no tiene deberes nuevos que cumplir, pero está llamada a actuar urgentemente como guía sabia y consejera experimentada en la rápida transformación de todas estas nuevas situaciones humanas. La sociedad se está haciendo más mecánica, más compacta, más compleja y extremadamente interdependiente. La acción de la religión debe impedir que estas nuevas interasociaciones íntimas se vuelvan mutuamente regresivas e incluso destructivas. La religión debe actuar como una sal cósmica que impida que los fermentos de la progresión destruyan el sabor cultural de la civilización. Estas nuevas relaciones sociales y conmociones económicas solo pueden desembocar en una hermandad duradera mediante el ministerio de la religión.
99:1.5 (1087.2) Humanamente hablando, un humanitarismo sin dios es un gesto noble, pero la verdadera religión es el único poder que puede aumentar de forma duradera la receptividad de un grupo social a las necesidades y sufrimientos de otros grupos. En el pasado la religión institucional podía permanecer pasiva mientras los estratos más altos de la sociedad hacían oídos sordos a los sufrimientos y la opresión de las indefensas clases inferiores, pero en los tiempos modernos esos órdenes sociales más bajos ya no son tan abyectamente ignorantes ni están tan políticamente indefensos.
99:1.6 (1087.3) La religión no debe implicarse orgánicamente en el trabajo secular de reorganización económica y reconstrucción social. Sin embargo, debe seguir activamente el ritmo de todos esos avances de la civilización reafirmándose de manera categórica e inequívoca en sus mandatos morales y sus preceptos espirituales, en su filosofía progresiva del vivir humano y de la supervivencia trascendente. El espíritu de la religión es eterno, pero la forma en que se expresa debe ser puesta al día cada vez que se revisa el diccionario del lenguaje humano.
99:2.1 (1087.4) La religión institucional no puede ofrecer inspiración ni aportar liderazgo en esta inminente reconstrucción social y reorganización económica a escala mundial, porque se ha convertido por desgracia en parte más o menos orgánica del orden social y del sistema económico que está destinado a ser reconstruido. Solo la religión real de la experiencia espiritual personal puede ejercer una función útil y creativa en la presente crisis de la civilización.
99:2.2 (1087.5) La religión institucional está atrapada en un círculo vicioso: no puede reconstruir la sociedad sin reconstruirse primero a sí misma, pero al ser parte tan integrante del orden establecido, no puede reconstruirse a sí misma hasta que la sociedad haya sido radicalmente reconstruida.
99:2.3 (1087.6) Las personas religiosas deben actuar en la sociedad, en la industria y en la política como individuos, no como grupos, partidos o instituciones. Un grupo religioso que pretenda funcionar como tal fuera de sus actividades religiosas se convertirá inmediatamente en partido político, organización económica o institución social. El colectivismo religioso debe limitar sus esfuerzos a la promoción de causas religiosas.
99:2.4 (1087.7) Las personas religiosas no tienen más valor en las tareas de reconstrucción social que las no religiosas excepto en la medida en que su religión les confiere una capacidad más amplia de previsión cósmica y las dota de la sabiduría social superior que nace del deseo sincero de amar a Dios sobre todas las cosas y de amar a cada hombre como a un hermano en el reino celestial. El orden social ideal es aquel en que cada hombre ama a su prójimo como se ama a sí mismo.
99:2.5 (1087.8) La Iglesia institucionalizada parece haber servido en el pasado a la sociedad glorificando el orden político y económico establecido, pero debe dejar de hacerlo cuanto antes si ha de sobrevivir. La única actitud que le corresponde consiste en enseñar la no violencia, la doctrina de la evolución pacífica en lugar de la revolución violenta: paz en la tierra y buena voluntad entre todos los hombres.
99:2.6 (1088.1) La religión moderna encuentra difícil adaptar su actitud a los rápidos cambios sociales solo por el alto grado de tradicionalismo, dogmatismo e institucionalización que la aquejan. La religión de la experiencia viva no encuentra dificultad alguna en mantenerse por delante de todos esos desarrollos sociales y agitaciones económicas, y ejercer constantemente su papel de estabilizador moral, guía social y piloto espiritual. La verdadera religión transfiere de una edad a otra la cultura valiosa y la sabiduría que nace de la experiencia de conocer a Dios y esforzarse en ser como él.
99:3.1 (1088.2) El primer cristianismo estaba enteramente libre de enredos civiles, compromisos sociales y alianzas económicas. Solo el cristianismo institucionalizado posterior se convirtió en parte orgánica de la estructura política y social de la civilización occidental.
99:3.2 (1088.3) El reino de los cielos no es ni un orden social ni un orden económico; es una hermandad exclusivamente espiritual de individuos conocedores de Dios. Es cierto que esa hermandad es en sí misma un fenómeno social nuevo y asombroso de impresionantes repercusiones políticas y económicas.
99:3.3 (1088.4) La persona religiosa no es indiferente al sufrimiento social o a la injusticia civil, ni está aislada del pensamiento económico ni es insensible a la tiranía política. La religión influye directamente en la reconstrucción social porque espiritualiza e idealiza a cada ciudadano individual. La civilización cultural se ve influida indirectamente por la actitud de cada una de esas personas religiosas a medida que se convierten en miembros activos e influyentes de los diversos grupos sociales, morales, económicos y políticos.
99:3.4 (1088.5) Para lograr una alta civilización cultural se necesita en primer lugar el tipo ideal de ciudadano, y después, los mecanismos sociales ideales y adecuados para que esta ciudadanía pueda controlar las instituciones económicas y políticas de esa sociedad humana avanzada.
99:3.5 (1088.6) Por un exceso de falso sentimentalismo, la Iglesia lleva mucho tiempo socorriendo a los menesterosos y desfavorecidos, y todo eso ha estado bien, pero este mismo sentimentalismo ha conducido a una perpetuación imprudente de estirpes racialmente degradadas que han retrasado enormemente el progreso de la civilización.
99:3.6 (1088.7) Aunque muchos reconstructores sociales individuales rechazan con vehemencia la religión institucionalizada, no dejan de propagar sus reformas sociales con auténtico celo religioso. Y resulta así que esa motivación religiosa, personal y más o menos no reconocida, está desempeñando un papel importante en el programa de reconstrucción social de hoy en día.
99:3.7 (1088.8) La gran debilidad de este tipo de actividades religiosas no reconocidas e inconscientes reside en su incapacidad de sacar partido a una crítica religiosa abierta y obtener por ese medio niveles provechosos de autocorrección. Está demostrado que la religión no crece a menos que esté disciplinada por la crítica constructiva, ampliada por la filosofía, purificada por la ciencia y nutrida por un compañerismo leal.
99:3.8 (1088.9) Existe siempre el gran peligro de que la religión se deforme y pervierta tras objetivos falsos, como ocurre en tiempos de guerra cuando cada nación contendiente prostituye su religión convirtiéndola en propaganda militar. El celo sin amor siempre es perjudicial para la religión, mientras que las persecuciones desvían las actividades de la religión en pos de alguna campaña sociológica o teológica.
99:3.9 (1089.1) La religión solo puede mantenerse libre de alianzas seculares profanas mediante:
99:3.10 (1089.2) 1. Una filosofía críticamente correctiva.
99:3.11 (1089.3) 2. La independencia de toda alianza social, económica y política.
99:3.12 (1089.4) 3. Comunidades creativas, acogedoras y que irradien amor.
99:3.13 (1089.5) 4. Un aumento progresivo de la visión interior espiritual y de la apreciación de los valores cósmicos.
99:3.14 (1089.6) 5. La prevención del fanatismo mediante las compensaciones que aporta una actitud mental científica.
99:3.15 (1089.7) Las personas religiosas, como grupo, no deben ocuparse nunca de nada que no sea la religión, sin embargo, cada una de esas personas religiosas se puede convertir a título individual en líder destacado de algún movimiento de reconstrucción social, política o económica.
99:3.16 (1089.8) Corresponde a la religión crear, sostener e inspirar en cada ciudadano individual una lealtad cósmica que lo impulse a contribuir al progreso de todos esos difíciles pero deseables servicios sociales.
99:4.1 (1089.9) La religión auténtica confiere fragancia social a la persona religiosa y crea una comprensión mejor de la camaradería humana. Pero la formalización de los grupos religiosos destruye muchas veces los mismos valores para cuya promoción se organizó el grupo. La amistad humana y la religión divina se ayudan mutuamente y se iluminan de forma significativa si crecen en equilibrio y armonía. La religión da un nuevo sentido a todas las asociaciones de grupo: familias, escuelas y clubes. Aporta nuevos valores al juego y exalta el verdadero humor.
99:4.2 (1089.10) El liderazgo social se transforma gracias a la visión interior espiritual; la religión impide que todos los movimientos colectivos pierdan de vista sus verdaderos objetivos. La religión, junto con los niños, es la gran unificadora de la vida de familia, siempre y cuando sea una fe viva y creciente. No se puede tener vida de familia sin niños; se puede vivir en familia sin religión, pero su carencia multiplica enormemente las dificultades de esta íntima asociación humana. Durante las primeras décadas del siglo veinte la vida de familia, seguida de la experiencia religiosa personal, es la que más sufre la decadencia resultante de la transición entre las antiguas lealtades religiosas y los nuevos significados y valores emergentes.
99:4.3 (1089.11) La verdadera religión es una forma de vivir con sentido encarando dinámicamente las realidades corrientes de la vida de cada día. Pero si la religión ha de estimular el desarrollo individual del carácter y aumentar la integración de la personalidad, no puede estar uniformizada. Si ha de estimular la apreciación de la experiencia e incentivar los valores no puede estar estereotipada. Si la religión ha de promover lealtades supremas no puede estar formalizada.
99:4.4 (1089.12) Sean cuales fueren las convulsiones que acompañen al crecimiento social y económico de la civilización, la religión es auténtica y valiosa si fomenta en el individuo una experiencia en la que prevalezca la soberanía de la verdad, la belleza y la bondad, pues ese es el verdadero concepto espiritual de la realidad suprema. Y a través del amor y la adoración cobra sentido como camaradería con el hombre y filiación con Dios.
99:4.5 (1090.1) Al fin y al cabo, lo que determina la conducta y domina las actuaciones personales es más lo que uno cree que lo que uno sabe. El conocimiento puramente fáctico ejerce muy poca influencia sobre el hombre medio, a menos que se active emocionalmente. Pero la activación de la religión es supraemocional y unifica toda la experiencia humana en niveles trascendentes al tomar contacto con las energías espirituales de la vida mortal y liberarlas.
99:4.6 (1090.2) Durante los tiempos psicológicamente inestables del siglo veinte, entre las convulsiones económicas, las contracorrientes morales y las marejadas sociológicas propias de las transiciones ciclónicas de una era científica, miles y miles de hombres y mujeres se han desubicado humanamente; están ansiosos, agitados, temerosos, inseguros e inestables. Necesitan, más que nunca en la historia del mundo, el consuelo y la estabilidad de una religión sólida. Frente a logros científicos y desarrollos mecánicos sin precedentes, reina el estancamiento espiritual y el caos filosófico.
99:4.7 (1090.3) El hecho de que la religión se esté haciendo cada vez más privada —una experiencia personal— no implica riesgo alguno siempre que no pierda su motivación de servicio social desinteresado y amoroso. La religión ha sufrido muchas influencias secundarias: la mezcla repentina de culturas, el cruce de credos, la disminución de la autoridad eclesiástica, los cambios en la vida familiar, junto con la urbanización y la mecanización.
99:4.8 (1090.4) El mayor peligro espiritual del hombre es el progreso parcial, el conflicto de un crecimiento a medias: abandonar las religiones evolutivas del miedo sin acogerse inmediatamente a la religión revelada del amor. La ciencia moderna, sobre todo la psicología, solo ha debilitado las religiones que dependen básicamente del miedo, la superstición y la emoción.
99:4.9 (1090.5) Toda transición supone confusión, y no habrá tranquilidad en el mundo religioso hasta que se supere el gran enfrentamiento entre las tres filosofías de la religión:
99:4.10 (1090.6) 1. La creencia espiritualista (en una Deidad providencial) de muchas religiones.
99:4.11 (1090.7) 2. Las creencias humanistas e idealistas de muchas filosofías.
99:4.12 (1090.8) 3. Las concepciones mecanicistas y naturalistas de muchas ciencias.
99:4.13 (1090.9) Estos tres planteamientos parciales de la realidad del cosmos deberán armonizarse a la larga mediante una exposición reveladora de la religión, la filosofía y la cosmología que describa la existencia trina de espíritu, mente y energía procedentes de la Trinidad del Paraíso unificados en el espacio-tiempo dentro de la Deidad del Supremo.
99:5.1 (1090.10) Aunque la religión es una experiencia espiritual exclusivamente personal —conocer a Dios como Padre—, el corolario de esta experiencia —conocer al hombre como hermano— implica el ajuste del yo a otros yoes, y eso constituye el aspecto social o colectivo de la vida religiosa. La religión es primero un ajuste interno o personal y se convierte luego en una cuestión de servicio social o ajuste al grupo. El gregarismo del hombre determina forzosamente la aparición de grupos religiosos. El porvenir de esos grupos religiosos dependerá muchísimo de la inteligencia de sus líderes. En la sociedad primitiva el grupo religioso no suele ser muy distinto de los grupos económicos o políticos. La religión ha sido siempre conservadora de la moral y estabilizadora de la sociedad, y esto sigue siendo verdad en contra de las enseñanzas de muchos socialistas y humanistas modernos.
99:5.2 (1091.1) No olvidéis nunca que la verdadera religión es conocer a Dios como vuestro Padre y al hombre como vuestro hermano. La religión no es creer servilmente en amenazas de castigos ni en promesas mágicas de recompensas místicas futuras.
99:5.3 (1091.2) La religión de Jesús es la influencia más dinámica que haya movilizado jamás a la raza humana. Jesús hizo añicos la tradición, destruyó el dogma y llamó a la humanidad a alcanzar sus ideales más altos en el tiempo y en la eternidad: a ser perfecta como el Padre del cielo es perfecto.
99:5.4 (1091.3) La religión tiene pocas oportunidades de ejercer su función hasta que el grupo religioso se separa de todos los demás grupos y forma la asociación social de los miembros espirituales del reino de los cielos.
99:5.5 (1091.4) La doctrina de la depravación total del hombre destruyó gran parte del potencial de la religión de ejercer una función social elevadora e inspiradora. Jesús quiso restablecer la dignidad del hombre cuando declaró que todos los hombres son hijos de Dios.
99:5.6 (1091.5) Toda creencia religiosa que consiga espiritualizar al creyente no puede dejar de repercutir poderosamente en la vida social de esa persona religiosa. La experiencia religiosa produce indefectiblemente los «frutos del espíritu» en la vida diaria del mortal guiado por el espíritu.
99:5.7 (1091.6) Es tan cierto que los hombres comparten sus creencias religiosas como que crean grupos religiosos de algún tipo que acaban persiguiendo objetivos comunes. Algún día las personas religiosas se juntarán y se pondrán a cooperar sobre la base de la unidad de ideales y objetivos, en lugar de intentar hacerlo sobre la base de opiniones psicológicas y creencias teológicas. Las metas más que los credos deberían unificar a las personas religiosas. Puesto que la verdadera religión pertenece al ámbito de la experiencia espiritual personal, es inevitable que cada persona religiosa tenga su propia interpretación personal de la realización de esa experiencia espiritual. Dejad que la palabra «fe» signifique la relación del individuo con Dios y no una formulación de creencias que algún grupo de mortales haya acordado como actitud religiosa común. «¿Tenéis fe? Tenedla entonces para vosotros mismos.»
99:5.8 (1091.7) Que la fe se ocupa solo de captar valores ideales se demuestra en la definición del Nuevo Testamento que declara que la fe es la sustancia de las cosas esperadas y la prueba de las cosas no vistas.
99:5.9 (1091.8) El hombre primitivo se esforzó poco por poner sus convicciones religiosas en palabras. Su religión era más bailada que pensada. El hombre moderno ha elaborado muchos credos y establecido muchas pruebas de fe religiosa. En el futuro las personas religiosas deberán vivir su religión, dedicarse al servicio entusiasta de la hermandad del hombre. Ya va siendo hora de que el hombre tenga una experiencia religiosa tan personal y tan sublime que solo se pueda comprender y expresar mediante «sentimientos demasiado profundos como para encerrarlos en palabras».
99:5.10 (1091.9) Jesús no exigía a sus seguidores que se reunieran periódicamente para recitar un formulario de palabras como exponente de sus creencias comunes. Solo les ordenó que se congregaran para hacer algo en concreto: compartir la cena común en recuerdo de su vida de otorgamiento en Urantia.
99:5.11 (1091.10) Qué gran error cometen los cristianos cuando, al presentar a Cristo como ideal supremo de liderazgo espiritual, se atreven a exigir a los hombres y mujeres conscientes de Dios que rechacen el liderazgo histórico de aquellos hombres conocedores de Dios que han contribuido a iluminar a su propia raza o nación en edades pasadas.
99:6.1 (1092.1) El sectarismo es una enfermedad de la religión institucional, y el dogmatismo es una esclavización de la naturaleza espiritual. Es mucho mejor tener una religión sin Iglesia que una Iglesia sin religión. El desorden religioso del siglo veinte no es, en y de por sí, síntoma de decadencia espiritual. La confusión precede al crecimiento igual que a la destrucción.
99:6.2 (1092.2) La socialización de la religión tiene un objetivo real. Las actividades religiosas colectivas tienen como finalidad escenificar las lealtades de la religión; magnificar los alicientes de la verdad, la belleza y la bondad; resaltar el atractivo de los valores supremos; impulsar el servicio altruista al prójimo; glorificar los potenciales de la vida de familia; promover la educación religiosa; dar buen consejo y orientación espiritual; y estimular el culto en común. Todas las religiones vivas fomentan la amistad humana, preservan la moralidad, promueven el bienestar de la vecindad y facilitan la difusión del evangelio esencial de sus respectivos mensajes de salvación eterna.
99:6.3 (1092.3) Pero a medida que la religión se institucionaliza, disminuye su capacidad de hacer el bien mientras que las posibilidades de hacer el mal se multiplican considerablemente. Los peligros de una religión formalizada son los siguientes: fija las creencias y cristaliza los sentimientos; acumula intereses creados con un aumento de la secularización; tiende a uniformizar y fosilizar la verdad; desvía la religión del servicio a Dios al servicio a la Iglesia; inclina a sus líderes a convertirse en administradores en vez de ministradores; tiende a formar sectas y divisiones competitivas; establece una autoridad eclesiástica opresiva; crea una actitud aristocrática de «pueblo elegido»; fomenta ideas falsas y exageradas de lo sagrado; convierte la religión en rutina y petrifica el culto; tiende a venerar el pasado al tiempo que ignora las demandas del presente; es incapaz de hacer interpretaciones puestas al día de la religión; se enreda con las funciones de las instituciones seculares; crea la discriminación perversa de las castas religiosas; se convierte en juez intolerante de la ortodoxia; no logra captar el interés de la juventud aventurera y va perdiendo gradualmente el mensaje salvador del evangelio de eterna salvación.
99:6.4 (1092.4) La religión formal reprime a los hombres en sus actividades espirituales personales en vez de liberarlos para un mayor servicio como constructores del reino.
99:7.1 (1092.5) Aunque las Iglesias y todos los demás grupos religiosos deberían mantenerse apartados de todas las actividades seculares, la religión no debe hacer nada que entorpezca ni retrase la coordinación social de las instituciones humanas. La vida debe seguir adquiriendo cada vez más sentido; el hombre debe seguir reformando la filosofía y clarificando la religión.
99:7.2 (1092.6) La ciencia política debe llevar a cabo la reconstrucción de la economía y la industria mediante las técnicas que aprende de las ciencias sociales y mediante las percepciones y motivaciones que aporta el vivir religioso. En toda reconstrucción social la lealtad de la religión a un fin trascendente es un factor de estabilidad, una meta equilibrante más allá y por encima del objetivo inmediato y temporal. En medio de la confusión generada por los rápidos cambios de su entorno el hombre mortal necesita el sustento de una amplia perspectiva cósmica.
99:7.3 (1093.1) La religión inspira al hombre a vivir valiente y alegremente sobre la faz de la tierra. Aúna la paciencia con la pasión, la visión interior con el celo, la compasión con el poder y los ideales con la energía.
99:7.4 (1093.2) El hombre no puede tomar decisiones sabias sobre asuntos temporales ni trascender el egoísmo del propio interés a menos que medite en presencia de la soberanía de Dios y tenga en cuenta las realidades de los significados divinos y los valores espirituales.
99:7.5 (1093.3) La interdependencia económica y la fraternidad social terminarán conduciendo a la hermandad. El hombre es un soñador por naturaleza, pero la ciencia lo está serenando, y eso reduce mucho el riesgo de reacciones fanáticas cuando la religión lo active. Las necesidades económicas atan al hombre a la realidad, y la experiencia religiosa personal pone a ese mismo hombre cara a cara con las realidades eternas de una ciudadanía cósmica en constante progreso y expansión.
99:7.6 (1093.4) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 100
100:0.1 (1094.1) LA experiencia del vivir religioso dinámico transforma al individuo mediocre en una personalidad con poder idealista. La religión atiende al progreso de todos porque fomenta el progreso de cada individuo, y el progreso de cada uno aumenta con el logro de todos.
100:0.2 (1094.2) El crecimiento espiritual se ve estimulado de forma mutua por la asociación íntima con otras personas religiosas. El amor proporciona el terreno del crecimiento religioso —un aliciente objetivo en vez de una gratificación subjetiva— y sin embargo produce la satisfacción subjetiva suprema. La religión ennoblece la carga rutinaria de la vida cotidiana.
100:1.1 (1094.3) La religión hace crecer los significados y realza los valores, pero cuando se atribuye un carácter absoluto a evaluaciones puramente personales se genera siempre un mal. Un niño evalúa la experiencia según el placer que contiene; una persona es madura en la medida en que sustituye el placer personal por significados superiores o incluso por lealtades a los más altos conceptos de situaciones vitales diversificadas y relaciones cósmicas.
100:1.2 (1094.4) Algunas personas están demasiado ocupadas para crecer, y corren por ello grave peligro de caer en una fijación espiritual. Se deben tomar disposiciones que favorezcan el crecimiento de los significados a diferentes edades, en culturas sucesivas y en las etapas pasajeras del progreso de la civilización. Los principales inhibidores del crecimiento son el prejuicio y la ignorancia.
100:1.3 (1094.5) Dad a cada niño que crece la oportunidad de desarrollar su propia experiencia religiosa; no le impongáis la experiencia ya hecha de un adulto. Recordad que progresar año a año a través de un régimen educativo establecido no implica necesariamente progreso intelectual y mucho menos crecimiento espiritual. Ampliar el vocabulario no significa desarrollar el carácter. El verdadero indicador del crecimiento no son simplemente los frutos sino más bien el progreso. Los indicadores reales del crecimiento educativo son la elevación de los ideales, la mayor apreciación de los valores, los nuevos significados de los valores y un aumento de la lealtad a los valores supremos.
100:1.4 (1094.6) A los niños solo les impresionan de forma permanente las lealtades de sus compañeros adultos; ni los preceptos, ni siquiera los ejemplos, les influyen de forma duradera. Las personas leales son personas que crecen, y el crecimiento es una realidad que impresiona e inspira. Vive lealmente hoy —crece— y mañana será otro día. Para un renacuajo la forma más rápida de llegar a ser rana es vivir lealmente cada momento como renacuajo.
100:1.5 (1094.7) El terreno esencial para el crecimiento religioso presupone una vida progresiva de autorrealización, la coordinación de las propensiones naturales, el ejercicio de la curiosidad y el disfrute de aventuras razonables, los sentimientos de satisfacción, el miedo como estímulo de la atención y la conciencia, el atractivo de lo maravilloso y una consciencia normal de la propia pequeñez, la humildad. El crecimiento también está basado en el descubrimiento del yo acompañado de autocrítica —de conciencia— porque la conciencia es en realidad la crítica de uno mismo según la propia escala de valores, los ideales personales.
100:1.6 (1095.1) La salud física, el temperamento heredado y el entorno social influyen considerablemente sobre la experiencia religiosa, pero estas condiciones temporales no inhiben el progreso espiritual interior de un alma dedicada a hacer la voluntad del Padre del cielo. Todos los mortales normales poseen una tendencia innata al crecimiento y la autorrealización, y estos impulsos actúan siempre que no sean expresamente inhibidos. El modo seguro de fomentar esta dotación constitutiva de potencial de crecimiento espiritual es mantener una actitud de entrega sincera a los valores supremos.
100:1.7 (1095.2) La religión no se puede otorgar, recibir, prestar, aprender ni perder. Es una experiencia personal que crece en proporción a la búsqueda creciente de valores finales. El crecimiento cósmico acompaña así a la acumulación de significados y a la elevación y expansión permanente de los valores. Pero la nobleza en sí misma es siempre un desarrollo inconsciente.
100:1.8 (1095.3) Los hábitos religiosos de pensar y actuar contribuyen a la organización del crecimiento espiritual. Se pueden desarrollar predisposiciones religiosas a reaccionar favorablemente a los estímulos espirituales como una especie de reflejo condicionado espiritual. Los hábitos que favorecen el crecimiento religioso consisten en: cultivar la sensibilidad a los valores divinos, reconocer la vida religiosa en los demás, meditar reflexivamente sobre los significados cósmicos, solucionar problemas mediante la adoración, compartir la vida espiritual con los semejantes, evitar el egoísmo, negarse a presuponer la misericordia divina, vivir como si se estuviera en presencia de Dios. Los factores del crecimiento religioso pueden ser deliberados, pero el crecimiento en sí es siempre inconsciente.
100:1.9 (1095.4) La naturaleza inconsciente del crecimiento religioso no significa que esta actividad ocurra en el ámbito supuestamente subconsciente del intelecto humano; denota más bien la existencia de actividades creativas en los niveles superconscientes de la mente mortal. El hecho de percatarse de la realidad del crecimiento religioso inconsciente es la única prueba concluyente de la existencia funcional de la superconsciencia.
100:2.1 (1095.5) El desarrollo espiritual depende, en primer lugar, del mantenimiento de una conexión espiritual viva con las verdaderas fuerzas espirituales y, en segundo término, de la producción continua de fruto espiritual consistente en prodigar a nuestros semejantes el ministerio recibido de nuestros benefactores espirituales. El progreso espiritual está fundamentado en el reconocimiento intelectual de la pobreza espiritual unido a la autoconsciencia del hambre de perfección, el deseo de conocer a Dios y ser como él, el propósito entusiasta de hacer la voluntad del Padre del cielo.
100:2.2 (1095.6) El crecimiento espiritual es, primero, un despertar a las necesidades, después, una percepción de los significados y más tarde un descubrimiento de los valores. La prueba del verdadero desarrollo espiritual consiste en la manifestación de una personalidad humana motivada por el amor, activada por el ministerio desinteresado y dominada por la adoración entusiasta a los ideales de perfección de la divinidad. Toda esta experiencia constituye la realidad de la religión en contraste con las meras creencias teológicas.
100:2.3 (1095.7) La religión puede progresar hasta el nivel de experiencia en el que se convierte en un procedimiento sabio y esclarecido de reacción espiritual ante el universo. Esa religión glorificada puede operar en tres niveles de la personalidad humana: el intelectual, el morontial y el espiritual: sobre la mente, en el alma que evoluciona y con el espíritu que mora en su interior.
100:2.4 (1096.1) La espiritualidad se convierte directamente en el indicador de nuestra cercanía a Dios y en la medida de nuestra utilidad para nuestros semejantes. La espiritualidad realza la aptitud para descubrir la belleza de las cosas, reconocer la verdad de los significados y descubrir la bondad de los valores. El desarrollo espiritual está determinado por la capacidad de cada uno y es directamente proporcional a la eliminación de los elementos egoístas del amor.
100:2.5 (1096.2) El estatus espiritual propiamente dicho es la medida en que se ha alcanzado la Deidad y sintonizado con el Ajustador. Conseguir una espiritualidad de carácter final equivale a alcanzar el máximo de realidad, el máximo de semejanza a Dios. La vida eterna es la búsqueda sin fin de los valores infinitos.
100:2.6 (1096.3) El objetivo de la autorrealización humana debería ser espiritual, no material. Las únicas realidades por las que merece la pena esforzarse son divinas, espirituales y eternas. El hombre mortal tiene derecho al disfrute de los placeres físicos y a la satisfacción de los afectos humanos; se beneficia de la lealtad a las asociaciones humanas y a las instituciones temporales; pero esos no son los fundamentos eternos sobre los que construir la personalidad inmortal que debe trascender el espacio, vencer al tiempo y conseguir el destino eterno de perfección divina y servicio finalitario.
100:2.7 (1096.4) Jesús describió la profunda seguridad del mortal conocedor de Dios cuando dijo: «Para aquel que cree en el reino y conoce a Dios, ¿qué importa si todas las cosas terrenales se derrumban?». Las seguridades temporales son vulnerables, pero las garantías espirituales son inquebrantables. Cuando las mareas de la adversidad humana, del egoísmo, la crueldad, el odio, la maldad y la envidia golpean el alma mortal, podéis tener la seguridad de que hay un bastión interior, la ciudadela del espíritu, que es absolutamente inexpugnable; esto es cierto al menos para todo ser humano que ha entregado el cuidado de su alma al espíritu del Dios eterno que mora en su interior.
100:2.8 (1096.5) Una vez alcanzado ese logro espiritual mediante un crecimiento gradual o como consecuencia de una crisis específica, se produce una reorientación de la personalidad y se desarrolla una nueva escala de valores. Estos individuos nacidos del espíritu han renovado hasta tal punto su motivación en la vida que son capaces de mantenerse tranquilamente al margen mientras ven perecer sus ambiciones más queridas y derrumbarse sus mayores esperanzas. Saben con certeza que esas catástrofes no son más que cataclismos de cambio que destrozan nuestras creaciones temporales como preludio de la construcción de realidades más nobles y duraderas de un nivel nuevo y más sublime de logro en el universo.
100:3.1 (1096.6) La religión no es un método para alcanzar un estado dichoso y estático de paz mental sino un impulso dirigido a organizar el alma para el servicio activo. Es el alistamiento de la totalidad del yo en el servicio leal de amar a Dios y servir al hombre. La religión paga el precio que sea necesario para alcanzar la meta suprema, el premio eterno. Hay en la lealtad religiosa una consagración tan completa que es magnífica y sublime. Y estas lealtades son socialmente eficaces y espiritualmente progresivas.
100:3.2 (1096.7) Para la persona religiosa la palabra Dios se convierte en un símbolo que significa el acercamiento a la realidad suprema y el reconocimiento del valor divino. Lo que gusta o disgusta al humano no determina el bien o el mal; los valores morales no surgen de la satisfacción de los deseos ni de la frustración de las emociones.
100:3.3 (1096.8) Al contemplar los valores debéis distinguir entre lo que es valor y lo que tiene valor. Debéis reconocer la relación entre actividades placenteras y su integración significativa y realización mejorada en niveles cada vez más altos de experiencia humana.
100:3.4 (1097.1) El significado es algo que la experiencia añade al valor; es la consciencia apreciativa de los valores. Un placer aislado y puramente egoísta puede connotar una devaluación virtual de los significados, un goce sin sentido que raya en el mal relativo. Los valores son experienciales cuando las realidades tienen sentido y están asociadas mentalmente, cuando esas relaciones son reconocidas y apreciadas por la mente.
100:3.5 (1097.2) Los valores nunca pueden ser estáticos; la realidad significa cambio, crecimiento. El cambio sin crecimiento, sin expansión del significado y sin exaltación del valor carece de valor, es un mal potencial. Cuanto mayor sea la calidad de la adaptación cósmica mayor será el significado de cualquier experiencia. Los valores no son ilusiones conceptuales; son reales, pero dependen siempre de la existencia de relaciones. Los valores son siempre actuales y potenciales a la vez: no son lo que fue, sino lo que es y lo que será.
100:3.6 (1097.3) La asociación de actuales y potenciales equivale a crecimiento, a la realización experiencial de los valores. Pero el crecimiento no es mero progreso. El progreso tiene siempre significado, pero sin crecimiento no tiene relativamente ningún valor. El valor supremo de la vida humana consiste en el crecimiento de los valores, el progreso de los significados y la realización de la interrelación cósmica de estas dos experiencias. Una experiencia así equivale a la consciencia de Dios. Un mortal así no es sobrenatural pero se va convirtiendo realmente en sobrehumano. Está evolucionando un alma inmortal.
100:3.7 (1097.4) El hombre no puede provocar el crecimiento, pero puede crear condiciones favorables para que ocurra. El crecimiento, ya sea físico, intelectual o espiritual, es siempre inconsciente. Y así crece el amor: no se puede crear, fabricar ni comprar, tiene que crecer. La evolución es una técnica cósmica de crecimiento. No se puede conseguir un crecimiento social a base de leyes ni un crecimiento moral mejorando la administración. El hombre puede fabricar máquinas, pero el valor real de la máquina proviene necesariamente de la cultura humana y de la apreciación personal. La única contribución del hombre al crecimiento es la movilización de todos los poderes de su personalidad, la fe viva.
100:4.1 (1097.5) El vivir religioso es un vivir consagrado, y el vivir consagrado es un vivir creativo, es original y espontáneo. De los conflictos que inician la elección de hábitos de reacción nuevos y mejores en lugar de los patrones de reacción anteriores e inferiores surgen nuevas visiones interiores religiosas. Los nuevos significados emergen solo en medio del conflicto, y el conflicto persiste solo frente al rechazo a adoptar los valores más altos connotados en los significados superiores.
100:4.2 (1097.6) Las perplejidades religiosas son inevitables; no puede haber crecimiento sin conflicto psíquico y sin agitación espiritual. El establecimiento de una norma filosófica de vida conlleva una conmoción considerable en los campos filosóficos de la mente. La lealtad hacia lo grande, lo bueno, lo verdadero y lo noble no se impone sin lucha. El esfuerzo comporta una clarificación de la visión espiritual y un aumento de la visión interior cósmica, pero el intelecto humano protesta cuando se ve privado del sustento de las energías no espirituales de la existencia temporal. La perezosa mente animal se rebela ante el esfuerzo que exige la lucha por resolver los problemas cósmicos.
100:4.3 (1097.7) Pero el gran reto del vivir religioso consiste en unificar los poderes del alma propios de cada personalidad bajo el dominio del amor. La salud, la eficacia mental y la felicidad surgen de la unificación de los sistemas físicos, los sistemas de mente y los sistemas de espíritu. El hombre entiende mucho de salud y de cordura pero sabe muy poco de felicidad. La felicidad más grande está vinculada de forma indisoluble al progreso espiritual. El crecimiento espiritual produce una alegría duradera, una paz que rebasa todo entendimiento.
100:4.4 (1098.1) En la vida física los sentidos muestran la existencia de las cosas y la mente descubre la realidad de los significados, pero es la experiencia espiritual la que revela al individuo los valores verdaderos de la vida. Esos altos niveles del vivir humano se alcanzan en el amor supremo a Dios y en el amor desinteresado al hombre. Si amáis a vuestros semejantes es porque habéis descubierto sus valores. Jesús amaba tanto a los hombres porque veía en ellos un gran valor. Para descubrir los valores de vuestros compañeros buscad su motivación. Si alguien os irrita, os causa resentimiento, intentad comprender su punto de vista, los motivos de su conducta censurable. En cuanto comprendáis a vuestro prójimo os volveréis tolerantes, y esta tolerancia se transformará en amistad y madurará hasta convertirse en amor.
100:4.5 (1098.2) Con los ojos de la imaginación retratad en vuestra mente a uno de vuestros antepasados primitivos de los tiempos de las cavernas: la mole achaparrada y mugrienta de un hombre erguido con las piernas separadas que ruge garrote en alto con mirada feroz, respirando odio y agresividad. Una imagen así está muy lejos de la dignidad divina del hombre. Pero ampliemos la imagen. Frente a este humano animado se agazapa un tigre de dientes de sable, y detrás del hombre hay una mujer y dos niños. Reconocéis inmediatamente que una imagen así corresponde a los comienzos de mucho de lo que es noble y excelente en la raza humana, pero el hombre es el mismo en ambas escenas. La diferencia está en que la segunda proporciona un horizonte más amplio que os permite captar la motivación de ese mortal en vías de evolución. Su actitud se vuelve digna de elogio porque comprendéis su situación. Cuánto mejor comprenderíais a vuestros compañeros si pudierais profundizar en sus motivaciones. Solo con que pudierais conocer a vuestros semejantes, terminaríais por enamoraros de ellos.
100:4.6 (1098.3) No podéis amar de verdad a vuestros semejantes por un mero acto de voluntad. El amor nace solo de una comprensión profunda de los motivos y sentimientos del prójimo. Amar hoy a todos los hombres no es tan importante como aprender a amar a un ser humano más cada día. Si cada día o cada semana conseguís comprender a uno más de vuestros semejantes, y si ese es el límite de vuestra capacidad, conseguiréis una personalidad cada vez más socializada y verdaderamente espiritual. El amor es contagioso, y cuando la entrega humana es inteligente y sabia, el amor es más pegadizo que el odio. Pero solo el amor auténtico y desinteresado es verdaderamente contagioso. Si cada mortal pudiera convertirse en un foco de afecto dinámico, este virus benigno del amor impregnaría pronto la corriente sentimental de emociones de la humanidad hasta el punto de que toda la civilización estaría envuelta en amor y se haría realidad la hermandad del hombre.
100:5.1 (1098.4) El mundo está lleno de almas perdidas, no perdidas en el sentido teológico, sino que han perdido la dirección y vagan confusas entre los «ismos» y los cultos de una era filosófica frustrada. Muy pocas han aprendido a sustituir la autoridad religiosa por una filosofía de vida. (Los símbolos de la religión socializada no deben ser minusvalorados como canales de crecimiento, sin perder nunca de vista que el lecho del río no es el río.)
100:5.2 (1098.5) La progresión del crecimiento religioso conduce, a través de situaciones de conflicto, del estancamiento a la coordinación, de la inseguridad a la fe firme, de la confusión de la consciencia cósmica a la unificación de la personalidad, del objetivo temporal al eterno, de la esclavitud del miedo a la libertad de la filiación divina.
100:5.3 (1099.1) Cabe precisar que las profesiones de lealtad a los ideales supremos —la percepción psíquica, emocional y espiritual de la consciencia de Dios— pueden crecer gradualmente de forma natural o bien sobrevenir como una crisis en algunos casos. El apóstol Pablo experimentó una de estas conversiones espectaculares y repentinas un día memorable camino de Damasco. Gautama Siddharta tuvo una experiencia parecida la noche en que se sentó a solas e intentó penetrar el misterio de la verdad final. Muchos otros han tenido experiencias de este tipo, y muchos creyentes verdaderos han progresado en el espíritu sin ninguna conversión súbita.
100:5.4 (1099.2) La mayoría de los fenómenos espectaculares asociados a las llamadas conversiones religiosas son de naturaleza enteramente psicológica, aunque a veces se producen experiencias que son también de origen espiritual. Cuando la movilización mental es absolutamente total en cualquier nivel de la extensión psíquica hacia arriba en pos del logro del espíritu, cuando la motivación humana de lealtad a la idea divina es perfecta, muchas veces el espíritu que mora en el interior desciende para asir el propósito concentrado y consagrado de la mente superconsciente del mortal creyente y sincronizarse con él. Estas experiencias de unificación de fenómenos intelectuales y espirituales dan lugar a conversiones en las que intervienen factores que trascienden las implicaciones puramente psicológicas.
100:5.5 (1099.3) Pero la emoción por sí sola es una conversión falsa; hay que tener fe además de sentimiento. En la medida en que la movilización psíquica sea parcial y la motivación de la lealtad humana sea incompleta, la experiencia de la conversión será, en esa misma medida, una realidad mixta intelectual, emocional y espiritual.
100:5.6 (1099.4) Si estamos dispuestos a admitir, como hipótesis práctica de trabajo, la existencia de una mente subconsciente teórica en la vida intelectual por lo demás unificada, deberíamos postular por coherencia la existencia de un campo similar y correspondiente de actividad intelectual en ascenso como nivel superconsciente, la zona de contacto directo con la entidad de espíritu que mora en el interior, el Ajustador del Pensamiento. El gran peligro de todas estas especulaciones psíquicas es que las visiones y otras experiencias llamadas místicas, junto con los sueños extraordinarios, se puedan interpretar como comunicaciones divinas a la mente humana. En el pasado seres divinos se han revelado a ciertas personas conocedoras de Dios, pero no por sus trances místicos o sus visiones morbosas sino a pesar de todos estos fenómenos.
100:5.7 (1099.5) En contraste con la búsqueda de la conversión, una mejor forma de acercarse a las zonas de morontia de posible contacto con el Ajustador del Pensamiento es a través de la fe viva y la adoración sincera, la oración desinteresada y de todo corazón. Demasiado de lo que surge de los recuerdos de los niveles inconscientes de la mente humana se ha confundido con revelación divina y guía espiritual.
100:5.8 (1099.6) Es muy peligroso practicar la ensoñación religiosa de forma habitual; el misticismo se puede convertir en un sistema de eludir la realidad, aunque también es cierto que ha sido a veces un medio de auténtica comunión espiritual. Puede que retirarse del ajetreo de la vida durante temporadas cortas no entrañe ningún peligro serio, pero el aislamiento prolongado de la personalidad no es nada recomendable. Los estados de consciencia visionaria próximos al trance no se deben cultivar en ningún caso como experiencia religiosa.
100:5.9 (1099.7) El estado místico se caracteriza por una consciencia difusa con islotes de intensa atención focalizada que actúan sobre un intelecto relativamente pasivo. Todo esto hace que la consciencia gravite hacia el subconsciente en lugar de dirigirse hacia la zona de contacto espiritual, el superconsciente. Muchos místicos han llevado su disociación mental hasta el nivel de las manifestaciones mentales anormales.
100:5.10 (1100.1) La actitud más saludable de meditación espiritual consiste en la adoración reflexiva y la oración de acción de gracias. La comunión directa con nuestro Ajustador del Pensamiento, como ocurrió durante los últimos años de la vida de Jesús en la carne, no debe confundirse con las llamadas experiencias místicas. Los factores que contribuyen a suscitar la comunión mística son muy reveladores del peligro que entrañan los estados psíquicos de este tipo. Entre las cosas que favorecen el estado místico están el cansancio físico, el ayuno, la disociación psíquica, las experiencias estéticas profundas, los impulsos sexuales intensos, el miedo, la ansiedad, la rabia y el baile frenético. Muchos de los elementos que surgen como resultado de esta preparación preliminar se originan en la mente subconsciente.
100:5.11 (1100.2) Por muy favorables que fueran las condiciones para los fenómenos místicos, hay que dejar muy claro que Jesús de Nazaret no recurrió nunca a esos métodos de comunión con el Padre del Paraíso. Jesús no tenía alucinaciones subconscientes ni espejismos superconscientes.
100:6.1 (1100.3) Las religiones evolutivas y las religiones revelativas pueden emplear métodos muy diferentes, pero sus motivaciones son muy semejantes. La religión no es una función específica de la vida, es más bien un modo de vivir. La religión verdadera es una entrega de todo corazón a una realidad que la persona religiosa considera de valor supremo tanto para ella como para toda la humanidad. Todas las religiones se caracterizan básicamente por una lealtad incondicional y una entrega de todo corazón a valores supremos. Esta entrega religiosa a valores supremos se manifiesta en la relación de una madre que se dice irreligiosa con su hijo o en la lealtad ferviente que muestran ciertas personas no religiosas cuando abrazan una causa.
100:6.2 (1100.4) El valor supremo aceptado por la persona religiosa puede ser indigno de tal nombre o incluso falso, pero no por ello deja de ser religioso. Una religión es auténtica en la medida exacta en que el valor que se tiene por supremo es en verdad una realidad cósmica de auténtico valor espiritual.
100:6.3 (1100.5) La respuesta humana al impulso religioso está caracterizada por las cualidades de nobleza y grandeza. La persona religiosa sincera es consciente de su ciudadanía del universo y se da cuenta de que se pone en contacto con fuentes de poder sobrehumano. Se emociona y se llena de vigor con la seguridad de pertenecer a una fraternidad superior y ennoblecida de hijos de Dios. Se hace más consciente de su propia valía bajo el estímulo de su aspiración a los más altos objetivos universales, las metas supremas.
100:6.4 (1100.6) El yo se ha rendido al empuje fascinante de una motivación que lo abarca todo, que impone una autodisciplina mayor, que reduce los conflictos emocionales y que hace que valga realmente la pena vivir la vida mortal. El reconocimiento morboso de las limitaciones humanas se transforma en una consciencia natural de las deficiencias mortales asociada a la determinación moral y la aspiración espiritual de lograr las metas más altas de los universos y los superuniversos. Este intenso esfuerzo por lograr los ideales supramortales se caracteriza siempre por una paciencia, una entereza, una fortaleza y una tolerancia cada vez mayores.
100:6.5 (1100.7) Pero la verdadera religión es un amor vivo, una vida de servicio. El desapego de la persona religiosa hacia muchas cosas puramente temporales y triviales no conduce nunca al aislamiento social y no debería destruir el sentido del humor. La religión auténtica no quita nada a la existencia humana y en cambio aporta nuevos significados al conjunto de la vida; genera nuevos tipos de entusiasmo, de celo y de valentía. Puede incluso engendrar el espíritu del cruzado, que es más que peligroso si no está controlado por una visión interior espiritual y una entrega leal a las obligaciones sociales ordinarias de las lealtades humanas.
100:6.6 (1101.1) Una de las características más notables del vivir religioso es una paz activa y sublime, la paz que trasciende toda comprensión humana, una serenidad cósmica que manifiesta la ausencia de toda duda y toda agitación. Esos niveles de estabilidad espiritual son inmunes a las decepciones. Esas personas religiosas son como el apóstol Pablo cuando dijo: «Estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni los poderes, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo ni ninguna otra cosa nos podrá apartar del amor de Dios».
100:6.7 (1101.2) Un sentimiento de seguridad asociado al reconocimiento de la gloria triunfante reside en la consciencia de la persona religiosa que ha captado la realidad del Supremo y persigue la meta del Último.
100:6.8 (1101.3) La religión evolutiva presenta también estos aspectos de lealtad y grandeza porque es una experiencia auténtica. Pero la religión revelativa es excelente además de auténtica. Las nuevas lealtades de la visión espiritual ampliada crean nuevos niveles de amor y entrega, de servicio y fraternidad, y esta perspectiva social mejorada amplía la consciencia de la Paternidad de Dios y de la hermandad del hombre.
100:6.9 (1101.4) La diferencia característica entre la religión evolucionada y la revelada es una nueva cualidad de sabiduría divina que se añade a la sabiduría humana puramente experiencial. Pero es la experiencia adquirida en y con las religiones humanas la que desarrolla la capacidad de recibir posteriormente las dotes aumentadas de sabiduría divina y visión interior cósmica.
100:7.1 (1101.5) Aunque el mortal medio de Urantia no puede esperar alcanzar la perfección de carácter que adquirió Jesús de Nazaret durante su estancia en la carne, es enteramente posible que cada creyente mortal desarrolle una personalidad fuerte y unificada siguiendo el modelo perfecto de la personalidad de Jesús. La característica excepcional de la personalidad del Maestro no era tanto su perfección como su simetría, su excelente y equilibrada unificación. No hay mejor manera de presentar a Jesús que repetir las palabras de aquel que señaló al Maestro delante de sus acusadores: «¡He aquí al hombre!».
100:7.2 (1101.6) La amabilidad indefectible de Jesús llegaba al corazón de los hombres, pero su fuerza inquebrantable de carácter impresionaba a sus seguidores. Era sincero de verdad, no había nada hipócrita en él. Estaba libre de afectación y cautivaba por su naturalidad. Nunca se rebajó a fingir ni consintió en falsear. Vivía la verdad tal como la enseñaba. Él era la verdad. Estaba obligado a proclamar la verdad salvadora a su generación, aunque a veces esa sinceridad causara dolor. Su lealtad a toda verdad era incondicional.
100:7.3 (1101.7) El Maestro fue siempre perfectamente razonable, muy accesible y extremadamente práctico en todo su ministerio; sus planes eran un exponente de sentido común santificado. Estuvo libre de toda tendencia extravagante, errática o excéntrica. No fue nunca caprichoso, antojadizo ni descontrolado. En todo lo que enseñaba y en todo lo que hacía había siempre un discernimiento exquisito unido a un extraordinario sentido de la corrección.
100:7.4 (1102.1) El Hijo del Hombre tuvo siempre una personalidad bien equilibrada. Incluso sus enemigos le tenían un cauteloso respeto; temían incluso su presencia. Jesús no tenía miedo. Estaba sobrecargado de entusiasmo divino, pero nunca se volvió fanático. Era activo emocionalmente, pero nunca veleidoso. Era imaginativo pero siempre práctico. Se enfrentaba francamente a las realidades de la vida, pero no fue nunca prosaico ni aburrido. Era valiente pero nunca temerario; prudente pero nunca cobarde. Era compasivo pero no sentimental; excepcional pero no excéntrico. Era piadoso pero no santurrón. Y estaba tan bien equilibrado porque estaba perfectamente unificado.
100:7.5 (1102.2) La originalidad de Jesús no estaba reprimida. No estaba atado por la tradición ni limitado por la sumisión a convencionalismos estrechos. Hablaba con indiscutible confianza y enseñaba con autoridad absoluta. Pero su magnífica originalidad no le hizo pasar por alto las perlas de verdad contenidas en las enseñanzas de sus predecesores y sus contemporáneos. Lo más original de su enseñanza fue realzar el amor y la misericordia por encima del miedo y el sacrificio.
100:7.6 (1102.3) Jesús era muy amplio de miras. Exhortó a sus seguidores a predicar el evangelio a todos los pueblos. No había nada estrecho en él. Su corazón compasivo abarcaba a toda la humanidad, incluso a todo un universo. Su invitación era siempre: «Quien quiera venir, que venga».
100:7.7 (1102.4) De Jesús se dijo con verdad que: «confió en Dios». Como hombre entre los hombres confiaba en el Padre del cielo de la forma más sublime. Confiaba en su Padre como un niño pequeño confía en su padre terrenal. Su fe era perfecta pero nunca presuntuosa. Por muy cruel que la naturaleza pudiera parecer o muy indiferente que pudiera ser al bienestar del hombre en la tierra, la fe de Jesús nunca vaciló. Era inmune a las decepciones e imperturbable ante las persecuciones. El fracaso aparente no le afectaba.
100:7.8 (1102.5) Amaba a los hombres como hermanos al tiempo que reconocía lo diferentes que eran en dotes innatas y cualidades adquiridas. «Anduvo haciendo el bien.»
100:7.9 (1102.6) Jesús era una persona excepcionalmente alegre, pero no era un optimista ciego e irreflexivo. Su exhortación constante era: «confiad». Esta convicción provenía de su confianza a toda prueba en Dios y su fe inquebrantable en el hombre. Su consideración hacia todos los hombres era conmovedora porque los amaba y creía en ellos. En cualquier caso, fue siempre fiel a sus convicciones y magníficamente firme en su dedicación a hacer la voluntad de su Padre.
100:7.10 (1102.7) El Maestro fue siempre generoso. No se cansaba nunca de repetir: «Más bienaventurado es dar que recibir». Y también: «De gracia recibisteis, dad de gracia». Pero a pesar de esta generosidad sin límites, no fue nunca derrochador ni desmedido. Enseñó que hay que creer para recibir la salvación. «Porque todo el que pide recibe.»
100:7.11 (1102.8) Era directo pero siempre amable. Dijo: «Si no fuera así, os lo hubiera dicho». Era franco pero siempre cordial. Expresó categóricamente su amor al pecador y su odio al pecado, y era infaliblemente equitativo en su extraordinaria franqueza.
100:7.12 (1102.9) La actitud de Jesús era siempre animosa, a pesar de que algunas veces apuró la copa del dolor humano hasta el final. Afrontaba sin miedo las realidades de la existencia y estaba lleno de entusiasmo por el evangelio del reino. Pero controlaba su entusiasmo, nunca se dejó controlar por él. Estuvo dedicado sin reservas a «los asuntos del Padre». Este entusiasmo divino llevó a sus hermanos mundanos a pensar que había perdido el juicio, pero a los ojos del universo fue valorado como modelo de cordura y patrón de la entrega suprema de un mortal a los altos principios del vivir espiritual. Además su entusiasmo controlado era contagioso y empujaba a sus compañeros a compartir su optimismo divino.
100:7.13 (1103.1) Este galileo no fue hombre de penas sino un alma de alegrías. Repetía sin cesar: «Regocijaos y alegraos». Pero cuando el deber lo exigió, aceptó atravesar valientemente el «valle de sombra de muerte». Era alegre y humilde a la vez.
100:7.14 (1103.2) Su valor solo era igualado por su paciencia. Cuando le insistían en que actuara prematuramente, se limitaba a contestar: «Todavía no ha llegado mi hora». Nunca tenía prisa; su serenidad era sublime. Pero se indignaba a menudo con el mal y no toleraba el pecado. Muchas veces sintió el poderoso impulso de oponerse a lo que iba en contra del bienestar de sus hijos de la tierra. Pero su indignación contra el pecado nunca se convirtió en ira contra el pecador.
100:7.15 (1103.3) Su valor era magnífico pero nunca fue insensato. Su consigna era: «No temáis». Su valentía era noble y su coraje a menudo heroico, pero su valor estaba unido a la discreción y controlado por la razón. Era un valor nacido de la fe, no un atrevimiento ciego. Era verdaderamente valiente pero nunca temerario.
100:7.16 (1103.4) El Maestro fue un modelo de veneración. Desde joven empezaba a orar diciendo: «Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre». Fue siempre respetuoso con la adoración imperfecta de sus semejantes, pero eso no le impidió impugnar las tradiciones religiosas ni combatir los errores de las creencias humanas. Veneraba la verdadera santidad, y sin embargo podía apelar con razón a sus semejantes diciendo: «¿Quién de vosotros me declarará culpable de pecado?».
100:7.17 (1103.5) Jesús era grande porque era bueno, y sin embargo fraternizaba con los niños pequeños. Era amable y modesto en su vida personal, y sin embargo era el hombre perfeccionado de un universo. Sus compañeros le dieron espontáneamente el nombre de Maestro.
100:7.18 (1103.6) Jesús fue la unificación perfecta de la personalidad humana. Y hoy, como en Galilea, sigue unificando la experiencia de los mortales y coordinando los empeños humanos. Él unifica la vida, ennoblece el carácter y simplifica la experiencia. Entra en la mente humana para elevarla, transformarla y transfigurarla. Es literalmente cierto que «si un hombre tiene a Cristo Jesús dentro de sí, es una criatura nueva; las cosas viejas pasaron, he aquí que todas son hechas nuevas».
100:7.19 (1103.7) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 101
101:0.1 (1104.1) LA RELIGIÓN como experiencia humana se extiende desde el miedo primitivo que esclavizaba al salvaje en vías de evolución hasta la libertad sublime y admirable de la fe de los mortales civilizados que son magníficamente conscientes de su filiación con el Dios eterno.
101:0.2 (1104.2) La religión es la antecesora de la ética y la moral avanzada propia de la evolución social progresiva. La religión como tal no es un mero movimiento moral, aunque sus manifestaciones externas y sociales estén poderosamente influidas por el impulso ético y moral de la sociedad humana. La religión es siempre la inspiradora de la naturaleza del hombre que evoluciona, pero no es el secreto de esa evolución.
101:0.3 (1104.3) La religión, la fe y convicción de la personalidad, puede triunfar siempre sobre la lógica superficialmente contradictoria de la desesperación que nace en la mente material no creyente. Existe realmente una voz interior verdadera y genuina, esa «luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene al mundo». Y esta guía del espíritu es distinta de los impulsos éticos de la conciencia humana. La sensación de seguridad religiosa es más que un sentimiento emocional. La seguridad de la religión trasciende la razón de la mente, incluso la lógica de la filosofía. La religión es fe, confianza y certeza.
101:1.1 (1104.4) La verdadera religión no es un sistema de creencias filosóficas que se pueden razonar y corroborar mediante pruebas naturales. Tampoco es una experiencia fantástica y mística de sentimientos de éxtasis indescriptibles que solo pueden disfrutar los adeptos románticos al misticismo. La religión no es producto de la razón, pero vista desde dentro es enteramente razonable. La religión no proviene de la lógica de la filosofía humana, pero como experiencia del mortal es enteramente lógica. La religión es la experimentación de la divinidad en la consciencia de un ser moral de origen evolutivo; consiste en experimentar de verdad realidades eternas en el tiempo, en hacer realidad satisfacciones espirituales mientras se vive aún en la carne.
101:1.2 (1104.5) El Ajustador del Pensamiento no posee ningún mecanismo especial para expresarse. No existe ninguna facultad religiosa mística para recibir o expresar emociones religiosas. Estas experiencias se manifiestan a través del mecanismo naturalmente ordenado de la mente del mortal, y esta es una de las explicaciones de las dificultades del Ajustador para ponerse en comunicación directa con la mente material en la que habita de forma permanente.
101:1.3 (1104.6) El espíritu divino entra en contacto con el hombre mortal no mediante sentimientos ni emociones sino en el ámbito del pensamiento más alto y más espiritualizado. Son vuestros pensamientos, no vuestros sentimientos, los que os conducen hacia Dios. La naturaleza divina solo se puede percibir con los ojos de la mente. Pero la mente que percibe realmente a Dios, que escucha al Ajustador que mora en su interior, es la mente pura. «Sin santidad, ningún hombre verá al Señor.» Toda comunión interior y espiritual de este tipo se denomina visión interior espiritual. Esas experiencias religiosas son el resultado de la impresión que producen en la mente del hombre las operaciones conjuntas del Ajustador y el Espíritu de la Verdad cuando actúan entre y sobre las ideas, los ideales, las visiones clarificadoras y los esfuerzos espirituales de los hijos de Dios en vías de evolución.
101:1.4 (1105.1) La religión vive y prospera, pues, no por la vista y el sentimiento sino por la fe y la visión interior. Consiste, no en el descubrimiento de nuevos hechos o en el hallazgo de una experiencia única sino en el descubrimiento de significados nuevos y espirituales en hechos ya bien conocidos por la humanidad. La experiencia religiosa más alta no depende de actos previos de creencia, tradición y autoridad; la religión tampoco es hija de sentimientos sublimes y emociones puramente místicas. Es más bien una experiencia de hecho y profundamente honda de comunión espiritual con las influencias de espíritu que residen dentro de la mente humana. En la medida en que dicha experiencia puede definirse en términos de psicología, consiste simplemente en experimentar que la realidad de creer en Dios es la realidad de esa experiencia tan puramente personal.
101:1.5 (1105.2) La religión no es producto de las especulaciones racionalistas de una cosmología material, y sin embargo es resultado de una visión interior enteramente racional que se origina en la experiencia de la mente del hombre. La religión no nace ni de meditaciones místicas ni de contemplaciones solitarias, aunque nunca deje de ser más o menos misteriosa y siempre indefinible e inexplicable en términos de razón puramente intelectual y de lógica filosófica. Los gérmenes de la verdadera religión se originan en el ámbito de la consciencia moral del hombre y se revelan en el crecimiento de la percepción espiritual del hombre, esa facultad de la personalidad humana que se acrecienta como consecuencia de la presencia del Ajustador del Pensamiento, el revelador de Dios, en la mente mortal hambrienta de Dios.
101:1.6 (1105.3) La fe une la visión interior moral con el discernimiento a fondo de los valores que, junto con el sentido evolutivo preexistente del deber, constituyen la ascendencia de la verdadera religión. La experiencia de la religión termina llevando a una consciencia cierta de Dios y una seguridad indudable de la supervivencia de la personalidad creyente.
101:1.7 (1105.4) Vemos así que los anhelos religiosos y los impulsos espirituales no conducen simplemente al hombre a querer creer en Dios, sino que son de tal naturaleza y poder que graban profundamente en los hombres la convicción de que deben creer en Dios. El sentido del deber evolutivo y las obligaciones derivadas de la iluminación de la revelación producen una impresión tan profunda en la naturaleza moral del hombre que termina alcanzando una situación mental y una actitud del alma donde llega a la conclusión de que no tiene derecho a no creer en Dios. La sabiduría superfilosófica superior de esas personas esclarecidas y disciplinadas les enseña en último término que dudar de Dios o desconfiar de su bondad sería una infidelidad a lo más real y lo más profundo que hay dentro de la mente y el alma humana: el Ajustador divino.
101:2.1 (1105.5) Todo el hecho de la religión consiste en la experiencia religiosa del ser humano racional medio, y solo en este sentido puede ser considerada la religión como científica o incluso psicológica. La prueba de que la revelación es revelación está en este hecho mismo de la experiencia humana: el hecho de que la revelación sintetiza la aparente divergencia entre las ciencias de la naturaleza y la teología de la religión en una filosofía del universo coherente y lógica, en una explicación coordinada e ininterrumpida tanto de la ciencia como de la religión. De este modo crea una armonía mental y una satisfacción espiritual que responden en la experiencia humana a los cuestionamientos de la mente mortal que ansía conocer cómo desarrolla el Infinito su voluntad y sus planes en la materia, con las mentes y sobre el espíritu.
101:2.2 (1106.1) La razón es el método de la ciencia; la fe es el método de la religión; la lógica es la técnica que intenta la filosofía. La revelación compensa la ausencia del punto de vista de la morontia al proporcionar un procedimiento para unificar la comprensión de la realidad y las relaciones entre la materia y el espíritu por mediación de la mente. La verdadera revelación nunca hace innatural a la ciencia, irrazonable a la religión ni ilógica a la filosofía.
101:2.3 (1106.2) Mediante el estudio de la ciencia, la razón puede conducir a una Causa Primera a través de la naturaleza, pero es necesaria la fe religiosa para transformar la Causa Primera de la ciencia en un Dios de salvación; y para validar esa fe, esa visión interior espiritual, se necesita además la revelación.
101:2.4 (1106.3) Hay dos razones básicas para creer en un Dios que promueve la supervivencia humana:
101:2.5 (1106.4) 1. La experiencia humana, la seguridad personal, la esperanza y la confianza que se manifiestan de algún modo y son suscitadas por el Ajustador interior del Pensamiento.
101:2.6 (1106.5) 2. La revelación de la verdad, ya sea por el ministerio personal directo del Espíritu de la Verdad, por el otorgamiento de los Hijos divinos en los mundos o a través de las revelaciones de la palabra escrita.
101:2.7 (1106.6) La investigación racional de la ciencia se termina en la hipótesis de una Causa Primera. La religión no se detiene en su trayectoria de fe hasta estar segura de la existencia de un Dios de salvación. Los estudios científicos perspicaces sugieren de forma lógica la existencia y la realidad de un Absoluto. La religión cree sin reservas en la existencia y realidad de un Dios que promueve la supervivencia de la personalidad. Lo que la metafísica no consigue en modo alguno y lo que incluso la filosofía solo consigue parcialmente lo hace la revelación, es decir, afirmar que la Causa Primera de la ciencia y el Dios de salvación de la religión son una sola y misma Deidad.
101:2.8 (1106.7) La razón es la prueba de la ciencia, la fe la prueba de la religión, la lógica la prueba de la filosofía, pero solo la experiencia humana valida la revelación. La ciencia produce conocimiento; la religión produce felicidad; la filosofía produce unidad; la revelación confirma la armonía experiencial de este planteamiento trino de la realidad universal.
101:2.9 (1106.8) La contemplación de la naturaleza solo puede revelar a un Dios de la naturaleza, un Dios de movimiento. La naturaleza solo muestra materia, movimiento y animación: vida. Bajo ciertas condiciones la materia sumada a la energía se manifiesta en formas vivas, y aunque la vida natural es relativamente continua como fenómeno, es totalmente pasajera para los individuos. La naturaleza no proporciona ninguna base para la creencia lógica en la supervivencia de la personalidad humana. El hombre religioso que encuentra a Dios en la naturaleza ya había encontrado primero a ese mismo Dios personal en su propia alma.
101:2.10 (1106.9) La fe revela a Dios en el alma. La revelación, el sustituto de la visión interior de morontia en los mundos evolutivos, permite al hombre ver en la naturaleza al mismo Dios que la fe le muestra en su alma. La revelación consigue así salvar el abismo existente entre lo material y lo espiritual, incluso entre la criatura y el Creador, entre el hombre y Dios.
101:2.11 (1107.1) La contemplación de la naturaleza apunta lógicamente hacia la existencia de una dirección inteligente, incluso de una supervisión viva, pero no revela de ninguna manera satisfactoria a un Dios personal. Por otra parte, no hay nada en la naturaleza que impida considerar el universo como obra personal del Dios de la religión. No se puede encontrar a Dios a través de la sola naturaleza, pero una vez que el hombre lo ha encontrado por otras vías, el estudio de la naturaleza se muestra perfectamente compatible con una interpretación más alta y espiritual del universo.
101:2.12 (1107.2) La revelación como fenómeno de época es periódica; como experiencia personal humana es continua. La divinidad actúa en la personalidad del mortal bajo la forma del Ajustador donado por el Padre, bajo la forma del Espíritu de la Verdad del Hijo y bajo la forma del Espíritu Santo del Espíritu del Universo. Estas tres dotaciones supramortales se unifican en la evolución experiencial humana bajo la forma del ministerio del Supremo.
101:2.13 (1107.3) La verdadera religión es una visión interior de la realidad nacida por la fe de la consciencia moral, y no un mero asentimiento intelectual a un conjunto cualquiera de doctrinas dogmáticas. La religión verdadera consiste en la experiencia de que «el Espíritu mismo da testimonio juntamente con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios». La religión no consiste en proposiciones teológicas sino en la visión interior espiritual y la confianza sublime del alma.
101:2.14 (1107.4) Vuestra naturaleza más profunda —el Ajustador divino— crea dentro de vosotros hambre y sed de rectitud, un anhelo de perfección divina. La religión es el acto de fe de reconocer esta ansia interior por lograr la divinidad. Así nacen la confianza y la seguridad del alma que reconocéis como camino de salvación, el proceso de supervivencia de la personalidad y de todos los valores que habéis llegado a considerar buenos y verdaderos.
101:2.15 (1107.5) Entender la religión no ha dependido nunca, ni dependerá, de un gran saber o una lógica impecable. Es visión interior espiritual, y esa es precisamente la razón por la que algunos de los mayores maestros religiosos del mundo, incluso de los profetas, han poseído a veces tan poca sabiduría del mundo. La fe religiosa está al alcance tanto de los doctos como de los indoctos por igual.
101:2.16 (1107.6) La religión será siempre su propio crítico y su propio juez; nunca puede ser observada, y mucho menos comprendida, desde fuera. La única certeza que podéis tener acerca de un Dios personal consiste en la visión interior propia en cuanto a vuestra creencia en, y experiencia con, las cosas espirituales. Aquellos de vuestros semejantes que hayan tenido una experiencia similar no necesitarán ningún argumento sobre la personalidad ni la realidad de Dios, mientras que para todos los demás hombres que no tengan esa certeza de Dios ningún argumento será nunca verdaderamente convincente.
101:2.17 (1107.7) La psicología puede sin duda intentar estudiar los fenómenos de las reacciones religiosas al entorno social, pero nunca puede esperar penetrar en los verdaderos móviles y funcionamientos internos de la religión. Solo la teología, que es el campo de la fe y la técnica de la revelación, puede ofrecer algún tipo de explicación inteligente sobre la naturaleza y el contenido de la experiencia religiosa.
101:3.1 (1107.8) La religión es tan vital que perdura en ausencia del saber. Vive a pesar de contaminarse con cosmologías erróneas y filosofías falsas. Sobrevive incluso a la confusión de la metafísica. A través de todas las vicisitudes históricas de la religión persiste siempre lo que es indispensable para el progreso y la supervivencia de la humanidad: la conciencia ética y la consciencia moral.
101:3.2 (1108.1) La visión interior de fe, o intuición espiritual, es la dotación de la mente cósmica en asociación con el Ajustador del Pensamiento, que es el don del Padre al hombre. La razón espiritual, la inteligencia del alma, es dotación del Espíritu Santo, el don del Espíritu Creativo al hombre. La filosofía espiritual, la sabiduría de las realidades del espíritu, es dotación del Espíritu de la Verdad, el don conjunto de los Hijos de otorgamiento a los hijos de los hombres. La coordinación e interasociación de estas dotaciones de espíritu confieren al hombre un destino potencial como personalidad de espíritu.
101:3.3 (1108.2) Esta misma personalidad de espíritu, en forma primitiva y embrionaria, es la que sobrevive como posesión del Ajustador a la muerte natural en la carne. Esta entidad compuesta, originada en el espíritu en asociación con la experiencia humana, está capacitada para sobrevivir (bajo la custodia del Ajustador) a la disolución del yo material de mente y materia. Dicha supervivencia se produce a través del camino vivo proporcionado por los Hijos divinos cuando la asociación pasajera de lo material y lo espiritual se deshace al cesar el movimiento vital.
101:3.4 (1108.3) El alma del hombre se revela por la fe religiosa y demuestra la divinidad potencial de su naturaleza emergente por la manera característica en que induce a la personalidad del mortal a reaccionar ante ciertas situaciones duras en lo intelectual y difíciles en lo social. La auténtica fe espiritual (la verdadera consciencia moral) se revela en que:
101:3.5 (1108.4) 1. Hace que la ética y la moral progresen a pesar de las tendencias animales inherentes y adversas.
101:3.6 (1108.5) 2. Produce una confianza sublime en la bondad de Dios incluso ante decepciones amargas y fracasos aplastantes.
101:3.7 (1108.6) 3. Genera profundo valor y confianza a pesar de las adversidades naturales y las calamidades físicas.
101:3.8 (1108.7) 4. Muestra una serenidad inexplicable y una fortaleza tranquila frente a enfermedades desconcertantes e incluso sufrimiento físico agudo.
101:3.9 (1108.8) 5. Mantiene a la personalidad en un misterioso estado de equilibrio y serenidad frente al maltrato y las injusticias más flagrantes.
101:3.10 (1108.9) 6. Mantiene una confianza divina en la victoria final a pesar de las crueldades de un destino aparentemente ciego y de la aparente indiferencia de las fuerzas naturales hacia el bienestar humano.
101:3.11 (1108.10) 7. Persevera en la creencia inquebrantable en Dios a pesar de todas las demostraciones contrarias de la lógica y supera los ataques de todas las demás sofisterías intelectuales.
101:3.12 (1108.11) 8. Muestra una fe indefectible en la supervivencia del alma, sin atender a los engaños de la falsa ciencia ni a los delirios persuasivos de filosofías endebles.
101:3.13 (1108.12) 9. Vive y triunfa sin dejarse afectar por la carga aplastante de las civilizaciones complejas y parciales de los tiempos modernos.
101:3.14 (1108.13) 10. Contribuye a la supervivencia permanente del altruismo a pesar del egoísmo humano, los antagonismos sociales, la codicia industrial y los desajustes políticos.
101:3.15 (1108.14) 11. Se adhiere firmemente a una creencia sublime en la unidad del universo y su conducción divina sin dejarse afectar por la presencia desconcertante del mal y del pecado.
101:3.16 (1108.15) 12. Pase lo que pase, sigue adorando a Dios. Se atreve a declarar: «Aunque me matare, a él serviré».
101:3.17 (1108.16) Sabemos pues, por tres fenómenos, que el hombre tiene un espíritu o espíritus divinos que moran dentro de él: en primer lugar por experiencia personal, por la fe religiosa; en segundo lugar por la revelación personal y racial; y en tercer lugar por el admirable despliegue de reacciones extraordinarias y poco naturales a su entorno material como las que acabamos de enumerar en doce actitudes de tipo espiritual ante situaciones concretas y difíciles de la existencia humana real. Y aún hay otras.
101:3.18 (1109.1) Son precisamente esas manifestaciones vitales y vigorosas de la fe en el ámbito de la religión las que dan al hombre mortal el derecho a afirmar la posesión personal y la realidad espiritual de esa dotación suprema de la naturaleza humana que es la experiencia religiosa.
101:4.1 (1109.2) En vista de la ignorancia generalizada de vuestro mundo sobre los orígenes, incluso sobre los orígenes físicos, nos parece conveniente aportar de vez en cuando conocimientos de cosmología, aunque esto ha supuesto siempre problemas para el futuro. Nos vemos muy limitados por las normas de la revelación que nos prohíben impartir conocimiento no ganado o prematuro. Toda cosmología presentada como parte de una religión revelada está destinada a quedarse atrás en muy poco tiempo, por eso los futuros estudiantes de esa revelación se sienten tentados de desechar todos los elementos de auténtica verdad religiosa que pueda contener cuando creen descubrir errores en las cosmologías que se presentan como asociadas a ella.
101:4.2 (1109.3) La humanidad debería comprender que los que participamos en la revelación de la verdad estamos rigurosamente limitados por las instrucciones de nuestros superiores. No tenemos libertad para anticipar los descubrimientos científicos de mil años. Los reveladores tenemos que acatar las instrucciones que forman parte del mandato de revelación. No vemos ninguna manera de salvar esta dificultad ni ahora ni en ningún momento futuro. Sabemos muy bien que los hechos históricos y las verdades religiosas de esta serie de exposiciones de revelación se conservarán en los anales de las edades venideras, pero dentro de pocos años muchas de nuestras afirmaciones relativas a las ciencias físicas tendrán que ser revisadas en consonancia con los avances del desarrollo científico y los nuevos descubrimientos. Esos desarrollos futuros los prevemos incluso desde ahora, pero tenemos prohibido incluir hechos aún no descubiertos por los humanos en los documentos de revelación. Que quede claro que las revelaciones no están necesariamente inspiradas. La cosmología de estas revelaciones no es inspirada. Está limitada por el permiso que tenemos de coordinar y clasificar el conocimiento presente. Si bien la visión interior divina o espiritual es una dádiva, la sabiduría humana tiene que evolucionar.
101:4.3 (1109.4) La verdad es siempre una revelación. Es una autorrevelación cuando emerge como resultado del trabajo del Ajustador que mora en el interior, y es una revelación que marca época cuando es presentada por mediación de otros agentes, grupos o personalidades celestiales.
101:4.4 (1109.5) En última instancia la religión ha de ser juzgada por sus frutos según la manera y el grado en que manifiesta su propia excelencia inherente y divina.
101:4.5 (1109.6) Aunque la revelación es invariablemente un fenómeno espiritual, la verdad puede estar inspirada solo de forma relativa. Las declaraciones referentes a la cosmología nunca están inspiradas, pero estas revelaciones son de inmenso valor ya que contribuyen, al menos transitoriamente, a aclarar los conocimientos como sigue:
101:4.6 (1109.7) 1. Reducen la confusión al eliminar autorizadamente los errores.
101:4.7 (1109.8) 2. Coordinan hechos y observaciones ya conocidos o a punto de serlo.
101:4.8 (1110.1) 3. Restituyen porciones importantes de conocimiento perdido sobre eventos que marcaron época en el pasado remoto.
101:4.9 (1110.2) 4. Aportan información que subsana lagunas fundamentales existentes en conocimientos adquiridos por otros medios.
101:4.10 (1110.3) 5. Presentan datos cósmicos de forma que iluminen las enseñanzas espirituales contenidas en la revelación que los acompaña.
101:5.1 (1110.4) La revelación es una técnica que permite ahorrar siglos y siglos de tiempo en el trabajo necesario de seleccionar y cribar los errores de la evolución para separarlos de las verdades que se adquieren por el espíritu.
101:5.2 (1110.5) La ciencia se dedica a los hechos; la religión solo se interesa por los valores. A través de una filosofía esclarecida, la mente se esfuerza por unir los significados de los hechos y los valores para llegar así a un concepto de la realidad completa. Recordad que la ciencia es el ámbito del conocimiento, la filosofía el campo de la sabiduría y la religión la esfera de la experiencia de la fe. No obstante, la religión presenta dos fases de manifestación:
101:5.3 (1110.6) 1. La religión evolutiva: la experiencia de adoración primitiva, la religión derivada de la mente.
101:5.4 (1110.7) 2. La religión revelada: la actitud ante el universo derivada del espíritu; la seguridad y la creencia de que se conservarán las realidades eternas, de que la personalidad sobrevive y de que al final se alcanza la Deidad cósmica cuyo designio ha hecho todo esto posible. Tarde o temprano la religión evolutiva está destinada a recibir la ampliación espiritual de la revelación, y eso forma parte del plan del universo.
101:5.5 (1110.8) Tanto la ciencia como la religión parten del supuesto de ciertas bases generalmente aceptadas para hacer deducciones lógicas. Así mismo, la filosofía ha de empezar su recorrido suponiendo la realidad de tres cosas:
101:5.6 (1110.9) 1. El cuerpo material.
101:5.7 (1110.10) 2. La parte supramaterial del ser humano, el alma o incluso el espíritu que mora en su interior.
101:5.8 (1110.11) 3. La mente humana, el mecanismo de asociación y comunicación entre el espíritu y la materia, entre lo material y lo espiritual.
101:5.9 (1110.12) Los científicos reúnen hechos y los filósofos coordinan ideas, mientras que los profetas exaltan ideales. El sentimiento y la emoción acompañan invariablemente a la religión pero no son religión. La religión puede ser el sentimiento de la experiencia pero no es la experiencia del sentimiento. Ni la lógica (la racionalización) ni la emoción (el sentimiento) son parte esencial de la experiencia religiosa, aunque ambas pueden estar diversamente asociadas al ejercicio de la fe para favorecer una mejor visión interior espiritual de la realidad, todo ello en consonancia con la situación y la tendencia temperamental de cada mente individual.
101:5.10 (1110.13) La religión evolutiva es fruto de la dotación del adjutor de mente del universo local encargado de crear y fomentar la característica de la adoración en el hombre en vías de evolución. Estas religiones primitivas se interesan directamente por la ética y la moral, por el sentido del deber humano. Estas religiones se basan en la seguridad de la conciencia y dan lugar a civilizaciones estabilizadas y relativamente éticas.
101:5.11 (1111.1) Las religiones reveladas personalmente tienen como patrocinadores a los espíritus de otorgamiento que representan a las tres personas de la Trinidad del Paraíso y están especialmente dedicados a la expansión de la verdad. La religión evolutiva refuerza en el individuo la idea del deber personal; la religión revelada pone un énfasis creciente en el amor, la regla de oro.
101:5.12 (1111.2) La religión evolucionada descansa por completo en la fe. La revelación ofrece la seguridad adicional de presentar una ampliación de las verdades sobre la divinidad y la realidad, y el testimonio aún más valioso de la experiencia real que se acumula como consecuencia de la unión práctica y activa de la fe de evolución con la verdad de revelación. Esta unión activa de fe humana y verdad divina constituye la posesión de un carácter bien encaminado hacia la adquisición efectiva de una personalidad morontial.
101:5.13 (1111.3) La religión evolutiva proporciona solo la seguridad de la fe y la confirmación de la conciencia; la religión revelativa proporciona la seguridad de la fe más la verdad de una experiencia viva en las realidades de la revelación. El tercer paso de la religión, o tercera fase de la experiencia de la religión, corresponde al estado de la morontia, a la comprensión más firme de la mota. En la progresión en la morontia las verdades de la religión revelada se amplían de forma creciente; iréis conociendo cada vez mejor la verdad de los valores supremos, de las bondades divinas, de las relaciones universales, de las realidades eternas y de los destinos últimos.
101:5.14 (1111.4) A lo largo de toda la progresión en la morontia, la certeza de la verdad va sustituyendo de forma creciente a la certeza de la fe. Cuando seáis incorporados finalmente al mundo del espíritu propiamente dicho, las certezas de la pura visión interior del espíritu obrarán en lugar de la fe y de la verdad, o más bien en combinación y superpuestas a estos métodos anteriores de certeza de la personalidad.
101:6.1 (1111.5) La fase de morontia de la religión revelada corresponde a la experiencia de la supervivencia, y su principal afán es lograr la perfección de espíritu. También está presente el impulso superior de adoración unido a una vocación apremiante de mayor servicio ético. La visión interior de morontia implica una consciencia en constante expansión del Séptuplo, del Supremo e incluso del Último.
101:6.2 (1111.6) A lo largo de toda la experiencia religiosa, desde sus primeros comienzos en el nivel material hasta el momento de lograr el estatus pleno de espíritu, el Ajustador es el secreto que os permite captar personalmente la realidad de la existencia del Supremo, y ese mismo Ajustador guarda también los secretos de vuestra fe en el logro trascendental del Último. La personalidad experiencial del hombre en vías de evolución, unida a la esencia del Dios existencial bajo forma de Ajustador, constituye la compleción potencial de la existencia suprema y es de por sí la base para el devenir suprafinito de la personalidad trascendental.
101:6.3 (1111.7) La voluntad moral contiene en sí decisiones basadas en el conocimiento razonado, acrecentadas por la sabiduría y sancionadas por la fe religiosa. Estas elecciones son actos de naturaleza moral y prueban la existencia de la personalidad moral, la precursora de la personalidad de la morontia y finalmente del verdadero estatus de espíritu.
101:6.4 (1111.8) El conocimiento de tipo evolutivo no es más que la acumulación de material de la memoria protoplasmática; esta es la forma más primitiva de consciencia de las criaturas. La sabiduría engloba las ideas formuladas a partir de la memoria protoplasmática en procesos de asociación y recombinación, y estos fenómenos diferencian a la mente humana de la mera mente animal. Los animales tienen conocimiento, pero solo el hombre posee capacidad de sabiduría. La verdad se hace accesible al individuo dotado de sabiduría mediante el otorgamiento a dicha mente de los espíritus del Padre y de los Hijos: el Ajustador del Pensamiento y el Espíritu de la Verdad.
101:6.5 (1112.1) Cuando Cristo Miguel se otorgó en Urantia vivió según los preceptos de la religión evolutiva hasta su bautismo. Desde ese momento hasta su crucifixión incluida, llevó a cabo su obra bajo la guía conjunta de la religión evolutiva y la religión revelada. Entre la mañana de su resurrección y el momento de su ascensión atravesó las múltiples fases de la vida de transición del mortal en la morontia desde el mundo de la materia hasta el del espíritu. Después de su ascensión, Miguel alcanzó el dominio de la experiencia de la Supremacía consistente en hacer realidad al Supremo. Al ser la única persona de Nebadon con capacidad ilimitada de experimentar la realidad del Supremo, logró en el acto el estatus de soberanía de la supremacía en y sobre su universo local.
101:6.6 (1112.2) En el hombre la fusión final con el Ajustador que mora en su interior y la unicidad resultante —la síntesis del hombre y la esencia de Dios en una personalidad— hacen de él, en potencial, una parte viva del Supremo y garantizan a dicho ser en otro tiempo mortal su derecho innato y eterno a buscar servir por siempre al universo con carácter definitivo para y con el Supremo.
101:6.7 (1112.3) La revelación enseña al hombre mortal que para iniciar tan magnífica y fascinante aventura a través del espacio y por medio de la progresión del tiempo, debe empezar por organizar el conocimiento en ideas-decisiones. Después debe encomendar a la sabiduría que trabaje incansablemente en su noble tarea de transformar las ideas propias en ideales cada vez más prácticos y sin embargo elevados, en conceptos lo suficientemente razonables como ideas y lo suficientemente lógicos como ideales para que el Ajustador se atreva a combinarlos y espiritualizarlos de forma que puedan ser asociados en la mente finita para convertirse en un complemento humano real, preparado así para la acción del Espíritu de la Verdad de los Hijos, las manifestaciones en el espacio-tiempo de la verdad paradisiaca, que es la verdad universal. La coordinación de ideas-decisiones, ideales lógicos y verdad divina constituye la posesión de un carácter recto, condición indispensable para la admisión del mortal a las realidades en expansión permanente y cada vez más espirituales de los mundos de la morontia.
101:6.8 (1112.4) Las enseñanzas de Jesús constituyeron la primera religión urantiana que abarcó tan plenamente una coordinación armoniosa de conocimiento, sabiduría, fe, verdad y amor como para proporcionar de forma completa y simultánea tranquilidad temporal, certeza intelectual, esclarecimiento moral, estabilidad filosófica, sensibilidad ética, consciencia de Dios y la seguridad categórica de la supervivencia personal. La fe de Jesús señaló el camino hacia la salvación humana definitiva, hacia el logro último del mortal en el universo, puesto que establecía:
101:6.9 (1112.5) 1. La liberación de las ataduras materiales mediante la comprensión personal de la filiación con Dios, que es espíritu.
101:6.10 (1112.6) 2. La liberación de la esclavitud intelectual: el hombre conocerá la verdad y la verdad lo hará libre.
101:6.11 (1112.7) 3. La liberación de la ceguera espiritual, la comprensión humana de la fraternidad de los seres mortales y la percepción morontiana de la hermandad de todas las criaturas del universo; el descubrimiento de la realidad espiritual mediante el servicio, y la revelación de la bondad de los valores espirituales mediante el ministerio.
101:6.12 (1113.1) 4. La liberación de la incompleción del yo al alcanzar los niveles de espíritu del universo y captar finalmente la realidad de la armonía de Havona y de la perfección del Paraíso.
101:6.13 (1113.2) 5. La liberación del yo, la liberación de las limitaciones de la consciencia de uno mismo al alcanzar los niveles cósmicos de la mente Suprema y coordinarse con los logros de todos los demás seres conscientes de sí mismos.
101:6.14 (1113.3) 6. La liberación del tiempo, el logro de una vida eterna de progresión sin fin en el reconocimiento de Dios y en el servicio a Dios.
101:6.15 (1113.4) 7. La liberación de lo finito, la unicidad perfeccionada con la Deidad en y a través del Supremo, mediante la cual la criatura intenta descubrir trascendentalmente al Último en los niveles posfinalitarios de lo absonito.
101:6.16 (1113.5) Esta liberación séptupla equivale a hacer realidad de forma perfecta y completa la experiencia última del Padre Universal. Todo esto está contenido en potencial dentro de la realidad de la fe de la experiencia religiosa humana, y puede estar contenido así puesto que la fe de Jesús se alimentaba de realidades que sobrepasan incluso lo último y las revelaba. La fe de Jesús estuvo cerca de alcanzar el estatus de un absoluto del universo en la medida en que tal manifestación es posible en el cosmos en evolución del tiempo y el espacio.
101:6.17 (1113.6) Cuando el hombre mortal hace suya la fe de Jesús puede anticipar en el tiempo las realidades de la eternidad. Jesús descubrió en la experiencia humana al Padre Final, y sus hermanos encarnados en la vida mortal pueden seguirlo en esa misma experiencia de descubrimiento del Padre. Tal como son, pueden incluso lograr en esa experiencia con el Padre la misma satisfacción que logró Jesús tal como él era. Como consecuencia del otorgamiento terminal de Miguel se actualizaron nuevos potenciales en el universo de Nebadon, y uno de ellos fue la nueva iluminación del camino de la eternidad que conduce al Padre de todos y que puede ser recorrido incluso por los mortales de carne y hueso en su vida inicial en los planetas del espacio. Jesús fue y sigue siendo el nuevo camino vivo por el que el hombre puede acceder a la herencia divina que el Padre ha decretado que sea suya con solo pedirla. En Jesús se manifiestan abundantemente tanto los comienzos como los finales de la experiencia de fe de la humanidad, e incluso de la humanidad divina.
101:7.1 (1113.7) Una idea es solo un plan teórico de acción, mientras que una decisión firme es un plan de acción validado. Un estereotipo es un plan de acción aceptado sin validación. Los materiales con los que el individuo puede construir una filosofía personal de la religión provienen de su experiencia tanto interior como con su entorno. El estatus social, las condiciones económicas, las oportunidades educativas, las inclinaciones morales, las influencias institucionales, los desarrollos políticos, las tendencias raciales y las enseñanzas religiosas de su tiempo y lugar se convierten todos ellos en factores que afectan a la formulación de una filosofía personal de la religión. Incluso el temperamento inherente y la inclinación intelectual determinan marcadamente el patrón de la filosofía religiosa. La ocupación, el matrimonio y los parientes influyen todos en la evolución de nuestros criterios personales de vida.
101:7.2 (1113.8) Una filosofía de la religión se desarrolla a partir de un crecimiento básico de las ideas sumado a la experiencia de vivir, modificados ambos por la tendencia a imitar a los semejantes. La solidez de las conclusiones filosóficas depende de un pensamiento agudo, sincero y selectivo, sensible a los significados y preciso en las valoraciones. Los cobardes morales no alcanzan nunca cotas altas de pensamiento filosófico. Se necesita valor para aventurarse hacia nuevos niveles de experiencia y explorar campos desconocidos del vivir intelectual.
101:7.3 (1114.1) Aparecen enseguida nuevos sistemas de valores; se formulan nuevos principios y criterios; se da nueva forma a los hábitos y a los ideales; se llega a cierta idea de un Dios personal acompañada de conceptos cada vez más amplios relacionados con ella.
101:7.4 (1114.2) La gran diferencia entre una filosofía religiosa del vivir y una no religiosa reside en la naturaleza y nivel de los valores reconocidos y en el objeto de las lealtades. Hay cuatro fases en la evolución de la filosofía religiosa. Una experiencia de este tipo puede ser meramente conformista, resignada a someterse a la tradición y la autoridad. O puede satisfacerse con logros escasos, justo suficientes para estabilizar el día a día, y detenerse prematuramente en este nivel accidental. Estos mortales prefieren no complicarse la vida. Un tercer grupo progresa hasta el nivel de la intelectualidad lógica y ahí se estanca como consecuencia de la esclavitud cultural. Es realmente lamentable ver cómo intelectos gigantes quedan aprisionados en el cruel abrazo del cautiverio cultural, y es igual de patético observar a quienes sustituyen su cautiverio cultural por las cadenas materialistas de una ciencia mal llamada con este nombre. El cuarto nivel de la filosofía consigue liberarse de todas las limitaciones tradicionales y convencionales y se atreve a pensar, actuar y vivir con honradez, lealtad, valor y sinceridad.
101:7.5 (1114.3) La prueba de fuego de cualquier filosofía religiosa consiste en comprobar si distingue o no entre las realidades del mundo material y las de los mundos espirituales, al tiempo que reconoce la unificación de estas realidades en el esfuerzo intelectual y el servicio social. Una filosofía religiosa sólida no confunde las cosas de Dios con las cosas del César. Tampoco admite el culto estético a lo puramente maravilloso como sustituto de la religión.
101:7.6 (1114.4) La filosofía transforma aquella religión primitiva que era más que nada un cuento de hadas de la conciencia en una experiencia viva de los valores ascendentes de la realidad cósmica.
101:8.1 (1114.5) La creencia ha alcanzado el nivel de la fe cuando motiva la vida y da forma al modo de vivir. La aceptación de una enseñanza como verdadera no es fe, es mera creencia. Tampoco la certeza ni el convencimiento son fe. Una actitud mental no alcanza los niveles de la fe hasta que domina efectivamente la manera de vivir. La fe es un atributo vivo de la auténtica experiencia religiosa personal. La persona cree en la verdad, admira la belleza y venera la bondad, pero no las adora. La actitud de fe salvadora se dirige solo a Dios, que es la personificación de todo esto e infinitamente más.
101:8.2 (1114.6) La creencia es siempre limitadora y vinculante; la fe es expansiva y liberadora. La creencia fija, la fe libera. Pero la fe religiosa viva es más que una asociación de creencias nobles; es más que un sistema enaltecido de filosofía; es una experiencia viva sobre significados espirituales, ideales divinos y valores supremos; es conocedora de Dios y servidora del hombre. Las creencias pueden llegar a ser posesión colectiva, en cambio la fe tiene que ser personal. Se pueden proponer creencias teológicas a un grupo, pero la fe solo puede surgir en el corazón de cada persona religiosa individual.
101:8.3 (1114.7) La fe falsea la confianza depositada en ella cuando se atreve a negar las realidades y a impartir presuntos conocimientos a sus adeptos. La fe es traidora cuando incita a traicionar la integridad intelectual y menosprecia la lealtad a los valores supremos y a los ideales divinos. La fe no rehúye nunca el deber de solucionar los problemas del vivir mortal. La fe viva no fomenta el fanatismo, la persecución ni la intolerancia.
101:8.4 (1115.1) La fe no pone trabas a la imaginación creativa ni alberga prejuicios irracionales contra los descubrimientos de la investigación científica. La fe vitaliza la religión y obliga a la persona religiosa a vivir heroicamente la regla de oro. El celo de la fe es acorde al conocimiento, y sus esfuerzos son el preludio de una paz sublime.
101:9.1 (1115.2) Ninguna supuesta revelación religiosa se puede considerar auténtica si no reconoce las exigencias de obligación ética creadas y fomentadas por las religiones evolutivas precedentes. La revelación amplía infaliblemente el horizonte ético de la religión evolucionada al tiempo que expande infaliblemente las obligaciones morales de todas las revelaciones anteriores.
101:9.2 (1115.3) Cuando os aventuréis a hacer un juicio crítico sobre la religión primitiva del hombre (o sobre la religión del hombre primitivo), tened presente que hay que juzgar a aquellos salvajes y valorar su experiencia religiosa según sus luces y su nivel de conciencia. No cometáis el error de juzgar la religión de otros con vuestros propios criterios de conocimiento y verdad.
101:9.3 (1115.4) La religión verdadera es ese convencimiento sublime y profundo del interior del alma que amonesta imperiosamente al hombre contra el error de no creer en las realidades morontiales que constituyen sus conceptos éticos y morales más elevados, su interpretación más alta de los mayores valores de la vida y de las realidades más profundas del universo. Una religión así es simplemente la experiencia de entregar la lealtad intelectual a los dictados más altos de la consciencia espiritual.
101:9.4 (1115.5) La búsqueda de la belleza forma parte de la religión solo en la medida en que es ética y enriquece el concepto de lo moral. El arte solo es religioso cuando su difusión obedece a una alta motivación espiritual.
101:9.5 (1115.6) La consciencia espiritual esclarecida del hombre civilizado no se interesa tanto por una creencia intelectual específica o un modo particular de vivir como por descubrir la verdad del vivir, el procedimiento bueno y correcto de reaccionar ante las situaciones siempre recurrentes de la existencia mortal. La consciencia moral no es más que un nombre para designar el reconocimiento y la percepción por parte del hombre de aquellos valores éticos y morontiales emergentes que tiene el deber de acatar en el control y la orientación de su conducta diaria.
101:9.6 (1115.7) Aun reconociendo que la religión es imperfecta, cabe destacar al menos dos manifestaciones prácticas de su naturaleza y su función:
101:9.7 (1115.8) 1. El afán espiritual y la presión filosófica de la religión tienden a hacer que el hombre proyecte su estimación de los valores morales directamente hacia fuera, hacia los asuntos de sus semejantes. Es la reacción ética de la religión.
101:9.8 (1115.9) 2. La religión crea en la mente humana una consciencia espiritualizada de la realidad divina basada en conceptos previos de valores morales —de los que proviene por la fe— y coordinada con conceptos superpuestos de valores espirituales. La religión se convierte así en censora de los asuntos humanos, en una forma de crédito moral glorificado y de confianza en la realidad, en las realidades enaltecidas del tiempo y en las realidades más duraderas de la eternidad.
101:9.9 (1116.1) La fe se convierte en la conexión entre la consciencia moral y el concepto espiritual de la realidad imperecedera. La religión se convierte en la vía de escape del hombre de las limitaciones materiales del mundo temporal y natural hacia las realidades supernas del mundo eterno y espiritual por medio y a través del proceso de salvación, la transformación progresiva en la morontia.
101:10.1 (1116.2) El hombre inteligente sabe que es hijo de la naturaleza y parte del universo material. En ese sentido no percibe ninguna supervivencia de la personalidad individual en los movimientos y las tensiones del nivel matemático del universo de energía. Tampoco podrá nunca el hombre percibir la realidad espiritual a fuerza de estudiar causas y efectos físicos.
101:10.2 (1116.3) El ser humano también se da cuenta de que forma parte del cosmos ideacional, pero aunque un concepto puede perdurar más que una vida mortal, no hay nada inherente al concepto que asegure la supervivencia personal de la personalidad que lo concibe. Tampoco el agotamiento de las posibilidades de la lógica y de la razón revelará nunca al pensador lógico o al razonador la verdad eterna de la supervivencia de la personalidad.
101:10.3 (1116.4) El nivel material de la ley asegura la continuidad de la causalidad, la respuesta sin fin del efecto a la acción antecedente; el nivel de la mente sugiere la perpetuación de la continuidad ideacional, el flujo incesante de potencialidad conceptual a partir de concepciones preexistentes. Pero ninguno de estos niveles del universo ofrece al mortal indagador una escapatoria de su estatus parcial y de la incertidumbre insoportable de ser una realidad transitoria en el universo, una personalidad temporal condenada a extinguirse cuando se agoten sus limitadas energías vitales.
101:10.4 (1116.5) Solo por la vía morontial que conduce a la visión interior espiritual puede el hombre romper las ataduras inherentes a su estatus de mortal en el universo. La energía y la mente sí llevan de retorno al Paraíso y a la Deidad, pero ni la dotación de energía ni la dotación de mente del hombre proceden directamente de la Deidad del Paraíso. El hombre es hijo de Dios solo en sentido espiritual, y esto es así porque en el presente está dotado y habitado en su interior por el Padre del Paraíso solo en sentido espiritual. La humanidad no podrá nunca descubrir a la divinidad más que por la vía de la experiencia religiosa y mediante el ejercicio de la fe verdadera. La aceptación de la verdad de Dios por la fe permite al hombre escapar de los confines circunscritos de las limitaciones materiales y le ofrece una esperanza racional de obtener el salvoconducto para pasar del ámbito material donde está la muerte al ámbito espiritual donde está la vida eterna.
101:10.5 (1116.6) El objetivo de la religión no es satisfacer la curiosidad sobre Dios sino proporcionar constancia intelectual y seguridad filosófica, estabilizar y enriquecer el vivir humano al combinar lo mortal con lo divino, lo parcial con lo perfecto, al hombre con Dios. A través de la experiencia religiosa los conceptos humanos de idealidad son dotados de realidad.
101:10.6 (1116.7) No podrá haber nunca pruebas científicas ni lógicas de la divinidad. La razón por sí sola no podrá validar nunca los valores y las bondades de la experiencia religiosa. Pero siempre seguirá siendo verdad que cualquiera que desee hacer la voluntad de Dios comprenderá la validez de los valores espirituales. Esto es lo más que se puede acercar el nivel mortal a demostrar la realidad de la experiencia religiosa. Esta fe proporciona la única liberación del abrazo mecánico del mundo material y de la distorsión producida por los errores derivados de la incompleción del mundo intelectual. Es la única solución conocida al callejón sin salida del pensamiento mortal respecto a la continuidad de la supervivencia de la personalidad individual. Es el único pasaporte para la compleción de la realidad y la eternidad de vida en una creación universal de amor, ley, unidad y logro progresivo de la Deidad.
101:10.7 (1117.1) La religión cura eficazmente la sensación de aislamiento idealista o soledad espiritual del hombre. Confiere al creyente el derecho a ser hijo de Dios y ciudadano de un universo nuevo y significativo. La religión garantiza al hombre que al seguir el brillo de rectitud que percibe en su alma se va identificando con el plan del Infinito y con el propósito del Eterno. Un alma así liberada empieza inmediatamente a sentirse en casa en este nuevo universo, su universo.
101:10.8 (1117.2) Todo el que experimenta una transformación de fe de este tipo deja de ser un elemento servil del cosmos matemático para convertirse en un hijo volitivo y liberado del Padre Universal. Un hijo liberado de este modo ya no lucha solo contra la condena inexorable de la extinción de la existencia temporal; ya no combate contra toda la naturaleza en una batalla perdida de antemano; ya no tiembla aterrado ante la perspectiva paralizante de haber puesto quizá su confianza en un fantasma sin futuro o prendido su fe a una quimera.
101:10.9 (1117.3) Ahora, en cambio, los hijos de Dios se alistan juntos en la batalla del triunfo de la realidad sobre las sombras parciales de la existencia. Por fin todas las criaturas se hacen conscientes de que Dios y todas las huestes divinas de un universo casi ilimitado están de su lado en la lucha superna por lograr eternidad de vida y estatus de divinidad. Estos hijos liberados por la fe han librado sin duda las batallas del tiempo en el bando de las fuerzas supremas y las personalidades divinas de la eternidad; incluso las estrellas en sus cursos están ahora batallando por ellos. Por fin contemplan el universo desde dentro, desde el punto de vista de Dios, y todas las incertidumbres del aislamiento material se transforman en garantías de progresión espiritual eterna. Y hasta el tiempo mismo se convierte en una mera sombra de la eternidad proyectada por las realidades del Paraíso sobre la panoplia en movimiento del espacio.
101:10.10 (1117.4) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 102
102:0.1 (1118.1) PARA EL materialista no creyente el hombre es un simple accidente evolutivo. Sus esperanzas de supervivencia penden de una ficción de la imaginación mortal; sus miedos, amores, anhelos y creencias no son más que reacciones asociadas a la yuxtaposición fortuita de ciertos átomos de materia sin vida. No hay despliegue de energía ni expresión de confianza que pueda transportarlo más allá de la tumba. Las obras piadosas y el genio inspirador de los mejores hombres están condenados a extinguirse con la muerte, la larga noche solitaria de olvido eterno y extinción del alma. La única recompensa del hombre por vivir y esforzarse bajo el sol temporal de la existencia mortal es una desesperanza sin nombre. Cada día de la vida aprieta de forma lenta y segura el nudo de un destino despiadado impuesto por un universo material hostil e implacable como insulto supremo a todo lo que es bello, noble, bueno y elevado en el deseo humano.
102:0.2 (1118.2) Pero este no es el fin ni el destino eterno del hombre. Esta concepción no es más que el grito desesperado del alma errante perdida en la oscuridad espiritual, que sigue luchando valerosamente entre las sofisterías mecanicistas de una filosofía material y se encuentra cegada por la confusión y las distorsiones de una erudición compleja. Esta oscura condena y este destino desesperado se disipan para siempre y por completo ante un solo despliegue valiente de fe por parte del más humilde e indocto de los hijos de Dios en la tierra.
102:0.3 (1118.3) Esta fe salvadora nace en el corazón humano cuando la consciencia moral del hombre se da cuenta de que los valores humanos pueden ser trasladados en la experiencia del mortal de lo material a lo espiritual, de lo humano a lo divino, del tiempo a la eternidad.
102:1.1 (1118.4) La acción del Ajustador del Pensamiento explica que el sentido primitivo y evolutivo del deber dé paso a una fe más alta y más cierta en las realidades eternas de la revelación. Tiene que haber hambre de perfección en el corazón humano para que pueda desarrollar su capacidad de comprender las sendas de la fe que conducen al logro supremo. Si un hombre elige hacer la voluntad divina, conocerá el camino de la verdad. Es literalmente cierto que «hay que conocer las cosas humanas para poder amarlas, pero hay que amar las cosas divinas para poder conocerlas». Sin embargo, las dudas honradas y los cuestionamientos sinceros no son pecado; estas actitudes solo suponen un retraso en el viaje progresivo hacia el logro de la perfección. La confianza del niño abre al hombre las puertas del reino del ascenso celestial, pero solo podrá progresar si practica firmemente la fe robusta y convencida del adulto.
102:1.2 (1119.1) La razón de la ciencia está basada en los hechos observables del tiempo. La fe de la religión se fundamenta en el programa de la eternidad para el espíritu. La verdadera sabiduría nos exhorta a permitir que la fe lleve a cabo mediante la visión interior religiosa y la transformación espiritual lo que el conocimiento y la razón no pueden hacer por nosotros.
102:1.3 (1119.2) Como consecuencia del aislamiento provocado por la rebelión, la revelación de la verdad en Urantia se ha mezclado demasiadas veces con nociones procedentes de cosmologías parciales y transitorias. La verdad se mantiene inalterable de generación en generación, pero las enseñanzas sobre el mundo físico que se asocian a ella varían de día en día y de año en año. La verdad eterna no debe ser menospreciada por el hecho de haber sido relacionada circunstancialmente con ideas obsoletas sobre el mundo material. Cuanta más ciencia sepáis, menos seguros estaréis; cuanta más religión tengáis, más seguros estaréis.
102:1.4 (1119.3) Las certezas de la ciencia proceden enteramente del intelecto; las certezas de la religión surgen de los fundamentos mismos de la personalidad completa. La ciencia apela a la comprensión de la mente; la religión apela a la lealtad y la entrega de cuerpo, mente y espíritu, es decir, de toda la personalidad.
102:1.5 (1119.4) Dios es tan totalmente real y tan absoluto que no se puede ofrecer ningún signo material de prueba ni ninguna demostración de supuestos milagros como testimonio de su realidad. Lo conoceremos siempre porque confiamos en él, y nuestra creencia en él está enteramente basada en nuestra participación personal en las manifestaciones divinas de su realidad infinita.
102:1.6 (1119.5) El Ajustador del Pensamiento que mora en el interior despierta infaliblemente en el alma del hombre una auténtica hambre de búsqueda de la perfección junto con una curiosidad de amplio alcance que solo se pueden satisfacer adecuadamente mediante la comunión con Dios, la fuente divina de ese Ajustador. El alma hambrienta del hombre se niega a satisfacerse con nada que no sea la realización personal del Dios vivo. Sea Dios lo que fuere además de una personalidad moral perfecta y superior, en nuestro concepto hambriento y finito no puede ser nada menos.
102:2.1 (1119.6) Las mentes atentas y las almas discernidoras reconocen la religión cuando la encuentran en la vida de sus semejantes. La religión no necesita definición; todos conocemos sus frutos sociales, intelectuales, morales y espirituales. Y esto se debe a que la religión es propiedad de la raza humana; no es producto de la cultura. También es cierto que nuestra percepción de la religión sigue siendo humana y está, por lo tanto, sujeta al cautiverio de la ignorancia, la esclavitud de la superstición, los engaños de los sofismas y los espejismos de la falsa filosofía.
102:2.2 (1119.7) Una de las características peculiares de la verdadera seguridad religiosa es que, a pesar del carácter absoluto de sus afirmaciones y la firmeza de su actitud, el espíritu de su expresión es tan templado y equilibrado que no transmite la menor imposición o exaltación egoísta del propio yo. La sabiduría de la experiencia religiosa es en cierto modo una paradoja, porque además de ser originaria del humano proviene del Ajustador. La fuerza religiosa no es producto de las prerrogativas personales del individuo sino resultado de la asociación sublime del hombre con la fuente sempiterna de toda sabiduría. Y así es como las palabras y los hechos de la verdadera religión no contaminada adquieren una autoridad convincente para todos los mortales esclarecidos.
102:2.3 (1119.8) Es difícil identificar y analizar los factores de una experiencia religiosa, pero es fácil observar que las personas que practican así la religión llevan adelante sus vidas como si estuvieran ya en presencia del Eterno. Los creyentes reaccionan ante esta vida temporal como si la inmortalidad estuviese ya a su alcance. En la vida de esos mortales hay una originalidad válida y una espontaneidad de expresión que los segrega para siempre de sus semejantes imbuidos exclusivamente de la sabiduría del mundo. Las personas religiosas parecen vivir eficazmente liberadas del acoso de la prisa y de las tensiones dolorosas propias de las vicisitudes inherentes a las corrientes transitorias del tiempo. Muestran una estabilización de la personalidad y una tranquilidad de carácter que las leyes de la fisiología, la psicología o la sociología no alcanzan a explicar.
102:2.4 (1120.1) El tiempo es un elemento invariable en el logro del conocimiento; las dotaciones de la religión son asequibles en el acto, aunque existe el factor importante del crecimiento en la gracia, que supone un avance claro en todas las fases de la experiencia religiosa. El conocimiento es una búsqueda eterna: siempre estáis aprendiendo sin conseguir llegar nunca al conocimiento pleno de la verdad absoluta. El conocimiento en sí no puede proporcionar certeza absoluta, solo la probabilidad creciente de acercarse a ella, en cambio el alma religiosa espiritualmente iluminada sabe, y sabe ahora. Pero esta certeza profunda y decisiva no lleva a la persona religiosa sensata a desinteresarse de los altibajos del progreso de la sabiduría humana, que está ligada por su extremo material al lento desarrollo de la ciencia.
102:2.5 (1120.2) Incluso los descubrimientos de la ciencia no son verdaderamente reales en la consciencia de la experiencia humana hasta que se desentrañan y correlacionan, hasta que sus hechos relevantes adquieren significado efectivo al incorporarse a los circuitos de las corrientes de pensamiento de la mente. El hombre mortal ve incluso su entorno físico desde el nivel de la mente, desde la perspectiva del registro psicológico de la mente. Por eso no es de extrañar que el hombre haga una interpretación muy unificada del universo e intente después identificar la unidad de energías de su ciencia con la unidad de espíritu de su experiencia religiosa. La mente es unidad; la consciencia mortal vive en el nivel de la mente y percibe las realidades universales con los ojos de la dotación de mente. La perspectiva de la mente no revela la unidad existencial de la fuente de la realidad, la Primera Fuente y Centro, pero puede describir y a veces describe al hombre la síntesis experiencial de energía, mente y espíritu en el Ser Supremo y como Ser Supremo. Pero la mente no puede lograr nunca esta unificación de la diversidad de la realidad si no es firmemente consciente de las cosas materiales, de los significados intelectuales y de los valores espirituales. Solo hay unidad en la armonía de la triunidad de la realidad funcional, y solo en la unidad se satisface la personalidad al percatarse de la constancia y la coherencia cósmica.
102:2.6 (1120.3) A través de la filosofía es como mejor se encuentra la unidad en la experiencia humana. Y aunque el cuerpo del pensamiento filosófico se fundamenta necesariamente en hechos materiales, la visión interior espiritual del mortal es el alma y la energía de la verdadera dinámica filosófica.
102:2.7 (1120.4) El hombre evolutivo no siente ninguna inclinación natural hacia el trabajo duro. En su experiencia vital, seguir el ritmo impuesto por los imperiosos afanes y exigencias de una experiencia religiosa progresiva supone una actividad incesante de crecimiento espiritual, expansión intelectual, ampliación factual y servicio social. Sin una personalidad muy activa no puede haber religión real, por eso los más indolentes prefieren muchas veces engañarse a sí mismos escudándose en el falso refugio de doctrinas y dogmas religiosos estereotipados para ahorrarse los esfuerzos de las actividades verdaderamente religiosas. Pero la religión verdadera está viva. La cristalización intelectual de los conceptos religiosos equivale a una muerte espiritual. No podéis concebir una religión sin ideas, pero cuando la religión se reduce tan solo a una idea deja de ser religión y se convierte simplemente en una especie de filosofía humana.
102:2.8 (1121.1) Existen además otros tipos de almas inestables y poco disciplinadas que tienden a utilizar las ideas sentimentales de la religión para evadirse de las exigencias molestas del vivir. Cuando algunos mortales apocados e inseguros intentan huir de la presión incesante de la vida evolutiva, la religión, tal como la conciben, parece ofrecer el refugio más cercano, la mejor vía de escape. Pero la religión tiene la misión de preparar al hombre para enfrentarse valiente, incluso heroicamente, a las vicisitudes de la vida. La religión es la dotación suprema del hombre evolutivo, la única cosa que le permite seguir adelante y «mantenerse firme como si viera al Invisible». Sin embargo el misticismo se convierte a menudo en una especie de retiro de la vida para quienes rehúyen las actividades más vigorosas de una vida religiosa en las arenas abiertas de la sociedad y el comercio humanos. La verdadera religión debe actuar. La actividad es fruto de la religión cuando el hombre tiene realmente religión, o más bien cuando acepta realmente ser poseído por ella. La religión no se contentará nunca con meros pensamientos o sentimientos inactivos.
102:2.9 (1121.2) No se nos oculta que la religión actúa muchas veces de forma insensata e incluso irreligiosa, pero actúa. ¡Las aberraciones de la convicción religiosa han provocado persecuciones sangrientas, pero la religión hace algo siempre y en todo lugar; es dinámica!
102:3.1 (1121.3) Las deficiencias intelectuales y las carencias educativas obstaculizan inevitablemente el logro religioso superior porque un entorno tan empobrecido para la naturaleza espiritual priva a la religión de su principal canal de contacto filosófico con el mundo del conocimiento científico. Los factores intelectuales de la religión son importantes, aunque su desarrollo excesivo puede convertirse a veces en un obstáculo muy incómodo. La labor de la religión está siempre sujeta a una necesidad paradójica: necesita utilizar eficazmente el pensamiento al tiempo que descarta la utilidad espiritual de todo pensar.
102:3.2 (1121.4) La especulación religiosa es inevitable y siempre perjudicial; la especulación falsea invariablemente su objetivo. La especulación tiende a traducir la religión en algo material o humanista, y así, además de interferir directamente con la claridad del pensamiento lógico, hace indirectamente que la religión aparezca como una función del mundo temporal, del mismo mundo con el que debería estar en eterno contraste. Aquí radican las paradojas que caracterizarán siempre a la religión, paradojas derivadas de la ausencia de una conexión experiencial entre los niveles material y espiritual del universo —la mota de la morontia— la sensibilidad superfilosófica necesaria para discernir la verdad y percibir la unidad.
102:3.3 (1121.5) Los sentimientos materiales, las emociones humanas, conducen directamente a acciones materiales, a actos egoístas. Las percepciones religiosas, las motivaciones espirituales, conducen directamente a acciones religiosas, a actos desinteresados de servicio social y benevolencia altruista.
102:3.4 (1121.6) El deseo religioso es la búsqueda hambrienta de la realidad divina. La experiencia religiosa es hacer realidad la consciencia de haber encontrado a Dios. Y cuando un ser humano encuentra a Dios, el triunfo de su descubrimiento le hace sentir una efervescencia tan indescriptible dentro del alma que se ve impulsado a buscar un contacto de servicio por amor con sus semejantes menos iluminados, no para manifestar que ha encontrado a Dios, sino para permitir que el desbordamiento de eterna bondad que rebosa de su propia alma reavive y ennoblezca a sus semejantes. La verdadera religión genera un mayor servicio social.
102:3.5 (1122.1) La ciencia, el conocimiento, conduce a la consciencia de los hechos; la religión, la experiencia, conduce a la consciencia de los valores; la filosofía, la sabiduría, conduce a la consciencia coordinada; la revelación (el sustituto de la mota de la morontia) conduce a la consciencia de la verdadera realidad. A su vez la coordinación de la consciencia de los hechos, los valores y la verdadera realidad constituye la percepción consciente de la realidad de la personalidad, lo máximo del ser, junto con la creencia en la posibilidad de la supervivencia de esa misma personalidad.
102:3.6 (1122.2) El conocimiento lleva a situar a los hombres, a formar estratos y castas sociales. La religión lleva a servir a los hombres y crea así la ética y el altruismo. La sabiduría lleva a una comunión mejor y más alta tanto de ideas como con nuestros semejantes. La revelación libera a los hombres y los encamina hacia la aventura eterna.
102:3.7 (1122.3) La ciencia clasifica a los hombres, la religión ama a los hombres como os amáis a vosotros mismos, la sabiduría hace justicia a los hombres en su diferenciación, pero la revelación glorifica al hombre y le muestra su capacidad para asociarse con Dios.
102:3.8 (1122.4) La ciencia se esfuerza en vano por crear la hermandad de la cultura; la religión engendra la hermandad del espíritu. La filosofía intenta alcanzar la hermandad de la sabiduría; la revelación describe la hermandad eterna, el Cuerpo de la Finalización del Paraíso.
102:3.9 (1122.5) El conocimiento genera orgullo en el hecho de la personalidad; la sabiduría es la consciencia del significado de la personalidad; la religión es la experiencia de percibir el valor de la personalidad; la revelación es la seguridad de la supervivencia de la personalidad.
102:3.10 (1122.6) La ciencia busca identificar, analizar y clasificar las partes segmentadas del cosmos ilimitado. La religión capta la idea del todo, la totalidad del cosmos. La filosofía intenta identificar los segmentos materiales de la ciencia con el concepto de visión interior espiritual del todo. Y así como la filosofía fracasa en este intento, la revelación triunfa al afirmar que el círculo cósmico es universal, eterno, absoluto e infinito. Este cosmos del Infinito YO SOY es por lo tanto sin fin, sin límites y lo incluye todo: sin tiempo, sin espacio y sin restricciones. Damos testimonio de que el Infinito YO SOY es también el Padre de Miguel de Nebadon y el Dios de la salvación humana.
102:3.11 (1122.7) La ciencia señala a la Deidad como un hecho; la filosofía presenta la idea de un Absoluto; la religión ve a Dios como personalidad espiritual amorosa. La revelación afirma la unidad del hecho de la Deidad, la idea del Absoluto y la personalidad espiritual de Dios. Además presenta este concepto como nuestro Padre: el hecho universal de la existencia, la idea eterna de la mente y el espíritu infinito de la vida.
102:3.12 (1122.8) La persecución del conocimiento constituye la ciencia; la búsqueda de la sabiduría es la filosofía; el amor a Dios es la religión; el hambre por la verdad es una revelación. Pero es el Ajustador del Pensamiento residente quien confiere el sentimiento de realidad a la visión interior espiritual del cosmos del hombre.
102:3.13 (1122.9) En la ciencia la idea precede a la expresión de su realización; en la religión la experiencia de la realización precede a la expresión de la idea. Hay una inmensa diferencia entre la voluntad evolutiva de creer y el producto de la razón esclarecida, de la visión interior religiosa y de la revelación: la voluntad que cree.
102:3.14 (1122.10) En la evolución, la religión lleva con frecuencia al hombre a crear sus conceptos de Dios. La revelación muestra el fenómeno de Dios que hace evolucionar al hombre, mientras que en la vida terrenal de Cristo Miguel contemplamos el fenómeno de Dios que se revela al hombre. La evolución tiende a hacer a Dios semejante al hombre; la revelación tiende a hacer al hombre semejante a Dios.
102:3.15 (1122.11) La ciencia solo se satisface con causas primeras, la religión con la personalidad suprema y la filosofía con la unidad. La revelación afirma que estas tres son una y que todas son buenas. Lo real eterno es el bien del universo y no las ilusiones en el tiempo del mal en el espacio. En la experiencia espiritual de todas las personalidades siempre es verdad que lo real es el bien y que el bien es lo real.
102:4.1 (1123.1) Gracias a la presencia del Ajustador del Pensamiento en vuestra mente, conocer la mente de Dios no tiene mayor misterio para vosotros que estar seguros de que sois conscientes de conocer a cualquier otra mente, humana o sobrehumana. La religión y la consciencia social tienen en común que ambas se basan en la consciencia de que hay otras mentes. El modo por el cual podéis aceptar la idea de otro como vuestra es el mismo que os permite «dejar que la mente que estaba en Cristo esté también en vosotros».
102:4.2 (1123.2) ¿Qué es la experiencia humana? Es simplemente toda interacción entre un yo activo e interrogante y cualquier otra realidad activa y externa. La masa de la experiencia está determinada por la profundidad de los conceptos más la totalidad del reconocimiento de la realidad de lo exterior. El movimiento de la experiencia es igual a la fuerza de la imaginación expectante más la agudeza del descubrimiento sensorial de las cualidades externas de la realidad contactada. El hecho de la experiencia se encuentra en la consciencia de uno mismo sumada a las existencias de otros: otras cosas, otras mentes y otros espíritus.
102:4.3 (1123.3) El hombre se da cuenta muy pronto de que no está solo ni en el mundo ni en el universo. Se desarrolla en él una consciencia espontánea y natural de que hay otras mentes en el entorno del yo. La fe transforma esta experiencia natural en religión, en el reconocimiento de Dios como realidad —fuente, naturaleza y destino—de las otras mentes. Pero este conocimiento de Dios es y seguirá siendo siempre una realidad de la experiencia personal. Si Dios no fuera una personalidad, no podría convertirse en parte viva de la experiencia religiosa real de una personalidad humana.
102:4.4 (1123.4) El elemento de error que aparece en la experiencia religiosa humana es directamente proporcional al contenido de materialismo que contamina el concepto espiritual del Padre Universal. La progresión del hombre en el universo como preespíritu consiste en la experiencia de despojarse de estas ideas erróneas sobre la naturaleza de Dios y sobre la realidad del espíritu puro y verdadero. La Deidad es más que espíritu, pero el planteamiento espiritual es el único posible para el hombre ascendente.
102:4.5 (1123.5) La oración es una parte indudable de la experiencia religiosa, pero las religiones modernas le han dado excesivo protagonismo en detrimento de la comunión de adoración, que es más esencial. La adoración intensifica y amplía el poder de reflexión de la mente. La oración puede enriquecer la vida, pero la adoración ilumina el destino.
102:4.6 (1123.6) La religión revelada es el elemento unificador de la existencia humana. La revelación unifica la historia, coordina la geología, la astronomía, la física, la química, la biología, la sociología y la psicología. La experiencia espiritual es el alma real del cosmos del hombre.
102:5.1 (1123.7) Aunque establecer el hecho de creer no equivale a establecer el hecho de aquello en lo que se cree, la progresión evolutiva de las formas simples de vida hasta el estatus de personalidad demuestra, en cualquier caso, el hecho de la existencia inicial del potencial de personalidad. Y en los universos del tiempo lo potencial siempre tiene supremacía sobre lo actual. En el cosmos en evolución lo potencial es lo que ha de ser, y lo que ha de ser es el despliegue de los mandatos intencionales de la Deidad.
102:5.2 (1124.1) Esta misma supremacía de lo intencional aparece en la evolución de la ideación de la mente cuando el miedo animal primitivo se transmuta en una veneración de Dios cada vez más profunda y un creciente respeto reverencial hacia el universo. El hombre primitivo tenía más miedo religioso que fe. La supremacía de los potenciales de espíritu sobre las actualidades de mente se demuestra cuando este miedo cobarde se transforma en fe viva en las realidades espirituales.
102:5.3 (1124.2) Podéis interpretar en términos psicológicos la religión evolutiva, pero no la religión de origen espiritual experimentada de forma personal. La moralidad humana puede reconocer valores, pero solo la religión puede conservar, exaltar y espiritualizar esos valores. Con todo, la religión es algo más que moralidad hecha emoción. La religión es a la moralidad lo que el amor al deber, lo que la filiación a la servidumbre, lo que la esencia a la sustancia. La moralidad pone de manifiesto a un Controlador todopoderoso, una Deidad a quien servir; la religión pone de manifiesto a un Padre que es todo amor, un Dios a quien amar y adorar. Y esto se debe, una vez más, a que la potencialidad espiritual de la religión se impone sobre la actualidad del deber de la moralidad evolutiva.
102:6.1 (1124.3) La eliminación del miedo religioso por la filosofía y el progreso continuo de la ciencia contribuyen considerablemente a la caída de los falsos dioses, y aunque la desaparición de esas deidades hechas por el hombre pueda nublar momentáneamente la visión espiritual, acaba destruyendo la ignorancia y la superstición que durante tanto tiempo oscurecieron al Dios vivo de amor eterno. La relación entre la criatura y el Creador es una experiencia viva, una fe religiosa dinámica que no está sujeta a ninguna definición precisa. Aislar una parte de la vida y llamarla religión es desintegrar la vida y desfigurar la religión. Y precisamente por eso, el Dios de adoración exige lealtad total o nada.
102:6.2 (1124.4) Puede que los dioses de los hombres primitivos no hayan sido más que sombras de ellos mismos. El Dios vivo es la luz divina cuyas interrupciones constituyen las sombras de creación de todo el espacio.
102:6.3 (1124.5) La persona religiosa versada en filosofía tiene fe en un Dios personal de salvación personal, en algo más que una realidad, un valor, un nivel de logro, un proceso ensalzado, una transmutación, lo último del espacio-tiempo, una idealización, la personalización de la energía, la entidad de la gravedad, una proyección humana, la idealización del yo, el empuje hacia arriba de la naturaleza, la inclinación a la bondad, el impulso hacia adelante de la evolución o una hipótesis sublime. La persona religiosa tiene fe en un Dios de amor. El amor es la esencia de la religión y la fuente inagotable de civilización superior.
102:6.4 (1124.6) En la experiencia religiosa personal, la fe transforma al Dios filosófico de la probabilidad en el Dios salvador de la certeza. El escepticismo puede cuestionar las teorías de la teología, pero la convicción de que la experiencia personal es digna de crédito confirma la verdad de toda creencia que se ha transformado en fe.
102:6.5 (1124.7) Un razonamiento sabio puede llevar a convicciones sobre Dios, pero el individuo se hace conocedor de Dios solo a través de su experiencia personal de la fe. En muchas cosas de la vida hay que considerar las probabilidades, pero en el contacto con la realidad cósmica se pueden experimentar certezas cuando sus valores y sus significados se abordan mediante una fe viva. El alma que conoce a Dios se atreve a decir «lo sé», incluso cuando el no creyente cuestiona este conocimiento de Dios y niega su certeza porque no está enteramente sustentada por la lógica intelectual. El creyente se limita a replicar a todos esos escépticos: «¿Cómo sabes que no sé?».
102:6.6 (1125.1) Aunque la razón puede siempre cuestionar la fe, la fe puede complementar siempre tanto a la razón como a la lógica. La razón crea la probabilidad que la fe puede transformar en certeza moral, incluso en experiencia espiritual. Dios es la primera verdad y el último hecho, por eso toda verdad se origina en él y todos los hechos existen en relación con él. Dios es la verdad absoluta. Se puede conocer a Dios como verdad, pero para comprender —para explicar— a Dios hay que explorar el hecho del universo de universos. El vasto abismo existente entre la experiencia de la verdad de Dios y la ignorancia del hecho de Dios solo se puede salvar mediante la fe viva. La razón por sí sola no puede armonizar la verdad infinita con el hecho universal.
102:6.7 (1125.2) La creencia puede mostrarse incapaz de resistir a la duda y soportar el miedo, pero la fe triunfa siempre sobre la duda porque la fe es viva y positiva a la vez. Lo positivo tiene siempre ventaja sobre lo negativo, la verdad sobre el error, la experiencia sobre la teoría, las realidades espirituales sobre los hechos aislados del tiempo y el espacio. La prueba convincente de esta certeza espiritual son los frutos sociales del espíritu que los creyentes, esas personas con fe, producen como resultado de su experiencia espiritual auténtica. Dijo Jesús: «Si amáis a vuestros semejantes como yo os he amado, todos los hombres sabrán que sois mis discípulos».
102:6.8 (1125.3) Para la ciencia Dios es una posibilidad, para la psicología algo deseable, para la filosofía una probabilidad, para la religión una certeza, una actualidad de la experiencia religiosa. La razón exige que una filosofía que no puede encontrar al Dios de la probabilidad sea muy respetuosa con esa fe religiosa que puede encontrar y encuentra al Dios de la certidumbre. Tampoco debería la ciencia descartar la experiencia religiosa tachándola de crédula, al menos mientras siga aferrándose a la suposición de que las dotaciones intelectuales y filosóficas del hombre emergieron de inteligencias cada vez menores cuanto más se retrocede en el tiempo hasta remontarse a su origen en una vida primitiva carente de todo pensamiento y de todo sentimiento.
102:6.9 (1125.4) Los hechos de la evolución no se deben contraponer a la verdad de que la experiencia espiritual de la vida religiosa del mortal conocedor de Dios es una certeza real. Los hombres inteligentes deberían dejar de razonar como niños e intentar utilizar la lógica consecuente del adulto, la lógica que tolera que el concepto de la verdad coexista con la observación de los hechos. El materialismo científico va a la quiebra cuando, ante cada fenómeno recurrente del universo, se empeña en saldar sus objeciones corrientes contabilizando lo reconocidamente superior dentro de lo reconocidamente inferior. La coherencia exige el reconocimiento de las actividades de un Creador intencional.
102:6.10 (1125.5) La evolución orgánica es un hecho; la evolución intencional o progresiva es una verdad que da coherencia a los fenómenos por otra parte contradictorios de los logros siempre ascendentes de la evolución. Cuanto más progrese un científico en la ciencia que ha elegido, más abandonará las teorías del hecho materialista en favor de la verdad cósmica del predominio de la Mente Suprema. El materialismo resta valor a la vida humana; el evangelio de Jesús enaltece sobremanera y exalta celestialmente a todos los mortales. La existencia mortal debe ser percibida como la experiencia fascinante y misteriosa de hacer realidad el encuentro de la mano humana tendida hacia arriba con la mano divina y salvadora tendida hacia abajo.
102:7.1 (1126.1) Puesto que el Padre Universal existe por sí mismo, también se explica por sí mismo; vive realmente en todo mortal racional. Pero no podéis estar seguros sobre Dios a menos que lo conozcáis; la filiación es la única experiencia que da certeza a la paternidad. El universo está cambiando en todas partes. Un universo cambiante es un universo dependiente; una creación así no puede ser ni final ni absoluta. Un universo finito depende totalmente del Último y del Absoluto. El universo y Dios no son idénticos; uno es la causa, el otro el efecto. La causa es absoluta, infinita, eterna e inalterable. El efecto es espaciotemporal y trascendental, pero siempre creciente y cambiante.
102:7.2 (1126.2) Dios es el único hecho autocausado del universo. Él es el secreto del orden, el plan y el propósito de toda la creación de seres y cosas. El universo, que es cambiante en todas partes, está regulado y estabilizado por leyes absolutamente inmutables, los hábitos de un Dios inmutable. El hecho de Dios, la ley divina, es inmutable; la verdad de Dios, su relación con el universo, es una revelación relativa siempre adaptable a la constante evolución del universo.
102:7.3 (1126.3) Pretender inventar una religión sin Dios es como pretender cosechar frutos sin árboles o tener hijos sin padres. No puede haber efectos sin causas; solo el YO SOY es no causado. El hecho de la experiencia religiosa implica a Dios, y este Dios de la experiencia personal tiene que ser una Deidad personal. No se puede rezar a una fórmula química, suplicar a una ecuación matemática, adorar a una hipótesis, confiar en un postulado, comulgar con un proceso, servir a una abstracción ni mantener una amistad entrañable con una ley.
102:7.4 (1126.4) Es verdad que muchos rasgos aparentemente religiosos pueden surgir de raíces no religiosas. El hombre puede negar a Dios intelectualmente y ser moralmente bueno, leal, filial, honrado e incluso idealista. El hombre puede injertar muchas ramas puramente humanistas en su naturaleza espiritual básica y dar así un fundamento aparente a sus argumentos a favor de una religión sin Dios, pero esta experiencia carece de valores de supervivencia, de conocimiento de Dios y de ascensión hacia Dios. De una experiencia mortal de este tipo solo cabe esperar frutos sociales, no espirituales. El injerto determina la naturaleza del fruto, a pesar de que el sustento vivo se extraiga de las raíces de la dotación divina original tanto de mente como de espíritu.
102:7.5 (1126.5) El distintivo intelectual de la religión es la certeza; su característica filosófica es la coherencia; sus frutos sociales son el amor y el servicio.
102:7.6 (1126.6) La persona que conoce a Dios no es ciega a las dificultades ni insensible a los obstáculos que se interponen en el camino de encontrar a Dios dentro del laberinto de la superstición, de la tradición y de las tendencias materialistas de los tiempos modernos. Ha afrontado todos estos impedimentos y ha triunfado sobre ellos, los ha superado con fe viva y ha alcanzado las alturas de la experiencia espiritual a pesar de ellos. Pero hay muchas otras personas que aun estando interiormente convencidas de la realidad de Dios, temen reivindicar su certeza ante el gran número de objetores que acumulan hábilmente argumentos contrarios y multiplican las dificultades de creer en Dios. No se requiere un gran intelecto para señalar defectos, hacer preguntas o poner objeciones, en cambio responder a esas preguntas y resolver esas dificultades exige brillantez mental. La certeza de la fe es el mejor procedimiento para afrontar todas estas discrepancias superficiales.
102:7.7 (1127.1) Si la ciencia, la filosofía o la sociología se atrevieran a dogmatizar contra los profetas de la verdadera religión, las personas conocedoras de Dios deberían responder a ese dogmatismo injustificado con un dogmatismo más alto de miras: la certeza de su experiencia espiritual personal. «Sé lo que he experimentado porque soy hijo del YO SOY». Si la experiencia personal de una persona de fe es cuestionada por un dogma, ese hijo nacido del Padre experimentable por la fe puede replicar con el dogma incuestionable de su filiación real con el Padre Universal.
102:7.8 (1127.2) Solo una realidad no cualificada, un absoluto, puede permitirse un dogmatismo consecuente. Quienes se pretenden dogmáticos caerán antes o después, si son consecuentes, en brazos del Absoluto de la energía, del Universal de la verdad y del Infinito del amor.
102:7.9 (1127.3) Si los planteamientos no religiosos de la realidad cósmica se atreven a cuestionar la certeza de la fe alegando su carácter no probado, la persona que vive la experiencia del espíritu puede alegar con el mismo dogmatismo que los hechos de la ciencia y las creencias de la filosofía tampoco están probados, porque son igualmente experiencias de la consciencia del científico o del filósofo.
102:7.10 (1127.4) De Dios, la más ineludible de todas las presencias, el más real de todos los hechos, la más viva de todas las verdades, el más amoroso de todos los amigos y el más divino de todos los valores, tenemos derecho a estar más seguros que de todas las experiencias del universo.
102:8.1 (1127.5) La mejor prueba de la realidad y la eficacia de la religión consiste en el hecho de la experiencia humana; a saber, que el hombre, un ser temeroso y desconfiado por naturaleza, dotado de un fuerte instinto innato de conservación y un ansia imperiosa de sobrevivir tras la muerte, está dispuesto a confiar plenamente los intereses más profundos de su presente y de su futuro al cuidado y la dirección del poder y la persona que su fe designa como Dios. Esta es la única verdad central de toda religión. En cuanto a lo que dicho poder o dicha persona exigen del hombre a cambio de cuidar de él y salvarlo, no hay dos religiones que estén de acuerdo; de hecho, discrepan todas en mayor o menor medida.
102:8.2 (1127.6) El mejor criterio para valorar el estatus de una religión en la escala evolutiva son sus juicios morales y sus normas éticas. Cuanto más alto sea el nivel de cualquier religión, más alentará el progreso de la moralidad social y la cultura ética y se verá a su vez alentada por esta mejora constante. No se puede juzgar una religión por el estatus de su civilización concomitante sino a la inversa: se debe valorar más bien la naturaleza real de una civilización por la nobleza y pureza de su religión. Muchos de los maestros religiosos más notables del mundo han sido prácticamente analfabetos. No se necesita la sabiduría del mundo para profesar una fe salvadora en las realidades eternas.
102:8.3 (1127.7) La diferencia entre las religiones de las diversas épocas depende enteramente de las distintas formas que tiene el hombre de comprender la realidad y de reconocer los valores morales, las relaciones éticas y las realidades del espíritu.
102:8.4 (1127.8) La ética es el espejo social o racial externo que refleja fielmente el progreso, por lo demás no observable, de los desarrollos espirituales y religiosos internos. El hombre ha identificado siempre a Dios con lo mejor que conocía, con sus ideas más profundas y sus más altos ideales. Incluso la religión histórica ha creado siempre sus conceptos de Dios a partir de los valores más altos reconocidos en su tiempo. Toda criatura inteligente da el nombre de Dios a lo mejor y lo más alto que conoce.
102:8.5 (1128.1) Desde el punto de vista de la razón y de la expresión intelectual, la religión se ha atrevido siempre a criticar la civilización y el progreso evolutivo y los ha juzgado según sus propios criterios de cultura ética y progreso moral.
102:8.6 (1128.2) La religión personal precede a la evolución de la moralidad humana, en cambio la religión institucional ha ido lamentable e invariablemente a la zaga de la lenta evolución de los usos y costumbres de las razas humanas. La religión organizada se ha caracterizado siempre por un conservadurismo atrasado. Por regla general, los profetas han conducido a los pueblos hacia el desarrollo religioso y los teólogos lo han frenado. La religión, al ser una experiencia personal e interna, nunca puede anticiparse mucho a la evolución intelectual de las razas.
102:8.7 (1128.3) Por otra parte, la religión nunca se ve enaltecida por el recurso a lo que se ha dado en llamar milagroso. La búsqueda de milagros es un retroceso a los orígenes de las primitivas religiones mágicas. La verdadera religión no tiene nada que ver con supuestos milagros, y la religión revelada no presenta nunca milagros como prueba de autoridad. La religión está siempre arraigada y cimentada en la experiencia personal. Y vuestra religión más alta, la vida de Jesús, fue precisamente una experiencia personal de este tipo: el hombre, el hombre mortal, que busca a Dios y lo encuentra plenamente durante una corta vida en la carne, mientras que en esa misma experiencia humana aparece Dios que busca al hombre y lo encuentra, para la plena satisfacción del alma perfecta de supremacía infinita. He aquí la más alta religión revelada hasta ahora en el universo de Nebadon: la vida terrenal de Jesús de Nazaret.
102:8.8 (1128.4) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 103
103:0.1 (1129.1) TODAS las reacciones verdaderamente religiosas del hombre están patrocinadas por el ministerio temprano del adjutor de la adoración y censuradas por el adjutor de la sabiduría. La primera dotación de supermente del hombre es el encircuitamiento de la personalidad en el Espíritu Santo del Espíritu Creativo del Universo; y mucho antes de los otorgamientos de los Hijos divinos y del otorgamiento universal de los Ajustadores, los efectos de esta influencia amplían el punto de vista del hombre sobre ética, religión y espiritualidad. Tras los otorgamientos de los Hijos del Paraíso, el Espíritu de la Verdad liberado contribuye poderosamente a ampliar la capacidad humana de percibir las verdades religiosas. A medida que la evolución avanza en un mundo habitado, los Ajustadores del Pensamiento participan cada vez más en el desarrollo de los tipos más altos de visión interior religiosa humana. El Ajustador del Pensamiento es la ventana cósmica a través de la cual la criatura finita puede vislumbrar por la fe las divinidades y certezas de la Deidad ilimitada, el Padre Universal.
103:0.2 (1129.2) Las tendencias religiosas de las razas humanas son innatas; se manifiestan universalmente y tienen un origen aparentemente natural; las religiones primitivas son siempre evolutivas en su génesis. A medida que va progresando la experiencia religiosa natural, revelaciones periódicas de la verdad jalonan el lento curso de la evolución planetaria.
103:0.3 (1129.3) A día de hoy hay cuatro tipos de religión en Urantia:
103:0.4 (1129.4) 1. Religión natural o evolutiva.
103:0.5 (1129.5) 2. Religión sobrenatural o revelativa.
103:0.6 (1129.6) 3. Religión práctica o corriente: una mezcla de religión natural y sobrenatural en proporciones variables.
103:0.7 (1129.7) 4. Religiones filosóficas: doctrinas teológicas hechas por el hombre o elaboradas filosóficamente, y religiones creadas por la razón.
103:1.1 (1129.8) La unidad de la experiencia religiosa de un grupo social o racial proviene de la naturaleza idéntica del fragmento de Dios que mora en el interior de cada individuo. Este algo divino que hay en el hombre es lo que origina su interés altruista por el bienestar de otros hombres. Pero dado que la personalidad es única —no hay dos mortales iguales— no puede haber dos seres humanos que interpreten por igual los estímulos y las directrices del espíritu de la divinidad que vive dentro de su mente. Un colectivo de mortales puede experimentar unidad espiritual, pero nunca uniformidad filosófica. Esta diversidad de interpretación del pensamiento religioso y de la experiencia religiosa queda ilustrada en el hecho de que los teólogos y filósofos del siglo veinte han formulado más de quinientas definiciones distintas de religión. En realidad cada ser humano define la religión según su propia interpretación experiencial de los impulsos divinos que emanan del espíritu de Dios que lo habita, por eso su interpretación ha de ser única, y totalmente distinta de la filosofía religiosa de todos los demás seres humanos.
103:1.2 (1130.1) Cuando un mortal coincide plenamente con la filosofía religiosa de otro mortal, este fenómeno se debe a que ambos han tenido una experiencia religiosa similar en las materias en las que coincide su interpretación religioso-filosófica.
103:1.3 (1130.2) Aunque vuestra religión sea una experiencia personal, es muy importante que toméis conocimiento de muchas otras experiencias religiosas (las diversas interpretaciones de otros mortales) para evitar que vuestra vida religiosa se vuelva egocéntrica, es decir, circunscrita, egoísta y asocial.
103:1.4 (1130.3) El racionalismo se equivoca cuando da por sentado que la religión nace primero como creencia primitiva en algo y luego empieza a interesarse por los valores. La religión es ante todo una búsqueda de valores, y solo después formula un sistema de creencias interpretativas. Es mucho más fácil que los hombres se pongan de acuerdo sobre valores religiosos —objetivos— que sobre creencias —interpretaciones—. Por eso las religiones pueden coincidir en sus valores y objetivos, y mostrar al mismo tiempo un panorama confuso de cientos de creencias o credos contradictorios. Esto explica también por qué una persona puede cambiar o abandonar muchas de sus creencias religiosas sin perder por ello su experiencia religiosa. La religión subsiste aunque cambien radicalmente las creencias religiosas. La teología no genera religión; es la religión la que genera filosofía teológica.
103:1.5 (1130.4) El hecho de que las personas religiosas hayan creído en tantas cosas falsas no invalida la religión, porque la religión está fundada en el reconocimiento de los valores y validada por la fe de la experiencia religiosa personal. La religión se basa así en la experiencia y en el pensamiento religioso; la teología, la filosofía de la religión, es un honrado intento de interpretar esa experiencia. Estas creencias interpretativas pueden ser verdad o error, o una mezcla de ambos.
103:1.6 (1130.5) Reconocer los valores espirituales es una experiencia que trasciende a la ideación. No existe en ningún idioma humano una palabra capaz de expresar esta «sensación», este «sentimiento», esta «intuición» o esta «experiencia» que hemos elegido llamar consciencia de Dios. El espíritu de Dios que mora en el hombre no es personal —el Ajustador es prepersonal— pero este Monitor presenta un valor, exhala un aroma a divinidad, que es personal en el sentido más alto e infinito. Si Dios no fuera al menos personal no podría ser consciente, y si no fuera consciente sería infrahumano.
103:2.1 (1130.6) La religión es funcional en la mente humana y se hace realidad en la experiencia antes de aparecer en la consciencia humana. Un niño ya tiene existencia alrededor de nueve meses antes de experimentar el nacimiento. El «nacimiento» de la religión no es repentino, es más bien una emergencia gradual, pero tarde o temprano llega el día del nacimiento. No entráis en el reino de los cielos a menos que hayáis «nacido de nuevo», nacido del Espíritu. Muchos nacimientos espirituales van acompañados de gran angustia espiritual y profundas perturbaciones psicológicas, igual que muchos nacimientos físicos se caracterizan por partos difíciles y otras anomalías del «alumbramiento». Otros nacimientos espirituales resultan del crecimiento normal y natural del reconocimiento de los valores supremos junto con un aumento de la experiencia espiritual, si bien es cierto que no existe desarrollo religioso sin un esfuerzo consciente y sin decisiones personales positivas. La religión no es nunca una experiencia pasiva, una actitud negativa. Lo que se denomina «nacimiento de la religión» no está directamente asociado con las experiencias llamadas de conversión, que suelen corresponder a episodios religiosos más tardíos de la vida como consecuencia de conflictos mentales, represiones emocionales y trastornos temperamentales.
103:2.2 (1131.1) Las personas criadas por sus padres en la consciencia de ser hijos de un Padre celestial amoroso no deben mirar con recelo a aquellos otros mortales que solo pueden lograr esa consciencia de comunión con Dios a través de una crisis psicológica, de un trastorno emocional.
103:2.3 (1131.2) El terreno evolutivo de la mente del hombre donde germina la semilla de la religión revelada es la naturaleza moral, que genera desde muy pronto una consciencia social. Las primeras insinuaciones de la naturaleza moral de un niño no tienen nada que ver con sexo, culpa ni orgullo personal, sino más bien con impulsos de justicia, equidad y ansias de bondad: ayudar a sus semejantes. Cuando se cultivan estos primeros despertares morales, se produce un desarrollo gradual de la vida religiosa relativamente libre de conflictos, crisis y conmociones.
103:2.4 (1131.3) Todo ser humano experimenta muy pronto algún tipo de conflicto entre sus impulsos egoístas y sus impulsos altruistas, y en muchos casos, al buscar ayuda sobrehumana para resolver estos conflictos morales, puede llegar a ser consciente de Dios por primera vez.
103:2.5 (1131.4) La psicología del niño es positiva por naturaleza, no negativa. Si hay tantos mortales negativos es porque fueron educados así. La afirmación de que el niño es positivo hace referencia a sus impulsos morales, a los poderes de la mente cuya aparición señala la llegada del Ajustador del Pensamiento.
103:2.6 (1131.5) Cuando emerge la conciencia religiosa, la mente de un niño normal que no ha recibido enseñanzas erróneas avanza positivamente hacia la rectitud moral y el ministerio social, en vez de alejarse negativamente del pecado y de la culpa. Podrá haber o no conflictos en el desarrollo de la experiencia religiosa, pero las inevitables decisiones, esfuerzos y actuaciones de la voluntad humana estarán siempre presentes.
103:2.7 (1131.6) La elección moral implica normalmente un conflicto moral mayor o menor, y este primer conflicto de la mente del niño enfrenta los reclamos del egoísmo con los impulsos del altruismo. El Ajustador del Pensamiento no subestima el valor que tienen las motivaciones egoístas para la personalidad, pero su actuación da una ligera preferencia al impulso altruista, que es el que conduce a la meta de la felicidad humana y a las alegrías del reino de los cielos.
103:2.8 (1131.7) Cuando un ser moral elige ser generoso frente al reclamo del egoísmo, su decisión constituye una experiencia religiosa primitiva. Ningún animal puede hacer una elección así. Es una decisión humana y religiosa que encierra en sí el hecho de la consciencia de Dios y manifiesta el impulso del servicio social, la base de la hermandad del hombre. La decisión de la mente que elige un juicio moral correcto mediante un acto de libre albedrío constituye una experiencia religiosa.
103:2.9 (1131.8) Pero antes de que el niño se haya desarrollado lo suficiente como para adquirir capacidad moral y poder así elegir el servicio altruista, ya ha desarrollado una naturaleza egoísta fuerte y bien unificada. Esta situación factual es la que da origen a la teoría de la lucha entre la naturaleza «superior» y la naturaleza «inferior», entre el «viejo hombre pecador» y la «nueva naturaleza» de la gracia. El niño normal empieza a aprender muy pronto en la vida que es «más bienaventurado dar que recibir».
103:2.10 (1131.9) El hombre tiende a identificar el afán de servirse a sí mismo con su ego, consigo mismo, y en cambio se inclina a identificar la voluntad de ser altruista con alguna influencia ajena, con Dios. Este planteamiento es correcto, pues todos esos deseos no dirigidos al yo tienen efectivamente su origen en las directrices del Ajustador del Pensamiento que mora en su interior, y este Ajustador es un fragmento de Dios. El impulso del Monitor espíritu se manifiesta en la consciencia humana en forma de motivación al altruismo, de inclinación hacia las criaturas semejantes. Al menos esta es la experiencia primera y fundamental de la mente del niño. Cuando el niño al crecer no consigue unificar su personalidad, el empuje altruista puede desarrollarse en exceso hasta el punto de afectar gravemente al bienestar del yo. Una conciencia descaminada puede llegar a provocar muchos conflictos, preocupaciones, pesares y un sinfín de infelicidad humana.
103:3.1 (1132.1) La creencia en espíritus, los sueños y muchas otras supersticiones ejercieron su papel en el origen evolutivo de las religiones primitivas, pero no se debe subestimar la influencia del espíritu de clan o solidaridad tribal. Las relaciones de grupo reflejaban exactamente la misma situación social que generaba el conflicto entre egoísmo y altruismo en la naturaleza moral de las primeras mentes humanas. Los australianos primitivos creen en espíritus pero su religión está centrada en el clan. Estos conceptos religiosos tienden a personalizarse con el tiempo, primero como animales y más tarde como superhombres o como Dios. Incluso razas tan inferiores como los bosquimanos africanos, cuyas creencias ni siquiera son totémicas, reconocen la diferencia entre el interés propio y el interés del grupo; es la distinción primitiva entre los valores de lo secular y lo sagrado. Pero el colectivo social no es la fuente de la experiencia religiosa. Con independencia de todas estas contribuciones primitivas a la primera religión del hombre, lo cierto es que el impulso religioso verdadero tiene su origen en presencias reales de espíritu que activan la voluntad no egoísta.
103:3.2 (1132.2) La religión posterior está prefigurada en la creencia primitiva en maravillas y misterios naturales, el maná impersonal. Pero tarde o temprano la evolución de la religión exige que el individuo haga algún sacrificio personal por el bien de su grupo social, que haga algo para que los demás sean más felices y mejores. En última instancia la religión está destinada a convertirse en servicio a Dios y a los hombres.
103:3.3 (1132.3) La religión está concebida para cambiar el entorno del hombre, pero casi toda la religión existente entre los mortales de hoy en día se ha vuelto incapaz de hacerlo. El entorno se ha impuesto demasiadas veces sobre la religión.
103:3.4 (1132.4) No olvidéis que la experiencia religiosa primordial de todos los tiempos es el sentimiento de los valores morales y los significados sociales, no el pensamiento sobre dogmas teológicos o teorías filosóficas. La religión evoluciona favorablemente a medida que el concepto moral sustituye al elemento mágico.
103:3.5 (1132.5) La evolución del hombre ha pasado por las supersticiones del maná, la magia, la adoración a la naturaleza, el miedo a los espíritus y la adoración a los animales hasta los diversos ceremoniales que transformaron la actitud religiosa del individuo en las reacciones colectivas del clan. Esas ceremonias se concentraron y cristalizaron luego en creencias tribales, y esos miedos y credos acabaron por personalizarse en dioses. Pero en toda esta evolución religiosa el elemento moral nunca estuvo del todo ausente. El impulso de Dios siempre ha sido fuerte en el interior del hombre. Estas poderosas influencias —una humana y la otra divina— han asegurado la supervivencia de la religión a través de las vicisitudes de las edades, y a pesar de verse muchas veces amenazada de extinción por miles de tendencias subversivas y antagonismos hostiles.
103:4.1 (1133.1) La diferencia característica entre un acontecimiento social y una reunión religiosa es que, en contraste con lo secular, lo religioso está impregnado de una atmósfera de comunión. La asociación humana genera así una sensación de compañerismo con lo divino que constituye el comienzo del culto colectivo. Compartir una comida fue el tipo más antiguo de comunión social, y las primeras religiones dispusieron que los devotos comieran una porción del sacrificio ceremonial. Incluso en el cristianismo la Cena del Señor conserva esta forma de comunión. La atmósfera de la comunión proporciona una tregua reconfortante y renovadora en el conflicto entre el ego que se busca a sí mismo y el estímulo altruista del Monitor espíritu que mora en el interior. Este es el preludio de la verdadera adoración: la práctica de la presencia de Dios que hace surgir la hermandad del hombre.
103:4.2 (1133.2) Cuando el hombre primitivo sentía que su comunión con Dios se había interrumpido, recurría a algún tipo de sacrificio expiatorio para restablecer la relación amistosa. El hambre y la sed de rectitud conducen al descubrimiento de la verdad, y la verdad aumenta los ideales. Esto supone nuevos problemas para el individuo religioso, ya que nuestros ideales tienden a crecer en progresión geométrica mientras que nuestra capacidad de vivir a su altura solo aumenta en progresión aritmética.
103:4.3 (1133.3) El sentimiento de culpa (no la consciencia de pecado) proviene o bien de una interrupción de la comunión espiritual o de una rebaja de nuestros ideales morales. La única forma de remediar este conflicto interno es darse cuenta de que nuestros ideales morales más altos no son necesariamente la voluntad de Dios. El hombre no puede esperar vivir conforme a sus ideales más altos, pero puede ser fiel a su propósito de encontrar a Dios y hacerse cada vez más como él.
103:4.4 (1133.4) Jesús acabó con todos los ceremoniales de sacrificio y expiación. Destruyó los fundamentos de toda aquella culpa ficticia y de la sensación de aislamiento en el universo cuando declaró que el hombre es hijo de Dios. La relación Creador-criatura se equiparó a la relación paternofilial. Dios se convierte en Padre amoroso para sus hijos e hijas mortales. Todas las ceremonias ajenas a una relación familiar tan íntima quedan abolidas para siempre.
103:4.5 (1133.5) Dios Padre no trata al hombre, su hijo, según sus méritos o virtudes, sino que reconoce la motivación del hijo, el propósito y la intención de la criatura. Esta relación es una asociación paternofilial y está impulsada por el amor divino.
103:5.1 (1133.6) En la mente evolutiva inicial se origina un sentimiento de deber social y obligación moral derivado principalmente del miedo emocional. El afán más positivo de servicio social y el idealismo altruista provienen del impulso directo del espíritu divino que mora en el interior de la mente humana.
103:5.2 (1133.7) Esta idea y este ideal de hacer el bien a los demás —el impulso de privar de algo al ego para beneficiar a nuestro prójimo— está al principio muy circunscrito. El hombre primitivo solo considera como prójimo a las personas muy cercanas con las que tiene un trato amistoso. A medida que progresa la civilización religiosa el concepto de prójimo se expande hasta abarcar el clan, la tribu, la nación. Jesús amplió después el ámbito del prójimo hasta abarcar a toda la humanidad, incluso hasta el amor a los enemigos. Dentro de todo ser humano normal hay algo que le dice que esta enseñanza es moralmente justa. Incluso los que menos practican este ideal admiten que es justo en teoría.
103:5.3 (1134.1) Todos los hombres reconocen la moralidad de este impulso humano universal hacia el altruismo desinteresado. El humanista atribuye el origen de este afán al funcionamiento natural de la mente material. La persona religiosa reconoce con más acierto que el empuje verdaderamente desinteresado de la mente humana es una respuesta a las directrices espirituales interiores del Ajustador del Pensamiento.
103:5.4 (1134.2) Pero la interpretación humana de estos conflictos iniciales entre la voluntad orientada al ego y la voluntad orientada a los demás no siempre es de fiar. Solo una personalidad bastante bien unificada puede arbitrar los antagonismos de todo tipo que surgen entre las ansias del ego y la consciencia social en ciernes. Tanto nuestro yo como nuestro prójimo tienen sus derechos, y ninguno puede pretender acaparar en exclusiva la atención y el servicio de la persona. Los primeros sentimientos de culpa del hombre provienen de la incapacidad de resolver este problema.
103:5.5 (1134.3) Solo se alcanza la felicidad humana cuando el deseo egoísta del yo se concilia y coordina con el afán altruista del yo superior (el espíritu divino) mediante la voluntad unificada de la personalidad que los integra y supervisa. La mente del hombre evolutivo se enfrenta constantemente al intrincado problema de arbitrar el contencioso entre la expansión natural de los impulsos emocionales y el crecimiento moral de las motivaciones altruistas basadas en la visión interior espiritual, en la auténtica reflexión religiosa.
103:5.6 (1134.4) Buscar el bien propio e intentar al mismo tiempo beneficiar por igual al mayor número posible de nuestros semejantes plantea un problema que no siempre tiene solución satisfactoria en un marco espaciotemporal. Estos antagonismos se pueden resolver en una vida eterna, pero en la brevedad de una vida humana no tienen solución. A esta paradoja se refería Jesús cuando dijo: «El que quiera salvar su vida la perderá, pero el que pierda su vida por el reino la hallará».
103:5.7 (1134.5) La búsqueda del ideal —la lucha por ser como Dios— es un esfuerzo continuo antes y después de la muerte. La vida después de la muerte no difiere de la existencia mortal en lo esencial. Todo lo bueno que hacemos en esta vida contribuye directamente a realzar la vida futura. La religión real no fomenta la indolencia moral ni la pereza espiritual con la vana esperanza de que seremos dotados de todas las virtudes de un carácter noble por el mero hecho de traspasar el umbral de la muerte natural. La religión verdadera no subestima el esfuerzo del hombre por progresar a su paso por la vida mortal. Todos sus logros como mortal contribuyen directamente a enriquecer las primeras etapas de su experiencia de supervivencia inmortal.
103:5.8 (1134.6) La teoría de que todos los impulsos altruistas del hombre no son más que un desarrollo de sus instintos gregarios naturales atenta directamente contra el idealismo humano. En cambio se siente ennoblecido y poderosamente estimulado cuando aprende que esos afanes superiores de su alma emanan de las fuerzas espirituales que moran en su mente de mortal.
103:5.9 (1134.7) El hombre se eleva y se supera a sí mismo cuando se hace plenamente consciente de que algo eterno y divino vive y lucha dentro de él. Y resulta así que una fe viva en el origen sobrehumano de nuestros ideales es lo que valida nuestra creencia de que somos hijos de Dios y hace reales nuestras convicciones altruistas, los sentimientos de la hermandad del hombre.
103:5.10 (1134.8) El hombre tiene realmente libre albedrío en su dominio espiritual. El hombre mortal no es ni esclavo indefenso de la soberanía inflexible de un Dios todopoderoso ni víctima de la fatalidad irremediable de un determinismo cósmico mecanicista. El hombre es con toda seguridad el arquitecto de su propio destino eterno.
103:5.11 (1135.1) Pero el hombre no se salva ni se ennoblece por imposición. El crecimiento espiritual brota del interior del alma que evoluciona. La imposición puede deformar la personalidad, pero no estimula nunca el crecimiento. Incluso la imposición educativa solo tiene una utilidad negativa en la medida en que puede contribuir a la prevención de experiencias desastrosas. El mayor crecimiento espiritual se da con un mínimo de imposición externa. «Donde está el espíritu del Señor, hay libertad». El hombre se desarrolla mejor cuando las imposiciones de la familia, la comunidad, la Iglesia y el Estado son menores, pero esto no quiere decir que en una sociedad progresiva no haya lugar para la familia, las instituciones sociales, la Iglesia y el Estado.
103:5.12 (1135.2) Cuando un miembro de un colectivo religioso cumple con los requisitos de ese grupo, debería ser invitado a ejercer su libertad religiosa para expresar plenamente su interpretación personal de las verdades de la creencia religiosa y de los hechos de la experiencia religiosa. La seguridad de un colectivo religioso depende de su unidad espiritual, no de su uniformidad teológica. Los miembros de un grupo religioso deberían poder pensar libremente sin tener que convertirse en «librepensadores». Toda Iglesia que adore al Dios vivo, valide la hermandad de los hombres y se atreva a liberar a sus miembros de cualquier imposición dogmática tiene un gran futuro por delante.
103:6.1 (1135.3) La teología es el estudio de las acciones y reacciones del espíritu humano. No podrá nunca convertirse en ciencia porque tiene que estar siempre combinada en mayor o menor medida con la psicología en su expresión personal y con la filosofía en su descripción sistemática. La teología es siempre el estudio de la religión propia; el estudio de la religión ajena es psicología.
103:6.2 (1135.4) Cuando el hombre aborda el estudio y el examen de su universo desde fuera, elabora las diversas ciencias físicas; cuando aborda la investigación de sí mismo y del universo desde dentro, da origen a la teología y la metafísica. El arte de la filosofía se desarrolla después en un esfuerzo por armonizar las numerosas discrepancias inevitables a primera vista entre las enseñanzas y conclusiones de estas dos vías diametralmente opuestas de abordar el universo de seres y cosas.
103:6.3 (1135.5) La religión corresponde al punto de vista espiritual, a la consciencia de la interioridad de la experiencia humana. La naturaleza espiritual del hombre le da la oportunidad de volver el universo de fuera hacia dentro. Por eso es cierto que la naturaleza de toda la creación parece espiritual cuando es percibida exclusivamente desde la interioridad de la experiencia de la personalidad.
103:6.4 (1135.6) Cuando el hombre examina analíticamente el universo a través de la dotación material de sus sentidos físicos asociados a su percepción mental, el cosmos aparece como un compuesto mecánico de materia-energía. Este método de estudio de la realidad consiste en volver el universo de dentro hacia fuera.
103:6.5 (1135.7) No se puede construir un concepto filosófico lógico y coherente del universo sobre los postulados del materialismo ni sobre los del espiritualismo. Ambos sistemas de pensamiento, cuando se aplican de forma universal, presentan necesariamente una imagen deformada del cosmos, pues el primero percibe un universo vuelto de dentro hacia fuera y el segundo capta la naturaleza de un universo vuelto de fuera hacia dentro. Por eso ni la ciencia ni la religión aisladas podrán nunca, en y por sí mismas, llegar a una comprensión adecuada de las verdades y las relaciones universales sin la guía de la filosofía humana y la iluminación de la revelación divina.
103:6.6 (1136.1) El espíritu interior del hombre depende siempre del mecanismo y los procesos de la mente para expresarse y para percatarse de sí mismo. Del mismo modo, la experiencia exterior del hombre con la realidad material se basa en la consciencia mental de la personalidad experimentadora. Por lo tanto las experiencias humanas espirituales y materiales —internas y externas— están siempre correlacionadas con la función de la mente y condicionadas en cuanto a su comprensión consciente por la actividad de la mente. El hombre experimenta la materia en su mente. Experimenta la realidad espiritual en su alma, pero se hace consciente de esta experiencia en su mente. El intelecto es el armonizador que condiciona y acota constantemente la suma total de la experiencia del mortal. Tanto las cosas-energía como los valores del espíritu están teñidos por su interpretación a través de los entramados mentales de la consciencia.
103:6.7 (1136.2) Es tan difícil para vosotros coordinar más armoniosamente la ciencia y la religión porque desconocéis por completo el dominio intermedio, el mundo de seres y cosas de la morontia. El universo local consta de tres grados o etapas de manifestación de la realidad: materia, morontia y espíritu. La perspectiva de la morontia borra toda divergencia entre las conclusiones de las ciencias físicas y los procesos del espíritu de la religión. La razón es el método de comprensión de las ciencias; la fe es el método de visión interior de la religión; la mota es el método del nivel de la morontia. La mota es una sensibilidad a la realidad supramaterial que empieza a compensar el crecimiento incompleto; tiene por sustancia el conocimiento de la razón y por esencia la visión interior de fe. La mota es una conciliación suprafilosófica de las percepciones divergentes de la realidad que está fuera del alcance de las personalidades materiales; se basa en parte en la experiencia de haber sobrevivido a la vida material en la carne. Muchos mortales han reconocido la conveniencia de encontrar algún método de conciliar la interacción entre los ámbitos tan distantes entre sí de la ciencia y la religión. La metafísica es el resultado del intento infructuoso del hombre por salvar este notorio abismo. Pero la metafísica humana ha resultado ser más desconcertante que esclarecedora. La metafísica representa el esfuerzo bienintencionado aunque vano del hombre por compensar la ausencia de la mota de la morontia.
103:6.8 (1136.3) La metafísica ha demostrado ser un fracaso, y dado que el hombre no puede percibir la mota, solo la revelación puede compensar la falta de receptividad a las verdades de la mota en un mundo material. La revelación disipa de forma convincente la confusión creada por la metafísica de la razón en una esfera evolutiva.
103:6.9 (1136.4) La ciencia es el intento del hombre de estudiar su entorno físico, el mundo de la materia-energía; la religión es la experiencia del hombre con el cosmos de los valores del espíritu; la filosofía es el esfuerzo de la mente del hombre por organizar y correlacionar las conclusiones de estos conceptos tan distantes entre sí en una actitud hacia el cosmos relativamente razonable y unificada. La filosofía clarificada por la revelación rellena aceptablemente el vacío de la mota en vista del fracaso y el colapso del sustituto de la mota creado por la razón del hombre: la metafísica.
103:6.10 (1136.5) Los primeros hombres no diferenciaban entre el nivel de la energía y el nivel del espíritu. La raza violeta y sus sucesores anditas fueron los primeros que intentaron separar lo matemático de lo volitivo. El hombre civilizado ha seguido cada vez más los pasos de los sumerios y los primeros griegos, que distinguían entre lo inanimado y lo animado. A medida que la civilización progrese, la filosofía tendrá que salvar abismos cada vez mayores entre el concepto de espíritu y el concepto de energía. Pero en el tiempo del espacio estas divergencias son una en el Supremo.
103:6.11 (1137.1) La ciencia se fundamenta necesariamente en la razón, aunque las conjeturas y la imaginación son útiles para extender sus fronteras. La religión dependerá siempre de la fe, aunque se valga de la razón como influencia estabilizadora y servidora útil. Siempre ha habido y siempre habrá interpretaciones engañosas de los fenómenos del mundo natural y espiritual mal llamadas ciencias y religiones.
103:6.12 (1137.2) A partir de su comprensión incompleta de la ciencia, su débil dominio de la religión y sus fallidos intentos de hacer metafísica, el hombre ha intentado construir sus formulaciones filosóficas. El hombre moderno habría desarrollado sin duda una filosofía valiosa y atractiva de sí mismo y de su universo de no ser por la quiebra de su importantísima e indispensable conexión metafísica entre el mundo de la materia y el del espíritu, por la incapacidad de la metafísica de salvar el abismo de morontia entre lo físico y lo espiritual. Al hombre mortal le falta el concepto de mente de la morontia y de material de la morontia, y la revelación es el único medio de suplir la carencia de estos datos conceptuales que son indispensables para que el hombre pueda construir una filosofía lógica del universo y llegar a una comprensión satisfactoria de su lugar seguro y estable en ese universo.
103:6.13 (1137.3) La revelación es la única esperanza del hombre evolutivo de salvar el abismo de la morontia. La fe y la razón no pueden concebir ni construir un universo lógico sin ayuda de la mota. Sin la visión interior de la mota, el hombre mortal no puede captar la bondad, el amor ni la verdad en los fenómenos del mundo material.
103:6.14 (1137.4) Cuando la filosofía humana se inclina mucho hacia el mundo de la materia se convierte en racionalista o naturalista. Cuando la filosofía se inclina en particular hacia el nivel espiritual se convierte en idealista o incluso mística. Cuando la filosofía tiene la desgracia de inclinarse hacia la metafísica se convierte inevitablemente en escéptica y confusa. En el pasado casi todo el conocimiento del hombre y la mayoría de sus evaluaciones intelectuales han caído en una de estas tres distorsiones de la percepción. La filosofía no se atreve a proyectar sus interpretaciones de la realidad al modo lineal de la lógica; no debe nunca perder de vista la simetría elíptica de la realidad ni la curvatura esencial de todos los conceptos de relación.
103:6.15 (1137.5) La filosofía más alta que puede alcanzar el hombre mortal debe estar basada lógicamente en la razón de la ciencia, la fe de la religión y la visión interior de la verdad que ofrece la revelación. Gracias a esta unión el hombre puede compensar de algún modo su fracaso en desarrollar una metafísica adecuada y su incapacidad de comprender la mota de la morontia.
103:7.1 (1137.6) La ciencia está sustentada por la razón; la religión, por la fe. Aunque no se basa en la razón, la fe es razonable; aunque no depende de la lógica, se ve alentada por una lógica sensata. La fe no puede ser alimentada ni siquiera por una filosofía ideal; en realidad la fe, junto con la ciencia, es la fuente misma de esa filosofía. La fe, la visión interior religiosa humana, solo puede ser enseñada de forma segura por la revelación, solo puede ser elevada de forma segura por la experiencia personal del mortal con la presencia espiritual del Dios que es espíritu a través del Ajustador.
103:7.2 (1137.7) La verdadera salvación es el proceso de evolución divina de la mente del mortal que parte de la identificación con la materia, pasa por los mundos de enlace de la morontia y alcanza el alto estatus universal de correlación espiritual. Así como el instinto intuitivo material precede a la aparición del conocimiento razonado en la evolución terrestre, la manifestación de la visión intuitiva espiritual presagia la aparición posterior de la razón y la experiencia tanto en la morontia como en el espíritu en el programa superno de la evolución celestial. Este programa divino consiste en transmutar los potenciales del hombre temporal en la actualidad y divinidad del hombre eterno convertido así en finalitario del Paraíso.
103:7.3 (1138.1) Igual que el hombre ascendente se extiende hacia dentro y hacia el Paraíso para experimentar a Dios, se extenderá igualmente hacia fuera y hacia el espacio para comprender la energía del cosmos material. La progresión de la ciencia no está limitada a la vida terrestre del hombre. Su experiencia de ascensión en el universo y en el superuniverso será en gran medida el estudio de la transmutación de la energía y de la metamorfosis de la materia. Dios es espíritu pero la Deidad es unidad, y la unidad de la Deidad no solo abarca los valores espirituales del Padre Universal y del Hijo Eterno, sino que conoce también la actividad energética del Controlador Universal y de la Isla del Paraíso. Estos dos aspectos de la realidad universal están a su vez perfectamente correlacionados en las relaciones de mente del Actor Conjunto y unificados en el nivel finito en la Deidad emergente del Ser Supremo.
103:7.4 (1138.2) La unión de la actitud científica y la visión interior religiosa por mediación de la filosofía experiencial forma parte de la experiencia de la larga ascensión del hombre al Paraíso. Las aproximaciones de las matemáticas y las certezas de la visión interior requerirán siempre la función armonizadora de la lógica de la mente en todos los niveles de experiencia que estén por debajo del logro máximo del Supremo.
103:7.5 (1138.3) Pero la lógica no conseguirá nunca armonizar las conclusiones de la ciencia y las percepciones de la religión a no ser que la personalidad esté dominada tanto científica como religiosamente por la verdad y desee sinceramente seguir el camino de la verdad, vaya donde vaya y sean cuales fueren las conclusiones que pudieran derivarse.
103:7.6 (1138.4) La lógica es la técnica de la filosofía, su método de expresión. Dentro del dominio de la ciencia verdadera, la razón siempre es receptiva a la lógica legítima. Dentro del dominio de la religión verdadera, la fe siempre es lógica desde un punto de vista interior, aunque pueda parecer totalmente desprovista de fundamento bajo un ángulo científico procedente del exterior. Visto desde fuera hacia dentro el universo puede parecer material, pero desde dentro hacia fuera el mismo universo parece enteramente espiritual. La razón surge de la consciencia de lo material, la fe de la consciencia de lo espiritual. Mediante una filosofía reforzada por la revelación, la lógica podría confirmar tanto la visión hacia dentro como hacia fuera y estabilizar así tanto la ciencia como la religión. Gracias a su contacto común con la lógica de la filosofía, la ciencia y la religión podrían volverse cada vez menos escépticas y más tolerantes entre sí.
103:7.7 (1138.5) Durante su proceso de desarrollo, tanto la ciencia como la religión necesitan hacer una autocrítica más audaz e inquisitiva y ser más conscientes del carácter incompleto de su estatus evolutivo. Los maestros tanto científicos como religiosos se muestran muchas veces demasiado dogmáticos y seguros de sí mismos. La ciencia y la religión solo pueden hacer autocrítica de sus hechos. En cuanto se apartan del terreno de los hechos, la razón abdica o bien degenera rápidamente hacia la falsa lógica.
103:7.8 (1138.6) La mejor forma de captar la verdad —de comprender las relaciones cósmicas, los hechos del universo y los valores espirituales— es a través del ministerio del Espíritu de la Verdad, y la mejor forma de criticarla es mediante la revelación. Pero la revelación no crea ni una ciencia ni una religión; su función es coordinar tanto la ciencia como la religión con la verdad de la realidad. Cuando el hombre mortal ha carecido de revelación o cuando no ha sido capaz de entenderla o aceptarla, se ha vuelto siempre en vano hacia la metafísica, el único recurso humano para sustituir la revelación de la verdad o la mota de la personalidad de la morontia.
103:7.9 (1139.1) La ciencia del mundo material permite al hombre controlar, y hasta cierto punto dominar, su entorno físico. La religión de la experiencia espiritual es la fuente del impulso de fraternidad que permite a los hombres vivir juntos en las complejidades de la civilización de una edad científica. La metafísica, pero más ciertamente la revelación, proporciona un terreno de encuentro común para los descubrimientos tanto de la ciencia como de la religión y hace posible el intento humano de correlacionar lógicamente estos ámbitos de pensamiento, separados aunque interdependientes, en una filosofía bien equilibrada de estabilidad científica y certeza religiosa.
103:7.10 (1139.2) En el estado mortal no se puede demostrar nada de forma absoluta; tanto la ciencia como la religión se basan en suposiciones. En el nivel de la morontia tanto los postulados de la ciencia como los de la religión se pueden probar parcialmente mediante la lógica de la mota. En el nivel de máximo estatus espiritual la necesidad de prueba finita se desvanece gradualmente ante la experiencia efectiva de la realidad. Pero incluso entonces hay muchas cosas más allá de lo finito que siguen sin demostración.
103:7.11 (1139.3) Todas las divisiones del pensamiento humano se basan en ciertas suposiciones aceptadas, aunque no probadas, por la sensibilidad constitutiva de la dotación mental del hombre hacia la realidad. La ciencia arranca su alardeada carrera de razonamiento suponiendo la realidad de tres cosas: la materia, el movimiento y la vida. La religión parte del supuesto de la validez de tres cosas: la mente, el espíritu y el universo, el Ser Supremo.
103:7.12 (1139.4) La ciencia se convierte en el ámbito de pensamiento de las matemáticas, de la energía y el material del tiempo en el espacio. La religión se encarga de tratar no solo con el espíritu finito y temporal sino también con el espíritu de la eternidad y la supremacía. Solo mediante una larga experiencia en la mota se puede hacer que estos dos extremos de la percepción del universo produzcan interpretaciones análogas de los orígenes, las funciones, las relaciones, las realidades y los destinos. La divergencia entre el espíritu y la energía encuentra su máxima armonización en el encircuitamiento de los siete Espíritus Maestros. La primera unificación de esta divergencia se produce en la Deidad del Supremo, y su unidad definitiva, en la infinitud de la Primera Fuente y Centro, el YO SOY.
103:7.13 (1139.5) La razón es el acto de reconocer las conclusiones de la consciencia sobre la experiencia en y con el mundo físico de energía y materia. La fe es el acto de reconocer la validez de la consciencia espiritual, cosa que no admite más prueba humana. La lógica es la progresión sintética de la unión de fe y razón en busca de la verdad; está fundada en las dotaciones mentales constitutivas de los seres mortales, el reconocimiento innato de las cosas, los significados y los valores.
103:7.14 (1139.6) La presencia del Ajustador del Pensamiento constituye una prueba real de la realidad espiritual, aunque la validez de esta presencia no es demostrable para el mundo exterior sino solo para quien experimenta así que Dios mora en su interior. La consciencia del Ajustador se basa en la recepción intelectual de la verdad, la percepción supermental de la bondad y la tendencia de la personalidad al amor.
103:7.15 (1139.7) La ciencia descubre el mundo material, la religión lo evalúa y la filosofía se esfuerza por interpretar sus significados a la vez que coordina el punto de vista científico material con el concepto religioso espiritual. Pero puede que en el campo de la historia la ciencia y la religión no lleguen nunca a ponerse totalmente de acuerdo.
103:8.1 (1140.1) Tanto la ciencia como la filosofía pueden admitir mediante su razón y su lógica la probabilidad de Dios, pero solo la experiencia religiosa personal de un hombre guiado por el espíritu puede afirmar la certeza de esta Deidad suprema y personal. Por este procedimiento de encarnación de la verdad viva, la hipótesis filosófica de la probabilidad de Dios se convierte en realidad religiosa.
103:8.2 (1140.2) La confusión sobre la experiencia de la certeza de Dios proviene de las interpretaciones y descripciones dispares que hacen de esa experiencia las distintas personas y las diferentes razas humanas. Aunque se haya experimentado a Dios con toda validez, el discurso sobre Dios, al ser intelectual y filosófico, es divergente y se presta con frecuencia a engaños y confusiones.
103:8.3 (1140.3) Un hombre bueno y noble puede estar profundamente enamorado de su mujer pero ser totalmente incapaz de aprobar un examen escrito sobre la psicología del amor conyugal. Otro hombre poco o nada enamorado de su esposa podría aprobar el examen con notable. Que el enamorado tenga una visión imperfecta de la verdadera naturaleza del ser amado no invalida en lo más mínimo ni la realidad ni la sinceridad de su amor.
103:8.4 (1140.4) Si creéis verdaderamente en Dios —si lo conocéis y lo amáis por la fe— no permitáis que la realidad de esa experiencia se vea disminuida o desmerecida de ningún modo por las dudas de la ciencia, los reparos de la lógica, los postulados de la filosofía o las sugerencias artificiosas de almas bien intencionadas que quisieran crear una religión sin Dios.
103:8.5 (1140.5) La certidumbre de la persona religiosa conocedora de Dios no debería dejarse perturbar por la incertidumbre del materialista escéptico sino todo lo contrario: la fe profunda y la certidumbre inquebrantable del creyente experiencial deberían cuestionar con fuerza la incertidumbre del no creyente.
103:8.6 (1140.6) Para prestar el máximo servicio tanto a la ciencia como a la religión, la filosofía debería evitar los extremos tanto del materialismo como del panteísmo. Solo una filosofía que reconozca la realidad de la personalidad —la permanencia en presencia del cambio— puede tener valor moral para el hombre, puede servir de enlace entre las teorías de la ciencia material y de la religión espiritual. La revelación compensa las debilidades de una filosofía que evoluciona.
103:9.1 (1140.7) La teología trata sobre el contenido intelectual de la religión, la metafísica (la revelación) sobre los aspectos filosóficos. La experiencia religiosa es el contenido espiritual de la religión. A pesar de las extravagancias mitológicas y las ilusiones psicológicas del contenido intelectual de la religión, de las suposiciones erróneas de la metafísica y las técnicas de autoengaño, de las distorsiones políticas y las perversiones socioeconómicas del contenido filosófico de la religión, la experiencia espiritual de la religión personal sigue siendo válida y auténtica.
103:9.2 (1140.8) La religión atañe al modo de sentir, actuar y vivir, no solo de pensar. El pensamiento está relacionado más estrechamente con la vida material y debería estar dominado en general, aunque no totalmente, por la razón y por los hechos de la ciencia. Cuando el pensamiento se extiende de forma no material hacia los terrenos del espíritu, debería estar dominado por la verdad. Por muy errónea e ilusoria que sea la teología de una persona, su religión puede ser perfectamente auténtica y verdadera para la eternidad.
103:9.3 (1141.1) El budismo en su forma original es una de las mejores religiones sin Dios de toda la historia evolutiva de Urantia, aunque empezó a crear dioses a medida que se fue desarrollando. Una religión sin fe es una contradicción. Una religión sin Dios es una incoherencia filosófica y un absurdo intelectual.
103:9.4 (1141.2) Los orígenes mágicos y mitológicos de la religión natural no invalidan la realidad y la verdad de las religiones reveladas posteriores ni la excelencia del evangelio salvador de la religión de Jesús. La vida y las enseñanzas de Jesús despojaron definitivamente a la religión de las supersticiones de la magia, de las ilusiones de la mitología y de la esclavitud del dogmatismo tradicional. Pero esa magia y esa mitología de los comienzos, al admitir la existencia y realidad de valores y seres supramateriales, prepararon muy eficazmente el camino de la religión superior que se desarrolló después.
103:9.5 (1141.3) Aunque la experiencia religiosa es un fenómeno subjetivo puramente espiritual, esta experiencia implica una actitud de fe viva y verdadera hacia los dominios más altos de la realidad objetiva del universo. El ideal de la filosofía religiosa es una fe tan confiada que puede llevar al hombre a depender sin condiciones del amor absoluto del Padre Infinito del universo de universos. Esta experiencia religiosa auténtica trasciende con mucho la objetivación filosófica de los deseos idealistas; de hecho, da por sentada la salvación y solo busca conocer y cumplir la voluntad del Padre que está en el Paraíso. Una religión así se distingue por su fe en una Deidad suprema, su esperanza de supervivencia eterna y su amor, sobre todo su amor a los semejantes.
103:9.6 (1141.4) Cuando la teología domina a la religión, la religión muere; en vez de ser vida se convierte en doctrina. La misión de la teología consiste simplemente en facilitar la consciencia de la propia experiencia espiritual personal. La teología constituye el esfuerzo religioso por definir, clarificar, exponer y justificar las afirmaciones experienciales de la religión que, en última instancia, solo se pueden validar mediante una fe viva. En una filosofía más alta del universo tanto la sabiduría como la razón se alían con la fe. La razón, la sabiduría y la fe son los logros más altos del hombre. La razón presenta al hombre el mundo de los hechos y las cosas; la sabiduría le presenta un mundo de verdades, de relaciones; la fe le abre la puerta a un mundo de divinidad, de experiencia espiritual.
103:9.7 (1141.5) La fe lleva gustosamente a la razón hasta donde la razón pueda llegar, luego prosigue con la sabiduría hasta el extremo del límite filosófico y por último se atreve a lanzarse al viaje sin límites y sin final del universo con la verdad como única compañía.
103:9.8 (1141.6) La ciencia (el conocimiento) se funda en la suposición inherente (del espíritu adjutor) de que la razón es válida, de que el universo puede ser comprendido. La filosofía (la comprensión coordinada) se funda en la suposición inherente (del espíritu de sabiduría) de que la sabiduría es válida, de que el universo material se puede coordinar con el espiritual. La religión (la verdad de la experiencia espiritual personal) se funda en la suposición inherente (del Ajustador del Pensamiento) de que la fe es válida, de que Dios puede ser conocido y alcanzado.
103:9.9 (1141.7) La comprensión plena de la realidad de la vida mortal consiste en una disposición progresiva a creer en estas suposiciones de la razón, de la sabiduría y de la fe. Una vida así está motivada por la verdad y dominada por el amor, que son los ideales de la realidad cósmica objetiva cuya existencia no se puede demostrar materialmente.
103:9.10 (1142.1) Cuando la razón identifica lo bueno y lo malo, da muestras de sabiduría; cuando la sabiduría elige entre el bien y el mal, entre la verdad y el error, demuestra que está guiada por el espíritu. Y así las funciones de la mente, el alma y el espíritu se unen estrechamente para siempre y se asocian funcionalmente entre sí. La razón se ocupa del conocimiento fáctico; la sabiduría, de la filosofía y la revelación; la fe, de la experiencia espiritual viva. El hombre alcanza la belleza a través de la verdad y asciende a la bondad mediante el amor espiritual.
103:9.11 (1142.2) La fe lleva al conocimiento de Dios, no a un simple sentimiento místico de la presencia divina. La fe no debe estar excesivamente influida por sus consecuencias emocionales. La verdadera religión es una experiencia de creer y conocer además la satisfacción de sentir.
103:9.12 (1142.3) Hay una realidad en la experiencia religiosa que es proporcional al contenido espiritual, y esa realidad trasciende la razón, la ciencia, la filosofía, la sabiduría y todos los demás logros humanos. Las convicciones de una experiencia así son irrefutables; la lógica del vivir religioso es incontrovertible; la certeza de este conocimiento es sobrehumana; las satisfacciones son maravillosamente divinas; el valor es indomable, las entregas, incondicionales, las lealtades, supremas y los destinos, definitivos: eternos, últimos y universales.
103:9.13 (1142.4) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 104
104:0.1 (1143.1) EL concepto de trinidad de la religión revelada no se debe confundir con las creencias en tríadas de las religiones evolutivas. Los conceptos de tríadas provienen de muchas asociaciones de ideas, principalmente las tres articulaciones de los dedos de la mano, las tres patas que bastan para sostener un taburete o los tres puntos de apoyo para montar una tienda; además el hombre primitivo solo supo contar hasta tres durante mucho tiempo.
104:0.2 (1143.2) Aparte de ciertos pares naturales como pasado y presente, día y noche, calor y frío, o macho y hembra, el hombre tiende generalmente a pensar en tríos: ayer, hoy y mañana; amanecer, mediodía y atardecer; padre, madre e hijo. Se vitorea tres veces al vencedor. Los muertos se entierran al tercer día y los fantasmas se aplacan con tres abluciones de agua.
104:0.3 (1143.3) Como consecuencia de estas asociaciones naturales de la experiencia humana, la tríada hizo su aparición en la religión, y esto mucho antes de que la Trinidad de Deidades del Paraíso ni ninguno de sus representantes hubieran sido revelados a la humanidad. Más adelante los persas, hindúes, griegos, egipcios, babilonios, romanos y escandinavos tuvieron todos tríadas de dioses, pero estas no eran aún verdaderas trinidades. Todas las tríadas de deidades tuvieron un origen natural y han aparecido en algún momento entre la mayoría de los pueblos inteligentes de Urantia. A veces el concepto de una tríada evolutiva se ha mezclado con el de una Trinidad revelada, y en muchos de estos casos es imposible distinguirlas.
104:1.1 (1143.4) La primera revelación urantiana que condujo a la comprensión de la Trinidad del Paraíso provino del equipo del Príncipe Caligastia hace alrededor de medio millón de años. Este primer concepto de trinidad se perdió para el mundo durante los tiempos convulsos que siguieron a la rebelión planetaria.
104:1.2 (1143.5) La segunda exposición de la Trinidad la hicieron Adán y Eva en el primer y segundo jardín. Unos treinta y cinco mil años más tarde, en tiempos de Maquiventa Melquisedec, estas enseñanzas no se habían perdido por completo. El concepto de trinidad de los setitas perduró tanto en Mesopotamia como en Egipto y muy especialmente en la India, donde se perpetuó durante mucho tiempo en Agni, el dios védico tricéfalo del fuego.
104:1.3 (1143.6) La tercera exposición de la Trinidad la hizo Maquiventa Melquisedec, y esta doctrina estaba simbolizada por los tres círculos concéntricos que el sabio de Salem llevaba en su pecho. Pero a Maquiventa le costaba mucho instruir a los beduinos palestinos sobre el Padre Universal, el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito. La mayoría de sus discípulos pensaban que la Trinidad consistía en los tres Altísimos de Norlatiadek. Unos pocos concibieron a la Trinidad como compuesta por el Soberano del Sistema, el Padre de la Constelación y la Deidad Creadora del universo local, y fueron incluso menos los que captaron, siquiera remotamente, la idea de la asociación paradisiaca del Padre, el Hijo y el Espíritu.
104:1.4 (1144.1) A través de las actividades de los misioneros de Salem, las enseñanzas de Melquisedec sobre la Trinidad se difundieron gradualmente por gran parte de Eurasia y el norte de África. Resulta difícil muchas veces distinguir entre las tríadas y las trinidades durante el último periodo andita y los tiempos posteriores a Melquisedec, cuando ambos conceptos se entremezclaron y fusionaron bastante.
104:1.5 (1144.2) Entre los hindúes el concepto trinitario arraigó como Ser, Inteligencia y Alegría. (Una concepción india posterior fue la de Brahma, Siva y Visnú.) Aunque las primeras descripciones de la Trinidad fueron llevadas a la India por los sacerdotes setitas, las ideas posteriores de la Trinidad fueron importadas por los misioneros de Salem y desarrolladas por pensadores nativos de la India a base de combinar estas doctrinas con las concepciones evolutivas de tríada.
104:1.6 (1144.3) La fe budista desarrolló dos doctrinas de naturaleza trinitaria. La primera, presentada por Gautama Siddharta, fue Maestro, Ley y Hermandad. La idea posterior, desarrollada por la rama norte de los seguidores de Buda, englobaba al Señor Supremo, al Espíritu Santo y al Salvador Encarnado.
104:1.7 (1144.4) Estas ideas de los hindúes y los budistas eran postulados trinitarios reales, es decir, la idea de la manifestación triple de un Dios monoteísta. El verdadero concepto de trinidad no es una mera agrupación de tres dioses distintos.
104:1.8 (1144.5) Los hebreos tenían conocimiento de la Trinidad por las tradiciones kenitas de los días de Melquisedec, pero su celo monoteísta por Yahvé, el Dios único, había eclipsado de tal manera todas esas enseñanzas que en tiempos de Jesús la doctrina de los Elohim había sido prácticamente erradicada de la teología judía. La mente hebrea no podía conciliar el concepto trinitario con la creencia monoteísta en el Señor Único, el Dios de Israel.
104:1.9 (1144.6) Tampoco los seguidores de la fe islámica lograron captar la idea de la Trinidad. Para un monoteísmo emergente enfrentado al politeísmo siempre es difícil tolerar el trinitarismo. La idea de trinidad se implanta mejor en aquellas religiones que tienen una tradición monoteísta firme unida a una flexibilidad doctrinal. A los grandes monoteístas, los hebreos y los mahometanos, les costaba distinguir entre adorar a tres dioses, el politeísmo, y el trinitarismo, la adoración de una sola Deidad que existe bajo una manifestación trina de divinidad y personalidad.
104:1.10 (1144.7) Jesús enseñó a sus apóstoles la verdad respecto a las personas de la Trinidad del Paraíso, pero ellos creyeron que hablaba de forma simbólica y figurada. Al haber sido criados en el monoteísmo hebraico les resultaba difícil albergar cualquier creencia que pareciera estar en conflicto con su concepción dominante de Yahvé. Los primeros cristianos heredaron el prejuicio hebraico contra el concepto trinitario.
104:1.11 (1144.8) La primera trinidad del cristianismo se proclamó en Antioquía y consistía en Dios, su Verbo y su Sabiduría. Pablo conocía la Trinidad del Paraíso de Padre, Hijo y Espíritu, pero rara vez predicó sobre ella, y solo la mencionó en algunas de sus epístolas a las Iglesias que se estaban formando. Por otra parte e igual que los demás apóstoles, Pablo confundía a Jesús, el Hijo Creador del universo local, con la Segunda Persona de la Deidad, el Hijo Eterno del Paraíso.
104:1.12 (1144.9) El concepto cristiano de la Trinidad, que empezó a ganar reconocimiento hacia finales del siglo primero después de Cristo, comprendía al Padre Universal, el Hijo Creador de Nebadon y la Ministra Divina de Salvington, el Espíritu Madre del universo local y consorte creativa del Hijo Creador.
104:1.13 (1145.1) Desde los tiempos de Jesús hasta su exposición en estas revelaciones, la identidad fáctica de la Trinidad del Paraíso no ha sido conocida en Urantia (excepto por unos pocos individuos a quienes les fue revelada de forma especial). Pero aunque el concepto cristiano de la Trinidad fuera erróneo de hecho, era prácticamente verdadero en cuanto a las relaciones espirituales. Este concepto solamente ha generado desconcierto en sus implicaciones filosóficas y en sus consecuencias cosmológicas. Para muchas personas de mentalidad cósmica resulta difícil creer que la Segunda Persona de la Deidad, el segundo miembro de una Trinidad infinita, haya residido en Urantia, y aunque esto sea verdad en espíritu, no es un hecho real. Los Creadores del orden de Miguel personifican plenamente la divinidad del Hijo Eterno, pero no son la personalidad absoluta.
104:2.1 (1145.2) El monoteísmo surgió como protesta filosófica contra la incoherencia del politeísmo. Empezó a desarrollarse mediante panteones que organizaban las actividades sobrenaturales por departamentos, más tarde se produjo la exaltación henoteísta de un solo dios por encima de los demás y finalmente fueron excluidos todos los dioses excepto el Dios Único de valor final.
104:2.2 (1145.3) El trinitarismo nace de la protesta experiencial contra la imposibilidad de concebir la unicidad de una Deidad no antropomorfizada y solitaria carente de relación significativa con el universo. Con el tiempo, la filosofía tiende a abstraer las cualidades personales del concepto de Deidad del monoteísmo puro, y reduce así esta idea de un Dios sin relaciones al estatus de un Absoluto panteísta. Siempre ha sido difícil comprender la naturaleza personal de un Dios que no tiene relaciones personales en pie de igualdad con otros seres personales de su mismo rango. La personalidad que hay en la Deidad exige que dicha Deidad exista en relación con otra Deidad personal e igual.
104:2.3 (1145.4) A través del reconocimiento del concepto de trinidad, la mente del hombre puede esperar captar algo de las interrelaciones entre el amor y la ley en las creaciones del espacio-tiempo. A través de la fe espiritual el hombre obtiene una visión interior del amor de Dios, pero pronto descubre que esa fe espiritual no tiene ninguna influencia sobre las leyes ordenadas del universo material. Además de creer firmemente en Dios como su Padre del Paraíso, la expansión de los horizontes cósmicos exigen que el hombre reconozca también la realidad de la Deidad del Paraíso como ley universal, que reconozca la soberanía de la Trinidad que se extiende hacia fuera desde el Paraíso y que eclipsa incluso los universos locales en vías de evolución de los Hijos Creadores y las Hijas Creativas de las tres personas eternas, cuya unión de deidad es el hecho, la realidad y la indivisibilidad eterna de la Trinidad del Paraíso.
104:2.4 (1145.5) Y esta misma Trinidad del Paraíso es una entidad real. No es una personalidad pero sí una realidad verdadera y absoluta, no es una personalidad pero sí es compatible con personalidades coexistentes: las personalidades del Padre, del Hijo y del Espíritu. La Trinidad es una realidad de Deidad que sobrepasa la suma de sus partes y deviene a partir de la conjunción de las tres Deidades del Paraíso. Las cualidades, las características y las funciones de la Trinidad no son la simple suma de los atributos de las tres Deidades del Paraíso; las funciones de la Trinidad son algo único, original y no enteramente predecible a partir del análisis de los atributos del Padre, del Hijo y del Espíritu.
104:2.5 (1146.1) Por ejemplo, cuando el Maestro estuvo en la tierra, advirtió a sus seguidores de que la justicia no es nunca un acto personal sino siempre una función colectiva. Los Dioses tampoco administran justicia como personas, pero sí realizan esa misma función como un todo colectivo, como la Trinidad del Paraíso.
104:2.6 (1146.2) Al captar el concepto de la asociación trinitaria de Padre, Hijo y Espíritu la mente humana queda preparada para la comprensión posterior de otras relaciones triples. Puede que la razón teológica esté plenamente satisfecha con el concepto de la Trinidad del Paraíso, pero la razón filosófica y cosmológica exige el reconocimiento de las otras asociaciones trinas de la Primera Fuente y Centro, aquellas triunidades en las que el Infinito actúa en capacidades de manifestación universal que no son del Padre, a saber, las relaciones del Dios de la fuerza, la energía, el poder, la causalidad, la reacción, la potencialidad, la actualidad, la gravedad, la tensión, el patrón, el principio y la unidad.
104:3.1 (1146.3) Aunque la humanidad haya alcanzado algunas veces cierta comprensión de la Trinidad de las tres personas de la Deidad, la coherencia exige que el intelecto humano perciba la existencia de ciertas relaciones entre los siete Absolutos. Pero todo lo que es cierto de la Trinidad del Paraíso no es necesariamente cierto de una triunidad, porque triunidad no es lo mismo que trinidad. En ciertos aspectos funcionales puede haber analogías entre trinidad y triunidad, pero no son nunca homólogas por naturaleza.
104:3.2 (1146.4) Los mortales de Urantia están viviendo una gran edad de expansión de horizontes y ampliación de conceptos, y deben acelerar la evolución de su filosofía cósmica para mantenerla al ritmo de la expansión del campo intelectual del pensamiento humano. A medida que se expande su consciencia cósmica, el hombre mortal percibe la interrelación de todo lo que encuentra en su ciencia material, en su filosofía intelectual y en su visión interior espiritual. Por otra parte, junto con esta creencia en la unidad del cosmos, el hombre percibe la diversidad de toda la existencia. A pesar de todos los conceptos sobre la inmutabilidad de la Deidad, el hombre percibe que vive en un universo de cambio constante y de crecimiento experiencial. Además de considerar la supervivencia de los valores espirituales, el hombre tiene que contar siempre con las matemáticas y prematemáticas de la fuerza, la energía y el poder.
104:3.3 (1146.5) Hay que conciliar de alguna manera la repleción eterna de la infinitud con el crecimiento en el tiempo de los universos que evolucionan y con el carácter incompleto de sus habitantes experienciales. La concepción de la infinitud total debe ser segmentada y limitada de tal modo que el intelecto mortal y el alma de morontia puedan captar este concepto de valor final y relevancia espiritualizadora.
104:3.4 (1146.6) Al tiempo que la razón exige una unidad monoteísta de la realidad cósmica, la experiencia finita requiere el postulado de los Absolutos plurales y de su coordinación en las relaciones cósmicas. Sin existencias de igual rango no hay posibilidad de que aparezca la diversidad de las relaciones absolutas, no hay ninguna oportunidad de que actúen los diferenciadores, los variables, los modificadores, los atenuadores, los limitadores ni los reductores.
104:3.5 (1146.7) En estos documentos la realidad total (la infinitud) se ha presentado tal como existe en los siete Absolutos:
104:3.6 (1146.8) 1. El Padre Universal.
104:3.7 (1146.9) 2. El Hijo Eterno.
104:3.8 (1146.10) 3. El Espíritu Infinito.
104:3.9 (1147.1) 4. La Isla del Paraíso.
104:3.10 (1147.2) 5. El Absoluto de Deidad.
104:3.11 (1147.3) 6. El Absoluto Universal.
104:3.12 (1147.4) 7. El Absoluto No Cualificado.
104:3.13 (1147.5) La Primera Fuente y Centro, que es el Padre del Hijo Eterno, es también el Patrón de la Isla del Paraíso. Él está no cualificado en personalidad en el Hijo, pero potencializado en personalidad en el Absoluto de Deidad. El Padre es energía revelada en el Paraíso-Havona y al mismo tiempo energía oculta en el Absoluto No Cualificado. El Infinito se desvela siempre en los actos incesantes del Actor Conjunto, en tanto que actúa eternamente en las actividades compensatorias pero encubiertas del Absoluto Universal. De este modo se relaciona el Padre con los seis Absolutos de su mismo rango y de este modo abarcan los siete el círculo de la infinitud en todos los ciclos sin fin de la eternidad.
104:3.14 (1147.6) Parece que la triunidad de las interrelaciones absolutas es inevitable. La personalidad busca asociarse con otras personalidades tanto en el nivel absoluto como en todos los demás niveles. Y la asociación de las tres personalidades paradisiacas eterniza la primera triunidad, la unión de las personalidades del Padre, el Hijo y el Espíritu. Pues cuando estas tres personas se aúnan como personas para una función conjunta constituyen una triunidad de unidad funcional, no una trinidad —una entidad orgánica— sino una triunidad, una triple unanimidad funcional agregada.
104:3.15 (1147.7) La Trinidad del Paraíso no es una triunidad, no es una unanimidad funcional. Es más bien Deidad indivisa e indivisible. El Padre, el Hijo y el Espíritu pueden relacionarse como personas con la Trinidad del Paraíso porque la Trinidad es su Deidad indivisa. El Padre, el Hijo y el Espíritu no se relacionan de esta forma personal con la primera triunidad porque ella es su unión funcional como tres personas. Solo como Trinidad —como Deidad indivisa— mantienen colectivamente una relación externa con la triunidad de su agregación personal.
104:3.16 (1147.8) Y así, la Trinidad del Paraíso es única entre las relaciones absolutas: hay varias triunidades existenciales pero solo una Trinidad existencial. Una triunidad no es una entidad. Es funcional más que orgánica. Sus miembros son asociados más que corporativos. Los componentes de las triunidades pueden ser entidades pero la triunidad en sí es una asociación.
104:3.17 (1147.9) Hay sin embargo un punto de comparación entre trinidad y triunidad: ambas devienen en funciones que son algo distinto de la suma perceptible de los atributos de sus miembros. Pero aunque son comparables desde este punto de vista funcional, no muestran por lo demás ninguna relación como categorías. Su relación es parecida a la de la función con la estructura, pero la función de la asociación triunitaria no es la función de la estructura ni de la entidad trinitaria.
104:3.18 (1147.10) En cualquier caso, las triunidades son reales, muy reales. En ellas la realidad total se hace funcional, y a través de ellas el Padre Universal ejerce un control directo y personal sobre las funciones maestras de la infinitud.
104:4.1 (1147.11) Al intentar describir las siete triunidades debemos resaltar el hecho de que el Padre Universal es el miembro primordial de cada una de ellas. Él es, fue y será siempre la Primera Fuente-Padre Universal, el Centro Absoluto, la Causa Primordial, el Controlador Universal, el Energizador Ilimitado, la Unidad Original, el Sostenedor No Cualificado, la Primera Persona de la Deidad, el Patrón Cósmico Original y la Esencia de la Infinitud. El Padre Universal es la causa personal de los Absolutos; él es el absoluto de los Absolutos.
104:4.2 (1148.1) La naturaleza y el significado de las siete triunidades se pueden esbozar como sigue:
104:4.3 (1148.2) La primera triunidad, la triunidad intencional-personal. Es la agrupación de las tres personalidades de la Deidad:
104:4.4 (1148.3) 1. El Padre Universal.
104:4.5 (1148.4) 2. El Hijo Eterno.
104:4.6 (1148.5) 3. El Espíritu Infinito.
104:4.7 (1148.6) Es la unión triple de amor, misericordia y ministerio, la asociación intencional y personal de las tres personalidades eternas del Paraíso. Es la asociación divinamente fraternal que ama a las criaturas, actúa como padre y promueve la ascensión. Las personalidades divinas de esta primera triunidad son Dioses que legan la personalidad, otorgan el espíritu y dotan de mente.
104:4.8 (1148.7) Es la triunidad de la volición infinita. Actúa durante todo el presente eterno y a lo largo del transcurso pasado, presente y futuro del tiempo. Esta asociación produce la infinitud volitiva y proporciona los mecanismos mediante los cuales la Deidad personal se convierte en reveladora de sí misma a las criaturas del cosmos en vías de evolución.
104:4.9 (1148.8) La segunda triunidad, la triunidad del patrón-poder. Desde la más pequeña hasta la más grande de las organizaciones materiales, desde el diminuto ultimatón, la estrella resplandeciente, el torbellino de una nebulosa, hasta el universo central o los superuniversos, el patrón físico —la configuración cósmica— proviene siempre de la función de esta triunidad. Esta asociación está compuesta por:
104:4.10 (1148.9) 1. El Padre-Hijo.
104:4.11 (1148.10) 2. La Isla del Paraíso.
104:4.12 (1148.11) 3. El Actor Conjunto.
104:4.13 (1148.12) La energía es organizada por los agentes cósmicos de la Tercera Fuente y Centro y modelada según el patrón del Paraíso, la materialización absoluta. Detrás de toda esta manipulación incesante está la presencia del Padre-Hijo, cuya unión activó por primera vez el patrón paradisiaco en la aparición de Havona, que fue concomitante con el nacimiento del Espíritu Infinito, el Actor Conjunto.
104:4.14 (1148.13) En la experiencia religiosa las criaturas toman contacto con el Dios que es amor, pero esa visión interior espiritual no debe eclipsar nunca el reconocimiento inteligente del hecho universal de la existencia del patrón que es el Paraíso. Mediante el poder persuasivo del amor divino, las personalidades paradisiacas captan la adoración voluntaria de todas las criaturas y conducen a todas estas personalidades nacidas del espíritu a las delicias supernas del servicio sin fin de los hijos finalitarios de Dios. La segunda triunidad es el arquitecto del escenario espacial donde se desarrollan estas operaciones y es la que determina los patrones de la configuración cósmica.
104:4.15 (1148.14) Si el amor caracteriza a la divinidad de la primera triunidad, el patrón es la manifestación galáctica de la segunda triunidad. La primera triunidad es para las personalidades en evolución lo que la segunda triunidad para los universos en evolución. El patrón y la personalidad son dos de las grandes manifestaciones de los actos de la Primera Fuente y Centro, y por muy difícil de comprender que sea, no deja de ser cierto que el patrón-poder y la persona amorosa son una sola y misma realidad universal. La Isla del Paraíso y el Hijo Eterno son revelaciones de igual rango pero antípodas de la naturaleza insondable del Padre-Fuerza Universal.
104:4.16 (1149.1) La tercera triunidad, la triunidad del espíritu evolutivo. La totalidad de la manifestación espiritual tiene su comienzo y su final en esta asociación compuesta por:
104:4.17 (1149.2) 1. El Padre Universal.
104:4.18 (1149.3) 2. El Hijo-Espíritu.
104:4.19 (1149.4) 3. El Absoluto de Deidad.
104:4.20 (1149.5) Desde la potencia de espíritu hasta el espíritu paradisiaco, todo espíritu encuentra la expresión de su realidad en esta asociación trina de la esencia de espíritu puro del Padre, los valores de espíritu activos del Hijo-Espíritu y los potenciales de espíritu ilimitados del Absoluto de Deidad. Los valores existenciales del espíritu tienen su génesis primordial, su manifestación completa y su destino último en esta triunidad.
104:4.21 (1149.6) El Padre existe antes que el espíritu. El Hijo-Espíritu actúa como espíritu creativo activo. El Absoluto de Deidad existe como espíritu que todo lo abarca, incluso más allá del espíritu.
104:4.22 (1149.7) La cuarta triunidad, la triunidad de la infinitud de la energía. Dentro de esta triunidad se eternizan los comienzos y los finales de toda realidad de energía, desde la potencia del espacio hasta la monota. Esta agrupación está compuesta por:
104:4.23 (1149.8) 1. El Padre-Espíritu.
104:4.24 (1149.9) 2. La Isla del Paraíso.
104:4.25 (1149.10) 3. El Absoluto No Cualificado.
104:4.26 (1149.11) El Paraíso es el centro de activación de energía-fuerza del cosmos, la posición en el universo de la Primera Fuente y Centro, el punto focal cósmico del Absoluto No Cualificado y la fuente de toda energía. El potencial de energía del cosmos infinito está existencialmente presente en esta triunidad; el gran universo y el universo maestro solo son manifestaciones parciales de ese potencial.
104:4.27 (1149.12) La cuarta triunidad controla absolutamente las unidades fundamentales de la energía cósmica y las libera de la sujeción del Absoluto No Cualificado en proporción directa a la aparición en las Deidades experienciales de la capacidad subabsoluta de controlar y estabilizar la metamorfosis del cosmos.
104:4.28 (1149.13) Esta triunidad es fuerza y energía. Las posibilidades sin fin del Absoluto No Cualificado están centradas alrededor del absolutum de la Isla del Paraíso, de donde emanan las agitaciones inimaginables de la quiescencia, por otra parte estática, del No Cualificado. El palpitar sin fin del corazón paradisiaco material del cosmos infinito late en armonía con el patrón insondable y el plan inescrutable del Energizador Infinito, la Primera Fuente y Centro.
104:4.29 (1149.14) La quinta triunidad, la triunidad de la infinitud reactiva. Esta asociación consta de:
104:4.30 (1149.15) 1. El Padre Universal.
104:4.31 (1149.16) 2. El Absoluto Universal.
104:4.32 (1149.17) 3. El Absoluto No Cualificado.
104:4.33 (1149.18) Esta agrupación eterniza la realización de la infinitud funcional de todo lo que es actualizable dentro de los dominios de la realidad de no deidad. Esta triunidad manifiesta una capacidad reactiva ilimitada a las acciones y presencias volitivas, causativas, relativas a los patrones y tensionales de las otras triunidades.
104:4.34 (1150.1) La sexta triunidad, la triunidad de la Deidad cósmicamente asociada. Este grupo consta de:
104:4.35 (1150.2) 1. El Padre Universal.
104:4.36 (1150.3) 2. El Absoluto de Deidad.
104:4.37 (1150.4) 3. El Absoluto Universal.
104:4.38 (1150.5) Es la asociación de la Deidad en el cosmos, la inmanencia de la Deidad en conjunción con la trascendencia de la Deidad. Es la última extensión de la divinidad en los niveles de la infinitud hacia las realidades que están fuera del ámbito de la realidad deificada.
104:4.39 (1150.6) La séptima triunidad, la triunidad de la unidad infinita. Es la unidad de la infinitud manifiesta funcionalmente en el tiempo y en la eternidad, la unificación igualitaria de los actuales y los potenciales. Este grupo consta de:
104:4.40 (1150.7) 1. El Padre Universal.
104:4.41 (1150.8) 2. El Actor Conjunto.
104:4.42 (1150.9) 3. El Absoluto Universal.
104:4.43 (1150.10) El Actor Conjunto integra universalmente los aspectos funcionales variables de toda la realidad actualizada en todos los niveles de manifestación, partiendo de los finitos, siguiendo por los trascendentales y llegando hasta los absolutos. El Absoluto Universal compensa perfectamente los diferenciales inherentes a los aspectos variables de toda la realidad incompleta, desde las potencialidades ilimitadas de la realidad de Deidad activo-volitiva y causativa hasta las posibilidades sin fronteras de la realidad estática y reactiva de no deidad en los dominios incomprensibles del Absoluto No Cualificado.
104:4.44 (1150.11) Tal como actúan en esta triunidad, el Actor Conjunto y el Absoluto Universal son receptivos por igual a las presencias tanto de la Deidad como de la no deidad, como lo es también la Primera Fuente y Centro, que en esta relación es indistinguible conceptualmente a todos los efectos del YO SOY.
104:4.45 (1150.12) Estas aproximaciones son suficientes para dilucidar el concepto de las triunidades. Al no conocer el nivel último de las triunidades, no podéis comprender plenamente las siete primeras. Aunque no nos parece prudente extendernos más sobre este punto, podemos afirmar que hay quince asociaciones trinas de la Primera Fuente y Centro, ocho de las cuales no se han revelado en estos documentos. Estas asociaciones no reveladas atañen a realidades, actualidades y potencialidades que están más allá del nivel experiencial de la supremacía.
104:4.46 (1150.13) Las triunidades son el volante funcional de la infinitud, la unificación de la singularidad de los siete Absolutos de la Infinitud. Es la presencia existencial de las triunidades lo que permite al Padre-YO SOY experimentar la unidad funcional de la infinitud a pesar de la diversificación de la infinitud en siete Absolutos. La Primera Fuente y Centro es el miembro que unifica todas las triunidades; en él todas las cosas tienen su comienzo no cualificado, su existencia eterna y su destino infinito, «en él consisten todas las cosas».
104:4.47 (1150.14) Aunque estas asociaciones no pueden aumentar la infinitud del Padre-YO SOY, sí parecen posibilitar las manifestaciones subinfinitas y subabsolutas de su realidad. Las siete triunidades multiplican la diversidad de talentos, eternizan nuevas profundidades, deízan nuevos valores, desvelan nuevas potencialidades, revelan nuevos significados. Todas estas manifestaciones diversificadas que se producen en el tiempo y el espacio y en el cosmos eterno tienen su existencia en la estasis hipotética de la infinitud original del YO SOY.
104:5.1 (1151.1) Hay otras relaciones trinas de las que no forma parte el Padre, pero no son triunidades reales y se distinguen siempre de las triunidades del Padre. Reciben diversos nombres: triunidades asociadas, triunidades de igual rango y triodidades. Son consecuencia de la existencia de las triunidades. Dos de estas asociaciones están constituidas como sigue:
104:5.2 (1151.2) La triodidad de actualidad. Esta triodidad consiste en la interrelación de los tres actuales absolutos:
104:5.3 (1151.3) 1. El Hijo Eterno.
104:5.4 (1151.4) 2. La Isla del Paraíso.
104:5.5 (1151.5) 3. El Actor Conjunto.
104:5.6 (1151.6) El Hijo Eterno es el absoluto de la realidad de espíritu, la personalidad absoluta. La Isla del Paraíso es el absoluto de la realidad cósmica, el patrón absoluto. El Actor Conjunto es el absoluto de la realidad de mente, el igual en rango de la realidad absoluta de espíritu y la síntesis de personalidad y poder a nivel de la Deidad existencial. Esta asociación trina deviene en la coordinación de la suma total de la realidad actualizada: de espíritu, cósmica o mental. Es no cualificada en actualidad.
104:5.7 (1151.7) La triodidad de potencialidad. Esta triodidad consiste en la asociación de los tres Absolutos de potencialidad:
104:5.8 (1151.8) 1. El Absoluto de Deidad.
104:5.9 (1151.9) 2. El Absoluto Universal.
104:5.10 (1151.10) 3. El Absoluto No Cualificado.
104:5.11 (1151.11) Así se interasocian los depósitos infinitos de toda la realidad de energía latente: de espíritu, mental o cósmica. Esta asociación produce la integración de toda la realidad de energía latente. Es infinita en potencial.
104:5.12 (1151.12) Así como las triunidades se ocupan principalmente de la unificación funcional de la infinitud, las triodidades se implican en la aparición cósmica de las Deidades experienciales. Las triunidades están indirectamente relacionadas con las Deidades experienciales —el Supremo, el Último y el Absoluto— en cambio las triodidades lo están directamente. Aparecen en la síntesis emergente de poder-personalidad del Ser Supremo. Y para las criaturas del tiempo y el espacio, el Ser Supremo es una revelación de la unidad del YO SOY.
104:5.13 (1151.13) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 105
105:0.1 (1152.1) INCLUSO los órdenes superiores de inteligencias del universo solo pueden comprender parcialmente la infinitud y captar relativamente el carácter final de la realidad. Cuando la mente humana intenta penetrar en la eternidad-misterio del origen y destino de todo lo que se llama real, le resulta más fácil abordar este problema si concibe la eternidad-infinitud como una elipse casi ilimitada que está generada por una sola causa absoluta y actúa en todo este círculo universal de diversificación sin fin buscando siempre algún potencial de destino absoluto e infinito.
105:0.2 (1152.2) Cuando el intelecto mortal intenta captar el concepto de la totalidad de la realidad, esa mente finita se encuentra cara a cara con la infinitud-realidad. La totalidad de la realidad es la infinitud, y por lo tanto no puede ser nunca plenamente comprendida por una mente de capacidad conceptual subinfinita.
105:0.3 (1152.3) La mente humana no se puede formar un concepto adecuado de las existencias de la eternidad, y sin esa comprensión es imposible describir incluso nuestros conceptos de la totalidad de la realidad. A pesar de ello podemos intentar exponerlos, aun siendo plenamente conscientes de que nuestros conceptos se verán profundamente distorsionados por el proceso de traducción y modificación necesario para situarlos en el nivel de comprensión de la mente mortal.
105:1.1 (1152.4) Los filósofos del universo atribuyen la causalidad primaria absoluta a la infinitud del Padre Universal que actúa como el YO SOY infinito, eterno y absoluto.
105:1.2 (1152.5) Presentar esta idea de un YO SOY infinito al intelecto mortal comporta muchos elementos de peligro, pues este concepto está tan alejado de la comprensión experiencial humana que se producen deformaciones importantes de los significados y errores de concepto sobre los valores. Sin embargo, el concepto filosófico del YO SOY ofrece a los seres finitos cierta base para intentar aproximarse a la comprensión parcial de los orígenes absolutos y los destinos infinitos. Pero siempre que intentemos dilucidar la génesis y maduración de la realidad debe quedar claro que, en todos los significados y valores referentes a la personalidad, este concepto del YO SOY es sinónimo de la Primera Persona de la Deidad, el Padre Universal de todas las personalidades. En cambio este postulado del YO SOY no es tan claramente identificable en los campos no deificados de la realidad universal.
105:1.3 (1152.6) El YO SOY es el Infinito. El YO SOY es también la infinitud. Desde el punto de vista secuencial o del tiempo toda la realidad tiene su origen en el infinito YO SOY, cuya existencia solitaria en la eternidad infinita del pasado ha de ser el postulado filosófico principal de la criatura finita. El concepto del YO SOY connota infinitud no cualificada, la realidad indiferenciada de todo lo que podría existir alguna vez en toda una eternidad infinita.
105:1.4 (1153.1) Como concepto existencial, el YO SOY no es ni deificado ni no deificado, ni actual ni potencial, ni personal ni impersonal, ni estático ni dinámico. No se puede aplicar ninguna cualificación al Infinito, excepto la afirmación de que el YO SOY es. El postulado filosófico del YO SOY es un concepto del universo algo más difícil de comprender que el del Absoluto No Cualificado.
105:1.5 (1153.2) Para la mente finita tiene que haber necesariamente un principio, y aunque la realidad nunca ha tenido un principio real, manifiesta sin embargo ciertas relaciones de fuente con la infinitud. La situación primordial de prerrealidad en la eternidad puede ser concebida en cierto modo como sigue: en algún momento hipotético e infinitamente lejano de la eternidad pasada se puede concebir al YO SOY como cosa y no cosa a la vez, como causa y efecto, como volición y reacción. En este momento hipotético de la eternidad no existe ninguna diferenciación en toda la infinitud. La infinitud la llena el Infinito y el Infinito abarca la infinitud. Este es el hipotético momento estático de la eternidad: los actuales están contenidos todavía en sus potenciales, y los potenciales no han aparecido aún dentro de la infinitud del YO SOY. Pero incluso en esta conjeturada situación, debemos suponer que existe la posibilidad de la voluntad propia.
105:1.6 (1153.3) Recordad siempre que la comprensión del Padre Universal por el hombre es una experiencia personal. Dios es comprensible para vosotros y para todos los demás mortales como vuestro Padre espiritual, pero vuestro concepto experiencial y adorador del Padre Universal ha de ser siempre menor que vuestro postulado filosófico de la infinitud de la Primera Fuente y Centro, el YO SOY. Cuando hablamos del Padre nos referimos a Dios tal como es inteligible por sus criaturas tanto altas como bajas, pero hay mucho más en la Deidad que no es comprensible para las criaturas del universo. Dios, vuestro Padre y mi Padre, es ese aspecto del Infinito que percibimos en nuestra personalidad como una realidad experiencial efectiva, pero el YO SOY queda siempre como nuestra hipótesis de todo lo que sentimos que es incognoscible de la Primera Fuente y Centro. E incluso esta hipótesis se queda probablemente muy corta ante la infinitud insondable de la realidad original.
105:1.7 (1153.4) El universo de universos con la innumerable multitud de personalidades que lo habitan es un organismo vasto y complejo, pero la Primera Fuente y Centro es infinitamente más compleja que los universos y las personalidades que se han hecho reales en respuesta a sus mandatos deliberados. Cuando contempléis sobrecogidos la magnitud del universo maestro, tened presente que incluso esta creación inconcebible no puede ser más que una revelación parcial del Infinito.
105:1.8 (1153.5) La infinitud está ciertamente muy lejos del nivel de experiencia de la comprensión del mortal, pero incluso en la presente edad de Urantia vuestros conceptos de la infinitud están creciendo, y seguirán creciendo durante todo el despliegue hacia adelante de vuestras carreras sin fin en la eternidad futura. La infinitud no cualificada carece de sentido para la criatura finita, pero la infinitud es capaz de autolimitarse y susceptible de expresar su realidad a todos los niveles de existencia del universo. Y el rostro que muestra el Infinito a todas las personalidades del universo es el rostro de un Padre, el Padre Universal de amor.
105:2.1 (1153.6) Al considerar la génesis de la realidad tened siempre presente que toda realidad absoluta procede de la eternidad y que su existencia no tiene principio. Cuando hablamos de realidad absoluta nos referimos a las tres personas existenciales de la Deidad, a la Isla del Paraíso y a los tres Absolutos. Estas siete realidades son eternas por igual, aunque tengamos que recurrir al lenguaje del espacio-tiempo para presentar sus orígenes secuenciales a los seres humanos.
105:2.2 (1154.1) Al seguir la descripción cronológica de los orígenes de la realidad tiene que haber un momento teórico postulado en el que se produce la «primera» expresión volitiva y la «primera» reacción repercusiva dentro del YO SOY. En nuestros intentos por describir la génesis y generación de la realidad se puede concebir esta etapa como la autodiferenciación de El Uno Infinito de La Infinitud, pero el postulado de esta relación dual debe ser siempre ampliado hasta una concepción trina mediante el reconocimiento del contínuum eterno de La Infinitud, el YO SOY.
105:2.3 (1154.2) Esta autometamorfosis del YO SOY culmina en la diferenciación múltiple de la realidad deificada y de la realidad no deificada, de la realidad potencial y actual y de ciertas otras realidades que no pueden ser clasificadas de este modo. Estas diferenciaciones del teórico YO SOY monista están integradas eternamente por relaciones simultáneas que surgen dentro del mismo YO SOY: la prerrealidad monotética, prepersonal, preactual, prepotencial que, aunque infinita, se revela como absoluta en la presencia de la Primera Fuente y Centro, y como personalidad en el amor ilimitado del Padre Universal.
105:2.4 (1154.3) Mediante estas metamorfosis internas el YO SOY está estableciendo la base para una relación séptupla consigo mismo. El concepto filosófico (en el tiempo) del YO SOY solitario y el concepto de transición (en el tiempo) del YO SOY como trino pueden ampliarse ahora para abarcar al YO SOY como séptuplo. Esta naturaleza séptupla —o de siete aspectos— se puede presentar mejor en relación con los siete Absolutos de la Infinitud:
105:2.5 (1154.4) 1. El Padre Universal. El YO SOY padre del Hijo Eterno. Es la relación primaria de personalidad de las actualidades. La personalidad absoluta del Hijo hace absoluto el hecho de la paternidad de Dios y establece la filiación potencial de todas las personalidades. Esta relación establece la personalidad del Infinito y consuma su revelación espiritual en la personalidad del Hijo Original. Este aspecto del YO SOY es parcialmente experimentable en los niveles espirituales incluso por los mortales, que pueden adorar a nuestro Padre mientras están aún en la carne.
105:2.6 (1154.5) 2. El Controlador Universal. El YO SOY causa del Paraíso eterno. Es la relación impersonal primaria de las actualidades, la asociación no espiritual original. El Padre Universal es Dios como amor; el Controlador Universal es Dios como patrón. Esta relación establece el potencial de las formas —de las configuraciones— y determina el patrón maestro de las relaciones impersonales y no espirituales, el patrón maestro a partir del cual son hechas todas las copias.
105:2.7 (1154.6) 3. El Creador Universal. El YO SOY uno con el Hijo Eterno. Esta unión del Padre y el Hijo (en presencia del Paraíso) inicia el ciclo creativo, que se consuma en la aparición de la personalidad conjunta y del universo eterno. Desde el punto de vista del mortal finito la realidad comienza verdaderamente con la aparición en la eternidad de la creación de Havona. Este acto creativo de la Deidad es llevado a cabo por y a través del Dios de Acción, que es en esencia la unidad Padre-Hijo manifestada en y para todos los niveles de lo actual. Por lo tanto la creatividad divina se caracteriza indefectiblemente por la unidad, y esta unidad es el reflejo externo de la unicidad absoluta de la dualidad Padre-Hijo y de la Trinidad Padre-Hijo-Espíritu.
105:2.8 (1155.1) 4. El Sostenedor Infinito. El YO SOY autoasociativo. Es la asociación primordial de los estáticos y de los potenciales de la realidad. En esta relación todos los cualificados y todos los no cualificados se compensan. Este aspecto del YO SOY se entiende mejor como el Absoluto Universal, que es el unificador del Absoluto de Deidad y el Absoluto No Cualificado.
105:2.9 (1155.2) 5. El Potencial Infinito. El YO SOY autocualificado. Es el punto de referencia de la infinitud que da testimonio eterno de la autolimitación volitiva del YO SOY en virtud de la cual logró la triple expresión y revelación de sí mismo. Este aspecto del YO SOY es comprendida habitualmente como el Absoluto de Deidad.
105:2.10 (1155.3) 6. La Capacidad Infinita. El YO SOY reactivo-estático. Es la matriz sin fin, la posibilidad de toda expansión cósmica futura. Quizás la mejor manera de concebir este aspecto del YO SOY sea como la presencia de supergravedad del Absoluto No Cualificado.
105:2.11 (1155.4) 7. El Uno Universal de la Infinitud. El YO SOY como YO SOY. Es la estasis o relación de la Infinitud consigo misma, el hecho eterno de la realidad-infinitud y la verdad universal de la infinitud-realidad. En la medida en que esta relación es perceptible como personalidad, se revela a los universos en el Padre divino de toda personalidad, incluso de la personalidad absoluta. En la medida en que esta relación es expresable impersonalmente, el universo toma contacto con ella como la cohesión absoluta de la pura energía y el puro espíritu en la presencia del Padre Universal. En la medida en que esta relación es concebible como un absoluto, está revelada en la primacía de la Primera Fuente y Centro; en ella todos vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser, desde las criaturas del espacio hasta los ciudadanos del Paraíso. Esto es tan cierto para el universo maestro como para el ultimatón infinitesimal, tan cierto para lo que ha de ser como para lo que es y para lo que ha sido.
105:3.1 (1155.5) Las siete relaciones principales que hay dentro del YO SOY se eternizan como los siete Absolutos de la Infinitud. Pero aunque podamos describir los orígenes de la realidad y la diferenciación de la infinitud mediante una narración secuencial, los siete Absolutos son, de hecho, ilimitadamente eternos y tienen el mismo rango. Puede que la mente mortal necesite concebir sus comienzos, pero esta concepción debería estar siempre eclipsada por la comprensión plena de que los siete Absolutos no tuvieron comienzo; son eternos y, como tales, han existido siempre. Los siete Absolutos son la premisa de la realidad. Estos documentos los describen como sigue:
105:3.2 (1155.6) 1. La Primera Fuente y Centro. Primera Persona de la Deidad y patrón primario de la no deidad, Dios, el Padre Universal, creador, controlador y sostenedor; amor universal, espíritu eterno y energía infinita; potencial de todos los potenciales y fuente de todos los actuales; estabilidad de todo lo estático y dinamismo de todo cambio; fuente del patrón y Padre de las personas. Los siete Absolutos equivalen colectivamente a la infinitud, pero el Padre Universal es infinito de por sí.
105:3.3 (1155.7) 2. La Segunda Fuente y Centro. Segunda Persona de la Deidad, el Hijo Eterno y Original; las realidades absolutas de personalidad del YO SOY y la base para la realización y la revelación del «YO SOY personalidad». Ninguna personalidad puede esperar alcanzar al Padre Universal si no es a través de su Hijo Eterno. La personalidad tampoco puede alcanzar los niveles de existencia de espíritu sin la acción y la ayuda de este patrón absoluto de todas las personalidades. En la Segunda Fuente y Centro el espíritu es no cualificado mientras que la personalidad es absoluta.
105:3.4 (1156.1) 3. La Fuente y Centro del Paraíso. Segundo patrón de la no deidad, la Isla eterna del Paraíso; la base para la realización y la revelación del «YO SOY fuerza» y el fundamento sobre el que se establece el control de la gravedad en todos los universos. El Paraíso es el absoluto de los patrones para toda la realidad actualizada, no espiritual, impersonal y no volitiva. Igual que la energía de espíritu está relacionada con el Padre Universal a través de la personalidad absoluta del Hijo-Madre, toda la energía cósmica está asida al control de la gravedad de la Primera Fuente y Centro a través del patrón absoluto de la Isla del Paraíso. El Paraíso no está en el espacio; el espacio existe con relación al Paraíso, y la cronicidad del movimiento está determinada por la relación con el Paraíso. La Isla eterna está en reposo total; toda la demás energía organizada y en vías de organización está en movimiento eterno. En todo el espacio solo la presencia del Absoluto No Cualificado es quiescente, y el No Cualificado tiene el mismo rango que el Paraíso. El Paraíso existe en el foco del espacio, el No Cualificado lo permea, y toda existencia relativa tiene su ser dentro de este ámbito.
105:3.5 (1156.2) 4. La Tercera Fuente y Centro. Tercera Persona de la Deidad, el Actor Conjunto; integrador infinito de las energías cósmicas paradisiacas con las energías de espíritu del Hijo Eterno; coordinador perfecto de los motivos de la voluntad y los mecanismos de la fuerza; unificador de toda la realidad actual o en vías de actualización. El Espíritu Infinito revela la misericordia del Hijo Eterno a través del ministerio de sus múltiples hijos y actúa al mismo tiempo como manipulador infinito que teje perpetuamente el patrón del Paraíso en las energías del espacio. Este mismo Actor Conjunto, este Dios de Acción, es la expresión perfecta de los planes y propósitos ilimitados del Padre-Hijo, al tiempo que él mismo actúa como fuente de la mente y otorgador del intelecto a las criaturas del extenso cosmos.
105:3.6 (1156.3) 5. El Absoluto de Deidad. Las posibilidades causativas potencialmente personales de la realidad universal, la totalidad de todo el potencial de Deidad. El Absoluto de Deidad es el cualificador intencional de las realidades no cualificadas, absolutas y de no deidad. El Absoluto de Deidad es el cualificador de lo absoluto y el absolutizador de lo cualificado. Es el iniciador del destino.
105:3.7 (1156.4) 6. El Absoluto No Cualificado. Estático, reactivo y en suspensión; la infinitud cósmica no revelada del YO SOY; la totalidad de la realidad no deificada y el carácter definitivo de todo el potencial no personal. El espacio limita las funciones del No Cualificado, pero la presencia del No Cualificado no tiene límite, es infinita. Existe un concepto de periferia para el universo maestro, pero la presencia del No Cualificado es ilimitada; ni siquiera la eternidad puede agotar la quiescencia sin limitaciones de este Absoluto de no deidad.
105:3.8 (1156.5) 7. El Absoluto Universal. Unificador de lo deificado y lo no deificado; correlacionador de lo absoluto y lo relativo. El Absoluto Universal (al ser estático, potencial y asociativo) compensa la tensión entre lo que existe siempre y lo inacabado.
105:3.9 (1156.6) Los siete Absolutos de la Infinitud constituyen los comienzos de la realidad. Bajo el punto de vista de la mente mortal la Primera Fuente y Centro parece ser el antecedente de todos los absolutos, pero este postulado, aunque útil, queda invalidado por la coexistencia en la eternidad del Hijo, el Espíritu, los tres Absolutos y la Isla del Paraíso.
105:3.10 (1157.1) Es una verdad que los absolutos son manifestaciones del YO SOY-Primera Fuente y Centro; es un hecho que estos absolutos nunca tuvieron comienzo sino que son eternos con el mismo rango que la Primera Fuente y Centro. Las relaciones de los absolutos en la eternidad no siempre se pueden presentar sin paradojas en el lenguaje del tiempo y en los patrones conceptuales del espacio. Pero con independencia de cualquier confusión sobre el origen de los siete Absolutos de la Infinitud, es un hecho y una verdad que toda la realidad está basada en su existencia de eternidad y en sus relaciones de infinitud.
105:4.1 (1157.2) Los filósofos del universo postulan la existencia del YO SOY en la eternidad como fuente primera de toda realidad. Postulan al mismo tiempo la autosegmentación del YO SOY en las relaciones primarias consigo mismo, las siete fases de la infinitud. Y simultáneamente con esta suposición formulan el tercer postulado: la aparición en la eternidad de los siete Absolutos de la Infinitud y la eternización de la asociación de dualidad de los aspectos del YO SOY con estos siete absolutos.
105:4.2 (1157.3) La autorrevelación del YO SOY va así desde el yo estático, pasando por la autosegmentación y la relación consigo mismo, hasta las relaciones absolutas, las relaciones con absolutos derivados de sí mismo. La dualidad llega así a existir en la asociación eterna de los siete Absolutos de la Infinitud con la infinitud séptupla de los aspectos autosegmentados del YO SOY que se autorrevela. Estas relaciones duales, que se eternizan para los universos como los siete absolutos, eternizan los fundamentos básicos de toda la realidad del universo.
105:4.3 (1157.4) Se ha dicho alguna vez que la unidad engendra dualidad, que la dualidad engendra triunidad y que la triunidad es el ancestro eterno de todas las cosas. Existen, en efecto, tres grandes categorías de relaciones primordiales, a saber:
105:4.4 (1157.5) 1. Relaciones de unidad. Las relaciones que existen dentro del YO SOY cuando su unidad es concebida como una autodiferenciación primero triple y después séptupla.
105:4.5 (1157.6) 2. Relaciones de dualidad. Las relaciones que existen entre el YO SOY como séptuplo y los siete Absolutos de la Infinitud.
105:4.6 (1157.7) 3. Relaciones de triunidad. Son las asociaciones funcionales de los siete Absolutos de la Infinitud.
105:4.7 (1157.8) Las relaciones de triunidad surgen sobre fundamentos de dualidad porque la interasociación de los absolutos es inevitable. Dichas asociaciones de triunidad eternizan el potencial de toda la realidad y abarcan tanto la realidad deificada como la no deificada.
105:4.8 (1157.9) El YO SOY es la infinitud no cualificada vista como unidad. Las dualidades eternizan los fundamentos de la realidad. Las triunidades hacen devenir la realización de la infinitud como función universal.
105:4.9 (1157.10) Los preexistenciales se convierten en existenciales en los siete absolutos, y los existenciales se convierten en funcionales en las triunidades, la asociación básica de los absolutos. Y al tiempo que se eternizan las triunidades queda dispuesto el escenario del universo: los potenciales existen y los actuales están presentes. Entonces la plenitud de la eternidad contempla la diversificación de la energía cósmica, el despliegue del espíritu paradisiaco y la dotación de la mente junto con el otorgamiento de la personalidad, en virtud de lo cual todos estos derivados de la Deidad y del Paraíso se unifican en la experiencia en el nivel de criatura y mediante otras técnicas en el nivel de supercriatura.
105:5.1 (1158.1) Del mismo modo que la diversificación original del YO SOY debe ser atribuida a una volición inherente y contenida en sí, la promulgación de la realidad finita debe ser imputada a los actos volitivos de la Deidad del Paraíso y a los ajustes repercusivos de las triunidades funcionales.
105:5.2 (1158.2) Antes de la deización de lo finito, parece que toda la diversificación de la realidad tuvo lugar en los niveles absolutos, pero el acto volitivo que promulgó la realidad finita connota una cualificación de la absolutidad e implica la aparición de las relatividades.
105:5.3 (1158.3) Aunque presentemos esta narración como una secuencia y describamos la aparición histórica de lo finito como un derivado directo de lo absoluto, no podemos perder de vista que los trascendentales preceden y suceden a la vez a todo lo que es finito. Los últimos trascendentales son tanto causales como consumativos en relación con lo finito.
105:5.4 (1158.4) La posibilidad de lo finito es inherente al Infinito, pero la transmutación de la posibilidad en probabilidad e inevitabilidad se debe atribuir al libre albedrío autoexistente de la Primera Fuente y Centro que activa todas las asociaciones de triunidad. Solo la infinitud de la voluntad del Padre podría haber cualificado el nivel absoluto de existencia para el devenir de un último o la creación de un finito.
105:5.5 (1158.5) Con la aparición de la realidad relativa y cualificada surge a la existencia un nuevo ciclo de realidad —el ciclo de crecimiento— un majestuoso descenso desde las alturas de la infinitud hasta el dominio de lo finito que oscila perpetuamente hacia dentro en dirección al Paraíso y la Deidad, y busca siempre los altos destinos acordes con una fuente infinita.
105:5.6 (1158.6) Estas operaciones inconcebibles marcan el inicio de la historia del universo, marcan la llegada a la existencia del tiempo mismo. Para una criatura el comienzo de lo finito es la génesis de la realidad; bajo el punto de vista de la mente de la criatura, no hay actualidad concebible anterior a lo finito. Esta realidad finita recién aparecida existe en dos aspectos originales:
105:5.7 (1158.7) 1. Máximos primarios: la realidad supremamente perfecta, el tipo havoniano de universo y criatura.
105:5.8 (1158.8) 2. Máximos secundarios: la realidad supremamente perfeccionada, el tipo de creación y criatura de los superuniversos.
105:5.9 (1158.9) Estas son pues las dos manifestaciones originales: la constitutivamente perfecta y la perfeccionada evolutivamente. Las dos tienen el mismo rango en las relaciones de eternidad, pero dentro de los límites del tiempo parecen diferentes. El factor tiempo significa crecimiento para aquello que crece. Los finitos secundarios crecen, por eso los que están creciendo aparecen necesariamente como incompletos en el tiempo. Sin embargo estas diferencias tan importantes a este lado del Paraíso no existen en la eternidad.
105:5.10 (1158.10) Hablamos de lo perfecto y lo perfeccionado como máximos primarios y secundarios, pero existe además otro tipo de máximo. La trinización y otras relaciones entre primarios y secundarios dan como resultado la aparición de máximos terciarios: cosas, significados y valores que no son ni perfectos ni perfeccionados y sin embargo tienen el mismo rango que sus dos factores ancestrales.
105:6.1 (1159.1) Toda la promulgación de las existencias finitas supone una transferencia de los potenciales a los actuales dentro de las asociaciones absolutas de la infinitud funcional. Entre las muchas repercusiones de la actualización creativa de lo finito cabe destacar:
105:6.2 (1159.2) 1. La respuesta de deidad, la aparición de los tres niveles de supremacía experiencial: la actualidad de la supremacía espíritu-personal en Havona, el potencial para la supremacía poder-personal en el gran universo que habrá de ser, y la capacidad para alguna función desconocida de la mente experiencial al actuar en algún nivel de supremacía del futuro universo maestro.
105:6.3 (1159.3) 2. La respuesta en el universo trajo consigo una activación de los planes arquitectónicos para el nivel del espacio de los superuniversos, y esta evolución sigue progresando en toda la organización física de los siete superuniversos.
105:6.4 (1159.4) 3. La repercusión en las criaturas de la promulgación de la realidad finita dio como resultado la aparición de seres perfectos del orden de los habitantes eternos de Havona y de ascendentes evolutivos perfeccionados procedentes de los siete superuniversos. Pero alcanzar la perfección como experiencia evolutiva (creativa en el tiempo) implica partir de un punto distinto de la perfección. Así es como surge la imperfección en las creaciones evolutivas y este es el origen del mal potencial. Desde los universos físicos hasta las criaturas personales, la inadaptación, la desarmonía y el conflicto son todos inherentes al crecimiento evolutivo.
105:6.5 (1159.5) 4. La respuesta de la divinidad a la imperfección inherente al retraso de la evolución se manifiesta en la presencia compensadora de Dios Séptuplo, cuyas actividades producen la integración de lo que se está perfeccionando tanto con lo perfecto como con lo perfeccionado. Este retraso es inseparable de la evolución, que es creatividad en el tiempo. Por esta y otras razones el poder todopoderoso del Supremo está basado en los aciertos de Dios Séptuplo como divinidad. Este retraso hace posible la participación de las criaturas en la creación divina al permitir que las personalidades criatura se asocien a la Deidad para alcanzar el desarrollo máximo. Incluso la mente material de la criatura mortal se asocia así al Ajustador divino en la dualización del alma inmortal. Dios Séptuplo proporciona también técnicas para compensar las limitaciones experienciales de la perfección inherente, además de compensar las limitaciones de la imperfección anteriores a la ascensión.
105:7.1 (1159.6) Los trascendentales son subinfinitos y subabsolutos pero suprafinitos y supracreados. El devenir de los trascendentales constituye un nivel integrador que correlaciona los supervalores de los absolutos con los valores máximos de los finitos. Desde el punto de vista de la criatura parece que lo trascendental ha devenido como consecuencia de lo finito, en cambio desde el punto de vista de la eternidad parece que ha devenido en previsión de lo finito. Incluso algunos lo han considerado como un «eco previo» de lo finito.
105:7.2 (1159.7) Lo trascendental no es necesariamente ajeno al desarrollo, pero es supraevolutivo en el sentido finito. Tampoco es no experiencial, pero está por encima de la experiencia tal como la comprenden las criaturas. Puede que el mejor ejemplo de esta paradoja sea el universo central de perfección: Havona no es exactamente absoluto —solo la Isla del Paraíso es verdaderamente absoluta en el sentido «materializado»— pero tampoco es una creación evolutiva finita como los siete superuniversos. Havona es eterno pero no inalterable en el sentido de universo sin crecimiento. Está habitado por criaturas (los nativos de Havona) que nunca fueron creadas, pues existen eternamente. Havona ilustra así algo que no es exactamente finito ni tampoco absoluto. Havona actúa además como amortiguador entre el Paraíso absoluto y las creaciones finitas, lo que ilustra aun más la función de los trascendentales. Pero Havona en sí mismo no es un trascendental, es Havona.
105:7.3 (1160.1) Así como el Supremo está vinculado a los finitos, el Último está identificado con los trascendentales. Pero aunque el Supremo y el Último son comparables de este modo, se diferencian en algo más que en grado, también hay una diferencia cualitativa. El Último es algo más que un Supersupremo proyectado en el nivel trascendental. El Último es todo eso y más: el Último es un devenir de nuevas realidades de Deidad, la cualificación de nuevos aspectos de lo no cualificado hasta entonces.
105:7.4 (1160.2) Entre las realidades que están asociadas al nivel trascendental figuran las siguientes:
105:7.5 (1160.3) 1. La presencia de Deidad del Último.
105:7.6 (1160.4) 2. El concepto del universo maestro.
105:7.7 (1160.5) 3. Los Arquitectos del Universo Maestro.
105:7.8 (1160.6) 4. Los dos órdenes de organizadores paradisiacos de la fuerza.
105:7.9 (1160.7) 5. Ciertas modificaciones en la potencia del espacio.
105:7.10 (1160.8) 6. Ciertos valores del espíritu.
105:7.11 (1160.9) 7. Ciertos significados de la mente.
105:7.12 (1160.10) 8. Las cualidades y realidades absonitas.
105:7.13 (1160.11) 9. La omnipotencia, la omnisciencia y la omnipresencia.
105:7.14 (1160.12) 10. El espacio.
105:7.15 (1160.13) Se puede pensar que el universo en el que ahora vivimos existe en los niveles finito, trascendental y absoluto. Es el escenario cósmico donde se representa el drama sin fin de la actuación de la personalidad y la metamorfosis de la energía.
105:7.16 (1160.14) Todas estas múltiples realidades están unificadas de manera absoluta por las diversas triunidades, de manera funcional por los Arquitectos del Universo Maestro y de manera relativa por los siete Espíritus Maestros, los coordinadores subsupremos de la divinidad de Dios Séptuplo.
105:7.17 (1160.15) Dios Séptuplo representa la revelación de la personalidad y la divinidad del Padre Universal a las criaturas de estatus máximo y submáximo, pero hay otras relaciones séptuplas de la Primera Fuente y Centro que no conciernen a la manifestación del ministerio espiritual divino del Dios que es espíritu.
105:7.18 (1160.16) En la eternidad del pasado las fuerzas de los Absolutos, los espíritus de las Deidades y las personalidades de los Dioses se pusieron en movimiento en respuesta a la autovoluntad primordial de la autovoluntad existente por sí misma. En la presente edad del universo todos somos testigos de las formidables repercusiones del extenso panorama cósmico de las manifestaciones subabsolutas de los potenciales ilimitados de todas estas realidades. Y es enteramente posible que la diversificación continua de la realidad original de la Primera Fuente y Centro siga avanzando y exteriorizándose sin cesar a través de las edades hacia las extensiones lejanas e inconcebibles de la infinitud absoluta.
105:7.19 (1161.1) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 106
106:0.1 (1162.1) NO ES suficiente que el mortal ascendente tenga alguna noción sobre las relaciones de la Deidad con la génesis y las manifestaciones de la realidad cósmica. También debería comprender algo de las relaciones que existen entre él mismo y los numerosos niveles de realidad existencial y experiencial, de realidad potencial y actual. La orientación terrestre del hombre, su visión interior cósmica y la dirección de su conducta espiritual se elevan con una comprensión mejor de las realidades del universo y sus técnicas de interasociación, integración y unificación.
106:0.2 (1162.2) El gran universo del presente y el universo maestro emergente están formados por muchas formas y fases de la realidad que existen a su vez en varios niveles de actividad funcional. Estos múltiples existentes y latentes ya mencionados en estos documentos se agrupan ahora por conveniencia conceptual en las categorías siguientes:
106:0.3 (1162.3) 1. Finitos incompletos. Este es el estatus presente de las criaturas ascendentes del gran universo, el estatus presente de los mortales de Urantia. Este nivel abarca la existencia de las criaturas desde los humanos planetarios hasta los que han logrado el destino (sin incluirlos). Corresponde a los universos desde sus primeros inicios físicos hasta su asentamiento en luz y vida (sin incluirlo). Este nivel constituye la periferia presente de la actividad creativa en el tiempo y el espacio. Dicha periferia parece desplazarse desde el Paraíso hacia fuera, porque al término de la presente edad del universo, cuando el gran universo alcance el estado de luz y vida, se desarrollará también seguramente algún orden nuevo de crecimiento en el primer nivel del espacio exterior.
106:0.4 (1162.4) 2. Finitos máximos. Este es el estatus presente de todas las criaturas experienciales que han alcanzado el destino, tal como es revelado este destino dentro del ámbito de la presente edad del universo. También los universos pueden alcanzar el máximo de su estatus, tanto físico como espiritual. Pero el término «máximo» es en sí mismo un término relativo: ¿máximo respecto a qué?. Aquello que es máximo y aparentemente final en la presente edad del universo podría no ser más que un comienzo real para las edades por venir. Algunas fases de Havona parecen estar en el orden máximo.
106:0.5 (1162.5) 3. Trascendentales. Este nivel suprafinito sigue (de forma antecedente) a la progresión finita. Implica la génesis prefinita de los comienzos finitos y la relevancia posfinita de todos los finales o destinos aparentemente finitos. Gran parte del Paraíso-Havona parece estar en el orden trascendental.
106:0.6 (1162.6) 4. Últimos. Este nivel abarca lo que es relevante en el universo maestro e incide en el nivel de destino del universo maestro terminado. El Paraíso-Havona (especialmente el circuito de los mundos del Padre) tiene en muchos aspectos una relevancia última.
106:0.7 (1163.1) 5. Coabsolutos. Este nivel implica la proyección de los experienciales en un campo de expresión creativa que está más allá del universo maestro.
106:0.8 (1163.2) 6. Absolutos. Este nivel connota la presencia en la eternidad de los siete Absolutos existenciales. Puede que también suponga cierto grado de logro experiencial asociativo, aunque si así fuera no alcanzamos a comprender cómo. Quizás sea a través del potencial de contacto de la personalidad.
106:0.9 (1163.3) 7. Infinitud. Este nivel es preexistencial y posexperiencial. La unidad no cualificada de la infinitud es una realidad hipotética anterior a todos los comienzos y posterior a todos los destinos.
106:0.10 (1163.4) Estos niveles de realidad simbolizan de forma práctica y transigente la presente edad del universo para la perspectiva de los mortales. Existen otras maneras de contemplar la realidad desde perspectivas distintas a la de los mortales y desde el punto de vista de otras edades del universo. Por lo tanto debe quedar claro que los conceptos presentados aquí son enteramente relativos en el sentido de que están condicionados y limitados por:
106:0.11 (1163.5) 1. Las limitaciones del lenguaje de los mortales.
106:0.12 (1163.6) 2. Las limitaciones de la mente de los mortales.
106:0.13 (1163.7) 3. El desarrollo limitado de los siete superuniversos.
106:0.14 (1163.8) 4. Vuestra ignorancia sobre los seis objetivos primordiales del desarrollo de los superuniversos que no están relacionados con el ascenso de los mortales al Paraíso.
106:0.15 (1163.9) 5. Vuestra incapacidad de captar incluso un punto de vista parcial de la eternidad.
106:0.16 (1163.10) 6. La imposibilidad de describir la evolución y el destino cósmicos con relación a todas las edades del universo, no solo respecto a la presente edad del desarrollo evolutivo de los siete superuniversos.
106:0.17 (1163.11) 7. La incapacidad de toda criatura de captar el significado real de lo preexistencial y posexperiencial, es decir, lo que está situado antes de los comienzos y después de los destinos.
106:0.18 (1163.12) El crecimiento de la realidad está condicionado por las circunstancias de las edades sucesivas del universo. El universo central no experimentó ningún cambio evolutivo durante la edad de Havona, pero en las épocas presentes de la edad de los superuniversos está experimentando ciertos cambios progresivos inducidos por coordinación con los superuniversos evolutivos. Los siete superuniversos, que están ahora en evolución, lograrán en su día el estatus asentado de luz y vida, alcanzarán su límite de crecimiento para la presente edad del universo. Y es indudable que la próxima edad, la edad del primer nivel del espacio exterior, liberará a los superuniversos de aquello que limita su destino en la edad presente. La repleción se superpone continuamente a la terminación.
106:0.19 (1163.13) Estas son algunas de las limitaciones que encontramos al intentar presentar un concepto unificado del crecimiento cósmico de las cosas, los significados y los valores, así como de su síntesis en niveles de realidad siempre ascendentes.
106:1.1 (1163.14) Las fases primarias u originadas en el espíritu de la realidad finita encuentran su expresión inmediata en los niveles de las criaturas bajo la forma de personalidades perfectas y en los niveles del universo bajo la forma de la perfecta creación de Havona. Incluso la Deidad experiencial se expresa así en la persona de espíritu de Dios Supremo en Havona. En cambio las fases de lo finito secundarias, evolutivas y condicionadas por el tiempo y la materia solo se integran cósmicamente como resultado del logro y el crecimiento. Todos los finitos secundarios o en vías de perfeccionamiento acabarán logrando un nivel igual al de la perfección primaria, pero ese destino está sujeto a un retraso en el tiempo, a una limitación constitutiva de los superuniversos que no aparece genéticamente en la creación central. (Sabemos que existen finitos terciarios, pero la técnica de su integración está aún por revelar.)
106:1.2 (1164.1) Este retraso de los superuniversos, este obstáculo al logro de la perfección, asegura la participación de las criaturas en el crecimiento evolutivo. Se hace posible así que la criatura se asocie con el Creador en la evolución de esa misma criatura. Y durante este periodo de crecimiento expansivo lo inacabado se correlaciona con lo perfecto a través del ministerio de Dios Séptuplo.
106:1.3 (1164.2) Dios Séptuplo significa que la Deidad del Paraíso reconoce las barreras del tiempo en los universos evolutivos del espacio. Por muy alejado del Paraíso e inmerso en el espacio que pueda encontrarse el origen de una personalidad material con capacidad de supervivencia, Dios Séptuplo estará allí presente y dedicado a su amoroso y misericordioso ministerio de verdad, belleza y bondad para con esa criatura inacabada en su lucha evolutiva. El ministerio de divinidad del Séptuplo se extiende hacia dentro a través del Hijo Eterno hasta el Padre del Paraíso, y hacia el exterior a través de los Ancianos de los Días hasta los Padres de los universos, los Hijos Creadores.
106:1.4 (1164.3) El hombre, al ser personal y ascender por progresión espiritual, se encuentra con la divinidad personal y espiritual de la Deidad Séptupla, pero hay otras fases del Séptuplo que no están relacionadas con la progresión de la personalidad. En el presente los aspectos de divinidad de esta agrupación de la Deidad se integran en el enlace entre los siete Espíritus Maestros y el Actor Conjunto, pero están destinados a unificarse eternamente en la personalidad emergente del Ser Supremo. Las otras fases de la Deidad Séptupla se integran de diversas formas en la presente edad del universo, pero están todas destinadas igualmente a unificarse en el Supremo. El Séptuplo, en todas sus fases, es la fuente de la unidad relativa de la realidad funcional del gran universo del presente.
106:2.1 (1164.4) Así como Dios Séptuplo coordina funcionalmente la evolución finita, el Ser Supremo sintetiza a la larga el logro del destino. El Ser Supremo es la culminación de deidad de la evolución del gran universo: evolución física alrededor de un núcleo de espíritu y predominio final del núcleo de espíritu sobre los ámbitos de evolución física que lo rodean y giran a su alrededor. Todo esto ocurre conforme a los mandatos de la personalidad: personalidad paradisiaca en el sentido más alto, personalidad de Creador en el sentido del universo, personalidad de mortal en el sentido humano y personalidad del Supremo en el sentido de culminación o totalización experiencial.
106:2.2 (1164.5) El concepto del Supremo debe reconocer la diferenciación entre la persona de espíritu, el poder evolutivo y la síntesis de poder-personalidad, es decir, la unificación del poder evolutivo con la personalidad de espíritu y el predominio de dicha personalidad sobre el poder evolutivo.
106:2.3 (1164.6) En última instancia, el espíritu viene del Paraíso a través de Havona. La materia-energía parece evolucionar en las profundidades del espacio y es organizada como poder por los hijos del Espíritu Infinito en conjunción con los Hijos Creadores de Dios. Todo esto es experiencial, es una operación en el tiempo y el espacio en la que participa una amplia variedad de seres vivos, entre ellos las divinidades creadoras y las criaturas evolutivas. El dominio del poder por parte de las divinidades creadoras del gran universo se expande lentamente hasta abarcar el asentamiento y la estabilización evolutivos de las creaciones del espacio-tiempo. Esto constituye el florecimiento del poder experiencial de Dios Séptuplo y abarca toda la escala de logro de la divinidad en el tiempo y el espacio, desde el otorgamiento de los Ajustadores del Padre Universal hasta las vidas de otorgamiento de los Hijos del Paraíso. Se trata de un poder ganado y demostrado, un poder experiencial, en contraste con el poder de la eternidad, el poder insondable, el poder existencial de las Deidades del Paraíso.
106:2.4 (1165.1) Este poder experiencial, nacido de los logros del propio Dios Séptuplo como divinidad, manifiesta las cualidades cohesivas de la divinidad al sintetizarse —al totalizarse— como el poder todopoderoso del dominio experiencial adquirido sobre las creaciones en vías de evolución. Y a su vez este poder todopoderoso encuentra su cohesión de espíritu y personalidad en la esfera piloto del cinturón exterior de los mundos de Havona, en unión con la personalidad de espíritu de la presencia de Dios Supremo en Havona. La Deidad experiencial culmina así la larga lucha evolutiva cuando confiere al producto en forma de poder del tiempo y el espacio la presencia de espíritu y la personalidad divina que residen en la creación central.
106:2.5 (1165.2) Así consigue el Ser Supremo abarcar a la larga todos los aspectos de todo lo que evoluciona en el tiempo y el espacio, al tiempo que confiere personalidad de espíritu a estos atributos. Puesto que las criaturas, incluso los mortales, participan como personalidades en esta majestuosa operación, adquieren sin duda la capacidad de conocer y percibir al Supremo como verdaderos hijos de esta Deidad evolutiva.
106:2.6 (1165.3) Miguel de Nebadon es como el Padre del Paraíso porque comparte su perfección paradisiaca. Los mortales evolutivos lograrán algún día emparentarse así con el Supremo experiencial porque compartirán verdaderamente su perfección evolutiva.
106:2.7 (1165.4) Dios Supremo es experiencial y por lo tanto es enteramente experimentable. Las realidades existenciales de los siete Absolutos no son perceptibles mediante la experiencia; solo las realidades de personalidad del Padre, el Hijo y el Espíritu pueden ser captadas por la personalidad de la criatura finita en actitud de oración y adoración.
106:2.8 (1165.5) Una vez completada la síntesis de poder-personalidad del Ser Supremo, llevará asociada dentro de sí toda la absolutidad de las distintas triodidades susceptibles de asociarse de este modo, y esta majestuosa personalidad de la evolución será alcanzable y comprensible de forma experiencial por todas las personalidades finitas. Cuando los ascendentes alcancen la postulada séptima etapa de existencia como espíritus, experimentarán en ella la realización de un nuevo valor-significado de la absolutidad e infinitud de las triodidades tal como esto se revela en los niveles subabsolutos del Ser Supremo, que es experimentable. Pero para alcanzar esas etapas de desarrollo máximo habrá que esperar probablemente al asentamiento igualitario de todo el gran universo en luz y vida.
106:3.1 (1165.6) Los arquitectos absonitos conciben el devenir del plan, los Creadores Supremos lo llevan a la existencia. El Ser Supremo consumará la plenitud del plan tal como fue creado en el tiempo por los Creadores Supremos y previsto en el espacio por los Arquitectos Maestros.
106:3.2 (1165.7) Durante la presente edad del universo la coordinación administrativa del universo maestro es función de los Arquitectos del Universo Maestro, pero al término de la presente edad del universo la aparición del Supremo Todopoderoso significará que lo finito evolutivo ha alcanzado la primera etapa del destino experiencial. A raíz de este suceso quedará completada la función de la primera Trinidad experiencial: la unión de los Creadores Supremos, el Ser Supremo y los Arquitectos del Universo Maestro. Esta Trinidad está destinada a efectuar la integración evolutiva ulterior de la creación maestra.
106:3.3 (1166.1) La Trinidad del Paraíso es verdaderamente la de la infinitud, y ninguna Trinidad podrá ser nunca infinita si no incluye a esta Trinidad original. Pero la Trinidad original deviene de la asociación exclusiva de Deidades absolutas; los seres subabsolutos no tuvieron nada que ver con esta asociación primaria. En las Trinidades experienciales que aparecen después participan incluso personalidades criatura. Esto es verdaderamente cierto en el caso de la Trinidad Última, donde la presencia misma de los Hijos Creadores Maestros entre los Creadores Supremos que la componen augura la presencia concomitante de la experiencia real y auténtica de las criaturas dentro de esta asociación trinitaria.
106:3.4 (1166.2) La primera Trinidad experiencial asegura el logro colectivo de los devenires últimos. Las asociaciones colectivas permiten anticipar, incluso trascender, las capacidades individuales; y esto es cierto incluso más allá del nivel finito. En las edades por venir, después de que los siete superuniversos se hayan asentado en luz y vida, el Cuerpo de la Finalización proclamará sin duda los propósitos de las Deidades del Paraíso tal como están dictados por la Trinidad Última y unificados en poder-personalidad en el Ser Supremo.
106:3.5 (1166.3) A lo largo de todos los gigantescos desarrollos del universo en la eternidad pasada y futura detectamos la expansión de los elementos comprensibles del Padre Universal. Postulamos filosóficamente que permea la infinitud total como el YO SOY, pero ninguna criatura es capaz de abarcar experiencialmente este postulado. A medida que los universos se expanden y a medida que la gravedad y el amor se extienden por el espacio que se organiza en el tiempo, va aumentando nuestra capacidad de comprender más cosas sobre la Primera Fuente y Centro. Observamos que la acción de la gravedad penetra la presencia del Absoluto No Cualificado en el espacio y detectamos que las criaturas de espíritu evolucionan y se expanden dentro de la presencia de divinidad del Absoluto de Deidad. Al mismo tiempo la evolución cósmica y la evolución del espíritu se están unificando como Ser Supremo mediante la mente y la experiencia en los niveles finitos de deidad y se están coordinando como Trinidad Última en los niveles trascendentales.
106:4.1 (1166.4) Es cierto que la Trinidad del Paraíso coordina en sentido último pero actúa en este aspecto como un absoluto autolimitado; la Trinidad Última experiencial, al ser trascendental, coordina lo trascendental. Cuando aumente su unidad en el futuro eterno, esta Trinidad experiencial activará más aún la presencia en vías de devenir de la Deidad Última.
106:4.2 (1166.5) Aunque la Trinidad Última está destinada a coordinar la creación maestra, Dios Último es el poder-personalización trascendental que marca la dirección de todo el universo maestro. Completar el devenir del Último implica completar la creación maestra y connota la emergencia plena de esta Deidad trascendental.
106:4.3 (1166.6) No conocemos los cambios que acarreará la emergencia plena del Último. Igual que el Supremo está ahora presente en Havona de forma espiritual y personal, también lo está el Último aunque en sentido absonito y superpersonal. Ya habéis sido informados sobre la existencia de los Representantes Cualificados del Último, pero no sobre su paradero ni su función en el presente.
106:4.4 (1167.1) Con independencia de las repercusiones administrativas asociadas a la emergencia de la Deidad Última, los valores personales de su divinidad trascendental podrán ser experimentados por todas las personalidades que hayan participado en la actualización de ese nivel de Deidad. La trascendencia de lo finito solo puede conducir a alcanzar lo último. Dios Último existe en la trascendencia del tiempo y el espacio, y sin embargo es subabsoluto pese a su capacidad inherente de asociación funcional con los absolutos.
106:5.1 (1167.2) El Último es la cúspide de la realidad trascendental igual que el Supremo es la coronación de la realidad evolutiva experiencial. La aparición efectiva de estas dos Deidades experienciales establece los fundamentos de la segunda Trinidad experiencial, la Trinidad Absoluta. Consiste en la unión de Dios Supremo, Dios Último y el Consumador no revelado del Destino del Universo, y tiene la capacidad teórica de activar los Absolutos de potencialidad: el de Deidad, el Universal y el No Cualificado. Pero esta Trinidad Absoluta solo podrá formarse por completo cuando se haya terminado la evolución de todo el universo maestro, desde Havona hasta el cuarto y último nivel del espacio exterior.
106:5.2 (1167.3) Conviene precisar que estas Trinidades experienciales correlacionan, no solo las cualidades de la personalidad de la Divinidad experiencial, sino también todas las cualidades no personales que caracterizan a la unidad de Deidad que han logrado. Aunque la presente exposición está centrada principalmente en las fases personales de la unificación del cosmos, no deja de ser cierto que los aspectos impersonales del universo de universos están destinados igualmente a ser unificados. Esto queda ilustrado en la síntesis de poder-personalidad que está ocurriendo ahora en relación con la evolución del Ser Supremo. Las cualidades de espíritu personales del Supremo son inseparables de las prerrogativas de poder del Todopoderoso, y ambas son complementadas por el potencial desconocido de la mente Suprema. Tampoco Dios Último como persona puede ser considerado separadamente de los aspectos no personales de la Deidad Última. Y en el nivel absoluto, el Absoluto de Deidad y el No Cualificado son inseparables e indistinguibles de la presencia del Absoluto Universal.
106:5.3 (1167.4) Las Trinidades en y por sí mismas no son personales, pero tampoco son contrarias a la personalidad. Más bien la abarcan y la correlacionan en sentido colectivo con funciones impersonales. Por lo tanto las Trinidades son siempre realidades de deidad, nunca realidades de personalidad. Los aspectos de personalidad de una trinidad están inherentes en sus miembros individuales, pero como personas individuales no son esa trinidad, solo son trinidad como grupo. Ese colectivo es trinidad. La trinidad incluye siempre a toda la deidad que abarca; la trinidad es unidad de deidad.
106:5.4 (1167.5) Los tres Absolutos —el de Deidad, el Universal y el No Cualificado —no son trinidad porque no todos son deidad. Solo lo deificado se puede convertir en trinidad; todas las demás asociaciones son triunidades o triodidades.
106:6.1 (1167.6) El potencial presente del universo maestro no puede calificarse de absoluto, aunque bien pudiera ser casi último, y nos parece imposible conseguir la revelación plena de valores-significados absolutos dentro del ámbito de un cosmos subabsoluto. Nos enfrentamos, pues, a considerables dificultades cuando intentamos concebir la expresión total de las posibilidades ilimitadas de los tres Absolutos, e incluso cuando intentamos representarnos la personalización experiencial de Dios Absoluto en el nivel ahora impersonal del Absoluto de Deidad.
106:6.2 (1168.1) El marco espacial del universo maestro parece adecuado para la actualización del Ser Supremo, para la formación y la función plena de la Trinidad Última, para el devenir de Dios Último e incluso para los inicios de la Trinidad Absoluta. Pero nuestros conceptos sobre la función plena de esta segunda Trinidad experiencial parecen implicar algo que está más allá incluso del universo maestro en vías de expansión.
106:6.3 (1168.2) Si partimos del supuesto de un cosmos infinito —una especie de cosmos ilimitable más allá del universo maestro— y si concebimos que los desarrollos finales de la Trinidad Absoluta tendrán lugar en ese escenario superúltimo, resulta posible conjeturar que la función completada de la Trinidad Absoluta encontrará su expresión final en las creaciones de la infinitud y consumará la actualización absoluta de todos los potenciales. La integración y asociación de segmentos cada vez más amplios de la realidad se irá aproximando a la absolutidad de estatus proporcionalmente a la inclusión de toda la realidad dentro de los segmentos así asociados.
106:6.4 (1168.3) Dicho de otro modo, la Trinidad Absoluta, como su nombre indica, es realmente absoluta en su función total. No sabemos cómo una función absoluta puede conseguir expresarse totalmente sobre una base circunscrita, limitada o restringida de alguna otra forma. Por eso tenemos que suponer que cualquier función de totalidad de ese tipo será incondicionada (en potencial). Parece además que lo incondicionado sería también ilimitado, al menos desde un punto de vista cualitativo, aunque no estamos tan seguros de ello en lo que respecta a las relaciones cuantitativas.
106:6.5 (1168.4) Lo que sabemos seguro es que la Trinidad existencial del Paraíso es infinita y la Trinidad Última experiencial es subinfinita. En cambio la Trinidad Absoluta no es tan fácil de clasificar porque a pesar de ser de origen y constitución experiencial, incide claramente sobre los Absolutos existenciales de potencialidad.
106:6.6 (1168.5) Aunque la mente humana no puede pretender captar conceptos tan lejanos y sobrehumanos como estos, le sugerimos que considere que la acción de la Trinidad Absoluta en la eternidad culmina en algún tipo de realización experiencial de los Absolutos de potencialidad. Esta conclusión parece razonable en lo que respecta al Absoluto Universal y posiblemente también al Absoluto No Cualificado; sabemos al menos que el Absoluto Universal no es solo estático y potencial sino también asociativo en el sentido en que estas palabras se aplican a la Deidad total. En cuanto a los valores concebibles de divinidad y de personalidad, estos sucesos que conjeturamos implican la personalización del Absoluto de Deidad y la aparición de los valores superpersonales y los significados ultrapersonales inherentes a la compleción de la personalidad de Dios Absoluto, la tercera y última Deidad experiencial.
106:7.1 (1168.6) Algunas de las dificultades que se presentan al intentar formar conceptos sobre la integración de la realidad infinita se deben al hecho de que todas esas ideas abarcan algo del carácter final del desarrollo universal, una especie de realización experiencial de todo lo que podría existir en algún momento. Y es inconcebible que la infinitud cuantitativa se pueda realizar alguna vez por completo en carácter final. Tiene que haber siempre posibilidades inexploradas en los tres Absolutos de potencial que ningún desarrollo experiencial pueda agotar jamás. La eternidad misma, aunque absoluta, no es más que absoluta.
106:7.2 (1169.1) Incluso un concepto tentativo de la integración final es inseparable de todas las realizaciones de la eternidad no cualificada y por lo tanto imposible de llevar a la práctica en ningún momento futuro concebible.
106:7.3 (1169.2) El acto volitivo de las Deidades que componen la Trinidad del Paraíso establece el destino. El destino es establecido en la inmensidad de los tres grandes potenciales cuya absolutidad abarca las posibilidades de todo desarrollo futuro. El destino es consumado probablemente por el acto del Consumador del Destino del Universo, y es probable que en ese acto estén implicados el Supremo y el Último dentro de la Trinidad Absoluta. Todo destino experiencial puede ser comprendido, al menos en parte, por las criaturas que lo experimentan, pero un destino que incide en los existenciales infinitos supera su comprensión. El destino en la finalización es un logro experiencial y existencial que parece implicar al Absoluto de Deidad. Pero el Absoluto de Deidad mantiene relaciones de eternidad con el Absoluto No Cualificado en virtud del Absoluto Universal. Y estos tres Absolutos, experienciales en posibilidad, son de hecho existenciales y mucho más, pues no tienen límites, ni tiempo, ni espacio, ni fronteras ni medida: son verdaderamente infinitos.
106:7.4 (1169.3) La improbabilidad de alcanzar la meta no impide teorizar filosóficamente sobre tales destinos hipotéticos. Puede que la actualización del Absoluto de Deidad como un Dios absoluto alcanzable sea imposible en la práctica, y sin embargo esta realización de la condición final sigue siendo una posibilidad teórica. Puede que la implicación del Absoluto No Cualificado en algún cosmos infinito inconcebible esté inmensamente lejos en el futuro de la eternidad sin fin, pero como hipótesis no deja de ser válida. Los mortales, los morontianos, los espíritus, los finalitarios, los trascendentales y otros, junto con los propios universos y todas las demás fases de la realidad, tienen ciertamente un destino potencialmente final de valor absoluto, aunque ponemos en duda que algún ser o universo logre alcanzar nunca por completo todos los aspectos de un destino semejante.
106:7.5 (1169.4) Por mucho que podáis crecer en la comprensión del Padre, vuestra mente quedará siempre absorta ante la infinitud no revelada del Padre-YO SOY, cuya inexplorada inmensidad seguirá siendo insondable e incomprensible a lo largo de todos los ciclos de la eternidad. Por muchos aspectos de Dios que hayáis logrado alcanzar, quedarán siempre muchos más de cuya existencia ni siquiera sospecharéis. Y creemos que esto es tan cierto en los niveles trascendentales como en los dominios de la existencia finita. ¡La búsqueda de Dios no tiene fin!
106:7.6 (1169.5) Esta incapacidad para alcanzar a Dios en un sentido final no debería desanimar en modo alguno a las criaturas del universo. Podéis alcanzar y alcanzaréis en verdad los niveles de Deidad del Séptuplo, del Supremo y del Último, que significan para vosotros lo mismo que significa la comprensión infinita de Dios Padre para el Hijo Eterno y para el Actor Conjunto en su estatus absoluto de existencia en la eternidad. Lejos de agobiar a la criatura, la infinitud de Dios debería ser la garantía suprema de que, a lo largo de todo el futuro sin fin, la personalidad ascendente tendrá ante sí unas posibilidades de desarrollar su personalidad y asociarse con la Deidad que ni siquiera la eternidad podrá agotar ni limitar.
106:7.7 (1169.6) Para las criaturas finitas del gran universo el concepto del universo maestro parece casi infinito, pero sus arquitectos absonitos perciben sin duda su relación con futuros desarrollos inimaginables dentro del YO SOY sin fin. Incluso el propio espacio no es más que una condición última, una condición limitativa dentro de la absolutidad relativa de las zonas quietas de espacio intermedio.
106:7.8 (1170.1) En el momento inconcebiblemente lejano de la eternidad futura en que quede finalmente terminado todo el universo maestro, es indudable que todos contemplaremos retrospectivamente su historia completa como un mero comienzo, como la simple creación de ciertos fundamentos finitos y trascendentales con vistas a metamorfosis aún mayores y más fascinantes de la infinitud inexplorada. En ese momento de la eternidad futura el universo maestro seguirá pareciendo joven, y en realidad será siempre joven frente a las posibilidades ilimitadas de la eternidad sin fin.
106:7.9 (1170.2) La improbabilidad de alcanzar el destino infinito no impide en lo más mínimo hacerse ideas sobre dicho destino, y estamos convencidos de que si los tres potenciales absolutos pudieran alguna vez actualizarse por completo, sería posible concebir la integración final de la realidad total. Esta realización del desarrollo está basada en la actualización completa de los Absolutos No Cualificado, Universal y de Deidad, las tres potencialidades cuya unión constituye la latencia del YO SOY, las realidades en suspenso de la eternidad, las posibilidades pendientes de todo lo futuro, y mucho más.
106:7.10 (1170.3) No es exagerado afirmar que estas eventualidades corresponden como mínimo a un futuro bastante remoto, y sin embargo creemos detectar en los mecanismos, las personalidades y las asociaciones de las tres Trinidades la posibilidad teórica de volver a unir las siete fases absolutas del Padre-YO SOY. Esto nos pone frente a frente con el concepto de la Trinidad triple, compuesta por la Trinidad del Paraíso de estatus existencial y las dos Trinidades de naturaleza y origen experiencial que aparecen después.
106:8.1 (1170.4) No es fácil describir a la mente humana la naturaleza de la Trinidad de Trinidades. Es la suma de la totalidad de la infinitud experiencial tal como se manifiesta en una infinitud teórica de realización en la eternidad. En la Trinidad de Trinidades lo infinito experiencial llega a identificarse con lo infinito existencial, y ambos son como uno en el YO SOY preexperiencial y preexistencial. La Trinidad de Trinidades es la expresión final de todo lo que está implicado en las quince triunidades y sus triodidades asociadas. Los caracteres finales tanto existenciales como experienciales son difíciles de comprender para los seres relativos, por eso se han de presentar siempre como relatividades.
106:8.2 (1170.5) La Trinidad de Trinidades existe en varias fases. Contiene posibilidades, probabilidades e inevitabilidades que superan la imaginación de seres situados muy por encima del nivel humano. Tiene implicaciones probablemente insospechadas por los filósofos celestiales porque sus implicaciones están en las triunidades y las triunidades son, a fin de cuentas, insondables.
106:8.3 (1170.6) Entre las diversas formas de describir la Trinidad de Trinidades hemos optado por el siguiente concepto de los tres niveles:
106:8.4 (1170.7) 1. El nivel de las tres Trinidades.
106:8.5 (1170.8) 2. El nivel de la Deidad experiencial.
106:8.6 (1170.9) 3. El nivel del YO SOY.
106:8.7 (1170.10) Son niveles de unificación creciente. De hecho, la Trinidad de Trinidades es el primer nivel, mientras que el segundo y el tercero son unificaciones derivadas del primero.
106:8.8 (1171.1) EL PRIMER NIVEL. En este nivel inicial de asociación se estima que las tres Trinidades actúan como agrupaciones de personalidades de Deidad perfectamente sincronizadas aunque bien diferenciadas.
106:8.9 (1171.2) 1. La Trinidad del Paraíso, la asociación de las tres Deidades del Paraíso, el Padre, el Hijo y el Espíritu. Cabe recordar que la Trinidad del Paraíso lleva en sí una triple función: una función absoluta, una función trascendental (como Trinidad de la Ultimidad) y una función finita (como Trinidad de la Supremacía). La Trinidad del Paraíso es cualquiera de estas funciones y todas ellas siempre y en todo momento.
106:8.10 (1171.3) 2. La Trinidad Última. Es la asociación de deidad de los Creadores Supremos, Dios Supremo y los Arquitectos del Universo Maestro. Aunque esta forma de presentar los aspectos de divinidad de esta Trinidad es adecuada, hacemos constar que hay otras fases de esta Trinidad que parecen perfectamente coordinadas con los aspectos de divinidad.
106:8.11 (1171.4) 3. La Trinidad Absoluta. Es la agrupación de Dios Supremo, Dios Último y el Consumador del Destino del Universo respecto a todos los valores de divinidad. Algunas otras fases de esta agrupación trina guardan relación con valores que no son de divinidad en el cosmos en vías de expansión. Pero estos valores se están unificando con las fases de divinidad, igual que los aspectos de poder y personalidad de las Deidades experienciales están ahora en proceso de síntesis experiencial.
106:8.12 (1171.5) La asociación de estas tres Trinidades en la Trinidad de Trinidades asegura la posibilidad de una integración ilimitada de la realidad. Esta agrupación contiene causas, intermedios y finales; iniciadores, realizadores y consumadores; comienzos, existencias y destinos. La sociedad Padre-Hijo se ha transformado en Hijo-Espíritu, y luego en Espíritu-Supremo, en Supremo-Último y en Último-Absoluto, incluso en la sociedad del Absoluto y el Padre-Infinito. Es la compleción del ciclo de la realidad. Del mismo modo, en otras fases que no están relacionadas tan directamente con la divinidad y la personalidad, la Primera Gran Fuente y Centro realiza en sí la no limitación de la realidad en torno al círculo de la eternidad, desde la absolutidad de la autoexistencia, pasando por la perpetuidad de la autorrevelación, hasta el carácter final de la autorrealización: desde el absoluto de los existenciales hasta el carácter final de los experienciales.
106:8.13 (1171.6) EL SEGUNDO NIVEL. La coordinación de las tres Trinidades implica inevitablemente la unión asociativa de las Deidades experienciales, que están genéticamente asociadas con estas Trinidades. La naturaleza de este segundo nivel se ha presentado algunas veces como sigue:
106:8.14 (1171.7) 1. El Supremo. Es la consecuencia de deidad de la unidad de la Trinidad del Paraíso, en enlace experiencial con los hijos e hijas Creadores y Creativos de las Deidades del Paraíso. El Supremo es la personificación de deidad de la primera etapa de evolución finita completada.
106:8.15 (1171.8) 2. El Último. Es la consecuencia en deidad de la unidad devenida de la segunda Trinidad, la personificación trascendental y absonita de la divinidad. El Último consiste en una unidad de muchas cualidades considerada de forma variable. Estaría bien incluir en su concepto humano al menos aquellas fases de la ultimidad que dirigen el control, que son personalmente experimentables y que unifican tensionalmente, pero hay muchos otros aspectos no revelados de la Deidad devenida. Aunque el Último y el Supremo son comparables, ni son idénticos ni el Último es una mera ampliación del Supremo.
106:8.16 (1172.1) 3. El Absoluto. Existen muchas teorías sobre el carácter del tercer miembro del segundo nivel de la Trinidad de Trinidades. Es indudable que Dios Absoluto está implicado en esta asociación como la consecuencia en cuanto a personalidad de la función final de la Trinidad Absoluta, y sin embargo el Absoluto de Deidad es una realidad existencial con estatus de eternidad.
106:8.17 (1172.2) La dificultad conceptual en torno a este tercer miembro es inherente al hecho de que presuponer su calidad de miembro implica realmente la existencia de un solo Absoluto. En teoría, si pudiera producirse semejante acontecimiento, seríamos testigos de la unificación experiencial de los tres Absolutos en uno solo. Y nos han enseñado que en la infinitud y existencialmente no hay más que un solo Absoluto. Aunque no está nada claro quién puede ser este tercer miembro, se oye con frecuencia que pudiera consistir en alguna forma de enlace y manifestación cósmica todavía inimaginable de los Absolutos de Deidad, Universal y No Cualificado. Es cierto que la Trinidad de Trinidades no logrará completar su función si no se unifican plenamente los tres Absolutos, y los tres Absolutos no se pueden unificar hasta que todos los potenciales infinitos se hayan realizado por completo.
106:8.18 (1172.3) La desviación de la verdad será probablemente mínima si se concibe al Absoluto Universal como el tercer miembro de la Trinidad de Trinidades, siempre que esta concepción no solo considere al Universal como estático y potencial sino también como asociativo. Pero seguimos sin captar cómo se relaciona con los aspectos creativos y evolutivos de la función de la Deidad total.
106:8.19 (1172.4) Aunque es difícil formarse un concepto completo de la Trinidad de Trinidades, un concepto limitado no es tan difícil. Si se concibe que el segundo nivel de la Trinidad de Trinidades es esencialmente personal, resulta muy posible postular que la unión de Dios Supremo, Dios Último y Dios Absoluto es la repercusión personal de la unión de las Trinidades personales que son ancestrales a estas Deidades experienciales. Aventuramos la opinión de que estas tres Deidades experienciales se unificarán sin duda en el segundo nivel como consecuencia directa de la unidad creciente de sus Trinidades ancestrales y causativas que constituyen el primer nivel.
106:8.20 (1172.5) El primer nivel consta de tres Trinidades; el segundo nivel existe como la asociación en personalidad de las personalidades de evolución experiencial, de devenir experiencial y experiencial-existenciales de la Deidad. Con independencia de cualquier dificultad conceptual para comprender a la Trinidad de Trinidades en su totalidad, la asociación personal de estas tres Deidades en el segundo nivel se ha manifestado a nuestra propia edad del universo en el fenómeno de deización de Majeston, actualizado en este segundo nivel por el Absoluto de Deidad que actuó a través del Último en respuesta al mandato creativo inicial del Ser Supremo.
106:8.21 (1172.6) EL TERCER NIVEL. En una hipótesis sin restricciones del segundo nivel de la Trinidad de Trinidades está contenida la correlación de todas las fases de todos los tipos de realidad que son, fueron o pudieran ser en la totalidad de la infinitud. El Ser Supremo no es solo espíritu sino también mente, poder y experiencia. El Último es todo esto y mucho más, mientras que en el concepto conjunto de la unicidad de los Absolutos de Deidad, Universal y No Cualificado está incluido el carácter final absoluto de toda realización de la realidad.
106:8.22 (1172.7) En la unión del Supremo, el Último y el Absoluto completo se podría producir la reconstrucción funcional de aquellos aspectos de la infinitud que fueron segmentados originalmente por el YO SOY y dieron como resultado la aparición de los siete Absolutos de la Infinitud. Aunque esto no sea más que una remotísima posibilidad para los filósofos del universo, nosotros nos preguntamos muchas veces: si el segundo nivel de la Trinidad de Trinidades pudiera alcanzar algún día una unidad trinitaria, ¿cuál sería la consecuencia de dicha unidad de deidad? No lo sabemos, pero estamos convencidos de que conduciría directamente a la realización del YO SOY como alcanzable experiencial. Desde el punto de vista de los seres personales esto podría significar que el incognoscible YO SOY se habría hecho experimentable como Padre-Infinito. Lo que estos destinos absolutos pudieran significar desde un punto de vista no personal es otra cuestión que solo la eternidad podrá clarificar. Pero cuando contemplamos estas eventualidades remotas como criaturas personales, deducimos que el destino final de todas las personalidades es conocer de manera final a su propio Padre Universal.
106:8.23 (1173.1) El YO SOY tal como lo concebimos filosóficamente en la eternidad pasada está solo, no hay nadie más que él. Cuando miramos hacia la eternidad futura no vemos ninguna posibilidad de que el YO SOY cambie como existencial, y en cambio nos atrevemos a pronosticar una enorme diferencia experiencial. Este concepto del YO SOY implica la realización plena de sí mismo. Abarca la pléyade ilimitada de personalidades que han participado volitivamente en la autorrevelación del YO SOY y seguirán siendo eternamente partes volitivas absolutas de la totalidad de la infinitud, los hijos finales del Padre absoluto.
106:9.1 (1173.2) En el concepto de la Trinidad de Trinidades postulamos la posible unificación experiencial de la realidad ilimitada y a veces teorizamos que todo esto podría suceder en la extrema lejanía de la eternidad remota. Sin embargo existe una unificación real y contemporánea de la infinitud en la edad presente, igual que en todas las edades pasadas y futuras del universo; esta unificación es existencial en la Trinidad del Paraíso. La unificación de la infinitud como realidad experiencial está inconcebiblemente lejana, pero una unidad no cualificada de la infinitud domina ahora el momento presente de la existencia del universo y unifica las divergencias de toda la realidad con una majestuosidad existencial que es absoluta.
106:9.2 (1173.3) Cuando las criaturas finitas intentan concebir la unificación infinita en los niveles de carácter final de la eternidad consumada, se encuentran cara a cara con las limitaciones intelectuales inherentes a sus existencias finitas. El tiempo, el espacio y la experiencia constituyen barreras para el concepto de la criatura, y sin embargo sin el tiempo, sin el espacio y sin la experiencia ninguna criatura podría conseguir una comprensión ni siquiera limitada de la realidad del universo. Sin sensibilidad al tiempo, a ninguna criatura evolutiva le sería posible percibir las relaciones de secuencia. Sin percepción del espacio, ninguna criatura podría profundizar en las relaciones de simultaneidad. Sin experiencia, ninguna criatura evolutiva podría ni siquiera existir. Solo los siete Absolutos de la Infinitud trascienden realmente la experiencia, e incluso ellos pueden ser experienciales en ciertas fases.
106:9.3 (1173.4) El tiempo, el espacio y la experiencia son las mayores ayudas del hombre para la percepción relativa de la realidad y al mismo tiempo sus obstáculos más formidables para percibir la realidad completa. Los mortales y otras muchas criaturas del universo necesitan pensar que los potenciales son actualizados en el espacio y evolucionan hasta fructificar en el tiempo, pero todo este proceso es un fenómeno del espacio-tiempo que no ocurre en el Paraíso ni en la eternidad. En el nivel absoluto no hay ni tiempo ni espacio y todos los potenciales se pueden percibir como actuales.
106:9.4 (1173.5) El concepto de la unificación de toda la realidad, sea en esta edad del universo o en cualquier otra, es básicamente doble: existencial y experiencial. Esta unidad se está realizando experiencialmente en la Trinidad de Trinidades, pero el grado de actualización aparente de esta Trinidad triple es directamente proporcional a la desaparición de las limitaciones e imperfecciones de la realidad en el cosmos. En cambio la integración total de la realidad está presente de modo ilimitado, eterno y existencial en la Trinidad del Paraíso, dentro de la cual la realidad infinita está unificada de modo absoluto en este mismo momento del universo.
106:9.5 (1174.1) La paradoja creada por los puntos de vista experienciales y existenciales es inevitable y está basada en parte en el hecho de que la Trinidad del Paraíso y la Trinidad de Trinidades son, cada una de ellas, una relación de eternidad que los mortales solo pueden percibir como una relatividad del espacio-tiempo. El concepto humano de la actualización experiencial gradual de la Trinidad de Trinidades (el punto de vista del tiempo) tiene que ser completado por el postulado adicional de que esto es ya una factualización (el punto de vista de la eternidad). ¿Pero cómo se pueden conciliar estos dos puntos de vista? Sugerimos a los mortales finitos que acepten la verdad de que la Trinidad del Paraíso es la unificación existencial de la infinitud y comprendan que su incapacidad de detectar la presencia efectiva y la manifestación completa de la Trinidad de Trinidades experiencial se debe en parte a deformaciones recíprocas producidas por:
106:9.6 (1174.2) 1. La limitación del punto de vista humano, la incapacidad de captar el concepto de eternidad no cualificada.
106:9.7 (1174.3) 2. El estatus humano imperfecto, la lejanía de los experienciales respecto al nivel absoluto.
106:9.8 (1174.4) 3. El propósito de la existencia humana, el hecho de que la humanidad está concebida para evolucionar por el procedimiento de la experiencia y por lo tanto debe depender de la experiencia de modo inherente y constitutivo. Solo un Absoluto puede ser existencial y experiencial a la vez.
106:9.9 (1174.5) En la Trinidad del Paraíso el Padre Universal es el YO SOY de la Trinidad de Trinidades, y son las limitaciones finitas las que impiden experimentar al Padre como infinito. El concepto existencial solitario e inalcanzable del YO SOY pretrinitario y el postulado experiencial y alcanzable del YO SOY posterior a la Trinidad de Trinidades no son más que una sola y misma hipótesis. No se ha producido ningún cambio real en el Infinito, sino que todos los desarrollos aparentes se deben al aumento de la capacidad de captar la realidad y apreciar el cosmos.
106:9.10 (1174.6) A fin de cuentas, el YO SOY debe existir antes de todos los existenciales y después de todos los experienciales. Puede que estas ideas no resuelvan las paradojas que suponen la infinitud y la eternidad para la mente humana, pero al menos deberían estimular a los intelectos finitos a abordar estos problemas interminables de una forma nueva. Estos son los mismos problemas que os seguirán intrigando en Salvington y más adelante cuando seáis finalitarios, y así durante todo el futuro sin fin de vuestra carrera eterna en los universos en vías de expansión.
106:9.11 (1174.7) Tarde o temprano todas las personalidades del universo empiezan a darse cuenta de que la búsqueda definitiva de la eternidad es la exploración interminable de la infinitud, el viaje sin fin de descubrimiento hacia la absolutidad de la Primera Fuente y Centro. Tarde o temprano todos nos hacemos conscientes de que el crecimiento de la criatura es proporcional a su identificación con el Padre. Llegamos a la conclusión de que vivir la voluntad de Dios es el pasaporte eterno a la posibilidad sin fin de la infinitud misma. Los mortales comprenderán algún día que el éxito en la búsqueda del Infinito es directamente proporcional al grado de semejanza con el Padre que logre la criatura, y que en esta edad del universo las realidades del Padre se revelan en las cualidades de divinidad. Las criaturas del universo se apropian personalmente de estas cualidades de divinidad en la experiencia de vivir divinamente, y vivir divinamente significa vivir la voluntad de Dios.
106:9.12 (1175.1) Para las criaturas finitas, evolutivas, materiales, una vida basada en vivir la voluntad del Padre conduce directamente a lograr la supremacía del espíritu en el marco de la personalidad y va acercando a esas criaturas a la comprensión del Padre-Infinito. Una vida centrada en el Padre está basada en la verdad, es sensible a la belleza y está dominada por la bondad. Una persona que conoce así a Dios está iluminada interiormente por la adoración y entregada exteriormente a servir de todo corazón a la hermandad universal de todas las personalidades en un ministerio de servicio lleno de misericordia y motivado por el amor. Y paralelamente, todas estas cualidades de vida se unifican en la evolución de la personalidad en niveles cada vez más altos de sabiduría cósmica, autorrealización, descubrimiento de Dios y adoración al Padre.
106:9.13 (1175.2) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 107
107:0.1 (1176.1) AUNQUE el Padre Universal reside personalmente en el Paraíso, situado en el centro mismo de los universos, también está realmente presente en los mundos del espacio, donde mora dentro de la mente de sus incontables hijos del tiempo bajo la forma de los Monitores de Misterio. El Padre eterno está a la vez más lejos que nadie y más íntimamente asociado que nadie a sus hijos mortales planetarios.
107:0.2 (1176.2) Los Ajustadores son la actualidad del amor del Padre encarnado en el alma de los hombres, la promesa cierta, encarcelada dentro de la mente del mortal, de una carrera eterna para el hombre. Son la esencia de la personalidad humana finalitaria perfeccionada que el hombre puede anticipar en el tiempo a medida que va dominando progresivamente la técnica divina de vivir la voluntad del Padre, paso a paso, en su ascenso de universo en universo hasta que logra alcanzar la presencia divina de su Padre del Paraíso.
107:0.3 (1176.3) Habiendo ordenado al hombre que sea perfecto como él es perfecto, Dios ha descendido en forma de Ajustador para ser el socio experiencial del hombre en el logro del destino superno contenido en esta orden. El fragmento de Dios que mora en la mente del hombre es la garantía absoluta e ilimitada de que el hombre puede encontrar al Padre Universal gracias a su asociación con este Ajustador divino salido de Dios para encontrar al hombre y hacerlo hijo suyo incluso durante su vida en la carne.
107:0.4 (1176.4) Todo mortal que ha visto a un Hijo Creador ha visto al Padre Universal, y aquel que está habitado por un Ajustador divino está habitado por el Padre del Paraíso. Todos los mortales que siguen consciente o inconscientemente las directrices de su Ajustador interior viven conforme a la voluntad de Dios. La consciencia de la presencia del Ajustador es la consciencia de la presencia de Dios. La fusión eterna del Ajustador con el alma evolutiva del hombre es la experiencia factual de la unión eterna con Dios en calidad de asociado de la Deidad en el universo.
107:0.5 (1176.5) Es el Ajustador quien crea dentro del hombre el anhelo insaciable y el ansia incesante de ser como Dios, de alcanzar el Paraíso y allí, ante la persona real de la Deidad, adorar a la fuente infinita del don divino. El Ajustador es la presencia viva que vincula efectivamente al hijo mortal con su Padre del Paraíso y lo acerca cada vez más al Padre. El Ajustador compensa la enorme tensión que existe en el universo provocada por la distancia que separa al hombre de Dios y por el carácter parcial del hombre en contraste con la universalidad del Padre eterno.
107:0.6 (1176.6) El Ajustador es la esencia absoluta de un ser infinito encarcelada dentro de la mente de una criatura finita. Si el mortal así lo elige, puede consumar con el tiempo esta unión temporal de Dios y hombre, y actualizar verdaderamente un nuevo orden de existencia para el servicio sin fin del universo. El Ajustador es la realidad divina del universo que factualiza la verdad de que Dios es el Padre del hombre. El Ajustador es la brújula cósmica infalible del hombre, que orienta siempre al alma de manera segura hacia Dios.
107:0.7 (1177.1) En los mundos evolutivos las criaturas con voluntad atraviesan tres etapas generales de desarrollo del ser. Desde la llegada del Ajustador hasta un crecimiento pleno relativo, alrededor de los veinte años de edad en Urantia, los Monitores se denominan a veces Cambiadores del Pensamiento. Desde ese momento hasta la edad del criterio, hacia los cuarenta años, los Monitores de Misterio se llaman Ajustadores del Pensamiento. Desde el logro del criterio hasta la liberación de la carne se les suele llamar Controladores del Pensamiento. Estas tres fases de la vida del mortal no están relacionadas con las tres etapas del progreso del Ajustador en la duplicación de la mente y la evolución del alma.
107:1.1 (1177.2) Dado que los Ajustadores del Pensamiento son de la esencia de la Deidad original, nadie puede atreverse a disertar con autoridad sobre su origen y naturaleza. Yo solo puedo transmitir las tradiciones de Salvington y las creencias de Uversa, solo puedo explicar cómo consideramos a estos Monitores de Misterio y a sus entidades asociadas en todo el gran universo.
107:1.2 (1177.3) Aunque hay opiniones diversas sobre el modo en que son otorgados los Ajustadores del Pensamiento, no hay diferencias de opinión respecto a su origen, puesto que todos están de acuerdo en que proceden directamente del Padre Universal, la Primera Fuente y Centro. No son seres creados sino entidades fragmentadas que constituyen la presencia factual del Dios infinito. Junto con sus muchos asociados no revelados, los Ajustadores son divinidad pura y sin mezcla, porciones de la Deidad no cualificadas ni atenuadas. Son de Dios, y hasta donde somos capaces de percibir, son Dios.
107:1.3 (1177.4) No sabemos nada del momento en que empieza su existencia separada fuera de la absolutidad de la Primera Fuente y Centro, y tampoco conocemos su número. Sabemos muy poco sobre su trayectoria hasta que llegan a los planetas del tiempo para morar en el interior de las mentes humanas, pero a partir de ese momento tenemos cierto conocimiento de su progresión cósmica hasta que se cumple la consumación de su destino trino: obtener la personalidad por fusión con algún mortal ascendente, obtener la personalidad por un fíat del Padre Universal o bien verse liberados de los cometidos que se conocen como propios de los Ajustadores del Pensamiento.
107:1.4 (1177.5) Aunque no lo sabemos, suponemos que los Ajustadores están siendo individualizados constantemente a medida que el universo se amplía y aumenta el número de candidatos a la fusión con un Ajustador. Pero puede que nos equivoquemos al intentar contabilizar a los Ajustadores de forma numérica. Como Dios mismo, estos fragmentos de su naturaleza insondable bien pudieran ser existencialmente infinitos.
107:1.5 (1177.6) El origen de los Ajustadores del Pensamiento es una de las funciones no reveladas del Padre Universal. Todo nos lleva a creer que ninguno de los otros compañeros absolutos de la Primera Fuente y Centro tiene nada que ver con la producción de los fragmentos del Padre. Los Ajustadores son simple y eternamente dones divinos: son de Dios, proceden de Dios y son como Dios.
107:1.6 (1177.7) En su relación con las criaturas susceptibles de fusión, revelan un amor superno y un ministerio espiritual que confirman profundamente la afirmación de que Dios es espíritu. Pero además de este ministerio trascendente ocurren muchas otras cosas que no se han revelado nunca a los mortales de Urantia. Nosotros tampoco comprendemos del todo qué sucede realmente cuando el Padre Universal da algo de sí mismo para que forme parte de la personalidad de una criatura del tiempo. La progresión ascendente de los finalitarios del Paraíso tampoco ha desvelado aún todas las posibilidades inherentes a esta asociación superna entre el hombre y Dios. En cualquier caso, los fragmentos del Padre tienen que ser el don del Dios absoluto a aquellas criaturas cuyo destino abarca la posibilidad de alcanzar a Dios como absoluto.
107:1.7 (1178.1) Igual que el Padre Universal fragmenta su Deidad prepersonal, el Espíritu Infinito individualiza porciones de su espíritu premente para que moren dentro de las almas evolutivas de los mortales supervivientes que pertenecen a la serie de fusión con el espíritu y lleguen a fusionarse con ellas. En cambio la naturaleza del Hijo Eterno no se puede fragmentar así porque el espíritu del Hijo Original o bien es difuso o bien diferenciadamente personal. Las criaturas fusionadas con el Hijo están unidas con otorgamientos individualizados del espíritu de los Hijos Creadores del Hijo Eterno.
107:2.1 (1178.2) Los Ajustadores se individualizan como entidades vírgenes y están todos destinados a convertirse en Monitores liberados, en Monitores fusionados o bien en Monitores Personalizados. Entendemos que hay siete órdenes de Ajustadores del Pensamiento, aunque no comprendemos del todo estas divisiones. Solemos referirnos a los diferentes órdenes como sigue:
107:2.2 (1178.3) 1. Ajustadores vírgenes, los que cumplen su primera misión en la mente de un candidato evolutivo a la supervivencia eterna. La naturaleza divina de los Monitores de Misterio es eternamente uniforme. Su naturaleza experiencial también es uniforme cuando salen por primera vez de Divinington, pero luego se van diferenciando experiencialmente según las distintas experiencias de su ministerio en el universo.
107:2.3 (1178.4) 2. Ajustadores avanzados, los que han servido durante uno o más periodos dentro de criaturas con voluntad en mundos donde la fusión final se produce entre la identidad de la criatura del tiempo y una porción individualizada del espíritu de la manifestación de la Tercera Fuente y Centro en el universo local.
107:2.4 (1178.5) 3. Ajustadores supremos, los Monitores que han servido en la aventura del tiempo de los mundos evolutivos con compañeros humanos que rehusaron por alguna razón la supervivencia eterna, y también los que han sido destinados posteriormente a otras aventuras dentro de otros mortales en otros mundos en vías de evolución. Un Ajustador supremo, aunque no es más divino que un Monitor virgen, ha tenido más experiencia y puede hacer cosas en la mente humana que un Ajustador menos experimentado no podría.
107:2.5 (1178.6) 4. Ajustadores desaparecidos. Encontramos aquí una laguna en nuestros esfuerzos por seguir la carrera de los Monitores de Misterio. Hay una cuarta etapa de servicio que desconocemos. Los Melquisedec enseñan que los Ajustadores de cuarta etapa deambulan por el universo de universos en misiones independientes. Los Mensajeros Solitarios se inclinan a pensar que son uno con la Primera Fuente y Centro y pasan un periodo reparador en la reconfortante compañía del Padre mismo. Para un Ajustador es perfectamente posible deambular por el universo maestro y ser uno al mismo tiempo con el Padre omnipresente.
107:2.6 (1178.7) 5. Ajustadores liberados, los Monitores de Misterio que han sido liberados para siempre de servir en el tiempo a los mortales de las esferas en vías de evolución. No sabemos cuáles pueden ser sus funciones.
107:2.7 (1179.1) 6. Ajustadores fusionados —finalitarios— los que se han hecho uno con las criaturas ascendentes de los superuniversos, compañeros para la eternidad de los ascendentes del tiempo del Cuerpo de la Finalización del Paraíso. Los Ajustadores del Pensamiento suelen fusionarse con los mortales ascendentes del tiempo, son registrados con esos mortales supervivientes a su entrada y salida de Ascendington y siguen el curso de los seres ascendentes. Al fusionarse con el alma evolutiva ascendente parece que el Ajustador se traslada del nivel existencial absoluto del universo al nivel experiencial finito de la vinculación funcional con una personalidad ascendente. Aunque conserva todo el carácter de la naturaleza divina existencial, el Ajustador fusionado se une de forma indisoluble a la carrera ascendente del mortal superviviente.
107:2.8 (1179.2) 7. Ajustadores personalizados, los que han servido con los Hijos del Paraíso encarnados, así como muchos otros que se han distinguido por una actuación extraordinaria en el interior de un mortal que rechazó la supervivencia. Tenemos razones para creer que estos Ajustadores son personalizados por recomendación de los Ancianos de los Días del superuniverso donde realizaron su misión.
107:2.9 (1179.3) Estos misteriosos fragmentos de Dios se pueden clasificar de muchas maneras: según su misión en el universo, por el grado de éxito de su actuación en el interior de un mortal individual o incluso por la ascendencia racial del candidato mortal a la fusión.
107:3.1 (1179.4) Todas las actividades del universo relacionadas con el envío, la gestión, la dirección y el regreso de los Monitores de Misterio destinados a los siete superuniversos parecen estar centradas en la esfera sagrada de Divinington. Que yo sepa, nadie ha estado en esa esfera aparte de los Ajustadores y otras entidades del Padre. Es probable que muchas entidades prepersonales no reveladas compartan Divinington como esfera de residencia con los Ajustadores. Conjeturamos que esas entidades pueden estar vinculadas de algún modo al ministerio presente y futuro de los Monitores de Misterio, pero en realidad no lo sabemos.
107:3.2 (1179.5) Cuando los Ajustadores del Pensamiento regresan al Padre vuelven a Divinington, su supuesto lugar de origen. Como parte de esta experiencia es probable que se produzca un contacto real con la personalidad paradisiaca del Padre, así como con la manifestación especializada de la divinidad del Padre situada, según dicen, en esta esfera secreta.
107:3.3 (1179.6) Aunque sabemos algo de las siete esferas secretas del Paraíso, sabemos menos de Divinington que de las otras. Los seres de alto orden espiritual reciben solo tres mandamientos divinos, a saber:
107:3.4 (1179.7) 1. Mostrar siempre el debido respeto hacia las dotes y la experiencia de sus mayores y superiores.
107:3.5 (1179.8) 2. Mostrar siempre consideración por las limitaciones y la inexperiencia de sus inferiores y los seres de menor rango.
107:3.6 (1179.9) 3. No intentar nunca aterrizar en las orillas de Divinington.
107:3.7 (1179.10) He pensado muchas veces que sería totalmente inútil que yo fuera a Divinington. Probablemente sería incapaz de ver a ninguno de sus habitantes, excepto a seres como los Ajustadores Personalizados que ya he visto en otros sitios. Estoy convencido de que no hay nada de valor real o de provecho para mí en Divinington, nada esencial para mi crecimiento y desarrollo, porque si lo hubiera no se me habría prohibido ir allí.
107:3.8 (1180.1) Puesto que poco o nada podemos aprender a través de Divinington sobre la naturaleza y el origen de los Ajustadores, nos vemos obligados a recoger información de mil y una fuentes, y es necesario reunir, asociar y correlacionar estos datos acumulados para darles valor informativo.
107:3.9 (1180.2) Del valor y la sabiduría que muestran los Ajustadores del Pensamiento se deduce que han recibido una formación de enorme alcance y amplitud. Dado que no son personalidades, esta formación tiene que proceder necesariamente de las instituciones educativas de Divinington. El personal de las escuelas de formación de Ajustadores de Divinington está constituido sin duda por los notables Ajustadores Personalizados. Y sabemos que este cuerpo central supervisor está presidido por el que es ahora el Ajustador Personalizado del primer Hijo del Paraíso del orden de los Migueles que consumó su otorgamiento séptuplo a las razas y pueblos de los mundos de su universo.
107:3.10 (1180.3) En realidad sabemos muy poco sobre los Ajustadores no personalizados porque solo tenemos contacto y comunicación con los órdenes personalizados. Los Ajustadores de estos órdenes reciben su nombre en Divinington y son conocidos siempre por ese nombre, no por su número. Los Ajustadores Personalizados están domiciliados permanentemente en Divinington; esa esfera sagrada es su casa. Salen de esa residencia solo por voluntad del Padre Universal. En los dominios de los universos locales se ven muy pocos, en cambio son más numerosos en el universo central.
107:4.1 (1180.4) Al decir que un Ajustador del Pensamiento es divino reconocemos simplemente la naturaleza de su origen. Es muy probable que esa pureza de divinidad abarque la esencia del potencial de todos los atributos de Deidad que pueden ser contenidos dentro de ese fragmento de la esencia absoluta de la presencia universal del Padre del Paraíso eterno e infinito.
107:4.2 (1180.5) La fuente del Ajustador tiene que ser infinita, y antes de fusionarse con el alma inmortal de un mortal en vías de evolución, la realidad del Ajustador debe lindar con la absolutidad. Los Ajustadores no son absolutos en el sentido universal, en el sentido de Deidad, pero son probablemente auténticos absolutos dentro de las potencialidades de su naturaleza fragmentada. Están limitados en cuanto a su universalidad, no en cuanto a su naturaleza. Son limitados en extensión, pero en intensidad de significado, de valor y de hecho son absolutos. Por esta razón denominamos a veces a estos dones divinos fragmentos absolutos cualificados del Padre.
107:4.3 (1180.6) Ningún Ajustador ha sido nunca desleal al Padre del Paraíso. Los órdenes inferiores de criaturas personales pueden tener a veces que enfrentarse a las deslealtades de sus semejantes, pero los Ajustadores jamás. Son supremos e infalibles en su esfera superna de ministerio a las criaturas y en su función en el universo.
107:4.4 (1180.7) Los Ajustadores no personalizados son visibles solo para los Ajustadores Personalizados. Los miembros de mi orden de los Mensajeros Solitarios y también los Espíritus Inspirados de la Trinidad pueden detectar la presencia de los Ajustadores por medio de fenómenos reactivos espirituales; incluso las serafines pueden percibir a veces la luminosidad de espíritu que se supone asociada a la presencia de los Monitores en la mente material de los hombres. Sin embargo ninguno de nosotros es capaz de percibir la presencia real de los Ajustadores a menos que hayan sido personalizados, si bien es cierto que sus naturalezas son perceptibles en unión con las personalidades fusionadas de los mortales ascendentes de los mundos evolutivos. La invisibilidad universal de los Ajustadores es un claro indicio de la superioridad exclusivamente divina de su origen y naturaleza.
107:4.5 (1181.1) Hay una luz característica, una luminosidad de espíritu, que acompaña a esta presencia divina y se suele asociar con los Ajustadores del Pensamiento. En el universo de Nebadon esta luminosidad paradisiaca es bien conocida como la «luz piloto»; en Uversa se llama la «luz de vida». En Urantia se ha aludido a veces a este fenómeno como «la luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene a este mundo».
107:4.6 (1181.2) Los Ajustadores del Pensamiento Personalizados son visibles para todos los seres que han alcanzado al Padre Universal. Los Ajustadores de todas las etapas, junto con todos los demás seres, entidades, espíritus, personalidades y manifestaciones del espíritu, son siempre perceptibles por las Personalidades Creadoras Supremas que proceden de las Deidades del Paraíso y presiden los principales gobiernos del gran universo.
107:4.7 (1181.3) ¿Os dais cuenta de la verdadera relevancia que tiene la presencia interior de un Ajustador? ¿Podéis llegar a asimilar realmente lo que significa que un fragmento absoluto de la Deidad absoluta e infinita, el Padre Universal, habite dentro de vuestras naturalezas mortales finitas y se fusione con ellas? Cuando el hombre mortal se fusiona con un fragmento auténtico de la Causa existencial del cosmos total, el destino de esa asociación inimaginable y sin precedentes se vuelve ilimitado. El hombre descubrirá en la eternidad no solo la infinitud de la Deidad objetiva sino también la potencialidad perpetua del fragmento subjetivo de este mismo Dios. El Ajustador revelará por siempre las maravillas de Dios a la personalidad mortal, y esta revelación superna no puede tener fin porque para el hombre mortal el Ajustador es de Dios y como Dios.
107:5.1 (1181.4) Los mortales evolutivos tienden a considerar que la mente es una mediación cósmica entre el espíritu y la materia, pues ese es en efecto el cometido principal de la mente tal como la percibís vosotros. Para los humanos es difícil captar que los Ajustadores del Pensamiento tienen mente, dado que son fragmentaciones de Dios en un nivel absoluto de la realidad que es no solo prepersonal sino también previo a toda divergencia entre energía y espíritu. En un nivel monista antecedente a la diferenciación entre energía y espíritu no podría haber ninguna función mediadora de la mente, ya que no hay divergencias que dirimir.
107:5.2 (1181.5) Dado que los Ajustadores pueden planificar, trabajar y amar, tienen que tener poderes del yo que sean conmensurados con la mente. Los Monitores de todos los niveles que están por encima del grupo primero o virgen poseen una capacidad ilimitada de comunicarse entre sí, aunque no podemos revelar casi nada sobre la naturaleza y el sentido de sus intercomunicaciones porque las desconocemos. Lo que sí sabemos es que tienen que tener alguna forma de mente, porque si no nunca podrían ser personalizados.
107:5.3 (1181.6) La constitución mental del Ajustador del Pensamiento es como la constitución mental del Padre Universal y del Hijo Eterno, que es ancestral a las mentes del Actor Conjunto.
107:5.4 (1181.7) El tipo de mente que se da por sentado para los Ajustadores tiene que ser similar a la dotación de mente de muchos otros órdenes de entidades prepersonales cuyo origen también se atribuye a la Primera Fuente y Centro. Aunque muchos de esos órdenes no han sido revelados en Urantia, todos manifiestan cualidades mentales. También es posible que esas individualizaciones de la Deidad original se unifiquen con numerosos tipos de seres no mortales en vías de evolución e incluso con un número limitado de seres no evolutivos que han desarrollado la capacidad de fusionarse con esos fragmentos de la Deidad.
107:5.5 (1182.1) Cuando un Ajustador del Pensamiento se fusiona con el alma de morontia en vías de evolución e inmortal de un humano superviviente, la mente del Ajustador solo se puede identificar como separada de la mente de la criatura hasta que el mortal ascendente alcanza los niveles de espíritu de progresión en el universo.
107:5.6 (1182.2) Cuando alcanzan los niveles finalitarios de experiencia ascendente, estos espíritus de sexta etapa parecen transmutar un factor mental que representa la unión de ciertos aspectos de la mente del mortal y de la mente del Ajustador, un factor que había funcionado antes como enlace entre los aspectos divino y humano de dichas personalidades ascendentes. Es probable que esta cualidad experiencial de la mente adquiera carácter de supremacía e incremente después la dotación experiencial de la Deidad evolutiva, es decir, del Ser Supremo.
107:6.1 (1182.3) Los Ajustadores del Pensamiento se manifiestan en la experiencia de las criaturas como la presencia y la guía de una influencia de espíritu. El Ajustador es en verdad un espíritu, espíritu puro y más que espíritu. No hemos podido nunca clasificar a los Monitores de Misterio de forma satisfactoria, pero lo que podemos decir de ellos con toda certeza es que son verdaderamente como Dios.
107:6.2 (1182.4) El Ajustador es la posibilidad de eternidad para el hombre. El hombre es la posibilidad de personalidad para el Ajustador. Vuestro Ajustador individual trabaja para espiritualizaros con la esperanza de eternizar vuestra identidad temporal. Los Ajustadores están saturados del amor hermoso que otorga de sí mismo el Padre de los espíritus. Os aman verdadera y divinamente. Son prisioneros de la esperanza de ser espíritu que está confinada dentro de la mente de los hombres. Anhelan que vuestra mente mortal logre la divinidad para que se acabe su soledad, para ser liberados con vosotros de las limitaciones de la investidura material y de los ropajes del tiempo.
107:6.3 (1182.5) Vuestra senda hacia el Paraíso es la senda del logro de espíritu, y la naturaleza del Ajustador os irá revelando fielmente la naturaleza espiritual del Padre Universal. Más allá del ascenso al Paraíso y en las etapas posfinalitarias de la carrera eterna, es posible que el Ajustador se relacione con su antiguo socio humano para cuestiones distintas del ministerio del espíritu, pero el ascenso paradisiaco y la carrera finalitaria consisten en la asociación del mortal que conoce a Dios y se espiritualiza con el ministerio espiritual del Ajustador que revela a Dios.
107:6.4 (1182.6) Sabemos que los Ajustadores del Pensamiento son espíritus, espíritus puros, probablemente espíritus absolutos. Pero el Ajustador tiene que ser algo más que una exclusiva realidad de espíritu. Además de su supuesta constitución mental presenta también factores de energía pura. Si recordáis que Dios es la fuente de la energía pura y del espíritu puro, no os costará mucho comprender que sus fragmentos puedan ser ambas cosas. De hecho, los Ajustadores atraviesan el espacio por los circuitos de gravedad instantáneos y universales de la Isla del Paraíso.
107:6.5 (1182.7) Esta vinculación de los Monitores de Misterio con los circuitos materiales del universo de universos es francamente desconcertante, pero no deja de ser cierto que relampaguean por los circuitos de gravedad material a través de todo el gran universo. Es enteramente posible que sean capaces de penetrar incluso en los niveles del espacio exterior, y no hay duda de que podrían seguir a la presencia de gravedad del Paraíso en esas regiones. Aunque los miembros de mi orden de personalidad podemos también atravesar los circuitos de mente del Actor Conjunto más allá de los confines del gran universo, nunca hemos detectado con seguridad la presencia de Ajustadores en las regiones inexploradas del espacio exterior.
107:6.6 (1183.1) Y sin embargo, aunque los Ajustadores utilizan los circuitos de gravedad material, no están sometidos a ella como lo está la creación material. Los Ajustadores son fragmentos del ancestro de la gravedad, no son consecuentes a la gravedad; se han segmentado en un nivel de existencia del universo que antecede hipotéticamente a la aparición de la gravedad.
107:6.7 (1183.2) Los Ajustadores del Pensamiento no descansan desde el momento de su otorgamiento hasta la muerte natural de su sujeto mortal. Entonces quedan liberados y pueden volver a Divinington, pero aquellos cuyo sujeto no pasa por los portales de la muerte natural ni siquiera tienen ese respiro temporal. Los Ajustadores del Pensamiento no necesitan consumir energía; son energía, energía del orden más alto y más divino.
107:7.1 (1183.3) Los Ajustadores del Pensamiento no son personalidades, pero son entidades reales. Están verdadera y perfectamente individualizados, aunque nunca están realmente personalizados mientras moran en el interior de los mortales. Los Ajustadores del Pensamiento no son verdaderas personalidades sino verdaderas realidades, realidades del orden más puro que se conoce en el universo de universos: son la presencia divina. Aunque estos maravillosos fragmentos del Padre no son personales, son considerados habitualmente como seres y a veces, en vista de los aspectos espirituales de su ministerio presente hacia los mortales, como entidades de espíritu.
107:7.2 (1183.4) Si los Ajustadores del Pensamiento no son personalidades con prerrogativas de voluntad y poderes de elección, ¿cómo pueden seleccionar a sujetos mortales y ofrecerse para morar dentro de estas criaturas de los mundos evolutivos? Es fácil hacerse esta pregunta, pero no es probable que ningún ser del universo de universos haya encontrado nunca la respuesta exacta. Tampoco los Mensajeros Solitarios de mi orden de personalidad alcanzamos a comprender del todo la dotación de voluntad, de elección y de amor que poseen las entidades no personales.
107:7.3 (1183.5) Hemos especulado muchas veces sobre que los Ajustadores del Pensamiento tienen que tener volición en todos los niveles prepersonales de elección. Se ofrecen para morar en el interior de los seres humanos, establecen planes para la carrera eterna del hombre y los adaptan, modifican o sustituyen según las circunstancias. Todas estas actividades implican una volición auténtica. Sienten afecto por los mortales, actúan en las crisis del universo, están siempre a la espera de actuar de manera decisiva conforme a la elección humana. Todas estas reacciones son enteramente volitivas. En todas las situaciones no relacionadas con el dominio de la voluntad humana su conducta denota de forma incuestionable el ejercicio de poderes que equivalen en todos los sentidos a la voluntad, al grado máximo de decisión.
107:7.4 (1183.6) ¿Por qué entonces, si los Ajustadores del Pensamiento poseen volición, están supeditados a la voluntad del mortal? Creemos que esto se debe a que la volición del Ajustador, aunque absoluta en su naturaleza, es prepersonal en su manifestación. La voluntad humana funciona en el nivel de personalidad de la realidad de universo, y en todo el cosmos lo impersonal —lo no personal, lo subpersonal y lo prepersonal— responde siempre a la voluntad y a los actos de la personalidad existente.
107:7.5 (1183.7) En todo un universo de seres creados y de energías no personales, no observamos ninguna manifestación de voluntad, volición, elección o amor fuera de la personalidad. Excepto en los Ajustadores y otras entidades similares, no vemos que estos atributos de la personalidad vayan asociados a realidades impersonales. No sería correcto considerar a los Ajustadores como subpersonales ni tampoco sería apropiado calificarlos de superpersonales, en cambio es perfectamente aceptable decir que son seres prepersonales.
107:7.6 (1184.1) Los seres de nuestro orden llamamos dones divinos a estos fragmentos de la Deidad. Reconocemos que los Ajustadores son de origen divino y constituyen probablemente la prueba y la demostración de que el Padre Universal se ha reservado la posibilidad de comunicarse directa e ilimitadamente con todas y cada una de las criaturas materiales existentes en sus dominios prácticamente infinitos. Todo esto ocurre con total independencia de su presencia en las personalidades de sus Hijos del Paraíso o de sus ministraciones indirectas a través de las personalidades del Espíritu Infinito.
107:7.7 (1184.2) Para todos los seres creados sería una inmensa alegría alojar a un Ajustador, pero los únicos seres habitados interiormente por los Monitores de Misterio son las criaturas con voluntad evolutivas y con destino finalitario.
107:7.8 (1184.3) [Presentado por un Mensajero Solitario de Orvonton.]
El libro de Urantia
Documento 108
108:0.1 (1185.1) LA misión de los Ajustadores del Pensamiento hacia las razas humanas es representar al Padre Universal, ser el Padre Universal para las criaturas mortales del tiempo y el espacio. En eso consiste el trabajo fundamental de estos dones divinos. También tienen la misión de elevar las mentes de los mortales y trasladar las almas inmortales de los hombres hasta las alturas divinas y los niveles espirituales de la perfección paradisiaca. En este proceso de transformar la naturaleza humana de la criatura temporal en la naturaleza divina del finalitario eterno, los Ajustadores originan un tipo único de ser, un ser que consiste en la unión eterna del Ajustador perfecto con la criatura perfeccionada y que sería imposible duplicar mediante ninguna otra técnica del universo.
108:0.2 (1185.2) No hay nada en todo el universo que pueda sustituir al hecho de la experiencia en los niveles no existenciales. El Dios infinito es y ha sido siempre, pleno y completo, infinitamente inclusivo de todas las cosas excepto el mal y la experiencia de la criatura. Dios no puede hacer nada mal: es infalible. Dios no puede conocer experiencialmente lo que no ha experimentado nunca personalmente: el preconocimiento de Dios es existencial. Por eso el espíritu del Padre desciende del Paraíso para participar con los mortales finitos en cada experiencia auténtica de la carrera ascendente, y solo mediante este método puede el Dios existencial convertirse de hecho y en verdad en el Padre experiencial del hombre. La infinitud del Dios eterno abarca el potencial para la experiencia finita, y este potencial se actualiza realmente en el ministerio de los fragmentos Ajustadores que comparten las experiencias de las vicisitudes de la vida de los seres humanos.
108:1.1 (1185.3) Cuando los Ajustadores son enviados desde Divinington a servir a los mortales sus dotaciones de divinidad existencial son idénticas, pero sus cualidades experienciales varían en proporción a sus contactos anteriores con las criaturas evolutivas y dentro de ellas. No podemos explicar los criterios de asignación de los Ajustadores, pero conjeturamos que estos dones divinos se otorgan con arreglo a una política sabia y eficaz basada en su capacidad eterna de adaptación a la personalidad en cuyo interior habitarán. Lo que sí constatamos es que los Ajustadores más experimentados suelen morar dentro de mentes humanas de tipo superior, y eso nos hace pensar que la herencia humana tiene que influir considerablemente a la hora de seleccionar y destinar a los Ajustadores.
108:1.2 (1185.4) Aunque no lo sabemos seguro, creemos firmemente que todos los Ajustadores del Pensamiento son voluntarios. Pero incluso antes de ofrecerse como voluntarios disponen de plena información sobre el candidato a ser habitado por cada uno de ellos. Los borradores seráficos sobre ascendencia y patrones proyectados de conducta en la vida son transmitidos a través del Paraíso al cuerpo de reserva de los Ajustadores de Divinington mediante la técnica de la reflectividad, que se extiende hacia dentro desde las capitales de los universos locales hasta las sedes de los superuniversos. Este pronóstico no solo cubre los antecedentes hereditarios del candidato mortal sino también la estimación de su probable dotación intelectual y capacidad espiritual. Y así, los Ajustadores se ofrecen voluntarios para morar en el interior de mentes cuyas naturalezas íntimas les son perfectamente conocidas.
108:1.3 (1186.1) El Ajustador que se ofrece voluntario se interesa en particular por tres cualificaciones del candidato humano:
108:1.4 (1186.2) 1. La capacidad intelectual. ¿Es una mente normal? ¿Cuál es su potencial intelectual, su capacidad de inteligencia? ¿Se puede convertir ese individuo en una auténtica criatura con voluntad? ¿Tendrá posibilidad de manifestarse la sabiduría?
108:1.5 (1186.3) 2. La percepción espiritual. Las perspectivas de desarrollo del sentimiento de veneración, el nacimiento y crecimiento de la naturaleza religiosa. ¿Cuál es el potencial de alma, su probable capacidad espiritual de receptividad?
108:1.6 (1186.4) 3. La combinación de poderes intelectuales y espirituales. El grado en que estas dos dotaciones pudieran asociarse, combinarse, para producir un carácter humano fuerte y contribuir a la evolución cierta de un alma inmortal con valor de supervivencia.
108:1.7 (1186.5) Creemos que los Monitores se presentan libremente como voluntarios con pleno conocimiento de estos datos. Es probable que se presente más de un Ajustador para la misma misión y que los órdenes supervisores personalizados seleccionen entre estos Ajustadores voluntarios al más indicado para la tarea de espiritualizar y eternizar la personalidad de ese candidato mortal. (En la asignación y el servicio de los Ajustadores no se tiene en cuenta el sexo de la criatura.)
108:1.8 (1186.6) Entre su solicitud como voluntario y su destino efectivo, el Ajustador pasa probablemente un breve intervalo de tiempo en las escuelas de los Monitores Personalizados de Divinington. Allí, con ayuda de un patrón de trabajo de la mente del candidato mortal, recibe instrucciones sobre los procedimientos más eficaces para acercarse a esa personalidad y espiritualizar a esa mente. El modelo de mente que se utiliza para ello ha sido elaborado mediante una combinación de los datos suministrados por el servicio de reflectividad del superuniverso. Esto es al menos lo que nosotros creemos después de reunir toda la información obtenida en nuestros contactos con muchos Ajustadores Personalizados durante nuestras largas carreras en el universo como Mensajeros Solitarios.
108:1.9 (1186.7) Una vez que los Ajustadores salen de Divinington, no transcurre prácticamente ningún tiempo entre ese momento y su aparición en la mente del sujeto que han elegido. El tiempo medio de tránsito de un Ajustador desde Divinington hasta Urantia es de 117 horas, 42 minutos y 7 segundos, y se emplea casi todo este tiempo en el registro de Uversa.
108:2.1 (1186.8) Aunque los Ajustadores se ofrecen voluntarios desde el momento en que los pronósticos sobre una personalidad llegan a Divinington, no son asignados hasta que el sujeto humano haya tomado la primera decisión moral de su personalidad. La primera elección moral del niño humano es notificada automáticamente por el séptimo adjutor-mente y registrada en el acto a través del Espíritu Creativo del universo local por la vía del circuito universal de gravedad de mente del Actor Conjunto. Esta inscripción se efectúa en presencia del Espíritu Maestro que posee la jurisdicción de ese superuniverso, quien envía inmediatamente esta información a Divinington. En Urantia los Ajustadores llegan a sus sujetos humanos justo antes de que cumplan los seis años como término medio. En la generación presente está ocurriendo a los cinco años, diez meses y cuatro días, es decir a los 2.134 días de vida terrestre.
108:2.2 (1187.1) Los Ajustadores no pueden invadir la mente del mortal hasta que haya sido debidamente preparada mediante el ministerio morador interior de los espíritus-mente adjutores y encircuitada en el Espíritu Santo. Mediante la función equivalente de los siete adjutores la mente humana queda cualificada para recibir a un Ajustador. La mente de la criatura debe manifestar tendencia a la adoración y denotar la función de la sabiduría en su aptitud para elegir entre los valores emergentes del bien y el mal: la elección moral.
108:2.3 (1187.2) Así queda preparado el escenario de la mente humana para recibir a los Ajustadores, aunque por regla general no aparecen de forma inmediata para morar en el interior de esas mentes. Solo lo hacen en aquellos mundos donde el Espíritu de la Verdad actúa como coordinador espiritual de estos diferentes ministerios del espíritu. Cuando este espíritu de los Hijos de otorgamiento está presente, los Ajustadores llegan indefectiblemente en el instante en que el séptimo espíritu-mente adjutor empieza a actuar y comunica al Espíritu Madre del Universo que ha conseguido la coordinación potencial de los seis adjutores asociados que ministraban antes en el intelecto del mortal en cuestión. Por eso desde el día de Pentecostés los Ajustadores divinos han sido otorgados de forma universal a todas las mentes normales con estatus moral de Urantia.
108:2.4 (1187.3) El Ajustador no puede invadir arbitrariamente el intelecto del mortal, aunque se trate de una mente dotada del Espíritu de la Verdad, antes de que aparezca la decisión moral. Pero una vez tomada esa decisión moral este ayudante de espíritu asume la jurisdicción directa desde Divinington. No hay intermediarios ni otras autoridades ni poderes interpuestos entre los Ajustadores divinos y sus sujetos humanos. Dios y el hombre se relacionan directamente.
108:2.5 (1187.4) Antes del derramamiento del Espíritu de la Verdad sobre los habitantes de un mundo evolutivo, el otorgamiento de los Ajustadores parece estar determinado por muchas influencias del espíritu y actitudes de la personalidad. No acabamos de comprender las leyes que rigen esos otorgamientos; no sabemos por qué motivos exactos se envía a un Ajustador que se ha ofrecido voluntario para morar dentro de una mente en vías de evolución. Por otra parte observamos muchas influencias y condiciones que parecen estar asociadas a la llegada del Ajustador a esa mente antes del otorgamiento del Espíritu de la Verdad. Destacamos las siguientes:
108:2.6 (1187.5) 1. La asignación de guardianas seráficas personales. Si un mortal no ha sido habitado anteriormente por un Ajustador, la asignación de una guardiana personal trae consigo inmediatamente la llegada de un Ajustador. Existe una relación muy concreta aunque desconocida entre el ministerio de los Ajustadores y el ministerio de las guardianas seráficas personales.
108:2.7 (1187.6) 2. Alcanzar el tercer círculo de consecución intelectual y logro espiritual. He observado que los Ajustadores llegan a las mentes mortales cuando estas conquistan el tercer círculo, incluso antes de que este logro llegue al conocimiento de las personalidades del universo local que se ocupan de estos asuntos.
108:2.8 (1187.7) 3. Tomar una decisión suprema de importancia espiritual extraordinaria. Un comportamiento humano de este tipo en una crisis planetaria personal suele provocar la llegada inmediata del Ajustador que estaba en espera.
108:2.9 (1187.8) 4. El espíritu de hermandad. Con independencia del logro de los círculos psíquicos y de la asignación de guardianas personales y sin ninguna relación con decisiones de crisis, cuando un mortal en vías de evolución llega a estar dominado por el amor a sus semejantes y se consagra al ministerio desinteresado hacia sus hermanos en la carne, el Ajustador que estaba en espera desciende invariablemente para habitar dentro de la mente de ese mortal.
108:2.10 (1188.1) 5. Declarar la intención de hacer la voluntad de Dios. Observamos que muchos mortales de los mundos del espacio parecen preparados para recibir al Ajustador, y sin embargo los Monitores no llegan. Seguimos observando a esas criaturas en su vida diaria y de pronto, de forma callada y casi inconsciente, toman la decisión de intentar cumplir la voluntad del Padre del cielo. Comprobamos entonces el envío inmediato de los Ajustadores del Pensamiento.
108:2.11 (1188.2) 6. La influencia del Ser Supremo. En los mundos en los que los Ajustadores no se fusionan con las almas en evolución de los habitantes mortales, observamos que los Ajustadores se otorgan a veces en respuesta a influencias que superan por completo nuestra comprensión. Conjeturamos que esos otorgamientos están determinados por alguna acción cósmica refleja originada en el Ser Supremo. Desconocemos los motivos por los cuales esos Ajustadores no se fusionan o no se pueden fusionar con esos tipos concretos de mente de mortal en vías de evolución. Esas operaciones no nos han sido nunca reveladas.
108:3.1 (1188.3) Por lo que sabemos, los Ajustadores están organizados como una unidad de trabajo independiente dentro del universo de universos y parecen estar administrados directamente desde Divinington. Son uniformes en los siete superuniversos, y en todos los universos locales los Monitores de Misterio son todos del mismo tipo. También hemos observado que hay numerosas series de Ajustadores, y esta organización seriada se extiende a través de las razas, a lo largo de las dispensaciones y para los mundos, los sistemas y los universos. Pero es demasiado difícil seguir la pista a estos dones divinos porque actúan de forma intercambiable por todo el gran universo.
108:3.2 (1188.4) Los Ajustadores solo están contabilizados (fuera de Divinington) en las sedes de los siete superuniversos. Las autoridades paradisiacas envían a la sede del superuniverso el número y el orden del Ajustador que mora en el interior de cada criatura ascendente; estos datos son comunicados desde allí a la sede del universo local correspondiente y transmitidos luego al planeta concreto de la criatura. Pero los registros del universo local no contienen el número completo de los Ajustadores del Pensamiento; en los registros de Nebadon solo figura el número de destino en el universo local asignado por los representantes de los Ancianos de los Días. El significado real del número completo del Ajustador solo es conocido en Divinington.
108:3.3 (1188.5) Los sujetos humanos suelen ser conocidos por el número de su Ajustador. Los mortales no reciben su nombre real en el universo hasta después de su fusión con el Ajustador, y esta unión se pone de manifiesto cuando la guardiana del destino confiere un nuevo nombre a la nueva criatura.
108:3.4 (1188.6) Aunque conocemos los registros de los Ajustadores del Pensamiento que están en Orvonton y aunque no tenemos ninguna autoridad sobre ellos ni conexión administrativa con ellos, creemos firmemente que existe una estrecha conexión administrativa entre los mundos individuales de los universos locales y la residencia central de los dones divinos en Divinington. Lo que sí sabemos es que después de la aparición de un Hijo de otorgamiento del Paraíso en un mundo evolutivo, un Ajustador Personalizado es asignado a ese mundo como supervisor planetario de los Ajustadores.
108:3.5 (1189.1) Es interesante observar que los inspectores del universo local se dirigen siempre al jefe planetario de los Ajustadores del Pensamiento cuando llevan a cabo el examen de un planeta, del mismo modo que dictan instrucciones a las jefas de las serafines y a los líderes de otros órdenes de seres adscritos a la administración de ese mundo en vías de evolución. No hace mucho tiempo Tabamantia, el supervisor soberano de todos los planetas de experimentación con la vida del universo de Nebadon, hizo una inspección periódica de este tipo en Urantia. Tal como queda recogido en los archivos, además de amonestar y censurar a los diversos jefes de las personalidades sobrehumanas, dirigió el siguiente mensaje de reconocimiento al jefe de los Ajustadores. No sabemos con seguridad si se encontraba en el planeta o si estaba en Salvington, en Uversa o en Divinington, pero esto fue lo que dijo:
108:3.6 (1189.2) «Desde de mi posición de autoridad temporal sobre la serie planetaria experimental me dirijo hoy a vosotros, que sois mis superiores por mucho, para expresar mi admiración y mi profundo respeto hacia este grupo magnífico de ministros celestiales, los Monitores de Misterio, que se han ofrecido voluntarios para servir en esta esfera irregular. Por duras que sean las pruebas vosotros no flaqueáis nunca. Ni en los registros de Nebadon ni ante las comisiones de Orvonton se ha presentado jamás una acusación contra un Ajustador divino. Habéis sido leales a vuestras responsabilidades, habéis sido divinamente fieles. Habéis ayudado a rectificar los errores y a compensar las deficiencias de todos los que trabajan en este planeta confuso. Sois seres maravillosos, guardianes del bien en las almas de este mundo atrasado. Aunque estéis aparentemente bajo mi jurisdicción como ministradores voluntarios, os presento mis respetos. Me inclino ante vosotros en humilde reconocimiento de vuestro altruismo admirable, vuestro ministerio comprensivo y vuestra entrega incondicional. Sois dignos del nombre de servidores divinos de los habitantes mortales de este mundo desgarrado por los conflictos, golpeado por el dolor y afligido por la enfermedad. ¡Os rindo homenaje; casi os adoro!»
108:3.7 (1189.3) Tras estudiar muchas secuencias de datos, podemos llegar a la conclusión de que los Ajustadores están perfectamente organizados, de que existe una administración profundamente inteligente y eficaz que dirige a estos dones divinos desde una fuente central muy lejana, probablemente Divinington. Sabemos que vienen de Divinington a los mundos y no hay duda de que vuelven allí cuando mueren sus sujetos.
108:3.8 (1189.4) Es muy difícil descubrir los mecanismos administrativos de los órdenes superiores de espíritus. Aunque las personalidades de mi orden nos dedicamos a cumplir nuestros deberes específicos, colaboramos sin duda de manera inconsciente con muchos otros grupos de subdeidades personales e impersonales que actúan de forma unida para poner en correlación el inmenso universo. Sospechamos que servimos de este modo porque somos el único grupo de criaturas personalizadas (aparte de los Ajustadores Personalizados) uniformemente conscientes de la presencia de muchos órdenes de entidades prepersonales.
108:3.9 (1189.5) Somos conscientes de la presencia de los Ajustadores, que son fragmentos de la Deidad prepersonal de la Primera Fuente y Centro. Sentimos la presencia de los Espíritus Inspirados de la Trinidad, que son expresiones superpersonales de la Trinidad del Paraíso. Detectamos también infaliblemente la presencia de espíritu de ciertos órdenes no revelados procedentes del Hijo Eterno y el Espíritu Infinito, y no somos totalmente insensibles a otras entidades que no os han sido reveladas.
108:3.10 (1190.1) Los Melquisedec de Nebadon enseñan que los Mensajeros Solitarios son los coordinadores de la personalidad de estas diversas influencias manifestadas en la Deidad del Ser Supremo evolutivo que se expande. Es muy posible que participemos en la unificación experiencial de muchos de los fenómenos inexplicados del tiempo, pero no tenemos la certeza consciente de esta actuación.
108:4.1 (1190.2) Aparte de su posible coordinación con otros fragmentos de la Deidad, los Ajustadores están completamente solos en su esfera de actividad dentro de la mente del mortal. Es cierto que el Padre parece haber renunciado al ejercicio personal y directo de todo poder y autoridad sobre el gran universo en favor de los hijos Creadores Supremos de las Deidades del Paraíso. A pesar de este acto de abnegación, los Monitores de Misterio son la prueba elocuente de que el Padre se ha reservado para sí el derecho incuestionable a estar presente en el alma y la mente de sus criaturas en vías de evolución con el fin de poder atraer hacia sí a toda la creación de criaturas, en coordinación con la gravedad espiritual de los Hijos del Paraíso. Cuando vuestro Hijo de otorgamiento del Paraíso estaba aún en Urantia dijo: «Y yo, si soy levantado, atraeré a todos los hombres». Reconocemos y comprendemos este poder de atracción espiritual de los Hijos del Paraíso y de sus compañeras creativas, aunque no entendemos tan bien los métodos del Padre infinitamente sabio cuando actúa en y a través de estos Monitores de Misterio que con tanto valor viven y trabajan dentro de la mente humana.
108:4.2 (1190.3) Actuando con total independencia dentro de la mente de los hijos de los hombres y sin ninguna coordinación ni subordinación ni relación aparente con el trabajo del universo de universos, estas misteriosas presencias impulsan sin cesar a las criaturas en las que habitan hacia los ideales divinos y las atraen siempre hacia arriba en dirección a los propósitos y objetivos de una vida futura y mejor. Estos Monitores de Misterio contribuyen continuamente al establecimiento del dominio espiritual de Miguel en todo el universo de Nebadon, a la vez que participan misteriosamente en la estabilización de la soberanía de los Ancianos de los Días en Orvonton. Los Ajustadores son la voluntad de Dios, y dado que los hijos de Dios Creadores Supremos encarnan también personalmente esa misma voluntad, es inevitable que las acciones de los Ajustadores y la soberanía de los regidores del universo sean mutuamente interdependientes. Aunque aparentemente no conectadas, la presencia del Padre en los Ajustadores y la soberanía de Miguel de Nebadon a través del Padre tienen que ser manifestaciones diferentes de la misma divinidad.
108:4.3 (1190.4) Los Ajustadores del Pensamiento parecen ir y venir con total independencia de cualquier otra presencia espiritual, parecen actuar según leyes del universo ajenas a las que rigen y controlan las actuaciones de todas las demás influencias del espíritu. Pero a pesar de esta aparente independencia, las observaciones a largo plazo muestran sin lugar a dudas que actúan en la mente humana en perfecta sincronía y coordinación con todos los demás ministerios del espíritu, incluidos los espíritus-mente adjutores, el Espíritu Santo, el Espíritu de la Verdad y otras influencias.
108:4.4 (1190.5) Cuando un mundo es aislado por motivos de rebelión, cuando un planeta queda desconectado de toda comunicación encircuitada con el exterior como ocurrió en Urantia tras el levantamiento de Caligastia, la única posibilidad de comunicación directa interplanetaria o en el universo (aparte de los mensajeros personales) se establece por conexión con los Ajustadores de las esferas. Pase lo que pase en un mundo o en un universo, a los Ajustadores nunca les concierne directamente. El aislamiento de un planeta no afecta en ningún modo a los Ajustadores ni a su capacidad para comunicarse con cualquier parte del universo local, del superuniverso o del universo central. Por eso en los mundos en cuarentena se establecen tantos contactos con los Ajustadores supremos y autónomos del cuerpo de reserva del destino. Se recurre a este sistema para paliar las limitaciones del aislamiento planetario. En los últimos años ha funcionado en Urantia el circuito de los arcángeles, pero este medio de comunicación está limitado básicamente a las actividades del propio cuerpo de los arcángeles.
108:4.5 (1191.1) Sabemos de muchos fenómenos del espíritu que ocurren en el vasto universo y que no alcanzamos a comprender plenamente. No dominamos aún todo lo que ocurre a nuestro alrededor, y yo creo que gran parte de ese trabajo inescrutable lo hacen los Mensajeros por Gravedad y ciertos tipos de Monitores de Misterio. No creo que los Ajustadores se dediquen exclusivamente a rehacer la mente de los mortales. Estoy convencido de que los Monitores Personalizados y otros órdenes de espíritus prepersonales no revelados representan el contacto directo e inexplicado del Padre Universal con las criaturas de los mundos.
108:5.1 (1191.2) Los Ajustadores acometen una misión difícil cuando se ofrecen voluntarios para morar en el interior de seres tan heterogéneos como los que viven en Urantia. Han asumido la tarea de existir en vuestra mente para recibir en ella las exhortaciones de las inteligencias espirituales de los mundos y transmitir o traducir estos mensajes espirituales a la mente material. Son indispensables para la ascensión al Paraíso.
108:5.2 (1191.3) Lo que el Ajustador del Pensamiento no pueda utilizar en vuestra vida presente, las verdades que no pueda trasmitir con éxito al hombre con el que está prometido, las conservará fielmente para utilizarlas en la siguiente etapa de la existencia, igual que transporta ahora de círculo en círculo los elementos que no consigue incorporar a la experiencia del sujeto humano debido a la incapacidad o al fracaso de la criatura a la hora de cooperar.
108:5.3 (1191.4) De lo que podéis estar seguros es de que los Ajustadores no perderán nunca nada que haya sido confiado a su cuidado. No se ha oído nunca que estos ayudantes en el espíritu hayan fallado. Las ángeles y otros tipos elevados de seres de espíritu, sin exceptuar los Hijos del universo local, pueden abrazar ocasionalmente el mal, pueden alejarse a veces del camino divino, pero los Ajustadores no titubean jamás. Son absolutamente dignos de confianza, y lo mismo podemos decir de cada uno de los siete grupos.
108:5.4 (1191.5) Vuestro Ajustador es el potencial de vuestro nuevo y próximo orden de existencia, el otorgamiento por adelantado de vuestra filiación eterna con Dios. Por medio de vuestra voluntad y con su consentimiento, el Ajustador tiene el poder de someter las tendencias de la mente material propias de la criatura a la acción transformadora de las motivaciones y los propósitos del alma morontial emergente.
108:5.5 (1191.6) Los Monitores de Misterio no son ayudantes del pensamiento, son ajustadores del pensamiento. Trabajan con la mente material para construir mediante procedimientos de ajuste y espiritualización una mente nueva para vuestra carrera futura en mundos nuevos y bajo un nombre nuevo. Su misión corresponde principalmente a la vida futura, no a esta vida. Se les llama ayudantes celestiales, no ayudantes terrenales. No les interesa facilitar vuestra carrera mortal sino hacer más bien que vuestra vida sea razonablemente dura y difícil a fin de estimular y multiplicar vuestras decisiones. La presencia de un gran Ajustador del Pensamiento no supone una vida fácil ni libera del esfuerzo intenso de pensar, pero ese regalo divino debe conferir una paz mental sublime y una magnifica tranquilidad de espíritu.
108:5.6 (1192.1) Vuestras emociones pasajeras y variables de tristeza y alegría son más que nada reacciones puramente humanas y materiales a vuestro clima psíquico interior y a vuestro entorno material exterior. No busquéis pues en el Ajustador consuelo egoísta y bienestar humano. El cometido del Ajustador es prepararos para la aventura eterna, asegurar vuestra supervivencia. La misión del Monitor de Misterio no es calmar vuestros sentimientos agitados ni curar vuestro orgullo herido, sino que dedicará toda su atención y todo su tiempo a preparar vuestra alma para la larga carrera ascendente.
108:5.7 (1192.2) No sé si seré capaz de explicaros lo que hacen exactamente los Ajustadores en vuestra mente y para vuestra alma. No estoy seguro de saber lo que ocurre realmente en la asociación cósmica de un Monitor divino y una mente humana. Todo ello es en cierto modo un misterio para nosotros, no en cuanto al plan y al propósito sino en cuanto a su ejecución. Y precisamente por eso nos cuesta tanto encontrar un nombre adecuado para estos dones supernos otorgados a los hombres mortales.
108:5.8 (1192.3) Los Ajustadores del Pensamiento quisieran cambiar vuestros sentimientos de miedo por convicciones de amor y confianza, pero no pueden hacerlo de forma mecánica y arbitraria porque es tarea vuestra. Cuando tomáis las decisiones que os liberan de las cadenas del miedo, aportáis literalmente el fulcro psíquico sobre el cual el Ajustador podrá aplicar después una palanca espiritual de iluminación inspiradora y progresiva.
108:5.9 (1192.4) Cuando surgen conflictos serios y bien definidos entre las tendencias superiores e inferiores de las razas, entre lo que realmente es bueno o malo (no simplemente lo que podríais llamar bueno y malo), podéis estar seguros de que el Ajustador participará siempre de una manera concreta y activa en esas experiencias. El hecho de que el compañero humano pueda no ser consciente de estas actuaciones de su Ajustador no desmerece en lo más mínimo su valor ni su realidad.
108:5.10 (1192.5) Si tuvierais una guardiana personal del destino y fracasarais en la supervivencia, esa ángel guardiana tendría que ser juzgada para justificar la ejecución fiel de su deber, en cambio los Ajustadores del Pensamiento no son investigados cuando sus sujetos no consiguen sobrevivir. Todos sabemos que una ángel puede no cumplir perfectamente su cometido, mientras que los Ajustadores del Pensamiento trabajan con perfección paradisiaca. Su ministerio se caracteriza por una técnica impecable que está más allá de toda posibilidad de crítica por parte de cualquier ser ajeno a Divinington. Tenéis guías perfectos, y por lo tanto la meta de la perfección es realmente alcanzable.
108:6.1 (1192.6) Es en verdad una maravilla de la condescendencia divina que los excelsos y perfectos Ajustadores se ofrezcan para existir dentro de la mente de criaturas materiales como los mortales de Urantia para consumar realmente una unión de prueba con los seres de origen animal de la tierra.
108:6.2 (1193.1) Sea cual fuere el estatus previo de los habitantes de un mundo, después del otorgamiento de un Hijo divino y del otorgamiento del Espíritu de la Verdad a todos los humanos, los Ajustadores acuden en masa a ese mundo para morar en el interior de la mente de todas las criaturas normales con voluntad. Una vez consumada la misión de un Hijo de otorgamiento del Paraíso, estos Monitores se convierten verdaderamente en el «reino de los cielos dentro de vosotros». A través del otorgamiento de los dones divinos el Padre se acerca lo máximo posible al mal y al pecado, pues es literalmente cierto que el Ajustador debe coexistir en la mente del mortal en medio mismo de la perversidad humana. A los Ajustadores interiores les atormentan en particular los pensamientos puramente viles y egoístas, les aflige la irreverencia hacia aquello que es bello y divino y ven prácticamente frustrada su labor por muchos de los absurdos miedos animales y temores infantiles de los hombres.
108:6.3 (1193.2) Los Monitores de Misterio son indudablemente el otorgamiento del Padre Universal, el reflejo de la imagen de Dios proyectada en el universo. Un gran maestro exhortó una vez a los hombres a renovarse en el espíritu de su mente, a convertirse en hombres nuevos que, a semejanza de Dios, son creados en la rectitud y en la compleción de la verdad. El Ajustador es la marca de la divinidad, la presencia de Dios. La «imagen de Dios» no se refiere a la semejanza física ni a las limitaciones circunscritas de las dotaciones de la criatura material, sino al don de la presencia de espíritu del Padre Universal en el otorgamiento superno de los Ajustadores del Pensamiento a las humildes criaturas de los universos.
108:6.4 (1193.3) El Ajustador es vuestra fuente interior de logro espiritual y vuestra esperanza de adquirir un carácter divino. Es el poder, el privilegio y la posibilidad de supervivencia que os distingue plenamente y para siempre de las meras criaturas animales. Es el estímulo espiritual superior y verdaderamente interno del pensamiento, en contraste con el estímulo externo y físico que llega a la mente mediante el mecanismo de la energía nerviosa del cuerpo material.
108:6.5 (1193.4) Estos custodios fieles de la carrera futura duplican infaliblemente toda creación mental en un equivalente espiritual, y así os van recreando de forma lenta y segura como realmente sois (solo espiritualmente) para la resurrección en los mundos de supervivencia. Todas estas admirables recreaciones del espíritu se conservan en la realidad emergente de vuestra alma inmortal que evoluciona, vuestro yo de morontia. Estas realidades existen efectivamente, a pesar de que el Ajustador rara vez tenga la posibilidad de realzar lo suficiente estas creaciones duplicadas como para mostrarlas a la luz de la consciencia.
108:6.6 (1193.5) Igual que vosotros sois progenitores humanos, el Ajustador es el progenitor divino de vuestra persona real, de vuestro yo más alto que progresa, de vuestro mejor yo espiritual morontial y futuro. Y es esta alma morontial que evoluciona la que perciben los jueces y censores cuando decretan vuestra supervivencia para haceros ascender a nuevos mundos y a la existencia sin final en unión eterna con vuestro fiel compañero: Dios, el Ajustador.
108:6.7 (1193.6) Los Ajustadores son los antepasados eternos, los originales divinos, de vuestra alma inmortal que evoluciona; son el impulso incesante que conduce al hombre a intentar dominar la existencia material presente a la luz de la carrera espiritual futura. Los Monitores son prisioneros de una esperanza imperecedera y manantiales de progresión perpetua. ¡Y cuánto disfrutan comunicándose con sus sujetos por canales más o menos directos! ¡Cómo se alegran cuando pueden prescindir de símbolos y otros métodos indirectos y transmitir sus mensajes directamente al intelecto de sus compañeros humanos!
108:6.8 (1194.1) Los humanos habéis iniciado un despliegue sin fin en un panorama casi infinito, una expansión sin límites en esferas inacabables y cada vez más amplias de oportunidades de servicio estimulante, de aventura incomparable, de incertidumbre sublime y de logro sin fronteras. Cuando las nubes se acumulen sobre vuestra cabeza vuestra fe debería aceptar el hecho de la presencia del Ajustador que mora dentro de vosotros, y de este modo seréis capaces de mirar más allá de las nieblas de la incertidumbre del mortal hacia el brillo claro del sol de la rectitud eterna sobre las alturas de los mundos mansión de Satania que os están llamando.
108:6.9 (1194.2) [Presentado por un Mensajero Solitario de Orvonton.]
El libro de Urantia
Documento 109
109:0.1 (1195.1) LOS Ajustadores del Pensamiento son los hijos de la carrera en el universo, y mientras las criaturas mortales crecen y se desarrollan, también los Ajustadores vírgenes tienen que adquirir experiencia. Igual que la personalidad del niño humano se expande para las luchas de la existencia evolutiva, el Ajustador se hace grande practicando para la próxima etapa de la vida ascendente. Igual que el niño adquiere la flexibilidad necesaria para adaptarse a sus futuras actividades de adulto a través de la vida social y los juegos de la primera infancia, el Ajustador interior se entrena para la próxima etapa de la vida cósmica a base de planificar y ensayar previamente con mortales las actividades relacionadas con la carrera en la morontia. La existencia humana constituye un periodo de prácticas que el Ajustador utiliza eficazmente como preparación para mayores responsabilidades y oportunidades más amplias en una vida futura. Los esfuerzos del Ajustador mientras vive dentro de vosotros no están muy centrados en las cuestiones de la vida temporal y la existencia planetaria. Los Ajustadores del Pensamiento están, por así decirlo, ensayando hoy en las mentes humanas que evolucionan las realidades de la futura carrera en el universo.
109:1.1 (1195.2) Tiene que existir un plan exhaustivo y detallado para formar y desarrollar a los Ajustadores vírgenes antes de enviarlos desde Divinington, pero no sabemos gran cosa sobre él. Es indudable que existe también un amplio programa de formación permanente para los Ajustadores que ya han tenido la experiencia de habitar dentro de un mortal antes de embarcarse en nuevas misiones con otros mortales, aunque en realidad tampoco lo sabemos.
109:1.2 (1195.3) Me han dicho unos Ajustadores Personalizados que siempre que un mortal habitado por un Monitor no sobrevive, a su vuelta a Divinington el Ajustador recibe un curso de formación complementario. Esta formación ampliada se hace posible por la experiencia de haber morado en un ser humano y se imparte siempre antes de volver a enviar al Ajustador a los mundos evolutivos del tiempo.
109:1.3 (1195.4) La experiencia de vivir no tiene sustituto cósmico. La perfección de la divinidad de un Ajustador del Pensamiento recién formado no da a ese Monitor de Misterio ninguna experiencia en el ejercicio de su ministerio. La experiencia es inseparable de la existencia viva; es la única cosa que, por muy grande que sea vuestra dotación divina, solo podéis obtener del hecho de vivir. Por lo tanto, igual que todos los seres que viven y actúan dentro de la esfera presente del Supremo, los Ajustadores del Pensamiento deben adquirir experiencia, deben evolucionar desde los grupos más bajos e inexpertos hasta los más experimentados.
109:1.4 (1196.1) Dentro de la mente del mortal los Ajustadores pasan por una auténtica carrera de desarrollo y alcanzan una realidad de logro que es eternamente suya. Van adquiriendo progresivamente capacidad y aptitud como Ajustadores gracias a todos y cada uno de sus contactos con las razas materiales, sobrevivan o no sus sujetos mortales. Son también socios igualitarios de la mente humana en el fomento de la evolución de un alma inmortal con capacidad de supervivencia.
109:1.5 (1196.2) El Ajustador alcanza la primera etapa de su evolución cuando se fusiona con el alma superviviente de un ser mortal. Así, mientras vosotros evolucionáis por naturaleza hacia dentro y hacia arriba, desde el hombre hasta Dios, los Ajustadores evolucionan por naturaleza hacia fuera y hacia abajo, desde Dios hasta el hombre. El producto final de esta unión de divinidad y humanidad será hijo del hombre e hijo de Dios para la eternidad.
109:2.1 (1196.3) Ya os hemos hablado de la clasificación de los Ajustadores según su experiencia en vírgenes, avanzados y supremos, pero hay que distinguir además una clasificación funcional: los Ajustadores autónomos. Un Ajustador autónomo es aquel que:
109:2.2 (1196.4) 1. Ha adquirido la experiencia necesaria durante la vida evolutiva de una criatura con voluntad porque ha morado temporalmente dentro de ella en un tipo de mundo donde los sujetos mortales solo reciben Ajustadores de forma transitoria, o bien en un planeta donde ambos se pueden fusionar pero la supervivencia del humano fracasó. Ese Monitor es un Ajustador avanzado o un Ajustador supremo.
109:2.3 (1196.5) 2. Ha adquirido el equilibrio del poder espiritual en un humano que ha alcanzado el tercer círculo psíquico y al que se ha asignado una guardiana seráfica personal.
109:2.4 (1196.6) 3. Tiene un sujeto que ha tomado la decisión suprema, ha contraído esponsales solemnes y sinceros con el Ajustador. El Ajustador espera el momento de la fusión efectiva y considera la unión como un hecho.
109:2.5 (1196.7) 4. Tiene un sujeto que ha sido enrolado en uno de los cuerpos de reserva del destino en un mundo evolutivo de ascensión humana.
109:2.6 (1196.8) 5. Durante el sueño humano se ha separado alguna vez temporalmente de la mente del mortal donde está encarcelado para realizar alguna proeza de enlace, contacto, reinscripción u otro servicio extrahumano relacionado con la administración espiritual del mundo donde está destinado.
109:2.7 (1196.9) 6. En tiempos de crisis ha servido en la experiencia de un ser humano que fue el complemento material de una personalidad de espíritu encargada de cumplir alguna misión cósmica esencial para la economía espiritual del planeta.
109:2.8 (1196.10) Los Ajustadores autónomos parecen poseer un grado notable de voluntad en todos los asuntos en los que no están implicadas las personalidades humanas habitadas directamente por ellos, como se manifiesta en sus numerosas actuaciones tanto dentro como fuera de los sujetos mortales a los que están adscritos. Estos Ajustadores participan en muchas actividades del mundo, aunque actúan normalmente como moradores desapercibidos de los tabernáculos terrenales que ellos mismos eligen.
109:2.9 (1196.11) Es indudable que estos Ajustadores superiores y más experimentados se pueden comunicar con los que están en otros mundos. Pero aunque los Ajustadores autónomos se comunican así entre ellos, lo hacen solo en los niveles de su trabajo mutuo y con el propósito de conservar los datos confiados a su custodia que son esenciales para el ministerio de los Ajustadores de los mundos donde están estacionados. Sabemos no obstante que en algunas ocasiones han intervenido en asuntos interplanetarios en tiempos de crisis.
109:2.10 (1197.1) Los Ajustadores supremos y autónomos pueden salir del cuerpo humano a voluntad. Los moradores interiores no son parte orgánica o biológica de la vida mortal sino superposiciones divinas. Fueron previstos en los planes originales de vida pero no son indispensables para la existencia material. Observamos sin embargo que salen muy poco, ni siquiera temporalmente, de sus tabernáculos mortales una vez que se han establecido en ellos.
109:2.11 (1197.2) Los Ajustadores superautónomos son los que han conseguido ejecutar con éxito las tareas que tenían encomendadas y solo esperan la disolución del vehículo de la vida material o el traslado del alma inmortal.
109:3.1 (1197.3) El trabajo específico de los Monitores de Misterio varía con arreglo a la naturaleza de sus misiones según sean Ajustadores de enlace o de fusión. Unos Ajustadores solo son prestados a sus sujetos durante la vida temporal de estos, en cambio otros son otorgados como candidatos a obtener la personalidad y autorizados a la fusión perpetua si sus sujetos sobreviven. Su trabajo también varía ligeramente según los distintos tipos planetarios y los distintos sistemas y universos. Pero en general su labor es muy uniforme, mucho más que los deberes de cualquiera de los órdenes creados de seres celestiales.
109:3.2 (1197.4) En ciertos mundos primitivos (los de la serie uno) el Ajustador mora dentro de la mente de la criatura a título de formación experiencial con vistas a cultivarse y desarrollarse progresivamente. Se suelen enviar Ajustadores vírgenes a esos mundos durante el periodo inicial en que los hombres primitivos están llegando al valle de la decisión. Serán relativamente pocos los que elijan ascender a las alturas morales que se elevan por encima de las colinas del autodominio y la adquisición del carácter para alcanzar niveles más altos de espiritualidad emergente (aunque muchos que no consiguen fusionarse con el Ajustador sobreviven como ascendentes fusionados con el Espíritu). Los Ajustadores adquieren una formación valiosa y una experiencia excelente en su asociación temporal con mentes primitivas, y podrán utilizar más tarde esta experiencia en beneficio de seres superiores de otros mundos. En todo el vasto universo jamás se pierde nada que tenga valor de supervivencia.
109:3.3 (1197.5) En otro tipo de mundos (los de la serie dos) los Ajustadores solo son prestados a los seres mortales. En ellos los Monitores no pueden obtener nunca la personalidad por fusión con el mortal donde habitan, pero pueden ayudar mucho a sus sujetos humanos durante la vida mortal, mucho más de lo que pueden ayudar a los mortales de Urantia. En esos mundos las criaturas mortales alojan temporalmente a los Ajustadores durante una sola vida como modelos de un logro espiritual superior, como ayudantes temporales en la fascinante tarea de perfeccionar un carácter de supervivencia, pero cuando mueren los Ajustadores ya no vuelven. Estos mortales supervivientes alcanzan la vida eterna por fusión con el Espíritu.
109:3.4 (1197.6) En mundos como Urantia (los de la serie tres) los mortales contraen verdaderos esponsales con los dones divinos, se comprometen para la vida y la muerte. Si sobrevivís habrá una unión eterna, una fusión perpetua que convertirá al hombre y al Ajustador en un solo ser.
109:3.5 (1197.7) En los mundos de esta serie existen mortales de tres cerebros, y los Ajustadores pueden establecer mucho más contacto real con sus sujetos de este tipo durante la vida temporal que con los de uno o dos cerebros. En cambio después de morir los de tres cerebros prosiguen su carrera exactamente igual que los de un cerebro y que los pueblos de dos cerebros como las razas de Urantia.
109:3.6 (1198.1) En los mundos habitados por humanos con dos cerebros, después del otorgamiento de un Hijo del Paraís se asignan muy pocas veces Ajustadores vírgenes a personas que tengan capacidad incuestionable para sobrevivir. Creemos que en esos mundos prácticamente todos los Ajustadores que moran en el interior de hombres y mujeres inteligentes con capacidad de supervivencia pertenecen al tipo avanzado o al supremo.
109:3.7 (1198.2) En muchas de las primeras razas evolutivas de Urantia había seres de tres clases. Unos estaban tan animalizados que no tenían capacidad de recibir a un Ajustador. Otros se mostraban perfectamente capaces de recibir Ajustadores y los recibían puntualmente cuando llegaban a la edad de la responsabilidad moral. Había una tercera clase intermedia capaz de recibir Ajustadores, pero los Monitores solo podían morar en su mente a petición personal de cada individuo.
109:3.8 (1198.3) Muchos Ajustadores vírgenes han adquirido una valiosa experiencia de la mente evolutiva en sus primeros contactos con seres que estaban prácticamente inhabilitados para sobrevivir por sus limitaciones heredadas de antepasados no aptos e inferiores. Gracias a esta experiencia esos Ajustadores se han cualificado mejor para su destino posterior dentro de un tipo más alto de mente en algún otro mundo.
109:4.1 (1198.4) Los Ajustadores que moran dentro de los seres humanos fomentan las formas superiores de comunicación inteligente entre ellos. Los animales tienen sentimientos de compañerismo pero no se comunican conceptos entre ellos, pueden expresar emociones pero no ideas ni ideales. Los hombres, de origen animal, tampoco establecen con sus semejantes relaciones intelectuales elevadas ni de comunión espiritual hasta que reciben el don de los Ajustadores del Pensamiento. Por otra parte, estas criaturas evolutivas dan el primer paso hacia el morar de los Ajustadores cuando desarrollan la capacidad de hablar.
109:4.2 (1198.5) Los animales se comunican entre sí de forma rudimentaria, pero en esos contactos primitivos hay poca o ninguna personalidad. Los Ajustadores no son personalidad, son seres prepersonales. Sin embargo proceden de la fuente de la personalidad y su presencia aumenta las manifestaciones cualitativas de la personalidad humana. Esto es especialmente cierto si el Ajustador ha tenido experiencia previa.
109:4.3 (1198.6) El potencial de expresión de la personalidad humana depende mucho del tipo de Ajustador. En todas las edades muchos grandes líderes intelectuales y espirituales de Urantia han debido principalmente su influencia a la superioridad y la experiencia previa de sus Ajustadores.
109:4.4 (1198.7) Los Ajustadores interiores han cooperado activamente con otras influencias espirituales para transformar y humanizar a los descendientes de los hombres primitivos de antaño. Si los Ajustadores que moran en las mentes de los habitantes de Urantia fueran retirados, el mundo iría retrocediendo gradualmente hacia las situaciones y las prácticas de los hombres primitivos. Los Monitores divinos son uno de los potenciales reales del avance de la civilización.
109:4.5 (1198.8) He observado a un Ajustador del Pensamiento que mora en una mente de Urantia y, según los registros de Uversa, ha morado antes en quince mentes de Orvonton. No sabemos si este Monitor ha tenido experiencias similares en otros superuniversos, aunque sospecho que sí. Es un Ajustador maravilloso y una de las fuerzas más útiles y poderosas del Urantia de hoy. Lo que otros han perdido al rechazar la supervivencia lo gana ahora este ser humano (y todo vuestro mundo). A quien no tiene cualidades de supervivencia se le quitará incluso su Ajustador experimentado, y el Ajustador rico en experiencia de ese desertor será adjudicado a quien tiene perspectivas de supervivencia.
109:4.6 (1199.1) Los Ajustadores podrían estar fomentando cierto grado de interacción planetaria vitalizadora en los ámbitos de la verdad, la belleza y la bondad, aunque es raro que tengan dos oportunidades de morar en habitantes de un mismo planeta. No hay ningún Ajustador destinado ahora en Urantia que haya estado antes en este mundo. Y lo digo con pleno conocimiento, puesto que tenemos sus historiales y sus números en los archivos de Uversa.
109:5.1 (1199.2) Los Ajustadores supremos y autónomos pueden aportar muchas veces factores de importancia espiritual a la mente humana cuando esta fluye libremente por los canales liberados aunque controlados de la imaginación creativa. En esos momentos, y a veces durante el sueño, el Ajustador es capaz de detener las corrientes mentales, suspender su flujo y luego desviar la procesión de ideas. El objetivo de todo esto es hacer transformaciones espirituales profundas en los recovecos más altos de la superconsciencia. Las fuerzas y las energías de la mente se ajustan así más plenamente a la clave de los tonos de contacto del nivel espiritual del presente y del futuro.
109:5.2 (1199.3) A veces es posible que se os ilumine la mente, que oigáis la voz divina que habla dentro de vosotros sin cesar y os hagáis parcialmente conscientes de la sabiduría, la verdad, la bondad y la belleza de la personalidad potencial que mora siempre en vuestro interior.
109:5.3 (1199.4) Pero vuestras actitudes mentales cambiantes e inestables frustran a menudo los planes de los Ajustadores e interrumpen su labor. No solo ven obstaculizado su trabajo por la naturaleza innata de las razas mortales, sino que vuestras opiniones preconcebidas, vuestras ideas fijas y vuestros prejuicios arraigados entorpecen también considerablemente su ministerio. Por culpa de estos impedimentos lo que emerge muchas veces a la consciencia son solo creaciones inacabadas de los Ajustadores, y la confusión de conceptos es inevitable. Por eso la única forma segura de analizar las situaciones mentales consiste en reconocer todos los pensamientos y todas las experiencias en su realidad fundamental, sin ninguna consideración hacia lo que podrían haber sido.
109:5.4 (1199.5) El gran problema de la vida es adecuar las tendencias ancestrales del vivir a las exigencias de los impulsos espirituales iniciados por la presencia divina del Monitor de Misterio. Durante la carrera en el universo y el superuniverso ningún hombre puede servir a dos señores, en cambio en la vida que vivís ahora en Urantia todo hombre tiene que servir forzosamente a dos amos. Tiene que volverse experto en el arte de hacer concesiones temporales continuas a lo humano, mientras rinde lealtad espiritual a un solo señor. Este es el motivo por el que tantos vacilan y fracasan, desfallecen y sucumben a la presión de la lucha evolutiva.
109:5.5 (1199.6) Aunque los legados hereditarios de la dotación cerebral y del sobrecontrol electroquímico concurren para delimitar la esfera de actividad eficaz de los Ajustadores, ningún impedimento hereditario puede impedir jamás (en mentes normales) el logro espiritual final. La herencia puede ralentizar el ritmo de conquista de la personalidad, pero no impide la consumación final de la aventura ascendente. Si cooperáis con vuestro Ajustador, el don divino hará evolucionar tarde o temprano el alma inmortal de morontia y, tras la fusión con ella, presentará a la nueva criatura ante el Hijo Maestro soberano del universo local y finalmente ante el Padre de los Ajustadores que está en el Paraíso.
109:6.1 (1200.1) Los Ajustadores nunca fallan. Nada digno de sobrevivir se pierde y todos los valores significativos de todas las criaturas con voluntad tienen la supervivencia asegurada independientemente de si sobrevive o no la personalidad que ha descubierto o evaluado ese significado. Y así se da el caso de que una criatura mortal puede rechazar la supervivencia sin que se desperdicie la experiencia de su vida. El Ajustador eterno se lleva los elementos valiosos de esa vida aparentemente fracasada a otro mundo y otorga allí esos significados y valores supervivientes a otra mente mortal de tipo más alto que tenga capacidad de supervivencia. Ninguna experiencia que merezca la pena ocurre en vano y ningún significado verdadero o valor real perece nunca.
109:6.2 (1200.2) En lo que concierne a los candidatos a la fusión, si un Monitor de Misterio es abandonado por su asociado mortal, si el compañero humano se niega a proseguir la carrera ascendente, el Ajustador, cuando es liberado por la muerte natural (o antes), se lleva todo lo que haya evolucionado con valor de supervivencia en la mente de esa criatura no superviviente. Un Ajustador que fracasara repetidamente en sus intentos de lograr la personalidad por fusión porque ninguno de sus sucesivos sujetos humanos sobrevive podría ser personalizado más adelante. Entonces la experiencia adquirida por haber habitado y conocido la mente de todos esos mortales pasa a ser posesión real del nuevo Ajustador Personalizado, que podrá utilizar esta dotación y disfrutar de ella durante todo el futuro. Un Ajustador Personalizado de este orden es un conjunto compuesto por todos los rasgos de supervivencia de todas sus criaturas anfitrionas anteriores.
109:6.3 (1200.3) Los Ajustadores con larga experiencia en el universo que se ofrecen voluntarios para morar en el interior de Hijos divinos en misiones de otorgamiento saben muy bien que nunca podrán lograr la personalidad mediante este servicio. Pero el Padre de los espíritus suele conceder la personalidad a estos voluntarios y los establece como directores de los seres de su clase. Son las personalidades honradas con autoridad en Divinington. Sus naturalezas únicas encarnan el mosaico humano de sus múltiples experiencias de morar en los mortales y también la trascripción espiritual de la divinidad humana del Hijo de otorgamiento del Paraíso en cuyo interior consumaron su experiencia como moradores.
109:6.4 (1200.4) En vuestro universo local las actividades de los Ajustadores están dirigidas por el Ajustador Personalizado de Miguel de Nebadon, el mismo Monitor que lo guio paso a paso cuando vivió su vida humana en la carne de Josué ben José. Este Ajustador extraordinario fue fiel a su deber. Este valiente Monitor dirigió sabiamente la naturaleza humana del Hijo del Paraíso y guio siempre su mente de mortal en la elección de la senda de la voluntad perfecta del Padre. Este Ajustador había servido con Maquiventa Melquisedec en tiempos de Abraham y había llevado a cabo hazañas portentosas tanto antes de morar en él como en el intervalo entre estas experiencias de otorgamiento.
109:6.5 (1200.5) Es indudable que este Ajustador triunfó en la mente humana de Jesús, esa mente que en cada una de las situaciones recurrentes de la vida mantuvo una dedicación consagrada a la voluntad del Padre diciendo: «Que no se haga mi voluntad sino la tuya». Una consagración tan decisiva es el verdadero pasaporte que conduce desde las limitaciones de la naturaleza humana hasta el carácter final del logro divino.
109:6.6 (1200.6) Este mismo Ajustador refleja ahora en la naturaleza inescrutable de su poderosa personalidad la humanidad de Josué ben José anterior al bautismo, la transcripción eterna y viva de los valores eternos y vivos que el más grande de todos los urantianos hizo surgir de las humildes circunstancias de una vida corriente que fue vivida hasta el agotamiento completo de los valores espirituales alcanzables en la experiencia del mortal.
109:6.7 (1201.1) Todas las cosas de valor permanente que son encomendadas a la custodia de un Ajustador tienen asegurada la supervivencia eterna. En ciertos casos el Monitor guarda estas posesiones para otorgárselas a la mente humana donde morará en el futuro; en otros casos, y tras la personalización, estas realidades supervivientes se conservan en custodia para su utilización futura al servicio de los Arquitectos del Universo Maestro.
109:7.1 (1201.2) No podemos precisar si otros fragmentos del Padre distintos de los Ajustadores son personalizables o no, aunque ya hemos dicho que la personalidad es otorgamiento del libre albedrío soberano del Padre Universal. Lo que sí sabemos es que los fragmentos del Padre que son Ajustadores solo logran la personalidad cuando adquieren atributos personales en el ejercicio de su ministerio de servicio a un ser personal. Estos Ajustadores Personalizados tienen su morada en Divinington donde instruyen y dirigen a sus compañeros prepersonales.
109:7.2 (1201.3) Los Ajustadores del Pensamiento Personalizados son los estabilizadores y compensadores no asignados, libres de ataduras y soberanos del vasto universo de universos. Combinan la experiencia del Creador y de la criatura: lo existencial y lo experiencial. Son conjuntamente seres del tiempo y de la eternidad. Asocian lo prepersonal y lo personal en la administración del universo.
109:7.3 (1201.4) Los Ajustadores Personalizados son los ejecutivos poderosos y omniscientes de los Arquitectos del Universo Maestro. Son los agentes personales del ministerio pleno del Padre Universal (personal, prepersonal y superpersonal). Son los ministros personales de lo extraordinario, lo inhabitual y lo inesperado en todos los ámbitos de las esferas absonitas trascendentales del dominio de Dios Último e incluso hasta los niveles de Dios Absoluto.
109:7.4 (1201.5) Son los únicos seres de los universos que contienen dentro de sí todas las relaciones de personalidad conocidas. Son omnipersonales, es decir, son antes de la personalidad, son la personalidad y son después de la personalidad. Ministran la personalidad del Padre Universal en el pasado eterno, en el presente eterno y en el futuro eterno.
109:7.5 (1201.6) El Padre otorgó al Hijo Eterno la personalidad existencial en el orden de lo infinito y de lo absoluto, pero eligió reservar para su propio ministerio la personalidad experiencial propia de los Ajustadores Personalizados otorgada al Ajustador prepersonal existencial. Ambas están así destinadas a la futura superpersonalidad eterna del ministerio trascendental de los mundos absonitos del Último, del Supremo-Último, e incluso hasta los niveles del Último-Absoluto.
109:7.6 (1201.7) Los Ajustadores Personalizados deambulan poco por los universos. Consultan ocasionalmente con los Ancianos de los Días, y a veces los Ajustadores Personalizados de los Hijos Creadores séptuplos van a los mundos sede de las constelaciones para entrevistarse con los gobernantes Vorondadek.
109:7.7 (1201.8) No hace mucho tiempo, el observador Vorondadek planetario de Urantia —el custodio Altísimo que asumió la regencia de emergencia de vuestro mundo— impuso su autoridad sobre el gobernador general residente y empezó su administración de emergencia de Urantia con un equipo completo elegido por él. Acto seguido, asignó sus deberes planetarios a todos sus asociados y asistentes, pero no incorporó al equipo a los tres Ajustadores Personalizados que aparecieron ante él en el momento mismo de asumir la regencia. El regente Altísimo ni siquiera sabía que aparecerían, pues no habían manifestado su presencia divina en una regencia anterior, y no encargó ningún cometido a estos Ajustadores Personalizados voluntarios. Eso no impidió a estos tres seres omnipersonales destacar por su actividad entre los numerosos órdenes de seres celestiales que sirvieron entonces en Urantia.
109:7.8 (1202.1) Los Ajustadores Personalizados proporcionan una amplia variedad de servicios a numerosos órdenes de personalidades del universo, pero no estamos autorizados a hablar de estos ministerios con criaturas evolutivas habitadas por Ajustadores. Estas extraordinarias divinidades humanas están entre las personalidades más notables de todo el gran universo y nadie se atreve a predecir cuáles podrían ser sus misiones futuras.
109:7.9 (1202.2) [Presentado por un Mensajero Solitario de Orvonton.]
El libro de Urantia
Documento 110
110:0.1 (1203.1) DOTAR de libertad a seres imperfectos conlleva tragedias inevitables, y está en la naturaleza perfecta de la Deidad ancestral compartir universal y afectuosamente estos sufrimientos en amorosa compañía.
110:0.2 (1203.2) Hasta donde alcanzo a conocer los asuntos de un universo, considero que el amor y la entrega de un Ajustador del Pensamiento es el afecto más verdaderamente divino de toda la creación. El amor de los Hijos en su ministerio a las razas es magnífico, pero la entrega de un Ajustador al individuo tiene una grandeza conmovedora y una divinidad propia del Padre. Todo hace pensar que el Padre del Paraíso se ha reservado esta forma de contacto personal con sus criaturas individuales como una prerrogativa exclusiva de Creador, y en todo el universo de universos no hay nada comparable al ministerio maravilloso de estas entidades impersonales que moran de modo tan fascinante en los hijos de los planetas evolutivos.
110:1.1 (1203.3) No se debe pensar que los Ajustadores viven en los cerebros materiales de los seres humanos. No son partes orgánicas de las criaturas físicas de los mundos. En lugar de imaginar al Ajustador del Pensamiento confinado en un órgano físico concreto, se debe concebir que mora en el interior de la mente mortal del hombre. El Ajustador se comunica sin cesar con su sujeto humano de forma indirecta y no reconocida, especialmente durante las experiencias sublimes de contacto adorador de la mente con el espíritu que se producen en el superconsciente.
110:1.2 (1203.4) Ojalá pudiera ayudar a los mortales que evolucionan a comprender mejor y apreciar más plenamente el trabajo espléndido y desinteresado de los Ajustadores que viven dentro de ellos, entregados con tanta fidelidad a la tarea de fomentar el bienestar espiritual del hombre. Estos Monitores prestan su eficaz asistencia en los aspectos superiores de la mente de los hombres. Actúan con experiencia y sabiduría sobre el potencial espiritual del intelecto humano. Estos ayudantes celestiales se dedican a la maravillosa tarea de guiaros de forma segura hacia dentro y hacia arriba en dirección al refugio celestial de la felicidad. Estos trabajadores incansables están consagrados a la personificación futura del triunfo de la verdad divina en vuestra vida sin final. Son los obreros vigilantes que pilotan la mente humana consciente de Dios y la alejan de los bajíos del mal, al tiempo que orientan con pericia al alma en evolución del hombre hacia los puertos divinos de perfección de las lejanas costas eternas. Los Ajustadores os conducen con amor y os guían con mano segura por los laberintos oscuros e inciertos de vuestra breve carrera terrenal. Son los maestros pacientes que animan constantemente a sus sujetos a avanzar por las sendas de la perfección progresiva. Son los custodios atentos de los valores sublimes del carácter de las criaturas. Yo quisiera que pudierais amarlos más, cooperar más plenamente con ellos y manifestarles vuestro afecto.
110:1.3 (1204.1) Aunque los moradores interiores divinos se ocupan ante todo de vuestra preparación espiritual para la próxima etapa de la existencia sin fin, también se interesan profundamente por vuestro bienestar temporal y vuestros logros reales en la tierra. Les llena de alegría contribuir a vuestra salud, vuestra felicidad y vuestra verdadera prosperidad. No son indiferentes a los éxitos y progresos de vuestra vida en el planeta siempre que no sean contrarios a vuestra vida futura de progreso eterno.
110:1.4 (1204.2) Los Ajustadores se interesan por vuestros hechos diarios y los múltiples detalles de vuestra vida justo en la medida en que estos influyen sobre vuestras elecciones temporales significativas y vuestras decisiones espirituales vitales, e inciden por lo tanto en vuestro problema de supervivencia y progreso eterno del alma. El Ajustador es pasivo en lo que atañe al bienestar puramente temporal y divinamente activo en todo lo relacionado con vuestro futuro eterno.
110:1.5 (1204.3) El Ajustador permanece con vosotros en todos los desastres y durante todas las enfermedades que no destruyan completamente la capacidad mental. Qué ingrato es profanar a sabiendas o contaminar deliberadamente el cuerpo físico que debe servir como tabernáculo terrenal de este maravilloso don de Dios. Todos los venenos físicos retrasan considerablemente los esfuerzos del Ajustador por exaltar la mente material, y los venenos mentales como el miedo, la ira, la envidia, los celos, las sospechas y la intolerancia obstaculizan también muchísimo el progreso espiritual del alma que evoluciona.
110:1.6 (1204.4) En el momento presente vuestro Ajustador os corteja. Basta con que seáis fieles a la confianza depositada en vosotros por el espíritu divino que busca unirse eternamente con vuestra mente y vuestra alma, para que sobrevenga en su día la unicidad de morontia, la armonía sublime, la coordinación cósmica, la sintonización divina, la fusión celestial, la mezcla sin fin de identidades. Esa unicidad del ser será tan perfecta y final que ni siquiera las personalidades más experimentadas podrán disociar ni reconocer nunca como identidades separadas a los componentes de la fusión: el hombre mortal y el Ajustador divino.
110:2.1 (1204.5) Cuando los Ajustadores del Pensamiento entran en las mentes humanas traen consigo las carreras modelo, las vidas ideales determinadas y preestablecidas por ellos mismos y los Ajustadores Personalizados de Divinington que han sido validadas por el Ajustador Personalizado de Urantia. Se ponen así a trabajar con un plan definido y predeterminado para el desarrollo intelectual y espiritual de su sujeto humano, pero ningún ser humano está obligado a aceptar este plan. Todos vosotros estáis sujetos a la predestinación aunque no está preestablecido que aceptéis esta predestinación divina; tenéis plena libertad para rechazar el programa de los Ajustadores del Pensamiento o cualquiera de sus partes. Ellos tienen la misión de efectuar los cambios mentales y los ajustes espirituales que autoricéis inteligente y voluntariamente con vistas a aumentar su influencia sobre la orientación de vuestra personalidad, pero estos Monitores divinos no se aprovechan nunca de vosotros ni influyen arbitrariamente en modo alguno en vuestras elecciones y decisiones. Los Ajustadores respetan la soberanía de vuestra personalidad y están supeditados siempre a vuestra voluntad.
110:2.2 (1204.6) Son insistentes, ingeniosos y perfectos en sus métodos de trabajo, pero no violentan nunca la yoidad volitiva de su anfitrión. Ningún ser humano será espiritualizado jamás por un Monitor divino contra su voluntad. La supervivencia es un don de los Dioses que las criaturas del tiempo han de desear. De hecho, siempre que el Ajustador consiga hacer algo por vosotros, constará en los anales que la transformación se llevó a cabo con vuestro consentimiento cooperativo. Daréis cada paso de vuestra transformación prodigiosa en la carrera de ascensión como compañeros voluntarios de vuestro Ajustador.
110:2.3 (1205.1) El Ajustador no intenta controlar vuestro pensamiento como tal sino más bien espiritualizarlo, eternizarlo. Ni las ángeles ni los Ajustadores se ocupan directamente de influir en el pensamiento humano, pues eso es prerrogativa exclusiva de vuestra personalidad. Los Ajustadores están dedicados a mejorar, modificar, ajustar y coordinar vuestros procesos de pensamiento y especialmente entregados a la tarea de ir construyendo el equivalente espiritual de vuestra carrera, la transcripción de morontia del avance de vuestro verdadero yo con vistas a su supervivencia.
110:2.4 (1205.2) Los Ajustadores trabajan en las esferas de los niveles más altos de la mente humana e intentan siempre crear duplicados de morontia de cada concepto del intelecto del mortal. Hay, por lo tanto, dos realidades que inciden y están centradas en los circuitos de la mente humana: una es el yo mortal que ha evolucionado según los planes originales de los Portadores de Vida, la otra es una entidad inmortal procedente de las altas esferas de Divinington, un don de Dios que mora en el interior de ese yo. Pero el yo mortal también es un yo personal. Tiene personalidad.
110:2.5 (1205.3) Vosotros, como criaturas personales, tenéis mente y voluntad. El Ajustador, como criatura prepersonal, tiene premente y prevoluntad. Si os amoldáis tanto a la mente del Ajustador que llegáis a verlo todo con los mismos ojos, vuestras mentes se harán una y recibiréis el refuerzo de la mente del Ajustador. A partir de ahí, si vuestra voluntad ordena y ejecuta las decisiones de esta mente nueva o conjunta, la voluntad prepersonal del Ajustador logrará expresarse como personalidad a través de vuestra decisión, de modo que vosotros y el Ajustador seréis uno en lo que respecta a esa cuestión concreta. Vuestra mente habrá logrado sintonizarse con la divinidad, y la voluntad del Ajustador habrá conseguido expresarse como personalidad.
110:2.6 (1205.4) En la medida en que esta identidad se hace realidad os acercáis mentalmente al orden de existencia de la morontia. El término mente de morontia significa la sustancia y la suma de mentes de diversa naturaleza, material y espiritual que cooperan juntas. El intelecto de la morontia implica por lo tanto en el universo local una mente doble gobernada por una sola voluntad. Para los mortales esta voluntad es de origen humano y se está volviendo divina a medida que el hombre va identificando su mente humana con la dotación de mente de Dios.
110:3.1 (1205.5) Los Ajustadores juegan el juego sagrado y magnífico de las edades. Están involucrados en una de las aventuras supremas del tiempo en el espacio y se sienten felices cuando cooperáis con ellos y les dais la posibilidad de ayudaros en vuestras breves luchas del tiempo mientras siguen llevando a cabo sus tareas más amplias de la eternidad. Pero cuando vuestro Ajustador intenta comunicarse con vosotros, el mensaje suele perderse en las corrientes materiales de los flujos de energía de la mente humana; solo ocasionalmente captáis un eco, un eco débil y distante de la voz divina.
110:3.2 (1205.6) El éxito de vuestro Ajustador en la empresa de guiaros a través de la vida mortal y llevar a cabo vuestra supervivencia depende no tanto de vuestras creencias teóricas como de vuestras decisiones, vuestras determinaciones y vuestra fe firme. Todos estos movimientos de crecimiento de la personalidad se convierten en poderosas influencias que contribuyen a vuestro progreso porque os ayudan a no resistiros a vuestro Ajustador y a cooperar con él. El éxito o el fracaso aparente de los Ajustadores del Pensamiento en sus empresas terrenales depende directamente del grado de cooperación de los mortales con el plan establecido para su avance por la senda ascendente del logro de la perfección. El secreto de la supervivencia está envuelto en el deseo supremo del hombre de ser semejante a Dios y en su buena disposición a hacer y a ser todas y cada una de las cosas que son esenciales para el logro final de ese deseo que todo lo domina.
110:3.3 (1206.1) Cuando hablamos del éxito o fracaso de un Ajustador nos referimos a la supervivencia humana. Los Ajustadores no fracasan nunca. Son de esencia divina y salen triunfadores en todas y cada una de sus empresas.
110:3.4 (1206.2) He podido constatar que muchos de vosotros dedicáis gran parte de vuestra atención y vuestro tiempo a las nimiedades de la vida y descuidáis casi por completo las realidades esenciales que tienen trascendencia eterna, precisamente los logros que se traducen en un acuerdo de trabajo más armonioso entre vosotros y vuestro Ajustador. La gran meta de la existencia humana es sintonizar con la divinidad del Ajustador interior. El gran logro de la vida mortal es la consagración verdadera y comprensiva a los objetivos eternos del espíritu divino que espera y trabaja dentro de vuestra mente. Pero un esfuerzo resuelto y fervoroso por hacer realidad el destino eterno es perfectamente compatible con la alegría de vivir y con el éxito de una carrera honorable en la tierra. Cooperar con el Ajustador del Pensamiento no significa torturarse, fingir devoción ni hacer ostentación de humildad. La vida ideal consiste en servir con amor, no en vivir con miedo.
110:3.5 (1206.3) Las situaciones de confusión, desconcierto e incluso a veces desaliento y perturbación no significan necesariamente resistencia a las directrices del Ajustador interior. Estas actitudes pueden denotar a veces falta de cooperación activa con el Monitor divino y por lo tanto retrasar algo el progreso espiritual, pero las dificultades intelectuales y emocionales de este tipo no interfieren en lo más mínimo en la supervivencia cierta del alma conocedora de Dios. La ignorancia por sí sola no puede impedir nunca la supervivencia, como tampoco pueden hacerlo las dudas de la confusión ni la incertidumbre del miedo. Solo la resistencia consciente a la guía del Ajustador puede impedir la supervivencia del alma inmortal que evoluciona.
110:3.6 (1206.4) No debéis considerar que la cooperación con vuestro Ajustador es un proceso particularmente consciente porque no lo es. En cambio vuestros móviles y decisiones, vuestras determinaciones fieles y vuestros deseos supremos sí constituyen una cooperación real y efectiva. Para aumentar conscientemente la armonía con vuestro Ajustador podéis:
110:3.7 (1206.5) 1. Tomar la decisión de responder a la guía divina. Basar sinceramente vuestra vida humana en la consciencia más alta de la verdad, la belleza y la bondad, y coordinar luego estas cualidades de la divinidad por medio de la sabiduría, la adoración, la fe y el amor.
110:3.8 (1206.6) 2. Amar a Dios y desear ser como él mediante el reconocimiento auténtico de la paternidad divina y la adoración de amor al Padre celestial.
110:3.9 (1206.7) 3. Amar a los hombres con el deseo sincero de servirles. Reconocer de todo corazón la hermandad del hombre y mostrar un afecto inteligente y sabio por cada uno de vuestros semejantes mortales.
110:3.10 (1206.8) 4. Aceptar la ciudadanía cósmica con alegría. Reconocer honradamente vuestras obligaciones progresivas hacia el Ser Supremo, ser conscientes de la mutua dependencia entre el hombre evolutivo y la evolución de la Deidad. Aquí radica el nacimiento de la moralidad cósmica y la comprensión inicial del deber universal.
110:4.1 (1207.1) Los Ajustadores son capaces de recibir el flujo continuo de inteligencia cósmica que llega por los circuitos maestros del tiempo y el espacio. Están en contacto pleno con la inteligencia y la energía de espíritu de los universos. Sin embargo estos poderosos moradores interiores son incapaces de trasmitir la mayor parte de este tesoro de verdad y sabiduría a las mentes de sus sujetos mortales porque, al no tener naturalezas comunes, no hay reconocimiento receptivo.
110:4.2 (1207.2) El Ajustador del Pensamiento está dedicado al esfuerzo constante de espiritualizar vuestra mente para hacer evolucionar vuestra alma de morontia, pero la mayoría de las veces no sois conscientes de este ministerio interior. Sois totalmente incapaces de distinguir el producto de vuestro propio intelecto material del producto de las actividades conjuntas de vuestra alma y el Ajustador.
110:4.3 (1207.3) Ciertas apariciones súbitas de pensamientos, conclusiones y otras imágenes mentales pueden ser algunas veces obra directa o indirecta del Ajustador, aunque en la mayoría de los casos son ideas que se han ido reuniendo en los niveles mentales sumergidos y surgen repentinamente. Se trata de acontecimientos naturales y cotidianos de la función psíquica normal y ordinaria inherente a los circuitos de la mente animal en vías de evolución. (En contraste con estas emanaciones subconscientes, las revelaciones del Ajustador aparecen a través del ámbito de lo superconsciente.)
110:4.4 (1207.4) Confiad todos los asuntos de la mente que vayan más allá del estricto nivel de la consciencia a la custodia de los Ajustadores. A su debido tiempo, si no en este mundo en los mundos mansión, os darán buena cuenta de su administración y acabarán sacando a la luz los significados y valores confiados a su cargo. Ellos se encargarán de resucitar todos y cada uno de los tesoros valiosos de vuestra mente mortal si sobrevivís.
110:4.5 (1207.5) Existe un inmenso abismo entre lo humano y lo divino, entre el hombre y Dios. Las razas de Urantia están tan controladas por procesos eléctricos y químicos, son tan semejantes a los animales en su comportamiento ordinario, tan emotivas en sus reacciones habituales, que resulta extremadamente difícil para los Monitores dirigirlas y guiarlas. Estáis tan faltos de decisiones valientes y de cooperación consagrada que vuestros Ajustadores interiores encuentran casi imposible comunicarse directamente con la mente humana. E incluso cuando consiguen transmitir un destello de la nueva verdad al alma en evolución del mortal, esta revelación espiritual suele cegar tanto a la criatura que muchas veces provoca en ella una crisis de fanatismo o algún otro trastorno intelectual desastroso. Muchas religiones nuevas y muchos «ismos» extraños son producto de comunicaciones abortadas, imperfectas, mal entendidas e indescifrables de los Ajustadores del Pensamiento.
110:4.6 (1207.6) Como consta en los archivos de Jerusem, desde hace muchos milenios va habiendo en cada generación cada vez menos seres que podrían actuar sin peligro con Ajustadores autónomos. Ante este cuadro alarmante las personalidades supervisoras de Satania ven con buenos ojos las propuestas de algunos de vuestros supervisores planetarios más directos en favor de medidas destinadas a fomentar y conservar los tipos espirituales superiores de las razas de Urantia.
110:5.1 (1207.7) No mezcléis ni confundáis la misión y la influencia del Ajustador con lo que se suele llamar conciencia, pues no están directamente relacionadas. La conciencia es una reacción humana y puramente psíquica; no la despreciéis, pero no penséis que es la voz de Dios que habla al alma. En cambio, si la voz del Ajustador se pudiera oír, sería en verdad la voz de Dios para el alma. La conciencia os exhorta con razón a obrar bien, pero el Ajustador intenta deciros además qué es verdaderamente el bien, y lo hace en el momento y en la medida en que sois capaces de captar las directrices del Monitor.
110:5.2 (1208.1) Las experiencias del hombre durante el sueño, el desfile desordenado e inconexo de la mente durmiente no coordinada, son buena prueba del fracaso de los Ajustadores en armonizar y asociar los factores divergentes de la mente del hombre. En el transcurso de una sola vida los Ajustadores son incapaces de coordinar y sincronizar arbitrariamente dos tipos tan dispares de pensamiento como el humano y el divino. Sin embargo algunas veces lo consiguen, y entonces esas almas son trasladadas directamente a los mundos mansión sin necesidad de pasar por la experiencia de la muerte.
110:5.3 (1208.2) Durante las fases de sueño el Ajustador solo intenta llevar a cabo las elecciones y decisiones previamente aprobadas con la consciencia despierta por la voluntad de la personalidad donde habita. Estas elecciones y decisiones plenamente conscientes se han alojado en los dominios de la supermente, el ámbito donde se enlazan entre sí lo humano y lo divino.
110:5.4 (1208.3) Mientras sus anfitriones mortales duermen, los Ajustadores intentan registrar sus creaciones en los niveles superiores de la mente material, y algunos de vuestros sueños grotescos indican que no consiguen establecer un buen contacto. Los absurdos de la vida de los sueños no solo son fruto de la presión de emociones no expresadas, sino también testimonio de la tremenda distorsión que sufren los conceptos espirituales presentados por los Ajustadores. Vuestras propias pasiones, vuestros impulsos y otras tendencias innatas se introducen en el cuadro y sustituyen con sus deseos inexpresados los mensajes divinos que los moradores interiores se esfuerzan por registrar en los archivos psíquicos durante el sueño inconsciente.
110:5.5 (1208.4) Es muy peligroso hacer suposiciones sobre el papel del Ajustador en el contenido onírico. Los Ajustadores trabajan sin duda durante el sueño, pero vuestras experiencias oníricas normales son fenómenos puramente fisiológicos y psicológicos. Es igualmente arriesgado intentar diferenciar entre el registro de los conceptos del Ajustador y la recepción más o menos continua y consciente de los dictados de la conciencia mortal. Estos dilemas solo se pueden resolver por discriminación individual y decisión personal. En cualquier caso, siempre es preferible que el ser humano rechace por error una manifestación del Ajustador creyendo que es una experiencia puramente humana, a que cometa el desatino de exaltar una reacción de la mente mortal a la esfera de la dignidad divina. No olvidéis que la influencia del Ajustador del Pensamiento es principalmente, aunque no del todo, una experiencia superconsciente.
110:5.6 (1208.5) A medida que ascendéis por los círculos psíquicos os vais comunicando cada vez más con vuestro Ajustador en grados variables, unas veces de forma directa y muchas más indirectamente. Pero es peligroso contemplar la idea de que cada nuevo concepto que se origina en la mente humana es dictado del Ajustador. Entre los seres de vuestro orden lo que aceptáis como la voz del Ajustador suelen ser emanaciones de vuestro propio intelecto. Es un terreno peligroso, y cada ser humano debe resolver estos problemas por sí mismo según su sabiduría humana natural y su visión interior sobrehumana.
110:5.7 (1208.6) El Ajustador del ser humano a través del cual se transmite esta comunicación tiene un campo de acción tan amplio gracias a la indiferencia casi completa de este humano hacia cualquier manifestación externa de la presencia interna del Ajustador. Es una verdadera suerte que se desentienda totalmente del procedimiento a nivel consciente. Aloja a uno de los Ajustadores más experimentados de su época y su generación sin mostrar el más mínimo interés por los fenómenos asociados con la presencia en su mente de este polifacético Monitor. Esta reacción pasiva ha sido calificada de rara y fortuita por la guardiana del destino. El resultado de esta coordinación de influencias es muy favorable tanto para el Ajustador en su esfera de acción superior como para su socio humano desde el punto de vista de la salud, la eficacia y la tranquilidad.
110:6.1 (1209.1) La suma total de la realización de la personalidad en un mundo material está contenida en la conquista sucesiva de los siete círculos psíquicos de potencialidad de los mortales. La entrada en el séptimo círculo marca el comienzo de la verdadera función de la personalidad humana. Completar el primer círculo denota la madurez relativa del ser mortal. Aunque atravesar los siete círculos de crecimiento cósmico no equivale a fusionarse con el Ajustador, el dominio de estos círculos indica que se han superado las etapas preliminares a la fusión con el Ajustador.
110:6.2 (1209.2) El Ajustador es vuestro socio igualitario en la empresa de alcanzar los siete círculos y lograr así la madurez relativa del mortal. El Ajustador asciende con vosotros de círculo en círculo desde el séptimo hasta el primero, pero progresa hasta el estatus de supremacía y actividad autónoma con total independencia de la cooperación activa de la mente del mortal.
110:6.3 (1209.3) Los círculos psíquicos no son exclusivamente intelectuales ni tampoco enteramente morontiales. Están relacionados con el estatus de la personalidad, los logros de la mente, el crecimiento del alma y la sintonización con el Ajustador. Para atravesar con éxito estos niveles es necesaria la actuación armoniosa de toda la personalidad, no solo de alguno de sus aspectos. El crecimiento de las partes no equivale a la verdadera maduración del todo; las partes crecen realmente en proporción a la expansión del yo completo —de todo el yo— material, intelectual y espiritual.
110:6.4 (1209.4) Cuando el desarrollo de la naturaleza intelectual es más rápido que el de la naturaleza espiritual la comunicación con el Ajustador del Pensamiento se hace difícil y peligrosa. Por otra parte, un desarrollo espiritual excesivo tiende a producir una interpretación fanática y tergiversada de las directrices espirituales del morador divino. Cuando falta capacidad espiritual se hace muy difícil transmitir a ese intelecto tan material las verdades espirituales que residen en los niveles altos de la superconsciencia, en cambio cuando una mente está perfectamente equilibrada, alojada en un cuerpo de hábitos limpios, energías neuronales estabilizadas y función química equilibrada —cuando los poderes físicos, mentales y espirituales se desarrollan en armonía trina— entonces se puede impartir un máximo de luz y de verdad con un mínimo de peligro temporal o de riesgo para el bienestar real de ese ser. Este crecimiento equilibrado hace ascender al hombre de uno en uno por los círculos de la progresión planetaria, desde el séptimo hasta el primero.
110:6.5 (1209.5) Los Ajustadores están siempre cerca de vosotros y en vosotros, pero rara vez pueden hablaros directamente de un ser a otro. De círculo en círculo vuestras decisiones intelectuales, vuestras elecciones morales y vuestro desarrollo espiritual se suman a la capacidad del Ajustador de operar en vuestra mente. Ascendéis así de círculo en círculo desde las etapas más bajas de asociación y sintonización mental con el Ajustador, de forma que el Ajustador puede ir registrando imágenes del destino cada vez más intensas y convincentes en la consciencia en vías de evolución de esa mente-alma que busca a Dios.
110:6.6 (1210.1) Cada una de vuestras decisiones o bien dificulta o bien facilita la función del Ajustador, y esas mismas decisiones determinan vuestro avance en los círculos de logro humano. Es cierto que la supremacía de una decisión, su relación con una crisis, determina su grado de influencia en la progresión por los círculos, pero el número de decisiones, las repeticiones frecuentes y perseverantes son también esenciales para asegurar que esas reacciones creen hábito.
110:6.7 (1210.2) Es difícil definir con precisión los siete niveles de la progresión humana porque estos niveles son personales, varían de un individuo a otro y parecen estar determinados por la capacidad de crecimiento de cada ser humano. La conquista de estos niveles de evolución cósmica se refleja de tres maneras:
110:6.8 (1210.3) 1. Sintonización con el Ajustador. A medida que se espiritualiza, la mente se va acercando a la presencia del Ajustador en la misma medida en que va alcanzando los círculos.
110:6.9 (1210.4) 2. Evolución del alma. La aparición del alma de morontia indica el grado y la profundidad del dominio de los círculos.
110:6.10 (1210.5) 3. Realidad de la personalidad. La conquista de los círculos determina directamente el grado de realidad del yo. Las personas se hacen más reales a medida que ascienden del séptimo al primer nivel de existencia del mortal.
110:6.11 (1210.6) A medida que atraviesa los círculos, el niño nacido de la evolución material se transforma en un humano maduro con potencialidad inmortal. La realidad borrosa propia de la naturaleza embrionaria del que está en el séptimo círculo va dando paso a la manifestación más clara de la naturaleza emergente de morontia de un ciudadano del universo local.
110:6.12 (1210.7) Aunque es imposible definir con precisión los siete niveles o círculos psíquicos del crecimiento humano, podemos sugerir los límites mínimo y máximo de estas etapas de realización de la madurez:
110:6.13 (1210.8) El séptimo círculo. Los seres humanos entran en este nivel cuando desarrollan sus poderes de elección personal, decisión individual, responsabilidad moral y su capacidad de alcanzar la individualidad espiritual. Esto supone la función unida de los siete espíritus-mente adjutores bajo la dirección del espíritu de sabiduría, el encircuitamiento de la criatura mortal en la influencia del Espíritu Santo y, en Urantia, la primera actuación del Espíritu de la Verdad unida a la recepción de un Ajustador del Pensamiento por parte de la mente del mortal. La entrada en el séptimo círculo convierte a la criatura mortal en un verdadero ciudadano potencial del universo local.
110:6.14 (1210.9) El tercer círculo. El trabajo del Ajustador se vuelve mucho más eficaz una vez que el ascendente humano ha alcanzado el tercer círculo y se le ha adjudicado una guardiana seráfica del destino a título personal. Aunque no hay concierto aparente entre los esfuerzos del Ajustador y de la guardiana seráfica, se observa una mejora indudable en todos los aspectos del logro cósmico y el desarrollo espiritual tras la asignación de la acompañante seráfica personal. Cuando se alcanza el tercer círculo, el Ajustador se esfuerza por morontializar la mente del hombre durante el resto de su vida mortal, por conquistar los círculos que faltan y alcanzar la etapa final de la asociación humano-divina antes de que la muerte natural disuelva esta relación única.
110:6.15 (1210.10) El primer círculo. Por regla general el Ajustador no podrá hablar de forma directa e inmediata con vosotros hasta que alcancéis el círculo primero y final de logro progresivo del mortal. Este nivel representa la realización más alta de las relaciones entre la mente y el Ajustador que se puede dar en la experiencia humana antes de que el alma de morontia en vías de evolución sea liberada de las vestiduras del cuerpo material. En lo que concierne a la mente, las emociones y la visión interior cósmica, alcanzar el primer círculo psíquico constituye el mayor acercamiento posible entre la mente material y el Ajustador espíritu en la experiencia humana.
110:6.16 (1211.1) Quizás fuera más adecuado denominar niveles cósmicos a estos círculos psíquicos de progresión de los mortales, pues en ellos se captan realmente los significados y se comprenden los valores del acercamiento progresivo a la consciencia de morontia de la relación inicial del alma evolutiva con el Ser Supremo emergente. Es precisamente esta relación la que hace eternamente imposible explicar la plena relevancia de los círculos cósmicos a la mente material. El logro de estos círculos está relacionado solo relativamente con la consciencia de Dios. Un ser que está en el séptimo o sexto círculo puede ser casi tan conocedor de Dios —tan consciente de su filiación— como el que está en el segundo o en el primer círculo, pero los seres de círculos inferiores son mucho menos conscientes de su relación experiencial con el Ser Supremo, de su ciudadanía del universo. Alcanzar estos círculos cósmicos formará parte de la experiencia de los ascendentes en los mundos mansión si no lograron hacerlo antes de morir.
110:6.17 (1211.2) La motivación de la fe convierte en experiencial la realización plena de la filiación del hombre con Dios, pero la acción, la consumación de las decisiones, es esencial para alcanzar por evolución la consciencia de parentesco progresivo con la actualidad cósmica del Ser Supremo. La fe transmuta los potenciales en actuales en el mundo espiritual, pero en los dominios finitos del Supremo los potenciales se convierten en actuales solo mediante la realización de la experiencia de elegir. Al elegir hacer la voluntad de Dios, la fe espiritual se une con las decisiones materiales en la acción de la personalidad y proporciona así un fulcro divino y espiritual para que la palanca humana y material del hambre de Dios funcione con más eficacia. Esta sabia coordinación de las fuerzas materiales y espirituales aumenta considerablemente tanto la captación cósmica de la realidad del Supremo como la comprensión morontial de las Deidades del Paraíso.
110:6.18 (1211.3) El dominio de los círculos cósmicos está relacionado con el crecimiento cuantitativo del alma morontial, con la comprensión de los significados supremos. Pero el estatus cualitativo de esta alma inmortal depende por completo del grado de captación mediante la fe viva del valor del hecho potencialmente paradisiaco de que el hombre mortal es hijo del Dios eterno. Por lo tanto, quien se encuentra en el séptimo círculo va a los mundos mansión para seguir aumentando su realización cuantitativa de crecimiento cósmico exactamente igual que quien se encuentra en el segundo o incluso en el primer círculo.
110:6.19 (1211.4) Solo existe una relación indirecta entre la conquista de los círculos cósmicos y la experiencia religiosa espiritual propiamente dicha; estos logros son recíprocos y por lo tanto mutuamente beneficiosos. Puede que el desarrollo puramente espiritual tenga muy poco que ver con la prosperidad material planetaria, pero la conquista de los círculos aumenta siempre el potencial de logro del mortal y de éxito humano.
110:6.20 (1211.5) Desde el séptimo hasta el tercer círculo, los siete espíritus-mente adjutores ejercen una acción creciente y unificada para liberar a la mente mortal de su dependencia de las realidades de los mecanismos de la vida material con vistas a introducirla cada vez más en los niveles de experiencia de la morontia. A partir del tercer círculo la influencia adjutora va disminuyendo progresivamente.
110:6.21 (1211.6) Los siete círculos abarcan la experiencia del mortal desde el más alto nivel puramente animal hasta el más bajo nivel efectivo de contacto de morontia de la autoconsciencia como experiencia de la personalidad. El mortal que ha dominado el primer círculo cósmico alcanza la madurez de premorontia, y ahí se termina el ministerio conjunto de los espíritus-mente adjutores como influencia exclusiva de acción mental sobre la personalidad humana. Más allá del primer círculo, la mente se hace cada vez más afín a la inteligencia de la etapa de evolución de la morontia, que consiste en el ministerio conjunto de la mente cósmica y la dotación superadjutora del Espíritu Creativo de un universo local.
110:6.22 (1212.1) Hay tres hitos en la carrera individual de un Ajustador. Primero, cuando el sujeto humano hace su entrada en el tercer círculo psíquico y asegura así la autonomía y una ampliación de las funciones del Monitor (siempre y cuando el morador interior no fuera ya autónomo). Después, cuando el socio humano alcanza el primer círculo psíquico, lo que les permite comunicarse entre sí al menos en alguna medida. Y por último, cuando se fusionan eterna y definitivamente.
110:7.1 (1212.2) El logro de los siete círculos cósmicos no equivale a fusionarse con el Ajustador. En Urantia hay muchos mortales que han alcanzado estos círculos, pero la fusión depende de otros logros espirituales aún mayores y más sublimes; del conseguir una armonización completa y definitiva de la voluntad del mortal con la voluntad de Dios tal como esta reside en el Ajustador del Pensamiento.
110:7.2 (1212.3) Cuando un ser humano ha completado los círculos de consecución cósmica y cuando además la voluntad del mortal toma la decisión definitiva de permitir al Ajustador que complete la asociación de la identidad humana con el alma morontial durante la vida evolutiva y física, estos enlaces consumados de alma y Ajustador prosiguen su camino a los mundos mansión de forma independiente. Entonces se expide en Uversa el mandato que dispone la fusión inmediata del Ajustador con el alma morontial. Cuando esta fusión ocurre durante la vida física, consume instantáneamente el cuerpo material, y los seres humanos que pudieran presenciarla solo verían al mortal en tránsito desaparecer «en carros de fuego».
110:7.3 (1212.4) La mayoría de los Ajustadores que han trasladado a sus sujetos desde Urantia eran muy experimentados, y hay constancia de que habían morado antes dentro de muchos mortales en otras esferas. Pero no penséis que los Ajustadores solo obtienen experiencia para misiones avanzadas cuando sus sujetos mortales fracasan en la supervivencia, recordad que en algunos planetas los Ajustadores son prestados temporalmente a sus anfitriones y adquieren así una valiosa experiencia como moradores interiores.
110:7.4 (1212.5) Tras la fusión con el mortal los Ajustadores comparten vuestro destino y vuestra experiencia; ellos son vosotros. Después de la fusión del alma inmortal de morontia con su Ajustador, toda la experiencia y todos los valores del uno acaban siendo posesión del otro, de manera que los dos constituyen realmente una sola entidad. En cierto sentido, este nuevo ser pertenece al pasado eterno y existe para el futuro eterno. Todo lo que alguna vez fue humano en el alma superviviente y todo lo que es experiencialmente divino en el Ajustador se convierte ahora en posesión efectiva de esta personalidad nueva y siempre ascendente del universo. Pero en cada nivel del universo el Ajustador solo puede dotar a la nueva criatura de los atributos que son valiosos y significativos en ese nivel. La unicidad absoluta con el Monitor divino, el agotamiento completo de la dotación de un Ajustador, solo se puede conseguir en la eternidad después de haber alcanzado definitivamente al Padre Universal, el Padre de los espíritus, la fuente perpetua de estos dones divinos.
110:7.5 (1212.6) Cuando el alma que evoluciona y el Ajustador divino se fusionan eterna y definitivamente, cada uno adquiere todas las cualidades experimentables del otro. Esta personalidad, en la que ambos tienen el mismo rango, posee toda la memoria experiencial de supervivencia que tuvo en su día la mente del mortal ancestral y residió luego en el alma de morontia. Este finalitario potencial abarca además todos los recuerdos experienciales que conserva el Ajustador de todas sus estancias en el interior de mortales de todos los tiempos. Pero el Ajustador necesitará la eternidad del futuro para dotar por completo a esta asociación de personalidad con los significados y valores que el Monitor divino trae consigo desde la eternidad del pasado.
110:7.6 (1213.1) En el caso de la inmensa mayoría de los urantianos, el Ajustador tiene que esperar pacientemente a que llegue la liberación de la muerte, debe esperar a que el alma emergente se libere de la dominación casi completa de los patrones de energía y de las fuerzas químicas inherentes a vuestro orden material de existencia. La dificultad principal que experimentáis para establecer contacto con vuestro Ajustador consiste en esta misma naturaleza material inherente. Muy pocos mortales piensan de verdad. No desarrolláis ni disciplináis espiritualmente vuestra mente hasta el punto de llegar a un enlace favorable con el Ajustador divino. La mente humana es prácticamente sorda a las súplicas espirituales que el Ajustador traduce de los múltiples mensajes de las difusiones universales de amor que proceden del Padre de las misericordias. Al Ajustador se le hace casi imposible transmitir estas directrices inspiradoras del espíritu a una mente animal tan enteramente dominada por las fuerzas químicas y eléctricas inherentes a vuestra naturaleza física.
110:7.7 (1213.2) Los Ajustadores se regocijan de ponerse en contacto con la mente del mortal, pero tienen que esperar con paciencia durante los largos años de estancia silenciosa en los que son incapaces de romper la resistencia animal y comunicarse directamente con vosotros. Cuanto más ascienden los Ajustadores del Pensamiento en la escala del servicio más eficaces se vuelven, pero no pueden saludaros nunca en la carne con el mismo afecto pleno, comprensivo y efusivo que mostrarán hacia vosotros cuando podáis percibirlos de mente a mente en los mundos mansión.
110:7.8 (1213.3) Durante la vida mortal el cuerpo y la mente material os separan de vuestro Ajustador y os impiden comunicaros libremente con él. Tras la muerte y después de la fusión eterna, vosotros y el Ajustador seréis uno —no seréis distinguibles como seres separados— y ya no habrá necesidad de comunicación tal como vosotros la entendéis.
110:7.9 (1213.4) Aunque la voz del Ajustador está siempre dentro de vosotros, la mayoría no la oiréis casi nunca durante vuestra vida. Los seres humanos que están por debajo del tercer y segundo círculo de logro oyen raramente la voz directa del Ajustador, excepto en momentos de deseo supremo, en una situación suprema o como resultado de una decisión suprema.
110:7.10 (1213.5) Algunas veces, cuando se establece o se rompe un contacto entre la mente mortal de un reservista del destino y los supervisores planetarios, el Ajustador que mora en su interior se encuentra situado de tal manera que le es posible trasmitir un mensaje a su socio mortal. No hace mucho tiempo que un Ajustador autónomo trasmitió en Urantia un mensaje de este tipo a su compañero humano, miembro del cuerpo de reserva del destino. Este era el encabezamiento del mensaje: «Y ahora, sin daño ni peligro para el sujeto de mi solícita devoción y sin ninguna intención de desanimar ni de reprender en exceso, presentadle esta súplica en mi nombre». Continuaba con una bella y conmovedora exhortación en la que el Ajustador imploraba entre otras cosas «que me dé su cooperación sincera con más fidelidad, que ejecute con más alegría las tareas que he establecido para él, que cumpla con más fidelidad el programa que he dispuesto, que pase con más paciencia las pruebas que he seleccionado, que recorra con más perseverancia y alegría la senda que he elegido, que reciba con más humildad el crédito que pudiera acumular como resultado de mi incesante esfuerzo. Trasmitid así mi admonición al hombre habitado por mí. Le otorgo la suprema entrega y el afecto supremo de un espíritu divino. Decid también a mi sujeto amado que obraré sabia y poderosamente hasta el final, hasta que haya terminado su última lucha terrestre. Seré fiel a la personalidad que me ha sido encomendada y lo exhorto a sobrevivir, a que no me decepcione, a que no me prive de la recompensa de mi lucha intensa y paciente. Dependemos de la voluntad humana para conseguir la personalidad. De círculo en círculo he hecho ascender con paciencia a esta mente humana y tengo el testimonio de la aprobación del jefe de mi orden. De círculo en círculo voy avanzando hacia el juicio. Espero gustoso y sin temor el llamamiento nominal del destino. Estoy preparado para someterlo todo ante los tribunales de los Ancianos de los Días».
110:7.11 (1214.1) [Presentado por un Mensajero Solitario de Orvonton.]
El libro de Urantia
Documento 111
111:0.1 (1215.1) LA presencia del Ajustador divino dentro de la mente humana hace que ni la ciencia ni la filosofía puedan llegar jamás a una comprensión satisfactoria del alma que evoluciona en la personalidad humana. El alma de morontia es hija del universo y solo puede ser verdaderamente conocida por visión interior cósmica y por la vía del descubrimiento espiritual.
111:0.2 (1215.2) El concepto de alma y de espíritu que mora en el interior no es nuevo en Urantia sino bastante frecuente en los diversos sistemas de creencias del planeta. Muchas religiones orientales y algunas occidentales han percibido que el hombre posee un legado divino además de una herencia humana. El sentimiento de la presencia interna de la Deidad, añadido a su omnipresencia externa, ha formado parte de muchas religiones urantianas durante mucho tiempo. Los hombres llevan creyendo durante siglos que hay algo que crece dentro de la naturaleza humana, algo vital que está destinado a perdurar más allá del breve lapso de la vida temporal.
111:0.3 (1215.3) Antes de caer en la cuenta de que su alma evolutiva estaba engendrada por un espíritu divino, los hombres creían que residía en distintos órganos físicos: el ojo, el hígado, el riñón, el corazón y más tarde, el cerebro. El salvaje asociaba el alma con la sangre, el aliento, las sombras y con su propio reflejo en el agua.
111:0.4 (1215.4) En la concepción del atman, los maestros hindúes se aproximaron realmente a una apreciación de la naturaleza y la presencia del Ajustador, pero no supieron distinguir la presencia simultánea de un alma que evoluciona y es potencialmente inmortal. Los chinos, sin embargo, reconocieron dos aspectos del ser humano, el yang y el yin, el alma y el espíritu. Los egipcios y muchas tribus africanas creían también en dos factores, el ka y el ba. Por regla general solo se consideraba que era preexistente el espíritu, no el alma.
111:0.5 (1215.5) Los habitantes del valle del Nilo creían que todo individuo favorecido recibía al nacer o poco después un espíritu protector que llamaban el ka. Enseñaban que este espíritu guardián permanecía con el sujeto mortal durante toda la vida y pasaba antes que él al estado futuro. En los muros de un templo de Luxor, donde se describe el nacimiento de Amenhotep III, el pequeño príncipe está representado en brazos del dios Nilo y junto a él hay otro niño, de apariencia idéntica al príncipe, que simboliza a esa entidad que los egipcios llamaban el ka. Estos relieves se terminaron de esculpir en el siglo quince antes de Cristo.
111:0.6 (1215.6) Se consideraba que el ka era un genio superior de espíritu que deseaba guiar al alma mortal asociada a él por las mejores sendas de la vida temporal y, sobre todo, influir sobre la suerte del sujeto humano en el más allá. Cuando un egipcio de este periodo moría, se esperaba que su ka lo recibiría al otro lado del Gran Río. Al principio se suponía que solo los reyes tenían un ka, pero pronto se extendió su posesión a todos los hombres rectos. Un dirigente egipcio habló así del ka que tenía dentro de su corazón: «No desoí sus palabras y temía transgredir sus consejos, por eso, prosperé en gran manera. Tuve éxito gracias a las cosas que me hizo hacer. Fui distinguido bajo su guía». Muchos creían que el ka era un «oráculo de Dios dentro de cada uno». Muchos creían que iban a «pasar la eternidad con el corazón alegre en el favor del Dios que está en vosotros».
111:0.7 (1216.1) Todas las razas de mortales que evolucionan en Urantia tienen una palabra equivalente al concepto de alma. Muchos pueblos primitivos creían que el alma observaba el mundo a través de los ojos humanos, por eso tenían un miedo cerval a la malevolencia del mal de ojo. Creyeron durante mucho tiempo que «el espíritu del hombre es la lámpara del Señor». El Rigveda dice: «Mi mente habla a mi corazón».
111:1.1 (1216.2) Aunque la labor de los Ajustadores es de naturaleza espiritual, se ven obligados a trabajar sobre un fundamento intelectual. La mente es el terreno humano a partir del cual el Monitor espíritu debe hacer evolucionar el alma de morontia con la cooperación de la personalidad en cuyo interior mora.
111:1.2 (1216.3) Hay una unidad cósmica en los diversos niveles de mente del universo de universos. El yo intelectual se origina en la mente cósmica de forma muy parecida al origen de las nebulosas en las energías cósmicas del espacio del universo. En el nivel humano (y por lo tanto personal) del yo intelectual, el potencial de evolución del espíritu se vuelve dominante con el asentimiento de la mente mortal gracias a las dotaciones espirituales de la personalidad humana junto con la presencia creativa en ese yo humano de un punto-entidad de valor absoluto. Pero este predominio del espíritu sobre la mente material está condicionado por dos experiencias: la mente tiene que haber evolucionado hacia arriba por el ministerio de los siete espíritus-mente adjutores, y el yo material (personal) tiene que elegir cooperar con el Ajustador que mora en su interior para crear y fomentar el yo de morontia, el alma evolutiva y potencialmente inmortal.
111:1.3 (1216.4) La mente material es el escenario donde las personalidades humanas viven, son conscientes de sí mismas, toman decisiones, eligen a Dios o lo abandonan, se eternizan o se destruyen.
111:1.4 (1216.5) La evolución material os ha proporcionado una máquina de vida, vuestro cuerpo. El Padre mismo os ha dotado de la realidad de espíritu más pura que se conoce en el universo, vuestro Ajustador del Pensamiento. En cambio la mente ha sido puesta en vuestras manos, sometida a vuestras propias decisiones, y por la mente vivís o morís. Dentro de esa mente y con esa mente tomáis las decisiones morales que os harán semejantes al Ajustador, es decir, semejantes a Dios.
111:1.5 (1216.6) La mente del mortal es un sistema intelectual temporal prestado a los seres humanos para que lo empleen durante una vida material, y según cómo utilicen esta mente, estarán aceptando o rechazando el potencial de existencia eterna. La mente es prácticamente todo lo que tenéis de realidad del universo sometida a vuestra voluntad. El alma —el yo de morontia— reflejará fielmente la cosecha de las decisiones temporales que tome el yo mortal. La consciencia humana descansa suavemente sobre el mecanismo electroquímico que tiene debajo y toca delicadamente el sistema de energía de morontia-espíritu que tiene encima. El ser humano nunca es enteramente consciente durante su vida mortal de ninguno de estos dos sistemas y por eso tiene que trabajar en la mente, de la que sí es consciente. Lo que asegura la supervivencia no es tanto lo que la mente comprende como lo que la mente desea comprender. Lo que constituye la identificación con el espíritu no es tanto cómo es la mente sino cómo se esfuerza por ser. Lo que conduce a la ascensión en el universo no es tanto que el hombre sea consciente de Dios sino que el hombre anhele a Dios. Lo que sois hoy no es tan importante como lo que vais siendo día tras día y en la eternidad.
111:1.6 (1217.1) La mente es el instrumento cósmico con el que una misma voluntad humana puede tocar las disonancias de la destrucción o producir las melodías exquisitas de la identificación con Dios y la consiguiente supervivencia eterna. El Ajustador otorgado al hombre es, a fin de cuentas, impermeable al mal e incapaz de pecar, pero la mente del mortal puede torcerse, deformarse y hacerse malvada y fea por las maquinaciones pecaminosas de una voluntad humana perversa y egoísta. Del mismo modo, esta mente puede hacerse noble, bella, verdadera y buena —realmente grande— si sigue los dictados de la voluntad iluminada por el espíritu de un ser humano conocedor de Dios.
111:1.7 (1217.2) La mente evolutiva solo es plenamente fiable y estable cuando se manifiesta en los dos extremos de la intelectualidad cósmica: o mecanizada por completo o espiritualizada por completo. Entre los extremos intelectuales del control mecánico puro y la verdadera naturaleza de espíritu se sitúa el inmenso colectivo de mentes en vías de evolución y ascensión cuya estabilidad y tranquilidad dependen de las elecciones de su personalidad y de su identificación con el espíritu.
111:1.8 (1217.3) Pero el hombre no entrega su voluntad al Ajustador de forma pasiva y servil. Elige más bien de forma activa, positiva y cooperativa seguir las directrices del Ajustador cuando es consciente de que esas directrices difieren de los impulsos y deseos de la mente natural del mortal. Los Ajustadores actúan sobre la mente del hombre pero nunca la dominan contra su voluntad. Para los Ajustadores la voluntad humana es suprema, y así la consideran y respetan mientras luchan por conseguir las metas espirituales de ajuste del pensamiento y transformación del carácter en el escenario casi ilimitado del intelecto humano en vías de evolución.
111:1.9 (1217.4) La mente es vuestro buque, el Ajustador es vuestro piloto, la voluntad humana es el capitán. El dueño del navío mortal debería tener la sabiduría de confiar en el piloto divino para guiar al alma ascendente hasta los puertos de la supervivencia eterna de la morontia. Solo por egoísmo, pereza y pecado puede la voluntad del hombre rechazar la guía de un piloto tan amoroso y hacer que la carrera del mortal termine naufragando en los funestos bajíos de la misericordia rechazada y contra las rocas del pecado abrazado. Con vuestro consentimiento este piloto fiel os conducirá de manera segura a través de las barreras del tiempo y los obstáculos del espacio hasta la fuente misma de la mente divina, y después incluso más allá, hasta el Padre del Paraíso de los Ajustadores.
111:2.1 (1217.5) En todas las funciones mentales de la inteligencia cósmica, la totalidad de la mente domina las diferentes partes de la función intelectual. La esencia de la mente es unidad funcional, por eso la mente no deja nunca de manifestar esta unidad constitutiva, incluso cuando se encuentra trabada y entorpecida por las acciones y elecciones insensatas de un yo errado. Esta unidad de la mente busca siempre la coordinación con el espíritu en todos los niveles de su asociación con un yo que tiene dignidad volitiva y prerrogativas de ascensión.
111:2.2 (1217.6) La mente material del hombre mortal es el telar cósmico que contiene los tejidos de morontia donde el Ajustador del Pensamiento que mora en su interior entreteje los patrones de espíritu de un carácter del universo con valores duraderos y significados divinos: un alma superviviente con destino último y carrera sin fin, un finalitario potencial.
111:2.3 (1218.1) La personalidad humana se identifica con la mente y el espíritu unidos por la vida en una relación funcional dentro de un cuerpo material. Esta relación de funcionamiento entre mente y espíritu no genera como resultado ningún tipo de combinación de las cualidades o atributos de la mente y del espíritu sino un valor del universo enteramente nuevo, original y único con potencial de perduración eterna: el alma.
111:2.4 (1218.2) Los factores de la creación evolutiva de esta alma inmortal no son dos sino tres. Estos son los tres antecedentes del alma humana de morontia:
111:2.5 (1218.3) 1. La mente humana y todas las influencias cósmicas que la preceden y que inciden en ella.
111:2.6 (1218.4) 2. El espíritu divino que mora en el interior de esta mente humana y todos los potenciales inherentes a este fragmento de espiritualidad absoluta, junto con todas las influencias y todos los factores espirituales asociados a él en la vida humana.
111:2.7 (1218.5) 3. La relación entre la mente material y el espíritu divino, que conlleva un valor y entraña un significado que no se encuentra en ninguno de los factores que conforman dicha asociación. La realidad de esta relación única no es ni material ni espiritual sino morontial. Es el alma.
111:2.8 (1218.6) Las criaturas intermedias denominan desde hace mucho tiempo intermente a esta alma humana en vías de evolución para distinguirla de la mente inferior o material y de la mente superior o cósmica. Esta intermente es realmente un fenómeno de la morontia, puesto que existe en la zona situada entre lo material y lo espiritual. El potencial de esta evolución de morontia es inherente a los dos anhelos universales de la mente: el impulso de la mente finita de la criatura de conocer a Dios y alcanzar la divinidad del Creador, y el impulso de la mente infinita del Creador de conocer al hombre y adquirir la experiencia de la criatura.
111:2.9 (1218.7) Esta operación superna de desarrollar por evolución el alma inmortal se hace posible en primer lugar porque la mente del mortal es personal y en segundo lugar porque está en contacto con realidades supranimales. Posee una dotación supramaterial de ministerio cósmico que asegura la evolución de una naturaleza moral capaz de tomar decisiones morales, y establece así un contacto creativo auténtico con los ministerios espirituales asociados y con el Ajustador del Pensamiento que mora en su interior.
111:2.10 (1218.8) El resultado inevitable de tal espiritualización por contacto de la mente humana es el nacimiento gradual de un alma, el vástago conjunto de una mente adjutora y dominada por una voluntad humana que ansía conocer a Dios, y que trabaja en unión con las fuerzas espirituales del universo que están bajo el sobrecontrol de un fragmento propiamente dicho del Dios mismo de toda creación —el Monitor de Misterio—. Y así, la realidad material y mortal del yo trasciende las limitaciones temporales de la máquina de vida física y alcanza una expresión nueva y una identificación nueva en el vehículo en evolución destinado a la continuidad de la yoidad: el alma de morontia e inmortal.
111:3.1 (1218.9) Los errores de la mente mortal y las equivocaciones de la conducta humana pueden retrasar claramente la evolución del alma, aunque no pueden inhibir el fenómeno de la morontia una vez que el Ajustador interior lo ha iniciado con el consentimiento de la voluntad de la criatura. Pero antes de la muerte del mortal esta misma voluntad material y humana tiene el poder de revocar en cualquier momento su elección y rechazar la supervivencia. Incluso después de haber sobrevivido, el mortal ascendente conserva su prerrogativa de rechazar la vida eterna. Antes de fusionarse con el Ajustador, la criatura ascendente en vías de evolución puede elegir en todo momento apartarse de la voluntad del Padre del Paraíso. La fusión con el Ajustador confirma el hecho de que el mortal ascendente ha elegido para siempre y sin reservas cumplir la voluntad del Padre.
111:3.2 (1219.1) Durante la vida en la carne el alma en vías de evolución está facultada para reforzar las decisiones supramateriales de la mente mortal. Al ser supramaterial, el alma no actúa por sí misma en el nivel material de la experiencia humana. Tampoco puede esta alma subespiritual actuar por encima del nivel de la morontia sin la colaboración de algún espíritu de la Deidad como el Ajustador. El alma tampoco toma decisiones finales hasta que la muerte o el traslado la separan de su asociación material con la mente del mortal, excepto cuando y en la medida en que esta mente material delega libre y voluntariamente esa autoridad en el alma de morontia asociada funcionalmente a ella. Durante la vida del mortal su voluntad, el poder de elección y decisión de la personalidad, reside en los circuitos materiales de la mente. A medida que se desarrolla el crecimiento del mortal en la tierra, este yo, con sus inestimables poderes de elección, se va identificando cada vez más con la entidad emergente del alma de morontia. Después de la muerte y tras la resurrección en los mundos mansión, la personalidad humana está totalmente identificada con el yo de morontia. El alma es así el embrión del futuro vehículo de morontia de la identidad de la personalidad.
111:3.3 (1219.2) Esta alma inmortal empieza siendo de naturaleza enteramente de morontia, pero posee tal capacidad de desarrollo que asciende invariablemente a los verdaderos niveles de espíritu susceptibles de fusión con los espíritus de la Deidad. Esta fusión se suele producir normalmente con el mismo espíritu del Padre Universal que inició el fenómeno creativo en la mente de la criatura.
111:3.4 (1219.3) Tanto la mente humana como el Ajustador divino son conscientes de la presencia y de la naturaleza diferencial del alma que evoluciona (el Ajustador plenamente, la mente parcialmente). Al ritmo de su propio crecimiento evolutivo, el alma se va haciendo cada vez más consciente de la mente y del Ajustador como identidades asociadas. El alma participa de las cualidades de la mente humana y del espíritu divino, pero evoluciona constantemente hacia un aumento del control espiritual y del predominio divino porque estimula una función de la mente cuyos significados buscan coordinarse con los verdaderos valores del espíritu.
111:3.5 (1219.4) La carrera del mortal, la evolución del alma, no es tanto un periodo de prueba como un periodo de educación. La fe en la supervivencia de los valores supremos es el núcleo de la religión. La auténtica experiencia religiosa consiste en unir los valores supremos y los significados cósmicos como realización de la realidad universal.
111:3.6 (1219.5) La mente conoce la cantidad, la realidad, los significados. En cambio la cualidad —los valores— es algo que se siente. Lo que siente es creación conjunta de la mente que conoce y el espíritu asociado que confiere realidad.
111:3.7 (1219.6) En la medida en que el alma humana de morontia en vías de evolución se impregna de verdad, belleza y bondad como realización y como valor de la consciencia de Dios, el ser resultante se vuelve indestructible. Si en el alma humana que evoluciona no hay supervivencia de valores eternos, la existencia mortal carece de significado y la vida misma es una trágica ilusión. Pero es eternamente cierto que lo que empecéis en el tiempo lo terminaréis en la eternidad... si es que merece la pena terminarlo.
111:4.1 (1219.7) El reconocimiento es el proceso intelectual de encajar las impresiones sensoriales recibidas del mundo exterior en los patrones de la memoria del individuo. La comprensión implica que esas impresiones sensoriales reconocidas y sus patrones de memoria asociados se han integrado u organizado en una red dinámica de principios.
111:4.2 (1220.1) Los significados provienen de una combinación de reconocimiento y comprensión. Los significados no existen en un mundo enteramente sensorial o material. Los significados y los valores solo se perciben en las esferas interiores o supramateriales de la experiencia humana.
111:4.3 (1220.2) Todos los avances de la verdadera civilización nacen en este mundo interior de la humanidad. Solo la vida interior es verdaderamente creativa. Mal puede progresar la civilización cuando la mayoría de la juventud de cualquier generación dedica su interés y su energía a los logros materialistas del mundo sensorial o exterior.
111:4.4 (1220.3) Los esquemas de valores del mundo interior y el mundo exterior son diferentes. Toda civilización peligra cuando las tres cuartas partes de su juventud se incorporan a profesiones materialistas y se dedican a las actividades sensoriales del mundo exterior. La civilización corre peligro cuando la juventud deja de interesarse por la ética, la sociología, la eugenesia, la filosofía, las bellas artes, la religión y la cosmología.
111:4.5 (1220.4) Solo en los niveles superiores de la mente superconsciente, y en la medida en que esta incide en el ámbito espiritual de la experiencia humana, se encuentran esos conceptos superiores asociados a patrones maestros eficaces que contribuirán a construir una civilización mejor y más duradera. La personalidad es creativa por naturaleza pero solo actúa así en la vida interior del individuo.
111:4.6 (1220.5) Los cristales de nieve tienen siempre forma hexagonal, pero nunca hay dos iguales. Los niños se ajustan a ciertos tipos, pero nunca hay dos iguales aunque sean gemelos. La personalidad se atiene a ciertos tipos, pero siempre es única.
111:4.7 (1220.6) La felicidad y la alegría nacen en la vida interior. No podéis experimentar alegría real completamente solos. Una vida solitaria es fatal para la felicidad. Incluso las familias y las naciones disfrutarán más de la vida si la comparten con otros.
111:4.8 (1220.7) No podéis controlar del todo el mundo exterior, el entorno. En cambio la creatividad del mundo interior está más sujeta a vuestra dirección porque ahí vuestra personalidad está liberada en gran medida de las cadenas de las leyes de la causalidad antecedente. La personalidad lleva asociada una soberanía limitada de la voluntad.
111:4.9 (1220.8) Dado que la vida interior del hombre es realmente creativa, toda persona tiene la responsabilidad de elegir si esta creatividad será espontánea y totalmente fortuita o más bien controlada, dirigida y constructiva. ¿Cómo puede una imaginación creativa producir frutos valiosos cuando el escenario donde actúa está ya ocupado por los prejuicios, el odio, el miedo, el resentimiento, la venganza y la intolerancia?
111:4.10 (1220.9) Las ideas pueden tener su origen en los estímulos del mundo exterior, pero los ideales solo nacen en los dominios creativos del mundo interior. Las naciones del mundo de hoy están dirigidas por personas de ideas superabundantes pero muy pobres en ideales. Esta es la explicación de la pobreza, el divorcio, la guerra y los odios raciales.
111:4.11 (1220.10) He aquí el problema: si el hombre que posee libre albedrío está dotado en su fuero interno de poder creativo, debemos reconocer que la creatividad por libre albedrío contiene en sí el potencial de la destructividad por libre albedrío. Y cuando la creatividad se vuelve destructividad os encontráis cara a cara con la devastación del mal y del pecado, con la opresión, la guerra y la destrucción. El mal es una tendencia de la creatividad hacia la desintegración y hacia la destrucción final. Todo conflicto es malo porque inhibe la función creativa de la vida interior; es una especie de guerra civil de la personalidad.
111:4.12 (1221.1) La creatividad interior contribuye a ennoblecer el carácter a través de la integración de la personalidad y de la unificación de la yoidad. Es eternamente cierto que el pasado es inalterable. Solo se puede cambiar el futuro por el ministerio de la creatividad del yo interior en el presente.
111:5.1 (1221.2) Hacer la voluntad de Dios no es ni más ni menos que mostrar la disposición de la criatura a compartir su vida interior con Dios, con el mismo Dios que ha hecho posible la vida de esa criatura con sus valores-significados interiores. Compartir es asemejarse a Dios, es un acto divino. Dios lo comparte todo con el Hijo Eterno y con el Espíritu Infinito, y ellos a su vez comparten todas las cosas con los Hijos divinos y con las Hijas espíritu de los universos.
111:5.2 (1221.3) Imitar a Dios es la clave de la perfección. Hacer su voluntad es el secreto de la supervivencia y de la perfección en la supervivencia.
111:5.3 (1221.4) Los mortales viven en Dios y Dios ha querido igualmente vivir en los mortales. Del mismo modo que los hombres se encomiendan a él, él ha encomendado una parte de sí mismo a los hombres para que esté con ellos, y lo ha hecho primero. Ha consentido en vivir en los hombres y morar dentro de ellos sujeto a la voluntad humana.
111:5.4 (1221.5) La paz en esta vida, la supervivencia en la muerte, la perfección en la próxima vida, el servicio en la eternidad, todo esto se consigue (en espíritu) ahora, cuando la personalidad de la criatura consiente —elige— someter la voluntad de la criatura a la voluntad del Padre. El Padre, por su parte, ya ha elegido someter un fragmento de sí mismo a la voluntad de la personalidad de la criatura.
111:5.5 (1221.6) Esta elección de la criatura no es una rendición de la voluntad. Es una consagración de la voluntad, una expansión de la voluntad, una glorificación de la voluntad, un perfeccionamiento de la voluntad. Es una elección que eleva la voluntad de la criatura desde un nivel de alcance temporal hasta el estado superior en el que la personalidad del hijo criatura está en comunión íntima con la personalidad del Padre espíritu.
111:5.6 (1221.7) Cuando elige cumplir la voluntad del Padre el hombre mortal hace el descubrimiento espiritual del Padre espíritu, aunque tenga que transcurrir toda una edad hasta que el hijo criatura pueda encontrarse realmente en la presencia factual de Dios en el Paraíso. Esta elección no consiste tanto en la negación de la voluntad de la criatura —«Que no se haga mi voluntad sino la tuya»— como en la afirmación positiva de la criatura: «Es mi voluntad que se haga tu voluntad». Cuando se toma esta decisión, el hijo que eligió a Dios alcanzará tarde o temprano la unión interior (la fusión) con el fragmento de Dios que mora en él. A medida que se va perfeccionando, este mismo hijo encontrará la satisfacción suprema de la personalidad en una comunión adoradora entre la personalidad del hombre y la personalidad de su Hacedor, dos personalidades cuyos atributos creativos se han unido eternamente en una mutualidad de expresión deseada por ambos. Y nace así otra asociación eterna entre la voluntad del hombre y la voluntad de Dios.
111:6.1 (1221.8) Muchos de los problemas temporales del hombre mortal surgen de su doble relación con el cosmos. El hombre es parte de la naturaleza —existe en la naturaleza— y sin embargo es capaz de trascender la naturaleza. El hombre es finito pero mora en su interior una chispa de la infinitud. Esta situación dual no solo proporciona el potencial para el mal sino que engendra también muchas situaciones sociales y morales cargadas de angustia e incertidumbre.
111:6.2 (1222.1) El valor necesario para llevar a cabo la conquista de la naturaleza y trascenderse a uno mismo es un valor que puede sucumbir a las tentaciones del orgullo. El mortal capaz de trascender el yo podría ceder a la tentación de deificar su propia autoconsciencia. El dilema del mortal consiste en el doble hecho de que el hombre es esclavo de la naturaleza y posee al mismo tiempo una libertad única, la libertad de elección y acción espiritual. En los niveles materiales el hombre se encuentra supeditado a la naturaleza mientras que en los niveles espirituales triunfa sobre la naturaleza y sobre todas las cosas temporales y finitas. Esta paradoja está inseparablemente unida a la tentación, al mal potencial, a los errores de decisión. Y cuando el yo se vuelve orgulloso y arrogante puede aparecer el pecado.
111:6.3 (1222.2) El problema del pecado no existe por sí mismo en el mundo finito. La finitud en sí no es mala ni pecaminosa. El mundo finito fue hecho por un Creador infinito —es obra personal de sus Hijos divinos— y por lo tanto tiene que ser bueno. Lo que da origen al mal y al pecado es el mal uso, la distorsión y la perversión de lo finito.
111:6.4 (1222.3) El espíritu puede dominar a la mente igual que la mente puede controlar la energía. Pero la mente solo puede controlar la energía mediante su propia manipulación inteligente de los potenciales metamórficos inherentes al nivel matemático de las causas y los efectos de los dominios físicos. El control de la energía no es inherente a la mente de la criatura sino que es una prerrogativa de la Deidad. Sin embargo la mente de la criatura puede manipular la energía, y de hecho la manipula, justo en la medida en que ha llegado a dominar los secretos de la energía del universo físico.
111:6.5 (1222.4) Cuando el hombre desea modificar la realidad física, la suya o la de su entorno, lo consigue en la medida en que ha descubierto el modo y los medios de controlar la materia y dirigir la energía. La mente por sí sola es impotente para influir sobre lo material, salvo sobre su propio mecanismo físico al que está unida de forma inseparable. Pero cuando la mente utiliza los mecanismos del cuerpo de forma inteligente puede crear otros mecanismos, incluso relaciones de energía y relaciones vivas, que puede utilizar para controlar cada vez más e incluso dominar su nivel físico en el universo.
111:6.6 (1222.5) La ciencia es la fuente de los hechos, y la mente no puede actuar sin hechos. En la construcción de la sabiduría, los hechos son los componentes básicos cementados entre sí por la experiencia de la vida. El hombre puede encontrar el amor de Dios sin hechos y descubrir las leyes de Dios sin amor, pero no podrá empezar nunca a apreciar la simetría infinita, la armonía celestial, la repleción exquisita de la naturaleza inclusiva de la Primera Fuente y Centro hasta haber encontrado la ley divina y el amor divino y haberlos unificado experiencialmente dentro de la evolución de su propia filosofía cósmica.
111:6.7 (1222.6) La expansión del conocimiento material conlleva una mayor apreciación intelectual de los significados de las ideas y de los valores de los ideales. Un ser humano puede encontrar la verdad en su experiencia interior, pero necesita un conocimiento claro de los hechos para aplicar su descubrimiento personal de la verdad a las exigencias implacablemente prácticas de la vida cotidiana.
111:6.8 (1222.7) Es muy natural que el hombre mortal se vea acosado por sentimientos de inseguridad al encontrarse ligado indisolublemente a la naturaleza y dotado al mismo tiempo de poderes espirituales que trascienden por completo todas las cosas temporales y finitas. Solo la confianza religiosa —la fe viva— puede sostener al hombre en medio de problemas tan difíciles y desconcertantes.
111:6.9 (1223.1) De todos los peligros que acechan a la naturaleza mortal del hombre y ponen en riesgo su integridad espiritual, el orgullo es el mayor. La intrepidez es valerosa pero el egotismo es vanaglorioso y suicida. Una confianza razonable en uno mismo no es reprobable. La capacidad del hombre de trascenderse a sí mismo es la única cosa que lo distingue del reino animal.
111:6.10 (1223.2) El orgullo es engañoso, embriagador y engendra el pecado, ya sea en un individuo, en un grupo, en una raza o en una nación. Es literalmente cierto que «el orgullo precede a la caída».
111:7.1 (1223.3) La esencia de la aventura al Paraíso es incertidumbre con seguridad. Incertidumbre en el tiempo y en la mente, incertidumbre en cuanto al desarrollo de los acontecimientos del ascenso al Paraíso. Seguridad en el espíritu y en la eternidad, seguridad en la confianza sin reservas del hijo criatura en la compasión divina y el amor infinito del Padre Universal. Incertidumbre como ciudadano no experimentado del universo. Seguridad como hijo ascendente en las mansiones del universo de un Padre que todo lo puede, todo lo sabe y a todos ama.
111:7.2 (1223.4) Quisiera exhortaros a prestar atención al eco lejano de la fiel llamada del Ajustador a vuestra alma. El Ajustador que mora dentro de vosotros no puede detener, ni siquiera cambiar materialmente, la lucha de vuestra carrera en el tiempo. El Ajustador no puede aliviar las penurias de la vida mientras viajáis trabajosamente por este mundo. Vuestro divino morador interior solo puede abstenerse con paciencia mientras libráis la batalla de la vida tal como se vive en vuestro planeta. Sin embargo, en medio de vuestros trabajos y preocupaciones, de vuestras luchas y fatigas, podríais —solo con quererlo— permitir que el valiente Ajustador luchara con vosotros y para vosotros. Podríais sentiros verdaderamente reconfortados e inspirados, maravillosamente cautivados y estimulados, si permitierais que el Ajustador os presentara siempre las imágenes del motivo real, el objetivo final y el propósito eterno de la dura y penosa lucha con los problemas corrientes de vuestro presente mundo material.
111:7.3 (1223.5) ¿Por qué no ayudáis al Ajustador en su tarea de mostraros la contrapartida espiritual de vuestros duros esfuerzos materiales? ¿Por qué no permitís que el Ajustador os fortalezca con las verdades espirituales del poder cósmico mientras forcejeáis con las dificultades temporales de vuestra existencia como criaturas? ¿Por qué no animáis a este ayudante celestial a que os aliente con la visión clara de la perspectiva eterna de la vida universal ante los problemas desconcertantes del momento pasajero? ¿Por qué os negáis a ser iluminados e inspirados con el punto de vista del universo mientras os afanáis entre los obstáculos del tiempo y vais dando tumbos por el laberinto de incertidumbres de vuestro viaje en la vida mortal? ¿Por qué no permitir que el Ajustador espiritualice vuestro pensamiento, aunque vuestros pies tengan que pisar las sendas materiales del empeño terrenal?
111:7.4 (1223.6) Las razas humanas superiores de Urantia son producto de una mezcla compleja, son una combinación de muchas razas y estirpes de origen diferente. Esta naturaleza compuesta dificulta muchísimo el trabajo eficaz de los Monitores durante la vida y aumenta claramente los problemas tanto del Ajustador como de la serafín guardiana después de la muerte. No hace mucho tiempo tuve la ocasión de escuchar en Salvington la declaración formal presentada por una guardiana del destino como atenuante de las dificultades que tuvo que afrontar en su ministerio hacia su sujeto mortal. Esta serafín decía:
111:7.5 (1223.7) «Muchas de mis dificultades surgieron del conflicto interminable entre las dos naturalezas de mi sujeto: el reclamo de la ambición frente a la indolencia animal; los ideales de un pueblo superior contrariados por los instintos de una raza inferior; los altos propósitos de una gran mente opuestos a los impulsos de una herencia primitiva; la visión a largo plazo de un Monitor previsor contrarrestada por la miopía de una criatura del tiempo; los planes progresivos de un ser ascendente modificados por los anhelos de una naturaleza material; los destellos de la inteligencia del universo anulados por los mandatos de la energía química de la raza evolutiva; el urgir de los ángeles opuesto a las emociones del animal; la formación de un intelecto anulada por las tendencias del instinto; la experiencia del individuo frente a las propensiones acumuladas de la raza; los objetivos de lo mejor eclipsados por la deriva de lo peor; el vuelo del genio neutralizado por el lastre de la mediocridad; el progreso de lo bueno retrasado por la inercia de lo malo; el arte de lo hermoso mancillado por la presencia del mal; el empuje de la salud neutralizado por la debilidad de la enfermedad; la fuente de la fe contaminada por los venenos del miedo; el manantial de la alegría amargado por las aguas de la pena; la dicha de la anticipación desilusionada por la amargura de la realización; las alegrías de la vida siempre amenazadas por las penas de la muerte. ¡Qué vida y en qué planeta! Y sin embargo, gracias a la permanente ayuda y motivación del Ajustador del Pensamiento, esta alma logró un buen grado de éxito y felicidad y ha ascendido ya a las salas de juicio de mansonia».
111:7.6 (1224.1) [Presentado por un Mensajero Solitario de Orvonton.]
El libro de Urantia
Documento 112
112:0.1 (1225.1) LOS planetas evolutivos son las esferas del origen humano, los mundos iniciales de la carrera ascendente del mortal. Urantia es vuestro punto de partida, y ahí os juntáis en una unión temporal con vuestro divino Ajustador del Pensamiento. Habéis sido dotados de un guía perfecto, por eso, si corréis sinceramente la carrera del tiempo y alcanzáis la meta final de la fe, la recompensa de las edades será vuestra y quedaréis unidos para la eternidad con vuestro Ajustador interior. Entonces empezará vuestra vida real, la vida ascendente, que tiene como antesala el estado mortal en el que os encontráis ahora. Será el comienzo de vuestra misión excelsa y progresiva como finalitarios en la eternidad que se extiende ante vosotros. Durante todas estas edades y etapas sucesivas de crecimiento evolutivo, una parte de vosotros permanece absolutamente inalterable, y esa es precisamente la personalidad: la permanencia en presencia del cambio.
112:0.2 (1225.2) Aunque sería un atrevimiento intentar definir la personalidad, puede resultar útil enumerar algunas de las cosas que se conocen sobre la personalidad:
112:0.3 (1225.3) 1. La personalidad es una cualidad de la realidad que es otorgada por el propio Padre Universal o por el Actor Conjunto en nombre del Padre.
112:0.4 (1225.4) 2. Puede ser otorgada a cualquier sistema vivo de energía que contenga mente o espíritu.
112:0.5 (1225.5) 3. No está enteramente sujeta a las cadenas de la causalidad antecedente. Es relativamente creativa o cocreativa.
112:0.6 (1225.6) 4. Cuando es otorgada a criaturas materiales evolutivas hace que el espíritu se esfuerce por dominar la materia-energía por mediación de la mente.
112:0.7 (1225.7) 5. Aunque desprovista de identidad, la personalidad puede unificar la identidad de cualquier sistema vivo de energía.
112:0.8 (1225.8) 6. Responde solo cualitativamente al circuito de la personalidad, a diferencia de las tres energías que muestran una respuesta tanto cualitativa como cuantitativa a la gravedad.
112:0.9 (1225.9) 7. La personalidad no cambia en presencia del cambio.
112:0.10 (1225.10) 8. Puede hacer un regalo a Dios: dedicar el libre albedrío a hacer la voluntad de Dios.
112:0.11 (1225.11) 9. Se caracteriza por la moralidad, la consciencia de la relatividad de las relaciones con otras personas. Percibe niveles de conducta y discrimina selectivamente entre ellos.
112:0.12 (1225.12) 10. La personalidad es única, absolutamente única. Es única en el tiempo y en el espacio. Es única en la eternidad y en el Paraíso. Es única cuando es otorgada (no hay duplicados). Es única durante todos los momentos de la existencia. Es única con relación a Dios, que no hace acepción de personas pero que tampoco las suma porque no son sumables (son asociables pero no totalizables).
112:0.13 (1226.1) 11. La personalidad reacciona directamente a la presencia de otra personalidad.
112:0.14 (1226.2) 12. Es la única cosa que se puede añadir al espíritu, e ilustra así la primacía del Padre con relación al Hijo. (La mente no necesita ser añadida al espíritu).
112:0.15 (1226.3) 13. La personalidad puede sobrevivir a la muerte y mantener su identidad en el alma superviviente. Ni el Ajustador ni la personalidad cambian, pero la relación entre ambos (en el alma) no es más que cambio, evolución permanente. Y si este cambio (este crecimiento) cesara, el alma cesaría.
112:0.16 (1226.4) 14. La personalidad es consciente del tiempo de forma única y muy distinta de la percepción del tiempo que tienen la mente o el espíritu.
112:1.1 (1226.5) El Padre Universal otorga la personalidad a sus criaturas en forma de dotación potencialmente eterna. Este don divino está diseñado para actuar en numerosos niveles y en situaciones sucesivas del universo que van desde lo finito más humilde hasta lo absonito más elevado e incluso hasta las fronteras de lo absoluto. La personalidad actúa así en tres planos cósmicos o en tres posiciones del universo:
112:1.2 (1226.6) 1. El estatus de posición. La personalidad actúa con la misma eficacia en el universo local, en el superuniverso y en el universo central.
112:1.3 (1226.7) 2. El estatus de significado. La personalidad desempeña eficazmente su papel en los niveles de lo finito, de lo absonito e incluso cuando incide en lo absoluto.
112:1.4 (1226.8) 3. El estatus de valor. La personalidad se puede realizar experiencialmente en los dominios progresivos de lo material, lo morontial y lo espiritual.
112:1.5 (1226.9) La personalidad tiene un ámbito perfeccionado de rendimiento dimensional cósmico. Las dimensiones de la personalidad finita son tres y actúan en líneas generales como sigue:
112:1.6 (1226.10) 1. La longitud representa la dirección y la naturaleza de la progresión, el movimiento a través del espacio y conforme al tiempo, la evolución.
112:1.7 (1226.11) 2. La profundidad vertical abarca los impulsos y actitudes del organismo, los niveles variables de autorrealización y el fenómeno general de reacción al entorno.
112:1.8 (1226.12) 3. La anchura abarca la esfera de la coordinación, la asociación y la organización de la yoidad.
112:1.9 (1226.13) El tipo de personalidad otorgado a los mortales de Urantia tiene una potencialidad de siete dimensiones de autoexpresión o realización de la persona. Estos fenómenos dimensionales son realizables a razón de tres en el nivel finito, tres en el nivel absonito y uno en el nivel absoluto. En los niveles subabsolutos esta séptima dimensión o dimensión de totalidad es experimentable como el hecho de la personalidad. Esta dimensión suprema es un absoluto asociable, y aunque no es infinita, tiene potencial dimensional de penetración subinfinita de lo absoluto.
112:1.10 (1226.14) Las dimensiones finitas de la personalidad están relacionadas con la longitud, la profundidad y la anchura cósmica. La longitud denota significado, la profundidad significa valor y la anchura comprende la visión interior: la capacidad de experimentar una consciencia irrefutable de la realidad cósmica.
112:1.11 (1227.1) En el nivel de la morontia todas estas dimensiones finitas del nivel material están muy realzadas, y se pueden realizar ciertos valores dimensionales nuevos. Todas estas experiencias dimensionales ampliadas del nivel de la morontia se articulan maravillosamente con la dimensión suprema o dimensión de la personalidad gracias a la influencia de la mota y también a la contribución de las matemáticas de la morontia.
112:1.12 (1227.2) Muchos de los problemas que experimentan los mortales en su estudio de la personalidad humana se podrían evitar si la criatura finita recordara que los niveles dimensionales y los niveles espirituales no están coordinados en la realización experiencial de la personalidad.
112:1.13 (1227.3) La vida es realmente un proceso que se produce entre el organismo (la yoidad) y su entorno. La personalidad imparte valor de identidad y significados de continuidad a esta asociación entre organismo y entorno. Se reconocerá así que el fenómeno de respuesta al estímulo no es un mero proceso mecánico, puesto que la personalidad interviene como factor en la situación total. Siempre será cierto que los mecanismos son innatamente pasivos y los organismos, inherentemente activos.
112:1.14 (1227.4) La vida física es un proceso que ocurre no tanto dentro del organismo como entre el organismo y el entorno. Todos los procesos de este tipo tienden a crear y establecer patrones de reacción del organismo a ese entorno, y todos esos patrones directores influyen considerablemente en la elección de los objetivos.
112:1.15 (1227.5) El yo y el entorno entran en contacto significativo por mediación de la mente. La aptitud y la buena disposición del organismo para establecer este tipo de contactos significantes con el entorno (respuesta a un impulso) representan la actitud de toda la personalidad.
112:1.16 (1227.6) La personalidad no puede desempeñar bien su papel cuando está aislada. El hombre es una criatura social por naturaleza; está dominado por el anhelo de pertenencia. Es literalmente cierto que «ningún hombre vive para sí».
112:1.17 (1227.7) Pero el concepto de personalidad en el sentido de la totalidad de la criatura que vive y actúa implica mucho más que unas relaciones integradas. Significa la unificación de todos los factores de la realidad así como la coordinación de las relaciones. Entre dos objetos existen relaciones, pero tres o más objetos generan un sistema, y ese sistema es mucho más que una relación ampliada o compleja. Esta distinción es fundamental, porque en un sistema cósmico los miembros individuales solo están conectados entre sí en relación con el todo y a través de la individualidad del todo.
112:1.18 (1227.8) En el organismo humano la suma de las partes constituye el yo —la individualidad— pero este proceso no tiene nada que ver con la personalidad, que es la unificadora de todos estos factores en sus relaciones con las realidades cósmicas.
112:1.19 (1227.9) En un agregado las partes se suman, en un sistema las partes se disponen en orden. Los sistemas son significantes por su organización, sus valores posicionales. En un buen sistema todos los factores están en posición cósmica. En un mal sistema hay algo que falta o está desplazado, trastocado. En el sistema humano es la personalidad la que unifica todas las actividades e imparte a su vez las cualidades de identidad y creatividad.
112:2.1 (1227.10) En el estudio de la yoidad conviene recordar:
112:2.2 (1227.11) 1. Que los sistemas físicos son de rango inferior.
112:2.3 (1227.12) 2. Que los sistemas intelectuales tienen el mismo rango.
112:2.4 (1227.13) 3. Que la personalidad es de rango superior.
112:2.5 (1227.14) 4. Que la fuerza espiritual que mora en el interior tiene potencial de dirigir.
112:2.6 (1228.1) En todos los conceptos sobre la yoidad se debería reconocer que lo primero es el hecho de la vida y después viene su valoración o interpretación. El niño humano primero vive y luego piensa sobre su vida. En la economía cósmica la visión interior precede a la previsión.
112:2.7 (1228.2) El hecho universal de Dios hecho hombre ha cambiado para siempre todos los significados y transformado todos los valores de la personalidad humana. En el verdadero sentido de la palabra, el amor implica consideración mutua entre personalidades completas, ya sean humanas, divinas o humanas y divinas. Las partes del yo pueden intervenir de muchas maneras —pueden pensar, sentir, desear— pero solo los atributos coordinados de la personalidad completa están concentrados hacia una acción inteligente. Todos estos poderes se asocian a la dotación espiritual de la mente del mortal cuando un ser humano ama sincera y desinteresadamente a otro ser, humano o divino.
112:2.8 (1228.3) Todos los conceptos que tiene el mortal de la realidad parten del supuesto de la actualidad de la personalidad humana. Todos los conceptos de las realidades sobrehumanas se basan en la experiencia de la personalidad humana con y en las realidades cósmicas de ciertas entidades espirituales y personalidades divinas asociadas. Todo lo no espiritual de la experiencia humana, excepto la personalidad, es un medio encaminado a un fin. Todas las relaciones verdaderas del hombre mortal con otras personas —humanas o divinas— son un fin en sí mismas. Y una comunión así con la personalidad de la Deidad es la meta eterna de la ascensión en el universo
112:2.9 (1228.4) La posesión de una personalidad identifica al hombre como ser espiritual, puesto que la unidad de la yoidad y la autoconsciencia de la personalidad son dotaciones del mundo supramaterial. El hecho de que un mortal materialista pueda negar la existencia de realidades supramateriales demuestra en y por sí mismo la presencia y actividad de la síntesis espiritual y la consciencia cósmica en su mente humana.
112:2.10 (1228.5) Existe un gran abismo cósmico entre la materia y el pensamiento, y este abismo es inconmensurablemente mayor entre la mente material y el amor espiritual. La consciencia, y mucho menos la autoconsciencia, no puede ser explicada mediante ninguna teoría de asociación electrónica mecanicista ni ningún fenómeno de energía materialista.
112:2.11 (1228.6) A medida que la mente persigue la realidad hasta su análisis último, la materia se desvanece para los sentidos materiales aunque puede seguir siendo real para la mente. Cuando la visión interior espiritual persigue la realidad que permanece después de la desaparición de la materia, y la persigue hasta su análisis último, desaparece para la mente, pero la visión interior del espíritu puede seguir percibiendo las realidades cósmicas y los valores supremos de naturaleza espiritual. En consecuencia, la ciencia deja paso a la filosofía mientras que la filosofía debe rendirse a las conclusiones inherentes a la experiencia espiritual auténtica. El pensamiento se rinde ante la sabiduría y la sabiduría se pierde en una adoración iluminada y reflexiva.
112:2.12 (1228.7) En la ciencia el yo humano observa el mundo material. La filosofía es la observación de esta observación del mundo material. La religión, la verdadera experiencia espiritual, es la comprensión experiencial de la realidad cósmica de la observación de la observación de toda esta síntesis relativa de los materiales de energía del tiempo y el espacio. Construir una filosofía del universo sobre un materialismo excluyente es ignorar el hecho de que todas las cosas materiales son concebidas inicialmente como reales en la experiencia de la consciencia humana. El observador no puede ser la cosa observada; la evaluación exige trascender en algún grado la cosa evaluada.
112:2.13 (1228.8) En el tiempo, el pensamiento conduce a la sabiduría y la sabiduría conduce a la adoración. En la eternidad, la adoración conduce a la sabiduría y la sabiduría da como resultado un pensamiento de carácter final.
112:2.14 (1229.1) La posibilidad de unificación del yo en vías de evolución es inherente a las cualidades de sus factores constitutivos, a saber, las energías básicas, los tejidos maestros, el sobrecontrol químico fundamental, las ideas supremas, los móviles supremos, las metas supremas y el espíritu divino otorgado desde el Paraíso, que es el secreto de la autoconsciencia de la naturaleza espiritual del hombre.
112:2.15 (1229.2) El propósito de la evolución cósmica es conseguir la unidad de la personalidad mediante una dominación creciente del espíritu, una respuesta volitiva a las enseñanzas y directrices del Ajustador del Pensamiento. La personalidad tanto humana como sobrehumana se caracteriza por una cualidad cósmica inherente que se puede llamar «la evolución de la dominación», la expansión del control tanto de sí misma como de su entorno.
112:2.16 (1229.3) Una personalidad ascendente, en otro tiempo humana, pasa por dos grandes fases de dominación volitiva creciente sobre el yo y en el universo:
112:2.17 (1229.4) 1. La experiencia prefinalitaria o de búsqueda de Dios, consistente en aumentar la autorrealización mediante una técnica de expansión y actualización de la identidad junto con la resolución de problemas cósmicos y la consiguiente maestría respecto al universo.
112:2.18 (1229.5) 2. La experiencia posfinalitaria o reveladora de Dios, consistente en la expansión creativa de la autorrealización a través de la revelación del Ser Supremo de la experiencia a las inteligencias que buscan a Dios pero no han alcanzado aún los niveles divinos de semejanza con Dios.
112:2.19 (1229.6) Las personalidades descendentes adquieren experiencias análogas a través de sus diversas aventuras en el universo cuando intentan aumentar su capacidad de averiguar y ejecutar la voluntad divina de las Deidades Suprema, Última y Absoluta.
112:2.20 (1229.7) El yo material, la entidad ego de la identidad humana, depende durante la vida física de la función continua del vehículo material de vida, de la existencia continua de ese equilibrio inestable entre el intelecto y las energías que en Urantia se ha dado en llamar vida. Pero la yoidad que tiene valor de supervivencia, la yoidad que puede trascender la experiencia de la muerte, solo evoluciona cuando se establece una transferencia potencial del asiento de la identidad de la personalidad evolutiva desde el vehículo transitorio de la vida —el cuerpo material— hasta la naturaleza más duradera e inmortal del alma de morontia, y después más allá, hasta los niveles en los que el alma es infundida con realidad de espíritu y termina alcanzando el estatus de realidad de espíritu. Esta transferencia efectiva desde una asociación material hasta una identificación con la morontia se consigue mediante la sinceridad, la perseverancia y la firmeza de las decisiones de la criatura humana en su búsqueda de Dios.
112:3.1 (1229.8) Los urantianos reconocen generalmente un solo tipo de muerte, el cese físico de las energías de la vida, pero en lo que respecta a la supervivencia de la personalidad existen en realidad tres tipos de muerte:
112:3.2 (1229.9) 1. La muerte espiritual (la del alma). Cuando un hombre mortal rechaza la supervivencia, y lo hace de forma definitiva, es declarado insolvente espiritual y en quiebra morontial a criterio conjunto e igualitario del Ajustador y la serafín superviviente. Una vez registrado este informe en Uversa y verificadas sus conclusiones por los Censores y sus colaboradores reflectantes, los regidores de Orvonton ordenan la liberación inmediata de su Monitor interior. Pero esta liberación del Ajustador no afecta en modo alguno a los deberes de la serafín personal o colectiva que se ocupa del individuo abandonado por el Ajustador. Este tipo de muerte es definitivo, aunque se mantengan durante un tiempo las energías vivas de los mecanismos físicos y mentales. Desde el punto de vista cósmico el sujeto ya está muerto; la vida que continúa solo indica que persiste el impulso material de las energías cósmicas.
112:3.3 (1230.1) 2. La muerte intelectual (la de la mente). Cuando los circuitos vitales del ministerio adjutor más alto se ven deteriorados por las aberraciones del intelecto o por una destrucción parcial del mecanismo del cerebro, y si los daños sobrepasan el punto crítico de lo irreparable, el Ajustador interior es liberado inmediatamente hacia Divinington. En los registros del universo se considera que una personalidad mortal ha encontrado la muerte cuando se han destruido los circuitos de mente esenciales por los que actúa la voluntad humana. Como en el caso anterior, se ha producido la muerte aunque el mecanismo vivo del cuerpo físico siga funcionando. El cuerpo menos la mente volitiva ya no es humano, pero el alma del individuo puede sobrevivir dependiendo de las elecciones anteriores de esa voluntad humana.
112:3.4 (1230.2) 3. La muerte física (la del cuerpo y la mente). Cuando la muerte sorprende a un ser humano el Ajustador permanece en la ciudadela de la mente hasta que esta deja de funcionar como mecanismo inteligente, hacia el momento en que cesan las pulsaciones vitales rítmicas de las energías medibles del cerebro. Tras esta desintegración, el Ajustador se despide de la mente que se desvanece con tan poca ceremonia como entró en ella años atrás y se dirige a Divinington pasando por Uversa.
112:3.5 (1230.3) Después de la muerte el cuerpo material vuelve a su mundo elemental de origen, pero perduran dos factores no materiales de la personalidad superviviente: por un lado el Ajustador del Pensamiento preexistente se dirige a Divinington con la trascripción de los recuerdos de la carrera del mortal y por otro el alma inmortal de morontia del humano difunto queda bajo la custodia de la guardiana del destino. Estas fases y formas del alma, estas fórmulas de la identidad en su día dinámicas pero ahora estáticas, son esenciales para la repersonalización en los mundos de la morontia. La reunión del Ajustador y el alma es lo que reensambla la personalidad superviviente, lo que os devolverá la consciencia en el momento del despertar en la morontia.
112:3.6 (1230.4) Para los que no tienen guardianas seráficas personales, las guardianas colectivas desempeñan con fidelidad y eficacia el mismo servicio de salvaguardia de la identidad y de resurrección de la personalidad. Las serafines son indispensables para el reensamblaje de la personalidad.
112:3.7 (1230.5) Tras la muerte el Ajustador del Pensamiento pierde temporalmente la personalidad pero no la identidad mientras que el sujeto humano pierde temporalmente la identidad pero no la personalidad, y en los mundos mansión ambos se reúnen en una manifestación eterna. Un Ajustador del Pensamiento que se ha ido no vuelve nunca a la tierra como el ser donde habitó anteriormente. La personalidad no se manifiesta nunca sin la voluntad humana, y un ser humano separado de su Ajustador no manifiesta nunca una identidad activa después de la muerte ni establece ningún tipo de comunicación con los seres vivos de la tierra. Esas almas separadas de su Ajustador están total y absolutamente inconscientes durante el largo o corto sueño de la muerte. No puede haber ningún tipo de manifestación de la personalidad ni capacidad de entablar contacto con otras personalidades hasta después de consumada la supervivencia. Los que van a los mundos mansión no están autorizados a enviar mensajes a sus seres queridos de la tierra. Es política de todos los universos prohibir este tipo de comunicaciones durante el periodo de la dispensación en curso.
112:4.1 (1231.1) Cuando sobreviene la muerte, material, intelectual o espiritual, el Ajustador se despide de su anfitrión mortal y sale hacia Divinington. Desde las sedes del universo local y del superuniverso se establece un contacto reflectante entre los supervisores de ambos gobiernos y se registra la salida del Monitor con el mismo número con que se registró su entrada en los dominios del tiempo.
112:4.2 (1231.2) De alguna manera que no comprendemos del todo, los Censores Universales pueden tomar posesión de un epítome de la vida humana tal como está encarnada en la trascripción duplicada de los valores espirituales y los significados de la morontia que conserva el Ajustador de la mente donde habitó. Los Censores están capacitados para apropiarse de la versión que tiene el Ajustador sobre el carácter de supervivencia y las cualidades espirituales del humano difunto, y todos estos datos, junto con los registros seráficos, están disponibles para ser presentados en el momento del juicio de ese individuo. Esta información se utiliza también para confirmar los mandatos del superuniverso que permiten a ciertos ascendentes empezar inmediatamente su carrera en la morontia tras su desintegración física y dirigirse a los mundos mansión antes de la terminación formal de una dispensación planetaria.
112:4.3 (1231.3) Tras la muerte física, y excepto en el caso de individuos trasladados de entre los vivos, el Ajustador liberado va inmediatamente a Divinington, su esfera de residencia. Los detalles de lo que sucede en ese mundo mientras espera la reaparición factual del mortal superviviente dependen principalmente de si el ser humano asciende a los mundos mansión por su propio derecho individual o si aguarda una convocatoria dispensacional de los supervivientes durmientes de una edad planetaria.
112:4.4 (1231.4) Si el mortal al que está vinculado pertenece a un grupo que será repersonalizado al final de una dispensación, el Ajustador no volverá inmediatamente al mundo mansión del antiguo sistema donde sirvió sino que optará por una de las misiones temporales siguientes:
112:4.5 (1231.5) 1. Enrolarse en el colectivo de los Monitores desaparecidos para servicios no desvelados.
112:4.6 (1231.6) 2. Ser destinado durante un tiempo a observar el régimen del Paraíso.
112:4.7 (1231.7) 3. Inscribirse en una de las muchas escuelas de formación de Divinington.
112:4.8 (1231.8) 4. Ser destinado durante un tiempo como observador estudiante en una de las otras seis esferas sagradas que constituyen el circuito de los mundos paradisiacos del Padre.
112:4.9 (1231.9) 5. Ser destinado al servicio de mensajeros de los Ajustadores Personalizados.
112:4.10 (1231.10) 6. Hacerse instructor asociado de las escuelas de Divinington dedicadas a la formación de los Monitores del grupo virgen.
112:4.11 (1231.11) 7. Seleccionar otros posibles mundos donde servir en el caso de que hubiera motivos razonables para creer que el compañero humano podría haber rechazado la supervivencia.
112:4.12 (1231.12) Si la muerte os sorprende cuando habéis alcanzado el tercer círculo o una esfera superior y se os ha asignado en consecuencia una guardiana personal del destino, y si la guardiana del destino certifica incondicionalmente la trascripción final del resumen del carácter de supervivencia que presenta el Ajustador —si tanto la serafín como el Ajustador están esencialmente de acuerdo en todos los detalles de sus informes y recomendaciones sobre vuestra vida—, si los Censores Universales y sus colaboradores reflectantes de Uversa confirman estos datos y lo hacen sin reservas ni equívocos, entonces los Ancianos de los Días destellan por los circuitos de comunicación que van a Salvington el mandato que establece esa posición avanzada. Y tras este anuncio público, los tribunales del Soberano de Nebadon decretarán el paso inmediato del alma superviviente a las salas de resurrección de los mundos mansión.
112:4.13 (1232.1) Según mis informaciones, si el individuo humano sobrevive sin dilación, el Ajustador se registra en Divinington, se dirige a la presencia paradisiaca del Padre Universal, vuelve inmediatamente para ser abrazado por los Ajustadores Personalizados del superuniverso y del universo local donde está destinado, recibe el reconocimiento del jefe de los Monitores Personalizados de Divinington y acto seguido pasa a la «realización de la transición de la identidad» tras ser convocado en el tercer periodo y en el mundo mansión a llevarla a cabo en la forma de la personalidad preparada para recibir al alma superviviente del mortal terrenal tal como esa forma ha sido proyectada por la guardiana del destino.
112:5.1 (1232.2) La yoidad es una realidad cósmica ya sea material, morontial o espiritual. La actualidad de lo personal es otorgamiento del Padre Universal que actúa en y por sí mismo o a través de sus múltiples agentes del universo. Decir que un ser es personal es reconocer la individuación relativa de ese ser dentro del organismo cósmico. El cosmos vivo es una agregación casi infinitamente integrada de unidades reales, todas ellas relativamente sujetas al destino del conjunto. Pero las unidades personales han sido dotadas de la facultad real de elegir entre la aceptación y el rechazo de su destino.
112:5.2 (1232.3) Lo que viene del Padre es eterno como el Padre, y esto es tan cierto para la personalidad, que Dios otorga en virtud de su propio libre albedrío, como para el divino Ajustador del Pensamiento, un fragmento real de Dios. La personalidad del hombre es eterna, pero es una realidad eterna condicionada en cuanto a la identidad. Al haber aparecido en respuesta a la voluntad del Padre, la personalidad alcanzará el destino de la Deidad, pero el hombre debe elegir si estará o no presente cuando se alcance ese destino. Si el hombre elige no estar, la personalidad llegará directamente a la Deidad experiencial y se convertirá en parte del Ser Supremo. El ciclo está predeterminado, pero la participación del hombre es opcional, personal y experiencial.
112:5.3 (1232.4) La identidad del mortal es una condición transitoria de la vida temporal en el universo. Solo es real en la medida en que la personalidad elige convertirse en un fenómeno permanente del universo. Aquí está la diferencia esencial entre el hombre y un sistema de energía: el sistema de energía continúa necesariamente, no tiene elección, en cambio el hombre elige a la hora de determinar su propio destino. El Ajustador es en verdad la senda al Paraíso, pero es el hombre quien debe buscar esa senda por su propia decisión, por la elección de su libre albedrío.
112:5.4 (1232.5) Los seres humanos solo poseen identidad en el sentido material. La mente material expresa esas cualidades del yo cuando actúa en el sistema de energía del intelecto. Cuando se dice que el hombre tiene identidad se reconoce que posee un circuito de mente que ha sido subordinado a los actos y elecciones de la voluntad de la personalidad humana. Pero esta es una manifestación material y puramente temporal, exactamente igual que el embrión humano es una etapa parasitaria transitoria de la vida humana. Desde una perspectiva cósmica los seres humanos nacen, viven y mueren en un instante relativo del tiempo; no son duraderos. Pero la personalidad del mortal posee por su propia elección el poder de transferir el asiento de su identidad desde el sistema del intelecto material pasajero hasta el sistema superior del alma de morontia que se crea en colaboración con el Ajustador del Pensamiento como el nuevo vehículo de manifestación de la personalidad.
112:5.5 (1233.1) Este mismo poder de elección, este distintivo para el universo del libre albedrío de la criatura, constituye la mayor oportunidad del hombre y su responsabilidad cósmica suprema. De la integridad de la volición humana depende el destino eterno del futuro finalitario. De la sinceridad del libre albedrío del mortal depende el Ajustador divino para obtener la personalidad eterna. De la fidelidad de la elección del mortal depende el Padre Universal para hacer realidad a un nuevo hijo ascendente. De la perseverancia y la sabiduría de las acciones resultantes de las decisiones depende el Ser Supremo para actualizar su evolución experiencial.
112:5.6 (1233.2) Tarde o temprano deberéis alcanzar los círculos cósmicos de crecimiento de la personalidad, pero puede ocurrir que, sin culpa por vuestra parte, los accidentes del tiempo y las limitaciones de la existencia material os impidan alcanzar estos niveles en vuestro planeta natal. En ese caso, si vuestras intenciones y deseos tienen valor de supervivencia, se decretará la prolongación de vuestro periodo de prueba. Se os concederá tiempo adicional para demostrar vuestra valía.
112:5.7 (1233.3) Cuando existe alguna duda sobre la conveniencia de hacer avanzar a una identidad humana a los mundos mansión, los gobiernos del universo dictaminan invariablemente a favor del interés personal de ese individuo. Promocionan sin vacilar a esa alma al estatus de ser transicional mientras siguen observando la aparición de sus intenciones en la morontia y propósitos espirituales. Así se garantiza el cumplimiento de la justicia divina y se concede a la misericordia divina una nueva oportunidad de ampliar su ministerio.
112:5.8 (1233.4) Los gobiernos de Orvonton y de Nebadon no se precian de ejecutar con perfección absoluta el plan universal de repersonalización de los mortales en todos sus detalles, pero sí se precian de actuar, y actúan, con paciencia, tolerancia, comprensión y compasión misericordiosa. Preferimos asumir el riesgo de rebelión en un sistema antes que correr el peligro de privar a un solo mortal que lucha en cualquier mundo evolutivo de la alegría eterna de proseguir la carrera ascendente.
112:5.9 (1233.5) Esto no significa para nada que los seres humanos vayan a tener una segunda oportunidad si rechazan la primera. Lo que significa es que todas las criaturas con voluntad han de tener una oportunidad real de hacer una elección indubitable, plenamente consciente y definitiva. Los Jueces soberanos de los universos no privarán del estatus de personalidad a ningún ser que no haya hecho la elección eterna de manera plena y definitiva. El alma humana debe tener y tendrá la oportunidad total de revelar su intención verdadera y su propósito real.
112:5.10 (1233.6) Cuando mueren los mortales más avanzados en lo cósmico y lo espiritual, se dirigen inmediatamente a los mundos mansión. Esta disposición suele estar reservada para los que tienen asignadas guardianas seráficas personales. Otros mortales pueden ser retenidos mientras son juzgados sus asuntos, y tras el juicio podrán dirigirse a los mundos mansión o ser incorporados a los supervivientes durmientes que serán repersonalizados en masa al final de la dispensación planetaria en curso.
112:5.11 (1233.7) Hay dos dificultades que complican mis esfuerzos por explicar lo que os ocurre exactamente en la muerte, lo que le ocurre a vuestro yo superviviente que es distinto del Ajustador que se va. Una de ellas consiste en la imposibilidad de transmitir a vuestro nivel de comprensión la descripción adecuada de una operación que ocurre en la frontera entre el dominio físico y el de la morontia. La otra proviene de las restricciones a mi cometido como revelador de la verdad impuestas por las autoridades celestiales que gobiernan Urantia. Os podría presentar muchos detalles interesantes, pero me los reservo por consejo de vuestros supervisores planetarios directos. Dentro de los límites de mi mandato solo puedo decir lo siguiente:
112:5.12 (1234.1) Hay algo real, algo que evoluciona en el humano, algo distinto al Monitor de Misterio, que sobrevive a la muerte. Esta entidad recién aparecida es el alma, y sobrevive a la muerte tanto de vuestro cuerpo físico como de vuestra mente material. Esta entidad es el fruto conjunto de la vida y los esfuerzos combinados de vuestro yo humano en conexión con vuestro yo divino, el Ajustador. Este fruto de ascendencia humana y divina constituye el elemento superviviente de origen terrestre. Es el yo de morontia, el alma inmortal.
112:5.13 (1234.2) Este fruto con significado que perdura y valor que sobrevive está totalmente inconsciente durante el periodo que transcurre entre la muerte y la repersonalización, custodiado por la guardiana seráfica del destino durante toda esa temporada de espera. Tras la muerte no actuaréis como seres conscientes hasta que hayáis adquirido la nueva consciencia de morontia en los mundos mansión de Satania.
112:5.14 (1234.3) Con la muerte, la identidad funcional asociada a la personalidad humana se descompone al cesar el movimiento vital. Aunque la personalidad humana trasciende a sus partes constituyentes, depende de ellas para mantener su identidad funcional. La suspensión de la vida destruye los patrones del cerebro físico necesarios para su dotación de mente, y la descomposición de la mente pone fin a la consciencia del mortal. La consciencia de esa criatura no podrá reaparecer posteriormente hasta que se haya establecido una situación cósmica que permita a esa misma personalidad humana actuar de nuevo en relación con la energía viva.
112:5.15 (1234.4) Durante el tránsito de los mortales supervivientes desde su mundo de origen a los mundos mansión, tanto si su personalidad es reensamblada en el tercer periodo como si ascienden en una resurrección colectiva, el expediente de la constitución de la personalidad lo preservan fielmente los arcángeles en sus mundos de actividades especiales. Estos seres no custodian la personalidad (como las serafines guardianas custodian el alma), pero no deja de ser cierto que todo elemento identificable de la personalidad es preservado eficazmente por estos depositarios seguros de la supervivencia del mortal. En cuanto al paradero exacto de la personalidad del mortal durante el tiempo que transcurre entre la muerte y la supervivencia, lo desconocemos.
112:5.16 (1234.5) La situación que hace posible la repersonalización se produce en las salas de resurrección de los planetas receptores de la morontia de un universo local. En esas cámaras de ensamblaje de la vida, las autoridades supervisoras proporcionan la relación de energía del universo —morontial, mental y espiritual— que hace posible restituir la consciencia del superviviente dormido. El reensamblaje de los componentes de una personalidad que fue material en su día implica:
112:5.17 (1234.6) 1. La fabricación de una forma adecuada, un patrón de energía de morontia, en el cual el nuevo superviviente pueda establecer contacto con la realidad no espiritual y dentro del cual la variante de morontia de la mente cósmica se pueda encircuitar.
112:5.18 (1234.7) 2. El retorno del Ajustador a la criatura de morontia en espera. El Ajustador es el custodio eterno de vuestra identidad ascendente. Vuestro Monitor es la garantía absoluta de que sois vosotros mismos y no otro quien ocupará la forma de morontia creada para el despertar de vuestra personalidad. Y el Ajustador estará presente en el reensamblaje de vuestra personalidad para asumir una vez más el papel de guía paradisiaco de vuestro yo superviviente.
112:5.19 (1235.1) 3. Una vez reunidos estos requisitos esenciales para la repersonalización, la guardiana seráfica de las potencialidades del alma inmortal aletargada, asistida por numerosas personalidades cósmicas, otorga esta entidad de morontia a la forma morontial de cuerpo y mente preparada al efecto y vincula a este hijo evolutivo del Supremo a su asociación eterna con el Ajustador expectante. Y queda así completada la repersonalización, el reensamblaje de los recuerdos, la visión interior y la consciencia, es decir, de la identidad.
112:5.20 (1235.2) El hecho de la repersonalización consiste en que el yo humano que despierta toma posesión de la fase encircuitada de morontia de la mente cósmica recién segregada. El fenómeno de la personalidad depende de la persistencia de la identidad de la reacción de la yoidad al entorno del universo, y esta solo se puede llevar a cabo por medio de la mente. La yoidad persiste a pesar del cambio continuo de todos los factores que componen el yo. En la vida física el cambio es gradual, en la muerte y con la repersonalización, el cambio es repentino. La verdadera realidad de toda yoidad (personalidad) es capaz de responder adecuadamente a las condiciones del universo gracias al cambio incesante de sus partes constituyentes. El estancamiento conduce inevitablemente a la muerte. La vida humana es un cambio sin fin de los factores de la vida unificados por la estabilidad de una personalidad que no cambia.
112:5.21 (1235.3) Y cuando os despertéis así en los mundos mansión de Jerusem estaréis tan cambiados, la transformación espiritual será tan grande que, si no fuera por vuestro Ajustador del Pensamiento y la guardiana del destino que conectarán plenamente vuestra nueva vida en los nuevos mundos con vuestra antigua vida en el primer mundo, os costaría relacionar al principio vuestra nueva consciencia de morontia con los recuerdos de vuestra identidad anterior. A pesar de la continuidad de la yoidad personal, gran parte de la vida mortal os parecerá al principio un sueño vago y confuso. Pero el tiempo clarificará muchas asociaciones de vuestra etapa mortal.
112:5.22 (1235.4) El Ajustador del Pensamiento solo os recordará y enumerará los recuerdos y experiencias que forman parte de vuestra carrera en el universo y son esenciales para ella. Si el Ajustador ha estado asociado a la evolución de algo en la mente humana, esas experiencias que merecen la pena sobrevivirán en la consciencia eterna del Ajustador. Pero gran parte de vuestra vida pasada y de sus recuerdos carentes de significado espiritual o valor de la morontia perecerán con el cerebro material. Muchas experiencias materiales desaparecerán como andamiajes de otro tiempo que, habiéndoos servido de puente hacia el nivel de la morontia, ya no tienen utilidad en el universo. Pero la personalidad y las relaciones entre las personalidades no son nunca andamiajes; el recuerdo humano de las relaciones entre personalidades tiene valor cósmico y perdurará. En los mundos mansión conoceréis y seréis conocidos, y es más, recordaréis y seréis recordados por vuestros compañeros de otro tiempo en la corta pero fascinante vida en Urantia.
112:6.1 (1235.5) Igual que una mariposa emerge del estado de oruga, la verdadera personalidad de los seres humanos emergerá en los mundos mansión y se manifestará por primera vez sin su antigua envoltura de carne material. La carrera en la morontia del universo local consiste en la elevación continua del mecanismo de la personalidad desde el primer nivel de la morontia de existencia del alma hasta el nivel final de la morontia de espiritualidad progresiva.
112:6.2 (1235.6) Es difícil instruiros sobre vuestras formas de la personalidad en la morontia para la carrera en el universo local. Seréis dotados con patrones de morontia capaces de manifestar la personalidad, pero esas vestiduras están más allá de vuestra comprensión. Esas formas, aunque enteramente reales, no son patrones de energía del orden material que entendéis ahora. Sin embargo, cumplen la misma función en los mundos del universo local que vuestros cuerpos materiales en los planetas donde nacen los humanos.
112:6.3 (1236.1) La apariencia de la forma corporal material responde en cierta medida al carácter de la identidad de la personalidad. Si el cuerpo físico refleja hasta cierto punto algo de la naturaleza inherente de la personalidad, mucho más lo hace la forma de morontia. En la vida física los mortales pueden ser hermosos por fuera pero feos por dentro. En la vida en la morontia la forma de la personalidad va reflejando directamente la naturaleza de la persona interior de manera creciente a medida que se elevan los niveles. En el nivel espiritual, la forma exterior y la naturaleza interior empiezan a acercarse a una identificación completa que se hace cada vez más perfecta en niveles de espíritu cada vez más altos.
112:6.4 (1236.2) En el estado de morontia el mortal ascendente es dotado con la variante propia de Nebadon de la dotación de mente cósmica del Espíritu Maestro de Orvonton. El intelecto mortal ha perecido como tal intelecto, ha dejado de existir como entidad focalizada del universo separada de los circuitos indiferenciados de mente del Espíritu Creativo. Pero los significados y valores de la mente del mortal no han perecido. Ciertos aspectos de la mente perduran en el alma superviviente, el Ajustador guarda ciertos valores experienciales de la antigua mente humana y se conservan en el universo local los expedientes de la historia de la vida humana tal como fue vivida en la carne, junto con ciertos registros vivos en los numerosos seres que se ocupan de la evaluación final del mortal ascendente. El rango de estos seres abarca desde las serafines hasta los Censores Universales y es probable que se amplíe hasta el Supremo.
112:6.5 (1236.3) La volición de una criatura no puede existir sin la mente pero subsiste a pesar de la pérdida del intelecto material. Durante los primeros tiempos de la supervivencia, la personalidad ascendente se guía en gran medida por los patrones de carácter heredados de la vida humana y por la acción recién aparecida de la mota de la morontia. Estas pautas de conducta en mansonia funcionan aceptablemente durante las primeras etapas de la vida en la morontia antes de que aparezca la voluntad de la morontia como expresión volitiva plenamente desarrollada de la personalidad ascendente.
112:6.6 (1236.4) En la carrera del universo local no hay influencias comparables a los siete espíritus-mente adjutores de la existencia humana. La mente de la morontia debe evolucionar por contacto directo con la mente cósmica tal como esta mente cósmica ha sido modificada y traducida por la fuente creativa del intelecto del universo local, la Ministra Divina.
112:6.7 (1236.5) Antes de la muerte la mente mortal es autoconsciente con independencia de la presencia del Ajustador; la mente adjutora solo necesita el patrón asociado de energía material para poder operar. Pero el alma de morontia, al ser superadjutora, no conserva la consciencia de sí misma sin el Ajustador cuando se ve privada del mecanismo de la mente material. Esta alma en vías de evolución posee sin embargo un carácter de continuidad que proviene de las decisiones de su antigua mente adjutora asociada, y este carácter se convierte en recuerdos activos cuando sus patrones son energizados por el Ajustador que regresa.
112:6.8 (1236.6) La persistencia de los recuerdos es la prueba de que se retiene la identidad de la yoidad original y es fundamental para completar la autoconsciencia de la continuidad y expansión de la personalidad. Los mortales que ascienden sin Ajustador dependen de la instrucción de sus acompañantes seráficas para reconstruir sus recuerdos humanos, esta es la única limitación que afecta a las almas de morontia de los mortales fusionados con el Espíritu. El patrón de los recuerdos subsiste en el alma, pero este patrón requiere la presencia del antiguo Ajustador para poder realizarse inmediatamente como continuación de los recuerdos. Sin el Ajustador, el superviviente mortal necesita un tiempo considerable para volver a explorar y a aprender, para recuperar los recuerdos conscientes de los significados y valores de una existencia anterior.
112:6.9 (1237.1) El alma con valor de supervivencia refleja fielmente las acciones y motivaciones tanto cualitativas como cuantitativas del intelecto material, el antiguo asiento de la identidad de la yoidad. Cuando la mente del mortal elige la verdad, la belleza y la bondad, inicia su carrera de premorontia en el universo bajo la tutela de los siete espíritus-mente adjutores unificados bajo la dirección del espíritu de sabiduría. Una vez completados posteriormente los siete círculos de logro de premorontia, la dotación de mente de morontia se superpone a la mente adjutora y se inicia así la carrera preespiritual o en la morontia de progresión en el universo local.
112:6.10 (1237.2) Cuando una criatura deja su planeta natal, deja atrás el ministerio adjutor y pasa a depender únicamente del intelecto de morontia. Cuando un ascendente deja el universo local, ha sobrepasado el nivel de la morontia y alcanzado el nivel espiritual de existencia. Esta entidad de espíritu recién aparecida pasa entonces a sintonizarse con el ministerio directo de la mente cósmica de Orvonton.
112:7.1 (1237.3) La fusión con el Ajustador del Pensamiento otorga a la personalidad actualidades eternas que antes eran solo potenciales. Entre estas nuevas dotaciones cabe mencionar: la fijación de la cualidad de divinidad, la experiencia y los recuerdos de la eternidad pasada, la inmortalidad y una porción de absolutidad potencial cualificada.
112:7.2 (1237.4) Cuando hayáis corrido la carrera terrenal bajo vuestra forma temporal, os despertaréis en las orillas de un mundo mejor y acabaréis unidos a vuestro fiel Ajustador en un abrazo eterno. Esta fusión constituye el misterio que hace uno a Dios con el hombre, el misterio de la evolución de la criatura finita; pero es eternamente cierta. La fusión es el secreto de la esfera sagrada de Ascendington, y ninguna criatura, salvo aquellas que han experimentado la fusión con el espíritu de la Deidad, puede comprender el verdadero significado de los valores reales que se conjuntan cuando la identidad de una criatura del tiempo se hace eternamente una con el espíritu de la Deidad del Paraíso.
112:7.3 (1237.5) La fusión con el Ajustador se suele producir mientras el ascendente reside dentro de su sistema local. Puede ocurrir en su planeta natal como trascendencia de la muerte natural, en cualquiera de los mundos mansión o en la sede del sistema. Se puede incluso retrasar hasta el tiempo de la estancia en la constelación, y en casos especiales puede no consumarse hasta la llegada del ascendente a la capital del universo local.
112:7.4 (1237.6) Cuando se ha producido la fusión con el Ajustador ya no puede haber peligro para la futura carrera eterna de esa personalidad. Los seres celestiales son puestos a prueba durante toda una larga experiencia, en cambio los mortales pasan por una prueba relativamente corta e intensa en los mundos evolutivos y de la morontia.
112:7.5 (1237.7) La fusión con el Ajustador no ocurre nunca hasta que los mandatos del superuniverso han confirmado la decisión definitiva e irrevocable de la naturaleza humana a favor de la carrera eterna. Una vez emitida esta autorización de aunamiento constituye el salvoconducto que permitirá en su día a la personalidad fusionada salir de los confines del universo local para dirigirse en el futuro a la sede del superuniverso, desde donde el peregrino del tiempo se ensecunafinará en un futuro lejano para el largo vuelo hacia el universo central de Havona y la aventura de la Deidad.
112:7.6 (1238.1) En los mundos evolutivos la yoidad es material, es una cosa del universo y está sometida como tal a las leyes de la existencia material. Es un hecho que ocurre en el tiempo y es sensible a sus vicisitudes. Ahí es donde se tienen que formular las decisiones sobre la supervivencia. En el estado de morontia el yo se ha convertido en una realidad del universo nueva y más duradera que sigue creciendo en la medida en que va aumentando su sintonía con los circuitos de mente y de espíritu de los universos. Entonces se confirman las decisiones sobre la supervivencia. Cuando el yo alcanza el nivel espiritual se ha convertido en un valor seguro del universo, y este nuevo valor se basa en el hecho de que ya se han tomado las decisiones sobre la supervivencia, un hecho atestiguado por la fusión eterna con el Ajustador del Pensamiento. Una vez alcanzado el estatus de verdadero valor del universo, la criatura queda potencialmente libre de buscar el valor más alto del universo: Dios.
112:7.7 (1238.2) Estos seres fusionados son dobles en sus reacciones en el universo: por un lado son individuos de morontia diferenciados no muy distintos de las serafines, y son además en potencial seres del orden de los finalitarios del Paraíso.
112:7.8 (1238.3) Pero el individuo fusionado es realmente una sola personalidad, un solo ser, cuya unidad desafía todos los intentos de análisis de cualquier inteligencia de los universos. Y así, habiendo pasado ante los tribunales del universo local, desde el más bajo hasta el más alto, sin que ninguno de ellos haya podido identificar al hombre o al Ajustador por separado, seréis llevados finalmente ante el Soberano de Nebadon, el Padre de vuestro universo local. Y allí, de la mano del ser mismo cuya paternidad creativa en este universo del tiempo ha hecho posible el hecho de vuestra vida, recibiréis las credenciales que os darán derecho a proseguir con el tiempo vuestra carrera en el superuniverso en busca del Padre Universal.
112:7.9 (1238.4) ¿Se ha ganado el Ajustador victorioso la personalidad por su magnífico servicio a la humanidad o ha logrado el valiente humano la inmortalidad gracias a su esfuerzo sincero por asemejarse al Ajustador? Ni lo uno ni lo otro. Juntos han conseguido hacer evolucionar a un miembro de uno de los órdenes únicos de personalidades ascendentes del Supremo, un ser siempre fiel, eficaz y servicial que aspira a seguir creciendo cada vez más hacia arriba. Quien fuera en su día un alma de origen terrenal no se detendrá en su ascensión superna hasta haber atravesado los siete circuitos de Havona para llegar a reconocer y adorar a la personalidad misma del Padre que está en el Paraíso.
112:7.10 (1238.5) Durante toda esta magnífica ascensión el Ajustador del Pensamiento es la promesa divina de la plena estabilización espiritual futura del mortal ascendente. A su vez, el libre albedrío humano proporciona al Ajustador un cauce eterno para liberar la naturaleza divina e infinita. Estas dos identidades ya son una. Ningún acontecimiento del tiempo ni de la eternidad podrán separar al hombre y al Ajustador. Son inseparables, están fusionados por toda la eternidad.
112:7.11 (1238.6) En los mundos donde los seres humanos se fusionan con el Ajustador, el destino del Monitor de Misterio es idéntico al del mortal ascendente: el Cuerpo de la Finalización del Paraíso. Ni el Ajustador ni el mortal pueden alcanzar esa meta única sin la plena cooperación y la ayuda fiel del otro. Esta asociación extraordinaria es uno de los fenómenos cósmicos más fascinantes y asombrosos de la presente edad del universo.
112:7.12 (1239.1) A partir del momento de la fusión con el Ajustador, el estatus del ascendente es el de criatura evolutiva. El miembro humano fue el primero en poseer personalidad y, por lo tanto, está jerárquicamente por encima del Ajustador en todo lo relacionado con el reconocimiento de la personalidad. La sede paradisiaca de este ser fusionado es Ascendington, no Divinington, y esta combinación única de Dios y hombre está clasificada como mortal ascendente durante todo el camino que recorre hasta el Cuerpo de la Finalización.
112:7.13 (1239.2) Una vez que un Ajustador se fusiona con un mortal ascendente el número de ese Ajustador se borra de los archivos del superuniverso. Desconozco lo que sucede con los registros de Divinington, pero supongo que el expediente de ese Ajustador se traslada a los círculos secretos de las cortes internas de Grandfanda, el director en funciones del Cuerpo de la Finalización.
112:7.14 (1239.3) Cuando se produce la fusión con el Ajustador, el Padre Universal hace realidad su promesa de donarse a sus criaturas materiales. Ha cumplido la promesa y consumado el plan del otorgamiento eterno de la divinidad a la humanidad. A partir de ese momento empieza el intento humano por comprender y actualizar las posibilidades ilimitadas inherentes a la asociación superna con Dios que se ha factualizado de este modo.
112:7.15 (1239.4) Hasta donde sabemos ahora, el destino de los mortales supervivientes es el Cuerpo de la Finalización del Paraíso y esta es también la meta del destino para todos los Ajustadores del Pensamiento que se han unido eternamente con sus compañeros mortales. En el presente, los finalitarios del Paraíso están dedicados a numerosas actividades por todo el gran universo, pero todos conjeturamos que tendrán otras tareas aun más supernas en el futuro lejano cuando los siete superuniversos se hayan asentado en luz y vida, y cuando el Dios finito haya emergido definitivamente del misterio que rodea ahora a esta Deidad Suprema.
112:7.16 (1239.5) Se os ha instruido hasta cierto punto sobre la organización y el personal del universo central, de los superuniversos y de los universos locales. Se os ha dicho algo sobre el origen y el carácter de algunas de las diversas personalidades que rigen ahora estas extensas creaciones. Se os ha informado también de que hay vastas galaxias de universos en proceso de organización mucho más allá de la periferia del gran universo, en el primer nivel del espacio exterior. Se os ha dado a entender además en estas narraciones que el Ser Supremo desvelará su función terciaria no revelada en esas regiones ahora inexploradas del espacio exterior. Y se os ha dicho también que los finalitarios del cuerpo paradisiaco son los hijos experienciales del Supremo.
112:7.17 (1239.6) Creemos que los mortales fusionados con su Ajustador, junto con sus compañeros finalitarios, están destinados a participar de alguna manera en la administración de los universos del primer nivel del espacio exterior. No tenemos la menor duda de que estas enormes galaxias se convertirán a su debido tiempo en universos habitados. Y estamos igualmente convencidos de que entre sus administradores se encontrarán los finalitarios del Paraíso cuyas naturalezas son la consecuencia cósmica de la mezcla de la criatura y el Creador.
112:7.18 (1239.7) ¡Qué aventura! ¡Qué gesta! Una creación gigantesca para ser administrada por los hijos del Supremo, esos Ajustadores personalizados y humanizados, esos mortales fusionados con su Ajustador y eternizados, esas combinaciones misteriosas y esas asociaciones eternas entre la manifestación más alta que se conoce de la esencia de la Primera Fuente y Centro y la forma más baja de vida inteligente capaz de comprender y alcanzar al Padre Universal. Imaginamos que esos seres amalgamados, esas asociaciones de Creador y criatura, se convertirán en regidores espléndidos, administradores incomparables y directores comprensivos y compasivos de todas y cada una de las formas de vida inteligente que puedan llegar a existir en esos futuros universos del primer nivel del espacio exterior.
112:7.19 (1240.1) Es cierto que vosotros los mortales sois de origen terrenal, animal, y que vuestro cuerpo es polvo. Pero si lo deseáis realmente y lo queréis de verdad, la herencia de las edades es vuestra y serviréis algún día por todos los universos en vuestra auténtica calidad de descendientes del Dios Supremo de la experiencia e hijos divinos del Padre del Paraíso de todas las personalidades.
112:7.20 (1240.2) [Presentado por un Mensajero Solitario de Orvonton.]
El libro de Urantia
Documento 113
113:0.1 (1241.1) DESPUÉS DE HABER tratado sobre los espíritus ministrantes del tiempo y las huestes de mensajeros del espacio, pasamos a considerar a las ángeles guardianas, las serafines dedicadas al ministerio de los mortales individuales para cuya elevación y perfeccionamiento se ha dispuesto todo este vasto plan de supervivencia y progresión espiritual. En el pasado estas guardianas del destino eran casi el único grupo reconocido de ángeles en Urantia. De hecho, las serafines planetarias son espíritus ministrantes enviados para servir a los que sobrevivirán. Estas serafines acompañantes han desempeñado sus funciones como ayudantes espirituales del hombre mortal en todos los grandes acontecimientos del pasado y del presente. En muchas revelaciones «la palabra fue pronunciada por ángeles» y muchos de los mandatos del cielo han sido «recibidos mediante el ministerio de ángeles».
113:0.2 (1241.2) Las serafines son las ángeles tradicionales del cielo, los espíritus ministrantes que viven a vuestro lado y hacen tanto por vosotros. Llevan ejerciendo su ministerio en Urantia desde los primeros tiempos de la inteligencia humana.
113:1.1 (1241.3) La enseñanza sobre ángeles guardianas no es ningún mito; ciertos grupos de seres humanos tienen realmente ángeles personales. Jesús lo corrobora cuando dice al hablar de los niños del reino de los cielos: «Tened cuidado de no despreciar a ninguno de estos pequeños, pues yo os digo que sus ángeles contemplan siempre la presencia del espíritu de mi Padre».
113:1.2 (1241.4) En un principio las serafines fueron asignadas de forma específica a las distintas razas de Urantia, pero desde el otorgamiento de Miguel son asignadas con arreglo a la inteligencia, la espiritualidad y el destino de los seres humanos. Desde el punto de vista intelectual la humanidad se divide en tres clases:
113:1.3 (1241.5) 1. Los seres humanos con mente inferior a la normal: los que no ejercen un poder normal de la voluntad ni toman las decisiones promedio de la vida. Esta clase abarca a los que no pueden comprender a Dios porque les falta capacidad para adorar inteligentemente a la Deidad. Los seres de Urantia con capacidad intelectual inferior a la normal tienen un cuerpo de serafines, una compañía, con un batallón de querubines encargadas de atenderlos y atestiguar que les alcanza la justicia y la misericordia en las luchas terrenales por la vida.
113:1.4 (1241.6) 2. Las mentes humanas normales de tipo medio. Desde el punto de vista del ministerio seráfico, la mayoría de los hombres y mujeres se agrupan en siete clases según su estatus de realización de los círculos de progreso humano y desarrollo espiritual.
113:1.5 (1241.7) 3. Los seres humanos con mente superior a la normal: los que poseen una gran capacidad de decisión y un potencial indudable de logro espiritual. Son hombres y mujeres que han establecido un contacto mayor o menor con su Ajustador interior, miembros de los diversos cuerpos de reserva del destino. Sea cual fuere el círculo donde se encuentre un ser humano en un momento dado, en cuanto ese individuo es enrolado en cualquiera de los distintos cuerpos de reserva del destino, le es asignada una serafín personal, y ese mortal se beneficiará desde entonces hasta el fin de su carrera terrenal del cuidado continuo y la vigilancia incesante de una ángel guardiana. Del mismo modo, cuando un ser humano toma la decisión suprema, cuando hay esponsales reales con el Ajustador, una guardiana personal es asignada inmediatamente a esa alma.
113:1.6 (1242.1) En el ministerio de los llamados seres normales, las asignaciones seráficas se hacen según los círculos de intelectualidad y espiritualidad alcanzados por los humanos. Empezáis con la mente propia de vuestra vestidura mortal en el séptimo círculo y viajáis hacia dentro en la tarea de comprenderos, dominaros y superaros a vosotros mismos. Así vais avanzando de círculo en círculo hasta que alcanzáis (si la muerte no detiene vuestra carrera y transfiriere vuestras luchas a los mundos mansión) el círculo primero o más interno de relativo contacto y comunión con el Ajustador que mora dentro de vosotros.
113:1.7 (1242.2) Los seres humanos que están en el círculo inicial o séptimo tienen una ángel guardiana con una compañía de querubines auxiliares encargadas de cuidar y custodiar a mil mortales. En el círculo sexto, una pareja seráfica asistida por una compañía de querubines tiene la misión de guiar a los mortales ascendentes en grupos de quinientos. Cuando alcanzan el círculo quinto, los seres humanos son agrupados en compañías de unos cien y puestos a cargo de una pareja de serafines guardianas con un grupo de querubines. Al alcanzar el círculo cuarto, los seres mortales forman grupos de diez y se encarga de ellos una pareja de serafines asistida por una compañía de querubines.
113:1.8 (1242.3) Cuando una mente mortal rompe la inercia de la herencia animal y alcanza el círculo tercero de intelectualidad humana y espiritualidad adquirida, una ángel personal (en realidad dos) se dedicará a partir de entonces entera y exclusivamente a ese mortal ascendente. Y así, estas almas humanas, además de la presencia constante y cada vez más eficaz de su Ajustador del Pensamiento, reciben la asistencia íntegra de estas guardianas personales del destino en todos sus esfuerzos por completar el tercer círculo, atravesar el segundo y alcanzar el primero.
113:2.1 (1242.4) Las serafines no son consideradas guardianas del destino hasta el momento en que son destinadas a acompañar a un alma humana que ha conseguido uno o más de estos tres logros: tomar la decisión suprema de hacerse semejante a Dios, entrar en el tercer círculo o ser enrolada en uno de los cuerpos de reserva del destino.
113:2.2 (1242.5) En la evolución de las razas se asigna una guardiana del destino al primer ser que alcanza el círculo de conquista requerido. El primer mortal que consiguió una guardiana personal en Urantia fue Rantowoc, un sabio de la raza roja que vivió hace mucho tiempo.
113:2.3 (1242.6) Todas las ángeles asignadas proceden de un plantel de serafines voluntarias. Estos nombramientos se hacen siempre en función de las necesidades humanas y tomando en consideración el estatus de la pareja angélica en cuanto a experiencia, destreza y sabiduría seráfica. Solo las serafines veteranas, las más probadas y experimentadas, son asignadas como guardianas del destino. Muchas guardianas han adquirido abundante y valiosa experiencia en los mundos cuyos habitantes no se fusionan con el Ajustador. Igual que los Ajustadores, las serafines atienden a estos seres durante una sola vida y luego son liberadas para nuevas misiones. Muchas guardianas que ahora están en Urantia han tenido antes esta experiencia práctica en otros mundos.
113:2.4 (1243.1) Cuando los seres humanos no consiguen sobrevivir, sus guardianas personales o colectivas pueden seguir desempeñando repetidas veces tareas semejantes en ese mismo planeta. Las serafines desarrollan una estima sentimental por los mundos individuales y profesan un afecto especial a ciertas razas y ciertos tipos de criaturas mortales con las que han estado tan estrecha e íntimamente asociadas.
113:2.5 (1243.2) Las ángeles desarrollan un afecto duradero por sus compañeros humanos, y si vosotros pudierais visualizar a las serafines sentiríais también un cálido afecto por ellas. Despojados de vuestros cuerpos materiales y provistos de formas de espíritu, estaríais muy cerca de las ángeles en muchos atributos de la personalidad. Ellas comparten la mayor parte de vuestras emociones y experimentan algunas más. La única de vuestras emociones dominantes que les cuesta entender es el legado del miedo animal que ocupa un lugar tan importante en la vida mental del urantiano medio. Para las ángeles es francamente difícil comprender por qué os obstináis en permitir que vuestros poderes intelectuales más altos, incluso vuestra fe religiosa, estén tan dominados por el miedo, tan profundamente desmoralizados por el pánico irracional del terror y la ansiedad.
113:2.6 (1243.3) Todas las serafines tienen nombres individuales, pero en los registros de asignación al servicio de los mundos suelen estar inscritas por sus números planetarios. En la sede del universo están registradas por nombre y número. La guardiana del destino del sujeto humano utilizado en esta comunicación por contacto es la número 3 del grupo 17 de la compañía 126 del batallón 4 de la unidad 384 de la legión 6 de la hueste 37 del ejército seráfico 182 314 de Nebadon. La presente asignación planetaria en Urantia de esta serafín con este sujeto humano tiene el número 3 641 852.
113:2.7 (1243.4) En el ministerio de custodia personal, cuando las ángeles son asignadas como guardianas del destino, las serafines ofrecen siempre voluntariamente sus servicios. En la ciudad donde hacemos esta visitación cierto mortal fue admitido recientemente en el cuerpo de reserva del destino, y como en esos casos todos los humanos son atendidos personalmente por ángeles guardianas, más de cien serafines cualificadas se presentaron como candidatas. La directora planetaria seleccionó a doce de las más experimentadas y luego nombró a la serafín que ellas eligieron como la más indicada para guiar a ese ser humano en su viaje por la vida. Eligieron de hecho a una pareja de serafines igual de cualificadas para que una de las dos esté siempre de guardia.
113:2.8 (1243.5) Las tareas seráficas pueden ser incesantes, pero cualquiera de los miembros de la pareja angélica puede encargarse de todas las responsabilidades del ministerio. Como las querubines, las serafines suelen actuar por parejas, pero a diferencia de sus compañeras menos avanzadas, las serafines trabajan a veces solas y pueden actuar individualmente en prácticamente todos sus contactos con los seres humanos. La presencia de ambas ángeles solo es necesaria para el servicio y las comunicaciones en los circuitos más altos de los universos.
113:2.9 (1243.6) Cuando una pareja seráfica acepta una misión de custodia la desempeñará durante el resto de la vida de ese ser humano. El complemento del ser (una de las dos ángeles) se convierte en la cronista de la empresa. Estas serafines de complemento son las ángeles registradoras de los mortales de los mundos evolutivos. Conserva el historial la pareja de querubines (una querubín y una sanobín), que está siempre asociada a las guardianas seráficas, pero la responsabilidad de estos archivos la asume siempre una de las serafines.
113:2.10 (1244.1) Para poder descansar y recargarse con la energía de vida de los circuitos del universo, la guardiana se turna periódicamente con su complemento. Durante su ausencia la querubín asociada actúa como registradora, y lo mismo ocurre cuando se ausenta la serafín de complemento.
113:3.1 (1244.2) Una de las principales cosas que hace una guardiana del destino por su sujeto mortal es establecer una coordinación personal de las numerosas influencias impersonales del espíritu que habitan, rodean e inciden en la mente y el alma de la criatura material en evolución. Los seres humanos son personalidades, por eso las entidades prepersonales y los espíritus no personales tienen enormes dificultades para establecer contacto directo con mentes tan materiales y tan marcadamente personales. El ministerio de la ángel guardiana unifica todas estas influencias en mayor o menor medida y las hace más fáciles de apreciar para la naturaleza moral creciente de la personalidad humana que evoluciona.
113:3.2 (1244.3) En concreto, esta guardiana seráfica puede correlacionar y correlaciona los múltiples agentes e influencias del Espíritu Infinito, desde los dominios de los controladores físicos y los espíritus-mente adjutores hasta el Espíritu Santo de la Ministra Divina y hasta la presencia del Espíritu Omnipresente de la Tercera Fuente y Centro del Paraíso. Después de unificar así y hacer más personales estos vastos ministerios del Espíritu Infinito, la serafín procede a correlacionar esta influencia integrada del Actor Conjunto con las presencias de espíritu del Padre y del Hijo.
113:3.3 (1244.4) El Ajustador es la presencia del Padre, el Espíritu de la Verdad es la presencia de los Hijos. Estas dotaciones divinas son unificadas y coordinadas en los niveles inferiores de la experiencia espiritual humana por el ministerio de las serafines guardianas. Las servidoras angélicas tienen el talento de combinar el amor del Padre y la misericordia del Hijo en su ministerio a las criaturas mortales.
113:3.4 (1244.5) Y esto explica que la guardiana seráfica se acabe convirtiendo en la depositaria personal de los patrones de la mente, las fórmulas de la memoria y las realidades del alma del mortal superviviente durante el intervalo entre la muerte física y la resurrección en la morontia. Nadie, salvo las hijas ministrantes del Espíritu Infinito, podría hacer esto por la criatura humana durante esta fase de la transición de un nivel del universo a otro nivel superior. Y cuando entréis en el adormecimiento de vuestra transición terminal, cuando paséis del tiempo a la eternidad, una alta supernafín compartirá también con vosotros el tránsito como depositaria de vuestra identidad de criatura y garantía de vuestra integridad personal.
113:3.5 (1244.6) En el nivel espiritual las serafines hacen personales muchos ministerios del universo que sin ellas serían impersonales y prepersonales, son coordinadoras. En el nivel intelectual establecen una correlación entre la mente y la morontia, son intérpretes. En el nivel físico manipulan el entorno terrestre mediante su enlace con los Controladores Físicos Maestros y a través del ministerio cooperativo de las criaturas intermedias.
113:3.6 (1244.7) Después de describir las muchas y complejas funciones de las serafines acompañantes nos preguntamos: ¿cómo pueden estas personalidades angélicas de rango menor, creadas solo un poco por encima del nivel de la humanidad en el universo, hacer cosas tan difíciles y complejas? Realmente no lo sabemos, pero conjeturamos que este admirable ministerio está facilitado de alguna manera no desvelada por el trabajo no reconocido y no revelado del Ser Supremo, la Deidad en vías de actualización de los universos evolutivos del tiempo y el espacio. En todo el ámbito de la supervivencia progresiva en y a través del Ser Supremo, las serafines son una parte esencial del progreso continuo del mortal.
113:4.1 (1245.1) Las serafines guardianas no son mente, aunque nacen de la misma fuente que da origen a la mente del mortal, el Espíritu Creativo. Las serafines son estimuladoras de la mente, buscan siempre promover en la mente humana decisiones encaminadas a alcanzar los círculos. Esto no lo hacen como los Ajustadores, que actúan desde dentro y a través del alma, sino más bien de fuera hacia dentro, a través del entorno social, ético y moral de los seres humanos. Las serafines no ejercen la atracción del Padre Universal en forma de Ajustador divino, pero sí actúan como agentes personales del ministerio del Espíritu Infinito.
113:4.2 (1245.2) El hombre mortal sujeto a las directrices del Ajustador también es receptivo a la guía seráfica. El Ajustador es la esencia de la naturaleza eterna del hombre, la serafín es la maestra de la naturaleza evolutiva del hombre: de la mente mortal en esta vida y del alma de morontia en la próxima. En los mundos mansión seréis conscientes y tendréis conocimiento de vuestras instructoras seráficas, pero en la primera vida los hombres no suelen ser conscientes de ellas.
113:4.3 (1245.3) Las serafines actúan como maestras de los hombres guiando los pasos de la personalidad humana por caminos de experiencias nuevas y progresivas. La guía de una serafín rara vez conduce a una vida de comodidades. Al seguir sus directrices podéis estar seguros de que afrontaréis, y si tenéis valor superaréis, los escarpados riscos de la elección moral y el progreso espiritual.
113:4.4 (1245.4) El impulso de adoración tiene su origen principal en las incitaciones espirituales de los adjutores mente superiores reforzadas por las directrices del Ajustador. En cambio la necesidad de orar que experimentan tan a menudo los mortales conscientes de Dios es producto muchas veces de la influencia seráfica. La serafín guardiana manipula constantemente el entorno del mortal con intención de aumentar la visión interior cósmica del humano ascendente para que ese candidato a la supervivencia se haga más consciente de la presencia de su Ajustador interior y pueda así cooperar mejor con la misión espiritual de la presencia divina.
113:4.5 (1245.5) Aunque no existe ninguna comunicación aparente entre los Ajustadores que moran dentro del hombre y las serafines que lo rodean, parecen trabajar siempre en perfecta compenetración y armonía. La iniciativa de las guardianas aumenta en los momentos en que los Ajustadores están menos activos, y existe una extraña correlación entre sus respectivos ministerios. Una cooperación tan admirable dista mucho de ser accidental o fortuita.
113:4.6 (1245.6) La personalidad ministrante de la serafín guardiana, la presencia Divina del Ajustador interior, la acción encircuitada del Espíritu Santo y la consciencia del Hijo que es el Espíritu de la Verdad están todos correlacionados de manera divina de modo que constituyen una unidad significativa de ministerio espiritual en la personalidad del mortal y para ella. Aunque proceden de distintas fuentes y diferentes niveles, todas estas influencias celestiales están integradas en la presencia envolvente y en vías de evolución del Ser Supremo.
113:5.1 (1245.7) Las ángeles no invaden el santuario de la mente humana. No manipulan la voluntad de los mortales ni tampoco entran en contacto directo con los Ajustadores que moran dentro de ellos. La guardiana del destino hace todo lo posible por influir sobre vosotros respetando siempre la dignidad de vuestra personalidad. Estas ángeles no interfieren en ningún caso con la libre acción de la voluntad humana. Ni las ángeles ni ningún otro orden de personalidad del universo tienen poder ni autoridad para cercenar o limitar las prerrogativas de la elección humana.
113:5.2 (1246.1) Las ángeles están tan cerca de vosotros y os cuidan con tanto afecto que en sentido figurado «lloran por vuestra intolerancia y vuestra obstinación». Las serafines no derraman lágrimas físicas, no tienen cuerpos físicos ni tampoco alas, pero tienen emociones espirituales y experimentan sensaciones y sentimientos de naturaleza espiritual que son comparables en ciertos aspectos a las emociones humanas.
113:5.3 (1246.2) Las serafines trabajan por vosotros con total independencia de vuestras peticiones directas. Ejecutan los mandatos de sus superiores sin atender a vuestros caprichos pasajeros ni a vuestros cambios de humor. Esto no quiere decir que no podáis facilitar o dificultar su labor, sino simplemente que las ángeles no atienden directamente a vuestras oraciones y peticiones.
113:5.4 (1246.3) La inteligencia de las ángeles no está a disposición de los hombres mortales mientras viven en la carne. No son jefas supremas ni directoras sino simplemente guardianas. Las serafines os guardan, no intentan influir directamente sobre vosotros. Vosotros sois quienes debéis trazar vuestro propio camino, y luego ellas intentarán hacer el mejor uso posible del curso que hayáis elegido. Por regla general no intervienen de forma arbitraria en los asuntos rutinarios de la vida humana a no ser que sus superiores les encarguen algún cometido excepcional, y en esos casos podéis estar seguros de que estas guardianas encontrarán la manera de llevar a cabo sus mandatos. Por lo tanto, solo se entrometen en el panorama del drama humano en casos de emergencia y normalmente por orden directa de sus superiores. Estos seres, que os seguirán durante muchas edades, se preparan así para su trabajo futuro y su asociación de personalidad.
113:5.5 (1246.4) En determinadas circunstancias las serafines pueden ejercer la función de ministradoras materiales para los seres humanos, aunque es muy raro que lo hagan. Con la ayuda de las criaturas intermedias y de los controladores físicos, son capaces de ejercer una amplia gama de actividades en favor de los seres humanos, incluso de establecer contacto con la humanidad, pero esto ocurre muy pocas veces. En la mayoría de los casos las circunstancias del entorno material siguen su curso sin ninguna alteración seráfica. Sin embargo, cuando los eslabones vitales de la cadena de la evolución humana se han visto alguna vez en peligro, las guardianas seráficas han intervenido acertadamente por iniciativa propia.
113:6.1 (1246.5) Tras esta breve exposición sobre el ministerio de las serafines durante la vida natural, intentaré informaros sobre la actuación de las guardianas del destino en el momento de la desintegración mortal de sus compañeros humanos. Cuando morís vuestro historial, vuestras especificaciones de identidad y la entidad de morontia del alma humana —desarrollada conjuntamente por el ministerio de la mente del mortal y del Ajustador divino— son conservados fielmente por la guardiana del destino junto con todos los demás valores relacionados con vuestra existencia futura, todo lo que os constituye y conforma vuestro yo real, excepto la identidad de la existencia continua —representada por el Ajustador que se va— y la actualidad de la personalidad.
113:6.2 (1246.6) Cuando en la mente humana se apaga la luz piloto, esa luminosidad espiritual que las serafines asocian con la presencia del Ajustador, la ángel acompañante informa en persona sucesivamente a las ángeles que están al mando del grupo, la compañía, el batallón, la unidad, la legión y la hueste. Entonces esta ángel se inscribe para la aventura final del tiempo y el espacio y recibe una certificación de la jefa planetaria de las serafines para que la presente ante la Estrella Vespertina (u otro lugarteniente de Gabriel) que está al mando del ejército seráfico de esta candidata a la ascensión en el universo. Una vez recibida la autorización del jefe de esta unidad organizativa suprema, la guardiana del destino se dirige al primer mundo mansión para esperar allí la vuelta a la consciencia del que fuera su pupilo en la carne.
113:6.3 (1247.1) Cuando un alma humana que ha estado bajo la custodia de una ángel personal no sobrevive, la serafín acompañante debe dirigirse a la sede del universo local para testificar sobre el informe completo de su complemento tal como fue presentado con anterioridad. Después comparece ante los tribunales de los arcángeles para ser absuelta de toda culpa por el fracaso de su sujeto en la supervivencia, y luego vuelve a los mundos para ser asignada a otro mortal de potencialidad ascendente o destinada a alguna otra división del ministerio seráfico.
113:6.4 (1247.2) Pero el ministerio de las ángeles no se limita a los servicios de custodia personal y colectiva, sino que trabajan de muchas otras maneras para las criaturas evolutivas. Las guardianas personales cuyos sujetos no pasan inmediatamente a los mundos mansión no se quedan allí inactivas a la espera de los llamamientos dispensacionales de juicio, sino que son destinadas entretanto a numerosas misiones de ministerio por todo el universo.
113:6.5 (1247.3) La serafín guardiana es la depositaria que custodia los valores de supervivencia del alma aletargada del hombre mortal, igual que el Ajustador ausente es la identidad de ese ser inmortal del universo. Mediante la colaboración de ambos en las salas de resurrección de mansonia, en conjunción con la forma de morontia recién fabricada, se produce el reensamblaje de los elementos integrantes de la personalidad del mortal ascendente.
113:6.6 (1247.4) El Ajustador os identificará. La serafín guardiana os repersonalizará y luego volverá a presentaros al fiel Monitor de vuestros días en la tierra.
113:6.7 (1247.5) Y cuando al término de una edad planetaria se reúne a aquellos que están en los círculos inferiores de logro mortal, son sus guardianas colectivas las que los reensamblan en las salas de resurrección de las esferas mansión, tal como consta en vuestros escritos: «Y él enviará a sus ángeles con gran voz, y reunirá a sus elegidos de un extremo a otro del dominio».
113:6.8 (1247.6) El procedimiento de la justicia exige que las guardianas personales o colectivas respondan al llamamiento nominal de la dispensación en nombre de todas las personalidades no supervivientes. Los Ajustadores de los no supervivientes no vuelven a ellos, de modo que cuando se pasa lista la serafín responde pero el Ajustador no contesta. Esto constituye la «resurrección de los injustos», que es en realidad el reconocimiento formal de que la criatura ha dejado de existir. Este llamamiento nominal de la justicia sigue siempre inmediatamente al llamamiento nominal de la misericordia, la resurrección de los supervivientes durmientes. Pero estos asuntos no incumben a nadie más que a los Jueces supremos y omniscientes de los valores de supervivencia. En realidad estas decisiones judiciales no son asunto nuestro.
113:6.9 (1247.7) Las guardianas colectivas pueden servir en un planeta edad tras edad y acabar convirtiéndose en las depositarias de las almas aletargadas de miles y miles de supervivientes durmientes. Pueden servir así en muchos mundos distintos de un mismo sistema, puesto que la respuesta de la resurrección ocurre en los mundos mansión.
113:6.10 (1247.8) Todas las guardianas personales y colectivas del sistema de Satania que se descarriaron durante la rebelión de Lucifer, a pesar de que muchas se arrepintieron sinceramente de su locura, han de permanecer detenidas en Jerusem hasta el enjuiciamiento final de la rebelión. Por de pronto, los Censores Universales han desposeído ya de forma discrecional a estas guardianas desobedientes e infieles de todos los elementos de las almas que les habían sido confiadas y han puesto estas realidades de morontia bajo la salvaguardia de seconafines voluntarias.
113:7.1 (1248.1) El primer despertar en las orillas del mundo mansión es todo un hito en la carrera del mortal ascendente. Entonces veréis por primera vez a vuestras compañeras angélicas que os acompañaron siempre y a las que amasteis por mucho tiempo en la vida terrenal. Allí os haréis también verdaderamente conscientes de la presencia y la identidad del Monitor divino que habitó durante tanto tiempo dentro de vuestra mente en la tierra. Una experiencia así constituye un despertar glorioso, una verdadera resurrección.
113:7.2 (1248.2) Las dos serafines que os atienden en las esferas de la morontia son vuestras compañeras declaradas. Estas ángeles no solo se asocian a vuestros progresos en la carrera de los mundos de transición y os ayudan de todas las formas posibles a adquirir el estatus de la morontia y del espíritu, sino que aprovechan a su vez la oportunidad para ampliar estudios en las escuelas de extensión para serafines evolutivas establecidas en los mundos mansión.
113:7.3 (1248.3) La raza humana fue creada justo un poco por debajo de los órdenes angélicos más simples, por eso la primera misión de vuestra vida en la morontia será asistir a las serafines en el trabajo que les queda por hacer en cuanto recuperéis la consciencia de personalidad tras la liberación de los vínculos de la carne.
113:7.4 (1248.4) Antes de dejar los mundos mansión todos los mortales tendrán guardianas o compañeras seráficas permanentes. Durante vuestro ascenso por las esferas de la morontia las guardianas seráficas terminarán siendo las que atestigüen y certifiquen los decretos de vuestra unión eterna con el Ajustador del Pensamiento. Juntos han establecido la identidad de vuestra personalidad como hijos de la carne procedentes de los mundos del tiempo. Y cuando alcancéis más adelante el estado morontial maduro, os acompañarán por Jerusem y por los mundos asociados de progreso y cultura del sistema. Después de eso irán con vosotros a Edentia y a sus setenta esferas de socialización avanzada. Posteriormente os conducirán hasta los Melquisedec y os seguirán a través de la espléndida carrera en los mundos sede del universo. Y cuando hayáis asimilado la sabiduría y la cultura de los Melquisedec, os llevarán a Salvington donde os encontraréis cara a cara con el Soberano de todo Nebadon. Estas guías seráficas os seguirán incluso por el sector menor y los sectores mayores del superuniverso y llegarán hasta los mundos de recepción de Uversa. Seguirán con vosotros hasta que os ensecunafinéis finalmente para el largo vuelo a Havona.
113:7.5 (1248.5) Algunas guardianas del destino asignadas durante la carrera mortal siguen el curso de los peregrinos ascendentes por Havona. Las demás se despiden temporalmente de los mortales a los que estuvieron asociadas durante tanto tiempo, y mientras estos mortales atraviesan los círculos del universo central, estas guardianas del destino alcanzan los círculos de Serafington. Cuando sus compañeros mortales despierten del último sueño de tránsito del tiempo a las nuevas experiencias de la eternidad, ellas los estarán esperando en las orillas del Paraíso. Estas serafines ascendentes prestan luego diferentes servicios en el cuerpo finalitario y en el Cuerpo de la Compleción Seráfica.
113:7.6 (1248.6) Los hombres y las ángeles pueden o no volver a estar juntos en el servicio eterno, pero sea cual sea el destino de su misión seráfica, las serafines están siempre en comunicación con sus antiguos pupilos de los mundos evolutivos, los mortales ascendentes del tiempo. Las asociaciones íntimas y los vínculos afectivos de los mundos de origen humano nunca se cortan ni olvidan por completo. En las edades eternas hombres y ángeles cooperarán en el servicio divino como lo hicieron en la carrera del tiempo.
113:7.7 (1249.1) La manera más segura para las serafines de llegar hasta las Deidades del Paraíso consiste en guiar con éxito a un alma de origen evolutivo hasta los portales del Paraíso. Por eso el puesto seráfico más apreciado es el de guardiana del destino.
113:7.8 (1249.2) Solo las guardianas del destino son enroladas en el Cuerpo de la Finalización primario o de los mortales, y esas parejas han emprendido la aventura suprema del aunamiento de identidades. Esos dos seres han conseguido la biunificación espiritual en Serafington antes de ser recibidos en el cuerpo finalitario. En esta experiencia las dos naturalezas angélicas, tan complementarias en todas sus funciones en el universo, alcanzan la suprema condición espiritual de ser dos en una, y esto conlleva una nueva capacidad para recibir un fragmento no Ajustador del Padre del Paraíso y fusionarse con él. Y así, algunas de vuestras amorosas compañeras seráficas en el tiempo se convertirán también en vuestras compañeras finalitarias en la eternidad, descendientes del Supremo e hijas perfeccionadas del Padre del Paraíso.
113:7.9 (1249.3) [Presentado por la jefa de las serafines destinadas en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 114
114:0.1 (1250.1) LOS Altísimos rigen en los reinos de los hombres a través de muchas fuerzas y muchos agentes celestiales, pero sobre todo a través del ministerio de las serafines.
114:0.2 (1250.2) Hoy a mediodía la lista de ángeles planetarias, guardianas y de otro tipo destinadas en Urantia es de 501 234 619 parejas de serafines. Tengo a mis órdenes doscientas huestes seráficas, es decir 597 196 800 parejas de serafines o 1 194 393 600 ángeles individuales. Sin embargo solo figuran 1 002 469 238 ángeles individuales en el registro, lo que significa que 191 924 362 ángeles están fuera de este mundo en misiones de transporte y mensajería o relacionadas con la muerte. (En Urantia hay aproximadamente el mismo número de querubines que de serafines y están organizadas de forma similar.)
114:0.3 (1250.3) Las serafines y sus querubines asociadas toman parte activa en los detalles del gobierno sobrehumano de un planeta, sobre todo en los mundos que han sido aislados por una rebelión. Con la inestimable ayuda de los intermedios, las ángeles actúan en Urantia como auténticas ministras supramateriales que ejecutan los mandatos del gobernador general residente y de todos sus asociados y subordinados. Las serafines, como clase, asumen muchas funciones aparte de las de custodia personal y colectiva.
114:0.4 (1250.4) Aunque a Urantia no le falta la supervisión adecuada y competente de los regidores del sistema, la constelación y el universo, su gobierno planetario es distinto del de cualquier otro mundo del sistema de Satania, incluso de todo Nebadon. La singularidad de vuestro plan de supervisión se debe a un conjunto de circunstancias excepcionales:
114:0.5 (1250.5) 1. El estatus de Urantia como planeta de modificación de la vida.
114:0.6 (1250.6) 2. Las exigencias de la rebelión de Lucifer.
114:0.7 (1250.7) 3. Los trastornos acarreados por la falta adánica.
114:0.8 (1250.8) 4. Las irregularidades derivadas del hecho de que Urantia fue uno de los mundos de otorgamiento del Soberano del Universo. Miguel de Nebadon es el Príncipe Planetario de Urantia.
114:0.9 (1250.9) 5. La función especial de los veinticuatro directores planetarios.
114:0.10 (1250.10) 6. El emplazamiento de un circuito de arcángeles en el planeta.
114:0.11 (1250.11) 7. La reciente designación como lugarteniente del Príncipe Planetario de Maquiventa Melquisedec, que en su día se encarnó en Urantia.
114:1.1 (1250.12) La soberanía original de Urantia estaba depositada en el soberano del sistema de Satania. Este la delegó primero a una comisión mixta de Melquisedec y Portadores de Vida que actuó en Urantia hasta la llegada de un Príncipe Planetario debidamente constituido. Tras la caída del príncipe Caligastia en tiempos de la rebelión de Lucifer, Urantia no tuvo relaciones estables y seguras con el universo local y sus divisiones administrativas hasta que Miguel consumó su otorgamiento en la carne y el Unión de los Días lo proclamó Príncipe Planetario de Urantia. Dicha proclamación asentó para siempre, en principio y con garantía, el estatus de vuestro mundo, aunque en la práctica el Hijo Creador Soberano no ha dado ningún paso hacia la administración personal del planeta, aparte de establecer la comisión de Jerusem de veinticuatro antiguos urantianos con autoridad para representarlo en el gobierno de Urantia y en todos los demás planetas del sistema que están en cuarentena. Un miembro de este consejo reside ahora de forma permanente en Urantia como gobernador general.
114:1.2 (1251.1) Maquiventa Melquisedec ha sido investido hace poco con autoridad de lugarteniente para actuar como Príncipe Planetario en nombre de Miguel, pero este Hijo del universo local no ha hecho el menor intento de modificar el régimen de sucesivos gobernadores generales residentes vigente en el planeta.
114:1.3 (1251.2) Es poco probable que haya ningún cambio notable en el gobierno de Urantia durante la presente dispensación, a menos que el lugarteniente del Príncipe Planetario llegue a asumir las responsabilidades de su cargo. Algunos de nuestros compañeros opinan que el envío a Urantia de uno de los veinticuatro consejeros como gobernador general será sustituido en un futuro próximo por la llegada formal de Maquiventa Melquisedec en calidad de lugarteniente de la soberanía de Urantia. En ese caso, es indudable que seguiría a cargo del planeta como Príncipe Planetario interino hasta el enjuiciamiento final de la rebelión de Lucifer y probablemente hasta el futuro lejano del asentamiento planetario en luz y vida.
114:1.4 (1251.3) Unos creen que Maquiventa no vendrá a hacerse cargo personalmente de los asuntos urantianos hasta el final de esta dispensación. Otros sostienen que el lugarteniente del Príncipe no puede venir como tal hasta que Miguel vuelva algún día a Urantia como prometió cuando estaba aún en la carne. E incluso otros, como la que esto escribe, esperan que Melquisedec aparezca en cualquier momento.
114:2.1 (1251.4) Desde los tiempos del otorgamiento de Miguel en vuestro mundo, la gestión general de Urantia ha sido encomendada a un grupo especial de veinticuatro antiguos urantianos ahora ciudadanos de Jerusem. No sabemos qué requisitos se exigen para ser miembro de esta comisión, pero hemos observado que todos los que pertenecen a ella han contribuido a la ampliación de la soberanía del Supremo en el sistema de Satania. Todos ellos fueron auténticos líderes naturales cuando actuaban en Urantia, y (excepto en el caso de Maquiventa Melquisedec) estas cualidades de liderazgo se han visto aumentadas por la experiencia en los mundos mansión y complementadas por la formación para la ciudadanía de Jerusem. Los miembros de la comisión de los veinticuatro son propuestos por el gabinete de Lanaforge, secundados por los Altísimos de Edentia, aprobados por el Centinela Asignado de Jerusem y nombrados por Gabriel de Salvington de conformidad con el mandato de Miguel. Los miembros designados con carácter temporal ejercen sus funciones tan plenamente como los miembros permanentes de esta comisión de supervisores especiales.
114:2.2 (1251.5) Esta junta de directores planetarios está especialmente dedicada a supervisar las actividades de Urantia derivadas del hecho de que fue el mundo del otorgamiento terminal de Miguel. Se mantienen en estrecho contacto directo con Miguel gracias a la labor de enlace de cierta Brillante Estrella Vespertina, precisamente el mismo ser que atendió a Jesús durante todo su otorgamiento como mortal.
114:2.3 (1252.1) En el momento presente un tal Juan, conocido por vosotros como «el Bautista», preside el consejo cuando se reúne en Jerusem, pero el jefe de oficio de este consejo es el Centinela Asignado de Satania, el representante directo y personal del Inspector Asociado de Salvington y del Ejecutivo Supremo de Orvonton.
114:2.4 (1252.2) Los miembros de esta misma comisión de antiguos urantianos actúan también como supervisores consultivos de los otros treinta y seis mundos del sistema aislados por la rebelión. Desempeñan un servicio muy valioso manteniendo a Lanaforge, el Soberano del Sistema, en contacto estrecho y comprensivo con los asuntos de estos planetas, que siguen estando más o menos bajo el sobrecontrol de los Padres de la Constelación de Norlatiadek. Estos veinticuatro consejeros hacen viajes frecuentes a título individual a cada uno de los planetas sujetos a cuarentena y especialmente a Urantia.
114:2.5 (1252.3) Cada uno de los demás mundos aislados tiene una comisión semejante de tamaño variable compuesta por antiguos habitantes de ese mundo, pero estas otras comisiones están subordinadas al grupo de los veinticuatro de Urantia. De este modo los miembros de la comisión urantiana se interesan activamente por cada aspecto del progreso humano en todos los mundos de Satania que están en cuarentena, aunque se ocupan en particular y de manera especial del bienestar y el avance de las razas mortales de Urantia. De hecho, no supervisan directamente los asuntos de ningún planeta excepto Urantia, e incluso aquí solo tienen plena autoridad en ciertos campos relacionados con la supervivencia de los mortales.
114:2.6 (1252.4) Nadie sabe durante cuánto tiempo seguirán estos veinticuatro consejeros de Urantia en su estatus presente, separados del programa regular de actividades del universo. No cabe duda de que seguirán sirviendo en la misma capacidad hasta que se produzca algún cambio en el estatus planetario, tal como el fin de una dispensación, la asunción de la autoridad plena por parte de Maquiventa Melquisedec, el enjuiciamiento final de la rebelión de Lucifer o la reaparición de Miguel en el mundo de su otorgamiento final. El presente gobernador general residente de Urantia parece inclinarse por la opinión de que todos salvo Maquiventa podrían ser liberados para ascender al Paraíso en el momento en que el sistema de Satania sea restablecido en los circuitos de la constelación. Pero hay otras opiniones.
114:3.1 (1252.5) Cada cien años del tiempo de Urantia, el cuerpo de Jerusem de veinticuatro supervisores planetarios designa a uno de ellos para que resida en vuestro mundo y actúe como su representante ejecutivo, como gobernador general residente. Durante la época en que se preparaban estas narraciones, este director ejecutivo, el decimonoveno en este servicio, fue sucedido por el vigésimo. Si se os oculta el nombre del supervisor planetario que ocupa el cargo a día de hoy es únicamente por la propensión del hombre mortal a venerar e incluso deificar a sus compatriotas extraordinarios y a sus superiores sobrehumanos.
114:3.2 (1252.6) El gobernador general residente no tiene ninguna autoridad personal efectiva en la gestión de los asuntos del mundo salvo en su calidad de representante de los veinticuatro consejeros de Jerusem. Coordina la administración sobrehumana y es el jefe respetado y líder universalmente reconocido de los seres celestiales que actúan en Urantia. Todos los órdenes de huestes angélicas lo consideran su director coordinador. Por su parte, los intermedios unidos ven a los sucesivos gobernadores generales como sus padres planetarios desde el momento en que 1-2-3 primero se marchó para convertirse en uno de los veinticuatro consejeros.
114:3.3 (1253.1) Aunque el gobernador general no posee autoridad personal efectiva sobre el planeta, dicta cada día decenas de decisiones y resoluciones que son aceptadas como finales por todas las personalidades concernidas. Mucho más que un gobernante de tipo técnico, es un consejero paternal. Actúa en ciertos sentidos como lo haría un Príncipe Planetario, pero su administración se asemeja mucho más a la de los Hijos Materiales.
114:3.4 (1253.2) El gobierno de Urantia está representado en los consejos de Jerusem conforme a la disposición por la cual el gobernador general saliente, a su vuelta a Jerusem, se incorpora como miembro temporal al gabinete de Príncipes Planetarios del Soberano del Sistema. Cuando Maquiventa fue nombrado lugarteniente del Príncipe, se esperaba que ocupara inmediatamente su lugar en el consejo de los Príncipes Planetarios de Satania, pero hasta ahora no ha hecho ningún gesto en esa dirección.
114:3.5 (1253.3) El gobierno supramaterial de Urantia no mantiene una relación orgánica muy estrecha con las unidades más altas del universo local. En cierto sentido, el gobernador general residente representa tanto a Salvington como a Jerusem, puesto que actúa en nombre de los veinticuatro consejeros, que son representantes directos de Miguel y de Gabriel. Por otra parte, al ser ciudadano de Jerusem, el gobernador planetario puede actuar como portavoz del Soberano del Sistema. Las autoridades de la constelación están representadas directamente por un Hijo Vorondadek, el observador de Edentia.
114:4.1 (1253.4) La soberanía de Urantia presenta una complicación adicional, y es que en su día el gobierno de Norlatiadek se incautó de forma arbitraria de la autoridad planetaria poco después de estallar la rebelión en el planeta. Sigue residiendo en Urantia un Hijo Vorondadek como observador de los Altísimos de Edentia y, en ausencia de una acción directa por parte de Miguel, como depositario de la soberanía planetaria. A día de hoy, el observador Altísimo (y alguna vez regente) es el vigésimo tercero que ejerce esta función en Urantia.
114:4.2 (1253.5) Hay una serie de problemas planetarios que siguen estando bajo el control de los Altísimos de Edentia desde que fuera incautada la jurisdicción sobre esos asuntos a raíz de la rebelión de Lucifer. Ejerce la autoridad en estas cuestiones un Hijo Vorondadek, el observador de Norlatiadek, que mantiene relaciones consultivas muy estrechas con los supervisores planetarios. Los comisionados de las razas son muy activos en Urantia, y sus diversos jefes de grupo están sujetos oficiosamente al observador Vorondadek residente, que actúa como su director consultivo.
114:4.3 (1253.6) En caso de crisis el jefe efectivo y soberano del gobierno, salvo en ciertas materias puramente espirituales, sería este Hijo Vorondadek de Edentia que ejerce ahora como observador. (En lo referente a esos problemas exclusivamente espirituales y a ciertos asuntos puramente personales, la autoridad suprema parece recaer sobre el arcángel que está al frente de la sede divisional del orden de arcángeles establecida recientemente en Urantia.)
114:4.4 (1253.7) Un observador Altísimo está facultado para incautarse a su entera discreción del gobierno del planeta en tiempos de crisis planetaria grave, y consta en los anales que esto ha ocurrido treinta y tres veces en la historia de Urantia. En tales momentos el observador Altísimo actúa como regente Altísimo y ejerce una autoridad indiscutida sobre todos los ministradores y administradores residentes en el planeta, con la única excepción de la organización divisional de los arcángeles.
114:4.5 (1253.8) Las regencias de los Vorondadek no son exclusivas de los planetas aislados por rebelión, ya que los Altísimos pueden intervenir en cualquier momento en los asuntos de los mundos habitados e interponer la sabiduría superior de los regidores de la constelación en los asuntos de los reinos de los hombres.
114:5.1 (1254.1) La administración que existe en Urantia es francamente difícil de describir. No tiene un gobierno formal según el esquema organizativo del universo, con separación de los departamentos legislativo, ejecutivo y judicial. Los veinticuatro consejeros son lo más parecido a la rama legislativa del gobierno planetario. El gobernador general es un jefe ejecutivo provisional y consultivo, limitado por el poder de veto del observador Altísimo. Y no hay ningún poder judicial con autoridad absoluta en el planeta, solo comisiones de conciliación.
114:5.2 (1254.2) El gobernador general resuelve por consentimiento mutuo la mayoría de los problemas relacionados con las serafines y los intermedios, pero a no ser que transmita los mandatos de los veinticuatro consejeros, todas sus resoluciones están sujetas a apelación ante las comisiones de conciliación, ante las autoridades locales constituidas para la función planetaria o incluso ante el Soberano del Sistema de Satania.
114:5.3 (1254.3) El ministerio especial de las serafines y los servicios excepcionales de las criaturas intermedias compensan parcialmente la ausencia tanto del equipo corpóreo de un Príncipe Planetario como del régimen material de un Hijo y una Hija Adánicos. La ausencia del Príncipe Planetario está eficazmente compensada por la presencia trina de los arcángeles, el observador Altísimo y el gobernador general.
114:5.4 (1254.4) Este gobierno planetario de organización bastante imprecisa y administración un tanto personal es más eficaz de lo esperado gracias al ahorro de tiempo que supone la asistencia de los arcángeles, cuyo circuito siempre operativo se utiliza con frecuencia en las emergencias planetarias y las dificultades administrativas. El planeta sigue estando aislado espiritualmente de los circuitos de Norlatiadek, pero ahora se puede sortear este impedimento en caso de emergencia utilizando el circuito de los arcángeles. Por otra parte, el aislamiento planetario afecta poco a los mortales individuales desde que se derramara el Espíritu de la Verdad sobre toda carne hace mil novecientos años.
114:5.5 (1254.5) Cada jornada administrativa de Urantia empieza con una conferencia consultiva a la que asisten el gobernador general, el jefe planetario de los arcángeles, el observador Altísimo, la supernafín supervisora, el jefe de los Portadores de Vida residentes y algunos invitados escogidos entre los altos Hijos del universo o entre ciertos visitantes estudiantes con residencia temporal en el planeta.
114:5.6 (1254.6) El gabinete administrativo directo del gobernador general está compuesto por doce serafines, las jefas en funciones de los doce grupos de ángeles especiales que actúan como directoras sobrehumanas inmediatas del progreso y la estabilidad del planeta.
114:6.1 (1254.7) Cuando el primer gobernador general llegó a Urantia con ocasión del derramamiento del Espíritu de la Verdad, trajo consigo doce cuerpos de serafines especiales graduadas en Serafington que fueron destinadas inmediatamente a ciertos servicios planetarios especiales. Estas ángeles eminentes son conocidas como serafines maestras de supervisión planetaria, y además de estar bajo el sobrecontrol del observador Altísimo planetario, están a las órdenes directas del gobernador general residente.
114:6.2 (1255.1) Estos doce grupos de ángeles, aunque actúan bajo la supervisión general del gobernador general residente, están dirigidos directamente por el consejo seráfico de las doce, las jefas en funciones de cada grupo. Este consejo sirve también como gabinete voluntario del gobernador general residente.
114:6.3 (1255.2) Como jefa planetaria de las serafines, yo presido este consejo de jefas seráficas. Soy una supernafín voluntaria del orden primario destinada en Urantia como sucesora de la antigua jefa de las huestes angélicas del planeta que se rebeló en tiempos de la secesión de Caligastia.
114:6.4 (1255.3) Los doce cuerpos de serafines maestras de supervisión planetaria actúan en Urantia como sigue:
114:6.5 (1255.4) 1. Las ángeles de la época. Son las ángeles de la edad en curso, el grupo dispensacional. Estas ministras celestiales son las encargadas de dirigir y supervisar los asuntos de cada generación tal como está previsto que encajen en el mosaico de la edad en la que acontecen. El cuerpo de ángeles de la época que sirve ahora en Urantia es el tercer grupo que ha sido destinado al planeta durante la presente dispensación.
114:6.6 (1255.5) 2. Las ángeles del progreso. Estas serafines tienen la tarea de iniciar el progreso evolutivo de las edades sociales sucesivas. Fomentan el desarrollo de la tendencia progresiva inherente a las criaturas evolutivas. Trabajan sin descanso para hacer que las cosas sean lo que deben ser. El grupo de este orden que sirve ahora en Urantia es el segundo que ha sido destinado al planeta.
114:6.7 (1255.6) 3. Las guardianas religiosas. Son las «ángeles de las Iglesias» que luchan con empeño por lo que es y por lo que ha sido. Se esfuerzan por mantener los ideales de lo que ha sobrevivido para asegurar el paso de los valores morales de una época a la siguiente. Son el polo opuesto de las ángeles del progreso, pues su cometido es salvar los valores imperecederos de generación en generación y trasvasarlos de las viejas estructuras anticuadas a nuevos patrones de pensamiento y conducta menos estabilizados. Estas ángeles luchan realmente por conservar las formas espirituales, pero no son la fuente del ultrasectarismo ni de las controversias sin sentido que enfrentan entre sí a personas que se declaran religiosas. El cuerpo que actúa ahora en Urantia es el quinto dedicado a este servicio.
114:6.8 (1255.7) 4. Las ángeles de la vida de las naciones. Son las «ángeles de las trompetas» que dirigen las actuaciones políticas de la vida nacional de Urantia. El cuerpo encargado del sobrecontrol de las relaciones internacionales en el momento presente es el cuarto que sirve en el planeta. Por el ministerio de esta división seráfica en particular «los Altísimos gobiernan en los reinos de los hombres».
114:6.9 (1255.8) 5. Las ángeles de las razas. Son las que trabajan por la conservación de las razas evolutivas del tiempo sin atender a sus enredos políticos ni a sus agrupamientos religiosos. En Urantia hay restos de nueve razas humanas que se han mezclado y combinado para formar los pueblos de los tiempos modernos. Estas serafines están estrechamente asociadas al ministerio de los comisionados de las razas, y sigue en Urantia el cuerpo original que fue destinado al planeta poco después del día de Pentecostés.
114:6.10 (1255.9) 6. Las ángeles del futuro. Son las ángeles proyectadas hacia adelante que pronostican una edad futura y planean las mejoras de una dispensación nueva y avanzada. Son las arquitectas de las eras sucesivas. El grupo que está ahora en el planeta lleva actuando así desde el comienzo de la dispensación en curso.
114:6.11 (1256.1) 7. Las ángeles de la ilustración. Urantia está recibiendo ahora la ayuda del tercer cuerpo de serafines dedicadas a fomentar la educación planetaria. Estas ángeles se ocupan de la formación mental y moral de individuos, familias, grupos, escuelas, comunidades, naciones y razas enteras.
114:6.12 (1256.2) 8. Las ángeles de la salud. Son las ministras seráficas que asisten a los agentes humanos dedicados a promover la salud y prevenir las enfermedades. El cuerpo que está ahora en Urantia es el sexto grupo encargado de esta labor durante la presente dispensación.
114:6.13 (1256.3) 9. Las serafines del hogar. Urantia se beneficia en este momento del trabajo del quinto grupo de ministradoras angélicas dedicadas al progreso y la preservación del hogar, la institución básica de la civilización humana.
114:6.14 (1256.4) 10. Las ángeles de la industria. Este grupo seráfico se ocupa de fomentar el desarrollo industrial y mejorar las condiciones económicas de las gentes de Urantia. Este cuerpo ha sido reemplazado siete veces desde el otorgamiento de Miguel.
114:6.15 (1256.5) 11. Las ángeles de la diversión. Son las serafines que fomentan los valores del juego, el humor y el descanso. Buscan siempre elevar las diversiones recreativas del hombre y promover así una utilización más provechosa del ocio humano. El cuerpo vigente es el tercero de ese orden que ejerce su ministerio en Urantia.
114:6.16 (1256.6) 12. Las ángeles del ministerio sobrehumano. Son las ángeles de las ángeles, las serafines que están al cuidado de toda la demás vida sobrehumana, temporal o permanente, del planeta. Este cuerpo lleva en Urantia desde el comienzo de la dispensación en curso.
114:6.17 (1256.7) Cuando estos cuerpos de serafines maestras discrepan en materia de política o procedimiento para asuntos planetarios suele arbitrar sus diferencias el gobernador general. Sin embargo todas sus resoluciones están sujetas a apelación según la naturaleza y gravedad de las cuestiones objeto de desacuerdo.
114:6.18 (1256.8) Ninguno de estos grupos angélicos ejerce un control directo o arbitrario sobre el ámbito de su misión. No pueden controlar plenamente los asuntos de sus respectivos campos de acción, aunque pueden manipular y manipulan las condiciones planetarias y asociar las circunstancias de modo que influyan favorablemente en las esferas de actividad humana a las que están adscritos.
114:6.19 (1256.9) Las serafines maestras de supervisión planetaria utilizan muchos medios para llevar a cabo sus misiones. Actúan como centros de intercambio ideacional, focalizadoras de la mente y promotoras de proyectos. Aunque no pueden introducir en la mente humana conceptos nuevos y más elevados, su actuación consiste muchas veces en intensificar algún ideal superior que estaba ya presente en el intelecto humano.
114:6.20 (1256.10) Pero además de todos estos medios de acción positiva, las serafines maestras aseguran el progreso planetario contra los peligros vitales a base de movilizar, formar y mantener el cuerpo de reserva del destino. La función principal de estos reservistas es asegurar que no se interrumpa el progreso evolutivo. Representan el dispositivo establecido por las fuerzas celestiales contra la sorpresa. Son la garantía contra el desastre.
114:7.1 (1257.1) El cuerpo de reserva del destino está compuesto por hombres y mujeres vivos que han sido admitidos en el servicio especial de la administración sobrehumana de los asuntos del mundo. Este cuerpo está formado por hombres y mujeres de cada generación elegidos por los directores de espíritu del planeta para ayudar a impartir el ministerio de misericordia y sabiduría a los hijos del tiempo de los mundos evolutivos. Es práctica general en el desarrollo de los planes de ascensión empezar a utilizar como enlaces a las criaturas mortales volitivas en cuanto son competentes y dignas de confianza para asumir esas responsabilidades. Por eso, cuando aparecen en el escenario de acción temporal hombres y mujeres con capacidad mental suficiente, estatus moral adecuado y la espiritualidad requerida, son adscritos rápidamente como enlaces humanos y asistentes mortales al grupo celestial correspondiente de personalidades planetarias.
114:7.2 (1257.2) Cuando los seres humanos elegidos como protectores del destino planetario se convierten así en personajes clave para el desarrollo de los planes de los administradores del mundo, la jefa planetaria de las serafines confirma su adscripción temporal al cuerpo seráfico y nombra guardianas personales del destino para atender a estos reservistas mortales. Todos los reservistas tienen Ajustadores autoconscientes, y la mayoría de ellos actúan en los círculos cósmicos superiores de consecución intelectual y logro espiritual.
114:7.3 (1257.3) Los mortales del planeta elegidos para servir en el cuerpo de reserva del destino de los mundos habitados reúnen las características siguientes:
114:7.4 (1257.4) 1. Son especialmente capaces de ser entrenados en secreto para llevar a cabo muchas posibles misiones de emergencia en las diversas actividades de los asuntos del mundo.
114:7.5 (1257.5) 2. Están dedicados incondicionalmente a alguna causa especial social, económica, política, espiritual u otra y dispuestos a servir sin esperar a cambio ningún premio ni reconocimiento humano.
114:7.6 (1257.6) 3. Poseen un Ajustador del Pensamiento extraordinariamente polifacético, que adquirió probablemente su experiencia en problemas planetarios y emergencias mundiales antes de ser destinado a Urantia.
114:7.7 (1257.7) Corresponde a cada división del servicio celestial planetario un cuerpo de enlace de estos mortales del destino. Un mundo habitado medio emplea setenta cuerpos del destino distintos que están íntimamente conectados con la dirección sobrehumana de los asuntos de ese mundo. En Urantia hay doce cuerpos de reserva del destino, uno por cada uno de los grupos planetarios de supervisión seráfica.
114:7.8 (1257.8) Los doce grupos de reservistas del destino de Urantia se componen de habitantes mortales de la esfera que han sido entrenados para servir en numerosas posiciones cruciales en la tierra y están preparados para actuar en posibles emergencias planetarias. Este cuerpo consta ahora en conjunto de 962 personas. El cuerpo más pequeño es de 41 personas y el más grande de 172. Con excepción de menos de una veintena de personalidades de contacto, los miembros de este grupo único son totalmente inconscientes de su preparación para una posible intervención en ciertas crisis planetarias. Estos reservistas mortales son elegidos por el cuerpo al que están adscritos respectivamente y son formados y entrenados por igual en su mente profunda mediante la acción conjunta del Ajustador del Pensamiento y el ministerio de la guardiana seráfica. Es frecuente que participen muchas otras personalidades celestiales en esta formación inconsciente, y en toda esta preparación especial los intermedios realizan servicios valiosos e indispensables.
114:7.9 (1258.1) En muchos mundos las criaturas intermedias secundarias mejor adaptadas son capaces de establecer diversos grados de contacto con los Ajustadores del Pensamiento de ciertos mortales favorablemente constituidos a base de penetrar hábilmente en las mentes habitadas por dichos Ajustadores. (Precisamente por una combinación fortuita de ajustes cósmicos de este tipo se materializaron estas revelaciones en el idioma inglés de Urantia.) Estos mortales de los mundos evolutivos dotados de potencial de contacto son movilizados en los numerosos cuerpos de reserva, y se puede decir hasta cierto punto que la civilización espiritual progresa y los Altísimos rigen en los reinos de los hombres gracias a estos pequeños grupos de personalidades con visión de futuro. Los hombres y mujeres de estos cuerpos de reserva del destino tienen así varios grados de contacto con su Ajustador a través del ministerio interpuesto de las criaturas intermedias. Sin embargo, estos mismos mortales son poco conocidos por sus semejantes salvo en las escasas situaciones de emergencia social y necesidad espiritual en las que estas personalidades de reserva intervienen para impedir que la cultura evolutiva se interrumpa o se extinga la luz de la verdad viva. Estos reservistas del destino han sido destacados muy pocas veces en las páginas de la historia humana de Urantia.
114:7.10 (1258.2) Los reservistas actúan inconscientemente como conservadores de la información planetaria esencial. Al morir un reservista ciertos datos vitales son transferidos muchas veces de la mente del reservista moribundo a la de un sucesor más joven mediante un enlace entre los dos Ajustadores del Pensamiento. Es indudable que los Ajustadores actúan de muchas otras maneras desconocidas para nosotros en relación con estos cuerpos de reserva.
114:7.11 (1258.3) En Urantia el cuerpo de reserva del destino no tiene jefe permanente pero sí sus propios consejos permanentes que constituyen su organización de gobierno. Estos comprenden el consejo judicial, el consejo de historicidad, el consejo de soberanía política y muchos otros. En ciertas ocasiones y de conformidad con la organización del cuerpo, estos consejos permanentes han designado jefes nominales (mortales) de todo el cuerpo de reserva para una función específica. El mandato de dichos jefes reservistas suele durar unas horas y está limitado a la ejecución de alguna tarea específica e inmediata.
114:7.12 (1258.4) El cuerpo de reserva de Urantia alcanzó su mayor tamaño en los tiempos de los adanitas y los anditas. A partir de ahí empezó a decrecer gradualmente a medida que se fue diluyendo la sangre violeta y alcanzó su punto más bajo en torno a la época de Pentecostés. Desde entonces el número de miembros del cuerpo de reserva aumenta constantemente.
114:7.13 (1258.5) (El cuerpo cósmico de reserva de ciudadanos de Urantia conscientes del universo cuenta ahora con más de mil mortales cuya visión interior de la ciudadanía cósmica trasciende con mucho la esfera de su morada terrestre, pero me está prohibido revelar la naturaleza real de la función de este grupo único de seres humanos vivos.)
114:7.14 (1258.6) Los mortales de Urantia no deberían permitir que el aislamiento espiritual relativo de su mundo respecto a ciertos circuitos del universo local genere un sentimiento de abandono cósmico o de orfandad planetaria. Está operando en el planeta una supervisión sobrehumana muy precisa y eficaz de los asuntos del mundo y de los destinos humanos.
114:7.15 (1258.7) Pero también es cierto que solo podéis tener, en el mejor de los casos, una idea muy limitada del gobierno planetario ideal. Desde los primeros tiempos del Príncipe Planetario Urantia ha sufrido las consecuencias del malogro del plan divino de crecimiento mundial y desarrollo racial. Los mundos habitados leales de Satania no están gobernados como lo está Urantia, y sin embargo vuestros gobiernos planetarios no han sido tan inferiores en comparación con los otros mundos aislados. Se puede decir que solo hay uno o dos mundos peores y unos cuantos algo mejores, pero la mayoría están en nivel de igualdad con vosotros.
114:7.16 (1259.1) Nadie parece saber en el universo local cuándo terminará el estatus no asentado de la administración planetaria. Los Melquisedec de Nebadon tienden a pensar que se producirán pocos cambios en el gobierno y la administración del planeta hasta la segunda venida personal de Miguel a Urantia. Es indudable que en ese momento, si no antes, habrá cambios radicales en la gestión planetaria, pero nadie se atreve ni siquiera a conjeturar sobre la naturaleza de esas modificaciones de la administración del mundo. Un episodio así no tiene precedente en toda la historia de los mundos habitados del universo de Nebadon. Una de las muchas cosas difíciles de comprender sobre el gobierno futuro de Urantia es dónde se ubicará en el planeta el circuito y la sede divisional de los arcángeles.
114:7.17 (1259.2) Vuestro mundo aislado no está olvidado en los consejos del universo. Urantia no es un huérfano cósmico estigmatizado por el pecado y excluido del cuidado divino por la rebelión. Desde Uversa hasta Salvington y de allí hasta Jerusem e incluso en Havona y en el Paraíso, todos saben que estamos aquí. Y vosotros los mortales que vivís ahora en Urantia sois amados con el mismo afecto y cuidados, con la misma fidelidad, e incluso más, que si vuestra esfera no hubiera sido nunca traicionada por un Príncipe Planetario desleal. Es eternamente cierto que «el Padre mismo os ama».
114:7.18 (1259.3) [Presentado por la jefa de las serafines destinadas en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 115
115:0.1 (1260.1) CON Dios Padre, la relación fundamental es de filiación. Con Dios Supremo, el prerrequisito del estatus es la consecución: hay que hacer algo además de ser algo.
115:1.1 (1260.2) Los intelectos parciales e incompletos que están evolucionando se encontrarían indefensos en el universo maestro, serían incapaces de formar ni un solo patrón de pensamiento racional si no fuera por la capacidad innata de toda mente, superior o inferior, para formarse un universo marco donde pensar. Cuando una mente no puede deducir conclusiones, cuando no puede penetrar hasta los verdaderos orígenes, es inevitable que esa mente postule conclusiones e invente orígenes para poder tener un medio de pensamiento lógico dentro del marco de esos postulados creados por la mente. Estos universos marco del pensamiento de la criatura, aunque indispensables para las operaciones intelectuales racionales, son erróneos en mayor o menor medida sin excepción.
115:1.2 (1260.3) Los marcos conceptuales del universo son verdad solo relativamente. Son andamiajes prácticos que terminan cayendo ante las expansiones de la comprensión cósmica. Los modos de comprender la verdad, la belleza, la bondad, la moralidad, la ética, el deber, el amor, la divinidad, el origen, la existencia, el propósito, el destino, el tiempo, el espacio, incluso la Deidad, son verdad solo relativamente. Dios es muchísimo más que un Padre, pero el concepto más alto de Dios que tiene el hombre es el de Padre. Sin embargo, la descripción Padre-Hijo de la relación Creador-criatura se verá aumentada por las concepciones supramortales de la Deidad que se lograrán en Orvonton, en Havona y en el Paraíso. El hombre tiene que pensar dentro de un universo marco mortal, pero eso no significa que no pueda imaginar otros marcos más altos dentro de los cuales se pueda producir el pensamiento.
115:1.3 (1260.4) Con objeto de facilitar la comprensión humana del universo de universos, los distintos niveles de realidad cósmica se han designado como finito, absonito y absoluto. De estos, solo el absoluto es eterno sin restricción, verdaderamente existencial. Los absonitos y los finitos son derivados, modificaciones, restricciones y atenuaciones de la realidad absoluta, original y primordial, de la infinitud.
115:1.4 (1260.5) Los ámbitos de lo finito existen en virtud del propósito eterno de Dios. Las criaturas finitas, superiores e inferiores, pueden proponer y han propuesto teorías sobre la necesidad de lo finito en la economía cósmica, pero en último término lo finito existe porque Dios lo ha querido. El universo no se puede explicar, ni tampoco puede una criatura finita ofrecer una explicación racional de su propia existencia individual sin recurrir a los actos previos y a la volición preexistente de seres ancestrales, Creadores o procreadores.
115:2.1 (1261.1) Desde el punto de vista existencial no puede suceder nada nuevo en ninguna de las galaxias, pues la compleción de infinitud inherente al YO SOY está eternamente presente en los siete Absolutos, se asocia funcionalmente en las triunidades y se asocia transmisiblemente en las triodidades. Pero el hecho de que la infinitud esté presente así existencialmente en estas asociaciones absolutas no imposibilita en modo alguno hacer realidad nuevos experienciales cósmicos. Desde el punto de vista de la criatura finita la infinitud contiene muchas cosas que son potenciales, muchos elementos que comportan una posibilidad futura más que una actualidad presente.
115:2.2 (1261.2) El valor es un elemento único en la realidad del universo. No comprendemos cómo se podría incrementar el valor de algo infinito y divino, pero descubrimos que los significados se pueden modificar, si no aumentar, incluso en las relaciones de la Deidad infinita. Para los universos experienciales incluso los valores divinos se incrementan como actualidades mediante una comprensión ampliada de los significados de la realidad.
115:2.3 (1261.3) Todo el plan de creación y evolución universal en todos los niveles de experiencia consiste aparentemente en convertir potencialidades en actualidades. Esta transmutación atañe por igual a los campos de la potencia del espacio, de la potencia de la mente y de la potencia del espíritu.
115:2.4 (1261.4) El método aparente por el cual las posibilidades del cosmos son llevadas a la existencia actual varía de un nivel a otro. Es evolución experiencial en lo finito y devenir experiencial en lo absonito. La infinitud existencial es de hecho no cualificada en su omniinclusividad, y esta misma omniinclusividad tiene necesariamente que abarcar incluso la posibilidad de la experiencia evolutiva finita. La posibilidad de este crecimiento experiencial se convierte en una actualidad del universo a través de las relaciones de triodidad que inciden sobre y dentro del Supremo.
115:3.1 (1261.5) En términos conceptuales el cosmos absoluto no tiene límites. Definir la naturaleza y la extensión de esta realidad primordial es establecer restricciones a la infinitud y atenuar el puro concepto de eternidad. La idea del infinito-eterno, del eterno-infinito, es ilimitada en extensión y absoluta en hecho. No hay idioma ni en el pasado, ni en el presente ni en el futuro de Urantia capaz de expresar la realidad de la infinitud o la infinitud de la realidad. El hombre, una criatura finita en un cosmos infinito, tiene que contentarse con reflejos deformados y concepciones atenuadas de esa existencia sin límites, sin fronteras, sin principio ni fin, que sobrepasa realmente su capacidad de comprensión.
115:3.2 (1261.6) La mente no puede pretender captar el concepto de un Absoluto sin intentar primero romper la unidad de esa realidad. La mente unifica todas las divergencias, pero cuando no hay ninguna divergencia no encuentra una base para intentar formular conceptos comprensibles.
115:3.3 (1261.7) La estasis primordial de la infinitud exige una segmentación antes de que el ser humano pueda intentar comprenderla. Hay una unidad en la infinitud que se ha expresado en estos documentos como el YO SOY, el postulado primero de la mente de la criatura. Pero la criatura nunca comprenderá cómo puede esta unidad convertirse en dualidad, triunidad y diversidad mientras sigue siendo una unidad no cualificada. El hombre se encuentra con un problema similar cuando se para a contemplar la Deidad indivisa de la Trinidad al lado de la personalización plural de Dios.
115:3.4 (1262.1) Solo la distancia que separa al hombre de la infinitud hace posible que este concepto se exprese con una sola palabra. La infinitud es por una parte UNIDAD y por otra DIVERSIDAD sin límite ni fin. La infinitud tal como la observan las inteligencias finitas es la paradoja máxima de la filosofía de las criaturas y de la metafísica finita. Aunque la naturaleza espiritual del hombre se proyecta en la experiencia de adoración hasta el Padre que es infinito, su capacidad de comprensión intelectual se agota con la concepción máxima del Ser Supremo. Más allá del Supremo, los conceptos se convierten cada vez más en meros nombres y cada vez menos en designaciones verdaderas de la realidad. Son cada vez más la proyección del entendimiento finito de la criatura hacia lo suprafinito.
115:3.5 (1262.2) Una concepción básica del nivel absoluto implica un postulado de tres partes:
115:3.6 (1262.3) 1. Lo Original. Es el concepto no cualificado de la Primera Fuente y Centro, la manifestación fuente del YO SOY a partir de la cual se origina toda la realidad.
115:3.7 (1262.4) 2. Lo Actual. Es la unión de los tres Absolutos de actualidad: la Segunda Fuente y Centro, la Tercera y la del Paraíso. Esta triodidad del Hijo Eterno, el Espíritu Infinito y la Isla del Paraíso constituye la revelación actual de la originalidad de la Primera Fuente y Centro.
115:3.8 (1262.5) 3. Lo Potencial. Es la unión de los tres Absolutos de potencialidad: el Absoluto de Deidad, el No Cualificado y el Universal. Esta triodidad de potencialidad existencial constituye la revelación potencial de la originalidad de la Primera Fuente y Centro.
115:3.9 (1262.6) La interasociación de lo Original, lo Actual y lo Potencial genera las tensiones internas de la infinitud que hacen posible todo crecimiento en el universo. El crecimiento es la naturaleza del Séptuplo, del Supremo y del Último.
115:3.10 (1262.7) En la asociación de los Absolutos de Deidad, Universal y No Cualificado, la potencialidad es absoluta mientras que la actualidad es emergente. En la asociación de la Segunda Fuente y Centro, la Tercera y la del Paraíso, la actualidad es absoluta mientras que la potencialidad es emergente. En la originalidad de la Primera Fuente y Centro, no podemos decir que la actualidad ni la potencialidad sean ni existentes ni emergentes, sino simplemente que el Padre es.
115:3.11 (1262.8) Desde el punto de vista del tiempo lo Actual es lo que fue y lo que es, lo Potencial es lo que está llegando a ser y lo que será, lo Original es lo que es. Desde el punto de vista de la eternidad las diferencias entre lo Original, lo Actual y lo Potencial no son tan patentes. Estas cualidades trinas no se distinguen así en los niveles de eternidad del Paraíso. En la eternidad todo es, pero no todo ha sido revelado aún en el tiempo y el espacio.
115:3.12 (1262.9) Desde el punto de vista de la criatura la actualidad es la sustancia, la potencialidad es la capacidad. La actualidad existe en el centro mismo y desde él se expande hacia la infinitud periférica; la potencialidad va hacia dentro desde la periferia infinita y converge en el centro de todas las cosas. La originalidad es aquello que primero causa y después equilibra los movimientos duales del ciclo de la metamorfosis de la realidad que convierte los potenciales en actuales y descubre los potenciales de los actuales existentes.
115:3.13 (1262.10) Los tres Absolutos de potencialidad operan en el nivel puramente eterno del cosmos, de ahí que no actúen nunca como tales en los niveles subabsolutos. En los niveles descendentes de la realidad, la triodidad de potencialidad se manifiesta con el Último y sobre el Supremo. Lo potencial podría no actualizarse parcialmente en el tiempo en algún nivel subabsoluto, pero nunca en el conjunto. En última instancia prevalece la voluntad de Dios, no siempre en lo individual pero indefectiblemente en el total.
115:3.14 (1263.1) En la triodidad de actualidad los existentes del cosmos tienen su centro; ya sea espíritu, mente o energía, todo se centra en esta asociación del Hijo, el Espíritu y el Paraíso. La personalidad del Hijo espíritu es el patrón maestro para toda personalidad en todos los universos. La sustancia de la Isla del Paraíso es el patrón maestro del que Havona es una revelación perfecta y los superuniversos una revelación en vías de perfeccionamiento. El Actor Conjunto es a la vez la activación mental de la energía cósmica, la conceptualización de los propósitos del espíritu y la integración de las causas y efectos matemáticos de los niveles materiales con los propósitos y los móviles volitivos del nivel espiritual. En y para un universo finito el Hijo, el Espíritu y el Paraíso actúan en el Último y sobre el Último tal como está condicionado y limitado en el Supremo.
115:3.15 (1263.2) La actualidad (de la Deidad) es lo que el hombre busca en el ascenso al Paraíso. La potencialidad (de la divinidad humana) es lo que el hombre desarrolla en esta búsqueda. Lo Original es lo que hace posible la coexistencia y la integración del hombre actual, el hombre potencial y el hombre eterno.
115:3.16 (1263.3) La dinámica final del cosmos está relacionada con la transferencia continua de la realidad desde la potencialidad a la actualidad. En teoría esta metamorfosis podría tener un final, pero esto es imposible de hecho porque lo Potencial y lo Actual están ambos encircuitados en lo Original (el YO SOY), y esta identificación hace por siempre imposible poner un límite al desarrollo progresivo del universo. Todo lo que está identificado con el YO SOY no puede nunca dejar de progresar, ya que la actualidad de los potenciales del YO SOY es absoluta y la potencialidad de los actuales del YO SOY es también absoluta. Los actuales abrirán siempre nuevas vías para hacer realidad los potenciales imposibles hasta entonces. Toda decisión humana no sólo actualiza una nueva realidad en la experiencia humana sino que abre también una nueva capacidad de crecimiento humano. En todo niño vive un hombre, y en el hombre maduro conocedor de Dios reside el progresor de la morontia.
115:3.17 (1263.4) En el cosmos total no puede darse nunca un estado de crecimiento estático, puesto que la base del crecimiento —los actuales absolutos— es no cualificada y las posibilidades de crecimiento —los potenciales absolutos— son ilimitadas. Desde un punto de vista práctico los filósofos del universo han llegado a la conclusión de que no hay un final.
115:3.18 (1263.5) Desde un punto de vista circunscrito hay sin duda muchos finales, muchas actividades que se terminan, pero desde el punto de vista más amplio de un nivel superior del universo no hay finales sino simples transiciones de una fase de desarrollo a otra. La cronicidad principal del universo maestro corresponde a las diversas edades del universo: las edades de Havona, de los superuniversos y de los universos exteriores. Pero incluso estas divisiones básicas de las relaciones de secuencia no pueden ser más que hitos relativos en la carretera interminable de la eternidad.
115:3.19 (1263.6) La penetración final de la verdad, la belleza y la bondad del Ser Supremo solo puede desvelar a la criatura que progresa aquellas cualidades absonitas de la divinidad última que están más allá de los niveles conceptuales de verdad, belleza y bondad.
115:4.1 (1263.7) Cualquier consideración sobre los orígenes de Dios Supremo debe empezar por la Trinidad del Paraíso, pues la Trinidad es Deidad original mientras que el Supremo es Deidad derivada. Cualquier consideración sobre el crecimiento del Supremo debe tener en cuenta las triodidades existenciales, pues abarcan toda la actualidad absoluta y toda la potencialidad infinita (en conjunción con la Primera Fuente y Centro). El Supremo evolutivo es el foco culminante y personalmente volitivo de la transmutación —la transformación— de los potenciales en actuales en y sobre el nivel finito de existencia. Las dos triodidades, la actual y la potencial, abarcan la totalidad de las interrelaciones de crecimiento que hay en los universos.
115:4.2 (1264.1) La fuente del Supremo está en la Trinidad del Paraíso, en la Deidad eterna, actual e indivisa. El Supremo es antes que nada una persona de espíritu, y esta persona de espíritu proviene de la Trinidad. Pero el Supremo es en segundo lugar una Deidad de crecimiento —de crecimiento evolutivo—, y este crecimiento deriva de las dos triodidades: la actual y la potencial.
115:4.3 (1264.2) Si es difícil comprender que las triodidades infinitas puedan actuar en el nivel finito, tened presente además que su propia infinitud debe contener en sí misma la potencialidad de lo finito. La infinitud abarca todas las cosas que van desde la existencia finita más baja y más limitada hasta las realidades más altas e ilimitadamente absolutas.
115:4.4 (1264.3) Es más fácil entender que lo infinito contiene a lo finito que comprender exactamente cómo se manifiesta esta infinitud a lo finito. Pero los Ajustadores del Pensamiento que moran dentro del hombre mortal son una de las pruebas eternas de que incluso el Dios absoluto (como absoluto) puede ponerse en contacto directo con las criaturas con voluntad más humildes e insignificantes de todo el universo, y así lo hace.
115:4.5 (1264.4) Las triodidades que abarcan colectivamente lo actual y lo potencial se manifiestan en el nivel finito en conjunción con el Ser Supremo. El procedimiento de estas manifestaciones es a la vez directo e indirecto: directo en la medida en que las relaciones de triodidad repercuten directamente en el Supremo e indirecto en la medida en que derivan del nivel devenido de lo absonito.
115:4.6 (1264.5) La realidad Suprema, que es la realidad finita total, está en proceso de crecimiento dinámico entre los potenciales no restringidos del espacio exterior y los actuales no restringidos que se encuentran en el centro de todas las cosas. El dominio finito se convierte así en hecho mediante la cooperación de los agentes absonitos del Paraíso y las Personalidades Creadoras Supremas del tiempo. El acto de hacer madurar las posibilidades restringidas de los tres grandes Absolutos de potencial es la función absonita de los Arquitectos del Universo Maestro y sus asociados trascendentales. Y cuando este devenir ha alcanzado cierto grado de maduración, las Personalidades Creadoras Supremas emergen del Paraíso para acometer la tarea multisecular de llevar a los universos evolutivos a la existencia de hecho.
115:4.7 (1264.6) El crecimiento de la Supremacía deriva de las triodidades, la persona de espíritu del Supremo deriva de la Trinidad, pero las prerrogativas de poder del Todopoderoso están basadas en los éxitos como divinidad de Dios Séptuplo. Por otra parte, la conjunción de las prerrogativas de poder del Supremo Todopoderoso con la persona de espíritu de Dios Supremo se produce en virtud del ministerio del Actor Conjunto, que otorgó la mente del Supremo como factor de conjunción a esta Deidad evolutiva.
115:5.1 (1264.7) El Ser Supremo depende absolutamente de la existencia y la acción de la Trinidad del Paraíso para la realidad de su naturaleza personal y de espíritu. Así como el crecimiento del Supremo está relacionado con las triodidades, la personalidad de espíritu de Dios Supremo depende y proviene de la Trinidad del Paraíso, que seguirá siendo siempre la fuente-centro absoluta de la estabilidad infinita y perfecta alrededor de la cual se despliega progresivamente el crecimiento evolutivo del Supremo.
115:5.2 (1265.1) La función de la Trinidad está relacionada con la función del Supremo, pues la Trinidad es funcional en todos los niveles (en su totalidad), incluido el nivel de la función de la Supremacía. Pero así como la edad de Havona da paso a la edad de los superuniversos, la acción perceptible de la Trinidad como creadora directa da paso a los actos creativos de los hijos de las Deidades del Paraíso.
115:6.1 (1265.2) La triodidad de actualidad sigue actuando directamente en las épocas posteriores a Havona. La gravedad paradisiaca sujeta las unidades básicas de la existencia material, la gravedad de espíritu del Hijo Eterno opera directamente sobre los valores fundamentales de la existencia de espíritu, y la gravedad de mente del Actor Conjunto aferra infaliblemente todos los significados vitales de la existencia intelectual.
115:6.2 (1265.3) Pero a medida que cada etapa de la actividad creativa avanza hacia fuera por el espacio inexplorado, su existencia y sus funciones se alejan cada vez más de la acción directa de las fuerzas creativas y las personalidades divinas del emplazamiento central (la Isla absoluta del Paraíso y las Deidades infinitas que residen en ella). Y así estos niveles sucesivos de existencia cósmica van dependiendo cada vez más de los desarrollos que se producen dentro de las tres potencialidades Absolutas de la infinitud.
115:6.3 (1265.4) El Ser Supremo abarca unas posibilidades de ministerio cósmico que no parecen manifestarse en el Hijo Eterno, en el Espíritu Infinito ni en las realidades no personales de la Isla del Paraíso. Hacemos esta afirmación con la consideración debida a la absolutidad de estas tres actualidades fundamentales, pero el crecimiento del Supremo no se basa solo en estas actualidades de la Deidad y del Paraíso sino que está involucrado también en desarrollos que se producen dentro del Absoluto de Deidad, el Absoluto Universal y el Absoluto No Cualificado.
115:6.4 (1265.5) El Supremo no solo crece a medida que los Creadores y las criaturas de los universos en vías de evolución consiguen asemejarse a Dios, sino que esta Deidad finita también crece como resultado del dominio que adquieren los Creadores y las criaturas sobre las posibilidades finitas del gran universo. El movimiento del Supremo es doble: intensivo hacia el Paraíso y la Deidad y extensivo hacia la ilimitación de los Absolutos de potencial.
115:6.5 (1265.6) En la presente edad del universo este movimiento dual se revela en las personalidades ascendentes y descendentes del gran universo. Las Personalidades Creadoras Supremas y todos sus asociados divinos reflejan el movimiento divergente hacia fuera del Supremo mientras que los peregrinos ascendentes de los siete superuniversos representan la tendencia convergente hacia dentro de la Supremacía.
115:6.6 (1265.7) La Deidad finita busca siempre la correlación dual: hacia dentro, hacia el Paraíso y sus Deidades, y hacia fuera, hacia la infinitud y los Absolutos que hay en ella. La poderosa erupción de divinidad paradisiaca creativa, que se personaliza en los Hijos Creadores y se hace poder en los controladores del poder, constituye la gran expansión de Supremacía hacia los dominios de la potencialidad, mientras que la interminable procesión de criaturas ascendentes del gran universo representa la poderosa marea de la Supremacía entrante hacia la unidad con la Deidad del Paraíso.
115:6.7 (1265.8) Los seres humanos han aprendido que a veces se puede percibir el movimiento de lo invisible observando sus efectos en lo visible, y nosotros que estamos en los universos aprendimos hace tiempo a detectar los movimientos y tendencias de la Supremacía a base de observar cómo repercuten esas evoluciones en las personalidades y los patrones del gran universo.
115:6.8 (1266.1) Aunque no estamos seguros, creemos que el Supremo, como reflejo finito de la Deidad del Paraíso, ha emprendido una progresión eterna hacia el espacio exterior. Sin embargo, como modificación de los tres potenciales Absolutos del espacio exterior, este Ser Supremo busca constantemente la coherencia paradisiaca. Y estos movimientos duales parecen explicar la mayoría de las actividades básicas que ocurren ahora en los universos organizados.
115:7.1 (1266.2) En la Deidad del Supremo el Padre-YO SOY ha conseguido liberarse de forma relativamente completa de las limitaciones inherentes a su estatus infinito, a su ser eterno y a su naturaleza absoluta. Pero para ser liberado de todas las limitaciones existenciales, Dios Supremo ha tenido que someterse a las restricciones experienciales de su función universal. Al lograr la capacidad de experimentar, el Dios finito se somete a la necesidad de adquirir experiencia. Al liberarse de la eternidad, el Todopoderoso se encuentra con las barreras del tiempo. Y el Supremo solo puede crecer y desarrollarse como consecuencia de la parcialidad de su existencia y de la incompleción de su naturaleza, es decir, de la no absolutidad de su ser.
115:7.2 (1266.3) Todo esto debe ser conforme al plan del Padre, que ha basado el progreso finito en el esfuerzo, los logros de las criaturas en la perseverancia y el desarrollo de la personalidad en la fe. Al ordenar así la evolución experiencial del Supremo, el Padre ha hecho posible que existan en los universos criaturas finitas y que logren algún día la divinidad de la Supremacía mediante la progresión experiencial.
115:7.3 (1266.4) Toda realidad es relativa —incluso el Supremo y aun el Último— excepto los valores no cualificados de los siete Absolutos. El hecho de la Supremacía está basado en el poder paradisiaco, en la personalidad del Hijo y en la acción del Conjunto, pero el crecimiento del Supremo está ligado al Absoluto de Deidad, al Absoluto No Cualificado y al Absoluto Universal. Y esta Deidad sintetizadora y unificadora —Dios Supremo— es la personificación de la sombra finita proyectada de un extremo a otro del gran universo por la unidad infinita de la naturaleza inescrutable del Padre del Paraíso, la Primera Fuente y Centro.
115:7.4 (1266.5) En la medida en que las triodidades operan directamente en el nivel finito, inciden en el Supremo, que es la focalización en Deidad y la suma cósmica de las restricciones finitas de las naturalezas de lo Actual Absoluto y lo Potencial Absoluto.
115:7.5 (1266.6) Se considera que la Trinidad del Paraíso es la inevitabilidad absoluta. Los siete Espíritus Maestros parecen ser inevitabilidades de la Trinidad. La actualización de la personalidad de espíritu-mente-poder del Supremo tiene que ser la inevitabilidad evolutiva.
115:7.6 (1266.7) Dios Supremo no parece haber sido inevitable en la infinitud no cualificada, pero parece serlo en todos los niveles de relatividad. El Supremo es indispensable para focalizar, resumir y englobar la experiencia evolutiva, pues unifica efectivamente en su naturaleza de Deidad los resultados de este modo de percibir la realidad. Y parece hacer todo esto con el propósito de contribuir a la aparición del devenir inevitable, la manifestación superexperiencial y suprafinita de Dios Último.
115:7.7 (1267.1) No se puede apreciar plenamente al Ser Supremo sin considerar su fuente, su función y su destino: su relación con la Trinidad originaria, el universo donde ejerce su actividad y la Trinidad Última como su destino inmediato.
115:7.8 (1267.2) El Supremo conecta lo finito con lo absonito mediante el proceso de totalizar la experiencia evolutiva, de la misma manera que la mente del Actor Conjunto integra la espiritualidad divina del Hijo personal con las energías inmutables del patrón paradisiaco, y que la presencia del Absoluto Universal unifica la activación de la Deidad con la reactividad del No Cualificado. Esta unidad revela sin duda la actuación no detectada de la unidad original de la Causa Primera-Padre y Primer Patrón-Fuente de todas las cosas y todos los seres.
115:7.9 (1267.3) [Patrocinado por un Mensajero Poderoso que reside temporalmente en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 116
116:0.1 (1268.1) SI EL HOMBRE reconociera que sus Creadores —sus supervisores directos— aunque divinos son también finitos y que el Dios del tiempo y el espacio no es una Deidad absoluta sino evolutiva, las incoherencias de las desigualdades temporales dejarían de ser profundas paradojas religiosas. La fe religiosa dejaría de prostituirse como promotora de la autocomplacencia social de los afortunados y de la resignación estoica de las desafortunadas víctimas de la carencia social.
116:0.2 (1268.2) Al contemplar la perfección exquisita de las esferas de Havona, es lógico y razonable pensar que las hizo un Creador perfecto, infinito y absoluto. Pero por esta misma razón y esta misma lógica, todo ser honesto se vería obligado a concluir ante la confusión, las imperfecciones y las injusticias de Urantia que vuestro mundo ha sido hecho y gestionado por Creadores subabsolutos, preinfinitos y no perfectos.
116:0.3 (1268.3) El crecimiento experiencial implica una asociación del Creador con la criatura, la asociación de Dios con el hombre. El crecimiento es la marca distintiva de la Deidad experiencial, por eso Havona no creció. Havona es y siempre ha sido, es existencial como los Dioses sempiternos que son su fuente. En cambio el crecimiento caracteriza al gran universo.
116:0.4 (1268.4) El Supremo Todopoderoso es una Deidad viva y evolutiva de poder y de personalidad. Su dominio presente, el gran universo, es también un ámbito de poder y de personalidad que crece. Su destino es la perfección, pero su experiencia presente contiene elementos en fase de crecimiento e incompletos.
116:0.5 (1268.5) El Ser Supremo actúa primariamente en el universo central como una personalidad de espíritu y secundariamente en el gran universo como Dios Todopoderoso, una personalidad de poder. La función terciaria del Supremo en el universo maestro está ahora latente y existe solo como un potencial de mente desconocido. Nadie sabe exactamente qué desvelará este tercer desarrollo del Ser Supremo. Algunos creen que cuando los superuniversos se asienten en luz y vida, el Supremo actuará desde Uversa como soberano todopoderoso y experiencial del gran universo, al tiempo que ampliará su poder como el supertodopoderoso de los universos exteriores. Otros especulan que la tercera etapa de la Supremacía supondrá la aparición del tercer nivel de manifestación de la Deidad. Pero en realidad ninguno de nosotros lo sabe.
116:1.1 (1268.6) La experiencia de la personalidad de cada criatura que evoluciona es un aspecto de la experiencia del Supremo Todopoderoso. La subyugación inteligente de cada segmento físico de los superuniversos forma parte del control creciente del Supremo Todopoderoso. La síntesis creativa del poder y la personalidad forma parte del impulso creativo de la Mente Suprema y es la esencia misma del crecimiento evolutivo de la unidad en el Ser Supremo.
116:1.2 (1269.1) La unión de los atributos de poder y de personalidad de la Supremacía es función de la Mente Suprema. La evolución completada del Supremo Todopoderoso dará como resultado una Deidad unificada y personal, no una asociación de atributos divinos vagamente coordinados. Desde una perspectiva más amplia, no habrá ningún Todopoderoso aparte del Supremo ni ningún Supremo aparte del Todopoderoso.
116:1.3 (1269.2) A lo largo de todas las edades evolutivas el potencial de poder físico del Supremo está depositado en los siete Directores Supremos del Poder y su potencial de mente recae en los siete Espíritus Maestros. La Mente Infinita es función del Espíritu Infinito. La mente cósmica es el ministerio de los siete Espíritus Maestros. La Mente Suprema está en proceso de actualización en la coordinación del gran universo y en asociación funcional con la revelación y el logro de Dios Séptuplo.
116:1.4 (1269.3) La mente del espacio-tiempo, la mente cósmica, funciona de manera diferente en los siete superuniversos, pero está coordinada en el Ser Supremo mediante alguna técnica asociativa desconocida. El sobrecontrol del Todopoderoso sobre el gran universo no es exclusivamente físico y espiritual. En los siete superuniversos es principalmente material y espiritual, pero también hay fenómenos del Supremo que son a la vez intelectuales y espirituales.
116:1.5 (1269.4) En realidad sabemos menos sobre la mente de la Supremacía que sobre cualquier otro aspecto de esta Deidad evolutiva. Es incuestionable que su mente está activa en todo el gran universo y se cree que está potencialmente destinada a ejercer funciones de gran envergadura en el universo maestro. En cualquier caso, podemos afirmar lo siguiente: mientras que lo físico podría alcanzar un crecimiento completo y el espíritu podría llegar a la perfección de su desarrollo, la mente no deja nunca de progresar. Es la técnica experiencial del progreso sin fin. El Supremo es una Deidad experiencial y por lo tanto nunca consumará el logro de la mente.
116:2.1 (1269.5) La aparición de la presencia de poder del Todopoderoso en el universo es concomitante con la aparición de los altos creadores y controladores de los superuniversos evolutivos en el escenario de la acción cósmica.
116:2.2 (1269.6) Dios Supremo obtiene de la Trinidad del Paraíso sus atributos de espíritu y de personalidad, pero se está actualizando en poder en los hechos de los Hijos Creadores, de los Ancianos de los Días y de los Espíritus Maestros, cuyos actos colectivos son la fuente de su poder creciente como soberano todopoderoso de y en los siete superuniversos.
116:2.3 (1269.7) La Deidad no cualificada del Paraíso es incomprensible para las criaturas en vías de evolución del tiempo y el espacio. La eternidad y la infinitud conllevan un nivel de realidad de deidad que las criaturas del espacio-tiempo no pueden comprender. La infinitud de deidad y la absolutidad de soberanía son inherentes a la Trinidad del Paraíso, y la Trinidad es una realidad que está situada algo más allá del entendimiento del hombre mortal. Las criaturas del espacio-tiempo deben tener orígenes, relatividades y destinos para poder captar las relaciones del universo y entender los valores significados de la divinidad. Por lo tanto, la Deidad del Paraíso atenúa y limita de otros modos las personalizaciones extraparadisiacas de la divinidad y trae así a la existencia a los Creadores Supremos y sus asociados, que llevan por siempre la luz de la vida cada vez más lejos de su fuente paradisiaca hasta que encuentra su expresión más lejana y más hermosa en las vidas terrenales de los Hijos de otorgamiento de los mundos evolutivos.
116:2.4 (1270.1) Este es el origen de Dios Séptuplo y sus siete niveles sucesivos, con los que el hombre mortal se encuentra en el siguiente orden:
116:2.5 (1270.2) 1. Los Hijos Creadores (y los Espíritus Creativos).
116:2.6 (1270.3) 2. Los Ancianos de los Días.
116:2.7 (1270.4) 3. Los siete Espíritus Maestros.
116:2.8 (1270.5) 4. El Ser Supremo.
116:2.9 (1270.6) 5. El Actor Conjunto.
116:2.10 (1270.7) 6. El Hijo Eterno.
116:2.11 (1270.8) 7. El Padre Universal.
116:2.12 (1270.9) Los tres primeros niveles son los Creadores Supremos, los tres últimos son las Deidades del Paraíso. El Supremo se interpone siempre como personalización experiencial de espíritu de la Trinidad del Paraíso y como foco experiencial del poder evolutivo todopoderoso de los hijos creadores de las Deidades del Paraíso. El Ser Supremo es la máxima revelación de la Deidad a los siete superuniversos para la presente edad del universo.
116:2.13 (1270.10) La lógica de los mortales podría llevar a inferir que la reunificación experiencial de los actos colectivos de los tres primeros niveles de Dios Séptuplo equivale al nivel de la Deidad del Paraíso, pero no es así. La Deidad del Paraíso es una Deidad existencial. Los Creadores Supremos, en su unidad divina de poder y de personalidad, constituyen y expresan un nuevo potencial de poder de la Deidad experiencial. Y este potencial de poder de origen experiencial se encuentra unido de forma inevitable e ineludible a la Deidad experiencial originada en la Trinidad: el Ser Supremo.
116:2.14 (1270.11) Dios Supremo no es la Trinidad del Paraíso. Tampoco es ni uno ni el conjunto de los Creadores de los superuniversos cuyas actividades funcionales sintetizan efectivamente la evolución de su poder todopoderoso. Aunque Dios Supremo tiene su origen en la Trinidad, solo se manifiesta a las criaturas evolutivas como personalidad de poder a través de las funciones coordinadas de los tres primeros niveles de Dios Séptuplo. El Supremo Todopoderoso se está factualizando ahora en el tiempo y el espacio a través de las actividades de las Personalidades Creadoras Supremas, al igual que en la eternidad el Actor Conjunto llegó instantáneamente a la existencia por voluntad del Padre Universal y el Hijo Eterno. Estos seres de los tres primeros niveles de Dios Séptuplo son la propia naturaleza y fuente de poder del Supremo Todopoderoso, y por eso deben acompañar y sostener siempre sus actos administrativos.
116:3.1 (1270.12) Las Deidades del Paraíso no solo actúan directamente en sus circuitos de gravedad por todo el gran universo sino que actúan también mediante sus diversos agentes y otras manifestaciones como las siguientes:
116:3.2 (1270.13) 1. Las focalizaciones de mente de la Tercera Fuente y Centro. La unidad de los dominios finitos de la energía y del espíritu está literalmente garantizada por las presencias de mente del Actor Conjunto. Esto es así desde el Espíritu Creativo de un universo local hasta los Espíritus Maestros del gran universo, pasando por los Espíritus Reflectantes de un superuniverso. Los circuitos de mente que emanan de estos diversos focos de inteligencia representan el marco cósmico donde las criaturas ejercen su capacidad de elección. La mente es una realidad flexible sobre la que pueden actuar fácilmente tanto los Creadores como las criaturas, es el eslabón vital que conecta la materia con el espíritu. El otorgamiento de mente de la Tercera Fuente y Centro unifica la persona de espíritu de Dios Supremo con el poder experiencial del Todopoderoso evolutivo.
116:3.3 (1271.1) 2. Las revelaciones de personalidad de la Segunda Fuente y Centro. Las presencias de mente del Actor Conjunto unifican el espíritu de la divinidad con el patrón de la energía. Las encarnaciones de otorgamiento del Hijo Eterno y de sus Hijos del Paraíso unifican, fusionan de hecho, la naturaleza divina de un Creador con la naturaleza en evolución de una criatura. El Supremo es a la vez criatura y creador, y esta doble cualidad se revela en las acciones de otorgamiento del Hijo Eterno y de sus Hijos de igual y menor rango. Los órdenes de filiación que se otorgan, los Migueles y los Avonales, amplían realmente sus naturalezas divinas con las naturalezas auténticas de criatura que han hecho suyas al vivir la vida real de las criaturas en los mundos evolutivos. Cuando la divinidad se hace como la humanidad esta relación conlleva de forma inherente la posibilidad de que la humanidad se pueda hacer divina.
116:3.4 (1271.2) 3. Las presencias moradoras de la Primera Fuente y Centro. La mente unifica las causalidades del espíritu con las reacciones de la energía; el ministerio de otorgamiento unifica los descensos de la divinidad con los ascensos de las criaturas; y los fragmentos moradores del Padre Universal unifican efectivamente a las criaturas que evolucionan con Dios que está en el Paraíso. Hay muchos órdenes de personalidades que están habitados por presencias del Padre, y en el caso del hombre mortal estos fragmentos divinos de Dios son los Ajustadores del Pensamiento. Los Monitores de Misterio son para los seres humanos lo que la Trinidad del Paraíso para el Ser Supremo. Los Ajustadores son fundamentos absolutos, y sobre fundamentos absolutos la elección de libre albedrío puede hacer evolucionar la realidad divina de una naturaleza para la eternidad, la naturaleza finalitaria en el caso de los hombres, la naturaleza de Deidad en Dios Supremo.
116:3.5 (1271.3) Gracias al otorgamiento como criaturas de los órdenes paradisiacos de filiación, estos Hijos divinos pueden enriquecer su personalidad con la auténtica naturaleza de las criaturas del universo, al tiempo que estos otorgamientos revelan infaliblemente a las propias criaturas la senda paradisiaca que conduce al logro de la divinidad. Los otorgamientos de Ajustadores del Padre Universal le permiten atraer hacia sí a las personalidades de las criaturas con voluntad. Y en todas estas relaciones que acontecen en los universos finitos, el Actor Conjunto es la fuente constante del ministerio de mente en virtud del cual se producen estas actividades.
116:3.6 (1271.4) De esta y de otras muchas maneras participan las Deidades del Paraíso en las evoluciones del tiempo a medida que se despliegan en los planetas que giran en el espacio y a medida que culminan en la emergencia de la personalidad del Supremo, consecuencia de toda evolución.
116:4.1 (1271.5) La unidad del Todo Supremo depende de la unificación progresiva de las partes finitas. La actualización del Supremo es el resultado y la causa de estas mismas unificaciones de los factores de la supremacía: los creadores, las criaturas, las inteligencias y las energías de los universos.
116:4.2 (1272.1) Durante las edades en las que la soberanía de la Supremacía se desarrolla en el tiempo, el poder todopoderoso del Supremo depende de los actos divinos de Dios Séptuplo, y también parece que existe una relación particularmente estrecha entre el Ser Supremo y el Actor Conjunto con sus personalidades primarias, los siete Espíritus Maestros. El Espíritu Infinito actúa como Actor Conjunto de muchas maneras que compensan la incompleción de la Deidad evolutiva y mantiene relaciones muy cercanas con el Supremo. Todos los Espíritus Maestros comparten esta cercanía en mayor o menor medida, en especial el Espíritu Maestro número siete, que habla en nombre del Supremo. Este Espíritu Maestro conoce al Supremo y está en contacto personal con él.
116:4.3 (1272.2) Cuando empezó a concebirse el proyecto de creación de los superuniversos, los Espíritus Maestros se unieron con la Trinidad ancestral para cocrear a los cuarenta y nueve Espíritus Reflectantes. De forma simultánea, el Ser Supremo ejerció su función creativa para culminar los actos conjuntos de la Trinidad del Paraíso y los hijos creativos de la Deidad del Paraíso. Apareció Majeston, que ha focalizado desde entonces la presencia cósmica de la Mente Suprema, mientras que los Espíritus Maestros siguen siendo los centros fuente del extenso ministerio de la mente cósmica.
116:4.4 (1272.3) Por otra parte los Espíritus Maestros siguen supervisando a los Espíritus Reflectantes. El séptimo Espíritu Maestro (en su supervisión general de Orvonton desde el universo central) está en contacto personal con los siete Espíritus Reflectantes ubicados en Uversa y ejerce su sobrecontrol sobre ellos. Para gestionar el control interno y la administración de su superuniverso así como las relaciones entre superuniversos, está en contacto reflectante con los Espíritus Reflectantes de su propio tipo ubicados en la capital de cada superuniverso.
116:4.5 (1272.4) Estos Espíritus Maestros no solo apoyan y aumentan la soberanía de la Supremacía sino que se ven afectados a su vez por los propósitos creativos del Supremo. Por regla general las creaciones colectivas de los Espíritus Maestros son de orden cuasimaterial (directores del poder, etc.) mientras que sus creaciones individuales son de orden espiritual (supernafines, etc.). Y sin embargo cabe señalar que cuando los Espíritus Maestros generaron colectivamente a los siete Espíritus de Circuito en respuesta a la voluntad y el propósito del Ser Supremo, los frutos de este acto creativo fueron espirituales, no materiales ni cuasimateriales.
116:4.6 (1272.5) Y lo mismo que ocurre con los Espíritus Maestros de los superuniversos ocurre con los regidores trinos de estas supercreaciones: los Ancianos de los Días. Estas personificaciones del juicio y la justicia de la Trinidad en el tiempo y el espacio son los fulcros situados sobre el terreno para movilizar el poder todopoderoso del Supremo, y sirven de puntos focales séptuplos para la evolución de la soberanía trinitaria en los dominios del tiempo y el espacio. Desde su posición ventajosa a medio camino entre el Paraíso y los mundos en evolución, estos soberanos nacidos de la Trinidad ven, conocen y coordinan ambos caminos.
116:4.7 (1272.6) Pero los universos locales son los laboratorios reales donde se realizan los experimentos de la mente, las aventuras galácticas, los despliegues de la divinidad y los progresos de la personalidad que, cuando se les suma dentro del marco cósmico, constituyen los cimientos sobre los cuales, en y por la experiencia, el Supremo consuma su evolución de deidad.
116:4.8 (1272.7) En los universos locales incluso los Creadores evolucionan. La presencia del Actor Conjunto evoluciona desde ser un foco vivo de poder hasta alcanzar el estatus de la personalidad divina de un Espíritu Madre del Universo. El Hijo Creador evoluciona desde la naturaleza de divinidad paradisiaca existencial hasta la naturaleza experiencial de soberanía suprema. Los universos locales son los puntos de partida de la evolución verdadera, los semilleros de personalidades imperfectas de buena fe dotadas de libre albedrío para elegir convertirse en cocreadoras de sí mismas tal como serán en el futuro.
116:4.9 (1273.1) En sus otorgamientos a los mundos evolutivos los Hijos Magistrados acaban adquiriendo naturalezas que representan la divinidad paradisiaca unificada experiencialmente con los valores espirituales más altos de la naturaleza material humana. A través de estos y otros otorgamientos, los Creadores Migueles adquieren también la naturaleza y el punto de vista cósmico de sus propios hijos del universo local. Estos Hijos Creadores Maestros están cerca de consumar la experiencia subsuprema, y cuando su soberanía sobre el universo local se amplía hasta abarcar a los Espíritus Creativos asociados, se puede afirmar que se acercan al límite máximo de supremacía dentro de los potenciales presentes del gran universo evolutivo.
116:4.10 (1273.2) Cuando los Hijos de otorgamiento revelan a los hombres nuevos caminos para encontrar a Dios, ellos no crean estos senderos hacia el logro de la divinidad sino que iluminan las autopistas eternas de la progresión que conduce hasta la persona del Padre del Paraíso a través de la presencia del Supremo.
116:4.11 (1273.3) El universo local es el punto de partida para las personalidades que están más alejadas de Dios y que pueden experimentar por lo tanto el mayor grado de ascenso espiritual en el universo y conseguir la máxima participación experiencial en la cocreación de sí mismas. Estos mismos universos locales proporcionan también el mayor grado de penetración experiencial posible a las personalidades descendentes, que consiguen así algo que para ellas es tan importante como el ascenso al Paraíso para una criatura en vías de evolución.
116:4.12 (1273.4) El hombre mortal parece ser necesario para la función plena de Dios Séptuplo en la medida en que esta agrupación de divinidad culmina en el Supremo que se actualiza. Hay muchos otros órdenes de personalidades del universo igualmente necesarias para la evolución del poder todopoderoso del Supremo, pero nuestra descripción está dirigida a la edificación de los seres humanos y centrada por lo tanto en los factores relacionados con el hombre mortal que intervienen en la evolución de Dios Séptuplo.
116:5.1 (1273.5) Ya habéis sido informados sobre las relaciones de Dios Séptuplo con el Ser Supremo, y ahora debéis saber que el Séptuplo abarca tanto a los controladores como a los creadores del gran universo. Los controladores séptuplos del gran universo son los siguientes:
116:5.2 (1273.6) 1. Los Controladores Físicos Maestros.
116:5.3 (1273.7) 2. Los Centros Supremos del Poder.
116:5.4 (1273.8) 3. Los Directores Supremos del Poder.
116:5.5 (1273.9) 4. El Supremo Todopoderoso.
116:5.6 (1273.10) 5. El Dios de Acción, el Espíritu Infinito.
116:5.7 (1273.11) 6. La Isla del Paraíso.
116:5.8 (1273.12) 7. La fuente del Paraíso, el Padre Universal.
116:5.9 (1273.13) Estos siete grupos son inseparables funcionalmente de Dios Séptuplo y constituyen el nivel del control físico de esta asociación de Deidad.
116:5.10 (1273.14) La bifurcación de la energía y el espíritu (que provienen de la presencia conjunta del Hijo Eterno y la Isla del Paraíso) quedó simbolizada para los superuniversos cuando los siete Espíritus Maestros emprendieron juntos su primer acto de creación colectiva. Este episodio trajo consigo la aparición de los siete Directores Supremos del Poder. Al mismo tiempo los circuitos espirituales de los Espíritus Maestros se diferenciaron por contraste de las actividades físicas de supervisión de los directores del poder, y apareció en el acto la mente cósmica como nuevo factor coordinador de la materia y el espíritu.
116:5.11 (1274.1) El Supremo Todopoderoso está evolucionando como sobrecontrolador del poder físico del gran universo. En la presente edad del universo este potencial de poder físico parece estar centrado en los siete Directores Supremos del Poder que operan a través de los emplazamientos fijos de los centros del poder y mediante las presencias móviles de los controladores físicos.
116:5.12 (1274.2) Los universos del tiempo no son perfectos; ese es su destino. La lucha por la perfección no corresponde solo a los niveles intelectuales y espirituales sino también al nivel físico de la energía y de la masa. El asentamiento de los siete superuniversos en luz y vida presupone que habrán logrado la estabilidad física. Y se conjetura que cuando se logre finalmente el equilibrio material se habrá consumado la evolución del control físico del Todopoderoso.
116:5.13 (1274.3) En los primeros tiempos de la construcción de un universo incluso los Creadores del Paraíso se ocupan principalmente del equilibrio material. El patrón de un universo local no solo va tomando forma como resultado de las actividades de los centros del poder sino también gracias a la presencia del Espíritu Creativo en el espacio. Durante esas primeras épocas de la construcción de un universo local, el Hijo Creador exhibe un atributo de control material poco conocido y no abandona su planeta capital hasta no haber dejado establecido el equilibrio general del universo local.
116:5.14 (1274.4) En último término toda energía responde a la mente, y los controladores físicos son hijos del Dios de la mente que es el activador del patrón del Paraíso. Los directores del poder dedican su inteligencia a la tarea incansable de lograr el control material. Su lucha por dominar físicamente las relaciones de la energía y los movimientos de la masa no cesa hasta que consiguen la victoria finita sobre las energías y las masas que constituyen sus dominios perpetuos de actividad.
116:5.15 (1274.5) Las luchas en el espíritu que ocurren en el tiempo y el espacio están relacionadas con la evolución del dominio del espíritu sobre la materia por mediación de la mente (personal). La evolución física (no personal) de los universos busca armonizar la energía cósmica con los conceptos de equilibrio de la mente bajo el sobrecontrol del espíritu. La evolución total de todo el gran universo consiste en la unificación —en la personalidad— de la mente controladora de la energía con el intelecto coordinado con el espíritu, y se revelará en la aparición plena del poder todopoderoso del Supremo.
116:5.16 (1274.6) La dificultad para llegar a un estado de equilibrio dinámico es inherente al crecimiento del cosmos. Los circuitos establecidos de la creación física se ven continuamente amenazados por la aparición de nuevas masas y energías. Un universo que crece es un universo no asentado, por eso ninguna parte del todo cósmico podrá alcanzar una estabilidad real hasta que llegue el momento de la consumación material de los siete superuniversos.
116:5.17 (1274.7) En los universos asentados en luz y vida no se produce ningún acontecimiento físico importante de forma inesperada. Se ha conseguido un control relativamente completo sobre la creación material, pero los problemas de las relaciones entre los universos asentados y los universos en evolución siguen poniendo a prueba la capacidad de los Directores del Poder del Universo. Estos problemas irán desapareciendo gradualmente cuando disminuyan las actividades creativas nuevas a medida que el gran universo se vaya acercando a la culminación de su expresión evolutiva.
116:6.1 (1275.1) En los superuniversos evolutivos domina la materia-energía salvo en la personalidad, donde el espíritu lucha por imponerse a través de la mente. La meta de los universos evolutivos es someter la materia-energía a la mente, coordinar la mente con el espíritu, y todo ello en virtud de la presencia creativa y unificadora de la personalidad. Así pues, en relación con la personalidad, los sistemas físicos se subordinan, los sistemas de mente se coordinan y los sistemas de espíritu dirigen.
116:6.2 (1275.2) Esta unión de poder y personalidad se expresa en los niveles de deidad en y como el Supremo. Pero la evolución propiamente dicha de la dominación del espíritu es un crecimiento que está basado en los actos de libre albedrío de los Creadores y las criaturas del gran universo.
116:6.3 (1275.3) En los niveles absolutos la energía y el espíritu son uno, pero en cuanto nos apartamos de estos niveles absolutos aparecen las diferencias. A medida que la energía y el espíritu se desplazan desde el Paraíso hacia el espacio se va ensanchando el abismo que los separa hasta que llegan a ser totalmente divergentes en los universos locales. Ya no son idénticos, tampoco son parecidos, y la mente tiene que intermediar para relacionarlos entre sí.
116:6.4 (1275.4) Que la dirección de la energía pueda ser determinada por la acción de las personalidades controladoras demuestra la receptividad de la energía a la acción de la mente. Que la masa pueda ser estabilizada por la acción de estas mismas entidades controladoras indica la receptividad de la masa a la presencia ordenadora de la mente. Y que en una personalidad volitiva el espíritu mismo pueda esforzarse por dominar la materia-energía a través de la mente desvela la unidad potencial de toda la creación finita.
116:6.5 (1275.5) Existe una interdependencia de todas las fuerzas y todas las personalidades en todo el universo de universos. Los Hijos Creadores y los Espíritus Creativos dependen de la función cooperativa de los centros del poder y los controladores físicos para la organización de los universos. Los Directores Supremos del Poder están incompletos sin el sobrecontrol de los Espíritus Maestros. En un ser humano el mecanismo de la vida física responde en parte a los dictados de la mente (personal). Esta misma mente puede estar dominada a su vez por las directrices de un espíritu con propósito, y el resultado de este desarrollo evolutivo es la aparición de un nuevo hijo del Supremo, una nueva unificación personal de los distintos tipos de realidad cósmica.
116:6.6 (1275.6) Y lo mismo que se aplica a las partes se aplica al todo: la persona de espíritu de la Supremacía necesita el poder evolutivo del Todopoderoso para poder consumar su Deidad y lograr su destino de asociación con la Trinidad. El esfuerzo lo realizan las personalidades del tiempo y el espacio, pero es el Supremo Todopoderoso quien culmina y consuma este esfuerzo. Y así como el crecimiento del todo es la suma del crecimiento colectivo de las partes, se sigue igualmente que la evolución de las partes es un reflejo segmentado del crecimiento intencional del todo.
116:6.7 (1275.7) En el Paraíso la monota y el espíritu son como uno, son indistinguibles excepto por el nombre. En Havona la materia y el espíritu se distinguen claramente pero poseen al mismo tiempo una armonía innata. En cambio en los siete superuniversos hay una gran divergencia, un amplio abismo entre la energía cósmica y el espíritu divino y, por lo tanto, un mayor potencial experiencial para la acción de la mente dedicada a armonizar y unificar a la larga los patrones físicos con los propósitos espirituales. En los universos del espacio que evolucionan en el tiempo la divinidad está más atenuada, hay más problemas difíciles por resolver y más oportunidades de adquirir experiencia al solucionarlos. El conjunto de esta situación de los superuniversos crea un marco mayor de existencia evolutiva que ofrece posibilidades de experiencia cósmica tanto a la criatura como al Creador, e incluso a la Deidad Suprema.
116:6.8 (1276.1) La dominación del espíritu, que es existencial en los niveles absolutos, se convierte en una experiencia evolutiva en los niveles finitos y en los siete superuniversos. Y esta experiencia la comparten todos por igual, desde el hombre mortal hasta el Ser Supremo. Todos se esfuerzan, se esfuerzan personalmente por alcanzar el objetivo. Todos participan, participan personalmente en el destino.
116:7.1 (1276.2) El gran universo no es solo una creación material de grandiosidad física, sublimidad espiritual y envergadura intelectual, es también un organismo vivo magnífico y receptivo. Hay vida real que late en todo el mecanismo de la vasta creación del cosmos vibrante. La realidad física de los universos simboliza la realidad perceptible del Supremo Todopoderoso. Este organismo vivo y material está penetrado por circuitos de información igual que el cuerpo humano está atravesado por una red de caminos neuronales sensitivos. Este universo físico está permeado por senderos de energía que activan eficazmente la creación material igual que el cuerpo humano está nutrido y energizado por la distribución circulatoria de los productos energéticos asimilables de la nutrición. El vasto universo posee también centros coordinadores de sobrecontrol magnífico comparables al delicado sistema de control químico del mecanismo humano. Si tan solo supierais algo sobre la constitución física de un centro del poder, podríamos contaros por analogía muchas más cosas sobre el universo físico.
116:7.2 (1276.3) Igual que los mortales cuentan con la energía solar para mantener la vida, el gran universo depende de las energías inagotables que emanan del Paraíso bajo para sustentar las actividades materiales y los movimientos cósmicos del espacio.
116:7.3 (1276.4) Se ha dado a los mortales una mente con la que pueden hacerse conscientes de su identidad y de su personalidad. Se ha otorgado mente a la totalidad de lo finito, una Mente Suprema mediante la cual el espíritu de esta personalidad emergente del cosmos se esfuerza siempre por dominar la materia-energía.
116:7.4 (1276.5) El hombre mortal es receptivo a la guía del espíritu de la misma forma que el gran universo responde a la atracción de la extensa gravedad de espíritu del Hijo Eterno, la cohesión supramaterial universal de los valores espirituales eternos de todas las creaciones del cosmos finito del tiempo y el espacio.
116:7.5 (1276.6) Los seres humanos son capaces de identificarse para siempre con la realidad total e indestructible del universo, de fusionarse con el Ajustador del Pensamiento que mora en su interior. De la misma manera, el Supremo depende para siempre de la estabilidad absoluta de la Deidad Original, la Trinidad del Paraíso.
116:7.6 (1276.7) El vivo deseo del hombre de perfección paradisiaca, su lucha por alcanzar a Dios, crea una auténtica tensión divina en el cosmos vivo que solo se puede resolver haciendo evolucionar un alma inmortal. Esto es lo que sucede en la experiencia de una criatura mortal individual. Pero cuando todas las criaturas y todos los Creadores del gran universo luchan al unísono por alcanzar a Dios y por la perfección divina, se acumula una profunda tensión cósmica que solo se puede resolver en la síntesis sublime del poder todopoderoso con la persona de espíritu del Dios en vías de evolución de todas las criaturas, el Ser Supremo.
116:7.7 (1277.1) [Patrocinado por un Mensajero Poderoso que reside temporalmente en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 117
117:0.1 (1278.1) EN LA medida en que hacemos la voluntad de Dios en cualquier posición del universo donde tengamos nuestra existencia, el potencial todopoderoso del Supremo se hace más actual. La voluntad de Dios es el propósito de la Primera Fuente y Centro tal como se ha potencializado en los tres Absolutos, personalizado en el Hijo Eterno, conjuntado en el Espíritu Infinito para la acción en el universo y eternizado en los patrones sempiternos del Paraíso. Y Dios Supremo se está convirtiendo en la más alta manifestación finita de la voluntad total de Dios.
117:0.2 (1278.2) Si, en la medida de lo posible, todos los habitantes del gran universo lograran alguna vez vivir plenamente la voluntad de Dios, las creaciones del espacio-tiempo se asentarían en luz y vida, y el Todopoderoso, el potencial de deidad de la Supremacía, se haría factual en la emergencia de la personalidad divina de Dios Supremo.
117:0.3 (1278.3) Cuando una mente en evolución se pone en sintonía con los circuitos de la mente cósmica, cuando un universo en evolución se estabiliza según el patrón del universo central, cuando un espíritu que progresa entra en contacto con el ministerio unido de los Espíritus Maestros, cuando la personalidad de un mortal ascendente sintoniza por fin con las directrices divinas del Ajustador que mora en su interior, la actualidad del Supremo se hace un grado más real en los universos; la divinidad de la Supremacía ha avanzado un paso más hacia la realización cósmica.
117:0.4 (1278.4) Las partes y los individuos del gran universo evolucionan como un reflejo de la evolución total del Supremo, mientras que a su vez el Supremo es el total acumulativo sintético de toda la evolución del gran universo. Desde el punto de vista mortal ambos son recíprocos evolutivos y experienciales.
117:1.1 (1278.5) El Supremo es la belleza de la armonía física, la verdad de los significados intelectuales y la bondad de los valores espirituales. Es la dulzura del éxito verdadero y la alegría del logro sempiterno. Es la sobrealma del gran universo, la consciencia del cosmos finito, la compleción de la realidad finita y la personificación de la experiencia Creador-criatura. Durante toda la eternidad futura Dios Supremo dará voz a la realidad de la experiencia volitiva en las relaciones trinitarias de la Deidad.
117:1.2 (1278.6) En las personas de los Creadores Supremos, los Dioses han descendido del Paraíso a los dominios del tiempo y el espacio para crear y hacer evolucionar a criaturas con capacidad de alcanzar el Paraíso que puedan ascender hasta él en busca del Padre. Esta procesión en el universo de Creadores descendentes que revelan a Dios y criaturas ascendentes que buscan a Dios es reveladora de la evolución en Deidad del Supremo, en quien tanto los descendentes como los ascendentes llegan al entendimiento mutuo, al descubrimiento de la hermandad eterna y universal. El Ser Supremo se convierte así en la síntesis finita de la experiencia de la causa del Creador perfecto y la respuesta de la criatura en vías de perfeccionamiento.
117:1.3 (1279.1) El gran universo contiene en sí la posibilidad de una unificación completa y la busca siempre. Esto viene dado por el hecho de que esta existencia cósmica proviene de los actos creativos y los mandatos de poder de la Trinidad del Paraíso, que es unidad no cualificada. Esta misma unidad trinitaria se expresa en el cosmos finito en el Supremo, cuya realidad se hace cada vez más patente a medida que los universos alcanzan el máximo nivel de identificación con la Trinidad.
117:1.4 (1279.2) La voluntad del Creador y la voluntad de la criatura son cualitativamente distintas, pero tienen una afinidad experiencial, ya que criatura y Creador pueden colaborar en el logro de la perfección del universo. El hombre puede trabajar en enlace con Dios para cocrear un finalitario eterno. Dios puede incluso obrar humanamente mediante las encarnaciones de sus Hijos, que alcanzan así la supremacía de la experiencia de las criaturas.
117:1.5 (1279.3) En el Ser Supremo, Creador y criatura están unidos en una sola Deidad cuya voluntad es la expresión de una sola personalidad divina. Y esta voluntad del Supremo es algo más que la voluntad de la criatura o del Creador, igual que la voluntad soberana del Hijo Maestro de Nebadon es ahora algo más que una combinación de la voluntad de la divinidad y la voluntad de la humanidad. La unión de la perfección paradisiaca con la experiencia en el espacio-tiempo produce un nuevo valor-significado en los niveles de deidad de la realidad.
117:1.6 (1279.4) La naturaleza divina en evolución del Supremo se está convirtiendo en un retrato fiel de la experiencia incomparable de todas las criaturas y todos los Creadores del gran universo. En el Supremo, las condiciones de creador y criatura están en armonía; están unidas para siempre por la experiencia de las vicisitudes asociadas a la solución de los múltiples problemas que aquejan a toda creación finita a su paso por el sendero eterno buscando perfeccionarse y liberarse de las cadenas de la incompleción.
117:1.7 (1279.5) La verdad, la belleza y la bondad están correlacionadas en el ministerio del Espíritu, la grandiosidad del Paraíso, la misericordia del Hijo y la experiencia del Supremo. Dios Supremo es verdad, belleza y bondad, pues estos conceptos de la divinidad representan los máximos finitos de la experiencia ideacional. Las fuentes eternas de estas cualidades trinas de la divinidad están en niveles suprafinitos, pero una criatura solo podría concebir dichas fuentes como superverdad, superbelleza y superbondad.
117:1.8 (1279.6) Miguel, un creador, reveló el amor divino del Padre Creador por sus hijos terrestres. Y habiendo descubierto y recibido este afecto divino, los hombres pueden aspirar a revelar este amor a sus hermanos en la carne. Este afecto de las criaturas es un reflejo auténtico del amor del Supremo.
117:1.9 (1279.7) El Supremo es simétricamente inclusivo. La Primera Fuente y Centro es potencial en los tres grandes Absolutos y es actual en el Paraíso, en el Hijo y en el Espíritu. En cambio en el Supremo es actual y potencial a la vez, es un ser de supremacía personal y de poder todopoderoso que responde por igual al esfuerzo de las criaturas y al propósito del Creador. Actúa por sí mismo sobre el universo y reacciona en sí mismo a la suma total del universo, y es al mismo tiempo, creador supremo y criatura suprema. La Deidad de la Supremacía expresa así la suma total de todo lo finito.
117:2.1 (1280.1) El Supremo es Dios en el tiempo; él es el secreto del crecimiento de la criatura en el tiempo; suya es también la conquista del presente incompleto y la consumación del futuro en vías de perfeccionamiento. Y el fruto final de todo crecimiento finito es poder controlado por el espíritu a través de la mente en virtud de la presencia unificadora y creativa de la personalidad. La consecuencia culminante de todo este crecimiento es el Ser Supremo.
117:2.2 (1280.2) Para el hombre mortal existir equivale a crecer. Y esto parece ser así incluso en el sentido más amplio del universo, pues la existencia guiada por el espíritu parece realmente traducirse en crecimiento experiencial y un estatus más elevado. Sin embargo, hemos sostenido desde hace mucho que el crecimiento presente que caracteriza la existencia de las criaturas en la presente edad del universo es una función del Supremo. Sostenemos igualmente que este tipo de crecimiento es propio de la edad de crecimiento del Supremo y que terminará cuando se complete el crecimiento del Supremo.
117:2.3 (1280.3) Considerad el estatus de los hijos trinizados por criaturas. Han nacido y viven en la presente edad del universo. Tienen personalidad así como dotaciones de mente y de espíritu. Tienen experiencias y las recuerdan, pero no crecen como los ascendentes. Creemos y entendemos que estos hijos trinizados por criaturas, aunque están en la presente edad del universo, en realidad pertenecen a la próxima edad del universo, la edad que empezará cuando se complete el crecimiento del Supremo. De ahí que no estén en el Supremo, cuyo estatus presente es de incompleción y consiguiente crecimiento. Por lo tanto, no participan en el crecimiento experiencial de la presente edad del universo sino que se mantienen en reserva para la próxima edad del universo.
117:2.4 (1280.4) Los miembros de mi propio orden, los Mensajeros Poderosos, al estar abrazados por la Trinidad, no participamos en el crecimiento de la presente edad del universo. En cierto sentido nuestro estatus es de la edad anterior, igual que el de los Hijos Estacionarios de la Trinidad. Una cosa es segura: nuestro estatus está fijado por el abrazo de la Trinidad y nuestra experiencia ya no se traduce en crecimiento.
117:2.5 (1280.5) Esto no ocurre con los finalitarios ni con ninguno de los otros órdenes evolutivos y experienciales que participan en el proceso de crecimiento del Supremo. Vosotros, los mortales que vivís hoy en Urantia y podéis aspirar a alcanzar el Paraíso y el estatus finalitario, deberíais entender que ese destino solo es realizable porque estáis en el Supremo, sois del Supremo y por eso participáis en el ciclo de crecimiento del Supremo.
117:2.6 (1280.6) Algún día llegará el final del crecimiento del Supremo cuando su estatus haya terminado de completarse (en el sentido de espíritu-energía). Este final de la evolución del Supremo marcará también el final de la evolución de las criaturas como parte de la Supremacía. No sabemos qué tipo de crecimiento caracterizará a los universos del espacio exterior. Pero estamos convencidos de que será muy distinto de nada que se haya visto en la presente edad de evolución de los siete superuniversos. Será sin duda función de los ciudadanos evolutivos del gran universo compensar a los habitantes del espacio exterior por esta privación del crecimiento de la Supremacía.
117:2.7 (1280.7) El Ser Supremo, tal como exista cuando quede consumada la presente edad del universo, ejercerá su actividad como soberano experiencial en el gran universo. Los habitantes del espacio exterior —los ciudadanos de la próxima edad del universo— tendrán un potencial de crecimiento propio de la etapa posterior a los superuniversos, una capacidad de logro evolutivo que presupondrá la soberanía del Supremo Todopoderoso, de ahí que se excluya la participación de esas criaturas en la síntesis de poder-personalidad de la presente edad del universo.
117:2.8 (1281.1) La incompleción del Supremo puede, por lo tanto, considerarse como una virtud, puesto que hace posible el crecimiento evolutivo de la creación de criaturas de los universos presentes. El vacío tiene su virtud, pues se puede llenar experiencialmente.
117:2.9 (1281.2) Una de las preguntas más fascinantes de la filosofía finita es la siguiente: ¿se actualiza el Ser Supremo en respuesta a la evolución del gran universo, o evoluciona progresivamente este cosmos finito en respuesta a la actualización gradual del Supremo? O bien, ¿es posible que sean mutuamente interdependientes en su desarrollo, que sean evolutivos recíprocos e inicie cada uno el crecimiento del otro? De lo que estamos seguros es de que las criaturas y los universos, altos y bajos, están evolucionando dentro del Supremo, y a medida que evolucionan está apareciendo la suma unificada de toda la actividad finita de esta edad del universo. Y esta es la aparición del Ser Supremo, la evolución del poder todopoderoso de Dios Supremo para todas las personalidades.
117:3.1 (1281.3) La realidad cósmica que designamos de forma diversa como Ser Supremo, Dios Supremo y Supremo Todopoderoso es la síntesis compleja y universal de los aspectos emergentes de todas las realidades finitas. La extensa diversificación de la energía eterna, el espíritu divino y la mente universal alcanza su culminación finita en la evolución del Supremo, que es la suma total de todo crecimiento finito autorrealizado en los niveles de deidad de máxima compleción finita.
117:3.2 (1281.4) El Supremo es el canal divino por el que fluye la infinitud creativa de las triodidades que se cristaliza en el panorama galáctico del espacio, donde tiene lugar el drama magnífico de la personalidad en el tiempo: la conquista en el espíritu de la materia-energía por mediación de la mente.
117:3.3 (1281.5) Jesús dijo: «Yo soy el camino vivo», y es en verdad el camino vivo que va desde el nivel material de la consciencia de uno mismo al nivel espiritual de la consciencia de Dios. Al igual que él es ese camino vivo de ascensión desde el yo hasta Dios, el Supremo es el camino vivo que va de la consciencia finita a la trascendencia de la consciencia, incluso a la visión interior de la absonidad.
117:3.4 (1281.6) Vuestro Hijo Creador puede ser realmente ese canal vivo desde la humanidad hasta la divinidad puesto que ha experimentado personalmente la travesía plena de este sendero de progresión del universo, desde la verdadera humanidad de Josué ben José, el Hijo del Hombre, hasta la divinidad paradisiaca de Miguel de Nebadon, el Hijo del Dios infinito. De modo similar, el Ser Supremo puede actuar como vía en el universo para trascender las limitaciones finitas, pues es la encarnación efectiva y el epítome personal de toda evolución, toda progresión y toda espiritualización de las criaturas. Incluso las experiencias en el gran universo de las personalidades descendentes del Paraíso constituyen la parte de la experiencia del Supremo que complementa su suma de las experiencias ascendentes de los peregrinos del tiempo.
117:3.5 (1281.7) El hombre mortal está hecho a imagen de Dios de un modo más que figurado. Esta afirmación no se sostiene desde el punto de vista físico, pero es un hecho real en lo que se refiere a ciertas potencialidades del universo. En la raza humana se está desarrollando algo del mismo drama de logro evolutivo que está ocurriendo a una escala inmensamente mayor en el universo de universos. El hombre, una personalidad volitiva, se hace creativo en enlace con un Ajustador, una entidad impersonal, en presencia de las potencialidades finitas del Supremo, y el resultado es el florecimiento de un alma inmortal. En los universos, las personalidades Creadoras del tiempo y el espacio actúan en enlace con el espíritu impersonal de la Trinidad del Paraíso y se convierten de ese modo en creativas de un nuevo potencial de poder de la realidad de Deidad.
117:3.6 (1282.1) El hombre mortal, al ser una criatura, no es exactamente como el Ser Supremo, que es deidad, pero la evolución del hombre se parece de algún modo al crecimiento del Supremo. El hombre crece conscientemente desde lo material hacia lo espiritual mediante la fuerza, el poder y la perseverancia de sus propias decisiones; crece también a medida que su Ajustador del Pensamiento desarrolla nuevas técnicas para llegar desde los niveles espirituales hasta los niveles morontiales del alma; y una vez que el alma surge a la existencia, empieza a crecer en y por sí misma.
117:3.7 (1282.2) Esto se parece un poco a la forma en que se expande el Ser Supremo. Su soberanía crece en y a partir de los actos y consecuciones de las Personalidades Creadoras Supremas; esa es la evolución de la majestad de su poder como regidor del gran universo. Su naturaleza de deidad depende igualmente de la unidad preexistente de la Trinidad del Paraíso. Pero hay aún otro aspecto de la evolución de Dios Supremo: no solo evoluciona a partir de los Creadores y deriva de la Trinidad, sino que también evoluciona por sí mismo y deriva de sí mismo. Dios Supremo es en sí mismo participante volitivo y creativo de su propia actualización de deidad. Del mismo modo, el alma humana morontial es el socio volitivo y cocreativo de su propia inmortalización.
117:3.8 (1282.3) El Padre colabora con el Actor Conjunto en manipular las energías del Paraíso y hacer que respondan al Supremo. El Padre colabora con el Hijo Eterno para engendrar las personalidades Creadoras, cuyos actos culminarán en su día en la soberanía del Supremo. El Padre colabora tanto con el Hijo como con el Espíritu para crear personalidades de la Trinidad que actúen como regidores del gran universo hasta el momento en que el Supremo haya completado su evolución y quede así facultado para asumir esa soberanía. El Padre coopera de estas y otras muchas maneras con sus iguales en Deidad y en no Deidad para fomentar la evolución de la Supremacía, pero también actúa solo en estos asuntos. Y donde mejor se revela su función solitaria es probablemente en el ministerio de los Ajustadores del Pensamiento y sus entidades asociadas.
117:3.9 (1282.4) La Deidad es unidad, existencial en la Trinidad, experiencial en el Supremo y, en los mortales, realizada por la criatura en su fusión con el Ajustador. La presencia de los Ajustadores del Pensamiento en el hombre mortal revela la unidad esencial del universo, pues el hombre, el tipo más bajo posible de personalidad del universo, contiene dentro de sí un fragmento efectivo de la realidad más alta y eterna, el propio Padre original de todas las personalidades.
117:3.10 (1282.5) El Ser Supremo evoluciona en virtud de su vinculación con la Trinidad del Paraíso y como consecuencia de los éxitos divinos de los hijos creadores y administradores de esa Trinidad. El alma inmortal del hombre hace evolucionar su propio destino eterno por asociación con la presencia divina del Padre del Paraíso y conforme a las decisiones que toma la mente humana como personalidad. El Ajustador es para el hombre en evolución lo que la Trinidad para Dios Supremo.
117:3.11 (1282.6) Durante la presente edad del universo el Ser Supremo parece incapaz de actuar directamente como creador excepto cuando los agentes creativos del tiempo y el espacio han agotado las posibilidades finitas de acción. Hasta ahora esto ha ocurrido una sola vez en la historia del universo: cuando se agotaron las posibilidades de acción finita en materia de reflectividad del universo, el Supremo actuó como culminador creativo de todas las acciones creadoras precedentes. Y creemos que volverá a ejercer su función de culminador en edades futuras cada vez que el conjunto de los creadores anteriores cierre un ciclo apropiado de actividad creativa.
117:3.12 (1283.1) El Ser Supremo no creó al hombre, pero el hombre fue creado literalmente a partir de la potencialidad del Supremo, y su misma vida proviene de ella. Tampoco hace evolucionar al hombre, y sin embargo, el propio Supremo es la esencia misma de la evolución. Desde el punto de vista finito, realmente vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser dentro de la inmanencia del Supremo.
117:3.13 (1283.2) El Supremo no puede, aparentemente, iniciar una causalidad original, pero parece ser el catalizador de todo el crecimiento del universo y estar destinado a llevar el destino de todos los seres evolutivo-experienciales a su culminación total. El Padre origina el concepto de un cosmos finito; los Hijos Creadores factualizan esta idea en el tiempo y el espacio con el consentimiento y la cooperación de los Espíritus Creativos; el Supremo culmina el finito total y establece su relación con el destino de lo absonito.
117:4.1 (1283.3) Cuando vemos las luchas incesantes de las criaturas de la creación por alcanzar la perfección de su estatus y la divinidad de su ser, no podemos sino creer que esos esfuerzos sin fin denotan la lucha incesante del Supremo por su autorrealización divina. Dios Supremo es la Deidad finita y debe hacer frente a los problemas de lo finito en el sentido total de esta palabra. Nuestras luchas contra las vicisitudes del tiempo en las evoluciones del espacio son reflejo de sus esfuerzos por conseguir la realidad del yo y completar su soberanía dentro de la esfera de acción que su naturaleza en evolución está expandiendo hasta los límites extremos de lo posible.
117:4.2 (1283.4) El Supremo lucha por expresarse en todo el gran universo. Su evolución divina se basa en cierta medida en las acciones de sabiduría de todas las personalidades existentes. Cuando un ser humano elige la supervivencia eterna está cocreando el destino, y en la vida de ese mortal ascendente el Dios finito encuentra un aumento de autorrealización de su personalidad y una ampliación de su soberanía experiencial. Pero si una criatura rechaza la carrera eterna, la parte del Supremo que dependía de la elección de esa criatura experimenta un retraso ineludible, una privación que ha de ser compensada por una experiencia sustitutiva o colateral. En cuanto a la personalidad del no superviviente, es absorbida en la sobrealma de la creación y se convierte en parte de la Deidad del Supremo.
117:4.3 (1283.5) Dios es tan confiado, tan amoroso, que pone una porción de su naturaleza divina en manos de los propios seres humanos para que la salvaguarden y se autorrealicen. Sea cual fuere la elección del ser mortal, la naturaleza del Padre, la presencia del Ajustador, es indestructible. El hijo del Supremo, el yo en evolución, puede ser destruido, pero la personalidad potencialmente unificadora de ese yo errado persistirá como elemento de la Deidad de la Supremacía.
117:4.4 (1283.6) La personalidad humana puede destruir realmente la individualidad de su condición de criatura, y aunque persistirá todo lo que era valioso en la vida de ese suicida cósmico, esas cualidades no persistirán como criatura individual. El Supremo se expresará de nuevo en las criaturas de los universos, pero nunca más como esa persona concreta. La personalidad única de un no ascendente retorna al Supremo como una gota de agua vuelve al mar.
117:4.5 (1284.1) Cualquier acción aislada de las partes personales de lo finito es relativamente irrelevante en la futura aparición del Todo Supremo, y sin embargo el todo depende de los actos totales de sus múltiples partes. La personalidad de un mortal individual es insignificante frente al total de la Supremacía, pero la personalidad de cada ser humano posee un valor-significado insustituible en lo finito. Una vez que la personalidad se ha expresado, no encuentra nunca más una expresión idéntica, salvo en la existencia continuada de esa personalidad viva.
117:4.6 (1284.2) Y así, al igual que nosotros nos esforzamos por autoexpresarnos, el Supremo se esfuerza en nosotros y con nosotros por expresar deidad. Al tiempo que nosotros encontramos al Padre, el Supremo vuelve a encontrar al Creador paradisiaco de todas las cosas. Al tiempo que nosotros resolvemos los problemas de la autorrealización, el Dios de la experiencia está ganando supremacía todopoderosa en los universos del tiempo y el espacio.
117:4.7 (1284.3) La humanidad no asciende sin esfuerzo en el universo, y el Supremo tampoco evoluciona sin una acción resuelta e inteligente. Las criaturas no alcanzan la perfección por mera pasividad, ni tampoco puede el espíritu de la Supremacía factualizar el poder del Todopoderoso sin un incesante ministerio de servicio a la creación finita.
117:4.8 (1284.4) La relación temporal del hombre con el Supremo es el fundamento de la moralidad cósmica, la sensibilidad universal al deber y su aceptación. Es una moralidad que trasciende al sentido temporal del bien y el mal relativos; es una moralidad basada directamente en la apreciación por parte de la criatura autoconsciente de una obligación experiencial hacia la Deidad experiencial. El hombre mortal y todas las demás criaturas finitas son creados a partir del potencial vivo de energía, mente y espíritu que existe en el Supremo. Del Supremo extrae el ascendente mortal dotado de Ajustador lo que necesita para crear el carácter inmortal y divino de un finalitario. A partir de la realidad misma del Supremo, el Ajustador, con el consentimiento de la voluntad humana, teje los patrones de la naturaleza eterna de un hijo ascendente de Dios.
117:4.9 (1284.5) La evolución del progreso del Ajustador en espiritualizar y eternizar a una personalidad humana produce directamente un aumento de la soberanía del Supremo. Esos logros de la evolución humana son al mismo tiempo logros de la actualización evolutiva del Supremo. Es cierto que las criaturas no podrían evolucionar sin el Supremo, pero es probablemente igual de cierto que no se podrá lograr nunca la evolución plena del Supremo con independencia de la evolución completa de todas las criaturas. La gran responsabilidad cósmica de las personalidades autoconscientes reside en el hecho de que esa Deidad Suprema depende en cierto sentido de la elección de la voluntad del mortal. Y los mecanismos inescrutables de la reflectividad del universo indican fiel y plenamente a los Ancianos de los Días la progresión mutua de la evolución de las criaturas y la evolución del Supremo.
117:4.10 (1284.6) He aquí el gran desafío planteado al hombre mortal: ¿Decidiréis personalizar en vuestro propio yo en evolución los significados con valor experimentables del cosmos? O, al rechazar la supervivencia, ¿permitiréis que esos secretos de la Supremacía permanezcan dormidos esperando la acción de otra criatura que, en otro momento, intente contribuir a su manera como criatura a la evolución del Dios finito? Pero esa será su contribución al Supremo, no la vuestra.
117:4.11 (1284.7) La gran lucha de esta edad del universo es entre lo potencial y lo actual, la búsqueda de la actualización de todo lo que aún no se ha expresado. Si el hombre mortal avanza en la aventura del Paraíso, sigue los movimientos del tiempo que fluyen como corrientes en el río de la eternidad; si el hombre mortal rechaza la carrera eterna, se mueve a contracorriente de los acontecimientos de los universos finitos. La creación mecánica avanza inexorablemente según el despliegue del propósito del Padre del Paraíso, pero la creación volitiva puede elegir aceptar o rechazar el papel de su participación como personalidad en la aventura de la eternidad. El hombre mortal no puede destruir los valores supremos de la existencia humana, pero puede impedir decididamente la evolución de esos valores en su propia experiencia personal. En la medida en que el yo humano se niega así a tomar parte en el ascenso al Paraíso, en esa misma medida se retrasa el Supremo en lograr la expresión de la divinidad en el gran universo.
117:4.12 (1285.1) El hombre mortal no solo ha recibido la custodia de la presencia del Padre del Paraíso en el Ajustador, sino también el control sobre el destino de una fracción infinitesimal del futuro del Supremo. Pues a medida que el hombre alcanza su destino humano, el Supremo alcanza su destino en los niveles de deidad.
117:4.13 (1285.2) Y así, cada uno de vosotros tendrá que decidirse como lo hizo cada uno de nosotros en su día. ¿Defraudaréis al Dios del tiempo que tanto depende de las decisiones de la mente finita? ¿Defraudaréis a la personalidad Suprema de los universos por la holgazanería de una regresión animal? ¿Defraudaréis al gran hermano de todas las criaturas que tanto depende de cada criatura? ¿Os podéis permitir pasar al ámbito de lo irrealizado cuando se extiende ante vosotros el panorama encantador de la carrera universal: el descubrimiento divino del Padre del Paraíso y la participación divina en la búsqueda y la evolución del Dios de la Supremacía?
117:4.14 (1285.3) Los dones de Dios —su otorgamiento de realidad— no son actos de divorcio de sí mismo; él no se aliena de la creación, pero ha establecido tensiones en las creaciones que circundan el Paraíso. Dios ama primero al hombre y le confiere el potencial de la inmortalidad, la realidad eterna. Y en la medida que el hombre ama a Dios, se hace eterno en actualidad. Y aquí está el misterio: cuanto más se acerca el hombre a Dios a través del amor, mayor es la realidad —la actualidad— de ese hombre. Cuanto más se aparta el hombre de Dios, más se aproxima a la no realidad, al cese de la existencia. Cuando el hombre consagra su voluntad a hacer la voluntad del Padre, cuando el hombre da a Dios todo lo que tiene, Dios hace de ese hombre más de lo que es.
117:5.1 (1285.4) El gran Supremo es la sobrealma cósmica del gran universo. Las cualidades y cantidades del cosmos encuentran en él su reflejo de deidad. Su naturaleza de deidad es un mosaico compuesto por la inmensa totalidad de la naturaleza Creador-criatura de todos los universos en evolución. Y el Supremo es también una Deidad en vías de actualización, pues personifica una voluntad creativa cuyo objetivo está evolucionando en el universo.
117:5.2 (1285.5) Los yoes intelectuales, potencialmente personales, de lo finito emergen de la Tercera Fuente y Centro y logran la síntesis como Deidad finita del espacio-tiempo en el Supremo. Cuando la criatura se somete a la voluntad del Creador no sumerge ni rinde su personalidad; las personalidades individuales que participan en la actualización del Dios finito no pierden su yoidad volitiva al hacerlo. Por el contrario, dichas personalidades crecen progresivamente por participar en esta gran aventura de la Deidad. Al unirse así con la divinidad, el hombre exalta, enriquece, espiritualiza y unifica su yo en evolución hasta el umbral mismo de la supremacía.
117:5.3 (1286.1) El alma inmortal en evolución del hombre, la creación conjunta de la mente material y el Ajustador, asciende como tal hasta el Paraíso, y cuando es incorporada posteriormente al Cuerpo de la Finalización, queda aliada de una manera nueva al circuito de gravedad de espíritu del Hijo Eterno mediante una técnica de la experiencia conocida como trascendimiento finalitario. Esos finalitarios se convierten así en candidatos aptos para ser reconocidos experiencialmente como personalidades de Dios Supremo. Y cuando esos intelectos mortales logren la séptima etapa de la existencia como espíritus en futuras misiones no reveladas del Cuerpo de la Finalización, sus mentes duales se convertirán en trinas. Sus dos mentes sintonizadas, la humana y la divina, se glorificarán en unión con la mente experiencial del Ser Supremo, ya actualizado para entonces.
117:5.4 (1286.2) En el futuro eterno Dios Supremo estará actualizado —expresado creativamente y descrito espiritualmente— en la mente espiritualizada, el alma inmortal, del hombre ascendente de la misma manera que el Padre Universal quedó revelado en la vida de Jesús en la tierra.
117:5.5 (1286.3) El hombre no sumerge su identidad personal en su unión con el Supremo, pero las repercusiones en el universo de la experiencia de todos los hombres sí forman parte de la experimentación divina del Supremo. «El acto es nuestro, las consecuencias de Dios.»
117:5.6 (1286.4) La personalidad deja un rastro de realidad actualizada a medida que progresa por los niveles ascendentes de los universos. Las creaciones crecientes del tiempo y el espacio, ya sean de mente, de espíritu o de energía, resultan modificadas por la progresión de la personalidad a través de sus dominios. Cuando el hombre actúa el Supremo reacciona, y esta operación constituye el hecho de la progresión.
117:5.7 (1286.5) Los grandes circuitos de energía, mente y espíritu no son nunca posesiones permanentes de la personalidad ascendente; estos ministerios son parte de la Supremacía para siempre. En la experiencia del mortal, el intelecto humano reside en las pulsaciones rítmicas de los espíritus-mente adjutores y efectúa sus decisiones dentro del marco creado por su encircuitamiento con este ministerio. Con la muerte del mortal, el yo humano se separa para siempre del circuito adjutor. Aunque parece que estos adjutores no transmiten nunca experiencia de una personalidad a otra, pueden transmitir y transmiten a Dios Supremo a través de Dios Séptuplo las repercusiones impersonales de las acciones de sus decisiones. (Esto es cierto al menos en lo que respecta a los adjutores de adoración y de sabiduría.)
117:5.8 (1286.6) Lo mismo sucede con los circuitos espirituales: el hombre los utiliza durante su ascenso a través de los universos, pero no los posee nunca como parte de su personalidad eterna. Pero estos circuitos de ministerio espiritual, ya sean el Espíritu de la Verdad, el Espíritu Santo o las presencias de espíritu que hay en los superuniversos, son receptivos y reactivos a los valores emergentes de la personalidad ascendente, y estos valores son transmitidos al Supremo con toda fidelidad a través del Séptuplo.
117:5.9 (1286.7) Aunque ciertas influencias espirituales como el Espíritu Santo y el Espíritu de la Verdad son ministerios de los universos locales, su acción orientadora no está estrictamente confinada a los límites geográficos de una creación local dada. Cuando el mortal ascendente sale de las fronteras de su universo local de origen, no queda privado enteramente del ministerio del Espíritu de la Verdad que tan constantemente le ha enseñado y guiado a través de los laberintos filosóficos de los mundos materiales y morontiales, y que, en cada crisis de la ascensión, ha dirigido infaliblemente al peregrino hacia el Paraíso diciendo siempre: «Este es el camino». Cuando dejéis los dominios del universo local, el espíritu directivo confortador de los Hijos de Dios de otorgamiento del Paraíso, a través del ministerio del espíritu del Ser Supremo emergente y a través de las disposiciones de la reflectividad de los superuniversos, os seguirá guiando en vuestro ascenso al Paraíso.
117:5.10 (1287.1) Estos múltiples circuitos del ministerio cósmico, ¿cómo registran en el Supremo los significados, los valores y los hechos de la experiencia evolutiva? Sin estar del todo seguros, creemos que este registro se lleva a cabo a través de las personas de los Creadores Supremos de origen paradisiaco, que son los otorgadores directos de estos circuitos del tiempo y el espacio. La experiencia mental acumulada de los siete espíritus-mente adjutores durante su ministerio en el nivel físico del intelecto es parte de la experiencia de la Ministra Divina en el universo local, y a través de este Espíritu Creativo llega probablemente a registrarse en la mente de la Supremacía. Es probable que las experiencias de los mortales con el Espíritu de la Verdad y el Espíritu Santo se registen también mediante técnicas similares en la persona de la Supremacía.
117:5.11 (1287.2) Incluso la experiencia del hombre con su Ajustador debe encontrar eco en la divinidad de Dios Supremo, ya que los Ajustadores son como el Supremo en cuanto a adquisición de experiencia, y el alma en evolución del hombre mortal es creada a partir de la posibilidad preexistente de esa experiencia dentro del Supremo.
117:5.12 (1287.3) De este modo las múltiples experiencias de toda la creación se vuelven parte de la evolución de la Supremacía. Las criaturas se limitan a utilizar las cualidades y cantidades de lo finito a medida que ascienden hacia el Padre; las consecuencias impersonales de esta utilización permanecen por siempre como parte del cosmos vivo, de la persona Suprema.
117:5.13 (1287.4) Lo que el hombre se lleva consigo como posesión de su personalidad son las consecuencias que deja en su carácter la experiencia de haber usado los circuitos de mente y espíritu del gran universo durante su ascenso al Paraíso. Cuando el hombre decide y cuando consuma esta decisión en la acción, el hombre experimenta, y los significados y valores de esta experiencia forman parte para siempre de su carácter eterno en todos los niveles, desde el finito hasta el final. Un carácter cósmicamente moral y divinamente espiritual representa el capital acumulado de las decisiones personales de la criatura que han sido iluminadas por la adoración sincera, glorificadas por el amor inteligente y consumadas en el servicio fraternal.
117:5.14 (1287.5) El Supremo en evolución compensará en su día a las criaturas finitas por su incapacidad para conseguir algo más que un contacto experiencial limitado con el universo de universos. Las criaturas pueden alcanzar al Padre del Paraíso, pero sus mentes evolutivas, al ser finitas, son incapaces de entender realmente al Padre infinito y absoluto. Pero puesto que todo lo experimentado por las criaturas se registra en el Supremo y es parte de él, cuando todas las criaturas alcancen el nivel final de la existencia finita, y después de que el desarrollo total del universo haga posible que alcancen a Dios Supremo como presencia actual de la divinidad, entonces el hecho mismo de este contacto llevará implícito el contacto con la totalidad de la experiencia. Lo finito del tiempo contiene en sí las semillas de la eternidad. Y se nos ha enseñado que cuando en la plenitud de la evolución se produzca el agotamiento de la capacidad de crecimiento cósmico, lo finito total se embarcará en las fases absonitas de la carrera eterna en busca del Padre como Último.
117:6.1 (1287.6) Buscamos al Supremo en los universos, pero no lo encontramos. «Él es el interior y el exterior de todas las cosas y todos los seres, en movimiento y en reposo. Irreconocible en su misterio, está cercano aunque distante.» El Supremo Todopoderoso es «la forma de lo que aún no está formado, el patrón de lo que aún no está creado». El Supremo es vuestro hogar en el universo, y cuando lo encontréis será como volver a casa. Es vuestro progenitor experiencial, y en paralelo a la experiencia de los seres humanos, ha crecido en la experiencia de la paternidad divina. Os conoce porque se asemeja tanto a la criatura como al creador.
117:6.2 (1288.1) Si deseáis realmente encontrar a Dios, no podréis evitar que nazca en vuestra mente la consciencia del Supremo. Así como Dios es vuestro Padre divino, el Supremo es vuestra Madre divina, de quien os nutrís durante toda vuestra vida de criaturas del universo. «¡Cuán universal es el Supremo, está en todas partes! Las innumerables cosas de la creación dependen de su presencia para vivir y ninguna es rechazada.»
117:6.3 (1288.2) El Supremo es para el cosmos finito lo que Miguel para Nebadon. Su Deidad es la gran vía por la que el amor del Padre fluye hacia fuera, hacia toda la creación, y es la gran vía por la que las criaturas finitas pasan hacia dentro en su búsqueda del Padre, que es amor. Incluso los Ajustadores del Pensamiento están relacionados con él: son como el Padre en su naturaleza y divinidad originales, pero se hacen como el Supremo cuando experimentan las operaciones del tiempo en los universos del espacio.
117:6.4 (1288.3) El acto por el cual la criatura elige hacer la voluntad del Creador es un valor cósmico y tiene un significado en el universo que provoca la reacción inmediata de alguna fuerza de coordinación ubicua aunque no revelada, probablemente la acción cada vez más extensa del Ser Supremo.
117:6.5 (1288.4) El alma de morontia de un mortal en evolución es realmente hija de la acción del Ajustador del Padre Universal y nacida de la reacción cósmica del Ser Supremo, la Madre Universal. La influencia de la madre domina en la personalidad humana durante toda la infancia del alma que crece en el universo local. Tras la fusión con el Ajustador y durante la carrera en el superuniverso la influencia de ambas Deidades progenitoras se iguala, pero cuando las criaturas del tiempo empiezan la travesía del universo central de la eternidad, la naturaleza del Padre se va haciendo cada vez más manifiesta y alcanza la cima de su manifestación finita con el reconocimiento del Padre Universal y la admisión en el Cuerpo de la Finalización.
117:6.6 (1288.5) En y a través de la experiencia del logro finalitario, las cualidades experienciales maternas del yo en ascenso se ven enormemente afectadas por el contacto y la infusión de la presencia de espíritu del Hijo Eterno y la presencia de mente del Espíritu Infinito. Después, en todos los ámbitos de la actividad finalitaria del gran universo, aparece un nuevo despertar del potencial materno latente del Supremo, una nueva realización de los significados experienciales y una nueva síntesis de los valores experienciales de toda la carrera de ascensión. Parece ser que esta realización del yo continuará durante la carrera en el universo de los finalitarios de sexta etapa hasta que la herencia de carácter materno del Supremo logre la sincronía finita con la herencia del Padre en forma de Ajustador. Este periodo de actividad fascinante en el gran universo representa la continuación de la carrera adulta del mortal ascendente y perfeccionado.
117:6.7 (1288.6) Tras terminar la sexta etapa de existencia y entrar en la séptima y última etapa del estatus de espíritu, seguirán probablemente las edades progresivas de experiencia enriquecedora, maduración de la sabiduría y realización de la divinidad. En la naturaleza del finalitario esto equivaldrá probablemente al triunfo final en la lucha de la mente por autorrealizarse como espíritu, a la coordinación completa de la naturaleza de hombre ascendente con la naturaleza de Ajustador divino dentro de los límites de las posibilidades finitas. Este magnífico yo del universo se convertirá así en el hijo finalitario eterno del Padre del Paraíso y a la vez en el hijo eterno del Supremo Madre en el universo, un yo del universo facultado para representar tanto al Padre como a la Madre de los universos y de las personalidades en cualquier actividad o empresa relacionada con la administración finita de las cosas y de los seres creados, creadores o en evolución.
117:6.8 (1289.1) Todos los humanos con almas en evolución son literalmente hijos evolutivos de Dios Padre y Dios Madre, el Ser Supremo. Pero hasta el momento en que el alma del hombre mortal se vuelve consciente de su herencia divina, esta seguridad de su parentesco con la Deidad solo puede alcanzarla por la fe. La experiencia de la vida humana es el capullo cósmico donde las dotaciones del Ser Supremo en el universo y la presencia en el universo del Padre Universal (ninguna de las cuales es personalidad) hacen evolucionar el alma de morontia del tiempo y el carácter finalitario humano-divino con destino en el universo y servicio eterno.
117:6.9 (1289.2) Los hombres olvidan con demasiada frecuencia que Dios es la experiencia más grande de la existencia humana. Las demás experiencias son limitadas en naturaleza y contenido, pero la experiencia de Dios no tiene más límite que la capacidad de comprensión de la criatura, y esta misma experiencia amplía de por sí dicha capacidad. Cuando los hombres buscan a Dios, lo están buscando todo. Y cuando encuentran a Dios, lo han encontrado todo. La búsqueda de Dios es el otorgamiento ilimitado de amor acompañado del descubrimiento asombroso de un amor nuevo y más grande que otorgar.
117:6.10 (1289.3) Todo amor verdadero viene de Dios, y el hombre recibe el afecto divino tal como él mismo otorga este amor a sus semejantes. El amor es dinámico. No se puede capturar nunca; es vivo, libre, emocionante y está siempre en movimiento. El hombre no puede tomar nunca el amor del Padre y encarcelarlo en su corazón. El amor del Padre solo se convierte en real para el hombre mortal cuando pasa a través de la personalidad del hombre y este a su vez otorga este amor a sus semejantes. El gran circuito del amor viene del Padre, pasa de los hijos a los hermanos, y de ahí al Supremo. El amor del Padre aparece en la personalidad del mortal mediante el ministerio del Ajustador que mora en su interior. El hijo conocedor de Dios revela ese amor a sus hermanos del universo, y este afecto fraternal es la esencia del amor del Supremo.
117:6.11 (1289.4) No hay más acceso al Supremo que a través de la experiencia, y durante estas épocas de la creación solo hay tres vías de acceso de las criaturas a la Supremacía:
117:6.12 (1289.5) 1. Los Ciudadanos del Paraíso descienden de la Isla eterna a través de Havona, donde adquieren la capacidad de comprender la Supremacía a través de la observación de la realidad diferencial del Paraíso-Havona y mediante el descubrimiento exploratorio de las múltiples actividades de las Personalidades Creadoras Supremas, que van desde los Espíritus Maestros hasta los Hijos Creadores.
117:6.13 (1289.6) 2. Los ascendentes del espacio-tiempo que suben desde los universos evolutivos de los Creadores Supremos se acercan mucho al Supremo al atravesar Havona como preludio de una creciente apreciación de la unidad de la Trinidad del Paraíso.
117:6.14 (1289.7) 3. Los nativos de Havona adquieren una comprensión del Supremo a través de sus contactos con los peregrinos que descienden del Paraíso y con los que ascienden desde los siete superuniversos. Los nativos de Havona están en posición inherente de armonizar los puntos de vista esencialmente distintos de los ciudadanos de la Isla eterna y los ciudadanos de los universos evolutivos.
117:6.15 (1290.1) Para las criaturas evolutivas hay siete grandes formas de acceso al Padre Universal, y cada una de estas ascensiones al Paraíso pasa por la divinidad de uno de los siete Espíritus Maestros. Lo que hace posible cada uno de estos acercamientos es el hecho de que la criatura haya servido en el superuniverso que refleja la naturaleza de ese Espíritu Maestro y haya ampliado así su receptividad a la experiencia. La suma total de estas siete experiencias constituye los límites conocidos hasta ahora de la consciencia de una criatura sobre la realidad y la actualidad de Dios Supremo.
117:6.16 (1290.2) Lo que impide al hombre encontrar al Dios finito no son solo sus propias limitaciones sino también la incompleción del universo. Incluso la incompleción de todas las criaturas —pasadas, presentes y futuras— hace al Supremo inaccesible. Cualquier individuo que haya alcanzado el nivel divino de semejanza con Dios puede encontrar a Dios Padre, pero ninguna criatura individual podrá descubrir nunca personalmente a Dios Supremo hasta el lejano momento en que todas las criaturas lo encuentren simultáneamente por haberse logrado la perfección universal.
117:6.17 (1290.3) A pesar de que no podéis, en esta edad del universo, encontrarlo personalmente como podéis encontrar y encontraréis al Padre, al Hijo y al Espíritu, la ascensión al Paraíso y la subsiguiente carrera en el universo irán creando gradualmente en vuestra consciencia el reconocimiento de la presencia en el universo y la acción cósmica del Dios de toda la experiencia. Los frutos del espíritu son la sustancia del Supremo tal como este es comprensible en la experiencia humana.
117:6.18 (1290.4) El hecho de que el hombre logre algún día al Supremo es consecuencia de su fusión con el espíritu de la Deidad del Paraíso. Para los urantianos este espíritu es la presencia del Padre Universal en forma de Ajustador, y aunque el Monitor de Misterio viene del Padre y es como el Padre, dudamos de que incluso este don divino pueda conseguir la tarea imposible de revelar la naturaleza del Dios infinito a una criatura finita. Sospechamos que lo que los Ajustadores revelarán a los futuros finalitarios de séptima etapa será la divinidad y la naturaleza de Dios Supremo. Y esta revelación será para una criatura finita lo que la revelación del Infinito sería para un ser absoluto.
117:6.19 (1290.5) El Supremo no es infinito, pero abarca probablemente toda la infinitud que una criatura finita podrá nunca llegar a captar realmente. ¡Comprender más que lo Supremo es ser más que finito!
117:6.20 (1290.6) Todas las creaciones experienciales son interdependientes en su realización del destino. Solo la realidad existencial es autocontenida y autoexistente. Havona y los siete superuniversos se necesitan mutuamente para alcanzar el máximo logro finito y dependerán en su día igualmente de los universos futuros del espacio exterior para trascender lo finito.
117:6.21 (1290.7) Un ascendente humano puede encontrar al Padre; Dios es existencial y, por lo tanto, real con independencia del estatus de la experiencia en el universo total. Pero ningún ascendente individual encontrará al Supremo hasta que todos los ascendentes hayan alcanzado la madurez universal máxima que los facultará para participar simultáneamente en este descubrimiento.
117:6.22 (1290.8) El Padre no hace acepción de personas: trata a cada uno de sus hijos ascendentes como individuos cósmicos. El Supremo tampoco hace acepción de personas: trata a sus descendientes experienciales como un total cósmico único.
117:6.23 (1290.9) El hombre puede descubrir al Padre en su corazón, pero tendrá que buscar al Supremo en el corazón de todos los demás hombres; y cuando todas las criaturas revelen perfectamente el amor del Supremo, este se convertirá en una actualidad universal para todas las criaturas. Esto no es más que otra forma de decir que los universos se habrán asentado en luz y vida.
117:6.24 (1291.1) El logro de la autorrealización perfeccionada por parte de todas las personalidades más el logro del equilibrio perfeccionado en todos los universos equivale al logro del Supremo y atestigua que toda la realidad finita se ha liberado de las limitaciones de la existencia incompleta. Este agotamiento de todos los potenciales finitos produce el logro completado del Supremo y podría definirse además como la actualización evolutiva completada del propio Ser Supremo.
117:6.25 (1291.2) Los hombres no encuentran al Supremo de forma repentina y espectacular como el terremoto que abre abismos entre rocas, lo encuentran de forma lenta y paciente como el río que va desgastando calladamente su lecho.
117:6.26 (1291.3) Cuando encontréis al Padre, encontraréis la gran causa de vuestro ascenso espiritual en los universos. Cuando encontréis al Supremo, descubriréis el gran resultado de vuestra carrera de progresión hacia el Paraíso.
117:6.27 (1291.4) Pero ningún mortal conocedor de Dios puede nunca sentirse solo en su viaje a través del cosmos, porque sabe que el Padre camina a su lado a cada paso y que el propio camino que recorre es la presencia del Supremo.
117:7.1 (1291.5) La realización completa de todos los potenciales finitos equivale a completar la realización de toda la experiencia evolutiva. Esto sugiere la emergencia final del Supremo como presencia todopoderosa de la Deidad en los universos. Creemos que en esa etapa de desarrollo el Supremo estará personalizado de forma tan diferenciada como el Hijo Eterno, dotado de un poder tan concreto como la Isla del Paraíso y unificado tan completamente como el Actor Conjunto; todo ello dentro de las limitaciones de las posibilidades finitas de la Supremacía en la culminación de la presente edad del universo.
117:7.2 (1291.6) Aunque este concepto del futuro del Supremo es totalmente correcto, llamaremos la atención sobre ciertos problemas inherentes que conlleva:
117:7.3 (1291.7) 1. Es altamente improbable que los Supervisores No Cualificados del Supremo puedan en ningún momento ser deizados antes de que el Supremo haya completado su evolución, y sin embargo estos mismos supervisores están ahora ejerciendo de forma limitada la soberanía de la supremacía respecto a los universos asentados en luz y vida.
117:7.4 (1291.8) 2. El Supremo no podría ejercer sus funciones en la Trinidad Última hasta haber logrado la actualidad completa de su estatus en el universo, y sin embargo la Trinidad Última ya es una realidad cualificada en el presente, y se os ha informado de la existencia de los Representantes Cualificados del Último.
117:7.5 (1291.9) 3. El Supremo no es completamente real para las criaturas del universo, pero hay muchas razones para deducir que es totalmente real para la Deidad Séptupla, que va desde el Padre Universal que está en el Paraíso hasta los Hijos Creadores y los Espíritus Creativos de los universos locales.
117:7.6 (1291.10) Puede que en los límites superiores de lo finito, donde el tiempo se aúna con el tiempo trascendido, haya algún tipo de difuminación y mezcla de secuencias. Puede que el Supremo sea capaz de prever su presencia en el universo en esos niveles de supratiempo y, para anticiparse en grado limitado a su evolución futura, refleje hacia atrás sobre los niveles creados esta previsión futura bajo la forma de la Inmanencia del Incompleto Proyectado. Se pueden observar fenómenos de este tipo cada vez que lo finito entra en contacto con lo suprafinito, como sucede en las experiencias de los seres humanos habitados por Ajustadores del Pensamiento, que son verdaderas predicciones de los futuros logros del hombre en el universo durante toda la eternidad.
117:7.7 (1292.1) Cuando los ascendentes mortales son admitidos en el cuerpo finalitario del Paraíso prestan juramento a la Trinidad del Paraíso, y en este juramento de lealtad prometen fidelidad eterna a Dios Supremo, que es la Trinidad tal como la comprenden todas las personalidades de criatura finita. A partir de ahí, cuando las compañías de finalitarios ejercen su actividad por todos los universos en evolución, solo están sujetas a los mandatos que emanan del Paraíso hasta el momento memorable en que cada universo local se asienta en luz y vida. A medida que las nuevas organizaciones gubernamentales de estas creaciones perfeccionadas empiezan a reflejar la soberanía emergente del Supremo, observamos que las compañías de finalitarios que actúan en la periferia reconocen la autoridad jurisdiccional de los nuevos gobiernos. Parece ser que Dios Supremo está evolucionando como unificador del Cuerpo evolutivo de la Finalización, pero es muy probable que el destino eterno de estos siete cuerpos esté dirigido por el Supremo como miembro de la Trinidad Última.
117:7.8 (1292.2) El Ser Supremo contiene en sí tres posibilidades suprafinitas de manifestación en el universo:
117:7.9 (1292.3) 1. Colaboración absonita en la primera Trinidad experiencial.
117:7.10 (1292.4) 2. Relación coabsoluta en la segunda Trinidad experiencial.
117:7.11 (1292.5) 3. Participación coinfinita en la Trinidad de Trinidades, pero no tenemos un concepto satisfactorio sobre lo que esto significa realmente.
117:7.12 (1292.6) Esta es una de las hipótesis generalmente aceptadas sobre el futuro del Supremo, pero hay además muchas especulaciones sobre sus relaciones con el gran universo presente después de que este haya alcanzado el estatus de luz y vida.
117:7.13 (1292.7) La meta presente de los superuniversos es hacerse, tal como son y dentro de sus potenciales, perfectos como lo es Havona. Esta perfección concierne al logro físico y al espiritual, incluso al desarrollo administrativo, gubernamental y fraternal. Se cree que en las edades venideras las posibilidades de desarmonía, desajuste e inadaptación acabarán por agotarse en los superuniversos. Los circuitos de energía estarán en equilibrio perfecto y sometidos por completo a la mente, mientras que el espíritu, en presencia de la personalidad, habrá logrado dominar a la mente.
117:7.14 (1292.8) Se conjetura que en ese lejano momento la persona de espíritu del Supremo y el poder logrado por el Todopoderoso habrán alcanzado un desarrollo igualitario, y que ambos, unificados en y por la Mente Suprema, se factualizarán en forma de Ser Supremo, una actualidad completada en los universos. Será una actualidad observable por todas las inteligencias de criatura, a la que reaccionarán todas las energías creadas, que estará coordinada en todas las entidades espirituales y que será experimentada por todas las personalidades del universo.
117:7.15 (1292.9) Este concepto implica la soberanía efectiva del Supremo en el gran universo. Lo más probable será que los administradores presentes de la Trinidad continúen como lugartenientes del Supremo, pero creemos que las demarcaciones que hay ahora entre los siete superuniversos irán desapareciendo gradualmente y que la totalidad del gran universo funcionará como un todo perfeccionado.
117:7.16 (1292.10) Es posible que el Supremo resida entonces personalmente en Uversa, la sede de Orvonton, desde donde dirigirá la administración de las creaciones del tiempo, aunque esto no es más que una suposición. Lo cierto es que se podrá sin duda entrar en contacto con la personalidad del Ser Supremo en alguna localización específica, al tiempo que la ubicuidad de su presencia de Deidad seguirá probablemente permeando el universo de universos. No sabemos qué tipo de relación tendrán los ciudadanos de los superuniversos de esa edad con el Supremo, pero podría ser parecida a la que ahora existe entre los nativos de Havona y la Trinidad del Paraíso.
117:7.17 (1293.1) El gran universo perfeccionado de esos tiempos futuros será muy distinto al del presente. Se habrán terminado las aventuras apasionantes de organizar las galaxias del espacio, plantar la vida en los inseguros mundos del tiempo y hacer evolucionar armonía a partir del caos, belleza a partir de los potenciales, verdad a partir de los significados y bondad a partir de los valores. ¡Los universos del tiempo habrán cumplido por fin su destino finito! ¡Y durante un tiempo puede que haya un descanso, una relajación en la lucha multisecular por la perfección evolutiva, pero no durará mucho! Cierta, segura e inexorablemente, el enigma de la Deidad emergente de Dios Último desafiará a esos ciudadanos perfeccionados de los universos asentados del mismo modo que la búsqueda de Dios Supremo desafió en su día a los luchadores evolutivos que los precedieron. La cortina del destino cósmico se descorrerá para revelar la grandeza trascendental de la seductora búsqueda absonita del Padre Universal en los niveles nuevos y más altos que se revelan en la experiencia de carácter último de las criaturas.
117:7.18 (1293.2) [Patrocinado por un Mensajero Poderoso residente temporal en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 118
118:0.1 (1294.1) EN CUANTO a las diversas naturalezas de la Deidad, se puede decir que:
118:0.2 (1294.2) 1. El Padre es un yo que existe por sí mismo.
118:0.3 (1294.3) 2. El Hijo es un yo que coexiste.
118:0.4 (1294.4) 3. El Espíritu es un yo que existe conjuntamente.
118:0.5 (1294.5) 4. El Supremo es un yo evolutivo experiencial.
118:0.6 (1294.6) 5. El Séptuplo es divinidad autodistributiva.
118:0.7 (1294.7) 6. El Último es un yo trascendental experiencial.
118:0.8 (1294.8) 7. El Absoluto es un yo existencial experiencial.
118:0.9 (1294.9) Así como Dios Séptuplo es indispensable para el logro evolutivo del Supremo, el Supremo es también indispensable para que el Último termine emergiendo. La presencia dual del Supremo y el Último constituye la asociación básica de la Deidad subabsoluta y derivada, pues son interdependientes y complementarios en el logro del destino. Juntos constituyen el puente experiencial que enlaza los comienzos y las consumaciones de todo crecimiento creativo en el universo maestro.
118:0.10 (1294.10) El crecimiento creativo es interminable pero siempre satisfactorio. Su alcance no tiene límite, pero está salpicado de momentos de satisfacción de la personalidad en los que se logran metas transitorias que constituyen preludios eficaces para la movilización hacia nuevas aventuras de crecimiento cósmico, exploración del universo y logro de la Deidad.
118:0.11 (1294.11) El campo de las matemáticas, aunque plagado de limitaciones cualitativas, proporciona a la mente finita una base conceptual para contemplar la infinitud. No hay limitaciones cuantitativas para los números, ni siquiera en la comprensión de la mente finita. Por grande que sea el número concebido siempre se puede pensar en sumarle otro. Y podéis comprender también que así no se llega al infinito porque por muchas veces que se repita esta suma siempre se le puede añadir uno más.
118:0.12 (1294.12) Por otra parte, la serie infinita se puede totalizar en cualquier punto dado, y este total (más exactamente un subtotal) proporciona toda la dulzura del logro de la meta a una persona concreta con un estatus concreto en un momento concreto. Pero tarde o temprano esa misma persona empezará a sentir hambre y anhelo de metas nuevas y mayores, y a su debido tiempo podrá emprender por siempre nuevas aventuras de crecimiento en los ciclos de la eternidad.
118:0.13 (1294.13) Cada edad sucesiva del universo es la antecámara de la era siguiente de crecimiento cósmico, y cada época del universo proporciona un destino inmediato a todas las etapas precedentes. Havona es una creación perfecta en y por sí misma, pero está limitada por su perfección. La perfección de Havona, al expandirse hacia fuera a los superuniversos evolutivos, encuentra no solo su destino cósmico sino también su liberación de las limitaciones de la existencia preevolutiva.
118:1.1 (1295.1) Es útil para la orientación cósmica del hombre comprender lo mejor posible la relación de la Deidad con el cosmos. Aunque la Deidad absoluta es eterna por naturaleza, los Dioses están relacionados con el tiempo como una experiencia de la eternidad. En los universos evolutivos la eternidad es la condición imperecedera temporal, el ahora imperecedero.
118:1.2 (1295.2) La criatura mortal puede eternizar su personalidad al identificarse con el espíritu que mora en su interior por el procedimiento de elegir hacer la voluntad del Padre. Una consagración así de la voluntad equivale a llevar a cabo un propósito de realidad eterna. Esto significa que el propósito de la criatura se ha hecho fijo con respecto a la sucesión de momentos, es decir, que la sucesión de momentos no supondrá ningún cambio en el propósito de la criatura, ya se trate de un millón o de mil millones de momentos. El número ha dejado de tener significado para el propósito de la criatura. De este modo, la elección de la criatura más la elección de Dios dan lugar a las realidades eternas de la unión sin fin del espíritu de Dios con la naturaleza del hombre en el servicio perpetuo a los hijos de Dios y a su Padre del Paraíso.
118:1.3 (1295.3) En todo intelecto existe una relación directa entre madurez y consciencia de la unidad de tiempo. La unidad de tiempo puede ser un día, un año o un periodo más largo, pero es necesariamente el criterio por el cual el yo consciente evalúa las circunstancias de la vida y mediante el cual el intelecto que concibe mide y evalúa los hechos de la existencia temporal.
118:1.4 (1295.4) La experiencia, la sabiduría y el juicio son los elementos que acompañan a la prolongación de la unidad de tiempo en la experiencia de los mortales. Cuando la mente humana reconsidera el pasado, evalúa la experiencia pasada para valerse de ella en una situación presente. Cuando la mente se extiende hacia el futuro, intenta evaluar las repercusiones futuras de una posible acción. Asesorada tanto por la experiencia como por la sabiduría, la voluntad humana ejerce la decisión de su juicio en el presente, y nace así el plan de acción a partir del pasado y del futuro.
118:1.5 (1295.5) En la madurez del yo que se desarrolla, el pasado y el futuro se reúnen para iluminar el verdadero significado del presente. A medida que va madurando el yo, retrocede cada vez más en el pasado en busca de experiencia, mientras que sus sabias previsiones intentan penetrar cada vez más en el futuro desconocido. Y en la medida en que el yo que concibe extiende su alcance tanto hacia el pasado como hacia el futuro, su juicio va dependiendo cada vez menos del presente momentáneo. De este modo, las acciones de sus decisiones empiezan a liberarse de las cadenas del presente transitorio y a centrarse en aspectos relevantes del pasado y del futuro.
118:1.6 (1295.6) Los mortales cuyas unidades de tiempo son cortas practican la paciencia. La verdadera madurez muestra una tolerancia nacida de la verdadera comprensión que trasciende a la paciencia.
118:1.7 (1295.7) Madurar es vivir más intensamente en el presente y escapar al mismo tiempo de las limitaciones del presente. Los planes de la madurez, fundamentados en la experiencia pasada, nacen en el presente de tal modo que aumentan los valores del futuro.
118:1.8 (1295.8) La unidad de tiempo de la inmadurez concentra el valor-significado en el momento presente de forma que divorcia el presente de su relación verdadera con el no presente (el pasado y el futuro). La unidad de tiempo de la madurez está proporcionada para revelar la relación coordinada de pasado, presente y futuro de tal manera que el yo empieza a comprender mejor la totalidad de los acontecimientos, empieza a ver el paisaje del tiempo desde una perspectiva panorámica de horizontes ampliados, empieza tal vez a vislumbrar la existencia del continuo eterno sin comienzo ni fin cuyos fragmentos se llaman tiempo.
118:1.9 (1296.1) En los niveles de lo infinito y de lo absoluto, el momento presente contiene todo el pasado y todo el futuro. YO SOY significa también YO FUI y YO SERÉ, y esto representa nuestro mejor concepto de la eternidad y de lo eterno.
118:1.10 (1296.2) En el nivel absoluto y eterno, la realidad potencial es tan significativa como la realidad actual. Solo en el nivel finito y para las criaturas confinadas en el tiempo parece existir una diferencia tan inmensa. Para Dios como absoluto, un mortal ascendente que ha tomado la decisión eterna es ya un finalitario del Paraíso. Pero gracias al Ajustador interior del Pensamiento, el Padre Universal no está limitado así en su percepción sino que puede conocer y compartir además todos los problemas temporales del ascenso de la criatura desde el nivel de semejanza con los animales al de semejanza con Dios.
118:2.1 (1296.3) No se debe confundir la ubicuidad de la Deidad con la ultimidad de la omnipresencia divina. Es voluntad del Padre Universal que el Supremo, el Último y el Absoluto compensen, coordinen y unifiquen la ubicuidad del Padre en el espacio-tiempo y su omnipresencia en el espacio-tiempo trascendido con su presencia universal y absoluta fuera del tiempo y el espacio. Y no olvidéis que, aunque la ubicuidad de la Deidad puede estar asociada muchas veces al espacio, no está necesariamente condicionada por el tiempo.
118:2.2 (1296.4) Como ascendentes mortales y de la morontia vais percibiendo a Dios progresivamente por el ministerio de Dios Séptuplo. A través de Havona descubrís a Dios Supremo. En el Paraíso lo encontráis como persona, y ya como finalitarios intentaréis pronto conocerlo como Último. Para los finalitarios parece que solo hay un curso a seguir después de haber alcanzado al Último: empezar la búsqueda del Absoluto. A ningún finalitario le podrán inquietar las incertidumbres del logro del Absoluto de Deidad puesto que encontró a Dios Padre al final de sus ascensiones suprema y última. Si esos finalitarios logran encontrar a Dios Absoluto, solo creerán que están descubriendo al mismo Dios, al Padre del Paraíso que se manifiesta en niveles más próximos a lo infinito y lo universal. Es indudable que alcanzar a Dios en lo absoluto revelaría al Ancestro Primario de los universos así como al Padre Final de las personalidades.
118:2.3 (1296.5) Dios Supremo puede no ser una demostración de la omnipresencia de la Deidad en el espacio-tiempo, pero es literalmente una manifestación de la ubicuidad divina. Entre la presencia espiritual del Creador y las manifestaciones materiales de la creación está el vasto dominio de la aparición de lo ubicuo: la emergencia en el universo de la Deidad evolutiva.
118:2.4 (1296.6) Si alguna vez Dios Supremo asume el control directo de los universos del tiempo y el espacio, estamos convencidos de que esa administración de la Deidad funcionará bajo el sobrecontrol del Último. En ese caso Dios Último empezaría a manifestarse a los universos del tiempo como el Todopoderoso trascendental (el Omnipotente) que ejerce el sobrecontrol del supratiempo y del espacio trascendido en lo que respecta a las funciones administrativas del Supremo Todopoderoso.
118:2.5 (1297.1) La mente mortal puede hacerse esta misma pregunta que nos hacemos nosotros: si la evolución de Dios Supremo hacia la autoridad administrativa en el gran universo va acompañada de mayores manifestaciones de Dios Último, un emerger correspondiente de Dios Último en los universos presupuestos del espacio exterior ¿estará igualmente acompañado por revelaciones similares y aumentadas de Dios Absoluto? En realidad no lo sabemos.
118:3.1 (1297.2) Solo mediante su ubicuidad podría la Deidad unificar las manifestaciones del espacio-tiempo para la concepción finita, pues el tiempo es una sucesión de instantes mientras que el espacio es un sistema de puntos asociados. En realidad captáis el tiempo mediante análisis y el espacio mediante síntesis. Coordináis y asociáis estas dos concepciones distintas mediante la visión interior integradora de la personalidad. De todo el mundo animal, solo el hombre posee esta capacidad de percepción del espacio-tiempo. El movimiento tiene un significado para los animales pero representa un valor solo para la criatura con estatus de personalidad.
118:3.2 (1297.3) Las cosas están condicionadas por el tiempo, pero la verdad no tiene tiempo. Cuanta más verdad conocéis, más verdad sois, mejor podéis comprender el pasado y captar el futuro.
118:3.3 (1297.4) La verdad es inamovible —está exenta para siempre de todas las vicisitudes pasajeras—, aunque nunca está muerta ni es formal, sino siempre vibrante y adaptable, radiantemente viva. Pero cuando la verdad se enlaza con los hechos, tanto el tiempo como el espacio condicionan sus significados y correlacionan sus valores. Estas realidades de la verdad vinculada al hecho se convierten en conceptos y quedan relegadas en consecuencia al ámbito de las realidades cósmicas relativas.
118:3.4 (1297.5) El enlace de la verdad absoluta y eterna del Creador con la experiencia factual de la criatura temporal y finita produce un nuevo valor emergente del Supremo. El concepto del Supremo es esencial para coordinar el sobremundo divino e inalterable con el submundo finito en cambio permanente.
118:3.5 (1297.6) De todas las cosas no absolutas, el espacio es lo que más se acerca al absoluto. En apariencia el espacio es absolutamente último. Nuestra verdadera dificultad para comprender el espacio en el nivel material radica en el hecho de que, al tiempo que los cuerpos materiales existen en el espacio, el espacio existe también en esos mismos cuerpos materiales. Hay mucho que es absoluto en el espacio pero eso no significa que el espacio sea absoluto.
118:3.6 (1297.7) Para ayudaros a comprender las relaciones en el espacio podríais dar por supuesto que, en términos relativos, el espacio no deja de ser una propiedad de todos los cuerpos materiales. Por eso cuando un cuerpo se desplaza por el espacio lleva consigo todas sus propiedades, incluso el espacio que está dentro de ese cuerpo en movimiento y forma parte de él.
118:3.7 (1297.8) Todos los patrones de la realidad ocupan espacio en los niveles materiales, pero los patrones de espíritu solo existen en relación con el espacio; no ocupan ni desplazan espacio, ni tampoco lo contienen. Para nosotros el mayor enigma del espacio gira en torno al patrón de una idea. Cuando entramos en el dominio de la mente encontramos muchos interrogantes. ¿Acaso el patrón —la realidad— de una idea ocupa espacio? Realmente no lo sabemos. Estamos seguros de que el patrón de una idea no contiene espacio, pero no nos atrevemos a dar por sentado que lo inmaterial sea siempre no espacial.
118:4.1 (1298.1) Muchas de las dificultades teológicas y de los dilemas metafísicos del hombre mortal se deben a que no tiene bien localizada la personalidad de la Deidad y por lo tanto asigna equivocadamente atributos infinitos y absolutos a la Divinidad de menor rango y a la Deidad evolutiva. No olvidéis que, aunque existe realmente una verdadera Causa Primera, hay también una multitud de causas de igual y menor rango tanto asociadas como secundarias.
118:4.2 (1298.2) La distinción básica entre causas primeras y causas segundas reside en que las causas primeras producen efectos originales libres de factores hereditarios derivados de cualquier causalidad antecedente. Las causas secundarias producen efectos que muestran invariablemente la herencia de una causalidad anterior.
118:4.3 (1298.3) Los potenciales puramente estáticos inherentes al Absoluto No Cualificado reaccionan a las causalidades del Absoluto de Deidad producidas por las acciones de la Trinidad del Paraíso. En presencia del Absoluto Universal, estos potenciales estáticos de carácter causativo se convierten inmediatamente en activos y receptivos a la influencia de ciertos agentes trascendentales encargados de transmutar estos potenciales activados en verdaderas posibilidades de desarrollo en el universo, es decir, en capacidades de crecimiento actualizadas. Sobre estos potenciales maduros los creadores y controladores del gran universo representan el drama sin fin de la evolución cósmica.
118:4.4 (1298.4) La causalidad tiene una constitución básica triple sin tomar en consideración los existenciales. Tal como opera en esta edad del universo y respecto al nivel finito de los siete superuniversos, se puede concebir como sigue:
118:4.5 (1298.5) 1. La activación de los potenciales estáticos. Es el establecimiento del destino en el Absoluto Universal por las acciones del Absoluto de Deidad que opera en y sobre el Absoluto No Cualificado como consecuencia de los mandatos volitivos de la Trinidad del Paraíso.
118:4.6 (1298.6) 2. El devenir de las capacidades del universo. Implica la transformación de potenciales no diferenciados en planes segregados y definidos. Es el acto de la Ultimidad de la Deidad y de los múltiples agentes del nivel trascendental. Estos actos se anticipan perfectamente a las necesidades futuras de todo el universo maestro. Los Arquitectos del Universo Maestro existen como verdaderas personificaciones del concepto de Deidad de los universos en relación con la segregación de los potenciales. En último término parece que sus planes están limitados en extensión en el espacio por la periferia conceptual del universo maestro, pero como planes no están condicionados de ningún otro modo por el tiempo o el espacio.
118:4.7 (1298.7) 3. La creación y evolución de los actuales del universo. Sobre un cosmos impregnado por la presencia productora de capacidades de la Ultimidad de la Deidad, los Creadores Supremos efectúan en el tiempo las transmutaciones de los potenciales maduros en actuales experienciales. Dentro del universo maestro toda actualización de la realidad potencial está limitada por su capacidad última de desarrollo y condicionada en sus etapas finales de emergencia por el espacio-tiempo. Los Hijos Creadores que salen del Paraíso son, en actualidad, creadores transformativos en el sentido cósmico, pero esto no invalida en modo alguno el concepto que el hombre tiene de ellos como creadores. Desde el punto de vista finito es indudable que pueden crear y crean.
118:5.1 (1299.1) La omnipotencia de la Deidad no implica que tenga poder de hacer lo que no es posible hacer. Dentro del marco del espacio-tiempo y desde el punto de referencia intelectual de la comprensión mortal, ni siquiera el Dios infinito puede crear círculos cuadrados ni producir un mal que sea inherentemente bueno. Dios no puede hacer ninguna cosa que no sea como Dios. Semejante contradicción de términos filosóficos equivale a la no entidad e implica que nada se crea así. Un rasgo de la personalidad no puede a la vez ser y no ser como Dios. La composibilidad es innata al poder divino. Y todo esto se debe a que la omnipotencia no solo crea cosas que tienen una naturaleza sino que además origina la naturaleza de todas las cosas y todos los seres.
118:5.2 (1299.2) En el principio el Padre lo hace todo, pero a medida que se despliega el panorama de la eternidad en respuesta a la voluntad y a los mandatos del Infinito, se hace cada vez más patente que las criaturas, incluso los hombres, han de convertirse en socios de Dios para la realización del destino final. Y esto es cierto incluso en la vida en la carne. Cuando el hombre y Dios se asocian no se puede poner limitación alguna a las posibilidades futuras de esa asociación. Cuando el hombre se da cuenta de que el Padre Universal es su socio en el progreso eterno, cuando se fusiona con la presencia del Padre que habita dentro de él, ha roto en espíritu las cadenas del tiempo y ha entrado ya en las progresiones de la eternidad en busca del Padre Universal.
118:5.3 (1299.3) La consciencia del mortal pasa del hecho al significado y luego al valor. La consciencia del Creador pasa del valor del pensamiento al significado de la palabra hasta llegar al hecho de la acción. Dios debe actuar siempre para romper el punto muerto de la unidad no cualificada inherente a la infinitud existencial. La Deidad debe proporcionar siempre el patrón del universo, las personalidades perfectas, la verdad, la belleza y la bondad originales a las que todas las creaciones por debajo del nivel de deidad aspiran. Dios tiene que encontrar primero al hombre para que el hombre pueda después encontrar a Dios. Siempre tiene que haber primero un Padre Universal para que pueda haber filiación universal y la consiguiente hermandad universal.
118:6.1 (1299.4) Dios es en verdad omnipotente pero no es omnificente, no hace personalmente todo lo que es hecho. La omnipotencia abarca el potencial de poder del Supremo Todopoderoso y del Ser Supremo, pero los actos volitivos de Dios Supremo no son actividades personales de Dios Infinito.
118:6.2 (1299.5) Sostener la omnificencia de la Deidad primaria equivaldría a privar de derechos a casi un millón de Hijos Creadores del Paraíso, por no mencionar a las innumerables huestes de ayudantes creativos concurrentes de otros órdenes. No hay más que una única Causa incausada en todo el universo. Todas las demás causas provienen de esta Primera Gran Fuente y Centro. Y nada en esta filosofía coarta en lo más mínimo el libre albedrío de las miríadas de hijos de la Deidad dispersos por el vasto universo.
118:6.3 (1299.6) Dentro de un marco local podría parecer que la volición funciona como causa incausada, pero presenta indefectiblemente factores hereditarios que la relacionan con las Causas Primeras únicas, originales y absolutas.
118:6.4 (1299.7) Toda volición es relativa. En el sentido originador, solo el Padre-YO SOY posee una volición de carácter final. En el sentido absoluto, solo el Padre, el Hijo y el Espíritu muestran las prerrogativas de una volición no condicionada por el tiempo ni limitada por el espacio. El hombre mortal está dotado de libre albedrío, del poder de elegir, y aunque tal elección no es absoluta, es sin embargo relativamente final en el nivel finito y en lo que respecta al destino de la personalidad que elige.
118:6.5 (1300.1) En cualquier nivel por debajo del absoluto la volición encuentra limitaciones inherentes a la propia personalidad que ejerce el poder de elegir. El hombre no puede elegir más allá del ámbito de lo que es elegible. No puede, por ejemplo, elegir ser otra cosa que un ser humano, aunque sí puede elegir convertirse en más que un hombre. Puede elegir embarcarse en el viaje de la ascensión por el universo, pero esto se debe a que la elección humana y la voluntad divina coinciden en este punto. Y tened por seguro que lo que un hijo desea y el Padre quiere sucederá.
118:6.6 (1300.2) En la vida del mortal se abren y cierran continuamente opciones de conducta. Mientras dura el tiempo en que puede elegir, la personalidad humana está decidiendo sin cesar entre muchos cursos de acción. La volición temporal está vinculada al tiempo y debe esperar el paso del tiempo para encontrar la oportunidad de expresarse, en cambio la volición espiritual ha empezado a saborear la liberación de las cadenas del tiempo. La volición espiritual logra evadirse parcialmente de la secuencia del tiempo porque se identifica con la voluntad de Dios.
118:6.7 (1300.3) La volición, el acto de elegir, ha de ejercerse dentro del marco del universo que se ha actualizado en respuesta a una elección anterior y superior. Todo el campo de la voluntad humana está estrictamente limitado a lo finito salvo en un particular: cuando el hombre elige encontrar a Dios y ser como él esa elección es suprafinita, y solo la eternidad podrá desvelar si es también suprabsonita.
118:6.8 (1300.4) Reconocer la omnipotencia de la Deidad es disfrutar de garantías en vuestra experiencia de ciudadanía cósmica, es poseer la certeza de la seguridad en el largo viaje al Paraíso. Pero aceptar la falacia de la omnificencia es abrazar el error colosal del panteísmo.
118:7.1 (1300.5) En el gran universo la función de la voluntad del Creador y la voluntad de la criatura se ejerce dentro de los límites marcados por los Arquitectos Maestros y conforme a las posibilidades establecidas por ellos. Esta predeterminación de los límites máximos no recorta en lo más mínimo la soberanía de la voluntad de la criatura dentro de esas fronteras. Tampoco el preconocimiento último —la plena aceptación de toda elección finita— reduce en modo alguno la volición finita. Puede que un ser humano maduro y previsor sea capaz de pronosticar acertadamente la decisión de un compañero más joven, pero este preconocimiento no resta nada a la libertad y autenticidad de dicha decisión. Los Dioses han limitado sabiamente el campo de acción de la voluntad inmadura, pero no deja de ser voluntad verdadera dentro de los límites definidos.
118:7.2 (1300.6) Ni siquiera la correlación suprema de toda elección pasada, presente y futura invalida la autenticidad de esas elecciones. Denota más bien la tendencia predeterminada del cosmos y sugiere un preconocimiento de aquellos seres volitivos que pueden, o no, elegir convertirse en partes contribuyentes de la actualización experiencial de toda la realidad.
118:7.3 (1300.7) El error en la elección finita está ligado al tiempo y limitado por el tiempo. Solo puede existir en el tiempo y dentro de la presencia evolutiva del Ser Supremo. Esas elecciones erróneas son posibles en el tiempo e indican (además de la incompleción del Supremo) que las criaturas inmaduras han de ser dotadas de cierta gama de elección para que puedan beneficiarse de la progresión en el universo al tomar contacto con la realidad por su propia voluntad.
118:7.4 (1301.1) El pecado en el espacio condicionado por el tiempo demuestra claramente la libertad temporal —incluso la licencia— de la voluntad finita. El pecado ilustra la inmadurez de la voluntad relativamente soberana de la personalidad que, deslumbrada por la libertad, no alcanza a percibir las obligaciones y los deberes supremos de la ciudadanía cósmica.
118:7.5 (1301.2) La iniquidad existente en los dominios finitos revela la realidad transitoria de toda yoidad no identificada con Dios. Solo cuando una criatura se identifica con Dios llega a ser verdaderamente real en los universos. La personalidad finita no se crea a sí misma, pero sí determina su propio destino en el escenario de elección de los superuniversos.
118:7.6 (1301.3) El otorgamiento de la vida hace a los sistemas de energía material capaces de autoperpetuarse, autopropagarse y autoadaptarse. El otorgamiento de la personalidad confiere a los organismos vivos las prerrogativas adicionales de autodeterminación, de autoevolución y de autoidentificación con un espíritu de fusión de la Deidad.
118:7.7 (1301.4) Los organismos vivos subpersonales denotan la existencia de una mente que activa la materia-energía, primero en forma de controladores físicos y luego como espíritus-mente adjutores. La dotación de personalidad proviene del Padre y confiere al sistema vivo prerrogativas únicas de elección. Pero si la personalidad tiene la prerrogativa de elegir voluntariamente identificarse con la realidad, y si esta elección es libre y auténtica, la personalidad en vías de evolución tiene que tener también la opción de confundirse, descomponerse y destruirse. La posibilidad de autodestrucción cósmica es inevitable si la personalidad que evoluciona ha de ser verdaderamente libre en el ejercicio de su voluntad finita.
118:7.8 (1301.5) Por este motivo la seguridad aconseja restringir los límites de elección de la personalidad en todos los niveles inferiores de existencia. La capacidad de elección se va liberando gradualmente durante el ascenso por los universos y termina por aproximarse a la libertad divina cuando la personalidad ascendente alcanza el estatus de divinidad, la supremacía en la consagración a los propósitos del universo, la compleción en el logro de la sabiduría cósmica y el carácter final de identificación de la criatura con la voluntad y el camino de Dios.
118:8.1 (1301.6) En las creaciones del espacio-tiempo el libre albedrío está cercado por restricciones y limitaciones. La evolución de la vida material es primero mecánica, luego está activada por la mente y (tras el otorgamiento de la personalidad) puede llegar a estar dirigida por el espíritu. En los mundos habitados la evolución orgánica está limitada físicamente por los potenciales de las implantaciones originales de vida física de los Portadores de Vida.
118:8.2 (1301.7) El hombre mortal es una máquina, un mecanismo vivo cuyas raíces se hunden en el mundo físico de la energía. Muchas reacciones humanas son de naturaleza mecánica, la vida se asemeja a la máquina en muchas cosas. Pero el hombre, un mecanismo, es mucho más que una máquina: está dotado de mente y habitado por un espíritu. Y aunque durante su vida material no pueda liberarse nunca del mecanismo electroquímico de su existencia, puede aprender a subordinar cada vez más la máquina de vida física a la sabiduría directiva de la experiencia mediante el proceso de consagrar su mente humana a seguir los impulsos espirituales del Ajustador del Pensamiento que mora en su interior.
118:8.3 (1301.8) El espíritu libera la función de la voluntad y el mecanismo la limita. La elección imperfecta, no controlada por el mecanismo ni identificada con el espíritu, es peligrosa e inestable. La dominación mecánica asegura la estabilidad a expensas del progreso. Mediante la alianza con el espíritu, la elección queda liberada del nivel físico al tiempo que adquiere la estabilidad divina fruto de una visión interior aumentada del universo y una mayor comprensión cósmica.
118:8.4 (1302.1) El gran peligro que acecha a la criatura es liberarse de las cadenas del mecanismo de la vida sin compensar esta pérdida de estabilidad mediante un enlace funcional armonioso con el espíritu. Cuando la elección de la criatura se ha liberado relativamente de la estabilidad mecánica, puede seguir intentando autoliberarse con independencia de una mayor identificación con el espíritu.
118:8.5 (1302.2) El principio general de la evolución biológica hace imposible que aparezcan en los mundos habitados hombres primitivos dotados de una buena capacidad de autocontrol. Por eso el propio diseño creativo que planeó la evolución establece las restricciones externas de tiempo y espacio, de hambre y miedo, que circunscriben eficazmente el campo de elección subespiritual de esas criaturas no cultivadas. A medida que la mente del hombre va superando barreras cada vez más difíciles, este mismo diseño creativo va acumulando lentamente la herencia racial de sabiduría experiencial penosamente adquirida. Dicho de otro modo, el plan tiene previsto equilibrar la disminución de las restricciones externas con el aumento de las internas.
118:8.6 (1302.3) La lentitud de la evolución, del progreso cultural humano, demuestra la eficacia de ese freno —la inercia material— que ralentiza las velocidades de progreso peligrosas. El propio tiempo se encarga de amortiguar y distribuir las consecuencias (que si no serían letales) de eludir prematuramente las barreras que cercan la acción humana. Pues cuando la cultura avanza demasiado rápido, cuando los logros materiales van por delante de la evolución de la sabiduría adoradora, las semillas de la regresión germinan dentro de la civilización. Esas sociedades humanas, si no son apuntaladas por un rápido aumento de la sabiduría experiencial, decaerán de sus altos niveles de logro prematuro, y en esa «edad de las tinieblas» del interregno de la sabiduría, volverá a imponerse inexorablemente el desequilibrio entre la autolibertad y el autocontrol.
118:8.7 (1302.4) La iniquidad de Caligastia fue pasar por encima del regulador de tiempos de la liberación humana progresiva —destruir gratuitamente las barreras de contención, barreras que las mentes de los mortales de aquellos tiempos no habían invalidado experiencialmente.
118:8.8 (1302.5) La mente capaz de acortar parcialmente el tiempo y el espacio demuestra mediante ese mismo acto que posee las semillas de sabiduría que pueden sustituir eficazmente a la barrera de contención que ha trascendido.
118:8.9 (1302.6) Lucifer intentó de forma parecida trastocar el regulador de tiempos que frena el establecimiento prematuro de ciertas libertades en los sistemas locales. Un sistema local asentado en luz y vida ha adquirido ya experiencialmente los puntos de vista y la percepción de las cosas que hacen viables muchas prácticas que serían perturbadoras y destructivas en ese mismo mundo durante las eras anteriores al asentamiento.
118:8.10 (1302.7) A medida que el hombre se sacude los grilletes del miedo, a medida que tiende puentes entre los continentes y los océanos con sus máquinas, y entre las generaciones y los siglos con sus anales, debe sustituir cada barrera de contención que trasciende por una barrera nueva, voluntariamente asumida conforme a los dictados morales de su creciente sabiduría humana. Estas contenciones autoimpuestas son a la vez los más poderosos y los más endebles de todos los factores de la civilización humana: los conceptos de justicia y los ideales de hermandad. El hombre se contiene hasta el punto de revestirse de misericordia cuando se atreve a amar a sus semejantes y sienta las bases de la hermandad espiritual cuando elige tratarlos como se trataría a sí mismo, incluso como piensa que Dios los trataría.
118:8.11 (1303.1) Una reacción automática en el universo es estable y tiene de alguna manera continuidad en el cosmos. Una personalidad que conoce a Dios y desea hacer su voluntad, que tiene visión interior del espíritu, es divinamente estable y existe eternamente. La gran aventura del hombre en el universo consiste en el tránsito de su mente de mortal desde la estabilidad de la estática mecánica hasta la divinidad de la dinámica espiritual. Esta transformación es producto de la fuerza y la constancia de las decisiones de su propia personalidad que declaran en cada una de las situaciones de la vida: «Es mi voluntad que se haga tu voluntad».
118:9.1 (1303.2) El tiempo y el espacio son un mecanismo conjunto del universo maestro. Son los dispositivos que permiten a las criaturas finitas coexistir en el cosmos con el Infinito. El tiempo y el espacio aíslan efectivamente a las criaturas finitas de los niveles absolutos. Estos medios de aislamiento, sin los cuales ningún mortal podría existir, intervienen directamente para limitar el ámbito de la acción finita. Sin ellos ninguna criatura podría actuar, pero los actos de todas las criaturas están claramente limitados por ellos.
118:9.2 (1303.3) Los mecanismos producidos por mentes superiores liberan sus fuentes creativas, pero limitan invariablemente en cierta medida la acción de todas las inteligencias de menor rango. Para las criaturas de los universos esta limitación se muestra bajo la forma del mecanismo de los universos. El libre albedrío del hombre no es total; su ámbito de elección es limitado, pero dentro de este campo de elección su voluntad es relativamente soberana.
118:9.3 (1303.4) El mecanismo de vida de la personalidad del mortal, el cuerpo humano, es producto de un diseño creativo supramortal, por eso el hombre nunca podrá controlarlo perfectamente. Solo cuando el hombre ascendente, en unión con el Ajustador fusionado, autocree su propio mecanismo de expresión de la personalidad, lo controlará a la perfección.
118:9.4 (1303.5) El gran universo es mecanismo y organismo a la vez. Es mecánico y vivo: un mecanismo vivo activado por una Mente Suprema, que se coordina con un Espíritu Supremo y se expresa en los niveles máximos de unificación de poder y personalidad bajo la forma de Ser Supremo. Negar el mecanismo de la creación finita es negar un hecho y desechar una realidad.
118:9.5 (1303.6) Los mecanismos son productos de la mente, de una mente creativa que actúa sobre y en los potenciales cósmicos. Los mecanismos son las cristalizaciones fijas del pensamiento del Creador y funcionan siempre conforme al concepto volitivo que los originó. Pero la intencionalidad de cualquier mecanismo está en su origen, no en su función.
118:9.6 (1303.7) Estos mecanismos no se deben considerar como limitadores de la acción de la Deidad. De hecho, la Deidad ha conseguido un aspecto de expresión eterna en estos mismos mecanismos. Los mecanismos básicos del universo nacieron en respuesta a la voluntad absoluta de la Primera Fuente y Centro y por lo tanto funcionarán eternamente en perfecta armonía con el plan del Infinito. En realidad son los patrones no volitivos de ese mismo plan.
118:9.7 (1303.8) Comprendemos un poco cómo se correlaciona el mecanismo del Paraíso con la personalidad del Hijo Eterno mediante la función del Actor Conjunto. También tenemos teorías sobre las operaciones del Absoluto Universal relativas a los mecanismos teóricos del Absoluto No Cualificado y a la persona potencial del Absoluto de Deidad. En cuanto a las Deidades evolutivas del Supremo y del Último, observamos que ciertos aspectos impersonales se están uniendo con sus equivalentes volitivos y se está desarrollando así una nueva relación entre el patrón y la persona.
118:9.8 (1304.1) En la eternidad del pasado el Padre y el Hijo encontraron su unión en la unidad de expresión del Espíritu Infinito. Si en la eternidad del futuro los Hijos Creadores y los Espíritus Creativos de los universos locales del tiempo y el espacio llegaran a unirse creativamente en los dominios del espacio exterior, ¿qué crearía esta unidad como expresión conjunta de sus naturalezas divinas? Es posible que presenciemos una manifestación hasta ahora no revelada de la Deidad Última, un tipo nuevo de superadministrador. Tales seres poseerían prerrogativas únicas de personalidad puesto que serían fruto de la unión de un Creador personal y un Espíritu Creativo impersonal con la experiencia de la criatura mortal y la personalización progresiva de la Ministra Divina. Dichos seres podrían ser últimos en cuanto que abarcarían la realidad personal y la impersonal, al tiempo que combinarían las experiencias del Creador y de la criatura. Sean cuales fueren los atributos de estas terceras personas de supuestas trinidades que actuarían en las creaciones del espacio exterior, mantendrían con sus Padres Creadores y sus Madres Creativas una relación parecida a la del Espíritu Infinito con el Padre Universal y el Hijo Eterno.
118:9.9 (1304.2) Dios Supremo es la personalización de toda la experiencia del universo, la focalización de toda la evolución finita, la maximización de toda la realidad de las criaturas, la consumación de la sabiduría cósmica, la personificación de la belleza armoniosa de las galaxias del tiempo, la verdad de los significados cósmicos de la mente y la bondad de los valores supremos del espíritu. Y en el futuro eterno Dios Supremo sintetizará estas múltiples diversidades finitas en un todo experiencialmente significativo, igual que están ahora unidas existencialmente en los niveles absolutos en la Trinidad del Paraíso.
118:10.1 (1304.3) La providencia no significa que Dios haya decidido por nosotros todas las cosas por adelantado. Dios nos ama demasiado para hacer una cosa así, que sería una especie de tiranía cósmica. El hombre tiene realmente poderes relativos de elección. El amor divino tampoco es un afecto miope que mima y consiente a los hijos de los hombres.
118:10.2 (1304.4) El Padre, el Hijo y el Espíritu —como Trinidad— no son el Supremo Todopoderoso, pero la supremacía del Todopoderoso no puede manifestarse nunca sin ellos. El crecimiento del Todopoderoso está centrado en los Absolutos de actualidad y basado en los Absolutos de potencialidad. Pero las funciones del Supremo Todopoderoso están relacionadas con las funciones de la Trinidad del Paraíso.
118:10.3 (1304.5) Parece que en el Ser Supremo la personalidad de esta Deidad experiencial está volviendo a unir parcialmente todos los aspectos de la actividad del universo. Por eso cuando deseamos ver a la Trinidad como un solo Dios, y si limitamos este concepto al gran universo conocido y organizado en el presente, descubrimos que el Ser Supremo en vías de evolución es la representación parcial de la Trinidad del Paraíso. Y encontramos además que esta Deidad Suprema está evolucionando como la síntesis en la personalidad de la materia, la mente y el espíritu finitos del gran universo.
118:10.4 (1304.6) Los Dioses tienen atributos mientras que la Trinidad tiene funciones y, al igual que la Trinidad, la providencia es una función, el compuesto del sobrecontrol no personal del universo de universos. Se extiende a partir de los niveles evolutivos del Séptuplo, se sintetiza en el poder del Todopoderoso y sigue ascendiendo a través de los dominios trascendentales de la Ultimidad de la Deidad.
118:10.5 (1304.7) Dios ama a cada criatura como a un hijo, y este amor cubre con su sombra a cada criatura durante todo el tiempo y toda la eternidad. La providencia actúa sobre la totalidad y se ocupa de la función de cualquier criatura en la medida en que esa función está relacionada con la totalidad. La intervención providencial hacia cualquier ser denota la importancia de la función de ese ser para el crecimiento evolutivo de algún conjunto. Ese conjunto podría ser la totalidad de la raza, la totalidad de la nación, la totalidad del planeta e incluso una totalidad superior. Lo que provoca la intervención providencial es la importancia de la función de la criatura, no la importancia de la criatura como persona.
118:10.6 (1305.1) Sin embargo, el Padre como persona puede interponer en cualquier momento una mano paternal en la corriente de los acontecimientos cósmicos, todo ello conforme a la voluntad de Dios, de acuerdo con la sabiduría de Dios y motivado por el amor de Dios.
118:10.7 (1305.2) Pero lo que el hombre llama providencia es demasiadas veces un producto de su propia imaginación, una yuxtaposición fortuita de circunstancias del azar. Hay, sin embargo, una providencia real y emergente en el ámbito finito de la existencia en el universo, una correlación verdadera y en vías de actualización de las energías del espacio, los movimientos del tiempo, los pensamientos del intelecto, los ideales del carácter, los deseos de las naturalezas espirituales y los actos volitivos intencionales de las personalidades que evolucionan. Las circunstancias de los mundos materiales encuentran una integración finita definitiva en las presencias entrelazadas del Supremo y el Último.
118:10.8 (1305.3) La providencia se hace cada vez más perceptible a medida que los mecanismos del gran universo se perfeccionan hasta un punto de precisión final mediante el sobrecontrol de la mente, a medida que la mente de la criatura asciende a la perfección del logro de la divinidad mediante una integración perfeccionada con el espíritu y a medida que el Supremo emerge consiguientemente como unificador de hecho de todos estos fenómenos del universo.
118:10.9 (1305.4) Algunas situaciones increíblemente fortuitas que se dan ocasionalmente en los mundos evolutivos podrían deberse a la presencia del Supremo que emerge gradualmente como anticipación de sus futuras actividades en el universo. La mayor parte de lo que los mortales llaman providencial no lo es. Su juicio está muy limitado en este sentido por la falta de amplitud de su visión sobre los verdaderos significados de las circunstancias de la vida. Muchas de las cosas que los mortales consideran como buena suerte podrían ser en realidad mala suerte. La sonrisa de la fortuna que regala ocio no merecido y riqueza no ganada podría ser la mayor de las aflicciones humanas. La crueldad aparente de un hado perverso que acumula tribulaciones sobre un mortal sufriente podría ser en realidad el fuego que transforma el hierro dulce de la personalidad inmadura en el acero templado del auténtico carácter.
118:10.10 (1305.5) Existe una providencia en la evolución de los universos y las criaturas pueden descubrirla en la misma medida en que adquieren la capacidad de percibir el propósito de esos universos que evolucionan. La capacidad completa de percibir los propósitos del universo equivale a la compleción evolutiva de la criatura y se puede expresar también como el hecho de haber alcanzado al Supremo dentro de los límites del estado presente de los universos incompletos.
118:10.11 (1305.6) El amor del Padre obra directamente en el corazón del individuo con independencia de las acciones y reacciones de todos los demás individuos. La relación es personal: el hombre y Dios. La presencia impersonal de la Deidad (el Supremo Todopoderoso y la Trinidad del Paraíso) manifiesta consideración por el todo, no por la parte. La providencia del sobrecontrol de la Supremacía se hace cada vez más patente a medida que las sucesivas partes del universo progresan en el logro de los destinos finitos. A medida que los sistemas, las constelaciones, los universos y los superuniversos se van asentando en luz y vida, el Supremo emerge cada vez más como correlacionador significativo de todo lo que sucede, mientras que el Último emerge gradualmente como unificador trascendental de todas las cosas.
118:10.12 (1306.1) En los comienzos de un mundo evolutivo los acontecimientos naturales de orden material y los deseos personales de los seres humanos parecen muchas veces antagónicos. Al hombre mortal le cuesta comprender gran parte de lo que ocurre en un mundo en vías de evolución: la ley natural parece demasiadas veces cruel, despiadada e indiferente hacia todo lo que los hombres tienen por bello, bueno y verdadero. Pero a medida que la humanidad progresa en el desarrollo planetario, observamos que este punto de vista es modificado por los siguientes factores:
118:10.13 (1306.2) 1. La visión en aumento del hombre. La comprensión progresiva del mundo donde vive, la ampliación de su capacidad de comprender los hechos materiales del tiempo, las ideas significativas del pensamiento y los ideales valiosos de la visión interior espiritual. Mientras los hombres utilicen solamente la vara de la naturaleza física para medir las cosas, no pueden esperar nunca encontrar unidad en el tiempo y el espacio.
118:10.14 (1306.3) 2. El control creciente del hombre. La acumulación gradual del conocimiento de las leyes del mundo material, de los propósitos de la existencia espiritual y de las posibilidades de coordinar estas dos realidades mediante la filosofía. El hombre salvaje estaba desamparado ante las arremetidas de las fuerzas naturales y cruelmente esclavizado por sus propios miedos interiores. El hombre semicivilizado está empezando a abrir el depósito de los secretos de los dominios naturales y su ciencia está destruyendo lenta pero eficazmente sus supersticiones, al tiempo que le proporciona una nueva base fáctica más amplia para comprender los significados de la filosofía y los valores de la verdadera experiencia espiritual. El hombre civilizado llegará a dominar un día relativamente las fuerzas físicas de su planeta; el amor de Dios que hay en su corazón se derramará efectivamente como amor hacia sus semejantes, y los valores de la existencia humana se aproximarán a los límites de la capacidad del mortal.
118:10.15 (1306.4) 3. La integración del hombre en el universo. El aumento de la visión interior humana unido a su mayor logro experiencial aumentan su armonía con las presencias unificadoras de la Supremacía: la Trinidad del Paraíso y el Ser Supremo. Gracias a esto se establece la soberanía del Supremo en los mundos asentados durante mucho tiempo en luz y vida. Estos planetas avanzados son auténticos poemas de armonía, imágenes de la belleza de la bondad adquirida en la búsqueda de la verdad cósmica. Y si estas cosas pueden suceder en un planeta, cosas mayores pueden suceder en un sistema y en las unidades mayores del gran universo cuando lleguen a su vez a asentarse una vez agotados sus potenciales de crecimiento finito.
118:10.16 (1306.5) En un planeta de este orden avanzado la providencia se ha convertido en actualidad y las circunstancias de la vida están correlacionadas no solo porque el hombre haya llegado a dominar los problemas materiales de su mundo sino también porque ha empezado a vivir conforme a la tendencia de los universos. Está siguiendo el camino de la Supremacía que lo conducirá hasta el Padre Universal.
118:10.17 (1306.6) El reino de Dios está en el corazón de los hombres, y cuando este reino se hace actual en el corazón de todos los individuos de un mundo, el gobierno de Dios se hace actual en ese planeta. Entonces es cuando el Ser Supremo alcanza la soberanía.
118:10.18 (1306.7) El hombre debe cumplir su tarea de alcanzar la perfección para hacer realidad la providencia en el tiempo. Pero el hombre puede desde ahora saborear por adelantado los significados de eternidad de esta providencia cuando reflexiona sobre el hecho universal de que todas las cosas, buenas o malas, trabajan unidas para hacer avanzar a los mortales conocedores de Dios en la búsqueda del Padre de todos.
118:10.19 (1306.8) La providencia se hace cada vez más perceptible a medida que los hombres van subiendo de lo material a lo espiritual. El logro de una visión interior espiritual completa permite a la personalidad ascendente detectar armonía en lo que hasta entonces era caos. La mota de la morontia representa un avance real en esta dirección.
118:10.20 (1307.1) La providencia es en parte el sobrecontrol del Supremo incompleto manifestado en los universos incompletos. Por lo tanto será siempre:
118:10.21 (1307.2) 1. Parcial, por el estado incompleto de la actualización del Ser Supremo.
118:10.22 (1307.3) 2. Imprevisible, por las fluctuaciones de la actitud de las criaturas que varía constantemente de nivel en nivel y provoca así reacciones recíprocas aparentemente variables en el Supremo.
118:10.23 (1307.4) Cuando los hombres rezan para que se produzca una intervención providencial en las circunstancias de la vida, la respuesta a sus oraciones es muchas veces un cambio en su propia actitud hacia la vida. Pero la providencia no es caprichosa, tampoco es fantástica ni mágica. Es la emergencia lenta y segura del soberano poderoso de los universos finitos cuya presencia majestuosa detectan a veces las criaturas que evolucionan durante su progresión en el universo. La providencia es la marcha segura y certera de las galaxias del espacio y de las personalidades del tiempo hacia las metas de la eternidad, primero en el Supremo, luego en el Último y quizás en el Absoluto. Creemos que esta misma providencia existe en la infinitud y consiste en la voluntad, la acción y el propósito de la Trinidad del Paraíso que motiva así el panorama cósmico de universos y universos.
118:10.24 (1307.5) [Patrocinado por un Mensajero Poderoso que reside temporalmente en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 119
119:0.1 (1308.1) YO, EL JEFE de las Estrellas Vespertinas de Nebadon, he sido destinado a Urantia por Gabriel con la misión de revelar la historia de los siete otorgamientos del Soberano del Universo, Miguel de Nebadon. Me llamo Gavalia, y en esta exposición observaré estrictamente las limitaciones que impone mi mandato.
119:0.2 (1308.2) El atributo de otorgamiento es inherente a los Hijos paradisiacos del Padre Universal. En su deseo de acercarse a las experiencias de la vida de sus criaturas de menor rango, los diversos órdenes de Hijos del Paraíso reflejan la naturaleza divina de sus padres paradisiacos. El Hijo Eterno de la Trinidad del Paraíso mostró el camino de esta práctica con sus siete otorgamientos en los siete circuitos de Havona en tiempos de la ascensión de Grandfanda y de los primeros peregrinos del tiempo y el espacio. Y el Hijo Eterno sigue otorgándose en los universos locales del espacio en las personas de sus representantes, los Hijos Migueles y los hijos Avonales.
119:0.3 (1308.3) Cuando el Hijo Eterno otorga un Hijo Creador a un universo local proyectado, ese Hijo Creador asume la plena responsabilidad de completar, controlar y componer ese nuevo universo. Esto lleva consigo el juramento solemne a la Trinidad eterna de no asumir la plena soberanía de la nueva creación hasta haber consumado con éxito sus siete otorgamientos como criatura, que deberán ser certificados por los Ancianos de los Días con jurisdicción en ese superuniverso. Todos los Hijos Migueles que se ofrecen como voluntarios para salir del Paraíso y dedicarse a la organización y creación de un universo contraen esta obligación.
119:0.4 (1308.4) El propósito de estas encarnaciones como criaturas es capacitar a estos Creadores para convertirse en soberanos sabios, compasivos, justos y comprensivos. Estos Hijos divinos son justos por naturaleza, pero adquieren una comprensión misericordiosa como resultado de estas experiencias sucesivas de otorgamiento. Son misericordiosos por naturaleza, pero gracias a estas experiencias adquieren nuevas formas de misericordia. Estos otorgamientos son los últimos pasos de su formación y educación para la tarea sublime de regir los universos locales con divina rectitud y justo juicio.
119:0.5 (1308.5) Aunque estos otorgamientos aportan muchos beneficios secundarios a los correspondientes mundos, sistemas y constelaciones, así como a los distintos órdenes de inteligencias del universo afectadas y beneficiadas por ellas, su principal objetivo es completar la formación personal y la educación universal del propio Hijo Creador. Estos otorgamientos no son esenciales para la gestión sabia, justa y eficiente de un universo local, pero son indispensables para dirigir de forma equitativa, comprensiva y misericordiosa esas creaciones rebosantes de diversas formas de vida y de innumerables criaturas inteligentes pero imperfectas.
119:0.6 (1308.6) Cuando los Hijos Migueles empiezan su trabajo de organización del universo, sienten una justa y profunda simpatía por los distintos órdenes de seres creados por ellos. Poseen abundantes reservas de misericordia hacia todas esas diversas criaturas, incluso piedad para los que yerran y luchan por mantenerse a flote en el fango egoísta que ellos mismos producen. Pero esas dotes de justicia y rectitud no son suficientes para los Ancianos de los Días. Los regidores trinos de los superuniversos no certificarán nunca a un Hijo Creador como Soberano de un Universo hasta que haya adquirido realmente el punto de vista de sus criaturas por su propia experiencia del entorno donde viven y bajo la forma de esas mismas criaturas. Solo así se convierten estos Hijos en regidores inteligentes y comprensivos. Llegan a conocer a los diversos colectivos sobre los que rigen y ejercen la autoridad del universo. Adquieren por experiencia directa una misericordia práctica, un criterio equitativo y una paciencia que nacen de su existencia experiencial como criaturas.
119:0.7 (1309.1) El universo local de Nebadon está regido ahora por un Hijo Creador que ha consumado su servicio de otorgamiento. Reina con justa y misericordiosa supremacía sobre todos los vastos dominios de su universo en vías de evolución y perfeccionamiento. Miguel de Nebadon es el otorgamiento número 611 121 del Hijo Eterno a los universos del tiempo y el espacio, y empezó la organización de vuestro universo local hace unos cuatrocientos mil millones de años. Miguel se preparó para su primera aventura de otorgamiento hacia la época en que Urantia estaba adquiriendo su forma presente hace mil millones de años. Sus otorgamientos han ocurrido aproximadamente cada ciento cincuenta millones de años, y el último tuvo lugar en Urantia hace mil novecientos años. Procederé ahora a exponer la naturaleza y el carácter de estos otorgamientos dentro de los límites que establece mi mandato.
119:1.1 (1309.2) Hace casi mil millones de años se produjo un solemne acontecimiento en Salvington cuando Miguel anunció en la asamblea de directores y jefes del universo de Nebadon que su hermano mayor Emmanuel asumiría en ese momento la autoridad en Nebadon mientras él (Miguel) se ausentaba en una misión no explicada. No se volvió a anunciar nada sobre esta operación hasta la difusión de despedida a los Padres de las Constelaciones, que decía entre otras disposiciones: «Y durante este periodo os dejo bajo el cuidado y la dirección de Emmanuel mientras yo voy a hacer lo que me pide mi Padre del Paraíso».
119:1.2 (1309.3) Tras esta difusión de despedida, Miguel apareció en el área de salida de Salvington igual que en otras muchas ocasiones anteriores en las que se preparaba para marchar hacia Uversa o el Paraíso, pero esta vez iba solo. Concluyó su alocución con estas palabras: «Os dejo, pero por poco tiempo. Muchos de vosotros, lo sé, querríais venir conmigo, pero allá adonde voy no podéis venir. Lo que estoy a punto de hacer no podéis hacerlo vosotros. Voy a hacer la voluntad de las Deidades del Paraíso, y cuando haya terminado mi misión y adquirido esa experiencia volveré a ocupar mi lugar entre vosotros». Dicho esto, Miguel de Nebadon desapareció de la vista de todos los reunidos y no volvió a aparecer durante veinte años de tiempo estándar. En todo Salvington solo la Ministra Divina y Emmanuel sabían lo que estaba ocurriendo, y el Unión de los Días solo compartió su secreto con Gabriel, el jefe ejecutivo del universo, la Radiante Estrella Matutina.
119:1.3 (1309.4) Todos los habitantes de Salvington y de los mundos sede de las constelaciones y de los sistemas se reunieron en torno a sus respectivas estaciones receptoras de información del universo a la espera de noticias sobre la misión y el paradero del Hijo Creador. No recibieron ningún mensaje de interés hasta el tercer día de la marcha de Miguel. Ese día llegó a Salvington una comunicación procedente de la esfera Melquisedec, la sede de ese orden en Nebadon, que reseñaba simplemente un suceso extraordinario e inaudito: «Hoy al mediodía ha aparecido en el área de llegada de este mundo un extraño Hijo Melquisedec que no pertenece a nuestro orden pero es enteramente semejante. Venía acompañado por una sola omniafín que traía credenciales de Uversa y ha presentado órdenes de los Ancianos de los Días refrendadas por Emmanuel de Salvington. Estas órdenes, dirigidas a nuestro jefe, dictaban que este nuevo Hijo Melquisedec fuera recibido en nuestro orden y asignado al servicio de emergencia de los Melquisedec de Nebadon. Así lo hemos ordenado y así se ha hecho».
119:1.4 (1310.1) Y esto es poco más o menos lo que figura en los archivos de Salvington sobre el primer otorgamiento de Miguel. No aparece nada más hasta después de cien años del tiempo de Urantia, cuando se hace constar el regreso de Miguel para retomar sin previo anuncio la dirección de los asuntos del universo. Pero en el mundo Melquisedec existe un extraño registro, una relación de los servicios de este singular Hijo Melquisedec del cuerpo de emergencia de entonces. Este informe se conserva en un sencillo templo situado hoy frente a la morada del Padre Melquisedec y relata la labor realizada por este Hijo Melquisedec transitorio en sus veinticuatro misiones de emergencia en el universo. Hace poco volví a ver esta relación que termina así:
119:1.5 (1310.2) «Hoy al mediodía, sin previo anuncio y ante la única presencia de tres miembros de nuestra hermandad, este Hijo visitante de nuestro orden ha desaparecido de nuestro mundo tal como llegó, acompañado por una sola omniafín. Concluye este informe con la certificación de que este visitante vivió como un Melquisedec, a imagen y semejanza de un Melquisedec, trabajó como un Melquisedec y ejecutó fielmente todas sus misiones como Hijo de emergencia de nuestro orden. Por consenso universal se ha convertido en jefe de los Melquisedec, pues se ha ganado nuestro amor y nuestra adoración por su sabiduría sin par, su amor supremo y su espléndida entrega al deber. Nos ha amado, nos ha comprendido y ha servido con nosotros, y seremos para siempre sus fieles y leales compañeros Melquisedec. Este extraño en nuestro mundo se ha convertido ahora eternamente en un ministro del universo de naturaleza Melquisedec.»
119:1.6 (1310.3) Y esto es todo lo que estoy autorizado a contaros sobre el primer otorgamiento de Miguel. Nosotros, por supuesto, entendemos perfectamente que aquel extraño Melquisedec que tan misteriosamente sirviera con los Melquisedec hace mil millones de años no era otro que Miguel encarnado en la misión de su primer otorgamiento. Los archivos no especifican que ese excepcional y eficiente Melquisedec fuera Miguel, aunque es creencia universal que era él. Es probable que la afirmación concreta de este hecho solo esté recogida en los registros de Sonarington, pero nosotros no tenemos acceso a los archivos de ese mundo secreto. Los misterios de la encarnación y el otorgamiento solo se conocen plenamente en ese mundo sagrado de los Hijos divinos. Todos conocemos los hechos de los otorgamientos de Miguel pero no comprendemos cómo se llevan a cabo. No sabemos cómo puede el regidor de un universo, el creador de los Melquisedec, convertirse en uno de los suyos de forma tan misteriosa y repentina para vivir y trabajar durante cien años como uno más entre ellos. Pero así ocurrió.
119:2.1 (1310.4) Después del otorgamiento de Miguel como Melquisedec todo fue bien durante casi ciento cincuenta millones de años en el universo de Nebadon, hasta que empezaron a gestarse problemas en el sistema 11 de la constelación 37 en torno a un malentendido por parte de un Hijo Lanonandek Soberano de Sistema. El asunto había sido arbitrado por los Padres de la Constelación con la aprobación del Fiel de los Días, el consejero paradisiaco de esa constelación, pero el Soberano de Sistema no quedó plenamente conforme con el veredicto. Después de más de cien años de descontento, este Hijo Lanonandek indujo a sus compañeros a la rebelión contra la soberanía del Hijo Creador. Esta rebelión, una de las más desastrosas y generalizadas que se hayan instigado nunca en el universo de Nebadon, fue sofocada y enjuiciada hace mucho por los Ancianos de los Días de Uversa.
119:2.2 (1311.1) Lutentia, el Soberano de Sistema rebelde, reinó con total supremacía en su planeta sede durante más de veinte años de tiempo estándar de Nebadon, hasta que los Altísimos, con el beneplácito de Uversa, ordenaron su segregación y requirieron a los regidores de Salvington que pusieran a un nuevo Soberano de Sistema al frente de ese confuso sistema de mundos habitados desgarrado por los conflictos.
119:2.3 (1311.2) Al tiempo que llegaba a Salvington esta solicitud, Miguel emitió la segunda de sus extraordinarias proclamaciones de intención de ausentarse de la sede del universo con el propósito de «hacer lo que me pide mi Padre del Paraíso». Prometió «regresar a su debido tiempo» y delegó toda su autoridad en manos de su hermano paradisiaco Emmanuel, el Unión de los Días.
119:2.4 (1311.3) Y entonces, por el mismo procedimiento empleado cuando emprendió su otorgamiento como Melquisedec, Miguel se volvió a despedir de su esfera sede. Tres días después de esta despedida inexplicada, un nuevo miembro desconocido apareció en el cuerpo de reserva de los Hijos Lanonandek primarios de Nebadon. Este nuevo Hijo llegó al mediodía sin anunciarse, acompañado por una sola terciafín con credenciales de los Ancianos de los Días de Uversa certificadas por Emmanuel de Salvington. En ellas se ordenaba que este nuevo Hijo fuera asignado al sistema 11 de la constelación 37 como sucesor del depuesto Lutentia, con plenos poderes como Soberano de Sistema interino mientras se nombraba a un nuevo soberano.
119:2.5 (1311.4) Durante más de diecisiete años de tiempo del universo este extraño y desconocido regidor temporal administró los asuntos y enjuició sabiamente las dificultades de este confuso y desmoralizado sistema local. Ningún Soberano de Sistema ha sido nunca más amado ni más honrado y respetado por todos. Con justicia y misericordia puso en orden el turbulento sistema mientras ministraba diligentemente a todos sus súbditos. Ofreció incluso a su predecesor rebelde el privilegio de compartir el trono de autoridad del sistema solo con que se disculpara ante Emmanuel por sus imprudencias, pero Lutentia desdeñó estas propuestas de misericordia sabiendo muy bien que este nuevo y extraño Soberano de Sistema no era otro que Miguel, el propio regidor del universo a quien acababa de desafiar. En cambio millones de sus seguidores engañados y descaminados aceptaron el perdón del nuevo regidor, conocido en aquella época como el Soberano Salvador del sistema de Palonia.
119:2.6 (1311.5) Un día memorable llegó por fin el Soberano de Sistema recién nombrado por las autoridades del universo como sucesor permanente del depuesto Lutentia, y todo Palonia lamentó la marcha del regidor de sistema más noble y benigno jamás conocido en Nebadon. Era querido por todo el sistema y adorado por sus compañeros de todos los colectivos de Hijos Lanonandek. No faltaron las ceremonias con ocasión de su partida y se organizó una gran celebración cuando dejó la sede del sistema. Incluso su errado predecesor envió este mensaje: «Eres justo y recto en todos los sentidos y, aunque sigo rechazando el mando del Paraíso, me veo obligado a confesar que eres un administrador justo y misericordioso».
119:2.7 (1312.1) Entonces este regidor transitorio de un sistema rebelde se despidió del planeta de su breve estancia administrativa, y tres días después Miguel volvía a aparecer en Salvington para ponerse al frente del universo de Nebadon. No tardó en emitirse la tercera proclamación de Uversa que anunciaba la ampliación jurisdiccional de la autoridad y la soberanía de Miguel. La primera proclamación se hizo en el momento de su llegada a Nebadon, la segunda, poco después de haber consumado su otorgamiento como Melquisedec y esta tercera, al término de su segunda misión como Lanonandek, su segundo otorgamiento.
119:3.1 (1312.2) El consejo supremo de Salvington acababa de estudiar una petición de los Portadores de Vida del planeta 217 del sistema 87 de la constelación 61 solicitando que se enviara en su ayuda a un Hijo Material. Este planeta pertenecía a un sistema de mundos habitados donde otro Soberano de Sistema se había descarriado, la segunda rebelión de este tipo ocurrida en Nebadon hasta ese momento.
119:3.2 (1312.3) Miguel propuso que la petición de los Portadores de Vida de este planeta quedara en suspenso a la espera de que Emmanuel la considerara e informara al respecto. Ante lo irregular de este procedimiento, recuerdo claramente que todos sospechamos que se preparaba algo fuera de lo común y no tardamos en comprobarlo. Miguel puso la dirección del universo en manos de Emmanuel al tiempo que encomendaba a Gabriel el mando de las fuerzas celestiales, y una vez descargado de sus responsabilidades administrativas, se despidió del Espíritu Madre del Universo para luego desaparecer del área de salida de Salvington exactamente igual que en las dos ocasiones anteriores.
119:3.3 (1312.4) Y como era de esperar, tres días después apareció sin previo aviso en el mundo sede del sistema 87 de la constelación 61 un extraño Hijo Material acompañado por una seconafín solitaria, acreditado por los Ancianos de los Días de Uversa y certificado por Emmanuel de Salvington. El Soberano de Sistema en funciones nombró inmediatamente a este nuevo y misterioso Hijo Material Príncipe Planetario en funciones del mundo 217, y esta designación fue confirmada en el acto por los Altísimos de la constelación 61.
119:3.4 (1312.5) Así empezó este Hijo Material único su difícil carrera en un mundo puesto en cuarentena por secesión y rebelión. Durante una generación entera del tiempo planetario estuvo trabajando él solo en un sistema asediado por los problemas y sin ninguna comunicación directa con el universo exterior. Este Hijo Material de emergencia consiguió el arrepentimiento y la rehabilitación del Príncipe Planetario rebelde con todo su equipo y fue testigo del restablecimiento del planeta al servicio leal del mando del Paraíso tal como este está establecido en los universos locales. Un Hijo y una Hija Materiales llegaron a su debido tiempo a este mundo rejuvenecido y redimido, y una vez instalados como regidores planetarios visibles, el Príncipe Planetario transitorio o de emergencia se despidió formalmente y desapareció un día al mediodía. Tres días después, Miguel ocupaba su puesto habitual de Salvington, y las difusiones del superuniverso no tardaron en transmitir la cuarta proclamación de los Ancianos de los Días con el anuncio del nuevo avance de la soberanía de Miguel en Nebadon.
119:3.5 (1312.6) Lamento no estar autorizado a describir la paciencia, la fortaleza y la habilidad de este Hijo Material a la hora de enfrentarse a las duras situaciones de ese confuso planeta. La rehabilitación de ese mundo aislado es uno de los capítulos más bellos y conmovedores que recogen los anales de salvación de Nebadon. Al final de esta misión todo Nebadon tenía claro por qué su querido regidor decidía otorgarse repetidamente a imagen y semejanza de algún orden de seres inteligentes de menor rango.
119:3.6 (1313.1) Los otorgamientos de Miguel como Hijo Melquisedec, luego como Hijo Lanonandek y más tarde como Hijo Material son todos igual de misteriosos y están más allá de toda explicación. En los tres casos apareció repentinamente como individuo plenamente desarrollado del colectivo al que se otorgaba. El misterio de estas encarnaciones no será conocido nunca salvo por aquellos que tienen acceso al círculo interno de los archivos de la esfera sagrada de Sonarington.
119:3.7 (1313.2) Desde este maravilloso otorgamiento como Príncipe Planetario de un mundo aislado por una rebelión, ningún Hijo o Hija Material de Nebadon ha tenido nunca tentaciones de quejarse de su destino o protestar por las dificultades de su misión planetaria. Los Hijos Materiales saben para siempre que en el Hijo Creador del universo tienen un soberano comprensivo y un amigo compasivo, alguien que «ha sido probado y comprobado en todos los aspectos» igual que ellos deben ser también probados y comprobados.
119:3.8 (1313.3) Cada una de estas misiones fue seguida por una edad de creciente servicio y lealtad entre todas las inteligencias celestiales originarias del universo, y a su vez cada una de las sucesivas edades de otorgamiento se caracterizó por avances y mejoras en todos los métodos de administración del universo y todas las técnicas de gobierno. A partir de este otorgamiento ningún Hijo o Hija Material se ha unido nunca a sabiendas a una rebelión contra Miguel; lo aman y respetan con demasiada devoción como para rechazarlo jamás de forma consciente. Si se ha descarriado algún Adán en tiempos recientes, ha sido siempre engañado por las sofisterías de personalidades rebeldes de orden superior.
119:4.1 (1313.4) Al final de uno de los llamamientos nominales milenarios periódicos de Uversa, Miguel procedió a poner el gobierno de Nebadon en manos de Emmanuel y de Gabriel. Recordando lo sucedido en ocasiones anteriores, todos nos preparamos para presenciar su desaparición hacia su cuarta misión de otorgamiento y no tuvimos que esperar mucho; poco después se dirigía al área de salida de Salvington y lo perdíamos de vista.
119:4.2 (1313.5) A los tres días de desaparecer así en misión de otorgamiento, las difusiones del universo dirigidas a Uversa emitían esta noticia desde la sede central seráfica de Nebadon: «Informamos de la llegada no anunciada de una serafín desconocida acompañada por una sola supernafín y por Gabriel de Salvington. Esta serafín no registrada tiene las características propias del orden de Nebadon y porta credenciales de los Ancianos de los Días de Uversa certificadas por Emmanuel de Salvington. Se ha comprobado que esta serafín pertenece al orden supremo de ángeles de un universo local y ha sido destinada ya al cuerpo de las consejeras de enseñanza».
119:4.3 (1313.6) En este otorgamiento seráfico Miguel estuvo ausente de Salvington más de cuarenta años estándar del universo. Durante ese tiempo estuvo adscrito como consejera seráfica de enseñanza (lo que vosotros llamaríais secretaria particular) a veintiséis maestros superiores en veintidós mundos diferentes. Su misión última o terminal fue como consejera y ayudante adscrita a la misión de otorgamiento de un Maestro Hijo de la Trinidad en el mundo 462 del sistema 84 de la constelación 3 del universo de Nebadon.
119:4.4 (1314.1) Este Maestro Hijo de la Trinidad nunca estuvo totalmente convencido de la identidad de su adjunta seráfica en los siete años que duró esta misión. Es verdad que durante aquel periodo se escudriñaba a todas las serafines con especial interés porque todos sabíamos muy bien que nuestro querido Soberano estaba en el universo bajo forma de serafín, aunque nunca pudimos estar seguros de su identidad. No fue identificado nunca de forma fehaciente hasta que estuvo adscrito a la misión de otorgamiento de este Maestro Hijo de la Trinidad. Durante toda esa era las serafines supremas fueron consideradas siempre con especial solicitud, no fuera a ser que cualquiera de nosotros descubriera que había sido, sin saberlo, anfitrión del Soberano del universo en misión de otorgamiento como criatura. Y así se ha convertido en verdad para siempre con respecto a las ángeles que su Creador y Regidor ha sido «probado y comprobado en todos los aspectos a imagen y semejanza de la personalidad seráfica».
119:4.5 (1314.2) A medida que estos otorgamientos sucesivos participaban cada vez más de la naturaleza de las formas inferiores de la vida del universo, Gabriel iba estando cada vez más presente en estas empresas de encarnación como compañero y como enlace en el universo entre el Miguel otorgado y Emmanuel, el regidor del universo en funciones.
119:4.6 (1314.3) Después de pasar por la experiencia de otorgamiento de tres órdenes de Hijos del universo creados por él —los Melquisedec, los Lanonandek y los Hijos Materiales— Miguel se ha dignado personalizarse a imagen y semejanza de la vida angélica como una serafín suprema. Hecho esto, centrará su atención en las diversas fases de la carrera ascendente de sus criaturas con voluntad más inferiores: los mortales evolutivos del tiempo y el espacio.
119:5.1 (1314.4) Hace poco más de trescientos millones de años según se mide el tiempo en Urantia, la autoridad del universo volvió a ser delegada en Emmanuel y pudimos comprobar que Miguel se disponía a marcharse. Esta vez, a diferencia de las anteriores, anunció que su destino era Uversa, la sede del superuniverso de Orvonton. Nuestro Soberano partió a su debido tiempo, pero las difusiones del superuniverso no mencionaron nunca la llegada de Miguel a las cortes de los Ancianos de los Días. Poco después de su marcha las difusiones de Uversa emitían esta declaración: «Hoy ha llegado sin anunciarse y sin número un peregrino ascendente de origen mortal procedente del universo de Nebadon, certificado por Emmanuel de Salvington y acompañado por Gabriel de Nebadon. Este ser no identificado presenta el estatus de un verdadero espíritu y ha sido recibido en nuestra fraternidad».
119:5.2 (1314.5) Si fuerais hoy a Uversa oiríais la historia de los tiempos en que estuvo allí Eventod, pues este extraño peregrino del tiempo y el espacio era conocido en Uversa por ese nombre. Este mortal ascendente, o por lo menos una personalidad espléndida bajo la forma exacta de un mortal ascendente en la etapa de espíritu, vivió y actuó en Uversa durante once años del tiempo estándar de Orvonton. Este ser llevó a cabo las misiones y cumplió los deberes propios de un mortal de espíritu, exactamente igual que sus semejantes provenientes de los diversos universos locales de Orvonton. «Fue probado y comprobado en todos los aspectos al igual que sus compañeros» y se mostró siempre digno de la fe y la confianza de sus superiores, al tiempo que inspiraba indefectiblemente el respeto y la admiración leal de los demás espíritus semejantes a él.
119:5.3 (1315.1) En Salvington seguimos la peregrinación de este espíritu con sumo interés, sabiendo muy bien por la presencia de Gabriel que este espíritu peregrino sin pretensiones y sin número no era otro que el regidor de nuestro universo local en misión de otorgamiento. Esta primera aparición de Miguel encarnado en el papel de una de las etapas de la evolución de los mortales fue un acontecimiento que emocionó y cautivó a todo Nebadon. Habíamos oído hablar de estas cosas, pero ahora podíamos contemplarlas. Apareció en Uversa como un mortal de espíritu plenamente desarrollado y perfectamente capacitado, y como tal continuó su carrera hasta el momento en que un grupo de mortales ascendentes progresó hasta Havona. Entonces tuvo una conversación con los Ancianos de los Días y acto seguido se despidió repentinamente y sin ceremonias de Uversa acompañado por Gabriel. Poco después volvía a ocupar su lugar acostumbrado en Salvington.
119:5.4 (1315.2) Hasta que se consumó este otorgamiento no caímos por fin en la cuenta de que Miguel se encarnaría probablemente a imagen y semejanza de sus diversos órdenes de personalidades del universo, desde los más altos Melquisedec hasta los propios mortales de carne y hueso de los mundos evolutivos del tiempo y el espacio. Hacia esta época se empezó a enseñar en las universidades Melquisedec la probabilidad de que Miguel se encarnara en algún momento como mortal de carne y hueso, y hubo muchas especulaciones sobre las posibles técnicas de un otorgamiento tan inexplicable. El hecho de que Miguel hubiera desempeñado en persona el papel de mortal ascendente renovó y estimuló el interés por todo el programa de progresión de la criatura en su camino de subida tanto por el universo local como por el superuniverso.
119:5.5 (1315.3) En cualquier caso, la técnica de estos otorgamientos sucesivos seguía siendo un misterio. Incluso Gabriel confiesa que no comprende el método por el cual este Hijo del Paraíso y Creador de un universo podía, a voluntad, asumir la personalidad y vivir la vida de una de sus propias criaturas de menor rango.
119:6.1 (1315.4) Cuando todo Salvington estaba ya habituado a los preliminares de un otorgamiento inminente, Miguel convocó a los residentes del planeta sede y desveló por primera vez el resto de su plan de encarnaciones. Anunció que pronto saldría de Salvington para asumir la carrera de un mortal de morontia en las cortes de los Padres Altísimos del planeta sede de la quinta constelación, y entonces oímos por primera vez que su otorgamiento séptimo y final se haría en algún mundo evolutivo a imagen y semejanza de carne mortal.
119:6.2 (1315.5) Antes de salir de Salvington hacia su sexto otorgamiento, Miguel se dirigió a los habitantes de la esfera allí reunidos y luego se marchó a la vista de todos acompañado por una sola serafín y por la Radiante Estrella Matutina de Nebadon. La dirección del universo volvió a quedar en manos de Emmanuel, pero esta vez hubo una distribución más amplia de las responsabilidades administrativas.
119:6.3 (1315.6) Miguel apareció en la sede de la constelación cinco como un mortal de morontia con estatus ascendente plenamente desarrollado. Lamento no estar autorizado a revelar los detalles de la carrera de este mortal de morontia sin número, pues fue una de las épocas más extraordinarias y asombrosas en la experiencia de otorgamiento de Miguel, sin exceptuar siquiera su dramática y trágica estancia en Urantia. Pero una de las muchas restricciones de mi presente encargo me prohíbe dar a conocer los detalles de la maravillosa carrera de Miguel como mortal de morontia en Endantum.
119:6.4 (1316.1) Cuando Miguel volvió de su otorgamiento en la morontia, todos pudimos comprobar que nuestro Creador se había convertido en una criatura como nosotros, que el Soberano del Universo era también un amigo y ayudante compasivo incluso para las formas más humildes de inteligencia creada de sus dominios. Ya nos habíamos dado cuenta de que estaba adquiriendo progresivamente el punto de vista de las criaturas en la administración del universo pues lo iba demostrando de forma gradual, pero esto se hizo más evidente después de consumar su otorgamiento como mortal de morontia, y mucho más al volver de su carrera como hijo de un carpintero de Urantia.
119:6.5 (1316.2) Gabriel nos había informado de antemano del momento en que Miguel se liberaría de su otorgamiento en la morontia, de modo que pudimos organizarlo todo para recibirlo adecuadamente en Salvington. Millones y millones de seres procedentes de los mundos sede de las constelaciones de Nebadon y la mayoría de los residentes temporales en los mundos adyacentes a Salvington se congregaron para darle la bienvenida a la hora de retomar el gobierno de su universo. En respuesta a nuestros numerosos discursos de bienvenida y a nuestras muestras de aprecio hacia un Soberano tan profundamente interesado por sus criaturas, se limitó a contestar: «No he hecho más que ocuparme de los asuntos de mi Padre. Solo estoy haciendo lo que complace a los Hijos del Paraíso, que aman a sus criaturas y ansían comprenderlas».
119:6.6 (1316.3) Desde ese día hasta el momento en que Miguel emprendiera su aventura urantiana como Hijo del Hombre, todo Nebadon siguió comentando las muchas proezas de su Regidor Soberano cuando se otorgó en Endantum encarnado bajo la forma de un mortal de morontia en proceso de ascensión evolutiva y fue puesto a prueba en todos los sentidos exactamente igual que sus semejantes reunidos desde los mundos materiales de toda esa constelación.
119:7.1 (1316.4) Durante decenas de miles de años todos estuvimos a la espera del otorgamiento séptimo y final de Miguel. Gabriel nos había adelantado que este otorgamiento terminal se haría a imagen y semejanza de carne mortal, pero desconocíamos por completo cómo, dónde y cuándo tendría lugar esa aventura culminante.
119:7.2 (1316.5) El anuncio público de que Miguel había elegido Urantia como teatro de su otorgamiento final se hizo poco después de que llegara la noticia de la falta de Adán y Eva. Y así, durante más de treinta y cinco mil años, vuestro mundo ocupó un lugar muy destacado en los consejos de todo el universo. Aparte del misterio de la encarnación, no hubo secretos en ninguna fase del otorgamiento en Urantia. Todo lo que ocurrió en vuestro pequeño mundo tan altamente honrado, incluyendo el regreso triunfante y definitivo de Miguel a Salvington como Soberano supremo del Universo, tuvo plena publicidad en el universo desde el principio hasta el fin.
119:7.3 (1316.6) Hasta el momento en que ocurrió, nunca supimos que Miguel aparecería en la tierra como un niño indefenso del mundo, aunque suponíamos que lo haría así. Hasta ese momento había aparecido siempre como un individuo plenamente desarrollado del colectivo elegido para el otorgamiento, y todos nos emocionamos cuando se difundió desde Salvington la noticia de que el bebé de Belén había nacido en Urantia.
119:7.4 (1316.7) Entonces caímos en la cuenta de que nuestro Creador y amigo estaba dando el paso más precario de toda su carrera y arriesgando aparentemente su posición y su autoridad en este otorgamiento como niño indefenso. Comprendimos también que su experiencia en este otorgamiento final como mortal lo entronizaría eternamente como soberano indiscutido y supremo del universo de Nebadon. Durante un tercio de siglo del tiempo de vuestro planeta, todas las miradas convergieron en Urantia desde todos los puntos de este universo local. Todas las inteligencias se dieron cuenta de que estaba en curso el último otorgamiento y, como conocíamos de tiempo atrás la rebelión de Lucifer en Satania y la desafección de Caligastia en Urantia, comprendimos perfectamente la intensidad de la lucha que se desencadenaría cuando nuestro regidor se dignara encarnarse en Urantia bajo la humilde forma y semejanza de la carne mortal.
119:7.5 (1317.1) Josué ben José, el bebé judío, fue concebido y traído al mundo exactamente igual que todos los demás bebés anteriores y posteriores a él, salvo en una cosa: este bebé concreto era la encarnación de Miguel de Nebadon, un Hijo divino del Paraíso y el creador de todo este universo local de cosas y seres. Este misterio de la encarnación de la Deidad dentro de la forma humana de Jesús, que en todo lo demás tenía origen natural en el mundo, permanecerá para siempre sin resolver. Ni siquiera en la eternidad conoceréis la técnica y el método de la encarnación del Creador bajo la forma y a semejanza de sus criaturas. Es un secreto de Sonarington, y tales misterios son posesión exclusiva de los Hijos divinos que han pasado por la experiencia del otorgamiento.
119:7.6 (1317.2) Algunos sabios de vuestro planeta sabían que Miguel estaba a punto de llegar. Por los contactos de un mundo con otro, estos sabios dotados de visión interior espiritual se enteraron del próximo otorgamiento de Miguel en Urantia, y las serafines lo anunciaron a través de las criaturas intermedias a un grupo de sacerdotes caldeos encabezados por Ardnon. Estos hombres de Dios visitaron al niño del pesebre recién nacido. El único acontecimiento sobrenatural asociado al nacimiento de Jesús fue este anuncio que hicieron a Ardnon y a sus compañeros las serafines adscritas anteriormente a Adán y Eva en el primer jardín.
119:7.7 (1317.3) Los padres humanos de Jesús eran gente corriente de su tiempo y generación. Este Hijo encarnado de Dios nació así de mujer y fue criado a la manera común de los niños de aquella raza y aquel tiempo.
119:7.8 (1317.4) La historia de la estancia de Miguel en Urantia, la narración del otorgamiento del Hijo Creador como mortal en vuestro mundo, está más allá del alcance y el propósito de la presente exposición.
119:8.1 (1317.5) Tras el éxito de su otorgamiento final en Urantia, Miguel no solo fue aceptado por los Ancianos de los Días como regidor soberano de Nebadon sino que fue reconocido también por el Padre Universal como director establecido del universo local creado por él mismo. A su regreso a Salvington, este Miguel, Hijo del Hombre e Hijo de Dios, fue proclamado regidor definitivo de Nebadon. Desde Uversa se emitió la octava proclamación de la soberanía de Miguel, y desde el Paraíso llegó el pronunciamiento conjunto del Padre Universal y el Hijo Eterno que constituía a esta unión de Dios y hombre en el regidor único del universo y ordenaba al Unión de los Días emplazado en Salvington que declarara su intención de retirarse al Paraíso. Los Fieles de los Días de las sedes de las constelaciones recibieron también instrucciones de retirarse de los consejos de los Altísimos, pero Miguel no consintió que estos Hijos Trinitarios consejeros y cooperadores se retiraran. Los reunió en Salvington y les pidió personalmente que se quedaran para siempre en sus puestos de Nebadon. Ellos comunicaron a sus directores del Paraíso su deseo de acceder a esta petición, y poco después se emitieron los mandatos de separación del Paraíso que adscribían para siempre a estos Hijos del universo central a la corte de Miguel de Nebadon.
119:8.2 (1318.1) Se necesitaron casi mil millones de años del tiempo de Urantia para completar la carrera de otorgamientos de Miguel y efectuar el establecimiento final de su autoridad suprema en el universo creado por él mismo. Miguel nació creador, fue educado como administrador y formado como ejecutivo, pero tuvo que ganarse la soberanía por experiencia. Y así, vuestro pequeño mundo ha llegado a ser conocido en todo Nebadon como el escenario donde Miguel consumó la experiencia que se exige a todo Hijo Creador del Paraíso antes de obtener el control y la dirección sin limitaciones del universo hecho por él. A medida que vayáis ascendiendo en el universo local aprenderéis más sobre los ideales de las personalidades implicadas en los otorgamientos anteriores de Miguel.
119:8.3 (1318.2) Al consumar sus otorgamientos como criatura, Miguel no solo establecía su propia soberanía sino que aumentaba además la soberanía evolutiva de Dios Supremo. En el transcurso de estos otorgamientos, el Hijo Creador no solo se dedicó a la exploración descendente de las diversas naturalezas de la personalidad de las criaturas, sino que logró revelar también las voluntades diversificadas de las Deidades del Paraíso, cuya unidad sintética, tal como la revelan los Creadores Supremos, pone de manifiesto la voluntad del Ser Supremo.
119:8.4 (1318.3) Estos diversos aspectos volitivos de las Deidades están eternamente personalizados en las naturalezas diferenciadas de los siete Espíritus Maestros, y cada uno de los otorgamientos de Miguel reveló de forma peculiar una de estas manifestaciones de la divinidad. En su otorgamiento como Melquisedec manifestó la voluntad unida del Padre, el Hijo y el Espíritu. En su otorgamiento como Lanonandek manifestó la voluntad del Padre y el Hijo. En el otorgamiento adánico reveló la voluntad del Padre y el Espíritu, y en el otorgamiento seráfico, la voluntad del Hijo y el Espíritu. En el otorgamiento como mortal de Uversa describió la voluntad del Actor Conjunto, y en el otorgamiento como mortal de morontia, la voluntad del Hijo Eterno. Y finalmente, en el otorgamiento material en Urantia vivió la voluntad del Padre Universal como un mortal de carne y hueso.
119:8.5 (1318.4) Con la consumación de estos siete otorgamientos quedó liberada la soberanía suprema de Miguel y además se hizo posible la soberanía del Supremo en Nebadon. En ninguno de sus otorgamientos reveló Miguel a Dios Supremo, pero la suma total de los siete otorgamientos es una nueva revelación del Ser Supremo en Nebadon.
119:8.6 (1318.5) En la experiencia de descender desde Dios hasta el hombre, Miguel experimentaba al mismo tiempo el ascenso desde la posibilidad de manifestarse parcialmente hasta la supremacía de la acción finita y la liberación definitiva de su potencial para la función absonita. Miguel, un Hijo Creador, es un creador en el espacio-tiempo, pero Miguel, un Hijo Maestro séptuplo, es miembro de uno de los cuerpos divinos que constituyen la Trinidad Última.
119:8.7 (1318.6) Al pasar por la experiencia de revelar las voluntades de los siete Espíritus Maestros de la Trinidad, el Hijo Creador ha pasado por la experiencia de revelar la voluntad del Supremo. Al actuar como revelador de la voluntad de la Supremacía, Miguel, junto con todos los demás Hijos Maestros, se ha identificado eternamente con el Supremo. En esta edad del universo revela al Supremo y participa en la actualización de la soberanía de la Supremacía, pero creemos que en la próxima edad del universo colaborará con el Ser Supremo en la primera Trinidad experiencial en los universos del espacio exterior y para ellos.
119:8.8 (1319.1) Urantia es el santuario sentimental de todo Nebadon, el principal entre diez millones de mundos habitados. Es la morada humana de Cristo Miguel, el soberano de todo Nebadon, ministro Melquisedec para los planetas, salvador de sistemas, redentor adánico, camarada seráfico, compañero de los espíritus ascendentes, progresor de la morontia, Hijo del Hombre a imagen y semejanza de carne mortal y Príncipe Planetario de Urantia. Y vuestras escrituras dicen la verdad cuando afirman que este mismo Jesús ha prometido volver un día al mundo de su otorgamiento terminal, al Mundo de la Cruz.
119:8.9 (1319.2) [Este documento que describe los siete otorgamientos de Cristo Miguel es el sexagésimo tercero de una serie de exposiciones, patrocinadas por numerosas personalidades, que narran la historia de Urantia hasta el momento de la aparición de Miguel en la tierra a imagen y semejanza de carne mortal. Estos documentos fueron autorizados por una comisión de doce seres de Nebadon dirigidos por Mantutia Melquisedec. Redactamos estos relatos y los pusimos en el idioma inglés, mediante una técnica autorizada por nuestros superiores, en el año 1935 d. C. del tiempo de Urantia.]