El libro de Urantia
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CHICAGO, ILLINOIS
Nueva Edición Internacional 2021
Número de identificación en el texto: UF-SPA-001-2021-1
Sello de versión: UF-202203162007
ISBN: 978-1883395-230
El libro de Urantia se publicó por primera vez en 1993 por la Fundación Urantia.
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El libro de Urantia
No.DocumentoAutorPágina
000Prólogo [6]Consejero Divino1
No.DocumentoAutorPágina
001El Padre Universal [8]Consejero Divino21
002La naturaleza de Dios [9]Consejero Divino33
003Los atributos de Dios [10]Consejero Divino44
004La relación de Dios con el universo [11]Consejero Divino54
005La relación de Dios con el individuo [12]Consejero Divino62
006El Hijo Eterno [13]Consejero Divino73
007La relación del Hijo Eterno con el universo [14]Consejero Divino81
008El Espíritu Infinito [15]Consejero Divino90
009La relación del Espíritu Infinito con el universo [16]Consejero Divino98
010La Trinidad del Paraíso [17]Censor Universal108
011La Isla Eterna del Paraíso [18]Perfeccionador de la Sabiduría118
012El universo de universos [19]Perfeccionador de la Sabiduría128
013Las esferas sagradas del Paraíso [20]Perfeccionador de la Sabiduría143
014El universo central y divino [21]Perfeccionador de la Sabiduría152
015Los siete superuniversos [22]Censor Universal164
016Los siete Espíritus Maestros [23]Censor Universal184
017Los siete grupos de Espíritus Supremos [24]Consejero Divino197
018Las personalidades supremas de la Trinidad [25]Consejero Divino207
019Los seres de igual rango con origen en la Trinidad [26]Consejero Divino214
020Los Hijos de Dios del Paraíso [27]Perfeccionador de la Sabiduría223
021Los Hijos Creadores del Paraíso [28]Perfeccionador de la Sabiduría234
022Los Hijos Trinizados de Dios [29]Mensajero Poderoso243
023Los Mensajeros Solitarios [30]Consejero Divino256
024Las personalidades más altas del Espíritu Infinito [31]Consejero Divino264
025Las huestes de mensajeros del espacio [32]Un Elevado en Autoridad273
026Los espíritus ministrantes del universo central [33]Perfeccionador de la Sabiduría285
027El ministerio de las supernafines primarias [34]Perfeccionador de la Sabiduría298
028Los espíritus ministrantes de los superuniversos [35]Mensajero Poderoso306
029Los Directores del Poder del Universo [36]Censor Universal319
030Las personalidades del gran universo [37]Mensajero Poderoso330
031El Cuerpo de la Finalización [38]Consejero Divino y Un Sin Nombre ni Número345
No.DocumentoAutorPágina
032La evolución de los universos locales [40]Mensajero Poderoso357
033La administración del universo local [41]Jefe de los Arcángeles366
034El Espíritu Madre del universo local [42]Mensajero Poderoso374
035Los Hijos de Dios de los universos locales [43]Jefe de los Arcángeles384
036Los Portadores de Vida [44]Hijo Vorondadek396
037Las personalidades del universo local [45]Estrella Vespertina406
038Los espíritus ministrantes del universo local [46]Melquisedek418
039Las huestes seráficas [47]Melquisedek426
040Los Hijos de Dios ascendentes [48]Mensajero Poderoso443
041Los aspectos físicos del universo local [49]Arcángel455
042La energía: la mente y la materia [50]Mensajero Poderoso467
043Las constelaciones [51]Malavatia Melquisedek485
044Los artesanos celestiales [52]Arcángel497
045La administración del sistema local [53]Melquisedek509
046La sede del sistema local [54]Arcángel519
047Los siete mundos mansión [55]Estrella Vespertina530
048La vida en la morontia [56]Arcángel541
049Los mundos habitados [57]Melquisedek559
050Los Príncipes Planetarios [58]Lanonandek Secundario572
051Los Adanes planetarios [59]Lanonandek Secundario580
052Las épocas planetarias de los mortales [60]Mensajero Poderoso589
053La rebelión de Lucifer [61]Manovandet Melquisedek601
054Los problemas de la rebelión de Lucifer [62]Mensajero Poderoso613
055Las esferas de luz y vida [63]Mensajero Poderoso621
056La unidad universal [64]Mensajero Poderoso y Machiventa Melquisedek637
No.DocumentoAutorPágina
057El origen de Urantia [66]Portador de Vida651
058El establecimiento de la vida en Urantia [67]Portador de Vida664
059La era de la vida marina en Urantia [68]Portador de Vida672
060Urantia durante la era de la primera vida terrestre [69]Portador de Vida685
061La era de los mamíferos en Urantia [70]Portador de Vida693
062Las razas de los albores del primer hombre [71]Portador de Vida703
063La primera familia humana [72]Portador de Vida711
064Las razas evolutivas de color [73]Portador de Vida718
065El sobrecontrol de la evolución [74]Portador de Vida730
066El Príncipe Planetario de Urantia [75]Melquisedek741
067La rebelión planetaria [76]Melquisedek754
068Los albores de la civilización [77]Melquisedek763
069Las instituciones humanas primitivas [78]Melquisedek772
070La evolución del gobierno humano [79]Melquisedek783
071El desarrollo del Estado [80]Melquisedek800
072El gobierno de un planeta vecino [81]Melquisedek808
073El Jardín del Edén [82]Solonia821
074Adán y Eva [83]Solonia828
075La falta de Adán y Eva [84]Solonia839
076El segundo Jardín [85]Solonia847
077Las criaturas intermedias [86]Arcángel855
078La raza violeta después de los días de Adán [87]Arcángel868
079La expansión andita en Oriente [88]Arcángel878
080La expansión andita en Occidente [89]Arcángel889
081El desarrollo de la civilización moderna [90]Arcángel900
082La evolución del matrimonio [91]Jefe de los Serafines913
083La institución del matrimonio [92]Jefe de los Serafines922
084El matrimonio y la vida de familia [93]Jefe de los Serafines931
085Los orígenes de la adoración [94]Estrella Vespertina944
086La evolución inicial de la religión [95]Estrella Vespertina950
087Los cultos a los fantasmas [96]Estrella Vespertina958
088Los fetiches, los amuletos y la magia [97]Estrella Vespertina967
089El pecado, el sacrificio y la expiación [98]Estrella Vespertina974
090El chamanismo: los curanderos y los sacerdotes [99]Melquisedek986
091La evolución de la oración [100]Jefe de los seres intermedios994
092La evolución posterior de la religión [101]Melquisedek1003
093Maquiventa Melquisedec [102]Melquisedek1014
094Las enseñanzas de Melquisedec en Oriente [103]Melquisedek1027
095Las enseñanzas de Melquisedec en el Levante [104]Melquisedek1042
096Yahvé, el Dios de los hebreos [105]Melquisedek1052
097La evolución del concepto de Dios entre los hebreos [106]Melquisedek1062
098Las enseñanzas de Melquisedec en Occidente [107]Melquisedek1077
099Los problemas sociales de la religión [108]Melquisedek1086
100La religión en la experiencia humana [109]Melquisedek1094
101La naturaleza real de la religión [110]Melquisedek1104
102Los fundamentos de la fe religiosa [111]Melquisedek1118
103La realidad de la experiencia religiosa [112]Melquisedek1129
104El crecimiento del concepto de trinidad [113]Melquisedek1143
105La deidad y la realidad [114]Melquisedek1152
106Los niveles de realidad en el universo [115]Melquisedek1162
107El origen y la naturaleza de los Ajustadores del Pensamiento [116]Mensajero Solitario1176
108La misión y el ministerio de los Ajustadores del Pensamiento [117]Mensajero Solitario1185
109La relación de los Ajustadores con las criaturas del universo [118]Mensajero Solitario1195
110La relación de los Ajustadores con los mortales individuales [119]Mensajero Solitario1203
111El Ajustador y el alma [120]Mensajero Solitario1215
112La supervivencia de la personalidad [121]Mensajero Solitario1225
113Las guardianas seráficas del destino [122]Jefe de los Serafines1241
114El gobierno planetario seráfico [123]Jefe de los Serafines1250
115El Ser Supremo [124]Mensajero Poderoso1260
116El Supremo Todopoderoso [125]Mensajero Poderoso1268
117Dios Supremo [126]Mensajero Poderoso1278
118El Supremo y el Último: el tiempo y el espacio [127]Mensajero Poderoso1294
119Los otorgamientos de Cristo Miguel [128]Jefe Estrellas Vespertinas1308
No.DocumentoAutorPágina
120El otorgamiento de Miguel en Urantia [130]Mantutia Melquisedek1323
121La época del otorgamiento de Miguel [131]Comisión de Seres Intermedios1332
122El nacimiento y la infancia de Jesús [132]Comisión de Seres Intermedios1344
123Los comienzos de la niñez de Jesús [133]Comisión de Seres Intermedios1355
124El final de la niñez de Jesús [134]Comisión de Seres Intermedios1366
125Jesús en Jerusalén [135]Comisión de Seres Intermedios1377
126Los dos años cruciales [136]Comisión de Seres Intermedios1386
127Los años de la adolescencia [137]Comisión de Seres Intermedios1395
128Jesús comienza su vida adulta [138]Comisión de Seres Intermedios1407
129Jesús prosigue su vida adulta [139]Comisión de Seres Intermedios1419
130De camino a Roma [140]Comisión de Seres Intermedios1427
131Las religiones del mundo [141]Comisión de Seres Intermedios1442
132La estancia en Roma [142]Comisión de Seres Intermedios1455
133La vuelta de Roma [143]Comisión de Seres Intermedios1468
134Los años de transición [144]Comisión de Seres Intermedios1483
135Juan el Bautista [145]Comisión de Seres Intermedios1496
136El bautismo y los cuarenta días [146]Comisión de Seres Intermedios1509
137La espera en Galilea [147]Comisión de Seres Intermedios1524
138La formación de los mensajeros del reino [148]Comisión de Seres Intermedios1538
139Los doce apóstoles [149]Comisión de Seres Intermedios1548
140La ordenación de los doce [150]Comisión de Seres Intermedios1568
141Empieza la obra pública [151]Comisión de Seres Intermedios1587
142La Pascua en Jerusalén [152]Comisión de Seres Intermedios1596
143El paso por Samaria [153]Comisión de Seres Intermedios1607
144En Gilboa y en la Decápolis [154]Comisión de Seres Intermedios1617
145Cuatro días intensos en Cafarnaúm [155]Comisión de Seres Intermedios1628
146La primera gira de predicación en Galilea [156]Comisión de Seres Intermedios1637
147El paréntesis de la visita a Jerusalén [157]Comisión de Seres Intermedios1647
148La formación de evangelistas en Betsaida [158]Comisión de Seres Intermedios1657
149La segunda gira de predicación [159]Comisión de Seres Intermedios1668
150La tercera gira de predicación [160]Comisión de Seres Intermedios1678
151La temporada de enseñanza a la orilla del mar [161]Comisión de Seres Intermedios1688
152Los antecedentes de la crisis de Cafarnaúm [162]Comisión de Seres Intermedios1698
153La crisis de Cafarnaúm [163]Comisión de Seres Intermedios1707
154Los últimos días en Cafarnaúm [164]Comisión de Seres Intermedios1717
155La huida por el norte de Galilea [165]Comisión de Seres Intermedios1725
156La estancia en Tiro y Sidón [166]Comisión de Seres Intermedios1734
157En Cesarea de Filipo [167]Comisión de Seres Intermedios1743
158El monte de la transfiguración [168]Comisión de Seres Intermedios1752
159La gira por la Decápolis [169]Comisión de Seres Intermedios1762
160Rodan de Alejandría [170]Comisión de Seres Intermedios1772
161Otras conversaciones con Rodan [171]Comisión de Seres Intermedios1783
162En la fiesta de los tabernáculos [172]Comisión de Seres Intermedios1788
163La ordenación de los setenta en Magadán [173]Comisión de Seres Intermedios1800
164En la fiesta de la consagración [174]Comisión de Seres Intermedios1809
165Empieza la misión en Perea [175]Comisión de Seres Intermedios1817
166La última visita al norte de Perea [176]Comisión de Seres Intermedios1825
167La visita a Filadelfia [177]Comisión de Seres Intermedios1833
168La resurrección de Lázaro [178]Comisión de Seres Intermedios1842
169Las últimas enseñanzas en Pella [179]Comisión de Seres Intermedios1850
170El reino de los cielos [180]Comisión de Seres Intermedios1858
171En el camino a Jerusalén [181]Comisión de Seres Intermedios1867
172La entrada en Jerusalén [182]Comisión de Seres Intermedios1878
173El lunes en Jerusalén [183]Comisión de Seres Intermedios1888
174El martes por la mañana en el templo [184]Comisión de Seres Intermedios1897
175El último discurso en el templo [185]Comisión de Seres Intermedios1905
176El martes por la noche en el monte Olivete [186]Comisión de Seres Intermedios1912
177El miércoles, día de descanso [187]Comisión de Seres Intermedios1920
178El último día en el campamento [188]Comisión de Seres Intermedios1929
179La Última Cena [189]Comisión de Seres Intermedios1936
180El discurso de despedida [190]Comisión de Seres Intermedios1944
181Las advertencias y exhortaciones finales [191]Comisión de Seres Intermedios1953
182En Getsemaní [192]Comisión de Seres Intermedios1963
183La traición y el arresto de Jesús [193]Comisión de Seres Intermedios1971
184Ante el tribunal del Sanedrín [194]Comisión de Seres Intermedios1978
185El juicio ante Pilatos [195]Comisión de Seres Intermedios1987
186Poco antes de la crucifixión [196]Comisión de Seres Intermedios1997
187La crucifixión [197]Comisión de Seres Intermedios2004
188En la tumba [198]Comisión de Seres Intermedios2012
189La resurrección [199]Comisión de Seres Intermedios2020
190Las apariciones de Jesús en la morontia [200]Comisión de Seres Intermedios2029
191Las apariciones a los apóstoles y a otros líderes [201]Comisión de Seres Intermedios2037
192Las apariciones en Galilea [202]Comisión de Seres Intermedios2045
193Las apariciones finales y la ascensión [203]Comisión de Seres Intermedios2052
194El otorgamiento del Espíritu de la Verdad [204]Comisión de Seres Intermedios2059
195Después de Pentecostés [205]Comisión de Seres Intermedios2069
196La fe de Jesús [206]Comisión de Seres Intermedios2087
El libro de Urantia
Contenido Página
Prólogo [207]1
I. Deidad y divinidad [208]2
II. Dios [209]3
III. La Primera Fuente y Centro [210]4
IV. La realidad del universo [211]6
V. Realidades de personalidad [212]8
VI. Energía y patrón [213]9
VII. El Ser Supremo [214]10
VIII. Dios Séptuplo [215]11
IX. Dios Último [216]12
X. Dios Absoluto [217]13
XI. Los tres Absolutos [218]13
XII. Las Trinidades [219]15
Contenido Página
1. El Padre Universal [220]21
1. El nombre del Padre [221]22
2. La realidad de Dios [222]23
3. Dios es un espíritu universal [223]25
4. El misterio de Dios [224]26
5. La personalidad del Padre Universal [225]27
6. La personalidad en el universo [226]29
7. El valor espiritual del concepto de personalidad [227]31
2. La naturaleza de Dios [228]33
1. La infinitud de Dios [229]33
2. La perfección eterna del Padre [230]35
3. Justicia y rectitud [231]36
4. La misericordia divina [232]38
5. El amor de Dios [233]38
6. La bondad de Dios [234]40
7. La verdad y la belleza divina [235]42
3. Los atributos de Dios [236]44
1. La presencia de Dios en todas partes [237]44
2. El poder infinito de Dios [238]46
3. El conocimiento universal de Dios [239]48
4. El carácter ilimitado de Dios [240]49
5. El dominio supremo del Padre [241]50
6. La primacía del Padre [242]52
4. La relación de Dios con el universo [243]54
1. La actitud del Padre hacia el universo [244]54
2. Dios y la naturaleza [245]56
3. El carácter inmutable de Dios [246]57
4. Comprender la realidad de Dios [247]58
5. Ideas erróneas sobre Dios [248]59
5. La relación de Dios con el individuo [249]62
1. El acercamiento a Dios [250]62
2. La presencia de Dios [251]64
3. La verdadera adoración [252]65
4. Dios en la religión [253]66
5. La consciencia de Dios [254]68
6. El Dios de la personalidad [255]70
6. El Hijo Eterno [256]73
1. La identidad del Hijo Eterno [257]73
2. La naturaleza del Hijo Eterno [258]74
3. El ministerio del amor del Padre [259]75
4. Los atributos del Hijo Eterno [260]76
5. Las limitaciones del Hijo Eterno [261]77
6. La mente espíritu [262]78
7. La personalidad del Hijo Eterno [263]79
8. La comprensión de la realidad del Hijo Eterno [264]79
7. La relación del Hijo Eterno con el universo [265]81
1. El circuito de gravedad de espíritu [266]81
2. La administración del Hijo Eterno [267]83
3. La relación del Hijo Eterno con el individuo [268]84
4. Los planes de perfección divina [269]85
5. El espíritu de otorgamiento [270]86
6. Los Hijos de Dios del Paraíso [271]87
7. La revelación suprema del Padre [272]88
8. El Espíritu Infinito [273]90
1. El Dios de Acción [274]90
2. La naturaleza del Espíritu Infinito [275]92
3. La relación del Espíritu con el Padre y el Hijo [276]93
4. El Espíritu del ministerio divino [277]94
5. La presencia de Dios [278]95
6. La personalidad del Espíritu Infinito [279]96
9. La relación del Espíritu Infinito con el universo [280]98
1. Los atributos de la Tercera Fuente y Centro [281]98
2. El Espíritu omnipresente [282]100
3. El Manipulador Universal [283]101
4. La mente absoluta [284]102
5. El ministerio de la mente [285]102
6. El circuito de gravedad de mente [286]103
7. La reflectividad del universo [287]105
8. Las personalidades del Espíritu Infinito [288]105
10. La Trinidad del Paraíso [289]108
1. La autodistribución de la Primera Fuente y Centro [290]108
2. La personalización de la Deidad [291]109
3. Las tres personas de la Deidad [292]110
4. La unión trinitaria de la Deidad [293]112
5. Las funciones de la Trinidad [294]113
6. Los Hijos Estacionarios de la Trinidad [295]114
7. El sobrecontrol de la Supremacía [296]115
8. La Trinidad más allá de lo finito [297]116
11. La Isla Eterna del Paraíso [298]118
1. La residencia divina [299]118
2. La naturaleza de la Isla Eterna [300]119
3. El Paraíso alto [301]120
4. El Paraíso periférico [302]121
5. El Paraíso bajo [303]122
6. La respiración del espacio [304]123
7. Las funciones del Paraíso para el espacio [305]124
8. La gravedad paradisiaca [306]125
9. La singularidad del Paraíso [307]126
12. El universo de universos [308]128
1. Los niveles de espacio del universo maestro [309]128
2. Los dominios del Absoluto No Cualificado [310]130
3. La gravedad universal [311]131
4. El espacio y el movimiento [312]133
5. El espacio y el tiempo [313]134
6. El sobrecontrol universal [314]135
7. La parte y el todo [315]137
8. La materia, la mente y el espíritu [316]139
9. Las realidades personales [317]141
13. Las esferas sagradas del Paraíso [318]143
1. Los siete mundos sagrados del Padre [319]144
2. Las relaciones en los mundos del Padre [320]147
3. Los mundos sagrados del Hijo Eterno [321]149
4. Los mundos del Espíritu Infinito [322]149
14. El universo central y divino [323]152
1. El sistema Paraíso-Havona [324]152
2. La constitución de Havona [325]154
3. Los mundos de Havona [326]155
4. Las criaturas del universo central [327]156
5. La vida en Havona [328]158
6. El propósito del universo central [329]160
15. Los siete superuniversos [330]164
1. El nivel de espacio de los superuniversos [331]164
2. La organización de los superuniversos [332]165
3. El superuniverso de Orvonton [333]167
4. Las nebulosas, las antepasadas de los universos [334]169
5. El origen de los cuerpos del espacio [335]170
6. Las esferas del espacio [336]172
7. Las esferas arquitectónicas [337]174
8. El control y la regulación de la energía [338]175
9. Los circuitos de los superuniversos [339]176
10. Los regidores de los superuniversos [340]178
11. La asamblea deliberante [341]179
12. Los tribunales supremos [342]180
13. Los gobiernos de los sectores [343]181
14. Los propósitos de los siete superuniversos [344]181
16. Los siete Espíritus Maestros [345]184
1. La relación con la Deidad trina [346]185
2. La relación con el Espíritu Infinito [347]185
3. La identidad y diversidad de los Espíritus Maestros [348]186
4. Los atributos y funciones de los Espíritus Maestros [349]189
5. La relación con las criaturas [350]190
6. La mente cósmica [351]191
7. La moralidad, la virtud y la personalidad [352]192
8. La personalidad en Urantia [353]194
9. La realidad de la consciencia humana [354]195
17. Los siete grupos de Espíritus Supremos [355]197
1. Los siete Ejecutivos Supremos [356]198
2. Majeston, el jefe de la reflectividad [357]199
3. Los Espíritus Reflectantes [358]200
4. Los Auxiliares Reflectantes de Imagen [359]202
5. Los siete Espíritus de los Circuitos [360]202
6. Los Espíritus Creativos de los universos locales [361]203
7. Los espíritus-mente adjutores [362]205
8. Las funciones de los Espíritus Supremos [363]205
18. Las personalidades supremas de la Trinidad [364]207
1. Los Secretos Trinizados de la Supremacía [365]207
2. Los Eternos de los Días [366]208
3. Los Ancianos de los Días [367]209
4. Los Perfecciones de los Días [368]210
5. Los Recientes de los Días [369]211
6. Los Uniones de los Días [370]212
7. Los Fieles de los Días [371]213
19. Los seres de igual rango con origen en la Trinidad [372]214
1. Los Maestros Hijos de la Trinidad [373]214
2. Los Perfeccionadores de la Sabiduría [374]215
3. Los Consejeros Divinos [375]216
4. Los Censores Universales [376]217
5. Los Espíritus Inspirados de la Trinidad [377]219
6. Los nativos de Havona [378]221
7. Los ciudadanos del Paraíso [379]222
20. Los Hijos de Dios del Paraíso [380]223
1. Los Hijos de Dios descendentes [381]223
2. Los Hijos Magistrados [382]224
3. Las acciones judiciales [383]226
4. Las misiones de magistrado [384]226
5. El otorgamiento de los Hijos de Dios del Paraíso [385]227
6. Las carreras de otorgamiento como mortales [386]228
7. Los Maestros Hijos de la Trinidad [387]230
8. El ministerio de los Daynales en los universos locales [388]231
9. El servicio planetario de los Daynales [389]231
10. El ministerio unido de los Hijos del Paraíso [390]232
21. Los Hijos Creadores del Paraíso [391]234
1. El origen y la naturaleza de los Hijos Creadores [392]234
2. Los creadores de los universos locales [393]235
3. La soberanía de un universo local [394]237
4. Los otorgamientos de los Migueles [395]239
5. La relación de los Hijos Maestros con el universo [396]240
6. El destino de los Migueles Maestros [397]241
22. Los Hijos Trinizados de Dios [398]243
1. Los Hijos abrazados por la Trinidad [399]243
2. Los Mensajeros Poderosos [400]245
3. Los Altos en Autoridad [401]246
4. Los sin Nombre ni Número [402]246
5. Los Custodios Trinizados [403]247
6. Los Embajadores Trinizados [404]248
7. La técnica de trinización [405]249
8. Los hijos trinizados por criaturas [406]251
9. Los Guardianes Celestiales [407]252
10. Los asistentes de los Altos Hijos [408]253
23. Los Mensajeros Solitarios [409]256
1. La naturaleza y el origen de los Mensajeros Solitarios [410]256
2. Las misiones de los Mensajeros Solitarios [411]257
3. Los servicios de los Mensajeros Solitarios en el tiempo y el espacio [412]260
4. El ministerio especial de los Mensajeros Solitarios [413]262
24. Las personalidades más altas del Espíritu Infinito [414]264
1. Los Supervisores de Circuitos del Universo [415]265
2. Los Directores del Censo [416]266
3. Los Auxiliares Personales del Espíritu Infinito [417]268
4. Los Inspectores Asociados [418]268
5. Los Centinelas Asignados [419]268
6. Los Guías de los Graduados [420]269
7. El origen de los Guías de los Graduados [421]270
25. Las huestes de mensajeros del espacio [422]273
1. Los Servitales de Havona [423]273
2. Los Conciliadores Universales [424]275
3. El servicio de gran alcance de los Conciliadores [425]276
4. Los Asesores Técnicos [426]279
5. Los Custodios de los Registros del Paraíso [427]281
6. Las Registradoras Celestiales [428]281
7. Las Acompañantes de la Morontia [429]282
8. Las Acompañantes del Paraíso [430]283
26. Los espíritus ministrantes del universo central [431]285
1. Los espíritus ministrantes [432]285
2. Las poderosas supernafines [433]286
3. Las supernafines terciarias [434]288
4. Las supernafines secundarias [435]289
5. Las ayudantes de los peregrinos [436]291
6. Las guías de la supremacía [437]292
7. Las guías de la Trinidad [438]292
8. Las descubridoras del Hijo [439]293
9. Las guías del Padre [440]294
10. Las consejeras y asesoras [441]295
11. Las complementadoras del descanso [442]296
27. El ministerio de las supernafines primarias [443]298
1. Las facilitadoras del descanso [444]299
2. Las jefas de asignación [445]300
3. Las intérpretes de la ética [446]300
4. Las directoras de conducta [447]301
5. Las depositarias del conocimiento [448]301
6. Las maestras de la filosofía [449]302
7. Las conductoras de la adoración [450]303
28. Los espíritus ministrantes de los superuniversos [451]306
1. Las terciafines [452]306
2. Las omniafines [453]307
3. Las seconafines [454]307
4. Las seconafines primarias [455]307
5. Las seconafines secundarias [456]310
6. Las seconafines terciarias [457]313
7. El ministerio de las seconafines [458]317
29. Los Directores del Poder del Universo [459]319
1. Los siete Directores Supremos del Poder [460]320
2. Los Centros Supremos del Poder [461]320
3. El ámbito de los centros del poder [462]322
4. Los Controladores Físicos Maestros [463]324
5. Los Organizadores Maestros de la Fuerza [464]329
30. Las personalidades del gran universo [465]330
1. La clasificación paradisiaca de los seres vivos [466]330
2. El registro de Uversa de personalidades [467]334
3. Las colonias de cortesía [468]338
4. Los mortales ascendentes [469]340
31. El Cuerpo de la Finalización [470]345
1. Los nativos de Havona [471]346
2. Los Mensajeros por Gravedad [472]346
3. Los mortales glorificados [473]347
4. Las serafines adoptadas [474]348
5. Los Hijos Materiales glorificados [475]349
6. Las criaturas intermedias glorificadas [476]349
7. Los Evangelistas de la Luz [477]349
8. Los Trascendentales [478]350
9. Los Arquitectos del Universo Maestro [479]351
10. La aventura última [480]352
Contenido Página
32. La evolución de los universos locales [481]357
1. La emergencia física de los universos [482]357
2. La organización de un universo [483]358
3. La idea evolucionista [484]360
4. La relación de Dios con un universo local [485]362
5. El propósito eterno y divino [486]364
33. La administración del universo local [487]366
1. Miguel de Nebadon [488]366
2. El soberano de Nebadon [489]367
3. El Hijo y el Espíritu del Universo [490]368
4. Gabriel, el jefe ejecutivo [491]369
5. Los embajadores de la Trinidad [492]370
6. La administración general [493]371
7. Las cortes de Nebadon [494]372
8. Las funciones legislativa y ejecutiva [495]373
34. El Espíritu Madre del universo local [496]374
1. La personalización del Espíritu Creativo [497]374
2. La naturaleza de la Ministra Divina [498]375
3. El Hijo y el Espíritu en el tiempo y el espacio [499]376
4. Los circuitos del universo local [500]377
5. El ministerio del Espíritu [501]379
6. El espíritu en el hombre [502]380
7. El espíritu y la carne [503]382
35. Los Hijos de Dios de los universos locales [504]384
1. El Padre Melquisedec [505]384
2. Los Hijos Melquisedec [506]385
3. Los mundos Melquisedec [507]387
4. El trabajo especial de los Melquisedec [508]388
5. Los Hijos Vorondadek [509]389
6. Los Padres de las Constelaciones [510]390
7. Los mundos Vorondadek [511]391
8. Los Hijos Lanonandek [512]392
9. Los regidores Lanonandek [513]393
10. Los mundos Lanonandek [514]394
36. Los Portadores de Vida [515]396
1. El origen y la naturaleza de los Portadores de Vida [516]396
2. Los mundos de los Portadores de Vida [517]397
3. El trasplante de vida [518]399
4. Los Portadores de Vida Melquisedec [519]400
5. Los siete espíritus-mente adjutores [520]401
6. Las fuerzas vivas [521]403
37. Las personalidades del universo local [522]406
1. Los Auxiliares del Universo [523]406
2. Las Brillantes Estrellas Vespertinas [524]407
3. Los arcángeles [525]408
4. Los Asistentes Altísimos [526]409
5. Altos Comisionados [527]410
6. Los Supervisores Celestiales [528]412
7. Las Maestras de los Mundos Mansión [529]413
8. Los órdenes de espíritu más altos asignados [530]413
9. Los ciudadanos permanentes del universo local [531]414
10. Otros grupos del universo local [532]416
38. Los espíritus ministrantes del universo local [533]418
1. El origen de las serafines [534]418
2. Las naturalezas angélicas [535]419
3. Las ángeles no reveladas [536]420
4. Los mundos seráficos [537]420
5. La formación seráfica [538]420
6. La organización seráfica [539]421
7. Las querubines y las sanobines [540]422
8. La evolución de las querubines y las sanobines [541]423
9. Las criaturas intermedias [542]424
39. Las huestes seráficas [543]426
1. Las serafines supremas [544]427
2. Las serafines superiores [545]429
3. Las serafines supervisoras [546]432
4. Las serafines administradoras [547]434
5. Las ayudantes planetarias [548]436
6. Las ministras de la transición [549]439
7. Las serafines del futuro [550]440
8. El destino seráfico [551]440
9. El Cuerpo de la Compleción Seráfica [552]441
40. Los Hijos de Dios ascendentes [553]443
1. Las serafines evolutivas [554]443
2. Los Hijos Materiales ascendentes [555]444
3. Los intermedios trasladados [556]444
4. Los Ajustadores Personalizados [557]444
5. Los mortales del tiempo y el espacio [558]445
6. Los hijos de Dios por la fe [559]447
7. Los mortales fusionados con el Padre [560]448
8. Los mortales fusionados con el Hijo [561]449
9. Los mortales fusionados con el Espíritu [562]450
10. Los destinos de los ascendentes [563]452
41. Los aspectos físicos del universo local [564]455
1. Los centros del poder de Nebadon [565]455
2. Los controladores físicos de Satania [566]456
3. Nuestros compañeros estelares [567]458
4. La densidad de los soles [568]459
5. La radiación solar [569]460
6. El calcio, el vagabundo del espacio [570]461
7. Las fuentes de la energía solar [571]463
8. Las reacciones de la energía solar [572]464
9. La estabilidad de los soles [573]465
10. El origen de los mundos habitados [574]465
42. La energía: la mente y la materia [575]467
1. Las fuerzas y energías del Paraíso [576]467
2. Los sistemas universales de energía que no es de espíritu (las energías físicas) [577]469
3. La clasificación de la materia [578]471
4. Las transmutaciones de la energía y de la materia [579]472
5. Las manifestaciones de la energía en ondas [580]474
6. Los ultimatones, los electrones y los átomos [581]476
7. La materia atómica [582]477
8. La cohesión atómica [583]478
9. La filosofía natural [584]479
10. Los sistemas universales de energía no espiritual (los sistemas de mente material) [585]480
11. Los mecanismos del universo [586]481
12. El patrón y la forma La dominación de la mente [587]483
43. Las constelaciones [588]485
1. La sede de la constelación [589]485
2. El gobierno de la constelación [590]487
3. Los Altísimos de Norlatiadek [591]488
4. El monte de la asamblea El Fiel de los Días [592]489
5. Los Padres de Edentia desde la rebelión de Lucifer [593]490
6. Los jardines de Dios [594]492
7. Los univitatia [595]493
8. Los mundos de formación de Edentia [596]493
9. La ciudadanía de Edentia [597]495
44. Los artesanos celestiales [598]497
1. Los músicos celestiales [599]499
2. Los reproductores celestiales [600]500
3. Los constructores divinos [601]501
4. Los registradores del pensamiento [602]503
5. Los manipuladores de la energía [603]504
6. Los diseñadores y embellecedores [604]506
7. Los trabajadores de la armonía [605]507
8. Las aspiraciones de los mortales y los logros en la morontia [606]507
45. La administración del sistema local [607]509
1. Los mundos de cultura de transición [608]509
2. El Soberano del Sistema [609]511
3. El gobierno del sistema [610]512
4. Los veinticuatro consejeros [611]513
5. Los Hijos Materiales [612]514
6. La formación adánica de los ascendentes [613]515
7. Las escuelas Melquisedec [614]517
46. La sede del sistema local [615]519
1. Los aspectos físicos de Jerusem [616]519
2. Las características físicas de Jerusem [617]520
3. Las difusiones de Jerusem [618]522
4. Las áreas residenciales y administrativas [619]522
5. Los círculos de Jerusem [620]523
6. Los cuadrados ejecutivo-administrativos [621]527
7. Los rectángulos Los spornagia [622]527
8. Los triángulos de Jerusem [623]528
47. Los siete mundos mansión [624]530
1. El mundo de los finalitarios [625]530
2. La guardería probatoria [626]531
3. El primer mundo mansión [627]532
4. El segundo mundo mansión [628]534
5. El tercer mundo mansión [629]535
6. El cuarto mundo mansión [630]536
7. El quinto mundo mansión [631]537
8. El sexto mundo mansión [632]537
9. El séptimo mundo mansión [633]538
10. La ciudadanía de Jerusem [634]539
48. La vida en la morontia [635]541
1. Los materiales de la morontia [636]541
2. Las Supervisoras del Poder de la Morontia [637]542
3. Las Acompañantes de la Morontia [638]545
4. Los directores de la reversión [639]547
5. Las Maestras de los Mundos Mansión [640]550
6. Las serafines de los mundos de la morontia, las ministras de la transición [641]551
7. La mota de la morontia [642]556
8. Los progresores de la morontia [643]557
49. Los mundos habitados [644]559
1. La vida planetaria [645]559
2. Los tipos físicos planetarios [646]560
3. Los mundos de los no respiradores [647]563
4. Las criaturas evolutivas con voluntad [648]564
5. Las series planetarias de mortales [649]565
6. El escape terrestre [650]568
50. Los Príncipes Planetarios [651]572
1. La misión de los Príncipes [652]572
2. La administración planetaria [653]573
3. El equipo corpóreo del Príncipe [654]574
4. La sede planetaria y las escuelas planetarias [655]575
5. La civilización progresiva [656]576
6. La cultura planetaria [657]578
7. Las recompensas del aislamiento [658]578
51. Los Adanes planetarios [659]580
1. El origen y la naturaleza de los Hijos Materiales de Dios [660]580
2. El tránsito de los Adanes planetarios [661]582
3. Las misiones adánicas [662]582
4. Las seis razas evolutivas [663]584
5. La amalgamación racial, el otorgamiento de la sangre adánica [664]585
6. El régimen edénico [665]586
7. La administración unida [666]587
52. Las épocas planetarias de los mortales [667]589
1. El hombre primitivo [668]589
2. El hombre posterior al Príncipe Planetario [669]591
3. El hombre posadánico [670]592
4. El hombre posterior al Hijo Magistrado [671]594
5. El hombre posterior al Hijo de otorgamiento [672]595
6. La edad posterior al otorgamiento en Urantia [673]597
7. El hombre posterior a los Maestros Hijos [674]598
53. La rebelión de Lucifer [675]601
1. Los líderes de la rebelión [676]601
2. Las causas de la rebelión [677]602
3. El manifiesto de Lucifer [678]603
4. El estallido de la rebelión [679]604
5. La naturaleza del conflicto [680]605
6. Una comandante seráfica leal [681]606
7. La historia de la rebelión [682]607
8. El Hijo del Hombre en Urantia [683]609
9. El estado presente de la rebelión [684]610
54. Los problemas de la rebelión de Lucifer [685]613
1. La verdadera y la falsa libertad [686]613
2. El robo de la libertad [687]614
3. La demora de la justicia [688]615
4. La demora por misericordia [689]615
5. La sabiduría de la dilación [690]617
6. El triunfo del amor [691]618
55. Las esferas de luz y vida [692]621
1. El templo de morontia [693]622
2. La muerte y el traslado [694]623
3. Las edades de oro [695]624
4. Los reajustes administrativos [696]626
5. La cima del desarrollo material [697]629
6. El mortal individual [698]630
7. La etapa primera o planetaria [699]631
8. La etapa segunda o del sistema [700]632
9. La etapa tercera o de la constelación [701]633
10. La etapa cuarta o del universo local [702]634
11. Las etapas del sector menor y del sector mayor [703]635
12. La etapa séptima o del superuniverso [704]636
56. La unidad universal [705]637
1. La coordinación física [706]637
2. La unidad intelectual [707]638
3. La unificación espiritual [708]639
4. La unificación de la personalidad [709]639
5. La unidad de la Deidad [710]640
6. La unificación de la Deidad evolutiva [711]641
7. Las repercusiones evolutivas universales [712]642
8. El Unificador Supremo [713]643
9. La unidad del Absoluto Universal [714]644
10. La verdad, la belleza y la bondad [715]646
Contenido Página
57. El origen de Urantia [716]651
1. La nebulosa Andronover [717]651
2. La etapa nebular primaria [718]652
3. La etapa nebular secundaria [719]653
4. Las etapas terciaria y cuartana [720]654
5. El origen de Monmatia, el sistema solar de Urantia [721]655
6. La etapa del sistema solar, la era de formación de los planetas [722]657
7. La era meteorítica, la edad volcánica La atmósfera planetaria primitiva [723]658
8. La estabilización de la corteza La edad de los terremotos El océano mundial y el primer continente [724]660
58. El establecimiento de la vida en Urantia [725]664
1. Los requisitos indispensables para la vida física [726]664
2. La atmósfera de Urantia [727]665
3. El entorno espacial [728]666
4. La era de los albores de la vida [729]667
5. La deriva continental [730]668
6. El periodo de transición [731]669
7. El libro de historia geológico [732]670
59. La era de la vida marina en Urantia [733]672
1. La primera vida marina en los mares poco profundos La edad de los trilobites. [734]673
2. La etapa de la primera inundación continental La edad de los animales invertebrados. [735]674
3. La etapa de la segunda gran inundación El periodo del coral. La edad de los braquiópodos. [736]676
4. La etapa de la gran emergencia de las tierras El periodo de vida terrestre vegetal La edad de los peces [737]678
6. La etapa de la transición climática El periodo de las plantas de semilla La edad de la tribulación biológica [739]682
60. Urantia durante la era de la primera vida terrestre [740]685
1. La primera edad de los reptiles [741]685
2. La segunda edad de los reptiles [742]687
3. La etapa cretácica El periodo de las plantas floríferas La edad de las aves [743]688
4. El final del periodo de la creta [744]691
61. La era de los mamíferos en Urantia [745]693
1. La nueva etapa de tierra continental. La edad de los primeros mamíferos [746]693
2. La etapa más reciente de inundaciones. La edad de los mamíferos avanzados [747]694
3. La etapa de las montañas modernas. La edad del elefante y del caballo [748]696
4. La etapa de la elevación continental reciente. La última gran emigración de los mamíferos [749]698
5. La primera edad de hielo [750]699
6. El hombre primitivo en la edad de hielo [751]700
7. La continuación de la edad de hielo [752]700
62. Las razas de los albores del primer hombre [753]703
1. Los tipos iniciales de lémures [754]703
2. Los mamíferos de los albores [755]703
3. Los mamíferos intermedios [756]704
4. Los primates [757]706
5. Los primeros seres humanos [758]707
6. La evolución de la mente humana [759]709
7. El reconocimiento como mundo habitado [760]709
63. La primera familia humana [761]711
1. Andon y Fonta [762]711
2. La huida de los gemelos [763]712
3. La familia de Andon [764]713
4. Los clanes andónicos [765]713
5. La dispersión de los andonitas [766]715
6. Onagar, el primer maestro de la verdad [767]715
7. La supervivencia de Andon y Fonta [768]717
64. Las razas evolutivas de color [769]718
1. Los aborígenes andónicos [770]718
2. Los pueblos de Foxhall [771]719
3. Las tribus de Badonan [772]720
4. Las razas de Neandertal [773]720
5. El origen de las razas de color [774]722
6. Las seis razas sangik de Urantia [775]722
7. La dispersión de las razas de color [776]726
65. El sobrecontrol de la evolución [777]730
1. Las funciones de los Portadores de Vida [778]730
2. El panorama evolutivo [779]731
3. El fomento de la evolución [780]733
4. La aventura de Urantia [781]734
5. Las vicisitudes de la evolución de la vida [782]736
6. Las técnicas evolutivas de la vida [783]737
7. Los niveles evolutivos de la mente [784]738
8. La evolución en el tiempo y el espacio [785]739
66. El Príncipe Planetario de Urantia [786]741
1. El Príncipe Caligastia [787]741
2. El equipo del Príncipe [788]742
3. Dalamatia, la ciudad del Príncipe [789]743
4. Los primeros días de los cien [790]743
5. La organización de los cien [791]745
6. El reinado del Príncipe [792]749
7. La vida en Dalamatia [793]750
8. Los infortunios de Caligastia [794]752
67. La rebelión planetaria [795]754
1. La traición de Caligastia [796]754
2. El estallido de la rebelión [797]755
3. Los siete años cruciales [798]756
4. Los cien de Caligastia después de la rebelión [799]757
5. Los resultados inmediatos de la rebelión [800]758
6. Van el inquebrantable [801]759
7. Las repercusiones remotas del pecado [802]760
8. El héroe humano de la rebelión [803]761
68. Los albores de la civilización [804]763
1. La socialización protectora [805]763
2. Los factores del progreso social [806]764
3. La influencia socializadora del miedo a los fantasmas [807]766
4. La evolución de los usos y costumbres [808]767
5. Las técnicas del manejo de la tierra, las artes del sustento [809]768
6. La evolución de la cultura [810]769
69. Las instituciones humanas primitivas [811]772
1. Las instituciones humanas básicas [812]772
2. Los albores de la industria [813]773
3. La especialización del trabajo [814]773
4. Los comienzos del comercio [815]775
5. Los comienzos del capital [816]775
6. El fuego y la civilización [817]777
7. La utilización de animales [818]778
8. La esclavitud como factor de civilización [819]778
9. La propiedad privada [820]780
70. La evolución del gobierno humano [821]783
1. La génesis de la guerra [822]783
2. El valor social de la guerra [823]785
3. Las primeras asociaciones humanas [824]787
4. Los clanes y las tribus [825]788
5. Los comienzos del gobierno [826]788
6. El gobierno monárquico [827]789
7. Los primeros clubes y sociedades secretas [828]790
8. Las clases sociales [829]792
9. Los derechos humanos [830]793
10. La evolución de la justicia [831]794
11. Las leyes y los tribunales [832]796
12. El reparto de la autoridad civil [833]797
71. El desarrollo del Estado [834]800
1. El Estado embrionario [835]800
2. La evolución del gobierno representativo [836]801
3. Los ideales del Estado [837]803
4. La civilización progresiva [838]804
5. La evolución de la competencia [839]805
6. El afán de lucro [840]805
7. La educación [841]806
8. El carácter del Estado [842]806
72. El gobierno de un planeta vecino [843]808
1. La nación continental [844]808
2. La organización política [845]809
3. La vida de familia [846]811
4. El sistema educativo [847]812
5. La organización industrial [848]813
6. El seguro de vejez [849]814
7. El sistema tributario [850]815
8. Las escuelas superiores especiales [851]816
9. El plan de sufragio universal [852]817
10. La lucha contra el crimen [853]818
11. La preparación militar [854]818
12. Las otras naciones [855]819
73. El Jardín del Edén [856]821
1. Los noditas y los amadonitas [857]821
2. La planificación del Jardín [858]822
3. El emplazamiento del Jardín [859]823
4. El establecimiento del Jardín [860]823
5. El hogar jardín [861]824
6. El árbol de la vida [862]825
7. El destino del Edén [863]826
74. Adán y Eva [864]828
1. Adán y Eva en Jerusem [865]828
2. La llegada de Adán y Eva [866]829
3. Los primeros contactos de Adán y Eva con el planeta [867]830
4. El primer disturbio [868]832
5. La administración de Adán [869]833
6. La vida de familia de Adán y Eva [870]834
7. La vida en el Jardín [871]835
8. La leyenda de la creación [872]836
75. La falta de Adán y Eva [873]839
1. El problema de Urantia [874]839
2. La intriga de Caligastia [875]840
3. La tentación de Eva [876]841
4. El reconocimiento de la falta [877]842
5. Las repercusiones de la falta [878]843
6. Adán y Eva se van del Jardín [879]844
7. La degradación de Adán y Eva [880]845
8. La supuesta caída del hombre [881]845
76. El segundo Jardín [882]847
1. Los edenitas entran en Mesopotamia [883]847
2. Caín y Abel [884]848
3. La vida en Mesopotamia [885]849
4. La raza violeta [886]850
5. La muerte de Adán y Eva [887]851
6. La supervivencia de Adán y Eva [888]853
77. Las criaturas intermedias [889]855
1. Los intermedios primarios [890]855
2. La raza nodita [891]856
3. La torre de Babel [892]858
4. Los centros de civilización noditas [893]859
5. Adamson y Ratta [894]861
6. Los intermedios secundarios [895]862
7. Los intermedios rebeldes [896]863
8. Los intermedios unidos [897]864
9. Los ciudadanos permanentes de Urantia [898]865
78. La raza violeta después de los días de Adán [899]868
1. La distribución racial y cultural [900]868
2. Los adanitas del segundo Jardín [901]869
3. Las primeras expansiones de los adanitas [902]870
4. Los anditas [903]871
5. Las emigraciones anditas [904]872
6. Las últimas dispersiones anditas [905]873
7. Las inundaciones de Mesopotamia [906]874
8. Los sumerios, los últimos anditas [907]875
79. La expansión andita en Oriente [908]878
1. Los anditas del Turquestán [909]878
2. La conquista andita de la India [910]879
3. La India dravídica [911]881
4. La invasión aria de la India [912]882
5. El hombre rojo y el hombre amarillo [913]883
6. Los albores de la civilización china [914]884
7. Los anditas entran en China [915]886
8. La civilización china posterior [916]887
80. La expansión andita en Occidente [917]889
1. Los adanitas entran en Europa [918]889
2. Los cambios climáticos y geológicos [919]890
3. El hombre azul cromañoide [920]891
4. Las invasiones anditas de Europa [921]892
5. La conquista andita del norte de Europa [922]893
6. Los anditas de la ribera del Nilo [923]894
7. Los anditas de las islas del Mediterráneo [924]895
8. Los andonitas danubianos [925]896
9. Las tres razas blancas [926]897
81. El desarrollo de la civilización moderna [927]900
1. La cuna de la civilización [928]900
2. Los instrumentos de civilización [929]901
3. Las ciudades, la manufactura y el comercio [930]903
4. Las razas mestizas [931]904
5. La sociedad cultural [932]905
6. El mantenimiento de la civilización [933]906
82. La evolución del matrimonio [934]913
1. El instinto de copulación [935]913
2. Los tabúes restrictivos [936]914
3. Los primeros usos y costumbres matrimoniales [937]915
4. El matrimonio bajo los usos y costumbres relativos a la propiedad [938]917
5. La endogamia y la exogamia [939]918
6. Las mezclas raciales [940]919
83. La institución del matrimonio [941]922
1. El matrimonio como institución social [942]922
2. El noviazgo y los esponsales [943]923
3. La compra y la dote [944]923
4. La ceremonia nupcial [945]924
5. Los matrimonios plurales [946]925
6. La monogamia verdadera, el matrimonio de pareja [947]927
7. La disolución del vínculo matrimonial [948]928
8. La idealización del matrimonio [949]929
84. El matrimonio y la vida de familia [950]931
1. Las asociaciones de pareja primitivas [951]931
2. Las primeras familias matriarcales [952]932
3. La familia bajo el dominio del padre [953]933
4. El estatus de la mujer en las primeras sociedades [954]935
5. La mujer y el desarrollo de los usos y costumbres [955]936
6. La asociación de hombre y mujer [956]938
7. Los ideales de la vida de familia [957]939
8. Los peligros de la autogratificación [958]942
85. Los orígenes de la adoración [959]944
1. La adoración a las piedras y los montes [960]944
2. La adoración a las plantas y a los árboles [961]945
3. La adoración a los animales [962]946
4. La adoración a los elementos [963]946
5. La adoración a los cuerpos celestes [964]947
6. La adoración al hombre [965]948
7. Los adjutores de la adoración y de la sabiduría [966]948
86. La evolución inicial de la religión [967]950
1. El azar: la buena y la mala suerte [968]950
2. La personificación del azar [969]951
3. La muerte: lo inexplicable [970]952
4. El concepto de la supervivencia a la muerte [971]952
5. El concepto del alma fantasma [972]953
6. El entorno de los espíritus fantasma [973]955
7. La función de la religión primitiva [974]956
87. Los cultos a los fantasmas [975]958
1. El miedo a los fantasmas [976]958
2. El aplacamiento de los fantasmas [977]959
3. El culto a los antepasados [978]960
4. Los fantasmas espíritus buenos y malos [979]961
5. El progreso del culto a los fantasmas [980]962
6. Las coerciones y los exorcismos [981]963
7. La naturaleza de la práctica cultual [982]965
88. Los fetiches, los amuletos y la magia [983]967
1. La creencia en los fetiches [984]967
2. La evolución del fetichismo [985]968
3. El totemismo [986]970
4. La magia [987]970
5. Los amuletos mágicos [988]971
6. La práctica de la magia [989]972
89. El pecado, el sacrificio y la expiación [990]974
1. El tabú [991]974
2. El concepto de pecado [992]975
3. La renuncia y la humillación [993]976
4. Los orígenes del sacrificio [994]977
5. Los sacrificios y el canibalismo [995]978
6. La evolución de los sacrificios humanos [996]980
7. Las modificaciones de los sacrificios humanos [997]981
8. La redención y los pactos [998]982
9. Los sacrificios y los sacramentos [999]983
10. El perdón de los pecados [1000]984
90. El chamanismo: los curanderos y los sacerdotes [1001]986
1. Los primeros chamanes, los curanderos [1002]986
2. Las prácticas chamánicas [1003]987
3. La teoría chamánica de la enfermedad y la muerte [1004]989
4. La medicina de los chamanes [1005]990
5. Los sacerdotes y los ritos [1006]992
91. La evolución de la oración [1007]994
1. La oración primitiva [1008]994
2. La evolución de la oración [1009]995
3. La oración y el otro yo [1010]996
4. La oración ética [1011]997
5. Las repercusiones sociales de la oración [1012]998
6. La esfera de acción de la oración [1013]999
7. El misticismo, el éxtasis y la inspiración [1014]1000
8. La oración como experiencia personal [1015]1001
9. Las condiciones para una oración eficaz [1016]1002
92. La evolución posterior de la religión [1017]1003
1. La naturaleza evolutiva de la religión [1018]1003
2. La religión y los usos y costumbres [1019]1004
3. La naturaleza de la religión evolutiva [1020]1005
4. El don de la revelación [1021]1007
5. Los grandes líderes religiosos [1022]1008
6. Las religiones compuestas [1023]1010
7. La evolución adicional de la religión [1024]1012
93. Maquiventa Melquisedec [1025]1014
1. La encarnación de Maquiventa [1026]1014
2. El sabio de Salem [1027]1015
3. Las enseñanzas de Melquisedec [1028]1016
4. La religión de Salem [1029]1017
5. La elección de Abraham [1030]1018
6. La alianza de Melquisedec con Abraham [1031]1020
7. Los misioneros de Melquisedec [1032]1021
8. Melquisedec se marcha [1033]1022
9. Tras la marcha de Melquisedec [1034]1022
10. El estatus presente de Maquiventa Melquisedec [1035]1024
94. Las enseñanzas de Melquisedec en Oriente [1036]1027
1. Las enseñanzas de Salem en la India védica [1037]1027
2. El brahmanismo [1038]1028
3. La filosofía brahmánica [1039]1030
4. La religión hindú [1040]1031
5. La lucha por la verdad en China [1041]1032
6. Lao-Tse y Confucio [1042]1033
7. Siddharta Gautama [1043]1035
8. La fe budista [1044]1036
9. La difusión del budismo [1045]1037
10. La religión en el Tíbet [1046]1038
11. La filosofía budista [1047]1038
12. El concepto de Dios en el budismo [1048]1040
95. Las enseñanzas de Melquisedec en el Levante [1049]1042
1. La religión de Salem en Mesopotamia [1050]1042
2. La primera religión egipcia [1051]1043
3. La evolución de los conceptos morales [1052]1045
4. Las enseñanzas de Amenemope [1053]1046
5. El notable Akenatón [1054]1047
6. Las doctrinas de Salem en Irán [1055]1049
7. Las enseñanzas de Salem en Arabia [1056]1050
96. Yahvé, el Dios de los hebreos [1057]1052
1. Los conceptos de la Deidad entre los semitas [1058]1052
2. Los pueblos semitas [1059]1054
3. El incomparable Moisés [1060]1055
4. La proclamación de Yahvé [1061]1056
5. Las enseñanzas de Moisés [1062]1057
6. El concepto de Dios tras la muerte de Moisés [1063]1059
7. Los salmos y el libro de Job [1064]1060
97. La evolución del concepto de Dios entre los hebreos [1065]1062
1. Samuel, el primer profeta hebreo [1066]1062
2. Elías y Eliseo [1067]1064
3. Yahvé y Baal [1068]1064
4. Amós y Oseas [1069]1065
5. El primer Isaías [1070]1066
6. Jeremías el intrépido [1071]1067
7. El segundo Isaías [1072]1068
8. La historia sagrada y la historia profana [1073]1070
9. La historia hebrea [1074]1071
10. La religión hebrea [1075]1075
98. Las enseñanzas de Melquisedec en Occidente [1076]1077
1. La religión de Salem entre los griegos [1077]1077
2. El pensamiento filosófico griego [1078]1078
3. Las enseñanzas de Melquisedec en Roma [1079]1080
4. Los cultos de misterio [1080]1081
5. El culto de Mitra [1081]1082
6. El mitraísmo y el cristianismo [1082]1083
7. La religión cristiana [1083]1083
99. Los problemas sociales de la religión [1084]1086
1. La religión y la reconstrucción social [1085]1086
2. La debilidad de la religión institucional [1086]1087
3. La religión y la persona religiosa [1087]1088
4. Las dificultades de la transición [1088]1089
5. Los aspectos sociales de la religión [1089]1090
6. La religión institucional [1090]1092
7. La contribución de la religión [1091]1092
100. La religión en la experiencia humana [1092]1094
1. El crecimiento religioso [1093]1094
2. El crecimiento espiritual [1094]1095
3. Los conceptos de valor supremo [1095]1096
4. Los problemas del crecimiento [1096]1097
5. La conversión y el misticismo [1097]1098
6. Los indicadores del vivir religioso [1098]1100
7. La cima del vivir religioso [1099]1101
101. La naturaleza real de la religión [1100]1104
1. La verdadera religión [1101]1104
2. El hecho de la religión [1102]1105
3. Las características de la religión [1103]1107
4. Las limitaciones de la revelación [1104]1109
5. La religión ampliada por la revelación [1105]1110
6. La experiencia religiosa progresiva [1106]1111
7. Una filosofía personal de la religión [1107]1113
8. La fe y la creencia [1108]1114
9. La religión y la moralidad [1109]1115
10. La religión como libertadora del hombre [1110]1116
102. Los fundamentos de la fe religiosa [1111]1118
1. Las seguridades de la fe [1112]1118
2. La religión y la realidad [1113]1119
3. El conocimiento, la sabiduría y la visión interior [1114]1121
4. El hecho de la experiencia [1115]1123
5. La supremacía del potencial intencional [1116]1123
6. La certeza de la fe religiosa [1117]1124
7. La certidumbre de lo divino [1118]1126
8. Las pruebas de la religión [1119]1127
103. La realidad de la experiencia religiosa [1120]1129
1. La filosofía de la religión [1121]1129
2. La religión y el individuo [1122]1130
3. La religión y la raza humana [1123]1132
4. La comunión espiritual [1124]1133
5. El origen de los ideales [1125]1133
6. La coordinación filosófica [1126]1135
7. La ciencia y la religión [1127]1137
8. La filosofía y la religión [1128]1140
9. La esencia de la religión [1129]1140
104. El crecimiento del concepto de trinidad [1130]1143
1. Los conceptos urantianos de trinidad [1131]1143
2. La unidad de las trinidades y la pluralidad de la Deidad [1132]1145
3. Las trinidades y las triunidades [1133]1146
4. Las siete triunidades [1134]1147
5. Las triodidades [1135]1151
105. La deidad y la realidad [1136]1152
1. El concepto filosófico del YO SOY [1137]1152
2. El YO SOY como trino y séptuplo [1138]1153
3. Los siete Absolutos de la Infinitud [1139]1155
4. La unidad, la dualidad y la triunidad [1140]1157
5. La promulgación de la realidad finita [1141]1158
6. Las repercusiones de la realidad finita [1142]1159
7. El devenir de los trascendentales [1143]1159
106. Los niveles de realidad en el universo [1144]1162
1. La asociación primaria de los funcionales finitos [1145]1163
2. La integración secundaria suprema de lo finito [1146]1164
3. La asociación trascendental terciaria de la realidad [1147]1165
4. La integración última cuartana [1148]1166
5. La asociación coabsoluta o de quinta fase [1149]1167
6. La integración absoluta o de sexta fase [1150]1167
7. El carácter final del destino [1151]1168
8. La Trinidad de Trinidades [1152]1170
9. La unificación existencial infinita [1153]1173
107. El origen y la naturaleza de los Ajustadores del Pensamiento [1154]1176
1. El origen de los Ajustadores del Pensamiento [1155]1177
2. La clasificación de los Ajustadores [1156]1178
3. La morada de los Ajustadores en Divinington [1157]1179
4. La naturaleza y la presencia de los Ajustadores [1158]1180
5. La constitución mental de los Ajustadores [1159]1181
6. Los Ajustadores como espíritus puros [1160]1182
7. Los Ajustadores y la personalidad [1161]1183
108. La misión y el ministerio de los Ajustadores del Pensamiento [1162]1185
1. La selección y la asignación [1163]1185
2. Los requisitos para el morar interior de los Ajustadores [1164]1186
3. La organización y la administración [1165]1188
4. La relación con otras influencias espirituales [1166]1190
5. La misión de los Ajustadores [1167]1191
6. Dios en el hombre [1168]1192
109. La relación de los Ajustadores con las criaturas del universo [1169]1195
1. El desarrollo de los Ajustadores [1170]1195
2. Los Ajustadores autónomos [1171]1196
3. La relación de los Ajustadores con los tipos de mortales [1172]1197
4. Los Ajustadores y la personalidad humana [1173]1198
5. Los impedimentos materiales al morar interior de los Ajustadores [1174]1199
6. La persistencia de los valores verdaderos [1175]1200
7. El destino de los Ajustadores Personalizados [1176]1201
110. La relación de los Ajustadores con los mortales individuales [1177]1203
1. Morar en la mente del mortal [1178]1203
2. Los Ajustadores y la voluntad humana [1179]1204
3. La cooperación con el Ajustador [1180]1205
4. El trabajo del Ajustador en la mente [1181]1207
5. Los conceptos erróneos sobre la acción orientadora del Ajustador [1182]1207
6. Los siete círculos psíquicos [1183]1209
7. El logro de la inmortalidad [1184]1212
111. El Ajustador y el alma [1185]1215
1. La mente como escenario de elección [1186]1216
2. La naturaleza del alma [1187]1217
3. La evolución del alma [1188]1218
4. La vida interior [1189]1219
5. La consagración de la elección [1190]1221
6. La paradoja humana [1191]1221
7. El problema del Ajustador [1192]1223
112. La supervivencia de la personalidad [1193]1225
1. La personalidad y la realidad [1194]1226
2. El yo [1195]1227
3. El fenómeno de la muerte [1196]1229
4. Los Ajustadores después de la muerte [1197]1231
5. La supervivencia del yo humano [1198]1232
6. El yo de morontia [1199]1235
7. La fusión con el Ajustador [1200]1237
113. Las guardianas seráficas del destino [1201]1241
1. Las ángeles guardianas [1202]1241
2. Las guardianas del destino [1203]1242
3. La relación con otras influencias del espíritu [1204]1244
4. Los ámbitos de acción seráficos [1205]1245
5. El ministerio seráfico a los mortales [1206]1245
6. Las ángeles guardianas después de la muerte [1207]1246
7. Las serafines y la carrera ascendente [1208]1248
114. El gobierno planetario seráfico [1209]1250
1. La soberanía de Urantia [1210]1250
2. La junta de supervisores planetarios [1211]1251
3. El gobernador general residente [1212]1252
4. El observador Altísimo [1213]1253
5. El gobierno planetario [1214]1254
6. Las serafines maestras de supervisión planetaria [1215]1254
7. El cuerpo de reserva del destino [1216]1257
115. El Ser Supremo [1217]1260
1. La relatividad de los marcos conceptuales [1218]1260
2. La base absoluta de la supremacía [1219]1261
3. Lo original, lo actual y lo potencial [1220]1261
4. Las fuentes de la realidad del Supremo [1221]1263
5. La relación del Supremo con la Trinidad del Paraíso [1222]1264
6. La relación del Supremo con las triodidades [1223]1265
7. La naturaleza del Supremo [1224]1266
116. El Supremo Todopoderoso [1225]1268
1. La mente Suprema [1226]1268
2. El Todopoderoso y Dios Séptuplo [1227]1269
3. El Todopoderoso y la Deidad del Paraíso [1228]1270
4. El Todopoderoso y los Creadores Supremos [1229]1271
5. El Todopoderoso y los controladores séptuplos [1230]1273
6. La dominación del espíritu [1231]1275
7. El organismo vivo del gran universo [1232]1276
117. Dios Supremo [1233]1278
1. La naturaleza del Ser Supremo [1234]1278
2. La fuente del crecimiento evolutivo [1235]1280
3. La relevancia del Supremo para las criaturas del universo [1236]1281
4. El Dios finito [1237]1283
5. La sobrealma de la creación [1238]1285
6. La búsqueda del Supremo [1239]1287
7. El futuro del Supremo [1240]1291
118. El Supremo y el Último: el tiempo y el espacio [1241]1294
1. El tiempo y la eternidad [1242]1295
2. La omnipresencia y la ubicuidad [1243]1296
3. Las relaciones en el espacio-tiempo [1244]1297
4. La causalidad primaria y secundaria [1245]1298
5. La omnipotencia y la composibilidad [1246]1299
6. La omnipotencia y la omnificencia [1247]1299
7. La omnisciencia y la predestinación [1248]1300
8. El control y el sobrecontrol [1249]1301
9. Los mecanismos del universo [1250]1303
10. Las funciones de la providencia [1251]1304
119. Los otorgamientos de Cristo Miguel [1252]1308
1. El primer otorgamiento [1253]1309
2. El segundo otorgamiento [1254]1310
3. El tercer otorgamiento [1255]1312
4. El cuarto otorgamiento [1256]1313
5. El quinto otorgamiento [1257]1314
6. El sexto otorgamiento [1258]1315
7. El otorgamiento séptimo y final [1259]1316
8. El estatus de Miguel posterior a los otorgamientos [1260]1317
Contenido Página
120. El otorgamiento de Miguel en Urantia [1261]1323
1. El cometido del séptimo otorgamiento [1262]1325
2. Las limitaciones del otorgamiento [1263]1327
3. Consejos y recomendaciones adicionales [1264]1329
4. La encarnación, hacer de dos uno [1265]1331
121. La época del otorgamiento de Miguel [1266]1332
1. El Occidente en el siglo primero después de Cristo [1267]1332
2. El pueblo judío [1268]1333
3. Entre los gentiles [1269]1334
4. La filosofía de los gentiles [1270]1335
5. Las religiones de los gentiles [1271]1336
6. La religión hebrea [1272]1338
7. Los judíos y los gentiles [1273]1339
8. Los escritos anteriores [1274]1341
122. El nacimiento y la infancia de Jesús [1275]1344
1. José y María [1276]1344
2. Gabriel se aparece a Isabel [1277]1345
3. La anunciación de Gabriel a María [1278]1346
4. El sueño de José [1279]1347
5. Los padres de Jesús en la tierra [1280]1348
6. El hogar de Nazaret [1281]1349
7. El viaje a Belén [1282]1350
8. El nacimiento de Jesús [1283]1351
9. La presentación en el templo [1284]1352
10. Herodes actúa [1285]1353
123. Los comienzos de la niñez de Jesús [1286]1355
1. De vuelta en Nazaret [1287]1356
2. El quinto año (2 a. C.) [1288]1357
3. Acontecimientos del sexto año (1 a. C.) [1289]1359
4. El séptimo año (1 d. C.) [1290]1361
5. Días de escuela en Nazaret [1291]1362
6. Su octavo año (2 d. C.) [1292]1364
124. El final de la niñez de Jesús [1293]1366
1. El noveno año de Jesús (3 d. C.) [1294]1366
2. El décimo año (4 d. C.) [1295]1368
3. El undécimo año (5 d. C.) [1296]1369
4. El duodécimo año (6 d. C.) [1297]1371
5. Su decimotercer año (7 d. C.) [1298]1373
6. El viaje a Jerusalén [1299]1374
125. Jesús en Jerusalén [1300]1377
1. Jesús ve el templo [1301]1378
2. Jesús y la Pascua [1302]1379
3. José y María se marchan [1303]1381
4. Primer y segundo día en el templo [1304]1381
5. El tercer día en el templo [1305]1382
6. El cuarto día en el templo [1306]1383
126. Los dos años cruciales [1307]1386
1. Su decimocuarto año (8 d. C.) [1308]1387
2. La muerte de José [1309]1388
3. El año decimoquinto (9 d. C.) [1310]1389
4. El primer sermón en la sinagoga [1311]1391
5. Los apuros económicos [1312]1392
127. Los años de la adolescencia [1313]1395
1. El decimosexto año (10 d. C.) [1314]1395
2. El decimoséptimo año (11 d. C.) [1315]1396
3. El decimoctavo año (12 d. C.) [1316]1398
4. El decimonoveno año (13 d. C.) [1317]1401
5. Rebeca, hija de Esdras [1318]1402
6. Su vigésimo año (14 d. C.) [1319]1403
128. Jesús comienza su vida adulta [1320]1407
1. El vigesimoprimer año (15 d. C.) [1321]1407
2. El vigesimosegundo año (16 d. C.) [1322]1409
3. El vigesimotercer año (17 d. C.) [1323]1411
4. El episodio de Damasco [1324]1412
5. El vigesimocuarto año (18 d. C.) [1325]1413
6. El vigesimoquinto año (19 d. C.) [1326]1415
7. El vigesimosexto año (20 d. C.) [1327]1416
129. Jesús prosigue su vida adulta [1328]1419
1. El vigesimoséptimo año (21 d. C.) [1329]1419
2. El vigesimoctavo año (22 d. C.) [1330]1421
3. El vigesimonoveno año (23 d. C.) [1331]1423
4. El Jesús humano [1332]1424
130. De camino a Roma [1333]1427
1. En Jope. El discurso sobre Jonás [1334]1428
2. En Cesarea [1335]1429
3. En Alejandría [1336]1432
4. Una disertación sobre la realidad [1337]1433
5. En la isla de Creta [1338]1436
6. El joven que tenía miedo [1339]1437
7. Disertación en Cartago sobre el tiempo y el espacio [1340]1438
8. De camino a Nápoles y Roma [1341]1440
131. Las religiones del mundo [1342]1442
1. El cinismo [1343]1442
2. El judaísmo [1344]1444
3. El budismo [1345]1446
4. El hinduismo [1346]1447
5. El zoroastrismo [1347]1449
6. El suduanismo (jainismo) [1348]1450
7. El sintoísmo [1349]1451
8. El taoísmo [1350]1451
9. El confucianismo [1351]1452
10. «Nuestra religión» [1352]1453
132. La estancia en Roma [1353]1455
1. Los valores verdaderos [1354]1456
2. El bien y el mal [1355]1457
3. La verdad y la fe [1356]1459
4. El ministerio personal [1357]1460
5. Consejos para el hombre rico [1358]1462
6. El ministerio social [1359]1465
7. Las excursiones alrededor de Roma [1360]1466
133. La vuelta de Roma [1361]1468
1. La misericordia y la justicia [1362]1468
2. El embarque en Tarento [1363]1470
3. En Corinto [1364]1471
4. La instrucción personal en Corinto [1365]1474
5. Disertación sobre la ciencia en Atenas [1366]1476
6. Disertación sobre el alma en Éfeso [1367]1477
7. Disertación sobre la mente en Chipre [1368]1479
8. En Antioquía [1369]1480
9. En Mesopotamia [1370]1481
134. Los años de transición [1371]1483
1. El año trigésimo (24 d. C.) [1372]1483
2. El viaje en caravana al Caspio [1373]1484
3. Las conferencias de Urmía [1374]1485
4. La soberanía divina y humana [1375]1486
5. La soberanía política [1376]1487
6. La ley, la libertad y la soberanía [1377]1490
7. El año trigésimo primero (25 d. C.) [1378]1492
8. La estancia en el monte Hermón [1379]1492
9. El tiempo de espera [1380]1494
135. Juan el Bautista [1381]1496
1. Juan se hace nazareo [1382]1496
2. La muerte de Zacarías [1383]1497
3. La vida de pastor [1384]1497
4. La muerte de Isabel [1385]1499
5. El reino de Dios [1386]1500
6. Juan empieza a predicar [1387]1501
7. Juan avanza hacia el norte [1388]1503
8. El encuentro de Jesús y Juan [1389]1503
9. Cuarenta días de predicación [1390]1505
10. Juan vuelve al sur [1391]1506
11. Juan encarcelado [1392]1506
12. La muerte de Juan el Bautista [1393]1508
136. El bautismo y los cuarenta días [1394]1509
1. Los conceptos del Mesías esperado [1395]1509
2. El bautismo de Jesús [1396]1510
3. Los cuarenta días [1397]1512
4. Los planes para su obra pública [1398]1514
5. La primera gran decisión [1399]1516
6. La segunda decisión [1400]1517
7. La tercera decisión [1401]1519
8. La cuarta decisión [1402]1520
9. La quinta decisión [1403]1521
10. La sexta decisión [1404]1523
137. La espera en Galilea [1405]1524
1. La elección de los cuatro primeros apóstoles [1406]1524
2. La elección de Felipe y Natanael [1407]1526
3. La visita a Cafarnaúm [1408]1527
4. Las bodas de Caná [1409]1528
5. De vuelta en Cafarnaúm [1410]1531
6. Los acontecimientos de un día de sabbat [1411]1532
7. Los cuatro meses de formación [1412]1533
8. El sermón sobre el reino [1413]1535
138. La formación de los mensajeros del reino [1414]1538
1. Las instrucciones finales [1415]1538
2. La elección de los seis [1416]1539
3. El llamamiento de Mateo y Simón [1417]1540
4. El llamamiento de los gemelos [1418]1541
5. El llamamiento de Tomás y Judas [1419]1542
6. La semana de formación intensiva [1420]1542
7. Otra decepción [1421]1543
8. El primer trabajo de los doce [1422]1545
9. Los cinco meses de prueba [1423]1546
10. La organización de los doce [1424]1547
139. Los doce apóstoles [1425]1548
1. Andrés, el primer elegido [1426]1548
2. Simón Pedro [1427]1550
3. Santiago Zebedeo [1428]1552
4. Juan Zebedeo [1429]1553
5. Felipe el curioso [1430]1556
6. El honrado Natanael [1431]1558
7. Mateo Leví [1432]1559
8. Tomás Dídimo [1433]1561
9 y 10. Santiago y Judas Alfeo [1434]1563
11. Simón el Zelote [1435]1564
12. Judas Iscariote [1436]1565
140. La ordenación de los doce [1437]1568
1. La instrucción preliminar [1438]1568
2. La ordenación [1439]1569
3. El sermón de la ordenación [1440]1570
4. Vosotros sois la sal de la tierra [1441]1572
5. El amor paternal y el amor fraternal [1442]1573
6. La noche de la ordenación [1443]1576
7. La semana después de la ordenación [1444]1578
8. El jueves por la tarde en el lago [1445]1579
9. El día de la consagración [1446]1583
10. La noche después de la consagración [1447]1584
141. Empieza la obra pública [1448]1587
1. La despedida de Galilea [1449]1587
2. La ley de Dios y la voluntad del Padre [1450]1588
3. La estancia en Amatus [1451]1589
4. La enseñanza sobre el Padre [1452]1590
5. La unidad espiritual [1453]1591
6. La última semana en Amatus [1454]1592
7. En Betania allende el Jordán [1455]1593
8. El trabajo en Jericó [1456]1595
9. La marcha hacia Jerusalén [1457]1595
142. La Pascua en Jerusalén [1458]1596
1. La enseñanza en el templo [1459]1596
2. La ira de Dios [1460]1597
3. El concepto de Dios [1461]1598
4. Flavio y la cultura griega [1462]1600
5. El discurso sobre la certeza [1463]1601
6. La conversación con Nicodemo [1464]1601
7. La lección sobre la familia [1465]1603
8. En el sur de Judea [1466]1605
143. El paso por Samaria [1467]1607
1. La predicación en Arquelais [1468]1607
2. La lección sobre el dominio de sí mismo [1469]1609
3. El descanso y la diversión [1470]1610
4. Los judíos y los samaritanos [1471]1612
5. La mujer de Sicar [1472]1612
6. El renacimiento samaritano [1473]1615
7. Las enseñanzas sobre la oración y la adoración [1474]1616
144. En Gilboa y en la Decápolis [1475]1617
1. El campamento de Gilboa [1476]1617
2. El discurso sobre la oración [1477]1618
3. La oración del creyente [1478]1619
4. Más sobre la oración [1479]1620
5. Otras formas de oración [1480]1621
6. La conferencia con los apóstoles de Juan [1481]1624
7. En las ciudades de la Decápolis [1482]1626
8. El campamento cerca de Pella [1483]1626
9. La muerte de Juan el Bautista [1484]1627
145. Cuatro días intensos en Cafarnaúm [1485]1628
1. La gran redada de peces [1486]1628
2. La tarde en la sinagoga [1487]1629
3. La curación tras la puesta del sol [1488]1631
4. La noche siguiente [1489]1634
5. El domingo por la mañana temprano [1490]1634
146. La primera gira de predicación en Galilea [1491]1637
1. La predicación en Rimón [1492]1637
2. En Jotapata [1493]1638
3. La parada en Ramá [1494]1641
4. El evangelio en Irón [1495]1643
5. De vuelta en Caná [1496]1644
6. Naín y el hijo de la viuda [1497]1645
7. En Endor [1498]1646
147. El paréntesis de la visita a Jerusalén [1499]1647
1. El siervo del centurión [1500]1647
2. El viaje a Jerusalén [1501]1648
3. En el estanque de Betesda [1502]1649
4. La regla del vivir [1503]1650
5. La invitación de Simón el fariseo [1504]1651
6. La vuelta a Cafarnaúm [1505]1653
7. De vuelta en Cafarnaúm [1506]1655
8. La fiesta de la bondad espiritual [1507]1656
148. La formación de evangelistas en Betsaida [1508]1657
1. Una nueva escuela de profetas [1509]1657
2. El hospital de Betsaida [1510]1658
3. Los asuntos del Padre [1511]1659
4. El mal, el pecado y la iniquidad [1512]1659
5. El propósito de la aflicción [1513]1661
6. La malinterpretación del sufrimiento, la disertación sobre Job [1514]1662
7. El hombre de la mano seca [1515]1664
8. La última semana en Betsaida [1516]1665
9. La curación del paralítico [1517]1666
149. La segunda gira de predicación [1518]1668
1. El renombre de Jesús [1519]1668
2. La actitud de la gente [1520]1670
3. La hostilidad de los líderes religiosos [1521]1672
4. El progreso de la gira de predicación [1522]1673
5. La lección sobre el contentamiento [1523]1674
6. El «temor al Señor» [1524]1675
7. De vuelta a Betsaida [1525]1677
150. La tercera gira de predicación [1526]1678
1. El cuerpo de mujeres evangelistas [1527]1678
2. La parada en Magdala [1528]1679
3. Un sabbat en Tiberiades [1529]1680
4. El envío de los apóstoles de dos en dos [1530]1681
5. ¿Qué debo hacer para salvarme? [1531]1682
6. Las lecciones vespertinas [1532]1683
7. La estancia en Nazaret [1533]1683
8. El oficio del sabbat [1534]1684
9. El rechazo de Nazaret [1535]1686
151. La temporada de enseñanza a la orilla del mar [1536]1688
1. La parábola del sembrador [1537]1688
2. La interpretación de la parábola [1538]1689
3. Más sobre las parábolas [1539]1691
4. Más parábolas junto al mar [1540]1693
5. La visita a Queresa [1541]1694
6. El lunático de Queresa [1542]1695
152. Los antecedentes de la crisis de Cafarnaúm [1543]1698
1. En casa de Jairo [1544]1699
2. La comida para cinco mil [1545]1700
3. El intento de proclamarlo rey [1546]1702
4. La visión nocturna de Simón Pedro [1547]1703
5. De vuelta en Betsaida [1548]1703
6. En Genesaret [1549]1705
7. En Jerusalén [1550]1706
153. La crisis de Cafarnaúm [1551]1707
1. El escenario [1552]1707
2. El sermón histórico [1553]1709
3. La reunión posterior [1554]1712
4. Las últimas palabras en la sinagoga [1555]1713
5. El sábado por la tarde [1556]1715
154. Los últimos días en Cafarnaúm [1557]1717
1. Una semana de consultas [1558]1717
2. Una semana de descanso [1559]1718
3. La segunda audiencia en Tiberiades [1560]1719
4. El sábado por la noche en Cafarnaúm [1561]1719
5. La azarosa mañana del domingo [1562]1720
6. Llega la familia de Jesús [1563]1721
7. La huida precipitada [1564]1723
155. La huida por el norte de Galilea [1565]1725
1. ¿Por qué se enfurecen los paganos? [1566]1725
2. Los evangelistas en Corazín [1567]1726
3. En Cesarea de Filipo [1568]1727
4. En el camino a Fenicia [1569]1728
5. El discurso sobre la verdadera religión [1570]1728
6. El segundo discurso sobre la religión [1571]1730
156. La estancia en Tiro y Sidón [1572]1734
1. La mujer siria [1573]1734
2. La enseñanza en Sidón [1574]1735
3. El viaje por la costa [1575]1736
4. En Tiro [1576]1737
5. La enseñanza de Jesús en Tiro [1577]1737
6. El regreso de Fenicia [1578]1741
157. En Cesarea de Filipo [1579]1743
1. El recaudador de impuestos del templo [1580]1743
2. En Betsaida-Julias [1581]1744
3. La confesión de Pedro [1582]1745
4. La conversación sobre el reino [1583]1746
5. El nuevo concepto [1584]1748
6. La tarde siguiente [1585]1748
7. La conversación de Andrés [1586]1750
158. El monte de la transfiguración [1587]1752
1. La transfiguración [1588]1752
2. La bajada de la montaña [1589]1754
3. El significado de la transfiguración [1590]1755
4. El muchacho epiléptico [1591]1755
5. Jesús cura al muchacho [1592]1757
6. En el jardín de Celso [1593]1758
7. La protesta de Pedro [1594]1759
8. En casa de Pedro [1595]1761
159. La gira por la Decápolis [1596]1762
1. El sermón del perdón [1597]1762
2. El predicador desconocido [1598]1764
3. Las enseñanzas para educadores y creyentes [1599]1765
4. La conversación con Natanael [1600]1767
5. La naturaleza positiva de la religión de Jesús [1601]1769
6. De vuelta en Magadán [1602]1771
160. Rodan de Alejandría [1603]1772
1. La filosofía griega de Rodan [1604]1772
2. El arte de vivir [1605]1775
3. Los alicientes de la madurez [1606]1777
4. El equilibrio de la madurez [1607]1778
5. La religión del ideal [1608]1780
161. Otras conversaciones con Rodan [1609]1783
1. La personalidad de Dios [1610]1783
2. La naturaleza divina de Jesús [1611]1785
3. La mente humana y la mente divina de Jesús [1612]1787
162. En la fiesta de los tabernáculos [1613]1788
1. Los peligros de la visita a Jerusalén [1614]1788
2. El primer discurso en el templo [1615]1790
3. La mujer sorprendida en adulterio [1616]1792
4. La fiesta de los tabernáculos [1617]1793
5. El sermón sobre la luz del mundo [1618]1794
6. El discurso sobre el agua de vida [1619]1795
7. El discurso sobre la libertad espiritual [1620]1796
8. La conversación con Marta y María [1621]1797
9. En Belén con Abner [1622]1798
163. La ordenación de los setenta en Magadán [1623]1800
1. La ordenación de los setenta [1624]1800
2. El joven rico y otros discípulos [1625]1801
3. La conversación sobre la riqueza [1626]1803
4. La despedida a los setenta [1627]1804
5. El traslado del campamento a Pella [1628]1806
6. El retorno de los setenta [1629]1806
7. La preparación para la última misión [1630]1808
164. En la fiesta de la consagración [1631]1809
1. La historia del buen samaritano [1632]1809
2. En Jerusalén [1633]1810
3. La curación del mendigo ciego [1634]1811
4. Josías ante el Sanedrín [1635]1813
5. La enseñanza en el pórtico de Salomón [1636]1815
165. Empieza la misión en Perea [1637]1817
1. En el campamento de Pella [1638]1817
2. El sermón del buen pastor [1639]1818
3. El sermón del sabbat en Pella [1640]1819
4. El reparto de la herencia [1641]1821
5. Las conversaciones con los apóstoles sobre la riqueza [1642]1823
6. La respuesta a la pregunta de Pedro [1643]1824
166. La última visita al norte de Perea [1644]1825
1. Los fariseos de Ragaba [1645]1825
2. Los diez leprosos [1646]1827
3. El sermón en Gerasa [1647]1828
4. La enseñanza sobre los accidentes [1648]1830
5. La asamblea de fieles de Filadelfia [1649]1831
167. La visita a Filadelfia [1650]1833
1. El desayuno con los fariseos [1651]1833
2. La parábola de la gran cena [1652]1835
3. La mujer de ánimo abatido [1653]1835
4. El mensaje de Betania [1654]1836
5. En el camino a Betania [1655]1838
6. La bendición de los niños [1656]1839
7. La conversación sobre las ángeles [1657]1840
168. La resurrección de Lázaro [1658]1842
1. En la tumba de Lázaro [1659]1843
2. La resurrección de Lázaro [1660]1845
3. La reunión del Sanedrín [1661]1847
4. La respuesta a la oración [1662]1848
5. Qué fue de Lázaro [1663]1849
169. Las últimas enseñanzas en Pella [1664]1850
1. La parábola del hijo perdido [1665]1850
2. La parábola del administrador astuto [1666]1853
3. El rico y el mendigo [1667]1854
4. El Padre y su reino [1668]1855
170. El reino de los cielos [1669]1858
1. Los conceptos del reino de los cielos [1670]1858
2. El concepto de Jesús sobre el reino [1671]1859
3. Con relación a la rectitud [1672]1861
4. Las enseñanzas de Jesús sobre el reino [1673]1862
5. Las ideas posteriores sobre el reino [1674]1864
171. En el camino a Jerusalén [1675]1867
1. La salida de Pella [1676]1868
2. Sobre el cálculo del coste [1677]1869
3. La gira por Perea [1678]1870
4. La enseñanza en Livias [1679]1871
5. El ciego de Jericó [1680]1873
6. La visita a Zaqueo [1681]1873
7. «Al paso de Jesús» [1682]1874
8. La parábola de las minas [1683]1875
172. La entrada en Jerusalén [1684]1878
1. El sabbat en Betania [1685]1878
2. El domingo por la mañana con los apóstoles [1686]1880
3. La marcha hacia Jerusalén [1687]1880
4. La visita al templo [1688]1883
5. La actitud de los apóstoles [1689]1883
173. El lunes en Jerusalén [1690]1888
1. La limpia del templo [1691]1888
2. El desafío a la autoridad del Maestro [1692]1891
3. La parábola de los dos hijos [1693]1893
4. La parábola del hacendado ausente [1694]1893
5. La parábola del banquete de boda [1695]1894
174. El martes por la mañana en el templo [1696]1897
1. El perdón divino [1697]1898
2. Las preguntas de los dirigentes judíos [1698]1899
3. Los saduceos y la resurrección [1699]1900
4. El gran mandamiento [1700]1901
5. Los griegos deseosos de saber [1701]1902
175. El último discurso en el templo [1702]1905
1. El discurso [1703]1905
2. El estatus individual de los judíos [1704]1909
3. La reunión decisiva del Sanedrín [1705]1909
4. La situación en Jerusalén [1706]1910
176. El martes por la noche en el monte Olivete [1707]1912
1. La destrucción de Jerusalén [1708]1912
2. La segunda venida del Maestro [1709]1914
3. La conversación posterior en el campamento [1710]1916
4. El retorno de Miguel [1711]1918
177. El miércoles, día de descanso [1712]1920
1. Un día a solas con Dios [1713]1920
2. Los primeros años de vida en familia [1714]1921
3. El día en el campamento [1715]1923
4. Judas y los jefes de los sacerdotes [1716]1924
5. La última tertulia [1717]1927
178. El último día en el campamento [1718]1929
1. El discurso sobre la filiación y la ciudadanía [1719]1929
2. Después de la comida del mediodía [1720]1932
3. De camino a la cena [1721]1934
179. La Última Cena [1722]1936
1. El deseo de preferencia [1723]1936
2. Empieza la cena [1724]1937
3. El lavatorio de los pies de los apóstoles [1725]1938
4. Las últimas palabras al traidor [1726]1940
5. La instauración de la cena del recuerdo [1727]1941
180. El discurso de despedida [1728]1944
1. El nuevo mandamiento [1729]1944
2. La vid y los sarmientos [1730]1945
3. La enemistad del mundo [1731]1946
4. El ayudante prometido [1732]1948
5. El Espíritu de la Verdad [1733]1949
6. La necesidad de dejar este mundo [1734]1951
181. Las advertencias y exhortaciones finales [1735]1953
1. Las últimas palabras de consuelo [1736]1953
2. Las exhortaciones personales de despedida [1737]1955
182. En Getsemaní [1738]1963
1. La última oración en común [1739]1963
2. Las últimas horas antes de la traición [1740]1966
3. A solas en Getsemaní [1741]1968
183. La traición y el arresto de Jesús [1742]1971
1. La voluntad del Padre [1743]1971
2. Judas en la ciudad [1744]1972
3. La detención del Maestro [1745]1973
4. La conversación en el lagar [1746]1975
5. De camino al palacio del sumo sacerdote [1747]1977
184. Ante el tribunal del Sanedrín [1748]1978
1. El interrogatorio de Anás [1749]1978
2. Pedro en el patio [1750]1980
3. Ante el tribunal procesal del Sanedrín [1751]1982
4. La hora de la humillación [1752]1984
5. La segunda reunión del tribunal [1753]1985
185. El juicio ante Pilatos [1754]1987
1. Poncio Pilatos [1755]1987
2. Jesús comparece ante Pilatos [1756]1989
3. El interrogatorio privado de Pilatos [1757]1991
4. Jesús ante Herodes [1758]1992
5. Jesús vuelve ante Pilatos [1759]1993
6. La última apelación de Pilatos [1760]1994
7. La última entrevista con Pilatos [1761]1995
8. La trágica rendición de Pilatos [1762]1996
186. Poco antes de la crucifixión [1763]1997
1. El final de Judas Iscariote [1764]1997
2. La actitud del Maestro [1765]1999
3. El fiel David Zebedeo [1766]2000
4. Los preparativos de la crucifixión [1767]2001
5. La muerte de Jesús en relación con la Pascua [1768]2002
187. La crucifixión [1769]2004
1. De camino al Gólgota [1770]2004
2. La crucifixión [1771]2006
3. Los que vieron la crucifixión [1772]2008
4. El ladrón en la cruz [1773]2008
5. La última hora en la cruz [1774]2010
6. Después de la crucifixión [1775]2011
188. En la tumba [1776]2012
1. El entierro de Jesús [1777]2012
2. La custodia de la tumba [1778]2014
3. Durante el día del sabbat [1779]2014
4. El significado de la muerte en la cruz [1780]2016
5. Las lecciones de la cruz [1781]2017
189. La resurrección [1782]2020
1. El tránsito a la morontia [1783]2020
2. El cuerpo material de Jesús [1784]2022
3. La resurrección dispensacional [1785]2024
4. El descubrimiento de la tumba vacía [1786]2025
5. Pedro y Juan en la tumba [1787]2027
190. Las apariciones de Jesús en la morontia [1788]2029
1. Los heraldos de la resurrección [1789]2029
2. La aparición de Jesús en Betania [1790]2031
3. En casa de José [1791]2033
4. La aparición a los griegos [1792]2033
5. El encuentro en el camino con dos hermanos [1793]2034
191. Las apariciones a los apóstoles y a otros líderes [1794]2037
1. La aparición a Pedro [1795]2039
2. La primera aparición a los apóstoles [1796]2040
3. Con las criaturas de morontia [1797]2040
4. La décima aparición (en Filadelfia) [1798]2041
5. La segunda aparición a los apóstoles [1799]2042
6. La aparición en Alejandría [1800]2044
192. Las apariciones en Galilea [1801]2045
1. La aparición junto al lago [1802]2045
2. Las conversaciones con los apóstoles de dos en dos [1803]2047
3. En el monte de la ordenación [1804]2050
4. La reunión a la orilla del lago [1805]2050
193. Las apariciones finales y la ascensión [1806]2052
1. La aparición en Sicar [1807]2053
2. La aparición en Fenicia [1808]2054
3. La última aparición en Jerusalén [1809]2055
4. Las causas de la caída de Judas [1810]2055
5. La ascensión del Maestro [1811]2057
6. Pedro convoca una reunión [1812]2057
194. El otorgamiento del Espíritu de la Verdad [1813]2059
1. El sermón de Pentecostés [1814]2060
2. La importancia de Pentecostés [1815]2060
3. Lo que sucedió en Pentecostés [1816]2062
4. Los comienzos de la Iglesia cristiana [1817]2066
195. Después de Pentecostés [1818]2069
1. La influencia de los griegos [1819]2071
2. La influencia romana [1820]2072
3. Bajo el Imperio romano [1821]2073
4. La edad oscura de Europa [1822]2074
5. El problema moderno [1823]2075
6. El materialismo [1824]2076
7. La vulnerabilidad del materialismo [1825]2078
8. El totalitarismo secular [1826]2081
9. El problema del cristianismo [1827]2082
10. El futuro [1828]2084
196. La fe de Jesús [1829]2087
1. Jesús, el hombre [1830]2090
2. La religión de Jesús [1831]2091
3. La supremacía de la religión [1832]2093
El libro de Urantia
Parte I [7]
Patrocinado por un cuerpo de personalidades superuniversales de Uversa que actúa por autorización de los Ancianos de los Días de Orvonton.
Parte II [39]
Patrocinado por un cuerpo de personalidades del universo local de Nebadon que actúa por autorización de Gabriel de Salvington.
Parte III [65]
Estos documentos fueron patrocinados por un cuerpo de personalidades del universo local que actúa por autorización de Gabriel de Salvington.
Parte IV [129]
Este grupo de documentos fue patrocinado por una comisión de doce seres intermedios de Urantia bajo la supervisión de un Melquisedec director de revelación.
La base de esta narración fue provista por un ser intermedio secundario asignado a la custodia sobrehumana del apóstol Andrés.
El libro de Urantia
0:0.1 (1.1) EN LA MENTE de los mortales de Urantia —pues ese es el nombre de vuestro mundo— existe una gran confusión respecto al significado de términos como Dios, divinidad y deidad. Para los seres humanos son aún más inciertas y confusas las relaciones entre las personalidades divinas designadas con esas numerosas denominaciones. Ante esta pobreza conceptual asociada a tanta confusión ideacional, se me ha encomendado formular esta exposición preliminar para explicar los significados que deben asignarse a ciertos símbolos verbales que se van a utilizar de aquí en adelante en estos documentos que el cuerpo de reveladores de la verdad de Orvonton ha sido autorizado a traducir al idioma inglés de Urantia.
0:0.2 (1.2) En nuestro esfuerzo por expandir la consciencia cósmica y elevar la percepción espiritual, es extremadamente difícil presentar conceptos ampliados y una verdad avanzada cuando estamos restringidos al uso de un lenguaje circunscrito del mundo. Sin embargo, tenemos el mandato de hacer todos los esfuerzos posibles para transmitir nuestros significados utilizando los símbolos verbales de la lengua inglesa. Solo estamos autorizados a introducir términos nuevos cuando la terminología inglesa no sea capaz de transmitir el nuevo concepto que queremos representar, ni siquiera parcialmente o incluso con cierta distorsión de su significado.
0:0.3 (1.3) Con la esperanza de facilitar la comprensión y evitar confusiones a todo mortal que lea detenidamente estos documentos, hemos considerado conveniente presentar en esta exposición inicial un esbozo de los significados que se han de asignar a las numerosas palabras inglesas que se utilizarán para designar a la Deidad y expresar ciertos conceptos asociados de las cosas, los significados y los valores de la realidad universal.
0:0.4 (1.4) Pero para poder formular este prólogo de definiciones y limitaciones de la terminología, es necesario anticiparse al uso de estos términos en los escritos posteriores. Este prólogo no es, por lo tanto, una exposición acabada en sí misma; solo es una guía definitoria destinada a asistir a aquellos que lean los documentos adjuntos que tratan de la Deidad y del universo de universos, y que han sido formulados por una comisión de Orvonton enviada a Urantia con este propósito.
0:0.5 (1.5) Vuestro mundo, Urantia, es uno de los muchos planetas similares habitados que componen el universo local de Nebadon. Este universo, junto con creaciones similares, forman el superuniverso de Orvonton de cuya capital, Uversa, procede nuestra comisión. Orvonton es uno de los siete superuniversos evolutivos del tiempo y el espacio que rodean la creación sin principio ni fin y de perfección divina: el universo central de Havona. En el corazón de este universo eterno y central está la Isla estacionaria del Paraíso, centro geográfico de la infinitud y lugar de residencia del Dios eterno.
0:0.6 (1.6) Solemos llamar gran universo a la asociación de los siete superuniversos en evolución con el universo central y divino; estas son las creaciones organizadas y habitadas ahora. Todas ellas forman parte del universo maestro, que abarca también los universos del espacio exterior deshabitados pero en movilización.
0:1.1 (2.1) El universo de universos presenta fenómenos de actividades de deidad en niveles diversos de las realidades cósmicas, de los significados de la mente y de los valores del espíritu, pero todas estas ministraciones —personales u otras— están coordinadas de manera divina.
0:1.2 (2.2) LA DEIDAD es personalizable como Dios y es prepersonal y superpersonal de maneras no del todo comprensibles para el hombre. La Deidad se caracteriza por la cualidad de la unidad —actual o potencial— en todos los niveles supramateriales de la realidad; y esta cualidad unificadora la comprenden mejor las criaturas como divinidad.
0:1.3 (2.3) La Deidad actúa en los niveles personales, prepersonales y superpersonales. La Deidad total es funcional en los siete niveles siguientes:
0:1.4 (2.4) 1. Estático: Deidad autocontenida y autoexistente.
0:1.5 (2.5) 2. Potencial: Deidad con voluntad y propósito propios.
0:1.6 (2.6) 3. Asociativo: Deidad autopersonalizada y divinamente fraternal.
0:1.7 (2.7) 4. Creativo: Deidad autodistributiva y divinamente revelada.
0:1.8 (2.8) 5. Evolutivo: Deidad autoexpansiva e identificada con la criatura.
0:1.9 (2.9) 6. Supremo: Deidad autoexperiencial y unificadora de Creador y criatura. Deidad que actúa en el primer nivel de identificación con las criaturas bajo la forma de los sobrecontroladores del espacio-tiempo del gran universo. Es designada a veces como Supremacía de la Deidad.
0:1.10 (2.10) 7. Último: Deidad autoproyectada y trascendedora del espacio-tiempo. Deidad omnipotente, omnisciente y omnipresente. Deidad que actúa en el segundo nivel de expresión unificadora de la divinidad en forma de eficaces sobrecontroladores y sostenedores absonitos del universo maestro. Comparada con el ministerio de las Deidades para el gran universo, esta función absonita que tiene lugar en el universo maestro equivale al sobrecontrol y al supersostén universales, y es llamada a veces Ultimidad de la Deidad.
0:1.11 (2.11) El nivel finito de la realidad se caracteriza por la vida de las criaturas y las limitaciones del espacio-tiempo. Las realidades finitas pueden no tener final, pero tienen siempre principio: son creadas. El nivel de Deidad de la Supremacía se puede concebir como una función que está en relación con las existencias finitas.
0:1.12 (2.12) El nivel absonito de la realidad se caracteriza por cosas y seres sin principio ni final y por el hecho de trascender el tiempo y el espacio. Los absonitos no son creados; devienen: simplemente son. El nivel de Deidad de la Ultimidad connota una función que está en relación con las realidades absonitas. El fenómeno absonito, que se produce siempre que se trasciende el tiempo y el espacio en cualquier parte del universo maestro, es un acto de la Ultimidad de la Deidad.
0:1.13 (2.13) El nivel absoluto no tiene ni principio, ni fin, ni tiempo, ni espacio. Por ejemplo, en el Paraíso no existe el tiempo ni el espacio: el estatus de espacio-tiempo del Paraíso es absoluto. Las Deidades del Paraíso alcanzan existencialmente este nivel mediante la Trinidad, pero este tercer nivel de expresión unificadora de la Deidad no está plenamente unificado experiencialmente. Donde, cuando y comoquiera que actúe el nivel absoluto de la Deidad, se manifiestan los valores y significados absolutos del Paraíso.
0:1.14 (3.1) La Deidad puede ser existencial como en el Hijo Eterno, experiencial como en el Ser Supremo, asociativa como en el Dios Séptuplo, indivisa como en la Trinidad del Paraíso.
0:1.15 (3.2) La Deidad es la fuente de todo lo que es divino. La Deidad es característica e invariablemente divina, pero todo lo que es divino no es necesariamente Deidad, aunque estará coordinado con la Deidad y tenderá hacia alguna fase de unidad —espiritual, mental o personal— con la Deidad.
0:1.16 (3.3) La DIVINIDAD es la cualidad característica, unificadora y coordinadora de la Deidad.
0:1.17 (3.4) La divinidad es comprensible para las criaturas como verdad, belleza y bondad; está correlacionada en la personalidad como amor, misericordia y ministerio; se desvela en los niveles impersonales como justicia, poder y soberanía.
0:1.18 (3.5) La Divinidad puede ser perfecta —completa— como en los niveles existenciales y creadores de perfección paradisiaca; puede ser imperfecta, como en los niveles de evolución del espacio-tiempo experienciales y propios de las criaturas; o puede ser relativa, ni perfecta ni imperfecta, como en ciertos niveles de relaciones existencial-experienciales de Havona.
0:1.19 (3.6) Cuando intentamos concebir la perfección en todas sus fases y formas de relatividad, nos encontramos con siete tipos concebibles:
0:1.20 (3.7) 1. Perfección absoluta en todos los aspectos.
0:1.21 (3.8) 2. Perfección absoluta en algunas fases y perfección relativa en todos los demás aspectos.
0:1.22 (3.9) 3. Aspectos absolutos, relativos e imperfectos en asociaciones diversas.
0:1.23 (3.10) 4. Perfección absoluta en algún sentido, imperfección en todos los demás.
0:1.24 (3.11) 5. Perfección absoluta en ninguna dirección, perfección relativa en todas las manifestaciones.
0:1.25 (3.12) 6. Perfección absoluta en ninguna fase, relativa en algunas, imperfecta en otras.
0:1.26 (3.13) 7. Perfección absoluta en ningún atributo, imperfección en todos.
0:2.1 (3.14) Las criaturas mortales en evolución experimentan un ansia irresistible por simbolizar sus conceptos finitos de Dios. La consciencia del hombre del deber moral y su idealismo espiritual representan un nivel de valores —una realidad experiencial— que es difícil de simbolizar.
0:2.2 (3.15) La consciencia cósmica implica el reconocimiento de una Causa Primera, la sola y única realidad no causada. Dios, el Padre Universal, actúa en tres niveles de Deidad y personalidad de valor subinfinito y expresión relativa de divinidad:
0:2.3 (3.16) 1. Prepersonal como en el ministerio de los fragmentos del Padre, tales como los Ajustadores del Pensamiento.
0:2.4 (3.17) 2. Personal como en la experiencia evolutiva de los seres creados y procreados.
0:2.5 (3.18) 3. Superpersonal como en las existencias de ciertos seres absonitos y afines que devienen.
0:2.6 (3.19) DIOS es un símbolo verbal que designa a todas las personalizaciones de la Deidad. El término requiere una definición diferente en cada nivel personal de función de la Deidad y debe ser redefinido nuevamente dentro de cada uno de estos niveles, dado que este término se puede utilizar para designar las diversas personalizaciones de igual y de menor rango de la Deidad, como por ejemplo, los Hijos Creadores del Paraíso, los padres de los universos locales.
0:2.7 (4.1) El término Dios, tal como lo utilizamos, puede entenderse:
0:2.8 (4.2) Por designación: como Dios Padre.
0:2.9 (4.3) Por contexto: como cuando se utiliza al hablar acerca de algún nivel o asociación de deidad. Cuando se tengan dudas sobre la interpretación exacta de la palabra Dios, sería aconsejable referirla a la persona del Padre Universal.
0:2.10 (4.4) El término Dios denota siempre personalidad. Deidad puede referirse o no a personalidades de la divinidad.
0:2.11 (4.5) En estos documentos la palabra DIOS se usa con los significados siguientes:
0:2.12 (4.6) 1. Dios Padre: Creador, Controlador y Sostenedor. El Padre Universal, la Primera Persona de la Deidad.
0:2.13 (4.7) 2. Dios Hijo: Creador de igual rango, Controlador del Espíritu y Administrador Espiritual. El Hijo Eterno, la Segunda Persona de la Deidad.
0:2.14 (4.8) 3. Dios Espíritu: Actor Conjunto, Integrador Universal y Otorgador de Mente. El Espíritu Infinito, la Tercera Persona de la Deidad.
0:2.15 (4.9) 4. Dios Supremo: el Dios del tiempo y el espacio en actualización o evolución. La Deidad personal que está haciendo realidad asociativamente la consecución experiencial de la identidad de Creadores y criaturas en el espacio-tiempo. El Ser Supremo está experimentando personalmente la consecución de la unidad de Deidad como Dios en evolución y experiencial de las criaturas evolutivas del tiempo y el espacio.
0:2.16 (4.10) 5. Dios Séptuplo: personalidad de la Deidad que actúa de hecho en cualquier parte del tiempo y el espacio. Las Deidades personales del Paraíso y sus asociados creativos que actúan dentro y fuera de las fronteras del universo central y que se están personalizando mediante el poder como el Ser Supremo en el primer nivel, el de las criaturas, en el que la Deidad unificadora se revela en el tiempo y el espacio. Este nivel, el gran universo, es la esfera de descensión al espacio-tiempo de las personalidades del Paraíso en asociación recíproca con la ascensión en el espacio-tiempo de las criaturas evolutivas.
0:2.17 (4.11) 6. Dios Último: el Dios, en vías de devenir, del supratiempo y del espacio trascendido. El segundo nivel experiencial de manifestación de la Deidad unificadora. El Dios Último implica que se ha logrado hacer realidad la síntesis de los valores superpersonales absonitos, de los valores del espacio-tiempo trascendido y de los valores devenido-experienciales, coordinados en los niveles creativos finales de la realidad de la Deidad.
0:2.18 (4.12) 7. Dios Absoluto: el Dios, en experiencialización, de los valores superpersonales trascendidos y de los significados de la divinidad, que ahora es existencial como Absoluto de Deidad. Este es el tercer nivel de expresión y expansión de la Deidad unificadora. En este nivel supercreativo la Deidad experimenta el agotamiento del potencial personalizable, encuentra la compleción de la divinidad y sufre la extenuación de su capacidad de autorrevelarse a los niveles sucesivos y progresivos de otras personalizaciones. Entonces la Deidad encuentra al Absoluto No Cualificado, incide en él y experimenta con él la identidad.
0:3.1 (4.13) La realidad total e infinita es existencial en siete fases y como siete Absolutos de igual rango:
0:3.2 (5.1) 1. La Primera Fuente y Centro.
0:3.3 (5.2) 2. La Segunda Fuente y Centro.
0:3.4 (5.3) 3. La Tercera Fuente y Centro.
0:3.5 (5.4) 4. La Isla del Paraíso.
0:3.6 (5.5) 5. El Absoluto de Deidad.
0:3.7 (5.6) 6. El Absoluto Universal.
0:3.8 (5.7) 7. El Absoluto No Cualificado.
0:3.9 (5.8) Dios como Primera Fuente y Centro es primordial —sin restricciones— con relación al total de la realidad. La Primera Fuente y Centro es infinita así como eterna y, por lo tanto, solo está limitada o condicionada por volición.
0:3.10 (5.9) Dios —el Padre Universal— es la personalidad de la Primera Fuente y Centro y como tal mantiene relaciones personales de control infinito sobre todas las fuentes y centros de igual y menor rango. Este control es personal e infinito en potencial, aunque puede que de hecho no actúe nunca debido a la perfección de la función de dichas fuentes y centros y dichas personalidades de igual y menor rango.
0:3.11 (5.10) La Primera Fuente y Centro es, por lo tanto, primordial en todos los dominios: deificados o no deificados, personales o impersonales, actuales o potenciales, finitos o infinitos. Ninguna cosa o ser, nada con carácter relativo o final existe salvo en relación directa o indirecta con la primacía de la Primera Fuente y Centro y bajo su dependencia.
0:3.12 (5.11) La Primera Fuente y Centro está relacionada con el universo de manera que:
0:3.13 (5.12) 1. Las fuerzas de gravedad de los universos materiales convergen en el centro de gravedad del Paraíso bajo. Precisamente por ello, la ubicación geográfica de su persona está fijada eternamente con relación absoluta al centro de energía-fuerza del plano bajo o material del Paraíso. Pero la personalidad absoluta de la Deidad existe en el plano alto o espiritual del Paraíso.
0:3.14 (5.13) 2. Las fuerzas de la mente convergen en el Espíritu Infinito; la mente cósmica diferencial y divergente en los siete Espíritus Maestros; la mente del Supremo que se factualiza en Majeston como experiencia en el espacio-tiempo.
0:3.15 (5.14) 3. Las fuerzas de espíritu del universo convergen en el Hijo Eterno.
0:3.16 (5.15) 4. La capacidad ilimitada de acción de deidad reside en el Absoluto de Deidad.
0:3.17 (5.16) 5. La capacidad ilimitada de respuesta de la infinitud existe en el Absoluto No Cualificado.
0:3.18 (5.17) 6. Los dos Absolutos—Cualificado y No Cualificado—están coordinados y unificados en y por el Absoluto Universal.
0:3.19 (5.18) 7. La personalidad potencial de un ser moral evolutivo o de cualquier otro ser moral está centrada en la personalidad del Padre Universal.
0:3.20 (5.19) La REALIDAD tal como la comprenden los seres finitos es parcial, relativa e imprecisa. La máxima realidad de Deidad plenamente comprensible por las criaturas finitas evolutivas está abarcada en el Ser Supremo. Sin embargo, hay realidades antecedentes y eternas, realidades suprafinitas, que son ancestrales respecto a esta Deidad Suprema de las criaturas evolutivas del espacio-tiempo. Al intentar representar el origen y la naturaleza de la realidad universal, nos vemos obligados a emplear el razonamiento en el espacio-tiempo para llegar al nivel de la mente finita. Por consiguiente, muchos de los acontecimientos simultáneos de la eternidad deben presentarse como episodios secuenciales.
0:3.21 (6.1) Tal como vería el origen y la diferenciación de la Realidad una criatura del espacio-tiempo, el eterno e infinito YO SOY consiguió liberar a la Deidad de las cadenas de la infinitud no cualificada mediante el ejercicio de su libre albedrío inherente y eterno, y este divorcio de la infinitud no cualificada produjo la primera tensión absoluta de la divinidad. Esta tensión de la diferenciación de infinitud la resuelve el Absoluto Universal, que unifica y coordina la infinitud dinámica de la Deidad Total con la infinitud estática del Absoluto No Cualificado.
0:3.22 (6.2) Con esta actuación original el YO SOY teórico consiguió hacer realidad la personalidad al convertirse en el Padre Eterno del Hijo Original y simultáneamente en la Fuente Eterna de la Isla del Paraíso. Coexistentes con la diferenciación entre el Hijo y el Padre, y en presencia del Paraíso, aparecieron la persona del Espíritu Infinito y el universo central de Havona. Con la aparición de la Deidad personal coexistente, el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito, el Padre se libró como personalidad de difundirse por todo el potencial de la Deidad Total, cosa que de otro modo hubiera sido inevitable. A partir de entonces el Padre llena todo el potencial de Deidad solo en asociación de Trinidad con sus dos iguales en Deidad, mientras que la Deidad experiencial está siendo cada vez más actualizada en los niveles de divinidad de la Supremacía, la Ultimidad y la Absolutidad.
0:3.23 (6.3) El concepto del YO SOY es una concesión filosófica que hacemos a la mente finita del hombre ligada al tiempo y encadenada al espacio, a la incapacidad de las criaturas de comprender las existencias de la eternidad que son realidades y relaciones sin principio ni fin. Para la criatura del espacio-tiempo todas las cosas deben tener un principio, con la única excepción del ÚNICO NO CAUSADO, la causa de causas primigenia. Por lo tanto, conceptualizamos este nivel filosófico de valor como el YO SOY al tiempo que enseñamos a todas las criaturas que el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito son coeternos con el YO SOY. En otras palabras, que no ha habido nunca un tiempo en el que el YO SOY no fuera el Padre del Hijo, y con él, del Espíritu.
0:3.24 (6.4) Se emplea el Infinito para denotar la plenitud —la condición de ser final— implícita en la primacía de la Primera Fuente y Centro. El YO SOY teórico es una extensión filosófica para la criatura de la «infinitud de voluntad», pero el Infinito es un nivel actual de valor que representa la intensión de eternidad de la verdadera infinitud del libre albedrío absoluto y sin trabas del Padre Universal. Este concepto se designa a veces como el Infinito Padre.
0:3.25 (6.5) Gran parte de la confusión de todos los órdenes de seres, altos y bajos, en sus esfuerzos por descubrir al Infinito-Padre es inherente a sus limitaciones de comprensión. La primacía absoluta del Padre Universal no es evidente en los niveles subinfinitos, y por ello es probable que solo el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito conozcan verdaderamente al Padre como infinitud. Para todas las demás personalidades dicho concepto supone un acto de fe.
0:4.1 (6.6) La realidad se actualiza diferencialmente en diversos niveles del universo; la realidad se origina en y por la volición infinita del Padre Universal y es realizable en tres fases primarias en muchos niveles diferentes de actualización del universo:
0:4.2 (6.7) 1. La realidad no deificada se extiende desde los dominios de energía de lo no personal hasta los ámbitos de realidad de los valores no personalizables de existencia universal, incluso hasta la presencia del Absoluto No Cualificado.
0:4.3 (7.1) 2. La realidad deificada abarca todos los potenciales infinitos de Deidad que se extienden desde el finito más bajo hasta el infinito más alto a través de todos los ámbitos de la personalidad. Engloba así el dominio de todo lo que es personalizable y más, incluso hasta la presencia del Absoluto de Deidad.
0:4.4 (7.2) 3. La realidad interasociada. Se supone que la realidad del universo es deificada o no deificada, pero para los seres subdeificados existe un vasto dominio de realidad interasociada, potencial y en actualización, que es difícil de identificar. Gran parte de esta realidad de igual rango está englobada dentro de los ámbitos del Absoluto Universal.
0:4.5 (7.3) Este es el concepto primordial de la realidad original: el Padre inicia y mantiene la Realidad. Las diferenciaciones primordiales de la realidad son lo deificado y lo no deificado: el Absoluto de Deidad y el Absoluto No Cualificado. La relación primordial es la tensión entre ellos. Esta tensión de divinidad iniciada por el Padre está perfectamente resuelta por el Absoluto Universal y se eterniza como Absoluto Universal.
0:4.6 (7.4) Desde el punto de vista del tiempo y el espacio la realidad es divisible además como:
0:4.7 (7.5) 1. Actual y Potencial. Realidades que existen en su plenitud de expresión en contraste con aquellas que llevan en sí una capacidad no desvelada de crecimiento. El Hijo Eterno es una actualidad espiritual absoluta; el hombre mortal es en gran medida una potencialidad espiritual no realizada.
0:4.8 (7.6) 2. Absoluta y Subabsoluta. Las realidades absolutas son existencias de eternidad. Las realidades subabsolutas se proyectan en dos niveles. Absonitas: realidades que son relativas tanto respecto al tiempo como a la eternidad. Finitas: realidades que se proyectan en el espacio y se actualizan en el tiempo.
0:4.9 (7.7) 3. Existencial y Experiencial. La Deidad del Paraíso es existencial, pero el Supremo y el Último en emergencia son experienciales.
0:4.10 (7.8) 4. Personal e Impersonal. La expansión de la Deidad, la expresión de la personalidad y la evolución del universo están condicionadas para siempre por el acto de libre albedrío del Padre que separó para siempre los significados y valores espíritu-mente personales de actualidad y potencialidad centrados en el Hijo Eterno, de aquellas cosas que están centradas en la Isla eterna del Paraíso y son inherentes a ella.
0:4.11 (7.9) El PARAÍSO es un término inclusivo de los Absolutos focales personales y no personales de todas las fases de la realidad del universo. El Paraíso, apropiadamente cualificado, puede connotar todas y cada una de las formas de realidad, Deidad, divinidad, personalidad y energía, ya sea espiritual, mental o material. Todas comparten el Paraíso como lugar de origen, función y destino en cuanto a valores, significados y existencia factual.
0:4.12 (7.10) La Isla del Paraíso —el Paraíso sin más cualificación— es el Absoluto del control de la gravedad material de la Primera Fuente y Centro. El Paraíso es inmóvil, y es la única cosa estacionaria en el universo de universos. La Isla del Paraíso tiene ubicación en el universo pero no posición en el espacio. Esta Isla eterna es la fuente propiamente dicha de los universos físicos pasados, presentes y futuros. La Isla nuclear de Luz es un derivado de la Deidad pero no es exactamente Deidad. Tampoco las creaciones materiales son parte de la Deidad, son una consecuencia.
0:4.13 (7.11) El Paraíso no es creador. Es un controlador único de muchas actividades del universo mucho más caracterizado por controlar que por reaccionar. En todos los universos materiales el Paraíso influye en las reacciones y en la conducta de todos los seres que tienen que ver con la fuerza, la energía y el poder, pero el Paraíso en sí mismo es único, exclusivo y está aislado en los universos. El Paraíso no representa a nada y nada representa al Paraíso. No es ni una fuerza ni una presencia; es simplemente el Paraíso.
0:5.1 (8.1) La personalidad es un nivel de realidad deificada. Se extiende a partir del nivel de activación más alta de la mente para la adoración y la sabiduría del mortal y del ser intermedio. Sigue hacia arriba por los niveles morontial y espiritual hasta alcanzar el carácter final del estatus de la personalidad. Este es el ascenso evolutivo de la personalidad de las criaturas mortales y similares, pero hay otros numerosos órdenes de personalidades en el universo.
0:5.2 (8.2) La realidad está sujeta a la expansión universal, la personalidad a una diversificación infinita, y ambas son susceptibles de coordinación casi ilimitada con la Deidad y de estabilización eterna. Si bien la gama metamórfica de la realidad no personal está claramente limitada, no conocemos limitaciones a la evolución progresiva de las realidades de personalidad.
0:5.3 (8.3) En los niveles experienciales alcanzados, todos los órdenes o valores de la personalidad son asociables e incluso cocreativos. Incluso Dios y el hombre pueden coexistir en una personalidad unificada, como queda excelsamente demostrado en el estatus presente de Cristo Miguel: Hijo del Hombre e Hijo de Dios.
0:5.4 (8.4) Todos los órdenes y fases subinfinitos de la personalidad son susceptibles de asociación y potencialmente cocreativos. Todo lo prepersonal, lo personal y lo superpersonal está vinculado conjuntamente por un potencial mutuo de logro de naturaleza semejante, de consecución progresiva y de capacidad cocreativa. Pero lo impersonal no se transmuta nunca directamente en personal. La personalidad no es nunca espontánea, es el don del Padre del Paraíso. La personalidad se superpone a la energía y se asocia solo con sistemas vivos de energía; la identidad puede asociarse con patrones no vivos de energía.
0:5.5 (8.5) El Padre Universal es el secreto de la realidad de la personalidad, del otorgamiento de la personalidad y del destino de la personalidad. El Hijo Eterno es la personalidad absoluta, el secreto de la energía espiritual, de los espíritus de la morontia y de los espíritus perfeccionados. El Actor Conjunto es la personalidad mente-espíritu, la fuente de la inteligencia, de la razón y de la mente universal. Pero la Isla del Paraíso es no personal y extraespiritual, y es la esencia del cuerpo universal, la fuente y el centro de la materia física y el patrón maestro absoluto de la realidad material universal.
0:5.6 (8.6) Estas cualidades de la realidad universal se manifiestan en la experiencia humana de los urantianos en los niveles siguientes:
0:5.7 (8.7) 1. Cuerpo. El organismo físico o material del hombre. El mecanismo electroquímico vivo de naturaleza y origen animal.
0:5.8 (8.8) 2. Mente. El mecanismo del organismo humano que piensa, percibe y siente. La experiencia total consciente e inconsciente. La inteligencia asociada a la vida emocional que se eleva hasta el nivel del espíritu a través de la adoración y de la sabiduría.
0:5.9 (8.9) 3. Espíritu. El espíritu divino que mora en el interior de la mente del hombre: el Ajustador del Pensamiento. Este espíritu inmortal es prepersonal —no es una personalidad—, aunque está destinado a convertirse en una parte de la personalidad de la criatura mortal superviviente.
0:5.10 (8.10) 4. Alma. El alma del hombre es una adquisición experiencial. A medida que una criatura mortal elige «hacer la voluntad del Padre del cielo», el espíritu que mora en su interior se convierte en el padre de una nueva realidad de la experiencia humana. La mente mortal y material es la madre de esta misma realidad emergente. La sustancia de esta nueva realidad no es ni material ni espiritual, es morontial. Es el alma emergente e inmortal que está destinada a sobrevivir al fallecimiento del mortal y a empezar la ascensión al Paraíso.
0:5.11 (9.1) Personalidad. La personalidad del hombre mortal no es ni cuerpo, ni mente ni espíritu; tampoco es el alma. La personalidad es la única realidad que no cambia en la experiencia por lo demás siempre cambiante de la criatura, y unifica el resto de los factores asociados de la individualidad. La personalidad es el otorgamiento único que el Padre Universal hace a las energías vivas y asociadas de materia, mente y espíritu, y que sobrevive con la supervivencia del alma morontial.
0:5.12 (9.2) Morontia es un término que designa un vasto nivel intermedio entre lo material y lo espiritual. Puede designar realidades personales o impersonales, energías vivas o no vivas. La urdimbre de la morontia es espiritual, su trama es física.
0:6.1 (9.3) Llamamos personal a todo lo que responde al circuito de personalidad del Padre. Llamamos espíritu a todo lo que responde al circuito de espíritu del Hijo. Llamamos mente, mente como atributo del Espíritu Infinito, (mente en todas sus fases) a todo lo que responde al circuito de mente del Actor Conjunto. Llamamos materia (materia-energía en todos sus estados metamórficos) a todo lo que responde al circuito de gravedad material centrado en el Paraíso bajo.
0:6.2 (9.4) Utilizamos ENERGÍA como un término que lo incluye todo, aplicado a los ámbitos espiritual, mental y material. Fuerza se usa igual de extensamente. Poder se suele limitar a designar el nivel electrónico de la materia del gran universo, que es material o sensible a la gravedad lineal. Poder se emplea también para designar la soberanía. No podemos seguir vuestras definiciones generalmente aceptadas de fuerza, energía y poder. Es tal la pobreza del lenguaje que debemos asignar múltiples significados a estos términos.
0:6.3 (9.5) Energía física es un término que denota todas las fases y formas del movimiento, la acción y el potencial de los fenómenos.
0:6.4 (9.6) Al tratar sobre las manifestaciones de la energía física, empleamos generalmente los términos fuerza cósmica, energía emergente y poder del universo. A menudo se utilizan como sigue:
0:6.5 (9.7) 1. Fuerza cósmica abarca todas las energías derivadas del Absoluto No Cualificado pero que aún no responden a la gravedad del Paraíso.
0:6.6 (9.8) 2. Energía emergente abarca las energías que responden a la gravedad del Paraíso pero que aún no responden a la gravedad local o lineal. Es el nivel preelectrónico de la materia-energía.
0:6.7 (9.9) 3. Poder del universo incluye todas las formas de energía que, si bien siguen respondiendo a la gravedad del Paraíso, responden directamente a la gravedad lineal. Es el nivel electrónico de la materia-energía y de todas sus evoluciones posteriores.
0:6.8 (9.10) Mente es un fenómeno que connota la presencia y actividad de un ministerio vivo añadido a diversos sistemas de energía, y esto es verdad en todos los niveles de inteligencia. En la personalidad, la mente media siempre entre el espíritu y la materia. Por consiguiente, el universo está iluminado por tres tipos de luz: luz material, comprensión intelectual y luminosidad de espíritu.
0:6.9 (10.1) Luz —la luminosidad de espíritu— es un símbolo verbal, una figura retórica, que connota la manifestación de la personalidad característica de los seres de espíritu de los diversos órdenes. Esta emanación luminosa no está relacionada en ningún sentido ni con la comprensión intelectual ni con las manifestaciones de la luz física.
0:6.10 (10.2) Un PATRÓN puede proyectarse como material, espiritual o mental, o como cualquier combinación de estas energías. Puede permear personalidades, identidades, entidades o materia no viva. Pero un patrón es un patrón y sigue siendo patrón. Solo las copias se multiplican.
0:6.11 (10.3) El patrón puede configurar la energía pero no la controla. La gravedad es el único control de la materia-energía. Ni el espacio ni el patrón responden a la gravedad, pero no hay ninguna relación entre el espacio y el patrón; el espacio no es ni patrón ni patrón potencial. El patrón es una configuración de la realidad que ya ha pagado toda su deuda de gravedad. La realidad de cualquier patrón se compone de sus energías, de sus componentes de mente, de espíritu o materiales.
0:6.12 (10.4) En contraposición con el aspecto de lo total, el patrón desvela el aspecto individual de la energía y de la personalidad. Las formas de la personalidad o de la identidad son patrones que resultan de la energía (física, espiritual o mental), pero no son inherentes a ella. La cualidad de la energía o de la personalidad que ocasiona la aparición del patrón puede atribuirse a Dios —a la Deidad— a la dotación de fuerza del Paraíso, a la coexistencia de la personalidad y el poder.
0:6.13 (10.5) El patrón es un diseño maestro a partir del cual se hacen copias. El Paraíso Eterno es el absoluto de los patrones; el Hijo Eterno es la personalidad patrón; el Padre Universal es la fuente-ancestro directa de ambos. Pero el Paraíso no otorga el patrón, y el Hijo no puede otorgar la personalidad.
0:7.1 (10.6) El mecanismo de Deidad del universo maestro es doble en lo que concierne a las relaciones de la eternidad. Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu son eternos —son seres existenciales— mientras que Dios Supremo, Dios Último y Dios Absoluto son personalidades de la Deidad que están en actualización y que pertenecen a las épocas posteriores a Havona de las esferas del espacio-tiempo y del espacio-tiempo trascendido, esferas de expansión evolutiva del universo maestro. Estas personalidades de la Deidad que están en actualización son eternos futuros desde el momento y en la medida en que se personalizan mediante el poder en los universos en crecimiento por la técnica de la actualización experiencial de los potenciales creativo-asociativos de las Deidades eternas del Paraíso.
0:7.2 (10.7) La Deidad es, por consiguiente, dual en su presencia:
0:7.3 (10.8) 1. Existencial: seres de existencia eterna, pasada, presente y futura.
0:7.4 (10.9) 2. Experiencial: seres que se están actualizando en el presente posterior a Havona, pero de existencia sin fin en toda la eternidad futura.
0:7.5 (10.10) El Padre, el Hijo y el Espíritu son existenciales, existenciales en actualidad (aunque todos los potenciales son supuestamente experienciales). El Supremo y el Último son enteramente experienciales. El Absoluto de Deidad es experiencial en actualización pero existencial en potencialidad. La esencia de la Deidad es eterna, pero solo las tres personas originales de la Deidad son incondicionalmente eternas. Todas las demás personalidades de la Deidad tienen un origen, pero son eternas en su destino.
0:7.6 (10.11) Habiendo conseguido expresar la Deidad existencial de sí mismo en el Hijo y en el Espíritu, el Padre está consiguiendo ahora expresarse experiencialmente como Dios Supremo, Dios Último y Dios Absoluto en unos niveles de deidad hasta ahora impersonales y no revelados. Pero estas Deidades experienciales no existen ahora plenamente, están en proceso de actualización.
0:7.7 (11.1) Dios Supremo, que está en Havona, es el reflejo personal de espíritu de la Deidad trina del Paraíso. Esta relación asociativa de la Deidad se está expandiendo ahora creativamente hacia fuera en Dios Séptuplo y se está sintetizando en el poder experiencial del Supremo Todopoderoso en el gran universo. La Deidad del Paraíso, existencial como tres personas, está así evolucionando experiencialmente en dos fases de la Supremacía, mientras que estas fases duales se están unificando en poder-personalidad como un solo Señor, el Ser Supremo.
0:7.8 (11.2) El Padre Universal consigue liberarse voluntariamente de las ataduras de la infinitud y de las cadenas de la eternidad mediante la técnica de la trinización, la personalización triple de la Deidad. El Ser Supremo está, incluso ahora mismo, evolucionando como unificación de personalidad subeterna de la manifestación séptupla de la Deidad en los segmentos del espacio-tiempo del gran universo.
0:7.9 (11.3) El Ser Supremo no es un creador directo, aparte de ser el padre de Majeston, pero es un coordinador sintético de todas las actividades de los Creadores y criaturas del universo. El Ser Supremo, ahora en actualización en los universos evolutivos, es la Deidad correlacionadora y sintetizadora de la divinidad del espacio-tiempo, de la Deidad trina del Paraíso en asociación experiencial con los Creadores Supremos del tiempo y el espacio. Cuando finalmente se haya actualizado, esta Deidad evolutiva constituirá la fusión eterna de lo finito y lo infinito, la unión sempiterna e indisoluble del poder experiencial con la personalidad de espíritu.
0:7.10 (11.4) Bajo el impulso directivo del Ser Supremo en evolución, toda la realidad finita del espacio-tiempo está dedicada a una movilización siempre en ascenso y a una unificación en perfeccionamiento (la síntesis de poder-personalidad) de todas las fases y valores de la realidad finita, en asociación con diversas fases de la realidad paradisiaca, con el propósito y el fin de embarcarse posteriormente en el intento de alcanzar los niveles absonitos de logro como supercriatura.
0:8.1 (11.5) Para enmendar su estatus de finitud y para compensar las limitaciones de concepto de las criaturas, el Padre Universal ha establecido el acercamiento séptuplo a la Deidad de las criaturas evolutivas:
0:8.2 (11.6) 1. Los Hijos Creadores del Paraíso.
0:8.3 (11.7) 2. Los Ancianos de los Días.
0:8.4 (11.8) 3. Los siete Espíritus Maestros.
0:8.5 (11.9) 4. El Ser Supremo.
0:8.6 (11.10) 5. Dios Espíritu.
0:8.7 (11.11) 6. Dios Hijo.
0:8.8 (11.12) 7. Dios Padre.
0:8.9 (11.13) Esta personalización séptupla de la Deidad en el tiempo y el espacio y para los siete superuniversos permite al hombre mortal alcanzar la presencia de Dios, que es espíritu. Esta Deidad séptupla, que para las criaturas finitas del espacio-tiempo algún día se personalizará mediante el poder en el Ser Supremo, es la Deidad funcional de las criaturas mortales evolutivas que hacen la carrera de ascensión al Paraíso. Dicha carrera experiencial de descubrimiento para comprender a Dios empieza con el reconocimiento de la divinidad del Hijo Creador del universo local, asciende por los Ancianos de los Días del superuniverso y continúa a través de la persona de uno de los siete Espíritus Maestros hasta que se logra descubrir y reconocer la personalidad divina del Padre Universal del Paraíso.
0:8.10 (12.1) El gran universo es el dominio triple de Deidad de la Trinidad de la Supremacía, de Dios Séptuplo y del Ser Supremo. Dios Supremo está en potencia en la Trinidad del Paraíso de la que provienen su personalidad y sus atributos de espíritu, pero ahora se está actualizando en los Hijos Creadores, los Ancianos de los Días y los Espíritus Maestros, de quienes proviene su poder como Todopoderoso sobre los superuniversos del tiempo y el espacio. Esta manifestación de poder del Dios inmediato de las criaturas evolutivas evoluciona de hecho en el espacio-tiempo concomitantemente con ellas. El Supremo Todopoderoso que evoluciona en el nivel de valor de las actividades no personales y la persona de espíritu de Dios Supremo son una única realidad: el Ser Supremo.
0:8.11 (12.2) En la asociación de Deidad del Dios Séptuplo, los Hijos Creadores proporcionan el mecanismo por el cual lo mortal se convierte en inmortal y lo finito logra el abrazo de lo infinito. El Ser Supremo proporciona la técnica para la movilización de poder-personalidad, la síntesis divina, de todas estas múltiples operaciones, permitiendo así que lo finito alcance lo absonito y, a través de otras posibles actualizaciones futuras, intente el logro del Último. Los Hijos Creadores y sus compañeras, las Ministras Divinas, participan en esta movilización suprema, pero es probable que los Ancianos de los Días y los siete Espíritus Maestros estén asignados eternamente como administradores permanentes del gran universo.
0:8.12 (12.3) La función de Dios Séptuplo data de la organización de los siete superuniversos, y se expandirá probablemente en conexión con la evolución futura de las creaciones del espacio exterior. La organización de estos futuros universos en los niveles de espacio primario, secundario, terciario y cuartano de evolución progresiva presenciará indudablemente la inauguración del acercamiento trascendente y absonito a la Deidad.
0:9.1 (12.4) Así como el Ser Supremo evoluciona progresivamente a partir de la dotación antecedente de divinidad del potencial de energía y personalidad abarcado del gran universo, Dios Último deviene a partir de los potenciales de divinidad que residen en los dominios del espacio-tiempo trascendido del universo maestro. La actualización de la Deidad Última señala la unificación absonita de la primera Trinidad experiencial y significa la expansión de la Deidad unificadora en el segundo nivel de autorrealización creativa. Esto constituye el equivalente en personalidad-poder a la actualización de la Deidad experiencial en el universo respecto a las realidades absonitas del Paraíso en los niveles, en vías de devenir, de los valores del espacio-tiempo trascendido. La compleción de tal despliegue experiencial está diseñada para proporcionar un destino último de servicio a todas las criaturas del espacio-tiempo que hayan alcanzado los niveles absonitos a través de la realización completa del Ser Supremo y mediante el ministerio de Dios Séptuplo.
0:9.2 (12.5) Dios Último designa a la Deidad personal que actúa en los niveles de divinidad de lo absonito y en las esferas del supratiempo y del espacio trascendido del universo. El Último es un devenir supersupremo de la Deidad. El Supremo es la unificación de Trinidad que comprenden los seres finitos. El Último es la unificación de la Trinidad del Paraíso que comprenden los seres absonitos.
0:9.3 (13.1) A través del mecanismo de la Deidad evolutiva, el Padre Universal está ocupado de hecho en el acto formidable y asombroso de focalizar la personalidad y movilizar el poder de los valores de la realidad divina de lo finito, lo absonito e incluso lo absoluto, en sus respectivos niveles de significado del universo.
0:9.4 (13.2) Las tres primeras Deidades del Paraíso eternas en el pasado —el Padre Universal, el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito— van a ser, en el futuro eterno, complementadas en su personalidad mediante la actualización experiencial de las Deidades evolutivas asociadas: Dios Supremo, Dios Último y posiblemente Dios Absoluto.
0:9.5 (13.3) Dios Supremo y Dios Último, ahora en evolución en los universos experienciales, no son existenciales —no son eternos pasados, solo eternos futuros—, son eternos condicionados por el espacio-tiempo y por lo trascendental. Son Deidades con dotaciones suprema, última y posiblemente supremo-última, pero que han experimentado orígenes históricos en el universo. No tendrán nunca fin, pero sus personalidades sí han tenido principio. Son realmente actualizaciones de los potenciales eternos e infinitos de la Deidad, pero por sí mismos no son ni incondicionalmente eternos ni infinitos.
0:10.1 (13.4) Hay muchos rasgos de la realidad eterna del Absoluto de Deidad que no se pueden explicar plenamente a la mente finita del espacio-tiempo, pero la actualización de Dios Absoluto sería la consecuencia de la unificación de la segunda Trinidad experiencial, la Trinidad Absoluta. Esto constituiría la realización experiencial de la divinidad absoluta, la unificación de los significados absolutos en los niveles absolutos. Pero no estamos seguros de que estén abarcados todos los valores absolutos, puesto que en ningún momento se nos ha informado de que el Absoluto Cualificado sea el equivalente del Infinito. Los destinos superúltimos están involucrados en los significados absolutos y en la espiritualidad infinita, y sin estas dos realidades no logradas, no podemos establecer valores absolutos.
0:10.2 (13.5) Dios Absoluto es la meta de logro y realización de todos los seres superabsonitos, pero el potencial de poder y de personalidad del Absoluto de Deidad trasciende nuestro concepto y nos sentimos inseguros al tratar sobre esas realidades tan alejadas de la actualización experiencial.
0:11.1 (13.6) Cuando el pensamiento combinado del Padre Universal y del Hijo Eterno, actuando en el Dios de Acción, constituyó la creación del universo central y divino, el Padre siguió la expresión de su pensamiento en el verbo de su Hijo y en el acto del Ejecutivo Conjunto de ambos, al diferenciar su presencia en Havona de los potenciales de la infinitud. Y estos potenciales infinitos no desvelados permanecen ocultos al espacio en el Absoluto No Cualificado y cubiertos divinamente en el Absoluto de Deidad, mientras que estos dos últimos se convierten en uno en la actuación del Absoluto Universal, la unidad y la infinitud no reveladas del Padre del Paraíso.
0:11.2 (13.7) Tanto la potencia de la fuerza cósmica como la potencia de la fuerza de espíritu están en proceso de realización progresiva por revelación a medida que se lleva a cabo el enriquecimiento de toda la realidad por el crecimiento experiencial y mediante la correlación de lo experiencial con lo existencial por parte del Absoluto Universal. En virtud de la presencia equilibrante del Absoluto Universal, la Primera Fuente y Centro hace realidad la extensión del poder experiencial, disfruta de la identificación con sus criaturas evolutivas y consigue expandir la Deidad experiencial en los niveles de la Supremacía, la Ultimidad y la Absolutidad.
0:11.3 (14.1) Cuando no es posible distinguir plenamente el Absoluto de Deidad del Absoluto No Cualificado, su supuesta función combinada o presencia coordinada se denomina acción del Absoluto Universal.
0:11.4 (14.2) 1. El Absoluto de Deidad parece ser el activador omnipotente, mientras que el Absoluto No Cualificado aparece como el mecanizador omnieficiente del universo de universos supremamente unificado y coordinado de manera última, e incluso de universos y universos, hechos, haciéndose o aún por hacer.
0:11.5 (14.3) El Absoluto de Deidad no puede reaccionar de manera subabsoluta a ninguna situación del universo, o al menos no lo hace. Todas las respuestas de este Absoluto a cualquier situación dada parecen dirigidas al bienestar de toda la creación de cosas y seres, no solo en su presente estado de existencia, sino teniendo también en consideración las posibilidades infinitas de toda la eternidad futura.
0:11.6 (14.4) El Absoluto de Deidad es ese potencial que fue segregado de la realidad total, infinita, por la elección del libre albedrío del Padre Universal, y dentro del cual tienen lugar todas las actividades —existenciales y experienciales— de la divinidad. Es el Absoluto Cualificado en contraposición al Absoluto No Cualificado. Pero el Absoluto Universal se sobreañade a ambos en el abarcamiento de todo el potencial absoluto.
0:11.7 (14.5) 2. El Absoluto No Cualificado es no personal, extradivino y no deificado. El Absoluto No Cualificado está por lo tanto desprovisto de personalidad, de divinidad y de todas las prerrogativas de creador. Ningún hecho o verdad, experiencia o revelación, filosofía o absonidad, es capaz de penetrar en la naturaleza y el carácter de este Absoluto sin cualificación en el universo.
0:11.8 (14.6) Queremos dejar claro que el Absoluto No Cualificado es una realidad auténtica que permea el gran universo y que parece seguir extendiéndose hacia fuera, con igual presencia en el espacio, hasta las actividades de fuerza y las evoluciones premateriales de las pasmosas extensiones de las regiones del espacio situadas más allá de los siete superuniversos. El Absoluto No Cualificado no es el mero negativismo de un concepto filosófico basado en las suposiciones de sofisterías metafísicas concernientes a la universalidad, a la dominación y a la primacía de lo no condicionado y lo no cualificado. El Absoluto No Cualificado es un auténtico sobrecontrol del universo en la infinitud. Este sobrecontrol es ilimitado en fuerza-espacio, pero está claramente condicionado por la presencia de la vida, la mente, el espíritu y la personalidad. Está condicionado además por las reacciones de la voluntad de la Trinidad del Paraíso y por sus mandatos intencionados.
0:11.9 (14.7) Estamos convencidos de que el Absoluto No Cualificado no es una influencia indiferenciada que lo permea todo comparable a los conceptos panteístas de la metafísica o a la antigua hipótesis científica del éter. El Absoluto No Cualificado es ilimitado en fuerza y está condicionado por la Deidad, pero no percibimos plenamente la relación de este Absoluto con las realidades de espíritu de los universos.
0:11.10 (14.8) 3. El Absoluto Universal, deducimos lógicamente, era inevitable en el acto de libre albedrío absoluto del Padre Universal al diferenciar las realidades del universo en valores deificados y no deificados —personalizables y no personalizables—. El Absoluto Universal es el fenómeno de la Deidad indicativo de la resolución de la tensión creada por el acto de libre albedrío de diferenciar de ese modo la realidad del universo, y actúa como coordinador asociativo de estas sumas totales de las potencialidades existenciales.
0:11.11 (15.1) La presencia-tensión del Absoluto Universal significa ajustar la diferenciación entre la realidad de deidad y la realidad no deificada. Esta diferenciación es inherente a la separación entre la dinámica de la divinidad con libre albedrío y la estática de la infinitud no cualificada.
0:11.12 (15.2) Recordad siempre que la infinitud potencial es absoluta e inseparable de la eternidad. La infinitud actual en el tiempo nunca puede ser más que parcial y debe ser, por lo tanto, no absoluta. Tampoco la infinitud de la personalidad actual puede ser absoluta, excepto en la Deidad no cualificada. Y es la diferenciación del potencial de infinitud entre el Absoluto No Cualificado y el Absoluto de Deidad lo que eterniza al Absoluto Universal, haciendo así cósmicamente posible tener universos materiales en el espacio y espiritualmente posible tener personalidades finitas en el tiempo.
0:11.13 (15.3) En el cosmos lo finito solo puede coexistir con lo Infinito por la presencia asociativa del Absoluto Universal que iguala tan perfectamente las tensiones entre el tiempo y la eternidad, la finitud y la infinitud, el potencial de realidad y la actualidad de realidad, el Paraíso y el espacio, el hombre y Dios. Asociativamente, el Absoluto Universal constituye la identificación de la zona de realidad evolutiva en progreso existente tanto en los universos del espacio-tiempo como en los universos del espacio-tiempo trascendido, que son los universos de manifestación subinfinita de la Deidad.
0:11.14 (15.4) El Absoluto Universal es el potencial de la Deidad dinámico-estática realizable funcionalmente en los niveles del tiempo y la eternidad como valores finitos y absolutos, y susceptibles de acercamiento experiencial y existencial. Este aspecto incomprensible de la Deidad puede ser estático, potencial y asociativo, pero no es experiencialmente creativo ni evolutivo en lo que concierne a las personalidades inteligentes que actúan ahora en el universo maestro.
0:11.15 (15.5) El Absoluto. Los dos Absolutos —el cualificado y el no cualificado—, tan aparentemente divergentes en función a los ojos de las criaturas con mente, están perfecta y divinamente unificados en y por el Absoluto Universal. En último término y en su comprensión final, los tres son un único Absoluto. En los niveles subinfinitos se diferencian funcionalmente, pero son UNO en la infinitud.
0:11.16 (15.6) No utilizamos nunca el término «Absoluto» como negación de algo ni como rechazo de nada. Tampoco consideramos que el Absoluto Universal sea autodeterminativo, una especie de Deidad panteísta e impersonal. En todo lo que concierne a la personalidad en el universo, el Absoluto está estrictamente limitado por la Trinidad y dominado por la Deidad.
0:12.1 (15.7) La Trinidad del Paraíso original y eterna es existencial y fue inevitable. Esta Trinidad sin principio era inherente al hecho de la diferenciación de lo personal y lo no personal por la voluntad sin trabas del Padre, y se factualizó cuando su voluntad personal coordinó estas realidades duales mediante la mente. Las Trinidades posteriores a Havona son experienciales: son inherentes a la creación de los dos niveles subabsolutos y evolutivos de manifestación de poder-personalidad en el universo maestro.
0:12.2 (15.8) La Trinidad del Paraíso —la unión eterna de Deidad del Padre Universal, del Hijo Eterno y del Espíritu Infinito— es existencial en actualidad, pero todos los potenciales son experienciales. Por lo tanto, esta Trinidad constituye la única realidad de Deidad que abarca la infinitud y, por lo tanto, ocurren en ella los fenómenos del universo de actualización de Dios Supremo, Dios Último y Dios Absoluto.
0:12.3 (15.9) La primera y la segunda Trinidad experiencial, las Trinidades posteriores a Havona, no pueden ser infinitas porque abarcan Deidades derivadas, Deidades evolucionadas mediante actualización experiencial de realidades creadas por la Trinidad existencial del Paraíso o devenidas de ella. La infinitud de la divinidad se está enriqueciendo constantemente, si no ampliando, mediante la finitud y la absonidad de la experiencia de criatura y Creador.
0:12.4 (16.1) Las Trinidades son verdades de la relación y hechos de la manifestación de la Deidad de igual rango. Las funciones de la Trinidad abarcan las realidades de Deidad, y las realidades de Deidad buscan siempre realizarse y manifestarse en la personalización. Dios Supremo, Dios Último e incluso Dios Absoluto son por lo tanto inevitabilidades divinas. Estas tres Deidades experienciales eran potenciales en la Trinidad existencial, la Trinidad del Paraíso. Pero su emergencia en el universo como personalidades de poder depende en parte de su propia actuación experiencial en los universos de poder y personalidad y en parte de las consecuciones experienciales de los Creadores y de las Trinidades posteriores a Havona.
0:12.5 (16.2) Las dos Trinidades posteriores a Havona, las Trinidades experienciales Última y Absoluta, no son ahora plenamente manifiestas; están en proceso de realización en el universo. Estas asociaciones de Deidad se pueden describir como sigue:
0:12.6 (16.3) 1. La Trinidad Última, ahora en evolución, constará finalmente del Ser Supremo, las Personalidades Creadoras Supremas y los Arquitectos absonitos del Universo Maestro, esos planificadores únicos de universos que no son ni creadores ni criaturas. Dios Último adquirirá final e inevitablemente poder y personalidad como consecuencia en la Deidad de la unificación de esta Trinidad Última experiencial en la arena en expansión del casi ilimitado universo maestro.
0:12.7 (16.4) 2. La Trinidad Absoluta —la segunda Trinidad experiencial— ahora en proceso de actualización, constará de Dios Supremo, Dios Último y del no revelado Consumador del Destino del Universo. Esta Trinidad actúa tanto en los niveles personales como en los superpersonales, incluso hasta las fronteras de lo no personal, y su unificación en la universalidad experiencializaría la Deidad Absoluta.
0:12.8 (16.5) La Trinidad Última se está unificando experiencialmente en compleción, pero tenemos dudas reales sobre la posibilidad de tal unificación plena de la Trinidad Absoluta. Sin embargo, nuestro concepto de la Trinidad eterna del Paraíso es un recordatorio permanente de que la trinización de la Deidad puede llevar a cabo lo que no es alcanzable de otra manera. De ahí que postulemos la aparición en algún momento del Supremo-Último y la posible trinización-factualización de Dios Absoluto.
0:12.9 (16.6) Los filósofos del universo postulan una Trinidad de Trinidades, una Trinidad Infinita existencial y experiencial, aunque no son capaces de imaginar su personalización. Equivaldría posiblemente a la persona del Padre Universal en el nivel conceptual del YO SOY. Pero independientemente de todo esto, la Trinidad original del Paraíso es potencialmente infinita puesto que el Padre Universal es de hecho infinito.
Reconocimiento
0:12.11 (16.8) Al formular las exposiciones que siguen, referentes a la descripción del carácter del Padre Universal y de la naturaleza de sus asociados paradisiacos, junto con un intento de describir el perfecto universo central y los siete superuniversos que lo rodean, hemos de guiarnos por el mandato de los regidores del superuniverso. Dicho mandato nos dicta que, en todos nuestros esfuerzos por revelar la verdad y coordinar el conocimiento esencial, demos preferencia a los conceptos humanos más altos existentes relacionados con las materias que vamos a exponer. Solo podemos recurrir a la revelación pura cuando el concepto que queremos presentar no haya tenido expresión previa adecuada por parte de la mente humana.
0:12.12 (17.1) Las sucesivas revelaciones planetarias de la verdad divina abarcan invariablemente los conceptos más altos existentes de los valores espirituales como parte de la coordinación nueva y mejorada del conocimiento planetario. En consecuencia, al hacer estas exposiciones sobre Dios y sus asociados del universo, hemos seleccionado como base para estos documentos más de mil conceptos humanos que representan el conocimiento planetario más alto y más avanzado sobre valores espirituales y significados del universo. Cuando estos conceptos humanos, recopilados de mortales conocedores de Dios del pasado y del presente, sean inadecuados para describir la verdad tal como se nos ha indicado que la revelemos, los completaremos sin vacilar. Haremos uso para ello de nuestro propio conocimiento superior sobre la realidad y la divinidad de las Deidades del Paraíso y su universo residencial trascendente.
0:12.13 (17.2) Somos perfectamente conscientes de las dificultades de nuestra misión. Reconocemos la imposibilidad de traducir plenamente el lenguaje de los conceptos de la divinidad y de la eternidad a los símbolos del lenguaje de conceptos finitos de la mente del mortal. Pero sabemos que un fragmento de Dios mora dentro de la mente humana y que el Espíritu de la Verdad está con el alma humana, y sabemos además que estas fuerzas espirituales conspiran para permitir que el hombre material capte la realidad de los valores espirituales y comprenda la filosofía de los significados del universo. Pero sabemos incluso con mayor certeza que estos espíritus de la Presencia Divina son capaces de ayudar al hombre a apropiarse espiritualmente de toda verdad que contribuya a realzar la realidad en permanente progreso de la experiencia religiosa personal: la consciencia de Dios.
0:12.14 (17.3) [Redactado por un Consejero Divino de Orvonton, jefe del Cuerpo de Personalidades del Superuniverso designadas para describir en Urantia la verdad sobre las Deidades del Paraíso y el universo de universos.]
El libro de Urantia
Parte I
Patrocinado por un cuerpo de personalidades superuniversales de Uversa que actúa por autorización de los Ancianos de los Días de Orvonton.
El libro de Urantia
Documento 1
1:0.1 (21.1) EL Padre Universal es el Dios de toda la creación, la Primera Fuente y Centro de todas las cosas y de todos los seres. Pensad primero en Dios como creador, luego como controlador y finalmente como sostenedor infinito. La verdad sobre el Padre Universal había comenzado a alborear sobre la humanidad cuando el profeta dijo: «Tú, Dios, estás solo; no hay nadie junto a ti. Has creado el cielo y el cielo de los cielos con todas sus huestes. Tú los preservas y controlas. Por los Hijos de Dios fueron hechos los universos. El Creador se cubre de luz como vestidura y extiende los cielos como una cortina». Solo el concepto del Padre Universal —un solo Dios en lugar de muchos dioses— permitió al hombre mortal comprender al Padre como creador divino y controlador infinito.
1:0.2 (21.2) Todas las miríadas de sistemas planetarios se hicieron para que las habitaran con el tiempo muchos tipos diferentes de criaturas inteligentes, seres que pudieran conocer a Dios, recibir el afecto divino y amarlo a cambio. El universo de universos es obra de Dios y lugar de residencia de sus diversas criaturas. «Dios creó los cielos y formó la tierra; estableció el universo y no creó este mundo en vano; lo formó para que fuera habitado».
1:0.3 (21.3) Todos los mundos ilustrados reconocen y adoran al Padre Universal, el hacedor eterno y sostenedor infinito de toda la creación. Las criaturas con voluntad de universos y universos se han embarcado en el larguísimo viaje al Paraíso, la lucha fascinante de la aventura eterna de alcanzar a Dios Padre. La meta trascendente de los hijos del tiempo es encontrar al Dios eterno, comprender la naturaleza divina, reconocer al Padre Universal. Las criaturas conocedoras de Dios tienen una única aspiración suprema, un solo deseo incontenible, que es llegar a ser mientras están en sus esferas como es él en su perfección paradisiaca de la personalidad y en su esfera universal de recta supremacía. Del Padre Universal que habita en la eternidad procede el mandato supremo: «Sed perfectos como yo soy perfecto». Con amor y misericordia los mensajeros del Paraíso han llevado esta exhortación divina a través de las edades y de los universos, incluso hasta las humildes criaturas de origen animal como las razas humanas de Urantia.
1:0.4 (22.1) Este magnífico mandato universal de esforzarse por alcanzar la perfección de la divinidad es el primer deber, y debería ser la más alta aspiración, de toda la creación de criaturas luchadoras del Dios de perfección. Esta posibilidad de lograr la perfección divina es el destino final y cierto de todo progreso espiritual eterno del hombre.
1:0.5 (22.2) Los mortales de Urantia no pueden esperar ser perfectos en el sentido infinito, pero es enteramente posible que los seres humanos, empezando como lo hacen en este planeta, alcancen la meta celestial y divina que el Dios infinito ha puesto al hombre mortal. Y cuando consigan este destino serán tan plenos en todo lo que concierne a la autorrealización y el logro de la mente dentro de su esfera de perfección divina como lo es Dios mismo en su esfera de infinitud y eternidad. Puede que tal perfección no sea universal en el sentido material ni ilimitada en captación intelectual ni final en experiencia espiritual, pero es final y completa en todos los aspectos finitos de divinidad de voluntad, perfección de motivación de la personalidad y consciencia de Dios.
1:0.6 (22.3) Este es el verdadero significado del mandato divino: «Sed perfectos como yo soy perfecto» que impulsa constantemente hacia adelante al hombre mortal y le invita a profundizar hacia el interior en esa lucha larga y fascinante por alcanzar niveles cada vez más altos de valores espirituales y significados verdaderos del universo. Esta búsqueda sublime del Dios de los universos es la aventura suprema de los habitantes de todos los mundos del tiempo y el espacio.
1:1.1 (22.4) De todos los nombres por los que se conoce a Dios Padre en todos los universos, los que lo designan como la Primera Fuente y el Centro del Universo son los más frecuentes. Al Primer Padre se le conoce por varios nombres en diferentes universos y en diferentes sectores del mismo universo. Los nombres que la criatura asigna al Creador dependen mucho del concepto de la criatura sobre el Creador. La Primera Fuente y Centro del Universo no se ha revelado nunca por su nombre, solo por su naturaleza. Si creemos que somos hijos de este Creador, es más que natural que acabemos llamándolo Padre. Pero es un nombre que nosotros hemos elegido y que surge del reconocimiento de nuestra relación personal con la Primera Fuente y Centro.
1:1.2 (22.5) El Padre Universal no impone nunca ninguna forma de reconocimiento arbitrario, de adoración formal o de servicio servil a las criaturas inteligentes con voluntad de los universos. Los habitantes evolutivos de los mundos del tiempo y el espacio deben reconocerlo, amarlo y adorarlo voluntariamente, por sí mismos y en su propio corazón. El Creador se niega a coaccionar o imponer el sometimiento del libre albedrío espiritual de sus criaturas materiales. La afectuosa dedicación de la voluntad humana a hacer la voluntad del Padre es el regalo más selecto que el hombre puede hacer a Dios. De hecho, tal consagración de la voluntad de la criatura constituye el único regalo posible de verdadero valor que puede hacer el hombre al Padre del Paraíso. En Dios el hombre vive, se mueve y tiene su ser. No hay nada que el hombre pueda dar a Dios excepto esta elección de atenerse a la voluntad del Padre. Al tomar estas decisiones, las criaturas inteligentes con voluntad de los universos constituyen la realidad de esa adoración verdadera que tanto satisface a la naturaleza dominada por el amor del Padre Creador.
1:1.3 (22.6) Una vez que os hayáis hecho verdaderamente conscientes de Dios, después de que hayáis descubierto realmente al Creador majestuoso y empezado a experimentar la comprensión de la presencia del controlador divino que mora en vuestro interior, entonces, según vuestra iluminación y según la manera y el método por los que los Hijos Divinos revelan a Dios, encontraréis un nombre para el Padre Universal que expresará adecuadamente vuestro concepto de la Primera Gran Fuente y Centro. Y así, en los diferentes mundos y en los varios universos, el Creador llega a ser conocido por numerosas denominaciones que en el espíritu de la relación significan todas lo mismo, aunque en palabras y símbolos cada nombre responda al grado, a la profundidad, de su entronización en el corazón de sus criaturas de cada mundo concreto.
1:1.4 (23.1) Cerca del centro del universo de universos, al Padre Universal se le conoce generalmente por nombres cuyo significado transmite el sentido de Primera Fuente. Más hacia fuera en los universos del espacio, los términos empleados para designar al Padre Universal suelen tener el significado de Centro Universal. Aún más hacia fuera de la creación estelar, como es el caso del mundo sede de vuestro universo local, es conocido como Primera Fuente Creativa y Centro Divino. En una constelación cercana Dios es llamado Padre de los Universos. En otra, Sostenedor Infinito y hacia el este, Controlador Divino. También ha sido designado como Padre de las Luces, Regalo de la Vida y Único Todopoderoso.
1:1.5 (23.2) En los mundos donde un Hijo del Paraíso ha vivido una vida de otorgamiento, se conoce generalmente a Dios por algún nombre que indique relación personal, afecto tierno y devoción paternal. En la sede de vuestra constelación se refieren a Dios como Padre Universal, y en diferentes planetas de vuestro sistema local de mundos habitados se le conoce de diversas maneras como Padre de Padres, Padre del Paraíso, Padre de Havona y Padre Espíritu. Los que conocen a Dios a través de las revelaciones de los otorgamientos de los Hijos del Paraíso terminan rindiéndose al atractivo sentimental de la conmovedora relación Creador-criatura y se refieren a Dios como «nuestro Padre».
1:1.6 (23.3) En un planeta de criaturas sexuadas, en un mundo donde los impulsos de emoción parental son inherentes al corazón de sus seres inteligentes, el término Padre se convierte en un nombre muy expresivo y apropiado para el Dios eterno. En Urantia, vuestro planeta, es más conocido, más universalmente reconocido, por el nombre de Dios. El nombre que se le dé tiene poca importancia; lo significativo es que debéis conocerlo y aspirar a ser como él. Vuestros profetas de la antigüedad le llamaron con verdad «el Dios sempiterno» y se refirieron a él como el que «habita en la eternidad».
1:2.1 (23.4) Dios es realidad primaria en el mundo del espíritu. Dios es la fuente de la verdad en las esferas de la mente. Dios cubre con su sombra todo lo que hay en los dominios materiales. Para todas las inteligencias creadas Dios es una personalidad y para el universo de universos es la Primera Fuente y Centro de la realidad eterna. Dios no es semejante ni al hombre ni a la máquina. El Primer Padre es espíritu universal, verdad eterna, realidad infinita y personalidad de padre.
1:2.2 (23.5) El Dios eterno es infinitamente más que la realidad idealizada o el universo personalizado. Dios no es simplemente el deseo supremo del hombre, la objetivación de la búsqueda del mortal. Dios tampoco es un mero concepto, el potencial en poder de la rectitud. El Padre Universal no es sinónimo de naturaleza ni tampoco es ley natural personificada. Dios es una realidad trascendente, no es solo el concepto tradicional que tiene el hombre de los valores supremos. Dios no es una focalización psicológica de significados espirituales ni tampoco es «la obra más noble del hombre». Dios puede ser cualquiera de estos conceptos o todos ellos en la mente de los hombres, pero es más. Es una persona salvadora y un Padre amoroso para todos los que disfrutan de paz espiritual en la tierra y anhelan experimentar la supervivencia de la personalidad en la muerte.
1:2.3 (24.1) La actualidad de la existencia de Dios se demuestra en la experiencia humana mediante el morar interior de la presencia divina, el Monitor espíritu enviado desde el Paraíso para vivir en la mente mortal del hombre y ayudar ahí a hacer evolucionar el alma inmortal con capacidad de supervivencia eterna. Tres fenómenos experienciales desvelan la presencia de este Ajustador divino en la mente humana:
1:2.4 (24.2) 1. La capacidad intelectual de conocer a Dios: la consciencia de Dios.
1:2.5 (24.3) 2. El ansia espiritual de descubrir a Dios: la búsqueda de Dios.
1:2.6 (24.4) 3. El anhelo de la personalidad de ser como Dios: el deseo de todo corazón de hacer la voluntad del Padre.
1:2.7 (24.5) La existencia de Dios no podrá probarse nunca mediante experimentos científicos ni mediante la razón pura de la deducción lógica. Dios solo se puede comprender en el ámbito de la experiencia humana. Sin embargo, el verdadero concepto de la realidad de Dios es razonable para la lógica, plausible para la filosofía, esencial para la religión e indispensable para cualquier esperanza de supervivencia de la personalidad.
1:2.8 (24.6) Los que conocen a Dios han experimentado el hecho de su presencia. Esos mortales conocedores de Dios guardan en su experiencia personal la única prueba fehaciente de la existencia del Dios vivo que un ser humano puede ofrecer a otro. La existencia de Dios está más allá de toda posibilidad de demostración, excepto por el contacto entre la consciencia de Dios de la mente humana y la presencia de Dios del Ajustador del Pensamiento que mora en el interior del intelecto mortal y es otorgado al hombre como don gratuito del Padre Universal.
1:2.9 (24.7) En teoría podéis pensar en Dios como el Creador, y es el creador personal del Paraíso y del universo central de perfección, pero los universos del tiempo y el espacio son todos creados y organizados por el cuerpo de los Hijos Creadores del Paraíso. El Padre Universal no es el creador personal del universo local de Nebadon. El universo en el que vivís es creación de su Hijo Miguel. Aunque el Padre no crea personalmente los universos evolutivos, sí los controla en muchas de sus relaciones universales y en algunas de sus manifestaciones de energía física, mental y espiritual. Dios Padre es el creador personal del universo paradisiaco y, en asociación con el Hijo Eterno, el creador de todos los demás Creadores personales de universos.
1:2.10 (24.8) Como controlador físico situado en el universo material de universos, la Primera Fuente y Centro actúa en los patrones de la Isla eterna del Paraíso, y a través de este centro absoluto de gravedad, el Dios eterno ejerce su sobrecontrol cósmico del nivel físico tanto en el universo central como en todo el universo de universos. Como mente, Dios actúa en la Deidad del Espíritu Infinito. Como espíritu, Dios se manifiesta en la persona del Hijo Eterno y en las personas de los hijos divinos del Hijo Eterno. Esta interrelación de la Primera Fuente y Centro con las Personas y los Absolutos de su mismo rango del Paraíso no impide en lo más mínimo la acción personal directa del Padre Universal en toda la creación y en todos los niveles de dicha creación. A través de la presencia de su espíritu fragmentado, el Padre Creador mantiene contacto directo con sus hijos criaturas y con sus universos creados.
1:3.1 (25.1) «Dios es espíritu.» Es una presencia espiritual universal. El Padre Universal es una realidad espiritual infinita. Es «el Dios soberano, eterno, inmortal, invisible y único verdadero». Aun cuando seáis «la prole de Dios», no debéis pensar que el Padre es semejante a vosotros en forma y físico porque se os haya dicho que habéis sido creados «a su imagen», habitados por los Monitores de Misterio enviados desde la residencia central de su presencia eterna. Los seres de espíritu son reales a pesar de ser invisibles al ojo humano y aunque no sean de carne y hueso.
1:3.2 (25.2) Dijo el vidente de la antigüedad: «He aquí que va a mi lado, y no lo veo; pasa también, pero no lo percibo». Podemos observar constantemente las obras de Dios, podemos ser muy conscientes de las pruebas materiales de su conducta majestuosa, pero rara vez podemos mirar la manifestación visible de su divinidad, ni tan siquiera contemplar la presencia de ese espíritu delegado suyo que mora en el interior de los hombres.
1:3.3 (25.3) El Padre Universal no es invisible porque se esconda de las criaturas humildes que tienen impedimentos de orden material y dotes espirituales limitadas. La situación es más bien esta: «No podéis ver mi rostro, pues ningún mortal puede verme y vivir». Ningún hombre material podría contemplar al Dios espíritu y conservar su existencia mortal. El acercamiento a la gloria y la brillantez espiritual de la presencia de la personalidad divina es imposible para los grupos más bajos de seres de espíritu o para cualquier orden de personalidad material. La luminosidad espiritual de la presencia personal del Padre es una «luz a la que ningún hombre mortal puede acercarse; que ninguna criatura material ha visto ni puede ver». Pero no es necesario ver a Dios con los ojos de la carne para poder percibirlo con los ojos de la fe de la mente espiritualizada.
1:3.4 (25.4) El Padre Universal comparte plenamente su naturaleza de espíritu con su yo coexistente, el Hijo Eterno del Paraíso. Tanto el Padre como el Hijo comparten de igual manera el espíritu universal y eterno, plenamente y sin reservas, con su igual de personalidad conjunto, el Espíritu Infinito. El espíritu de Dios es, en sí mismo y por sí mismo, absoluto; en el Hijo es no cualificado; en el Espíritu, universal; y en todos y por todos ellos, infinito.
1:3.5 (25.5) Dios es un espíritu universal. Dios es la persona universal. La realidad personal suprema de la creación finita es espíritu. La realidad última del cosmos personal es espíritu absonito. Solo los niveles de la infinitud son absolutos y solo en tales niveles la unicidad entre la materia, la mente y el espíritu tiene carácter final.
1:3.6 (25.6) En los universos Dios Padre es, en potencia, el sobrecontrolador de la materia, la mente y el espíritu. Dios trata directamente con las personalidades de su vasta creación de criaturas con voluntad solo por medio de su extenso circuito de personalidad, pero solo es posible contactar con él (fuera del Paraíso) en la presencia de sus entidades fragmentadas, la voluntad de Dios fuera en los universos. Este espíritu del Paraíso que mora en el interior de la mente de los mortales del tiempo y fomenta en ella el desarrollo del alma inmortal de la criatura superviviente es de la misma naturaleza y divinidad del Padre Universal. Pero la mente de esas criaturas evolutivas se origina en los universos locales y debe obtener la perfección divina a través de las transformaciones experienciales de logro espiritual que son el resultado inevitable de la elección de la criatura de hacer la voluntad del Padre del cielo.
1:3.7 (26.1) En la experiencia interior del hombre la mente está unida a la materia. Esas mentes vinculadas a lo material no pueden sobrevivir al fallecimiento del mortal. La técnica de la supervivencia forma parte de esos ajustes de la voluntad humana y esas transformaciones de la mente del mortal por los que ese intelecto consciente de Dios va siendo enseñado gradualmente y guiado finalmente por el espíritu. Esta evolución de la mente humana desde la asociación con la materia hasta la unión con el espíritu da como resultado la transmutación de los aspectos potencialmente de espíritu de la mente del mortal en las realidades de morontia del alma inmortal. Una mente de mortal supeditada a la materia está destinada a hacerse cada vez más material y, por consiguiente, a acabar sufriendo la extinción de la personalidad. Una mente entregada al espíritu está destinada a hacerse cada vez más espiritual y a conseguir en último término la unicidad con el espíritu divino, superviviente y guía, y lograr de esta forma la supervivencia y la eternidad de existencia de la personalidad.
1:3.8 (26.2) Yo procedo del Eterno y he regresado repetidas veces a la presencia del Padre Universal. Sé de la actualidad y la personalidad de la Primera Fuente y Centro, el Padre Eterno y Universal. Sé que, si bien el gran Dios es absoluto, eterno e infinito, es también bueno, divino y misericordioso. Conozco la verdad de las grandes declaraciones: «Dios es espíritu» y «Dios es amor», y estos dos atributos se revelan al universo de la manera más completa en el Hijo Eterno.
1:4.1 (26.3) La infinitud de la perfección de Dios es tal que hace de él un misterio eterno. Y el más grande de todos los misterios insondables de Dios es el fenómeno del morar divino en el interior de la mente de los mortales. La manera en que el Padre Universal reside en las criaturas del tiempo es el más profundo de todos los misterios del universo. La presencia divina en la mente del hombre es el misterio de los misterios.
1:4.2 (26.4) El cuerpo físico de los mortales es «templo de Dios». A pesar de que los Hijos Creadores Soberanos se acercan a las criaturas de sus mundos habitados y «atraen a todos los hombres hacia ellos»; aunque «se ponen a la puerta» de la consciencia «y llaman» y se llenan de alegría al entrar en todos los que «abren la puerta de su corazón»; aunque sí existe esta íntima comunión personal entre los Hijos Creadores y sus criaturas mortales, sin embargo, los hombres mortales tienen algo del mismo Dios que mora de hecho dentro de ellos. Su cuerpo es templo de ese algo.
1:4.3 (26.5) Cuando hayas terminado aquí abajo, cuando hayas recorrido tu camino en la forma temporal en la tierra, cuando se acabe tu viaje de prueba en la carne, cuando el polvo que compone el tabernáculo mortal «regrese a la tierra de donde vino», se ha revelado que el «espíritu» que mora en vuestro interior «regresará al Dios que lo dio». Dentro de cada ser mortal de este planeta reside un fragmento de Dios, una parte integrante de la divinidad. Aún no es tuyo por derecho de posesión, pero está planeado ex profeso para ser uno contigo si sobrevives a la existencia mortal.
1:4.4 (26.6) Nos enfrentamos constantemente con este misterio de Dios. Nos desconcierta el despliegue creciente del panorama sin fin de la verdad de su bondad infinita, su misericordia sin fin, su sabiduría incomparable y su carácter magnífico.
1:4.5 (26.7) El misterio divino consiste en la diferencia inherente que existe entre lo finito y lo infinito, lo temporal y lo eterno, la criatura del espacio-tiempo y el Creador Universal, lo material y lo espiritual, la imperfección del hombre y la perfección de la Deidad del Paraíso. El Dios del amor universal se manifiesta infaliblemente a cada una de sus criaturas hasta la plenitud de la capacidad de esa criatura para captar espiritualmente las cualidades de la verdad, la belleza y la bondad divina.
1:4.6 (27.1) A todos los seres de espíritu y a todas las criaturas mortales de todas las esferas y de todos los mundos del universo de universos, el Padre Universal les revela todo aquello de su yo misericordioso y divino que dichos seres de espíritu y dichas criaturas mortales puedan percibir o comprender. Dios no hace acepción de personas ni espirituales ni materiales. La presencia divina que cualquier hijo del universo disfruta en un momento dado está limitada solo por la capacidad de esa criatura para recibir y percibir las actualidades de espíritu del mundo supramaterial.
1:4.7 (27.2) En la experiencia espiritual humana Dios no es un misterio sino una realidad. Pero cuando se intentan dejar claras las realidades del mundo del espíritu a las mentes físicas del orden material, aparece el misterio. Aparecen misterios tan sutiles y tan profundos que solo su captación mediante la fe del mortal conocedor de Dios puede conseguir el milagro filosófico del reconocimiento de lo Infinito por lo finito, la percepción del Dios eterno por los mortales en evolución de los mundos materiales del tiempo y el espacio.
1:5.1 (27.3) No permitáis que la magnitud de Dios, su infinitud, oscurezca ni eclipse su personalidad. «Aquél que planeó el oído ¿acaso no oirá? Aquél que formó el ojo ¿acaso no verá?» El Padre Universal es la cumbre de la personalidad divina, es el origen y el destino de la personalidad en toda la creación. Dios es a la vez infinito y personal, es una personalidad infinita. El Padre es verdaderamente una personalidad, a pesar de que la infinitud de su persona le coloca para siempre más allá de la comprensión plena de los seres materiales finitos.
1:5.2 (27.4) Dios es mucho más que una personalidad tal como la mente humana entiende la personalidad. Es incluso mucho más que cualquier concepto posible de superpersonalidad. Pero es totalmente inútil tratar tales conceptos incomprensibles de la personalidad divina con la mente de las criaturas materiales, cuyo máximo concepto de la realidad del ser consiste en la idea y el ideal de la personalidad. El concepto más alto posible del Creador Universal para la criatura material está contenido en los ideales espirituales de la idea excelsa de la personalidad divina. Por lo tanto, aunque podáis saber que Dios tiene que ser mucho más que la concepción humana de la personalidad, sabéis igual de bien que el Padre Universal no puede ser nada menos que una personalidad eterna, infinita, verdadera, buena y bella.
1:5.3 (27.5) Dios no se esconde de ninguna de sus criaturas. Es inaccesible para tantos órdenes de seres solo porque «mora en una luz a la que ninguna criatura material puede acercarse». La inmensidad y la grandiosidad de la personalidad divina están más allá del alcance de la mente no perfeccionada de los mortales evolutivos. Él «mide las aguas en el hueco de su mano, mide un universo con el palmo de su mano. Es él quien se sienta sobre el círculo de la tierra, quien extiende los cielos como una cortina y los despliega como un universo donde morar». «Levantad vuestros ojos a lo alto y contemplad a quien ha creado todas estas cosas, a quien hace surgir sus mundos en orden y los llama a todos ellos por su nombre». Y así, es verdad que «las cosas invisibles de Dios se entienden en parte por las cosas que han sido hechas». Hoy, tal como sois, debéis percibir al Hacedor invisible a través de su múltiple y diversa creación, así como a través de la revelación y el ministerio de sus Hijos y los numerosos subordinados de estos.
1:5.4 (28.1) Aun cuando los mortales materiales no pueden ver la persona de Dios, deberían regocijarse en la seguridad de que es una persona. Deberían aceptar por la fe la verdad que describe que el Padre Universal amó tanto al mundo que dispuso la posibilidad de la progresión espiritual eterna para sus humildes habitantes; que él «se deleita en sus hijos». Dios no carece de ninguno de los atributos sobrehumanos y divinos que constituyen una personalidad de Creador perfecta, eterna, amorosa e infinita.
1:5.5 (28.2) En las creaciones locales (exceptuando los encargados de los superuniversos), Dios no tiene ninguna manifestación personal ni residencial salvo la de los Hijos Creadores del Paraíso, que son los padres de los mundos habitados y los soberanos de los universos locales. Si la fe de la criatura fuera perfecta, sabría sin ninguna duda que cuando ha visto a un Hijo Creador ha visto al Padre Universal. En su búsqueda del Padre no pediría ni esperaría ver sino al Hijo. El hombre mortal simplemente no puede ver a Dios hasta que consiga una transformación espiritual completa y alcance de hecho el Paraíso.
1:5.6 (28.3) La naturaleza de los Hijos Creadores del Paraíso no abarca todos los potenciales no cualificados de la absolutidad universal de la naturaleza infinita de la Primera Gran Fuente y Centro, pero el Padre Universal está presente en todos los aspectos de manera divina en los Hijos Creadores. El Padre y sus Hijos son uno. Estos Hijos del Paraíso del orden de Miguel son personalidades perfectas, son incluso el patrón para todas las personalidades del universo local, desde la Radiante Estrella Matutina hasta las más bajas criaturas humanas de evolución animal progresiva.
1:5.7 (28.4) Sin Dios, y de no ser por su persona excelsa y central, no habría personalidad alguna en todo el vasto universo de universos. Dios es personalidad.
1:5.8 (28.5) A pesar de ser Dios poder eterno, presencia majestuosa, ideal trascendente y espíritu glorioso, aunque es todo esto e infinitamente más, es sin embargo, verdadera y sempiternamente una personalidad perfecta de Creador, una persona que puede «conocer y ser conocida», que puede «amar y ser amada». Y es alguien que puede hacerse amigo nuestro, en tanto que tú puedes ser conocido, igual que han sido conocidos otros humanos, como amigo de Dios. Él es un espíritu real y una realidad espiritual.
1:5.9 (28.6) Al ver al Padre Universal revelado en todo su universo, al percibirlo morando en el interior de sus miríadas de criaturas, al contemplarlo en las personas de sus Hijos Soberanos, al sentir continuamente su divina presencia aquí y allá, cerca y lejos, no dudemos ni cuestionemos la primacía de su personalidad. A pesar de distribuirse tan extensamente, sigue siendo una persona verdadera y mantiene sempiternamente una conexión personal con las huestes incontables de sus criaturas dispersas por todo el universo de universos.
1:5.10 (28.7) La idea de la personalidad del Padre Universal es un concepto más grande y verdadero de Dios que ha llegado a la humanidad principalmente a través de la revelación. La razón, la sabiduría y la experiencia religiosa infieren e insinúan todas ellas la personalidad de Dios, pero no la validan totalmente. Incluso el Ajustador del Pensamiento que mora en el interior es prepersonal. La verdad y la madurez de cualquier religión son directamente proporcionales a su concepto de la personalidad infinita de Dios y a su grado de comprensión de la unidad absoluta de la Deidad. La idea de una Deidad personal se convierte, pues, en la medida de la madurez religiosa una vez que la religión ha formulado el concepto de la unidad de Dios.
1:5.11 (29.1) La religión primitiva tenía muchos dioses personales que estaban moldeados a imagen del hombre. La revelación afirma la validez del concepto de la personalidad de Dios, que en el postulado científico de una Causa Primera es una mera posibilidad y en la idea filosófica de la Unidad Universal solo se sugiere provisionalmente. Solo considerándolo como una personalidad se puede empezar a comprender la unidad de Dios. Negar la personalidad de la Primera Fuente y Centro solo nos deja dos dilemas filosóficos como alternativa: materialismo o panteísmo.
1:5.12 (29.2) En la contemplación de la Deidad el concepto de personalidad debe despojarse de la idea de corporeidad. No es indispensable un cuerpo material para la personalidad ni en el hombre ni en Dios. El error de la corporeidad se muestra en ambos extremos de la filosofía humana. En el materialismo: puesto que el hombre pierde su cuerpo al morir, deja de existir como personalidad. En el panteísmo: puesto que Dios no tiene cuerpo, no es una persona. El tipo sobrehumano de personalidad progresiva funciona en una unión de mente y espíritu.
1:5.13 (29.3) La personalidad no es simplemente un atributo de Dios. Representa más bien la totalidad de la naturaleza infinita coordinada y la voluntad divina unificada que se pone de manifiesto en la eternidad y la universalidad de su expresión perfecta. La personalidad, en el sentido supremo, es la revelación de Dios al universo de universos.
1:5.14 (29.4) Al ser eterno, universal, absoluto e infinito, Dios no crece en conocimiento ni aumenta en sabiduría. Dios no adquiere experiencia en la forma en que el hombre finito podría conjeturar o entender, pero sí disfruta, dentro de los dominios de su propia personalidad eterna, de una autorrealización en expansión continua comparable y análoga en cierto modo a la adquisición de nueva experiencia por parte de las criaturas finitas de los mundos evolutivos.
1:5.15 (29.5) La perfección absoluta del Dios infinito le haría sufrir las terribles limitaciones de la perfección irrevocable y sin restricciones, si no fuera por el hecho de que el Padre Universal participa directamente en la lucha de la personalidad de toda alma imperfecta del amplio universo que busque, con la ayuda divina, ascender a los mundos espiritualmente perfectos de lo alto. Esta experiencia progresiva de todo ser de espíritu y de toda criatura mortal de todo el universo de universos es parte de la consciencia de Deidad en permanente expansión que tiene el Padre respecto al divino círculo sin fin de autorrealización incesante.
1:5.16 (29.6) Es literalmente cierto que «en todas vuestras aflicciones él se aflige». «En todos vuestros triunfos él triunfa en y con vosotros.» Su espíritu divino prepersonal es una parte real de vosotros. La Isla del Paraíso responde a todas las metamorfosis físicas del universo de universos. El Hijo Eterno contiene en sí todos los impulsos de espíritu de toda la creación. El Actor Conjunto abarca toda expresión de mente del cosmos en expansión. En la plenitud de su consciencia divina, el Padre Universal percibe claramente todas las experiencias individuales de lucha progresiva de las mentes en expansión y de los espíritus en ascensión de toda entidad, ser y personalidad en toda la creación evolutiva del tiempo y el espacio. Y todo esto es literalmente cierto, pues «en Él todos vivimos y nos movemos y tenemos nuestro ser».
1:6.1 (29.7) La personalidad humana es la sombra-imagen en el espacio-tiempo proyectada por la personalidad divina del Creador. Y ninguna actualidad puede nunca comprenderse adecuadamente examinando su sombra. Las sombras deben interpretarse en términos de la verdadera sustancia.
1:6.2 (30.1) Dios es para la ciencia una causa, para la filosofía una idea, para la religión una persona, precisamente el amoroso Padre celestial. Dios es para el científico una fuerza primaria, para el filósofo una hipótesis de unidad, para la persona religiosa una experiencia espiritual viva. El concepto inadecuado que tiene el hombre de la personalidad del Padre Universal solo se puede mejorar mediante el progreso espiritual del hombre en el universo y solo llegará a ser realmente adecuado cuando los peregrinos del tiempo y el espacio alcancen finalmente el abrazo divino del Dios vivo en el Paraíso.
1:6.3 (30.2) No perdáis nunca de vista las perspectivas diametralmente opuestas de la personalidad tal como es concebida por Dios y por el hombre. El hombre ve y comprende la personalidad mirando desde lo finito hacia lo infinito, Dios mira desde lo infinito hacia lo finito. El hombre posee el tipo más bajo de personalidad, Dios el más alto, el supremo, el último y el absoluto. Por eso los mejores conceptos sobre la personalidad divina tuvieron que esperar pacientemente hasta la aparición de ideas mejoradas sobre la personalidad humana y en especial hasta la revelación aumentada de la personalidad tanto divina como humana en la vida de otorgamiento de Miguel, el Hijo Creador, en Urantia.
1:6.4 (30.3) El espíritu divino prepersonal que mora en el interior de la mente del mortal lleva en su misma presencia la prueba válida de su existencia actual, pero el concepto de la personalidad divina solo se puede captar mediante la visión interior espiritual de una auténtica experiencia religiosa. Cualquier persona, humana o divina, puede ser conocida y comprendida con total independencia de las reacciones externas o de la presencia material de esa persona.
1:6.5 (30.4) Cierto grado de afinidad moral y de armonía espiritual es esencial para la amistad entre dos personas. Una personalidad amorosa difícilmente se puede revelar a una persona carente de amor. Incluso para acercarse al conocimiento de una personalidad divina, deben consagrarse por completo a ese esfuerzo todas las dotes de la personalidad del hombre. Una dedicación parcial y poco entusiasta será infructuosa.
1:6.6 (30.5) Cuanto más completamente se entienda el hombre a sí mismo y más aprecie los valores de la personalidad de sus semejantes, tanto más anhelará conocer la Personalidad Original y tanto más seriamente luchará ese humano conocedor de Dios por llegar a ser como la Personalidad Original. Podéis discutir sobre opiniones acerca de Dios, pero la experiencia con él y en él existe por encima y más allá de toda controversia humana y de la mera lógica intelectual. El hombre conocedor de Dios describe sus experiencias espirituales no para convencer a los no creyentes, sino para la edificación y la satisfacción mutua de los creyentes.
1:6.7 (30.6) Suponer que el universo puede ser conocido, que es inteligible, es suponer que el universo está hecho por la mente y gestionado por la personalidad. La mente del hombre solo puede percibir los fenómenos de mente de otras mentes, sean estas humanas o sobrehumanas. Si la personalidad del hombre puede experimentar el universo, es que hay una mente divina y una personalidad actual oculta en alguna parte de ese universo.
1:6.8 (30.7) Dios es espíritu, una personalidad de espíritu. El hombre es también un espíritu, una personalidad potencial de espíritu. Jesús de Nazaret logró la realización plena de este potencial de personalidad de espíritu en la experiencia humana. Por ello, su vida de cumplir la voluntad del Padre se convierte en la revelación más real e ideal que tiene el hombre de la personalidad de Dios. Aun cuando la personalidad del Padre Universal solo se pueda captar en la experiencia religiosa propiamente dicha, con la vida de Jesús en la tierra nos sentimos inspirados por esa demostración perfecta de realización y revelación de la personalidad de Dios en una experiencia verdaderamente humana.
1:7.1 (31.1) Cuando Jesús hablaba del «Dios vivo» se refería a una Deidad personal, el Padre del cielo. El concepto de la personalidad de la Deidad facilita la camaradería, favorece la adoración inteligente, promueve una confianza reconfortante. Puede haber interacciones entre cosas no personales, pero no camaradería. La relación de camaradería entre padre e hijo, como entre Dios y el hombre, no se puede disfrutar a menos que ambos sean personas. Solo las personalidades pueden estar en íntima comunión entre sí, aunque la presencia de una entidad tan impersonal como el Ajustador del Pensamiento puede facilitar mucho esta comunión personal.
1:7.2 (31.2) El hombre no consigue la unión con Dios como una gota de agua podría encontrar su unidad con el océano. El hombre logra la unión divina mediante una comunión espiritual recíproca y progresiva, mediante una relación íntima de personalidad con el Dios personal, mediante el logro creciente de la naturaleza divina a través de una conformidad entusiasta e inteligente con la voluntad divina. Una relación tan sublime solo puede existir entre personalidades.
1:7.3 (31.3) El concepto de verdad podría quizás contemplarse separado de la personalidad, el concepto de belleza puede que exista sin la personalidad, pero el concepto de bondad divina solo es comprensible en relación con la personalidad. Solo una persona puede amar y ser amada. Incluso la belleza y la verdad estarían excluidas de la esperanza de supervivencia si no fueran atributos de un Dios personal, de un Padre amoroso.
1:7.4 (31.4) No podemos comprender plenamente cómo Dios puede ser primordial, inmutable, todopoderoso y perfecto, y estar rodeado al mismo tiempo de un universo en cambio constante y aparentemente limitado por leyes, un universo en evolución de imperfecciones relativas. Pero podemos conocer esa verdad en nuestra propia experiencia personal, puesto que todos mantenemos la identidad de nuestra personalidad y la unidad de nuestra voluntad a pesar del cambio constante tanto de nosotros mismos como de nuestro entorno.
1:7.5 (31.5) La realidad última del universo no se puede captar mediante las matemáticas, la lógica o la filosofía, sino solo mediante la experiencia personal de una conformidad progresiva con la voluntad divina de un Dios personal. Ni la ciencia, ni la filosofía ni la teología pueden validar la personalidad de Dios. Solo la experiencia personal de los hijos por la fe del Padre celestial puede llevar a efecto la comprensión espiritual propiamente dicha de la personalidad de Dios.
1:7.6 (31.6) Los conceptos de personalidad más altos del universo implican identidad, autoconsciencia, voluntad propia y la posibilidad de revelarse a sí mismo. Y estas características implican además la comunión con otras personalidades iguales, como la que existe en las asociaciones de personalidad de las Deidades del Paraíso. Y la unidad absoluta de estas asociaciones es tan perfecta que la divinidad se da a conocer por su indivisibilidad, por su unicidad. «El Señor Dios es uno». La indivisibilidad de la personalidad no choca con que Dios otorgue su espíritu para vivir en el corazón de los hombres mortales. La indivisibilidad de la personalidad de un padre humano no le impide reproducir hijos e hijas mortales.
1:7.7 (31.7) Este concepto de indivisibilidad en asociación con el concepto de unidad implica la trascendencia, tanto del tiempo como del espacio, por parte de la Ultimidad de la Deidad. Por lo tanto, ni el espacio ni el tiempo pueden ser absolutos o infinitos. La Primera Fuente y Centro es esa infinitud que trasciende incondicionalmente toda mente, toda materia y todo espíritu.
1:7.8 (31.8) El hecho de la Trinidad del Paraíso no vulnera en modo alguno la verdad de la unidad divina. Las tres personalidades de la Deidad del Paraíso son, en todas las reacciones de la realidad del universo y en todas las relaciones con las criaturas, como una. Tampoco la existencia de estas tres personas eternas vulnera la verdad de la indivisibilidad de la Deidad. Soy plenamente consciente de que no tengo a mi disposición un lenguaje adecuado para explicar claramente a la mente del mortal cómo aparecen ante nosotros estos problemas del universo. Pero no debéis desanimaros, todas estas cosas no están del todo claras ni siquiera para las altas personalidades de mi grupo de seres del Paraíso. Tened siempre presente que estas profundas verdades sobre la Deidad se irán aclarando a medida que vuestras mentes se vayan espiritualizando progresivamente durante las épocas sucesivas del largo ascenso del mortal al Paraíso.
1:7.9 (32.1) [Presentado por un Consejero Divino, miembro de un grupo de personalidades celestiales asignadas por los Ancianos de los Días de Uversa, sede del gobierno del séptimo superuniverso, para supervisar las partes de esta revelación que vienen a continuación y tratan sobre cuestiones que están más allá de las fronteras del universo local de Nebadon. Se me ha encomendado patrocinar los documentos que describen la naturaleza y los atributos de Dios porque represento la fuente de información más alta disponible para dicho propósito en cualquier mundo habitado. He servido como Consejero Divino en los siete superuniversos y he residido durante mucho tiempo en el centro paradisiaco de todas las cosas. He disfrutado muchas veces del supremo placer de estar durante un tiempo en la presencia personal directa del Padre Universal. Describo la realidad y la verdad de la naturaleza y de los atributos del Padre con indiscutible autoridad. Sé de lo que hablo.]
El libro de Urantia
Documento 2
2:0.1 (33.1) DADO QUE el concepto más alto posible de Dios que tiene el hombre está comprendido dentro de la idea y el ideal humano de una personalidad primaria e infinita, es permisible y puede resultar útil estudiar ciertas características de la naturaleza divina que constituyen el carácter de la Deidad. La naturaleza de Dios se puede entender mejor mediante la revelación del Padre que Miguel de Nebadon expuso en sus múltiples enseñanzas y en su magnífica vida mortal en la carne. El hombre también puede comprender mejor la naturaleza divina si se considera a sí mismo como un hijo de Dios y contempla al Creador paradisiaco como su verdadero Padre espiritual.
2:0.2 (33.2) La naturaleza de Dios se puede estudiar en una revelación de ideas supremas, el carácter divino se puede concebir como una representación de ideales supernos, pero donde se puede encontrar la más esclarecedora y espiritualmente edificante de todas las revelaciones de la naturaleza divina es en la comprensión de la vida religiosa de Jesús de Nazaret, tanto antes como después de que lograra la plena consciencia de su divinidad. Si se toma la vida encarnada de Miguel como telón de fondo de la revelación de Dios al hombre, podemos intentar poner en símbolos verbales humanos ciertas ideas y ciertos ideales relativos a la naturaleza divina que podrían contribuir a esclarecer y unificar más el concepto humano de la naturaleza y el carácter de la personalidad del Padre Universal.
2:0.3 (33.3) En todos nuestros esfuerzos por ampliar y espiritualizar el concepto humano de Dios, nos vemos enormemente obstaculizados por la capacidad limitada de la mente del mortal. También obstaculizan seriamente nuestra tarea tanto las limitaciones del lenguaje como la pobreza del material que se puede utilizar como ejemplo o comparación en nuestros esfuerzos por describir los valores divinos y presentar los significados espirituales a la mente finita y mortal del hombre. Todos nuestros esfuerzos por ampliar el concepto humano de Dios serían casi inútiles de no ser por el hecho de que la mente del mortal está habitada por el Ajustador otorgado del Padre Universal y permeada por el Espíritu de la Verdad del Hijo Creador. Contando así con la presencia de estos espíritus divinos en el corazón del hombre para que me asistan en la ampliación del concepto de Dios, procedo con alegría a cumplir mi mandato de intentar describir más a fondo la naturaleza de Dios a la mente del hombre.
2:1.1 (33.4) «En lo tocante al Infinito, no podemos descubrirlo. Los pasos divinos no se conocen.» «Su entendimiento es infinito y su grandeza es inescrutable.» La luz cegadora de la presencia del Padre es tal que para sus criaturas humildes parece que «habita en densas tinieblas». No solo sus pensamientos y sus planes son inescrutables, sino que «hace cosas grandes y maravillosas sin cuento». «Dios es grande; no lo comprendemos, ni se puede averiguar el número de sus años.» «¿Morará verdaderamente Dios en la tierra? Contemplad, ni el cielo (el universo) ni el cielo de los cielos (el universo de universos) pueden contenerlo.» «¡Cuán inescrutables son sus juicios e indescifrables sus caminos!»
2:1.2 (34.1) «No hay más que un Dios, el Padre infinito, que es también un Creador fiel.» «El Creador divino es también el Disponedor Universal, la fuente y el destino de las almas. Él es el Alma Suprema, la Mente Primaria y el Espíritu Ilimitado de toda la creación.» «El Gran Controlador no comete errores. Resplandece en majestad y gloria.» «El Dios Creador está totalmente desprovisto de miedo y de enemistad. Es inmortal, eterno, autoexistente, divino y munificente.» «¡Cuán puro y bello, cuán profundo e insondable es el Ancestro superno de todas las cosas!» «El Infinito es excelentísimo porque se imparte a los hombres. Él es el principio y el fin, el Padre de todo propósito bueno y perfecto.» «Con Dios todas las cosas son posibles; el Creador eterno es la causa de las causas.»
2:1.3 (34.2) A pesar de la infinitud de las formidables manifestaciones de la personalidad eterna y universal del Padre, él es incondicionalmente autoconsciente de su infinitud y de su eternidad. Asimismo, conoce plenamente su perfección y su poder. Es el único ser del universo, aparte de sus seres divinos de igual rango, que experimenta una evaluación perfecta, adecuada y completa de sí mismo.
2:1.4 (34.3) El Padre satisface constante e indefectiblemente las diferencias de la demanda por él, según va cambiando esta demanda cada cierto tiempo en distintas secciones de su universo maestro. El gran Dios se conoce y se comprende a sí mismo, es infinitamente consciente de todos sus atributos primarios de perfección. Dios no es un accidente cósmico ni un experimentador de universos. Los Soberanos de los Universos pueden emprender aventuras, los Padres de las Constelaciones pueden experimentar, los cabezas de los sistemas pueden practicar, pero el Padre Universal ve el final desde el principio. Su plan divino y su propósito eterno abarcan y comprenden de hecho todos los experimentos y todas las aventuras de todos sus subordinados en todos los mundos, sistemas y constelaciones de todos los universos de sus vastos dominios.
2:1.5 (34.4) Nada es nuevo para Dios y ningún acontecimiento cósmico se produce nunca por sorpresa; él habita el círculo de la eternidad. Sus días no tienen principio ni fin. Para Dios no hay pasado, presente ni futuro; todo el tiempo es presente en cualquier momento dado. Él es el gran y único YO SOY.
2:1.6 (34.5) El Padre Universal es, absolutamente y sin restricciones, infinito en todos sus atributos, y este hecho, en y por sí mismo, lo aísla automáticamente de toda comunicación personal directa con los seres materiales finitos y con otras inteligencias humildes creadas.
2:1.7 (34.6) Todo esto hace necesaria la siguiente ordenación de disposiciones para establecer contacto y comunicación con sus múltiples criaturas. Primero, en las personalidades de los Hijos de Dios del Paraíso quienes, aunque perfectos en divinidad, comparten también con frecuencia la naturaleza de la misma carne y hueso de las razas planetarias haciéndose uno de vosotros y uno con vosotros. De este modo Dios se hace hombre, por así decirlo, como ocurrió en el otorgamiento de Miguel que fue llamado indistintamente Hijo de Dios e Hijo del Hombre. En segundo lugar están las personalidades del Espíritu Infinito, los diversos órdenes de huestes seráficas y otras inteligencias celestiales que se acercan a los seres materiales de origen humilde y de tantos modos los asisten y sirven. Y en tercer lugar están los Monitores de Misterio impersonales, los Ajustadores del Pensamiento, el don real del mismo gran Dios, que son enviados para morar en el interior de seres humanos como los de Urantia, enviados sin anunciarse y sin explicación. Descienden desde las alturas de la gloria en una profusión sin fin para agraciar y habitar las mentes humildes de aquellos mortales que poseen la capacidad de tener consciencia de Dios o el potencial para ello.
2:1.8 (35.1) De estas y muchas otras maneras, de maneras desconocidas para vosotros que escapan por completo a la comprensión finita, el Padre del Paraíso desciende amorosa y voluntariamente, y además modifica, diluye y atenúa su infinitud para poder acercarse a la mente finita de sus hijos criaturas. Así, a través de una serie de distribuciones de personalidad cada vez menos absolutas, al Padre infinito le es posible disfrutar de un contacto estrecho con las diversas inteligencias de los muchos dominios de su extenso universo.
2:1.9 (35.2) Todo esto lo ha hecho, lo hace ahora y lo seguirá haciendo por siempre jamás sin desmerecer en lo más mínimo el hecho y la realidad de su infinitud, su eternidad y su primacía. Y estas cosas son absolutamente ciertas a pesar de la dificultad de entenderlas, del misterio que las envuelve o de la imposibilidad de que sean plenamente comprendidas por criaturas como las que moran en Urantia.
2:1.10 (35.3) Puesto que el Primer Padre es infinito en sus planes y eterno en sus propósitos, es inherentemente imposible para cualquier ser finito llegar a captar o comprender jamás en su plenitud estos planes y propósitos divinos. El hombre mortal puede vislumbrar los propósitos del Padre solo de vez en cuando, aquí y allá, cuando se revelan en relación con el desarrollo del plan de ascensión de la criatura en sus niveles sucesivos de progresión en el universo. Aunque el hombre no puede abarcar el significado de la infinitud, es totalmente seguro que el Padre infinito comprende plenamente y acepta amorosamente toda la finitud de todos sus hijos en todos los universos.
2:1.11 (35.4) El Padre comparte la divinidad y la eternidad con un gran número de los más altos seres del Paraíso, pero nos preguntamos si la infinitud y la consiguiente primacía universal las comparte plenamente con otros que no sean sus asociados de igual rango de la Trinidad del Paraíso. La infinitud de la personalidad debe abarcar necesariamente toda finitud de la personalidad. De ahí la verdad —la verdad literal— de la enseñanza que declara que «en Él vivimos y nos movemos y tenemos nuestro ser». Ese fragmento de la Deidad pura del Padre Universal que mora en el interior del hombre mortal es una parte de la infinitud de la Primera Gran Fuente y Centro, el Padre de Padres.
2:2.1 (35.5) Incluso vuestros antiguos profetas entendieron la eterna naturaleza circular, sin principio ni fin, del Padre Universal. Dios está literal y eternamente presente en su universo de universos. Habita el momento presente con toda su majestad absoluta y toda su grandeza eterna. «El Padre tiene vida en sí mismo, y esta vida es vida eterna.» A lo largo de todas las edades eternas ha sido el Padre quien «da a todos vida». Hay una perfección infinita en la integridad divina. «Yo soy el Señor; yo no cambio.» Nuestro conocimiento del universo de universos desvela no solo que él es el Padre de las luces, sino también que en su conducción de los asuntos interplanetarios «no hay variabilidad ni sombra de cambio». Él «declara el fin desde el principio». Dice: «Mi intención perdurará; haré todo lo que me complazca» «de acuerdo con el propósito eterno que me propuse en mi Hijo». Así, los planes y los propósitos de la Primera Fuente y Centro son como él mismo: eternos, perfectos e inalterables para siempre.
2:2.2 (35.6) En los mandatos del Padre hay compleción irrevocable y repleción perfecta. «Todo lo que Dios haga será para siempre; nada se le puede añadir ni nada quitar.» El Padre Universal no se arrepiente de sus propósitos originales de sabiduría y perfección. Sus planes son firmes, su intención inmutable y sus actos son divinos e infalibles. «Mil años a sus ojos son como el ayer cuando ha pasado y como una vigilia en la noche.» La perfección de la divinidad y la magnitud de la eternidad están para siempre más allá de la captación plena de la mente circunscrita del hombre mortal.
2:2.3 (36.1) En la ejecución de su propósito eterno puede parecer que las reacciones de un Dios inalterable varían a tenor de la actitud cambiante y las mentes volubles de sus inteligencias creadas, es decir, pueden variar de forma aparente y superficial. Pero debajo de la superficie y bajo todas las manifestaciones externas sigue estando presente el propósito inalterable, el plan perpetuo, del Dios eterno.
2:2.4 (36.2) Fuera, en los universos, la perfección tiene que ser necesariamente un término relativo, pero en el universo central y especialmente en el Paraíso, la perfección no está diluida. En ciertas fases es incluso absoluta. Las manifestaciones de la Trinidad varían la exteriorización de la perfección divina pero no la atenúan.
2:2.5 (36.3) La perfección primaria de Dios no consiste en una supuesta rectitud sino en la perfección inherente de la bondad de su naturaleza divina. Él es final, completo y perfecto. No hay nada que falte en la belleza y perfección de su carácter recto. Y todo el plan de existencias vivas de los mundos del espacio se centra en el propósito divino de elevar a todas las criaturas con voluntad al alto destino de la experiencia de compartir la perfección paradisiaca del Padre. Dios no es ni egocéntrico ni autosuficiente; no cesa nunca de otorgarse a todas las criaturas autoconscientes del vasto universo de universos.
2:2.6 (36.4) Dios es eterna e infinitamente perfecto, no puede conocer personalmente la imperfección en su propia experiencia, pero sí comparte la consciencia de toda la experiencia de imperfección de todas las criaturas luchadoras de los universos evolutivos de todos los Hijos Creadores del Paraíso. El toque personal y liberador del Dios de perfección cubre con su sombra el corazón y encircuita la naturaleza de todas las criaturas mortales que han ascendido al nivel de discernimiento moral del universo. De esta manera, así como a través de los contactos de la presencia divina, el Padre Universal participa de hecho en la experiencia con la inmadurez y la imperfección de la trayectoria evolutiva de todos los seres mortales de todo el universo.
2:2.7 (36.5) Las limitaciones humanas, el mal potencial, no son parte de la naturaleza divina. Pero la experiencia mortal con el mal y todas las relaciones del hombre con el mal son, con toda certeza, una parte de la autorrealización en constante expansión de Dios en los hijos del tiempo, esas criaturas de responsabilidad moral creadas o hechas evolucionar por cada Hijo Creador que sale del Paraíso.
2:3.1 (36.6) Dios es recto y por lo tanto es justo. «El Señor es recto en todos sus caminos.» «‘No sin causa he hecho todo lo que he hecho’, dice el Señor.» «Los juicios del Señor son totalmente verdaderos y rectos.» La justicia del Padre Universal no puede estar influida por las acciones y las actuaciones de sus criaturas, «pues no hay iniquidad en el Señor nuestro Dios, ni acepción de personas, ni aceptación de ofrendas».
2:3.2 (36.7) ¡Cuán vano es hacer apelaciones pueriles a un Dios semejante para que modifique sus inalterables decretos, de forma que podamos evitar las justas consecuencias del funcionamiento de sus sabias leyes naturales y de sus rectos mandatos espirituales! «No os engañéis: no es posible mofarse de Dios, pues fuere lo que fuere lo que un hombre siembre, eso recogerá.» Pero es verdad que, incluso en la justa recolección de una cosecha de maldades, la justicia divina está siempre atemperada por la misericordia. La sabiduría infinita es el árbitro eterno que determina las proporciones de justicia y de misericordia que se impondrán en cualquier circunstancia dada. El mayor castigo (en realidad una consecuencia inevitable) de la maldad y de la rebelión deliberada contra el gobierno de Dios es la pérdida de la existencia como súbdito individual de ese gobierno. El resultado final del pecado incondicional es la aniquilación. A fin de cuentas, esos individuos identificados con el pecado se han destruido a sí mismos al volverse totalmente irreales por abrazar la iniquidad. Sin embargo, la desaparición factual de tales criaturas se retrasa siempre hasta que el orden establecido de justicia vigente en ese universo haya sido plenamente acatado.
2:3.3 (37.1) El cese de la existencia se decreta habitualmente en el fallo de dispensación o de época emitido para el mundo o los mundos. En un mundo como Urantia se produce al final de una dispensación planetaria. El cese de la existencia se puede decretar en tales momentos por la acción paritaria de todos los tribunales con jurisdicción que van desde el consejo planetario, pasando por las cortes del Hijo Creador, hasta los tribunales de enjuiciamiento de los Ancianos de los Días. El mandato de disolución se origina en las cortes más altas del superuniverso a raíz de una confirmación ininterrumpida de los cargos procedente de la esfera de residencia del malhechor. Y entonces, cuando la sentencia de extinción se ha confirmado en lo alto, la ejecución se lleva a cabo mediante la acción directa de los jueces que residen en la sede del superuniverso y actúan desde allí.
2:3.4 (37.2) Cuando esta sentencia se confirma finalmente, el ser identificado con el pecado pasa a ser instantáneamente como si no hubiera sido. No hay resurrección de dicha suerte, es perpetua y eterna. Los factores de energía viva de la identidad se resuelven, mediante las transformaciones del tiempo y las metamorfosis del espacio, en los potenciales cósmicos de donde emergieron en su momento. En cuanto a la personalidad del inicuo, queda privada de un vehículo en el que continuar la vida por el fracaso de la criatura en hacer las elecciones y tomar las decisiones finales que le habrían asegurado la vida eterna. Cuando el abrazo continuo al pecado de la mente asociada culmina en su identificación completa con la iniquidad, ocurre que con el cese de la vida, con la disolución cósmica, dicha personalidad aislada es absorbida en la sobrealma de la creación y pasa a convertirse en parte de la experiencia en evolución del Ser Supremo. No vuelve a aparecer nunca más como una personalidad. Su identidad pasa a ser como si nunca hubiera sido. En el caso de una personalidad habitada por un Ajustador, los valores experienciales de espíritu sobreviven en la realidad del Ajustador que sigue existiendo.
2:3.5 (37.3) En toda contienda que se produzca en el universo entre niveles actuales de realidad, la personalidad de nivel más alto triunfará a la larga sobre la personalidad de nivel más bajo. Este resultado inevitable de las controversias del universo es inherente al hecho de que la divinidad de la cualidad es igual al grado de realidad o actualidad de cualquier criatura con voluntad. El mal puro, el error completo, el pecado intencionado y la iniquidad sin atenuantes son inherente y automáticamente suicidas. Tales actitudes de irrealidad cósmica pueden sobrevivir en el universo debido solo a una misericordiosa tolerancia transitoria, a la espera de la acción de los mecanismos que determinan la justicia y establecen la equidad de los tribunales de recto juicio del universo.
2:3.6 (37.4) El mandato de los Hijos Creadores en los universos locales es de creación y de espiritualización. Estos Hijos se dedican a ejecutar eficazmente el plan paradisiaco de ascensión progresiva de los mortales, a rehabilitar a los rebeldes y a los pensadores equivocados. Pero cuando todos sus esfuerzos amorosos son rechazados definitivamente y para siempre, el decreto final de disolución es ejecutado por fuerzas que actúan bajo la jurisdicción de los Ancianos de los Días.
2:4.1 (38.1) La misericordia es simplemente justicia atemperada por esa sabiduría que surge de la perfección del conocimiento y del reconocimiento pleno de la debilidad natural y de los obstáculos ambientales de las criaturas finitas. «Nuestro Dios está lleno de compasión, es clemente, paciente y rico en misericordia.» Por eso, «quienquiera que invoque al Señor será salvado», «pues él perdonará abundantemente». «La misericordia del Señor es desde la eternidad hasta la eternidad». Sí, «su misericordia perdura para siempre». «Yo soy el Señor que ejerce la amorosa benevolencia, el juicio y la rectitud en la tierra, pues en estas cosas me complazco.» «Ni aflijo voluntariamente ni apeno a los hijos de los hombres», pues soy «el Padre de las misericordias y el Dios de todo consuelo».
2:4.2 (38.2) Dios es inherentemente amable, naturalmente compasivo y sempiternamente misericordioso. Y no es necesario ejercer influencia alguna sobre el Padre para suscitar su amorosa benevolencia. La necesidad de la criatura es totalmente suficiente para asegurar el flujo pleno de las tiernas misericordias del Padre y de su gracia salvadora. Puesto que Dios lo conoce todo acerca de sus hijos, es fácil para él perdonar. Cuanto mejor entienda el hombre a su prójimo, tanto más fácil le será perdonarlo e incluso amarlo.
2:4.3 (38.3) Solo el discernimiento de la sabiduría infinita permite a un Dios recto ministrar al mismo tiempo justicia y misericordia en cualquier situación dada del universo. El Padre celestial no se debate nunca entre actitudes contradictorias hacia sus hijos del universo. Dios nunca es víctima de conflictos de actitud. Su conocimiento de todas las cosas dirige infaliblemente su libre albedrío a elegir un comportamiento en el universo que satisface perfecta, igual y simultáneamente las exigencias de todos sus atributos divinos y las cualidades infinitas de su naturaleza eterna.
2:4.4 (38.4) La misericordia es el fruto natural e inevitable de la bondad y el amor. La naturaleza bondadosa de un Padre amoroso no podría negar en modo alguno el sabio ministerio de misericordia a todos y cada uno de los miembros de todos los grupos de sus hijos del universo. La unión de la justicia eterna y la misericordia divina constituye lo que en la experiencia humana se llamaría equidad.
2:4.5 (38.5) La misericordia divina representa una técnica equitativa de ajuste entre los niveles de perfección y de imperfección del universo. La misericordia es la justicia de la Supremacía adaptada a las situaciones de lo finito en evolución. Es la rectitud de la eternidad modificada para satisfacer los más altos intereses y el bienestar de los hijos del tiempo en el universo. La misericordia no es una contravención de la justicia, sino más bien una interpretación comprensiva de las demandas de la justicia suprema tal como se aplica equitativamente a los seres espirituales de menor rango y a las criaturas materiales de los universos en evolución. La misericordia es la justicia de la Trinidad del Paraíso sabia y amorosamente enviada a las múltiples inteligencias de las creaciones del tiempo y el espacio tal como es formulada por la sabiduría divina y determinada por la mente que todo lo sabe y el libre albedrío soberano del Padre Universal y de todos sus Creadores asociados.
2:5.1 (38.6) «Dios es amor». Por lo tanto, su única actitud personal hacia los asuntos del universo es siempre una reacción de afecto divino. El Padre nos ama lo suficiente como para otorgarnos su vida. «Hace que su sol salga sobre malos y buenos, y envía la lluvia a justos e injustos.»
2:5.2 (39.1) Se equivoca quien piense que son los sacrificios de sus Hijos o la intercesión de sus criaturas subordinadas lo que incita a Dios a amar a sus niños, «pues el Padre mismo os ama». Es precisamente por este afecto paternal por lo que Dios envía a los maravillosos Ajustadores para que moren en el interior de la mente de los hombres. El amor de Dios es universal. «Todo aquel que quiera puede venir». Él quisiera «que todos los hombres se salvaran mediante el conocimiento de la verdad». Él «no desea que ninguno perezca».
2:5.3 (39.2) Los Creadores son los primeros que intentan salvar al hombre de los desastrosos resultados de su necia transgresión de las leyes divinas. El amor de Dios es, por naturaleza, un afecto de padre. Por consiguiente a veces «nos disciplina en nuestro propio provecho, para que podamos ser partícipes de su santidad». Incluso en vuestras pruebas más duras recordad que «en todas nuestras aflicciones, él se aflige con nosotros».
2:5.4 (39.3) Dios es divinamente bondadoso con los pecadores. Cuando los rebeldes regresan a la rectitud son recibidos misericordiosamente, «pues nuestro Dios perdonará abundantemente». «Yo soy el que borra vuestras transgresiones por mi propio bien, y no recordaré vuestros pecados.» «Mirad qué tipo de amor nos ha otorgado el Padre para que seamos llamados hijos de Dios.»
2:5.5 (39.4) En definitiva, la mayor prueba de la bondad de Dios, y la razón suprema para amarlo es el don del Padre que mora en tu interior: el Ajustador que tan pacientemente aguarda la hora en que ambos os hagáis eternamente uno. Aunque buscando no puedes encontrar a Dios, si te sometes a la dirección del espíritu que mora en tu interior serás guiado infaliblemente, paso a paso, vida a vida, de universo en universo y de edad en edad, hasta que te encuentres finalmente en presencia de la personalidad paradisiaca del Padre Universal.
2:5.6 (39.5) ¡Qué gran sinrazón es no adorar a Dios porque las limitaciones de la naturaleza humana y los impedimentos de haber sido creados materiales os impiden verlo! Entre vosotros y Dios hay una enorme distancia (espacio físico) que atravesar. Existe igualmente un gran abismo de diferenciación espiritual que es necesario salvar. Pero a pesar de todo lo que os separa física y espiritualmente de la presencia personal y paradisiaca de Dios, deteneos a ponderar el hecho solemne de que Dios vive dentro de vosotros. Él, a su propia manera, ya ha salvado el abismo. Ha enviado algo de sí mismo, su espíritu, para que viva en vosotros y comparta vuestros esfuerzos en vuestra carrera eterna en el universo.
2:5.7 (39.6) Se me hace fácil y agradable adorar a alguien que es tan grande y al mismo tiempo está dedicado con tanto afecto al ministerio de elevar a sus criaturas humildes. Amo naturalmente a alguien que es tan poderoso como creador y controlador de lo creado y sin embargo tan perfecto en bondad y tan fiel en la amorosa benevolencia que nos cubre constantemente con su sombra. Creo que amaría a Dios exactamente igual si no fuera tan grande y poderoso mientras fuera tan bueno y misericordioso. Todos nosotros amamos al Padre más por su naturaleza que en reconocimiento de sus asombrosos atributos.
2:5.8 (39.7) Cuando observo a los Hijos Creadores y a sus administradores subordinados luchar tan valientemente contra las múltiples dificultades del tiempo inherentes a la evolución de los universos del espacio, descubro que siento un afecto grande y profundo por esos gobernantes menores de los universos. En definitiva, creo que todos nosotros, incluyendo los mortales de los mundos, amamos al Padre Universal y a todos los demás seres, divinos o humanos, porque percibimos que estas personalidades nos aman de verdad. La experiencia de amar es, en buena parte, respuesta directa a la experiencia de ser amado. Al saber que Dios me ama, debería seguir amándolo supremamente aun cuando estuviera despojado de todos sus atributos de supremacía, ultimidad y absolutidad.
2:5.9 (40.1) El amor del Padre nos sigue ahora y por todo el círculo sin fin de las edades eternas. Al ponderar la naturaleza amorosa de Dios, solo hay una reacción razonable y natural de la personalidad: amaréis cada vez más a vuestro Hacedor, brindaréis a Dios un afecto análogo al de un niño por su padre terrenal. Pues igual que un padre, un padre real, un padre verdadero ama a sus hijos, así ama el Padre Universal a sus hijos e hijas creados y busca por siempre su bienestar.
2:5.10 (40.2) Pero el amor de Dios es un afecto parental inteligente y con visión de futuro. El amor divino actúa en asociación unificada con la sabiduría divina y con todas las demás características infinitas de la naturaleza perfecta del Padre Universal. Dios es amor, pero el amor no es Dios. La mayor manifestación del amor divino hacia los seres mortales se observa en el otorgamiento de los Ajustadores del Pensamiento, pero donde podéis ver la mayor revelación del amor del Padre es en la vida de otorgamiento de su Hijo Miguel, que vivió en la tierra la vida espiritual ideal. El Ajustador que mora en el interior es quien individualiza el amor de Dios para cada alma humana.
2:5.11 (40.3) Casi me duele a veces verme obligado a retratar el afecto divino del Padre celestial por sus hijos del universo mediante el símbolo verbal humano amor. ¡Este término, aun cuando connota efectivamente el concepto más elevado que tiene el hombre de las relaciones mortales de respeto y de entrega, designa con demasiada frecuencia relaciones humanas totalmente innobles e indignas de ser conocidas por ninguna palabra que se utilice también para indicar el afecto incomparable del Dios vivo por sus criaturas del universo! Lamento profundamente no poder emplear algún término superno y exclusivo que transmita a la mente del hombre la verdadera naturaleza y la belleza exquisita del significado del afecto divino del Padre del Paraíso.
2:5.12 (40.4) Cuando el hombre pierde de vista el amor de un Dios personal, el reino de Dios se convierte simplemente en el reino del bien. A pesar de la unidad infinita de la naturaleza divina, el amor es la característica dominante de todos los tratos personales de Dios con sus criaturas.
2:6.1 (40.5) En el universo físico podemos ver la belleza divina, en el mundo intelectual podemos percibir la verdad eterna, pero la bondad de Dios se encuentra solo en el mundo espiritual de la experiencia religiosa personal. En su verdadera esencia la religión es una fe confiada en la bondad de Dios. En filosofía Dios puede ser grande y absoluto, incluso de algún modo inteligente y personal, pero en religión Dios debe ser también moral, debe ser bueno. El hombre podría temer a un Dios grande, pero solo puede amar a un Dios bueno y confiar en él. Esta bondad de Dios es parte de la personalidad de Dios y su plena revelación aparece solo en la experiencia religiosa personal de los hijos creyentes de Dios.
2:6.2 (40.6) La religión implica que el supramundo que tiene naturaleza de espíritu es consciente de las necesidades fundamentales del mundo humano y responde a ellas. La religión evolutiva puede llegar a ser ética, pero solo la religión revelada llega a ser verdadera y espiritualmente moral. El antiguo concepto de Dios como Deidad dominada por una moralidad regia fue elevado por Jesús al nivel afectuosamente conmovedor de la íntima moralidad familiar de la relación padre-hijo. No hay ninguna más tierna ni más bella en la experiencia de los mortales.
2:6.3 (41.1) La «riqueza de la bondad de Dios lleva al hombre errado al arrepentimiento». «Todo don bueno y todo don perfecto vienen del Padre de las luces.» «Dios es bueno; es el refugio eterno del alma de los hombres.» «El Señor Dios es misericordioso y clemente. Es paciente y rico en bondad y verdad.» «¡Probad y ved que el Señor es bueno! Bendito el hombre que confía en él.» «El Señor es clemente y lleno de compasión. Él es el Dios de salvación.» «Sana al desconsolado y venda las heridas del alma. Es el benefactor todopoderoso del hombre.»
2:6.4 (41.2) El concepto de Dios como juez-rey, aunque fomentó un alto canon moral y creó un pueblo respetuoso de la ley como colectivo, dejó al creyente individual en una triste posición de inseguridad respecto a su estatus en el tiempo y en la eternidad. Los profetas hebreos posteriores proclamaron que Dios era un Padre para Israel. Jesús reveló a Dios como el Padre de cada ser humano. Todo el concepto que tiene el mortal de Dios está iluminado trascendentalmente por la vida de Jesús. La generosidad es inherente al amor parental. Dios ama no a la manera de un padre, sino como padre. Él es el Padre del Paraíso de todas las personalidades del universo.
2:6.5 (41.3) La rectitud implica que Dios es la fuente de la ley moral del universo. La verdad pone de manifiesto a Dios como revelador, como maestro. Pero el amor da y ansía afecto, busca una camaradería comprensiva como la que existe entre padre e hijo. El pensamiento divino puede ser rectitud, pero la actitud de un padre es amor. La suposición errónea de que la rectitud de Dios era irreconciliable con el amor desinteresado del Padre celestial presuponía ausencia de unidad en la naturaleza de la Deidad y condujo directamente a la elaboración de la doctrina de la expiación, que es una afrenta filosófica tanto a la unidad de Dios como a su libre albedrío.
2:6.6 (41.4) El afectuoso Padre celestial, cuyo espíritu mora en el interior de sus hijos de la tierra, no es una personalidad dividida —una de justicia y otra de misericordia— ni se requiere un mediador para conseguir el favor o el perdón del Padre. La rectitud divina no está dominada por una estricta justicia punitiva. Dios como padre trasciende a Dios como juez.
2:6.7 (41.5) Dios no es nunca iracundo o vengativo, ni está enojado. Es verdad que la sabiduría refrena a menudo su amor y que la justicia condiciona su misericordia rechazada. Su amor por la rectitud no puede evitar mostrarse como un odio igual por el pecado. El Padre no es una personalidad inconsecuente; la unidad divina es perfecta. En la Trinidad del Paraíso hay unidad absoluta a pesar de las identidades eternas de los iguales en rango a Dios.
2:6.8 (41.6) Dios ama al pecador y odia el pecado: tal afirmación es cierta filosóficamente, pero Dios es una personalidad trascendente y las personas solo pueden amar y odiar a otras personas. El pecado no es una persona. Dios ama al pecador porque el pecador es una realidad de personalidad (potencialmente eterna). En cambio Dios no adopta ninguna actitud personal hacia el pecado porque el pecado no es una realidad espiritual, no es personal y por lo tanto, solo la justicia de Dios tiene conocimiento de su existencia. El amor de Dios salva al pecador, la ley de Dios destruye el pecado. Esta actitud de la naturaleza divina podría cambiar si al final el pecador se identificara completamente con el pecado, al igual que la misma mente del mortal puede también identificarse plenamente con el Ajustador espíritu que mora en su interior. Dicho mortal identificado con el pecado se volvería entonces totalmente no espiritual en su naturaleza (y por lo tanto personalmente irreal) y experimentaría la extinción final del ser. La irrealidad, incluso la incompleción de la naturaleza de las criaturas, no puede existir para siempre en un universo progresivamente real y crecientemente espiritual.
2:6.9 (42.1) Frente al mundo de la personalidad se descubre que Dios es una persona amorosa; frente al mundo espiritual es un amor personal; en la experiencia religiosa es ambas cosas. El amor identifica la disposición volitiva de Dios. La bondad de Dios descansa en el fondo del libre albedrío divino: la tendencia universal a amar, mostrar misericordia, manifestar paciencia y ministrar perdón.
2:7.1 (42.2) Todo conocimiento finito y toda comprensión por parte de las criaturas son relativos. La información y los datos, incluso los procedentes de fuentes elevadas, solo son relativamente completos, localmente exactos y personalmente verdaderos.
2:7.2 (42.3) Los hechos físicos son bastante uniformes, pero la verdad es un factor vivo y flexible en la filosofía del universo. Las comunicaciones de las personalidades en evolución solo son parcialmente sabias y relativamente verídicas, ya que su certeza solo puede llegar hasta los límites de la experiencia personal de dichas personalidades. Lo que puede parecer totalmente cierto en un lugar puede ser solo relativamente cierto en otro segmento de la creación.
2:7.3 (42.4) La verdad divina, la verdad final, es uniforme y universal, pero el relato de las cosas espirituales tal como lo cuentan los numerosos individuos procedentes de distintas esferas puede variar a veces en sus detalles. Esto se debe a la relatividad ya mencionada, tanto de la compleción del conocimiento y de la repleción de la experiencia personal, como de la duración y extensión de esa experiencia. Es cierto que las leyes y decretos, los pensamientos y actitudes de la Primera Gran Fuente y Centro son eterna, infinita y universalmente ciertos, pero al mismo tiempo su aplicación y ajuste a cada universo, sistema, mundo e inteligencia creada está en consonancia con los planes y las técnicas de los Hijos Creadores cuando actúan en sus respectivos universos, y además en armonía con los planes y los procedimientos locales del Espíritu Infinito y de todas las demás personalidades celestiales asociadas.
2:7.4 (42.5) La falsa ciencia del materialismo sentenciaría al hombre mortal a convertirse en un marginado del universo. Ese conocimiento parcial es potencialmente malo, es conocimiento compuesto a la vez de bien y de mal. La verdad es bella porque es a la vez repleta y simétrica. Cuando el hombre busca la verdad persigue lo divinamente real.
2:7.5 (42.6) Los filósofos cometen su error más grave cuando son inducidos a la falacia de la abstracción, a la práctica de centrar la atención sobre un aspecto de la realidad y dictaminar luego que dicho aspecto aislado es toda la verdad. El filósofo sabio buscará siempre el diseño creativo preexistente que está detrás de todos los fenómenos universales. El pensamiento creador precede invariablemente a la acción creativa.
2:7.6 (42.7) La autoconsciencia intelectual puede descubrir la belleza de la verdad, su cualidad espiritual, no solo por la coherencia filosófica de sus conceptos, sino más certera y seguramente por la respuesta infalible del Espíritu de la Verdad omnipresente. La felicidad sigue al reconocimiento de la verdad porque esta puede ser representada, puede ser vivida. La desilusión y la pena acompañan al error porque al no ser una realidad, no se puede realizar en la experiencia. La verdad divina se conoce mejor por su sabor espiritual.
2:7.7 (42.8) La búsqueda eterna es hacia la unificación, hacia la coherencia divina. El extenso universo físico es coherente en la Isla del Paraíso. El universo intelectual es coherente en el Dios de la mente, el Actor Conjunto. El universo espiritual es coherente en la personalidad del Hijo Eterno. Pero el mortal aislado del tiempo y el espacio es coherente en Dios Padre a través de la relación directa entre el Ajustador del Pensamiento que mora en su interior y el Padre Universal. El Ajustador del hombre es un fragmento de Dios y busca sempiternamente la unificación divina. Es coherente con y en la Deidad del Paraíso de la Primera Fuente y Centro.
2:7.8 (43.1) Percibir la belleza suprema es descubrir e integrar la realidad: percibir la bondad divina en la verdad eterna que es la belleza última. Incluso el encanto del arte humano consiste en la armonía de su unidad.
2:7.9 (43.2) El gran error de la religión hebrea fue que no supo asociar la bondad de Dios con las verdades factuales de la ciencia y la belleza atractiva del arte. Según progresaba la civilización y la religión seguía por el mismo desacertado camino de poner demasiado énfasis en la bondad de Dios excluyendo relativamente la verdad y descuidando la belleza, se fue desarrollando en ciertos tipos de hombres una tendencia creciente a apartarse del concepto abstracto y disociado de bondad aislada. La moralidad exagerada y aislada de la religión moderna, que no consigue retener la devoción y la lealtad de muchos hombres del siglo veinte, se rehabilitaría si además de sus mandatos morales, diera la misma consideración a las verdades de la ciencia, de la filosofía y de la experiencia espiritual así como a las bellezas de la creación física, al atractivo del arte intelectual y a la grandeza de lograr un carácter auténtico.
2:7.10 (43.3) El desafío religioso de esta edad va dirigido a aquellos hombres y mujeres con visión interior espiritual y capacidad de mirar al futuro que se atrevan a construir una filosofía del vivir nueva y atractiva a partir de los conceptos modernos de verdad cósmica, belleza universal y bondad divina ampliados y perfectamente integrados. Tal visión nueva y recta de la moralidad atraerá todo lo que es bueno en la mente del hombre y desafiará a lo que hay de mejor en el alma humana. La verdad, la belleza y la bondad son realidades divinas, y a medida que el hombre asciende la escala del vivir espiritual, estas cualidades supremas del Eterno se coordinan y unifican cada vez más en Dios, que es amor.
2:7.11 (43.4) Toda verdad —material, filosófica o espiritual— es a la vez bella y buena. Toda belleza real —arte material o simetría espiritual— es a la vez verdadera y buena. Toda bondad auténtica —ya sea moralidad personal, equidad social o ministerio divino— es igualmente verdadera y bella. La salud, la cordura y la felicidad son integraciones de la verdad, la belleza y la bondad tal como se combinan en la experiencia humana. Esos niveles del vivir eficiente se alcanzan mediante la unificación de los sistemas de energía, los sistemas de ideas y los sistemas de espíritu.
2:7.12 (43.5) La verdad es coherente, la belleza atractiva, la bondad estabilizadora. Y cuando estos valores de lo que es real se coordinan en la experiencia de la personalidad, el resultado es un alto tipo de amor condicionado por la sabiduría y caracterizado por la lealtad. El propósito real de toda educación en el universo es coordinar de la mejor manera a los hijos aislados de los mundos con las realidades más amplias de su experiencia en expansión. La realidad es finita en el nivel humano, infinita y eterna en los niveles más altos y divinos.
2:7.13 (43.6) [Presentado por un Consejero Divino que actúa por la autoridad de los Ancianos de los Días de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 3
3:0.1 (44.1) DIOS está presente en todas partes. El Padre Universal rige el círculo de la eternidad, pero en los universos locales rige en las personas de sus Hijos Creadores del Paraíso del mismo modo que otorga la vida a través de estos Hijos. «Dios nos ha dado la vida eterna, y esta vida está en sus Hijos.» Estos Hijos Creadores de Dios son la expresión personal de sí mismo en los sectores del tiempo y para los hijos de los planetas que giran en los universos en evolución del espacio.
3:0.2 (44.2) Los órdenes inferiores de inteligencias creadas pueden percibir claramente a los Hijos de Dios altamente personalizados. Compensan de esa manera la invisibilidad del Padre infinito y por lo tanto menos perceptible. Los Hijos Creadores del Paraíso del Padre Universal son la revelación de un ser que sería invisible de otro modo, invisible por la absolutidad y la infinitud inherentes al círculo de la eternidad y a las personalidades de las Deidades del Paraíso.
3:0.3 (44.3) La condición de creador no es precisamente un atributo de Dios, es más bien el agregado de su naturaleza actuante. Y esta función universal de creador se manifiesta eternamente tal como es condicionada y controlada por todos los atributos coordinados de la realidad infinita y divina de la Primera Fuente y Centro. Dudamos sinceramente de que se pueda considerar que una característica cualquiera de la naturaleza divina antecede a las demás, pero si este fuera el caso, la naturaleza creadora de la Deidad tendría precedencia sobre todas las demás naturalezas, actividades y atributos. Y la condición de creador de la Deidad culmina en la verdad universal de la Paternidad de Dios.
3:1.1 (44.4) La capacidad del Padre Universal de estar presente en todas partes y al mismo tiempo constituye su omnipresencia. Solo Dios puede estar al mismo tiempo en dos lugares o en innumerables lugares. Dios está simultáneamente presente «arriba en el cielo y abajo en la tierra». Como exclamó el salmista: «¿Adónde iré para escapar de tu espíritu o adónde huiré de tu presencia?».
3:1.2 (44.5) «‘Soy un Dios al alcance de la mano y también muy lejano’, dice el Señor. ‘¿Acaso no lleno el cielo y la tierra?’» El Padre Universal está presente en todo momento, en todas partes y en todos los corazones de su extensa creación. Él es «la plenitud de aquel que lo llena todo y en su totalidad» y «quien lo obra todo en su totalidad». Y aún más, el concepto de su personalidad es tal que «el cielo (el universo) y el cielo de los cielos (el universo de universos) no pueden contenerlo». Es literalmente cierto que Dios lo es todo y está en todo, pero ni siquiera eso es la totalidad de Dios. El Infinito solo puede revelarse finalmente en la infinitud. La causa nunca se puede comprender plenamente mediante el análisis de los efectos. El Dios vivo es inconmensurablemente más grande que la suma total de la creación cuya existencia es el resultado de los actos creativos de su libre albedrío sin trabas. Dios se revela en todo el cosmos, pero el cosmos no podrá contener ni abarcar nunca la totalidad de la infinitud de Dios.
3:1.3 (45.1) La presencia del Padre patrulla incesantemente el universo maestro. «Parte desde el confín del cielo y sigue su circuito hasta los confines del cielo, y no hay nada oculto a su luz.»
3:1.4 (45.2) No solo la criatura existe en Dios, sino que Dios vive también en la criatura. «Sabemos que moramos en él porque él vive en nosotros; él nos ha dado su espíritu. Este don del Padre del Paraíso es el compañero inseparable del hombre.» «Él es el Dios siempre presente y que todo lo permea.» «El espíritu del Padre sempiterno está oculto en la mente de cada hijo mortal.» «El hombre sale a buscar a un amigo cuando ese mismo amigo vive dentro de su propio corazón.» «El Dios verdadero no está lejos, es una parte de nosotros, su espíritu habla desde dentro de nosotros.» «El Padre vive en el hijo. Dios está siempre con nosotros. Él es el espíritu guía del destino eterno.»
3:1.5 (45.3) Se ha dicho con verdad de la raza humana: «Sois de Dios» porque «quien mora en el amor mora en Dios y Dios en él». Cuando hacéis el mal atormentáis al don de Dios que mora en vuestro interior, pues el Ajustador del Pensamiento tiene que soportar necesariamante las consecuencias de los malos pensamientos junto con la mente humana en la que está encarcelado.
3:1.6 (45.4) La omnipresencia de Dios es en realidad una parte de su naturaleza infinita; el espacio no constituye una barrera para la Deidad. La presencia de Dios, en perfección y sin limitaciones, solo es perceptible en el Paraíso y en el universo central. No está presente de esta manera observable en las creaciones que circundan Havona, donde Dios ha limitado su presencia directa y actual en reconocimiento a la soberanía y las prerrogativas divinas de los creadores y gobernantes de su mismo rango de los universos del tiempo y el espacio. De ahí que el concepto de la presencia divina tenga que dar cabida a una amplia gama tanto de modos como de canales de manifestación que abarcan los circuitos de presencia del Hijo Eterno, del Espíritu Infinito y de la Isla del Paraíso. Tampoco es siempre posible distinguir entre la presencia del Padre Universal y las acciones de los seres eternos de su mismo rango y sus agentes, dada la perfección con la que estos cumplen todas las infinitas exigencias de su propósito inalterable. Esto no ocurre con el circuito de la personalidad y los Ajustadores, pues Dios actúa en él de manera única, directa y exclusiva.
3:1.7 (45.5) El Controlador Universal está presente potencialmente en los circuitos de gravedad de la Isla del Paraíso en todas las partes del universo, en todo momento y con el mismo grado, a tenor de la masa, en respuesta a las demandas físicas por esta presencia y debido a la naturaleza inherente a toda la creación que hace que todas las cosas se adhieran a él y consistan en él. Asimismo, la Primera Fuente y Centro está presente potencialmente en el Absoluto No Cualificado, el repositorio de los universos no creados del futuro eterno. Dios permea así potencialmente los universos físicos del pasado, del presente y del futuro. Él es el fundamento primario de la coherencia de la llamada creación material. Este potencial no espiritual de la Deidad se hace actual aquí y allá por todo el nivel de las existencias físicas mediante la intrusión inexplicable de alguno de sus agentes exclusivos en el escenario de acción del universo.
3:1.8 (45.6) La presencia de mente de Dios está correlacionada con la mente absoluta del Actor Conjunto, el Espíritu Infinito. Pero en las creaciones finitas se percibe mejor esta presencia en el actuación ubicua de la mente cósmica de los Espíritus Maestros del Paraíso. Al igual que la Primera Fuente y Centro está presente potencialmente en los circuitos de mente del Actor Conjunto, está también presente potencialmente en las tensiones del Absoluto Universal. Pero la mente del orden humano es un otorgamiento de las Hijas del Actor Conjunto, las Ministras Divinas de los universos en evolución.
3:1.9 (46.1) El espíritu omnipresente del Padre Universal está coordinado con la función de la presencia universal de espíritu del Hijo Eterno y con el potencial divino sempiterno del Absoluto de Deidad. Pero ni la actividad espiritual del Hijo Eterno y de sus Hijos del Paraíso ni los otorgamientos de mente del Espíritu Infinito parecen excluir la acción directa en el corazón de sus hijos criaturas de los Ajustadores del Pensamiento, los fragmentos de Dios que moran en el interior.
3:1.10 (46.2) Respecto a la presencia de Dios en un planeta, un sistema, una constelación o un universo, el grado de dicha presencia en cualquier unidad creacional es la medida del grado de la presencia en evolución del Ser Supremo. Este grado viene determinado por el reconocimiento en masa de Dios y la lealtad hacia él en esa parte de la vasta organización del universo, que llega hasta los mismos sistemas y planetas. Por eso algunas veces, cuando algunos planetas (o incluso sistemas) se han hundido profundamente en las tinieblas espirituales, se ponen en cierto sentido en cuarentena o se aíslan parcialmente de la relación con las unidades más grandes de la creación, con la esperanza de conservar y salvaguardar estos aspectos de la preciosa presencia de Dios. Y todo esto, como en el caso de Urantia, es una reacción espiritualmente defensiva de la mayoría de los mundos para salvarse en la medida de lo posible de sufrir el aislamiento que se produce como consecuencia de los actos alienantes de una minoría testaruda, perversa y rebelde.
3:1.11 (46.3) Si bien el Padre encircuita parentalmente a todos sus hijos —a todas las personalidades— su influencia sobre ellos está limitada por la lejanía de su origen respecto a la Segunda y Tercera Personas de la Deidad, y aumenta a medida que el logro de su destino les acerca a tales niveles. El hecho de la presencia de Dios en la mente de las criaturas está determinado por si moran o no en su interior fragmentos del Padre, como los Monitores de Misterio. Pero su presencia efectiva está determinada por el grado de cooperación de las mentes con estos Ajustadores que moran en su interior.
3:1.12 (46.4) Las fluctuaciones de la presencia del Padre no se deben a la mutabilidad de Dios. El Padre no se aparta ni se recluye por haber sido desairado; su afecto no se enajena por la mala conducta de las criaturas. Son más bien sus hijos dotados de capacidad de elección en lo que a Él mismo respecta los que, en el ejercicio de dicha elección, determinan directamente el grado y las limitaciones de la influencia divina del Padre en su propios corazones y en sus propias almas. El Padre se ha otorgado profusamente a nosotros sin límites ni favoritismos. Él no hace acepción de personas, planetas, sistemas o universos. En los sectores del tiempo solo confiere honor diferenciado a las personalidades paradisiacas de Dios Séptuplo, los creadores de igual rango de los universos finitos.
3:2.1 (46.5) Todos los universos saben que «el Señor Dios omnipotente reina». Los asuntos de este mundo y de los demás mundos están supervisados de manera divina. «Él hace conforme a su voluntad en el ejército del cielo y entre los habitantes de la tierra.» Es eternamente cierto que «no hay más poder que el de Dios».
3:2.2 (46.6) Dentro de los límites de lo que es consecuente con la naturaleza divina, es literalmente cierto que «con Dios todas las cosas son posibles». Los larguísimos procesos evolutivos de los pueblos, los planetas y los universos están bajo el control perfecto de los creadores y administradores del universo. Se despliegan de acuerdo con el propósito eterno del Padre Universal, avanzan en orden y armonía, y cumplen el plan infinitamente sabio de Dios. Solo hay un legislador. Él sostiene los mundos en el espacio y hace girar los universos alrededor del círculo sin fin del circuito eterno.
3:2.3 (47.1) De todos los atributos divinos, el mejor comprendido, especialmente tal como prevalece en el universo material, es su omnipotencia. Visto como un fenómeno no espiritual, Dios es energía. Esta declaración de un hecho físico está basada en la incomprensible verdad de que la Primera Fuente y Centro es la causa primaria de los fenómenos físicos universales de todo el espacio. Toda la energía física y todas las demás manifestaciones materiales se derivan de esta actividad divina. La luz, es decir, la luz sin calor, es otra de las manifestaciones no espirituales de las Deidades. Y aún existe otra forma de energía no espiritual que es prácticamente desconocida en Urantia, donde no ha sido aún reconocida.
3:2.4 (47.2) Dios controla todo el poder. Ha trazado «un camino para el relámpago», ha ordenado los circuitos de todas las energías. Ha decretado el momento y el modo de manifestarse de todas las formas de materia-energía. Y todas estas cosas se mantienen para siempre bajo su control sempiterno: bajo el control gravitatorio centrado en el Paraíso bajo. La luz y la energía del Dios eterno giran así por siempre en torno a su circuito majestuoso, la procesión sin fin pero ordenada de las multitudes de estrellas que componen el universo de universos. Toda la creación gira eternamente alrededor del centro paradisiaco de la Personalidad de todas las cosas y todos los seres.
3:2.5 (47.3) La omnipotencia del Padre concierne a la dominación del nivel absoluto en todas partes, nivel en el que las tres energías, la material, la mental y la espiritual, son indistinguibles en estrecha proximidad con él, que es la Fuente de todas las cosas. La mente de la criatura, al no ser ni monota del Paraíso ni espíritu del Paraíso, no responde directamente al Padre Universal. Dios se ajusta a la mente de la imperfección, a los mortales de Urantia, mediante los Ajustadores del Pensamiento.
3:2.6 (47.4) El Padre Universal no es una fuerza transitoria, un poder cambiante ni una energía fluctuante. El poder y la sabiduría del Padre son plenamente adecuados para hacer frente a todas y cada una de las exigencias del universo. Todas las contingencias que puedan surgir en la experiencia humana él ya las ha previsto y por lo tanto, no reacciona con desapego ante los asuntos del universo, sino más bien según los dictados de la sabiduría eterna y en consonancia con los mandatos del juicio infinito. A pesar de las apariencias, el poder de Dios no funciona como una fuerza ciega en el universo.
3:2.7 (47.5) Es cierto que hay situaciones en las que parece que se han tomado resoluciones de emergencia, que se han suspendido las leyes naturales, que se han reconocido inadaptaciones y que se está haciendo un esfuerzo por rectificar la situación, pero ese no es el caso. Tales conceptos de Dios provienen del alcance limitado de vuestro punto de vista, de la finitud de vuestro entendimiento y del ámbito circunscrito de vuestro análisis. Esa comprensión deficiente de Dios se debe a vuestra profunda ignorancia sobre la existencia de las leyes superiores del mundo y sobre la magnitud del carácter del Padre, la infinitud de sus atributos y la realidad de su libre albedrío.
3:2.8 (47.6) Las criaturas planetarias en cuyo interior mora un espíritu de Dios, dispersas aquí y allá por los universos del espacio, están tan cerca de ser infinitas en número y orden, sus intelectos son tan diversos, sus mentes tan limitadas y a veces tan toscas, su visión tan reducida y localizada, que es casi imposible formular generalizaciones de la ley que expresen adecuadamente los atributos infinitos del Padre y que sean al mismo tiempo comprensibles en algún grado para estas inteligencias creadas. Por eso para vosotros las criaturas, muchos de los actos del Creador todopoderoso parecen arbitrarios, distantes y no pocas veces insensibles y crueles. Pero os vuelvo a asegurar que eso no es verdad. Todas las acciones de Dios tienen un propósito, son inteligentes, sabias, benévolas y toman eternamente en consideración el bien mayor, no siempre de un ser, de una raza o de un planeta concretos, ni siquiera de un universo concreto, sino que están dirigidas al bienestar y al bien mayor de todos los concernidos, desde los más bajos hasta los más altos. En las épocas del tiempo puede parecer a veces que el bienestar de la parte difiere del bienestar del todo, pero esas aparentes diferencias no existen en el círculo de la eternidad.
3:2.9 (48.1) Todos somos parte de la familia de Dios y por lo tanto tenemos que compartir a veces la disciplina de la familia. Muchos de los actos de Dios que tanto nos perturban y confunden son el resultado de las decisiones y resoluciones finales de la sabiduría total que facultan al Actor Conjunto para ejecutar las elecciones de la voluntad infalible de la mente infinita, para hacer cumplir las decisiones de la personalidad de perfección, cuyo escrutinio, visión y solicitud abarcan el bienestar más alto y eterno de toda su inmensa creación.
3:2.10 (48.2) Resulta así que vuestro punto de vista aislado, parcial, finito, tosco y sumamente materialista, unido a las limitaciones inherentes a la naturaleza de vuestro ser, constituye tal obstáculo que os impide ver, comprender o conocer la sabiduría y la benevolencia de muchos de los actos divinos que os parecen cargados de aplastante crueldad y caracterizados por una total indiferencia hacia el consuelo y el bienestar, hacia la felicidad planetaria y la prosperidad personal de vuestros semejantes. Son las limitaciones de la visión humana, es vuestro entendimiento circunscrito y vuestra comprensión finita lo que os hace malinterpretar los motivos de Dios y tergiversar sus propósitos. Pero ocurren muchas cosas en los mundos evolutivos que no son acciones personales del Padre Universal.
3:2.11 (48.3) La omnipotencia divina está perfectamente coordinada con los demás atributos de la personalidad de Dios. En general, el poder de Dios suele estar limitado en su manifestación espiritual en el universo solo por tres condiciones o situaciones:
3:2.12 (48.4) 1. Por la naturaleza de Dios, especialmente por su amor infinito, por la verdad, la belleza y la bondad.
3:2.13 (48.5) 2. Por la voluntad de Dios, por su ministerio de misericordia y su relación paternal con las personalidades del universo.
3:2.14 (48.6) 3. Por la ley de Dios, por la rectitud y la justicia de la Trinidad eterna del Paraíso.
3:2.15 (48.7) Dios es ilimitado en poder, divino en naturaleza, final en voluntad, infinito en atributos, eterno en sabiduría y absoluto en su realidad. Pero todas estas características del Padre Universal están unificadas en la Deidad y expresadas universalmente en la Trinidad del Paraíso y en los Hijos divinos de la Trinidad. Por lo demás, fuera del Paraíso y del universo central de Havona, todo lo concerniente a Dios está limitado por la presencia evolutiva del Supremo, condicionado por la presencia en vías de devenir del Último y coordinado por los tres Absolutos existenciales: el de Deidad, el Universal y el No Cualificado. Y la presencia de Dios se limita así porque tal es la voluntad de Dios.
3:3.1 (48.8) «Dios conoce todas las cosas.» La mente divina es consciente y conocedora del pensamiento de toda la creación. Su conocimiento de los acontecimientos es universal y perfecto. Las entidades divinas que salen de él son una parte de él; aquel que «equilibra las nubes» es también «perfecto en conocimiento». «Los ojos del Señor están en todas partes.» Vuestro gran maestro dijo de los insignificantes gorriones: «ni uno solo caerá al suelo sin que lo sepa mi Padre» y también: «hasta los mismos cabellos de vuestras cabezas están contados». «Él sabe el número de las estrellas, las llama a todas ellas por su nombre.»
3:3.2 (49.1) El Padre Universal es la única personalidad de todo el universo que conoce de hecho el número de las estrellas y planetas del espacio. Todos los mundos de todos los universos están en la consciencia de Dios de forma permanente. Él dice también: «He visto ciertamente la aflicción de mi pueblo, he oído su llanto y conozco sus pesares». Pues «el Señor mira desde los cielos; contempla a todos los hijos de los hombres; desde el lugar donde habita observa a todos los habitantes de la tierra». Todo hijo criatura puede decir verdaderamente: «Él conoce el camino que tomo, y cuando me haya puesto a prueba, saldré como el oro». «Dios conoce nuestra manera de sentarnos y de levantarnos; entiende nuestros pensamientos desde la distancia y todos nuestros modos le son familiares.» «Todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel con quien estamos relacionados.» Y debería ser un consuelo real para todo ser humano entender que «él sabe de qué estáis hechos, él recuerda que sois polvo». Hablando del Dios vivo, Jesús dijo: «Vuestro Padre sabe lo que necesitáis incluso antes de que se lo pidáis».
3:3.3 (49.2) Dios posee el poder ilimitado de conocer todas las cosas: su consciencia es universal. Su circuito personal abarca a todas las personalidades, y su conocimiento de las criaturas, incluso las más humildes, se complementa indirectamente por medio de la serie descendente de los Hijos divinos y directamente mediante los Ajustadores del Pensamiento que moran en vuestro interior. Además, el Espíritu Infinito está en todo momento presente en todas partes.
3:3.4 (49.3) No sabemos con total seguridad si Dios elige o no conocer de antemano los casos de pecado. Pero aunque Dios conociera de antemano los actos de libre albedrío de sus hijos, dicho conocimiento previo no abrogaría en lo más mínimo la libertad de estos. Una cosa es segura: nada sorprende nunca a Dios.
3:3.5 (49.4) La omnipotencia no implica el poder de hacer lo no factible, un acto impropio de Dios. Tampoco la omnisciencia implica el conocimiento de lo incognoscible. Pero es muy difícil hacer comprensibles estas afirmaciones a la mente finita. Es muy difícil que la criatura llegue a entender el alcance y las limitaciones de la voluntad del Creador.
3:4.1 (49.5) El hecho de que se otorgue a sí misma sucesivamente a los universos a medida que estos reciben su existencia, no merma en modo alguno el potencial de poder ni la reserva de sabiduría que continúan residiendo y reposando en la personalidad central de la Deidad. El Padre no ha disminuido nunca en nada su potencial de fuerza, sabiduría y amor ni se ha despojado de ningún atributo de su gloriosa personalidad como resultado del otorgamiento sin límites de sí mismo a los Hijos del Paraíso, a sus creaciones subordinadas y a las múltiples criaturas de estas.
3:4.2 (49.6) La creación de cada nuevo universo exige un nuevo ajuste de la gravedad. Sin embargo, aunque la creación continuara creciendo indefinidamente, eternamente, incluso hasta la infinitud, de modo que al final la creación material llegara a existir sin limitaciones, aun así el poder de control y coordinación que reposa en la Isla del Paraíso resultaría ser suficiente y adecuado para dominar, controlar y coordinar semejante universo infinito. Y tras este otorgamiento de fuerza y poder ilimitados a un universo sin fronteras, el Infinito seguiría estando sobrecargado con el mismo grado de fuerza y energía; el Absoluto No Cualificado seguiría sin merma; Dios seguiría poseyendo exactamente el mismo potencial infinito como si nunca hubieran manado fuerza, energía y poder para dotar a universos y universos.
3:4.3 (50.1) Y lo mismo ocurre con la sabiduría: el hecho de que la mente se distribuya tan profusamente para el pensamiento de los mundos no empobrece en modo alguno la fuente central de la sabiduría divina. A medida que los universos se multiplican y que los seres de los mundos aumentan en número hasta los límites de la comprensión, aunque la mente siga otorgándose sin fin a esos seres de alta y baja condición, aun así, la personalidad central de Dios continuará abarcando la misma mente eterna, infinita y totalmente sabia.
3:4.4 (50.2) El hecho de que envíe mensajeros de espíritu procedentes de sí mismo para morar en el interior de los hombres y mujeres de vuestro mundo y de otros mundos no disminuye en modo alguno su capacidad para actuar como una personalidad de espíritu divina y todopoderosa; y no hay absolutamente ningún límite al alcance ni al número de esos Monitores de espíritu que puede y podría enviar. Esta entrega de sí mismo a sus criaturas crea una posibilidad futura ilimitada y casi inconcebible de sucesivas existencias progresivas para estos mortales dotados de manera divina. Y esta pródiga distribución de sí mismo bajo la forma de esas entidades ministrantes de espíritu no disminuye de ninguna manera la sabiduría y la perfección de verdad y de conocimiento que reposan en la persona de ese Padre infinitamente sabio, omnisciente y todopoderoso.
3:4.5 (50.3) Para los mortales del tiempo hay un futuro, pero Dios habita en la eternidad. Aunque procedo de cerca del lugar mismo de residencia de la Deidad, no puedo pretender hablar con perfecta comprensión sobre la infinitud de muchos de los atributos divinos. Solo la infinitud de mente puede comprender plenamente la infinitud de existencia y la eternidad de acción.
3:4.6 (50.4) El hombre mortal no tiene ninguna posibilidad de conocer la infinitud del Padre celestial. La mente finita no puede considerar a fondo una verdad o un hecho tan absoluto. Pero ese mismo ser humano finito puede de hecho sentir —experimentar literalmente — el impacto pleno y sin mengua de ese AMOR infinito del Padre. Dicho amor se puede experimentar verdaderamente, si bien es cierto que, mientras que la calidad de la experiencia es ilimitada, la cantidad de tal experiencia está estrictamente limitada por la capacidad humana de receptividad espiritual y por su capacidad asociada de amar al Padre a cambio.
3:4.7 (50.5) La apreciación finita de las cualidades infinitas trasciende en mucho las capacidades lógicamente limitadas de la criatura por el hecho de que el hombre mortal está hecho a imagen de Dios: un fragmento de la infinitud vive dentro de él. Por lo tanto, el acercamiento más estrecho y afectuoso del hombre a Dios es por y mediante el amor, pues Dios es amor. Y toda esta relación única es una auténtica experiencia de sociología cósmica: la relación Creador-criatura, el afecto Padre-hijo.
3:5.1 (50.6) En su contacto con las creaciones posteriores a Havona, el Padre Universal no ejerce su poder infinito ni su autoridad final por transmisión directa, sino más bien a través de sus Hijos y de las personalidades subordinadas a ellos. Y Dios hace todo esto por su propio libre albedrío. Todos y cada uno de los poderes delegados, si surgiera la ocasión y si esa resultara ser la elección de la mente divina, podrían ejercerse directamente, pero por regla general tal acción solo tiene lugar como consecuencia del fracaso de la personalidad delegada en cumplir el encargo divino. En momentos así, frente a tal incumplimiento y dentro de los límites de la reserva de poder y potencial divino, el Padre actúa independientemente y de acuerdo con los mandatos que él mismo elige. Y esa elección es siempre de una perfección infalible y de una sabiduría infinita.
3:5.2 (51.1) El Padre rige a través de sus Hijos. Por toda la organización del universo desciende una cadena ininterrumpida de regidores terminada en los Príncipes Planetarios, que dirigen los destinos de las esferas evolutivas de los vastos dominios del Padre. No es una mera expresión poética la que exclama: «Del Señor es la tierra y la plenitud de esta». «Él quita reyes y pone reyes.» «Los Altísimos rigen en los reinos de los hombres.»
3:5.3 (51.2) En los asuntos del corazón de los hombres puede que el Padre Universal no siempre consiga lo que quiere, pero en la conducción y el destino de un planeta el plan divino prevalece, triunfa el propósito eterno de sabiduría y amor.
3:5.4 (51.3) Dijo Jesús: «Mi Padre, que me los dio, es más grande que todos; y nadie es capaz de arrancarlos de la mano de mi Padre». Cuando vislumbréis las múltiples obras de Dios y veáis la asombrosa inmensidad de su creación casi ilimitada puede que titubeéis en vuestro concepto de su primacía, pero no deberíais dejar de aceptarlo como alguien que está entronizado de forma firme y sempiterna en el centro paradisiaco de todas las cosas y como Padre benefactor de todos los seres inteligentes. No hay más que «un solo Dios y Padre de todos, que está por encima de todos y en todos», «y él es antes que todas las cosas, y en él consisten todas las cosas».
3:5.5 (51.4) Las incertidumbres de la vida y las vicisitudes de la existencia no contradicen en modo alguno el concepto de la soberanía universal de Dios. La vida de toda criatura evolutiva se ve acosada por ciertas inevitabilidades. Considerad las siguientes:
3:5.6 (51.5) 1. ¿Es el valor —la fuerza de carácter— deseable? Entonces el hombre debe criarse en un ambiente en el que sea necesario bregar con las dificultades y reaccionar ante las desilusiones.
3:5.7 (51.6) 2. ¿Es el altruismo —el servicio a los semejantes— deseable? Entonces la experiencia de la vida debe asegurar que se encuentren situaciones de desigualdad social.
3:5.8 (51.7) 3. ¿Es la esperanza —la grandeza de la confianza— deseable? Entonces la existencia humana debe afrontar constantemente inseguridades e incertidumbres recurrentes.
3:5.9 (51.8) 4. ¿Es la fe —la afirmación suprema del pensamiento humano— deseable? Entonces la mente del hombre debe encontrarse en ese problemático aprieto de saber siempre menos de lo que puede creer.
3:5.10 (51.9) 5. ¿Es el amor a la verdad y la disposición a ir allá donde conduzca, deseable? Entonces el hombre debe crecer en un mundo en el que esté presente el error y sea siempre posible la falsedad.
3:5.11 (51.10) 6. ¿Es el idealismo —el concepto de lo divino que se aproxima— deseable? Entonces el hombre debe luchar en un ambiente de bondad y belleza relativa, en entornos que estimulen la tendencia irreprimible hacia cosas mejores.
3:5.12 (51.11) 7. ¿Es la lealtad —la entrega al deber más alto— deseable? Entonces el hombre debe avanzar entre posibilidades de traición y de abandono. El valor de la entrega al deber consiste en el peligro implícito de su incumplimiento.
3:5.13 (51.12) 8. ¿Es la falta de egoísmo —el olvido de uno mismo— deseable? Entonces el hombre mortal debe vivir cara a cara con el clamar incesante de un ego ineludible que busca reconocimiento y honor. El hombre no podría elegir activamente la vida divina si no hubiera una vida propia a la que renunciar. El hombre no podría depositar nunca su confianza de salvación en la rectitud si no hubiera un mal potencial que exaltar y un bien que diferenciar por contraste.
3:5.14 (51.13) 9. ¿Es el placer —la satisfacción de la felicidad— deseable? Entonces el hombre debe vivir en un mundo en el que la alternativa del dolor y la probabilidad de sufrir sean posibilidades experienciales siempre presentes.
3:5.15 (52.1) En todo el universo cada unidad se considera una parte del todo. La supervivencia de la parte depende de su cooperación con el plan y el propósito del todo, de su deseo incondicional y su disposición perfecta a hacer la divina voluntad del Padre. El único mundo evolutivo sin errores (sin la posibilidad de juicios desacertados) sería un mundo sin inteligencia libre. En el universo de Havona hay mil millones de mundos perfectos con sus habitantes perfectos, pero el hombre en vías de evolución tiene que ser falible si ha de ser libre. Es imposible que una inteligencia libre y sin experiencia sea uniformemente sabia desde el principio. La posibilidad de juicio erróneo (el mal) solo se convierte en pecado cuando la voluntad humana refrenda conscientemente y abraza a sabiendas un juicio inmoral deliberado.
3:5.16 (52.2) La apreciación plena de la verdad, la belleza y la bondad es inherente a la perfección del universo divino. Los habitantes de los mundos de Havona no necesitan el potencial de los niveles de valor relativos como estímulo de sus elecciones. Tales seres perfectos son capaces de identificar y elegir el bien en ausencia de toda situación moral que sirva de contraste y obligue a pensar. Pero todos esos seres perfectos son lo que son, en naturaleza moral y en estatus espiritual, en virtud del hecho de su existencia. Solo han ganado avances experiencialmente dentro de su propio estatus inherente. El hombre mortal gana incluso su estatus de candidato a la ascensión mediante su propia fe y su propia esperanza. Todo lo divino que la mente humana capta y que el alma humana adquiere es un logro experiencial, una realidad de la experiencia personal, y es por lo tanto una posesión única en contraste con la bondad y la rectitud inherentes a las personalidades sin error de Havona.
3:5.17 (52.3) Las criaturas de Havona son naturalmente valientes, pero no son valerosas en el sentido humano. Son innatamente amables y consideradas, pero no precisamente altruistas a la manera humana. Tienen la expectativa de un futuro agradable, pero no sienten la esperanza exquisita de los confiados mortales de las inciertas esferas evolutivas. Tienen fe en la estabilidad del universo, pero son totalmente ajenas a esa fe salvadora mediante la cual el hombre mortal escala desde el estatus de animal hasta los portales del Paraíso. Aman la verdad, pero no saben nada de sus cualidades salvadoras del alma. Son idealistas, pero nacieron así; ignoran por completo el éxtasis de llegar a serlo mediante elecciones estimulantes. Son leales, pero no han experimentado nunca el estremecimiento de la entrega incondicional e inteligente al deber frente a la tentación de no cumplirlo. No son egoístas, pero no ganaron nunca esos niveles de experiencia mediante la superación magnífica de un yo beligerante. Disfrutan del placer, pero no comprenden la dulzura del placer de escapar del dolor potencial.
3:6.1 (52.4) Con desinterés divino, con generosidad consumada, el Padre Universal cede autoridad y delega poder, pero sigue siendo primario. Su mano está sobre la poderosa palanca de las circunstancias de los dominios universales. Se ha reservado todas las decisiones finales y maneja sin error el todopoderoso cetro de veto de su propósito eterno con autoridad incuestionable sobre el bienestar y el destino de la extensa creación que gira y gira en círculos perpetuos.
3:6.2 (52.5) La soberanía de Dios es ilimitada, es el hecho fundamental de toda la creación. El universo no era inevitable. El universo no es un accidente ni existe por sí mismo. El universo es un trabajo de creación y está por lo tanto enteramente sujeto a la voluntad del Creador. La voluntad de Dios es verdad divina, es amor vivo. Por eso las creaciones en perfeccionamiento de los universos evolutivos se caracterizan por la bondad: la cercanía a la divinidad y por el mal potencial: la lejanía de la divinidad.
3:6.3 (53.1) Todas las filosofías religiosas llegan tarde o temprano al concepto de un gobierno unificado del universo, de un solo Dios. Las causas del universo no pueden ser inferiores a los efectos del universo. La fuente de las corrientes de vida universal y de la mente cósmica tiene que estar por encima de los niveles de su manifestación. La mente humana no se puede explicar de forma coherente en términos de los órdenes inferiores de existencia. La mente del hombre solo se puede comprender verdaderamente mediante el reconocimiento de la realidad de órdenes más altos de pensamiento y de voluntad con propósito. El hombre como ser moral es inexplicable a menos que se reconozca la realidad del Padre Universal.
3:6.4 (53.2) El filósofo mecanicista se precia de rechazar la idea de una voluntad universal y soberana, la misma voluntad soberana cuya actividad en la elaboración de las leyes del universo venera tan profundamente. ¡Qué homenaje involuntario rinde el mecanicista al Creador de las leyes cuando concibe que tales leyes actúan y se explican por sí mismas!
3:6.5 (53.3) Es un gran desatino humanizar a Dios excepto en el concepto del Ajustador del Pensamiento que mora en vuestro interior, pero incluso eso no es tan estúpido como mecanizar completamente la idea de la Primera Gran Fuente y Centro.
3:6.6 (53.4) ¿Sufre el Padre del Paraíso? No lo sé. Es indudable que los Hijos Creadores pueden sufrir y a veces sufren como les sucede a los mortales. El Hijo Eterno y el Espíritu Infinito sufren en un sentido modificado. Yo pienso que el Padre Universal sufre, aunque no puedo entender cómo. Quizás a través del circuito de la personalidad o a través de la individualidad de los Ajustadores del Pensamiento y de otros otorgamientos de su naturaleza eterna. Él ha dicho de las razas mortales: «En todas vuestras aflicciones yo me aflijo». Experimenta incuestionablemente una comprensión paternal y compasiva; puede que sufra verdaderamente, pero yo no comprendo la naturaleza de ese sufrimiento.
3:6.7 (53.5) El Regidor eterno e infinito del universo de universos es poder, forma, energía, proceso, patrón, principio, presencia y realidad idealizada. Pero es más, es personal, ejerce una voluntad soberana, experimenta la autoconsciencia de su divinidad, ejecuta los mandatos de una mente creativa, persigue la satisfacción de realizar un propósito eterno y manifiesta amor y afecto de Padre por sus hijos del universo. Y todos estos rasgos más personales del Padre se pueden entender mejor observándolos tal como fueron revelados en la vida de otorgamiento de Miguel, vuestro Hijo Creador, mientras estuvo encarnado en Urantia.
3:6.8 (53.6) Dios Padre ama a los hombres. Dios Hijo sirve a los hombres. Dios Espíritu inspira a los hijos del universo a la aventura siempre ascendente de encontrar a Dios Padre por los caminos que ordenan los Dios Hijos y mediante el ministerio de la gracia de Dios Espíritu.
3:6.9 (53.7) [En mi calidad de Consejero Divino encargado de presentar la revelación del Padre Universal, he seguido con esta exposición de los atributos de la Deidad.]
El libro de Urantia
Documento 4
4:0.1 (54.1) EL Padre Universal tiene un propósito eterno que concierne a los fenómenos materiales, intelectuales y espirituales del universo de universos, y que está llevando a cabo a lo largo del tiempo. Dios creó los universos por su propia voluntad libre y soberana, y los creó de acuerdo con su propósito omnisciente y eterno. Es dudoso que nadie, excepto las Deidades del Paraíso y sus colaboradores más altos, sepa de verdad gran cosa sobre el propósito eterno de Dios. Incluso los excelsos ciudadanos del Paraíso sostienen opiniones muy diversas sobre la naturaleza del propósito eterno de las Deidades.
4:0.2 (54.2) Es fácil deducir que el propósito de la creación del perfecto universo central de Havona fue la pura satisfacción de la naturaleza divina. Havona puede servir como creación patrón para todos los demás universos y como escuela final para los peregrinos del tiempo en su camino hacia el Paraíso. Sin embargo, una creación tan celestial tiene que existir fundamentalmente para placer y satisfacción de los Creadores perfectos e infinitos.
4:0.3 (54.3) El asombroso plan de perfeccionar a los mortales evolutivos y, una vez hayan alcanzado el Paraíso y el Cuerpo de la Finalización, proporcionarles más formación para algún trabajo futuro no revelado, parece ser uno de los intereses principales de los siete superuniversos y sus muchas subdivisiones en el presente. Pero este programa de ascensión para espiritualizar y formar a los mortales del tiempo y el espacio no es en absoluto la ocupación exclusiva de las inteligencias del universo. Existen de hecho muchas otras actividades fascinantes que ocupan el tiempo y movilizan las energías de las huestes celestiales.
4:1.1 (54.4) Los habitantes de Urantia han malinterpretado durante mucho tiempo la providencia de Dios. Hay una providencia establecida por la divinidad en vuestro mundo, pero no es el ministerio infantil, arbitrario y material concebido por muchos mortales. La providencia de Dios consiste en las actividades entrelazadas de los seres celestiales y los espíritus divinos que, de conformidad con la ley cósmica, trabajan incesantemente por el honor de Dios y por el avance espiritual de sus hijos del universo.
4:1.2 (54.5) ¿Acaso no podéis avanzar en vuestro concepto sobre el trato de Dios con el hombre hasta el nivel en el que reconozcáis que la consigna del universo es el progreso? La raza humana ha luchado durante muchísimo tiempo por alcanzar su posición presente. A lo largo de todos esos milenios, la Providencia ha estado poniendo en obra el plan de evolución progresiva. Ambos pensamientos no son opuestos en la práctica, solo en los conceptos erróneos del hombre. La providencia divina no se coloca nunca en oposición al verdadero progreso humano, ya sea temporal o espiritual. La providencia concuerda siempre con la naturaleza inmutable y perfecta del Legislador supremo.
4:1.3 (55.1) «Dios es fiel» y «todos sus mandamientos son justos». «Su fidelidad se establece en los mismos cielos.» «Tu palabra, oh Señor, se ha asentado para siempre en el cielo. Tu fidelidad es para todas las generaciones; tú has establecido la tierra, y la tierra permanece.» «Él es un Creador fiel.»
4:1.4 (55.2) No hay limitación en cuanto a las fuerzas y las personalidades que el Padre puede utilizar para mantener su propósito y sostener a sus criaturas. «El Dios eterno es nuestro refugio, y debajo están sus brazos sempiternos.» «El que mora en el lugar secreto del Altísimo permanecerá bajo la sombra del Todopoderoso.» «Mirad, el que nos guarda no se adormecerá ni se dormirá.» «Sabemos que todas las cosas trabajan unidas para el bien de los que aman a Dios», «pues los ojos del Señor están sobre los justos y sus oídos están abiertos a sus oraciones».
4:1.5 (55.3) Dios mantiene «todas las cosas por la palabra de su poder». Y cuando nacen nuevos mundos, «envía a sus Hijos y son creados». Dios no solo crea, sino que «los preserva a todos». Dios mantiene constantemente todas las cosas materiales y a todos los seres espirituales. Los universos son eternamente estables. Hay estabilidad en medio de una aparente inestabilidad. Hay un orden y una seguridad subyacentes en medio de las convulsiones de energía y de los cataclismos físicos de los dominios estelares.
4:1.6 (55.4) El Padre Universal no se ha retirado de la dirección de los universos, no es una Deidad inactiva. Si Dios dejara de ser el mantenedor de toda la creación, se produciría inmediatamente un colapso universal. Si no fuera por Dios no habría eso que se llama realidad. En este mismo momento, así como durante las remotas edades del pasado y en el futuro eterno, Dios sigue manteniendo. El alcance divino se extiende en torno al círculo de la eternidad. Al universo no se le da cuerda como a un reloj para que ande durante un tiempo y luego deje de funcionar; todas las cosas se renuevan constantemente. El Padre derrama incesantemente energía, luz y vida. La obra de Dios es literal así como espiritual. «Él extiende el norte sobre el espacio vacío y cuelga la tierra de la nada.»
4:1.7 (55.5) Un ser de mi orden puede descubrir una armonía fundamental y detectar una coordinación profunda y de gran alcance en los asuntos de rutina de la administración del universo. Mucho de lo que parece inconexo y fortuito para la mente mortal se muestra ordenado y positivo a mi entendimiento, aunque ocurren muchas cosas en el universo que no alcanzo a comprender plenamente. Desde hace mucho tiempo soy un estudioso más o menos versado de las fuerzas, las energías, las mentes, las morontias, los espíritus y las personalidades reconocidos en los universos locales y en los superuniversos. Tengo una comprensión general de cómo operan esos agentes y personalidades, y estoy íntimamente familiarizado con la actuación de las inteligencias de espíritu acreditadas del gran universo. Aun así, a pesar de mi conocimiento de los fenómenos de los universos, me enfrento constantemente a reacciones cósmicas que no puedo desentrañar del todo. Me encuentro sin cesar ante confabulaciones aparentemente fortuitas de la interasociación de fuerzas, energías, intelectos y espíritus que no logro explicar de manera satisfactoria.
4:1.8 (55.6) Soy plenamente competente para identificar y analizar la actividad de todos los fenómenos que resultan directamente de la actuación del Padre Universal, del Hijo Eterno, del Espíritu Infinito y, en gran medida, de la Isla del Paraíso. Mi perplejidad empieza cuando me encuentro con lo que parece ser la actuación de los misteriosos entes de su mismo rango, los tres Absolutos de potencialidad. Estos Absolutos parecen reemplazar la materia, trascender la mente y sobrevenir al espíritu. Me siento siempre confundido y muchas veces perplejo por mi incapacidad para comprender estas complejas operaciones que atribuyo a la presencia y la actuación del Absoluto No Cualificado, del Absoluto de Deidad y del Absoluto Universal.
4:1.9 (56.1) Estos Absolutos deben ser las presencias no plenamente reveladas que, allá fuera en el universo, en los fenómenos de la potencia del espacio y en la actuación de otros superúltimos, hacen imposible que los físicos, los filósofos o incluso las personas religiosas predigan con certeza cómo responderán exactamente los primordiales de fuerza, concepto o espíritu a las demandas hechas en una situación compleja de la realidad que suponga ajustes supremos y valores últimos.
4:1.10 (56.2) Hay también una unidad orgánica en los universos del tiempo y el espacio que parece subyacer a todo el tejido de los acontecimientos cósmicos. Esta presencia viva del Ser Supremo en evolución, esta Inmanencia del Incompleto Proyectado, se manifiesta inexplicablemente de cuando en cuando en lo que parece ser una coordinación asombrosamente fortuita de sucesos del universo que parecen no estar relacionados entre sí. Esta debe ser la función de la Providencia, el ámbito del Ser Supremo y el Actor Conjunto.
4:1.11 (56.3) Me inclino a creer que este extenso control, generalmente irreconocible, de la coordinación y la interasociación de todas las fases y formas de actividad del universo es lo que causa que una maraña tan abigarrada, tan irremediablemente confusa en apariencia, de fenómenos físicos, mentales, morales y espirituales se resuelva de modo tan infalible para la gloria de Dios y para el bien de hombres y ángeles.
4:1.12 (56.4) Pero en un sentido más amplio, los «accidentes» aparentes del cosmos son indudablemente parte del drama finito de la aventura en el espacio-tiempo del Infinito en su manipulación eterna de los Absolutos.
4:2.1 (56.5) La naturaleza es, en un sentido limitado, el hábito físico de Dios. La conducta, o acción, de Dios se ve restringida y provisionalmente modificada por los planes experimentales y los patrones evolutivos de un universo local, una constelación, un sistema o un planeta. Dios actúa conforme a una ley bien definida, invariable e inmutable en toda la inmensa extensión del universo maestro. Sin embargo, modifica sus patrones de acción para contribuir a la conducción paritaria y equilibrada de cada universo, constelación, sistema, planeta y personalidad conforme a los objetivos, propósitos y planes locales de los proyectos finitos del despliegue evolutivo.
4:2.2 (56.6) Por consiguiente, la naturaleza, tal como la entiende el hombre mortal, presenta el fundamento subyacente y el telón de fondo fundamental de una Deidad inalterable con sus leyes inmutables. Dichas leyes sufren modificaciones, fluctuaciones y trastornos como consecuencia de los planes, propósitos, patrones y condiciones locales instaurados y ejecutados por las fuerzas y personalidades del universo local, la constelación o el sistema, y por las fuerzas y personalidades planetarias. Por ejemplo: las leyes de Dios decretadas en Nebadon son modificadas según los planes establecidos por el Hijo Creador y el Espíritu Creativo de este universo local. A esto se añade que el funcionamiento de estas leyes ha estado influido además por los errores, las faltas y las insurrecciones de ciertos seres residentes en vuestro planeta y pertenecientes a vuestro sistema planetario inmediato de Satania.
4:2.3 (56.7) La naturaleza es la resultante en el espacio-tiempo de dos factores cósmicos: primero, la inmutabilidad, perfección y rectitud de la Deidad del Paraíso, y segundo, los planes experimentales, los fallos de ejecución, los errores insurreccionales, el desarrollo incompleto y la sabiduría imperfecta de las criaturas extraparadisiacas, de la más alta a la más baja. La naturaleza, por lo tanto, lleva en sí un hilo de perfección uniforme, invariable, majestuoso y maravilloso procedente del círculo de la eternidad. Pero en cada universo, en cada planeta y en cada vida individual, esta naturaleza se ve modificada, restringida y tal vez deteriorada por los actos, equivocaciones y deslealtades de las criaturas de los sistemas y universos evolutivos. Esto hace que la naturaleza, aunque estable en el fondo, tenga siempre un humor cambiante además de caprichoso y varíe según los procedimientos operativos de un universo local.
4:2.4 (57.1) La naturaleza es la perfección del Paraíso dividida por la incompleción, el mal y el pecado de los universos inacabados. Este cociente expresa, pues, tanto lo perfecto como lo parcial, lo eterno como lo temporal. La evolución continua modifica la naturaleza aumentando el contenido de perfección paradisiaca y disminuyendo el contenido de mal, error y desarmonía de la realidad relativa.
4:2.5 (57.2) Dios no está personalmente presente ni en la naturaleza ni en ninguna de las fuerzas de la naturaleza, puesto que en el fenómeno de la naturaleza se superponen las imperfecciones de la evolución progresiva, y a veces las consecuencias de las rebeliones insurreccionales, a los fundamentos paradisiacos de la ley universal de Dios. Tal como aparece en un mundo como Urantia, la naturaleza no puede ser nunca la expresión adecuada, la representación verdadera, el retrato fiel, de un Dios omnisciente e infinito.
4:2.6 (57.3) En vuestro mundo la naturaleza es el resultado de una restricción de las leyes de la perfección por los planes evolutivos del universo local. ¡Qué parodia es adorar la naturaleza porque está permeada por Dios en un sentido limitado, restringido, porque es un aspecto del poder universal y por lo tanto, divino! La naturaleza es también una manifestación de las actividades inacabadas, incompletas e imperfectas de desarrollo, crecimiento y progreso de un experimento de evolución cósmica realizado en el universo.
4:2.7 (57.4) Los defectos aparentes del mundo natural no son indicativos de ningún defecto correspondiente en el carácter de Dios. Las imperfecciones observadas no son más que los inevitables momentos de parada en la exhibición de la película en continuo movimiento de la infinitud en imágenes. Son precisamente estas interrupciones de la continuidad de la perfección provocadas por defectos las que hacen posible que la mente finita del hombre material capte una fugaz visión de la realidad divina en el tiempo y el espacio. Las manifestaciones materiales de la divinidad parecen defectuosas a la mente evolutiva del hombre solo porque el hombre mortal persiste en ver los fenómenos de la naturaleza a través de los ojos naturales, de la visión humana sin la ayuda de la mota de la morontia o de la revelación, su sustituto compensatorio en los mundos del tiempo.
4:2.8 (57.5) Y la naturaleza está deteriorada. Su bello rostro está cubierto de cicatrices, sus rasgos están marcados por la rebelión, la mala conducta y los pensamientos equivocados de miríadas de criaturas que son parte de la naturaleza pero que han contribuido a desfigurarla en el tiempo. No, la naturaleza no es Dios. La naturaleza no es objeto de adoración.
4:3.1 (57.6) El hombre ha pensado durante demasiado tiempo que Dios es alguien como él. Dios no está, nunca ha estado y nunca estará, celoso del hombre ni de ningún otro ser del universo de universos. Sabiendo que la intención del Hijo Creador era hacer del hombre la obra maestra de la creación planetaria, el regidor de toda la tierra, verlo dominado por sus mas bajas pasiones, contemplarlo doblegado ante ídolos de madera, piedra y oro, y percibir su ambición egoísta, mueven a Dios y a sus Hijos a estar celosos por el hombre, pero nunca del hombre.
4:3.2 (57.7) El Dios eterno es incapaz de albergar cólera e ira en el sentido de estas emociones humanas y tal como el hombre entiende este tipo de reacciones. Estos sentimientos son mezquinos y despreciables, apenas dignos de ser llamados humanos y mucho menos divinos. Tales actitudes son totalmente ajenas a la naturaleza perfecta y al carácter misericordioso del Padre Universal.
4:3.3 (58.1) Una parte importantísima de la dificultad que tienen los mortales de Urantia para entender a Dios se debe a las consecuencias de gran alcance de la rebelión de Lucifer y de la traición de Caligastia. En los mundos no segregados por el pecado, las razas evolutivas son capaces de formular ideas mucho mejores sobre el Padre Universal; sufren menos confusión, tergiversación y perversión de los conceptos.
4:3.4 (58.2) Dios no se arrepiente de nada de lo que ha hecho, ni de lo que hace ni de lo que hará. Él es omnisciente así como omnipotente. La sabiduría del hombre surge de las pruebas y errores de la experiencia humana; la sabiduría de Dios consiste en la perfección sin restricciones de su infinita visión del universo, y este preconocimiento divino dirige efectivamente el libre albedrío creativo.
4:3.5 (58.3) El Padre Universal no hace nunca nada que cause posteriormente pesar o arrepentimiento, pero las criaturas con voluntad formadas según los planes de sus personalidades creadoras en los universos de la periferia suscitan a veces, por sus elecciones desafortunadas, emociones de pesar divino en las personalidades de sus padres creadores. Y aunque el Padre no comete errores, ni abriga arrepentimientos ni experimenta pesares, es un ser con afecto de padre y su corazón sufre indudablemente cuando sus hijos no llegan a los niveles espirituales que son capaces de alcanzar con la asistencia que tan abundantemente se les ha proporcionado mediante los planes de logro espiritual y las políticas para la ascensión de los mortales de los universos.
4:3.6 (58.4) La bondad infinita del Padre sobrepasa la comprensión de la mente finita del tiempo. Por eso es necesario establecer siempre un contraste comparativo con el mal (no con el pecado) para poner de manifiesto de modo efectivo todos los aspectos de la bondad relativa. La visión interior imperfecta del mortal solo puede percibir la perfección de la bondad divina cuando se pone en asociación de contraste con la imperfección relativa de las relaciones del tiempo y la materia en los movimientos del espacio.
4:3.7 (58.5) El carácter de Dios es infinitamente sobrehumano. Por consiguiente, una naturaleza tal de divinidad tiene que estar personalizada, como lo está en los Hijos divinos, antes de que pueda ser captada, incluso mediante la fe, por la mente finita del hombre.
4:4.1 (58.6) Dios es el único ser estacionario, autocontenido e inmutable de todo el universo de universos, sin exterior, ni más allá, ni pasado ni futuro. Dios es energía con propósito (espíritu creativo) y voluntad absoluta, y estas son autoexistentes y universales.
4:4.2 (58.7) Puesto que Dios existe por sí mismo, es absolutamente independiente. La identidad misma de Dios es adversa al cambio. «Yo, el Señor, no cambio». Dios es inmutable, pero hasta que consigáis el estatus paradisiaco no podréis ni siquiera empezar a entender cómo puede pasar Dios de la simplicidad a la complejidad, de la identidad a la variación, de la quiescencia al movimiento, de la infinitud a la finitud, de lo divino a lo humano y de la unidad a la dualidad y a la triunidad. Y Dios puede modificar de esta forma las manifestaciones de su absolutidad porque la inmutabilidad divina no implica inmovilidad. Dios tiene voluntad, él es la voluntad.
4:4.3 (58.8) Dios es el ser que posee la autodeterminación absoluta. No hay más límites a sus reacciones en el universo que los que se impone a sí mismo, y los actos de su libre albedrío están condicionados solo por las cualidades divinas y los atributos perfectos que caracterizan inherentemente a su naturaleza eterna. Por lo tanto, Dios se relaciona con el universo como el ser que posee la bondad final sumada a un libre albedrío de infinitud creativa.
4:4.4 (58.9) El Absoluto-Padre es el creador del universo central y perfecto y el Padre de todos los demás Creadores. Dios comparte con el hombre y con otros seres la personalidad, la bondad y otras numerosas características, pero la infinitud de voluntad es solo suya. Dios está limitado en sus actos creativos solo por los sentimientos de su naturaleza eterna y por los dictados de su sabiduría infinita. Dios elige personalmente solo lo que es infinitamente perfecto, de ahí la perfección celestial del universo central. Y si bien los Hijos Creadores comparten plenamente su divinidad e incluso aspectos de su absolutidad, no están limitados del todo por ese carácter final de sabiduría que dirige la voluntad infinita del Padre. Por consiguiente, en el orden de filiación de los Migueles, el libre albedrío creativo se hace aún más activo, enteramente divino y casi último, si no absoluto. El Padre es infinito y eterno, pero negar la posibilidad de su autolimitación volitiva equivale a la negación del concepto mismo de su absolutidad volitiva.
4:4.5 (59.1) La absolutidad de Dios permea los siete niveles de realidad del universo, y la totalidad de esta naturaleza absoluta está sujeta a la relación del Creador con su familia de criaturas del universo. Puede que en el universo de universos la justicia trinitaria se caracterice por su precisión, pero en todas sus vastas relaciones de familia con las criaturas del tiempo, el Dios de los universos está gobernado por el sentimiento divino. En primer y último término —eternamente— el Dios infinito es un Padre. Entre todos los títulos posibles y adecuados por los que podría ser conocido, tengo instrucciones de describir al Dios de toda la creación como el Padre Universal.
4:4.6 (59.2) En Dios Padre las actuaciones de su libre albedrío no están regidas por el poder ni guiadas por el solo intelecto. La personalidad divina se define como espíritu que se manifiesta a los universos como amor. Por lo tanto, en todas sus relaciones personales con las personalidades criatura de los universos, la Primera Fuente y Centro es siempre e invariablemente un Padre amoroso. Dios es un Padre en el sentido más alto del término. Está motivado eternamente por el idealismo perfecto del amor divino, y esta tierna naturaleza encuentra su expresión más firme y su mayor satisfacción en amar y ser amado.
4:4.7 (59.3) En la ciencia Dios es la Causa Primera; en la religión, el Padre universal y amoroso; en la filosofía, el único ser que existe por sí mismo, que no depende de ningún otro ser para existir sino que confiere benéficamente la realidad de la existencia a todas las cosas y a todos los demás seres. Pero es necesaria la revelación para mostrar que la Causa Primera de la ciencia y la Unidad autoexistente de la filosofía son el Dios de la religión, lleno de misericordia y de bondad y comprometido a llevar a cabo la supervivencia eterna de sus hijos de la tierra.
4:4.8 (59.4) Anhelamos el concepto del Infinito pero adoramos la experiencia de la idea de Dios, nuestra capacidad de captar en cualquier momento y lugar los factores de personalidad y divinidad de nuestro concepto más alto de la Deidad.
4:4.9 (59.5) La consciencia de una vida humana victoriosa en la tierra nace de esa fe de la criatura que, cuando se enfrenta al espectáculo tremendo de las limitaciones humanas, se atreve a desafiar cada episodio recurrente de la existencia declarando indefectiblemente: aunque yo no puedo hacer esto, vive en mí alguien que puede y que lo hará, una parte del Absoluto-Padre del universo de universos. Y esa es «la victoria que vence al mundo, vuestra misma fe».
4:5.1 (59.6) La tradición religiosa es el registro imperfectamente conservado de las experiencias de los hombres conocedores de Dios de edades pasadas, pero esos registros no son fidedignos como guías para el vivir religioso ni como fuente de información verdadera sobre el Padre Universal. Esas antiguas creencias se han visto alteradas invariablemente por el hecho de que el hombre primitivo era un fabricante de mitos.
4:5.2 (60.1) Una de las mayores fuentes de confusión que hay en Urantia sobre la naturaleza de Dios proviene de que vuestros libros sagrados no supieron distinguir claramente entre las personalidades de la Trinidad del Paraíso ni entre la Deidad del Paraíso y los creadores y administradores del universo local. Durante las pasadas dispensaciones en las que la comprensión fue parcial, vuestros sacerdotes y profetas no supieron diferenciar claramente entre los Príncipes Planetarios, los Soberanos de los Sistemas, los Padres de las Constelaciones, los Hijos Creadores, los Gobernantes de los Superuniversos, el Ser Supremo y el Padre Universal. Muchos de los mensajes de las personalidades de menor rango, como los Portadores de Vida y varios órdenes de ángeles, se han presentado en vuestros escritos como procedentes del propio Dios. El pensamiento religioso urantiano sigue confundiendo a las personalidades compañeras de la Deidad con el propio Padre Universal de manera que todos se incluyen bajo una misma denominación.
4:5.3 (60.2) Las gentes de Urantia siguen sufriendo la influencia de los conceptos primitivos de Dios. Los dioses que arrasan en las tormentas, que sacuden la tierra en su cólera y abaten a los hombres en su ira, que muestran su desagrado dictaminando hambrunas e inundaciones —los dioses de la religión primitiva— no son los Dioses que viven y rigen en los universos. Tales conceptos son una reliquia de los tiempos en los que los hombres suponían que el universo estaba guiado y dominado por los caprichos de dichos dioses imaginarios. Pero el hombre mortal está empezando a darse cuenta de que vive en un mundo de ley y orden relativos en lo que concierne a las políticas y conductas administrativas de los Creadores Supremos y los Controladores Supremos.
4:5.4 (60.3) La idea bárbara de apaciguar a un Dios airado, de propiciar a un Señor ofendido, de ganar el favor de la Deidad a través de sacrificios y penitencia e incluso por el derramamiento de sangre representa una religión totalmente pueril y primitiva, una filosofía indigna de una edad ilustrada de ciencia y verdad. Tales creencias son absolutamente repulsivas para los seres celestiales y los gobernantes divinos que sirven y reinan en los universos. Es una afrenta a Dios creer, sostener o enseñar que se debe derramar sangre inocente para ganar su favor o para esquivar una ira divina ficticia.
4:5.5 (60.4) Los hebreos creían que «sin derramamiento de sangre no podía haber remisión de los pecados». No se habían liberado de la antigua idea pagana de que los Dioses solo se pueden apaciguar por la visión de la sangre, aunque Moisés dio un gran paso adelante cuando prohibió los sacrificios humanos y los sustituyó, en la mentalidad primitiva de sus infantiles seguidores beduinos, por el sacrificio ceremonial de animales.
4:5.6 (60.5) El otorgamiento de un Hijo del Paraíso a vuestro mundo era inherente a la situación de cierre de una edad planetaria. Era inevitable, y no se hizo necesario para el propósito de ganar el favor de Dios. Dio la casualidad de que este otorgamiento fue también el acto personal final de un Hijo Creador en la larga aventura de ganar la soberanía experiencial de su universo. ¡Qué parodia del carácter infinito de Dios es enseñar que a su corazón paternal, en toda su austera frialdad y dureza, no le conmovieran las desgracias y pesares de sus criaturas, que sus tiernas misericordias no se derramaran hasta que vio a su Hijo sin tacha, sangrante y moribundo en la cruz del Calvario!
4:5.7 (60.6) Pero los habitantes de Urantia han de encontrar la manera de liberarse de esos antiguos errores y esas supersticiones paganas respecto a la naturaleza del Padre Universal. Está apareciendo la revelación de la verdad sobre Dios, y la raza humana está destinada a conocer al Padre Universal en toda la belleza de su carácter y en todo el encanto de sus atributos tan magníficamente retratados por el Hijo Creador que residió en Urantia como Hijo del Hombre e Hijo de Dios.
4:5.8 (61.1) [Presentado por un Consejero Divino de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 5
5:0.1 (62.1) SI LA mente finita del hombre es incapaz de comprender cómo un Dios tan grande y majestuoso como el Padre Universal puede descender de su morada eterna de perfección infinita a fraternizar con la criatura humana individual, para ese intelecto finito la seguridad de la camaradería divina deberá basarse en la verdad del hecho de que un fragmento mismo del Dios vivo reside dentro del intelecto de todo mortal urantiano de mente normal y moralmente consciente. Los Ajustadores del Pensamiento que moran en esa mente son una parte de la Deidad eterna del Padre del Paraíso. Cuando el alma contempla esta presencia de realidad espiritual, el hombre no necesita ir más allá de su propia experiencia interior para encontrar a Dios e intentar la comunión con él.
5:0.2 (62.2) Dios ha distribuido la infinitud de su naturaleza eterna por todas las realidades existenciales de sus seis entes absolutos de igual rango, pero puede en cualquier momento establecer contacto personal directo con cualquier parte o fase o tipo de creación por medio de sus fragmentos prepersonales. Y el Dios eterno se ha reservado también la prerrogativa de otorgar la personalidad a los creadores divinos y a las criaturas vivas del universo de universos. Se ha reservado además la prerrogativa de mantener contacto directo y parental con todos estos seres personales a través del circuito de la personalidad.
5:1.1 (62.3) La incapacidad de la criatura finita de acercarse al Padre infinito no es inherente a la actitud distante del Padre sino a la finitud y las limitaciones materiales de los seres creados. La magnitud de la diferencia espiritual entre la personalidad más alta que existe en el universo y los grupos más bajos de inteligencias creadas es inconcebible. Si fuera posible transportar instantáneamente a los órdenes más bajos de inteligencias ante la presencia del Padre mismo, no sabrían que estaban allí. Estarían tan ajenos a la presencia del Padre Universal como lo están donde se encuentran ahora. El hombre mortal tiene por delante un larguísimo camino antes de poder, con fundamento y dentro de lo posible, solicitar un salvoconducto que le lleve a la presencia paradisiaca del Padre Universal. Espiritualmente, el hombre debe ser transformado muchas veces antes de que pueda alcanzar un plano que le aporte la visión espiritual que le permita ver siquiera a uno de los siete Espíritus Maestros.
5:1.2 (62.4) Nuestro Padre no se esconde, no se recluye arbitrariamente. Ha movilizado los recursos de la sabiduría divina en un esfuerzo sin fin para revelarse a los hijos de sus dominios universales. Hay una grandeza infinita y una generosidad inexpresable vinculadas a la majestad de su amor que hacen que anhele relacionarse con cada ser creado que pueda comprenderlo, amarlo o acercarse a él. Son, por lo tanto, las limitaciones inherentes a vosotros mismos, inseparables de vuestra personalidad finita y de vuestra existencia material, las que determinan el tiempo y el lugar y las circunstancias en las que podréis alcanzar la meta del viaje de ascensión del mortal y estar en la presencia del Padre en el centro de todas las cosas.
5:1.3 (63.1) Aunque para acercaros a la presencia paradisiaca del Padre tengáis que esperar a alcanzar los niveles finitos más altos de progresión espiritual, deberíais regocijaros al reconocer la posibilidad siempre presente de comunión inmediata con el espíritu otorgado del Padre que tan íntimamente se asocia con vuestra alma interior y con vuestro yo en espiritualización.
5:1.4 (63.2) Los mortales de los mundos del tiempo y el espacio pueden diferir enormemente en capacidades innatas y en dotes intelectuales. Pueden disfrutar de entornos excepcionalmente favorables al avance social y al progreso moral o, por el contrario, carecer prácticamente de ayuda humana para la cultura y el supuesto avance en las artes de la civilización; y sin embargo las posibilidades de progreso espiritual en la carrera de ascensión son iguales para todos. Los niveles crecientes de visión interior espiritual y de significados cósmicos se alcanzan de forma totalmente independiente de todas esas diferenciaciones sociomorales propias de los entornos materiales diversificados de los mundos evolutivos.
5:1.5 (63.3) Por más que los mortales de Urantia puedan diferir en sus oportunidades y dotaciones intelectuales, sociales, económicas e incluso morales, no olvidéis que su dotación espiritual es uniforme y única. Todos disfrutan de la misma presencia divina del don del Padre y todos tienen igual privilegio de buscar una comunión personal íntima con el espíritu de origen divino que mora en su interior. Asimismo, todos ellos pueden elegir aceptar la guía espiritual uniforme de estos Monitores de Misterio.
5:1.6 (63.4) Si el hombre mortal está motivado espiritualmente de todo corazón y consagrado sin reservas a hacer la voluntad del Padre, ese individuo estará dotado espiritualmente por el Ajustador divino que mora en su interior de modo tan cierto y efectivo que no puede dejar de materializarse en su experiencia la consciencia sublime de conocer a Dios y la certeza superna de sobrevivir con el fin de encontrar a Dios mediante la experiencia progresiva de hacerse cada vez más semejante a él.
5:1.7 (63.5) El hombre está habitado espiritualmente en su interior por un Ajustador del Pensamiento que sobrevive. Si tal mente humana está sincera y espiritualmente motivada, si esa alma humana desea conocer a Dios y hacerse como él, si quiere realmente hacer la voluntad del Padre, ninguna influencia negativa por carencia mortal, ningún poder positivo por posible interferencia pueden impedir que esa alma divinamente motivada ascienda de forma segura hasta los portales del Paraíso.
5:1.8 (63.6) El Padre desea que todas sus criaturas estén en comunión personal con él. Él tiene un lugar en el Paraíso para recibir a todos aquellos que, por su estatus de supervivencia y por su naturaleza espiritual pueden alcanzar tal logro. Por lo tanto, asentad en vuestra filosofía ahora y para siempre que, para cada uno de vosotros y para todos nosotros, Dios es accesible, el Padre es alcanzable, el camino está abierto. Las fuerzas del amor divino y los caminos y medios de la administración divina están todos conectados entre sí en un esfuerzo por facilitar que todas las inteligencias de todos los universos que sean dignas de ello avancen hasta la presencia del Padre Universal en el Paraíso.
5:1.9 (63.7) El hecho de que alcanzar a Dios suponga un tiempo inmenso no quita realidad a la presencia y la personalidad del Infinito. Vuestra ascensión es una parte del circuito de los siete superuniversos, y aunque lo recorráis incontables veces, podéis esperar seguir moviéndoos siempre hacia dentro en espíritu y en estatus. Podéis contar con que seréis trasladados de esfera en esfera desde los circuitos exteriores cada vez más cerca del centro interior, y algún día, no lo dudéis, os encontraréis en la divina presencia central y lo veréis, hablando figuradamente, cara a cara. La cuestión está en alcanzar los niveles espirituales actuales y literales, y estos niveles espirituales son alcanzables por cualquier ser que haya sido habitado por un Monitor de Misterio y que posteriormente se haya fusionado eternamente con ese Ajustador del Pensamiento.
5:1.10 (64.1) El Padre no se esconde espiritualmente, pero muchas de sus criaturas sí se han escondido en las brumas de sus propias decisiones deliberadas y, por el momento, se han separado de la comunión con su espíritu y con el espíritu de su Hijo al elegir sus propios caminos perversos y al complacerse en la autoafirmación de sus mentes intolerantes y sus naturalezas no espirituales.
5:1.11 (64.2) El hombre mortal puede acercarse a Dios y puede apartarse una y otra vez de la voluntad divina mientras conserve el poder de elegir. El sino final del hombre no está sellado hasta que no haya perdido el poder de elegir la voluntad del Padre. El corazón del Padre no se cierra nunca a las necesidades y a las peticiones de sus hijos. Son sus vástagos los que cierran para siempre sus corazones al poder de atracción del Padre cuando finalmente y para siempre pierden el deseo de hacer su divina voluntad: de conocerlo y de ser como él. Del mismo modo, el destino eterno del hombre está asegurado cuando su fusión con el Ajustador proclama al universo que dicho ser ascendente ha hecho la elección final e irrevocable de vivir la voluntad del Padre.
5:1.12 (64.3) El gran Dios se pone en contacto directo con el hombre mortal y da una parte de su ser infinito y eterno e incomprensible para que viva y more dentro de él. Dios se ha embarcado en la aventura eterna con el hombre. Si os sometéis a las directrices de las fuerzas espirituales que están dentro y alrededor de vosotros, no podréis dejar de alcanzar el alto destino que un Dios amoroso ha establecido como meta en el universo para sus criaturas ascendentes de los mundos evolutivos del espacio.
5:2.1 (64.4) La presencia física del Infinito es la realidad del universo material. La presencia mental de la Deidad debe determinarse por la profundidad de la experiencia intelectual individual y por el nivel evolutivo de la personalidad. La presencia espiritual de la Divinidad debe ser necesariamente diferencial en el universo. Está determinada por la capacidad espiritual de receptividad y por el grado de consagración de la voluntad de la criatura a hacer la voluntad divina.
5:2.2 (64.5) Dios vive en cada uno de sus hijos nacidos del espíritu. Los Hijos del Paraíso tienen acceso siempre a la presencia de Dios, a «la derecha del Padre», y todas sus personalidades criaturas tienen acceso al «seno del Padre». Esto se refiere al circuito de la personalidad, cuando, donde y comoquiera que se tome contacto con él, pero también puede conllevar contacto y comunión personal y autoconsciente con el Padre Universal, ya sea en la morada central o en cualquier otro lugar designado, como por ejemplo en una de las siete esferas sagradas del Paraíso.
5:2.3 (64.6) Sin embargo, la presencia divina no se puede descubrir en ninguna parte de la naturaleza, ni siquiera en las vidas de los mortales conocedores de Dios, con tanta certeza y plenitud como en vuestro intento de comunión con el Monitor de Misterio que mora en el interior, el Ajustador paradisiaco del Pensamiento. ¡Qué error soñar con un Dios lejano en los cielos cuando el espíritu del Padre Universal vive dentro de vuestra propia mente!
5:2.4 (64.7) Gracias a este fragmento de Dios que mora en vuestro interior, y según vayáis progresando en armonía con la guía espiritual del Ajustador, podéis esperar percibir más plenamente la presencia y el poder transformador de esas otras influencias espirituales que os rodean e inciden en vosotros pero que no funcionan como parte integrante de vosotros. El hecho de que no seáis conscientes intelectualmente del contacto estrecho e íntimo con el Ajustador que mora en vuestro interior no refuta en lo más mínimo tan elevada experiencia. La prueba de la fraternidad con el Ajustador divino consiste enteramente en la naturaleza y el alcance de los frutos del espíritu que se producen en la experiencia de la vida del creyente individual. «Por sus frutos los conoceréis.»
5:2.5 (65.1) Es extremadamente difícil para la mente material y escasamente espiritualizada del hombre mortal experimentar una consciencia marcada de las actividades de espíritu de entidades divinas tales como los Ajustadores del Paraíso. A medida que el alma, creación conjunta de la mente y el Ajustador, se hace cada vez más existente, va evolucionando una nueva fase de consciencia del alma que es capaz de experimentar la presencia de los Monitores de Misterio y reconocer su guía espiritual y otras actividades supramateriales.
5:2.6 (65.2) Toda la experiencia de comunión con el Ajustador implica poseer un estatus moral, una motivación mental y una experiencia espiritual. La autocomprensión de tal consecución está limitada principal, aunque no exclusivamente, a los dominios de la consciencia del alma. Pero las pruebas surgen, y abundantemente, en la manifestación de los frutos del espíritu en la vida de todos los que se ponen en contacto con ese espíritu interior.
5:3.1 (65.3) Aunque desde el punto de vista del universo las Deidades del Paraíso son como una, en sus relaciones espirituales con seres como los que habitan en Urantia son también tres personas distintas y separadas. Hay una diferencia entre las Divinidades en lo que respecta a los ruegos personales, la comunión y otras relaciones íntimas. En el sentido más alto adoramos al Padre Universal y solo a él. Es verdad que podemos adorar y adoramos al Padre tal como se manifiesta en sus Hijos Creadores, pero es al Padre, directa o indirectamente, a quien rendimos culto y adoramos.
5:3.2 (65.4) Los ruegos de todo tipo corresponden al dominio del Hijo Eterno y a la organización espiritual del Hijo. Las oraciones, todas las comunicaciones formales, todo excepto adorar y rendir culto al Padre Universal, son asuntos que conciernen al universo local. Normalmente no sobrepasan los límites del ámbito de jurisdicción de un Hijo Creador. En cambio y sin lugar a dudas, la adoración es encircuitada y enviada a la persona del Creador mediante el funcionamiento del circuito de personalidad del Padre. Creemos además que dicha manifestación del homenaje de una criatura habitada por un Ajustador se facilita por la presencia del espíritu del Padre. Existe una cantidad enorme de pruebas que confirman tal creencia, y yo sé que todos los órdenes de fragmentos del Padre tienen autorización para manifestar aceptablemente la adoración de buena fe de sus sujetos en presencia del Padre Universal. Los Ajustadores utilizan también sin duda canales prepersonales directos de comunicación con Dios, y son capaces además de utilizar los circuitos de gravedad de espíritu del Hijo Eterno.
5:3.3 (65.5) La adoración tiene su razón de ser en sí misma. La oración incorpora un elemento de interés propio o por otra criatura, esa es la gran diferencia entre adoración y oración. En la adoración verdadera no hay absolutamente ninguna petición para uno mismo ni ningún otro elemento de interés personal: adoramos a Dios simplemente por lo que comprendemos que es. La adoración no pide nada ni espera nada para el adorador. No adoramos al Padre porque podamos obtener algo de dicha veneración. Rendimos esa devoción y nos dedicamos a esa adoración como reacción natural y espontánea ante el reconocimiento de la personalidad incomparable del Padre y por su naturaleza digna de ser amada y sus atributos dignos de ser adorados.
5:3.4 (65.6) En el momento en que el elemento del interés propio se inmiscuye en la adoración, en ese instante, la devoción pasa de adoración a oración y es más apropiado dirigirla a la persona del Hijo Eterno o del Hijo Creador. Pero en la experiencia religiosa práctica no existe ninguna razón por la que la oración no deba dirigirse a Dios Padre como parte de una adoración verdadera.
5:3.5 (66.1) Cuando tratáis de los asuntos prácticos de vuestra vida diaria, estáis en manos de las personalidades de espíritu que tienen origen en la Tercera Fuente y Centro; estáis cooperando con los agentes del Actor Conjunto. Y así, resulta que adoráis a Dios, rezáis al Hijo y estáis en íntima comunión con él; y atendéis a los detalles de vuestra estancia terrenal en conexión con las inteligencias del Espíritu Infinito que operan en vuestro mundo y en todo vuestro universo.
5:3.6 (66.2) Los Hijos Creadores o los Hijos Soberanos que presiden los destinos de los universos locales ocupan el lugar tanto del Padre Universal como del Hijo Eterno del Paraíso. Estos Hijos de los Universos reciben en nombre del Padre la adoración del culto y prestan oído a los ruegos de los sujetos suplicantes en todas sus respectivas creaciones. Para los hijos de un universo local, un Hijo Miguel es Dios a todos los efectos prácticos. Es la personificación del Padre Universal y el Hijo Eterno en el universo local. El Espíritu Infinito mantiene contacto personal con los hijos de estos mundos a través de los Espíritus de los Universos, las compañeras administrativas y creativas de los Hijos Creadores del Paraíso.
5:3.7 (66.3) La adoración sincera conlleva la movilización de todos los poderes de la personalidad humana bajo la dominación del alma en evolución y sujetos a las directrices divinas del Ajustador del Pensamiento asociado. La mente con limitaciones materiales no puede llegar nunca a ser muy consciente del significado real de la adoración verdadera. La comprensión que el hombre tiene de la realidad de la experiencia de adoración está determinada principalmente por el estatus de desarrollo de su alma inmortal en evolución. El crecimiento espiritual del alma se produce de forma totalmente independiente de la autoconsciencia intelectual.
5:3.8 (66.4) La experiencia de la adoración consiste en el intento sublime del Ajustador, tu prometido, de comunicar al Padre divino los anhelos inexpresables y las aspiraciones indecibles del alma humana; es la creación conjunta de la mente mortal que busca a Dios y el Ajustador inmortal que revela a Dios. La adoración es, por lo tanto, el acto de asentimiento de la mente material al intento de su yo en vías de espiritualización de comunicarse con Dios como hijo por la fe del Padre Universal, bajo la guía del espíritu asociado. La mente mortal consiente en adorar; el alma inmortal ansía e inicia la adoración; la presencia del Ajustador divino conduce a esa adoración en nombre de la mente mortal y del alma inmortal en evolución. La verdadera adoración, en último término, se convierte en una experiencia realizada en cuatro niveles cósmicos: el intelectual, el morontial, el espiritual y el personal: es la consciencia de mente, alma y espíritu, y su unificación en la personalidad.
5:4.1 (66.5) La moralidad de las religiones de evolución empuja a los hombres a avanzar en la búsqueda de Dios mediante la fuerza motriz del miedo. Las religiones de revelación atraen a los hombres a buscar a un Dios de amor porque ansían hacerse como él. Pero la religión no es un mero sentimiento pasivo de «dependencia absoluta» y de «garantía de supervivencia»; es una experiencia viva y dinámica de búsqueda de la divinidad basada en el servicio a la humanidad.
5:4.2 (66.6) La gran contribución inmediata de la verdadera religión es el establecimiento en la experiencia humana de una unidad perdurable, una paz duradera y una seguridad profunda. En el hombre primitivo incluso el politeísmo es una unificación relativa del concepto en evolución de la Deidad; el politeísmo es monoteísmo en vías de formación. Tarde o temprano, Dios está destinado a ser comprendido como la realidad de los valores, la sustancia de los significados y la vida de la verdad.
5:4.3 (67.1) Dios no es solo el que determina el destino, es el destino eterno del hombre. Todas las actividades humanas no religiosas buscan doblegar el universo al servicio distorsionador del yo. El individuo verdaderamente religioso busca identificar el yo con el universo y dedicar luego las actividades de este yo unificado al servicio de la familia de sus semejantes humanos y sobrehumanos en el universo.
5:4.4 (67.2) Los dominios de la filosofía y el arte se interponen entre las actividades religiosas y no religiosas del ser humano. A través del arte y la filosofía, el hombre dotado de mente material es inducido a la contemplación de las realidades espirituales y los valores de eternos significados del universo.
5:4.5 (67.3) Todas las religiones enseñan a adorar a la Deidad y alguna doctrina de salvación humana. La religión budista promete salvación del sufrimiento, paz sin fin. La religión judía promete salvación de las dificultades, prosperidad basada en la rectitud. La religión griega prometía salvación de la falta de armonía, de la fealdad, mediante la comprensión de la belleza. El cristianismo promete salvación del pecado, santidad. El mahometismo ofrece liberación de las rigurosas normas morales del judaísmo y el cristianismo. La religión de Jesús es salvación que libera del yo, es liberación de los males del aislamiento de la criatura en el tiempo y en la eternidad.
5:4.6 (67.4) Los hebreos basaban su religión en la bondad, los griegos en la belleza. Ambas religiones buscaban la verdad. Jesús reveló a un Dios de amor, y el amor abarca la totalidad de la verdad, la belleza y la bondad.
5:4.7 (67.5) Los zoroástricos tenían una religión de moralidad, los hindúes una religión de metafísica, los confucionistas una religión de ética. Jesús vivió una religión de servicio. Todas esas religiones son valiosas en la medida en que son aproximaciones válidas a la religión de Jesús. La religión está destinada a convertirse en la realidad de la unificación espiritual de todo lo que es bueno, bello y verdadero en la experiencia humana.
5:4.8 (67.6) La religión griega tenía un lema: «Conócete a ti mismo». Los hebreos centraban su enseñanza en «conoce a tu Dios». Los cristianos predican un evangelio dirigido al «conocimiento del Señor Jesucristo». Jesús proclamó la buena nueva de «conocer a Dios y conocerte a ti mismo como hijo de Dios». Estos conceptos diferentes del propósito de la religión determinan la actitud del individuo en situaciones diversas de la vida y prefiguran la profundidad de su adoración y la naturaleza de sus hábitos personales de oración. Se puede determinar el estatus espiritual de cualquier religión por la naturaleza de sus oraciones.
5:4.9 (67.7) El concepto de un Dios semihumano y celoso es una transición inevitable entre el politeísmo y el monoteísmo sublime. Un antropomorfismo exaltado es el nivel más alto que una religión puramente evolutiva puede alcanzar. El cristianismo ha elevado el concepto de antropomorfismo desde el ideal de lo humano hasta el concepto trascendente y divino de la persona del Cristo glorificado. Y este es el antropomorfismo más alto que el hombre puede concebir jamás.
5:4.10 (67.8) El concepto cristiano de Dios es un intento de combinar tres enseñanzas distintas:
5:4.11 (67.9) 1. El concepto hebreo: Dios como vindicador de los valores morales, un Dios recto.
5:4.12 (67.10) 2. El concepto griego: Dios como unificador, un Dios de sabiduría.
5:4.13 (68.1) 3. El concepto de Jesús: Dios como amigo vivo, un Padre amoroso, la presencia divina.
5:4.14 (68.2) Debe, por lo tanto, ser evidente que la amalgamada teología cristiana encuentra gran dificultad para lograr coherencia. Esta dificultad se agrava aún más por el hecho de que las doctrinas del primer cristianismo se basaron por lo general en la experiencia religiosa personal de tres personas diferentes: Filón de Alejandría, Jesús de Nazaret y Pablo de Tarso.
5:4.15 (68.3) Al estudiar la vida religiosa de Jesús visualizadlo de manera positiva. No penséis tanto en su falta de pecado como en su rectitud, en su servicio de amor. Jesús elevó el amor pasivo desvelado en el concepto hebreo del Padre celestial hasta el afecto más alto, activo y amante de las criaturas de un Dios que es el Padre de todos los individuos, incluso de los transgresores.
5:5.1 (68.4) La moral tiene su origen en la razón de la autoconsciencia; es supranimal pero enteramente evolutiva. La evolución humana abarca en su despliegue todas las dotaciones que anteceden al otorgamiento de los Ajustadores y al derramamiento del Espíritu de la Verdad. Pero alcanzar niveles de moralidad no libera al hombre de las luchas reales de su vivir como mortal. El entorno físico del hombre conlleva batallar por la existencia; el ambiente social necesita ajustes éticos; las situaciones morales exigen hacer elecciones en los dominios más altos de la razón. La experiencia espiritual (cuando se ha comprendido la realidad de Dios) demanda que el hombre lo encuentre y se esfuerce sinceramente en ser como él.
5:5.2 (68.5) La religión no se fundamenta en los hechos de la ciencia, las obligaciones de la sociedad, las suposiciones de la filosofía ni los deberes implícitos de la moralidad. La religión es un campo independiente de respuesta humana a las situaciones de la vida y se pone de manifiesto indefectiblemente en todas las etapas del desarrollo humano que son posmorales. La religión puede permear los cuatro niveles de comprensión de los valores y de disfrute de la fraternidad universal: el nivel físico o material de la propia preservación, el nivel social o emocional de la fraternidad, el nivel de la razón moral o del deber y el nivel espiritual de la consciencia de la fraternidad universal a través de la adoración divina.
5:5.3 (68.6) El científico buscador de hechos concibe a Dios como la Causa Primera, un Dios de fuerza. El artista emotivo ve a Dios como el ideal de belleza, un Dios de la estética. El filósofo razonador se inclina a veces a plantearse un Dios de unidad universal, incluso una Deidad panteísta. La persona religiosa con fe cree en un Dios que fomenta la supervivencia, el Padre del cielo, el Dios de amor.
5:5.4 (68.7) La conducta moral es siempre un antecedente de la religión evolucionada e incluso una parte de la religión revelada, pero nunca la totalidad de la experiencia religiosa. El servicio social es el resultado de un pensar moral y de un vivir religioso. La moralidad no conduce biológicamente a niveles espirituales más altos de experiencia religiosa. Adorar la belleza abstracta no es rendir culto a Dios. Tampoco exaltar la naturaleza o venerar la unidad es rendir culto a Dios.
5:5.5 (68.8) La religión evolutiva es la madre de la ciencia, del arte y de la filosofía, que elevaron al hombre a un nivel de receptividad a la religión revelada en el que se incluye el otorgamiento de los Ajustadores y la llegada del Espíritu de la Verdad. El panorama evolutivo de la existencia humana empieza y termina con la religión, si bien es cierto que con calidades muy diferentes de religión: una de evolución y biológica, la otra de revelación y periódica. Y así, mientras la religión es normal y natural para el hombre, es también optativa. El hombre no tiene que ser religioso contra su voluntad.
5:5.6 (69.1) La experiencia religiosa, al ser esencialmente espiritual, nunca puede ser entendida plenamente por la mente material. De ahí la función de la teología, que es la psicología de la religión. La doctrina esencial del reconocimiento humano de Dios crea una paradoja en la comprensión finita. Es casi imposible para la lógica humana y para la razón finita armonizar el concepto de la inmanencia divina, Dios dentro de cada individuo y formando parte de él, con la idea de la trascendencia de Dios, la dominación divina del universo de universos. Estos dos conceptos esenciales de la Deidad se deben unificar en la captación mediante la fe del concepto de la trascendencia de un Dios personal junto con el reconocimiento de la presencia de un fragmento de ese Dios que mora en el interior, para justificar así la adoración inteligente y validar la esperanza de la supervivencia de la personalidad. Las dificultades y paradojas de la religión son inherentes al hecho de que las realidades de la religión sobrepasan por completo la capacidad de comprensión intelectual del mortal.
5:5.7 (69.2) El hombre mortal obtiene tres grandes satisfacciones de la experiencia religiosa, incluso durante su estancia temporal en la tierra:
5:5.8 (69.3) 1. Intelectualmente, experimenta las satisfacciones de una consciencia humana más unificada.
5:5.9 (69.4) 2. Filosóficamente, disfruta de la confirmación de sus ideales de valores morales.
5:5.10 (69.5) 3. Espiritualmente, prospera en la experiencia de la compañía divina, en las satisfacciones espirituales de la adoración verdadera.
5:5.11 (69.6) La consciencia de Dios, tal como la experimenta el mortal que evoluciona en los mundos, debe constar de tres factores variables, tres niveles diferenciales de captación de la realidad. Primero está la consciencia de la mente: la comprensión de la idea de Dios. Sigue luego la consciencia del alma: la captación del ideal de Dios. Nace por último la consciencia del espíritu: la captación de la realidad de espíritu de Dios. Mediante la unificación de estos factores de la captación divina, sin importar lo incompleta que esta sea, la personalidad mortal despliega en todo momento sobre todos los niveles conscientes una captación de la personalidad de Dios. En aquellos mortales que hayan alcanzado el Cuerpo de la Finalización, todo esto les conducirá con el tiempo a la captación de la supremacía de Dios y puede resultar posteriormente en la captación de la ultimidad de Dios, que es un aspecto de la superconsciencia absonita del Padre del Paraíso.
5:5.12 (69.7) La experiencia de la consciencia de Dios sigue siendo la misma de generación en generación, pero el concepto filosófico y las definiciones teológicas de Dios deben cambiar con cada época de avance del conocimiento humano. El conocer a Dios, la consciencia religiosa, es una realidad universal, pero por muy válida (real) que sea la experiencia religiosa, debe estar dispuesta a someterse a una crítica inteligente y a una interpretación filosófica razonable. No puede pretender ser algo aislado de la totalidad de la experiencia humana.
5:5.13 (69.8) La supervivencia eterna de la personalidad depende enteramente de la elección de la mente del mortal, cuyas decisiones determinan el potencial de supervivencia del alma inmortal. Cuando la mente cree en Dios y el alma conoce a Dios y, junto con el Ajustador fomentador, todos ellos desean a Dios, la supervivencia está asegurada. Ni las limitaciones del intelecto ni las carencias educativas, la privación de cultura o el empobrecimiento del estatus social, ni siquiera un nivel inferior de moralidad humana producto de la desafortunada falta de ventajas educativas, culturales y sociales, pueden invalidar la presencia del espíritu divino en aquellos individuos humanamente desafortunados y disminuidos pero creyentes. El morar interior del Monitor de Misterio origina y asegura el potencial de crecimiento y supervivencia del alma inmortal.
5:5.14 (70.1) La capacidad de los padres mortales para procrear no se basa en su estatus educativo, cultural, social o económico. La unión de los factores parentales en condiciones naturales es totalmente suficiente para iniciar la prole. Una mente humana con discernimiento entre el bien y el mal y con capacidad de adorar a Dios, en unión con un Ajustador divino, es todo lo que se requiere de un mortal para iniciar y fomentar la formación de su alma inmortal con cualidades de supervivencia. Pero es condición necesaria que ese individuo dotado de espíritu busque a Dios, desee sinceramente llegar a ser como él y elija de verdad hacer la voluntad del Padre del cielo.
5:6.1 (70.2) El Padre Universal es el Dios de las personalidades. El dominio de la personalidad en el universo, desde la criatura mortal y material más baja con estatus de personalidad hasta las personas más altas con dignidad de creador y estatus divino, tiene su centro y su circunferencia en el Padre Universal. Dios Padre es el otorgador y el conservador de toda personalidad. Y el Padre del Paraíso es asimismo el destino de todas las personalidades finitas que eligen de todo corazón hacer la voluntad divina, que aman a Dios y anhelan ser como él.
5:6.2 (70.3) La personalidad es uno de los misterios no resueltos de los universos. Podemos formarnos conceptos adecuados de los factores que entran en la composición de los diversos órdenes y niveles de personalidad, pero no comprendemos plenamente la naturaleza real de la personalidad misma. Percibimos claramente los numerosos factores que constituyen reunidos el vehículo de la personalidad humana, pero no comprendemos plenamente la naturaleza ni la significación de esa personalidad finita.
5:6.3 (70.4) La personalidad está en potencia en todas las criaturas que poseen una dotación de mente que va desde el mínimo de consciencia de sí mismas hasta el máximo de consciencia de Dios. Pero la dotación de mente por sí sola no es personalidad, ni tampoco lo es el espíritu ni la energía física. La personalidad es esa cualidad y ese valor de realidad cósmica que Dios Padre otorga exclusivamente a los sistemas vivos que tienen las energías de materia, mente y espíritu asociadas y coordinadas. La personalidad tampoco es una consecución progresiva. La personalidad puede ser material o espiritual, pero o hay personalidad o no hay personalidad. Lo que no es personal no alcanza nunca el nivel de lo personal excepto por la acción directa del Padre del Paraíso.
5:6.4 (70.5) El otorgamiento de la personalidad es función exclusiva del Padre Universal. Consiste en la personalización de los sistemas vivos de energía a quienes dota con los atributos de una consciencia creativa relativa y con el control de libre albedrío de dichos atributos. No hay personalidad aparte de Dios Padre, y ninguna personalidad existe si no es por Dios Padre. Los atributos fundamentales del yo humano, así como el núcleo Ajustador absoluto de la personalidad humana, son otorgamientos del Padre Universal cuando actúa en el dominio exclusivamente personal de su ministerio cósmico.
5:6.5 (70.6) Los Ajustadores de estatus prepersonal habitan en el interior de numerosos tipos de criaturas mortales y con ello aseguran que esos mismos seres puedan sobrevivir a la muerte del mortal para personalizarse como criaturas de la morontia con potencial de logro último del espíritu. De este modo, cuando una mente de criatura con dotación de personalidad está habitada por un fragmento del espíritu del Dios eterno como otorgamiento prepersonal del Padre personal, resulta que dicha personalidad finita posee el potencial de lo divino y de lo eterno, aspira a un destino semejante al Último y llega incluso a buscar una comprensión del Absoluto.
5:6.6 (71.1) La capacidad de personalidad divina es inherente al Ajustador prepersonal. La capacidad de personalidad humana está en potencia en la dotación de mente cósmica del ser humano. Pero la personalidad experiencial del hombre mortal solo es observable como realidad activa y funcional después de que el vehículo de la vida material de la criatura mortal haya sido tocado por la divinidad liberadora del Padre Universal. Entonces es lanzado a los mares de la experiencia como una personalidad autoconsciente y (relativamente) autodeterminativa y autocreativa. El yo material es verdaderamente personal sin restricciones.
5:6.7 (71.2) El yo material tiene personalidad e identidad, identidad temporal. El Ajustador prepersonal de espíritu tiene también identidad, identidad eterna. Esta personalidad material y esta prepersonalidad de espíritu son capaces de unir sus atributos creativos de tal manera que traen a la existencia la identidad superviviente del alma inmortal.
5:6.8 (71.3) Habiendo dispuesto así el crecimiento del alma inmortal y habiendo liberado al yo interior del hombre de las cadenas de la dependencia absoluta de la causalidad antecedente, el Padre se hace a un lado. Ahora que el hombre ha sido liberado de esta forma de las cadenas de la reacción a la causalidad, al menos en lo que concierne al destino eterno, y que se ha dispuesto lo necesario para el crecimiento del yo inmortal, el alma, queda en manos del hombre mismo desear o inhibir la creación de ese yo superviviente y eterno que es suyo si así lo elige. Ningún otro ser, fuerza, creador o agente de todo el amplio universo de universos puede interferir en grado alguno en la soberanía absoluta del libre albedrío del mortal cuando actúa dentro del campo de la elección respecto al destino eterno de la personalidad del mortal que elige. En lo que concierne a la supervivencia eterna, Dios ha decretado que la voluntad material y mortal es soberana, y ese decreto es absoluto.
5:6.9 (71.4) El otorgamiento de la personalidad de criatura confiere una liberación relativa de la reacción servil a la causalidad antecedente, y las personalidades de todos esos seres morales, evolutivos o de otro tipo, están centradas en la personalidad del Padre Universal. Son atraídos siempre hacia su presencia en el Paraíso por esa afinidad del ser que constituye el vasto y universal círculo familiar y el vasto y universal circuito fraterno del Dios eterno. Hay una afinidad de espontaneidad divina en toda personalidad.
5:6.10 (71.5) El circuito de personalidad del universo de universos está centrado en la persona del Padre Universal, y el Padre del Paraíso es personalmente consciente de todas las personalidades de todos los niveles de existencia autoconsciente y está en contacto personal con todas ellas. Esta consciencia de la personalidad de toda la creación existe con independencia de la misión de los Ajustadores del Pensamiento.
5:6.11 (71.6) Al igual que toda la gravedad está encircuitada con la Isla del Paraíso, al igual que toda mente está encircuitada con el Actor Conjunto y todo espíritu con el Hijo Eterno, toda personalidad está encircuitada con la presencia personal del Padre Universal, y este circuito transmite infaliblemente la adoración de todas las personalidades a la Personalidad Original y Eterna.
5:6.12 (71.7) En cuanto a las personalidades que no son habitadas por un Ajustador, el Padre Universal les ha otorgado también el atributo de la libertad de elección, y dichas personas están igualmente incluidas en el gran circuito de amor divino, el circuito de personalidad del Padre Universal. Dios garantiza la elección soberana a todas las personalidades verdaderas. Ninguna criatura personal puede ser coaccionada a emprender la aventura eterna. El portal de la eternidad solo se abre en respuesta a la elección de libre albedrío de los hijos con libre albedrío del Dios del libre albedrío.
5:6.13 (72.1) Con esto pongo fin a mi intento de presentar la relación del Dios vivo con los hijos del tiempo. Y cuando todo está dicho y hecho, no puedo hacer nada más útil que reiterar que Dios es vuestro Padre en el universo y que todos vosotros sois sus hijos planetarios.
5:6.14 (72.2) [Este es el quinto y último documento de la serie sobre el Padre Universal presentada por un Consejero Divino de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 6
6:0.1 (73.1) EL Hijo Eterno es la expresión perfecta y final del «primer» concepto personal y absoluto del Padre Universal. En consecuencia, cuando y comoquiera que el Padre se exprese de manera personal y absoluta, lo hace a través de su Hijo Eterno, que siempre ha sido, es ahora y será siempre, el Verbo vivo y divino. Y este Hijo Eterno reside en el centro de todas las cosas en asociación con el Padre Eterno y Universal cuya presencia personal envuelve de modo inmediato.
6:0.2 (73.2) Al hablar del «primer» pensamiento de Dios, aludimos a un imposible origen en el tiempo del Hijo Eterno con el propósito de lograr acceder a los canales de pensamiento del intelecto humano. Tales distorsiones del lenguaje representan nuestro mejor esfuerzo por llegar a un compromiso que nos permita establecer contacto con las mentes atadas al tiempo de las criaturas mortales. En sentido secuencial el Padre Universal no pudo haber tenido nunca un primer pensamiento, ni pudo el Hijo Eterno haber tenido nunca un principio. Pero tengo el mandato de representar las realidades de la eternidad mediante estos símbolos del pensamiento ante la mente de los mortales limitada por el tiempo y de designar las relaciones de la eternidad mediante estos conceptos de secuencia temporal.
6:0.3 (73.3) El Hijo Eterno es la personalización espiritual del concepto universal e infinito del Padre del Paraíso acerca de la realidad divina, el espíritu no cualificado y la personalidad absoluta. Y de ese modo el Hijo constituye la revelación divina de la identidad de creador del Padre Universal. La personalidad perfecta del Hijo desvela que el Padre es de hecho la fuente eterna y universal de todos los significados y valores de lo espiritual, lo volitivo, lo intencionado y lo personal.
6:0.4 (73.4) En un esfuerzo por posibilitar que la mente finita del tiempo se forme algún concepto secuencial de las relaciones de los seres eternos e infinitos de la Trinidad del Paraíso, utilizamos licencias conceptuales como hacer referencia al «primer concepto personal, universal e infinito del Padre». Me es imposible transmitir a la mente humana una idea adecuada de las relaciones eternas de las Deidades, por ello empleo términos que puedan proporcionar a la mente finita cierta idea de la relación de estos seres eternos en las eras posteriores del tiempo. Creemos que el Hijo surgió del Padre. Se nos enseña que ambos son incondicionalmente eternos. Es claro, pues, que ninguna criatura temporal podrá comprender nunca plenamente este misterio de un Hijo que proviene del Padre y que, sin embargo, es tan eterno como el Padre.
6:1.1 (73.5) El Hijo Eterno es el Hijo original y unigénito de Dios. Él es Dios Hijo, la Segunda Persona de la Deidad y el creador asociado de todas las cosas. Así como el Padre es la Primera Gran Fuente y Centro, el Hijo Eterno es la Segunda Gran Fuente y Centro.
6:1.2 (74.1) El Hijo Eterno es el centro espiritual y el administrador divino del gobierno espiritual del universo de universos. El Padre Universal es primero creador y luego controlador. El Hijo Eterno es primero cocreador y luego administrador espiritual. «Dios es espíritu», y el Hijo es una revelación personal de ese espíritu. La Primera Fuente y Centro es el Absoluto de Volición. La Segunda Fuente y Centro es el Absoluto de Personalidad.
6:1.3 (74.2) El Padre Universal no actúa nunca personalmente como creador excepto en conjunción con el Hijo o con la acción de igual categoría del Hijo. Si el escritor del Nuevo Testamento se hubiera referido al Hijo Eterno, habría expresado la verdad cuando escribió: «En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios y el Verbo era Dios. Todas las cosas fueron hechas por él, y sin él nada de lo que se ha hecho se habría hecho».
6:1.4 (74.3) Cuando apareció en Urantia un Hijo del Hijo Eterno, los que fraternizaron con este ser divino en su forma humana aludieron a él como «El que era desde el principio, a quien hemos escuchado, a quien hemos visto con nuestros ojos, a quien hemos contemplado y nuestras manos han tocado, el Verbo mismo de vida». Y este Hijo de otorgamiento salió del Padre tan ciertamente como lo hizo el Hijo Original, como sugiere una de sus oraciones terrenales: «Y ahora, Padre mío, glorifícame con tu propio ser, con la gloria que tenía contigo antes de que este mundo fuese».
6:1.5 (74.4) El Hijo Eterno es conocido por nombres diferentes en los distintos universos. En el universo central es conocido como la Fuente de Igual Rango, el Cocreador y el Absoluto Asociado. En Uversa, la sede central del superuniverso, designamos al Hijo como el Centro Espíritu de Igual Rango y como el Administrador Espíritu Eterno. En Salvington, la sede central de vuestro universo local, este Hijo consta como la Segunda Fuente Eterna y Centro. Los Melquisedec hablan de él como el Hijo de Hijos. En vuestro mundo, aunque no en vuestro sistema de esferas habitadas, este Hijo Original ha sido confundido con un Hijo Creador de igual rango, Miguel de Nebadon, que se otorgó a las razas mortales de Urantia.
6:1.6 (74.5) Aunque todos los Hijos del Paraíso pueden ser llamados con toda propiedad Hijos de Dios, tenemos el hábito de reservar la designación de «el Hijo Eterno» para este Hijo Original, la Segunda Fuente y Centro, cocreador con el Padre Universal del universo central de poder y perfección y cocreador de todos los demás Hijos divinos que surgen de las Deidades infinitas.
6:2.1 (74.6) El Hijo Eterno es tan inmutable e infinitamente digno de confianza como el Padre Universal. Es también tan espiritual como el Padre, tan verdaderamente espíritu ilimitado. Para vosotros, los de origen humilde, el Hijo podría parecer más personal puesto que está un paso más cerca de vosotros en accesibilidad que el Padre Universal.
6:2.2 (74.7) El Hijo Eterno es el Verbo eterno de Dios. Es enteramente como el Padre. De hecho, el Hijo Eterno es Dios Padre manifestado personalmente al universo de universos. Y por eso se dijo, se dice y se dirá para siempre con verdad del Hijo Eterno y de todos los Hijos Creadores de igual rango que «Quien ha visto al Hijo ha visto al Padre».
6:2.3 (74.8) En su naturaleza el Hijo es totalmente semejante al Padre espíritu. Cuando adoramos al Padre Universal, adoramos de hecho al mismo tiempo a Dios Hijo y a Dios Espíritu. Dios Hijo es tan divinamente real y eterno en su naturaleza como Dios Padre.
6:2.4 (75.1) El Hijo no solo posee toda la rectitud infinita y trascendente del Padre, sino que refleja también toda la santidad de carácter del Padre. El Hijo comparte la perfección del Padre y comparte conjuntamente con él la responsabilidad de ayudar a todas las criaturas de imperfección en sus esfuerzos espirituales por alcanzar la perfección divina.
6:2.5 (75.2) El Hijo Eterno posee todo el carácter de divinidad y todos los atributos de espiritualidad del Padre. El Hijo es, en personalidad y en espíritu, la plenitud de la absolutidad de Dios, y estas cualidades las revela el Hijo en su gestión personal del gobierno espiritual del universo de universos.
6:2.6 (75.3) Dios es ciertamente un espíritu universal. Dios es espíritu, y esta naturaleza de espíritu del Padre se focaliza y personaliza en la Deidad del Hijo Eterno. En el Hijo todas las características espirituales parecen enormemente realzadas al diferenciarse de la universalidad de la Primera Fuente y Centro. Y así como el Padre comparte su naturaleza de espíritu con el Hijo, juntos comparten con la misma plenitud y sin reservas el espíritu divino con el Actor Conjunto, el Espíritu Infinito.
6:2.7 (75.4) El Padre y el Hijo son iguales en amor a la verdad y creación de belleza, aunque el Hijo parece dedicarse más a la realización de la belleza exclusivamente espiritual de los valores universales.
6:2.8 (75.5) En bondad divina no percibo ninguna diferencia entre el Padre y el Hijo. El Padre ama a los hijos del universo como un padre. El Hijo Eterno contempla a todas las criaturas como padre y como hermano a la vez.
6:3.1 (75.6) El Hijo comparte la justicia y la rectitud de la Trinidad, pero eclipsa estos rasgos de divinidad con la personalización infinita del amor y la misericordia del Padre. El Hijo es la revelación del amor divino a los universos. Así como Dios es amor, el Hijo es misericordia. El Hijo no puede amar más que el Padre, pero puede mostrar misericordia a las criaturas de una manera adicional, pues no solo es un creador primario como el Padre sino que es también el Hijo Eterno de ese mismo Padre. De ese modo, comparte la experiencia de filiación de todos los demás hijos del Padre Universal.
6:3.2 (75.7) El Hijo Eterno es el gran ministro de misericordia para toda la creación. La misericordia es la esencia del carácter espiritual del Hijo. Cuando los mandatos del Hijo Eterno salen por los circuitos de espíritu de la Segunda Fuente y Centro, están afinados con tonos de misericordia.
6:3.3 (75.8) Para comprender el amor del Hijo Eterno debéis percibir primero su fuente divina, el Padre que es amor, y contemplar luego el despliegue de este afecto infinito en el amplio ministerio del Espíritu Infinito y de sus huestes casi ilimitadas de personalidades ministrantes.
6:3.4 (75.9) El ministerio del Hijo Eterno está dedicado a la revelación del Dios de amor al universo de universos. Este Hijo divino no se ocupa de la innoble tarea de intentar persuadir a su Padre compasivo de que ame a sus criaturas humildes y muestre misericordia hacia los malhechores del tiempo. ¡Qué gran error imaginar al Hijo Eterno apelando al Padre Universal para que muestre misericordia hacia sus criaturas humildes de los mundos materiales del espacio! Tales conceptos de Dios son burdos y grotescos. Deberíais daros cuenta más bien de que todas las ministraciones de misericordia de los Hijos de Dios son una revelación directa del corazón de amor universal y de compasión infinita del Padre. El amor del Padre es la fuente real y eterna de la misericordia del Hijo.
6:3.5 (75.10) Dios es amor, el Hijo es misericordia. La misericordia es amor aplicado, el amor del Padre en acción en la persona de su Hijo Eterno. El amor de este Hijo universal es igualmente universal. Tal como se comprende el amor en un planeta donde existe el sexo, el amor de Dios es más comparable a un amor de padre, mientras que el amor del Hijo Eterno se asemeja más al cariño de una madre. Estos ejemplos son burdos, sin duda, pero los utilizo con la esperanza de transmitir a la mente humana la idea de que hay una diferencia, no de contenido divino, sino de cualidad y técnicas de expresión, entre el amor del Padre y el amor del Hijo.
6:4.1 (76.1) El Hijo Eterno motiva el nivel de espíritu de la realidad cósmica. El poder espiritual del Hijo es absoluto con relación a todas las actualidades del universo. Ejerce un control perfecto sobre la interasociación de toda la energía de espíritu no diferenciada y sobre toda la realidad de espíritu actualizada mediante su dominio absoluto de la gravedad de espíritu. Todo espíritu puro no fragmentado y todos los seres y valores espirituales responden al infinito poder de atracción del Hijo primario del Paraíso. Y si el futuro eterno tuviera que presenciar la aparición de un universo ilimitado, la gravedad de espíritu y el poder de espíritu del Hijo Original serían totalmente adecuados para el control espiritual y la administración efectiva de dicha creación sin límites.
6:4.2 (76.2) El Hijo es omnipotente solo en el ámbito espiritual. En la organización eterna de la administración del universo no se encuentran nunca repeticiones innecesarias y derrochadoras de una función. Las Deidades no son dadas a duplicar inútilmente el ministerio universal.
6:4.3 (76.3) La omnipresencia del Hijo Original constituye la unidad espiritual del universo de universos. La cohesión espiritual de toda la creación descansa sobre la presencia del espíritu divino del Hijo Eterno que está activa en todas partes. Cuando concebimos la presencia espiritual del Padre nos resulta difícil diferenciarla en nuestro pensamiento de la presencia espiritual del Hijo Eterno. El espíritu del Padre reside eternamente en el espíritu del Hijo.
6:4.4 (76.4) El Padre tiene que estar omnipresente espiritualmente, pero tal omnipresencia parece inseparable de las actividades de espíritu del Hijo Eterno en todas partes. Por otro lado, creemos que en todas las situaciones de presencia Padre-Hijo de naturaleza espiritualmente dual, el espíritu del Hijo es del mismo rango que el espíritu del Padre.
6:4.5 (76.5) En su contacto con la personalidad, el Padre actúa en el circuito de la personalidad. En su contacto personal y detectable con la creación espiritual, aparece en los fragmentos de la totalidad de su Deidad, y estos fragmentos del Padre tienen una actuación solitaria, única y exclusiva donde y cuandoquiera que aparezcan en los universos. En todas estas situaciones el espíritu del Hijo es de igual rango que la actuación espiritual de la presencia fragmentada del Padre Universal.
6:4.6 (76.6) El Hijo Eterno es omnipresente espiritualmente. El espíritu del Hijo Eterno está sin ninguna duda con vosotros y en torno a vosotros, pero no dentro de vosotros ni formando parte de vosotros como el Monitor de Misterio. El fragmento del Padre que mora en el interior ajusta la mente humana a actitudes progresivamente divinas, de forma que dicha mente ascendente se hace cada vez más sensible al poder de atracción espiritual del circuito todopoderoso de gravedad de espíritu de la Segunda Fuente y Centro.
6:4.7 (76.7) El Hijo Original es universal y espiritualmente autoconsciente. El Hijo es enteramente igual al Padre en sabiduría. En los dominios del conocimiento, de la omnisciencia, no podemos distinguir entre las Fuentes Primera y Segunda. Al igual que el Padre, el Hijo lo conoce todo; ningún acontecimiento del universo le sorprende jamás; comprende el final desde el principio.
6:4.8 (77.1) El Padre y el Hijo conocen realmente el número y el paradero de todos los espíritus y de todos los seres espiritualizados del universo de universos. El Hijo conoce todas las cosas no solo en virtud de su propio espíritu omnipresente, sino que, al igual que el Padre y el Actor Conjunto, tiene pleno conocimiento de la inmensa información reflectante del Ser Supremo, una información que está al corriente en todo momento de todo lo que sucede en todos los mundos de los siete superuniversos. Y además el Hijo del Paraíso es omnisciente en otros sentidos.
6:4.9 (77.2) El Hijo Eterno, como personalidad espiritual amorosa, misericordiosa y ministrante, es entera e infinitamente igual al Padre Universal. Al mismo tiempo, en todos sus contactos personales misericordiosos y afectuosos con los seres ascendentes de los mundos más bajos, el Hijo Eterno es tan bondadoso y considerado, tan paciente y sufrido, como lo son en los universos locales sus Hijos del Paraíso que tantas veces se otorgan a los mundos evolutivos del tiempo.
6:4.10 (77.3) No es necesario extenderse más sobre los atributos del Hijo Eterno. Con las excepciones señaladas, basta con estudiar los atributos espirituales de Dios Padre para entender y evaluar correctamente los atributos de Dios Hijo.
6:5.1 (77.4) El Hijo Eterno no actúa personalmente en los dominios físicos, ni tampoco actúa, excepto a través del Actor Conjunto, en los niveles del ministerio de mente a los seres creados. Pero estas salvedades no limitan en modo alguno al Hijo Eterno en el ejercicio pleno y libre de todos los atributos divinos de omnisciencia, omnipresencia y omnipotencia espirituales.
6:5.2 (77.5) El Hijo Eterno no permea personalmente los potenciales de espíritu inherentes a la infinitud del Absoluto de Deidad, pero a medida que estos potenciales se hacen actuales, entran dentro de la sujeción todopoderosa del circuito de gravedad de espíritu del Hijo.
6:5.3 (77.6) La personalidad es el don exclusivo del Padre Universal. El Hijo Eterno obtiene su personalidad del Padre pero no otorga la personalidad sin el Padre. El Hijo da origen a una vasta hueste de espíritus, pero estas derivaciones no son personalidades. Cuando el Hijo crea la personalidad lo hace en unión con el Padre o con el Creador Conjunto, que puede actuar por el Padre en tales relaciones. El Hijo Eterno es pues un cocreador de personalidades, pero no otorga la personalidad a ningún ser y, solo y por sí mismo, no crea nunca seres personales. Sin embargo, esta limitación de acción no priva al Hijo de la capacidad de crear todos y cada uno de los tipos de realidad no personal.
6:5.4 (77.7) El Hijo Eterno está limitado en la transmisión de las prerrogativas de creador. El Padre, al eternizar al Hijo Original le otorgó el poder y el privilegio de unirse posteriormente con él en el acto divino de dar origen a Hijos adicionales que poseyeran atributos creativos, y esto lo han hecho y lo hacen ahora. Pero, una vez que se han originado estos Hijos de su mismo rango, parece que las prerrogativas de creador no se pueden seguir transmitiendo. El Hijo Eterno transmite poderes de creador solo a la personalización primera o directa. Por lo tanto, cuando el Padre y el Hijo se unen para personalizar a un Hijo Creador consiguen su propósito, pero el Hijo Creador traído así a la existencia nunca es capaz de transmitir o delegar las prerrogativas de creador a los diversos órdenes de Hijos que pueda crear posteriormente. A pesar de esto, en los Hijos más altos del universo local aparece un reflejo muy limitado de los atributos creativos de un Hijo Creador.
6:5.5 (78.1) El Hijo Eterno, como ser infinito y exclusivamente personal, no puede fragmentar su naturaleza, no puede distribuir ni otorgar porciones individualizadas de su yo a otras entidades o personas, como lo hacen el Padre Universal y el Espíritu Infinito. Pero el Hijo puede otorgarse y se otorga como espíritu ilimitado para bañar toda la creación y atraer incesantemente hacia sí a todas las personalidades de espíritu y a todas las realidades espirituales.
6:5.6 (78.2) Recordad siempre que el Hijo Eterno es el retrato personal del Padre espíritu para toda la creación. El Hijo es personal y nada más que personal en el sentido de la Deidad. Dicha personalidad divina y absoluta no se puede desintegrar ni fragmentar. Dios Padre y Dios Espíritu son verdaderamente personales, pero además de ser esas personalidades de la Deidad, son también todo lo demás.
6:5.7 (78.3) Aunque el Hijo Eterno no puede participar personalmente en el otorgamiento de los Ajustadores del Pensamiento, se reunió en consejo con el Padre Universal en el pasado eterno, aprobó el plan y prometió cooperación sin fin cuando el Padre, al proyectar el otorgamiento de los Ajustadores del Pensamiento, propuso al Hijo: «Hagamos al hombre mortal a nuestra propia imagen». Y así como el fragmento espíritu del Padre mora dentro de vosotros, la presencia de espíritu del Hijo os envuelve, y ambos trabajan eternamente como uno solo para vuestro avance espiritual.
6:6.1 (78.4) El Hijo Eterno es espíritu y tiene mente, pero no una mente o un espíritu que la mente mortal pueda comprender. El hombre mortal percibe la mente en los niveles de lo finito, lo cósmico, lo material y lo personal. El hombre observa también los fenómenos de la mente en los organismos vivos que funcionan en el nivel subpersonal (animal), pero le resulta difícil captar la naturaleza de la mente cuando está asociada con seres supramateriales y forma parte de personalidades exclusivamente de espíritu. Por otra parte, la mente se tiene que definir de forma diferente cuando se refiere al nivel de existencia de espíritu y cuando se utiliza para denotar funciones de espíritu de la inteligencia. El tipo de mente que está aliada directamente con el espíritu no es comparable ni con la mente que coordina espíritu y materia, ni con la mente que está aliada solo con la materia.
6:6.2 (78.5) El espíritu está siempre consciente, tiene mente y posee diversas fases de identidad. Sin mente en alguna de sus fases, no habría consciencia espiritual en la fraternidad de los seres de espíritu. El equivalente de la mente, la capacidad de conocer y ser conocido, es natural en la Deidad. La Deidad puede ser personal, prepersonal, superpersonal o impersonal, pero la Deidad nunca está desprovista de mente, es decir, nunca carece al menos de la capacidad de comunicarse con entidades, seres o personalidades similares.
6:6.3 (78.6) La mente del Hijo Eterno es como la del Padre pero distinta de cualquier otra mente del universo y, con la mente del Padre, es el ancestro de las diversas y extensas mentes del Actor Conjunto. La mente del Padre y el Hijo, ese intelecto que es ancestral respecto a la mente absoluta de la Tercera Fuente y Centro, queda quizá mejor ilustrada en la premente de un Ajustador del Pensamiento pues, aunque estos fragmentos del Padre están fuera por completo de los circuitos de mente del Actor Conjunto, tienen alguna forma de premente; conocen como son conocidos; poseen el equivalente al pensar humano.
6:6.4 (78.7) El Hijo Eterno es totalmente espiritual, el hombre es casi enteramente material. Por lo tanto, gran parte de lo concerniente a la personalidad de espíritu del Hijo Eterno, a sus siete esferas espirituales que circundan el Paraíso y a la naturaleza de las creaciones impersonales del Hijo del Paraíso tendrá que esperar a que alcancéis el estatus de espíritu después de terminar vuestra ascensión en la morontia del universo local de Nebadon. Y entonces, cuando paséis por el superuniverso y prosigáis hacia Havona, muchos de estos misterios ocultos en el espíritu se clarificarán a medida que empecéis a estar dotados de la «mente del espíritu»: la visión interior espiritual.
6:7.1 (79.1) El Hijo Eterno es esa personalidad infinita de cuyas ataduras de personalidad no cualificada escapó el Padre Universal mediante la técnica de la trinización, y en virtud de la cual se ha seguido otorgando desde entonces en una profusión sin fin a su universo de Creadores y criaturas que se expande sin cesar. El Hijo es personalidad absoluta; Dios es personalidad de padre: la fuente de la personalidad, el otorgador de la personalidad, la causa de la personalidad. Todo ser personal obtiene la personalidad del Padre Universal al igual que el Hijo Original obtiene eternamente su personalidad del Padre del Paraíso.
6:7.2 (79.2) La personalidad del Hijo del Paraíso es absoluta y puramente espiritual. Esta personalidad absoluta es también el patrón divino y eterno, en primer lugar, del otorgamiento de personalidad del Padre al Actor Conjunto, y posteriormente, de su otorgamiento de personalidad a sus miríadas de criaturas de todo un extenso universo.
6:7.3 (79.3) El Hijo Eterno es en verdad un ministro misericordioso, un espíritu divino, un poder espiritual y una personalidad real. El Hijo es la naturaleza espiritual y personal de Dios puesta de manifiesto a los universos: la esencia de la Primera Fuente y Centro despojada de todo lo que es no personal, extradivino, no espiritual y potencial puro. Pero es imposible transmitir a la mente humana una imagen verbal de la belleza y grandiosidad de la personalidad superna del Hijo Eterno. Todo lo que tiende a oscurecer al Padre Universal ejerce una influencia casi igual para impedir el reconocimiento conceptual del Hijo Eterno. Tendréis que esperar a alcanzar el Paraíso, y entonces comprenderéis por qué me fue imposible describir el carácter de esta personalidad absoluta a la comprensión de la mente finita.
6:8.1 (79.4) En lo concerniente a la identidad, la naturaleza y otros atributos de la personalidad, el Hijo Eterno es el equivalente pleno, el complemento perfecto y el homólogo eterno del Padre Universal. En el mismo sentido que Dios es el Padre Universal, el Hijo es la Madre Universal. Y todos nosotros, altos y bajos, constituimos su familia universal.
6:8.2 (79.5) Para apreciar el carácter del Hijo deberíais estudiar la revelación del carácter divino del Padre. Ellos son, por siempre e inseparablemente, uno. Como personalidades divinas son prácticamente indistinguibles para los órdenes más bajos de inteligencia. Para aquellos que tienen su origen en los actos creativos de las Deidades mismas no son tan difíciles de reconocer separadamente. Los seres nativos del universo central y del Paraíso disciernen al Padre y al Hijo no solo como una unidad personal de control universal, sino también como dos personalidades separadas que actúan en campos definidos de la administración del universo.
6:8.3 (79.6) Como personas, podéis concebir al Padre Universal y al Hijo Eterno como individuos separados, pues en efecto lo son. Pero en la administración de los universos están tan entrelazados e interrelacionados que no siempre es posible distinguir entre ellos. Cuando el Padre y el Hijo parecen interasociarse de forma confusa en los asuntos de los universos, no siempre es provechoso intentar segregar sus operaciones. Limitaos a recordar que Dios es el pensamiento iniciador y el Hijo es el verbo en su expresión plena. En cada universo local esta inseparabilidad se personaliza en la divinidad del Hijo Creador, que representa tanto al Padre como al Hijo ante las criaturas de diez millones de mundos habitados.
6:8.4 (80.1) El Hijo Eterno es infinito, pero es accesible a través de las personas de sus Hijos del Paraíso y a través del ministerio paciente del Espíritu Infinito. Sin el servicio de otorgamiento de los Hijos del Paraíso y el ministerio de amor de las criaturas del Espíritu Infinito, los seres de origen material no podrían esperar alcanzar al Hijo Eterno. Y es igualmente cierto que con la ayuda y la guía de estos agentes celestiales el mortal consciente de Dios alcanzará con toda certeza el Paraíso y estará algún día en la presencia personal de este majestuoso Hijo de Hijos.
6:8.5 (80.2) Aun cuando el Hijo Eterno es el patrón del logro de la personalidad mortal, os resulta más fácil captar la realidad tanto del Padre como del Espíritu porque el Padre es el otorgador de hecho de vuestra personalidad humana y el Espíritu Infinito es la fuente absoluta de vuestra mente de mortales. Pero a medida que ascendáis por la senda paradisiaca de progresión espiritual, la personalidad del Hijo Eterno se os hará cada vez más real y la realidad de su mente infinitamente espiritual se hará más perceptible para vuestra mente en progreso de espiritualización.
6:8.6 (80.3) El concepto del Hijo Eterno nunca podrá brillar intensamente en vuestra mente material ni en la mente morontial posterior. Hasta que os espiritualicéis y comencéis vuestra ascensión de espíritus, la comprensión de la personalidad del Hijo Eterno no empezará a igualar la intensidad de vuestro concepto de la personalidad del Hijo Creador de origen paradisiaco, quien, en persona y como persona, se encarnó y vivió una vez en Urantia como hombre entre los hombres.
6:8.7 (80.4) Durante toda vuestra experiencia en el universo local, el Hijo Creador, cuya personalidad es comprensible por el hombre, debe compensar vuestra incapacidad de captar el significado pleno del Hijo Eterno del Paraíso, más exclusivamente espiritual aunque no menos personal. A medida que progreséis por Orvonton y Havona y vayáis dejando atrás la intensa imagen y los profundos recuerdos del Hijo Creador de vuestro universo local, la desaparición de esta experiencia material y morontial se verá compensada por conceptos cada vez más amplios y una comprensión cada vez mayor del Hijo Eterno del Paraíso, cuya realidad y cercanía aumentarán constantemente a medida que progreséis hacia el Paraíso.
6:8.8 (80.5) El Hijo Eterno es una personalidad grandiosa y gloriosa. Aunque está más allá de los poderes de la mente mortal y material captar la actualidad de la personalidad de dicho ser infinito, no lo dudéis, es una persona. Sé de lo que hablo. He estado casi incontables veces en la presencia divina de este Hijo Eterno y he viajado después hacia el universo para ejecutar su bondadoso mandato.
6:8.9 (80.6) [Redactado por un Consejero Divino encargado de formular esta exposición que describe al Hijo Eterno del Paraíso.]
El libro de Urantia
Documento 7
7:0.1 (81.1) EL Hijo Original está siempre pendiente de ejecutar los aspectos espirituales del propósito eterno del Padre a medida que este propósito se despliega progresivamente en los fenómenos de los universos en vías de evolución con sus múltiples grupos de seres vivos. Nosotros no comprendemos plenamente este plan eterno, pero es indudable que el Hijo del Paraíso lo comprende.
7:0.2 (81.2) El Hijo es semejante al Padre en que busca otorgar todo lo posible de sí mismo a sus Hijos de igual rango y a los Hijos de menor rango de estos. Y el Hijo comparte la naturaleza autodistributiva del Padre en el otorgamiento sin límites de sí mismo al Espíritu Infinito, el ejecutivo conjunto de ambos.
7:0.3 (81.3) Como sustentadora de las realidades de espíritu, la Segunda Fuente y Centro es el contrapeso eterno de la Isla del Paraíso que tan magníficamente sostiene todas las cosas materiales. La Primera Fuente y Centro se revela así perpetuamente en la belleza material de los exquisitos patrones de la Isla central y en los valores espirituales de la personalidad superna del Hijo Eterno.
7:0.4 (81.4) El Hijo Eterno es el sustentador de hecho de la vasta creación de realidades de espíritu y de seres espirituales. El mundo del espíritu es el hábito, la conducta personal, del Hijo, y las realidades impersonales con naturaleza de espíritu responden siempre a la voluntad y al propósito de la personalidad perfecta del Hijo Absoluto.
7:0.5 (81.5) Sin embargo, el Hijo no es personalmente responsable de la conducta de todas las personalidades de espíritu. La voluntad de la criatura personal es relativamente libre y, por consiguiente, determina las acciones de dichos seres volitivos. Por lo tanto, el mundo de libre albedrío del espíritu no es siempre verdaderamente representativo del carácter del Hijo Eterno igual que la naturaleza de Urantia no es verdaderamente reveladora de la perfección e inmutabilidad del Paraíso y de la Deidad. Pero sin importar lo que pueda caracterizar la acción de libre albedrío del hombre o del ángel, el dominio eterno del Hijo sobre el control de la gravedad universal de todas las realidades de espíritu sigue siendo absoluto.
7:1.1 (81.6) Todo lo enseñado sobre la inmanencia de Dios, su omnipresencia, omnipotencia y omnisciencia es igualmente cierto del Hijo en los dominios espirituales. La gravedad de espíritu pura y universal de toda la creación, ese circuito exclusivamente espiritual, conduce directamente a la persona de la Segunda Fuente y Centro en el Paraíso. Él preside el control y el funcionamiento de esa sujeción espiritual permanente e infalible de todos los verdaderos valores de espíritu. El Hijo Eterno ejerce así una soberanía espiritual absoluta; tiene literalmente todas las realidades de espíritu y todos los valores espiritualizados, por así decirlo, en el hueco de su mano. El control de la gravedad espiritual universal es soberanía espiritual universal.
7:1.2 (82.1) Este control gravitatorio de las cosas espirituales opera independientemente del tiempo y el espacio, por eso, la energía de espíritu no se debilita en la transmisión. La gravedad de espíritu no sufre nunca retrasos en el tiempo ni disminuciones en el espacio. No decrece en proporción al cuadrado de la distancia de su transmisión. A los circuitos de poder del espíritu puro no los retarda la masa de la creación material. Y esta trascendencia del tiempo y el espacio por parte de las energías de espíritu puro es inherente a la absolutidad del Hijo. No es debida a la interposición de las fuerzas antigravedad de la Tercera Fuente y Centro.
7:1.3 (82.2) Las realidades de espíritu responden al poder de atracción del centro de gravedad espiritual según su valor cualitativo, su grado fáctico de naturaleza de espíritu. La sustancia del espíritu (la calidad) responde a la gravedad de espíritu de igual modo que la energía organizada de la materia física (la cantidad) responde a la gravedad física. Los valores espirituales y las fuerzas del espíritu son reales. Desde el punto de vista de la personalidad el espíritu es el alma de la creación. La materia es el borroso cuerpo físico.
7:1.4 (82.3) Las reacciones y fluctuaciones de la gravedad de espíritu son siempre fieles al contenido de los valores espirituales, al estatus espiritual cualitativo de un individuo o de un mundo. Este poder de atracción responde instantáneamente a los valores inter e intraespíritu de cualquier situación del universo o de cualquier condición planetaria. Cada vez que una realidad espiritual se actualiza en los universos, ese cambio necesita el reajuste inmediato e instantáneo de la gravedad de espíritu. Este nuevo espíritu es de hecho una parte de la Segunda Fuente y Centro y alcanzará, con la misma certeza con que el hombre mortal se convierte en un ser espiritualizado, al Hijo espiritual, el centro y la fuente de la gravedad de espíritu.
7:1.5 (82.4) El poder de atracción espiritual del Hijo es inherente en menor grado a muchos órdenes paradisiacos de filiación, ya que dentro del circuito absoluto de gravedad de espíritu existen sistemas locales de atracción espiritual que funcionan en las unidades menores de la creación. Dichas focalizaciones subabsolutas de la gravedad de espíritu forman parte de la divinidad de las personalidades Creadoras del tiempo y el espacio, y están correlacionadas con el sobrecontrol experiencial emergente del Ser Supremo.
7:1.6 (82.5) La fuerza de la gravedad de espíritu y la respuesta a esta no solo operan como un todo en el universo, sino también entre los individuos y los grupos de individuos. Hay una cohesión espiritual entre las personalidades espirituales y espiritualizadas de todo mundo, raza, nación o grupo de personas creyentes. Hay una atracción directa de naturaleza de espíritu entre personas de mentalidad espiritual con iguales gustos y anhelos. La expresión espíritus afines no es simplemente una figura retórica.
7:1.7 (82.6) Al igual que la gravedad material del Paraíso, la gravedad espiritual del Hijo eterno es absoluta. El pecado y la rebelión pueden interferir en el funcionamiento de los circuitos de los universos locales, pero nada puede suspender la gravedad de espíritu del Hijo Eterno. La rebelión de Lucifer produjo muchos cambios en vuestro sistema de mundos habitados y en Urantia, pero no observamos que la cuarentena espiritual que acarreó sobre vuestro planeta haya afectado en lo más mínimo a la presencia y función ni del espíritu omnipresente del Hijo Eterno ni del circuito asociado de gravedad de espíritu.
7:1.8 (82.7) Todas las reacciones del circuito de gravedad de espíritu del gran universo son predecibles. Reconocemos todas las acciones y reacciones del espíritu omnipresente del Hijo Eterno y las encontramos fiables. Conforme a leyes bien conocidas, podemos medir y medimos la gravedad espiritual exactamente igual que el hombre intenta calcular los efectos de la gravedad física finita. Hay una respuesta invariable del espíritu del Hijo a todas las cosas, seres y personas de espíritu, y esta respuesta corresponde siempre al grado de actualidad (el grado cualitativo de realidad) de todos esos valores espirituales.
7:1.9 (83.1) Pero junto a esta función muy fiable y predecible de la presencia espiritual del Hijo Eterno, aparecen fenómenos no tan predecibles en sus reacciones. Tales fenómenos denotan probablemente la acción de igual categoría del Absoluto de Deidad en los dominios de los potenciales espirituales emergentes. Sabemos que la presencia de espíritu del Hijo Eterno es la influencia de una personalidad majestuosa e infinita, pero no podemos considerar como personales las reacciones asociadas a las conjeturadas actuaciones del Absoluto de Deidad.
7:1.10 (83.2) Contemplados desde el punto de vista de la personalidad y por personas, el Hijo Eterno y el Absoluto de Deidad parecen estar relacionados de la siguiente manera: el Hijo Eterno domina el ámbito de los valores espirituales actuales, mientras que el Absoluto de Deidad parece permear el vasto dominio de los valores potenciales de espíritu. Todo valor actual de naturaleza de espíritu encuentra cabida en la atracción de gravedad del Hijo Eterno, pero si es potencial, parece encontrarla en la presencia del Absoluto de Deidad.
7:1.11 (83.3) El espíritu parece emerger de los potenciales del Absoluto de Deidad. El espíritu en evolución encuentra correlación en las sujeciones experienciales e incompletas del Supremo y del Último. El espíritu encuentra a la larga su destino final en la sujeción absoluta de la gravedad espiritual del Hijo Eterno. Este parece ser el ciclo del espíritu experiencial, pero el espíritu existencial es inherente a la infinitud de la Segunda Fuente y Centro.
7:2.1 (83.4) En el Paraíso la presencia y la actividad personal del Hijo Original es profunda, absoluta en el sentido espiritual. A medida que salimos al exterior desde el Paraíso y a través de Havona, y entramos en los dominios de los siete superuniversos, detectamos cada vez menos la actividad personal del Hijo Eterno. En los universos posteriores a Havona la presencia del Hijo Eterno está personalizada en los Hijos del Paraíso, condicionada por las realidades experienciales del Supremo y del Último y coordinada con el potencial ilimitado de espíritu del Absoluto de Deidad.
7:2.2 (83.5) En el universo central la actividad personal del Hijo Original se puede percibir en la exquisita armonía espiritual de la creación eterna. Havona es tan maravillosamente perfecto que el estatus espiritual y los estados de energía de este universo patrón están en equilibrio perfecto y perpetuo.
7:2.3 (83.6) El Hijo no está personalmente presente en los superuniversos ni reside en ellos; solo mantiene una representación superpersonal en estas creaciones. Estas manifestaciones de espíritu del Hijo no son personales, no están en el circuito de personalidad del Padre Universal. No conocemos mejor término para designarlas que el de superpersonalidades; y son seres finitos, no son ni absonitos ni absolutos.
7:2.4 (83.7) La administración del Hijo Eterno en los superuniversos, al ser exclusivamente espiritual y superpersonal, no es perceptible por las personalidades criatura. Sin embargo, el impulso espiritual de la influencia personal del Hijo lo permea todo y se encuentra en todas las fases de las actividades de todos los sectores de los dominios de los Ancianos de los Días. Por otra parte, observamos en los universos locales la presencia personal del Hijo Eterno en las personas de los Hijos del Paraíso. Aquí, el Hijo infinito actúa espiritual y creativamente en las personas del majestuoso cuerpo de los Hijos Creadores de igual rango.
7:3.1 (84.1) En su ascenso en el universo local, los mortales del tiempo consideran al Hijo Creador como el representante personal del Hijo Eterno. Pero cuando empiezan a ascender en el régimen de formación del superuniverso, los peregrinos del tiempo detectan cada vez más la presencia superna del espíritu inspirador del Hijo Eterno y pueden sacar partido a este ministerio de obtención de energía espiritual. En Havona los seres ascendentes se vuelven aún más conscientes del abrazo amoroso del espíritu del Hijo Original que todo lo permea. El espíritu del Hijo Eterno no mora en el interior de la mente ni del alma del peregrino del tiempo en ninguna etapa de la ascensión del mortal, pero su beneficencia está cerca en todo momento y se ocupa siempre del bienestar y la seguridad espiritual de los hijos del tiempo en su progresar.
7:3.2 (84.2) La atracción de la gravedad espiritual del Hijo Eterno constituye el secreto inherente a la ascensión al Paraíso de las almas humanas supervivientes. Todos los verdaderos valores del espíritu y todos los individuos auténticamente espiritualizados se mantienen dentro del alcance indefectible de la gravedad espiritual del Hijo Eterno. La mente del mortal, por ejemplo, inicia su carrera como mecanismo material y es incorporada finalmente al Cuerpo de la Finalización como una existencia de espíritu casi perfeccionada. Durante toda esta experiencia va estando cada vez menos sujeta a la gravedad material y va haciéndose cada vez más sensible al impulso hacia dentro de la gravedad de espíritu. El circuito de gravedad de espíritu tira literalmente del alma del hombre hacia el Paraíso.
7:3.3 (84.3) El circuito de gravedad de espíritu es el canal básico para transmitir las oraciones auténticas del corazón humano creyente desde el nivel de la consciencia humana hasta la consciencia propiamente dicha de la Deidad. Todo lo que tenga verdadero valor espiritual en vuestras peticiones será recogido por el circuito universal de gravedad de espíritu y pasará inmediata y simultáneamente a todas las personalidades divinas interesadas. Cada una de ellas se ocupará de lo que corresponde a su competencia personal. Por lo tanto, en vuestra experiencia religiosa práctica es irrelevante que al dirigir vuestras súplicas visualicéis al Hijo Creador de vuestro universo local o al Hijo Eterno que está en el centro de todas las cosas.
7:3.4 (84.4) El funcionamiento discriminatorio del circuito de gravedad de espíritu podría compararse con las funciones de los circuitos neuronales del cuerpo humano material. Las sensaciones viajan hacia dentro por los caminos neuronales. Algunas son detenidas por la reacción de los centros espinales inferiores automáticos. Otras pasan hasta los centros del cerebro inferior menos automáticos pero capacitados por el hábito, mientras que los mensajes entrantes más vitales e importantes pasan en un destello por estos centros de menor rango y se registran inmediatamente en los niveles más altos de la consciencia humana.
7:3.5 (84.5) ¡Pero cuánto más perfecta es la técnica espléndida del mundo espiritual! Si algo dotado de valor espiritual supremo se origina en vuestra consciencia, una vez que lo hayáis expresado ningún poder del universo podrá impedir que sea transmitido rápida y directamente a la Personalidad del Espíritu Absoluto de toda la creación.
7:3.6 (84.6) En cambio, si vuestras súplicas son puramente materiales y totalmente egocéntricas, no existe plan alguno que pueda dar cabida a tales oraciones indignas en el circuito de espíritu del Hijo Eterno. El contenido de toda petición que no esté «dictada por el espíritu» no puede encontrar lugar en el circuito espiritual universal. Dichas peticiones puramente egoístas y materiales caen muertas, no ascienden a los circuitos de los verdaderos valores del espíritu. Sus palabras son como «bronce que resuena y címbalo que retiñe».
7:3.7 (85.1) El pensamiento motivador, el contenido espiritual es lo que valida la súplica del mortal. Las palabras no tienen valor.
7:4.1 (85.2) El Hijo Eterno está en enlace sempiterno con el Padre para llevar a cabo con éxito el plan divino de progreso: el plan universal para la creación, evolución, ascensión y perfección de las criaturas con voluntad. Y el Hijo es el eterno igual al Padre en fidelidad divina.
7:4.2 (85.3) El Padre y su Hijo son como uno en la acción de formular y llevar a cabo este gigantesco plan de logro para hacer avanzar a los seres materiales del tiempo hasta la perfección de la eternidad. Este proyecto de elevación espiritual de las almas ascendentes del espacio es una creación conjunta del Padre y el Hijo, que se dedican a ejecutar asociativamente su propósito divino con la cooperación del Espíritu Infinito.
7:4.3 (85.4) Este plan divino de logro de la perfección abarca tres empresas únicas, aunque maravillosamente correlacionadas, de aventura universal:
7:4.4 (85.5) 1. El plan de logro progresivo. Es el plan del Padre Universal de ascensión evolutiva, un programa aceptado sin reservas por el Hijo Eterno cuando estuvo de acuerdo con la propuesta del Padre: «Hagamos a las criaturas mortales a nuestra propia imagen». Esta provisión para la elevación de las criaturas del tiempo implica que el Padre otorga los Ajustadores del Pensamiento y dota a las criaturas materiales de las prerrogativas de la personalidad.
7:4.5 (85.6) 2. El plan de otorgamiento. El siguiente plan universal es la gran empresa de revelar al Padre por parte del Hijo Eterno y de sus Hijos de igual rango. Es la propuesta del Hijo Eterno, y consiste en su otorgamiento de los Hijos de Dios a las creaciones evolutivas para allí personalizar y factualizar, encarnar y hacer real, el amor del Padre y la misericordia del Hijo a las criaturas de todos los universos. Inherente al plan de otorgamiento, y como rasgo provisional de esta ministración de amor, los Hijos del Paraíso actúan como rehabilitadores de lo que la voluntad desviada de las criaturas ha puesto en peligro espiritual. Si el funcionamiento del plan de logro se viera retrasado en cualquier tiempo y lugar, si ocurriera que una rebelión malogra o complica esta empresa, se activan en el acto las provisiones de emergencia del plan de otorgamiento. Los Hijos del Paraíso se mantienen comprometidos y dispuestos a actuar como rescatadores, a ir a los dominios mismos de la rebelión y restaurar allí el estatus espiritual de las esferas. Y tal servicio heroico lo realizó en Urantia un Hijo Creador de igual rango en conexión con su carrera de otorgamiento experiencial para la adquisición de la soberanía.
7:4.6 (85.7) 3. El plan del ministerio de misericordia. Una vez que el plan de logro y el plan de otorgamiento fueron formulados y proclamados, el Espíritu Infinito, solo y por sí mismo, proyectó y puso en marcha la formidable empresa universal de ministrar misericordia. Este es un servicio indispensable para el funcionamiento práctico y efectivo tanto de la empresa de logro como de la de otorgamiento, y todas las personalidades espirituales de la Tercera Fuente y Centro comparten el espíritu del ministerio de misericordia, que es en tan gran medida parte de la naturaleza de la Tercera Persona de la Deidad. No solo en la creación, sino también en la administración, el Espíritu Infinito actúa verdadera y literalmente como el ejecutivo conjunto del Padre y del Hijo.
7:4.7 (86.1) El Hijo Eterno es el fideicomisario personal, el custodio divino, del plan universal del Padre de ascensión de las criaturas. Tras haber promulgado el mandato universal «Sed perfectos como yo soy perfecto», el Padre encomendó la ejecución de esta formidable empresa al Hijo Eterno. Y el Hijo Eterno comparte el fomento de esta empresa superna con su igual divino y en rango, el Espíritu Infinito. Las Deidades cooperan así eficazmente en el trabajo de creación, control, evolución, revelación y ministración, y en caso necesario, en el de restauración y rehabilitación.
7:5.1 (86.2) El Hijo Eterno se unió sin reservas al Padre Universal en la difusión a toda la creación del formidable precepto: «Sed perfectos como vuestro Padre en Havona es perfecto». Y desde entonces este mandato e invitación ha motivado todos los planes de supervivencia y todos los proyectos de otorgamiento del Hijo Eterno y de su vasta familia de Hijos de igual rango y asociados suyos. Y en esos mismos otorgamientos los Hijos de Dios se han convertido para todas las criaturas evolutivas en «el camino, la verdad y la vida».
7:5.2 (86.3) El Hijo Eterno no puede entrar en contacto directo con los seres humanos como lo hace el Padre a través del don de los Ajustadores del Pensamiento prepersonales, pero el Hijo Eterno sí se acerca a las personalidades creadas mediante una serie de gradaciones descendentes de filiación divina hasta que le es posible estar en presencia del hombre, y a veces como hombre mismo.
7:5.3 (86.4) La naturaleza puramente personal del Hijo Eterno es incapaz de fragmentación. El Hijo Eterno ministra como influencia espiritual o como persona, nunca de otro modo. Al Hijo le resulta imposible hacerse parte de la experiencia de la criatura en el sentido en que el Ajustador-Padre participa en ella, pero el Hijo Eterno compensa esta limitación mediante la técnica del otorgamiento. Lo que la experiencia de las entidades fragmentadas significa para el Padre Universal, significan para el Hijo Eterno las experiencias de encarnación de los Hijos del Paraíso.
7:5.4 (86.5) El Hijo Eterno no viene al hombre mortal como la voluntad divina, como el Ajustador del Pensamiento que mora en el interior de la mente humana, pero el Hijo Eterno sí vino al hombre mortal de Urantia cuando la personalidad divina de su hijo, Miguel de Nebadon, se encarnó en la naturaleza humana de Jesús de Nazaret. Para compartir la experiencia de las personalidades creadas, los Hijos de Dios del Paraíso deben asumir la naturaleza misma de tales criaturas y encarnar sus personalidades divinas como criaturas propiamente dichas. La encarnación, el secreto de Sonarington, es la técnica del Hijo para escapar de lo que, de otra forma, serían las cadenas del absolutismo de la personalidad que todo lo abarcan.
7:5.5 (86.6) Hace muchísimo tiempo, el Hijo Eterno se otorgó en cada uno de los circuitos de la creación central para iluminar y hacer avanzar a todos los habitantes y peregrinos de Havona, incluyendo a los peregrinos ascendentes del tiempo. En ninguno de estos siete otorgamientos actuó como ascendente ni como havonita. Existió como él mismo. Su experiencia fue única: no fue con un humano ni como un humano u otro peregrino, sino de alguna forma asociativa en el sentido superpersonal.
7:5.6 (86.7) Tampoco pasó por el reposo que media entre el circuito interior de Havona y las orillas del Paraíso. No es posible para él, un ser absoluto, suspender la consciencia de la personalidad, pues en él se centran todas las líneas de la gravedad espiritual. Y durante las épocas de estos otorgamientos, el alojamiento paradisiaco central de luminosidad espiritual no se oscureció, ni disminuyó el control del Hijo sobre la gravedad universal del espíritu.
7:5.7 (87.1) Los otorgamientos del Hijo Eterno en Havona no están dentro del alcance de la imaginación humana. Fueron trascendentales. Él amplió la experiencia de todo Havona para entonces y para más adelante, pero no sabemos si amplió la supuesta capacidad experiencial de su naturaleza existencial. Eso caería dentro del misterio de los otorgamientos de los Hijos del Paraíso. Lo que sí creemos es que todo lo que el Hijo adquirió en esas misiones de otorgamiento lo ha retenido desde entonces, aunque no sabemos lo que es.
7:5.8 (87.2) Por mucho que nos cueste comprender los otorgamientos de la Segunda Persona de la Deidad, sí comprendemos el otorgamiento en Havona de un Hijo del Hijo Eterno, que pasó literalmente por los circuitos del universo central y compartió de hecho las experiencias que constituyen la preparación del ascendente para el logro de la Deidad. Este fue el Miguel original, el Hijo Creador primogénito, que pasó por las experiencias de vida de los peregrinos ascendentes de circuito en circuito y viajó personalmente con ellos por una etapa de cada círculo en tiempos de Grandfanda, el primero de todos los mortales en llegar a Havona.
7:5.9 (87.3) Con independencia de cualquier otra revelación suya, este Miguel original hizo que el otorgamiento trascendente del Hijo Madre Original fuera real a los ojos de las criaturas de Havona. Tan real que, por siempre jamás, cada peregrino del tiempo que se esfuerza en la aventura de alcanzar los circuitos de Havona se siente alentado y fortalecido por el conocimiento cierto de que el Hijo Eterno de Dios abdicó siete veces del poder y de la gloria del Paraíso para participar en las experiencias de los peregrinos del espacio-tiempo en los siete circuitos de logro progresivo de Havona.
7:5.10 (87.4) El Hijo Eterno es inspiración ejemplar para todos los Hijos de Dios en sus ministraciones de otorgamiento en todos los universos del tiempo y el espacio. Los Hijos Creadores de igual rango y los Hijos Magistrados asociados, junto con otros órdenes no revelados de filiación, comparten esta maravillosa disposición de otorgarse a los diversos órdenes de vida de criatura y a modo de esas mismas criaturas. Por lo tanto, en espíritu y debido al parentesco en naturaleza y al hecho de su origen, resulta cierto que en el otorgamiento de cada Hijo de Dios a los mundos del espacio y mediante estos otorgamientos, el Hijo Eterno se ha otorgado a las criaturas inteligentes con voluntad de los universos.
7:5.11 (87.5) En espíritu y en naturaleza, si no en todos los atributos, cada Hijo del Paraíso es un retrato divinamente perfecto del Hijo Original. Es literalmente cierto que todo aquel que ha visto a un Hijo del Paraíso, ha visto al Hijo Eterno de Dios.
7:6.1 (87.6) La falta de conocimiento sobre los múltiples Hijos de Dios es fuente de gran confusión en Urantia. Y esta ignorancia persiste ante declaraciones como la siguiente referencia a un cónclave de estas divinas personalidades: «Cuando los Hijos de Dios proclamaban la alegría y todas las Estrellas Matutinas cantaban juntas». Cada milenio del tiempo estándar del sector, los diversos órdenes de los Hijos divinos se congregan para celebrar sus cónclaves periódicos.
7:6.2 (87.7) El Hijo Eterno es la fuente personal de los atributos adorables de misericordia y servicio que caracterizan tan abundantemente a todos los órdenes descendentes de Hijos de Dios cuando actúan en toda la creación. El Hijo Eterno transmite indefectiblemente toda la naturaleza divina, si no toda la infinidad de atributos, a los Hijos del Paraíso que salen de la Isla eterna para revelar su carácter divino al universo de universos.
7:6.3 (88.1) El Hijo Original y Eterno es la persona-vástago producto del «primer» pensamiento completo e infinito del Padre Universal. Cada vez que el Padre Universal y el Hijo Eterno proyectan conjuntamente un pensamiento personal nuevo, original, idéntico, único y absoluto, en ese mismo instante, esta idea creativa se personaliza perfecta y definitivamente en el ser y la personalidad de un Hijo Creador nuevo y original. En naturaleza de espíritu, sabiduría divina y poder creativo equivalente, estos Hijos Creadores son potencialmente iguales a Dios Padre y a Dios Hijo.
7:6.4 (88.2) Los Hijos Creadores salen del Paraíso a los universos del tiempo y, con la cooperación de los agentes controladores y creativos de la Tercera Fuente y Centro, completan la organización de los universos locales de evolución progresiva. Estos Hijos no están adscritos a los controles centrales y universales de la materia, la mente y el espíritu ni se ocupan de ellos. De ahí que estén limitados en sus actos creativos por la preexistencia, la prioridad y la primacía de la Primera Fuente y Centro y sus Absolutos del mismo rango. Estos Hijos solo pueden administrar lo que traen a la existencia. La administración absoluta es inherente a la prioridad en la existencia y es inseparable de la eternidad en la presencia. El Padre permanece primordial en los universos.
7:6.5 (88.3) Al igual que los Hijos Creadores son personalizados por el Padre y el Hijo, los Hijos Magistrados son personalizados por el Hijo y el Espíritu. Estos son los Hijos que, en sus experiencias de encarnación como criaturas, se ganan el derecho a servir como jueces de la supervivencia en las creaciones del tiempo y el espacio.
7:6.6 (88.4) El Padre, el Hijo y el Espíritu se unen también para personalizar a los polifacéticos Maestros Hijos de la Trinidad, que recorren el gran universo como maestros elevados de todas las personalidades humanas y divinas. Y existen además otros numerosos órdenes de filiación paradisiaca de los que no se ha informado a los mortales de Urantia.
7:6.7 (88.5) Entre el Hijo Madre Original y estas huestes de Hijos del Paraíso dispersas por toda la creación hay un canal de comunicación directo y exclusivo, un canal cuyo funcionamiento es inherente a la cualidad de parentesco espiritual que los une con vínculos de asociación espiritual casi absoluta. Este circuito interfilial es totalmente distinto del circuito universal de gravedad de espíritu, que se centra también en la persona de la Segunda Fuente y Centro. Todos los Hijos de Dios que tienen su origen en las personas de las Deidades del Paraíso están en comunicación constante y directa con el Hijo Madre Eterno. Y dicha comunicación es instantánea; es independiente del tiempo aunque algunas veces esté condicionada por el espacio.
7:6.8 (88.6) El Hijo Eterno no solo conoce perfectamente en todo momento el estatus, los pensamientos y las múltiples actividades de todos los órdenes de filiación paradisiaca, sino que también conoce a la perfección en todo momento todo lo que hay de valor espiritual en los corazones de todas las criaturas de la creación primaria y central de la eternidad y de las creaciones secundarias del tiempo de los Hijos Creadores de igual rango.
7:7.1 (88.7) El Hijo Eterno es una revelación completa, exclusiva, universal y final del espíritu y de la personalidad del Padre Universal. Todo conocimiento y toda información acerca del Padre deben venir del Hijo Eterno y de sus Hijos del Paraíso. El Hijo Eterno procede de la eternidad y es totalmente uno con el Padre sin restricción espiritual alguna. En personalidad divina tienen el mismo rango, en naturaleza espiritual son iguales, en divinidad son idénticos.
7:7.2 (89.1) El carácter de Dios de ninguna manera podría mejorar intrínsecamente en la persona del Hijo, pues el Padre divino es infinitamente perfecto, pero al despojarse de lo no personal y de lo no espiritual, ese carácter y esa personalidad se amplifican para revelarse a los seres criatura. La Primera Fuente y Centro es mucho más que una personalidad, pero todas las cualidades de espíritu de la personalidad de padre de la Primera Fuente y Centro están espiritualmente presentes en la personalidad absoluta del Hijo Eterno.
7:7.3 (89.2) El Hijo primario y sus Hijos están dedicados a hacer una revelación universal de la naturaleza espiritual y personal del Padre a toda la creación. En el universo central, los superuniversos, los universos locales o en los planetas habitados es un Hijo del Paraíso quien revela al Padre Universal a hombres y ángeles. El Hijo Eterno y sus Hijos revelan la vía de acceso de la criatura al Padre Universal. E incluso nosotros, los de origen alto, entendemos al Padre mucho más plenamente cuando estudiamos la revelación de su carácter y de su personalidad en el Hijo Eterno y en los Hijos del Hijo Eterno.
7:7.4 (89.3) El Padre solo baja a vosotros como personalidad a través de los Hijos divinos del Hijo Eterno. Y vosotros alcanzáis al Padre por ese mismo camino vivo; ascendéis al Padre guiados por este grupo de Hijos divinos. Y esto sigue siendo cierto a pesar de que vuestra personalidad misma es un otorgamiento directo del Padre Universal.
7:7.5 (89.4) En la inmensa extensión de todas las actividades de la vasta administración espiritual del Hijo Eterno, no olvidéis que el Hijo es una persona de hecho tan ciertamente como lo es el Padre. Para los seres que anteriormente fueron del orden humano será sin duda más fácil acceder al Hijo Eterno que al Padre Universal. En el progreso de los peregrinos del tiempo por los circuitos de Havona, estaréis capacitados para alcanzar al Hijo mucho antes de que estéis preparados para percibir al Padre.
7:7.6 (89.5) Comprenderéis más cosas sobre el carácter y la naturaleza misericordiosa del Hijo Eterno de misericordia a medida que meditéis sobre la revelación de estos atributos divinos hecha como servicio de amor por vuestro propio Hijo Creador, que fue una vez Hijo del Hombre en la tierra y es ahora el excelso soberano de vuestro universo local: Hijo del Hombre e Hijo de Dios.
7:7.7 (89.6) [Redactado por un Consejero Divino encargado de formular esta exposición que describe al Hijo Eterno del Paraíso.]
El libro de Urantia
Documento 8
8:0.1 (90.1) ALLÁ en la eternidad, cuando el «primer» pensamiento infinito y absoluto del Padre Universal encuentra en el Hijo Eterno un verbo tan perfecto y adecuado para su expresión divina, tiene lugar el deseo supremo, tanto del Dios-Pensamiento como del Dios-Verbo, de tener un agente universal e infinito para la expresión mutua y la acción conjunta.
8:0.2 (90.2) En los albores de la eternidad tanto el Padre como el Hijo se hacen infinitamente conocedores de su mutua interdependencia, de su unicidad eterna y absoluta, y establecen, por lo tanto, una alianza infinita y sempiterna de asociación divina. Este acuerdo sin fin se efectúa para llevar a cabo sus conceptos unidos en todo el círculo de la eternidad. El Padre y el Hijo continúan en esta unión divina desde aquel acontecimiento de la eternidad,.
8:0.3 (90.3) Nos encontramos ahora cara a cara con el origen en la eternidad del Espíritu Infinito, la Tercera Persona de la Deidad. En el mismo instante en que Dios Padre y Dios Hijo conciben conjuntamente una acción idéntica e infinita —la ejecución de un plan-pensamiento absoluto—, en ese mismo momento, el Espíritu Infinito surge a la existencia plenamente desarrollado.
8:0.4 (90.4) Enumero así el orden del origen de las Deidades solo para daros la posibilidad de pensar en su relación. En realidad los tres existen desde la eternidad; son existenciales. Sus días no tienen principio ni fin. Tienen el mismo rango y son supremos, últimos, absolutos e infinitos. Son, siempre han sido y siempre serán. Y son tres personas claramente individualizadas pero asociadas eternamente, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu.
8:1.1 (90.5) En la eternidad del pasado el ciclo de las personalidades divinas se hace perfecto y completo con la personalización del Espíritu Infinito. El Dios de Acción existe, y el vasto escenario del espacio queda preparado para el formidable drama de la creación —la aventura universal— el panorama divino de las edades eternas.
8:1.2 (90.6) El primer acto del Espíritu Infinito es inspeccionar y reconocer a sus padres divinos, el Padre-Padre y el Hijo-Madre. Él, el Espíritu, identifica plenamente a ambos. Tiene pleno conocimiento de sus personalidades separadas y de sus atributos infinitos así como de su naturaleza conjunta y de su funcionamiento unido. Luego voluntariamente, con disposición trascendente e inspiradora espontaneidad, la Tercera Persona de la Deidad, a pesar de su igualdad con la Primera y con la Segunda Persona, promete lealtad eterna a Dios Padre y reconoce su dependencia sempiterna de Dios Hijo.
8:1.3 (90.7) Inherente a la naturaleza de esta operación y en reconocimiento mutuo de la independencia de la personalidad de cada uno y de la unión ejecutiva de los tres, se establece el ciclo de la eternidad. La Trinidad del Paraíso existe. El escenario del espacio universal queda preparado para el panorama múltiple y sin fin del despliegue creativo del propósito del Padre Universal a través de la personalidad del Hijo Eterno y mediante la ejecución del Dios de Acción, el agente ejecutivo de la sociedad creadora Padre-Hijo para las actuaciones en la realidad.
8:1.4 (91.1) El Dios de Acción entra en funcionamiento y las bóvedas muertas del espacio se ponen en movimiento. Mil millones de esferas perfectas brotan inmediatamente a la existencia. Antes de este hipotético momento de la eternidad, las energías-espacio inherentes al Paraíso existen y son potencialmente operativas, pero no tienen la actualidad del ser. Tampoco la gravedad física puede medirse excepto por la reacción de las realidades materiales a su atracción incesante. No hay ningún universo material en este (supuesto) momento eternamente distante, pero en el mismo instante en el que se materializan mil millones de mundos, se hace manifiesta una gravedad suficiente y adecuada para mantenerlos bajo el control sempiterno del Paraíso.
8:1.5 (91.2) Destella ahora por la creación de los Dioses la segunda forma de energía, y este espíritu que efluye es atrapado instantáneamente por la gravedad espiritual del Hijo Eterno. Así, el universo dos veces abrazado por la gravedad es tocado por la energía del infinito y sumido en el espíritu de la divinidad. De esta forma queda preparado el terreno de la vida para la consciencia de la mente manifestada en los circuitos asociados de inteligencia del Espíritu Infinito.
8:1.6 (91.3) Sobre estas semillas de existencia potencial difundidas por toda la creación central de los Dioses actúa el Padre, y aparece la personalidad de criatura. Entonces la presencia de las Deidades del Paraíso llena todo el espacio organizado y empieza a atraer efectivamente a todas las cosas y a todos los seres hacia el Paraíso.
8:1.7 (91.4) El Espíritu Infinito se eterniza concurrentemente con el nacimiento de los mundos de Havona, y este universo central es creado por él y con él y en él en obediencia a los conceptos combinados y a las voluntades unidas del Padre y el Hijo. La Tercera Persona se deíza mediante este mismo acto de creación conjunta y se convierte así para siempre en el Creador Conjunto.
8:1.8 (91.5) Son los tiempos grandiosos e imponentes de la expansión creativa del Padre y el Hijo por y en la acción de su colaborador conjunto y ejecutivo exclusivo, la Tercera Fuente y Centro. No existe ninguna constancia de aquellos tiempos agitados. Solo tenemos las escasas revelaciones del Espíritu Infinito para confirmar aquellas poderosas operaciones, y este solo corrobora el hecho de que el universo central y todo lo que le concierne se eternizaron simultáneamente a su logro de la personalidad y de la existencia consciente.
8:1.9 (91.6) En suma, el Espíritu Infinito testifica que, puesto que él es eterno, también lo es el universo central. Y este es el punto de partida tradicional de la historia del universo de universos. No se sabe absolutamente nada, ni existen registros sobre ningún acontecimiento u operación anterior a esta formidable erupción de energía creativa y sabiduría administrativa que cristalizó el vasto universo existente y que funciona con tanta excelencia en el centro de todas las cosas. Más allá de este acontecimiento están las operaciones inescrutables de la eternidad y las profundidades del infinito, el misterio absoluto.
8:1.10 (91.7) Describimos así el origen secuencial de la Tercera Fuente y Centro como una condescendencia interpretativa hacia la mente atada al tiempo y condicionada por el espacio de las criaturas mortales. La mente del hombre necesita un punto de partida para visualizar la historia del universo, y se me ha indicado que exponga este planteamiento del concepto histórico de eternidad. En la mente material la coherencia exige una Causa Primera. Por lo tanto, postulamos al Padre Universal como la Primera Fuente y el Centro Absoluto de toda la creación, al tiempo que enseñamos a todas las mentes de criatura que el Hijo y el Espíritu son coeternos con el Padre en todas las fases de la historia del universo y en todos los ámbitos de la actividad creativa. Y hacemos esto sin desatender en modo alguno la realidad y la eternidad de la Isla del Paraíso y de los Absolutos No Cualificado, Universal y de Deidad.
8:1.11 (92.1) Para la mente material de los hijos del tiempo, concebir al Padre en la eternidad es llegar bastante lejos. Sabemos que cualquier niño interactúa mejor con la realidad si domina primero las relaciones de la situación paterno-filial y sigue ampliando luego este concepto hasta abarcar la familia como un todo. La mente en crecimiento del niño será capaz de ajustarse posteriormente al concepto de las relaciones de familia, a las relaciones de la comunidad, de la raza y del mundo, y luego a las del universo, del superuniverso e incluso del universo de universos.
8:2.1 (92.2) El Creador Conjunto existe desde la eternidad y es, totalmente y sin restricciones, uno con el Padre Universal y con el Hijo Eterno. El Espíritu Infinito refleja a la perfección, no solo la naturaleza del Padre del Paraíso, sino también la del Hijo Original.
8:2.2 (92.3) La Tercera Fuente y Centro es conocida por numerosos títulos: el Espíritu Universal, el Guía Supremo, el Creador Conjunto, el Ejecutivo Divino, la Mente Infinita, el Espíritu de Espíritus, el Espíritu Madre del Paraíso, el Actor Conjunto, el Coordinador Final, el Espíritu Omnipresente, la Inteligencia Absoluta, la Acción Divina; y en Urantia se la confunde a veces con la mente cósmica.
8:2.3 (92.4) Es perfectamente correcto designar a la Tercera Persona de la Deidad como el Espíritu Infinito, pues Dios es espíritu. Pero las criaturas materiales, que tienden hacia el error de ver la materia como realidad básica y la mente, junto con el espíritu, como postulados arraigados en la materia, comprenderían mejor a la Tercera Fuente y Centro bajo los nombres de la Realidad Infinita, el Organizador Universal o el Coordinador de la Personalidad.
8:2.4 (92.5) El Espíritu Infinito, como revelación de la divinidad en el universo, es inescrutable y sobrepasa la comprensión humana por completo. Para sentir la absolutidad del Espíritu os basta con contemplar la infinitud del Padre Universal y asombraros de la eternidad del Hijo Original.
8:2.5 (92.6) Hay en verdad misterio en la persona del Espíritu Infinito, pero no tanto como en la del Padre y en la del Hijo. De todos los aspectos de la naturaleza del Padre, el Creador Conjunto es el que desvela su infinitud de forma más impresionante. Aunque el universo maestro llegara a expandirse finalmente hasta la infinitud, la presencia de espíritu, el control de la energía y el potencial de mente del Actor Conjunto serían adecuados para satisfacer las demandas de semejante creación ilimitada.
8:2.6 (92.7) Aunque comparte en todos los sentidos la perfección, la rectitud y el amor del Padre Universal, el Espíritu Infinito se inclina hacia los atributos de misericordia del Hijo Eterno, convirtiéndose así en el ministro de la misericordia de las Deidades del Paraíso para el gran universo. Ahora y siempre —universal y eternamente— el Espíritu es un ministro de la misericordia pues, así como los Hijos divinos revelan el amor de Dios, el Espíritu divino representa la misericordia de Dios.
8:2.7 (93.1) No es posible que el Espíritu pueda tener más bondad que el Padre puesto que toda bondad tiene su origen en el Padre, pero podemos comprender mejor dicha bondad en los actos del Espíritu. La fidelidad del Padre y la constancia del Hijo se hacen muy reales para los seres de espíritu y para las criaturas materiales de las esferas mediante el ministerio de amor y el servicio incesante de las personalidades del Espíritu Infinito.
8:2.8 (93.2) El Creador Conjunto hereda toda la belleza de pensamiento y todo el carácter de verdad del Padre. Y estos rasgos sublimes de la divinidad se coordinan en los niveles casi supremos de la mente cósmica en subordinación a la sabiduría infinita y eterna de la mente incondicionada y sin límites de la Tercera Fuente y Centro.
8:3.1 (93.3) Así como el Hijo Eterno es la expresión verbal del «primer» pensamiento absoluto e infinito del Padre Universal, el Actor Conjunto es la ejecución perfecta del «primer» concepto creativo o plan de acción combinada completado por la asociación de las personalidades Padre-Hijo, que es la unión absoluta pensamiento-verbo. La Tercera Fuente y Centro se eterniza concurrentemente con la creación central, o creación por fíat, y solo esta creación central es eterna en existencia entre los universos.
8:3.2 (93.4) Desde la personalización de la Tercera Fuente, la Primera Fuente ya no participa personalmente en la creación del universo. El Padre Universal delega todo lo posible en su Hijo Eterno. Igualmente, el Hijo Eterno otorga toda autoridad y poder posibles al Creador Conjunto.
8:3.3 (93.5) El Hijo Eterno y el Creador Conjunto han planeado y formado, como socios y a través de sus personalidades de igual rango, todos los universos posteriores a Havona que se han traído a la existencia. El Espíritu mantiene con el Hijo en todas las creaciones posteriores la misma relación personal que el Hijo mantiene con el Padre en la creación central y primera.
8:3.4 (93.6) Un Hijo Creador del Hijo Eterno y un Espíritu Creativo del Espíritu Infinito os crearon a vosotros y a vuestro universo. Y mientras el Padre sostiene con fidelidad lo que han organizado, recae en este Hijo de Universo y en este Espíritu de Universo fomentar y mantener su obra así como aportar su ministerio a las criaturas que ellos mismos han hecho.
8:3.5 (93.7) El Espíritu Infinito es el agente efectivo del Padre que es todo amor y el Hijo que es todo misericordia para la ejecución de su proyecto conjunto de atraer hacia ellos a todas las almas amantes de la verdad de todos los mundos del tiempo y el espacio. En el mismo instante en que el Hijo Eterno aceptó el plan de su Padre de logro de la perfección para las criaturas de los universos, en el momento en que el proyecto de ascensión se convirtió en un plan Padre-Hijo, en ese instante, el Espíritu Infinito se convirtió en el administrador conjunto del Padre y el Hijo para la ejecución de su propósito unido y eterno. Y al hacerlo, el Espíritu Infinito brindó al Padre y al Hijo todos sus recursos de presencia divina y de personalidades de espíritu. Él lo ha dedicado todo al formidable plan de exaltar a las criaturas con voluntad supervivientes hasta las alturas divinas de la perfección paradisiaca.
8:3.6 (93.8) El Espíritu Infinito es una revelación completa, exclusiva y universal del Padre Universal y su Hijo Eterno. Todo conocimiento de la sociedad Padre-Hijo debe obtenerse a través del Espíritu Infinito, el representante conjunto de la unión divina pensamiento-verbo.
8:3.7 (93.9) El Hijo Eterno es la única vía de acceso al Padre Universal, y el Espíritu Infinito es el único medio de alcanzar al Hijo Eterno. Solo mediante el ministerio paciente del Espíritu tienen los seres ascendentes del tiempo la posibilidad de descubrir al Hijo.
8:3.8 (94.1) En el centro de todas las cosas, el Espíritu Infinito es la primera de las Deidades del Paraíso que alcanzan los peregrinos ascendentes. La Tercera Persona envuelve a la Segunda y a la Primera, y por lo tanto tiene que ser siempre la primera en ser reconocida por todos los candidatos a presentarse ante el Hijo y su Padre.
8:3.9 (94.2) Y el Espíritu representa por igual y sirve de forma similar al Padre y al Hijo de muchas otras maneras.
8:4.1 (94.3) Paralelamente al universo físico, en el que la gravedad paradisiaca mantiene unidas todas las cosas, está el universo espiritual en el que el verbo del Hijo interpreta el pensamiento de Dios, y cuando «se hace carne» demuestra la amorosa misericordia de la naturaleza combinada de los Creadores asociados. Pero en toda y por toda esta creación material y espiritual hay un vasto escenario sobre el que el Espíritu Infinito y su prole de espíritu manifiestan la combinación de misericordia, paciencia y afecto perpetuo de los padres divinos hacia los hijos inteligentes que han ideado y formado en cooperación. El ministerio perpetuo a la mente es la esencia del carácter divino del Espíritu. Y toda la prole de espíritu del Actor Conjunto comparte este deseo de ministrar, este impulso divino de servir.
8:4.2 (94.4) Dios es amor, el Hijo es misericordia, el Espíritu es ministerio, el ministerio de amor divino y de misericordia sin fin para toda la creación inteligente. El Espíritu es la personificación del amor del Padre y la misericordia del Hijo; en él están ambos unidos eternamente para el servicio universal. El Espíritu es amor aplicado a la creación de criaturas, el amor combinado del Padre y el Hijo.
8:4.3 (94.5) En Urantia el Espíritu Infinito es conocido como una influencia omnipresente, una presencia universal, pero en Havona lo conoceréis como una presencia personal de ministerio propiamente dicho. Aquí el ministerio del Espíritu del Paraíso es el patrón ejemplar e inspirador para cada uno de sus Espíritus de igual rango y para las personalidades de menor rango que atienden a los seres creados en los mundos del tiempo y el espacio. En este universo divino, el Espíritu Infinito participó plenamente en las siete apariciones trascendentales del Hijo Eterno. Participó asimismo con el Hijo Miguel original en los siete otorgamientos en los circuitos de Havona, y con ello se convirtió en el ministro de espíritu compasivo y comprensivo para todo peregrino del tiempo que atraviesa estos círculos perfectos de las alturas.
8:4.4 (94.6) Cuando un Hijo Creador de Dios acepta hacerse cargo de la responsabilidad de creador de un universo local proyectado, las personalidades del Espíritu Infinito se comprometen a ser los ministros incansables de este Hijo Miguel cuando sale en su misión de aventura creativa. En las personas de las Hijas Creativas, los Espíritus Madre de los universos locales, encontramos de modo especial al Espíritu Infinito dedicado a la tarea de fomentar la ascensión de las criaturas materiales a niveles cada vez más altos de logro espiritual. Y todo este trabajo de ministerio para las criaturas se hace en perfecta armonía con los propósitos, y en estrecha colaboración con las personalidades, de los Hijos Creadores de estos universos locales.
8:4.5 (94.7) Así como los Hijos de Dios se ocupan de la gigantesca tarea de revelar la personalidad de amor del Padre a un universo, el Espíritu Infinito se dedica al ministerio sin fin de revelar el amor conjunto del Padre y el Hijo a la mente individual de todos los hijos de cada universo. En esas creaciones locales, el Espíritu no desciende a las razas materiales a semejanza de carne mortal como lo hacen ciertos Hijos de Dios, sino que el Espíritu Infinito y sus Espíritus de igual rango se rebajan, se someten con alegría a una serie sorprendente de atenuaciones de su divinidad, hasta aparecer como ángeles para estar a vuestro lado y guiaros por las humildes sendas de la existencia terrenal.
8:4.6 (95.1) Mediante esta misma secuencia decreciente, el Espíritu Infinito se acerca mucho, de hecho y como persona, a todos los seres de las esferas de origen animal. Y el Espíritu hace todo esto sin invalidar en lo más mínimo su existencia como Tercera Persona de la Deidad que está en el centro de todas las cosas.
8:4.7 (95.2) El Creador Conjunto es verdaderamente y para siempre la gran personalidad ministrante, el ministro de la misericordia universal. Para comprender el ministerio del Espíritu, ponderad la verdad de que él es el retrato combinado del amor sin fin del Padre y la misericordia eterna del Hijo. Pero el ministerio del Espíritu no está restringido únicamente a la representación del Hijo Eterno y del Padre Universal. El Espíritu Infinito posee también el poder de ministrar a las criaturas del dominio en su propio nombre y derecho; la Tercera Persona tiene dignidad divina y otorga también por sí misma el ministerio universal de misericordia.
8:4.8 (95.3) A medida que el hombre vaya aprendiendo más cosas sobre el incansable ministerio de amor de los órdenes menores de la familia de criaturas de este Espíritu Infinito, más admirará y adorará la naturaleza trascendente y el carácter sin igual de esta Acción conjunta del Padre Universal y el Hijo Eterno. Este Espíritu es en verdad «los ojos del Señor que están siempre sobre los rectos» y «los oídos divinos que están siempre abiertos a sus oraciones».
8:5.1 (95.4) El atributo destacado del Espíritu Infinito es la omnipresencia. Por todo el universo de universos está presente en todas partes este espíritu que todo lo permea y que es tan similar a la presencia de una mente universal y divina. Tanto la Segunda Persona como la Tercera Persona de la Deidad están representadas en todos los mundos por sus espíritus siempre presentes.
8:5.2 (95.5) El Padre es infinito y está, por lo tanto, limitado solo por la volición. En el otorgamiento de los Ajustadores y en el encircuitamiento de la personalidad, el Padre actúa solo, pero en el contacto de las fuerzas del espíritu con los seres inteligentes, utiliza a los espíritus y a las personalidades del Hijo Eterno y del Espíritu Infinito. Él está a voluntad presente espiritualmente con el Hijo o con el Actor Conjunto por igual. Está presente con el Hijo y en el Espíritu. El Padre está, con toda certeza, presente en todas partes, y percibimos su presencia mediante y a través de todas y cada una de estas fuerzas, influencias y presencias diversas pero asociadas.
8:5.3 (95.6) En vuestros escritos sagrados el término Espíritu de Dios parece utilizarse de manera intercambiable para designar tanto al Espíritu Infinito del Paraíso como al Espíritu Creativo de vuestro universo local. El Espíritu Santo es el circuito espiritual de esta Hija Creativa del Espíritu Infinito del Paraíso. El Espíritu Santo es un circuito autóctono de cada universo local y está limitado al ámbito espiritual de esa creación, pero el Espíritu Infinito es omnipresente.
8:5.4 (95.7) Hay muchas influencias espirituales, y todas ellas son como una sola. Incluso el trabajo de los Ajustadores del Pensamiento, aunque independiente de todas las demás influencias, coincide invariablemente con el ministerio de espíritu de las influencias combinadas del Espíritu Infinito y del Espíritu Madre de un universo local. Estas presencias espirituales, tal como operan en la vida de los urantianos, no pueden segregarse. A pesar de sus orígenes diversos, funcionan como un solo espíritu en vuestra mente y sobre vuestra alma. Y a medida que se experimenta esta ministración espiritual unida, se convierte para vosotros en la influencia del Supremo, «que siempre es capaz de impedir que falléis y de presentaros sin tacha ante vuestro Padre de las alturas».
8:5.5 (96.1) Recordad siempre que el Espíritu Infinito es el Actor Conjunto. Tanto el Padre como el Hijo actúan en él y a través de él. Está presente no solo como él mismo, sino también como el Padre y como el Hijo y como el Padre-Hijo. En reconocimiento de esto y por otras muchas razones adicionales, la presencia de espíritu del Espíritu Infinito se denomina a menudo «el espíritu de Dios».
8:5.6 (96.2) Sería también coherente referirse al enlace de todos los ministerios espirituales como al espíritu de Dios, pues dicho enlace es verdaderamente la unión de los espíritus de Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu y Dios Séptuplo: el espíritu mismo de Dios Supremo.
8:6.1 (96.3) No permitáis que el otorgamiento generalizado y la distribución extensa de la Tercera Fuente y Centro oscurezcan o desmerezcan de ninguna manera el hecho de su personalidad. El Espíritu Infinito es una presencia en el universo, una acción eterna, un poder cósmico, una influencia santa y una mente universal. Es todo esto e infinitamente más, pero es también una personalidad verdadera y divina.
8:6.2 (96.4) El Espíritu Infinito es una personalidad completa y perfecta, el igual divino y del mismo rango del Padre Universal y el Hijo Eterno. El Creador Conjunto es tan real y visible para las inteligencias más altas de los universos como el Padre y el Hijo. Más aún, es al Espíritu a quien todos los ascendentes deben llegar antes de poder acercarse al Padre a través del Hijo.
8:6.3 (96.5) El Espíritu Infinito, la Tercera Persona de la Deidad, posee todos los atributos que asociáis con la personalidad. El Espíritu está dotado de mente absoluta: «El Espíritu examina todas las cosas, incluso las cosas profundas de Dios». El Espíritu está dotado no solo de mente sino también de voluntad. En el otorgamiento de sus dones se ha escrito: «Pero todas estas obras son de un único y mismo Espíritu, que reparte a cada hombre individualmente y como él quiere».
8:6.4 (96.6) «El amor del Espíritu» es real como lo son también sus penas; por lo tanto, «no entristezcáis al Espíritu de Dios». Ya observemos al Espíritu Infinito como Deidad del Paraíso o como Espíritu Creativo de un universo local, encontramos que el Creador Conjunto no solo es la Tercera Fuente y Centro sino también una persona divina. Esta personalidad divina reacciona también ante el universo como una persona. El Espíritu os dice: «El que tenga oídos, que escuche lo que dice el Espíritu». «El Espíritu mismo intercede por vosotros.» El Espíritu ejerce una influencia directa y personal sobre los seres creados, «pues todos los que son conducidos por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios».
8:6.5 (96.7) Aun cuando contemplamos el fenómeno del ministerio del Espíritu Infinito a los mundos remotos del universo de universos, aun cuando imaginamos a esta misma Deidad coordinadora actuando en y a través de las incalculables legiones de los múltiples seres que tienen su origen en la Tercera Fuente y Centro, aun cuando reconocemos la omnipresencia del Espíritu, seguimos afirmando, sin embargo, que esta misma Tercera Fuente y Centro es una persona, el Creador Conjunto de todas las cosas y de todos los seres y de todos los universos.
8:6.6 (96.8) En la administración de los universos, el Padre, el Hijo y el Espíritu están perfecta y eternamente interasociados. Aunque cada uno se dedica a un ministerio personal para toda la creación, los tres se entrelazan de manera divina y absoluta en un servicio de creación y de control que los hace uno para siempre.
8:6.7 (97.1) En la persona del Espíritu Infinito el Padre y el Hijo están mutuamente presentes, siempre y en perfección incondicionada, pues el Espíritu es como el Padre y como el Hijo, y también como el Padre y el Hijo tal como son ellos dos uno para siempre.
8:6.8 (97.2) [Presentado en Urantia por un Consejero Divino de Uversa comisionado por los Ancianos de los Días para describir la naturaleza y la obra del Espíritu Infinito.]
El libro de Urantia
Documento 9
9:0.1 (98.1) ALGO EXTRAÑO ocurrió cuando, en presencia del Paraíso, el Padre Universal y el Hijo Eterno se unieron para personalizarse. Nada prefiguraba en esa situación de la eternidad que el Actor Conjunto se personalizaría como una espiritualidad ilimitada, coordinada con la mente absoluta y dotada de prerrogativas únicas de manipulación de la energía. Su llegada a la existencia completa la liberación del Padre de los vínculos de la perfección centralizada y de las cadenas del absolutismo de la personalidad. Y esta liberación se desvela en el poder sorprendente del Creador Conjunto de crear seres bien adaptados para servir como espíritus ministrantes incluso a las criaturas materiales de los universos de evolución posterior.
9:0.2 (98.2) El Padre es infinito en amor y volición, en pensamiento y propósito espiritual; es el sustentador universal. El Hijo es infinito en sabiduría y verdad, en expresión e interpretación espiritual; es el revelador universal. El Paraíso es infinito en potencial para dotar de fuerza y en capacidad para dominar la energía; es el estabilizador universal. El Actor Conjunto posee prerrogativas únicas de síntesis, capacidad infinita para coordinar todas las energías existentes en el universo, todos los espíritus propiamente dichos del universo y todos los intelectos reales del universo; la Tercera Fuente y Centro es el unificador universal de las energías múltiples y de las creaciones diversas que han aparecido como consecuencia del plan divino y del propósito eterno del Padre Universal.
9:0.3 (98.3) El Espíritu Infinito, el Creador Conjunto, es un ministro universal y divino. El Espíritu ministra incesantemente la misericordia del Hijo y el amor del Padre, siempre en armonía con la justicia estable, invariable y recta de la Trinidad del Paraíso. Su influencia y sus personalidades están siempre cerca de vosotros; os conocen realmente y os comprenden de verdad.
9:0.4 (98.4) En todos los universos los agentes del Actor Conjunto manipulan sin parar las fuerzas y energías de todo el espacio. Al igual que la Primera Fuente y Centro, la Tercera responde tanto a lo espiritual como a lo material. El Actor Conjunto es la revelación de la unidad de Dios, en quien todas las cosas consisten: cosas, significados y valores, energías, mentes y espíritus.
9:0.5 (98.5) El Espíritu Infinito permea todo el espacio, mora en el interior del círculo de la eternidad. Y el Espíritu, al igual que el Padre y el Hijo, es perfecto e inalterable: absoluto.
9:1.1 (98.6) La Tercera Fuente y Centro es conocida por muchos nombres, que designan todos ellos relaciones y reconocen funciones. Como Dios Espíritu, es el ser del mismo rango en personalidad y el igual divino de Dios Hijo y Dios Padre. Como Espíritu Infinito, es una influencia espiritual omnipresente. Como Manipulador Universal, es el ancestro de las criaturas controladoras del poder y el activador de las fuerzas cósmicas del espacio. Como Actor Conjunto, es el representante conjunto y el socio ejecutivo del Padre-Hijo. Como Mente Absoluta, es la fuente de la dotación del intelecto en todos los universos. Como Dios de Acción, es el ancestro manifiesto del movimiento, el cambio y la relación.
9:1.2 (99.1) Algunos de los atributos de la Tercera Fuente y Centro provienen del Padre, otros del Hijo, mientras que hay otros cuya presencia activa y personal no se observa ni en el Padre ni en el Hijo. Son atributos que difícilmente se pueden explicar a no ser que se presuponga que la sociedad Padre-Hijo, que eterniza a la Tercera Fuente y Centro, actúa de manera sistemática en consonancia con el hecho eterno de la absolutidad del Paraíso y en reconocimiento de este. El Creador Conjunto encarna la plenitud de los conceptos conjuntos e infinitos de la Primera y la Segunda Persona de la Deidad.
9:1.3 (99.2) Cuando imaginéis al Padre como creador original y al Hijo como administrador espiritual, debéis pensar en la Tercera Fuente y Centro como coordinador universal, un ministrador que coopera ilimitadamente. El Actor Conjunto es el correlacionador de toda realidad actual. Es la Deidad depositaria del pensamiento del Padre y del verbo del Hijo y está eternamente atento en su acción a la absolutidad material de la Isla central. La Trinidad del Paraíso ha decretado la orden universal de progresar, y la providencia de Dios es el terreno del Creador Conjunto y del Ser Supremo en evolución. Ninguna realidad actual o en actualización puede escapar a la larga de una relación con la Tercera Fuente y Centro.
9:1.4 (99.3) El Padre Universal preside los ámbitos de la preenergía, del preespíritu y de la personalidad. El Hijo Eterno domina las esferas de las actividades espirituales. La presencia de la Isla del Paraíso unifica el dominio de la energía física y del poder en materialización. El Actor Conjunto opera no solo como un espíritu infinito que representa al Hijo, sino también como manipulador universal de las fuerzas y energías del Paraíso, trayendo así a la existencia la mente universal y absoluta. El Actor Conjunto actúa en todo el gran universo como una personalidad positiva y bien diferenciada, especialmente en las esferas más altas de los valores espirituales, de las relaciones de la energía física y de los verdaderos significados de la mente. Actúa específicamente donde y cuando la energía y el espíritu se asocian e interactúan. Domina todas las reacciones con la mente, tiene un gran poder en el mundo espiritual y ejerce una poderosa influencia sobre la energía y la materia. La Tercera Fuente expresa en todo momento la naturaleza de la Primera Fuente y Centro.
9:1.5 (99.4) La Tercera Fuente y Centro comparte perfectamente y sin restricciones la omnipresencia de la Primera Fuente y Centro, y es llamada a veces el Espíritu Omnipresente. De una manera peculiar y muy personal, el Dios de la mente comparte la omnisciencia del Padre Universal y de su Hijo Eterno; el conocimiento del Espíritu es profundo y completo. El Creador Conjunto manifiesta ciertos aspectos de la omnipotencia del Padre Universal, pero solo es omnipotente de hecho en el terreno de la mente. La Tercera Persona de la Deidad es el centro intelectual y el administrador universal de los ámbitos de la mente; en ellos es absoluta, su soberanía es ilimitada.
9:1.6 (99.5) El Actor Conjunto parece estar motivado por la sociedad Padre-Hijo, pero da la impresión de que todas sus acciones reconocen la relación Padre-Paraíso. A veces y en ciertas funciones parece compensar la incompleción de desarrollo de las Deidades experienciales: Dios Supremo y Dios Último.
9:1.7 (100.1) Y en esto hay un misterio infinito: el Infinito reveló simultáneamente su infinitud en el Hijo y como Paraíso, y surgió entonces a la existencia un ser igual a Dios en divinidad, que refleja la naturaleza espiritual del Hijo y es capaz de activar el patrón paradisiaco, un ser provisionalmente de menor rango en soberanía pero que, de muchas maneras, parece el más polifacético en la acción. Esta aparente superioridad en la acción se desvela en un atributo de la Tercera Fuente y Centro que es superior incluso a la gravedad física: la manifestación universal de la Isla del Paraíso.
9:1.8 (100.2) Además de este supercontrol de la energía y de las cosas físicas, el Espíritu Infinito está magníficamente dotado con esos atributos de paciencia, misericordia y amor que con tanta excelencia se revelan en su ministerio espiritual. El Espíritu es supremamente competente para ministrar amor y eclipsar la justicia con misericordia. Dios Espíritu posee toda la bondad superna y todo el afecto misericordioso del Hijo Original y Eterno. El universo del que sois originarios está siendo forjado entre el yunque de la justicia y el martillo del sufrimiento, pero los que empuñan el martillo son los hijos de la misericordia, la prole de espíritu del Espíritu Infinito.
9:2.1 (100.3) Dios es espíritu en un sentido triple: él mismo es espíritu, en su Hijo aparece como espíritu sin restricción, en el Actor Conjunto, como espíritu aliado con la mente. Y además de estas realidades espirituales creemos distinguir niveles de fenómenos de espíritu experienciales: los espíritus del Ser Supremo, de la Deidad Última y del Absoluto de Deidad.
9:2.2 (100.4) El Espíritu Infinito es tan complemento del Hijo Eterno como el Hijo es complemento del Padre Universal. El Hijo Eterno es una personalización espiritualizada del Padre; el Espíritu Infinito es una espiritualización personalizada del Hijo Eterno y el Padre Universal.
9:2.3 (100.5) Hay muchas líneas de fuerza espiritual y fuentes de poder supramaterial libres de obstáculos que enlazan directamente a las gentes de Urantia con las Deidades del Paraíso. Existe la conexión directa de los Ajustadores del Pensamiento con el Padre Universal, la influencia generalizada del impulso de la gravedad espiritual del Hijo Eterno y la presencia espiritual del Creador Conjunto. Hay una diferencia de función entre el espíritu del Hijo y el espíritu del Espíritu. La Tercera Persona puede actuar en su ministerio espiritual como mente más espíritu o solo como espíritu.
9:2.4 (100.6) Además de estas presencias paradisiacas, los urantianos se benefician de las influencias y actividades espirituales del universo local y del superuniverso, con su serie casi interminable de personalidades amorosas que conducen siempre a los de propósito leal y corazón sincero hacia arriba y hacia dentro en pos de los ideales de la divinidad y la meta de la perfección suprema.
9:2.5 (100.7) La presencia del espíritu universal del Hijo Eterno la conocemos, podemos reconocerla de manera inconfundible. La presencia del Espíritu Infinito, la Tercera Persona de la Deidad, incluso el hombre mortal la puede conocer, pues las criaturas materiales pueden experimentar de hecho la beneficencia de esta influencia divina que actúa como el otorgamiento del Espíritu Santo a las razas de la humanidad en los universos locales. Los seres humanos pueden llegar a ser también conscientes en alguna medida del Ajustador, la presencia impersonal del Padre Universal. Estos espíritus divinos que trabajan por la elevación y la espiritualización del hombre actúan todos al unísono y en perfecta cooperación. Son como uno en el funcionamiento espiritual de los planes de ascensión y logro de la perfección de los mortales.
9:3.1 (101.1) La Isla del Paraíso es la fuente y la sustancia de la gravedad física, y eso debería ser suficiente para haceros saber que la gravedad es una de las cosas más reales y eternamente confiables de todo el universo de universos físico. La gravedad no se puede modificar ni anular excepto por las fuerzas y energías patrocinadas conjuntamente por el Padre y el Hijo, que han sido confiadas a la persona de la Tercera Fuente y Centro y están asociadas funcionalmente a ella.
9:3.2 (101.2) El Espíritu Infinito posee un poder único y asombroso: la antigravedad. Este poder no está presente de manera funcional (observable) ni en el Padre ni en el Hijo. Esta aptitud para resistir a la atracción de la gravedad material es inherente a la Tercera Fuente y se revela en las reacciones personales del Actor Conjunto a ciertos aspectos de las relaciones universales. Este atributo único es transmisible a algunas de las personalidades más altas del Espíritu Infinito.
9:3.3 (101.3) La antigravedad puede anular la gravedad dentro de un marco local; lo hace mediante el ejercicio de una presencia igual de fuerza. Actúa solo en relación con la gravedad material y no es una acción de la mente. El fenómeno de resistencia a la gravedad de un giróscopo es una buena ilustración del efecto de la antigravedad, pero no sirve para ilustrar la causa de la antigravedad.
9:3.4 (101.4) El Actor Conjunto muestra además poderes que pueden trascender la fuerza y neutralizar la energía. Dichos poderes funcionan reduciendo la velocidad de la energía hasta el punto de materialización y mediante otras técnicas desconocidas para vosotros.
9:3.5 (101.5) El Creador Conjunto no es energía, ni la fuente de la energía, ni el destino de la energía; es el manipulador de la energía. El Creador Conjunto es acción: movimiento, cambio, modificación, coordinación, estabilización y equilibrio. Las energías sometidas al control directo o indirecto del Paraíso responden por naturaleza a los actos de la Tercera Fuente y Centro y de sus múltiples agentes.
9:3.6 (101.6) El universo de universos está todo ocupado por las criaturas controladoras del poder de la Tercera Fuente y Centro: controladores físicos, directores del poder, centros del poder y otros representantes del Dios de Acción relacionados con la regulación y la estabilización de las energías físicas. Todas estas criaturas únicas con función física poseen atributos variables de control del poder, tales como la antigravedad, que utilizan en sus esfuerzos por establecer el equilibrio físico de la materia y las energías del gran universo.
9:3.7 (101.7) Todas estas actividades materiales del Dios de Acción parecen relacionar su función con la Isla del Paraíso, y ciertamente todos los agentes del poder toman en consideración la absolutidad de la Isla eterna e incluso dependen de ella. Pero el Actor Conjunto no actúa por el Paraíso ni en respuesta al Paraíso. Actúa personalmente por el Padre y el Hijo. El Paraíso no es una persona. Las acciones no personales, impersonales y no personales de alguna otra forma de la Tercera Fuente y Centro son todas actos volitivos del propio Actor Conjunto. No son reflejos, derivaciones ni repercusiones de nada ni de nadie.
9:3.8 (101.8) El Paraíso es el patrón de la infinitud; el Dios de Acción es el activador de ese patrón. El Paraíso es el fulcro material de la infinitud; los agentes de la Tercera Fuente y Centro son las palancas de la inteligencia que mueven el nivel material e inyectan espontaneidad en el mecanismo de la creación física.
9:4.1 (102.1) Hay una naturaleza intelectual de la Tercera Fuente y Centro que es distinta de sus atributos físicos y espirituales. Dicha naturaleza no es contactable, pero es asociable intelectualmente aunque no personalmente. Es distinguible de los atributos físicos y del carácter espiritual de la Tercera Persona en los niveles de funcionamiento de la mente, pero para el discernimiento de las personalidades, esta naturaleza no actúa nunca con independencia de las manifestaciones físicas o espirituales.
9:4.2 (102.2) La mente absoluta es la mente de la Tercera Persona; es inseparable de la personalidad de Dios Espíritu. En los seres en funcionamiento, la mente no está separada de la energía o del espíritu, o de ambos. La mente no es inherente a la energía. La energía es receptiva y responde a la mente. La mente puede superponerse a la energía, pero la consciencia no es inherente al nivel puramente material. La mente no tiene que añadirse al espíritu puro, pues el espíritu es innatamente consciente e identificador. El espíritu es siempre inteligente, de alguna manera está dotado de mente. Puede ser una mente u otra, puede ser premente o supermente, incluso mente espíritu, pero hace lo equivalente a pensar y conocer. La visión interior del espíritu trasciende, sobreviene y antecede teóricamente a la consciencia de la mente.
9:4.3 (102.3) El Creador Conjunto es absoluto solo en el dominio de la mente, en el terreno de la inteligencia universal. La mente de la Tercera Fuente y Centro es infinita; trasciende completamente los circuitos de mente activos y en funcionamiento del universo de universos. La dotación de mente de los siete superuniversos proviene de los siete Espíritus Maestros, las personalidades principales del Creador Conjunto. Estos Espíritus Maestros distribuyen la mente en el gran universo como mente cósmica, y vuestro universo local está permeado por la variante propia de Nebadon del tipo de mente cósmica de Orvonton.
9:4.4 (102.4) La mente infinita ignora el tiempo, la mente última trasciende el tiempo, la mente cósmica está condicionada por el tiempo. Y lo mismo ocurre con el espacio: la Mente Infinita es independiente del espacio, pero según se desciende de los niveles infinitos hacia los niveles de mente de los adjutores, el intelecto debe tomar cada vez más en cuenta el hecho y las limitaciones del espacio.
9:4.5 (102.5) La fuerza cósmica responde a la mente tal como la mente cósmica responde al espíritu. El espíritu es propósito divino y la mente espíritu es propósito divino en acción. La energía es cosa, la mente es significado, el espíritu es valor. Incluso en el tiempo y el espacio, la mente establece esas relaciones relativas entre la energía y el espíritu que sugieren un parentesco mutuo en la eternidad.
9:4.6 (102.6) La mente trasmuta los valores del espíritu en significados del intelecto. La volición tiene el poder de hacer fructificar los significados de la mente tanto en el dominio material como en el espiritual. El ascenso al Paraíso supone un crecimiento relativo y diferencial en espíritu, mente y energía. La personalidad es el unificador de estos componentes de la individualidad experiencial.
9:5.1 (102.7) La Tercera Fuente y Centro es infinita en mente. Si el universo creciera hasta la infinitud, su potencial de mente seguiría siendo adecuado para dotar con mentes apropiadas y con otros requisitos esenciales del intelecto a un número ilimitado de criaturas.
9:5.2 (102.8) En el ámbito de la mente creada, la Tercera Persona, con sus asociados de igual y menor rango, rige suprema. Los dominios de la mente de la criatura tienen su origen exclusivo en la Tercera Fuente y Centro; ella es la otorgadora de la mente. Incluso a los fragmentos del Padre les resulta imposible morar en el interior de las mentes de los hombres antes de que se les haya preparado adecuadamente el camino mediante la acción de la mente y la función espiritual del Espíritu Infinito.
9:5.3 (103.1) La mente posee el rasgo único de que puede ser otorgada a una amplia diversidad de vida. A través de sus asociados creativos y criaturas asociadas, la Tercera Fuente y Centro aporta su ministerio a todas las mentes en todas las esferas. Ministra a los intelectos humanos y subhumanos a través de los adjutores de los universos locales, y por medio de los controladores físicos ministra incluso a las entidades más bajas y no experimentadoras de los tipos más primitivos de cosas vivas. La dirección de la mente es siempre una ministración de personalidades de espíritu-mente o de energía-mente.
9:5.4 (103.2) Puesto que la Tercera Persona de la Deidad es la fuente de la mente, es muy natural que a las criaturas con voluntad y evolutivas les resulte más fácil formarse conceptos comprensibles del Espíritu Infinito que del Hijo Eterno o del Padre Universal. La realidad del Creador Conjunto se desvela imperfectamente en la existencia misma de la mente humana. El Creador Conjunto es el antepasado de la mente cósmica, y la mente del hombre es un circuito individualizado, una porción impersonal de esa mente cósmica tal como es otorgada a un universo local por una Hija Creativa de la Tercera Fuente y Centro.
9:5.5 (103.3) Aunque la Tercera Persona es la fuente de la mente, no por ello deis por hecho que todos los fenómenos de la mente son divinos. El intelecto humano está arraigado en el origen material de las razas animales. La inteligencia del universo no es más revelación verdadera de Dios, que es mente, que la naturaleza física es revelación verdadera de la belleza y armonía del Paraíso. La perfección está en la naturaleza, pero la naturaleza no es perfecta. El Creador Conjunto es la fuente de la mente, pero la mente no es el Creador Conjunto.
9:5.6 (103.4) En Urantia la mente es un término medio entre la esencia de la perfección de pensamiento y la mentalidad en evolución de vuestra naturaleza humana inmadura. El plan para vuestra evolución intelectual es ciertamente de una perfección sublime, pero distáis mucho de esa meta divina mientras actuáis en el tabernáculo de la carne. La mente es verdaderamente de origen divino y tiene un destino divino, pero vuestras mentes mortales no tienen aún dignidad divina.
9:5.7 (103.5) Muchas veces, demasiadas veces, enturbiáis vuestra mente con insinceridades y la dañáis con maldades; la sometéis al miedo animal y la deformáis con ansiedades inútiles. Por lo tanto, aunque la fuente de la mente es divina, la mente tal como la conocéis en vuestro mundo de ascensión no puede llegar a ser objeto de gran admiración y mucho menos de adoración o culto. La contemplación del intelecto humano inmaduro e inactivo debería conducir únicamente a reacciones de humildad.
9:6.1 (103.6) La Tercera Fuente y Centro, la inteligencia universal, es consciente personalmente de cada mente, de cada intelecto que hay en toda la creación y mantiene un contacto personal y perfecto con todas las criaturas físicas, morontiales y espirituales dotadas de mente de los vastos universos. Todas estas actividades de la mente se captan en el circuito absoluto de gravedad de mente que se focaliza en la Tercera Fuente y Centro y es parte de la consciencia personal del Espíritu Infinito.
9:6.2 (103.7) De forma muy similar a como el Padre tira de toda personalidad hacia sí y el Hijo atrae toda realidad espiritual, el Actor Conjunto ejerce un poder de atracción sobre todas las mentes. Domina y controla de forma ilimitada el circuito universal de mente. Todos los valores intelectuales auténticos y verdaderos, todos los pensamientos divinos y todas las ideas perfectas, son atraídos infaliblemente hacia este circuito absoluto de la mente.
9:6.3 (104.1) La gravedad de mente puede operar con independencia de la gravedad material y espiritual, pero donde y cuando inciden las dos últimas, la gravedad de mente funciona siempre. Cuando las tres se asocian, la gravedad de la personalidad puede abarcar a la criatura material —física o morontial, finita o absonita—. Pero aparte de esto, la dotación de mente, incluso en seres impersonales, los faculta para pensar y los dota de consciencia a pesar de la ausencia total de personalidad.
9:6.4 (104.2) Sin embargo, la yoidad de la dignidad personal, humana o divina, inmortal o potencialmente inmortal, no se origina ni en el espíritu, ni en la mente ni en la materia; es otorgamiento del Padre Universal. Tampoco la interacción de la gravedad de espíritu, de mente y material es una condición imprescindible para la aparición de la gravedad de la personalidad. El circuito del Padre puede abarcar a un ser de mente material que no responda a la gravedad de espíritu, o puede incluir a un ser espíritu-mente que no responda a la gravedad material. El funcionamiento de la gravedad de la personalidad es siempre un acto volitivo del Padre Universal.
9:6.5 (104.3) Si bien la mente está asociada a la energía en los seres puramente materiales y asociada al espíritu en las personalidades puramente espirituales, innumerables órdenes de personalidad, incluyendo a los humanos, poseen mentes que están asociadas tanto con la energía como con el espíritu. Los aspectos espirituales de la mente de la criatura responden indefectiblemente a la atracción de la gravedad de espíritu del Hijo Eterno. Los rasgos materiales responden al impulso de la gravedad del universo material.
9:6.6 (104.4) La mente cósmica, cuando no está asociada ni con la energía ni con el espíritu, no está sujeta a las demandas de la gravedad de los circuitos materiales ni de los espirituales. La mente pura solo está sujeta al control de la gravedad universal del Actor Conjunto. La mente pura tiene un parentesco cercano con la mente infinita, y la mente infinita (teóricamente de igual rango que los absolutos de espíritu y de energía) es aparentemente una ley en sí misma.
9:6.7 (104.5) Cuanto mayor sea la divergencia energía-espíritu, mayor será el funcionamiento observable de la mente. Cuanto menor sea la diversidad entre energía y espíritu, menor será el funcionamiento observable de la mente. El funcionamiento máximo de la mente cósmica se da aparentemente en los universos con tiempo del espacio. En estos la mente parece funcionar en una zona media entre la energía y el espíritu, pero esto no es cierto en niveles más altos de la mente. En el Paraíso, la energía y el espíritu son esencialmente uno.
9:6.8 (104.6) El circuito de gravedad de mente es confiable; emana de la Tercera Persona de la Deidad que está en el Paraíso, pero no todo funcionamiento observable de la mente es previsible. En toda la creación conocida, en paralelo con este circuito de la mente, hay alguna presencia poco comprendida cuyo funcionamiento no es previsible. Creemos que esta imprevisibilidad es atribuible en parte a la función del Absoluto Universal. No sabemos qué es esta función, solo podemos hacer conjeturas sobre qué la acciona, solo podemos especular sobre su relación con las criaturas.
9:6.9 (104.7) Algunos aspectos de la imprevisibilidad de la mente finita pueden deberse a la incompleción del Ser Supremo, y hay una vasta zona de actividades en la que el Actor Conjunto y el Absoluto Universal puede que sean tangentes. Hay muchas cosas sobre la mente que se desconocen, pero de esto estamos seguros: el Espíritu Infinito es la expresión perfecta de la mente del Creador para todas las criaturas; el Ser Supremo es la expresión en evolución de las mentes de todas las criaturas para su Creador.
9:7.1 (105.1) El Actor Conjunto puede coordinar todos los niveles de actualidad del universo de una manera tal que hace posible el conocimiento simultáneo de lo mental, lo material y lo espiritual. Es el fenómeno de la reflectividad del universo, ese poder único e inexplicable de ver, oír, sentir y conocer todas las cosas según suceden en todo un superuniverso, y de focalizar por reflectividad toda esta información y conocimiento en cualquier punto deseado. La acción de la reflectividad se muestra de forma perfecta en cada uno de los mundos sede de los siete superuniversos. Está también operativa en todos los sectores de los superuniversos y dentro de los límites de los universos locales. La reflectividad se focaliza finalmente en el Paraíso.
9:7.2 (105.2) El fenómeno de la reflectividad, tal como se desvela en los mundos sede de los superuniversos con las asombrosas actuaciones de las personalidades reflectantes emplazadas en ellos, representa la interasociación más compleja de todas las fases de la existencia que se encuentran en toda la creación. Las líneas del espíritu se pueden remontar hasta el Hijo, las de la energía física hasta el Paraíso y las de la mente hasta la Tercera Fuente. Pero en el extraordinario fenómeno de la reflectividad del universo hay una unificación única y excepcional de las tres, asociadas de tal forma que permiten a los gobernantes del universo estar informados instantáneamente de toda situación remota al mismo tiempo que ocurre.
9:7.3 (105.3) Comprendemos gran parte de la técnica de la reflectividad, pero hay muchos aspectos que realmente nos desconciertan. Sabemos que el Actor Conjunto es el centro del circuito de mente en el universo, que él es el ancestro de la mente cósmica y que la mente cósmica opera bajo la dominación de la gravedad de mente absoluta de la Tercera Fuente y Centro. Sabemos además que los circuitos de la mente cósmica influyen en los niveles intelectuales de toda existencia conocida; contienen los informes universales del espacio, y es igual de cierto que se enfocan en los siete Espíritus Maestros y convergen en la Tercera Fuente y Centro.
9:7.4 (105.4) La relación entre la mente cósmica finita y la mente absoluta divina parece estar evolucionando en la mente experiencial del Supremo. Se nos ha enseñado que en los albores del tiempo el Espíritu Infinito otorgó esta mente experiencial al Supremo, y conjeturamos que ciertas características del fenómeno de la reflectividad solo son explicables dando por supuesta la actividad de la Mente Suprema. Si el Supremo no está involucrado en la reflectividad, no sabemos cómo explicar los intrincados actos y las infalibles operaciones de esta consciencia del cosmos.
9:7.5 (105.5) La reflectividad parece ser omnisciencia dentro de los límites de lo finito experiencial y podría representar la emergencia de la consciencia-presencia del Ser Supremo. Si esta suposición es cierta, la utilización de la reflectividad en cualquiera de sus fases es equivalente a un contacto parcial con la consciencia del Supremo.
9:8.1 (105.6) El Espíritu Infinito posee pleno poder para transmitir muchos de sus poderes y prerrogativas a sus personalidades y agentes de igual y menor rango.
9:8.2 (105.7) El primer acto de creación del Espíritu Infinito como Deidad, actuando aparte de la Trinidad pero en algún tipo de asociación no revelada con el Padre y el Hijo, se personalizó en la existencia de los siete Espíritus Maestros del Paraíso, los distribuidores del Espíritu Infinito a los universos.
9:8.3 (106.1) En las sedes de los superuniversos no hay representante directo de la Tercera Fuente y Centro. Cada una de estas siete creaciones depende de uno de los siete Espíritus Maestros del Paraíso que actúa a través de los siete Espíritus Reflectantes situados en la capital del superuniverso.
9:8.4 (106.2) El acto creativo siguiente y continuador del Espíritu Infinito se desvela cada cierto tiempo al dar origen a los Espíritus Creativos. Cada vez que el Padre Universal y el Hijo Eterno se convierten en padres de un Hijo Creador, el Espíritu Infinito se convierte en el ancestro del Espíritu Creativo de un universo local, que se convierte en la estrecha colaboradora de ese Hijo Creador en toda la experiencia posterior en el universo.
9:8.5 (106.3) Igual que es necesario distinguir entre el Hijo Eterno y los Hijos Creadores, es necesario diferenciar entre el Espíritu Infinito y los Espíritus Creativos, los seres de igual rango que los Hijos Creadores en los universos locales. Un Espíritu Creativo es para un universo local lo que el Espíritu Infinito es para la creación total.
9:8.6 (106.4) La Tercera Fuente y Centro está representada en el gran universo por una vasta colección de espíritus ministrantes: mensajeros, maestros, árbitros, ayudantes y consejeros, junto con los supervisores de ciertos circuitos de naturaleza física, morontial y espiritual. No todos estos seres son personalidades en el sentido estricto del término. La personalidad propia de la variedad de las criaturas finitas se caracteriza por:
9:8.7 (106.5) 1. Autoconsciencia subjetiva.
9:8.8 (106.6) 2. Respuesta objetiva al circuito de personalidad del Padre.
9:8.9 (106.7) Hay personalidades de creador y personalidades de criatura, y además de estos dos tipos fundamentales hay personalidades de la Tercera Fuente y Centro, seres que son personales para el Espíritu Infinito, pero que no son indubitablemente personales para los seres criatura. Estas personalidades de la Tercera Fuente no son parte del circuito de personalidad del Padre. Las personalidades de la Primera Fuente y las personalidades de la Tercera Fuente pueden contactar entre sí. Toda personalidad es contactable.
9:8.10 (106.8) El Padre otorga la personalidad por su libre albedrío personal. Solo podemos conjeturar por qué lo hace y no sabemos cómo lo hace. Tampoco sabemos por qué la Tercera Fuente otorga personalidad que no es del Padre, pero esto el Espíritu Infinito lo hace en su propio nombre, en conjunción creativa con el Hijo Eterno y de muchas maneras desconocidas para vosotros. El Espíritu Infinito puede actuar también para el Padre en el otorgamiento de personalidad de la Primera Fuente.
9:8.11 (106.9) Existen numerosos tipos de personalidades de la Tercera Fuente. El Espíritu Infinito otorga personalidad de la Tercera Fuente a muchos grupos que no están incluidos en el circuito de personalidad del Padre, como son ciertos directores del poder. Asimismo, el Espíritu Infinito trata como personalidades a muchos grupos de seres, tales como los Espíritus Creativos, que constituyen una categoría aparte en sus relaciones con las criaturas encircuitadas del Padre.
9:8.12 (106.10) Tanto las personalidades de la Primera Fuente como las de la Tercera Fuente están dotadas con todo lo que el hombre asocia con el concepto de personalidad y más. Tienen mentes que abarcan memoria, razón, juicio, imaginación creativa, asociación de ideas, decisión, elección y numerosos poderes adicionales del intelecto totalmente desconocidos para los mortales. Con pocas excepciones, los órdenes que se os han revelado poseen forma e individualidad bien diferenciada; son seres reales. Una mayoría de ellos son visibles a todos los órdenes de existencia de espíritu.
9:8.13 (107.1) Incluso vosotros seréis capaces de ver a vuestros compañeros espirituales de los órdenes más bajos tan pronto como seáis liberados de la limitada visión de los ojos materiales que tenéis ahora y hayáis sido dotados de una forma de morontia con su sensibilidad ampliada a la realidad de las cosas espirituales.
9:8.14 (107.2) La familia funcional de la Tercera Fuente y Centro, tal como se revela en estas narraciones, se divide en tres grandes grupos:
9:8.15 (107.3) I. Los Espíritus Supremos. Un grupo de origen compuesto que abarca, entre otros, los siguientes órdenes:
9:8.16 (107.4) 1. Los siete Espíritus Maestros del Paraíso.
9:8.17 (107.5) 2. Los Espíritus Reflectantes de los superuniversos.
9:8.18 (107.6) 3. Los Espíritus Creativos de los universos locales.
9:8.19 (107.7) II. Los Directores del Poder. Un grupo de criaturas y agentes de control que actúan en todo el espacio organizado.
9:8.20 (107.8) III. Las personalidades del Espíritu Infinito. Esta designación no implica necesariamente que estos seres sean personalidades de la Tercera Fuente, aunque algunos de ellos son únicos entre las criaturas con voluntad. Se agrupan habitualmente en tres clasificaciones principales:
9:8.21 (107.9) 1. Las personalidades más altas del Espíritu Infinito.
9:8.22 (107.10) 2. Las huestes de mensajeros del espacio.
9:8.23 (107.11) 3. Los espíritus ministrantes del tiempo.
9:8.24 (107.12) Estos grupos sirven en el Paraíso, en el universo central o residencial, en los superuniversos, y abarcan órdenes que actúan en los universos locales y también en las constelaciones, sistemas y planetas.
9:8.25 (107.13) Las personalidades de espíritu de la vasta familia del Espíritu Divino e Infinito están dedicadas por siempre al servicio del ministerio del amor de Dios y de la misericordia del Hijo para todas las criaturas inteligentes de los mundos evolutivos del tiempo y el espacio. Estos seres de espíritu constituyen la escalera viviente por la que el hombre mortal sube del caos a la gloria.
9:8.26 (107.14) [Revelado en Urantia por un Consejero Divino de Uversa comisionado por los Ancianos de los Días para describir la naturaleza y la labor del Espíritu Infinito.]
El libro de Urantia
Documento 10
10:0.1 (108.1) LA Trinidad del Paraíso de las Deidades eternas permite al Padre escapar del absolutismo de la personalidad. La Trinidad asocia perfectamente la expresión ilimitada de la infinita voluntad personal de Dios con la absolutidad de la Deidad. El Hijo Eterno y los diversos Hijos de origen divino, juntamente con el Actor Conjunto y sus hijos del universo, posibilitan efectivamente la liberación del Padre de las limitaciones por lo demás inherentes a la primacía, la perfección, la inmutabilidad, la eternidad, la universalidad, la absolutidad y la infinitud.
10:0.2 (108.2) La Trinidad del Paraíso asegura efectivamente la expresión plena y la revelación perfecta de la naturaleza eterna de la Deidad. Los Hijos Estacionarios de la Trinidad ofrecen igualmente una revelación plena y perfecta de la justicia divina. La Trinidad es unidad de Deidad, y esta unidad descansa eternamente sobre los fundamentos absolutos de la unicidad divina de las tres personalidades originales iguales en rango y en existencia: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu.
10:0.3 (108.3) Partiendo de la situación presente en el círculo de la eternidad y mirando hacia atrás al pasado sin fin, podemos descubrir una sola inevitabilidad ineludible en los asuntos del universo, y es la Trinidad del Paraíso. Yo creo que la Trinidad ha sido inevitable. Cuando veo el pasado, el presente y el futuro del tiempo, considero que ninguna otra cosa ha sido inevitable en todo el universo de universos. El universo maestro presente, visto en retrospectiva o en prospectiva, es impensable sin la Trinidad. Dada la Trinidad del Paraíso, podemos postular formas alternativas o incluso múltiples de hacer todas las cosas, pero sin la Trinidad de Padre, Hijo y Espíritu somos incapaces de concebir cómo pudo conseguir el Infinito una personalización triple y de igual rango frente a la absoluta unicidad de la Deidad. Ningún otro concepto de la creación está a la altura de los niveles de la Trinidad por su compleción de la absolutidad inherente a la unidad de la Deidad unida a la repleción de la liberación volitiva inherente a la personalización triple de la Deidad.
10:1.1 (108.4) Podría parecer que el Padre, allá en la eternidad, inauguró una política de profunda autodistribución. Hay algo inherente a la naturaleza desinteresada, amorosa y digna de ser amada del Padre Universal que le hace reservarse para sí únicamente el ejercicio de los poderes y de la autoridad que aparentemente le resulta imposible delegar u otorgar.
10:1.2 (108.5) El Padre Universal se ha despojado desde el principio de cualquier parte de sí mismo que era otorgable a otro Creador o a otra criatura. Ha delegado en sus Hijos divinos y en sus inteligencias asociadas todo poder y toda autoridad que se podía delegar. De hecho, ha transferido a sus Hijos Soberanos en sus respectivos universos toda prerrogativa de autoridad administrativa que era transferible. En los asuntos de los universos locales ha hecho a cada Hijo Creador Soberano tan perfecto, competente e investido de autoridad como lo es el Hijo Eterno en el universo original central. Junto con la dignidad y la santidad de la posesión de la personalidad, ha entregado, otorgado de hecho, todo de sí mismo y todos sus atributos, todas las cosas de las que le era posible despojarse, de todas las formas, en todas las edades, en todos los lugares y a todas las personas. Y lo ha hecho en todos los universos excepto en el de su morada central.
10:1.3 (109.1) La personalidad divina no es egocéntrica; autodistribuirse y compartir la personalidad caracterizan la yoidad divina de libre albedrío. Las criaturas ansían vincularse con otras criaturas personales; los Creadores se sienten movidos a compartir la divinidad con sus hijos del universo; la personalidad del Infinito se desvela como Padre Universal que comparte la realidad del ser y la igualdad del yo con dos personalidades de igual rango, el Hijo Eterno y el Actor Conjunto.
10:1.4 (109.2) Para conocer la personalidad y los atributos divinos del Padre dependeremos siempre de las revelaciones del Hijo Eterno. Esto es así porque cuando se efectuó el acto conjunto de la creación, cuando la Tercera Persona de la Deidad surgió a la existencia como personalidad y ejecutó los conceptos combinados de sus padres divinos, el Padre dejó de existir como personalidad no cualificada. Con la llegada a la existencia del Actor Conjunto y la materialización del núcleo central de la creación, tuvieron lugar ciertos cambios eternos. Dios se dio como personalidad absoluta a su Hijo Eterno. El Padre otorga así la «personalidad de infinitud» a su Hijo unigénito, mientras que ambos otorgan la «personalidad conjunta» de su unión eterna al Espíritu Infinito.
10:1.5 (109.3) Por estas y otras razones que sobrepasan el concepto de la mente finita, es extremadamente difícil para la criatura humana comprender la infinita personalidad-padre de Dios, excepto tal como es revelada universalmente en el Hijo Eterno y tal como está activa universalmente con el Hijo en el Espíritu Infinito.
10:1.6 (109.4) Puesto que los Hijos de Dios del Paraíso visitan los mundos evolutivos y a veces incluso moran en ellos a semejanza de carne mortal, y puesto que estos otorgamientos hacen posible que el hombre mortal conozca de hecho algo de la naturaleza y el carácter de la personalidad divina, las criaturas de las esferas planetarias deben buscar en estos otorgamientos de los Hijos del Paraíso información fiable y fidedigna respecto al Padre, al Hijo y al Espíritu.
10:2.1 (109.5) Mediante la técnica de la trinización el Padre se despoja de la personalidad no cualificada de espíritu que es el Hijo, pero al hacerlo se constituye en el Padre de este mismo Hijo y así se hace poseedor de una capacidad ilimitada de convertirse en el Padre divino de todos los tipos personalizados de criaturas inteligentes con voluntad que posteriormente han sido creados, han devenido u otros. Como la personalidad absoluta y no cualificada, el Padre solo puede actuar como y con el Hijo, pero como Padre personal, sigue otorgando la personalidad a las diversas multitudes de los distintos niveles de criaturas inteligentes con voluntad, y mantiene por siempre relaciones personales de vinculación amorosa con esa vasta familia de hijos del universo.
10:2.2 (109.6) Después de que el Padre ha otorgado a la personalidad de su Hijo la plenitud de sí mismo, y cuando este acto de autootorgamiento es completo y perfecto, los eternos asociados, haciendo uso del infinito poder y la naturaleza infinita que existen así en la unión Padre-Hijo, otorgan conjuntamente aquellas cualidades y atributos que constituyen otro ser más como ellos. Y esta personalidad conjunta, el Espíritu Infinito, completa la personalización existencial de la Deidad.
10:2.3 (110.1) El Hijo es indispensable para la paternidad de Dios. El Espíritu es indispensable para la fraternidad de la Segunda y Tercera Persona. Tres personas son un grupo social mínimo, pero esta es la menos importante de las muchas razones válidas para creer en la inevitabilidad del Actor Conjunto.
10:2.4 (110.2) La Primera Fuente y Centro es la personalidad-padre infinita, la fuente ilimitada de la personalidad. El Hijo Eterno es el absoluto-personalidad no cualificado, el ser divino que se presenta a través del tiempo y en la eternidad como la revelación perfecta de la naturaleza personal de Dios. El Espíritu Infinito es la personalidad conjunta, la consecuencia personal única de la unión sempiterna Padre-Hijo.
10:2.5 (110.3) La personalidad de la Primera Fuente y Centro es la personalidad de la infinitud menos la personalidad absoluta del Hijo Eterno. La personalidad de la Tercera Fuente y Centro es la consecuencia superaditiva de la unión de la personalidad-Padre liberada y la personalidad-Hijo absoluta.
10:2.6 (110.4) El Padre Universal, el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito son personas únicas; ninguna es un duplicado; cada una es original; todas están unidas.
10:2.7 (110.5) Solo el Hijo Eterno experimenta la plenitud de la divina relación de personalidad. Es consciente tanto de su filiación con el Padre como de su paternidad hacia el Espíritu y de la igualdad divina con el ancestro-Padre y con el compañero-Espíritu. El Padre conoce la experiencia de tener un Hijo que es su igual, pero el Padre no conoce antecedentes ancestrales. El Hijo Eterno tiene la experiencia de filiación, el reconocimiento de la ascendencia de su personalidad, y al mismo tiempo el Hijo es consciente de ser un padre conjunto del Espíritu Infinito. El Espíritu Infinito es consciente de la doble ascendencia de su personalidad, pero no es padre de una personalidad de la Deidad de su mismo rango. Con el Espíritu queda completado el ciclo existencial de personalización de la Deidad. Las personalidades primarias de la Tercera Fuente y Centro son experienciales y son siete.
10:2.8 (110.6) Yo tengo mi origen en la Trinidad del Paraíso. Conozco a la Trinidad como Deidad unificada. Sé también que el Padre, el Hijo y el Espíritu existen y actúan según sus capacidades personales explícitas. Sé con certeza que no solo actúan personal y colectivamente, sino que coordinan también sus actuaciones en varias agrupaciones, de modo que al final actúan en siete capacidades singulares y plurales distintas. Y puesto que estas siete asociaciones agotan las posibilidades de tales combinaciones de la divinidad, es inevitable que las realidades del universo aparezcan en siete variaciones de valores, de significados y de personalidad.
10:3.1 (110.7) A pesar de que hay solo una Deidad, hay tres personalizaciones ciertas y divinas de la Deidad. En cuanto al hecho de dotar al hombre de los Ajustadores divinos, el Padre dijo: «Hagamos al hombre mortal a nuestra propia imagen». Esta referencia a los actos y operaciones de la Deidad plural aparece repetidamente en todos los escritos urantianos y es una clara muestra de reconocimiento de la existencia y la actuación de las tres Fuentes y Centros.
10:3.2 (110.8) Se nos enseña que el Hijo y el Espíritu mantienen las mismas relaciones de igualdad con el Padre en la asociación de la Trinidad. Es indudable que así lo hacen en la eternidad y como Deidades, pero es igualmente cierto que en el tiempo y como personalidades desvelan relaciones de muy diversa naturaleza. Mirando desde el Paraíso a los universos, estas relaciones sí parecen muy similares, pero se muestran bastante diferentes cuando se ven desde los dominios del espacio.
10:3.3 (111.1) Los Hijos divinos son en verdad el «Verbo de Dios», pero los hijos del Espíritu son verdaderamente el «Acto de Dios». Dios habla a través del Hijo y, con el Hijo, actúa a través del Espíritu Infinito, mientras que en todas las actividades del universo el Hijo y el Espíritu actúan con fraternidad exquisita y trabajan como dos hermanos iguales con admiración y amor hacia un Padre común alabado y divinamente respetado.
10:3.4 (111.2) El Padre, el Hijo y el Espíritu son ciertamente iguales en naturaleza y tienen igual rango en el ser, pero hay diferencias inequívocas en sus actuaciones en el universo. Y cuando actúan solos cada persona de la Deidad parece estar limitada en absolutidad.
10:3.5 (111.3) El Padre Universal, antes de despojarse por voluntad propia de la personalidad, los poderes y los atributos que constituyen al Hijo y al Espíritu, parece haber sido (considerado filosóficamente) una Deidad no cualificada, absoluta e infinita. Pero esa teórica Primera Fuente y Centro sin un Hijo no podría ser considerada, en ningún sentido de la palabra, como el Padre Universal; la paternidad no es real sin filiación. Además el Padre, para haber sido absoluto en un sentido total, hubiera tenido que existir él solo en algún momento eternamente distante. Pero no tuvo nunca tal existencia solitaria; el Hijo y el Espíritu son ambos coeternos con el Padre. La Primera Fuente y Centro ha sido siempre y siempre será el Padre eterno del Hijo Original y, con el Hijo, el progenitor eterno del Espíritu Infinito.
10:3.6 (111.4) Observamos que el Padre se ha despojado de todas las manifestaciones directas de su absolutidad excepto de la paternidad absoluta y de la volición absoluta. No sabemos si la volición es un atributo inalienable del Padre; solo podemos observar que no se despojó de la volición. Tal infinitud de voluntad tiene que haber sido eternamente inherente a la Primera Fuente y Centro.
10:3.7 (111.5) Al otorgar al Hijo Eterno la absolutidad de la personalidad, el Padre Universal se libra de las cadenas del absolutismo de la personalidad, pero al hacerlo da un paso que le quita para siempre la posibilidad de actuar él solo como el absoluto-personalidad. Y con la personalización final de la Deidad coexistente —el Actor Conjunto— sobreviene la interdependencia trinitaria crucial de las tres personalidades divinas con respecto a la totalidad de la actuación de la Deidad en lo absoluto.
10:3.8 (111.6) Dios es el Absoluto-Padre de todas las personalidades del universo de universos. El Padre es personalmente absoluto en libertad de acción, pero en los universos del tiempo y el espacio ya hechos, que se están haciendo y aún por hacer, el Padre no es absoluto de forma perceptible como Deidad total excepto en la Trinidad del Paraíso.
10:3.9 (111.7) La Primera Fuente y Centro actúa fuera de Havona en los universos fenoménicos, como sigue:
10:3.10 (111.8) 1. Como creador, a través de los Hijos Creadores, sus nietos.
10:3.11 (111.9) 2. Como controlador, a través del centro de gravedad del Paraíso.
10:3.12 (111.10) 3. Como espíritu, a través del Hijo Eterno.
10:3.13 (111.11) 4. Como mente, a través del Creador Conjunto.
10:3.14 (111.12) 5. Como Padre, mantiene contacto parental con todas las criaturas a través de su circuito de personalidad.
10:3.15 (111.13) 6. Como persona, actúa directamente en toda la creación por medio de sus fragmentos exclusivos. En el hombre mortal, por medio de los Ajustadores del Pensamiento.
10:3.16 (111.14) 7. Como Deidad total, actúa solo en la Trinidad del Paraíso.
10:3.17 (112.1) Todas estas renuncias y delegaciones de jurisdicción del Padre Universal son enteramente voluntarias y autoimpuestas. El Padre todopoderoso asume intencionadamente estas limitaciones de autoridad en el universo.
10:3.18 (112.2) El Hijo Eterno parece actuar como uno con el Padre en todos los aspectos espirituales excepto en los otorgamientos de los fragmentos de Dios y en otras actividades prepersonales. El Hijo tampoco está estrechamente identificado con las actividades intelectuales de las criaturas materiales ni con las actividades de la energía de los universos materiales. Como absoluto, el Hijo actúa como persona y solo en el dominio del universo espiritual.
10:3.19 (112.3) El Espíritu Infinito es asombrosamente universal e increíblemente polifacético en todas sus operaciones. Actúa en las esferas de la mente, la materia y el espíritu. El Actor Conjunto representa la asociación Padre-Hijo, pero también actúa como él mismo. No le conciernen directamente la gravedad física, la gravedad espiritual ni el circuito de personalidad, pero participa en mayor o menor medida en todas las demás actividades del universo. Si bien depende aparentemente de tres controles existenciales y absolutos de la gravedad, el Espíritu Infinito parece ejercer tres supercontroles. Esta triple dotación se emplea de muchas maneras para superar y aparentemente neutralizar incluso las manifestaciones de las fuerzas y las energías primarias, hasta llegar a las fronteras superúltimas de la absolutidad. En ciertas situaciones estos supercontroles trascienden absolutamente incluso las manifestaciones primordiales de la realidad cósmica.
10:4.1 (112.4) De todas las asociaciones absolutas, la Trinidad del Paraíso (la primera triunidad) es única como asociación exclusiva de la Deidad personal. Dios actúa como Dios solo con relación a Dios y a los que pueden conocer a Dios; pero como Deidad absoluta actúa solo en la Trinidad del Paraíso y con relación a la totalidad del universo.
10:4.2 (112.5) La Deidad eterna está perfectamente unificada; sin embargo, hay tres personas de la Deidad perfectamente individualizadas. La Trinidad del Paraíso hace posible la expresión simultánea de toda la diversidad de rasgos de carácter y poderes infinitos de la Primera Fuente y Centro y los eternos de su mismo rango junto con la expresión de toda la unidad divina de las actuaciones de la Deidad indivisa en el universo.
10:4.3 (112.6) La Trinidad es una asociación de personas infinitas que actúan en una capacidad no personal pero no en contravención de la personalidad. El ejemplo es burdo, pero un padre, un hijo y un nieto pueden formar una entidad corporativa que sería no personal y sin embargo sujeta a sus voluntades personales.
10:4.4 (112.7) La Trinidad del Paraíso es real. Existe como la unión de Deidad del Padre, el Hijo y el Espíritu. Sin embargo, el Padre, el Hijo o el Espíritu, o dos de ellos, pueden actuar en relación con esta misma Trinidad del Paraíso. El Padre, el Hijo y el Espíritu pueden colaborar de forma no trinitaria, pero no como tres Deidades. Como personas pueden decidir colaborar a su elección, pero eso no es la Trinidad.
10:4.5 (112.8) Recordad siempre que lo que hace el Espíritu Infinito es la función de Actor Conjunto. Tanto el Padre como el Hijo están actuando en él y a través de él y como él. Pero sería vano intentar dilucidar el misterio de la Trinidad: tres como uno y en uno, y uno como dos y actuando por dos.
10:4.6 (112.9) La Trinidad está tan relacionada con los asuntos del universo total que debe ser tomada en cuenta en nuestros intentos de explicar la totalidad de cualquier evento cósmico aislado o cualquier relación de personalidad aislada. La Trinidad actúa en todos los niveles del cosmos, y el hombre mortal está limitado al nivel finito. Por consiguiente, el hombre debe contentarse con un concepto finito de la Trinidad como Trinidad.
10:4.7 (113.1) Como mortales en la carne deberíais contemplar la Trinidad según vuestro esclarecimiento individual y en armonía con las reacciones de vuestra mente y vuestra alma. Podéis saber muy poco de la absolutidad de la Trinidad, pero a medida que ascendáis hacia el Paraíso os asombraréis muchas veces con revelaciones sucesivas y descubrimientos inesperados sobre la supremacía y la ultimidad de la Trinidad, cuando no sobre su absolutidad.
10:5.1 (113.2) Las Deidades personales tienen atributos, pero no es muy consecuente decir que la Trinidad tiene atributos. Es más propio considerar que esta asociación de seres divinos tiene funciones, tales como la administración de justicia, las actitudes de totalidad, la acción de igual categoría y el sobrecontrol cósmico. Estas funciones son activamente supremas, últimas y (dentro de los límites de la Deidad) absolutas hasta donde concierne a todas las realidades vivas con valor de personalidad.
10:5.2 (113.3) Las funciones de la Trinidad del Paraíso no son la simple suma de la dotación aparente de divinidad del Padre más los atributos especializados que son únicos en la existencia personal del Hijo y el Espíritu. La asociación de las tres Deidades del Paraíso en la Trinidad da como resultado la evolución, el devenir y la deización de nuevos significados, valores, poderes y capacidades de revelación, acción y administración universal. Las asociaciones vivas, las familias humanas, los grupos sociales o la Trinidad del Paraíso no aumentan por mera suma aritmética. El potencial del grupo excede siempre en mucho a la simple suma de los atributos de sus componentes individuales.
10:5.3 (113.4) La Trinidad mantiene una actitud única, como Trinidad, hacia todo el universo del pasado, el presente y el futuro. Y la mejor forma de considerar las funciones de la Trinidad es con relación a las actitudes de la Trinidad ante el universo. Estas actitudes son simultáneas y pueden ser múltiples respecto a cualquier situación o acontecimiento aislado:
10:5.4 (113.5) 1. Actitud hacia lo finito. La autolimitación máxima de la Trinidad es su actitud hacia lo finito. La Trinidad no es una persona, ni el Ser Supremo es una personalización exclusiva de la Trinidad, pero el Supremo es el mayor acercamiento a una focalización poder-personalidad de la Trinidad que pueden comprender las criaturas finitas. De ahí que se denomine a veces Trinidad de la Supremacía a la Trinidad en relación con lo finito.
10:5.5 (113.6) 2. Actitud hacia lo absonito. La Trinidad del Paraíso tiene en consideración aquellos niveles de existencia que son más que finitos pero menos que absolutos, y esta relación se denomina a veces Trinidad de la Ultimidad. Ni el Último ni el Supremo son enteramente representativos de la Trinidad del Paraíso, pero en un sentido limitado y en sus respectivos niveles, cada uno de ellos parece representar a la Trinidad durante las eras prepersonales de desarrollo del poder experiencial.
10:5.6 (113.7) 3. La actitud absoluta de la Trinidad del Paraíso está en relación con las existencias absolutas y culmina en la acción de la Deidad total.
10:5.7 (113.8) El Infinito de Trinidad implica la acción de igual categoría de todas las relaciones de triunidad de la Primera Fuente y Centro —tanto no deificadas como deificadas— y de ahí que sea muy difícil que las personalidades lo capten. Al contemplar a la Trinidad como infinita no dejéis de tener en cuenta a las siete triunidades; de ese modo se pueden evitar ciertas dificultades de comprensión y se pueden resolver parcialmente ciertas paradojas.
10:5.8 (114.1) Pero no dispongo de un lenguaje que me permita transmitir a la limitada mente humana la verdad plena y el significado eterno de la Trinidad del Paraíso ni la naturaleza de la interasociación sin fin de los tres seres de perfección infinita.
10:6.1 (114.2) Toda ley tiene su origen en la Primera Fuente y Centro: ella es la ley. La administración de la ley espiritual es inherente a la Segunda Fuente y Centro. La revelación de la ley, la promulgación e interpretación de los estatutos divinos, es función de la Tercera Fuente y Centro. La aplicación de la ley, la justicia, entra dentro de las competencias de la Trinidad del Paraíso y es llevada a cabo por ciertos Hijos de la Trinidad.
10:6.2 (114.3) La justicia es inherente a la soberanía universal de la Trinidad del Paraíso, pero la bondad, la misericordia y la verdad son el ministerio universal de las personalidades divinas, cuya unión en la Deidad constituye la Trinidad. La justicia no es la actitud del Padre, del Hijo o del Espíritu. La justicia es la actitud en la Trinidad de estas personalidades de amor, misericordia y ministerio. Ninguna de las Deidades del Paraíso promueve la administración de justicia. La justicia no es nunca una actitud personal, es siempre una función plural.
10:6.3 (114.4) Las pruebas, la base de la equidad (la justicia en armonía con la misericordia), son suministradas por las personalidades de la Tercera Fuente y Centro, el representante conjunto del Padre y del Hijo en todos los mundos y para la mente de los seres inteligentes de toda la creación.
10:6.4 (114.5) El fallo, la aplicación final de la justicia de acuerdo con las pruebas presentadas por las personalidades del Espíritu Infinito, es obra de los Hijos Estacionarios de la Trinidad, seres que comparten la naturaleza trinitaria del Padre, del Hijo y del Espíritu unidos.
10:6.5 (114.6) Este grupo de Hijos de la Trinidad abarca a las siguientes personalidades:
10:6.6 (114.7) 1. Secretos Trinizados de la Supremacía.
10:6.7 (114.8) 2. Eternos de los Días.
10:6.8 (114.9) 3. Ancianos de los Días.
10:6.9 (114.10) 4. Perfecciones de los Días.
10:6.10 (114.11) 5. Recientes de los Días.
10:6.11 (114.12) 6. Uniones de los Días.
10:6.12 (114.13) 7. Fieles de los Días.
10:6.13 (114.14) 8. Perfeccionadores de la Sabiduría.
10:6.14 (114.15) 9. Consejeros Divinos.
10:6.15 (114.16) 10. Censores Universales.
10:6.16 (114.17) Da la casualidad de que pertenezco al décimo orden de este grupo, los Censores Universales; somos los hijos de las tres Deidades del Paraíso en su funcionamiento como Trinidad. Estos órdenes no representan la actitud de la Trinidad en un sentido universal; representan esta actitud colectiva de la Deidad solo en los dominios del fallo ejecutivo, de la justicia. Fueron concebidos específicamente por la Trinidad para el trabajo concreto al que están asignados, y representan a la Trinidad solo en aquellas funciones para las que fueron personalizados.
10:6.17 (115.1) Los Ancianos de los Días y sus compañeros con origen en la Trinidad imponen el juicio justo de la equidad suprema a los siete superuniversos. En el universo central tales funciones existen solo en teoría; allí la equidad es manifiesta en su perfección, y la perfección de Havona excluye toda posibilidad de discordia.
10:6.18 (115.2) La justicia es el pensamiento colectivo de la rectitud; la misericordia es su expresión personal. La misericordia es la actitud del amor. El funcionamiento de la ley se caracteriza por la precisión. El fallo divino es el alma de la imparcialidad, siempre conforme con la justicia de la Trinidad y siempre en consonancia con el amor divino de Dios. La recta justicia de la Trinidad y el amor misericordioso del Padre Universal coinciden cuando se perciben en su totalidad y se entienden plenamente. Pero el hombre no tiene esa comprensión plena de la justicia divina. Así, en la Trinidad tal como el hombre la vería, las personalidades del Padre, del Hijo y del Espíritu se ajustan para coordinar el ministerio de amor y ley en los universos experienciales del tiempo.
10:7.1 (115.3) La Primera, Segunda y Tercera persona de la Deidad son iguales entre sí, y son una. «El Señor nuestro Dios es un solo Dios». Hay perfección de propósito y unicidad de ejecución en la Trinidad divina de las Deidades eternas. El Padre, el Hijo y el Actor Conjunto son real y divinamente uno. Se ha escrito con verdad: «Yo soy el primero y yo soy el último, y aparte de mí no hay ningún Dios».
10:7.2 (115.4) Tal como aparecen las cosas a los ojos de los mortales del nivel finito, a la Trinidad del Paraíso, al igual que al Ser Supremo, le concierne solo lo total: planeta total, universo total, superuniverso total, gran universo total. Esta actitud de totalidad existe porque la Trinidad es el total de la Deidad y por muchas otras razones.
10:7.3 (115.5) El Ser Supremo es algo menos que la Trinidad en acción en los universos finitos y algo distinto de ella; pero dentro de ciertos límites y en la era presente de poder-personalización incompleta, esta Deidad evolutiva parece reflejar la actitud de la Trinidad de la Supremacía. El Padre, el Hijo y el Espíritu no actúan personalmente con el Ser Supremo, pero en la presente edad del universo colaboran con él como Trinidad. Entendemos que mantienen una relación similar con el Último. A menudo conjeturamos sobre cuál será la relación personal entre las Deidades del Paraíso y Dios Supremo cuando haya evolucionado finalmente, pero no lo sabemos realmente.
10:7.4 (115.6) No encontramos que el sobrecontrol de la Supremacía sea totalmente predecible. Además, esta impredecibilidad parece caracterizarse por cierta incompleción de desarrollo que es indudablemente una marca distintiva de la incompleción del Supremo y de la incompleción de la reacción finita a la Trinidad del Paraíso.
10:7.5 (115.7) La mente del mortal puede pensar inmediatamente en mil y una cosas —sucesos físicos catastróficos, accidentes atroces, desastres horrorosos, enfermedades dolorosas y azotes mundiales— y preguntarse si tales calamidades se correlacionan con las maniobras desconocidas de esta probable actuación del Ser Supremo. Francamente, no lo sabemos; no estamos seguros. Pero sí observamos que con el paso del tiempo todas esas situaciones difíciles y más o menos misteriosas conducen siempre al bienestar y el progreso de los universos. Pudiera ser que las circunstancias de la existencia y las inexplicables vicisitudes de la vida estén todas entretejidas formando un diseño de profundo valor y significado por obra de la actuación del Supremo y el sobrecontrol de la Trinidad.
10:7.6 (116.1) Como hijo de Dios puedes percibir la actitud personal de amor en todos los actos de Dios Padre, pero no siempre serás capaz de entender cuántos de los actos de la Trinidad del Paraíso en el universo redundan en el bien del mortal individual en los mundos evolutivos del espacio. Los actos de la Trinidad se revelarán como totalmente coherentes y considerados en el progreso de la eternidad, pero no siempre aparecen así a los ojos de las criaturas del tiempo.
10:8.1 (116.2) Muchas verdades y hechos relativos a la Trinidad del Paraíso solo pueden ser comprendidos, aunque sea parcialmente, mediante el reconocimiento de una actuación que trasciende lo finito.
10:8.2 (116.3) No sería aconsejable hablar de las funciones de la Trinidad de la Ultimidad, pero se puede desvelar que Dios Último es la manifestación de la Trinidad que comprenden los Trascendentales. Nos inclinamos a creer que la unificación del universo maestro es el acto de devenir del Último y que refleja probablemente ciertos aspectos, aunque no todos, del sobrecontrol absonito de la Trinidad del Paraíso. El Último es una manifestación cualificada de la Trinidad con relación a lo absonito solo en el sentido en que el Supremo representa parcialmente de este modo a la Trinidad con relación a lo finito.
10:8.3 (116.4) El Padre Universal, el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito son en cierto sentido las personalidades constituyentes de la Deidad total. Su unión en la Trinidad del Paraíso y la actuación absoluta de la Trinidad equivalen a la actuación de la Deidad total. Y dicha compleción de la Deidad trasciende tanto lo finito como lo absonito.
10:8.4 (116.5) Si bien ninguna persona sola de las Deidades del Paraíso llena de hecho todo el potencial de Deidad, las tres lo llenan colectivamente. Tres personas infinitas parece ser el número mínimo de seres que se requiere para activar el potencial prepersonal y existencial de la Deidad total, el Absoluto de Deidad.
10:8.5 (116.6) Conocemos al Padre Universal, al Hijo Eterno y al Espíritu Infinito como personas, pero no conozco personalmente al Absoluto de Deidad. Amo y adoro a Dios Padre; respeto y honro al Absoluto de Deidad.
10:8.6 (116.7) Estuve una vez en un universo donde cierto grupo de seres enseñaba que en la eternidad los finalitarios acabarían convirtiéndose en los hijos del Absoluto de Deidad, pero no estoy dispuesto a aceptar esta solución al misterio que envuelve el futuro de los finalitarios.
10:8.7 (116.8) El Cuerpo de la Finalización abarca, entre otros, a los mortales del tiempo y el espacio que han logrado la perfección en todo lo que concierne a la voluntad de Dios. Como criaturas y dentro de los límites de la capacidad de la criatura, conocen plena y verdaderamente a Dios. Habiendo encontrado así a Dios como Padre de todas las criaturas, estos finalitarios deben comenzar en algún momento la búsqueda del Padre suprafinito. Sin embargo, esta búsqueda conlleva captar la naturaleza absonita de los atributos y el carácter últimos del Padre del Paraíso. La eternidad desvelará si tal logro es posible, pero estamos convencidos de que, aunque capten esta ultimidad de la divinidad, no es probable que los finalitarios puedan alcanzar los niveles supraúltimos de Deidad absoluta.
10:8.8 (116.9) Quizá sea posible que los finalitarios alcancen parcialmente al Absoluto de Deidad, pero incluso si lo logran, el problema del Absoluto Universal seguirá intrigando, confundiendo, desconcertando y desafiando a los finalitarios ascendentes y progresivos en la eternidad de eternidades, pues percibimos que el carácter insondable de las relaciones cósmicas del Absoluto Universal tenderá a crecer en la proporción en que continúe la expansión de los universos materiales y su administración espiritual.
10:8.9 (117.1) Solo la infinitud puede desvelar al Padre-Infinito.
10:8.10 (117.2) [Patrocinado por un Censor Universal que actúa por la autoridad de los Ancianos de los Días residentes en Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 11
11:0.1 (118.1) EL PARAÍSO es el centro eterno del universo de universos y el lugar de residencia del Padre Universal, el Hijo Eterno, el Espíritu Infinito y sus iguales en rango y compañeros divinos. Esta Isla central es el cuerpo organizado de realidad cósmica más gigantesco de todo el universo maestro. El Paraíso es una esfera material así como una morada espiritual. Toda la creación inteligente del Padre Universal se domicilia en moradas materiales; de ahí que el centro de control absoluto deba ser también material en el sentido literal de la palabra. Y debe reiterarse de nuevo que las cosas de espíritu y los seres espirituales son reales.
11:0.2 (118.2) La belleza material del Paraíso consiste en la magnificencia de su perfección física. La grandiosidad de la Isla de Dios se pone de manifiesto en la excelencia de los logros intelectuales y el desarrollo mental de sus habitantes. La gloria de la Isla central se muestra en la dotación infinita de personalidad espiritual divina: la luz de vida. Pero la intensidad de la belleza espiritual y las maravillas de este conjunto magnífico sobrepasan por completo la comprensión de la mente finita de las criaturas materiales. La gloria y el esplendor espiritual de la morada divina son imposibles de comprender por los mortales. Y el Paraíso es desde la eternidad; no hay ni registros ni tradiciones respecto al origen de esta Isla nuclear de Luz y Vida.
11:1.1 (118.3) El Paraíso cumple muchas funciones en la administración de los dominios universales, pero para los seres criatura existe principalmente como lugar donde vive la Deidad. La presencia personal del Padre Universal reside en el centro mismo de la superficie alta de esta morada casi circular, pero no esférica, de las Deidades. Esta presencia paradisiaca del Padre Universal está rodeada inmediatamente por la presencia personal del Hijo Eterno, mientras que ambas están revestidas de la gloria inefable del Espíritu Infinito.
11:1.2 (118.4) Dios vive, ha vivido y vivirá sempiternamente en esta misma morada central y eterna. Siempre lo hemos encontrado allí, y allí lo encontraremos siempre. El Padre Universal está focalizado cósmicamente, personalizado espiritualmente y es residente geográficamente en este centro del universo de universos.
11:1.3 (118.5) Todos conocemos el rumbo directo a seguir para encontrar al Padre Universal. No sois capaces de comprender muchas cosas sobre la residencia divina por su lejanía de vosotros y la inmensidad del espacio interpuesto, pero los que son capaces de comprender el significado de esas enormes distancias conocen la ubicación y residencia de Dios tan cierta y literalmente como vosotros conocéis la ubicación de Nueva York, Londres, Roma o Singapur, ciudades ubicadas geográficamente con toda precisión en Urantia. Si fuerais un navegante inteligente, equipado con nave, mapas y brújula, podríais encontrar fácilmente estas ciudades. De igual forma, si tuvierais el tiempo y los medios de tránsito, estuvierais cualificados espiritualmente y tuvierais la guía necesaria, podríais ser pilotados de universo en universo y de circuito en circuito, viajando siempre hacia dentro por los dominios estelares, hasta que al fin os encontraríais ante el resplandor central de la gloria espiritual del Padre Universal. Provistos de todo lo necesario para el viaje, es tan posible encontrar la presencia personal de Dios en el centro de todas las cosas como encontrar ciudades distantes en vuestro propio planeta. Que no hayáis visitado estos lugares no refuta en modo alguno su realidad ni su existencia de hecho. Que tan pocas de las criaturas del universo hayan encontrado a Dios en el Paraíso, no refuta en modo alguno ni la realidad de su existencia ni la actualidad de su persona espiritual en el centro de todas las cosas.
11:1.4 (119.1) Al Padre se le puede encontrar siempre en esta ubicación central. Si se moviera se provocaría un pandemonio universal, pues en este centro residencial convergen en él las líneas universales de gravedad procedentes de los confines de la creación. Ya remontemos el circuito de la personalidad a través de los universos o sigamos a las personalidades ascendentes en su viaje hacia dentro en dirección del Padre; ya rastreemos las líneas de la gravedad material hasta el Paraíso bajo o sigamos los ciclos que brotan de la fuerza cósmica; ya rastreemos las líneas de la gravedad espiritual hasta el Hijo Eterno o sigamos la procesión hacia dentro de los Hijos de Dios del Paraíso; ya rastreemos los circuitos de mente o sigamos a los billones y billones de seres celestiales que surgen del Espíritu Infinito —por cualquiera de estos modos de observación o por todos ellos—, seremos conducidos directamente a la presencia del Padre, a su morada central. Allí Dios está personal, literal y actualmente presente. Y desde su ser infinito fluyen los caudalosos torrentes de vida, energía y personalidad a todos los universos.
11:2.1 (119.2) Puesto que empezáis a vislumbrar la enormidad del universo material perceptible incluso desde vuestra ubicación astronómica, desde vuestra posición espacial en los sistemas estelares, debería resultaros evidente que un universo material tan formidable tiene que tener una capital digna y adecuada, una sede acorde con la dignidad e infinitud del Soberano universal de toda esta vasta y extensa creación de mundos materiales y de seres vivos.
11:2.2 (119.3) La forma del Paraíso es diferente de la de los cuerpos habitados del espacio porque no es esférico sino claramente elipsoide; su diámetro norte-sur es una sexta parte más larga que su diámetro este-oeste. La Isla central es esencialmente plana, y la distancia desde la superficie alta hasta la superficie baja es una décima parte del diámetro este-oeste.
11:2.3 (119.4) Estas diferencias en sus dimensiones, tomadas en conexión con su estatus estacionario y la mayor presión saliente de energía-fuerza en el extremo norte de la Isla, hacen posible establecer una dirección absoluta en el universo maestro.
11:2.4 (119.5) La Isla central se divide geográficamente en tres campos de actividad:
11:2.5 (119.6) 1. El Paraíso alto.
11:2.6 (119.7) 2. El Paraíso periférico.
11:2.7 (119.8) 3. El Paraíso bajo.
11:2.8 (119.9) Denominamos lado alto a la superficie del Paraíso que está ocupada por actividades de la personalidad y lado bajo a la superficie opuesta. La periferia del Paraíso se destina a actividades que no son ni personales ni no personales en sentido estricto. La Trinidad parece dominar el plano personal o alto, el Absoluto No Cualificado el plano bajo o impersonal. No podemos concebir al Absoluto No Cualificado como una persona, pero sí pensamos que la presencia funcional en el espacio de este Absoluto se focaliza en el Paraíso bajo.
11:2.9 (120.1) La Isla eterna está compuesta por una única forma de materialización: sistemas estacionarios de realidad. Esta sustancia literal del Paraíso es una organización homogénea de la potencia del espacio que no se puede encontrar en ninguna otra parte de todo el ancho universo de universos. Ha recibido muchos nombres en diferentes universos, y los Melquisedec de Nebadon hace mucho que le pusieron el nombre de absolutum. Este material originario del Paraíso no está ni muerto ni vivo. Es la expresión no espiritual original de la Primera Fuente y Centro. Es el Paraíso, y el Paraíso no tiene duplicados.
11:2.10 (120.2) Nos parece que la Primera Fuente y Centro ha concentrado todo el potencial absoluto de realidad cósmica en el Paraíso como parte de su técnica de autoliberación de las limitaciones de la infinitud, como medio de hacer posible la creación subinfinita, incluso la del espacio-tiempo. Pero de esto no se desprende que el Paraíso esté limitado por el espacio-tiempo solo porque el universo de universos desvele estas cualidades. El Paraíso existe sin tiempo y no tiene ubicación en el espacio.
11:2.11 (120.3) A grandes rasgos, parece que el espacio se origina justo debajo del Paraíso bajo y el tiempo justo encima del Paraíso alto. El tiempo tal como lo entendéis vosotros no es una característica de la existencia paradisiaca, aunque los ciudadanos de la Isla Central son plenamente conscientes de la secuencia sin tiempo de los eventos. El movimiento no es inherente al Paraíso, es volitivo. Pero el concepto de distancia, incluso de distancia absoluta, tiene muchísimo significado ya que puede aplicarse a ubicaciones relativas en el Paraíso. El Paraíso es no espacial, de ahí que sus áreas sean absolutas y por lo tanto utilizables de muchas maneras que están más allá de los conceptos de la mente del mortal.
11:3.1 (120.4) En el Paraíso alto hay tres grandes esferas de actividad, la presencia de la Deidad, la Esfera Santísima y el Área Santa. La vasta región que rodea inmediatamente la presencia de las Deidades está diferenciada como la Esfera Santísima y reservada para las funciones de adoración, trinización y alto logro espiritual. No hay estructuras materiales ni creaciones puramente intelectuales en esta zona, pues no podrían existir ahí. Es inútil que intente describir a la mente humana la naturaleza divina y la hermosa grandiosidad de la Esfera Santísima del Paraíso. Este dominio es enteramente espiritual y vosotros sois casi enteramente materiales. Una realidad puramente espiritual es aparentemente inexistente para un ser puramente material.
11:3.2 (120.5) Si bien no hay materializaciones físicas en el área de la Santísima, sí hay en los sectores de la Tierra Santa recuerdos abundantes de vuestros días materiales, y aún más en las áreas históricas reminiscentes del Paraíso periférico.
11:3.3 (120.6) El Área Santa, la región exterior o residencial, está dividida en siete zonas concéntricas. Al Paraíso se le llama a veces «la Casa del Padre» puesto que es su residencia eterna, y a estas siete zonas se las designa frecuentemente como «las mansiones paradisiacas del Padre». La zona interior o primera está ocupada por los Ciudadanos del Paraíso y por los nativos de Havona que moran ocasionalmente en el Paraíso. La zona siguiente o segunda es la zona residencial de los nativos de los siete superuniversos del tiempo y el espacio. Esta segunda zona está subdividida en parte en siete inmensas divisiones, el hogar paradisiaco de los seres de espíritu y de las criaturas ascendentes que son originarios de los universos de progresión evolutiva. Cada uno de estos sectores está dedicado exclusivamente al bienestar y el avance de las personalidades de un solo superuniverso, pero estas instalaciones sobrepasan casi infinitamente las necesidades de los siete superuniversos presentes.
11:3.4 (121.1) Cada uno de los siete sectores del Paraíso está subdividido en unidades residenciales adecuadas como sedes de alojamiento de mil millones de grupos de trabajo individuales glorificados. Mil de estas unidades constituyen una división. Cien mil divisiones son una congregación. Diez millones de congregaciones constituyen una asamblea. Mil millones de asambleas hacen una gran unidad. Y esta serie ascendente continúa en la segunda gran unidad, la tercera, y así hasta la séptima gran unidad. Siete de las grandes unidades forman las unidades maestras, y siete de las unidades maestras constituyen una unidad superior. Y así, en grupos de siete, las series ascendentes se amplían a las unidades superiores, supersuperiores, celestiales y supercelestiales, hasta las unidades supremas. Pero incluso con esto no se utiliza todo el espacio disponible. Este pasmoso número de designaciones residenciales del Paraíso, un número que sobrepasa vuestros conceptos, ocupa considerablemente menos del uno por ciento del área destinada a la Tierra Santa. Hay aún espacio abundante para los que están de camino hacia dentro, incluso para aquellos que no comenzarán la ascensión al Paraíso hasta los tiempos del futuro eterno.
11:4.1 (121.2) La Isla central termina abruptamente en su periferia, pero su tamaño es tan enorme que este ángulo terminal es relativamente imperceptible dentro de cualquiera área circunscrita. La superficie periférica del Paraíso está ocupada en parte por los campos de aterrizaje y salida de varios grupos de personalidades de espíritu. Puesto que las zonas de espacio no permeado inciden casi en la periferia, todos los transportes de personalidades destinados al Paraíso aterrizan en estas regiones. Ni el Paraíso alto ni el bajo son accesibles para las supernafines de trasporte ni para otros tipos de transeúntes del espacio.
11:4.2 (121.3) Los siete Espíritus Maestros tienen sus sedes personales de poder y autoridad en las siete esferas del Espíritu que dan vueltas alrededor del Paraíso en el espacio existente entre los orbes resplandecientes del Hijo y el circuito interior de los mundos de Havona, pero mantienen sedes focales de fuerza en la periferia del Paraíso. Allí, las presencias en lento circular de los siete Directores Supremos del Poder indican la ubicación de las siete estaciones emisoras de destellos para ciertas energías paradisiacas que salen hacia los siete superuniversos.
11:4.3 (121.4) Allí, en el Paraíso periférico, se encuentran las enormes áreas de exposición histórica y profética asignadas a los Hijos Creadores, que están dedicadas a los universos locales del tiempo y el espacio. Hay exactamente siete billones de estas reservas históricas ya establecidas o en reserva, pero el conjunto de todas esas disposiciones ocupa solo alrededor del cuatro por ciento de esa parte del área periférica asignada para ello. Inferimos que estas vastas reservas pertenecen a creaciones que se situarán en algún momento más allá de las fronteras de los siete superuniversos conocidos y habitados en el presente.
11:4.4 (121.5) La parte del Paraíso que se ha designado para uso de los universos existentes solo está ocupada entre el uno y el cuatro por ciento, cuando el área asignada a estas actividades es al menos un millón de veces mayor de lo que se requiere de hecho para dicho propósito. El Paraíso es lo suficientemente grande como para dar cabida a las actividades de una creación casi infinita.
11:4.5 (121.6) Pero cualquier otro intento de haceros visualizar las glorias del Paraíso sería vano. Debéis esperar, y ascender mientras esperáis, pues verdaderamente «ni el ojo ha visto ni el oído ha escuchado ni han entrado en la mente del hombre mortal las cosas que el Padre Universal ha preparado para los que sobrevivan a la vida en la carne en los mundos del tiempo y el espacio».
11:5.1 (122.1) Sobre el Paraíso bajo solo sabemos lo que se ha revelado. Las personalidades no van allí. No tiene absolutamente nada que ver con los asuntos de las inteligencias de espíritu ni tampoco actúa allí el Absoluto de Deidad. Estamos informados de que todos los circuitos de energía física y fuerza cósmica tienen su origen en el Paraíso bajo y de que está constituido como sigue:
11:5.2 (122.2) 1. En la parte central del Paraíso bajo, directamente debajo de la ubicación de la Trinidad, se encuentra, desconocida y no revelada, la Zona de la Infinitud.
11:5.3 (122.3) 2. Esta Zona está rodeada inmediatamente por un área sin nombre.
11:5.4 (122.4) 3. Ocupa los márgenes exteriores de la superficie de abajo una región relacionada principalmente con la potencia del espacio y con la energía-fuerza. Las actividades de este vasto centro elíptico de fuerza no son identificables con las funciones conocidas de ninguna triunidad, pero la carga primordial de fuerza del espacio parece estar focalizada en esta área. Este centro consta de tres zonas elípticas concéntricas: la interior es el punto focal de las actividades de energía-fuerza del Paraíso mismo, la exterior podría identificarse con las funciones del Absoluto No Cualificado, pero no tenemos certeza sobre a las funciones de la zona media relativas al espacio.
11:5.5 (122.5) La zona interior de este centro de fuerza parece actuar como un gigantesco corazón cuyas pulsaciones dirigen corrientes hacia las fronteras exteriores del espacio físico. Dirige y modifica las energías-fuerza pero no se puede decir que las impulse. La presencia-presión de realidad de esta fuerza primaria es decididamente mayor en el extremo norte del centro paradisiaco que en las regiones del sur; esta es una diferencia que se registra uniformemente. La fuerza madre del espacio parece fluir hacia dentro en el sur y hacia fuera en el norte gracias al funcionamiento de algún sistema circulatorio desconocido encargado de la difusión de esta forma básica de energía-fuerza. De vez en cuando se observan también diferencias en las presiones este-oeste. Las fuerzas que emanan de esta zona no responden a la gravedad física observable, pero obedecen siempre a la gravedad paradisiaca.
11:5.6 (122.6) La zona media del centro de fuerza rodea inmediatamente esta área. Esta zona media parece estática de no ser porque se expande y contrae en tres ciclos de actividad. La menor de estas pulsaciones es en dirección este-oeste, la siguiente en sentido norte-sur, mientras que la fluctuación más grande es en todas las direcciones y consiste en expansión y contracción generalizadas. La función de esta área media nunca ha sido realmente identificada, pero debe tener algo que ver con el ajuste recíproco entre las zonas interior y exterior del centro de fuerza. Muchos creen que la zona media es el mecanismo de control del espacio intermedio o zonas de calma que separan los sucesivos niveles de espacio del universo maestro, pero no hay ninguna prueba ni revelación que lo confirme. Esta deducción se deriva de saber que esta área media está relacionada de alguna manera con el funcionamiento del mecanismo del espacio no permeado del universo maestro.
11:5.7 (122.7) La zona exterior es la más grande y la más activa de los tres cinturones concéntricos y elípticos de potencial de espacio no identificado. Esta área es el emplazamiento de actividades no imaginadas, el punto central del circuito de emanaciones que salen hacia el espacio en todas las direcciones hasta las fronteras exteriores de los siete superuniversos y siguen más allá hasta extenderse sobre los dominios enormes e incomprensibles de todo el espacio exterior. Esta presencia en el espacio es enteramente impersonal, aunque de alguna manera no desvelada parece responder indirectamente a la voluntad y los mandatos de las Deidades infinitas cuando actúan como Trinidad. Se cree que es la focalización central, el centro paradisiaco, de la presencia en el espacio del Absoluto No Cualificado.
11:5.8 (123.1) Todas las formas de fuerza y todas las fases de energía parecen estar encircuitadas; circulan por todos los universos y regresan por rutas inequívocas. Sin embargo, en las emanaciones de la zona activada del Absoluto No Cualificado parecen salir o entrar, nunca ambas cosas a la vez. Esta zona exterior oscila en ciclos multiseculares de proporciones gigantescas. Durante poco más de mil millones de años de Urantia, la fuerza-espacio de este centro es saliente; luego, durante un periodo de tiempo similar, será entrante. Y las manifestaciones de fuerza-espacio de este centro son universales, se extienden por todo el espacio permeado.
11:5.9 (123.2) Toda fuerza física, toda energía y toda materia son una. Toda energía-fuerza salió originalmente del Paraíso bajo, y terminará regresando a él después de completar su circuito en el espacio. Pero no todas las energías y organizaciones materiales del universo de universos vinieron del Paraíso bajo en sus estados fenoménicos presentes; el espacio es la matriz de varias formas de materia y de premateria. Aunque la zona exterior del centro de fuerza paradisiaca es la fuente de las energías-espacio, el espacio no se origina allí. El espacio no es fuerza, ni energía ni poder. Tampoco las pulsaciones de esta zona explican la respiración del espacio, pero las fases entrantes y salientes de esta zona están sincronizadas con los ciclos de expansión-contracción de dos mil millones de años del espacio.
11:6.1 (123.3) No conocemos el mecanismo propiamente dicho de la respiración del espacio; nos limitamos a observar que todo el espacio se contrae y se expande alternativamente. Esta respiración afecta tanto a la extensión horizontal de espacio permeado como a las extensiones verticales de espacio no permeado que existen en los vastos depósitos de espacio por encima y por debajo del Paraíso. Para intentar imaginar el perfil del volumen de estos depósitos de espacio, podríais pensar en un reloj de arena.
11:6.2 (123.4) Cuando los universos de la extensión horizontal de espacio permeado se expanden, los depósitos de la extensión vertical de espacio no permeado se contraen, y viceversa. Hay una confluencia del espacio permeado y no permeado justo debajo del Paraíso bajo. Ambos tipos de espacio fluyen allí por los canales de regulación transmutadores, donde se operan cambios que hacen no permeable el espacio permeable y viceversa en los ciclos de contracción y expansión del cosmos.
11:6.3 (123.5) Espacio «no permeado» significa no permeado por las fuerzas, energías, poderes y presencias que se sabe que existen en el espacio permeado. No sabemos si el espacio vertical (depósito) está destinado a funcionar siempre como equilibrador del espacio horizontal (universo); no sabemos si hay una intención creativa respecto al espacio no permeado. En realidad sabemos muy poco sobre los depósitos de espacio, solo que existen y que parecen contrapesar los ciclos de expansión-contracción del espacio del universo de universos.
11:6.4 (123.6) Los ciclos de respiración del espacio duran en cada fase poco más de mil millones de años de Urantia. Durante una fase los universos se expanden, durante la siguiente se contraen. El espacio permeado se está acercando ahora al punto medio de la fase de expansión, mientras que el espacio no permeado se aproxima al punto medio de la fase de contracción, y se nos ha informado de que los límites exteriores de ambas extensiones de espacio están ahora, en teoría, aproximadamente equidistantes del Paraíso. Los depósitos de espacio no permeado se extienden ahora verticalmente por encima del Paraíso alto y por debajo del Paraíso bajo tan lejos como el espacio permeado del universo se extiende horizontalmente hacia fuera desde el Paraíso periférico hasta el cuarto nivel del espacio exterior, e incluso más allá.
11:6.5 (124.1) Durante mil millones de años del tiempo de Urantia, los depósitos de espacio se contraen mientras que el universo maestro y las actividades de fuerza de todo el espacio horizontal se expanden. Se necesitan por lo tanto poco más de dos mil millones de años de Urantia para completar todo el ciclo de expansión-contracción.
11:7.1 (124.2) El espacio no existe en ninguna de las superficies del Paraíso. Si uno «mirara» directamente hacia arriba desde la superficie superior del Paraíso, no «vería» nada excepto espacio no permeado saliendo o entrando; precisamente ahora, entrando. El espacio no toca el Paraíso; solo las zonas de espacio intermedio quiescentes entran en contacto con la Isla central.
11:7.2 (124.3) El Paraíso es el núcleo inmóvil propiamente dicho de las zonas relativamente quiescentes que existen entre el espacio permeado y el no permeado. Geográficamente, estas zonas parecen ser una extensión relativa del Paraíso, pero es probable que haya algún movimiento en ellas. Sabemos muy poco sobre ellas, aunque observamos que estas zonas de movimiento reducido del espacio separan el espacio permeado del no permeado. Zonas similares existieron una vez entre los niveles del espacio permeado, pero ahora son menos quiescentes.
11:7.3 (124.4) Un corte vertical del espacio total se parecería ligeramente a una cruz de Malta, en la que los brazos horizontales representarían el espacio permeado (el universo) y los brazos verticales representarían el espacio no permeado (el depósito). Las áreas que hay entre los cuatro brazos los separarían, un poco como las zonas de espacio intermedio separan el espacio permeado del no permeado. Estas zonas quiescentes de espacio intermedio se van haciendo más grandes a medida que aumenta la distancia al Paraíso y terminan por abarcar las fronteras de todo el espacio y encapsular completamente tanto los depósitos de espacio como toda la extensión horizontal de espacio permeado.
11:7.4 (124.5) El espacio no es una condición subabsoluta dentro del Absoluto No Cualificado, ni es la presencia de este Absoluto, ni es tampoco una función del Último. Es un otorgamiento del Paraíso, y se cree que el espacio del gran universo y el de todas las regiones exteriores está permeado de hecho por la potencia ancestral del espacio del Absoluto No Cualificado. Desde muy cerca del Paraíso periférico, este espacio permeado se extiende horizontalmente hacia fuera a través del cuarto nivel de espacio y más allá de la periferia del universo maestro, pero no sabemos cuánto más allá.
11:7.5 (124.6) Si imagináis un plano en forma de V, finito pero inconcebiblemente grande, situado en ángulo recto tanto respecto a la superficie superior como a la inferior del Paraíso, con su punta casi tangente al Paraíso periférico, y luego visualizáis este plano en revolución elíptica alrededor del Paraíso, su revolución perfilaría aproximadamente el volumen del espacio permeado.
11:7.6 (124.7) El espacio horizontal tiene un límite superior y un límite inferior con referencia a cualquier posición dada en los universos. Si nos pudiéramos trasladar hacia arriba o hacia abajo lo bastante lejos en ángulo recto respecto al plano de Orvonton, nos encontraríamos finalmente con el límite superior o inferior del espacio permeado. Dentro de las dimensiones conocidas del universo maestro, estos límites se apartan cada vez más entre sí al aumentar la distancia respecto al Paraíso. El espacio se ensancha, y se ensancha algo más rápidamente que el plano de la creación, los universos.
11:7.7 (125.1) Las zonas relativamente tranquilas que hay entre los niveles de espacio, como la que separa los siete superuniversos del primer nivel del espacio exterior, son enormes regiones elípticas de actividades del espacio quiescente. Estas zonas separan las vastas galaxias que corren alrededor del Paraíso en ordenada procesión. Podéis visualizar el primer nivel del espacio exterior, donde incalculables universos están ahora en proceso de formación, como una enorme procesión de galaxias que giran alrededor del Paraíso, delimitada por arriba y por abajo por las zonas de quiescencia de espacio intermedio y delimitada en los márgenes interior y exterior por zonas de espacio relativamente tranquilas.
11:7.8 (125.2) Un nivel de espacio funciona, pues, como una región elíptica de movimiento rodeada de inmovilidad relativa por todas partes. Tales relaciones de movimiento y quiescencia constituyen un camino curvo en el espacio de menor resistencia al movimiento, un camino universalmente seguido por la fuerza cósmica y la energía emergente en su eterno circular alrededor de la Isla del Paraíso.
11:7.9 (125.3) Esta zonificación alterna del universo maestro, asociada al flujo alterno de las galaxias a favor y en contra de las agujas del reloj, es un factor de estabilización de la gravedad física diseñado para impedir que se acentúe la presión de la gravedad hasta el punto de generar acciones de disrupción y dispersión. Dicha disposición ejerce una influencia antigravitatoria y sirve de freno a velocidades que de otro modo serían peligrosas.
11:8.1 (125.4) La atracción inevitable de la gravedad sujeta eficazmente todos los mundos de todos los universos de todo el espacio. La gravedad es el agarre todopoderoso de la presencia física del Paraíso. La gravedad es la hebra omnipotente en la que se ensartan las estrellas relucientes, los soles abrasadores y las esferas giratorias que constituyen el ornamento físico universal del Dios eterno, que es todas las cosas, llena todas las cosas y en quien consisten todas las cosas.
11:8.2 (125.5) El centro y punto focal de la gravedad material absoluta es la Isla del Paraíso, complementada por los cuerpos oscuros de gravedad que rodean Havona y equilibrada por los depósitos de espacio alto y bajo. Todas las emanaciones conocidas del Paraíso bajo responden invariable e infaliblemente a la atracción de la gravedad central, que opera en los circuitos sin fin de los niveles elípticos de espacio del universo maestro. Toda forma conocida de realidad cósmica tiene la curvatura de las edades, la tendencia del círculo, el trazado de la gran elipse.
11:8.3 (125.6) El espacio no responde a la gravedad pero actúa como equilibrador de la gravedad. Sin el colchón del espacio, una acción explosiva sacudiría los cuerpos del espacio circundante. El espacio permeado ejerce también una influencia antigravitatoria sobre la gravedad física o lineal; el espacio puede neutralizar de hecho esta acción de la gravedad, aunque no puede retrasarla. La gravedad absoluta es la gravedad del Paraíso. La gravedad local o lineal concierne a la etapa eléctrica de la energía o la materia; actúa dentro del universo central, de los superuniversos y de los universos exteriores, dondequiera que haya tenido lugar una materialización adecuada.
11:8.4 (125.7) Las numerosas formas de fuerza cósmica, de energía física, de poder del universo y de las diferentes materializaciones desvelan tres etapas generales, aunque no perfectamente definidas, de respuesta a la gravedad del Paraíso:
11:8.5 (126.1) 1. Etapas de pregravedad (fuerza). Este es el primer paso para la individualización de la potencia del espacio en las formas preenergéticas de la fuerza cósmica. Este estado es análogo al concepto de la carga primordial de fuerza del espacio, llamado a veces energía pura o segregata.
11:8.6 (126.2) 2. Etapas de gravedad (energía). Esta modificación de la carga de fuerza del espacio se produce por la acción de los organizadores paradisiacos de la fuerza. Señala la aparición de sistemas de energía que responden a la atracción de la gravedad paradisiaca. Esta energía emergente es originariamente neutra, pero como resultado de metamorfosis ulteriores, pondrá de manifiesto las llamadas cualidades positivas y negativas. Denominamos a estas etapas ultimata.
11:8.7 (126.3) 3. Etapas de posgravedad (poder del universo). En esta etapa, la materia-energía desvela que responde al control de la gravedad lineal. En el universo central estos sistemas físicos son organizaciones triples conocidas como triata. Son los sistemas madre de superpoder de las creaciones del tiempo y el espacio. Los sistemas físicos de los superuniversos son movilizados por los Directores del Poder del Universo y sus asociados. Estas organizaciones materiales son de constitución dual y se conocen como gravita. Los cuerpos oscuros de gravedad que rodean Havona no son ni triata ni gravita, y su poder de atracción desvela las dos formas de gravedad física: la lineal y la absoluta.
11:8.8 (126.4) La potencia del espacio no está sometida a las interacciones de ninguna forma de gravitación. Esta dotación primaria del Paraíso no es un nivel de realidad propiamente dicho, pero es el ancestro de todas las realidades funcionales relativas que no son de espíritu: todas las manifestaciones de la energía-fuerza y de la organización del poder y de la materia. La potencia del espacio es un término difícil de definir. No significa lo que es ancestral respecto al espacio; su significado debería transmitir la idea de las potencias y los potenciales existentes dentro del espacio. Se podría concebir aproximadamente como algo que incluye todas las influencias y potenciales absolutos que emanan del Paraíso y constituyen la presencia en el espacio del Absoluto No Cualificado.
11:8.9 (126.5) El Paraíso es la fuente absoluta y el punto focal eterno de toda la materia-energía del universo de universos. El Absoluto No Cualificado es el revelador, regulador y depositario de aquello que tiene al Paraíso como su fuente y origen. La presencia universal del Absoluto No Cualificado parece ser equivalente al concepto de una infinitud potencial de extensión de la gravedad, una tensión elástica de la presencia del Paraíso. Este concepto nos ayuda a captar el hecho de que todo es atraído hacia dentro, hacia el Paraíso. El ejemplo es burdo, pero puede ser útil. Explica también por qué la gravedad actúa siempre de forma preferente en el plano perpendicular a la masa, un fenómeno indicativo de las dimensiones diferenciales del Paraíso y las creaciones circundantes.
11:9.1 (126.6) El Paraíso es singular en el sentido de que es el dominio del origen primario y la meta final de destino de todas las personalidades de espíritu. Si bien es cierto que no todos los seres más bajos de espíritu de los universos locales están destinados de inmediato al Paraíso, el Paraíso no deja de ser la meta anhelada por todas las personalidades supramateriales.
11:9.2 (126.7) El Paraíso es el centro geográfico de la infinitud. No es una parte de la creación universal, ni siquiera una parte real del universo eterno de Havona. Solemos referirnos a la Isla central como si perteneciera al universo divino cuando realmente no es así. El Paraíso es una existencia eterna y exclusiva.
11:9.3 (127.1) En la eternidad del pasado, cuando el Padre Universal expresó la personalidad infinita de su yo de espíritu en el ser del Hijo Eterno, reveló simultáneamente el potencial de infinitud de su yo no personal en forma de Paraíso. El Paraíso no personal y no espiritual parece haber sido la repercusión inevitable de la voluntad y del acto del Padre que eternizaron al Hijo Original. Así, el Padre proyectó la realidad en dos fases actuales: la personal y la no personal, la espiritual y la no espiritual. La tensión entre ellas, ante la voluntad de acción del Padre y el Hijo, dio existencia al Actor Conjunto y al universo central de mundos materiales y de seres espirituales.
11:9.4 (127.2) Cuando la realidad se diferencia entre lo personal y lo no personal (el Hijo Eterno y el Paraíso), no es apropiado llamar «Deidad» a aquello que es no personal, a menos que esté cualificado de alguna manera. Las repercusiones materiales y de energía de los actos de la Deidad difícilmente podrían ser llamadas Deidad. La Deidad puede causar muchas cosas que no son Deidad, y el Paraíso no es Deidad. Tampoco es consciente en el sentido en que el hombre mortal podría alguna vez llegar a comprender este término.
11:9.5 (127.3) El Paraíso no es el ancestro de ningún ser o entidad vivo, no es un creador. La personalidad y las relaciones de espíritu-mente son transmisibles, pero el patrón no lo es. Los patrones no son nunca reflejos, son duplicaciones, reproducciones. El Paraíso es el absoluto de los patrones. Havona es una manifestación de estos potenciales en actualidad.
11:9.6 (127.4) La residencia de Dios es central y eterna, gloriosa e ideal. Su hogar es el hermoso patrón de todos los mundos sede del universo. Y el universo central, su morada inmediata es, en sus ideales, su organización y su destino último, el patrón para todos los universos.
11:9.7 (127.5) El Paraíso es la sede universal de todas las actividades de personalidad y el centro-fuente de todas las manifestaciones de espacio-fuerza y de energía. Todo lo que ha sido, es ahora y está aún por ser ha partido, parte ahora o partirá de este lugar central de residencia de los Dioses eternos. El Paraíso es el centro de toda la creación, la fuente de todas las energías y el lugar del origen primario de todas las personalidades.
11:9.8 (127.6) A fin de cuentas, lo más importante para los mortales en cuanto al Paraíso eterno es el hecho de que esta morada perfecta del Padre Universal es el destino real y remoto de las almas inmortales de los hijos mortales y materiales de Dios, las criaturas ascendentes de los mundos evolutivos del tiempo y el espacio. Todo mortal conocedor de Dios que se ha adherido a la carrera de hacer la voluntad del Padre se ha embarcado ya en la larguísima senda hacia el Paraíso en busca de la divinidad y el logro de la perfección. Y cuando este ser de origen animal se presenta, como tantos otros lo hacen ya en número incontable, ante los Dioses del Paraíso tras haber ascendido desde las bajas esferas del espacio, esta culminación representa la realidad de una transformación espiritual rayana con los límites de la supremacía.
11:9.9 (127.7) [Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría comisionado para esta función por los Ancianos de los Días de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 12
12:0.1 (128.1) LA inmensidad de la extensa creación del Padre Universal sobrepasa por completo el alcance de la imaginación finita. La enormidad del universo maestro asombra incluso a seres de mi propio orden. Sin embargo, a la mente mortal se le pueden enseñar muchas cosas sobre el plan y la disposición de los universos. Podéis saber algo de su organización física y de su maravillosa administración, podéis aprender muchas cosas sobre los varios grupos de seres inteligentes que habitan los siete superuniversos del tiempo y el universo central de la eternidad.
12:0.2 (128.2) En principio, es decir, en potencial eterno, concebimos la creación material como infinita porque el Padre Universal es de hecho infinito, pero a medida que estudiamos y observamos la creación material total sabemos que es limitada en cualquier momento dado del tiempo, aunque para vuestras mentes finitas sea relativamente ilimitada, prácticamente sin confín.
12:0.3 (128.3) Por el estudio de las leyes físicas y por la observación de los dominios estelares, estamos convencidos de que el Creador infinito no se ha manifestado aún en su forma final de expresión cósmica, de que gran parte del potencial cósmico del Infinito sigue estando autocontenido y sin revelar. El universo maestro podría parecer casi infinito para los seres creados, pero está lejos de estar terminado; sigue habiendo límites físicos a la creación material, y la revelación experiencial del propósito eterno sigue en marcha.
12:1.1 (128.4) El universo de universos no es un plano infinito, un cubo sin final, ni un círculo ilimitado; es indudable que tiene dimensiones. Las leyes de la organización y administración física prueban concluyentemente que todo el inmenso conjunto de energía-fuerza y poder-materia funciona en último término como una unidad en el espacio, como un todo organizado y coordinado. El comportamiento observable de la creación material constituye el testimonio de un universo físico con límites definidos. La prueba final de un universo circular y delimitado a la vez la aporta el hecho bien conocido para nosotros de que todas las formas de energía básica giran siempre por la senda curva de los niveles de espacio del universo maestro obedeciendo a la atracción incesante y absoluta de la gravedad paradisiaca.
12:1.2 (128.5) Los sucesivos niveles de espacio del universo maestro constituyen las divisiones principales del espacio permeado: la creación total organizada y parcialmente habitada o aún por organizar y habitar. Si el universo maestro no fuera una serie de niveles de espacio elípticos con resistencia reducida al movimiento, alternando con zonas de quiescencia relativa, pensamos que se observaría a algunas de las energías cósmicas salir disparadas en línea recta con un alcance infinito hacia el espacio inexplorado. Pero no encontramos nunca que la fuerza, la energía o la materia se comporten así; dan vueltas sin cesar, giran siempre para avanzar por los carriles de los grandes circuitos del espacio.
12:1.3 (129.1) Saliendo desde el Paraíso hacia fuera por la extensión horizontal del espacio permeado, el universo maestro existe en seis elipses concéntricas, los niveles de espacio que circundan la Isla central:
12:1.4 (129.2) 1. El universo central: Havona.
12:1.5 (129.3) 2. Los siete superuniversos.
12:1.6 (129.4) 3. El primer nivel de espacio exterior.
12:1.7 (129.5) 4. El segundo nivel de espacio exterior.
12:1.8 (129.6) 5. El tercer nivel de espacio exterior.
12:1.9 (129.7) 6. El cuarto nivel de espacio y el más exterior.
12:1.10 (129.8) Havona, el universo central, no es una creación del tiempo, es una existencia eterna. Este universo sin principio ni fin consta de mil millones de esferas de perfección sublime y está rodeado por los enormes cuerpos oscuros de gravedad. En el centro de Havona está la Isla del Paraíso, estacionaria y absolutamente estabilizada, rodeada por sus veintiún satélites. Debido a las enormes masas circundantes de cuerpos oscuros de gravedad situados hacia la periferia del universo central, el contenido de masa de esta creación central excede por mucho toda la masa conocida de los siete sectores del gran universo.
12:1.11 (129.9) El Sistema Paraíso-Havona, el universo eterno que circunda la Isla eterna, constituye el núcleo perfecto y eterno del universo maestro. Los siete superuniversos y todas las regiones del espacio exterior giran en órbitas establecidas alrededor del gigantesco conjunto central formado por los satélites del Paraíso y las esferas de Havona.
12:1.12 (129.10) Los siete superuniversos no son organizaciones físicas primarias; sus fronteras no dividen en ningún lugar una familia nebular ni cruzan un universo local, una unidad creativa principal. Cada superuniverso es simplemente un cúmulo en una región determinada del espacio que corresponde aproximadamente a una séptima parte de la creación posterior a Havona organizada y parcialmente habitada. Cada uno de ellos es más o menos equivalente a los demás en el número de universos locales que abarca y el espacio que engloba. Nebadon, vuestro universo local, es una de las creaciones más recientes de Orvonton, el séptimo superuniverso.
12:1.13 (129.11) El gran universo es la creación organizada y habitada en el presente. Está compuesto por los siete superuniversos y tiene un potencial evolutivo total de unos siete billones de planetas habitados sin mencionar las esferas eternas de la creación central. Pero este cálculo tentativo no tiene en cuenta las esferas administrativas arquitectónicas ni incluye los grupos distantes de universos no organizados. El presente borde irregular del gran universo, su periferia desigual e inacabada, junto con la condición tremendamente inestable de toda la parcela astronómica sugieren a nuestros estudiosos de las estrellas que incluso los siete superuniversos están todavía incompletos. Si desde dentro, desde el centro divino, nos dirigimos hacia fuera en cualquier dirección, acabamos llegando a los límites exteriores de la creación organizada y habitada; llegamos a los límites exteriores del gran universo. Y cerca de esa frontera exterior, en un rincón remoto de esta creación tan magnífica, es donde se desarrolla la existencia llena de acontecimientos de vuestro universo local.
12:1.14 (129.12) Los niveles de espacio exterior. Muy afuera en el espacio, a una distancia enorme de los siete superuniversos habitados, se están reuniendo circuitos inmensos e increíblemente formidables de fuerza y de energías en materialización. Entre los circuitos de energía de los siete superuniversos y este gigantesco cinturón exterior de actividad de la fuerza, hay una zona del espacio de quietud relativa que varía en anchura pero que tiene en promedio unos cuatrocientos mil años luz. Estas zonas del espacio están libres de polvo estelar, de niebla cósmica. Nuestros estudiosos de estos fenómenos tienen dudas sobre el estatus exacto de las fuerzas-espacio existentes en esta zona de quietud relativa que circunda los siete superuniversos. Pero alrededor de medio millón de años luz más allá de la periferia del presente gran universo, observamos el comienzo de una zona de increíble acción de la energía que aumenta en volumen e intensidad durante más de veinticinco millones de años luz. Estas inmensas ruedas de fuerzas energizantes están situadas en el primer nivel de espacio exterior, un cinturón continuo de actividad cósmica que circunda toda la creación conocida, organizada y habitada.
12:1.15 (130.1) Actividades aún mayores están ocurriendo más allá de estas regiones, pues los físicos de Uversa han detectado indicios iniciales de manifestaciones de fuerza más de cincuenta millones de años luz más allá de los ámbitos más exteriores de los fenómenos del primer nivel del espacio exterior. Estas actividades presagian indudablemente la organización de las creaciones materiales del segundo nivel del espacio exterior del universo maestro.
12:1.16 (130.2) El universo central es la creación de la eternidad; los siete superuniversos son las creaciones del tiempo; los cuatro niveles del espacio exterior están destinados indudablemente a hacer evolucionar-devenir la ultimidad de la creación. Hay quienes mantienen que el Infinito no podrá lograr nunca su plena expresión salvo en la infinitud y postulan por lo tanto una creación adicional no revelada más allá del cuarto nivel de espacio (el más exterior), un posible universo de infinitud en continua expansión y sin final. En teoría no sabemos cómo se limitan ni la infinitud del Creador ni la infinitud potencial de la creación, pero tal como existe y está administrado, consideramos que el universo maestro tiene limitaciones, que está claramente delimitado y confinado en sus márgenes exteriores por el espacio abierto.
12:2.1 (130.3) Cuando los astrónomos de Urantia escudriñan a través de sus telescopios cada vez más potentes las misteriosas extensiones del espacio exterior y contemplan en ellas la asombrosa evolución de universos físicos casi incontables, deberían darse cuenta de que están viendo el imponente desarrollo de los planes impenetrables de los Arquitectos del Universo Maestro. Es cierto que poseemos pruebas que sugieren la presencia de ciertas influencias de personalidades paradisiacas aquí y allá en todas las vastas manifestaciones de energía que caracterizan ahora a esas regiones exteriores, pero desde un punto de vista más amplio se suele considerar que las regiones de espacio que se extienden más allá de las fronteras exteriores de los siete superuniversos constituyen los dominios del Absoluto No Cualificado.
12:2.2 (130.4) Aunque el ojo humano solo puede ver a simple vista dos o tres nebulosas fuera de las fronteras del superuniverso de Orvonton, vuestros telescopios revelan literalmente millones y millones de esos universos físicos en proceso de formación. La mayoría de los dominios estelares expuestos al examen visual de vuestros telescopios de hoy en día están en Orvonton, pero con la técnica fotográfica los telescopios más potentes penetran mucho más allá de las fronteras del gran universo hasta los dominios del espacio exterior donde hay incalculables universos en proceso de organización. Y hay aún otros millones de universos más allá del alcance de los instrumentos que poseéis ahora.
12:2.3 (130.5) En un futuro no muy lejano nuevos telescopios revelarán ante la mirada atónita de los astrónomos urantianos no menos de 375 millones de nuevas galaxias en las remotas extensiones del espacio exterior. Esos telescopios más potentes desvelarán al mismo tiempo que muchos universos isla que antes se creía que estaban en el espacio exterior son en realidad parte del sistema galáctico de Orvonton. Los siete superuniversos siguen creciendo, la periferia de cada uno de ellos se expande gradualmente, se estabilizan y organizan constantemente nuevas nebulosas y algunas de las nebulosas que los astrónomos urantianos consideran extragalácticas están de hecho en los bordes de Orvonton y viajan con nosotros.
12:2.4 (131.1) Los estudiosos de las estrellas de Uversa observan que el gran universo está rodeado por los ancestros de una serie de cúmulos de estrellas y planetas que circundan por completo la presente creación habitada en forma de anillos concéntricos de universos y universos exteriores. Los físicos de Uversa calculan que la energía y la materia de esas regiones exteriores inexploradas multiplican ya por mucho el total de la masa material y la carga de energía abarcadas en los siete superuniversos. Se nos ha informado de que la metamorfosis de la fuerza cósmica en esos niveles del espacio exterior es función de los organizadores paradisiacos de la fuerza. Sabemos también que esas fuerzas son los ancestros de las energías físicas que activan el gran universo en el presente. Sin embargo, los directores del poder de Orvonton no tienen nada que ver con esos lejanos dominios, y los movimientos de energía que hay en ellos tampoco están conectados de modo perceptible con los circuitos de poder de las creaciones organizadas y habitadas.
12:2.5 (131.2) Sabemos muy poco sobre la relevancia de estos formidables fenómenos del espacio exterior. Una creación más grande del futuro está en proceso de formación. Podemos observar su inmensidad, podemos percibir su extensión e intuir sus majestuosas dimensiones, pero aparte de eso sabemos poco más que los astrónomos de Urantia sobre esos dominios. Que nosotros sepamos, no existen seres materiales del orden de los humanos, ni ángeles ni otras criaturas de espíritu en ese anillo exterior de nebulosas, soles y planetas. Ese lejano dominio está más allá de la jurisdicción y administración de los gobiernos de los superuniversos.
12:2.6 (131.3) En todo Orvonton se cree que está en curso un nuevo tipo de creación, un orden de universos destinados a convertirse en el escenario de las actividades futuras del Cuerpo de la Finalización que se está reuniendo. Y si nuestras conjeturas son correctas, el futuro sin fin puede depararos a todos vosotros los mismos espectáculos fascinadores que el pasado sin fin deparó a vuestros mayores y predecesores.
12:3.1 (131.4) Todas las formas de energía-fuerza —material, mental o espiritual— están sujetas de igual modo a las atracciones, las presencias universales que llamamos gravedad. La personalidad responde también a la gravedad, al circuito exclusivo del Padre. Pero aunque este circuito es exclusivo del Padre, él no está excluido de los demás circuitos. El Padre Universal es infinito y actúa sobre la totalidad de los cuatro circuitos de gravedad absoluta del universo maestro:
12:3.2 (131.5) 1. La gravedad de personalidad del Padre Universal.
12:3.3 (131.6) 2. La gravedad de espíritu del Hijo Eterno.
12:3.4 (131.7) 3. La gravedad de mente del Actor Conjunto.
12:3.5 (131.8) 4. La gravedad cósmica de la Isla del Paraíso.
12:3.6 (131.9) Estos cuatro circuitos no están relacionados con el centro de fuerza del Paraíso bajo; no son circuitos ni de fuerza, ni de energía ni de poder. Son circuitos absolutos de presencia y, como Dios, son independientes del tiempo y el espacio.
12:3.7 (132.1) Es interesante hacer constar a este respecto ciertas observaciones hechas en Uversa por el cuerpo de investigadores de la gravedad en los últimos milenios. Este experto grupo de trabajadores ha llegado a las siguientes conclusiones sobre los diferentes sistemas de gravedad del universo maestro:
12:3.8 (132.2) 1. Gravedad física. Tras formular una estimación de la suma del total de la capacidad de gravedad física del gran universo, han efectuado una laboriosa comparación de este resultado con el total estimado de la presencia de gravedad absoluta ahora operante. Estos cálculos indican que la acción total de la gravedad en el gran universo es una parte muy pequeña de la atracción estimada de la gravedad del Paraíso calculada sobre la base de la respuesta a la gravedad de las unidades físicas básicas de la materia del universo. Estos investigadores llegan a la asombrosa conclusión de que el universo central y los siete superuniversos que lo rodean hacen uso en el momento presente de solo un cinco por ciento aproximadamente del funcionamiento activo de la atracción de la gravedad absoluta del Paraíso. Dicho en otras palabras: en el momento presente alrededor del noventa y cinco por ciento de la acción de la gravedad cósmica activa de la Isla del Paraíso, calculada según esta teoría de totalidad, está dedicada a controlar sistemas materiales que están más allá de las fronteras de los presentes universos organizados. Todos estos cálculos se refieren a la gravedad absoluta; la gravedad lineal es un fenómeno interactivo que solo se puede calcular si se conoce la gravedad del Paraíso propiamente dicha.
12:3.9 (132.3) 2. Gravedad espiritual. Mediante el mismo método de estimación y cálculo comparativo estos investigadores han explorado la capacidad presente de reacción de la gravedad de espíritu, y con la cooperación de Mensajeros Solitarios y otras personalidades de espíritu, han llegado a la suma total de la gravedad de espíritu activa de la Segunda Fuente y Centro. Y es muy instructivo observar que encuentran más o menos el mismo valor para la presencia funcional propiamente dicha de la gravedad de espíritu en el gran universo que el que postulan para el total presente de la gravedad de espíritu activa. Dicho en otras palabras: en el momento presente se comprueba que prácticamente toda la gravedad de espíritu del Hijo Eterno, calculada según esta teoría de totalidad, está funcionando en el gran universo. Si estos resultados son dignos de confianza, podemos concluir que los universos que ahora evolucionan en el espacio exterior son totalmente no espirituales en el momento presente. Y si esto es cierto, explicaría satisfactoriamente por qué los seres dotados de espíritu poseen tan poca o ninguna información sobre esas inmensas manifestaciones de energía, aparte de conocer el hecho de su existencia física.
12:3.10 (132.4) 3. Gravedad de mente. Mediante los mismos principios de cómputo comparativo estos expertos han abordado el problema de la presencia y la respuesta de la gravedad de mente. Se llegó a la unidad de estimación de mente haciendo la media de tres tipos de mentalidad material y tres tipos de mentalidad espiritual, aunque el tipo de mente encontrado en los directores del poder y sus asociados resultó ser un factor perturbador en el esfuerzo por llegar a una unidad básica para la estimación de la gravedad de mente. Había poco que impidiera la estimación de la capacidad presente de la Tercera Fuente y Centro en la función de la gravedad de mente de acuerdo con esta teoría de totalidad. Aunque los resultados en este caso no son tan concluyentes como en las estimaciones de la gravedad física y la de espíritu, sí son, considerados relativamente, muy instructivos e incluso fascinantes. Estos investigadores deducen que alrededor del ochenta y cinco por ciento de la respuesta de la gravedad de mente a la atracción intelectual del Actor Conjunto tiene su origen en el gran universo existente. Esto sugiere la posibilidad de que haya actividades de mente implicadas en las actividades físicas observables que se están produciendo ahora en todos los dominios del espacio exterior. Aunque es probable que esta estimación diste mucho de ser precisa, concuerda en principio con nuestra creencia de que organizadores inteligentes de la fuerza están dirigiendo ahora la evolución del universo en los niveles de espacio que hay más allá de los límites exteriores presentes del gran universo. Sea cual fuere la naturaleza de esta postulada inteligencia, parece no responder a la gravedad de espíritu.
12:3.11 (133.1) Pero todos estos cómputos son, en el mejor de los casos, estimaciones basadas en supuestas leyes. Creemos que son bastante fidedignos. Incluso si hubiera unos pocos seres de espíritu ubicados en el espacio exterior, su presencia colectiva no influiría notablemente sobre unos cálculos que suponen mediciones tan enormes.
12:3.12 (133.2) La gravedad de personalidad no es calculable. Reconocemos el circuito, pero no podemos medir realidades ni cualitativas ni cuantitativas que respondan a él.
12:4.1 (133.3) Todas las unidades de energía cósmica están en revolución primaria, dedicadas a ejecutar su misión mientras giran alrededor de la órbita universal. Los universos del espacio y los sistemas y mundos que los componen son todos esferas giratorias que avanzan por los circuitos sin fin de los niveles de espacio del universo maestro. No hay absolutamente nada estacionario en todo el universo maestro excepto el centro mismo de Havona, la Isla eterna del Paraíso, el centro de gravedad.
12:4.2 (133.4) El Absoluto No Cualificado está limitado funcionalmente al espacio, pero no estamos tan seguros sobre la relación de este Absoluto con el movimiento. ¿Es el movimiento inherente a él? No lo sabemos. Sabemos que el movimiento no es inherente al espacio; ni siquiera los movimientos del espacio son innatos. Pero no estamos tan seguros sobre la relación del No Cualificado con el movimiento. ¿Quién o qué es realmente responsable de las gigantescas actividades de transmutación de energía-fuerza que están ahora en curso más allá de las fronteras de los siete superuniversos del presente? En cuanto al origen del movimiento, tenemos las siguientes opiniones:
12:4.3 (133.5) 1. Pensamos que el Actor Conjunto inicia el movimiento en el espacio.
12:4.4 (133.6) 2. Si el Actor Conjunto es el que produce los movimientos del espacio, no podemos probarlo.
12:4.5 (133.7) 3. El Absoluto Universal no origina el movimiento inicial, pero sí iguala y controla todas las tensiones originadas por el movimiento.
12:4.6 (133.8) En el espacio exterior los organizadores de la fuerza son aparentemente responsables de la producción de las gigantescas ruedas de universo que están ahora en proceso de evolución estelar, pero su capacidad para funcionar así tiene que haber sido posibilitada por alguna modificación de la presencia en el espacio del Absoluto No Cualificado.
12:4.7 (133.9) Desde el punto de vista humano el espacio no es nada, es algo negativo; solo existe en la medida en que está relacionado con algo positivo y no espacial. Sin embargo el espacio es real. Contiene y condiciona el movimiento e incluso se mueve. Los movimientos del espacio pueden clasificarse más o menos como sigue:
12:4.8 (133.10) 1. Movimiento primario: la respiración del espacio, el movimiento del propio espacio.
12:4.9 (133.11) 2. Movimiento secundario: los vaivenes direccionales alternativos de los sucesivos niveles de espacio.
12:4.10 (133.12) 3. Movimientos relativos: relativos en el sentido de que no se evalúan tomando el Paraíso como punto base. Los movimientos primarios y secundarios son absolutos, son movimiento en relación con el Paraíso inmóvil.
12:4.11 (133.13) 4. Movimiento compensatorio o correlativo: diseñado para coordinar todos los demás movimientos.
12:4.12 (134.1) La relación presente de vuestro sol con sus planetas asociados, al tiempo que desvela muchos de los movimientos relativos y absolutos existentes en el espacio, tiende a dar a los observadores astronómicos la impresión de que estáis relativamente estacionarios en el espacio; en cambio parece que los cúmulos y las corrientes de estrellas de los alrededores están volando hacia fuera a velocidades crecientes a medida que vuestros cálculos avanzan hacia fuera en el espacio. Pero ese no es el caso. No os habéis dado cuenta de que las creaciones físicas de todo el espacio permeado se están expandiendo uniformemente hacia fuera. Vuestra propia creación local (Nebadon) participa en este movimiento de expansión universal hacia afuera. La totalidad de los siete superuniversos participa, junto con las regiones exteriores del universo maestro, en los ciclos de dos mil millones de años de respiración del espacio.
12:4.13 (134.2) Cuando los universos se expanden y contraen, las masas materiales del espacio permeado se mueven alternativamente en contra y a favor del arrastre de la gravedad del Paraíso. El trabajo generado al mover la masa de la energía material de la creación, es trabajo de espacio, pero no trabajo de energía-poder.
12:4.14 (134.3) Aunque vuestras estimaciones espectroscópicas de las velocidades astronómicas son bastante fiables cuando se aplican a los dominios estelares que pertenecen a vuestro superuniverso y a sus superuniversos relacionados, dichos cálculos carecen totalmente de fiabilidad cuando se refieren a los dominios del espacio exterior. Las líneas espectrales se desplazan desde el normal hacia el violeta en una estrella en aproximación y hacia el rojo en una estrella en recesión. Se interponen muchas influencias que hacen parecer que la velocidad de recesión de los universos del exterior aumenta al ritmo de más de ciento sesenta kilómetros por segundo por cada millón de años luz de aumento de la distancia. Mediante este método de cálculo, y tras el perfeccionamiento de telescopios más potentes, parecerá que esos remotos sistemas están huyendo de esta parte del universo al increíble ritmo de más de cuarenta y ocho mil kilómetros por segundo. Pero esta aparente velocidad de recesión no es real; es el resultado de numerosos factores de error, que incluyen ángulos de observación y otras distorsiones del espacio-tiempo.
12:4.15 (134.4) Pero la mayor de todas estas distorsiones se debe a que los vastos universos del espacio exterior parecen estar girando en dirección opuesta a la del gran universo en los ámbitos próximos a los dominios de los siete superuniversos. Es decir, esas miríadas de nebulosas y sus soles y esferas acompañantes están en el momento presente girando alrededor de la creación central en el sentido de las agujas del reloj. Los siete superuniversos giran alrededor del Paraíso en sentido contrario a las agujas del reloj. Da la impresión de que el segundo universo exterior de galaxias, al igual que los siete superuniversos, gira alrededor del Paraíso en sentido contrario a las agujas del reloj. Y los observadores astronómicos de Uversa creen que han detectado pruebas de movimientos de revolución en un tercer cinturón exterior del espacio remoto que están empezando a mostrar tendencias direccionales en el sentido de las agujas del reloj.
12:4.16 (134.5) Es probable que estas direcciones alternas de las sucesivas procesiones de los universos en el espacio tengan algo que ver con la técnica de la gravedad interior del universo maestro del Absoluto Universal, que consiste en una coordinación de fuerzas y una igualación de las tensiones del espacio. El movimiento, como el espacio, es un complemento o equilibrador de la gravedad.
12:5.1 (134.6) Igual que el espacio, el tiempo es un otorgamiento del Paraíso, pero no en el mismo sentido sino solo indirectamente. El tiempo llega en virtud del movimiento y porque la mente es inherentemente consciente de la secuencialidad. Desde un punto de vista práctico, el movimiento es esencial para el tiempo, pero no hay ninguna unidad de tiempo universal basada en el movimiento excepto en la medida en que el día estándar del Paraíso-Havona se reconoce arbitrariamente como tal. El carácter total de la respiración del espacio destruye su valor local como fuente del tiempo.
12:5.2 (135.1) El espacio no es infinito aunque tenga su origen en el Paraíso; ni tampoco absoluto, por estar permeado por el Absoluto No Cualificado. No conocemos los límites absolutos del espacio, pero sí sabemos que el absoluto del tiempo es la eternidad.
12:5.3 (135.2) El tiempo y el espacio solo son inseparables en las creaciones del espacio-tiempo, los siete superuniversos. El espacio no temporal (espacio sin tiempo) existe teóricamente, pero el único lugar verdaderamente no temporal es el área del Paraíso. El tiempo no espacial (tiempo sin espacio) existe en la mente del nivel de función del Paraíso.
12:5.4 (135.3) Las zonas relativamente inmóviles de espacio intermedio que inciden en el Paraíso y que separan el espacio permeado del no permeado son las zonas de transición del tiempo a la eternidad. De ahí la necesidad de que los peregrinos que van al Paraíso pierdan la consciencia durante este tránsito cuando ha de culminar en la ciudadanía del Paraíso. Los visitantes conscientes del tiempo pueden ir al Paraíso sin este sueño, pero siguen siendo criaturas del tiempo.
12:5.5 (135.4) Sin movimiento en el espacio no hay relaciones con el tiempo, pero sí consciencia del tiempo. La secuencialidad puede crear consciencia del tiempo incluso en ausencia de movimiento. La mente del hombre está menos confinada al tiempo que al espacio debido a la naturaleza inherente de la mente. Incluso durante los días de la vida terrestre en la carne, aunque la mente del hombre está rígidamente confinada al espacio, la imaginación creativa humana está relativamente libre del tiempo. Pero el tiempo mismo no es genéticamente una cualidad de la mente.
12:5.6 (135.5) Hay tres niveles diferentes de conocimiento del tiempo:
12:5.7 (135.6) 1. Tiempo percibido por la mente: consciencia de la secuencia, del movimiento y del sentido de la duración.
12:5.8 (135.7) 2. Tiempo percibido por el espíritu: comprensión profunda del movimiento hacia Dios y toma de consciencia del movimiento de ascensión a niveles de divinidad creciente.
12:5.9 (135.8) 3. La personalidad crea un sentido único del tiempo a partir de una visión interior de la Realidad unida a la consciencia tanto del estar presente en ella como de su duración.
12:5.10 (135.9) Los animales, al no ser espirituales, solo conocen el pasado y viven en el presente. El hombre habitado por el espíritu tiene poderes de presciencia (visión interior), puede visualizar el futuro. Solo las actitudes orientadas hacia delante y de progreso son reales personalmente. La ética estática y la moral tradicional solo superan por poco la animalidad. Tampoco el estoicismo supone un alto grado de autorrealización. La ética y la moral se hacen verdaderamente humanas cuando son dinámicas y progresivas, sensibles a la realidad del universo.
12:5.11 (135.10) La personalidad humana no es simplemente un fenómeno concomitante con los acontecimientos del tiempo y el espacio sino que puede actuar también como causa cósmica de dichos acontecimientos.
12:6.1 (135.11) El universo es no estático. La estabilidad no es resultado de la inercia sino más bien producto de energías equilibradas, de mentes cooperativas, de morontias coordinadas, de sobrecontrol espiritual y de unificación de la personalidad. La estabilidad es, totalmente y siempre, proporcional a la divinidad.
12:6.2 (135.12) El Padre Universal ejerce la prioridad y la primacía en el control físico del universo maestro a través de la Isla del Paraíso. Dios es absoluto en la administración espiritual del cosmos en la persona del Hijo Eterno. El Padre y el Hijo actúan coordinadamente en el Actor Conjunto en lo que concierne a los dominios de la mente.
12:6.3 (136.1) La Tercera Fuente y Centro contribuye al mantenimiento del equilibrio y a la coordinación de las energías y las organizaciones físicas y espirituales combinadas, y lo hace mediante la absolutidad de su control de la mente cósmica y mediante el ejercicio de sus complementos inherentes y universales de la gravedad física y espiritual. Donde y cuandoquiera que se establece un enlace entre lo material y lo espiritual, ese fenómeno de mente es un acto del Espíritu Infinito. Solo la mente puede interasociar las fuerzas y energías físicas del nivel material con los seres y poderes espirituales del nivel de espíritu.
12:6.4 (136.2) Siempre que contempléis los fenómenos universales, aseguraos de tomar en consideración la interrelación de las energías físicas, intelectuales y espirituales, y de tener debidamente en cuenta los fenómenos inesperados que conlleva su unificación por la personalidad así como los fenómenos imprevisibles que resultan de las acciones y reacciones de la Deidad experiencial y de los Absolutos.
12:6.5 (136.3) El universo solo es muy previsible en sentido cuantitativo o de medición de la gravedad. Ni siquiera las fuerzas físicas primarias responden a la gravedad lineal, ni tampoco lo hacen los significados más altos de la mente ni los verdaderos valores de espíritu de las realidades últimas del universo. En sentido cualitativo el universo no es muy previsible en lo que se refiere a nuevas asociaciones de fuerzas, ya sean físicas, mentales o espirituales, aunque muchas de esas combinaciones de fuerzas o energías se vuelven parcialmente previsibles cuando son sometidas a observación crítica. Cuando la personalidad de la criatura unifica la materia, la mente y el espíritu, no somos capaces de predecir por completo las decisiones de ese ser de libre albedrío.
12:6.6 (136.4) Todas las fases de fuerza primordial, de espíritu naciente y de otros últimos no personales parecen reaccionar conforme a ciertas leyes relativamente estables pero desconocidas. Dichas fases se caracterizan por una laxitud de actuación y una flexibilidad de respuesta a menudo desconcertantes cuando se observan en los fenómenos de una situación circunscrita y aislada. ¿Cuál es la explicación de esta imprevisible libertad de reacción desvelada por estas actualidades emergentes del universo? Estos imprevisibles desconocidos e insondables —ya conciernan al comportamiento de una unidad primordial de fuerza, a la reacción de un nivel no identificado de mente o al fenómeno de un vasto preuniverso en formación en los dominios del espacio exterior— desvelan probablemente las actividades del Último y las presencias y actuaciones de los Absolutos, que anteceden a la función de todos los Creadores universales.
12:6.7 (136.5) No lo sabemos realmente, pero suponemos que una variedad tan sorprendente de reacciones y una coordinación tan profunda significan la presencia y la actuación de los Absolutos, y que tal diversidad de respuestas frente a una causalidad aparentemente uniforme desvela la reacción de los Absolutos, no solo a la causalidad inmediata y situacional, sino también a todas las demás causalidades relacionadas en todo el universo maestro.
12:6.8 (136.6) Los individuos tienen sus guardianas del destino. Cada uno de los planetas, sistemas, constelaciones, universos y superuniversos tienen sus respectivos regidores que trabajan por el bien de sus dominios. Havona e incluso el gran universo están cuidados por aquellos a quienes se ha encomendado tan altas responsabilidades. Pero ¿quién fomenta al universo maestro en su conjunto y atiende sus necesidades fundamentales desde el Paraíso hasta el cuarto y más exterior de los niveles de espacio? Desde el punto de vista existencial ese cuidado se puede atribuir probablemente a la Trinidad del Paraíso, pero desde un punto de vista experiencial la aparición de los universos posteriores a Havona depende de:
12:6.9 (136.7) 1. Los Absolutos en potencial.
12:6.10 (136.8) 2. El Último en dirección.
12:6.11 (137.1) 3. El Supremo en coordinación evolutiva.
12:6.12 (137.2) 4. Los Arquitectos del Universo Maestro en la administración previa a la aparición de regidores específicos.
12:6.13 (137.3) El Absoluto No Cualificado permea todo el espacio. No tenemos totalmente claro el estatus exacto del Absoluto de Deidad y del Absoluto Universal, pero sabemos que este último actúa dondequiera que actúen el Absoluto de Deidad y el Absoluto No Cualificado. El Absoluto de Deidad puede estar presente universalmente, pero difícilmente presente en el espacio. El Último está, o estará alguna vez, presente en el espacio hasta las fronteras exteriores del cuarto nivel de espacio. Dudamos de que el Último tenga jamás una presencia en el espacio más allá de la periferia del universo maestro, pero dentro de esos límites el Último está integrando progresivamente la organización creativa de los potenciales de los tres Absolutos.
12:7.1 (137.4) En todo tiempo y espacio y con respecto a toda realidad de cualquier naturaleza, está en vigor una ley inexorable e impersonal que equivale a la actuación de una providencia cósmica. La misericordia caracteriza la actitud de amor de Dios por el individuo; la imparcialidad motiva la actitud de Dios hacia la totalidad. La voluntad de Dios no prevalece necesariamente en la parte —en el corazón de una personalidad determinada— pero su voluntad rige de hecho el todo, el universo de universos.
12:7.2 (137.5) Es cierto que las leyes de Dios, en todas sus relaciones con todos sus seres, no son arbitrarias de modo inherente. Para vosotros, con vuestra visión limitada y vuestro punto de vista finito, los actos de Dios deben parecer a menudo dictatoriales y arbitrarios. Las leyes de Dios son simplemente los hábitos de Dios, su modo de hacer las cosas repetidamente. Y él hace siempre bien todas las cosas. Observáis que Dios hace la misma cosa de la misma manera, repetidamente, solo porque es la mejor manera de hacer esa cosa concreta en una circunstancia dada. Y la mejor manera es la manera correcta, y por lo tanto, la sabiduría infinita ordena siempre que se haga de esa manera precisa y perfecta. Debéis recordar también que la naturaleza no es el acto exclusivo de la Deidad; hay presentes otras influencias en esos fenómenos que el hombre llama naturaleza.
12:7.3 (137.6) Repugna a la naturaleza divina sufrir cualquier tipo de deterioro o incluso permitir la ejecución de un acto puramente personal de una manera inferior. Debe quedar claro, sin embargo, que si en la divinidad de cualquier situación, en la extremidad de cualquier circunstancia, en cualquier caso donde el curso de la sabiduría suprema pudiera plantear la exigencia de una conducta diferente, si en ese caso las exigencias de la perfección dictaran por cualquier razón otro método de reacción que fuera mejor, en ese momento y lugar el Dios omnisciente obraría de esa manera mejor y más adecuada. Y ello sería la expresión de una ley más alta, no la revocación de una ley más baja.
12:7.4 (137.7) Dios no es un esclavo atado por los hábitos a la cronicidad de la repetición de sus propios actos voluntarios. No hay conflicto entre las leyes del Infinito. Todas ellas son perfeccionamientos de la naturaleza infalible, todas ellas son actos incuestionables que expresan decisiones impecables. La ley es la reacción inalterable de una mente infinita, perfecta y divina. Los actos de Dios son todos volitivos a pesar de esta aparente uniformidad. En Dios «no hay variabilidad ni sombra de cambio». Pero todo esto que puede decirse con verdad del Padre Universal no se puede decir con igual certeza de todas sus inteligencias de menor rango ni de todas sus criaturas evolutivas.
12:7.5 (137.8) Puesto que Dios es inmutable podéis contar con que hará lo mismo y de la misma manera idéntica y ordinaria en todas las circunstancias ordinarias. Dios es la garantía de estabilidad para todas las cosas y seres creados. Él es Dios y por lo tanto no cambia.
12:7.6 (138.1) Esta conducta constante y esta acción uniforme es siempre personal, consciente y muy volitiva, pues el gran Dios no es el esclavo indefenso de su propia perfección e infinitud. Dios no es una fuerza automática autoactuante; no es un poder atado servilmente a la ley. Dios no es ni una ecuación matemática ni una fórmula química. Es una personalidad primordial y con libre albedrío. Es el Padre Universal, un ser sobrecargado de personalidad y la fuente universal de toda personalidad de criatura.
12:7.7 (138.2) La voluntad de Dios no prevalece uniformemente en el corazón del mortal material que busca a Dios, pero si el marco temporal se amplía más allá del momento hasta abarcar la totalidad de la primera vida, la voluntad de Dios se hace cada vez más perceptible en los frutos del espíritu que rinden las vidas de los hijos de Dios guiados por el espíritu. Y luego, si la vida humana se amplía aún más hasta incluir la experiencia en la morontia, se observa que la voluntad divina reluce cada vez con más brillo en los actos de espiritualización de esas criaturas del tiempo que han comenzado a saborear las delicias divinas propias de la relación de la personalidad del hombre con la personalidad del Padre Universal.
12:7.8 (138.3) La paternidad de Dios y la hermandad del hombre presentan la paradoja de la parte y el todo en el nivel de la personalidad. Dios ama a cada individuo como a un hijo individual de la familia celestial. Sin embargo, Dios ama así a todos los individuos. No hace acepción de personas, y la universalidad de su amor hace nacer una relación del todo, la hermandad universal.
12:7.9 (138.4) El amor del Padre individualiza a cada personalidad de modo absoluto como hijo único del Padre Universal, un hijo sin duplicado en la infinitud, una criatura con voluntad que es insustituible en toda la eternidad. El amor del Padre glorifica a cada hijo de Dios iluminando a cada miembro de la familia celestial, perfilando nítidamente la naturaleza única de cada ser personal frente a los niveles impersonales que están fuera del círculo fraterno del Padre de todos. El amor de Dios retrata de forma asombrosa el valor trascendente de cada criatura con voluntad y revela inequívocamente el alto valor que el Padre Universal ha puesto en todos y cada uno de sus hijos, desde la más alta personalidad creadora con estatus paradisiaco hasta la personalidad más baja con dignidad volitiva de entre las tribus salvajes de los hombres de los albores de la especie humana en algún mundo evolutivo del tiempo y el espacio.
12:7.10 (138.5) Este mismo amor de Dios por el individuo trae a la existencia la familia divina de todos los individuos, la hermandad universal de los hijos de libre albedrío del Padre del Paraíso. Y esta hermandad, al ser universal, es una relación del todo. La hermandad, cuando es universal, no desvela la relación de cada uno, sino la relación de todos. La hermandad es una realidad del total y por lo tanto desvela cualidades del todo en contraposición a las cualidades de la parte.
12:7.11 (138.6) La hermandad constituye un fenómeno de relación entre todas las personalidades que tienen existencia universal. Ninguna persona puede escapar de los beneficios ni de las sanciones que puedan sobrevenirle como resultado de una relación con otras personas. La parte disfruta o padece en la misma medida que el todo. El buen esfuerzo de cada hombre beneficia a todos los hombres; el error o el mal de cada hombre aumenta las tribulaciones de todos los hombres. Según se mueve la parte, así se mueve el todo. Según progresa el todo, así progresa la parte. Las velocidades relativas de la parte y del todo determinan si la parte es retardada por la inercia del todo o si es conducida hacia adelante por el impulso de la hermandad cósmica.
12:7.12 (139.1) Es un misterio que Dios sea un ser sumamente personal y autoconsciente con sede residencial y al mismo tiempo esté presente personalmente en un universo tan vasto y en contacto personal con un número de seres casi infinito. El hecho de que tal fenómeno sea un misterio que trasciende la comprensión humana no debe disminuir en lo más mínimo vuestra fe. No permitáis que la grandeza de la infinitud, la inmensidad de la eternidad ni la grandiosidad y la gloria del carácter incomparable de Dios os intimiden, os turben ni os desanimen, pues el Padre no está muy lejos de ninguno de vosotros. Él mora dentro de vosotros, y en él todos nos movemos literalmente, vivimos de hecho y tenemos verdaderamente nuestro ser.
12:7.13 (139.2) Aunque el Padre del Paraíso obra a través de sus creadores divinos y de sus hijos criatura, disfruta también del más íntimo contacto interior con vosotros, un contacto tan sublime, tan sumamente personal que está incluso más allá de mi comprensión. Es esa misteriosa comunión del fragmento del Padre con el alma humana y con la mente del mortal en cuyo interior mora realmente. Sabiendo lo que sabéis de estos dones de Dios, sabéis por lo tanto que el Padre está en contacto íntimo, no solo con sus compañeros divinos, sino también con sus hijos mortales evolutivos del tiempo. El Padre reside ciertamente en el Paraíso, pero su divina presencia mora también en la mente de los hombres.
12:7.14 (139.3) Aun cuando el espíritu de un Hijo se haya derramado sobre toda carne, aun cuando un Hijo haya morado una vez entre vosotros a semejanza de carne mortal, aunque las serafines os guarden y guíen personalmente, ¿cómo puede ninguno de estos seres divinos del Segundo y el Tercer Centro esperar jamás acercarse tanto a vosotros o entenderos tan plenamente como el Padre, que ha dado una parte de sí mismo para que esté en vosotros, para que sea vuestro yo real y divino, incluso vuestro yo eterno?
12:8.1 (139.4) «Dios es espíritu», pero el Paraíso no lo es. El universo material es siempre la arena donde tienen lugar todas las actividades espirituales. Los seres de espíritu y los ascendentes de espíritu viven y trabajan en esferas físicas de realidad material.
12:8.2 (139.5) El otorgamiento de fuerza cósmica, el ámbito de la gravedad cósmica es función de la Isla del Paraíso. Toda la energía-fuerza original procede del Paraíso, y la materia para la formación de universos incalculables circula ahora por todo el universo maestro en forma de una presencia de supergravedad que constituye la carga de fuerza del espacio permeado.
12:8.3 (139.6) Sean cuales fueren las transformaciones de la fuerza en los universos de la periferia, una vez que ha salido del Paraíso viaja sujeta a la atracción sin fin, permanente e infalible, de la Isla eterna y va girando por siempre de modo inherente y obediente por las sendas eternas del espacio de los universos. La energía física es la única realidad que es fiel y constante en su obediencia a la ley universal. Solo en el ámbito de la volición de las criaturas ha habido desviaciones de las sendas divinas y de los planes originales. El poder y la energía son las pruebas universales de la estabilidad, la constancia y la eternidad de la Isla central del Paraíso.
12:8.4 (139.7) El otorgamiento del espíritu y la espiritualización de las personalidades, el ámbito de la gravedad espiritual, es el campo del Hijo Eterno. Y esta gravedad de espíritu del Hijo, que atrae constantemente hacia sí todas las realidades espirituales, es tan real y absoluta como lo es la atracción material todopoderosa de la Isla del Paraíso. Pero el hombre de mentalidad material está naturalmente mucho más familiarizado con las manifestaciones materiales de naturaleza física que con las operaciones igualmente reales y poderosas de naturaleza espiritual que solo la visión interior espiritual del alma puede percibir.
12:8.5 (140.1) A medida que la mente de cualquier personalidad del universo se hace más espiritual —más semejante a Dios— se hace menos sensible a la gravedad material. La realidad medida por su respuesta a la gravedad física es la antítesis de la realidad determinada por la calidad de su contenido de espíritu. La acción físico-gravitatoria es un determinante cuantitativo de la energía que no es de espíritu; la acción espiritual-gravitatoria es la medida cualitativa de la energía viva de la divinidad.
12:8.6 (140.2) Lo que el Paraíso es para la creación física y lo que el Hijo Eterno es para el universo espiritual es el Actor Conjunto para los campos de la mente: el universo inteligente de seres y personalidades materiales, morontiales y espirituales.
12:8.7 (140.3) El Actor Conjunto reacciona tanto a las realidades materiales como a las espirituales y por eso se convierte inherentemente en el ministrador universal de todos los seres inteligentes, seres que pueden representar una unión de ambas fases, la material y la espiritual, de la creación. La dotación de inteligencia, el ministerio para lo material y lo espiritual dentro del fenómeno de la mente, es ámbito exclusivo del Actor Conjunto, que se convierte así en el compañero de la mente espiritual, la esencia de la mente de la morontia y la sustancia de la mente material de las criaturas evolutivas del tiempo.
12:8.8 (140.4) La mente es la técnica por medio de la cual las realidades de espíritu se vuelven experienciales para las personalidades criatura. Y en último término, las posibilidades unificadoras de la propia mente humana, la capacidad para coordinar las cosas, las ideas y los valores, son supramateriales.
12:8.9 (140.5) Aunque apenas sea posible para la mente mortal comprender los siete niveles de realidad cósmica relativa, el intelecto humano debería ser capaz de captar gran parte del significado de tres niveles de funcionamiento de la realidad finita:
12:8.10 (140.6) 1. La materia. Energía organizada que está sujeta a la gravedad lineal excepto en cuanto es modificada por el movimiento y condicionada por la mente.
12:8.11 (140.7) 2. La mente. Consciencia organizada que no está totalmente sujeta a la gravedad material y que se libera verdaderamente cuando es modificada por el espíritu.
12:8.12 (140.8) 3. El espíritu. La realidad personal más alta. El verdadero espíritu no está sujeto a la gravedad física, pero se convierte a la larga en la influencia motivadora de todos los sistemas de energía en evolución y que poseen dignidad de personalidad.
12:8.13 (140.9) La meta de la existencia de todas las personalidades es el espíritu. Las manifestaciones materiales son relativas, y la mente cósmica se interpone entre estos opuestos universales. El otorgamiento de mente y la ministración de espíritu son obra de las personas asociadas de la Deidad, el Espíritu Infinito y el Hijo Eterno. La realidad total de la Deidad no es mente sino mente-espíritu: espíritu-mente unificado por la personalidad. No obstante, los absolutos tanto del espíritu como de la cosa convergen en la persona del Padre Universal.
12:8.14 (140.10) En el Paraíso las tres energías, física, mental y espiritual, tienen el mismo rango. En el cosmos evolutivo la materia-energía es dominante excepto en la personalidad, donde el espíritu lucha por el control por mediación de la mente. El espíritu es la realidad fundamental de la experiencia de la personalidad de todas las criaturas porque Dios es espíritu. El espíritu es inalterable, y por eso en todas las relaciones de personalidad trasciende tanto a la mente como a la materia, que son variables experienciales de logro progresivo.
12:8.15 (140.11) En la evolución cósmica la materia se convierte en una sombra filosófica proyectada por la mente en presencia de la luminosidad de espíritu del esclarecimiento divino, pero esto no invalida la realidad de la energía-materia. La mente, la materia y el espíritu son igualmente reales, pero no son de igual valor para la personalidad en el logro de la divinidad. La consciencia de la divinidad es una experiencia espiritual progresiva.
12:8.16 (141.1) Cuanto más brillante sea el resplandor de la personalidad espiritualizada (el Padre en el universo, el fragmento de la personalidad de espíritu potencial en la criatura individual), mayor será la sombra que proyecta la mente interpuesta sobre su vestidura material. En el tiempo el cuerpo del hombre es tan real como su mente o como su espíritu, pero en la muerte tanto la mente (la identidad) como el espíritu sobreviven mientras que el cuerpo, no. Una realidad cósmica puede no existir en la experiencia de la personalidad. Y así, vuestra figura retórica griega —lo material como sombra de la sustancia espiritual más real— tiene relevancia filosófica.
12:9.1 (141.2) El espíritu es la realidad personal básica en los universos, y la personalidad es básica para toda experiencia progresiva con la realidad espiritual. En cada nivel sucesivo de progresión en el universo, cada fase de la experiencia de la personalidad está repleta de indicios que llevan a descubrir realidades personales seductoras. El verdadero destino del hombre consiste en crear nuevas metas de espíritu y luego responder a las seducciones cósmicas de esas metas elevadas de valor no material.
12:9.2 (141.3) El amor es el secreto de las asociaciones beneficiosas entre personalidades. No se puede conocer realmente a una persona como resultado de un solo contacto. No se puede apreciar la música a través de la deducción matemática, aunque la música sea una forma de ritmo matemático. El número asignado a un abonado telefónico no identifica en modo alguno la personalidad de ese abonado ni indica nada sobre su carácter.
12:9.3 (141.4) La matemática, la ciencia material, es indispensable para abordar inteligentemente los aspectos materiales del universo, pero dicho conocimiento no implica necesariamente una mayor comprensión de la verdad ni una apreciación personal de las realidades espirituales. No solo en los ámbitos de la vida, sino también en el mundo de la energía física, la suma de dos o más cosas representa muchas veces algo más que las consecuencias aditivas predecibles de tales uniones, o algo diferente. Toda la ciencia de las matemáticas, el dominio completo de la filosofía, la física y la química más avanzadas no podrían predecir ni saber que la unión de dos átomos gaseosos de hidrógeno con un átomo gaseoso de oxígeno daría lugar a una sustancia nueva y cualitativamente superaditiva: el agua líquida. La simple constatación de este fenómeno físico-químico debería haber bastado para impedir el desarrollo de la filosofía materialista y de la cosmología mecanicista.
12:9.4 (141.5) El análisis técnico no revela lo que una persona o una cosa pueden hacer. Por ejemplo, el agua se usa para extinguir eficazmente el fuego. Que el agua apaga el fuego es un hecho de la experiencia cotidiana, pero no podría hacerse nunca ningún análisis del agua que desvelara esta propiedad. El análisis determina que el agua se compone de hidrógeno y oxígeno; un estudio más a fondo de estos elementos revela que el oxígeno es el soporte real de la combustión y que el mismo hidrógeno arde libremente.
12:9.5 (141.6) Vuestra religión se está convirtiendo en real porque está emergiendo de la esclavitud del miedo y del cautiverio de la superstición. Vuestra filosofía lucha por emanciparse del dogma y de la tradición. Vuestra ciencia está inmersa en una contienda multisecular entre la verdad y el error mientras combate por liberarse del cautiverio de la abstracción, de la esclavitud de las matemáticas y de la ceguera relativa del materialismo mecanicista.
12:9.6 (142.1) El hombre mortal tiene un núcleo de espíritu. La mente es un sistema de energía personal que existe alrededor de un núcleo divino de espíritu y que funciona en un entorno material. Esta relación viva de mente personal y espíritu personal constituye el potencial en el universo de una personalidad eterna. Los verdaderos problemas, las desilusiones duraderas, las derrotas importantes o la muerte inevitable solo pueden llegar después de que los conceptos de uno mismo se hayan atrevido a desalojar totalmente el poder de gobierno del núcleo central de espíritu, trastocando así el plan cósmico de identidad de la personalidad.
12:9.7 (142.2) [Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría que actúa por la autoridad de los Ancianos de los Días.]
El libro de Urantia
Documento 13
13:0.1 (143.1) ENTRE la Isla central del Paraíso y el más interior de los circuitos planetarios de Havona hay situados en el espacio tres circuitos menores de esferas especiales. El circuito más interior consta de las siete esferas secretas del Padre Universal. El segundo grupo está compuesto por los siete mundos luminosos del Hijo Eterno. En el más exterior están las siete inmensas esferas del Espíritu Infinito, los mundos que constituyen la sede ejecutiva de los siete Espíritus Maestros.
13:0.2 (143.2) Estos tres circuitos de siete mundos del Padre, del Hijo y del Espíritu son esferas de grandiosidad insuperable y de gloria inimaginable. Incluso su construcción física o material es de un orden que no os ha sido revelado. Cada circuito es diverso en lo material y cada mundo de cada circuito es diferente excepto los siete mundos del Hijo, que son iguales en constitución física. Los veintiuno son esferas enormes, y cada grupo de siete es eternizado de diferente manera. Que nosotros sepamos, siempre han sido; son eternas como el Paraíso. No existen ni registros ni tradiciones sobre su origen.
13:0.3 (143.3) Las siete esferas secretas del Padre Universal, al circular en torno al Paraíso muy próximas a la Isla eterna, reflejan intensamente la luminosidad espiritual del brillo central de las Deidades eternas y derraman esa luz de gloria divina por todo el Paraíso e incluso sobre los siete circuitos de Havona.
13:0.4 (143.4) En los siete mundos sagrados del Hijo Eterno parecen tener su origen las energías impersonales de la luminosidad de espíritu. Ningún ser personal puede residir en ninguno de estos siete dominios resplandecientes. Iluminan todo el Paraíso y Havona con gloria espiritual y envían luminosidad pura de espíritu hacia los siete superuniversos. Estas esferas brillantes del segundo circuito emiten igualmente su luz (luz sin calor) hacia el Paraíso y hacia los mil millones de mundos del universo central de siete circuitos.
13:0.5 (143.5) Los siete mundos del Espíritu Infinito están ocupados por los siete Espíritus Maestros, que presiden los destinos de los siete superuniversos y envían la iluminación espiritual de la Tercera Persona de la Deidad a esas creaciones del tiempo y el espacio. Todo Havona, pero no la Isla del Paraíso, está bañado por estas influencias espiritualizantes.
13:0.6 (143.6) Aunque los mundos del Padre son esferas de estatus último para todas las personalidades dotadas por el Padre, esta no es su función exclusiva. Muchos seres y entidades distintos de los personales pasan por esos mundos. Cada mundo del circuito del Padre y del circuito del Espíritu tiene un tipo distinto de ciudadanía permanente, pero creemos que los mundos del Hijo están habitados por tipos uniformes de seres distintos a los personales. Hay fragmentos del Padre entre los nativos de Divinington. Los demás órdenes de ciudadanía permanente no os son revelados.
13:0.7 (143.7) Los veintiún satélites del Paraíso sirven para muchos propósitos no desvelados en estas narraciones, tanto en el universo central como en los superuniversos. Sois capaces de comprender tan poco sobre la vida de esas esferas que no podéis esperar adquirir una visión ni aproximadamente coherente de su naturaleza ni de su función. Allí están ocurriendo miles de actividades que no os son reveladas. Esas veintiuna esferas abarcan los potenciales de la función del universo maestro. Estos documentos solo permiten entrever fugazmente ciertas actividades circunscritas pertenecientes a la presente edad como universo del gran universo o, mejor dicho, de uno de los siete sectores del gran universo.
13:1.1 (144.1) El circuito de esferas de vida sagrada del Padre contiene los únicos secretos intrínsecos de la personalidad del universo de universos. Estos satélites del Paraíso, que forman el más interior de los tres circuitos, son los únicos dominios prohibidos del universo central que están relacionados con la personalidad. El Paraíso bajo y los mundos del Hijo también están cerrados a las personalidades, pero ninguno de estos ámbitos tienen ningún tipo de relación directa con la personalidad.
13:1.2 (144.2) Los mundos paradisiacos del Padre están dirigidos por el orden más alto de Hijos Estacionarios de la Trinidad, los Secretos Trinizados de la Supremacía. Poco puedo decir de estos mundos y menos aun de sus múltiples actividades. Tal información concierne solo a los seres que actúan en ellos y que parten de ellos. Y aunque estoy algo familiarizado con seis de esos mundos especiales, nunca he aterrizado en Divinington. Ese mundo me está totalmente prohibido.
13:1.3 (144.3) Una de las razones del secreto de estos mundos es que cada una de estas esferas sagradas disfruta de una representación especializada, o manifestación, de las Deidades que componen la Trinidad del Paraíso. No se trata de una personalidad, sino de una presencia única de la Divinidad que solo pueden apreciar y comprender los grupos particulares de inteligencias que residen o que pueden ser admitidos en esa esfera concreta. Los Secretos Trinizados de la Supremacía son los agentes personales de estas presencias especializadas e impersonales de la Divinidad. Y los Secretos de la Supremacía son seres sumamente personales, espléndidamente dotados y maravillosamente adaptados a su elevada y exigente tarea.
13:1.4 (144.4) 1. DIVININGTON. Este mundo es, en un sentido único, el «seno del Padre», la esfera de comunión personal del Padre Universal, y hay en él una manifestación especial de su divinidad. Divinington es el punto paradisiaco de reunión de los Ajustadores del Pensamiento, pero es también el hogar de muchas otras entidades, personalidades y otros seres que tienen su origen en el Padre Universal. Muchas personalidades además del Hijo Eterno proceden directamente de actuaciones en solitario del Padre Universal. Solo los fragmentos del Padre y las personalidades y seres que proceden directa y exclusivamente del Padre Universal fraternizan y actúan en esta morada.
13:1.5 (144.5) Los secretos de Divinington incluyen el secreto del otorgamiento y de la misión de los Ajustadores del Pensamiento. Su naturaleza, su origen y la técnica de su contacto con las criaturas humildes de los mundos evolutivos es un secreto de esta esfera paradisiaca. Estas asombrosas operaciones no nos conciernen personalmente a los demás y por eso las Deidades estiman oportuno ocultarnos ciertas características de este gran ministerio divino. Se nos permite tener un conocimiento pleno de dichas operaciones hasta donde entramos en contacto con este aspecto de la actividad divina, pero no estamos plenamente informados sobre los detalles íntimos de este gran otorgamiento.
13:1.6 (145.1) Esta esfera guarda también los secretos de la naturaleza, el propósito y las actividades de todas las demás formas de fragmentos del Padre, de los Mensajeros por Gravedad y de multitud de otros seres que no os son revelados. Es muy probable que si me fueran reveladas esas verdades sobre Divinington que me están vedadas, solo consiguieran confundirme y obstaculizar mi trabajo presente. Además es posible que sobrepasen la capacidad conceptual de los seres de mi orden.
13:1.7 (145.2) 2. SONARINGTON. Esta esfera es el «seno del Hijo», el mundo de recepción personal del Hijo Eterno. Es la sede paradisiaca de los Hijos de Dios descendentes y ascendentes a partir del momento en que son acreditados plenamente y aprobados definitivamente. Este mundo es el hogar paradisiaco de todos los Hijos del Hijo Eterno y de sus Hijos de igual rango y asociados. Hay numerosos órdenes de filiación divina adscritos a esta morada celeste que no han sido revelados a los mortales puesto que no les conciernen los planes del programa de la progresión espiritual humana de ascensión a través de los universos y hacia el Paraíso.
13:1.8 (145.3) Los secretos de Sonarington incluyen el secreto de la encarnación de los Hijos divinos. Que un Hijo de Dios se convierta en Hijo del Hombre, que nazca literalmente de mujer como ocurrió en vuestro mundo hace mil novecientos años, es un misterio universal. Está ocurriendo en todos los universos y es un secreto de Sonarington relativo a la filiación divina. Los Ajustadores son un misterio de Dios Padre. La encarnación de los Hijos divinos es un misterio de Dios Hijo; es un secreto guardado bajo llave en el séptimo sector de Sonarington, un dominio en el que nadie se adentra salvo los que han pasado personalmente por esa experiencia única. Se os han dado a conocer solo los aspectos de la encarnación que atañen a vuestra carrera de ascensión. Hay muchos otros aspectos del misterio de la encarnación de tipos no revelados de Hijos del Paraíso referentes a misiones de servicio en el universo que no os es dado a conocer. Y hay además otros misterios en Sonarington.
13:1.9 (145.4) 3. SPIRITINGTON. Este mundo es el «seno del Espíritu», el hogar paradisiaco de los altos seres que representan exclusivamente al Espíritu Infinito. En él se reúnen los siete Espíritus Maestros y cierta parte de su prole procedente de todos los universos. En esta morada celestial se pueden encontrar también numerosos órdenes no revelados de personalidades de espíritu, seres asignados a las múltiples actividades del universo no vinculadas a los planes de elevación de las criaturas mortales del tiempo a los niveles paradisiacos de la eternidad.
13:1.10 (145.5) Los secretos de Spiritington implican los misterios impenetrables de la reflectividad. Os hablamos del vasto fenómeno universal de la reflectividad y más concretamente tal como opera en los mundos sede de los siete superuniversos, aunque nunca explicamos totalmente este fenómeno porque no lo comprendemos del todo. Es cierto que entendemos una parte muy importante, pero muchos detalles básicos siguen siendo un misterio para nosotros. La reflectividad es un secreto de Dios Espíritu. Se os ha instruido sobre las funciones de la reflectividad en relación con el programa de ascensión de la supervivencia de los mortales y así es como opera, pero la reflectividad es también una característica indispensable del desarrollo normal de muchos otros aspectos de la actividad del universo. Esta dotación del Espíritu Infinito se utiliza también en canales diferentes a los dedicados a reunir datos y diseminar información. Y hay otros secretos de Spiritington.
13:1.11 (145.6) 4. VICEGERINGTON. Este planeta es el «seno del Padre y el Hijo» y es la esfera secreta de ciertos seres no revelados que tienen su origen en los actos del Padre y el Hijo. Es también el hogar paradisiaco de muchos seres glorificados de ascendencia compleja, aquellos cuyo origen se complica a causa de las muchas y diversas técnicas vigentes en los siete superuniversos. En este mundo se reúnen muchos grupos de seres cuya identidad no ha sido revelada a los mortales de Urantia.
13:1.12 (146.1) Los secretos de Vicegerington incluyen los secretos de la trinización, y la trinización es el secreto de la autoridad para representar a la Trinidad, para actuar como lugartenientes de los Dioses. La autoridad para representar a la Trinidad se adscribe solo a aquellos seres, revelados y no revelados, que son trinizados, creados o eternizados por dos miembros cualesquiera de la Trinidad del Paraíso o por los tres, o que han devenido de ellos. Las personalidades traídas a la existencia por los actos de trinización de ciertos tipos de criaturas glorificadas no representan sino el potencial conceptual movilizado en esa trinización, si bien es cierto que esas criaturas pueden ascender por la senda del abrazo de la Deidad abierta a todos los de su clase.
13:1.13 (146.2) Los seres no trinizados no comprenden plenamente la técnica de trinización aplicada por dos o tres Creadores o por ciertas criaturas. Nunca llegaréis a comprender del todo dicho fenómeno a menos que en un futuro remoto de vuestra carrera glorificada intentéis esa aventura y lo logréis, porque en caso contrario esos secretos de Vicegerington os estarán siempre prohibidos. Para mí, que soy un alto ser originado en la Trinidad, todos los sectores de Vicegerington están abiertos. Entiendo plenamente y protejo con la misma sagrada plenitud el secreto de mi origen y destino.
13:1.14 (146.3) Hay además otras formas y fases de trinización que no se han dado a conocer a los pueblos de Urantia, y esas experiencias, en sus aspectos personales, están debidamente protegidas en el sector secreto de Vicegerington.
13:1.15 (146.4) 5. SOLITARINGTON. Este mundo es el «seno del Padre y el Espíritu» y es el punto de reunión de una magnífica multitud de seres no revelados con origen en los actos conjuntos del Padre Universal y el Espíritu Infinito, seres que comparten los rasgos del Padre además de su herencia del Espíritu.
13:1.16 (146.5) Este es también el hogar de los Mensajeros Solitarios y de otras personalidades de los órdenes superangélicos. Conocéis a muy pocos de estos seres, ya que existe un inmenso número de órdenes no revelados en Urantia. El hecho de que estén domiciliados en el quinto mundo no implica necesariamente que el Padre haya tenido nada que ver con la creación de los Mensajeros Solitarios ni de sus compañeros superangélicos, pero en esta edad del universo sí tiene que ver con su función. Durante la presente edad del universo, esta es también la esfera de estatus de los Directores del Poder del Universo.
13:1.17 (146.6) Hay muchos otros órdenes de personalidades de espíritu, seres desconocidos para el hombre mortal, que consideran Solitarington su esfera hogar paradisiaco. Conviene recordar que todas las divisiones y niveles de las actividades del universo están tan ampliamente provistas de ministradores del espíritu como lo está el ámbito dedicado a ayudar al hombre mortal a ascender a su divino destino paradisiaco.
13:1.18 (146.7) Los secretos de Solitarington. Además de ciertos secretos de trinización, este mundo guarda los secretos de la relación personal del Espíritu Infinito con parte de la progenie más alta de la Tercera Fuente y Centro. En Solitarington se guardan los misterios de la vinculación íntima de numerosos órdenes no revelados con los espíritus del Padre, del Hijo y del Espíritu, con el espíritu triple de la Trinidad y con los espíritus del Supremo, del Último y del Supremo-Último.
13:1.19 (146.8) 6. SERAFINGTON. Esta esfera es el «seno del Hijo y el Espíritu» y es el mundo hogar de la enorme multitud de seres no revelados creados por el Hijo y el Espíritu. Es también la esfera de destino de todos los órdenes ministrantes de las huestes angélicas, incluyendo supernafines, seconafines y serafines. También prestan servicio en el universo central y en los periféricos muchos órdenes de espíritus magníficos que no son «espíritus ministrantes para los que serán herederos de la salvación». Todos esos trabajadores de espíritu de todos los niveles y dominios de las actividades universales consideran Serafington como su hogar paradisiaco.
13:1.20 (147.1) Los secretos de Serafington suponen un misterio triple del que solo puedo mencionar un aspecto: el misterio del transporte seráfico. La capacidad de varios órdenes de serafines y otros seres de espíritu similares para envolver dentro de sus formas de espíritu a todos los órdenes de personalidades no materiales y llevarlas en largos viajes interplanetarios es un secreto guardado bajo llave en los sectores sagrados de Serafington. Las serafines de transporte comprenden este misterio, pero no nos lo comunican a los demás. Quizá no puedan. Los demás misterios de Serafington corresponden a las experiencias personales de tipos de servidores de espíritu no revelados aún a los mortales. Nos abstenemos de tratar sobre los secretos de seres tan estrechamente relacionados con vosotros porque podéis casi comprender a estos órdenes de existencia tan cercanos, y entendemos que presentar incluso nuestro conocimiento parcial de estos fenómenos equivaldría a traicionar la confianza.
13:1.21 (147.2) 7. ASCENDINGTON. Este mundo único es «el seno del Padre, el Hijo y el Espíritu», el punto de reunión de las criaturas ascendentes del espacio, la esfera de recepción de los peregrinos del tiempo que pasan por el universo de Havona camino del Paraíso. Ascendington es el hogar paradisiaco propiamente dicho de las almas ascendentes del tiempo y el espacio hasta que alcanzan el estatus paradisiaco. Vosotros los mortales pasaréis la mayor parte de vuestras «vacaciones» de Havona en Ascendington. Durante vuestra vida en Havona, Ascendington será para vosotros lo que fueron los directores de la reversión durante la ascensión en el universo local y en el superuniverso. Allí os dedicaréis a miles de actividades que están más allá del alcance de la imaginación mortal. Y como en todas las etapas anteriores del ascenso hacia Dios, vuestro yo humano entablará nuevas relaciones con vuestro yo divino.
13:1.22 (147.3) Los secretos de Ascendington incluyen el misterio de la formación gradual y cierta en la mente mortal y material de un homólogo espiritual del carácter y de la identidad que es potencialmente inmortal. Este fenómeno constituye uno de los misterios más desconcertantes de los universos: la evolución de un alma inmortal dentro de la mente de una criatura mortal y material.
13:1.23 (147.4) No comprenderéis nunca plenamente esta misteriosa operación hasta que lleguéis a Ascendington, y precisamente por esa razón todo Ascendington se abrirá ante vuestros ojos asombrados. La séptima parte de Ascendington me está prohibida, concretamente el sector relacionado con este secreto que es (o será) posesión y experiencia exclusiva de vuestro tipo de seres. Esta experiencia pertenece a vuestro orden humano de existencia. A mi orden de personalidad no le conciernen directamente tales operaciones. Por eso a mí me está prohibido y a vosotros os será finalmente revelado. Pero incluso después de que se os revele, por alguna razón seguirá siendo siempre vuestro secreto. No lo revelaréis ni a nosotros ni a ningún otro orden de seres. Nosotros tenemos conocimiento de la fusión eterna de un Ajustador divino con un alma inmortal de origen humano, pero los finalitarios ascendentes conocen esta misma experiencia como una realidad absoluta.
13:2.1 (147.5) Esos mundos hogar de los diversos órdenes de seres espirituales son esferas enormes y formidables, iguales al Paraíso en su belleza incomparable y espléndida gloria. Son mundos de encuentro, esferas de reunión, que sirven como direcciones cósmicas permanentes. Como finalitarios estaréis domiciliados en el Paraíso, pero Ascendington será en todo momento la dirección de vuestro hogar, incluso cuando os incorporéis al servicio en el espacio exterior. Durante toda la eternidad consideraréis Ascendington como el hogar de vuestros recuerdos sentimentales y vuestras memorias evocativas. Cuando os convirtáis en seres de espíritu de séptima etapa es posible que renunciéis a vuestro estatus residencial en el Paraíso.
13:2.2 (148.1) Si hay universos exteriores en formación, si han de ser habitados por criaturas del tiempo con potencial de ascensión, inferimos que esos hijos del futuro estarán destinados también a considerar Ascendington como su mundo hogar paradisiaco.
13:2.3 (148.2) Ascendington es la única esfera sagrada que estará abierta sin reservas a vuestra inspección al llegar al Paraíso. Vicegerington es la única esfera sagrada que está abierta totalmente y sin reservas a mi escrutinio. Aunque sus secretos conciernen a mi origen, en esta edad del universo no considero Vicegerington como mi hogar. Los seres con origen en la Trinidad no son lo mismo que los seres trinizados.
13:2.4 (148.3) Los seres con origen en la Trinidad no comparten plenamente los mundos del Padre; tienen sus hogares exclusivos en la Isla del Paraíso, muy cerca de la Esfera Santísima. Aparecen a menudo en Ascendington, «el seno del Padre-Hijo-Espíritu», donde fraternizan con sus hermanos que han subido desde los mundos humildes del espacio.
13:2.5 (148.4) Podríais suponer que los Hijos Creadores, al ser de origen Padre-Hijo, considerarían Vicegerington como su hogar, pero ese no es el caso en esta edad del universo bajo la función de Dios Séptuplo. Y hay muchos problemas similares que os dejarán perplejos, pues encontraréis sin duda muchas dificultades cuando intentéis comprender estas cosas que están tan cerca del Paraíso. Tampoco conseguiréis razonar estas cuestiones dado lo poco que sabéis. Y si supierais más sobre los mundos del Padre, simplemente encontraríais más dificultades hasta que no lo supierais todo sobre ellos. El estatus correspondiente a cualquiera de estos mundos secretos se adquiere por servicio así como por naturaleza de origen, y las edades sucesivas del universo pueden redistribuir y redistribuyen algunas de estas agrupaciones de personalidad.
13:2.6 (148.5) Los mundos del circuito interior son realmente mundos fraternales o de estatus más que esferas residenciales propiamente dichas. Los mortales lograrán cierto estatus en cada uno de los mundos del Padre salvo en uno. Por ejemplo, cuando vosotros los mortales llegáis a Havona, se os concede autorización para visitar Ascendington donde sois muy bienvenidos, pero no se os permite visitar los otros seis mundos sagrados. Tras vuestro paso por el régimen del Paraíso y después de vuestra admisión al Cuerpo de la Finalización, se os concede autorización para visitar Sonarington puesto que sois hijos de Dios así como ascendentes; y sois aún más. Pero siempre quedará una séptima parte de Sonarington, el sector de los secretos de las encarnaciones de los Hijos divinos, vedada para vosotros. Esos secretos no serán revelados nunca a los hijos ascendentes de Dios.
13:2.7 (148.6) Finalmente, tendréis acceso total a Ascendington y acceso relativo a las demás esferas del Padre salvo Divinington. Pero incluso cuando, tras haberos convertido en finalitarios, se os conceda autorización para aterrizar en otras cinco esferas secretas, no se os permitirá visitar todos los sectores de esos mundos. Tampoco se os permitirá aterrizar en las orillas de Divinington, el «seno del Padre», aunque seguramente estaréis repetidas veces «a la diestra del Padre». Y nunca en toda la eternidad será necesaria vuestra presencia en el mundo de los Ajustadores del Pensamiento.
13:2.8 (149.1) Esos mundos de encuentro de la vida de espíritu son terreno prohibido hasta el punto de que se nos pide que no busquemos la entrada en las fases de estas esferas que estén totalmente fuera de nuestro ámbito de experiencia. Podéis llegar a ser perfectos como criaturas como el Padre Universal es perfecto en deidad, pero no podéis conocer todos los secretos experienciales de todos los demás órdenes de personalidades del universo. Cuando el Creador tiene un secreto de la personalidad experiencial con su criatura, el Creador conserva ese secreto como confidencia eterna.
13:2.9 (149.2) Suponemos que todos estos secretos son conocidos por el cuerpo colectivo de los Secretos Trinizados de la Supremacía. Estos seres solo son plenamente conocidos por los grupos de sus mundos especiales y son poco comprendidos por otros órdenes. Cuando hayáis alcanzado el Paraíso conoceréis y amaréis ardientemente a los diez Secretos de la Supremacía que dirigen Ascendington. Conseguiréis también entender parcialmente a los Secretos de la Supremacía de los otros mundos del Padre excepto Divinington, aunque no tan perfectamente como entendéis a los de Ascendington.
13:2.10 (149.3) Los Secretos Trinizados de la Supremacía, como sugiere su nombre, están relacionados con el Supremo. Están relacionados igualmente con el Último y con el futuro Supremo-Último. Estos Secretos de la Supremacía son los secretos del Supremo y también los secretos del Último, incluso los secretos del Supremo-Último.
13:3.1 (149.4) Las siete esferas luminosas del Hijo Eterno son los mundos de las siete fases de existencia del espíritu puro. Estos orbes resplandecientes son la fuente de la triple luz del Paraíso y de Havona y su influencia se limita en gran medida, aunque no enteramente, al universo central.
13:3.2 (149.5) La personalidad no está presente en estos satélites del Paraíso, por eso es poco lo que se puede exponer a la personalidad mortal y material sobre estas moradas del espíritu puro. Se nos ha enseñado que estos mundos rebosan vida de los seres del Hijo Eterno y que esa vida es distinta de la personal. Inferimos que esas entidades están siendo agrupadas para ministrar en los nuevos universos del espacio exterior ahora en proyecto. Los filósofos del Paraíso mantienen que cada ciclo paradisiaco, unos dos mil millones de años del tiempo de Urantia, es testigo de la creación de reservas adicionales de estos órdenes en los mundos secretos del Hijo Eterno.
13:3.3 (149.6) Que yo sepa, ninguna personalidad ha estado nunca en ninguna de estas esferas del Hijo Eterno. En toda mi larga experiencia dentro y fuera del Paraíso, nunca he sido asignado a visitar uno de esos mundos. Ni siquiera las personalidades cocreadas por el Hijo Eterno van a esos mundos. Inferimos que en esos hogares del espíritu se admiten espíritus impersonales de todo tipo, sea cual sea su origen. Como yo soy persona y tengo forma de espíritu, un mundo así me parecería sin duda vacío y desierto aunque se me permitiera visitarlo. Las altas personalidades de espíritu no son dadas a satisfacer curiosidades sin objeto ni a aventuras totalmente inútiles. Siempre hay demasiadas aventuras fascinantes y llenas de sentido como para favorecer el interés por proyectos inútiles o irreales.
13:4.1 (149.7) Entre el circuito interior de Havona y las esferas resplandecientes del Hijo Eterno dan vueltas los siete orbes del Espíritu Infinito, mundos habitados por la prole del Espíritu Infinito, por los hijos trinizados de personalidades creadas glorificadas y por otros tipos de seres no revelados que se dedican a administrar eficazmente las numerosas empresas de los diversos campos de actividad del universo.
13:4.2 (150.1) Los siete Espíritus Maestros son los representantes supremos y últimos del Espíritu Infinito. Mantienen sus emplazamientos personales, sus focos de poder, en la periferia del Paraíso, pero todas las operaciones relacionadas con su gestión y dirección del gran universo se dirigen en y desde estas siete esferas ejecutivas especiales del Espíritu Infinito. Los siete Espíritus Maestros son en realidad el volante de compensación espíritu-mente del universo de universos, un poder central que lo abarca todo, lo engloba todo y lo coordina todo.
13:4.3 (150.2) Desde estas siete esferas especiales los Espíritus Maestros intervienen para igualar y estabilizar los circuitos de mente cósmica del gran universo. También tienen que ver con la actitud y presencia espiritual diferencial de las Deidades en todo el gran universo. Las reacciones físicas son uniformes, invariables y siempre instantáneas y automáticas. Pero la presencia espiritual experiencial está en conformidad con las condiciones subyacentes o los estados de receptividad espiritual inherente a las mentes individuales de los mundos.
13:4.4 (150.3) A nivel físico, la autoridad, la presencia y la función son invariables en todos los universos, grandes o pequeños. El factor diferenciador en presencia o reacción espiritual son las fluctuaciones diferenciales de su reconocimiento y acogida por parte de las criaturas con voluntad. Mientras que la presencia espiritual de la Deidad absoluta y existencial no está influida en modo alguno por las actitudes de lealtad o deslealtad de los seres creados, es cierto al mismo tiempo que la presencia operativa de la Deidad subabsoluta y experiencial está influida de modo directo y terminante por las decisiones, elecciones y actitudes de la voluntad de dichas criaturas finitas: por la lealtad y la dedicación de los seres, planetas, sistemas, constelaciones o universos individuales. Pero esta presencia espiritual de la divinidad no es caprichosa ni arbitraria; su discrepancia experiencial es inherente a la dotación de libre albedrío de las criaturas personales.
13:4.5 (150.4) El factor determinante de las diferencias de presencia espiritual existe en vuestro propio corazón y en vuestra propia mente, y consiste en vuestra propia manera de elegir, en las decisiones de vuestra mente y en la resolución de vuestra propia voluntad. Esta diferenciación es inherente a las reacciones de libre albedrío de los seres personales inteligentes, seres a quienes el Padre Universal ha ordenado ejercer esta libertad de elección. Y las Deidades disponen siempre de forma consecuente cumplir y satisfacer, con el flujo y el reflujo de sus espíritus, las condiciones y demandas de esta elección diferencial de la criatura, unas veces otorgando más de su presencia en respuesta a un deseo sincero de dicha presencia y otras retirándose de la escena cuando sus criaturas deciden lo contrario en el ejercicio de su libertad de elección divinamente otorgada. Y así, el espíritu de la divinidad se hace humildemente obediente a las elecciones de las criaturas de los mundos.
13:4.6 (150.5) Las moradas ejecutivas de los siete Espíritus Maestros son en realidad las sedes paradisiacas de los siete superuniversos y de sus segmentos correlacionados del espacio exterior. Cada Espíritu Maestro preside un superuniverso, y cada uno de estos siete mundos está asignado exclusivamente a uno de los Espíritus Maestros. No existe literalmente ningún aspecto de la administración subparadisiaca de los siete superuniversos que no esté atendido en estos mundos ejecutivos. No son tan exclusivos como las esferas del Padre o las del Hijo y, aunque el estatus residencial está limitado a los seres nativos y a los que trabajan en ellos, estos siete planetas administrativos están siempre abiertos a todos los seres que deseen visitarlos y cuenten con los medios de tránsito necesarios.
13:4.7 (151.1) Para mí, estos mundos ejecutivos son los lugares más interesantes y fascinantes fuera del Paraíso. En ningún otro sitio del amplio universo puede uno observar actividades tan variadas que impliquen a tantos órdenes distintos de seres vivos y estén relacionadas con operaciones en tantos niveles diferentes, a la vez materiales, intelectuales y espirituales. Cuando se me concede un periodo de permiso y da la casualidad de que estoy en el Paraíso o en Havona, suelo dirigirme a uno de estos atareados mundos de los siete Espíritus Maestros para inspirar mi mente con esos espectáculos de iniciativa, dedicación, lealtad, sabiduría y eficacia. En ninguna otra parte de los siete niveles de realidad del universo puedo observar una interasociación tan impresionante de actuaciones de la personalidad. Y me siento siempre estimulado por las actividades de los que saben hacer bien su trabajo y disfrutan tanto haciéndolo.
13:4.8 (151.2) [Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría comisionado para esta función por los Ancianos de los Días de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 14
14:0.1 (152.1) EL universo perfecto y divino ocupa el centro de toda la creación. Es el núcleo eterno alrededor del cual giran las vastas creaciones del tiempo y el espacio. El Paraíso es la gigantesca Isla nuclear de estabilidad absoluta que descansa inmóvil en el corazón mismo del magnífico universo eterno. Esta familia planetaria central se llama Havona y está muy lejos del universo local de Nebadon. Sus dimensiones son enormes y su masa casi increíble. Consta de mil millones de esferas de belleza inimaginable y espléndida grandiosidad, pero la verdadera magnitud de esta vasta creación está realmente fuera del alcance de la mente humana.
14:0.2 (152.2) Esta es la única agrupación de mundos asentada, perfecta y establecida. Es un universo enteramente creado y perfecto, no un desarrollo evolutivo. Es el núcleo eterno de perfección alrededor del cual se arremolina esa procesión sin fin de universos que constituyen el formidable experimento evolutivo, la audaz aventura de los Hijos Creadores de Dios, que aspiran a duplicar en el tiempo y reproducir en el espacio el universo patrón, el ideal de compleción divina, finalización suprema, realidad última y perfección eterna.
14:1.1 (152.3) Desde la periferia del Paraíso hasta las fronteras interiores de los siete superuniversos existen las siete condiciones y movimientos del espacio siguientes:
14:1.2 (152.4) 1. Las zonas quiescentes de espacio intermedio que inciden en el Paraíso.
14:1.3 (152.5) 2. La procesión en el sentido de las agujas del reloj de los tres circuitos del Paraíso y los siete de Havona.
14:1.4 (152.6) 3. La zona semiquieta de espacio que separa los circuitos de Havona de los cuerpos oscuros de gravedad del universo central.
14:1.5 (152.7) 4. El cinturón interior de cuerpos oscuros de gravedad que se mueve en sentido contrario a las agujas del reloj.
14:1.6 (152.8) 5. La segunda zona única de espacio que divide las dos trayectorias de los cuerpos oscuros de gravedad en el espacio.
14:1.7 (152.9) 6. El cinturón exterior de cuerpos oscuros de gravedad que gira alrededor del Paraíso en el sentido de las agujas del reloj.
14:1.8 (152.10) 7. Una tercera zona de espacio —una zona semiquieta— que separa el cinturón exterior de cuerpos oscuros de gravedad de los circuitos más interiores de los siete superuniversos.
14:1.9 (152.11) Los mil millones de mundos de Havona están dispuestos en siete circuitos concéntricos que rodean inmediatamente los tres circuitos de satélites del Paraíso. Hay más de treinta y cinco millones de mundos en el circuito más interior de Havona y por encima de doscientos cuarenta y cinco millones en el más exterior, con cantidades proporcionales en los intermedios. Cada circuito es diferente, pero todos están perfectamente equilibrados y exquisitamente organizados, y cada uno de ellos está impregnado por una representación especializada del Espíritu Infinito, uno de los siete Espíritus de los Circuitos. Entre otras funciones, este Espíritu impersonal coordina la conducción de los asuntos celestiales dentro de cada circuito.
14:1.10 (153.1) Los circuitos planetarios de Havona no están superpuestos; sus mundos se suceden unos a otros en procesión lineal ordenada. El universo central gira alrededor de la Isla estacionaria del Paraíso en un gran plano que consta de diez unidades concéntricas estabilizadas: los tres circuitos de las esferas paradisiacas y los siete circuitos de los mundos de Havona. Considerados físicamente, todos los circuitos de Havona y del Paraíso son un solo sistema. Solo los separamos en reconocimiento de su segregación funcional y administrativa.
14:1.11 (153.2) El tiempo no se cuenta en el Paraíso; la secuencia de acontecimientos sucesivos es inherente al concepto de los que son autóctonos de la Isla central. Pero el tiempo está ligado a los circuitos de Havona y a los numerosos seres tanto de origen celestial como terrestre que residen en ellos. Cada mundo de Havona tiene su propio tiempo local determinado por su circuito. Todos los mundos de un circuito dado tienen años de la misma duración puesto que giran uniformemente alrededor del Paraíso, y la duración de estos años planetarios decrece del circuito más exterior al más interior.
14:1.12 (153.3) Además del tiempo de los circuitos de Havona está el día estándar del Paraíso-Havona y otras denominaciones de tiempo que se establecen en los siete satélites paradisiacos del Espíritu Infinito y se envían desde ellos. El día estándar del Paraíso-Havona se basa en la cantidad de tiempo que tardan las moradas planetarias del circuito primero o más interior de Havona en completar una revolución alrededor de la Isla del Paraíso. Por su ubicación entre los cuerpos oscuros de gravedad y el gigantesco Paraíso, estas esferas tardan casi mil años en completar su circuito a pesar de su enorme velocidad. Leísteis la verdad sin saberlo cuando vuestros ojos se posaron en la afirmación «un día es como mil años para Dios, solo como una vigilia en la noche». Un día del Paraíso-Havona equivale exactamente a mil años menos siete minutos, tres segundos y un octavo de segundo del presente calendario de años bisiestos de Urantia.
14:1.13 (153.4) Ese día del Paraíso-Havona es la medida estándar de tiempo para los siete superuniversos, aunque cada uno mantiene sus propias medidas internas de tiempo.
14:1.14 (153.5) En las afueras de este vasto universo central, mucho más allá del séptimo cinturón de mundos de Havona, se arremolina un número increíble de enormes cuerpos oscuros de gravedad. Estas numerosísimas masas oscuras son totalmente distintas de otros cuerpos del espacio en muchos detalles, incluso en la forma son muy diferentes. Estos cuerpos oscuros de gravedad ni reflejan ni absorben la luz. No reaccionan a la luz de energía física, y rodean y envuelven Havona de forma tan completa que lo ocultan a la vista de los universos habitados del tiempo y el espacio, incluso los más cercanos.
14:1.15 (153.6) El gran cinturón de cuerpos oscuros está dividido por una única intrusión de espacio en dos circuitos elípticos iguales. El cinturón interior gira en sentido contrario a las agujas del reloj, el exterior en el sentido de las agujas del reloj. Estas direcciones alternas de movimiento junto con la extraordinaria masa de los cuerpos oscuros equilibran tan eficazmente las líneas de gravedad de Havona que hacen del universo central una creación físicamente equilibrada y perfectamente estabilizada.
14:1.16 (153.7) La procesión interior de cuerpos oscuros de gravedad tiene una disposición tubular y consta de tres agrupamientos circulares. Un corte transversal de este circuito mostraría tres círculos concéntricos de aproximadamente la misma densidad. El circuito exterior de cuerpos oscuros de gravedad está dispuesto perpendicularmente y es diez mil veces más alto que el circuito interior. El diámetro de arriba abajo del circuito exterior es cincuenta mil veces mayor que el diámetro transversal.
14:1.17 (154.1) El espacio intermedio que existe entre estos dos circuitos de cuerpos de gravedad es único, puesto que no se puede encontrar nada igual en ninguna otra parte del amplio universo. Esta zona se caracteriza por enormes movimientos ondulatorios ascendentes y descendentes, y está penetrada por formidables actividades de energía de orden desconocido.
14:1.18 (154.2) En nuestra opinión, nada semejante a los cuerpos oscuros de gravedad del universo central caracterizará nunca la evolución futura de los niveles del espacio exterior. Consideramos que estas procesiones alternas de formidables cuerpos equilibradores de la gravedad son únicas en el universo maestro.
14:2.1 (154.3) Los seres de espíritu no moran en un espacio nebuloso ni habitan en mundos etéreos. Se domicilian en esferas propiamente dichas de naturaleza material, mundos tan reales como aquellos en los que viven los mortales. Los mundos de Havona son reales y literales, si bien es cierto que su sustancia literal difiere de la organización material de los planetas de los siete superuniversos.
14:2.2 (154.4) Las realidades físicas de Havona representan un orden de organización de la energía radicalmente diferente a todos los que prevalecen en los universos evolutivos del espacio. Las energías de Havona son triples mientras que las unidades de materia-energía de los superuniversos contienen una carga doble de energía, aunque una de las formas de energía existe en sus fases negativa y positiva. La creación del universo central es triple (de la Trinidad). La creación de un universo local es (directamente) doble, hecha por un Hijo Creador y un Espíritu Creativo.
14:2.3 (154.5) El material de Havona está compuesto por la organización de exactamente mil elementos químicos básicos y el funcionamiento equilibrado de las siete formas de la energía de Havona. Cada una de estas energías básicas manifiesta siete fases de estimulación, de manera que los nativos de Havona responden a cuarenta y nueve estímulos de sensación diferentes. En otras palabras y desde un punto de vista puramente físico, los nativos del universo central poseen cuarenta y nueve formas especializadas de sensaciones. Los sentidos de la morontia son setenta, y los órdenes espirituales más altos de respuesta de reacción oscilan entre setenta y doscientos diez según los diferentes tipos de seres.
14:2.4 (154.6) Ninguno de los seres físicos del universo central sería visible para los urantianos. Tampoco ninguno de los estímulos físicos de esos mundos remotos provocaría una reacción en vuestros burdos órganos sensoriales. Si un mortal de Urantia pudiera ser transportado a Havona, estaría allí sordo, ciego y totalmente desprovisto de las demás reacciones de los sentidos. Solo podría comportarse como un ser autoconsciente limitado y privado de todo estímulo ambiental y de sus correspondientes reacciones.
14:2.5 (154.7) En la creación central ocurren numerosos fenómenos físicos y reacciones espirituales que son desconocidos en mundos como Urantia. La organización básica de una creación triple no se parece nada a la constitución doble de los universos creados del tiempo y el espacio.
14:2.6 (154.8) Toda la ley natural está coordinada sobre una base enteramente diferente a la de los sistemas de energía dual de las creaciones en vías de evolución. El universo central está organizado en su totalidad según el triple sistema de control perfecto y simétrico. En todo el sistema Paraíso-Havona se mantiene un equilibrio perfecto entre todas las realidades cósmicas y todas las fuerzas espirituales. El Paraíso, con un control absoluto de la creación material, regula y mantiene perfectamente las energías físicas de este universo central. El Hijo Eterno, como parte de su control de espíritu que todo lo abarca, sostiene de la manera más perfecta el estatus espiritual de todos los que moran en Havona. En el Paraíso nada es experimental, y el sistema Paraíso-Havona es una unidad de perfección creativa.
14:2.7 (155.1) La gravedad espiritual universal del Hijo Eterno está asombrosamente activa en todo el universo central. Todos los valores de espíritu y todas las personalidades espirituales son atraídos incesantemente hacia dentro, hacia la morada de los Dioses. Este empuje hacia Dios es intenso e ineludible. La ambición de llegar a Dios es más fuerte en el universo central, no porque la gravedad de espíritu sea más fuerte que en los universos de la periferia, sino porque los seres que han alcanzado Havona están más plenamente espiritualizados y por lo tanto responden más a la acción siempre presente de la atracción universal de la gravedad de espíritu del Hijo Eterno.
14:2.8 (155.2) El Espíritu Infinito atrae igualmente todos los valores intelectuales hacia el Paraíso. En todo el universo central la gravedad de mente del Espíritu Infinito funciona en coordinación con la gravedad de espíritu del Hijo Eterno, y ambas unidas constituyen el impulso conjunto de las almas ascendentes de encontrar a Dios, llegar a la Deidad, conseguir el Paraíso y conocer al Padre.
14:2.9 (155.3) Havona es un universo espiritualmente perfecto y físicamente estable. El control y la estabilidad equilibrada del universo central parecen ser perfectos. Todo lo físico o lo espiritual es perfectamente predecible, pero no lo son ni los fenómenos de la mente ni la volición de la personalidad. Inferimos que se puede considerar imposible que allí se dé el pecado, pero lo hacemos sobre la base de que las criaturas de libre albedrío nativas de Havona no han sido culpables nunca de transgredir la voluntad de la Deidad. Estos seres elevados han sido constantemente leales a los Eternos de los Días durante toda la eternidad. Tampoco ha aparecido el pecado en ninguna criatura que haya entrado en Havona como peregrino. No ha habido nunca ni un solo caso de conducta indebida por parte de ninguna criatura de ningún grupo de personalidades, bien creadas en el universo central de Havona o bien admitidas en él. Los métodos y medios de selección de los universos del tiempo son tan perfectos y divinos que no consta en los archivos de Havona que haya ocurrido nunca ningún error. Nunca se han cometido equivocaciones, ningún alma ascendente ha sido admitida nunca prematuramente en el universo central.
14:3.1 (155.4) En cuanto al gobierno del universo central, no lo hay. La perfección de Havona es tan exquisita que no se necesita ningún sistema intelectual de gobierno. No hay cortes constituidas regularmente ni tampoco asambleas legislativas; Havona solo requiere una dirección administrativa. Ahí se puede observar la cima de los ideales del verdadero autogobierno.
14:3.2 (155.5) No hay necesidad de gobierno para esas inteligencias perfectas y casi perfectas. No tienen ninguna necesidad de regulaciones, pues son seres de perfección innata entre los cuales hay también criaturas evolutivas que pasaron hace mucho el escrutinio de los tribunales supremos de los superuniversos.
14:3.3 (155.6) La administración de Havona no es automática, pero es de una perfección maravillosa y una eficacia divina. Es principalmente planetaria y está conferida al Eterno de los Días residente, puesto que cada esfera de Havona está dirigida por una de estas personalidades con origen en la Trinidad. Los Eternos de los Días no son creadores pero son administradores perfectos. Enseñan con suprema competencia y dirigen a sus hijos planetarios con una perfección de sabiduría que raya en la absolutidad.
14:3.4 (156.1) Los mil millones de esferas del universo central constituyen los mundos de formación de las altas personalidades nativas del Paraíso y de Havona, y sirven además como terreno final de prueba para las criaturas ascendentes de los mundos evolutivos del tiempo. En la ejecución del gran plan del Padre Universal para la ascensión de las criaturas, los peregrinos del tiempo son desembarcados en los mundos receptores del circuito exterior o séptimo y, tras progresar en formación y ampliar su experiencia, avanzan progresivamente hacia dentro de planeta en planeta y de círculo en círculo hasta que logran finalmente llegar a las Deidades y consiguen la residencia en el Paraíso.
14:3.5 (156.2) En el presente, aunque las esferas de los siete circuitos se mantienen en toda su gloria celestial, solo se utiliza en torno al uno por ciento de toda la capacidad planetaria para promover el plan universal del Padre de ascensión de los mortales. Cerca de la décima parte del uno por ciento del área de esos enormes mundos está dedicada a la vida y actividades del Cuerpo de la Finalización, seres asentados eternamente en luz y vida que a menudo pasan temporadas y ministran en los mundos de Havona. Estos seres eminentes tienen sus residencias personales en el Paraíso.
14:3.6 (156.3) La construcción planetaria de las esferas de Havona es totalmente distinta de la de los mundos y sistemas evolutivos del espacio. En ningún otro lugar del gran universo conviene utilizar esferas tan enormes como mundos habitados. Su constitución física triata, unida al efecto equilibrador de los inmensos cuerpos oscuros de gravedad, es lo que hace posible igualar tan perfectamente las fuerzas físicas y equilibrar tan exquisitamente las diversas atracciones de esta prodigiosa creación. Se emplea también la antigravedad en la organización de las funciones materiales y las actividades espirituales en estos enormes mundos.
14:3.7 (156.4) La arquitectura, la iluminación y la calefacción, así como el embellecimiento biológico y artístico de las esferas de Havona sobrepasan por mucho el mayor alcance posible de la imaginación humana. No se os puede decir mucho sobre Havona, solo al verlo podréis captar su belleza y grandiosidad. Pero hay ríos y lagos reales en esos mundos perfectos.
14:3.8 (156.5) El equipamiento espiritual de estos mundos es ideal, y están perfectamente adecuados a su propósito de albergar a los numerosos órdenes de seres diferentes que actúan en el universo central. En estos hermosos mundos se desarrollan múltiples actividades que sobrepasan por mucho la comprensión humana.
14:4.1 (156.6) Hay siete formas básicas de cosas y seres vivos en los mundos de Havona, y cada una de estas formas básicas existe en tres fases distintas. Cada una de estas tres fases se divide en setenta divisiones principales, y cada división principal se compone de mil divisiones menores con otras subdivisiones a su vez, y así sucesivamente. Estos grupos básicos de vida podrían clasificarse como:
14:4.2 (156.7) 1. Materiales.
14:4.3 (156.8) 2. Morontiales.
14:4.4 (156.9) 3. Espirituales.
14:4.5 (156.10) 4. Absonitos.
14:4.6 (156.11) 5. Últimos.
14:4.7 (156.12) 6. Coabsolutos.
14:4.8 (156.13) 7. Absolutos.
14:4.9 (157.1) El deterioro y la muerte no forman parte del ciclo de vida de los mundos de Havona. En el universo central las cosas vivas más bajas sufren la transmutación de su materialización. Cambian de forma y de manifestación, pero no se descomponen mediante el proceso de deterioro y muerte celular.
14:4.10 (157.2) Los nativos de Havona son todos progenie de la Trinidad del Paraíso. No tienen padres criatura y son seres que no se reproducen. No podemos describir la creación de estos ciudadanos del universo central, seres que nunca fueron creados. Toda la historia de la creación de Havona es un intento de poner en el espacio-tiempo un hecho de la eternidad que no tiene ninguna relación con el tiempo ni el espacio tal como los comprende el hombre mortal. Pero debemos conceder a la filosofía humana un punto de origen. Incluso personalidades que están muy por encima del nivel humano requieren un concepto de «los comienzos». Sin embargo, el sistema Paraíso-Havona es eterno.
14:4.11 (157.3) Los nativos de Havona viven en los mil millones de esferas del universo central en el mismo sentido en que otros órdenes de ciudadanía permanente moran en sus respectivas esferas de natividad. Del mismo modo que el orden material de filiación mantiene la economía material, intelectual y espiritual de los mil millones de sistemas locales de un superuniverso, los nativos de Havona, en un sentido más amplio, viven y desempeñan sus funciones en los mil millones de mundos del universo central. Podríais considerar a estos havonitas como criaturas materiales en el sentido en que se pudiera ampliar la palabra «material» para describir las realidades físicas del universo divino.
14:4.12 (157.4) Hay una vida nativa de Havona que es significativa en y por sí misma. Los havonitas aportan de muchas maneras su ministerio a los descendentes del Paraíso y a los ascendentes de los superuniversos, pero viven también vidas que son únicas en el universo central y que tienen un significado relativo totalmente aparte del Paraíso o de los superuniversos.
14:4.13 (157.5) Así como la adoración de los hijos por la fe de los mundos evolutivos atiende a satisfacer el amor del Padre Universal, la adoración ensalzada de las criaturas de Havona sacia los ideales perfectos de belleza y verdad divina. Así como el hombre mortal lucha por hacer la voluntad de Dios, estos seres del universo central viven para complacer los ideales de la Trinidad del Paraíso. En su naturaleza misma son la voluntad de Dios. El hombre se regocija con la bondad de Dios, los havonitas exultan con la belleza divina, y ambos disfrutáis del ministerio de la libertad de la verdad viva.
14:4.14 (157.6) Los havonitas tienen destinos optativos no revelados tanto presentes como futuros. Y hay una progresión de las criaturas nativas propia del universo central, una progresión que no supone ni el ascenso al Paraíso ni la penetración en los superuniversos. Esta progresión a un estatus más alto en Havona puede sugerirse como sigue:
14:4.15 (157.7) 1. Progreso experiencial hacia fuera, desde el primer hasta el séptimo circuito.
14:4.16 (157.8) 2. Progreso hacia dentro, desde el séptimo hasta el primer circuito.
14:4.17 (157.9) 3. Progreso intracircuito: progresión dentro de los mundos de un circuito dado.
14:4.18 (157.10) Además de los nativos de Havona, se incluyen entre los habitantes del universo central numerosas clases de seres patrón para diversos grupos de los universos: consejeros, directores y maestros de su tipo y para su tipo en toda la creación. Todos los seres de todos los universos son formados según el modelo de algún orden de criatura patrón que vive en alguno de los mil millones de mundos de Havona. Incluso los mortales del tiempo tienen sus metas y sus ideales de existencia de criatura en los circuitos exteriores de esas esferas patrón de lo alto.
14:4.19 (157.11) Luego están los seres que han alcanzado al Padre Universal, que tienen derecho a ir y venir y que están asignados aquí y allá a misiones de servicio especial en los universos. Y además en todos los mundos de Havona hay candidatos al logro, que son los que han conseguido llegar físicamente al universo central pero no han logrado aún el desarrollo espiritual necesario para obtener la residencia en el Paraíso.
14:4.20 (158.1) El Espíritu Infinito está representado en los mundos de Havona por una multitud de personalidades, seres de gracia y gloria, que administran los detalles de los intrincados asuntos intelectuales y espirituales del universo central. En estos mundos de perfección divina realizan el trabajo propio de la dirección normal de esta vasta creación y además llevan a cabo las múltiples tareas de enseñanza, formación y ministerio para la enorme cantidad de criaturas ascendentes que han escalado a la gloria desde los mundos oscuros del espacio.
14:4.21 (158.2) Hay muchos grupos de seres nativos del sistema Paraíso-Havona que no están directamente relacionados en modo alguno con el plan de ascensión para el logro de la perfección de las criaturas y por eso no figuran en las clasificaciones de personalidades presentadas a las razas mortales. Solo se presentan aquí los grupos principales de seres sobrehumanos y los órdenes vinculados directamente con vuestra experiencia de supervivencia.
14:4.22 (158.3) Havona está rebosante de vida de seres inteligentes de todas las fases, que buscan allí avanzar desde los circuitos más bajos hasta los más altos en su esfuerzo por alcanzar niveles más altos de comprensión de la divinidad y una apreciación más amplia de los significados supremos, los valores últimos y la realidad absoluta.
14:5.1 (158.4) En Urantia pasáis por una prueba corta e intensa durante vuestra vida inicial de existencia material. En los mundos mansión y subiendo por vuestro sistema, constelación y universo local, atravesáis las fases de ascensión en la morontia. En los mundos de formación del superuniverso pasáis por las etapas de progresión de espíritu verdadero y se os prepara para el tránsito final a Havona. En los siete circuitos de Havona vuestro logro es intelectual, espiritual y experiencial. Y en cada uno de los mundos de cada uno de estos circuitos hay una tarea concreta que cumplir.
14:5.2 (158.5) La vida en los mundos divinos del universo central es tan rica y plena, tan completa y repleta, que trasciende totalmente cualquier concepto humano de lo que a un ser creado le sería posible experimentar. Las actividades sociales y económicas de esta creación eterna no se parecen en nada a las ocupaciones de las criaturas materiales que viven en mundos evolutivos como Urantia. Incluso la técnica de pensamiento de Havona es distinta al proceso de pensar de Urantia.
14:5.3 (158.6) Las regulaciones del universo central son apropiada e inherentemente naturales. Las reglas de conducta no son arbitrarias. En todos los requisitos de Havona se desvela la razón de la rectitud y el imperio de la justicia. Y estos dos factores combinados constituyen lo que en Urantia se denominaría equidad. Cuando lleguéis a Havona disfrutaréis de manera natural haciendo las cosas como se deben hacer.
14:5.4 (158.7) Cuando los seres inteligentes consiguen llegar por primera vez al universo central, son recibidos y domiciliados en el mundo piloto del séptimo circuito de Havona. A medida que los recién llegados progresan espiritualmente y logran comprender la identidad del Espíritu Maestro de su superuniverso, son transferidos al sexto círculo. (De estas disposiciones del universo central se ha tomado la designación de los círculos de progreso de la mente humana.) Una vez que los seres ascendentes han logrado comprender la Supremacía y están por lo tanto preparados para la aventura de la Deidad, son llevados al quinto circuito. Después de llegar al Espíritu Infinito son transferidos al cuarto. Tras el logro del Hijo Eterno son trasladados al tercero, y cuando han reconocido al Padre Universal van a residir al segundo circuito de mundos donde se familiarizan más con las huestes paradisiacas. La llegada al primer circuito de Havona significa la aceptación de los candidatos del tiempo al servicio del Paraíso. Dependiendo de la naturaleza y duración de la ascensión de la criatura, se quedarán por un tiempo indefinido en el circuito interior de logro espiritual progresivo. Desde este circuito interior los peregrinos ascendentes pasan hacia dentro a residir en el Paraíso y a ser admitidos en el Cuerpo de la Finalización.
14:5.5 (159.1) Durante vuestra estancia en Havona como peregrinos en ascenso se os dejará visitar libremente los mundos del circuito al que estéis asignados. Se os permitirá también regresar a los planetas de los circuitos que hayáis atravesado antes. Y todo esto es posible para los que residen en los círculos de Havona sin necesidad de ser ensupernafinados. Los peregrinos del tiempo son capaces de equiparse a sí mismos para atravesar el espacio «conseguido», pero deben depender de las técnicas establecidas para salvar el espacio «no conseguido». Un peregrino no puede salir de Havona ni avanzar más allá de su circuito asignado sin la ayuda de una supernafín de transporte.
14:5.6 (159.2) Hay una originalidad estimulante en esta vasta creación central. Aparte de la organización física de la materia y de la constitución fundamental de los órdenes básicos de seres inteligentes y de otras cosas vivas, no hay nada en común entre los mundos de Havona. Cada uno de estos planetas es una creación original, única y exclusiva; cada planeta es una producción incomparable, espléndida y perfecta. Y esta diversidad de individualidades se extiende a todos los rasgos de los aspectos físicos, intelectuales y espirituales de la existencia planetaria. Cada uno de estos mil millones de esferas de perfección se ha desarrollado y embellecido según los planes del Eterno de los Días residente. Precisamente por eso no hay dos iguales.
14:5.7 (159.3) Hasta que atraveséis el último de los circuitos de Havona y visitéis el último de los mundos de Havona no desaparecerán de vuestra carrera ni el tónico de la aventura ni el estímulo de la curiosidad. Y entonces el empuje, el impulso hacia adelante de la eternidad sustituirá a su precursor, el aliciente de la aventura del tiempo.
14:5.8 (159.4) La monotonía es síntoma de inmadurez de la imaginación creativa y de falta de coordinación intelectual con la dotación espiritual. Para cuando un mortal ascendente empieza la exploración de esos mundos celestiales ya ha alcanzado una madurez emocional, intelectual y social, si no espiritual.
14:5.9 (159.5) A medida que avancéis de circuito en circuito en Havona no solo afrontaréis cambios nunca soñados, sino que vuestro asombro será indescriptible al ir progresando de planeta en planeta dentro de cada circuito. Cada uno de esos mil millones de mundos de estudio es una verdadera universidad de sorpresas. El asombro continuo y la maravilla sin fin es la experiencia de los que atraviesan esos circuitos y recorren esas gigantescas esferas. La monotonía no forma parte de la carrera en Havona.
14:5.10 (159.6) El amor a la aventura, la curiosidad y el horror a la monotonía, que son rasgos inherentes a la naturaleza humana en evolución, no se pusieron ahí solo para exasperaros e irritaros durante vuestra corta estancia en la tierra, sino más bien para sugeriros que la muerte no es más que el principio de una carrera sin fin de aventuras, de una vida sempiterna de expectativas, de un viaje eterno de descubrimiento.
14:5.11 (160.1) La curiosidad —el espíritu de investigación, el deseo de descubrimientos, el empuje hacia la exploración— es parte de la dote innata y divina de las criaturas evolutivas del espacio. Estos impulsos naturales no se os dieron simplemente para ser frustrados y reprimidos. Es cierto que muchas veces estos ambiciosos deseos deben ser refrenados durante vuestra corta vida en la tierra, que hay que experimentar numerosas decepciones, pero serán plenamente realizados y gloriosamente satisfechos durante las largas edades por venir.
14:6.1 (160.2) El alcance de las actividades propias del Havona de los siete circuitos es inmenso. En líneas generales se pueden describir como:
14:6.2 (160.3) 1. Havonales.
14:6.3 (160.4) 2. Paradisiacas.
14:6.4 (160.5) 3. Finito-ascendentes: evolutivas Supremo-Últimas.
14:6.5 (160.6) En el Havona de la presente edad del universo se desarrollan muchas actividades suprafinitas que implican una diversidad incalculable de aspectos absonitos y de otro tipo de funciones de la mente y el espíritu. Es posible que el universo central sirva para muchos propósitos que no me han sido revelados, puesto que funciona de muchas maneras que escapan a la comprensión de la mente creada. No obstante, intentaré describir de qué manera esta creación perfecta atiende a las necesidades y contribuye a la satisfacción de siete órdenes de inteligencias del universo.
14:6.6 (160.7) 1. El Padre Universal: la Primera Fuente y Centro. La perfección de la creación central proporciona a Dios Padre una satisfacción parental suprema. Disfruta de la experiencia de saciar su amor en niveles de casi igualdad. El Creador perfecto se complace divinamente con la adoración de la criatura perfecta.
14:6.7 (160.8) Havona proporciona al Padre la satisfacción de la consecución suprema. La realización de la perfección en Havona compensa el retraso en el espacio-tiempo del impulso eterno de expansión infinita.
14:6.8 (160.9) El Padre disfruta de la reciprocidad de Havona en belleza divina. Satisface a la mente divina proporcionar un modelo perfecto de armonía exquisita a todos los universos en vías de evolución.
14:6.9 (160.10) Nuestro Padre contempla el universo central con un placer perfecto porque es una digna revelación de la realidad de espíritu a todas las personalidades del universo de universos.
14:6.10 (160.11) El Dios de los universos tiene una consideración favorable hacia Havona y el Paraíso como núcleo eterno de poder para toda la expansión posterior del universo en el tiempo y el espacio.
14:6.11 (160.12) El Padre eterno ve con satisfacción sin fin la creación de Havona como meta digna y atrayente para los candidatos ascendentes del tiempo, sus nietos mortales del espacio que consiguen llegar al hogar eterno de su Padre-Creador. Y Dios disfruta con el universo Paraíso-Havona como hogar eterno de la Deidad y de la familia divina.
14:6.12 (160.13) 2. El Hijo Eterno: la Segunda Fuente y Centro. Al Hijo Eterno la magnífica creación central le proporciona la prueba eterna de la efectividad de la asociación de la familia divina —el Padre, el Hijo y el Espíritu—. Es la base espiritual y material de la confianza absoluta en el Padre Universal.
14:6.13 (160.14) Havona proporciona al Hijo Eterno una base casi ilimitada para realizar la constante expansión del poder de espíritu. El universo central proporcionó al Hijo Eterno la arena en la que pudo demostrar de forma segura y cierta el espíritu y la técnica de los otorgamientos para instruir a los Hijos del Paraíso que colaboran con él.
14:6.14 (161.1) Havona es el fundamento de la realidad del control de la gravedad de espíritu del Hijo Eterno en el universo de universos. Este universo proporciona al Hijo la satisfacción del anhelo parental, la reproducción espiritual.
14:6.15 (161.2) Los mundos de Havona y sus habitantes perfectos son la demostración primera y eternamente final de que el Hijo es el Verbo del Padre. De este modo se satisface perfectamente la consciencia del Hijo como complemento infinito del Padre.
14:6.16 (161.3) Este universo proporciona la oportunidad de realizar la reciprocidad de la fraternidad de igualdad entre el Padre Universal y el Hijo Eterno, y esto constituye la prueba sempiterna de la personalidad infinita de cada uno de ellos.
14:6.17 (161.4) 3. El Espíritu Infinito: la Tercera Fuente y Centro. El universo de Havona proporciona al Espíritu Infinito la prueba de ser el Actor Conjunto, el representante infinito de la unificación Padre-Hijo. En Havona el Espíritu Infinito obtiene la satisfacción combinada de funcionar como actividad creativa mientras disfruta de la satisfacción de coexistir de forma absoluta con este logro divino.
14:6.18 (161.5) En Havona el Espíritu Infinito encontró una arena en la que pudo demostrar su aptitud y buena disposición para servir como ministro potencial de la misericordia. En esa creación perfecta el Espíritu ensayó la aventura de ministrar en los universos evolutivos.
14:6.19 (161.6) Esa creación perfecta proporcionó al Espíritu Infinito la oportunidad de participar en la administración del universo con sus dos padres divinos —de administrar un universo como vástago Creador asociado— y de prepararse así para la administración conjunta de los universos locales en los Espíritus Creativos compañeros de los Hijos Creadores.
14:6.20 (161.7) Los mundos de Havona son el laboratorio dedicado a la mente para los creadores de la mente cósmica y los ministros de todas las mentes de criatura que existen. La mente es distinta en cada mundo de Havona y sirve como patrón de todos los intelectos de criatura espirituales y materiales.
14:6.21 (161.8) Esos mundos perfectos son las escuelas superiores de formación de la mente para todos los seres destinados a la sociedad paradisiaca. Proporcionaron al Espíritu abundantes oportunidades de probar la técnica del ministerio de mente en personalidades seguras y asesoras.
14:6.22 (161.9) Havona es para el Espíritu Infinito una compensación por su trabajo extenso y desinteresado en los universos del espacio. Havona es el hogar y el retiro perfecto para el infatigable Ministro de la Mente del tiempo y el espacio.
14:6.23 (161.10) 4. El Ser Supremo: la unificación evolutiva de la Deidad experiencial. La creación de Havona es la prueba eterna y perfecta de la realidad espiritual del Ser Supremo. Esta creación perfecta es una revelación de la naturaleza de espíritu perfecta y simétrica de Dios Supremo antes de los comienzos de la síntesis de poder-personalidad de los reflejos finitos de las Deidades del Paraíso en los universos experienciales del tiempo y el espacio.
14:6.24 (161.11) En Havona los potenciales de poder del Todopoderoso se unifican con la naturaleza espiritual del Supremo. Esta creación central es una ejemplificación de la unidad futuro-eterna del Supremo.
14:6.25 (161.12) Havona es un patrón perfecto del potencial de universalidad del Supremo. Este universo es una representación acabada de la perfección futura del Supremo y parece sugerir el potencial del Último.
14:6.26 (162.1) Havona pone de manifiesto el carácter final de los valores de espíritu que existen como criaturas vivas con voluntad provistas de autocontrol perfecto y supremo; de la mente que existe como equivalente en última instancia al espíritu; de la realidad y la unidad de inteligencia con potencial ilimitado.
14:6.27 (162.2) 5. Los Hijos Creadores de igual rango. Havona es el terreno de formación educativa donde los Migueles del Paraíso son preparados para sus aventuras posteriores de creación de universos. Esta creación divina y perfecta es un patrón para cada Hijo Creador, que se esfuerza para que su propio universo alcance a la larga los niveles de perfección del Paraíso-Havona.
14:6.28 (162.3) Los Hijos Creadores utilizan a las criaturas de Havona como posibles modelos del patrón de personalidad para sus propios hijos mortales y seres de espíritu. Los Migueles y otros Hijos del Paraíso ven el Paraíso y Havona como el destino divino de los hijos del tiempo.
14:6.29 (162.4) Los Hijos Creadores saben que la creación central es la fuente real de ese sobrecontrol indispensable del universo que estabiliza y unifica sus universos locales. Saben que la presencia personal de la influencia siempre presente del Supremo y del Último está en Havona.
14:6.30 (162.5) Havona y el Paraíso son la fuente del poder creativo de un Hijo Miguel. Ahí moran los seres que cooperan con él en la creación de un universo. Del Paraíso vienen los Espíritus Madre de los Universos, las cocreadoras de los universos locales.
14:6.31 (162.6) Los Hijos del Paraíso consideran la creación central como el hogar de sus padres divinos, como su hogar. Es el lugar al que les gusta volver de vez en cuando.
14:6.32 (162.7) 6. Las Hijas Ministrantes de igual rango. Los Espíritus Madre de los Universos, las cocreadoras de los universos locales, obtienen su formación prepersonal en los mundos de Havona en estrecha vinculación con los Espíritus de los Circuitos. En el universo central las Hijas Espíritu de los universos locales fueron debidamente formadas en los métodos de cooperación con los Hijos del Paraíso, siempre sujetas a la voluntad del Padre.
14:6.33 (162.8) En los mundos de Havona el Espíritu y las Hijas del Espíritu encuentran los patrones de mente para todos sus grupos de inteligencias espirituales y materiales. Ese universo central será algún día el destino de las criaturas que el Espíritu Madre de un Universo patrocina conjuntamente con un Hijo Creador asociado.
14:6.34 (162.9) La Creadora Madre de un Universo recuerda el Paraíso y Havona como su lugar de origen y el hogar del Espíritu Madre Infinito, la morada de la presencia de personalidad de la Mente Infinita.
14:6.35 (162.10) De ese universo central vino también el otorgamiento de las prerrogativas personales de creadora que la Ministra Divina de un Universo emplea como complemento de un Hijo Creador en el trabajo de crear criaturas vivas con voluntad.
14:6.36 (162.11) Y finalmente, puesto que probablemente estas Hijas Espíritu del Espíritu Madre Infinito no vuelvan nunca a su hogar paradisiaco, obtienen una gran satisfacción del fenómeno de la reflectividad universal asociado al Ser Supremo en Havona y personalizado en Majeston en el Paraíso.
14:6.37 (162.12) 7. Los mortales evolutivos de la carrera ascendente. Havona es el hogar de la personalidad patrón de todos los tipos de mortales y el hogar de todas las personalidades sobrehumanas asociadas a los mortales que no son nativas de las creaciones del tiempo.
14:6.38 (162.13) Esos mundos estimulan todos los impulsos humanos hacia el logro de los verdaderos valores de espíritu en los niveles más altos de realidad que se pueden concebir. Havona es la meta preparadisiaca de formación de todos los mortales ascendentes. Ahí llegan los mortales hasta la Deidad preparadisiaca, el Ser Supremo. Havona aparece ante todas las criaturas con voluntad como el portal al Paraíso y al logro de Dios.
14:6.39 (163.1) El Paraíso es el hogar y Havona el taller y el terreno de juego de los finalitarios. Y todo mortal conocedor de Dios ansía ser finalitario.
14:6.40 (163.2) El universo central no es solo el destino establecido del hombre, sino que es también el punto de partida de la carrera eterna de los finalitarios cuando en su día sean lanzados a la aventura no desvelada y universal de explorar por experiencia la infinitud del Padre Universal.
14:6.41 (163.3) Havona seguirá funcionando incuestionablemente con relevancia absonita incluso en las futuras edades del universo que podrían presenciar a los peregrinos del espacio intentando encontrar a Dios en niveles suprafinitos. Havona tiene capacidad para servir como universo de formación para seres absonitos. Será probablemente la escuela de perfeccionamiento cuando los siete superuniversos estén funcionando como escuela intermedia para los graduados de las escuelas primarias del espacio exterior. Y nos inclinamos a opinar que los potenciales del eterno Havona son realmente ilimitados, que el universo central tiene capacidad eterna de servir como universo de formación experiencial para todo tipo de seres creados pasados, presentes y futuros.
14:6.42 (163.4) [Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría comisionado para esta función por los Ancianos de los Días de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 15
15:0.1 (164.1) EN LO QUE concierne al Padre Universal —como Padre— los universos son prácticamente inexistentes. Él trata con personalidades, es el Padre de las personalidades. En lo que concierne al Hijo Eterno y al Espíritu Infinito —como socios creadores— los universos están localizados y tienen existencia separada bajo el gobierno conjunto de los Hijos Creadores y de los Espíritus Creativos. En lo que concierne a la Trinidad del Paraíso, fuera de Havona hay exactamente siete universos habitados, los siete superuniversos que mantienen su jurisdicción sobre el círculo del primer nivel de espacio posterior a Havona. Los siete Espíritus Maestros irradian su influencia hacia fuera desde la Isla central de modo que conforman la vasta creación como una rueda gigantesca cuyo centro es la Isla eterna del Paraíso, los siete radios son las radiaciones de los siete Espíritus Maestros y el aro, las regiones exteriores del gran universo.
15:0.2 (164.2) Al principio de la materialización de la creación universal se formuló el plan séptuplo de organización y gobierno de los superuniversos. La primera creación posterior a Havona se dividió en siete segmentos formidables y se diseñaron y construyeron los mundos sede de los gobiernos de estos superuniversos. El presente plan de administración ha existido casi desde la eternidad, y a los regidores de estos siete superuniversos se les llama con razón Ancianos de los Días.
15:0.3 (164.3) Del vasto cuerpo de conocimientos referentes a los superuniversos, poco puedo esperar deciros, pero en todos esos mundos opera una técnica de control inteligente tanto para las fuerzas físicas como para las espirituales, y las presencias de gravedad universal funcionan en ellos con poder majestuoso y perfecta armonía. Es importante adquirir primero una idea adecuada de la constitución física y la organización material de los dominios de los superuniversos, pues entonces estaréis mejor preparados para captar la relevancia de la maravillosa organización dispuesta para su gobierno espiritual y para el avance intelectual de las criaturas con voluntad que moran en las miríadas de planetas habitados esparcidos aquí y allá por la totalidad de estos siete superuniversos.
15:1.1 (164.4) A todos los efectos prácticos y dentro del ámbito limitado de los anales, las observaciones y los recuerdos de las generaciones de un millón o de mil millones de vuestros breves años, Urantia y el universo al que pertenece están experimentando la aventura de una inmersión larga e inexplorada en un espacio nuevo. Pero según los archivos de Uversa, conforme a observaciones más antiguas, en consonancia con la experiencia y los cálculos más amplios de nuestro orden y como resultado de conclusiones basadas en estos y otros descubrimientos, sabemos que los universos forman parte de una procesión ordenada, bien conocida y perfectamente controlada que gira con majestuosa grandiosidad alrededor de la Primera Gran Fuente y Centro y su universo residencial.
15:1.2 (165.1) Hemos descubierto hace mucho que los siete superuniversos atraviesan una gran elipse, un gigantesco círculo alargado. Vuestro sistema solar y otros mundos del tiempo no se están precipitando a ciegas, sin mapa ni brújula, en un espacio inexplorado. El universo local al que pertenece vuestro sistema sigue un curso definido y bien conocido en sentido contrario a las agujas del reloj a lo largo del vasto arco que circunda el universo central. Esta trayectoria cósmica está bien trazada y es tan perfectamente conocida por los observadores de estrellas del superuniverso como son conocidas por los astrónomos de Urantia las órbitas de los planetas que constituyen vuestro sistema solar.
15:1.3 (165.2) Urantia está situado en un universo local y un superuniverso no plenamente organizados, y vuestro universo local está en la proximidad inmediata de numerosas creaciones físicas parcialmente terminadas. Pertenecéis a uno de los universos relativamente recientes, pero hoy no os estáis precipitando desordenadamente a un espacio inexplorado ni basculáis ciegamente hacia regiones desconocidas. Estáis siguiendo la trayectoria ordenada y predeterminada del nivel de espacio de los superuniversos. Estáis pasando ahora por el mismísimo espacio que vuestro sistema planetario o sus predecesores atravesaron hace mucho tiempo, y en el futuro remoto vuestro sistema o sus sucesores volverán a atravesar algún día el mismo espacio en el que os estáis precipitando ahora tan rápidamente.
15:1.4 (165.3) En esta edad y tal y como se entiende la orientación en Urantia, el superuniverso número uno describe un arco casi directo hacia el norte, aproximadamente enfrente, en dirección este, de la residencia en el Paraíso de las Grandes Fuentes y Centros y del universo central de Havona. Esta posición y su correspondiente en el oeste representan los puntos de mayor acercamiento físico de las esferas del tiempo a la Isla eterna. El superuniverso número dos está en el norte preparándose para el giro hacia el oeste, mientras que el número tres ocupa ahora el segmento más septentrional de la gran trayectoria en el espacio tras haber doblado el recodo que conduce a la caída hacia el sur. El número cuatro avanza en su vuelo relativamente recto hacia el sur, y sus regiones avanzadas se acercan ahora a la posición frente a los Grandes Centros. El número cinco está a punto de dejar su posición frente al Centro de Centros mientras sigue el curso directo hacia el sur justo antes de girar hacia el este. El número seis ocupa la mayor parte de la curva sur, el segmento por el que vuestro superuniverso ya casi ha pasado.
15:1.5 (165.4) Vuestro universo local de Nebadon pertenece a Orvonton, el séptimo superuniverso, que gira entre los superuniversos uno y seis y ha doblado no hace mucho (en nuestro cálculo del tiempo) el recodo sureste del nivel de espacio de los superuniversos. Hoy el sistema solar al que pertenece Urantia ha pasado hace unos pocos miles de millones de años el giro alrededor de la curvatura sur, de modo que acabáis de rebasar el recodo sureste y recorréis velozmente la larga trayectoria relativamente recta hacia el norte. Durante edades incalculables, Orvonton seguirá este curso casi directo hacia el norte.
15:1.6 (165.5) Urantia pertenece a un sistema situado muy cerca de la frontera de vuestro universo local, y vuestro universo local está atravesando ahora la periferia de Orvonton. Aún hay otros más allá de vosotros, pero estáis muy lejos en el espacio de los sistemas físicos que giran en el gran círculo relativamente próximos a la Gran Fuente y Centro.
15:2.1 (165.6) Solo el Padre Universal conoce la ubicación y el número real de los mundos habitados del espacio; los llama a todos por su nombre y su número. Yo solo puedo dar el número aproximado de planetas habitados o habitables, pues algunos universos locales tienen más mundos adecuados para la vida inteligente que otros. Tampoco se han organizado todos los universos locales proyectados. Por lo tanto mis estimaciones responden al único propósito de dar una idea de la inmensidad de la creación material.
15:2.2 (166.1) Hay siete superuniversos en el gran universo y están constituidos aproximadamente como sigue:
15:2.3 (166.2) 1. El sistema. La unidad básica del supergobierno consta aproximadamente de mil mundos habitados o habitables. No se incluyen en este grupo los soles ardientes, los mundos fríos, los planetas demasiado cercanos a los soles calientes y otras esferas no habitables para las criaturas. Estos mil mundos adaptados a sustentar la vida se llaman sistema, pero en los sistemas más jóvenes solo un número relativamente pequeño de esos mundos puede estar habitado. Cada planeta habitado está presidido por un Príncipe Planetario. Cada sistema local tiene una esfera arquitectónica como sede central y está gobernado por un Soberano de los Sistemas.
15:2.4 (166.3) 2. La constelación. Cien sistemas (unos 100 000 planetas habitables) forman una constelación. Cada constelación tiene una esfera arquitectónica como sede central y está presidida por tres Hijos Vorondadek, los Altísimos. Cada constelación tiene también como observador a un Fiel de los Días, embajador de la Trinidad del Paraíso.
15:2.5 (166.4) 3. El universo local. Cien constelaciones (unos 10 000 000 de planetas habitables) constituyen un universo local. Cada universo local tiene un magnífico mundo arquitectónico como sede central y está gobernado por uno de los Hijos Creadores de Dios de igual rango del orden de los Migueles. Cada universo está bendecido por la presencia de un Unión de los Días como representante de la Trinidad del Paraíso.
15:2.6 (166.5) 4. El sector menor. Cien universos locales (unos 1 000 000 000 de planetas habitables) constituyen un sector menor del gobierno del superuniverso. Tiene un maravilloso mundo como sede central donde sus gobernantes, los Recientes de los Días, administran los asuntos del sector menor. Hay tres Recientes de los Días, Personalidades Supremas de la Trinidad, en cada sede central de un sector menor.
15:2.7 (166.6) 5. El sector mayor. Cien sectores menores (unos 100 000 000 000 de mundos habitables) hacen un sector mayor. Cada sector mayor está provisto de una espléndida sede central y está presidido por tres Perfecciones de los Días, Personalidades Supremas de la Trinidad.
15:2.8 (166.7) 6. El superuniverso. Diez sectores mayores (alrededor de 1 000 000 000 000 de planetas habitables) constituyen un superuniverso. Cada superuniverso está provisto de un enorme y glorioso mundo como sede central y está gobernado por tres Ancianos de los Días.
15:2.9 (166.8) 7. El Gran Universo. Siete superuniversos forman el presente gran universo organizado, que consiste en aproximadamente siete billones de mundos habitables además de las esferas arquitectónicas y de los mil millones de esferas habitadas de Havona. Los superuniversos están gobernados y administrados indirectamente y por reflectividad desde el Paraíso por los siete Espíritus Maestros. Los mil millones de mundos de Havona están administrados directamente por los Eternos de los Días, y una de estas Personalidades Supremas de la Trinidad preside cada una de estas esferas perfectas.
15:2.10 (167.1) Excluyendo las esferas del Paraíso-Havona, el plan de la organización del universo contempla las siguientes unidades:
15:2.11 (167.2) Superuniversos7
15:2.12 (167.3) Sectores mayores70
15:2.13 (167.4) Sectores menores7000
15:2.14 (167.5) Universos locales700 000
15:2.15 (167.6) Constelaciones70 000 000
15:2.16 (167.7) Sistemas locales7 000 000 000
15:2.17 (167.8) Planetas habitables7 000 000 000 000
15:2.18 (167.9) Cada uno de los siete superuniversos está constituido aproximadamente como sigue:
15:2.19 (167.10) Un sistema abarca aproximadamente1000 mundos
15:2.20 (167.11) Una constelación (100 sistemas)100 000 mundos
15:2.21 (167.12) Un universo (100 constelaciones)10 000 000 de mundos
15:2.22 (167.13) Un sector menor (100 universos)1 000 000 000 de mundos
15:2.23 (167.14) Un sector mayor (100 sectores menores)100 000 000 000 de mundos
15:2.24 (167.15) Un superuniverso (10 sectores mayores)1 000 000 000 000 de mundos
15:2.25 (167.16) Todos estos cálculos son, en el mejor de los casos, aproximaciones, ya que se están desarrollando constantemente nuevos sistemas mientras que otras organizaciones dejan temporalmente la existencia material.
15:3.1 (167.17) Prácticamente todos los campos de estrellas visibles a simple vista desde Urantia pertenecen a la séptima sección del gran universo, el superuniverso de Orvonton. El vasto sistema de estrellas de la Vía Láctea representa el núcleo central de Orvonton y está en su mayor parte más allá de las fronteras de vuestro universo local. Este gran agregado de soles, islas oscuras del espacio, estrellas dobles, cúmulos globulares, nubes de estrellas, nebulosas espirales y otras, junto con miríadas de planetas individuales, constituye una agrupación en forma de círculo alargado parecida a un reloj que corresponde aproximadamente a la séptima parte de los universos evolutivos habitados.
15:3.2 (167.18) Desde la posición astronómica de Urantia, al mirar a la gran Vía Láctea a través del corte transversal de los sistemas cercanos, observáis que las esferas de Orvonton viajan en un vasto plano alargado, mucho más ancho que grueso y mucho más largo que ancho.
15:3.3 (167.19) La observación de la llamada Vía Láctea muestra que la densidad estelar de Orvonton es comparativamente mayor cuando se mira a los cielos en una dirección, mientras que la densidad disminuye a ambos lados; el número de estrellas y otras esferas decrece al alejarse del plano principal de nuestro superuniverso material. Cuando el ángulo de observación es propicio, al mirar a través del cuerpo principal de esta región de máxima densidad estáis mirando hacia el universo residencial y el centro de todas las cosas.
15:3.4 (167.20) De las diez divisiones mayores de Orvonton, ocho han sido más o menos identificadas por los astrónomos de Urantia. Las otras dos son difíciles de reconocer por separado porque estáis obligados a ver estos fenómenos desde el interior. Si pudierais mirar al superuniverso de Orvonton desde una posición muy alejada en el espacio, reconoceríais inmediatamente los diez sectores mayores de la séptima galaxia.
15:3.5 (168.1) El centro de rotación de vuestro sector menor está situado muy lejos en la enorme y densa nube de estrellas de Sagitario, alrededor del cual se mueven vuestro universo local y sus creaciones asociadas. Y en los lados opuestos del vasto sistema subgaláctico Sagitario podéis observar dos grandes corrientes de nubes de estrellas que emergen en forma de prodigiosas volutas estelares.
15:3.6 (168.2) El núcleo del sistema físico al que pertenecen vuestro sol y sus planetas asociados es el centro de la que fuera en su día la nebulosa Andronover. Esta nebulosa, en otro tiempo espiral, fue deformada ligeramente por los trastornos gravitatorios asociados al nacimiento de vuestro sistema solar que fueron provocados por la aproximación de una gran nebulosa vecina. Este conato de colisión transformó Andronover en un agregado un tanto globular, pero no destruyó por completo la procesión de doble sentido de soles y sus grupos físicos asociados. Vuestro sistema solar ocupa ahora una posición bastante central en uno de los brazos de esta espiral deformada, más o menos a medio camino desde el centro hacia el borde del chorro de estrellas.
15:3.7 (168.3) El sector Sagitario y todos los demás sectores y divisiones de Orvonton están rotando alrededor de Uversa, y una parte de la confusión de los observadores de estrellas urantianos se debe a las ilusiones y deformaciones relativas producidas por los múltiples movimientos de revolución que siguen:
15:3.8 (168.4) 1. La revolución de Urantia alrededor de su sol.
15:3.9 (168.5) 2. El circuito de vuestro sistema solar alrededor del núcleo de la que fuera la nebulosa Andronover.
15:3.10 (168.6) 3. La rotación de la familia estelar Andronover y los cúmulos asociados alrededor del centro compuesto de gravedad y rotación de la nube de estrellas de Nebadon.
15:3.11 (168.7) 4. El movimiento circular de la nube local de estrellas de Nebadon y sus creaciones asociadas alrededor del centro de su sector menor situado en Sagitario.
15:3.12 (168.8) 5. La rotación de los cien sectores menores, Sagitario incluido, alrededor de su sector mayor.
15:3.13 (168.9) 6. El giro de los diez sectores mayores, las llamadas derivas estelares, alrededor de Uversa, la sede de Orvonton.
15:3.14 (168.10) 7. El movimiento de Orvonton y los seis superuniversos asociados alrededor del Paraíso y de Havona, la procesión en sentido contrario a las agujas del reloj del nivel de espacio de los superuniversos.
15:3.15 (168.11) Estos movimientos múltiples son de varios órdenes. Las trayectorias de vuestro planeta y vuestro sistema solar en el espacio son genéticas, inherentes a su origen. El movimiento absoluto de Orvonton en sentido contrario a las agujas del reloj es también genético, inherente a los planes arquitectónicos del universo maestro. En cambio los movimientos intermedios son de origen compuesto: provienen en parte de la segmentación constitutiva de la materia-energía para formar los superuniversos y en parte están producidos por la acción inteligente e intencionada de los organizadores paradisiacos de la fuerza.
15:3.16 (168.12) Los universos locales van estando más próximos entre sí a medida que se acercan a Havona; los circuitos son más numerosos y se superponen cada vez más capa sobre capa. Pero a medida que se alejan del centro eterno hay cada vez menos sistemas, capas, circuitos y universos.
15:4.1 (169.1) Si bien la creación y organización de los universos permanecerán para siempre bajo el control de los Creadores infinitos y sus colaboradores, todo el fenómeno se desarrolla mediante una técnica ordenada y conforme a las leyes de la gravedad de la fuerza, la energía y la materia. Pero hay algo misterioso vinculado a la carga de fuerza universal del espacio. Entendemos bien la organización de las creaciones materiales a partir de la etapa ultimatónica, pero no acabamos de comprender del todo la ascendencia cósmica de los ultimatones. Estamos convencidos de que esas fuerzas ancestrales tienen un origen paradisiaco porque se proyectan sin cesar a través del espacio permeado situado exactamente en los gigantescos contornos del Paraíso. Esta carga de fuerza del espacio, antecesora de toda materialización, aunque no responde a la gravedad del Paraíso, responde siempre a la presencia del Paraíso bajo y parece estar encircuitada hacia dentro y hacia fuera del centro del Paraíso bajo.
15:4.2 (169.2) Los organizadores paradisiacos de la fuerza transmutan la potencia del espacio en fuerza primordial y hacen evolucionar este potencial prematerial hasta que lo convierten en las manifestaciones primarias y secundarias de energía con realidad física. Cuando esta energía alcanza niveles de respuesta a la gravedad, entran en escena los directores del poder y sus colaboradores del régimen del superuniverso y emprenden sus manipulaciones sin fin con objeto de establecer los múltiples circuitos del poder y canales de energía de los universos del tiempo y el espacio. Así aparece la materia física en el espacio y se prepara el escenario para inaugurar la organización de los universos.
15:4.3 (169.3) Esta segmentación de la energía es un fenómeno que no ha sido nunca resuelto por los físicos de Nebadon. Su dificultad principal estriba en la relativa inaccesibilidad de los organizadores paradisiacos de la fuerza, pues los directores vivos del poder, aunque están capacitados para hacerse cargo de la energía-espacio, no tienen la menor noción del origen de las energías que tan hábil e inteligentemente manipulan.
15:4.4 (169.4) Los organizadores paradisiacos de la fuerza son los que originan las nebulosas. Son capaces de desencadenar en torno a su presencia en el espacio los enormes ciclones de fuerza que, una vez en marcha, no se pueden detener ni limitar hasta que se movilizan las fuerzas que todo lo permean para la aparición final de las unidades ultimatónicas de la materia del universo. Así se traen a la existencia las nebulosas espirales y otras, las ruedas madre de los soles de origen directo y sus diversos sistemas. En el espacio exterior se pueden ver diez formas diferentes de nebulosas que son fases de la evolución primaria de los universos, y esas vastas ruedas de energía han tenido el mismo origen que tuvieron las de los siete superuniversos.
15:4.5 (169.5) Las nebulosas varían enormemente en tamaño así como en el número resultante y la masa total de su prole estelar y planetaria. Una nebulosa formadora de soles situada justo al norte de las fronteras de Orvonton pero dentro del nivel de espacio de los superuniversos ha dado ya origen a unos cuarenta mil soles, y la rueda madre sigue arrojando soles la mayoría de los cuales tienen varias veces el tamaño del vuestro. Algunas de las nebulosas más grandes del espacio exterior están originando hasta cien millones de soles.
15:4.6 (169.6) Las nebulosas no están relacionadas directamente con ninguna de las unidades administrativas como sectores menores o universos locales, aunque algunos universos locales han sido organizados a partir de los productos de una única nebulosa. Cada universo local abarca exactamente una cienmilésima parte de la carga total de energía de un superuniverso con independencia de su relación nebular, pues la energía no está organizada en nebulosas sino que está universalmente distribuida.
15:4.7 (170.1) No todas las nebulosas espirales están dedicadas a hacer soles. Algunas han retenido el control de mucha de su prole segregada de estrellas, y deben su apariencia espiral al hecho de que sus soles abandonan el brazo nebular en formación cerrada y regresan por diversas rutas. Esto facilita su observación en un punto pero la dificulta cuando van muy dispersos por sus diferentes rutas de regreso, muy alejados hacia fuera del brazo de la nebulosa. En el momento presente no hay muchas nebulosas formadoras de soles activas en Orvonton, aunque Andrómeda, que está fuera del superuniverso habitado, es muy activa. Esta lejana nebulosa es visible a simple vista, y cuando la miréis tened presente que la luz que contempláis salió de aquellos soles lejanos hace casi un millón de años.
15:4.8 (170.2) La galaxia Vía Láctea está compuesta por enormes cantidades de antiguas nebulosas espirales y de otro tipo, muchas de las cuales conservan todavía su configuración original. Pero muchas otras han sufrido tales deformaciones y reorganizaciones a consecuencia de catástrofes internas y de la atracción externa, que esos enormes agregados parecen ahora gigantescas masas luminosas de soles brillantes, como la nube de Magallanes. Cerca de los márgenes exteriores de Orvonton predomina el tipo globular de cúmulos de estrellas.
15:4.9 (170.3) Las extensas nubes de estrellas de Orvonton deberían considerarse como agregados individuales de materia comparables a las distintas nebulosas que se pueden observar en las regiones del espacio exteriores a la galaxia Vía Láctea. Sin embargo, muchas de las llamadas nubes de estrellas del espacio se componen solo de material gaseoso. El enorme potencial de energía de esas nubes de gas estelar es increíble, y una parte de esa energía es recogida por los soles cercanos y reenviada al espacio en forma de emanaciones solares.
15:5.1 (170.4) La mayor parte de la masa contenida en los soles y planetas de un superuniverso se origina en las ruedas nebulares. Una parte muy pequeña de la masa de los superuniversos se organiza por la acción directa de los directores del poder (como en la construcción de las esferas arquitectónicas), aunque una cantidad constantemente variable de materia se origina en el espacio abierto.
15:5.2 (170.5) En cuanto a su origen, la mayoría de los soles, planetas y otras esferas se pueden clasificar en uno de los diez grupos siguientes:
15:5.3 (170.6) 1. Anillos concéntricos de contracción. No todas las nebulosas son espirales. Muchas nebulosas inmensas, en vez de escindirse en un sistema doble de estrellas o de evolucionar en espiral, se condensan mediante la formación de anillos múltiples. Durante largos periodos dicha nebulosa aparece como un enorme sol central rodeado por numerosas nubes gigantescas de formaciones circundantes de materia con apariencia anular.
15:5.4 (170.7) 2. Estrellas de arremolinamiento. Se incluyen entre ellas los soles arrojados de las grandes ruedas madre de gases a alta temperatura. No son arrojados como anillos sino en procesiones a derecha e izquierda. Las estrellas de arremolinamiento se originan también en nebulosas que no son espirales.
15:5.5 (170.8) 3. Planetas de explosión por gravedad. Cuando nace un sol de una nebulosa espiral o de una barrada, no es raro que sea arrojado a una distancia considerable. Este tipo de sol es sumamente gaseoso, pero después de haberse enfriado y condensado un poco puede ocurrir que pase cerca de alguna masa enorme de materia, ya sea un sol gigantesco o una isla oscura del espacio. Puede que no se aproxime lo suficiente como para colisionar pero sí lo suficiente como para hacer que la fuerza de gravedad del cuerpo más grande provoque convulsiones mareales en el más pequeño y origine una serie de levantamientos mareales simultáneos en lados opuestos del sol convulsionado. En su punto álgido estas erupciones explosivas producen una serie de agregados de materia de tamaño variable que pueden ser proyectados más allá de la zona de recuperación por gravedad del sol en erupción, y llegar así a estabilizarse en órbitas propias alrededor de uno de los dos cuerpos implicados en este episodio. Más adelante las acumulaciones más grandes de materia se unen y van atrayendo gradualmente hacia sí a los cuerpos más pequeños. De este modo se traen a la existencia muchos de los planetas sólidos de los sistemas menores. Este fue precisamente el origen de vuestro sistema solar.
15:5.6 (171.1) 4. Hijas planetarias centrífugas. En ciertas etapas de su desarrollo, y si su velocidad de revolución se acelera mucho, los soles enormes empiezan a arrojar grandes cantidades de materia que puede ser reunida posteriormente para formar mundos pequeños que continúan circundando al sol matriz.
15:5.7 (171.2) 5. Esferas por deficiencia de gravedad. Hay un límite crítico para el tamaño de cada estrella. Cuando un sol alcanza ese límite está condenado a partirse a menos que reduzca su velocidad de revolución. Se produce una fisión del sol y nace una nueva estrella doble de esa variedad. Se pueden formar posteriormente numerosos planetas pequeños como subproducto de esta gigantesca perturbación.
15:5.8 (171.3) 6. Estrellas de contractura. En los sistemas más pequeños el planeta exterior más grande atrae a veces hacia sí a sus mundos vecinos, mientras que los planetas cercanos al sol inician su caída terminal. En vuestro sistema solar un final así significaría que los cuatro planetas interiores serían reclamados por el Sol, mientras que el planeta más grande, Júpiter, aumentaría mucho de tamaño al capturar los mundos restantes. La aparición de dos soles adyacentes pero desiguales sería el resultado de semejante final de un sistema solar, que es uno de los tipos de formación de estrellas dobles. Estas catástrofes son poco frecuentes excepto en la periferia de los agregados de estrellas de los superuniversos.
15:5.9 (171.4) 7. Esferas acumulativas. A partir de la enorme cantidad de materia que circula por el espacio se pueden acumular lentamente pequeños planetas. Aumentan por acreción meteórica y por colisiones menores. En ciertos sectores del espacio las condiciones favorecen estas formas de nacimiento planetario. Muchos de los mundos habitados han tenido este origen.
15:5.10 (171.5) Algunas de las densas islas oscuras son el resultado directo de las acreciones de energía en transmutación en el espacio. Otro grupo de estas islas oscuras se ha generado por acumulación de enormes cantidades de materia fría, meros fragmentos y meteoros que circulan por el espacio. Estos agregados de materia nunca han estado a altas temperaturas y, excepto por su densidad, su composición es muy similar a la de Urantia.
15:5.11 (171.6) 8. Soles apagados. Algunas de las islas oscuras del espacio son soles aislados, apagados después de haber emitido toda su energía-espacio disponible. Las unidades organizadas de materia se acercan a la condensación plena, a la consolidación prácticamente completa. Y se requieren edades y edades para que masas tan enormes de materia altamente condensada se recarguen en los circuitos del espacio y se preparen así para nuevos ciclos de funcionamiento en el universo tras una colisión o algún otro acontecimiento cósmico igualmente revivificador.
15:5.12 (171.7) 9. Esferas de colisión. En las regiones de cúmulos más densos no es raro que se produzcan colisiones. Esos reajustes astronómicos van acompañados de enormes cambios de energía y transmutaciones de materia. Las colisiones en las que intervienen soles muertos inducen de modo peculiar a crear fluctuaciones de energía muy extendidas. Los escombros de las colisiones constituyen con frecuencia núcleos materiales para la formación posterior de cuerpos planetarios aptos para ser habitados por mortales.
15:5.13 (172.1) 10. Mundos arquitectónicos. Son los mundos construidos según planes y especificaciones orientados a algún propósito especial como el caso de Salvington, la sede central de vuestro universo local, y de Uversa, la sede del gobierno de nuestro superuniverso.
15:5.14 (172.2) Hay muchas otras técnicas para hacer evolucionar soles y segregar planetas, pero los procedimientos anteriores esbozan los métodos por los que se traen a la existencia la inmensa mayoría de los sistemas estelares y familias planetarias. Acometer la descripción de las diferentes técnicas implicadas en las metamorfosis estelares y en la evolución de los planetas supondría exponer casi cien modos diferentes de formar soles y originar planetas. A medida que vuestros estudiosos de las estrellas escruten los cielos, observarán fenómenos que serán indicios de todos esos modos de evolución estelar, pero rara vez detectarán pruebas de la formación de las pequeñas acumulaciones no luminosas de materia que sirven como planetas habitados y son lo más importante de las inmensas creaciones materiales.
15:6.1 (172.3) Con independencia de su origen, las varias esferas del espacio se pueden clasificar en las siguientes divisiones principales:
15:6.2 (172.4) 1. Soles: las estrellas del espacio.
15:6.3 (172.5) 2. Islas oscuras del espacio.
15:6.4 (172.6) 3. Cuerpos espaciales menores: cometas, meteoros y planetesimales.
15:6.5 (172.7) 4. Planetas, incluidos los mundos habitados.
15:6.6 (172.8) 5. Esferas arquitectónicas: mundos hechos a medida.
15:6.7 (172.9) A excepción de las esferas arquitectónicas, todos los cuerpos del espacio han tenido un origen evolutivo en el sentido de que no han sido traídos a la existencia por un fíat de la Deidad; evolutivo en el sentido de que los actos creativos de Dios se han desplegado mediante una técnica de espacio-tiempo por la intervención de muchas de las inteligencias creadas y devenidas de la Deidad.
15:6.8 (172.10) Los soles. Son las estrellas del espacio en sus varias etapas de existencia. Algunos son sistemas del espacio que evolucionan en solitario. Otros son estrellas dobles, sistemas planetarios en proceso de contracción o de desaparición. Las estrellas del espacio existen en no menos de mil estados y etapas diferentes. Estáis familiarizados con los soles que emiten luz acompañada de calor, pero hay también soles que brillan sin calor.
15:6.9 (172.11) Los billones y billones de años que un sol normal seguirá emitiendo calor y luz ilustran bien la inmensa reserva de energía que contiene cada unidad de materia. La energía propiamente dicha almacenada en esas partículas invisibles de materia física es casi inimaginable. Y esta energía se hace casi enteramente disponible en forma de luz cuando es sometida a la enorme presión del calor y a las actividades de energía asociadas que prevalecen en el interior de los soles ardientes. Hay además otras condiciones que permiten a estos soles transformar y emitir gran parte de la energía del espacio que les llega por los circuitos establecidos del espacio. Muchas fases de la energía física y todas las formas de materia son atraídas hacia las dinamos solares y distribuidas posteriormente por ellas. De esta forma los soles, al actuar como estaciones automáticas de control del poder, sirven como aceleradores locales de la circulación de energía.
15:6.10 (172.12) El superuniverso de Orvonton es iluminado y calentado por más de diez billones de soles ardientes. Estos soles son las estrellas de vuestro sistema astronómico observable. Más de dos billones están demasiado lejos y son demasiado pequeños como para poder ser vistos desde Urantia. Pero en el universo maestro hay tantos soles como vasos de agua en los océanos de vuestro mundo.
15:6.11 (173.1) Las islas oscuras del espacio. Son soles muertos y otros grandes agregados de materia desprovistos de luz y calor. Las islas oscuras tienen a veces una masa enorme y ejercen una poderosa influencia en el equilibrio del universo y en la manipulación de la energía. La densidad de algunas de estas grandes masas es casi increíble. Y esta gran concentración de masa hace que estas islas oscuras funcionen como poderosos volantes de compensación que mantienen bajo control efectivo a los grandes sistemas vecinos. Mantienen el equilibrio de gravedad del poder en muchas constelaciones. Muchos sistemas físicos que de otro modo se precipitarían a su destrucción hacia los soles cercanos son mantenidos firmemente dentro del control de la gravedad de estas islas oscuras protectoras. Gracias a este funcionamiento podemos localizarlas con precisión. Hemos medido la fuerza de atracción de la gravedad de los cuerpos luminosos y podemos por lo tanto calcular con exactitud el tamaño y la posición de las islas oscuras del espacio que con tanta eficacia mantienen la estabilidad de un determinado sistema en su curso.
15:6.12 (173.2) Los cuerpos menores del espacio. Los meteoros y otras pequeñas partículas de materia que circulan y evolucionan en el espacio constituyen un agregado enorme de energía y sustancia material.
15:6.13 (173.3) Muchos cometas son la prole salvaje y no establecida de las ruedas madre solares y son sometidos gradualmente al control del sol central gobernante. Los cometas tienen también otros muchos orígenes. La cola de un cometa apunta en dirección contraria al cuerpo o sol que lo atrae debido a la reacción eléctrica de sus gases sumamente expandidos y debido también a la presión propiamente dicha de la luz y de otras energías que emanan del sol. Este fenómeno constituye una de las pruebas concluyentes de la realidad de la luz y de sus energías asociadas; demuestra que la luz tiene peso. La luz es una sustancia real, no simplemente ondas de un hipotético éter.
15:6.14 (173.4) Los planetas. Son los agregados más grandes de materia que siguen una órbita alrededor de un sol o de algún otro cuerpo del espacio. Su tamaño va desde los planetesimales hasta las enormes esferas gaseosas, líquidas o sólidas. Los mundos fríos que se han ido acumulando por la reunión de material flotante del espacio, cuando se encuentran en relación apropiada con un sol cercano, son los planetas ideales para albergar a habitantes inteligentes. Por regla general los soles muertos no son adecuados para la vida; suelen estar demasiado lejos de un sol vivo y ardiente y son además demasiado masivos; la gravedad que hay en su superficie es enorme.
15:6.15 (173.5) En vuestro superuniverso los planetas fríos habitables por seres de vuestro orden no llegan a uno entre cuarenta. Y por supuesto, ni los soles sobrecalentados ni los gélidos mundos periféricos son adecuados para albergar vida superior. En vuestro sistema solar solo tres planetas son adecuados en el presente para albergar vida. Por su tamaño, densidad y ubicación, Urantia es ideal como hábitat humano en muchos sentidos.
15:6.16 (173.6) Las leyes de comportamiento de la energía física son básicamente universales, pero las influencias locales tienen mucho que ver con las condiciones físicas que prevalecen en cada planeta y en los sistemas locales. Una variedad casi interminable de vida de criaturas y otras manifestaciones vivas caracteriza a los incontables mundos del espacio. Hay, sin embargo, ciertos puntos de similitud en un grupo de mundos asociados de un sistema dado, como también hay un patrón de vida inteligente para un universo. Hay relaciones físicas entre los sistemas planetarios que pertenecen al mismo circuito físico y que se siguen de cerca unos a otros en el giro sin fin alrededor del círculo de los universos.
15:7.1 (174.1) El gobierno de cada superuniverso preside desde cerca del centro de los universos evolutivos de su segmento de espacio y allí ocupa un mundo hecho a medida y poblado por personalidades acreditadas. Estos mundos sede son esferas arquitectónicas, cuerpos del espacio construidos específicamente para su propósito especial. Aunque comparten la luz de los soles cercanos, estas esferas se iluminan y calientan de forma independiente. Cada una tiene un sol que entrega luz sin calor, como los satélites del Paraíso, y cada una se abastece de calor mediante la circulación de ciertas corrientes de energía cercanas a la superficie de la esfera. Estos mundos sede pertenecen a uno de los sistemas más grandes situado cerca del centro astronómico de sus superuniversos respectivos.
15:7.2 (174.2) El tiempo está estandarizado en las sedes de los superuniversos. El día estándar del superuniverso de Orvonton es igual a casi treinta días del tiempo de Urantia, y el año de Orvonton es igual a cien días estándar. Este año de Uversa es el estándar en el séptimo superuniverso, y le faltan veintidós minutos para equivaler a tres mil días del tiempo de Urantia, es decir, alrededor de ocho y un quinto de vuestros años.
15:7.3 (174.3) Los mundos sede de los siete superuniversos comparten la naturaleza y la grandiosidad del Paraíso, su patrón central de perfección. En realidad todos los mundos sede son paradisiacos. Son en verdad moradas celestiales y van aumentando en tamaño material, belleza de morontia y gloria de espíritu desde Jerusem hasta la Isla central. Y todos los satélites de estos mundos sede son también esferas arquitectónicas.
15:7.4 (174.4) Los diversos mundos sede están provistos de todas las fases de la creación material y espiritual. Los seres materiales, morontiales y espirituales de todo tipo están en su casa en estos mundos de encuentro de los universos. A medida que las criaturas mortales ascienden en el universo y pasan de los ámbitos materiales a los espirituales, nunca pierden el aprecio ni el disfrute de sus niveles anteriores de existencia.
15:7.5 (174.5) Jerusem, la sede de vuestro sistema local de Satania, tiene sus siete mundos de cultura de transición, cada uno de los cuales está rodeado por siete satélites entre los que se encuentran los siete mundos mansión de detención en la morontia, la primera residencia posmortal del hombre. El término cielo tal como se ha utilizado en Urantia se ha referido a veces a estos siete mundos mansión; se denomina primer cielo al primer mundo mansión, y así sucesivamente hasta el séptimo.
15:7.6 (174.6) Edentia, la sede de vuestra constelación de Norlatiadek, tiene sus setenta satélites de cultura y formación socializadora donde residen los ascendentes después de haber terminado en Jerusem el régimen de movilización, unificación y realización de la personalidad.
15:7.7 (174.7) Salvington, la capital de Nebadon, vuestro universo local, está rodeada por diez grupos universitarios de cuarenta y nueve esferas cada uno. Ahí es espiritualizado el hombre después de haber sido socializado en la constelación.
15:7.8 (174.8) Umenor tercero, la sede de Ensa, vuestro sector menor, está rodeado por las siete esferas de los estudios físicos superiores de la vida ascendente.
15:7.9 (174.9) Umayor quinto, la sede de Splandon, vuestro sector mayor, está rodeado por las setenta esferas de la formación intelectual progresiva del superuniverso.
15:7.10 (175.1) Uversa, la sede de Orvonton, vuestro superuniverso, está rodeado directamente por las siete universidades superiores de formación espiritual avanzada para las criaturas ascendentes con voluntad. Cada uno de estos siete grupos de esferas maravillosas consta de setenta mundos especializados que contienen miles y miles de instituciones y organizaciones repletas dedicadas a la formación en el universo y la cultura del espíritu, donde los peregrinos del tiempo son reeducados y reexaminados en preparación para su largo vuelo a Havona. Los peregrinos del tiempo son recibidos siempre a su llegada en estos mundos asociados, pero cuando los graduados se marchan son siempre enviados directamente a Havona desde las orillas de Uversa.
15:7.11 (175.2) Uversa es la sede espiritual y administrativa de aproximadamente un billón de mundos habitados o habitables. La gloria, la grandiosidad y la perfección de la capital de Orvonton sobrepasan todas las maravillas de las creaciones del espacio-tiempo.
15:7.12 (175.3) Si todos los universos locales proyectados y sus partes integrantes estuvieran establecidos, habría algo menos de quinientos mil millones de mundos arquitectónicos en los siete superuniversos.
15:8.1 (175.4) Las esferas sede de los superuniversos están construidas de tal manera que pueden funcionar como eficientes reguladores de la energía-poder para sus diversos sectores y sirven como puntos focales para impulsar la energía hacia los universos locales que los integran. Ejercen una poderosa influencia sobre el equilibrio y el control de las energías físicas que circulan por el espacio organizado.
15:8.2 (175.5) Otras funciones reguladoras las realizan los centros del poder y los controladores físicos del superuniverso, entidades inteligentes vivas y semivivas expresamente constituidas para este propósito. Estos centros y controladores del poder son difíciles de entender. Los órdenes más bajos no son volitivos, no poseen voluntad, no eligen, sus funciones son muy inteligentes pero aparentemente automáticas e inherentes a su organización altamente especializada. Los centros del poder y los controladores físicos de los superuniversos asumen la dirección y el control parcial de los treinta sistemas de energía que componen el dominio gravita. Los circuitos de energía física administrados por los centros del poder de Uversa requieren algo más de 968 millones de años para completar la circunvalación del superuniverso.
15:8.3 (175.6) La energía en evolución tiene sustancia; tiene peso, aunque el peso es siempre relativo y depende de la velocidad de revolución, de la masa y de la antigravedad. La masa de la materia tiende a retardar la velocidad de la energía; y la velocidad de la energía, presente en todas partes, representa la dotación inicial de velocidad, menos el retardo producido por la masa encontrada en su tránsito, más la función reguladora de los controladores vivos de energía del superuniverso y la influencia física de cuerpos cercanos muy calientes o muy cargados.
15:8.4 (175.7) El plan universal de mantenimiento del equilibrio entre la materia y la energía exige el perpetuo hacerse y deshacerse de las unidades materiales menores. Los Directores del Poder del Universo tienen la capacidad de condensar y retener o de expandir y liberar cantidades variables de energía.
15:8.5 (175.8) Si la influencia retardadora durara lo suficiente, la gravedad terminaría por convertir toda la energía en materia de no ser por dos factores: primero, por las influencias antigravitatorias de los controladores de energía y segundo, porque la materia organizada tiende a desintegrarse bajo ciertas condiciones que se dan en las estrellas muy calientes y bajo ciertas condiciones peculiares del espacio cercano a los cuerpos fríos y sumamente energizados de materia condensada.
15:8.6 (176.1) Cuando la masa se agrupa en exceso y amenaza con desequilibrar la energía, con agotar los circuitos del poder físico, intervienen los controladores físicos a no ser que la tendencia propia de la gravedad a seguir materializando energía sea neutralizada por una colisión entre gigantes muertos del espacio, con lo que se disipan total e instantáneamente las acumulaciones de gravedad. En esos episodios de colisión masas enormes de materia se convierten repentinamente en la forma más rara de energía y comienza de nuevo la lucha por el equilibrio universal. A la larga los sistemas físicos más grandes se estabilizan, se asientan físicamente, y son incorporados a los circuitos equilibrados y establecidos de los superuniversos. Tras este suceso no volverá a haber colisiones ni otras catástrofes devastadoras en estos sistemas establecidos.
15:8.7 (176.2) Durante los periodos de energía excedentaria, hay alteraciones en el poder y fluctuaciones de calor acompañadas de manifestaciones eléctricas. Durante los periodos de energía deficitaria, aumenta la tendencia de la materia a agruparse, condensarse y descontrolarse en los circuitos más delicadamente equilibrados, con los resultantes ajustes por mareas o colisiones que restablecen rápidamente el equilibrio entre la energía circulante y la materia más literalmente estabilizada. Pronosticar además de entender el comportamiento probable de los soles ardientes y las islas oscuras del espacio es una de las tareas de los observadores celestiales de estrellas.
15:8.8 (176.3) Somos capaces de reconocer la mayoría de las leyes que gobiernan el equilibrio del universo y de predecir gran parte de lo que concierne a la estabilidad del universo. Nuestros pronósticos son fiables en la práctica, aunque tenemos que enfrentarnos siempre a ciertas fuerzas que no se ajustan plenamente a las leyes de control de la energía y de comportamiento de la materia que conocemos. La predictibilidad de todos los fenómenos físicos se va dificultando a medida que nos adentramos en los universos y nos alejamos del Paraíso. Al pasar más allá de las fronteras de la administración personal de los Regidores del Paraíso, afrontamos una incapacidad cada vez mayor de calcular según los criterios establecidos y la experiencia adquirida de las observaciones exclusivamente relacionadas con los fenómenos físicos de los sistemas astronómicos cercanos. Incluso en los mundos de los siete superuniversos vivimos inmersos entre acciones de fuerza y reacciones de energía que permean todos nuestros dominios y se extienden con equilibrio unificado por todas las regiones del espacio exterior.
15:8.9 (176.4) Cuanto más nos alejamos, más seguros estamos de encontrarnos con fenómenos variables e imprevisibles que son tan infaliblemente característicos de las presencias y actuaciones insondables de los Absolutos y las Deidades experienciales. Y estos fenómenos tienen que ser indicio de algún sobrecontrol universal de todas las cosas.
15:8.10 (176.5) En apariencia el superuniverso de Orvonton se está ahora descargando y parece que los universos exteriores se están cargando para actividades futuras sin precedentes. El universo central de Havona está eternamente estabilizado. La gravedad y la ausencia de calor (el frío) organizan y mantienen la materia unida; el calor y la antigravedad desbaratan la materia y disipan energía. Los directores vivos del poder y los organizadores vivos de la fuerza son el secreto del control especial y la dirección inteligente de la metamorfosis sin fin de hacer, deshacer y rehacer universos. Las nebulosas podrán dispersarse, los soles apagarse, los sistemas desaparecer y los planetas perecer, pero los universos no se agotan.
15:9.1 (176.6) Los circuitos universales del Paraíso permean de hecho los mundos de los siete superuniversos. Estos circuitos de presencia son: la gravedad de personalidad del Padre Universal, la gravedad espiritual del Hijo Eterno, la gravedad de mente del Actor Conjunto y la gravedad material de la Isla eterna.
15:9.2 (177.1) Además de los circuitos universales paradisiacos y además de las presencias y actuaciones de los Absolutos y las Deidades experienciales, solo funcionan dentro del nivel de espacio de los superuniversos dos divisiones de circuitos de energía o segregaciones del poder: los circuitos de los superuniversos y los circuitos de los universos locales.
15:9.3 (177.2) Los circuitos de los superuniversos:
15:9.4 (177.3) 1. El circuito unificador de inteligencia de uno de los siete Espíritus Maestros del Paraíso. Este circuito de mente cósmica está limitado a un solo superuniverso.
15:9.5 (177.4) 2. El circuito del servicio reflectante de los siete Espíritus Reflectantes de cada superuniverso.
15:9.6 (177.5) 3. Los circuitos secretos de los Monitores de Misterio, interasociados de alguna manera y encaminados a través de Divinington hacia el Padre Universal que está en el Paraíso.
15:9.7 (177.6) 4. El circuito de intercomunión del Hijo Eterno con sus Hijos del Paraíso.
15:9.8 (177.7) 5. La presencia instantánea del Espíritu Infinito.
15:9.9 (177.8) 6. Los comunicados del Paraíso, los informes de Havona para el espacio.
15:9.10 (177.9) 7. Los circuitos de energía de los centros del poder y de los controladores físicos.
15:9.11 (177.10) Los circuitos de los universos locales:
15:9.12 (177.11) 1. El espíritu de otorgamiento de los Hijos del Paraíso, el Confortador de los mundos de otorgamiento. El Espíritu de la Verdad, el espíritu de Miguel en Urantia.
15:9.13 (177.12) 2. El circuito de las Ministras Divinas, los Espíritus Madre de los universos locales, el Espíritu Santo de vuestro mundo.
15:9.14 (177.13) 3. El circuito del ministerio de inteligencia de un universo local, que incluye la presencia de los espíritus-mente adjutores con diversidad de funciones.
15:9.15 (177.14) Cuando en un universo local se desarrolla tal armonía espiritual que sus circuitos individuales y conjuntos llegan a no distinguirse de los del superuniverso, cuando prevalecen realmente esa identidad de funcionamiento y esa unicidad de ministerio, el universo local se incorpora inmediatamente a los circuitos asentados de luz y vida y adquiere en el acto el derecho a ser admitido en la confederación espiritual de la unión perfeccionada de la supercreación. Los requisitos de admisión en los consejos de los Ancianos de los Días como miembro de la confederación del superuniverso son los siguientes:
15:9.16 (177.15) 1. Estabilidad física. Las estrellas y los planetas de un universo local deben estar en equilibrio; los periodos de metamorfosis estelar inmediata deben haber concluido. El universo debe estar siguiendo una trayectoria clara; su órbita tiene que estar asentada de forma segura y definitiva.
15:9.17 (177.16) 2. Lealtad espiritual. Debe existir un estado de reconocimiento universal del Hijo Soberano de Dios que preside los asuntos de dicho universo local y de lealtad universal hacia él. Tiene que haberse establecido un estado de cooperación armoniosa entre los planetas individuales, los sistemas y las constelaciones de todo el universo local.
15:9.18 (177.17) En cuanto a vuestro universo local, ni siquiera se considera que forme parte del orden físicamente asentado del superuniverso, ni mucho menos que tenga la condición de miembro de la familia espiritual reconocida del supergobierno. Aunque Nebadon no tiene aún representación en Uversa, los que participamos en el gobierno del superuniverso somos enviados algunas veces a sus mundos en misiones especiales como esta que me ha traído a Urantia directamente desde Uversa. Prestamos toda la asistencia posible a vuestros directores y regidores en la solución de sus difíciles problemas; estamos deseosos de ver que vuestro universo se cualifica para su plena admisión en las creaciones asociadas de la familia del superuniverso.
15:10.1 (178.1) Las sedes de los superuniversos son los centros del alto gobierno espiritual de los dominios del espacio-tiempo. La rama ejecutiva del supergobierno, que tiene su origen en los Consejos de la Trinidad, está dirigida directamente por uno de los siete Espíritus Maestros con capacidad de supervisión suprema, seres que se sientan en escaños de autoridad paradisiaca y administran los superuniversos a través de los siete Ejecutivos Supremos emplazados en los siete mundos especiales del Espíritu Infinito, los satélites más exteriores del Paraíso.
15:10.2 (178.2) Las sedes de los superuniversos son los lugares donde moran los Espíritus Reflectantes y los Auxiliares Reflectantes de Imagen. Desde esta posición intermedia, estos seres maravillosos dirigen sus formidables operaciones de reflectividad y aportan su ministerio al universo central por encima y a los universos locales por debajo.
15:10.3 (178.3) Cada superuniverso está presidido por tres Ancianos de los Días, los jefes ejecutivos conjuntos del supergobierno. En su rama ejecutiva el personal de gobierno del superuniverso consta de siete grupos diferentes:
15:10.4 (178.4) 1. Ancianos de los Días.
15:10.5 (178.5) 2. Perfeccionadores de la Sabiduría.
15:10.6 (178.6) 3. Consejeros Divinos.
15:10.7 (178.7) 4. Censores Universales.
15:10.8 (178.8) 5. Mensajeros Poderosos.
15:10.9 (178.9) 6. Los Altos en Autoridad.
15:10.10 (178.10) 7. Los sin Nombre ni Número.
15:10.11 (178.11) A los tres Ancianos de los Días les asiste directamente un cuerpo de mil millones de Perfeccionadores de la Sabiduría que tiene asociados a tres mil millones de Consejeros Divinos. Mil millones de Censores Universales están adscritos a la administración de cada superuniverso. Estos tres grupos son Personalidades de igual rango de la Trinidad y tienen su origen de modo directo y divino en la Trinidad del Paraíso.
15:10.12 (178.12) Los tres órdenes restantes, los Mensajeros Poderosos, Los Altos en Autoridad y Los sin Nombre ni Número son mortales ascendentes glorificados. El primero de estos órdenes subió por el régimen ascendente y pasó por Havona en los días de Grandfanda. Tras alcanzar el Paraíso fueron incorporados al Cuerpo de la Finalización, abrazados por la Trinidad del Paraíso y asignados posteriormente al servicio elevado de los Ancianos de los Días. Como clase, estos tres órdenes se conocen como los Hijos Trinizados de Logro, y aunque de origen dual, están ahora al servicio de la Trinidad. Así fue ampliada la rama ejecutiva del gobierno del superuniverso para incluir a los hijos glorificados y perfeccionados de los mundos evolutivos.
15:10.13 (178.13) El consejo de iguales del superuniverso se compone de los siete grupos ejecutivos nombrados más arriba junto con los siguientes regidores de sectores y otros supervisores regionales:
15:10.14 (179.1) 1. Perfecciones de los Días, regidores de los sectores mayores de los superuniversos.
15:10.15 (179.2) 2. Recientes de los Días, directores de los sectores menores de los superuniversos.
15:10.16 (179.3) 3. Uniones de los Días, consejeros paradisiacos de los gobernantes de los universos locales.
15:10.17 (179.4) 4. Fieles de los Días, consejeros paradisiacos de los gobernantes Altísimos de los gobiernos de las constelaciones.
15:10.18 (179.5) 5. Los Maestros Hijos de la Trinidad que puedan estar casualmente de servicio en la sede de los superuniversos.
15:10.19 (179.6) 6. Los Eternos de los Días que puedan estar presentes en la sede del superuniverso.
15:10.20 (179.7) 7. Los siete Auxiliares Reflectantes de Imagen, portavoces de los siete Espíritus Reflectantes y a través de ellos representantes de los siete Espíritus Maestros del Paraíso.
15:10.21 (179.8) Los Auxiliares Reflectantes de Imagen actúan también como representantes de numerosos grupos de seres que influyen en los gobiernos de los superuniversos pero no están, en el presente y por varias razones, plenamente activos en sus capacidades individuales. Se incluyen en este grupo: la manifestación en evolución de la personalidad del Ser Supremo en los superuniversos, los Supervisores No Cualificados del Supremo, los Representantes Cualificados del Último, los reflectores de enlace innominados de Majeston y los representantes de espíritu superpersonales del Hijo Eterno.
15:10.22 (179.9) En los mundos sede de los superuniversos es posible encontrar casi en cualquier momento representantes de todos los grupos de seres creados. El trabajo de rutina de ministrar a los superuniversos lo realizan las poderosas seconafines y otros miembros de la vasta familia del Espíritu Infinito. En el trabajo de estos maravillosos centros de administración, control, ministerio y juicio ejecutivo de los superuniversos, las inteligencias de cada esfera de vida universal se entrelazan en el servicio eficaz, la administración sabia, el ministerio de amor y el juicio justo.
15:10.23 (179.10) Los superuniversos no mantienen ningún tipo de representación de embajadores; están completamente aislados entre sí. Solo saben de los asuntos mutuos a través del centro paradisiaco de intercambio de información que mantienen los siete Espíritus Maestros. Sus regidores trabajan en los consejos de sabiduría divina por el bienestar de sus propios superuniversos sin tener en cuenta lo que pueda estar ocurriendo en otras secciones de la creación universal. Este aislamiento de los superuniversos persistirá hasta el momento en que una factualización más completa de la personalidad y la soberanía del Ser Supremo experiencial en evolución consiga su coordinación.
15:11.1 (179.11) Es en mundos como Uversa donde los seres que representan la autocracia de la perfección y la democracia de la evolución se encuentran cara a cara. La rama ejecutiva del supergobierno se origina en los dominios de la perfección; la rama legislativa brota del florecimiento de los universos evolutivos.
15:11.2 (179.12) La asamblea deliberante del superuniverso está limitada al mundo sede central. Este consejo legislativo o consultivo consta de siete cámaras, y para cada una de ellas cada universo local admitido en los consejos del superuniverso elige un representante nativo. Estos representantes son elegidos por los altos consejos de dichos universos locales entre los peregrinos ascendentes graduados de Orvonton que siguen en Uversa y están acreditados para su transporte a Havona. El periodo medio de servicio es de unos cien años del tiempo estándar del superuniverso.
15:11.3 (180.1) No he sabido nunca de ningún desacuerdo entre los ejecutivos de Orvonton y la asamblea de Uversa. En la historia de nuestro superuniverso el cuerpo deliberante no ha aprobado nunca hasta ahora ninguna recomendación que la división ejecutiva del supergobierno haya dudado siquiera en llevar a cabo. Siempre han prevalecido la armonía y el acuerdo de trabajo más perfectos, y todo esto atestigua el hecho de que los seres evolutivos pueden alcanzar realmente las cumbres de la sabiduría perfeccionada que los cualifica para actuar en asociación con las personalidades de origen perfecto y naturaleza divina. La presencia de las asambleas deliberantes en las sedes de los superuniversos revela la sabiduría y anticipa el triunfo último del magno concepto evolutivo del Padre Universal y su Hijo Eterno.
15:12.1 (180.2) Cuando hablamos de las ramas ejecutiva y deliberante del gobierno de Uversa podríais razonar, por analogía con ciertas formas de gobierno civil de Urantia, que deberíamos tener una tercera rama o rama judicial. De hecho la tenemos, aunque no tiene personal propio. Nuestras cortes están constituidas como sigue. Dependiendo de la gravedad del caso preside un Anciano de los Días, un Perfeccionador de la Sabiduría o un Consejero Divino. Las pruebas a favor o en contra de un individuo, un planeta, un sistema, una constelación o un universo las presentan e interpretan los Censores. La defensa de los hijos del tiempo y de los planetas evolutivos la brindan los Mensajeros Poderosos, observadores oficiales del gobierno del superuniverso para los universos y sistemas locales. La actitud del gobierno más alto está representada por Los Altos en Autoridad. Y el veredicto lo formula generalmente una comisión de tamaño variable compuesta a partes iguales por Los sin Nombre ni Número y un grupo de personalidades comprensivas elegidas entre la asamblea deliberante.
15:12.2 (180.3) Las cortes de los Ancianos de los Días son los altos tribunales de revisión para enjuiciamiento espiritual de todos los universos componentes. Los Hijos Soberanos de los universos locales son supremos en sus propios dominios. Solo están sujetos al supergobierno en la medida en que sometan voluntariamente asuntos al consejo o fallo de los Ancianos de los Días, excepto en casos que impliquen la extinción de criaturas con voluntad. Los mandatos de enjuiciamiento se originan en los universos locales, pero las sentencias que implican la extinción de criaturas con voluntad se formulan siempre en la sede del superuniverso y se ejecutan desde allí. Los Hijos de los universos locales pueden decretar la supervivencia de un hombre mortal, pero solo los Ancianos de los Días pueden celebrar juicios ejecutivos sobre cuestiones de vida y muerte eterna.
15:12.3 (180.4) En todos los casos que no requieren proceso con presentación de pruebas, los Ancianos de los Días o sus colaboradores se encargan de las decisiones y sus resoluciones son siempre unánimes. Estamos hablando de los consejos de la perfección, y no hay desacuerdos ni opiniones minoritarias en las sentencias de estos tribunales supremos y superlativos.
15:12.4 (180.5) Con algunas raras excepciones, los supergobiernos ejercen su jurisdicción sobre todas las cosas y todos los seres de sus respectivos dominios. No hay apelación a las resoluciones y decisiones de las autoridades del superuniverso, pues representan las opiniones concordantes de los Ancianos de los Días y del Espíritu Maestro que, desde el Paraíso, preside los destinos del superuniverso en cuestión.
15:13.1 (181.1) Un sector mayor comprende más o menos la décima parte de un superuniverso y consta de cien sectores menores, diez mil universos locales, unos cien mil millones de mundos habitables. Estos sectores mayores están administrados por tres Perfecciones de los Días, Personalidades Supremas de la Trinidad.
15:13.2 (181.2) Las cortes de los Perfecciones de los Días están constituidas de forma muy semejante a las de los Ancianos de los Días, salvo que no juzgan espiritualmente a los mundos. La labor de estos gobiernos de los sectores mayores tiene que ver principalmente con el estatus intelectual de una extensa creación. Los sectores mayores detienen, fallan, administran justicia y tabulan, para dar cuenta a los tribunales de los Ancianos de los Días, sobre todos los asuntos de naturaleza rutinaria y administrativa que sean importantes para el superuniverso y no estén directamente relacionados con la administración espiritual de los mundos ni con el desarrollo de los planes de los Regidores del Paraíso para la ascensión de los mortales. El personal de gobierno de un sector mayor no es diferente del de un superuniverso.
15:13.3 (181.3) Así como los magníficos satélites de Uversa se ocupan de vuestra preparación espiritual final para Havona, los setenta satélites de Umayor quinto se dedican a vuestra formación y desarrollo intelectual en el superuniverso. Allí están reunidos los seres sabios procedentes de todo Orvonton que preparan incansablemente a los mortales del tiempo para que puedan seguir progresando hacia la carrera de la eternidad. La mayor parte de esta formación de los mortales ascendentes se lleva a cabo en los setenta mundos de estudio.
15:13.4 (181.4) Los gobiernos de los sectores menores están presididos por tres Recientes de los Días. Su administración se ocupa principalmente del control, la unificación y la estabilización física, y de la coordinación rutinaria de la administración de los universos locales que los componen. Cada sector menor abarca hasta cien universos locales, diez mil constelaciones, un millón de sistemas o alrededor de mil millones de mundos habitables.
15:13.5 (181.5) Los mundos sede de los sectores menores son el gran lugar de reunión de los Controladores Físicos Maestros. Estos mundos sede están rodeados por las siete esferas de instrucción que constituyen las escuelas de ingreso del superuniverso y son los centros de formación para el conocimiento físico y administrativo del universo de universos.
15:13.6 (181.6) Los administradores de los gobiernos de los sectores menores están bajo la jurisdicción directa de los regidores del sector mayor. Los Recientes de los Días reciben todos los informes de observaciones y coordinan todas las recomendaciones que llegan al superuniverso procedentes, por una parte, de los Uniones de los Días que están destacados como observadores de la Trinidad y consejeros en las esferas sede de los universos locales, y por otra, de los Fieles de los Días que están adscritos de forma similar a los consejos de los Altísimos en las sedes de las constelaciones. Todos estos informes se transmiten a los Perfecciones de los Días de los sectores mayores para ser pasados posteriormente a las cortes de los Ancianos de los Días. Y así, el régimen de la Trinidad se extiende desde las constelaciones de los universos locales hasta la sede del superuniverso. Las sedes de los sistemas locales no tienen representantes de la Trinidad.
15:14.1 (181.7) Hay siete propósitos principales que se están desplegando en la evolución de los siete superuniversos. Cada propósito principal de la evolución de los superuniversos encontrará su expresión más plena solo en uno de los siete superuniversos y, por lo tanto, cada superuniverso tiene una función especial y una naturaleza única.
15:14.2 (182.1) Orvonton, el séptimo superuniverso, al que pertenece vuestro universo local, es principalmente conocido por su inmenso y espléndido otorgamiento del ministerio de misericordia a los mortales de los mundos. Es renombrado por la manera en que prevalece una justicia atemperada por la misericordia y gobierna un poder condicionado por la paciencia a la vez que se hacen profusamente los sacrificios del tiempo para obtener la estabilización de la eternidad. Orvonton es una demostración de amor y misericordia en forma de universo.
15:14.3 (182.2) Sin embargo, es muy difícil describir nuestra concepción de la verdadera naturaleza del propósito evolutivo que se está desplegando en Orvonton, aunque podría sugerirse diciendo que sentimos que en esta supercreación los seis propósitos únicos de la evolución cósmica manifestados en las seis supercreaciones asociadas están siendo interasociados en un significado de la totalidad. Y por esta razón conjeturamos a veces que la personalización evolucionada y finalizada de Dios Supremo regirá, en el futuro remoto y desde Uversa, los siete superuniversos perfeccionados en toda la majestad experiencial de su poder soberano todopoderoso logrado entonces.
15:14.4 (182.3) Así como Orvonton es único en su naturaleza y diferenciado en su destino, también lo son cada uno de sus seis superuniversos asociados. Sin embargo, gran parte de lo que ocurre en Orvonton no os es revelado, y muchas de esas características no reveladas de la vida de Orvonton van a encontrar una expresión más completa en algún otro superuniverso. Los siete propósitos de la evolución de los superuniversos están operativos en los siete superuniversos, pero cada supercreación dará expresión más plena a uno solo de estos propósitos. Para que pudierais entender más sobre estos propósitos de los superuniversos, tendrían que ser reveladas muchas cosas que no entendéis, y aun así comprenderíais muy poco. Toda esta narración solo deja entrever fugazmente la inmensa creación de la que son parte vuestro mundo y vuestro sistema local.
15:14.5 (182.4) Vuestro mundo se llama Urantia y es el número 606 del grupo planetario, o sistema, de Satania. Este sistema tiene en el presente 619 mundos habitados, y más de doscientos planetas adicionales están evolucionando favorablemente hacia su conversión en mundos habitados en algún tiempo futuro.
15:14.6 (182.5) Satania tiene un mundo sede llamado Jerusem y es el sistema número veinticuatro de la constelación de Norlatiadek. Vuestra constelación, Norlatiadek, consta de cien sistemas locales y tiene un mundo sede llamado Edentia. Norlatiadek es la constelación número setenta del universo de Nebadon. El universo local de Nebadon consta de cien constelaciones y tiene una capital conocida como Salvington. El universo de Nebadon es el número ochenta y cuatro del sector menor de Ensa.
15:14.7 (182.6) El sector menor de Ensa consta de cien universos locales y tiene una capital llamada Umenor tercero. Este sector menor es el número tres del sector mayor de Splandon. Splandon consta de cien sectores menores y tiene un mundo sede llamado Umayor quinto. Es el quinto sector mayor del superuniverso de Orvonton, el séptimo segmento del gran universo. De esta forma podéis situar vuestro planeta en el esquema organizativo y administrativo del universo de universos.
15:14.8 (182.7) El número en el gran universo de Urantia, vuestro mundo, es el 5 342 482 337 666. Ese es el número de registro en Uversa y en el Paraíso, vuestro número en el catálogo de los mundos habitados. Conozco el número de registro de la esfera física, pero es de una magnitud tan extraordinaria que a efectos prácticos es poco relevante para la mente del mortal.
15:14.9 (183.1) Vuestro planeta es miembro de un cosmos inmenso. Pertenecéis a una familia casi infinita de mundos, pero vuestra esfera es administrada con la misma minuciosidad y cuidada con el mismo amor que si fuera el único mundo habitado que existe.
15:14.10 (183.2) [Presentado por un Censor Universal procedente de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 16
16:0.1 (184.1) LOS siete Espíritus Maestros del Paraíso son las personalidades primarias del Espíritu Infinito. En este séptuplo acto creativo de autoduplicación el Espíritu Infinito agotó las posibilidades asociativas inherentes matemáticamente a la existencia factual de las tres personas de la Deidad. Si hubiera sido posible generar un número mayor de Espíritus Maestros, habrían sido creados, pero hay exactamente siete posibilidades asociativas, y solo siete, inherentes a tres Deidades. Y esto explica por qué el universo opera en siete grandes divisiones y por qué el número siete es básicamente fundamental en su organización y administración.
16:0.2 (184.2) Los siete Espíritus Maestros tienen así su origen en las siete semejanzas siguientes y obtienen de ellas sus características individuales:
16:0.3 (184.3) 1. El Padre Universal.
16:0.4 (184.4) 2. El Hijo Eterno.
16:0.5 (184.5) 3. El Espíritu Infinito.
16:0.6 (184.6) 4. El Padre y el Hijo.
16:0.7 (184.7) 5. El Padre y el Espíritu
16:0.8 (184.8) 6. El Hijo y el Espíritu.
16:0.9 (184.9) 7. El Padre, el Hijo y el Espíritu.
16:0.10 (184.10) Sabemos muy poco sobre la actuación del Padre y el Hijo en la creación de los Espíritus Maestros. Aparentemente fueron traídos a la existencia por los actos personales del Espíritu Infinito, pero se nos ha instruido claramente que tanto el Padre como el Hijo participaron en su origen.
16:0.11 (184.11) En carácter y naturaleza de espíritu, estos siete Espíritus del Paraíso son como uno, pero en todos los demás aspectos de la identidad son muy diferentes, y los resultados de su actuación en los superuniversos son tales que se perciben de modo inconfundible las diferencias individuales de cada uno de ellos. Todos los planes posteriores de los siete segmentos del gran universo —e incluso de los segmentos correlativos del espacio exterior— han estado condicionados por la diversidad en lo que no es espiritual de estos siete Espíritus Maestros que ejercen su supervisión suprema y última.
16:0.12 (184.12) Los Espíritus Maestros tienen muchas funciones, pero en el momento presente su dominio particular es la supervisión central de los siete superuniversos. Cada Espíritu Maestro mantiene una enorme sede focal de fuerza que circula lentamente alrededor de la periferia del Paraíso, siempre en una posición opuesta a la del superuniverso de su supervisión directa y ubicada en el punto focal paradisiaco de control especializado del poder y distribución segmentaria de la energía de ese superuniverso. Las líneas divisorias radiales de cada uno de los superuniversos convergen de hecho en la sede paradisiaca del Espíritu Maestro que lo supervisa.
16:1.1 (185.1) El Creador Conjunto, el Espíritu Infinito, es necesario para completar la personalización trina de la Deidad indivisa. Esta personalización triple de la Deidad es inherentemente séptupla en su posibilidad de expresión individual y asociativa. Por ello, el plan posterior de crear universos habitados por seres inteligentes y potencialmente espirituales que expresaran debidamente al Padre, al Hijo y al Espíritu, hizo inevitable la personalización de los siete Espíritus Maestros. Hemos llegado a hablar de la personalización triple de la Deidad como la inevitabilidad absoluta y hemos llegado a considerar la aparición de los siete Espíritus Maestros como la inevitabilidad subabsoluta.
16:1.2 (185.2) Aunque los siete Espíritus Maestros no son precisamente expresión de la Deidad triple, sí son el retrato eterno de la Deidad séptupla, de las funciones activas y asociativas de las tres personas siempre existentes de la Deidad. Por estos siete Espíritus, en ellos y a través de ellos, el Padre Universal, el Hijo Eterno o el Espíritu Infinito, o cualquiera de sus asociaciones duales, tiene la posibilidad de obrar como tal. Cuando el Padre, el Hijo y el Espíritu actúan juntos pueden obrar a través del Espíritu Maestro número siete, y lo hacen, pero no como Trinidad. Los Espíritus Maestros representan uno a uno y colectivamente todas y cada una de las funciones posibles de la Deidad, una o varias, pero no las colectivas, no las de la Trinidad. El Espíritu Maestro número siete no es funcional personalmente con respecto a la Trinidad del Paraíso, y precisamente por eso puede obrar personalmente para el Ser Supremo.
16:1.3 (185.3) Pero cuando los siete Espíritus Maestros desocupan sus sedes individuales de poder personal y autoridad en el superuniverso y se reúnen alrededor del Actor Conjunto en la presencia trina de la Deidad del Paraíso, ahí y entonces representan colectivamente el poder, la sabiduría y la autoridad funcionales de la Deidad indivisa —la Trinidad— en y para los universos en evolución. Esta unión paradisiaca de la expresión primaria séptupla de la Deidad abarca de hecho, engloba literalmente, todos y cada uno de los atributos y actitudes de Supremacía y de Ultimidad de las tres Deidades eternas. A todos los efectos prácticos, los siete Espíritus Maestros engloban ahí y entonces el ámbito funcional del Supremo-Último en y para el universo maestro.
16:1.4 (185.4) Hasta donde podemos percibir, estos siete Espíritus están vinculados a las actividades divinas de las tres personas eternas de la Deidad. No detectamos ninguna prueba de vinculación directa a las presencias en funcionamiento de las tres fases eternas del Absoluto. Cuando se unen, los Espíritus Maestros representan a las Deidades del Paraíso en lo que se puede concebir a grandes rasgos como el dominio finito de acción. Este podría abarcar mucho de lo que es último, pero no de lo que es absoluto.
16:2.1 (185.5) De igual forma que el Hijo Eterno y Original es revelado a través del creciente número de las personas de los Hijos divinos, el Espíritu Infinito y Divino es revelado a través de los canales de los siete Espíritus Maestros y de sus grupos de espíritus colaboradores. En el centro de los centros el Espíritu Infinito es accesible, aunque no todos los que logran llegar al Paraíso son capaces de percibir inmediatamente su personalidad y su presencia diferenciada. En cambio todos los que logran llegar al universo central pueden ponerse inmediatamente en íntima comunión, y lo hacen, con uno de los siete Espíritus Maestros, con aquel que preside el superuniverso de donde proviene el peregrino del espacio recién llegado.
16:2.2 (186.1) El Padre del Paraíso habla al universo de universos solo a través de su Hijo, mientras que él y el Hijo actúan conjuntamente solo a través del Espíritu Infinito. Fuera del Paraíso y de Havona, el Espíritu Infinito habla solo por las voces de los siete Espíritus Maestros.
16:2.3 (186.2) El Espíritu Infinito ejerce una influencia como presencia personal dentro de los confines del sistema Paraíso-Havona; en todos los demás lugares su presencia personal de espíritu se ejerce por y a través de uno de los siete Espíritus Maestros. Por lo tanto, la presencia superuniversal de espíritu de la Tercera Fuente y Centro en cualquier mundo o en cualquier individuo está condicionada por la naturaleza única del Espíritu Maestro supervisor de ese segmento de la creación. A la inversa, las líneas conjuntas de fuerza de espíritu y de información de espíritu pasan hacia dentro hasta la Tercera Persona de la Deidad a través de los siete Espíritus Maestros.
16:2.4 (186.3) Los siete Espíritus Maestros están dotados colectivamente de los atributos supremo-últimos de la Tercera Fuente y Centro. Aunque cada uno de ellos participa individualmente de esta dotación, solo colectivamente desvelan los atributos de omnipotencia, omnisciencia y omnipresencia. Ninguno de ellos puede obrar así universalmente; como individuos y en el ejercicio de estos poderes de supremacía y ultimidad, cada uno está personalmente limitado al superuniverso que supervisa de forma directa.
16:2.5 (186.4) Todo lo que se os ha dicho sobre la divinidad y la personalidad del Actor Conjunto se aplica plena e igualmente a los siete Espíritus Maestros, que tan eficazmente distribuyen el Espíritu Infinito a los siete segmentos del gran universo de acuerdo con su dotación divina y a la manera de sus naturalezas diferenciadas e individualmente únicas. Sería, pues, apropiado aplicar al grupo colectivo de los siete todos o cada uno de los nombres del Espíritu Infinito. Colectivamente son uno con el Creador Conjunto en todos los niveles subabsolutos.
16:3.1 (186.5) Los siete Espíritus Maestros son seres indescriptibles, aunque inconfundible y decididamente personales. Tienen nombres, pero elegimos presentarlos por su número. Como personalizaciones primarias del Espíritu Infinito, son similares, pero como expresiones primarias de las siete asociaciones posibles de la Deidad trina, son esencialmente diversos en naturaleza, y esta diversidad de naturaleza determina su conducción diferencial de los superuniversos. Estos siete Espíritus Maestros se pueden describir como sigue:
16:3.2 (186.6) Espíritu Maestro número uno. De una manera especial, este Espíritu es la representación directa del Padre del Paraíso. Es una manifestación peculiar y eficiente del poder, el amor y la sabiduría del Padre Universal. Es el compañero íntimo y consejero superno del jefe de los Monitores de Misterio, el ser que preside el colegio de los Ajustadores Personalizados en Divinington. En todas las relaciones de los siete Espíritus Maestros, es siempre el Espíritu Maestro número uno quien habla por el Padre Universal.
16:3.3 (186.7) Este Espíritu preside el primer superuniverso. Aunque manifiesta infaliblemente la naturaleza divina de una personalización primaria del Espíritu Infinito, parece asemejarse más especialmente al Padre Universal en carácter. Está en enlace personal permanente con los siete Espíritus Reflectantes de la sede del primer superuniverso.
16:3.4 (187.1) Espíritu Maestro número dos. Este Espíritu retrata adecuadamente la naturaleza incomparable y el carácter encantador del Hijo Eterno, el primogénito de toda la creación. Está en estrecha y permanente relación con todos los órdenes de Hijos de Dios en cualquier lugar del universo residencial donde se encuentren, bien como individuos o en cónclave jubiloso. En todas las asambleas de los siete Espíritus Maestros, habla siempre por el y en nombre del Hijo Eterno.
16:3.5 (187.2) Este Espíritu dirige los destinos del superuniverso número dos y rige este vasto dominio tal como lo haría el Hijo Eterno. Está en enlace permanente con los siete Espíritus Reflectantes situados en la capital del segundo superuniverso.
16:3.6 (187.3) Espíritu Maestro número tres. Esta personalidad Espíritu se parece especialmente al Espíritu Infinito y dirige los movimientos y el trabajo de muchas de las altas personalidades del Espíritu Infinito. Preside sus asambleas y está estrechamente relacionado con todas las personalidades que tienen su origen exclusivo en la Tercera Fuente y Centro. Cuando los siete Espíritus Maestros están en consejo, es el Espíritu Maestro número tres quien habla siempre por el Espíritu Infinito.
16:3.7 (187.4) Este Espíritu está a cargo del superuniverso número tres y administra los asuntos de este segmento tal como lo haría el Espíritu Infinito. Está en enlace permanente con los Espíritus Reflectantes de la sede del tercer superuniverso.
16:3.8 (187.5) Espíritu Maestro número cuatro. Al compartir las naturalezas combinadas del Padre y del Hijo, este Espíritu Maestro es la influencia determinante en cuanto a políticas y procedimientos del Padre-Hijo en los consejos de los siete Espíritus Maestros. Este Espíritu es el director jefe y consejero principal de los seres ascendentes que han llegado hasta el Espíritu Infinito y se han convertido así en candidatos para ver al Hijo y al Padre. Promueve al enorme grupo de personalidades que tienen su origen en el Padre y el Hijo. Cuando se hace necesario representar al Padre y al Hijo en la asociación de los siete Espíritus Maestros, es siempre el Espíritu Maestro número cuatro quien habla.
16:3.9 (187.6) Este Espíritu promueve el cuarto segmento del gran universo según su peculiar asociación de los atributos del Padre Universal y el Hijo Eterno. Está en enlace personal permanente con los Espíritus Reflectantes de la sede del cuarto superuniverso.
16:3.10 (187.7) Espíritu Maestro número cinco. Esta personalidad divina que combina de manera exquisita el carácter del Padre Universal y el Espíritu Infinito es el consejero del enorme grupo de seres conocidos como directores del poder, centros del poder y controladores físicos. Este Espíritu promueve también a todas las personalidades que tienen su origen en el Padre y el Actor Conjunto. En los consejos de los siete Espíritus Maestros, cuando está en cuestión la actitud del Padre-Espíritu, es siempre el Espíritu Maestro número cinco quien habla.
16:3.11 (187.8) Este Espíritu dirige el bienestar del quinto superuniverso de un modo que sugiere la acción conjunta del Padre Universal y el Espíritu Infinito. Está en enlace permanente con los Espíritus Reflectantes de la sede del quinto superuniverso.
16:3.12 (187.9) Espíritu Maestro número seis. Este ser divino parece retratar el carácter combinado del Hijo Eterno y el Espíritu Infinito. Siempre que las criaturas creadas conjuntamente por el Hijo y el Espíritu se reúnen en el universo central, es este Espíritu Maestro quien las aconseja. Y siempre que en los consejos de los siete Espíritus Maestros se hace necesario hablar conjuntamente por el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito, es el Espíritu Maestro número seis quien responde.
16:3.13 (188.1) Este Espíritu dirige los asuntos del sexto superuniverso tal como lo harían el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito. Está en enlace permanente con los Espíritus Reflectantes de la sede del sexto superuniverso.
16:3.14 (188.2) Espíritu Maestro número siete. El Espíritu que preside el séptimo superuniverso es un retrato excepcionalmente equilibrado del Padre Universal, el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito. El séptimo Espíritu, el consejero que promueve a todos los seres de origen trino, es también el consejero y director de todos los peregrinos ascendentes de Havona, esos seres humildes que han logrado llegar a las cortes de la gloria por el ministerio conjunto del Padre, el Hijo y el Espíritu.
16:3.15 (188.3) El séptimo Espíritu Maestro no representa orgánicamente a la Trinidad del Paraíso. Sin embargo, es un hecho conocido que su naturaleza personal y espiritual es el retrato del Actor Conjunto en las mismas proporciones de las tres personas infinitas cuya unión de Deidad es la Trinidad del Paraíso, y cuyo funcionamiento como tal es la fuente de la naturaleza personal y espiritual de Dios Supremo. De ahí que el séptimo Espíritu Maestro desvele una relación personal y orgánica con la persona de espíritu del Supremo en evolución. Por eso en los consejos de los Espíritus Maestros en lo alto, cuando se hace necesario depositar el voto por la actitud personal conjunta del Padre, el Hijo y el Espíritu o describir la actitud espiritual del Ser Supremo, es el Espíritu Maestro número siete quien actúa. Se convierte así de modo inherente en el cabeza que preside el consejo paradisiaco de los siete Espíritus Maestros.
16:3.16 (188.4) Ninguno de los siete Espíritus representa orgánicamente a la Trinidad del Paraíso, pero cuando se unen como Deidad séptupla, esta unión en sentido de deidad —no en sentido personal— equivale a un nivel funcional asociable con las funciones de la Trinidad. En este sentido el «Espíritu Séptuplo» es asociable funcionalmente con la Trinidad del Paraíso. Y también en este sentido, el Espíritu Maestro número siete habla a veces para confirmar las actitudes de la Trinidad o, más bien, actúa como portavoz de la actitud de la unión Espíritu-Séptuplo con respecto a la actitud de la unión Deidad-Triple, la actitud de la Trinidad del Paraíso.
16:3.17 (188.5) Las múltiples funciones del séptimo Espíritu Maestro van así desde retratar conjuntamente las naturalezas personales del Padre, el Hijo y el Espíritu, pasando por representar la actitud personal de Dios Supremo, hasta desvelar la actitud de deidad de la Trinidad del Paraíso. Y en ciertos aspectos, este Espíritu presidente expresa de modo similar las actitudes del Último y del Supremo-Último.
16:3.18 (188.6) Es el Espíritu Maestro número siete quien, en sus múltiples capacidades, apadrina personalmente el progreso de los candidatos a la ascensión desde los mundos del tiempo en sus esfuerzos por lograr la comprensión de la indivisa Deidad de la Supremacía. Esta comprensión implica captar la soberanía existencial de la Trinidad de la Supremacía y coordinarla con un concepto de la creciente soberanía experiencial del Ser Supremo de tal modo que permita a la criatura captar la unidad de la Supremacía. La comprensión por parte de la criatura de estos tres factores equivale a la comprensión en Havona de la realidad de la Trinidad y dota a los peregrinos del tiempo de la aptitud para llegar finalmente a penetrar en la Trinidad, para descubrir a las tres personas infinitas de la Deidad.
16:3.19 (188.7) La incapacidad de los peregrinos de Havona para encontrar plenamente a Dios Supremo es compensada por el séptimo Espíritu Maestro, cuya naturaleza trina revela de esta peculiar manera la persona de espíritu del Supremo. Durante la presente edad del universo en la que la persona del Supremo no es contactable, el Espíritu Maestro número siete actúa en lugar del Dios de las criaturas ascendentes en materia de relaciones personales. Él es el único alto ser de espíritu que todos los seres ascendentes reconocerán con seguridad, y hasta cierto punto comprenderán, cuando alcancen los centros de gloria.
16:3.20 (189.1) Este Espíritu Maestro está en enlace permanente con los Espíritus Reflectantes de Uversa, la sede del séptimo superuniverso, nuestro propio segmento de la creación. Su administración de Orvonton desvela la simetría maravillosa de la mezcla paritaria de las naturalezas divinas del Padre, el Hijo y el Espíritu.
16:4.1 (189.2) Los siete Espíritus Maestros son la representación plena del Espíritu Infinito para los universos evolutivos. Representan a la Tercera Fuente y Centro en las relaciones de energía, mente y espíritu. Aunque actúan como cabezas coordinadoras del control administrativo universal del Actor Conjunto, no olvidéis que tienen su origen en los actos creativos de las Deidades del Paraíso. Es literalmente cierto que estos siete Espíritus son la personalización del poder físico, la mente cósmica y la presencia espiritual de la Deidad trina, «los siete Espíritus de Dios enviados a todo el universo».
16:4.2 (189.3) Los Espíritus Maestros son únicos en el sentido de que actúan en todos los niveles de realidad del universo excepto en el absoluto. Son, por lo tanto, supervisores eficientes y perfectos de todas los aspectos de los asuntos administrativos a todos los niveles de actividad de los superuniversos. Es difícil para la mente mortal entender muchas cosas sobre los Espíritus Maestros por ser su trabajo tan sumamente especializado a la vez que abarcador, tan excepcionalmente material y tan exquisitamente espiritual al mismo tiempo. Estos polifacéticos creadores de la mente cósmica son los ancestros de los Directores del Poder del Universo y son, ellos mismos, directores supremos de la vasta y extensa creación de criaturas de espíritu.
16:4.3 (189.4) Los siete Espíritus Maestros son los creadores de los Directores del Poder del Universo y sus asociados, entidades que son indispensables para la organización, el control y la regulación de las energías físicas del gran universo. Y estos mismos Espíritus Maestros asisten de forma muy material a los Hijos Creadores en su trabajo de dar forma y organizar los universos locales.
16:4.4 (189.5) No somos capaces de encontrar ninguna conexión personal entre el trabajo en la energía cósmica de los Espíritus Maestros y las funciones para la fuerza del Absoluto No Cualificado. Todas las manifestaciones de la energía que están bajo la jurisdicción de los Espíritus Maestros se dirigen desde la periferia del Paraíso; no parecen estar asociadas de ninguna manera directa con los fenómenos de la fuerza identificados con la superficie baja del Paraíso.
16:4.5 (189.6) Es incuestionable que cuando nos encontramos con las actividades funcionales de los diversos Supervisores del Poder de la Morontia, tenemos ante nosotros ciertas actividades no reveladas de los Espíritus Maestros. ¿Quién si no estos ancestros tanto de los controladores físicos como de los ministradores del espíritu, podría habérselas ingeniado para combinar y asociar energías materiales y espirituales hasta producir una fase de la realidad del universo que antes no existía: la sustancia de morontia y la mente de morontia?
16:4.6 (189.7) Gran parte de la realidad de los mundos espirituales es del orden de la morontia, una fase de la realidad del universo totalmente desconocida en Urantia. La meta de la existencia de la personalidad es espiritual, pero las creaciones de la morontia se interponen siempre para salvar el abismo existente entre los ámbitos materiales de origen mortal y las esferas de los superuniversos de estatus espiritual progresivo. Es en este ámbito donde los Espíritus Maestros hacen su mayor contribución al plan de ascensión del hombre al Paraíso.
16:4.7 (190.1) Los siete Espíritus Maestros tienen representantes personales que actúan en todo el gran universo, pero poco o nada se ha revelado sobre ellos, ya que a una gran mayoría de estos seres subordinados no les concierne directamente el programa ascendente de progresión de los mortales en la senda de la perfección paradisiaca. La mayor parte de la actividad de los siete Espíritus Maestros permanece oculta al entendimiento humano porque no tiene ninguna relación directa con vuestro problema de ascenso al Paraíso.
16:4.8 (190.2) Aunque no podemos ofrecer pruebas concluyentes, sabemos con alta probabilidad que el Espíritu Maestro de Orvonton ejerce una influencia categórica sobre las siguientes esferas de actividad:
16:4.9 (190.3) 1. Los procedimientos de los Portadores de Vida de los universos locales para iniciar la vida.
16:4.10 (190.4) 2. Las activaciones de vida de los espíritus-mente adjutores otorgados a los mundos por el Espíritu Creativo de un universo local.
16:4.11 (190.5) 3. Las fluctuaciones de las manifestaciones de energía mostradas por las unidades de materia organizada que responden a la gravedad lineal.
16:4.12 (190.6) 4. El comportamiento de la energía emergente cuando, una vez liberada plenamente del control del Absoluto No Cualificado, se vuelve sensible a la influencia directa de la gravedad lineal y a las manipulaciones de los Directores del Poder del Universo y de sus asociados.
16:4.13 (190.7) 5. El otorgamiento del espíritu de ministerio del Espíritu Creativo de un universo local, conocido en Urantia como el Espíritu Santo.
16:4.14 (190.8) 6. El otorgamiento posterior del espíritu de los Hijos de otorgamiento, llamado en Urantia el Confortador o Espíritu de la Verdad.
16:4.15 (190.9) 7. El mecanismo de reflectividad de los universos locales y del superuniverso. Muchas características conectadas con este fenómeno extraordinario no se pueden explicar razonablemente ni entender racionalmente sin postular la actividad de los Espíritus Maestros en asociación con el Actor Conjunto y el Ser Supremo.
16:4.16 (190.10) Aunque no podamos comprender adecuadamente las múltiples obras de los siete Espíritus Maestros, estamos convencidos de que hay dos ámbitos en la vasta gama de actividades del universo con los que no están en absoluto relacionados: el otorgamiento y ministerio de los Ajustadores del Pensamiento y las inescrutables funciones del Absoluto No Cualificado.
16:5.1 (190.11) Cada segmento del gran universo, cada universo y cada mundo individual, disfruta de los beneficios del consejo y la sabiduría de los siete Espíritus Maestros en su conjunto, pero recibe el toque y la huella personal de uno solo. Y la naturaleza personal de cada Espíritu Maestro permea enteramente y condiciona de forma única su superuniverso.
16:5.2 (190.12) Mediante esta influencia personal de los siete Espíritus Maestros, cada criatura de cada uno de los órdenes de seres inteligentes, fuera del Paraíso y de Havona, lleva necesariamente el sello característico de individualidad indicativo de la naturaleza ancestral de uno de estos siete Espíritus del Paraíso. En lo que respecta a los siete superuniversos, cada criatura nativa, hombre o ángel, llevará para siempre este distintivo de identificación natal.
16:5.3 (191.1) Los siete Espíritus Maestros no invaden directamente las mentes materiales de las criaturas individuales de los mundos evolutivos del espacio. Los mortales de Urantia no experimentan la presencia personal de la influencia espíritu-mente del Espíritu Maestro de Orvonton. Si este Espíritu Maestro logra algún tipo de contacto con la mente mortal individual durante las edades evolutivas más tempranas de un mundo habitado, lo hace necesariamente a través del ministerio del Espíritu Creativo del universo local, la consorte y compañera del Hijo Creador de Dios que preside los destinos de cada creación local. Pero este mismo Espíritu Madre Creativo es, en naturaleza y carácter, muy parecido al Espíritu Maestro de Orvonton.
16:5.4 (191.2) El sello físico de un Espíritu Maestro es una parte del origen material del hombre. Toda la carrera en la morontia se vive bajo la influencia continuada de este mismo Espíritu Maestro. No es de extrañar que la posterior carrera en el espíritu de dicho mortal ascendente no llegue nunca a borrar del todo el sello característico de este mismo Espíritu supervisor. La impronta de un Espíritu Maestro es básica para la existencia misma de cada una de las etapas de ascensión del mortal anteriores a Havona.
16:5.5 (191.3) Las tendencias distintivas de la personalidad puestas de manifiesto en la experiencia de los mortales evolutivos en la vida, que son características de cada superuniverso y que expresan directamente la naturaleza del Espíritu Maestro dominante, no se borran nunca del todo, ni siquiera después de que dichos ascendentes hayan sido sometidos a la larga formación y a la disciplina unificadora con las que se encuentran en los mil millones de esferas educativas de Havona. Tampoco basta la intensa cultura paradisiaca posterior para desarraigar las marcas distintivas del origen en los superuniversos. Un mortal ascendente mostrará durante toda la eternidad rasgos indicativos del Espíritu que preside su superuniverso natal. Incluso en el Cuerpo de la Finalización, cuando se desea describir o llegar a una relación completa de Trinidad con la creación evolutiva, se reúne siempre a un grupo de siete finalitarios, uno de cada superuniverso.
16:6.1 (191.4) Los Espíritus Maestros son la fuente séptupla de la mente cósmica, el potencial intelectual del gran universo. Esta mente cósmica es una manifestación subabsoluta de la mente de la Tercera Fuente y Centro y, en cierta manera, está relacionada funcionalmente con la mente del Ser Supremo en evolución.
16:6.2 (191.5) En un mundo como Urantia, no encontramos influencia directa de los siete Espíritus Maestros en los asuntos de las razas humanas. Vivís bajo la influencia inmediata del Espíritu Creativo de Nebadon. Sin embargo, estos mismos Espíritus Maestros dominan las reacciones básicas de toda mente de criatura porque son las fuentes propiamente dichas de los potenciales intelectuales y espirituales que se han especializado en los universos locales para actuar en la vida de los individuos que habitan los mundos evolutivos del tiempo y el espacio.
16:6.3 (191.6) El hecho de la mente cósmica explica la afinidad existente entre diversos tipos de mentes humanas y sobrehumanas. No solo se atraen entre sí los espíritus afines, sino que las mentes afines son también muy fraternales y tienden a la cooperación mutua. Se ha observado algunas veces que las mentes humanas corren por canales de asombrosa similitud e inexplicable concordancia.
16:6.4 (191.7) En todas las asociaciones de personalidad de la mente cósmica existe una cualidad que podría denominarse la «respuesta a la realidad». Esta dotación cósmica universal de las criaturas con voluntad es lo que las salva de convertirse en víctimas indefensas de las asunciones apriorísticas implícitas de la ciencia, la filosofía y la religión. Esta sensibilidad a la realidad de la mente cósmica responde a ciertas fases de la realidad del mismo modo en que la materia-energía responde a la gravedad. Sería aún más correcto decir que estas realidades supramateriales responden así a la mente del cosmos.
16:6.5 (192.1) La mente cósmica responde (reconoce la respuesta) infaliblemente en tres niveles de realidad del universo. Estas respuestas son obvias para las mentes de razonamiento claro y de pensamiento profundo. Estos niveles de realidad son:
16:6.6 (192.2) 1. Causalidad: el dominio de realidad de los sentidos físicos, los ámbitos científicos de uniformidad lógica, la diferenciación de lo factual y lo no factual, las conclusiones reflexivas basadas en la respuesta cósmica. Es la forma matemática del discernimiento cósmico.
16:6.7 (192.3) 2. Deber: el dominio de realidad de la moralidad en el terreno filosófico, la arena de la razón, el reconocimiento del bien y del mal relativos. Es la forma crítica del discernimiento cósmico.
16:6.8 (192.4) 3. Adoración: el dominio espiritual de la realidad de la experiencia religiosa, la comprensión personal de la fraternidad divina, el reconocimiento de los valores de espíritu, la seguridad de la supervivencia eterna, la ascensión desde el estatus de siervos de Dios hasta la alegría y la libertad de los hijos de Dios. Es la visión interior más alta de la mente cósmica, la forma reverencial y adoradora del discernimiento cósmico.
16:6.9 (192.5) Estas percepciones científicas, morales y espirituales, estas respuestas cósmicas, son innatas a la mente cósmica, de la que están dotadas todas las criaturas con voluntad. La experiencia del vivir no deja nunca de desarrollar estas tres intuiciones cósmicas. Son los elementos constituyentes de la autoconsciencia del pensamiento reflexivo. Pero es triste constatar el escaso número de personas que disfrutan en Urantia del placer de cultivar estas cualidades del pensamiento cósmico valiente e independiente.
16:6.10 (192.6) En las dotaciones de mente de los universos locales, estas tres percepciones de la mente cósmica constituyen las asunciones a priori que hacen posible que el hombre funcione como una personalidad racional y autoconsciente en los ámbitos de la ciencia, la filosofía y la religión. Dicho de otra manera, el reconocimiento de la realidad de estas tres manifestaciones del Infinito se hace mediante una técnica cósmica de autorrevelación. La energía-materia se reconoce por la lógica matemática de los sentidos; la razón-mente conoce intuitivamente su deber moral; la fe-espíritu (la adoración) es la religión de la realidad de la experiencia espiritual. Estos tres factores básicos del pensamiento reflexivo pueden unificarse y coordinarse en el desarrollo de la personalidad o pueden volverse desproporcionados y prácticamente inconexos en sus funciones respectivas. Pero cuando se unifican producen un carácter fuerte fundamentado en la correlación de una ciencia factual, una filosofía moral y una auténtica experiencia religiosa. Y son estas tres intuiciones cósmicas las que dan validez objetiva, realidad, a la experiencia humana en y con las cosas, los significados y los valores.
16:6.11 (192.7) El propósito de la educación es desarrollar y agudizar estas dotaciones innatas de la mente humana; el de la civilización, expresarlas; el de la experiencia de vida, hacerlas realidad; el de la religión, ennoblecerlas; y el de la personalidad, unificarlas.
16:7.1 (192.8) La inteligencia por sí sola no puede explicar la naturaleza moral. La moralidad, la virtud, es propia de la personalidad humana. La intuición moral, la comprensión del deber, es un componente de la dotación humana de mente y está asociada a los otros elementos inalienables de la naturaleza humana: la curiosidad científica y la visión interior espiritual. La capacidad mental del hombre trasciende con mucho la de sus primos animales, pero es su naturaleza moral y religiosa la que lo distingue especialmente del mundo animal.
16:7.2 (193.1) La respuesta selectiva de un animal se limita al nivel motor del comportamiento. La supuesta visión interior de los animales superiores está en un nivel motor y aparece habitualmente solo después de experiencias motrices de prueba y error. El hombre es capaz de ejercer la visión interior científica, moral y espiritual antes de cualquier exploración o experimentación.
16:7.3 (193.2) Solo una personalidad puede saber lo que está haciendo antes de hacerlo; solo las personalidades poseen visión interior previa a la experiencia. Una personalidad puede mirar antes de saltar, y por eso puede aprender de mirar tanto como de saltar. Un animal impersonal usualmente solo aprende saltando.
16:7.4 (193.3) Como resultado de la experiencia, un animal llega a ser capaz de examinar las diferentes formas de alcanzar una meta y escoger un enfoque basado en la experiencia acumulada. Pero una personalidad puede además examinar la meta misma, juzgar cuál es su valor y si merece la pena. La inteligencia por sí sola puede discernir la mejor manera de alcanzar fines indiscriminados, pero un ser moral posee una visión interior que le permite discernir tanto entre los fines como entre los medios. Y un ser moral, al elegir la virtud, no deja de ser inteligente. Sabe lo que hace, por qué lo hace, hacia dónde va y cómo llegará.
16:7.5 (193.4) Cuando el hombre no consigue discernir los objetivos de sus luchas mortales, se encuentra actuando en el nivel animal de existencia. No ha conseguido aprovechar las ventajas superiores de esa agudeza material, ese discernimiento moral y esa visión interior espiritual que son parte integrante de su dotación de mente cósmica como ser personal.
16:7.6 (193.5) La virtud es rectitud, conformidad con el cosmos. Nombrar las virtudes no es definirlas, pero vivirlas es conocerlas. La virtud no es mero conocimiento ni tampoco sabiduría, sino más bien la realidad de una experiencia progresiva en el logro de los niveles ascendentes de consecución cósmica. En la vida diaria del hombre mortal, la virtud se hace realidad por la elección constante del bien en lugar del mal, y esta capacidad de elegir es la prueba de que se posee una naturaleza moral.
16:7.7 (193.6) La elección del hombre entre el bien y el mal está influida no solo por la agudeza de su naturaleza moral, sino también por influencias tales como la ignorancia, la inmadurez y la ilusión vana. En el ejercicio de la virtud interviene también cierto sentido de la proporción, porque se puede perpetrar un mal cuando se elige lo menor en lugar de lo mayor por tergiversación o por engaño. El arte de la valoración relativa o de la medida comparativa entra en la práctica de las virtudes del ámbito moral.
16:7.8 (193.7) La naturaleza moral del hombre estaría impotente sin el arte de la medida, sin el discernimiento incorporado a su capacidad de escudriñar los significados. Del mismo modo, la elección moral sería inútil sin esa visión interior cósmica que produce la consciencia de los valores espirituales. Desde el punto de vista de la inteligencia, el hombre asciende al nivel de ser moral porque está dotado de personalidad.
16:7.9 (193.8) No se puede hacer avanzar nunca la moralidad por la ley ni por la fuerza. Es un asunto personal y de libre albedrío, y debe propagarse por contacto contagioso de las personas que irradian moralidad con otras menos sensibles moralmente pero también deseosas en alguna medida de hacer la voluntad del Padre.
16:7.10 (193.9) Los actos morales son aquellas actuaciones humanas que están caracterizadas por la inteligencia más alta, dirigidas por un discernimiento selectivo tanto en la elección de los fines superiores como en la selección de los medios morales para alcanzar dichos fines. Una conducta así es virtuosa. La virtud suprema consiste, pues, en elegir de todo corazón hacer la voluntad del Padre del cielo.
16:8.1 (194.1) El Padre Universal otorga personalidad a los numerosos órdenes de seres que actúan en los diversos niveles de actualidad del universo. Los seres humanos de Urantia están dotados de personalidad del tipo mortal-finito que actúa en el nivel de los hijos de Dios ascendentes.
16:8.2 (194.2) Aunque difícilmente podemos definir la personalidad, podemos intentar exponer cómo entendemos los factores conocidos que van a componer el conjunto de energías materiales, mentales y espirituales cuya interasociación constituye el mecanismo en el cual, sobre el cual y con el cual el Padre Universal hace que la personalidad que él otorga funcione.
16:8.3 (194.3) La personalidad es una dotación única de naturaleza original cuya existencia es independiente del otorgamiento del Ajustador del Pensamiento y antecedente a él. Sin embargo, la presencia del Ajustador sí aumenta la manifestación cualitativa de la personalidad. Los Ajustadores del Pensamiento, cuando salen del Padre, son idénticos en naturaleza, pero la personalidad es diversa, original y exclusiva, y la manifestación de la personalidad está condicionada y limitada además por la naturaleza y las cualidades de las energías asociadas de naturaleza material, mental y espiritual que constituyen el vehículo orgánico de manifestación de la personalidad.
16:8.4 (194.4) Las personalidades pueden ser similares, pero nunca son iguales. Las personas de una determinada serie, tipo, orden o patrón pueden parecerse entre sí y se parecen, pero no son nunca idénticas. La personalidad es esa característica de un individuo que conocemos y que nos permite identificar a dicho ser en algún momento futuro con independencia de la naturaleza y el alcance de los cambios de forma, mente o estatus de espíritu. La personalidad es esa parte de todo individuo que nos permite reconocer e identificar con seguridad a esa persona como alguien a quien hemos conocido antes, por mucho que haya cambiado debido a la modificación del vehículo de expresión y manifestación de su personalidad.
16:8.5 (194.5) La personalidad de la criatura se distingue por dos fenómenos característicos que se manifiestan por sí mismos en el comportamiento reactivo del mortal: la autoconsciencia y el libre albedrío relativo asociado.
16:8.6 (194.6) La autoconsciencia consiste en el conocimiento intelectual de la actualidad de la personalidad; incluye la aptitud para reconocer la realidad de otras personalidades. Indica capacidad para experimentar individualmente en y con las realidades cósmicas, lo que equivale a alcanzar estatus de identidad en las relaciones de la personalidad en el universo. La autoconsciencia conlleva el reconocimiento de la actualidad de la ministración de mente y la comprensión de la independencia relativa del libre albedrío creativo y determinante.
16:8.7 (194.7) El libre albedrío relativo que caracteriza la autoconsciencia en la personalidad humana está involucrado en:
16:8.8 (194.8) 1. La decisión moral, la sabiduría más alta.
16:8.9 (194.9) 2. La elección espiritual, el discernimiento de la verdad.
16:8.10 (194.10) 3. El amor desinteresado, el servicio de hermandad.
16:8.11 (194.11) 4. La cooperación con propósito, la lealtad al grupo.
16:8.12 (194.12) 5. La visión interior cósmica, la comprensión de los significados del universo.
16:8.13 (194.13) 6. La dedicación de la personalidad, la entrega de todo corazón a hacer la voluntad del Padre.
16:8.14 (195.1) 7. La adoración, la búsqueda sincera de los valores divinos y el amor de todo corazón al divino Dador de Valores.
16:8.15 (195.2) Se puede considerar que el tipo de personalidad humana de Urantia funciona en un mecanismo físico que consiste en la modificación planetaria del tipo de organismo de Nebadon perteneciente al orden electroquímico de activación de la vida y dotado con el orden de Nebadon de la serie de Orvonton de mente cósmica del patrón reproductor parental. El otorgamiento del don divino de la personalidad a dicho mecanismo mortal dotado de mente le confiere la dignidad de la ciudadanía cósmica y permite que esa criatura mortal reaccione inmediatamente al reconocimiento constitutivo de las tres realidades de mente básicas del cosmos:
16:8.16 (195.3) 1. El reconocimiento matemático o lógico de la uniformidad de la causalidad física.
16:8.17 (195.4) 2. El reconocimiento razonado de la obligación de una conducta moral.
16:8.18 (195.5) 3. La captación mediante la fe de la adoración en comunión con la Deidad, asociada al servicio a la humanidad por amor.
16:8.19 (195.6) El funcionamiento pleno de esta dotación de personalidad es el comienzo de la comprensión del parentesco con la Deidad. Dicha yoidad, habitada por un fragmento prepersonal de Dios Padre, es de hecho y en verdad un hijo espiritual de Dios. Dicha criatura no solo desvela la capacidad de recibir el don de la presencia divina, sino que manifiesta además una respuesta reactiva al circuito de gravedad de personalidad del Padre del Paraíso de todas las personalidades.
16:9.1 (195.7) La criatura personal dotada de mente cósmica y habitada por un Ajustador posee capacidad innata para comprender y reconocer la realidad de la energía, la realidad de la mente y la realidad del espíritu. La criatura con voluntad está así preparada para percibir el hecho, la ley y el amor de Dios. Aparte de estos tres inalienables de la consciencia humana, toda experiencia humana es realmente subjetiva, excepto esa comprensión intuitiva de la validez que se adscribe a la unificación de estas tres respuestas de reconocimiento cósmico a la realidad del universo.
16:9.2 (195.8) El mortal que percibe a Dios es capaz de sentir el valor de unificación de estas tres cualidades cósmicas en la evolución del alma superviviente, la empresa suprema del hombre en el tabernáculo físico donde la mente moral colabora con el espíritu divino que mora en su interior para dualizar el alma inmortal. Desde sus primeros comienzos, el alma es real; tiene cualidades cósmicas de supervivencia.
16:9.3 (195.9) Si el hombre mortal no consigue sobrevivir a la muerte natural, los valores espirituales reales de su experiencia humana sobreviven como parte de la experiencia continuada del Ajustador del Pensamiento. Los valores de la personalidad de dicho no superviviente persisten como un factor de la personalidad del Ser Supremo en actualización. Estas cualidades de la personalidad que persisten están privadas de identidad, pero no de los valores experienciales acumulados durante la vida mortal en la carne. La supervivencia de la identidad depende de la supervivencia del alma inmortal con estatus de morontia y valor cada vez más divino. La identidad de la personalidad sobrevive en y mediante la supervivencia del alma.
16:9.4 (195.10) La autoconsciencia humana implica reconocer la realidad de yoes distintos al yo consciente e implica además que dicha consciencia es mutua, que el yo es conocido del mismo modo que conoce. Esto se muestra de una manera puramente humana en la vida social del hombre. Pero no podéis estar tan absolutamente seguros de la realidad de un semejante como lo podéis estar de la realidad de la presencia de Dios que vive dentro de vosotros. La consciencia social no es inalienable como lo es la consciencia de Dios; es un desarrollo cultural y depende del conocimiento, los símbolos y las contribuciones de las dotaciones constitutivas del hombre: la ciencia, la moralidad y la religión. Y estos dones cósmicos, socializados, constituyen la civilización.
16:9.5 (196.1) Las civilizaciones son inestables porque no son cósmicas; no son innatas en los individuos de las razas. Deben ser alimentadas con la contribución conjunta de los factores constitutivos del hombre: la ciencia, la moralidad y la religión. Las civilizaciones van y vienen, pero la ciencia, la moralidad y la religión sobreviven siempre al colapso.
16:9.6 (196.2) Jesús no solo hizo la revelación de Dios al hombre, sino que hizo también una nueva revelación del hombre a sí mismo y a los demás hombres. En la vida de Jesús veis lo mejor del hombre. El hombre se hace así tan maravillosamente real porque Jesús tenía tanto de Dios en su vida, y la comprensión (el reconocimiento) de Dios es inalienable y constitutiva en todos los hombres.
16:9.7 (196.3) Fuera del instinto parental, la generosidad no es totalmente natural; no se ama ni se las sirve socialmente a otras personas de forma natural. Se requiere la iluminación de la razón, la moralidad y el impulso de la religión, el conocimiento de Dios, para generar un orden social generoso y altruista. La consciencia del hombre de su propia personalidad, la autoconsciencia, depende también directamente de este mismo hecho de la consciencia innata de los demás, de esa capacidad innata de reconocer y captar la realidad de otras personalidades, desde las humanas hasta las divinas.
16:9.8 (196.4) La consciencia social generosa debe ser, en el fondo, una consciencia religiosa siempre que sea objetiva; de otra manera, es una abstracción filosófica puramente subjetiva y carente, por lo tanto, de amor. Solo el individuo conocedor de Dios puede amar a otra persona como se ama a sí mismo.
16:9.9 (196.5) La autoconsciencia es en esencia una consciencia comunitaria: Dios y hombre, Padre e hijo, Creador y criatura. En la autoconsciencia humana hay latentes e inherentes cuatro formas de captar la realidad del universo:
16:9.10 (196.6) 1. La búsqueda del conocimiento, la lógica de la ciencia.
16:9.11 (196.7) 2. La búsqueda de los valores morales, el sentido del deber.
16:9.12 (196.8) 3. La búsqueda de los valores espirituales, la experiencia religiosa.
16:9.13 (196.9) 4. La búsqueda de los valores de la personalidad, la capacidad para reconocer la realidad de Dios como personalidad y la comprensión concurrente de nuestra relación fraternal con personalidades compañeras.
16:9.14 (196.10) Os hacéis conscientes del hombre como vuestro hermano criatura porque ya sois conscientes de Dios como vuestro Padre Creador. La paternidad es la relación a partir de la cual llegamos al reconocimiento de la hermandad. Y la paternidad se convierte, o puede convertirse, en una realidad del universo para todas las criaturas morales porque el Padre mismo ha dotado de personalidad a todos estos seres y los ha encircuitado con el abrazo del circuito universal de personalidad. Adoramos a Dios, primero, porque él es, luego, porque él es en nosotros, y por último, porque nosotros somos en él.
16:9.15 (196.11) ¿Es extraño que la mente cósmica sea autoconsciente de su propia fuente, la mente infinita del Espíritu Infinito, y sea consciente al mismo tiempo de la realidad física de los inmensos universos, de la realidad espiritual del Hijo Eterno y de la realidad de la personalidad del Padre Universal?
16:9.16 (196.12) [Patrocinado por un Censor Universal procedente de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 17
17:0.1 (197.1) LOS siete grupos de Espíritus Supremos son los directores universales que coordinan la administración segmentada en siete del gran universo. Aunque todos están catalogados dentro de la familia funcional del Espíritu Infinito, los tres grupos siguientes se clasifican habitualmente como hijos de la Trinidad del Paraíso:
17:0.2 (197.2) 1. Los siete Espíritus Maestros.
17:0.3 (197.3) 2. Los siete Ejecutivos Supremos.
17:0.4 (197.4) 3. Los Espíritus Reflectantes.
17:0.5 (197.5) Los cuatro grupos restantes son traídos a la existencia por los actos creativos del Espíritu Infinito o por sus colaboradores con estatus creativo:
17:0.6 (197.6) 4. Los Auxiliares Reflectantes de Imagen.
17:0.7 (197.7) 5. Los siete Espíritus de los Circuitos.
17:0.8 (197.8) 6. Los Espíritus Creativos de los universos locales.
17:0.9 (197.9) 7. Los espíritus-mente adjutores.
17:0.10 (197.10) Estos siete órdenes se conocen en Uversa como los siete grupos de Espíritus Supremos. Su ámbito funcional se extiende desde la presencia personal de los siete Espíritus Maestros en la periferia de la Isla eterna, pasando por los siete satélites paradisiacos del Espíritu, los circuitos de Havona, los gobiernos de los superuniversos y la administración y supervisión de los universos locales, hasta llegar incluso al servicio humilde de los adjutores otorgados a los campos de la mente evolutiva de los mundos del tiempo y el espacio.
17:0.11 (197.11) Los siete Espíritus Maestros son los directores que coordinan este extenso campo administrativo. En algunos asuntos relativos a la regulación administrativa del poder físico organizado, de la energía de la mente y del ministerio impersonal del espíritu actúan personal y directamente, y en otros actúan a través de una amplia diversidad de colaboradores. En todos los asuntos de naturaleza ejecutiva —resoluciones, regulaciones, ajustes y decisiones administrativas— los Espíritus Maestros actúan en las personas de los siete Ejecutivos Supremos. En el universo central los Espíritus Maestros pueden actuar a través de los siete Espíritus de los Circuitos de Havona. En las sedes centrales de los siete superuniversos se revelan a través del canal de los Espíritus Reflectantes y actúan a través de las personas de los Ancianos de los Días, con quienes están en comunicación personal a través de los Auxiliares Reflectantes de Imagen.
17:0.12 (197.12) Los siete Espíritus Maestros no se ponen en contacto directa y personalmente con la administración del universo a un nivel inferior al de las cortes de los Ancianos de los Días. El Espíritu Maestro de Orvonton administra vuestro universo local como una parte de nuestro superuniverso, pero su función en relación con los seres nativos de Nebadon la desempeña directamente y la dirige personalmente el Espíritu Madre Creativo residente en Salvington, la sede de vuestro universo local.
17:1.1 (198.1) La sede ejecutiva de los Espíritus Maestros ocupa los siete satélites paradisiacos del Espíritu Infinito, que giran alrededor de la Isla central entre las esferas resplandecientes del Hijo Eterno y el circuito más interior de Havona. Estas esferas ejecutivas están bajo la dirección de los Ejecutivos Supremos, un grupo de siete que fueron trinizados por el Padre, el Hijo y el Espíritu según las especificaciones de los siete Espíritus Maestros para generar un tipo de seres que pudieran actuar como sus representantes universales.
17:1.2 (198.2) Los Espíritus Maestros mantienen contacto con las varias divisiones de los gobiernos de los superuniversos a través de estos Ejecutivos Supremos. Son ellos quienes determinan en gran medida las tendencias constitutivas básicas de los siete superuniversos. Son perfectos de manera uniforme y divina, pero poseen también diversidad de personalidades. No están encabezados por un presidente; cada vez que se reúnen, eligen a uno de ellos para presidir ese consejo conjunto. Viajan periódicamente al Paraíso para reunirse en consejo con los siete Espíritus Maestros.
17:1.3 (198.3) Los siete Ejecutivos Supremos actúan como coordinadores administrativos del gran universo. Se les podría calificar como la junta directiva de la creación posterior a Havona. No se ocupan de los asuntos internos del Paraíso, y dirigen sus limitadas esferas de actividad en Havona a través de los siete Espíritus de los Circuitos. Por lo demás, hay pocos límites al alcance de su supervisión. Se dedican a la dirección de las cosas físicas, intelectuales y espirituales; ven todo, oyen todo, sienten todo, incluso saben todo lo que sucede en los siete superuniversos y en Havona.
17:1.4 (198.4) Estos Ejecutivos Supremos no dan origen a políticas ni modifican procedimientos del universo; se ocupan de ejecutar los planes de la divinidad promulgados por los siete Espíritus Maestros. Tampoco interfieren en el gobierno de los Ancianos de los Días de los superuniversos ni en la soberanía de los Hijos Creadores de los universos locales. Son los ejecutivos coordinadores cuya función consiste en llevar a cabo las políticas conjuntas de todos los regidores debidamente constituidos del gran universo.
17:1.5 (198.5) Cada uno de los ejecutivos junto con las instalaciones de su esfera se dedican a la administración eficiente de un único superuniverso. El Ejecutivo Supremo número uno, que actúa en la esfera ejecutiva número uno, está enteramente ocupado en los asuntos del superuniverso número uno, y así sucesivamente hasta el Ejecutivo Supremo número siete, que trabaja en el séptimo satélite paradisiaco del Espíritu y dedica sus energías a la gestión del séptimo superuniverso. El nombre de esta séptima esfera es Orvonton, pues los satélites paradisiacos del Espíritu tienen los mismos nombres que sus correspondientes superuniversos. De hecho, a los superuniversos les pusieron los nombres de los satélites.
17:1.6 (198.6) En la esfera ejecutiva del séptimo superuniverso la cantidad de personal dedicado a mantener en orden los asuntos de Orvonton sobrepasa los límites de la comprensión humana y abarca prácticamente a todos los órdenes de inteligencias celestiales. Todos los servicios de los superuniversos de envío de personalidades (excepto los Espíritus Inspirados de la Trinidad y los Ajustadores del Pensamiento) pasan por uno de esos siete mundos ejecutivos en sus viajes por el universo hacia y desde el Paraíso, y ahí se mantienen los registros centrales de todas las personalidades creadas por la Tercera Fuente y Centro que actúan en los superuniversos. El sistema de archivos materiales, morontiales y espirituales de uno de estos mundos ejecutivos del Espíritu asombra incluso a un ser de mi orden.
17:1.7 (199.1) La mayor parte de los subordinados inmediatos de los Ejecutivos Supremos está compuesta por hijos trinizados de las personalidades del Paraíso-Havona y por la prole trinizada de los mortales glorificados que se han graduado en la formación multisecular del programa ascendente del tiempo y el espacio. El jefe del Consejo Supremo del Cuerpo de la Finalización del Paraíso es quien nombra a estos hijos trinizados para servir con los Ejecutivos Supremos.
17:1.8 (199.2) Cada Ejecutivo Supremo tiene dos gabinetes consultivos. Las hijas del Espíritu Infinito de la sede de cada superuniverso eligen de entre ellas representantes para servir durante un milenio en el gabinete consultivo primario de su Ejecutivo Supremo. Para todos los asuntos que afectan a los mortales ascendentes del tiempo, hay un gabinete secundario compuesto por mortales que han logrado llegar al Paraíso y por hijos trinizados de mortales glorificados; este cuerpo es elegido por los seres en perfeccionamiento y ascensión que moran transitoriamente en las siete sedes de los superuniversos. Los Ejecutivos Supremos nombran a todos los demás responsables de asuntos.
17:1.9 (199.3) En estos satélites paradisiacos del Espíritu se celebran grandes cónclaves cada cierto tiempo. Los hijos trinizados asignados a estos mundos, junto con los ascendentes que han logrado llegar al Paraíso, se congregan con las personalidades de espíritu de la Tercera Fuente y Centro para tratar sobre las luchas y triunfos de la carrera ascendente. Los Ejecutivos Supremos presiden siempre estas asambleas fraternales.
17:1.10 (199.4) Una vez por milenio paradisiaco los siete Ejecutivos Supremos dejan sus sedes de autoridad y van al Paraíso a celebrar su cónclave milenario de saludos y buenos deseos universales para las huestes inteligentes de la creación. Este acontecimiento memorable tiene lugar en presencia directa de Majeston, el jefe de todos los grupos de espíritus reflectantes. De este modo pueden comunicarse simultáneamente con todos sus compañeros del gran universo mediante el funcionamiento único de la reflectividad universal.
17:2.1 (199.5) Los Espíritus Reflectantes tienen su origen divino en la Trinidad. Estos seres únicos y algo misteriosos son cincuenta. Estas personalidades extraordinarias se crearon de siete en siete, y cada uno de estos episodios creativos se llevó a cabo mediante el enlace de la Trinidad del Paraíso con uno de los siete Espíritus Maestros.
17:2.2 (199.6) Esta operación de capital importancia, que ocurrió en los albores del tiempo, supone el esfuerzo inicial de las Personalidades Creadoras Supremas, representadas por los Espíritus Maestros, para actuar como cocreadoras con la Trinidad del Paraíso. Esta unión del poder creativo de los Creadores Supremos con los potenciales creativos de la Trinidad es la fuente misma de la actualidad del Ser Supremo. Por eso, cuando el ciclo de la creación reflectante terminó su curso, cuando cada uno de los siete Espíritus Maestros encontró una sincronía creativa perfecta con la Trinidad del Paraíso, cuando se personalizó el Espíritu Reflectante número cuarenta y nueve, se produjo una reacción nueva y de gran alcance en el Absoluto de Deidad que impartió nuevas prerrogativas de personalidad al Ser Supremo y culminó en la personalización de Majeston, el jefe de la reflectividad y centro en el Paraíso de todo el trabajo de los cuarenta y nueve Espíritus Reflectantes y sus colaboradores en todo el universo de universos.
17:2.3 (200.1) Majeston es una verdadera persona, el centro personal e infalible de los fenómenos de reflectividad de los siete superuniversos del tiempo y el espacio. Mantiene una sede permanente en el Paraíso cerca del centro de todas las cosas, en el punto de encuentro de los siete Espíritus Maestros. Se ocupa exclusivamente de la coordinación y el mantenimiento del servicio de reflectividad de la extensa creación; no está implicado de ninguna otra manera en la administración de los asuntos del universo.
17:2.4 (200.2) Majeston no está incluido en nuestro catálogo de personalidades paradisiacas porque es la única personalidad existente de la divinidad creada por el Ser Supremo en enlace funcional con el Absoluto de Deidad. Es una persona, pero se ocupa exclusivamente, y parece que de forma automática, de este único aspecto de la organización del universo. No actúa ahora a ningún título personal con relación a otros órdenes (no reflectantes) de personalidades del universo.
17:2.5 (200.3) La creación de Majeston señaló el primer acto creativo supremo del Ser Supremo. Esta voluntad de acción surgió de la volición del Ser Supremo, pero la prodigiosa reacción del Absoluto de Deidad no se conocía de antemano. Desde la aparición de Havona en la eternidad, el universo no había visto factualizarse de modo tan formidable una alineación de poder y una coordinación de actividades funcionales de espíritu tan extensa y gigantesca. La respuesta de la Deidad a las voluntades creativas del Ser Supremo y sus colaboradores sobrepasó enormemente el propósito intencionado de estos y excedió en mucho sus previsiones conceptuales.
17:2.6 (200.4) En edades futuras en las que el Supremo y el Último podrían alcanzar nuevos niveles de divinidad y ascender a nuevos dominios de funcionamiento de la personalidad, nos sobrecoge imaginar lo que dichas edades podrían presenciar en el ámbito de la deización de otros seres inesperados y nunca soñados que poseyeran poderes inimaginables de coordinación aumentada del universo. Pudiera parecer que no hay límite al potencial de respuesta del Absoluto de Deidad ante semejante unificación de relaciones entre la Deidad experiencial y la Trinidad existencial del Paraíso.
17:3.1 (200.5) Los cuarenta y nueve Espíritus Reflectantes tienen su origen en la Trinidad, pero cada uno de los siete episodios creativos que acompañaron su aparición produjo un tipo de ser semejante en su naturaleza a las características del Espíritu Maestro coancestral. Y así, reflejan de diversas maneras las naturalezas y los caracteres de las siete combinaciones posibles de asociación de las características de divinidad del Padre Universal, el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito. Por esta razón es necesario que haya siete de estos Espíritus Reflectantes en la sede de cada superuniverso. Se requiere uno de cada uno de los siete tipos para conseguir el reflejo perfecto de todos los aspectos de todas las posibles manifestaciones de las tres Deidades del Paraíso, dado que dichos fenómenos podrían ocurrir en cualquier parte de los siete superuniversos. En consecuencia, se asignó uno de cada tipo al servicio de cada uno de los superuniversos. Estos grupos de siete Espíritus Reflectantes diferentes mantienen sus sedes en las capitales de los superuniversos en el foco reflectante de cada dominio, que no es idéntico al punto de polaridad espiritual.
17:3.2 (200.6) Los Espíritus Reflectantes tienen nombre, pero estas designaciones no se revelan a los mundos del espacio. Pertenecen a la naturaleza y el carácter de estos seres y forman parte de uno de los siete misterios universales de las esferas secretas del Paraíso.
17:3.3 (201.1) El atributo de la reflectividad, fenómeno de los niveles de mente del Actor Conjunto, del Ser Supremo y de los Espíritus Maestros, es transmisible a todos los seres implicados en la ejecución de este vasto plan de información universal. Y aquí hay un gran misterio: ni los Espíritus Maestros ni las Deidades del Paraíso muestran individual ni colectivamente estos poderes de reflectividad universal del mismo orden tal como se manifiestan en esas cuarenta y nueve personalidades de enlace de Majeston, y sin embargo ellos son los creadores de todos esos seres maravillosamente dotados. La herencia divina desvela a veces en la criatura ciertos atributos que no son perceptibles en el Creador.
17:3.4 (201.2) Todo el personal del servicio de reflectividad, excepto Majeston y los Espíritus Reflectantes, son criaturas del Espíritu Infinito y de sus colaboradores y subordinados directos. Los Espíritus Reflectantes de cada superuniverso son los creadores de sus Auxiliares Reflectantes de Imagen, sus voces personales ante las cortes de los Ancianos de los Días.
17:3.5 (201.3) Los Espíritus Reflectantes no son meros agentes de transmisión, son además personalidades retentivas. Sus vástagos, las seconafines, también son personalidades retentivas o de registro. Todo lo que tenga verdadero valor espiritual se registra por duplicado, y una de las impresiones se conserva en la dotación personal de algún miembro de uno de los numerosos órdenes de personalidades secoráficas pertenecientes al cuantioso personal de los Espíritus Reflectantes.
17:3.6 (201.4) Los registros formales de los universos son transmitidos hacia arriba por y a través de los registradores angélicos, pero los verdaderos registros espirituales se recogen por reflectividad y se conservan en la mente de personalidades adecuadas e idóneas pertenecientes a la familia del Espíritu Infinito. Son los registros vivos en contraste con los registros formales y muertos del universo, y se conservan perfectamente en la mente viva de las personalidades registradoras del Espíritu Infinito.
17:3.7 (201.5) La organización de la reflectividad es también el mecanismo de recolección de noticias y de diseminación de decretos de toda la creación. Está en operación constante, en contraste con el funcionamiento periódico de los varios servicios de difusión.
17:3.8 (201.6) Todo lo importante que sucede en la sede de un universo local es reflejado inherentemente hacia la capital de su superuniverso. Y a la inversa, todo lo relevante para los universos locales es reflejado hacia las capitales de los universos locales desde la sede de su superuniverso. El servicio de reflectividad que va desde los universos del tiempo hacia los superuniversos parece que es automático o que opera solo, pero no es así. Todo él es muy personal e inteligente; su precisión es el resultado de una cooperación perfecta de las personalidades y, por lo tanto, no sería exacto atribuirla a las presencias y actuaciones impersonales de los Absolutos.
17:3.9 (201.7) Si bien los Ajustadores del Pensamiento no participan en el funcionamiento del sistema universal de reflectividad, tenemos todos los motivos para creer que todos los fragmentos del Padre están plenamente al corriente de estas operaciones y pueden hacer uso de su contenido.
17:3.10 (201.8) Durante la presente edad del universo, el alcance en el espacio del servicio de reflectividad exterior al Paraíso parece estar limitado por la periferia de los siete superuniversos. Por otra parte, la función de este servicio parece ser independiente del tiempo y el espacio. Da la impresión de ser independiente de todos los circuitos universales subabsolutos conocidos.
17:3.11 (201.9) En la sede de cada superuniverso la organización reflectante actúa como una unidad segregada; pero en ciertas ocasiones especiales las siete pueden actuar y actúan al unísono universal bajo la dirección de Majeston, como en el caso del jubileo que sigue al asentamiento de todo un universo local en luz y vida, y con ocasión de las salutaciones milenarias de los siete Ejecutivos Supremos.
17:4.1 (202.1) Los cuarenta y nueve Auxiliares Reflectantes de Imagen fueron creados por los Espíritus Reflectantes, y hay exactamente siete Auxiliares en la sede de cada superuniverso. El primer acto creativo de los siete Espíritus Reflectantes de Uversa fue dar origen a sus siete Auxiliares de Imagen, y cada Espíritu Reflectante creó a su propio Auxiliar. Los Auxiliares de Imagen son, en ciertos atributos y características, reproducciones perfectas de sus Espíritus Reflectantes Madre; son prácticamente duplicados, menos en el atributo de la reflectividad. Son verdaderas imágenes y funcionan constantemente como canal de comunicación entre los Espíritus Reflectantes y las autoridades de los superuniversos. Los Auxiliares de Imagen no son meros asistentes; son representaciones propiamente dichas de sus respectivos Espíritus ancestros; son imágenes, y son fieles a su nombre.
17:4.2 (202.2) Los propios Espíritus Reflectantes son verdaderas personalidades, aunque de un orden incomprensible para los seres materiales. Incluso en la esfera sede de un superuniverso, requieren la asistencia de sus Auxiliares de Imagen en toda relación personal con los Ancianos de los Días y sus asociados. En los contactos entre los Auxiliares de Imagen y los Ancianos de los Días a veces puede actuar aceptablemente un solo Auxiliar, pero en otras ocasiones son necesarios dos, tres, cuatro e incluso los siete para presentar de forma completa y adecuada la comunicación que se les ha encargado transmitir. Del mismo modo, los mensajes de los Auxiliares de Imagen son recibidos por uno, dos o los tres Ancianos de los Días según lo exija el contenido de la comunicación.
17:4.3 (202.3) Los Auxiliares de Imagen sirven por siempre al lado de sus Espíritus ancestrales y tienen a su disposición una multitud increíble de seconafines ayudantes. Los Auxiliares de Imagen no actúan directamente en conexión con los mundos de formación de los mortales ascendentes. Están estrechamente asociados al servicio de información del programa universal de progresión de los mortales, pero no entraréis en contacto personal con ellos cuando residáis en las escuelas de Uversa porque estos seres aparentemente personales están desprovistos de voluntad; no ejercen el poder de elegir. Son verdaderas imágenes que reflejan enteramente la personalidad y la mente de su Espíritu ancestro particular. Como clase, los mortales ascendentes no entran en contacto íntimo con la reflectividad. Siempre se interpondrá algún ser de naturaleza reflectante entre vosotros y el funcionamiento propiamente dicho del servicio.
17:5.1 (202.4) Los siete Espíritus de los Circuitos de Havona son la representación impersonal conjunta del Espíritu Infinito y de los siete Espíritus Maestros para los siete circuitos del universo central. Son los servidores de los Espíritus Maestros, de los que descienden colectivamente. Los Espíritus Maestros proporcionan una individualidad administrativa definida y diversificada a los siete superuniversos. A través de estos Espíritus uniformes de los Circuitos de Havona, están facultados para proporcionar al universo central una supervisión espiritual unificada, uniforme y coordinada.
17:5.2 (202.5) Cada uno de los siete Espíritus de los Circuitos está limitado a permear uno solo de los circuitos de Havona. No tienen relación directa con los regímenes de los Eternos de los Días, los regidores de los mundos individuales de Havona. Pero están en enlace con los siete Ejecutivos Supremos y se sincronizan con la presencia del Ser Supremo en el universo central. Su trabajo está totalmente confinado a Havona.
17:5.3 (203.1) Estos Espíritus de los Circuitos entran en contacto con los que pasan por Havona a través de su descendencia personal, las supernafines terciarias. Aunque los Espíritus de Circuito coexisten con los siete Espíritus Maestros, su función en la creación de las supernafines terciarias no logró gran relevancia hasta la llegada de los primeros peregrinos del tiempo al circuito exterior de Havona en los días de Grandfanda.
17:5.4 (203.2) A medida que avancéis de circuito en circuito en Havona, sabréis de los Espíritus de los Circuitos, pero no tendréis posibilidad de mantener una comunicación personal con ellos, aun cuando podréis disfrutar personalmente de su influencia espiritual y reconocer la presencia impersonal de esta influencia.
17:5.5 (203.3) Los Espíritus de Circuito se relacionan con los habitantes nativos de Havona de manera muy semejante a como se relacionan los Ajustadores del Pensamiento con las criaturas mortales que habitan los mundos de los universos evolutivos. Igual que los Ajustadores del Pensamiento, los Espíritus de Circuito son impersonales y se armonizan con la mente perfecta de los seres de Havona de manera muy semejante a como los espíritus impersonales del Padre universal moran en el interior de la mente finita de los hombres mortales. Pero los Espíritus de los Circuitos nunca llegan a ser parte permanente de las personalidades de Havona.
17:6.1 (203.4) Gran parte de lo relativo a la naturaleza y función de los Espíritus Creativos de los universos locales pertenece propiamente a la narrativa de su asociación con los Hijos Creadores en la organización y gestión de las creaciones locales; pero hay muchos aspectos de las experiencias anteriores al universo local de estos seres maravillosos que se pueden incluir en esta exposición sobre los siete grupos de Espíritus Supremos.
17:6.2 (203.5) Conocemos bien seis fases de la carrera del Espíritu Madre de un universo local, y especulamos mucho sobre la probabilidad de una séptima etapa de actividad. Estas diferentes etapas de existencia son:
17:6.3 (203.6) 1. La diferenciación paradisiaca inicial. Cuando un Hijo Creador es personalizado por la acción conjunta del Padre Universal y el Hijo Eterno, se produce simultáneamente en la persona del Espíritu Infinito lo que se conoce como la «reacción suprema de complemento». No comprendemos la naturaleza de esta reacción, pero entendemos que designa una modificación inherente de las posibilidades personalizables abarcadas dentro del potencial creativo del Creador Conjunto. El nacimiento de un Hijo Creador de igual rango señala el nacimiento dentro de la persona del Espíritu Infinito del potencial de la futura consorte de este Hijo del Paraíso en el universo local. No tenemos conocimiento de esta nueva identificación prepersonal de una entidad, pero sabemos que este hecho se inscribe en los registros paradisiacos de la carrera de ese Hijo Creador.
17:6.4 (203.7) 2. La formación preliminar como creadora. Durante el largo periodo de formación preliminar de un Hijo Miguel en la organización y administración de universos, su futura consorte experimenta un desarrollo adicional de su entidad y se hace grupalmente consciente de su destino. No lo sabemos, pero sospechamos que esta entidad grupalmente consciente toma conocimiento del espacio y comienza la formación preliminar requerida para la adquisición de las destrezas de espíritu necesarias para su futuro trabajo de colaboración con el Miguel complementario en la creación y administración de un universo.
17:6.5 (204.1) 3. La etapa de creación física. En el momento en que el Hijo Eterno confiere a un Hijo Miguel el encargo de creación, el Espíritu Maestro que dirige el superuniverso al que se destina este nuevo Hijo Creador expresa la «oración de identificación» en presencia del Espíritu Infinito; y por primera vez, la entidad del posterior Espíritu Creativo aparece diferenciada de la persona del Espíritu Infinito. Y al avanzar directamente hacia la persona del Espíritu Maestro peticionario, esta entidad deja inmediatamente de ser reconocible para nosotros y parece convertirse en parte de la persona de este Espíritu Maestro. El Espíritu Creativo recién identificado permanece con el Espíritu Maestro hasta el momento de la partida del Hijo Creador hacia la aventura del espacio, momento en el que el Espíritu Maestro confía el nuevo Espíritu consorte al cuidado del Hijo Creador, al tiempo que confiere al Espíritu consorte el encargo de fidelidad eterna y lealtad sin fin. Y ocurre entonces uno de los episodios más profundamente conmovedores que se dan en el Paraíso. El Padre Universal habla para reconocer la unión eterna del Hijo Creador y el Espíritu Creativo, y para confirmar el otorgamiento por el Espíritu Maestro con jurisdicción en el superuniverso de ciertos poderes conjuntos de administración.
17:6.6 (204.2) El Hijo Creador y el Espíritu Creativo, unidos por el Padre, parten entonces hacia su aventura de creación de un universo. Y trabajan juntos bajo esta forma de asociación durante todo el largo y arduo periodo de la organización material de su universo.
17:6.7 (204.3) 4. La era de creación de vida. Tras la declaración del Hijo Creador de su intención de crear vida, tienen lugar en el Paraíso las «ceremonias de personalización» en las que participan los siete Espíritus Maestros y que son experimentadas personalmente por el Espíritu Maestro supervisor. Esta es una contribución de la Deidad del Paraíso a la individualidad del Espíritu consorte del Hijo Creador y se hace manifiesta al universo en el fenómeno de la «erupción primaria» en la persona del Espíritu Infinito. Al tiempo que ocurre este fenómeno en el Paraíso, el Espíritu consorte del Hijo Creador, impersonal hasta ese momento, se convierte en una persona auténtica a todos los efectos prácticos. De ahí en adelante y para siempre, este mismo Espíritu Madre del universo local será considerado como una persona y mantendrá relaciones personales con las multitudes de personalidades de vida creada que vendrán a continuación.
17:6.8 (204.4) 5. Las edades posteriores al otorgamiento. Otro gran cambio ocurre en la carrera sin fin de un Espíritu Creativo cuando el Hijo Creador regresa a la sede del universo tras completar su séptimo otorgamiento y después de haber adquirido la soberanía plena del universo. Con tal ocasión, ante los administradores del universo reunidos, el Hijo Creador triunfante eleva a la cosoberanía al Espíritu Madre del Universo y reconoce a la consorte Espíritu como su igual.
17:6.9 (204.5) 6. Las edades de luz y vida. Con el establecimiento de la era de luz y vida, la cosoberana del universo local entra en la sexta fase de la carrera de un Espíritu Creativo. Pero no podemos describir la naturaleza de esta gran experiencia. Tales cosas pertenecen a una etapa futura de la evolución de Nebadon.
17:6.10 (204.6) 7. La carrera no revelada. Conocemos estas seis fases de la carrera del Espíritu Madre de un universo local. Es inevitable que nos preguntemos: ¿Hay una séptima carrera? Sabemos que cuando los finalitarios alcanzan lo que parece ser su destino final de ascensión mortal, hay constancia de que entran en la carrera de espíritus de sexta etapa. Conjeturamos que a los finalitarios todavía les espera otra carrera no revelada de misión en el universo. Parece lógico que consideremos igualmente que los Espíritus Madre de los Universos tengan también ante ellas alguna carrera no desvelada que constituiría su séptima fase de experiencia personal de servicio en el universo y cooperación leal con el orden de los Migueles Creadores.
17:7.1 (205.1) Estos espíritus adjutores son la dotación séptupla de mente del Espíritu Madre de un universo local a las criaturas vivas de la creación conjunta de un Hijo Creador y dicho Espíritu Creativo. Esta dotación se hace posible en el momento de la elevación del Espíritu al estatus en que tiene prerrogativas de personalidad. La narración de la naturaleza y el funcionamiento de los siete espíritus-mente adjutores pertenece más propiamente a la historia de vuestro universo local de Nebadon.
17:8.1 (205.2) Los siete grupos de Espíritus Supremos constituyen el núcleo de la familia funcional de la Tercera Fuente y Centro, a la vez como Espíritu Infinito y como Actor Conjunto. El dominio de los Espíritus Supremos se extiende desde la presencia de la Trinidad en el Paraíso hasta el funcionamiento de la mente del orden mortal-evolutivo en los planetas del espacio. Unifican así los niveles administrativos descendentes y coordinan las múltiples funciones del personal de estos. Ya sea un grupo de Espíritus Reflectantes en enlace con los Ancianos de los Días, un Espíritu Creativo que actúa en sintonía con un Hijo Miguel o los siete Espíritus Maestros encircuitados alrededor de la Trinidad del Paraíso, la actividad de los Espíritus Supremos aparece por todas partes en el universo central, los superuniversos y los universos locales. Actúan igual con las personalidades trinitarias del orden de los «Días» y con las personalidades paradisiacas del orden de los «Hijos».
17:8.2 (205.3) Junto con su Espíritu Madre Infinito, los grupos de Espíritus Supremos son los creadores directos de la vasta familia de criaturas de la Tercera Fuente y Centro. Todos los órdenes de los espíritus ministrantes surgen de esta asociación. Las supernafines primarias se originan en el Espíritu Infinito; los seres secundarios de este orden son creados por los Espíritus Maestros; las supernafines terciarias, por los Siete Espíritus de los Circuitos. Los Espíritus Reflectantes, colectivamente, son las madres-autoras de un maravilloso orden de huestes angélicas, las poderosas seconafines de los servicios de los superuniversos. Un Espíritu Creativo es la madre de los órdenes angélicos de una creación local. Estas ministras seráficas son originales de cada universo local, aunque están formadas según los patrones del universo central. Todos estos creadores de espíritus ministrantes son asistidos solo indirectamente desde el alojamiento central del Espíritu Infinito, la madre original y eterna de todas las ministras angélicas.
17:8.3 (205.4) Los siete grupos de Espíritus Supremos son los coordinadores de la creación habitada. La asociación de sus cabezas dirigentes, los siete Espíritus Maestros, parece coordinar las extensas actividades de Dios Séptuplo:
17:8.4 (205.5) 1. Colectivamente, los Espíritus Maestros son casi equivalentes al nivel de divinidad de la Trinidad de las Deidades del Paraíso.
17:8.5 (205.6) 2. Individualmente, agotan las posibilidades asociables primarias de la Deidad trina.
17:8.6 (206.1) 3. Como representantes diversificados del Actor Conjunto, son los depositarios de la soberanía de poder y mente-espíritu del Ser Supremo que él no ejerce aún personalmente.
17:8.7 (206.2) 4. A través de los Espíritus Reflectantes, sincronizan los gobiernos de los Ancianos de los Días en los superuniversos con Majeston, el centro paradisiaco de la reflectividad universal.
17:8.8 (206.3) 5. Al participar en la individualización de las Ministras Divinas de los universos locales, los Espíritus Maestros contribuyen al último nivel de Dios Séptuplo, la unión Hijo Creador-Espíritu Creativo de los universos locales.
17:8.9 (206.4) La unidad funcional inherente al Actor Conjunto se desvela a los universos en vías de evolución en los siete Espíritus Maestros, sus personalidades primarias. Pero en los superuniversos perfeccionados del futuro esta unidad será sin duda inseparable de la soberanía experiencial del Supremo.
17:8.10 (206.5) [Presentado por un Consejero Divino de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 18
18:0.1 (207.1) TODAS las personalidades supremas de la Trinidad son creadas para un servicio específico. Son concebidas por la divina Trinidad para cumplir ciertos deberes específicos y están cualificadas para servir con perfección técnica y dedicación definitiva. Hay siete órdenes de personalidades supremas de la Trinidad:
18:0.2 (207.2) 1. Secretos Trinizados de la Supremacía.
18:0.3 (207.3) 2. Eternos de los Días.
18:0.4 (207.4) 3. Ancianos de los Días.
18:0.5 (207.5) 4. Perfecciones de los Días.
18:0.6 (207.6) 5. Recientes de los Días.
18:0.7 (207.7) 6. Uniones de los Días.
18:0.8 (207.8) 7. Fieles de los Días.
18:0.9 (207.9) El número de estos seres dotados de perfección administrativa es fijo y final. Su creación es un acontecimiento pasado; ya no se personaliza ninguno más.
18:0.10 (207.10) Estas personalidades supremas de la Trinidad representan las políticas administrativas de la Trinidad del Paraíso en todo el gran universo. Representan la justicia y son el juicio ejecutivo de la Trinidad del Paraíso. Forman una línea interrelacionada de perfección administrativa que se extiende desde las esferas paradisiacas del Padre hasta los mundos sede de los universos locales y las capitales de las constelaciones que los componen.
18:0.11 (207.11) Todos los seres con origen en la Trinidad son creados con perfección paradisiaca en todos sus atributos divinos. Solo en el campo de la experiencia ha incrementado el paso del tiempo sus aptitudes para el servicio cósmico. Nunca hay ningún peligro de falta ni riesgo de rebelión en los seres con origen en la Trinidad. Son de la esencia de la divinidad y no es sabido que se hayan apartado nunca de la senda perfecta y divina de conducta de la personalidad.
18:1.1 (207.12) Hay siete mundos en el circuito más interior de los satélites paradisiacos, y cada uno de esos mundos ensalzados está presidido por un cuerpo de diez Secretos Trinizados de la Supremacía. No son creadores sino administradores supremos y últimos. La gestión de los asuntos de esas siete esferas fraternas está enteramente encomendada a este cuerpo de setenta directores supremos. Aunque esas siete esferas sagradas más cercanas al Paraíso están supervisadas por vástagos de la Trinidad, ese grupo de mundos es conocido universalmente como el circuito personal del Padre Universal.
18:1.2 (208.1) Los Secretos Trinizados de la Supremacía funcionan en grupos de diez como directores conjuntos de igual rango de sus respectivas esferas, pero actúan también individualmente en campos particulares de responsabilidad. El trabajo de cada uno de estos mundos especiales está dividido en siete departamentos principales, y uno de estos regidores de igual rango preside cada una de dichas divisiones de actividades especializadas. Los tres restantes actúan como representantes personales de la Deidad trina en relación con los otros siete, uno en representación del Padre, otro del Hijo y otro del Espíritu.
18:1.3 (208.2) A pesar de la indudable semejanza de clase que tipifica a los Secretos Trinizados de la Supremacía, estos desvelan también siete características de grupo distintas. Los diez directores supremos de los asuntos de Divinington reflejan el carácter y la naturaleza personales del Padre Universal, y lo mismo ocurre con cada una de estas siete esferas: cada grupo de diez se asemeja a la Deidad o a la asociación de Deidades que es característica de su dominio. Los diez directores que rigen Ascendington reflejan la naturaleza conjunta del Padre, el Hijo y el Espíritu.
18:1.4 (208.3) Muy poco puedo revelar sobre el trabajo de estas altas personalidades en los siete mundos sagrados del Padre, pues son realmente los Secretos de la Supremacía. No hay secretos arbitrarios asociados al acercamiento al Padre Universal, al Hijo Eterno o al Espíritu Infinito. Las Deidades son un libro abierto para todos los que logran la perfección divina, pero no se pueden alcanzar nunca plenamente todos los Secretos de la Supremacía. Nunca seremos capaces de penetrar por completo en los campos que contienen los secretos de personalidad de la asociación de la Deidad con la agrupación séptupla de los seres creados.
18:1.5 (208.4) Dado que el trabajo de estos directores supremos está relacionado con el contacto íntimo y personal que existe entre las Deidades y estas siete agrupaciones básicas de seres del universo cuando están domiciliados en esos siete mundos especiales o mientras actúan por todo el gran universo, debemos guardar un secreto sagrado sobre estas relaciones muy personales y estos contactos extraordinarios. Los Creadores del Paraíso respetan la santidad y la privacidad de la personalidad incluso en sus criaturas humildes. Y esto es verdad tanto para los individuos como para los distintos órdenes de personalidades.
18:1.6 (208.5) Incluso para seres de alto logro en el universo, esos mundos secretos siguen siendo siempre una prueba de lealtad. Nos es dado conocer plena y personalmente a los Dioses eternos, conocer sin reservas sus caracteres de divinidad y perfección, pero no se nos concede penetrar plenamente en todas las relaciones personales de los Regidores del Paraíso con todos sus seres criatura.
18:2.1 (208.6) Cada uno de los mil millones de mundos de Havona está dirigido por una Personalidad Suprema de la Trinidad. Estos regidores se conocen como los Eternos de los Días y su número asciende exactamente a mil millones, uno por cada una de las esferas de Havona. Son progenie de la Trinidad del Paraíso, pero igual que ocurre con los Secretos de la Supremacía, no existen registros sobre su origen. Estos dos grupos de padres omniscientes han regido desde siempre sus mundos excelsos del sistema Paraíso-Havona y actúan sin rotación ni reasignación.
18:2.2 (208.7) Los Eternos de los Días son visibles para todas las criaturas con voluntad que residen en sus dominios. Presiden los cónclaves planetarios regulares. Periódicamente y por rotación visitan las esferas sede de los siete superuniversos. Son parientes cercanos y los iguales divinos de los Ancianos de los Días que presiden los destinos de los siete supergobiernos. Cuando un Eterno de los Días se ausenta de su esfera, dirige su mundo un Maestro HIjo de la Trinidad.
18:2.3 (209.1) Salvo en lo que respecta a los órdenes de vida establecidos, como los nativos de Havona y otras criaturas vivas del universo central, los Eternos de los Días residentes han desarrollado sus respectivas esferas de total conformidad con sus propias ideas e ideales personales. Visitan mutuamente sus planetas pero no copian ni imitan; son siempre enteramente originales.
18:2.4 (209.2) La arquitectura, el embellecimiento natural, las estructuras de morontia y las creaciones de espíritu son exclusivas y únicas en cada esfera. Cada mundo es un lugar de belleza sempiterna y es totalmente distinto de cualquier otro mundo del universo central. Y cada uno de vosotros pasará un tiempo más o menos largo en cada una de estas esferas únicas y apasionantes en vuestro camino hacia dentro a través de Havona hasta Paraíso. En vuestro mundo es natural hablar del Paraíso como situado hacia arriba, pero sería más correcto referirse a la meta divina de ascensión como situada hacia dentro.
18:3.1 (209.3) Cuando los mortales del tiempo se gradúan en los mundos de formación que rodean la sede de un universo local y son promovidos a las esferas educativas de su superuniverso, han progresado en desarrollo espiritual hasta el punto de ser capaces de reconocer a los altos regidores y directores espirituales de estos dominios avanzados, incluso a los Ancianos de los Días, y de comunicarse con ellos.
18:3.2 (209.4) Todos los Ancianos de los Días son básicamente idénticos; desvelan el carácter conjunto y la naturaleza unificada de la Trinidad. Poseen individualidad y son diversos en personalidad, pero no se diferencian entre sí como los siete Espíritus Maestros. Ejercen la dirección uniforme de los siete superuniversos, que por lo demás son todos diferentes y cada uno de los cuales es una creación distinta, segregada y única. Los siete Espíritus Maestros son diferentes en naturaleza y atributos, pero los Ancianos de los Días, los regidores personales de los superuniversos, son todos vástagos uniformes y superperfectos de la Trinidad del Paraíso.
18:3.3 (209.5) Los siete Espíritus Maestros de lo alto determinan la naturaleza de sus respectivos superuniversos, pero los Ancianos de los Días dictan la administración de estos mismos superuniversos. Superponen la uniformidad administrativa a la diversidad creativa y aseguran la armonía del todo frente a las diferencias de creación subyacentes en las siete agrupaciones segmentarias del gran universo.
18:3.4 (209.6) Todos los Ancianos de los Días fueron trinizados al mismo tiempo. Representan el comienzo de los registros sobre la personalidad del universo de universos, de ahí su nombre: Ancianos de los Días. Cuando alcancéis el Paraíso y busquéis en los registros escritos del comienzo de las cosas, encontraréis que la primera anotación que aparece en la sección de la personalidad es el relato de la trinización de estos veintiún Ancianos de los Días.
18:3.5 (209.7) Estos altos seres gobiernan siempre en grupos de tres. Hay muchas fases de actividad en las que trabajan de forma individual y otras en las que pueden actuar en cualquier combinación de dos, pero en las esferas más altas de su administración tienen que actuar conjuntamente. No abandonan nunca personalmente sus mundos residenciales, pero es que además no tienen que hacerlo, pues estos mundos son los puntos focales en los superuniversos del extenso sistema de reflectividad.
18:3.6 (209.8) Las moradas personales de cada trío de Ancianos de los Días están ubicadas en el punto de polaridad espiritual de su esfera sede. Dicha esfera se divide en setenta sectores administrativos y tiene setenta capitales divisionales en las que los Ancianos de los Días residen de vez en cuando.
18:3.7 (210.1) En poder, ámbito de autoridad y alcance jurisdiccional, los Ancianos de los Días son los más fuertes y poderosos de todos los regidores directos de las creaciones del espacio-tiempo. En todo el vasto universo de universos, solo ellos están investidos con los altos poderes de juicio final ejecutivo en lo que concierne a la extinción eterna de las criaturas con voluntad. Y en los decretos finales del tribunal supremo de un superuniverso tienen que participar juntos los tres Ancianos de los Días.
18:3.8 (210.2) Aparte de las Deidades y sus colaboradores paradisiacos, los Ancianos de los Días son los regidores más perfectos, más polifacéticos y más divinamente dotados de toda existencia en el espacio-tiempo. Aparentemente son los regidores supremos de los superuniversos, pero no han ganado experiencialmente este derecho a regir; por eso están destinados a ser reemplazados en algún momento por el Ser Supremo, un soberano experiencial, para convertirse sin duda en sus lugartenientes.
18:3.9 (210.3) El Ser Supremo está consiguiendo la soberanía de los siete superuniversos mediante el servicio experiencial del mismo modo que un Hijo Creador gana experiencialmente la soberanía de su universo local. Pero durante la presente edad de evolución no terminada del Supremo, los Ancianos de los Días ejercen el sobrecontrol administrativo coordinado y perfecto de los universos en evolución del tiempo y el espacio. Y todos los decretos y resoluciones de los Ancianos de los Días se caracterizan por la sabiduría de la originalidad y la iniciativa de la individualidad.
18:4.1 (210.4) Hay exactamente doscientos diez Perfecciones de los Días, y presiden los gobiernos de los diez sectores mayores de cada superuniverso. Fueron trinizados para el trabajo particular de asistir a los directores de los superuniversos y rigen como los lugartenientes directos y personales de los Ancianos de los Días.
18:4.2 (210.5) Tres Perfecciones de los Días son asignados a la capital de cada sector mayor, pero a diferencia de los Ancianos de los Días, no es necesario que los tres estén presentes en todo momento. A veces uno de los tres puede ausentarse para conferenciar en persona con los Ancianos de los Días sobre el bienestar de su dominio.
18:4.3 (210.6) Estos regidores trinos de los sectores mayores son peculiarmente perfectos en el dominio de los detalles administrativos, de ahí su nombre: Perfecciones de los Días. Al dejar constancia de los nombres de estos seres del mundo espiritual, nos enfrentamos al problema de traducirlos a vuestra lengua, y en muchos casos es extremadamente difícil ofrecer una traducción satisfactoria. No nos gusta usar denominaciones arbitrarias que carecerían de sentido para vosotros. Por eso nos cuesta muchas veces elegir un nombre adecuado, que sea claro para vosotros y al mismo tiempo representativo de alguna manera del original.
18:4.4 (210.7) Los Perfecciones de los Días tienen adscritos a sus gobiernos un cuerpo moderadamente grande de Consejeros Divinos, Perfeccionadores de la Sabiduría y Censores Universales. Disponen de un número aún mayor de Mensajeros Poderosos, de Los Altos en Autoridad y de Los sin Nombre ni Número. Pero gran parte del trabajo de rutina de los asuntos del sector mayor lo llevan a cabo los Guardianes Celestiales y los Asistentes de los Altos Hijos. Estos dos grupos son seleccionados entre los vástagos trinizados bien de las personalidades del Paraíso-Havona o bien de finalitarios mortales glorificados. Algunos de los miembros de estos dos órdenes de seres trinizados por criaturas son retrinizados por las Deidades del Paraíso y enviados luego a asistir en la administración de los gobiernos de los superuniversos.
18:4.5 (211.1) La mayor parte de los Guardianes Celestiales y de los Asistentes de los Altos Hijos se asignan al servicio de los sectores mayores y menores, aunque los Custodios Trinizados (serafines e intermedios abrazados por la Trinidad) son los funcionarios de las cortes de las tres divisiones, y funcionan en los tribunales de los Ancianos de los Días, los Perfecciones de los Días y los Recientes de los Días. Se puede encontrar a los Embajadores Trinizados (mortales ascendentes abrazados por la Trinidad de naturaleza fusionada con el Hijo o con el Espíritu) en cualquier parte de un superuniverso, pero la mayoría está de servicio en los sectores menores.
18:4.6 (211.2) Antes de los tiempos del despliegue pleno del plan de gobierno de los siete superuniversos, prácticamente todos los administradores de las diversas divisiones de estos gobiernos, excepto los Ancianos de los Días, cumplieron un periodo de aprendizaje de duración variable bajo los Eternos de los Días en los varios mundos del perfecto universo de Havona. Los seres trinizados posteriormente pasaron también una temporada de formación bajo los Eternos de los Días antes de ser adscritos al servicio de los Ancianos de los Días, los Perfecciones de los Días y los Recientes de los Días. Todos ellos son administradores avezados, probados y experimentados.
18:4.7 (211.3) Veréis a los Perfecciones de los Días al poco tiempo de vuestra llegada a la sede de Splandon tras vuestra estancia en los mundos de vuestro sector menor, pues estos elevados regidores están estrechamente vinculados a los setenta mundos de formación superior de los sectores mayores para las criaturas ascendentes del tiempo. Los Perfecciones de los Días en persona reciben los compromisos colectivos de los graduados ascendentes de las escuelas de los sectores mayores.
18:4.8 (211.4) El trabajo de los peregrinos del tiempo en los mundos que rodean la sede de un sector mayor es principalmente de naturaleza intelectual, en contraste con el carácter más físico y material de la formación en las siete esferas educativas de un sector menor y con las tareas espirituales llevadas a cabo en los cuatrocientos noventa mundos universidad de la sede del superuniverso.
18:4.9 (211.5) Aunque solamente se os inscribe en el registro del sector mayor de Splandon, que abarca el universo local de vuestro origen, habréis de pasar por cada una de las diez divisiones principales de nuestro superuniverso. Veréis a los treinta Perfecciones de los Días de Orvonton antes de que alcancéis Uversa.
18:5.1 (211.6) Los Recientes de los Días son los directores supremos más jóvenes de los superuniversos; presiden los asuntos de los sectores menores en grupos de tres. En naturaleza, tienen el mismo rango que los Perfecciones de los Días, pero son de rango inferior en autoridad administrativa. Estas personalidades de la Trinidad personalmente gloriosas y divinamente eficientes son exactamente veintiún mil. Fueron creados simultáneamente, y pasaron juntos su formación en Havona bajo los Eternos de los Días.
18:5.2 (211.7) Los Recientes de los Días tienen un cuerpo de asociados y asistentes similar al de los Perfecciones de los Días. Además tienen asignadas cantidades enormes de seres celestiales de los varios órdenes de menor rango. En la administración de los sectores menores emplean a numerosos mortales ascendentes residentes y a mucho personal de las diversas colonias de cortesía y de los varios grupos que se originan en el Espíritu Infinito.
18:5.3 (211.8) Los gobiernos de los sectores menores se ocupan principal, aunque no exclusivamente, de los grandes problemas físicos de los superuniversos. Las esferas del sector menor son la sede de los Controladores Físicos Maestros. En esos mundos los mortales ascendentes llevan a cabo estudios y experimentos relacionados con el examen de las actividades del tercer orden de los Centros Supremos del Poder y de los siete órdenes de Controladores Físicos Maestros.
18:5.4 (212.1) Al estar tan dedicado el régimen de un sector menor a los problemas físicos, sus tres Recientes de los Días se encuentran pocas veces juntos en la esfera capital. Uno de ellos está casi siempre ausente, reunido con los Perfecciones de los Días de su sector mayor supervisor o representando a los Ancianos de los Días en los cónclaves paradisiacos de los altos seres con origen en la Trinidad. Se alternan con los Perfecciones de los Días para representar a los Ancianos de los Días en los consejos supremos del Paraíso. Mientras tanto otro Reciente de los Días puede estar haciendo una gira de inspección en los mundos sede de los universos locales que pertenecen a su jurisdicción. En cualquier caso, al menos uno de estos regidores está siempre de servicio en la sede del sector menor.
18:5.5 (212.2) Todos conoceréis alguna vez a los tres Recientes de los Días que están a cargo de Ensa, vuestro sector menor, puesto que debéis pasar por sus manos en vuestro viaje hacia dentro a los mundos de formación de los sectores mayores. En la ascensión a Uversa solo pasaréis por un grupo de esferas de formación de los sectores menores.
18:6.1 (212.3) Las personalidades de la Trinidad del orden de los «Días» no ejercen funciones administrativas por debajo del nivel de los gobiernos de los superuniversos. En los universos locales en vías de evolución solo actúan como consejeros y asesores. Los Uniones de los Días son un grupo de personalidades de enlace acreditadas por la Trinidad del Paraíso ante los regidores duales de los universos locales. Cada universo local organizado y habitado tiene asignado uno de estos consejeros paradisiacos que actúa como representante de la Trinidad, y en algunos aspectos del Padre Universal, ante la creación local.
18:6.2 (212.4) Existen setecientos mil de estos seres, aunque no todos han sido comisionados. El cuerpo de reserva de los Uniones de los Días funciona en el Paraíso como Consejo Supremo de Ajustes del Universo.
18:6.3 (212.5) Estos observadores de la Trinidad coordinan de manera especial las actividades administrativas de todas las ramas del gobierno universal, desde los universos locales, subiendo por los gobiernos de los sectores, hasta los superuniversos. De ahí su nombre: Uniones de los Días. La información que transmiten a sus superiores es triple: informan sobre los datos pertinentes de naturaleza física y semiintelectual a los Recientes de los Días de su sector menor; informan sobre los sucesos intelectuales y cuasiespirituales a los Perfecciones de los Días de su sector mayor; informan sobre los asuntos espirituales y semiparadisiacos a los Ancianos de los Días que están en la capital de su superuniverso.
18:6.4 (212.6) Puesto que son seres con origen en la Trinidad, tienen a su disposición todos los circuitos paradisiacos para intercomunicarse. De este modo están siempre en contacto entre sí y con todas las demás personalidades requeridas hasta llegar a los consejos supremos del Paraíso.
18:6.5 (212.7) Un Unión de los Días no está conectado orgánicamente con el gobierno del universo local al que está asignado. Aparte de sus deberes como observador, actúa solo a petición de las autoridades locales. Es miembro de oficio de todos los consejos primarios y de todos los cónclaves importantes de la creación local, pero no participa en el estudio técnico de los problemas administrativos.
18:6.6 (213.1) Cuando un universo local se asienta en luz y vida sus seres glorificados se asocian libremente con el Unión de los Días, que ejerce entonces funciones ampliadas en ese dominio de perfección evolutiva. Pero sigue siendo primariamente un embajador de la Trinidad y un consejero paradisiaco.
18:6.7 (213.2) Un universo local está regido directamente por un Hijo divino con origen dual en la Deidad, pero tiene constantemente a su lado a un hermano paradisiaco, una personalidad con origen en la Trinidad. En caso de ausencia temporal de un Hijo Creador de la sede de su universo local, las decisiones importantes de los regidores interinos se guían en gran medida por los consejos de su Unión de los Días.
18:7.1 (213.3) Estas altas personalidades con origen en la Trinidad son los asesores paradisiacos de los regidores de las cien constelaciones de cada universo local. Hay setenta millones de Fieles de los Días y, al igual que los Uniones de los Días, no todos están de servicio. Su cuerpo de reserva paradisiaco es la Comisión Asesora de Ética y Autogobierno Interuniversal. Los Fieles de los Días se turnan en su servicio conforme a las resoluciones del consejo supremo de su cuerpo de reserva.
18:7.2 (213.4) Todo lo que un Unión de los Días es para el Hijo Creador de un universo local, lo son los Fieles de los Días para los Hijos Vorondadek que gobiernan las constelaciones de esa creación local. Están supremamente dedicados y son divinamente fieles al bienestar de las constelaciones a las que están asignados, de ahí su nombre: Fieles de los Días. Actúan solo como consejeros; no participan nunca en actividades administrativas excepto por invitación de las autoridades de la constelación. Tampoco les concierne directamente el ministerio educativo a los peregrinos en ascensión de las esferas arquitectónicas de formación que rodean la sede de una constelación. Todo este tipo de asuntos está bajo la supervisión de los Hijos Vorondadek.
18:7.3 (213.5) Todos los Fieles de los Días que actúan en las constelaciones de un universo local están bajo la jurisdicción del Unión de los Días a quien informan directamente. No tienen un sistema extenso de intercomunicación, sino que se autolimitan por lo general a una interasociación dentro de los límites de un universo local. Cualquier Fiel de los Días de servicio en Nebadon puede comunicarse y se comunica con todos los de su orden que estén de servicio en este universo local.
18:7.4 (213.6) Al igual que el Unión de los Días en la sede de un universo, los Fieles de los Días mantienen en las capitales de las constelaciones sus residencias personales, separadas de las de los directores administrativos de dichos dominios. Sus moradas son realmente modestas en comparación con las de los regidores Vorondadek de las constelaciones.
18:7.5 (213.7) Los Fieles de los Días son el último eslabón de la larga cadena administrativo-asesora que se extiende desde las sagradas esferas del Padre Universal, cerca del centro de todas las cosas, hasta las divisiones primarias de los universos locales. El régimen de seres con origen en la Trinidad se detiene en las constelaciones; no hay asesores paradisiacos de este orden situados de forma permanente en sus sistemas componentes ni en los mundos habitados. Estas últimas unidades administrativas están bajo la entera jurisdicción de los seres nativos de los universos locales.
18:7.6 (213.8) [Presentado por un Consejero Divino de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 19
19:0.1 (214.1) ESTE grupo paradisiaco denominado los seres de igual rango con origen en la Trinidad abarca a los Maestros Hijos de la Trinidad —clasificados también entre los Hijos de Dios del Paraíso—, a tres grupos de altos administradores de los superuniversos y a la categoría algo impersonal de los Espíritus Inspirados de la Trinidad. Incluso los nativos de Havona pueden incluirse propiamente en esta clasificación de personalidades de la Trinidad junto con muchos otros grupos de seres residentes en el Paraíso. Los seres con origen en la Trinidad que se van a considerar en esta exposición son los siguientes:
19:0.2 (214.2) 1. Maestros Hijos de la Trinidad.
19:0.3 (214.3) 2. Perfeccionadores de la Sabiduría.
19:0.4 (214.4) 3. Consejeros Divinos.
19:0.5 (214.5) 4. Censores Universales.
19:0.6 (214.6) 5. Espíritus Inspirados de la Trinidad.
19:0.7 (214.7) 6. Nativos de Havona.
19:0.8 (214.8) 7. Ciudadanos del Paraíso.
19:0.9 (214.9) Salvo en el caso de los Maestros Hijos de la Trinidad y posiblemente de los Espíritus Inspirados de la Trinidad, el número de integrantes de estos grupos es definitivo. Su creación es un acontecimiento pasado y concluido.
19:1.1 (214.10) De todos los altos órdenes de personalidades celestiales que os han sido revelados, solo los Maestros Hijos de la Trinidad actúan en una doble capacidad. Por su origen de naturaleza trinitaria están casi enteramente dedicados en función a los servicios propios de la condición de hijo divino. Son los seres de enlace que salvan el abismo existente en el universo entre las personalidades con origen en la Trinidad y las de origen dual.
19:1.2 (214.11) Mientras que el número de Hijos Estacionarios de la Trinidad está completo, el de Maestros Hijos aumenta constantemente. No sé cuál será el número final de Maestros Hijos. Lo que sí puedo afirmar es que en el último informe periódico a Uversa figuraban en los archivos paradisiacos 21 001 624 821 de estos Hijos en servicio.
19:1.3 (214.12) Estos seres son el único grupo de Hijos de Dios con origen en la Trinidad del Paraíso que os ha sido revelado. Recorren el universo central y los superuniversos, y cada universo local tiene asignado un enorme contingente. Sirven también a los planetas individuales igual que los otros Hijos de Dios del Paraíso. Al no estar plenamente desarrollado el plan del gran universo, se mantienen en reserva en el Paraíso grandes cantidades de Maestros Hijos que se ofrecen voluntarios para labores de emergencia o servicios extraordinarios en todas las divisiones del gran universo, en los mundos solitarios del espacio, en los universos locales y los superuniversos, y en los mundos de Havona. Actúan también en el Paraíso, pero será más útil posponer su estudio detallado hasta que abordemos el de los Hijos de Dios del Paraíso.
19:1.4 (215.1) Sin embargo, cabe destacar a este respecto que los Maestros Hijos son las personalidades coordinadoras supremas con origen en la Trinidad. En un universo de universos tan extenso existe siempre el gran peligro de caer en el error del punto de vista circunscrito, en el mal inherente a una concepción segmentada tanto de la realidad como de la divinidad.
19:1.5 (215.2) Por ejemplo: la mente humana anhelaría normalmente acercarse a la filosofía cósmica descrita en estas revelaciones yendo de lo simple y finito a lo complejo e infinito, de los orígenes humanos a los destinos divinos. Pero ese camino no conduce a la sabiduría espiritual. Dicho procedimiento es el camino más fácil hacia cierta forma de conocimiento genético, que en el mejor de los casos solo puede revelar el origen del hombre pero que poco o nada revela sobre su destino divino.
19:1.6 (215.3) Incluso en el estudio de la evolución biológica del hombre en Urantia, hay serias objeciones al planteamiento exclusivamente histórico de su condición a día de hoy y de sus problemas presentes. La verdadera perspectiva de cualquier problema de la realidad —humano o divino, terrestre o cósmico— solo se puede obtener mediante el estudio y la correlación, en profundidad y sin prejuicios, de los tres aspectos de la realidad del universo: su origen, su historia y su destino. La comprensión correcta de estas tres realidades experienciales proporciona la base para valorar sabiamente la condición presente.
19:1.7 (215.4) Cuando la mente humana adopta el método filosófico de partir de lo más bajo para aproximarse a lo más alto, ya sea en biología o en teología, corre siempre el riesgo de cometer cuatro errores de razonamiento:
19:1.8 (215.5) 1. Puede perder totalmente de vista la meta evolutiva final y terminada tanto del logro personal como del destino cósmico.
19:1.9 (215.6) 2. Puede cometer el error filosófico supremo de simplificar en exceso la realidad cósmica evolutiva (experiencial), lo que lleva a distorsionar los hechos, tergiversar la verdad y malentender los destinos.
19:1.10 (215.7) 3. Estudiar la causalidad es examinar detenidamente la historia. Pero el conocimiento de cómo un ser se convierte en lo que es no proporciona necesariamente una comprensión inteligente de la condición presente y el verdadero carácter de dicho ser.
19:1.11 (215.8) 4. La historia por sí sola no consigue revelar adecuadamente el desarrollo futuro: el destino. Los orígenes finitos son útiles, pero solo las causas divinas revelan los efectos finales. Los fines eternos no se hacen visibles en los comienzos del tiempo. El presente solo se puede interpretar verdaderamente a la luz de la correlación del pasado y el futuro.
19:1.12 (215.9) En consecuencia, por estos motivos e incluso por otras razones, empleamos el método de acercarnos al hombre y sus problemas planetarios embarcándonos en un viaje en el espacio-tiempo que parte de la infinita, eterna y divina Fuente y Centro del Paraíso de toda realidad de personalidad y de toda existencia cósmica.
19:2.1 (215.10) Los Perfeccionadores de la Sabiduría son una creación especializada de la Trinidad del Paraíso diseñada para personificar la sabiduría de la divinidad en los superuniversos. Hay exactamente siete mil millones de estos seres en existencia, y se asignan mil millones a cada uno de los siete superuniversos.
19:2.2 (215.11) Del mismo modo que sus iguales, los Consejeros Divinos y los Censores Universales, los Perfeccionadores de la Sabiduría pasaron por la sabiduría del Paraíso, de Havona y de las esferas paradisiacas del Padre excepto Divinington. Tras estas experiencias los Perfeccionadores de la Sabiduría fueron asignados al servicio de los Ancianos de los Días de forma permanente. No sirven ni en el Paraíso ni en los mundos de los circuitos del Paraíso-Havona; están dedicados por completo a la administración de los gobiernos de los superuniversos.
19:2.3 (216.1) En todo lugar y momento en que actúa un Perfeccionador de la Sabiduría, ahí y entonces actúa la sabiduría divina. Hay actualidad de presencia y perfección de manifestación en los conocimientos y la sabiduría representados en las acciones de estas poderosas y majestuosas personalidades. Ellas no reflejan la sabiduría de la Trinidad del Paraíso; son esa sabiduría. Son las fuentes de la sabiduría para todos los maestros en la aplicación del conocimiento del universo; son las fuentes de criterio y los manantiales de percepción de la diferencia para las instituciones de enseñanza y de discernimiento en todos los universos.
19:2.4 (216.2) La sabiduría es de origen doble, pues proviene de la perfección de la visión divina inherente a los seres perfectos y de la experiencia personal adquirida por las criaturas evolutivas. Los Perfeccionadores de la Sabiduría son la sabiduría divina de la perfección paradisiaca de la visión de la Deidad. Sus compañeros administrativos de Uversa, los Mensajeros Poderosos, Los sin Nombre ni Número y Los Altos en Autoridad, cuando actúan juntos, son la sabiduría de la experiencia en el universo. Un ser divino puede tener la perfección del conocimiento divino. Un mortal evolutivo puede lograr algún día la perfección del conocimiento ascendente, pero ninguno de estos seres agota por sí solo los potenciales de toda la sabiduría posible. En consecuencia, cada vez que en la conducción de un superuniverso se desea conseguir el máximo de sabiduría administrativa, estos perfeccionadores de la sabiduría dotados de visión divina se asocian siempre con aquellas personalidades ascendentes que han alcanzado las altas responsabilidades de autoridad en el superuniverso a través de las tribulaciones experienciales de la progresión evolutiva.
19:2.5 (216.3) Los Perfeccionadores de la Sabiduría requerirán siempre este complemento de sabiduría experiencial para completar su sagacidad administrativa. Por otra parte, se ha postulado que los finalitarios del Paraíso podrían alcanzar un alto nivel de sabiduría no logrado hasta ahora después de ser investidos de la séptima etapa de existencia de espíritu en algún momento futuro. Si esta inferencia es correcta, estos seres perfeccionados de ascensión evolutiva se convertirían indudablemente en los administradores universales más eficaces que puedan conocerse nunca en toda la creación. Yo creo que ese es el alto destino de los finalitarios.
19:2.6 (216.4) La diversidad de talentos de los Perfeccionadores de la Sabiduría les permite participar en prácticamente todos los servicios celestiales de las criaturas ascendentes. Los Perfeccionadores de la Sabiduría y mi orden de personalidad, los Consejeros Divinos, junto con los Censores Universales, constituyen los órdenes más altos de seres que pueden realizar, y de hecho realizan, la labor de revelar la verdad a los planetas y a los sistemas individuales, ya sea en sus primeras épocas o cuando están asentados en luz y vida. De vez en cuando, todos nosotros nos ponemos en contacto con el servicio de los mortales ascendentes, desde los planetas de vida inicial hasta los universos locales y el superuniverso, particularmente en este último.
19:3.1 (216.5) Estos seres con origen en la Trinidad son el consejo de la Deidad para los dominios de los siete superuniversos. No son el reflejo del consejo divino de la Trinidad; son ese consejo. Hay veintiún mil millones de Consejeros en servicio, y se asignan tres mil millones a cada superuniverso.
19:3.2 (217.1) Los Consejeros Divinos son los compañeros e iguales de los Censores Universales y de los Perfeccionadores de la Sabiduría, a razón de uno a siete Consejeros asociados a cada una de estas últimas personalidades. Los tres órdenes participan en el gobierno de los Ancianos de los Días, incluyendo los sectores mayores y menores, en los universos locales y las constelaciones, y en los consejos de los soberanos de los sistemas locales.
19:3.3 (217.2) Actuamos a título individual, como hago yo al formular esta exposición, pero también lo hacemos como trío siempre que la ocasión lo requiere. Cuando actuamos con capacidad ejecutiva, se asocian siempre un Perfeccionador de la Sabiduría, un Censor Universal y de uno a siete Consejeros Divinos.
19:3.4 (217.3) Un Perfeccionador de la Sabiduría, siete Consejeros Divinos y un Censor Universal constituyen un tribunal de la divinidad de la Trinidad, el cuerpo consultivo itinerante más alto de los universos del tiempo y el espacio. Estos grupos de nueve son conocidos como tribunales o bien de determinación de los hechos o bien de revelación de la verdad y, cuando enjuician un problema y emiten una decisión, es como si un Anciano de los Días hubiera fallado el asunto, pues en todos los anales de los superuniversos sus veredictos no han sido revocados nunca por los Ancianos de los Días.
19:3.5 (217.4) Cuando actúan los tres Ancianos de los Días actúa la Trinidad del Paraíso. Cuando el tribunal de nueve llega a una decisión tras sus deliberaciones conjuntas, a todos los efectos prácticos han hablado los Ancianos de los Días. Y esta es la forma en que los Regidores del Paraíso se ponen en contacto personal, en los asuntos administrativos y en la reglamentación gubernamental, con los mundos, los sistemas y los universos individuales.
19:3.6 (217.5) Los Consejeros Divinos son la perfección del consejo divino de la Trinidad del Paraíso. Representamos, de hecho somos, el consejo de la perfección. Cuando nos complementa el consejo experiencial de nuestros colaboradores, los seres de ascenso evolutivo perfeccionados y abrazados por la Trinidad, nuestras conclusiones conjuntas no solo son completas sino plenas. Una vez que un Censor Universal se ha vinculado a nuestro consejo conjunto y lo ha enjuiciado, confirmado y promulgado, es muy probable que este se acerque al umbral de la totalidad universal. Tales veredictos representan la máxima aproximación posible a la actitud absoluta de la Deidad dentro de los límites en el espacio-tiempo de la situación implicada y del problema en cuestión.
19:3.7 (217.6) Siete Consejeros Divinos en enlace con un trío evolutivo trinizado —un Mensajero Poderoso, un Alto en Autoridad y un Sin Nombre ni Número— representan lo más cercano que puede darse en los superuniversos a la unión del punto de vista humano con la actitud divina a niveles casi paradisiacos de significados espirituales y valores de realidad. Esta estrecha aproximación de las actitudes cósmicas unidas de la criatura y el Creador solo es superada por los Hijos de otorgamiento del Paraíso, que, en todas las fases de la experiencia de la personalidad, son Dios y hombre.
19:4.1 (217.7) Hay exactamente ocho mil millones de Censores Universales en existencia. Estos seres únicos son el juicio de la Deidad. No se limitan a reflejar las decisiones de la perfección; son el juicio de la Trinidad del Paraíso. Incluso los Ancianos de los Días solo enjuician en asociación con los Censores Universales.
19:4.2 (217.8) Un Censor es destinado a cada uno de los mil millones de mundos del universo central y adscrito a la administración planetaria del Eterno de los Días residente. Ni los Perfeccionadores de la Sabiduría ni los Consejeros Divinos son adscritos así permanentemente a las administraciones de Havona, y tampoco terminamos de entender por qué se emplazan en el universo central Censores Universales. Sus actividades presentes no justifican su asignación a Havona, y por eso sospechamos que están ahí en previsión de las necesidades de alguna edad futura del universo en la que podría cambiar parcialmente la población de Havona.
19:4.3 (218.1) Mil millones de Censores son asignados a cada uno de los siete superuniversos. Tanto a título individual como en colaboración con los Perfeccionadores de la Sabiduría y con los Consejeros Divinos, operan en todas las divisiones de los siete superuniversos. Y así, los Censores actúan en todos los niveles del gran universo, desde los mundos perfectos de Havona hasta los consejos de los Soberanos de los Sistemas, y forman parte orgánica de todos los fallos dispensacionales para los mundos evolutivos.
19:4.4 (218.2) Siempre y donde está presente un Censor Universal, ahí y entonces está el juicio de la Deidad. Y puesto que los Censores ofrecen siempre sus veredictos en enlace con los Perfeccionadores de la Sabiduría y con los Consejeros Divinos, sus decisiones contienen la sabiduría, el consejo y el juicio unidos de la Trinidad del Paraíso. En este trío jurídico el Perfeccionador de la Sabiduría sería el «yo era», el Consejero Divino el «yo seré», pero el Censor Universal es siempre el «yo soy».
19:4.5 (218.3) Los Censores son personalidades totalizadoras en el universo. Una vez que mil testigos —o un millón— han prestado declaración, una vez que ha hablado la voz de la sabiduría y se ha registrado el consejo de la divinidad, una vez que se ha aportado el testimonio de la perfección ascendente, entonces actúa el Censor y se revela inmediatamente una totalización divina e infalible de todo lo que ha ocurrido. Y esta revelación representa la conclusión divina, lo esencial de una decisión final y perfecta. En consecuencia, cuando un Censor ha hablado nadie más puede hablar, pues el Censor ha descrito el total verdadero e inconfundible de todos los hechos anteriores. Cuando habla no hay apelación posible.
19:4.6 (218.4) Entiendo muy a fondo el funcionamiento de la mente de un Perfeccionador de la Sabiduría, pero no acabo de comprender cómo trabaja la mente enjuiciadora de un Censor Universal. Tengo la impresión de que los Censores formulan nuevos significados y dan origen a nuevos valores a partir de la asociación de los hechos, las verdades y las conclusiones que se les presentan en el transcurso de una investigación de los asuntos del universo. Parece probable que los Censores Universales sean capaces de extraer interpretaciones originales de la combinación de la visión perfecta del Creador y la experiencia perfeccionada de la criatura. De esta asociación de perfección paradisiaca y experiencia en el universo resulta indudablemente un nuevo valor en los niveles últimos.
19:4.7 (218.5) Pero no terminan aquí nuestras dificultades en cuanto al funcionamiento de la mente de los Censores Universales. Tras considerar debidamente todo lo que sabemos o conjeturamos sobre la actuación de los Censores en cualquier situación dada del universo, nos seguimos encontrando incapaces de predecir sus decisiones o de prever sus veredictos. Podemos determinar con gran exactitud el resultado probable de la asociación de la actitud del Creador con la experiencia de la criatura, pero esas conclusiones no son siempre previsiones exactas de las revelaciones del Censor. Parece probable que los Censores estén de alguna manera en enlace con el Absoluto de Deidad; de no ser así, somos incapaces de explicar muchas de sus decisiones y resoluciones.
19:4.8 (218.6) Los Perfeccionadores de la Sabiduría, los Consejeros Divinos y los Censores Universales, junto con los siete órdenes de Personalidades Supremas de la Trinidad constituyen los diez grupos denominados a veces Hijos Estacionarios de la Trinidad. Juntos componen el gran cuerpo de administradores, regidores, ejecutivos, asesores, consejeros y jueces de la Trinidad. Su número supera ligeramente los treinta y siete mil millones. Dos mil setenta millones están emplazados en el universo central y algo más de cinco mil millones en cada superuniverso.
19:4.9 (219.1) Es muy difícil describir los límites funcionales de los Hijos Estacionarios de la Trinidad. Sería inexacto afirmar que sus actos se limitan a lo finito, pues hay operaciones registradas en los superuniversos que indican lo contrario. Actúan en cualquier nivel de administración o de enjuiciamiento del universo en el que las condiciones del espacio-tiempo lo requieran y que tenga que ver con la evolución pasada, presente y futura del universo maestro.
19:5.1 (219.2) Voy a poder deciros muy poco con respecto a los Espíritus Inspirados de la Trinidad porque es uno de los pocos órdenes totalmente secretos de seres existentes. Y es secreto, sin duda, porque les resulta imposible revelarse plenamente incluso a aquellos de nosotros cuyo origen está tan cerca de la fuente que los creó. Llegan a la existencia mediante un acto de la Trinidad del Paraíso y pueden ser utilizados por una o dos de las Deidades, o por las tres. No sabemos si el número de estos Espíritus está completo o si aumenta constantemente, aunque nos inclinamos a creer que su número no se ha fijado.
19:5.2 (219.3) No entendemos plenamente ni la naturaleza ni la conducta de los Espíritus Inspirados. Podrían pertenecer a la categoría de los espíritus superpersonales. Parecen operar en todos los circuitos conocidos y actuar de forma casi independiente del tiempo y el espacio. Poco más sabemos sobre ellos, salvo que deducimos su carácter de la naturaleza de sus actividades, cuyos resultados observamos con certeza aquí y allá en los universos.
19:5.3 (219.4) Bajo ciertas condiciones estos Espíritus Inspirados pueden individualizarse lo suficiente como para ser reconocidos por seres con origen en la Trinidad. Yo los he visto, pero los órdenes más bajos de seres celestiales nunca podrían reconocer a ninguno de ellos. Por otra parte, en la conducción de los universos en vías de evolución se dan a veces determinadas circunstancias en las que cualquier ser con origen en la Trinidad puede emplear directamente a estos Espíritus para respaldar sus misiones. Sabemos por lo tanto que existen y que bajo ciertas condiciones podemos pedir y recibir su ayuda, incluso a veces reconocer su presencia. Pero no forman parte de la organización revelada de modo explícito y manifiesto como encargada de la conducción de los universos del espacio-tiempo antes de que dichas creaciones materiales se asienten en luz y vida. No tienen un lugar claramente reconocible ni en la organización ni en la administración presentes de los siete superuniversos en evolución. Son un secreto de la Trinidad del Paraíso.
19:5.4 (219.5) Los Melquisedec de Nebadon enseñan que los Espíritus Inspirados de la Trinidad están destinados, en algún momento del futuro eterno, a asumir las funciones de los Mensajeros Solitarios, cuyas filas están mermando de forma lenta pero segura a medida que son asignados como compañeros a ciertos tipos de hijos trinizados.
19:5.5 (219.6) Los Espíritus Inspirados son los espíritus solitarios del universo de universos. Como espíritus son muy semejantes a los Mensajeros Solitarios, excepto que estos últimos son personalidades bien diferenciadas. Obtenemos gran parte de nuestros conocimientos sobre los Espíritus Inspirados de los Mensajeros Solitarios, quienes detectan su cercanía en virtud de su sensibilidad inherente a la presencia de los Espíritus Inspirados, que funciona tan infaliblemente como una aguja imantada apunta a un polo magnético. Cuando un Mensajero Solitario está cerca de un Espíritu Inspirado de la Trinidad, es consciente de una indicación cualitativa de esa presencia divina y también de un registro cuantitativo muy preciso que le permite conocer la clasificación o el número de la presencia o presencias de estos Espíritus.
19:5.6 (220.1) Puedo añadir otro hecho interesante: cuando un Mensajero Solitario está en un planeta cuyos habitantes tienen en su interior Ajustadores del Pensamiento, como en Urantia, es consciente de una excitación cualitativa en su sensibilidad detectora de presencias de espíritu. En tales casos no hay excitación cuantitativa, solo una agitación cualitativa. Cuando está en un planeta al que no llegan Ajustadores, el contacto con los nativos no produce ninguna de estas reacciones. Esto sugiere que los Ajustadores del Pensamiento están relacionados o conectados de alguna manera con los Espíritus Inspirados de la Trinidad del Paraíso. Es posible que estén asociados de alguna forma en ciertos aspectos de su trabajo, aunque no lo sabemos realmente. Ambos se originan cerca del centro y fuente de todas las cosas, pero no son del mismo orden de seres. Los Ajustadores del Pensamiento surgen solo del Padre; los Espíritus Inspirados son progenie de la Trinidad del Paraíso.
19:5.7 (220.2) Los Espíritus Inspirados no pertenecen aparentemente al plan evolutivo de los planetas o universos individuales, y sin embargo parecen estar en casi todas partes. Ahora mismo, mientras estoy ocupado en formular esta exposición, la sensibilidad personal a la presencia de ese orden de Espíritus del Mensajero Solitario que me acompaña indica que está con nosotros en este instante, a no más de ocho metros, un espíritu del orden de los Inspirados y del tercer volumen de presencia de poder. El tercer volumen de presencia de poder nos sugiere la probabilidad de que tres Espíritus Inspirados estén actuando en enlace.
19:5.8 (220.3) De los más de doce órdenes de seres que me acompañan en este momento, el Mensajero Solitario es el único consciente de la presencia de esas misteriosas entidades de la Trinidad. Y además, aunque estamos informados así de la cercanía de esos Espíritus divinos, todos desconocemos por igual su misión. No sabemos realmente si son meros observadores interesados en nuestra actividad o si, de alguna manera desconocida para nosotros, contribuyen de hecho al éxito de nuestra empresa.
19:5.9 (220.4) Sabemos que los Maestros Hijos de la Trinidad están dedicados a la ilustración consciente de las criaturas del universo. Yo he llegado a la firme conclusión de que los Espíritus Inspirados de la Trinidad actúan también como maestros de los mundos mediante técnicas superconscientes. Estoy persuadido de que hay un vasto cuerpo de conocimiento espiritual esencial, una verdad indispensable para el alto logro espiritual, que no se puede recibir conscientemente; la autoconsciencia pondría en peligro efectivo la certeza de su recepción. Si este concepto es correcto, y todo mi orden de seres lo comparte, la misión de esos Espíritus Inspirados podría consistir en superar esta dificultad, en salvar esta brecha en el plan universal de ilustración moral y avance espiritual. Pensamos que estos dos tipos de maestros con origen en la Trinidad enlazan de alguna manera sus actividades, pero no lo sabemos realmente.
19:5.10 (220.5) En los mundos de formación de los superuniversos y en los circuitos eternos de Havona, he fraternizado con los mortales en perfeccionamiento —almas espiritualizadas ascendentes de los dominios evolutivos— pero ellos nunca han sido conscientes de los Espíritus Inspirados cuando alguna vez los poderes de detección de los Mensajeros Solitarios indicaban que estaban muy cerca de nosotros. He hablado sin reservas con todos los órdenes de los Hijos de Dios, altos y bajos, y ninguno de ellos es conscientes de las admoniciones de los Espíritus Inspirados de la Trinidad. Pueden examinar y examinan sus experiencias pasadas, y cuentan sucesos que son difíciles de explicar si no se tiene en cuenta la acción de estos espíritus. Pero a excepción de los Mensajeros Solitarios, y a veces de los seres con origen en la Trinidad, ningún miembro de la familia celestial ha sido nunca consciente de la cercanía de los Espíritus Inspirados.
19:5.11 (221.1) No creo que los Espíritus Inspirados de la Trinidad estén jugando al escondite conmigo. Es probable que estén intentando desvelarse ante mí tanto como yo comunicarme con ellos; nuestras dificultades y limitaciones deben ser mutuas e inherentes. Estoy convencido de que no hay secretos arbitrarios en el universo; por lo tanto, no cejaré nunca en mis esfuerzos por resolver el misterio del aislamiento de estos espíritus que pertenecen a mi orden de creación.
19:5.12 (221.2) Y a partir de todo esto, vosotros los mortales, que dais ahora vuestros primeros pasos en el viaje eterno, podéis ver bien que deberéis recorrer un largo camino antes de progresar mediante garantías «visuales» y «materiales». Durante mucho tiempo, tendréis que practicar la fe y depender de la revelación si esperáis progresar con rapidez y seguridad.
19:6.1 (221.3) Los nativos de Havona son creación directa de la Trinidad del Paraíso y su número escapa a la comprensión de vuestras mentes circunscritas. Tampoco son capaces los urantianos de concebir las dotes inherentes de criaturas tan divinamente perfectas como estas razas del universo eterno con origen en la Trinidad. Nunca podréis imaginar verdaderamente a estas gloriosas criaturas; tendréis que esperar a llegar a Havona, donde podréis saludarlas como a camaradas en el espíritu.
19:6.2 (221.4) Durante vuestra larga estancia en los mil millones de mundos de cultura de Havona, desarrollaréis una amistad eterna con estos seres magníficos. ¡Y cuán profunda es la amistad que crece entre la criatura personal más baja de los mundos del espacio y estos altos seres personales nativos de las esferas perfectas del universo central! Los mortales ascendentes, en su larga y amorosa asociación con los nativos de Havona, hacen muchas cosas para compensar el empobrecimiento espiritual de las primeras etapas de su progresión como mortales. Al mismo tiempo, a través de sus contactos con los peregrinos ascendentes, los havonitas obtienen una experiencia que les hace superar en no pequeña medida la desventaja experiencial de haber vivido siempre una vida de perfección divina. El beneficio tanto para los mortales ascendentes como para los nativos de Havona es grande y mutuo.
19:6.3 (221.5) Los nativos de Havona, como todas las demás personalidades con origen en la Trinidad, son proyectados en perfección divina y, como sucede con otras personalidades con origen en la Trinidad, el paso del tiempo puede aumentar sus reservas de dotes experienciales. Pero a diferencia de los Hijos Estacionarios de la Trinidad, los havonitas pueden evolucionar en estatus, pueden tener un destino futuro no revelado en la eternidad. Esto queda ilustrado por aquellos havonitas que factualizan por medio del servicio la capacidad de fusión con un fragmento no Ajustador del Padre y se cualifican así para ser miembros del Cuerpo de los Mortales de la Finalización. Y hay otros cuerpos de finalitarios abiertos a estos nativos del universo central.
19:6.4 (221.6) La evolución del estatus de los nativos de Havona ha dado lugar a muchas especulaciones en Uversa. Dado que por una parte se están incorporando lenta pero constantemente a los diversos Cuerpos de la Finalización del Paraíso y que por otra no se crean más, es evidente que va disminuyendo el número de nativos que queda en Havona. Las consecuencias últimas de estas operaciones no se nos han revelado, pero no creemos que Havona llegue nunca a vaciarse completamente de nativos. Hemos considerado la teoría de que los havonitas podrían dejar alguna vez de incorporarse a los cuerpos de finalitarios durante las edades de las creaciones sucesivas de los niveles del espacio exterior. También hemos considerado la posibilidad de que en esas edades posteriores del universo, el universo central esté poblado por un grupo mixto de seres residentes, una ciudadanía compuesta solo en parte por los nativos originales de Havona. No sabemos qué orden o tipo de criatura podría estar destinado así a tener estatus residencial en el Havona del futuro, pero hemos pensado en:
19:6.5 (222.1) 1. Los univitatia, que ahora son los ciudadanos permanentes de las constelaciones de los universos locales.
19:6.6 (222.2) 2. Futuros tipos de mortales que pudieran nacer en las esferas habitadas de los superuniversos durante el florecimiento de las edades de luz y vida.
19:6.7 (222.3) 3. La aristocracia espiritual de los que llegan desde los sucesivos universos exteriores.
19:6.8 (222.4) Sabemos que el Havona de la edad universal anterior era algo diferente al Havona de la edad presente. Nos parece bastante razonable asumir que estamos presenciando ahora los lentos cambios del universo central que anticipan las edades por venir. Una cosa es segura: el universo no es estático; solo Dios es inmutable.
19:7.1 (222.5) Residen en el Paraíso numerosos grupos de seres magníficos, los Ciudadanos del Paraíso. No se ocupan directamente del plan de perfeccionar a las criaturas ascendentes con voluntad y, por lo tanto, no se revelan plenamente a los mortales de Urantia. Hay más de tres mil órdenes de estas inteligencias elevadas, cuyo último grupo fue personalizado simultáneamente al mandato de la Trinidad que promulgaba el plan creativo de los siete superuniversos del tiempo y el espacio.
19:7.2 (222.6) Se designa a veces colectivamente a los Ciudadanos del Paraíso y a los nativos de Havona como personalidades del Paraíso-Havona.
19:7.3 (222.7) Con esto queda completa la relación de los seres traídos a la existencia por la Trinidad del Paraíso. Ninguno de ellos se ha descarriado jamás, y sin embargo todos están dotados de libre albedrío en el sentido más elevado.
19:7.4 (222.8) Los seres con origen en la Trinidad poseen prerrogativas de tránsito que los hacen independientes de personalidades de transporte tales como las serafines. Todos nosotros poseemos el poder de trasladarnos libre y rápidamente por el universo de universos. A excepción de los Espíritus Inspirados de la Trinidad, no podemos alcanzar la velocidad casi increíble de los Mensajeros Solitarios, pero somos capaces de utilizar el total de los medios de transporte del espacio de forma que podemos llegar a cualquier punto de un superuniverso desde su sede central en menos de un año del tiempo de Urantia. Yo tardé 109 días de vuestro tiempo en viajar de Uversa a Urantia.
19:7.5 (222.9) Estamos capacitados para intercomunicarnos instantáneamente por estas mismas vías. Todo nuestro orden de creación se encuentra en contacto con todos los individuos abarcados en cada una de las categorías de los hijos de la Trinidad del Paraíso, con la única excepción de los Espíritus Inspirados.
19:7.6 (222.10) [Presentado por un Consejero Divino de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 20
20:0.1 (223.1) SEGÚN sus funciones en el superuniverso de Orvonton, los Hijos de Dios se clasifican bajo tres encabezamientos generales:
20:0.2 (223.2) 1. Los Hijos de Dios descendentes.
20:0.3 (223.3) 2. Los Hijos de Dios ascendentes.
20:0.4 (223.4) 3. Los Hijos Trinizados de Dios.
20:0.5 (223.5) Los órdenes descendentes de filiación incluyen personalidades que son de creación directa y divina. Los hijos ascendentes, como son las criaturas mortales, consiguen este estatus mediante la participación experiencial en la técnica creativa conocida como evolución. Los Hijos Trinizados son un grupo de origen compuesto que incluye a todos los seres abrazados por la Trinidad del Paraíso aun cuando no tengan origen directo en la Trinidad.
20:1.1 (223.6) Todos los Hijos de Dios descendentes son de origen alto y divino. Se dedican al ministerio descendente de servir en los mundos y sistemas del tiempo y el espacio, donde facilitan el progreso de las criaturas humildes de origen evolutivo —los hijos de Dios ascendentes— en su ascenso al Paraíso. En esta exposición se describirán siete de los numerosos órdenes de Hijos descendentes. Los Hijos provenientes de las Deidades de la Isla central de Luz y Vida se llaman Hijos de Dios del Paraíso y abarcan los tres órdenes siguientes:
20:1.2 (223.7) 1. Hijos Creadores: los Migueles.
20:1.3 (223.8) 2. Hijos Magistrados: los Avonales.
20:1.4 (223.9) 3. Maestros Hijos de la Trinidad: los Daynales.
20:1.5 (223.10) Los otros cuatro órdenes de filiación descendente se conocen como los Hijos de Dios de los universos locales:
20:1.6 (223.11) 4. Hijos Melquisedec.
20:1.7 (223.12) 5. Hijos Vorondadek.
20:1.8 (223.13) 6. Hijos Lanonandek.
20:1.9 (223.14) 7. Portadores de Vida.
20:1.10 (223.15) Los Melquisedec son vástagos conjuntos del Hijo Creador de un universo local, el Espíritu Creativo y el Padre Melquisedec. Tanto los Vorondadek como los Lanonandek son traídos a la existencia por un Hijo Creador y su Espíritu Creativo compañero. Los Vorondadek son más conocidos como los Altísimos, los Padres de las Constelaciones; los Lanonandek como los Soberanos de los Sistemas y los Príncipes Planetarios. El orden triple de los Portadores de Vida es traído a la existencia por un Hijo Creador y el Espíritu Creativo en asociación con uno de los tres Ancianos de los Días del superuniverso de su jurisdicción. Pero la naturaleza y las actividades de estos Hijos de Dios de los universos locales están mejor descritas en los documentos que tratan de los asuntos de las creaciones locales.
20:1.11 (224.1) Los Hijos de Dios del Paraíso son de origen triple: los Hijos primarios o Creadores son traídos a la existencia por el Padre Universal y el Hijo Eterno; los Hijos secundarios o Hijos Magistrados son hijos del Hijo Eterno y el Espíritu Infinito; los Maestros Hijos de la Trinidad son vástagos del Padre, el Hijo y el Espíritu. Desde el punto de vista del servicio, la adoración y la súplica, los Hijos del Paraíso son como uno; su espíritu es uno y su trabajo es idéntico en calidad y compleción.
20:1.12 (224.2) Igual que los órdenes paradisiacos de los Días han demostrado ser administradores divinos, los órdenes de los Hijos del Paraíso se han revelado como ministradores divinos: creadores, servidores, otorgadores, jueces, maestros y reveladores de la verdad. Recorren el universo de universos desde las orillas de la Isla eterna hasta los mundos habitados del tiempo y el espacio y desempeñan múltiples servicios, no desvelados en estas narraciones, en el universo central y los superuniversos. Sus formas de organización varían según la naturaleza y el paradero de su servicio, pero en un universo local tanto los Hijos Magistrados como los Maestros Hijos sirven bajo la dirección del Hijo Creador que preside ese dominio.
20:1.13 (224.3) Los Hijos Creadores parecen poseer una dotación espiritual centrada en su persona que controlan y que pueden otorgar, como hizo vuestro propio Hijo Creador cuando derramó su espíritu sobre toda la carne mortal de Urantia. Cada Hijo Creador está dotado de este poder espiritual de atracción en su propio dominio; es personalmente consciente de todos los actos y emociones de todos los Hijos de Dios descendentes que sirven en sus dominios. Hay en esto un reflejo divino, un duplicado en los universos locales, de ese poder absoluto de atracción espiritual del Hijo Eterno que le permite extenderse hasta hacer y mantener contacto con todos sus Hijos del Paraíso dondequiera que estén en todo el universo de universos.
20:1.14 (224.4) Los Hijos Creadores del Paraíso no solo sirven como Hijos en sus ministerios descendentes de servicio y otorgamiento, sino que cuando han completado sus carreras de otorgamiento cada uno actúa como Padre del universo que él mismo ha creado, al tiempo que los demás Hijos de Dios prosiguen el servicio de otorgamiento y elevación espiritual planeado para conseguir que los planetas reconozcan voluntariamente uno a uno el gobierno amoroso del Padre Universal, reconocimiento que culmina en la consagración de la criatura a la voluntad del Padre del Paraíso y en la lealtad planetaria a la soberanía de su Hijo Creador en el universo.
20:1.15 (224.5) En un Hijo Creador séptuplo, Creador y criatura se combinan para siempre en una asociación comprensiva, compasiva y misericordiosa. Todo el orden de los Migueles, los Hijos Creadores, es tan único que el estudio de su naturaleza y sus actividades se reserva para el siguiente documento de esta serie, mientras que esta narración se centrará en los otros dos órdenes de filiación paradisiaca: los Hijos Magistrados y los Maestros Hijos de la Trinidad.
20:2.1 (224.6) Cada vez que un concepto original y absoluto del ser formulado por el Hijo Eterno se une con un ideal nuevo y divino de servicio de amor concebido por el Espíritu Infinito, se genera un Hijo de Dios nuevo y original, un Hijo Magistrado del Paraíso. Estos Hijos constituyen el orden de los Avonales en contraposición con el orden de los Migueles, los Hijos Creadores. Aunque no son creadores en el sentido personal, están estrechamente vinculados con los Migueles en toda su labor. Los Avonales son ministros y jueces planetarios, son los magistrados de los dominios del espacio-tiempo, de todas las razas, para todos los mundos y en todos los universos.
20:2.2 (225.1) Tenemos razones para pensar que el número total de Hijos Magistrados asciende a unos mil millones en el gran universo. Son un orden que se autogobierna, dirigido por su consejo supremo en el Paraíso que está compuesto por Avonales experimentados procedentes de los servicios de todos los universos. Pero cuando están asignados a un universo local y comisionados en él, sirven bajo la dirección del Hijo Creador de ese dominio.
20:2.3 (225.2) Los Avonales son los Hijos del Paraíso que sirven y se otorgan en los planetas individuales de los universos locales. Y puesto que cada Hijo Avonal tiene una personalidad exclusiva, puesto que no hay dos iguales, su trabajo es individualmente único en los mundos en los que residen, donde se encarnan frecuentemente a semejanza de carne mortal y nacen a veces de madres terrenales en los mundos evolutivos.
20:2.4 (225.3) Además de sus servicios en los niveles administrativos más altos, los Avonales tienen una función triple en los mundos habitados:
20:2.5 (225.4) 1. Acciones judiciales. Actúan en el cierre de las dispensaciones planetarias. Con el tiempo, se pueden ejecutar decenas —cientos— de estas misiones en cada mundo individual, y pueden volver innumerables veces al mismo mundo o a otros como terminadores de una dispensación, como liberadores de los supervivientes durmientes.
20:2.6 (225.5) 2. Misiones de magistrado. Se suele producir una visitación planetaria de este tipo antes de la llegada de un Hijo de otorgamiento. En esta misión el Avonal aparece como un adulto del mundo mediante un procedimiento de encarnación que no implica su nacimiento como mortal. Tras esta primera visita de magistrado ordinaria, los Avonales pueden servir repetidamente como magistrados en el mismo planeta tanto antes como después de la aparición del Hijo de otorgamiento. En esas misiones de magistrado adicionales el Avonal puede aparecer o no en forma material y visible, pero en ninguna de ellas nacerá en el mundo como bebé indefenso.
20:2.7 (225.6) 3. Misiones de otorgamiento. Todos los Hijos Avonales se otorgan al menos una vez a alguna raza mortal de algún mundo evolutivo. Las visitas judiciales son numerosas, las misiones de magistrado pueden ser plurales, pero en cada planeta no aparece más que un Hijo de otorgamiento. Los Avonales de otorgamiento nacen de mujer tal como Miguel de Nebadon se encarnó en Urantia.
20:2.8 (225.7) No hay límite al número de veces que los Hijos Avonales pueden servir en misiones de magistrado y de otorgamiento, aunque por regla general, después de pasar siete veces por esta experiencia se produce una suspensión a favor de los que han prestado menos veces este servicio. Estos Hijos con múltiples experiencias de otorgamiento son asignados entonces al alto consejo personal de un Hijo Creador y llegan así a participar en la administración de los asuntos del universo.
20:2.9 (225.8) En todo su trabajo para y en los mundos habitados, los Hijos Magistrados cuentan con la asistencia de dos órdenes de criaturas de los universos locales, los Melquisedec y los arcángeles, mientras que en las misiones de otorgamiento les acompañan además las Brillantes Estrellas Vespertinas, también originarias de las creaciones locales. En todos sus esfuerzos planetarios, los Hijos secundarios del Paraíso, los Avonales, son plenamente respaldados por la totalidad de poder y autoridad de un Hijo primario del Paraíso, el Hijo Creador del universo local en el que sirven. Su actuación en las esferas habitadas es tan eficaz y aceptable a todos los efectos como hubiera sido la de un Hijo Creador en esos mundos habitados por mortales.
20:3.1 (226.1) Los Avonales son conocidos como Hijos Magistrados porque son los altos magistrados de los dominios, los jueces de las dispensaciones sucesivas de los mundos del tiempo. Presiden el despertar de los supervivientes durmientes, enjuician el mundo, llevan a su término una dispensación de justicia suspendida, ejecutan los mandatos de una edad de misericordia de prueba, reasignan las tareas de la nueva dispensación a las criaturas del espacio con ministerio planetario y regresan a las sedes de su universo local después de terminar su misión.
20:3.2 (226.2) Cuando enjuician los destinos de una edad, los Avonales decretan el destino de las razas evolutivas, y aunque pueden dictar sentencias de extinción de la identidad de las criaturas personales, no ejecutan dichas condenas. Nadie más que las autoridades de un superuniverso puede ejecutar veredictos de esta naturaleza.
20:3.3 (226.3) La llegada de un Avonal del Paraíso a un mundo evolutivo con el propósito de terminar una dispensación y de inaugurar una nueva era de progresión planetaria no es necesariamente ni una misión de magistrado ni una misión de otorgamiento. Algunas misiones de magistrado y todas las de otorgamiento son encarnaciones; es decir, en ellas los Avonales sirven en un planeta de forma literalmente material. Sus otras visitas son «técnicas», en cuyo caso el Avonal no se encarna para el servicio planetario. Cuando un Hijo Magistrado va únicamente como juez dispensacional, llega al planeta como ser espiritual invisible para las criaturas materiales del mundo. Estas visitas específicas se producen repetidas veces en la larga historia de un mundo habitado.
20:3.4 (226.4) Los Hijos Avonales pueden actuar como jueces planetarios tanto antes de sus experiencias de magistrado como de otorgamiento. Sin embargo, en cualquiera de estas misiones el Hijo encarnado juzgará la edad planetaria que termina. Lo mismo hace un Hijo Creador cuando se encarna en una misión de otorgamiento a semejanza de carne mortal. Cuando un Hijo del Paraíso visita un mundo evolutivo y se hace como uno de sus habitantes, su presencia termina una dispensación y constituye un juicio del mundo.
20:4.1 (226.5) Antes de la aparición de un Hijo de otorgamiento en el planeta, un mundo habitado suele ser visitado por un Avonal del Paraíso en misión de magistrado. Si es la primera visitación de magistrado, el Avonal se encarna siempre como ser material. Aparece en el planeta de su misión como un varón de las razas mortales totalmente desarrollado, un ser enteramente visible para las criaturas mortales de su tiempo y generación y que está en contacto físico con ellas. Durante toda encarnación de magistrado, la conexión del Hijo Avonal con las fuerzas espirituales locales y universales es completa e ininterrumpida.
20:4.2 (226.6) Un planeta puede recibir muchas visitaciones de magistrados tanto antes como después de la aparición de un Hijo de otorgamiento. Puede ser visitado muchas veces por el mismo Avonal o por otros que actúan como jueces dispensacionales, pero esas misiones específicas de juicio no son ni de otorgamiento ni de magistrado, y en esos casos los Avonales no se encarnan nunca. Incluso cuando un planeta es bendecido repetidamente con misiones de magistrado, los Avonales no siempre se someten a la encarnación mortal. Y cuando sirven a semejanza de carne mortal aparecen siempre como seres adultos del mundo; no nacen de mujer.
20:4.3 (227.1) Cuando se encarnan en misiones de otorgamiento o en misiones de magistrado, los Hijos del Paraíso tienen Ajustadores experimentados, y esos Ajustadores son distintos en cada encarnación. Los Ajustadores que ocupan la mente de los Hijos de Dios encarnados no pueden esperar nunca conseguir la personalidad mediante la fusión con los seres divino-humanos en cuyo interior moran, pero a menudo son personalizados por un fíat del Padre Universal. Dichos Ajustadores forman el consejo supremo de dirección de Divinington para la administración, identificación y envío de los Monitores de Misterio a los mundos habitados. También reciben y acreditan a los Ajustadores en su regreso al «seno del Padre» tras la disolución por la muerte de su tabernáculo terrenal. Y así, los fieles Ajustadores de los jueces de los mundos se convierten en los jefes ensalzados de los seres de su clase.
20:4.4 (227.2) Urantia no ha alojado nunca a un Hijo Avonal en misión de magistrado. Si Urantia hubiera seguido el plan general de los mundos habitados, habría sido bendecido con una misión de magistrado en algún momento entre los días de Adán y el otorgamiento de Cristo Miguel. Pero la secuencia regular de los Hijos del Paraíso se alteró completamente en vuestro planeta cuando apareció vuestro Hijo Creador en su otorgamiento terminal hace mil novecientos años.
20:4.5 (227.3) Urantia aún puede ser visitado por un Avonal comisionado para encarnarse en misión de magistrado, pero respecto a la aparición futura de los Hijos del Paraíso, ni siquiera «los ángeles del cielo conocen el modo ni el momento de dichas visitaciones», pues el mundo de otorgamiento de un Miguel se convierte en pupilo individual y personal de un Hijo Maestro y, como tal, está sujeto por entero a sus propios planes y resoluciones. Esto se complica aún más en vuestro mundo por la promesa de Miguel de regresar. A pesar de los malentendidos sobre la estancia en Urantia de Miguel de Nebadon, una cosa es auténtica sin lugar a dudas: su promesa de volver a vuestro mundo. Ante esta perspectiva solo el tiempo puede revelar el orden futuro de las visitaciones de los Hijos de Dios del Paraíso a Urantia.
20:5.1 (227.4) El Hijo Eterno es el Verbo eterno de Dios. El Hijo Eterno es la expresión perfecta del «primer» pensamiento absoluto e infinito de su Padre eterno. Cuando un duplicado personal o extensión divina de este Hijo Original empieza una misión de otorgamiento de encarnación como mortal, se vuelve literalmente cierto que el divino «Verbo se hace carne» y que el Verbo habita así entre los seres humildes de origen animal.
20:5.2 (227.5) En Urantia existe la creencia muy difundida de que el propósito del otorgamiento de un Hijo es influir de alguna manera en la actitud del Padre Universal. Pero vuestro esclarecimiento debería indicaros que esto no es verdad. Los otorgamientos de los Hijos Avonales y Migueles son una parte necesaria del proceso experiencial planeado para convertir a estos Hijos en magistrados y regidores compasivos y dignos de confianza para los pueblos y los planetas del tiempo y el espacio. La carrera de otorgamiento séptuplo es la meta suprema de todos los Hijos Creadores del Paraíso. Y todos los Hijos Magistrados están motivados por ese mismo espíritu de servicio que caracteriza tan abundantemente a los Hijos Creadores primarios y al Hijo Eterno del Paraíso.
20:5.3 (227.6) Es necesario que algún orden de Hijo del Paraíso se otorgue en cada mundo habitado por mortales para hacer posible que los Ajustadores del Pensamiento moren en la mente de todos los seres humanos normales de esa esfera, pues los Ajustadores no van a todos los seres humanos auténticos hasta que el Espíritu de la Verdad se ha derramado sobre toda la carne. Y el envío del Espíritu de la Verdad depende del regreso a la sede del universo de un Hijo del Paraíso que ha cumplido con éxito una misión de otorgamiento como mortal en un mundo en evolución.
20:5.4 (228.1) En el transcurso de la larga historia de un planeta habitado tendrán lugar muchos juicios dispensacionales y podrá darse más de una misión de magistrado, pero lo normal es que un Hijo de otorgamiento solo sirva una vez en la esfera. Solo se requiere que cada mundo habitado tenga un Hijo de otorgamiento que haya ido a vivir una vida mortal plena, desde el nacimiento hasta la muerte. Tarde o temprano y sea cual sea su estatus espiritual, todos los mundos habitados por mortales están destinados a alojar a un Hijo Magistrado en misión de otorgamiento, excepto el único planeta de cada universo local en el que un Hijo Creador elige hacer su otorgamiento como mortal.
20:5.5 (228.2) A medida que vais entendiendo más sobre los Hijos de otorgamiento, captáis por qué suscita Urantia tanto interés en la historia de Nebadon. Vuestro pequeño e insignificante planeta le importa al universo local simplemente porque es el mundo hogar de Jesús de Nazaret como mortal. Fue el escenario del otorgamiento final y triunfante de vuestro Hijo Creador, la arena en la que Miguel ganó la soberanía personal suprema del universo de Nebadon.
20:5.6 (228.3) En la sede de su universo local y especialmente después de consumar su propio otorgamiento como mortal, un Hijo Creador dedica gran parte de su tiempo a aconsejar e instruir al colegio de Hijos asociados, los Hijos Magistrados y otros. Con amor y dedicación, con tierna misericordia y afectuosa consideración, estos Hijos Magistrados se otorgan a los mundos del espacio. Y estos servicios planetarios no son en ningún modo inferiores a los otorgamientos de los Migueles como mortales. Es verdad que vuestro Hijo Creador eligió como mundo de su aventura final de experiencia como criatura uno que había sufrido notables desventuras. Pero ningún planeta podría encontrarse nunca en condiciones que exigieran el otorgamiento de un Hijo Creador para su rehabilitación espiritual. Cualquier Hijo del grupo de otorgamiento hubiera sido igual de suficiente, pues en todo su trabajo en los mundos de un universo local los Hijos Magistrados son tan divinamente eficaces y plenamente sabios como lo habría sido su hermano paradisiaco, el Hijo Creador.
20:5.7 (228.4) Aunque la posibilidad de desastre acompaña siempre a estos Hijos del Paraíso durante sus encarnaciones de otorgamiento, aún estoy por ver el registro de un solo fracaso o incumplimiento de un Hijo Magistrado o de un Hijo Creador en una misión de otorgamiento. Ambos tienen un origen demasiado cercano a la perfección absoluta como para fallar. Asumen el riesgo ciertamente, se hacen realmente semejantes a las criaturas mortales de carne y hueso y obtienen de ese modo la experiencia única de la criatura, pero hasta donde alcanzan mis observaciones siempre tienen éxito. No dejan nunca de conseguir la meta de la misión de otorgamiento. La historia de sus otorgamientos y servicios planetarios en todo Nebadon constituye el capítulo más noble y fascinante de la historia de vuestro universo local.
20:6.1 (228.5) El método por el que un Hijo del Paraíso se prepara para la encarnación mortal como Hijo de otorgamiento, por el que entra en el seno de su madre en el planeta de otorgamiento, es un misterio universal, y cualquier intento de descubrir el funcionamiento de esta técnica de Sonarington está abocado a un fracaso seguro. Dejad que el conocimiento sublime de la vida mortal de Jesús de Nazaret penetre en vuestras almas, pero no malgastéis ningún pensamiento en especulaciones inútiles sobre cómo se efectuó esta misteriosa encarnación de Miguel de Nebadon. Regocijémonos todos en el conocimiento y la seguridad de que tales consecuciones son posibles para la naturaleza divina y no perdamos el tiempo en vanas conjeturas sobre la técnica empleada por la sabiduría divina para producir esos fenómenos.
20:6.2 (229.1) En una misión de otorgamiento como mortal un Hijo del Paraíso nace siempre de mujer y crece como un niño varón del planeta, como lo hizo Jesús en Urantia. Todos estos Hijos de servicio supremo pasan por la infancia y la juventud hasta la edad adulta exactamente igual que un ser humano. En todos los aspectos se hacen como los mortales de la raza en la que nacen. Hacen peticiones al Padre como los hijos de los planetas en los que sirven. Desde un punto de vista material estos hijos divino-humanos viven vidas normales con una única excepción: no engendran descendencia en los mundos donde residen. Es una restricción universal impuesta a todos los órdenes de los Hijos de otorgamiento del Paraíso.
20:6.3 (229.2) Igual que Jesús trabajó en vuestro mundo como el hijo de un carpintero, otros Hijos del Paraíso trabajan en distintas ocupaciones en sus planetas de otorgamiento. Es difícil encontrar una profesión que no haya sido ejercida por un Hijo del Paraíso en el curso de su otorgamiento en alguno de los planetas evolutivos del tiempo.
20:6.4 (229.3) Cuando un Hijo de otorgamiento ha llegado a dominar la experiencia de vivir la vida mortal, cuando ha conseguido la perfecta sintonía con el Ajustador que mora en su interior, empieza la parte de su misión planetaria planeada para iluminar la mente e inspirar el alma de sus hermanos en la carne. Como maestros, estos hijos se dedican exclusivamente al esclarecimiento espiritual de las razas mortales de los mundos donde residen.
20:6.5 (229.4) Las carreras de otorgamiento como mortales de los Migueles y de los Avonales, si bien comparables en la mayoría de sus aspectos, no son idénticas del todo. Un Hijo Magistrado no proclama nunca: «todo aquel que ha visto al Hijo ha visto al Padre» como hizo vuestro Hijo Creador cuando estuvo encarnado en Urantia. En cambio un Avonal otorgado sí declara: «todo aquel que me ha visto ha visto al Hijo Eterno de Dios». Los Hijos Magistrados no descienden directamente del Padre universal ni se encarnan sometidos a la voluntad del Padre. Se otorgan siempre como Hijos del Paraíso sujetos a la voluntad del Hijo Eterno del Paraíso.
20:6.6 (229.5) Aunque los Hijos de otorgamiento, Creadores o Magistrados, entran en los portales de la muerte, reaparecen al tercer día. Pero no debéis pensar que afrontan siempre el trágico final padecido por el Hijo Creador que residió en vuestro mundo hace mil novecientos años. La experiencia extraordinaria e inusualmente cruel por la que pasó Jesús de Nazaret ha hecho que Urantia sea conocido localmente como «el mundo de la cruz». No es necesario que se trate de forma tan inhumana a un Hijo de Dios. La inmensa mayoría de los planetas les ha dispensado un recibimiento más considerado y les ha permitido acabar sus carreras mortales, terminar la edad, juzgar a los supervivientes durmientes e inaugurar una nueva dispensación sin imponerles una muerte violenta. Un Hijo de otorgamiento debe someterse a la muerte, debe pasar por la totalidad de la experiencia misma de los mortales del planeta, pero no es requisito del plan divino que esa muerte sea violenta o inusual.
20:6.7 (229.6) Cuando los Hijos de otorgamiento no reciben una muerte violenta renuncian voluntariamente a su vida y pasan por los portales de la muerte, no para satisfacer las demandas de una «justicia severa» o de la «ira divina», sino para completar el otorgamiento, «para apurar el cáliz» de la carrera de encarnación y de experiencia personal en todo lo que constituye la vida de una criatura tal como se vive en los planetas donde existen mortales. El otorgamiento es una necesidad planetaria y del universo, y la muerte física no es más que una parte necesaria de la misión de otorgamiento.
20:6.8 (230.1) Una vez terminada su encarnación como mortal, el Avonal que ha realizado el servicio se dirige al Paraíso, es aceptado por el Padre Universal, regresa al universo local en el que está destinado y recibe el reconocimiento del Hijo Creador. Acto seguido, el Avonal de otorgamiento y el Hijo Creador envían su Espíritu de la Verdad conjunto a actuar en el corazón de las razas mortales que moran en el mundo de otorgamiento. En las edades de un universo local anteriores a la soberanía, es el espíritu conjunto de ambos Hijos puesto en obra por el Espíritu Creativo. Difiere algo del Espíritu de la Verdad que caracteriza las edades del universo local que siguen al séptimo otorgamiento de un Miguel.
20:6.9 (230.2) Al término del otorgamiento final de un Hijo Creador, el Espíritu de la Verdad, enviado previamente a todos los mundos del universo local donde se ha otorgado un Avonal, cambia de naturaleza y se convierte más literalmente en el espíritu del Miguel soberano. Este fenómeno concurre con la liberación del Espíritu de la Verdad que servirá en el planeta donde el Miguel se ha otorgado como mortal. A partir de entonces cada mundo honrado por un otorgamiento de magistrado recibirá del Hijo Creador séptuplo, en asociación con el Hijo Magistrado, el mismo espíritu confortador que habría recibido si el propio Soberano del universo local se hubiera encarnado personalmente como su Hijo de otorgamiento.
20:7.1 (230.3) Estos Hijos del Paraíso sumamente personales y sumamente espirituales son traídos a la existencia por la Trinidad del Paraíso. Son conocidos en Havona como el orden de los Daynales. En Orvonton están registrados como Maestros Hijos de la Trinidad, llamados así por su ascendencia. En Salvington se les denomina a veces los Hijos Espirituales del Paraíso.
20:7.2 (230.4) El número de Maestros Hijos aumenta constantemente. En el último censo universal difundido se contabilizaron algo más de veintiún mil millones de estos Hijos de la Trinidad que actúan en el universo central y en los superuniversos, sin contar las reservas del Paraíso compuestas por más de un tercio de todos los Maestros Hijos de la Trinidad que existen.
20:7.3 (230.5) El orden Daynal de filiación no es una parte orgánica de las administraciones de los universos locales ni de los superuniversos. Sus miembros no son ni creadores ni rescatadores, tampoco son jueces ni regidores. No están tan involucrados en la administración del universo como en el esclarecimiento moral y el desarrollo espiritual. Son los educadores universales y están dedicados al despertar espiritual y a la guía moral de todos los mundos. Su ministerio está íntimamente interrelacionado con el de las personalidades del Espíritu Infinito y estrechamente vinculado a la ascensión al Paraíso de los seres criatura.
20:7.4 (230.6) Estos Hijos de la Trinidad comparten las naturalezas conjuntas de las tres Deidades del Paraíso, pero en Havona parecen reflejar más la naturaleza del Padre Universal. En los superuniversos parecen retratar la naturaleza del Hijo Eterno, mientras que en las creaciones locales parecen mostrar el carácter del Espíritu Infinito. En todos los universos son la personificación del servicio y la prudencia de la sabiduría.
20:7.5 (230.7) A diferencia de sus hermanos paradisiacos los Migueles y los Avonales, los Maestros Hijos de la Trinidad no reciben formación preliminar en el universo central. Son enviados directamente a las sedes de los superuniversos y comisionados desde allí para servir en algún universo local. En su ministerio hacia esos dominios evolutivos utilizan la influencia espiritual combinada de un Hijo Creador y de los Hijos Magistrados asociados, pues los Daynales en y por sí mismos no poseen poder de atracción espiritual.
20:8.1 (231.1) Los Hijos Espirituales del Paraíso son seres únicos con origen en la Trinidad y son las únicas criaturas de la Trinidad que están tan completamente vinculadas a la conducción de los universos de origen dual. Están dedicados afectuosamente al ministerio educativo de las criaturas mortales y de los órdenes más bajos de seres espirituales. Empiezan su tarea en los sistemas locales y, conforme a sus logros y experiencia, van avanzando hacia dentro, pasando por el servicio en las constelaciones, hasta el trabajo más alto de la creación local. Tras certificarse pueden convertirse en embajadores espirituales que representan a los universos locales donde han servido.
20:8.2 (231.2) Desconozco el número exacto de Maestros Hijos que hay en Nebadon; son muchos miles. Muchos de los cabezas de departamento de las escuelas Melquisedec pertenecen a este orden, mientras que el personal conjunto de la Universidad regularmente constituida de Salvington abarca a más de cien mil, e incluye a estos Hijos. Gran número de ellos están emplazados en los varios mundos de formación en la morontia, aunque no solo se ocupan del avance espiritual e intelectual de las criaturas mortales; les concierne igualmente la instrucción de los seres seráficos y de otros nativos de las creaciones locales. Muchos de sus asistentes son seleccionados de entre los seres trinizados por criaturas.
20:8.3 (231.3) Los Maestros Hijos componen el cuerpo docente que organiza todos los exámenes y dirige todas las pruebas de calificación y certificación para todas las fases de menor rango del servicio del universo, desde los deberes de los centinelas de puestos avanzados hasta los de los estudiosos de las estrellas. Dirigen un curso multisecular de formación que va desde los cursos planetarios hasta la alta Facultad de la Sabiduría ubicada en Salvington. Todos los que llevan a término estas aventuras de sabiduría y verdad, sean mortales ascendentes o querubines con aspiraciones, reciben testimonio de reconocimiento por su logro y sus esfuerzos.
20:8.4 (231.4) En todos los universos todos los Hijos de Dios están en deuda con estos Maestros Hijos de la Trinidad siempre fieles y universalmente eficientes. Son los maestros eminentes de todas las personalidades de espíritu, incluso los maestros probados y verdaderos de los propios Hijos de Dios. Pero apenas puedo informaros sobre los interminables detalles de las funciones y deberes de los Maestros Hijos. El vasto campo de actividades de la filiación Daynal se entenderá mejor en Urantia cuando estéis más avanzados en inteligencia y haya terminado el aislamiento espiritual de vuestro planeta.
20:9.1 (231.5) Cuando el progreso de los acontecimientos en un mundo evolutivo indica que se dan las circunstancias para iniciar una edad espiritual, los Maestros Hijos de la Trinidad se ofrecen siempre voluntarios para ese servicio. No estáis familiarizados con este orden de filiación porque Urantia no ha experimentado nunca una edad espiritual, un milenio de esclarecimiento cósmico. Pero los Maestros Hijos, incluso ahora, visitan vuestro mundo con el propósito de formular planes relativos a su proyectada estancia en vuestra esfera. Se espera su aparición en Urantia cuando sus habitantes hayan logrado una liberación relativa de las ataduras de la animalidad y de las cadenas del materialismo.
20:9.2 (231.6) Los Maestros Hijos de la Trinidad no tienen nada que ver con la terminación de las dispensaciones planetarias. Ni juzgan a los muertos ni trasladan a los vivos, pero en cada misión planetaria están acompañados por un Hijo Magistrado encargado de esas tareas. Los Maestros Hijos se dedican por completo a los inicios de una edad espiritual, a los albores de la era de las realidades espirituales en un planeta evolutivo. Hacen reales los equivalentes espirituales del conocimiento material y la sabiduría temporal.
20:9.3 (232.1) Los Maestros Hijos suelen permanecer en los planetas que visitan durante mil años del tiempo planetario. Un Maestro Hijo preside el reinado milenario planetario y es asistido por setenta compañeros de su orden. Los Daynales no se encarnan ni se materializan de ninguna otra manera para ser visibles a los seres mortales. Por eso el contacto con el mundo que visitan se mantiene a través de las actividades de las Brillantes Estrellas Vespertinas, personalidades del universo local que están vinculadas a los Maestros Hijos de la Trinidad.
20:9.4 (232.2) Los Daynales pueden regresar muchas veces a un mundo habitado, y después de su misión final el planeta accederá al estatus estable de una esfera de luz y vida, la meta evolutiva de todos los mundos habitados por mortales en la presente edad del universo. El Cuerpo de los Mortales de la Finalización tiene mucho que ver con las esferas asentadas en luz y vida, y sus actividades planetarias están relacionadas con las de los Maestros Hijos. En efecto, todo el orden de filiación Daynal está íntimamente conectado con todas las fases de las actividades finalitarias en las creaciones evolutivas del tiempo y el espacio.
20:9.5 (232.3) Los Maestros Hijos de la Trinidad parecen estar tan completamente identificados con el régimen de progresión de los mortales a través de las primeras etapas de la ascensión evolutiva que a menudo nos vemos inducidos a especular sobre su posible colaboración con los finalitarios en la carrera no desvelada de los universos futuros. Observamos que los administradores de los superuniversos son en parte personalidades con origen en la Trinidad y en parte criaturas evolutivas ascendentes abrazadas por la Trinidad. Creemos firmemente que los Maestros Hijos y los finalitarios se dedican ahora a adquirir la experiencia de colaboración en el tiempo que pudiera ser su formación preliminar para una colaboración estrecha en algún destino futuro no revelado. En Uversa creemos que cuando los superuniversos se asienten finalmente en luz y vida, estos Maestros Hijos del Paraíso, que se habrán familiarizado tan a fondo con los problemas de los mundos evolutivos y habrán colaborado durante tanto tiempo con la carrera de los mortales evolutivos, serán transferidos probablemente a una posición de colaboración eterna con el Cuerpo de la Finalización del Paraíso.
20:10.1 (232.4) Todos los Hijos de Dios del Paraíso son divinos en origen y naturaleza. El trabajo de cada Hijo del Paraíso en beneficio de cada mundo es exactamente como si el Hijo que realiza el servicio fuera el primer y único Hijo de Dios.
20:10.2 (232.5) Los Hijos del Paraíso son la ofrenda divina de las naturalezas en acción de las tres personas de la Deidad a los dominios del tiempo y el espacio. Los Hijos Creadores, los Hijos Magistrados y los Maestros Hijos son los dones de las Deidades eternas a los hijos de los hombres y a todas las demás criaturas del universo con potencial de ascensión. Estos Hijos de Dios son los ministradores divinos que se dedican sin descanso a la tarea de ayudar a las criaturas del tiempo a alcanzar la alta meta espiritual de la eternidad.
20:10.3 (232.6) En los Hijos Creadores, el amor del Padre Universal se mezcla con la misericordia del Hijo Eterno y se desvela a los universos locales en el poder creativo, el ministerio de amor y la soberanía comprensiva de los Migueles. En los Hijos Magistrados, la misericordia del Hijo Eterno unida al ministerio del Espíritu Infinito se revela a los dominios evolutivos en las carreras de estos Avonales que juzgan, sirven y se otorgan. En los Maestros Hijos de la Trinidad, el amor, la misericordia y el ministerio de las tres Deidades del Paraíso se coordinan en los más altos niveles de valor del espacio-tiempo y se entregan a los universos como verdad viva, bondad divina y belleza espiritual verdadera.
20:10.4 (233.1) En los universos locales estos órdenes de filiación colaboran para llevar la revelación de las Deidades del Paraíso a las criaturas del espacio. Como Padre de un universo local, un Hijo Creador retrata el carácter infinito del Padre Universal. Como Hijos misericordiosos de otorgamiento, los Avonales revelan la naturaleza incomparable del Hijo Eterno de compasión infinita. Como verdaderos maestros de las personalidades ascendentes, los Hijos Daynales de la Trinidad desvelan la personalidad de maestro del Espíritu Infinito. Con su cooperación divinamente perfecta, los Migueles, los Avonales y los Daynales contribuyen a la actualización y a la revelación de la personalidad y la soberanía de Dios Supremo en y para los universos del espacio-tiempo. Con la armonía de sus actividades trinas, estos Hijos de Dios del Paraíso actúan siempre en la vanguardia de las personalidades de la Deidad y siguen la expansión sin fin de la divinidad de la Primera Gran Fuente y Centro desde la Isla sempiterna del Paraíso hacia las profundidades desconocidas del espacio.
20:10.5 (233.2) [Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 21
21:0.1 (234.1) LOS Hijos Creadores son los hacedores y regidores de los universos locales del tiempo y el espacio. Estos creadores y soberanos de los universos son de origen dual y personifican las características de Dios Padre y Dios Hijo. Pero cada Hijo Creador es diferente de todos los demás, cada uno es único en naturaleza y en personalidad, cada uno es el «Hijo unigénito» del ideal perfecto de deidad que lo originó.
21:0.2 (234.2) En la obra inmensa de organizar, hacer evolucionar y perfeccionar un universo local, estos altos Hijos cuentan siempre con la aprobación sustentadora del Padre Universal. La relación de los Hijos Creadores con su Padre del Paraíso es enternecedora e inigualable. Sin ninguna duda, el afecto profundo de los padres Deidad por su progenie divina es la fuente de ese amor hermoso y casi divino que incluso los padres mortales sienten por sus hijos.
21:0.3 (234.3) Estos Hijos primarios del Paraíso son personalizados como Migueles. Cuando salen del Paraíso para fundar sus universos se les conoce como Migueles Creadores. Cuando se asientan en la autoridad suprema son llamados Migueles Maestros. A veces nos referimos al soberano de vuestro universo de Nebadon como Cristo Miguel. Reinan siempre y para siempre según el «orden de Miguel», por ser esa la denominación del primer Hijo de su orden y de su naturaleza.
21:0.4 (234.4) El Miguel original o primogénito no ha experimentado nunca la encarnación como ser material, pero pasó siete veces por la experiencia de ascenso de la criatura espiritual en los siete circuitos de Havona y fue progresando desde las esferas exteriores hasta el circuito más interior de la creación central. El orden de Miguel conoce el gran universo de un extremo a otro; no existe ninguna experiencia esencial de ninguno de los hijos del tiempo y el espacio en la que los Migueles no hayan participado personalmente. Comparten de hecho no solo la naturaleza divina sino también vuestra naturaleza, es decir, todas las naturalezas desde la más alta hasta la más baja.
21:0.5 (234.5) El Miguel original ostenta la presidencia de los Hijos primarios del Paraíso cuando se reúnen a conferenciar en el centro de todas las cosas. No hace mucho, registramos en Uversa la difusión universal de un cónclave extraordinario celebrado en la Isla eterna que reunió a ciento cincuenta mil Hijos Creadores en presencia de sus padres para deliberar sobre el progreso de la unificación y estabilización del universo de universos. Fue este un grupo selecto de Migueles Soberanos, Hijos de otorgamiento séptuplo.
21:1.1 (234.6) Cuando la plenitud de la ideación espiritual absoluta del Hijo Eterno se encuentra con la plenitud del concepto absoluto de personalidad del Padre Universal, cuando se logra final y plenamente esa unión creativa, cuando se produce esa identidad absoluta de espíritu y esa unicidad infinita del concepto de la personalidad, ahí y entonces, sin pérdida alguna de personalidad ni de prerrogativas para ninguna de las dos Deidades infinitas, destella a la existencia como ser totalmente desarrollado un Hijo Creador nuevo y original, el Hijo unigénito del ideal perfecto y la idea poderosa cuya unión da origen a esta nueva personalidad creadora dotada de poder y perfección.
21:1.2 (235.1) Cada Hijo Creador es el vástago unigénito y uniengendrable de la unión perfecta de los conceptos originales de las dos mentes infinitas y eternas y perfectas de los Creadores siempre existentes del universo de universos. No podrá haber nunca otro Hijo como ese, porque cada Hijo Creador es la expresión y la personificación no cualificadas pero acabadas y finales de todas y cada una de las fases de cada característica de cada posibilidad de cada realidad divina que podría nunca, en toda la eternidad, encontrarse en, expresarse por, o evolucionar de esos potenciales creativos divinos que se unieron para traer a ese Hijo Miguel a la existencia. Cada Hijo Creador es el absoluto de los conceptos unidos de deidad que constituyen su origen divino.
21:1.3 (235.2) En principio, la naturaleza divina de estos Hijos Creadores proviene por igual de los atributos de ambos padres paradisiacos. Todos comparten la plenitud de la naturaleza divina del Padre Universal y las prerrogativas creativas del Hijo Eterno, pero al observar la puesta en práctica de las funciones de los Migueles en los universos percibimos diferencias patentes. Algunos Hijos Creadores parecen ser más como Dios Padre, otros más como Dios Hijo. Por ejemplo, la tendencia de la administración en el universo de Nebadon sugiere que su Hijo Creador y regidor se parece más en naturaleza y carácter al Hijo Madre Eterno. Conviene añadir que algunos universos están presididos por Migueles del Paraíso que parecen asemejarse por igual a Dios Padre y a Dios Hijo. Y estas observaciones no implican crítica alguna, son simplemente la constatación de un hecho.
21:1.4 (235.3) No conozco el número exacto de Hijos Creadores que existen, pero tengo buenas razones para creer que hay más de setecientos mil. Ahora bien, sabemos que hay exactamente setecientos mil Uniones de los Días y que no se van a crear más. Observamos también que los planes establecidos para la presente edad del universo parecen indicar que se va a emplazar un Unión de los Días en cada universo local como embajador consejero de la Trinidad. Observamos por otra parte que el número de Hijos Creadores crece constantemente y excede ya el número estacionario de los Uniones de los Días. Pero no se nos ha informado nunca sobre el destino de los Migueles que sobrepasan los setecientos mil.
21:2.1 (235.4) Los Hijos del Paraíso del orden primario son los diseñadores, creadores, constructores y administradores de sus respectivos dominios, los universos locales del tiempo y el espacio, las unidades creativas básicas de los siete superuniversos evolutivos. A un Hijo Creador se le permite elegir el emplazamiento espacial de su actividad cósmica futura, pero antes de poder empezar siquiera la organización física de su universo debe pasar un largo periodo de observación dedicado al estudio de los esfuerzos de sus hermanos mayores en varias creaciones ubicadas en el superuniverso en el que proyecta actuar. Y antes de todo esto el Hijo Miguel habrá completado su larga experiencia única de observación en el Paraíso y de formación en Havona.
21:2.2 (235.5) Cuando un Hijo Creador sale del Paraíso para embarcarse en la aventura de hacer un universo, para convertirse en el cabeza —prácticamente el Dios— del universo local que él mismo va a organizar, se ve a sí mismo por primera vez en contacto íntimo con la Tercera Fuente y Centro y dependiente de ella en muchos aspectos. El Espíritu Infinito, aunque mora con el Padre y con el Hijo en el centro de todas las cosas, está destinado a obrar como ayudante propiamente dicho y efectivo de cada Hijo Creador. Por eso cada Hijo Creador está acompañado por una Hija Creativa del Espíritu Infinito, el ser que está destinado a convertirse en la Ministra Divina, el Espíritu Madre del nuevo universo local.
21:2.3 (236.1) Con ocasión de la partida de un Hijo Miguel, sus prerrogativas creadoras se liberan para siempre de las Fuentes y Centros del Paraíso y quedan sujetas solo a ciertas limitaciones inherentes a la preexistencia de estas Fuentes y Centros y a ciertos otros poderes y presencias antecedentes. Entre estas limitaciones a las prerrogativas creadoras, por otra parte todopoderosas, del Padre de un universo local, están las siguientes:
21:2.4 (236.2) 1. La materia-energía está dominada por el Espíritu Infinito. Antes de que puedan crearse nuevas formas de cosas, grandes o pequeñas, antes de que pueda intentarse ninguna nueva transformación de la materia-energía, un Hijo Creador debe obtener el consentimiento y la cooperación activa del Espíritu Infinito.
21:2.5 (236.3) 2. Los tipos y diseños de las criaturas están controlados por el Hijo Eterno. Antes de que un Hijo Creador pueda dedicarse a la creación de ningún tipo nuevo de ser, de ningún diseño nuevo de criatura, debe obtener el consentimiento del Hijo Madre Original y Eterno.
21:2.6 (236.4) 3. La personalidad está diseñada y es otorgada por el Padre Universal.
21:2.7 (236.5) Los tipos y patrones de la mente están determinados por los factores precriatura del ser. Después de asociarse estos para constituir una criatura (personal u otra), la mente es dotación de la Tercera Fuente y Centro, la fuente universal del ministerio de mente para todos los seres que están por debajo del nivel de los Creadores del Paraíso.
21:2.8 (236.6) El control de los diseños y de los tipos de espíritu depende del nivel de su manifestación. En último término, el diseño espiritual está controlado por la Trinidad o por las dotaciones de espíritu anteriores a la Trinidad de las personalidades de la Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu.
21:2.9 (236.7) Cuando ese Hijo perfecto y divino ha tomado posesión del emplazamiento espacial del universo que ha elegido, cuando se han resuelto los problemas iniciales de materialización del universo y del equilibrio general, cuando ha formado una unión de trabajo eficaz y cooperativa con la Hija del Espíritu Infinito complementaria, este Hijo de Universo y este Espíritu de Universo inician el enlace que está destinado a dar origen a las innumerables huestes de sus hijos del universo local. En conexión con este acontecimiento, el Espíritu Creativo, focalización del Espíritu Infinito del Paraíso, cambia de naturaleza y adquiere las cualidades personales de Espíritu Madre de un universo local.
21:2.10 (236.8) A pesar de que todos los Hijos Creadores son semejantes de manera divina a sus padres paradisiacos, ninguno se parece exactamente a otro; cada uno es único, diverso, exclusivo y original tanto en naturaleza como en personalidad. Y puesto que son los arquitectos y hacedores de los planes de vida de sus universos respectivos, esta misma diversidad asegura que sus dominios sean también diversos en todas las formas y fases de existencia viva proveniente del Miguel, ya creadas en ellos o de evolución posterior. En consecuencia, los órdenes de criaturas nativas de los universos locales son muy variados. No hay dos de estos universos administrados o habitados por seres nativos de origen dual que sean idénticos en todos los aspectos. Dentro de cualquier superuniverso, la mitad de sus atributos inherentes son muy parecidos porque provienen de los Espíritus Creativos uniformes; la otra mitad varía porque provienen de los Hijos Creadores diversificados. Sin embargo, esta diversidad no caracteriza a las criaturas que tienen origen exclusivo en el Espíritu Creativo ni a los seres importados que son nativos del universo central o de los superuniversos.
21:2.11 (237.1) Cuando un Hijo Miguel está ausente de su universo, su gobierno está dirigido por el ser nativo primogénito, la Radiante Estrella Matutina, el jefe ejecutivo del universo local. En esos momentos el asesoramiento y consejo del Unión de los Días tiene un valor inestimable. Durante estas ausencias un Hijo Creador puede conferir al Espíritu Madre compañero el sobrecontrol de su presencia espiritual en los mundos habitados y en el corazón de sus hijos mortales. Y el Espíritu Madre de un universo local permanece siempre en su sede desde donde extiende sus cuidados protectores y su ministerio espiritual hasta las zonas más lejanas de ese dominio evolutivo.
21:2.12 (237.2) En una creación material establecida no es necesaria la presencia personal de un Hijo Creador en su universo local para el buen funcionamiento de las cosas. Estos Hijos pueden viajar al Paraíso, y aun así sus universos seguirán desplazándose a través del espacio. Pueden dejar de lado sus líneas de poder para encarnarse como hijos del tiempo, y aun así sus dominios seguirán girando alrededor de sus centros respectivos. Ninguna organización material es independiente de la sujeción de la gravedad absoluta del Paraíso ni del sobrecontrol cósmico inherente a la presencia en el espacio del Absoluto No Cualificado.
21:3.1 (237.3) A un Hijo Creador se le da el ámbito de un universo por consentimiento de la Trinidad del Paraíso y con la confirmación del Espíritu Maestro supervisor del superuniverso en cuestión. Esta acción constituye un título de posesión física, un arrendamiento cósmico. Pero la elevación de un Hijo Miguel desde esta etapa de regencia inicial y autolimitada hasta la supremacía experiencial de la soberanía ganada por él mismo llega como resultado de sus propias experiencias personales en la labor de creación de un universo y de otorgamiento encarnado. Hasta que logra la soberanía ganada mediante otorgamientos, rige como representante del Padre Universal.
21:3.2 (237.4) Un Hijo Creador podría hacer valer la plena soberanía sobre su creación personal en cualquier momento, pero elige sabiamente no hacerlo. Si antes de pasar por los otorgamientos como criatura asumiera una soberanía suprema no ganada, las personalidades paradisiacas residentes en su universo local se retirarían. Pero esto no ha sucedido nunca en ninguna de las creaciones del tiempo y el espacio.
21:3.3 (237.5) El hecho de tener la condición de creador implica la soberanía plena, pero los Migueles eligen ganarla experiencialmente, y conservan así la cooperación plena de todas las personalidades paradisiacas adscritas a la administración del universo local. No conocemos a ningún Miguel que haya actuado nunca de otra manera, aunque todos ellos podrían hacerlo. Son en verdad Hijos con libre albedrío.
21:3.4 (237.6) La soberanía de un Hijo Creador en un universo local pasa por seis, quizás siete, etapas de manifestación experiencial. Estas aparecen en el orden siguiente:
21:3.5 (237.7) 1. Soberanía inicial como representante: la autoridad provisional solitaria que ejerce un Hijo Creador antes de que el Espíritu Creativo compañero adquiera las cualidades de la personalidad.
21:3.6 (237.8) 2. Soberanía conjunta como representante: el gobierno conjunto del par paradisiaco tras la consecución de la personalidad por el Espíritu Madre del Universo.
21:3.7 (238.1) 3. Soberanía en aumento como representante: la autoridad creciente de un Hijo Creador durante el periodo de sus siete otorgamientos como criatura.
21:3.8 (238.2) 4. Soberanía suprema: la autoridad asentada que sigue a la compleción del séptimo otorgamiento. En Nebadon la soberanía suprema data de la compleción del otorgamiento de Miguel en Urantia. Ha existido un poco más de mil novecientos años de vuestro tiempo planetario.
21:3.9 (238.3) 5. Soberanía suprema en aumento: la relación avanzada que surge del asentamiento en luz y vida de una mayoría de los dominios de las criaturas. Esta etapa pertenece al futuro aún no conseguido de vuestro universo local.
21:3.10 (238.4) 6. Soberanía trinitaria: ejercida tras el asentamiento de todo el universo local en luz y vida.
21:3.11 (238.5) 7. Soberanía no revelada: las relaciones desconocidas de una edad futura del universo.
21:3.12 (238.6) Al aceptar como representante la soberanía inicial de un universo local proyectado, un Miguel Creador presta ante la Trinidad el juramento de no asumir la soberanía suprema hasta que los siete otorgamientos como criatura no hayan sido consumados y certificados por los gobernantes del superuniverso. Pero si un Hijo Miguel no pudiera hacer valer a voluntad esa soberanía no ganada, no tendría sentido prestar el juramento de no hacerlo.
21:3.13 (238.7) Incluso en las edades anteriores a los otorgamientos, un Hijo Creador rige su dominio de modo casi supremo cuando no hay disensión en ninguna de sus partes. Si la soberanía no fuera desafiada nunca, la limitación de la regencia no se pondría de manifiesto. La soberanía ejercida por un Hijo Creador antes de los otorgamientos en un universo sin rebelión no es mayor que en un universo con rebelión, pero en el primer caso las limitaciones de la soberanía no son patentes y en el segundo sí.
21:3.14 (238.8) Si en algún momento se desafía, ataca o pone en peligro la autoridad o la administración de un Hijo Creador, este se ha comprometido eternamente a sostener, proteger, defender y, si fuera necesario, recuperar su creación personal. A estos Hijos solo les pueden molestar o acosar las criaturas que ellos mismos han hecho o seres más altos que ellos mismos han elegido. Se podría inferir que no es probable que «seres más altos» con origen en niveles superiores al de un universo local molesten a un Hijo Creador, y es cierto. Pero podrían si así lo eligieran. La virtud es volitiva en la personalidad; la rectitud no es automática en las criaturas con libre albedrío.
21:3.15 (238.9) Antes de completar la carrera de otorgamientos un Hijo Creador gobierna con ciertas limitaciones autoimpuestas de soberanía, pero tras finalizar su servicio de otorgamientos gobierna en virtud de su experiencia vivida bajo la forma y la semejanza de sus múltiples criaturas. Cuando un Creador ha residido siete veces entre sus criaturas, cuando finaliza la carrera de otorgamientos, es asentado supremamente en la autoridad del universo. Se ha convertido en un Hijo Maestro, un gobernante soberano y supremo.
21:3.16 (238.10) El proceso de conseguir la soberanía suprema de un universo local implica los siete pasos experienciales siguientes:
21:3.17 (238.11) 1. Adentrarse experiencialmente en siete niveles de existencia de criatura mediante la técnica del otorgamiento encarnado a semejanza misma de las criaturas del nivel en cuestión.
21:3.18 (238.12) 2. Consagrarse experiencialmente a cada fase de la voluntad séptupla de la Deidad del Paraíso tal como se personifica en los siete Espíritus Maestros.
21:3.19 (239.1) 3. Atravesar cada una de las siete experiencias en los niveles de criatura y ejecutar simultáneamente una de las siete consagraciones a la voluntad de la Deidad del Paraíso.
21:3.20 (239.2) 4. En cada nivel de criatura, describir experiencialmente la cima de la vida de criatura a la Deidad del Paraíso y a todas las inteligencias del universo.
21:3.21 (239.3) 5. En cada nivel de criatura, revelar experiencialmente una fase de la voluntad séptupla de la Deidad al nivel en el que se hace el otorgamiento y a todo el universo.
21:3.22 (239.4) 6. Unificar experiencialmente la experiencia séptupla de criatura con la experiencia séptupla de consagrarse a la revelación de la naturaleza y la voluntad de la Deidad.
21:3.23 (239.5) 7. Conseguir una relación nueva y más alta con el Ser Supremo. La repercusión de la totalidad de esta experiencia de Creador-criatura aumenta la realidad de Dios Supremo en los superuniversos y la soberanía del Supremo Todopoderoso en el espacio-tiempo. Y factualiza además la soberanía suprema de un Miguel del Paraíso en el universo local.
21:3.24 (239.6) Al resolver la cuestión de la soberanía de un universo local, el Hijo Creador no solo demuestra su propia idoneidad para gobernar, sino que revela además la naturaleza y describe la actitud séptupla de las Deidades del Paraíso. La comprensión finita y la apreciación de la primacía del Padre por las criaturas es parte de la aventura de un Hijo Creador cuando se digna asumir la forma y las experiencias de sus criaturas. Estos Hijos primarios del Paraíso son los reveladores reales de la naturaleza amorosa y la autoridad benefactora del Padre, del mismo Padre que, en asociación con el Hijo y el Espíritu, es la cabeza universal de todo poder, personalidad y gobierno en todos los dominios universales.
21:4.1 (239.7) Hay siete grupos de Hijos Creadores de otorgamiento y están clasificados así según el número de veces que se han otorgado a las criaturas de sus dominios. Parten de la experiencia inicial y van pasando por cinco esferas adicionales de otorgamientos progresivos hasta que alcanzan el episodio séptimo y final de la experiencia Creador-criatura.
21:4.2 (239.8) Los otorgamientos de los Avonales son siempre a semejanza de carne mortal, pero los siete otorgamientos de un Hijo Creador implican su aparición en siete niveles de existencia de criatura y conciernen a la revelación de las siete expresiones primarias de la voluntad y la naturaleza de la Deidad. Todos los Hijos Creadores sin excepción pasan por este darse siete veces a los hijos que han creado antes de asumir la jurisdicción asentada y suprema del universo de su propia creación.
21:4.3 (239.9) Aunque estos siete otorgamientos varían en los diferentes sectores y universos, llevan siempre consigo la aventura de otorgamiento como mortal. En el otorgamiento final un Hijo Creador aparece como miembro de una de las razas mortales superiores de algún mundo habitado, habitualmente como miembro del grupo racial que contiene el mayor legado hereditario de la estirpe adánica importada previamente para elevar el estatus físico de los pueblos de origen animal. En su carrera séptupla como Hijo de otorgamiento, un Miguel del Paraíso solo nace una vez de mujer tal como consta en vuestro relato sobre el bebé de Belén. Solo una vez vive y muere como miembro del orden más bajo de criaturas evolutivas con voluntad.
21:4.4 (239.10) Después de cada uno de sus otorgamientos, un Hijo Creador se dirige a «la derecha del Padre» para obtener allí la aceptación del otorgamiento por parte del Padre y recibir instrucciones preparatorias para el siguiente episodio de servicio universal. Tras el otorgamiento séptimo y final, un Hijo Creador recibe del Padre Universal la suprema autoridad y jurisdicción sobre su universo.
21:4.5 (240.1) Hay constancia de que el último Hijo divino que apareció en vuestro planeta fue un Hijo Creador del Paraíso que había completado seis fases de su carrera de otorgamientos. Por consiguiente, cuando abandonó el dominio consciente de la vida encarnada en Urantia pudo decir y dijo con verdad: «Se ha terminado». Literalmente había terminado. Su muerte en Urantia completó su carrera de otorgamientos; fue el último paso en el cumplimiento del juramento sagrado de un Hijo Creador del Paraíso. Y cuando han adquirido esta experiencia, dichos Hijos son soberanos supremos de su universo. Ya no rigen como representantes del Padre sino en su propio nombre y derecho como «Rey de Reyes y Señor de Señores». Con ciertas excepciones ya expuestas, estos Hijos de otorgamiento séptuplo son supremos sin restricciones en los universos donde moran. En cuanto a su universo local, se legó a este Hijo Maestro triunfante y entronizado «todo el poder del cielo y de la tierra».
21:4.6 (240.2) Tras completar sus carreras de otorgamientos, los Hijos Creadores son tenidos en cuenta como un orden separado, los Hijos Maestros séptuplos. Los Hijos Maestros son idénticos a los Hijos Creadores en su persona, pero se han sometido a una experiencia de otorgamientos tan única que suelen ser considerados como un orden distinto. Cuando un Creador se digna llevar a cabo un otorgamiento está destinado a producirse un cambio real y permanente. Es verdad que el Hijo de otorgamiento sigue siendo nada menos que un Creador, pero ha añadido a su naturaleza la experiencia de una criatura y eso lo saca para siempre del nivel divino de Hijo Creador y lo eleva al plano experiencial de Hijo Maestro, alguien que se ha ganado plenamente el derecho a regir un universo y administrar sus mundos. Tales seres personifican todo lo que se puede obtener del linaje divino y abarcan todo lo que puede provenir de una experiencia de criatura perfeccionada. ¡¿Por qué tendría que lamentarse el hombre de su origen humilde y de su forzosa carrera evolutiva cuando los Dioses mismos tienen que pasar por una experiencia equivalente antes de ser considerados experiencialmente dignos y competentes para regir plena y definitivamente sus dominios del universo?!
21:5.1 (240.3) El poder de un Miguel Maestro es ilimitado porque proviene de la vinculación experimentada con la Trinidad del Paraíso, es incuestionable porque proviene de su experiencia de hecho en su condición de criatura sometida a esa autoridad. La naturaleza de la soberanía de un Hijo Creador séptuplo es suprema porque:
21:5.2 (240.4) 1. Abarca el punto de vista séptuplo de la Deidad del Paraíso.
21:5.3 (240.5) 2. Personifica una actitud séptupla de las criaturas del espacio-tiempo.
21:5.4 (240.6) 3. Sintetiza perfectamente la actitud paradisiaca y el punto de vista de la criatura.
21:5.5 (240.7) Esta soberanía experiencial incluye así toda la divinidad de Dios Séptuplo que culmina en el Ser Supremo. Y la soberanía personal de un Hijo séptuplo es como la soberanía futura del Ser Supremo que estará completo en su día. Dicha soberanía abarca de hecho el contenido más pleno posible de poder y autoridad de la Trinidad del Paraíso manifestable dentro de los límites correspondientes del espacio-tiempo.
21:5.6 (240.8) Con la consecución de la soberanía suprema sobre el universo local, un Hijo Miguel deja de tener el poder y la oportunidad de crear tipos enteramente nuevos de seres criaturas durante la presente edad del universo. Pero la pérdida del poder de un Hijo Maestro de originar órdenes enteramente nuevos de seres no interfiere en modo alguno con su tarea de elaboración de la vida ya establecida y en proceso de desarrollo; este vasto programa de evolución del universo continúa sin interrupción ni restricciones. La adquisición por un Hijo Maestro de la soberanía suprema implica la responsabilidad de dedicarse personalmente a fomentar y administrar lo que ya ha sido diseñado y creado, y lo que será producido posteriormente por aquellos que han sido diseñados y creados de esta forma. Con el tiempo se puede desarrollar una evolución casi sin fin de seres diversos, pero a partir de este momento, ningún patrón o tipo enteramente nuevo de criatura inteligente tendrá origen directo en un Hijo Maestro. Este es el primer paso, el comienzo, de una administración asentada en cualquier universo local.
21:5.7 (241.1) La elevación de un Hijo de otorgamiento séptuplo a la soberanía indiscutida de su universo significa el principio del fin de largos siglos de incertidumbre y confusión relativa. Tras este acontecimiento, aquello que no pueda espiritualizarse en algún momento será finalmente desorganizado y aquello que no pueda coordinarse en algún momento con la realidad cósmica será finalmente destruido. Cuando las disposiciones de una paciencia indecible y una misericordia sin fin se hayan agotado en su esfuerzo por ganarse la lealtad y la devoción de todas las criaturas con voluntad de los mundos, prevalecerán la justicia y la rectitud. Aquello que la misericordia no pueda rehabilitar acabará siendo aniquilado por la justicia.
21:5.8 (241.2) Una vez que han sido instalados como gobernantes soberanos, los Migueles Maestros son supremos en sus propios universos locales. Las pocas limitaciones a su gobierno son las inherentes a la preexistencia cósmica de ciertas fuerzas y personalidades. Por lo demás, estos Hijos Maestros son supremos en autoridad, responsabilidad y poder administrativo en sus respectivos universos. Como Creadores y Dioses, son supremos en prácticamente todas las cosas. No hay penetración más allá de su sabiduría en lo que respecta al funcionamiento de un universo dado.
21:5.9 (241.3) Tras su elevación a la soberanía asentada de un universo local, un Miguel del Paraíso tiene pleno control sobre todos los demás Hijos de Dios que actúan en su dominio y puede gobernar libremente según su concepto de las necesidades de sus mundos. Un Hijo Maestro puede variar a voluntad el orden del enjuiciamiento espiritual y del ajuste evolutivo de los planetas habitados. Estos Hijos elaboran y ejecutan los planes de su propia elección en todo lo referente a las necesidades planetarias especiales, de modo particular en lo que respecta a los mundos donde han residido como criaturas y aún más en lo que concierne al mundo del otorgamiento final, el planeta de su encarnación a semejanza de carne mortal.
21:5.10 (241.4) Los Hijos Maestros parecen estar en comunicación perfecta con sus mundos de otorgamiento, no solo con los mundos donde residieron personalmente sino con todos los mundos en los que se ha otorgado un Hijo Magistrado. Este contacto se mantiene por su propia presencia espiritual, el Espíritu de la Verdad, que tienen la facultad de «derramar sobre toda carne». Estos Hijos Maestros mantienen también una conexión ininterrumpida con el Hijo Madre Eterno que está en el centro de todas las cosas. Su alcance de simpatía se extiende desde el Padre Universal en las alturas hasta las razas humildes de vida planetaria en los mundos del tiempo.
21:6.1 (241.5) Nadie puede atreverse a hablar con autoridad final ni de la naturaleza ni del destino de los Soberanos Maestros séptuplos de los universos locales, aunque todos especulamos mucho sobre estas materias. Se nos enseña, y así lo creemos, que cada Miguel del Paraíso es el absoluto de los conceptos de deidad dual en los que tuvo su origen y personifica por consiguiente fases propiamente dichas de la infinitud del Padre Universal y del Hijo Eterno. Los Migueles tienen que ser parciales en relación con la infinitud total, aunque son probablemente absolutos en relación con la parte de la infinitud que está involucrada en su origen. Pero al observar su trabajo en la presente edad del universo no detectamos ninguna acción que sea más que finita; cualquier capacidad suprafinita que se pueda conjeturar debe de estar autocontenida y aún no revelada.
21:6.2 (242.1) La compleción de las carreras de otorgamiento como criaturas y la elevación a la soberanía suprema de un universo tienen que significar la liberación completa de las capacidades de acción finita de un Miguel acompañada por la aparición de una capacidad de servicio más que finito. A este respecto observamos efectivamente que estos Hijos Maestros quedan restringidos en cuanto a la generación de nuevos tipos de seres criatura, una restricción que la liberación de sus potenciales suprafinitos hace sin duda necesaria.
21:6.3 (242.2) Es muy probable que estos poderes creadores no desvelados permanezcan autocontenidos durante toda la presente edad del universo. Pero creemos que en algún momento del futuro distante, en los universos del espacio exterior ahora en movilización, el enlace entre un Hijo Maestro séptuplo y un Espíritu Creativo de séptima etapa podría alcanzar niveles absonitos de servicio acompañados por la aparición de nuevas cosas, significados y valores en niveles trascendentales de importancia última en el universo.
21:6.4 (242.3) Igual que la Deidad del Supremo se está actualizando en virtud del servicio experiencial, los Hijos Creadores están logrando la realización personal de los potenciales de divinidad paradisiaca que están encerrados en sus naturalezas insondables. Estando en Urantia Cristo Miguel dijo una vez: «Yo soy el camino, la verdad y la vida». Y creemos que en la eternidad los Migueles están destinados literalmente a ser «el camino, la verdad y la vida» y harán resplandecer en todo momento para todas las personalidades del universo la senda que conduce desde la divinidad suprema, pasando por la absonidad última, hasta la condición final y eterna de deidad.
21:6.5 (242.4) [Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 22
22:0.1 (243.1) TRES grupos de seres son llamados Hijos de Dios. Además de los órdenes de filiación descendentes y ascendentes, hay un tercer grupo conocido como los Hijos Trinizados de Dios. El orden trinizado de filiación está subdividido en tres divisiones primarias según los orígenes de sus muchos tipos de personalidades, reveladas y no reveladas. Estas divisiones primarias son:
22:0.2 (243.2) 1. Hijos trinizados por la Deidad.
22:0.3 (243.3) 2. Hijos abrazados por la Trinidad.
22:0.4 (243.4) 3. Hijos trinizados por criaturas.
22:0.5 (243.5) Con independencia de su origen, todos los Hijos Trinizados de Dios tienen en común la experiencia de trinización, bien como parte de su origen o bien como una experiencia de abrazo de la Trinidad lograda posteriormente. Los Hijos trinizados por la Deidad no se revelan en estas narraciones. Esta exposición se limitará, pues, a describir a los dos grupos restantes, y en particular a los hijos de Dios abrazados por la Trinidad.
22:1.1 (243.6) Todos los hijos abrazados por la Trinidad son originalmente de origen dual o de origen único, pero tras el abrazo de la Trinidad se dedican para siempre al servicio y a las tareas de la Trinidad. Este cuerpo, tal como se revela y se organiza para el servicio a los superuniversos, abarca siete órdenes de personalidades:
22:1.2 (243.7) 1. Mensajeros Poderosos.
22:1.3 (243.8) 2. Los Altos en Autoridad.
22:1.4 (243.9) 3. Los sin Nombre ni Número.
22:1.5 (243.10) 4. Custodios Trinizados.
22:1.6 (243.11) 5. Embajadores Trinizados.
22:1.7 (243.12) 6. Guardianes Celestiales.
22:1.8 (243.13) 7. Asistentes de los Altos Hijos.
22:1.9 (243.14) Estos siete grupos de personalidades se clasifican además, según su origen, naturaleza y función, en tres divisiones principales: los Hijos Trinizados de Logro, los Hijos Trinizados de Selección y los Hijos Trinizados de Perfección.
22:1.10 (244.1) Los Hijos Trinizados de Logro —los Mensajeros Poderosos, Los Altos en Autoridad y Los sin Nombre ni Número— son todos mortales ascendentes fusionados con el Ajustador que han logrado llegar al Paraíso y al Cuerpo de la Finalización. Pero no son finalitarios; cuando han sido abrazados por la Trinidad, sus nombres se borran de la lista de los finalitarios. Los nuevos hijos de este orden pasan por cursos específicos de formación relativamente cortos en los planetas sede de circuito de los circuitos de Havona bajo la dirección de los Eternos de los Días. A partir de entonces son asignados al servicio de los Ancianos de los Días en los siete superuniversos.
22:1.11 (244.2) Los Hijos Trinizados de Selección abarcan a los Custodios Trinizados y a los Embajadores Trinizados. Son reclutados entre ciertas serafines evolutivas y ciertas criaturas intermedias trasladadas que han atravesado Havona y han logrado llegar al Paraíso, así como entre ciertos mortales fusionados con el Espíritu o con el Hijo que han ascendido igualmente a la Isla central de Luz y Vida. Tras ser abrazados por la Trinidad del Paraíso y después de una breve formación en Havona, los Hijos Trinizados de Selección son asignados a las cortes de los Ancianos de los Días.
22:1.12 (244.3) Los Hijos Trinizados de Perfección. Los Guardianes Celestiales y sus iguales en rango, los Asistentes de los Altos Hijos, componen un grupo único de personalidades dos veces trinizadas. Son los hijos trinizados por criaturas procedentes de personalidades del Paraíso-Havona o de mortales ascendentes perfeccionados que se han distinguido durante mucho tiempo en el Cuerpo de la Finalización. Algunos de esos hijos trinizados por criaturas, después de su servicio con los Ejecutivos Supremos de los siete Espíritus Maestros y después de servir bajo los Maestros Hijos de la Trinidad, son retrinizados (abrazados) por la Trinidad del Paraíso y luego comisionados a las cortes de los Ancianos de los Días como Guardianes Celestiales y Asistentes de los Altos Hijos. Los Hijos Trinizados de Perfección son destinados directamente al servicio de los superuniversos sin ninguna formación adicional.
22:1.13 (244.4) Nuestros compañeros con origen en la Trinidad —los Perfeccionadores de la Sabiduría, los Consejeros Divinos y los Censores Universales— tienen número fijo, pero los hijos abrazados por la Trinidad están en constante aumento. Los siete órdenes de hijos abrazados por la Trinidad son comisionados como miembros de uno de los siete gobiernos de los superuniversos, y el número de los que hay en servicio en cada superuniverso es exactamente el mismo; ni uno de ellos se ha perdido jamás. Los seres abrazados por la Trinidad no se han descarriado jamás; puede que alguna vez tropiecen temporalmente, pero ninguno de ellos ha sido declarado nunca culpable de desacato a los gobiernos de los superuniversos. Los Hijos de Logro y los Hijos de Selección no han fallado jamás en el servicio de Orvonton, en cambio los Hijos Trinizados de Perfección han errado algunas veces en su juicio y han provocado con ello alguna confusión transitoria.
22:1.14 (244.5) Bajo la dirección de los Ancianos de los Días, los siete órdenes funcionan en gran medida como grupos autogobernados. El ámbito de su servicio es extenso; los Hijos Trinizados de Perfección no salen del superuniverso al que están asignados, pero sus compañeros trinizados recorren el gran universo y viajan desde los mundos evolutivos del tiempo y el espacio hasta la Isla eterna del Paraíso. Pueden actuar en cualquiera de los superuniversos, pero lo hacen siempre como miembros del supergobierno al que fueron designados originalmente.
22:1.15 (244.6) Parece que los Hijos abrazados por la Trinidad han sido asignados al servicio de los siete superuniversos de forma permanente. Esta misión tendrá sin duda la duración de la presente edad del universo, pero no se nos ha dicho nunca que vaya a ser eterna.
22:2.1 (245.1) Los Mensajeros Poderosos pertenecen al grupo ascendente de los Hijos Trinizados. Constituyen una clase de mortales perfeccionados que han sido puestos a prueba en rebeliones o han demostrado su lealtad personal de algún otro modo; todos han pasado por alguna prueba terminante de fidelidad al universo. En algún momento de su ascenso al Paraíso se mantuvieron firmes y leales frente a la deslealtad de sus superiores, y algunos actuaron activa y lealmente en el lugar de esos líderes desleales.
22:2.2 (245.2) Con semejantes antecedentes personales de fidelidad y dedicación, estos mortales ascendentes pasan por Havona con la corriente de los peregrinos del tiempo, logran llegar al Paraíso, se gradúan allí y son incorporados al Cuerpo de la Finalización. Acto seguido, son trinizados en el abrazo secreto de la Trinidad del Paraíso y luego comisionados como colaboradores de los Ancianos de los Días en la administración de los gobiernos de los siete superuniversos.
22:2.3 (245.3) Todo mortal ascendente que haya conocido la insurrección por experiencia y actuado con lealtad ante la rebelión está destinado a convertirse finalmente en un Mensajero Poderoso al servicio del superuniverso. También lo está toda criatura ascendente que logre evitar de modo efectivo los trastornos ocasionados por el error, el mal o el pecado, pues la acción planeada para impedir una rebelión o para alcanzar tipos más altos de lealtad en una crisis del universo se considera aun más valiosa que la lealtad ante la rebelión en sí.
22:2.4 (245.4) Los Mensajeros Poderosos más antiguos fueron elegidos de entre los mortales ascendentes del tiempo y el espacio que había en los primeros grupos llegados al Paraíso, muchos de los cuales habían atravesado Havona en los tiempos de Grandfanda. Pero la primera trinización de Mensajeros Poderosos no se efectuó hasta que hubo representantes de cada uno de los siete superuniversos en el cuerpo de candidatos. Y el último grupo de este orden que se cualificó en el Paraíso contenía peregrinos ascendentes del universo local de Nebadon.
22:2.5 (245.5) Los Mensajeros Poderosos son abrazados por la Trinidad del Paraíso en promociones de setecientos mil, y se asignan cien mil a cada superuniverso. Casi un billón de Mensajeros Poderosos están comisionados en Uversa, y hay muchas razones para creer que el número que sirve en cada uno de los siete superuniversos es exactamente el mismo.
22:2.6 (245.6) Yo soy un Mensajero Poderoso, y puede que a los urantianos les interese saber que el compañero y colaborador de mi experiencia como mortal triunfó también en la gran prueba y que, aunque hemos estado separados muchas veces y durante largos periodos en el multisecular ascenso hacia el interior a Havona, fuimos abrazados en el mismo grupo de setecientos mil y estuvimos en estrecha y amorosa unión durante nuestro tiempo de paso por Vicegerington. Finalmente fuimos comisionados y asignados juntos a Uversa de Orvonton, y a menudo se nos envía como compañeros a misiones que requieren el trabajo de dos Mensajeros.
22:2.7 (245.7) Los Mensajeros Poderosos, como todos los demás hijos abrazados por la Trinidad, se asignan a todas las fases de las actividades de los superuniversos. Mantienen una conexión constante con sus sedes a través del servicio de reflectividad de los superuniversos. Los Mensajeros Poderosos sirven en todos los sectores de un superuniverso y a menudo ejecutan misiones en los universos locales e incluso en los mundos individuales, como hago yo en esta ocasión.
22:2.8 (245.8) Los Mensajeros Poderosos actúan en los tribunales de los superuniversos como defensores tanto de los individuos como de los planetas cuando comparecen para ser juzgados; también asisten a los Perfecciones de los Días en la dirección de los asuntos de los sectores mayores. Su función principal como grupo es la de observadores de los superuniversos. Están emplazados en los varios mundos sede y en determinados planetas de importancia como observadores oficiales de los Ancianos de los Días. Cuando tienen esta asignación sirven también como asesores de las autoridades que dirigen los asuntos de la esfera donde están. Los Mensajeros toman parte activa en todas las fases del programa ascendente de progresión de los mortales. Con sus compañeros de origen mortal, mantienen a los supergobiernos en contacto estrecho y personal con el estatus y el progreso de los planes de los Hijos de Dios descendentes.
22:2.9 (246.1) Los Mensajeros Poderosos son plenamente conscientes de toda su carrera ascendente, y por eso son ministradores tan útiles y compasivos, mensajeros comprensivos, cuando sirven en cualquier mundo del espacio y a cualquier criatura del tiempo. En cuanto seáis liberados de la carne os comunicaréis con nosotros libremente y nos entenderemos, pues procedemos de todas las razas de todos los mundos evolutivos del espacio, es decir, de las razas de mortales en cuyo interior moran y con los que posteriormente se fusionan los Ajustadores del Pensamiento.
22:3.1 (246.2) Todos Los Altos en Autoridad, el segundo grupo de los Hijos Trinizados de Logro, son seres de origen mortal fusionados con el Ajustador. Son los mortales perfeccionados que han destacado por sus aptitudes administrativas y han mostrado un genio ejecutivo extraordinario a lo largo de sus largas carreras ascendentes. Son la flor y nata de la aptitud para gobernar procedente de los mortales supervivientes del espacio.
22:3.2 (246.3) En cada enlace con la Trinidad se trinizan setenta mil de Los Altos en Autoridad. Aunque el universo local de Nebadon es una creación relativamente joven, tiene representantes en una promoción de este orden trinizada recientemente. Hay ahora comisionados en Orvonton más de diez mil millones de estos competentes administradores. Como todos los órdenes diferenciados de seres celestiales, mantienen su propia sede central en Uversa, y como los demás hijos abrazados por la Trinidad, sus reservas en Uversa actúan como cuerpo director central de su orden en Orvonton.
22:3.3 (246.4) Los Altos en Autoridad son administradores sin limitaciones. Son los ejecutivos siempre eficientes y presentes en todas partes de los Ancianos de los Días. Sirven en cualquier esfera, en cualquier mundo habitado y en cualquier fase de actividad de cualquiera de los siete superuniversos.
22:3.4 (246.5) Estos seres brillantes, dotados de una magnífica sabiduría administrativa y una habilidad ejecutiva excepcional, asumen la presentación de la causa de la justicia en nombre de los tribunales de los superuniversos; fomentan el cumplimiento de la justicia y la rectificación de las faltas de adaptación en los universos evolutivos. Por lo tanto, si en vuestro ascenso por los mundos y las esferas de la progresión cósmica establecida para vosotros se os cita alguna vez por errores de juicio, es muy poco probable que sufráis una injusticia ya que vuestros acusadores serán criaturas que fueron ascendentes en su día y que han vivido personalmente cada paso de la carrera que habéis atravesado y estáis atravesando.
22:4.1 (246.6) Los sin Nombre ni Número constituyen el tercer y último grupo de los Hijos Trinizados de Logro. Son almas ascendentes que han desarrollado una capacidad de adorar que supera la de todos los hijos e hijas de las razas evolutivas de los mundos del tiempo y el espacio. Han adquirido un concepto espiritual del propósito eterno del Padre Universal que trasciende comparativamente la comprensión de las criaturas evolutivas con nombre o número; por eso se les denomina Los sin Nombre ni Número. Traducido más estrictamente, su nombre sería «Los que están por encima de Nombre y de Número».
22:4.2 (247.1) Este orden de hijos es abrazado por la Trinidad del Paraíso en grupos de siete mil. Hay registrados en Uversa más de cien millones de estos hijos comisionados en Orvonton.
22:4.3 (247.2) Dado que Los sin Nombre ni Número son las mentes espirituales superiores de las razas supervivientes, están especialmente cualificados para enjuiciar y opinar cuando conviene disponer de un punto de vista espiritual y cuando la experiencia en la carrera ascendente es esencial para una adecuada comprensión de las cuestiones involucradas en el problema que se juzga. Son los jurados supremos de Orvonton. Un sistema de jurado mal administrado puede ser una especie de parodia de la justicia en algunos mundos, pero en Uversa y en sus tribunales anexos empleamos como jueces y jurados al tipo más alto de mentalidad espiritual evolucionada. Enjuiciar es la función más alta de cualquier gobierno, y aquellos a quienes se confía la tarea de pronunciar veredictos deben ser escogidos entre los tipos más altos y más nobles de los individuos más experimentados y comprensivos.
22:4.4 (247.3) La selección de candidatos para las promociones de trinización de los Mensajeros Poderosos, Los Altos en Autoridad y Los sin Nombre ni Número es inherente y automática. Las técnicas selectivas del Paraíso no son arbitrarias en ningún sentido. La experiencia personal y los valores espirituales determinan quiénes formarán parte de los Hijos Trinizados de Logro. Dichos seres son iguales en autoridad y uniformes en estatus administrativo, pero todos poseen individualidad y caracteres diversos; no son seres estandarizados. Todos tienen características diferentes según las diferencias de sus carreras ascendentes.
22:4.5 (247.4) Además de estas cualificaciones experienciales, los Hijos Trinizados de Logro han sido trinizados en el abrazo divino de las Deidades del Paraíso. Por consiguiente actúan como asociados de igual rango de los Hijos Estacionarios de la Trinidad, ya que el abrazo de la Trinidad parece expulsar fuera de la corriente del tiempo futuro muchos de los potenciales no realizados de los seres criatura. Pero esto solo es verdad en lo que concierne a la presente edad del universo.
22:4.6 (247.5) Este grupo de hijos está principal, aunque no enteramente, dedicado a los servicios de la carrera ascendente de los mortales del espacio-tiempo. Si alguna vez se duda del punto de vista de una criatura mortal, la cuestión se resuelve apelando a una comisión ascendente compuesta por un Mensajero Poderoso, un Alto en Autoridad y un Sin Nombre ni Número.
22:4.7 (247.6) Vosotros mismos, los mortales que leéis este mensaje, podéis ascender al Paraíso, lograr el abrazo de la Trinidad y, en remotas edades futuras, ser adscritos al servicio de los Ancianos de los Días en uno de los siete superuniversos y ser asignados alguna vez a ampliar la revelación de la verdad en algún planeta habitado en vías de evolución, como estoy haciendo yo ahora en Urantia.
22:5.1 (247.7) Los Custodios Trinizados son Hijos Trinizados de Selección. No solo vuestras razas y otros mortales con valor de supervivencia atraviesan Havona, logran llegar al Paraíso y se encuentran a veces destinados al servicio de un superuniverso con los Hijos Estacionarios de la Trinidad, sino que también vuestras fieles guardianas seráficas y vuestros compañeros intermedios igualmente fieles pueden convertirse en candidatos al mismo reconocimiento de la Trinidad y al mismo magnífico destino de la personalidad.
22:5.2 (248.1) Los Custodios Trinizados son serafines ascendentes y criaturas intermedias trasladadas que pasaron por Havona y lograron llegar al Paraíso y al Cuerpo de la Finalización. Posteriormente fueron abrazados por la Trinidad del Paraíso y asignados al servicio de los Ancianos de los Días.
22:5.3 (248.2) A los candidatos para el abrazo de la Trinidad entre las serafines ascendentes se les concede este reconocimiento por su valiente cooperación con algún ascendente mortal que logró llegar al Cuerpo de la Finalización y fue posteriormente trinizado. La propia guardiana seráfica de mi carrera mortal pasó por todo conmigo, fue trinizada posteriormente y está ahora adscrita al gobierno de Uversa como Custodio Trinizado.
22:5.4 (248.3) Y lo mismo sucede con las criaturas intermedias. Muchas son trasladadas y consiguen alcanzar el Paraíso. Junto con las serafines y por las mismas razones, son abrazadas por la Trinidad y comisionadas como Custodios en los superuniversos.
22:5.5 (248.4) La Trinidad del Paraíso abraza a los Custodios Trinizados en grupos de setenta mil, y se asigna un séptimo de cada grupo a un superuniverso. Hay ahora de servicio en Orvonton poco más de diez millones de estos altos custodios dignos de confianza. Sirven en Uversa y en las esferas sede mayores y menores. Están asistidos en sus labores por un cuerpo de varios miles de millones de seconafines y otras personalidades competentes del superuniverso.
22:5.6 (248.5) Los Custodios Trinizados empiezan sus carreras como custodios y continúan como tales en los asuntos de los supergobiernos. En cierto modo son funcionarios de los gobiernos de sus superuniversos, pero no tratan con individuos como hacen los Guardianes Celestiales. Los Custodios Trinizados administran asuntos de grupo y fomentan proyectos colectivos. Son los custodios de los registros, los planes y las instituciones; actúan como fideicomisarios de empresas, grupos de personalidades, proyectos ascendentes, planes de la morontia, proyecciones para el universo y otras innumerables iniciativas.
22:6.1 (248.6) Los Embajadores Trinizados son el segundo orden de Hijos Trinizados de Selección, y al igual que sus compañeros los Custodios, son reclutados entre dos tipos de criaturas ascendentes. No todos los mortales ascendentes se fusionan con el Ajustador, o sea con el Padre; algunos se fusionan con el Espíritu, otros con el Hijo. Algunos de estos mortales fusionados con el Espíritu o con el Hijo alcanzan Havona y logran llegar al Paraíso. Entre estos ascendentes del Paraíso se seleccionan candidatos para el abrazo con la Trinidad que son trinizados cada cierto tiempo en promociones de siete mil. Luego son comisionados en los superuniversos como Embajadores Trinizados de los Ancianos de los Días. Hay casi quinientos millones registrados en Uversa.
22:6.2 (248.7) Los Embajadores Trinizados son seleccionados para el abrazo con la Trinidad siguiendo los consejos de sus maestros de Havona. Representan las mentes superiores de sus grupos respectivos y son, por lo tanto, los mejor cualificados para ayudar a los regidores de los superuniversos a comprender y administrar los intereses de los mundos de donde proceden los mortales fusionados con el Espíritu. Los Embajadores fusionados con el Hijo son de gran ayuda cuando nos enfrentamos con problemas relativos al orden de personalidad de los fusionados con el Hijo.
22:6.3 (248.8) Los Embajadores Trinizados son los emisarios de los Ancianos de los Días para todo tipo de propósitos y en todo tipo de mundos o universos dentro del superuniverso al que están asignados. Prestan servicios particulares e importantes en las sedes de los sectores menores y desempeñan las innumerables misiones diversas de un superuniverso. Son el cuerpo de emergencia o de reserva de los Hijos Trinizados de los supergobiernos y están por lo tanto disponibles para una gran variedad de deberes. Participan en miles y miles de tareas relacionadas con los asuntos del superuniverso que son imposibles de describir a las mentes humanas puesto que nada de lo que acontece en Urantia tiene ninguna analogía con esas actividades.
22:7.1 (249.1) No puedo desvelar plenamente a la mente material la experiencia de la suprema actuación creativa de los seres espirituales perfectos y perfeccionados —el acto de trinización—. Las técnicas de trinización están entre los secretos de Vicegerington y de Solitarington y no son revelables ni comprensibles para nadie salvo para los que han pasado por estas experiencias únicas. Por lo tanto, está más allá de las posibilidades de cualquier ser describir con éxito a la mente humana la naturaleza y el sentido de esta extraordinaria operación.
22:7.2 (249.2) Aparte de las Deidades, solo las personalidades del Paraíso-Havona y ciertos miembros de cada uno de los cuerpos de finalitarios participan en trinizaciones. Bajo condiciones especializadas de perfección paradisiaca, estos seres magníficos pueden embarcarse en la aventura única de identidad-concepto y logran muchas veces dar origen a un nuevo ser, un hijo trinizado por criaturas.
22:7.3 (249.3) Las criaturas glorificadas que llevan a cabo estas aventuras de trinización solo pueden participar en una de tales experiencias, en cambio las Deidades del Paraíso parecen no tener límite en la ejecución continuada de episodios de trinización. La Deidad parece estar limitada únicamente en un aspecto: solo puede haber un Espíritu Original e Infinito, solo un ejecutivo infinito de la voluntad unida del Padre-Hijo.
22:7.4 (249.4) Los mortales finalitarios ascendentes fusionados con el Ajustador que han alcanzado ciertos niveles de cultura paradisiaca y de desarrollo espiritual están entre los que pueden intentar trinizar a un ser criatura. Cuando las compañías de finalitarios mortales están emplazadas en el Paraíso se les concede un receso cada milenio del tiempo de Havona. Esos finalitarios pueden elegir pasar este periodo libre de obligaciones de siete maneras diferentes, y una de ellas es intentar, en asociación con algún compañero finalitario o con alguna personalidad del Paraíso-Havona, llevar a cabo la trinización de una criatura.
22:7.5 (249.5) Si dos finalitarios mortales se presentan ante los Arquitectos del Universo Maestro y demuestran que han elegido de forma independiente trinizar un concepto idéntico, los Arquitectos están autorizados, según su propio criterio, a promulgar mandatos que permitan a estos ascendentes mortales glorificados prolongar su receso y retirarse durante un tiempo al sector de trinización de los Ciudadanos del Paraíso. Si al final de este retiro asignado informan que han elegido individual y conjuntamente hacer el esfuerzo paradisiaco de espiritualizar, idealizar y actualizar un concepto seleccionado y original que no haya sido trinizado hasta entonces, el Espíritu Maestro Número Siete emite órdenes para autorizar esa extraordinaria empresa.
22:7.6 (249.6) Estas aventuras requieren a veces periodos de tiempo increíblemente largos; parece pasar toda una edad hasta que esos antiguos mortales —y a veces personalidades del Paraíso-Havona— fieles y perseverantes alcanzan por fin su objetivo, consiguen realmente traer a la existencia de hecho su concepto elegido de verdad universal. Pero estas dedicadas parejas no siempre tienen éxito; muchas veces fracasan, y eso sin que se pueda descubrir ningún error por su parte. Los candidatos a la trinización que así fracasan son admitidos en un grupo especial de finalitarios designados como seres que han hecho el esfuerzo supremo y soportado la desilusión suprema. Cuando las Deidades del Paraíso se unen para trinizar siempre lo consiguen, pero no ocurre lo mismo con un par de criaturas homogéneas, el intento de unión de dos miembros del mismo orden de seres.
22:7.7 (250.1) Cuando los Dioses trinizan a un ser nuevo y original, los padres divinos no cambian en potencial de deidad. Sin embargo, cuando criaturas ensalzadas protagonizan un episodio creativo de esta naturaleza, uno de los individuos contrayentes y participantes sufre una modificación única de personalidad. Los dos ancestros de un hijo trinizado por criaturas se hacen, en cierto sentido, espiritualmente uno. Creemos que este estatus de biunificación de ciertos aspectos espirituales de la personalidad prevalecerá probablemente hasta el momento en que el Ser Supremo haya alcanzado la plena y completa manifestación de la personalidad en el gran universo.
22:7.8 (250.2) Esta unión espiritual funcional de los dos ancestros ocurre simultáneamente con la aparición de un nuevo hijo trinizado por criaturas; los dos padres trinizadores se hacen uno en el nivel funcional último. Ningún ser creado del universo puede explicar plenamente este fenómeno asombroso; es una experiencia casi divina. Cuando el Padre y el Hijo se unieron para eternizar al Espíritu Infinito, se hicieron inmediatamente uno al cumplirse su propósito y desde entonces han sido uno. Y aunque la unión de trinización de dos criaturas tiene la categoría del alcance infinito de la unión perfecta de Deidad del Padre Universal y el Hijo Eterno, las repercusiones de la trinización por criaturas no son de naturaleza eterna; terminarán cuando se complete la factualización de las Deidades experienciales.
22:7.9 (250.3) Aunque estos padres de hijos trinizados por criaturas se hacen uno en sus misiones en el universo, siguen siendo considerados como dos personalidades en la composición y en las listas del Cuerpo de la Finalización y de los Arquitectos del Universo Maestro. Durante la edad del universo en curso todos los padres unidos por trinización son inseparables en misiones y actuación; donde va uno va el otro, lo que hace uno lo hace el otro. Si la biunificación parental afecta a un finalitario mortal (o de otro tipo) y a una personalidad del Paraíso-Havona, los seres parentales unidos no se integran ni con los habitantes del Paraíso, ni con los habitantes de Havona ni con los finalitarios. Estas uniones mixtas se reúnen en un cuerpo especial formado por seres similares. Y en todas las uniones de trinización, mixtas o no, los seres parentales son conscientes el uno del otro y pueden comunicarse entre sí; juntos pueden realizar funciones que ninguno de los dos podría haber cumplido anteriormente.
22:7.10 (250.4) Los siete Espíritus Maestros tienen autoridad para sancionar la unión de trinización entre finalitarios y personalidades del Paraíso-Havona, y estos enlaces mixtos siempre consiguen su objetivo. Los magníficos hijos trinizados por criaturas que de ellos resultan representan conceptos ajenos a la comprensión tanto de las criaturas eternas del Paraíso como de las criaturas temporales del espacio, de ahí que se conviertan en pupilos de los Arquitectos del Universo Maestro. Estos hijos trinizados del destino personifican ideas, ideales y experiencia que parecen pertenecer a una edad futura del universo y no tienen, por lo tanto, valor práctico inmediato ni para las administraciones de los superuniversos ni para la administración del universo central. Todos estos hijos únicos de los hijos del tiempo y los ciudadanos de la eternidad se mantienen en reserva en Vicegerington donde se dedican al estudio de los conceptos del tiempo y las realidades de la eternidad en un sector especial de la esfera ocupado por los colegios secretos del cuerpo de los Hijos Creadores.
22:7.11 (251.1) El Ser Supremo es la unificación de tres fases de la realidad de Deidad: Dios Supremo, la unificación espiritual de ciertos aspectos finitos de la Trinidad del Paraíso; el Supremo Todopoderoso, la unificación de poder de los Creadores del gran universo; y la Mente Suprema, la contribución individual de la Tercera Fuente y Centro y sus iguales a la realidad del Ser Supremo. En sus aventuras de trinización las espléndidas criaturas del universo central y el Paraíso participan en una exploración triple de la Deidad del Supremo que da origen a tres órdenes de hijos trinizados por criaturas:
22:7.12 (251.2) 1. Hijos trinizados por ascendentes. En sus esfuerzos creativos, los finalitarios intentan trinizar ciertas realidades conceptuales del Supremo Todopoderoso que han adquirido experiencialmente en su ascensión hacia el Paraíso a través del tiempo y el espacio.
22:7.13 (251.3) 2. Hijos trinizados por seres del Paraíso-Havona. Los esfuerzos creativos de los Ciudadanos del Paraíso y los havonitas dan como resultado la trinización de ciertos altos aspectos espirituales del Ser Supremo que han adquirido experiencialmente en un marco supersupremo que raya con el Último y con el Eterno.
22:7.14 (251.4) 3. Hijos trinizados del destino. Pero cuando un finalitario y un nativo del Paraíso-Havona trinizan juntos una nueva criatura, este esfuerzo conjunto repercute en ciertas fases de la Mente Suprema-Última. Los hijos trinizados por criaturas que de ellos resultan son supracreados; representan actualidades de la Deidad Suprema-Última que no han sido logradas experiencialmente de otra manera y que, por lo tanto, entran automáticamente en la competencia de los Arquitectos del Universo Maestro, los custodios de las cosas que trascienden los límites creativos de la presente edad universal. Los hijos trinizados del destino personifican ciertos aspectos de la función no revelada del Supremo-Último en el universo maestro. No sabemos gran cosa sobre estos hijos conjuntos del tiempo y la eternidad, pero sabemos mucho más que lo que nos está permitido revelar.
22:8.1 (251.5) Además de los hijos trinizados por criaturas considerados en esta narración, hay muchos órdenes no revelados de seres trinizados por criaturas: la progenie diversa de los múltiples enlaces de los siete cuerpos de finalitarios con las personalidades del Paraíso-Havona. Todos estos seres trinizados por criaturas, revelados y no revelados, son dotados de personalidad por el Padre Universal.
22:8.2 (251.6) Cuando los nuevos hijos trinizados por ascendentes y trinizados por seres del Paraíso-Havona son jóvenes y sin formación, se les suele enviar a pasar largos periodos de servicio en las siete esferas paradisiacas del Espíritu Infinito donde sirven bajo la tutela de los siete Ejecutivos Supremos. Posteriormente pueden ser adoptados por los Maestros Hijos de la Trinidad para recibir una formación adicional en los universos locales.
22:8.3 (251.7) Estos hijos adoptados con origen en criaturas altas y glorificadas son aprendices, ayudantes estudiantes de los Maestros Hijos, y en lo que respecta a su clasificación suelen ser incluidos temporalmente en el recuento de estos Hijos. Pueden ejecutar y ejecutan muchas nobles y abnegadas misiones en favor de los dominios donde han elegido servir.
22:8.4 (251.8) Los Maestros Hijos que están en los universos locales pueden proponer a sus pupilos trinizados por criaturas para el abrazo de la Trinidad del Paraíso. Al emerger de este abrazo como Hijos Trinizados de Perfección, entran al servicio de los Ancianos de los Días en los siete superuniversos, pues ese es el presente destino conocido de este grupo único de seres doblemente trinizados.
22:8.5 (252.1) No todos los hijos trinizados por criaturas son abrazados por la Trinidad; muchos se convierten en colaboradores y embajadores de los siete Espíritus Maestros del Paraíso, de los Espíritus Reflectantes de los superuniversos y de los Espíritus Madre de las creaciones locales. Otros pueden aceptar misiones especiales en la Isla eterna. Y otros incluso pueden unirse a servicios especiales en los mundos secretos del Padre y en las esferas paradisiacas del Espíritu. Finalmente, muchos consiguen entrar en el cuerpo conjunto de los Hijos Trinizados del circuito interior de Havona.
22:8.6 (252.2) A excepción de los Hijos Trinizados de Perfección y de los que se están reuniendo en Vicegerington, el destino supremo de todos los hijos trinizados por criaturas parece ser el de ingresar en el Cuerpo de Finalitarios Trinizados, uno de los siete Cuerpos de la Finalización del Paraíso.
22:9.1 (252.3) Los hijos trinizados por criaturas son abrazados por la Trinidad del Paraíso en promociones de siete mil. Estos vástagos trinizados de humanos perfeccionados y personalidades del Paraíso-Havona son abrazados igualmente por las Deidades, pero se asignan a los superuniversos conforme a los consejos de sus antiguos instructores, los Maestros Hijos de la Trinidad. Los de servicio más aceptable son nombrados Asistentes de los Altos Hijos; los de actuación menos distinguida son designados Guardianes Celestiales.
22:9.2 (252.4) Cuando estos seres únicos han sido abrazados por la Trinidad, se convierten en complementos valiosos de los gobiernos de los superuniversos. Están versados en los asuntos de la carrera ascendente, no por ascensión personal sino como resultado de su servicio con los Maestros Hijos de la Trinidad en los mundos del espacio.
22:9.3 (252.5) Casi mil millones de Guardianes Celestiales han sido comisionados en Orvonton. Están asignados principalmente a las administraciones de los Perfecciones de los Días de las sedes de los sectores mayores y son asistidos eficazmente por un cuerpo de mortales ascendentes fusionados con el Hijo.
22:9.4 (252.6) Los Guardianes Celestiales son los funcionarios de las cortes de los Ancianos de los Días que actúan como mensajeros judiciales y como portadores de las citaciones y decisiones de los varios tribunales de los gobiernos de los superuniversos. Son los agentes de los Ancianos de los Días encargados de los arrestos. Salen de Uversa para traer de vuelta a los seres cuya presencia se requiere ante los jueces del superuniverso; ejecutan los mandatos de detención de cualquier personalidad del superuniverso. Acompañan también a los mortales fusionados con el Espíritu de los universos locales cuando se requiere su presencia en Uversa por cualquier motivo.
22:9.5 (252.7) Los Guardianes Celestiales y sus compañeros, los Asistentes de los Altos Hijos, no han sido habitados nunca por Ajustadores. Tampoco se fusionan con el Espíritu ni con el Hijo. Sin embargo, el abrazo de la Trinidad del Paraíso compensa el estatus no fusionado de los Hijos Trinizados de Perfección. El abrazo de la Trinidad puede actuar únicamente sobre la idea que está personificada en un hijo trinizado por criaturas sin cambiar ninguna otra cosa en el hijo abrazado, pero esta limitación solo se produce cuando se planea así.
22:9.6 (252.8) Estos hijos doblemente trinizados son seres maravillosos, pero no son ni tan polifacéticos ni tan dignos de confianza como sus compañeros ascendentes. Carecen de la enorme y profunda experiencia personal que el resto de los hijos que pertenecen a este grupo ha adquirido en su escalar hacia la gloria desde los oscuros dominios del espacio. Nosotros, los de la carrera ascendente, los amamos y hacemos todo lo que podemos para compensar sus deficiencias, pero nos hacen sentirnos siempre agradecidos por nuestro origen humilde y nuestra capacidad de experiencia. Su buena voluntad para reconocer y aceptar sus deficiencias en las realidades experimentables de la ascensión universal es de una belleza trascendente y a veces de un patetismo muy conmovedor.
22:9.7 (253.1) A diferencia de otros hijos abrazados por la Trinidad, los Hijos Trinizados de Perfección están limitados porque su capacidad experiencial está inhibida en el espacio-tiempo. A pesar de su larga formación con los Ejecutivos Supremos y con los Maestros Hijos, son deficientes en experiencia, y si este no fuera el caso, la saturación experiencial impediría que los dejaran en reserva para adquirir experiencia en una edad futura del universo. No hay sencillamente nada en toda la existencia universal que pueda sustituir a la experiencia personal propiamente dicha, y estos hijos trinizados por criaturas se mantienen en reserva para actuar experiencialmente en alguna época futura del universo.
22:9.8 (253.2) He visto muchas veces en los mundos mansión a estos dignos funcionarios de las altas cortes del superuniverso mirar con tanto deseo y nostalgia incluso a los recién llegados de los mundos evolutivos del espacio que no puedo evitar darme cuenta de que estos poseedores de la trinización no experiencial envidian realmente a sus hermanos supuestamente menos afortunados que remontan la senda universal por los escalones de la experiencia autentica y el vivir propiamente dicho. A pesar de sus impedimentos y limitaciones, son un cuerpo de trabajadores maravillosamente útil y siempre dispuesto a la hora de ejecutar los complejos planes administrativos de los gobiernos de los superuniversos.
22:10.1 (253.3) Los Asistentes de los Altos Hijos son el grupo superior de los hijos trinizados y vueltos a trinizar de los seres ascendentes glorificados del Cuerpo de los Mortales de la Finalización y sus compañeros eternos, las personalidades del Paraíso-Havona. Son asignados al servicio de los superuniversos y trabajan como auxiliares personales de los altos hijos de los gobiernos de los Ancianos de los Días. Se podrían considerar adecuadamente como secretarios privados. A veces actúan como empleados en comisiones especiales y otras asociaciones de grupo de los altos hijos. Están al servicio de los Perfeccionadores de la Sabiduría, los Consejeros Divinos, los Censores Universales, los Mensajeros Poderosos, Los Altos en Autoridad y Los sin Nombre ni Número.
22:10.2 (253.4) Si al hablar de los Guardianes Celestiales he parecido llamar la atención sobre los impedimentos y limitaciones de estos hijos doblemente trinizados, dejad que ahora, con toda justicia, llame la atención sobre su gran punto fuerte, el atributo que les hace tan valiosos para nosotros. Estos seres deben su existencia misma al hecho de ser la personificación de un concepto único y supremo. Son la encarnación en forma de personalidad de alguna idea divina, de algún ideal universal como no había sido concebido, expresado o trinizado antes. Y han sido abrazados posteriormente por la Trinidad, de modo que manifiestan y encarnan de hecho la sabiduría misma de la Trinidad divina en lo que concierne a la idea-ideal de su existencia como personalidad. En la medida en que ese concepto particular es revelable a los universos, estas personalidades personifican todo lo que cualquier inteligencia de criatura o de Creador pueda concebir, expresar o ilustrar. Son esa idea personificada.
22:10.3 (253.5) ¿No podéis ver que tales concentraciones vivas de un único concepto supremo de realidad del universo pueden prestar un servicio incalculable a aquellos a quienes se ha encomendado la administración de los superuniversos?
22:10.4 (254.1) No hace mucho tiempo se me pidió que encabezara una comisión de seis —uno de cada uno de los altos hijos— encargada de estudiar tres problemas relacionados con un grupo de universos nuevos de la zona del sur de Orvonton. Me volví plenamente consciente del valor de los Asistentes de los Altos Hijos cuando hice un requerimiento al jefe de su orden en Uversa para que asignara temporalmente a dichos secretarios a mi comisión. La primera de nuestras ideas estaba representada por un Asistente de los Altos Hijos en Uversa que fue adscrito en el acto a nuestro grupo. Nuestro segundo problema estaba personificado por un Asistente de los Altos Hijos asignado al superuniverso número tres. Obtuvimos mucha ayuda de esta fuente a través del centro de intercambio de información del universo central para la coordinación y diseminación de conocimientos esenciales, pero nada comparable con la ayuda que supuso la presencia de hecho de una personalidad que es un concepto trinizado por criaturas en supremacía y trinizado por la Deidad en carácter final. En cuanto a nuestro tercer problema, los registros del Paraíso desvelaron que la idea en cuestión no había sido nunca trinizada por criaturas.
22:10.5 (254.2) Los Asistentes de los Altos Hijos son personalizaciones únicas y originales de conceptos extraordinarios e ideales formidables, y como tales, son capaces de aportar algunas veces una iluminación indecible a nuestras deliberaciones. Cuando me encuentro destacado en alguna tarea remota en los universos del espacio, pensad en la ayuda que significa para mí tener la suerte de poder contar en mi misión con un Asistente de los Altos Hijos que es la plenitud del concepto divino en cuanto al problema mismo que he sido enviado a acometer y resolver. Y esta experiencia la he tenido muchas veces. La única dificultad de este plan es que ningún superuniverso puede tener una tirada completa de estas ideas trinizadas; solo recibimos un séptimo de estos seres. Así que aproximadamente solo una vez de cada siete disfrutamos de la compañía personal de estos seres aunque conste en los registros que la idea ha sido trinizada.
22:10.6 (254.3) Podríamos utilizar con gran provecho cantidades mucho mayores de estos seres en Uversa. Por su valor para las administraciones de los superuniversos, animamos de todas las formas posibles a los peregrinos del espacio, y también a los residentes del Paraíso, a que intenten la trinización después de haberse aportado mutuamente las realidades experienciales que son esenciales para llevar a cabo estas aventuras creativas.
22:10.7 (254.4) Tenemos ahora en nuestro superuniverso alrededor de un millón y cuarto de Asistentes de los Altos Hijos que sirven tanto en los sectores mayores como en los menores y actúan también en Uversa. Nos acompañan muy a menudo en nuestras misiones a los universos remotos. Los Asistentes de los Altos Hijos no están asignados a ningún Hijo ni a ninguna comisión de forma permanente. Están circulando sin cesar y sirven allí donde la idea o el ideal que ellos son pueda promover mejor los designios eternos de la Trinidad del Paraíso en cuyos hijos se han convertido.
22:10.8 (254.5) Son conmovedoramente afectuosos, magníficamente leales, exquisitamente inteligentes, supremamente sabios —en lo que respecta a una sola idea— y extraordinariamente humildes. Aunque pueden impartir todo el saber del universo en cuanto a su única idea o ideal, da casi pena ver cómo buscan conocimiento e información en muchos otros temas, incluso entre los mortales ascendentes.
22:10.9 (254.6) Y esta es la narración del origen, la naturaleza y las funciones de algunos de los llamados Hijos Trinizados de Dios, en particular de los que han pasado por el abrazo divino de la Trinidad del Paraíso y han sido luego asignados al servicio de los superuniversos para ofrecer allí su cooperación sabia y comprensiva a los administradores de los Ancianos de los Días en su incansable esfuerzo por facilitar el progreso hacia dentro de los mortales ascendentes del tiempo en dirección a su destino inmediato en Havona y a su meta final en el Paraíso.
22:10.10 (255.1) [Narrado por un Mensajero Poderoso del cuerpo revelador de Orvonton.]
El libro de Urantia
Documento 23
23:0.1 (256.1) LOS MENSAJEROS Solitarios son el contingente personal y universal del Creador Conjunto; son el orden primero y más antiguo de las personalidades más altas del Espíritu Infinito. Representan la acción creativa inicial del Espíritu Infinito que actúa en solitario con el propósito de traer a la existencia espíritus solitarios con personalidad. Ni el Padre ni el Hijo participaron directamente en esta formidable espiritualización.
23:0.2 (256.2) Estos mensajeros de espíritu fueron personalizados en un único episodio creativo y su número es estacionario. Aunque me acompaña en esta misión uno de esos seres extraordinarios, no sé cuántas de estas personalidades existen en el universo de universos. Solo puedo saber cada cierto tiempo por los registros cuántos actúan en ese momento dentro de la jurisdicción de nuestro superuniverso. Según el último informe de Uversa había entonces casi 7690 billones de Mensajeros Solitarios operando dentro de los límites de Orvonton, y sospecho que esta cifra es bastante inferior a la séptima parte de su número total.
23:1.1 (256.3) Inmediatamente después de la creación de los siete Espíritus de los Circuitos de Havona, el Espíritu Infinito trajo a la existencia al vasto cuerpo de Mensajeros Solitarios. No hay ninguna parte de la creación universal que preexista a los Mensajeros Solitarios excepto el Paraíso y los circuitos de Havona; han actuado en todo el gran universo casi desde la eternidad. Son fundamentales para la técnica divina del Espíritu Infinito de autorrevelarse a las extensas creaciones del tiempo y el espacio y entrar en contacto personal con ellas.
23:1.2 (256.4) A pesar de que estos mensajeros existen desde tiempos cercanos a la eternidad, todos son conscientes del comienzo de su yoidad. Tienen consciencia del tiempo y son la primera creación del Espíritu Infinito que posee esa consciencia del tiempo. Son las primeras criaturas nacidas del Espíritu Infinito que se personalizaron en el tiempo y se espiritualizaron en el espacio.
23:1.3 (256.5) Estos espíritus solitarios surgieron en los albores del tiempo como seres de espíritu plenamente desarrollados y perfectamente dotados. Son todos iguales, y no hay clases ni subdivisiones fundamentadas en sus diferencias personales. Sus clasificaciones están enteramente basadas en el tipo de trabajo al que son asignados de tiempo en tiempo.
23:1.4 (256.6) Los mortales comienzan como seres casi materiales en los mundos del espacio y ascienden hacia dentro en dirección a los Grandes Centros. Estos espíritus solitarios comienzan en el centro de todas las cosas y ansían ser asignados a las creaciones remotas, incluso a los mundos individuales de los universos locales más exteriores y aún más allá.
23:1.5 (256.7) Aunque denominados Mensajeros Solitarios, no son espíritus que sienten soledad, pues les gusta realmente trabajar solos. Son los únicos seres de toda la creación que pueden disfrutar, y disfrutan, de una existencia solitaria, si bien es cierto que disfrutan también con la compañía de los escasos órdenes de inteligencias del universo con los que pueden fraternizar.
23:1.6 (257.1) Los Mensajeros Solitarios no están aislados en su servicio; están constantemente en contacto con el abundante intelecto de toda la creación ya que son capaces de «conectarse» a todas las transmisiones de los mundos donde residen. Pueden intercomunicarse también con los miembros de su propio cuerpo inmediato, los seres que hacen el mismo tipo de trabajo en el mismo superuniverso. Podrían comunicarse con otros de los suyos, pero el consejo de los siete Espíritus Maestros les ha indicado que no lo hagan, y son un grupo leal; no desobedecen ni incumplen. No hay constancia de que un Mensajero Solitario haya caído jamás en las tinieblas.
23:1.7 (257.2) Los Mensajeros Solitarios, igual que los Directores del Poder del Universo, figuran entre los poquísimos tipos de seres que actúan en todos los dominios y están exentos de ser arrestados o detenidos por los tribunales del tiempo y el espacio. No pueden ser citados para comparecer ante nadie excepto ante los siete Espíritus Maestros, pero en todos los anales del universo maestro jamás ha sido convocado este consejo paradisiaco para juzgar el caso de un Mensajero Solitario.
23:1.8 (257.3) Estos mensajeros que ejercen su actividad en solitario son un grupo de seres creados procedentes de la Tercera Fuente y Centro dignos de confianza, independientes, polifacéticos, enteramente espirituales y muy compasivos. Actúan por autoridad del Espíritu Infinito residente en la Isla central del Paraíso y tal como está personalizado en las esferas sede de los universos locales. Son partícipes permanentes del circuito directo que emana del Espíritu Infinito, incluso cuando actúan en las creaciones locales bajo la influencia directa de los Espíritus Madre de los universos locales.
23:1.9 (257.4) Hay una razón técnica por la que estos Mensajeros Solitarios deben viajar y trabajar solos. Durante cortos periodos de tiempo y cuando están estacionarios, pueden colaborar en un grupo, pero al reunirse de esta forma quedan totalmente desconectados del respaldo y la dirección de su circuito paradisiaco; se encuentran completamente aislados. Si cuando están en tránsito o actuando en los circuitos del espacio y en las corrientes del tiempo, hay dos o más seres de este orden próximos entre sí, queda interrumpido el enlace de ambos o de todos con las fuerzas circulantes más altas. Sufren un «cortocircuito», como lo describiríais con vuestros símbolos ilustrativos. Por consiguiente, poseen un poder inherente de alarma automática, una señal de aviso, que les informa infaliblemente de conflictos inminentes y les mantiene siempre lo bastante apartados como para que no haya interferencias con su actuación correcta y eficaz. Poseen también poderes inherentes y automáticos que detectan e indican la proximidad tanto de los Espíritus Inspirados de la Trinidad como de los divinos Ajustadores del Pensamiento.
23:1.10 (257.5) Estos mensajeros no poseen el poder de extender o reproducir la personalidad, pero no hay prácticamente ningún trabajo en los universos que no puedan acometer y al que no puedan aportar algo útil y esencial. Son, en especial, los grandes ahorradores de tiempo para los que están involucrados en la administración de los asuntos de los universos; y nos asisten a todos, desde los más altos hasta los más bajos.
23:2.1 (257.6) Los Mensajeros Solitarios no están adscritos permanentemente a ningún individuo o grupo de personalidades celestiales. Actúan siempre por asignación, y durante dicho servicio trabajan bajo la supervisión directa de los que dirigen los dominios a los que han sido adscritos. Entre ellos no tienen ni organización ni gobierno de ningún tipo; son Mensajeros Solitarios.
23:2.2 (258.1) El Espíritu Infinito asigna a los Mensajeros Solitarios a las siete divisiones de servicio siguientes:
23:2.3 (258.2) 1. Mensajeros de la Trinidad del Paraíso.
23:2.4 (258.3) 2. Mensajeros de los circuitos de Havona.
23:2.5 (258.4) 3. Mensajeros de los superuniversos.
23:2.6 (258.5) 4. Mensajeros de los universos locales.
23:2.7 (258.6) 5. Exploradores en misión no dirigida.
23:2.8 (258.7) 6. Embajadores y emisarios en misión especial.
23:2.9 (258.8) 7. Reveladores de la verdad.
23:2.10 (258.9) Estos mensajeros de espíritu son intercambiables en todos los sentidos entre un tipo de servicio y otro, y esos traslados ocurren constantemente. No hay órdenes separados de Mensajeros Solitarios; son parecidos espiritualmente e iguales en todos los sentidos. Aunque normalmente se les designa por su número, el Espíritu Infinito los conoce por sus nombres personales. Para el resto de nosotros, son conocidos por el nombre o número que designa su misión en curso.
23:2.11 (258.10) 1. Mensajeros de la Trinidad del Paraíso. No estoy autorizado a revelar gran cosa sobre el trabajo del grupo de mensajeros asignados a la Trinidad. Son los servidores leales y secretos de las Deidades, y cuando están encargados de mensajes especiales relacionados con políticas no reveladas y con la conducta futura de los Dioses, no se ha sabido nunca que divulgaran un secreto ni traicionaran la confianza depositada en su orden. Si mencionamos esto en este contexto no es para jactarnos de su perfección, sino para señalar que las Deidades pueden crear, y crean, seres perfectos.
23:2.12 (258.11) La confusión y las perturbaciones existentes en Urantia no significan que a los Regidores del Paraíso les falte interés ni capacidad para gestionar los asuntos de otro modo. Los Creadores poseen pleno poder para hacer de Urantia un verdadero paraíso, pero un edén así no contribuiría a desarrollar los caracteres fuertes, nobles y experimentados que los Dioses están forjando con toda seguridad en vuestro mundo entre los yunques de la necesidad y los martillos de la angustia. Vuestras ansiedades y penas, vuestras pruebas y decepciones son tan parte del plan divino en vuestra esfera como lo son la perfección exquisita y la adaptación infinita de todas las cosas a su propósito supremo en los mundos del universo central y perfecto.
23:2.13 (258.12) 2. Mensajeros de los circuitos de Havona. A lo largo de toda la carrera ascendente iréis siendo cada vez más capaces de detectar, de manera vaga pero creciente, la presencia de los Mensajeros Solitarios, aunque no los reconoceréis inequívocamente hasta que alcancéis Havona. Los primeros mensajeros que veréis cara a cara serán los de los circuitos de Havona.
23:2.14 (258.13) Los Mensajeros Solitarios disfrutan de relaciones especiales con los nativos de los mundos de Havona. Estos mensajeros tan desaventajados funcionalmente cuando se vinculan entre sí pueden tener y tienen una comunión muy estrecha y personal con los nativos de Havona. Pero es totalmente imposible transmitir a la mente humana las satisfacciones supremas que resultan del contacto de la mente de estos seres divinamente perfectos con el espíritu de esas personalidades casi trascendentes.
23:2.15 (259.1) 3. Mensajeros de los superuniversos. Los Ancianos de los Días, esas personalidades con origen en la Trinidad que presiden los destinos de los siete superuniversos, esos tríos con poder divino y sabiduría administrativa, están abundantemente provistos de Mensajeros Solitarios. Los regidores trinos de un superuniverso solo pueden comunicarse directa y personalmente con los regidores de otro a través este orden de mensajeros. Los Mensajeros Solitarios son el único tipo disponible de inteligencia de espíritu —aparte, quizás, de los Espíritus Inspirados de la Trinidad— que puede ser enviado directamente de la sede de un superuniverso a la sede de otro. Todas las demás personalidades tienen que pasar por Havona y los mundos ejecutivos de los Espíritus Maestros en estos desplazamientos.
23:2.16 (259.2) Hay ciertos tipos de información que no se pueden obtener ni por medio de los Mensajeros por Gravedad ni por reflectividad ni por difusión. Y cuando los Ancianos de los Días quieren conocer esas cosas con certeza tienen que enviar a un Mensajero Solitario a la fuente del conocimiento. Mucho antes de la presencia de vida en Urantia, el mensajero que me acompaña ahora fue asignado a una misión en el universo central desde Uversa; durante casi un millón de años faltó a todos los pases de lista de Orvonton, pero regresó a su debido tiempo con la información deseada.
23:2.17 (259.3) El servicio de los Mensajeros Solitarios en los superuniversos no tiene limitaciones. Pueden actuar como ejecutores de los altos tribunales o como recolectores de información para el bien del dominio. De todas las supercreaciones, donde más les gusta servir es en Orvonton porque ahí las necesidades son mayores y se multiplican enormemente las oportunidades de hacer esfuerzos heroicos. En los dominios más necesitados todos disfrutamos de la satisfacción de una función más plena.
23:2.18 (259.4) 4. Mensajeros de los universos locales. En los servicios de un universo local la actuación de los Mensajeros Solitarios no tiene límite. Son los fieles reveladores de los motivos e intenciones del Espíritu Madre del universo local, aunque están bajo la jurisdicción plena del Hijo Maestro reinante. Y esto es cierto para todos los mensajeros que operan en un universo local, tanto si viajan saliendo directamente de la sede del universo como si actúan temporalmente en enlace con los Padres de las Constelaciones, los Soberanos de los Sistemas o los Príncipes Planetarios. Antes de la concentración de todo poder en las manos del Hijo Creador en el momento de su elevación como regidor soberano de su universo, estos mensajeros de los universos locales actúan bajo la dirección general de los Ancianos de los Días y son directamente responsables ante su representante residente, el Unión de los Días.
23:2.19 (259.5) 5. Exploradores en misión no dirigida. Cuando el cuerpo de reserva de los Mensajeros Solitarios se vuelve demasiado numeroso, uno de los siete Directores Supremos del Poder hace un llamamiento de voluntarios para explorar. Y nunca faltan voluntarios porque les encanta ser enviados como exploradores libres y sin restricciones, experimentar la emoción de encontrar los núcleos en vías de organización de nuevos mundos y universos.
23:2.20 (259.6) Salen a investigar las pistas proporcionadas por los contempladores del espacio de los dominios. Es indudable que las Deidades del Paraíso conocen la existencia de esos sistemas no descubiertos de energía del espacio aunque nunca divulgan este tipo de información. Si los Mensajeros Solitarios no exploraran y localizaran esos nuevos centros de energía recién organizados, tales fenómenos seguirían pasando desapercibidos durante mucho tiempo incluso para las inteligencias de los dominios adyacentes. Los Mensajeros Solitarios, como clase, son sumamente sensibles a la gravedad y por ello pueden detectar a veces la presencia probable de planetas oscuros muy pequeños, precisamente los mundos que se adaptan mejor a los experimentos de vida.
23:2.21 (260.1) Estos mensajeros exploradores en misión no dirigida patrullan el universo maestro. Están constantemente en expediciones de exploración en las regiones desconocidas de todo el espacio exterior. Gran parte de la información que poseemos sobre lo que acontece en los dominios del espacio exterior se la debemos a las exploraciones de los Mensajeros Solitarios, ya que a menudo estudian y trabajan con los astrónomos celestiales.
23:2.22 (260.2) 6. Embajadores y emisarios en misión especial. Los universos locales situados dentro de un mismo superuniverso intercambian habitualmente embajadores elegidos entre sus órdenes nativos de filiación. Pero para evitar retrasos, muchas veces se pide a los Mensajeros Solitarios que vayan como embajadores de una creación local a otra para representar e interpretar a un dominio ante otro. Por ejemplo: cuando se descubre un dominio habitado recientemente puede estar tan remoto en el espacio que pasará mucho tiempo hasta que llegue a ese universo lejano un embajador enserafinado. Un ser enserafinado no puede sobrepasar de ninguna manera la velocidad de 899 370 kilómetros de Urantia en un segundo de vuestro tiempo. Las estrellas masivas, las contracorrientes y los desvíos, así como las tangentes de atracción, tienden todos ellos a reducir dicha velocidad, de manera que la media de un viaje largo será de unos 885 000 kilómetros por segundo.
23:2.23 (260.3) Cuando resulta que se requerirán cientos de años para que un embajador nativo llegue a un universo local muy distante, se suele pedir a un Mensajero Solitario que se dirija allí de inmediato para actuar como embajador interino. Los Mensajeros Solitarios pueden llegar en un plazo muy breve, no independientemente del tiempo y el espacio como lo hacen los Mensajeros por Gravedad, pero casi. Sirven también en otras circunstancias como emisarios en misión especial.
23:2.24 (260.4) 7. Reveladores de la verdad. Los Mensajeros Solitarios consideran las misiones para revelar la verdad como el deber más alto de su orden. Y actúan de tiempo en tiempo en este cometido desde los superuniversos hasta los planetas individuales del espacio. Son adscritos con frecuencia a las comisiones que se envían para ampliar la revelación de la verdad a los mundos y sistemas.
23:3.1 (260.5) Los Mensajeros Solitarios son el tipo más alto de personalidad perfecta y de toda confianza disponible en todos los ámbitos para la transmisión rápida de mensajes importantes y urgentes cuando no es conveniente utilizar ni el servicio de difusión ni el mecanismo de la reflectividad. Sirven en una variedad sin fin de misiones y ayudan a los seres materiales y espirituales de los mundos, sobre todo cuando entra en juego el elemento tiempo. De todos los órdenes asignados a los servicios de los dominios de los superuniversos, son los seres personalizados más altos y más polifacéticos que pueden estar tan cerca de desafiar al tiempo y al espacio.
23:3.2 (260.6) El universo está bien provisto de espíritus que utilizan la gravedad a efectos de tránsito; pueden ir a cualquier lado en cualquier momento —al instante— pero no son personas. Hay otros seres que se desplazan por gravedad y son personales, como los Mensajeros por Gravedad y los Registradores Trascendentales, pero no están a disposición de los administradores de los superuniversos o de los universos locales. Los mundos rebosan de ángeles y hombres y de otros seres muy personales, pero están obstaculizados por el tiempo y el espacio: el límite de velocidad para la mayoría de los seres no enserafinados es de 299 790 kilómetros de vuestro mundo por segundo de vuestro tiempo. Las criaturas intermedias y algunas otras pueden alcanzar y alcanzan a menudo una velocidad doble —599 580 kilómetros por segundo— mientras que las serafines y otros pueden atravesar el espacio a una velocidad triple, aproximadamente 899 370 kilómetros por segundo. Sin embargo, aparte de los Mensajeros Solitarios no existen personalidades mensajeras o de tránsito que circulen entre las velocidades instantáneas de los atravesadores por gravedad y las velocidades relativamente lentas de las serafines.
23:3.3 (261.1) Por eso, a los Mensajeros Solitarios se les utiliza generalmente para envíos y servicios en aquellas situaciones en las que la personalidad es esencial para el éxito de la misión y en las que se desea evitar la pérdida de tiempo que supondría enviar a cualquier otro tipo de mensajero personal fácilmente disponible. Son los únicos seres incuestionablemente personalizados que se pueden sincronizar con las corrientes universales combinadas del gran universo. Su velocidad al atravesar el espacio es variable y depende de las interferencias de una gran variedad de factores, pero tal como consta en los registros, en el viaje para cumplir esta misión el mensajero que me acompaña se desplazó a una velocidad de 1 354 458 740 000 kilómetros por segundo de vuestro tiempo.
23:3.4 (261.2) Soy totalmente incapaz de explicar a la mente de tipo material cómo puede un espíritu ser una persona real y al mismo tiempo atravesar el espacio a esas velocidades prodigiosas. De hecho, estos mismos Mensajeros Solitarios van y vienen de Urantia a esas velocidades incomprensibles, y si no fuera por ello, toda la organización de la administración universal se vería privada de una parte muy importante de su elemento personal.
23:3.5 (261.3) Los Mensajeros Solitarios son capaces de actuar como líneas de comunicación de emergencia en todas las regiones remotas del espacio, en aquellos ámbitos no abarcados dentro los circuitos establecidos del gran universo. Resulta que un mensajero, cuando actúa así, puede transmitir un mensaje o enviar un impulso a través del espacio a otro mensajero situado a unos cien años luz de distancia, según el modo de calcular las distancias estelares de los astrónomos de Urantia.
23:3.6 (261.4) De las miríadas de seres que cooperan con nosotros en la conducción de los asuntos del superuniverso, ninguno es más importante en utilidad práctica y en ayudarnos a ahorrar tiempo. En los universos del espacio tenemos que contar con los impedimentos del tiempo; de ahí el gran servicio de los Mensajeros Solitarios, que por sus prerrogativas personales de comunicación son en cierto modo independientes del espacio, y casi independientes del tiempo por su enorme velocidad de tránsito.
23:3.7 (261.5) No sé cómo explicar a los mortales de Urantia que los Mensajeros Solitarios pueden no tener forma y sin embargo poseer personalidades reales y definidas. Aunque no tienen la forma que se asociaría naturalmente con la personalidad, sí poseen una presencia de espíritu que es perceptible por todos los tipos más altos de seres de espíritu. Los Mensajeros Solitarios son la única clase de seres que parecen poseer casi todas las ventajas de un espíritu sin forma unidas a todas las prerrogativas de una personalidad totalmente desarrollada. Son verdaderas personas, y sin embargo están dotadas de casi todos los atributos de una manifestación impersonal de espíritu.
23:3.8 (261.6) En los siete superuniversos, normalmente —aunque no siempre—, todo lo que tiende a aumentar el grado de liberación de una criatura de los impedimentos del tiempo y el espacio reduce proporcionalmente sus prerrogativas de personalidad. Los Mensajeros Solitarios son una excepción a esta ley general. En sus actividades, no tienen restricción alguna para utilizar todas y cada una de las vías ilimitadas de expresión espiritual, servicio divino, ministerio personal y comunicación cósmica. Si pudierais ver a estos seres extraordinarios a la luz de mi experiencia en la administración del universo, comprenderíais lo difícil que sería coordinar los asuntos de los superuniversos si no fuera por su polifacética cooperación.
23:3.9 (262.1) Por mucho que se amplíe el universo no es probable que se creen más Mensajeros Solitarios. A medida que crecen los universos, el mayor trabajo de administración debe ser soportado progresivamente por otros tipos de ministradores del espíritu y por los seres que tienen origen en esas nuevas creaciones, como las criaturas de los Hijos Soberanos y los Espíritus Madre de los universos locales.
23:4.1 (262.2) Los Mensajeros Solitarios parecen ser coordinadores de la personalidad para todos los tipos de seres de espíritu. Su ministerio ayuda a hacer que todas las personalidades del extenso mundo espiritual sean afines. Contribuyen mucho al desarrollo, en todos los seres de espíritu, de una consciencia de identidad de grupo. Cada tipo de ser de espíritu está servido por grupos especiales de Mensajeros Solitarios que fomentan la capacidad de dichos seres para comprender a todos los demás tipos y órdenes, por disímiles que sean, y fraternizar con ellos.
23:4.2 (262.3) Los Mensajeros Solitarios demuestran una capacidad tan asombrosa para coordinar a todos los tipos y órdenes de personalidades finitas —incluso para tomar contacto con el régimen absonito de los sobrecontroladores del universo maestro— que algunos de nosotros sostenemos que la creación de estos mensajeros por parte del Espíritu Infinito está relacionada de alguna manera con la dotación de la Mente Supremo-Última que hace el Actor Conjunto.
23:4.3 (262.4) Cuando un finalitario y un Ciudadano del Paraíso cooperan en la trinización de un «hijo del tiempo y la eternidad» —una operación en la que están involucrados los potenciales de mente no revelados del Supremo-Último— y cuando esta personalidad no clasificada es enviada a Vicegerington, se asigna siempre a un Mensajero Solitario (una conjeturada repercusión en la personalidad del otorgamiento de dicha mente de deidad) como compañero guardián de dicho hijo trinizado por criaturas. Este mensajero acompaña al nuevo hijo del destino al mundo al que ha sido asignado y no se marcha de Vicegerington nunca más. Cuando queda así adscrito al destino de un hijo del tiempo y la eternidad, el Mensajero Solitario es transferido para siempre a la supervisión exclusiva de los Arquitectos del Universo Maestro. Desconocemos cuál puede ser el futuro de una vinculación tan extraordinaria. Estas asociaciones de personalidades únicas llevan reuniéndose en Vicegerington durante largas edades, pero ni una sola de estas parejas ha salido jamás de allí.
23:4.4 (262.5) El número de los Mensajeros Solitarios es estacionario, pero la trinización de los hijos del destino es aparentemente ilimitada. Dado que cada hijo trinizado del destino tiene asignado a un Mensajero Solitario, nos parece que en algún momento del futuro remoto la provisión de mensajeros se agotará. ¿Quién continuará su trabajo en el gran universo? ¿Será su servicio asumido por algún nuevo desarrollo que se produzca entre los Espíritus Inspirados de la Trinidad? ¿Va a estar el gran universo en algún periodo remoto administrado más directamente por seres con origen en la Trinidad mientras que las criaturas de origen simple y dual se trasladarán a los dominios del espacio exterior? Si los mensajeros regresan a su servicio anterior, ¿les acompañarán estos hijos del destino? ¿Cesarán las trinizaciones entre finalitarios y habitantes del Paraíso-Havona cuando se haya agotado la provisión de Mensajeros Solitarios, asignados como compañeros guardianes de estos hijos del destino? ¿Van a ser concentrados todos nuestros eficientes Mensajeros Solitarios en Vicegerington? ¿Van a estar estas extraordinarias personalidades de espíritu eternamente vinculadas a esos hijos trinizados de destino no revelado? ¿Qué relevancia debe darse al hecho de que estas parejas que se van reuniendo en Vicegerington estén bajo la dirección exclusiva de esos poderosos seres de misterio, los Arquitectos del Universo Maestro? Nos hacemos estas y otras muchas preguntas semejantes, y se las preguntamos a muchos otros órdenes de seres celestiales, pero no conocemos las respuestas.
23:4.5 (263.1) Esta operación, junto con muchos acontecimientos similares en la administración del universo, indican claramente que el personal del gran universo, incluso el de Havona y el Paraíso, está experimentando una reorganización indudablemente cierta en relación y coordinación con las vastas evoluciones de energía que están teniendo lugar ahora en todos los dominios del espacio exterior.
23:4.6 (263.2) Nos inclinamos a creer que el futuro eterno presenciará fenómenos de evolución en el universo que trascenderán con mucho todo lo que ha experimentado el pasado eterno. Y al igual que deberíais hacer vosotros, esperamos esas aventuras prodigiosas con vivo entusiasmo y creciente expectación.
23:4.7 (263.3) [Presentado por un Consejero Divino de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 24
24:0.1 (264.1) EN UVERSA clasificamos a todas las personalidades y entidades del Creador Conjunto en tres grandes divisiones: las personalidades más altas del Espíritu Infinito, las huestes de mensajeros del espacio y los espíritus ministrantes del tiempo. Son los seres de espíritu dedicados a enseñar y ministrar a las criaturas con voluntad del programa ascendente de progresión de los mortales.
24:0.2 (264.2) Las personalidades más altas del Espíritu Infinito mencionadas en estas narraciones actúan en todo el gran universo en siete divisiones:
24:0.3 (264.3) 1. Mensajeros Solitarios.
24:0.4 (264.4) 2. Supervisores de Circuitos del Universo.
24:0.5 (264.5) 3. Directores del Censo.
24:0.6 (264.6) 4. Auxiliares Personales del Espíritu Infinito.
24:0.7 (264.7) 5. Inspectores Asociados.
24:0.8 (264.8) 6. Centinelas Asignados.
24:0.9 (264.9) 7. Guías de los Graduados.
24:0.10 (264.10) Los Mensajeros Solitarios, los Supervisores de Circuitos, los Directores del Censo y los Auxiliares Personales se caracterizan por poseer enormes dotaciones de antigravedad. Los Mensajeros Solitarios no tienen sede general conocida; deambulan por el universo de universos. Los Supervisores de Circuitos del Universo y los Directores del Censo mantienen sus sedes en las capitales de los superuniversos. Los Auxiliares Personales del Espíritu Infinito están emplazados en la Isla central de Luz. Los Inspectores Asociados y los Centinelas Asignados están emplazados respectivamente en las capitales de los universos locales y en las capitales de los sistemas que los componen. Los Guías de los Graduados residen en el universo de Havona y actúan en todos sus mil millones de mundos. La mayor parte de estas personalidades más altas tienen puestos en los universos locales, pero no están adscritas orgánicamente a la administración de los dominios evolutivos.
24:0.11 (264.11) De las siete clases que componen este grupo, solo los Mensajeros Solitarios y quizá los Auxiliares Personales recorren el universo de universos. A los Mensajeros Solitarios se les puede encontrar del Paraíso hacia fuera, pasando por los circuitos de Havona hasta las capitales de los superuniversos, y desde allí en todos los sectores y universos locales con sus subdivisiones, e incluso en los mundos habitados. Aunque los Mensajeros Solitarios pertenecen a las personalidades más altas del Espíritu Infinito, su origen, naturaleza y servicio se han tratado en el documento anterior.
24:1.1 (265.1) Puede dar la impresión de que las vastas corrientes de poder del espacio y los circuitos de energía del espíritu actúan automáticamente; puede parecer que funcionan sin obstáculo ni impedimento, pero no es así. Todos esos formidables sistemas de energía están bajo control; están sometidos a una supervisión inteligente. Los Supervisores de Circuitos del Universo se encargan, no de los ámbitos de la energía puramente física o material —terreno que corresponde a los Directores del Poder del Universo—, sino de los circuitos de energía espiritual relativa y de aquellos circuitos modificados que son esenciales para el mantenimiento tanto de los seres espirituales muy desarrollados como del tipo de criaturas inteligentes de morontia o de transición. Los supervisores no originan los circuitos de energía y superesencia de la divinidad, pero tienen que ver en general con todos los circuitos más altos de espíritu del tiempo y la eternidad y con todos los circuitos relativos de espíritu relacionados con la administración de las partes componentes del gran universo. Dirigen y manejan todos esos circuitos de energía de espíritu exteriores a la Isla del Paraíso.
24:1.2 (265.2) Los Supervisores de Circuitos del Universo son creación exclusiva del Espíritu Infinito y actúan únicamente como agentes del Actor Conjunto. Están personalizados para el servicio en los cuatro órdenes siguientes:
24:1.3 (265.3) 1. Supervisores Supremos de Circuitos.
24:1.4 (265.4) 2. Supervisores Asociados de Circuitos.
24:1.5 (265.5) 3. Supervisores Secundarios de Circuitos.
24:1.6 (265.6) 4. Supervisores Terciarios de Circuitos.
24:1.7 (265.7) El número de supervisores supremos de Havona y de supervisores asociados de los siete superuniversos está completo; no se crean más seres de estos órdenes. Los supervisores supremos son siete y están emplazados en los mundos piloto de los siete circuitos de Havona. Los circuitos de los siete superuniversos están a cargo de un maravilloso grupo de siete supervisores asociados con sede en las siete esferas paradisiacas del Espíritu Infinito, los mundos de los siete Ejecutivos Supremos. Desde allí supervisan y dirigen los circuitos de los superuniversos del espacio.
24:1.8 (265.8) En esas esferas paradisiacas del Espíritu, los siete supervisores asociados de circuitos y el primer orden de Centros Supremos del Poder establecen un enlace que, bajo la dirección de los Ejecutivos Supremos, da como resultado la coordinación subparadisiaca de todos los circuitos materiales y espirituales que se reparten a los siete superuniversos.
24:1.9 (265.9) En los mundos sede de cada superuniverso están emplazados los supervisores secundarios encargados de los universos locales del tiempo y el espacio. Los sectores mayores y menores son divisiones administrativas de los supergobiernos pero no están involucrados en estos asuntos de supervisión de la energía de espíritu. No sé cuántos supervisores secundarios de circuitos hay en el gran universo, pero en Uversa hay 84 691 de estos seres. Los supervisores secundarios están siendo creados constantemente; aparecen cada cierto tiempo en grupos de setenta en los mundos de los Ejecutivos Supremos. Los obtenemos a petición nuestra cuando nos disponemos a establecer circuitos separados de energía de espíritu y de poder de enlace en los universos de nuestra jurisdicción que empiezan a evolucionar.
24:1.10 (265.10) Un supervisor terciario de circuitos actúa en el mundo sede de cada universo local. Este orden, al igual que los supervisores secundarios, está en creación continua y se crean en grupos de setecientos. Son destinados a los universos locales por los Ancianos de los Días.
24:1.11 (266.1) Los Supervisores de Circuitos son creados para sus tareas específicas y sirven eternamente en los grupos a los que fueron asignados en origen. No rotan en el servicio, y en consecuencia hacen un estudio multisecular de los problemas encontrados en los dominios donde fueron destinados originalmente. Por ejemplo, el supervisor terciario de circuitos número 572 842 ha actuado en Salvington desde el principio de la concepción de vuestro universo local y es miembro del equipo personal de Miguel de Nebadon.
24:1.12 (266.2) Tanto si actúan en los universos locales como en universos más altos, los supervisores de circuitos dirigen todo lo relativo al uso de los circuitos apropiados para la transmisión de todos los mensajes de espíritu y para el tránsito de todas las personalidades. En su trabajo de supervisión de circuitos, estos seres competentes utilizan todos los agentes, fuerzas y personalidades del universo de universos. Emplean a las «altas personalidades de espíritu de control de circuitos» no reveladas y reciben la ayuda experta de numerosos equipos formados por personalidades del Espíritu Infinito. Ellos son los que aislarían a un mundo evolutivo si su Príncipe Planetario se rebelara contra el Padre Universal y el Hijo que lo representa. Son capaces de excluir a cualquier mundo de ciertos circuitos del universo del orden espiritual más alto, pero no pueden anular las corrientes materiales de los directores del poder.
24:1.13 (266.3) Los Supervisores de Circuitos del Universo tienen una relación con los circuitos de espíritu bastante parecida a la de los Directores del Poder del Universo con los circuitos materiales. Los dos órdenes son complementarios, y juntos aseguran la vigilancia de todos los circuitos de espíritu y todos los circuitos materiales que son controlables y manipulables por criaturas.
24:1.14 (266.4) Los supervisores de circuitos ejercen cierta vigilancia sobre los circuitos de mente que están vinculados al espíritu del mismo modo que los directores del poder tienen cierta jurisdicción sobre los aspectos de la mente que están vinculados a la energía física: la mente mecánica. En general, las funciones de cada uno de estos órdenes se expanden al enlazarse con el otro, pero los circuitos de mente pura no están sometidos a la supervisión de ninguno de los dos. Los dos órdenes tampoco tienen el mismo rango; en todas sus múltiples labores, los Supervisores de Circuitos del Universo están sometidos a los siete Directores Supremos del Poder y a sus subordinados.
24:1.15 (266.5) Aunque dentro de sus respectivos órdenes los supervisores de circuitos son enteramente semejantes, todos son individuos bien diferenciados. Son seres verdaderamente personales, pero poseen un tipo de personalidad diferente a la otorgada por el Padre que no se encuentra en ningún otro tipo de criatura en toda la existencia universal.
24:1.16 (266.6) En vuestro viaje hacia dentro en dirección al Paraíso los reconoceréis y conoceréis, pero no tendréis relaciones personales con ellos. Son supervisores de circuitos y cumplen estricta y eficazmente su cometido. Solo tratan con las personalidades y entidades que vigilan las actividades relacionadas con los circuitos sujetos a su supervisión.
24:2.1 (266.7) A pesar de que la mente cósmica de la Inteligencia Universal tiene conocimiento de la presencia y el paradero de todas las criaturas pensantes, existe en el universo de universos un método independiente de llevar la cuenta de todas las criaturas con voluntad.
24:2.2 (266.8) Los Directores del Censo son una creación especial y terminada del Espíritu Infinito y su número nos es desconocido. Son creados de tal modo que pueden mantener una perfecta sincronía con la técnica de reflectividad de los superuniversos al tiempo que son personalmente sensibles y receptivos a la voluntad inteligente. Mediante una técnica no del todo comprendida, estos directores son inmediatamente conscientes del nacimiento de la voluntad en cualquier lugar del gran universo. Por lo tanto están siempre capacitados para darnos el número, la naturaleza y el paradero de todas las criaturas con voluntad en cualquier parte de la creación central y de los siete superuniversos. Pero no actúan en el Paraíso; allí no son necesarios. En el Paraíso el conocimiento es inherente; las Deidades conocen todas las cosas.
24:2.3 (267.1) Siete Directores del Censo operan en Havona, emplazado cada uno en el mundo piloto de cada circuito de Havona. Excepto estos siete y las reservas del orden existentes en los mundos paradisiacos del Espíritu, todos los Directores del Censo actúan bajo la jurisdicción de los Ancianos de los Días.
24:2.4 (267.2) Un Director del Censo ocupa la presidencia en la sede de cada superuniverso, y bajo el mando de este director jefe hay miles y miles, uno en la capital de cada universo local. Todas las personalidades de este orden son iguales, excepto las que están en los mundos piloto de Havona y los siete jefes de los superuniversos.
24:2.5 (267.3) En el séptimo superuniverso hay cien mil Directores del Censo. Y este número lo componen únicamente los que son asignables a los universos locales. No está incluido el equipo personal de Usatia, el jefe en el superuniverso de todos los directores de Orvonton. Usatia, como los otros jefes de superuniversos, no está sintonizado directamente para registrar la voluntad inteligente. Solo está sintonizado con sus subordinados estacionados en los universos de Orvonton. De este modo actúa como magnífica personalidad totalizadora de los informes que llegan desde las capitales de las creaciones locales.
24:2.6 (267.4) Los registradores oficiales de Uversa asientan cada cierto tiempo en sus registros el estatus del superuniverso tal como lo indican las inscripciones de y en la personalidad de Usatia. Dichos datos del censo son autóctonos de los superuniversos; estos informes no se transmiten ni a Havona ni al Paraíso.
24:2.7 (267.5) Los Directores del Censo se ocupan de los seres humanos —así como de otras criaturas con voluntad— solo hasta el punto de registrar el hecho del funcionamiento de la voluntad. No se ocupan de los registros de tu vida ni de tus actos; no son en ningún sentido personalidades registradoras. El Director del Censo de Nebadon, el número 81 412 de Orvonton emplazado ahora en Salvington, es en este mismo momento personalmente consciente y conocedor de tu presencia viva aquí en Urantia. Y proporcionará los registros que confirmen tu muerte en el momento en que ceses de actuar como criatura con voluntad.
24:2.8 (267.6) Los Directores del Censo registran la existencia de una nueva criatura con voluntad cuando se realiza el primer acto de la voluntad; indican la muerte de una criatura con voluntad cuando tiene lugar el último acto de la voluntad. La aparición parcial de voluntad que se observa en las reacciones de ciertos animales superiores no pertenece al ámbito de los Directores del Censo. Únicamente llevan la cuenta de las auténticas criaturas con voluntad y solo son receptivos al funcionamiento de la voluntad. No sabemos exactamente cómo registran el funcionamiento de la voluntad.
24:2.9 (267.7) Estos seres siempre han sido, y siempre serán, Directores del Censo. Serían relativamente inútiles en cualquier otra división de la labor del universo. Pero son infalibles en su función; nunca fallan ni tampoco falsifican. Y a pesar de sus maravillosos poderes y sus increíbles prerrogativas, son personas; tienen una presencia y una forma de espíritu reconocibles.
24:3.1 (268.1) No tenemos ningún conocimiento auténtico sobre el momento ni el modo en que fueron creados los Auxiliares Personales. Deben de ser legión, pero no hay constancia de ello en Uversa. A partir de deducciones conservadoras basadas en lo que conocemos de su trabajo, me aventuro a estimar que su número supera ampliamente los varios billones. A nuestro modo de ver, el Espíritu Infinito no tiene ninguna limitación numérica en la creación de estos Auxiliares Personales.
24:3.2 (268.2) Los Auxiliares Personales del Espíritu Infinito existen para asistir exclusivamente a la presencia paradisiaca de la Tercera Persona de la Deidad. Aunque adscritos directamente al Espíritu Infinito y ubicados en el Paraíso, van y vienen como relámpagos hasta las regiones más alejadas de la creación. Estos Auxiliares Personales pueden aparecer en toda la extensión de los circuitos del Creador Conjunto con el propósito de ejecutar los mandatos del Espíritu Infinito. Atraviesan el espacio de forma muy semejante a la de los Mensajeros Solitarios, pero no son personas en el mismo sentido que los mensajeros.
24:3.3 (268.3) Los Auxiliares Personales son todos iguales e idénticos; no muestran ninguna diferenciación en su individualidad. Aunque el Actor Conjunto los ve como verdaderas personalidades, es difícil para los demás considerarlos como personas reales; no manifiestan una presencia de espíritu a otros seres de espíritu. Los seres de origen en el Paraíso son siempre conscientes de la proximidad de estos Auxiliares; pero nosotros no reconocemos una presencia de personalidad. Es indudable que esa ausencia de forma de presencia los hace aún más útiles para la Tercera Persona de la Deidad.
24:3.4 (268.4) De todos los órdenes revelados de seres de espíritu que tienen su origen en el Espíritu Infinito, los Auxiliares Personales son prácticamente los únicos que no encontraréis en vuestra ascensión hacia dentro hacia el Paraíso.
24:4.1 (268.5) Los siete Ejecutivos Supremos están en las siete esferas paradisiacas del Espíritu Infinito y actúan colectivamente como consejo administrativo de superdirectores para los siete superuniversos. Los Inspectores Asociados son la encarnación personal de la autoridad de los Ejecutivos Supremos para los universos locales del tiempo y el espacio. Estos altos observadores de los asuntos de las creaciones locales son descendencia conjunta del Espíritu Infinito y los siete Espíritus Maestros del Paraíso. En tiempos cercanos a la eternidad se personalizaron setecientos mil, y su cuerpo de reserva mora en el Paraíso.
24:4.2 (268.6) Los Inspectores Asociados trabajan bajo la supervisión directa de los siete Ejecutivos Supremos y son sus poderosos representantes personales ante los universos locales del tiempo y el espacio. Un inspector está emplazado en la esfera sede de cada creación local en estrecha asociación con el Unión de los Días residente.
24:4.3 (268.7) Los Inspectores Asociados solo reciben informes y recomendaciones de sus subordinados, los Centinelas Asignados estacionados en las capitales de los sistemas locales de mundos habitados, y solo informan a su superior inmediato, el Ejecutivo Supremo del superuniverso correspondiente.
24:5.1 (268.8) Los Centinelas Asignados son personalidades coordinadoras y representantes de enlace de los siete Ejecutivos Supremos. Fueron personalizados en el Paraíso por el Espíritu Infinito, y fueron creados para el propósito específico de su misión. Su número es estacionario y hay exactamente siete mil millones en existencia.
24:5.2 (269.1) Al igual que un Inspector Asociado representa a los siete Ejecutivos Supremos ante todo un universo local, en cada uno de los diez mil sistemas de esa creación local hay un Centinela Asignado que actúa como representante directo del lejano y supremo consejo de sobrecontrol de los asuntos de los siete superuniversos. Los centinelas de servicio en los gobiernos de los sistemas locales de Orvonton actúan bajo la autoridad directa del Ejecutivo Supremo Número Siete, el coordinador del séptimo superuniverso. Pero en su organización administrativa todos los centinelas comisionados en un universo local están subordinados al Inspector Asociado que está emplazado en la sede del universo.
24:5.3 (269.2) Dentro de una creación local los Centinelas Asignados rotan en el servicio y son trasladados de sistema en sistema. El cambio suele hacerse cada milenio del tiempo del universo local. Están entre las personalidades de más alto rango emplazadas en la capital de un sistema, pero no participan nunca en las deliberaciones sobre los asuntos del sistema. En los sistemas locales sirven como jefes de oficio de los veinticuatro administradores naturales procedentes de los mundos evolutivos, pero aparte de eso los mortales ascendentes tienen poco contacto con ellos. Los centinelas se ocupan casi exclusivamente de mantener perfectamente informado al Inspector Asociado de su universo en todos los asuntos relacionados con la situación y el bienestar de los sistemas donde están destinados.
24:5.4 (269.3) Los Centinelas Asignados y los Inspectores Asociados no informan a los Ejecutivos Supremos a través de la sede de un superuniverso. Son responsables únicamente ante el Ejecutivo Supremo del superuniverso en cuestión; sus actividades están bien diferenciadas de la administración de los Ancianos de los Días.
24:5.5 (269.4) Los Ejecutivos Supremos, los Inspectores Asociados y los Centinelas Asignados, junto con las omniafines y una multitud de personalidades no reveladas, constituyen un sistema eficaz, directo y centralizado, aunque muy extenso, de coordinación consultiva y administrativa para todo el gran universo de cosas y seres.
24:6.1 (269.5) Los Guías de los Graduados, como grupo, patrocinan y dirigen la alta universidad de instrucción técnica y formación espiritual que es tan esencial para que el mortal alcance la meta de las edades: Dios, descanso y luego la eternidad de un servicio perfeccionado. Estos seres sumamente personales toman su nombre de la naturaleza y el propósito de su trabajo. Se dedican exclusivamente a las tareas de guiar a los graduados mortales de los superuniversos del tiempo a través del curso de instrucción y formación de Havona que tiene por objeto preparar a los peregrinos ascendentes para su admisión en el Paraíso y el Cuerpo de la Finalización.
24:6.2 (269.6) No me está prohibido intentar explicaros el trabajo de estos Guías de los Graduados, pero es tan ultraespiritual que me encuentro incapaz de presentar a la mente material una idea adecuada de sus múltiples actividades. En los mundos mansión, cuando se haya ampliado el alcance de vuestra visión y estéis liberados de las trabas de las comparaciones materiales, podréis empezar a comprender el significado de esas realidades que «el ojo no puede ver ni el oído oír, ni la mente humana ha sido nunca capaz de concebir», e incluso de esas cosas que «Dios ha preparado para aquellos que aman tales verdades eternas». No siempre estaréis tan limitados en el alcance de vuestra visión y vuestra comprensión espiritual.
24:6.3 (270.1) Los Guías de los Graduados se dedican a pilotar a los peregrinos del tiempo a través de los siete circuitos de los mundos de Havona. El guía que os salude a vuestra llegada al mundo de recepción del circuito exterior de Havona permanecerá con vosotros durante toda vuestra carrera en los circuitos celestiales. Aunque os relacionaréis con incontables personalidades durante vuestra estancia en mil millones de mundos, vuestro Guía de los Graduados os seguirá hasta el fin de vuestra progresión en Havona y presenciará vuestra entrada en el sueño terminal del tiempo, el sueño del tránsito de eternidad hacia la meta del Paraíso, donde seréis recibidos al despertar por la Acompañante del Paraíso asignada a daros la bienvenida y quizás a permanecer con vosotros hasta que seáis iniciados como miembros del Cuerpo de los Mortales de la Finalización.
24:6.4 (270.2) El número de Guías de los Graduados escapa a la comprensión de la mente humana, y siguen apareciendo más. Su origen tiene algo de misterioso. No han existido desde la eternidad; aparecen misteriosamente a medida que se necesitan. No hay constancia de ningún Guía de los Graduados en ninguno de los mundos del universo central hasta aquel lejanísimo día en que el primer peregrino mortal del tiempo se abrió camino hasta el cinturón exterior de la creación central. En cuanto llegó al mundo piloto del circuito exterior, fue recibido amistosamente por Malvorian, el primero de los Guías de los Graduados y ahora jefe de su consejo supremo y director de su vasta organización educativa.
24:6.5 (270.3) En los archivos paradisiacos de Havona, en la sección denominada «Guías de los Graduados» aparece esta anotación inicial:
24:6.6 (270.4) «Y Malvorian, el primero de este orden, saludó e instruyó al peregrino descubridor de Havona y le condujo desde los circuitos exteriores de experiencia inicial, paso a paso y circuito a circuito, hasta que se encontró en presencia misma de la Fuente y Destino de toda personalidad, y posteriormente cruzó el umbral de la eternidad hacia el Paraíso.»
24:6.7 (270.5) En ese remoto momento yo estaba adscrito al servicio de los Ancianos de los Días de Uversa, y todos nos regocijamos ante la seguridad de que los peregrinos de nuestro superuniverso llegarían finalmente a Havona. Durante largas edades se nos había enseñado que las criaturas evolutivas del espacio alcanzarían el Paraíso, y la mayor emoción de todos los tiempos recorrió las cortes celestiales cuando el primer peregrino logró por fin llegar.
24:6.8 (270.6) El nombre de este peregrino descubridor de Havona es Grandfanda, y procedía del planeta 341 del sistema 84 de la constelación 62 del universo local 1131 situado en el superuniverso número uno. Su llegada fue la señal para establecer el servicio de difusión del universo de universos. Hasta ese momento, solo habían estado operativas las difusiones de los superuniversos y de los universos locales, pero el anuncio de la llegada de Grandfanda a los portales de Havona marcó la inauguración de los «informes de gloria para el espacio», llamados así porque la primera emisión al universo informó de la llegada a Havona del primer ser evolutivo que había logrado alcanzar la meta de la existencia ascendente.
24:6.9 (270.7) Los Guías de los Graduados no salen nunca de los mundos de Havona; están dedicados al servicio de los peregrinos graduados del tiempo y el espacio. Y algún día os encontraréis cara a cara con estos nobles seres si no rechazáis el plan cierto y perfectamente diseñado para llevar a cabo vuestra supervivencia y vuestra ascensión.
24:7.1 (270.8) Aunque la evolución no es propia del universo central, creemos que los Guías de los Graduados son los miembros perfeccionados o más experimentados de otro orden de criaturas del universo central, los Servitales de Havona. Los Guías de los Graduados muestran tal amplitud de compasión y tal capacidad para comprender a las criaturas ascendentes, que estamos convencidos de que han adquirido esa cultura sirviendo efectivamente en los dominios de los superuniversos como Servitales de Havona de ministerio universal. De no ser así, ¿cómo podríamos explicar la desaparición continua de los servitales más antiguos o más experimentados?
24:7.2 (271.1) Un servital pasará mucho tiempo destinado en un superuniverso fuera de Havona, y tras haber participado previamente en muchas misiones semejantes, volverá a su hogar, se le concederá el privilegio del «contacto personal» con el Resplandor Central del Paraíso, será abrazado por las Personas Luminosas y desaparecerá del reconocimiento de sus compañeros espirituales para no reaparecer nunca más entre los de su clase.
24:7.3 (271.2) A su vuelta del servicio en los superuniversos, un Servital de Havona puede disfrutar de numerosos abrazos divinos y emerger de ellos simplemente como servital ensalzado. Recibir el abrazo luminoso no significa necesariamente que el servital deba convertirse en Guía de los Graduados, aunque casi la cuarta parte de los que alcanzan el abrazo divino no regresan nunca al servicio de los mundos.
24:7.4 (271.3) En los altos archivos figura una serie de anotaciones como esta:
24:7.5 (271.4) «Y el servital número 842 842 682 846 782 de Havona, de nombre Sudna, vino del servicio en el superuniverso, fue recibido en el Paraíso, conoció al Padre, entró en el abrazo divino y ya no es».
24:7.6 (271.5) Cuando en los archivos aparece una anotación como esta, la carrera de dicho servital se cierra. Pero solo tres momentos después (un poco menos de tres días de vuestro tiempo) aparece «espontáneamente» un Guía de los Graduados recién nacido en el circuito exterior del universo de Havona. Y el número de Guías de los Graduados, con una ligera diferencia debida sin duda a los que están en transición, es exactamente igual al número de los servitales desaparecidos.
24:7.7 (271.6) Hay otra razón más para suponer que los Guías de los Graduados son Servitales de Havona evolucionados, y es la tendencia infalible de estos guías y sus servitales asociados a relacionarse entre sí de manera extraordinaria. La forma en que estos órdenes supuestamente separados de seres se entienden y simpatizan es totalmente inexplicable. Su entrega mutua inspira y reconforta a todo el que la percibe.
24:7.8 (271.7) Los siete Espíritus Maestros y los siete Directores Supremos del Poder asociados son los depositarios personales respectivos del potencial de mente y el potencial de poder del Ser Supremo que aún no han sido ejercidos por él personalmente. Y cuando estos asociados paradisiacos colaboran para crear a los Servitales de Havona, estos últimos se encuentran implicados inherentemente en ciertas fases de la Supremacía. Por lo tanto los Servitales de Havona son, en actualidad, un reflejo en el perfecto universo central de ciertas potencialidades evolutivas de los dominios del espacio-tiempo, y todo esto se desvela cuando un servital experimenta su transformación y recreación. Creemos que esta transformación se produce en respuesta a la voluntad del Espíritu Infinito que actúa indudablemente en nombre del Supremo. Los Guías de los Graduados no son creados por el Ser Supremo, pero todos conjeturamos que la Deidad experiencial está involucrada de alguna manera en las operaciones que traen a estos seres a la existencia.
24:7.9 (271.8) El Havona que atraviesan ahora los mortales ascendentes difiere en muchos aspectos del universo central tal como era antes de los tiempos de Grandfanda. La llegada de mortales ascendentes a los circuitos de Havona suscitó cambios radicales en la organización de la creación central y divina, modificaciones iniciadas indudablemente por el Ser Supremo —el Dios de las criaturas evolutivas— en respuesta a la llegada del primero de sus hijos experienciales procedente de los siete superuniversos. La aparición de los Guías de los Graduados, junto con la creación de las supernafines terciarias, son indicio de esas actuaciones de Dios Supremo.
24:7.10 (272.1) [Presentado por un Consejero Divino de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 25
25:0.1 (273.1) LAS huestes de mensajeros del espacio están clasificadas en un punto intermedio dentro de la familia del Espíritu Infinito. Estos seres polifacéticos actúan como eslabones de conexión entre las personalidades más altas y los espíritus ministrantes. Las huestes de mensajeros abarcan los siguientes órdenes de seres celestiales:
25:0.2 (273.2) 1. Servitales de Havona.
25:0.3 (273.3) 2. Conciliadores Universales.
25:0.4 (273.4) 3. Asesores Técnicos.
25:0.5 (273.5) 4. Custodios de los Registros del Paraíso.
25:0.6 (273.6) 5. Registradoras Celestiales.
25:0.7 (273.7) 6. Acompañantes de la Morontia.
25:0.8 (273.8) 7. Acompañantes del Paraíso.
25:0.9 (273.9) Solo tres de los siete grupos enumerados —los servitales, los conciliadores y las Acompañantes de la Morontia— son creados como tales. Los otros cuatro representan niveles de logro de los órdenes angélicos. Según su naturaleza inherente y el estatus que hayan alcanzado, las huestes de mensajeros sirven de formas diversas en el universo de universos, pero siempre bajo la dirección de los que rigen los mundos donde están destinados.
25:1.1 (273.10) Aunque denominados servitales, estas «criaturas intermedias» del universo central no son sirvientes en ningún sentido inferior de la palabra. En el mundo espiritual, no hay trabajo de baja categoría, todo servicio es sagrado y estimulante; tampoco los órdenes más altos de seres miran con menosprecio a los órdenes más bajos de existencia.
25:1.2 (273.11) Los Servitales de Havona son la obra creativa conjunta de los siete Espíritus Maestros y sus asociados, los siete Directores Supremos del Poder. Esta colaboración creativa es la que más se acerca a ser el patrón de la larga lista de reproducciones de orden dual que acontecen en los universos evolutivos y se extienden desde la creación de una Radiante Estrella Matutina por la unión de Hijo Creador y Espíritu Creativo, hasta la procreación sexual propia de mundos como Urantia.
25:1.3 (273.12) El número de servitales es enorme y se siguen creando continuamente. Aparecen en grupos de mil en el tercer momento que sigue a la reunión de los Espíritus Maestros y los Directores Supremos del Poder en su área conjunta situada en el sector más septentrional del Paraíso. Cada cuarto servital creado es de tipo más físico que los demás, es decir, setecientos cincuenta de cada mil son aparentemente conformes al tipo de espíritu, pero doscientos cincuenta son de naturaleza semifísica. Estas criaturas cuartas son en cierto modo del orden de los seres materiales (materiales en el sentido de Havona) y se parecen más a los directores físicos del poder que a los Espíritus Maestros.
25:1.4 (274.1) En las relaciones entre personalidades, lo espiritual domina sobre lo material, aunque ahora en Urantia no lo parezca. En la creación de los Servitales de Havona, prevalece la ley de la dominación del espíritu; la proporción establecida es de tres seres espirituales por uno semifísico.
25:1.5 (274.2) Los servitales recién creados y los Guías de los Graduados recién aparecidos pasan todos ellos por cursos de formación impartidos permanentemente por los guías más antiguos en cada uno de los siete circuitos de Havona. Los Servitales se asignan luego a las actividades a las que están mejor adaptados, y puesto que son de dos tipos —espirituales y semifísicos— hay pocos límites a la variedad de tareas que estos seres polifacéticos pueden llevar a cabo. Los grupos más altos o de espíritu son asignados selectivamente al servicio del Padre, del Hijo y del Espíritu, y al trabajo de los siete Espíritus Maestros. Cada cierto tiempo son enviados en grandes grupos a servir en los mundos de estudio que rodean las esferas sede de los siete superuniversos, los mundos dedicados a la formación final y la cultura espiritual de las almas ascendentes del tiempo que se están preparando para avanzar a los circuitos de Havona. Tanto los servitales de espíritu como sus compañeros más físicos son nombrados también asistentes y asociados de los Guías de los Graduados para ayudar e instruir a los diversos órdenes de criaturas ascendentes que han alcanzado Havona y buscan llegar al Paraíso.
25:1.6 (274.3) Los Servitales de Havona y los Guías de los Graduados manifiestan una dedicación trascendente a su trabajo y un afecto conmovedor entre sí, un afecto que, aunque espiritual, solo podríais comprender comparándolo con el fenómeno del amor humano. Hay un patetismo divino cuando se separan los servitales de los guías, como ocurre tan a menudo cuando los servitales son destinados a misiones más allá de los límites del universo central; pero parten con alegría, no con pena. En los seres espirituales, la alegre satisfacción de cumplir con el alto deber es la emoción que lo eclipsa todo. No puede haber pena ante la consciencia del deber divino cumplido con fidelidad. Y cuando el alma ascendente del hombre esté frente al Juez Supremo, la decisión de importancia eterna no estará determinada por éxitos materiales ni logros cuantitativos. Este es el veredicto que resuena en las altas cortes: «Bien hecho, servidor bueno y fiel; has sido fiel en algunas cosas esenciales; serás hecho regidor de las realidades del universo».
25:1.7 (274.4) En el servicio a los superuniversos los Servitales de Havona son asignados siempre al ámbito presidido por el Espíritu Maestro a quien más se parecen en prerrogativas de espíritu generales y especiales. Sirven solo en los mundos educativos que rodean las capitales de los siete superuniversos, y el último informe de Uversa indica que casi 138 mil millones de servitales ejercían su ministerio en sus 490 satélites. Se dedican a una variedad sin fin de actividades relacionadas con el trabajo de esos mundos educativos que componen las superuniversidades del superuniverso de Orvonton. Allí son vuestros compañeros. Han descendido desde el paso siguiente de vuestra carrera para estudiaros y motivaros con la realidad y la certeza de que os graduaréis finalmente en los universos del tiempo para pasar a los dominios de la eternidad. Mediante estos contactos los servitales adquieren una experiencia preliminar de ministerio a las criaturas ascendentes del tiempo que les será de gran utilidad en su trabajo posterior en los circuitos de Havona, bien como asociados de los Guías de los Graduados o como Guías de los Graduados ellos mismos en calidad de servitales trasladados.
25:2.1 (275.1) Por cada Servital de Havona creado, siete Conciliadores Universales son traídos a la existencia, uno en cada superuniverso. Esta actuación creativa implica una determinada técnica en los superuniversos de respuesta reflectante a operaciones que tienen lugar en el Paraíso.
25:2.2 (275.2) En los mundos sede de los siete superuniversos actúan los siete reflejos de los siete Espíritus Maestros. Es difícil describir la naturaleza de estos Espíritus Reflectantes a las mentes materiales. Son verdaderas personalidades, y sin embargo cada miembro del grupo de un superuniverso refleja perfectamente solo a uno de los siete Espíritus Maestros. Cada vez que los Espíritus Maestros colaboran con los directores del poder con el propósito de crear un grupo de Servitales de Havona, hay una focalización simultánea sobre uno de los Espíritus Reflectantes de cada uno de los grupos de un superuniverso y aparecen en el acto y totalmente desarrollados un número igual de Conciliadores Universales en los mundos sede de las supercreaciones. Si en la creación de los servitales tomara la iniciativa el Espíritu Maestro número siete, únicamente los Espíritus Reflectantes del orden séptimo gestarían conciliadores; y concurrentemente a la creación de mil servitales del tipo de Orvonton, aparecerían en la capital de cada superuniverso mil conciliadores del orden séptimo. De estos episodios, que reflejan la naturaleza séptuple de los Espíritus Maestros, surgen los siete órdenes creados de conciliadores que sirven en cada superuniverso.
25:2.3 (275.3) Los Conciliadores con estatus preparadisiaco, al estar restringidos a sus segmentos de creación nativos, no sirven de forma intercambiable entre superuniversos. El cuerpo de cada superuniverso, que abarca un séptimo de cada orden creado, pasa por lo tanto un tiempo muy largo bajo la influencia de uno de los Espíritus Maestros con exclusión de los otros, porque aunque los siete se reflejan en las capitales de los superuniversos, solo uno domina en cada supercreación.
25:2.4 (275.4) De hecho, cada una de las siete supercreaciones está permeada por aquel Espíritu Maestro que preside sus destinos. Cada superuniverso se convierte así en un gigantesco espejo que refleja la naturaleza y el carácter del Espíritu Maestro supervisor, y todo esto se prolonga además en cada universo local subsidiario mediante la presencia y la función de los Espíritus Madre Creativos. El efecto de un entorno así sobre el crecimiento evolutivo es tan profundo que, en sus carreras postsuperuniversales, los conciliadores manifiestan colectivamente cuarenta y nueve puntos de vista experienciales, o percepciones, cada uno angular —por lo tanto incompleto— pero todos se compensan mutuamente y juntos tienden a abarcar el círculo de la Supremacía.
25:2.5 (275.5) En cada superuniverso, los Conciliadores Universales se encuentran segregados en grupos de cuatro por algún fenómeno extraño e innato, y continúan su servicio asociados de este modo. En cada grupo, tres son personalidades de espíritu y uno es un ser semimaterial como las criaturas cuartas de los servitales. Este cuarteto constituye una comisión conciliadora compuesta como sigue:
25:2.6 (275.6) 1. El juez-árbitro. Designado unánimemente por los otros tres como el más competente y mejor cualificado para actuar como cabeza judicial del grupo.
25:2.7 (275.7) 2. El defensor de espíritu. Nombrado por el juez-árbitro para presentar pruebas y salvaguardar los derechos de todas las personalidades implicadas en cualquier asunto asignado a la comisión conciliadora para su enjuiciamiento.
25:2.8 (276.1) 3. El ejecutor divino. El conciliador cualificado por su naturaleza intrínseca para ponerse en contacto con los seres materiales de los mundos y ejecutar las decisiones de la comisión. Los ejecutores divinos, al ser criaturas cuartas —seres cuasi materiales—, son casi, aunque no del todo, visibles para la visión limitada de las razas mortales.
25:2.9 (276.2) 4. El registrador. El miembro restante de la comisión se convierte automáticamente en el registrador, el secretario del tribunal. Se encarga de que todos los registros estén adecuadamente preparados para los archivos del superuniverso y para los registros del universo local. Si la comisión está sirviendo en un mundo evolutivo, se prepara un tercer informe con ayuda del ejecutor para los registros físicos del gobierno del sistema con jurisdicción competente.
25:2.10 (276.3) Una comisión en sesión funciona como un grupo de tres, puesto que el defensor se desvincula durante el proceso de enjuiciamiento y participa en la formulación del veredicto solo al concluir la vista. De ahí que estas comisiones se llamen a veces tríos de árbitros.
25:2.11 (276.4) Los conciliadores son de gran valor para el buen funcionamiento del universo de universos. Atraviesan el espacio a la velocidad seráfica triple para servir como tribunales ambulantes de los mundos, comisiones dedicadas al enjuiciamiento rápido de las dificultades menores. Si no fuera por estas comisiones móviles y sumamente imparciales, los tribunales de las esferas estarían desbordados sin remedio por los malentendidos menores de los mundos.
25:2.12 (276.5) Estos tríos de árbitros no se pronuncian sobre asuntos de importancia eterna. El alma, la perspectiva eterna de las criaturas del tiempo, nunca es puesta en peligro por los actos de estos tríos. Los Conciliadores no abordan cuestiones que vayan más allá de la existencia temporal y el bienestar cósmico de las criaturas del tiempo. Pero una vez que una comisión ha aceptado la jurisdicción sobre un problema, sus resoluciones son finales y siempre unánimes. La decisión del juez-árbitro no tiene apelación posible.
25:3.1 (276.6) Los conciliadores mantienen su sede de grupo en la capital de su superuniverso, donde se encuentra su cuerpo primario de reserva. Sus reservas secundarias están emplazadas en las capitales de los universos locales. Los comisionados más jóvenes y menos experimentados empiezan su servicio en los mundos más bajos, mundos como Urantia, y cuando han madurado en experiencia son ascendidos a enjuiciar problemas mayores.
25:3.2 (276.7) El orden de los conciliadores es totalmente digno de confianza; ninguno se ha descarriado jamás. Aunque no infalibles en sabiduría y juicio, su fiabilidad es incuestionable y su fidelidad inquebrantable. Tienen su origen en la sede de un superuniverso y a ella acaban volviendo tras ascender por los siguientes niveles de servicio en el universo:
25:3.3 (276.8) 1. Conciliadores para los mundos. Cuando las personalidades supervisoras de los mundos individuales se encuentran perplejas, y hasta bloqueadas, respecto al procedimiento correcto a seguir en una situación dada, y si el caso no tiene la suficiente importancia como para llevarlo a los tribunales del mundo regularmente constituidos, una comisión conciliadora se pondrá inmediatamente en funcionamiento en cuanto reciba la petición de dos personalidades, una de cada una de las partes en conflicto.
25:3.4 (277.1) Una vez que dichas dificultades administrativas y jurisdiccionales han sido puestas en manos de los conciliadores para que las estudien y enjuicien, estos son supremos en autoridad. Pero no formularán ninguna decisión hasta que se hayan escuchado todos los testimonios, y su autoridad para convocar a testigos de todas partes sin excepción es absolutamente ilimitada. Y aunque sus decisiones son inapelables, en algunos casos se puede llegar a un punto en el que la comisión cierre sus archivos, deje de emitir opiniones y transfiera toda la cuestión a tribunales más altos del dominio.
25:3.5 (277.2) Las decisiones de los comisionados quedan recogidas en los registros planetarios y, si es necesario, el ejecutor divino las pone en práctica. Su poder es muy grande y el ámbito de sus actividades en un mundo habitado es muy amplio. Los ejecutores divinos son maestros en dirigir lo que es hacia lo que debería ser. Unas veces su trabajo está visiblemente encaminado al bienestar del planeta, pero otras veces sus actos en los mundos del tiempo y el espacio son difíciles de explicar. Aunque no desafían la ley natural ni los usos vigentes del planeta en la ejecución de las sentencias, muchas veces llevan a cabo sus extrañas acciones y aplican los mandatos de los conciliadores conforme a leyes más altas de administración de los sistemas.
25:3.6 (277.3) 2. Conciliadores para las sedes de los sistemas. Tras su servicio en los mundos evolutivos, estas comisiones de cuatro son ascendidas a la sede de un sistema. Ahí tienen mucho trabajo, y demuestran ser amigos comprensivos de hombres, ángeles y otros seres de espíritu. Los tríos de árbitros no se ocupan tanto de diferencias personales como de disputas de grupos y de malentendidos que surgen entre distintos órdenes de criaturas; y es que en la sede de un sistema viven seres espirituales y materiales junto con tipos combinados, como los Hijos Materiales.
25:3.7 (277.4) En el momento en que los Creadores traen a la existencia a individuos que evolucionan y tienen la capacidad de elegir, se produce una desviación del funcionamiento armonioso de la perfección divina. Es seguro que surgirán malentendidos y habrá que tomar medidas para ajustar equitativamente esas honradas diferencias de puntos de vista. No olvidemos que los omniscientes y todopoderosos Creadores podrían haber hecho los universos locales tan perfectos como Havona. En el universo central no hacen falta comisiones conciliadoras. Pero los Creadores, en su infinita sabiduría, no eligieron hacerlo así. Y aunque han producido universos llenos de diferencias y colmados de dificultades, han proporcionado igualmente los mecanismos y los medios necesarios para componer esas diferencias y armonizar toda esa aparente confusión.
25:3.8 (277.5) 3. Conciliadores de las constelaciones. Tras su servicio en los sistemas, los Conciliadores son ascendidos a enjuiciar los problemas de una constelación, donde se encargan de resolver las dificultades menores que surgen entre sus cien sistemas de mundos habitados. No muchos de los problemas que se presentan en las sedes de la constelación caen bajo su jurisdicción, pero se mantienen ocupados yendo de sistema en sistema para reunir pruebas y preparar declaraciones preliminares. Si la disputa es legítima, si las dificultades surgen de diferencias sinceras de opinión y de una honrada diversidad de puntos de vista, por pocas que sean las personas involucradas, por muy trivial que parezca el malentendido, siempre se puede hacer que una comisión conciliadora se pronuncie sobre el fondo de la controversia.
25:3.9 (277.6) 4. Conciliadores para los universos locales. En este trabajo más amplio de un universo, los comisionados son de gran ayuda tanto para los Melquisedec como para los Hijos Magistrados, y también para los regidores de la constelación y para la multitud de personalidades que se ocupan de coordinar y administrar las cien constelaciones. Los diferentes órdenes de serafines y otros residentes de las esferas sede de un universo local también se valen de la ayuda y las decisiones de los tríos de árbitros.
25:3.10 (278.1) Es casi imposible explicar la naturaleza de las diferencias que pueden surgir en los asuntos pormenorizados de un sistema, una constelación o un universo. Se producen dificultades, pero son muy diferentes de los pleitos y tribulaciones insignificantes de la existencia material tal como se vive en los mundos evolutivos.
25:3.11 (278.2) 5. Conciliadores para los sectores menores de un superuniverso. Tras los problemas de los universos locales, los comisionados son ascendidos al estudio de las cuestiones que surgen en los sectores menores de su superuniverso. Cuanto más ascienden hacia dentro desde los planetas individuales, menos son los deberes materiales del ejecutor divino. Va asumiendo gradualmente un nuevo papel de intérprete de la justicia y la misericordia, al tiempo que —por ser cuasi material— mantiene al conjunto de la comisión en contacto comprensivo con los aspectos materiales de sus investigaciones.
25:3.12 (278.3) 6. Conciliadores para los sectores mayores de un superuniverso. El carácter del trabajo de los comisionados sigue cambiando a medida que avanzan. Hay cada vez menos malentendidos que enjuiciar y cada vez más fenómenos misteriosos que explicar e interpretar. De etapa en etapa evolucionan desde árbitros de diferencias a explicadores de misterios: jueces que evolucionan hacia maestros interpretativos. En su día fueron árbitros de los que, por ignorancia, permitieron que surgieran dificultades y malentendidos, pero ahora se están convirtiendo en instructores de quienes son lo bastante inteligentes y tolerantes como para evitar las disparidades de la mente y las guerras de opinión. Cuanto más elevada es la educación de una criatura, más respeto tiene por el conocimiento, la experiencia y las opiniones de los demás.
25:3.13 (278.4) 7. Conciliadores para el superuniverso. Aquí los conciliadores se hacen iguales en rango: cuatro maestros-árbitros compenetrados entre sí y perfectamente coordinados. El ejecutor divino es despojado del poder punitivo y se convierte en la voz física del trío espiritual. Para entonces estos consejeros y maestros se han familiarizado con la mayor parte de los problemas y dificultades propios de la conducción de los asuntos de los superuniversos y se han vuelto expertos en ellos. Se convierten así en asesores maravillosos y maestros sabios de los peregrinos ascendentes que se encuentran residiendo en las esferas educativas que rodean los mundos sede de los superuniversos.
25:3.14 (278.5) Todos los conciliadores sirven bajo la supervisión general de los Ancianos de los Días y bajo la dirección directa de los Auxiliares de Imagen hasta el momento de ser ascendidos al Paraíso. Durante su estancia en el Paraíso, están bajo las órdenes del Espíritu Maestro que preside el superuniverso en el que se originaron.
25:3.15 (278.6) Los registros de los superuniversos no enumeran a los conciliadores que han pasado más allá de su jurisdicción, y esas comisiones están muy dispersas por todo el gran universo. El último informe registral de Uversa cifra el número de comisiones que actúan en Orvonton en casi dieciocho billones, más de setenta billones de individuos. Pero estos son solo una parte muy pequeña de la multitud de conciliadores que se han creado en Orvonton; su número es de una magnitud mucho mayor y es equivalente al número total de Servitales de Havona, habida cuenta de los transmutados en Guías de los Graduados.
25:3.16 (278.7) A medida que aumenta su número, los conciliadores de los superuniversos son trasladados cada cierto tiempo al consejo de perfección del Paraíso del que emergen posteriormente como el cuerpo coordinador que el Espíritu Infinito ha hecho evolucionar para el universo de universos, un grupo maravilloso de seres que crece constantemente en número y eficacia. Por ascenso experiencial y formación paradisiaca han adquirido una comprensión única de la realidad emergente del Ser Supremo y deambulan por el universo de universos en misiones especiales.
25:3.17 (279.1) Los miembros de una comisión conciliadora no se separan nunca. Los cuatro sirven juntos como grupo para siempre tal como se vincularon en origen. Incluso en su servicio glorificado siguen actuando como cuartetos de experiencia cósmica acumulada y sabiduría experiencial perfeccionada. Están eternamente asociados como personificación de la justicia suprema del tiempo y el espacio.
25:4.1 (279.2) Estas mentes legales y técnicas del mundo del espíritu no fueron creadas como tales. El Espíritu Infinito eligió entre las primeras supernafines y omniafines a un millón de las mentes más metódicas como núcleo de este grupo inmenso y polifacético. Y desde esos tiempos tan lejanos, se ha exigido siempre a todos los que aspiran a convertirse en Asesores Técnicos una experiencia efectiva en la aplicación de las leyes de la perfección a los planes de la creación evolutiva.
25:4.2 (279.3) Los Asesores Técnicos son reclutados de entre los siguientes órdenes de personalidades:
25:4.3 (279.4) 1. Las supernafines
25:4.4 (279.5) 2. Las seconafines
25:4.5 (279.6) 3. Las terciafines
25:4.6 (279.7) 4. Las omniafines
25:4.7 (279.8) 5. Las serafines
25:4.8 (279.9) 6. Ciertos tipos de mortales ascendentes
25:4.9 (279.10) 7. Ciertos tipos de intermedios ascendentes.
25:4.10 (279.11) En el momento presente, sin contar a los mortales y a los intermedios, adscritos todos ellos de forma transitoria, el número de Asesores Técnicos que están registrados en Uversa y actúan en Orvonton es algo superior a los sesenta y un billones.
25:4.11 (279.12) Aunque los Asesores Técnicos actúan con frecuencia de manera individual, están organizados para el servicio y mantienen sedes comunes en las esferas donde están destinados en grupos de siete. En cada grupo, al menos cinco deben tener estatus permanente, mientras que dos pueden estar vinculados temporalmente. Los mortales ascendentes y las criaturas intermedias ascendentes sirven en estas comisiones asesoras mientras prosiguen su ascenso al Paraíso, pero no se incorporan a los cursos regulares de formación de los Asesores Técnicos ni se convierten nunca en miembros permanentes de este orden.
25:4.12 (279.13) Los mortales y los intermedios que sirven transitoriamente con los asesores son seleccionados para este trabajo por su pericia en el concepto de la ley universal y la justicia suprema. A medida que viajáis hacia vuestra meta paradisiaca y vais adquiriendo cada vez más conocimientos y mayor destreza, se os ofrece continuamente la oportunidad de compartir con otros la sabiduría y la experiencia que ya habéis acumulado. A lo largo de vuestro camino hacia Havona ejercéis el papel de maestro-alumno. Os abriréis camino por los niveles ascendentes de esta vasta universidad experiencial transmitiendo a aquellos que están justo por debajo de vosotros los conocimientos recién adquiridos en vuestra carrera progresiva. En el régimen universal no se considerará que os habéis hecho poseedores de conocimiento y verdad hasta que demostréis vuestra capacidad y buena disposición para transmitir a otros ese conocimiento y esa verdad.
25:4.13 (280.1) Tras un largo periodo de formación y experiencia efectiva, cualquiera de los espíritus ministrantes con estatus superior al de querubín es susceptible de ser nombrado Asesor Técnico de forma permanente. Todos los candidatos ingresan voluntariamente en este orden de servicio, pero una vez que han asumido esta responsabilidad, no pueden renunciar a ella. Solo los Ancianos de los Días pueden trasladar a estos asesores a otras actividades.
25:4.14 (280.2) La formación de los Asesores Técnicos, iniciada en las facultades Melquisedec de los universos locales, continúa hasta las cortes de los Ancianos de los Días. Tras esta formación en un superuniverso pasan a las «escuelas de los siete círculos» ubicadas en los mundos piloto de los circuitos de Havona. Después de los mundos piloto son admitidos en la «Facultad de Ética de la Ley y de Técnica de la Supremacía», la escuela de formación paradisiaca para el perfeccionamiento de los Asesores Técnicos.
25:4.15 (280.3) Estos asesores son algo más que expertos legales; son estudiosos y maestros del derecho aplicado, las leyes del universo aplicadas a la vida y el destino de todos los que habitan los vastos dominios de la extensa creación. Con el paso del tiempo se convierten en las bibliotecas jurídicas vivas del tiempo y el espacio, y evitan problemas sin fin y retrasos innecesarios al instruir a las personalidades del tiempo respecto a las formas y modos de proceder más aceptables para los regidores de la eternidad. Son capaces de aconsejar a los trabajadores del espacio para que puedan obrar en armonía con los requisitos del Paraíso. Son los maestros de todas las criaturas en lo relativo a la técnica de los Creadores.
25:4.16 (280.4) Esta biblioteca viva del derecho aplicado no podría ser creada; estos seres deben evolucionar mediante experiencia de hecho. Las Deidades infinitas son existenciales, lo que compensa su falta de experiencia; lo saben todo incluso antes de experimentarlo, pero no transmiten este conocimiento no experiencial a sus criaturas subordinadas.
25:4.17 (280.5) Los Asesores Técnicos se dedican a la labor de evitar retrasos, facilitar el progreso y aconsejar sobre la consecución de algo. Siempre hay una manera mejor y correcta de hacer las cosas; siempre está la técnica de la perfección, un método divino, y estos asesores saben cómo llevarnos a todos a descubrir esa mejor manera.
25:4.18 (280.6) Estos seres sabios y prácticos en grado sumo están siempre estrechamente vinculados al servicio y al trabajo de los Censores Universales. Los Melquisedec están provistos de un cuerpo formado. Los regidores de los sistemas, las constelaciones, los universos y los sectores de los superuniversos disponen todos ellos de un gran número de estas mentes de referencia técnica o legal del mundo espiritual. Un grupo especial actúa como consejero legal para los Portadores de Vida y asesora a estos Hijos sobre el grado de desviación permisible respecto al orden establecido de propagación de la vida, además de instruirlos sobre sus prerrogativas y su libertad de acción. Son los asesores de todas las clases de seres sobre los usos y métodos adecuados para todas las operaciones del mundo del espíritu. Pero no tratan directa y personalmente con las criaturas materiales de los planetas.
25:4.19 (280.7) Además de aconsejar sobre los usos legales, los Asesores Técnicos se dedican también a interpretar con eficiencia todas las leyes —físicas, mentales y espirituales— que conciernen a los seres criatura. Están a la disposición de los Conciliadores Universales y de todos los que deseen conocer la verdad de la ley, es decir, saber cómo se puede esperar que reaccione la Supremacía de la Deidad ante una situación dada que contenga factores de un orden físico, mental y espiritual establecido. Intentan incluso dilucidar la técnica del Último.
25:4.20 (281.1) Los Asesores Técnicos son seres seleccionados y probados; no he sabido nunca que ninguno de ellos se haya descarriado. No consta en los archivos de Uversa que hayan sido juzgados nunca por desacato a las leyes divinas que tan efectivamente interpretan y tan elocuentemente exponen. No hay límite conocido al campo de su servicio ni tampoco se ha puesto ninguno a su progreso. Continúan como asesores hasta los portales mismos del Paraíso. Todo el universo de la ley y la experiencia les está abierto.
25:5.1 (281.2) De entre las supernafines terciarias de Havona se elige a algunas de las registradoras jefe más antiguas como Custodios de Registros, como conservadoras de los archivos formales de la Isla de Luz, archivos que se contraponen a los registros vivos guardados en la mente de las depositarias del conocimiento, denominadas a veces la «biblioteca viva del Paraíso».
25:5.2 (281.3) Las ángeles registradoras de los planetas habitados son la fuente de todos los registros individuales. Otros registradores cumplen su cometido en todos los universos, tanto en lo que se refiere a los registros formales como a los registros vivos. Desde Urantia hasta el Paraíso se dan ambos tipos de registros: en un universo local hay más registros escritos y menos vivos; en el Paraíso, más registros vivos y menos formales; en Uversa se dan ambos tipos por igual.
25:5.3 (281.4) Todo suceso significativo en la creación organizada y habitada es objeto de registro. Mientras que los acontecimientos que solo tienen relevancia local se registran solo localmente, los de relevancia más amplia se tratan en consecuencia. Desde los planetas, los sistemas y las constelaciones de Nebadon, todo lo que tiene importancia para el universo se anota en Salvington, y desde esas capitales de los universos, estos episodios se elevan a registros más altos donde se recogen los asuntos de los sectores y de los supergobiernos. El Paraíso tiene también un resumen pertinente de los datos de los superuniversos y de Havona, y este relato histórico y acumulativo del universo de universos está bajo la custodia de estas ensalzadas supernafines terciarias.
25:5.4 (281.5) Aunque algunos de estos seres han sido enviados a los superuniversos para servir como Jefes de Registros y dirigir las actividades de las Registradoras Celestiales, ninguno de ellos ha sido transferido nunca de la lista permanente de su orden.
25:6.1 (281.6) Son las registradoras que realizan todas las anotaciones por duplicado; hacen un registro original de espíritu y un duplicado semimaterial, lo que se podría llamar una copia al carbón. Pueden hacerlo gracias a su peculiar capacidad de manipular simultáneamente tanto la energía espiritual como la material. Las Registradoras Celestiales no son creadas como tales; son serafines ascendentes de los universos locales. Son recibidas, clasificadas y asignadas a sus esferas de trabajo por los consejos de Jefes de Registros de las sedes de los siete superuniversos. En ellas están ubicadas también las escuelas de formación de las Registradoras Celestiales. La escuela de Uversa está dirigida por los Perfeccionadores de la Sabiduría y los Consejeros Divinos.
25:6.2 (281.7) A medida que las registradoras progresan en su servicio en el universo, continúan con su sistema de registro dual, lo que hace que sus archivos sean siempre accesibles a toda clase de seres, desde los de orden material hasta los altos espíritus de luz. En vuestra experiencia de transición, a medida que ascendáis desde este mundo material, siempre tendréis la posibilidad de consultar los registros de la historia y las tradiciones de la esfera correspondiente a vuestro estatus y de familiarizaros con ellas.
25:6.3 (282.1) Las registradoras son un cuerpo probado y comprobado. No he sabido nunca de la defección de una Registradora Celestial, y no se ha descubierto nunca una falsificación en sus registros. Están sujetas a una inspección dual, pues sus registros son examinados por sus eminentes compañeros de Uversa y por los Mensajeros Poderosos, que certifican la exactitud de los duplicados cuasi físicos de los registros originales de espíritu.
25:6.4 (282.2) El número de registradoras en avance emplazados en las esferas subordinadas de registro de los universos de Orvonton asciende a billones y billones, pero las de estatus logrado de Uversa son apenas ocho millones. Estas registradoras superiores o graduadas son las que en los superuniversos custodian y expiden los registros garantizados del tiempo y el espacio. Su sede permanente está en las moradas circulares que rodean el área de registros de Uversa. No dejan nunca la custodia de estos registros a otros. Pueden ausentarse individualmente, pero nunca muchas a la vez.
25:6.5 (282.3) Como ocurre con las supernafines que se han convertido en Custodios de Registros, el cuerpo de las Registradoras Celestiales es una asignación permanente. Una vez incorporadas a estos servicios, las serafines y supernafines seguirán siendo Registradoras Celestiales y Custodios de Registros respectivamente hasta el día de la administración nueva y modificada correspondiente a la personalización plena de Dios Supremo.
25:6.6 (282.4) En Uversa, estas Registradoras Celestiales de alto rango pueden mostrar los registros de todo lo que ha tenido importancia cósmica en todo Orvonton desde los remotos tiempos de la llegada de los Ancianos de los Días, mientras que en la Isla eterna, los Custodios de Registros guardan archivos de ese ámbito que dan fe de las operaciones realizadas en el Paraíso desde los tiempos de la personificación del Espíritu Infinito.
25:7.1 (282.5) Estas hijas de los Espíritus Madre de los universos locales son las amigas y colaboradoras de todos los que viven la vida ascendente de la morontia. No son indispensables para el trabajo real de progresión como criatura de un ascendente ni tampoco sustituyen en ningún sentido el trabajo de las guardianas seráficas que acompañan frecuentemente a sus allegados mortales en el viaje al Paraíso. Las Acompañantes de la Morontia son simplemente amables anfitrionas de aquellos que acaban de iniciar su largo ascenso hacia dentro. Son también expertas patrocinadoras del juego y están hábilmente asistidas en esta tarea por los directores de la reversión.
25:7.2 (282.6) Aunque tendréis que desempeñar tareas serias y cada vez más difíciles en los mundos de formación en la morontia de Nebadon, se os proporcionarán siempre temporadas regulares de descanso y reversión. En todo el viaje al Paraíso, siempre habrá tiempo para el descanso y el juego del espíritu; y en la carrera de luz y vida siempre hay tiempo para la adoración y para nuevos logros.
25:7.3 (282.7) Estas Acompañantes de la Morontia son unas amigas tan cordiales que, cuando dejéis finalmente la última fase de la experiencia en la morontia y os preparéis para embarcaros en la aventura de espíritu en el superuniverso, lamentaréis de verdad que estas amables criaturas no puedan acompañaros, pero sirven exclusivamente en los universos locales. En todas las etapas de la carrera ascendente, todas las personalidades con las que podáis establecer contacto serán amables y cordiales, pero no encontraréis otro grupo tan entregado a la amistad y al compañerismo hasta que conozcáis a las Acompañantes del Paraíso.
25:7.4 (283.1) El trabajo de las Acompañantes de la Morontia se describe más a fondo en las narraciones que tratan de los asuntos de vuestro universo local.
25:8.1 (283.2) Las Acompañantes del Paraíso son un grupo combinado o compuesto seleccionado de entre las las serafines, las seconafines, las supernafines y las omniafines. Aunque sirven durante un periodo de tiempo que consideraríais extraordinariamente largo, no tienen estatus permanente. Al término de esta misión retoman por regla general (pero no siempre) las funciones que realizaban cuando fueron convocadas para el servicio del Paraíso.
25:8.2 (283.3) Los miembros de las huestes angélicas son propuestos para este servicio por los Espíritus Madre de los universos locales, por los Espíritus Reflectantes de los superuniversos y por Majeston del Paraíso. Son convocadas a la Isla central y comisionadas como Acompañantes del Paraíso por uno de los siete Espíritus Maestros. Aparte del estatus permanente en el Paraíso, este servicio temporal de acompañamiento en el Paraíso es el honor más alto que se pueda conceder jamás a un espíritu ministrante.
25:8.3 (283.4) Estas ángeles seleccionadas se dedican al servicio de compañía y son asignadas como acompañantes a los seres de cualquier clase que pudieran estar solos en el Paraíso, principalmente a los mortales ascendentes, pero también a todo el que esté solo en la Isla central. Las Acompañantes del Paraíso no tienen nada especial que hacer a favor de aquellos con quienes fraternizan, son simples acompañantes. Casi todos los demás seres que vosotros los mortales encontraréis durante vuestra estancia en el Paraíso —aparte de vuestros compañeros de peregrinación— tendrán algo concreto que hacer con vosotros o por vosotros, pero estas ángeles tienen la única misión de estar con vosotros y comunicarse con vosotros como acompañantes de vuestra personalidad. A menudo son asistidas en su ministerio por los amables y brillantes Ciudadanos del Paraíso.
25:8.4 (283.5) Los mortales provienen de razas que son muy sociables. Los Creadores saben bien que «no es bueno que el hombre esté solo» y, en consecuencia, se ha previsto compañía, incluso en el Paraíso.
25:8.5 (283.6) Si tú, como mortal ascendente, alcanzaras el Paraíso junto a la persona compañera o íntimamente allegada de tu carrera terrenal, o diera la casualidad de que tu guardiana seráfica del destino llegara contigo o te estuviera esperando, no se te asignaría una acompañante permanente. Pero si llegas solo, una acompañante te dará con toda seguridad la bienvenida cuando despiertes del sueño terminal del tiempo en la Isla de Luz. Y aunque se sepa que estarás acompañado por alguien vinculado a ti durante la ascensión, se te asignarán acompañantes temporales para darte la bienvenida en las orillas eternas y escoltarte hasta el lugar reservado para recibiros a ti y a tus allegados. Puedes tener la seguridad de que serás acogido con cariño cuando experimentes la resurrección para la eternidad en las orillas sempiternas del Paraíso.
25:8.6 (283.7) Las acompañantes de acogida son asignadas durante los días terminales de la estancia del ascendente en el último circuito de Havona, y examinan cuidadosamente el expediente del origen del mortal, así como los acontecimientos de su afanoso ascenso por los mundos del espacio y los círculos de Havona. Cuando reciben a los mortales del tiempo a su llegada, están ya muy versadas en las carreras de estos peregrinos y demuestran ser compañeras fascinantes y comprensivas desde el primer momento.
25:8.7 (283.8) Durante tu estancia prefinalitaria en el Paraíso, si por alguna razón debieras ser separado temporalmente de tu allegado de la carrera ascendente —mortal o seráfico— se te asignaría en el acto una Acompañante del Paraíso para que te aconseje y acompañe. Una vez asignada a un mortal ascendente que reside en solitario en el Paraíso, la acompañante permanece con esta persona hasta que se reúne con sus allegados ascendentes o bien es incorporada debidamente al Cuerpo de la Finalización.
25:8.8 (284.1) Las Acompañantes del Paraíso son asignadas por orden de lista de espera, pero un ascendente nunca es puesto a cargo de una acompañante de naturaleza diferente a la de su tipo de superuniverso. Si llegara hoy un mortal de Urantia al Paraíso, se le asignaría la primera acompañante de la lista de espera que fuera originaria de Orvonton o de la naturaleza del séptimo Espíritu Maestro. Por este motivo las omniafines no prestan servicio con las criaturas ascendentes de los siete superuniversos.
25:8.9 (284.2) Las Acompañantes del Paraíso realizan muchos servicios adicionales: si un mortal ascendente alcanzara solo el universo central y fracasara en alguna fase de la aventura de la Deidad al atravesar Havona, sería devuelto en su momento a los universos del tiempo y se haría una llamada inmediata a las reservas de las Acompañantes del Paraíso. Una acompañante de este orden sería asignada para seguir al peregrino derrotado, consolarlo, animarlo y permanecer con él hasta que volviera al universo central para reanudar el ascenso al Paraíso.
25:8.10 (284.3) Si un peregrino ascendente fracasara en la aventura de la Deidad mientras atraviesa Havona en compañía de una serafín ascendente, la ángel guardiana de la carrera mortal, esta elegiría acompañar a su compañero mortal. Estas serafines se ofrecen siempre voluntarias y se les permite acompañar a sus camaradas mortales de tantos años de vuelta al servicio del tiempo y el espacio.
25:8.11 (284.4) En cambio esto no ocurre en el caso de dos ascendentes mortales estrechamente vinculados: si uno logra a Dios mientras que el otro fracasa temporalmente, el individuo afortunado elige invariablemente volver a las creaciones evolutivas con el decepcionado, pero no le está permitido. En lugar de eso se hace una llamada a las reservas de las Acompañantes del Paraíso y se selecciona a una de las voluntarias para acompañar al peregrino decepcionado. Un Ciudadano del Paraíso voluntario se vincula luego con el mortal victorioso, que se queda en la Isla central esperando el regreso a Havona de su camarada derrotado y se dedica mientras tanto a enseñar en ciertas escuelas paradisiacas donde expone la valerosa historia del ascenso evolutivo.
25:8.12 (284.5) [Patrocinado por un Alto en Autoridad de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 26
26:0.1 (285.1) LAS SUPERNAFINES son los espíritus ministrantes del Paraíso y del universo central; son el orden más alto del grupo más bajo de hijas del Espíritu Infinito: las huestes angélicas. La presencia de estos espíritus ministrantes se extiende desde en la Isla del Paraíso hasta los mundos del tiempo y el espacio. Ninguna parte importante de la creación organizada y habitada carece de sus servicios.
26:1.1 (285.2) Las ángeles son las compañeras ministrantes de espíritu de las criaturas con voluntad evolutivas y ascendentes de todo el espacio; son también las colegas y compañeras de trabajo de las huestes más altas de personalidades divinas de las esferas. Las ángeles de todos los órdenes son personalidades bien diferenciadas e individualizadas. Todas ellas aprecian mucho el ministerio de los directores de la reversión. Junto con las huestes de mensajeros del espacio, los espíritus ministrantes disfrutan de temporadas de descanso y de cambio. Poseen naturalezas muy sociables y una capacidad asociativa muy superior a la de los seres humanos.
26:1.2 (285.3) Los espíritus ministrantes del gran universo se clasifican como sigue:
26:1.3 (285.4) 1. Supernafines.
26:1.4 (285.5) 2. Seconafines.
26:1.5 (285.6) 3. Terciafines.
26:1.6 (285.7) 4. Omniafines.
26:1.7 (285.8) 5. Serafines.
26:1.8 (285.9) 6. Querubines y sanobines.
26:1.9 (285.10) 7. Criaturas intermedias.
26:1.10 (285.11) Los miembros individuales de los órdenes angélicos no tienen un estatus personal estacionario en el universo. Las ángeles de ciertos órdenes pueden convertirse en Acompañantes del Paraíso durante una temporada; algunas se convierten en Registradoras Celestiales; otras ascienden a la categoría de Asesores Técnicos. Algunas de las querubines pueden aspirar al estatus y el destino seráfico, mientras que las serafines evolutivas pueden conseguir los niveles espirituales de los Hijos de Dios ascendentes.
26:1.11 (285.12) Los siete órdenes de espíritus ministrantes, tal como se revelan, se han agrupado para su presentación según sus funciones más importantes para las criaturas ascendentes:
26:1.12 (285.13) 1. Los espíritus ministrantes del universo central. Los tres órdenes de supernafines sirven en el sistema Paraíso-Havona. Las supernafines primarias o del Paraíso son creadas por el Espíritu Infinito. Los órdenes secundario y terciario que sirven en Havona descienden de los Espíritus Maestros y de los Espíritus de los Circuitos respectivamente.
26:1.13 (286.1) 2. Los espíritus ministrantes de los superuniversos: las seconafines, las terciafines y las omniafines. Las seconafines, hijas de los Espíritus Reflectantes, sirven de modo diverso en los siete superuniversos. Las terciafines, que tienen su origen en el Espíritu Infinito, se dedican en último término al servicio de enlace entre los Hijos Creadores y los Ancianos de los Días. Las omniafines son creadas de forma concertada por el Espíritu Infinito y los Siete Ejecutivos Supremos y son las servidoras exclusivas de estos últimos. El análisis de estos tres órdenes será objeto de una exposición posterior de esta serie.
26:1.14 (286.2) 3. Los espíritus ministrantes de los universos locales abarcan a las serafines y a sus asistentas, las querubines. Con estos vástagos del Espíritu Madre de un universo es con quien los mortales ascendentes tienen su contacto inicial. Las criaturas intermedias, nativas de los mundos habitados, no pertenecen propiamente a los órdenes angélicos, aunque a menudo se las agrupa funcionalmente con los espíritus ministrantes. Su historia, junto con una información sobre las serafines y las querubines, se expone en los documentos que tratan sobre los asuntos de vuestro universo local.
26:1.15 (286.3) Todos los órdenes de las huestes angélicas están dedicados a los diversos servicios de los universos y ministran de una manera u otra a órdenes más altos de seres celestiales; pero los empleados en gran número en la promoción del plan ascendente de perfección progresiva de los hijos del tiempo son las supernafines, las seconafines y las serafines. Con sus actuaciones en el universo central, los superuniversos y los universos locales, forman la cadena ininterrumpida de ministradoras del espíritu establecida por el Espíritu Infinito para ayudar y guiar a todos los que buscan alcanzar al Padre Universal a través del Hijo Eterno.
26:1.16 (286.4) Las supernafines están limitadas en «polaridad de espíritu» solo en lo que respecta a una fase de acción: la relacionada con el Padre Universal. Pueden trabajar individualmente excepto cuando emplean directamente los circuitos exclusivos del Padre. Cuando están recibiendo poder por ministerio directo del Padre, las supernafines deben asociarse voluntariamente en parejas para poder actuar. Las seconafines tienen la misma limitación y además deben trabajar en parejas para sincronizarse con los circuitos del Hijo Eterno. Las serafines pueden trabajar individualmente como personalidades diferenciadas y localizadas, pero solo son capaces de encircuitarse cuando están polarizadas en parejas de enlace. Cuando estos seres de espíritu se asocian en parejas se dice que uno es complementario del otro. Las relaciones complementarias pueden ser pasajeras, no son necesariamente de naturaleza permanente.
26:1.17 (286.5) Estas brillantes criaturas de luz se sustentan directamente con el consumo de la energía espiritual de los circuitos primarios del universo. Los mortales de Urantia deben obtener energía-luz a través de la encarnación vegetativa, pero las huestes angélicas se encircuitan; «tienen un alimento que no conocéis». Toman también las enseñanzas circulantes de los maravillosos Maestros Hijos de la Trinidad; reciben conocimientos y consumen sabiduría de forma muy parecida a su técnica de asimilación de las energías de vida.
26:2.1 (286.6) Las supernafines atienden eficazmente a todos los tipos de seres que residen en el Paraíso y en el universo central. Estas ángeles excelsas son creadas en tres órdenes principales: primario, secundario y terciario.
26:2.2 (287.1) Las supernafines primarias son vástagos exclusivos del Creador Conjunto. Distribuyen su ministerio de forma casi igual entre ciertos grupos de Ciudadanos del Paraíso y el cuerpo en constante aumento de los peregrinos ascendentes. Estas ángeles de la Isla Eterna fomentan con gran eficacia la formación esencial de ambos grupos de moradores del Paraíso. Aportan muchas cosas que son útiles para el entendimiento mutuo de estos dos órdenes únicos de criaturas del universo: uno del tipo más alto de criatura divina y perfecta con voluntad, y el otro, la evolución perfeccionada del tipo más bajo de criatura con voluntad de todo el universo de universos.
26:2.3 (287.2) El trabajo de las supernafines primarias es tan único y característico que tendrá consideración aparte en la narración siguiente.
26:2.4 (287.3) Las supernafines secundarias son las directoras de los asuntos de los seres ascendentes en los siete circuitos de Havona. Se encargan igualmente de ministrar en la formación educativa de numerosos órdenes de Ciudadanos del Paraíso que residen durante largos periodos en los circuitos de los mundos de la creación central, pero no podemos tratar este aspecto de su servicio.
26:2.5 (287.4) Estas ángeles excelsas son de siete tipos, cada uno con origen en uno de los siete Espíritus Maestros y de naturaleza conforme a ese modelo. Colectivamente, los siete Espíritus Maestros crean muchos grupos diferentes de seres y entidades únicos, y los miembros individuales de cada orden son relativamente uniformes en su naturaleza. Pero cuando estos mismos siete Espíritus crean individualmente, los órdenes resultantes son siempre séptuplos en su naturaleza; las hijas de cada Espíritu Maestro comparten la naturaleza de su creador y son por lo tanto distintas de las otras. Este es el origen de las supernafines secundarias, y las ángeles de los siete tipos creados actúan en todos los canales de actividad abiertos al conjunto de su orden, principalmente en los siete circuitos del universo central y divino.
26:2.6 (287.5) Cada uno de los siete circuitos planetarios de Havona está bajo la supervisión directa de uno de los siete Espíritus de los Circuitos, que son ellos mismos creación colectiva —y por lo tanto uniforme— de los siete Espíritus Maestros. Aunque comparten la naturaleza de la Tercera Fuente y Centro, estos siete Espíritus secundarios de Havona no fueron parte del universo patrón original. Entraron en funciones después de la creación original (eterna), pero mucho antes de los tiempos de Grandfanda. Aparecieron sin duda como respuesta creativa de los Espíritus Maestros al propósito emergente del Ser Supremo, y fueron descubiertos ejerciendo sus funciones cuando se organizó el gran universo. El Espíritu Infinito y todos sus colaboradores creativos, como coordinadores universales, parecen estar ampliamente dotados de la capacidad de dar respuestas creativas adecuadas a los desarrollos simultáneos que se producen en las Deidades experienciales y en los universos en evolución.
26:2.7 (287.6) Las supernafines terciarias tienen su origen en estos siete Espíritus de los Circuitos. El Espíritu Infinito ha conferido a cada uno de ellos el poder de crear, en los círculos separados de Havona, un número suficiente de altas ministras superáficas del orden terciario para satisfacer las necesidades del universo central. Mientras que los Espíritus de Circuito generaron relativamente pocas de estas ministradoras angélicas antes de la llegada a Havona de los peregrinos del tiempo, los siete Espíritus Maestros ni siquiera iniciaron la creación de supernafines secundarias hasta el aterrizaje de Grandfanda. Al ser el más antiguo de los dos órdenes, las supernafines terciarias se considerarán en primer lugar.
26:3.1 (288.1) Estas servidoras de los siete Espíritus Maestros son las especialistas angélicas de los diversos circuitos de Havona y su ministerio se extiende tanto a los peregrinos ascendentes del tiempo como a los peregrinos descendentes de la eternidad. En los mil millones de mundos de estudio de la perfecta creación central, vuestras compañeras superáficas de todos los órdenes serán plenamente visibles para vosotros. Todos seréis allí, en el sentido más alto, seres fraternales y comprensivos en mutuo contacto y mutua simpatía. También reconoceréis plenamente a los peregrinos descendentes y fraternizaréis con ellos de manera exquisita. Estos Ciudadanos del Paraíso atraviesan esos círculos de dentro hacia fuera, entran en Havona por el mundo piloto del primer circuito y siguen hacia fuera hasta el séptimo.
26:3.2 (288.2) Los peregrinos ascendentes de los siete superuniversos pasan por Havona en dirección opuesta; entran por el mundo piloto del séptimo circuito y siguen hacia dentro. No se ha establecido límite de tiempo al progreso de las criaturas ascendentes de mundo en mundo y de circuito en circuito, igual que no se asigna arbitrariamente un periodo fijo de tiempo para residir en los mundos de la morontia. Por otra parte, mientras que los individuos adecuadamente desarrollados pueden estar exentos de residir en uno o más de los mundos de formación del universo local, ningún peregrino puede evitar pasar por los siete circuitos de espiritualización progresiva de Havona.
26:3.3 (288.3) El cuerpo de las supernafines terciarias, que está asignado principalmente al servicio de los peregrinos del tiempo, se clasifica como sigue:
26:3.4 (288.4) 1. Las supervisoras de la armonía. Parece evidente que, incluso en el perfecto Havona, se requiere algún tipo de influencia coordinadora para mantener el sistema y asegurar la armonía de todo el trabajo de preparación de los peregrinos del tiempo para sus logros posteriores en el Paraíso. Esa es la misión real de las supervisoras de la armonía: hacer que todo funcione sin complicaciones ni retrasos. Originarias del primer circuito, sirven en todo Havona, y su presencia en los circuitos implica que nada puede salir mal. Por su gran capacidad para coordinar diversas actividades que involucren a personalidades de diferentes órdenes —incluso de múltiples niveles— estas supernafines pueden siempre prestar asistencia donde y cuando sea necesaria. Contribuyen enormemente al entendimiento mutuo entre los peregrinos del tiempo y los peregrinos de la eternidad.
26:3.5 (288.5) 2. Las registradoras jefe. Estas ángeles son creadas en el segundo circuito pero actúan en cualquier parte del universo central. Registran por triplicado, pues hacen registros para los archivos literales de Havona, para los archivos espirituales de su orden y para los registros formales del Paraíso. Además transmiten automáticamente las operaciones con valor de verdadero conocimiento a las bibliotecas vivas del Paraíso, las depositarias del conocimiento del orden primario de las supernafines.
26:3.6 (288.6) 3. Las difusoras. Las Hijas del tercer Espíritu de Circuito actúan en todo Havona, aunque su emplazamiento oficial está ubicado en el planeta número setenta del círculo más exterior. Estas consumadas especialistas reciben y emiten las difusiones de la creación central y dirigen los informes del espacio de todos los fenómenos de Deidad del Paraíso. Pueden manejar todos los circuitos básicos del espacio.
26:3.7 (288.7) 4. Las mensajeras. Tienen su origen en el circuito número cuatro. Recorren el sistema Paraíso-Havona como portadoras de todos los mensajes que requieren transmisión personal. Sirven a sus semejantes, a las personalidades celestiales, a los peregrinos del Paraíso e incluso a las almas ascendentes del tiempo.
26:3.8 (289.1) 5. Las coordinadoras de información. Estas supernafines terciarias, hijas del quinto Espíritu de Circuito, son siempre las promotoras sabias y comprensivas de la asociación fraternal entre los peregrinos ascendentes y los descendentes. Ministran a todos los habitantes de Havona, especialmente a los ascendentes, a los que mantienen al día respecto a los asuntos del universo de universos. En virtud de sus contactos personales con las difusoras y con las reflectoras, estos «periódicos vivos» de Havona conocen instantáneamente toda la información que pasa por los vastos circuitos de noticias del universo central. Captan la información por el método gráfico de Havona, que les permite asimilar automáticamente en una hora del tiempo de Urantia tanta información como vuestra técnica telegráfica más rápida sería capaz de registrar en mil años.
26:3.9 (289.2) 6. Las personalidades de transporte. Estos seres, originarios del circuito número seis, actúan normalmente a partir del planeta número cuarenta del circuito más exterior. Son ellas las que se llevan a los candidatos decepcionados que fracasan transitoriamente en la aventura de la Deidad. Están siempre dispuestas a servir a todos los que tienen que ir y venir en el servicio de Havona, y no son atravesadoras del espacio.
26:3.10 (289.3) 7. El cuerpo de reserva. Las fluctuaciones del trabajo con los seres ascendentes, los peregrinos al Paraíso, y con otros órdenes de seres que residen en Havona hacen necesario mantener estas reservas de supernafines en el mundo piloto del séptimo círculo, donde tienen su origen. Son creadas sin un propósito especial y están capacitadas para asumir servicios en los aspectos menos exigentes de cualquiera de los deberes de sus compañeras superáficas del orden terciario.
26:4.1 (289.4) Las supernafines secundarias son ministras de los siete circuitos planetarios del universo central. Una parte se dedica al servicio de los peregrinos del tiempo, y la mitad de todo el orden está asignada a la formación de los peregrinos del Paraíso de la eternidad. Estos Ciudadanos del Paraíso también son atendidos en su peregrinar a través de los circuitos de Havona por voluntarios del Cuerpo Finalitario de Mortales, una disposición que perdura desde que se completó el primer grupo de finalitarios.
26:4.2 (289.5) Según su asignación periódica al ministerio de los peregrinos ascendentes, las supernafines secundarias trabajan en los siete grupos siguientes:
26:4.3 (289.6) 1. Ayudantes de los peregrinos.
26:4.4 (289.7) 2. Guías de la supremacía.
26:4.5 (289.8) 3. Guías de la Trinidad.
26:4.6 (289.9) 4. Descubridoras del Hijo.
26:4.7 (289.10) 5. Guías del Padre.
26:4.8 (289.11) 6. Consejeras y asesoras.
26:4.9 (289.12) 7. Complementadoras del descanso.
26:4.10 (289.13) Cada uno de estos grupos de trabajo contiene ángeles de los siete tipos creados, y todo peregrino del espacio tiene siempre tutoras que son supernafines secundarias originarias del Espíritu Maestro que preside el superuniverso natal del peregrino. Cuando vosotros, los mortales de Urantia, logréis llegar a Havona seréis guiados sin duda por supernafines cuya naturaleza creada —igual que vuestra propia naturaleza evolucionada— procede del Espíritu Maestro de Orvonton. Y puesto que vuestras tutoras descienden del Espíritu Maestro de vuestro propio superuniverso, están especialmente cualificadas para comprenderos, consolaros y asistiros en todos vuestros esfuerzos por lograr la perfección paradisiaca.
26:4.11 (290.1) Los peregrinos del tiempo son transportados más allá de los cuerpos oscuros de gravedad de Havona hasta el circuito planetario exterior por las personalidades de transporte del orden primario de las seconafines que operan desde las sedes de los siete superuniversos. Aunque no todas, la mayoría de las serafines que sirven en los planetas y universos locales y han sido acreditadas para ascender al Paraíso se separarán de sus compañeros mortales antes del largo vuelo a Havona e iniciarán inmediatamente una larga e intensa formación para la elevada misión de conseguir, como serafines, la perfección de la existencia y la supremacía del servicio. Y esto lo hacen con la esperanza de volver a reunirse con los peregrinos del tiempo, de ser contadas entre los que siguen para siempre el curso de los mortales que han alcanzado al Padre Universal y han recibido su nombramiento para el servicio no revelado del Cuerpo de la Finalización.
26:4.12 (290.2) El peregrino aterriza en el planeta de recepción de Havona, el mundo piloto del séptimo circuito, con una sola dotación de perfección, la perfección de propósito. El Padre Universal ha decretado: «Sed perfectos como yo soy perfecto». Ese es el asombroso mandato-invitación difundido a los hijos finitos de los mundos del espacio. La promulgación de esa orden ha puesto en movimiento a toda la creación en el esfuerzo cooperativo de los seres celestiales para asistir a que se produzca el cumplimiento y la realización de ese formidable mandato de la Primera Gran Fuente y Centro.
26:4.13 (290.3) Cuando gracias al ministerio de las multitudes de ayudantes del plan universal de supervivencia sois depositados finalmente en el mundo de recepción de Havona, llegáis con un solo tipo de perfección: la perfección de propósito. Vuestro propósito ha sido plenamente demostrado y vuestra fe ha sido probada. Se sabe que estáis a prueba de decepciones. Ni siquiera el fracaso en percibir al Padre Universal puede debilitar la fe ni perturbar seriamente la confianza de un mortal ascendente que ha pasado por la experiencia que todos deben atravesar para alcanzar las esferas perfectas de Havona. Para cuando lleguéis a Havona vuestra sinceridad se habrá hecho sublime. La perfección de propósito y la divinidad de deseo, junto con la firmeza de vuestra fe, habrán garantizado vuestra entrada en las moradas estables de la eternidad. Vuestra liberación de las incertidumbres del tiempo será plena y completa. Y entonces aparecerán ante vosotros los problemas de Havona y las inmensidades del Paraíso, para los que fuisteis tan largamente preparados durante las épocas experienciales del tiempo en los mundos escuela del espacio.
26:4.14 (290.4) La fe ha conquistado para el peregrino ascendente una perfección de propósito que deja entrar a los hijos del tiempo por los portales de la eternidad. Las ayudantes de los peregrinos deben acometer ahora la tarea de desarrollar esa perfección de entendimiento y esa técnica de comprensión que son tan indispensables para la perfección paradisiaca de la personalidad.
26:4.15 (290.5) La capacidad de comprender es el pasaporte del mortal al Paraíso. La buena disposición para creer es la llave de Havona. La aceptación de la filiación, la cooperación con el Ajustador que mora en el interior, es el precio de la supervivencia evolutiva.
26:5.1 (291.1) El primero de los siete grupos de supernafines secundarias con el que os encontraréis es el de las ayudantes de los peregrinos, esos seres de comprensión rápida y amplia simpatía que reciben a los ascendentes del espacio en los mundos estabilizados y la organización asentada del universo central tras su largo viaje. En ese mismo momento empieza el trabajo de estas altas ministras en favor de los peregrinos del Paraíso de la eternidad, el primero de los cuales llegó al mundo piloto del circuito interior de Havona al mismo tiempo que Grandfanda aterrizaba en el mundo piloto del circuito exterior. En aquellos tiempos remotos los peregrinos procedentes del Paraíso y los peregrinos del tiempo se encontraron por primera vez en el mundo de recepción del circuito número cuatro.
26:5.2 (291.2) Estas ayudantes de los peregrinos que actúan en el séptimo círculo de los mundos de Havona llevan a cabo su trabajo para los mortales ascendentes en tres divisiones principales: primera, la comprensión suprema de la Trinidad del Paraíso; segunda, la captación espiritual de la asociación Padre-Hijo; y tercera, el reconocimiento intelectual del Espíritu Infinito. Cada una de estas fases de instrucción se divide en siete ramas de doce divisiones menores de setenta grupos secundarios, y cada una de estas setenta agrupaciones secundarias de instrucción se presenta en mil clasificaciones. En los círculos posteriores se proporciona una instrucción más detallada, pero las ayudantes de los peregrinos les enseñan un resumen de cada requisito paradisiaco.
26:5.3 (291.3) Este es pues el curso primario o elemental al que se enfrentan los peregrinos del espacio, largos viajeros de fe probada. Pero mucho antes de alcanzar Havona, estos hijos ascendentes del tiempo han aprendido a festejar la incertidumbre, a alimentarse de decepciones, a entusiasmarse ante el fracaso aparente, a crecerse en las dificultades, a mostrar un valor indomable frente a la inmensidad y a ejercer una fe invencible cuando se enfrentan al desafío de lo inexplicable. Desde hace mucho, el grito de guerra de estos peregrinos es: «En unión con Dios, nada —absolutamente nada— es imposible».
26:5.4 (291.4) En cada uno de los círculos de Havona hay un requisito determinado para los peregrinos del tiempo y, aunque cada peregrino continúa bajo la tutela de supernafines adaptadas por su naturaleza a ayudar a ese tipo concreto de criatura ascendente, el curso que se ha de superar es bastante uniforme para todos los ascendentes que alcanzan el universo central. Este curso de consecución es cuantitativo, cualitativo y experiencial; intelectual, espiritual y supremo.
26:5.5 (291.5) El tiempo tiene poca importancia en los círculos de Havona. Influye hasta cierto punto en las posibilidades de avance, pero el logro es la prueba final y suprema. En el momento mismo en que vuestra compañera superáfica considere que estáis capacitados para pasar hacia dentro al siguiente círculo, seréis llevados ante los doce adjutores del séptimo Espíritu de Circuito. Ahí os harán pasar las pruebas de ese círculo determinadas por vuestro superuniverso de origen y por vuestro sistema de nacimiento. El logro de divinidad de este círculo tiene lugar en el mundo piloto y consiste en el reconocimiento y la comprensión espiritual del Espíritu Maestro del superuniverso del peregrino ascendente.
26:5.6 (291.6) Una vez terminado el trabajo del círculo exterior de Havona y superado el curso impartido, las ayudantes de los peregrinos llevan a los que tienen a su cargo al mundo piloto del siguiente círculo y los confían al cuidado de las guías de la supremacía. Las ayudantes de los peregrinos se quedan siempre con ellos durante una temporada para contribuir a que el traslado sea agradable y provechoso a la vez.
26:6.1 (292.1) Cuando se trasladan del séptimo al sexto círculo y se ponen bajo la supervisión directa de las guías de la supremacía, los ascendentes del espacio se denominan «graduados espirituales». Estas guías no deben confundirse con los Guías de los Graduados —pertenecientes a las personalidades más altas del Espíritu Infinito— que, junto con sus compañeros servitales, aportan su ministerio en todos los circuitos de Havona tanto a los peregrinos ascendentes como a los descendentes. Las guías de la supremacía solo actúan en el sexto círculo del universo central.
26:6.2 (292.2) Es en este círculo donde los ascendentes consiguen una nueva comprensión de la Divinidad Suprema. A lo largo de sus largas carreras en los universos evolutivos, los peregrinos del tiempo han ido experimentando una consciencia creciente de la realidad de un sobrecontrol todopoderoso de las creaciones del espacio-tiempo. Aquí, en este circuito de Havona, se acercan a su encuentro con la fuente de la unidad del espacio-tiempo en el universo central: la realidad espiritual de Dios Supremo.
26:6.3 (292.3) No sé muy bien cómo explicar lo que ocurre en este círculo. No hay ninguna presencia personalizada de la Supremacía que sea perceptible para los ascendentes. En ciertos aspectos, unas nuevas relaciones con el séptimo Espíritu Maestro compensan esta imposibilidad de ponerse en contacto con el Ser Supremo. Pero independientemente de nuestra incapacidad para captar la técnica, cada criatura ascendente parece experimentar un crecimiento transformador, una nueva integración de la consciencia, una nueva espiritualización del propósito, una nueva sensibilidad hacia la divinidad, que no se pueden explicar satisfactoriamente sin suponer la actividad no revelada del Ser Supremo. Para aquellos de nosotros que hemos observado estas misteriosas operaciones parece como si Dios Supremo estuviera otorgando afectuosamente a sus hijos experienciales, hasta los límites mismos de su capacidad experiencial, el aumento de comprensión intelectual, visión interior espiritual y alcance de la personalidad que tanto necesitarán en todos sus esfuerzos por penetrar en el nivel de divinidad de la Trinidad de la Supremacía para lograr a las Deidades eternas y existenciales del Paraíso.
26:6.4 (292.4) Cuando las guías de la supremacía consideran que sus alumnos están maduros para avanzar, los llevan ante la comisión de los setenta, un grupo mixto que actúa como examinador en el mundo piloto del circuito número seis. Después de demostrar ante esta comisión una comprensión satisfactoria del Ser Supremo y de la Trinidad de la Supremacía, los peregrinos son declarados aptos para ser trasladados al quinto circuito.
26:7.1 (292.5) Las guías de la Trinidad son las incansables ministras del quinto círculo de formación havonita de los peregrinos del tiempo y el espacio en su avanzar. Los graduados espirituales se denominan aquí «candidatos para la aventura de la Deidad» puesto que es en este círculo, y bajo la dirección de las guías de la Trinidad, donde los peregrinos reciben instrucción avanzada sobre la Trinidad divina como preparación para su intento de conseguir el reconocimiento de la personalidad del Espíritu Infinito. Y ahí descubren los peregrinos ascendentes lo que significa el verdadero estudio y el auténtico esfuerzo mental cuando empiezan a apreciar la naturaleza del empeño espiritual aún más riguroso y mucho más arduo que se requerirá para satisfacer las exigencias de la alta meta establecida para ellos en los mundos de este circuito.
26:7.2 (292.6) Las guías de la Trinidad son sumamente fieles y eficientes, y cada peregrino recibe la atención indivisa y disfruta del afecto total de una supernafín secundaria perteneciente a este orden. Un peregrino del tiempo no encontraría nunca a la primera persona alcanzable de la Trinidad del Paraíso si no fuera por la ayuda y la asistencia de estas guías y de otros muchos seres espirituales dedicados a instruir a los seres ascendentes sobre la naturaleza y la técnica de la aventura de la Deidad que se avecina.
26:7.3 (293.1) Tras completar el curso de formación en este circuito, las guías de la Trinidad llevan a sus alumnos a su mundo piloto y los presentan ante una de las muchas comisiones trinas que funcionan como examinadoras y certificadoras de los candidatos para la aventura de la Deidad. Estas comisiones están compuestas por un miembro de los finalitarios, una de las directoras de conducta del orden de las supernafines primarias y por un Mensajero Solitario del espacio o un Hijo Trinizado del Paraíso.
26:7.4 (293.2) Cuando un alma ascendente parte efectivamente hacia el Paraíso solo la acompaña el trío de tránsito: la compañera superáfica del círculo, el Guía de los Graduados y el inseparable compañero servital de este último. Estas excursiones desde los círculos de Havona al Paraíso son viajes de prueba; los ascendentes no tienen aún el estatus paradisiaco. No consiguen el estatus residencial en el Paraíso hasta que han pasado por el descanso terminal del tiempo después de haber logrado al Padre Universal y recibido la autorización definitiva de paso por los circuitos de Havona. No comparten la «esencia de la divinidad» y el «espíritu de la supremacía» hasta después del descanso divino, y es entonces cuando empiezan realmente a actuar en el círculo de la eternidad y en presencia de la Trinidad.
26:7.5 (293.3) No se pide al trío de tránsito que acompaña al ascendente que le ayude a localizar la presencia geográfica de la luminosidad espiritual de la Trinidad, sino que ofrezca al peregrino toda la asistencia posible en su difícil tarea de reconocer, percibir y comprender suficientemente al Espíritu Infinito como para que esto constituya un reconocimiento de su personalidad. En el Paraíso cualquier peregrino ascendente puede percibir la presencia geográfica o posicional de la Trinidad; una gran mayoría es capaz de entrar en contacto con la realidad intelectual de las Deidades, especialmente de la Tercera Persona, pero no todos pueden reconocer o ni siquiera comprender parcialmente la realidad de la presencia espiritual del Padre y del Hijo. Y es aún más difícil lograr siquiera un mínimo de comprensión espiritual del Padre Universal.
26:7.6 (293.4) Hay muy pocos fracasos en la consumación de la búsqueda del Espíritu Infinito, y cuando los ascendentes que tienen a su cargo han triunfado en esta fase de la aventura de la Deidad, las guías de la Trinidad se preparan para transferirlos al ministerio de las descubridoras del Hijo, en el cuarto círculo de Havona.
26:8.1 (293.5) El cuarto circuito de Havona se denomina a veces el «circuito de los Hijos». Desde los mundos de este circuito los peregrinos ascendentes van al Paraíso para iniciarse en la comprensión del Hijo Eterno, mientras que en los mundos de este circuito los peregrinos descendentes consiguen una nueva comprensión de la naturaleza y la misión de los Hijos Creadores del tiempo y el espacio. Hay siete mundos en este circuito en los que el cuerpo de reserva de los Migueles del Paraíso mantiene escuelas especiales de servicio para el ministerio mutuo tanto de los peregrinos ascendentes como de los descendentes. Y es en esos mundos de los Hijos Miguel donde los peregrinos del tiempo y los peregrinos de la eternidad llegan a comprenderse de verdad por primera vez. En muchos aspectos las experiencias de este circuito son las más fascinantes de toda la estancia en Havona.
26:8.2 (294.1) Las descubridoras del Hijo son las ministras superáficas de los mortales ascendentes del cuarto circuito. Además del trabajo general de preparar a sus candidatos para que comprendan las relaciones del Hijo Eterno con la Trinidad, estas descubridoras del Hijo deben instruir tan plenamente a los que tienen a su cargo como para lograr su triunfo total en tres aspectos: primero, en la adecuada comprensión espiritual del Hijo; segundo, en el reconocimiento satisfactorio de la personalidad del Hijo; y tercero, en la correcta diferenciación del Hijo de la personalidad del Espíritu Infinito.
26:8.3 (294.2) Una vez logrado el Espíritu Infinito, no hay más exámenes. Las pruebas de los círculos interiores son las actuaciones de los candidatos peregrinos cuando están envueltos en el abrazo de las Deidades. El avance está determinado únicamente por la espiritualidad del individuo, y nadie salvo los Dioses se atreve a juzgar si la posee. En caso de fracaso no se dan nunca razones, ni tampoco se censura ni critica nunca ni a los propios candidatos ni a sus diversos tutores y guías. En el Paraíso la decepción nunca se considera derrota; el aplazamiento nunca es visto como una desgracia; nunca se confunden los fracasos aparentes del tiempo con los retrasos significativos de la eternidad.
26:8.4 (294.3) Son pocos los peregrinos que experimentan el retraso de un aparente fracaso en la aventura de la Deidad. Casi todos logran al Espíritu Infinito, aunque ocasionalmente algún peregrino del superuniverso número uno no lo consigue al primer intento. Los peregrinos que logran al Espíritu raramente fracasan en descubrir al Hijo. Casi todos los que fracasan en la primera aventura provienen de los superuniversos tres y cinco. La gran mayoría de los que fracasan en la primera aventura para lograr al Padre, después de descubrir tanto al Espíritu como al Hijo, provienen del superuniverso número seis, aunque algunos de los procedentes de los números dos y tres tampoco tienen éxito. Todo esto parece indicar con claridad que hay buenas razones suficientes para estos aparentes fracasos; en realidad son simplemente retrasos inevitables.
26:8.5 (294.4) Los candidatos fallidos a la aventura de la Deidad se ponen bajo la jurisdicción de las jefas de asignación, un grupo de supernafines primarias, y son devueltos al trabajo en los dominios del espacio por un periodo de al menos un milenio. No vuelven nunca a su superuniverso de nacimiento, sino siempre a la supercreación más conveniente para la nueva formación preparatoria de su segunda aventura de la Deidad. Terminado este servicio, vuelven por iniciativa propia al círculo exterior de Havona, se les escolta inmediatamente al círculo donde se interrumpió su carrera y reanudan en el acto su preparación para la aventura de la Deidad. Las supernafines secundarias consiguen siempre guiar con éxito a los ascendentes que tienen a su cargo en el segundo intento. Las mismas ministras superáficas y otros guías atienden siempre a estos candidatos durante su segunda aventura.
26:9.1 (294.5) Cuando el alma peregrina alcanza el tercer círculo de Havona entra bajo la tutela de las guías del Padre, las más antiguas, competentes y experimentadas de las ministras superáficas. En los mundos de este circuito las guías del Padre mantienen escuelas de sabiduría y facultades de técnica en las que todos los seres que habitan el universo central sirven como maestros. No se descuida nada que pueda beneficiar a la criatura del tiempo en la aventura trascendental de logro de la eternidad.
26:9.2 (294.6) Lograr al Padre Universal es el pasaporte a la eternidad a pesar de los circuitos que quedan por atravesar. Por eso supone un gran acontecimiento para el mundo piloto del círculo número tres cuando el trío de tránsito anuncia que la última aventura del tiempo está a punto de comenzar, que otra criatura del espacio busca entrar en el Paraíso por los portales de la eternidad.
26:9.3 (295.1) La prueba del tiempo está casi superada, la carrera hacia la eternidad casi terminada. Los días de incertidumbre llegan a su fin; la tentación de la duda se desvanece; el mandato de ser perfecto se ha obedecido. Desde el fondo mismo de la existencia inteligente, la criatura del tiempo de personalidad material ha ascendido por las esferas evolutivas del espacio. Con ello ha probado la viabilidad del plan de ascensión y ha demostrado para siempre la justicia y la rectitud de la orden del Padre Universal a sus humildes criaturas de los mundos: «Sed perfectos como yo soy perfecto».
26:9.4 (295.2) Paso a paso, vida a vida, mundo a mundo, se ha dominado la carrera ascendente, se ha alcanzado la meta de la Deidad. La supervivencia está completa en su perfección y la perfección está repleta en la supremacía de la divinidad. El tiempo se pierde en la eternidad; el espacio queda sumergido en identidad y armonía adoradora con el Padre Universal. Las difusiones de Havona destellan informes de gloria hacia el espacio con la buena nueva de que, en verdad, las criaturas diligentes de naturaleza animal y origen material se han convertido real y eternamente, a través de la ascensión evolutiva, en los hijos perfeccionados de Dios.
26:10.1 (295.3) Las consejeras y asesoras superáficas del segundo círculo son las instructoras de los hijos del tiempo en lo que respecta a la carrera de la eternidad. Alcanzar el Paraíso conlleva responsabilidades de un orden nuevo y más alto, y la estancia en el segundo círculo proporciona abundantes oportunidades de recibir los provechosos consejos de estas fieles supernafines.
26:10.2 (295.4) Los que no tienen éxito en el primer intento por lograr la Deidad son adelantados directamente desde el círculo donde fracasaron hasta el segundo círculo antes de ser devueltos al servicio de los superuniversos. De esta forma las consejeras y asesoras sirven también como consejeras y consoladoras de los peregrinos decepcionados. Acaban de sufrir su mayor decepción, que solo difiere en magnitud de la larga lista de experiencias de este tipo sobre las que ascendieron, como por una escala, del caos a la gloria. Son los que han apurado el cáliz experiencial hasta las heces, y he observado que regresan temporalmente al servicio de los superuniversos para atender con el máximo afecto a los hijos del tiempo en sus decepciones temporales.
26:10.3 (295.5) Después de una larga estancia en el circuito número dos, los candidatos fallidos son examinados por un consejo de perfección que se establece en el mundo piloto de este círculo y se certifica que han pasado la prueba de Havona. Esto les otorga, en cuanto a su estatus no espiritual, la misma posición en los universos del tiempo que si hubieran tenido éxito en la aventura de la Deidad. La actitud de estos candidatos era totalmente aceptable; su fracaso se debió a alguna fase del proceso de acercamiento o a algún aspecto de su historia experiencial.
26:10.4 (295.6) Son llevados entonces por las consejeras del círculo ante las jefas de asignación que están en el Paraíso y remitidos al servicio del tiempo en los mundos del espacio; y parten con gozo y alegría a retomar sus tareas de tiempos y edades anteriores. Más adelante volverán al círculo donde se llevaron su mayor decepción para intentar de nuevo la aventura de la Deidad.
26:10.5 (296.1) Para los peregrinos triunfantes el estímulo de la incertidumbre evolutiva se acaba en el segundo circuito, pero la aventura de la misión eterna aún no ha comenzado. Y aunque la estancia en este círculo es totalmente placentera y muy provechosa, le falta algo del entusiasmo expectante de los círculos anteriores. Muchos son los peregrinos que en ese momento vuelven la vista con alegre envidia hacia la larguísima lucha pasada, y desearían realmente poder regresar de alguna forma a los mundos del tiempo y volver a empezarlo todo, igual que vosotros los mortales, al acercaros a la edad avanzada, recordáis a veces las luchas de la juventud y de los primeros años y desearíais sinceramente poder vivir vuestra vida una vez más.
26:10.6 (296.2) Pero ahora tienen por delante la travesía del círculo más interior. Poco después terminará el último sueño de tránsito y empezará la nueva aventura de la carrera eterna. Las consejeras y asesoras del segundo círculo empiezan a preparar a los ascendentes que tienen a su cargo para este gran descanso final, el sueño inevitable que media siempre entre las etapas que marcan época en la carrera ascendente.
26:10.7 (296.3) Cuando los peregrinos ascendentes que han alcanzado al Padre Universal completan la experiencia del segundo círculo, las Guías de los Graduados que siempre los acompañan emiten la orden de su admisión en el círculo final. Estas guías los conducen personalmente hasta el círculo interior y los ponen allí bajo la custodia de las complementadoras del descanso, el último de los órdenes de supernafines secundarias asignados al ministerio de los peregrinos del tiempo en los circuitos de los mundos de Havona.
26:11.1 (296.4) Gran parte del tiempo que pasan los ascendentes en el último circuito se dedica a seguir estudiando los problemas inminentes de su residencia en el Paraíso. Una inmensa y diversa multitud de seres, la mayoría no revelados, reside de forma permanente o transitoria en este anillo interior de los mundos de Havona. La mezcla de estos múltiples tipos proporciona a las complementadoras superáficas del descanso un ambiente rico en situaciones que utilizan eficazmente para promover la educación de los peregrinos ascendentes, sobre todo en lo relativo a los problemas de adaptación a los muchos grupos de seres que pronto han de encontrar en el Paraíso.
26:11.2 (296.5) Entre los que moran en este círculo interior están los hijos trinizados por criaturas. Las supernafines primarias y secundarias son las encargadas habituales de custodiar el cuerpo conjunto de estos hijos que incluye la descendencia trinizada de los finalitarios mortales y la progenie similar de los Ciudadanos del Paraíso. Algunos de estos hijos han sido abrazados por la Trinidad y comisionados en los supergobiernos, otros tienen asignaciones diversas, pero la gran mayoría están siendo reunidos en el cuerpo conjunto que está en los mundos perfectos del círculo interior de Havona. Allí, bajo la supervisión de las supernafines, están siendo preparados para algún trabajo futuro por un cuerpo especial y sin nombre de altos Ciudadanos del Paraíso que fueron los primeros asistentes ejecutivos de los Eternos de los Días antes de los tiempos de Grandfanda. Hay muchas razones para suponer que estos dos grupos excepcionales de seres trinizados trabajarán juntos en un futuro distante, y una de las principales es su destino común en las reservas del Cuerpo de los Finalitarios Trinizados del Paraíso.
26:11.3 (296.6) En este circuito más interior, los peregrinos ascendentes y descendentes fraternizan entre sí y con los hijos trinizados por criaturas. Igual que sus padres, estos hijos obtienen grandes beneficios de su interrelación, y es misión especial de las supernafines facilitar y asegurar la confraternización entre los hijos trinizados de los finalitarios mortales y los hijos trinizados de los Ciudadanos del Paraíso. Las complementadoras superáficas del descanso no están tan interesadas en su formación como en promover su entendimiento y asociación con los diversos grupos.
26:11.4 (297.1) Los mortales han recibido la orden paradisiaca: «Sed perfectos como vuestro Padre del Paraíso es perfecto». Las supernafines supervisoras no dejan nunca de proclamar a estos hijos trinizados del cuerpo conjunto: «Sed comprensivos con vuestros hermanos ascendentes igual que los Hijos Creadores del Paraíso los conocen y los aman».
26:11.5 (297.2) La criatura mortal debe encontrar a Dios. El Hijo Creador no para nunca hasta encontrar al hombre, la criatura más baja con voluntad. Más allá de toda duda, los Hijos Creadores y sus hijos mortales se están preparando para un futuro y desconocido servicio en el universo. Ambos atraviesan toda la gama del universo experiencial, y así se educan y forman para su misión eterna. En todos los universos está ocurriendo esta mezcla única de lo humano y lo divino, la combinación de criatura y Creador. Los mortales irreflexivos han considerado la manifestación de la misericordia y la ternura divinas, sobre todo hacia los débiles y necesitados, como indicativa de un Dios antropomorfo. ¡Qué error! Tendrían que considerar más bien las manifestaciones de misericordia y de paciencia por parte de los seres humanos como prueba de que el hombre mortal está habitado por el espíritu del Dios vivo y de que la criatura está, a fin de cuentas, motivada por la divinidad.
26:11.6 (297.3) Hacia el final de su estancia en el primer círculo, los peregrinos ascendentes se encuentran por primera vez con las facilitadoras del descanso del orden primario de las supernafines. Son las ángeles del Paraíso que salen a recibir a los que están en el umbral de la eternidad y a completar su preparación para el sueño de transición de la última resurrección. No eres realmente un hijo del Paraíso hasta que has atravesado el círculo interior y has experimentado la resurrección de la eternidad tras el sueño terminal del tiempo. Los peregrinos perfeccionados comienzan este descanso, se quedan dormidos, en el primer círculo de Havona pero despiertan en las orillas del Paraíso. De todos los que ascienden a la Isla eterna, solo los que llegan de este modo son hijos de la eternidad; los demás van como visitantes, como invitados sin estatus residencial.
26:11.7 (297.4) Y ahora, en la culminación de la carrera en Havona, cuando vosotros los mortales os dormís en el mundo piloto del círculo interior, no vais solos a vuestro descanso como hicisteis en los mundos de vuestro origen cuando cerrasteis los ojos en el sueño natural de la muerte del mortal, ni tampoco como hicisteis cuando entrasteis en el largo trance de tránsito preparatorio para el viaje a Havona. Ahora, cuando os preparáis para el descanso del logro, se coloca a vuestro lado vuestra compañera del primer círculo, la majestuosa complementadora del descanso, que os acompaña desde hace tanto tiempo y ahora se prepara para sumarse al descanso como una con vosotros, como la garantía de Havona de que vuestra transición está completa y esperáis únicamente los toques finales de la perfección.
26:11.8 (297.5) Vuestra primera transición fue en verdad muerte, la segunda, un sueño ideal, y ahora la tercera metamorfosis es verdadero descanso, la relajación de las edades.
26:11.9 (297.6) [Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 27
27:0.1 (298.1) LAS SUPERNAFINES primarias son las servidoras supernas de las Deidades de la Isla eterna del Paraíso. No se ha conocido nunca que se desviaran de las sendas de luz y rectitud. Sus listas están completas; desde la eternidad no se ha perdido ni una sola de las integrantes de esta hueste magnífica. Estas altas supernafines son seres perfectos, supremos en perfección, pero no son absonitos ni tampoco son absolutos. Al ser de la esencia de la perfección, estas hijas del Espíritu Infinito trabajan de manera intercambiable y a voluntad en todas las fases de sus múltiples deberes. No suelen actuar mucho fuera del Paraíso, aunque sí participan en las diversas asambleas milenarias y reuniones de grupo del universo central. Salen también como mensajeras especiales de las Deidades y son muchas las que ascienden para convertirse en Asesoras Técnicas.
27:0.2 (298.2) Las supernafines primarias son asignadas también al mando de las huestes seráficas que ministran en los mundos aislados por motivos de rebelión. Cuando un Hijo del Paraíso se otorga en uno de esos mundos, completa su misión, asciende al Padre Universal, es aceptado y regresa como libertador acreditado de ese mundo aislado, las jefas de asignación designan siempre a una supernafín primaria para que asuma el mando de los espíritus ministrantes que están de servicio en la esfera recién recuperada. Las supernafines que efectúan este servicio especial rotan periódicamente. En Urantia, la presente «jefa de las serafines» es la segunda de este orden que está de servicio desde los tiempos del otorgamiento de Cristo Miguel.
27:0.3 (298.3) Las supernafines primarias llevan desde la eternidad sirviendo en la Isla de Luz y saliendo en misiones de liderazgo a los mundos del espacio, pero la clasificación operativa que ahora tienen solo se estableció a partir de la llegada al Paraíso de los peregrinos del tiempo procedentes de Havona. Estas ángeles excelsas ministran ahora principalmente en los siete órdenes de servicio siguientes:
27:0.4 (298.4) 1. Conductoras de la adoración.
27:0.5 (298.5) 2. Maestras de la filosofía.
27:0.6 (298.6) 3. Depositarias del conocimiento.
27:0.7 (298.7) 4. Directoras de conducta.
27:0.8 (298.8) 5. Intérpretes de la ética.
27:0.9 (298.9) 6. Jefas de asignación.
27:0.10 (298.10) 7. Facilitadoras del descanso.
27:0.11 (298.11) Los peregrinos ascendentes no entran bajo la influencia directa de estas supernafines hasta que logran de hecho la residencia en el Paraíso y pasan entonces por una experiencia de formación bajo la dirección de estas ángeles en orden inverso al de la lista anterior. Es decir, empezáis vuestra carrera paradisiaca bajo la tutela de las facilitadoras del descanso y tras sucesivas temporadas con los órdenes intermedios, termináis este periodo de formación con las conductoras de la adoración. Con eso quedáis preparados para iniciar la carrera sin fin de un finalitario.
27:1.1 (299.1) Las facilitadoras del descanso son las inspectoras del Paraíso que salen de la Isla central hacia el circuito interior de Havona para colaborar allí con sus colegas, las complementadoras del descanso del orden secundario de las supernafines. El elemento esencial para disfrutar del Paraíso es el descanso, el descanso divino, y estas facilitadoras del descanso son las instructoras finales que preparan a los peregrinos del tiempo para su primera toma de contacto con la eternidad. Comienzan su trabajo en el círculo final de logro del universo central y lo continúan cuando el peregrino se despierta del último sueño de transición, el adormecimiento que hace pasar a una criatura del espacio al dominio de lo eterno.
27:1.2 (299.2) El descanso es de naturaleza séptupla: está el descanso del sueño y del juego en los órdenes más bajos de vida, el del descubrimiento en seres más altos y el de la adoración en los tipos más altos de personalidades de espíritu. Está también el descanso normal del consumo de energía, cuando los seres se recargan de energía física o espiritual. Y luego está el sueño del tránsito, el adormecimiento inconsciente cuando se está enserafinado al pasar de una esfera a otra. Enteramente diferente a todos ellos es el sueño profundo de la metamorfosis, el descanso de la transición de una etapa del ser a otra, de una vida a otra, de un estado de existencia a otro, el sueño que acompaña siempre a la transición de un estatus en el universo a otro, en contraste con la evolución por las distintas etapas de cualquier estatus.
27:1.3 (299.3) Pero el último sueño metamórfico es algo más que esos adormecimientos previos de transición que han marcado el logro de las sucesivas etapas de la carrera ascendente. Gracias a él las criaturas del tiempo y el espacio atraviesan los márgenes interiores de lo temporal y lo espacial para lograr el estatus residencial en las moradas sin tiempo ni espacio del Paraíso. Las facilitadoras y las complementadoras del descanso son tan esenciales para esta metamorfosis del trascender como lo son las serafines y sus asociados para la supervivencia de la criatura mortal tras la muerte.
27:1.4 (299.4) Os sumís en el descanso en el circuito final de Havona y sois resucitados para la eternidad en el Paraíso. Y cuando allí os repersonalizáis espiritualmente, reconocéis inmediatamente que la facilitadora del descanso que os da la bienvenida a las orillas eternas es la misma supernafín primaria que os indujo al sueño final en el circuito más interior de Havona. Entonces recordaréis vuestro último gran esfuerzo de fe cuando os disponíais una vez más a poner el cuidado de vuestra identidad en manos del Padre Universal.
27:1.5 (299.5) Habéis disfrutado el último descanso del tiempo; habéis experimentado el último sueño de transición; os despertáis ahora a la vida sempiterna en las orillas de la morada eterna. «Y no habrá más sueños. La presencia de Dios y de su Hijo está ante vosotros y sois eternamente sus servidores; habéis visto su rostro y su nombre es vuestro espíritu. Allí ya no habrá noche; y no necesitan ninguna luz del sol, pues la Gran Fuente y Centro les da luz; vivirán por siempre jamás. Y enjugará Dios toda lágrima de sus ojos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado.»
27:2.1 (300.1) Este es el grupo designado de tiempo en tiempo por la jefa de las supernafines, «el patrón de ángel original», para presidir la organización de los tres órdenes de estas ángeles: primario, secundario y terciario. Las supernafines, como cuerpo, se gobiernan y reglamentan totalmente a sí mismas excepto en las funciones de su jefa mutua, la primera ángel del Paraíso, que preside siempre sobre todas estas personalidades de espíritu.
27:2.2 (300.2) Las ángeles de asignación tienen mucha relación con los residentes mortales glorificados del Paraíso antes de ser admitidos en el Cuerpo de la Finalización. El estudio y la instrucción no son las ocupaciones exclusivas de los que llegan al Paraíso; el servicio desempeña también un papel esencial en las experiencias educativas prefinalitarias del Paraíso. Y he observado que cuando los mortales ascendentes tienen periodos de ocio, muestran cierta predilección por fraternizar con el cuerpo de reserva de las jefas superáficas de asignación.
27:2.3 (300.3) Cuando vosotros, los mortales ascendentes, alcanzáis el Paraíso vuestras relaciones sociales implican mucho más que el contacto con una multitud de seres ensalzados y divinos, y con una multitud familiar de compañeros mortales glorificados. Tenéis que fraternizar también con más de tres mil órdenes diferentes de Ciudadanos del Paraíso, con los diversos grupos de Trascendentales y con muchos otros tipos de habitantes permanentes o transitorios del Paraíso que no han sido revelados en Urantia. Después de un contacto sostenido con esos poderosos intelectos del Paraíso, es muy grato charlar con los tipos de mente angélicos; a los mortales del tiempo les recuerdan a las serafines con quienes tuvieron un contacto tan prolongado y una vinculación tan reconfortante.
27:3.1 (300.4) Cuanto más se asciende en la escala de la vida, más atención se debe prestar a la ética del universo. La consciencia ética es simplemente el reconocimiento por parte de un individuo de los derechos inherentes a la existencia de todos y cada uno de los demás individuos. Pero la ética espiritual trasciende con mucho el concepto del mortal, e incluso el de la morontia, de las relaciones personales y de grupo.
27:3.2 (300.5) La ética ha sido debidamente enseñada y adecuadamente aprendida por los peregrinos del tiempo en su largo ascenso a las glorias del Paraíso. A medida que esta carrera de ascensión hacia dentro se ha ido desplegando desde sus mundos de nacimiento del espacio, los ascendentes han ido añadiendo un grupo tras otro a su círculo cada vez mayor de compañeros del universo, y cada nuevo grupo de colegas añade un nivel más de ética que hay que reconocer y acatar. Y así, para cuando los mortales de ascensión alcanzan el Paraíso, necesitan realmente a alguien que les proporcione consejo útil y amistoso en materia de interpretaciones éticas. No necesitan que les enseñen ética, pero sí necesitan que les interpreten adecuadamente lo que tan trabajosamente han aprendido a medida que se enfrentan a la tarea extraordinaria de entrar en contacto con tantas cosas nuevas.
27:3.3 (300.6) La asistencia de las intérpretes de la ética es inestimable para los que llegan al Paraíso, pues los ayudan a adaptarse a los numerosos grupos de seres majestuosos durante el periodo lleno de acontecimientos que va desde el logro del estatus residencial hasta la iniciación formal en el Cuerpo de Finalitarios Mortales. Los peregrinos ascendentes han conocido ya a muchos de los numerosos tipos de Ciudadanos del Paraíso en los siete circuitos de Havona. Los mortales glorificados han disfrutado también del contacto íntimo con los hijos trinizados por criaturas del cuerpo conjunto en el circuito interior de Havona, donde estos seres reciben gran parte de su educación. Y en los otros circuitos los peregrinos ascendentes han conocido a muchos residentes no revelados del sistema Paraíso-Havona que siguen allí una formación grupal como preparación para las misiones no reveladas del futuro.
27:3.4 (301.1) Todos estos compañerismos celestiales son invariablemente mutuos. Como mortales ascendentes no solo obtenéis beneficios de estos sucesivos compañeros del universo y de tantos órdenes de colaboradores cada vez más divinos, sino que impartís también a cada uno de estos seres fraternales algo de vuestra propia personalidad y experiencia, lo que hace que cada uno de ellos sea diferente y mejor para siempre por haber estado vinculado a un mortal ascendente de los mundos evolutivos del tiempo y el espacio.
27:4.1 (301.2) Una vez instruidos plenamente en la ética de las relaciones paradisiacas —que no son ni formalidades sin sentido ni dictados impuestos por castas artificiales, sino más bien convenciones inherentes— para los mortales ascendentes son muy útiles los consejos de las directoras superáficas de conducta que instruyen a los nuevos miembros de la sociedad paradisiaca en los usos de la conducta perfecta de los altos seres que residen en la Isla central de Luz y Vida.
27:4.2 (301.3) La armonía es la tónica del universo central, y un orden perceptible prevalece en el Paraíso. Una conducta apropiada es esencial para progresar por el camino del conocimiento, a través de la filosofía, hasta las alturas espirituales de la adoración espontánea. Existe una técnica divina de acercamiento a la Divinidad, pero los peregrinos tienen que esperar a llegar al Paraíso para adquirirla. El espíritu de esta técnica se ha impartido en los círculos de Havona, pero los toques finales de la formación de los peregrinos del tiempo solo se pueden aplicar cuando hayan alcanzanzado efectivamente la Isla de Luz.
27:4.3 (301.4) Toda la conducta paradisiaca es enteramente espontánea, natural y libre en todos los sentidos. Con todo, hay una forma apropiada y perfecta de hacer las cosas en la Isla eterna, y las directoras de conducta están siempre al lado de estos «extraños de puertas adentro» para instruirlos y guiar sus pasos de modo que se sientan perfectamente a gusto y evitarles al mismo tiempo la confusión y la incertidumbre que serían inevitables de otro modo. Solo con una organización de este tipo se podían evitar confusiones interminables, y la confusión no aparece nunca en el Paraíso.
27:4.4 (301.5) Estas directoras de conducta sirven realmente como maestras y guías glorificadas. Se dedican principalmente a enseñar a los nuevos residentes mortales todo lo relacionado con la serie casi interminable de situaciones nuevas y usos desconocidos. A pesar de la larga preparación y el largo viaje, el Paraíso sigue siendo indescriptiblemente extraño e inesperadamente nuevo para los que logran finalmente el estatus residencial.
27:5.1 (301.6) Las depositarias superáficas del conocimiento son las más altas «epístolas vivas», conocidas y leídas por todos los que moran en el Paraíso. Son los registros divinos de la verdad, los libros vivos del conocimiento verdadero. Habéis oído hablar de anotaciones en el «libro de la vida». Las depositarias del conocimiento son precisamente esos libros vivos, registros de perfección impresos en tablillas eternas de vida divina y seguridad suprema. Son en realidad bibliotecas vivas y automáticas. Los hechos de los universos son inherentes a estas supernafines primarias y están registrados efectivamente en estas ángeles. Y es también inherentemente imposible que una falsedad consiga alojarse en la mente de estas depositarias perfectas y repletas de la verdad de la eternidad y de la información del tiempo.
27:5.2 (302.1) Estas depositarias dirigen cursos informales de instrucción para los residentes de la Isla Eterna, pero su función principal es de consulta y comprobación. Cualquier residente en el Paraíso puede tener a su lado a voluntad al depositario vivo del hecho o la verdad particular que desee conocer. En el extremo norte de la Isla, se encuentran las descubridoras vivas del conocimiento, que designarán a la directora del grupo que guarda la información buscada, y aparecerán en el acto los seres brillantes que son la cosa misma que deseáis conocer. Ya no tendréis que seguir buscando esclarecimiento ensimismados en el estudio; ahora tomáis contacto con la información viva cara a cara. Obtenéis así el conocimiento supremo directamente de los seres vivos que son sus custodios finales.
27:5.3 (302.2) Cuando localicéis a la supernafín que es exactamente aquello que deseáis comprobar, tendréis a vuestra disposición todos los hechos conocidos de todos los universos, pues estas depositarias del conocimiento son el resumen final y vivo de la vasta red de ángeles registradoras que va desde las serafines y seconafines de los universos locales y los superuniversos hasta las registradoras jefe de las supernafines terciarias de Havona. Y esta acumulación viva de conocimiento es distinta de los registros formales del Paraíso, que son el resumen acumulativo de la historia universal.
27:5.4 (302.3) La sabiduría de la verdad se origina en la divinidad del universo central, pero el conocimiento, el conocimiento experiencial, comienza en gran medida en los dominios del tiempo y el espacio, de ahí la necesidad de mantener en los superuniversos las extensas organizaciones de serafines y supernafines registradoras patrocinadas por las Registradoras Celestiales.
27:5.5 (302.4) Estas supernafines primarias que poseen de modo inherente el conocimiento universal son también responsables de su organización y clasificación. Al constituirse a sí mismas en bibliotecas vivas de consulta del universo de universos, han clasificado el conocimiento en siete grandes órdenes, cada uno de los cuales tiene aproximadamente un millón de subdivisiones. La facilidad con la que los residentes del Paraíso pueden consultar este vasto depósito de conocimientos se debe exclusivamente a los esfuerzos sabios y voluntarios de las depositarias del conocimiento. Las depositarias son también las maestras eminentes del universo central que distribuyen profusamente sus tesoros vivos a todos los seres de cualquiera de los circuitos de Havona y son utilizadas amplia aunque indirectamente por las cortes de los Ancianos de los Días. Pero esta biblioteca viva que está a disposición del universo central y los superuniversos no es accesible a las creaciones locales. En los universos locales los beneficios del conocimiento paradisiaco se obtienen solo de forma indirecta y por reflectividad.
27:6.1 (302.5) Próxima a la suprema satisfacción de la adoración se sitúa la euforia de la filosofía. Por mucho que avancéis y por muy alto que escaléis siempre quedarán mil misterios que solo se puede intentar resolver empleando la filosofía.
27:6.2 (302.6) A las filósofas maestras del Paraíso les encanta guiar la mente de sus habitantes, tanto nativos como ascendentes, en la estimulante tarea de intentar solucionar los problemas del universo. Estas maestras superáficas de la filosofía son las «sabias del cielo», los seres de sabiduría que hacen uso de la verdad del conocimiento y de los hechos de la experiencia en sus esfuerzos por dominar lo desconocido. Con ellas el conocimiento alcanza la verdad, y la experiencia asciende hasta la sabiduría. En el Paraíso las personalidades ascendentes del espacio experimentan las cumbres del ser: tienen conocimiento, conocen la verdad, pueden filosofar —pensar en la verdad—, pueden incluso tratar de abarcar los conceptos del Último e intentar captar las técnicas de los Absolutos.
27:6.3 (303.1) En el extremo sur del vasto dominio del Paraíso las maestras de la filosofía imparten cursos avanzados en las setenta divisiones funcionales de la sabiduría. En ellos disertan sobre los planes y los propósitos de la Infinitud y procuran coordinar las experiencias y componer el conocimiento de todos los que tienen acceso a su sabiduría. Han desarrollado actitudes muy especializadas hacia distintos problemas del universo, pero siempre hay un acuerdo uniforme en sus conclusiones finales.
27:6.4 (303.2) Estas filósofas del Paraíso utilizan todos los métodos posibles de instrucción, incluyendo la técnica gráfica superior de Havona y ciertos métodos paradisiacos de comunicar información. Todas estas técnicas superiores de impartir conocimiento y transmitir ideas escapan por completo a la capacidad de comprensión incluso de la mente humana más desarrollada. Una hora de instrucción en el Paraíso sería equivalente a diez mil años de los métodos de memorización de palabras de Urantia. No podéis captar tales técnicas de comunicación y no hay absolutamente nada comparable en la experiencia del mortal, nada a lo que se puedan parecer.
27:6.5 (303.3) Las maestras de la filosofía disfrutan de manera suprema impartiendo su interpretación del universo de universos a los seres que han ascendido desde los mundos del espacio. Y aunque la filosofía no puede ser nunca tan firme en sus conclusiones como los hechos del conocimiento y las verdades de la experiencia, cuando hayáis escuchado a estas supernafines primarias disertar sobre los problemas no resueltos de la eternidad y las actuaciones de los Absolutos, sentiréis una satisfacción cierta y duradera respecto a estas cuestiones no dominadas.
27:6.6 (303.4) Estas actividades intelectuales del Paraíso no se difunden; la filosofía de la perfección solo está a disposición de los que están presentes personalmente. Las creaciones circundantes solo tienen conocimiento de esas enseñanzas a través de los que han pasado por esta experiencia y han llevado posteriormente esta sabiduría a los universos del espacio.
27:7.1 (303.5) La adoración es el privilegio más alto y el primer deber de todas las inteligencias creadas. La adoración es el acto consciente y jubiloso de reconocer y admitir la verdad y el hecho de las relaciones íntimas y personales de los Creadores con sus criaturas. La calidad de la adoración está determinada por la profundidad de la percepción de la criatura, y a medida que su conocimiento del carácter infinito de los Dioses progresa, el acto de adoración va abarcando cada vez más la totalidad hasta que logra finalmente la gloria del deleite experiencial más alto y el placer más exquisito conocido por los seres creados.
27:7.2 (303.6) Aunque la Isla del Paraíso contiene ciertos lugares de adoración, es más bien un vasto santuario de servicio divino. La adoración es la pasión primera y dominante de todos los que escalan hasta sus gozosas orillas, es el estallido espontáneo de los seres que han aprendido lo suficiente de Dios como para lograr llegar a su presencia. De círculo en círculo durante el viaje hacia dentro a través de Havona, la adoración es una pasión creciente hasta que en el Paraíso se hace necesario dirigir y controlar su expresión.
27:7.3 (304.1) Los arrebatos de adoración suprema y alabanza espiritual que se disfrutan en el Paraíso de forma periódica, espontánea, grupal y otras manifestaciones especiales se producen bajo el liderazgo un cuerpo especial de supernafines primarias. Bajo la dirección de estas conductoras de la adoración, este homenaje logra el objetivo del placer supremo de la criatura y alcanza las alturas de la perfección en la autoexpresión sublime y el disfrute personal. Todas las supernafines primarias ansían ser conductoras de la adoración y todos los seres ascendentes se quedarían disfrutando para siempre de la adoración si no fuera porque las jefas de asignación dispersan periódicamente estas reuniones. Pero no se pide nunca a un ser ascendente que emprenda las tareas del servicio eterno sin haber logrado antes satisfacción plena en la adoración.
27:7.4 (304.2) La labor de las conductoras de la adoración consiste en enseñar a las criaturas ascendentes a adorar de manera que puedan obtener esa satisfacción de la autoexpresión y sean capaces al mismo tiempo de prestar atención a las actividades esenciales del régimen paradisiaco. Sin mejorar en la técnica de adoración, el mortal medio que alcanza el Paraíso necesitaría cientos de años para expresar plena y satisfactoriamente sus emociones de agradecimiento inteligente y de gratitud ascendente. Las conductoras de la adoración abren vías de expresión nuevas y hasta ese momento desconocidas para que esos maravillosos hijos de las entrañas del espacio y de las tribulaciones del tiempo puedan obtener la satisfacción plena de la adoración en mucho menos tiempo.
27:7.5 (304.3) Todas las artes de todos los seres del universo entero que son capaces de intensificar y exaltar las aptitudes de autoexpresión y transmisión del agradecimiento se emplean al máximo en la adoración de las Deidades del Paraíso. La adoración es la alegría mayor de la existencia paradisiaca; es el juego reconfortante del Paraíso. Lo que el juego hace por vuestras mentes hastiadas en la tierra lo hará la adoración por vuestras almas perfeccionadas en el Paraíso. El modo de adoración del Paraíso sobrepasa por completo la comprensión del mortal, pero podéis empezar a apreciar su espíritu incluso aquí abajo en Urantia, pues los espíritus de los Dioses moran ya en vosotros, están alrededor de vosotros y os inspiran la adoración verdadera.
27:7.6 (304.4) En el Paraíso hay lugares y momentos establecidos para adorar, pero no son adecuados para dar cabida al desbordamiento creciente de las emociones espirituales de la inteligencia en aumento y del reconocimiento expansivo de la divinidad que se produce en los brillantes seres que han ascendido experiencialmente a la Isla eterna. Desde los tiempos de Grandfanda, las supernafines no han sido nunca capaces de dar cabida completa al espíritu de adoración en el Paraíso. Hay siempre un exceso de deseo de adorar con relación a la preparación para ello. Y esto es porque las personalidades de perfección inherente no pueden apreciar nunca del todo las formidables reacciones de las emociones espirituales de seres que se han ido abriendo camino hacia arriba lenta y laboriosamente hasta la gloria del Paraíso desde las profundidades de la oscuridad espiritual de los mundos más bajos del tiempo y el espacio. Cuando estas ángeles y estos mortales del tiempo alcanzan la presencia de los Poderes del Paraíso se manifiesta la expresión de las emociones acumuladas de las edades, un espectáculo que asombra a las ángeles del Paraíso y produce la alegría suprema de la satisfacción divina en las Deidades del Paraíso.
27:7.7 (304.5) A veces todo el Paraíso queda sumido en una marea dominante de expresión espiritual y adoradora. Ocurre con frecuencia que las conductoras de la adoración no pueden controlar estos fenómenos hasta que aparece la triple fluctuación de la luz de la morada de la Deidad, que significa que el corazón divino de los Dioses está plena y enteramente satisfecho por la adoración sincera de los residentes en el Paraíso, los ciudadanos perfectos de la gloria y las criaturas ascendentes del tiempo. ¡Qué triunfo de la técnica! ¡Cómo fructifican el plan y el propósito eterno de los Dioses cuando el amor inteligente del hijo criatura da plena satisfacción al amor infinito del Padre Creador!
27:7.8 (305.1) Después de lograr la suprema satisfacción de la adoración plena, estáis cualificados para ser admitidos en el Cuerpo de la Finalización. La carrera ascendente casi ha terminado y se prepara la celebración del séptimo jubileo. El primer jubileo marcó el acuerdo del mortal con el Ajustador del Pensamiento cuando se selló el propósito de sobrevivir; el segundo fue el despertar en la vida de la morontia; el tercero fue la fusión con el Ajustador del Pensamiento; el cuarto fue el despertar en Havona; el quinto celebró el descubrimiento del Padre Universal; y el sexto aconteció al despertar en el Paraíso tras el adormecimiento final de tránsito del tiempo. El séptimo jubileo marca la entrada en el cuerpo de los finalitarios mortales y el inicio del servicio en la eternidad. El logro por un finalitario de la séptima etapa de realización en el espíritu señalará probablemente la celebración del primero de los jubileos de la eternidad.
27:7.9 (305.2) Y así termina la historia de las supernafines del Paraíso, el orden más alto de todos los espíritus ministrantes, los seres que os acompañan siempre como clase universal desde el mundo de vuestro origen hasta que sois despedidos finalmente por las conductoras de la adoración cuando prestáis a la Trinidad el juramento de la eternidad y os incorporáis al Cuerpo de los Mortales de la Finalización.
27:7.10 (305.3) El servicio sin fin de la Trinidad del Paraíso está a punto de empezar. Y ahora el finalitario se encuentra frente a frente con el desafío de Dios Último.
27:7.11 (305.4) [Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 28
28:0.1 (306.1) ASÍ COMO las supernafines son las huestes angélicas del universo central y las serafines las de los universos locales, las seconafines son los espíritus ministrantes de los superuniversos. Estas hijas de los Espíritus Reflectantes son mucho más parecidas a las supernafines que a las serafines en grado de divinidad y en potencial de supremacía. No sirven solas en las supercreaciones, y las operaciones patrocinadas por sus compañeros no revelados son tan numerosas como fascinantes.
28:0.2 (306.2) Tal como se presentan en estas narraciones, los espíritus ministrantes de los superuniversos abarcan los tres órdenes siguientes:
28:0.3 (306.3) 1. Las seconafines.
28:0.4 (306.4) 2. Las terciafines.
28:0.5 (306.5) 3. Las omniafines.
28:0.6 (306.6) Puesto que los dos últimos órdenes no se ocupan directamente del programa ascendente de progresión de los mortales, se tratarán brevemente antes de considerar más extensamente a las seconafines. Estrictamente hablando, ni las terciafines ni las omniafines son espíritus ministrantes de los superuniversos, aunque sirven como ministradoras del espíritu en esos dominios.
28:1.1 (306.7) Estas ángeles excelsas están registradas en las sedes centrales de los superuniversos, y a pesar de servir en las creaciones locales, en teoría son residentes de estas capitales de los superuniversos ya que no son nativas de los universos locales. Las terciafines son hijas del Espíritu Infinito y son personalizadas en el Paraíso en grupos de mil. Estos seres sublimes de originalidad divina y variedad de talentos casi suprema son el don del Espíritu Infinito a los Hijos Creadores de Dios.
28:1.2 (306.8) Cuando un Hijo Miguel se separa del régimen parental del Paraíso y se prepara para partir hacia la aventura del espacio en los universos, el Espíritu Infinito da nacimiento a un grupo de mil de estos espíritus acompañantes. Y estas majestuosas terciafines acompañan a este Hijo Creador cuando se embarca en la aventura de organizar un universo.
28:1.3 (306.9) Durante los primeros tiempos de construcción de un universo, estas mil terciafines son el único equipo personal del Hijo Creador. Adquieren una considerable experiencia como asistentes del Hijo durante esas edades agitadas de ensamblado del universo y otras manipulaciones astronómicas. Sirven junto al Hijo Creador hasta el día de la personalización de la Radiante Estrella Matutina, el primogénito de un universo local. Acto seguido, la dimisión formal de las terciafines es presentada y aceptada. Y con la aparición de los órdenes iniciales de vida angélica nativa, se retiran del servicio activo en el universo local y se convierten en ministras de enlace entre el Hijo Creador al que estuvieron adscritas anteriormente y los Ancianos de los Días del superuniverso en cuestión.
28:2.1 (307.1) Las omniafines son creadas por el Espíritu Infinito en enlace con los siete Ejecutivos Supremos, y son las servidoras y mensajeras exclusivas de estos mismos Ejecutivos Supremos. Las omniafines están destinadas al gran universo, y en Orvonton la sede de este cuerpo se encuentra en la zona norte de Uversa, donde residen como colonia especial de cortesía. No están registradas en Uversa ni adscritas a nuestra administración. Tampoco se ocupan directamente del programa ascendente de progresión de los mortales.
28:2.2 (307.2) Las omniafines se dedican por completo a la vigilancia de los superuniversos con vistas a la coordinación administrativa desde el punto de vista de los siete Ejecutivos Supremos. Nuestra colonia de omniafines de Uversa solo obedece e informa al Ejecutivo Supremo de Orvonton, ubicado en la esfera ejecutiva conjunta número siete del anillo exterior de los satélites paradisiacos.
28:3.1 (307.3) Las huestes secoráficas provienen de los siete Espíritus Reflectantes asignados a la sede de cada superuniverso. Existe una técnica precisa de respuesta paradisiaca asociada a la creación de estas ángeles en grupos de siete. En cada grupo de siete hay siempre una seconafín primaria, tres secundarias y tres terciarias; se personalizan siempre en esta proporción exacta. Cuando se crean siete de estas seconafines, una de ellas, la primaria, queda adscrita al servicio de los Ancianos de los Días. Las tres ángeles secundarias se vinculan a los tres grupos de administradores de los supergobiernos de origen paradisiaco: los Consejeros Divinos, los Perfeccionadores de la Sabiduría y los Censores Universales. Las tres ángeles terciarias son adscritas a los asociados trinizados ascendentes de los regidores del superuniverso: los Mensajeros Poderosos, Los Altos en Autoridad y Los sin Nombre ni Número.
28:3.2 (307.4) Estas seconafines de los superuniversos son la progenie de los Espíritus Reflectantes y, por consiguiente, la reflectividad es inherente a su naturaleza. Responden por reflectividad a todas y cada una de las fases de cada criatura originada en la Tercera Fuente y Centro y en los Hijos Creadores del Paraíso, pero no reflejan de modo directo las cosas y entidades, personales u otras, cuyo origen exclusivo sea la Primera Fuente y Centro. Tenemos muchas pruebas de la actualidad de los circuitos universales de información del Espíritu Infinito, pero aunque no tuviéramos ninguna otra prueba, las actuaciones reflectantes de las seconafines serían perfectamente suficientes para demostrar la realidad de la presencia universal de la mente infinita del Actor Conjunto.
28:4.1 (307.5) Las seconafines primarias, asignadas a los Ancianos de los Días, son espejos vivos al servicio de estos regidores trinos. Pensad en lo que significa para la organización de un superuniverso el poder volverse, por así decirlo, hacia un espejo vivo y ver y escuchar en él con exactitud las respuestas de otro ser situado a mil o cien mil años luz de distancia, y hacer todo esto de modo instantáneo e infalible. Los registros son esenciales para la conducción de los universos, las difusiones son útiles, el trabajo de los Mensajeros Solitarios y otros mensajeros es muy práctico, pero los Ancianos de los Días desde su posición a medio camino entre los mundos habitados y el Paraíso —entre el hombre y Dios— pueden mirar instantáneamente a ambos lados, escuchar a ambos lados y conocer ambos lados.
28:4.2 (308.1) Esta capacidad de escuchar y ver, por así decirlo, todas las cosas, solo pueden hacerla realidad en los superuniversos de manera perfecta los Ancianos de los Días, y únicamente en sus respectivos mundos sede. E incluso ahí hay limitaciones: desde Uversa, dicha comunicación se limita a los mundos y universos de Orvonton, y aunque no está operativa entre los superuniversos, esta misma técnica reflectante mantiene a cada uno de ellos en estrecho contacto con el universo central y con el Paraíso. Los siete supergobiernos, aunque segregados entre sí, reflejan así perfectamente la autoridad de arriba y comprenden y conocen perfectamente las necesidades de abajo.
28:4.3 (308.2) Las seconafines primarias tienden a inclinarse por su naturaleza inherente hacia siete tipos de servicio, y como corresponde, las que pertenecen a la primera serie de este orden están dotadas de tal manera que interpretan de modo inherente la mente del Espíritu a los Ancianos de los Días:
28:4.4 (308.3) 1. La Voz del Actor Conjunto. En cada superuniverso, la primera seconafín primaria y cada séptima de este orden creada posteriormente muestran un alto grado de adaptabilidad para entender la mente del Espíritu Infinito e interpretarla a los Ancianos de los Días y a sus colaboradores de los supergobiernos. Esto es de gran valor en las sedes de los superuniversos, pues a diferencia de las creaciones locales con sus Ministras Divinas, la sede de un supergobierno no tiene una personalización especializada del Espíritu Infinito. De ahí que estas voces secoráficas sean las que más cerca están de ser las representantes personales de la Tercera Fuente y Centro en esas esferas capitales. Es verdad que los siete Espíritus Reflectantes están allí, pero estas madres de las huestes secoráficas no reflejan de forma tan exacta y automática al Actor Conjunto como a los siete Espíritus Maestros.
28:4.5 (308.4) 2. La Voz de los siete Espíritus Maestros. La segunda seconafín primaria y cada séptima creada a partir de ella tienden a retratar las naturalezas y las reacciones colectivas de los siete Espíritus Maestros. Aunque cada Espíritu Maestro está ya representado en la capital de un superuniverso por uno de los siete Espíritus Reflectantes asignados a él, esta representación es individual, no colectiva. Colectivamente solo están presentes por reflectividad. Por eso los Espíritus Maestros aprecian tanto los servicios de estas ángeles sumamente personales pertenecientes a la segunda serie de las seconafines primarias que están tan capacitadas para representarlos ante los Ancianos de los Días.
28:4.6 (308.5) 3. La Voz de los Hijos Creadores. El Espíritu Infinito tiene que haber tenido algo que ver con la creación o la capacitación de los Hijos del Paraíso del orden de Miguel, pues la tercera seconafín primaria y cada séptima consecutiva a partir de ella poseen el notable talento de ser reflejar la mente de estos Hijos Creadores. Si los Ancianos de los Días quieren conocer —conocer realmente— la actitud de Miguel de Nebadon sobre algún asunto bajo consideración, no necesitan llamarlo por las líneas del espacio. Solo tienen que llamar a la Jefa de las Voces de Nebadon quien, atendiendo a su petición, les presentará a la seconafín que corresponde a Miguel según el registro. Al momento, los Ancianos de los Días percibirán allí mismo la voz del Hijo Maestro de Nebadon.
28:4.7 (309.1) Ningún otro orden de filiación es así de «reflejable» y ningún otro orden de ángeles puede actuar así. No entendemos plenamente cómo se lleva a cabo esto, y dudo mucho que los propios Hijos Creadores lo comprendan del todo. Pero sabemos con certeza que funciona, y sabemos también que funciona infaliblemente de forma aceptable porque en toda la historia de Uversa las voces secoráficas no se han equivocado nunca en sus presentaciones.
28:4.8 (309.2) Estáis empezando a ver aquí una pequeña parte del modo en que la divinidad abarca el espacio del tiempo y domina el tiempo del espacio. Empezáis a vislumbrar fugazmente la técnica del ciclo de la eternidad, que diverge por el momento para ayudar a los hijos del tiempo en sus tareas de dominar los difíciles obstáculos del espacio. Y estos fenómenos son adicionales a la técnica universal establecida de los Espíritus Reflectantes.
28:4.9 (309.3) Aunque privados aparentemente de la presencia personal de los Espíritus Maestros por arriba y de los Hijos Creadores por abajo, los Ancianos de los Días tienen a sus órdenes seres vivos que están en sintonía con mecanismos cósmicos dotados de perfección reflectante y precisión última, por medio de los cuales pueden contemplar la presencia reflejada de todos los seres ensalzados cuya presencia personal se les niega. Por y a través de estos medios y de otros desconocidos para vosotros, Dios está potencialmente presente en las sedes de los superuniversos.
28:4.10 (309.4) Los Ancianos de los Días deducen perfectamente la voluntad del Padre al cotejar el destello de la voz del Espíritu que viene de arriba con el destello de las voces de los Migueles que viene de abajo. De esa forma pueden calcular con seguridad infalible la voluntad del Padre respecto a los asuntos administrativos de los universos locales. Pero para deducir la voluntad de uno de los Dioses a partir del conocimiento de los otros dos, los tres Ancianos de los Días tienen que actuar juntos; dos no serían capaces de obtener la respuesta. Por esta razón y aunque no hubiera otras, los superuniversos están siempre presididos por tres Ancianos de los Días y no por uno, ni siquiera por dos.
28:4.11 (309.5) 4. La Voz de las huestes angélicas. La cuarta seconafín primaria y cada séptima consecutiva resultan ser ángeles peculiarmente receptivas a los sentimientos de todos los órdenes de ángeles, incluyendo a las supernafines por arriba y a las serafines por abajo. Así, la actitud de cualquier ángel directora o supervisora está inmediatamente disponible para ser considerada en cualquier consejo de los Ancianos de los Días. No pasa ni un solo día en vuestro mundo sin que la jefa de las serafines de Urantia sea consciente del fenómeno de la transferencia reflectante, de que se recurre a ella desde Uversa para algún propósito; pero a menos que algún Mensajero Solitario la prevenga, queda totalmente ignorante de lo que se busca y de cómo se obtiene. Estos espíritus ministrantes del tiempo proporcionan constantemente este tipo de testimonio inconsciente, y por lo tanto libre de prejuicios, sobre una serie sin fin de asuntos que ocupan la atención y requieren el consejo de los Ancianos de los Días y sus colaboradores.
28:4.12 (309.6) 5. Receptoras de difusiones. Hay una clase especial de mensajes de difusión que solo son recibidos por estas seconafines primarias. Aunque no son las difusoras regulares de Uversa, trabajan en enlace con las ángeles de las voces reflectantes con objeto de sincronizar la visión reflectante de los Ancianos de los Días con ciertos mensajes concretos que llegan por los circuitos establecidos de comunicación del universo. Las receptoras de difusiones son de la serie quinta, la quinta seconafín primaria en ser creada y cada séptima a partir de ella.
28:4.13 (310.1) 6. Personalidades de transporte. Son las seconafines que transportan a los peregrinos del tiempo desde los mundos sede de los superuniversos hasta el círculo exterior de Havona. Constituyen el cuerpo de transporte de los superuniversos que opera hacia dentro hasta el Paraíso y hacia fuera hasta los mundos de sus sectores respectivos. Este cuerpo está compuesto por la sexta seconafín primaria y cada séptima creada posteriormente.
28:4.14 (310.2) 7. El cuerpo de reserva. Un grupo muy grande de seconafines, las pertenecientes a la serie séptima de las primarias, se mantiene en reserva para servicios no clasificados y misiones de emergencia de los mundos. Al no estar muy especializadas, pueden actuar bastante bien en cualquiera de las capacidades de sus diversas colegas, pero este trabajo especializado solo lo asumen en casos de emergencia. Su tarea habitual consiste en atender a los deberes generales de un superuniverso que no son competencia de las ángeles con misión específica.
28:5.1 (310.3) Las seconafines del orden secundario no son menos reflectantes que sus compañeras primarias. En el caso de las seconafines, la clasificación en primarias, secundarias y terciarias no supone ninguna diferenciación de estatus ni de función; denota simplemente órdenes de procedimiento. Los tres grupos muestran cualidades idénticas en sus actividades.
28:5.2 (310.4) Los siete tipos reflectantes de seconafines secundarias están asignados como sigue al servicio de los colaboradores de igual rango de los Ancianos de los Días con origen en la Trinidad:
28:5.3 (310.5) A los Perfeccionadores de la Sabiduría: las Voces de la Sabiduría, las Almas de la Filosofía y las Uniones de Almas.
28:5.4 (310.6) A los Consejeros Divinos: los Corazones de Consejo, las Alegrías de la Existencia y las Satisfacciones del Servicio.
28:5.5 (310.7) A los Censores Universales: las Conocedoras de Espíritus.
28:5.6 (310.8) Igual que el orden primario, este grupo es creado en series, es decir, la primogénita fue una Voz de la Sabiduría y la séptima a partir de ella fue similar; y así sucesivamente con los otros seis tipos de estas ángeles reflectantes.
28:5.7 (310.9) 1. La Voz de la Sabiduría. Algunas de estas seconafines están en enlace perpetuo con las bibliotecas vivas del Paraíso, las depositarias del conocimiento del orden de las supernafines primarias. En el servicio reflectante especializado, las Voces de la Sabiduría son concentraciones y focalizaciones vivas, al día, plenas y absolutamente fidedignas de la sabiduría coordinada del universo de universos. Para el volumen casi infinito de información que circula por los circuitos maestros de los superuniversos, estos magníficos seres son tan reflectantes y selectivos, tan sensibles, que son capaces de segregar y recibir la esencia de la sabiduría y de transmitir infaliblemente estas joyas de la actividad mental a sus superiores, los Perfeccionadores de la Sabiduría. Y actúan de tal modo que los Perfeccionadores de la Sabiduría no solo oyen las expresiones originales de esta sabiduría, sino que ven además por reflectividad a los seres mismos, de origen alto o humilde, que les dieron voz.
28:5.8 (310.10) Está escrito: «Si un hombre carece de sabiduría, que pregunte». Cuando en Uversa se hace necesario llegar a decisiones de sabiduría en las situaciones desconcertantes de los complejos asuntos de gobierno del superuniverso, cuando se requiere tanto sabiduría de la perfección como sabiduría práctica, los Perfeccionadores de la Sabiduría convocan a un gran número de Voces de la Sabiduría y, con la consumada destreza de su orden, de tal modo sintonizan a estos receptores vivos de la sabiduría contenida en las mentes y circulante por el universo de universos y fijan su dirección que al poco tiempo emana de estas voces secoráficas una corriente de la sabiduría de la divinidad procedente del universo de arriba y un torrente de sabiduría práctica procedente de las mentes más altas de los universos de abajo.
28:5.9 (311.1) Si hubiera confusión a la hora de armonizar estas dos versiones de la sabiduría, se llama inmediatamente a los Consejeros Divinos, que deciden en el acto la combinación correcta de los procedimientos. Si hubiera alguna duda sobre la autenticidad de algo que viene de mundos donde se ha impuesto la rebelión, se llama a los Censores que, con sus Conocedoras de Espíritus, son capaces de dictaminar de inmediato «qué tipo de espíritu» movió al asesor. De esta forma, la sabiduría de las edades y el intelecto del momento están siempre presentes para los Ancianos de los Días como un libro abierto ante su mirada benefactora.
28:5.10 (311.2) Apenas podéis comprender lo que todo esto supone para los que son responsables de la conducción de los gobiernos de los superuniversos. La inmensidad y la globalidad de estas operaciones sobrepasan por completo la concepción finita. Cuando estéis, como he estado yo repetidamente, en las cámaras especiales de recepción del templo de la sabiduría de Uversa y veáis funcionar todo esto, os sentiréis movidos a la adoración por la perfección de la complejidad y por la seguridad del funcionamiento de las comunicaciones interplanetarias de los universos. Rendiréis homenaje a la divina bondad y sabiduría de los Dioses, que hacen planes y tan magníficamente los ejecutan. Y estas cosas suceden en verdad tal como yo las he descrito.
28:5.11 (311.3) 2. El Alma de la Filosofía. Estas maestras maravillosas están adscritas también a los Perfeccionadores de la Sabiduría, y cuando su dirección no está establecida de otra manera, permanecen en sincronía focal con las maestras de la filosofía del Paraíso. Imaginad que os ponéis, por así decirlo, ante un inmenso espejo vivo, pero que en lugar de contemplar la imagen de vuestro yo material y finito, percibís un reflejo de la sabiduría de la divinidad y de la filosofía del Paraíso. Y si llega a ser deseable «encarnar» esta filosofía de perfección, diluirla de tal modo que se vuelva aplicable y asimilable en la práctica para las gentes humildes de los mundos más bajos, estos espejos vivos solo tienen que volver el rostro hacia abajo para reflejar las normas y necesidades de otro mundo o de otro universo.
28:5.12 (311.4) Mediante estas mismas técnicas los Perfeccionadores de la Sabiduría adaptan sus decisiones y recomendaciones a las necesidades reales y al estatus efectivo de los pueblos y los mundos que están bajo su consideración, y actúan siempre de común acuerdo con los Consejeros Divinos y con los Censores Universales. Pero la repleción sublime de estas operaciones sobrepasa incluso mi capacidad de comprensión.
28:5.13 (311.5) 3. La Unión de Almas. Estas reflectoras del estatus y los ideales de las relaciones éticas completan el personal trino adscrito a los Perfeccionadores de la Sabiduría. De todos los problemas del universo que requieren ejercitar la sabiduría consumada de la experiencia y la adaptabilidad, ninguno es más importante que los que surgen de las relaciones y asociaciones entre seres inteligentes. Tanto en las relaciones humanas de comercio y negocios, de amistad y matrimonio, como en los enlaces de las huestes angélicas, surgen continuamente pequeñas fricciones, malentendidos menores demasiado triviales para atraer la atención de los conciliadores, pero suficientemente molestos y perturbadores como para alterar la buena marcha del universo si se permite que proliferen y persistan. Por ello, los Perfeccionadores de la Sabiduría ponen a disposición de todo un superuniverso la sabia experiencia de su orden como «aceite de reconciliación». En todo este trabajo estos sabios de los superuniversos son eficazmente secundados por sus asociadas reflectantes, las Uniones de Almas, que proporcionan información al día respecto al estatus del universo al tiempo que muestran la mejor solución de estos dificultosos problemas según el ideal paradisiaco. Cuando no se fija su dirección hacia otro lugar específico, estas seconafines permanecen en enlace reflectante con las intérpretes de la ética que están en el Paraíso.
28:5.14 (312.1) Estas son las ángeles que fomentan y promueven el trabajo en equipo en todo Orvonton. Una de las lecciones más importantes que debéis aprender durante vuestra carrera como mortales es el trabajo en equipo. Las esferas de perfección están tripuladas por aquellos que han dominado este arte de trabajar con otros seres. Hay pocas tareas en el universo para el servidor solitario. Cuanto más alto ascendáis, más solos os sentiréis cuando estéis temporalmente sin la compañía de vuestros semejantes.
28:5.15 (312.2) 4. El Corazón de Consejo. Es el primer grupo de estos genios reflectantes que se pone bajo la supervisión de los Consejeros Divinos. Las seconafines de este tipo están en posesión de los hechos del espacio, pues captan estos datos de forma selectiva en los circuitos del tiempo. Reflejan de manera especial a las coordinadoras superáficas de información, pero reflejan también selectivamente los consejos de todos los seres de todos los estados, altos y bajos. Siempre que se recurre al asesoramiento de los Consejeros Divinos para cuestiones o decisiones importantes, estos solicitan de inmediato un conjunto de Corazones de Consejo y enseguida se dicta una resolución que combina efectivamente la sabiduría y las recomendaciones coordinadas de las mentes más competentes de todo el superuniverso. Y todo ello ha sido censurado y revisado a la luz del consejo de las altas mentes de Havona e incluso del Paraíso.
28:5.16 (312.3) 5. La Alegría de la Existencia. Estos seres están sintonizados por naturaleza de modo reflectante con las supervisoras superáficas de la armonía por arriba y con ciertas serafines por abajo, pero es difícil explicar qué hacen realmente las integrantes de este interesante grupo. Sus actividades principales están dirigidas a promover reacciones de alegría entre los diversos órdenes de huestes angélicas y las criaturas con voluntad más bajas. Los Consejeros Divinos a los que están adscritas rara vez las utilizan para encontrar específicamente la alegría. De una manera más general y en colaboración con los directores de la reversión, actúan como centros de intercambio de alegría buscando aumentar las reacciones de placer de los mundos mientras intentan mejorar el gusto por el humor, desarrollar un superhumor entre mortales y ángeles. Se esfuerzan por demostrar que hay una alegría inherente a la existencia de libre albedrío con independencia de todas las influencias externas. Y tienen razón, aunque encuentran grandes dificultades para inculcar esta verdad en la mente de los hombres primitivos. Las personalidades espirituales más altas y las ángeles responden con más rapidez a estos esfuerzos educativos.
28:5.17 (312.4) 6. La Satisfacción del Servicio. Estas ángeles reflejan fielmente la actitud de las directoras de conducta del Paraíso y, con una actuación muy parecida a las Alegrías de la Existencia, se esfuerzan por mejorar el valor del servicio y aumentar las satisfacciones que proporciona. Han hecho mucho por esclarecer las recompensas aplazadas inherentes al servicio desinteresado, el servicio para la expansión del reino de la verdad.
28:5.18 (312.5) Los Consejeros Divinos a los que están adscritas las utilizan para reflejar de un mundo a otro los beneficios que se derivan del servicio espiritual, y al valerse de las actuaciones de los mejores para inspirar y animar a los mediocres, estas seconafines contribuyen inmensamente a la calidad del servicio abnegado de los superuniversos. Aprovechan eficazmente el espíritu competitivo fraternal haciendo circular en cada mundo información sobre lo que hacen los demás, particularmente los mejores. Se promueve así una sana y estimulante rivalidad incluso entre las huestes seráficas.
28:5.19 (313.1) 7. La Conocedora de Espíritus. Existe una vinculación especial entre las consejeras y asesoras del segundo círculo de Havona y estas ángeles reflectantes. Son las únicas seconafines adscritas a los Censores Universales, pero son probablemente las más excepcionalmente especializadas de todas sus compañeras. Sea cual sea la fuente o el canal de información, por escasas que sean las pruebas aportadas, cuando se someten a su escrutinio reflectante, estas conocedoras nos informarán en el acto del motivo verdadero, el propósito efectivo y la naturaleza real de su origen. Me maravilla el magnífico funcionamiento de estas ángeles que tan infaliblemente reflejan el auténtico carácter moral y espiritual de cualquier individuo sobre el que concentran su atención.
28:5.20 (313.2) Las Conocedoras de Espíritus llevan a cabo estos intrincados servicios en virtud de su «visión interior espiritual» inherente, si se me permite utilizar esta expresión para intentar transmitir a la mente humana la idea de que estas ángeles reflectantes actúan así de manera intuitiva, inherente e infalible. Cuando los Censores Universales contemplan la información presentada se encuentran frente a frente con el alma desnuda del individuo reflejado, y esta misma fidelidad y perfección del retrato explica en parte por qué los censores pueden actuar siempre con tanta justicia como jueces equitativos. Las conocedoras acompañan siempre a los Censores en cualquier misión fuera de Uversa y son exactamente igual de eficaces en los universos como en su sede de Uversa.
28:5.21 (313.3) Os aseguro que todas estas operaciones del mundo del espíritu son reales, que tienen lugar de acuerdo con los usos establecidos y en armonía con las leyes inmutables de los dominios universales. Los seres de cada nuevo orden creado, justo después de recibir el aliento de vida, son reflejados instantáneamente en lo alto; un retrato vivo de la naturaleza y el potencial de la criatura es proyectado hasta la sede del superuniverso. Y así, por medio de las conocedoras, los Censores tienen plena información sobre «qué clase de espíritu» exactamente ha nacido en los mundos del espacio.
28:5.22 (313.4) Lo mismo ocurre con el hombre mortal: el Espíritu Madre de Salvington os conoce plenamente, pues el Espíritu Santo de vuestro mundo «examina todas las cosas» y todo lo que el Espíritu divino sabe de vosotros está disponible inmediatamente en cuanto las conocedoras secoráficas reflejan con el Espíritu lo que el Espíritu conoce de vosotros. Cabe señalar, sin embargo, que el conocimiento y los planes de los fragmentos del Padre no son reflejables. Las conocedoras pueden reflejar y reflejan la presencia de los Ajustadores (y los Censores dictaminan que son divinos), pero no pueden descifrar el contenido de la mente de los Monitores de Misterio.
28:6.1 (313.5) De la misma manera que sus compañeras, estas ángeles son creadas en series y en siete tipos reflectantes, pero estos tipos no se asignan individualmente a los distintos servicios de los administradores de los superuniversos. Todas las seconafines terciarias se asignan colectivamente a los Hijos Trinizados de Logro, y estos hijos ascendentes las usan de forma intercambiable; es decir, los Mensajeros Poderosos pueden utilizar y utilizan a cualquiera de los tipos terciarios, y lo mismo hacen sus iguales en rango, Los Altos en Autoridad y Los sin Nombre ni Número. Estos siete tipos de seconafines terciarias son:
28:6.2 (314.1) 1. La Relevancia de los Orígenes. Los Hijos Trinizados ascendentes del gobierno de un superuniverso tienen a su cargo la responsabilidad de todos los asuntos derivados del origen de cualquier individuo, raza o mundo; y la relevancia del origen es la cuestión primordial en todos nuestros planes para el avance cósmico de las criaturas vivas de ese mundo. Todas las relaciones y la aplicación de la ética surgen a partir de los hechos fundamentales del origen. El origen es la base de la reacción relacional de los Dioses. El Actor Conjunto siempre «toma nota del hombre, de la manera en que nació».
28:6.3 (314.2) En los seres descendentes más altos, el origen es simplemente un hecho verificable; pero en los seres ascendentes, incluyendo los órdenes más bajos de ángeles, la naturaleza y las circunstancias del origen no están siempre tan claras, aunque tienen la misma importancia vital prácticamente a cada paso de los asuntos del universo. De ahí el valor de tener a nuestra disposición a una serie de seconafines reflectantes que pueden retratar instantáneamente todo lo que se requiera sobre la génesis de cualquier ser, tanto en el universo central como en todo el dominio de un superuniverso.
28:6.4 (314.3) Las Relevancias de los Orígenes son las genealogías vivas y de acceso rápido de la inmensa multitud de seres —hombres, ángeles y otros— que habitan los siete superuniversos. Están siempre dispuestas a proporcionar a sus superiores un cálculo al día, completo y fidedigno de los factores ancestrales y del estatus real corriente de cualquier individuo en cualquier mundo de sus respectivos superuniversos; y su cómputo de los hechos poseídos está siempre al minuto.
28:6.5 (314.4) 2. La Memoria de la Misericordia. Son los registros vivos propiamente dichos, plenos y completos, de la misericordia que se ha extendido a los individuos y las razas mediante las tiernas ministraciones de los mediadores del Espíritu Infinito en su misión de adaptar la justicia de la rectitud al estatus de los mundos, tal como se desvela en los retratos de las Relevancias de los Orígenes. La Memoria de la Misericordia desvela la deuda moral de los hijos de la misericordia —su pasivo espiritual— que se ha de asentar frente al activo de la provisión de salvación establecida por los Hijos de Dios. Al revelar la misericordia preexistente del Padre, los Hijos de Dios establecen el crédito necesario para asegurar la supervivencia de todos. Y entonces, de acuerdo con las conclusiones de las Relevancias de los Orígenes, se establece un crédito de misericordia para la supervivencia de cada criatura racional, un crédito de proporciones generosas y de gracia suficiente como para asegurar la supervivencia de toda alma que desee realmente la ciudadanía divina.
28:6.6 (314.5) La Memoria de la Misericordia es un balance de comprobación vivo, el estado corriente de vuestra cuenta con las fuerzas sobrenaturales de los mundos. Son los registros vivos de la ministración de misericordia que se leen en el testimonio de las cortes de Uversa cuando se somete a fallo el derecho de cada individuo a una vida sin fin, cuando «se disponen los tronos y se sientan los Ancianos de los Días. Se emiten las difusiones de Uversa y salen de delante de ellos; miles y miles ministran para ellos, y diez mil veces diez mil están delante de ellos. El juicio está preparado y los libros se abren». Y los libros que se abren en ocasión tan importante son los registros vivos de las seconafines terciarias de los superuniversos. Los registros formales están en los archivos para corroborar, si fuera necesario, el testimonio de las Memorias de la Misericordia.
28:6.7 (314.6) La Memoria de la Misericordia debe mostrar que el crédito de salvación establecido por los Hijos de Dios ha sido satisfecho plena y fielmente con el ministerio de amor de las pacientes personalidades de la Tercera Fuente y Centro. Pero cuando la misericordia se agota, cuando su «memoria» atestigua este agotamiento, la justicia prevalece y la rectitud decreta. Pues la misericordia no se debe imponer a aquellos que la desprecian; la misericordia no es un regalo para ser pisoteado por los rebeldes empedernidos del tiempo. No obstante, y aunque la misericordia es otorgada como bien tan precioso y de tan alto valor, si sois sinceros de propósito y honrados de corazón, vuestro crédito individual estará siempre muy por encima de vuestra capacidad de agotar la reserva.
28:6.8 (315.1) Las reflectoras de la misericordia con sus asociadas terciarias se dedican a numerosos ministerios para los superuniversos que incluyen la enseñanza a las criaturas ascendentes. Entre otras muchas cosas, las Relevancias de los Orígenes enseñan a estos ascendentes cómo aplicar la ética del espíritu, y tras esta formación las Memorias de la Misericordia les enseñan cómo ser verdaderamente misericordiosos. Aunque las técnicas de espíritu del ministerio de la misericordia sobrepasan vuestros conceptos, deberíais entender incluso ahora que la misericordia es una cualidad del crecimiento. Deberíais daros cuenta de que hay una gran recompensa de satisfacción personal en ser primero justo, después equitativo, luego paciente y luego bondadoso. Y sobre ese fundamento, si lo elegís y lo tenéis en vuestro corazón, podéis dar luego el siguiente paso y mostrar realmente misericordia; pero no podéis manifestar misericordia en y por sí misma. Es necesario recorrer estos pasos, de lo contrario no puede haber auténtica misericordia. Podrá haber patrocinio, condescendencia o caridad —incluso compasión— pero no misericordia. La verdadera misericordia solo llega como la hermosa culminación de estos complementos que preceden a la comprensión de grupo, la apreciación mutua, el compañerismo fraternal, la comunión espiritual y la armonía divina.
28:6.9 (315.2) 3. La Importancia del Tiempo. El tiempo es la única dotación universal de todas las criaturas con voluntad; es el «talento» que ha sido confiado a todos los seres inteligentes. Todos vosotros tenéis tiempo para asegurar vuestra supervivencia; y el tiempo solo se desaprovecha fatalmente cuando se echa a perder por negligencia, cuando no lo empleáis de forma que os asegure la supervivencia de vuestra alma. El fracaso en sacarle el máximo partido posible al tiempo de cada uno no impone castigos fatales, solo retrasa al peregrino del tiempo en su viaje de ascensión. Si se gana la supervivencia todas las demás pérdidas se pueden recuperar.
28:6.10 (315.3) En la asignación de responsabilidades, el consejo de las Importancias del Tiempo es inestimable. El tiempo es un factor vital en todo lo que está a este lado de Havona y del Paraíso. En el juicio final ante los Ancianos de los Días, el tiempo es un elemento de prueba. Las Importancias del Tiempo deben prestar siempre testimonio para demostrar que cada demandado ha tenido tiempo más que suficiente para tomar decisiones y llegar a una elección.
28:6.11 (315.4) Estas evaluadoras del tiempo son también el secreto de la profecía. Describen el factor tiempo que se requerirá para llevar a cabo cualquier empresa, y son tan fiables en su función de indicadoras como lo son los frandalanks y los chronoldeks de otros órdenes vivos. Los Dioses prevén, y por lo tanto conocen de antemano. Pero las autoridades ascendentes de los universos del tiempo deben consultar a las Importancias del Tiempo para poder pronosticar los acontecimientos del futuro.
28:6.12 (315.5) Os encontraréis por primera vez con estos seres en los mundos mansión, y allí os instruirán en el uso provechoso de eso que llamáis «tiempo», tanto en su empleo positivo, el trabajo, como en su utilización negativa, el descanso. Ambos usos del tiempo son importantes.
28:6.13 (315.6) 4. La Solemnidad de la Confianza. La confianza es la prueba crucial de las criaturas con voluntad. La confiabilidad es la verdadera medida del autodominio, del carácter. Estas seconafines cumplen con un doble propósito en el funcionamiento de los superuniversos: describen a todas las criaturas con voluntad el sentido de obligación, el carácter sagrado y la solemnidad de la confianza; al mismo tiempo, reflejan infaliblemente a las autoridades gobernantes la confiabilidad exacta de cualquier candidato a ser depositario de confianza o a recibir responsabilidades.
28:6.14 (316.1) En Urantia intentáis grotescamente leer el carácter y valorar las aptitudes específicas, pero en Uversa hacemos estas cosas a la perfección. Estas seconafines pesan la confiabilidad en balanzas vivas de evaluación infalible del carácter, y una vez que os han mirado, nosotros solo tenemos que mirarlas a ellas para conocer las limitaciones de vuestra aptitud para cumplir con una responsabilidad, ejecutar un encargo y llevar a cabo misiones. Vuestro activo de confiabilidad figura claramente junto a vuestro pasivo de posibles faltas o traiciones.
28:6.15 (316.2) El plan de vuestros superiores es haceros avanzar con deberes cada vez mayores al ritmo y en la medida en que el desarrollo de vuestro carácter os permita asumir airosamente esas responsabilidades añadidas, pero sobrecargar al individuo solo lo expone al desastre y acarrea decepciones. El error de asignar prematuramente responsabilidades a hombres o ángeles se puede evitar utilizando el ministerio de estas estimadoras infalibles de la capacidad para el deber de los individuos del tiempo y el espacio. Estas seconafines acompañan siempre a Los Altos en Autoridad, y dichos ejecutivos no hacen nunca asignaciones hasta que sus candidatos no hayan sido pesados en las balanzas secoráficas y declarados «no deficientes».
28:6.16 (316.3) 5. La Santidad del Servicio. El privilegio del servicio sigue inmediatamente al descubrimiento de la confiabilidad. Nada se puede interponer entre vosotros y la oportunidad de un servicio acrecentado excepto vuestra propia falta de confiabilidad, vuestra falta de capacidad para apreciar la solemnidad de la confianza.
28:6.17 (316.4) El servicio —el servicio con propósito, no la esclavitud— produce la satisfacción más alta y expresa la dignidad más divina. El servicio —más servicio, servicio acrecentado, servicio difícil, servicio aventurado y al final, servicio divino y perfecto— es la meta del tiempo y el destino del espacio. Pero los ciclos de juego del tiempo alternarán siempre con los ciclos de servicio del progreso. Y después del servicio del tiempo sigue el superservicio de la eternidad. Durante el juego del tiempo deberíais imaginar el trabajo de la eternidad, igual que durante el servicio de la eternidad rememoraréis el juego del tiempo.
28:6.18 (316.5) La economía universal se basa en consumir y producir. En toda la carrera eterna, no encontraréis nunca monotonía por inacción ni estancamiento de la personalidad. El progreso se hace posible gracias al movimiento inherente, el avance surge de la capacidad divina para la acción, y el logro nace de la aventura imaginativa. Pero inherente a esta capacidad de logro está la responsabilidad de la ética, la necesidad de reconocer que el mundo y el universo están llenos de una multitud de tipos diferentes de seres. Toda esta magnífica creación, incluido tú mismo, no se hizo solo para ti. Este no es un universo egocéntrico. Los Dioses han decretado: «Es más bienaventurado dar que recibir», y dijo vuestro Hijo Maestro: «Quien quiera ser el más grande entre vosotros, que sea el servidor de todos».
28:6.19 (316.6) La naturaleza real de cualquier servicio —prestado por hombre o por ángel— se revela plenamente en las caras de estas indicadoras secoráficas del servicio, las Santidades del Servicio. El análisis pleno de los motivos verdaderos y de los ocultos queda expuesto con toda claridad. Estas ángeles son en verdad lectoras de la mente, escrutadoras del corazón y reveladoras del alma en el universo. Los mortales pueden emplear palabras para ocultar sus pensamientos, pero estas altas seconafines ponen al descubierto los motivos profundos del corazón humano y de la mente angélica.
28:6.20 (317.1) 6 y 7. El Secreto de la Grandeza y el Alma de la Bondad. Una vez que los peregrinos ascendentes han despertado a la importancia del tiempo, queda preparado el camino para que reconozcan la solemnidad de la confianza y aprecien la santidad del servicio. Estos son los elementos morales de la grandeza, pero hay también secretos de la grandeza. Cuando se hacen las pruebas espirituales de grandeza, no se ignoran los elementos morales, pero la medida real de la grandeza planetaria es la calidad de la generosidad mostrada en el trabajo desinteresado por el bienestar de los propios semejantes terrenales, en particular por los seres dignos que están necesitados y angustiados. Y en un mundo como Urantia el autocontrol es la manifestación de la grandeza. Un gran hombre no es el que «toma una ciudad» o «derriba una nación», sino «el que contiene su propia lengua».
28:6.21 (317.2) Grandeza es sinónimo de divinidad. Dios es supremamente grande y bueno. La grandeza y la bondad son inseparables. Se han unificado para siempre en Dios. Esta verdad se ilustra literal y sorprendentemente en la interdependencia reflectante del Secreto de la Grandeza y el Alma de la Bondad, pues ninguna de las dos puede actuar sin la otra. Cuando reflejan otras cualidades de la divinidad, las seconafines de los superuniversos pueden actuar y actúan solas, pero las estimaciones reflectantes de la grandeza y de la bondad parecen ser inseparables. De ahí que en cualquier mundo, en cualquier universo, estas reflectoras de la grandeza y de la bondad tengan que trabajar juntas y mostrar siempre un informe doble y mutuamente dependiente de cada ser que focalizan. La grandeza no se puede estimar sin conocer su contenido de bondad, mientras que la bondad no se puede representar sin mostrar su grandeza inherente y divina.
28:6.22 (317.3) La estimación de la grandeza varía de esfera en esfera. Ser grande es ser semejante a Dios. Y puesto que la calidad de la grandeza está enteramente determinada por su contenido de bondad, se deduce que, incluso en vuestro estado humano presente, si podéis a través de la gracia haceros buenos, os estáis con ello haciendo grandes. Cuanto más firmemente contempléis y con más insistencia busquéis los conceptos de la bondad divina, más ciertamente creceréis en grandeza, en la verdadera magnitud de un auténtico carácter de supervivencia.
28:7.1 (317.4) Las seconafines tienen su origen y su sede central en las capitales de los superuniversos, pero recorren con sus compañeras de enlace desde las orillas del Paraíso hasta los mundos evolutivos del espacio. Sirven como valiosas asistentes de los miembros de las asambleas deliberantes de los supergobiernos y son de gran ayuda para las colonias de cortesía de Uversa: los estudiosos de las estrellas, los turistas milenarios, los observadores celestiales y muchos otros, entre ellos los seres ascendentes en espera de ser transportados a Havona. Los Ancianos de los Días se complacen en designar a algunas de las seconafines primarias para atender a las criaturas ascendentes domiciliadas en los cuatrocientos noventa mundos de estudio que rodean Uversa, donde sirven también como maestras muchas que pertenecen a los órdenes secundario y terciario. Estos satélites de Uversa son las escuelas de finalización de los universos del tiempo e imparten el curso preparatorio para la universidad de siete circuitos de Havona.
28:7.2 (317.5) De los tres órdenes de seconafines, el grupo terciario adscrito a las autoridades ascendentes es el que más ampliamente ministra a las criaturas ascendentes del tiempo. Las encontraréis algunas veces poco después de salir de Urantia, aunque no utilizaréis del todo sus servicios hasta que lleguéis a los mundos de permanencia de Orvonton. Disfrutaréis de su compañía cuando las conozcáis bien durante vuestra estancia en los mundos escuela de Uversa.
28:7.3 (318.1) Estas seconafines terciarias son las ahorradoras de tiempo, acortadoras de espacio, detectoras de errores, maestras fieles y postes indicadores sempiternos —signos vivos de la garantía divina— colocados por misericordia en las encrucijadas del tiempo para guiar en ellas los pasos de los angustiados peregrinos en los momentos de gran perplejidad e incertidumbre espiritual. Mucho antes de alcanzar los portales de la perfección empezaréis a tener acceso a las herramientas de la divinidad y a tomar contacto con las técnicas de la Deidad. Desde el momento en que lleguéis al mundo mansión inicial hasta que cerréis los ojos en el sueño de Havona preparatorio para vuestro tránsito al Paraíso, aprovecharéis cada vez más la ayuda de emergencia de estos seres maravillosos, que reflejan de manera tan plena y abundante el conocimiento seguro y la sabiduría cierta de los peregrinos salvos y dignos de confianza que os han precedido en el largo viaje hasta los portales de la perfección.
28:7.4 (318.2) En Urantia se nos niega el privilegio pleno de utilizar a estas ángeles del orden reflectante. Visitan con frecuencia vuestro mundo acompañando a personalidades destinadas aquí, pero no pueden actuar libremente. Esta esfera sigue estando en cuarentena espiritual parcial y algunos de los circuitos esenciales para sus servicios no están aquí en el momento presente. Cuando vuestro mundo vuelva a ser restituido a sus correspondientes circuitos reflectantes, gran parte del trabajo de comunicación interplanetaria e interuniversal se simplificará y acelerará enormemente. Para los trabajadores celestiales que están en Urantia esta restricción funcional de sus colaboradoras reflectantes supone muchas dificultades. Sin embargo, seguimos llevando a cabo alegremente nuestros asuntos con los medios disponibles a pesar de que se nos ha privado localmente de muchos de los servicios de estos seres maravillosos, los espejos vivos del espacio y los proyectores de presencia del tiempo.
28:7.5 (318.3) [Patrocinado por un Mensajero Poderoso de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 29
29:0.1 (319.1) DE TODAS las personalidades del universo involucradas en la regulación de los asuntos interplanetarios e interuniversales, los directores del poder y sus asociados son los menos comprendidos en Urantia. Vuestras razas conocen desde hace mucho la existencia de ángeles y otros órdenes similares de seres celestiales, pero se ha impartido siempre poca información sobre los controladores y reguladores del dominio físico. Incluso ahora solo estoy autorizado a dar a conocer plenamente el último de los tres grupos siguientes de seres vivos relacionados con el control de la fuerza y la regulación de la energía en el universo maestro:
29:0.2 (319.2) 1. Organizadores Maestros Devenidos Primarios de la Fuerza.
29:0.3 (319.3) 2. Organizadores Maestros Trascendentales Asociados de la Fuerza.
29:0.4 (319.4) 3. Directores del Poder del Universo.
29:0.5 (319.5) Aunque considero imposible describir la individualidad de los diversos grupos de directores, centros y controladores del poder del universo, espero poder explicar algo sobre el ámbito de sus actividades. Son un grupo único de seres vivos relacionados con la regulación inteligente de la energía en todo el gran universo. Incluyendo a los directores supremos, comprenden las siguientes divisiones principales:
29:0.6 (319.6) 1. Los siete Directores Supremos del Poder.
29:0.7 (319.7) 2. Los Centros Supremos del Poder.
29:0.8 (319.8) 3. Los Controladores Físicos Maestros.
29:0.9 (319.9) 4. Los Supervisores del Poder de la Morontia.
29:0.10 (319.10) Los Directores y los Centros Supremos del Poder han existido desde tiempos cercanos a la eternidad y, que nosotros sepamos, no se han creado más seres de estos órdenes. Los siete Directores Supremos fueron personalizados por los siete Espíritus Maestros y luego colaboraron con sus progenitores en la generación de más de diez mil millones de asociados. Antes de los días de los directores del poder, los circuitos de energía del espacio exteriores al universo central estaban bajo la supervisión inteligente de los Organizadores Maestros de la Fuerza del Paraíso.
29:0.11 (319.11) Vuestro conocimiento de las criaturas materiales os da al menos una noción por contraste de los seres espirituales, pero es muy difícil que la mente mortal imagine a los directores del poder. En el programa de progresión ascendente hacia niveles más altos de la existencia no tenéis ninguna relación directa ni con los directores supremos ni con los centros del poder. Trataréis con los controladores físicos en contadas ocasiones y cuando lleguéis a los mundos mansión trabajaréis abundantemente con los supervisores del poder de la morontia. Estos Supervisores del Poder de la Morontia actúan tan exclusivamente en el régimen de la morontia de las creaciones locales que nos parece preferible describir sus actividades en la sección que trata del universo local.
29:1.1 (320.1) Los siete Directores Supremos del Poder son los reguladores de la energía física del gran universo. Su creación por los siete Espíritus Maestros es el primer caso registrado de progenie semimaterial procedente de una ascendencia puramente de espíritu. Cuando los siete Espíritus Maestros crean individualmente, engendran personalidades altamente espirituales del orden angélico; cuando crean colectivamente, a veces dan origen a estos altos tipos de seres semimateriales. Pero incluso estos seres cuasi físicos serían invisibles para la visión limitada de los mortales de Urantia.
29:1.2 (320.2) Los Directores Supremos del Poder son siete y son idénticos en aspecto y función. Nadie puede distinguirlos entre sí salvo el Espíritu Maestro al que cada uno de ellos está directamente vinculado con plena subordinación funcional. Cada uno de los Espíritus Maestros está así en unión eterna con uno de sus vástagos colectivos. El mismo director está siempre vinculado al mismo Espíritu, y esta colaboración da lugar a una asociación única de energías físicas y espirituales entre un ser semifísico y una personalidad de espíritu.
29:1.3 (320.3) Los siete Directores Supremos del Poder están emplazados en el Paraíso periférico, donde sus presencias en lento circular indican el paradero de las sedes focales de fuerza de los Espíritus Maestros. Estos directores del poder actúan individualmente en la regulación de la energía-poder de los superuniversos, pero colectivamente en la administración de la creación central. Operan desde el Paraíso, pero se mantienen como centros efectivos del poder en todas las divisiones del gran universo.
29:1.4 (320.4) Estos poderosos seres son los ancestros físicos de la inmensa multitud de centros del poder y, a través de ellos, de los controladores físicos dispersos por los siete superuniversos. Estos organismos subordinados de control físico son básicamente uniformes, idénticos excepto por la tonalidad diferencial que tiene el cuerpo de cada superuniverso. Para cambiar de superuniverso de servicio, solo tendrían que regresar al Paraíso para mudar de tonalidad. La creación física es fundamentalmente uniforme en su administración.
29:2.1 (320.5) Los siete Directores Supremos del Poder no pueden reproducirse individualmente, pero colectivamente y en colaboración con los siete Espíritus Maestros, pueden reproducir —crear— otros seres semejantes a ellos y así lo hacen. Este es el origen de los Centros Supremos del Poder del gran universo que actúan en los siete grupos siguientes:
29:2.2 (320.6) 1. Supervisores Supremos de Centros.
29:2.3 (320.7) 2. Centros de Havona.
29:2.4 (320.8) 3. Centros de los superuniversos.
29:2.5 (320.9) 4. Centros de los universos locales.
29:2.6 (320.10) 5. Centros de las constelaciones.
29:2.7 (320.11) 6. Centros de los sistemas.
29:2.8 (320.12) 7. Centros no clasificados.
29:2.9 (321.1) Estos centros del poder, junto con los Directores Supremos del Poder, son seres con una gran libertad de voluntad y acción. Todos están dotados de personalidad de la Tercera Fuente y muestran una incuestionable capacidad volitiva de alto orden. Estos centros directivos del sistema del poder del universo poseen una dotación de inteligencia exquisita. Son el intelecto del sistema del poder del gran universo y el secreto de la técnica del control por la mente de toda la inmensa red de extensas funciones de los Controladores Físicos Maestros y de los Supervisores del Poder de la Morontia.
29:2.10 (321.2) 1. Supervisores Supremos de Centros. Estos siete colaboradores de igual rango de los Directores Supremos del Poder son los reguladores de los circuitos maestros de energía del gran universo. Cada supervisor de centros tiene su sede en uno de los mundos especiales de los siete Ejecutivos Supremos y trabaja en estrecha vinculación con estos coordinadores de los asuntos generales del universo.
29:2.11 (321.3) Los Directores Supremos del Poder y los Supervisores Supremos de Centros actúan tanto de manera individual como conjunta en lo que concierne a todos los fenómenos cósmicos que están por debajo de los niveles de la «energía de gravedad». Cuando actúan de consuno, estos catorce seres son para el poder del universo lo que los siete Ejecutivos Supremos son para los asuntos generales del universo y los siete Espíritus Maestros para la mente cósmica.
29:2.12 (321.4) 2. Centros de Havona. Antes de la creación de los universos del tiempo y el espacio no era necesario que hubiera centros del poder en Havona, pero a partir de aquellos tiempos remotos han estado actuando un millón de centros en la creación central, cada uno con la supervisión de mil mundos de Havona a su cargo. En el universo divino hay un control perfecto de la energía, una condición que no existe en ningún otro lugar. La perfección en la regulación de la energía es la meta última de todos los centros del poder y de los controladores físicos del espacio.
29:2.13 (321.5) 3. Centros de los superuniversos. Mil centros del poder del tercer orden ocupan un área enorme en la esfera capital de cada uno de los siete superuniversos. Tres corrientes de energía primaria con diez segregaciones cada una entran en estos centros del poder, mientras que siete circuitos del poder especializados y bien dirigidos aunque imperfectamente controlados salen de su sede de acción unida. Esta es la organización electrónica del poder del universo.
29:2.14 (321.6) Toda la energía está en el circuito del ciclo paradisiaco, pero los Directores del Poder del Universo dirigen las energía-fuerzas del Paraíso bajo tal como las encuentran modificadas en las funciones espaciales del universo central y de los superuniversos. Convierten esas energías y las dirigen hacia canales de aplicación útil y constructiva. Hay una diferencia entre la energía de Havona y las energías de los superuniversos. La carga de poder de un superuniverso consta de tres fases de energía con diez segregaciones cada una. Esta triple carga de energía se extiende por todo el espacio del gran universo; es como un vasto océano de energía en movimiento que inunda y baña la totalidad de cada una de las siete supercreaciones.
29:2.15 (321.7) La organización electrónica del poder del universo funciona en siete fases y revela una respuesta variable a la gravedad local o lineal. Este circuito séptuplo procede de los centros del poder de los superuniversos y permea cada supercreación. Estas corrientes especializadas del tiempo y el espacio son movimientos de energía precisos y localizados, iniciados y dirigidos hacia propósitos específicos, de forma muy parecida al funcionamiento de la corriente del Golfo como fenómeno circunscrito en medio del océano Atlántico.
29:2.16 (321.8) 4. Centros de los universos locales. Cien centros del poder del orden cuarto están emplazados en la sede de cada universo local. Su función consiste en reducir o modificar de otro modo los siete circuitos del poder que emanan de la sede del superuniverso para adecuarlos a los servicios de las constelaciones y los sistemas. Las catástrofes astronómicas locales del espacio solo tienen interés pasajero para estos centros del poder dedicados fundamentalmente al envío ordenado de energía efectiva a las constelaciones y sistemas subsidiarios. Son de gran ayuda para los Hijos Creadores durante los últimos tiempos de organización del universo y de movilización de la energía. Estos centros son capaces de proporcionar carriles reforzados de energía útiles para la comunicación interplanetaria entre puntos habitados importantes. Ese carril o línea de energía, llamado también a veces camino de energía, es un circuito directo de energía que va de un centro del poder a otro centro del poder o de un controlador físico a otro. Es una corriente individualizada del poder que contrasta con los movimientos libres en el espacio de la energía no diferenciada.
29:2.17 (322.1) 5. Centros de las constelaciones. Diez de estos centros vivos del poder están emplazados en cada una de las constelaciones, donde actúan como proyectores de energía hacia los cien sistemas locales tributarios. De estos seres salen las líneas de poder para la comunicación y el transporte, y para el suministro de energía a aquellas criaturas vivas que dependen de determinadas formas de energía física para el mantenimiento de la vida. Pero ni los centros del poder ni sus controladores físicos subordinados se ocupan de ninguna otra manera de la vida como organización funcional.
29:2.18 (322.2) 6. Centros de los sistemas. Un Centro Supremo del Poder está asignado permanentemente a cada sistema local. Estos centros de los sistemas envían los circuitos del poder a los mundos habitados del tiempo y el espacio. Además de coordinar las actividades de los controladores físicos subordinados aseguran la distribución satisfactoria del poder en el sistema local. El repetidor del circuito que hay entre los planetas depende de la perfecta coordinación de ciertas energías materiales y de la regulación eficiente del poder físico.
29:2.19 (322.3) 7. Centros no clasificados. Son los centros que actúan en situaciones locales especiales, pero no en los planetas habitados. Los mundos individuales están a cargo de los Controladores Físicos Maestros y reciben las líneas encircuitadas del poder enviadas por el centro del poder de su sistema. Solo aquellas esferas cuyas relaciones de energía son sumamente extraordinarias tienen centros del poder del orden séptimo que actúan como volantes de compensación del universo o reguladores de la energía. En todas sus fases de actividad, estos centros del poder son enteramente iguales a los que actúan en las unidades más altas de control, pero los cuerpos del espacio que albergan este tipo de organización viva del poder no llegan a uno entre un millón.
29:3.1 (322.4) Los Centros Supremos del Poder distribuidos por todos los superuniversos, con sus asociados y subordinados, ascienden a más de diez mil millones. Y todos están en perfecta sincronía y conexión total con sus progenitores paradisiacos, los siete Directores Supremos del Poder. El control del poder del gran universo se ha confiado así al cuidado y la dirección de los siete Espíritus Maestros, los creadores de los siete Directores Supremos del Poder.
29:3.2 (322.5) Los Directores Supremos del Poder y todos sus asociados, asistentes y subordinados están eximidos para siempre de detención o interferencia por parte de todos los tribunales de todo el espacio. Tampoco están sujetos a la dirección administrativa del gobierno de los Ancianos de los Días en los superuniversos ni a la administración de los Hijos Creadores en los universos locales.
29:3.3 (323.1) Estos centros y directores del poder son traídos a la existencia por los hijos del Espíritu Infinito. No guardan relación con la administración de los Hijos de Dios, aunque se asocian a los Hijos Creadores durante las épocas tardías de la organización material de un universo. Pero los centros del poder están de alguna manera estrechamente vinculados al sobrecontrol cósmico del Ser Supremo.
29:3.4 (323.2) Los centros del poder y los controladores físicos no pasan por ninguna formación. Todos ellos son creados perfectos y su acción es inherentemente perfecta. Tampoco pasan de una función a otra, y sirven siempre en su asignación original. No existe evolución entre sus miembros, y esto es cierto para las siete divisiones de ambos órdenes.
29:3.5 (323.3) Al no tener un pasado ascendente que rememorar, los centros del poder y los controladores físicos no juegan nunca; son totalmente serios y eficientes en todas sus acciones. Siempre están de servicio; no hay ninguna previsión en el plan universal de interrumpir las líneas físicas de energía. Estos seres no pueden abandonar nunca, ni siquiera por una fracción de segundo, la supervisión directa de los circuitos de energía del tiempo y el espacio.
29:3.6 (323.4) Los directores, centros y controladores del poder no tienen que ver con nada en toda la creación, excepto con el poder, la energía material o semifísica. No la originan, pero sí la modifican, manipulan y fijan su dirección. Tampoco tienen absolutamente nada que ver con la gravedad física, excepto para resistir a su poder de atracción. Su relación con la gravedad es totalmente negativa.
29:3.7 (323.5) Los centros del poder utilizan inmensos mecanismos y coordinaciones de orden material en conexión con los mecanismos vivos de las varias concentraciones segregadas de energía. Cada centro individual del poder está constituido por exactamente un millón de unidades de control funcional, y estas unidades modificadoras de la energía no son estacionarias como lo son los órganos vitales del cuerpo físico del hombre; estos «órganos vitales» de regulación del poder son móviles y verdaderamente caleidoscópicos en sus posibilidades de asociación.
29:3.8 (323.6) Soy totalmente incapaz de explicaros la manera en que estos seres vivos abarcan la manipulación y la regulación de los circuitos maestros de la energía del universo. Si intentara informaros más sobre el tamaño y la función de estos gigantescos centros del poder casi perfectamente eficaces solo conseguiría confundiros aún más y desanimaros. Son al mismo tiempo vivos y «personales», pero están más allá de vuestra comprensión.
29:3.9 (323.7) Fuera de Havona los Centros Supremos del Poder actúan solo en esferas especialmente construidas (arquitectónicas) o en cuerpos espaciales constituidos de otra manera adecuada. Los mundos arquitectónicos se construyen de modo que los centros vivos del poder puedan actuar como conmutadores selectivos para fijar la dirección, modificar y concentrar las energías del espacio a medida que estas se vierten sobre esas esferas. No podrían actuar así en un sol ni en un planeta evolutivo normal. Ciertos grupos se ocupan también de la calefacción y otras necesidades materiales de estos mundos sede especiales. Y aunque esté más allá del alcance del conocimiento urantiano, puedo indicar que estos órdenes de personalidades vivas del poder tienen mucho que ver con la distribución de la luz que brilla sin calor. No producen este fenómeno, pero se dedican a diseminarlo y a fijar su dirección.
29:3.10 (323.8) Los centros del poder y sus controladores subordinados están asignados al funcionamiento de todas las energías físicas del espacio organizado. Trabajan con las tres corrientes básicas de diez energías cada una. Esa es la carga de energía del espacio organizado; y el espacio organizado es su ámbito. Los Directores del Poder del Universo no tienen absolutamente nada que ver con las enormes acciones de fuerza que se están produciendo ahora fuera de los límites presentes de los siete superuniversos.
29:3.11 (324.1) Los centros y los controladores del poder solo ejercen un control perfecto sobre siete de las diez formas de energía contenidas en cada corriente básica del universo. Las formas que escapan parcial o totalmente a su control representan probablemente los ámbitos impredecibles de las manifestaciones de energía dominadas por el Absoluto No Cualificado. Si ejercen alguna influencia sobre las fuerzas primordiales de este Absoluto, no tenemos conocimiento de esas funciones, aunque hay alguna pequeña prueba que justificaría la opinión de que algunos controladores físicos reaccionan a veces automáticamente a ciertos impulsos del Absoluto Universal.
29:3.12 (324.2) Estos mecanismos vivos del poder no se relacionan conscientemente con el sobrecontrol de la energía ejercido por el Absoluto No Cualificado en el universo maestro, pero suponemos que todo su programa casi perfecto de fijación de la dirección del poder está subordinado de alguna manera desconocida a esa presencia de supergravedad. En cualquier situación local de la energía, los centros y los controladores ejercen una supremacía casi total, pero son siempre conscientes de la presencia de la superenergía y de la actuación no reconocible del Absoluto No Cualificado.
29:4.1 (324.3) Estos seres son los subordinados móviles de los Centros Supremos del Poder. Los controladores físicos están dotados de tal capacidad de metamorfosis de su individualidad que pueden autotransportarse en una notable variedad de formas diferentes y son capaces de atravesar el espacio local a velocidades cercanas a las de los Mensajeros Solitarios. Pero igual que todos los demás atravesadores del espacio, necesitan asistencia tanto de sus semejantes como de ciertos seres de otros tipos para vencer la acción de la gravedad y la resistencia de la inercia cuando parten de una esfera material.
29:4.2 (324.4) Los Controladores Físicos Maestros sirven en todo el gran universo. Están gobernados directamente desde el Paraíso por los siete Directores Supremos del Poder hasta las sedes de los superuniversos. A partir de ahí están dirigidos y distribuidos por el Consejo del Equilibrio, los altos comisionados del poder seleccionados entre el personal de los Organizadores Maestros Asociados de la Fuerza y enviados por los siete Espíritus Maestros. Estos altos comisionados están facultados para interpretar las lecturas y los registros de los frandalanks maestros, esos instrumentos vivos que indican la presión del poder y la carga de energía de todo un superuniverso.
29:4.3 (324.5) Mientras que la presencia de las Deidades del Paraíso circunda el gran universo y se extiende alrededor del círculo de la eternidad, la influencia de cada uno de los siete Espíritus Maestros se limita a un solo superuniverso. Existe una segregación clara de la energía y una separación de los circuitos del poder entre cada una de las siete supercreaciones; de ahí que deban prevalecer y prevalezcan métodos individualizados de control.
29:4.4 (324.6) Los Controladores Físicos Maestros son los vástagos directos de los Centros Supremos del Poder, y entre ellos se cuentan los tipos siguientes:
29:4.5 (324.7) 1. Directores asociados del poder.
29:4.6 (324.8) 2. Controladores mecánicos.
29:4.7 (324.9) 3. Transformadores de energía.
29:4.8 (325.1) 4. Transmisores de energía.
29:4.9 (325.2) 5. Asociadores primarios.
29:4.10 (325.3) 6. Disociadores secundarios.
29:4.11 (325.4) 7. Frandalanks y chronoldeks.
29:4.12 (325.5) No todos los miembros de estos órdenes son personas en el sentido de poseer poderes individuales de elección. En particular, los cuatro últimos parecen ser totalmente automáticos y mecánicos en su respuesta a los impulsos de sus superiores y en sus reacciones a las condiciones de la energía existentes. Pero aunque dicha respuesta parezca totalmente mecánica, no lo es; pueden parecer autómatas, pero todos ellos manifiestan la función diferencial de la inteligencia.
29:4.13 (325.6) La personalidad no es necesariamente concomitante con la mente. La mente puede pensar incluso cuando está privada de todo poder de elegir, como ocurre en muchos de los tipos más bajos de animales y en algunos de estos controladores físicos de menor rango. Muchos de estos reguladores más automáticos del poder físico no son personas en ningún sentido del término. No están dotados de voluntad ni de independencia de decisión, y están completamente supeditados a la perfección mecánica de su diseño para las tareas que les han adjudicado. Sin embargo, todos ellos son seres muy inteligentes.
29:4.14 (325.7) Los controladores físicos se ocupan principalmente del ajuste de energías básicas no descubiertas en Urantia. Estas energías desconocidas son muy esenciales para el sistema interplanetario de transporte y para ciertas técnicas de comunicación. Cuando tendemos líneas de energía con el propósito de transmitir equivalentes del sonido o de extender la visión, los controladores físicos vivos y sus asociados utilizan estas formas no descubiertas de energía. Estas mismas energías son utilizadas también en algunas ocasiones por las criaturas intermedias en su trabajo de rutina.
29:4.15 (325.8) 1. Directores asociados del poder. A estos seres maravillosamente eficientes se les ha encomendado la asignación y el envío de todos los órdenes de Controladores Físicos Maestros según las necesidades siempre variables del estatus de la energía en cambio permanente de los universos. Las amplias reservas de controladores físicos se mantienen en los mundos sede de los sectores menores, y desde estos puntos de concentración los directores asociados del poder los envían periódicamente a las sedes de los universos, constelaciones y sistemas, y a los planetas individuales. En estas asignaciones los controladores físicos están sometidos provisionalmente a las órdenes de los ejecutores divinos de las comisiones conciliadoras, pero en todo lo demás son responsables únicamente ante sus directores asociados y ante los Centros Supremos del Poder.
29:4.16 (325.9) Tres millones de directores asociados del poder están asignados a cada uno de los sectores menores de Orvonton, de modo que el cupo del superuniverso asciende a un total de tres mil millones de estos seres asombrosamente polifacéticos. Sus propias reservas se mantienen en esos mismos mundos de los sectores menores, donde sirven también como instructores de todos los que estudian las ciencias de las técnicas de control y transmutación inteligente de la energía.
29:4.17 (325.10) Estos directores alternan periodos de servicio ejecutivo en los sectores menores con periodos iguales de servicio de inspección en los dominios del espacio. Al menos un inspector en funciones está siempre presente en cada sistema local, con sede en la esfera capital de dicho sistema. Los inspectores mantienen todo el inmenso agregado de energía viva en armoniosa sincronía.
29:4.18 (325.11) 2. Controladores mecánicos. Estos seres extraordinariamente móviles y polifacéticos son los asistentes de los directores asociados del poder. Hay billones y billones de ellos comisionados en Ensa, vuestro sector menor. Se llaman controladores mecánicos porque están totalmente dominados por sus superiores, enteramente supeditados a la voluntad de los directores asociados del poder. Sin embargo son muy inteligentes de por sí, y aunque su trabajo sea de naturaleza práctica y mecánica, lo ejecutan con destreza.
29:4.19 (326.1) De todos los Controladores Físicos Maestros asignados a los mundos habitados, los controladores mecánicos son, de lejos, los más poderosos. Poseen una dotación viva de antigravedad superior a la de todos los demás seres, y cada controlador tiene una resistencia a la gravedad solo igualada por la de enormes esferas girando a velocidades formidables. Diez de estos controladores están emplazados ahora en Urantia, y una de sus actividades planetarias más importantes es facilitar la salida de los transportes seráficos. Para esta función, los diez controladores mecánicos actúan al unísono, mientras que una batería de mil transmisores de energía proporciona el impulso inicial para la salida seráfica.
29:4.20 (326.2) Los controladores mecánicos están capacitados para fijar la dirección del flujo de energía y facilitar su concentración en las corrientes o circuitos especializados. Estos poderosos seres tienen mucho que ver con la segregación, fijación de la dirección e intensificación de las energías físicas y con la igualación de las presiones de los circuitos interplanetarios. Son expertos en la manipulación de veintiuna de las treinta energías físicas del espacio que constituyen la carga de poder de un superuniverso. Son también capaces de llevar a cabo gran parte de la gestión y el control de seis de las nueve formas más sutiles de energía física. Al situar a estos controladores en la relación técnica apropiada entre sí y con algunos centros del poder, los directores asociados del poder pueden realizar cambios increíbles en el ajuste del poder y el control de la energía.
29:4.21 (326.3) Los Controladores Físicos Maestros actúan frecuentemente en baterías de cientos, miles e incluso millones, y a base de variar sus posiciones y formaciones, son capaces de controlar la energía tanto de forma colectiva como individual. Según van cambiando los requisitos pueden aumentar y acelerar el volumen y el movimiento de la energía o bien detener, condensar y retrasar las corrientes de energía. Influyen en las transformaciones de la energía y del poder un poco como los llamados agentes catalizadores intensifican las reacciones químicas. Actúan por aptitud inherente y en cooperación con los Centros Supremos del Poder.
29:4.22 (326.4) 3. Transformadores de energía. El número de estos seres que hay en un superuniverso es increíble. Hay casi un millón solo en Satania, y el cupo habitual es de cien por cada mundo habitado.
29:4.23 (326.5) Los transformadores de energía son creación conjunta de los siete Directores Supremos del Poder y los siete Supervisores de Centros. Están entre los órdenes más personales de controladores físicos, y salvo en los casos en que un director asociado del poder se encuentre presente en un mundo habitado, los transformadores son los que están al mando. Son los inspectores planetarios de todos los transportes seráficos de salida. Ninguna clase de vida celestial puede hacer uso de los órdenes menos personales de los controladores físicos si no es mediante enlace con los órdenes más personales de los directores asociados y de los transformadores de energía.
29:4.24 (326.6) Estos transformadores son conmutadores vivos poderosos y eficaces, capaces de situarse a favor o en contra de una disposición o dirección dada del poder. Son también expertos en aislar a los planetas de las potentes corrientes de energía que pasan entre gigantescos vecinos planetarios y estelares. Sus atributos de transmutación de la energía los hacen sumamente útiles en la importante tarea de mantener la proporción universal de energía, o equilibrio del poder. En ciertos momentos, parecen consumir o almacenar energía; en otros, dan la impresión de exudar o liberar energía. Los transformadores son capaces de aumentar o disminuir el potencial de «acumulador» de las energías vivas y muertas de sus respectivos dominios. Pero solo manejan energías físicas y semimateriales, no actúan directamente en el dominio de la vida, ni tampoco cambian las formas de los seres vivos.
29:4.25 (327.1) En algunos aspectos, los transformadores de energía son las más notables y misteriosas de todas las criaturas vivas semimateriales. De alguna manera desconocida, físicamente diferenciados, y con solo variar sus relaciones de enlace, pueden ejercer una profunda influencia sobre la energía que pasa a través de sus presencias asociadas. El estatus de los dominios físicos parece sufrir una transformación bajo su experta manipulación. Pueden cambiar y cambian la forma física de las energías del espacio. Con ayuda de sus compañeros controladores, son capaces de cambiar efectivamente la forma y el potencial de veintisiete de las treinta energías físicas de la carga de poder de los superuniversos. El hecho de que tres de estas energías estén fuera de su control prueba que no son mediadores del Absoluto No Cualificado.
29:4.26 (327.2) Los cuatro grupos restantes de Controladores Físicos Maestros no son personas bajo ninguna definición aceptable del término. Estos transmisores, asociadores, disociadores y frandalanks son completamente automáticos en sus reacciones; sin embargo, son inteligentes en todos los sentidos. Estamos enormemente limitados en nuestro conocimiento de estas entidades maravillosas porque no podemos comunicarnos con ellas. Parecen entender el lenguaje del mundo, pero no pueden comunicarse con nosotros. Dan la impresión de ser perfectamente capaces de recibir nuestras comunicaciones, pero totalmente incapaces de responder.
29:4.27 (327.3) 4. Transmisores de energía. Estos seres actúan principal, aunque no enteramente, en funciones interplanetarias. Son maravillosos expedidores de la energía tal como se manifiesta en los mundos individuales.
29:4.28 (327.4) Cuando hay que desviar energía hacia un nuevo circuito, los transmisores se despliegan en línea a lo largo del camino de energía deseado y, en virtud de sus atributos únicos de atracción de la energía, pueden inducir efectivamente un incremento del flujo de energía en la dirección deseada. Hacen esto de modo tan literal como ciertos circuitos metálicos fijan la dirección del flujo de ciertas formas de energía eléctrica, y son los superconductores vivos para más de la mitad de las treinta formas de energía física.
29:4.29 (327.5) Los transmisores poseen la habilidad de formar enlaces efectivos para rehabilitar las corrientes debilitadas de energía especializada que pasan de un planeta a otro y de una estación a otra en un planeta individual. Pueden detectar corrientes demasiado débiles para ser reconocidas por cualquier otro tipo de ser vivo y pueden reforzar esas energías de forma que el mensaje que las acompaña se vuelva perfectamente inteligible. Sus servicios son inestimables para los receptores de difusiones.
29:4.30 (327.6) Los transmisores de energía pueden actuar respecto a todas las formas de percepción comunicable. Pueden hacer «visible» una escena distante y «audible» un sonido distante. Proporcionan las líneas de comunicación de emergencia de los sistemas locales y de los planetas individuales. Prácticamente todas las criaturas tienen que utilizar estos servicios para comunicarse por fuera de los circuitos regularmente establecidos.
29:4.31 (327.7) Estos seres, junto con los transformadores de energía, son indispensables para mantener la existencia mortal en los mundos cuya atmósfera está empobrecida, y son parte integrante de la técnica de vida en los planetas no respiradores.
29:4.32 (328.1) 5. Asociadores primarios. Estas interesantes e inestimables entidades son conservadores y custodios magistrales de la energía. De forma parecida a como almacena una planta la luz solar, estos organismos vivos almacenan energía en los periodos en que se manifiesta de forma excedentaria. Trabajan a una escala gigantesca y convierten las energías del espacio en un estado físico desconocido en Urantia. Son también capaces de llevar adelante estas transformaciones hasta el punto de producir algunas de las unidades primitivas de la existencia material. Estos seres actúan simplemente con su presencia. No se agotan ni desgastan de ninguna manera en el ejercicio de su función; actúan como agentes catalizadores vivos.
29:4.33 (328.2) En los periodos de manifestación deficitaria, están facultados para liberar esas energías acumuladas. Pero vuestro conocimiento de la energía y de la materia no es lo bastante avanzado como para poder explicaros la técnica de este aspecto de su trabajo. Trabajan siempre incansablemente y de conformidad con la ley universal, manejando y manipulando átomos, electrones y ultimatones de forma parecida a como vosotros maniobráis los caracteres de imprenta ajustables para hacer que los mismos símbolos alfabéticos cuenten historias totalmente diferentes.
29:4.34 (328.3) Los asociadores son el primer grupo con vida que aparece en una esfera material en organización, y pueden actuar a temperaturas físicas que vosotros consideraríais totalmente incompatibles con la existencia de seres vivos. Representan un orden de vida que está simplemente más allá del alcance de la imaginación humana. Los disociadores, junto con sus colaboradores, son las más serviles de todas las criaturas inteligentes.
29:4.35 (328.4) 6. Disociadores secundarios. Comparados con los asociadores primarios, estos seres enormemente dotados de antigravedad son los trabajadores inversos. No puede haber ningún peligro de que se agoten las formas especiales o modificadas de la energía física en los mundos locales ni en los sistemas locales, porque estas organizaciones vivas están dotadas con el poder único de hacer evolucionar cantidades ilimitadas de energía. Se ocupan principalmente de la evolución de una forma de energía apenas conocida en Urantia a partir de una forma de materia que es aún menos reconocida. Son en verdad los alquimistas del espacio y los hacedores de prodigios del tiempo. Pero en todos los prodigios que hacen, nunca transgreden los mandatos de la Supremacía Cósmica.
29:4.36 (328.5) 7. Los frandalanks. Estos seres son creación conjunta de los tres órdenes de seres de control de la energía: los organizadores primarios y secundarios de la fuerza y los directores del poder. Los frandalanks son los más numerosos de todos los Controladores Físicos Maestros; el número de los que actúan solo en Satania sobrepasa vuestro concepto numérico. Están emplazados en todos los mundos habitados y siempre adscritos a los órdenes más altos de los controladores físicos. Actúan de forma intercambiable en el universo central y los superuniversos y en los dominios del espacio exterior.
29:4.37 (328.6) Los frandalanks son creados en treinta divisiones, una para cada forma de fuerza básica del universo, y actúan exclusivamente como indicadores vivos y automáticos de presencia, presión y velocidad. Estos barómetros vivos se dedican exclusivamente a registrar de modo automático y sin errores el estatus de todas las formas de energía-fuerza. Son para el universo físico lo que el vasto mecanismo de reflectividad es para el universo de la mente. Los frandalanks que registran el tiempo además de la presencia cuantitativa y cualitativa de la energía se llaman chronoldeks.
29:4.38 (328.7) Reconozco que los frandalanks son inteligentes, pero no puedo clasificarlos más que como máquinas vivas. Para ayudaros a comprender a estos mecanismos vivos solo puedo compararlos con vuestros propios artilugios mecánicos que funcionan con precisión y exactitud casi semejantes a la inteligencia. Así pues, si queréis concebir a estos seres, haced uso de vuestra imaginación hasta el extremo de reconocer que en el gran universo tenemos de hecho mecanismos (entidades) inteligentes y vivos que pueden realizar tareas más intrincadas, basadas en cómputos más maravillosos, con exactitud aún más exquisita, e incluso llegar a la ultimidad de la precisión.
29:5.1 (329.1) Los organizadores de la fuerza residen en el Paraíso pero actúan en todo el universo maestro y más especialmente en los dominios del espacio no organizado. Estos seres extraordinarios no son ni creadores ni criaturas y constituyen dos grandes divisiones de servicio:
29:5.2 (329.2) 1. Organizadores Maestros Devenidos Primarios de la Fuerza.
29:5.3 (329.3) 2. Organizadores Maestros Trascendentales Asociados de la Fuerza.
29:5.4 (329.4) Estos dos poderosos órdenes de manipuladores de la fuerza primordial trabajan exclusivamente bajo la supervisión de los Arquitectos del Universo Maestro, y en el momento presente no actúan mucho dentro de los límites del gran universo.
29:5.5 (329.5) Los Organizadores Maestros Primarios de la Fuerza son los manipuladores de las fuerzas-espacio primordiales o básicas del Absoluto No Cualificado; son creadores de nebulosas. Son los activadores vivos de los ciclones de energía del espacio y los primeros que organizan y establecen la dirección de esas gigantescas manifestaciones. Estos organizadores de la fuerza transmutan la fuerza primordial (preenergía que no responde a la gravedad directa del Paraíso) en energía primaria o energía poderosa, energía que se transmuta al pasar del control exclusivo del Absoluto No Cualificado al control de gravedad de la Isla del Paraíso. Les suceden inmediatamente los organizadores asociados de la fuerza, que continúan el proceso de transmutación de energía desde la etapa primaria a la etapa secundaria o de energía-gravedad.
29:5.6 (329.6) Una vez terminados los planes de creación de un universo local, este cumplimiento queda señalado por la llegada de un Hijo Creador, y los Organizadores Maestros Asociados de la Fuerza dejan paso a los órdenes de los directores del poder que actúan en el superuniverso de su jurisdicción astronómica. Pero en ausencia de dichos planes, los organizadores asociados de la fuerza siguen indefinidamente a cargo de esas creaciones materiales tal como operan ahora en el espacio exterior.
29:5.7 (329.7) Los Organizadores Maestros de la Fuerza pueden ejercer su actividad a temperaturas y bajo condiciones físicas que serían intolerables incluso para los polifacéticos centros del poder y controladores físicos de Orvonton. Los otros únicos tipos de seres revelados capaces de actuar en esos dominios del espacio exterior son los Mensajeros Solitarios y los Espíritus Inspirados de la Trinidad.
29:5.8 (329.8) [Patrocinado por un Censor Universal que actúa por la autoridad de los Ancianos de los Días de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 30
30:0.1 (330.1) LAS personalidades y entidades no personales que actúan ahora en el Paraíso y en el gran universo constituyen un número casi ilimitado de seres vivos. Solo el número de órdenes y tipos principales haría tambalearse a la imaginación humana, por no hablar de sus incontables subtipos y variaciones. Conviene sin embargo aportar alguna información sobre dos clasificaciones básicas de seres vivos: un esbozo de la clasificación paradisiaca y un resumen del registro de Uversa de personalidades.
30:0.2 (330.2) No es posible formular clasificaciones exhaustivas y enteramente coherentes de las personalidades del gran universo porque no todos sus grupos han sido revelados. Se necesitarían muchos más documentos para contener la revelación adicional requerida para clasificar sistemáticamente todos los grupos. Esa expansión conceptual sería poco deseable porque privaría a los mortales pensantes de los próximos mil años de ese estímulo a la especulación creativa que proporcionan estos conceptos parcialmente revelados. Es mejor que el hombre no reciba una revelación excesiva; eso ahoga la imaginación.
30:1.1 (330.3) Los seres vivos se clasifican en el Paraíso según su relación inherente y lograda con las Deidades del Paraíso. En las grandes reuniones del universo central y de los superuniversos, los asistentes suelen ser agrupados según su origen: los de origen trino, o que han logrado la Trinidad, los de origen dual y los de origen único. Es difícil explicar la clasificación paradisiaca de los seres vivos a la mente mortal, pero estamos autorizados a exponer lo siguiente:
30:1.2 (330.4) I. SERES DE ORIGEN TRINO. Seres creados por las tres Deidades del Paraíso, ya sea como tales o como Trinidad, junto con el Cuerpo Trinizado. Esta designación se refiere a todos los grupos de seres trinizados revelados y no revelados.
30:1.3 (330.5) A. Los Espíritus Supremos.
30:1.4 (330.6) 1. Los siete Espíritus Maestros.
30:1.5 (330.7) 2. Los siete Ejecutivos Supremos.
30:1.6 (330.8) 3. Los siete órdenes de Espíritus Reflectantes.
30:1.7 (330.9) B. Los Hijos Estacionarios de la Trinidad.
30:1.8 (330.10) 1. Secretos Trinizados de la Supremacía.
30:1.9 (330.11) 2. Eternos de los Días.
30:1.10 (330.12) 3. Ancianos de los Días.
30:1.11 (330.13) 4. Perfecciones de los Días.
30:1.12 (331.1) 5. Recientes de los Días.
30:1.13 (331.2) 6. Uniones de los Días.
30:1.14 (331.3) 7. Fieles de los Días.
30:1.15 (331.4) 8. Perfeccionadores de la Sabiduría.
30:1.16 (331.5) 9. Consejeros Divinos.
30:1.17 (331.6) 10. Censores Universales.
30:1.18 (331.7) C. Seres con origen en la Trinidad y seres trinizados.
30:1.19 (331.8) 1. Maestros Hijos de la Trinidad.
30:1.20 (331.9) 2. Espíritus Inspirados de la Trinidad
30:1.21 (331.10) 3. Nativos de Havona.
30:1.22 (331.11) 4. Ciudadanos del Paraíso.
30:1.23 (331.12) 5. Seres no revelados con origen en la Trinidad.
30:1.24 (331.13) 6. Seres no revelados trinizados por la Deidad.
30:1.25 (331.14) 7. Hijos Trinizados de Logro.
30:1.26 (331.15) 8. Hijos Trinizados de Selección.
30:1.27 (331.16) 9. Hijos Trinizados de Perfección.
30:1.28 (331.17) 10. Hijos trinizados por criaturas.
30:1.29 (331.18) II. SERES CON ORIGEN DUAL. Seres con origen en dos de las Deidades del Paraíso o creados de otro modo por dos seres que sean descendientes directos o indirectos de las Deidades del Paraíso.
30:1.30 (331.19) A. Los órdenes descendentes.
30:1.31 (331.20) 1. Hijos Creadores.
30:1.32 (331.21) 2. Hijos Magistrados.
30:1.33 (331.22) 3. Radiantes Estrellas Matutinas.
30:1.34 (331.23) 4. Padres Melquisedec.
30:1.35 (331.24) 5. Los Melquisedec.
30:1.36 (331.25) 6. Los Vorondadek.
30:1.37 (331.26) 7. Los Lanonandek.
30:1.38 (331.27) 8. Brillantes Estrellas Vespertinas.
30:1.39 (331.28) 9. Arcángeles.
30:1.40 (331.29) 10. Portadores de Vida.
30:1.41 (331.30) 11. Auxiliares no revelados del universo.
30:1.42 (331.31) 12. Hijos de Dios no revelados.
30:1.43 (331.32) B. Los órdenes estacionarios.
30:1.44 (331.33) 1. Abandonters.
30:1.45 (331.34) 2. Susatias.
30:1.46 (331.35) 3. Univitatias.
30:1.47 (331.36) 4. Spirongas.
30:1.48 (331.37) 5. Seres no revelados de origen dual.
30:1.49 (331.38) C. Los órdenes ascendentes.
30:1.50 (331.39) 1. Mortales fusionados con el Ajustador.
30:1.51 (331.40) 2. Mortales fusionados con el Hijo.
30:1.52 (331.41) 3. Mortales fusionados con el Espíritu.
30:1.53 (331.42) 4. Intermedios trasladados.
30:1.54 (331.43) 5. Ascendentes no revelados.
30:1.55 (332.1) III. SERES CON ORIGEN ÚNICO. Seres con origen en una de las Deidades del Paraíso o creados de otro modo por un ser que sea descendiente directo o indirecto de las Deidades del Paraíso.
30:1.56 (332.2) A. Los Espíritus Supremos.
30:1.57 (332.3) 1. Mensajeros por Gravedad.
30:1.58 (332.4) 2. Los siete Espíritus de los Circuitos de Havona.
30:1.59 (332.5) 3. Los adjutores duodécuplos de los circuitos de Havona.
30:1.60 (332.6) 4. Los Auxiliares Reflectantes de Imagen.
30:1.61 (332.7) 5. Los Espíritus Madre de los Universos.
30:1.62 (332.8) 6. Los espíritus-mente adjutores séptuplos.
30:1.63 (332.9) 7. Seres no revelados con origen en la Deidad.
30:1.64 (332.10) B. Los órdenes ascendentes.
30:1.65 (332.11) 1. Ajustadores Personalizados.
30:1.66 (332.12) 2. Hijos Materiales ascendentes.
30:1.67 (332.13) 3. Serafines evolutivas.
30:1.68 (332.14) 4. Querubines evolutivas.
30:1.69 (332.15) 5. Ascendentes no revelados.
30:1.70 (332.16) C. La familia del Espíritu Infinito.
30:1.71 (332.17) 1. Mensajeros Solitarios.
30:1.72 (332.18) 2. Supervisores de Circuitos del Universo.
30:1.73 (332.19) 3. Directores del Censo.
30:1.74 (332.20) 4. Auxiliares Personales del Espíritu Infinito.
30:1.75 (332.21) 5. Inspectores Asociados.
30:1.76 (332.22) 6. Centinelas Asignados.
30:1.77 (332.23) 7. Guías de los Graduados.
30:1.78 (332.24) 8. Servitales de Havona.
30:1.79 (332.25) 9. Conciliadores Universales.
30:1.80 (332.26) 10. Acompañantes de la Morontia.
30:1.81 (332.27) 11. Supernafines.
30:1.82 (332.28) 12. Seconafines.
30:1.83 (332.29) 13. Terciafines.
30:1.84 (332.30) 14. Omniafines.
30:1.85 (332.31) 15. Serafines.
30:1.86 (332.32) 16. Querubines y sanobines.
30:1.87 (332.33) 17. Seres no revelados con origen en el Espíritu.
30:1.88 (332.34) 18. Los siete Directores Supremos del Poder.
30:1.89 (332.35) 19. Los Centros Supremos del Poder.
30:1.90 (332.36) 20. Controladores Físicos Maestros.
30:1.91 (332.37) 21. Supervisores del Poder de la Morontia.
30:1.92 (332.38) IV. SERES TRASCENDENTALES DEVENIDOS. Existe en el Paraíso una inmensa multitud de seres trascendentales cuyo origen no suele ser revelado a los universos del tiempo y el espacio hasta que están asentados en luz y vida. Estos Trascendentales no son ni creadores ni criaturas; son hijos devenidos de divinidad, ultimidad y eternidad. Estos «devenidos» no son ni finitos ni infinitos, son absonitos; y la absonidad no es ni infinitud ni absolutidad.
30:1.93 (333.1) Estos no creadores no creados son siempre leales a la Trinidad del Paraíso y obedecen al Último. Existen en cuatro niveles últimos de actividad de la personalidad y actúan en los siete niveles de lo absonito en doce grandes divisiones que constan de mil grupos principales de trabajo de siete clases cada uno. Estos seres devenidos abarcan los órdenes siguientes:
30:1.94 (333.2) 1. Los Arquitectos del Universo Maestro.
30:1.95 (333.3) 2. Registradores Trascendentales.
30:1.96 (333.4) 3. Otros Trascendentales.
30:1.97 (333.5) 4. Organizadores Maestros Devenidos Primarios de la Fuerza.
30:1.98 (333.6) 5. Organizadores Maestros Trascendentales Asociados de la Fuerza.
30:1.99 (333.7) Dios, como superpersona, hace devenir. Dios, como persona, crea. Dios, como prepersona, fragmenta. Y un fragmento de sí mismo, el Ajustador, es quien hace evolucionar el alma espiritual en la mente material y mortal conforme a la elección de libre albedrío de la personalidad otorgada a dicha criatura mortal por el acto parental de Dios como Padre.
30:1.100 (333.8) V. ENTIDADES FRAGMENTADAS DE LA DEIDAD. Este orden de existencia viva, originado en el Padre Universal, tiene su mejor representación en los Ajustadores del Pensamiento, aunque estas entidades no son de ningún modo las únicas fragmentaciones de la realidad prepersonal de la Primera Fuente y Centro. Las funciones de los fragmentos distintos a los Ajustadores son múltiples y poco conocidas. La fusión con un Ajustador o con otro de dichos fragmentos convierte a la criatura en un ser fusionado con el Padre.
30:1.101 (333.9) Las fragmentaciones del espíritu premente de la Tercera Fuente y Centro, aunque no son comparables con los fragmentos del Padre, deben quedar registradas aquí. Hay diferencias considerables entre estas entidades y los Ajustadores. No moran como tales en Spiritington ni atraviesan como tales los circuitos de gravedad de mente; tampoco moran en criaturas mortales durante la vida en la carne. No son prepersonales en el mismo sentido que los Ajustadores, pero dichos fragmentos de espíritu premente se otorgan a ciertos mortales supervivientes, y la fusión con ellos los convierte en mortales fusionados con el Espíritu, en contraposición a los mortales fusionados con el Ajustador.
30:1.102 (333.10) Aún más difícil de describir es el espíritu individualizado de un Hijo Creador, cuya unión con una criatura la convierte en mortal fusionado con el Hijo. Y existen además otras fragmentaciones de la Deidad.
30:1.103 (333.11) VI. SERES SUPERPERSONALES. Hay una inmensa multitud de seres distintos a los personales que tienen origen divino y prestan servicios múltiples en el universo de universos. Algunos de estos seres residen en los mundos paradisiacos del Hijo; otros, como los representantes superpersonales del Hijo Eterno, se encuentran en otros lugares. La mayoría de ellos no se mencionan en estas narraciones y sería completamente inútil intentar describirlos a criaturas personales.
30:1.104 (333.12) VII. ÓRDENES NO CLASIFICADOS Y NO REVELADOS. En la presente edad del universo no sería posible incluir a todos los seres, personales o de otro tipo, dentro de las clasificaciones que corresponden a la presente edad del universo, y tampoco han sido reveladas todas esas categorías en estas narraciones. Por eso se han dejado muchos órdenes fuera de estas listas. Considerad los siguientes:
30:1.105 (333.13) El Consumador del Destino del Universo.
30:1.106 (333.14) Los Representantes Cualificados del Último.
30:1.107 (334.1) Los Supervisores No Cualificados del Supremo.
30:1.108 (334.2) Los agentes creativos no revelados de los Ancianos de los Días.
30:1.109 (334.3) Majeston del Paraíso.
30:1.110 (334.4) Los enlaces reflectores innominados de Majeston.
30:1.111 (334.5) Los órdenes midsonitas de los universos locales.
30:1.112 (334.6) El hecho de reunir a estos órdenes en una misma lista solo significa que ninguno de ellos aparece en la clasificación paradisiaca tal como está aquí revelada. Estos son los pocos no clasificados, y aún os falta por conocer a los muchos no revelados.
30:1.113 (334.7) Hay espíritus: entidades de espíritu, presencias de espíritu, espíritus personales, espíritus prepersonales, espíritus superpersonales, existencias de espíritu, personalidades de espíritu, pero ni el lenguaje del mortal ni el intelecto del mortal son adecuados. Podemos, sin embargo, afirmar que no hay personalidades de «mente pura»; ninguna entidad tiene personalidad a menos que esté dotada de ella por Dios que es espíritu. Toda entidad de mente que no esté asociada a la energía espiritual o física no es una personalidad. Pero en el mismo sentido en que hay personalidades de espíritu que tienen mente, hay personalidades de mente que tienen espíritu. Majeston y sus asociados son ejemplos bastante buenos de seres dominados por la mente, pero hay ejemplos mejores de este tipo de personalidad desconocidos para vosotros. Hay incluso órdenes completos no revelados de esas personalidades de mente, pero están siempre vinculadas al espíritu. Existen otras criaturas no reveladas que podrían calificarse como personalidades de energía mental y física. Este tipo de ser no responde a la gravedad de espíritu, pero es sin embargo una verdadera personalidad, está dentro del circuito del Padre.
30:1.114 (334.8) Estos documentos ni siquiera empiezan a agotar —no podrían— la historia de las criaturas, los creadores, los que hacen devenir y los seres vivos existentes de otro modo, que viven y adoran y sirven en los universos pululantes del tiempo y en el universo central de la eternidad. Vosotros los mortales sois personas, por eso podemos describiros seres que están personalizados, pero ¿cómo se os podría explicar qué es un ser absonizado?
30:2.1 (334.9) La familia divina de seres vivos se registra en Uversa en siete grandes divisiones:
30:2.2 (334.10) 1. Las Deidades del Paraíso.
30:2.3 (334.11) 2. Los Espíritus Supremos.
30:2.4 (334.12) 3. Los seres con origen en la Trinidad.
30:2.5 (334.13) 4. Los Hijos de Dios.
30:2.6 (334.14) 5. Las personalidades del Espíritu Infinito.
30:2.7 (334.15) 6. Los Directores del Poder del Universo.
30:2.8 (334.16) 7. El cuerpo de ciudadanos permanentes.
30:2.9 (334.17) Estos grupos de criaturas con voluntad se dividen en numerosas clases y subdivisiones menores. Pero al presentar esta clasificación de las personalidades del gran universo, nuestro objetivo principal es describir los órdenes de seres inteligentes que han sido revelados en estas narraciones y con la mayoría de los cuales se encontrarán los mortales del tiempo en la experiencia ascendente de su escalada progresiva al Paraíso. En las listas siguientes no se mencionan los numerosos órdenes de seres del universo que llevan a cabo su trabajo fuera del programa de ascensión de los mortales.
30:2.10 (335.1) I. LAS DEIDADES DEL PARAÍSO.
30:2.11 (335.2) 1. El Padre Universal.
30:2.12 (335.3) 2. El Hijo Eterno.
30:2.13 (335.4) 3. El Espíritu Infinito.
30:2.14 (335.5) II. LOS ESPÍRITUS SUPREMOS.
30:2.15 (335.6) 1. Los siete Espíritus Maestros.
30:2.16 (335.7) 2. Los siete Ejecutivos Supremos.
30:2.17 (335.8) 3. Los siete grupos de Espíritus Reflectantes.
30:2.18 (335.9) 4. Los Auxiliares Reflectantes de Imagen.
30:2.19 (335.10) 5. Los siete Espíritus de los Circuitos.
30:2.20 (335.11) 6. Los Espíritus Creativos de los Universos Locales.
30:2.21 (335.12) 7. Los espíritus-mente adjutores.
30:2.22 (335.13) III. LOS SERES CON ORIGEN EN LA TRINIDAD.
30:2.23 (335.14) 1. Secretos Trinizados de la Supremacía.
30:2.24 (335.15) 2. Eternos de los Días.
30:2.25 (335.16) 3. Ancianos de los Días.
30:2.26 (335.17) 4. Perfecciones de los Días.
30:2.27 (335.18) 5. Recientes de los Días.
30:2.28 (335.19) 6. Uniones de los Días.
30:2.29 (335.20) 7. Fieles de los Días.
30:2.30 (335.21) 8. Maestros Hijos de la Trinidad.
30:2.31 (335.22) 9. Perfeccionadores de la Sabiduría.
30:2.32 (335.23) 10. Consejeros Divinos.
30:2.33 (335.24) 11. Censores Universales.
30:2.34 (335.25) 12. Espíritus Inspirados de la Trinidad.
30:2.35 (335.26) 13. Nativos de Havona.
30:2.36 (335.27) 14. Ciudadanos del Paraíso.
30:2.37 (335.28) IV. LOS HIJOS DE DIOS.
30:2.38 (335.29) A. Hijos descendentes.
30:2.39 (335.30) 1. Hijos Creadores: Migueles.
30:2.40 (335.31) 2. Hijos Magistrados: Avonales.
30:2.41 (335.32) 3. Maestros Hijos de la Trinidad: Daynales.
30:2.42 (335.33) 4. Hijos Melquisedec.
30:2.43 (335.34) 5. Hijos Vorondadek.
30:2.44 (335.35) 6. Hijos Lanonandek.
30:2.45 (335.36) 7. Hijos Portadores de Vida.
30:2.46 (335.37) B. Hijos ascendentes.
30:2.47 (335.38) 1. Mortales fusionados con el Padre.
30:2.48 (335.39) 2. Mortales fusionados con el Hijo.
30:2.49 (335.40) 3. Mortales fusionados con el Espíritu.
30:2.50 (335.41) 4. Serafines evolutivas.
30:2.51 (335.42) 5. Hijos Materiales ascendentes.
30:2.52 (335.43) 6. Intermedios trasladados.
30:2.53 (335.44) 7. Ajustadores Personalizados.
30:2.54 (336.1) C. Hijos Trinizados.
30:2.55 (336.2) 1. Mensajeros Poderosos.
30:2.56 (336.3) 2. Los Altos en Autoridad.
30:2.57 (336.4) 3. Los sin Nombre ni Número.
30:2.58 (336.5) 4. Custodios Trinizados.
30:2.59 (336.6) 5. Embajadores Trinizados.
30:2.60 (336.7) 6. Guardianes Celestiales.
30:2.61 (336.8) 7. Asistentes de los Altos Hijos.
30:2.62 (336.9) 8. Hijos trinizados por ascendentes.
30:2.63 (336.10) 9. Hijos trinizados por seres del Paraíso-Havona.
30:2.64 (336.11) 10. Hijos trinizados del destino.
30:2.65 (336.12) V. PERSONALIDADES DEL ESPÍRITU INFINITO.
30:2.66 (336.13) A. Personalidades más altas del Espíritu Infinito.
30:2.67 (336.14) 1. Mensajeros Solitarios.
30:2.68 (336.15) 2. Supervisores de Circuitos del Universo.
30:2.69 (336.16) 3. Directores del Censo.
30:2.70 (336.17) 4. Auxiliares Personales del Espíritu Infinito.
30:2.71 (336.18) 5. Inspectores Asociados.
30:2.72 (336.19) 6. Centinelas Asignados.
30:2.73 (336.20) 7. Guías de los Graduados.
30:2.74 (336.21) B. Las huestes de mensajeros del espacio.
30:2.75 (336.22) 1. Servitales de Havona.
30:2.76 (336.23) 2. Conciliadores Universales.
30:2.77 (336.24) 3. Asesores Técnicos.
30:2.78 (336.25) 4. Custodios de los Registros del Paraíso.
30:2.79 (336.26) 5. Registradoras Celestiales.
30:2.80 (336.27) 6. Acompañantes de la Morontia.
30:2.81 (336.28) 7. Acompañantes del Paraíso.
30:2.82 (336.29) C. Los espíritus ministrantes.
30:2.83 (336.30) 1. Supernafines.
30:2.84 (336.31) 2. Seconafines.
30:2.85 (336.32) 3. Terciafines.
30:2.86 (336.33) 4. Omniafines.
30:2.87 (336.34) 5. Serafines.
30:2.88 (336.35) 6. Querubines y sanobines.
30:2.89 (336.36) 7. Intermedios.
30:2.90 (336.37) VI. LOS DIRECTORES DEL PODER DEL UNIVERSO.
30:2.91 (336.38) A. Los siete Directores Supremos del Poder.
30:2.92 (336.39) B. Centros Supremos del Poder.
30:2.93 (336.40) 1. Supervisores Supremos de Centros.
30:2.94 (336.41) 2. Centros de Havona.
30:2.95 (336.42) 3. Centros de los superuniversos.
30:2.96 (336.43) 4. Centros de los universos locales.
30:2.97 (336.44) 5. Centros de las constelaciones.
30:2.98 (336.45) 6. Centros de los sistemas.
30:2.99 (336.46) 7. Centros no clasificados.
30:2.100 (337.1) C. Controladores Físicos Maestros.
30:2.101 (337.2) 1. Directores asociados del poder.
30:2.102 (337.3) 2. Controladores mecánicos.
30:2.103 (337.4) 3. Transformadores de energía.
30:2.104 (337.5) 4. Transmisores de energía.
30:2.105 (337.6) 5. Asociadores primarios.
30:2.106 (337.7) 6. Disociadores secundarios.
30:2.107 (337.8) 7. Frandalanks y chronoldeks.
30:2.108 (337.9) D. Supervisoras del Poder de la Morontia.
30:2.109 (337.10) 1. Reguladoras de circuitos.
30:2.110 (337.11) 2. Coordinadoras de sistemas.
30:2.111 (337.12) 3. Guardianas planetarias.
30:2.112 (337.13) 4. Controladoras conjuntas.
30:2.113 (337.14) 5. Estabilizadoras de enlaces.
30:2.114 (337.15) 6. Clasificadoras selectivas.
30:2.115 (337.16) 7. Registradoras asociadas.
30:2.116 (337.17) VII. EL CUERPO DE CIUDADANOS PERMANENTES.
30:2.117 (337.18) 1. Los intermedios planetarios.
30:2.118 (337.19) 2. Los hijos adánicos de los sistemas.
30:2.119 (337.20) 3. Los univitatia de las constelaciones.
30:2.120 (337.21) 4. Los susatia de los universos locales.
30:2.121 (337.22) 5. Los mortales fusionados con el Espíritu de los universos locales
30:2.122 (337.23) 6. Los abandonters de los superuniversos.
30:2.123 (337.24) 7. Los mortales de los superuniversos fusionados con el Hijo.
30:2.124 (337.25) 8. Los nativos de Havona.
30:2.125 (337.26) 9. Los nativos de las esferas paradisiacas del Espíritu.
30:2.126 (337.27) 10. Los nativos de las esferas paradisiacas del Padre.
30:2.127 (337.28) 11. Los ciudadanos creados del Paraíso.
30:2.128 (337.29) 12. Los mortales fusionados con el Ajustador ciudadanos del Paraíso.
30:2.129 (337.30) Esta es la clasificación funcional de las personalidades de los universos tal como están registradas en el mundo sede de Uversa.
30:2.130 (337.31) GRUPOS COMPUESTOS DE PERSONALIDADES. En Uversa hay registros de otros muchos grupos de seres inteligentes, seres que están también estrechamente relacionados con la organización y administración del gran universo. Figuran entre estos órdenes los tres grupos compuestos de personalidades que vienen a continuación:
30:2.131 (337.32) A. El Cuerpo de la Finalización del Paraíso.
30:2.132 (337.33) 1. El Cuerpo de Finalitarios Mortales.
30:2.133 (337.34) 2. El Cuerpo de Finalitarios del Paraíso.
30:2.134 (337.35) 3. El Cuerpo de Finalitarios Trinizados.
30:2.135 (337.36) 4. El Cuerpo de Finalitarios Trinizados Conjuntos.
30:2.136 (337.37) 5. El Cuerpo de Finalitarios de Havona.
30:2.137 (337.38) 6. El Cuerpo de Finalitarios Trascendentales.
30:2.138 (337.39) 7. El Cuerpo de Hijos del Destino No revelados.
30:2.139 (337.40) El Cuerpo de los Mortales de la Finalización se trata en el documento siguiente y último de esta serie.
30:2.140 (338.1) B. Los Auxiliares del Universo.
30:2.141 (338.2) 1. Radiantes Estrellas Matutinas.
30:2.142 (338.3) 2. Brillantes Estrellas Vespertinas.
30:2.143 (338.4) 3. Arcángeles.
30:2.144 (338.5) 4. Asistentes Altísimos.
30:2.145 (338.6) 5. Altos Comisionados.
30:2.146 (338.7) 6. Supervisores Celestiales.
30:2.147 (338.8) 7. Maestras de los Mundos Mansión.
30:2.148 (338.9) Todos los mundos sede, tanto de los universos locales como de los superuniversos, cuentan con la presencia de seres encargados de misiones específicas para los Hijos Creadores, los regidores de los universos locales. En Uversa acogemos a estos Auxiliares del Universo, pero no tenemos jurisdicción sobre ellos. Estos emisarios realizan su trabajo y llevan a cabo sus observaciones bajo la autoridad de los Hijos Creadores. Sus actividades se describen con más detalle en la narración dedicada a vuestro universo local.
30:2.149 (338.10) C. Las siete colonias de cortesía.
30:2.150 (338.11) 1. Estudiosos de las estrellas.
30:2.151 (338.12) 2. Artesanos celestiales.
30:2.152 (338.13) 3. Directores de la reversión.
30:2.153 (338.14) 4. Instructores de las facultades de ampliación.
30:2.154 (338.15) 5. Los diversos cuerpos de reserva.
30:2.155 (338.16) 6. Visitantes estudiantes.
30:2.156 (338.17) 7. Peregrinos ascendentes.
30:2.157 (338.18) Estos siete grupos de seres se encontrarán organizados y gobernados de esta manera en todos los mundos sede, desde los sistemas locales hasta las capitales de los superuniversos, especialmente en estas últimas. Las capitales de los siete superuniversos son los lugares de encuentro de casi todas las clases y órdenes de seres inteligentes. En ellas se puede observar y estudiar a criaturas con voluntad de todas las fases de existencia, sin contar con los numerosos grupos de habitantes del Paraíso-Havona.
30:3.1 (338.19) Las siete colonias de cortesía residen en las esferas arquitectónicas durante periodos más o menos prolongados mientras se ocupan de promover sus misiones y de llevar a cabo sus tareas especiales. Su trabajo se puede describir como sigue:
30:3.2 (338.20) 1. Los estudiosos de las estrellas, los astrónomos celestiales, eligen trabajar en esferas como Uversa porque estos mundos construidos especialmente son excepcionalmente favorables para sus observaciones y cálculos. Uversa reúne condiciones favorables para el trabajo de esta colonia, no solo por su ubicación central, sino también porque no hay soles gigantescos cercanos, vivos o muertos, que perturben las corrientes de energía. Estos estudiosos no están conectados orgánicamente en modo alguno con los asuntos del superuniverso; son simples invitados.
30:3.3 (338.21) La colonia astronómica de Uversa contiene individuos que provienen de muchos dominios cercanos, del universo central e incluso de Norlatiadek. Cualquier ser de cualquier mundo de cualquier sistema de cualquier universo puede convertirse en estudioso de las estrellas, puede aspirar a formar parte de algún cuerpo de astrónomos celestiales. Los únicos requisitos son una vida continuada y un conocimiento suficiente de los mundos del espacio, especialmente de sus leyes físicas de evolución y control. A los estudiosos de las estrellas no se les exige que sirvan eternamente en este cuerpo, pero ninguno de los admitidos en este grupo puede retirarse antes de un milenio del tiempo de Uversa.
30:3.4 (339.1) La colonia de observadores de estrellas de Uversa asciende ahora a más de un millón. Estos astrónomos van y vienen, aunque algunos se quedan durante periodos relativamente largos. Utilizan una multitud de instrumentos mecánicos y aparatos físicos para efectuar su trabajo y reciben también mucha ayuda de los Mensajeros Solitarios y otros exploradores de espíritu. En su trabajo de estudio de las estrellas y de inspección del espacio, estos astrónomos celestiales hacen uso constante de los transformadores y transmisores vivos de energía así como de las personalidades reflectantes. Estudian todas las formas y fases de los materiales del espacio y de las manifestaciones de la energía, y están tan interesados en la función de la fuerza como en los fenómenos estelares. Nada escapa a su escrutinio en todo el espacio.
30:3.5 (339.2) Se pueden encontrar colonias similares de astrónomos en los mundos sede de los sectores del superuniverso, así como en las capitales arquitectónicas de los universos locales y de sus subdivisiones administrativas. Excepto en el Paraíso, el conocimiento no es inherente; entender el universo físico depende en gran medida de la observación y la investigación.
30:3.6 (339.3) 2. Los artesanos celestiales sirven en la totalidad de los siete superuniversos. Los mortales ascendentes tienen su primer contacto con estos grupos en la carrera de la morontia del universo local. Se tratará más a fondo sobre estos artesanos en ese contexto.
30:3.7 (339.4) 3. Los directores de la reversión son los promotores del esparcimiento y el humor, de la reversión a los recuerdos del pasado. Prestan un gran servicio en el funcionamiento práctico del programa ascendente de progresión de los mortales, sobre todo durante las primeras fases de transición en la morontia y de experiencia en el espíritu. Su historia pertenece a la narración de la carrera de los mortales en el universo local.
30:3.8 (339.5) 4. Los instructores de las facultades de ampliación. En la carrera ascendente cada mundo residencial mantiene siempre un sólido cuerpo docente en el mundo que está justo por debajo, una especie de escuela preparatoria para los residentes que están progresando en esa esfera; esta es una fase del programa ascendente para hacer avanzar a los peregrinos del tiempo. Estas escuelas, sus métodos de instrucción y sus exámenes son totalmente distintos de todo lo que intentáis llevar a cabo en Urantia.
30:3.9 (339.6) Todo el plan ascendente de progresión de los mortales se caracteriza por la práctica de impartir a otros seres las nuevas verdades y experiencias desde el momento en que se han adquirido. Os abrís camino por la larga escuela de logro del Paraíso sirviendo como maestros de los alumnos que están justo detrás de vosotros en la escala de progresión.
30:3.10 (339.7) 5. Los diversos cuerpos de reserva. En Uversa se movilizan como colonia de cuerpos de reserva grandes reservas de seres que no están bajo nuestra supervisión directa. Hay setenta divisiones primarias de estas colonias en Uversa, y tener el privilegio de pasar una temporada con estas extraordinarias personalidades constituye una verdadera educación liberal. En Salvington y en otras capitales de universos se mantienen reservas generales similares. Son enviadas al servicio activo a requerimiento de sus respectivos directores de grupo.
30:3.11 (339.8) 6. Los visitantes estudiantes. Un caudal constante de visitantes celestiales procedentes de todo el universo fluye hacia los diversos mundos sede. Como individuos o como promociones, estos varios tipos de seres acuden a nosotros en calidad de observadores, alumnos de intercambio y ayudantes estudiantes. Hay en Uversa en el momento presente más de mil millones de personas en esta colonia de cortesía. Algunos de estos visitantes pueden quedarse un día, otros pueden permanecer un año, todo depende de la naturaleza de su misión. Esta colonia contiene representantes de casi todas las clases de seres del universo, excepto personalidades creadoras y mortales de la morontia.
30:3.12 (340.1) Los mortales de la morontia son visitantes estudiantes solo dentro de los confines de su universo local de origen. Pueden hacer visitas en calidad de superuniversales solo después de haber alcanzado el estatus de espíritu. Al menos la mitad de nuestra colonia de visitantes está compuesta por «viajeros en escala», seres de camino a algún otro sitio que se detienen brevemente a visitar la capital de Orvonton. Estas personalidades pueden estar realizando una misión en el universo o pueden estar disfrutando de un periodo de ocio libre de misiones. El privilegio del viaje y la observación intrauniversal es parte de la carrera de todos los seres ascendentes. El deseo humano de viajar y observar nuevos pueblos y nuevos mundos quedará plenamente satisfecho durante la larga escalada al Paraíso llena de acontecimientos a través del universo local, el superuniverso y el universo central.
30:3.13 (340.2) 7. Los peregrinos ascendentes. Cuando los peregrinos ascendentes son destinados a diversos servicios relacionados con su progresión hacia el Paraíso, se les domicilia como colonia de cortesía en las distintas esferas sede. Estos grupos se autogobiernan en gran medida mientras actúan aquí y allá en todo un superuniverso. Son una colonia en cambio permanente que abarca a todos los órdenes de mortales evolutivos y sus compañeros ascendentes.
30:4.1 (340.3) Los mortales supervivientes del tiempo y el espacio se denominan peregrinos ascendentes cuando están acreditados para el ascenso progresivo al Paraíso, pero estas criaturas evolutivas ocupan un lugar tan importante en estas narraciones que deseamos presentar aquí una sinopsis de las siete etapas de la carrera ascendente en el universo como sigue:
30:4.2 (340.4) 1. Mortales planetarios.
30:4.3 (340.5) 2. Supervivientes durmientes.
30:4.4 (340.6) 3. Estudiantes de los mundos mansión.
30:4.5 (340.7) 4. Progresores de la morontia.
30:4.6 (340.8) 5. Pupilos de los superuniversos.
30:4.7 (340.9) 6. Peregrinos de Havona.
30:4.8 (340.10) 7. Llegados al Paraíso.
30:4.9 (340.11) La narración que sigue presenta la carrera en el universo de un mortal en cuyo interior mora un Ajustador. Los mortales fusionados con el Hijo o con el Espíritu comparten partes de esta carrera, pero hemos elegido contar esta historia tal como atañe a los mortales fusionados con el Ajustador, pues ese es el destino que pueden esperar todas las razas humanas de Urantia.
30:4.10 (340.12) 1. Mortales planetarios. Mortales son todos los seres evolutivos de origen animal con potencial ascendente. En su origen, naturaleza y destino, estos varios grupos y tipos de seres humanos no son enteramente diferentes a los pueblos de Urantia. Las razas humanas de cada mundo reciben el mismo ministerio de los Hijos de Dios y disfrutan de la presencia de los espíritus ministrantes del tiempo. Después de la muerte natural, todos los tipos de ascendentes fraternizan como una única familia de la morontia en los mundos mansión.
30:4.11 (341.1) 2. Supervivientes durmientes. Todos los mortales con estatus de supervivientes y que están bajo la custodia de las guardianas personales del destino, pasan por los portales de la muerte natural y, en el tercer periodo, se personalizan en los mundos mansión. Aquellos seres acreditados que no han sido capaces, por cualquier razón, de alcanzar el nivel de dominio de la inteligencia y de dotación de espiritualidad que les daría derecho a guardianas personales, no pueden ir de este modo directa e inmediatamente a los mundos mansión. Estas almas supervivientes deben descansar en un sueño inconsciente hasta el día del juicio de una nueva época, de una nueva dispensación, de la venida de un Hijo de Dios para pasar lista a la edad y enjuiciar al mundo, y esta es la práctica general en todo Nebadon. Se dijo de Cristo Miguel que, cuando ascendió a las alturas al final de su trabajo en la tierra, «condujo a una gran multitud de cautivos». Y estos cautivos eran los supervivientes durmientes desde los días de Adán hasta el día de la resurrección del Maestro en Urantia.
30:4.12 (341.2) El paso del tiempo no tiene ninguna importancia para los mortales dormidos; están totalmente inconscientes y ajenos a la duración de su descanso. En el momento del reensamblaje de la personalidad al final de una edad, los que han dormido cinco mil años no reaccionan de forma diferente a los que han descansado cinco días. Aparte de este retraso en el tiempo, estos supervivientes pasan por el régimen de ascensión de forma idéntica a los que evitan el sueño más o menos largo de la muerte.
30:4.13 (341.3) En el trabajo de los universos locales, estas promociones dispensacionales de peregrinos de los mundos son utilizadas para actividades de grupo en la morontia. La movilización de grupos tan enormes tiene una gran ventaja; así se les mantiene juntos durante largos periodos de servicio efectivo.
30:4.14 (341.4) 3. Estudiantes de los mundos mansión. Todos los mortales supervivientes que se despiertan en los mundos mansión pertenecen a esta clase.
30:4.15 (341.5) El cuerpo físico de carne mortal no forma parte del reensamblaje del superviviente durmiente; el cuerpo físico ha regresado al polvo. La serafín asignada patrocina el nuevo cuerpo, la forma de morontia, como nuevo vehículo de vida para el alma inmortal y para que more en su interior el Ajustador que ha regresado. El Ajustador es el custodio de la transcripción de espíritu de la mente del superviviente durmiente. La serafín asignada es la cuidadora de la identidad superviviente —el alma inmortal— hasta donde haya evolucionado. Y cuando los dos, el Ajustador y la serafín, vuelven a unir los elementos de la personalidad confiados a su cargo, el nuevo individuo constituye la resurrección de la antigua personalidad, la supervivencia de la identidad de morontia en evolución del alma. Esta reasociación de alma y Ajustador se llama con toda propiedad resurrección, un reensamblaje de los factores de la personalidad; pero ni siquiera así se explica por completo la reaparición de la personalidad superviviente. Aunque probablemente no entendáis nunca el hecho de esta inexplicable operación, conoceréis algún día su verdad por experiencia si no rechazáis el plan de supervivencia de los mortales.
30:4.16 (341.6) El plan de detener inicialmente a los mortales en siete mundos de formación progresiva es casi universal en Orvonton. En cada sistema local de aproximadamente mil planetas habitados hay siete mundos mansión, generalmente satélites o subsatélites de la capital del sistema. Son los mundos que reciben a la mayoría de los mortales ascendentes.
30:4.17 (341.7) A veces, todos los mundos de formación en los que residen mortales se llaman «mansiones» del universo, y fue a esas esferas a las que Jesús aludió cuando dijo: «En la casa de mi Padre hay muchas mansiones». A partir de ahí, dentro de un grupo dado de esferas como los mundos mansión, los ascendentes progresarán individualmente de una esfera a otra y de una fase de vida a otra, pero avanzarán siempre de una etapa de estudio en el universo a otra formando promociones.
30:4.18 (342.1) 4. Progresores de la morontia. Cuando, desde los mundos mansión hacia arriba, los mortales pasan por las esferas del sistema, la constelación y el universo, son clasificados como progresores de la morontia; están atravesando las esferas de transición de la ascensión del mortal. A medida que los mortales ascendentes progresan de los mundos más bajos de la morontia a los más altos, sirven en incontables misiones en colaboración con sus maestros y en compañía de sus hermanos mayores más avanzados.
30:4.19 (342.2) La progresión en la morontia está relacionada con el avance continuo del intelecto, del espíritu y de la forma de la personalidad. Los supervivientes siguen siendo seres de tres naturalezas. Durante toda su experiencia en la morontia son pupilos del universo local. El régimen del superuniverso no entrará en vigor hasta que empiece su carrera como espíritus.
30:4.20 (342.3) Los mortales adquieren identidad real de espíritu justo antes de salir de la sede del universo local para ir hacia los mundos de recepción de los sectores menores del superuniverso. El paso de la etapa final de la morontia al estatus primero o más bajo de espíritu no es más que una pequeña transición. La mente, la personalidad y el carácter no cambian con este avance; solo se modifica la forma. Pero la forma de espíritu es tan real como el cuerpo de morontia, y es igual de perceptible.
30:4.21 (342.4) Antes de salir de sus universos locales nativos hacia los mundos de recepción del superuniverso, los mortales del tiempo reciben su confirmación como espíritus de manos del Hijo Creador y el Espíritu Madre del universo local. A partir de ese punto el estatus del mortal ascendente queda asentado para siempre. No se ha sabido nunca que los pupilos de los superuniversos se hayan descarriado. Las serafines ascendentes también son ascendidas en su categoría angélica a su salida de los universos locales.
30:4.22 (342.5) 5. Pupilos de los superuniversos. Todos los ascendentes que llegan a los mundos de formación de los superuniversos se convierten en pupilos de los Ancianos de los Días. Han atravesado la vida de la morontia del universo local y ya son espíritus acreditados. Como espíritus jóvenes empiezan la ascensión en el sistema de formación y cultura del superuniverso, que se extiende desde las esferas de recepción de su sector menor, pasando por los mundos de estudio de los diez sectores mayores, hasta las esferas culturales más altas de la sede del superuniverso.
30:4.23 (342.6) Hay tres órdenes de espíritus estudiantes según residan en los mundos de progresión en el espíritu de la sede del sector menor, de los sectores mayores o del superuniverso. Igual que los ascendentes en la morontia estudiaron y trabajaron en los mundos del universo local, los ascendentes en el espíritu siguen asimilando nuevos mundos mientras practican el transmitir a otros lo que han bebido de las fuentes experienciales de la sabiduría. Pero ir a la escuela como ser de espíritu en la carrera en el superuniverso es muy diferente a nada que haya podido entrar nunca en el campo imaginativo de la mente material del hombre.
30:4.24 (342.7) Antes de dejar el superuniverso para ir a Havona, estos espíritus ascendentes reciben un curso de gestión del superuniverso igual de exhaustivo que el de supervisión del universo local que recibieron durante su experiencia en la morontia. Antes de llegar a Havona, los mortales de espíritu tienen como principal objeto de estudio, aunque no como ocupación exclusiva, el dominio de la administración del universo local y del superuniverso. El motivo de toda esta experiencia no está aún del todo claro, pero esta formación es sin lugar a dudas acertada y necesaria con vistas a su posible destino futuro como miembros del Cuerpo de la Finalización.
30:4.25 (342.8) El régimen del superuniverso no es el mismo para todos los mortales ascendentes. Reciben la misma educación general, pero hay grupos y promociones especiales que realizan cursos especiales de instrucción y pasan por cursos específicos de formación.
30:4.26 (343.1) 6. Peregrinos de Havona. Cuando el desarrollo en el espíritu es completo, aunque no repleto, el mortal superviviente se prepara para el largo vuelo a Havona, el puerto de los espíritus evolutivos. En la tierra eras una criatura de carne y hueso. En tu paso por el universo local eras un ser de morontia. En tu paso por el superuniverso eras un espíritu en evolución. Con tu llegada a los mundos de recepción de Havona empieza en realidad y en serio tu educación espiritual. Tu aparición final en el Paraíso será como espíritu perfeccionado.
30:4.27 (343.2) El viaje desde la sede del superuniverso hasta las esferas de recepción de Havona se hace siempre a solas. En adelante ya no habrá más instrucción en promociones o en grupos. Se ha terminado tu formación técnica y administrativa de los mundos evolutivos del tiempo y el espacio. Empieza ahora tu educación personal, tu formación espiritual individual. De principio a fin, a lo largo de todo Havona, la instrucción es personal y de naturaleza triple: intelectual, espiritual y experiencial.
30:4.28 (343.3) El primer acto de tu carrera en Havona será reconocer a tu seconafín de transporte y agradecerle el largo y seguro viaje. Luego serás presentado a los seres que patrocinarán tus primeras actividades en Havona. A continuación irás a registrar tu llegada y a preparar tu mensaje de acción de gracias y adoración que será enviado al Hijo Creador de tu universo local, el Padre del universo que hizo posible tu carrera de filiación. Una vez concluidas las formalidades de la llegada a Havona, se te concede un largo periodo de asueto para observar libremente y tener la oportunidad de buscar a tus amigos, compañeros y colaboradores de la larga experiencia de ascensión. También puedes consultar las difusiones para averiguar cuáles de tus compañeros peregrinos han partido hacia Havona desde tu salida de Uversa.
30:4.29 (343.4) El hecho de tu llegada a los mundos de recepción de Havona será debidamente transmitido a la sede de tu universo local y comunicado personalmente a tu guardiana seráfica dondequiera que se encuentre.
30:4.30 (343.5) Los mortales ascendentes han sido formados a fondo en los asuntos de los mundos evolutivos del espacio. Ahora empiezan su largo y provechoso contacto con las esferas creadas de la perfección. ¡Qué buena preparación para algún futuro trabajo les proporciona esta experiencia combinada, única y extraordinaria! Pero no puedo hablaros de Havona; tenéis que ver esos mundos para poder apreciar su gloria o comprender su grandiosidad.
30:4.31 (343.6) 7. Llegados al Paraíso. Al alcanzar el Paraíso con estatus residencial empiezas el curso progresivo de divinidad y absonidad. Tu residencia en el Paraíso significa que has encontrado a Dios y que vas a ser incorporado al Cuerpo de los Mortales de la Finalización. De todas las criaturas del gran universo, solo los que están fusionados con el Padre son incorporados al Cuerpo de los Mortales de la Finalización. Solo estos individuos prestan juramento de finalitario. Otros seres de perfección paradisiaca o que han logrado llegar al Paraíso pueden adscribirse temporalmente a este cuerpo de la finalización, pero no son asignados eternamente a la misión desconocida y no revelada de esta multitud creciente de veteranos evolutivos y perfeccionados del tiempo y el espacio.
30:4.32 (343.7) A los llegados al Paraíso se les concede un periodo de libertad, después del cual empiezan sus relaciones con los siete grupos de las supernafines primarias. Cuando han terminado su curso con las conductoras de la adoración, se denominan graduados del Paraíso y entonces, como finalitarios, son asignados a servicios de observación y cooperación hasta los confines de la extensa creación. Hasta ahora, no parece haber ninguna ocupación específica o establecida para el Cuerpo de Finalitarios Mortales, aunque cumplen muchas funciones en los mundos asentados en luz y vida.
30:4.33 (344.1) Aunque no hubiera un destino futuro o no revelado para el Cuerpo de los Mortales de la Finalización, la presente misión de estos seres ascendentes sería ya perfectamente adecuada y gloriosa. Su destino presente justifica por completo el plan universal de ascenso evolutivo. Pero las edades futuras de la evolución de las esferas del espacio exterior ampliarán sin duda más, e iluminarán divinamente con más plenitud, la sabiduría y la amorosa bondad de los Dioses en la ejecución de su plan divino de supervivencia humana y de ascenso de los mortales.
30:4.34 (344.2) Esta narración, junto con lo que os ha sido revelado y con lo que podáis adquirir relacionado con la instrucción sobre vuestro propio mundo, esboza a grandes rasgos la carrera de un mortal ascendente. La historia varía considerablemente en los diferentes superuniversos, pero este relato os permite entrever el plan promedio de progresión de los mortales tal como está en vigor en el universo local de Nebadon y en el séptimo segmento del gran universo, el superuniverso de Orvonton.
30:4.35 (344.3) [Patrocinado por un Mensajero Poderoso procedente de Uversa.]
El libro de Urantia
Documento 31
31:0.1 (345.1) EL Cuerpo de Finalitarios Mortales es el destino conocido en el presente de los mortales ascendentes del tiempo fusionados con un Ajustador. Pero hay otros grupos que se asignan también a este colectivo. El cuerpo finalitario primario está compuesto como sigue:
31:0.2 (345.2) 1. Nativos de Havona.
31:0.3 (345.3) 2. Mensajeros por Gravedad.
31:0.4 (345.4) 3. Mortales glorificados.
31:0.5 (345.5) 4. Serafines adoptadas.
31:0.6 (345.6) 5. Hijos Materiales glorificados.
31:0.7 (345.7) 6. Criaturas intermedias glorificadas.
31:0.8 (345.8) Estos seis grupos de seres glorificados componen este cuerpo único de destino eterno. Creemos conocer su trabajo futuro pero no estamos seguros. Aunque el Cuerpo de la Finalización Mortal se está movilizando en el Paraíso, y aunque ministran hoy tan ampliamente a los universos del espacio y administran los mundos asentados en luz y vida, parece que su destino futuro estará en los universos del espacio exterior que se están organizando ahora. Al menos eso es lo que se conjetura en Uversa.
31:0.9 (345.9) El cuerpo se organiza con arreglo a las asociaciones de trabajo de los mundos del espacio y de conformidad con la experiencia asociativa adquirida en el transcurso de la larga e intensa carrera ascendente. Todas las criaturas ascendentes admitidas en este cuerpo son recibidas en igualdad, pero esta ensalzada igualdad en modo alguno anula la individualidad ni destruye la identidad personal. Al comunicarnos con un finalitario podemos discernir inmediatamente si se trata de un ascendente mortal, un nativo de Havona, una serafín adoptada, una criatura intermedia o un Hijo Material.
31:0.10 (345.10) Durante la presente edad del universo los finalitarios vuelven a los universos del tiempo para servir en ellos. Son destinados a trabajar sucesivamente en los diferentes superuniversos, pero nunca en su superuniverso nativo hasta después de haber servido en las otras seis supercreaciones. Así pueden adquirir el concepto séptuplo del Ser Supremo.
31:0.11 (345.11) Una o más compañías de finalitarios mortales están de servicio constante en Urantia. No hay ámbito de servicio en el universo al que no estén destinados. Ejercen su actividad en todo el universo con periodos iguales y alternos de obligación asignada y de servicio libre.
31:0.12 (345.12) No tenemos ni idea de la naturaleza de la organización futura de este grupo extraordinario, pero los finalitarios son ahora un cuerpo enteramente autogobernado. Eligen a sus propios líderes y directores permanentes, periódicos y de asignación. Ninguna influencia exterior puede llegar nunca a afectar sus políticas y solo prestan su juramento de lealtad a la Trinidad del Paraíso.
31:0.13 (346.1) Los finalitarios mantienen sus propias sedes en el Paraíso, en los superuniversos, en los universos locales y en todas las capitales divisionales. Forman un orden aparte de creación evolutiva. Aunque no los dirigimos ni controlamos directamente, son absolutamente leales y cooperan siempre con todos nuestros planes. Son en verdad el conjunto creciente de almas probadas y sinceras del tiempo y el espacio —la sal evolutiva del universo— y están a prueba del mal y afianzadas contra el pecado para siempre.
31:1.1 (346.2) Muchos de los nativos de Havona que sirven como maestros en las escuelas de formación de peregrinos del universo central llegan a encariñarse mucho con los mortales ascendentes y a interesarse aún más por el trabajo y el destino del Cuerpo de Finalitarios Mortales en el futuro. En la sede administrativa del cuerpo en el Paraíso, se mantiene un registro de inscripción de voluntarios de Havona presidido por el adjunto de Grandfanda. A día de hoy hay millones y millones de nativos de Havona en esta lista de espera. Estos seres perfectos creados de forma directa y divina son de gran ayuda para el Cuerpo de los Mortales de la Finalización, y su utilidad será sin duda aún mayor en el lejano futuro. Proporcionan el punto de vista de quien ha nacido en la perfección y la repleción divina. Los finalitarios abarcan así las dos fases de la existencia experiencial: la perfecta y la perfeccionada.
31:1.2 (346.3) Los nativos de Havona deben lograr cierto desarrollo experiencial en enlace con los seres evolutivos para adquirir la capacidad de recibir el otorgamiento de un fragmento del espíritu del Padre Universal. El Cuerpo de Finalitarios Mortales tiene como miembros permanentes solo a aquellos seres que se han fusionado con el espíritu de la Primera Fuente y Centro o que, como los Mensajeros por Gravedad, llevan incorporado de modo innato este espíritu de Dios Padre.
31:1.3 (346.4) Los habitantes del universo central son recibidos en el cuerpo en la proporción de uno a mil (una compañía de finalitarios). El cuerpo está organizado para el servicio temporal en compañías de mil, 997 criaturas ascendentes, por un nativo de Havona y un Mensajero por Gravedad. Los finalitarios se movilizan así en compañías, pero el juramento de la finalización se toma individualmente. Es un juramento de implicaciones profundas y de importancia eterna. El nativo de Havona presta el mismo juramento y queda adscrito para siempre al cuerpo.
31:1.4 (346.5) Los reclutados en Havona siguen a la compañía a la que fueron asignados; dondequiera que vaya el grupo, van ellos. Y deberíais ver el entusiasmo que ponen en su nuevo trabajo de finalitarios. La posibilidad de alcanzar el Cuerpo de la Finalización es una de las emociones espléndidas de Havona; la posibilidad de convertirse en finalitario es una de las aventuras supremas de estas razas perfectas.
31:1.5 (346.6) Los nativos de Havona son recibidos también, en la misma proporción, en el Cuerpo de Finalitarios Trinizados Conjuntos de Vicegerington y en el Cuerpo de Finalitarios Trascendentales del Paraíso. Los ciudadanos de Havona consideran estos tres destinos, junto con su posible admisión en el Cuerpo de Finalitarios de Havona, como las metas supremas de sus elevadas carreras.
31:2.1 (346.7) En todo momento y lugar en que los Mensajeros por Gravedad ejercen su función los finalitarios están al mando. Todos los Mensajeros por Gravedad están bajo la jurisdicción exclusiva de Grandfanda, y solo son asignados al Cuerpo primario de la Finalización. Son inestimables para los finalitarios ya en el momento presente y su utilidad será total en el futuro eterno. Ningún otro grupo de criaturas inteligentes posee un cuerpo de mensajeros personalizados como este, capaz de trascender el tiempo y el espacio. Los tipos similares de mensajeros-registradores adscritos a otros cuerpos de finalitarios no están personalizados, están absonizados.
31:2.2 (347.1) Los Mensajeros por Gravedad proceden de Divinington y son Ajustadores modificados y personalizados, pero nadie en nuestro grupo de Uversa intentará explicar la naturaleza de ninguno de estos mensajeros. Sabemos que son seres muy personales, divinos, inteligentes y conmovedoramente comprensivos, pero no comprendemos su técnica intemporal de atravesar el espacio. Parecen estar capacitados para utilizar todas y cada una de las energías y circuitos, e incluso la gravedad. Los finalitarios del cuerpo de los mortales no pueden desafiar al tiempo y al espacio, pero tienen vinculadas a ellos y bajo su mando a unas personalidades de espíritu casi infinitas que sí pueden. Nos atrevemos a llamar personalidades a los Mensajeros por Gravedad, pero son en realidad seres de superespíritu, personalidades sin límites ni fronteras. Comparados con los Mensajeros Solitarios, pertenecen a un orden de personalidad totalmente distinto.
31:2.3 (347.2) Los Mensajeros por Gravedad pueden estar adscritos a una compañía de finalitarios en número ilimitado, pero solo un mensajero, el jefe de sus iguales, es incorporado al Cuerpo de los Mortales de la Finalización. Sin embargo, este jefe tiene asignado un equipo permanente de 999 mensajeros y, según las circunstancias lo requieran, puede recurrir a las reservas del orden para obtener asistentes en número ilimitado.
31:2.4 (347.3) Entre los Mensajeros por Gravedad y los finalitarios mortales glorificados se llega a crear un afecto profundo y conmovedor. Tienen mucho en común: unos son la personalización directa de un fragmento del Padre Universal; los otros, una personalidad de criatura que existe en el alma inmortal superviviente fusionada con un fragmento del mismo Padre Universal, el espíritu Ajustador del Pensamiento.
31:3.1 (347.4) Los mortales ascendentes fusionados con el Ajustador componen el grueso del Cuerpo primario de la Finalización. Junto con las serafines adoptadas y glorificadas, suman por lo general 990 en cada compañía de finalitarios. La proporción de mortales y ángeles varía de un grupo a otro, aunque los mortales son mucho más numerosos que las serafines. Los nativos de Havona, los Hijos Materiales glorificados, las criaturas intermedias glorificadas, los Mensajeros por Gravedad y el miembro desconocido que falta, forman solo el uno por ciento del cuerpo. Cada compañía de mil finalitarios solo tiene sitio para diez de estas personalidades no mortales ni seráficas.
31:3.2 (347.5) Nosotros, los de Uversa, desconocemos el «destino en la finalización» de los mortales ascendentes del tiempo. En el momento presente residen en el Paraíso y sirven temporalmente en el Cuerpo de Luz y Vida, pero un curso de formación ascendente tan formidable y una disciplina en el universo tan prolongada tienen que estar destinados a cualificarlos para pruebas de confianza aún mayores y servicios de responsabilidad aún más sublimes.
31:3.3 (347.6) A pesar de que estos mortales ascendentes han logrado llegar al Paraíso, han sido incorporados al Cuerpo de la Finalización y han sido enviados de vuelta en gran número para participar en la conducción de los universos locales y asistir en la administración de los asuntos de los superuniversos, frente a este destino aparente, subsiste el hecho significativo de que solo constan como espíritus de sexta etapa. Es indudable que queda un paso más en la carrera del Cuerpo de los Mortales de la Finalización. Desconocemos la naturaleza de ese paso, pero tenemos conocimiento de tres hechos que señalamos aquí:
31:3.4 (348.1) 1. Sabemos por los registros que los mortales son espíritus del primer orden durante su estancia en los sectores menores, y que ascienden al segundo orden cuando son trasladados a los sectores mayores y al tercero cuando avanzan a los mundos centrales de formación del superuniverso. Los mortales se vuelven cuartanos o espíritus graduados después de alcanzar el sexto círculo de Havona y se convierten en espíritus del orden quinto cuando encuentran al Padre Universal. Posteriormente alcanzan la sexta etapa de la existencia de espíritu al prestar el juramento que los incorpora para siempre a la misión eterna del Cuerpo de la Finalización Mortal.
31:3.5 (348.2) Observamos que la clasificación o designación de los espíritus está determinada por su progreso efectivo de un ámbito de servicio en el universo a otro ámbito de servicio en el universo, o de un universo a otro universo, y suponemos que el otorgamiento del rango de espíritus séptimos al Cuerpo de los Mortales de la Finalización será simultáneo a su ascenso a la misión eterna de servicio en esferas hasta ahora no registradas ni reveladas y concomitante con su logro de Dios Supremo. Pero aparte de estas audaces conjeturas, en realidad no sabemos más que vosotros sobre todo esto; nuestro conocimiento de la carrera de los mortales no va más allá de su presente destino paradisiaco.
31:3.6 (348.3) 2. Los mortales finalitarios han cumplido plenamente el mandato de las edades: «Sed perfectos»; han ascendido por el sendero universal de logro mortal, han encontrado a Dios y han sido debidamente admitidos en el Cuerpo de la Finalización. Estos seres han logrado el límite presente de progresión en el espíritu, pero no el carácter final en su estatus último de espíritu. Han conseguido el límite presente de perfección de la criatura, pero no el carácter final en el servicio de la criatura. Han experimentado la plenitud de la adoración a la Deidad, pero no el carácter final en el logro experiencial de la Deidad.
31:3.7 (348.4) 3. Los mortales glorificados del Cuerpo de la Finalización del Paraíso son seres ascendentes que están en posesión del conocimiento experiencial de cada paso de la actualidad y de la filosofía de vida más plena posible de la existencia inteligente. Durante las edades de su ascenso desde los mundos materiales más bajos hasta las alturas espirituales del Paraíso, estas criaturas supervivientes han sido instruidas hasta los límites de su capacidad sobre todos los detalles de todos los principios divinos de la administración, no solo justa y eficiente sino también misericordiosa y paciente, de toda la creación universal del tiempo y el espacio.
31:3.8 (348.5) Consideramos que los seres humanos tienen derecho a compartir nuestras opiniones y que podéis especular libremente con nosotros sobre el misterio del destino último del Cuerpo de la Finalización del Paraíso. Nos parece evidente que las misiones presentes de las criaturas evolutivas perfeccionadas enlazan con la naturaleza de los cursos de posgrado de comprensión del universo y administración de los superuniversos. Y todos nos preguntamos: «¿Por qué están tan interesados los Dioses en formar tan a fondo a los mortales supervivientes en las técnicas de gestión del universo?»
31:4.1 (348.6) A muchas de las fieles guardianas seráficas de los mortales se les permite recorrer la carrera ascendente con sus pupilos humanos, y muchas de estas ángeles guardianas, después de fusionarse con el Padre, se unen a sus sujetos para prestar con ellos el juramento finalitario de la eternidad y aceptar para siempre el destino de sus compañeros mortales. Las ángeles que pasan por la experiencia ascendente de los seres mortales pueden compartir el destino de la naturaleza humana; pueden ser incorporadas del mismo modo y eternamente a este Cuerpo de la Finalización. Numerosas serafines adoptadas y glorificadas están adscritas a los diversos cuerpos de finalitarios no mortales.
31:5.1 (349.1) Hay una disposición en los universos del tiempo y el espacio por la cual los ciudadanos adánicos de los sistemas locales, cuando tardan mucho en recibir una misión planetaria, pueden presentar una petición para ser liberados del estatus de ciudadanos permanentes. Si se les concede, se unen a los peregrinos ascendentes en las capitales de los universos y desde allí siguen adelante hacia el Paraíso y el Cuerpo de la Finalización.
31:5.2 (349.2) Cuando un mundo evolutivo avanzado alcanza las últimas eras de la edad de luz y vida, los Hijos Materiales, el Adán y la Eva Planetarios, pueden elegir humanizarse, recibir Ajustadores y embarcarse en la carrera evolutiva de ascenso en el universo que conduce al Cuerpo de Finalitarios Mortales. Algunos de estos Hijos Materiales fracasan parcialmente o fallan técnicamente en su misión de aceleradores biológicos, como le ocurrió a Adán en Urantia. Entonces se ven obligados a tomar el curso natural de los pueblos del mundo, recibir Ajustadores, pasar por la muerte y progresar en la fe por el régimen ascendente para alcanzar posteriormente el Paraíso y el Cuerpo de la Finalización.
31:5.3 (349.3) Las compañías de finalitarios que cuentan con estos Hijos Materiales no son muchas. Su presencia aporta al grupo un gran potencial de alto servicio, y son elegidos invariablemente como sus líderes. Si ambos integrantes de la pareja edénica están adscritos al mismo grupo, se les suele permitir actuar de manera conjunta, como una sola personalidad. Estas parejas ascendentes tienen mucho más éxito en la aventura de trinización que los mortales ascendentes.
31:6.1 (349.4) En muchos planetas se originan grandes cantidades de criaturas intermedias, pero rara vez se quedan en su mundo nativo después de que este se haya asentado en luz y vida. En ese momento o poco después son liberados de su estatus de ciudadanos permanentes y comienzan la ascensión al Paraíso pasando por los mundos de la morontia, el superuniverso y Havona en compañía de los mortales del tiempo y el espacio.
31:6.2 (349.5) Las criaturas intermedias de los distintos universos son muy diferentes en origen y naturaleza, pero todas están destinadas a uno u otro de los Cuerpos de la Finalización del Paraíso. Todos los intermedios secundarios terminan por fusionarse con Ajustadores y son incorporados al cuerpo de los mortales. Muchas compañías de finalitarios tienen a uno de estos seres glorificados en su grupo.
31:7.1 (349.6) En el momento presente cada compañía de finalitarios se compone de 999 personalidades con estatus juramentado que son sus miembros permanentes. El lugar vacante lo ocupa el jefe de los Evangelistas de la Luz adscritos a la compañía y asignados para una única misión. Pero estos seres solo son miembros transitorios del cuerpo.
31:7.2 (349.7) Toda personalidad celestial asignada al servicio de un cuerpo de finalitarios se denomina Evangelista de la Luz. Estos seres no prestan el juramento de finalitarios, y aunque están sujetos a la organización del cuerpo, no están adscritos a él de forma permanente. Este grupo puede abarcar a Mensajeros Solitarios, supernafines, seconafines, Ciudadanos del Paraíso o sus vástagos trinizados: cualquier ser que se requiera para llevar a cabo una misión finalitaria transitoria. No sabemos si estos seres quedarán o no adscritos a la misión eterna del cuerpo. Al término de su asignación estos Evangelistas de la Luz recuperan su estatus anterior.
31:7.3 (350.1) En el Cuerpo de los Mortales de la Finalización, tal como está constituido ahora, hay exactamente seis clases de miembros permanentes. Como es natural, los finalitarios especulan mucho sobre la identidad de sus futuros camaradas, pero hay poco acuerdo entre ellos.
31:7.4 (350.2) Nosotros, los de Uversa, conjeturamos a menudo sobre la identidad del séptimo grupo de finalitarios. Barajamos muchas ideas, entre ellas la posible asignación de algunos cuerpos de los numerosos grupos trinizados que se están acumulando en el Paraíso, en Vicegerington y en el circuito interior de Havona. Se especula incluso que se podría permitir al Cuerpo de la Finalización trinizar a muchos de sus asistentes en el trabajo de administración del universo en el caso de que fueran destinados al servicio de universos que están ahora en proceso de formación.
31:7.5 (350.3) Uno de nosotros opina que este puesto vacante en el cuerpo será ocupado por algún tipo de ser originario del nuevo universo en el que servirán en el futuro; otro se inclina a creer que este lugar lo ocupará algún tipo de personalidad paradisiaca aún no creada, devenida o trinizada. Pero lo más probable es que tengamos que esperar a que los finalitarios entren en su séptima etapa de logro como espíritus para saberlo realmente.
31:8.1 (350.4) Parte de la experiencia de un mortal perfeccionado como finalitario en el Paraíso consiste en el esfuerzo por conseguir comprender la naturaleza y la función de los más de mil grupos de superciudadanos trascendentales del Paraíso, seres devenidos con atributos absonitos. A la hora de relacionarse con estas superpersonalidades, los ascendentes finalitarios reciben mucha ayuda y consejos muy útiles de numerosos órdenes de ministradores trascendentales cuya tarea consiste en presentar a los finalitarios evolucionados a sus nuevos hermanos paradisiacos. Todo el orden de los Trascendentales vive en una amplia zona destinada exclusivamente para ellos en la parte oeste del Paraíso.
31:8.2 (350.5) Al hablar de los Trascendentales nos vemos restringidos no solo por las limitaciones de la comprensión humana, sino también por los términos del mandato que regula estas revelaciones sobre las personalidades del Paraíso. Estos seres no están relacionados en modo alguno con el ascenso de los mortales a Havona. La inmensa multitud de Trascendentales del Paraíso no tiene nada que ver con los asuntos ni de Havona ni de los siete superuniversos. Solo se dedican a la superadministración de los asuntos del universo maestro.
31:8.3 (350.6) Tú, que eres una criatura, puedes concebir a un Creador, pero difícilmente podrás comprender que existe un conjunto enorme y diversificado de seres inteligentes que no son ni Creadores ni criaturas. Estos Trascendentales no crean seres ni fueron creados jamás. Al hablar de su origen y para evitar introducir un término nuevo —una designación arbitraria y sin sentido—, nos parece preferible decir que los Trascendentales simplemente devienen. El Absoluto de Deidad bien podría haber estado involucrado en su origen y podría estar implicado en su destino, pero estos seres únicos no están dominados ahora por el Absoluto de Deidad. Están sometidos a Dios Último, y su presente estancia en el Paraíso está supervisada y dirigida en todos los aspectos por la Trinidad.
31:8.4 (351.1) Aunque todos los mortales que logran llegar al Paraíso fraternizan a menudo con los Trascendentales, como lo hacen con los Ciudadanos del Paraíso, resulta que el primer contacto serio del hombre con un Trascendental se produce en el momento memorable en el que, como miembro de un nuevo grupo de finalitarios, el ascendente mortal se presenta en el círculo de recepción de los finalitarios donde el jefe de los Trascendentales y presidente de los Arquitectos del Universo Maestro le toma su juramento eterno a la Trinidad.
31:9.1 (351.2) Los Arquitectos del Universo Maestro son el cuerpo de gobierno de los Trascendentales del Paraíso. Este cuerpo de gobierno se compone de 28 011 personalidades de mente maestra, espíritu excelente y carácter absonito superno. El dignatario que preside este magnífico grupo, el Arquitecto Maestro más antiguo, es el coordinador jefe de todas las inteligencias paradisiacas por debajo del nivel de Deidad.
31:9.2 (351.3) La proscripción decimosexta del mandato que autoriza estas narraciones dice: «Si se considera oportuno, se podrá desvelar la existencia de los Arquitectos del Universo Maestro y sus compañeros, pero no se debe revelar plenamente ni su origen ni su naturaleza ni su destino». Sin embargo, podemos informaros de que estos Arquitectos Maestros existen en siete niveles de lo absonito. Estos siete grupos se clasifican como sigue:
31:9.3 (351.4) 1. El nivel del Paraíso. Solo el Arquitecto más antiguo o primer devenido actúa en este nivel más alto de lo absonito. Esta personalidad última —ni Creador ni criatura— devino en los albores de la eternidad y actúa ahora como el coordinador excelso del Paraíso y sus veintiún mundos de actividades relacionadas.
31:9.4 (351.5) 2. El nivel de Havona. En el segundo devenir de Arquitectos se originaron tres planificadores maestros y administradores absonitos que se han dedicado siempre a la coordinación de los mil millones de esferas perfectas del universo central. La tradición del Paraíso mantiene que estos tres Arquitectos, con el consejo del Arquitecto predevenido más antiguo, contribuyeron a la planificación de Havona, aunque no lo sabemos realmente.
31:9.5 (351.6) 3. El nivel de los superuniversos. El tercer nivel absonito abarca a los siete Arquitectos Maestros de los siete superuniversos, que ahora y como grupo pasan casi el mismo tiempo en compañía de los siete Espíritus Maestros en el Paraíso y de los siete Ejecutivos Supremos en los siete mundos especiales del Espíritu Infinito. Son los supercoordinadores del gran universo.
31:9.6 (351.7) 4. El nivel primario de espacio. Este grupo cuenta con setenta Arquitectos, y conjeturamos que se ocupan de los planes últimos del primer universo del espacio exterior que está ahora en vías de movilización más allá de las fronteras de los siete superuniversos del presente.
31:9.7 (351.8) 5. El nivel secundario de espacio. Este quinto cuerpo de Arquitectos se compone de 490 miembros, y conjeturamos de nuevo que deben de ocuparse del segundo universo del espacio exterior, donde nuestros físicos han detectado ya claras movilizaciones de energía.
31:9.8 (352.1) 6. El nivel terciario de espacio. Este sexto grupo de Arquitectos Maestros lo componen 3430 miembros, y deducimos igualmente que podrían estar ocupados en los gigantescos planes del tercer universo del espacio exterior.
31:9.9 (352.2) 7. El nivel cuartano de espacio. Este cuerpo, el último y el más numeroso, se compone de 24 010 Arquitectos Maestros, y si nuestras conjeturas anteriores son válidas, debe de estar relacionado con el cuarto y último de los universos del espacio exterior que aumentan de tamaño sin cesar.
31:9.10 (352.3) Estos siete grupos de Arquitectos Maestros suman un total de 28 011 planificadores de universos. Según una tradición existente en el Paraíso, en la remota eternidad se intentó que deviniera el Arquitecto Maestro número 28 012, pero este ser no consiguió absonizarse y su personalidad fue incautada por el Absoluto Universal. Es posible que la serie ascendente de los Arquitectos Maestros alcanzara el límite de la absonidad en el Arquitecto número 28 011 y que el intento número 28 012 se encontrara con el nivel matemático de la presencia del Absoluto. En otras palabras, que en el nivel 28 012 del devenir la cualidad de absonidad fuera equivalente al nivel de lo Universal y alcanzara el valor del Absoluto.
31:9.11 (352.4) En su organización funcional los tres Arquitectos supervisores de Havona actúan como asistentes asociados del único Arquitecto del Paraíso. Los siete Arquitectos de los superuniversos actúan como iguales en rango de los tres supervisores de Havona. Los setenta planificadores de los universos del nivel primario de espacio exterior sirven en el momento presente como asistentes adjuntos de los siete Arquitectos de los siete superuniversos.
31:9.12 (352.5) Los Arquitectos del Universo Maestro tienen a su disposición numerosos grupos de asistentes y ayudantes, entre ellos dos órdenes inmensos de organizadores de la fuerza: los devenidos primarios y los trascendentales asociados. Estos Organizadores Maestros de la Fuerza no deben confundirse con los directores del poder, que están relacionados con el gran universo.
31:9.13 (352.6) Todos los seres engendrados de la unión de los hijos del tiempo con los hijos de la eternidad, como son los vástagos trinizados de finalitarios y Ciudadanos del Paraíso, se convierten en pupilos de los Arquitectos Maestros. Pero de todas las demás criaturas o entidades reveladas que ejercen su función en los universos organizados del presente, solo los Mensajeros Solitarios y los Espíritus Inspirados de la Trinidad guardan alguna relación orgánica con los Trascendentales y los Arquitectos del Universo Maestro.
31:9.14 (352.7) Los Arquitectos Maestros aportan su aprobación técnica a la asignación de los Hijos Creadores a sus emplazamientos en el espacio para que organicen los universos locales. Existe una vinculación muy estrecha entre los Arquitectos Maestros y los Hijos Creadores del Paraíso, y aunque esta relación está sin revelar, habéis sido informados de la vinculación de los Arquitectos y los Creadores Supremos del gran universo en la relación de la primera Trinidad experiencial. Estos dos grupos, junto con el Ser Supremo experiencial en evolución, constituyen la Trinidad Última de valores trascendentales y significados del universo maestro.
31:10.1 (352.8) El Arquitecto Maestro más antiguo tiene la supervisión de los siete Cuerpos de la Finalización, a saber:
31:10.2 (352.9) 1. El Cuerpo de Finalitarios Mortales.
31:10.3 (352.10) 2. El Cuerpo de Finalitarios del Paraíso.
31:10.4 (352.11) 3. El Cuerpo de Finalitarios Trinizados.
31:10.5 (353.1) 4. El Cuerpo de Finalitarios Trinizados Conjuntos.
31:10.6 (353.2) 5. El Cuerpo de Finalitarios de Havona.
31:10.7 (353.3) 6. El Cuerpo de Finalitarios Trascendentales.
31:10.8 (353.4) 7. El Cuerpo de Hijos del Destino No Revelados.
31:10.9 (353.5) Cada uno de estos cuerpos del destino tiene un presidente, y los siete constituyen el Consejo Supremo del Destino, que está en el Paraíso. Durante la presente edad del universo, Grandfanda es el jefe de este cuerpo supremo que realiza misiones en el universo para los hijos de destino último.
31:10.10 (353.6) La reunión de estos siete cuerpos de finalitarios significa la movilización en la realidad de potenciales, personalidades, mentes, espíritus, absonismos y actualidades experienciales que posiblemente trasciendan incluso las funciones futuras del Ser Supremo en el universo maestro. Estos siete cuerpos de finalitarios representan probablemente la actividad presente de la Trinidad Última, dedicada a reunir las fuerzas de lo finito y lo absonito como preparación para desarrollos inconcebibles en los universos del espacio exterior. Nada semejante a esta movilización se ha producido desde aquellos tiempos cercanos de la eternidad en que la Trinidad del Paraíso movilizó de forma similar a las personalidades existentes entonces del Paraíso y de Havona y las designó como administradoras y regidoras de los siete superuniversos proyectados del tiempo y el espacio. Los siete cuerpos de finalitarios representan la respuesta de divinidad del gran universo a las necesidades futuras de los potenciales no desarrollados de actividades futuro-eternas en los universos exteriores.
31:10.11 (353.7) Nos aventuramos a pronosticar futuros universos exteriores más grandes de mundos habitados, nuevas esferas pobladas con nuevos órdenes de seres excelentes y únicos, un universo material sublime en su ultimidad, una vasta creación a la que solo faltará un detalle importante: la presencia de una experiencia finita efectiva en la vida universal de existencia ascendente. Ese universo nacerá con una enorme desventaja experiencial: la privación de participar en la evolución del Supremo Todopoderoso. Todos esos universos exteriores disfrutarán del ministerio inigualable y el sobrecontrol superno del Ser Supremo, pero el hecho mismo de esta presencia activa excluye la participación de dichos universos en la actualización de la Deidad Suprema.
31:10.12 (353.8) Durante la presente edad del universo, las personalidades que evolucionan en el gran universo sufren muchas dificultades debidas a la actualización incompleta de la soberanía de Dios Supremo, pero todos estamos compartiendo la experiencia única de su evolución. Evolucionamos en él y él evoluciona en nosotros. En algún momento del futuro eterno, la evolución de la Deidad Suprema se convertirá en un hecho consumado de la historia del universo, y la oportunidad de participar en esta maravillosa experiencia habrá desaparecido del escenario de acción cósmica.
31:10.13 (353.9) Pero aquellos de nosotros que hayan adquirido esta experiencia única durante la juventud del universo la atesorarán durante toda la eternidad futura. Y muchos de nosotros especulamos que la misión de las reservas crecientes de mortales ascendentes y perfeccionados del Cuerpo de la Finalización, en colaboración con los otros seis cuerpos que se están reclutando de forma similar, podría consistir en administrar esos universos exteriores en un esfuerzo por compensar sus deficiencias experienciales debidas al hecho de no haber participado en la evolución del Ser Supremo en el espacio-tiempo.
31:10.14 (353.10) Estas deficiencias son inevitables en todos los niveles de existencia en el universo. Durante la presente edad del universo, los que pertenecemos a los niveles más altos de existencia espiritual bajamos a administrar los universos evolutivos y a ministrar a los mortales ascendentes. De este modo nos esforzamos por remediar sus deficiencias en cuanto a las realidades de la experiencia espiritual más alta.
31:10.15 (354.1) Y aunque en realidad no sabemos nada de los planes de los Arquitectos del Universo Maestro respecto a estas creaciones exteriores, estamos seguros de tres cosas:
31:10.16 (354.2) 1. En los dominios del espacio exterior existe un sistema vasto y nuevo de universos que se está organizando gradualmente. De hecho, vuestros telescopios ya alcanzan a ver nuevos órdenes de creaciones físicas, círculos enormes y gigantescos de universos y universos que pululan mucho más allá de los límites presentes de las creaciones pobladas y organizadas. En el momento presente, estas creaciones exteriores son enteramente físicas y parecen estar deshabitadas y desprovistas de administración por criaturas.
31:10.17 (354.3) 2. Desde edades inmemoriales continúa en el Paraíso la movilización inexplicada y totalmente misteriosa de seres perfeccionados y ascendentes del tiempo y el espacio en asociación con los otros seis cuerpos de finalitarios.
31:10.18 (354.4) 3. En concomitancia con estas operaciones, la Persona Suprema de la Deidad se está cargando de poder como soberano todopoderoso de las supercreaciones.
31:10.19 (354.5) A la vista de este desarrollo trino que abarca a criaturas, universos y a la Deidad, ¿es de extrañar que presagiemos que algo nuevo y no revelado se acerca a su culminación en el universo maestro? ¿No es natural que asociemos esta movilización y organización multisecular de universos físicos a escala desconocida hasta ahora, así como la emergencia de la personalidad del Ser Supremo, con el asombroso programa de elevación de los mortales del tiempo a la perfección divina y con su posterior movilización en el Paraíso en el Cuerpo de la Finalización? Una designación y un destino envueltos en el misterio del universo. Todo Uversa está cada vez más convencido de que los Cuerpos de la Finalización que se están reuniendo están destinados a algún servicio futuro en los universos del espacio exterior, donde ya somos capaces de identificar la formación de al menos setenta mil agregados de materia cada uno de los cuales es más grande que cualquiera de los superuniversos del presente.
31:10.20 (354.6) Los mortales evolutivos nacen en los planetas del espacio, pasan por los mundos de la morontia, ascienden a los universos del espíritu, atraviesan las esferas de Havona, encuentran a Dios, alcanzan el Paraíso y son incorporados al Cuerpo primario de la Finalización para esperar en él la próxima misión de servicio en el universo. Hay otros seis cuerpos de la finalización en proceso de agrupamiento, pero Grandfanda, el primer ascendente mortal, preside como jefe paradisiaco todos los órdenes de finalitarios. Ante este espectáculo sublime todos exclamamos: ¡Qué glorioso destino para los hijos del tiempo de origen animal, los hijos materiales del espacio!
31:10.21 (354.7) [Patrocinado conjuntamente por un Consejero Divino y Uno sin Nombre ni Número, autorizados a proceder así por los Ancianos de los Días de Uversa.]
* * * * *
31:10.22 (354.8) Estos treinta y un documentos que describen la naturaleza de la Deidad, la realidad del Paraíso, la organización y el funcionamiento del universo central y de los superuniversos, las personalidades del gran universo y el alto destino de los mortales evolutivos fueron patrocinados, formulados y puestos en inglés por una alta comisión compuesta por veinticuatro administradores de Orvonton atendiendo a un mandato dictado por los Ancianos de los Días de Uversa con el encargo de hacerlo en Urantia, el planeta 606 de Satania en Norlatiadek de Nebadon, el año 1934 d. C.
El libro de Urantia
Parte II
Patrocinado por un cuerpo de personalidades del universo local de Nebadon que actúa por autorización de Gabriel de Salvington.
El libro de Urantia
Documento 32
32:0.1 (357.1) UN UNIVERSO local es la obra personal de un Hijo Creador del orden de los Migueles del Paraíso. Consta de cien constelaciones, cada una de las cuales abarca cien sistemas de mundos habitados. Al final cada sistema contendrá alrededor de mil esferas habitadas.
32:0.2 (357.2) Estos universos del tiempo y el espacio son todos evolutivos. El plan creativo de los Migueles del Paraíso sigue siempre el curso de la evolución gradual y el desarrollo progresivo de las naturalezas y capacidades, físicas, intelectuales y espirituales de las múltiples criaturas que habitan los diversos órdenes de esferas que componen ese universo local.
32:0.3 (357.3) Urantia pertenece a un universo local cuyo soberano es el hombre-Dios de Nebadon, Jesús de Nazaret y Miguel de Salvington. Y antes de que Miguel emprendiera la suprema aventura del espacio, todos sus planes para este universo local fueron aprobados plenamente por la Trinidad del Paraíso.
32:0.4 (357.4) Los Hijos de Dios pueden elegir los dominios de sus actividades creadoras, pero estas creaciones materiales fueron proyectadas y planificadas originariamente por los Arquitectos Paradisiacos del Universo Maestro.
32:1.1 (357.5) Las manipulaciones preuniversales de la fuerza-espacio y de las energías primordiales son obra de los Organizadores Maestros Paradisiacos de la Fuerza; pero en los dominios de los superuniversos, cuando la energía emergente se hace sensible a la gravedad local o lineal, se retiran en favor de los directores del poder del superuniverso correspondiente.
32:1.2 (357.6) Estos directores del poder actúan solos en las fases anteriores a la materia y posteriores a la fuerza de la creación de un universo local. Un Hijo Creador no tiene posibilidad de dar comienzo a la organización del universo hasta que los directores del poder no hayan movilizado las energías-espacio lo suficiente como para proporcionar un fundamento material —soles propiamente dichos y esferas materiales— al universo emergente.
32:1.3 (357.7) Todos los universos locales tienen aproximadamente el mismo potencial de energía, aunque difieren mucho en sus dimensiones físicas y algunas veces pueden variar en el contenido de materia visible. La carga de poder y la dotación de materia potencial de un universo local están determinadas por las manipulaciones de los directores del poder y sus predecesores, así como por las actividades del Hijo Creador y por la dotación de control físico inherente que posee su compañera creativa.
32:1.4 (358.1) La carga de energía de un universo local es de aproximadamente un cienmilésimo de la dotación de fuerza de su superuniverso. En el caso de Nebadon, vuestro universo local, la materialización de masa es algo menor. En términos físicos, Nebadon posee la misma dotación física de energía y materia que cualquiera de las creaciones locales de Orvonton. La única limitación física a la expansión del desarrollo del universo de Nebadon consiste en la carga cuantitativa de energía-espacio que se mantiene cautiva del control de la gravedad ejercido por la asociación de poderes y personalidades del mecanismo conjunto del universo.
32:1.5 (358.2) Cuando la materia-energía ha alcanzado cierto grado de materialización de masa, entra en escena un Hijo Creador del Paraíso acompañado por una Hija Creativa del Espíritu Infinito. Al tiempo que llega el Hijo Creador se inician las obras en la esfera arquitectónica que habrá de convertirse en el mundo sede del universo local proyectado. Durante largas edades esta creación local evoluciona, los soles se estabilizan, los planetas se forman y entran en sus órbitas, mientras se siguen creando los mundos arquitectónicos que servirán como sedes de las constelaciones y capitales de los sistemas.
32:2.1 (358.3) A los Hijos Creadores los preceden en la organización de su universo los directores del poder y otros seres con origen en la Tercera Fuente y Centro. A partir de las energías del espacio organizadas previamente de esta manera, Miguel, vuestro Hijo Creador, estableció los mundos habitados del universo de Nebadon, y desde entonces se ha dedicado con esmero a su administración. A partir de la energía preexistente, estos hijos divinos materializan la materia visible, proyectan las criaturas vivas y, con la cooperación de la presencia en el universo del Espíritu Infinito, crean una variada comitiva de personalidades de espíritu.
32:2.2 (358.4) Estos directores del poder y controladores de la energía que precedieron por mucho al Hijo Creador en el trabajo físico preliminar de organización del universo sirven después en magnífica unión con este Hijo del Universo y conservan para siempre el control colaborativo de las energías que organizaron y encircuitaron originariamente. En Salvington están hoy activos los mismos cien centros del poder que cooperaron con vuestro Hijo Creador en la formación original de este universo local.
32:2.3 (358.5) El primer acto de creación física que se completó en Nebadon consistió en la organización del mundo sede, la esfera arquitectónica de Salvington, con sus satélites. Desde los primeros pasos de los centros del poder y de los controladores físicos hasta la llegada del personal vivo a las esferas terminadas de Salvington, transcurrieron algo más de mil millones de años de vuestro tiempo planetario presente. Justo después de la construcción de Salvington se produjo la creación de los cien mundos sede de las constelaciones proyectadas y de las diez mil esferas sede de los sistemas locales proyectados de control y administración planetarios, junto con sus satélites arquitectónicos. Estos mundos arquitectónicos están diseñados para albergar a personalidades tanto físicas como espirituales, así como las etapas intermedias de morontia o de transición del ser.
32:2.4 (359.1) Salvington, la sede de Nebadon, está situado en el centro exacto de masa-energía del universo local. Pero vuestro universo local no es un solo sistema astronómico, aunque existe un sistema de gran tamaño en su centro físico.
32:2.5 (359.2) Salvington es la sede personal de Miguel de Nebadon, pero no siempre se encuentra ahí. Aunque la buena marcha de vuestro universo local ya no requiere la presencia permanente del Hijo Creador en la esfera capital, esto no fue así en las primeras épocas de la organización física. Un Hijo Creador no puede salir de su mundo sede hasta el momento en que se haya estabilizado la gravedad del universo mediante una materialización de energía suficiente como para permitir que los diversos circuitos y sistemas se equilibren entre sí por atracción material mutua.
32:2.6 (359.3) Al poco tiempo queda terminado el plan físico de un universo, y el Hijo Creador, en colaboración con el Espíritu Creativo, establece su plan de creación de vida, con lo cual esta representación del Espíritu Infinito empieza su función en el universo como personalidad creadora bien diferenciada. Cuando se formula y ejecuta este primer acto creativo, surge a la existencia la Radiante Estrella Matutina, la personificación de este concepto creativo inicial de identidad e ideal de divinidad. Es el jefe ejecutivo del universo, el adjunto personal del Hijo Creador, alguien como él en todos los aspectos del carácter, aunque ostensiblemente limitado en sus atributos de divinidad.
32:2.7 (359.4) Y una vez provisto el Hijo Creador de su mano derecha y jefe ejecutivo, una inmensa y maravillosa serie de criaturas diversas es traída a la existencia. Aparecen seguidamente los hijos e hijas del universo local, y poco después se establece el gobierno de dicha creación, que se extiende desde los consejos supremos del universo hasta los padres de las constelaciones y los soberanos de los sistemas locales. Estos son los conglomerados de mundos diseñados para convertirse posteriormente en las moradas de las diversas razas mortales de criaturas con voluntad; y cada uno de ellos estará presidido por un Príncipe Planetario.
32:2.8 (359.5) Y entonces, con un universo totalmente organizado y equipado de personal, el Hijo Creador lleva a cabo la propuesta del Padre de crear al hombre mortal a su imagen divina.
32:2.9 (359.6) En Nebadon la organización de moradas planetarias sigue aún en curso, pues este universo es ciertamente un cúmulo joven entre los dominios estelares y planetarios de Orvonton. En el momento del último registro había 3 840 101 planetas habitados en Nebadon, y Satania, el sistema local de vuestro mundo, se asemeja bastante a los demás sistemas.
32:2.10 (359.7) Satania no es un sistema físico uniforme, una sola unidad u organización astronómica. Sus 619 mundos habitados están localizados en más de quinientos sistemas físicos diferentes. Solo cinco tienen más de dos mundos habitados y solo uno de estos tiene cuatro planetas poblados, mientras que hay cuarenta y seis que tienen dos mundos habitados.
32:2.11 (359.8) El sistema de mundos habitados de Satania está muy alejado de Uversa y del gran cúmulo de soles que funciona como centro físico o astronómico del séptimo superuniverso. Desde Jerusem, la sede de Satania, hay más de doscientos mil años luz hasta el centro físico del superuniverso de Orvonton, situado lejos, muy lejos, en el denso diámetro de la Vía Láctea. Satania está en la periferia del universo local, y Nebadon está ahora bien fuera, cerca del límite de Orvonton. Desde el sistema más alejado de mundos habitados hasta el centro del superuniverso hay algo menos de doscientos cincuenta mil años luz.
32:2.12 (360.1) El universo de Nebadon describe ahora un arco lejano hacia el sur y el este del circuito del superuniverso de Orvonton. Los universos vecinos más cercanos son: Avalon, Henselon, Sanselon, Portalon, Wolvering, Fanoving y Alvoring.
32:2.13 (360.2) La evolución de un universo local es un largo relato. Los documentos que tratan sobre el superuniverso lo presentan; los de esta sección, dedicada a las creaciones locales, lo continúan, y completan la narración los que vienen después sobre la historia y el destino de Urantia. Pero solo podréis comprender adecuadamente el destino de los mortales de esta creación local mediante una detenida lectura de los relatos de la vida y enseñanzas de vuestro Hijo Creador, que vivió una vez la vida del hombre a semejanza de carne mortal en vuestro propio mundo evolutivo.
32:3.1 (360.3) La única creación que está perfectamente asentada es Havona, el universo central, que fue hecho directamente por el pensamiento del Padre Universal y el verbo del Hijo Eterno. Havona es un universo existencial, perfecto y repleto que rodea el hogar de las Deidades eternas, el centro de todas las cosas. Las creaciones de los siete superuniversos son finitas, evolutivas y uniformemente progresivas.
32:3.2 (360.4) Los sistemas físicos del tiempo y el espacio son todos de origen evolutivo. Ni siquiera están estabilizados en el aspecto físico hasta que son incorporados a los circuitos asentados de sus superuniversos. Un universo local tampoco se asienta en luz y vida hasta que se han agotado sus posibilidades físicas de expansión y desarrollo, y hasta que el estatus espiritual de todos sus mundos habitados se ha asentado y estabilizado para siempre.
32:3.3 (360.5) Excepto en el universo central, la perfección es un logro progresivo. En la creación central tenemos un patrón de perfección, pero todos los demás dominios deben alcanzar esa perfección mediante los métodos establecidos para el avance de esos mundos o universos concretos. Y los planes de los Hijos Creadores para organizar, hacer evolucionar, encauzar y asentar sus respectivos universos locales se caracterizan por su variedad casi infinita.
32:3.4 (360.6) Cada universo local es, en cierto sentido, una copia de la organización administrativa de la creación central o patrón excepto en lo que respecta a la presencia de deidad del Padre. Aunque el Padre Universal está presente personalmente en el universo residencial, no mora en el interior de la mente de los seres originados en ese universo como mora literalmente en el alma de los mortales del tiempo y el espacio. Parece haber una compensación sapientísima en el ajuste y la regulación de los asuntos espirituales de la extensa creación. En el universo central, el Padre está personalmente presente como tal, pero ausente de la mente de los hijos de esa creación perfecta. En los universos del espacio, el Padre está ausente en persona al estar representado por sus hijos soberanos, y está en cambio íntimamente presente en la mente de sus hijos mortales, donde está representado espiritualmente por la presencia prepersonal de los Monitores de Misterio que residen en la mente de estas criaturas con voluntad.
32:3.5 (360.7) En la sede de un universo local residen todas las personalidades creadoras y creativas que representan la autoridad independiente y la autonomía administrativa, excepto la presencia personal del Padre Universal. En el universo local se puede encontrar algún aspecto de cada una de las clases de seres inteligentes que existen en el universo central y a algún individuo de casi todas ellas, excepto al Padre Universal. Aunque el Padre Universal no está personalmente presente en un universo local, está representado personalmente por su Hijo Creador, delegado de Dios en su día y posteriormente regidor supremo y soberano por derecho propio.
32:3.6 (361.1) Cuanto más bajamos por la escala de la vida, más difícil se hace localizar al Padre invisible con el ojo de la fe. Las criaturas más bajas —e incluso a veces las personalidades más altas— encuentran siempre difícil visualizar al Padre Universal en sus Hijos Creadores. Y así, en espera del momento de su exaltación espiritual cuando la perfección de su desarrollo les permita ver a Dios en persona, se van agotando en su progreso, albergan dudas espirituales, tropiezan con la confusión y se desligan por ello de los objetivos espirituales progresivos de su tiempo y universo. De esta manera pierden la capacidad de ver al Padre cuando contemplan al Hijo Creador. La protección más segura para la criatura en toda su larga lucha por alcanzar al Padre, durante el tiempo en que las condiciones inherentes hacen imposible ese logro, es aferrarse tenazmente al hecho-verdad de la presencia del Padre en sus Hijos. Espiritual y personalmente, en sentido literal y figurado, el Padre y los hijos son uno. El hecho está ahí: todo el que ha visto a un Hijo Creador ha visto al Padre.
32:3.7 (361.2) Inicialmente, las personalidades de un universo dado son estables y dignas de confianza solo según su grado de parentesco con la Deidad. A medida que el origen de la criatura se aleja de las fuentes originales y divinas, ya se trate de los Hijos de Dios o de las criaturas de ministerio pertenecientes al Espíritu Infinito, aumentan las posibilidades de discordia, de confusión y a veces de rebelión, de pecado.
32:3.8 (361.3) A excepción de los seres perfectos con origen en la Deidad, todas las criaturas con voluntad de los superuniversos son de naturaleza evolutiva; empiezan en un estado humilde y ascienden siempre hacia arriba, en realidad hacia dentro. Incluso personalidades sumamente espirituales siguen ascendiendo en la escala de la vida mediante traslados progresivos de vida en vida y de esfera en esfera. Y en el caso de los que albergan a los Monitores de Misterio no hay en verdad límite alguno a las alturas que pueden alcanzar en su ascenso espiritual y su logro en el universo.
32:3.9 (361.4) La perfección de las criaturas del tiempo, cuando finalmente se consigue, es una adquisición total, una auténtica posesión de la personalidad. Aunque lleven generosamente incorporados los elementos de la gracia, los logros de la criatura no dejan de ser el resultado de su esfuerzo individual y sus vivencias efectivas, la reacción de la personalidad ante el entorno existente.
32:3.10 (361.5) El hecho de tener un origen evolutivo animal no supone estigma alguno a ojos del universo para ninguna personalidad, dado que este es el método exclusivo de generar uno de los dos tipos básicos de criaturas finitas inteligentes con voluntad. Cuando se alcanzan las alturas de la perfección y de la eternidad, les corresponden los máximos honores a aquellos que empezaron desde abajo y ascendieron con alegría la escala de la vida peldaño a peldaño y que, cuando lleguen a las alturas de la gloria, llevarán consigo una experiencia personal que implique un conocimiento efectivo de todos los aspectos de la vida desde lo más bajo hasta lo más alto.
32:3.11 (361.6) En todo esto se manifiesta la sabiduría de los Creadores. Para el Padre Universal sería igual de fácil hacer de todos los mortales seres perfectos, impartir la perfección con su palabra divina. Pero eso les privaría de la maravillosa experiencia de aventura y formación que lleva consigo el largo y gradual ascenso hacia dentro, una experiencia que solo pueden conocer quienes hayan tenido la fortuna de empezar desde lo más bajo de la existencia viva.
32:3.12 (362.1) Los universos que circundan Havona han sido provistos de criaturas perfectas solo en número suficiente para satisfacer las necesidades de guías maestros modelo para aquellos que están ascendiendo en la escala evolutiva de la vida. La naturaleza experiencial del tipo evolutivo de personalidad es el complemento cósmico natural de las naturalezas siempre perfectas de las criaturas del Paraíso-Havona. En realidad, tanto las criaturas perfectas como las perfeccionadas están incompletas en lo que se refiere a la totalidad finita. Pero en la relación complementaria de las criaturas existencialmente perfectas del sistema Paraíso-Havona con los finalitarios perfeccionados experiencialmente que ascienden desde los universos evolutivos, ambos tipos encuentran la liberación de sus limitaciones inherentes y pueden intentar alcanzar así conjuntamente las alturas sublimes del estatus máximo de criatura.
32:3.13 (362.2) Estas operaciones de las criaturas son las repercusiones en el universo de las acciones y reacciones que ocurren dentro de la Deidad Séptupla, en la que la divinidad eterna de la Trinidad del Paraíso se une a la divinidad en evolución de los Creadores Supremos de los universos del espacio-tiempo en, por y a través de la Deidad del Ser Supremo que se está actualizando en poder.
32:3.14 (362.3) La criatura divinamente perfecta y la criatura evolutiva perfeccionada son iguales en grado de potencial de divinidad, pero difieren en tipo. Cada una tiene que depender de la otra para alcanzar la supremacía de servicio. Los superuniversos evolutivos dependen de que el perfecto Havona proporcione a sus ciudadanos ascendentes la formación final, pero el perfecto universo central también necesita la existencia de los superuniversos en perfeccionamiento para asegurar el pleno desarrollo de sus habitantes descendentes.
32:3.15 (362.4) Las dos manifestaciones principales de la realidad finita, la perfección innata y la perfección evolucionada, sea de personalidades o de universos, tienen el mismo rango, son dependientes y están integradas. Cada una necesita de la otra para poder completar sus funciones, su servicio y su destino.
32:4.1 (362.5) No consideréis que, por haber delegado tanto de sí mismo y de su poder en otros, el Padre Universal es un miembro silencioso o inactivo de la sociedad de la Deidad. Aparte de los dominios de la personalidad y del otorgamiento de Ajustadores, parece la menos activa de las Deidades del Paraíso puesto que permite a sus iguales en Deidad, a sus Hijos y a numerosas inteligencias creadas realizar gran parte de la puesta en obra de su propósito eterno. Es el miembro silencioso del trío creativo solo en el sentido de que nunca hace nada que pueda hacer alguno de sus asociados de igual o menor rango.
32:4.2 (362.6) Dios comprende plenamente la necesidad de actuar y experimentar que tiene toda criatura inteligente, y por eso en todas las situaciones, ya se trate del destino de un universo o del bienestar de la más humilde de sus criaturas, la actividad de Dios se retira en favor de la pléyade de personalidades de criatura y personalidades de Creador que están inherentemente interpuestas entre él mismo y cualquier situación concreta del universo o cualquier suceso creativo. Pero a pesar de este repliegue, de esta exhibición de coordinación infinita, hay por parte de Dios una participación efectiva, literal y personal en estos sucesos mediante y a través de esos agentes y personalidades establecidos. El Padre está trabajando en y a través de todos esos canales por el bienestar de toda su inmensa creación.
32:4.3 (363.1) En lo que se refiere a las políticas, la conducción y la administración de un universo local, el Padre Universal actúa en la persona de su Hijo Creador. En las interrelaciones de los Hijos de Dios, en las asociaciones grupales de personalidades originadas en la Tercera Fuente y Centro o en las relaciones entre criaturas de cualquier otro tipo tales como los seres humanos —en lo que concierne a esas asociaciones — el Padre Universal no interviene nunca. La ley del Hijo Creador, el gobierno de los Padres de las Constelaciones, de los Soberanos de los Sistemas y de los Príncipes Planetarios —las políticas y los procedimientos decretados para ese universo— prevalecen siempre. No hay ninguna división de autoridad, no hay ningún cruce de actividades entre el poder y el propósito divinos. Las Deidades están en perfecta y eterna unanimidad.
32:4.4 (363.2) El Hijo Creador rige de forma suprema en todo lo relativo a asociaciones éticas, las relaciones de cualquier agrupación de criaturas con cualquier otra clase de criaturas, o de dos o más individuos dentro de un grupo concreto. Pero este plan no significa que el Padre Universal no pueda intervenir por su parte y hacer todo lo que complazca a la mente divina con cualquier criatura individual de toda la creación respecto al estatus presente o las posibilidades futuras de dicho individuo y conforme al plan eterno y al propósito infinito del Padre.
32:4.5 (363.3) En las criaturas mortales con voluntad el Padre está realmente presente en el Ajustador, un fragmento de su espíritu prepersonal que mora en el interior de la criatura. Y el Padre es también la fuente de la personalidad de dichas criaturas mortales con voluntad.
32:4.6 (363.4) Estos Ajustadores del Pensamiento, otorgamientos del Padre Universal, están relativamente aislados. Moran en el interior de las mentes humanas pero no tienen relación perceptible con los asuntos éticos de una creación local. No están coordinados directamente con el servicio seráfico ni con la administración de los sistemas, las constelaciones o el universo local, ni siquiera con el gobierno de un Hijo Creador, cuya voluntad es la ley suprema de su universo.
32:4.7 (363.5) Los Ajustadores que moran en el interior son uno de los modos de contacto distintos pero unificados de Dios con las criaturas de su creación casi infinita. Aquel que es invisible al hombre mortal manifiesta así su presencia y, si pudiera hacerlo, se mostraría además a nosotros de otras maneras, pero esa revelación adicional no es divinamente posible.
32:4.8 (363.6) Podemos ver y entender el mecanismo por el que los Hijos poseen un conocimiento íntimo y completo de los universos que están bajo su jurisdicción; en cambio no podemos comprender del todo los métodos por los que Dios está tan plena y personalmente familiarizado con los detalles del universo de universos, aunque podemos al menos reconocer la vía por la que el Padre Universal puede recibir información sobre los seres de su inmensa creación y manifestarles su presencia. A través del circuito de la personalidad el Padre está al corriente —tiene conocimiento personal— de todos los pensamientos y acciones de todos los seres de todos los sistemas de todos los universos de toda la creación. Aunque no podemos captar plenamente el modo de comunión de Dios con sus hijos, podemos sentirnos fortalecidos en la seguridad de que «el Señor conoce a sus hijos» y de que «él toma nota de dónde hemos nacido» todos y cada uno de nosotros.
32:4.9 (363.7) El Padre Universal está presente en vuestro universo y en vuestro corazón, hablando espiritualmente, mediante uno de los siete Espíritus Maestros de la morada central y, específicamente, mediante el Ajustador divino que vive y trabaja y espera en las profundidades de la mente mortal.
32:4.10 (363.8) Dios no es una personalidad egocéntrica; el Padre se distribuye copiosamente a su creación y a sus criaturas. Vive y actúa no solo en las Deidades, sino también en sus Hijos, a quienes encomienda hacer todo lo que les es divinamente posible hacer. El Padre Universal se ha despojado verdaderamente de toda función que otro pueda desempeñar. Y esto es tan cierto para el hombre mortal como para el Hijo Creador que gobierna en lugar de Dios en la sede central de un universo local. Contemplamos así la puesta en obra del amor ideal e infinito del Padre Universal.
32:4.11 (364.1) En este otorgamiento universal de sí mismo tenemos prueba abundante tanto de la magnitud como de la magnanimidad de la naturaleza divina del Padre. Si Dios ha retenido algo de sí mismo y no lo ha dado a la creación universal, de ese residuo está otorgando con profusa generosidad los Ajustadores del Pensamiento a los mortales de los mundos, los Monitores de Misterio del tiempo que tan pacientemente moran en el interior de los candidatos mortales a la vida sempiterna.
32:4.12 (364.2) El Padre Universal se ha derramado, por así decirlo, para hacer a toda la creación rica en posesión de personalidad y en potencial de logro espiritual. Dios se ha dado a nosotros para que podamos ser como él y solo ha reservado para sí el poder y la gloria necesarios para el mantenimiento de aquellas cosas por cuyo amor se ha despojado a sí mismo de todo lo demás.
32:5.1 (364.3) Hay un propósito grande y glorioso en la marcha de los universos por el espacio. Todas vuestras luchas mortales no son en vano. Todos somos parte de un plan inmenso, de una empresa gigantesca, y es la propia magnitud de la empresa lo que hace imposible ver gran parte de ella en un momento determinado y durante una vida determinada. Todos somos parte de un proyecto eterno que los Dioses están supervisando y llevando a cabo. Todo el maravilloso mecanismo universal avanza majestuosamente por el espacio al compás de la música del pensamiento infinito y del propósito eterno de la Primera Gran Fuente y Centro.
32:5.2 (364.4) El propósito eterno del Dios eterno es un alto ideal espiritual. Los acontecimientos del tiempo y las luchas de la existencia material no son más que el andamiaje transitorio que tiende un puente hacia el otro lado, hacia la tierra prometida de la realidad espiritual y la existencia superna. Por supuesto, a vosotros los mortales os resulta difícil captar la idea de un propósito eterno; sois prácticamente incapaces de comprender la idea de eternidad, de algo que ni empieza ni acaba nunca. Todo lo que os es familiar tiene un final.
32:5.3 (364.5) Cuando hacemos referencia a una vida individual, a la duración de un mundo o a la cronología de cualquier serie relacionada de acontecimientos podría dar la impresión de que se trata de un periodo aislado de tiempo; parece que todo tiene un principio y un final. Y podría parecer que una serie de tales experiencias, vidas, edades o épocas, cuando se disponen sucesivamente, forma un camino recto, un evento temporal aislado que centellea momentáneamente al cruzar el rostro infinito de la eternidad. Pero cuando miramos todo esto desde detrás del escenario, una visión más global y un entendimiento más completo nos muestran que esta explicación es insuficiente, inconexa y totalmente incapaz de explicar correctamente las operaciones del tiempo y de correlacionarlas con los propósitos subyacentes y las reacciones básicas de la eternidad.
32:5.4 (364.6) A mi parecer, la explicación más adecuada para la mente del mortal consiste en concebir la eternidad como un ciclo y el propósito eterno como un círculo sin fin, un ciclo de eternidad sincronizado de alguna manera con los ciclos materiales pasajeros del tiempo. En cuanto a los sectores de tiempo relacionados con el ciclo de la eternidad y que forman parte de ese ciclo, estamos obligados a reconocer que esas épocas transitorias nacen, viven y mueren exactamente igual a que los seres transitorios del tiempo nacen, viven y mueren. La mayoría de los seres humanos muere porque, al no haber conseguido alcanzar el nivel de espíritu de fusión con el Ajustador, la metamorfosis de la muerte constituye el único procedimiento posible de escapar de las cadenas del tiempo y de los vínculos de la creación material para poder así incorporarse al paso espiritual de la procesión progresiva de la eternidad. Habiendo sobrevivido a la vida de prueba en el tiempo y a la existencia material, se hace posible para vosotros seguir en contacto con la eternidad, incluso como parte de ella, girando para siempre con los mundos del espacio alrededor del círculo de las edades eternas.
32:5.5 (365.1) Los sectores del tiempo son como los destellos de la personalidad en su forma temporal. Aparecen durante un periodo, y luego se pierden a la vista humana, para reaparecer como actores nuevos y factores de continuidad en la vida más alta del giro sin fin alrededor del círculo eterno. Mal se puede concebir la eternidad como un camino recto dada nuestra creencia en un universo delimitado que se desplaza en un inmenso círculo alargado alrededor del lugar central de residencia del Padre Universal.
32:5.6 (365.2) A decir verdad, la eternidad es incomprensible para la mente finita del tiempo. Simplemente no podéis captarla; no podéis comprenderla. Yo no la visualizo por completo, e incluso si lo hiciera, me sería imposible transmitir mi concepto a la mente humana. Sin embargo, he hecho todo lo que he podido por describir algo de nuestro punto de vista, por deciros algo de lo que entendemos de las cosas eternas. Intento ayudaros a cristalizar vuestros pensamientos acerca de estos valores que son de naturaleza infinita y significado eterno.
32:5.7 (365.3) Hay en la mente de Dios un plan que abarca a todas las criaturas de todos sus inmensos dominios, y este plan consiste en un propósito eterno de oportunidades ilimitadas, progreso sin límites y vida sin fin. ¡Y los tesoros infinitos de esta carrera incomparable son vuestros solo con esforzaros!
32:5.8 (365.4) ¡La meta de la eternidad os espera! ¡La aventura del logro de la divinidad se extiende ante vosotros, la carrera hacia la perfección está en marcha! Quienquiera que lo desee puede participar, y una victoria cierta coronará los esfuerzos de todos los seres humanos que corran la carrera de fe y de confianza asistidos en cada paso del camino por el Ajustador que mora en su interior y guiados por el buen espíritu del Hijo del Universo que ha sido derramado tan copiosamente sobre toda carne.
32:5.9 (365.5) [Presentado por un Mensajero Poderoso adscrito temporalmente al Consejo Supremo de Nebadon y designado para esta misión por Gabriel de Salvington.]
El libro de Urantia
Documento 33
33:0.1 (366.1) AUNQUE el Padre Universal rige ciertamente su inmensa creación, actúa en la administración de un universo local a través de la persona del Hijo Creador. El Padre no interviene personalmente de ninguna otra manera en los asuntos administrativos de un universo local. Estas cuestiones están encomendadas al Hijo Creador, al Espíritu Madre del universo local y a los múltiples hijos de ambos. Los planes, las políticas y los actos administrativos del universo local son establecidos y ejecutados por este Hijo que, en conjunción con su Espíritu compañero, delega el poder ejecutivo en Gabriel y la autoridad jurisdiccional en los Padres de las Constelaciones, los Soberanos de los Sistemas y los Príncipes Planetarios.
33:1.1 (366.2) Nuestro Hijo Creador es la personificación del concepto original número 611 121 de identidad infinita con origen simultáneo en el Padre Universal y el Hijo Eterno. El Miguel de Nebadon es el «Hijo unigénito» que personaliza este concepto universal 611 121 de divinidad e infinitud. Su sede está en la triple mansión de luz de Salvington. Y esta residencia está dispuesta así porque Miguel ha experimentado el vivir en las tres fases de existencia de las criaturas inteligentes: la espiritual, morontial y material. Debido al nombre asociado a su otorgamiento séptimo y final en Urantia, es conocido a veces como Cristo Miguel.
33:1.2 (366.3) Nuestro Hijo Creador no es el Hijo Eterno, el compañero existencial paradisiaco del Padre Universal y del Espíritu Infinito. Miguel de Nebadon no es un miembro de la Trinidad del Paraíso. Sin embargo, nuestro Hijo Maestro posee en su universo todos los atributos y poderes divinos que ostentaría el propio Hijo Eterno si estuviera efectivamente presente en Salvington y ejerciera su actividad en Nebadon. Miguel posee incluso un poder y una autoridad adicionales, pues no solo personifica al Hijo Eterno sino que también representa plenamente y encarna de hecho la presencia de la personalidad del Padre Universal para y en este universo local. Representa incluso al Padre-Hijo. Estas relaciones hacen de un Hijo Creador el más poderoso, polifacético e influyente de todos los seres divinos capaces de administrar directamente los universos evolutivos y de establecer un contacto de personalidad con seres criatura inmaduros.
33:1.3 (366.4) Desde la sede del universo local, nuestro Hijo Creador ejerce el mismo poder de atracción espiritual, de gravedad de espíritu, que ejercería el Hijo Eterno del Paraíso si estuviera personalmente presente en Salvington, y más; este Hijo del Universo es también la personificación del Padre Universal para el universo de Nebadon. Los Hijos Creadores son los centros de personalidad para las fuerzas espirituales del Padre-Hijo del Paraíso. Los Hijos Creadores son las focalizaciones finales de poder-personalidad de los poderosos atributos de Dios Séptuplo en el espacio-tiempo.
33:1.4 (367.1) El Hijo Creador es la representación personalizada del Padre Universal, el igual en divinidad del Hijo Eterno y el compañero creativo del Espíritu Infinito. A todos los efectos prácticos, el Hijo Soberano es Dios para nuestro universo y todos sus mundos habitados. Él personifica todo lo que los mortales en evolución pueden percibir y comprender sobre las Deidades del Paraíso. Este Hijo y su Espíritu compañero son vuestros padres creadores. Para vosotros, Miguel, el Hijo Creador, es la personalidad suprema; para vosotros, el Hijo Eterno es supersupremo, una personalidad infinita de la Deidad.
33:1.5 (367.2) En la persona del Hijo Creador tenemos a un gobernante y a un padre divino tan poderoso, eficiente y benefactor como lo serían el Padre Universal y el Hijo Eterno si ambos estuvieran presentes en Salvington y dedicados a la administración de los asuntos del universo de Nebadon.
33:2.1 (367.3) Al observar a los Hijos Creadores vemos que unos se parecen más al Padre y otros al Hijo, mientras que otros son una mezcla de sus dos padres infinitos. Está muy claro que los rasgos y atributos de nuestro Hijo Creador se asemejan más a los del Hijo Eterno.
33:2.2 (367.4) Miguel eligió organizar este universo local, y en él reina ahora de forma suprema. Su poder personal está limitado por los circuitos de gravedad preexistentes que se centran en el Paraíso y por el hecho de que los Ancianos de los Días del gobierno del superuniverso se reservan todo juicio ejecutivo final con respecto a la extinción de la personalidad. La personalidad es otorgamiento exclusivo del Padre, pero los Hijos Creadores, con la aprobación del Hijo Eterno, inician nuevos diseños de criaturas y, con la cooperación activa de sus compañeros Espíritu, pueden intentar nuevas transformaciones de la materia-energía.
33:2.3 (367.5) Miguel es la personificación del Padre-Hijo del Paraíso para y en el universo local de Nebadon. Por consiguiente, cuando el Espíritu Madre Creativo, la representación del Espíritu Infinito en el universo local, se subordinó a Cristo Miguel a su vuelta del otorgamiento final en Urantia, el Hijo Maestro adquirió con ello jurisdicción sobre «todo poder del cielo y de la tierra».
33:2.4 (367.6) Esta subordinación de las Ministras Divinas a los Hijos Creadores de los universos locales convierte a estos Hijos Maestros en los depositarios personales de la divinidad manifestable de modo finito del Padre, el Hijo y el Espíritu, mientras que las experiencias de otorgamiento como criaturas de los Migueles los cualifican para representar la divinidad experiencial del Ser Supremo. Ningún otro ser de los universos ha agotado así personalmente los potenciales de la experiencia finita presente, y ningún otro ser de los universos posee semejantes cualificaciones para ejercer la soberanía en solitario.
33:2.5 (367.7) Aunque la sede de Miguel está ubicada oficialmente en Salvington, la capital de Nebadon, pasa gran parte de su tiempo visitando las sedes de las constelaciones y de los sistemas, e incluso los planetas individuales. Viaja periódicamente al Paraíso y con frecuencia a Uversa, donde se asesora con los Ancianos de los Días. Cuando está fuera de Salvington, Gabriel ocupa su lugar y actúa como regente del universo de Nebadon.
33:3.1 (368.1) Aunque el Espíritu Infinito permea todos los universos del tiempo y el espacio, actúa desde la sede central de cada universo local como una focalización especializada que adquiere cualidades de personalidad plena mediante su cooperación creativa con el Hijo Creador. En lo que concierne a un universo local, la autoridad administrativa de un Hijo Creador es suprema; el Espíritu Infinito, bajo forma de la Ministra Divina, es enteramente cooperativo aunque tiene idéntico rango.
33:3.2 (368.2) El Espíritu Madre del Universo de Salvington, la compañera de Miguel en el control y la administración de Nebadon, pertenece al sexto grupo de Espíritus Supremos, y es la número 611 121 de ese orden. Se ofreció voluntaria para acompañar a Miguel cuando este fue liberado de sus obligaciones paradisiacas, y desde entonces ha colaborado con él en la creación y el gobierno de su universo.
33:3.3 (368.3) El Hijo Creador Maestro es el soberano personal de su universo, pero en todos los detalles de su gestión el Espíritu del Universo codirige con el Hijo. Mientras que el Espíritu reconoce siempre al Hijo como soberano y gobernante, el Hijo sitúa siempre al Espíritu en una posición de su mismo rango con la misma autoridad que la suya en todos los asuntos del universo. En toda su obra de amor y de otorgamiento de vida, el Hijo Creador está siempre y en todo momento perfectamente sostenido y capazmente asistido por el fiel y omnisciente Espíritu del Universo y su variada comitiva de personalidades angélicas. Esta Ministra Divina es en realidad la madre de los espíritus y las personalidades de espíritu, la consejera omnisciente e indefectible del Hijo Creador, una manifestación fiel y verdadera del Espíritu Infinito del Paraíso.
33:3.4 (368.4) El Hijo ejerce la función de padre en su universo local. El Espíritu, tal como lo podrían entender las criaturas mortales, representa el papel de una madre que asiste siempre al Hijo y es eternamente indispensable para la administración del universo. En caso de insurrección, solo el Hijo y los Hijos que son sus colaboradores pueden actuar como salvadores. El Espíritu nunca puede encargarse de combatir una rebelión ni de defender la autoridad, pero el Espíritu sostiene siempre al Hijo en todo lo que le sea exigido experimentar en sus esfuerzos por estabilizar el gobierno y mantener la autoridad en los mundos contaminados por el mal o dominados por el pecado. Solo un Hijo puede recuperar la obra que han creado conjuntamente, pero ningún Hijo podría aspirar al éxito final sin la cooperación incesante de la Ministra Divina y su amplio conjunto de ayudantes espirituales, las hijas de Dios, que tan fiel y valientemente luchan por el bienestar de los hombres mortales y la gloria de sus padres divinos.
33:3.5 (368.5) Una vez cumplido el séptimo y último otorgamiento del Hijo Creador como criatura, se acaban las incertidumbres del aislamiento periódico para la Ministra Divina, y la ayudante del Hijo en el universo queda asentada para siempre en el control y la seguridad. En la entronización del Hijo Creador como Hijo Maestro, en el jubileo de los jubileos, es cuando el Espíritu del Universo reconoce por primera vez pública y universalmente ante las multitudes reunidas su subordinación al Hijo y le promete obediencia y fidelidad. Este acontecimiento ocurrió en Nebadon cuando Miguel volvió a Salvington tras su otorgamiento en Urantia. Antes de esta importantísima ocasión el Espíritu del Universo no había reconocido nunca su subordinación al Hijo del Universo, y hasta después de esta renuncia voluntaria al poder y la autoridad por parte del Espíritu no se pudo proclamar con verdad del Hijo que «todo poder del cielo y de la tierra ha sido puesto en sus manos».
33:3.6 (369.1) Tras esta promesa de subordinación del Espíritu Madre Creativo, Miguel de Nebadon reconoció noblemente su eterna dependencia de su compañera Espíritu, la constituyó en cogobernante de los dominios de su universo y pidió a todas sus criaturas que prometieran lealtad al Espíritu como hicieron con el Hijo; y así se emitió y divulgó la «Proclamación de Igualdad» final. Aunque él era el soberano de ese universo local, el Hijo proclamó a los mundos que el Espíritu era igual a él en todas sus dotes de personalidad y todos sus atributos de carácter divino. Y esto se convierte en el modelo trascendente de organización y gobierno de la familia incluso para las criaturas humildes de los mundos del espacio. Este es, de hecho y en verdad, el alto ideal de la familia y de la institución humana del matrimonio voluntario.
33:3.7 (369.2) El Hijo y el Espíritu presiden ahora el universo de forma muy parecida a como un padre y una madre velan y atienden a su familia de hijos e hijas. No está en absoluto fuera de lugar referirse al Espíritu del Universo como la compañera creativa del Hijo Creador y considerar a las criaturas de los mundos como sus hijos e hijas. Una familia grande y gloriosa, pero que exige responsabilidades indecibles y cuidados sin fin.
33:3.8 (369.3) El Hijo inicia la creación de ciertos hijos del universo, mientras que el Espíritu es la responsable exclusiva de traer a la existencia los numerosos órdenes de personalidades de espíritu que ministran y sirven bajo la dirección y guía de este mismo Espíritu Madre. En la creación de otros tipos de personalidades del universo, tanto el Hijo como el Espíritu actúan juntos, y en ningún acto creativo ninguno de ellos hace nada sin el consejo y la aprobación del otro.
33:4.1 (369.4) La Radiante Estrella Matutina es la personalización del primer concepto de identidad e ideal de personalidad concebido por el Hijo Creador y por la manifestación del Espíritu Infinito en el universo local. Si nos remontamos a los primeros días del universo local, antes de la unión del Hijo Creador y el Espíritu Madre con vínculos de colaboración creativa, antes del comienzo de la creación de su variada familia de hijos e hijas, el primer acto conjunto de la colaboración inicial y libre de estas dos personas divinas da como resultado la creación de la más alta personalidad de espíritu procedente del Hijo y el Espíritu: la Radiante Estrella Matutina.
33:4.2 (369.5) En cada universo local solo es engendrado un ser de semejante sabiduría y majestad. El Padre Universal y el Hijo Eterno pueden crear y crean un número ilimitado de Hijos iguales a ellos en divinidad. Sin embargo esos Hijos, en unión con las Hijas del Espíritu Infinito, solo pueden crear una Radiante Estrella Matutina en cada universo, un ser como ellos mismos que participa sin limitaciones de sus naturalezas combinadas pero no de sus prerrogativas creativas. Gabriel de Salvington es como el Hijo del Universo en divinidad de naturaleza, aunque está considerablemente limitado en atributos de Deidad.
33:4.3 (369.6) Este primogénito de los padres de un nuevo universo es una personalidad única con muchos rasgos maravillosos que no aparecen de manera visible en ninguno de sus progenitores, un ser de brillantez inimaginable y aptitudes sin precedentes. Esta personalidad elevada aúna en sí la voluntad divina del Hijo combinada con la imaginación creativa del Espíritu. Los actos y pensamientos de la Radiante Estrella Matutina serán siempre plenamente representativos tanto del Hijo Creador como del Espíritu Creativo. Además, este ser es capaz de comprender ampliamente tanto a las huestes seráficas espirituales como a las criaturas evolutivas materiales con voluntad y de entrar en contacto comprensivo con ellas.
33:4.4 (370.1) La Radiante Estrella Matutina no es un creador, pero es un maravilloso administrador y el representante administrativo personal del Hijo Creador. Excepto cuando se trata de crear e impartir vida, el Hijo y el Espíritu nunca deliberan sobre procedimientos importantes del universo sin la presencia de Gabriel.
33:4.5 (370.2) Gabriel de Salvington es el jefe ejecutivo del universo de Nebadon y el árbitro de todas las apelaciones ejecutivas relacionadas con su administración. Este ejecutivo del universo fue creado plenamente dotado para su trabajo, pero ha ganado experiencia con el crecimiento y la evolución de nuestra creación local.
33:4.6 (370.3) Gabriel de Salvington es el jefe responsable de la ejecución de los mandatos del superuniverso relacionados con los asuntos no personales del universo local. La mayoría de las cuestiones relativas a juicios en masa y resurrecciones dispensacionales, falladas por los Ancianos de los Días, se delegan también para su ejecución en Gabriel y su equipo. Gabriel es así el jefe ejecutivo conjunto de los gobernantes tanto del superuniverso como del universo local. Tiene a su mando un cuerpo competente de asistentes administrativos creados para su trabajo especial que no se revelan a los mortales evolutivos. Además de estos asistentes, Gabriel puede emplear a todos y cada uno de los órdenes de seres celestiales que actúan en Nebadon, y es también el comandante en jefe de las huestes celestiales, «los ejércitos del cielo».
33:4.7 (370.4) Gabriel y su equipo no son maestros, son administradores. Solo se ha sabido que dejaran su trabajo regular cuando Miguel se otorgaba encarnado como criatura. Durante esos otorgamientos Gabriel estuvo siempre pendiente de la voluntad del Hijo encarnado, y con la colaboración del Unión de los Días se convirtió en el director efectivo de los asuntos del universo durante los últimos otorgamientos. Gabriel ha estado estrechamente identificado con la historia y el desarrollo de Urantia desde el otorgamiento de Miguel como mortal.
33:4.8 (370.5) Aparte de encontrarse con Gabriel en los mundos de otorgamiento y con ocasión del llamamiento nominal para resurrecciones generales o especiales, es raro que los mortales coincidan con él en su ascenso por el universo local hasta ser admitidos en el trabajo administrativo de la creación local. Entonces, como administradores de cualquier orden o grado, estaréis bajo la dirección de Gabriel.
33:5.1 (370.6) La administración de las personalidades con origen en la Trinidad termina en el gobierno de los superuniversos. Los universos locales se caracterizan por una supervisión dual, el inicio del concepto padre-madre. El padre del universo es el Hijo Creador; la madre del universo es la Ministra Divina, el Espíritu Creativo del universo local. Sin embargo, cada universo local está bendecido con la presencia de ciertas personalidades del universo central y del Paraíso. A la cabeza de este grupo paradisiaco de Nebadon está el embajador de la Trinidad del Paraíso —Emmanuel de Salvington— el Unión de los Días asignado al universo local de Nebadon. En cierto sentido este alto Hijo de la Trinidad es también el representante personal del Padre Universal ante el consejo de gobierno del Hijo Creador. De ahí su nombre, Emmanuel.
33:5.2 (370.7) Emmanuel de Salvington, el número 611 121 del orden sexto de Personalidades Supremas de la Trinidad, es un ser de dignidad sublime y tan magnífica condescendencia que rechaza el culto y la adoración de todas las criaturas vivas. Ostenta la distinción de ser la única personalidad de Nebadon que nunca ha rendido subordinación a su hermano Miguel. Actúa como asesor del Hijo Soberano, pero solo da consejo cuando se lo piden. En ausencia del Hijo Creador podría presidir cualquiera de los altos consejos del universo, aunque no participaría de otro modo en los asuntos ejecutivos del universo a menos que se lo pidieran.
33:5.3 (371.1) Este embajador del Paraíso para Nebadon no está sometido a la jurisdicción del gobierno del universo local. Tampoco ejerce jurisdicción de autoridad en los asuntos ejecutivos de un universo local en evolución, excepto en la supervisión de sus hermanos de enlace, los Fieles de los Días que sirven en las sedes de las constelaciones.
33:5.4 (371.2) Al igual que el Unión de los Días, los Fieles de los Días no brindan nunca consejo ni ofrecen asistencia a los regidores de las constelaciones a menos que se la pidan. Estos embajadores del Paraíso ante las constelaciones representan la presencia personal final de los Hijos Estacionarios de la Trinidad con funciones consultivas en los universos locales. Las constelaciones están más ligadas a la administración del superuniverso que los sistemas locales, que están administrados exclusivamente por personalidades nativas del universo local.
33:6.1 (371.3) Gabriel es el jefe ejecutivo y administrador efectivo de Nebadon. El hecho de que Miguel se ausente de Salvington no afecta en modo alguno a la conducción ordenada de los asuntos del universo. En ausencia de Miguel, como ocurrió recientemente en la reunión de Hijos Maestros de Orvonton en el Paraíso, Gabriel es el regente del universo. En esos casos Gabriel solicita siempre el consejo de Emmanuel de Salvington para todos los problemas importantes.
33:6.2 (371.4) El Padre Melquisedec es el primer asistente de Gabriel. Cuando la Radiante Estrella Matutina se ausenta de Salvington, sus responsabilidades son asumidas por este Hijo Melquisedec original.
33:6.3 (371.5) Las varias subadministraciones del universo tienen asignados ciertos ámbitos especiales de responsabilidad. Aunque el gobierno de un sistema vela por el bienestar general de sus planetas, se ocupa en particular del estatus físico de los seres vivos, de los problemas biológicos. Por su parte, los regidores de las constelaciones prestan especial atención a las condiciones sociales y de gobierno que prevalecen en los diferentes planetas y sistemas. La unificación y la estabilización son los aspectos principales del gobierno de una constelación. En un nivel superior, los regidores del universo se ocupan más del estatus espiritual de los mundos.
33:6.4 (371.6) Los embajadores son nombrados por decreto judicial y representan a unos universos ante otros universos. Los cónsules son representantes de las constelaciones entre sí y ante la sede del universo; son nombrados por decreto legislativo y solo ejercen sus funciones dentro de los confines del universo local. Los observadores son designados por decreto ejecutivo de un Soberano de Sistema para representar a ese sistema ante otros sistemas y en la capital de la constelación, y también ellos actúan únicamente dentro de los confines del universo local.
33:6.5 (371.7) Desde Salvington, las difusiones se emiten simultáneamente hacia las sedes de las constelaciones, las sedes de los sistemas y los planetas individuales. Todos los órdenes más altos de seres celestiales pueden utilizar este servicio para comunicarse con sus compañeros dispersos por todo el universo. Las difusiones del universo se extienden a todos los mundos habitados con independencia de su estatus espiritual. La intercomunicación planetaria solo se niega a los mundos que están en cuarentena espiritual.
33:6.6 (372.1) Las difusiones de las constelaciones son emitidas periódicamente desde la sede de la constelación por el jefe de los Padres de la Constelación.
33:6.7 (372.2) Un grupo especial de seres de Salvington calcula, computa y rectifica la cronología. El día estándar de Nebadon equivale a dieciocho días y seis horas del tiempo de Urantia, más dos minutos y medio. El año de Nebadon consiste en un segmento del tiempo de giro del universo en relación con el circuito de Uversa y es igual a cien días del tiempo estándar del universo, unos cinco años del tiempo de Urantia.
33:6.8 (372.3) El tiempo de Nebadon, difundido desde Salvington, es el tiempo estándar para todas las constelaciones y sistemas de este universo local. Cada constelación se rige por el tiempo de Nebadon, pero los sistemas, igual que los planetas individuales, mantienen su propia cronología.
33:6.9 (372.4) El día en Satania, tal como se calcula en Jerusem, equivale a un poco menos (1 hora, 4 minutos y 15 segundos) de tres días del tiempo de Urantia. Estos tiempos se conocen generalmente como tiempo de Salvington o del universo y tiempo de Satania o del sistema. El tiempo estándar es el tiempo del universo.
33:7.1 (372.5) El Hijo Maestro, Miguel, se ocupa básicamente solo de tres cosas: creación, sostenimiento y ministerio. No participa personalmente en el trabajo judicial del universo. Los creadores nunca enjuician a sus criaturas; esa función es exclusiva de criaturas altamente capacitadas que poseen experiencia efectiva como criaturas.
33:7.2 (372.6) Todo el mecanismo judicial de Nebadon está bajo la supervisión de Gabriel. A las altas cortes localizadas en Salvington competen los problemas de interés general para el universo así como los casos de apelación procedentes de los tribunales de los sistemas. Estas cortes del universo tienen setenta ramas organizadas en siete divisiones de diez secciones cada una. Una magistratura dual compuesta por un juez con antecedentes de perfección y un magistrado con experiencia ascendente preside todos los asuntos a juzgar.
33:7.3 (372.7) En cuanto a jurisdicción, las cortes del universo local están limitadas en los siguientes asuntos:
33:7.4 (372.8) 1. Compete a la administración del universo local la creación, la evolución, el mantenimiento y el ministerio. A los tribunales del universo se les niega, por lo tanto, el derecho a pronunciarse sobre aquellos casos que impliquen la vida o la muerte eterna. Esto no tiene nada que ver con la muerte natural que impera en Urantia, pero si lo que se lleva a juicio es la cuestión del derecho a la existencia continuada, a la vida eterna, el caso ha de remitirse a los tribunales de Orvonton, y si el fallo es desfavorable para el individuo, todas las sentencias de extinción son ejecutadas por orden de las autoridades del supergobierno y a través de sus agentes.
33:7.5 (372.9) 2. Un incumplimiento o deserción por parte de cualquiera de los Hijos de Dios del Universo Local que ponga en riesgo su estatus y su autoridad como Hijo, no se juzga nunca en los tribunales de un Hijo. Un desacuerdo de este tipo se llevaría inmediatamente ante los tribunales del superuniverso.
33:7.6 (372.10) 3. La cuestión de readmitir a cualquier parte componente de un universo local —por ejemplo, un sistema local— a la fraternidad del estatus espiritual pleno de la creación local después de haber estado aislada espiritualmente ha de acordarse en la alta asamblea del superuniverso.
33:7.7 (373.1) En todos los demás asuntos, las cortes de Salvington son finales y supremas. Sus decisiones y decretos no se pueden ni apelar ni eludir.
33:7.8 (373.2) Por muy injustamente que las disputas humanas parezcan fallarse a veces en Urantia, la justicia y la equidad divina prevalecen en el universo. Vivís en un universo bien ordenado y podéis confiar en que, tarde o temprano, seréis tratados con justicia e incluso con misericordia.
33:8.1 (373.3) En Salvington, la sede de Nebadon, no hay verdaderos cuerpos legislativos. Los mundos sede de los universos se dedican en su mayor parte a enjuiciar. Las asambleas legislativas del universo local se localizan en las sedes de las cien constelaciones. Los sistemas se ocupan principalmente del trabajo ejecutivo y administrativo de las creaciones locales. Los Soberanos de los Sistemas y sus colaboradores hacen cumplir los mandatos legislativos de los regidores de las constelaciones y ejecutan los decretos judiciales de las altas cortes del universo.
33:8.2 (373.4) Aunque en la sede del universo no se promulga verdadera legislación, funcionan en Salvington varias asambleas consultivas y de investigación, constituidas y dirigidas de diversas maneras según su alcance y su propósito. Algunas son permanentes, otras se disuelven tras cumplir sus objetivos.
33:8.3 (373.5) El consejo supremo del universo local está formado por tres miembros de cada sistema y siete representantes de cada constelación. Los sistemas que están en aislamiento no tienen representación en esta asamblea, pero se les permite enviar observadores que asisten a todas sus deliberaciones y las estudian.
33:8.4 (373.6) Los cien consejos de sanción suprema también están situados en Salvington. Los presidentes de estos consejos constituyen el gabinete directo de trabajo de Gabriel.
33:8.5 (373.7) Todas las conclusiones de los altos consejos asesores del universo se remiten bien a los cuerpos judiciales de Salvington o bien a las asambleas legislativas de las constelaciones. Estos altos consejos no tienen autoridad ni poder para hacer cumplir sus recomendaciones. Si su consejo está basado en las leyes fundamentales del universo, las cortes de Nebadon emitirán las resoluciones de ejecución. Pero si sus recomendaciones tienen que ver con condiciones locales o de emergencia, han de enviarse a las asambleas legislativas de la constelación para su promulgación deliberativa y luego a las autoridades del sistema para su ejecución. Estos altos consejos son, en realidad, los supercuerpos legislativos del universo, pero funcionan sin autoridad para promulgar ni poder para ejecutar.
33:8.6 (373.8) Aunque al hablar de la administración del universo utilicemos los términos «cortes» y «asambleas», debe entenderse que estas operaciones espirituales son muy diferentes de las actividades más primitivas y materiales de Urantia que llevan los mismos nombres.
33:8.7 (373.9) [Presentado por el jefe de los arcángeles de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 34
34:0.1 (374.1) CUANDO un Hijo Creador es personalizado por el Padre Universal y el Hijo Eterno, el Espíritu Infinito individualiza una representación nueva y única de sí mismo para que acompañe a este Hijo Creador a los mundos del espacio y sea allí su compañera, primero en la organización física y después en la creación y el ministerio a las criaturas del universo recién proyectado.
34:0.2 (374.2) Un Espíritu Creativo reacciona tanto a las realidades físicas como a las espirituales. Lo mismo hace un Hijo Creador, y de este modo se equiparan y asocian en la administración de un universo local del tiempo y el espacio.
34:0.3 (374.3) Estas Hijas Espíritu son de la esencia del Espíritu Infinito, pero no pueden trabajar simultáneamente en la creación física y en el ministerio espiritual. En la creación física el Hijo del Universo proporciona el patrón mientras el Espíritu del Universo inicia la materialización de las realidades físicas. El Hijo trabaja en los diseños del poder, pero el Espíritu transforma esas creaciones de energía en sustancias físicas. Es algo difícil describir a esta primera presencia del Espíritu Infinito en el universo como una persona, y sin embargo para el Hijo Creador el Espíritu compañero es personal y ha actuado siempre como un individuo bien diferenciado.
34:1.1 (374.4) Una vez completada la organización física de un grupo estelar y planetario y establecidos los circuitos de energía por los centros del poder del superuniverso, tras este trabajo preliminar de creación realizado por los agentes del Espíritu Infinito que trabajan a través y bajo la dirección de su focalización creativa en el universo local, se emite la proclamación del Hijo Miguel de que la vida está a punto de proyectarse en el universo recién organizado. Tras el reconocimiento en el Paraíso de esta declaración de intenciones, se produce en la Trinidad del Paraíso una reacción de aprobación, y acto seguido, el Espíritu Maestro en cuyo superuniverso se está organizando esa nueva creación queda sumido en el resplandor espiritual de las Deidades. Mientras tanto los otros Espíritus Maestros se acercan al alojamiento central de las Deidades del Paraíso, y seguidamente, cuando emerge el Espíritu Maestro abrazado por la Deidad y puede ser reconocido por sus compañeros, ocurre lo que se conoce como una «erupción primaria». Este formidable destello espiritual es un fenómeno claramente perceptible incluso desde la lejana sede del superuniverso en cuestión. Simultáneamente a esta manifestación difícil de comprender de la Trinidad, se produce un cambio notable en la naturaleza de la presencia y el poder de espíritu creativo del Espíritu Infinito residente en el universo local en cuestión. En respuesta a estos fenómenos paradisiacos se personaliza inmediatamente ante la presencia misma del Hijo Creador una nueva representación personal del Espíritu Infinito. Es la Ministra Divina. El Espíritu Creativo individualizado ayudante del Hijo Creador se ha convertido en su colaboradora creativa personal, el Espíritu Madre del universo local.
34:1.2 (375.1) De esta nueva segregación personal del Creador Conjunto, y a través de ella, proceden las corrientes establecidas y los circuitos ordenados de poder de espíritu e influencia espiritual destinados a permear todos los mundos y a todos los seres de ese universo local. En realidad, esta presencia nueva y personal no es sino una transformación de la colaboradora preexistente y menos personal del Hijo en su trabajo previo de organización del universo físico.
34:1.3 (375.2) Esta es la relación en pocas palabras de un drama formidable, pero representa casi todo lo que se puede decir sobre estas importantísimas operaciones. Son instantáneas, inescrutables e incomprensibles; el secreto de su técnica y procedimiento reside en el seno de la Trinidad del Paraíso. De una sola cosa estamos seguros: la presencia del Espíritu en el universo local durante el tiempo de la creación u organización puramente físicas estaba diferenciada de forma incompleta del espíritu del Espíritu Infinito del Paraíso; en cambio, después de la reaparición del Espíritu Maestro supervisor tras el abrazo secreto de los Dioses y seguido del destello de energía espiritual, la manifestación del Espíritu Infinito en el universo local se transforma total y repentinamente en la apariencia personal del Espíritu Maestro que estuvo en enlace de transmutación con el Espíritu Infinito. El Espíritu Madre del universo local adquiere así una naturaleza personal teñida por la del Espíritu Maestro del superuniverso que ostenta la jurisdicción astronómica.
34:1.4 (375.3) Esta presencia personalizada del Espíritu Infinito, el Espíritu Madre Creativo del universo local, es conocida en Satania como la Ministra Divina. A todos los efectos prácticos y para todos los propósitos espirituales, esta manifestación de la Deidad es un individuo divino, una persona de espíritu. Y así la reconoce y considera el Hijo Creador. A través de esta localización y personalización de la Tercera Fuente y Centro en nuestro universo local el Espíritu pudo después someterse tan plenamente al Hijo Creador como para que de este Hijo se dijera con verdad que «se le ha confiado todo el poder del cielo y de la tierra».
34:2.1 (375.4) Tras haber experimentado una notable metamorfosis de su personalidad en el momento de la creación de vida, la Ministra Divina actúa a partir de entonces como una persona y coopera de una manera muy personal con el Hijo Creador en la planificación y gestión de los extensos asuntos de su creación local. Para muchos tipos de seres del universo, incluso esta representación del Espíritu Infinito podría no parecer enteramente personal durante las edades anteriores al otorgamiento final de Miguel. Pero tras la elevación del Hijo Creador a la autoridad soberana de Hijo Maestro, el Espíritu Madre Creativo aumenta tanto en cualidades personales que es reconocida personalmente por todos los individuos que entran en contacto con ella.
34:2.2 (375.5) Desde su relación más temprana con el Hijo Creador, el Espíritu del Universo posee todos los atributos de control físico del Espíritu Infinito, entre ellos la dotación plena de antigravedad. Al lograr el estatus personal, el Espíritu del Universo ejerce un control tan pleno y completo de la gravedad de mente en el universo local como el que ejercería el Espíritu Infinito si estuviera personalmente presente.
34:2.3 (375.6) En cada universo local la Ministra Divina actúa de acuerdo con la naturaleza y las características inherentes del Espíritu Infinito tal como están personificadas en uno de los siete Espíritus Maestros del Paraíso. Aunque hay una uniformidad básica de carácter en todos los Espíritus de los Universos, hay también una diversidad de funciones determinada por el hecho de haber sido originados a través de uno de los siete Espíritus Maestros. Esta diferenciación de origen explica los diversos modos de actuación de los Espíritus Madre de los universos locales en los distintos superuniversos. Pero en todos sus atributos espirituales esenciales estos Espíritus son idénticos, igualmente espirituales y totalmente divinos, sea cual fuere su diferenciación por superuniversos.
34:2.4 (376.1) El Espíritu Creativo comparte con el Hijo Creador la responsabilidad de originar las criaturas de los mundos, y nunca defrauda al Hijo en la labor de sostener y conservar estas creaciones. La vida es dada y mantenida por mediación del Espíritu Creativo. «Tú envías a tu Espíritu, y son creadas. Tú renuevas la faz de la tierra.»
34:2.5 (376.2) En la creación de un universo de criaturas inteligentes, el Espíritu Madre Creativo actúa primero en la esfera de perfección del universo cuando colabora con el Hijo para dar origen a la Radiante Estrella Matutina. Posteriormente la progenie del Espíritu se acerca cada vez más al orden de los seres creados en los planetas, igual que los Hijos forman una gradación descendente desde los Melquisedec hasta los Hijos Materiales, que se ponen efectivamente en contacto con los mortales de los mundos. En la evolución posterior de las criaturas mortales, los Hijos Portadores de Vida proporcionan el cuerpo físico formado a partir del material organizado existente del mundo, mientras que el Espíritu del Universo contribuye con «el aliento de vida».
34:2.6 (376.3) Puede que el séptimo segmento del gran universo tenga un desarrollo tardío en muchos aspectos, y sin embargo, quienes estudian con atención nuestros problemas anticipan la evolución de una creación extraordinariamente bien equilibrada en las edades por venir. Predecimos este alto grado de simetría en Orvonton porque el Espíritu que preside este superuniverso es el jefe de los Espíritus Maestros de lo alto, una inteligencia de espíritu que personifica la unión equilibrada y la coordinación perfecta de los rasgos y el carácter de las tres Deidades eternas. Somos tardíos y estamos atrasados en comparación con otros sectores, pero nos espera sin duda un desarrollo trascendente y un logro sin precedentes en algún momento de las edades eternas del futuro.
34:3.1 (376.4) Ni el Hijo Eterno ni el Espíritu Infinito están limitados ni condicionados por el tiempo o el espacio, pero la mayoría de su progenie sí lo está.
34:3.2 (376.5) El Espíritu Infinito permea todo el espacio y mora en el interior del círculo de la eternidad. Aun así, en su contacto personal con los hijos del tiempo, las personalidades del Espíritu Infinito deben contar a menudo con elementos temporales, aunque no tanto con el espacio. Muchos ministerios de la mente ignoran el espacio pero sufren un retraso en el tiempo al efectuar la coordinación de distintos niveles de la realidad del universo. Un Mensajero Solitario es prácticamente independiente del espacio, excepto por el hecho de necesitar tiempo para viajar de una ubicación a otra. Y existen otras entidades similares que os son desconocidas.
34:3.3 (376.6) En sus prerrogativas personales, un Espíritu Creativo es total y enteramente independiente del espacio, aunque no del tiempo. No hay una presencia personal especializada de ese Espíritu del Universo ni en las sedes de las constelaciones ni en las de los sistemas. Está presente de manera uniforme y difusa en todo su universo local y, por lo tanto, está tan literal y personalmente presente en un mundo como en cualquier otro.
34:3.4 (376.7) Solo en lo que respecta al elemento tiempo está limitado un Espíritu Creativo en sus ministerios universales. Un Hijo Creador actúa instantáneamente en todo su universo, pero el Espíritu Creativo debe tener en cuenta el tiempo en el ministerio de la mente universal, excepto cuando, consciente e intencionadamente, se vale de las prerrogativas personales del Hijo del Universo. En su función de espíritu puro, el Espíritu Creativo actúa también con independencia del tiempo, igual que cuando colabora con la función misteriosa de la reflectividad del universo.
34:3.5 (377.1) Aunque el circuito de gravedad de espíritu del Hijo Eterno opera con independencia tanto del tiempo como del espacio, no todas las funciones de los Hijos Creadores están exentas de limitaciones en el espacio. Si se exceptúan las operaciones de los mundos evolutivos, estos Hijos Miguel parecen ser capaces de actuar de modo relativamente independiente del tiempo. Un Hijo Creador no está obstaculizado por el tiempo, pero sí está condicionado por el espacio; no puede estar personalmente en dos lugares a la vez. Miguel de Nebadon actúa intemporalmente dentro de su propio universo y, por reflectividad, prácticamente igual en el superuniverso. Se comunica de un modo directo e intemporal con el Hijo Eterno.
34:3.6 (377.2) La Ministra Divina es la ayudante comprensiva del Hijo Creador y le permite superar y compensar sus limitaciones inherentes con respecto al espacio, pues cuando ambos administran unidos son prácticamente independientes del tiempo y el espacio dentro de los confines de su creación local. Por lo tanto, se observa en la práctica que el Hijo Creador y el Espíritu Creativo actúan habitualmente de manera independiente tanto del tiempo como del espacio en todo el universo local, puesto que cada uno de ellos puede siempre disponer de la liberación del tiempo o del espacio del otro.
34:3.7 (377.3) Solamente los seres absolutos son independientes del tiempo y el espacio en sentido absoluto. La mayoría de las personas de menor rango tanto del Hijo Eterno como del Espíritu Infinito están sujetas tanto al tiempo como al espacio.
34:3.8 (377.4) Cuando un Espíritu Creativo se vuelve «consciente del espacio» se está preparando para reconocer como suyo un «dominio de espacio» circunscrito, una zona donde ser libre del espacio en contraposición con todo el resto del espacio al que seguiría estando condicionado. Solo se es libre de elegir y actuar dentro del ámbito de la propia consciencia.
34:4.1 (377.5) Hay tres circuitos de espíritu distintos en el universo local de Nebadon:
34:4.2 (377.6) 1. El espíritu de otorgamiento del Hijo Creador, el Confortador, el Espíritu de la Verdad.
34:4.3 (377.7) 2. El circuito de espíritu de la Ministra Divina, el Espíritu Santo.
34:4.4 (377.8) 3. El circuito de ministerio de inteligencia, que comprende las actividades más o menos unificadas, pero de funcionamiento diverso, de los siete espíritus-mente adjutores.
34:4.5 (377.9) Los Hijos Creadores están dotados de un espíritu con presencia en el universo que es análogo de muchas maneras al de los siete Espíritus Maestros del Paraíso. Es el Espíritu de la Verdad que un Hijo de otorgamiento vierte sobre un mundo después de recibir la titularidad espiritual de dicha esfera. Este Confortador otorgado es la fuerza espiritual que atrae siempre a todos los buscadores de la verdad hacia Aquel que es la personificación de la verdad en el universo local. Este espíritu es una dotación inherente del Hijo Creador que emerge de su naturaleza divina igual que los circuitos maestros del gran universo provienen de la presencia de la personalidad de las Deidades del Paraíso.
34:4.6 (377.10) El Hijo Creador puede ir y venir, su presencia personal puede estar en el universo local o en otra parte, sin perturbar por ello la actuación del Espíritu de la Verdad, pues esta presencia divina, aunque proviene de la personalidad del Hijo Creador, está centrada funcionalmente en la persona de la Ministra Divina.
34:4.7 (378.1) En cambio, el Espíritu Madre del Universo nunca sale del mundo sede del universo local. El espíritu del Hijo Creador puede actuar y actúa con independencia de la presencia personal del Hijo, pero al espíritu personal de ella no le ocurre lo mismo. El Espíritu Santo de la Ministra Divina dejaría de ser funcional si ella dejara de estar presente personalmente en Salvington. Su presencia de espíritu parece estar fijada en el mundo sede del universo, y es este mismo hecho lo que permite al espíritu del Hijo Creador actuar independientemente del paradero del Hijo. El Espíritu Madre del Universo actúa como centro y foco en el universo del Espíritu de la Verdad, así como de su propia influencia personal, el Espíritu Santo.
34:4.8 (378.2) Tanto el Padre-Hijo Creador como el Espíritu Madre Creativo contribuyen de diversas maneras a la dotación de mente de sus hijos del universo local. Pero el Espíritu Madre Creativo no otorga mente hasta no haber sido dotada ella misma de prerrogativas personales.
34:4.9 (378.3) Los órdenes superevolutivos de personalidad que hay en un universo local están dotados con el tipo de patrón de mente del superuniverso propio de ese universo local. Los órdenes humanos y subhumanos de vida evolutiva están dotados con los tipos de ministerio de mente de los espíritus adjutores.
34:4.10 (378.4) Los siete espíritus-mente adjutores son creación de la Ministra Divina de un universo local. Estos espíritus-mente son similares en carácter pero diversos en poder y todos comparten del mismo modo la naturaleza del Espíritu del Universo, aunque no pueden ser considerados personalidades por separado de su Madre Creadora. Los siete adjutores han recibido los nombres siguientes: espíritu de sabiduría, espíritu de adoración, espíritu de consejo, espíritu de conocimiento, espíritu de valentía, espíritu de entendimiento y espíritu de intuición, de percepción rápida.
34:4.11 (378.5) Estos son los «siete espíritus de Dios», «como lámparas encendidas delante del trono», que vio el profeta en los símbolos de su visión. Pero no vio los asientos de los veinticuatro centinelas alrededor de estos siete espíritus-mente adjutores. Este pasaje representa la confusión de dos presentaciones, una referente a la sede del universo y la otra a la capital del sistema. Los asientos de los veinticuatro ancianos están en Jerusem, la sede de vuestro sistema local de mundos habitados.
34:4.12 (378.6) En cambio, Juan hablaba de Salvington cuando escribió: «Y del trono salían relámpagos y truenos y voces» (las difusiones del universo hacia los sistemas locales). Visualizó también a las criaturas encargadas del control direccional del universo local, las brújulas vivas del mundo sede. Este control direccional de Nebadon lo mantienen las cuatro criaturas de control de Salvington, que actúan sobre las corrientes del universo y están eficazmente asistidas por el primer espíritu-mente operativo, el adjutor de la intuición, el espíritu del «entendimiento rápido». Pero la descripción de estas cuatro criaturas (llamadas bestias) ha sido lamentablemente afeada; poseen una forma exquisita y una belleza sin par.
34:4.13 (378.7) Los cuatro puntos cardinales son universales e inherentes a la vida de Nebadon. Todas las criaturas vivas poseen unidades corpóreas que perciben estas corrientes direccionales y responden a ellas. Estas creaciones criatura se reproducen por todo el universo hasta descender a los planetas individuales y, en conjunción con las fuerzas magnéticas de los mundos, activan de tal manera la multitud de cuerpos microscópicos del organismo animal que estas células de dirección apuntan siempre al norte y al sur. De esta forma se fija para siempre el sentido de la orientación en los seres vivos del universo. La humanidad no carece por completo de la posesión consciente de este sentido. Estos cuerpos se observaron por primera vez en Urantia en torno a la época de esta narración.
34:5.1 (379.1) La Ministra Divina coopera con el Hijo Creador en la formulación de la vida y la creación de nuevos órdenes de seres hasta el momento del séptimo otorgamiento, y posteriormente, tras la elevación del Hijo a la soberanía plena del universo, continúa colaborando con él y con el espíritu otorgado por él en el trabajo ulterior de ministerio a los mundos y de progresión planetaria.
34:5.2 (379.2) En los mundos habitados, el Espíritu comienza el trabajo de la progresión evolutiva a partir del material inanimado del mundo. Primero los dota de vida vegetal, después de organismos animales y finalmente de los primeros órdenes de existencia humana; y cada dotación sucesiva contribuye a aumentar el despliegue del potencial evolutivo de la vida planetaria, desde las etapas iniciales y primitivas hasta la aparición de las criaturas con voluntad. Esta labor del Espíritu se efectúa en gran parte a través de los siete adjutores, los espíritus de la promesa, la mente-espíritu unificadora y coordinadora de los planetas en evolución, que conducen siempre y en unión a las razas de los hombres hacia ideales espirituales e ideas más altas.
34:5.3 (379.3) El hombre mortal experimenta por primera vez el ministerio del Espíritu en conjunción con la mente cuando la mente puramente animal de las criaturas evolutivas desarrolla la capacidad de recibir a los adjutores de adoración y de sabiduría. Este ministerio del sexto y del séptimo adjutor indica que la evolución de la mente ha cruzado el umbral del ministerio espiritual. Acto seguido, estas mentes dotadas con funciones de adoración y sabiduría son incluidas en los circuitos espirituales de la Ministra Divina.
34:5.4 (379.4) La mente así dotada con el ministerio del Espíritu Santo posee la capacidad de elegir (consciente o inconscientemente) la presencia espiritual del Padre Universal, del Ajustador del Pensamiento. Pero hasta que un Hijo de otorgamiento no haya liberado al Espíritu de la Verdad para que dispense el ministerio planetario a todos los mortales, las mentes normales no estarán automáticamente preparadas para recibir a los Ajustadores del Pensamiento. El Espíritu de la Verdad actúa con la presencia del espíritu de la Ministra Divina como si fueran uno. Este enlace dual de espíritu planea sobre los mundos buscando enseñar la verdad e iluminar espiritualmente la mente de los hombres, inspirar el alma de las criaturas de las razas ascendentes y conducir siempre a los seres que habitan en los planetas evolutivos hacia la meta paradisiaca que es su destino divino.
34:5.5 (379.5) Aunque el Espíritu de la Verdad se derrama sobre toda carne, este espíritu del Hijo está casi enteramente limitado en función y en poder por la aceptación personal por parte del hombre de aquello que constituye la esencia de la misión del Hijo de otorgamiento. El Espíritu Santo es, en parte, independiente de la actitud humana y está condicionado en parte por las decisiones y la cooperación de la voluntad del hombre. En cualquier caso, el ministerio del Espíritu Santo se hace cada vez más efectivo en la santificación y espiritualización de la vida interior de aquellos mortales que obedecen más plenamente las directrices divinas.
34:5.6 (379.6) Como individuos no poseéis personalmente una porción o entidad segregada del espíritu del Padre-Hijo Creador ni del Espíritu Madre Creativo. Estos ministerios no se ponen en contacto con los centros de pensamiento de la mente de los individuos ni moran en su interior como lo hacen los Monitores de Misterio. Los Ajustadores del Pensamiento son individualizaciones bien diferenciadas de la realidad prepersonal del Padre Universal que moran efectivamente en el interior de la mente del mortal como parte integrante de esa mente y trabajan siempre en perfecta armonía con los espíritus combinados del Hijo Creador y el Espíritu Creativo.
34:5.7 (380.1) La presencia del Espíritu Santo de la Hija del Universo del Espíritu Infinito, la del Espíritu de la Verdad del Hijo del Universo del Hijo Eterno y la del espíritu-Ajustador del Padre del Paraíso dentro de o junto a un mortal evolutivo denota simetría en cuanto a dotación y ministerio espirituales, y faculta a dicho mortal para comprender conscientemente el hecho de fe de la filiación con Dios.
34:6.1 (380.2) Con la evolución progresiva de un planeta habitado y la ulterior espiritualización de sus habitantes, esas personalidades maduras pueden recibir influencias espirituales adicionales. A medida que los mortales progresan en control de la mente y percepción del espíritu, estos múltiples ministerios del espíritu se equiparan cada vez más en su función, se combinan de manera creciente con el sobreministerio de la Trinidad del Paraíso.
34:6.2 (380.3) Aunque la Divinidad puede ser plural en su manifestación, en la experiencia humana la Deidad es singular, siempre una. Tampoco el ministerio espiritual es plural en la experiencia humana. Sea cual fuere la pluralidad de su origen, todas las influencias de espíritu son una en su función. En verdad son una sola, y son el ministerio de espíritu de Dios Séptuplo en y para las criaturas del gran universo. Y a medida que este ministerio unificador del espíritu es más apreciado y mejor recibido por las criaturas, se convierte, en la experiencia de esas criaturas, en el ministerio de Dios Supremo.
34:6.3 (380.4) Desde las alturas de la gloria eterna, el Espíritu divino desciende mediante una larga serie de pasos para encontrarse con vosotros tal como sois y allí donde estéis, para después, en el emparejamiento de la fe, abrazar amorosamente al alma de origen mortal y emprender el regreso cierto y seguro sobre sus pasos de condescendencia, sin detenerse nunca hasta que el alma evolutiva sea exaltada sana y salva a las alturas mismas de la dicha de las que el Espíritu divino salió originalmente en esta misión de ministerio y misericordia.
34:6.4 (380.5) Las fuerzas espirituales buscan y alcanzan infaliblemente sus propios niveles originales. Habiendo salido de lo Eterno tienen la certeza de regresar allí llevando consigo a todos aquellos hijos del tiempo y el espacio que han adoptado la guía y la enseñanza del Ajustador que mora en su interior, aquellos que verdaderamente han «nacido del Espíritu», los hijos de Dios por la fe.
34:6.5 (380.6) El Espíritu divino es la fuente permanente de ministerio y estímulo para los hijos de los hombres. Vuestro poder y vuestros logros son «conformes a su misericordia, a través de la renovación del Espíritu». La vida espiritual, al igual que la energía física, se consume. El esfuerzo espiritual conduce a un agotamiento espiritual relativo. Toda la experiencia ascendente es real así como espiritual, por eso se ha escrito con verdad: «Es el Espíritu quien estimula». «El Espíritu da vida.»
34:6.6 (380.7) La teoría muerta, incluso de las doctrinas religiosas más elevadas, no tiene poder para transformar el carácter humano ni controlar el comportamiento de los mortales. Lo que el mundo de hoy necesita es la verdad que vuestro maestro de antaño declaró «no solo en palabras, sino también en poder y en el Espíritu Santo». La semilla de la verdad teórica está muerta, los más altos conceptos morales no tienen efecto, a menos que y hasta que el Espíritu divino dé aliento a las formas de la verdad y vivifique las fórmulas de la rectitud.
34:6.7 (381.1) Los que han recibido y reconocido el morar de Dios en su interior han nacido del Espíritu. «Sois el templo de Dios y el espíritu de Dios mora en vosotros». No es suficiente que este espíritu se haya derramado sobre vosotros; el Espíritu divino debe dominar y controlar cada aspecto de la experiencia humana.
34:6.8 (381.2) Es la presencia del Espíritu divino, el agua de vida, lo que previene la sed devoradora del descontento del mortal y el hambre indescriptible de la mente humana no espiritualizada. Los seres motivados por el espíritu «nunca tienen sed, pues esta agua espiritual será en ellos un pozo de satisfacción que mana hasta la vida eterna». Esas almas divinamente regadas son casi independientes del entorno material en lo que se refiere a las alegrías del vivir y a las satisfacciones de la existencia terrenal. Están iluminadas y vigorizadas espiritualmente, fortalecidas y dotadas moralmente.
34:6.9 (381.3) En todo mortal existe una naturaleza dual: la herencia de las tendencias animales y el alto impulso de la dotación espiritual. Durante la corta vida que vivís en Urantia, estos dos impulsos distintos y opuestos rara vez se pueden conciliar del todo, difícilmente se pueden armonizar y unificar. Pero a lo largo de toda vuestra vida, el Espíritu combinado os asiste siempre para ayudaros a someter cada vez más la carne a la guía del Espíritu. Aun cuando debéis vivir vuestra vida material por completo, aun cuando no podéis escapar del cuerpo y sus necesidades, tenéis sin embargo, en propósito y en ideales, cada vez más poder para someter la naturaleza animal al dominio del Espíritu. Existe verdaderamente dentro de vosotros una conspiración de fuerzas espirituales, una coalición de poderes divinos, cuyo propósito exclusivo es liberaros finalmente de la esclavitud material y los impedimentos finitos.
34:6.10 (381.4) El propósito de toda esta ministración es «que podáis ser fortalecidos con poder a través de Su espíritu en el hombre interior». Y todo esto no representa más que los pasos preliminares para el logro final de la perfección de la fe y del servicio, esa experiencia en la que estaréis «llenos de toda la plenitud de Dios», «pues todos aquellos que son guiados por el espíritu de Dios, son hijos de Dios».
34:6.11 (381.5) El Espíritu nunca impele, solo guía. Si estás dispuesto a aprender, si quieres lograr niveles de espíritu y llegar a alturas divinas, si deseas sinceramente alcanzar la meta eterna, el Espíritu divino te guiará suave y amorosamente por el camino de la filiación y el progreso espiritual. Cada paso que des debe ser de buena voluntad, de cooperación inteligente y alegre. La dominación del Espíritu no está teñida nunca de coerción ni se acepta por coacción.
34:6.12 (381.6) Y cuando una vida guiada así por el espíritu se acepta libre e inteligentemente, se desarrolla gradualmente dentro de la mente humana una consciencia inequívoca de contacto divino y la seguridad de una comunión con el espíritu. Tarde o temprano «el Espíritu atestigua con tu espíritu (el Ajustador) que eres un hijo de Dios». Tu propio Ajustador del Pensamiento te habrá hablado ya de tu parentesco con Dios, por eso las escrituras dan fe de que el Espíritu atestigua «con tu espíritu», no a tu espíritu.
34:6.13 (381.7) La consciencia del dominio del espíritu en una vida humana se acompaña enseguida de una manifestación cada vez mayor de las características del Espíritu en el comportamiento del mortal guiado por el espíritu, «pues los frutos del espíritu son el amor, la alegría, la paz, la paciencia, la dulzura, la bondad, la fe, la mansedumbre y la templanza». Esos mortales guiados por la iluminación divina del espíritu, aunque pisan aún los humildes senderos del trabajo arduo y desempeñan con lealtad humana las obligaciones de sus cometidos terrenales, han empezado ya a percibir las luces de la vida eterna que brillan tenuemente en las remotas orillas de otro mundo; han empezado ya a comprender la realidad de esta verdad inspiradora y reconfortante: «El reino de Dios no es comida ni bebida, sino rectitud, paz y alegría en el Espíritu Santo». A lo largo de cada prueba y ante cada dificultad, las almas nacidas del espíritu están sostenidas por esa esperanza que trasciende todo temor, porque el amor de Dios se derrama en todos los corazones mediante la presencia del Espíritu divino.
34:7.1 (382.1) La carne, la naturaleza inherente propia de las razas de origen animal, no produce los frutos del Espíritu divino de manera natural. Cuando la naturaleza del mortal se ha elevado mediante la adición de la naturaleza de los Hijos Materiales de Dios, como avanzaron en cierta medida las razas de Urantia por el otorgamiento de Adán, el camino está mejor preparado para que el Espíritu de la Verdad coopere con el Ajustador interior para producir en el carácter la hermosa cosecha de los frutos del espíritu. Si no rechazáis a este espíritu, y aunque se necesite la eternidad para cumplir el cometido, «él os guiará hacia toda verdad».
34:7.2 (382.2) Los mortales evolutivos que habitan en mundos normales de progreso espiritual no experimentan los agudos conflictos entre el espíritu y la carne que caracterizan a las razas de Urantia de hoy en día. Pero hasta en los planetas más ideales, el hombre preadánico debe realizar verdaderos esfuerzos para ascender desde el plano puramente animal de la existencia, y pasar por los sucesivos niveles de significados cada vez más intelectuales y valores espirituales cada vez más altos.
34:7.3 (382.3) Los mortales de un mundo normal no experimentan una lucha constante entre sus naturalezas física y espiritual. Afrontan la necesidad de escalar desde los niveles animales de existencia hasta planos más altos de vida espiritual, pero este ascenso se parece más a una formación educativa en comparación con los intensos conflictos de los mortales de Urantia en el campo de las divergencias entre la naturaleza material y la espiritual.
34:7.4 (382.4) Las gentes de Urantia están sufriendo las consecuencias de una doble privación de ayuda en esta tarea de logro espiritual planetario progresivo. El levantamiento de Caligastia provocó una confusión mundial y despojó a todas las generaciones posteriores de la asistencia moral que una sociedad bien ordenada habría provisto. Pero más desastrosa aún fue la falta adánica, ya que privó a las razas de una naturaleza física de tipo superior que hubiera estado más en consonancia con las aspiraciones espirituales.
34:7.5 (382.5) Los mortales de Urantia están obligados a sobrellevar esta marcada lucha entre el espíritu y la carne porque sus ancestros lejanos no fueron adanizados más plenamente por el otorgamiento edénico. Según el plan divino, las razas mortales de Urantia hubieran tenido naturalezas físicas más naturalmente receptivas al espíritu.
34:7.6 (382.6) A pesar de este doble desastre para la naturaleza del hombre y su entorno, los mortales de hoy se verían menos afectados por esta guerra aparente entre la carne y el espíritu si entrasen en el reino del espíritu, donde los hijos de Dios por la fe disfrutan de una liberación relativa de la atadura esclavizante de la carne en el servicio iluminado y liberador de su entrega de todo corazón a hacer la voluntad del Padre del cielo. Jesús mostró a la humanidad el nuevo camino del vivir mortal por el que los seres humanos pueden escapar en gran medida de las funestas consecuencias de la rebelión de Caligastia y compensar muy eficazmente las privaciones resultantes de la falta adánica. «El espíritu de la vida de Cristo Jesús nos ha liberado de la ley del vivir animal y de las tentaciones del mal y del pecado.» «Esta es la victoria que vence a la carne: vuestra fe.»
34:7.7 (383.1) Los hombres y mujeres que conocen a Dios y han nacido del Espíritu no experimentan más conflictos con sus naturalezas mortales que los habitantes de los mundos más normales, planetas que no han sido manchados nunca por el pecado ni tocados por la rebelión. Los hijos por la fe trabajan en niveles intelectuales y viven en planos espirituales que están muy por encima de los conflictos producidos por deseos físicos desenfrenados o antinaturales. Los anhelos normales de los seres animales y los apetitos e impulsos naturales de la naturaleza física no están en conflicto ni siquiera con los más altos logros espirituales excepto en la mente de personas ignorantes, mal instruidas o lamentablemente escrupulosas.
34:7.8 (383.2) Habiendo emprendido el camino de la vida sempiterna, habiendo aceptado vuestra misión y recibido vuestras órdenes de avanzar, no temáis los peligros del olvido humano y la inconstancia del mortal, no os dejéis perturbar por el miedo al fracaso ni el desconcierto de la confusión, no titubeéis ni pongáis en duda vuestro estatus ni vuestra posición, pues en todas las horas oscuras, en todas las encrucijadas de la lucha hacia adelante, el Espíritu de la Verdad hablará siempre y os dirá: «Este es el camino».
34:7.9 (383.3) [Presentado por un Mensajero Poderoso destinado temporalmente a servir en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 35
35:0.1 (384.1) LOS Hijos de Dios considerados hasta ahora tienen su origen en el Paraíso. Son la progenie de los Regidores divinos de los dominios universales. Los Hijos Creadores pertenecen al primer orden de filiación del Paraíso y solo hay uno de ellos en Nebadon, Miguel, el padre y soberano del universo. Del segundo orden de filiación del Paraíso, los Hijos Avonales o magistrados, Nebadon tiene su cupo completo —1062— y estos «Cristos menores» son tan efectivos y todopoderosos en sus otorgamientos planetarios como lo fue el Hijo Creador y Maestro en Urantia. El tercer orden, al tener su origen en la Trinidad, no está registrado en un universo local, pero estimo que hay en Nebadon entre quince y veinte mil Maestros Hijos de la Trinidad, sin incluir a los 9642 asistentes trinizados por criaturas que están registrados. Estos Daynales del Paraíso no son ni magistrados ni administradores: son supermaestros.
35:0.2 (384.2) Los tipos de Hijos que vamos a considerar ahora tienen su origen en el universo local. Son la progenie de un Hijo Creador del Paraíso en diversas asociaciones con su complemento, el Espíritu Madre del Universo. En estas narraciones se mencionarán los siguientes órdenes de filiación del universo local:
35:0.3 (384.3) 1. Hijos Melquisedec.
35:0.4 (384.4) 2. Hijos Vorondadek.
35:0.5 (384.5) 3. Hijos Lanonandek.
35:0.6 (384.6) 4. Hijos Portadores de Vida.
35:0.7 (384.7) La Deidad trina del Paraíso actúa en la creación de tres órdenes de filiación: los Migueles, los Avonales y los Daynales. La Deidad dual del universo local, el Hijo y el Espíritu, actúa también en la creación de tres altos órdenes de Hijos: los Melquisedec, los Vorondadek y los Lanonandek; y habiendo conseguido esta expresión triple, colabora con el siguiente nivel de Dios Séptuplo para generar el orden polifacético de los Portadores de Vida. Estos seres se clasifican dentro de los Hijos de Dios descendentes, pero son una forma única y original de vida del universo. El documento siguiente está enteramente dedicado a su estudio.
35:1.1 (384.8) Después de traer a la existencia a los seres que serán sus auxiliares personales, como la Radiante Estrella Matutina y otras personalidades administrativas, siguiendo el propósito divino y los planes creativos de un universo dado, se produce una nueva forma de unión creativa entre el Hijo Creador y el Espíritu Creativo, la Hija del Espíritu Infinito en el universo local. La personalidad nacida de esta asociación creativa es el Melquisedec original —el Padre Melquisedec— un ser único que colabora posteriormente con el Hijo Creador y el Espíritu Creativo para traer a la existencia a todo el grupo que lleva este nombre.
35:1.2 (385.1) En el universo de Nebadon el Padre Melquisedec actúa como primer colaborador ejecutivo de la Radiante Estrella Matutina. Gabriel se ocupa más de las políticas del universo, Melquisedec de los procedimientos prácticos. Gabriel preside los tribunales y consejos de Nebadon constituidos regularmente, Melquisedec las comisiones y los cuerpos consultivos especiales, extraordinarios y de emergencia. Gabriel y el Padre Melquisedec no están nunca fuera de Salvington al mismo tiempo, y el Padre Melquisedec actúa como jefe ejecutivo de Nebadon en ausencia de Gabriel.
35:1.3 (385.2) Todos los Melquisedec de nuestro universo fueron creados en el transcurso de un milenio de tiempo estándar por el Hijo Creador y el Espíritu Creativo en enlace con el Padre Melquisedec. Al ser un orden de filiación en el que uno de su propio grupo actuó como creador de igual rango, los Melquisedec, por constitución, se autooriginan parcialmente y son por lo tanto candidatos para llevar a cabo un tipo elevado de autogobierno. Eligen periódicamente a su propio jefe administrativo por un periodo de siete años de tiempo estándar y funcionan además como un orden autorregulado, aunque el Melquisedec original ejerce ciertas prerrogativas coparentales inherentes. Este Padre Melquisedec designa cada cierto tiempo a determinados individuos de su orden para actuar como Portadores de Vida especiales en los mundos midsonitas, un tipo de planeta habitado no revelado hasta ahora en Urantia.
35:1.4 (385.3) Los Melquisedec no actúan mucho fuera del universo local excepto cuando son llamados como testigos en asuntos tramitados por los tribunales del superuniverso o, como a veces ocurre, cuando son nombrados embajadores especiales para representar a un universo ante otro dentro del mismo superuniverso. El Melquisedec original o primogénito de cada universo siempre es libre de viajar a los universos vecinos o al Paraíso en misiones relacionadas con los intereses y obligaciones de su orden.
35:2.1 (385.4) Los Melquisedec son el primer orden de Hijos divinos lo bastante cercano a la vida de las criaturas más bajas como para poder actuar directamente en el ministerio de elevar a los mortales y servir a las razas evolutivas sin necesidad de encarnarse. Estos Hijos están por naturaleza en el punto medio del gran descenso de la personalidad, situados por su origen más o menos a medio camino entre la más alta Divinidad y las más bajas criaturas dotadas de voluntad. Se convierten así en los intermediarios naturales entre los niveles más altos y divinos de la existencia viva, y las formas de vida más bajas, incluso materiales, de los mundos evolutivos. A los órdenes seráficos, a las ángeles, les encanta trabajar con los Melquisedec; de hecho, todas las formas de vida inteligente valoran a estos Hijos como amigos comprensivos, maestros bien dispuestos y sabios consejeros.
35:2.2 (385.5) El orden de los Melquisedec se autogobierna. En este grupo único encontramos el primer intento de autodeterminación por parte de seres del universo local y observamos el tipo más alto de verdadero autogobierno. Estos Hijos organizan su propio mecanismo de administración para su grupo de planetas y su planeta hogar, así como para las seis esferas asociadas y sus mundos tributarios. Y se debe hacer constar que no han abusado nunca de sus prerrogativas; en todo el superuniverso de Orvonton estos Hijos Melquisedec no han traicionado ni una sola vez la confianza puesta en ellos. Son la esperanza de todo grupo del universo que aspire al autogobierno; son el modelo y los maestros del autogobierno para todas las esferas de Nebadon. Todos los órdenes de seres inteligentes, los superiores de arriba y los inferiores de abajo, elogian de todo corazón el gobierno de los Melquisedec.
35:2.3 (386.1) El orden Melquisedec de filiación ocupa la posición y asume la responsabilidad de hijo mayor de una familia numerosa. La mayor parte de su trabajo es regular y un tanto rutinario, pero una buena parte de ese trabajo es voluntario y totalmente autoimpuesto. La mayoría de las asambleas especiales que se reúnen a veces en Salvington se convoca a petición de los Melquisedec. Estos Hijos patrullan por iniciativa propia su universo nativo. Mantienen una organización autónoma dedicada al servicio de información del universo y hacen informes periódicos al Hijo Creador con independencia de la información que llega a la sede del universo a través de los agentes regulares que se ocupan de la administración ordinaria del dominio. Son por naturaleza observadores sin prejuicios y gozan de la plena confianza de todas las clases de seres inteligentes.
35:2.4 (386.2) Los Melquisedec actúan como cortes móviles revisoras y asesoras de los mundos. Estos Hijos del universo van en pequeños grupos a los mundos para servir como comisiones asesoras, tomar declaraciones, recibir sugerencias y actuar como consejeros. De este modo contribuyen a resolver las dificultades más importantes y conciliar las diferencias graves que surgen a veces en los asuntos de los dominios evolutivos.
35:2.5 (386.3) Estos Hijos mayores de un universo son los auxiliares principales de la Radiante Estrella Matutina en la ejecución de los mandatos del Hijo Creador. Cuando un Melquisedec va a un mundo remoto en nombre de Gabriel puede actuar en nombre de quien le envía a efectos de esa misión concreta, y aparecerá en ese caso en el planeta de la misión con la plena autoridad de la Radiante Estrella Matutina. Esto es especialmente cierto en aquellas esferas donde no ha aparecido aún un Hijo más alto a semejanza de las criaturas del mundo.
35:2.6 (386.4) Cuando un Hijo Creador emprende la carrera de otorgamiento en un mundo evolutivo va solo; pero cuando uno de sus hermanos del Paraíso, un Hijo Avonal, emprende un otorgamiento, está acompañado y apoyado por doce Melquisedec que contribuyen con suma eficacia al éxito de la misión de otorgamiento. Apoyan también a los Avonales del Paraíso en sus misiones de magistrados en los mundos habitados. En estos cometidos los Melquisedec son visibles a los ojos de los mortales si el Hijo Avonal se manifiesta también de esa manera.
35:2.7 (386.5) No hay ningún aspecto de las necesidades espirituales planetarias al que no aporten su ministerio. Son los maestros que tantas veces conducen a mundos enteros de vida avanzada al reconocimiento pleno y final del Hijo Creador y de su Padre del Paraíso.
35:2.8 (386.6) Los Melquisedec son casi perfectos en sabiduría, pero no infalibles en juicio. Cuando están solos y aislados en misiones planetarias, han errado a veces en asuntos menores, es decir, han decidido hacer ciertas cosas no aprobadas posteriormente por sus supervisores. Tal error de juicio inhabilita temporalmente a un Melquisedec hasta que va a Salvington y, en audiencia con el Hijo Creador, recibe la instrucción que le depura eficazmente de la desarmonía que causó el desacuerdo con sus compañeros. Seguidamente, tras descanso correccional, se reincorpora al servicio al tercer día. Pero estas inadaptaciones menores en la actuación de los Melquisedec son raras en Nebadon.
35:2.9 (387.1) El orden de estos Hijos no aumenta; su número es estacionario, aunque varía en cada universo local. El número de los Melquisedec registrados en su planeta sede de Nebadon supera los diez millones.
35:3.1 (387.2) Los Melquisedec ocupan un mundo propio cerca de Salvington, la sede del universo. Esta esfera, de nombre Melquisedec, es el mundo piloto del circuito de setenta esferas primarias de Salvington, cada una de las cuales está rodeada de seis esferas tributarias dedicadas a actividades especializadas. Estas esferas maravillosas —setenta primarias y 420 tributarias— suelen ser conocidas como la Universidad Melquisedec. Los mortales ascendentes de todas las constelaciones de Nebadon pasan por un proceso de formación en los 490 mundos con el objeto de adquirir el estatus residencial en Salvington. Pero la educación de los ascendentes es solo un aspecto de las múltiples actividades que tienen lugar en el grupo de esferas arquitectónicas de Salvington.
35:3.2 (387.3) Las 490 esferas del circuito de Salvington están divididas en diez grupos, cada uno de los cuales contiene siete esferas primarias y cuarenta y dos tributarias. Cada uno de estos grupos está bajo la supervisión general de alguno de los órdenes mayores de vida del universo. El primer grupo, que comprende el mundo piloto y las seis esferas primarias que van después en la procesión planetaria circundante, está bajo la supervisión de los Melquisedec. Estos mundos Melquisedec son los siguientes:
35:3.3 (387.4) 1. El mundo piloto, el mundo hogar de los Hijos Melquisedec.
35:3.4 (387.5) 2. El mundo de las escuelas de la vida física y de los laboratorios de las energías vivas.
35:3.5 (387.6) 3. El mundo de la vida de la morontia.
35:3.6 (387.7) 4. La esfera de la vida de espíritu inicial.
35:3.7 (387.8) 5. El mundo de la vida de espíritu intermedia.
35:3.8 (387.9) 6. La esfera de la vida de espíritu en avance.
35:3.9 (387.10) 7. El dominio de la autorrealización coordinada y suprema.
35:3.10 (387.11) Los seis mundos tributarios de cada una de estas esferas Melquisedec están dedicados a actividades relacionadas con el trabajo de la esfera primaria a la que están asociados.
35:3.11 (387.12) El mundo piloto, la esfera Melquisedec, es el área común de reunión de todos los seres dedicados a educar y espiritualizar a los mortales ascendentes del tiempo y el espacio. Para un ascendente, este mundo es probablemente el lugar más interesante de Nebadon. Tras la formación en su constelación, todos los mortales evolutivos están destinados a desembarcar en Melquisedec donde son iniciados en el régimen de las disciplinas y de la progresión en el espíritu del sistema educativo de Salvington. Y nunca olvidaréis la impresión que os produjo vuestro primer día de vida en este mundo único, ni siquiera después de que hayáis alcanzado vuestro destino en el Paraíso.
35:3.12 (387.13) Los mortales ascendentes residen en el mundo Melquisedec mientras siguen formándose en los seis planetas circundantes de educación especializada. Y se aplica este mismo método durante toda su estancia en los setenta mundos culturales, las esferas primarias del circuito de Salvington.
35:3.13 (387.14) Muchas actividades diversas ocupan el tiempo de los numerosos seres que residen en los seis mundos tributarios de la esfera Melquisedec, pero en lo que concierne a los mortales ascendentes, estos satélites están dedicados a las siguientes fases especiales de estudio:
35:3.14 (388.1) 1. La esfera número uno se dedica al repaso de la vida planetaria inicial de los mortales ascendentes. Este trabajo se lleva a cabo en promociones compuestas por ascendentes que proceden de un mismo mundo de origen mortal. Los de Urantia realizan juntos este repaso experiencial.
35:3.15 (388.2) 2. El trabajo especial de la esfera número dos consiste en un repaso similar de las experiencias vividas en los mundos mansión que rodean el satélite principal de la sede del sistema local.
35:3.16 (388.3) 3. Los repasos de esta esfera conciernen a la estancia en la capital del sistema local y abarcan las actividades del resto de los mundos arquitectónicos del grupo sede del sistema.
35:3.17 (388.4) 4. La cuarta esfera está dedicada al repaso de las experiencias de los setenta mundos tributarios de la constelación y de sus esferas asociadas.
35:3.18 (388.5) 5. En la quinta esfera se repasa la estancia de los ascendentes en el mundo sede de la constelación.
35:3.19 (388.6) 6. El tiempo en la esfera número seis se dedica a intentar correlacionar estas cinco épocas con vistas a conseguir una coordinación de experiencias preparatoria para el ingreso en las escuelas primarias Melquisedec de capacitación en el universo.
35:3.20 (388.7) Las escuelas de administración del universo y de sabiduría espiritual están ubicadas en el mundo hogar Melquisedec, donde se encuentran también las escuelas dedicadas a una sola línea de investigación como la energía, la materia, la organización, la comunicación, los registros, la ética y la existencia comparada de las criaturas.
35:3.21 (388.8) En la Facultad Melquisedec de Dotación Espiritual, todos los órdenes de los Hijos de Dios —incluso los paradisiacos— cooperan con los Melquisedec y las maestras seráficas en la capacitación de las huestes enviadas como evangelistas del destino a proclamar la libertad espiritual y la filiación divina incluso a los mundos remotos del universo. Esta escuela concreta de la Universidad Melquisedec es una institución exclusiva para el universo; no se reciben visitantes estudiantes de otros universos.
35:3.22 (388.9) El curso más elevado de capacitación en administración del universo es impartido por los Melquisedec en su mundo hogar. Esta Facultad de Alta Ética está presidida por el Padre Melquisedec original. Es a estas escuelas donde los diversos universos envían estudiantes de intercambio. Si bien es cierto que el joven universo de Nebadon se encuentra muy abajo en la escala de los universos en cuanto a consecución espiritual y desarrollo ético, nuestros problemas administrativos han convertido a todo este universo en un vasto taller de enseñanza para otras creaciones cercanas de tal modo que las Facultades Melquisedec están atestadas de visitantes estudiantes y observadores de otros universos. Aparte del inmenso grupo de inscritos locales, asisten siempre más de cien mil estudiantes extranjeros a las Escuelas Melquisedec, pues el orden Melquisedec de Nebadon es renombrado en todo Splandon.
35:4.1 (388.10) Una rama sumamente especializada de las actividades de los Melquisedec está encargada de la supervisión de la carrera progresiva en la morontia de los mortales ascendentes. Gran parte de esta instrucción la llevan a cabo las pacientes y sabias ministras seráficas asistidas por mortales que han ascendido a niveles relativamente más altos de logro en el universo, pero todo este trabajo educativo está bajo la supervisión general de los Melquisedec en colaboración con los Maestros Hijos de la Trinidad.
35:4.2 (389.1) Si bien los órdenes Melquisedec se dedican principalmente al vasto sistema educativo y al régimen de capacitación experiencial del universo local, actúan también en misiones únicas y en circunstancias excepcionales. En un universo en evolución que abarcará con el tiempo aproximadamente diez millones de mundos habitados, están destinadas a suceder muchas cosas fuera de lo común, y es en tales emergencias cuando actúan los Melquisedec. En Edentia, la sede de vuestra constelación, los llaman Hijos de emergencia. Están siempre listos para servir en todas las urgencias —físicas, intelectuales o espirituales— ya sea en un planeta, en un sistema, en una constelación o en el universo. En todo tiempo y lugar en que se necesite una ayuda especial encontraréis a uno o varios Hijos Melquisedec.
35:4.3 (389.2) Cuando el plan del Hijo Creador se ve amenazado en algún aspecto, un Melquisedec acude en el acto a prestar asistencia. Pero rara vez se les pide que actúen en caso de rebelión pecaminosa como la que ocurrió en Satania.
35:4.4 (389.3) Los Melquisedec son los primeros en actuar en cualquier tipo de emergencia en todos los mundos donde moran criaturas con voluntad. Actúan a veces como custodios temporales en planetas díscolos, donde sirven como síndicos de un gobierno planetario rebelde. En una crisis planetaria, estos Hijos Melquisedec sirven en muchas funciones únicas. A estos Hijos les resulta fácil hacerse visibles a los seres mortales, y a veces los de este orden incluso se han encarnado a semejanza de carne mortal. Siete veces en la historia de Nebadon ha servido un Melquisedec en un mundo evolutivo bajo aspecto de carne mortal, y en numerosas ocasiones estos Hijos han aparecido a semejanza de otros órdenes de criaturas del universo. Son, en verdad, los polifacéticos ministradores voluntarios de emergencia para todos los órdenes de inteligencias del universo y para todos los mundos y sistemas de mundos.
35:4.5 (389.4) El Melquisedec que vivió en Urantia en tiempos de Abraham fue conocido localmente como el Príncipe de Salem porque presidió una pequeña colonia de buscadores de la verdad que residían en un lugar llamado Salem. Se ofreció como voluntario para encarnarse a semejanza de carne mortal, y lo hizo con la aprobación de los síndicos Melquisedec del planeta, que temían que la luz de la vida se extinguiera durante ese periodo de creciente oscuridad espiritual. Promovió la verdad de su tiempo y se la transmitió de forma segura a Abraham y a sus compañeros.
35:5.1 (389.5) Después de crear a sus auxiliares personales y al primer grupo de los polifacéticos Melquisedec, el Hijo Creador y el Espíritu Creativo del universo local planificaron y trajeron a la existencia al segundo orden grande y diverso de filiación del universo: los Vorondadek. Se les conoce más generalmente como los Padres de las Constelaciones porque un Hijo de este orden se encuentra invariablemente a la cabeza del gobierno de cada constelación en todos los universos locales.
35:5.2 (389.6) El número de los Vorondadek varía en cada universo local. Los registrados en Nebadon son exactamente un millón. Estos Hijos, al igual que los de su mismo rango, los Melquisedec, no tienen el poder de reproducirse. No existe método conocido por el que puedan aumentar en número.
35:5.3 (389.7) En muchos aspectos estos Hijos son un cuerpo que se autogobierna. Como individuos y como grupos, incluso como un todo, se autodeterminan en gran medida de forma similar a los Melquisedec, pero los Vorondadek no intervienen en una variedad tan amplia de actividades. No poseen la brillante diversidad de talentos de sus hermanos Melquisedec, aunque son aún más confiables y eficientes como gobernantes y administradores con visión de futuro. Tampoco llegan a igualarse administrativamente con los de menor rango que ellos, los Lanonandek Soberanos de los Sistemas, pero superan a todos los órdenes de filiación del universo en estabilidad de propósito y divinidad de juicio.
35:5.4 (390.1) Aunque las decisiones y resoluciones de este orden de Hijos están siempre de acuerdo con el espíritu de filiación divina y en armonía con las políticas del Hijo Creador, han sido citados ante el Hijo Creador por errores, y sus decisiones han sido revocadas algunas veces en apelaciones ante los tribunales superiores del universo por detalles técnicos. Pero estos Hijos rara vez caen en el error y no se han rebelado nunca. No hay constancia en toda la historia de Nebadon de que un Vorondadek haya cometido nunca desacato al gobierno del universo.
35:5.5 (390.2) El servicio de los Vorondadek en los universos locales es amplio y variado. Sirven como embajadores ante otros universos y como cónsules que representan a las constelaciones dentro de su universo nativo. De entre todos los órdenes de filiación del universo local, es a ellos a quienes se suele confiar con más frecuencia la delegación plena de los poderes soberanos en situaciones críticas del universo.
35:5.6 (390.3) Los mundos aislados en las tinieblas espirituales, las esferas que por rebelión e incumplimiento han sido sometidas a aislamiento planetario, suelen contar con la presencia de un observador Vorondadek hasta el restablecimiento del estatus normal. En ciertas emergencias, este observador Altísimo podría ejercer una autoridad absoluta a su propio arbitrio sobre todos los seres celestiales destinados en ese planeta. En Salvington hay constancia de que los Vorondadek han ejercido algunas veces esa autoridad como regentes Altísimos de tales planetas. Y esto ha sido así incluso en mundos habitados no afectados por la rebelión.
35:5.7 (390.4) Ocurre con frecuencia que un cuerpo de doce o más Hijos Vorondadek se constituye en alto tribunal de revisión y apelación para el enjuiciamiento de casos especiales que afectan al estatus de un planeta o de un sistema. Pero su trabajo está relacionado en mayor medida con las funciones legislativas propias de los gobiernos de las constelaciones. Como resultado de todos estos servicios, los Hijos Vorondadek se han convertido en los historiadores de los universos locales. Conocen de primera mano todas las luchas políticas y agitaciones sociales de los mundos habitados.
35:6.1 (390.5) Al menos tres Vorondadek son asignados al gobierno de cada una de las cien constelaciones de un universo local. El Hijo Creador selecciona a estos Hijos y Gabriel los comisiona como los Altísimos de las constelaciones para servir durante un decamilenio —10 000 años de tiempo estándar, unos 50 000 años del tiempo de Urantia—. El Altísimo reinante, el Padre de la Constelación, tiene dos adjuntos, uno de posición superior y otro inferior. En cada cambio de mandato, el adjunto superior se convierte en el cabeza del gobierno y el inferior asume los deberes del superior, en tanto que los Vorondadek no asignados residentes en los mundos de Salvington proponen a uno de entre ellos como candidato a ser elegido para asumir las responsabilidades del adjunto inferior. Así, cada uno de los gobernantes Altísimos, de conformidad con la política presente, tiene un periodo de servicio en la sede de una constelación de tres decamilenios, unos 150 000 años de Urantia.
35:6.2 (390.6) Los cien Padres de las Constelaciones, los cabezas que presiden los gobiernos de las constelaciones, constituyen el gabinete consultivo supremo del Hijo Creador. Este consejo celebra sesiones frecuentes en la sede del universo. El ámbito y el alcance de sus deliberaciones son ilimitados, aunque se ocupa principalmente del bienestar de las constelaciones y de la unificación de la administración de todo el universo local.
35:6.3 (391.1) Cuando un Padre de la Constelación está atendiendo a sus obligaciones en la sede del universo, como ocurre con frecuencia, el adjunto de mayor rango pasa a ser el director interino de los asuntos de la constelación. La función normal del adjunto de mayor rango es la supervisión de los asuntos espirituales, mientras que el adjunto de menor rango se ocupa personalmente del bienestar físico de la constelación. Sin embargo, jamás se lleva a cabo ninguna política importante en una constelación a menos que los tres Altísimos estén de acuerdo en todos los detalles de su ejecución.
35:6.4 (391.2) Todo el mecanismo de información espiritual y canales de comunicación está a disposición de los Altísimos de las constelaciones. Están en contacto perfecto con sus superiores de Salvington y con sus subordinados directos, los soberanos de los sistemas locales. Se reúnen frecuentemente en consejo con estos Soberanos de Sistema para deliberar sobre el estado de la constelación.
35:6.5 (391.3) Los Altísimos se rodean de un cuerpo de consejeros que varía ocasionalmente en número y en personal con arreglo a la presencia de los varios grupos que hay en la sede de la constelación y también a medida que varían las necesidades locales. Durante las épocas de tensión pueden pedir, y reciben rápidamente, Hijos adicionales del orden Vorondadek como ayudantes en el trabajo administrativo. Vuestra propia constelación de Norlatiadek está administrada en el presente por doce Hijos Vorondadek.
35:7.1 (391.4) El segundo grupo de siete mundos del circuito de las setenta esferas primarias que rodean Salvington comprende los planetas Vorondadek. Cada una de estas esferas, con sus seis satélites circundantes, está dedicada a una fase especial de las actividades Vorondadek. En estos cuarenta y nueve mundos, culmina la educación de los mortales ascendentes sobre la legislación del universo.
35:7.2 (391.5) Los mortales ascendentes han observado el funcionamiento de las asambleas legislativas en los mundos sede de las constelaciones, pero aquí, en estos mundos Vorondadek, participan en la promulgación de la legislación general efectiva del universo local bajo la tutela de los Vorondadek superiores. El objeto de estas promulgaciones es coordinar los diversos pronunciamientos de las asambleas legislativas autónomas de las cien constelaciones. La instrucción impartida en las escuelas Vorondadek no es superada ni siquiera en Uversa. Se trata de una formación progresiva que comienza en la primera esfera con trabajos suplementarios en sus seis satélites y continúa en las seis esferas primarias restantes y sus grupos de satélites asociados.
35:7.3 (391.6) Los peregrinos ascendentes serán iniciados en numerosas actividades nuevas en estos mundos de estudio y trabajo práctico. No nos está prohibido revelar estas ocupaciones nuevas e inimaginables, pero nos sentimos incapaces de describir estas empresas a la mente material de los seres mortales. No tenemos palabras para transmitir el significado de estas actividades elevadas ni existen tareas humanas que puedan ilustrar estas nuevas ocupaciones de los mortales ascendentes cuando estudian en estos cuarenta y nueve mundos. En estos mundos Vorondadek del circuito de Salvington se centran además otras muchas actividades que no son parte del régimen ascendente.
35:8.1 (392.1) Después de crear a los Vorondadek, el Hijo Creador y el Espíritu Madre del Universo se unen con objeto de traer a la existencia al tercer orden de filiación del universo: los Lanonandek. Aunque se ocupan de diversas tareas relacionadas con la administración de los sistemas, son más conocidos como Soberanos de los Sistemas, los gobernantes de los sistemas locales, y como Príncipes Planetarios, las cabezas administrativas de los mundos habitados.
35:8.2 (392.2) Al ser un orden posterior y más bajo —en cuanto a niveles de divinidad— de la creación de filiación, fue necesario que estos seres pasaran por ciertos cursos de capacitación en los mundos Melquisedec como preparación para su futuro servicio. Ellos fueron los primeros estudiantes de la Universidad Melquisedec, clasificados y certificados por sus maestros y examinadores Melquisedec conforme a su aptitud, personalidad y logro.
35:8.3 (392.3) El universo de Nebadon comenzó su existencia con exactamente doce millones de Lanonandek, y tras pasar por la esfera Melquisedec, fueron divididos en tres clases en las pruebas finales:
35:8.4 (392.4) 1. Lanonandek primarios. Hubo 709 841 del rango más alto. Son los Hijos designados como Soberanos de los Sistemas y asistentes de los consejos supremos de las constelaciones, además de consejeros en el trabajo administrativo más alto del universo.
35:8.5 (392.5) 2. Lanonandek secundarios. De la esfera Melquisedec salieron 10 234 601 de este orden. Son destinados como Príncipes Planetarios y a las reservas de su orden.
35:8.6 (392.6) 3. Lanonandek terciarios. Hubo 1 055 558 en este grupo. Estos Hijos ejercen su actividad como asistentes de rango menor, mensajeros, custodios, comisionados y observadores, y atienden a los diversos deberes propios de un sistema y de los mundos que lo componen.
35:8.7 (392.7) Estos Hijos no tienen la posibilidad de progresar de un grupo a otro como los seres evolutivos. Tras su capacitación por los Melquisedec, una vez examinados y clasificados, sirven siempre en el rango asignado. Estos Hijos tampoco pueden reproducirse; su número en el universo es estacionario.
35:8.8 (392.8) En números redondos, el orden Lanonandek de Hijos está clasificado en Salvington como sigue:
35:8.9 (392.9) Coordinadores del Universo y Consejeros de las Constelaciones100 000
35:8.10 (392.10) Soberanos de los Sistemas y Asistentes600 000
35:8.11 (392.11) Príncipes Planetarios y reservas10 000 000
35:8.12 (392.12) Cuerpo de Mensajeros400 000
35:8.13 (392.13) Custodios y Registradores100 000
35:8.14 (392.14) Cuerpo de reserva800 000
35:8.15 (392.15) Los Lanonandek, al ser un orden de filiación algo más bajo que los Melquisedec y los Vorondadek, prestan un servicio aún mayor en las unidades de menor rango del universo, pues son capaces de acercarse más a las humildes criaturas de las razas inteligentes. También corren mayor peligro de descarriarse, de apartarse del procedimiento aceptable de gobierno del universo. Pero estos Lanonandek, especialmente los del orden primario, son los más capaces y polifacéticos de todos los administradores del universo local. En capacidad ejecutiva solo los superan Gabriel y sus asociados no revelados.
35:9.1 (393.1) Los Lanonandek son los regidores continuos de los planetas y los soberanos rotativos de los sistemas. Uno de estos Hijos rige ahora en Jerusem, la sede de vuestro sistema local de mundos habitados.
35:9.2 (393.2) Los Soberanos de los Sistemas rigen en comisiones de dos o tres en la sede de cada sistema de mundos habitados. El Padre de la Constelación nombra a uno de estos Lanonandek como jefe cada decamilenio. A veces no se produce ningún cambio en la cabeza del trío por tratarse de un asunto totalmente opcional para los gobernantes de la constelación. Los gobiernos de los sistemas no cambian repentinamente de personal a menos que ocurra algún tipo de tragedia.
35:9.3 (393.3) Cuando los Soberanos de los Sistemas o sus asistentes son retirados, el consejo supremo ubicado en la sede de la constelación elige a sus sucesores de entre los reservas de ese orden. En Edentia este grupo es mayor que el promedio indicado más arriba.
35:9.4 (393.4) Los consejos supremos de los Lanonandek están emplazados en las diversas sedes de las constelaciones. Este colectivo está presidido por el Altísimo adjunto superior del Padre de la Constelación, mientras que el adjunto inferior supervisa las reservas del orden secundario.
35:9.5 (393.5) Tal como indica su nombre, los Soberanos de los Sistemas son prácticamente soberanos en los asuntos locales de los mundos habitados. Son casi paternales en su manera de dirigir a los Príncipes Planetarios, los Hijos Materiales y los espíritus ministrantes. El control personal del soberano es casi completo. Estos regidores no están supervisados por observadores de la Trinidad procedentes del universo central. Son la división ejecutiva del universo local y, en su calidad de custodios del cumplimiento de los mandatos legislativos y ejecutivos de los veredictos judiciales, ocupan el puesto de toda la administración del universo donde la deslealtad personal a la voluntad del Hijo Miguel puede atrincherarse e intentar imponerse con mayor facilidad y rapidez.
35:9.6 (393.6) Nuestro universo local ha tenido la desgracia de que más de setecientos Hijos del orden Lanonandek se han rebelado contra el gobierno del universo y han sumido con ello en la confusión a varios sistemas y numerosos planetas. De todos estos Hijos perdidos, solo tres eran Soberanos de los Sistemas; prácticamente todos pertenecían a los órdenes segundo y tercero, eran Príncipes Planetarios y Lanonandek terciarios.
35:9.7 (393.7) El gran número de estos Hijos que han faltado a su integridad no supone ningún fallo en el proceso de creación. Podrían haber sido hechos divinamente perfectos, pero se crearon así para que pudieran entender mejor y acercarse más a las criaturas evolutivas que moran en los mundos del tiempo y el espacio.
35:9.8 (393.8) De todos los universos locales de Orvonton, nuestro universo es, con la excepción de Henselon, el que ha perdido el mayor número de Hijos de este orden. En Uversa se considera que hemos tenido tantos problemas administrativos en Nebadon porque nuestros Hijos del orden Lanonandek se crearon con un amplio grado de libertad personal para elegir y planificar. No hago esta observación a modo de crítica. El Creador de nuestro universo tiene pleno poder y autoridad para hacerlo así. Nuestros altos regidores sostienen que, aunque Hijos con tal grado de libertad de elección producen excesivos problemas en las primeras edades del universo, cuando todo esté bien cribado y finalmente establecido, los beneficios de una lealtad más elevada y un servicio voluntario más pleno por parte de estos Hijos puestos a prueba hasta el extremo, compensarán con creces la confusión y las tribulaciones de los primeros tiempos.
35:9.9 (394.1) En caso de rebelión en la sede de un sistema, se suele tardar relativamente poco tiempo en instaurar a un nuevo soberano, pero no ocurre lo mismo en los planetas individuales. Son las unidades que componen la creación material, y el libre albedrío de la criatura es un factor a tener en cuenta en el enjuiciamiento final de todos estos problemas. Se designan Príncipes Planetarios sucesores para los mundos aislados, planetas cuyos príncipes gobernantes pueden haberse descarriado, pero no asumen el gobierno activo de dichos mundos hasta que los resultados de la insurrección hayan sido parcialmente superados y eliminados mediante las medidas reparadoras adoptadas por los Melquisedec y otras personalidades ministrantes. La rebelión de un Príncipe Planetario aísla instantáneamente a su planeta; los circuitos espirituales locales se cortan inmediatamente. Solo un Hijo de otorgamiento puede restablecer las líneas interplanetarias de comunicación en ese mundo espiritualmente aislado.
35:9.10 (394.2) Existe un plan para salvar a estos Hijos rebeldes e insensatos, y muchos han aprovechado esta disposición misericordiosa, pero no podrán ocupar nunca más los puestos en los que incumplieron. Tras su rehabilitación son asignados a tareas de custodia y departamentos de administración física.
35:10.1 (394.3) El tercer grupo de siete mundos del circuito de setenta planetas de Salvington, con sus cuarenta y dos satélites respectivos, constituye el conjunto de esferas administrativas de los Lanonandek. En estos mundos los experimentados Lanonandek pertenecientes al cuerpo de ex Soberanos de los Sistemas ofician como profesores de administración de los peregrinos ascendentes y de las huestes seráficas. Los mortales evolutivos observan el trabajo de los administradores de los sistemas en las capitales de los sistemas, en cambio aquí participan en la coordinación efectiva de las decisiones administrativas de los diez mil sistemas locales.
35:10.2 (394.4) Estas escuelas de administración del universo local están supervisadas por un cuerpo de Hijos Lanonandek que han tenido una larga experiencia como Soberanos de los Sistemas y como consejeros de las constelaciones. Estos institutos para ejecutivos solo son superados por las escuelas de administración de Ensa.
35:10.3 (394.5) Al tiempo que sirven como esferas de capacitación para los mortales ascendentes, los mundos Lanonandek son los centros de grandes empresas relacionadas con las operaciones administrativas normales y rutinarias del universo. Durante todo el camino hacia el Paraíso, los peregrinos ascendentes realizan sus estudios en escuelas prácticas de conocimiento aplicado donde reciben una capacitación efectiva mediante la puesta en práctica de las materias de estudio. El sistema educativo del universo patrocinado por los Melquisedec es práctico, progresivo, coherente y experiencial. Esta instrucción reúne aspectos materiales, intelectuales, morontiales y espirituales.
35:10.4 (394.6) Precisamente en relación con estas esferas administrativas de los Lanonandek, la mayoría de los Hijos salvados de este orden sirven como custodios y directores de los asuntos planetarios. Estos Príncipes Planetarios rebeldes y sus compañeros de rebelión que eligen aceptar la rehabilitación que se les brinda, continuarán sirviendo en estas funciones de rutina al menos hasta que el universo de Nebadon se asiente en luz y vida.
35:10.5 (395.1) Por otra parte, muchos Hijos Lanonandek de los sistemas más antiguos poseen historiales maravillosos de servicio, administración y logro espiritual. Son un grupo noble, fiel y leal, a pesar de su tendencia a caer en el error por falacias de la libertad personal y ficciones de la autodeterminación.
35:10.6 (395.2) [Patrocinado por el jefe de los arcángeles que actúa por autoridad de Gabriel de Salvington.]
El libro de Urantia
Documento 36
36:0.1 (396.1) LA VIDA no se origina espontáneamente. La vida se construye según los planes formulados por los Arquitectos del Ser (no revelados) y aparece en los planetas habitados, bien por importación directa o como resultado de las operaciones de los Portadores de Vida de los universos locales. Estos portadores de vida están entre los miembros más interesantes y polifacéticos de la variada familia de Hijos del universo. Son los encargados de diseñar la vida de las criaturas y llevarla a las esferas planetarias. Y después de plantar esta vida en esos mundos nuevos, permanecen en ellos durante largos periodos de tiempo para fomentar su desarrollo.
36:1.1 (396.2) Aunque los Portadores de Vida pertenecen a la familia de filiación divina, son un tipo peculiar y bien diferenciado de Hijos del universo, al ser el único grupo de vida inteligente de un universo local en cuya creación participan los regidores de un superuniverso. Los Portadores de Vida son los vástagos de tres personalidades preexistentes: el Hijo Creador, el Espíritu Madre del Universo y, por designación, uno de los tres Ancianos de los Días que presiden los destinos del superuniverso en cuestión. Estos Ancianos de los Días, los únicos que pueden decretar la extinción de la vida inteligente, participan en la creación de los Portadores de Vida, a quienes se confía el establecimiento de la vida física en los mundos en evolución.
36:1.2 (396.3) En el universo de Nebadon tenemos constancia de la creación de cien millones de Portadores de Vida. Este eficiente cuerpo de diseminadores de la vida no tiene verdadero autogobierno. Está dirigido por el trío que determina la vida, compuesto por Gabriel, el Padre Melquisedec y Nambia, el Portador de Vida original y primogénito de Nebadon. En cambio, se autogobierna en todos los aspectos de su administración divisional.
36:1.3 (396.4) Los Portadores de Vida están clasificados en tres grandes divisiones: la primera división es la de los Portadores de Vida superiores; la segunda, la de los asistentes; y la tercera, la de los custodios. La división primaria está subdividida en doce grupos de especialistas en las varias formas de manifestación de la vida. La segregación de estas tres divisiones la llevaron a cabo los Melquisedec, que realizaron pruebas con este propósito en la esfera sede de los Portadores de Vida. Los Melquisedec han estado desde entonces estrechamente vinculados a los Portadores de Vida y los acompañan siempre cuando salen a instaurar la vida en un nuevo planeta.
36:1.4 (396.5) Cuando un planeta evolutivo se asienta finalmente en luz y vida, los Portadores de Vida se organizan en cuerpos deliberativos superiores con capacidad consultiva para colaborar en la administración y el desarrollo ulteriores de ese mundo y de sus seres glorificados. En las edades posteriores y asentadas de un universo en evolución, a estos Portadores de Vida se les encomiendan muchas nuevas obligaciones.
36:2.1 (397.1) Los Melquisedec ejercen la supervisión general del cuarto grupo de siete esferas primarias del circuito de Salvington. Estos mundos de los Portadores de Vida se designan como sigue:
36:2.2 (397.2) 1. La sede de los Portadores de Vida.
36:2.3 (397.3) 2. La esfera de planificación de la vida.
36:2.4 (397.4) 3. La esfera de conservación de la vida.
36:2.5 (397.5) 4. La esfera de la evolución de la vida.
36:2.6 (397.6) 5. La esfera de la vida asociada con la mente.
36:2.7 (397.7) 6. La esfera de la mente y el espíritu en los seres vivos.
36:2.8 (397.8) 7. La esfera de la vida no revelada.
36:2.9 (397.9) Cada una de estas esferas primarias está rodeada por seis satélites en los que se centran las fases especiales de todas las actividades de los Portadores de Vida en el universo.
36:2.10 (397.10) El mundo número uno, la esfera sede junto con sus seis satélites tributarios, está dedicado al estudio de la vida universal, la vida en todas sus fases conocidas de manifestación. Ahí se encuentra la facultad de planificación de la vida, donde trabajan maestros y asesores de Uversa y de Havona, incluso del Paraíso. Y he sido autorizado a revelar que los siete emplazamientos centrales de los espíritus-mente adjutores están situados en este mundo de los Portadores de Vida.
36:2.11 (397.11) El número diez —el sistema decimal— es inherente al universo físico, pero no al espiritual. El ámbito de la vida está caracterizado por el tres, el siete y el doce o por múltiplos y combinaciones de estos números básicos. Hay tres planes de vida primarios y esencialmente diferentes según el orden de las tres Fuentes y Centros del Paraíso, y en el universo de Nebadon estas tres formas básicas de vida están segregadas en tres tipos diferentes de planetas. Había originalmente doce conceptos diferenciados y divinos de vida transmisible. Este número doce, con sus subdivisiones y múltiplos, aparece en todos los patrones básicos de vida de los siete superuniversos. Hay también siete tipos arquitectónicos de diseño de vida, disposiciones fundamentales de las configuraciones reproductoras de la materia viva. Los patrones de vida de Orvonton están configurados en doce portadores de herencia. Los distintos órdenes de criaturas con voluntad están configurados según los números 12, 24, 48, 96, 192, 384 y 768. En Urantia hay cuarenta y ocho unidades de control de patrones —determinantes de rasgos— en las células sexuales de reproducción humana.
36:2.12 (397.12) El segundo mundo es la esfera de diseño de la vida. Ahí se elaboran todos los nuevos modos de organización de la vida. Los diseños originales de vida los proporciona el Hijo Creador, pero la puesta en obra efectiva de estos planes es encomendada a los Portadores de Vida y a sus colaboradores. Una vez formulados los planes generales de vida para un mundo nuevo, se transmiten a la esfera sede, donde son examinados minuciosamente por el consejo supremo de los Portadores de Vida superiores en colaboración con un cuerpo de asesores Melquisedec. Si los planes se alejan de las fórmulas previamente aceptadas, deben pasar por el Hijo Creador y ser refrendados por él. El jefe de los Melquisedec representa con frecuencia al Hijo Creador en estas deliberaciones.
36:2.13 (397.13) La vida planetaria, por lo tanto, aunque es similar en algunos aspectos, difiere de muchas maneras en cada mundo evolutivo. Incluso en una serie de vida uniforme dentro de una misma familia de mundos, la vida no es exactamente igual en dos planetas dados. Existe siempre un tipo planetario, pues los Portadores de Vida trabajan constantemente en su esfuerzo por mejorar las fórmulas vitales confiadas a su cuidado.
36:2.14 (398.1) Hay más de un millón de fórmulas químicas fundamentales o cósmicas que constituyen los patrones parentales y las numerosas variaciones funcionales básicas de las manifestaciones de la vida. El satélite número uno de la esfera de planificación de la vida es el ámbito de los físicos y de los electroquímicos del universo que sirven como asistentes técnicos de los Portadores de Vida en la tarea de captar, organizar y manipular las unidades esenciales de energía que se emplean en la construcción de los vehículos materiales de transmisión de la vida, el llamado plasma germen.
36:2.15 (398.2) Los laboratorios de planificación de la vida planetaria están situados en el segundo satélite de este mundo número dos. En estos laboratorios los Portadores de Vida y todos sus asociados colaboran con los Melquisedec en el esfuerzo por modificar, y si es posible mejorar, la vida destinada a ser implantada en los planetas decimales de Nebadon. La vida que ahora evoluciona en Urantia fue planificada y parcialmente elaborada en este mismo mundo, pues Urantia es un planeta decimal, un mundo de experimentación con la vida. En un mundo de cada diez se permite una divergencia mayor en los diseños estándar de vida que en los otros mundos (no experimentales).
36:2.16 (398.3) El mundo número tres está dedicado a la conservación de la vida. Allí los asistentes y los custodios del cuerpo de Portadores de Vida estudian y desarrollan diversos modos de proteger y preservar la vida. En los planes de vida para cada mundo nuevo está siempre previsto establecer pronto la comisión de conservación de la vida, compuesta por custodios especialistas en la manipulación experta de los patrones básicos de vida. En Urantia hubo veinticuatro de esos comisionados custodios, dos por cada patrón fundamental o parental de la organización arquitectónica del material de la vida. En planetas como el vuestro, la forma más alta de vida se reproduce mediante un paquete portador de vida que posee veinticuatro unidades patrón. (Y puesto que la vida intelectual surge de la física y se fundamenta en ella, vienen a la existencia los veinticuatro órdenes básicos de organización psíquica.)
36:2.17 (398.4) La esfera número cuatro y sus satélites tributarios están dedicados al estudio de la evolución de la vida de las criaturas en general y a los antecedentes evolutivos de cualquier nivel de vida en particular. El plasma original de vida de un mundo evolutivo debe contener el potencial pleno de todas las futuras variaciones de desarrollo y todos los cambios y modificaciones evolutivos subsiguientes. Prever proyectos de metamorfosis de vida de tan largo alcance puede requerir la aparición de muchas formas de vida animal y vegetal aparentemente inútiles. Esos subproductos de la evolución planetaria, previstos o imprevistos, aparecen en el campo de acción solo para desaparecer, pero en y durante todo este largo proceso corre el hilo de las sabias e inteligentes formulaciones de los diseñadores originales del plan de vida planetaria y el programa de las especies. Los múltiples subproductos de la evolución biológica son todos esenciales para la función final y plena de las formas más altas de vida inteligente, aunque algunas veces se imponga una fuerte discordia externa en la larga lucha ascendente de las criaturas más altas para llegar a dominar las formas más bajas de vida, muchas de las cuales son a veces tan opuestas a la paz y el bienestar de las criaturas con voluntad que están en evolución.
36:2.18 (398.5) El mundo número cinco está dedicado por completo a la vida asociada a la mente. Cada uno de sus satélites se dedica al estudio de un solo aspecto de la mente de las criaturas correlacionado con la vida de las criaturas. La mente tal como el hombre la comprende es dotación de los siete espíritus-mente adjutores que los agentes del Espíritu Infinito superponen a los niveles no enseñables o mecánicos de la mente. Los patrones de vida responden de modo diverso a estos adjutores y a los diferentes ministerios de espíritu que actúan en todos los universos del tiempo y el espacio. La capacidad de las criaturas materiales de responder espiritualmente depende por completo de su dotación de mente asociada, que a su vez ha marcado el curso de la evolución biológica de estas mismas criaturas mortales.
36:2.19 (399.1) El mundo número seis está dedicado a la correlación de la mente con el espíritu en la asociación de ambos con las formas y organismos vivos. Este mundo y sus seis tributarios abarcan las escuelas de coordinación de las criaturas, donde maestros procedentes tanto del universo central como del superuniverso colaboran con los instructores de Nebadon para presentar los niveles más altos de logro de la criatura en el tiempo y el espacio.
36:2.20 (399.2) La séptima esfera de los Portadores de Vida está dedicada a los ámbitos no revelados de la vida de las criaturas evolutivas en su relación con la filosofía cósmica de la factualización en expansión del Ser Supremo.
36:3.1 (399.3) La vida no aparece espontáneamente en los universos; los Portadores de Vida deben iniciarla en los estériles planetas. Son los portadores, diseminadores y guardianes de la vida tal como aparece en los mundos evolutivos del espacio. Todos los órdenes y formas de vida conocidos en Urantia surgen con estos Hijos, aunque no todas las formas de vida planetaria existen en Urantia.
36:3.2 (399.4) El cuerpo de Portadores de Vida encargado de plantar la vida en un mundo nuevo consta habitualmente de cien portadores superiores, cien asistentes y mil custodios. Los Portadores de Vida llevan a menudo el propio plasma de vida a un mundo nuevo, aunque no siempre. A veces organizan los patrones de vida después de llegar al planeta asignado según fórmulas aprobadas previamente para una nueva aventura de establecimiento de la vida. Ese fue el origen de la vida planetaria de Urantia.
36:3.3 (399.5) Cuando los patrones físicos han sido suministrados de acuerdo con las fórmulas aprobadas, los Portadores de Vida catalizan este material sin vida e imparten a través de sus personas la chispa vital de espíritu. Y en el acto, los patrones inertes se convierten en materia viva.
36:3.4 (399.6) La chispa vital —el misterio de la vida— se otorga a través de los Portadores de Vida, no por ellos. Es cierto que ellos supervisan estas operaciones y elaboran el propio plasma de vida, pero es el Espíritu Madre del Universo quien proporciona el factor esencial del plasma vivo. De la Hija Creativa del Espíritu Infinito procede esa chispa de energía que vivifica el cuerpo y presagia la mente.
36:3.5 (399.7) En el otorgamiento de la vida, los Portadores de Vida no transmiten nada de su naturaleza personal, ni siquiera en aquellas esferas donde se proyectan nuevos órdenes de vida. Su intervención se limita a iniciar y transmitir la chispa de la vida, a poner en marcha las revoluciones necesarias de la materia según las especificaciones físicas, químicas y eléctricas de los planes y patrones ordenados. Los Portadores de Vida son presencias catalíticas vivas que agitan, organizan y vitalizan los elementos, por otra parte inertes, del orden material de existencia.
36:3.6 (400.1) A los Portadores de Vida de un cuerpo planetario se les da cierto plazo de tiempo para establecer la vida en un mundo nuevo, aproximadamente medio millón de años del tiempo de ese planeta. Al terminar ese periodo, que viene marcado por ciertos logros en el desarrollo de la vida planetaria, ponen fin a sus esfuerzos de implantación, y a partir de ahí no pueden añadir nada nuevo o suplementario a la vida de ese planeta.
36:3.7 (400.2) Durante las edades que transcurren entre el establecimiento de la vida y la emergencia de criaturas humanas con estatus moral, a los Portadores de Vida se les permite manipular el entorno de la vida y encaminar por otros medios el curso de la evolución biológica en una dirección favorable. Y así lo hacen durante largos periodos de tiempo.
36:3.8 (400.3) En cuanto los Portadores de Vida que actúan en un mundo nuevo consiguen originar un ser con voluntad, con poder de decisión moral y elección espiritual, su trabajo llega a su fin; ya no podrán manipular más la vida en evolución. A partir de ese momento, la evolución de las cosas vivas debe proceder con arreglo a la dotación de naturaleza y tendencias inherentes ya impartida y establecida en las fórmulas y patrones de vida planetaria. A los Portadores de Vida no se les permite experimentar ni interferir con la voluntad; les está prohibido dominar a las criaturas morales o influir arbitrariamente en ellas.
36:3.9 (400.4) Con la llegada del Príncipe Planetario se preparan para marcharse, aunque dos de los portadores superiores y doce custodios pueden ofrecerse voluntarios y hacer votos temporales de renuncia para quedarse indefinidamente en el planeta como asesores sobre el futuro desarrollo y conservación del plasma de vida. Dos de esos Hijos y sus doce asociados están sirviendo ahora en Urantia.
36:4.1 (400.5) En cada sistema local de mundos habitados de todo Nebadon hay una sola esfera donde los Melquisedec han actuado como portadores de vida. Estas moradas se conocen como los mundos midsonitas del sistema, y en cada una de ellas un Hijo Melquisedec modificado materialmente se ha apareado con una Hija seleccionada del orden material de filiación. Las Madres Eva de estos mundos midsonitas son enviadas desde la sede de jurisdicción del sistema, tras haber sido elegidas por el portador de vida Melquisedec designado para cada uno de esos mundos, de entre las numerosas voluntarias que responden al llamamiento del Soberano del Sistema dirigido a las Hijas Materiales de su esfera.
36:4.2 (400.6) Los descendientes de un portador de vida Melquisedec y una Hija Material son conocidos como midsonitarios. El padre Melquisedec de esta raza de elevadas criaturas termina por marcharse del planeta en el que ha desempeñado esta función única de vida, y cuando aparece la séptima generación de vástagos planetarios, también se marcha la Madre Eva de este orden especial de seres del universo. La dirección de ese mundo recae entonces en su hijo mayor.
36:4.3 (400.7) Las criaturas midsonitas viven y desempeñan la función de seres reproductores en sus magníficos mundos hasta que tienen mil años estándar de edad, y una vez cumplidos, son trasladadas por transporte seráfico. A partir de entonces, los midsonitarios pierden la facultad de reproducirse porque la técnica de desmaterialización por la que pasan en su preparación para enserafinarse les priva para siempre de las prerrogativas reproductoras.
36:4.4 (400.8) El estatus presente de estos seres no se puede considerar ni como mortal ni como inmortal, y tampoco se les puede clasificar propiamente como humanos ni como divinos. Estas criaturas no están habitadas por un Ajustador, lo que hace difícil que sean inmortales. Pero tampoco parecen ser mortales, pues ningún midsonitario ha experimentado la muerte. Todos los midsonitarios nacidos en Nebadon están hoy vivos y en activo en sus mundos nativos, en alguna esfera intermedia o en la esfera midsonita de Salvington situada en el grupo de mundos de los finalitarios.
36:4.5 (401.1) Los mundos de los finalitarios de Salvington. Los portadores de vida Melquisedec y sus compañeras, las Madres Eva, van desde las esferas midsonitas del sistema a los mundos de los finalitarios del circuito de Salvington, donde sus vástagos están también destinados a congregarse.
36:4.6 (401.2) Debemos explicar a este respecto que el quinto grupo de siete mundos primarios del circuito de Salvington es el de los mundos de los finalitarios de Nebadon. Los hijos de los portadores de vida Melquisedec y de las Hijas Materiales tienen su domicilio en el séptimo mundo de los finalitarios, la esfera midsonita de Salvington.
36:4.7 (401.3) Los satélites de los siete mundos primarios de los finalitarios son el punto de encuentro de las personalidades de los superuniversos y del universo central cuando están de misión en Nebadon. Aunque los mortales ascendentes circulan libremente por todos los mundos culturales y por todas las esferas de formación de los 490 mundos que componen la Universidad Melquisedec, hay ciertas escuelas especiales y numerosas zonas restringidas donde no les está permitido entrar. Esto es especialmente cierto en las cuarenta y nueve esferas que están bajo la jurisdicción de los finalitarios.
36:4.8 (401.4) El propósito de las criaturas midsonitas no es conocido en el presente, pero parece que estas personalidades se están congregando en el séptimo mundo finalitario como preparación para alguna eventualidad futura en la evolución del universo. Cuando pedimos información sobre las razas midsonitas se nos remite siempre a los finalitarios, y los finalitarios evitan siempre hablar del destino de sus pupilos. A pesar de nuestra ignorancia sobre el futuro de los midsonitarios, sí sabemos que cada universo local de Orvonton alberga un cuerpo cada vez más numeroso de estos misteriosos seres. Los portadores de vida Melquisedec creen que Dios Último dotará algún día a sus hijos midsonitas con el espíritu trascendental y eterno de la absonidad.
36:5.1 (401.5) La presencia de los siete espíritus-mente adjutores en los mundos primitivos es lo que condiciona el curso de la evolución orgánica; eso explica por qué la evolución tiene un propósito y no es accidental. Estos adjutores representan esa función del ministerio de mente del Espíritu Infinito que se extiende hasta los órdenes más bajos de la vida inteligente a través de las operaciones del Espíritu Madre de un universo local. Los adjutores son los hijos del Espíritu Madre del Universo y constituyen su ministerio personal hacia las mentes materiales de los mundos. Estos espíritus actúan de maneras diversas en todo momento y lugar en que se manifiesta dicha mente.
36:5.2 (401.6) A los siete espíritus-mente adjutores se les llama por nombres que equivalen a las designaciones siguientes: intuición, entendimiento, valentía, conocimiento, consejo, adoración y sabiduría. Estos espíritus-mente envían su influencia a todos los mundos habitados en un impulso diferencial en el que cada uno busca receptividad para manifestarse de forma totalmente independiente del grado de receptividad y las oportunidades de actuar que hayan obtenido sus compañeros.
36:5.3 (401.7) Los alojamientos centrales de los espíritus adjutores en el mundo sede de los Portadores de Vida indican a los Portadores de Vida supervisores el grado y la calidad de la función de mente de los adjutores en cualquier mundo y en cualquier organismo vivo con estatus de intelecto. Estos emplazamientos de mente-vida son indicadores perfectos de la función en la mente viva para los primeros cinco adjutores. Pero en el caso de los espíritus adjutores sexto y séptimo —adoración y sabiduría— estos alojamientos centrales solo indican una función cualitativa. La actividad cuantitativa del adjutor de la adoración y del adjutor de la sabiduría se registra en la presencia inmediata de la Ministra Divina de Salvington por ser una experiencia personal del Espíritu Madre del Universo.
36:5.4 (402.1) Los siete espíritus-mente adjutores acompañan siempre a los Portadores de Vida a un nuevo planeta, pero no deben ser considerados como entidades; son más bien como circuitos. Los espíritus de los siete adjutores del universo no actúan como personalidades separadamente de la presencia de la Ministra Divina en el universo. De hecho, son un nivel de consciencia de la Ministra Divina y están siempre subordinados a la acción y la presencia de su madre creativa.
36:5.5 (402.2) Carecemos de palabras para designar adecuadamente a estos siete espíritus-mente adjutores. Aportan su ministerio a los niveles más bajos de la mente experiencial, y en el orden de logro evolutivo pueden describirse como sigue:
36:5.6 (402.3) 1. El espíritu de intuición —la percepción rápida—, los primitivos instintos reflejos físicos e inherentes, la dotación direccional y otras dotaciones de autoconservación de todas las creaciones de mente. Es el único de los adjutores que actúa tan ampliamente en los órdenes más bajos de la vida animal, y el único que establece un extenso contacto funcional con los niveles no enseñables de la mente mecánica.
36:5.7 (402.4) 2. El espíritu de entendimiento —el impulso de coordinación—, la asociación espontánea y aparentemente automática de ideas. Es el don de coordinar el conocimiento adquirido, el fenómeno del razonamiento rápido, el juicio veloz y la decisión inmediata.
36:5.8 (402.5) 3. El espíritu de valentía —la dotación de fidelidad— en los seres personales, la base de la formación del carácter y la raíz intelectual del vigor moral y el coraje espiritual. Cuando se ilumina con hechos y se inspira con la verdad, se convierte en el secreto del impulso de ascensión evolutiva por los canales de una autodirección atenta e inteligente.
36:5.9 (402.6) 4. El espíritu de conocimiento —la curiosidad como madre de la aventura y el descubrimiento—, el espíritu científico; el guía y compañero fiel de los espíritus de valentía y consejo; el impulso que dirige las dotaciones de valentía hacia caminos de crecimiento útiles y progresivos.
36:5.10 (402.7) 5. El espíritu de consejo —el impulso social—, la dotación cooperativa de la especie; la capacidad de las criaturas volitivas de armonizarse con sus semejantes; el origen del instinto gregario entre las criaturas más humildes.
36:5.11 (402.8) 6. El espíritu de adoración —el impulso religioso—, la primera pulsión diferencial que divide a las criaturas con mente en dos clases básicas de existencia mortal. El espíritu de adoración distingue para siempre al animal al que está asociado de las criaturas sin alma dotadas de mente. La adoración es el emblema de la candidatura a la ascensión espiritual.
36:5.12 (402.9) 7. El espíritu de sabiduría, la tendencia inherente de todas las criaturas morales hacia el avance evolutivo ordenado y progresivo. Es el más alto de los adjutores, el espíritu que coordina y articula el trabajo de todos los demás. Este espíritu es el secreto de ese impulso innato de las criaturas con mente que inicia y mantiene el programa práctico y efectivo de la escala ascendente de la existencia. Es el don de las cosas vivas que da cuenta de su inexplicable capacidad de sobrevivir y, en la supervivencia, de utilizar la coordinación de todas sus experiencias pasadas y todas sus oportunidades presentes para adquirir la totalidad de lo que los otros seis ministradores mentales pueden movilizar en la mente del organismo en cuestión. La sabiduría es la cima del desempeño intelectual. La sabiduría es la meta de una existencia puramente mental y moral.
36:5.13 (403.1) Los espíritus-mente adjutores crecen en experiencia, pero nunca se vuelven personales. Evolucionan en función, y la función de los cinco primeros en los órdenes animales es hasta cierto punto esencial para la función de todos los siete como intelecto humano. Esta relación con los animales hace a los adjutores más eficaces en la práctica como mente humana. Por lo tanto, los animales son hasta cierto punto indispensables para la evolución tanto intelectual como física del hombre.
36:5.14 (403.2) Estos adjutores-mente del Espíritu Madre de un universo local están relacionados con la vida de las criaturas con estatus de inteligencia de forma muy parecida a la relación de los centros del poder y los controladores físicos con las fuerzas no vivas del universo. Realizan un servicio inestimable en los circuitos de mente de los mundos habitados y son colaboradores eficaces de los Controladores Físicos Maestros, que sirven también como controladores y directores de los niveles preadjutores de mente, los niveles de mente no enseñable o mecánica.
36:5.15 (403.3) Antes de la aparición de la capacidad de aprender por experiencia, la mente viva compete al ministerio de los Controladores Físicos Maestros. La mente de las criaturas, antes de adquirir la aptitud para reconocer a la divinidad y adorar a la Deidad, es competencia exclusiva de los espíritus adjutores. Con la aparición de la respuesta espiritual del intelecto de las criaturas, esas mentes creadas se vuelven supermentales en el acto y son encircuitadas al instante en los ciclos espirituales del Espíritu Madre del universo local.
36:5.16 (403.4) Los espíritus-mente adjutores no están relacionados directamente en modo alguno con la función diversa y altamente espiritual del espíritu de la presencia personal de la Ministra Divina, el Espíritu Santo de los mundos habitados; pero funcionalmente son antecedentes preparatorios de la aparición de este mismo espíritu en el hombre evolutivo. Los adjutores proporcionan al Espíritu Madre del Universo un contacto variado con las criaturas materiales vivas de un universo local y un control sobre ellas, pero no repercuten en el Ser Supremo cuando actúan en los niveles de prepersonalidad.
36:5.17 (403.5) La mente no espiritual es, o bien una manifestación de energía de espíritu, o bien un fenómeno de energía física. Ni siquiera la mente humana, la mente personal, posee cualidades de supervivencia fuera de su identificación con el espíritu. La mente es un otorgamiento de divinidad, pero no es inmortal cuando actúa sin visión interior de espíritu y cuando carece de la capacidad de adorar y anhelar la supervivencia.
36:6.1 (403.6) La vida es mecanicista y vitalista a la vez, material y espiritual. Los físicos y químicos de Urantia seguirán progresando en su comprensión de las formas protoplasmáticas de vida vegetal y animal, pero no podrán nunca dar origen a organismos vivos. La vida es algo distinto de todas las manifestaciones de la energía. Ni siquiera la vida material de las criaturas físicas es inherente a la materia.
36:6.2 (403.7) Las cosas materiales pueden disfrutar de una existencia independiente, pero la vida solo brota de la vida. La mente solo puede provenir de una mente preexistente. El espíritu solo tiene su origen en ancestros de espíritu. La criatura puede producir las formas de la vida, pero solo una personalidad creadora o una fuerza creativa puede proporcionar la chispa activadora viva.
36:6.3 (404.1) Los Portadores de Vida pueden organizar las formas materiales, o patrones físicos, de los seres vivos, pero el Espíritu proporciona la chispa inicial de vida y otorga la dotación de mente. Incluso las formas vivas de vida experimental que los Portadores de Vida organizan en sus mundos de Salvington están siempre desprovistas de poderes reproductores. Cuando las fórmulas de vida y los patrones vitales están correctamente ensamblados y organizados, la presencia de un Portador de Vida es suficiente para iniciar la vida, pero todos estos organismos vivos carecen de dos atributos esenciales: dotación de mente y poderes reproductores. La mente animal y la mente humana son dones del Espíritu Madre del universo local que actúa a través los siete espíritus-mente adjutores, mientras que la capacidad de la criatura para reproducirse es impartición específica y personal del Espíritu del Universo al plasma ancestral de vida inaugurado por los Portadores de Vida.
36:6.4 (404.2) Una vez que los Portadores de Vida han diseñado los patrones de vida y organizado los sistemas de energía, es necesario que ocurra un fenómeno adicional: el «aliento de vida» tiene que ser impartido a estas formas sin vida. Los Hijos de Dios pueden construir las formas de vida, pero es el Espíritu de Dios quien aporta realmente la chispa vital. Y cuando la vida así impartida se consume, el cuerpo material restante se convierte otra vez en materia muerta. Cuando la vida otorgada se agota, el cuerpo regresa al seno del universo material de donde lo tomaron prestado los Portadores de Vida para servir como vehículo transitorio de la dotación de vida que transmitieron a esa asociación visible de materia-energía.
36:6.5 (404.3) La vida otorgada a las plantas y animales por los Portadores de Vida no regresa a los Portadores de Vida después de la muerte de la planta o el animal. La vida que abandona a esos seres vivos no posee ni identidad ni personalidad; no sobrevive individualmente a la muerte. Durante su existencia y el tiempo de su estancia en el cuerpo de materia, ha sufrido un cambio, una evolución de energía, y solo sobrevive como parte de las fuerzas cósmicas del universo; no sobrevive como vida individual. La supervivencia de las criaturas mortales está basada enteramente en la evolución de un alma inmortal dentro de la mente mortal.
36:6.6 (404.4) Hablamos de la vida como «energía» y como «fuerza», pero realmente no es ninguna de las dos cosas. La energía-fuerza responde a la gravedad de maneras variadas; la vida, no. Tampoco el patrón responde a la gravedad al ser una configuración de energías que ya ha cumplido con todas las obligaciones de respuesta a la gravedad. La vida, como tal, es la animación de algún sistema de energía —material, mental o espiritual— configurado mediante un patrón o segregado de alguna otra manera.
36:6.7 (404.5) Hay algunas cosas relacionadas con la elaboración de la vida en los planetas evolutivos que no están del todo claras para nosotros. Comprendemos plenamente la organización física de las fórmulas electroquímicas de los Portadores de Vida, pero no entendemos por completo la naturaleza y la fuente de la chispa de activación de la vida. Sabemos que la vida fluye desde el Padre, a través del Hijo y mediante el Espíritu. Es más que posible que los Espíritus Maestros sean el canal séptuplo del río de vida que se vierte sobre toda la creación. Pero no comprendemos la técnica por la cual el Espíritu Maestro supervisor participa en el episodio inicial de otorgamiento de vida en un nuevo planeta. Estamos convencidos de que los Ancianos de los Días participan también de alguna manera en esta inauguración de la vida en un mundo nuevo, pero ignoramos por completo la naturaleza de esta participación. Sabemos que el Espíritu Madre del Universo vitaliza efectivamente los patrones sin vida e imparte a ese plasma activado las prerrogativas de reproducción del organismo. Observamos que estos tres son los niveles de Dios Séptuplo, denominados a veces los Creadores Supremos del tiempo y el espacio. Pero aparte de eso, sabemos poco más que los mortales de Urantia: simplemente que el concepto es inherente al Padre, expresión en el Hijo y realización de vida en el Espíritu.
36:6.8 (405.1) [Redactado por un Hijo Vorondadek destacado en Urantia en calidad de observador a petición del Jefe Melquisedec del Cuerpo Revelador de Supervisión.]
El libro de Urantia
Documento 37
37:0.1 (406.1) A LA cabeza de toda personalidad de Nebadon se encuentra Miguel, el Hijo Creador y Maestro, el padre y soberano del universo. De igual rango en divinidad y complementaria en atributos creativos es el Espíritu Madre del universo local, la Ministra Divina de Salvington. Y estos creadores son, en un sentido muy literal, el Hijo-Padre y la Madre-Espíritu de todas las criaturas nativas de Nebadon.
37:0.2 (406.2) En los documentos anteriores se han tratado los órdenes creados de filiación. En las narraciones que siguen se describirán los espíritus ministrantes y los órdenes ascendentes de filiación. Este documento está dedicado principalmente a un grupo intermedio, los Auxiliares del Universo, pero se considerarán también brevemente ciertos espíritus más altos emplazados en Nebadon y ciertos órdenes que tienen ciudadanía permanente en el universo local.
37:1.1 (406.3) Muchos de los órdenes únicos que se agrupan generalmente en esta categoría no han sido revelados, pero tal como se presentan en estos documentos, los Auxiliares del Universo comprenden los siete órdenes siguientes:
37:1.2 (406.4) 1. Radiantes Estrellas Matutinas.
37:1.3 (406.5) 2. Brillantes Estrellas Vespertinas.
37:1.4 (406.6) 3. Arcángeles.
37:1.5 (406.7) 4. Asistentes Altísimos.
37:1.6 (406.8) 5. Altos Comisionados.
37:1.7 (406.9) 6. Supervisores Celestiales.
37:1.8 (406.10) 7. Maestras de los Mundos Mansión.
37:1.9 (406.11) Del primer orden de Auxiliares del Universo, las Radiantes Estrellas Matutinas, solo hay uno en cada universo local, y es el primogénito de todas las criaturas nativas de un universo local. La Radiante Estrella Matutina de nuestro universo es conocido como Gabriel de Salvington. Él es el jefe ejecutivo de todo Nebadon y actúa como representante personal del Hijo Soberano y portavoz de su consorte creativa.
37:1.10 (406.12) Durante los primeros tiempos de Nebadon, Gabriel trabajó totalmente solo con Miguel y el Espíritu Creativo. A medida que fue creciendo el universo y se multiplicaron los problemas administrativos, se le proporcionó un equipo personal de asistentes no revelados, y este grupo se incrementó con el tiempo mediante la creación del cuerpo de Nebadon de Estrellas Vespertinas.
37:2.1 (407.1) Estas brillantes criaturas fueron planeadas por los Melquisedec y traídas luego a la existencia por el Hijo Creador y el Espíritu Creativo. Sirven en muchas funciones, pero principalmente como agentes de enlace de Gabriel, el jefe ejecutivo del universo local. Uno o más de estos seres actúan como representantes suyos en la capital de cada constelación y de cada sistema de Nebadon.
37:2.2 (407.2) Como jefe ejecutivo de Nebadon, Gabriel es presidente de oficio u observador de la mayoría de los cónclaves de Salvington, y sucede a menudo que se celebran al mismo tiempo hasta mil de estos cónclaves. Las Brillantes Estrellas Vespertinas representan a Gabriel en esas ocasiones. Él no puede estar en dos lugares al mismo tiempo, y estos superángeles compensan esta limitación. Realizan un servicio análogo para el cuerpo de los Maestros Hijos de la Trinidad.
37:2.3 (407.3) Aunque ocupado personalmente con los deberes administrativos, Gabriel mantiene contacto con todos los demás aspectos de vida y asuntos del universo a través de las Brillantes Estrellas Vespertinas. Estos lo acompañan siempre en sus giras planetarias y van con frecuencia en misiones especiales a los planetas individuales como sus representantes personales. En esas misiones han sido conocidos a veces como «el ángel del Señor». A menudo van a Uversa para representar a la Radiante Estrella Matutina ante las cortes y asambleas de los Ancianos de los Días, pero rara vez viajan más allá de los confines de Orvonton.
37:2.4 (407.4) Las Brillantes Estrellas Vespertinas constituyen un orden único de carácter doble, pues algunos de sus miembros lo son por dignidad creada y otros por logros de servicio. El cuerpo de Nebadon de estos superángeles cuenta ahora con 13 641 miembros. Hay 4832 de dignidad creada, mientras que 8809 son espíritus ascendentes que han alcanzado esta meta de servicio excelso. Muchas de estas Estrellas Vespertinas ascendentes empezaron su carrera en el universo como serafines; otras han ascendido desde niveles no revelados de vida de criatura. Como meta a alcanzar, este alto cuerpo no se cierra nunca a los candidatos a la ascensión mientras un universo no se haya asentado en luz y vida.
37:2.5 (407.5) Ambos tipos de Brillantes Estrellas Vespertinas son fácilmente visibles para las personalidades de morontia y para ciertos tipos de seres materiales supramortales. Los seres creados de este orden interesante y polifacético poseen una fuerza de espíritu que puede manifestarse independientemente de su presencia personal.
37:2.6 (407.6) El jefe de estos superángeles es Gavalia, el primogénito de este orden en Nebadon. Desde el regreso de Cristo Miguel de su triunfante otorgamiento en Urantia, Gavalia ha estado asignado al ministerio de los mortales ascendentes, y durante los últimos mil novecientos años de Urantia su adjunto, Galantia, ha mantenido su cuartel general en Jerusem, donde pasa aproximadamente la mitad de su tiempo. Galantia es el primero de los superángeles ascendentes que ha alcanzado este alto estado.
37:2.7 (407.7) Para las Brillantes Estrellas Vespertinas no hay más agrupamiento ni organización que su asociación habitual en parejas para muchos de sus cometidos. No son destinados a muchas misiones relacionadas con la carrera ascendente de los mortales, pero cuando lo son no actúan nunca solos. Trabajan siempre en parejas: uno es un ser creado y el otro una Estrella Vespertina ascendente.
37:2.8 (407.8) Uno de los altos deberes de las Estrellas Vespertinas es acompañar a los Hijos Avonales de otorgamiento en sus misiones planetarias como Gabriel acompañó a Miguel en su otorgamiento en Urantia. Los dos superángeles acompañantes son las personalidades de más alto rango de esas misiones, y sirven como comandantes conjuntos de los arcángeles y de todos los demás seres asignados a esas empresas. El superior de estos superángeles comandantes es quien, en el momento y la edad precisos, dice al Hijo Avonal de otorgamiento: «Ocúpate de los asuntos de tu hermano».
37:2.9 (408.1) Se asignan parejas similares de estos superángeles al cuerpo planetario de Maestros Hijos de la Trinidad encargado de establecer la edad posterior al otorgamiento o alborear espiritual de un mundo habitado. En esas misiones las Estrellas Vespertinas sirven como enlace entre los mortales del mundo y el colectivo invisible de los Maestros Hijos.
37:2.10 (408.2) Los mundos de las Estrellas Vespertinas. El sexto grupo de siete mundos de Salvington y de sus cuarenta y dos satélites tributarios está asignado a la administración de las Brillantes Estrellas Vespertinas. Los siete mundos primarios están presididos por los órdenes creados de estos superángeles, mientras que los satélites tributarios están administrados por Estrellas Vespertinas ascendentes.
37:2.11 (408.3) Los satélites de los tres primeros mundos están consagrados a las escuelas de los Maestros Hijos y de las Estrellas Vespertinas dedicados a las personalidades de espíritu del universo local. Los tres grupos siguientes están ocupados por escuelas conjuntas similares consagradas a la formación de los mortales ascendentes. Los satélites del séptimo mundo están reservados para las deliberaciones trinas de los Maestros Hijos, las Estrellas Vespertinas y los finalitarios. En tiempos recientes estos superángeles se han identificado estrechamente con el trabajo del Cuerpo de la Finalización en el universo local, y han estado vinculados durante mucho tiempo a los Maestros Hijos. Existe un enlace de enorme poder y relevancia entre las Estrellas Vespertinas y los Mensajeros por Gravedad adscritos a los grupos de trabajo de los finalitarios. El propio séptimo mundo primario está reservado a los asuntos no revelados concernientes a la relación futura que se establecerá entre los Maestros Hijos, los finalitarios y las Estrellas Vespertinas como consecuencia de que la manifestación de la personalidad de Dios Supremo en los superuniversos haya emergido por completo.
37:3.1 (408.4) Los arcángeles son descendencia del Hijo Creador y el Espíritu Madre del Universo. Son el tipo más alto de altos seres de espíritu engendrados en gran número en un universo local, y en el momento del último registro había casi ochocientos mil en Nebadon.
37:3.2 (408.5) Los arcángeles son uno de los pocos grupos de personalidades del universo local que no están normalmente bajo la jurisdicción de Gabriel. No están relacionados en modo alguno con la administración de rutina del universo, y se dedican al trabajo de la supervivencia de las criaturas y al progreso de la carrera ascendente de los mortales del tiempo y el espacio. Aunque no están sujetos ordinariamente a la dirección de la Radiante Estrella Matutina, los arcángeles actúan a veces por su autoridad. Colaboran también con otros Auxiliares del Universo, tales como las Estrella Vespertinas, como queda ilustrado por ciertas operaciones descritas en la narración sobre el trasplante de la vida en vuestro mundo.
37:3.3 (408.6) El cuerpo de arcángeles de Nebadon está dirigido por el primogénito de este orden, y en tiempos más recientes se ha mantenido en Urantia una sede divisional de los arcángeles. Este hecho insólito atrae pronto la atención de los visitantes estudiantes que llegan de fuera de Nebadon. Entre sus primeras observaciones de las operaciones intrauniversales descubren que muchas actividades ascendentes de las Brillantes Estrellas Vespertinas están dirigidas desde la capital de un sistema local, Satania. Al avanzar en su examen descubren que ciertas actividades de los arcángeles están dirigidas desde un mundo habitado pequeño y aparentemente insignificante llamado Urantia. Sobreviene entonces la revelación de que Miguel se otorgó en Urantia, y se despierta inmediatamente en ellos el interés por vosotros y por vuestra humilde esfera.
37:3.4 (409.1) ¿Captáis la importancia del hecho de que vuestro humilde y confuso planeta se haya convertido en sede divisional para la administración del universo y para la dirección de ciertas actividades de los arcángeles relacionadas con el plan de ascensión al Paraíso? Esto presagia indudablemente una concentración futura de otras actividades destinadas a los ascendentes en el mundo de otorgamiento de Miguel y da una enorme y solemne importancia a la promesa personal del Maestro: «Vendré otra vez».
37:3.5 (409.2) Los arcángeles están asignados en general al servicio y al ministerio del orden Avonal de filiación, pero no sin haber pasado antes por una amplia formación preliminar en todas las fases del trabajo de los diversos espíritus ministrantes. Un cuerpo de cien arcángeles acompaña a cada Hijo de otorgamiento del Paraíso a un mundo habitado, y son asignados temporalmente a él mientras dura su otorgamiento. Si el Hijo Magistrado se convirtiese en gobernante temporal del planeta, estos arcángeles actuarían como cabezas dirigentes de toda la vida celestial en esa esfera.
37:3.6 (409.3) Dos arcángeles superiores son asignados siempre como auxiliares personales de un Avonal del Paraíso en todas sus misiones planetarias, ya se trate de acciones judiciales, misiones de magistrado o encarnaciones de otorgamiento. Cuando este Hijo del Paraíso ha terminado de juzgar un mundo y se pasa lista a los muertos (la llamada resurrección), es literalmente cierto que las guardianas seráficas de las personalidades adormecidas responden a «la voz del arcángel». Un arcángel acompañante promulga el llamamiento nominal al término de una dispensación. Se trata del arcángel de la resurrección a quien se ha aludido a veces como el «arcángel de Miguel».
37:3.7 (409.4) Los mundos de los arcángeles. El séptimo grupo de los mundos que circundan Salvington, con sus satélites asociados, está asignado a los arcángeles. La esfera número uno y sus seis satélites tributarios están ocupados por los conservadores de los registros de la personalidad. Este inmenso cuerpo de registradores se dedica a conservar en orden el registro de cada mortal del tiempo desde el momento de su nacimiento, pasando por su carrera en el universo, hasta que dicho individuo o bien abandona Salvington rumbo al régimen del superuniverso, o bien es «tachado de la existencia registrada» por mandato de los Ancianos de los Días.
37:3.8 (409.5) Es en estos mundos donde se clasifican, archivan y conservan los expedientes de la personalidad y las garantías de identificación durante el tiempo que media entre la muerte del mortal y la hora de su repersonalización, la resurrección de la muerte.
37:4.1 (409.6) Los Asistentes Altísimos son un grupo de seres voluntarios que tienen su origen fuera del universo local y están asignados temporalmente como representantes u observadores del universo central y los superuniversos en las creaciones locales. Su número varía constantemente pero asciende siempre a muchos millones.
37:4.2 (409.7) Nos beneficiamos así de vez en cuando del ministerio y la asistencia de seres de origen paradisiaco como los Perfeccionadores de la Sabiduría, los Consejeros Divinos, los Censores Universales, los Espíritus Inspirados de la Trinidad, los Hijos Trinizados, los Mensajeros Solitarios, las supernafines, las seconafines, las terciafines y otros ministradores benevolentes que residen entre nosotros con el propósito de ayudar a nuestras personalidades nativas en su esfuerzo por llevar a todo Nebadon a una mayor armonía con las ideas de Orvonton y los ideales del Paraíso.
37:4.3 (410.1) Cualquiera de estos seres puede servir de forma voluntaria en Nebadon y quedar así formalmente fuera de nuestra jurisdicción, pero cuando actúan bajo asignación, estas personalidades de los superuniversos y del universo central no están totalmente exentas de las reglamentaciones del universo local donde se encuentran, aunque siguen actuando como representantes de los universos más altos y trabajando con arreglo a las instrucciones que constituyen su misión en nuestro dominio. Su sede general está situada en el sector de Salvington del Unión de los Días y operan en Nebadon sujetos a la supervisión superior de este embajador de la Trinidad del Paraíso. Cuando sirven en grupos sin vinculación, estas personalidades de mundos más altos normalmente se autodirigen, pero cuando sirven bajo petición, suelen ponerse voluntariamente bajo la entera jurisdicción de los directores supervisores de los dominios donde desempeñan su función.
37:4.4 (410.2) Los Asistentes Altísimos sirven en los universos locales y en las constelaciones, pero no están adscritos directamente a los gobiernos de los sistemas ni de los planetas. Sin embargo pueden actuar en cualquier parte del universo local y ser asignados a cualquier aspecto de la actividad de Nebadon, ya sea administrativo, ejecutivo, educativo u otros.
37:4.5 (410.3) La mayor parte de este cuerpo se recluta para asistir a las personalidades paradisiacas de Nebadon: el Unión de los Días, el Hijo Creador, los Fieles de los Días, los Hijos Magistrados y los Maestros Hijos de la Trinidad. En el tratamiento de los asuntos de una creación local resulta a veces aconsejable ocultar temporalmente ciertos detalles a prácticamente todas las personalidades nativas de ese universo local. Por otra parte, el colectivo más maduro y con más visión de futuro de los Asistentes Altísimos capta mejor y comprende más plenamente ciertos planes avanzados y ciertas resoluciones complejas, y es en esas situaciones y en muchas otras cuando son tan extremadamente útiles para los gobernantes y administradores del universo.
37:5.1 (410.4) Los Altos Comisionados son mortales ascendentes fusionados con el Espíritu; no están fusionados con Ajustadores. Entendéis bastante bien la carrera de ascensión en el universo de un candidato mortal a la fusión con el Ajustador, pues es el alto destino en perspectiva para todos los mortales de Urantia desde el otorgamiento de Cristo Miguel. Pero este no es el destino exclusivo de todos los mortales de las edades anteriores al otorgamiento de mundos como el vuestro, y hay otro tipo de mundos cuyos habitantes nunca poseen permanentemente Ajustadores del Pensamiento. Esos mortales nunca se unen de manera permanente con un Monitor de Misterio otorgado desde el Paraíso; sin embargo, los Ajustadores sí habitan transitoriamente en ellos y les sirven como guías y patrones mientras dura la vida en la carne. Durante esta estancia temporal, fomentan la evolución del alma inmortal exactamente igual que lo hacen en aquellos seres con quienes esperan fusionarse, pero cuando la carrera mortal termina, se despiden eternamente de las criaturas a las que estuvieron vinculados temporalmente.
37:5.2 (410.5) Las almas supervivientes de este orden logran la inmortalidad fusionándose eternamente con un fragmento individualizado del espíritu del Espíritu Madre del universo local. No son un grupo numeroso, al menos en Nebadon. En los mundos mansión os encontrareis con estos mortales fusionados con el Espíritu y fraternizaréis con ellos, dado que ascienden con vosotros el camino paradisiaco hasta Salvington, donde se detienen. Algunos pueden ascender posteriormente a niveles más altos del universo, pero la mayoría se quedará para siempre al servicio del universo local. Como clase no están destinados a alcanzar el Paraíso.
37:5.3 (411.1) Al no estar fusionados con el Ajustador, no se convierten nunca en finalitarios, pero acaban integrándose en el Cuerpo de la Perfección del universo local. Han obedecido en espíritu el mandato del Padre: «Sed perfectos».
37:5.4 (411.2) Después de alcanzar el Cuerpo de la Perfección de Nebadon, los ascendentes fusionados con el Espíritu pueden aceptar misiones como Auxiliares del Universo, por ser esta una de las vías de continuación del crecimiento experiencial que se abre ante ellos. Se convierten así en candidatos al alto servicio de interpretar los puntos de vista de las criaturas en evolución de los mundos materiales ante las autoridades celestiales del universo local.
37:5.5 (411.3) Los Altos Comisionados empiezan su servicio en los planetas como comisionados de las razas. En esta función, interpretan los puntos de vista y describen las necesidades de las diversas razas humanas. Están enteramente dedicados al bienestar de las razas mortales, de las que son portavoces, y buscan siempre obtener para ellas misericordia, justicia y un trato equitativo en todas sus relaciones con otros pueblos. Los comisionados de las razas intervienen en un sinfín de crisis planetarias y sirven como expresión articulada de grupos enteros de esforzados mortales.
37:5.6 (411.4) Tras una larga experiencia solucionando problemas en los mundos habitados, estos comisionados de las razas son promovidos a funciones más altas hasta alcanzar con el tiempo el estatus de Altos Comisionados para y en el universo local. El último censo registraba algo más de mil quinientos millones de estos Altos Comisionados en Nebadon. Estos seres no son finalitarios, pero son seres ascendentes con larga experiencia que prestan un gran servicio a su universo nativo.
37:5.7 (411.5) Encontramos invariablemente a estos comisionados en todos los tribunales de justicia, desde los más bajos hasta los más altos. No es que participen en los procesos de la justicia, pero sí actúan como asesores de los magistrados que presiden los tribunales sobre los antecedentes, el entorno y la naturaleza inherente de los implicados en el juicio.
37:5.8 (411.6) Hay Altos Comisionados adscritos a las diversas huestes de mensajeros del espacio y siempre a los espíritus ministrantes del tiempo. Están presentes en los programas de varias asambleas del universo, y estos mismos comisionados conocedores de los mortales participan siempre en las misiones de los Hijos de Dios en los mundos del espacio.
37:5.9 (411.7) Cuando la equidad y la justicia exigen que se comprenda cómo puede afectar una política o un procedimiento a las razas evolutivas del tiempo, estos comisionados están siempre a mano para ofrecer sus recomendaciones. Están siempre presentes para hablar por aquellos que no pueden acudir a hablar por sí mismos.
37:5.10 (411.8) Los mundos de los mortales fusionados con el Espíritu. El octavo grupo de siete mundos primarios y sus satélites tributarios del circuito de Salvington es posesión exclusiva de los mortales de Nebadon fusionados con el Espíritu. Los mortales ascendentes fusionados con el Ajustador no tienen más relación con estos mundos que las muchas temporadas agradables y provechosas que pasan en ellos como invitados de los residentes fusionados con el Espíritu.
37:5.11 (411.9) Estos mundos son la residencia permanente de los supervivientes fusionados con el Espíritu excepto para los pocos que logran llegar a Uversa y el Paraíso. Esta limitación deliberada al ascenso de los mortales resulta beneficiosa para los universos locales al asegurar la existencia de una población evolucionada permanente cuya experiencia en aumento seguirá mejorando la futura estabilización y diversificación de la administración del universo local. Puede que estos seres no lleguen nunca al Paraíso, pero alcanzan una sabiduría experiencial en el dominio de los problemas de Nebadon que supera por mucho todo lo que puedan lograr los ascendentes transitorios. Y estas almas supervivientes se mantienen como combinaciones únicas de lo humano y lo divino, cada vez más capaces de unir los puntos de vista de estos dos niveles tan apartados y de presentar este punto de vista dual con creciente sabiduría.
37:6.1 (412.1) El sistema educativo de Nebadon está administrado conjuntamente por los Maestros Hijos de la Trinidad y el cuerpo Melquisedec de enseñanza, pero gran parte del trabajo de desarrollo y mantenimiento lo realizan los Supervisores Celestiales. Estos seres son un cuerpo reclutado que abarca a individuos de todo tipo relacionados con el plan de educación y formación de los mortales ascendentes. Hay más de tres millones en Nebadon, y todos son voluntarios que se han cualificado por su experiencia para servir como consejeros educativos en todo el dominio. Desde su sede en los mundos de Salvington de los Melquisedec, estos supervisores recorren todo el universo local como inspectores de la técnica escolar de Nebadon diseñada para formar la mente y educar el espíritu de las criaturas ascendentes.
37:6.2 (412.2) Esta formación de la mente y esta educación del espíritu se llevan a cabo desde los mundos de origen humano, pasando por los mundos mansión del sistema y las otras esferas de progreso asociadas a Jerusem, hasta llegar a los setenta mundos de socialización adscritos a Edentia y las cuatrocientas noventa esferas de progreso del espíritu que rodean Salvington. En la sede misma del universo hay numerosas escuelas Melquisedec: las facultades de los Hijos del Universo, las universidades seráficas y las escuelas de los Maestros Hijos y del Unión de los Días. Se toman todas las medidas posibles para cualificar a las diversas personalidades del universo para un servicio más avanzado y un mejor ejercicio de sus funciones. El universo entero es una inmensa escuela.
37:6.3 (412.3) Los métodos empleados en muchas de las escuelas superiores sobrepasan el concepto humano del arte de enseñar la verdad, pero la idea fundamental de todo el sistema educativo consiste en la adquisición de carácter mediante una experiencia ilustrada. Los maestros proporcionan la ilustración; la posición en el universo y el estatus del ascendente ofrecen las oportunidades de experimentación; la sabia utilización de ambos factores aumenta el carácter.
37:6.4 (412.4) El sistema educativo de Nebadon consiste fundamentalmente en asignaros una tarea y ofreceros después la oportunidad de recibir instrucción sobre el método ideal y divino de desempeñar esa tarea de la mejor manera. Se os encarga una tarea bien definida y al mismo tiempo se os proporcionan maestros cualificados para enseñaros el mejor método de ejecutarla. El plan divino de educación establece una relación íntima entre trabajo e instrucción. Os enseñamos la mejor manera de ejecutar las cosas que os ordenamos hacer.
37:6.5 (412.5) El propósito de toda esta formación y toda esta experiencia es prepararos para ser admitidos en las esferas formativas superiores y más espirituales del superuniverso. El progreso dentro de un determinado dominio es individual, pero la transición de una fase a otra se realiza habitualmente en promociones.
37:6.6 (412.6) La progresión de la eternidad no consiste únicamente en un desarrollo espiritual. Las adquisiciones intelectuales son también parte de la educación universal. La experiencia de la mente se amplía al mismo tiempo que se expande el horizonte espiritual. La mente y el espíritu reciben oportunidades iguales de formarse y de avanzar. Pero en toda esta magnífica formación de la mente y el espíritu, estaréis libres para siempre de los impedimentos de la carne mortal. Ya no tendréis que arbitrar constantemente en conflictos entre vuestras dos naturalezas divergentes, la material y la espiritual. Por fin estaréis cualificados para disfrutar del impulso unificado de una mente glorificada, despojada desde hace mucho de sus primitivas tendencias animales hacia las cosas materiales.
37:6.7 (413.1) Antes de dejar el universo de Nebadon, a la mayoría de los mortales de Urantia se les brindará la oportunidad de servir durante un periodo más o menos largo como miembros del cuerpo de Nebadon de Supervisores Celestiales.
37:7.1 (413.2) Las Maestras de los Mundos Mansión son querubines reclutadas y glorificadas. Como la mayoría de los instructores de Nebadon, son designadas por los Melquisedec. Participan en la mayoría de las iniciativas educativas de la vida de la morontia y su número supera por mucho la comprensión de la mente humana.
37:7.2 (413.3) Las Maestras de los Mundos Mansión, al ser uno de los niveles de logro de querubines y sanobines, se considerarán con más detalle en el siguiente documento, mientras que como maestras que desempeñan un papel importante en la vida de la morontia, se tratarán más extensamente en el documento que lleva ese nombre.
37:8.1 (413.4) Además de los centros del poder y de los controladores físicos, ciertos seres de espíritu de alto origen pertenecientes a la familia del Espíritu Infinito están asignados permanentemente al universo local. De entre los órdenes de espíritu más altos de la familia del Espíritu Infinito, están asignados así los siguientes:
37:8.2 (413.5) Los Mensajeros Solitarios, cuando están adscritos funcionalmente a la administración del universo local, nos prestan un servicio inestimable en nuestros esfuerzos por superar los impedimentos del tiempo y el espacio. Cuando no están asignados de este modo, los que pertenecemos a los universos locales no tenemos absolutamente ninguna autoridad sobre ellos, pero incluso entonces estos seres únicos están siempre dispuestos a ayudarnos a solucionar nuestros problemas y a ejecutar nuestros mandatos.
37:8.3 (413.6) Andovontia es el nombre del Supervisor de Circuitos del Universo terciario destacado en nuestro universo local. Se ocupa solo de los circuitos del espíritu y de la morontia, no de aquellos que están bajo la jurisdicción de los directores del poder. Fue él quien aisló a Urantia cuando Caligastia traicionó al planeta en los tiempos difíciles de la rebelión de Lucifer. Al enviar sus saludos a los mortales de Urantia, expresa su ilusión ante la expectativa de que seáis reintegrados algún día en los circuitos del universo que él supervisa.
37:8.4 (413.7) El Director del Censo de Nebadon, Salsatia, mantiene su sede dentro del sector de Gabriel en Salvington. Conoce de manera automática el nacimiento y la muerte de la voluntad, y registra constantemente el número exacto de criaturas con voluntad en activo en el universo local. Trabaja en estrecha colaboración con los registradores de la personalidad domiciliados en los mundos de registro de los arcángeles.
37:8.5 (413.8) Hay un Inspector Asociado residente en Salvington. Es el representante personal del Ejecutivo Supremo de Orvonton. Sus asociados, los Centinelas Asignados de los sistemas locales, son también representantes del Ejecutivo Supremo de Orvonton.
37:8.6 (414.1) Los Conciliadores Universales son los tribunales itinerantes de los universos del tiempo y el espacio. Ejercen sus funciones partiendo de los mundos evolutivos hacia arriba, en cada una de las secciones del universo local y aún más allá. Estos árbitros están registrados en Uversa. El número exacto de los que operan en Nebadon no está registrado, pero estimo que hay cerca de cien millones de comisiones conciliatorias en nuestro universo local.
37:8.7 (414.2) En cuanto a los Asesores Técnicos, las mentes legales del universo local, nuestro cupo es de quinientos millones aproximadamente. Estos seres son las bibliotecas legales experienciales vivas y circulantes de todo el espacio.
37:8.8 (414.3) En Nebadon tenemos setenta y cinco Registradoras Celestiales, serafines ascendentes. Son las registradoras superiores o supervisoras. Las estudiantes en formación de este orden suman casi cuatro mil millones.
37:8.9 (414.4) El ministerio de las setenta mil millones de Acompañantes de la Morontia de Nebadon se describe en las narraciones que tratan de los planetas de transición de los peregrinos del tiempo.
37:8.10 (414.5) Aunque cada universo tiene su propio cuerpo angélico nativo, en ciertas ocasiones es muy útil contar con la asistencia de espíritus más altos originados fuera de la creación local. Las supernafines realizan ciertos servicios raros y únicos; la jefa presente de las serafines de Urantia es una supernafín primaria del Paraíso. Las seconafines reflectantes se encuentran en todos los lugares donde ejerce sus funciones el personal del superuniverso, y un gran número de terciafines presta servicio temporal como Asistentes Altísimos.
37:9.1 (414.6) Al igual que los superuniversos y que el universo central, el universo local tiene sus órdenes de ciudadanía permanente. En ellos se incluyen los siguientes tipos creados:
37:9.2 (414.7) 1. Los susatia.
37:9.3 (414.8) 2. Los univitatia.
37:9.4 (414.9) 3. Los Hijos Materiales.
37:9.5 (414.10) 4. Las criaturas intermedias.
37:9.6 (414.11) Estos nativos de la creación local, junto con los ascendentes fusionados con el Espíritu y los spironga (que están clasificados de otro modo), constituyen una ciudadanía relativamente permanente. Estos órdenes de seres no son en general ni ascendentes ni descendentes. Son todos criaturas experienciales, pero su experiencia creciente sigue estando a disposición del universo en el nivel de origen de dichos seres. Y aunque esto no es totalmente cierto en el caso de los Hijos Adánicos y las criaturas intermedias, es relativamente cierto en estos órdenes.
37:9.7 (414.12) Los susatia. Estos seres maravillosos residen y ejercen su actividad como ciudadanos permanentes en Salvington, la sede de este universo local. Son la brillante descendencia del Hijo Creador y el Espíritu Creativo, y están estrechamente vinculados con los ciudadanos ascendentes del universo local, los mortales fusionados con el Espíritu del Cuerpo de la Perfección de Nebadon.
37:9.8 (414.13) Los univitatia. Cada uno de los cien grupos de esferas arquitectónicas sede de las constelaciones se beneficia del ministerio continuo de un orden residencial de seres conocidos como los univitatia. Estos hijos del Hijo Creador y el Espíritu Creativo constituyen la población permanente de los mundos sede de las constelaciones. Son seres que no se reproducen y que existen en un plano de vida aproximadamente a medio camino entre el estatus semimaterial de los Hijos Materiales domiciliados en las sedes de los sistemas, y el plano más auténticamente espiritual de los mortales fusionados con el Espíritu y de los susatia de Salvington; pero los univitatia no son seres de morontia. Durante la travesía de los mortales ascendentes por las esferas de la constelación, hacen por ellos lo que los nativos de Havona por los espíritus peregrinos que pasan por la creación central.
37:9.9 (415.1) Los Hijos Materiales de Dios. Cuando un enlace creativo entre el Hijo Creador y la representante del Espíritu Infinito en el universo, el Espíritu Madre del Universo, ha completado su ciclo, cuando no cabe esperar más descendencia de su naturaleza conjunta, el Hijo Creador personaliza en forma dual su último concepto del ser y confirma así definitivamente su propio origen dual original. Crea entonces por sí mismo a los hermosos y magníficos Hijos e Hijas del orden material de filiación del universo. Este es el origen del Adán y la Eva originales de cada sistema local de Nebadon. Son un orden de filiación que se reproduce, pues son creados varón y mujer. Sus descendientes ejercen su actividad como ciudadanos relativamente permanentes de las capitales de los sistemas, aunque algunos son comisionados como Adanes Planetarios.
37:9.10 (415.2) En una misión planetaria, el Hijo y la Hija Materiales reciben el encargo de fundar la raza adánica de ese mundo, una raza prevista para amalgamarse al final con los habitantes mortales de esa esfera. Los Adanes Planetarios son tanto Hijos descendentes como ascendentes, pero los clasificamos generalmente como ascendentes.
37:9.11 (415.3) Las criaturas intermedias. En los primeros tiempos de la mayoría de los mundos habitados, están destinados en ellos ciertos seres sobrehumanos aunque materializados, pero suelen retirarse con la llegada de los Adanes Planetarios. Como resultado de las operaciones de estos seres y los esfuerzos de los Hijos Materiales por mejorar las razas evolutivas, es frecuente que aparezca un número limitado de criaturas difíciles de clasificar. Estos seres únicos suelen estar a medio camino entre los Hijos Materiales y las criaturas evolutivas, de ahí su denominación de criaturas intermedias. En un sentido comparativo, estos seres intermedios son los ciudadanos permanentes de los mundos evolutivos. Desde los primeros tiempos de la llegada de un Príncipe Planetario hasta el futuro y lejano asentamiento del planeta en luz y vida, son el único grupo de seres inteligentes que permanece continuamente en la esfera. En Urantia los ministradores intermedios son en realidad los custodios del planeta. Son, en la práctica, los ciudadanos de Urantia. Los mortales sois en verdad los habitantes físicos y materiales de los mundos evolutivos, pero todos tenéis vidas muy breves; permanecéis muy poco tiempo en vuestro planeta natal. Nacéis, vivís, morís y pasáis a otros mundos de progresión evolutiva. Incluso los seres sobrehumanos que sirven en los planetas como ministradores celestiales están destinados transitoriamente; pocos de ellos son adscritos durante mucho tiempo a una esfera determinada. Sin embargo, las criaturas intermedias aseguran la continuidad de la administración planetaria frente al cambio constante de ministros celestiales y la rotación permanente de sus habitantes mortales. Durante todos estos incesantes cambios y rotaciones, las criaturas intermedias permanecen en el planeta, donde llevan a cabo su labor sin interrupción.
37:9.12 (415.4) De la misma manera, todas las divisiones de la organización administrativa de los universos locales y los superuniversos tienen sus poblaciones más o menos permanentes, habitantes con estatus de ciudadanos. Así como Urantia tiene a sus intermedios, Jerusem, la capital de vuestro sistema, tiene a los Hijos e Hijas Materiales. Edentia, la sede de vuestra constelación, tiene a los univitatia, mientras que los ciudadanos de Salvington son de dos tipos: los susatia creados y los mortales evolucionados fusionados con el Espíritu. Los mundos administrativos de los sectores menores y mayores de los superuniversos no tienen ciudadanos permanentes. Sin embargo, las esferas de la sede de Uversa son atendidas continuamente por un sorprendente grupo de seres conocidos como los abandonters, creados por los agentes no revelados de los Ancianos de los Días y los siete Espíritus Reflectantes residentes en la capital de Orvonton. Estos ciudadanos residentes en Uversa administran en el presente los asuntos de rutina de su mundo bajo la supervisión directa del cuerpo de Uversa de mortales fusionados con el Hijo. Incluso Havona tiene sus seres nativos, y la Isla central de Luz y Vida es el hogar de los diversos grupos de Ciudadanos del Paraíso.
37:10.1 (416.1) Además de los órdenes seráficos y los mortales, que se considerarán en documentos posteriores, hay muchos otros seres involucrados en el mantenimiento y perfeccionamiento de una organización tan gigantesca como el universo de Nebadon, que tiene ya más de tres millones de mundos habitados, con diez millones en perspectiva. Los diversos tipos de vida de Nebadon son demasiado numerosos para ser catalogados en este documento, pero podemos mencionar dos órdenes excepcionales que ejercen ampliamente su actividad en las 647 591 esferas arquitectónicas del universo local.
37:10.2 (416.2) Los spironga son la descendencia de espíritu de la Radiante Estrella Matutina y el Padre Melquisedec. Están exentos de la extinción de la personalidad, pero no son seres evolutivos ni ascendentes. Tampoco están involucrados funcionalmente en el régimen de ascensión evolutiva. Son los ayudantes de espíritu del universo local, y ejecutan las tareas de espíritu rutinarias de Nebadon.
37:10.3 (416.3) Los spornagia. Los mundos sede arquitectónicos del universo local son mundos reales, creaciones físicas. Su mantenimiento físico requiere mucho trabajo, y para ello contamos con la ayuda de un grupo de criaturas físicas llamadas spornagia. Se dedican al cuidado y la atención de los aspectos materiales de estos mundos sede, desde Jerusem hasta Salvington. Los spornagia no son ni espíritus ni personas; son un orden animal de existencia, pero si pudierais verlos estaríais de acuerdo en que parecen animales perfectos.
37:10.4 (416.4) Las diversas colonias de cortesía están domiciliadas en Salvington y en otros lugares. Nos beneficiamos especialmente del ministerio de los artesanos celestiales en las constelaciones, así como de las actividades de los directores de la reversión, que operan principalmente en las capitales de los sistemas locales.
37:10.5 (416.5) Un cuerpo de mortales ascendentes del que forman parte criaturas intermedias glorificadas está siempre destinado al servicio del universo. Una vez que han logrado llegar a Salvington, estos ascendentes son empleados en una variedad casi interminable de actividades relacionadas con la conducción de los asuntos del universo. Cada vez que estos mortales alcanzan un nuevo nivel en su avance, vuelven hacia atrás y hacia abajo para echar una mano a sus compañeros que los siguen en la escalada. Estos mortales que residen temporalmente en Salvington son destinados previa solicitud a prácticamente todos los cuerpos de personalidades celestiales como ayudantes, estudiantes, observadores y maestros.
37:10.6 (416.6) Hay además otros tipos de vida inteligente involucrados en la administración del universo local, pero el plan de esta narración no contempla ninguna revelación más sobre esos órdenes de creación. Hemos descrito aquí lo suficiente sobre la vida y la administración de este universo como para proporcionar a la mente mortal cierta comprensión de la realidad y la grandiosidad de la existencia en la supervivencia. A medida que avance vuestra carrera, las nuevas experiencias os revelarán a cada vez más cosas sobre estos seres interesantes y encantadores. Esta narración no puede ser más que un breve bosquejo de la naturaleza y el trabajo de las múltiples personalidades que atestan los universos del espacio y administran estas creaciones como inmensas escuelas de formación, escuelas en las que los peregrinos del tiempo avanzan de vida en vida y de mundo en mundo hasta que son enviados amorosamente desde las fronteras de su universo de origen hacia el régimen educativo más elevado del superuniverso, y desde allí hacia los mundos de Havona de formación en el espíritu y finalmente al Paraíso y al alto destino de los finalitarios: las funciones eternas en misiones aún no reveladas a los universos del tiempo y el espacio.
37:10.7 (417.1) [Dictado por una Brillante Estrella Vespertina de Nebadon, el número 1146 del cuerpo creado.]
El libro de Urantia
Documento 38
38:0.1 (418.1) HAY tres órdenes distintos de personalidades del Espíritu Infinito. El impetuoso apóstol lo comprendió cuando escribió que Jesús «ha subido al cielo y está a la diestra de Dios, y a él se someten ángeles y autoridades y potestades». Las ángeles son los espíritus ministrantes del tiempo; las autoridades, las huestes de mensajeros del espacio; las potestades, las personalidades más altas del Espíritu Infinito.
38:0.2 (418.2) Al igual que las supernafines en el universo central y las seconafines en un superuniverso, las serafines, con sus querubines y sanobines asociadas, constituyen el cuerpo angélico de un universo local.
38:0.3 (418.3) Todas las serafines se ajustan a un modelo bastante uniforme. De universo en universo, presentan un mínimo de variaciones en los siete superuniversos. Entre todas las clases de seres personales de espíritu, son los que más se acercan a un tipo estándar. Sus varios órdenes constituyen el cuerpo ordinario de ministradoras cualificadas de las creaciones locales.
38:1.1 (418.4) Las serafines son creadas por el Espíritu Madre del Universo. Fueron proyectadas en formaciones unitarias —41 472 cada vez— desde la creación de las «ángeles patrón» y de ciertos arquetipos angélicos en los primeros tiempos de Nebadon. El Hijo Creador y la representante del Espíritu Infinito en el universo colaboran en la creación de un gran número de Hijos y otras personalidades del universo. Una vez terminada esta labor conjunta, el Hijo se dedica a la creación de los Hijos Materiales, las primeras criaturas sexuadas, al tiempo que el Espíritu Madre del Universo acomete su primer trabajo en solitario de reproducción de espíritus. Comienza así la creación de las huestes seráficas de un universo local.
38:1.2 (418.5) Estos órdenes angélicos son proyectados en el momento en que se planifica la evolución de las criaturas mortales con voluntad. La creación de las serafines data del momento en que el Espíritu Madre del Universo logra una personalidad relativa, no la de igual en rango al Hijo Maestro que alcanzará más adelante, sino la de ayudante creativa inicial del Hijo Creador. Antes de este acontecimiento las serafines que servían en Nebadon habían sido prestadas temporalmente por un universo vecino.
38:1.3 (418.6) Las serafines se siguen creando periódicamente; el universo de Nebadon está todavía en formación. El Espíritu Madre del Universo no deja nunca de ejercer su actividad creativa en un universo que está en vías de crecimiento y perfeccionamiento.
38:2.1 (419.1) Las ángeles no tienen cuerpos materiales, pero son seres definidos y diferenciados. Tienen naturaleza y origen de espíritu. Aunque invisibles a los mortales, os perciben tal como sois en la carne sin ayuda de transformadores ni traductores. Comprenden intelectualmente el modo de vida de los mortales y comparten todas las emociones y sentimientos no sensuales del hombre. Aprecian vuestros esfuerzos en los campos de la música, el arte y el verdadero humor, y disfrutan mucho con ellos. Conocen plenamente vuestras luchas morales y vuestras dificultades espirituales. Aman a los seres humanos, y vuestros esfuerzos por amarlas y comprenderlas solo pueden conducir al bien.
38:2.2 (419.2) Aunque las serafines son seres muy afectuosos y comprensivos, no son criaturas con emociones sexuales. Son en gran medida como seréis vosotros en los mundos mansión, donde «ni os casaréis ni seréis dados en matrimonio, sino que seréis como las ángeles del cielo». Pues todos los que «sean considerados dignos de alcanzar los mundos mansión, ni se casan ni se dan en matrimonio; y ya no mueren más pues son iguales a las ángeles». Sin embargo, cuando tratamos con criaturas sexuadas acostumbramos a llamar hijos de Dios a los seres que son descendencia más directa del Padre y el Hijo, mientras que nos referimos a la descendencia del Espíritu como las hijas de Dios. A las ángeles, por lo tanto, se las designa generalmente con términos del género femenino en los planetas de seres sexuados.
38:2.3 (419.3) Las serafines son creadas de tal modo que pueden actuar tanto en niveles espirituales como en niveles en sentido literal. Hay pocos aspectos de la actividad de la morontia o del espíritu que no estén abiertos a sus ministraciones. Aunque en estatus personal las ángeles no están tan lejos de los seres humanos, en ciertas actuaciones funcionales las serafines los superan por mucho. Poseen muchos poderes que están mucho más allá de la comprensión humana. Por ejemplo, se os ha dicho que «hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados», y es cierto que lo están, pero una serafín no pasa el tiempo contándolos y manteniendo su número actualizado. Las ángeles poseen poderes inherentes y automáticos (es decir, automáticos hasta donde vosotros podríais percibir) de saber esas cosas. Para vosotros una serafín sería sin duda un auténtico prodigio matemático. Por eso muchas tareas que serían descomunales para los mortales las serafines las ejecutan con toda facilidad.
38:2.4 (419.4) Las ángeles son superiores a vosotros en estatus espiritual, pero no son vuestras jueces ni vuestras acusadoras. Sean las que sean vuestras faltas, «las ángeles, aunque más grandes en poder y en fuerza, no formulan acusación alguna contra vosotros». Las ángeles no juzgan a la humanidad, y tampoco los mortales como individuos deberían prejuzgar a sus semejantes.
38:2.5 (419.5) Hacéis bien en amarlas, pero no deberíais adorarlas; las ángeles no son objeto de adoración. Cuando vuestro vidente «se postró en adoración a los pies de la ángel», la gran serafín Loyalatia le dijo: «No has de hacerlo; yo soy una servidora como vosotros y vuestras razas, y todos tenemos el mandato de adorar a Dios».
38:2.6 (419.6) En la escala de existencia de las criaturas, las serafines apenas están por delante de las razas mortales en naturaleza y dotación de personalidad. De hecho, cuando seáis liberados de la carne os volveréis muy parecidos a ellas. En los mundos mansión empezaréis a apreciar a las serafines, en las esferas de la constelación a disfrutar de su compañía, mientras que en Salvington compartirán con vosotros sus lugares de descanso y adoración. Durante toda la ascensión en la morontia y después en la del espíritu, vuestra fraternidad con las serafines será ideal y vuestro compañerismo, magnífico.
38:3.1 (420.1) En todos los dominios del universo local ejercen su actividad numerosos órdenes de seres de espíritu que no son revelados a los mortales porque no están relacionados de ningún modo con el plan evolutivo de ascensión al Paraíso. En este documento la palabra «ángel» se limita intencionadamente a designar a aquellas descendientes seráficas y asociadas del Espíritu Madre del Universo que trabajan con tanta dedicación en los planes de supervivencia de los mortales. En el universo local sirven otros seis órdenes de seres relacionados, las ángeles no reveladas, que no tienen ninguna vinculación específica con las actividades del universo relativas a la ascensión de los mortales evolutivos al Paraíso. Estos seis grupos de asociadas angélicas no se denominan nunca serafines ni se hace referencia a ellas como espíritus ministrantes. Estas personalidades están dedicadas por completo a cuestiones administrativas y otros asuntos de Nebadon que nada tienen que ver con la carrera progresiva del hombre de ascenso espiritual y logro de la perfección.
38:4.1 (420.2) El noveno grupo de siete esferas primarias del circuito de Salvington está formado por los mundos de las serafines. Cada uno de estos mundos tiene seis satélites tributarios donde se encuentran las escuelas especiales dedicadas a todas las fases de la formación seráfica. Si bien las serafines tienen acceso a los cuarenta y nueve mundos que comprende este grupo de esferas de Salvington, solo ocupan de forma exclusiva el primer grupo de siete. Los otros seis grupos están ocupados por los seis órdenes de colegas angélicas no reveladas en Urantia. Cada uno de estos grupos mantiene su sede en uno de estos seis mundos primarios y lleva a cabo actividades especializadas en los seis satélites tributarios. Cada orden angélico tiene libre acceso a todos los mundos de estos siete grupos diversos.
38:4.2 (420.3) Estos mundos sede son algunos de los magníficos dominios de Nebadon. Las fincas seráficas se caracterizan tanto por su belleza como por su extensión. Allí cada serafín tiene un verdadero hogar, y «hogar» significa el domicilio de dos serafines; viven en parejas.
38:4.3 (420.4) Aunque no son varón y mujer como los Hijos Materiales y las razas mortales, las serafines son negativas y positivas. En la mayoría de las misiones se necesitan dos ángeles para realizar la tarea. Cuando no están encircuitadas, pueden trabajar solas, y tampoco necesitan complementos de su ser cuando están estacionarias. Por regla general conservan su complemento original, pero no necesariamente. Estas asociaciones vienen determinadas principalmente por las funciones a realizar; no se caracterizan por la emoción sexual, aunque son sumamente personales y verdaderamente afectuosas.
38:4.4 (420.5) Además de sus hogares designados, las serafines tienen también sedes de grupo, compañía, batallón y unidad. Se congregan en reuniones cada milenio y todas acuden conforme al momento de su creación. Si una serafín tiene responsabilidades que le impiden ausentarse de sus deberes, alternará la asistencia con su complemento, que será relevada por una serafín con otra fecha de nacimiento. De esta forma, cada miembro de una pareja seráfica está presente al menos en una de cada dos reuniones.
38:5.1 (420.6) Las serafines pasan su primer milenio como observadoras no comisionadas en Salvington y sus mundos escuela asociados. El segundo milenio lo pasan en los mundos seráficos del circuito de Salvington. Su escuela central de formación está presidida ahora por las primeras cien mil serafines de Nebadon encabezadas por la ángel original o primogénita de este universo local. El primer grupo creado de serafines de Nebadon fue instruido por un cuerpo de mil serafines procedentes de Avalon, y posteriormente nuestras ángeles han sido enseñadas por sus propias compañeras más experimentadas. Los Melquisedec desempeñan también un papel importante en la educación y formación de todas las ángeles del universo local, serafines, querubines y sanobines.
38:5.2 (421.1) Al término de este periodo de formación en los mundos seráficos de Salvington, las serafines son movilizadas en los grupos y unidades convencionales de la organización angélica y destinadas a alguna de las constelaciones. No han sido aún comisionadas como espíritus ministrantes, aunque están bien avanzadas en las fases precomisionamiento de la formación angélica.
38:5.3 (421.2) Las serafines se inician como espíritus ministrantes sirviendo como observadoras en los mundos evolutivos más bajos. Tras esta experiencia, vuelven a los mundos asociados de la sede de la constelación a la que están asignadas para comenzar sus estudios avanzados y prepararse más definitivamente para servir en algún sistema local en particular. Al término de esta educación general, son ascendidas al servicio de alguno de los sistemas locales. Nuestras serafines completan su formación en los mundos arquitectónicos vinculados a la capital de algún sistema de Nebadon y son comisionadas como espíritus ministrantes del tiempo.
38:5.4 (421.3) Una vez que han sido comisionadas, las serafines pueden recorrer todo Nebadon, e incluso Orvonton, en sus misiones. Su trabajo en el universo no tiene trabas ni limitaciones. Están estrechamente vinculadas a las criaturas materiales de los mundos y siempre al servicio de los órdenes más bajos de personalidades espirituales; ponen en contacto a estos seres del mundo del espíritu con los mortales de los mundos materiales.
38:6.1 (421.4) Transcurrido el segundo milenio de estancia en la sede seráfica, las serafines se organizan bajo el mando de sus jefas en grupos de doce (12 pares, 24 serafines) y doce de estos grupos constituyen una compañía (144 pares, 288 serafines), dirigida por una líder. Doce compañías, bajo el mando de una comandante, constituyen un batallón (1728 pares o 3456 serafines), y doce batallones, bajo el mando de una directora, forman una unidad seráfica (20 736 pares o 41 472 individuos), mientras que doce unidades, bajo las órdenes de una supervisora, constituyen una legión que suma 248 832 pares o 497 664 individuos. Jesús aludió a uno de estos grupos de ángeles cuando dijo aquella noche en el huerto de Getsemaní: «Puedo ahora mismo pedírselo a mi Padre, y me enviará en el acto más de doce legiones de ángeles».
38:6.2 (421.5) Doce legiones de ángeles forman una hueste compuesta por 2 985 984 pares o 5 971 968 individuos, y doce de esas huestes (35 831 808 pares o 71 663 616 individuos) forman un ejército angélico, la mayor organización operativa de serafines. Una hueste seráfica está comandada por un arcángel u otra personalidad de igual rango, mientras que los ejércitos angélicos son dirigidos por las Brillantes Estrellas Vespertinas o por otros lugartenientes directos de Gabriel. Y Gabriel es el «comandante supremo de los ejércitos del cielo», el jefe ejecutivo del Soberano de Nebadon, «el Señor Dios de las huestes».
38:6.3 (421.6) Aunque sirven bajo la supervisión directa del Espíritu Infinito tal como está personalizado en Salvington, desde el otorgamiento de Miguel en Urantia, las serafines y todos los demás órdenes del universo local han quedado bajo la soberanía del Hijo Maestro. En el momento mismo en que Miguel nació de la carne en Urantia, se emitió en todo Nebadon la difusión del superuniverso que proclamaba: «Y que todas las ángeles lo adoren». Todas las categorías de ángeles están sujetas a su soberanía; forman parte del grupo que ha sido denominado «sus ángeles poderosas».
38:7.1 (422.1) En todas sus dotes esenciales, las querubines y las sanobines son similares a las serafines. Tienen el mismo origen pero no siempre el mismo destino. Son asombrosamente inteligentes, maravillosamente eficientes, conmovedoramente afectuosas y casi humanas. Son el orden más bajo de ángeles y, por lo tanto, los seres más cercanos a los tipos más progresivos de seres humanos de los mundos evolutivos.
38:7.2 (422.2) Las querubines y las sanobines están vinculadas inherentemente, unidas funcionalmente. Unas son personalidades de energía positiva, las otras, de energía negativa. La deflectora a derechas, o ángel cargada positivamente, es la querubín, la personalidad controladora o superior. La deflectora a izquierdas, o ángel cargada negativamente, es la sanobín, el complemento del ser. Las funciones en solitario de ambos tipos de ángeles están muy limitadas, de ahí que sirvan habitualmente en pares. Cuando sirven independientemente de sus directoras seráficas, dependen más que nunca del contacto mutuo y actúan siempre juntas.
38:7.3 (422.3) Las querubines y las sanobines son las auxiliares fieles y eficientes de las ministras seráficas, y los siete órdenes de serafines tienen todos a su disposición a estas asistentes subordinadas. Las querubines y las sanobines sirven por largo tiempo en estas funciones, pero no acompañan a las serafines en sus misiones fuera de los confines del universo local.
38:7.4 (422.4) Las querubines y las sanobines son las trabajadoras de espíritu en el día a día de los mundos individuales de los sistemas. En una misión no personal y en una emergencia, pueden sustituir a un par seráfico, pero no intervienen nunca, ni siquiera temporalmente, como ángeles al cuidado de los seres humanos; ese es un privilegio exclusivamente seráfico.
38:7.5 (422.5) Cuando están destinadas a un planeta, las querubines ingresan en los cursos locales de formación, que incluyen un estudio de las costumbres y los idiomas planetarios. Los espíritus ministrantes del tiempo son todos bilingües, pues hablan el idioma del universo local del que son originarios y el de su superuniverso nativo. En las escuelas de los mundos aprenden otras lenguas. Igual que las serafines y todos los demás órdenes de seres de espíritu, las querubines y las sanobines se esfuerzan continuamente por mejorar. Solo son incapaces de progresar algunos seres como los de menor rango que controlan el poder y la dirección de la energía. Todas las criaturas con volición actual o potencial de personalidad buscan nuevos logros.
38:7.6 (422.6) Las querubines y las sanobines están por naturaleza muy cerca del nivel de existencia de la morontia, y demuestran ser sumamente eficientes en el trabajo fronterizo entre los dominios físico, morontial y espiritual. Estas hijas del Espíritu Madre del universo local están caracterizadas por sus «criaturas cuartas» de forma muy parecida a los Servitales de Havona y las comisiones conciliadoras. Cada cuarta querubín y cada cuarta sanobín son cuasi materiales, con un claro parecido al nivel de existencia de la morontia.
38:7.7 (422.7) Estas criaturas angélicas cuartas son de gran ayuda para las serafines en los aspectos más literales de sus actividades en el universo y en los planetas. Estas querubines de la morontia realizan también muchas tareas fronterizas indispensables en los mundos de formación en la morontia, y son asignadas en gran número al servicio de las Acompañantes de la Morontia. Para las esferas de la morontia son más o menos lo mismo que las criaturas intermedias para los planetas evolutivos. En los mundos habitados estas querubines de la morontia trabajan muchas veces en enlace con las criaturas intermedias. Las querubines y las criaturas intermedias son órdenes de seres claramente distintos. Tienen orígenes dispares, pero muestran una gran similitud de naturaleza y funciones.
38:8.1 (423.1) Las querubines y las sanobines tienen ante sí muchas vías abiertas de servicio progresivo para mejorar de estatus, y este se puede elevar aún más mediante el abrazo de la Ministra Divina. Hay tres grandes clases de querubines y de sanobines en cuanto a potencial evolutivo:
38:8.2 (423.2) 1. Candidatas a la ascensión. Estos seres son, por naturaleza, candidatos al estatus seráfico. Las querubines y las sanobines de este orden son brillantes, aunque no iguales a las serafines en dotación inherente. Sin embargo, a fuerza de experiencia y dedicación, tienen la posibilidad de alcanzar la plena categoría seráfica.
38:8.3 (423.3) 2. Querubines de fase media. Todas las querubines y sanobines no son iguales en potencial de ascensión, y estos seres son creaciones angélicas con limitaciones inherentes. La mayoría seguirán siendo querubines y sanobines, aunque algunas mejor dotadas podrían alcanzar un servicio seráfico limitado.
38:8.4 (423.4) 3. Querubines de la morontia. Estas «criaturas cuartas» de los órdenes angélicos conservan siempre sus características cuasi materiales. Continuarán siendo querubines y sanobines, junto con la mayoría de sus hermanas de fase media, hasta la factualización completa del Ser Supremo.
38:8.5 (423.5) Mientras el segundo y el tercer grupo están algo limitados en potencial de crecimiento, las candidatas a la ascensión pueden alcanzar las alturas del servicio seráfico universal. Muchas de las más experimentadas de estas querubines son adscritas a las guardianas seráficas del destino y situadas así en línea directa para el ascenso al estatus de Maestras de los Mundos Mansión cuando las abandonen sus superioras seráficas. Las guardianas del destino no tienen querubines ni sanobines como ayudantes cuando los mortales a su cargo alcanzan la vida de la morontia. Y cuando otros tipos de serafines evolutivas reciben la autorización para ir a Serafington y al Paraíso, tienen que renunciar a sus antiguas subordinadas al traspasar los confines de Nebadon. Estas querubines y sanobines abandonadas son abrazadas normalmente por el Espíritu Madre del Universo y consiguen así un nivel equivalente al de las Maestras de los Mundos Mansión en el camino de logro del estatus seráfico.
38:8.6 (423.6) Cuando las querubines y sanobines ya abrazadas en su día han servido durante mucho tiempo como Maestras de los Mundos Mansión en las esferas de la morontia, desde la más baja hasta la más alta, y cuando su cuerpo de Salvington está desbordado de miembros, la Radiante Estrella Matutina convoca ante su presencia a estas fieles servidoras de las criaturas del tiempo. Prestan juramento de transformación de la personalidad y, acto seguido, estas querubines y sanobines avanzadas y superiores son abrazadas de nuevo por el Espíritu Madre del Universo en grupos de siete mil. De este segundo abrazo emergen como serafines plenamente desarrolladas. A partir de ese momento se abre para estas querubines y sanobines renacidas la carrera plena y completa de una serafín con todas sus posibilidades paradisiacas. Estas ángeles pueden ser asignadas como guardianas del destino de algún ser mortal, y si el mortal a su cargo logra la supervivencia, habrán adquirido el derecho de avanzar hasta Serafington y los siete círculos de logro seráfico, e incluso hasta el Paraíso y el Cuerpo de la Finalización.
38:9.1 (424.1) Las criaturas intermedias tienen una clasificación triple: están correctamente clasificadas entre los Hijos de Dios ascendentes, están agrupadas factualmente con los órdenes de ciudadanía permanente y están al mismo tiempo incluidas funcionalmente entre los espíritus ministrantes del tiempo por su vinculación íntima y efectiva con las huestes angélicas en el trabajo de servir al hombre mortal en los mundos individuales del espacio.
38:9.2 (424.2) Estas criaturas únicas aparecen en la mayoría de los mundos habitados y se encuentran siempre en los planetas decimales o de experimentación con la vida, como es el caso de Urantia. Los intermedios son de dos tipos —primarios y secundarios— y aparecen mediante las técnicas siguientes:
38:9.3 (424.3) 1. Los intermedios primarios, el grupo más espiritual, son un orden de seres un tanto estandarizado que proviene uniformemente de los miembros del equipo de mortales ascendentes modificados de los Príncipes Planetarios. El número de criaturas intermedias primarias es siempre de cincuenta mil y no hay un grupo mayor en ningún planeta que disfrute de su ministerio.
38:9.4 (424.4) 2. Los intermedios secundarios, el grupo más material de estas criaturas. Su número varía considerablemente en los diferentes mundos, aunque el promedio es de unos cincuenta mil. Provienen de formas diversas de los elevadores biológicos planetarios, los Adanes y las Evas, o de su progenie directa. En los mundos evolutivos del espacio existen no menos de veinticuatro técnicas distintas para dar origen a estas criaturas intermedias secundarias. El modo en que este grupo se originó en Urantia fue insólito y extraordinario.
38:9.5 (424.5) Ninguno de estos grupos es un accidente evolutivo. Ambos son elementos esenciales de los planes predeterminados de los arquitectos del universo, y su oportuna aparición en los mundos en evolución concuerda con los diseños originales y los planes de desarrollo de los Portadores de Vida supervisores.
38:9.6 (424.6) Los intermedios primarios se energizan intelectual y espiritualmente mediante la técnica angélica y son uniformes en estatus intelectual. Los siete espíritus-mente adjutores no se ponen en contacto con ellos. Solo el sexto y el séptimo, el espíritu de adoración y el espíritu de sabiduría, pueden aportar su ministerio al grupo secundario.
38:9.7 (424.7) Los intermedios secundarios están energizados físicamente mediante la técnica adánica, encircuitados espiritualmente por la seráfica y dotados intelectualmente con el tipo de mente de transición de la morontia. Se dividen en cuatro tipos físicos, siete órdenes espirituales y doce niveles de respuesta intelectual al ministerio conjunto de los dos últimos espíritus adjutores y la mente de la morontia. Estas diversidades determinan sus diferencias de actividad y de asignaciones planetarias.
38:9.8 (424.8) Los intermedios primarios se parecen más a las ángeles que a los mortales; los órdenes secundarios son mucho más parecidos a los seres humanos. Ambos grupos se prestan mutuamente una ayuda inestimable en la ejecución de sus múltiples misiones planetarias. Los ministradores primarios pueden conseguir una cooperación de enlace tanto con los controladores de la energía de morontia y espíritu como con los seres que recorren los circuitos de la mente. El grupo secundario solo puede establecer conexiones de trabajo con los controladores físicos y los manipuladores de los circuitos materiales. Pero dado que cada orden de intermedios puede establecer una perfecta sincronía de contacto con el otro, ambos grupos son capaces de utilizar en la práctica toda la gama de energía que se extiende desde el poder físico bruto de los mundos materiales y sube por las fases de transición de las energías del universo hasta las fuerzas más altas de la realidad de espíritu de los dominios celestiales.
38:9.9 (425.1) La brecha entre los mundos materiales y espirituales se salva perfectamente mediante la relación en serie del hombre mortal, el intermedio secundario, el intermedio primario, la querubín de la morontia, la querubín de fase media y la serafín. En la experiencia personal concreta de un mortal, estos diversos niveles están sin duda más o menos unificados y adquieren un significado personal gracias a las operaciones misteriosas y desapercibidas del divino Ajustador del Pensamiento.
38:9.10 (425.2) En los mundos normales los intermedios primarios mantienen su servicio como cuerpo de información y como anfitriones celestiales en nombre del Príncipe Planetario, mientras que los ministradores secundarios continúan su cooperación con el régimen adánico para impulsar la causa de la civilización planetaria progresiva. En caso de defección del Príncipe Planetario y de fracaso del Hijo Material, como ocurrió en Urantia, las criaturas intermedias quedan a cargo del Soberano del Sistema y sirven bajo la directriz del custodio en funciones del planeta. Pero solo hay otros tres mundos en Satania donde estos seres actúan como un solo grupo bajo un liderazgo unificado, como lo hacen los ministradores intermedios unidos de Urantia.
38:9.11 (425.3) El trabajo planetario tanto de los intermedios primarios como de los secundarios es diverso y variado en los numerosos mundos individuales de un universo, pero en los planetas normales y corrientes sus actividades son muy distintas de los deberes que ocupan su tiempo en esferas aisladas como Urantia.
38:9.12 (425.4) Los intermedios primarios son los historiadores planetarios que, desde el momento de la llegada del Príncipe Planetario hasta la edad de luz y vida asentada, elaboran los espectáculos y diseñan las representaciones de la historia planetaria para las exhibiciones de los planetas en los mundos sede del sistema.
38:9.13 (425.5) Los intermedios permanecen durante largos periodos en un mundo habitado, pero si son fieles a su cometido, obtendrán al final con toda seguridad el reconocimiento a su trabajo multisecular por el mantenimiento de la soberanía del Hijo Creador. Serán debidamente recompensados por su paciente ministerio a los mortales materiales de su mundo del tiempo y el espacio. Tarde o temprano todas las criaturas intermedias acreditadas serán incorporadas al colectivo de los Hijos de Dios ascendentes y debidamente iniciadas en la larga aventura de ascenso al Paraíso en compañía de los mismos mortales de origen animal, sus hermanos terrenales, a quienes tan celosamente guardaron y con tanta eficacia sirvieron durante su larga estancia planetaria.
38:9.14 (425.6) [Presentado por un Melquisedec que actúa a petición del jefe de las huestes seráficas de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 39
39:0.1 (426.1) HASTA DONDE alcanza nuestro conocimiento, el Espíritu Infinito, tal como está personalizado en la sede de un universo local, tiene la intención de engendrar serafines uniformemente perfectas, pero por alguna razón desconocida estas descendientes seráficas son muy diversas. Esta diversidad puede ser el resultado de una interposición desconocida de la Deidad experiencial en evolución. Si es así, no podemos probarlo. Lo que sí observamos es que, tras haber superado las pruebas educativas y el periodo de disciplina formativa, las serafines se clasifican clara e indefectiblemente en los siete grupos siguientes:
39:0.2 (426.2) 1. Serafines supremas.
39:0.3 (426.3) 2. Serafines superiores.
39:0.4 (426.4) 3. Serafines supervisoras.
39:0.5 (426.5) 4. Serafines administradoras.
39:0.6 (426.6) 5. Ayudantes planetarias.
39:0.7 (426.7) 6. Ministras de la transición.
39:0.8 (426.8) 7. Serafines del futuro.
39:0.9 (426.9) No sería exacto afirmar que una serafín determinada es inferior a cualquier ángel de otro grupo. Sin embargo, todas las ángeles están limitadas a servir inicialmente en el grupo de su clasificación original e inherente. Manotia, mi asociada seráfica en la preparación de esta exposición, es una serafín suprema y en algún momento solo ejerció funciones de serafín suprema, pero gracias a su diligencia y dedicación ha alcanzado uno a uno los siete niveles de servicio seráfico. Ha trabajado en casi todas las vías de actividad abiertas a una serafín y ahora ocupa el cargo de jefa asociada de las serafines en Urantia.
39:0.10 (426.10) A los seres humanos les cuesta a veces comprender que una capacidad creada para ministrar en un nivel superior no implica necesariamente aptitud para actuar en niveles de servicio relativamente más bajos. El hombre empieza su vida como niño indefenso, y por eso cada logro mortal contiene todas las condiciones experienciales anteriores. Las serafines no tienen esa vida preadulta, no tienen infancia. Sin embargo, son criaturas experienciales y pueden aumentar su dotación inherente y divina de aptitudes por experiencia y mediante una educación adicional, y adquirir así experiencialmente competencia funcional en uno o más de los cometidos seráficos.
39:0.11 (426.11) Después de ser comisionadas, las serafines son destinadas a las reservas de su propio grupo. Las que tienen estatus planetario y administrador sirven a menudo durante largos periodos según su clasificación original, pero cuanto más alto es el nivel de función inherente de las ministradoras angélicas, con más empeño buscan ser asignadas a los órdenes más bajos de servicio en el universo. Desean especialmente ser asignadas a las reservas de las ayudantes planetarias, y si lo consiguen, se inscriben en las escuelas celestiales adscritas a la sede del Príncipe Planetario de algún mundo evolutivo. Allí empiezan a estudiar los idiomas, la historia y los hábitos locales de las razas de la humanidad. Las serafines deben adquirir conocimiento y ganar experiencia de forma muy parecida a como lo hacen los seres humanos. No están muy lejos de vosotros en ciertos atributos de la personalidad. Y todas ellas anhelan empezar desde abajo, en el nivel de ministerio más humilde; así pueden esperar alcanzar el nivel más alto posible de destino experiencial.
39:1.1 (427.1) Estas serafines son el más alto de los siete órdenes revelados de ángeles del universo local. Desempeñan su actividad en siete grupos, cada uno de los cuales está estrechamente vinculado a las ministradoras angélicas del Cuerpo de la Compleción Seráfica.
39:1.2 (427.2) 1. Las ministras de Hijo-Espíritu. El primer grupo de serafines supremas está asignado al servicio de los altos Hijos y de los seres con origen en el Espíritu que residen y actúan en el universo local. Este grupo de ministradoras angélicas sirve también al Hijo del Universo y al Espíritu del Universo y está estrechamente afiliado al cuerpo de información de la Radiante Estrella Matutina, el jefe ejecutivo para el universo de las voluntades unidas del Hijo Creador y el Espíritu Creativo.
39:1.3 (427.3) Al estar asignadas a los altos Hijos y Espíritus, estas serafines están vinculadas naturalmente a los extensos servicios de los Avonales del Paraíso, la descendencia divina del Hijo Eterno y el Espíritu Infinito. En todas sus misiones de magistrado y de otorgamiento, los Avonales del Paraíso están siempre asistidos por este alto y experimentado orden de serafines, que se dedican en tales ocasiones a organizar y administrar el trabajo especial relacionado con la terminación de una dispensación planetaria y la inauguración de una nueva edad. Sin embargo, la tarea de juzgar que podrían conllevar estos cambios de dispensación no les incumbe.
39:1.4 (427.4) Las acompañantes de otorgamientos. Cuando los Avonales del Paraíso, pero no los Hijos Creadores, están en una misión de otorgamiento, siempre llevan con ellos a un cuerpo de 144 acompañantes de otorgamientos. Estas 144 ángeles son las jefas de todas las demás ministras de Hijo-Espíritu que pudieran estar asociadas a una misión de otorgamiento. Podría haber legiones de ángeles bajo el mando de un Hijo de Dios encarnado en un otorgamiento planetario, pero todas esas serafines estarían organizadas y dirigidas por las 144 acompañantes de otorgamientos. Otros órdenes más altos de ángeles, las supernafines y las seconafines, también podrían formar parte de la hueste de acompañamiento, y aunque sus misiones sean distintas de las de las serafines, todas estas actividades estarían coordinadas por las acompañantes de otorgamientos.
39:1.5 (427.5) Estas acompañantes de otorgamientos son serafines de la compleción; todas ellas han atravesado los círculos de Serafington y han logrado llegar al Cuerpo de la Compleción Seráfica. Y además, han sido capacitadas especialmente para enfrentarse a las dificultades y abordar las emergencias asociadas a los otorgamientos de los Hijos de Dios para el avance de los hijos del tiempo. Todas estas serafines han logrado el Paraíso y el abrazo personal de la Segunda Fuente y Centro, el Hijo Eterno
39:1.6 (427.6) Las serafines anhelan igualmente ser destinadas a las misiones de los Hijos encarnados y adscritas como guardianas del destino de los mortales de los mundos. Este último es el pasaporte seráfico más seguro para el Paraíso, mientras que las acompañantes de otorgamientos son las que han conseguido el servicio más alto en el universo local de entre todas las serafines de la compleción que han alcanzado ya el Paraíso.
39:1.7 (428.1) 2. Las asesoras de las cortes. Son las asesoras y ayudantes seráficas adscritas a todos los órdenes de seres con capacidad de sentencia, desde los conciliadores hasta los más altos tribunales del dominio. El propósito de dichos tribunales no es emitir sentencias punitivas sino más bien fallar en las diferencias sinceras de opinión y decretar la eterna supervivencia de los mortales ascendentes. El deber de las asesoras de las cortes consiste en velar por que todos los cargos contra las criaturas mortales se planteen con justicia y se fallen con misericordia. En este trabajo están estrechamente vinculadas a los Altos Comisionados, mortales ascendentes fusionados con el Espíritu que sirven en el universo local.
39:1.8 (428.2) Las asesoras seráficas de las cortes trabajan asiduamente como defensoras de los mortales. No es que exista ninguna tendencia a tratar injustamente a las criaturas humildes de los mundos, pero mientras que la justicia exige que sean juzgadas todas las faltas en el ascenso hacia la perfección divina, la misericordia requiere que cada uno de esos pasos erróneos sea juzgado equitativamente conforme a la naturaleza de la criatura y al propósito divino. Estas ángeles son ejemplo y exponente del elemento de misericordia inherente a la justicia divina: de la equidad basada en el conocimiento de las motivaciones personales y tendencias raciales subyacentes.
39:1.9 (428.3) Las ángeles de este orden asesoran desde los consejos de los Príncipes Planetarios hasta los más altos tribunales del universo local, mientras que sus colegas del Cuerpo de la Compleción Seráfica ejercen su función en los dominios más altos de Orvonton e incluso en las cortes de los Ancianos de los Días de Uversa.
39:1.10 (428.4) 3. Las orientadoras del universo. Son las fieles amigas y consejeras de todas las criaturas ascendentes ya graduadas que se detienen por última vez en Salvington, su universo de origen, cuando están a punto de emprender la aventura como espíritus que les espera en el vasto superuniverso de Orvonton. En ese momento, muchos de los ascendentes tienen un sentimiento que los mortales solo pueden comprender comparándolo con la emoción humana de la nostalgia. Atrás quedan los dominios que consiguieron alcanzar, los mundos que se hicieron familiares tras un largo servicio y el logro en la morontia. Ante ellos se extiende el misterio desafiante de un universo más grande en toda su inmensidad.
39:1.11 (428.5) La labor de las orientadoras del universo consiste en facilitar el paso de los peregrinos ascendentes de los niveles alcanzados a los no alcanzados de servicio en el universo. Ayudan a estos peregrinos a efectuar, en su comprensión de los significados y los valores, los ajustes caleidoscópicos que conlleva el descubrimiento de que un espíritu de primera etapa se encuentra, no en el punto final y culminante del ascenso en la morontia del universo local, sino más bien en el punto más bajo de la larga escala de ascenso espiritual hacia el Padre Universal del Paraíso.
39:1.12 (428.6) Muchas de las graduadas de Serafington, miembros del Cuerpo de la Compleción Seráfica y vinculadas a estas serafines, se dedican a una enseñanza exhaustiva en ciertas escuelas de Salvington encargadas de preparar a las criaturas de Nebadon para las relaciones de la siguiente edad del universo.
39:1.13 (428.7) 4. Las consejeras de enseñanza. Estas ángeles prestan su inestimable asistencia al cuerpo de enseñanza espiritual del universo local. Las consejeras de enseñanza son las secretarias de los maestros de todos los órdenes, desde los Melquisedec y los Maestros Hijos de la Trinidad hasta los mortales de la morontia encargados de ayudar a sus compañeros de especie que se encuentran justo detrás en la escala de la vida ascendente. Veréis por primera vez a estas serafines de enseñanza adjuntas en alguno de los siete mundos mansión que rodean Jerusem.
39:1.14 (428.8) Estas serafines se convierten en adjuntas de los jefes de división de las numerosas instituciones educativas y formativas de los universos locales, y están destinadas en gran número a los cuerpos docentes de los siete mundos de formación de los sistemas locales y de las setenta esferas educativas de las constelaciones. Sus ministraciones descienden hasta los mundos individuales. Incluso los fieles y dedicados maestros del tiempo son asistidos y atendidos con frecuencia por estas consejeras de las serafines supremas.
39:1.15 (429.1) El cuarto otorgamiento como criatura del Hijo Creador se produjo bajo la semejanza de una consejera de enseñanza de las serafines supremas de Nebadon.
39:1.16 (429.2) 5. Las directoras de asignación. Las ángeles que sirven en las esferas evolutivas y arquitectónicas habitadas por criaturas eligen cada cierto tiempo un cuerpo de 144 serafines supremas. Es el consejo angélico más alto de cualquier esfera, y coordina los aspectos autodirigidos de los servicios y destinos seráficos. Estas ángeles presiden todas las asambleas seráficas relacionadas con la línea del deber o el llamamiento a la adoración.
39:1.17 (429.3) 6. Las registradoras. Son las registradoras oficiales de las serafines supremas. Muchas de estas ángeles excelsas nacieron con sus talentos plenamente desarrollados; otras se han cualificado para sus puestos de confianza y responsabilidad por su diligente aplicación al estudio y su fiel cumplimiento de deberes similares en niveles más bajos o de menor responsabilidad.
39:1.18 (429.4) 7. Las ministras no adscritas. Existe un gran número de serafines no adscritas del orden supremo que sirven de forma autodirigida en las esferas arquitectónicas y en los planetas habitados. Estas ministradoras satisfacen voluntariamente las diferencias de demanda para el servicio de las serafines supremas y constituyen así la reserva general de este orden.
39:2.1 (429.5) Las serafines superiores se llaman así, no porque sean cualitativamente superiores a otros órdenes de ángeles en ningún sentido, sino porque están a cargo de las actividades más altas de un universo local. Muchas de las componentes de los dos primeros grupos de este cuerpo seráfico son serafines de logro, ángeles que, después de haber servido en todas las fases de formación, han vuelto a un destino glorificado como directoras de los seres de su clase en las esferas de sus actividades anteriores. Al ser un universo joven, Nebadon no tiene muchas representantes de este orden.
39:2.2 (429.6) Las serafines superiores ejercen su actividad en los siete grupos siguientes:
39:2.3 (429.7) 1. El cuerpo de información. Estas serafines pertenecen al equipo personal de Gabriel, la Radiante Estrella Matutina. Recorren el universo local reuniendo la información de los mundos como guía para Gabriel en los consejos de Nebadon. Son el cuerpo de información de las poderosas huestes que Gabriel tiene a su mando como representante del Hijo Maestro. Estas serafines no están afiliadas de modo directo ni a los sistemas ni a las constelaciones, y su información afluye directamente a Salvington por un circuito continuo, directo e independiente.
39:2.4 (429.8) Los cuerpos de información de los varios universos locales pueden comunicarse entre sí, y de hecho lo hacen, pero solo dentro de un superuniverso dado. Existe un diferencial de energía que segrega efectivamente los asuntos y operaciones de los distintos supergobiernos. Por regla general, un superuniverso solo puede comunicarse con otro superuniverso a través de los recursos y las instalaciones del centro de intercambio de información del Paraíso.
39:2.5 (430.1) 2. La voz de la misericordia. La misericordia es la tónica del servicio seráfico y del ministerio angélico. Por ello es muy apropiado que exista un cuerpo de ángeles que represente de un modo especial la misericordia. Estas serafines son las verdaderas ministradoras de la misericordia en los universos locales. Son las líderes inspiradas que fomentan los impulsos más altos y las emociones más santas de hombres y ángeles. En el presente las directoras de estas legiones son todas serafines de la compleción, que son también guardianas graduadas del destino mortal. Eso significa que cada par angélico ha guiado al menos a un alma de origen animal durante su vida en la carne, ha atravesado después los círculos de Serafington y ha sido incorporado al Cuerpo de la Compleción Seráfica.
39:2.6 (430.2) 3. Las coordinadoras del espíritu. El tercer grupo de serafines superiores tiene su base en Salvington, pero actúa en cualquier lugar del universo local donde su servicio pueda dar fruto. Aunque sus tareas son esencialmente espirituales y sobrepasan por ello la comprensión real de las mentes humanas, quizás podáis captar algo de su ministerio a los mortales si os explicamos que se ha confiado a estas ángeles la tarea de preparar a los ascendentes residentes en Salvington para su última transición en el universo local, desde el nivel más alto de la morontia hasta el estatus de seres de espíritu recién nacidos. Igual que los planificadores de la mente de los mundos mansión ayudan a la criatura superviviente a ajustarse a los potenciales de la mente de la morontia y a utilizarlos con eficacia, estas serafines instruyen en Salvington a los graduados de la morontia sobre las capacidades recién adquiridas de la mente del espíritu. Y sirven a los mortales ascendentes de muchas otras maneras.
39:2.7 (430.3) 4. Las maestras asistentes. Son las ayudantes y adjuntas de sus compañeras serafines, las consejeras de enseñanza. También están relacionadas individualmente con las amplias iniciativas educativas del universo local, especialmente con el programa séptuplo de formación que está en vigor en los mundos mansión de los sistemas locales. Un maravilloso cuerpo de este orden de serafines actúa en Urantia con el propósito de promover y fomentar la causa de la verdad y la rectitud.
39:2.8 (430.4) 5. Las transportadoras. Todos los grupos de espíritus ministrantes tienen su cuerpo de transporte, órdenes angélicos dedicados al ministerio de transportar a aquellas personalidades que no pueden viajar de una esfera a otra por sí mismas. El quinto grupo de las serafines superiores tiene su sede en Salvington y presta sus servicios atravesando el espacio desde y hacia la sede del universo local. Como en otras subdivisiones de las serafines superiores, algunas fueron creadas como tales mientras que otras han ascendido desde grupos más bajos o menos dotados.
39:2.9 (430.5) El «alcance de energía» de las serafines es ampliamente suficiente para los requisitos del universo local e incluso del superuniverso, pero no podrían satisfacer nunca las demandas de energía que conlleva un viaje tan largo como el de Uversa a Havona. Un viaje tan exhaustivo requiere los poderes especiales de una seconafín primaria dotada para el transporte. Las transportadoras recargan energía para el vuelo mientras están en tránsito y recuperan su fuerza personal al final del viaje.
39:2.10 (430.6) Ni siquiera en Salvington poseen los mortales ascendentes formas personales de tránsito. Los ascendentes dependen del transporte seráfico para avanzar de mundo en mundo hasta después del último descanso del sueño en el círculo interior de Havona y el despertar eterno en el Paraíso. Después ya no dependeréis de las ángeles para transportaros de un universo a otro.
39:2.11 (430.7) El proceso de estar enserafinado es parecido a la experiencia de la muerte o del sueño, con la diferencia de que hay un elemento automático de tiempo en el adormecimiento del tránsito. Durante el descanso seráfico estáis conscientemente inconscientes, pero el Ajustador del Pensamiento está plena y totalmente consciente. De hecho, es excepcionalmente eficaz puesto que no podéis oponeros, resistiros ni dificultar de ninguna manera su trabajo creativo y transformador.
39:2.12 (431.1) Cuando estáis enserafinados, dormís durante un tiempo específico y despertáis en el momento establecido. La duración del viaje cuando estáis en el sueño de tránsito es irrelevante. No sois directamente conscientes del paso del tiempo. Es como si os durmierais en un vehículo de transporte en una ciudad y tras descansar toda la noche tranquilamente adormecidos, os despertarais en otra ciudad lejana. Habéis viajado adormecidos, y así voláis por el espacio, enserafinados, mientras descansáis, mientras dormís. El sueño de tránsito lo inducen los Ajustadores y las transportadoras seráficas actuando en enlace.
39:2.13 (431.2) Las ángeles no pueden transportar cuerpos de combustión —de carne y hueso—como los que tenéis ahora, pero pueden transportar todos los demás, desde las formas de morontia más bajas hasta las de espíritu más altas. No intervienen en caso de muerte natural. Cuando termináis vuestra carrera terrenal, vuestro cuerpo se queda en este planeta. Vuestro Ajustador del Pensamiento se dirige al seno del Padre, y estas ángeles no participan directamente en el reensamblaje posterior de vuestra personalidad en el mundo mansión de identificación. Allí, vuestro nuevo cuerpo es una forma de morontia, una forma que se puede enserafinar. «Sembráis un cuerpo mortal» en la tumba; «cosecháis una forma morontial» en los mundos mansión.
39:2.14 (431.3) 6. Las registradoras. Estas personalidades están especialmente dedicadas a recibir, archivar y reenviar los registros de Salvington y sus mundos asociados. Sirven también como registradoras especiales para los grupos residentes de personalidades del superuniverso y otras más altas, y como escribanas de las cortes de Salvington y secretarias de sus dirigentes.
39:2.15 (431.4) Las difusoras —receptoras y emisoras— constituyen una subdivisión especializada de las registradoras seráficas dedicada a enviar registros y diseminar información esencial. Su trabajo es de alto nivel y está tan multicircuitado que 144 000 mensajes pueden atravesar simultáneamente las mismas líneas de energía. Adaptan las técnicas ideográficas más altas de las jefas registradoras superáficas y mediante esos símbolos comunes mantienen contacto recíproco tanto con las coordinadoras de información de las supernafines terciarias como con las coordinadoras glorificadas de información del Cuerpo de la Compleción Seráfica.
39:2.16 (431.5) Las registradoras seráficas del orden superior están así estrechamente conectadas con el cuerpo de información de su propio orden y con todos los registradores de menor rango, mientras que las difusiones les permiten mantener una comunicación constante con las registradoras más altas del superuniverso y, por el mismo canal, con las registradoras de Havona y las depositarias del conocimiento que están en el Paraíso. Muchas integrantes del orden superior de las registradoras son serafines ascendidas desde tareas similares en secciones más bajas del universo.
39:2.17 (431.6) 7. Las reservas. Se mantienen en Salvington grandes reservas de serafines superiores de todo tipo preparadas para su envío instantáneo a los mundos más alejados de Nebadon cuando son requeridas por las directoras de asignación o a petición de los administradores del universo. Las reservas de las serafines superiores proporcionan también mensajeras auxiliares a requerimiento del jefe de las Brillantes Estrellas Vespertinas encargado de la custodia y el envío de todas las comunicaciones personales. Un universo local está plenamente provisto de los medios de intercomunicación adecuados, pero siempre hay un remanente de mensajes que enviar por mensajeros personales.
39:2.18 (432.1) Las reservas básicas para todo el universo local se mantienen en los mundos seráficos de Salvington. Este cuerpo está compuesto por ángeles de todos los tipos y todos los grupos.
39:3.1 (432.2) Este orden polifacético de ángeles del universo está asignado al servicio exclusivo de las constelaciones. Estas expertas ministradoras tienen su sede en las capitales de las constelaciones, pero ejercen su actividad en todo Nebadon en beneficio de los mundos a los que están asignadas.
39:3.2 (432.3) 1. Las asistentes supervisoras. El primer orden de serafines supervisoras está asignado al trabajo colectivo de los Padres de las Constelaciones y son las ayudantes siempre eficaces de los Altísimos. Estas serafines se dedican principalmente a unificar y estabilizar toda una constelación.
39:3.3 (432.4) 2. Las pronosticadoras de la ley. El fundamento intelectual de la justicia es la ley y, en un universo local, la ley se origina en las asambleas legislativas de las constelaciones. Estos cuerpos deliberantes codifican y promulgan formalmente las leyes básicas de Nebadon, leyes diseñadas para establecer en toda una constelación la máxima coordinación compatible con la política fijada de no vulnerar el libre albedrío moral de las criaturas personales. El segundo orden de serafines supervisoras tiene el cometido de presentar ante los legisladores de la constelación una estimación sobre cómo afectaría un decreto propuesto a la vida de las criaturas de libre albedrío. Están bien cualificadas para realizar este servicio en virtud de su larga experiencia en los sistemas locales y en los mundos habitados. Estas serafines no buscan favores especiales para un grupo u otro, sino que comparecen ante los legisladores celestiales para hablar en nombre de aquellos que no pueden estar presentes para hablar por sí mismos. Incluso el hombre mortal puede contribuir a la evolución de la ley del universo, pues estas mismas serafines retratan con fidelidad y plenitud, no necesariamente los deseos pasajeros y conscientes del hombre, sino más bien los auténticos anhelos del hombre interior, del alma de morontia en evolución del mortal material de los mundos del espacio.
39:3.4 (432.5) 3. Las arquitectas sociales. Desde los planetas individuales hasta los mundos de formación en la morontia, estas serafines trabajan para mejorar todos los contactos sociales sinceros y para promover la evolución social de las criaturas del universo. Son las ángeles que intentan despojar a las asociaciones de seres inteligentes de toda artificialidad, al tiempo que se esfuerzan por facilitar la interasociación de las criaturas con voluntad sobre la base de una verdadera comprensión de sí mismas y un auténtico aprecio mutuo.
39:3.5 (432.6) Las arquitectas sociales hacen todo lo que está dentro de su campo y sus poderes para reunir a individuos compatibles, capaces de constituir grupos de trabajo eficientes y bien avenidos en la tierra. A veces esos grupos vuelven a asociarse en los mundos mansión para continuar su fructífero servicio. Pero estas serafines no siempre logran su propósito; no siempre son capaces de reunir a los que podrían formar el grupo ideal para alcanzar un objetivo dado o realizar una tarea determinada. En esos casos tienen que utilizar el mejor material disponible.
39:3.6 (432.7) Estas ángeles continúan su ministerio en los mundos mansión y en mundos más altos de la morontia. Se ocupan de cualquier actividad relacionada con el progreso en los mundos de la morontia que involucre a tres o más personas. Se considera que dos seres pueden operar sobre la base del emparejamiento, la complementariedad o la asociación, pero cuando tres o más se agrupan para servir, constituyen un problema social y caen por lo tanto bajo la jurisdicción de las arquitectas sociales. Estas eficientes serafines están organizadas en setenta divisiones en Edentia, y estas divisiones aportan su ministerio a los setenta mundos de progreso de la morontia que circundan la esfera sede.
39:3.7 (433.1) 4. Las sensibilizadoras éticas. Estas serafines tienen la misión de fomentar y promover en las criaturas el aprecio por la moralidad de las relaciones interpersonales, pues esa es la semilla y el secreto del crecimiento continuado y útil de sociedades y gobiernos humanos o sobrehumanos. Estas promotoras del aprecio ético actúan en todo lugar donde puedan dar servicio, como consejeras voluntarias de los regidores planetarios y como maestras de intercambio en los mundos de formación del sistema. Sin embargo, no estaréis bajo su entera dirección hasta que lleguéis a las escuelas de hermandad de Edentia, donde avivarán vuestro aprecio por las mismas verdades de fraternidad que en ese momento estaréis explorando con tanto afán en la experiencia misma de vivir con los univitatia en los laboratorios sociales de Edentia, los setenta satélites de la capital de Norlatiadek.
39:3.8 (433.2) 5. Las transportadoras. Las serafines supervisoras del quinto grupo trabajan como transportadoras de las personalidades, trayendo y llevando seres entre las sedes de las constelaciones. Mientras vuelan de una esfera a otra, estas serafines de transporte son plenamente conscientes de su velocidad, dirección y paradero astronómico. No atraviesan el espacio como lo haría un proyectil inanimado. Pueden volar por el espacio en trayectorias cercanas sin el menor riesgo de colisión. Son perfectamente capaces de variar la velocidad y la dirección del vuelo, incluso de cambiar de destino si así se lo ordenan sus directores en cualquier cruce espacial de los circuitos de información del universo.
39:3.9 (433.3) Estas personalidades de tránsito están organizadas de forma que pueden utilizar simultáneamente las tres líneas de energía distribuidas universalmente, cada una de las cuales tiene una velocidad espacial neta de 299 790 kilómetros por segundo. Estas transportadoras son por lo tanto capaces de superponer la velocidad de la energía a la velocidad del poder hasta alcanzar en sus viajes largos una velocidad media comprendida entre 893 000 y casi 900 000 kilómetros por segundo de vuestro tiempo. La velocidad está afectada por la masa y proximidad de la materia vecina, y por la intensidad y dirección de los principales circuitos cercanos de poder del universo. Existen numerosos tipos de seres similares a las serafines capaces de atravesar el espacio y también capaces de transportar a otros seres que hayan sido debidamente preparados para ello.
39:3.10 (433.4) 6. Las registradoras. Las serafines supervisoras del sexto orden actúan como registradoras especiales de los asuntos de la constelación. Un cuerpo numeroso y eficiente de este orden ejerce su actividad en Edentia, la sede de la constelación de Norlatiadek a la que pertenecen vuestro sistema y vuestro planeta.
39:3.11 (433.5) 7. Las reservas. Se mantienen reservas generales de serafines supervisoras en las sedes de las constelaciones. Estas reservistas angélicas no están inactivas en ningún sentido; muchas sirven como auxiliares mensajeras de los gobernantes de las constelaciones; otras están adscritas en Salvington a las reservas de los Vorondadek no asignados; otras pueden incluso ser destinadas al servicio de los Hijos Vorondadek en misiones especiales, como el observador Vorondadek, y a veces regente Altísimo, de Urantia.
39:4.1 (434.1) El cuarto orden de serafines está asignado a las tareas administrativas de los sistemas locales. Son oriundas de las capitales de los sistemas pero están emplazadas en gran número en las esferas mansión y de la morontia, y en los mundos habitados. Las serafines de cuarto orden están dotadas por naturaleza de una aptitud administrativa poco común. Son las asistentes expertas de los directores de las divisiones inferiores del gobierno del universo de un Hijo Creador, y se dedican principalmente a los asuntos de los sistemas locales y sus mundos integrantes. Se organizan para el servicio como sigue:
39:4.2 (434.2) 1. Las asistentes administrativas. Estas competentes serafines son las auxiliares directas de un Soberano de Sistema, un Hijo Lanonandek primario. Su ayuda es inestimable en la ejecución de los intrincados detalles del trabajo ejecutivo de la sede del sistema. Sirven también como agentes personales de los regidores del sistema, y viajan de acá para allá en gran número a los varios mundos de transición y a los planetas habitados en los que llevan a cabo muchos cometidos por el bienestar del sistema y los intereses físicos y biológicos de sus mundos habitados.
39:4.3 (434.3) Estas mismas administradoras seráficas también están adscritas a los gobiernos de los regidores de los mundos, los Príncipes Planetarios. La mayoría de los planetas de un universo dado está bajo la jurisdicción de un Hijo Lanonandek secundario, pero en ciertos mundos como Urantia se ha malogrado el plan divino. En caso de defección de un Príncipe Planetario, estas serafines quedan adscritas a los síndicos Melquisedec y sus sucesores en la autoridad planetaria. El presente regidor en funciones de Urantia está asistido por un cuerpo de mil miembros de este polifacético orden de serafines.
39:4.4 (434.4) 2. Las guías de la justicia. Son las ángeles que presentan el resumen de las pruebas relacionadas con el bienestar eterno de hombres y ángeles cuando estos asuntos se presentan a juicio en los tribunales de un sistema o un planeta. Preparan las declaraciones para todas las audiencias preliminares en las que esté implicada la supervivencia de los mortales, declaraciones que se llevan posteriormente, junto con los registros de dichos casos, a los tribunales más altos del universo y el superuniverso. La defensa de todos los casos de supervivencia dudosa la preparan estas serafines, que poseen una comprensión perfecta de todos los detalles y características de cada uno de los cargos que figuran en las acusaciones formuladas por los administradores de justicia del universo.
39:4.5 (434.5) No es misión de estas ángeles oponerse a la justicia ni retrasarla, sino más bien asegurar que se imparta con generosa misericordia y en equidad una justicia sin errores a todas las criaturas. Estas serafines ejercen a menudo sus funciones en los mundos locales, donde suelen presentarse ante los tríos arbitrales de las comisiones conciliadoras, las cortes para los malentendidos menores. Muchas ángeles que sirvieron alguna vez como guías de la justicia en dominios más bajos, aparecen después como Voces de la Misericordia en esferas más altas y en Salvington.
39:4.6 (434.6) En la rebelión de Lucifer en Satania se perdieron muy pocas guías de la justicia, pero más de la cuarta parte de las otras serafines administradoras y de los órdenes más bajos de ministras seráficas fueron inducidas a error y engañadas por las sofisterías de la libertad personal desenfrenada.
39:4.7 (434.7) 3. Las intérpretes de la ciudadanía cósmica. Cuando los mortales ascendentes han terminado su formación en los mundos mansión, su primer aprendizaje como estudiantes en la carrera del universo, se les permite disfrutar de las satisfacciones pasajeras de una madurez relativa: la ciudadanía en la capital del sistema. Aunque el hecho de alcanzar cada meta ascendente constituye un logro objetivo, en un sentido más amplio esas metas solo son hitos en la larga senda de ascenso al Paraíso. Pero por muy relativos que puedan ser esos éxitos, a ninguna criatura evolutiva se le niega nunca la satisfacción plena, aunque pasajera, de haber alcanzado una meta. De tiempo en tiempo hay una pausa en el ascenso al Paraíso, una breve temporada de respiro durante la cual los horizontes del universo permanecen inmóviles, el estatus de la criatura es estacionario y la personalidad saborea el dulzor de haber alcanzado una meta.
39:4.8 (435.1) El primero de estos periodos en la carrera de un mortal ascendente tiene lugar en la capital de un sistema local. Durante esa pausa, y como ciudadanos de Jerusem, intentaréis expresar en vuestra vida de criaturas las cosas que habréis adquirido durante las ocho experiencias de vida anteriores, que comprenden Urantia y los siete mundos mansión.
39:4.9 (435.2) Las intérpretes seráficas de la ciudadanía cósmica guían a los nuevos ciudadanos de las capitales de los sistemas y estimulan su valoración de las responsabilidades del gobierno del universo. Estas serafines están también estrechamente vinculadas a los Hijos Materiales en la administración del sistema, en tanto que describen la responsabilidad y la moralidad de la ciudadanía cósmica a los mortales materiales de los mundos habitados.
39:4.10 (435.3) 4. Las avivadoras de la moralidad. En los mundos mansión empezáis a aprender el gobierno de vosotros mismos en beneficio de todos los interesados. Vuestra mente aprende a cooperar, aprende a hacer planes con otros seres más sabios. En la sede del sistema, las maestras seráficas avivarán aún más vuestra valoración de la moralidad cósmica, de las interacciones entre libertad y lealtad.
39:4.11 (435.4) ¿Qué es la lealtad? Es el fruto de un aprecio inteligente por la hermandad del universo; no se puede recibir tanto y no dar nada. A medida que ascendéis por la escala de la personalidad, aprendéis primero a ser leales, después a amar, después a ser filiales, y entonces podréis ser libres. Pero hasta que seáis finalitarios, hasta que hayáis alcanzado la perfección de la lealtad, no podréis hacer realidad por vosotros mismos el carácter final de la libertad.
39:4.12 (435.5) Estas serafines enseñan el valor de la paciencia: que el estancamiento es muerte segura, pero que el crecimiento demasiado rápido es igualmente suicida; que igual que una gota de agua cae desde un nivel más alto a otro más bajo y, fluyendo hacia adelante, sigue descendiendo en una sucesión de pequeñas caídas, así es el progreso hacia arriba en los mundos de la morontia y del espíritu, igual de lento y por etapas graduales.
39:4.13 (435.6) Las avivadoras de la moralidad describen a los mundos habitados la vida del mortal como una cadena ininterrumpida de muchos eslabones. Vuestra breve estancia en Urantia, en esta esfera de infancia de los mortales, es solo un eslabón, el primerísimo de la larga cadena que ha de extenderse a través de los universos y a lo largo de las edades eternas. Lo importante no es tanto lo que se aprende en esta primera vida sino la experiencia de vivirla. Incluso el trabajo en este mundo, aunque primordial, no es ni mucho menos tan importante como la manera de hacerlo. No hay recompensa material para el recto vivir, pero hay una satisfacción profunda —una consciencia de logro— que trasciende toda recompensa material concebible.
39:4.14 (435.7) Las llaves del reino de los cielos son: sinceridad, más sinceridad y más sinceridad. Todos los hombres tienen esas llaves. Los hombres las usan —avanzan en estatus de espíritu— mediante decisiones, más decisiones y más decisiones. La elección moral más alta es la del valor más alto posible, y esta es siempre —en cualquier esfera y en todas ellas— hacer la voluntad de Dios. Si el hombre elige hacerla, es grande, aunque sea el ciudadano más humilde de Jerusem, o incluso el más pequeño de los mortales de Urantia.
39:4.15 (436.1) 5. Las transportadoras. Son las serafines de transporte que ejercen su función en los sistemas locales. En Satania, vuestro sistema, llevan y traen pasajeros desde y hasta Jerusem, y sirven además como transportadoras interplanetarias. Raro es el día en que una serafín de transporte de Satania no deposite a algún visitante estudiante o a algún otro viajero de naturaleza de espíritu o de semiespíritu en las orillas de Urantia. Estas mismas atravesadoras del espacio os transportarán algún día entre los varios mundos del grupo sede del sistema, y cuando hayáis terminado vuestra tarea en Jerusem, os harán avanzar hasta Edentia. Pero en ningún caso os llevarán de vuelta al mundo de vuestro origen humano. Un mortal no vuelve nunca a su planeta nativo durante la dispensación de su existencia temporal, y si volviera durante una dispensación posterior, estaría acompañado por una serafín de transporte perteneciente al grupo de la sede del universo.
39:4.16 (436.2) 6. Las registradoras. Estas serafines son las encargadas de los registros triples de los sistemas locales. El templo de los registros de una capital de sistema es una estructura única: un tercio es material, construido con metales y cristales luminosos, un tercio es morontial, fabricado con el enlace de la energía espiritual y la material, pero fuera del alcance de la visión del mortal, y un tercio es espiritual. Las registradoras de este orden dirigen y mantienen este triple sistema de registros. Los mortales ascendentes consultarán al principio los archivos materiales, los Hijos Materiales y los seres de transición más altos consultan los de las salas de la morontia, mientras que las serafines y las personalidades de espíritu más altas del dominio examinan los registros de la sección de espíritu.
39:4.17 (436.3) 7. Las reservas. El cuerpo de reserva de las serafines administradoras de Jerusem pasa gran parte de su tiempo de espera conversando como compañeras de espíritu con los mortales ascendentes recién llegados de los diversos mundos del sistema, los graduados acreditados de los mundos mansión. Una de las delicias de vuestra estancia en Jerusem será hablar y pasar el rato, en los periodos de descanso, con estas serafines del cuerpo de reserva que tanto han viajado y tanta experiencia tienen.
39:4.18 (436.4) Este tipo de relaciones amistosas son las que hacen que los mortales ascendentes se encariñen tanto con la capital de un sistema. En Jerusem encontraréis entremezclados por primera vez a los Hijos Materiales, las ángeles y los peregrinos ascendentes. Allí fraternizan seres totalmente espirituales y semiespirituales con individuos recién salidos de la existencia material. Las formas de los mortales están allí tan modificadas y el campo humano de reacción a la luz se ha ampliado de tal manera, que todos son capaces de disfrutar del reconocimiento mutuo y la comprensión cordial de sus distintas personalidades.
39:5.1 (436.5) Estas serafines mantienen sus sedes en las capitales de sistema y, aunque estrechamente vinculadas a los ciudadanos adánicos residentes, están asignadas principalmente al servicio de los Adanes Planetarios, los elevadores biológicos o físicos de las razas materiales de los mundos evolutivos. El trabajo de ministerio de las ángeles adquiere cada vez más interés a medida que se acerca a los mundos habitados, a medida que se acerca a los problemas reales de los hombres y mujeres del tiempo que se están preparando para intentar lograr la meta de la eternidad.
39:5.2 (437.1) En Urantia la mayoría de las ayudantes planetarias fueron retiradas al derrumbarse el régimen adánico, y la supervisión seráfica de vuestro mundo recayó en mayor medida en las administradoras, las ministras de la transición y las guardianas del destino. Sin embargo, las auxiliares seráficas de vuestros Hijos Materiales incumplidores siguen destinadas en Urantia en los grupos siguientes:
39:5.3 (437.2) 1. Las voces del Jardín. Cuando el curso planetario de la evolución humana está alcanzando su nivel biológico más alto, aparecen siempre los Hijos y las Hijas Materiales, los Adanes y las Evas, para impulsar la evolución ulterior de las razas mediante la contribución efectiva de su plasma superior de vida. La sede planetaria de dichos Adanes y Evas se denomina habitualmente Jardín del Edén, y sus serafines personales suelen ser conocidas como las «voces del Jardín». Estas serafines prestan un servicio inestimable a los Adanes Planetarios en todos sus proyectos de elevación física e intelectual de las razas evolutivas. Tras la falta adánica en Urantia, se dejó en el planeta a algunas de estas serafines y se asignaron a los sucesores de Adán en autoridad.
39:5.4 (437.3) 2. Los espíritus de la hermandad. Parece evidente que cuando un Adán y una Eva llegan a un mundo evolutivo, la tarea de conseguir armonía racial y cooperación social entre sus diversas razas es de proporciones considerables. Estas razas de colores diferentes y naturalezas variadas rara vez acogen bien el plan de hermandad humana. Estos hombres primitivos solo llegan a reconocer la sabiduría de la interasociación pacífica como resultado de una experiencia humana madura y gracias al ministerio fiel de los espíritus seráficos de la hermandad. Sin el trabajo de estas serafines, los esfuerzos de los Hijos Materiales por armonizar y hacer avanzar a las razas de un mundo en evolución se retrasarían enormemente. Y si vuestro Adán hubiera cumplido el plan original para el avance de Urantia, estos espíritus de hermandad ya habrían realizado a estas alturas transformaciones increíbles en la raza humana. En vista de la falta adánica, es verdaderamente sorprendente que estos órdenes seráficos hayan podido promover y hacer realidad incluso el grado de hermandad que tenéis ahora en Urantia.
39:5.5 (437.4) 3. Las almas de la paz. Los primeros milenios de los esfuerzos ascendentes de los hombres evolutivos están marcados por muchas luchas. La paz no es el estado natural de los dominios materiales. Los mundos hacen realidad por primera vez «la paz en la tierra y la buena voluntad entre los hombres» gracias al ministerio de las almas seráficas de la paz. Aunque en Urantia los primeros esfuerzos de estas ángeles se frustraron en gran medida, Vevona, la jefa de las almas de la paz en tiempos de Adán, siguió destinada en Urantia y está adscrita ahora al equipo del gobernador general residente. Fue esta misma Vevona quien, como líder de las huestes angélicas, proclamó a los mundos cuando nació Miguel: «Gloria a Dios en Havona, y en la tierra paz y buena voluntad entre los hombres».
39:5.6 (437.5) En las épocas más avanzadas de la evolución planetaria, estas serafines desempeñan un papel crucial en la sustitución de la idea de la expiación por el concepto de la armonización con lo divino como filosofía de supervivencia de los mortales.
39:5.7 (437.6) 4. Los espíritus de la confianza. La desconfianza es la reacción inherente de los hombres primitivos; las luchas por la supervivencia de las primeras edades no generan confianza de forma natural. La confianza es una nueva adquisición humana fruto del ministerio de estas serafines planetarias del régimen adánico. Su misión es inculcar confianza en la mente de los hombres en evolución. Los Dioses son muy confiados; el Padre Universal está dispuesto a confiarse sin reservas —en el Ajustador— a la asociación con el hombre.
39:5.8 (438.1) Todo este grupo de serafines fue transferido al nuevo régimen tras el malogro adánico y han seguido trabajando en Urantia desde entonces. Y no han fracasado del todo, puesto que está evolucionando ahora una civilización que ha hecho suyos muchos de sus ideales de confianza y fiabilidad.
39:5.9 (438.2) En las edades planetarias más avanzadas, estas serafines enseñan al hombre a apreciar mejor el valor de la incertidumbre como el verdadero secreto de una continuidad satisfactoria. Ayudan a los filósofos mortales a darse cuenta de que, cuando la ignorancia es esencial para el éxito, sería un error colosal que la criatura conociera el futuro. Acrecientan el gusto del hombre por el dulzor de la incertidumbre, por el romanticismo y el encanto de un futuro impreciso y desconocido.
39:5.10 (438.3) 5. Las transportadoras. Las transportadoras planetarias sirven a los mundos individuales. La mayoría de los seres enserafinados que llegan a este planeta están en tránsito; solo hacen escala; están bajo la custodia de sus propias transportadoras seráficas especiales. Sin embargo, hay un gran número de estas serafines emplazadas en Urantia. Son las personalidades de transporte que operan desde los planetas locales, por ejemplo de Urantia a Jerusem.
39:5.11 (438.4) Vuestra idea convencional sobre las ángeles tiene el siguiente origen: en los momentos inmediatamente anteriores a la muerte física, se produce a veces un fenómeno reflectante en la mente humana, y esta consciencia que se apaga parece visualizar algo de la forma de la ángel acompañante. Esto se traduce inmediatamente en términos del concepto habitual de las ángeles que tiene la mente de ese individuo.
39:5.12 (438.5) La idea errónea de que las ángeles poseen alas no se debe enteramente a las antiguas nociones de que debían tener alas para volar por los aires. Algunas veces se ha permitido a seres humanos observar a serafines que estaban siendo preparadas para un servicio de transporte, y las tradiciones de esas experiencias han influido considerablemente en el concepto urantiano de las ángeles. Al observar cómo es preparada una serafín de transporte para recibir a un pasajero en viaje interplanetario, se puede ver lo que parecen dobles juegos de alas que se extienden de la cabeza a los pies de la ángel. Esas alas son en realidad aisladores de energía, escudos antifricción.
39:5.13 (438.6) Cuando los seres celestiales han de ser enserafinados para su traslado de un mundo a otro, son traídos a la sede de la esfera y, tras el debido registro, se les provoca el sueño del tránsito. Mientras tanto, la serafín de transporte se coloca en posición horizontal directamente encima del polo de energía del universo del planeta. Con los escudos de energía abiertos de par en par, las asistentes seráficas de servicio depositan hábilmente a la personalidad dormida directamente encima de la ángel transportadora. Luego se cierran y ajustan cuidadosamente los pares de escudos superiores e inferiores.
39:5.14 (438.7) Entonces, bajo la influencia de los transformadores y los transmisores, empieza una extraña metamorfosis al tiempo que se prepara a la serafín para lanzarse a las corrientes de energía de los circuitos del universo. La apariencia exterior de la serafín se vuelve puntiaguda en ambos extremos, y queda tan envuelta en una rara luz de tonalidad ámbar que muy pronto se hace imposible distinguir a la personalidad enserafinada. Cuando todo está a punto para la partida, el jefe de transporte inspecciona el carruaje de vida, hace el examen de rutina para comprobar si la ángel está correctamente encircuitada y anuncia luego que el viajero está debidamente enserafinado, que las energías están ajustadas, que la ángel está aislada y que todo está a punto para el destello de salida. A continuación ocupan sus puestos dos controladores mecánicos. Para ese momento, la serafín de transporte se ha convertido en una vibrante silueta casi transparente con forma de torpedo resplandeciente de luz. Entonces el expedidor de transportes del mundo convoca a las baterías auxiliares de transmisores vivos de energía, normalmente mil. Y al tiempo que anuncia el destino del transporte, se estira y toca el punto más cercano del carruaje seráfico, que sale disparado a la velocidad del rayo dejando una estela de luminosidad celestial hasta donde se extiende la envoltura atmosférica planetaria. En menos de diez minutos se pierde de vista el maravilloso espectáculo, incluso para la visión reforzada de las serafines.
39:5.15 (439.1) Los informes espaciales planetarios se reciben a mediodía en el meridiano de la sede espiritual designada, en cambio las transportadoras son enviadas a medianoche desde ese mismo lugar. Es el momento más favorable para partir y la hora normal cuando no se especifica otra.
39:5.16 (439.2) 6. Las registradoras. Son las depositarias de los asuntos principales del planeta en su funcionamiento como parte del sistema y su relación con el gobierno del universo. Su trabajo consiste en registrar los asuntos planetarios pero no se ocupan de cuestiones relacionadas con la vida y la existencia a nivel individual.
39:5.17 (439.3) 7. Las reservas. El cuerpo de reserva de serafines planetarias de Satania se mantiene en Jerusem en estrecha asociación con las reservas de los Hijos Materiales. Estas numerosas reservas aseguran plenamente todos los aspectos de las múltiples actividades de este orden seráfico. Estas ángeles son también las mensajeras personales de los sistemas locales. Sirven a los mortales de transición, a las ángeles y a los Hijos Materiales, así como a otros seres domiciliados en la sede del sistema. Aunque Urantia está en el presente fuera de los circuitos espirituales de Satania y Norlatiadek, no habéis perdido el contacto íntimo con los asuntos interplanetarios, pues estas mensajeras de Jerusem vienen con frecuencia a este mundo igual que a todas las demás esferas del sistema.
39:6.1 (439.4) Como su nombre indica, las serafines del ministerio de transición sirven dondequiera que puedan contribuir a la transición de la criatura del estado material al espiritual. El servicio de estas ángeles se extiende desde los mundos habitados hasta las capitales de los sistemas, pero las que están ahora en Satania concentran sus esfuerzos en la educación de los mortales supervivientes de los siete mundos mansión. Este ministerio se diversifica con arreglo a los siete órdenes de asignación siguientes:
39:6.2 (439.5) 1. Evangelistas seráficas.
39:6.3 (439.6) 2. Intérpretes raciales.
39:6.4 (439.7) 3. Planificadoras de la mente.
39:6.5 (439.8) 4. Consejeras de la morontia.
39:6.6 (439.9) 5. Técnicas.
39:6.7 (439.10) 6. Maestras-registradoras.
39:6.8 (439.11) 7. Reservas ministrantes.
39:6.9 (439.12) Aprenderéis más cosas sobre estas ministradoras seráficas de los ascendentes en transición en las narraciones que tratan sobre los mundos mansión y la vida de la morontia.
39:7.1 (440.1) Estas ángeles solo ejercen abundantemente su ministerio en los mundos más antiguos y en los planetas más avanzados de Nebadon. Muchas se mantienen de reserva en los mundos seráficos cercanos a Salvington, donde se ocupan de cuestiones relacionadas con el futuro amanecer de la edad de luz y vida en Nebadon. La función de estas serafines sí guarda relación con la carrera de los mortales ascendentes, aunque se dedican casi exclusivamente a los mortales que sobreviven mediante alguno de los órdenes modificados de ascensión.
39:7.2 (440.2) Dado que estas ángeles no se ocupan ahora directamente ni de Urantia ni de los urantianos, nos abstendremos de describir sus fascinantes actividades.
39:8.1 (440.3) Las serafines son originarias de los universos locales y algunas logran su destino de servicio en esos mismos dominios donde han nacido. Con la ayuda y el consejo de los arcángeles más experimentados, algunas serafines pueden ser elevadas a la ensalzada función de Brillantes Estrellas Vespertinas, mientras que otras alcanzan el estatus y el servicio de los seres no revelados de igual rango que las Estrellas Vespertinas. También pueden intentar otras aventuras en su destino en el universo local, pero Serafington seguirá siendo siempre la meta eterna de todas las ángeles. Serafington es el umbral angélico para alcanzar el Paraíso y llegar hasta la Deidad, la esfera de transición entre el ministerio del tiempo y el servicio excelso de la eternidad.
39:8.2 (440.4) Las serafines pueden alcanzar el Paraíso por muchas vías —cientos de ellas— pero las más importantes, tal como se expone en estas narraciones, son las siguientes:
39:8.3 (440.5) 1. Ser admitida a título personal en la morada seráfica del Paraíso por haber conseguido la perfección en un servicio especializado como artesana celestial, Asesora Técnica o Registradora Celestial. Convertirse en Acompañante del Paraíso y, tras haber alcanzado así el centro de todas las cosas, llegar a ser quizás ministra y asesora eterna de los órdenes seráficos y otros.
39:8.4 (440.6) 2. Ser convocada a Serafington. Bajo ciertas condiciones las serafines son llamadas a comparecer en lo alto; en otras circunstancias las ángeles consiguen a veces llegar al Paraíso en mucho menos tiempo que los mortales. Pero por muy capacitado que esté, un par seráfico no puede iniciar su partida hacia Serafington ni hacia ningún otro lugar. Solo las guardianas del destino que han tenido éxito pueden tener la seguridad de seguir hacia el Paraíso por una senda progresiva de ascenso evolutivo. Todas las demás deben esperar pacientemente la llegada de los mensajeros paradisiacos de las supernafines terciarias con la orden de comparecer en lo alto.
39:8.5 (440.7) 3. Alcanzar el Paraíso por la técnica evolutiva de los mortales. La elección suprema de las serafines en la carrera del tiempo es el puesto de ángel guardiana a fin de poder acceder a la carrera de la finalización y cualificarse para ser destinadas a las esferas eternas de servicio seráfico. Estas guías personales de los hijos del tiempo se llaman guardianas del destino, lo que significa que custodian a las criaturas mortales en la senda del destino divino y que al hacerlo están determinando su propio alto destino.
39:8.6 (440.8) Las guardianas del destino son seleccionadas de entre las personalidades angélicas más experimentadas de todos los órdenes de serafines que se han cualificado para este servicio. Todos los mortales supervivientes destinados a fusionarse con el Ajustador tienen guardianas temporales asignadas, y estas compañeras pueden quedar adscritas de forma permanente cuando los supervivientes mortales alcanzan el desarrollo intelectual y espiritual requerido. Antes de que los ascendentes mortales dejen los mundos mansión, todos tienen compañeras seráficas permanentes. Este grupo de espíritus ministrantes se describirá en las narraciones sobre Urantia.
39:8.7 (441.1) Las ángeles no pueden llegar a Dios desde el nivel humano de origen, pues son creadas un «poco más altas que vosotros». Pero, aunque no puedan de ninguna manera empezar desde el fondo, desde el punto espiritualmente más bajo de la existencia mortal, se ha dispuesto sabiamente que puedan descender hasta los que empiezan desde abajo del todo y conducir a esas criaturas, paso a paso, mundo a mundo, hasta los portales de Havona. Cuando los mortales ascendentes salen de Uversa para empezar los círculos de Havona, las guardianas que estuvieron vinculadas a ellos después de su vida en la carne se despiden temporalmente de sus compañeros peregrinos y se dirigen hacia Serafington, el destino angélico del gran universo. Allí intentarán alcanzar, y alcanzarán sin duda, los siete círculos de luz seráfica.
39:8.8 (441.2) Muchas de las serafines asignadas como guardianas del destino durante la vida material, aunque no todas, acompañan a sus compañeros mortales a través de los círculos de Havona, mientras que algunas otras serafines pasan a través de los circuitos del universo central de forma totalmente distinta a la del ascenso de los mortales. Pero sea cual sea la ruta de ascenso, todas las serafines evolutivas atraviesan Serafington, y la mayoría pasa por esta experiencia en vez de pasar por los circuitos de Havona.
39:8.9 (441.3) Serafington es la esfera de destino de las ángeles y su consecución de ese mundo es muy diferente a las experiencias de los peregrinos mortales en Ascendington. Las ángeles no están absolutamente seguras de su futuro eterno hasta que alcanzan Serafington. No se conoce ningún caso de ángel que se haya descarriado después de llegar a Serafington; el pecado no encontrará nunca lugar en el corazón de una serafín de la compleción.
39:8.10 (441.4) Las graduadas de Serafington reciben distintas asignaciones: las guardianas del destino con experiencia en los círculos de Havona entran generalmente en el Cuerpo de Finalitarios Mortales. Otras guardianas, tras superar sus pruebas de clasificación en Havona, suelen reunirse con sus compañeros mortales en el Paraíso, y algunas se convierten en compañeras perpetuas de los finalitarios mortales, mientras que otras entran en los diversos cuerpos de finalitarios no mortales y muchas se incorporan al Cuerpo de la Compleción Seráfica.
39:9.1 (441.5) Después de alcanzar al Padre de los espíritus y de ser admitidas en el servicio seráfico de la compleción, las ángeles son destinadas a veces al ministerio de los mundos asentados en luz y vida. Logran vincularse a los altos seres trinizados de los universos y a los excelsos servicios del Paraíso y de Havona. Estas serafines de los universos locales han compensado experiencialmente la diferencia en potencial de divinidad que las separaba antes de los espíritus ministrantes del universo central y los superuniversos. Las ángeles del Cuerpo de la Compleción Seráfica sirven como adjuntas de las seconafines de los superuniversos y como auxiliares de los altos órdenes de supernafines del Paraíso-Havona. Para esas ángeles la carrera del tiempo ha terminado. En adelante y para siempre serán las servidoras de Dios, las consortes de las personalidades divinas y las iguales de los finalitarios del Paraíso.
39:9.2 (441.6) Muchas serafines de la compleción vuelven a sus universos nativos donde complementan el ministerio de la dotación divina con el ministerio de la perfección experiencial. Nebadon es, comparativamente hablando, uno de los universos más jóvenes y por eso no tiene tantas graduadas que hayan vuelto de Serafington como otros dominios más antiguos. Sin embargo, nuestro universo local está bien provisto de serafines de la compleción, y es significativo observar que los mundos evolutivos muestran una necesidad creciente de sus servicios a medida que se acercan al estatus de luz y vida. Las serafines de la compleción sirven ahora de forma más generalizada con los órdenes supremos de serafines, pero algunas sirven con cada uno de los otros órdenes angélicos. Incluso vuestro mundo disfruta del amplio ministerio de doce grupos especializados del Cuerpo de la Compleción Seráfica. Estas serafines maestras dedicadas a la supervisión planetaria acompañan a los mundos habitados a cada uno de los Príncipes Planetarios recién destinados.
39:9.3 (442.1) Muchas vías fascinantes de ministerio se abren para las serafines de la compleción, pero igual que todas ellas anhelaban misiones como guardianas del destino en los tiempos anteriores a su llegada al Paraíso, lo que más desean tras llegar al Paraíso es servir como acompañantes de los Hijos del Paraíso encarnados en sus otorgamientos. Siguen estando supremamente dedicadas al plan universal de iniciar a las criaturas mortales de los mundos evolutivos en el largo e ilusionante viaje hacia la meta paradisiaca de divinidad y eternidad. Durante toda la aventura del mortal de encontrar a Dios y conseguir la perfección divina, estas ministradoras espirituales de la compleción seráfica, junto con los fieles espíritus ministrantes del tiempo, serán para vosotros siempre y por siempre amigas verdaderas y ayudantes a toda prueba.
39:9.4 (442.2) [Presentado por un Melquisedec que actúa a petición del jefe de las huestes seráficas de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 40
40:0.1 (443.1) COMO ocurre con muchos de los principales grupos de seres del universo, nos han sido reveladas siete clases generales de Hijos de Dios ascendentes:
40:0.2 (443.2) 1. Mortales fusionados con el Padre.
40:0.3 (443.3) 2. Mortales fusionados con el Hijo.
40:0.4 (443.4) 3. Mortales fusionados con el Espíritu.
40:0.5 (443.5) 4. Serafines evolutivas.
40:0.6 (443.6) 5. Hijos Materiales ascendentes.
40:0.7 (443.7) 6. Intermedios trasladados.
40:0.8 (443.8) 7. Ajustadores Personalizados.
40:0.9 (443.9) La historia de estos seres, desde los humildes mortales de origen animal de los mundos evolutivos hasta los Ajustadores Personalizados del Padre Universal, constituye el relato glorioso del pródigo otorgamiento de amor divino y amable condescendencia en todos los tiempos y en todos los universos de la inmensa creación de las Deidades del Paraíso.
40:0.10 (443.10) Estas exposiciones comenzaron con una descripción de las Deidades y, grupo tras grupo, la narración ha descendido por la escala universal de los seres vivos hasta alcanzar el orden más bajo de vida dotada con el potencial de inmortalidad. Y ahora yo —en otro tiempo mortal originario de un mundo evolutivo del espacio— he sido enviado desde Salvington para ampliar y continuar el relato del propósito eterno de los Dioses respecto a los órdenes ascendentes de filiación, y más concretamente en lo que concierne a las criaturas mortales del tiempo y el espacio.
40:0.11 (443.11) Dado que la mayor parte de esta narración estará dedicada a los tres órdenes básicos de mortales ascendentes, consideraremos primero los órdenes ascendentes no mortales de filiación: el seráfico, el adánico, el de los intermedios y el de los Ajustadores.
40:1.1 (443.12) Las criaturas mortales de origen animal no son los únicos seres que tienen el privilegio de disfrutar de la filiación; las huestes angélicas comparten también la oportunidad celestial de lograr el Paraíso. Las serafines guardianas, por su experiencia y su servicio con los mortales ascendentes del tiempo, logran también el estatus de filiación ascendente. Estas ángeles alcanzan el Paraíso a través de Serafington, e incluso muchas de ellas son incorporadas al Cuerpo de la Finalización de los Mortales.
40:1.2 (443.13) Escalar hasta las alturas supernas de la filiación finalitaria con Dios es una consecución magistral para una ángel, un logro que trasciende con mucho vuestro logro de la supervivencia eterna a través del plan del Hijo Eterno con la ayuda constante del Ajustador siempre presente en vuestro interior. A pesar de ello las serafines guardianas, y ocasionalmente otras, logran llevar a cabo esas ascensiones.
40:2.1 (444.1) Los Hijos Materiales de Dios son creados en el universo local junto con los Melquisedec y sus compañeros, que están todos clasificados como Hijos descendentes. Y es cierto que los Adanes Planetarios —los Hijos y las Hijas Materiales de los mundos evolutivos— son Hijos descendentes, pues bajan a los mundos habitados desde sus esferas de origen, las capitales de los sistemas locales.
40:2.2 (444.2) Cuando un Adán y una Eva han cumplido con éxito su misión planetaria conjunta de elevadores biológicos, comparten el destino de los habitantes de su mundo. Cuando ese mundo se asienta en las etapas avanzadas de luz y vida, a estos fieles Hijo e Hija Materiales se les permite renunciar a todas sus funciones administrativas planetarias, y una vez liberados así de la aventura descendente, pueden registrarse como Hijos Materiales perfeccionados en los archivos del universo local. Del mismo modo, los Hijos Materiales de estatus estacionario —ciudadanos de los sistemas locales—, cuando su asignación a un planeta se demora mucho, pueden renunciar a sus actividades en la esfera donde tienen dicho estatus y registrarse igualmente como Hijos Materiales perfeccionados. Tras estas formalidades, estos Adanes y Evas liberados son acreditados como Hijos de Dios ascendentes y pueden empezar de inmediato el largo viaje hacia Havona y el Paraíso, partiendo desde el punto exacto que corresponda a su estatus y a su logro espiritual en ese momento. Hacen este viaje en compañía de los mortales y otros Hijos ascendentes, y lo continúan hasta que encuentran a Dios y alcanzan el Cuerpo de la Finalización de los Mortales que está al servicio eterno de las Deidades del Paraíso.
40:3.1 (444.3) Poco después de que un planeta evolutivo haya alcanzado las épocas intermedias de luz y vida (si no antes), los dos grupos de criaturas intermedias son liberados de sus deberes planetarios, aunque están privados de los beneficios directos de los otorgamientos planetarios de los Hijos de Dios descendentes y se ha aplazado por mucho tiempo su ascenso al Paraíso. Algunas veces, la mayoría son trasladados junto con sus primos humanos el día en que desciende el templo de luz y es elevado el Príncipe Planetario a la dignidad de Soberano Planetario. Tras haber sido liberados de su servicio planetario, los dos órdenes son registrados en el universo local como Hijos de Dios ascendentes y empiezan de inmediato el largo ascenso al Paraíso por las mismas rutas establecidas para la progresión de las razas mortales de los mundos materiales. El grupo primario es destinado a los diversos cuerpos de finalitarios, pero todos los intermedios secundarios o adánicos son dirigidos a inscribirse en el Cuerpo de los Mortales de la Finalización.
40:4.1 (444.4) Cuando los mortales del tiempo, en su vinculación planetaria con los dones de espíritu del Padre Universal, no logran conseguir la supervivencia eterna de su alma, ese fracaso no se debe nunca a ninguna negligencia en el deber, el ministerio, el servicio o la dedicación del Ajustador. A la muerte del mortal estos Monitores abandonados regresan a Divinington y posteriormente, tras el juicio del no superviviente, pueden ser destinados de nuevo a los mundos del tiempo y el espacio. A veces, tras servicios repetidos de este tipo o después de alguna experiencia excepcional, como la de ejercer de Ajustador interior de un Hijo de otorgamiento encarnado, el Padre Universal personaliza a estos eficientes Ajustadores.
40:4.2 (445.1) Los Ajustadores Personalizados son seres de un orden único e insondable. Aunque su estatus era existencial y prepersonal en origen, se han vuelto experienciales al participar en las vidas y las carreras de los humildes mortales de los mundos materiales. Y puesto que la personalidad otorgada a estos experimentados Ajustadores del Pensamiento tiene su fuente y origen en el ministerio personal y continuado del Padre Universal que otorga la personalidad experiencial a su creación de criaturas, estos Ajustadores Personalizados están clasificados como Hijos de Dios ascendentes, el más alto de todos esos órdenes de filiación.
40:5.1 (445.2) Los mortales representan el último eslabón de la cadena de seres llamados hijos de Dios. El toque personal del Hijo Original y Eterno se transmite hacia abajo a través de una serie de personalizaciones cada vez menos divinas y más humanas hasta llegar a un ser muy parecido a vosotros, al que podéis ver, oír y tocar. ¡Y entones se os hace espiritualmente conscientes de la gran verdad que vuestra fe puede captar: la filiación con el Dios eterno!
40:5.2 (445.3) De igual modo, el Espíritu Original e Infinito, mediante una larga serie de órdenes cada vez menos divinos y más humanos, se va acercando a las criaturas que luchan en los mundos. Alcanza el límite de su expresión en las ángeles —creadas solo un poco por encima de vosotros— que os guardan y guían personalmente en el viaje por la vida de la carrera del mortal del tiempo.
40:5.3 (445.4) Dios Padre no desciende, no puede descender así para establecer un contacto personal tan cercano con el número casi ilimitado de criaturas ascendentes de todo el universo de universos. Pero el Padre no está privado de contacto personal con sus criaturas humildes; no os falta la presencia divina. Aunque Dios Padre no puede estar con vosotros mediante una manifestación directa de su personalidad, está en vosotros y es parte de vosotros en la identidad de los Ajustadores del Pensamiento que moran en vuestro interior, los Monitores divinos. De este modo, el Padre, que es el más lejano a vosotros en personalidad y en espíritu, es el que más se acerca a vosotros en el circuito de la personalidad y en el contacto en el espíritu de la comunión interior con las almas mismas de sus hijos e hijas mortales.
40:5.4 (445.5) La identificación con el espíritu constituye el secreto de la supervivencia personal y determina el destino de la ascensión espiritual. Y puesto que los Ajustadores del Pensamiento son los únicos espíritus con potencial de fusión que se pueden identificar con el hombre durante la vida en la carne, los mortales del tiempo y el espacio se clasifican principalmente según su relación con estos dones divinos, los Monitores de Misterio que moran en su interior. Esta clasificación es como sigue:
40:5.5 (445.6) 1. Mortales con estancia transitoria o experiencial del Ajustador.
40:5.6 (445.7) 2. Mortales sin potencial de fusión con el Ajustador.
40:5.7 (445.8) 3. Mortales con potencial de fusión con el Ajustador.
40:5.8 (445.9) Primera serie: mortales con estancia transitoria o experiencial del Ajustador. Esta denominación de serie es temporal para todo planeta en evolución y se usa durante las etapas más tempranas de todos los mundos habitados, excepto los de la segunda serie.
40:5.9 (445.10) Los mortales de la primera serie habitan los mundos del espacio durante las épocas más tempranas de la evolución de la humanidad y abarcan los tipos más primitivos de mentes humanas. En muchos mundos como la Urantia preadánica, numerosos hombres primitivos de los tipos más altos y avanzados adquieren la capacidad de sobrevivir, pero no pueden lograr la fusión con el Ajustador. Durante edades y edades, antes de que el hombre ascienda al nivel superior de volición espiritual, los Ajustadores ocupan la mente de esas criaturas luchadoras durante su corta vida en la carne, y en el momento en que estas criaturas con voluntad son habitadas por Ajustadores, las ángeles guardianas colectivas empiezan a actuar. Estos mortales de la primera serie no tienen guardianas personales, pero sí colectivas.
40:5.10 (446.1) Un Ajustador experiencial permanece con un ser humano primitivo durante toda su vida en la carne. Los Ajustadores contribuyen mucho al avance del hombre primitivo, pero son incapaces de formar uniones eternas con estos mortales. Este ministerio transitorio de los Ajustadores produce un doble resultado. En primer lugar, adquieren una experiencia valiosa y real de la naturaleza y el funcionamiento del intelecto evolutivo, experiencia que será inestimable para sus futuros contactos con seres más desarrollados en otros mundos. En segundo lugar, la estancia transitoria de los Ajustadores contribuye mucho a preparar a sus sujetos mortales para una posible fusión posterior con el Espíritu. Todas las almas de este tipo que buscan a Dios consiguen la vida eterna mediante el abrazo espiritual del Espíritu Madre del universo local, y se convierten así en mortales ascendentes del régimen del universo local. Muchas personas de la Urantia preadánica fueron ascendidas de este modo a los mundos mansión de Satania.
40:5.11 (446.2) Los Dioses que ordenaron que el hombre mortal escalara a niveles más altos de inteligencia espiritual a través de largas edades de pruebas y tribulaciones evolutivas, toman nota de su estatus y sus necesidades en cada etapa del ascenso. Y son siempre divinamente equitativos y justos, incluso encantadoramente misericordiosos, en los juicios finales de esos mortales luchadores de los primeros días de las razas en evolución.
40:5.12 (446.3) Segunda serie: mortales sin potencial de fusión con el Ajustador. Son tipos especializados de seres humanos que no tienen posibilidad de unirse eternamente con el Ajustador que mora en su interior. La clasificación en razas de uno, dos y tres cerebros no interviene como factor en la fusión con el Ajustador, pues todos estos mortales son similares. En cambio, los mortales sin potencial de fusión con el Ajustador son un orden totalmente distinto y notablemente modificado de criaturas con voluntad. Muchos seres no respiradores pertenecen a esta serie, y existen otros tantos grupos que no se fusionan de modo habitual con los Ajustadores.
40:5.13 (446.4) Como ocurre en la primera serie, cada miembro de este grupo disfruta del ministerio de un solo Ajustador durante su vida en la carne. Durante la vida temporal, estos Ajustadores hacen por los sujetos en cuyo interior habitan temporalmente todo lo que se hace en otros mundos donde los mortales tienen potencial de fusión. Los mortales de esta segunda serie están habitados muchas veces por Ajustadores vírgenes, pero los tipos humanos más altos están muchas veces en contacto con Monitores magistrales y experimentados.
40:5.14 (446.5) En el plan ascendente de elevación de las criaturas de origen animal, estos seres disfrutan del mismo dedicado servicio de los Hijos de Dios que se ofrece al tipo de mortales de Urantia. En los planetas de no fusión, la cooperación seráfica con los Ajustadores es tan plena como en los mundos con potencial de fusión. Las guardianas del destino ejercen su ministerio en esas esferas exactamente igual que en Urantia, y actúan de forma similar en el momento de la supervivencia del mortal, el momento en que el alma superviviente se fusiona con el Espíritu.
40:5.15 (446.6) Cuando encontréis a estos tipos de mortales modificados en los mundos mansión, no tendréis ninguna dificultad para comunicaros con ellos. Hablan allí el mismo idioma del sistema pero mediante una técnica modificada. Estos seres son idénticos a vuestro orden de vida de criaturas en las manifestaciones del espíritu y de la personalidad, y solo se diferencian en ciertas características físicas y en el hecho de que no se pueden fusionar con los Ajustadores del Pensamiento.
40:5.16 (447.1) Desconozco la razón exacta por la que este tipo de criatura no puede fusionarse nunca con los Ajustadores del Padre Universal. Algunos de nosotros nos inclinamos a creer que los Portadores de Vida, en sus esfuerzos por formular seres capaces de mantener la existencia en un entorno planetario inusual, se enfrentan con la necesidad de hacer modificaciones tan radicales en el plan del universo de criaturas inteligentes con voluntad, que resulta inherentemente imposible llevar a cabo una unión permanente con los Ajustadores. Hemos preguntado a menudo: ¿Esto forma parte intencionada o no intencionada del plan de ascensión? Pero no hemos encontrado la respuesta.
40:5.17 (447.2) Tercera serie: mortales con potencial de fusión con el Ajustador. Todos los mortales fusionados con el Padre son de origen animal, exactamente igual que las razas de Urantia. Esta serie engloba a tres tipos de mortales con potencial de fusión con el Ajustador: de uno, dos y tres cerebros. Los urantianos son del tipo intermedio o de dos cerebros, y son en muchos aspectos humanamente superiores a los grupos de un cerebro, pero claramente limitados en comparación con los órdenes de tres cerebros. Estos tres tipos de dotación de cerebro físico no son factores determinantes en el otorgamiento de Ajustadores, en el servicio seráfico ni en ningún otro aspecto del ministerio de espíritu. La diferenciación intelectual y espiritual entre los tres tipos de cerebro caracteriza a individuos que son por lo demás muy semejantes en dotación de mente y en potencial espiritual. Esta diferenciación es mayor en la vida temporal y tiende a disminuir a medida que se atraviesan los mundos mansión uno tras otro. A partir de las sedes de sistema, la progresión de estos tres tipos es la misma y su destino final en el Paraíso es idéntico.
40:5.18 (447.3) Las series sin numerar. No es posible incluir en estas narraciones todas las fascinantes variaciones de los mundos evolutivos. Sabéis que cada décimo mundo es un planeta decimal o experimental, pero no sabéis nada de las otras variables que jalonan la procesión de las esferas evolutivas. Hay demasiadas diferencias como para poderlas describir, tanto entre los órdenes revelados de criaturas vivas como entre los planetas de un mismo grupo, pero esta presentación deja claras las diferencias esenciales en relación con la carrera de ascensión. Y la carrera de ascensión es el factor más importante en cualquier consideración sobre los mortales del tiempo y el espacio.
40:5.19 (447.4) En cuanto a las posibilidades de supervivencia de los mortales, que quede claro para siempre: todas las almas de cualquier fase posible de existencia mortal sobrevivirán siempre y cuando manifiesten su buena voluntad de cooperar con los Ajustadores que moran en su interior y muestren su deseo de encontrar a Dios y lograr la perfección divina, aunque esos deseos solo sean los primeros débiles parpadeos de la comprensión primitiva de esa «luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene al mundo».
40:6.1 (447.5) Las razas mortales representan el orden más bajo de creación inteligente y personal. Vosotros, los mortales, sois amados por la divinidad, y cada uno de vosotros puede elegir aceptar o no el destino cierto de una experiencia gloriosa, pero no pertenecéis aún por naturaleza al orden divino; sois enteramente mortales. Seréis considerados hijos ascendentes en el mismo instante en que tenga lugar la fusión, pero antes de que se produzca la amalgamación final del alma superviviente del mortal con algún tipo de espíritu eterno e inmortal, el estatus de los mortales del tiempo y el espacio es el de hijos por la fe.
40:6.2 (448.1) Es un hecho solemne y superno que criaturas tan humildes y materiales como los seres humanos de Urantia son hijos de Dios, hijos del Altísimo por la fe. «Mirad qué amor nos ha tenido el Padre que somos llamados hijos de Dios.» «A todos cuantos lo recibieron les dio el poder de reconocer que son hijos de Dios.» Aunque «no parece aún que lo seréis», incluso ahora «sois hijos de Dios por la fe», «pues no habéis recibido el espíritu de la esclavitud para volver a tener miedo, sino que habéis recibido el espíritu de la filiación por medio del cual gritáis: ‘Padre nuestro’». Dijo el profeta de la antigüedad en nombre del Dios eterno: «También a ellos les daré un lugar en mi casa y un nombre mejor que el de hijos; les daré un nombre sempiterno, uno que no será borrado». «Y puesto que sois hijos, Dios ha enviado el espíritu de su Hijo a vuestros corazones.»
40:6.3 (448.2) Todos los mundos evolutivos habitados por mortales albergan a estos hijos de Dios por la fe, hijos de la gracia y la misericordia, seres mortales que pertenecen a la familia divina y que son llamados en consecuencia hijos de Dios. Los mortales de Urantia tienen derecho a considerarse hijos de Dios porque:
40:6.4 (448.3) 1. Sois hijos de la promesa espiritual, hijos por la fe; habéis aceptado el estatus de filiación. Creéis en la realidad de vuestra filiación y así vuestra filiación con Dios se hace eternamente real.
40:6.5 (448.4) 2. Un Hijo Creador de Dios se hizo uno de vosotros. Es de hecho vuestro hermano mayor, y si en espíritu os convertís verdaderamente en hermanos y familia de Cristo, el victorioso Miguel, tendréis que ser también en espíritu hijos de ese Padre que tenéis en común: el mismo Padre Universal de todos.
40:6.6 (448.5) 3. Sois hijos porque el espíritu de un Hijo se ha derramado sobre vosotros, se ha otorgado de manera profusa y cierta a todas las razas de Urantia. Este espíritu os atrae siempre hacia el Hijo divino, que es su fuente, y hacia el Padre del Paraíso, que es la fuente de ese Hijo divino.
40:6.7 (448.6) 4. Por su divino libre albedrío, el Padre Universal os ha dado vuestra personalidad de criatura. Habéis sido dotados de una parte de esa espontaneidad divina de acción de libre albedrío que Dios comparte con todos aquellos que pueden convertirse en sus hijos.
40:6.8 (448.7) 5. Mora dentro de vosotros un fragmento del Padre Universal, y estáis así directamente emparentados con el Padre divino de todos los Hijos de Dios.
40:7.1 (448.8) El envío de Ajustadores, su morar en vuestro interior, es en verdad uno de los misterios insondables de Dios Padre. Estos fragmentos de la naturaleza divina del Padre Universal traen consigo el potencial de inmortalidad de las criaturas. Los Ajustadores son espíritus inmortales, y la unión con ellos confiere vida eterna al alma del mortal fusionado.
40:7.2 (448.9) Vuestras propias razas de mortales supervivientes pertenecen a este grupo de Hijos de Dios ascendentes. Ahora sois hijos planetarios, criaturas evolutivas procedentes de las implantaciones de los Portadores de Vida y modificadas por la infusión de vida adánica. No sois aún hijos ascendentes, pero sois en verdad hijos con potencial de ascensión incluso hasta las mayores alturas de gloria y de logro de la divinidad, y este estatus espiritual de filiación ascendente lo podéis alcanzar por la fe y mediante la cooperación libre y voluntaria con las actividades espiritualizantes del Ajustador que mora dentro de vosotros. Cuando vosotros y vuestro Ajustador os fusionéis finalmente y para siempre, cuando los dos os hagáis uno como el Hijo de Dios y el Hijo del Hombre son uno en Cristo Miguel, entonces os habréis convertido de hecho en hijos de Dios ascendentes.
40:7.3 (449.1) Los detalles de la carrera de ministerio interior de los Ajustadores en un planeta de prueba y evolutivo no son parte de mi misión. El desarrollo de esta gran verdad abarca toda vuestra carrera. Solo mencionaré ciertas funciones de los Ajustadores para hacer una exposición completa sobre los mortales fusionados con el Ajustador. Estos fragmentos de Dios moran en el interior de vuestro orden de seres desde los primeros días de vuestra existencia física, luego durante toda vuestra carrera ascendente en Nebadon y Orvonton, y finalmente a través de Havona hasta vuestra llegada al Paraíso mismo. A partir de entonces, ese mismo Ajustador será uno con vosotros y formará parte de vosotros en la aventura eterna.
40:7.4 (449.2) Estos son los mortales a quienes el Padre Universal ha ordenado: «Sed perfectos como yo soy perfecto». El Padre se os ha otorgado, ha colocado su propio espíritu dentro de vosotros. Por eso espera de vosotros la perfección última. La narración del ascenso humano desde las esferas de los mortales del tiempo hasta los dominios divinos de la eternidad constituye un relato fascinante que no forma parte de mi misión, pero esa aventura celeste debería ser el estudio supremo del hombre mortal.
40:7.5 (449.3) La fusión con un fragmento del Padre Universal equivale a una validación divina del logro final del Paraíso, y esos mortales fusionados con el Ajustador son los únicos seres humanos que atraviesan todos ellos los circuitos de Havona y encuentran a Dios en el Paraíso. Para el mortal fusionado con el Ajustador, la carrera de servicio universal está abierta de par en par. ¡Qué dignidad de destino y qué gloria de logro os espera a cada uno! ¿Apreciáis plenamente lo que se ha hecho por vosotros? ¿Comprendéis la grandiosidad de las consecuciones eternas que se extienden ante vosotros, los mismos que recorréis ahora penosamente el humilde sendero de la vida a través de vuestro llamado «valle de lágrimas»?
40:8.1 (449.4) Aunque prácticamente todos los mortales supervivientes se fusionan con su Ajustador en uno de los mundos mansión o nada más llegar a esferas más altas de la morontia, hay ciertos casos en los que la fusión se retrasa, y algunos no experimentan esta seguridad final de sobrevivir hasta que llegan a los últimos mundos educativos de la sede del universo. Hay también una minoría de estos candidatos mortales a la vida sin fin que no consigue de ninguna manera fusionar su identidad con su fiel Ajustador.
40:8.2 (449.5) Estos mortales fueron considerados dignos de sobrevivir por las autoridades de enjuiciamiento, e incluso sus Ajustadores regresaron de Divinington para mostrar que estaban de acuerdo con su ascenso a los mundos mansión. Estos seres han ascendido a través de un sistema, una constelación y los mundos educativos del circuito de Salvington. Han tenido las «setenta veces siete» oportunidades de fusionarse y aun así no han podido lograr la unicidad con su Ajustador.
40:8.3 (449.6) Cuando se hace patente que alguna dificultad de sincronización está inhibiendo la fusión con el Padre, se convoca a los árbitros del Hijo Creador encargados de la supervivencia. Y cuando este tribunal investigador, sancionado por un representante personal de los Ancianos de los Días, determina finalmente que no encuentra ninguna causa imputable al mortal ascendente que impida lograr la fusión, lo certifican así en los registros del universo local y trasmiten sus conclusiones a los Ancianos de los Días. Acto seguido, el Ajustador interior vuelve a Divinington para ser confirmado por los Monitores Personalizados, y tras esta despedida el mortal de morontia se fusiona inmediatamente con un don individualizado del espíritu del Hijo Creador.
40:8.4 (450.1) Igual que las esferas de la morontia de Nebadon son compartidas con los mortales fusionados con el Espíritu, estas criaturas fusionadas con el Hijo comparten los servicios de Orvonton con sus hermanos fusionados con el Ajustador que están viajando hacia dentro en dirección a la lejana Isla del Paraíso. Son verdaderamente vuestros hermanos y disfrutaréis mucho de vuestra relación con ellos cuando paséis por los mundos de formación del superuniverso.
40:8.5 (450.2) Los mortales fusionados con el Hijo no son un grupo numeroso; en el superuniverso de Orvonton son menos de un millón. Aparte del destino residencial en el Paraíso, son iguales en todos los sentidos a sus compañeros fusionados con el Ajustador. Viajan con frecuencia al Paraíso en misiones del superuniverso, pero raras veces residen allí de forma permanente ya que están, como clase, confinados a su superuniverso natal.
40:9.1 (450.3) Los mortales ascendentes fusionados con el Espíritu no son personalidades de la Tercera Fuente. Están incluidos en el circuito de personalidad del Padre pero se han fusionado con individualizaciones del espíritu premente de la Tercera Fuente y Centro. Esa fusión con el Espíritu no ocurre nunca durante el lapso de la vida natural; solo se produce en el momento del despertar del mortal a la existencia de la morontia en los mundos mansión. En la experiencia de fusión no hay imbricaciones; la criatura con voluntad se fusiona bien con el Espíritu, bien con el Hijo o bien con el Padre. Las que se fusionan con el Ajustador, es decir, con el Padre, no se fusionan jamás con el Espíritu ni con el Hijo.
40:9.2 (450.4) El hecho de que estos tipos de criaturas mortales no sean candidatos a la fusión con el Ajustador no impide que moren en su interior Ajustadores durante la vida en la carne. Los Ajustadores trabajan en la mente de estos seres durante el lapso de la vida material, pero nunca se hacen eternamente uno con las almas que tienen a su cargo. Durante esta estancia temporal, los Ajustadores construyen efectivamente el mismo equivalente espiritual de la naturaleza mortal —el alma— que en los candidatos a la fusión con el Ajustador. Hasta el momento de la muerte del mortal, el trabajo de los Ajustadores es idéntico a su función en vuestras propias razas, pero con la disolución de la muerte, los Ajustadores se despiden eternamente de estos candidatos a la fusión con el Espíritu y se dirigen directamente a Divinington, la sede de todos los Monitores divinos, a la espera de nuevas misiones de su orden.
40:9.3 (450.5) Cuando estos supervivientes durmientes son repersonalizados en los mundos mansión, el lugar de los antiguos Ajustadores es ocupado por una individualización del espíritu de la Ministra Divina, la representante del Espíritu Infinito en el universo local en cuestión. Esta infusión de espíritu convierte a estas criaturas supervivientes en mortales fusionados con el Espíritu. Estos seres son en todos los sentidos iguales a vosotros en mente y espíritu. Y son en verdad vuestros coetáneos, ya que comparten las esferas mansión y las de la morontia con vuestro orden de candidatos a la fusión y con los que se fusionarán con el Hijo.
40:9.4 (450.6) Hay, sin embargo, un detalle que diferencia a los mortales fusionados con el Espíritu de sus hermanos ascendentes. El recuerdo del mortal de su experiencia humana en los mundos materiales de origen sobrevive a la muerte en la carne porque el Ajustador que mora en su interior ha adquirido un equivalente de espíritu, una trascripción, de los acontecimientos de la vida humana que tuvieron relevancia espiritual. En cambio, para los mortales fusionados con el Espíritu no existe ningún mecanismo que permita la persistencia del recuerdo humano. Las trascripciones de la memoria hechas por el Ajustador son completas y están intactas, pero son propiedad experiencial de los Ajustadores que han partido y no están a disposición de las criaturas en cuyo interior moraron anteriormente. Dichas criaturas se despiertan, por lo tanto, en las salas de resurrección de las esferas de la morontia de Nebadon como si fueran seres recién creados, criaturas sin consciencia de una existencia anterior.
40:9.5 (451.1) Estos hijos del universo local tienen la posibilidad de recuperar gran parte de los recuerdos de su experiencia humana anterior haciendo que se los cuenten sus compañeras serafines y querubines y consultando los registros de su carrera como mortales archivados por las ángeles registradoras. Pueden hacer esto con indudable garantía porque, aunque el alma superviviente con origen experiencial en la vida material y mortal no tiene ningún recuerdo de los acontecimientos de su etapa mortal, sí tiene una reacción de reconocimiento experiencial residual hacia estos acontecimientos no recordados de su experiencia pasada.
40:9.6 (451.2) Cuando a un mortal fusionado con el Espíritu le cuentan los acontecimientos de su experiencia pasada, que no recuerda, hay una respuesta inmediata de reconocimiento experiencial en el alma (la identidad) de este superviviente que confiere instantáneamente al acontecimiento narrado el tinte emocional de la realidad y la cualidad intelectual del hecho. Esta doble respuesta constituye la reconstrucción, el reconocimiento y la validación de una faceta no recordada de su experiencia como mortal.
40:9.7 (451.3) Incluso en los candidatos a la fusión con el Ajustador, solo las experiencias humanas que tuvieron valor espiritual son propiedad común del superviviente mortal y el Ajustador que regresa, y por ello son recordadas inmediatamente tras la supervivencia del mortal. En cuanto a los acontecimientos que no tuvieron relevancia espiritual, incluso estos futuros fusionados con el Ajustador tienen que depender del atributo de reacción de reconocimiento del alma superviviente. Y puesto que un determinado acontecimiento puede tener una connotación espiritual para un mortal pero no para otro, resulta posible que un grupo de ascendentes contemporáneos del mismo planeta ponga en común su depósito de acontecimientos recordados por el Ajustador para reconstruir así cualquier experiencia que hayan tenido en común y fuera de valor espiritual en la vida de alguno de ellos.
40:9.8 (451.4) Aunque comprendemos bastante bien estas técnicas de reconstrucción de la memoria, no captamos la técnica de reconocimiento de la personalidad. Las personalidades que en un tiempo estuvieron vinculadas reaccionan entre sí de forma totalmente independiente del funcionamiento de su memoria, si bien es cierto que son necesarias la propia memoria y sus técnicas de reconstrucción para conferir a esta reacción mutua de las personalidades la plenitud del reconocimiento.
40:9.9 (451.5) Un superviviente fusionado con el Espíritu puede aprender también mucho sobre su vida en la carne volviendo a visitar su mundo nativo después de la dispensación planetaria en la que vivió. A estos hijos fusionados con el Espíritu se les conceden estas oportunidades de investigar su carrera humana puesto que están, por lo general, confinados al servicio del universo local. No comparten vuestro alto y ensalzado destino en el Cuerpo de la Finalización del Paraíso. Solo los mortales fusionados con el Ajustador y otros seres ascendentes especialmente abrazados se incorporan al colectivo de los que esperan la aventura eterna de la Deidad. Los mortales fusionados con el Espíritu son los ciudadanos permanentes de los universos locales; pueden aspirar al destino paradisiaco, pero no pueden estar seguros de lograrlo. En Nebadon, su hogar en el universo es el octavo grupo de mundos que rodean Salvington, un destino en el cielo de naturaleza y ubicación muy semejantes a lo imaginado en las tradiciones planetarias de Urantia.
40:10.1 (452.1) Los mortales fusionados con el Espíritu están, por regla general, confinados a un universo local; los supervivientes fusionados con el Hijo están restringidos a un superuniverso; los mortales fusionados con el Ajustador están destinados a penetrar el universo de universos. Los espíritus que se fusionan con los mortales ascienden siempre a su nivel de origen; estas entidades de espíritu regresan infaliblemente a la esfera de su fuente primaria.
40:10.2 (452.2) Los mortales fusionados con el Espíritu son del universo local; normalmente no ascienden más allá de los confines de su entorno nativo, más allá de los límites del ámbito espacial del espíritu que los permea. Del mismo modo, los ascendentes fusionados con el Hijo suben a la fuente de su dotación de espíritu, pues así como el Espíritu de la Verdad de un Hijo Creador se focaliza en su compañera, la Ministra Divina, su «espíritu de fusión» está implementado en los Espíritus Reflectantes de los universos más altos. Esta relación de espíritus entre los niveles local y superuniversal de Dios Séptuplo puede ser difícil de explicar pero no de percibir, ya que se revela inequívocamente en los hijos de los Espíritus Reflectantes: las Voces secoráficas de los Hijos Creadores. El Ajustador del Pensamiento, que proviene del Padre del Paraíso, no cesa nunca hasta que el hijo mortal está cara a cara con el Dios eterno.
40:10.3 (452.3) La variable misteriosa de la técnica asociativa por la que un ser mortal no se fusiona o no se puede fusionar eternamente con el Ajustador del Pensamiento que mora en su interior podría denotar un defecto aparente en el programa de ascensión. Las fusiones con el Hijo y con el Espíritu dan la impresión a primera vista de ser compensaciones de fallos no explicados en algún detalle del plan de logro del Paraíso. Pero todas estas conclusiones son erróneas. Se nos enseña que todos estos acontecimientos se desarrollan conforme a las leyes establecidas por los Regidores Supremos del Universo.
40:10.4 (452.4) Hemos analizado este problema y hemos llegado a la indudable conclusión de que el envío de todos los mortales a un destino último en el Paraíso sería injusto para los universos del espacio-tiempo, ya que las cortes de los Hijos Creadores y de los Ancianos de los Días dependerían enteramente de los servicios de seres que están de tránsito hacia mundos más altos. Parece muy adecuado que los gobiernos de los universos locales y los superuniversos estén ambos provistos de un grupo permanente de ciudadanía ascendente; que las funciones de estas administraciones se enriquezcan con los esfuerzos de ciertos grupos de mortales glorificados con estatus permanente que sean los complementos evolutivos de los abandonters y los susatia. Ahora bien, es obvio que el presente programa de ascensión proporciona eficazmente a las administraciones del espacio-tiempo los grupos precisos de estas criaturas ascendentes. Y nos hemos preguntado muchas veces: ¿forma todo esto parte intencionada de los sabios planes de los Arquitectos del Universo Maestro diseñados para proporcionar a los Hijos Creadores y a los Ancianos de los Días una población ascendente estable, con órdenes evolucionados de ciudadanía que se harán cada vez más competentes para llevar adelante los asuntos de estos dominios en las edades por venir del universo?
40:10.5 (452.5) Que el destino de los mortales varíe de esta manera no prueba en modo alguno que uno sea necesariamente mayor o menor que otro, sino que son simplemente distintos. Los ascendentes fusionados con el Ajustador tienen en verdad ante sí una carrera grande y gloriosa como finalitarios en el futuro eterno, pero eso no significa que se les prefiera a sus hermanos ascendentes. No hay favoritismos, no hay nada arbitrario, en el funcionamiento selectivo del plan divino de supervivencia de los mortales.
40:10.6 (453.1) Aunque es evidente que los finalitarios fusionados con el Ajustador disfrutan de la oportunidad de servicio más amplia de todas, el logro de esa meta les cierra automáticamente la posibilidad de participar en la lucha multisecular de algún universo o superuniverso, desde sus épocas más primitivas y menos asentadas hasta las eras posteriores y establecidas de logro relativo de la perfección. Los finalitarios adquieren una experiencia extensa y maravillosa de servicio transitorio en los siete segmentos del gran universo, pero no adquieren normalmente ese conocimiento íntimo de un universo dado que ya ahora caracteriza a los veteranos del Cuerpo de la Compleción de Nebadon fusionados con el Espíritu. Estos seres tienen la oportunidad de presenciar la procesión ascendente de las edades planetarias a medida que se despliegan una a una en diez millones de mundos habitados. Y en el fiel servicio de estos ciudadanos del universo local hay una superposición de experiencias sobre experiencias, hasta que el correr del tiempo hace madurar en ellos la alta calidad de sabiduría que es fruto de la experiencia focalizada —sabiduría con autoridad— y esto en sí mismo es un factor vital en el asentamiento de cualquier universo local.
40:10.7 (453.2) Lo que sucede con los que se fusionan con el Espíritu sucede también con los mortales fusionados con el Hijo que han conseguido estatus residencial en Uversa. Algunos de estos seres proceden de las épocas más tempranas de Orvonton y representan un cuerpo de sabiduría de visión interior que se va acumulando lentamente con una visión cada vez más profunda y que está contribuyendo de forma progresiva con su servicio al bienestar y el asentamiento final del séptimo superuniverso.
40:10.8 (453.3) No sabemos cuál será el destino último de estos órdenes estacionarios de ciudadanía del universo local y del superuniverso, pero es muy posible que cuando los finalitarios del Paraíso estén abriendo nuevos caminos en los confines en expansión de la divinidad en los sistemas planetarios del primer nivel del espacio exterior, sus hermanos de lucha ascendente evolutiva fusionados con el Hijo y con el Espíritu estén contribuyendo de manera aceptable al mantenimiento del equilibrio experiencial de los superuniversos perfeccionados, mientras esperan preparados para dar la bienvenida a la corriente entrante de peregrinos al Paraíso que pudieran, en ese día lejano, entrar a raudales por Orvonton y sus creaciones hermanas como un inmenso torrente en busca de espíritu procedente de las galaxias ahora inexploradas y deshabitadas del espacio exterior.
40:10.9 (453.4) Aunque la mayoría de los que se fusionan con el Espíritu sirven permanentemente como ciudadanos de los universos locales, no todos lo hacen. Si algún aspecto de su ministerio en el universo requiriera su presencia personal en el superuniverso, se operarían en estos ciudadanos las transformaciones del ser que fueran necesarias para poder ascender al universo más alto. Y tras la llegada de los Guardianes Celestiales con órdenes de presentar a estos mortales fusionados con el Espíritu ante las cortes de los Ancianos de los Días, ascenderían para no volver jamás. Se convierten en pupilos del superuniverso y sirven de forma permanente como asistentes de los Guardianes Celestiales, salvo unos pocos que son llamados a su vez al servicio del Paraíso y de Havona.
40:10.10 (453.5) Como sus hermanos fusionados con el Espíritu, los que se fusionan con el Hijo ni atraviesan Havona ni logran llegar al Paraíso a menos que se hayan sometido a ciertas transformaciones modificadoras. Por razones buenas y suficientes, estos cambios se han operado en ciertos supervivientes fusionados con el Hijo, y estos seres se encuentran de vez en cuando en los siete circuitos del universo central. Así es como cierto número de mortales fusionados tanto con el Hijo como con el Espíritu ascienden efectivamente al Paraíso y alcanzan una meta equivalente en muchos aspectos a la que espera a los mortales fusionados con el Padre.
40:10.11 (453.6) Los mortales fusionados con el Padre son finalitarios potenciales. Su destino es el Padre Universal, y logran llegar hasta él, pero dentro de los límites de la presente edad del universo, los finalitarios, como tales, no alcanzan su destino. Siguen siendo criaturas inacabadas —espíritus de sexta etapa— y por lo tanto no activos en los dominios evolutivos con estatus previo al de luz y vida.
40:10.12 (454.1) Cuando un mortal finalitario es abrazado por la Trinidad —cuando se convierte en un Hijo Trinizado, como por ejemplo un Mensajero Poderoso— entonces ese finalitario ha logrado llegar a su destino al menos durante la presente edad del universo. Puede que los Mensajeros Poderosos y sus compañeros no sean espíritus de séptima etapa en sentido exacto, pero además de otras cosas, el abrazo de la Trinidad les dota de todo lo que un finalitario conseguirá alguna vez como espíritu de séptima etapa. Después de ser trinizados, los mortales fusionados con el Espíritu o con el Hijo pasan por la experiencia paradisiaca con los ascendentes fusionados con el Ajustador y son entonces idénticos a ellos en todas las cuestiones relacionadas con la administración de los superuniversos. Estos Hijos Trinizados de Selección o de Logro son, al menos por ahora, criaturas terminadas, en contraste con los finalitarios, que en el presente son criaturas inacabadas.
40:10.13 (454.2) En última instancia, sería poco adecuado utilizar las palabras «mayor» o «menor» al comparar los destinos de los órdenes ascendentes de filiación. Cada uno de estos hijos de Dios comparte la paternidad de Dios, y Dios ama a cada uno de sus hijos criatura de la misma manera. No hace más distinción de los destinos ascendentes que de las criaturas que puedan lograr tales destinos. El Padre ama a cada uno de sus hijos, y ese afecto es nada menos que verdadero, sagrado, divino, ilimitado, eterno y único: un amor otorgado a este hijo y a aquel hijo, individual, personal y exclusivamente. Y este amor eclipsa por completo todos los demás hechos. La filiación es la relación suprema de la criatura con el Creador.
40:10.14 (454.3) Como mortales podéis reconocer ahora vuestro lugar en la familia de filiación divina y empezar a sentir la obligación de aprovechar las ventajas que tan abundantemente ofrece el plan paradisiaco para la supervivencia de los mortales, el plan que fue tan enaltecido e iluminado por la experiencia de la vida de un Hijo de otorgamiento. Se han provisto todos los recursos y todo el poder necesarios para asegurar que alcancéis finalmente la meta paradisiaca de la perfección divina.
40:10.15 (454.4) [Presentado por un Mensajero Poderoso adscrito temporalmente al personal de Gabriel de Salvington.]
El libro de Urantia
Documento 41
41:0.1 (455.1) EL fenómeno que caracteriza el espacio y que diferencia a cada creación local de todas las demás es la presencia del Espíritu Creativo. Todo Nebadon está permeado con certeza por la presencia en el espacio de la Ministra Divina de Salvington, y esta presencia termina con la misma certeza en las fronteras exteriores de nuestro universo local. Lo que está permeado por el Espíritu Madre de nuestro universo local es Nebadon; lo que se extiende más allá de su presencia en el espacio está fuera de Nebadon. Son las regiones de espacio del superuniverso de Orvonton exteriores a Nebadon correspondientes a otros universos locales.
41:0.2 (455.2) La organización administrativa del gran universo muestra una división bien definida entre los gobiernos del universo central, de los superuniversos y de los universos locales, y estas divisiones tienen su paralelismo astronómico en la separación espacial existente entre Havona y los siete superuniversos, sin embargo no existen unas líneas tan claras de demarcación física que separen las creaciones locales. Incluso los sectores mayores y menores de Orvonton son (para nosotros) claramente distinguibles, pero no es tan fácil identificar las fronteras físicas de los universos locales. Esto se debe a que estas creaciones locales se organizan administrativamente según ciertos principios creativos que gobiernan la segmentación de la carga total de energía de un superuniverso, mientras que sus componentes físicos, las esferas del espacio —soles, islas oscuras, planetas, etc.— tienen su origen principalmente en las nebulosas, y estas hacen su aparición astronómica de acuerdo con ciertos planes precreativos (trascendentales) de los Arquitectos del Universo Maestro.
41:0.3 (455.3) Una o más de estas nebulosas —incluso muchas— pueden englobarse dentro del dominio de un solo universo local, y así se formó físicamente Nebadon a partir de la progenie estelar y planetaria de Andronover y otras nebulosas. Las esferas de Nebadon son de ascendencia nebular diversa, pero todas tuvieron cierta comunidad mínima de movimiento espacial que fue ajustada inteligentemente por los directores del poder para formar nuestro presente agregado de cuerpos del espacio, que viajan juntos como una unidad contigua por las órbitas del superuniverso.
41:0.4 (455.4) Esta es la constitución de la nube local de estrellas de Nebadon, que gira hoy en una órbita cada vez más asentada alrededor del centro sagitario del sector menor de Orvonton al que pertenece nuestra creación local.
41:1.1 (455.5) Las nebulosas espirales y otras, las ruedas madre de las esferas del espacio, son iniciadas por los organizadores paradisiacos de la fuerza. Tras la evolución nebular de la respuesta a la gravedad, estos son reemplazados en su función en los superuniversos por los centros del poder y los controladores físicos, que asumen de inmediato la responsabilidad plena de dirigir la evolución física de las generaciones resultantes de vástagos estelares y planetarios. Con la llegada de nuestro Hijo Creador, esta supervisión física del preuniverso de Nebadon fue inmediatamente coordinada con su plan de organización del universo. Dentro de los dominios de este Hijo de Dios del Paraíso, los Centros Supremos del Poder y los Controladores Físicos Maestros colaboraron con los Supervisores del Poder de la Morontia, y con otros que aparecieron posteriormente, para producir el vasto complejo de líneas de comunicación, circuitos de energía y caminos del poder que ligan firmemente los múltiples cuerpos del espacio de Nebadon en una unidad administrativa integrada.
41:1.2 (456.1) Hay cien Centros Supremos del Poder del orden cuarto asignados a nuestro universo local de forma permanente. Estos seres reciben las líneas entrantes de poder de los centros de tercer orden de Uversa y retransmiten los circuitos rebajados y modificados a los centros del poder de nuestras constelaciones y sistemas. Estos centros del poder actúan asociadamente para producir el sistema vivo de control e igualación que mantiene el equilibrio y la distribución de las que de otra manera serían energías fluctuantes y variables. Sin embargo, los centros del poder no se ocupan de los trastornos transitorios y locales de la energía, como manchas solares o perturbaciones eléctricas del sistema. La luz y la electricidad no son las energías básicas del espacio; son manifestaciones secundarias y subsidiarias.
41:1.3 (456.2) Los cien centros del universo local están emplazados en Salvington donde actúan en el centro exacto de energía de esa esfera. Las esferas arquitectónicas tales como Salvington, Edentia y Jerusem están iluminadas, calentadas y energizadas por métodos que las hacen totalmente independientes de los soles del espacio. Estas esferas fueron construidas —hechas por encargo— por los centros del poder y los controladores físicos, y fueron diseñadas para ejercer una poderosa influencia sobre la distribución de la energía. Mediante sus presencias vivas y basando sus actividades en estos puntos focales de control de la energía, los centros del poder fijan la dirección de las energías físicas del espacio y las canalizan. Estos circuitos de energía son básicos para todos los fenómenos físico-materiales y morontia-espirituales.
41:1.4 (456.3) Diez Centros Supremos del Poder del orden quinto están asignados a cada una de las subdivisiones principales de Nebadon, las cien constelaciones. En Norlatiadek, vuestra constelación, no están emplazados en la esfera sede sino en el centro del enorme sistema estelar que constituye el núcleo físico de la constelación. En Edentia hay diez controladores mecánicos asociados y diez frandalanks que están en enlace perfecto y constante con los centros del poder cercanos.
41:1.5 (456.4) Un Centro Supremo del Poder del orden sexto está emplazado en el foco exacto de gravedad de cada sistema local. En el sistema de Satania, el centro del poder asignado ocupa una isla oscura del espacio ubicada en el centro astronómico del sistema. Muchas de estas islas oscuras son inmensas dinamos que movilizan y fijan la dirección de ciertas energías-espacio, y estas circunstancias naturales son utilizadas eficazmente por el Centro del Poder de Satania, cuya masa viva funciona como enlace con los centros más altos, y dirige las corrientes del poder más materializado hacia los Controladores Físicos Maestros que están en los planetas evolutivos del espacio.
41:2.1 (456.5) Los Controladores Físicos Maestros sirven con los centros del poder en todo el gran universo, pero en un sistema local como Satania sus funciones son más fáciles de comprender. Satania es uno de los cien sistemas locales que forman la organización administrativa de la constelación de Norlatiadek, y tiene como vecinos inmediatos los sistemas de Sandmatia, Assuntia, Porogia, Sortoria, Rantulia y Glantonia. Los sistemas de Norlatiadek difieren en muchos sentidos, pero todos son evolutivos y progresivos, exactamente igual que Satania.
41:2.2 (457.1) El mismo Satania se compone de más de siete mil grupos astronómicos o sistemas físicos, de los cuales solo unos pocos tuvieron un origen similar al de vuestro sistema solar. El centro astronómico de Satania es una enorme isla oscura del espacio que, con sus esferas acompañantes, está situada no lejos de la sede del gobierno del sistema.
41:2.3 (457.2) Excepto por la presencia del centro del poder asignado, la supervisión de todo el sistema de energía física de Satania se centra en Jerusem. Un Controlador Físico Maestro emplazado en esta esfera sede trabaja en coordinación con el centro del poder del sistema, y sirve como jefe de enlace de los inspectores del poder que tienen su sede en Jerusem y actúan en todo el sistema local.
41:2.4 (457.3) El encircuitamiento y la canalización de la energía están supervisados por los quinientos mil manipuladores vivos e inteligentes de la energía repartidos por todo Satania. A través de la acción de estos controladores físicos, los centros del poder supervisores tienen un control completo y perfecto de la mayoría de las energías básicas del espacio, incluyendo las emanaciones de los orbes muy calientes y de las esferas oscuras cargadas de energía. Este grupo de entidades vivas puede movilizar, transformar, transmutar, manipular y transmitir casi todas las energías físicas del espacio organizado.
41:2.5 (457.4) La vida tiene capacidad inherente para movilizar y transmutar la energía universal. Estáis familiarizados con la acción de la vida vegetal que transforma la energía material de la luz en las diversas manifestaciones del reino vegetal. También conocéis en parte el método por el que esta energía de los vegetales se puede convertir en fenómenos de actividad animal, pero no sabéis prácticamente nada de la técnica de los directores del poder y de los controladores físicos, que están dotados de la capacidad de movilizar, transformar, fijar la dirección y concentrar las múltiples energías del espacio.
41:2.6 (457.5) Estos seres de los campos de la energía no se ocupan directamente de la energía como factor componente de las criaturas vivas, ni siquiera del ámbito de la química fisiológica. A veces se ocupan de los preliminares físicos de la vida, de la elaboración de los sistemas de energía que pueden servir como vehículos físicos para las energías vivas de los organismos materiales elementales. En cierto modo, los controladores físicos están relacionados con las manifestaciones previvas de la energía material, igual que los espíritus-mente adjutores se ocupan de las funciones preespirituales de la mente material.
41:2.7 (457.6) Estas criaturas inteligentes que controlan el poder y la dirección de la energía deben ajustar su técnica a cada esfera de acuerdo con la constitución y la arquitectura físicas de ese planeta. Utilizan indefectiblemente los cálculos y deducciones de sus respectivos equipos de físicos y otros asesores técnicos respecto a la influencia local de los soles muy calientes y otros tipos de estrellas sobrecargadas. Deben incluso tener en cuenta los enormes gigantes fríos y oscuros del espacio y las nubes plagadas de polvo de estrellas. Todas estas cosas materiales están involucradas en los problemas prácticos de la manipulación de la energía.
41:2.8 (457.7) La supervisión de la energía-poder de los mundos evolutivos habitados es responsabilidad de los Controladores Físicos Maestros, pero estos seres no son responsables de todos los desajustes de la energía que ocurren en Urantia. Estos trastornos tienen muchas causas, algunas de ellas fuera del campo y del control de los custodios físicos. Urantia se encuentra entre líneas de formidables energías, un pequeño planeta en el circuito de masas gigantescas, y a veces los controladores locales necesitan a un número enorme de miembros de su orden para intentar equilibrar estas líneas de energía. Lo consiguen bastante bien en los circuitos físicos de Satania, pero tienen dificultades para aislar al planeta de las poderosas corrientes de Norlatiadek.
41:3.1 (458.1) Hay más de dos mil soles brillantes que irradian luz y energía en Satania, y vuestro propio sol es un orbe resplandeciente de tipo medio. De los treinta soles más cercanos al vuestro, solo tres son más brillantes. Los Directores del Poder del Universo inician las corrientes especializadas de energía que actúan entre las estrellas y sus respectivos sistemas. Estos hornos solares, juntamente con los gigantes oscuros del espacio, sirven a los centros del poder y a los controladores físicos como estaciones de paso para concentrar y fijar efectivamente la dirección de los circuitos de energía de las creaciones materiales.
41:3.2 (458.2) Los soles de Nebadon no son distintos a los de otros universos. La composición material de todos los soles, islas oscuras, planetas y satélites, incluso meteoros, es totalmente idéntica. Estos soles tienen un diámetro medio de alrededor de un millón seiscientos mil kilómetros, aunque el de vuestro propio orbe solar es ligeramente menor. La estrella más grande del universo, la nube estelar de Antares, tiene cuatrocientas cincuenta veces el diámetro de vuestro sol y sesenta millones de veces su volumen. Pero hay abundante espacio para alojar a todos estos enormes soles. Tienen, en comparación, tanto sitio en el espacio como el que tendría una docena de naranjas circulando por el interior de Urantia, si el planeta fuera un globo hueco.
41:3.3 (458.3) Cuando una rueda madre nebular arroja soles demasiado grandes, estos no tardan en romperse o en formar estrellas dobles. En origen todos los soles son puramente gaseosos, aunque más tarde puedan existir en estado semilíquido de forma transitoria. Cuando vuestro sol alcanzó este estado cuasi líquido de presión de supergases no era lo bastante grande como para partirse por el ecuador, que es uno de los tipos de formación de estrellas dobles.
41:3.4 (458.4) Cuando estas abrasadoras esferas son menores a la décima parte de vuestro sol, se contraen, se condensan y se enfrían rápidamente. Cuando tienen más de treinta veces su tamaño —o más bien su contenido bruto de materia real— los soles se escinden rápidamente en dos cuerpos separados, que pueden convertirse en centros de nuevos sistemas o bien permanecer cada uno dentro de la atracción de la gravedad del otro, girando alrededor de un centro común como un tipo de estrella doble.
41:3.5 (458.5) La más reciente de las grandes erupciones cósmicas de Orvonton fue la extraordinaria explosión de una estrella doble cuya luz llegó a Urantia el año 1572 d. C. Esta conflagración fue tan intensa que se vio claramente la explosión en pleno día.
41:3.6 (458.6) No todas las estrellas son sólidas, aunque muchas de las más antiguas sí lo son. Algunas de las estrellas rojizas que brillan débilmente han adquirido en el centro de sus enormes masas una densidad que se podría expresar diciendo que un centímetro cúbico de dicha estrella, si estuviera en Urantia, pesaría ciento sesenta y seis kilos. Como consecuencia de la enorme presión, acompañada por pérdida de calor y de energía circulante, se han ido aproximando cada vez más las órbitas de las unidades materiales básicas hasta estar ya muy cerca del estado de condensación electrónica. Este proceso de enfriamiento y contracción puede continuar hasta el punto límite y crítico de condensación ultimatónica que provoca la explosión de la estrella.
41:3.7 (459.1) La mayoría de los soles gigantes son relativamente jóvenes; la mayoría de las estrellas enanas son viejas, aunque no todas. Las enanas procedentes de colisiones pueden ser muy jóvenes y resplandecer con una intensa luz blanca sin haber conocido nunca la etapa roja inicial de brillo juvenil. Tanto los soles muy jóvenes como los muy viejos brillan habitualmente con un resplandor rojizo. El matiz amarillento indica final de juventud o principio de vejez, en cambio, la luz blanca brillante significa una vida adulta vigorosa y prolongada.
41:3.8 (459.2) Aunque no todos los soles adolescentes pasan, al menos visiblemente, por una etapa pulsante, cuando miráis hacia el espacio podéis observar muchas de estas estrellas más jóvenes cuyos gigantescos tirones respiratorios requieren de dos a siete días para completar un ciclo. Vuestro propio sol sigue presentando vestigios decrecientes de las imponentes protuberancias de sus días más jóvenes, pero su periodo se ha alargado desde las antiguas pulsaciones de tres días y medio hasta los ciclos presentes de manchas solares de once años y medio.
41:3.9 (459.3) Las variables estelares tienen numerosos orígenes. En algunas estrellas dobles, las mareas causadas por los rápidos cambios de distancia al girar los dos cuerpos alrededor de sus órbitas ocasionan también fluctuaciones de luz periódicas. Estas variaciones de la gravedad producen llamaradas constantes y recurrentes, igual que la captura de meteoros por la acreción de material-energía en la superficie daría como resultado un destello de luz relativamente repentino que se apaga rápidamente hasta perderse en el brillo normal de ese sol. A veces, un sol captura una corriente de meteoros en una línea de oposición reducida a la gravedad y, ocasionalmente, las colisiones producen llamaradas estelares, pero la mayoría de estos fenómenos se debe por completo a fluctuaciones internas.
41:3.10 (459.4) En un grupo de estrellas variables, el periodo de fluctuación de la luz depende directamente de su luminosidad, y el conocimiento de este hecho permite a los astrónomos utilizar estos soles como faros universales o puntos precisos de medición para la exploración ulterior de cúmulos distantes de estrellas. Mediante esta técnica es posible medir con gran precisión distancias estelares de hasta más de un millón de años luz. Mejores métodos de medición del espacio y una técnica telescópica más avanzada mostrarán más plenamente en su día las diez grandes divisiones del superuniverso de Orvonton. Podréis reconocer al menos ocho de estos inmensos sectores como enormes cúmulos de estrellas bastante simétricos.
41:4.1 (459.5) La masa de vuestro sol es algo mayor a los cerca de dos mil cuatrillones (1,8 x 1027) de toneladas estimados por vuestros físicos. Se encuentra ahora más o menos a medio camino entre las estrellas más densas y las más difusas, con una densidad aproximada de una vez y media la del agua. Pero vuestro sol no es ni líquido ni sólido —es gaseoso— y esto es cierto a pesar de la dificultad de explicar cómo puede alcanzar la materia gaseosa esas densidades e incluso otras mucho mayores.
41:4.2 (459.6) Los estados gaseoso, líquido y sólido son relaciones atómico-moleculares, pero la densidad es una relación entre espacio y masa. La densidad varía de forma directamente proporcional a la cantidad de masa en el espacio e inversamente proporcional a la cantidad de espacio en la masa, del espacio que hay entre los núcleos centrales de la materia y las partículas que giran alrededor de estos centros, así como del espacio que hay dentro de dichas partículas materiales.
41:4.3 (459.7) Las estrellas en enfriamiento pueden ser físicamente gaseosas y enormemente densas al mismo tiempo. No estáis familiarizados con los supergases solares, pero estas y otras formas poco usuales de la materia explican cómo incluso los soles no sólidos pueden alcanzar una densidad igual a la del hierro —aproximadamente la misma que la de Urantia— y encontrarse sin embargo en un estado gaseoso extremadamente caliente que les permite continuar funcionando como soles. Los átomos de estos supergases densos son excepcionalmente pequeños y contienen pocos electrones. Estos soles han perdido también gran parte de sus reservas de energía de ultimatones libres.
41:4.4 (460.1) Uno de los soles cercanos a vosotros, que comenzó su vida con aproximadamente la misma masa que el vuestro, se ha contraído ahora hasta casi el tamaño de Urantia y se ha hecho cuarenta mil veces más denso que vuestro sol. El peso de este sólido-gaseoso frío-caliente es de aproximadamente cincuenta y cinco kilogramos por centímetro cúbico. Y este sol sigue brillando con un tenue resplandor rojizo, la débil luz senil de un monarca de luz moribundo.
41:4.5 (460.2) Sin embargo, la mayoría de los soles no son tan densos. Uno de vuestros vecinos más cercanos tiene una densidad exactamente igual a la de vuestra atmósfera a nivel del mar. Si estuvierais en el interior de ese sol, no podríais distinguir nada. Y si la temperatura lo permitiera, podrías penetrar en la mayoría de los soles que centellean en el cielo nocturno y no notar más materia que la que percibís en el aire de vuestras salas de estar terrestres.
41:4.6 (460.3) La densidad del gigantesco sol de Veluntia, uno de los más grandes de Orvonton, es de tan solo la milésima parte de la de la atmósfera de Urantia. Si su composición fuera similar a la de vuestra atmósfera y no estuviera sobrecalentado, habría tal vacío que los seres humanos se ahogarían en el acto si estuvieran en su interior o en su superficie.
41:4.7 (460.4) Otro de los gigantes de Orvonton tiene ahora una temperatura en superficie algo inferior a mil seiscientos cincuenta grados. Su diámetro es de más de cuatrocientos ochenta millones de kilómetros, espacio más que suficiente para alojar vuestro sol y la órbita presente de vuestro planeta. Y sin embargo, a pesar de su enorme tamaño —más de cuarenta millones de veces el de vuestro sol— su masa es solo unas treinta veces mayor. Estos enormes soles tienen una periferia que se extiende hasta casi alcanzarse entre sí.
41:5.1 (460.5) Los soles del espacio no son muy densos, y eso lo demuestran los chorros continuos de energías-luz que escapan de ellos. Una densidad demasiado grande retendría la luz por opacidad hasta que la presión de la energía-luz alcanzara el punto de explosión. Hay una enorme presión de luz o gas dentro de un sol que le hace emitir una corriente tal de energía que penetra en el espacio hasta millones y millones de kilómetros para energizar, iluminar y calentar los lejanos planetas. Cinco metros de superficie con la densidad de Urantia impedirían eficazmente el escape de todos los rayos X y todas las energías-luz de un sol, hasta que la creciente presión interna de la acumulación de energías resultante de la desmembración atómica venciera a la gravedad con una tremenda explosión hacia el exterior.
41:5.2 (460.6) En presencia de gases propulsores, la luz es altamente explosiva cuando está confinada a temperaturas altas por muros opacos de contención. La luz es real. Tal como valoráis la energía y el poder en vuestro mundo, la luz solar sería rentable a dos millones de dólares el kilo.
41:5.3 (460.7) El interior de vuestro sol es un inmenso generador de rayos X. Los soles se sostienen desde dentro por el bombardeo incesante de estas poderosas emanaciones.
41:5.4 (460.8) Un electrón estimulado por rayos X necesita más de medio millón de años para abrirse camino desde el centro mismo de un sol de tipo medio hasta la superficie solar. A partir de ahí empieza su aventura en el espacio, tal vez para calentar un planeta habitado, para ser captado por un meteoro, para participar en el nacimiento de un átomo, para ser atraído por una isla oscura del espacio altamente cargada o para terminar su vuelo espacial cayendo finalmente en la superficie de un sol similar al de su origen.
41:5.5 (461.1) Los rayos X del interior de un sol cargan a unos electrones ya muy calentados y agitados con suficiente energía para propulsarlos a través del espacio, superar la multitud de influencias obstaculizadoras de la materia intermedia y, a pesar de las atracciones divergentes de la gravedad, continuar hasta las lejanas esferas de sistemas remotos. La gran energía de velocidad requerida para escapar a la sujeción de la gravedad de un sol es suficiente para asegurar que el rayo de sol seguirá su viaje sin perder velocidad hasta encontrarse con masas considerables de materia, con lo cual se transforma rápidamente en calor con la liberación de otras energías.
41:5.6 (461.2) La energía, ya sea como luz o bajo otras formas, se desplaza en línea recta en su vuelo por el espacio. Las partículas provistas de existencia material atraviesan el espacio como una descarga de fusilería. Avanzan en línea o procesión recta e ininterrumpida excepto cuando actúan sobre ellas fuerzas superiores y porque obedecen siempre a la atracción de la gravedad lineal inherente a las masas materiales y a la presencia de la gravedad circular de la Isla del Paraíso.
41:5.7 (461.3) Puede parecer que la energía solar se propaga en ondas, pero eso se debe a la acción de diversas influencias coexistentes. Una forma dada de energía organizada no avanza en ondas sino en línea recta. La presencia de una segunda o una tercera forma de energía-fuerza puede hacer que la corriente observada parezca moverse en formación ondulada, igual que en una tormenta cegadora acompañada de fuerte viento, el agua parece a veces caer en forma de cortina o formando ondas. De hecho, las gotas de lluvia caen en procesión ininterrumpida de líneas rectas, y esa apariencia de ondas o de cortinas se debe a la acción del viento.
41:5.8 (461.4) La acción de ciertas energías secundarias y otras no descubiertas presentes en las regiones del espacio de vuestro universo local es tal que las emanaciones de luz solar parecen producir ciertos fenómenos ondulatorios, así como trocearse en porciones infinitesimales de longitud y peso determinados. Y eso es exactamente lo que sucede desde un punto de vista práctico. No podéis esperar llegar a comprender mejor el comportamiento de la luz hasta que no tengáis un concepto más claro de la interacción y la interrelación de las varias fuerzas-espacio y energías solares que operan en las regiones del espacio de Nebadon. Vuestra presente confusión se debe también a que captáis de forma incompleta este problema en el que están involucradas actividades interasociadas del control personal y no personal del universo maestro: las presencias, las actuaciones y la coordinación del Actor Conjunto y el Absoluto No Cualificado.
41:6.1 (461.5) A la hora de descifrar los fenómenos espectrales, se debe recordar que el espacio no está vacío; que la luz, al atravesar el espacio, es modificada a veces ligeramente por las diversas formas de materia y energía que circulan por todo el espacio organizado. Algunas de las líneas que indican materia desconocida y que aparecen en el espectro de vuestro sol se deben a modificaciones de elementos bien conocidos que flotan por todo el espacio hechos añicos, víctimas atómicas de encarnizados encuentros entre elementos solares. Entre estos desechos errantes que pululan por el espacio destacan el sodio y el calcio.
41:6.2 (461.6) El calcio es de hecho el elemento principal que impregna de materia todo el espacio de Orvonton. Todo nuestro superuniverso está espolvoreado de piedra finísimamente pulverizada. La piedra es literalmente el material de construcción básico de los planetas y las esferas del espacio. La nube cósmica, el gran manto del espacio, se compone en su mayor parte de átomos de calcio modificados. El átomo de piedra es uno de los elementos más prevalentes y persistentes. No solo soporta la ionización solar —la escisión— sino que persiste como identidad asociativa incluso después de haber sido maltratado por los destructivos rayos X y destrozado por las altas temperaturas solares. El calcio posee una individualidad y una longevidad superiores a las de todas las formas más comunes de la materia.
41:6.3 (462.1) Tal como han sospechado vuestros físicos, estos restos mutilados de calcio solar cabalgan literalmente sobre los rayos de luz recorriendo distancias variables, lo que facilita enormemente su amplia diseminación por todo el espacio. El átomo de sodio, tras ciertas modificaciones, también es capaz de locomoción mediante luz y energía. La proeza del calcio es aún más notable al tener este elemento casi el doble de masa que el sodio. La difusión del calcio por el espacio local se debe al hecho de que se escapa de la fotosfera solar, bajo una forma modificada, cabalgando literalmente sobre los rayos solares salientes. De todos los elementos solares, el calcio, a pesar de su mole relativa —al contener como contiene veinte electrones giratorios— es el que consigue escapar mejor del interior solar hacia los mundos del espacio. Esto explica por qué hay en el Sol una capa de calcio, una superficie de piedra gaseosa, de más de nueve mil seiscientos kilómetros de espesor; y eso a pesar de tener debajo diecinueve elementos más ligeros y muchos otros más pesados.
41:6.4 (462.2) El calcio es un elemento activo y versátil a las temperaturas solares. El átomo de piedra tiene, en sus dos circuitos electrónicos exteriores, dos electrones ágiles y poco ligados que están muy cerca el uno del otro. En la lucha atómica pierde pronto su electrón exterior, tras lo cual se pone a hacer malabarismos magistrales con el electrón diecinueve al que hace ir y venir entre los circuitos diecinueve y veinte de revolución electrónica. Al lanzar más de veinticinco mil veces por segundo a este electrón diecinueve de una órbita a otra entre la suya propia y la de su compañero perdido, un átomo mutilado de piedra consigue desafiar parcialmente la gravedad y cabalgar sobre las corrientes emergentes de luz y energía, los rayos solares, hacia la libertad y la aventura. Este átomo de calcio avanza mediante sacudidas alternativas que le propulsan hacia adelante, agarrando y soltando el rayo de sol unas veinticinco mil veces por segundo. Y esta es la razón por la cual la piedra es el componente principal de los mundos del espacio: el calcio es el más experto en evadirse de la prisión solar.
41:6.5 (462.3) La agilidad de este acrobático electrón del calcio se hace patente en el hecho de que, cuando es lanzado por las fuerzas solares de la temperatura y los rayos X al círculo de la órbita más alta, solo permanece en esa órbita aproximadamente una millonésima de segundo; pero antes de que el poder de gravedad eléctrica del núcleo atómico le haga volver a su antigua órbita, es capaz de completar un millón de revoluciones alrededor del centro atómico.
41:6.6 (462.4) Vuestro sol se ha desprendido de una parte considerable de su calcio, pues perdió enormes cantidades durante sus erupciones convulsivas a raíz de la formación del sistema solar. Gran parte del calcio solar está ahora en la corteza exterior del Sol.
41:6.7 (462.5) Debe recordarse que los análisis espectrales muestran solo la composición de la superficie del Sol. Por ejemplo, los espectros solares presentan muchas líneas del hierro cuando el hierro no es el elemento principal del Sol. Este fenómeno se debe casi por completo a la temperatura presente de la superficie del Sol, algo inferior a 3300 grados, una temperatura muy favorable al registro del espectro del hierro.
41:7.1 (463.1) La temperatura interna de muchos de los soles, incluso del vuestro, es mucho más alta de lo que se suele creer. En el interior de un sol no existen prácticamente átomos completos; están todos más o menos destrozados por el intenso bombardeo de rayos X propio de esas altas temperaturas. Con independencia de los elementos materiales que puedan aparecer en las capas exteriores de un sol, los que están en el interior se vuelven muy similares por la acción disociadora de los disruptivos rayos X. El rayo X es el gran igualador de la existencia atómica.
41:7.2 (463.2) La temperatura de la superficie de vuestro sol es de casi 3300 grados, pero aumenta rápidamente hacia el interior hasta alcanzar la increíble magnitud de unos 19 400 000 grados en las regiones centrales. (Todas estas temperaturas corresponden a vuestra escala Celsius.)
41:7.3 (463.3) Todos estos fenómenos suponen un enorme gasto de energía. Estas son las fuentes de energía solar en orden de importancia:
41:7.4 (463.4) 1. La aniquilación de átomos y, al final, de electrones.
41:7.5 (463.5) 2. La transmutación de elementos, incluido el grupo radioactivo de energías así liberadas.
41:7.6 (463.6) 3. La acumulación y transmisión de ciertas energías-espacio universales.
41:7.7 (463.7) 4. La materia del espacio y los meteoros que se precipitan sin cesar dentro de los soles resplandecientes.
41:7.8 (463.8) 5. La contracción solar; el enfriamiento y la consiguiente contracción de un sol produce una energía y un calor a veces mayores que los proporcionados por la materia del espacio.
41:7.9 (463.9) 6. La acción de la gravedad a altas temperaturas transforma cierto poder hecho circuito en energías radiantes.
41:7.10 (463.10) 7. La luz y otras materias recapturadas que son atraídas de vuelta al sol después de haber salido de él, junto con otras energías de origen extrasolar.
41:7.11 (463.11) Un manto regulador de gases calientes (a veces a millones de grados de temperatura) envuelve los soles, estabiliza la pérdida de calor e impide cualquier fluctuación peligrosa en la disipación del calor. Durante la vida activa de un sol la temperatura interna de 19 400 000 grados permanece casi constante con total independencia de la caída progresiva de la temperatura externa.
41:7.12 (463.12) Podríais intentar imaginar los 19 400 000 grados de calor, asociados a ciertas presiones de la gravedad, como el punto de ebullición electrónica. Bajo tales presiones y temperaturas todos los átomos se degradan y desintegran en sus componentes electrónicos y sus otros componentes ancestrales. Incluso los electrones y otras asociaciones de ultimatones pueden desintegrarse, aunque los soles no son capaces de degradar los ultimatones.
41:7.13 (463.13) La acción de estas temperaturas solares acelera enormemente los ultimatones y los electrones, al menos los electrones que siguen existiendo en estas condiciones. Os daréis cuenta de lo que significa la alta temperatura en la aceleración de las actividades ultimatónicas y electrónicas cuando os paréis a pensar que una gota de agua común contiene más de mil trillones de átomos. Es la energía de más de cien caballos de vapor ejercida continuamente durante dos años. El calor total emitido ahora cada segundo por el sol del sistema solar es suficiente para hervir toda el agua de todos los océanos de Urantia en un solo segundo.
41:7.14 (464.1) Solo los soles situados en los canales directos de las corrientes principales de energía del universo pueden brillar para siempre. Estos hornos solares arden indefinidamente, ya que son capaces de reponer sus pérdidas materiales tomando energía de la fuerza-espacio y de otras energías circulantes análogas. Pero las estrellas muy alejadas de estos canales principales de recarga están destinadas al agotamiento de su energía, a enfriarse gradualmente y terminar por apagarse.
41:7.15 (464.2) Esos soles muertos o moribundos pueden ser rejuvenecidos por el impacto de una colisión o ser recargados por ciertas islas no luminosas de energía del espacio o cuando roban por gravedad a soles o sistemas cercanos más pequeños. La mayoría de los soles muertos revivirán mediante estas u otras técnicas evolutivas. Los que finalmente no se recarguen de este modo están destinados a la disrupción explosiva de su masa cuando la condensación gravitatoria alcance el nivel crítico de condensación ultimatónica causada por la presión de la energía. Los soles que así desaparecen se convierten en una de las formas más raras de energía, admirablemente adecuada para energizar otros soles situados más favorablemente.
41:8.1 (464.3) En aquellos soles que están encircuitados en los canales de energía-espacio, la energía solar se libera mediante varias cadenas complejas de reacción nuclear, la más común de las cuales es la reacción hidrógeno-carbono-helio. En esta metamorfosis, el carbono actúa como catalizador de energía, puesto que no sufre ningún cambio efectivo en este proceso de conversión del hidrógeno en helio. Bajo ciertas condiciones de alta temperatura, el hidrógeno penetra los núcleos del carbono. Puesto que el carbono no puede contener más que cuatro de estos protones, cuando se alcanza este estado de saturación, comienza a emitir protones tan rápidamente como llegan los nuevos. En esta reacción, las partículas entrantes de hidrógeno salen como átomos de helio.
41:8.2 (464.4) La reducción del contenido de hidrógeno aumenta la luminosidad de un sol. En los soles destinados a apagarse, la cima de la luminosidad se alcanza en el punto de agotamiento del hidrógeno. Tras este punto, el brillo se mantiene mediante el proceso resultante de contracción gravitatoria. Esa estrella terminará por convertirse en lo que se conoce como una enana blanca: una esfera extremadamente condensada.
41:8.3 (464.5) En grandes soles —pequeñas nebulosas circulares—, tras el agotamiento del hidrógeno y la subsiguiente contracción gravitatoria, si dicho cuerpo no es lo suficientemente opaco como para retener la presión interna que sostiene las regiones gaseosas exteriores, se produce un desmoronamiento repentino. Los cambios eléctrico-gravitatorios dan origen a inmensas cantidades de pequeñas partículas desprovistas de potencial eléctrico y que escapan rápidamente del interior solar, provocando así el desmoronamiento de un sol gigantesco en pocos días. Una de esas emigraciones de «partículas fugitivas» fue la causa del desmoronamiento de la gigantesca nova de la nebulosa Andrómeda hace unos cincuenta años. Este enorme cuerpo estelar se desmoronó en cuarenta minutos del tiempo de Urantia.
41:8.4 (464.6) Por lo general, esta vasta extrusión de materia continúa existiendo en forma de extensas nubes de gases nebulares alrededor del sol residual que se enfría. Todo esto explica el origen de muchos tipos de nebulosas irregulares, como la nebulosa del Cangrejo, que tuvo su origen hace unos novecientos años y muestra todavía su esfera madre como una estrella solitaria cerca del centro de esta masa nebular irregular.
41:9.1 (465.1) Los soles más grandes ejercen tal control gravitatorio sobre sus electrones que la luz solo se escapa con ayuda de los poderosos rayos X. Estos rayos colaboradores penetran todo el espacio y participan en el mantenimiento de las asociaciones ultimatónicas básicas de energía. Las grandes pérdidas de energía de los primeros tiempos de un sol, que se producen tras alcanzar su temperatura máxima —por encima de los 19 400 000 grados—, no se deben tanto al escape de luz como a la fuga de ultimatones. Estas energías ultimatónicas escapan hacia el espacio durante la adolescencia solar como una verdadera explosión de energía para emprender la aventura de la asociación electrónica y la materialización de la energía.
41:9.2 (465.2) Los átomos y los electrones están sometidos a la gravedad. Los ultimatones no están sometidos a la gravedad local, a la interacción de la atracción material, pero obedecen plenamente a la gravedad absoluta o paradisiaca, a la tendencia, al viraje, del círculo universal y eterno del universo de universos. La energía ultimatónica no obedece a la atracción de la gravedad lineal o directa de masas materiales cercanas o lejanas, pero vira siempre fiel al circuito de la gran elipse de la extensa creación.
41:9.3 (465.3) Vuestro propio centro solar irradia anualmente casi cien mil millones de toneladas de materia propiamente dicha, mientras que los soles gigantes pierden materia a un ritmo prodigioso durante su crecimiento inicial, los primeros mil millones de años. La vida de un sol se hace estable una vez que ha alcanzado el máximo de su temperatura interna y empiezan a ser liberadas las energías subatómicas. Y es justamente en ese punto crítico cuando tienden a producirse pulsaciones convulsivas en los soles más grandes.
41:9.4 (465.4) La estabilidad de los soles depende por completo del equilibrio entre gravedad y calor: presiones enormes contrapesadas por temperaturas inimaginables. La elasticidad del gas interior de los soles sostiene las capas de materiales variados que los recubren, y cuando la gravedad y el calor están en equilibrio, el peso de los materiales exteriores iguala exactamente la presión de la temperatura de los gases interiores subyacentes. En muchas de las estrellas más jóvenes, una condensación gravitatoria continuada produce temperaturas internas en constante aumento, y a medida que el calor interior sube, la presión interior de los vientos de supergás producida por los rayos X se hace tan grande que, en conexión con el movimiento centrífugo, el sol empieza a lanzar sus capas exteriores al espacio para compensar el desequilibrio entre gravedad y calor.
41:9.5 (465.5) Vuestro propio sol ha alcanzado hace ya mucho tiempo un equilibrio relativo entre sus ciclos de expansión y de contracción, esas perturbaciones que producen las gigantescas pulsaciones de muchas de las estrellas más jóvenes. Vuestro sol ha cumplido ya seis mil millones de años. En el momento presente está en su periodo de mayor eficiencia y seguirá brillando con la misma estabilidad durante más de veinticinco mil millones de años. Después pasará probablemente por un periodo de declive parcialmente eficiente tan largo como la suma de sus periodos conjuntos de juventud y de funcionamiento estabilizado.
41:10.1 (465.6) Algunas de las estrellas variables que se encuentran en o cerca del estado de máxima pulsación están dando origen a sistemas subsidiarios, muchos de los cuales serán a la larga muy parecidos a vuestro propio sol y los planetas que giran a su alrededor. Vuestro sol estaba justamente en ese estado de pulsación intensa cuando se le acercó el masivo sistema de Angona y la superficie exterior del Sol empezó a arrojar verdaderos ríos —láminas continuas— de materia. Esto continuó con violencia creciente hasta el punto de máximo acercamiento, en cuyo momento se alcanzó el límite de la cohesión solar y fue vomitado un inmenso pináculo de materia, el antecesor de vuestro sistema solar. En circunstancias similares, el máximo acercamiento del cuerpo atrayente extrae a veces planetas enteros e incluso hasta la cuarta o la tercera parte de un sol. Estas extrusiones mayores forman ciertos tipos peculiares de mundos envueltos en nubes, esferas muy parecidas a Júpiter y a Saturno.
41:10.2 (466.1) Sin embargo, la mayoría de los sistemas solares ha tenido un origen totalmente diferente al vuestro, y esto es cierto incluso para los que se produjeron por la técnica de la marea gravitatoria. Pero con independencia de la técnica prevalente de construcción de mundos, la gravedad produce siempre una creación del tipo del sistema solar, es decir, un sol central o una isla oscura, con planetas, satélites, subsatélites y meteoros.
41:10.3 (466.2) Los aspectos físicos de cada mundo están determinados en gran medida por su modo de origen, su situación astronómica y su entorno físico. La edad, el tamaño, el ritmo de revolución y la velocidad a través del espacio son también factores determinantes. Tanto los mundos fruto de contracción gaseosa como los de acreción por sólidos se caracterizan por tener montañas y, cuando no son demasiado pequeños, por tener agua y aire durante su vida más temprana. Los mundos resultantes de escisiones de masa fundida o de colisiones carecen a veces de grandes cadenas montañosas.
41:10.4 (466.3) Durante las primeras edades de todos estos mundos nuevos, son frecuentes los terremotos, y todos ellos se caracterizan por grandes perturbaciones físicas. Esto es especialmente cierto en las esferas resultantes de la contracción de gases, los mundos nacidos de los inmensos anillos nebulares que dejan atrás ciertos soles individuales en su fase inicial de condensación y contracción. Los planetas de origen dual como Urantia tienen una juventud menos violenta y tempestuosa. Aun así, vuestro mundo experimentó una fase inicial de fortísimas convulsiones, caracterizada por volcanes, terremotos, inundaciones y terribles tormentas.
41:10.5 (466.4) Urantia está relativamente aislado en las afueras de Satania. Vuestro sistema solar es, con una sola excepción, el más alejado de Jerusem, mientras que el propio sistema de Satania es el penúltimo entre los más exteriores de Norlatiadek, y esta constelación está atravesando ahora la periferia exterior de Nebadon. Estabais verdaderamente entre los más pequeños de toda la creación hasta que el otorgamiento de Miguel elevó vuestro planeta a una posición de honor y de gran interés para el universo. A veces el último es el primero, y en verdad el más humilde se convierte en el más grande.
41:10.6 (466.5) [Presentado por un arcángel en colaboración con el jefe de los centros del poder de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 42
42:0.1 (467.1) EL fundamento del universo es material en el sentido de que la energía es la base de toda existencia, y la energía pura está controlada por el Padre Universal. Solo la fuerza, la energía, se alza cual monumento sempiterno como prueba y demostración de la existencia y la presencia del Absoluto Universal. Esta inmensa corriente de energía que procede de las Presencias paradisiacas no se ha detenido nunca, no ha fallado nunca. No ha habido nunca interrupción en el sostenimiento infinito.
42:0.2 (467.2) La manipulación de la energía del universo se realiza siempre conforme a la voluntad personal y los mandatos omniscientes del Padre Universal. Este control personal del poder manifestado y de la energía en circulación es modificado por las acciones y decisiones de igual rango del Hijo Eterno, así como por los propósitos unidos del Hijo y el Padre ejecutados por el Actor Conjunto. Estos seres divinos actúan personalmente y como individuos. Actúan también en las personas y poderes de un número casi ilimitado de seres de menor rango, cada uno de los cuales expresa de formas diversas el propósito eterno y divino del universo de universos. Pero estas modificaciones o transmutaciones funcionales y provisionales del poder divino no disminuyen en modo alguno la verdad de la afirmación de que toda energía-fuerza está bajo el control último de un Dios personal que reside en el centro de todas las cosas.
42:1.1 (467.3) El fundamento del universo es material, pero la esencia de la vida es espíritu. El Padre de los espíritus es también el ancestro de los universos. El Padre eterno del Hijo Original es también la fuente en la eternidad del patrón original, la Isla del Paraíso.
42:1.2 (467.4) Como fenómeno universal, la materia —la energía—, pues no son sino manifestaciones diversas de la misma realidad cósmica, es inherente al Padre Universal. «En él consisten todas las cosas.» Puede parecer que la materia manifieste una energía inherente y exhiba poderes autocontenidos, pero las líneas de gravedad involucradas en las energías relativas a todos estos fenómenos físicos provienen y dependen del Paraíso. El ultimatón, la primera forma medible de energía, tiene por núcleo al Paraíso.
42:1.3 (467.5) Hay innata en la materia y presente en el espacio universal una forma de energía no conocida en Urantia. Cuando se haga finalmente este descubrimiento, los físicos sentirán que han resuelto, o al menos están muy cerca de resolver, el misterio de la materia. Y se habrán acercado así un paso más al Creador. Habrán dominado una fase más de la técnica divina, pero en ningún sentido habrán encontrado a Dios ni tampoco habrán demostrado la existencia de la materia ni el funcionamiento de las leyes naturales como algo aparte de la técnica cósmica del Paraíso y del propósito motivador del Padre Universal.
42:1.4 (468.1) Cuando, tras nuevos y mayores descubrimientos, Urantia haya avanzado inconmensurablemente en comparación con el conocimiento presente, y aunque consigáis controlar las revoluciones de la energía de las unidades eléctricas de la materia hasta el punto de modificar sus manifestaciones físicas —incluso después de todos esos posibles progresos—, los científicos serán siempre incapaces de crear un átomo de materia o de originar un destello de energía, o de aportar a la materia eso que llamamos vida.
42:1.5 (468.2) La creación de energía y el otorgamiento de vida son prerrogativas del Padre Universal y de las personalidades Creadoras asociadas a él. El río de energía y vida es una efusión continua que proviene de las Deidades, la corriente unida y universal de fuerza paradisiaca que sale hacia todo el espacio. Esa energía divina permea toda la creación. Los organizadores de la fuerza inician los cambios y establecen las modificaciones de la fuerza-espacio que dan como resultado la energía. Los directores del poder transmutan la energía en materia, y así nacen los mundos materiales. Los Portadores de Vida inician en la materia muerta los procesos que llamamos vida, la vida material. Los Supervisores del Poder de la Morontia actúan del mismo modo en todos los dominios de transición que hay entre los mundos materiales y los espirituales. Los Creadores de espíritu más altos inauguran procesos similares en las formas divinas de energía, y surgen las formas de espíritu más altas de vida inteligente.
42:1.6 (468.3) La energía procede del Paraíso y está formada según el orden divino. La energía —la energía pura— comparte la naturaleza de la organización divina; está formada a semejanza de los tres Dioses abrazados en uno tal como actúan en la sede del universo de universos. Toda fuerza se encircuita con el Paraíso, procede de las Presencias paradisiacas y a ellas vuelve, y es en esencia una manifestación de la Causa sin causa, el Padre Universal. Y sin el Padre nada de lo que existe existiría.
42:1.7 (468.4) La fuerza proveniente de la Deidad autoexistente existe en sí misma por siempre. La energía-fuerza es imperecedera, indestructible. Estas manifestaciones del Infinito pueden estar sujetas a transmutaciones sin límite, transformaciones sin fin y metamorfosis eternas; pero en ningún sentido o grado, ni siquiera en la menor medida imaginable, podrían sufrir ni sufrirán nunca la extinción. En cambio la energía, aunque brota del infinito, no se manifiesta de forma infinita; el universo maestro tal como está concebido en el presente tiene límites exteriores.
42:1.8 (468.5) La energía es eterna pero no infinita; responde siempre a la sujeción global de la Infinitud. La fuerza y la energía continúan para siempre; al haber salido del Paraíso, tienen que regresar a él aunque se requieran edades y edades para completar el circuito ordenado. Lo que tiene su origen en la Deidad del Paraíso solo puede tener un destino paradisiaco o un sino de Deidad.
42:1.9 (468.6) Todo esto confirma nuestra creencia en un universo de universos circular, limitado en cierto modo, pero ordenado y extenso. Si esto no fuera verdad, aparecerían tarde o temprano en algún punto pruebas de agotamiento de la energía. Todas las leyes, las organizaciones, la administración y los testimonios de los exploradores del universo —todo ello— apunta a la existencia de un Dios infinito pero, hasta ahora, de un universo finito, de una circularidad de existencia sin fin, casi ilimitada y sin embargo finita en contraste con la infinitud.
42:2.1 (469.1) Es verdaderamente difícil encontrar palabras adecuadas en el idioma inglés para designar y describir los varios niveles de fuerza y energía: física, mental o espiritual. Estas narraciones no pueden ajustarse del todo a vuestras definiciones aceptadas de fuerza, energía y poder. La pobreza del lenguaje es tal que nos vemos obligados a emplear estos términos con significados múltiples. En este documento, por ejemplo, la palabra energía se usa para denotar todas las fases y formas de movimiento, acción y potencial fenoménicos, en tanto que fuerza se aplica a las etapas pregravedad y poder a las etapas posgravedad de la energía.
42:2.2 (469.2) Sin embargo, para intentar reducir en lo posible la confusión conceptual, me parece recomendable adoptar la siguiente clasificación de la fuerza cósmica, la energía emergente y el poder del universo (la energía física):
42:2.3 (469.3) 1. Potencia del espacio. Es la presencia en el espacio, libre e indiscutida, del Absoluto No Cualificado. La extensión de este concepto connota el potencial de fuerza-espacio del universo inherente a la totalidad funcional del Absoluto No Cualificado, mientras que la intensión de este concepto implica la totalidad de la realidad cósmica —los universos— que emanó, con respecto a la eternidad, de la Isla del Paraíso que ni empieza, ni termina, ni se mueve ni cambia.
42:2.4 (469.4) Los fenómenos autóctonos de la zona baja del Paraíso abarcan probablemente tres zonas donde la presencia y la actuación de la fuerza son absolutas: la zona de fulcro del Absoluto No Cualificado, la zona de la propia Isla del Paraíso y la zona intermedia de ciertos agentes o funciones igualadores y compensadores no identificados. Estas zonas triconcéntricas son el centro del ciclo paradisiaco de la realidad cósmica.
42:2.5 (469.5) La potencia del espacio es una prerrealidad. Es el dominio del Absoluto No Cualificado y responde solo a la sujeción personal del Padre Universal, aunque parece ser modificable por la presencia de los Organizadores Maestros Primarios de la Fuerza.
42:2.6 (469.6) En Uversa la potencia del espacio se denomina absoluta.
42:2.7 (469.7) 2. Fuerza primordial. Representa el primer cambio básico en la potencia del espacio y podría ser una de las funciones del Absoluto No Cualificado en el Paraíso bajo. Sabemos que la presencia de espacio que sale del Paraíso bajo se modifica de alguna manera respecto a la que entra. Pero con independencia de alguna posible relación de este tipo, la transmutación abiertamente reconocida de la potencia del espacio en fuerza primordial es la función diferenciadora primaria de la presencia-tensión de los organizadores paradisiacos vivos de la fuerza.
42:2.8 (469.8) La fuerza pasiva y potencial se convierte en activa y primordial en respuesta a la resistencia ofrecida por la presencia en el espacio de los Organizadores Maestros Devenidos Primarios de la Fuerza. La fuerza emerge entonces del dominio exclusivo del Absoluto No Cualificado hacia los ámbitos de respuesta múltiple, de respuesta a ciertos movimientos primarios iniciados por el Dios de Acción, y acto seguido, a ciertos movimientos compensatorios que emanan del Absoluto Universal. La fuerza primordial parece reaccionar a la causalidad trascendental en proporción a su absolutidad.
42:2.9 (469.9) La fuerza primordial se denomina a veces energía pura; en Uversa le damos el nombre de segregata.
42:2.10 (470.1) 3. Energías emergentes. La presencia pasiva de los organizadores primarios de la fuerza es suficiente para transformar la potencia del espacio en fuerza primordial, y sobre un campo del espacio así activado es donde esos mismos organizadores de la fuerza empiezan a realizar sus primeras operaciones activas. Antes de aparecer como poder del universo, la fuerza primordial está destinada a pasar por dos fases distintas de transmutación en los ámbitos de manifestación de la energía. Estos dos niveles de energía emergente son:
42:2.11 (470.2) a. Energía poderosa. Es la energía fuertemente direccional, movilizada masivamente, potentemente tensionada y de reacción forzosa que constituye gigantescos sistemas de energía puestos en marcha por las actividades de los organizadores primarios de la fuerza. Esta energía primaria o poderosa no responde inicialmente de forma clara a la atracción de la gravedad paradisiaca, aunque produce probablemente una respuesta como masa agregada o direccional en el espacio al colectivo de influencias absolutas que operan desde la zona baja del Paraíso. Cuando la energía emerge hasta el nivel de respuesta inicial a la sujeción circular y absoluta de la gravedad del Paraíso, los organizadores primarios de la fuerza dan paso a la actuación de sus colegas secundarios.
42:2.12 (470.3) b. Energía de gravedad. La energía que aparece entonces y que reacciona a la gravedad lleva en sí misma el potencial del poder del universo y se convierte en el ancestro activo de toda la materia del universo. Esta energía secundaria o de gravedad es el producto de la elaboración de energía que resulta de la presencia-presión y de las tendencias-tensiones establecidas por los Organizadores Maestros Trascendentales Asociados de la Fuerza. En respuesta al trabajo de estos manipuladores de la fuerza, la energía-espacio pasa rápidamente de la etapa poderosa a la etapa de gravedad, y se convierte así en capaz de reaccionar directamente a la sujeción circular de la gravedad (absoluta) paradisiaca, a la vez que manifiesta cierto potencial de sensibilidad a la atracción de la gravedad lineal inherente a la masa material próxima a aparecer de las etapas electrónica y poselectrónica de la energía y la materia. Con la aparición de la reacción a la gravedad, los Organizadores Maestros Asociados de la Fuerza pueden retirarse de los ciclones de energía del espacio siempre y cuando los Directores del Poder del Universo puedan ser destinados a ese campo de acción.
42:2.13 (470.4) No estamos totalmente seguros de las causas exactas de las primeras etapas de evolución de la fuerza, pero reconocemos la acción inteligente del Último en los dos niveles de manifestación de la energía emergente. En Uversa las energías poderosa y de gravedad, consideradas colectivamente, se denominan ultimata.
42:2.14 (470.5) 4. Poder del universo. La fuerza-espacio ha sido transformada en energía-espacio y a partir de ahí, en energía controlable por la gravedad. De este modo, se ha hecho madurar la energía física hasta el punto en que puede ser dirigida a los canales del poder y puesta al servicio de los múltiples propósitos de los Creadores de universos. Este trabajo lo llevan a cabo los polifacéticos directores, centros y controladores de la energía física en el gran universo, las creaciones organizadas y habitadas. Estos Directores del Poder del Universo asumen el control más o menos completo de veintiuna de las treinta fases de energía que constituyen el sistema presente de energía de los siete superuniversos. Este dominio del poder-energía-materia es el ámbito de las actividades inteligentes del Séptuplo que actúa bajo el sobrecontrol en el espacio-tiempo del Supremo.
42:2.15 (470.6) En Uversa nos referimos al ámbito del poder del universo como gravita.
42:2.16 (470.7) 5. Energía de Havona. Los conceptos de esta narración se han ido moviendo hacia el Paraíso a medida que hemos seguido la transmutación de la fuerza-espacio, nivel a nivel, hasta el nivel de funcionamiento del poder-energía de los universos del tiempo y el espacio. Continuando hacia el Paraíso, nos encontramos con una fase preexistente de energía característica del universo central. Aquí el ciclo evolutivo parece volverse sobre sí mismo; parece que el poder-energía empieza ahora a girar de vuelta hacia la fuerza, pero una fuerza de naturaleza muy distinta de la de la potencia del espacio y la fuerza primordial. Los sistemas de energía de Havona no son duales, son trinos. Es el dominio de la energía existencial del Actor Conjunto que actúa en nombre de la Trinidad del Paraíso.
42:2.17 (471.1) En Uversa estas energías de Havona son conocidas como triata.
42:2.18 (471.2) 6. Energía trascendental. Este sistema de energía opera en y desde el nivel alto del Paraíso, y solo en conexión con las gentes absonitas. En Uversa reciben el nombre de tranosta.
42:2.19 (471.3) 7. Monota. La energía está muy emparentada con la divinidad cuando es energía paradisiaca. Nos inclinamos a creer que la monota es la energía viva del Paraíso que no es de espíritu —un equivalente en la eternidad de la energía de espíritu viva del Hijo Original —por consiguiente, el sistema de energía no espiritual del Padre Universal.
42:2.20 (471.4) No podemos distinguir entre la naturaleza del espíritu paradisiaco y la de la monota paradisiaca; aparentemente son iguales. Tienen nombres diferentes, pero poco se os puede decir sobre una realidad cuyas manifestaciones espirituales y no espirituales solo se distinguen por el nombre.
42:2.21 (471.5) Sabemos que las criaturas finitas pueden alcanzar la experiencia de adorar al Padre Universal a través del ministerio de Dios Séptuplo y de los Ajustadores del Pensamiento, pero dudamos de que alguna personalidad subabsoluta, incluso los directores del poder, pueda comprender la infinitud de energía de la Primera Gran Fuente y Centro. Una cosa es cierta: si los directores del poder están al corriente de la técnica de la metamorfosis de la fuerza-espacio, no nos revelan el secreto a los demás. En mi opinión, no comprenden plenamente la función de los organizadores de la fuerza.
42:2.22 (471.6) Esos mismos directores del poder son catalizadores de la energía, es decir, que su sola presencia hace que la energía se segmente, se organice o se reúna en formaciones unitarias. Todo esto implica que tiene que haber algo inherente a la energía que la hace funcionar así en presencia de esas entidades del poder. Hace mucho que los Melquisedec de Nebadon denominaron al fenómeno de transmutación de la fuerza cósmica en poder del universo como una de las siete «infinitudes de la divinidad». Y no avanzaréis más sobre este punto durante vuestra ascensión en el universo local.
42:2.23 (471.7) A pesar de nuestra incapacidad de comprender plenamente el origen, la naturaleza y las transmutaciones de la fuerza cósmica, conocemos perfectamente todos los aspectos del comportamiento de la energía emergente a partir del momento en que responde de manera directa e inequívoca a la acción de la gravedad paradisiaca, que es aproximadamente el momento en que empiezan a actuar los directores del poder de los superuniversos.
42:3.1 (471.8) La materia es idéntica en todos los universos, salvo en el universo central. Las propiedades físicas de la materia dependen de los ritmos de revolución de sus elementos componentes, del número y tamaño de sus elementos giratorios, de su distancia al cuerpo nuclear o contenido de espacio de la materia, así como de la presencia de ciertas fuerzas aún no descubiertas en Urantia.
42:3.2 (471.9) En los diversos soles, planetas y cuerpos del espacio hay diez grandes divisiones de la materia:
42:3.3 (472.1) 1. Materia ultimatónica: las unidades físicas primordiales de la existencia material, las partículas de energía que van a componer los electrones.
42:3.4 (472.2) 2. Materia subelectrónica: la etapa explosiva y repelente de los supergases solares.
42:3.5 (472.3) 3. Materia electrónica: la etapa eléctrica de diferenciación material; electrones, protones y otras unidades diversas que entran en la variada constitución de los grupos electrónicos.
42:3.6 (472.4) 4. Materia subatómica: materia que existe en grandes cantidades en el interior de los soles calientes.
42:3.7 (472.5) 5. Átomos destrozados: se encuentran en los soles en enfriamiento y por todo el espacio.
42:3.8 (472.6) 6. Materia ionizada: átomos individuales despojados de sus electrones exteriores (químicamente activos) mediante actividades eléctricas, térmicas o de rayos X, y mediante disolventes.
42:3.9 (472.7) 7. Materia atómica: la etapa química de la organización elemental, las unidades componentes de la materia molecular o materia visible.
42:3.10 (472.8) 8. Materia en la etapa molecular: materia tal como existe en Urantia en un estado de materialización relativamente estable en condiciones normales.
42:3.11 (472.9) 9. Materia radioactiva: la tendencia y la actividad desorganizadoras de los elementos más pesados en condiciones de calor moderado y presión reducida de la gravedad.
42:3.12 (472.10) 10. Materia desmoronada: la materia relativamente estacionaria que se encuentra en el interior de los soles fríos o muertos. Esta forma de materia no es realmente estacionaria; sigue habiendo alguna actividad ultimatónica e incluso electrónica, pero estas unidades están muy cercanas y sus ritmos de revolución se han reducido enormemente.
42:3.13 (472.11) La clasificación anterior de la materia concierne a su organización y no a las formas bajo las que aparece a los seres creados. Tampoco tiene en cuenta las etapas preemergentes de la energía ni las materializaciones eternas en el Paraíso y el universo central.
42:4.1 (472.12) La luz, el calor, la electricidad, el magnetismo, la acción química, la energía y la materia son —en origen, naturaleza y destino— una sola y misma cosa, junto con otras realidades materiales aún no descubiertas en Urantia.
42:4.2 (472.13) No comprendemos plenamente los cambios casi sin fin a los que puede estar sujeta la energía física. En un universo aparece como luz, en otro como luz más calor, en otro como formas de energía desconocidas en Urantia. Después de indecibles millones de años puede reaparecer bajo alguna forma emergente de energía eléctrica turbulenta o de poder magnético. E incluso más tarde puede volver a aparecer en un universo posterior bajo alguna forma de materia variable que pasa por una serie de metamorfosis, a las que sigue su desaparición física exterior en algún gran cataclismo de los mundos. Más adelante, después de incontables edades y de deambular casi sin fin por innumerables universos, puede que esta misma energía vuelva a emerger y cambie muchas veces de forma y de potencial; y continúan así estas transformaciones durante edades sucesivas, a través de mundos incontables. La materia sigue así su camino y sufre las transmutaciones del tiempo, pero permanece siempre fiel a su trayectoria en el círculo de la eternidad. Aunque se vea impedida durante mucho tiempo de volver a su fuente, responde siempre a ella, y sigue siempre el camino ordenado por la Personalidad Infinita que la envió.
42:4.3 (473.1) Los centros del poder y sus asociados se dedican activamente a transmutar el ultimatón en los circuitos y las revoluciones del electrón. Estos seres singulares controlan y componen el poder mediante su experta manipulación de las unidades básicas de la energía materializada, los ultimatones. Son los amos de la energía cuando circula en ese estado primitivo. En enlace con los controladores físicos, son capaces de controlar y dirigir eficazmente la energía aun después de su transmutación al nivel eléctrico, la llamada etapa electrónica. Pero el alcance de su acción se ve enormemente limitado cuando la energía organizada electrónicamente entra en los remolinos de los sistemas atómicos. Tras esta materialización, esas energías quedan totalmente sujetas al poder de atracción de la gravedad lineal.
42:4.4 (473.2) La gravedad actúa positivamente en los carriles de poder y los canales de energía de los centros del poder y los controladores físicos, pero estos seres solo tienen una relación negativa con la gravedad: el ejercicio de sus dotaciones antigravitatorias.
42:4.5 (473.3) En todo el espacio, el frío y otras influencias están dedicadas a organizar creativamente los ultimatones en electrones. El calor es la medida de la actividad electrónica, mientras que el frío solo significa ausencia de calor —reposo relativo de la energía— el estatus de la carga-fuerza universal del espacio siempre que no estén presentes ni la energía emergente ni la materia organizada para responder a la gravedad.
42:4.6 (473.4) La presencia y la acción de la gravedad son las que impiden la aparición del cero absoluto teórico, pues el espacio interestelar no está a cero absoluto de temperatura. En todo el espacio organizado hay corrientes de energía que responden a la gravedad, circuitos de poder y actividades ultimatónicas, así como energías electrónicas en proceso de organización. En la práctica el espacio no está vacío. La propia atmósfera de Urantia se va haciendo cada vez menos densa hasta que al llegar a unos cinco mil kilómetros de altura empieza a confundirse gradualmente con la materia media del espacio en esa sección del universo. El espacio más vacío que se conoce en Nebadon contiene alrededor de cien ultimatones —el equivalente a un electrón— por cada 16 centímetros cúbicos. Esta escasez de materia es considerada como espacio prácticamente vacío.
42:4.7 (473.5) Solo la gravedad es más importante que la temperatura —el calor y el frío— en el terreno de la evolución de la energía y la materia. Los ultimatones obedecen dócilmente a las temperaturas extremas. Las temperaturas bajas favorecen ciertas formas de construcción electrónica y ensamblaje atómico, mientras que las altas se prestan a todo tipo de rupturas atómicas y desintegraciones materiales.
42:4.8 (473.6) Bajo el calor y la presión de ciertos estados solares internos, todas las asociaciones de materia excepto las más primitivas pueden deshacerse. El calor puede triunfar así rotundamente sobre la estabilidad de la gravedad. Pero no se conoce ningún calor solar ni presión solar alguna que pueda volver a convertir los ultimatones en energía poderosa.
42:4.9 (473.7) Los soles resplandecientes pueden transformar la materia en varias formas de energía, pero los mundos oscuros y todo el espacio exterior pueden frenar la actividad electrónica y ultimatónica hasta el punto de convertir estas energías en la materia de los mundos. Ciertas asociaciones electrónicas de naturaleza compacta, así como muchas de las asociaciones básicas de materia nuclear, se forman en las temperaturas extremadamente bajas del espacio abierto y se incrementan después por su asociación con acumulaciones más grandes de energía en proceso de materialización.
42:4.10 (473.8) A lo largo de toda esta metamorfosis sin fin de la energía y la materia debemos tener en cuenta la influencia de la presión de la gravedad y el comportamiento antigravitatorio de las energías ultimatónicas bajo ciertas condiciones de temperatura, velocidad y revolución. La temperatura, las corrientes de energía, la distancia y la presencia de los organizadores vivos de la fuerza y los directores del poder tienen también su importancia en todos los fenómenos de transmutación de la energía y la materia.
42:4.11 (474.1) El incremento de masa en la materia es igual al incremento de la energía dividido por el cuadrado de la velocidad de la luz. En un sentido dinámico, el trabajo que la materia en reposo puede realizar es igual a la energía consumida en reunir sus partes trayéndolas desde el Paraíso menos la resistencia de las fuerzas superadas en el tránsito y la atracción ejercida entre sí por las partes de la materia.
42:4.12 (474.2) Los dos pesos atómicos del plomo son indicio de la existencia de formas preelectrónicas de materia. El plomo formado originalmente pesa ligeramente más que el producido por la desintegración del uranio mediante emanaciones de radio. Esta diferencia de peso atómico representa la pérdida efectiva de energía en la ruptura atómica.
42:4.13 (474.3) La integridad relativa de la materia está asegurada por el hecho de que la energía solo puede ser absorbida o liberada en las cantidades exactas que los científicos de Urantia han designado como cuantos. Esta sabia disposición de los mundos materiales sirve para mantener los universos en buen funcionamiento.
42:4.14 (474.4) La cantidad de energía absorbida o emitida cuando se desplazan las posiciones electrónicas u otras es siempre un «cuanto» o uno de sus múltiplos, pero el comportamiento vibratorio u ondulatorio de estas unidades de energía está totalmente determinado por las dimensiones de las estructuras materiales en cuestión. Estas ondulaciones de la energía miden 860 veces el diámetro de los ultimatones, electrones, átomos u otras unidades que se comportan así. La confusión permanente que suscitan las observaciones de la mecánica ondulatoria de comportamiento cuántico se debe a la superposición de las ondas de energía: dos crestas pueden combinarse para formar una cresta de doble altura, mientras que una cresta y un valle pueden anularse mutuamente.
42:5.1 (474.5) En el superuniverso de Orvonton existen cien octavas de energía ondulatoria. De estos cien grupos de manifestación de la energía, sesenta y cuatro están total o parcialmente reconocidos en Urantia. Los rayos del Sol constituyen cuatro octavas en la escala del superuniverso. Los rayos visibles abarcan una sola octava, la número cuarenta y seis de esta serie. Viene a continuación el grupo ultravioleta, y diez octavas más arriba están los rayos X, seguidos de los rayos gamma del radio. Treinta y dos octavas por encima de la luz visible del Sol están los rayos de energía del espacio exterior, mezclados muchas veces con las diminutas partículas altamente energizadas de materia que están vinculadas a ellos. Inmediatamente por debajo de la luz solar visible, aparecen los rayos infrarrojos, y treinta octavas más abajo está el grupo de la radiotransmisión.
42:5.2 (474.6) Desde el punto de vista del esclarecimiento científico de Urantia en el siglo veinte, las manifestaciones ondulatorias de la energía se pueden clasificar en los diez grupos siguientes:
42:5.3 (474.7) 1. Rayos infraultimatónicos: las revoluciones fronterizas de los ultimatones cuando empiezan a adoptar una forma definida. Esta es la primera etapa de la energía emergente en la que se pueden detectar y medir fenómenos ondulatorios.
42:5.4 (474.8) 2. Rayos ultimatónicos. La reunión de energía en las diminutas esferas de los ultimatones produce vibraciones perceptibles y medibles en el contenido del espacio. Y mucho antes de que los físicos descubran el ultimatón, detectarán sin duda los fenómenos de estos rayos que bañan Urantia. Estos rayos cortos y poderosos representan la actividad inicial de los ultimatones cuando son frenados hasta el punto en que viran hacia la organización electrónica de la materia. A medida que los ultimatones se agrupan en electrones, se produce condensación con el consiguiente almacenamiento de energía.
42:5.5 (475.1) 3. Rayos espaciales cortos. Son las más cortas de todas las vibraciones puramente electrónicas y representan la etapa preatómica de esta forma de materia. Para producir estos rayos se requieren temperaturas extraordinariamente altas o bajas. Estos rayos espaciales son de dos tipos: uno que acompaña al nacimiento de los átomos, y otro que denota la descomposición atómica. Emanan en su mayoría del plano más denso del superuniverso, la Vía Láctea, que es también el plano más denso de los universos exteriores.
42:5.6 (475.2) 4. La etapa electrónica. Esta etapa de la energía es la base de toda materialización en los siete superuniversos. Cuando los electrones pasan de niveles más altos a más bajos de energía de revolución orbital, hay siempre emisión de cuantos. El desplazamiento orbital de electrones da lugar a la eyección o absorción de partículas medibles muy definidas y uniformes de energía-luz, mientras que los electrones individuales entregan siempre una partícula de energía-luz cuando son colisionados. Las actuaciones de los cuerpos positivos y los demás elementos de la etapa electrónica también van acompañadas de manifestaciones ondulatorias de la energía.
42:5.7 (475.3) 5. Rayos gamma: las emanaciones que caracterizan la disociación espontánea de la materia atómica. El mejor ejemplo de esta forma de actividad electrónica está en los fenómenos asociados a la desintegración del radio.
42:5.8 (475.4) 6. El grupo de los rayos X. El siguiente paso en el frenado del electrón produce las diversas formas de rayos X solares junto con los rayos X generados artificialmente. La carga electrónica crea un campo eléctrico; su movimiento da origen a una corriente eléctrica; la corriente produce un campo magnético. Cuando un electrón es detenido bruscamente, la conmoción electromagnética resultante produce el rayo X; el rayo X es esa perturbación. Los rayos X solares son idénticos a los que se generan mecánicamente para explorar el interior del cuerpo humano aunque ligeramente más largos.
42:5.9 (475.5) 7. Los rayos ultravioletas o químicos de la luz solar y las varias producciones mecánicas.
42:5.10 (475.6) 8. La luz blanca: toda la luz visible de los soles.
42:5.11 (475.7) 9. Rayos infrarrojos: el frenado de la actividad electrónica más cerca aún de la etapa de calor apreciable.
42:5.12 (475.8) 10. Ondas hercianas: las energías utilizadas en Urantia para la radiodifusión.
42:5.13 (475.9) De todas estas diez fases de actividad ondulatoria de la energía, el ojo humano solo puede reaccionar a una octava, la totalidad de la luz solar ordinaria.
42:5.14 (475.10) El llamado éter no es más que un nombre colectivo para designar un grupo de actividades de la fuerza y la energía que ocurren en el espacio. Los ultimatones, electrones y otros agregados másicos de energía son partículas uniformes de materia, y avanzan realmente en línea recta en su tránsito por el espacio. La luz y todas las demás formas reconocibles de manifestación de la energía consisten en una sucesión de partículas concretas de energía que avanzan en línea recta excepto cuando son modificadas por la gravedad u otras fuerzas interpuestas. Que estas procesiones de partículas de energía aparezcan como fenómenos ondulatorios bajo ciertas observaciones se debe a la resistencia que opone el manto de fuerza no diferenciada de todo el espacio, el hipotético éter, y a la tensión intergravitatoria de los agregados asociados de materia. El espaciado de los intervalos de partículas de materia, junto con la velocidad inicial de los haces de energía, producen el aspecto ondulatorio de muchas formas de materia-energía.
42:5.15 (476.1) La excitación del contenido del espacio produce una reacción ondulatoria al paso de las partículas de materia en rápido movimiento, igual que el paso de un barco por el agua origina ondas de amplitud e intervalos variables.
42:5.16 (476.2) El comportamiento de la fuerza primordial da origen a fenómenos análogos en muchos aspectos a vuestro postulado éter. El espacio no está vacío. Las esferas de todo el espacio giran y se sumergen en un vasto océano de energía-fuerza desplegada. Tampoco está vacío el contenido espacial de un átomo. Sin embargo el éter no existe, y es la ausencia de ese hipotético éter lo que permite que los planetas habitados se libren de caer en el sol y que los electrones giratorios se resistan a caer en el núcleo.
42:6.1 (476.3) Aunque la carga de fuerza universal que hay en el espacio es homogénea e indiferenciada, la organización en materia de la energía evolucionada implica la concentración de la energía en masas discretas de dimensiones definidas y peso establecido, con una reacción precisa a la gravedad.
42:6.2 (476.4) La gravedad local o lineal se hace plenamente operativa con la aparición de la organización atómica de la materia. La materia preatómica se hace ligeramente sensible a la gravedad cuando es activada por los rayos X y otras energías similares, pero la gravedad lineal no ejerce ninguna atracción medible sobre partículas de energía electrónica libres, desligadas y sin carga, ni sobre ultimatones no asociados.
42:6.3 (476.5) Los ultimatones funcionan por atracción mutua y responden solo a la atracción de la gravedad paradisiaca circular. Como no responden a la gravedad lineal, se mantienen en la deriva universal del espacio. Los ultimatones son capaces de acelerar su velocidad de revolución hasta el punto de tener un comportamiento parcialmente antigravitatorio, pero sin la intervención de los organizadores de la fuerza o de los directores del poder, no pueden lograr la velocidad crítica de escape que les haría perder la individualidad y regresar a la etapa de energía poderosa. En la naturaleza los ultimatones escapan del estatus de existencia física solo cuando participan en el desmoronamiento terminal de un sol enfriado y moribundo.
42:6.4 (476.6) Los ultimatones, desconocidos en Urantia, reducen su velocidad a través de muchas fases de actividad física antes de lograr los requisitos de energía de revolución esenciales para su organización electrónica. Los ultimatones tienen tres variedades de movimiento: por resistencia mutua a la fuerza cósmica, por revoluciones individuales de potencial antigravitatorio y por las posiciones intraelectrónicas de los cien ultimatones mutuamente interasociados.
42:6.5 (476.7) La atracción mutua mantiene juntos a cien ultimatones en la constitución de un electrón, y no hay nunca ni más ni menos que cien ultimatones en un electrón típico. La pérdida de uno o más ultimatones destruye la identidad electrónica típica, y trae a la existencia una de las diez formas modificadas del electrón.
42:6.6 (476.8) Los ultimatones no describen órbitas ni giran en circuitos dentro de los electrones, sino que se despliegan o agrupan según sus velocidades de revolución axial, determinando así las dimensiones electrónicas diferenciales. Esta misma velocidad ultimatónica de revolución axial determina también las reacciones negativas o positivas de los diversos tipos de unidades electrónicas. Toda la segregación y agrupación de la materia electrónica, así como la diferenciación eléctrica en cuerpos negativos y positivos de materia-energía, son resultado de los diversos funcionamientos de la interasociación de los componentes ultimatónicos.
42:6.7 (477.1) Cada átomo tiene un diámetro de algo más de 1/40 000 000 de centímetro, mientras que un electrón pesa un poco más que 1/2000 del átomo más pequeño, el de hidrógeno. El protón positivo, característico del núcleo atómico, aunque puede no ser más grande que un electrón negativo, pesa casi dos mil veces más.
42:6.8 (477.2) Si se aumentara la masa de la materia hasta que la de un electrón fuera igual a 2,8 gramos y el tamaño se aumentara proporcionalmente, el volumen de dicho electrón se haría tan grande como el de vuestro planeta. Si el volumen de un protón —mil ochocientas veces más pesado que un electrón— se aumentara hasta el tamaño de la cabeza de un alfiler, una cabeza de alfiler alcanzaría, en comparación, un diámetro igual al de la órbita de vuestro planeta alrededor del Sol.
42:7.1 (477.3) La formación de toda materia es de un orden semejante a la del sistema solar. En el centro de todo diminuto universo de energía hay una porción nuclear relativamente estable, comparativamente estacionaria, de existencia material. Esta unidad central está dotada de una triple posibilidad de manifestación. En torno a este centro de energía giran, en profusión sin fin pero en circuitos fluctuantes, las unidades de energía, que son vagamente comparables a los planetas que circundan el sol de un grupo estelar como vuestro propio sistema solar.
42:7.2 (477.4) Dentro del átomo, los electrones giran alrededor del protón central con aproximadamente el mismo espacio relativo que el de los planetas cuando giran alrededor del Sol en el espacio del sistema solar. En proporción a su tamaño real, la distancia relativa entre el núcleo atómico y el circuito electrónico más interior es la misma que la que existe entre Mercurio, el planeta más interior, y vuestro Sol.
42:7.3 (477.5) Las revoluciones axiales de los electrones y sus velocidades orbitales alrededor del núcleo atómico están más allá de la imaginación humana, por no mencionar las velocidades de los ultimatones que los componen. Las partículas positivas de radio salen hacia el espacio a dieciséis mil kilómetros por segundo, mientras que las partículas negativas alcanzan una velocidad cercana a la de la luz.
42:7.4 (477.6) Los universos locales son de construcción decimal. Hay exactamente cien materializaciones atómicas distinguibles de la energía-espacio en un universo dual; esa es la máxima organización posible de la materia en Nebadon. Estas cien formas de materia consisten en una serie regular en la que entre uno y cien electrones giran alrededor de un núcleo central relativamente compacto. Esta asociación ordenada y fiable de diversas energías es lo que constituye la materia.
42:7.5 (477.7) No todos los mundos muestran cien elementos reconocibles en su superficie, pero están presentes en algún lugar, han estado presentes o están en proceso de evolución. Las condiciones que rodean el origen y la evolución posterior de un planeta determinan cuántos de los cien tipos atómicos se podrán observar. Los átomos más pesados no se encuentran en la superficie de muchos mundos. Incluso en Urantia, los elementos conocidos más pesados manifiestan una tendencia a romperse en pedazos, como se ilustra en el comportamiento del radio.
42:7.6 (477.8) La estabilidad del átomo depende del número de neutrones eléctricamente inactivos del cuerpo central. Su comportamiento químico depende enteramente de la actividad de los electrones que giran libremente.
42:7.7 (478.1) En Orvonton nunca ha sido posible ensamblar naturalmente más de cien electrones orbitales en un sistema atómico. Cuando se han introducido artificialmente ciento uno en un campo orbital, el resultado ha sido siempre una descomposición instantánea del protón central con dispersión violenta de los electrones y otras energías liberadas.
42:7.8 (478.2) Aunque los átomos pueden contener entre uno y cien electrones orbitales, solo los diez electrones exteriores de los átomos más grandes dan vueltas alrededor del núcleo central como cuerpos distintos y bien diferenciados que giran de forma intacta y compacta en órbitas precisas y concretas. Los treinta electrones más cercanos al centro son difíciles de observar o de detectar como cuerpos separados y organizados. Esta misma proporción relativa de comportamiento electrónico con relación a la proximidad nuclear rige en todos los átomos, con independencia del número de electrones que contengan. Cuanto más cerca del núcleo, menos individualidad electrónica hay. La extensión de la energía ondulatoria de un electrón puede desplegarse de forma que ocupe la totalidad de las órbitas atómicas menores. Esto es especialmente cierto en los electrones más cercanos al núcleo atómico.
42:7.9 (478.3) Los treinta electrones orbitales más interiores tienen individualidad, pero sus sistemas de energía tienden a entremezclarse al extenderse de un electrón a otro y casi de una órbita a otra. Los treinta electrones siguientes constituyen la segunda familia o zona de energía y tienen mayor individualidad pues son cuerpos de materia que ejercen un control más completo sobre sus sistemas concomitantes de energía. Los treinta electrones siguientes, la tercera zona de energía, están aún más individualizados y circulan en órbitas más diferenciadas y concretas. Los últimos diez electrones, presentes solo en los diez elementos más pesados, poseen la dignidad de la independencia y son capaces, por lo tanto, de escapar más o menos libremente al control del núcleo madre. Con una variación mínima de temperatura y presión, los componentes de este cuarto grupo más exterior de electrones escaparán a la sujeción del núcleo central, como se ilustra en la descomposición espontánea del uranio y otros elementos afines.
42:7.10 (478.4) Los primeros veintisiete átomos, los que contienen entre uno y veintisiete electrones orbitales, son más fáciles de comprender que el resto. Del veintiocho en adelante nos encontramos cada vez más con la imprevisibilidad de la supuesta presencia del Absoluto No Cualificado. Pero algo de esta imprevisibilidad electrónica se debe al diferencial de velocidad de revolución axial de los ultimatones y a su inexplicada propensión a «apiñarse». Otras influencias —físicas, eléctricas, magnéticas y gravitatorias— intervienen también para producir un comportamiento electrónico variable. Los átomos son, pues, similares a las personas en cuanto a previsibilidad. Los estadísticos pueden enunciar leyes aplicables a grandes números de átomos o de personas, pero no a un solo átomo ni a una persona individual.
42:8.1 (478.5) Además de la gravedad, uno de los varios factores que contribuyen a mantener unido un minúsculo sistema atómico de energía, existe también en y entre estas unidades físicas básicas una energía poderosa y desconocida, el secreto de su constitución básica y de su comportamiento último, una fuerza aún no descubierta en Urantia. Esta influencia universal impregna todo el espacio comprendido dentro de esta minúscula organización de energía.
42:8.2 (478.6) El espacio interelectrónico de un átomo no está vacío. En todo el átomo, este espacio interelectrónico está activado por manifestaciones ondulatorias perfectamente sincronizadas con la velocidad electrónica y las revoluciones ultimatónicas. Esta fuerza no está enteramente sujeta a vuestras leyes reconocidas de atracción positiva y negativa, por eso se comporta a veces de forma imprevisible. Esta influencia innominada parece ser una reacción de fuerza-espacio del Absoluto No Cualificado.
42:8.3 (479.1) Los protones cargados y los neutrones no cargados del núcleo del átomo se mantienen unidos por la función de alternación del mesotrón, una partícula de materia 180 veces más pesada que el electrón. Sin esta disposición, la carga eléctrica que portan los protones descompondría el núcleo atómico.
42:8.4 (479.2) Tal como están constituidos los átomos, ni las fuerzas eléctricas ni las gravitatorias podrían mantener el núcleo unido. La integridad del núcleo se mantiene por la función cohesiva de alternación del mesotrón, que es capaz de mantener unidas partículas cargadas y no cargadas gracias a su poder superior de masa-fuerza y a su función adicional de hacer que los protones y los neutrones intercambien constantemente sus lugares. El mesotrón hace que la carga eléctrica de las partículas nucleares sea lanzada incesantemente de acá para allá entre los protones y los neutrones. En una fracción infinitesimal de segundo, una partícula nuclear dada es un protón cargado y en la siguiente, un neutrón no cargado. Estas alternancias del estatus de energía son tan increíblemente rápidas que la carga eléctrica no tiene oportunidad de ejercer su influencia disruptiva. El mesotrón funciona así como una partícula «transportadora de energía» que contribuye poderosamente a la estabilidad nuclear del átomo.
42:8.5 (479.3) La presencia y la función del mesotrón explican también otro enigma atómico. Cuando los átomos actúan radiactivamente, emiten mucha más energía de la que se podría esperar. Este exceso de radiación procede de la rotura del mesotrón «transportador de energía», que de ese modo se convierte en un mero electrón. La desintegración mesotrónica va acompañada también de la emisión de ciertas pequeñas partículas no cargadas.
42:8.6 (479.4) El mesotrón explica ciertas propiedades cohesivas del núcleo atómico, pero no da cuenta de la cohesión entre protones ni de la adherencia entre neutrones. La fuerza poderosa y paradójica que asegura la integridad cohesiva del átomo es una forma de energía aún no descubierta en Urantia.
42:8.7 (479.5) Estos mesotrones abundan en los rayos del espacio que tan incesantemente inciden sobre vuestro planeta.
42:9.1 (479.6) No solo la religión es dogmática, la filosofía natural tiende igualmente a dogmatizar. Cuando un renombrado maestro religioso razonó que el número siete era fundamental en la naturaleza porque hay siete orificios en la cabeza humana, si hubiese sabido más de química, podría haber propugnado su creencia fundamentándola en un fenómeno verdadero del mundo físico. En todos los universos físicos del tiempo y el espacio, al tiempo que se manifiesta universalmente en ellos la constitución decimal de la energía, subsiste la realidad siempre presente de la organización electrónica séptupla de la premateria.
42:9.2 (479.7) El número siete es básico en el universo central y en el sistema espiritual de transmisiones inherentes de carácter, mientras que el número diez, el sistema decimal, es inherente a la energía, a la materia y a la creación material. Sin embargo, el mundo atómico muestra cierta caracterización periódica que se repite en grupos de siete. Esta marca de nacimiento que lleva el mundo material es el recordatorio de su remoto origen espiritual.
42:9.3 (480.1) Esta persistencia séptupla de la constitución creativa se manifiesta en el campo químico, cuando los elementos básicos se disponen según el orden de sus pesos atómicos, como una recurrencia de propiedades físicas y químicas similares en series separadas de siete. Cuando los elementos químicos de Urantia se ordenan en fila de esta manera, cualquier cualidad o propiedad dada tiende a repetirse de siete en siete. Este cambio periódico de siete en siete se repite de forma decreciente y con variaciones a lo largo de toda la tabla química, y se observa más claramente en los agrupamientos atómicos iniciales o más ligeros. Si, partiendo de cualquier elemento, se toma nota de una determinada propiedad, dicha cualidad cambiará en los seis elementos consecutivos, pero tenderá a reaparecer al llegar al octavo, es decir, el octavo elemento químicamente activo se parecerá al primero, el noveno al segundo y así sucesivamente. Este hecho del mundo físico apunta inconfundiblemente a la constitución séptupla de la energía ancestral y refleja la realidad fundamental de la diversidad séptupla de las creaciones del tiempo y el espacio. Y, como también puede observar el hombre, hay siete colores en el espectro natural.
42:9.4 (480.2) Pero no todas las suposiciones de la filosofía natural son válidas. El hipotético éter, por ejemplo, representa un intento ingenioso del hombre de unificar su ignorancia de los fenómenos del espacio. La filosofía del universo no puede estar basada en las observaciones de la llamada ciencia. Si no pudiera ver la metamorfosis con sus ojos, un científico tendería a negar la posibilidad de que una oruga se transforme en mariposa.
42:9.5 (480.3) La asociación de estabilidad física y elasticidad biológica presente en la naturaleza se debe exclusivamente a la sabiduría casi infinita de los Arquitectos Maestros de la creación. Nada inferior a la sabiduría trascendental podría diseñar nunca unidades de materia tan estables y tan eficazmente flexibles a la vez.
42:10.1 (480.4) El barrido sin fin de la realidad cósmica relativa, desde la absolutidad de la monota del Paraíso a la absolutidad de la potencia del espacio, sugiere ciertas evoluciones de las relaciones existentes en las realidades no espirituales de la Primera Fuente y Centro; realidades que están ocultas en la potencia del espacio, reveladas en la monota y desveladas provisionalmente en los niveles cósmicos intermedios. Este ciclo eterno de la energía, por estar encircuitado con el Padre de los universos, es absoluto, y por ser absoluto no es expandible ni de hecho ni en valor. Sin embargo, el Padre Primordial está ahora mismo —y siempre— autorrealizándose en una arena en permanente expansión de significados del espacio-tiempo y del espacio-tiempo transcendido, en una arena de relaciones cambiantes en la que la materia-energía está siendo sometida progresivamente al sobrecontrol del espíritu vivo y divino a través de la lucha experiencial de la mente viva y personal.
42:10.2 (480.5) Dentro de los sistemas vivos de las mentes de los no Creadores, las energías universales no espirituales están reasociadas en varios niveles. Algunos de estos niveles se pueden describir como sigue:
42:10.3 (480.6) 1. Mentes preespíritu-adjutor. Este nivel de mente no experimentador es atendido por los Controladores Físicos Maestros en los mundos habitados. Es mente mecánica, el intelecto no enseñable de las formas más primitivas de vida material, pero la mente no enseñable funciona en muchos niveles además del de la vida planetaria primitiva.
42:10.4 (481.1) 2. Mentes espíritu-adjutor. Es el ministerio del Espíritu Madre de un universo local que actúa a través de sus siete espíritus-mente adjutores en el nivel enseñable (no mecánico) de la mente material. En este nivel la mente material es experimentadora: como intelecto subhumano (animal) en los cinco primeros adjutores, como intelecto humano (moral) en los siete adjutores, como intelecto sobrehumano (intelecto de intermedio) en los dos últimos adjutores.
42:10.5 (481.2) 3. Mentes de la morontia en evolución: la consciencia en expansión de las personalidades que evolucionan en su carrera ascendente en el universo local. Es el otorgamiento del Espíritu Madre del universo local en enlace con el Hijo Creador. Este nivel de mente conlleva la organización del tipo de vehículo de vida de la morontia, una síntesis de lo material y lo espiritual que efectúan los Supervisores del Poder de la Morontia del universo local. La mente de la morontia responde de forma diferenciada a los 570 niveles de vida de la morontia y muestra una capacidad asociativa cada vez mayor con la mente cósmica en los niveles más altos de logro. Este es el curso evolutivo de las criaturas mortales, pero un Hijo del Universo y un Espíritu del Universo también otorgan una mente de orden no morontial a los hijos no morontiales de las creaciones locales.
42:10.6 (481.3) La mente cósmica. Es la mente del tiempo y el espacio diversificada de forma séptupla, cada una de cuyas fases es ministrada por uno de los siete Espíritus Maestros en uno de los siete superuniversos. La mente cósmica engloba todos los niveles de mente finita; se coordina experiencialmente con los niveles de deidad evolutiva de la Mente Suprema y trascendentalmente con los niveles existenciales de la mente absoluta, los circuitos directos del Actor Conjunto.
42:10.7 (481.4) En el Paraíso, la mente es absoluta; en Havona, absonita; en Orvonton, finita. La mente conlleva siempre la actividad presencial de un ministerio vivo junto con sistemas variados de energía, y esto es cierto en todos los niveles y en todos los tipos de mente. Pero más allá de la mente cósmica, se hace cada vez más difícil describir las relaciones de la mente con la energía no espiritual. La mente de Havona es subabsoluta aunque supraevolutiva; al ser experiencial-existencial, está más cerca de lo absonito que cualquier otro concepto que os haya sido revelado. La mente del Paraíso está más allá del entendimiento humano; es existencial, no espacial y no temporal. Sin embargo, todos estos niveles de mente quedan eclipsados por la presencia universal del Actor Conjunto: por la sujeción de la gravedad de mente del Dios de la mente que está en el Paraíso.
42:11.1 (481.5) Al evaluar y reconocer la mente se debe recordar que el universo no es ni mágico ni mecánico; es una creación de la mente y un mecanismo de ley. En la práctica, las leyes de la naturaleza rigen en los dominios aparentemente duales de lo físico y lo espiritual, pero en realidad son uno solo. La Primera Fuente y Centro es la causa primordial de toda materialización y al mismo tiempo el Padre primero y final de todos los espíritus. En los universos exteriores a Havona el Padre del Paraíso solo aparece personalmente como energía pura y espíritu puro bajo la forma de los Ajustadores del Pensamiento y otras fragmentaciones similares.
42:11.2 (481.6) Los mecanismos no dominan la creación total de manera absoluta. El universo de universos in toto está concebido por la mente, hecho por la mente y administrado por la mente. Pero el mecanismo divino del universo de universos es demasiado perfecto como para que los métodos científicos de la mente finita del hombre puedan percibir ni el más mínimo rastro de la dominación de la mente infinita. Pues esa mente creadora, controladora y sostenedora no es ni mente material ni mente de criatura; es mente-espíritu que actúa en y desde los niveles creadores de la realidad divina.
42:11.3 (482.1) La aptitud para percibir y descubrir la mente en los mecanismos del universo depende enteramente de la aptitud, el alcance y la capacidad de la mente investigadora dedicada a observarlos. Las mentes del espacio-tiempo, organizadas a partir de las energías del tiempo y el espacio, están sujetas a los mecanismos del tiempo y el espacio.
42:11.4 (482.2) El movimiento y la gravitación del universo son facetas gemelas del mecanismo impersonal de espacio-tiempo del universo de universos. Los niveles de respuesta a la gravedad para el espíritu, la mente y la materia son totalmente independientes del tiempo, pero solo son independientes del espacio (no espaciales) los verdaderos niveles de realidad de espíritu. Los niveles de mente más altos del universo —los niveles de mente-espíritu— pueden también ser no espaciales, pero los niveles de la mente material, como la mente humana, responden a las interacciones de la gravitación del universo y solo dejan de responder en la medida en que se identifican con el espíritu. Los niveles de realidad-espíritu se reconocen por su contenido de espíritu, y la espiritualidad se mide en el tiempo y el espacio en proporción inversa a su respuesta a la gravedad lineal.
42:11.5 (482.3) La respuesta a la gravedad lineal es una medida cuantitativa de la energía que no es de espíritu. Toda masa —energía organizada— está sometida a esta sujeción salvo en la medida en que el movimiento y la mente actúan sobre ella. La gravedad lineal es la fuerza cohesiva de corto alcance del macrocosmos igual que las fuerzas de cohesión intraatómica son las fuerzas de corto alcance del microcosmos. La energía física materializada, organizada en la llamada materia, no puede atravesar el espacio sin afectar a la respuesta a la gravedad lineal. Aunque dicha respuesta a la gravedad es directamente proporcional a la masa, está tan modificada por el espacio intermedio que el resultado final expresado según el inverso del cuadrado de la distancia no es más que una aproximación. Al final el espacio termina por imponerse sobre la gravitación lineal gracias a las numerosas fuerzas supramateriales presentes en él, cuyas influencias antigravitatorias operan para neutralizar la acción de la gravedad y todas las respuestas relacionadas con ella.
42:11.6 (482.4) Los mecanismos cósmicos extremadamente complejos y de apariencia muy automática tienden siempre a ocultar la presencia interna de su mente originadora o creadora a todas y cada una de las inteligencias situadas por debajo de los niveles del universo correspondientes a la naturaleza y la capacidad del mecanismo en cuestión. Es inevitable, por lo tanto, que los mecanismos más altos del universo aparezcan ante los órdenes más bajos de criaturas como desprovistos de mente. La única excepción posible a esta conclusión sería presumir la presencia de la mente en el asombroso fenómeno de un universo que parece mantenerse por sí mismo, pero esa es una cuestión de filosofía más que de experiencia propiamente dicha.
42:11.7 (482.5) Puesto que la mente coordina el universo, la fijeza de los mecanismos no existe. El fenómeno de la evolución progresiva asociada al automantenimiento cósmico es universal. La capacidad evolutiva del universo es inagotable en la infinitud de la espontaneidad. El progreso hacia la unidad armoniosa, hacia una creciente síntesis experiencial superpuesta a una complejidad de relaciones cada vez mayor, solo lo podría establecer una mente controladora encaminada a un objetivo.
42:11.8 (482.6) Cuanto más alta sea la mente del universo asociada a un fenómeno cualquiera del universo, más difícil será de descubrir para los tipos más bajos de mente. Y puesto que la mente del mecanismo del universo es mente-espíritu creativa (la mente misma del Infinito), no podrá nunca ser descubierta ni percibida por mentes de niveles más bajos del universo, y mucho menos por la mente más baja de todas, la humana. La mente animal en evolución, aunque busca a Dios por naturaleza, no puede sola ni por sí misma conocer a Dios de forma inherente.
42:12.1 (483.1) La evolución de los mecanismos implica e indica la presencia y la dominación ocultas de la mente creativa. La capacidad del intelecto mortal para concebir, diseñar y crear mecanismos automáticos pone de manifiesto las cualidades superiores, creativas e intencionales de la mente del hombre como influencia dominante en el planeta. La mente se extiende siempre hacia:
42:12.2 (483.2) 1. La creación de mecanismos materiales.
42:12.3 (483.3) 2. El descubrimiento de misterios ocultos.
42:12.4 (483.4) 3. La exploración de situaciones remotas.
42:12.5 (483.5) 4. La formulación de sistemas mentales.
42:12.6 (483.6) 5. El logro de metas de sabiduría.
42:12.7 (483.7) 6. La consecución de niveles de espíritu.
42:12.8 (483.8) 7. El cumplimiento de los destinos divinos: supremo, último y absoluto.
42:12.9 (483.9) La mente es siempre creativa. La dotación de mente de un individuo, ya sea animal, mortal, morontiano, ascendente de espíritu o haya logrado la finalización, está siempre capacitada para originar un cuerpo adecuado y útil para la identidad de la criatura viva. Pero el fenómeno de la presencia de una personalidad o el patrón de una identidad no son en sí mismos manifestaciones de energía, ni física, ni mental ni espiritual. La forma de la personalidad es el aspecto del patrón de un ser vivo; conlleva una disposición de energías, y esto, unido a la vida y al movimiento, constituye el mecanismo de existencia de la criatura.
42:12.10 (483.10) Hasta los seres de espíritu tienen forma, y estas formas de espíritu (estos patrones) son reales. Incluso los tipos más altos de personalidades de espíritu tienen formas, presencias de su personalidad análogas en todos los sentidos a los cuerpos mortales de Urantia. Casi todos los seres que se encuentran en los siete superuniversos poseen formas. Pero hay algunas excepciones a esta regla general. Los Ajustadores del Pensamiento parecen no tener forma hasta después de fusionarse con las almas supervivientes de sus compañeros mortales. Tampoco los Mensajeros Solitarios, los Espíritus Inspirados de la Trinidad, los Auxiliares Personales del Espíritu Infinito, los Mensajeros por Gravedad, los Registradores Trascendentales y algunos otros tienen forma reconocible. Pero estas son las pocas excepciones típicas. La gran mayoría posee una auténtica forma de personalidad, una forma característica de su individualidad que es reconocible y puede distinguirse personalmente.
42:12.11 (483.11) El enlace entre la mente cósmica y el ministerio de los espíritus-mente adjutores desarrolla un tabernáculo físico adecuado para el ser humano en evolución. La mente de la morontia individualiza del mismo modo la forma de la morontia para todos los supervivientes mortales. Igual que el cuerpo mortal es personal y característico de cada ser humano, la forma de la morontia será sumamente individual y adecuadamente característica de la mente creativa que la domina. Dos formas de morontia no se parecen entre sí más que dos cuerpos humanos cualquiera. Los Supervisores del Poder de la Morontia promueven, y las serafines acompañantes proporcionan, el material no diferenciado de la morontia con el que la vida de la morontia puede empezar su curso. Y después de la vida en la morontia se comprobará que las formas de espíritu son igualmente diversas, personales y características de sus respectivos moradores de mente-espíritu.
42:12.12 (483.12) En un mundo material pensáis que un cuerpo tiene un espíritu, pero nosotros consideramos que es el espíritu quien tiene un cuerpo. Los ojos materiales son en verdad las ventanas del alma nacida del espíritu. El espíritu es el arquitecto, la mente es el constructor, el cuerpo es el edificio material.
42:12.13 (484.1) Las energías físicas, espirituales y mentales, como tales y en sus estados puros, no interaccionan plenamente como actuales de los universos fenoménicos. En el Paraíso las tres energías tienen la misma naturaleza, en Havona se coordinan, mientras que en los niveles de los universos de las actividades finitas se dan todas las variantes de dominación material, mental y espiritual. En situaciones no personales del tiempo y el espacio, parece predominar la energía física, pero resulta también que cuanto más se aproxima la función de la mente-espíritu a la divinidad de propósito y a la supremacía de acción, más dominante se hace la fase de espíritu, y que en el nivel último la mente-espíritu puede llegar a dominar totalmente. En el nivel absoluto el espíritu es ciertamente dominante. Y a partir de ahí hacia los ámbitos del tiempo y el espacio, en todo lugar y tiempo en los que esté presente una realidad de espíritu divino y actúe una mente-espíritu real, siempre tiende a formarse un equivalente material o físico de esa realidad de espíritu.
42:12.14 (484.2) El espíritu es la realidad creativa. Su equivalente físico es el reflejo de la realidad de espíritu en el espacio-tiempo, la repercusión física de la acción creativa de la mente-espíritu.
42:12.15 (484.3) La mente domina universalmente la materia al tiempo que responde a su vez al sobrecontrol último del espíritu. Y en el hombre mortal, solo aquel cuya mente se somete libremente a la dirección del espíritu puede esperar sobrevivir a la existencia mortal en el espacio-tiempo como hijo inmortal del mundo eterno de espíritu del Supremo, el Último y el Absoluto: del Infinito.
42:12.16 (484.4) [Presentado a requerimiento de Gabriel por un Mensajero Poderoso de servicio en Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 43
43:0.1 (485.1) SOLEMOS REFERIRNOS a Urantia como el 606 de Satania en Norlatiadek de Nebadon, lo que significa que es el mundo habitado seiscientos seis del sistema local de Satania, situado en la constelación de Norlatiadek, una de las cien constelaciones del universo local de Nebadon. Al ser las constelaciones las divisiones primarias de un universo local, sus regidores enlazan los sistemas locales de mundos habitados con la administración central del universo local situada en Salvington y, por reflectividad, con la superadministración de los Ancianos de los Días situada en Uversa.
43:0.2 (485.2) El gobierno de vuestra constelación está situado en un grupo de 771 esferas arquitectónicas, la más grande y central de las cuales es Edentia, la sede de la administración de los Padres de la Constelación, los Altísimos de Norlatiadek. Edentia mismo es aproximadamente cien veces más grande que vuestro mundo. Las setenta esferas principales que rodean Edentia tienen unas diez veces el tamaño de Urantia, mientras que los diez satélites que giran alrededor de cada uno de estos setenta mundos son más o menos del tamaño de Urantia. Estas 771 esferas arquitectónicas son muy comparables en tamaño a las de otras constelaciones.
43:0.3 (485.3) El cómputo del tiempo y la medición de las distancias en Edentia son los mismos que en Salvington y, al igual que las esferas de la capital del universo, los mundos sede de la constelación están plenamente provistos de todos los órdenes de inteligencias celestiales. En general, estas personalidades no son muy diferentes de las que se han descrito en relación con la administración del universo.
43:0.4 (485.4) Las serafines supervisoras, el tercer orden de ángeles del universo local, están destinadas al servicio de las constelaciones. Establecen su sede en las esferas capitales y aportan su abundante ministerio a los mundos de formación en la morontia que las rodean. En Norlatiadek, las setenta esferas principales y sus setecientos satélites menores están habitados por los univitatia, los ciudadanos permanentes de la constelación. Todos estos mundos arquitectónicos están íntegramente administrados por los diversos grupos de vida nativa, en su mayoría no revelados, entre los que se incluyen los eficientes spironga y los hermosos spornagia. Al ser el punto medio del régimen de formación en la morontia, la vida de morontia de las constelaciones es, como podéis imaginar, típica e ideal a la vez.
43:1.1 (485.5) Edentia se caracteriza por sus fascinantes tierras altas, extensas elevaciones de materia física coronadas de vida de morontia y cubiertas de gloria espiritual, pero no hay cadenas montañosas escarpadas como las que aparecen en Urantia. Hay decenas de miles de lagos resplandecientes, y miles y miles de arroyos que los conectan, pero no hay grandes océanos ni ríos torrenciales. Solo las tierras altas carecen de estos arroyos de superficie.
43:1.2 (486.1) El agua de Edentia y de las esferas arquitectónicas similares no es diferente del agua de los planetas evolutivos. Los sistemas hídricos de estas esferas son tanto superficiales como subterráneos, y la humedad está en circulación constante. Edentia se puede circunnavegar por sus diversas rutas acuáticas, aunque la vía principal de transporte es la atmósfera. Los seres de espíritu viajan de forma natural por encima de la superficie de la esfera, mientras que los seres materiales y de morontia utilizan medios materiales y semimateriales para salvar la travesía atmosférica.
43:1.3 (486.2) Edentia y sus mundos asociados tienen una verdadera atmósfera, la mezcla habitual de tres gases característica de estas creaciones arquitectónicas, que contiene los dos elementos de la atmósfera de Urantia más el gas de morontia apto para la respiración de las criaturas de morontia. Aunque esta atmósfera es tanto material como morontial, no hay tormentas ni huracanes, ni tampoco verano ni invierno. Esta ausencia de perturbaciones atmosféricas y de variaciones estacionales permite embellecer todas las zonas al aire libre de estos mundos especialmente creados.
43:1.4 (486.3) Las tierras altas de Edentia presentan unas magníficas características físicas y su belleza está realzada por la profusión sin fin de vida que abunda a lo largo y ancho de toda su extensión. Excepto algunas estructuras más bien aisladas, estas tierras altas no contienen obras hechas por mano de criatura. Las ornamentaciones materiales y de morontia se limitan a las áreas de viviendas. Las elevaciones menores son los emplazamientos de residencias especiales y están hermosamente embellecidas con obras de arte tanto biológicas como de morontia.
43:1.5 (486.4) Ubicadas en la cima de la séptima cadena de tierras altas están las salas de resurrección de Edentia donde se despiertan los mortales ascendentes del orden secundario modificado de ascensión. Estas cámaras de reensamblaje de criaturas están bajo la supervisión de los Melquisedec. La primera de las esferas de recepción de Edentia (al igual que el planeta Melquisedec cercano a Salvington) tiene también salas especiales de resurrección en las que se reensambla a los mortales de los órdenes modificados de ascensión.
43:1.6 (486.5) Los Melquisedec mantienen también dos facultades especiales en Edentia. Una, la escuela de emergencia, está consagrada al estudio de los problemas derivados de la rebelión de Satania. La otra, la escuela del otorgamiento, se dedica a profundizar en el conocimiento de los nuevos problemas surgidos del hecho de que Miguel hiciera su otorgamiento final en uno de los mundos de Norlatiadek. Esta última facultad se estableció hace casi cuarenta mil años, inmediatamente después de que Miguel anunciara que Urantia había sido el mundo elegido para su otorgamiento final.
43:1.7 (486.6) El mar de vidrio, el área receptora de Edentia, está cerca del centro administrativo y está rodeado por el anfiteatro de la sede central. Alrededor de esta zona se encuentran los centros de gobierno de las setenta divisiones de los asuntos de la constelación. La mitad de Edentia está dividido en setenta secciones triangulares, cuyos límites convergen en los edificios sede de sus respectivos sectores. El resto de esta esfera es un vasto parque natural, los jardines de Dios.
43:1.8 (486.7) Durante vuestras visitas periódicas a Edentia, aunque todo el planeta estará abierto a vuestro examen, pasaréis la mayor parte de vuestro tiempo en el triángulo administrativo cuyo número corresponda al de vuestro mundo residencial en ese momento. Seréis siempre bienvenidos como observadores en las asambleas legislativas.
43:1.9 (486.8) El área de morontia asignada a los mortales ascendentes que residen en Edentia está ubicada en la zona media del triángulo treinta y cinco, contigua a la sede de los finalitarios situada en el triángulo treinta y seis. La sede general de los univitatia ocupa un área enorme en la región media del triángulo treinta y cuatro que colinda con la reserva residencial de los ciudadanos de la morontia. Se observa en estas disposiciones que se está previsto albergar al menos setenta divisiones principales de vida celestial, y también que cada una de estas setenta áreas triangulares está correlacionada con una de las setenta esferas principales de formación en la morontia.
43:1.10 (487.1) El mar de vidrio de Edentia es un enorme cristal circular de unos ciento sesenta kilómetros de circunferencia y unos cincuenta kilómetros de profundidad. Este magnífico cristal sirve de campo de recepción para todas las serafines de transporte y otros seres que llegan desde puntos exteriores a la esfera. Este mar de vidrio facilita enormemente el aterrizaje de las serafines de transporte.
43:1.11 (487.2) En casi todos los mundos arquitectónicos hay un campo de cristal de este tipo, y sirve para muchos propósitos además de su valor decorativo. Se utiliza para representar la reflectividad del superuniverso a los grupos reunidos y como factor en la técnica de transformación de la energía para modificar las corrientes del espacio y adaptar otras corrientes entrantes de energía física.
43:2.1 (487.3) Las constelaciones son las unidades autónomas de un universo local y cada constelación está administrada según sus propias promulgaciones legislativas. Cuando los tribunales de Nebadon juzgan los asuntos del universo, todas las cuestiones internas son enjuiciadas de acuerdo con las leyes imperantes en la constelación correspondiente. Estos decretos judiciales de Salvington, junto con las promulgaciones legislativas de las constelaciones, son ejecutados por los administradores de los sistemas locales.
43:2.2 (487.4) Las constelaciones funcionan, pues, como unidades legislativas o elaboradoras de leyes, mientras que los sistemas locales sirven como unidades ejecutivas o aplicadoras. El gobierno de Salvington es la suprema autoridad judicial y de coordinación.
43:2.3 (487.5) Aunque la función judicial suprema recae sobre la administración central de un universo local, hay dos tribunales subsidiarios pero muy importantes en la sede de cada constelación: el consejo de los Melquisedec y la corte del Altísimo.
43:2.4 (487.6) Todos los problemas judiciales son revisados primero por el consejo de los Melquisedec. Doce miembros de este orden, que han adquirido cierta experiencia necesaria en los planetas evolutivos y en los mundos sede de sistema, están facultados para revisar pruebas, compendiar alegatos y formular los veredictos provisionales que se pasan a la corte del Altísimo, el Padre de la Constelación reinante. La división encargada de los mortales de este último tribunal está compuesta por siete jueces, todos ellos mortales ascendentes. Cuanto más alto ascendáis en el universo, más seguros estaréis de ser juzgados por los de vuestra propia clase.
43:2.5 (487.7) El cuerpo legislativo de la constelación está dividido en tres grupos. El programa legislativo de una constelación se origina en la cámara más baja de los ascendentes, un grupo compuesto por mil representantes mortales y presidido por un finalitario. Cada sistema nombra a diez miembros para ocupar los escaños de esta asamblea deliberante. En Edentia, este cuerpo no está completo en el momento presente.
43:2.6 (487.8) La cámara media de legisladores está formada por las huestes seráficas y sus compañeras, otras hijas del Espíritu Madre del universo local. Este grupo cuenta con cien miembros y es nombrado por las personalidades supervisoras que presiden las diversas actividades de estos seres cuando ejercen sus funciones dentro de la constelación.
43:2.7 (488.1) El cuerpo consultivo o más alto de legisladores de la constelación es la cámara de los pares, la cámara de los Hijos divinos. Este cuerpo es elegido por los Padres Altísimos y consta de diez miembros. Solo pueden servir en esta cámara alta Hijos que tengan especial experiencia. Es el grupo que averigua los hechos, ahorra tiempo y sirve con gran eficacia a las dos divisiones más bajas de la asamblea legislativa.
43:2.8 (488.2) El consejo conjunto de legisladores consta de tres miembros de cada una de estas tres ramas de la asamblea deliberante de la constelación y está presidido por el Altísimo inferior reinante. Este grupo sanciona la forma final de todos los decretos y autoriza su promulgación por los difusores. La aprobación de esta comisión suprema convierte los decretos legislativos en leyes del dominio; sus actos son finales. Los pronunciamientos legislativos de Edentia constituyen la ley fundamental de todo Norlatiadek.
43:3.1 (488.3) Los regidores de las constelaciones son del orden Vorondadek de filiación del universo local. Cuando son designados para el servicio activo en el universo como regidores de las constelaciones o en otras funciones, estos Hijos son conocidos como los Altísimos pues personifican la más alta sabiduría administrativa unida a la lealtad más inteligente y amplia de miras de todos los órdenes de Hijos de Dios del Universo Local. Su integridad personal y su lealtad como grupo no han sido puestas nunca en duda. Nunca ha habido en Nebadon ninguna desafección por parte de los Hijos Vorondadek.
43:3.2 (488.4) Al menos tres Hijos Vorondadek son designados por Gabriel como Altísimos en cada una de las constelaciones de Nebadon. El miembro que preside este trío es conocido como el Padre de la Constelación y sus dos adjuntos son el Altísimo superior y el Altísimo inferior. Un Padre de la Constelación reina durante diez mil años estándar (unos 50 000 años de Urantia) y ha servido previamente como adjunto inferior y como adjunto superior durante periodos iguales.
43:3.3 (488.5) El salmista sabía que Edentia estaba regida por tres Padres de la Constelación y por ello habla de su morada en plural: «Hay un río cuyas corrientes harán que se alegre la ciudad de Dios, el lugar más sagrado de los tabernáculos de los Altísimos».
43:3.4 (488.6) A lo largo de las edades ha habido gran confusión en Urantia respecto a los diversos regidores del universo. Muchos de los maestros más tardíos confundieron a sus vagas e indefinidas deidades tribales con los Padres Altísimos. Posteriormente los hebreos fusionaron a todos estos regidores celestiales en una Deidad compuesta. Un maestro entendió que los Altísimos no eran los Regidores Supremos, pues dijo: «Aquél que mora en el lugar secreto del Altísimo permanecerá bajo la sombra del Todopoderoso». En los registros de Urantia es muy difícil a veces saber exactamente a quién se designa con el término «Altísimo». Sin embargo, Daniel comprendió plenamente estas cuestiones cuando dijo: «El Altísimo rige en el reino de los hombres y se lo da a quien quiere».
43:3.5 (488.7) Los Padres de la Constelación se ocupan poco de los individuos de un planeta habitado, pero están estrechamente vinculados a las funciones legislativas y elaboradoras de leyes de las constelaciones, que tanto conciernen a toda raza mortal y grupo nacional de los mundos habitados.
43:3.6 (489.1) Aunque el régimen de la constelación se interpone entre vosotros y la administración del universo, normalmente estaréis poco involucrados en el gobierno de la constelación como individuos. Vuestro interés se centrará principalmente en vuestro sistema local, Satania. Sin embargo, Urantia se encuentra temporalmente en estrecha relación con los regidores de la constelación debido a ciertas condiciones del sistema y del planeta nacidas de la rebelión de Lucifer.
43:3.7 (489.2) En el momento de la secesión de Lucifer, los Altísimos de Edentia se reservaron ciertos aspectos de la autoridad planetaria de los mundos rebeldes. Han continuado ejerciendo ese poder, y los Ancianos de los Días confirmaron hace mucho su toma de control sobre esos mundos díscolos. Es indudable que seguirán ejerciendo la jurisdicción que han asumido mientras viva Lucifer. En un sistema leal, gran parte de esa autoridad recaería normalmente sobre el Soberano del Sistema.
43:3.8 (489.3) Pero hubo además otra situación en la que Urantia llegó a relacionarse de forma especial con los Altísimos. Cuando Miguel, el Hijo Creador, cumplía su misión final de otorgamiento, y puesto que el sucesor de Lucifer no disponía aún de plena autoridad en el sistema local, todos los asuntos de Urantia relacionados con el otorgamiento de Miguel fueron supervisados directamente por los Altísimos de Norlatiadek.
43:4.1 (489.4) El santísimo monte de la asamblea es el lugar donde mora el Fiel de los Días, el representante de la Trinidad del Paraíso que ejerce sus funciones en Edentia.
43:4.2 (489.5) Este Fiel de los Días es un Hijo de la Trinidad del Paraíso y ha estado presente en Edentia como representante personal de Emmanuel desde la creación de este mundo sede. El Fiel de los Días está siempre a la diestra de los Padres de la Constelación para aconsejarles, pero nunca da consejo a menos que se lo pidan. Los altos Hijos del Paraíso no participan nunca en la conducción de los asuntos de un universo local salvo a petición de los regidores interinos de esos dominios. Un Fiel de los Días es para los Altísimos de una constelación lo que un Unión de los Días para un Hijo Creador.
43:4.3 (489.6) Para la constelación, la residencia del Fiel de los Días de Edentia es el centro del sistema paradisiaco de comunicación e información extrauniverso. Estos Hijos de la Trinidad con sus equipos de personalidades de Havona y del Paraíso, en enlace con el Unión de los Días supervisor, están en comunicación directa y continua con su orden en todos los universos, incluso en Havona y el Paraíso.
43:4.4 (489.7) El monte santísimo es de una belleza exquisita y está maravillosamente equipado, pero la residencia propiamente dicha del Hijo del Paraíso es modesta en comparación con la morada central de los Altísimos, rodeada de setenta estructuras que componen el conjunto residencial de los Hijos Vorondadek. Estas instalaciones son exclusivamente residenciales y están totalmente separadas de los extensos edificios de la sede administrativa donde se despachan los asuntos de la constelación.
43:4.5 (489.8) La residencia del Fiel de los Días de Edentia está situada al norte de estas residencias de los Altísimos y es conocida como «el monte de la asamblea del Paraíso». Los mortales ascendentes se reúnen periódicamente en esas tierras altas consagradas para oír hablar a este Hijo del Paraíso sobre el largo y fascinante viaje de los mortales en progreso a través de los mil millones de mundos de perfección de Havona hacia los deleites indescriptibles del Paraíso. Y es en estas reuniones especiales en el monte de la asamblea donde los mortales de la morontia llegan a conocer mejor a los diversos grupos de personalidades originarias del universo central.
43:4.6 (490.1) Cuando el traicionero Lucifer, antiguo soberano de Satania, anunció sus pretensiones de mayor jurisdicción, intentó suplantar a todos los órdenes superiores de filiación en el plan de gobierno del universo local. Se lo propuso diciendo en su corazón: «Exaltaré mi trono por encima de los Hijos de Dios; me sentaré en el monte de la asamblea del norte; seré como el Altísimo».
43:4.7 (490.2) Los cien Soberanos de los Sistemas asisten periódicamente a los cónclaves de Edentia para deliberar sobre el bienestar de la constelación. Tras la rebelión de Satania los archirrebeldes de Jerusem seguían presentándose en estos consejos de Edentia exactamente igual que antes. Y no se encontró forma de impedir este arrogante descaro hasta después del otorgamiento de Miguel en Urantia y su posterior asunción de la soberanía ilimitada sobre todo Nebadon. Desde entonces jamás se ha vuelto a permitir que estos instigadores del pecado se sienten en los consejos de Edentia con los Soberanos de los Sistemas leales.
43:4.8 (490.3) Los maestros de antaño conocían estas cosas, como queda recogido en los escritos: «Y hubo un día en que los Hijos de Dios vinieron a presentarse ante los Altísimos, y Satanás vino también y se presentó entre ellos». Esta es una exposición de hechos, con independencia de las circunstancias en las que se produjeran.
43:4.9 (490.4) Desde el triunfo de Cristo todo Norlatiadek se está limpiando de pecado y de rebeldes. Poco antes de la muerte de Miguel en la carne, Satanás, el adjunto del caído Lucifer, intentó asistir a uno de estos cónclaves de Edentia, pero la opinión de los asistentes se había solidificado hasta tal punto contra los archirrebeldes que los sublevados de Satania encontraron prácticamente cerradas todas las puertas de la comprensión y no hubo lugar para ellos. Cuando no hay puerta abierta para recibir el mal no hay oportunidad para albergar el pecado. Las puertas de los corazones de todo Edentia se cerraron ante Satanás. Fue rechazado unánimemente por los Soberanos de los Sistemas allí reunidos, y fue en ese momento cuando el Hijo del Hombre «vio a Satanás caer del cielo como un rayo».
43:4.10 (490.5) A partir de la rebelión de Lucifer se ha instalado una nueva estructura cerca de la residencia del Fiel de los Días. Este edificio temporal es la sede del enlace del Altísimo, que actúa en estrecho contacto con el Hijo del Paraíso como asesor del gobierno de la constelación en todas las cuestiones relacionadas con la política y la actitud del orden de los Días hacia el pecado y la rebelión.
43:5.1 (490.6) La rotación de los Altísimos en Edentia quedó suspendida en el momento de la rebelión de Lucifer. Tenemos ahora los mismos regidores que estaban de servicio en aquel momento. Inferimos que estos regidores se mantendrán sin cambios hasta que se haya eliminado definitivamente a Lucifer y sus compañeros.
43:5.2 (490.7) Sin embargo, el presente gobierno de la constelación se ha ampliado hasta incluir a doce Hijos del orden Vorondadek. Estos doce son los siguientes:
43:5.3 (490.8) 1. El Padre de la Constelación. El presente regidor Altísimo de Norlatiadek es el número 617 318 de la serie Vorondadek de Nebadon. Ha tenido experiencia de servicio en muchas constelaciones de nuestro universo local antes de asumir sus responsabilidades en Edentia.
43:5.4 (490.9) 2. El Altísimo adjunto superior.
43:5.5 (491.1) 3. El Altísimo adjunto inferior.
43:5.6 (491.2) 4. El asesor Altísimo, el representante personal de Miguel desde que este alcanzó el estatus de Hijo Maestro.
43:5.7 (491.3) 5. El ejecutivo Altísimo, el representante personal de Gabriel emplazado en Edentia desde la rebelión de Lucifer.
43:5.8 (491.4) 6. El jefe Altísimo de los observadores planetarios, el director de los observadores Vorondadek emplazados en los mundos aislados de Satania.
43:5.9 (491.5) 7. El árbitro Altísimo, el Hijo Vorondadek encargado de resolver todas las dificultades resultantes de la rebelión dentro de la constelación.
43:5.10 (491.6) 8. El administrador Altísimo de emergencia, el Hijo Vorondadek encargado de adaptar las promulgaciones de emergencia de la asamblea legislativa de Norlatiadek a los mundos de Satania aislados por la rebelión.
43:5.11 (491.7) 9. El mediador Altísimo, el Hijo Vorondadek encargado de armonizar en Urantia los ajustes especiales derivados del otorgamiento con la administración de rutina de la constelación. La existencia de ciertas actividades de los arcángeles y numerosas otras ministraciones irregulares en Urantia, junto con las actividades especiales de las Brillantes Estrellas Vespertinas en Jerusem, hacen necesaria la labor de este Hijo.
43:5.12 (491.8) 10. El juez-abogado Altísimo, jefe del tribunal de emergencia dedicado a resolver los problemas especiales de Norlatiadek surgidos de la confusión provocada por la rebelión de Satania.
43:5.13 (491.9) 11. El enlace Altísimo, el Hijo Vorondadek adscrito a los regidores de Edentia pero comisionado como consejero especial del Fiel de los Días para orientarle en la gestión de los problemas relacionados con la rebelión y la deslealtad de las criaturas.
43:5.14 (491.10) 12. El director Altísimo, el presidente del consejo de emergencia de Edentia. Todas las personalidades asignadas a Norlatiadek a raíz del levantamiento de Satania constituyen el consejo de emergencia, y el dirigente que lo preside es un Hijo Vorondadek de extraordinaria experiencia.
43:5.15 (491.11) No se incluyen aquí los numerosos Vorondadek enviados de las constelaciones de Nebadon y otros que residen también en Edentia.
43:5.16 (491.12) Desde la rebelión de Lucifer, los Padres de Edentia han prestado especial atención a Urantia y a los otros mundos aislados de Satania. El profeta reconoció hace mucho la mano controladora de los Padres de la Constelación en los asuntos de las naciones cuando dijo: «Cuando el Altísimo dividió su herencia entre las naciones, cuando separó a los hijos de Adán, estableció los límites de los pueblos».
43:5.17 (491.13) Todo mundo aislado o en cuarentena tiene un Hijo Vorondadek que actúa como observador. No participa en la administración planetaria excepto cuando el Padre de la Constelación le ordena intervenir en los asuntos de las naciones. De hecho, es este observador Altísimo quien «rige en los reinos de los hombres». Urantia es uno de los mundos aislados de Norlatiadek, y un observador Vorondadek ha estado emplazado en el planeta desde la traición de Caligastia. Cuando Maquiventa Melquisedec ejerció su ministerio en Urantia bajo forma semimaterial, rindió respetuoso homenaje al observador Altísimo de servicio en aquel momento, tal como está escrito: «Y Melquisedec, rey de Salem, era el sacerdote del Altísimo». Melquisedec reveló las relaciones de este observador Altísimo con Abraham cuando dijo: «Y bendito sea el Altísimo, que puso a tus enemigos en tus manos».
43:6.1 (492.1) Las capitales de los sistemas están especialmente embellecidas con construcciones materiales y minerales. La sede del universo refleja en mayor medida la gloria espiritual, en cambio las capitales de las constelaciones representan la cima de las actividades morontiales y los adornos vivos. En los mundos sede de las constelaciones se suelen utilizar más los adornos vivos, y es esta preponderancia de la vida —este arte botánico— lo que hace que estos mundos sean llamados «los jardines de Dios».
43:6.2 (492.2) Alrededor de la mitad de Edentia está dedicada a los exquisitos jardines de los Altísimos, y estos jardines son unas de las creaciones de morontia más fascinantes del universo local. Esto explica por qué en los mundos habitados de Norlatiadek los lugares extraordinariamente bellos suelen llamarse tantas veces «jardines del Edén».
43:6.3 (492.3) En el centro de este magnífico jardín está el santuario de adoración de los Altísimos. El salmista tuvo que haber sabido algo de estas cosas cuando escribió: «¿Quién ascenderá a la colina de los Altísimos? ¿Quién permanecerá en este lugar sagrado? Aquel que tenga las manos limpias y el corazón puro, aquel que no haya elevado su alma hasta la vanidad ni jurado en falso». En este santuario, los Altísimos, cada décimo día de esparcimiento, conducen a toda Edentia a la contemplación adoradora de Dios Supremo.
43:6.4 (492.4) Los mundos arquitectónicos presentan diez formas de vida del orden material. En Urantia hay vida vegetal y animal, pero en un mundo como Edentia los órdenes materiales de vida constituyen diez divisiones. Si pudierais ver estas diez divisiones de la vida de Edentia, clasificaríais rápidamente las tres primeras como vegetales y las tres últimas como animales, pero seríais totalmente incapaces de comprender la naturaleza prolífica y fascinante de los cuatro grupos intermedios de formas de vida.
43:6.5 (492.5) Incluso la vida claramente animal es muy distinta de la de los mundos evolutivos, tan distinta que resulta imposible describir a las mentes mortales el carácter único y la naturaleza afectuosa de esas criaturas no parlantes. Hay miles y miles de criaturas vivas que vuestra imaginación no podría nunca concebir, pues esta creación animal es de un orden totalmente distinto al de las toscas especies animales de los planetas evolutivos. Toda esta vida animal es muy inteligente y gratamente servicial, y sus diversas especies son increíblemente mansas y entrañables. No hay criaturas carnívoras en esos mundos arquitectónicos; no hay nada en todo Edentia que pueda asustar a un ser vivo.
43:6.6 (492.6) La vida vegetal es también muy distinta de la de Urantia y está compuesta de variedades tanto materiales como de morontia. Los brotes materiales tienen una coloración verde característica, pero sus equivalentes de morontia de vida vegetativa tienen tintes de orquídea o violeta en tonos y reflejos variables. Esta vegetación de morontia es un puro brote de energía; cuando se come no deja residuos.
43:6.7 (492.7) Al estar dotados de diez divisiones de vida física sin contar las variantes de morontia, estos mundos arquitectónicos ofrecen enormes posibilidades de embellecer biológicamente el paisaje y las estructuras materiales y de morontia. Los artesanos celestiales dirigen a los spornagia nativos en este extenso trabajo de decoración botánica y embellecimiento biológico. Mientras que vuestros artistas tienen que recurrir a la pintura inerte y al mármol sin vida para representar sus conceptos, los artesanos celestiales y los univitatia suelen utilizar materiales vivos para presentar sus ideas y captar sus ideales.
43:6.8 (493.1) Si os gustan las flores, los arbustos y los árboles de Urantia, os regalaréis la vista con la belleza botánica y la grandeza floral de los jardines celestes de Edentia. Pero mi capacidad de descripción no alcanza a transmitir a la mente mortal una idea adecuada de estas bellezas de los mundos celestiales. El ojo en verdad nunca vio glorias como las que os esperan a vuestra llegada a esos mundos de la aventura de ascensión de los mortales.
43:7.1 (493.2) Los univitatia son los ciudadanos permanentes de Edentia y sus mundos asociados. Los setecientos setenta mundos que rodean la sede de la constelación están bajo su supervisión. Estos hijos del Hijo Creador y el Espíritu Creativo están proyectados en un plano de existencia que está entre lo material y lo espiritual, pero no son criaturas de morontia. Los nativos de cada una de las setenta esferas principales de Edentia poseen diferentes formas visibles, y las formas de los mortales de morontia son adaptadas para corresponder con la escala ascendente de los univitatia a medida que van cambiando de residencia de una esfera de Edentia a otra en su paso sucesivo desde el mundo número uno al mundo número setenta.
43:7.2 (493.3) Los univitatia son todos semejantes espiritualmente, varían intelectualmente igual que los mortales, en su forma se parecen mucho al estado de existencia de la morontia y son creados para obrar en setenta órdenes distintos de personalidad. Cada uno de estos órdenes de univitatia presenta diez variaciones principales de actividad intelectual y cada uno de estos diversos tipos intelectuales preside las escuelas especiales formativas y culturales de socialización progresiva ocupacional o práctica en uno de los diez satélites que giran alrededor de cada uno de los mundos principales de Edentia.
43:7.3 (493.4) Estos setecientos mundos menores son esferas técnicas de educación práctica en el funcionamiento de todo el universo local y están abiertas a todas las clases de seres inteligentes. Estas escuelas de aprendizaje de conocimientos técnicos y competencias especiales no están organizadas exclusivamente para los mortales ascendentes, aunque los estudiantes de la morontia constituyen con mucho el grupo más numeroso de todos los que asisten a estos cursos de formación. Una vez que hayáis sido aceptados en cualquiera de los setenta mundos principales de cultura social, estaréis autorizados para ir a los diez satélites que lo rodean.
43:7.4 (493.5) En las diversas colonias de cortesía los mortales ascendentes de la morontia predominan entre los directores de la reversión, en cambio los univitatia representan el grupo más numeroso vinculado al cuerpo de artesanos celestiales de Nebadon. En todo Orvonton ningún ser de fuera de Havona, a excepción de los abandonters de Uversa, puede competir con los univitatia en talento artístico, adaptabilidad social e ingenio coordinador.
43:7.5 (493.6) Estos ciudadanos de la constelación no son miembros propiamente dichos del cuerpo de artesanos, pero trabajan sin reservas con todos los grupos y contribuyen en gran medida a hacer que los mundos de la constelación sean las principales esferas donde se hacen realidad las magníficas posibilidades artísticas de la cultura de transición. No ejercen su actividad más allá de los confines de los mundos sede de la constelación.
43:8.1 (493.7) Edentia y sus esferas circundantes poseen una dotación física casi perfecta. No llegan a igualar la grandeza espiritual de las esferas de Salvington, pero sobrepasan con mucho las glorias de los mundos de formación de Jerusem. Todas estas esferas de Edentia están energizadas directamente por las corrientes universales del espacio, y sus enormes sistemas del poder, tanto materiales como morontiales, son expertamente supervisados y distribuidos por los centros de la constelación, asistidos por un competente cuerpo de Controladores Físicos Maestros y Supervisores del Poder de la Morontia.
43:8.2 (494.1) El tiempo que se pasa en los setenta mundos de formación de la cultura de transición de la morontia, asociados a la edad de ascensión de los mortales en Edentia, es el periodo más estable en la carrera de un mortal ascendente hasta el estatus de finalitario; es realmente la vida típica de morontia. Aunque tenéis que ser adecuados cada vez que pasáis de un mundo cultural principal a otro, conserváis el mismo cuerpo de morontia sin perder nunca la consciencia de vuestra personalidad.
43:8.3 (494.2) Vuestra estancia en Edentia y sus esferas asociadas estará dedicada básicamente a dominar la ética de grupo, el secreto de una interrelación agradable y provechosa entre los varios órdenes de personalidades inteligentes del universo y los superuniversos.
43:8.4 (494.3) En los mundos mansión terminasteis de unificar vuestra personalidad de mortales en evolución; en la capital del sistema alcanzasteis la ciudadanía de Jerusem y consentisteis a someter de buen grado vuestro yo a las disciplinas de las actividades de grupo y los proyectos coordinados; y ahora, en los mundos de formación de la constelación, tenéis que conseguir la socialización real de vuestra personalidad de morontia en evolución. Esta adquisición de la cultura celestial consiste en aprender a:
43:8.5 (494.4) 1. Vivir felices y trabajar eficazmente con diez compañeros morontianos diversos, al tiempo que diez de estos grupos se asocian en compañías de cien y luego se federan en cuerpos de mil.
43:8.6 (494.5) 2. Convivir alegremente y cooperar de corazón con diez univitatia que, aun siendo similares intelectualmente a los seres de morontia, son muy diferentes en todos los demás aspectos. Y además tenéis que actuar con este grupo de diez en su coordinación con otras diez familias, que a su vez se confederan en cuerpos de mil univitatia.
43:8.7 (494.6) 3. Conseguir adaptaros simultáneamente tanto a vuestros compañeros morontianos como a vuestros anfitriones univitatia. Adquirir la capacidad de cooperar voluntaria y eficazmente con vuestro propio orden de seres en estrecha vinculación de trabajo con un grupo algo distinto de criaturas inteligentes.
43:8.8 (494.7) 4. Mientras procedéis así socialmente con seres semejantes y seres diferentes a vosotros, conseguir una armonía intelectual y una adaptación ocupacional con ambos grupos de compañeros.
43:8.9 (494.8) 5. Mientras lográis una socialización satisfactoria de la personalidad en los niveles intelectual y ocupacional, seguir perfeccionando vuestra capacidad de vivir en contacto íntimo con seres semejantes y seres ligeramente diferentes a vosotros, con cada vez menos tendencia a la irritabilidad y el resentimiento. Los directores de la reversión contribuyen en gran medida a este último logro mediante sus actividades de juego en grupo.
43:8.10 (494.9) 6. Adaptar toda esta variedad de técnicas de socialización para impulsar la coordinación progresiva de vuestra carrera de ascensión al Paraíso. Aumentar la visión interior del universo con una capacidad mayor de captar las metas y significados eternos que se ocultan en estas actividades aparentemente insignificantes del espacio-tiempo.
43:8.11 (494.10) 7. Y finalmente, culminar todos estos procedimientos de multisocialización con una mejora concurrente de la visión interior espiritual en lo que concierne al aumento de todos los aspectos de la dotación personal mediante acciones en grupo de vinculación espiritual y coordinación en la morontia. Cuando dos criaturas morales se asocian, no se limitan a duplicar intelectual, social y espiritualmente sus potenciales personales de consecución en el universo, sino que casi cuadriplican sus posibilidades de logro y realización.
43:8.12 (495.1) Hemos descrito la socialización en Edentia como la asociación de un mortal de morontia con un grupo familiar de univitatia formado por diez individuos intelectualmente diferentes, acompañada de una asociación similar con diez compañeros morontianos. Pero en los siete primeros mundos principales, un solo mortal ascendente vive con diez univitatia. En el segundo grupo de siete mundos principales, dos mortales moran con cada grupo nativo de diez, y así sucesivamente hasta que en el último grupo de siete esferas principales, diez seres de morontia están domiciliados con diez univitatia. A medida que aprendáis a relacionaros mejor con los univitatia, practicaréis la misma ética mejorada en las relaciones con vuestros compañeros progresores de la morontia.
43:8.13 (495.2) Como mortales ascendentes disfrutaréis de vuestra estancia en los mundos de progreso de Edentia, pero no experimentaréis la emocionante satisfacción personal que caracterizó vuestros primeros contactos con los asuntos del universo en la sede del sistema ni vuestro sentimiento de despedida de esas realidades en los mundos finales de la capital del universo.
43:9.1 (495.3) Después de graduarse en el mundo número setenta, los mortales ascendentes se establecen en Edentia. Los ascendentes asisten allí por primera vez a las «asambleas del Paraíso» y escuchan la historia de su extensa carrera descrita por el Fiel de los Días, la primera de las Personalidades Supremas con origen en la Trinidad que han llegado a conocer.
43:9.2 (495.4) Toda esta estancia en los mundos de formación de la constelación, que culmina con la ciudadanía de Edentia, es un periodo de dicha verdadera y celestial para los progresores de la morontia. A lo largo de vuestra estancia en los mundos del sistema evolucionasteis de criatura casi animal a criatura de morontia; erais más materiales que espirituales. En las esferas de Salvington evolucionaréis desde un ser de morontia hasta el estatus de verdadero espíritu; seréis más espirituales que materiales. Pero en Edentia, los ascendentes se encuentran a medio camino entre sus estados anterior y futuro, a medio camino en su paso de animal evolutivo a espíritu ascendente. Durante toda vuestra permanencia en Edentia y en sus mundos, sois «como ángeles»; progresáis constantemente pero conserváis un estatus de morontia general y típico.
43:9.3 (495.5) Esta estancia del mortal ascendente en la constelación es la época más uniforme y estable de toda su carrera de progresión en la morontia. Esta experiencia constituye la formación de los ascendentes en cuanto a su socialización preespíritu. Es análoga a la experiencia espiritual como prefinalitario de Havona y a la formación preabsonita en el Paraíso.
43:9.4 (495.6) En Edentia, los mortales ascendentes se encargan principalmente de misiones en los setenta mundos progresivos de los univitatia. Cumplen también funciones diversas en el propio Edentia, sobre todo en conjunción con el programa de la constelación relativo al bienestar grupal, racial, nacional y planetario. Los Altísimos no se dedican demasiado a fomentar el avance individual en los mundos habitados; rigen en los reinos de los hombres más que en el corazón de los individuos.
43:9.5 (495.7) Y el día en que estéis preparados para dejar Edentia y emprender vuestra carrera en Salvington, os detendréis un momento a recordar una de las etapas más hermosas y reconfortantes de vuestra formación a este lado del Paraíso. Pero la gloria de todo ello aumentará a medida que ascendáis hacia dentro y aumente vuestra capacidad de apreciar más ampliamente los significados divinos y los valores espirituales.
43:9.6 (496.1) [Patrocinado por Malavatia Melquisedec.]
El libro de Urantia
Documento 44
44:0.1 (497.1) ENTRE las colonias de cortesía de los diversos mundos sede divisionales y del universo, se encuentra un orden único de personalidades compuestas denominado los artesanos celestiales. Estos seres son los artistas y artesanos maestros de los ámbitos más bajos del espíritu y de los de la morontia. Son los espíritus y semiespíritus que se ocupan de la ornamentación de morontia y el embellecimiento espiritual. Estos artesanos están distribuidos por todo el gran universo: en los mundos sede de los superuniversos, en los universos locales, en las constelaciones y en los sistemas, así como en todas las esferas asentadas en luz y vida. Pero su campo principal de actividad está en las constelaciones, y especialmente en los setecientos setenta mundos que rodean cada esfera sede.
44:0.2 (497.2) Aunque su trabajo pudiera parecer casi incomprensible para la mente material, no se debe perder de vista que los mundos de la morontia y del espíritu tienen su arte superior y su cultura celestial.
44:0.3 (497.3) Los artesanos celestiales no son creados como tales. Son un cuerpo seleccionado y reclutado compuesto por ciertas personalidades docentes nativas del universo central y sus alumnos voluntarios elegidos entre los mortales ascendentes y otros muchos grupos celestiales. El cuerpo docente original de estos artesanos fue nombrado en su día por el Espíritu Infinito en colaboración con los siete Espíritus Maestros y constó de siete mil instructores de Havona, mil para cada una de las siete divisiones de artesanos. A partir de ese núcleo inicial, se ha desarrollado a través de las edades este brillante cuerpo de expertos trabajadores en los ámbitos del espíritu y de la morontia.
44:0.4 (497.4) Cualquier personalidad de morontia o entidad de espíritu, es decir, cualquier ser que esté por debajo del rango de filiación divina inherente, es apto para ser admitido en el cuerpo de los artesanos celestiales. Tras su llegada a los mundos de la morontia, los hijos de Dios ascendentes de las esferas evolutivas pueden solicitar la admisión en el cuerpo de artesanos y, si están suficientemente dotados, pueden elegir esta ocupación por un periodo más o menos largo. Pero nadie puede alistarse en los artesanos celestiales por menos de un milenio, mil años del tiempo del superuniverso.
44:0.5 (497.5) Todos los artesanos celestiales están registrados en la sede del superuniverso, pero son dirigidos por supervisores de la morontia en las capitales de los universos locales. El cuerpo central de supervisores de la morontia que actúa en el mundo sede de cada universo local los destina a las siete divisiones principales de actividad siguientes:
44:0.6 (497.6) 1. Músicos celestiales.
44:0.7 (497.7) 2. Reproductores celestiales.
44:0.8 (497.8) 3. Constructores divinos.
44:0.9 (497.9) 4. Registradores del pensamiento.
44:0.10 (498.1) 5. Manipuladores de la energía.
44:0.11 (498.2) 6. Diseñadores y embellecedores.
44:0.12 (498.3) 7. Trabajadores de la armonía.
44:0.13 (498.4) Todos los maestros originales de estos siete grupos provenían de los mundos perfectos de Havona, y Havona contiene los patrones, los estudios patrón, de todas las fases y formas del arte del espíritu. El intento de transferir estas artes de Havona a los mundos del espacio es una tarea gigantesca, pero las técnicas y la ejecución de los artesanos celestiales han ido mejorando de edad en edad. Como en todas las demás fases de la carrera ascendente, se pide a aquellos que están más avanzados en cualquier línea de actividad que compartan constantemente su conocimiento y su pericia con sus compañeros menos favorecidos.
44:0.14 (498.5) En los mundos mansión empezaréis a vislumbrar por primera vez estas artes trasplantadas de Havona, y seguiréis apreciando cada vez más y mejor su creciente belleza hasta que os encontréis en las salas de espíritu de Salvington, donde contemplaréis las inspiradoras obras maestras de los artistas celestes de los ámbitos del espíritu.
44:0.15 (498.6) Todas estas actividades de los mundos de la morontia y del espíritu son reales. Para los seres de espíritu, el mundo del espíritu es una realidad. Para nosotros, el mundo material es el más irreal. Las formas más altas de espíritu pasan libremente a través de la materia común. Los altos espíritus no reaccionan a nada material, excepto a ciertas energías básicas. Para los seres materiales, el mundo del espíritu es más o menos irreal. Para los seres de espíritu, el mundo material es casi enteramente irreal, una mera sombra de la sustancia de las realidades de espíritu.
44:0.16 (498.7) Con la visión exclusiva de espíritu, no puedo percibir el edificio en el que se está traduciendo y registrando esta narración. A mi lado se encuentra un Consejero Divino de Uversa, y él percibe aún menos estas creaciones puramente materiales. Para poder apreciar cómo aparecen ante vosotros estas estructuras materiales, visualizamos un equivalente de espíritu presentado a nuestra mente por uno de los transformadores de energía que nos acompañan. Este edificio material no es exactamente real para mí, un ser de espíritu, pero es, por supuesto, muy real y muy útil para los mortales materiales.
44:0.17 (498.8) Hay ciertos tipos de seres que son capaces de percibir la realidad de las criaturas tanto de los mundos del espíritu como de los materiales. Pertenecen a esta clase las llamadas criaturas cuartas de los Servitales de Havona y las criaturas cuartas de los conciliadores. Las ángeles del tiempo y el espacio están dotadas de la capacidad de percibir tanto seres de espíritu como materiales, como lo están también los mortales ascendentes tras liberarse de la vida en la carne. Cuando han alcanzado niveles más altos de espíritu, los ascendentes son capaces de reconocer las realidades materiales, las de la morontia y las del espíritu.
44:0.18 (498.9) Está también aquí conmigo un Mensajero Poderoso de Uversa, un ascendente fusionado con el Ajustador. Fue ser mortal en su día y os percibe como sois, al mismo tiempo que visualiza al Mensajero Solitario, a la supernafín y a otros seres celestiales presentes. En todo vuestro largo movimiento ascendente, nunca perderéis el poder de reconocer a vuestros compañeros de existencias anteriores. A medida que ascendáis hacia dentro en la escala de la vida, conservaréis siempre la capacidad de reconocer a quienes compartieron con vosotros niveles más bajos y anteriores de experiencia y de fraternizar con ellos. Cada nuevo traslado o resurrección añadirá un grupo más de seres de espíritu a vuestro campo de visión, sin privaros en lo más mínimo de la capacidad de reconocer a vuestros amigos y compañeros de estados anteriores.
44:0.19 (498.10) Todo esto se hace posible en la experiencia de los mortales ascendentes por la acción de los Ajustadores del Pensamiento que moran en vuestro interior. Como conservan los duplicados de todas vuestras experiencias de vida, tenéis asegurado que no perderéis nunca ningún atributo verdadero que hayáis tenido alguna vez. Y estos Ajustadores pasan por lo mismo que vosotros como parte de vosotros, en realidad son vosotros.
44:0.20 (499.1) Pero he perdido casi la esperanza de poder transmitir a la mente material la naturaleza del trabajo de los artesanos celestiales. Me veo constantemente obligado a desvirtuar el pensamiento y distorsionar el lenguaje en mi esfuerzo por exponer ante la mente mortal la realidad de estas operaciones de la morontia y estos fenómenos casi de espíritu. Vuestra comprensión es incapaz de captar, y vuestro lenguaje de transmitir, el significado, el valor y las relaciones de estas actividades de semiespíritu. Dicho esto, sigo esforzándome por iluminar a la mente humana sobre estas realidades, aun siendo plenamente consciente de que mis posibilidades de éxito son prácticamente nulas.
44:0.21 (499.2) Lo único que puedo hacer es intentar esbozar un burdo paralelismo entre las actividades materiales de los mortales y las múltiples funciones de los artesanos celestiales. Si las razas de Urantia estuvieran más avanzadas en arte y otras realizaciones culturales, tanto más lejos podría llegar en mi esfuerzo por proyectar a la mente humana hacia las cosas de la morontia partiendo de la materia. No puedo hacer mucho más que insistir en el hecho de que estas actividades de los mundos de la morontia y del espíritu son reales.
44:1.1 (499.3) El alcance limitado de vuestros oídos mortales os impide concebir las melodías de la morontia. Existe incluso una gama material de hermosos sonidos que el sentido humano del oído no reconoce, sin mencionar las posibilidades inconcebibles de las armonías de la morontia y del espíritu. Las melodías del espíritu no son ondas materiales de sonido sino pulsaciones de espíritu que reciben los espíritus de las personalidades celestiales. La inmensidad de los registros, el alma de la expresión y la grandiosidad de la ejecución, asociadas a la melodía de las esferas, sobrepasan por completo el alcance de la comprensión humana. He visto a millones de seres embelesados sumidos en un éxtasis sublime mientras la melodía del dominio les llegaba a raudales en la energía de espíritu de los circuitos celestiales. Esas maravillosas melodías se pueden difundir hasta las partes más remotas de un universo.
44:1.2 (499.4) Los músicos celestiales se dedican a producir armonías celestiales mediante la manipulación de las siguientes fuerzas de espíritu:
44:1.3 (499.5) 1. El sonido espiritual: las interrupciones de la corriente de espíritu.
44:1.4 (499.6) 2. La luz espiritual: el control y la intensificación de la luz de los ámbitos espirituales y de la morontia.
44:1.5 (499.7) 3. Las pulsaciones de energía: la melodía producida por el hábil manejo de las energías de morontia y de espíritu.
44:1.6 (499.8) 4. Las sinfonías de color: melodía en tonos de color de la morontia, una de las más altas realizaciones de los músicos celestiales.
44:1.7 (499.9) 5. La armonía de los espíritus vinculados: la propia disposición y vinculación de diferentes órdenes de seres de morontia y de espíritu producen melodías majestuosas.
44:1.8 (499.10) 6. La melodía del pensamiento: los pensamientos espirituales se pueden perfeccionar hasta el punto de estallar en las melodías de Havona.
44:1.9 (499.11) 7. La música del espacio: con la sintonización apropiada, se pueden recoger las melodías de otras esferas en los circuitos de difusión del universo.
44:1.10 (500.1) Hay más de cien mil modos distintos de manipular el sonido, el color y la energía con técnicas análogas al empleo humano de los instrumentos musicales. Vuestros conjuntos de danza representan indudablemente el intento rudimentario y grotesco de las criaturas materiales por aproximarse a la armonía celestial que resulta de la colocación de seres y la disposición de personalidades. Los mecanismos sensoriales de los cuerpos materiales no reconocen las otras cinco formas de melodía de la morontia.
44:1.11 (500.2) La armonía, la música de los siete niveles de asociación melodiosa, es el único código universal de comunicación del espíritu. La música tal como la entienden los mortales de Urantia alcanza su expresión más elevada en las escuelas de Jerusem, la sede del sistema, donde se enseña a los seres semimateriales las armonías del sonido. Los mortales no reaccionan a las otras formas de melodía de la morontia y de armonía celestial.
44:1.12 (500.3) La apreciación de la música en Urantia es física y espiritual al mismo tiempo, y vuestros músicos humanos han hecho mucho por elevar el gusto musical desde la monotonía bárbara de vuestros primeros ancestros hasta los niveles más altos de apreciación del sonido. La mayoría de los mortales de Urantia reacciona ante la música principalmente con los músculos materiales y muy poco con la mente y el espíritu, pero ha habido una mejora constante en la apreciación musical durante más de treinta y cinco mil años.
44:1.13 (500.4) La síncopa melodiosa representa la transición de la monotonía musical del hombre primitivo a la armonía expresiva y las melodías con sentido de vuestros músicos más recientes. Estos tipos de ritmos primitivos estimulan el sentido del amor por la música sin implicar el ejercicio de los poderes intelectuales más altos de apreciación de la armonía, y por ello suelen atraer más a individuos inmaduros o espiritualmente indolentes.
44:1.14 (500.5) La mejor música de Urantia no es más que un eco fugaz de los magníficos acordes que escuchan los colegas celestiales de vuestros músicos, que no han dejado registrados más que fragmentos de esas armonías de las fuerzas de la morontia como melodías musicales de armonía sonora. La música de la morontia-espíritu emplea con cierta frecuencia los siete modos de expresión y reproducción, de manera que la mente humana está en enorme desventaja cuando intenta reducir esas melodías de esferas más altas a meras notas de sonido musical. Un intento así sería como tratar de reproducir los acordes de una gran orquesta con un solo instrumento musical.
44:1.15 (500.6) Aunque en Urantia habéis compuesto algunas bellas melodías, vuestro desarrollo musical es muy inferior al de muchos de vuestros planetas vecinos de Satania. Si Adán y Eva hubieran sobrevivido habríais tenido música de verdad. Pero el don de la armonía, tan desarrollado en sus naturalezas, ha quedado tan diluido entre cepas con tendencias no musicales que solo en una de cada mil vidas mortales se da una verdadera apreciación de la armonía. Pero no os desaniméis; puede que algún día aparezca en Urantia un músico real, y pueblos enteros quedarán cautivados por los magníficos acordes de sus melodías. Un ser humano así podría cambiar para siempre el curso de una nación entera, incluso de todo el mundo civilizado. Es literalmente cierto que «la melodía tiene el poder de transformar a un mundo entero». La música seguirá siendo por siempre el lenguaje universal de hombres, ángeles y espíritus. La armonía es el habla de Havona.
44:2.1 (500.7) El hombre mortal no puede esperar adquirir más que un concepto pobre y deformado de las funciones de los reproductores celestiales que yo debo intentar ilustrar mediante el rudo y limitado simbolismo de vuestro lenguaje material. El mundo de la morontia-espíritu tiene mil y una cosas de valor supremo, cosas dignas de ser reproducidas pero desconocidas en Urantia, experiencias que pertenecen a la categoría de las actividades que apenas han «penetrado en la mente del hombre». Son realidades que Dios tiene en espera para aquellos que sobrevivan a la vida en la carne.
44:2.2 (501.1) Hay siete grupos de reproductores celestiales, y voy a intentar explicar su trabajo con la clasificación siguiente:
44:2.3 (501.2) 1. Cantantes: los armonistas que reiteran las armonías específicas del pasado e interpretan las melodías del presente. Pero todo esto se lleva a cabo en el nivel de la morontia.
44:2.4 (501.3) 2. Trabajadores del color: los artistas de la luz y de la sombra que vosotros llamaríais dibujantes y pintores, artistas que conservan escenas pasajeras y episodios transitorios para goce futuro en la morontia.
44:2.5 (501.4) 3. Imagineros de la luz: los que realizan las reproducciones de los fenómenos reales de semiespíritu, de las cuales el cine sería un ejemplo muy rudimentario.
44:2.6 (501.5) 4. Comediantes de la historia: los que reproducen mediante representaciones dramáticas los acontecimientos cruciales de los registros y la historia del universo.
44:2.7 (501.6) 5. Artistas proféticos: los que proyectan los significados de la historia hacia el futuro.
44:2.8 (501.7) 6. Narradores de historias de la vida: los que perpetúan el significado y la relevancia de la experiencia de la vida. Proyectan las experiencias personales del presente hacia el logro de valores en el futuro.
44:2.9 (501.8) 7. Intérpretes administrativos: los que describen la importancia de la filosofía de gobierno y de las técnicas administrativas, los dramaturgos celestiales de la soberanía.
44:2.10 (501.9) Los reproductores celestiales colaboran a menudo muy eficazmente con los directores de la reversión para combinar la recapitulación de recuerdos con ciertas formas de descanso de la mente y de diversión de la personalidad. Antes de los cónclaves de la morontia y de las asambleas de espíritus, estos reproductores se reúnen a veces para montar formidables espectáculos dramáticos que representan el propósito de dichas reuniones. He asistido recientemente a una de esas magníficas representaciones en la que más de un millón de actores produjeron una sucesión de mil escenas.
44:2.11 (501.10) Los maestros intelectuales más altos y las ministras de la transición utilizan con gran aprovechamiento a estos diversos grupos de reproductores en sus actividades educativas de la morontia. Pero no todos sus esfuerzos están dedicados a la ilustración transitoria. Una parte importantísima de su trabajo es de naturaleza permanente y quedará para siempre como legado para todos los tiempos futuros. Estos artesanos son tan polifacéticos que cuando actúan en masa son capaces de volver a representar una edad, y en colaboración con las ministras seráficas pueden describir de forma efectiva los valores eternos del mundo del espíritu a los videntes mortales del tiempo.
44:3.1 (501.11) Hay ciudades «cuyo constructor y hacedor es Dios». Poseemos el equivalente espiritual de todo aquello con lo que vosotros los mortales estáis familiarizados, e indeciblemente más. Tenemos casas, comodidades de espíritu y las cosas necesarias de morontia. Por cada satisfacción material que pueden disfrutar los humanos, tenemos miles de realidades espirituales que sirven para enriquecer y ampliar nuestra existencia. Los constructores divinos ejercen su actividad en siete grupos:
44:3.2 (502.1) 1. Diseñadores y constructores de casas: los que construyen y remodelan las moradas asignadas a individuos y a grupos de trabajo. Estos domicilios de morontia y de espíritu son reales. Serían invisibles para vuestra visión limitada, pero son muy reales y muy bellos para nosotros. Hasta cierto punto, todos los seres de espíritu pueden compartir con los constructores algunos detalles de la planificación y creación de sus moradas de morontia o de espíritu. Estos hogares están equipados y decorados según las necesidades de las criaturas de morontia o de espíritu que van a habitar en ellos. Todas estas construcciones son muy variadas y ofrecen a los individuos amplias oportunidades de expresarse.
44:3.3 (502.2) 2. Constructores de lo profesional: tienen la función de diseñar y ensamblar las moradas de los trabajadores regulares y de rutina de los mundos del espíritu y de la morontia. Estos constructores son comparables a los que construyen los talleres y otras plantas industriales de Urantia. Los mundos de transición tienen una organización necesaria de ministerio mutuo y de división especializada del trabajo. No todos lo hacemos todo. Hay una diversidad de funciones entre los seres de morontia y los espíritus en evolución, y estos constructores de lo profesional no solo construyen talleres mejores, sino que contribuyen también a la mejora profesional de los trabajadores.
44:3.4 (502.3) 3. Constructores de lo recreativo. Se utilizan edificios enormes durante las temporadas de descanso, lo que los mortales llamarían recreo y, en cierto sentido, juego. Se ha previsto un escenario adecuado para los directores de la reversión, los humoristas de los mundos de la morontia, las esferas de transición donde se lleva a cabo la formación de los seres ascendentes que acaban de ser sacados de los planetas evolutivos. Incluso los espíritus más altos se dedican a ciertas formas de humor reminiscente durante sus periodos de recarga espiritual.
44:3.5 (502.4) 4. Constructores de edificios de adoración: los experimentados arquitectos de los templos de espíritu y de morontia. Todos los mundos de ascenso de los mortales tienen templos de adoración, y son las creaciones más exquisitas de los mundos de la morontia y de las esferas del espíritu.
44:3.6 (502.5) 5. Constructores de lo educativo: los que construyen las sedes de formación en la morontia y de aprendizaje avanzado en el espíritu. Siempre está abierto el camino para adquirir más conocimiento, para obtener información adicional sobre el trabajo presente y futuro de cada uno, así como conocimiento cultural universal. Esta información está concebida para hacer de los mortales ascendentes ciudadanos más inteligentes y eficaces de los mundos de la morontia y del espíritu.
44:3.7 (502.6) 6. Planificadores de la morontia: los que construyen en pro de la relación igualitaria de todas las personalidades de todos los mundos en cualquier lugar y en cualquier esfera en que se encuentren. Estos planificadores colaboran con los Supervisores del Poder de la Morontia para enriquecer la coordinación de la vida progresiva en la morontia.
44:3.8 (502.7) 7. Constructores de lo público: los artesanos que planifican y construyen los lugares de reunión no destinados a la adoración. Estos lugares de reunión pública son grandes y magníficos.
44:3.9 (502.8) Ni esas estructuras ni sus adornos serían exactamente reales para la comprensión sensorial de los mortales materiales, pero son muy reales para nosotros. Si pudieseis estar allí en la carne no podríais ver esos templos, y sin embargo todas esas creaciones supramateriales están ahí. Las percibimos claramente igual que disfrutamos plenamente de ellas.
44:4.1 (503.1) Estos artesanos se dedican a conservar y reproducir el pensamiento superior de los mundos, y ejercen su actividad en siete grupos:
44:4.2 (503.2) 1. Conservadores del pensamiento. Son los artesanos dedicados a conservar el pensamiento más alto de los mundos. En los mundos de la morontia atesoran verdaderamente las joyas de la función mental. Antes de venir por primera vez a Urantia, vi registros y escuché difusiones de la ideación de algunas de las grandes mentes de este planeta. Los registradores del pensamiento conservan esas nobles ideas en la lengua de Uversa.
44:4.3 (503.3) Cada superuniverso tiene su propio idioma, una lengua que hablan sus personalidades y que impera en todos sus sectores. En nuestro superuniverso se la conoce como la lengua de Uversa. Cada universo local tiene también su propio idioma. Todos los órdenes más altos de Nebadon son bilingües, pues hablan tanto el idioma de Nebadon como la lengua de Uversa. Cuando dos individuos de diferentes universos locales se encuentran se comunican en la lengua de Uversa, pero si uno de ellos es de otro superuniverso tienen que recurrir a un traductor. En el universo central el idioma es poco necesario. Allí el entendimiento es perfecto y casi completo, y solo los Dioses no son comprendidos plenamente. Nos enseñan que un encuentro casual en el Paraíso revela más entendimiento mutuo del que se podría comunicar en mil años mediante una lengua mortal. Incluso en Salvington «conocemos a la vez que se nos conoce».
44:4.4 (503.4) En las esferas de la morontia y del espíritu, la capacidad de traducir el pensamiento en lenguaje sobrepasa la comprensión de los mortales. Los registradores expertos pueden acelerar tanto nuestra velocidad de reducir el pensamiento a un registro permanente que se puede registrar en un minuto del tiempo de Urantia el equivalente a más de medio millón de palabras o símbolos de pensamiento. Estos idiomas del universo son mucho más completos que el habla de los mundos en evolución. Los símbolos conceptuales de Uversa abarcan más de mil millones de caracteres, aunque su alfabeto básico contiene solo setenta símbolos. El idioma de Nebadon no es tan elaborado, pues sus símbolos básicos o alfabeto son cuarenta y ocho.
44:4.5 (503.5) 2. Registradores de conceptos. Este segundo grupo de registradores se ocupa de la conservación de las imágenes de los conceptos, los patrones de las ideas. Es esta una forma de registro permanente desconocida en los mundos materiales, y por este método yo podría adquirir en una hora de vuestro tiempo más conocimiento del que pudierais conseguir vosotros en cien años de atenta lectura del lenguaje escrito común.
44:4.6 (503.6) 3. Registradores de ideogramas. Tenemos el equivalente de vuestra palabra tanto escrita como hablada, pero para conservar el pensamiento solemos poner los conceptos en imágenes y utilizar técnicas ideográficas. Los que conservan los ideogramas son capaces de mejorar mil veces el trabajo de los registradores de conceptos.
44:4.7 (503.7) 4. Promotores de la oratoria. Este grupo de registradores se ocupa de la tarea de conservar el pensamiento para reproducirlo mediante la oratoria. Pero en el idioma de Nebadon podríamos exponer en media hora el contenido de la vida entera de un mortal de Urantia. Solo podréis entender algo de estas operaciones si os paráis a considerar vuestra desordenada y confusa vida onírica que os hace recorrer años de experiencia en pocos segundos durante las fantasías del sueño nocturno.
44:4.8 (503.8) La oratoria del mundo del espíritu es uno de los placeres excepcionales que os esperan, a vosotros que solo habéis escuchado los discursos rudimentarios y balbucientes de Urantia. Hay, en los discursos de Salvington y de Edentia, una armonía musical y una eufonía expresiva cuyo efecto inspirador supera toda descripción posible. Estos conceptos ardientes son como joyas de belleza en diademas de gloria. ¡Pero yo no puedo!; ¡no puedo transmitir a la mente humana la amplitud y la profundidad de estas realidades de otro mundo!
44:4.9 (504.1) 5. Directores de difusión. Las difusiones del Paraíso, de los superuniversos y de los universos locales están bajo la supervisión general de este grupo de conservadores del pensamiento. Sirven como censores y redactores, además de coordinadores del material de difusión. Adaptan a los superuniversos todas las difusiones del Paraíso y traducen las difusiones de los Ancianos de los Días a las lenguas particulares de los universos locales.
44:4.10 (504.2) También es necesario modificar las difusiones de los universos locales para que puedan recibirlas los sistemas y los planetas individuales. La transmisión de estos informes del espacio es cuidadosamente supervisada, y hay siempre un registro de confirmación para asegurar que cada informe es correctamente recibido en cada uno de los mundos de un circuito dado. Estos directores de difusión son técnicos expertos en utilizar las corrientes del espacio a efectos de comunicar información.
44:4.11 (504.3) 6. Registradores del ritmo. Los urantianos denominarían sin duda poetas a estos artesanos, aunque sus obras son muy distintas de vuestras producciones poéticas y las superan casi infinitamente. Los seres de morontia y de espíritu encuentran menos cansado trabajar con ritmo, y por eso se procura realizar muchas funciones de forma rítmica para aumentar así la eficiencia y el placer de la ejecución. Solo desearía que pudierais tener el privilegio de escuchar algunas de las difusiones poéticas de las asambleas de Edentia y disfrutar de la riqueza de tono y de colorido de los genios de la constelación, que son maestros en esta forma exquisita de expresión personal y armonización social.
44:4.12 (504.4) 7. Registradores de la morontia. No sé cómo describir a la mente material la función de este importante grupo de registradores del pensamiento cuyo trabajo consiste en conservar los retratos de conjunto de las diversas agrupaciones dedicadas a los asuntos de la morontia y las operaciones del espíritu. A modo de ejemplo burdo, diríamos que son los fotógrafos de grupo de los mundos de transición. Guardan para el futuro las escenas y asociaciones vitales de estas épocas progresivas, y las conservan en los archivos de las salas de registros de la morontia.
44:5.1 (504.5) Estos interesantes y eficaces artesanos se ocupan de todo tipo de energías: físicas, mentales y espirituales.
44:5.2 (504.6) 1. Manipuladores de la energía física. Los manipuladores de la energía física sirven durante largos periodos con los directores del poder y son expertos en el control y la manipulación de muchas fases de la energía física. Están versados en las tres corrientes básicas y las treinta segregaciones secundarias de energía de los superuniversos. Estos seres prestan una asistencia inestimable a los Supervisores del Poder de la Morontia de los mundos de transición. Son los estudiosos permanentes de las proyecciones cósmicas del Paraíso.
44:5.3 (504.7) 2. Manipuladores de la energía-mente. Son los expertos en la intercomunicación entre los seres de morontia y otros tipos de seres inteligentes. Esta forma de comunicación entre mortales es prácticamente inexistente en Urantia. Son los especialistas que promueven la capacidad de los seres ascendentes de la morontia para comunicarse entre sí, y su trabajo presenta muchos episodios únicos de enlace del intelecto que está fuera de mi alcance describir a la mente material. Estos artesanos se dedican con aplicación al estudio de los circuitos de mente del Espíritu Infinito.
44:5.4 (505.1) 3. Manipuladores de la energía espiritual. Los manipuladores de la energía espiritual son un grupo fascinante. La energía espiritual actúa conforme a leyes establecidas, igual que lo hace la energía física. Es decir, que la fuerza de espíritu, cuando se estudia, arroja deducciones fiables y puede ser tratada con precisión, tal como ocurre con las energías físicas. Las leyes del mundo del espíritu son tan fiables y precisas como las que rigen en los mundos materiales. Durante los últimos millones de años, estos estudiosos de las leyes fundamentales del Hijo Eterno, que gobiernan la energía de espíritu en su aplicación a los órdenes tanto de la morontia como de otros seres celestiales en todos los universos, han efectuado muchas mejoras en las técnicas de absorción de energía espiritual.
44:5.5 (505.2) 4. Manipuladores de lo compuesto. Es el audaz grupo de seres bien capacitados que se dedican a vincular funcionalmente las tres fases originales de la energía divina manifestadas en todos los universos como energía física, mental y espiritual. Estas entusiastas personalidades buscan en realidad descubrir la presencia en el universo de Dios Supremo, pues en esa personalidad de la Deidad debe producirse la unificación experiencial de toda la divinidad del gran universo. Y en cierta medida, estos artesanos han obtenido algún logro en los últimos tiempos.
44:5.6 (505.3) 5. Asesores de transporte. Este cuerpo de asesores técnicos de las serafines de transporte colabora expertamente con los estudiosos de las estrellas en la elaboración de rutas y asiste en otras cosas a los jefes de transporte de los mundos del espacio. Son los supervisores del tráfico de las esferas y están presentes en todos los planetas habitados. Un cuerpo de setenta asesores de transporte está de servicio en Urantia.
44:5.7 (505.4) 6. Expertos en comunicaciones. Doce técnicos en comunicaciones interplanetarias e interuniversales están igualmente de servicio en Urantia. Estos seres de larga experiencia son expertos conocedores de las leyes de transmisión e interferencia en su aplicación a las comunicaciones de los mundos. Este cuerpo se encarga de todas las formas de mensajes del espacio, excepto los de los Mensajeros por Gravedad y los Mensajeros Solitarios. En Urantia, gran parte de su trabajo ha de realizarse a través del circuito de los arcángeles.
44:5.8 (505.5) 7. Maestros del descanso. El descanso divino está asociado a la técnica de absorción de energía espiritual. La energía de morontia y de espíritu ha de reponerse tan ciertamente como la energía física, aunque no por las mismas razones. En mi esfuerzo por ilustraros me veo obligado a recurrir a ejemplos burdos. Nosotros en cualquier caso, los del mundo de espíritu, tenemos que interrumpir periódicamente nuestras actividades regulares y dirigirnos a lugares adecuados de encuentro donde entramos en el descanso divino y recuperamos así nuestras agotadas energías.
44:5.9 (505.6) Recibiréis vuestras primeras lecciones en estas materias cuando alcancéis los mundos mansión después de que os hayáis convertido en seres de morontia y hayáis empezado a experimentar los asuntos del espíritu. Sabéis algo sobre el círculo más interior de Havona y sobre los peregrinos del espacio que, después de haber atravesado los círculos precedentes, deben ser inducidos al largo y revivificante descanso del Paraíso. Esto no es solo un requisito técnico para pasar de la carrera del tiempo al servicio de la eternidad, sino que es también una necesidad, una forma de descanso indispensable para reponer las pérdidas de energía propias de las etapas finales de la experiencia ascendente y almacenar reservas de poder de espíritu para la siguiente etapa de la carrera sin fin.
44:5.10 (506.1) Estos manipuladores de la energía actúan también de muchas otras maneras demasiado numerosas para ser catalogadas, entre ellas aconsejar a las serafines, querubines y sanobines sobre los modos más eficientes de absorber energía y o la forma de mantener los equilibrios más útiles entre las fuerzas divergentes de las querubines activas y las sanobines pasivas. Estos expertos prestan todo tipo de ayuda a las criaturas de morontia y de espíritu en sus esfuerzos por comprender el descanso divino, que es tan esencial para la utilización efectiva de las energías básicas del espacio.
44:6.1 (506.2) ¡Ojalá supiera describir el trabajo exquisito de estos artesanos únicos! Cualquier intento mío de explicar el trabajo de embellecimiento de espíritu a las mentes materiales solo lograría recordaros vuestros lastimosos aunque encomiables esfuerzos por hacer estas cosas en vuestro mundo de mente y materia.
44:6.2 (506.3) Aunque este cuerpo abarca más de mil subdivisiones de actividad, está agrupado en siete apartados principales como sigue:
44:6.3 (506.4) 1. Los artesanos del color. Son los que hacen que los diez mil tonos de color del reflejo de espíritu repiquen sus exquisitos mensajes de armoniosa belleza. Aparte de la percepción de los colores, no hay nada comparable a estas actividades en la experiencia humana.
44:6.4 (506.5) 2. Los diseñadores de sonidos. Estos diseñadores de lo que vosotros llamaríais sonido hacen representaciones de ondas de espíritu de diversas identidades y apreciaciones en la morontia. Estos impulsos son, en realidad, los magníficos reflejos de las almas-espíritus desnudas y gloriosas de las huestes celestiales.
44:6.5 (506.6) 3. Los diseñadores de emociones. Estos realzadores y conservadores de las sensaciones son los que guardan los sentimientos de morontia y las emociones de divinidad para estudio y edificación de los hijos del tiempo y para inspiración y embellecimiento de los progresores de la morontia y de los espíritus en avance.
44:6.6 (506.7) 4. Los artistas del olor. Esta comparación de las actividades elevadas del espíritu con el reconocimiento físico de los olores químicos es ciertamente desafortunada, pero mal podrían reconocer los mortales de Urantia este ministerio por otro nombre. Estos artesanos crean sus variadas sinfonías para edificación y deleite de los hijos de la luz en su avance. No tenéis nada en la tierra con lo que pueda compararse siquiera remotamente este tipo de grandiosidad espiritual.
44:6.7 (506.8) 5. Los embellecedores de presencias. Estos artesanos no se ocupan del arte de adornarse ni de la técnica de embellecer a las criaturas. Se dedican a producir reacciones multitudinarias y alegres en las criaturas individuales de morontia y de espíritu mediante la representación escénica de la relevancia de las relaciones, a través de los valores posicionales asignados a los diferentes órdenes de la morontia y del espíritu, en los conjuntos que componen con estos seres tan diversos. Estos artistas colocan a los seres supramateriales como haríais vosotros con notas musicales, olores y paisajes vivos y luego los combinan en himnos de gloria.
44:6.8 (506.9) 6. Los diseñadores de sabores. ¡¿Y qué se os puede decir de estos artistas?! Podría sugeriros vagamente que son mejoradores del sabor de la morontia, y que se esfuerzan también por aumentar la apreciación de la belleza agudizando los sentidos de los espíritus en evolución.
44:6.9 (507.1) 7. Los sintetizadores de la morontia. Son los maestros artesanos que, cuando todos los demás han hecho sus respectivas contribuciones, añaden los toques finales y culminantes al conjunto de la morontia y producen así una representación inspiradora de lo divinamente bello, una inspiración duradera para los seres de espíritu y sus compañeros de morontia. Pero tendréis que esperar a liberaros del cuerpo animal para poder empezar a concebir las glorias artísticas y las bellezas estéticas de los mundos de morontia y de espíritu.
44:7.1 (507.2) Contra lo que pudierais suponer, estos artistas no se dedican a la música, la pintura ni a nada por el estilo. Se ocupan de manipular y organizar las fuerzas y energías especializadas que están presentes en el mundo de espíritu pero no son reconocidas por los mortales. Si tuviera la más mínima base de comparación posible, intentaría describir este campo único de logro en el espíritu, pero me desespero, no hay ninguna esperanza de transmitir a las mentes mortales esta esfera del arte celestial. Sin embargo, lo que no se puede describir sí se puede insinuar:
44:7.2 (507.3) La belleza, el ritmo y la armonía están vinculados intelectualmente y son afines espiritualmente. La verdad, el hecho y la relación son inseparables intelectualmente y están vinculados a los conceptos filosóficos de la belleza. La bondad, la rectitud y la justicia están interrelacionadas filosóficamente y ligadas espiritualmente a la verdad viva y a la belleza divina.
44:7.3 (507.4) Los conceptos cósmicos de la verdadera filosofía, la descripción del arte celestial, o el intento mortal de pintar el reconocimiento humano de la belleza divina no pueden jamás ser verdaderamente satisfactorios si dicha progresión intentada por la criatura no se unifica. Estas expresiones del impulso divino dentro de la criatura en evolución pueden ser intelectualmente verdaderas, emocionalmente hermosas, y espiritualmente buenas; pero la verdadera alma de la expresión estará ausente a menos que estas realidades de la verdad, significados de la belleza, y valores de la bondad, estén unificados en la experiencia de vida del artesano, del científico o del filósofo.
44:7.4 (507.5) Estas cualidades divinas están perfecta y absolutamente unificadas en Dios. Y todo hombre o ángel conocedor de Dios posee el potencial de autoexpresión ilimitada en niveles siempre progresivos de autorrealización unificada conforme va avanzando en el logro inacabable de la semejanza con Dios: la mezcla experiencial en la experiencia evolutiva de la verdad eterna, la belleza universal y la bondad divina.
44:8.1 (507.6) Aunque los artesanos celestiales no trabajan personalmente en planetas materiales como Urantia, a veces vienen desde la sede del sistema a ofrecer ayuda a los individuos naturalmente dotados de las razas mortales. En estas asignaciones, estos artesanos trabajan temporalmente bajo la supervisión de las ángeles planetarias del progreso. Las huestes seráficas cooperan con estos artesanos en el intento de asistir a los artistas mortales que poseen dotes inherentes y cuyos Ajustadores tienen una experiencia previa y especial.
44:8.2 (507.7) Las capacidades humanas especiales tienen tres orígenes posibles. En el fondo existe siempre una aptitud natural o inherente. Una capacidad especial no es nunca un don arbitrario de los Dioses; hay siempre un fundamento ancestral para todo talento excepcional. Esa capacidad natural puede ser complementada por las directrices del Ajustador del Pensamiento en aquellos individuos cuyos Ajustadores interiores hayan tenido experiencias auténticas y efectivas de esa naturaleza en otros mundos y en otras criaturas mortales. En aquellos casos en los que tanto la mente humana como el Ajustador que mora en su interior manifiestan un talento extraordinario, los artesanos de espíritu pueden ser encargados de actuar como armonizadores de esos talentos, además de inspirar y ayudar a esos mortales a buscar ideales cada vez más perfectos e intentar mejorar su modo de representarlos para edificación del mundo.
44:8.3 (508.1) No hay castas entre los artesanos de espíritu. Por humilde que sea vuestro origen, si tenéis talento y el don de la expresión, conseguiréis el reconocimiento adecuado y recibiréis la debida apreciación a medida que ascendáis en la escala de la experiencia en la morontia y del logro espiritual. No puede haber ninguna desventaja asociada a vuestra herencia humana ni ninguna carencia de vuestro entorno mortal que la carrera en la morontia no compense plenamente y elimine por completo. Serán vuestros propios esfuerzos personales de avance progresivo los que os deparen todas las satisfacciones inherentes al logro artístico y a la autorrealización expresiva. Por fin se podrán hacer realidad las aspiraciones del individuo evolutivo medio. Aunque los Dioses no otorgan arbitrariamente talentos y aptitudes a los hijos del tiempo, les conceden el logro de cumplir todos sus nobles anhelos y satisfacer toda ansia humana de autoexpresión elevada.
44:8.4 (508.2) Pero todo ser humano debe tener presente que muchas de las ambiciones por sobresalir que atormentan a los mortales en la carne no persistirán en las carreras de esos mortales en la morontia y en el espíritu. Los morontianos ascendentes aprenden a socializar sus antiguos anhelos puramente egocéntricos y sus ambiciones egoístas. En cuanto a las cosas que tanto anhelasteis hacer en la tierra y que las circunstancias siempre os negaron, si tras adquirir una verdadera visión interior mota en la carrera de la morontia seguís deseando hacerlas, se os concederán con toda seguridad todas las oportunidades de satisfacer por completo esos deseos tan largamente acariciados.
44:8.5 (508.3) Antes de que los mortales ascendentes dejen el universo local para embarcarse en sus carreras en el espíritu, verán saciados todos los anhelos o auténticas ambiciones intelectuales, artísticas y sociales que hayan caracterizado en algún momento sus planos de existencia mortal o morontial. Esto supone llegar a satisfacer por igual la expresión y realización de sí mismos, pero no lograr un estatus experiencial idéntico ni borrar por completo la individualidad característica en cuanto a talentos, técnicas y expresión. Las nuevas diferencias de logro experiencial personal en el espíritu no se nivelarán ni igualarán hasta después de que hayáis finalizado el último círculo de la carrera en Havona. Y entonces los residentes del Paraíso se enfrentarán a la necesidad de ajustarse a esa diferenciación absonita de experiencia personal que solo se puede nivelar con el logro en grupo del estatus último de la criatura, el destino de espíritu de séptima etapa de los finalitarios mortales.
44:8.6 (508.4) Y esta es la historia de los artesanos celestiales, ese cuerpo cosmopolita de maravillosos trabajadores que tanto hacen por glorificar las esferas arquitectónicas con representaciones artísticas de la belleza divina de los Creadores del Paraíso.
44:8.7 (508.5) [Redactado por un arcángel de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 45
45:0.1 (509.1) EL centro administrativo de Satania está compuesto por un grupo de esferas arquitectónicas, cincuenta y siete en total: el propio Jerusem, los siete satélites principales y los cuarenta y nueve subsatélites. Jerusem, la capital del sistema, tiene casi cien veces el tamaño de Urantia, aunque su gravedad es algo menor. Los satélites principales de Jerusem son los siete mundos de transición, cada uno de los cuales es unas diez veces mayor que Urantia, mientras que los siete subsatélites de estas esferas de transición son más o menos del tamaño de Urantia.
45:0.2 (509.2) Los siete mundos mansión son los siete subsatélites del mundo de transición número uno.
45:0.3 (509.3) Todo este sistema de cincuenta y siete mundos arquitectónicos está iluminado, calentado y abastecido de agua y energía de forma independiente gracias a la coordinación del Centro del Poder de Satania con los Controladores Físicos Maestros, según las técnicas establecidas para la organización y disposición físicas de estas esferas especialmente creadas. Los spornagia nativos también las cuidan físicamente y las mantienen.
45:1.1 (509.4) Los siete mundos principales que giran alrededor de Jerusem se conocen generalmente como las esferas de cultura de transición. Sus regidores son nombrados cada cierto tiempo por el consejo ejecutivo supremo de Jerusem. Estas esferas se numeran y denominan como sigue:
45:1.2 (509.5) Número 1. El mundo de los finalitarios. Es la sede del cuerpo de los finalitarios del sistema local y está rodeado por los mundos de recepción, los siete mundos mansión, tan plenamente dedicados al programa de ascensión de los mortales. El mundo de los finalitarios es accesible a los habitantes de los siete mundos mansión. Las serafines de transporte llevan y traen a las personalidades ascendentes en peregrinajes proyectados para cultivar su fe en el destino último de los mortales de transición. Aunque los finalitarios y sus estructuras no son perceptibles normalmente para la visión de la morontia, os sentiréis más que emocionados cuando los transformadores de energía y los Supervisores del Poder de la Morontia os permitan vislumbrar momentáneamente alguna vez a esas altas personalidades de espíritu que han completado efectivamente la ascensión al Paraíso y vuelven a los mismos mundos en los que vosotros estáis empezando ese largo viaje, para garantizaros que es posible y podéis llevar a cabo esa formidable empresa. Todos los residentes en los mundos mansión van a la esfera de los finalitarios al menos una vez al año para asistir a esas asambleas donde pueden percibir a los finalitarios.
45:1.3 (510.1) Número 2. El mundo de la morontia. Este planeta es la sede de los supervisores de la vida de morontia y está rodeado por las siete esferas en las que los jefes de la morontia forman a sus asociados y ayudantes, que son tanto seres de morontia como mortales ascendentes.
45:1.4 (510.2) Al pasar por los siete mundos mansión, progresaréis también por estas esferas culturales y sociales de contacto creciente con la morontia. Cuando avancéis del primer mundo mansión al segundo, obtendréis el derecho a un permiso de visitante para la sede de transición número dos, el mundo de la morontia, y así sucesivamente. Y cuando estéis presentes en cualquiera de estas seis esferas culturales, podréis ir por invitación como visitantes y observadores a cualquiera de los siete mundos de actividades grupales asociadas que la rodean.
45:1.5 (510.3) Número 3. El mundo angélico. Es la sede de todas las huestes seráficas dedicadas a las actividades del sistema, y está rodeado por los siete mundos de formación e instrucción angélicas. Son las esferas sociales seráficas.
45:1.6 (510.4) Número 4. El mundo de los superángeles. Esta esfera es el hogar en Satania de las Brillantes Estrellas Vespertinas y de una numerosa concurrencia de seres de igual y de casi igual rango. Los siete satélites de este mundo están asignados a los siete grupos principales de estos seres celestiales innominados.
45:1.7 (510.5) Número 5. El mundo de los Hijos. Este planeta es la sede de los Hijos divinos de todos los órdenes, incluyendo a los hijos trinizados por criaturas. Los siete mundos que lo rodean están dedicados a ciertas agrupaciones individuales de estos hijos divinamente emparentados.
45:1.8 (510.6) Número 6. El mundo del Espíritu. Esta esfera sirve como lugar de encuentro en el sistema de las altas personalidades del Espíritu Infinito. Los siete satélites que la rodean están asignados a grupos individuales de estos diversos órdenes. Pero en el mundo de transición número seis no hay representación del Espíritu, ni tampoco se observa dicha presencia en las capitales de sistema; la Ministra Divina de Salvington está por todas partes en Nebadon.
45:1.9 (510.7) Número 7. El mundo del Padre. Es la esfera silenciosa del sistema. Ningún grupo de seres está domiciliado en ella. El gran templo de luz ocupa un lugar central, pero no se puede percibir a nadie en su interior. Todos los seres de todos los mundos del sistema son bienvenidos como adoradores.
45:1.10 (510.8) Los siete satélites que rodean el mundo del Padre se utilizan de formas diversas en los diferentes sistemas. En Satania, se utilizan ahora como esferas de detención para los grupos internados de la rebelión de Lucifer. Edentia, la capital de la constelación, no tiene mundos prisión análogos. Las pocas serafines y querubines que se pasaron a los rebeldes en la rebelión de Satania fueron confinadas hace mucho a esos mundos de aislamiento de Jerusem.
45:1.11 (510.9) Como residentes en el séptimo mundo mansión, tendréis acceso al séptimo mundo de transición, la esfera del Padre Universal, y se os permitirá también visitar los mundos prisión de Satania que rodean ese planeta, en los que están confinados ahora Lucifer y la mayoría de las personalidades que le siguieron en su rebelión contra Miguel. Este lamentable espectáculo se ha podido observar durante las edades recientes y seguirá sirviendo como advertencia solemne para todo Nebadon hasta que los Ancianos de los Días enjuicien el pecado de Lucifer y sus compañeros caídos que rechazaron la salvación ofrecida por Miguel, su Padre en el universo.
45:2.1 (511.1) El jefe ejecutivo de un sistema local de mundos habitados es un Hijo Lanonandek primario, el Soberano del Sistema. En nuestro universo local se confía a estos soberanos grandes responsabilidades ejecutivas, prerrogativas personales desacostumbradas. No todos los universos, ni siquiera en Orvonton, se organizan de forma que se permita a los Soberanos de los Sistemas ejercer poderes tan extraordinariamente amplios de discrecionalidad personal en la dirección de los asuntos del sistema. Pero estos ejecutivos libres de trabas solo han sido desleales tres veces en toda la historia de Nebadon. La rebelión de Lucifer en el sistema de Satania fue la última y la más extendida de todas.
45:2.2 (511.2) En Satania, incluso después de aquel desastroso levantamiento, no se ha hecho absolutamente ningún cambio en los procedimientos de administración del sistema. El Soberano de Sistema presente posee todo el poder y ejerce toda la autoridad conferidos en su día a su indigno predecesor, excepto en ciertas materias que están ahora bajo la supervisión de los Padres de la Constelación y que los Ancianos de los Días no han restituido aún plenamente a Lanaforge, el sucesor de Lucifer.
45:2.3 (511.3) Encabeza en el presente el gobierno de Satania un regidor bondadoso y brillante, un soberano probado en la rebelión. Cuando servía como Soberano de Sistema adjunto, Lanaforge fue fiel a Miguel en un levantamiento ocurrido anteriormente en el universo de Nebadon. Este poderoso y brillante Señor de Satania es un administrador probado y acreditado. Cuando se rebeló por segunda vez un sistema en Nebadon, cuando el Soberano del Sistema tropezó y cayó en las tinieblas, Lanaforge, el primer asistente de ese jefe errado, se hizo con las riendas del gobierno y condujo los asuntos del sistema de forma que se perdieron relativamente pocas personalidades, tanto en los mundos sede como en los planetas habitados de ese desventurado sistema. Lanaforge ostenta la distinción de ser el único Hijo Lanonandek primario de todo Nebadon que actuó con esa lealtad al servicio de Miguel ante la falta de su hermano que tenía mayor rango y autoridad. No es probable que Lanaforge sea retirado de Jerusem hasta que hayan sido superadas todas las consecuencias de la insensatez anterior y los productos de la rebelión hayan sido eliminados de Satania.
45:2.4 (511.4) Aunque no todos los asuntos de los mundos aislados de Satania han sido devueltos a su jurisdicción, Lanaforge muestra gran interés por el bienestar de esos mundos y visita Urantia con frecuencia. Como en otros sistemas normales, el Soberano preside el consejo de regidores de los mundos del sistema, los Príncipes Planetarios y los gobernadores generales residentes de los mundos aislados. Este consejo planetario se congrega cada cierto tiempo en la sede del sistema, «cuando los Hijos de Dios se reúnen».
45:2.5 (511.5) Una vez a la semana, cada diez días de Jerusem, el Soberano celebra un cónclave con algún grupo de los diversos órdenes de personalidades domiciliados en el mundo sede. Esos son los momentos encantadoramente informales de Jerusem, acontecimientos para el recuerdo. En Jerusem reina la mayor fraternidad entre los distintos órdenes de seres, y entre cada uno de esos grupos y el Soberano del Sistema.
45:2.6 (511.6) Estas asambleas únicas tienen lugar en el mar de vidrio, el gran campo de reuniones de la capital del sistema. Son actos puramente sociales y espirituales; nunca se habla en ellos de nada relacionado con la administración planetaria, ni siquiera con el plan de ascensión. Los mortales ascendentes se reúnen en esos momentos simplemente para divertirse y encontrarse con sus compañeros jerusemitas. Los grupos que el Soberano no invita a estos esparcimientos semanales se reúnen en sus propias sedes.
45:3.1 (512.1) El jefe ejecutivo de un sistema local, el Soberano del Sistema, está apoyado siempre por dos o tres Hijos Lanonandek que actúan como asistentes primero y segundo. Pero en el momento presente, el sistema de Satania está administrado por un equipo de siete Lanonandek:
45:3.2 (512.2) 1. El Soberano del Sistema: Lanaforge, número 2709 del orden primario y sucesor del apóstata Lucifer.
45:3.3 (512.3) 2. El primer Soberano asistente: Mansurotia, número 17 841 de los Lanonandek terciarios. Fue enviado a Satania junto con Lanaforge.
45:3.4 (512.4) 3. El segundo Soberano asistente: Sadib, número 271 402 del orden terciario. Sadib vino también a Satania con Lanaforge.
45:3.5 (512.5) 4. El custodio del sistema: Holdant, número 19 del cuerpo terciario. Es el guardián y controlador de todos los espíritus internados que están por encima del orden de existencia mortal. Holdant vino igualmente a Satania con Lanaforge.
45:3.6 (512.6) 5. El registrador del sistema: Vilton, secretario del ministerio Lanonandek de Satania, número 374 del orden tercero. Vilton fue miembro del grupo original de Lanaforge.
45:3.7 (512.7) 6. El director del otorgamiento: Fortant, número 319 847 de los reservas de los Lanonandek secundarios y director temporal de todas las actividades del universo trasladadas a Jerusem desde el otorgamiento de Miguel en Urantia. Fortant ha estado adscrito al equipo de Lanaforge durante mil novecientos años del tiempo de Urantia.
45:3.8 (512.8) 7. El alto consejero: Hanavard, número 67 de los Hijos Lanonandek primarios y miembro del alto cuerpo de consejeros y coordinadores del universo. Actúa como presidente interino del consejo ejecutivo de Satania. Hanavard es el duodécimo de este orden que sirve así en Jerusem desde la rebelión de Lucifer.
45:3.9 (512.9) Este grupo ejecutivo de siete Lanonandek constituye la ampliación administrativa de emergencia que se hizo necesaria para afrontar las exigencias de la rebelión de Lucifer. En Jerusem solo hay tribunales menores, ya que el sistema es la unidad administrativa, no judicial, pero la administración Lanonandek está respaldada por el consejo ejecutivo de Jerusem, el cuerpo consultivo supremo de Satania. Este consejo está compuesto por doce miembros:
45:3.10 (512.10) 1. Hanavard, el presidente Lanonandek.
45:3.11 (512.11) 2. Lanaforge, el Soberano del Sistema.
45:3.12 (512.12) 3. Mansurotia, el primer Soberano asistente.
45:3.13 (512.13) 4. El jefe de los Melquisedec de Satania.
45:3.14 (512.14) 5. El director interino de los Portadores de Vida de Satania.
45:3.15 (512.15) 6. El jefe de los finalitarios de Satania.
45:3.16 (512.16) 7. El Adán original de Satania, cabeza supervisora de los Hijos Materiales.
45:3.17 (512.17) 8. El director de las huestes seráficas de Satania.
45:3.18 (512.18) 9. El jefe de los controladores físicos de Satania.
45:3.19 (512.19) 10. El director de los Supervisores del Poder de la Morontia del sistema.
45:3.20 (513.1) 11. El director interino de las criaturas intermedias del sistema.
45:3.21 (513.2) 12. El cabeza interino del cuerpo de mortales ascendentes.
45:3.22 (513.3) Este consejo elige periódicamente a tres miembros para que representen al sistema local en el consejo supremo de la sede del universo, pero esta representación está suspendida a raíz de la rebelión. Satania tiene ahora un observador en la sede del universo local, pero desde el otorgamiento de Miguel, el sistema ha reanudado la elección de diez miembros para la asamblea legislativa de Edentia.
45:4.1 (513.4) En el centro de los siete círculos residenciales angélicos de Jerusem está ubicada la sede del consejo consultivo de Urantia, los veinticuatro consejeros. Juan, el Revelador, los llamó los veinticuatro ancianos: «Y alrededor del trono había veinticuatro asientos, y en los asientos vi a veinticuatro ancianos sentados, ataviados con vestiduras blancas». El trono situado en el centro de este grupo es la silla de juicio del arcángel presidente, el trono de donde procederá el llamamiento nominal a la resurrección en misericordia y justicia para todo Satania. Esta silla de juicio ha estado siempre en Jerusem, pero los veinticuatro asientos que la rodean fueron colocados hace no más de mil novecientos años, poco después de que Cristo Miguel fuera elevado a la soberanía plena de Nebadon. Estos veinticuatro consejeros son sus agentes personales en Jerusem y tienen autoridad para representar al Hijo Maestro en todos los asuntos relacionados con los llamamientos nominales de Satania y en muchos otros aspectos del programa de ascensión de los mortales en los mundos aislados del sistema. Son los agentes designados para ejecutar las peticiones especiales de Gabriel y los mandatos extraordinarios de Miguel.
45:4.2 (513.5) Estos veinticuatro consejeros han sido reclutados entre las ocho razas de Urantia, y los últimos de este grupo fueron reunidos en el momento del llamamiento nominal a la resurrección hecho por Miguel hace mil novecientos años. Este consejo consultivo de Urantia está formado por los miembros siguientes:
45:4.3 (513.6) 1. Onagar, la mente maestra de la edad anterior al Príncipe Planetario que dirigió a sus semejantes hacia la adoración del «Dador de Aliento».
45:4.4 (513.7) 2. Mansant, el gran maestro de la edad posterior al Príncipe Planetario en Urantia que orientó a sus semejantes hacia la veneración de la «Gran Luz».
45:4.5 (513.8) 3. Onamonalonton, un lejano líder del hombre rojo que condujo a esta raza desde la adoración de muchos dioses a la veneración del «Gran Espíritu».
45:4.6 (513.9) 4. Orlandof, un príncipe de los hombres azules y su líder en el reconocimiento de la divinidad del «Jefe Supremo».
45:4.7 (513.10) 5. Porshunta, el oráculo de la extinta raza naranja y el líder de este pueblo en la adoración del «Gran Maestro».
45:4.8 (513.11) 6. Singlangton, el primero de los hombres amarillos en enseñar y conducir a su pueblo a la adoración de la «Verdad Única» en lugar de muchas. Hace miles de años el hombre amarillo sabía ya del Dios único.
45:4.9 (513.12) 7. Fantad, el que liberó a los hombres verdes de las tinieblas y los condujo a la adoración de la «Fuente Única de Vida».
45:4.10 (513.13) 8. Orvonon, el que ilustró a las razas de color índigo y las condujo en su día al servicio del «Dios de Dioses».
45:4.11 (514.1) 9. Adán, el desacreditado pero rehabilitado padre planetario de Urantia. Este Hijo Material de Dios fue relegado a la semejanza de carne mortal, pero sobrevivió y fue elevado posteriormente a este puesto por decreto de Miguel.
45:4.12 (514.2) 10. Eva, la madre de la raza violeta de Urantia, que sufrió el castigo de su falta con su pareja y fue rehabilitada también con él y asignada a servir con este grupo de supervivientes mortales.
45:4.13 (514.3) 11. Enoc, el primero de los mortales de Urantia que se fusionó con el Ajustador del Pensamiento durante la vida mortal en la carne.
45:4.14 (514.4) 12. Moisés, el emancipador de un resto de la sumergida raza violeta y promotor del restablecimiento de la adoración al Padre Universal bajo el nombre de «El Dios de Israel».
45:4.15 (514.5) 13. Elías, un alma trasladada que alcanzó brillantes logros espirituales durante la edad posterior al Hijo Material.
45:4.16 (514.6) 14. Maquiventa Melquisedec, el único hijo de este orden que se otorgó a las razas de Urantia. Aunque figura todavía como un Melquisedec, se ha convertido en «un ministro de los Altísimos para siempre» y ha asumido eternamente la misión de servir como ascendente mortal tras residir en Urantia bajo semejanza de carne mortal en Salem en los tiempos de Abraham. Este Melquisedec ha sido proclamado últimamente lugarteniente del Príncipe Planetario de Urantia con sede en Jerusem y con autoridad para actuar en nombre de Miguel, que es el Príncipe Planetario del mundo donde llevó a cabo su otorgamiento final en forma humana. A pesar de esto, Urantia sigue estando supervisada por gobernadores generales residentes sucesivos que forman parte de los veinticuatro consejeros.
45:4.17 (514.7) 15. Juan el Bautista, el precursor de la misión de Miguel en Urantia y, en la carne, primo lejano del Hijo del Hombre.
45:4.18 (514.8) 16. 1-2-3 Primero, el líder de las criaturas intermedias leales al servicio de Gabriel en el momento de la traición de Caligastia. Miguel lo elevó a este puesto poco después de acceder a la soberanía incondicional.
45:4.19 (514.9) A petición de Gabriel, estas personalidades escogidas están exentas por ahora del régimen de ascensión, y no tenemos ni idea de cuánto tiempo podrían servir en esta función.
45:4.20 (514.10) Los asientos número 17, 18, 19 y 20 no están ocupados de forma permanente. Se ocupan temporalmente por consentimiento unánime de los dieciséis miembros permanentes, y se conservan vacantes para su asignación posterior a mortales ascendentes de la presente edad posterior al otorgamiento del Hijo en Urantia.
45:4.21 (514.11) Los asientos número 21, 22, 23 y 24 también están ocupados de forma temporal mientras se mantienen en reserva para los grandes maestros de edades posteriores que seguirán sin duda a la edad presente. Se esperan para Urantia eras de Hijos Magistrados y de Maestros Hijos, así como las edades de luz y vida, con independencia de las visitas inesperadas de Hijos divinos que pudieran, o no, tener lugar.
45:5.1 (514.12) Las grandes divisiones de la vida celestial tienen su sede y sus inmensos dominios exclusivos en Jerusem. Se incluyen en ellas los varios órdenes de Hijos divinos, altos espíritus, superángeles, ángeles y criaturas intermedias. La morada central de este maravilloso sector es el templo principal de los Hijos Materiales.
45:5.2 (515.1) El dominio de los Adanes es el centro de atracción de todos los recién llegados a Jerusem. Es un área enorme que consta de mil centros, aunque cada familia de Hijos e Hijas Materiales vive en una finca de su propiedad hasta el momento en que sus miembros se incorporan a su trabajo en los mundos evolutivos del espacio o se embarcan en la carrera de ascensión al Paraíso.
45:5.3 (515.2) Estos Hijos Materiales son el tipo más alto de seres de reproducción sexual que se puede encontrar en las esferas de formación de los universos en evolución. Y son realmente materiales. Los Adanes y las Evas planetarios son claramente visibles hasta para las razas mortales de los mundos habitados. Estos Hijos Materiales son el último eslabón físico de la cadena de personalidades que se extiende desde la divinidad y la perfección de arriba hasta la humanidad y la existencia material de abajo. Estos Hijos proporcionan a los mundos habitados un intermediario capaz de establecer contacto mutuo entre el Príncipe Planetario invisible y las criaturas materiales del mundo.
45:5.4 (515.3) En el último registro milenario realizado en Salvington había en Nebadon 161 432 840 Hijos e Hijas Materiales con estatus de ciudadanos de las capitales de los sistemas locales. El número de Hijos Materiales varía de un sistema a otro y va en constante aumento por reproducción natural. En el ejercicio de sus funciones reproductoras no se guían enteramente por los deseos personales de las personalidades implicadas, sino también por los criterios de los órganos de gobierno y los consejos consultivos más altos.
45:5.5 (515.4) Estos Hijos e Hijas Materiales son los habitantes permanentes de Jerusem y sus mundos asociados. Ocupan vastas fincas en Jerusem y participan activamente en la gestión local de la esfera capital, donde administran prácticamente todos los asuntos de rutina asistidos por los intermedios y los ascendentes.
45:5.6 (515.5) En Jerusem, a estos Hijos que se reproducen se les permite experimentar con los ideales de autogobierno a la manera de los Melquisedec, y están alcanzando un tipo de sociedad muy elevado. Los órdenes más altos de filiación se reservan el derecho de veto en el dominio, pero en casi todos los aspectos, los adanitas de Jerusem se gobiernan a sí mismos por sufragio universal con un gobierno representativo. Esperan que se les conceda algún día una autonomía prácticamente completa.
45:5.7 (515.6) El carácter del servicio de los Hijos Materiales está determinado en gran medida por su edad. Al ser materiales y estar limitados por lo general a ciertos planetas, no tienen acceso a la Universidad Melquisedec de Salvington, sin embargo los Melquisedec mantienen importantes cuerpos docentes en las sedes centrales de cada sistema para instruir a las jóvenes generaciones de Hijos Materiales. Los sistemas educativos y de formación espiritual previstos para el desarrollo de los Hijos e Hijas Materiales más jóvenes son la cumbre de la perfección en alcance, técnica y viabilidad.
45:6.1 (515.7) Los Hijos e Hijas Materiales, junto con sus hijos, presentan un atractivo espectáculo que no deja nunca de despertar la curiosidad y atraer la atención de todos los mortales ascendentes. Son tan semejantes a vuestras propias razas materiales sexuadas que encontráis por ambas partes muchas cosas de interés común a las que dedicar vuestros pensamientos y con las que ocupar vuestras temporadas de contacto fraternal.
45:6.2 (515.8) Los supervivientes mortales pasan gran parte de su tiempo libre en la capital del sistema observando y estudiando los hábitos de vida y la conducta de estas criaturas sexuadas semifísicas superiores, pues estos ciudadanos de Jerusem son los patrocinadores y mentores directos de los supervivientes mortales desde el momento en que logran la ciudadanía en el mundo sede hasta que se despiden para dirigirse a Edentia.
45:6.3 (516.1) En los siete mundos mansión se proporciona a los mortales ascendentes amplias oportunidades de compensar todas y cada una de las privaciones experienciales sufridas en sus mundos de origen, ya fueran debidas a la herencia, al entorno o a un desafortunado final prematuro de su carrera en la carne. Esto es cierto en todos los sentidos excepto en la vida sexual del mortal y los ajustes que la acompañan. Miles de mortales alcanzan los mundos mansión sin haberse beneficiado particularmente del aprendizaje derivado de unas relaciones sexuales comunes y corrientes en sus esferas nativas. La experiencia en los mundos mansión no ofrece oportunidades de compensar esas carencias tan personales. Para esos ascendentes la experiencia sexual en el sentido físico pertenece al pasado, pero en estrecha relación con los Hijos e Hijas Materiales, como individuos y como miembros de sus familias, esos mortales sexualmente deficientes pueden compensar los aspectos sociales, intelectuales, emocionales y espirituales de su carencia. Así, a todos esos mortales privados por las circunstancias o por criterios erróneos de los beneficios de una relación sexual provechosa en los mundos evolutivos se les ofrece en las capitales de sistema la plena oportunidad de adquirir estas experiencias mortales esenciales en estrecha y afectuosa relación con las celestes criaturas adánicas sexuadas que residen permanentemente en las capitales de sistema.
45:6.4 (516.2) Ningún mortal superviviente, intermedio o serafín puede ascender al Paraíso, lograr al Padre y ser incorporado al Cuerpo de la Finalización sin haber pasado por la experiencia sublime de conseguir una relación parental con un hijo en evolución de los mundos, o alguna otra experiencia análoga y equivalente. La relación entre padres e hijos es fundamental para obtener el concepto esencial del Padre Universal y sus hijos del universo. Por eso esta experiencia es indispensable para la formación experiencial de todos los ascendentes.
45:6.5 (516.3) Las criaturas intermedias ascendentes y las serafines evolutivas deben pasar por esta experiencia parental asociándose con los Hijos e Hijas Materiales de la sede del sistema. Estos ascendentes que no se reproducen adquieren así la experiencia parental ayudando a los Adanes y las Evas de Jerusem a criar y educar a su progenie.
45:6.6 (516.4) Todos los supervivientes mortales que no hayan tenido la experiencia parental en los mundos evolutivos deben adquirir también esta formación necesaria mientras residen en los hogares de los Hijos Materiales de Jerusem como colaboradores parentales de estos magníficos padres y madres. Esto es así salvo en la medida en que dichos mortales hayan podido compensar sus deficiencias en la guardería del sistema, situada en el primer mundo de cultura de transición de Jerusem.
45:6.7 (516.5) Esta guardería probatoria de Satania está mantenida por ciertas personalidades de morontia en el mundo de los finalitarios, donde la mitad del planeta está dedicada a esta labor de criar niños. Allí se recibe y reensambla a algunos hijos de los mortales supervivientes, como aquellos que perecieron en los mundos evolutivos antes de adquirir el estatus espiritual de individuos. La ascensión de cualquiera de sus padres naturales asegura que ese niño mortal de los mundos sea personalizado de nuevo en el planeta finalitario del sistema, donde podrá manifestar mediante su posterior elección de libre albedrío si decide o no seguir el camino de ascensión de sus padres. Los niños aparecen ahí como en su mundo natal salvo por la ausencia de diferenciación sexual. La reproducción de tipo mortal no existe después de la experiencia de vida en los mundos habitados.
45:6.8 (517.1) Los estudiantes de los mundos mansión que tienen uno o más niños en la guardería probatoria del mundo de los finalitarios y que carecen de la experiencia parental indispensable pueden solicitar un permiso de los Melquisedec para interrumpir sus tareas de ascensión en los mundos mansión y ser transferidos temporalmente al mundo finalitario, donde se les concede la oportunidad de actuar como padres asociados de sus propios hijos y de otros niños. Este servicio de ministerio parental puede ser reconocido posteriormente en Jerusem como equivalente a haber cumplido la mitad del proceso de formación exigido a esos ascendentes en las familias de los Hijos e Hijas Materiales.
45:6.9 (517.2) La propia guardería probatoria está supervisada por mil parejas voluntarias de Hijos e Hijas Materiales de la colonia de Jerusem de su orden. Son asistidos directamente por un número aproximadamente igual de grupos parentales midsonitas voluntarios que se detienen ahí para prestar este servicio en su camino desde el mundo midsonita de Satania hacia su destino no revelado en los mundos especiales reservados para ellos entre las esferas finalitarias de Salvington.
45:7.1 (517.3) Los Melquisedec son los directores de un numeroso cuerpo de instructores —compuesto por criaturas con voluntad parcialmente espiritualizadas y otras— que ejerce su actividad de manera muy satisfactoria en Jerusem y sus mundos asociados, y muy especialmente en los siete mundos mansión. Estos son los planetas de detención donde aquellos mortales que no consiguieron fusionarse con su Ajustador interior durante la vida en la carne son rehabilitados bajo una forma transitoria para recibir más ayuda y beneficiarse de la oportunidad ampliada de proseguir la misma lucha por el logro espiritual que la muerte interrumpió prematuramente. Si por cualquier otra razón de obstáculos hereditarios, entorno desfavorable o confabulación de circunstancias este logro del alma no se completó, cualquiera que fuera la razón, todos los que son sinceros de propósito y dignos en espíritu se encontrarán presentes, tal como son, en los planetas de continuación. Allí deberán aprender a dominar los elementos esenciales de la carrera eterna, a hacer suyas las cualidades que no pudieron adquirir o no adquirieron durante su vida en la carne.
45:7.2 (517.4) Las Brillantes Estrellas Vespertinas (y sus iguales innominados) sirven a menudo como maestros en las diversas iniciativas educativas del universo, entre ellas las patrocinadas por los Melquisedec. También los Maestros Hijos de la Trinidad colaboran con estas escuelas de formación progresiva y les confieren los toques de la perfección paradisiaca. Pero todas estas actividades no están dedicadas exclusivamente al avance de los mortales ascendentes; muchas se ocupan igualmente de la formación progresiva de las personalidades de espíritu nativas de Nebadon.
45:7.3 (517.5) Los Hijos Melquisedec dirigen más de treinta centros educativos diferentes en Jerusem. Estas escuelas de formación empiezan por la facultad de autoevaluación y terminan por las escuelas de ciudadanía de Jerusem, donde los Hijos e Hijas Materiales se unen a los Melquisedec y a otros en su esfuerzo supremo por capacitar a los supervivientes mortales para asumir las altas responsabilidades del gobierno representativo. Todo el universo está organizado y administrado con criterio representativo. El gobierno representativo es el ideal divino de autogobierno entre los seres no perfectos.
45:7.4 (517.6) Cada cien años de tiempo del universo, cada uno de los sistemas selecciona a diez representantes para ocupar sus escaños en la asamblea legislativa de la constelación. Son elegidos por el consejo de los mil de Jerusem, un cuerpo electoral encargado de representar a los grupos del sistema en materia de delegaciones o nombramientos. Todos los representantes u otros delegados son designados por el consejo de los mil electores y deben estar graduados en la escuela más alta de la Facultad Melquisedec de Administración, como lo están también todos los que constituyen este grupo de mil electores. Esta escuela está promovida por los Melquisedec, asistidos últimamente por los finalitarios.
45:7.5 (518.1) En Jerusem hay muchos órganos de gobierno electivos que son elegidos cada cierto tiempo por tres órdenes de ciudadanía: los Hijos e Hijas Materiales, las serafines y sus asociados —que incluyen a las criaturas intermedias— y los mortales ascendentes. Para poder acceder al honor de ser designado representante, un candidato tiene que haber obtenido el debido reconocimiento en las escuelas Melquisedec de administración.
45:7.6 (518.2) El sufragio es universal en Jerusem entre estos tres grupos de ciudadanos, pero el voto se emite de forma diferencial según la posesión personal de mota —la sabiduría de la morontia— reconocida y debidamente registrada. El voto emitido por cualquier personalidad en una elección en Jerusem tiene un valor que va de uno a mil. Los ciudadanos de Jerusem están clasificados así según sus logros en mota.
45:7.7 (518.3) De tiempo en tiempo, los ciudadanos de Jerusem se presentan ante los examinadores Melquisedec, que certifican su logro de sabiduría de la morontia. Luego comparecen ante el cuerpo examinador de las Brillantes Estrellas Vespertinas o sus representantes, que establecen su grado de visión interior de espíritu. Después se presentan ante los veinticuatro consejeros y sus asociados, que juzgan su estatus de logro experiencial de socialización. Estos tres factores son transmitidos a los secretarios de ciudadanía del gobierno representativo, que calculan rápidamente el estatus de mota y asignan los derechos de sufragio correspondientes.
45:7.8 (518.4) Bajo la supervisión de los Melquisedec, los Hijos Materiales se encargan de los mortales ascendentes, especialmente de los que son más lentos en unificar su personalidad en los nuevos niveles de la morontia, y les proporcionan una formación intensiva dirigida a corregir sus deficiencias. Ningún mortal ascendente deja la sede del sistema para dirigirse hacia la más extensa y variada carrera de socialización de la constelación hasta que estos Hijos Materiales certifican que ha conseguido la personalidad mota: una individualidad que combina la asociación experiencial de la existencia mortal completada con la incipiente carrera en la morontia, en la que ambas están adecuadamente armonizadas por el sobrecontrol espiritual del Ajustador del Pensamiento.
45:7.9 (518.5) [Presentado por un Melquisedec destinado temporalmente en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 46
46:0.1 (519.1) JERUSEM, la sede de Satania, corresponde al tipo medio de capital de un sistema local y, aparte de las numerosas irregularidades ocasionadas por la rebelión de Lucifer y el otorgamiento de Miguel en Urantia, es típica de esferas similares. Vuestro sistema local ha pasado por algunas experiencias tormentosas, pero ahora está administrado de forma muy eficiente, y a medida que pasan las edades, los resultados de la discordia se van erradicando de forma lenta pero segura. El orden y la buena voluntad se están restableciendo, y la situación de Jerusem se acerca cada vez más al estatus celestial de vuestras tradiciones, pues la sede del sistema es en verdad el cielo imaginado por la mayoría de los creyentes religiosos del siglo veinte.
46:1.1 (519.2) Jerusem se divide en mil sectores latitudinales y diez mil zonas longitudinales. La esfera tiene siete capitales principales y setenta centros administrativos menores. Las siete capitales de sección están dedicadas a diversas actividades y el Soberano del Sistema visita cada una de ellas al menos una vez al año.
46:1.2 (519.3) La milla estándar de Jerusem equivale a unos once kilómetros de Urantia. El peso estándar, el «gradante», se ha establecido mediante el sistema decimal a partir del ultimatón maduro, y representa casi exactamente doscientos ochenta y tres gramos y medio de vuestro peso. Un día de Satania equivale a tres días del tiempo de Urantia menos una hora, cuatro minutos y quince segundos, que es el tiempo de revolución axial de Jerusem. Un año del sistema son cien días de Jerusem. La hora del sistema la difunden los chronoldeks maestros.
46:1.3 (519.4) La energía de Jerusem está magníficamente controlada y circula alrededor de la esfera por los canales de zona alimentados directamente desde las cargas de energía del espacio y expertamente administrados por los Controladores Físicos Maestros. La resistencia natural al paso de estas energías por los canales físicos de conducción proporciona el calor necesario para producir una temperatura estable en Jerusem. La temperatura a plena luz se mantiene alrededor de los veintiún grados centígrados, mientras que durante el periodo de recesión de la luz cae un poco por debajo de los diez grados.
46:1.4 (519.5) El sistema de iluminación de Jerusem no debería pareceros muy difícil de comprender. No hay días ni noches, ni temporadas de calor y frío. Los transformadores del poder mantienen cien mil centros desde los cuales se proyectan hacia arriba a través de la atmósfera planetaria energías enrarecidas que sufren ciertos cambios, hasta que alcanzan el techo eléctrico del aire de la esfera. Entonces esas energías se reflejan para volver hacia abajo como luz suave, tamizada y uniforme, de intensidad parecida a la de la luz solar de Urantia cuando el sol brilla en lo alto a las diez de la mañana.
46:1.5 (520.1) En estas condiciones de iluminación, los rayos de luz no parecen proceder de un lugar concreto; se filtran simplemente a través del cielo y emanan por igual desde todas las direcciones del espacio. Esta luz es muy semejante a la luz solar natural pero contiene mucho menos calor. Por eso estos mundos sede no son luminosos en el espacio. Aunque Jerusem estuviese muy cerca de Urantia, no sería visible.
46:1.6 (520.2) Los gases que reflejan esta energía-luz desde la ionosfera superior de Jerusem hacia el suelo son muy similares a los de las capas superiores de aire de Urantia, que están relacionados con los fenómenos aurorales de lo que llamáis auroras boreales, aunque estas tienen otras causas. En Urantia ese mismo escudo gaseoso es el que impide que escapen las ondas terrestres de difusión y las refleja hacia la tierra cuando chocan contra este cinturón gaseoso en su vuelo directo hacia el exterior. Así son retenidas las difusiones cerca de la superficie en su viaje por el aire alrededor de vuestro mundo.
46:1.7 (520.3) Esta iluminación de la esfera se mantiene uniforme durante el setenta y cinco por ciento del día de Jerusem, y luego se produce una recesión gradual hasta que, en el momento de mínima iluminación, la luz es parecida a la de vuestra luna llena en una noche clara. Es la hora de la quietud para todo Jerusem. Solo siguen funcionando las estaciones receptoras de difusiones durante este periodo de descanso y recuperación.
46:1.8 (520.4) Jerusem recibe luz tenue de varios soles cercanos —una especie de luz estelar brillante— pero no depende de ellos. Los mundos como Jerusem no están sometidos a las vicisitudes de las perturbaciones solares ni se enfrentan al problema de un sol que se enfría o muere.
46:1.9 (520.5) Los siete mundos transicionales de estudio y sus cuarenta y nueve satélites están calentados, iluminados, provistos de energía y abastecidos de agua mediante la técnica de Jerusem.
46:2.1 (520.6) En Jerusem echaréis de menos las escarpadas cadenas montañosas de Urantia y de otros mundos evolucionados, ya que no hay ni terremotos ni lluvias, pero disfrutaréis de bellas tierras altas y de otras variaciones únicas de topografía y paisajes. Enormes extensiones de Jerusem se conservan en su «estado natural», y la grandiosidad de esas regiones supera por completo la capacidad de la imaginación humana.
46:2.2 (520.7) Hay miles y miles de pequeños lagos, pero no ríos embravecidos ni océanos extensos. No hay lluvias, ni tormentas ni ventiscas en ninguno de los mundos arquitectónicos, pero hay una precipitación diaria de la condensación de humedad durante las horas de temperatura más baja que acompañan a la recesión de la luz. (El punto de rocío es más alto en un mundo de tres gases que en un planeta de dos gases como Urantia.) Tanto la vida vegetal física como el mundo de seres vivos de la morontia necesitan humedad, pero esta está suministrada en su mayor parte por el sistema de circulación del subsuelo que se extiende por toda la esfera, incluso hasta las cimas mismas de las tierras altas. Este sistema hídrico no está enteramente soterrado, pues hay muchos canales que conectan entre sí los centelleantes lagos de Jerusem.
46:2.3 (520.8) La atmósfera de Jerusem es una mezcla de tres gases. Este aire es muy similar al de Urantia, con la adición de un gas adaptado a la respiración del orden de vida de la morontia. Este tercer gas no hace de ninguna manera que el aire deje de ser adecuado para la respiración de animales o plantas de los órdenes materiales.
46:2.4 (521.1) El sistema de transporte está ligado a las corrientes circulatorias del movimiento de energía, y estas corrientes principales de energía están situadas a intervalos de diez millas. Mediante un ajuste de mecanismos físicos, los seres materiales del planeta pueden desplazarse a velocidades comprendidas entre las doscientas y las quinientas millas por hora. Los pájaros de transporte vuelan a unas cien millas por hora. Los mecanismos aéreos de los Hijos Materiales viajan a alrededor de quinientas millas por hora. Los seres materiales y los que se inician en la morontia deben utilizar estos medios mecánicos de transporte, pero las personalidades de espíritu se desplazan por conexión con las fuerzas superiores y las fuentes de espíritu de la energía.
46:2.5 (521.2) Jerusem y sus mundos asociados están dotados de las diez divisiones estándar de vida física características de las esferas arquitectónicas de Nebadon. Y al no haber evolución orgánica en Jerusem, no hay formas de vida conflictivas, ni lucha por la existencia ni supervivencia de los mejores. Hay más bien una adaptación creativa que prefigura la belleza, la armonía y la perfección de los mundos eternos del universo central y divino. Y en toda esa perfección creativa existe la más asombrosa mezcla de vida física y de la morontia, puestas artísticamente en contraste por los artesanos celestiales y sus compañeros.
46:2.6 (521.3) Jerusem es en verdad un anticipo de la gloria y la grandiosidad paradisiaca. Pero no esperéis haceros una idea adecuada de esos gloriosos mundos arquitectónicos mediante ningún intento de descripción. No hay en ellos casi nada comparable con las cosas de vuestro mundo, e incluso en ese caso, las cosas de Jerusem sobrepasan tanto a las de Urantia que la comparación es casi grotesca. Hasta que no lleguéis a Jerusem no podréis formaros nada ni parecido al verdadero concepto de los mundos celestiales, pero no está tan lejos ese momento del futuro en el que vuestra experiencia venidera en la capital del sistema pueda compararse con vuestra llegada algún día a las lejanas esferas de formación del universo, del superuniverso y de Havona.
46:2.7 (521.4) El sector manufacturero y los laboratorios de Jerusem ocupan un extenso territorio que a los habitantes de Urantia les costaría reconocer porque no tiene chimeneas humeantes. Sin embargo, estos mundos especiales llevan asociada una compleja organización material, y la perfección de su técnica mecánica y sus logros físicos asombraría e incluso sobrecogería a vuestros químicos e inventores más experimentados. No perdáis de vista que este primer mundo de detención en el viaje al Paraíso es mucho más material que espiritual. Durante toda vuestra estancia en Jerusem y sus mundos de transición, estáis mucho más cerca de vuestra vida terrestre de cosas materiales que de vuestra existencia posterior como espíritus en avance.
46:2.8 (521.5) El monte Serafín, de casi cuatro mil seiscientos metros, es la cumbre más alta de Jerusem y el punto de partida de todas las serafines de transporte. Se utilizan numerosos inventos mecánicos para proporcionar la energía inicial necesaria para escapar de la gravedad planetaria y vencer la resistencia del aire. Un transporte seráfico sale cada tres segundos del tiempo de Urantia durante todo el periodo de luz y, a veces, hasta bien entrada la recesión. Las transportadoras despegan a unas veinticinco millas estándar por segundo del tiempo de Urantia, y no alcanzan su velocidad normal hasta que están a más de dos mil millas de Jerusem.
46:2.9 (521.6) Los transportes llegan al campo de cristal, el llamado mar de vidrio. Alrededor de esta zona están las estaciones de recepción de los diversos órdenes de seres que atraviesan el espacio por transporte seráfico. Desde cerca de la estación de recepción del cristal polar para visitantes estudiantes, podéis subir al observatorio nacarado y ver el inmenso mapa en relieve de todo el planeta sede.
46:3.1 (522.1) Las difusiones del superuniverso y del Paraíso-Havona se reciben en Jerusem en enlace con Salvington y mediante una técnica en la que interviene el cristal polar, el mar de vidrio. Además de los recursos destinados a la recepción de las comunicaciones extra-Nebadon, hay tres grupos distintos de estaciones receptoras. Estos grupos de estaciones separados pero tricirculares están ajustados para recibir las difusiones procedentes de los mundos locales, de la sede de la constelación y de la capital del universo local. Todas estas difusiones se exhiben automáticamente de forma que sean perceptibles por todos los tipos de seres presentes en el anfiteatro central de difusión. De todas las ocupaciones de un mortal ascendente en Jerusem, ninguna es más atractiva y absorbente que escuchar la corriente sin fin de informes del espacio del universo.
46:3.2 (522.2) Esta estación receptora de Jerusem está rodeada por un enorme anfiteatro construido con materiales centelleantes desconocidos en su mayor parte en Urantia, con asientos para más de cinco mil millones de seres —materiales y de morontia— además de tener cabida para innumerables personalidades de espíritu. La diversión favorita de todo Jerusem es pasar el tiempo libre en la estación de difusión para saber del bienestar y el estado del universo. Y esta es la única actividad planetaria que no se reduce durante el periodo de recesión de la luz.
46:3.3 (522.3) A este anfiteatro receptor de difusiones llegan continuamente los mensajes de Salvington. Cerca de allí las palabras de los Padres Altísimos de la Constelación se reciben al menos una vez al día procedentes de Edentia. Las difusiones regulares y especiales de Uversa son retransmitidas periódicamente a través de Salvington, y cuando se están recibiendo mensajes del Paraíso, toda la población se congrega alrededor del mar de vidrio y los amigos de Uversa añaden el fenómeno de la reflectividad a la técnica de difusión del Paraíso de forma que todo lo que se escucha se hace visible. Así es como se ofrecen anticipos continuos de belleza y grandiosidad progresiva a los supervivientes mortales que viajan hacia dentro en la aventura eterna.
46:3.4 (522.4) La estación de envío de Jerusem está situada en el polo opuesto de la esfera. Todas las difusiones que se dirigen a los mundos individuales se retransmiten desde las capitales de sistema, excepto los mensajes de Miguel, que van a veces directamente a su destino por el circuito de los arcángeles.
46:4.1 (522.5) Una parte considerable de Jerusem está dedicada a áreas residenciales, mientras que otras zonas de la capital del sistema se destinan a las necesarias funciones administrativas que supone la supervisión de los asuntos de 619 esferas habitadas, 56 mundos de cultura de transición y la capital misma del sistema. En Jerusem y en Nebadon, estas disposiciones están diseñadas como sigue:
46:4.2 (522.6) 1. Los círculos, las áreas residenciales de los no nativos.
46:4.3 (522.7) 2. Los cuadrados, las áreas ejecutivo-administrativas del sistema.
46:4.4 (522.8) 3. Los rectángulos, el lugar de encuentro de la vida nativa más baja.
46:4.5 (522.9) 4. Los triángulos, las áreas administrativas locales o de Jerusem.
46:4.6 (522.10) Esta disposición de las actividades del sistema en círculos, cuadrados, rectángulos y triángulos es común a todas las capitales de sistema de Nebadon. En otro universo podría prevalecer una disposición totalmente distinta. Estos son asuntos determinados por los planes diversos de los Hijos Creadores.
46:4.7 (523.1) Nuestra descripción de estas áreas residenciales y administrativas no tiene en cuenta las grandes y hermosas fincas de los Hijos Materiales de Dios, los ciudadanos permanentes de Jerusem, ni mencionamos tampoco a muchos otros órdenes fascinantes de criaturas de espíritu y de casi espíritu. Por ejemplo, Jerusem disfruta de los eficientes servicios de los spironga diseñados para actuar en el sistema. Estos seres se dedican al ministerio espiritual a favor de los residentes y visitantes supramateriales. Este grupo maravilloso de seres inteligentes y bellos son los servidores de transición de las criaturas más altas de la morontia y de los ayudantes de la morontia que trabajan incansablemente para mantener y embellecer todas las creaciones de la morontia. Son para Jerusem lo que las criaturas intermedias para Urantia, ayudantes intermedios que actúan entre lo material y lo espiritual.
46:4.8 (523.2) Las capitales de sistema son exclusivas en el sentido de ser los únicos mundos que presentan de forma casi perfecta las tres fases de la existencia del universo: la material, la morontial y la espiritual. Ya seas una personalidad material, de morontia o de espíritu, te sentirás en Jerusem como en casa. Así se sienten también los seres combinados como las criaturas intermedias y los Hijos Materiales.
46:4.9 (523.3) Jerusem tiene grandes edificios tanto de tipo material como morontial, y el embellecimiento de sus zonas puramente espirituales no es menos completo y exquisito. ¡Ojalá tuviera palabras para hablaros de los equivalentes de morontia del maravilloso equipamiento físico de Jerusem! ¡Ojalá fuera capaz de describiros luego la sublime grandiosidad y perfección exquisita de los equipamientos espirituales de este mundo sede! Vuestro concepto más imaginativo de belleza perfecta y plenitud de equipamiento nunca podría acercarse a estas grandiosidades. Y Jerusem no es más que el primer paso en el camino hacia la perfección superna de la belleza del Paraíso.
46:5.1 (523.4) Las reservas residenciales asignadas a los grupos principales de vida del universo se denominan los círculos de Jerusem. Los grupos de círculos que se mencionan en estas narraciones son los siguientes:
46:5.2 (523.5) 1. Los círculos de los Hijos de Dios.
46:5.3 (523.6) 2. Los círculos de las ángeles y de espíritus más altos.
46:5.4 (523.7) 3. Los círculos de los Auxiliares del Universo, entre los que se incluyen los hijos trinizados por criaturas no asignados a los Maestros Hijos de la Trinidad.
46:5.5 (523.8) 4. Los círculos de los Controladores Físicos Maestros.
46:5.6 (523.9) 5. Los círculos de los mortales ascendentes asignados, entre los que se incluyen las criaturas intermedias.
46:5.7 (523.10) 6. Los círculos de las colonias de cortesía.
46:5.8 (523.11) 7. Los círculos del Cuerpo de la Finalización.
46:5.9 (523.12) Cada una de estas agrupaciones residenciales consta de siete círculos concéntricos y escalonados. Todas están construidas en el mismo estilo, pero tienen diferentes tamaños y están fabricadas con materiales distintos. Todas ellas están rodeadas de recintos de gran extensión, que se van elevando para formar amplios paseos que circundan por completo cada grupo de siete círculos concéntricos.
46:5.10 (524.1) 1. Los círculos de los Hijos de Dios. Aunque los Hijos de Dios poseen un planeta social propio, uno de los mundos de cultura de transición, ocupan también estos extensos dominios de Jerusem. En su mundo de cultura de transición, los mortales ascendentes se mezclan libremente con todos los órdenes de filiación divina. Allí conoceréis personalmente y amaréis a estos Hijos, pero casi toda su vida social está limitada a ese mundo especial y sus satélites. Sin embargo, en los círculos de Jerusem se puede observar a estos grupos de diversa filiación en su trabajo. Y puesto que la visión de la morontia es de enorme alcance, podréis ir y venir por los paseos de los Hijos contemplando desde arriba las interesantes actividades de sus numerosos órdenes.
46:5.11 (524.2) Estos siete círculos de los Hijos son concéntricos y escalonados, de modo que desde cada uno de los círculos exteriores más grandes se dominan los círculos interiores más pequeños, cada uno de los cuales está rodeado por un muro en forma de paseo público. Estos muros están construidos con piedras preciosas de brillo reluciente y tienen la altura suficiente para dominar la totalidad de sus respectivos círculos residenciales. Las muchas puertas —desde cincuenta hasta ciento cincuenta mil— que atraviesan cada uno de estos muros están hechas de un solo cristal nacarado.
46:5.12 (524.3) El primer círculo del dominio de los Hijos está ocupado por los Hijos Magistrados y sus equipos personales. Es el centro de todos los planes y todas las actividades inmediatas de los servicios de otorgamiento y enjuiciamiento de estos Hijos jurídicos. También a través de este centro, los Avonales del sistema se mantienen en contacto con el universo.
46:5.13 (524.4) El segundo círculo está ocupado por los Maestros Hijos de la Trinidad. En este dominio sagrado los Daynales y sus asociados se dedican a formar a los Maestros Hijos primarios recién llegados, con la ayuda eficaz de una división de ciertos seres del mismo rango que las Brillantes Estrellas Vespertinas. Los hijos trinizados por criaturas ocupan un sector del círculo Daynal. Los Maestros Hijos de la Trinidad son los que están más cerca de ser los representantes personales del Padre Universal en un sistema local; son, al menos, seres con origen en la Trinidad. Este segundo círculo es un dominio de extraordinario interés para todas las gentes de Jerusem.
46:5.14 (524.5) El tercer círculo está dedicado a los Melquisedec. En él residen los jefes del sistema y supervisan las actividades casi ilimitadas de estos polifacéticos Hijos. Desde el primero de los mundos mansión y durante toda la carrera de los mortales ascendentes en Jerusem, los Melquisedec son sus padres adoptivos y consejeros permanentes. No andamos descaminados si decimos que son la influencia dominante en Jerusem, junto con la constante presencia y actividad de los Hijos e Hijas Materiales.
46:5.15 (524.6) El cuarto círculo es el hogar de los Vorondadek y de todos los demás órdenes de Hijos visitantes y observadores no alojados en otro lugar. Los Padres Altísimos de la Constelación establecen su morada en este círculo cuando están en visita de inspección en el sistema local. Los Perfeccionadores de la Sabiduría, los Consejeros Divinos y los Censores Universales residen todos en este círculo cuando están de servicio en el sistema.
46:5.16 (524.7) El quinto círculo es la morada de los Lanonandek, el orden de filiación de los Soberanos de los Sistemas y los Príncipes Planetarios. Los tres grupos se funden en uno cuando están viviendo en este dominio. Las reservas del sistema se mantienen en este círculo, y el Soberano del Sistema tiene un templo en el centro del grupo de edificios gubernamentales situados en la colina de la administración.
46:5.17 (524.8) El sexto círculo es el lugar donde paran los Portadores de Vida del sistema. Todos los órdenes de estos Hijos se congregan ahí, y salen desde ahí hacia sus misiones en los mundos.
46:5.18 (524.9) El séptimo círculo es el lugar de reunión de los hijos ascendentes, los mortales destinados a alguna función temporal en la sede del sistema, junto con sus consortes seráficas. Todos los antiguos mortales con estatus superior al de ciudadano de Jerusem e inferior al de finalitario son incluidos en el grupo que tiene su sede en este círculo.
46:5.19 (525.1) Estas reservas circulares de los Hijos ocupan un área enorme, y hasta hace mil novecientos años existía un gran espacio abierto en su centro. Esta región central está ocupada ahora por el monumento a Miguel concluido hace unos quinientos años. Cuando se inauguró este templo hace cuatrocientos noventa y cinco años, Miguel estuvo presente en persona y todo Jerusem escuchó la historia conmovedora del otorgamiento del Hijo Maestro en Urantia, el planeta más humilde de Satania. El monumento a Miguel es ahora el centro de todas las actividades integradas en la gestión del sistema tras su modificación a raíz del otorgamiento de Miguel, entre ellas la mayoría de las actividades transferidas más recientemente desde Salvington. El personal del monumento se compone de más de un millón de personalidades.
46:5.20 (525.2) 2. Los círculos de las ángeles. Al igual que el área residencial de los Hijos, constan de siete círculos concéntricos escalonados desde cada uno de los cuales se dominan las áreas interiores.
46:5.21 (525.3) El primer círculo de las ángeles está ocupado por las personalidades más altas del Espíritu Infinito con destino en el mundo sede, los Mensajeros Solitarios y sus asociados. El segundo círculo está dedicado a las huestes de mensajeros, Asesores Técnicos, acompañantes, inspectores y registradores cuando estén de servicio en Jerusem. El tercer círculo está reservado para los espíritus ministrantes de órdenes y agrupaciones superiores.
46:5.22 (525.4) El cuarto círculo corresponde a las serafines administradoras, y las serafines que sirven en un sistema local como Satania son una «hueste innumerable de ángeles». El quinto círculo lo ocupan las serafines planetarias, mientras que el sexto es el hogar de las ministras de la transición. El séptimo círculo es la esfera de estancia de ciertos órdenes de serafines no revelados. Los registradores de todos estos grupos de ángeles no residen con sus semejantes sino que se domicilian en el templo de los registros de Jerusem. En esta sala triple de archivos se conservan por triplicado todos los registros. En la sede de un sistema los registros se conservan siempre bajo las formas de materia, morontia y espíritu.
46:5.23 (525.5) Estos siete círculos están rodeados por la exposición panorámica de Jerusem, de cinco mil millas estándar de circunferencia, dedicada a presentar el avance progresivo de los mundos poblados de Satania, que se revisa constantemente para que represente la verdadera situación de los planetas individuales puesta al día. Estoy convencido de que este inmenso paseo, desde el que se dominan los círculos de las ángeles, será lo primero que os llamará la atención cuando os concedan largos periodos de tiempo libre en vuestras primeras visitas a Jerusem.
46:5.24 (525.6) Estas exposiciones están a cargo de los nativos de Jerusem, pero reciben ayuda de los ascendentes de los varios mundos de Satania que paran en Jerusem de camino a Edentia. La representación de las condiciones planetarias y el progreso de los mundos se hace por muchos métodos, algunos conocidos por vosotros, pero en su mayoría son técnicas desconocidas en Urantia. Estas exposiciones ocupan el borde exterior del vasto muro. El resto del paseo está casi totalmente despejado, aunque magníficamente decorado y embellecido.
46:5.25 (525.7) 3. Los círculos de los Auxiliares del Universo. En su enorme espacio central está situada la sede de las Estrellas Vespertinas. Ahí se encuentra la sede de Galantia en el sistema, el jefe adjunto de este poderoso grupo de superángeles y el primer comisionado de todas las Estrellas Vespertinas ascendentes. A pesar de estar entre las construcciones más recientes, es uno de los sectores administrativos más espléndidos de Jerusem. Este centro tiene cincuenta millas de diámetro. La sede central de Galantia es un cristal fundido monolítico totalmente transparente. Estos cristales morontio-materiales son muy apreciados tanto por los seres de morontia como por los materiales. Las Estrellas Vespertinas creadas ejercen su influencia sobre todo Jerusem porque poseen atributos de extrapersonalidad que lo hacen posible. Desde que muchas de sus actividades fueran transferidas de Salvington hasta aquí, todo Jerusem se ha llenado de fragancia espiritual.
46:5.26 (526.1) 4. Los círculos de los Controladores Físicos Maestros. Los diversos órdenes de los Controladores Físicos Maestros están dispuestos concéntricamente alrededor del vasto templo del poder desde donde preside el jefe del poder del sistema en asociación con el jefe de los Supervisores del Poder de la Morontia. Este templo del poder es uno de los dos sectores de Jerusem donde no está permitida la entrada de mortales ascendentes ni de criaturas intermedias. El otro es el sector de desmaterialización situado en el área de los Hijos Materiales, una serie de laboratorios en los que las serafines de transporte transforman a los seres materiales a un estado muy parecido al del orden de existencia de la morontia.
46:5.27 (526.2) 5. Los círculos de los mortales ascendentes. La zona central de los círculos de los mortales ascendentes está ocupada por un grupo de 619 monumentos planetarios representativos de los mundos habitados del sistema, y estas estructuras sufren periódicamente grandes cambios. De tiempo en tiempo, los mortales de cada uno de los mundos tienen el privilegio de dar su aprobación a algunas de las modificaciones o ampliaciones de sus monumentos planetarios. A día de hoy se están haciendo muchos cambios en las estructuras de Urantia. El centro de estos 619 templos está ocupado por una maqueta de trabajo de Edentia y sus muchos mundos de cultura ascendente. Esta maqueta tiene un diámetro de cuarenta millas y es una reproducción del sistema de Edentia fiel al original en todos los detalles.
46:5.28 (526.3) A los seres ascendentes les gusta servir en Jerusem y disfrutan observando las técnicas de otros grupos. Todo lo que se hace en los distintos círculos está abierto a la plena observación de todo Jerusem.
46:5.29 (526.4) Las actividades de un mundo como este son de tres tipos diferentes: trabajo, progreso y juego. Dicho de otra manera: servicio, estudio y esparcimiento. Las actividades compuestas consisten en trato social, diversión en grupo y adoración divina. El hecho de mezclarse con grupos diversos de personalidades de órdenes muy diferentes a los propios compañeros tiene un gran valor educativo.
46:5.30 (526.5) 6. Los círculos de las colonias de cortesía. Los siete círculos de las colonias de cortesía están adornados por tres estructuras enormes: el vasto observatorio astronómico de Jerusem, la gigantesca galería de arte de Satania y el inmenso salón de actos de los directores de la reversión, teatro de las actividades de la morontia dedicadas al descanso y la diversión.
46:5.31 (526.6) Los artesanos celestiales dirigen a los spornagia y aportan la multitud de decoraciones creativas y monumentos conmemorativos que abundan en todos los lugares de reunión pública. Los estudios de estos artesanos están entre las más grandes y hermosas de todas las incomparables estructuras de este mundo maravilloso. Las demás colonias de cortesía disponen de amplias y hermosas sedes. Muchos de estos edificios están enteramente construidos con gemas de cristal. Todos los mundos arquitectónicos abundan en cristales y en los llamados metales preciosos.
46:5.32 (527.1) 7. Los círculos de los finalitarios tienen una estructura única en el centro. Y ese mismo templo vacío se encuentra en cada uno de los mundos sede de sistema de Nebadon. El edificio que hay en Jerusem está sellado con la insignia de Miguel y lleva esta inscripción: «No dedicado a la séptima etapa del espíritu, a la misión eterna». Gabriel colocó el sello en este templo de misterio y nadie excepto Miguel puede o podría romper el sello de la soberanía puesto por la Radiante Estrella Matutina. Algún día contemplaréis este templo silencioso aunque no podáis penetrar en su misterio.
46:5.33 (527.2) Otros círculos de Jerusem: Además de estos círculos residenciales, hay en Jerusem muchas otras moradas asignadas.
46:6.1 (527.3) Las divisiones ejecutivo-administrativas del sistema están ubicadas en los inmensos cuadrados departamentales, mil en total. Cada unidad administrativa se divide en cien subdivisiones de diez subgrupos cada una. Estos mil cuadrados se agrupan en diez grandes divisiones que constituyen los diez departamentos administrativos siguientes:
46:6.2 (527.4) 1. Mantenimiento físico y mejoramiento material, los ámbitos del poder y la energía físicos.
46:6.3 (527.5) 2. Arbitraje, ética y enjuiciamiento administrativo.
46:6.4 (527.6) 3. Asuntos planetarios y locales.
46:6.5 (527.7) 4. Asuntos de la constelación y del universo.
46:6.6 (527.8) 5. Educación y otras actividades de los Melquisedec.
46:6.7 (527.9) 6. Progreso físico planetario y del sistema, los ámbitos científicos de las actividades de Satania.
46:6.8 (527.10) 7. Asuntos de la morontia.
46:6.9 (527.11) 8. Actividades y ética de espíritu puro.
46:6.10 (527.12) 9. Ministerio para los ascendentes.
46:6.11 (527.13) 10. Filosofía del gran universo.
46:6.12 (527.14) Estas estructuras son transparentes, de ahí que todas las actividades del sistema puedan ser vistas incluso por los visitantes estudiantes.
46:7.1 (527.15) Los mil rectángulos de Jerusem están ocupados por la vida nativa más baja del planeta sede, y en su centro está situada la gran sede circular de los spornagia.
46:7.2 (527.16) En Jerusem os asombrarán los logros agrícolas de los maravillosos spornagia. Allí la tierra se cultiva principalmente con fines estéticos y ornamentales. Los spornagia son los jardineros paisajistas de los mundos sede, y son a la vez artísticos y originales en su tratamiento de los espacios abiertos de Jerusem. Utilizan tanto animales como numerosos inventos mecánicos para cultivar el suelo. Son expertos en utilizar inteligentemente tanto a los agentes del poder de sus mundos como a numerosos órdenes de las creaciones animales más bajas, sus hermanos menores, muchos de los cuales les son suministrados en esos mundos especiales. Casi todo este orden de vida animal está ahora dirigido por las criaturas intermedias ascendentes que proceden de las esferas evolutivas.
46:7.3 (528.1) Los spornagia no están habitados por Ajustadores. No poseen almas supervivientes, pero disfrutan de largas vidas, a veces de hasta cuarenta o cincuenta mil años estándar. Su número es legión y proporcionan ministerio físico a todos los órdenes de personalidades del universo que requieran un servicio material.
46:7.4 (528.2) Aunque los spornagia no poseen ni puede evolucionar en ellos un alma superviviente, aunque no tienen personalidad, desarrollan sin embargo una individualidad que puede experimentar la reencarnación. Cuando, con el paso del tiempo, los cuerpos físicos de estas criaturas únicas se deterioran por el uso y la edad, sus creadores, en colaboración con los Portadores de Vida, forman nuevos cuerpos donde los viejos spornagia vuelven a establecer su residencia.
46:7.5 (528.3) Los spornagia son las únicas criaturas de todo el universo de Nebadon que experimentan este o cualquier otro tipo de reencarnación. Solo reaccionan a los cinco primeros espíritus-mente adjutores; no son sensibles a los espíritus de adoración ni de sabiduría. Pero la mente de cinco adjutores equivale a una totalidad o nivel sexto de realidad, y es este factor el que persiste como identidad experiencial.
46:7.6 (528.4) Carezco totalmente de comparaciones para intentar describir a estas útiles y raras criaturas, puesto que no hay animales en los mundos evolutivos que se puedan comparar con ellas. No son seres evolutivos, pues fueron proyectados por los Portadores de Vida en su forma y estatus presentes. Son de dos sexos y procrean cuando se les pide para atender las necesidades de una población en crecimiento.
46:7.7 (528.5) La mejor manera que se me ocurre de sugerir a las mentes de Urantia algo sobre la naturaleza de estas hermosas y útiles criaturas es decir que reúnen las características combinadas de un caballo fiel y un perro cariñoso, y que muestran una inteligencia superior a la del tipo más alto de chimpancé. Además son muy bellos según los criterios físicos de Urantia. Agradecen mucho todas las atenciones de los residentes materiales y semimateriales de estos mundos arquitectónicos. Tienen una visión que les permite reconocer —además de a los seres materiales— a las creaciones de morontia, a los órdenes angélicos más bajos, a las criaturas intermedias y a algunos de los órdenes más bajos de personalidades de espíritu. No comprenden la adoración al Infinito ni tampoco captan la importancia del Eterno, pero participan en las devociones espirituales externas de sus mundos por cariño a sus dueños.
46:7.8 (528.6) Algunos creen que en una edad futura del universo estos fieles spornagia escaparán de su nivel animal de existencia y lograrán un digno destino evolutivo de crecimiento intelectual progresivo e incluso de logro espiritual.
46:8.1 (528.7) Los asuntos puramente locales y de rutina de Jerusem están dirigidos desde los cien triángulos. Estas unidades se agrupan alrededor de las diez maravillosas estructuras que domicilian la administración local de Jerusem. Los triángulos están rodeados por una representación panorámica de la historia de la sede del sistema. En el momento presente hay una tachadura de más dos millas estándar en esta historia circular. Este sector se restaurará cuando Satania sea readmitida en la familia de la constelación. Se ha previsto todo lo necesario para ese acontecimiento mediante decretos de Miguel, pero el tribunal de los Ancianos de los Días no ha terminado aún de enjuiciar los asuntos de la rebelión de Lucifer. Satania no puede volver a la hermandad plena de Norlatiadek mientras albergue archirrebeldes, seres que fueron creados altos pero han caído de la luz a las tinieblas.
46:8.2 (529.1) Cuando Satania pueda regresar al redil de la constelación, se estudiará la readmisión de los mundos aislados en la familia de planetas habitados del sistema, acompañada de su reintegración en la comunión espiritual de los mundos. Pero aunque Urantia fuera reintegrada en los circuitos del sistema, seguiríais estando en una situación incómoda por el hecho de que todo vuestro sistema sigue bajo la cuarentena de Norlatiadek que lo aísla parcialmente de todos los demás sistemas.
46:8.3 (529.2) Pero dentro de poco el enjuiciamiento de Lucifer y sus compañeros reintegrará el sistema de Satania en la constelación de Norlatiadek, y posteriormente Urantia y las demás esferas aisladas serán reintegradas en los circuitos de Satania, y esos mundos volverán a disfrutar del privilegio de la comunicación interplanetaria y la comunión intersistema.
46:8.4 (529.3) Llegará el fin de los rebeldes y de la rebelión. Los Regidores Supremos son misericordiosos y pacientes, pero la ley sobre el mal deliberadamente alimentado se ejecuta de modo universal e infalible. «La paga del pecado es la muerte», la obliteración eterna.
46:8.5 (529.4) [Presentado por un arcángel de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 47
47:0.1 (530.1) CUANDO el Hijo Creador estuvo en Urantia habló de las «muchas mansiones que hay en el universo del Padre». En cierto sentido, los cincuenta y seis mundos que rodean Jerusem están dedicados a la cultura de transición de los mortales ascendentes, pero los siete satélites del mundo número uno se conocen más específicamente como los mundos mansión.
47:0.2 (530.2) El propio mundo de transición número uno está dedicado exclusivamente a las actividades de los ascendentes y es la sede del cuerpo de finalitarios asignado a Satania. Este mundo sirve ahora como sede de más de cien mil compañías de finalitarios, y en cada uno de estos grupos hay mil seres glorificados.
47:0.3 (530.3) Cuando un sistema se asienta en luz y vida, y a medida que los mundos mansión van dejando uno tras otro de servir como centros de formación para mortales, estos son sustituidos por la población creciente de finalitarios que se acumula en estos sistemas más antiguos y mucho más perfeccionados.
47:0.4 (530.4) Los siete mundos mansión están a cargo de los supervisores de la morontia y de los Melquisedec. En cada mundo hay un gobernador interino que es directamente responsable ante los regidores de Jerusem. Los conciliadores de Uversa mantienen una sede en cada uno de los mundos mansión, y junto a ella se encuentra el lugar de encuentro local de los Asesores Técnicos. Los directores de la reversión y los artesanos celestiales mantienen una sede de grupo en cada uno de estos mundos. Los spironga ejercen su función a partir del mundo mansión número dos, mientras que los spornagia de tipo normal abundan en los siete mundos mansión, así como en los demás planetas de cultura de transición y en el mundo sede central.
47:1.1 (530.5) Aunque en el mundo de transición número uno solo residen finalitarios y ciertos grupos de niños salvados con sus cuidadores, está previsto albergar en él a todas las clases de seres de espíritu, mortales de transición y visitantes estudiantes. Los spornagia que ejercen su función en todos estos mundos son los anfitriones hospitalarios de todos los seres que son capaces de reconocer. En cuanto a los finalitarios, tienen una vaga impresión de ellos pero no pueden verlos. Esta noción debe ser muy parecida a la que tenéis vosotros de las ángeles en vuestro estado físico presente.
47:1.2 (530.6) Aunque el mundo finalitario es una esfera de exquisita belleza física y extraordinario embellecimiiento morontial, la gran morada de espíritu situada en el centro de actividades, el templo de los finalitarios, no es visible sin ayuda para la visión material ni para la visión de las primeras etapas de la morontia. Sin embargo, los transformadores de energía son capaces de hacer visibles muchas de estas realidades a los mortales ascendentes y a veces lo hacen, como ocurre en las reuniones de promoción de los estudiantes de los mundos mansión en esta esfera cultural.
47:1.3 (531.1) Durante toda vuestra experiencia en los mundos mansión tendréis cierta consciencia espiritual de la presencia de vuestros hermanos glorificados que han logrado llegar al Paraíso, pero es muy alentador poder ver de vez en cuando cómo llevan a cabo sus actividades en las moradas de su sede. No veréis espontáneamente a los finalitarios hasta que hayáis adquirido la verdadera visión de espíritu.
47:1.4 (531.2) En el primer mundo mansión todos los supervivientes deben cumplir los requisitos de la comisión parental de su planeta nativo. La presente comisión de Urantia está compuesta por doce parejas parentales llegadas recientemente, que tuvieron como mortales la experiencia de criar a tres o más hijos hasta la pubertad. El servicio en esta comisión es rotatorio y normalmente solo por diez años. Todos aquellos que no consigan satisfacer a estos comisionados en cuanto a su experiencia parental deberán ampliar su formación sirviendo en los hogares de los Hijos Materiales de Jerusem o, parcialmente, en la guardería probatoria del mundo de los finalitarios.
47:1.5 (531.3) Pero independientemente de su experiencia parental, los padres de los mundos mansión que tienen hijos creciendo en la guardería probatoria reciben todo tipo de oportunidades de colaborar en su instrucción y formación con los custodios de dichos niños en la morontia. A esos padres se les permite viajar allí para visitarlos hasta cuatro veces al año. Y una de las escenas más hermosas y conmovedoras de toda la carrera ascendente es observar a los padres de los mundos mansión abrazar a sus vástagos materiales en sus peregrinajes periódicos al mundo finalitario. Aunque uno de los padres, o los dos, pueden marcharse de un mundo mansión antes que su hijo, muchas veces coinciden en él durante una temporada.
47:1.6 (531.4) Ningún mortal ascendente puede librarse de la experiencia de criar niños —los suyos o los de otros— ya sea en los mundos materiales o bien posteriormente en el mundo finalitario o en Jerusem. Los padres deben pasar por esta experiencia esencial tan ciertamente como las madres. En los pueblos modernos de Urantia existe la idea errónea y desafortunada de que el cuidado de los hijos es principalmente tarea de las madres. Los niños necesitan a sus padres tanto como a sus madres y los padres necesitan esta experiencia parental tanto como las madres.
47:2.1 (531.5) Las escuelas de Satania que acogen a los bebés están situadas en el mundo finalitario, la primera de las esferas de cultura de transición de Jerusem. Estas escuelas de acogida de bebés son iniciativas dedicadas a la crianza y formación de los niños del tiempo, entre ellos los que han muerto en los mundos evolutivos del espacio antes de adquirir un estatus individual en los registros del universo. En el caso de que uno o los dos padres del niño sobrevivan, la guardiana del destino nombra depositaria de la identidad potencial del niño a su querubín adjunta y le encarga la responsabilidad de poner esta alma sin desarrollar en manos de las Maestras de los Mundos Mansión de las guarderías probatorias de los mundos de la morontia.
47:2.2 (531.6) Son estas mismas querubines abandonadas quienes, como Maestras de los Mundos Mansión y bajo la supervisión de los Melquisedec, mantienen esas amplias instalaciones educativas para la formación de los pupilos en prueba de los finalitarios. Estos pupilos de los finalitarios, estos niños de los mortales ascendentes, se personalizan siempre en el estatus físico exacto que tenían en el momento de morir salvo en potencial de reproducción. Este despertar ocurre en el momento exacto de la llegada de uno de sus padres al primer mundo mansión. Y entonces se da a esos niños, tal como son, todas las oportunidades de elegir el camino celestial exactamente igual que podrían haber elegido en los mundos donde la muerte puso fin tan prematuramente a su carrera.
47:2.3 (532.1) En el mundo guardería las criaturas en prueba están agrupadas según tengan o no Ajustador, pues los Ajustadores vienen a morar en el interior de estos niños materiales exactamente igual que en los mundos del tiempo. Los niños demasiado pequeños para tener Ajustador son atendidos en familias de cinco, y tienen edades comprendidas entre menos de un año y aproximadamente cinco años, o cuando llegue el Ajustador.
47:2.4 (532.2) Todos los niños de los mundos en evolución que tienen Ajustador del Pensamiento, pero que no habían hecho su elección sobre la carrera paradisiaca antes de morir, también son repersonalizados en el mundo finalitario del sistema. Allí crecen en las familias de los Hijos Materiales y sus asociados, igual que los pequeños que llegaron sin Ajustador pero que recibirán posteriormente a los Monitores de Misterio cuando alcancen la edad establecida para la elección moral.
47:2.5 (532.3) Los niños y los jóvenes habitados por Ajustadores que están en el mundo finalitario también son criados en familias de cinco y tienen edades comprendidas entre seis y catorce años. Estas familias están formadas por niños de aproximadamente seis, ocho, diez, doce y catorce años. En cualquier momento después de los dieciséis años, si han hecho su elección final, son trasladados al primer mundo mansión y empiezan su ascensión al Paraíso. Algunos hacen su elección antes de esa edad y pasan a las esferas de ascensión, pero en los mundos mansión se ven muy pocos niños menores de dieciséis años calculados según los criterios de edad de Urantia.
47:2.6 (532.4) Las serafines guardianas atienden a estos jóvenes de la guardería probatoria del mundo finalitario exactamente igual que aportan su ministerio espiritual a los mortales de los planetas evolutivos, mientras que los fieles spornagia cuidan de sus necesidades físicas. Y así crecen estos niños en el mundo de transición hasta el momento de hacer su elección final.
47:2.7 (532.5) Cuando la vida material ha recorrido su curso, si no se ha hecho una elección sobre la vida ascendente, o si estos hijos del tiempo se deciden definitivamente en contra de la aventura de Havona, la muerte pone fin automáticamente a su carrera de prueba. Para estos casos no hay ningún juicio; no hay resurrección de esta segunda muerte. Se vuelven simplemente como si no hubieran sido.
47:2.8 (532.6) Pero si eligen el camino paradisiaco de la perfección, son preparados inmediatamente para su traslado al primer mundo mansión donde muchos llegan a tiempo para reunirse con sus padres en el ascenso a Havona. Después de pasar por Havona y de lograr llegar a las Deidades, esas almas salvadas de origen mortal constituyen la ciudadanía ascendente permanente del Paraíso. Los niños que se vieron privados de la valiosa y esencial experiencia evolutiva en los mundos nativos de los mortales no se incorporan al Cuerpo de la Finalización.
47:3.1 (532.7) En los mundos mansión los supervivientes mortales resucitados reanudan su vida justo donde la dejaron cuando les sorprendió la muerte. Cuando vayáis desde Urantia al primer mundo mansión notaréis un cambio considerable, pero si hubierais llegado desde una esfera del tiempo más normal y progresiva, apenas notaríais la diferencia de no ser por el hecho de poseer un cuerpo distinto. El tabernáculo de carne y hueso se ha quedado atrás en el mundo nativo.
47:3.2 (532.8) El centro de todas las actividades del primer mundo mansión es la sala de resurrección, el enorme templo de ensamblaje de la personalidad. Esta gigantesca estructura es el punto central de reunión de las guardianas seráficas del destino, los Ajustadores del Pensamiento y los arcángeles de la resurrección. Los Portadores de Vida participan también con estos seres celestiales en la resurrección de los muertos.
47:3.3 (533.1) Las transcripciones de la mente del mortal y los patrones activos de la memoria de la criatura, transformados de los niveles materiales a los espirituales, son posesión individual del Ajustador del Pensamiento que se ha desligado. Esos factores espiritualizados de la mente, la memoria y la personalidad de la criatura forman parte para siempre de dicho Ajustador. La matriz-mente de la criatura y sus potenciales pasivos de identidad están presentes en el alma de morontia confiada al cuidado de las guardianas seráficas del destino. Y es la reunión del alma-morontia confiada a las serafines y la mente-espíritu confiada al Ajustador lo que reensambla la personalidad de la criatura y supone la resurrección de un superviviente durmiente.
47:3.4 (533.2) Si una personalidad transitoria de origen mortal no fuera reensamblada de esta manera, los elementos de espíritu de la criatura mortal no superviviente perdurarían para siempre como parte integrante de la dotación experiencial individual del Ajustador que moró en su interior.
47:3.5 (533.3) Desde el templo de la Vida Nueva se extienden siete alas radiales, las salas de resurrección de las razas de mortales. Cada una de estas estructuras está dedicada al ensamblaje de una de las siete razas del tiempo. Cada una de las siete alas contiene cien mil cámaras personales de resurrección y termina en las salas circulares de ensamblaje por promociones que sirven como cámaras para despertar hasta a un millón de individuos. Estas salas están rodeadas de cámaras donde se ensambla la personalidad de las razas mezcladas de los mundos posadánicos normales. Con independencia del método que se pueda emplear en cada uno de los mundos del tiempo para resurrecciones especiales o dispensacionales, el reensamblaje real y consciente de la personalidad completa propiamente dicha tiene lugar en las salas de resurrección de mansonia número uno. Recordaréis durante toda la eternidad la profunda impresión que sentisteis al presenciar por primera vez esas mañanas de resurrección.
47:3.6 (533.4) Desde las salas de resurrección os dirigís al sector Melquisedec donde se os asigna una residencia permanente. Entonces empieza para vosotros un periodo de diez días de libertad personal. Sois libres de explorar las inmediaciones de vuestro nuevo hogar y de familiarizaros con vuestro próximo programa. También tenéis tiempo de satisfacer vuestro deseo de consultar el registro y visitar a vuestros seres queridos y otros amigos de la tierra que os hayan precedido en esos mundos. Al final de estos diez días de asueto empezaréis la segunda etapa de vuestro viaje al Paraíso, pues los mundos mansión no son simples planetas de parada en el camino sino verdaderas esferas de formación.
47:3.7 (533.5) En el mundo mansión número uno (o en otro si vuestro estatus es más avanzado) reanudaréis vuestra formación intelectual y vuestro desarrollo espiritual en el nivel exacto en que fueron interrumpidos por la muerte. Entre el momento de la muerte planetaria o traslado y la resurrección en el mundo mansión, el hombre mortal no adquiere absolutamente nada aparte de experimentar el hecho de la supervivencia. Empezaréis allí exactamente donde lo dejasteis aquí.
47:3.8 (533.6) Casi toda la experiencia del mundo mansión número uno está centrada en remediar la deficiencia. Los supervivientes que llegan a esta primera esfera de detención presentan tantos defectos y tan variados en su carácter de criaturas, tantas deficiencias y tan variadas en su experiencia como mortales, que la principal actividad de este mundo consiste en corregir y curar esas múltiples secuelas de la vida en la carne propia de los mundos evolutivos materiales del tiempo y el espacio.
47:3.9 (534.1) La estancia en el mundo mansión número uno tiene como objetivo elevar el desarrollo de los supervivientes mortales al menos hasta el estatus de la dispensación posadánica de los mundos evolutivos normales. Espiritualmente, por supuesto, los estudiantes de los mundos mansión han sobrepasado por mucho ese estado de mero desarrollo humano.
47:3.10 (534.2) Si no tenéis que deteneros en el mundo mansión número uno, al cabo de los diez días entraréis en el sueño del traslado para dirigiros al mundo número dos, y seguiréis avanzando así cada diez días hasta que lleguéis al mundo que tengáis asignado.
47:3.11 (534.3) En el centro de los siete círculos principales de la administración del primer mundo mansión se encuentra el templo de las Acompañantes de la Morontia, las guías personales asignadas a los mortales ascendentes. Estas acompañantes son progenie del Espíritu Madre del universo local y hay varios millones de ellas en los mundos de la morontia de Satania. Además de tratar con las asignadas como acompañantes de grupo, tendréis mucha relación con las intérpretes y traductoras, las que custodian edificios y las supervisoras de excursiones. Todas estas compañeras cooperan activamente con los encargados de desarrollar los factores de mente y espíritu de vuestra personalidad dentro del cuerpo de morontia.
47:3.12 (534.4) Cuando empezáis en el primer mundo mansión, se asigna una Acompañante de la Morontia a cada compañía de mil mortales ascendentes, pero os encontraréis con más a medida que progreséis por las siete esferas mansión. Estos seres hermosos y polifacéticos son colaboradoras muy sociables y guías encantadoras. Tienen libertad para acompañar a individuos o a grupos seleccionados a cualquiera de las esferas de cultura de transición y sus mundos satélites. Son las guías de excursiones y compañeras de asueto de todos los mortales ascendentes. Acompañan con frecuencia a grupos de supervivientes en visitas periódicas a Jerusem, donde podréis en cualquier momento ir al sector de registros de la capital del sistema a encontraros con mortales ascendentes de los siete mundos mansión, ya que estos viajan libremente entre sus moradas residenciales y la sede del sistema.
47:4.1 (534.5) En esta esfera es donde sois iniciados más plenamente a la vida en mansonia. Las agrupaciones de la vida en la morontia empiezan a tomar forma. Los grupos de trabajo y las organizaciones sociales empiezan a funcionar, las comunidades adquieren sus proporciones constitutivas y los mortales en avance dan origen a nuevos órdenes sociales y nuevas disposiciones de gobierno.
47:4.2 (534.6) Los supervivientes fusionados con el Espíritu ocupan los mundos mansión igual que los mortales ascendentes fusionados con el Ajustador. Aunque los diversos órdenes de vida celestial son diferentes, todos son amistosos y fraternales. En ninguno de los mundos de ascensión encontraréis nada comparable a la intolerancia humana ni a las discriminaciones de los denigrantes sistemas de castas.
47:4.3 (534.7) A medida que vayáis ascendiendo por los mundos mansión uno tras otro, los encontraréis cada vez más animados por las actividades en la morontia de los supervivientes en avance. A medida que avancéis, iréis reconociendo cada vez más características de Jerusem en los mundos mansión. El mar de vidrio hace su aparición en la segunda mansonia.
47:4.4 (534.8) Cada vez que avanzáis de un mundo mansión a otro, adquirís un cuerpo de morontia recién desarrollado y bien adaptado. Os dormís con el transporte seráfico y os despertáis en las salas de resurrección con un cuerpo nuevo pero sin desarrollar, de forma muy parecida a cuando llegasteis por primera vez al mundo mansión número uno, salvo por el hecho de que el Ajustador del Pensamiento no se separa de vosotros durante esos sueños de tránsito entre mundos mansión. Una vez que habéis pasado de los mundos evolutivos al mundo mansión inicial, vuestra personalidad permanece intacta.
47:4.5 (535.1) En vuestro ascenso por la vida de la morontia, vuestros recuerdos se mantienen completos e intactos en el Ajustador. Las asociaciones mentales que eran puramente animales y enteramente materiales perecieron de forma natural con el cerebro físico, pero todo lo que había de valioso en vuestra vida mental y tenía valor de supervivencia fue duplicado por el Ajustador y se conserva como parte de vuestros recuerdos personales durante todo el camino de la carrera ascendente. Seréis conscientes de todas vuestras experiencias valiosas al avanzar de un mundo mansión a otro y de una sección del universo a otra, incluso hasta el Paraíso.
47:4.6 (535.2) Aunque tenéis cuerpos de morontia, seguís comiendo, bebiendo y descansando en vuestro paso por esos siete mundos. Ingerís los alimentos del orden de la morontia, un ámbito de energía viva desconocido en los mundos materiales. El cuerpo de morontia utiliza plenamente tanto la comida como el agua, pero no hay desechos residuales. No olvidéis que mansonia número uno es una esfera muy material que aloja los primeros comienzos del régimen de la morontia. Seguís siendo casi humanos y no estáis muy alejados de los puntos de vista limitados de la vida mortal, pero cada mundo aporta un progreso muy claro. De esfera en esfera os vais haciendo menos materiales, más intelectuales y un poco más espirituales. El progreso espiritual es mayor en los tres últimos de estos siete mundos progresivos.
47:4.7 (535.3) Las deficiencias biológicas fueron compensadas en su mayor parte en el primer mundo mansión. Allí, los defectos de la experiencia planetaria relacionados con la vida sexual, la vinculación familiar y la función parental fueron corregidos o incluidos en proyectos de rectificación futura dentro de las familias de los Hijos Materiales de Jerusem.
47:4.8 (535.4) En mansonia número dos se produce concretamente la eliminación de todos los aspectos de conflicto intelectual y la curación de todas las variedades de falta de armonía mental. El esfuerzo por comprender el sentido de la mota de la morontia, que empezó en el primer mundo mansión, se hace más intenso en el segundo. El desarrollo que se alcanza en mansonia número dos es comparable al nivel intelectual de la cultura posterior al Hijo Magistrado en los mundos evolutivos ideales.
47:5.1 (535.5) Mansonia tercera es la sede de las Maestras de los Mundos Mansión. Aunque actúan en las siete esferas mansión, mantienen su sede de grupo en el centro de los círculos escuela del mundo número tres. Hay millones de estas instructoras en los mundos mansión y en los mundos más altos de la morontia. Estas querubines avanzadas y glorificadas sirven como maestras de la morontia en todo el camino de subida desde los mundos mansión hasta la última esfera de formación ascendente del universo local. Ellas estarán entre los últimos seres que os despidan con cariño cuando se acerque la hora de marcharos, el momento en que digáis adiós —al menos durante algunas edades— a vuestro universo de origen y os enserafinéis para el tránsito a los mundos de recepción del sector menor del superuniverso.
47:5.2 (535.6) Mientras residáis en el primer mundo mansión, tendréis permiso para visitar el primero de los mundos de transición, la sede de los finalitarios y la guardería probatoria del sistema donde se crían los niños evolutivos no desarrollados. Cuando lleguéis a mansonia número dos, recibiréis permiso para visitar periódicamente el mundo de transición número dos, donde se encuentran la sede de los supervisores de la morontia de toda Satania y las escuelas de formación de los diversos órdenes de la morontia. Cuando lleguéis al mundo mansión número tres, se os concederá inmediatamente un permiso para visitar la tercera esfera de transición, sede de los órdenes angélicos y centro de las diversas escuelas de formación del sistema. Las visitas a Jerusem desde este mundo son cada vez más provechosas e interesantes para los mortales en avance.
47:5.3 (536.1) Mansonia tercera es un mundo de grandes logros personales y sociales para todos los que no han alcanzado el equivalente a estos círculos de cultura antes de liberarse de la carne en los mundos donde nacieron como mortales. En esta esfera empieza un trabajo educativo más positivo. En los dos primeros mundos mansión casi toda la formación es de naturaleza negativa —centrada en las deficiencias— en el sentido de complementar la experiencia de la vida en la carne. En este tercer mundo mansión los supervivientes comienzan realmente su cultura progresiva en la morontia. El propósito principal de esta formación es mejorar el entendimiento de la correlación entre la mota morontial y la lógica mortal, la coordinación de la mota de la morontia con la filosofía humana. Con ello los mortales supervivientes adquieren una visión interior práctica de la verdadera metafísica. Es la auténtica introducción a una comprensión inteligente de los significados cósmicos y las interrelaciones del universo. La cultura del tercer mundo mansión es de la misma naturaleza que la edad posterior al otorgamiento de un Hijo en un planeta habitado normal.
47:6.1 (536.2) Cuando llegáis al cuarto mundo mansión estáis ya bien entrados en la carrera de la morontia; habéis recorrido un largo camino de progreso desde la existencia material inicial. Entonces se os da permiso para hacer visitas al mundo de transición número cuatro, donde conoceréis la sede y las escuelas de formación de los superángeles, entre ellos las Brillantes Estrellas Vespertinas. Gracias a los buenos oficios de estos superángeles del cuarto mundo de transición, los visitantes de la morontia tienen la posibilidad de acercarse mucho a los diversos órdenes de Hijos de Dios durante sus visitas periódicas a Jerusem, pues a medida que los mortales que avanzan repiten sus visitas al mundo sede, se les van abriendo gradualmente nuevos sectores de la capital del sistema y se van desplegando nuevas grandiosidades ante la mente en expansión de estos ascendentes.
47:6.2 (536.3) En la cuarta mansonia, el ascendente individual encuentra el lugar que mejor le corresponde en el trabajo del grupo y en las funciones de la promoción de la vida en la morontia. Los ascendentes aprenden ahí a apreciar mejor las difusiones y otros aspectos de la cultura y el progreso del universo local.
47:6.3 (536.4) Durante el periodo de formación en el mundo mansión número cuatro, los mortales ascendentes son iniciados realmente por primera vez en las exigencias y los encantos de la verdadera vida social de las criaturas de la morontia. Y es en verdad una experiencia nueva para las criaturas evolutivas participar en actividades sociales que no están basadas ni en el engrandecimiento personal ni en la conquista egoísta. Se presenta ante vosotros un nuevo orden social, un orden basado en la afinidad comprensiva del aprecio mutuo, en el amor desinteresado del servicio mutuo y en la motivación dominante de hacer realidad un destino común y supremo: la meta paradisiaca de la perfección adoradora y divina. Todos los ascendentes se están haciendo conscientes de conocer a Dios, revelar a Dios, buscar a Dios y encontrar a Dios.
47:6.4 (536.5) La cultura intelectual y social de este cuarto mundo mansión es comparable a la vida mental y social de la edad posterior a los Maestros Hijos en los planetas que tienen una evolución normal. Su estatus espiritual es mucho más avanzado que el de esa dispensación a los mortales.
47:7.1 (537.1) El transporte al quinto mundo mansión representa un enorme paso adelante en la vida de un progresor de la morontia. La experiencia en este mundo es un anticipo real de la vida en Jerusem. Ahí empezáis a daros cuenta del alto destino de los mundos evolutivos leales, puesto que pueden progresar normalmente hasta esta etapa durante su desarrollo planetario natural. La cultura de este mundo mansión corresponde en general a la de la era temprana de luz y vida en los planetas de desarrollo evolutivo normal. A partir de esto, podréis comprender por qué se ha dispuesto que los tipos de seres sumamente cultos y progresivos que habitan a veces esos mundos evolutivos avanzados estén exentos de pasar por una o varias de las esferas mansión, o incluso por todas.
47:7.2 (537.2) Antes de dejar el cuarto mundo mansión conseguisteis dominar el idioma del universo local y ahora dedicáis más tiempo a perfeccionar la lengua de Uversa, para poder dominar así ambos idiomas antes de llegar a Jerusem con estatus residencial. Todos los mortales ascendentes son bilingües desde la sede del sistema hasta Havona. A partir de ahí solo es necesario ampliar el vocabulario del superuniverso, y aún os hará falta otra ampliación para poder residir en el Paraíso.
47:7.3 (537.3) A su llegada al mundo mansión número cinco, se concede al peregrino permiso para visitar el mundo de transición correspondiente, la sede de los Hijos. Ahí el mortal ascendente se familiariza personalmente con los diversos grupos de filiación divina. Ha oído hablar de estos magníficos seres y ya se ha encontrado con ellos en Jerusem, pero ahora llega realmente a conocerlos.
47:7.4 (537.4) En la quinta mansonia empieza vuestro aprendizaje sobre los mundos de estudio de la constelación. Ahí conocéis al primero de los instructores que os prepararán para vuestra estancia posterior en la constelación. Esta preparación prosigue en los mundos seis y siete, aunque los toques finales se imparten en el sector de los mortales ascendentes de Jerusem.
47:7.5 (537.5) En mansonia número cinco se produce un nacimiento real de la consciencia cósmica. Vuestra mentalidad se va orientando al universo. Es en verdad un tiempo de expansión de horizontes. En este proceso de ampliación, las mentes de los mortales ascendentes empiezan a darse cuenta de que un destino prodigioso y magnífico, superno y divino, espera a todos los que terminan la ascensión progresiva al Paraíso que tan laboriosa, pero tan alegre y auspiciosamente, han empezado. Hacia este momento, la media de los mortales ascendentes empieza a manifestar un auténtico entusiasmo experiencial por el ascenso a Havona. El estudio se vuelve voluntario, el servicio desinteresado se hace natural y la adoración, espontánea. Está brotando un verdadero carácter de la morontia, está evolucionando una verdadera criatura de morontia.
47:8.1 (537.6) Los residentes en esta esfera están autorizados a visitar el mundo de transición número seis donde aprenden más acerca de los altos espíritus del superuniverso, aunque no son capaces de ver a muchos de esos seres celestiales. Reciben también ahí sus primeras lecciones sobre la futura carrera de espíritu que empieza inmediatamente después de graduarse en la formación en la morontia del universo local.
47:8.2 (537.7) El asistente del Soberano del Sistema visita este mundo con frecuencia y ahí empieza la instrucción inicial en la técnica de administración del universo. Se imparten las primeras lecciones que abarcan los asuntos de un universo completo.
47:8.3 (538.1) Es una edad brillante para los mortales ascendentes y suele producirse en ella la fusión perfecta de la mente humana con el Ajustador divino. Esta fusión puede haber ocurrido antes en potencia, pero muchas veces la verdadera identidad operativa no se consigue hasta el periodo de la estancia en el quinto mundo mansión o incluso en el sexto.
47:8.4 (538.2) La unión del alma inmortal en evolución con el Ajustador eterno y divino queda confirmada por la convocatoria seráfica al superángel supervisor de los supervivientes resucitados y al arcángel asignado a los que van a juicio al tercer día. Entonces, en presencia de los compañeros de morontia del superviviente, estos mensajeros de confirmación dicen: «Este es un hijo amado en quien me complazco». Esta sencilla ceremonia marca la entrada de un mortal ascendente en la carrera eterna de servicio paradisiaco.
47:8.5 (538.3) En cuanto se confirma la fusión con el Ajustador, el nuevo ser de morontia es presentado por primera vez a sus semejantes con su nuevo nombre. Luego se le conceden cuarenta días de retiro espiritual de todas las actividades de rutina para que esté en íntima comunicación consigo mismo y elija una de las rutas optativas a Havona, y para que escoja entre los métodos diferenciales de logro del Paraíso.
47:8.6 (538.4) Pero estos seres brillantes siguen siendo más o menos materiales, están lejos de ser verdaderos espíritus. Espiritualmente hablando son más bien unos supramortales todavía un poco inferiores a las ángeles, pero se están convirtiendo verdaderamente en criaturas maravillosas.
47:8.7 (538.5) Durante su estancia en el mundo número seis, los estudiantes del mundo mansión alcanzan un estatus comparable al elevado desarrollo que caracteriza a los mundos evolutivos que han progresado normalmente más allá de la etapa inicial de luz y vida. La organización de la sociedad en esta mansonia es de un orden superior. La sombra de la naturaleza mortal se va empequeñeciendo a medida que se asciende por estos mundos uno tras otro. Os vais volviendo cada vez más amables a medida que dejáis atrás los toscos vestigios de vuestro origen animal planetario. «Ascender a través de grandes tribulaciones» hace a los mortales glorificados muy bondadosos y comprensivos, muy compasivos y tolerantes.
47:9.1 (538.6) La experiencia en esta esfera es el logro que corona la carrera que sigue inmediatamente a la muerte. Durante vuestra estancia recibiréis la enseñanza de muchos maestros que cooperarán todos en la tarea de prepararos para residir en Jerusem. Cualquier diferencia perceptible entre los mortales procedentes de los mundos aislados y retrasados, y los supervivientes que vienen de esferas más avanzadas y esclarecidas queda prácticamente borrada durante la estancia en el séptimo mundo mansión. Ahí sois purgados de todos los restos de herencias desafortunadas, entornos perniciosos y tendencias planetarias no espirituales. Los últimos restos de la «marca de la bestia» quedan erradicados.
47:9.2 (538.7) Los residentes en la mansonia número siete reciben permiso para visitar el mundo de transición número siete, el mundo del Padre Universal. Iniciáis ahí una adoración nueva y más espiritual del Padre invisible, y ese hábito seguirá creciendo en vosotros durante toda vuestra larga carrera ascendente. En este mundo de cultura transicional encontráis el templo del Padre, pero no veis al Padre.
47:9.3 (538.8) Ahí empiezan a formarse las promociones que se graduarán para residir en Jerusem. Habéis pasado de mundo en mundo como individuos, pero ahora os preparáis para salir en grupos hacia Jerusem. Sin embargo, y dentro de ciertos límites, un ascendente puede elegir quedarse en el séptimo mundo mansión para esperar a un miembro rezagado de su grupo de trabajo en la tierra o en mansonia.
47:9.4 (539.1) El personal de la séptima mansonia se congrega en el mar de vidrio para presenciar vuestra salida hacia Jerusem con estatus residencial. Puede que hayáis visitado Jerusem cientos o miles de veces, pero siempre como invitados. Nunca hasta este momento os habíais dirigido hacia la capital del sistema junto con un grupo de compañeros que se despiden para siempre de toda su carrera en mansonia como mortales ascendentes. Pronto seréis bienvenidos en el campo de recepción del mundo sede como ciudadanos de Jerusem.
47:9.5 (539.2) Disfrutaréis mucho al progresar a través de los siete mundos desmaterializadores, que son realmente esferas desmortalizadoras. En el primer mundo mansión sois principalmente humanos, un ser mortal sin su cuerpo material, una mente humana alojada en una forma de morontia, es decir, en un cuerpo material del mundo de la morontia, no en una casa mortal de carne y hueso. En el momento de la fusión con el Ajustador pasáis realmente del estado mortal al estatus inmortal, y cuando hayáis terminado vuestra carrera en Jerusem, seréis morontianos plenamente desarrollados.
47:10.1 (539.3) La recepción de una nueva promoción de graduados de los mundos mansión es la señal que congrega a todo Jerusem en comité de bienvenida. Incluso los spornagia disfrutan con la llegada de estos ascendentes triunfantes de origen evolutivo que han corrido la carrera planetaria y terminado su progresión en los mundos mansión. Solo los controladores físicos y los Supervisores del Poder de la Morontia están ausentes en estas ocasiones de regocijo.
47:10.2 (539.4) Juan el Revelador tuvo una visión de la llegada de una promoción de mortales que avanzaban desde el séptimo mundo mansión hasta su primer cielo, hasta las glorias de Jerusem. Dejó escrito: «Y vi como un mar de vidrio mezclado con fuego; y aquellos que habían conseguido la victoria sobre la bestia que estaba originalmente en ellos y sobre la imagen que persistía a través de los mundos mansión y finalmente sobre la última marca y rastro, estaban de pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios, y cantaban la canción de la liberación del temor y de la muerte». (La comunicación perfeccionada del espacio llega a todos esos mundos, y podéis recibir esas comunicaciones en cualquier parte si lleváis el «arpa de Dios», un dispositivo de morontia que compensa la incapacidad de ajustar directamente el mecanismo sensorial inmaduro de la morontia a la recepción de las comunicaciones del espacio.)
47:10.3 (539.5) Pablo tuvo también una visión del cuerpo de ciudadanos mortales ascendentes en vías de perfeccionamiento en Jerusem, pues escribió: «Pero habéis llegado hasta el monte Sión y hasta la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celestial, y hasta una innumerable compañía de ángeles, hasta la gran asamblea de Miguel y hasta los espíritus de los hombres justos que se han hecho perfectos».
47:10.4 (539.6) Una vez que los mortales han logrado la residencia en la sede del sistema, ya no experimentan más resurrecciones propiamente dichas. La forma de morontia que recibís al terminar la carrera de los mundos mansión es la que os acompañará hasta el final de vuestra experiencia en el universo local. Sufrirá algunos cambios, pero conservaréis esa misma forma hasta que os despidáis de ella cuando emerjáis como espíritus de primera etapa, antes del tránsito a los mundos del superuniverso de cultura ascendente y formación del espíritu.
47:10.5 (540.1) Los mortales que pasan por la carrera completa de mansonia experimentan siete veces el sueño de ajuste y el despertar de resurrección. Pero la última sala de resurrección, la cámara del despertar final, quedó atrás en el séptimo mundo mansión. En adelante, ningún cambio de forma exigirá perder la consciencia ni interrumpir la continuidad del recuerdo personal.
47:10.6 (540.2) Una personalidad mortal iniciada en los mundos evolutivos y encerrada en el tabernáculo de la carne —habitada por los Monitores de Misterio e investida del Espíritu de la Verdad— no está plenamente movilizada, realizada y unificada hasta el día en que ese ciudadano de Jerusem es autorizado a ir a Edentia y proclamado miembro verdadero del cuerpo de la morontia de Nebadon: un superviviente inmortal vinculado a su Ajustador, un ascendente al Paraíso, una personalidad con estatus de morontia y un verdadero hijo de los Altísimos.
47:10.7 (540.3) La muerte del mortal es una técnica de escape de la vida material en la carne. La experiencia de vida progresiva en mansonia a través de los siete mundos de formación correctiva y educación cultural representa la iniciación de los supervivientes mortales en la carrera en la morontia, la vida de transición que media entre la existencia material evolutiva y el logro de espíritu más alto de los ascendentes del tiempo que están destinados a alcanzar los portales de la eternidad.
47:10.8 (540.4) [Patrocinado por una Brillante Estrella Vespertina.]
El libro de Urantia
Documento 48
48:0.1 (541.1) LOS dioses no pueden transformar por arte misterioso de magia creativa a una criatura de tosca naturaleza animal en espíritu perfeccionado, o al menos no lo hacen. Cuando los Creadores desean dar origen a seres perfectos, lo hacen mediante creación directa y original, pero no convierten nunca en un solo paso a criaturas materiales de origen animal en seres de perfección.
48:0.2 (541.2) La vida en la morontia, tal como se extiende por las distintas etapas de la carrera en el universo local, es el único acceso posible por el que los mortales materiales pueden alcanzar el umbral del mundo del espíritu. ¿Qué magia no necesitaría la muerte, la disolución material del cuerpo humano, para poder transformar instantáneamente la mente mortal y material en espíritu inmortal y perfeccionado mediante ese simple paso? Esas creencias no son más que supersticiones ignorantes y fábulas placenteras.
48:0.3 (541.3) Esta transición en la morontia media siempre entre el estado mortal y el estatus posterior de espíritu de los seres humanos supervivientes. Este estado intermedio de progreso en el universo difiere notablemente en las diversas creaciones locales, pero a efectos prácticos todos son bastante parecidos. La organización de los mundos mansión y los mundos de la morontia más altos en Nebadon es bastante típica de los regímenes de transición por la morontia de esta parte de Orvonton.
48:1.1 (541.4) Los mundos de la morontia son las esferas de los universos locales que enlazan los niveles material y espiritual de existencia de las criaturas. Esta vida en la morontia se ha conocido en Urantia desde los primeros días del Príncipe Planetario. Este estado de transición ha sido enseñado algunas veces a los mortales, y el concepto, aunque distorsionado, ha hallado cabida en las religiones de hoy en día.
48:1.2 (541.5) Las esferas de la morontia son las fases de transición de la ascensión de los mortales a través de los mundos de progresión del universo local. Solo se llaman mundos mansión los siete mundos de los sistemas locales que rodean la esfera de los finalitarios. Las cincuenta y seis moradas de transición del sistema, junto con las esferas más altas que rodean la sede de las constelaciones y del universo, se llaman todas ellas mundos de la morontia. Estas creaciones comparten la belleza física y la grandiosidad morontial de las esferas sede del universo local.
48:1.3 (541.6) Todos estos mundos son esferas arquitectónicas, y poseen justo el doble de elementos que los planetas evolucionados. Estos mundos hechos a medida no solo abundan en cristales y metales pesados. Además de cien elementos físicos, tienen exactamente cien formas de una organización única de energía llamada material de la morontia. Los Controladores Físicos Maestros y los Supervisores del Poder de la Morontia son capaces de modificar las revoluciones de las unidades primarias de materia y transformar al mismo tiempo esas asociaciones de energía de tal forma que crean esta nueva sustancia.
48:1.4 (542.1) La vida de morontia inicial en los sistemas locales es muy parecida a la vida en vuestro mundo material presente. Se hace menos física y más verdaderamente morontial en los mundos de estudio de la constelación, y a medida que avanzáis hasta las esferas de Salvington, vais alcanzando niveles cada vez más espirituales.
48:1.5 (542.2) Los Supervisores del Poder de la Morontia son capaces de efectuar una unión de las energías materiales y espirituales para organizar así una forma de materialización de morontia receptiva a la superposición de un espíritu controlador. Cuando atraveséis la vida de la morontia de Nebadon, estos expertos y pacientes Supervisores del Poder de la Morontia os proporcionarán sucesivamente 570 cuerpos de morontia, y cada uno de ellos será una fase de vuestra transformación progresiva. Desde el momento en que dejéis los mundos materiales hasta que seáis establecidos como espíritus de primera etapa en Salvington, sufriréis exactamente 570 cambios de morontia distintos y ascendentes. Ocho de ellos ocurren en el sistema, setenta y uno en la constelación y 491 durante la estancia en las esferas de Salvington.
48:1.6 (542.3) Mientras vivís en la carne mortal, el espíritu divino mora en vuestro interior casi como una cosa aparte. En realidad el hombre es invadido por el espíritu otorgado del Padre Universal. Pero en la vida en la morontia, el espíritu se convertirá en una parte real de vuestra personalidad, y al pasar sucesivamente por las 570 transformaciones progresivas, ascendéis desde el estado material hasta el estado espiritual de vida de las criaturas.
48:1.7 (542.4) Pablo sabía de la existencia de los mundos de la morontia y de la realidad de los materiales de la morontia cuando escribió: «Tienen en el cielo una sustancia mejor y más duradera». Y esos materiales de la morontia son reales, literales, como cuando alude a «la ciudad que tiene cimientos cuyo arquitecto y constructor es Dios». Y cada una de esas maravillosas esferas es «un país mejor, es decir, un país celestial».
48:2.1 (542.5) Estos seres únicos se dedican exclusivamente a supervisar las actividades que conllevan una combinación operativa de energías espirituales y físicas o semimateriales. Se dedican exclusivamente al ministerio de la progresión en la morontia, pero no porque atiendan a los mortales durante la experiencia de transición, sino porque hacen posible el entorno de transición para las criaturas que progresan en la morontia. Son los canales del poder de la morontia que sostienen y energizan las fases de morontia de los mundos de transición.
48:2.2 (542.6) Las Supervisoras del Poder de la Morontia son progenie del Espíritu Madre de un universo local. Presentan un diseño bastante uniforme, aunque su naturaleza difiere ligeramente en las diversas creaciones locales. Son creadas para su función específica y no necesitan ninguna capacitación antes de asumir sus responsabilidades.
48:2.3 (542.7) Las primeras Supervisoras del Poder de la Morontia son creadas al tiempo que llega el primer superviviente mortal a las orillas de alguno de los primeros mundos mansión de un universo local. Son creadas en grupos de mil y se clasifican como sigue:
48:2.4 (542.8) 1. Reguladoras de circuitos400
48:2.5 (542.9) 2. Coordinadoras de sistemas200
48:2.6 (542.10) 3. Guardianas planetarias100
48:2.7 (543.1) 4. Controladoras conjuntas100
48:2.8 (543.2) 5. Estabilizadoras de enlaces100
48:2.9 (543.3) 6. Clasificadoras selectivas50
48:2.10 (543.4) 7. Registradoras asociadas50
48:2.11 (543.5) Las supervisoras del poder sirven siempre en su universo nativo. Están dirigidas exclusivamente por la actividad de espíritu conjunta del Hijo del Universo y el Espíritu del Universo, pero por lo demás son un grupo totalmente autónomo. Mantienen una sede en cada uno de los primeros mundos mansión de los sistemas locales, donde trabajan en estrecha relación con los controladores físicos y las serafines, pero actúan en un mundo propio en lo que concierne a la manifestación de la energía y la aplicación del espíritu.
48:2.12 (543.6) A veces trabajan también en relación con fenómenos supramateriales como ministradoras destinadas temporalmente en los mundos evolutivos. En cambio sirven muy pocas veces en los planetas habitados y tampoco trabajan en mundos de formación más altos del superuniverso. Se dedican principalmente al régimen de transición de la progresión en la morontia de un universo local.
48:2.13 (543.7) 1. Reguladoras de circuitos. Son los seres únicos que coordinan las energías física y espiritual y regulan su flujo hacia los canales segregados de las esferas de la morontia; y estos circuitos son exclusivamente planetarios, limitados a un solo mundo. Los circuitos de la morontia son distintos y complementarios de los circuitos tanto físicos como espirituales de los mundos de transición, y se necesitan millones de estas reguladoras para energizar un sistema de mundos mansión como el de Satania.
48:2.14 (543.8) Las reguladoras de circuitos provocan en las energías materiales los cambios que las ponen bajo el control y la regulación de sus colegas. Estos seres son a la vez generadoras del poder de la morontia y reguladoras de circuitos. De forma parecida a como una dinamo genera aparentemente electricidad de la atmósfera, estas dinamos vivas de la morontia parecen transformar las energías omnipresentes del espacio en materiales con los que los supervisores de la morontia tejen los cuerpos y las actividades vitales de los mortales ascendentes.
48:2.15 (543.9) 2. Coordinadoras de sistemas. Dado que cada mundo de la morontia tiene un orden separado de energía de la morontia, es sumamente difícil para los humanos visualizar esas esferas. Pero en cada esfera consecutiva de transición, los mortales encontrarán que la vida vegetal y todo lo relativo a la existencia en la morontia se va modificando progresivamente para corresponder a la espiritualización creciente de los supervivientes en ascenso. Y puesto que el sistema de energía de cada mundo está individualizado de esta manera, estas coordinadoras trabajan para armonizar y combinar los distintos sistemas del poder en una unidad de trabajo para las esferas asociadas de un grupo determinado.
48:2.16 (543.10) Los mortales ascendentes progresan gradualmente de lo físico a lo espiritual a medida que avanzan de un mundo de la morontia a otro, de aquí la necesidad de proporcionarles una escala ascendente de esferas de la morontia y una escala ascendente de formas de morontia.
48:2.17 (543.11) Cuando los ascendentes de los mundos mansión pasan de una esfera a otra, las serafines de transporte los entregan a los receptores de las coordinadoras de sistemas del mundo superior. Ahí, en esos templos únicos, en el centro de las setenta alas radiales donde están las cámaras de transición similares a las salas de resurrección del primer mundo de recepción de los mortales de origen terrestre, las coordinadoras de sistemas efectúan hábilmente los cambios necesarios en la forma de la criatura. Se necesitan unos siete días de tiempo estándar para llevar a cabo estos primeros cambios en la forma de morontia.
48:2.18 (544.1) 3. Guardianas planetarias. Cada mundo de la morontia, desde las esferas mansión hasta la sede del universo, está bajo la custodia —en lo que se refiere a los asuntos de la morontia— de setenta guardianas. Constituyen el consejo planetario local de autoridad suprema de la morontia. Este consejo concede a todas las criaturas ascendentes que aterrizan en las esferas el material para las formas de morontia y autoriza los cambios de forma de la criatura que permiten a un ascendente pasar a la esfera siguiente. Después de haber atravesado los mundos mansión, pasaréis de una fase de vida en la morontia a otra sin tener que perder la consciencia. La inconsciencia acompaña solo a las primeras metamorfosis y a las transiciones posteriores de un universo a otro y de Havona al Paraíso.
48:2.19 (544.2) 4. Controladoras conjuntas. Uno de estos seres muy mecánicos está siempre emplazado en el centro de cada unidad administrativa de un mundo de la morontia. Una controladora conjunta es sensible a las energías físicas, espirituales y morontiales, y actúa con ellas. Están siempre asociadas a este ser dos coordinadoras de sistemas, cuatro reguladoras de circuitos, una guardiana planetaria, una estabilizadora de enlaces y una registradora asociada o una clasificadora selectiva.
48:2.20 (544.3) 5. Estabilizadoras de enlaces. Son las reguladoras de la energía de la morontia en asociación con las fuerzas físicas y de espíritu del mundo. Hacen posible la conversión de la energía de la morontia en material de la morontia. Toda la organización en la morontia de la existencia depende de las estabilizadoras. Desaceleran las revoluciones de la energía hasta el punto de permitir que adquiera forma física. Pero me faltan términos para poder comparar o ilustrar el ministerio de estos seres. Sobrepasa por completo la imaginación humana.
48:2.21 (544.4) 6. Clasificadoras selectivas. A medida que progresáis de una clase o fase de un mundo de la morontia a otra, tenéis que ser reajustados o sintonizados con vuestro avance, y es tarea de estas clasificadoras selectivas manteneros en sincronía progresiva con la vida de la morontia.
48:2.22 (544.5) Aunque las formas básicas de vida y materia de la morontia son idénticas desde el primer mundo mansión hasta la última esfera de transición del universo, hay una progresión funcional que se extiende gradualmente desde lo material hasta lo espiritual. Vuestra adaptación a esta creación básicamente uniforme pero cada vez más avanzada y espiritualizada se efectúa mediante esos reajustes selectivos. Esta adecuación del mecanismo de la personalidad equivale a una nueva creación, a pesar de que conserváis la misma forma de morontia.
48:2.23 (544.6) Podréis presentaros repetidas veces a las pruebas de estas examinadoras, y en cuanto demostréis un logro espiritual adecuado, certificarán con agrado que podéis pasar a una posición más avanzada. Estos cambios progresivos tienen como resultado nuevas reacciones al entorno de la morontia, como modificaciones en las necesidades alimenticias y en muchas otras prácticas personales.
48:2.24 (544.7) Otro importante cometido de las clasificadoras selectivas es agrupar a las personalidades de morontia para fines de estudio, enseñanza y otros proyectos. Identifican naturalmente a los que trabajarán mejor en cooperación temporal.
48:2.25 (544.8) 7. Registradoras asociadas. El mundo de la morontia tiene sus propios registradores, que se encargan, en cooperación con los registradores de espíritu, de supervisar y custodiar los registros y otros datos propios de las creaciones de la morontia. Los registros de la morontia están a disposición de todos los órdenes de personalidades.
48:2.26 (545.1) Todos los mundos de transición de la morontia son accesibles por igual a los seres materiales y de espíritu. Como progresores de la morontia conservaréis pleno contacto con el mundo material y las personalidades materiales, al tiempo que percibiréis cada vez más a los seres de espíritu y fraternizaréis cada vez más con ellos. Cuando os llegue el momento de dejar el régimen de la morontia, habréis llegado a ver a todos los órdenes de espíritus, con la excepción de algunos de los tipos más altos, como los Mensajeros Solitarios.
48:3.1 (545.2) Estas anfitrionas de los mundos mansión y de la morontia son progenie del Espíritu Madre de un universo local. Son creadas de edad en edad en grupos de cien mil. En Nebadon existen en el presente más de setenta mil millones de estos seres únicos.
48:3.2 (545.3) Los Melquisedec capacitan para el servicio a las Acompañantes de la Morontia en un planeta especial cercano a Salvington. No pasan por las escuelas Melquisedec centrales. Su servicio se extiende desde los mundos mansión más bajos de los sistemas hasta las más altas esferas de estudio de Salvington, pero es raro que aparezcan por los mundos habitados. Sirven bajo la supervisión general de los Hijos de Dios y la dirección directa de los Melquisedec.
48:3.3 (545.4) Las Acompañantes de la Morontia mantienen diez mil sedes en un universo local, una en cada uno de los primeros mundos mansión de los sistemas locales. Forman un orden casi enteramente autónomo y son, en general, un grupo de seres inteligentes y leales. Sin embargo, se han descarriado alguna vez en conexión con ciertos lamentables disturbios celestiales. Durante los tiempos de la rebelión de Lucifer en Satania, se perdieron miles de estas útiles criaturas. Las pérdidas de la rebelión de Lucifer solo se han repuesto recientemente, y el cupo de estos seres en vuestro sistema local está ya completo.
48:3.4 (545.5) Hay dos tipos distintos de Acompañantes de la Morontia: uno enérgico y el otro reservado, pero aparte de eso son iguales en estatus. No son criaturas sexuadas pero manifiestan un afecto hermoso y conmovedor la una por la otra. Y aunque no se puede decir que practiquen el compañerismo en el sentido material (humano), son parientes muy cercanos de las razas humanas en el orden de existencia de las criaturas. Las criaturas intermedias de los mundos son vuestros parientes más cercanos, luego vienen las querubines de la morontia y después las Acompañantes de la Morontia.
48:3.5 (545.6) Estas acompañantes ofrecen un trato encantador y un afecto conmovedor. Poseen personalidades bien diferenciadas y, cuando las conozcáis en los mundos mansión, después de aprender a reconocerlas como clase, pronto distinguiréis su individualidad. Todos los mortales se parecen entre sí, y al mismo tiempo cada uno de vosotros posee una personalidad reconocible y bien diferenciada.
48:3.6 (545.7) Para intentar transmitir cierta idea sobre la naturaleza de la labor de estas Acompañantes de la Morontia, partiremos de la siguiente clasificación de sus actividades en un sistema local:
48:3.7 (545.8) 1. Guardianas de los Peregrinos. No tienen asignada ninguna tarea específica en su relación con los progresores de la morontia. Estas acompañantes son responsables de toda la carrera en la morontia y son, por lo tanto, las coordinadoras del trabajo de todos los demás ministros de la morontia y de la transición.
48:3.8 (546.1) 2. Receptoras de los Peregrinos y Asociadoras Libres. Son las acompañantes sociales de los recién llegados a los mundos mansión. Una de ellas estará seguro ahí para daros la bienvenida cuando despertéis del primer sueño de tránsito del tiempo en el mundo mansión inicial, cuando experimentéis la resurrección de la muerte de la carne a la vida en la morontia. Y desde el momento de esta bienvenida formal al despertaros hasta el día en que dejéis el universo local como espíritus de primera etapa, estas Acompañantes de la Morontia estarán siempre con vosotros.
48:3.9 (546.2) Las acompañantes no son asignadas a los individuos de forma permanente. Un mortal ascendente en un mundo mansión u otro más alto puede tener una acompañante distinta en varias ocasiones sucesivas o pasar largos periodos de tiempo sin acompañante. Todo dependerá de las necesidades y también del número de acompañantes disponible.
48:3.10 (546.3) 3. Anfitrionas de los visitantes celestiales. Estas amables criaturas se dedican a atender a los grupos sobrehumanos de visitantes estudiantes y a otros seres celestiales que residen ocasionalmente en los mundos de transición. Tendréis muchas oportunidades de visitar cualquier mundo que hayáis alcanzado experiencialmente. Se permiten visitantes estudiantes en todos los planetas habitados, incluso en los aislados.
48:3.11 (546.4) 4. Coordinadoras y directoras de enlace. Estas acompañantes se dedican a facilitar las relaciones en la morontia y evitar que ocurran confusiones. Son las instructoras de conducta social y progreso en la morontia, y patrocinan clases y otras actividades de grupo entre los mortales ascendentes. Mantienen amplias zonas donde reúnen a sus alumnos y a veces solicitan a los artesanos celestiales y a los directores de la reversión que embellezcan sus programas. A medida que progreséis, entraréis en contacto íntimo con estas acompañantes y os encariñaréis profundamente con ambos grupos. El tipo de acompañante que os toque, enérgico o reservado, dependerá del azar.
48:3.12 (546.5) 5. Intérpretes y traductoras. Al principio de vuestra carrera en mansonia tendréis que recurrir con frecuencia a las intérpretes y las traductoras. Conocen y hablan todas las lenguas de un universo local, son las lingüistas de los mundos.
48:3.13 (546.6) No adquiriréis nuevos idiomas automáticamente. Allí los idiomas se aprenden más o menos como aquí abajo, y estos seres brillantes serán vuestras profesoras. Lo primero que estudiaréis en los mundos mansión será la lengua de Satania y luego el idioma de Nebadon. Y mientras domináis estas nuevas lenguas, las Acompañantes de la Morontia serán vuestras intérpretes y traductoras pacientes y eficaces. No os encontraréis nunca con ningún visitante en ninguno de esos mundos sin que haya una Acompañante de la Morontia para hacer de intérprete.
48:3.14 (546.7) 6. Supervisoras de excursiones y de la reversión. Estas acompañantes harán con vosotros los viajes más largos a la esfera sede y a los mundos de cultura de transición que la rodean. Organizan, dirigen y supervisan todas esas giras individuales o en grupo por los mundos de formación y cultura del sistema.
48:3.15 (546.8) 7. Guardianas de áreas y edificios. Hasta las estructuras materiales y de morontia aumentan en perfección y grandiosidad a medida que avanzáis en la carrera en mansonia. Tanto individualmente como en grupo, estáis autorizados a hacer ciertos cambios en las moradas que os han sido asignadas durante vuestra estancia en los distintos mundos mansión. Muchas de las actividades de estas esferas tienen lugar en los recintos abiertos de las diferentes áreas designadas como círculos, cuadrados y triángulos. La mayoría de las estructuras de los mundos mansión no tienen techo y son recintos magníficamente construidos y exquisitamente decorados. El clima y las demás condiciones físicas de los mundos arquitectónicos hacen que los techos sean totalmente innecesarios.
48:3.16 (547.1) Estas guardianas de las fases de transición de la vida ascendente son supremas en la gestión de los asuntos de la morontia. Fueron creadas para esta labor, y en espera de la factualización del Ser Supremo, seguirán siendo siempre Acompañantes de la Morontia. No tienen ningún otro cometido.
48:3.17 (547.2) A medida que los sistemas y los universos se asientan en luz y vida, los mundos mansión dejan gradualmente de funcionar como esferas de transición para la formación en la morontia. Los finalitarios van estableciendo cada vez más su nuevo régimen de formación, que parece estar concebido para trasladar la consciencia cósmica desde el nivel presente del gran universo al de los futuros universos exteriores. Las Acompañantes de la Morontia están destinadas a trabajar cada vez más en asociación con los finalitarios y en muchos otros campos no revelados ahora en Urantia.
48:3.18 (547.3) Podéis anticipar que estos seres os ayudarán mucho a disfrutar de vuestra estancia en los mundos mansión, tanto si es corta como si es larga. Y seguiréis apreciando su compañía durante todo el camino de subida a Salvington. Estrictamente hablando, no son esenciales en ningún aspecto de vuestra experiencia de supervivencia. Podríais llegar a Salvington sin ellas, pero las echaríais mucho de menos. Son un lujo de la personalidad en vuestra carrera ascendente en el universo local.
48:4.1 (547.4) La alegre diversión y el equivalente de la sonrisa son tan universales como la música. Hay un equivalente morontial y espiritual de la diversión y de la risa. La vida ascendente se divide casi por igual entre el trabajo y el juego, que es estar libre de obligaciones.
48:4.2 (547.5) El recreo celestial y el humor sobrehumano son muy distintos de sus análogos humanos, pero todos los practicamos de alguna forma, y realmente suponen para nosotros, en nuestro estado, casi lo mismo que el humor ideal supone para vosotros en Urantia. Las Acompañantes de la Morontia son hábiles patrocinadoras del juego y cuentan con la experta colaboración de los directores de la reversión.
48:4.3 (547.6) Para ayudaros a comprender el trabajo de los directores de la reversión podríamos compararlos con los tipos superiores de humoristas de Urantia, aunque sería una forma muy burda y bastante desafortunada de intentar daros una idea de la función de estos directores del cambio y el recreo, los ministradores del humor excelso de los mundos de la morontia y del espíritu.
48:4.4 (547.7) Al tratar sobre el humor del espíritu, permitidme que os diga primero lo que no es. Las bromas del espíritu no se ceban nunca en las desgracias de los errados y los débiles. Tampoco blasfeman nunca sobre la rectitud y la gloria de la divinidad. Nuestro humor abarca tres niveles generales de apreciación:
48:4.5 (547.8) 1. Bromas reminiscentes. Ocurrencias que surgen de recuerdos de experiencias pasadas de nuestra propia lucha, llena de esfuerzos, a veces temores y a menudo preocupaciones tontas e infantiles. Para nosotros, este aspecto del humor proviene de una arraigada y constante capacidad de recurrir al pasado en busca de materiales de recuerdo con los que sazonar agradablemente, además de aligerar, las pesadas cargas del presente.
48:4.6 (548.1) 2. Humor corriente. La falta de sentido de muchas de las cosas que tanto nos preocupan, la alegría de descubrir la insignificancia de casi todo lo que nos causa una intensa ansiedad personal. Apreciamos más este aspecto del humor cuando somos más capaces de apartar las inquietudes del presente en favor de las certezas del futuro.
48:4.7 (548.2) 3. Alegría profética. Quizás sea difícil para los mortales imaginar este aspecto del humor, pero a nosotros nos produce una satisfacción muy especial la seguridad de que «todas las cosas trabajan juntas para el bien», tanto de los espíritus y los morontianos como de los mortales. Este aspecto del humor celestial nace de nuestra fe en el cuidado amoroso de nuestros superiores y en la estabilidad divina de nuestros Directores Supremos.
48:4.8 (548.3) Pero los directores de la reversión de los mundos no se dedican exclusivamente a representar el humor elevado de los diversos órdenes de seres inteligentes. Se ocupan también de liderar la diversión, el recreo espiritual y el entretenimiento en la morontia. Y en este terreno cuentan con la colaboración entusiasta de los artesanos celestiales.
48:4.9 (548.4) Los propios directores de la reversión no son un grupo creado. Son un cuerpo reclutado que reúne a seres que van desde los nativos de Havona, pasando por las huestes de mensajeros del espacio y los espíritus ministrantes del tiempo, hasta los progresores de la morontia de los mundos evolutivos. Todos son voluntarios entregados a la labor de ayudar a sus semejantes a cambiar el pensamiento y descansar la mente, dos recursos muy útiles para reponer las energías agotadas.
48:4.10 (548.5) Quien está parcialmente exhausto por los esfuerzos del logro y a la espera de recibir nuevas cargas de energía, siente un agradable placer al revivir las actuaciones de otros tiempos y otras edades. Recordar las primeras experiencias de la raza o del orden produce descanso. Y precisamente por eso se llama a estos artistas directores de la reversión, porque ayudan a la memoria a revertir a un estado anterior de desarrollo o a un estatus menos experimentado del ser.
48:4.11 (548.6) Todos los seres disfrutan con este tipo de reversión excepto aquellos que son Creadores inherentes y ciertos tipos de criaturas sumamente especializadas, como los centros del poder y los controladores físicos. Los primeros se rejuvenecen a sí mismos de forma automática y los segundos son eterna y sistemáticamente pragmáticos en todas sus reacciones. Estas liberaciones periódicas de la tensión del deber funcional son parte habitual de la vida en todos los mundos de todo el universo de universos, pero no en la Isla del Paraíso. Los seres autóctonos de esa morada central son incapaces de agotarse y, por lo tanto, no tienen necesidad de recargarse de energía. Para esos seres de perfección paradisiaca eterna no puede haber reversión a ninguna experiencia evolutiva.
48:4.12 (548.7) La mayoría de nosotros hemos ascendido desde etapas más bajas de la existencia o a través de los niveles progresivos de nuestros órdenes, y es reconfortante e incluso divertido volver la mirada a ciertos episodios de nuestras primeras experiencias. Hay una sensación de descanso en la contemplación de lo que es viejo en nuestro orden y que perdura como recuerdo en poder de la mente. El futuro significa avance y lucha; conlleva trabajo, esfuerzo y consecución; en cambio el pasado tiene el sabor de las cosas ya dominadas y conseguidas. La contemplación del pasado nos permite relajarnos y hacer una revisión despreocupada que alegra el espíritu y pone al borde del júbilo a la mente de morontia.
48:4.13 (548.8) Hasta el humor de los mortales se hace más jovial cuando describe episodios que afectan a aquellos que están un poco por debajo de nuestro estado de desarrollo presente o cuando retrata a individuos supuestamente superiores a nosotros que caen víctimas de experiencias asociadas normalmente a los supuestos inferiores. Los urantianos habéis permitido que muchas cosas a la vez vulgares y antipáticas se confundan con vuestro humor, pero en general, hay que felicitaros por un sentido del humor relativamente agudo. Algunas de vuestras razas tienen una rica vena de humor que les sirve de gran ayuda en sus carreras terrenales. Al parecer habéis recibido de vuestra herencia adánica mucho sentido del humor, mucho más que de la música o del arte.
48:4.14 (549.1) Todo Satania se edifica con el humor agradable de un cuerpo de directores de la reversión procedentes de Urantia durante los momentos de juego, esos momentos reparadores en los que sus habitantes resucitan estimulantemente los recuerdos de una etapa más baja de su existencia. El sentido del humor celestial nos acompaña incluso cuando estamos dedicados a las tareas más difíciles. Ayuda a impedir que la noción de nuestra propia importancia crezca en exceso. Pero no le damos rienda suelta, no «nos divertimos», como diríais vosotros, más que a la hora de descansar de las serias misiones de nuestros órdenes respectivos.
48:4.15 (549.2) Cuando tenemos la tentación de exagerar nuestra propia importancia, si nos paramos a contemplar la infinitud de grandeza y esplendor de nuestros Hacedores, nuestra autoglorificación se vuelve sublimemente ridícula y raya incluso en lo cómico. Una de las funciones del humor es ayudarnos a todos a tomarnos menos en serio. El humor es el antídoto divino contra la exaltación del ego.
48:4.16 (549.3) La necesidad de distraerse y divertirse mediante el humor es mayor en los órdenes de seres ascendentes sometidos a una tensión continua en sus luchas por elevarse. Los dos extremos de la vida tienen poca necesidad de diversiones humorísticas: los hombres primitivos carecen de capacidad para el humor y los seres de perfección paradisiaca no lo necesitan. Las huestes de Havona son por naturaleza un conjunto alegre y estimulante de personalidades supremamente felices. En el Paraíso la calidad de la adoración hace innecesarias las actividades de la reversión. Pero para aquellos que empiezan su carrera muy por debajo de la meta de la perfección paradisiaca, el ministerio de los directores de la reversión desempeña un papel importante.
48:4.17 (549.4) Cuanto más alta es la especie mortal, más tensión soporta, tiene más capacidad para el humor y lo necesita más. En el mundo del espíritu ocurre lo contrario: cuanto más se asciende, menos se necesitan las diversiones de la reversión. En cambio, a medida que descendemos en la escala de la vida de espíritu desde el Paraíso hasta las huestes seráficas, la función de la risa y el ministerio de la alegría son cada vez más necesarios. Los seres que más necesitan el efecto refrescante de la reversión periódica al estatus intelectual de sus experiencias anteriores son los tipos más altos de la especie humana, los morontianos, las ángeles y los Hijos Materiales, igual que todos los tipos semejantes de personalidad.
48:4.18 (549.5) El humor debería funcionar como válvula automática de seguridad para prevenir la acumulación excesiva de las presiones que conlleva la monotonía de la contemplación seria y continua de uno mismo asociada a la intensa lucha del progreso evolutivo y el logro elevado. El humor contribuye también a suavizar el impacto inesperado de un hecho o de una verdad, del hecho rígido e implacable y de la verdad flexible y eternamente viva. La personalidad del mortal, siempre insegura de lo que le espera mañana, capta rápidamente a través del humor —entiende y logra visión interior— la naturaleza inesperada de la situación, ya se trate de un hecho o una verdad.
48:4.19 (549.6) El humor de Urantia, aunque extremadamente burdo y muy poco artístico, cumple una función importante como seguro de salud y liberador de la presión emocional, al contrarrestar las tensiones nerviosas nocivas y la autocontemplación excesiva. El humor y el juego —la diversión— no son nunca reacciones de esfuerzo progresivo. Son siempre los ecos de una mirada hacia atrás, una reminiscencia del pasado. Incluso tal como sois ahora en Urantia, os sentís rejuvenecidos cuando podéis interrumpir por un momento vuestro esfuerzo intelectual hacia nuevos objetivos más elevados y volver a las ocupaciones más simples de vuestros antepasados.
48:4.20 (550.1) Los principios recreativos de Urantia son filosóficamente válidos y continúan aplicándose durante toda vuestra vida ascendente y a través de los circuitos de Havona hasta las orillas eternas del Paraíso. Como seres ascendentes, conserváis los recuerdos personales de todas vuestras existencias anteriores e inferiores, y sin estos recuerdos identitarios del pasado no habría base para el humor del presente, ya sea la risa del mortal o el regocijo en la morontia. Es esta evocación de las experiencias del pasado la que proporciona la base para la diversión y la distracción del presente. Y así disfrutaréis de los equivalentes celestiales de vuestro humor terrenal durante todo el camino de subida de vuestra larga carrera, primero en la morontia y después cada vez más espiritual. Y es el Ajustador, esa parte de Dios que se convierte en una parte eterna de la personalidad del mortal ascendente, quien aporta los toques de divinidad a las expresiones de alegría, incluso a la risa espiritual, de las criaturas ascendentes del tiempo y el espacio.
48:5.1 (550.2) Las Maestras de los Mundos Mansión son un cuerpo de querubines y sanobines abandonadas pero glorificadas. Cuando un peregrino del tiempo avanza desde un mundo de prueba del espacio a los mundos mansión y sus mundos asociados de formación en la morontia, le acompaña su serafín personal o de grupo, la guardiana del destino. En los mundos de existencia mortal, la serafín está eficazmente asistida por las querubines y las sanobines; pero cuando su pupilo mortal es liberado de las ataduras de la carne y empieza su carrera ascendente, cuando comienza la vida posmaterial o en la morontia, la serafín acompañante ya no necesita la colaboración de sus antiguas lugartenientes, la querubín y la sanobín.
48:5.2 (550.3) Estas asistentes abandonadas de la serafín ministrante son convocadas con frecuencia a la sede del universo, donde pasan por el abrazo íntimo del Espíritu Madre del Universo y salen luego a las esferas de formación del sistema como Maestras de los Mundos Mansión. Estas maestras visitan a menudo los mundos materiales y actúan desde los mundos mansión más bajos hasta las más altas esferas educativas vinculadas a la sede del universo. Por iniciativa propia pueden volver a su antiguo trabajo de colaboración con las serafines ministrantes.
48:5.3 (550.4) Hay miles y miles de millones de estas maestras en Satania, y su número crece sin parar porque en la mayoría de los casos, cuando una serafín avanza hacia dentro con un mortal fusionado con el Ajustador, deja atrás a una querubín y una sanobín.
48:5.4 (550.5) Las Maestras de los Mundos Mansión, como la mayoría de los demás instructores, son comisionadas por los Melquisedec. En los aspectos generales son supervisadas por las Acompañantes de la Morontia, pero personalmente y como maestras están bajo la supervisión de los directores en funciones de las escuelas o de las esferas en las que estén ejerciendo como instructoras.
48:5.5 (550.6) Estas querubines ascendidas trabajan habitualmente en parejas igual que cuando estaban adscritas a la serafín. Están muy cerca por naturaleza del tipo de existencia de la morontia, y como maestras son inherentemente comprensivas con los mortales ascendentes. Llevan a cabo con la mayor eficiencia el programa del mundo mansión y del sistema educativo de la morontia.
48:5.6 (551.1) En las escuelas de la vida en la morontia estas maestras se dedican a la enseñanza individual, por grupos, por promociones y a la enseñanza de masas. En los mundos mansión esas escuelas están organizadas en tres grupos generales de cien divisiones cada uno: las escuelas del pensamiento, las escuelas del sentimiento y las escuelas de la acción. Cuando alcanzáis la constelación se añaden las escuelas de ética, las escuelas de administración y las escuelas de ajuste social. En los mundos sede del universo ingresaréis en las escuelas de filosofía, de divinidad y de espiritualidad pura.
48:5.7 (551.2) Las cosas que podríais haber aprendido en la tierra pero que no aprendisteis deben adquirirse bajo la tutela de estas maestras fieles y pacientes. No hay caminos regios, ni atajos ni sendas fáciles al Paraíso. Con independencia de las variaciones individuales en la ruta, tenéis que dominar las lecciones de una esfera antes de pasar a la siguiente. Al menos esto es así una vez que habéis dejado vuestro mundo nativo.
48:5.8 (551.3) Uno de los objetivos de la carrera en la morontia es erradicar para siempre en los supervivientes mortales vestigios de carácter animal tales como la procrastinación, el subterfugio, la insinceridad, el escapismo frente a los problemas, la inequidad y la búsqueda de lo fácil. La vida en mansonia enseña muy pronto a los jóvenes alumnos de la morontia que posponer no significa en ningún sentido evitar. Después de la vida en la carne, el factor tiempo ya no sirve como técnica para esquivar situaciones o eludir obligaciones desagradables.
48:5.9 (551.4) Las Maestras de los Mundos Mansión empiezan a servir en las esferas de permanencia más bajas y van avanzando con la experiencia por las esferas educativas del sistema y de la constelación hasta los mundos de formación de Salvington. No están sujetas a ninguna disciplina especial ni antes ni después de ser abrazadas por el Espíritu Madre del Universo. Ya fueron capacitadas para su trabajo mientras servían como adjuntas seráficas en los mundos nativos de sus alumnos que ahora residen en los mundos mansión. En los mundos habitados adquirieron una experiencia efectiva con dichos mortales en avance. Son maestras prácticas y compasivas, instructoras sabias y comprensivas, guías capaces y eficientes. Están plenamente familiarizadas con los planes de los ascendentes y poseen una profunda experiencia sobre las fases iniciales de la carrera de progresión.
48:5.10 (551.5) Muchas de estas maestras más antiguas, las que han servido durante mucho tiempo en los mundos del circuito de Salvington, son abrazadas de nuevo por el Espíritu Madre del Universo, y de este segundo abrazo estas querubines y sanobines emergen con el estatus de serafines.
48:6.1 (551.6) Aunque todos los órdenes de ángeles, desde las ayudantes planetarias hasta las serafines supremas, ejercen su ministerio en los mundos de la morontia, las ministras de la transición están asignadas más exclusivamente a estas actividades. Estas ángeles son del orden sexto de servidoras seráficas y su ministerio está dedicado a facilitar el tránsito de las criaturas materiales y mortales desde la vida temporal en la carne hasta las primeras etapas de la existencia en la morontia en los siete mundos mansión.
48:6.2 (551.7) Debéis comprender que la vida en la morontia de un mortal ascendente empieza realmente en los mundos habitados con la concepción del alma, en el momento en que la mente de criatura con estatus moral es habitada por el Ajustador de espíritu. A partir de ese momento el alma del mortal adquiere la capacidad potencial de actuar a nivel supramortal, incluso de ser reconocida en los niveles más altos de las esferas de la morontia del universo local.
48:6.3 (552.1) Sin embargo, no seréis conscientes del ministerio de las serafines de transición hasta que logréis llegar a los mundos mansión, donde trabajan sin descanso para el avance de sus alumnos mortales. Están destinadas a servir en las siete divisiones siguientes:
48:6.4 (552.2) 1. Evangelistas seráficas. En el momento en que recuperáis la consciencia en los mundos mansión, sois clasificados en los registros del sistema como espíritus en evolución. Es verdad que aún no sois en realidad espíritus, pero ya no sois seres mortales o materiales. Habéis emprendido la carrera de preespíritus y habéis sido debidamente admitidos en la vida de la morontia.
48:6.5 (552.3) En los mundos mansión las evangelistas seráficas os ayudarán a elegir sabiamente entre las rutas opcionales a Edentia, Salvington, Uversa y Havona. Si hay varias rutas igualmente aconsejables, os las mostrarán y se os permitirá elegir la que más os atraiga. Estas serafines recomiendan luego a los veinticuatro consejeros de Jerusem el recorrido más ventajoso para cada alma ascendente.
48:6.6 (552.4) No se os permite decidir sin restricciones sobre vuestro curso futuro, pero podéis elegir dentro de los límites de aquello que las ministras de la transición y sus superiores establecen sabiamente como lo más adecuado para vuestro futuro logro de espíritu. El mundo del espíritu se rige por el principio del respeto a la elección de vuestro libre albedrío, siempre que el curso que elijáis no sea perjudicial para vosotros ni nocivo para vuestros compañeros.
48:6.7 (552.5) Estas evangelistas seráficas se dedican a proclamar la doctrina del progreso eterno, el triunfo del logro de la perfección. En los mundos mansión proclaman la gran ley de la conservación y el predominio de la bondad: ningún acto bueno se pierde nunca totalmente. Puede ser frustrado durante mucho tiempo, pero nunca anulado del todo, y es eternamente poderoso en proporción con la divinidad de su motivación.
48:6.8 (552.6) Incluso en Urantia aconsejan a los maestros humanos de la verdad y la rectitud que se adhieran a la predicación de «la bondad de Dios que conduce al arrepentimiento», que proclamen «el amor de Dios que expulsa todo temor». Así es como se han declarado estas verdades en vuestro mundo:
48:6.9 (552.7) Los Dioses son mis cuidadores, no me extraviaré.
48:6.10 (552.8) Codo con codo, me conducen por los bellos senderos y la gloriosa renovación de la vida eterna.
48:6.11 (552.9) En esta Divina Presencia no tendré necesidad de alimento ni sed de agua.
48:6.12 (552.10) Aunque baje al valle de la incertidumbre o ascienda a los mundos de la duda,
48:6.13 (552.11) Aunque camine en soledad o con los que son como yo,
48:6.14 (552.12) Aunque triunfe en los coros de la luz o titubee en los lugares solitarios de las esferas,
48:6.15 (552.13) Tu buen espíritu me socorrerá y tu ángel gloriosa me confortará.
48:6.16 (552.14) Aunque descienda a las profundidades de la oscuridad y de la misma muerte,
48:6.17 (552.15) No dudaré de ti ni te temeré,
48:6.18 (552.16) Porque sé que en la plenitud de los tiempos y en la gloria de tu nombre
48:6.19 (552.17) Me levantarás para sentarme contigo en las almenas de lo alto.
48:6.20 (553.1) Esta declaración fue susurrada al pastorcillo en la noche. No pudo retenerla palabra por palabra, pero transmitió todo lo que pudo recordar poco más o menos como se conserva hoy.
48:6.21 (553.2) Estas serafines son también las evangelistas de la doctrina del logro de la perfección tanto para los ascendentes individuales como para el sistema entero. Incluso ahora, en el joven sistema de Satania, sus enseñanzas y sus planes contienen disposiciones para edades futuras cuando los mundos mansión hayan dejado de servir como peldaños hacia las esferas de arriba para los ascendentes mortales.
48:6.22 (553.3) 2. Intérpretes raciales. No todas las razas de seres mortales son iguales. Es verdad que existe un patrón planetario que aparece en la naturaleza y las tendencias físicas, mentales y espirituales de las distintas razas de un mundo dado, pero hay también tipos raciales bien diferenciados, y los vástagos de esos diferentes tipos básicos de seres humanos se caracterizan por tendencias sociales muy definidas. En los mundos del tiempo las intérpretes raciales seráficas fomentan los esfuerzos de los comisionados de las razas por armonizar los diversos puntos de vista de las razas, y siguen actuando en los mundos mansión, donde esas mismas diferencias tienden a persistir en cierta medida. En un planeta confundido como Urantia, estos seres brillantes no han llegado a tener la oportunidad de ejercer adecuadamente su función, pero son las sociólogas expertas y las sabias asesoras étnicas del primer cielo.
48:6.23 (553.4) Deberíais considerar la declaración sobre «el cielo» y «el cielo de los cielos». El cielo imaginado por la mayoría de vuestros profetas era el primero de los mundos mansión del sistema local. Cuando el apóstol dijo que había sido «arrebatado hasta el tercer cielo», se refería a la experiencia en la que su Ajustador se separó durante el sueño, y en ese estado insólito, se proyectó al tercero de los siete mundos mansión. Algunos de vuestros sabios tuvieron la visión de un cielo más grande, «el cielo de los cielos», en la que la experiencia séptupla de los mundos mansión no era sino el primer cielo. El segundo era Jerusem, el tercero Edentia con sus satélites, el cuarto Salvington con las esferas educativas que lo rodean, el quinto Uversa, el sexto Havona y el séptimo el Paraíso.
48:6.24 (553.5) 3. Planificadoras de la mente. Estas serafines se dedican a agrupar eficazmente a los seres de la morontia y a organizar su trabajo en equipo en los mundos mansión. Son las psicólogas del primer cielo. La mayoría de las ministras seráficas de esta división particular han tenido experiencia previa como ángeles guardianas de los hijos del tiempo, pero por alguna razón, sus pupilos no consiguieron personalizarse en los mundos mansión o bien sobrevivieron por la técnica de fusión con el Espíritu.
48:6.25 (553.6) La tarea de las planificadoras de la mente consiste en estudiar la naturaleza, la experiencia y el estatus de las almas con Ajustador que están en tránsito por los mundos mansión, y ayudar a formar con ellas grupos de trabajo y de progresión. Pero estas planificadoras de la mente no conspiran, ni manipulan ni se aprovechan de ninguna manera de la ignorancia u otras limitaciones de los estudiantes de los mundos mansión. Son totalmente equitativas y eminentemente justas. Respetan vuestra recién nacida voluntad de la morontia; os consideran seres volitivos independientes y os animan a desarrollaros y avanzar con rapidez. Os encontraréis cara a cara con unas verdaderas amigas y unas consejeras comprensivas, unas ángeles que son realmente capaces de ayudaros «a veros como os ven los demás» y «a conoceros como os conocen las ángeles».
48:6.26 (553.7) Precisamente en Urantia, estas serafines enseñan esta eterna verdad: si vuestra propia mente no os sirve bien, podéis cambiarla por la mente de Jesús de Nazaret, que siempre os sirve bien.
48:6.27 (554.1) 4. Consejeras de la morontia. Estas ministradoras se llaman así porque tienen la misión de enseñar, dirigir y aconsejar a los mortales supervivientes de los mundos de origen humano, a las almas en tránsito hacia las escuelas superiores de la sede del sistema. Son las maestras de los que buscan comprender mejor la unidad experiencial de los niveles divergentes de la vida, de los que intentan integrar los significados y unificar los valores. Esta es la función de la filosofía en la vida mortal y de la mota en las esferas de la morontia.
48:6.28 (554.2) La mota es más que una filosofía superior; es con respecto a la filosofía lo que dos ojos con respecto a uno. Tiene un efecto estereoscópico sobre los significados y los valores. El hombre material ve el universo, por así decirlo, con un solo ojo; lo ve plano. Los estudiantes de los mundos mansión obtienen la perspectiva cósmica, la profundidad, al superponer las percepciones de la vida en la morontia a las percepciones de la vida física. Y son capaces de enfocar con claridad estos puntos de vista materiales y de la morontia gracias en gran medida al ministerio incansable de sus consejeras seráficas, que con tanta paciencia instruyen a los estudiantes de los mundos mansión y a los progresores de la morontia. Muchas de las consejeras de enseñanza del orden supremo de serafines empezaron su carrera como asesoras de las almas de los mortales del tiempo recién liberadas.
48:6.29 (554.3) 5. Técnicas. Son las serafines que ayudan a los nuevos ascendentes a adaptarse al entorno nuevo y relativamente extraño de las esferas de la morontia. La vida en los mundos de transición conlleva un contacto real con las energías y los materiales tanto del nivel físico como de la morontia y, hasta cierto punto, con las realidades espirituales. Los ascendentes deben aclimatarse a cada nuevo nivel de la morontia, y las técnicas seráficas les ayudan enormemente en todas estas cosas. Estas serafines actúan como enlaces con los Supervisores del Poder de la Morontia y los Controladores Físicos Maestros y ejercen una amplia actividad como instructoras de los peregrinos ascendentes en cuanto a la naturaleza de las energías que se utilizan en las esferas de transición. Sirven como atravesadoras de emergencia del espacio y desempeñan muchas otras tareas regulares y especiales.
48:6.30 (554.4) 6. Maestras-registradoras. Estas serafines son las registradoras de las actividades fronterizas entre lo espiritual y lo físico, de las relaciones entre hombres y ángeles, de las actividades en la morontia de los mundos inferiores del universo. Sirven también como instructoras sobre las técnicas eficientes y eficaces de registro de hechos. Se requiere cierta maestría para reunir y coordinar datos relacionados de forma inteligente, y este arte se realza con la colaboración de los artesanos celestiales. Incluso los mortales ascendentes pueden afiliarse así con las serafines registradoras.
48:6.31 (554.5) Las registradoras de todos los órdenes seráficos dedican cierta cantidad de tiempo a educar y formar a los progresores de la morontia. Estas depositarias angélicas de los hechos del tiempo son las instructoras ideales de todos los buscadores de hechos. Antes de dejar Jerusem, os habréis familiarizado bien con la historia de Satania y sus 619 mundos habitados, y gran parte de esta historia os la habrán enseñado las registradoras seráficas.
48:6.32 (554.6) Todas estas ángeles están dentro de la cadena de registradores que se extiende desde los más bajos depositarios de los hechos del tiempo y las verdades de la eternidad, hasta los más altos. Algún día os enseñarán a buscar tanto la verdad como los hechos, a expandir tanto vuestra alma como vuestra mente. Incluso ahora, deberíais aprender a regar el jardín de vuestro corazón y a buscar también en las arenas secas del conocimiento. Las formas no tienen valor cuando se han aprendido las lecciones. No puede haber polluelo sin cascarón, y ningún cascarón vale nada una vez que ha salido el polluelo. Pero a veces el error es tan grande que rectificarlo mediante la revelación sería fatal para aquellas verdades que emergen lentamente y que son esenciales para acabar con él por la vía experiencial. Cuando los niños tienen sus ideales, no se los quitéis; dejadlos crecer. Y mientras aprendéis a pensar como hombres, debéis también aprender a rezar como niños.
48:6.33 (555.1) La ley es la vida misma y no sus reglas de conducta. El mal es una trasgresión de la ley, no una violación de las reglas de conducta relativas a la vida, que es la ley. La falsedad no es un fallo del método narrativo sino algo premeditado para tergiversar la verdad. La creación de imágenes nuevas a partir de hechos viejos, la repetición de la vida de los padres en las vidas de los hijos, esos son los triunfos artísticos de la verdad. La más mínima sombra de desviación premeditada con propósito falso, la más ligera deformación o perversión de lo que constituye un principio, eso es falsedad. Pero el fetiche de la verdad factualizada, de la verdad fosilizada, la mordaza de hierro de la llamada verdad inmutable, nos retiene ciegamente en un círculo cerrado de hechos fríos. Es posible tener razón formal en cuanto a los hechos y errar eternamente en cuanto a la verdad.
48:6.34 (555.2) 7. Reservas Ministrantes. En el primer mundo mansión se mantiene un importante contingente de todos los órdenes de serafines de transición. Entre todos los órdenes de serafines, estas ministras de la transición son, después de las guardianas del destino, las más cercanas a los humanos, y pasaréis con ellas muchos de vuestros momentos de ocio. Las ángeles disfrutan con el servicio y a menudo prestan su asistencia voluntaria cuando no tienen una misión. El alma de muchos ascendentes mortales se ha encendido por primera vez con el fuego divino de la voluntad de servir gracias a una amistad personal con las servidoras voluntarias de las reservas seráficas.
48:6.35 (555.3) De ellas aprenderéis a dejar que las tensiones evolucionen hacia la estabilidad y la certidumbre; a ser leales y responsables al tiempo que alegres; a aceptar los desafíos sin quejas y hacer frente sin miedo a las dificultades y las incertidumbres. Os preguntarán: si falláis, ¿os levantaréis indomablemente para volver a intentarlo? Si tenéis éxito, ¿mantendréis una postura equilibrada —una actitud estabilizada y espiritualizada— en todos los esfuerzos de vuestra larga lucha por romper las cadenas de la inercia material, por lograr la libertad de la existencia de espíritu?
48:6.36 (555.4) Igual que los mortales, estas ángeles han sufrido muchas desilusiones y os harán ver que, a veces, vuestras desilusiones más decepcionantes se han convertido en vuestras mayores bendiciones. Para plantar una semilla a veces es necesario que muera, que mueran vuestras esperanzas más queridas para poder renacer y dar los frutos de una nueva vida y una nueva oportunidad. Aprenderéis de ellas a sufrir menos penas y decepciones, primero porque haréis menos planes personales respecto a otras personalidades, y después porque aceptaréis vuestra suerte cuando hayáis cumplido fielmente vuestro deber.
48:6.37 (555.5) Aprenderéis que aumentáis vuestra carga y reducís vuestras posibilidades de éxito si os tomáis demasiado en serio. Nada tiene prioridad sobre el trabajo en la esfera en la que estéis situados, ya sea en este mundo o en el próximo. El trabajo de preparación para la esfera siguiente y más alta es muy importante, pero nada es tan importante como vuestro trabajo en el mundo en el que os encontráis viviendo. Sin embargo, aunque el trabajo es importante, el yo no lo es. Cuando os sentís importantes perdéis energía en el desgaste natural de la dignidad del ego, de manera que queda poca energía para hacer el trabajo. No es la importancia del trabajo sino la importancia de sí mismas lo que agota a las criaturas inmaduras. Lo que agota es el peso del yo, no el esfuerzo del logro. Podéis hacer un trabajo importante si no os dais importancia. Podéis hacer varias cosas tan fácilmente como una sola si dejáis de lado vuestro yo. La variedad es relajante, lo que desgasta y agota es la monotonía. Uno tras otro, los días corren iguales y siempre con la misma alternativa: la vida o la muerte.
48:7.1 (556.1) Los planos más bajos de la mota de la morontia se unen directamente con los niveles más altos de la filosofía humana. En el primer mundo mansión es costumbre enseñar a los alumnos menos avanzados mediante la técnica de paralelización, o sea, en una columna se presentan los conceptos más sencillos de los significados de la mota y en la otra se recogen los enunciados análogos de la filosofía de los mortales.
48:7.2 (556.2) No hace mucho tiempo, mientras llevaba a cabo una misión en el primer mundo mansión de Satania, tuve ocasión de observar este método de enseñanza. Y aunque no debo presentar el contenido de mota de la lección, he sido autorizado a dejar constancia de las veintiocho afirmaciones de la filosofía humana que ese instructor de la morontia estaba utilizando como material ilustrativo para ayudar a esos nuevos residentes del mundo mansión en sus primeros esfuerzos por captar la relevancia y el significado de la mota. Estos ejemplos de filosofía humana eran:
48:7.3 (556.3) 1. Una manifestación de competencia especializada no significa posesión de capacidad espiritual. El ingenio no sustituye al verdadero carácter.
48:7.4 (556.4) 2. Pocas personas viven a la altura de la fe que realmente tienen. Infundir un miedo irracional en el alma de un mortal en evolución es un fraude intelectual superlativo.
48:7.5 (556.5) 3. Las capacidades inherentes no se pueden sobrepasar; en medio litro nunca cabrá un litro. Los conceptos de espíritu no se pueden forzar mecánicamente para que entren en el molde de la memoria material.
48:7.6 (556.6) 4. Pocos mortales se atreven nunca a sumar los activos de su personalidad dispensados por el ministerio combinado de la naturaleza y de la gracia. La mayoría de las almas empobrecidas son verdaderamente ricas, pero se niegan a creerlo.
48:7.7 (556.7) 5. Las dificultades pueden desafiar a los mediocres y derrotar a los temerosos, pero para los verdaderos hijos de los Altísimos solo sirven de estímulo.
48:7.8 (556.8) 6. El privilegio sin abuso, la libertad sin libertinaje y el poder jamás utilizado para el engrandecimiento propio son los distintivos de una alta civilización.
48:7.9 (556.9) 7. Así como en el cosmos no ocurren accidentes ciegos ni imprevistos, los seres celestiales tampoco ayudan a un ser más bajo cuando se niega a actuar según su luz de verdad.
48:7.10 (556.10) 8. El esfuerzo no siempre produce alegría, pero no hay felicidad sin esfuerzo inteligente.
48:7.11 (556.11) 9. La acción produce fuerza, la moderación, encanto.
48:7.12 (556.12) 10. La rectitud toca los acordes armónicos de la verdad y su melodía vibra por todo el cosmos, incluso hasta donde la reconoce el Infinito.
48:7.13 (556.13) 11. Mientras los débiles se dedican a hacer buenos propósitos, los fuertes actúan. La vida no es más que un día de trabajo, hacedlo bien. La acción es nuestra; las consecuencias, de Dios.
48:7.14 (556.14) 12. La mayor aflicción del cosmos es no haber estado nunca afligido. Los mortales solo aprenden sabiduría a través de las tribulaciones.
48:7.15 (556.15) 13. Las estrellas se perciben mejor desde el aislamiento solitario de las profundidades experienciales, no desde las cimas iluminadas y extáticas de las montañas.
48:7.16 (556.16) 14. Estimulad el apetito de vuestros compañeros por la verdad. Dad consejo solo cuando os lo pidan.
48:7.17 (557.1) 15. La afectación es el esfuerzo ridículo del ignorante por parecer sabio, el intento del alma estéril por parecer rica.
48:7.18 (557.2) 16. No podréis percibir la verdad espiritual hasta que sintáis su experiencia, y muchas verdades solo se sienten realmente en la adversidad.
48:7.19 (557.3) 17. La ambición es peligrosa mientras no está plenamente socializada. No habréis adquirido de verdad una virtud hasta que vuestros actos os hagan dignos de ella.
48:7.20 (557.4) 18. La impaciencia es un veneno del espíritu. La ira es como una piedra que se arroja en un avispero.
48:7.21 (557.5) 19. Hay que eliminar la ansiedad. Las decepciones más difíciles de soportar son las que no llegan nunca.
48:7.22 (557.6) 20. Solo un poeta puede percibir poesía en la prosa corriente de la existencia rutinaria.
48:7.23 (557.7) 21. La alta misión de todo arte es prefigurar mediante sus ilusiones una realidad más alta del universo, cristalizar las emociones del tiempo en el pensamiento de la eternidad.
48:7.24 (557.8) 22. El alma en evolución no se convierte en divina por lo que hace, sino por lo que se esfuerza en hacer.
48:7.25 (557.9) 23. La muerte no ha añadido nada a las posesiones intelectuales ni a la dotación espiritual, pero ha añadido al estatus experiencial la consciencia de la supervivencia.
48:7.26 (557.10) 24. El destino de la eternidad se determina momento a momento por los logros del vivir de cada día. Los actos de hoy son el destino de mañana.
48:7.27 (557.11) 25. La grandeza no consiste tanto en poseer fuerza como en hacer un uso sabio y divino de esa fuerza.
48:7.28 (557.12) 26. El conocimiento solo se posee si se comparte; la sabiduría lo salvaguarda y el amor lo socializa.
48:7.29 (557.13) 27. El progreso exige desarrollar la individualidad; la mediocridad busca perpetuarse en la uniformidad.
48:7.30 (557.14) 28. La argumentación necesaria para defender cualquier proposición es inversamente proporcional a la verdad que contiene.
48:7.31 (557.15) Este es el trabajo de los principiantes del primer mundo mansión, mientras que en los mundos siguientes, otros alumnos más avanzados van dominando los niveles más altos de la visión interior cósmica y la mota de la morontia.
48:8.1 (557.16) Desde su graduación en los mundos mansión hasta que alcanzan el estatus de espíritu en su carrera en el superuniverso, los mortales ascendentes se denominan progresores de la morontia. Vuestro paso por esta maravillosa vida fronteriza será una experiencia inolvidable, un recuerdo encantador. Es el portal evolutivo hacia la vida de espíritu y hacia el logro final de la perfección como criatura que lleva a los ascendentes a alcanzar la meta del tiempo: el encuentro con Dios en el Paraíso.
48:8.2 (557.17) Hay un propósito inequívoco y divino en todo este programa de progresión de los mortales primero en la morontia y luego en el espíritu, en esta minuciosa escuela de formación en el universo para las criaturas ascendentes. El designio de los Creadores consiste en ofrecer a las criaturas del tiempo una oportunidad escalonada de dominar los detalles del funcionamiento y la administración del gran universo, y este largo curso de formación se lleva mejor a cabo haciendo que los mortales supervivientes vayan escalando de forma gradual y participen efectivamente en cada etapa del ascenso.
48:8.3 (558.1) El plan de supervivencia de los mortales tiene un objetivo práctico y útil. No sois los destinatarios de toda esta labor divina y toda esta esmerada formación solo para que podáis sobrevivir y disfrutar de la dicha sin fin y el bienestar eterno. Hay una meta de servicio trascendente oculta más allá del horizonte de la presente edad del universo. Si los Dioses solo hubieran planeado llevaros a una larga excursión de gozo eterno, no habrían convertido todo el universo en una escuela de formación práctica tan inmensa e intrincada, no habrían destinado a una parte importante de la creación celestial al papel de maestros e instructores y no habrían pasado luego edades y edades pilotándoos uno a uno por esa gigantesca escuela de formación experiencial en el universo. El desarrollo del programa de progresión del mortal parece ser uno de los asuntos principales del presente universo organizado, y la mayoría de los innumerables órdenes de inteligencias creadas se dedica directa o indirectamente a hacer avanzar algún aspecto de este plan progresivo de perfección.
48:8.4 (558.2) Al atravesar la escala ascendente de existencia viva desde hombre mortal hasta el abrazo de la Deidad, vivís la vida misma de toda posible fase y etapa de existencia de la criatura perfeccionada dentro de los límites de la presente edad del universo. Entre el hombre mortal y el finalitario del Paraíso queda abarcado todo lo que ahora se puede ser, está contenido todo lo que es posible en el presente para los órdenes vivos de seres criatura finitos inteligentes y perfeccionados. Si el destino futuro de los finalitarios del Paraíso es servir en nuevos universos que están ahora en formación, es seguro que en esa nueva creación futura no habrá órdenes creados de seres experienciales cuyas vidas sean completamente distintas de las que han vivido los finalitarios mortales en algún mundo como parte de su formación ascendente, como una de las etapas de su progreso multisecular de animal a ángel, de ángel a espíritu y de espíritu hasta Dios.
48:8.5 (558.3) [Presentado por un arcángel de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 49
49:0.1 (559.1) TODOS los mundos habitados por mortales son evolutivos en origen y naturaleza. Estas esferas son el semillero, la cuna evolutiva, de las razas mortales del tiempo y el espacio. Cada unidad de la vida ascendente es una verdadera escuela de formación para la etapa de existencia siguiente, y esto es cierto para todas las etapas del ascenso progresivo del hombre al Paraíso. Es tan cierto para la experiencia mortal inicial en un planeta evolutivo como para la escuela final de los Melquisedec en la sede del universo, una escuela a la que no asisten los mortales ascendentes hasta justo antes de ser trasladados al régimen del superuniverso y de lograr la existencia de espíritus de primera etapa.
49:0.2 (559.2) Todos los mundos habitados están básicamente agrupados para su administración celestial en sistemas locales, y cada uno de estos sistemas locales está limitado a unos mil mundos evolutivos. Esta limitación es por decreto de los Ancianos de los Días y concierne a los planetas evolutivos propiamente dichos en los que viven mortales con estatus de supervivencia. Ni los mundos asentados definitivamente en luz y vida ni los planetas que se encuentran en la etapa prehumana de desarrollo de la vida se tienen en cuenta en este grupo.
49:0.3 (559.3) Satania, en concreto, es un sistema inacabado que contiene solo 619 mundos habitados. Estos planetas se numeran según el orden en que fueron registrados como mundos habitados, como mundos habitados por criaturas con voluntad. Así recibió Urantia el número 606 de Satania, lo que significa que fue el mundo 606º de este sistema local en el que el largo proceso evolutivo de la vida culminó con la aparición de seres humanos. Hay treinta y seis planetas no habitados que se acercan a la etapa en que podrían ser dotados de vida, y varios están siendo preparados ahora para los Portadores de Vida. Hay casi doscientas esferas que están evolucionando de forma que estarán preparadas para la implantación de la vida en los próximos millones de años.
49:0.4 (559.4) No todos los planetas son aptos para albergar vida mortal. Los pequeños no sirven en absoluto como hábitat de vida por su alta velocidad de revolución axial. En varios de los sistemas físicos de Satania, los planetas que giran alrededor del sol central son demasiado grandes para ser habitados debido a la opresión que produce la gravedad de su gran masa. Muchas de esas enormes esferas tienen satélites, a veces seis o más, y a menudo esas lunas tienen un tamaño muy parecido al de Urantia, de modo que son casi ideales para ser habitadas.
49:0.5 (559.5) El mundo habitado más antiguo de Satania, el mundo número uno, es Anova, uno de los cuarenta y cuatro satélites que giran alrededor de un enorme planeta oscuro pero expuesto a la luz diferencial de tres soles vecinos. Anova está en una etapa avanzada de civilización progresiva.
49:1.1 (559.6) Los universos del tiempo y el espacio se desarrollan de forma gradual. La progresión de la vida —terrestre o celeste— no es ni arbitraria ni mágica. Puede que la evolución cósmica no sea siempre comprensible (previsible), pero es estrictamente no accidental.
49:1.2 (560.1) La unidad biológica de la vida material es la célula protoplasmática, la asociación elemental de energías químicas, energías eléctricas y otras energías básicas. Las fórmulas químicas difieren en cada sistema, y la técnica de reproducción de la célula viva es ligeramente diferente en cada universo local, pero los Portadores de Vida son siempre los catalizadores vivos que inician las reacciones primordiales de la vida material. Son los activadores de los circuitos de energía de la materia viva.
49:1.3 (560.2) Todos los mundos de un sistema local muestran una similitud física inequívoca. Sin embargo, cada planeta tiene su propia escala de vida y no hay dos mundos que sean exactamente iguales en dotación vegetal y animal. Estas variaciones planetarias en los tipos de vida del sistema responden a las decisiones de los Portadores de Vida. Pero estos seres no son ni caprichosos ni antojadizos; los universos están dirigidos conforme a la ley y el orden. Las leyes de Nebadon son los mandatos divinos de Salvington y el orden evolutivo de la vida en Satania está en consonancia con el patrón evolutivo de Nebadon.
49:1.4 (560.3) La evolución es la regla del desarrollo humano, pero el proceso en sí varía enormemente en los distintos mundos. La vida se inicia a veces en un centro, a veces en tres, como ocurrió en Urantia. En los mundos atmosféricos suele tener un origen marino, aunque no siempre; depende mucho del estatus físico del planeta. Los Portadores de Vida disponen de gran libertad en su función de iniciar la vida.
49:1.5 (560.4) En el desarrollo de la vida planetaria, la forma vegetal precede siempre a la animal y está plenamente desarrollada antes de que se diferencien los patrones animales. Todos los tipos animales se desarrollan a partir de los patrones básicos del reino vegetal precedente de cosas vivas; no están organizados por separado.
49:1.6 (560.5) Las etapas iniciales de la evolución de la vida no concuerdan del todo con vuestras opiniones de hoy en día. El hombre mortal no es un accidente evolutivo. Hay un sistema preciso, una ley universal, que determina el despliegue del plan planetario de la vida en las esferas del espacio. Las influencias controladoras no son ni el tiempo ni la producción de muchos ejemplares de una especie. El ratón se reproduce mucho más rápido que el elefante, y sin embargo el elefante evoluciona más rápido que el ratón.
49:1.7 (560.6) El proceso de la evolución planetaria es ordenado y está controlado. El desarrollo de organismos superiores a partir de agrupamientos más bajos de vida no es accidental. A veces el progreso evolutivo se retrasa temporalmente debido a la destrucción de ciertas líneas favorables del plasma de vida que porta una especie seleccionada. Se necesitan muchas veces edades y edades para recuperar el daño ocasionado por la pérdida de una sola cepa superior de herencia humana. Esas cepas seleccionadas y superiores de protoplasma vivo deberían protegerse celosa e inteligentemente en cuanto hacen su aparición. Y en la mayoría de los mundos habitados, esos potenciales superiores de vida se valoran mucho más que en Urantia.
49:2.1 (560.7) Hay un patrón estándar y básico de vida animal y vegetal en cada sistema. Sin embargo, los Portadores de Vida se enfrentan con frecuencia a la necesidad de modificar esos patrones básicos para ajustarse a las condiciones físicas variables que se encuentran en muchos mundos del espacio. Desarrollan un tipo generalizado de criatura mortal del sistema, pero hay siete tipos físicos bien diferenciados, así como miles y miles de variantes menores de estas siete diferenciaciones destacadas:
49:2.2 (561.1) 1. Tipos atmosféricos.
49:2.3 (561.2) 2. Tipos elementales.
49:2.4 (561.3) 3. Tipos de gravedad.
49:2.5 (561.4) 4. Tipos de temperatura.
49:2.6 (561.5) 5. Tipos eléctricos.
49:2.7 (561.6) 6. Tipos energizadores.
49:2.8 (561.7) 7. Tipos innominados.
49:2.9 (561.8) El sistema de Satania contiene todos estos tipos y numerosos grupos intermedios, aunque algunos son muy poco frecuentes.
49:2.10 (561.9) 1. Los tipos atmosféricos. Las diferencias físicas de los mundos habitados por mortales están determinadas principalmente por la naturaleza de la atmósfera. Las otras influencias que contribuyen a la diferenciación planetaria de la vida son relativamente menores.
49:2.11 (561.10) La situación atmosférica presente de Urantia es casi ideal para el tipo de hombre respirador, pero el tipo humano puede ser modificado de manera que pueda vivir tanto en planetas superatmosféricos como en subatmosféricos. Esas modificaciones se extienden también a la vida animal, que difiere enormemente en las diversas esferas habitadas. Hay modificaciones muy grandes de los órdenes animales tanto en los mundos subatmosféricos como en los superatmosféricos.
49:2.12 (561.11) De los tipos atmosféricos de Satania, alrededor del dos y medio por ciento son subrespiradores, alrededor del cinco por ciento superrespiradores, y más del noventa y uno por ciento son respiradores medios, lo que supone un total del noventa y ocho y medio por ciento de los mundos de Satania.
49:2.13 (561.12) Los seres semejantes a los de las razas de Urantia están clasificados como respiradores medios. Representáis el orden respirador promedio o típico de existencia mortal. Si existieran criaturas inteligentes en un planeta con una atmósfera similar a la de Venus, vuestro vecino cercano, pertenecerían al grupo de superrespiradores, mientras que los habitantes de un planeta con una atmósfera tan enrarecida como la de Marte, vuestro vecino exterior, serían denominados subrespiradores.
49:2.14 (561.13) Si los mortales vivieran en un planeta desprovisto de aire como vuestra luna, pertenecerían al orden especial de los no respiradores. Este tipo representa una adaptación radical o extrema al entorno planetario y será examinado por separado. Los no respiradores suponen el uno y medio por ciento restante de los mundos de Satania.
49:2.15 (561.14) 2. Los tipos elementales. Estas diferenciaciones corresponden a la relación de los mortales con el agua, el aire y la tierra, y existen cuatro especies distintas de vida inteligente según su relación con estos hábitats. Las razas de Urantia son del orden de la tierra.
49:2.16 (561.15) No podéis ni imaginaros el entorno que impera en algunos mundos durante las primeras edades. Esas condiciones insólitas obligan a la vida animal en evolución a permanecer en su hábitat de vivero marino durante periodos más largos que en aquellos planetas que ofrecen desde muy pronto un entorno terrestre y atmosférico favorable. Por otra parte, en algunos mundos de superrespiradores cuando el planeta no es demasiado grande, es conveniente a veces establecer un tipo de mortal que pueda desplazarse fácilmente por la atmósfera. Estos navegantes del aire aparecen algunas veces entre los grupos acuáticos y terrestres. Viven siempre en cierta medida en el suelo, y al final evolucionan hasta convertirse en moradores de la tierra. Sin embargo en algunos mundos continúan volando durante largas edades, incluso después de haberse convertido en seres del tipo terrestre.
49:2.17 (562.1) Es asombroso y divertido a la vez observar cómo la primera civilización de una raza primitiva de seres humanos toma forma unas veces en el aire y en las copas de los árboles y otras entre las aguas poco profundas de ensenadas tropicales resguardadas; y también en el fondo, las laderas y las orillas de aquellos jardines marinos que albergaron los albores de las razas en esas extraordinarias esferas. Incluso en Urantia hubo una larga edad durante la cual el hombre primitivo se preservó e hizo avanzar su civilización primitiva viviendo la mayor parte del tiempo en las copas de los árboles, igual que sus primeros antepasados arbóreos. En Urantia seguís teniendo un grupo de diminutos mamíferos que son navegantes aéreos (la familia de los murciélagos), y también son del orden mamífero las focas y ballenas que habitan vuestros mares.
49:2.18 (562.2) Entre los tipos elementales de Satania, el siete por ciento son de agua, el diez por ciento de aire, el setenta por ciento de tierra y el trece por ciento son tipos combinados de tierra y aire. Pero estas modificaciones de las primeras criaturas inteligentes no son ni peces humanos ni pájaros humanos. Pertenecen a los tipos humano y prehumano. No son ni superpeces ni pájaros glorificados, sino mortales propiamente dichos.
49:2.19 (562.3) 3. Los tipos de gravedad. Mediante modificaciones del diseño creativo, se pueden formar seres inteligentes capaces de desenvolverse libremente tanto en esferas más pequeñas como más grandes que Urantia. Estos seres se adaptan así, en la medida de lo necesario, a la gravedad de esos planetas que no tienen el tamaño ni la densidad ideal.
49:2.20 (562.4) Los diversos tipos planetarios de mortales varían en estatura, y el promedio de Nebadon está un poco por debajo de los dos metros quince. Algunos de los mundos más grandes están poblados por seres que solo miden alrededor de setenta y cinco centímetros. La estatura de los mortales está comprendida entre esta talla mínima y los tres metros aproximados de las esferas habitadas más pequeñas, pasando por las tallas medias de los planetas de tamaño medio. En Satania hay solo una raza que mide menos de un metro veinte. El veinte por ciento de los mundos habitados de Satania está poblado por mortales de los tipos modificados de gravedad, que ocupan los planetas más grandes y los más pequeños.
49:2.21 (562.5) 4. Los tipos de temperatura. Es posible crear seres vivos capaces de soportar temperaturas mucho más altas y mucho más bajas que las del ámbito de vida de las razas de Urantia. Hay cinco órdenes de seres bien diferenciados según sus mecanismos termorreguladores. En esta escala, las razas de Urantia corresponden al número tres. El treinta por ciento de los mundos de Satania están poblados por razas de tipos modificados de temperatura. El doce por ciento se adapta a los niveles más altos de temperatura y el dieciocho por ciento a los más bajos en comparación con los urantianos, que pertenecen al grupo de las temperaturas medias.
49:2.22 (562.6) 5. Los tipos eléctricos. El comportamiento eléctrico, magnético y electrónico de los mundos varía enormemente. Hay diez diseños distintos de vida mortal especialmente configurados para soportar la energía diferencial de las esferas. Estas diez variedades reaccionan también de formas ligeramente diferentes a los rayos químicos de la luz solar ordinaria. Pero estas ligeras variaciones físicas no afectan en modo alguno a la vida intelectual o espiritual.
49:2.23 (562.7) De los agrupamientos eléctricos de la vida mortal, casi el veintitrés por ciento pertenecen a la clase número cuatro, el tipo de existencia de Urantia. En porcentajes redondos, estos tipos están distribuidos como sigue: número 1, uno por ciento; número 2, dos por ciento; número 3, cinco por ciento; número 4, veintitrés por ciento; número 5, veintisiete por ciento; número 6, veinticuatro por ciento; número 7, ocho por ciento; número 8, cinco por ciento; número 9, tres por ciento; número 10, dos por ciento.
49:2.24 (563.1) 6. Los tipos energizadores. No todos los mundos son iguales en el modo de absorber energía. No todos los mundos habitados tienen un océano atmosférico adecuado para el intercambio respiratorio de gases como el que existe en Urantia. Durante las primeras y últimas etapas de muchos planetas, los seres de vuestro orden presente no podrían existir. Cuando los factores respiratorios de un planeta son muy altos o muy bajos, pero todos los demás requisitos indispensables para la vida inteligente son adecuados, los Portadores de Vida establecen a menudo en esos mundos una forma modificada de existencia mortal, seres que están capacitados para efectuar los intercambios de sus procesos vitales valiéndose directamente de energía-luz y de las transmutaciones inmediatas del poder de los Controladores Físicos Maestros.
49:2.25 (563.2) Existen seis tipos diferentes de nutrición para los animales y los mortales: los subrespiradores emplean el primer tipo de nutrición, los moradores marinos el segundo, los respiradores medios el tercero, como sucede en Urantia. Los superrespiradores emplean el cuarto tipo de consumo de energía, mientras que los no respiradores utilizan el quinto orden de nutrición y energía. La sexta técnica de energización está limitada a las criaturas intermedias.
49:2.26 (563.3) 7. Los tipos innominados. Hay muchas otras variaciones físicas en la vida planetaria, pero todas esas diferencias corresponden exclusivamente a modificaciones anatómicas, diferenciaciones fisiológicas y ajustes electroquímicos. Esas distinciones no atañen a la vida intelectual ni a la espiritual.
49:3.1 (563.4) La mayoría de los planetas habitados están poblados por seres inteligentes del tipo respirador. Pero existen también algunos órdenes de mortales capaces de vivir en mundos con poco o ningún aire. De los mundos habitados de Orvonton, menos del siete por ciento son de este tipo. En Nebadon este porcentaje es inferior a tres. En todo Satania solo hay nueve de esos mundos.
49:3.2 (563.5) Hay tan pocos mundos habitados del tipo no respirador en Satania porque en esta sección de Norlatiadek, organizada más recientemente, abundan aún los cuerpos meteóricos del espacio; y los mundos que no tienen una atmósfera de fricción protectora están sometidos al bombardeo incesante de estos cuerpos errantes. Incluso algunos cometas están compuestos de nubes de meteoros, aunque por regla general son cuerpos descompuestos más pequeños de materia.
49:3.3 (563.6) Millones y millones de meteoritos penetran diariamente en la atmósfera de Urantia a una velocidad de casi trescientos veinte kilómetros por segundo. En los mundos de los no respiradores, las razas avanzadas tienen que protegerse de los daños de los meteoros y construyen para ello instalaciones eléctricas que desvían los meteoros o los reducen a cenizas. Cuando se aventuran más allá de estas zonas protegidas se enfrentan a graves peligros. Estos mundos soportan también desastrosas tormentas eléctricas de naturaleza desconocida en Urantia. Durante esos periodos de tremendas fluctuaciones de energía, los habitantes tienen que refugiarse en sus estructuras especiales de aislamiento protector.
49:3.4 (563.7) La vida en los mundos de los no respiradores es radicalmente distinta de la de Urantia. Los no respiradores no ingieren comida ni beben agua como las razas de Urantia. Las reacciones del sistema nervioso, el mecanismo de regulación del calor y el metabolismo de estos pueblos especiales no se parecen nada a estas mismas funciones en los mortales de Urantia. Aparte de la reproducción, casi todos los actos de la vida se realizan de otro modo, e incluso los métodos de procreación son algo diferentes.
49:3.5 (564.1) En los mundos no respiradores las especies animales no se parecen en nada a las que pueblan los planetas atmosféricos. El plan de vida no respirador se aparta de la técnica de existencia en un mundo atmosférico; sus habitantes difieren incluso en la supervivencia, pues son candidatos a la fusión con el Espíritu. Sin embargo, estos seres disfrutan de la vida y llevan adelante las actividades de su esfera con las mismas dificultades y alegrías relativas que los mortales que viven en los mundos atmosféricos. En mente y carácter los no respiradores no se diferencian de los otros tipos de mortales.
49:3.6 (564.2) La conducta planetaria de este tipo de mortales tendría un gran interés para vosotros porque una raza de estos seres habita en una esfera muy cercana a Urantia.
49:4.1 (564.3) Hay grandes diferencias entre los mortales de los distintos mundos, incluso entre aquellos que pertenecen a los mismos tipos intelectuales y físicos, pero todos los mortales con dignidad de voluntad son animales erguidos, bípedos.
49:4.2 (564.4) Hay seis razas evolutivas básicas. Tres primarias: roja, amarilla y azul, y tres secundarias: naranja, verde e índigo. La mayoría de los mundos habitados tienen todas estas razas, aunque muchos de los planetas de seres con tres cerebros albergan solo los tres tipos primarios. También hay algunos sistemas locales que solo tienen estas tres razas.
49:4.3 (564.5) Los seres humanos están dotados de una media de doce sentidos físicos especiales, aunque los sentidos especiales de los mortales con tres cerebros superan ligeramente a los de uno y dos cerebros; pueden ver y oír considerablemente más que las razas de Urantia.
49:4.4 (564.6) Los hijos nacen normalmente de uno en uno, dado que los partos múltiples son una excepción, y la vida familiar es bastante uniforme en todos los tipos de planetas. La igualdad de sexos prevalece en todos los mundos avanzados; los hombres y las mujeres son iguales en dotación de mente y estatus espiritual. Cuando en un planeta uno de los sexos intenta tiranizar al otro, consideramos que no ha salido de la barbarie. Este aspecto de la experiencia de las criaturas mejora siempre mucho tras la llegada de un Hijo y una Hija Materiales.
49:4.5 (564.7) Los cambios de estaciones y de temperatura se producen en todos los planetas iluminados y calentados por un sol. La agricultura es universal en todos los mundos atmosféricos. Cultivar el suelo es la única ocupación común a las razas en avance de todos esos planetas.
49:4.6 (564.8) Todos los mortales, en sus primeros tiempos, mantienen las mismas luchas generales que mantenéis ahora en Urantia contra los enemigos microscópicos, aunque quizás a menor escala. La duración de la vida varía en los distintos planetas desde veinticinco años en los mundos primitivos hasta cerca de quinientos en las esferas más antiguas y avanzadas.
49:4.7 (564.9) Todos los seres humanos son gregarios tanto en sentido tribal como racial. Estas segregaciones en grupos son inherentes a su origen y constitución. Solo el progreso de la civilización y una espiritualización gradual pueden modificar esas tendencias. Los problemas sociales, económicos y de gobierno de los mundos habitados varían según la edad de los planetas y el grado de influencia ejercido por las estancias sucesivas de los Hijos divinos.
49:4.8 (564.10) La mente es otorgamiento del Espíritu Infinito y actúa exactamente igual en los diversos entornos. Las mentes de los mortales son análogas a pesar de ciertas diferencias estructurales y químicas que caracterizan las naturalezas físicas de las criaturas con voluntad de los sistemas locales. Con independencia de las diferencias planetarias físicas o personales, la vida mental de los diversos órdenes de mortales es muy semejante y sus carreras inmediatas después de la muerte son muy parecidas.
49:4.9 (565.1) Pero la mente mortal sin el espíritu inmortal no puede sobrevivir. La mente del hombre es mortal; solo el espíritu otorgado es inmortal. La supervivencia depende de la espiritualización mediante el ministerio del Ajustador, del nacimiento y la evolución del alma inmortal. Al menos, no tiene que haber antagonismo hacia la misión del Ajustador de transformación espiritual de la mente material.
49:5.1 (565.2) No va a ser fácil hacer una descripción adecuada de las series planetarias de mortales por lo poco que sabéis sobre ellos y por el gran número de variantes. Las criaturas mortales se pueden estudiar desde numerosos puntos de vista, entre los cuales están los siguientes:
49:5.2 (565.3) 1. Adaptación al entorno planetario.
49:5.3 (565.4) 2. Clasificación por tipos de cerebro.
49:5.4 (565.5) 3. Clasificación según la recepción del espíritu.
49:5.5 (565.6) 4. Épocas planetarias de los mortales.
49:5.6 (565.7) 5. Clasificaciones de las criaturas por afinidad.
49:5.7 (565.8) 6. Clasificación según la fusión con el Ajustador.
49:5.8 (565.9) 7. Técnicas de escape terrestre.
49:5.9 (565.10) Las esferas habitadas de los siete superuniversos están pobladas de mortales que se clasifican simultáneamente en una o más categorías de cada una de estas siete clases generalizadas de vida de las criaturas evolutivas. Pero ni siquiera en estas clasificaciones generales se han tenido en cuenta seres como los midsonitarios ni algunas otras formas de vida inteligente. Tal como se presentan en estas narraciones, los mundos habitados están poblados de criaturas mortales evolutivas, pero hay otras formas de vida.
49:5.10 (565.11) 1. Adaptación al entorno planetario. Hay tres grupos generales de mundos habitados desde el punto de vista de la adaptación de la vida de las criaturas al entorno planetario: el grupo de adaptación normal, el grupo de adaptación radical y el grupo experimental.
49:5.11 (565.12) Las adaptaciones normales a las condiciones planetarias siguen los patrones físicos generales examinados más arriba. Los mundos de los no respiradores tipifican la adaptación radical o extrema, pero en este grupo se incluyen también otros tipos. Los mundos experimentales suelen adaptarse idealmente a las formas típicas de vida, y en esos planetas decimales los Portadores de Vida intentan introducir variaciones beneficiosas en los diseños estándar de vida. Dado que vuestro mundo es un planeta experimental, difiere notablemente de sus esferas hermanas de Satania. En Urantia han aparecido muchas formas de vida que no se encuentran en ningún otro lugar, mientras que muchas especies comunes en otros planetas no existen en el vuestro.
49:5.12 (565.13) En el universo de Nebadon, todos los mundos de modificación de la vida están conectados en serie y constituyen un sector especial de los asuntos del universo atendido por administradores expresamente designados. Además, todos estos mundos experimentales son inspeccionados periódicamente por un cuerpo de directores del universo cuyo jefe es el veterano finalitario conocido en Satania como Tabamantia.
49:5.13 (566.1) 2. Clasificación por tipos de cerebro. El cerebro y el sistema nervioso constituyen la única característica física uniforme entre los mortales. Hay, sin embargo, tres organizaciones básicas del mecanismo cerebral: los tipos de uno, dos y tres cerebros. Los urantianos pertenecen al tipo de dos cerebros, algo más imaginativos, aventureros y filosóficos que los mortales con un cerebro, pero algo menos espirituales, éticos y adoradores que los órdenes con tres cerebros. Estas diferencias cerebrales caracterizan incluso a las existencias animales prehumanas.
49:5.14 (566.2) A partir del tipo urantiano de corteza cerebral de dos hemisferios podéis, por analogía, haceros una idea del tipo mortal de un cerebro. La mejor manera de concebir el tercer cerebro de los órdenes con tres cerebros es como una evolución de vuestra forma más baja y rudimentaria de cerebro, que se desarrolla hasta especializarse en el control de las actividades físicas y deja así libres a los dos cerebros superiores para tareas más altas: uno para las funciones intelectuales y el otro para las actividades de duplicación espiritual del Ajustador del Pensamiento.
49:5.15 (566.3) Los logros terrestres de las razas con un cerebro están ligeramente limitados en comparación con los órdenes con dos cerebros. En cambio, los planetas más antiguos del grupo de los seres con tres cerebros muestran civilizaciones que asombrarían a los urantianos y podrían avergonzar a la vuestra si se compararan. En desarrollo mecánico y civilización material, incluso en progreso intelectual, los mundos de mortales con dos cerebros son capaces de igualar a los de tres cerebros. Pero en el control más alto de la mente y en el desarrollo de la reciprocidad intelectual y espiritual, sois algo inferiores.
49:5.16 (566.4) Todas estas valoraciones comparativas sobre el progreso intelectual o los logros espirituales de un mundo o grupo de mundos deberían reconocer, en justicia, la edad planetaria. Muchísimas cosas dependen de la edad, de la ayuda de los elevadores biológicos y de las misiones posteriores de los diversos órdenes de Hijos divinos.
49:5.17 (566.5) Aunque los pueblos con tres cerebros son capaces de alcanzar una evolución planetaria algo superior a la de los órdenes con uno o dos cerebros, todos poseen el mismo tipo de plasma de vida y su forma de llevar a cabo las actividades planetarias es muy parecida a la de los seres humanos de Urantia. Estos tres tipos de mortales están distribuidos por todos los mundos de los sistemas locales. En la mayoría de los casos, las condiciones planetarias tuvieron muy poco que ver con las decisiones de los Portadores de Vida de proyectar estos diversos órdenes de mortales para los distintos mundos. Los Portadores de Vida tienen la prerrogativa de planear y ejecutar de esta manera.
49:5.18 (566.6) Estos tres órdenes están en igualdad de condiciones en la carrera de ascensión. Todos y cada uno deben atravesar la misma escala intelectual de desarrollo y superar las mismas pruebas espirituales de progresión. La administración del sistema para estos diferentes mundos y su sobrecontrol por parte de la constelación están uniformemente libres de discriminación; incluso los regímenes de los Príncipes Planetarios son idénticos.
49:5.19 (566.7) 3. Clasificación según la recepción del espíritu. Hay tres grupos de modelos de mente en lo relativo al contacto con los asuntos del espíritu. Esta clasificación no hace referencia a los órdenes de mortales con uno, dos o tres cerebros; se refiere principalmente a la química de las glándulas, y más en concreto a la organización de ciertas glándulas comparables a los cuerpos pituitarios. En algunos mundos las razas tienen una glándula, en otros, dos, como ocurre con los urantianos, mientras que en otras esferas las razas tienen tres de estos cuerpos singulares. Esta dotación química diferencial influye de forma clara en la imaginación inherente y en la receptividad espiritual.
49:5.20 (566.8) En esta clasificación según la recepción del espíritu, el sesenta y cinco por ciento corresponden al segundo grupo, como las razas de Urantia. El doce por ciento son del primer tipo, menos receptivos por naturaleza, mientras que el veintitrés por ciento tiene una mayor inclinación espiritual durante la vida terrestre. Pero estas distinciones no sobreviven a la muerte natural; todas estas diferencias raciales pertenecen solo a la vida en la carne.
49:5.21 (567.1) 4. Épocas planetarias de los mortales. Esta clasificación muestra cómo afecta la sucesión de dispensaciones temporales al estatus terrenal del hombre y a su acogida del ministerio celestial.
49:5.22 (567.2) La vida es iniciada en los planetas por los Portadores de Vida, que velan por su desarrollo hasta poco después de la aparición evolutiva del hombre mortal. Antes de dejar un planeta, los Portadores de Vida instalan debidamente a un Príncipe Planetario como regidor del mundo. Con este regidor llega un contingente completo de auxiliares de rango menor y ayudantes ministrantes, y al tiempo de su llegada tiene lugar el primer juicio de vivos y muertos.
49:5.23 (567.3) Con la aparición de las agrupaciones humanas, llega este Príncipe Planetario para inaugurar la civilización humana y encauzar a la sociedad humana. Vuestro mundo de confusión no es ningún exponente de los primeros tiempos del reinado de los Príncipes Planetarios, ya que fue precisamente en los comienzos de su mandato en Urantia cuando Caligastia, vuestro Príncipe Planetario, unió su suerte a la rebelión de Lucifer, el Soberano del Sistema. El rumbo de vuestro planeta ha sido tormentoso desde entonces.
49:5.24 (567.4) En un mundo evolutivo normal, el progreso racial alcanza su apogeo biológico natural durante el régimen del Príncipe Planetario, y poco después el Soberano del Sistema envía a un Hijo y una Hija Materiales a ese planeta. Estos seres importados ejercen la función de elevadores biológicos. Su incumplimiento en Urantia complicó aun más vuestra historia planetaria.
49:5.25 (567.5) Cuando el progreso intelectual y ético de una raza humana ha alcanzado los límites de su desarrollo evolutivo, llega un Hijo Avonal del Paraíso en misión de magistrado. Y más adelante, cuando el estatus espiritual de ese mundo se acerca a su límite de logro natural, el planeta es visitado por un Hijo de otorgamiento del Paraíso. La misión principal de un Hijo de otorgamiento consiste en establecer el estatus planetario, enviar al Espíritu de la Verdad para que actúe en ese planeta y asegurar de este modo la llegada universal de los Ajustadores del Pensamiento.
49:5.26 (567.6) Aquí Urantia vuelve a desviarse de la norma. No ha habido nunca una misión de magistrado en vuestro mundo, ni fue vuestro Hijo de otorgamiento del orden Avonal. Vuestro planeta tuvo el señalado honor de convertirse en el hogar mortal del Hijo Soberano, Miguel de Nebadon.
49:5.27 (567.7) Como resultado del ministerio de todos los órdenes sucesivos de filiación divina, los mundos habitados y sus razas en avance empiezan a acercarse a la cúspide de la evolución planetaria. Esos mundos se vuelven maduros para la misión culminante, la llegada de los Maestros Hijos de la Trinidad. Esta época de los Maestros Hijos es el vestíbulo de la edad planetaria final —de la utopía evolutiva— la edad de luz y vida.
49:5.28 (567.8) Esta clasificación de los seres humanos será tratada de forma específica en un documento posterior.
49:5.29 (567.9) 5. Clasificaciones de las criaturas por afinidad. Los planetas no solo están organizados verticalmente en sistemas, constelaciones y así sucesivamente, sino que la administración del universo establece también agrupamientos horizontales según el tipo, la serie y otras relaciones. Esta administración lateral del universo se ocupa más concretamente de coordinar las actividades de naturaleza afín que se hayan promovido de modo independiente en distintas esferas. Estas clases relacionadas de criaturas del universo son inspeccionadas periódicamente por ciertos cuerpos compuestos de altas personalidades presididos por finalitarios con larga experiencia.
49:5.30 (568.1) Estos factores de afinidad se manifiestan en todos los niveles, pues existen series de afinidades tanto entre personalidades no humanas como entre criaturas mortales e incluso entre órdenes humanos y sobrehumanos. Los seres inteligentes se relacionan verticalmente en doce grandes grupos de siete divisiones principales cada uno. La coordinación de estos grupos de seres vivos relacionados de forma singular se efectúa probablemente mediante alguna técnica del Ser Supremo que no comprendemos por completo.
49:5.31 (568.2) 6. Clasificación según la fusión con el Ajustador. La clasificación o agrupamiento espiritual de todos los mortales durante su experiencia anterior a la fusión está enteramente determinada por la relación del estatus de la personalidad con el Monitor de Misterio que mora en su interior. Casi el noventa por ciento de los mundos habitados de Nebadon está poblado por mortales susceptibles de fusión con su Ajustador, en contraste con un universo cercano donde poco más de la mitad de los mundos alberga seres habitados por Ajustadores y candidatos a la fusión eterna.
49:5.32 (568.3) 7. Técnicas de escape terrestre. No existe en principio más que un modo de iniciar una vida humana individual en los mundos habitados, y es a través de la procreación de las criaturas y el nacimiento natural. En cambio existen numerosas técnicas mediante las cuales el hombre escapa de su estatus terrestre y logra acceder a la corriente de los ascendentes al Paraíso que fluye hacia dentro.
49:6.1 (568.4) Los diferentes tipos físicos y series planetarias de mortales se benefician todos por igual del ministerio de los Ajustadores del Pensamiento, las ángeles guardianas y los diversos órdenes de huestes mensajeras del Espíritu Infinito. Todos son liberados por igual de las cadenas de la carne, emancipados por la muerte natural, y desde allí van todos por igual a los mundos de la morontia de evolución espiritual y progreso de la mente.
49:6.2 (568.5) Algunas veces, por iniciativa de las autoridades planetarias o de los regidores del sistema, se llevan a cabo resurrecciones especiales de los supervivientes durmientes. Estas resurrecciones ocurren al menos cada milenio de tiempo planetario, cuando «muchos de los que duermen en el polvo despiertan», aunque no todos. Estas resurrecciones especiales ofrecen la ocasión de movilizar a grupos especiales de ascendentes para servicios específicos en el plan de ascensión de los mortales del universo local. Hay a la vez razones prácticas y asociaciones sentimentales detrás de estas resurrecciones especiales.
49:6.3 (568.6) Durante las primeras edades de un mundo habitado, muchos son llamados a las esferas mansión en las resurrecciones especiales y en las milenarias, pero la mayoría de los supervivientes son repersonalizados en el momento de inaugurarse una nueva dispensación asociada al advenimiento de un Hijo divino para servir en el planeta.
49:6.4 (568.7) 1. Mortales del orden de supervivencia dispensacional o colectivo. Con la llegada del primer Ajustador a un mundo habitado hacen también su aparición las serafines guardianas; son indispensables para el escape terrestre. Durante todo el periodo sin vida de los supervivientes durmientes, los valores espirituales y las realidades eternas de sus almas inmortales recién evolucionadas son conservados como depósito sagrado por las serafines guardianas personales o colectivas.
49:6.5 (568.8) Las guardianas colectivas asignadas a los supervivientes durmientes actúan siempre con los Hijos de juicio en sus advenimientos a los mundos. «Enviará a sus ángeles, y estas reunirán a sus elegidos desde los cuatro vientos.» El Ajustador que ha regresado actúa con cada serafín asignada a la repersonalización de un mortal durmiente; es el mismo fragmento inmortal del Padre que vivió en él durante sus días en la carne, y así es como se restaura la identidad y se resucita la personalidad. Durante el sueño de sus sujetos esos Ajustadores en espera sirven en Divinington. No moran nunca en el interior de otra mente mortal en este intervalo.
49:6.6 (569.1) Los mundos más antiguos de existencia mortal albergan tipos muy desarrollados de seres humanos de exquisita espiritualidad que están prácticamente exentos de la vida en la morontia. En cambio, las primeras edades de las razas de origen animal se caracterizan por mortales primitivos tan inmaduros que resulta imposible la fusión con su Ajustador. Las serafines guardianas llevan a cabo el despertar de estos mortales en conjunción con una porción individualizada del espíritu inmortal de la Tercera Fuente y Centro.
49:6.7 (569.2) Los supervivientes durmientes de una edad planetaria son repersonalizados de esta forma en los llamamientos dispensacionales. Pero en el caso de las personalidades no salvables de un mundo, ningún espíritu inmortal está presente para actuar con las guardianas colectivas del destino, y eso constituye el cese de la existencia de la criatura. Aunque en algunos de vuestros relatos se sitúan estos acontecimientos en los planetas donde muere el mortal, todo ello ocurre realmente en los mundos mansión.
49:6.8 (569.3) 2. Mortales de los órdenes individuales de ascensión. El progreso individual de los seres humanos se mide por el logro sucesivo de los siete círculos cósmicos y su atravesamiento (dominio). Estos círculos de progresión del mortal son niveles de valores asociados intelectuales, sociales, espirituales y de visión interior cósmica. Partiendo del séptimo círculo, los mortales luchan por alcanzar el primero, y a todo el que alcanza el tercero se le asigna inmediatamente su guardiana personal del destino. Estos mortales pueden ser repersonalizados en la vida de la morontia con independencia de los juicios dispensacionales o de otro tipo.
49:6.9 (569.4) Durante las primeras edades de un mundo evolutivo, pocos mortales van a juicio al tercer día. Pero a medida que pasan las edades se asignan cada vez más guardianas personales del destino a los mortales en avance, y así un número creciente de estas criaturas en evolución se repersonaliza en el primer mundo mansión al tercer día de su muerte natural. En tales ocasiones el regreso del Ajustador señala el despertar del alma humana, y en eso consiste la repersonalización de los muertos tan literalmente como cuando se pasa lista en masa al final de una dispensación en los mundos evolutivos.
49:6.10 (569.5) Hay tres grupos de ascendentes individuales. Los menos avanzados llegan al mundo mansión inicial o primero. El grupo más avanzado puede emprender la carrera en la morontia en alguno de los mundos mansión intermedios de acuerdo con su progresión planetaria anterior. Los más avanzados de estos órdenes empiezan realmente su experiencia de la morontia en el séptimo mundo mansión.
49:6.11 (569.6) 3. Mortales de los órdenes de ascensión dependientes de una prueba. La llegada de un AJustador constituye la identidad a los ojos del universo, y todos los seres habitados por un Ajustador están en las listas nominales de la justicia. Pero la vida temporal en los mundos evolutivos es incierta y muchos mueren en la juventud antes de haber elegido la carrera al Paraíso. Esos niños y jóvenes habitados por un Ajustador siguen al padre que tenga el estatus espiritual más avanzado, y van así al mundo finalitario del sistema (a la guardería probatoria) al tercer día en una resurrección especial o en los llamamientos nominales regulares del milenio o de la dispensación.
49:6.12 (570.1) Los niños que mueren demasiado jóvenes para tener Ajustador del Pensamiento son repersonalizados en el mundo finalitario de los sistemas locales en el momento de la llegada de uno de sus padres a los mundos mansión. Un niño adquiere entidad física al nacer como mortal, pero en materia de supervivencia se considera que todos los niños sin Ajustador siguen vinculados a sus padres.
49:6.13 (570.2) A su debido tiempo, los Ajustadores del Pensamiento vienen a morar en el interior de esos pequeños. Por regla general, el ministerio seráfico para los dos grupos de órdenes de supervivencia dependientes de una prueba es semejante al del progenitor más avanzado o, en el caso de que solo uno de los padres sobreviva, es equivalente al de ese progenitor. Aquellos que logran llegar al tercer círculo son provistos de guardianas personales, sea cual sea el estatus de sus progenitores.
49:6.14 (570.3) En las esferas finalitarias de la sede de la constelación y del universo se mantienen guarderías probatorias similares para los niños sin Ajustador de los órdenes primarios y secundarios modificados de ascendentes.
49:6.15 (570.4) 4. Mortales de los órdenes secundarios modificados de ascensión. Son los seres humanos progresivos de los mundos evolutivos intermedios. Por regla general, no son inmunes a la muerte natural, pero están exentos de pasar por los siete mundos mansión.
49:6.16 (570.5) El grupo menos perfeccionado se despierta en la sede de su sistema local y solo pasa de largo los mundos mansión. El grupo intermedio va a los mundos de formación de la constelación y pasa de largo todo el régimen de la morontia del sistema local. En una etapa más avanzada de las edades planetarias de lucha espiritual, muchos supervivientes se despiertan en la sede de la constelación y empiezan desde ahí su ascensión al Paraíso.
49:6.17 (570.6) Pero antes de que cualquiera de estos grupos pueda seguir adelante, tienen que volver atrás como instructores a los mundos que pasaron de largo como estudiantes, donde adquieren amplia experiencia como maestros. Después todos siguen avanzando hacia el Paraíso por las rutas establecidas de progresión de los mortales.
49:6.18 (570.7) 5. Mortales de orden primario modificado de ascensión. Estos mortales pertenecen al tipo de vida evolutiva fusionado con el Ajustador y representan la mayoría de las veces las fases finales del desarrollo humano en un mundo en evolución. Estos seres glorificados están exentos de pasar por los portales de la muerte; se someten al asimiento del Hijo. Son trasladados de entre los vivos y aparecen inmediatamente en presencia del Hijo Soberano en la sede del universo local.
49:6.19 (570.8) Estos son los mortales que se fusionan con su Ajustador durante la vida mortal, y tales personalidades fusionadas con el Ajustador atraviesan el espacio libremente antes de ser vestidas con las formas de morontia. Estas almas fusionadas van por tránsito directo del Ajustador a las salas de resurrección de las esferas más altas de la morontia, donde reciben su investidura inicial de morontia exactamente igual que los demás mortales que llegan de los mundos evolutivos.
49:6.20 (570.9) Este orden primario modificado de ascensión mortal puede corresponder a individuos de cualquier serie planetaria, desde las etapas más bajas hasta las más altas de los mundos de fusión con el Ajustador, pero se da con más frecuencia en las esferas más antiguas después de haber recibido los beneficios de numerosas estancias de los Hijos divinos.
49:6.21 (570.10) Tras el establecimiento de la era planetaria de luz y vida, muchos van a los mundos de la morontia del universo por el orden primario modificado de traslado. Más adelante, en las etapas avanzadas de existencia asentada, cuando la mayoría de los mortales que abandonan un mundo están incluidos en esta clase, se considera que el planeta pertenece a esta serie. La muerte natural se vuelve cada vez menos frecuente en estas esferas asentadas desde hace mucho en luz y vida.
49:6.22 (571.1) [Presentado por un Melquisedec de la Escuela de Administración Planetaria de Jerusem.]
El libro de Urantia
Documento 50
50:0.1 (572.1) AUNQUE pertenecen al orden de los Hijos Lanonandek, los Príncipes Planetarios están tan especializados en su servicio que suelen ser considerados un grupo aparte. Después de haber sido certificados por los Melquisedec como Lanonandek secundarios, estos Hijos del universo local son destinados a las reservas de su orden en las sedes de las constelaciones, donde el Soberano de Sistema les encomienda distintas misiones. Finalmente, los comisiona como Príncipes Planetarios y los envía a regir los mundos habitados en evolución.
50:0.2 (572.2) La asignación de un regidor a un planeta dado es iniciada por el Soberano de Sistema cuando los Portadores de Vida solicitan que sea enviado un jefe administrativo a dicho planeta en el que han establecido la vida y desarrollado seres evolutivos inteligentes. Todos los planetas habitados por criaturas mortales evolutivas tienen asignado un regidor planetario de este orden de filiación.
50:1.1 (572.3) Un Príncipe Planetario y sus hermanos asistentes representan el máximo acercamiento personalizado (aparte de la encarnación) que puede hacer el Hijo Eterno del Paraíso a las humildes criaturas del tiempo y el espacio. Es verdad que el Hijo Creador toca a las criaturas de los mundos a través de su espíritu, pero el Príncipe Planetario es el último de los órdenes de Hijos personales que se extienden desde el Paraíso hasta los hijos de los hombres. El Espíritu Infinito se acerca mucho en las personas de las guardianas del destino y de otros seres angélicos, el Padre Universal vive en el hombre mediante la presencia prepersonal de los Monitores de Misterio, pero el Príncipe Planetario representa el último esfuerzo del Hijo Eterno y de sus Hijos por acercarse a vosotros. En un mundo recién habitado, el Príncipe Planetario es el único representante con divinidad completa, pues surge del Hijo Creador (vástago del Padre Universal y el Hijo Eterno) y la Ministra Divina (la Hija del Espíritu Infinito en el universo).
50:1.2 (572.4) El príncipe de un mundo recién habitado está rodeado por un cuerpo leal de ayudantes y asistentes y por un gran número de espíritus ministrantes. Pero el cuerpo directivo de estos nuevos mundos debe estar compuesto por los órdenes más bajos de los administradores de un sistema para que puedan comprender de forma innata los problemas y dificultades de los planetas y simpatizar con ellos. Todo este esfuerzo por proporcionar a los mundos evolutivos un gobierno bien dispuesto conlleva un mayor riesgo de que estas personalidades casi humanas puedan verse descarriadas por la exaltación de su propia mente por encima de la voluntad de los Regidores Supremos.
50:1.3 (572.5) Estar totalmente solos como representantes de la divinidad en los planetas individuales supone una prueba muy exigente para estos Hijos, y Nebadon ha sufrido la desgracia de varias rebeliones. La creación de los Soberanos de los Sistemas y los Príncipes Planetarios conlleva la personalización de un concepto que se ha ido alejando cada vez más del Padre Universal y el Hijo Eterno. Con ello aumenta el peligro de perder el sentido de la proporción en cuanto a la propia importancia y aumentan las probabilidades de dejar de captar adecuadamente los valores y las relaciones de los numerosos órdenes de seres divinos y la jerarquía de su autoridad. El hecho de que el Padre no esté presente personalmente en el universo local pone también a prueba la fe y la lealtad de todos estos Hijos.
50:1.4 (573.1) Sin embargo, estos príncipes de los mundos no suelen fracasar en sus misiones de organizar y administrar las esferas habitadas, y su éxito facilita enormemente las misiones de los Hijos Materiales que llegan posteriormente para injertar las formas más altas de vida de criatura en los hombres primitivos de los mundos. Su gobierno contribuye también en gran medida a preparar los planetas para los Hijos de Dios del Paraíso que vendrán más adelante a juzgar a los mundos y a inaugurar las dispensaciones sucesivas.
50:2.1 (573.2) Todos los Príncipes Planetarios están bajo la jurisdicción administrativa de Gabriel —el jefe ejecutivo de Miguel— en el universo, aunque están sujetos de forma inmediata a los mandatos ejecutivos de los Soberanos de los Sistemas.
50:2.2 (573.3) Los Príncipes Planetarios pueden solicitar en cualquier momento el consejo de los Melquisedec, sus antiguos instructores y patrocinadores, pero no se les exige de forma arbitraria que les pidan ayuda, y si no lo hacen voluntariamente, los Melquisedec no interfieren en la administración planetaria. Estos regidores de los mundos pueden aprovechar también el asesoramiento de los veinticuatro consejeros congregados desde los mundos de otorgamiento del sistema. Hoy en día en Satania esos consejeros son todos nativos de Urantia. En la sede de la constelación existe un consejo análogo de setenta miembros seleccionados también entre los seres evolutivos de los mundos.
50:2.3 (573.4) El gobierno de los planetas evolutivos en los comienzos inestables de su desarrollo es básicamente autocrático. Los Príncipes Planetarios escogen sus grupos especializados de asistentes entre su cuerpo de auxiliares planetarios. Se rodean generalmente de un consejo supremo de doce miembros, seleccionado y constituido de modos diversos en los distintos mundos. Un Príncipe Planetario puede tener también como asistentes a uno o más de los miembros del tercer orden de su propio grupo de filiación, y a veces en ciertos mundos, a uno de su propio orden, un Lanonandek secundario adjunto.
50:2.4 (573.5) El equipo del regidor de un mundo está formado enteramente por personalidades del Espíritu Infinito y ciertos tipos de seres evolucionados más altos, y por mortales ascendentes de otros mundos. El promedio de estos equipos es de unos mil seres, y a medida que el planeta progresa, ese cuerpo de ayudantes puede aumentar hasta cien mil o más. Siempre que necesiten más ayudantes, los Príncipes Planetarios no tienen más que pedírselos a sus hermanos, los Soberanos de los Sistemas, que atienden inmediatamente su solicitud.
50:2.5 (573.6) Los planetas varían mucho en naturaleza, organización y administración, pero todos están provistos de tribunales de justicia. El sistema judicial de un universo local se inicia en los tribunales de un Príncipe Planetario, presididos por un miembro de su equipo personal. Las sentencias de estas cortes reflejan una actitud sumamente paternal y discrecional. Todos los problemas que sobrepasan la regulación de los habitantes del planeta están sujetos a apelación ante tribunales más altos, pero la mayoría de los asuntos pertenecientes al ámbito de un mundo se resuelven según el criterio personal de su príncipe.
50:2.6 (574.1) Las comisiones itinerantes de conciliadores sirven y complementan a los tribunales planetarios. Tanto los controladores espirituales como los físicos están sometidos a las conclusiones de estos conciliadores. Pero nunca se ejecuta arbitrariamente una sentencia sin el consentimiento del Padre de la Constelación, pues los «Altísimos rigen en los reinos de los hombres».
50:2.7 (574.2) Los controladores y transformadores asignados al planeta pueden también colaborar con las ángeles y otros órdenes de seres celestiales para hacer que estas últimas personalidades sean visibles a las criaturas mortales. En ocasiones especiales, las ayudantes seráficas e incluso los Melquisedec pueden hacerse visibles a los habitantes de los mundos evolutivos y así lo hacen. El principal motivo de traer ascendentes mortales desde la capital del sistema para formar parte del equipo del Príncipe Planetario es facilitar la comunicación con los habitantes del mundo.
50:3.1 (574.3) Cuando un Príncipe Planetario va a un mundo joven suele llevar consigo a un grupo de seres ascendentes voluntarios de la sede del sistema local. Estos ascendentes acompañan al príncipe como asesores y ayudantes en el trabajo de mejora inicial de la raza. Este cuerpo de ayudantes materiales constituye el nexo de unión entre el príncipe y las razas del mundo. Caligastia, el Príncipe de Urantia, tenía cien ayudantes de este tipo.
50:3.2 (574.4) Estos asistentes voluntarios son ciudadanos de la capital de un sistema y ninguno de ellos se ha fusionado con su Ajustador interior. Mientras estos progresores de la morontia vuelven temporalmente a un estado material anterior, los Ajustadores de estos servidores voluntarios conservan el estatus de su posición residencial en la sede del sistema.
50:3.3 (574.5) Los Portadores de Vida, los arquitectos de la forma, proporcionan a estos voluntarios cuerpos físicos nuevos para que los ocupen durante su estancia planetaria. Estas formas de la personalidad están exentas de las enfermedades comunes de los mundos, pero igual que los primeros cuerpos de la morontia, son susceptibles de ciertos accidentes de naturaleza mecánica.
50:3.4 (574.6) Por regla general, el equipo corpóreo del príncipe es retirado del planeta con ocasión del siguiente juicio, que tiene lugar a la llegada del segundo Hijo a la esfera. Antes de marcharse, suelen asignar sus distintos deberes a sus descendientes mutuos y a ciertos voluntarios nativos superiores. En aquellos mundos donde estos ayudantes del príncipe han sido autorizados a reproducirse con los grupos superiores de las razas nativas, los vástagos resultantes suelen ser sus sucesores.
50:3.5 (574.7) Estos asistentes del Príncipe Planetario se reproducen siempre entre sí y muy pocas veces con las razas del mundo. De estas uniones resultan dos clases de seres: criaturas intermedias del tipo primario y ciertos altos tipos de seres materiales que siguen adscritos al equipo del príncipe tras la retirada de sus padres del planeta al tiempo de la llegada de Adán y Eva. Estos hijos no se reproducen con las razas mortales más que en ciertas situaciones de emergencia, y entonces solo por indicación del Príncipe Planetario. En estos casos, sus hijos —los nietos del equipo corpóreo— tienen el mismo estatus que las razas superiores de su época y generación. Todos los descendientes de estos asistentes semimateriales del Príncipe Planetario están habitados por Ajustadores.
50:3.6 (575.1) Al final de la dispensación del príncipe, cuando llega el momento de que este «equipo de reversión» regrese a la sede del sistema para reanudar la carrera al Paraíso, estos seres ascendentes se presentan ante los Portadores de Vida para entregar sus cuerpos materiales. Entran en el adormecimiento de la transición y despiertan libres de sus vestiduras mortales y ataviados con las formas de morontia, listos para el transporte seráfico de vuelta a la capital del sistema, donde les esperan los Ajustadores de los que se separaron. Llevan un retraso de una dispensación entera respecto a su promoción de Jerusem, pero han ganado una experiencia única y extraordinaria, un raro capítulo en la carrera de un mortal ascendente.
50:4.1 (575.2) El equipo corpóreo del príncipe organiza muy pronto las escuelas planetarias de formación y cultura donde estudia la flor y nata de las razas evolutivas para ser enviada luego a enseñar esas mejores prácticas a sus pueblos. Estas escuelas del príncipe están situadas en la sede material del planeta.
50:4.2 (575.3) El equipo corpóreo ejecuta una gran parte del trabajo físico relacionado con el establecimiento de la ciudad sede. Estas ciudades o asentamientos sede de los primeros tiempos del Príncipe Planetario son muy distintas de lo que un mortal de Urantia podría imaginar. En comparación con las de edades posteriores son sencillas, y se caracterizan por adornos minerales y una construcción material relativamente avanzada. Todo esto contrasta con el régimen adánico, que está centrado alrededor de una sede jardín desde donde realizan su trabajo en pro de las razas durante la segunda dispensación de los Hijos del universo.
50:4.3 (575.4) En el asentamiento sede de vuestro mundo cada morada humana estaba provista de abundantes tierras. Aunque las tribus lejanas seguían cazando y deambulando en busca de alimento, todos los estudiantes y maestros de las escuelas del Príncipe eran agricultores y horticultores. El tiempo se dividía casi por igual entre las actividades siguientes:
50:4.4 (575.5) 1. Trabajo físico. Cultivo de la tierra unido a la construcción y embellecimiento de las viviendas.
50:4.5 (575.6) 2. Actividades sociales. Representaciones escénicas y agrupaciones socio-culturales.
50:4.6 (575.7) 3. Aplicación educativa. Instrucción individual en relación con la enseñanza colectiva familiar, complementada con una formación especializada por clases.
50:4.7 (575.8) 4. Formación profesional. Escuelas del matrimonio y de las tareas del hogar, escuelas de artes y oficios y clases de formación de maestros seculares, culturales y religiosos.
50:4.8 (575.9) 5. Cultura espiritual. La hermandad de los maestros, la ilustración de los grupos infantiles y juveniles, y la formación de los niños nativos adoptados como misioneros para su pueblo.
50:4.9 (575.10) Un Príncipe Planetario no es visible para los seres mortales; creer en las explicaciones de los seres semimateriales de su equipo es una prueba de fe. Pero estas escuelas de cultura y formación están bien adaptadas a las necesidades de cada planeta, y se desarrolla pronto una intensa y elogiosa rivalidad entre las razas de los hombres en sus esfuerzos por ser admitidos en las diversas instituciones de aprendizaje.
50:4.10 (575.11) Desde este centro mundial de logro y cultura se irradia gradualmente a todos los pueblos una influencia elevadora y civilizadora que transforma las razas evolutivas de forma lenta pero segura. Mientras tanto, los hijos educados y espiritualizados de los pueblos vecinos que han sido adoptados y formados en las escuelas del príncipe van regresando a sus grupos nativos donde establecen, de la mejor manera posible, nuevos y poderosos centros de cultura y aprendizaje que dirigen según el plan de las escuelas del príncipe.
50:4.11 (576.1) En Urantia, estos planes de progreso planetario y avance cultural estaban bien encaminados y se desarrollaban de forma muy satisfactoria cuando la adhesión de Caligastia a la rebelión de Lucifer puso un final muy ignominioso y bastante repentino a toda la empresa.
50:4.12 (576.2) Una de las cosas que más profundamente me afectaron de esta rebelión fue enterarme de la obstinada perfidia de un miembro de mi propio orden de filiación, Caligastia, quien con premeditación y alevosía, pervirtió sistemáticamente la instrucción y envenenó la enseñanza impartida en todas las escuelas planetarias que funcionaban en aquel momento en Urantia. El desmoronamiento de esas escuelas fue rápido y total.
50:4.13 (576.3) Muchos vástagos de los seres ascendentes del equipo materializado del Príncipe se mantuvieron leales y abandonaron las filas de Caligastia. Los síndicos Melquisedec de Urantia alentaron a estos leales, y en tiempos posteriores sus descendientes contribuyeron mucho a mantener los conceptos planetarios de la verdad y la rectitud. El trabajo de estos evangelistas leales ayudó a impedir la erradicación total de la verdad espiritual en Urantia. Estas valerosas almas y sus descendientes mantuvieron vivo cierto conocimiento del gobierno del Padre y conservaron para las razas del mundo el concepto de las dispensaciones planetarias sucesivas de los distintos órdenes de Hijos divinos.
50:5.1 (576.4) Los príncipes leales de los mundos habitados están adscritos de forma permanente a los planetas donde fueron destinados originalmente. Los Hijos del Paraíso y sus dispensaciones pueden ir y venir, pero un Príncipe Planetario que gobierna con acierto se mantiene como regidor de su mundo. Su labor es totalmente independiente de las misiones de los Hijos superiores, pues está destinada a fomentar el desarrollo de la civilización planetaria.
50:5.2 (576.5) El progreso de la civilización varía de un planeta a otro. Los detalles del despliegue de la evolución del mortal son muy diferentes en los diversos y numerosos mundos. A pesar de estas muchas diversificaciones del desarrollo planetario en el aspecto físico, intelectual y social, todas las esferas evolutivas progresan en ciertas direcciones bien definidas.
50:5.3 (576.6) Bajo el gobierno benevolente de un Príncipe Planetario, acrecentado por los Hijos Materiales y jalonado por las misiones periódicas de los Hijos del Paraíso, las razas de mortales de un mundo de tipo medio del tiempo y el espacio pasarán sucesivamente por las siete épocas de desarrollo siguientes:
50:5.4 (576.7) 1. La época de la nutrición. Las criaturas prehumanas y las razas de los albores del hombre primitivo se ocupan principalmente de los problemas de la alimentación. Estos seres en evolución pasan sus horas activas buscando comida o bien luchando de forma ofensiva o defensiva. La búsqueda de alimento es lo primordial en la mente de estos primeros antepasados de la civilización.
50:5.5 (576.8) 2. La edad de la seguridad. En cuanto al cazador primitivo le sobra algo de tiempo en su búsqueda de alimento, lo aprovecha para aumentar su seguridad. Dedica cada vez más atención a la técnica de la guerra. Las viviendas se fortifican y los clanes se consolidan mediante el miedo mutuo y la inculcación del odio a los grupos exteriores. La autopreservación sigue siempre a la automanutención.
50:5.6 (577.1) 3. La era de la comodidad material. Después de haber solucionado parcialmente los problemas de alimentación y de haber logrado un cierto grado de seguridad, el tiempo libre adicional se utiliza para promover la comodidad personal. El lujo rivaliza con la necesidad por ocupar el escenario central de la actividad humana. Una edad así se caracteriza con demasiada frecuencia por la tiranía, la intolerancia, la glotonería y la embriaguez. Los elementos más débiles de las razas se inclinan hacia los excesos y la brutalidad. Con el avance de la civilización, estos enclenques buscadores de placer son subyugados gradualmente por los elementos más fuertes y amantes de la verdad.
50:5.7 (577.2) 4. La búsqueda del conocimiento y de la sabiduría. El alimento, la seguridad, el placer y el ocio proporcionan los fundamentos para el desarrollo de la cultura y la difusión del conocimiento. El esfuerzo por poner en práctica el conocimiento da como resultado la sabiduría, y cuando una cultura ha aprendido a sacar provecho de la experiencia y a mejorar con ella, ha llegado realmente la civilización. El alimento, la seguridad y la comodidad material siguen dominando la sociedad, pero muchos individuos con visión de futuro tienen hambre de conocimiento y sed de sabiduría. A todos los niños se les da la oportunidad de aprender por la práctica; la educación es la consigna de estas edades.
50:5.8 (577.3) 5. La época de la filosofía y de la hermandad. Cuando los mortales aprenden a pensar y empiezan a aprovechar la experiencia, adoptan una actitud filosófica: empiezan a razonar dentro de sí y a ejercitar el juicio discriminatorio. La sociedad de esta edad se vuelve ética y los mortales de una era así se van convirtiendo verdaderamente en seres morales. Los seres morales sabios son capaces de establecer la hermandad humana en ese mundo en progreso. Los seres éticos y morales pueden aprender a vivir conforme a la regla de oro.
50:5.9 (577.4) 6. La edad de la lucha espiritual. Cuando los mortales en evolución han pasado por las etapas de desarrollo físico, intelectual y social, logran tarde o temprano los niveles de visión interior personal que los impulsan a buscar satisfacciones espirituales y entendimiento cósmico. La religión termina de elevarse desde los dominios emocionales del miedo y la superstición hasta los altos niveles de la sabiduría cósmica y la experiencia espiritual personal. La educación aspira al logro de los significados, y la cultura capta las relaciones cósmicas y los valores verdaderos. Esos mortales en vías de evolución poseen auténtica cultura, instrucción verdadera y excelente conocimiento de Dios.
50:5.10 (577.5) 7. La era de luz y vida. Es el florecimiento de las sucesivas edades de seguridad física, expansión intelectual, cultura social y consecución espiritual. Estos logros humanos se mezclan, asocian y coordinan ahora en una unidad cósmica y para un servicio desinteresado. Dentro de las limitaciones de la naturaleza finita y de las dotes materiales, no se ponen barreras a las posibilidades de logro evolutivo de las generaciones en avance que viven sucesivamente en estos mundos elevados y asentados del tiempo y el espacio.
50:5.11 (577.6) Después de servir a sus esferas durante las dispensaciones sucesivas de la historia del mundo y las épocas progresivas del progreso planetario, los Príncipes Planetarios son elevados a la posición de Soberanos Planetarios al inaugurarse la era de luz y vida.
50:6.1 (578.1) El aislamiento de Urantia nos impide dar a conocer muchos detalles de la vida y el entorno de vuestros vecinos de Satania. En estas exposiciones estamos limitados por la cuarentena planetaria y el aislamiento del sistema. Todos nuestros esfuerzos por ilustrar a los mortales de Urantia están sujetos a esas restricciones, pero en la medida de lo permitido, os hemos informado sobre el progreso de un mundo evolutivo de tipo medio, y podéis comparar la carrera de un mundo así con el presente estado de Urantia.
50:6.2 (578.2) El desarrollo de la civilización en Urantia no ha sido tan diferente al de otros mundos que han sufrido la desgracia del aislamiento espiritual. Pero comparado con los mundos leales del universo, vuestro planeta se encuentra muy confuso y enormemente retrasado en todas las fases del progreso intelectual y el logro espiritual.
50:6.3 (578.3) Por culpa de vuestras desgracias planetarias, los urantianos no podéis comprender muchas cosas sobre la cultura de los mundos normales. Pero no imaginéis que la vida es un lecho de rosas en los mundos evolutivos, ni siquiera en los más ideales. La vida inicial de las razas mortales va siempre acompañada de lucha. El esfuerzo y la decisión son factores esenciales en la adquisición de los valores de supervivencia.
50:6.4 (578.4) La cultura presupone calidad de mente; la cultura no se puede aumentar a no ser que se eleve la mente. El intelecto superior buscará una cultura noble y encontrará siempre alguna forma de alcanzar ese objetivo. Las mentes inferiores desdeñarán la cultura más alta, incluso cuando se les presente ya elaborada. Mucho depende también de las misiones sucesivas de los Hijos divinos y del grado de ilustración que adquieren las edades de sus respectivas dispensaciones.
50:6.5 (578.5) No debéis olvidar que durante doscientos mil años todos los mundos de Satania han estado proscritos espiritualmente de Norlatiadek a consecuencia de la rebelión de Lucifer. Y se tardarán edades y edades en reparar los daños resultantes del pecado y la secesión. Vuestro mundo prosigue su carrera irregular y accidentada fruto de una doble tragedia: la rebelión de un Príncipe Planetario y el fracaso de un Hijo Material. Ni siquiera el otorgamiento de Cristo Miguel en Urantia pudo paliar inmediatamente las consecuencias temporales de esos graves errores de la primera administración del mundo.
50:7.1 (578.6) Podría parecer a primera vista que Urantia y los demás mundos aislados son muy desafortunados por carecer de la beneficiosa presencia e influencia de personalidades sobrehumanas como un Príncipe Planetario y un Hijo e Hija Materiales. Pero el aislamiento de estas esferas ofrece a sus razas una oportunidad única de ejercitar su fe y desarrollar una confianza muy especial en la fiabilidad cósmica que no depende de la vista ni de ninguna otra consideración material. Puede que a la larga las criaturas mortales de los mundos puestos en cuarentena por rebelión resulten muy afortunadas. Hemos descubierto que a estos ascendentes se les confían muy pronto numerosas misiones especiales en empresas cósmicas donde una fe incuestionable y una confianza sublime son esenciales para triunfar.
50:7.2 (579.1) Los ascendentes de estos mundos aislados tienen su propio sector residencial en Jerusem y son conocidos como agondonters, que significa criaturas evolutivas con voluntad capaces de creer sin ver, perseverar cuando están aisladas y superar dificultades insuperables incluso cuando están solas. Este agrupamiento funcional de los agondonters se mantiene durante toda la ascensión del universo local y la travesía del superuniverso. Desaparece durante la estancia en Havona, pero vuelve a aparecer en cuanto se alcanza el Paraíso y persiste definitivamente en el Cuerpo de la Finalización Mortal. Tabamantia, un superviviente de una de las esferas puestas en cuarentena tras la primera rebelión acaecida en los universos del tiempo y el espacio, es un agondonter con estatus de finalitario.
50:7.3 (579.2) En toda la carrera al Paraíso, la recompensa sigue al esfuerzo como resultado de las causas. Estas recompensas destacan al individuo sobre la medianía, establecen una diferenciación en cuanto a la experiencia de la criatura y contribuyen a la diversidad de las más altas actuaciones del cuerpo colectivo de los finalitarios.
50:7.4 (579.3) [Presentado por un Hijo Lanonandek secundario del cuerpo de reserva.]
El libro de Urantia
Documento 51
51:0.1 (580.1) DURANTE la dispensación de un Príncipe Planetario, el hombre primitivo alcanza el límite del desarrollo evolutivo natural, y este logro biológico indica al Soberano del Sistema que ha llegado el momento de enviar a ese mundo al segundo orden de filiación, los elevadores biológicos. Estos Hijos, pues son dos —el Hijo Material y la Hija Material—, son conocidos habitualmente en un planeta como Adán y Eva. El Hijo Material original de Satania es Adán, y los que van a los mundos del sistema como elevadores biológicos llevan siempre el nombre de ese Hijo primero y original de su orden único.
51:0.2 (580.2) Estos Hijos son el regalo material del Hijo Creador a los mundos habitados. Permanecen en su planeta de destino junto con el Príncipe Planetario durante todo el curso evolutivo de esa esfera. En un mundo gobernado por un Príncipe Planetario, su aventura no tiene gran riesgo, pero en un planeta apóstata, en un mundo sin regidor espiritual y privado de comunicación interplanetaria, una misión así está plagada de graves peligros.
51:0.3 (580.3) No podéis esperar saberlo todo sobre el trabajo de estos Hijos en todos los mundos de Satania y de otros sistemas, pero en otros documentos encontraréis descripciones más completas de la vida y las experiencias de Adán y Eva, la interesante pareja que vino del cuerpo de elevadores biológicos de Jerusem para hacer avanzar las razas de Urantia. Aunque se malograron los planes ideales de mejora de vuestras razas nativas, la misión de Adán no fue en vano. El regalo de Adán y Eva fue un beneficio inmenso para Urantia y su contribución no se considera como una pérdida total ni en los consejos de lo alto ni entre sus semejantes.
51:1.1 (580.4) Los Hijos e Hijas materiales o sexuados son progenie del Hijo Creador. El Espíritu Madre del Universo no participa en la generación de estos seres que están destinados a ejercer la función de elevadores físicos en los mundos evolutivos.
51:1.2 (580.5) El orden material de filiación no es uniforme en todo el universo local. El Hijo Creador da origen a una sola pareja de estos seres en cada sistema local. Esas parejas originales son de naturalezas diversas al estar adaptadas al patrón de vida de sus sistemas respectivos. Esta disposición es necesaria, puesto que en caso contrario, el potencial reproductor de los Adanes sería incompatible funcionalmente con el de los seres mortales evolutivos de los mundos de cualquier sistema concreto. El Adán y la Eva que vinieron a Urantia descendían de la pareja original de Hijos Materiales de Satania.
51:1.3 (580.6) La estatura de los Hijos Materiales varía entre los dos metros y medio y los tres metros, y su cuerpo resplandece con un fulgor de luz radiante de tono violeta. Aunque por sus cuerpos materiales circula sangre material, están también sobrecargados de energía divina y saturados de luz celestial. Estos Hijos Materiales (los Adanes) y estas Hijas Materiales (las Evas) son iguales entre sí, y se diferencian solo en su naturaleza reproductora y en ciertas dotaciones químicas. Son iguales pero diferenciales, varón y mujer —por lo tanto complementarios— y están concebidos para servir en parejas en casi todas sus misiones.
51:1.4 (581.1) Los Hijos Materiales se nutren de una forma dual. Son verdaderamente duales en naturaleza y constitución, pues consumen energía materializada de forma muy parecida a los seres físicos del mundo mientras que mantienen plenamente su existencia inmortal mediante la absorción directa y automática de ciertas energías cósmicas sustentadoras. Si fracasan en alguna misión asignada o bien se rebelan de forma consciente y deliberada, los Hijos de este orden son aislados y se corta su conexión con la fuente de luz y vida del universo. Se convierten entonces en seres prácticamente materiales, obligados a seguir el curso de la vida material en su mundo de destino y a esperar a que los juzguen los magistrados del universo. La muerte material pondrá fin a la carrera planetaria de esos desafortunados Hijos e Hijas Materiales insensatos.
51:1.5 (581.2) Un Adán y una Eva originales —creados directamente— son inmortales por dotación inherente, como lo son todos los demás órdenes de filiación del universo local, pero sus hijos e hijas están sujetos a una disminución del potencial de inmortalidad. La pareja original no puede trasmitir una inmortalidad incondicionada a los hijos e hijas que procrean. Para continuar viviendo, su progenie depende de una sincronía intelectual ininterrumpida con el circuito de gravedad de mente del Espíritu. Desde el comienzo del sistema de Satania, se han perdido trece Adanes Planetarios por rebelión e incumplimiento además de 681 204 que estaban en puestos de inferior responsabilidad. La mayoría de esas defecciones ocurrieron en tiempos de la rebelión de Lucifer.
51:1.6 (581.3) Los Hijos Materiales no poseen Ajustadores del Pensamiento mientras viven como ciudadanos permanentes de las capitales de sistema o cuando descienden a los planetas evolutivos para cumplir sus misiones, pero precisamente a través de estos servicios adquieren la capacidad experiencial de ser habitados por un Ajustador y de emprender la carrera de ascensión al Paraíso. Estos seres únicos y maravillosamente útiles son el eslabón de enlace entre el mundo espiritual y el físico. Se concentran en las sedes de sistema, donde se reproducen y hacen su vida como ciudadanos materiales del dominio, y desde allí son enviados a los mundos evolutivos.
51:1.7 (581.4) A diferencia de los otros Hijos creados que sirven en los planetas, el orden material de filiación no es, por naturaleza, invisible a los ojos de criaturas materiales como los habitantes de Urantia. Estos Hijos de Dios pueden ser vistos, entendidos, y pueden mezclarse de hecho con las criaturas del tiempo. Podrían incluso procrear con ellas, aunque este papel de elevación biológica recae normalmente sobre la progenie de los Adanes Planetarios.
51:1.8 (581.5) En Jerusem, los hijos leales de cualquier Adán y Eva son inmortales, pero los descendientes procreados por un Hijo y una Hija Materiales tras su llegada a un planeta evolutivo no son igualmente inmunes a la muerte natural. Cuando estos Hijos son rematerializados para ejercer su función reproductora en un mundo evolutivo, se produce un cambio en el mecanismo de transmisión de la vida. Los Portadores de Vida privan intencionadamente a los Adanes y Evas Planetarios del poder de engendrar hijos e hijas imperecederos. Un Adán y una Eva en misión planetaria pueden continuar viviendo indefinidamente si son fieles, pero la longevidad de sus hijos va disminuyendo dentro de ciertos límites con cada generación sucesiva.
51:2.1 (582.1) Al recibir la noticia de que un nuevo mundo habitado ha llegado a la cima de la evolución física, el Soberano del Sistema convoca al cuerpo de Hijos e Hijas Materiales de la capital del sistema. Después de analizar las necesidades de ese mundo evolutivo, una pareja del grupo de voluntarios —un Adán y una Eva del cuerpo superior de Hijos Materiales— es seleccionada para emprender la aventura. Tras someterse al sueño profundo que les prepara para ser enserafinados, serán transportados desde el hogar donde sirven juntos hasta el nuevo destino donde les esperan nuevas oportunidades y nuevos peligros.
51:2.2 (582.2) Los Adanes y las Evas son criaturas semimateriales y, como tales, no son transportables por las serafines. Tienen que ser desmaterializados en la capital del sistema antes de poder ser enserafinados para su transporte al mundo de destino. Las serafines de transporte pueden efectuar en los Hijos Materiales y en otros seres semimateriales los cambios que les permiten ser enserafinados y transportados así de un mundo o sistema a otro a través del espacio. Esta preparación para el transporte dura unos tres días de tiempo estándar, y se necesita la cooperación de un Portador de Vida para restablecer la existencia normal de la criatura desmaterializada al término de su viaje en transporte seráfico.
51:2.3 (582.3) Esta técnica de desmaterialización prepara a los Adanes para el tránsito desde Jerusem a los mundos evolutivos, pero no existe un método equivalente para sacarlos de esos mundos a menos que haya que evacuar todo el planeta, en cuyo caso se prepara una instalación de emergencia para aplicar la técnica de desmaterialización a toda la población salvable. Si una catástrofe física amenazara con destruir el planeta donde vive una raza en evolución, los Melquisedec y los Portadores de Vida emplearían la técnica de desmaterialización con todos los supervivientes y estos seres serían llevados por transporte seráfico a un nuevo mundo preparado para dar continuidad a su existencia. Una vez iniciada una raza humana en un mundo del espacio, su evolución debe seguir con total independencia de la supervivencia física de ese planeta, pero durante las edades evolutivas no se ha previsto ninguna otra manera de que el Adán y la Eva Planetarios salgan del mundo que han elegido.
51:2.4 (582.4) Al llegar a su destino planetario, el Hijo y la Hija Materiales son rematerializados bajo la dirección de los Portadores de Vida. Todo este proceso dura entre diez y veintiocho días del tiempo de Urantia. Durante todo este periodo de reconstrucción se mantiene la inconsciencia del adormecimiento seráfico. Una vez terminado el reensamblaje de sus organismos físicos, estos Hijos e Hijas Materiales se encuentran en su nuevo hogar y en su nuevo mundo tal y como estaban en todos los sentidos antes de someterse al proceso de desmaterialización en Jerusem.
51:3.1 (582.5) En los mundos habitados los Hijos e Hijas Materiales construyen sus propios hogares jardín, y muy pronto les ayudan sus propios hijos. El emplazamiento del jardín suele ser elegido previamente por el Príncipe Planetario, y su equipo corpóreo hace la mayor parte del trabajo preliminar de preparación con ayuda de muchos individuos superiores de las razas nativas.
51:3.2 (583.1) Estos Jardines del Edén se llaman así en honor a Edentia, la capital de la constelación, y porque están modelados según la grandiosidad botánica del mundo sede de los Padres Altísimos. Estos hogares jardín suelen estar situados en lugares apartados y zonas cercanas al trópico. En el promedio de los mundos son creaciones maravillosas. No podéis juzgar ningún aspecto de estos bellos centros de cultura por la historia fragmentaria del desarrollo abortado de esta empresa en Urantia.
51:3.3 (583.2) Un Adán y una Eva Planetarios son, en potencia, el don total de la gracia física a las razas de mortales. La tarea principal de esta pareja importada es multiplicarse y elevar a los hijos del tiempo. Pero no hay cruce inmediato entre los pobladores del jardín y los del mundo. Durante muchas generaciones, Adán y Eva se mantienen biológicamente separados de los mortales evolutivos mientras construyen una raza fuerte de su propio orden. Este es el origen de la raza violeta en los mundos habitados.
51:3.4 (583.3) Los planes para elevar las razas son preparados por el Príncipe Planetario con su equipo y ejecutados por Adán y Eva. Y aquí fue donde vuestro Hijo Material y su compañera se encontraron en clara desventaja cuando llegaron a Urantia. Caligastia se opuso a la misión adánica con astucia y eficacia, a pesar de que los síndicos Melquisedec de Urantia habían advertido tanto a Adán como a Eva del peligro que la presencia del Príncipe Planetario rebelde suponía para el planeta. Mediante una astuta estratagema, este archirrebelde embaucó a la pareja edénica y les hizo caer en la trampa de violar su compromiso de confianza como regidores visibles de vuestro mundo. El Príncipe Planetario traidor consiguió comprometer a vuestro Adán y a vuestra Eva, pero fracasó en su intento de implicarlos en la rebelión de Lucifer.
51:3.5 (583.4) El quinto orden de ángeles, las ayudantes planetarias, está adscrito a la misión adánica y acompaña siempre a los Adanes Planetarios en sus aventuras en los mundos. El cuerpo asignado inicialmente suele ser de unas cien mil ángeles. Cuando el Adán y la Eva de Urantia acometieron prematuramente su trabajo, cuando se apartaron del plan ordenado, fue una de las Voces del Jardín seráficas quien les reprochó su conducta. Vuestro relato de ese acontecimiento ilustra bien el modo en que vuestras tradiciones planetarias han tendido a atribuir todo lo sobrenatural al Señor Dios. Esto ha creado frecuentes confusiones entre los urantianos en cuanto a la naturaleza del Padre Universal, dada la forma tan generalizada en que se le han atribuido las palabras y los actos de todos sus asociados y seres de menor rango. En el caso de Adán y Eva, la ángel del Jardín no era otra que la jefa de las ayudantes planetarias entonces de servicio. Esta serafín, Solonia, proclamó el malogro del plan divino y solicitó el regreso a Urantia de los síndicos Melquisedec.
51:3.6 (583.5) Las criaturas intermedias secundarias son originarias de las misiones adánicas. Igual que con el equipo corpóreo del Príncipe Planetario, los descendientes de los Hijos y las Hijas Materiales son de dos órdenes: sus hijos físicos y el orden secundario de criaturas intermedias. Estos ministradores planetarios, materiales pero generalmente invisibles, contribuyen mucho al avance de la civilización e incluso al sometimiento de minorías insubordinadas que puedan intentar socavar las bases del desarrollo social y el progreso espiritual.
51:3.7 (583.6) Los intermedios secundarios no deben confundirse con los del orden primario, que datan de los tiempos cercanos a la llegada del Príncipe Planetario. En Urantia la mayoría de estas primeras criaturas intermedias se rebelaron con Caligastia y llevan internadas desde Pentecostés. También están internados muchos miembros del grupo adánico que no fueron leales a la administración planetaria.
51:3.8 (584.1) El día de Pentecostés los intermedios primarios y secundarios leales se unieron voluntariamente y actúan desde entonces como una sola unidad en los asuntos del mundo. Sirven bajo el liderazgo de intermedios leales de ambos grupos elegidos alternativamente.
51:3.9 (584.2) Vuestro mundo ha sido visitado por miembros de cuatro órdenes de filiación: Caligastia, el Príncipe Planetario; Adán y Eva, del orden de los Hijos Materiales de Dios; Maquiventa Melquisedec, el «sabio de Salem» en tiempos de Abraham; y Cristo Miguel, que vino como Hijo de otorgamiento del Paraíso. ¡Cuánto más hermoso y efectivo hubiera sido que Miguel, el regidor supremo del universo de Nebadon, hubiera sido recibido en vuestro mundo por un Príncipe Planetario leal y eficiente y un Hijo Material dedicado con éxito a su labor! Ambos podrían haber hecho mucho por realzar la misión del Hijo de otorgamiento y la obra de su vida. Pero no todos los mundos han sido tan desafortunados como Urantia, ni las misiones de los Adanes Planetarios han sido siempre tan difíciles y arriesgadas. Cuando las cumplen con éxito, contribuyen al desarrollo de un gran pueblo y permanecen como cabezas visibles de los asuntos planetarios incluso hasta bien entrada la edad en la que ese mundo se asienta en luz y vida.
51:4.1 (584.3) La raza que domina durante las primeras edades de los mundos habitados es la del hombre rojo, que suele ser el primero en lograr niveles humanos de desarrollo. Aunque el hombre rojo es la raza más antigua de los planetas, desde los primeros tiempos de la edad en que surgen los mortales empiezan a aparecer los pueblos de color que le siguen.
51:4.2 (584.4) Las primeras razas son algo superiores a las posteriores. El hombre rojo está muy por encima de la raza índigo (negra). Los Portadores de Vida imparten la dotación plena de energías vivas a la raza inicial, o raza roja, y cada manifestación evolutiva subsiguiente de un grupo distinto de mortales representa una variación a expensas de la dotación original. Incluso la estatura de los mortales tiende a disminuir desde el hombre rojo hasta la raza índigo, aunque en Urantia aparecieron cepas inesperadas de gigantismo entre los pueblos verde y naranja.
51:4.3 (584.5) En los mundos que tienen las seis razas evolutivas, los pueblos superiores son de la primera, tercera y quinta raza (roja, amarilla y azul). Las razas evolutivas alternan así en capacidad de crecimiento intelectual y desarrollo espiritual, de forma que la segunda, cuarta y sexta están algo menos dotadas. Estas razas secundarias son los pueblos que faltan en ciertos mundos, son los que han sido exterminados en muchos otros. Es una desgracia para Urantia que hayáis perdido hasta tal punto a vuestros hombres azules superiores, excepto en la medida en que persisten en vuestra amalgamada «raza blanca». La pérdida de vuestras estirpes naranja y verde no tiene tanta importancia.
51:4.4 (584.6) La evolución de seis —o de tres— razas de color, aunque parece que deteriora la dotación original del hombre rojo, proporciona ciertas variaciones muy deseables en los tipos de mortales y permite una expresión de los diversos potenciales humanos que sería inalcanzable de otro modo. Estas modificaciones son beneficiosas para el progreso de la humanidad en su conjunto, siempre que sean mejoradas posteriormente por la raza adánica importada o raza violeta. En Urantia el plan normal de amalgamación no se pudo llevar a término, y este fracaso en la ejecución del plan de evolución de las razas hace que cuando observáis los restos de esas primeras razas de vuestro mundo, os sea imposible comprender muchas cosas sobre el estatus de los pueblos en un planeta habitado de tipo medio.
51:4.5 (585.1) En los primeros tiempos del desarrollo racial los hombres de raza roja, amarilla y azul muestran una ligera tendencia a cruzarse. Las razas naranja, verde e índigo tienden igualmente a entremezclarse.
51:4.6 (585.2) Las razas más progresivas suelen utilizar a los humanos más atrasados como peones. Así se origina la esclavitud en las primeras edades de los planetas. Los hombres rojos someten generalmente a los naranja y los reducen a la condición de sirvientes; a veces los exterminan. Los hombres amarillos y rojos fraternizan con frecuencia, aunque no siempre. La raza amarilla suele esclavizar a la verde, mientras que el hombre azul somete al índigo. Para estas razas de hombres primitivos, utilizar los servicios de sus semejantes atrasados en labores forzosas es como para los urantianos comprar o vender caballos y ganado.
51:4.7 (585.3) En la mayoría de los mundos normales, la servidumbre involuntaria se termina con la dispensación del Príncipe Planetario, aunque a menudo se sigue obligando a los deficientes mentales y los delincuentes sociales a realizar trabajo involuntario. Poco después de la llegada de la raza violeta o adánica importada este tipo de esclavitud primitiva es abolida en todas las esferas normales.
51:4.8 (585.4) Estas seis razas evolutivas están destinadas a mezclarse y elevarse por amalgamación con la progenie de los elevadores adánicos. Pero antes de que estos pueblos se mezclen, la mayoría de los inferiores y no aptos han sido excluidos. El Príncipe Planetario y el Hijo Material, junto con otras autoridades planetarias cualificadas, dictaminan sobre la aptitud de las cepas reproductoras. La ejecución de un programa tan radical se ve dificultada en Urantia por la falta de jueces competentes para dictaminar sobre la aptitud o no aptitud biológica de los individuos de las razas de vuestro mundo. A pesar de este obstáculo, se supone que deberíais ser capaces de poneros de acuerdo sobre la exclusión biológica de vuestras estirpes más claramente inadecuadas, deficientes, degradadas y antisociales.
51:5.1 (585.5) Cuando un Adán y una Eva Planetarios llegan a un mundo habitado, han sido instruidos plenamente por sus superiores sobre la mejor manera de elevar las razas existentes de seres inteligentes. El plan de ejecución no es uniforme. Se deja en gran medida al criterio de la pareja ministrante y no es raro que se produzcan errores, sobre todo en mundos desordenados e insurrectos como Urantia.
51:5.2 (585.6) Por lo general, los pueblos violeta no empiezan a amalgamarse con los nativos planetarios hasta que su propio grupo supera el millón de miembros. Mientras tanto, el equipo del Príncipe Planetario proclama que los hijos de los Dioses han bajado para hacerse uno, por decirlo así, con las razas de los hombres. Y la gente espera con impaciencia el día en que se anuncie que aquellos que cumplen los requisitos de pertenencia a las cepas raciales superiores pueden dirigirse hacia el Jardín del Edén, donde serán elegidos por los hijos y las hijas de Adán como padres y madres evolutivos del nuevo orden mezclado de la humanidad.
51:5.3 (585.7) En los mundos normales, el Adán y la Eva Planetarios no se reproducen nunca con las razas evolutivas. Esta labor de mejoramiento biológico es función de la progenie adánica. Pero estos adanitas no salen hacia las razas; el equipo del Príncipe lleva al Jardín del Edén a los hombres y mujeres superiores para reproducirse voluntariamente con la progenie adánica. Y en la mayoría de los mundos se considera el más alto honor ser seleccionado como candidato a reproducirse con los hijos e hijas del jardín.
51:5.4 (586.1) Las guerras raciales y otras luchas tribales disminuyen por primera vez, mientras que las razas del mundo se esfuerzan cada vez más por capacitarse para ser reconocidas y admitidas en el jardín. Solo podéis haceros una idea muy limitada de cómo esa competencia llega a ocupar el centro de todas las actividades en un planeta normal. Todo este programa de mejora de las razas naufragó muy pronto en Urantia.
51:5.5 (586.2) La raza violeta es un pueblo monógamo, y cada uno de los hombres y mujeres evolutivos que se une con los hijos e hijas adánicos promete no tomar otras parejas y educar a sus hijos en la costumbre de la pareja única. Los niños de cada una de estas uniones son educados y formados en las escuelas del Príncipe Planetario, y después se les permite volver hacia la raza de su progenitor evolutivo para casarse allí entre los grupos seleccionados de mortales superiores.
51:5.6 (586.3) Cuando esta cepa de los Hijos Materiales se añade a las razas en evolución de los mundos, comienza una era nueva y más grande de progreso evolutivo. Tras este derramamiento procreador de aptitudes importadas y rasgos superevolutivos, los avances en civilización y desarrollo racial se suceden rápidamente. Se progresa más en cien mil años que en un millón de años de luchas anteriores. Incluso en vuestro mundo, a pesar del fracaso de los planes ordenados, se han hecho grandes progresos a partir del regalo del plasma de vida de Adán a vuestros pueblos.
51:5.7 (586.4) Mientras que los hijos de línea pura de un Jardín del Edén planetario pueden otorgarse a los miembros superiores de las razas evolutivas para elevar así el nivel biológico de la humanidad, no sería beneficioso que las cepas más altas de los mortales de Urantia se reprodujeran con las razas más bajas. Un proceder tan desacertado pondría en peligro toda la civilización de vuestro mundo. Al no haber logrado una armonía racial mediante la técnica adánica, debéis resolver ahora vuestro problema planetario de mejora de las razas por otros métodos de adaptación y control básicamente humanos.
51:6.1 (586.5) En la mayoría de los mundos habitados, los Jardines del Edén permanecen como magníficos centros culturales y continúan funcionando como patrones sociales de conducta y costumbres planetarias edad tras edad. Incluso en los primeros tiempos, cuando los pueblos violetas están relativamente segregados, sus escuelas reciben a candidatos adecuados procedentes de las razas del mundo, al tiempo que los desarrollos industriales del jardín abren nuevos canales de intercambios comerciales. Los Adanes y Evas y su progenie contribuyen así a la súbita expansión de la cultura y al rápido mejoramiento de las razas evolutivas de sus mundos. La amalgamación de las razas evolutivas con los hijos de Adán acrecienta y sella todas esas relaciones, lo que da como resultado un alza inmediata del estatus biológico, un avivamiento del potencial intelectual y una intensificación de la receptividad espiritual.
51:6.2 (586.6) En los mundos normales, la sede jardín de la raza violeta pasa a ser el segundo centro de la cultura del mundo y, junto con la ciudad sede del Príncipe Planetario, establece el ritmo de desarrollo de la civilización. Las escuelas de la ciudad sede del Príncipe Planetario y las escuelas jardín de Adán y Eva coexisten durante siglos. No suelen estar muy alejadas entre sí y cooperan de forma armoniosa.
51:6.3 (587.1) Pensad lo que supondría para vuestro mundo que en algún lugar del Levante existiera un centro mundial de civilización, una gran universidad planetaria de cultura que hubiera funcionado ininterrumpidamente durante 37 000 años. Y sumad a esto cómo se reforzaría la autoridad moral de un centro incluso tan antiguo si no muy lejos de allí estuviera situada otra sede aún más antigua de ministerio celestial cuyas tradiciones ejercieran una fuerza acumulativa de 500 000 años de influencia evolutiva integrada. A la larga, es la costumbre la que difunde los ideales del Edén por todo un mundo.
51:6.4 (587.2) Las escuelas de los Príncipes Planetarios se ocupan principalmente de filosofía, religión, moral y de las realizaciones intelectuales y artísticas superiores. Las escuelas jardín de Adán y Eva suelen estar dedicadas a artes prácticas, formación intelectual fundamental, cultura social, desarrollo económico, relaciones comerciales, eficiencia física y gobierno civil. Estos centros mundiales terminan por fusionarse, pero a veces esa unión efectiva no se produce hasta los tiempos del primer Hijo Magistrado.
51:6.5 (587.3) La existencia continuada del Adán y la Eva Planetarios, junto con el núcleo de línea pura de la raza violeta, confiere a la cultura edénica esa estabilidad de crecimiento en virtud de la cual llega a actuar sobre la civilización de un mundo con la fuerza persuasiva de la tradición. En estos Hijos e Hijas Materiales inmortales encontramos el último e indispensable eslabón que enlaza a Dios con el hombre, que salva el abismo casi infinito entre el Creador eterno y las personalidades finitas más bajas del tiempo. Tenemos aquí a un ser de alto origen que es físico, material, incluso criatura sexuada como los mortales de Urantia, alguien que puede ver y comprender al Príncipe Planetario invisible y servirle de intérprete ante las criaturas mortales del mundo, pues los Hijos e Hijas Materiales son capaces de ver a todos los órdenes inferiores de seres de espíritu. Visualizan al Príncipe Planetario y a todo su equipo, tanto visible como invisible.
51:6.6 (587.4) Con el paso de los siglos, a través de la amalgamación de su progenie con las razas de los hombres, estos mismos Hijo e Hija Materiales son aceptados como los antepasados comunes de la humanidad, los progenitores comunes de los descendientes de las razas evolutivas ahora mezclados. Está previsto que los mortales que parten desde un mundo habitado tengan la experiencia de reconocer a siete padres:
51:6.7 (587.5) 1. El padre biológico: el padre en la carne.
51:6.8 (587.6) 2. El padre del mundo: el Adán planetario.
51:6.9 (587.7) 3. El padre de las esferas: el Soberano del Sistema.
51:6.10 (587.8) 4. El Padre Altísimo: el Padre de la Constelación.
51:6.11 (587.9) 5. El Padre del universo: el Hijo Creador y regidor supremo de las creaciones locales.
51:6.12 (587.10) 6. Los Superpadres: los Ancianos de los Días que gobiernan el superuniverso.
51:6.13 (587.11) 7. El Padre espíritu o de Havona: el Padre Universal, que mora en el Paraíso y otorga su espíritu para que viva y trabaje en la mente de las criaturas humildes que habitan el universo de universos.
51:7.1 (587.12) Los Hijos Avonales del Paraíso van algunas veces a los mundos habitados en misiones judiciales, pero el primer Avonal que llega en misión de magistrado inaugura la cuarta dispensación de un mundo evolutivo del tiempo y el espacio. En algunos planetas donde este Hijo Magistrado es aceptado universalmente, se queda durante una edad, y el planeta prospera así bajo el gobierno conjunto de tres Hijos: el Príncipe Planetario, el Hijo Material y el Hijo Magistrado. Los dos últimos son visibles para todos los habitantes del mundo.
51:7.2 (588.1) Antes de que el primer Hijo Magistrado termine su misión en un mundo evolutivo normal, las funciones educativa y administrativa del Príncipe Planetario y el Hijo Material estarán ya unificadas. Esta amalgamación de la supervisión dual de un planeta instaura un orden nuevo y efectivo de administración del mundo. Al retirarse el Hijo Magistrado, el Adán planetario asume la dirección exterior de la esfera. El Hijo y la Hija Materiales actúan así conjuntamente como administradores planetarios hasta el asentamiento del mundo en la era de luz y vida, con lo cual el Príncipe Planetario es elevado a la posición de Soberano Planetario. Durante esta edad de evolución avanzada, Adán y Eva se convierten, por así decirlo, en primeros ministros conjuntos del mundo glorificado.
51:7.3 (588.2) Una vez bien establecida la nueva capital consolidada del mundo en evolución y en cuanto se pueden formar adecuadamente administradores competentes de rango menor, se fundan subcapitales en tierras remotas y entre los diferentes pueblos. Antes de que llegue otro Hijo dispensacional se habrán organizado entre cincuenta y cien subcentros de este tipo.
51:7.4 (588.3) El Príncipe Planetario y su equipo siguen fomentando los campos de actividad espiritual y filosófica. Adán y Eva prestan especial atención al estatus físico, científico y económico del mundo. Ambos grupos dedican sus energías por igual a promover las artes, las relaciones sociales y los logros intelectuales.
51:7.5 (588.4) En el momento de inaugurar la quinta dispensación de los asuntos del mundo, se ha conseguido una magnífica administración de las actividades planetarias. La existencia de los mortales en una esfera tan bien gestionada es verdaderamente estimulante y provechosa, y si los urantianos pudieran observar la vida en un planeta así, apreciarían inmediatamente el valor de las cosas que su mundo ha perdido por abrazar el mal y unirse a la rebelión.
51:7.6 (588.5) [Presentado por un Hijo Lanonandek secundario del cuerpo de reserva.]
El libro de Urantia
Documento 52
52:0.1 (589.1) DESDE el comienzo de la vida en un planeta evolutivo hasta el momento de su florecimiento final en la era de luz y vida, aparecen en el escenario del mundo al menos siete épocas de vida humana. Estas edades sucesivas están determinadas por las misiones planetarias de los Hijos divinos. En un mundo habitado de tipo medio estas épocas aparecen en el orden siguiente:
52:0.2 (589.2) 1. El hombre anterior al Príncipe Planetario.
52:0.3 (589.3) 2. El hombre posterior al Príncipe Planetario.
52:0.4 (589.4) 3. El hombre posadánico.
52:0.5 (589.5) 4. El hombre posterior al Hijo Magistrado.
52:0.6 (589.6) 5. El hombre posterior al Hijo de otorgamiento.
52:0.7 (589.7) 6. El hombre posterior a los Maestros Hijos.
52:0.8 (589.8) 7. La era de luz y vida.
52:0.9 (589.9) Tan pronto como los mundos del espacio son físicamente aptos para la vida, quedan inscritos en el registro de los Portadores de Vida y, a su debido tiempo, estos Hijos son enviados a esos planetas con el propósito de iniciar la vida. Todo el periodo que transcurre desde la iniciación de la vida hasta la aparición del hombre se denomina era prehumana y precede a las sucesivas épocas de los mortales contempladas en esta narración.
52:1.1 (589.10) Desde el momento en que el hombre emerge del nivel animal —cuando puede elegir adorar al Creador— hasta la llegada del Príncipe Planetario, las criaturas mortales con voluntad se denominan hombres primitivos. Hay seis tipos básicos o razas de hombres primitivos, y estos primeros pueblos aparecen sucesivamente en el orden de los colores del espectro, empezando por el rojo. El tiempo que dura esta primera evolución de la vida varía considerablemente en los diferentes mundos, y oscila entre ciento cincuenta mil y más de un millón de años del tiempo de Urantia.
52:1.2 (589.11) Las razas evolutivas de color —roja, naranja, amarilla, verde, azul e índigo— empiezan a aparecer hacia la época en que el hombre primitivo desarrolla un lenguaje sencillo y empieza a ejercer la imaginación creativa. Para entonces, el hombre ya se ha acostumbrado a estar erguido.
52:1.3 (589.12) Los hombres primitivos son grandes cazadores y luchadores feroces. La ley de esa edad es la supervivencia física de los más capacitados; el gobierno de esos tiempos es totalmente tribal. En muchos mundos, algunas de las razas evolutivas son exterminadas durante las primeras luchas raciales, como ocurrió en Urantia. Por regla general, los que sobreviven se mezclan posteriormente con la raza violeta de los pueblos adánicos importada más tarde.
52:1.4 (589.13) A la luz de la civilización posterior, esta era del hombre primitivo es un largo capítulo oscuro y sangriento. La ética de la selva y la moral de los bosques primigenios no se ajustan a los niveles de las dispensaciones posteriores de religión revelada y desarrollo espiritual más alto. En los mundos normales y no experimentales, esta época es muy diferente a la edad de largas luchas extraordinariamente brutales que caracterizaron a Urantia. Cuando hayáis emergido de la experiencia de vuestro primer mundo, empezaréis a ver por qué se produce esa larga y dolorosa lucha en los mundos evolutivos, y a medida que avancéis en la senda al Paraíso, iréis comprendiendo cada vez mejor la sabiduría de esos hechos aparentemente extraños. Sin embargo, y a pesar de todas las vicisitudes de las primeras edades del emerger humano, las realizaciones del hombre primitivo constituyen un capítulo espléndido, incluso heroico, en los anales de un mundo evolutivo del tiempo y el espacio.
52:1.5 (590.1) Los primeros hombres evolutivos no son criaturas pintorescas. Estos mortales primitivos viven generalmente en cuevas o en riscos. También construyen cabañas rudimentarias en los grandes árboles. Antes de que se manifieste en ellos un tipo de inteligencia elevado, los planetas están atestados a veces de animales de gran tamaño. Pero ya al principio de esta era los mortales aprenden a encender y mantener el fuego, y con el desarrollo de la imaginación inventiva y el avance de las herramientas, el hombre en evolución supera pronto a los animales más grandes y pesados. Las primeras razas utilizan también mucho a los grandes animales voladores. Estas aves enormes son capaces de transportar a uno o dos hombres de tamaño medio en un vuelo de más de ochocientos kilómetros sin escalas. En algunos planetas estas aves son de gran utilidad, pues poseen un tipo elevado de inteligencia y a menudo son capaces de decir muchas palabras en los idiomas del mundo. Estas aves son sumamente inteligentes, muy obedientes e increíblemente afectuosas. Las aves de pasajeros se extinguieron hace mucho en Urantia, pero vuestros primeros antepasados disfrutaron de sus servicios.
52:1.6 (590.2) El momento en que el hombre adquiere juicio ético, voluntad moral, coincide generalmente con la aparición del primer lenguaje. Cuando, tras esa emergencia de la voluntad mortal, estos seres alcanzan el nivel humano, se hacen susceptibles de recibir temporalmente en su interior a los Ajustadores divinos. Al morir, muchos de ellos son elegidos como supervivientes por los arcángeles y sellados para su posterior resurrección y fusión con el Espíritu. Los arcángeles acompañan siempre a los Príncipes Planetarios, y se convoca un juicio dispensacional del mundo al tiempo de la llegada del príncipe.
52:1.7 (590.3) Todos los mortales habitados por Ajustadores del Pensamiento son adoradores potenciales. Han sido «iluminados por la luz verdadera» y poseen la capacidad de buscar un contacto recíproco con la divinidad. Sin embargo, la religión inicial o biológica del hombre primitivo es principalmente una persistencia del miedo animal unido al asombro ignorante y a la superstición tribal. El hecho de que sobreviva la superstición entre las razas de Urantia no dice mucho en favor de vuestro desarrollo evolutivo ni es compatible con vuestros logros, por otra parte espléndidos, en el campo del progreso material. Pero esa primera religión del miedo cumple un propósito muy valioso al refrenar el carácter fiero de aquellas criaturas primitivas. Es la precursora de la civilización y el terreno donde el Príncipe Planetario y sus ministros sembrarán más adelante la semilla de la religión revelada.
52:1.8 (590.4) El Príncipe Planetario suele llegar unos cien mil años después de que el hombre adquiera la posición erguida. Es enviado por el Soberano del Sistema cuando los Portadores de Vida le informan de que la voluntad está operativa, aunque la hayan desarrollado relativamente pocos individuos. Los mortales primitivos suelen recibir bien al Príncipe Planetario y a su equipo visible. De hecho, los contemplan muchas veces con temor y reverencia y, si no se les refrena, casi con adoración.
52:2.1 (591.1) Con la llegada del Príncipe Planetario empieza una nueva dispensación. Aparece un gobierno en la tierra y se alcanza la época tribal avanzada. En pocos miles de años de este régimen se producen grandes progresos sociales. En condiciones normales, los mortales alcanzan un alto grado de civilización durante esta edad. No luchan en la barbarie durante tanto tiempo como lo hicieron las razas de Urantia. Pero la rebelión altera tanto la vida de un mundo habitado que poco o nada podéis imaginar cómo es este régimen en un planeta normal.
52:2.2 (591.2) La duración media de esta dispensación es de unos quinientos mil años, a veces más y a veces menos. Durante esta era, el planeta queda establecido en los circuitos del sistema y se asigna a su administración un cupo completo de ayudantes celestiales seráficas y de otros tipos. Los Ajustadores del Pensamiento llegan en números crecientes y las guardianas seráficas amplían su régimen de supervisión de los mortales.
52:2.3 (591.3) Cuando el Príncipe Planetario llega a un mundo primitivo, predomina la religión evolucionada del miedo y la ignorancia. El príncipe y su equipo hacen las primeras revelaciones sobre la verdad más alta y la organización del universo. Estas exposiciones iniciales de la religión revelada son muy sencillas y conciernen habitualmente a los asuntos del sistema local. Antes de la llegada del Príncipe Planetario la religión es un proceso enteramente evolutivo. Después, la religión progresa mediante revelaciones graduadas y también por crecimiento evolutivo. Cada dispensación, cada época de los mortales, recibe una exposición aumentada de la verdad espiritual y la ética religiosa. La evolución de la capacidad de receptividad religiosa de los habitantes de un mundo determina en gran parte su ritmo de avance espiritual y el alcance de la revelación religiosa.
52:2.4 (591.4) Esta dispensación presencia un amanecer espiritual, y las diferentes razas y sus diversas tribus tienden a desarrollar sistemas especializados de pensamiento religioso y filosófico. Dos tendencias caracterizan a todas estas religiones raciales por igual: los primeros miedos de los hombres primitivos y las revelaciones posteriores del Príncipe Planetario. En algunos aspectos, los urantianos parecen no haber salido del todo de esta etapa de evolución planetaria. A lo largo de este estudio, iréis viendo cada vez con mayor claridad cuánto se aparta vuestro mundo del curso medio del progreso y el desarrollo evolutivos.
52:2.5 (591.5) Pero el Príncipe Planetario no es «el Príncipe de la Paz». Las luchas raciales y las guerras tribales continúan durante esta dispensación, aunque van disminuyendo en frecuencia y brutalidad. Es la gran edad de la dispersión racial, y culmina en un periodo de intenso nacionalismo. El color es la base de los agrupamientos tribales y nacionales, y las diferentes razas desarrollan a menudo idiomas distintos. Cada grupo creciente de mortales tiende a buscar el aislamiento. Esta segregación se ve favorecida por la existencia de muchos idiomas. Antes de que las diversas razas lleguen a unificarse, sus guerras implacables conducen a veces al exterminio de pueblos enteros. Los hombres naranjas y verdes están especialmente expuestos a esa extinción.
52:2.6 (591.6) En los mundos de tipo medio, durante la última parte del gobierno del Príncipe, la vida nacional empieza a sustituir a la organización tribal o más bien a superponerse a los agrupamientos tribales existentes. Pero el gran logro social de la época del príncipe es la aparición de la vida de familia. Hasta este momento las relaciones humanas han sido básicamente tribales; ahora empieza a materializarse el hogar.
52:2.7 (591.7) Esta es la dispensación en la que se hace realidad la igualdad entre los sexos. En algunos planetas el varón domina a la mujer; en otros prevalece lo contrario. Durante esta edad los mundos normales establecen la plena igualdad entre los sexos, que es el preludio de la realización más plena de los ideales de la vida en el hogar. Es el amanecer de la edad de oro del hogar. La idea de gobierno tribal va cediendo gradualmente el paso al concepto dual de vida nacional y vida de familia.
52:2.8 (592.1) Durante esta edad aparece la agricultura. El desarrollo de la idea de familia es incompatible con la vida errante e inestable del cazador. Gradualmente, se va estableciendo la práctica de la morada permanente y del cultivo de la tierra. La domesticación de animales y el desarrollo de las artes del hogar progresan con rapidez. Al alcanzar la cúspide de la evolución biológica, se ha logrado un alto nivel de civilización, pero hay poco desarrollo de tipo mecánico. La invención será la característica de la edad siguiente.
52:2.9 (592.2) Antes del final de esta era, las razas han sido depuradas y elevadas a un alto grado de perfección física y fuerza intelectual. El primer desarrollo de un mundo normal se ve muy favorecido por el plan de promover el aumento de los tipos de mortales mejor dotados con una reducción proporcional de los peor dotados. Vuestros primeros pueblos no lograron hacer una discriminación así entre estos tipos, y eso explica que haya hoy en día tantos individuos deficientes y degradados entre las razas de Urantia.
52:2.10 (592.3) Uno de los grandes logros de la edad del príncipe consiste en restringir así la multiplicación de los individuos mentalmente deficientes y socialmente incapaces. Mucho antes de la llegada de los segundos Hijos, los Adanes, la mayoría de los mundos se dedican seriamente a la tarea de depurar la raza, cosa que los pueblos de Urantia ni siquiera han acometido aún con seriedad.
52:2.11 (592.4) El problema de la mejora racial no es una empresa de tanta envergadura cuando se ataca en estos primeros tiempos de la evolución humana. El periodo anterior de luchas tribales y dura competencia por la supervivencia de la raza ha descartado la mayoría de las cepas anormales y deficientes. Un idiota no tiene muchas probabilidades de sobrevivir en una organización social tribal primitiva y guerrera. Es el falso sentimentalismo de vuestras civilizaciones parcialmente perfeccionadas el que fomenta, protege y perpetúa las cepas irremediablemente deficientes de las estirpes evolutivas humanas.
52:2.12 (592.5) No es ni altruista ni bondadoso ofrecer una compasión inútil a seres humanos degradados, a mortales anormales e inferiores irrecuperables. Incluso en el más normal de los mundos evolutivos, existen diferencias suficientes entre los individuos y entre los numerosos grupos sociales como para asegurar el ejercicio pleno de todos esos nobles rasgos de altruismo y ministerio humano desinteresado sin tener que perpetuar las cepas socialmente incapaces y moralmente degradadas de la humanidad en evolución. Hay muchas oportunidades de practicar la tolerancia y el altruismo en favor de aquellos individuos desventurados y necesitados que no han perdido irreparablemente su herencia moral ni destruido para siempre su patrimonio espiritual.
52:3.1 (592.6) Cuando el ímpetu original de la vida evolutiva ha recorrido su curso biológico, cuando el hombre ha alcanzado la cúspide del desarrollo animal, llega el segundo orden de filiación y se inaugura la segunda dispensación de gracia y ministerio. Esto es así en todos los mundos evolutivos. Cuando se ha alcanzado el nivel más alto posible de vida evolutiva, cuando el hombre primitivo ha subido todo lo que puede subir en la escala biológica, aparecen siempre en el planeta un Hijo y una Hija Materiales, enviados por el Soberano del Sistema.
52:3.2 (593.1) Los Ajustadores del Pensamiento son otorgados de forma creciente a los hombres posadánicos, y cada vez es mayor el número de estos mortales que adquieren la capacidad de fusionarse posteriormente con su Ajustador. Mientras ejercen su función como Hijos descendentes, los Adanes no poseen Ajustadores, pero sus descendientes planetarios —directos y mezclados— se convierten en candidatos legítimos a recibir, a su debido tiempo, a los Monitores de Misterio. Al término de la edad posadánica, el planeta está en posesión de su cupo completo de ministros celestiales; solo los Ajustadores de fusión no se han otorgado aún de forma universal.
52:3.3 (593.2) El propósito principal del régimen adánico es influir sobre el hombre en vías de evolución para que complete el tránsito de la etapa de civilización de cazadores y pastores a la de agricultores y horticultores, que se complementará más tarde con la aparición de las facetas urbana e industrial de la civilización. Diez mil años de esta dispensación de los elevadores biológicos son suficientes para llevar a cabo una transformación maravillosa. Tras veinticinco mil años de una administración así bajo la sabiduría conjunta del Príncipe Planetario y los Hijos Materiales, la esfera está generalmente madura para el advenimiento de un Hijo Magistrado.
52:3.4 (593.3) Durante esta edad se completa generalmente la exclusión de los no aptos y se siguen depurando las cepas raciales. En los mundos normales, las tendencias animales inadecuadas quedan eliminadas casi por completo de las estirpes reproductoras del planeta.
52:3.5 (593.4) La progenie adánica no se amalgama nunca con las cepas inferiores de las razas evolutivas. Tampoco está en el plan divino que el Adán y la Eva planetarios se reproduzcan personalmente con los pueblos evolutivos. Este proyecto de mejora de las razas es tarea de su progenie. Pero los descendientes del Hijo y la Hija Materiales se movilizan durante generaciones antes de que se inaugure el ministerio de amalgamación racial.
52:3.6 (593.5) El resultado del regalo del plasma vital adánico a las razas mortales es una elevación inmediata de la capacidad intelectual y una aceleración del progreso espiritual. Se suele producir también algún mejoramiento físico. En un mundo de tipo medio, la dispensación posadánica es una edad de grandes invenciones, de control de la energía y de desarrollo mecánico. Es la era en que aparecen la manufactura multiforme y el control de las fuerzas naturales; es la edad de oro de la exploración y del sometimiento final del planeta. Gran parte del progreso material de un mundo ocurre durante este periodo en el que se inicia el desarrollo de las ciencias físicas, precisamente la época que está atravesando ahora Urantia. Vuestro mundo lleva una dispensación o más de retraso respecto al programa planetario medio.
52:3.7 (593.6) Hacia el final de la dispensación adánica de un planeta normal, las razas están prácticamente mezcladas, de modo que puede proclamarse realmente que «Dios ha hecho a todas las naciones de una sola sangre» y que su Hijo «ha hecho a todos los pueblos de un solo color». El color de esta raza amalgamada es una especie de matiz aceituna del tono violeta, el «blanco» racial de las esferas.
52:3.8 (593.7) El hombre primitivo es básicamente carnívoro. Los Hijos e Hijas Materiales no comen carne, pero al cabo de unas pocas generaciones sus descendientes tienden a ser omnívoros, aunque algunos grupos enteros siguen a veces sin comer carne. El origen dual de las razas posadánicas explica por qué estas estirpes humanas mezcladas presentan vestigios anatómicos que proceden tanto de los grupos animales herbívoros como de los carnívoros.
52:3.9 (593.8) En diez mil años de amalgamación racial, las estirpes resultantes presentan diversos grados de mezcla anatómica. Algunas cepas llevan más signos de su ascendencia no comedora de carne, y otras muestran más características físicas y rasgos distintivos de sus progenitores evolutivos carnívoros. La mayoría de estas razas del mundo se convierten pronto en omnívoras y subsisten con una amplia variedad de alimentos tanto del reino animal como del vegetal.
52:3.10 (594.1) La época posadánica es la dispensación del internacionalismo. A medida que se va culminando la mezcla racial, pierde fuerza el nacionalismo y empieza a materializarse realmente la hermandad del hombre. El gobierno representativo empieza a sustituir a la forma monárquica o paternalista de regir. El sistema educativo se vuelve mundial y los idiomas de las razas ceden gradualmente el paso a la lengua del pueblo violeta. Es raro que se alcancen la paz y la cooperación universales antes de que las razas estén relativamente bien mezcladas y hablen un idioma común.
52:3.11 (594.2) Durante los siglos que cierran la edad posadánica, se desarrolla un nuevo interés por el arte, la música y la literatura, y este despertar mundial marca el preludio de la aparición de un Hijo Magistrado. El desarrollo que corona esta era es el interés universal por las realidades intelectuales, la verdadera filosofía. La religión se vuelve menos nacionalista y se convierte cada vez más en un asunto planetario. Estas edades se caracterizan por nuevas revelaciones de la verdad, y los Altísimos de las constelaciones empiezan a regir en los asuntos de los hombres. La verdad es revelada hasta el nivel de la administración de las constelaciones.
52:3.12 (594.3) Un gran avance ético caracteriza esta era; la hermandad del hombre es la meta de su sociedad. La paz mundial —el cese de los conflictos raciales y los resentimientos nacionales— es el indicador de que el planeta está maduro para el advenimiento del tercer orden de filiación, el Hijo Magistrado.
52:4.1 (594.4) En los planetas normales y leales las razas mortales están ya mezcladas y son biológicamente aptas al comienzo de esta edad. No hay problemas de razas ni colores; todas las naciones y todas las razas son literalmente de una misma sangre. Florece la hermandad entre los hombres y las naciones están aprendiendo a vivir en paz y tranquilidad sobre la tierra. Un mundo así está en vísperas de un gran desarrollo intelectual culminante.
52:4.2 (594.5) Cuando un mundo evolutivo llega a estar así de maduro, aparece un miembro del alto orden de los Hijos Avonales en misión de magistrado. El Príncipe Planetario y los Hijos Materiales tienen su origen en el universo local; el Hijo Magistrado procede del Paraíso.
52:4.3 (594.6) Cuando los Avonales del Paraíso van a las esferas de los mortales en misiones judiciales solo como jueces de una dispensación, nunca están encarnados. En cambio, cuando van en misiones de magistrado, al menos en la primera, están siempre encarnados, aunque no pasan por la experiencia del nacimiento ni tampoco por la muerte propia de ese mundo. En ciertos planetas donde se quedan como regidores pueden seguir viviendo durante generaciones. Cuando han terminado su misión abandonan su vida planetaria y vuelven a su estatus anterior de filiación divina.
52:4.4 (594.7) Cada nueva dispensación amplía el horizonte de la religión revelada. Los Hijos Magistrados amplían la revelación de la verdad hasta describir los asuntos del universo local y de todo lo que de él depende.
52:4.5 (594.8) Poco después de la primera visita de un Hijo Magistrado, las razas obtienen su liberación económica. El trabajo necesario para sostener su independencia personal supondría dos horas y media diarias de vuestro tiempo. Esos mortales éticos e inteligentes pueden ser liberados sin riesgo alguno. Esos pueblos refinados saben muy bien cómo utilizar su tiempo libre para la mejora de sí mismos y el progreso planetario. Durante esta edad se lleva a cabo una depuración adicional de las estirpes raciales a base de restringir la reproducción entre los individuos menos aptos y peor dotados.
52:4.6 (595.1) El gobierno político y la administración social de las razas continúan mejorando, y hacia el final de esta edad el autogobierno está bastante bien establecido. Llamamos autogobierno al tipo más elevado de gobierno representativo. Estos mundos solo honran y promocionan a los líderes y gobernantes más capaces de asumir las responsabilidades sociales y políticas.
52:4.7 (595.2) Durante esta época la mayoría de los mortales del mundo están habitados por Ajustadores. Pero incluso entonces, el otorgamiento de los Monitores divinos no es siempre universal. Los Ajustadores destinados a la fusión no se otorgan aún a todos los mortales planetarios; sigue siendo necesario que las criaturas con voluntad elijan recibir a los Monitores de Misterio.
52:4.8 (595.3) En las edades finales de esta dispensación, la sociedad empieza a volver a formas de vida más simplificadas. La compleja naturaleza de una civilización en progreso sigue su curso y los mortales aprenden a vivir de una manera más natural y efectiva. Esta tendencia aumenta con cada época sucesiva. Es la edad del florecimiento del arte, la música y el conocimiento superior. Las ciencias físicas han alcanzado ya la cumbre de su desarrollo. En un mundo ideal, el final de esta edad es testigo de la plenitud de un gran despertar religioso, un esclarecimiento espiritual mundial. Este impulso generalizado de la naturaleza espiritual de las razas es la señal que marca la llegada del Hijo de otorgamiento y la inauguración de la quinta época de los mortales.
52:4.9 (595.4) Ocurre en muchos mundos que el planeta no queda preparado para un Hijo de otorgamiento con una sola misión de magistrado. En ese caso habrá un segundo, incluso una sucesión de Hijos Magistrados, cada uno de los cuales hará progresar a las razas de una dispensación a otra hasta que el planeta quede preparado para el don del Hijo de otorgamiento. En la segunda misión y en las posteriores, los Hijos Magistrados pueden estar o no encarnados. Pero por muchos Hijos Magistrados que puedan aparecer —y pueden venir también como tales después del Hijo de otorgamiento— la llegada de cada uno de ellos marca el final de una dispensación y el comienzo de otra.
52:4.10 (595.5) Estas dispensaciones de los Hijos Magistrados duran entre veinticinco y cincuenta mil años del tiempo de Urantia; a veces son mucho más cortas, y en casos raros, incluso más largas. Pero en algún momento uno de esos mismos Hijos Magistrados nacerá como Hijo de otorgamiento del Paraíso.
52:5.1 (595.6) Cuando se alcanza un determinado nivel de desarrollo intelectual y espiritual en un mundo habitado, llega siempre un Hijo de otorgamiento del Paraíso. En los mundos normales no aparece en la carne hasta que las razas han ascendido a los niveles más altos de desarrollo intelectual y logro ético. Pero en Urantia el Hijo de otorgamiento, vuestro mismísimo Hijo Creador, apareció al término de la dispensación adánica, aunque ese no es el orden habitual de los acontecimientos en los mundos del espacio.
52:5.2 (595.7) Cuando los mundos están maduros para la espiritualización llega el Hijo de otorgamiento. Estos Hijos pertenecen siempre al orden Avonal o de los magistrados, salvo en el caso, que ocurre una sola vez en cada universo local, en que el Hijo Creador se prepara para su otorgamiento final en algún mundo evolutivo. Esto fue lo que sucedió cuando Miguel de Nebadon apareció en Urantia para otorgarse a vuestras razas mortales, y solo un mundo entre unos diez millones puede disfrutar de un don así. Todos los demás mundos progresan espiritualmente mediante el otorgamiento de un Hijo del Paraíso del orden Avonal.
52:5.3 (596.1) El Hijo de otorgamiento llega a un mundo de alta cultura educativa donde se encuentra con una raza formada espiritualmente y preparada para asimilar enseñanzas avanzadas y apreciar la misión de otorgamiento. Esta edad se caracteriza por la búsqueda mundial de la cultura moral y la verdad espiritual. La pasión de los mortales de esta dispensación es penetrar la realidad cósmica y estar en comunión con la realidad espiritual. Las revelaciones de la verdad se amplían hasta incluir el superuniverso. Se crean sistemas de educación y gobierno totalmente nuevos para sustituir a los regímenes rudimentarios de los tiempos anteriores. La alegría de vivir adquiere un color nuevo y las reacciones de la vida se elevan a alturas de tono y timbre celestial.
52:5.4 (596.2) El Hijo de otorgamiento vive y muere para la elevación espiritual de las razas mortales de un mundo. Establece el «nuevo camino vivo». Su vida es una encarnación de la verdad del Paraíso en la carne mortal, esa misma verdad —el propio Espíritu de la Verdad— cuyo conocimiento hará libres a los hombres.
52:5.5 (596.3) En Urantia, el establecimiento de este «nuevo camino vivo» fue un hecho además de una verdad. El aislamiento de Urantia en la rebelión de Lucifer había suspendido el procedimiento por el cual los mortales al morir pueden pasar directamente a las orillas de los mundos mansión. Antes de los días de Cristo Miguel en Urantia, todas las almas dormían hasta las resurrecciones dispensacionales o las milenarias especiales. Ni siquiera a Moisés le fue permitido pasar al otro lado hasta el momento de una resurrección especial, pues Caligastia, el Príncipe Planetario caído, impugnaba dicha liberación. Pero desde el día de Pentecostés, los mortales de Urantia pueden dirigirse de nuevo directamente a las esferas de la morontia.
52:5.6 (596.4) Tras su resurrección al tercer día de dejar la vida encarnada, un Hijo de otorgamiento asciende a la derecha del Padre Universal, recibe la garantía de que su misión de otorgamiento es aceptada y regresa al Hijo Creador que está en la sede del universo local. Entonces el Avonal de otorgamiento y el Miguel Creador envían a su espíritu conjunto, el Espíritu de la Verdad, al mundo del otorgamiento. Es el momento en que «el espíritu del Hijo triunfador es derramado sobre toda la carne». El Espíritu Madre del Universo participa también en este otorgamiento del Espíritu de la Verdad, y se promulga simultáneamente el edicto de otorgamiento de los Ajustadores del Pensamiento. A partir de entonces, todas las criaturas con voluntad y mente normal de ese mundo recibirán Ajustadores en cuanto alcancen la edad de la responsabilidad moral, de la elección espiritual.
52:5.7 (596.5) Si ese Avonal de otorgamiento tuviera que regresar a un mundo después de su misión de otorgamiento, no se encarnaría sino que volvería «en gloria con las huestes seráficas».
52:5.8 (596.6) La edad posterior al Hijo de otorgamiento puede durar entre diez mil y cien mil años. Ninguna de estas eras dispensacionales tiene asignado un tiempo arbitrario. Es una época de gran progreso ético y espiritual. Bajo la influencia espiritual de estas edades, el carácter humano sufre enormes transformaciones y experimenta un desarrollo espectacular. Se hace posible poner en práctica la regla de oro. Las enseñanzas de Jesús son realmente aplicables a un mundo de mortales que han recibido la formación preliminar de los Hijos anteriores al otorgamiento, con sus dispensaciones dirigidas a ennoblecer el carácter y aumentar de la cultura.
52:5.9 (596.7) Durante esta era quedan prácticamente resueltos los problemas de la enfermedad y la delincuencia. La degradación ha sido ya eliminada en gran medida por la reproducción selectiva. Las enfermedades han sido prácticamente erradicadas gracias a la fuerte resistencia de las cepas adánicas y mediante la aplicación inteligente a nivel mundial de los descubrimientos de edades anteriores en materia de ciencias físicas. La duración media de la vida en este periodo se eleva muy por encima del equivalente a trescientos años del tiempo de Urantia.
52:5.10 (597.1) A lo largo de toda esta época se produce una disminución gradual de la supervisión gubernamental. Empieza a funcionar el verdadero autogobierno y cada vez se necesitan menos leyes restrictivas. Los departamentos militares de defensa nacional están en vías de desaparición y se aproxima realmente la era de la armonía internacional. Hay muchas naciones, delimitadas principalmente por la distribución de la tierra, pero solo una raza, un idioma y una religión. Los asuntos de los mortales están casi, aunque no enteramente, en la utopía. ¡Es en verdad una edad grande y gloriosa!
52:6.1 (597.2) El Hijo de otorgamiento es el Príncipe de la Paz. Llega con el mensaje: «Paz en la tierra y buena voluntad entre los hombres». En los mundos normales, es una dispensación de paz mundial; las naciones dejan de aprender a hacer la guerra. Pero estas influencias saludables no acompañaron la llegada de Cristo Miguel, vuestro Hijo de otorgamiento. Urantia no avanza según el orden normal. Vuestro mundo no sigue el paso de la procesión planetaria. Cuando vuestro Maestro estuvo en la tierra, advirtió a sus discípulos de que su advenimiento no traería a Urantia el habitual reinado de paz. Les dijo claramente que habría «guerras y rumores de guerra» y que se levantarían nación contra nación. En otro momento dijo: «No penséis que he venido a traer la paz a la tierra».
52:6.2 (597.3) Incluso en los mundos evolutivos normales, hacer realidad la hermandad mundial del hombre no es tarea fácil. En un planeta confuso y desordenado como Urantia, alcanzar ese objetivo requiere mucho más tiempo y exige un esfuerzo mucho mayor. En una esfera aislada espiritualmente es prácticamente imposible que se puedan conseguir resultados tan felices por mera evolución social. La revelación religiosa es esencial para hacer realidad la hermandad en Urantia. Aunque Jesús ha mostrado el camino para lograr inmediatamente la hermandad espiritual, hacer realidad la hermandad social en vuestro mundo depende mucho de que se consigan llevar a cabo las transformaciones personales y los ajustes planetarios siguientes:
52:6.3 (597.4) 1. Fraternidad social. Multiplicación de los contactos sociales internacionales e interraciales y de las relaciones fraternales mediante los viajes, el comercio y el juego competitivo. Desarrollo de un idioma común y proliferación de las personas multilingües. Intercambio racial y nacional de estudiantes, maestros, industriales y filósofos religiosos.
52:6.4 (597.5) 2. Intercambio intelectual fecundo. La hermandad es imposible en un mundo cuyos habitantes son demasiado primitivos para reconocer la locura del egoísmo absoluto. Tiene que haber un intercambio de literatura nacional y racial. Cada raza debe familiarizarse con el pensamiento de todas las razas; cada nación debe conocer los sentimientos de todas las naciones. La ignorancia engendra sospecha, y la sospecha es incompatible con la actitud esencial de simpatía y amor.
52:6.5 (597.6) 3. Despertar ético. Solo la consciencia ética puede desenmascarar la inmoralidad de la intolerancia humana y el pecado del combate fratricida. Solo la conciencia moral puede condenar los males de la envidia nacional y los celos raciales. Solo los seres morales buscarán en todo momento la visión interior espiritual que es esencial para vivir la regla de oro.
52:6.6 (598.1) 4. Sabiduría política. La madurez emocional es esencial para el autocontrol. Solo la madurez emocional puede asegurar la sustitución del arbitraje bárbaro de la guerra por procedimientos internacionales de enjuiciamiento civilizado. Estadistas sabios trabajarán algún día para el bienestar de la humanidad aunque sigan esforzándose por promover los intereses de sus grupos nacionales o raciales. La sagacidad política egoísta es básicamente suicida, pues lleva a la destrucción de todas las cualidades duraderas que aseguran la supervivencia planetaria del grupo.
52:6.7 (598.2) 5. Visión interior espiritual. La hermandad del hombre se basa en último término en el reconocimiento de la paternidad de Dios. La forma más rápida de hacer realidad la hermandad del hombre en Urantia es llevar a cabo la transformación espiritual de su humanidad presente. El único modo de acelerar la tendencia natural de la evolución social es aplicar presión espiritual desde arriba para aumentar así la visión interior moral y mejorar al mismo tiempo la capacidad del alma de cada mortal de comprender y amar a todos los demás mortales. La comprensión mutua y el amor fraternal son elementos civilizadores transcendentes y factores poderosos para hacer realidad la hermandad del hombre a nivel mundial.
52:6.8 (598.3) Si pudierais ser trasplantados desde vuestro mundo atrasado y confuso a algún planeta normal que esté ahora en la edad posterior al Hijo de otorgamiento, pensaríais que habíais llegado al cielo de vuestras tradiciones. Os costaría creer que estuvierais viendo el funcionamiento evolutivo normal de una esfera de mortales habitada por humanos. Estos mundos están dentro de los circuitos espirituales de su dominio y disfrutan de todas las ventajas de las difusiones del universo y los servicios de reflectividad del superuniverso.
52:7.1 (598.4) El siguiente orden de filiación que llega a un mundo evolutivo de tipo medio son los Maestros Hijos de la Trinidad, los Hijos divinos de la Trinidad del Paraíso. Encontramos una vez más que Urantia no sigue el paso de sus esferas hermanas, puesto que vuestro Jesús prometió volver. Cumplirá ciertamente su promesa, pero nadie sabe si esa segunda venida ocurrirá antes o después de la llegada a Urantia de los Hijos Magistrados o de los Maestros Hijos.
52:7.2 (598.5) Los Maestros Hijos llegan en grupos a los mundos en vías de espiritualización. Un Maestro Hijo planetario es asistido y apoyado por setenta Hijos primarios, doce Hijos secundarios y tres de los miembros más altos y experimentados del orden supremo de los Daynales. Este colectivo se quedará durante algún tiempo en el mundo, el suficiente como para llevar a cabo la transición desde las edades evolutivas a la era de luz y vida (no menos de mil años del tiempo planetario, y a menudo considerablemente más). Esta misión es una contribución de la Trinidad a los esfuerzos de todas las personalidades divinas que han ministrado anteriormente en ese mundo habitado.
52:7.3 (598.6) La revelación de la verdad se amplía ahora hasta el universo central y el Paraíso. Las razas se están volviendo sumamente espirituales. Ha evolucionado un gran pueblo y se aproxima una gran edad. Los sistemas educativos, económicos y administrativos del planeta sufren transformaciones radicales. Se establecen nuevos valores y nuevas relaciones. El reino de los cielos está apareciendo en el planeta y la gloria de Dios se está derramando por el mundo.
52:7.4 (598.7) Durante esta dispensación muchos mortales son trasladados de entre los vivos. A medida que progresa la era de los Maestros Hijos de la Trinidad, la lealtad espiritual de los mortales del tiempo se vuelve más y más universal. La muerte natural se hace menos frecuente, pues los Ajustadores se fusionan cada vez más con sus sujetos durante la vida en la carne. Al final el planeta queda clasificado dentro del orden primario modificado de ascensión de los mortales.
52:7.5 (599.1) La vida durante esta era es agradable y provechosa. La degradación y los elementos antisociales resultantes de la larga lucha evolutiva han sido prácticamente obliterados. La duración de la vida se acerca a los quinientos años de Urantia, y el índice de crecimiento reproductivo de las razas está controlado de forma inteligente. Ha llegado un orden social totalmente nuevo. Sigue habiendo grandes diferencias entre los mortales, pero el estado de la sociedad se acerca mucho más a los ideales de hermandad social e igualdad espiritual. El gobierno representativo tiende a desaparecer y el mundo está pasando a regirse por la regla del autocontrol individual. La función del gobierno se orienta principalmente a las tareas colectivas de administración social y coordinación económica. La edad de oro se aproxima rápidamente; la meta temporal de la larga e intensa lucha evolutiva planetaria está a la vista. La recompensa de las edades se hará pronto realidad. Está a punto de manifestarse la sabiduría de los Dioses.
52:7.6 (599.2) La administración física de un mundo durante esta edad requiere más o menos una hora diaria por parte de cada individuo adulto (una hora del tiempo de Urantia). El planeta está en estrecho contacto con los asuntos del universo y sus habitantes siguen las últimas difusiones con el mismo interés que mostráis ahora vosotros por las últimas ediciones de vuestros periódicos. Estas razas se dedican a miles de cosas interesantes desconocidas en vuestro mundo.
52:7.7 (599.3) La verdadera lealtad planetaria hacia el Ser Supremo va en aumento. Generación tras generación, cada vez son más los individuos de la raza que se unen a las filas de quienes practican la justicia y viven la misericordia. De forma lenta pero segura, el mundo se va poniendo al servicio jubiloso de los Hijos de Dios. La gran mayoría de las dificultades físicas y los problemas materiales están resueltos. El planeta madura hacia una vida avanzada y una existencia más asentada.
52:7.8 (599.4) Durante toda su dispensación, los Maestros Hijos siguen volviendo cada cierto tiempo a estos mundos pacíficos. No dejan un mundo hasta comprobar la buena marcha del plan evolutivo en ese planeta. Un Hijo Magistrado de juicio suele acompañar a los Maestros Hijos en sus misiones sucesivas, mientras que otro Hijo de este orden actúa cuando se marchan. Estas acciones judiciales continúan de edad en edad mientras dura el régimen mortal del tiempo y el espacio.
52:7.9 (599.5) Cada misión de los Maestros Hijos de la Trinidad exalta sucesivamente ese elevado mundo a alturas crecientes de sabiduría, espiritualidad y esclarecimiento cósmico. Pero los nobles nativos de una esfera de este tipo siguen siendo finitos y mortales. Nada es perfecto, y sin embargo está evolucionando una cualidad cercana a la perfección en el funcionamiento de un mundo imperfecto y en la vida de sus habitantes humanos.
52:7.10 (599.6) Los Maestros Hijos de la Trinidad pueden volver muchas veces al mismo mundo. Pero tarde o temprano, al término de una de sus misiones, el Príncipe Planetario es elevado a la posición de Soberano Planetario y aparece el Soberano del Sistema para proclamar la entrada de ese mundo en la era de luz y vida.
52:7.11 (599.7) Juan se refería al momento final de la última misión de los Maestros Hijos (al menos esa sería la cronología en un mundo normal) cuando escribió: «Vi un nuevo cielo y una nueva tierra y la nueva Jerusalén que bajaba de Dios desde el cielo, preparada como una princesa engalanada para su príncipe».
52:7.12 (600.1) Esta es la misma tierra renovada, la etapa planetaria avanzada, que imaginaba el antiguo vidente cuando escribió: «‘Pues al igual que los nuevos cielos y la nueva tierra, que yo haré, permanecerán ante mí, así vosotros y vuestros hijos sobreviviréis; y llegará a suceder que de una luna nueva a otra y de un sabbat a otro, toda carne vendrá a postrarse en adoración ante mí’, dice el Señor».
52:7.13 (600.2) Son los mortales de esta edad quienes son descritos como: «una generación elegida, un sacerdocio regio, una nación santa, un pueblo ensalzado; y proclamaréis las alabanzas a Aquél que os ha hecho salir de la oscuridad hacia esta luz maravillosa».
52:7.14 (600.3) Sea cual fuere la historia natural particular de un planeta concreto, tanto si el mundo ha sido totalmente leal como si ha estado contaminado de maldad o maldito por el pecado —tenga los antecedentes que tenga— tarde o temprano la gracia de Dios y el ministerio angélico harán que llegue el día del advenimiento de los Maestros Hijos de la Trinidad. Y cuando estos se marchen tras su misión final, se inaugurará esta era espléndida de luz y vida.
52:7.15 (600.4) Todos los mundos de Satania pueden compartir la esperanza de aquel que escribió: «Sin embargo nosotros, conforme a su promesa, esperamos un nuevo cielo y una nueva tierra donde mora la rectitud. Por lo que, bienamados, visto que buscáis estas cosas, sed diligentes para que Él os pueda encontrar en paz, sin mancha ni tacha».
52:7.16 (600.5) La partida del colectivo de los Maestros Hijos al término de su primer reinado o de otro posterior es el preludio del amanecer de la era de luz y vida, el umbral de la transición entre el tiempo y el vestíbulo de la eternidad. La realización planetaria de esta era de luz y vida supera con mucho las expectativas más acariciadas por los mortales de Urantia, cuyos conceptos sobre la vida futura no van más allá de los establecidos por las creencias religiosas que describen el cielo como el destino inmediato y la morada final de los mortales supervivientes.
52:7.17 (600.6) [Patrocinado por un Mensajero Poderoso vinculado temporalmente al séquito de Gabriel.]
El libro de Urantia
Documento 53
53:0.1 (601.1) LUCIFER era un brillante Hijo Lanonandek primario de Nebadon. Tenía experiencia de servicio en muchos sistemas, había sido un alto consejero de su grupo y se distinguía por su sabiduría, eficiencia y sagacidad. Lucifer era el número 37 de su orden, y cuando los Melquisedec lo comisionaron, fue designado como una de las cien personalidades más capaces y brillantes entre más de setecientos mil de su clase. A partir de tan magníficos comienzos, por el mal y el error abrazó el pecado, y figura ahora como uno de los tres Soberanos de los Sistemas de Nebadon que sucumbieron a las ansias del yo y se entregaron a la sofistería de la libertad personal espuria: rechazo de la lealtad al universo y desprecio de las obligaciones fraternales, en definitiva, ceguera hacia las relaciones cósmicas.
53:0.2 (601.2) En el universo de Nebadon, el dominio de Cristo Miguel, hay diez mil sistemas de mundos habitados. En toda la historia de los Hijos Lanonandek, en todas sus actuaciones en todos estos miles de sistemas y en la sede del universo, solo ha habido tres Soberanos de los Sistemas culpables de desacato al gobierno del Hijo Creador.
53:1.1 (601.3) Lucifer no era un ser ascendente, era un Hijo creado del universo local, y de él se había dicho: «Eras perfecto en todos los sentidos desde el día en que fuiste creado hasta que se encontró maldad en ti». Muchas veces se había reunido en consejo con los Altísimos de Edentia. Lucifer reinaba «sobre la montaña sagrada de Dios», el monte administrativo de Jerusem, pues era el jefe ejecutivo de un gran sistema de 607 mundos habitados.
53:1.2 (601.4) Lucifer era un ser magnífico, una personalidad brillante. En la línea directa de autoridad del universo estaba justo detrás de los Padres Altísimos de las constelaciones. A pesar de la transgresión de Lucifer, las inteligencias subordinadas evitaron mostrar ningún rechazo o falta de respeto hacia él antes del otorgamiento de Miguel en Urantia. Incluso el arcángel de Miguel, en el momento de la resurrección de Moisés, «no formuló contra él un juicio acusador, sino que dijo simplemente: ‘que el Juez te reprenda’». El juicio de estos asuntos corresponde a los Ancianos de los Días, los regidores del superuniverso.
53:1.3 (601.5) Lucifer es ahora el Soberano caído y depuesto de Satania. La autocontemplación es verdaderamente desastrosa, incluso para las personalidades ensalzadas del mundo celestial. De Lucifer se dijo: «Tu corazón se alzó a causa de tu belleza; corrompiste tu sabiduría a causa de tu fulgor». Vuestro antiguo profeta vio su triste estado cuando escribió: «¡Cómo has caído del cielo, oh Lucifer, hijo de la mañana! ¡Cómo has sido derribado, tú que te atreviste a confundir a los mundos!».
53:1.4 (602.1) Se ha hablado muy poco de Lucifer en Urantia porque asignó a su primer lugarteniente, Satanás, para abogar por su causa en vuestro planeta. Satanás era un miembro del mismo grupo de Lanonandeks primarios pero nunca había ejercido la función de Soberano de Sistema. Se sumó plenamente a la insurrección de Lucifer. El «diablo» no es otro que Caligastia, el depuesto Príncipe Planetario de Urantia, un Hijo del orden Lanonandek secundario. Cuando Miguel estuvo encarnado en Urantia, Lucifer, Satanás y Caligastia se coligaron para hacer abortar su misión de otorgamiento. Pero fracasaron rotundamente.
53:1.5 (602.2) Abaddon era el jefe del equipo de Caligastia. Siguió a su señor en la rebelión y ha actuado desde entonces como jefe ejecutivo de los rebeldes de Urantia. Belcebú era el líder de las criaturas intermedias desleales que se aliaron con las fuerzas del traidor Caligastia.
53:1.6 (602.3) El dragón terminó por convertirse en la representación simbólica de todos estos malvados personajes. Tras el triunfo de Miguel, «Gabriel bajó de Salvington y ató al dragón (a todos los líderes rebeldes) durante una edad». De las rebeldes seráficas de Jerusem se ha escrito: «Y a los ángeles que no conservaron su posición original sino que dejaron su propia morada, él los ha reservado en seguras cadenas de oscuridad hasta el juicio del gran día».
53:2.1 (602.4) Lucifer y su primer asistente, Satanás, habían reinado en Jerusem durante más de quinientos mil años cuando empezaron a predisponerse en su corazón contra el Padre Universal y su Hijo Miguel, su representante por aquel entonces.
53:2.2 (602.5) En el sistema de Satania no existían condiciones particulares o especiales que pudieran inducir una rebelión ni favorecerla. Creemos que la idea se originó y tomó forma en la mente de Lucifer, y que podría haber instigado una rebelión así en cualquier lugar donde hubiera estado destinado. Lucifer anunció primero sus planes a Satanás, aunque necesitó varios meses para corromper la mente de su brillante y eficiente adjunto. Sin embargo, una vez convertido a las teorías rebeldes, se convirtió en defensor ferviente y atrevido de «la autoafirmación y la libertad».
53:2.3 (602.6) Nadie sugirió nunca a Lucifer que se rebelara. La idea de autoafirmarse frente a la voluntad de Miguel y frente a los planes del Padre Universal representados por Miguel nació en su propia mente. Sus relaciones con el Hijo Creador habían sido íntimas y siempre cordiales. Antes de la exaltación de su propia mente, Lucifer no había expresado nunca abiertamente ningún descontento acerca de la administración del universo. A pesar de su silencio y durante más de cien años de tiempo estándar, el Unión de los Días de Salvington había estado informando a Uversa por reflectividad de que no todo estaba en paz en la mente de Lucifer. Esta información fue comunicada también al Hijo Creador y a los Padres de la Constelación de Norlatiadek.
53:2.4 (602.7) Durante este periodo Lucifer se fue volviendo cada vez más crítico con todo lo referente al plan de administración del universo, aunque profesó siempre una lealtad incondicional a los Regidores Supremos. La primera vez que manifestó claramente su deslealtad fue durante una visita de Gabriel a Jerusem, pocos días antes de proclamar abiertamente la Declaración de Libertad de Lucifer. Gabriel quedó tan profundamente convencido de la certeza de un estallido inminente, que se fue directamente a Edentia para consultar con los Padres de la Constelación sobre las medidas a adoptar en caso de rebelión abierta.
53:2.5 (603.1) Es muy difícil concretar la causa o causas exactas que culminaron finalmente en la rebelión de Lucifer. Solo estamos seguros de una cosa: fueran los que fueran esos primeros comienzos, se originaron en la mente de Lucifer. Tuvo que haber un orgullo del yo que se autoalimentó hasta el punto de engañarse a sí mismo, de modo que Lucifer se persuadió realmente durante un tiempo de que su proyecto de rebelión era por el bien del sistema, si no del universo. Cuando sus planes se hubieron desarrollado hasta el punto de la desilusión, había ido sin duda demasiado lejos para que su orgullo original y dañino le permitiera detenerse. En algún momento de este proceso dejó de ser sincero, y el mal se transformó en pecado deliberado y voluntario. La conducta posterior de este brillante ejecutivo lo demuestra. Se le ofreció durante mucho tiempo la oportunidad de arrepentirse, pero solo algunos de sus subordinados aceptaron la misericordia ofrecida. A petición de los Padres de la Constelación, el Fiel de los Días de Edentia presentó en persona el plan de Miguel para la salvación de estos rebeldes flagrantes, pero la misericordia del Hijo Creador fue siempre rechazada, y rechazada con cada vez mayor desprecio y desdén.
53:3.1 (603.2) Fueran los que fueran los primeros orígenes de los problemas que había en los corazones de Lucifer y Satanás, estallaron al final bajo la forma de la Declaración de Libertad de Lucifer. La causa de los rebeldes se planteó bajo tres encabezamientos:
53:3.2 (603.3) 1. La realidad del Padre Universal. Lucifer adujo que el Padre Universal no existía realmente, que la gravedad física y la energía-espacio eran inherentes al universo y que el Padre era un mito inventado por los Hijos del Paraíso con objeto de conservar el gobierno de los universos en nombre del Padre. Negó que la personalidad fuera un don del Padre Universal. Insinuó incluso que los finalitarios estaban confabulados con los Hijos del Paraíso para imponer el fraude a toda la creación, puesto que nunca traían una idea muy clara sobre la auténtica personalidad del Padre tal como es perceptible en el Paraíso. Argumentó que la veneración era ignorancia. La acusación era aplastante, terrible y blasfema. Fue este ataque velado a los finalitarios lo que indujo sin duda a los ciudadanos ascendentes que estaban entonces en Jerusem a mantenerse firmes e inquebrantables en su resistencia a todas las propuestas del rebelde.
53:3.3 (603.4) 2. El gobierno de Miguel, el Hijo Creador, en el universo. Lucifer sostenía que los sistemas locales deberían ser autónomos. Impugnaba el derecho de Miguel, el Hijo Creador, a asumir la soberanía de Nebadon en nombre de un hipotético Padre del Paraíso y a exigir a todas las personalidades un reconocimiento de lealtad hacia ese Padre invisible. Afirmaba que todo el plan de adoración era una hábil estratagema para engrandecer a los Hijos del Paraíso. Estaba dispuesto a reconocer a Miguel como su padre Creador, pero no como su Dios ni como su regidor legítimo.
53:3.4 (603.5) Atacó implacablemente el derecho de los Ancianos de los Días —«potentados extranjeros»— a interferir en los asuntos de los sistemas y universos locales. Denunció a estos regidores como tiranos y usurpadores. Exhortó a sus seguidores a creer que ninguno de esos regidores podría hacer nada para interferir en el funcionamiento de un autogobierno completo si hombres y ángeles tuvieran el valor de afirmarse y reivindicar audazmente sus derechos.
53:3.5 (603.6) Sostenía que se podría impedir actuar a los ejecutores de los Ancianos de los Días en los sistemas locales solo con que los seres nativos hicieran valer su independencia. Mantenía que la inmortalidad era inherente a las personalidades del sistema, que la resurrección era natural y automática, y que todos los seres vivirían eternamente si no fuera por los actos arbitrarios e injustos de los ejecutores de los Ancianos de los Días.
53:3.6 (604.1) 3. El ataque contra el plan universal de formación de los mortales ascendentes. Lucifer afirmó que se gastaba demasiado tiempo y energía en el programa de formar tan a fondo a los mortales ascendentes en los principios de la administración del universo, principios que calificaba de irracionales e inmorales. Protestó contra el programa multisecular de preparación de los mortales del espacio para algún destino desconocido y alegó que la presencia del cuerpo de los finalitarios en Jerusem era la prueba de que esos mortales habían pasado edades de preparación para un destino de pura ficción. Comentó sarcásticamente que los finalitarios no habían encontrado un destino más glorioso que el de ser devueltos a humildes esferas similares a las de su origen. Insinuó que la larga formación y el exceso de disciplina los había corrompido y que en realidad estaban traicionando a sus compañeros mortales, puesto que ahora cooperaban con el programa de esclavizar a toda la creación bajo la ficción de un mítico destino eterno para los mortales ascendentes. Propugnó la libertad de autodeterminación individual para los ascendentes. Cuestionó y condenó todo el plan de ascensión patrocinado por los Hijos de Dios del Paraíso y ratificado por el Espíritu Infinito.
53:3.7 (604.2) Y con esta Declaración de Libertad emprendió Lucifer su orgía de muerte y oscuridad.
53:4.1 (604.3) El manifiesto de Lucifer se promulgó en el cónclave anual de Satania celebrado en el mar de vidrio en presencia de las huestes de Jerusem congregadas, el último día del año de hace unos doscientos mil años del tiempo de Urantia. Satanás proclamó que se podía adorar a las fuerzas universales —físicas, intelectuales y espirituales— pero que solo se podía profesar lealtad al presente regidor efectivo, Lucifer, el «amigo de los hombres y de las ángeles» y el «Dios de la libertad».
53:4.2 (604.4) La autoafirmación fue el grito de guerra de la rebelión de Lucifer. Uno de sus principales argumentos fue que si el autogobierno era bueno y justo para los Melquisedec y para otros grupos, era igualmente bueno para todos los órdenes de inteligencia. Defendió con audacia e insistencia la «igualdad de la mente» y la «hermandad de la inteligencia». Sostuvo que todo gobierno debía estar limitado a los planetas locales y a su confederación voluntaria en los sistemas locales. Rechazó cualquier otra supervisión. Prometió a los Príncipes Planetarios que regirían sus mundos como ejecutivos supremos. Denunció que las actividades legislativas estuvieran localizadas en la sede de la constelación y que los asuntos judiciales se dirigieran desde la capital del universo. Argumentó que todas esas funciones de gobierno debían estar concentradas en las capitales de los sistemas y procedió a establecer su propia asamblea legislativa. Organizó sus propios tribunales bajo la jurisdicción de Satanás e instó a los príncipes de los mundos apóstatas a que hicieran lo mismo.
53:4.3 (604.5) Todo el gabinete administrativo de Lucifer se pasó en bloque y todos prestaron juramento públicamente como agentes de la administración del nuevo jefe de los «mundos y sistemas liberados».
53:4.4 (605.1) En Nebadon hubo en su día dos rebeliones anteriores, pero en constelaciones lejanas. Lucifer consideraba que esas insurrecciones habían fracasado porque la mayoría de las inteligencias no siguieron a sus líderes. Afirmaba que «gobiernan las mayorías», que «la mente es infalible». La libertad que le dieron los regidores del universo respaldaba aparentemente muchas de sus nefandas opiniones. Desafió a todos sus superiores, y sin embargo estos parecían no darse cuenta de sus acciones. Se le dio carta blanca para llevar a cabo su plan de seducción sin obstáculo ni impedimento alguno.
53:4.5 (605.2) Según Lucifer, todos los misericordiosos aplazamientos de la justicia no eran sino una prueba de la incapacidad del gobierno de los Hijos del Paraíso de detener la rebelión. Desafiaba abierta y arrogantemente a Miguel, Emmanuel y los Ancianos de los Días para luego afirmar que su falta de reacción era prueba concluyente de la impotencia de los gobiernos del universo y el superuniverso.
53:4.6 (605.3) Gabriel, que presenciaba en persona todas estas actuaciones desleales, se limitó a anunciar que hablaría en nombre de Miguel a su debido tiempo, que todos los seres tendrían libertad para hacer su elección con calma y que «el gobierno de los Hijos en nombre del Padre solo deseaba que la lealtad y la devoción fueran voluntarias, de todo corazón y a prueba de sofisterías».
53:4.7 (605.4) Lucifer tuvo plena libertad para establecer y organizar completamente su gobierno rebelde antes de que Gabriel hiciera el menor intento por impugnar el derecho a la secesión o contrarrestar la propaganda rebelde. Sin embargo, los Padres de la Constelación confinaron inmediatamente las acciones de estas personalidades desleales al sistema de Satania. Este periodo de dilación fue un tiempo de dura prueba y gran sufrimiento para todos los seres leales de Satania. Todo fue caótico durante algunos años y hubo gran confusión en los mundos mansión.
53:5.1 (605.5) Al estallar la rebelión de Satania, Miguel pidió consejo a su hermano paradisiaco, Emmanuel. Tras esta importantísima conversación, Miguel anunció que mantendría la misma política de no injerencia que había adoptado en el pasado ante levantamientos similares.
53:5.2 (605.6) En el momento de esta rebelión y de las dos que la precedieron no había una autoridad soberana absoluta y personal en el universo de Nebadon. Miguel regía por derecho divino como representante del Padre Universal, pero no aún por su propio derecho personal. No había completado su carrera de otorgamientos; no había sido investido aún con «todo el poder del cielo y de la tierra».
53:5.3 (605.7) Desde el estallido de la rebelión hasta el día de su entronización como regidor soberano de Nebadon, Miguel no intervino nunca contra las fuerzas rebeldes de Lucifer. Se les permitió seguir su curso libremente durante casi doscientos mil años del tiempo de Urantia. Cristo Miguel tiene ahora amplio poder y autoridad para atajar en el acto, incluso sumariamente, cualquier estallido de deslealtad, pero no creemos que esa autoridad soberana le lleve a actuar de forma diferente si se produjera otro levantamiento de este tipo.
53:5.4 (605.8) Puesto que Miguel eligió mantenerse al margen de la actividad bélica de la rebelión de Lucifer, Gabriel convocó a su equipo personal en Edentia y, en consejo con los Altísimos, decidió asumir el mando de las huestes leales de Satania. Miguel se quedó en Salvington mientras Gabriel se dirigía a Jerusem, y tras establecerse en la esfera dedicada al Padre —el mismo Padre Universal cuya personalidad habían cuestionado Lucifer y Satanás—, desplegó ante las huestes de personalidades leales reunidas el estandarte de Miguel, el emblema material del gobierno de la Trinidad de toda la creación, los tres círculos concéntricos azul celeste sobre fondo blanco.
53:5.5 (606.1) El emblema de Lucifer era un estandarte blanco con un círculo rojo, en cuyo centro aparecía un círculo de color negro sólido.
53:5.6 (606.2) «Hubo guerra en el cielo; el comandante de Miguel y sus ángeles lucharon contra el dragón (Lucifer, Satanás y los príncipes apóstatas); y el dragón y sus ángeles rebeldes lucharon pero no se impusieron». Esta «guerra del cielo» no fue una batalla física como podría concebirse un conflicto así en Urantia. En los primeros días de la lucha Lucifer arengaba continuamente en el anfiteatro planetario. Gabriel denunciaba incesantemente las sofisterías rebeldes desde su sede establecida en las cercanías. Las diversas personalidades presentes en la esfera que no tenían clara su postura iban y venían de un discurso a otro hasta que llegaban a una decisión final.
53:5.7 (606.3) Pero esta guerra del cielo fue muy terrible y muy real. Aunque no presentaba ninguna de las barbaridades tan características de la guerra física de los mundos inmaduros, este conflicto fue mucho más mortífero. En un combate material peligra la vida material, pero en la guerra del cielo estaba en juego vida eterna.
53:6.1 (606.4) Durante el intervalo que transcurrió entre el estallido de las hostilidades y la llegada del nuevo regidor del sistema y su equipo, muchas personalidades realizaron nobles actos ejemplares de entrega y lealtad. Pero la más emocionante de estas audaces muestras de fidelidad fue la conducta valerosa de Manotia, la segunda comandante de las serafines de la sede de Satania.
53:6.2 (606.5) Cuando estalló la rebelión en Jerusem, la jefa de las huestes seráficas se unió a la causa de Lucifer. Esto explica sin duda por qué se descarriaron tantas serafines del orden cuarto, las administradoras del sistema. La líder seráfica estaba cegada espiritualmente por la brillante personalidad de Lucifer cuyo atractivo fascinaba a los órdenes inferiores de seres celestiales. Les parecía simplemente imposible que una personalidad tan deslumbrante fuera por el mal camino.
53:6.3 (606.6) No hace mucho tiempo, al describir las experiencias relacionadas con el comienzo de la rebelión de Lucifer, Manotia recordaba: «El momento más intenso para mí fue la apasionante aventura que viví durante la rebelión de Lucifer cuando, como segunda comandante seráfica, me negué a unirme a la injuria que proyectaban contra Miguel, y los poderosos rebeldes intentaron destruirme por medio de las fuerzas de enlace que habían organizado. Hubo una enorme agitación en Jerusem, pero ni una sola de las serafines leales sufrió ningún daño.
53:6.4 (606.7) «Al estar en rebeldía mi superiora inmediata, me correspondió asumir el mando de las huestes angélicas de Jerusem como directora nominal de los confusos asuntos seráficos del sistema. Tuve el respaldo moral de los Melquisedec y la ayuda eficaz de la mayoría de los Hijos Materiales; un grupo enorme de mi propio orden me abandonó, pero los mortales ascendentes que estaban en Jerusem me apoyaron magníficamente.
53:6.5 (606.8) «Como nos habían echado automáticamente de los circuitos de la constelación por la secesión de Lucifer, dependíamos de la lealtad de nuestro cuerpo de información que enviaba llamadas de socorro a Edentia desde el cercano sistema de Rantulia. Descubrimos que el reino del orden, la lealtad intelectual y el espíritu de la verdad triunfaban de forma inherente sobre la rebelión, la autoafirmación y la llamada libertad personal. Conseguimos seguir adelante hasta la llegada del nuevo Soberano de Sistema, el digno sucesor de Lucifer. Inmediatamente después, me destinaron al cuerpo de la sindicatura Melquisedec de Urantia y asumí la jurisdicción sobre los órdenes seráficos leales en el mundo del traidor Caligastia, que había proclamado a su esfera como miembro del recién proyectado sistema de ‘mundos liberados y personalidades emancipadas’ propuesto en la infame Declaración de Libertad promulgada por Lucifer en su llamamiento a las ‘inteligencias amantes de la libertad, librepensadoras y progresistas de los mal gobernados y mal administrados mundos de Satania’».
53:6.6 (607.1) Esta ángel sigue destinada en Urantia en calidad de jefa adjunta de las serafines.
53:7.1 (607.2) La rebelión de Lucifer se extendió a todo el sistema. Treinta y siete Príncipes Planetarios secesionistas hicieron bascular mayoritariamente la administración de sus mundos hacia el lado del archirrebelde. El único Príncipe Planetario que no consiguió llevarse a su pueblo con él fue el de Panoptia. En este mundo y bajo la guía de los Melquisedec, el pueblo se unió en apoyo de Miguel. Elanora, una joven de ese planeta de mortales, tomó el liderazgo de las razas humanas y ni una sola alma de ese mundo desgarrado por los conflictos se alistó bajo la enseña de Lucifer. Desde aquel entonces, esos leales panoptianos han servido en el séptimo mundo de transición de Jerusem como cuidadores y constructores de la esfera del Padre y de los siete mundos de detención que la rodean. Los panoptianos no solo actúan como custodios literales de estos mundos, sino que ejecutan también las órdenes personales de Miguel de embellecer esas esferas para algún uso futuro desconocido. Hacen este trabajo cuando se detienen allí de camino a Edentia.
53:7.2 (607.3) Durante todo este periodo, Caligastia estuvo abogando por la causa de Lucifer en Urantia. Los Melquisedec se opusieron hábilmente al Príncipe Planetario apóstata, pero era muy fácil que las sofisterías de la libertad desenfrenada y las falsas ilusiones de la autoafirmación engañaran a los pueblos primitivos de un mundo joven y no desarrollado.
53:7.3 (607.4) Toda la propaganda de la secesión tuvo que hacerse a base de esfuerzo personal porque el servicio de difusión y todas las demás vías de comunicación interplanetaria habían sido suspendidos por los supervisores de circuitos del sistema. En cuanto estalló la insurrección, todo el sistema de Satania fue aislado tanto de los circuitos de la constelación como de los del universo. Durante ese tiempo, todos los mensajes entrantes y salientes se enviaban mediante agentes seráficas y Mensajeros Solitarios. Se cortaron también los circuitos que enlazaban con los mundos caídos, de manera que Lucifer no pudo utilizar esa vía para promover su infame programa. Y estos circuitos no se restablecerán mientras viva el archirrebelde dentro de los confines de Satania.
53:7.4 (607.5) Fue una rebelión de Lanonandeks. Los órdenes más altos de filiación del universo local no se unieron a la secesión de Lucifer, aunque algunos Portadores de Vida emplazados en los planetas rebeldes se dejaron influir por la rebelión de sus príncipes desleales. Ninguno de los Hijos Trinizados se descarrió. Los Melquisedec, los arcángeles y las Brillantes Estrellas Vespertinas se mantuvieron todos leales a Miguel y contendieron valientemente junto con Gabriel por la voluntad del Padre y el gobierno del Hijo.
53:7.5 (608.1) Ningún ser originario del Paraíso cayó en la deslealtad. Junto con los Mensajeros Solitarios establecieron su sede en el mundo del Espíritu y permanecieron bajo el mando del Fiel de los Días de Edentia. Ninguno de los conciliadores apostató ni tampoco se descarrió ni uno solo de los Registradores Celestiales. Pero hubo muchas pérdidas entre las Acompañantes de la Morontia y las Maestras de los Mundos Mansión.
53:7.6 (608.2) No se perdió ni una sola ángel del orden supremo de las serafines, pero un grupo considerable del orden siguiente, el superior, fue engañado y cayó en la trampa. También fueron inducidas a error algunas ángeles del orden tercero o supervisor. Pero el terrible colapso se produjo en el cuarto grupo, el de las ángeles administradoras, las serafines asignadas normalmente a los deberes de las capitales de sistema. Manotia salvó a casi dos tercios, pero algo más de un tercio siguió a su jefa y se sumó las filas rebeldes. Un tercio de todas las querubines de Jerusem adscritas a las ángeles administradoras se perdieron junto con sus serafines desleales.
53:7.7 (608.3) Alrededor de un tercio de las ayudantes angélicas planetarias, las asignadas a los Hijos Materiales, fueron engañadas, y casi el diez por ciento de las ministras de la transición cayeron en la trampa. Juan lo vio simbólicamente cuando escribió esto sobre el gran dragón rojo: «Y con su cola arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó a las tinieblas».
53:7.8 (608.4) Las mayores pérdidas se produjeron en las filas angélicas, pero la mayoría de los órdenes inferiores de inteligencia estuvieron implicados en la deslealtad. De los 681 217 Hijos Materiales que se han perdido en Satania, el noventa y cinco por ciento fueron bajas de la rebelión de Lucifer. En los planetas individuales cuyos Príncipes Planetarios se unieron a la causa de Lucifer se perdió un gran número de criaturas intermedias.
53:7.9 (608.5) En muchos aspectos, esta rebelión fue el conflicto más generalizado y catastrófico que ha habido nunca en Nebadon. Hubo implicadas en esta insurrección más personalidades que en las otras dos juntas. Y, para su eterna deshonra, los emisarios de Lucifer y Satanás ni siquiera respetaron las escuelas de formación infantil del planeta cultural de los finalitarios sino que intentaron corromper a esas mentes en desarrollo salvadas por misericordia de los mundos evolutivos.
53:7.10 (608.6) Los mortales ascendentes eran vulnerables, pero resistieron mejor que los espíritus inferiores a las sofisterías de la rebelión. Aunque cayeron muchos de los que estaban en los mundos mansión más bajos, los que no habían logrado la fusión final con su Ajustador, consta para gloria de la sabiduría del programa de ascensión que ni un solo miembro de la ciudadanía ascendente de Satania residente en Jerusem participó en la rebelión de Lucifer.
53:7.11 (608.7) Hora a hora y día a día, observadores de todos los tipos imaginables de inteligencias celestiales se agolpaban ansiosos en las estaciones difusoras de todo Nebadon, donde leían atentamente los boletines sobre la rebelión de Satania y se regocijaban con los informes que narraban uno tras otro la lealtad inquebrantable de los mortales ascendentes que, bajo el liderazgo de sus Melquisedec, resistían con éxito a los ataques conjuntos y prolongados de todas las sutiles fuerzas del mal que tan rápidamente se habían congregado en torno al estandarte de la secesión y del pecado.
53:7.12 (608.8) Pasaron más de dos años del tiempo del sistema desde el comienzo de la «guerra en el cielo» hasta la instauración del sucesor de Lucifer. Por fin llegó el nuevo Soberano, y aterrizó en el mar de vidrio con su equipo. Yo estaba entre los reservas movilizados en Edentia por Gabriel, y recuerdo muy bien el primer mensaje de Lanaforge al Padre de la Constelación de Norlatiadek. Decía: «No se ha perdido ni un solo ciudadano de Jerusem. Todos los mortales ascendentes han sobrevivido a la dura tribulación y han salido triunfantes y totalmente victoriosos de la prueba crucial». Este mensaje llegó a Salvington, a Uversa y al Paraíso como confirmación de que la experiencia de supervivencia de la ascensión de los mortales es la mayor garantía contra la rebelión y la más firme salvaguardia contra el pecado. Los fieles mortales de este noble grupo de Jerusem eran exactamente 187 432 811.
53:7.13 (609.1) Con la llegada de Lanaforge los archirrebeldes fueron destronados y despojados de todo poder de gobierno, aunque se les permitió recorrer libremente Jerusem, las esferas de la morontia e incluso los distintos mundos habitados. A base de engaño y seducción, siguieron esforzándose por confundir e inducir a error a hombres y ángeles, pero en todo lo relacionado con su trabajo en el monte administrativo de Jerusem «ya no hubo lugar para ellos».
53:7.14 (609.2) Aunque se privó a Lucifer de toda autoridad administrativa en Satania, no existía entonces ningún poder ni tribunal en el universo local que pudiera detener o destruir a este perverso rebelde. En aquel entonces Miguel no era un regidor soberano. Los Ancianos de los Días respaldaron a los Padres de la Constelación en su incautación del gobierno del sistema, pero no han formulado nunca ninguna decisión posterior en las muchas apelaciones aún pendientes respecto al estatus presente y a la disposición futura de Lucifer, Satanás y sus compañeros.
53:7.15 (609.3) Se permitió así a estos archirrebeldes deambular por todo el sistema intentando propagar sus doctrinas de descontento y autoafirmación. Pero en casi doscientos mil años de Urantia, no han sido capaces de engañar a ningún otro mundo. No se ha perdido ningún mundo de Satania desde la caída de los treinta y siete, ni siquiera los mundos más jóvenes que fueron poblados después de la rebelión.
53:8.1 (609.4) Lucifer y Satanás deambularon libremente por el sistema de Satania hasta que se completó la misión de otorgamiento de Miguel en Urantia. Estuvieron juntos por última vez en vuestro mundo en el momento de su ataque conjunto al Hijo del Hombre.
53:8.2 (609.5) Hasta entonces, cuando los Príncipes Planetarios, los «Hijos de Dios», se congregaban periódicamente «Satanás venía también» bajo el pretexto de representar a todos los mundos aislados de los Príncipes Planetarios caídos. Pero tras el otorgamiento terminal de Miguel se le prohibió ese atrevimiento en Jerusem. Ante sus intentos de corromper a Miguel durante su otorgamiento en la carne, cualquier tipo de simpatía hacia Lucifer y Satanás ha desaparecido de Satania, esto es, salvo en los mundos aislados por el pecado.
53:8.3 (609.6) El otorgamiento de Miguel puso fin a la rebelión de Lucifer en todo Satania salvo en los planetas de los Príncipes Planetarios apóstatas. Jesús manifestó la relevancia de su experiencia personal cuando poco antes de su muerte en la carne exclamó un día ante sus discípulos: «Y vi a Satanás caer del cielo como un rayo». Había venido con Lucifer a Urantia para la batalla última y crucial.
53:8.4 (609.7) El Hijo del Hombre confiaba en su éxito y sabía que su triunfo en vuestro mundo resolvería para siempre el estatus de sus enemigos multiseculares, tanto en Satania como en los otros dos sistemas donde había penetrado el pecado. Hubo supervivencia para los mortales y seguridad para las ángeles cuando vuestro Maestro, ante las propuestas de Lucifer, respondió tranquilamente con seguridad divina: «Detrás de mí, Satanás». Ese fue en esencia el fin real de la rebelión de Lucifer. Es cierto que los tribunales de Uversa no han emitido aún la decisión ejecutiva al requerimiento de Gabriel que solicitaba la destrucción de los rebeldes, pero ese decreto llegará sin duda a su debido tiempo puesto que ya se ha dado el primer paso en la vista de este caso.
53:8.5 (610.1) El Hijo del Hombre reconoció a Caligastia como Príncipe de Urantia según la estricta legalidad casi hasta el momento de su muerte. Dijo Jesús: «Ahora es el juicio a este mundo; ahora será derribado el príncipe de este mundo». Y después, cuando estaba aún más cerca de completar el trabajo de toda su vida, anunció: «El Príncipe de este mundo es juzgado». Y es a ese mismo Príncipe destronado y desprestigiado a quien una vez se dio en llamar «Dios de Urantia».
53:8.6 (610.2) El último acto de Miguel antes de dejar Urantia fue ofrecer misericordia a Caligastia y a Daligastia, pero ellos desdeñaron su bondadosa oferta. Caligastia, vuestro Príncipe Planetario apóstata, sigue siendo libre de llevar a cabo sus infames designios en Urantia, pero no tiene absolutamente ningún poder para entrar en la mente de los hombres ni tampoco puede acercarse a su alma para tentarla o corromperla, a menos que ellos deseen realmente ser maldecidos por su malvada presencia.
53:8.7 (610.3) Antes del otorgamiento de Miguel, estos regidores de las tinieblas intentaron mantener su autoridad en Urantia y opusieron tenaz resistencia a las personalidades celestiales menores y subordinadas. Pero desde el día de Pentecostés tanto el traidor Caligastia como su adjunto Daligastia, tan despreciable como él, son serviles ante la majestad divina de los Ajustadores paradisiacos del Pensamiento y del Espíritu de la Verdad protector, el espíritu de Miguel que se ha derramado sobre toda carne.
53:8.8 (610.4) Aun así, ningún espíritu caído ha tenido nunca el poder de invadir la mente o acosar el alma de los hijos de Dios. Ni Satanás ni Caligastia podrían nunca tocar o acercarse a los hijos de Dios por la fe; la fe es una armadura eficaz contra el pecado y la iniquidad. En verdad «aquel que nace de Dios se guarda a sí mismo y el malvado no lo toca».
53:8.9 (610.5) Por regla general, cuando se supone que los mortales débiles y disolutos están bajo la influencia de diablos y demonios, suelen estar simplemente dominados por sus tendencias degradadas inherentes y se dejan llevar por sus propias inclinaciones naturales. Al diablo se le han atribuido muchos males que no le corresponden. Caligastia ha sido relativamente impotente desde la cruz de Cristo.
53:9.1 (610.6) En los primeros días de la rebelión de Lucifer, Miguel ofreció la salvación a todos los rebeldes. A todos los que mostraran un arrepentimiento sincero les ofreció el perdón y la reincorporación a alguna forma de servicio en el universo en cuanto lograse la soberanía completa del universo. Ninguno de los líderes aceptó este ofrecimiento misericordioso. En cambio miles de ángeles y seres celestiales de los órdenes inferiores, entre ellos cientos de Hijos e Hijas Materiales, aceptaron la misericordia proclamada por los panoptianos y fueron rehabilitados en el momento de la resurrección de Jesús hace mil novecientos años. Estos seres han sido trasladados desde entonces al mundo del Padre de Jerusem, donde han de permanecer oficialmente hasta que los tribunales de Uversa dicten sentencia en el caso de Gabriel contra Lucifer. Pero nadie duda de que estas personalidades arrepentidas y salvadas estarán exentas de extinción cuando se emita el veredicto de aniquilamiento. Estas almas a prueba trabajan ahora con los panoptianos en la tarea de cuidar el mundo del Padre.
53:9.2 (611.1) El archiimpostor no ha vuelto a estar en Urantia desde los días en que intentó que Miguel se volviera atrás de su propósito de completar el otorgamiento y establecerse de forma segura y definitiva como gobernante incondicional de Nebadon. Cuando Miguel quedó consolidado como jefe del universo de Nebadon, Lucifer fue detenido por los agentes de los Ancianos de los Días de Uversa y ha estado desde entonces preso en el satélite número uno del grupo de esferas de transición del Padre en Jerusem. Ahí los regidores de otros mundos y sistemas pueden contemplar el final del infiel Soberano de Satania. Pablo conocía el estatus de estos líderes rebeldes tras el otorgamiento de Miguel, pues describió a los jefes de Caligastia como «las huestes espirituales de maldad de los lugares celestiales».
53:9.3 (611.2) Al asumir la soberanía suprema de Nebadon, Miguel pidió autorización a los Ancianos de los Días para internar a todas las personalidades implicadas en la rebelión de Lucifer en espera de las resoluciones de los tribunales del superuniverso en el caso de Gabriel contra Lucifer, inscrito en los registros del tribunal supremo de Uversa hace casi doscientos mil años de vuestro tiempo. En cuanto al grupo de la capital del sistema, los Ancianos de los Días accedieron a la petición de Miguel con una sola excepción: se permitía a Satanás hacer visitas periódicas a los príncipes apóstatas de los mundos caídos hasta que otro Hijo de Dios fuera aceptado por esos mundos apóstatas o hasta el momento en que los tribunales de Uversa empezaran a juzgar el caso de Gabriel contra Lucifer.
53:9.4 (611.3) Satanás podía venir a Urantia porque no residía entre vosotros ningún hijo de rango suficiente (ni un Príncipe Planetario ni un Hijo Material). Maquiventa Melquisedec ha sido proclamado desde entonces lugarteniente del Príncipe Planetario de Urantia, y la apertura del caso de Gabriel contra Lucifer ha marcado el comienzo de regímenes planetarios temporales en todos los mundos aislados. Es cierto que Satanás ha visitado periódicamente a Caligastia y a otros príncipes caídos hasta el momento mismo de la presentación de estas revelaciones, momento que ha coincidido con la primera vista de la solicitud de Gabriel de aniquilación de los archirrebeldes. Satanás está ahora detenido incondicionalmente en los mundos prisión de Jerusem.
53:9.5 (611.4) Desde el otorgamiento final de Miguel, nadie en todo Satania ha querido ir a los mundos prisión para asistir a los rebeldes internados. Y no se han ganado más seres para la causa del impostor. El estatus no ha cambiado durante mil novecientos años.
53:9.6 (611.5) No esperamos que sean levantadas las restricciones presentes de Satania hasta que los Ancianos de los Días hayan dispuesto definitivamente de los archirrebeldes. Los circuitos del sistema no se restablecerán mientras viva Lucifer. Entretanto sigue totalmente inactivo.
53:9.7 (611.6) La rebelión ha terminado en Jerusem. Termina en los mundos caídos en cuanto llegan los Hijos Divinos. Creemos que todos los rebeldes que han querido aceptar la misericordia ya lo han hecho. Esperamos la difusión de la noticia que privará a los traidores de la existencia de la personalidad. Prevemos que el veredicto de Uversa será anunciado mediante la difusión de la orden de ejecución que aniquilará a esos rebeldes internados. Entonces buscaréis sus lugares pero no los hallaréis. «Y aquellos que os conocen entre los mundos quedarán atónitos por causa vuestra; habéis sido un terror, pero nunca más volveréis a ser.» Y así, todos esos indignos traidores «serán como si no hubieran sido». Todos aguardan el decreto de Uversa.
53:9.8 (611.7) Pero durante largo tiempo los siete mundos prisión de tinieblas espirituales de Satania han constituido una advertencia solemne para todo Nebadon al proclamar de forma elocuente y efectiva la gran verdad de que «el camino del transgresor es duro»; que «todo pecado encierra la semilla de su propia destrucción»; que «la paga del pecado es la muerte».
53:9.9 (612.1) [Presentado por Manovandet Melquisedec, adscrito en otro tiempo a la sindicatura de Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 54
54:0.1 (613.1) AL HOMBRE evolutivo le resulta difícil comprender plenamente la relevancia del mal, el error, el pecado y la iniquidad y captar sus significados. Al hombre le cuesta percibir que el contraste entre la perfección y la imperfección produce el mal potencial; que el conflicto entre la verdad y la falsedad crea error y confusión; que el don divino de la elección mediante el libre albedrío origina las esferas divergentes del pecado y de la rectitud; que la búsqueda perseverante de la divinidad conduce al reino de Dios, mientras que su continuo rechazo conduce a los dominios de la iniquidad.
54:0.2 (613.2) Los Dioses ni crean el mal ni permiten el pecado y la rebelión. En un universo que abarca niveles diferenciales de significados y de valores de perfección, el mal potencial existe en el tiempo. El pecado está en potencia en todos los mundos donde haya seres imperfectos dotados de capacidad de elegir entre el bien y el mal. La mera presencia contrapuesta de la verdad y la no verdad, del hecho y la falsedad, constituye el potencial de error. La elección deliberada del mal constituye el pecado; el rechazo intencionado de la verdad es el error; la búsqueda persistente del pecado y del error es la iniquidad.
54:1.1 (613.3) De todos los problemas desconcertantes surgidos de la rebelión de Lucifer, ninguno ha ocasionado más dificultades que la incapacidad de los mortales evolutivos inmaduros de distinguir entre la verdadera y la falsa libertad.
54:1.2 (613.4) La verdadera libertad se alcanza a través de las edades y es la recompensa del progreso evolutivo. La falsa libertad es el sutil engaño del error del tiempo y del mal del espacio. La libertad duradera se basa en la realidad de la justicia: en la inteligencia, la madurez, la fraternidad y la equidad.
54:1.3 (613.5) La libertad es una técnica autodestructiva de la existencia cósmica cuando su motivación es poco inteligente, incondicionada e incontrolada. La verdadera libertad se relaciona progresivamente con la realidad y es siempre respetuosa con la equidad social, la imparcialidad cósmica, la fraternidad del universo y las obligaciones divinas.
54:1.4 (613.6) La libertad es suicida cuando está divorciada de la justicia material, de la imparcialidad intelectual, de la paciencia social, del deber moral y de los valores espirituales. La libertad no existe fuera de la realidad cósmica, y toda realidad de la personalidad es proporcional a sus relaciones con la divinidad.
54:1.5 (613.7) La obstinación sin freno y la expresión desordenada del yo equivalen al egoísmo absoluto, a la suma impiedad. La libertad no acompañada de una victoria creciente sobre el propio yo es una fantasía de la imaginación egoísta del mortal. La libertad automotivada es una ilusión conceptual, un cruel engaño. El libertinaje disfrazado con los ropajes de la libertad es precursor de una abyecta esclavitud.
54:1.6 (614.1) La verdadera libertad va unida a la auténtica autoestima; la falsa libertad es compañera de la autoadmiración. La verdadera libertad es fruto del autocontrol; la falsa libertad implica autoafirmación. El autocontrol conduce al servicio altruista; la autoadmiración tiende a la explotación de los demás por parte del individuo errado que busca su propio engrandecimiento y está dispuesto a sacrificar el logro recto para ejercer un poder injusto sobre sus semejantes.
54:1.7 (614.2) Incluso la sabiduría solo es divina y segura cuando es cósmica en su alcance y espiritual en su motivación.
54:1.8 (614.3) No hay error más grande que esa especie de autoengaño que conduce a seres inteligentes a ansiar ejercer el poder sobre otros seres con el propósito de privarlos de sus libertades naturales. La regla de oro de la equidad humana clama contra todos esos fraudes, injusticias, egoísmos y faltas de rectitud. Solo la verdadera y auténtica libertad es compatible con el reino del amor y el ministerio de la misericordia.
54:1.9 (614.4) ¿¡Cómo se atreve la criatura obstinada a vulnerar los derechos de sus semejantes en nombre de la libertad personal, cuando los Regidores Supremos del universo se apartan con misericordioso respeto ante estas prerrogativas de la voluntad y estos potenciales de la personalidad!? Ningún ser, en el ejercicio de su supuesta libertad personal, tiene derecho a privar a otro ser de los privilegios de la existencia conferidos por los Creadores y debidamente respetados por todos sus asociados, subordinados y súbditos leales.
54:1.10 (614.5) Puede que el hombre evolutivo tenga que luchar por sus libertades materiales contra tiranos y opresores en un mundo de pecado e iniquidad, o durante los primeros tiempos de una esfera primitiva en evolución, pero no así en los mundos de la morontia ni en las esferas del espíritu. La guerra es la herencia del primer hombre evolutivo, pero en los mundos donde la civilización progresa normalmente, el combate físico como procedimiento de resolución de malentendidos raciales hace mucho que cayó en descrédito.
54:2.1 (614.6) Con el Hijo y en el Espíritu, Dios proyectó el eterno Havona, y desde entonces ha imperado el patrón eterno de participación igualitaria en la creación: el compartir. Este patrón de compartir es el diseño maestro para cada uno de los Hijos y de las Hijas de Dios que sale al espacio para dedicarse al intento de duplicar en el tiempo el universo central de perfección eterna.
54:2.2 (614.7) Todas las criaturas de todos los universos en evolución que aspiran a hacer la voluntad del Padre están destinadas a convertirse en compañeras de los Creadores del espacio-tiempo en esta magnífica aventura de logro experiencial de la perfección. Si esto no fuese verdad, el Padre no habría dotado a esas criaturas de libre albedrío creativo, ni tampoco moraría en su interior hasta el punto de establecer con ellas un compañerismo por medio de su propio espíritu.
54:2.3 (614.8) La locura de Lucifer fue intentar realizar lo irrealizable, cortocircuitar el tiempo en un universo experiencial. El crimen de Lucifer fue intentar privar de sus derechos creativos a todas las personalidades de Satania, abreviar de forma no reconocida la participación personal de la criatura —la participación de libre albedrío— en la larga lucha evolutiva por lograr el estatus de luz y vida tanto individual como colectivamente. Al actuar así, este antiguo Soberano de vuestro sistema contrapuso directamente el propósito temporal de su propia voluntad al propósito eterno de la voluntad de Dios que se revela en el otorgamiento del libre albedrío a todas las criaturas personales. La rebelión de Lucifer amenazó así con vulnerar al máximo el libre albedrío de los ascendentes y servidores del sistema de Satania: la amenaza de privar para siempre a cada uno de estos seres de la experiencia apasionante de contribuir con algo personal y único al monumento a la sabiduría experiencial que se erige lentamente y que existirá algún día como el sistema perfeccionado de Satania. Así, el manifiesto de Lucifer, disfrazado bajo los ropajes de la libertad, se presenta a la luz clara de la razón como una monumental amenaza de consumar el robo de la libertad personal, y de hacerlo a una escala que solo se ha planteado dos veces en toda la historia de Nebadon.
54:2.4 (615.1) En resumen, lo que Dios había dado a hombres y ángeles, Lucifer se lo hubiera quitado: el privilegio divino de participar en la creación de sus propios destinos y del destino de este sistema local de mundos habitados.
54:2.5 (615.2) Ningún ser en todo el universo tiene la libertad legítima de privar a otro ser de la verdadera libertad, del derecho a amar y ser amado, del privilegio de adorar a Dios y de servir a sus semejantes.
54:3.1 (615.3) A las criaturas morales con voluntad de los mundos evolutivos les inquieta siempre la pregunta irreflexiva de por qué los omniscientes Creadores permiten el mal y el pecado. No logran comprender que ambos son inevitables si la criatura ha de ser verdaderamente libre. El libre albedrío del hombre en vías de evolución o de las ángeles excelsas no es un mero concepto filosófico, un ideal simbólico. La capacidad del hombre de elegir el bien o el mal es una realidad del universo. Esta libertad de elegir por uno mismo es una dotación de los Regidores Supremos, y estos no permitirán que ningún ser o grupo de seres prive a una sola personalidad del amplio universo de esta libertad divinamente otorgada, ni siquiera para satisfacer a tales seres errados e ignorantes en el disfrute de esta mal llamada libertad personal.
54:3.2 (615.4) Aunque la identificación consciente y de todo corazón con el mal (el pecado) es equivalente a la no existencia (la aniquilación), debe mediar siempre entre el momento de esa identificación personal con el pecado y la ejecución de la pena —resultado automático de ese abrazo deliberado al mal— un periodo de tiempo lo suficientemente largo como para permitir un enjuiciamiento del estatus de dicho individuo en el universo que resulte enteramente satisfactorio para todas las personalidades del universo involucradas, y que sea tan imparcial y justo como para obtener la aprobación del propio pecador.
54:3.3 (615.5) Pero si este rebelde del universo, opuesto a la realidad de la verdad y de la bondad, rehúsa aprobar el veredicto, y si el culpable conoce en su corazón la justicia de su condena pero se niega a confesarlo, la ejecución de la sentencia debe retrasarse de acuerdo con el criterio de los Ancianos de los Días. Y los Ancianos de los Días se oponen a aniquilar a ningún ser hasta que todos los valores morales y todas las realidades espirituales se hayan extinguido, tanto en el malhechor como en todos sus partidarios y posibles simpatizantes.
54:4.1 (615.6) Otro problema algo difícil de explicar en la constelación de Norlatiadek es el referente a las razones por las que se permite a Lucifer, Satanás y los príncipes caídos causar daño durante tanto tiempo antes de ser apresados, internados y juzgados.
54:4.2 (616.1) Los padres, aquellos que han tenido y criado hijos, entenderán mejor por qué a Miguel, un padre-Creador, le podría costar condenar y destruir a sus propios Hijos. La historia del hijo pródigo que narrara Jesús ilustra bien cómo un padre amoroso puede esperar durante mucho tiempo el arrepentimiento de un hijo errado.
54:4.3 (616.2) El hecho mismo de que una criatura que hace el mal pueda elegir realmente actuar así —pecar— establece el hecho del libre albedrío y justifica plenamente cualquier aplazamiento en la ejecución de la justicia, siempre que la misericordia prorrogada pudiera conducir al arrepentimiento y la rehabilitación.
54:4.4 (616.3) La mayor parte de las libertades que buscaba Lucifer, ya las tenía; otras las iba a recibir en el futuro. Todas esas preciosas dotaciones se perdieron por caer en la impaciencia y por ceder al deseo de poseer en el acto lo que se ansía, y de poseerlo haciendo caso omiso de toda obligación de respetar los derechos y libertades de todos los demás seres que componen el universo de universos. Las obligaciones éticas son innatas, divinas y universales.
54:4.5 (616.4) Conocemos muchas razones por las que los Regidores Supremos no destruyeron o internaron inmediatamente a los líderes de la rebelión de Lucifer, pero existen sin duda otras razones, posiblemente mejores, que desconocemos. Fue Miguel de Nebadon quien ofreció personalmente los rasgos de misericordia de este aplazamiento en la ejecución de la justicia. Si no fuera por el afecto de este padre-Creador hacia sus Hijos errados, la justicia suprema del superuniverso habría actuado. Si un episodio como el de la rebelión de Lucifer hubiera ocurrido en Nebadon mientras Miguel estaba encarnado en Urantia, los instigadores de ese mal podrían haber sido instantánea y absolutamente aniquilados.
54:4.6 (616.5) La justicia suprema puede actuar instantáneamente cuando no está refrenada por la misericordia divina. Pero el ministerio de misericordia hacia los hijos del tiempo y el espacio asegura siempre esa demora, ese intervalo salvador entre la siembra y la cosecha. Si la semilla es buena, este intervalo pone a prueba el carácter y lo fortalece; si la semilla es mala, este aplazamiento misericordioso concede tiempo para el arrepentimiento y la rectificación. Esta dilación temporal en el juicio y ejecución de los malhechores es inherente al ministerio de misericordia de los siete superuniversos. Esta contención de la justicia por la misericordia prueba que Dios es amor, y que ese Dios de amor domina los universos y controla con misericordia el destino y el juicio de todas sus criaturas.
54:4.7 (616.6) Las dilaciones por misericordia en el tiempo son por mandato del libre albedrío de los Creadores. De este trato paciente hacia los rebeldes pecadores puede derivarse un bien para el universo. Aunque es del todo cierto que no puede venir el bien del mal para aquel que contempla y hace el mal, es igualmente cierto que todas las cosas (incluyendo el mal, potencial y manifiesto) trabajan juntas para el bien de todos los seres que conocen a Dios, aman hacer su voluntad y están ascendiendo hacia el Paraíso conforme a su plan eterno y su propósito divino.
54:4.8 (616.7) Pero estas dilaciones por misericordia no son interminables. A pesar del gran retraso (según el tiempo de Urantia) en juzgar la rebelión de Lucifer, podemos hacer constar que al tiempo de elaborarse esta revelación se celebró en Uversa la primera vista del caso pendiente de Gabriel contra Lucifer. Poco después se promulgó el mandato de los Ancianos de los Días que ordenaba el confinamiento de Satanás en el mundo prisión con Lucifer y ponía fin definitivamente a su capacidad de volver a ninguno de los mundos caídos de Satania. La justicia en un universo dominado por la misericordia puede ser lenta, pero es segura.
54:5.1 (617.1) De las muchas razones que conozco por las que Lucifer y sus cómplices no fueron internados o enjuiciados antes, estoy autorizado a enumerar las siguientes:
54:5.2 (617.2) 1. La misericordia requiere que todo malhechor tenga tiempo suficiente para formular una actitud deliberada y plenamente elegida respecto a sus pensamientos de maldad y a sus actos pecaminosos.
54:5.3 (617.3) 2. La justicia suprema está dominada por un amor de Padre, por lo tanto la justicia nunca destruirá lo que la misericordia pueda salvar. Se concede a todo malhechor tiempo para aceptar la salvación.
54:5.4 (617.4) 3. Ningún padre afectuoso se precipita jamás a infligir un castigo a un miembro errado de su familia. La paciencia no puede funcionar independientemente del tiempo.
54:5.5 (617.5) 4. Aunque obrar mal siempre es perjudicial para una familia, la prudencia y el amor exhortan a los hijos rectos a tener paciencia con un hermano errado durante el tiempo concedido por el padre afectuoso para que el pecador pueda ver el error de su conducta y abrazar la salvación.
54:5.6 (617.6) 5. Fuera la que fuera la actitud de Miguel hacia Lucifer, y a pesar de ser el padre Creador de Lucifer, no era competencia del Hijo Creador ejercer una jurisdicción sumaria sobre el Soberano de Sistema apóstata porque aún no había completado su carrera de otorgamientos y logrado con ello la soberanía incondicional de Nebadon.
54:5.7 (617.7) 6. Los Ancianos de los Días podían haber aniquilado inmediatamente a estos rebeldes, pero raramente ejecutan a los malhechores sin una audiencia completa. En esta ocasión no quisieron desautorizar las decisiones de Miguel.
54:5.8 (617.8) 7. Es evidente que Emmanuel aconsejó a Miguel que se mantuviera al margen de los rebeldes y permitiera que la rebelión siguiera su curso natural de autodestrucción. Y la sabiduría del Unión de los Días es el reflejo en el tiempo de la sabiduría unitaria de la Trinidad del Paraíso.
54:5.9 (617.9) 8. El Fiel de los Días de Edentia recomendó a los Padres de la Constelación que permitieran a los rebeldes seguir libremente su curso con el fin de que cualquier afinidad hacia estos malhechores se desarraigara cuanto antes del corazón de todo ciudadano presente y futuro de Norlatiadek, de toda criatura mortal, de morontia o de espíritu.
54:5.10 (617.10) 9. En Jerusem el representante personal del Ejecutivo Supremo de Orvonton aconsejó a Gabriel que diera a toda criatura viva la oportunidad plena de madurar una decisión meditada sobre los asuntos implicados en la Declaración de Libertad de Lucifer. Una vez planteadas las cuestiones de la rebelión, el asesor paradisiaco de emergencia de Gabriel manifestó que si no se diera esa oportunidad plena y libre a todas las criaturas de Norlatiadek, la cuarentena paradisiaca contra todas estas criaturas, posiblemente tibias o acosadas por las dudas, se extendería como autoprotección a toda la constelación. Para mantener abiertas a los seres de Norlatiadek las puertas de ascenso al Paraíso, era necesario garantizar el desarrollo pleno de la rebelión y asegurar que todos los seres relacionados de algún modo con ella decidieran claramente su postura.
54:5.11 (617.11) 10. La Ministra Divina de Salvington emitió en su tercera proclamación independiente un mandato con instrucciones de no hacer nada por curar a medias, disimular cobardemente u ocultar de cualquier otra forma el horrible rostro de los rebeldes y de la rebelión. Se instruyó a las huestes angélicas a desvelar la expresión del pecado de forma plena e ilimitada, por ser este el procedimiento más rápido de conseguir la curación perfecta y final de la plaga del mal y del pecado.
54:5.12 (618.1) 11. Se organizó en Jerusem un consejo de emergencia de exmortales compuesto por Mensajeros Poderosos, mortales glorificados que habían tenido experiencia personal en situaciones similares, junto con sus colegas. Informaron a Gabriel de que se descarriaría al menos un número tres veces mayor de seres si se intentaran métodos arbitrarios o sumarios de represión. Todo el cuerpo de consejeros de Uversa coincidió en aconsejar a Gabriel que permitiera que la rebelión siguiera su curso pleno y natural, aunque se necesitara un millón de años para acabar con las consecuencias.
54:5.13 (618.2) 12. El tiempo, incluso en un universo del tiempo, es relativo: si un mortal de Urantia con una vida de duración media cometiese un crimen que desencadenara un pandemonio mundial y fuera apresado, juzgado y ejecutado a los dos o tres días de cometer el crimen, ¿os parecería mucho tiempo? Y sin embargo, esa sería la comparación más parecida a la duración de la vida de Lucifer, incluso si su juicio ya iniciado no se completara en cien mil años de Urantia. Desde el punto de vista de Uversa, donde el litigio está pendiente, se podría ilustrar el lapso relativo de tiempo diciendo que el crimen de Lucifer fue llevado a juicio a los dos segundos y medio de haberse cometido. Desde el punto de vista del Paraíso, el enjuiciamiento es simultáneo a la actuación.
54:5.14 (618.3) Existe un número igual de razones para no detener arbitrariamente la rebelión de Lucifer que serían parcialmente comprensibles para vosotros, pero que no se me permite exponer. Puedo informaros de que en Uversa enseñamos cuarenta y ocho razones para permitir que el mal siga el curso pleno de su propia ruina moral y extinción espiritual. No dudo de que haya otras tantas razones adicionales que desconozco.
54:6.1 (618.4) Con independencia de las dificultades que puedan tener los mortales evolutivos en sus intentos de comprender la rebelión de Lucifer, debería quedar claro para todos los pensadores reflexivos que modo de tratar a los rebeldes es una justificación del amor divino. La misericordia amorosa ofrecida a los rebeldes parece efectivamente haber expuesto a muchos seres inocentes a padecimientos y tribulaciones, pero todas estas personalidades afligidas pueden tener la seguridad de que Jueces omniscientes enjuiciarán sus destinos tanto con misericordia como con justicia.
54:6.2 (618.5) En todos sus tratos con los seres inteligentes, tanto el Hijo Creador como su Padre del Paraíso están dominados por el amor. Es imposible comprender muchos aspectos de la actitud de los regidores del universo hacia los rebeldes y la rebelión —hacia el pecado y los pecadores— a menos que recordemos que Dios como Padre tiene precedencia sobre todas los demás aspectos de manifestación de la Deidad en todos los tratos de la divinidad con la humanidad. Recordemos también que todos los Hijos Creadores del Paraíso están motivados por la misericordia.
54:6.3 (618.6) Si el padre afectuoso de una gran familia elige mostrar misericordia hacia uno de sus hijos culpable de una falta grave, bien pudiera ocurrir que el trato misericordioso al hijo que se comporta mal cause penalidades temporales al resto de los hijos que se comportan bien. Esas eventualidades son inevitables; ese riesgo es inseparable del hecho de tener un padre amoroso y ser miembro de un grupo familiar. Todos los miembros de una familia se benefician de la conducta recta de los demás miembros, igual que todos los miembros deben sufrir las consecuencias inmediatas en el tiempo de la mala conducta de cualquier miembro. Las familias, los grupos, las naciones, las razas, los mundos, los sistemas, las constelaciones y los universos son relaciones de asociación que poseen individualidad, y por lo tanto, todos los miembros de cualquiera de esos grupos, grandes o pequeños, cosechan los beneficios y sufren las consecuencias del bien y el mal obrar de todos los demás miembros del grupo en cuestión.
54:6.4 (619.1) Pero una cosa debe quedar clara: si os hacen sufrir las consecuencias maléficas del pecado de algún miembro de vuestra familia, de algún conciudadano o compañero mortal, incluso de alguna rebelión en el sistema o en otra parte —sea cual fuere el sufrimiento que os cause la maldad de vuestros colaboradores, compañeros o superiores—, podéis confiar en la seguridad eterna de que tales tribulaciones son aflicciones pasajeras. Ninguna de esas consecuencias fraternas del mal comportamiento dentro del grupo puede poner jamás en peligro vuestras perspectivas eternas ni privaros en lo más mínimo de vuestro derecho divino de ascender al Paraíso y lograr a Dios.
54:6.5 (619.2) Y hay compensación para estos padecimientos, dilaciones y decepciones que acompañan invariablemente al pecado de rebelión. Entre las muchas repercusiones valiosas de la rebelión de Lucifer que se podrían mencionar, solo destacaré el avance en las carreras de aquellos mortales ascendentes, ciudadanos de Jerusem, que al resistirse a las sofisterías del pecado se pusieron en situación de convertirse en futuros Mensajeros Poderosos, en compañeros de mi propio orden. Todo ser que superó la prueba de ese episodio funesto progresó inmediatamente en su estatus administrativo y acrecentó su valía espiritual.
54:6.6 (619.3) Aunque al principio el levantamiento de Lucifer pareció ser una calamidad absoluta para el sistema y para el universo, sus beneficios empezaron a acumularse gradualmente. Con el paso de veinticinco mil años del tiempo del sistema (veinte mil años del tiempo de Urantia), los Melquisedec empezaron a enseñar que todo el bien resultante de la locura de Lucifer había llegado a igualar el mal sufrido. En aquel momento, la suma del mal se había vuelto casi estacionaria y continuaba creciendo solo en ciertos mundos aislados, mientras que las repercusiones beneficiosas seguían multiplicándose y extendiéndose por el universo y el superuniverso, incluso hasta Havona. Los Melquisedec enseñan ahora que el bien resultante de la rebelión de Satania es más de mil veces superior a la suma de todo el mal.
54:6.7 (619.4) Pero una cosecha tan extraordinaria y beneficiosa obtenida a partir de la maldad solo podía ser consecuencia de la actitud sabia, divina y misericordiosa de todos los superiores de Lucifer, desde los Padres de la Constelación de Edentia hasta el Padre Universal del Paraíso. El paso del tiempo ha aumentado el bien que ha de resultar de la locura de Lucifer. Y puesto que el mal que sancionar se había desarrollado plenamente en un periodo relativamente corto, era de prever que los regidores del universo, omniscientes y con visión de futuro, prolongarían sin duda el tiempo en el que cosechar resultados cada vez más beneficiosos. Con independencia de las muchas razones adicionales para retrasar el apresamiento y enjuiciamiento de los rebeldes de Satania, este único beneficio hubiera bastado para explicar por qué estos pecadores no fueron internados antes, y por qué no han sido juzgados y destruidos.
54:6.8 (619.5) La mente de los mortales, corta de miras y atada al tiempo, no debería precipitarse en criticar las dilaciones temporales de los administradores de los asuntos del universo, omniscientes y con visión de futuro.
54:6.9 (620.1) Uno de los errores del pensamiento humano con respecto a estos problemas consiste en creer que todos los mortales evolutivos de un planeta en evolución habrían elegido entrar en la carrera al Paraíso si el pecado no hubiera maldecido su mundo. La capacidad de rechazar la supervivencia no data de los tiempos de la rebelión de Lucifer. El hombre mortal ha poseído siempre el don de la libre elección respecto a la carrera al Paraíso.
54:6.10 (620.2) A medida que ascendáis en la experiencia de la supervivencia, ampliaréis vuestros conceptos del universo y extenderéis vuestro horizonte de significados y de valores; con ello podréis entender mejor por qué a seres como Lucifer y Satanás se les permite continuar con la rebelión. Comprenderéis también mejor cómo puede provenir un bien último (si no inmediato) de un mal limitado en el tiempo. Una vez hayáis alcanzado el Paraíso, os sentiréis realmente iluminados y confortados cuando escuchéis a las filósofas superáficas comentar y explicar estos profundos problemas de ajuste del universo. Pero incluso entonces, dudo que estéis plenamente satisfechos en vuestro fuero interno. Al menos yo no lo estuve, ni siquiera cuando logré alcanzar así la cima de la filosofía del universo. No conseguí comprender plenamente estas complejidades hasta después de haber sido asignado a los deberes administrativos del superuniverso, donde he adquirido mediante experiencia directa la capacidad conceptual adecuada para comprender estos polifacéticos problemas con equidad cósmica y filosofía espiritual. A medida que ascendáis hacia el Paraíso, iréis aprendiendo gradualmente que muchas características problemáticas de la administración del universo solo se pueden comprender tras adquirir una mayor capacidad experiencial y conseguir una mejor visión interior espiritual. La sabiduría cósmica es esencial para entender las situaciones cósmicas.
54:6.11 (620.3) [Presentado por un Mensajero Poderoso, superviviente experiencial de la primera rebelión de un sistema en los universos del tiempo, adscrito ahora al gobierno del superuniverso de Orvonton y que actúa en este asunto a petición de Gabriel de Salvington.]
El libro de Urantia
Documento 55
55:0.1 (621.1) LA edad de luz y vida es el logro evolutivo final de un mundo del tiempo y el espacio. Desde los primeros tiempos del hombre primitivo ese mundo habitado ha pasado por sucesivas edades planetarias: las edades anteriores y posteriores al Príncipe Planetario, la edad posadánica, la edad posterior al Hijo Magistrado y la edad posterior al Hijo de otorgamiento. A partir de ahí ese mundo es preparado para el logro evolutivo culminante, el estatus asentado de luz y vida, mediante el ministerio de las sucesivas misiones planetarias de los Maestros Hijos de la Trinidad, con sus revelaciones cada vez más avanzadas de verdad divina y sabiduría cósmica. En sus empeños por establecer la edad planetaria final, los Maestros Hijos cuentan siempre con la asistencia de las Brillantes Estrellas Vespertinas y algunas veces de los Melquisedec.
55:0.2 (621.2) Esta era de luz y vida, inaugurada por los Maestros Hijos al terminar su misión planetaria final, continúa indefinidamente en los mundos habitados. Cada etapa progresiva de estatus asentado puede quedar diferenciada por las acciones judiciales de los Hijos Magistrados y dar lugar así una sucesión de dispensaciones, pero todas estas acciones judiciales son puramente técnicas y no modifican en modo alguno el curso de los acontecimientos planetarios.
55:0.3 (621.3) Solo aquellos planetas que alcanzan la existencia en los circuitos principales del superuniverso tienen asegurada su supervivencia continua, pero por lo que sabemos, estos mundos asentados en luz y vida están destinados a seguir existiendo durante las edades eternas de todo el tiempo futuro.
55:0.4 (621.4) El despliegue de la era de luz y vida en un mundo evolutivo comprende siete etapas, y cabe señalar a este respecto que los mundos de los mortales fusionados con el Espíritu evolucionan de forma idéntica a los de las series que se fusionan con el Ajustador. Estas siete etapas de luz y vida son las siguientes:
55:0.5 (621.5) 1. La etapa primera o planetaria.
55:0.6 (621.6) 2. La etapa segunda o del sistema.
55:0.7 (621.7) 3. La etapa tercera o de la constelación.
55:0.8 (621.8) 4. La etapa cuarta o del universo local.
55:0.9 (621.9) 5. La etapa quinta o del sector menor.
55:0.10 (621.10) 6. La etapa sexta o del sector mayor.
55:0.11 (621.11) 7. La etapa séptima o del superuniverso.
55:0.12 (621.12) Al final de esta narración se describen estas etapas de desarrollo progresivo en su relación con la organización del universo, pero cualquier mundo puede alcanzar los valores planetarios de cualquier etapa con total independencia del desarrollo de otros mundos o de los niveles supraplanetarios de administración del universo.
55:1.1 (622.1) La presencia de un templo de morontia en la capital de un mundo habitado es el certificado de admisión de esa esfera en las edades asentadas de luz y vida. Antes de que los Maestros Hijos dejen un mundo al concluir su misión terminal, inauguran esta época final del logro evolutivo. Presiden el día en que «el templo sagrado baja a la tierra». Este acontecimiento marca los albores de la era de luz y vida y se ve siempre honrado por la presencia personal del Hijo de otorgamiento del Paraíso de ese planeta, que viene a ser testigo de este gran día. En ese templo de belleza incomparable, este Hijo de otorgamiento del Paraíso proclama como nuevo Soberano Planetario al que fuera durante tanto tiempo Príncipe Planetario y confiere a este fiel Hijo Lanonandek nuevos poderes y una autoridad más amplia sobre los asuntos planetarios. El Soberano del Sistema está también presente y toma la palabra para confirmar estas declaraciones.
55:1.2 (622.2) Un templo de morontia tiene tres partes. En el centro está el santuario del Hijo de otorgamiento del Paraíso. A la derecha está el lugar del antiguo Príncipe Planetario, ahora Soberano Planetario, y cuando este Hijo Lanonandek está presente en el templo es visible para los individuos más espirituales de ese mundo. A la izquierda está el lugar del jefe interino de los finalitarios vinculados al planeta.
55:1.3 (622.3) Aunque se ha dicho de los templos planetarios que «bajan del cielo», en realidad no se transporta ningún material desde la sede del sistema. La arquitectura de cada uno se elabora en miniatura en la capital del sistema. Los Supervisores del Poder de la Morontia llevan luego estos proyectos aprobados al planeta y ahí, en colaboración con los Controladores Físicos Maestros, proceden a construir el templo de morontia según las especificaciones.
55:1.4 (622.4) Un templo de morontia de tipo medio tiene capacidad para unos trescientos mil espectadores. Estos edificios no se utilizan para la adoración o la diversión ni para recibir difusiones. Están dedicados a ceremonias especiales del planeta, como las comunicaciones con el Soberano del Sistema o con los Altísimos, las ceremonias especiales de visualización, destinadas a revelar la presencia de la personalidad de seres de espíritu, y la contemplación cósmica silenciosa. Las escuelas de filosofía cósmica celebran en ellos sus ceremonias de graduación, y los mortales del mundo reciben el reconocimiento planetario por sus prestaciones de alto servicio social y otros logros destacados.
55:1.5 (622.5) Esos templos de morontia sirven también como lugar de reunión para presenciar el traslado de mortales vivos a la existencia en la morontia. El templo de traslado, al estar compuesto de materiales de morontia, no se destruye con la gloria abrasadora del fuego devorador que deshace por completo los cuerpos físicos de los mortales que experimentan en él la fusión final con su Ajustador divino. En un mundo grande las llamaradas de partida son casi continuas, y a medida que aumenta el número de traslados, se habilitan santuarios subsidiarios de vida en la morontia en diferentes zonas del planeta. No hace mucho, pasé una temporada en un mundo situado muy al norte que tenía veinticinco santuarios de morontia en funcionamiento.
55:1.6 (622.6) En los mundos aún no asentados, planetas sin templos de morontia, estos destellos de fusión se producen muchas veces en la atmósfera planetaria, donde el cuerpo material de un candidato al traslado es elevado por las criaturas intermedias y los controladores físicos.
55:2.1 (623.1) La muerte física natural no es inevitable para los mortales. La mayoría de los seres evolutivos avanzados, los ciudadanos de mundos que existen en la era final de luz y vida, no mueren. Son trasladados directamente de la vida en la carne a la existencia en la morontia.
55:2.2 (623.2) La frecuencia de estas experiencias de traslado desde la vida material al estado de morontia —la fusión del alma inmortal con su Ajustador interior— es proporcional al progreso evolutivo del planeta. Al principio solo unos pocos mortales de cada edad alcanzan los niveles de progreso espiritual necesarios para el traslado, pero durante las edades sucesivas de los Maestros Hijos, se producen cada vez más fusiones con el Ajustador antes del final de la vida cada vez más larga de esos mortales en progreso. Para cuando llega la época de la misión final de los Maestros Hijos, alrededor de la cuarta parte de esos magníficos mortales está exenta de la muerte natural.
55:2.3 (623.3) En una etapa más avanzada de la era de luz y vida, las criaturas intermedias o sus colaboradores perciben cuándo un alma se acerca al estado de una probable unión con su Ajustador y se lo comunican a las guardianas del destino, quienes a su vez transmiten la información al grupo finalitario a cuya jurisdicción está adscrito el mortal. Entonces el Soberano Planetario cita a dicho mortal para que renuncie a todos sus deberes planetarios, se despida de su mundo de origen y se retire al templo interior del Soberano Planetario para esperar ahí el tránsito de la morontia, el destello del traslado, desde el ámbito material de la evolución hasta el nivel de la morontia de la progresión como preespíritu.
55:2.4 (623.4) Cuando la familia, los amigos y el grupo de trabajo del candidato a la fusión se han congregado en el templo de morontia, son instalados alrededor del escenario central donde los candidatos a la fusión están descansando mientras conversan libremente con sus amigos reunidos. Se forma un círculo de personalidades celestiales interpuestas para proteger a los mortales materiales de la acción de las energías que se manifiestan en el instante del «destello de vida» que libera al candidato a la ascensión de las cadenas de la carne material y hace con ese mortal evolutivo todo lo que hace la muerte natural con aquellos a quienes libera de la carne.
55:2.5 (623.5) Muchos candidatos a la fusión se pueden congregar al mismo tiempo en el espacioso templo. ¡Qué hermoso momento cuando se reúnen así los mortales para presenciar la ascensión de sus seres queridos en llamas espirituales, y qué contraste con las edades anteriores en las que los mortales tienen que entregar a sus muertos al abrazo de los elementos terrestres! Las escenas de llantos y lamentos que caracterizan las primeras épocas de la evolución humana se ven sustituidas ahora por una alegría extática y por el entusiasmo más sublime cuando esos mortales conocedores de Dios se despiden temporalmente de sus seres queridos mientras son apartados de sus vínculos materiales por fuegos espirituales de grandiosidad arrolladora y gloria ascendente. En los mundos asentados en luz y vida los «funerales» son ocasiones de felicidad suprema, satisfacción profunda y esperanza inefable.
55:2.6 (623.6) Las almas de estos mortales en progreso están cada vez más llenas de fe, esperanza y seguridad. El ambiente que se respira entre los congregados alrededor del santuario de traslado se parece al de los alegres amigos y parientes que podrían juntarse para la ceremonia de graduación de uno de su grupo, o reunirse para presenciar la concesión de un gran honor a uno de los suyos. Y sería sin duda positivo que los mortales menos avanzados pudieran aprender a ver la muerte natural con algo de esta misma ligereza y alegría.
55:2.7 (624.1) Tras el destello de fusión, los observadores mortales no pueden ver nada más de sus compañeros trasladados. Estas almas trasladadas se dirigen por tránsito directo de Ajustador a la sala de resurrección del mundo de formación en la morontia que les corresponde. Estas operaciones relacionadas con el traslado de seres humanos vivos al mundo de la morontia están supervisadas por un arcángel que fue destinado a ese mundo el día de su asentamiento en luz y vida.
55:2.8 (624.2) Cuando un mundo ha alcanzado la cuarta etapa de luz y vida, más de la mitad de los mortales dejan el planeta por traslado de entre los vivos. El número de muertes sigue disminuyendo sin cesar, pero no conozco ningún sistema cuyos mundos habitados, aunque lleven mucho tiempo asentados en vida, estén enteramente libres de la muerte natural como técnica de escape de las cadenas de la carne. Y hasta que se alcance de manera uniforme ese estado superior de evolución planetaria, los mundos de formación en la morontia del universo local deben continuar sirviendo como esferas educativas y culturales para los progresores de la morontia en su evolución. La eliminación de la muerte es teóricamente posible, pero según mis observaciones, no se ha producido aún. Quizás en el futuro lejano se pueda alcanzar ese estatus durante las épocas sucesivas de la séptima etapa de vida planetaria asentada.
55:2.9 (624.3) Las almas trasladadas durante las edades de florecimiento de las esferas asentadas no pasan por los mundos mansión. Tampoco residen como estudiantes en los mundos de la morontia del sistema o de la constelación. No pasan por ninguna de las primeras etapas de la vida en la morontia. Son los únicos mortales ascendentes que casi se libran de pasar por la transición en la morontia entre la existencia material y el estatus de semiespíritus. Estos mortales asidos por el Hijo adquieren la experiencia inicial de su carrera de ascensión sirviendo en los mundos de progresión de la sede del universo. Desde esos mundos de estudio de Salvington vuelven como maestros a los mismos mundos que pasaron de largo y se dirigen después hacia dentro en dirección al Paraíso por la ruta establecida de ascensión de los mortales.
55:2.10 (624.4) Si pudierais visitar un planeta en estado de desarrollo avanzado, captaríais enseguida las razones por las que se recibe de forma diferenciada a los mortales ascendentes en los mundos mansión y en los mundos más altos de la morontia. Comprenderíais inmediatamente que unos seres que proceden de esferas tan altamente evolucionadas están preparados para reanudar su ascensión al Paraíso muy por delante del mortal de tipo medio que llega de un mundo atrasado y desordenado como Urantia.
55:2.11 (624.5) Cualquiera que sea el nivel de logro planetario desde el que los seres humanos puedan ascender a los mundos de la morontia, las siete esferas mansión les proporcionan abundantes oportunidades de adquirir por experiencia como estudiantes-maestros todo aquello por lo que no pasaron debido al estatus avanzado de sus planetas nativos.
55:2.12 (624.6) El universo es indefectible en la aplicación de estas técnicas equiparadoras diseñadas para asegurar que ningún ascendente sea privado de nada que sea esencial para su experiencia de ascensión.
55:3.1 (624.7) Durante esta edad de luz y vida el mundo prospera cada vez más bajo el gobierno paternal del Soberano Planetario. Llegada esta época, los mundos progresan bajo el impulso de un solo idioma, una sola religión y, en las esferas normales, una sola raza. Pero esta edad no es perfecta. Estos mundos siguen teniendo hospitales bien equipados, instituciones para el cuidado de los enfermos. Siguen existiendo los problemas de cuidar las lesiones accidentales y las ineludibles enfermedades que acompañan a la decrepitud de la vejez y a las afecciones de la senilidad. La enfermedad no ha sido erradicada por completo ni tampoco han sido perfectamente sometidos los animales de la tierra, pero estos mundos son como el Paraíso en comparación con los primeros tiempos del hombre primitivo durante la edad anterior al Príncipe Planetario. Si pudierais ser transportados de pronto a un planeta en esta etapa de desarrollo, lo describiríais instintivamente como el cielo en la tierra.
55:3.2 (625.1) Durante toda esta edad de progreso y perfección relativos, un gobierno humano sigue gestionando los asuntos materiales. Hace poco visité un mundo que estaba en la primera etapa de luz y vida donde las actividades públicas se financiaban por el procedimiento del diezmo. Todo trabajador adulto —y todos los ciudadanos físicamente aptos trabajaban en algo— pagaba el diez por ciento de sus ingresos o incrementos al tesoro público que lo distribuía como sigue:
55:3.3 (625.2) 1. El tres por ciento se empleaba en la promoción de la verdad: la ciencia, la educación y la filosofía.
55:3.4 (625.3) 2. El tres por ciento se consagraba a la belleza: el juego, el ocio social y el arte.
55:3.5 (625.4) 3. El tres por ciento se dedicaba a la bondad: el servicio social, el altruismo y la religión.
55:3.6 (625.5) 4. El uno por ciento se asignaba a las reservas del seguro contra el riesgo de incapacidad laboral por accidente, enfermedad, vejez o desastres inevitables.
55:3.7 (625.6) Los recursos naturales de este planeta se administraban como posesiones sociales propiedad de la comunidad.
55:3.8 (625.7) El honor más alto que podía recibir un ciudadano de este mundo era la orden del «servicio supremo», el único título de reconocimiento que se concedía en el templo de morontia. Este reconocimiento se otorgaba a aquellos que se habían distinguido durante mucho tiempo en algún aspecto de los descubrimientos supramateriales o del servicio social planetario.
55:3.9 (625.8) La mayoría de los cargos sociales y administrativos estaban ocupados conjuntamente por hombres y mujeres. La mayor parte de la enseñanza se impartía también conjuntamente. Asimismo, todas las responsabilidades judiciales eran asignadas a parejas asociadas similares.
55:3.10 (625.9) En estos magníficos mundos, el periodo de maternidad no se prolonga mucho. Es preferible que no haya demasiada diferencia de edad entre los hijos de una familia. Cuando sus edades son cercanas, los niños pueden contribuir mucho más a su educación mutua. Y en estos mundos son magníficamente educados mediante sistemas competitivos de intensos esfuerzos en los campos y sectores avanzados donde persiguen logros diversos en el dominio de la verdad, la belleza y la bondad. Con todo, incluso esferas tan glorificadas como estas presentan una buena dosis de mal, tanto real como potencial, que sirve de estímulo para elegir entre la verdad y el error, el bien y el mal, el pecado y la rectitud.
55:3.11 (625.10) La existencia del mortal en estos planetas evolutivos avanzados conlleva, sin embargo, cierta penalización inevitable. Cuando un mundo asentado progresa más allá de la tercera etapa de luz y vida, todos los ascendentes están destinados a cumplir, antes de alcanzar el sector menor, algún tipo de misión temporal en un planeta que pasa por sus primeras etapas de evolución.
55:3.12 (626.1) Cada una de estas edades sucesivas representa consecuciones cada vez más avanzadas en todos los aspectos del logro planetario. En la edad inicial de luz, la revelación de la verdad fue ampliada hasta abarcar el funcionamiento del universo de universos. En la segunda edad, el estudio de la Deidad es un intento por dominar el concepto proteico de la naturaleza, la misión, el ministerio, las asociaciones, el origen y el destino de los Hijos Creadores, el primer nivel de Dios Séptuplo.
55:3.13 (626.2) Un planeta del tamaño de Urantia, cuando estuviera bastante bien asentado, tendría unos cien centros subadministrativos. Estos centros subordinados estarían presididos por uno de los siguientes grupos de administradores cualificados:
55:3.14 (626.3) 1. Hijos e Hijas Materiales jóvenes traídos desde la sede del sistema para actuar como asistentes del Adán y la Eva gobernantes.
55:3.15 (626.4) 2. La progenie del equipo de semimortales del Príncipe Planetario, que fue procreada en ciertos mundos para estas responsabilidades y otras similares.
55:3.16 (626.5) 3. La progenie planetaria directa de Adán y Eva.
55:3.17 (626.6) 4. Criaturas intermedias materializadas y humanizadas.
55:3.18 (626.7) 5. Mortales con estatus de fusión con su Ajustador que, a petición propia y por orden del Ajustador Personalizado que tiene la jefatura de ese universo, están exentos temporalmente de traslado para que puedan seguir ocupando ciertos puestos administrativos importantes en el planeta.
55:3.19 (626.8) 6. Mortales especialmente formados en las escuelas planetarias de administración que han obtenido además la orden del servicio supremo en el templo de morontia.
55:3.20 (626.9) 7. Ciertas comisiones electivas de tres ciudadanos debidamente cualificados elegidos a veces por la ciudadanía bajo supervisión del Soberano Planetario por su aptitud especial para llevar a cabo tareas puntuales necesarias en ese sector planetario concreto.
55:3.21 (626.10) La gran desventaja de Urantia en el proceso de alcanzar el alto destino planetario de luz y vida radica en los problemas derivados de la enfermedad, la degradación, la guerra, las razas multicolores y el multilingüismo.
55:3.22 (626.11) Ningún mundo evolutivo puede esperar progresar más allá de la primera etapa del asentamiento en luz hasta que haya conseguido tener un solo idioma, una sola religión y una sola filosofía. Ser de una sola raza facilita enormemente este objetivo, pero la existencia de muchos pueblos en Urantia no es impedimento para el logro de etapas más altas.
55:4.1 (626.12) En las sucesivas etapas de existencia asentada los mundos habitados hacen progresos maravillosos bajo la administración sabia y comprensiva de los voluntarios del Cuerpo de la Finalización, los ascendentes que han alcanzado el Paraíso y han vuelto para aportar su ministerio a sus hermanos en la carne. Estos finalitarios actúan en cooperación con los Maestros Hijos de la Trinidad, pero no empiezan a participar realmente en los asuntos del mundo hasta que aparece en la tierra el templo de morontia.
55:4.2 (626.13) Al inaugurarse formalmente el ministerio planetario del Cuerpo de la Finalización, la mayoría de las huestes celestiales se retira. Sin embargo, las guardianas seráficas del destino continúan su ministerio personal a los mortales que progresan en luz. De hecho, son cada vez más numerosas las ángeles de este orden que van llegando durante las edades asentadas ya que cada vez son mayores los grupos de seres humanos que alcanzan el tercer círculo cósmico de logro igualitario del mortal durante el periodo de vida planetaria.
55:4.3 (627.1) Este no es más que el primero de los sucesivos ajustes administrativos vinculados al despliegue de las edades sucesivas de logros cada vez más brillantes en los mundos habitados a medida que van pasando de la primera a la séptima etapa de existencia asentada.
55:4.4 (627.2) 1. La primera etapa de luz y vida. En esta etapa inicial de asentamiento un mundo está administrado por tres regidores:
55:4.5 (627.3) a. El Soberano Planetario, que pronto tendrá como consejero a un Maestro Hijo de la Trinidad, muy probablemente el jefe del último cuerpo de estos Hijos que actuó en el planeta.
55:4.6 (627.4) b. El jefe del cuerpo planetario de los finalitarios.
55:4.7 (627.5) c. Adán y Eva, que actúan conjuntamente como unificadores de la doble dirección del Príncipe-Soberano y el jefe de los finalitarios.
55:4.8 (627.6) Las criaturas intermedias ensalzadas y liberadas actúan como intérpretes para las guardianas seráficas y los finalitarios. Uno de los últimos actos de los Maestros Hijos de la Trinidad en su misión final es liberar a los intermedios del mundo y promoverlos (o restablecerlos) a un estatus planetario avanzado en puestos de responsabilidad de la nueva administración de la esfera asentada. En el campo de la visión humana ya se han efectuado los cambios necesarios para permitir a los mortales reconocer a estos primos suyos del primer régimen adánico invisibles hasta entonces. Esto se hace posible gracias a los descubrimientos finales de la ciencia física coordinados con las funciones planetarias ampliadas de los Controladores Físicos Maestros.
55:4.9 (627.7) A partir de la primera etapa asentada, el Soberano del Sistema tiene autoridad para liberar en cualquier momento a las criaturas intermedias para que puedan humanizarse en la morontia con la ayuda de los Portadores de Vida y los controladores físicos y, después de haber recibido Ajustadores del Pensamiento, empezar su ascensión al Paraíso.
55:4.10 (627.8) En la tercera etapa y en las siguientes, algunos intermedios siguen ejerciendo su actividad principalmente como personalidades de contacto para los finalitarios, pero a medida que se entra en cada etapa de luz y vida, nuevos órdenes de ministros de enlace sustituyen a casi todos los intermedios, y ya son muy pocos los que quedan más allá de la cuarta etapa de luz. La séptima etapa presenciará la llegada de los primeros ministradores absonitos procedentes del Paraíso para ocupar los puestos de ciertas criaturas del universo.
55:4.11 (627.9) 2. La segunda etapa de luz y vida. Esta época está señalada por la llegada a los mundos de un Portador de Vida que se convierte en asesor voluntario de los regidores planetarios sobre el modo de seguir depurando y estabilizando la raza mortal. Los Portadores de Vida participan así activamente en la evolución ulterior —física, social y económica— de la raza humana. Y luego amplían su supervisión a una depuración adicional de la estirpe mortal mediante una rigurosa exclusión de los restos retrasados que persistan con un potencial inferior de naturaleza intelectual, filosófica, cósmica y espiritual. Aquellos que diseñan y plantan la vida en un mundo habitado son plenamente competentes para asesorar a los Hijos e Hijas Materiales, que tienen autoridad plena e incuestionable para depurar la raza en evolución de todas las influencias perjudiciales.
55:4.12 (627.10) A partir de la segunda etapa y a lo largo de toda la carrera de un planeta asentado, los Maestros Hijos sirven como consejeros de los finalitarios. En esas misiones sirven como voluntarios, no por asignación, y prestan su servicio exclusivamente al cuerpo de finalitarios, a menos que, con el consentimiento del Soberano del Sistema, el Adán y la Eva Planetarios puedan tenerlos como asesores.
55:4.13 (628.1) 3. La tercera etapa de luz y vida. Durante esta época los mundos habitados llegan a una nueva apreciación de los Ancianos de los Días, la segunda fase de Dios Séptuplo, y los representantes de estos regidores de los superuniversos entablan nuevas relaciones con la administración planetaria.
55:4.14 (628.2) En cada edad subsiguiente de existencia asentada los finalitarios ejercen sus funciones con incumbencias cada vez mayores. Existe una estrecha conexión de trabajo entre los finalitarios, las Estrellas Vespertinas (los superángeles) y los Maestros Hijos de la Trinidad.
55:4.15 (628.3) Durante esta edad o la siguiente, un Maestro Hijo asistido por el cuarteto de espíritus ministrantes es adscrito al jefe ejecutivo mortal electivo, que se convierte entonces en asociado del Soberano Planetario como coadministrador de los asuntos del mundo. Estos jefes ejecutivos mortales sirven durante veinticinco años del tiempo planetario. Esta nueva situación es la que facilita que el Adán y la Eva Planetarios consigan liberarse durante las edades siguientes del mundo donde han estado destinados tanto tiempo.
55:4.16 (628.4) Los cuartetos de espíritus ministrantes están compuestos por la jefa seráfica de la esfera, la consejera secoráfica del superuniverso, el arcángel de los traslados y la omniafín que actúa como representante personal del Centinela Asignado emplazado en la sede del sistema. Pero estos asesores nunca dan consejo a menos que se lo pidan.
55:4.17 (628.5) 4. La cuarta etapa de luz y vida. Los Maestros Hijos de la Trinidad aparecen en los mundos con nuevas funciones. Asistidos por los hijos trinizados por criaturas vinculados desde hace tanto tiempo con su orden, llegan ahora a los mundos como consejeros y asesores voluntarios del Soberano Planetario y sus asociados. Estas parejas —hijos trinizados por seres del Paraíso-Havona e hijos trinizados por ascendentes— representan puntos de vista diferentes del universo y experiencias personales diversas que son sumamente útiles para los regidores planetarios.
55:4.18 (628.6) En cualquier momento después de esta edad, el Adán y la Eva Planetarios pueden solicitar al Hijo Creador Soberano ser liberados de sus deberes planetarios para poder empezar su ascenso al Paraíso. También pueden quedarse en el planeta como directores del nuevo orden de sociedad recién aparecido y cada vez más espiritual, compuesto de mortales avanzados que se esfuerzan por comprender las enseñanzas filosóficas de los finalitarios descritas por las Brillantes Estrellas Vespertinas, que ahora trabajan en estos mundos colaborando en pares con las seconafines procedentes de la sede del superuniverso.
55:4.19 (628.7) Los finalitarios se dedican principalmente a iniciar las nuevas actividades supramateriales de la sociedad: sociales, culturales, filosóficas, cósmicas y espirituales. Por lo que sabemos, seguirán ejerciendo este ministerio hasta bien entrada la séptima época de estabilidad evolutiva. Entonces es posible que se marchen a ejercerlo al espacio exterior, en cuyo caso conjeturamos que sus lugares podrían ser ocupados por seres absonitos procedentes del Paraíso.
55:4.20 (628.8) 5. La quinta etapa de luz y vida. Los reajustes de esta etapa de la existencia asentada pertenecen casi enteramente a los dominios físicos y atañen principalmente a los Controladores Físicos Maestros.
55:4.21 (628.9) 6. La sexta etapa de luz y vida presencia el desarrollo de nuevas funciones de los circuitos de mente del planeta. La sabiduría cósmica parece convertirse en parte constitutiva del ministerio de la mente en el universo.
55:4.22 (628.10) 7. La séptima etapa de luz y vida. Al principio de la séptima época un asesor voluntario enviado por los Ancianos de los Días se une al Maestro de la Trinidad consejero del Soberano Planetario, y más tarde se les sumará un tercer consejero proveniente del Ejecutivo Supremo del superuniverso.
55:4.23 (629.1) Durante esta época, si no antes, Adán y Eva son siempre relevados de sus deberes planetarios. Si hay un Hijo Material en el cuerpo de los finalitarios, puede asociarse con el jefe ejecutivo mortal, y a veces es un Melquisedec quien se ofrece como voluntario para esta función. Si hay un intermedio entre los finalitarios, todos los de ese orden que quedan en el planeta son inmediatamente liberados.
55:4.24 (629.2) Una vez liberados de su destino multisecular, el Adán y la Eva Planetarios pueden elegir las siguientes carreras:
55:4.25 (629.3) 1. Pueden obtener su liberación planetaria y, desde la sede del universo, empezar inmediatamente su carrera al Paraíso. Recibirán Ajustadores del Pensamiento al terminar su experiencia en la morontia.
55:4.26 (629.4) 2. Es muy frecuente que el Adán y la Eva Planetarios reciban Ajustadores mientras están aún sirviendo en un mundo asentado en luz, y esto sucede en el momento de recibir sus Ajustadores algunos de sus hijos de línea pura importados como voluntarios para un periodo de servicio planetario. Todos ellos podrán ir posteriormente a la sede del universo y empezar allí la carrera al Paraíso.
55:4.27 (629.5) 3. Un Adán y una Eva Planetarios pueden elegir —como lo hacen los Hijos e Hijas Materiales de la capital del sistema— ir directamente al mundo midsonita durante una breve temporada para recibir allí a sus Ajustadores.
55:4.28 (629.6) 4. Pueden decidir regresar a la sede del sistema, y ocupar allí durante un tiempo asientos en la corte suprema. Después de este servicio recibirán Ajustadores y empezarán su ascensión al Paraíso.
55:4.29 (629.7) 5. Al dejar sus funciones administrativas pueden elegir volver a su mundo nativo para servir como maestros durante una temporada y ser habitados por un Ajustador en el momento de su traslado a la sede del universo.
55:4.30 (629.8) A lo largo de todas estas épocas los Hijos e Hijas Materiales importados como asistentes ejercen una enorme influencia sobre los órdenes social y económico en progreso. Son potencialmente inmortales, al menos hasta el momento en que eligen humanizarse, recibir Ajustadores y emprender el camino hacia el Paraíso.
55:4.31 (629.9) En los mundos evolutivos un ser debe humanizarse para recibir un Ajustador del Pensamiento. Todos los miembros ascendentes del Cuerpo de Finalitarios Mortales han estado habitados por Ajustadores y se han fusionado con ellos excepto las serafines, en cuyo interior mora el Padre mediante otro tipo de espíritu en el momento de ser incorporadas a este cuerpo.
55:5.1 (629.10) Las criaturas mortales que viven en un mundo aislado golpeado por el pecado, dominado por el mal y egoísta como Urantia no pueden concebir la perfección física, el logro intelectual y el desarrollo espiritual que caracterizan a estas épocas avanzadas de la evolución en una esfera libre de pecado.
55:5.2 (629.11) Las etapas avanzadas de un mundo asentado en luz y vida representan la cima del desarrollo material evolutivo. En estos mundos cultos no queda nada de la ociosidad y las fricciones de las primeras edades primitivas. La pobreza y la desigualdad social casi se han desvanecido, la degradación ha desaparecido y rara vez se observa delincuencia. La locura ha dejado prácticamente de existir y la debilidad mental es una rareza.
55:5.3 (629.12) Estos mundos tienen un estatus económico, social y administrativo alto y perfeccionado. La ciencia, el arte y la industria florecen, y la sociedad es un mecanismo de elevados logros materiales, intelectuales y culturales que funciona sin problemas. La industria se ha orientado en gran medida hacia el servicio de los objetivos más altos de esa magnífica civilización. La vida económica de un mundo así se ha vuelto ética.
55:5.4 (630.1) La guerra es historia pasada y ya no hay ejércitos ni fuerzas policiales. El gobierno está desapareciendo gradualmente. El autocontrol va dejando obsoletas poco a poco las leyes promulgadas por humanos. En un estado intermedio de la civilización progresiva la dimensión del gobierno civil y la reglamentación legal es inversamente proporcional a la moralidad y la espiritualidad de la ciudadanía.
55:5.5 (630.2) Las escuelas han mejorado de manera considerable y están dedicadas a la formación de la mente y la expansión del alma. Los centros de arte son exquisitos y las organizaciones musicales magníficas. Los templos de adoración, con sus escuelas asociadas de filosofía y religión experiencial, son creaciones de gran belleza y grandiosidad. Los espacios al aire libre destinados a las reuniones de adoración son igualmente sublimes en la simplicidad de su ornamentación artística.
55:5.6 (630.3) Las instalaciones para los juegos competitivos, el humor y otras manifestaciones de consecución personal y colectiva son amplias y funcionales. Entre las actividades competitivas de un mundo tan sumamente culto destacan de forma especial los esfuerzos de los individuos y los grupos por sobresalir en las ciencias y las filosofías de la cosmología. La literatura y la oratoria florecen, y el idioma está tan mejorado que es a la vez simbólico en sus conceptos y expresivo en sus ideas. La vida es estimulantemente sencilla. El hombre ha conseguido por fin coordinar un avanzado desarrollo mecánico con una altura intelectual inspiradora, y los ha eclipsado con un logro espiritual excelente. La búsqueda de la felicidad es una experiencia de satisfacción y alegría.
55:6.1 (630.4) A medida que los mundos avanzan en el estatus asentado de luz y vida, la sociedad se hace cada vez más pacífica. El individuo, aunque no menos independiente y dedicado a su familia, se ha vuelto más altruista y fraternal.
55:6.2 (630.5) Tal como sois en Urantia poco podéis apreciar el estatus avanzado y la naturaleza progresiva de las razas esclarecidas de esos mundos perfeccionados. Esos pueblos son el florecer de las razas evolutivas, pero siguen siendo mortales; siguen respirando, comiendo, durmiendo y bebiendo. Esta gran evolución no es el cielo, pero es una prefiguración sublime de los mundos divinos del ascenso al Paraíso.
55:6.3 (630.6) En los mundos normales hace mucho que la aptitud biológica de la raza mortal fue elevada a un nivel superior durante las épocas posadánicas; y ahora prosigue la evolución física del hombre de edad en edad a lo largo de todas las eras asentadas. Tanto la vista como el oído se amplían. Para este momento, la cifra de población se ha vuelto estacionaria. La reproducción está regulada según las necesidades planetarias y las dotes hereditarias innatas. Los mortales que viven en el planeta durante esta edad se dividen en grupos —entre cinco y diez— y a los grupos más bajos solo se les permite tener la mitad de hijos que a los más altos. La mejora continua de una raza tan magnífica durante toda la era de luz y vida se debe en gran medida a la reproducción selectiva de las cepas raciales que muestran cualidades superiores de naturaleza social, filosófica, cósmica y espiritual.
55:6.4 (630.7) Los Ajustadores siguen llegando como en las eras evolutivas anteriores, y con el paso de las épocas, estos mortales son cada vez más capaces de estar en comunión con el fragmento del Padre que mora en su interior. Durante las etapas de desarrollo embrionario y preespiritual, los espíritus-mente adjutores siguen actuando. El Espíritu Santo y el ministerio de las ángeles son incluso más efectivos a medida que se desarrollan las épocas sucesivas de vida asentada. En la cuarta etapa de luz y vida, los mortales avanzados parecen experimentar un contacto consciente muy notable con la presencia en espíritu del Espíritu Maestro que tiene jurisdicción en el superuniverso, mientras que la filosofía de ese mundo se centra en el intento de comprender las nuevas revelaciones de Dios Supremo. Más de la mitad de los habitantes humanos de los planetas que tienen este estatus avanzado son trasladados al estado de la morontia de entre los vivos. Y así, «las cosas antiguas están desapareciendo; ved cómo todas las cosas se están volviendo nuevas».
55:6.5 (631.1) Consideramos que la evolución física habrá logrado su desarrollo pleno para el final de la quinta época de la era de luz y vida. Observamos que los límites superiores del desarrollo espiritual asociado a la mente humana en evolución están determinados por el nivel de fusión con el Ajustador en cuanto a valores de la morontia y significados cósmicos conjuntos. Pero en lo que concierne a la sabiduría, aunque no lo sabemos realmente, conjeturamos que no puede haber nunca un límite a la evolución intelectual y al logro de la sabiduría. En un mundo en la séptima etapa, la sabiduría puede agotar los potenciales materiales, entrar en la visión interior mota e incluso saborear finalmente la grandiosidad absonita.
55:6.6 (631.2) Observamos que en estos mundos muy desarrollados que llevan mucho tiempo en la séptima etapa, los seres humanos aprenden perfectamente el idioma del universo local antes de ser trasladados; incluso he visitado algunos planetas muy antiguos donde los abandonters enseñaban a los mortales más ancianos la lengua del superuniverso. Y he observado en esos mundos la técnica por la cual las personalidades absonitas revelan la presencia de los finalitarios en el templo de morontia.
55:6.7 (631.3) Este es el relato del magnífico objetivo de la lucha de los mortales en los mundos evolutivos, y todo ello ocurre incluso antes de que los seres humanos emprendan su carrera en la morontia. Todo este espléndido desarrollo es alcanzable por los mortales materiales de los mundos habitados, la primerísima etapa de la incomprensible carrera sin fin de ascensión al Paraíso y logro de la divinidad.
55:6.8 (631.4) Pero ¿os es posible imaginar qué tipo de mortales evolutivos están subiendo ahora desde los mundos que llevan mucho tiempo asentados en la séptima época de luz y vida? Son sus semejantes los que van a los mundos de la morontia de la capital del universo local para empezar su carrera de ascensión.
55:6.9 (631.5) Si los mortales de un mundo trastornado como Urantia pudieran ver uno solo de esos mundos más avanzados asentados desde hace mucho en luz y vida, no volverían a cuestionar nunca más la sabiduría del programa evolutivo de la creación. Aunque no existiera un futuro de progresión eterna para las criaturas, los magníficos logros evolutivos de las razas mortales en esos mundos asentados de logro perfeccionado justificarían ampliamente por sí solos la creación del hombre en los mundos del tiempo y el espacio.
55:6.10 (631.6) A menudo nos preguntamos: si el gran universo estuviera asentado en luz y vida, ¿seguirían estando destinados al Cuerpo de la Finalización los magníficos mortales ascendentes? No lo sabemos.
55:7.1 (631.7) Esta época se extiende desde la aparición del templo de morontia en la nueva sede planetaria hasta el momento del asentamiento de todo el sistema en luz y vida. Los Maestros Hijos de la Trinidad inauguran esta edad al término de sus misiones mundiales sucesivas cuando el Príncipe Planetario es elevado al estatus de Soberano Planetario por mandato y en presencia personal del Hijo de otorgamiento del Paraíso de esa esfera. Simultáneamente, los finalitarios inauguran su participación activa en los asuntos planetarios.
55:7.2 (632.1) Según las apariencias exteriores y visibles, los directores o regidores efectivos de un mundo asentado así en luz y vida son el Hijo y la Hija Materiales, el Adán y la Eva Planetarios. Los finalitarios son invisibles, como también lo es el Príncipe-Soberano excepto cuando está en el templo de morontia. Los dirigentes efectivos y literales del régimen planetario son por lo tanto el Hijo y la Hija Materiales. El conocimiento de esta disposición es lo que ha dado prestigio a la idea de los reyes y las reinas en todos los planetas del universo. Los reyes y las reinas son una excelente solución en esas circunstancias ideales, cuando un mundo puede disponer de estas altas personalidades para que actúen en nombre de regidores aún más altos pero invisibles.
55:7.3 (632.2) Cuando vuestro mundo llegue a alcanzar esta era no hay duda de que Maquiventa Melquisedec, ahora lugarteniente del Príncipe Planetario de Urantia, ocupará el asiento del Soberano Planetario. Y se conjetura en Jerusem desde hace mucho tiempo que estará acompañado por un hijo y una hija del Adán y la Eva de Urantia que están ahora en Edentia como pupilos de los Altísimos de Norlatiadek. Estos hijos de Adán podrían servir así en Urantia en colaboración con el Soberano Melquisedec, pues fueron privados de sus poderes procreadores hace casi 37 000 años cuando entregaron sus cuerpos materiales en Urantia como preparación para su tránsito a Edentia.
55:7.4 (632.3) Esta edad asentada se prolonga hasta que todos los planetas habitados del sistema alcanzan la era de estabilización. Entonces, cuando el mundo más joven —el último en conseguir luz y vida— ha estado asentado durante un milenio de tiempo del sistema, todo el sistema adquiere el estatus estabilizado y los mundos individuales son incorporados a la época de la era de luz y vida del sistema.
55:8.1 (632.4) Cuando todo un sistema se asienta en vida se inaugura un nuevo orden de gobierno. Los Soberanos Planetarios se convierten en miembros del cónclave del sistema, y este nuevo cuerpo administrativo, sujeto al veto de los Padres de la Constelación, tiene autoridad suprema. Un sistema así de mundos habitados pasa prácticamente a un régimen de autogobierno. Se constituye la asamblea legislativa del sistema en el mundo sede, y cada planeta envía a sus diez representantes a esa asamblea. Los tribunales quedan establecidos en las capitales de sistema, y solo se llevan las apelaciones a la sede del universo.
55:8.2 (632.5) Con el asentamiento del sistema, el Centinela Asignado que representa al Ejecutivo Supremo del superuniverso se convierte en asesor voluntario de la corte suprema del sistema y presidente efectivo de la nueva asamblea legislativa.
55:8.3 (632.6) Tras el asentamiento de todo un sistema en luz y vida, los Soberanos de los Sistemas dejan de sucederse. El soberano que esté se queda perpetuamente al frente de su sistema. Los soberanos asistentes siguen cambiando como en las edades anteriores.
55:8.4 (632.7) Durante esta época de estabilización llegan por primera vez los midsonitarios desde los mundos sede del universo donde residen para actuar como consejeros de las asambleas legislativas y asesores de los tribunales judiciales. Estos midsonitarios se esfuerzan también por inculcar nuevos significados mota de valor supremo a las empresas de enseñanza que patrocinan conjuntamente con los finalitarios. Lo que los Hijos Materiales hicieron biológicamente por las razas mortales, lo hacen ahora las criaturas midsonitas por estos humanos unificados y glorificados en los campos cada vez más avanzados de la filosofía y el pensamiento espiritualizado.
55:8.5 (633.1) Los Maestros Hijos se convierten en colaboradores voluntarios de los finalitarios en los mundos habitados, y estos mismos Maestros Hijos acompañan también a los finalitarios a los mundos mansión cuando esas esferas dejan de utilizarse como mundos de recepción diferenciada tras el asentamiento de todo un sistema en luz y vida. Esto al menos es lo que ocurre cuando toda la constelación ha evolucionado así, pero no hay grupos tan avanzados en Nebadon.
55:8.6 (633.2) No estamos autorizados a revelar la naturaleza del trabajo de los finalitarios que supervisarán la nueva dedicación de los mundos mansión. Sin embargo habéis sido informados de que en todos los universos hay varios tipos de criaturas inteligentes que no se han descrito en estas narraciones.
55:8.7 (633.3) A medida que los sistemas se van asentando en luz uno a uno en virtud del progreso de los mundos que los componen, llega el momento en que el último sistema de una constelación dada logra la estabilización. Entonces los administradores del universo —el Hijo Maestro, el Unión de los Días y la Radiante Estrella Matutina— llegan a la capital de la constelación para proclamar a los Altísimos como regidores incondicionales de la familia recién perfeccionada de cien sistemas asentados de mundos habitados.
55:9.1 (633.4) La unificación de una constelación completa de sistemas asentados lleva consigo nuevas distribuciones de la autoridad ejecutiva y reajustes adicionales en la administración del universo. Esta época presencia logros avanzados en todos los mundos habitados, pero se caracteriza particularmente por reajustes en la sede de la constelación con un cambio notable de las relaciones tanto con la supervisión de los sistemas como con el gobierno del universo local. Durante esta edad muchas actividades de la constelación y del universo son transferidas a las capitales de los sistemas, y los representantes del superuniverso establecen nuevas relaciones más estrechas con los regidores de los planetas, de los sistemas y del universo. Al tiempo que se establecen estas nuevas vinculaciones, algunos administradores del superuniverso se instalan en las capitales de las constelaciones como asesores voluntarios de los Padres Altísimos.
55:9.2 (633.5) Cuando una constelación se asienta así en luz, cesa la función legislativa y funciona en su lugar la cámara de los Soberanos de los Sistemas presidida por los Altísimos. Entonces y por primera vez, estos grupos administrativos tratan directamente con el gobierno del superuniverso en lo que concierne a las relaciones con Havona y el Paraíso. Por lo demás, la constelación sigue relacionada como antes con el universo local. Los univitatia siguen administrando los mundos de morontia de la constelación a lo largo de las sucesivas etapas de vida asentada.
55:9.3 (633.6) Con el paso de las edades los Padres de la Constelación asumen cada vez más aspectos detallados de las funciones administrativas o de supervisión antes centralizados en la sede del universo. Para cuando se alcance la sexta etapa de estabilización estas constelaciones unificadas estarán en situación de autonomía casi completa. Al comienzo de la séptima etapa de asentamiento estos regidores se verán sin duda exaltados a la verdadera dignidad expresada por sus nombres: los Altísimos. Entonces las constelaciones tratarán directamente a todos los efectos con los regidores del superuniverso, mientras que el gobierno del universo local se ampliará hasta asumir las responsabilidades de las nuevas obligaciones del gran universo.
55:10.1 (634.1) Cuando un universo se asienta en luz y vida no tarda en incorporarse a los circuitos establecidos del superuniverso, y los Ancianos de los Días proclaman el establecimiento del consejo supremo con autoridad ilimitada. Este nuevo órgano de gobierno está compuesto por los cien Fieles de los Días presididos por el Unión de los Días. El primer acto de este consejo supremo es reconocer la continuidad de la soberanía del Hijo Creador Maestro.
55:10.2 (634.2) En lo que concierne a Gabriel y al Padre Melquisedec, la administración del universo permanece sin cambios. Este consejo con autoridad ilimitada se ocupa principalmente de los nuevos problemas y las nuevas condiciones resultantes del estatus avanzado de luz y vida.
55:10.3 (634.3) El Inspector Asociado moviliza a todos los Centinelas Asignados para constituir el cuerpo de estabilización del universo local y pide al Padre Melquisedec que comparta con él su supervisión. Entonces se asigna por primera vez un cuerpo de Espíritus Inspirados de la Trinidad al servicio del Unión de los Días.
55:10.4 (634.4) El asentamiento de todo un universo local en luz y vida inaugura profundos reajustes en todo el plan de administración, desde los mundos habitados individuales hasta la sede del universo. Se desarrollan nuevas relaciones con las constelaciones y los sistemas. Se crean nuevos enlaces entre el Espíritu Madre del universo local y el Espíritu Maestro del superuniverso, y Gabriel establece un contacto directo con los Ancianos de los Días que se hará efectivo cuando el Hijo Maestro se ausente del mundo sede.
55:10.5 (634.5) Durante esta edad y las posteriores los Hijos Magistrados siguen actuando como jueces dispensacionales, mientras que cien de estos Hijos Avonales del Paraíso constituyen el nuevo consejo superior de la Radiante Estrella Matutina en la capital del universo. Más adelante y a petición de los Soberanos de los Sistemas, uno de estos Hijos Magistrados se convertirá en el consejero supremo emplazado en el mundo sede de cada sistema local hasta que se alcance la séptima etapa de unidad.
55:10.6 (634.6) Durante esta época los Maestros Hijos de la Trinidad no solo actúan como asesores voluntarios de los Soberanos Planetarios sino que, en grupos de tres, sirven de modo análogo a los Padres de las Constelaciones. Estos Hijos encuentran por fin su sitio en el universo local, pues son retirados en ese momento de la jurisdicción de la creación local y asignados al servicio del consejo supremo con autoridad ilimitada.
55:10.7 (634.7) El cuerpo finalitario reconoce por primera vez la jurisdicción de una autoridad extraparadisiaca: el consejo supremo. Hasta entonces los finalitarios no habían admitido ninguna supervisión procedente de este lado del Paraíso.
55:10.8 (634.8) Los Hijos Creadores de estos universos asentados pasan gran parte de su tiempo en el Paraíso y en sus mundos asociados. También se dedican a aconsejar a los numerosos grupos de finalitarios que sirven en toda la creación local. En este aspecto, Miguel como hombre podrá establecer una relación más plenamente fraternal con los mortales finalitarios glorificados.
55:10.9 (634.9) Es completamente inútil especular sobre la función de estos Hijos Creadores en relación con los universos exteriores que están ahora en proceso de ensamblaje preliminar, aunque todos lo hacemos de vez en cuando. En esta cuarta etapa de desarrollo el Hijo Creador se libera administrativamente; la Ministra Divina va armonizando progresivamente su ministerio con el del Espíritu Maestro del superuniverso y el del Espíritu Infinito. Parece que se está desarrollando una relación nueva y sublime entre el Hijo Creador, el Espíritu Creativo, las Estrellas Vespertinas, los Maestros Hijos y el cuerpo finalitario que aumenta sin cesar.
55:10.10 (635.1) Si Miguel tuviera que irse alguna vez de Nebadon, Gabriel se convertiría sin duda en el administrador jefe con el Padre Melquisedec como adjunto. Al mismo tiempo se impartiría un nuevo estatus a todos los órdenes de ciudadanos permanentes, como los Hijos Materiales, los univitatia, los midsonitarios, los susatia y los mortales fusionados con el Espíritu. Pero mientras la evolución continúe, las serafines y los arcángeles serán necesarios en la administración del universo.
55:10.11 (635.2) Sin embargo, hay dos cosas que nos parecen incuestionables dentro de nuestras especulaciones. Si los Hijos Creadores son destinados a los universos exteriores estamos convencidos de que las Ministras Divinas los acompañarán. También estamos seguros de que los Melquisedec permanecerán en sus universos de origen. Consideramos que los Melquisedec están destinados a desempeñar papeles de responsabilidad creciente en el gobierno y la administración de los universos locales.
55:11.1 (635.3) Los sectores menores y mayores del superuniverso no figuran directamente en el plan de asentamiento en luz y vida. Esa progresión evolutiva corresponde principalmente al universo local como unidad y solo concierne a los componentes de un universo local. Un superuniverso se asienta en luz y vida cuando todos los universos locales que lo componen se han perfeccionado de esa manera. Pero ninguno de los siete superuniversos ha alcanzado un nivel de progreso que se acerque a ese estado ni de lejos.
55:11.2 (635.4) La edad del sector menor. Hasta donde alcanzan nuestras observaciones, la etapa de estabilización quinta o del sector menor está relacionada exclusivamente con el estatus físico y el asentamiento equiparable de los cien universos locales asociados en los circuitos establecidos del superuniverso. En estas realineaciones de la creación material parece que solo están involucrados los centros del poder y sus asociados.
55:11.3 (635.5) La edad del sector mayor. En cuanto a la sexta etapa, la de estabilización del sector mayor, solo podemos hacer conjeturas puesto que ninguno de nosotros ha presenciado un acontecimiento así. Sin embargo, podemos presuponer muchas cosas sobre los reajustes administrativos y de otro tipo que implicaría probablemente un estatus tan avanzado de los mundos habitados y de sus agrupaciones en el universo.
55:11.4 (635.6) Puesto que el estatus del sector menor está relacionado con la equiparación del equilibrio físico, inferimos que la unificación del sector mayor supondrá nuevos niveles intelectuales de logro, posiblemente algunas consecuciones avanzadas en la realización suprema de la sabiduría cósmica.
55:11.5 (635.7) Para llegar a ciertas conclusiones sobre los reajustes que acompañarán probablemente a la realización de niveles de progreso evolutivo no alcanzados hasta ahora, observamos los resultados de esos logros en los mundos individuales y en las experiencias de los mortales individuales que viven en las esferas más antiguas y desarrolladas.
55:11.6 (635.8) Que quede claro que los mecanismos administrativos y procedimientos de gobierno de un universo o de un superuniverso no pueden limitar ni retrasar en modo alguno el desarrollo evolutivo o el progreso espiritual de un planeta individual habitado o de un mortal individual de esa esfera.
55:11.7 (635.9) En alguno de los universos más antiguos encontramos mundos asentados en la quinta y la sexta etapa de luz y vida —incluso muy adentrados en la séptima época— cuyos sistemas locales aún no están asentados en luz. Los planetas más jóvenes pueden retrasar la unificación del sistema, pero eso no entorpece en lo más mínimo el progreso de un mundo más antiguo y avanzado. Tampoco las limitaciones del entorno, ni siquiera en un mundo aislado, pueden frustrar el logro personal de un mortal individual. Jesús de Nazaret alcanzó personalmente como hombre entre los hombres el estatus de luz y vida hace más de mil novecientos años en Urantia.
55:11.8 (636.1) A base de observar lo que sucede desde hace mucho tiempo en mundos asentados podemos llegar a conclusiones bastante fiables sobre lo que sucederá cuando un superuniverso completo se asiente en luz, aunque no podamos aseverar con certeza el hecho mismo de la estabilización de los siete superuniversos.
55:12.1 (636.2) No podemos prever de forma fehaciente qué ocurrirá cuando un superuniverso se asiente en luz puesto que nunca se ha producido un acontecimiento así. De las enseñanzas de los Melquisedec, que nadie ha discutido nunca, inferimos que habrá cambios radicales en toda la organización y administración de cada una de las unidades de las creaciones del tiempo y el espacio, desde los mundos habitados hasta la sede del superuniverso.
55:12.2 (636.3) Existe la creencia generalizada de que un gran número de hijos trinizados por criaturas sin asignación especial serán reunidos en las sedes y capitales divisionales de los superuniversos asentados. Esto podría hacerse en previsión de una eventual llegada de seres del espacio exterior de camino hacia Havona y el Paraíso, aunque no lo sabemos realmente.
55:12.3 (636.4) Si un superuniverso se asentara alguna vez en luz y vida, creemos que los Supervisores No Cualificados del Supremo que hoy son sus asesores se convertirían en el cuerpo administrativo superior del mundo sede del superuniverso. Ellos son las personalidades capaces de ponerse en contacto directo con los administradores absonitos que empezarán a ejercer inmediatamente su actividad en el superuniverso asentado. Aunque estos Supervisores No Cualificados llevan hace mucho tiempo actuando como asesores y consejeros en unidades evolutivas avanzadas de la creación, no asumen responsabilidades administrativas hasta que la autoridad del Ser Supremo se hace soberana.
55:12.4 (636.5) Los Supervisores No Cualificados del Supremo, cuyas funciones se amplían durante esta época, no son ni finitos, ni absonitos, ni últimos ni infinitos. Son la supremacía y representan solo a Dios Supremo. Son la personalización de la supremacía del espacio-tiempo y por lo tanto no actúan en Havona. Actúan solo como unificadores supremos. Puede que estén implicados en la técnica de reflectividad del universo, pero no estamos seguros.
55:12.5 (636.6) Ninguno de nosotros tiene un concepto satisfactorio sobre lo que sucederá cuando el gran universo (los siete superuniversos que dependen de Havona) se asiente enteramente en luz y vida. Ese suceso será sin lugar a dudas el acontecimiento más profundamente significativo de los anales de la eternidad desde la aparición del universo central. Hay quienes sostienen que el propio Ser Supremo emergerá del misterio de Havona que envuelve a su persona de espíritu y pasará a residir en la sede del séptimo superuniverso como soberano todopoderoso y experiencial de las creaciones perfeccionadas del tiempo y el espacio. Pero realmente no lo sabemos.
55:12.6 (636.7) [Presentado por un Mensajero Poderoso asignado temporalmente al Consejo de Arcángeles de Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 56
56:0.1 (637.1) DIOS es unidad. La Deidad está coordinada universalmente. El universo de universos es un inmenso mecanismo integrado que está controlado de manera absoluta por una sola mente infinita. Los dominios físicos, intelectuales y espirituales de la creación universal están correlacionados de manera divina. Lo perfecto y lo imperfecto están verdaderamente interrelacionados, y por lo tanto las criaturas evolutivas finitas pueden ascender al Paraíso obedeciendo al mandato del Padre Universal: «Sed perfectos como yo soy perfecto».
56:0.2 (637.2) Todos los diversos niveles de la creación están unificados en los planes y en la administración de los Arquitectos del Universo Maestro. Para la mente circunscrita de los mortales del espacio-tiempo, el universo puede presentar muchos problemas y situaciones que muestran una aparente desarmonía y una falta de coordinación efectiva. Sin embargo, aquellos de nosotros que tenemos la capacidad para observar tramos más amplios de los fenómenos universales y más experiencia en el arte de detectar la unidad básica que subyace en la diversidad creativa y de descubrir la unicidad divina que se extiende sobre todo ese funcionamiento de la pluralidad percibimos mejor el propósito único y divino que muestran todas esas manifestaciones múltiples de la energía creativa universal.
56:1.1 (637.3) La creación física o material no es infinita, pero está perfectamente coordinada. Hay fuerza, energía y poder, pero todos son uno en origen. Los siete superuniversos son aparentemente duales y el universo central trino, pero el Paraíso es de constitución única. Y el Paraíso es la fuente efectiva de todos los universos materiales pasados, presentes y futuros. Pero esta derivación cósmica es un acontecimiento de la eternidad. En ningún tiempo —pasado, presente o futuro— salen ni el espacio ni el cosmos material de la Isla nuclear de Luz. El Paraíso funciona como fuente cósmica previamente al espacio y antes del tiempo, por ello sus derivaciones parecerían huérfanas en el tiempo y el espacio si no emergieran a través del Absoluto No Cualificado, su depositario último en el espacio y su revelador y regulador en el tiempo.
56:1.2 (637.4) El Absoluto No Cualificado sostiene el universo físico mientras que el Absoluto de Deidad motiva el sobrecontrol excelente de toda la realidad material, y ambos Absolutos están unificados funcionalmente por el Absoluto Universal. Todas las personalidades —materiales, morontiales, absonitas o espirituales— comprenden mejor esta correlación cohesiva del universo material cuando observan la respuesta gravitatoria de toda realidad material genuina a la gravedad centrada en el Paraíso bajo.
56:1.3 (638.1) La unificación por la gravedad es universal e invariable. La respuesta de la energía pura es igualmente universal e ineludible. La energía pura (la fuerza primordial) y el espíritu puro son totalmente presensibles a la gravedad. Estas fuerzas primordiales inherentes a los Absolutos están controladas personalmente por el Padre Universal, de ahí que toda gravedad esté centrada en la presencia personal de energía pura y de espíritu puro del Padre del Paraíso y en su morada supramaterial.
56:1.4 (638.2) La energía pura es el ancestro de todas las realidades funcionales relativas que no son de espíritu, mientras que el espíritu puro es el potencial del sobrecontrol director y divino de todos los sistemas básicos de energía. Y estas dos realidades, cuya diversidad se manifiesta en todo el espacio y se observa en los movimientos del tiempo, están centradas en la persona del Padre del Paraíso. En él son una —tienen que estar unificadas— porque Dios es uno. La personalidad del Padre está absolutamente unificada.
56:1.5 (638.3) En la naturaleza infinita de Dios Padre no podría existir de ninguna manera una dualidad de realidad como la física y la espiritual; pero en cuanto apartamos la vista de los niveles infinitos y la realidad absoluta de los valores personales del Padre del Paraíso, observamos la existencia de estas dos realidades y reconocemos que responden plenamente a su presencia personal. En él consisten todas las cosas.
56:1.6 (638.4) En el momento en que uno se aparta del concepto ilimitado de la personalidad infinita del Padre del Paraíso, hay que presuponer que la MENTE es la técnica inevitable para unificar la divergencia cada vez mayor de estas manifestaciones, duales en el universo, de la personalidad original monotética del Creador, la Primera Fuente y Centro, el YO SOY.
56:2.1 (638.5) El Padre-Pensamiento hace realidad la expresión del espíritu en el Hijo-Verbo y logra la expansión de la realidad en los inmensos universos materiales a través del Paraíso. Las expresiones espirituales del Hijo Eterno están correlacionadas con los niveles materiales de la creación por las funciones del Espíritu Infinito, mediante cuyo ministerio de mente que responde al espíritu y en cuyos actos de mente que dirigen lo físico las realidades espirituales de la Deidad y las repercusiones materiales de la Deidad se correlacionan entre sí.
56:2.2 (638.6) La mente es dotación funcional del Espíritu Infinito y, por lo tanto, infinita en potencial y universal en otorgamiento. El pensamiento primordial del Padre Universal se eterniza en una expresión dual: la Isla del Paraíso y el igual al Padre en Deidad, el Hijo Eterno y espiritual. Esta dualidad de la realidad eterna hace que el Dios mente, el Espíritu Infinito, resulte inevitable. La mente es el canal de comunicación indispensable entre las realidades espirituales y materiales. La criatura material evolutiva solo puede concebir y comprender el espíritu que mora en su interior mediante el ministerio de la mente.
56:2.3 (638.7) Esta mente infinita y universal está ministrada en los universos del tiempo y el espacio como mente cósmica; y aunque se extiende desde el ministerio primitivo de los espíritus adjutores hasta la mente magnífica del jefe ejecutivo de un universo, esta mente cósmica está adecuadamente unificada en la supervisión de los siete Espíritus Maestros, que a su vez están coordinados con la Mente Suprema del tiempo y el espacio y perfectamente correlacionados con la mente del Espíritu Infinito que todo lo abarca.
56:3.1 (639.1) Del mismo modo que la gravedad universal de mente está centrada en la presencia personal del Espíritu Infinito en el Paraíso, la gravedad universal de espíritu se centra en la presencia personal del Hijo Eterno en el Paraíso. El Padre Universal es uno, pero para el espacio-tiempo se revela en los fenómenos duales de la energía pura y el espíritu puro.
56:3.2 (639.2) Las realidades de espíritu paradisiacas son igualmente una, pero en todas las relaciones y situaciones espacio-temporales, este espíritu único se revela en los fenómenos duales de las personalidades y emanaciones de espíritu del Hijo Eterno y en las personalidades e influencias de espíritu del Espíritu Infinito y sus creaciones asociadas. Y existe además un tercer fenómeno: las fragmentaciones de espíritu puro, el otorgamiento por el Padre de los Ajustadores del Pensamiento y otras entidades de espíritu que son prepersonales.
56:3.3 (639.3) Sea cual sea el nivel de actividades del universo donde podáis encontrar fenómenos espirituales o tomar contacto con seres de espíritu, debéis saber que todos ellos provienen del Dios que es espíritu mediante el ministerio del Hijo Espíritu y del Espíritu Mente Infinito. Este espíritu inmenso actúa como fenómeno de los mundos evolutivos del tiempo dirigido desde las sedes de los universos locales. Desde estas capitales de los Hijos Creadores, el Espíritu Santo y el Espíritu de la Verdad, junto con el ministerio de los espíritus-mente adjutores, descienden hasta los niveles inferiores y en proceso de evolución de las mentes materiales.
56:3.4 (639.4) Aunque la mente está más unificada en el nivel de los Espíritus Maestros en asociación con el Ser Supremo y como mente cósmica subordinada a la Mente Absoluta, el ministerio de espíritu a los mundos en evolución está unificado más directamente en las personalidades que residen en las sedes de los universos locales y en las personas de las Ministras Divinas que los presiden. Dichas Ministras están a su vez casi perfectamente correlacionadas con el circuito paradisiaco de gravedad del Hijo Eterno donde se produce la unificación final de todas las manifestaciones de espíritu del espacio-tiempo.
56:3.5 (639.5) La existencia como criatura perfeccionada se puede alcanzar, mantener y eternizar mediante la fusión de la mente autoconsciente con un fragmento de la dotación de espíritu anterior a la Trinidad de alguna de las personas de la Trinidad del Paraíso. La mente del mortal es creación de los Hijos e Hijas del Hijo Eterno y el Espíritu Infinito, y cuando se fusiona con el Ajustador del Pensamiento procedente del Padre, comparte la triple dotación de espíritu de los mundos evolutivos. Pero estas tres expresiones del espíritu llegan a estar perfectamente unificadas en los finalitarios, tan unificadas como estaban en la eternidad en el YO SOY Universal antes de que se convirtiera en el Padre Universal del Hijo Eterno y del Espíritu Infinito.
56:3.6 (639.6) El espíritu debe expresarse siempre y en último término de forma triple y estar unificado con la Trinidad en su realización final. El espíritu se origina en una fuente única a través de una expresión triple, y en su culminación final debe lograr, y logra, su realización plena en esa unificación divina que se experimenta al encontrar a Dios —la unicidad con la divinidad— en la eternidad y por medio del ministerio de la mente cósmica de la expresión infinita de la palabra eterna del pensamiento universal del Padre.
56:4.1 (639.7) El Padre Universal es una personalidad divinamente unificada. Por ello todos sus hijos ascendentes serán también personalidades plenamente unificadas antes de alcanzar Havona, pues son llevados al Paraíso por el impulso de rebote de los Ajustadores del Pensamiento que salieron del Paraíso para morar en el interior de los mortales materiales obedeciendo el mandato del Padre.
56:4.2 (640.1) La personalidad tiende de forma inherente a unificar todas las realidades que la constituyen. La personalidad infinita de la Primera Fuente y Centro, el Padre Universal, unifica a los siete Absolutos que constituyen la Infinitud. La personalidad del hombre mortal, al ser un otorgamiento directo y exclusivo del Padre Universal, posee igualmente el potencial de unificar los factores que constituyen la criatura mortal. Esta creatividad unificadora propia de toda personalidad de criatura es la marca de nacimiento de su alta y exclusiva fuente y es una prueba añadida de su contacto ininterrumpido con esa misma fuente a través del circuito de la personalidad, por medio del cual la personalidad de la criatura mantiene un contacto directo y sustentador con el Padre de toda personalidad que está en el Paraíso.
56:4.3 (640.2) A pesar de que Dios se manifiesta desde los dominios del Séptuplo, pasando por la supremacía y la ultimidad, hasta Dios Absoluto, el circuito de la personalidad, que está centrado en el Paraíso y en la persona de Dios Padre, asegura la unificación completa y perfecta de todas esas diversas expresiones de la personalidad divina en lo que concierne a todas las personalidades criatura en todos los niveles de existencia inteligente y en todos los mundos de los universos perfectos, perfeccionados o en perfeccionamiento.
56:4.4 (640.3) Aunque Dios es todo lo que hemos descrito para los universos y en los universos, para vosotros y para todas las demás criaturas conocedoras de Dios es uno, vuestro Padre y su Padre. Dios no puede ser plural para la personalidad. Dios es Padre para cada una de sus criaturas, y es literalmente imposible que un hijo tenga más de un padre.
56:4.5 (640.4) Filosóficamente, cósmicamente y con referencia a niveles y ubicaciones diferenciales de manifestación, podéis y debéis forzosamente concebir la actuación de Deidades plurales y presuponer la existencia de Trinidades plurales, pero en la experiencia del contacto personal de adoración de cada personalidad que adora en todo el universo maestro, Dios es uno. Y esta Deidad unificada y personal es nuestro progenitor paradisiaco, Dios Padre, el otorgador, conservador y Padre de todas las personalidades, desde el hombre mortal en los mundos habitados hasta el Hijo Eterno en la Isla central de Luz.
56:5.1 (640.5) La unicidad, la indivisibilidad, de la Deidad del Paraíso es existencial y absoluta. Hay tres personalizaciones eternas de la Deidad —el Padre Universal, el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito— pero en la Trinidad del Paraíso son actualmente una sola Deidad indivisa e indivisible.
56:5.2 (640.6) A partir del nivel original del Paraíso-Havona de realidad existencial se han diferenciado dos niveles subabsolutos en los que el Padre, el Hijo y el Espíritu se han dedicado a crear numerosos colaboradores y subordinados personales. Y aunque no es apropiado emprender a este respecto el análisis de la unificación absonita de deidad en los niveles trascendentales de la ultimidad, sí es factible considerar algunas características de la función unificadora de las varias personalizaciones de la Deidad en las que la divinidad se manifiesta funcionalmente a los diversos sectores de la creación y a los distintos órdenes de seres inteligentes.
56:5.3 (640.7) La actuación presente de la divinidad en los superuniversos se manifiesta activamente en las operaciones de los Creadores Supremos: los Hijos y los Espíritus Creadores de los universos locales, los Ancianos de los Días de los superuniversos y los siete Espíritus Maestros del Paraíso. Estos seres constituyen los tres primeros niveles de Dios Séptuplo que conducen hacia dentro hasta el Padre Universal, y todo este dominio de Dios Séptuplo se está coordinando en el primer nivel de deidad experiencial en el Ser Supremo en evolución.
56:5.4 (641.1) En el Paraíso y en el universo central, la unidad de la Deidad es un hecho de la existencia. En todos los universos en evolución del tiempo y el espacio, la unidad de la Deidad es una consecución.
56:6.1 (641.2) Cuando las tres personas eternas de la Deidad actúan como Deidad indivisa en la Trinidad del Paraíso, consiguen la unidad perfecta. Del mismo modo, cuando crean, tanto asociada como separadamente, su progenie paradisiaca presenta la unidad característica de la divinidad. Y esta divinidad de propósito manifestada por los Creadores y Regidores Supremos de los dominios del espacio-tiempo se traduce en el potencial de poder unificador de la soberanía de la supremacía experiencial que, en presencia de la unidad impersonal de la energía del universo, constituye una tensión de la realidad que solo se puede resolver a través de una adecuada unificación con las realidades de personalidad experiencial de la Deidad experiencial.
56:6.2 (641.3) Las realidades de personalidad del Ser Supremo salen de las Deidades del Paraíso y en el mundo piloto del circuito exterior de Havona se unifican con las prerrogativas de poder del Supremo Todopoderoso que vienen de las divinidades Creadoras del gran universo. Dios Supremo existía en Havona como persona antes de la creación de los siete superuniversos, pero solo actuaba en los niveles espirituales. La evolución del poder Todopoderoso de la Supremacía mediante las diversas síntesis de la divinidad en los universos en evolución produjo una nueva presencia de poder de la Deidad que se coordinó con la persona espiritual del Supremo en Havona por medio de la Mente Suprema, al tiempo que dicha Mente Suprema pasaba del potencial residente en la mente infinita del Espíritu Infinito a la mente funcional activa del Ser Supremo.
56:6.3 (641.4) Las criaturas con mente material de los mundos evolutivos de los siete superuniversos solo pueden comprender la unidad de la Deidad tal como está evolucionando en esta síntesis de poder-personalidad del Ser Supremo. En cualquier nivel de existencia Dios no puede sobrepasar la capacidad conceptual de los seres que viven en ese nivel. Mediante el reconocimiento de la verdad, la apreciación de la belleza y la adoración de la bondad, el hombre mortal debe desarrollar el reconocimiento de un Dios de amor y progresar luego por los niveles ascendentes de deidad hasta comprender al Supremo. Cuando se ha captado así que la Deidad está unificada en poder es cuando puede ser personalizada en espíritu para que las criaturas puedan comprenderla y alcanzarla.
56:6.4 (641.5) Aunque los mortales ascendentes consiguen comprender el poder del Todopoderoso en las capitales de los superuniversos y comprender la personalidad del Supremo en los circuitos exteriores de Havona, no encuentran al Ser Supremo del mismo modo que están destinados a encontrar a las Deidades del Paraíso. Ni siquiera los finalitarios, que son espíritus de la sexta etapa, han encontrado al Ser Supremo ni es probable que lo encuentren hasta que hayan conseguido el estatus de espíritus de la séptima etapa y hasta que el Supremo participe efectivamente en las actividades de los futuros universos exteriores.
56:6.5 (641.6) Pero cuando los ascendentes encuentran al Padre Universal como séptimo nivel de Dios Séptuplo, han alcanzado la personalidad de la Primera Persona de todos los niveles de deidad de relaciones personales con las criaturas del universo.
56:7.1 (642.1) El progreso continuo de la evolución en los universos del espacio-tiempo está acompañado de revelaciones cada vez más amplias de la Deidad para todas las criaturas inteligentes. El hecho de alcanzar la cima del progreso evolutivo en un mundo, un sistema, una constelación, un universo, un superuniverso o en el gran universo marca la correspondiente ampliación de las funciones de deidad en estas unidades progresivas de la creación y para ellas. Y todo aumento de la realización de la divinidad a nivel local lleva consigo ciertas repercusiones bien definidas en forma de manifestación ampliada de deidad para todos los demás sectores de la creación. Desde el Paraíso hacia fuera, cada nuevo dominio de evolución realizada y lograda constituye una revelación nueva y ampliada de la Deidad experiencial para el universo de universos.
56:7.2 (642.2) A medida que los componentes de un universo local se van asentando progresivamente en luz y vida, Dios Séptuplo se pone cada vez más de manifiesto. La evolución en el espacio-tiempo empieza en un planeta bajo el control de la primera expresión de Dios Séptuplo: la asociación del Hijo Creador y el Espíritu Creativo. Con el asentamiento del sistema en luz, este enlace Hijo-Espíritu alcanza la plenitud de su función; y cuando toda una constelación se asienta de esta forma, la segunda fase de Dios Séptuplo se hace más activa en todo ese mundo. Al completarse la evolución administrativa de un universo local, este recibe ministraciones nuevas y más directas por parte de los Espíritus Maestros de los superuniversos. En ese punto empieza también esa revelación y realización siempre creciente de Dios Supremo que culmina en la comprensión del Ser Supremo por parte del ascendente mientras pasa por los mundos del sexto circuito de Havona.
56:7.3 (642.3) El Padre Universal, el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito son manifestaciones existenciales de deidad para las criaturas inteligentes y por ello no se expanden de forma similar en relaciones de personalidad con las criaturas de mente y de espíritu de toda la creación.
56:7.4 (642.4) Hay que tener en cuenta que los mortales ascendentes pueden experimentar la presencia impersonal de los sucesivos niveles de la Deidad mucho antes de estar lo bastante instruidos y espiritualizados como para poder reconocer personal y experiencialmente a estas Deidades como seres personales, y entrar en contacto con ellas.
56:7.5 (642.5) Cada nuevo logro evolutivo que se produce dentro de un sector de la creación, así como cada nueva invasión del espacio por las manifestaciones de la divinidad, están acompañados de ampliaciones simultáneas de la revelación funcional de la Deidad dentro de las unidades de toda la creación que existen en ese momento y fueron organizadas con anterioridad. Esta nueva invasión del funcionamiento administrativo de los universos y las unidades que los componen puede a veces parecer que no se lleva exactamente a cabo según la técnica descrita, ya que en la práctica se envían grupos avanzados de administradores a preparar el camino de las sucesivas eras posteriores de nuevo sobrecontrol administrativo. Incluso Dios Último prefigura su sobrecontrol trascendental de los universos durante las etapas más tardías de un universo local asentado en luz y vida.
56:7.6 (642.6) A medida que las creaciones del tiempo y el espacio se van asentando progresivamente en su estatus evolutivo, se observa sin lugar a dudas una nueva actuación más plena de Dios Supremo coincidiendo con la correspondiente retirada de las tres primeras manifestaciones de Dios Séptuplo. Si el gran universo se asienta alguna vez en luz y vida, ¿cuál será entonces la función futura de las manifestaciones Creador-Creativas de Dios Séptuplo si Dios Supremo asume el control directo de estas creaciones del tiempo y el espacio? ¿Serán liberados estos organizadores y pioneros de los universos del espacio-tiempo para realizar actividades similares en el espacio exterior? No lo sabemos, pero especulamos mucho sobre estas cosas y otras relacionadas con ellas.
56:7.7 (643.1) A medida que las fronteras de la Deidad experiencial se extienden hacia los dominios del Absoluto No Cualificado, nos figuramos la actividad de Dios Séptuplo durante las primeras épocas evolutivas de estas creaciones del futuro. No todos estamos de acuerdo sobre el estatus futuro de los Ancianos de los Días y de los Espíritus Maestros de los superuniversos. Tampoco sabemos si el Ser Supremo actuará o no allí como en los siete superuniversos. Pero todos conjeturamos que los Migueles, los Hijos Creadores, están destinados a actuar en esos universos exteriores. Algunos sostienen que las edades futuras presenciarán alguna forma de asociación más estrecha entre los Hijos Creadores y las Ministras Divinas; su unión creadora podría incluso traducirse en alguna nueva expresión de identidad asociativo-creadora de naturaleza última. Pero en realidad no sabemos nada sobre estas posibilidades del futuro no revelado.
56:7.8 (643.2) Lo que sí sabemos es que en los universos del tiempo y el espacio Dios Séptuplo proporciona un acercamiento progresivo al Padre Universal y que este acercamiento evolutivo está unificado experiencialmente en Dios Supremo. Podríamos suponer que este plan debe prevalecer en los universos exteriores, aunque por otra parte los nuevos órdenes de seres que pudieran algún día habitar esos universos serían quizás capaces de acercarse a la Deidad en niveles últimos y mediante técnicas absonitas. En resumen, no tenemos la menor idea sobre la técnica de acercamiento de deidad que pudiera estar vigente en los universos futuros del espacio exterior.
56:7.9 (643.3) Creemos, no obstante, que los superuniversos perfeccionados formarán parte de alguna manera de la carrera de ascensión al Paraíso de los seres que pudieran habitar esas creaciones exteriores. Es enteramente posible que en esa edad futura veamos a los habitantes del espacio exterior acercarse a Havona a través de los siete superuniversos administrados por Dios Supremo con o sin la colaboración de los siete Espíritus Maestros.
56:8.1 (643.4) El Ser Supremo tiene una función triple en la experiencia del hombre mortal. En primer lugar, es el unificador de la divinidad del espacio-tiempo, el Dios Séptuplo. En segundo lugar, es lo máximo de la Deidad que las criaturas finitas pueden llegar a comprender. Y en tercer lugar, es la única vía del hombre mortal para acercarse a la experiencia trascendental de tratar con la mente absonita, el espíritu eterno y la personalidad paradisiaca.
56:8.2 (643.5) Los finalitarios ascendentes, al haber nacido en los universos locales, haberse criado en los superuniversos y formado en el universo central, contienen en sus experiencias personales el potencial pleno de comprensión de la divinidad del espacio-tiempo de Dios Séptuplo que se unifica en el Supremo. Los finalitarios prestan sus servicios sucesivos en superuniversos distintos a los de su nacimiento y van superponiendo así una experiencia sobre otra hasta que se ha abarcado la plenitud de la diversidad séptupla de las posibles experiencias de las criaturas. Los finalitarios adquieren la posibilidad de encontrar al Padre Universal gracias al ministerio de los Ajustadores que moran en su interior, pero son estas técnicas de la experiencia las que hacen que lleguen a conocer realmente al Ser Supremo. Y están destinados a servir a esta Deidad Suprema y a revelarla a los futuros universos del espacio exterior y en ellos.
56:8.3 (644.1) No olvidemos que todo lo que Dios Padre y sus Hijos del Paraíso hacen por nosotros tenemos la oportunidad de hacerlo nosotros en espíritu por el Ser Supremo emergente y en él. La experiencia de amor, alegría y servicio en el universo es mutua. Dios Padre no necesita que sus hijos le devuelvan todo lo que él les da, pero estos a su vez dan (o pueden dar) todo eso a sus semejantes y al Ser Supremo en evolución.
56:8.4 (644.2) Todos los fenómenos de creación reflejan actividades antecedentes de espíritu creador. Dijo Jesús, y es literalmente cierto, que «el Hijo solo hace aquellas cosas que ve hacer a su Padre». Puede que en su día vosotros los mortales empecéis a revelar al Supremo a vuestros semejantes y puede que ampliéis cada vez más esa revelación a medida que ascendáis hacia el Paraíso. En la eternidad quizás se os autorice a hacer revelaciones crecientes de este Dios de las criaturas evolutivas en los niveles supremos —e incluso últimos— como finalitarios de séptima etapa.
56:9.1 (644.3) El Absoluto No Cualificado y el Absoluto de Deidad están unificados en el Absoluto Universal. Los Absolutos están coordinados en el Último, condicionados en el Supremo y modificados en el espacio-tiempo en Dios Séptuplo. En los niveles subinfinitos hay tres Absolutos, pero en la infinitud parecen ser uno solo. En el Paraíso hay tres personalizaciones de la Deidad, pero en la Trinidad son una sola.
56:9.2 (644.4) La proposición filosófica principal del universo maestro es la siguiente: ¿Existía el Absoluto (los tres Absolutos bajo la forma de uno solo en la infinitud) antes que la Trinidad? y ¿es el Absoluto antecesor de la Trinidad o es la Trinidad antecedente del Absoluto?
56:9.3 (644.5) ¿Es el Absoluto No Cualificado una presencia de fuerza independiente de la Trinidad? ¿La presencia del Absoluto de Deidad connota la función ilimitada de la Trinidad? y ¿es el Absoluto Universal la función final de la Trinidad, incluso una Trinidad de Trinidades?
56:9.4 (644.6) A primera vista, un concepto del Absoluto como ancestro de todas las cosas —incluso de la Trinidad— parece proporcionar la satisfacción pasajera de la coherencia y la unificación filosófica, pero cualquier conclusión de este tipo queda invalidada por la actualidad de la eternidad de la Trinidad del Paraíso. Se nos enseña, y nosotros lo creemos, que el Padre Universal y sus compañeros en la Trinidad son eternos en naturaleza y en existencia. En ese caso no hay más que una conclusión filosófica coherente y es la siguiente: para todas las inteligencias del universo el Absoluto es la reacción, impersonal y de la misma trascendencia, de la Trinidad (de Trinidades) a todas las situaciones básicas y primordiales del espacio, tanto intrauniversales como extrauniversales. Para todas las inteligencias con personalidad del gran universo, la Trinidad del Paraíso se alza por siempre en carácter final, eternidad, supremacía y ultimidad, y a todos los efectos prácticos de la comprensión personal y la realización de la criatura, como absoluta.
56:9.5 (644.7) Tal como la mente de la criatura puede considerar este problema, llega al postulado final de que el YO SOY Universal es la causa primordial y la fuente ilimitada tanto de la Trinidad como del Absoluto. Por lo tanto, cuando anhelamos tener un concepto personal del Absoluto, volvemos a nuestras ideas e ideales del Padre del Paraíso. Cuando deseamos facilitar la comprensión o aumentar la consciencia de este Absoluto, por otra parte impersonal, volvemos al hecho de que el Padre Universal es el Padre existencial con personalidad absoluta. El Hijo Eterno es la Persona Absoluta, aunque no es la personalización del Absoluto en el sentido experiencial. Pasamos luego a imaginar que las Trinidades experienciales culminan en la personalización experiencial del Absoluto de Deidad. Al mismo tiempo concebimos que el Absoluto Universal constituye, en el universo y el extrauniverso, los fenómenos de la presencia manifiesta de las actividades impersonales de las asociaciones de Deidad de supremacía, ultimidad e infinitud unificadas y coordinadas: la Trinidad de Trinidades.
56:9.6 (645.1) Dios Padre es perceptible en todos los niveles, desde el finito hasta el infinito, y aunque sus criaturas, desde las del Paraíso hasta las de los mundos evolutivos, lo han percibido de maneras diversas, solo el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito lo conocen como infinitud.
56:9.7 (645.2) La personalidad espiritual solo es absoluta en el Paraíso, y el concepto del Absoluto solo es ilimitado en la infinitud. La presencia de la Deidad solo es absoluta en el Paraíso, y la revelación de Dios tiene que ser siempre parcial, relativa y progresiva hasta que su poder se hace experiencialmente infinito en la potencia de espacio del Absoluto No Cualificado. Al mismo tiempo, la manifestación de su personalidad se hace experiencialmente infinita en la presencia manifiesta del Absoluto de Deidad, y estos dos potenciales de infinitud se vuelven realidad unificada en el Absoluto Universal.
56:9.8 (645.3) Pero más allá de los niveles subinfinitos, los tres Absolutos son uno solo, y así se hace realidad la infinitud en la Deidad con independencia de que cualquier otro orden de existencia pueda hacer realidad en sí mismo alguna vez la consciencia de la infinitud.
56:9.9 (645.4) El estatus existencial en la eternidad implica una autoconsciencia existencial de la infinitud, aunque podría hacer falta otra eternidad para experimentar la autorrealización de las potencialidades experienciales inherentes a una eternidad de infinitud, a una infinitud eterna.
56:9.10 (645.5) Y Dios Padre es la fuente personal de todas las manifestaciones de la Deidad y de la realidad para todas las criaturas inteligentes y todos los seres de espíritu en todo el universo de universos. Como personalidades, sin importar si ahora o en vuestras sucesivas experiencias en el universo del futuro eterno lográis alcanzar a Dios Séptuplo, comprender a Dios Supremo, encontrar a Dios Último o si intentáis captar el concepto de Dios Absoluto, descubriréis para vuestra satisfacción eterna que al consumar cada aventura habréis vuelto a descubrir en nuevos niveles experienciales al Dios eterno, el Padre del Paraíso de todas las personalidades del universo.
56:9.11 (645.6) El Padre Universal es la explicación de la unidad universal tal como debe ser hecha realidad de manera suprema, incluso última, en la unidad posúltima de los valores y los significados absolutos: la Realidad No Cualificada.
56:9.12 (645.7) Los Organizadores Maestros de la Fuerza salen al espacio y movilizan sus energías para hacerlas gravitatoriamente sensibles a la atracción paradisiaca del Padre Universal. Después llegan los Hijos Creadores, que organizan estas fuerzas sensibles a la gravedad para formar universos habitados donde hacen evolucionar criaturas inteligentes que reciben dentro de sí mismas al espíritu del Padre del Paraíso y ascienden posteriormente hacia el Padre para hacerse como él en todos los atributos posibles de divinidad.
56:9.13 (645.8) El avance incesante y creciente de las fuerzas creativas paradisiacas a través del espacio parece presagiar la expansión continua del control gravitatorio del Padre Universal y la multiplicación sin fin de los diversos tipos de criaturas inteligentes capaces de amar a Dios y ser amadas por él y que, al hacerse así conocedoras de Dios, pueden elegir ser como él, pueden decidir alcanzar el Paraíso y encontrar a Dios.
56:9.14 (646.1) El universo de universos está totalmente unificado. Dios es uno en poder y personalidad. Todos los niveles de la energía y todos los aspectos de la personalidad están coordinados. Filosófica y experiencialmente, en concepto y en realidad, todas las cosas y todos los seres tienen su centro en el Padre del Paraíso. Dios es todo y está en todo, y ninguna cosa ni ser existe sin él.
56:10.1 (646.2) A medida que los mundos asentados en luz y vida progresan desde la etapa inicial hasta la séptima época, intentan sucesivamente comprender la realidad de Dios Séptuplo, un esfuerzo que va desde la adoración del Hijo Creador a la veneración de su Padre del Paraíso. A lo largo de la séptima etapa continuada de la historia de esos mundos, los mortales en continuo progreso crecen en conocimiento de Dios Supremo mientras perciben vagamente la realidad del ministerio de Dios Último que lo eclipsa todo.
56:10.2 (646.3) Durante toda esta edad gloriosa, la principal ocupación de esos mortales en su continuo avance es la búsqueda de una mejor comprensión y una apreciación más plena de los elementos comprensibles de la Deidad: la verdad, la belleza y la bondad. Esto representa el esfuerzo del hombre por percibir a Dios en la mente, en la materia y en el espíritu. Y a medida que los mortales prosiguen esta búsqueda, se encuentran cada vez más absortos en el estudio experiencial de la filosofía, la cosmología y la divinidad.
56:10.3 (646.4) Captáis algo de la filosofía y comprendéis la divinidad en la adoración, el servicio social y la experiencia espiritual personal, pero la búsqueda de la belleza —la cosmología— la limitáis con demasiada frecuencia al estudio de los rudimentarios esfuerzos artísticos del hombre. La belleza, el arte, es en gran medida una cuestión de unificación de contrastes. La variedad es esencial para el concepto de belleza. La belleza suprema, la cima del arte finito, es el drama de la unificación de la inmensidad de los extremos cósmicos que son el Creador y la criatura. El hombre que encuentra a Dios y Dios que encuentra al hombre —la criatura que se hace perfecta como lo es el Creador— esa es la consecución superna de lo supremamente bello, el logro de la cúspide del arte cósmico.
56:10.4 (646.5) Por eso el materialismo, el ateísmo, es el colmo de la fealdad, el apogeo de la antítesis finita de lo bello. La belleza más alta consiste en el panorama de la unificación de las variaciones nacidas de una realidad armoniosa preexistente.
56:10.5 (646.6) Lograr niveles cosmológicos de pensamiento implica:
56:10.6 (646.7) 1. Curiosidad. Hambre de armonía y sed de belleza. Intentos persistentes por descubrir nuevos niveles de relaciones cósmicas armoniosas.
56:10.7 (646.8) 2. Apreciación estética. Amor a lo bello y apreciación siempre creciente del toque artístico de todas las manifestaciones creativas en todos los niveles de la realidad.
56:10.8 (646.9) 3. Sensibilidad ética. A través de la comprensión de la verdad, la apreciación de la belleza transmite la sensación de validez eterna de aquellas cosas que conducen al reconocimiento de la bondad divina en las relaciones de la Deidad con todos los seres. De este modo, hasta la cosmología lleva a la búsqueda de los valores divinos de la realidad, a la consciencia de Dios.
56:10.9 (646.10) Los mundos asentados en luz y vida están tan interesados en comprender la verdad, la belleza y la bondad porque estos valores cualitativos abarcan la revelación de la Deidad a los dominios del tiempo y el espacio. Los significados de la verdad eterna ejercen una atracción conjunta sobre las naturalezas intelectual y espiritual del hombre mortal. La belleza universal contiene en sí las relaciones y los ritmos armoniosos de la creación cósmica; ello constituye más claramente su atractivo intelectual y conduce a la comprensión unificada y sincrónica del universo material. La bondad divina representa la revelación de los valores infinitos a la mente finita para ser percibidos y elevados en ella hasta el umbral mismo del nivel espiritual de la comprensión humana.
56:10.10 (647.1) La verdad es la base de la ciencia y de la filosofía y constituye el fundamento intelectual de la religión. La belleza patrocina el arte, la música y los ritmos significativos de toda experiencia humana. La bondad abarca el sentido de la ética, la moralidad y la religión, el hambre de perfección experiencial.
56:10.11 (647.2) La existencia de la belleza implica la presencia de una mente de criatura que la aprecie, tan ciertamente como el hecho de que la evolución progresiva denota la dominación de la Mente Suprema. La belleza es el reconocimiento intelectual de la síntesis armoniosa en el espacio-tiempo de la extensa diversificación de la realidad fenoménica, que proviene en su totalidad de una unicidad preexistente y eterna.
56:10.12 (647.3) La bondad es el reconocimiento mental de los valores relativos de los diversos niveles de perfección divina. El reconocimiento de la bondad implica una mente de estatus moral, una mente personal con capacidad de discriminar entre el bien y el mal. Pero la posesión de la bondad, la grandeza, es la medida del verdadero logro de la divinidad.
56:10.13 (647.4) El reconocimiento de las relaciones verdaderas implica una mente capaz de discriminar entre la verdad y el error. El Espíritu de la Verdad otorgado, que envuelve a las mentes humanas de Urantia, reacciona infaliblemente a la verdad. Es la relación viva de espíritu de todas las cosas y todos los seres tal como están coordinados en la ascensión eterna hacia Dios.
56:10.14 (647.5) Cada impulso de cada electrón, de cada pensamiento o de cada espíritu es una unidad que actúa en todo el universo. Solo el pecado está aislado y se resiste maléficamente a la gravedad en los niveles mentales y espirituales. El universo es un todo; ninguna cosa o ser existe o vive en aislamiento. La autorrealización es potencialmente mala si es antisocial. Es literalmente cierto que «ningún hombre vive para sí mismo». La socialización cósmica constituye la forma más alta de unificación de la personalidad. Dijo Jesús: «Aquel de vosotros que quiera ser el más grande, que se convierta en el servidor de todos».
56:10.15 (647.6) Incluso la verdad, la belleza y la bondad —el planteamiento intelectual del hombre para comprender el universo de mente, materia y espíritu— deben ser combinadas en un concepto unificado de un ideal supremo y divino. Así como la personalidad del mortal unifica la experiencia humana con la materia, la mente y el espíritu, este ideal supremo y divino se unifica con el poder en la Supremacía y se personaliza luego como un Dios de amor paternal.
56:10.16 (647.7) Para poder comprender las relaciones de las partes con cualquier todo dado es necesario captar inteligentemente las relaciones de todas las partes con ese todo. En el universo esto significa la relación de las partes creadas con el Todo Creativo. La Deidad se convierte así en la meta trascendental, incluso infinita, del logro universal y eterno.
56:10.17 (647.8) La belleza universal es el reconocimiento del reflejo de la Isla del Paraíso en la creación material, mientras que la verdad eterna es el ministerio especial de los Hijos del Paraíso, que no solo se otorgan a las razas mortales sino que incluso derraman su Espíritu de la Verdad sobre todos los pueblos. La bondad divina se muestra más plenamente en el ministerio de amor de las múltiples personalidades del Espíritu Infinito. Pero el amor, la suma total de estas tres cualidades, es la percepción que el hombre tiene de Dios como su Padre espíritu.
56:10.18 (648.1) La materia física es la sombra en el espacio-tiempo del resplandor-energía paradisiaco de las Deidades absolutas. Los significados de la verdad son las repercusiones en el intelecto del mortal de la palabra eterna de la Deidad, la comprensión en el espacio-tiempo de los conceptos supremos. Los valores de bondad de la divinidad son los ministerios misericordiosos de las personalidades de espíritu del Universal, el Eterno y el Infinito para con las criaturas finitas del espacio-tiempo de las esferas evolutivas.
56:10.19 (648.2) Estos valores significativos de la realidad de la divinidad se mezclan en las relaciones del Padre con cada criatura personal bajo la forma de amor divino. Están coordinados en el Hijo y en sus Hijos bajo la forma de misericordia divina. Manifiestan sus cualidades a través del Espíritu y de sus hijos de espíritu bajo la forma del ministerio divino, la representación de la misericordia amorosa hacia los hijos del tiempo. El Ser Supremo manifiesta primordialmente estas tres divinidades como síntesis de poder-personalidad. Dios Séptuplo las exterioriza de formas diversas en siete asociaciones distintas de significados y valores divinos en siete niveles ascendentes.
56:10.20 (648.3) Para el hombre finito la verdad, la belleza y la bondad abarcan la revelación plena de la realidad de la divinidad. A medida que esta comprensión del amor de la Deidad encuentra su expresión espiritual en la vida de los mortales conocedores de Dios, se producen los frutos de la divinidad: paz intelectual, progreso social, satisfacción moral, alegría espiritual y sabiduría cósmica. Los mortales avanzados de un mundo en la séptima etapa de luz y vida han aprendido que el amor es la cosa más grande del universo. Y saben que Dios es amor.
56:10.21 (648.4) El amor es el deseo de hacer el bien a los demás.
56:10.22 (648.5) [Presentado por un Mensajero Poderoso de visita en Urantia, a petición del Cuerpo Revelador de Nebadon y en colaboración con cierto Melquisedec, lugarteniente del Príncipe Planetario de Urantia.]
* * * * *
56:10.23 (648.6) Este documento sobre la Unidad Universal es el vigésimo quinto de una serie de exposiciones de varios autores patrocinados como grupo por una comisión de doce personalidades de Nebadon que actuaban bajo la dirección de Mantutia Melquisedec. Pusimos por escrito estas narraciones en el idioma inglés mediante una técnica autorizada por nuestros superiores el año 1934 del tiempo de Urantia.
El libro de Urantia
Parte III
Estos documentos fueron patrocinados por un cuerpo de personalidades del universo local que actúa por autorización de Gabriel de Salvington.
El libro de Urantia
Documento 57
57:0.1 (651.1) AL PRESENTAR estos extractos de los archivos de Jerusem para los anales de Urantia, que tratan sobre sus antecedentes y su historia primitiva, tenemos instrucciones de computar el tiempo según el uso corriente: el presente calendario bisiesto de 365¼ días por año. Por regla general no intentaremos dar años exactos, aunque están registrados. Utilizaremos los números enteros más aproximados como el mejor método de presentar estos hechos históricos.
57:0.2 (651.2) Cuando hagamos referencia a un acontecimiento como ocurrido hace uno o dos millones de años, nos remontaremos ese número de años hasta dicho suceso partiendo de las primeras décadas del siglo veinte de la era cristiana. Describiremos así esos acontecimientos remotos en periodos redondeados de miles, millones y miles de millones de años.
57:1.1 (651.3) Urantia tiene su origen en vuestro sol, y vuestro sol pertenece a la variada prole de la nebulosa Andronover que fue organizada en otro tiempo como parte integrante del poder físico y de la sustancia material del universo local de Nebadon. Esta misma gran nebulosa nació de la carga de fuerza universal del espacio en el superuniverso de Orvonton hace muchísimo tiempo.
57:1.2 (651.4) En la época inicial de esta narración, los Organizadores Maestros Primarios de la Fuerza del Paraíso llevaban mucho tiempo en pleno control de las energías-espacio que más tarde se organizarían como la nebulosa Andronover.
57:1.3 (651.5) Hace 987 000 000 000 de años el organizador adjunto de la fuerza y en aquel entonces inspector interino número 811 307 de la serie de Orvonton, que viajaba fuera de Uversa, informó a los Ancianos de los Días que las condiciones del espacio eran favorables para iniciar fenómenos de materialización en cierto sector de lo que entonces era el segmento oriental de Orvonton.
57:1.4 (651.6) Hace 900 000 000 000 de años, tal como consta en los archivos de Uversa, se registró un permiso emitido por el Consejo del Equilibrio de Uversa que autorizaba al gobierno del superuniverso a enviar a un organizador de la fuerza con su equipo a la región anteriormente designada por el inspector número 811 307. Las autoridades de Orvonton encargaron al descubridor original de este universo potencial que ejecutara el mandato de los Ancianos de los Días de organizar una nueva creación material.
57:1.5 (652.1) El registro de este permiso significa que el organizador de la fuerza y su equipo ya habían salido de Uversa en el largo viaje a ese sector oriental del espacio para emprender allí la larga serie de actividades que daría lugar a la emergencia de una nueva creación física en Orvonton.
57:1.6 (652.2) Hace 875 000 000 000 de años se dio comienzo a la formación de la enorme nebulosa Andronover número 876 926. Solo se necesitó la presencia del organizador de la fuerza y su equipo de enlace para desencadenar el remolino de energía que terminaría por convertirse en este vasto ciclón del espacio. Tras iniciar estas rotaciones nebulares, los organizadores vivos de la fuerza simplemente se retiran perpendicularmente al plano del disco en revolución, y a partir de entonces las cualidades inherentes a la energía aseguran la evolución progresiva y ordenada del nuevo sistema físico.
57:1.7 (652.3) Hacia este momento la narración se vuelve hacia las actuaciones de las personalidades del superuniverso. En realidad la historia tiene su verdadero comienzo en este punto, más o menos cuando los organizadores paradisiacos de la fuerza se disponen a retirarse después de dejar preparadas las condiciones de la energía-espacio para la acción de los directores del poder y los controladores físicos del superuniverso de Orvonton.
57:2.1 (652.4) Todas las creaciones materiales evolutivas nacen de nebulosas circulares y gaseosas, y todas esas nebulosas primarias son circulares durante la primera parte de su existencia gaseosa. A medida que envejecen se vuelven generalmente espirales, y una vez cumplida su función de formadoras de soles, suelen terminar como cúmulos de estrellas o como enormes soles rodeados por un número variable de planetas, satélites y grupos más pequeños de materia, parecidos en muchos aspectos a vuestro diminuto sistema solar.
57:2.2 (652.5) Hace 800 000 000 000 de años la creación de Andronover estaba bien establecida como una de las magníficas nebulosas primarias de Orvonton. Cuando los astrónomos de universos cercanos contemplaban este fenómeno del espacio, casi nada les llamaba la atención. Los cálculos aproximados de gravedad realizados en creaciones adyacentes indicaban que se estaban produciendo materializaciones espaciales en las regiones de Andronover, pero eso era todo.
57:2.3 (652.6) Hace 700 000 000 000 de años el sistema Andronover estaba adquiriendo proporciones gigantescas, y se enviaron controladores físicos adicionales a nueve creaciones materiales circundantes para dar apoyo y cooperación a los centros del poder de este nuevo sistema material que evolucionaba tan rápidamente. En esa época lejana todo el material legado a las futuras creaciones estaba contenido dentro de los confines de esta gigantesca rueda del espacio que seguía girando sin parar, y tras alcanzar su diámetro máximo, giraba cada vez más rápido a medida que se iba contrayendo y condensando.
57:2.4 (652.7) Hace 600 000 000 000 de años se alcanzó el apogeo del periodo de movilización de energía de Andronover; la nebulosa había adquirido su masa máxima. En ese momento era una gigantesca nube circular de gas de forma parecida a un esferoide aplanado. Ese fue el periodo inicial de formación diferencial de masa y de velocidad de rotación variable. La gravedad y otras influencias estaban a punto de empezar su tarea de transformar los gases del espacio en materia organizada.
57:3.1 (653.1) La enorme nebulosa empezó entonces a tomar gradualmente forma espiral y a hacerse claramente visible incluso para los astrónomos de universos lejanos. Esta es la historia natural de la mayoría de las nebulosas; antes de empezar a arrojar soles y acometer la tarea de construir un universo, estas nebulosas secundarias del espacio se observan habitualmente como fenómenos espirales.
57:3.2 (653.2) Cuando en aquellos tiempos remotos los estudiosos de las estrellas de las cercanías observaban esta metamorfosis de la nebulosa Andronover, veían exactamente lo que ven los astrónomos del siglo veinte cuando dirigen sus telescopios hacia el espacio y examinan las nebulosas espirales del espacio exterior adyacente de la presente edad.
57:3.3 (653.3) Hacia la época en que se alcanzó la masa máxima, el control gravitatorio del contenido gaseoso empezó a debilitarse y se inició la etapa de escape de gas. El gas salía a chorros como dos brazos gigantescos y bien diferenciados procedentes de lados opuestos de la masa madre. Las rápidas revoluciones de este enorme núcleo central dieron pronto un aspecto espiral a estos dos chorros de gas que se proyectaban. El enfriamiento y la condensación posterior de algunas porciones de estos brazos prominentes terminaron por darles su apariencia nudosa. Estas porciones más densas eran vastos sistemas y subsistemas de materia física que giraban por el espacio en medio de la nube gaseosa de la nebulosa mientras se mantenían firmemente sujetos a la gravedad de la rueda madre.
57:3.4 (653.4) Sin embargo, la nebulosa había empezado a contraerse y el aumento de la velocidad de revolución redujo aún más el control gravitatorio. Al poco tiempo las regiones gaseosas exteriores empezaron a escapar efectivamente del abrazo inmediato del núcleo nebular; salían al espacio en circuitos de trazado irregular y volvían a las regiones nucleares para completar sus circuitos una y otra vez. Pero esto no fue más que una etapa temporal de la progresión nebular. La creciente velocidad de giro arrojaría pronto al espacio soles enormes en circuitos independientes.
57:3.5 (653.5) Esto fue lo que sucedió en Andronover en aquellas edades remotas. La rueda de energía siguió creciendo hasta que llegó a su expansión máxima y entonces, cuando empezó la contracción, giró cada vez más rápido hasta que alcanzó finalmente la etapa centrífuga crítica y empezó la gran desintegración.
57:3.6 (653.6) Hace 500 000 000 000 de años nació el primer sol de Andronover. Esta franja resplandeciente se desprendió de la sujeción de la gravedad madre y se desgajó en el espacio hacia una aventura independiente en el cosmos que se estaba creando. Su órbita quedó determinada por su trayectoria de escape. Estos soles jóvenes pronto se vuelven esféricos y empiezan su larga y azarosa carrera como estrellas del espacio. A excepción de los núcleos nebulares terminales, la inmensa mayoría de los soles de Orvonton han tenido un nacimiento análogo. Estos soles desprendidos pasan por diversos periodos de evolución y de servicio posterior en el universo.
57:3.7 (653.7) Hace 400 000 000 000 de años empezó el periodo de recuperación de la nebulosa Andronover. Muchos de los soles cercanos y más pequeños fueron capturados de nuevo como resultado del agrandamiento gradual y la condensación adicional del núcleo madre. Muy pronto se inauguró la fase terminal de condensación nebular, el periodo que precede siempre a la segregación final de estos inmensos agregados de energía y materia en el espacio.
57:3.8 (654.1) Apenas un millón de años después de esta época, Miguel de Nebadon, un Hijo Creador del Paraíso, eligió esta nebulosa en fase de desintegración como emplazamiento de su aventura de construcción de un universo. Acto seguido empezó la formación de los mundos arquitectónicos de Salvington y los cien grupos de planetas sede de las constelaciones. Se tardó casi un millón de años en terminar estos grupos de mundos especialmente creados. Los planetas sede de los sistemas locales se construyeron durante un periodo que se extiende desde esa época hasta hace unos cinco mil millones de años.
57:3.9 (654.2) Hace 300 000 000 000 de años los circuitos solares de Andronover estaban bien establecidos y el sistema nebular pasaba por un periodo transitorio de estabilidad física relativa. Alrededor de esta época, el equipo de personal de Miguel llegó a Salvington, y el gobierno de Orvonton en Uversa reconoció la existencia física del universo local de Nebadon.
57:3.10 (654.3) Hace 200 000 000 000 de años se produjo en el cúmulo central o masa nuclear de Andronover una progresión de la contracción y la condensación con enorme generación de calor. Apareció espacio relativo incluso en las regiones cercanas a la rueda sol madre central. Las regiones exteriores se estaban volviendo más estables y mejor organizadas; algunos planetas que giraban en torno a los soles recién nacidos se habían enfriado lo suficiente como para hacer posible la implantación de la vida. Los planetas habitados más antiguos de Nebadon datan de este tiempo.
57:3.11 (654.4) Empieza entonces a funcionar por primera vez el mecanismo universal completo de Nebadon, y la creación de Miguel queda registrada en Uversa como un universo para la habitación y ascensión progresiva de los mortales.
57:3.12 (654.5) Hace 100 000 000 000 de años la tensión de condensación nebular llegó a su cima; se alcanzó el punto de máxima tensión de calor. Esta etapa crítica de la lucha entre el calor y la gravedad dura a veces edades enteras, pero tarde o temprano el calor gana la batalla y empieza el espectacular periodo de dispersión de soles. Esto marca el final de la carrera secundaria de una nebulosa del espacio.
57:4.1 (654.6) La etapa primaria de una nebulosa es circular; la secundaria, espiral; la etapa terciaria es la de la primera dispersión de soles mientras que la cuartana comprende el segundo y último ciclo de dispersión de soles, al término del cual el núcleo madre queda como un cúmulo globular o bien como un sol solitario que hace de centro de un sistema solar terminal.
57:4.2 (654.7) Hace 75 000 000 000 de años esta nebulosa había llegado al apogeo de su etapa de familias de soles. Ese fue el punto álgido del primer periodo de pérdida de soles. La mayoría de estos soles se han apoderado desde entonces de extensos sistemas de planetas, satélites, islas oscuras, cometas, meteoroides y nubes de polvo cósmico.
57:4.3 (654.8) Hace 50 000 000 000 de años este primer periodo de dispersión de soles había concluido; la nebulosa iba poniendo fin rápidamente a su ciclo terciario de existencia durante el cual dio origen a 876 926 sistemas de soles.
57:4.4 (654.9) Hace 25 000 000 000 de años, la finalización del ciclo terciario de vida nebular trajo consigo la organización y la estabilización relativa de los extensos sistemas estelares provenientes de la nebulosa madre. Pero en la masa central del remanente nebular continuaba el proceso de contracción física y producción de calor creciente.
57:4.5 (655.1) Hace 10 000 000 000 de años empezó el ciclo cuartano de Andronover. La masa nuclear había alcanzado su temperatura máxima; se acercaba el punto crítico de condensación. El núcleo madre original se convulsionaba bajo la presión combinada de la tensión de condensación de su propio calor interno y la creciente atracción mareo-gravitatoria del enjambre circundante de sistemas de soles liberados. Las erupciones nucleares que habían de inaugurar el segundo ciclo nebular de soles eran inminentes. El ciclo cuartano de existencia nebular estaba a punto de empezar.
57:4.6 (655.2) Hace 8 000 000 000 de años empezó la terrible erupción terminal. Ante semejante cataclismo cósmico solo están a salvo los sistemas exteriores. Este fue el principio del fin de la nebulosa. El vómito final de soles se prolongó durante un periodo de casi dos mil millones de años.
57:4.7 (655.3) Hace 7 000 000 000 de años la desintegración terminal de Andronover alcanzó su apogeo. En este periodo nacieron los soles terminales más grandes y las perturbaciones físicas locales llegaron al máximo.
57:4.8 (655.4) Hace 6 000 000 000 de años se produjo el fin de la desintegración terminal y el nacimiento de vuestro sol, el quincuagésimo sexto sol de la segunda familia solar de Andronover empezando por el último. Esta erupción final del núcleo nebular dio nacimiento a 136 702 soles, la mayoría de ellos orbes solitarios. El número total de soles y sistemas de soles que tuvieron su origen en la nebulosa Andronover fue de 1 013 628. El sol del sistema solar es el número 1 013 572.
57:4.9 (655.5) La gran nebulosa Andronover ya no existe, pero continúa viviendo en los muchos soles y sus familias planetarias que se originaron de esta nube madre del espacio. El último remanente nuclear de esta magnífica nebulosa arde aún con resplandor rojizo y sigue iluminando y calentando moderadamente a su familia planetaria residual de ciento sesenta y cinco mundos que giran ahora en torno a esta venerable madre de dos poderosas generaciones de monarcas de luz.
57:5.1 (655.6) Hace 5 000 000 000 de años vuestro sol era un orbe abrasador relativamente aislado que había atraído hacia sí la mayor parte de la materia cercana que circulaba por el espacio, restos de la reciente convulsión que acompañó a su propio nacimiento.
57:5.2 (655.7) Hoy vuestro sol ha alcanzado una estabilidad relativa, pero sus ciclos de once años y medio de manchas solares delatan que fue una estrella variable en su juventud. En los primeros tiempos de vuestro sol la contracción continua y el consiguiente aumento gradual de la temperatura provocaban enormes convulsiones en su superficie. Esos titánicos empujones requerían tres días y medio para completar un ciclo de resplandor variable. Ese estado variable, esa pulsación periódica, hizo a vuestro sol sumamente sensible a ciertas influencias externas con las que pronto se encontraría.
57:5.3 (655.8) Así quedó preparado el escenario del espacio local para el origen excepcional de Monmatia, que es el nombre de la familia planetaria de vuestro sol, el sistema solar al que pertenece vuestro mundo. Menos del uno por ciento de los sistemas planetarios de Orvonton han tenido un origen semejante.
57:5.4 (655.9) Hace 4 500 000 000 de años el enorme sistema de Angona empezó a aproximarse a este sol solitario. El centro de ese gran sistema era un gigante oscuro del espacio, sólido, sumamente cargado y con una potentísima atracción gravitatoria.
57:5.5 (656.1) A medida que Angona se iba acercando al sol, y en los momentos de máxima expansión de las pulsaciones solares, salían disparados hacia el espacio chorros de material gaseoso en forma de gigantescas lenguas solares. Al principio esas lenguas de gas llameante volvían a caer invariablemente en el sol, pero cuando Angona se fue acercando cada vez más, la atracción gravitatoria del gigantesco visitante se hizo tan grande que esas lenguas de gas se partían en ciertos puntos. Las raíces volvían a caer en el sol mientras que las secciones exteriores se separaban para formar cuerpos independientes de materia, meteoritos solares que se ponían a girar inmediatamente alrededor del sol en sus propias órbitas elípticas.
57:5.6 (656.2) El sistema de Angona se siguió acercando y las extrusiones solares fueron en aumento; cada vez era mayor la cantidad de materia extraída del sol para convertirse en cuerpos independientes que circulaban por el espacio circundante. Esta situación se desarrolló durante unos quinientos mil años hasta que Angona alcanzó su punto de máximo acercamiento al sol. Entonces el sol, en conjunción con una de sus convulsiones internas periódicas, experimentó un quebrantamiento parcial y vomitó simultáneamente enormes volúmenes de materia por lados opuestos. Por el lado que daba a Angona expulsó una vasta columna de gases solares bastante puntiaguda en ambos extremos y muy abultada en el centro que se desligó permanentemente del control gravitatorio inmediato del sol.
57:5.7 (656.3) Esta gran columna de gases solares que se separó así del sol evolucionó posteriormente hasta convertirse en los doce planetas del sistema solar. Los gases expulsados por repercusión del lado opuesto del sol, en afinidad mareomotriz con la extrusión de este gigantesco antepasado del sistema solar, se han condensado desde entonces en los meteoroides y el polvo espacial del sistema solar, aunque casi toda esa materia fue recuperada posteriormente por la gravedad solar a medida que el sistema de Angona se retiraba hacia el espacio remoto.
57:5.8 (656.4) Aunque Angona consiguió desprender el material originario de los planetas del sistema solar y el enorme volumen de materia que circula ahora alrededor del sol en forma de asteroides y de meteoroides, no se quedó con nada de esa materia solar. El sistema visitante no se acercó lo suficiente como para robarle al sol nada de su sustancia, pero sí llegó a pasar lo bastante cerca como para sacar hacia el espacio intermedio todo el material que compone el presente sistema solar.
57:5.9 (656.5) Los cinco planetas interiores y los cinco exteriores se formaron pronto en miniatura a partir de los núcleos que se enfriaban y condensaban en los extremos afilados y menos masivos de la gigantesca protuberancia gravitatoria que Angona había conseguido separar del sol, mientras que Saturno y Júpiter se formaron a partir de las porciones centrales más masivas y voluminosas. La poderosa atracción gravitatoria de Júpiter y Saturno capturó muy pronto la mayor parte del material robado a Angona, como lo atestigua el movimiento retrógrado de algunos de sus satélites.
57:5.10 (656.6) Júpiter y Saturno, que provenían del centro mismo de la enorme columna de gases solares sobrecalentados, contenían tanto material solar a alta temperatura que brillaban con luz resplandeciente y emitían enormes cantidades de calor. En realidad fueron soles secundarios durante un breve periodo tras su formación como cuerpos espaciales separados. Estos dos planetas más grandes del sistema solar han permanecido en estado predominantemente gaseoso hasta el día de hoy al no haberse enfriado aún hasta el punto de condensarse o solidificarse por completo.
57:5.11 (656.7) Los núcleos gaseosos en contracción de los otros diez planetas alcanzaron pronto la etapa de solidificación y empezaron así a atraer hacia ellos cantidades crecientes de materia meteoroide que circulaba por el espacio cercano. Los mundos del sistema solar tuvieron así un origen doble: núcleos de condensación gaseosa aumentados posteriormente por la captura de enormes cantidades de meteoroides. De hecho, siguen capturando meteoroides aunque en mucha menor cantidad.
57:5.12 (657.1) Los planetas no giran alrededor del sol en el plano ecuatorial de su madre solar como lo harían si hubieran sido despedidos por la revolución solar. Circulan en el plano de la extrusión solar producida por Angona, que formó un ángulo muy marcado respecto al plano del ecuador del sol.
57:5.13 (657.2) Angona no pudo captar nada de la masa solar, en cambio vuestro sol añadió a su familia planetaria en metamorfosis algo del material del sistema visitante que circulaba por el espacio. Debido al intenso campo gravitatorio de Angona, su familia planetaria tributaria describía sus órbitas a una distancia considerable del gigante oscuro. Poco después de la extrusión de la masa originaria del sistema solar, y mientras Angona estaba aún en las inmediaciones del sol, tres de los planetas principales del sistema de Angona pasaron tan cerca del masivo ancestro del sistema solar que su atracción gravitatoria, aumentada por la del sol, fue suficiente para romper el equilibrio de la sujeción gravitatoria de Angona y desvincular permanentemente a estos tres tributarios del vagabundo celeste.
57:5.14 (657.3) Todo el material del sistema solar proveniente del sol circulaba originalmente en órbitas de dirección homogénea, y si no hubiera sido por la intrusión de estos tres cuerpos extraños del espacio, todo el material del sistema solar seguiría manteniendo la misma dirección de movimiento orbital. Lo que ocurrió fue que el impacto de los tres tributarios de Angona inyectó fuerzas direccionales nuevas y extrañas en el sistema solar emergente, con la consiguiente aparición del movimiento retrógrado. En todo sistema astronómico el movimiento retrógrado es siempre fortuito y aparece siempre como resultado del impacto por colisión de cuerpos extraños del espacio. Puede que esas colisiones no produzcan siempre un movimiento retrógrado, pero el movimiento retrógrado se da exclusivamente en sistemas compuestos por masas de orígenes diversos.
57:6.1 (657.4) Tras el nacimiento del sistema solar el vómito solar entró en fase de disminución. De forma decreciente y durante otros quinientos mil años, el sol continuó vertiendo al espacio circundante cantidades cada vez menores de materia. Pero en esos primeros tiempos de órbitas erráticas, cuando los cuerpos circundantes pasaban por su punto más cercano al sol, la progenitora solar conseguía volver a capturar una parte importante de ese material meteoroide.
57:6.2 (657.5) Los planetas más cercanos al sol fueron los primeros en ver reducida la velocidad de sus revoluciones por la fricción mareomotriz. Esas influencias gravitatorias contribuyen también a estabilizar las órbitas planetarias al frenar el ritmo de rotación axial planetaria. El giro del planeta se va haciendo cada vez más lento hasta que su rotación axial se detiene y queda un hemisferio del planeta vuelto siempre hacia el sol o el cuerpo más grande. Esto se puede observar en el planeta Mercurio y en la luna, que presenta siempre la misma cara a Urantia.
57:6.3 (657.6) Cuando las fricciones mareomotrices de la luna y el planeta se igualen, el planeta presentará siempre el mismo hemisferio a la luna, y el día y el mes serán análogos (de unos cuarenta y siete días). Cuando se llegue a esa estabilidad de órbitas, las fricciones mareomotrices pasarán a actuar en la dirección inversa y en vez de alejar cada vez más a la luna del planeta tirarán gradualmente del satélite hacia el planeta. En ese futuro lejano, cuando la luna se acerque a unos dieciocho mil kilómetros del planeta, la acción de la gravedad de este último provocará la descomposición de la luna. Esta explosión mareo-gravitatoria romperá la luna en pequeñas partículas que podrían acumularse por el mundo como anillos de materia semejantes a los de Saturno o ser atraídas gradualmente hacia el planeta en forma de meteoritos.
57:6.4 (658.1) Si los cuerpos del espacio son similares en tamaño y densidad pueden producirse colisiones. Pero si dos cuerpos del espacio de densidad similar son relativamente desiguales en tamaño, y el más pequeño se acerca progresivamente al más grande, el más pequeño se descompondrá cuando el radio de su órbita se vuelva inferior a dos veces y media el radio del cuerpo más grande. Las colisiones entre los gigantes del espacio son muy raras, pero estas explosiones mareo-gravitatorias de cuerpos menores son bastante comunes.
57:6.5 (658.2) Las estrellas fugaces se producen en tropel porque son fragmentos de cuerpos más grandes de materia que han sido quebrantados por la marea gravitatoria de cuerpos espaciales cercanos y mayores que ellos. Los anillos de Saturno son los fragmentos de un satélite descompuesto. Una de las lunas de Júpiter se acerca ahora peligrosamente a la zona crítica de quebrantamiento mareomotriz y dentro de unos millones de años, o bien será recuperada por el planeta o sufrirá la descomposición mareo-gravitatoria. Hace muchísimo tiempo, el quinto planeta del sistema solar recorría una órbita irregular y se iba acercando cada vez más a Júpiter hasta que entró en la zona crítica de quebrantamiento mareo-gravitatorio, se fragmentó rápidamente y se convirtió en el cúmulo de asteroides que es hoy en día.
57:6.6 (658.3) Hace 4 000 000 000 de años tuvo lugar la organización de los sistemas de Júpiter y Saturno de forma muy parecida a como se observan hoy excepto por sus lunas, que siguieron aumentando de tamaño durante varios miles de millones de años. De hecho, todos los planetas y satélites del sistema solar siguen creciendo a consecuencia de capturas continuas de meteoritos.
57:6.7 (658.4) Hace 3 500 000 000 de años los núcleos de condensación de los otros diez planetas estaban bien formados y los centros de la mayoría de las lunas estaban intactos, aunque algunos de los satélites más pequeños se unieron más adelante para formar las lunas más grandes de hoy en día. Esta edad puede considerarse como la era del ensamblaje planetario.
57:6.8 (658.5) Hace 3 000 000 000 de años el sistema solar funcionaba de forma muy parecida a la de hoy. El tamaño de sus integrantes seguía creciendo en la medida en que los meteoritos del espacio seguían lloviendo sobre los planetas y sus satélites a un ritmo prodigioso.
57:6.9 (658.6) En torno a esta época vuestro sistema solar fue inscrito en el registro físico de Nebadon y se le dio el nombre de Monmatia.
57:6.10 (658.7) Hace 2 500 000 000 de años el tamaño de los planetas había aumentado considerablemente. Urantia era una esfera bien desarrollada como de una décima parte de su masa presente y seguía creciendo rápidamente por acreción meteorítica.
57:6.11 (658.8) Toda esta enorme actividad forma parte de la construcción normal de un mundo evolutivo del tipo de Urantia. Constituye los preliminares astronómicos del escenario donde se iniciará la evolución física de esos mundos del espacio como preparación para las aventuras de la vida en el tiempo.
57:7.1 (658.9) A lo largo de esos primeros tiempos, el espacio del sistema solar estaba plagado de pequeños cuerpos formados por fragmentación y condensación, y a falta de una atmósfera de combustión protectora, esos cuerpos del espacio se estrellaban directamente contra la superficie de Urantia. Estos impactos incesantes mantenían la superficie del planeta más o menos caliente y esto, unido a la acción creciente de la gravedad a medida que la esfera se hacía más grande, empezó a poner en marcha las influencias que llevaron gradualmente a los elementos más pesados, como el hierro, a acumularse cada vez más hacia el centro del planeta.
57:7.2 (659.1) Hace 2 000 000 000 de años el planeta empezó a superar claramente al satélite. El planeta había sido siempre más grande que su satélite, pero no hubo tanta diferencia de tamaño hasta esta época en la que el planeta capturó enormes cuerpos del espacio. Urantia tenía entonces alrededor de la quinta parte de su tamaño presente y se había hecho lo bastante grande como para retener la atmósfera primitiva que había empezado a aparecer a consecuencia de la lucha interna elemental entre un interior caliente y una corteza en proceso de enfriamiento.
57:7.3 (659.2) La acción volcánica definida data de este tiempo. El calor interno del planeta seguía aumentando debido al enterramiento cada vez más profundo de los elementos radiactivos o más pesados traídos del espacio por los meteoritos. El estudio de estos elementos radiactivos revelará que la superficie de Urantia tiene más de mil millones de años. La datación por medio del radio es el cronómetro más fiable para vuestros cálculos científicos sobre la edad del planeta, pero todos estos cálculos se quedan cortos porque todos los materiales radiactivos que podéis examinar provienen de la superficie del planeta y son por lo tanto elementos adquiridos por Urantia en épocas relativamente recientes.
57:7.4 (659.3) Hace 1 500 000 000 de años el planeta tenía dos tercios de su tamaño presente, mientras que su satélite se acercaba a su masa de hoy. El hecho de que el planeta sobrepasara rápidamente en tamaño al satélite le permitió empezar el lento robo de la poca atmósfera que tenía su satélite en origen.
57:7.5 (659.4) Esta época marca el apogeo de la acción volcánica. El planeta entero es un auténtico infierno ardiente y su superficie se parece a la de su primitivo estado de fusión antes de que los metales más pesados gravitaran hacia el centro. Es la edad volcánica. Sin embargo, una corteza compuesta principalmente por granito, que es relativamente más ligero, se está formando poco a poco. Se está preparando el escenario de un planeta que algún día podrá albergar vida.
57:7.6 (659.5) La atmósfera primitiva del planeta evoluciona lentamente; en ese momento contiene algo de vapor de agua, monóxido de carbono, dióxido de carbono y cloruro de hidrógeno, pero hay poco o nada de nitrógeno libre o de oxígeno libre. La atmósfera de un mundo en la edad volcánica presenta un extraño espectáculo. Además de los gases enumerados, está muy cargada de numerosos gases volcánicos y con el desarrollo del cinturón de aire, también de los productos de combustión de las densas lluvias de meteoritos que se precipitan constantemente sobre la superficie del planeta. Esta combustión meteorítica mantiene el oxígeno atmosférico muy cerca del agotamiento, y los meteoritos siguen bombardeando a un ritmo enorme.
57:7.7 (659.6) Pronto la atmósfera se volvió más estable y se enfrió lo suficiente como para provocar precipitaciones de lluvia sobre la superficie rocosa caliente del planeta. Durante miles de años Urantia estuvo envuelto en un gran manto continuo de vapor. Y durante esas edades el sol no brilló nunca sobre la superficie del planeta.
57:7.8 (659.7) Gran parte del carbono de la atmósfera se sustrajo para formar los carbonatos de los varios metales que abundaban en las capas superficiales del planeta. Más adelante, la prolífica flora primitiva consumió cantidades mucho mayores de estos gases carbónicos.
57:7.9 (660.1) Incluso en los periodos posteriores, los continuos flujos de lava y las caídas de meteoritos agotaban casi por completo el oxígeno del aire. Ni siquiera los primeros depósitos del océano primitivo, ya próximo a aparecer, contienen piedras coloreadas ni esquistos. Tras la aparición de este océano no hubo prácticamente oxígeno libre en la atmósfera durante mucho tiempo y no apareció en cantidades significativas hasta que fue generado más tarde por las algas marinas y otras formas de vida vegetal.
57:7.10 (660.2) La atmósfera planetaria primitiva de la edad volcánica ofrece poca protección contra los impactos de las colisiones de las nubes meteoríticas. Millones y millones de meteoritos son capaces de penetrar ese cinturón de aire para estrellarse contra la corteza planetaria en forma de cuerpos sólidos. Pero con el paso del tiempo, cada vez son menos los que tienen tamaño suficiente para superar el escudo de fricción cada vez más resistente de la atmósfera enriquecida en oxígeno de las eras posteriores.
57:8.1 (660.3) Hace 1 000 000 000 de años comienza la historia de Urantia propiamente dicha. El planeta había alcanzado un tamaño aproximado al de hoy en día. Por esa época fue inscrito en los registros físicos de Nebadon y se le dio el nombre de Urantia.
57:8.2 (660.4) La atmósfera y la incesante precipitación de humedad facilitaron el enfriamiento de la corteza terrestre. La acción volcánica pronto equilibró la presión calorífica interna y la contracción de la corteza. A medida que progresaba esa época de ajuste y enfriamiento de la corteza, los volcanes disminuyeron rápidamente e hicieron su aparición los terremotos.
57:8.3 (660.5) La historia geológica real de Urantia empieza cuando la corteza del planeta se enfría lo suficiente como para provocar la formación del primer océano. La condensación del vapor de agua sobre la superficie terrestre en proceso de enfriamiento, una vez iniciada, continuó hasta hacerse prácticamente completa. Al final de este periodo ese océano ocupaba el mundo entero y cubría todo el planeta con una profundidad media de más de kilómetro y medio. El funcionamiento de las mareas era muy parecido al de hoy, pero este océano primitivo no era salado; era como una envoltura de agua dulce que cubría el mundo. En aquellos tiempos casi todo el cloro estaba combinado con diversos metales, pero había suficiente cloro unido al hidrógeno para hacer que esta agua fuera ligeramente ácida.
57:8.4 (660.6) Al comienzo de esta era lejana hay que considerar a Urantia como un planeta envuelto en agua. Más tarde, corrientes de lava más profundas y por lo tanto más densas irrumpieron al fondo de lo que es ahora el océano Pacífico, y esta parte de la superficie cubierta de agua se deprimió considerablemente. La primera masa de tierra continental emergió de este océano mundial como ajuste compensatorio del equilibrio de la corteza terrestre que se iba espesando gradualmente.
57:8.5 (660.7) Hace 950 000 000 de años Urantia presenta la imagen de un gran continente de tierra y una gran extensión de agua, el océano Pacífico. Los volcanes siguen siendo habituales y los terremotos frecuentes e intensos. Los meteoritos siguen bombardeando el planeta, aunque están disminuyendo tanto en frecuencia como en tamaño. La atmósfera se va despejando, pero la cantidad de dióxido de carbono sigue siendo alta. La corteza terrestre se estabiliza gradualmente.
57:8.6 (660.8) Fue más o menos por esta época cuando Urantia fue asignado al sistema de Satania para su administración planetaria e inscrito en el registro de vida de Norlatiadek. Empezó entonces el reconocimiento administrativo de la pequeña e insignificante esfera que estaba destinada a ser el planeta donde Miguel acometería posteriormente su formidable empresa de otorgamiento como mortal y viviría las experiencias que han hecho que Urantia sea conocido localmente desde entonces como «el mundo de la cruz».
57:8.7 (661.1) Hace 900 000 000 de años llegó a Urantia la primera partida de exploración de Satania enviada desde Jerusem para examinar el planeta y hacer un informe sobre su adecuación como puesto de experimentación con la vida. Esta comisión estaba formada por veinticuatro miembros, entre ellos Portadores de Vida, Hijos Lanonandek, Melquisedec, serafines y otros órdenes de vida celestial relacionados con los primeros tiempos de la organización y administración de los planetas.
57:8.8 (661.2) Tras inspeccionar a fondo el planeta, la comisión volvió a Jerusem e informó favorablemente al Soberano del Sistema recomendando la inscripción de Urantia en el registro de experimentación con la vida. Vuestro mundo fue registrado así en Jerusem como planeta decimal y se notificó a los Portadores de Vida que se les concedería permiso para instituir nuevos patrones de movilización mecánica, química y eléctrica en el momento de su llegada posterior con el mandato de trasplantar e implantar la vida.
57:8.9 (661.3) A su debido tiempo, la comisión mixta de los doce de Jerusem formuló las disposiciones para la ocupación del planeta, que fueron aprobadas por la comisión planetaria de los setenta en Edentia. Estos planes propuestos por los consejeros consultivos de los Portadores de Vida fueron definitivamente aceptados en Salvington. Poco tiempo después, las difusiones de Nebadon transmitieron la noticia de que Urantia se convertiría en el escenario donde los Portadores de Vida llevarían a cabo el sexagésimo experimento realizado en Satania con objeto de ampliar y mejorar el tipo correspondiente a Satania de los patrones de vida de Nebadon.
57:8.10 (661.4) Poco después de que Urantia fuera reconocido por primera vez en las difusiones del universo para todo Nebadon, le fue concedido su estatus pleno en este universo. Más adelante fue inscrito en los registros de los planetas sede del sector mayor y el sector menor del superuniverso, y antes del final de esta edad ya formaba parte del registro de Uversa de vida planetaria.
57:8.11 (661.5) Toda esta edad estuvo caracterizada por tormentas frecuentes y violentas. La primera corteza del planeta estaba en un estado de cambio continuo. El enfriamiento de la superficie alternaba con inmensos flujos de lava. En ninguna parte de la superficie del mundo se puede encontrar nada de su corteza planetaria original. Toda ella se ha mezclado demasiadas veces con extrusiones de lava procedente de las profundidades y depósitos posteriores del primer océano mundial.
57:8.12 (661.6) En ninguna parte de la superficie del mundo se podrán encontrar más restos modificados de esas antiguas rocas preoceánicas que en el nordeste de Canadá, alrededor de la bahía de Hudson. Esta extensa elevación granítica se compone de piedra que pertenece a las edades preoceánicas. Estas capas de roca han sido calentadas, dobladas, retorcidas y arrugadas, y han pasado una y otra vez por esas experiencias metamórficas y deformadoras.
57:8.13 (661.7) A lo largo de todas las edades oceánicas se depositaron enormes capas de roca estratificada libre de fósiles en este antiguo fondo oceánico. (La piedra caliza puede formarse por precipitación química; no toda la piedra caliza más antigua se produjo por depósitos de vida marina.) En ninguna de estas antiguas formaciones de rocas se encontrarán indicios de vida; no contienen fósiles a menos que por casualidad se hayan mezclado depósitos posteriores de las edades del agua con estas capas más antiguas anteriores a la vida.
57:8.14 (662.1) La corteza terrestre primitiva era muy inestable, pero no había proceso de formación de montañas. El planeta se contraía bajo la presión de la gravedad a medida que se formaba. Las montañas no son el resultado del hundimiento de la corteza que se enfría de una esfera en contracción sino que aparecen más tarde por la acción de la lluvia, la gravedad y la erosión.
57:8.15 (662.2) La masa de tierra continental de esta era aumentó hasta cubrir casi el diez por ciento de la superficie del planeta. Los terremotos intensos no empezaron hasta que la masa continental de tierra alcanzó un buen nivel por encima del agua, pero una vez que empezaron siguieron aumentando en frecuencia e intensidad durante largas edades. Desde hace muchos millones de años han ido disminuyendo, pero en Urantia sigue habiendo una media de quince terremotos al día.
57:8.16 (662.3) Hace 850 000 000 de años empezó la primera época real de estabilización de la corteza terrestre. La mayor parte de los metales más pesados se habían desplazado hacia el centro del globo; la corteza en vías de enfriamiento había dejado de hundirse tan extensamente como en las edades anteriores. Se había establecido un equilibrio mejor entre la extrusión de tierra y el lecho oceánico más pesado. El flujo de la capa de lava subcortical se extendía por casi todo el planeta, lo que compensaba y estabilizaba las fluctuaciones producidas por el enfriamiento, la contracción y los desplazamientos superficiales.
57:8.17 (662.4) La frecuencia y la intensidad de las erupciones volcánicas y los terremotos seguían disminuyendo. La atmósfera se despejaba de gases volcánicos y vapor de agua, pero el porcentaje de dióxido de carbono era aún alto.
57:8.18 (662.5) Las perturbaciones eléctricas iban decreciendo también en el aire y en la tierra. Los flujos de lava habían sacado a la superficie una mezcla de elementos que diversificó la corteza y aisló mejor el planeta de ciertas energías del espacio. Todo ello contribuyó mucho a facilitar el control de la energía terrestre y a regular su flujo, como se manifiesta en el funcionamiento de los polos magnéticos.
57:8.19 (662.6) Hace 800 000 000 de años se inauguró la primera gran época de predominio de la tierra, la edad del aumento de la emergencia continental.
57:8.20 (662.7) Desde que se produjo la condensación de la hidrosfera del planeta, primero como océano mundial y después como océano Pacífico, esta última masa de agua cubría las nueve décimas partes de la superficie del planeta. Los meteoritos que caían al mar se acumulaban en el fondo del océano, y los meteoritos están compuestos generalmente por materiales pesados. Los que caían en tierra se oxidaban considerablemente, luego eran desgastados por la erosión y arrastrados a las cuencas oceánicas. De este modo el fondo del océano se hacía cada vez más pesado, y a esto se sumaba el peso de una masa de agua que en algunos lugares tenía una profundidad de dieciséis kilómetros.
57:8.21 (662.8) El creciente empuje hacia abajo del océano Pacífico contribuía a empujar hacia arriba la masa continental. Europa y África empezaron a elevarse de las profundidades del Pacífico junto con las masas llamadas ahora Australia, América del Norte y del Sur y el continente de la Antártida, mientras que el lecho del océano Pacífico se hundía aún más en un ajuste compensatorio. Al final de este periodo casi un tercio de la superficie del planeta era de tierra, toda ella en una única masa continental.
57:8.22 (662.9) Este aumento de la elevación de las tierras trajo consigo las primeras diferencias climáticas del planeta. La elevación del terreno, las nubes cósmicas y la influencia oceánica son los factores principales de las fluctuaciones climáticas. La espina dorsal de la masa terrestre asiática alcanzó una altura de casi quince kilómetros en el momento de máxima emergencia del terreno. Si hubiera habido mucha humedad en el aire que flotaba sobre esas regiones tan elevadas, se habrían formado enormes mantos de hielo y la edad de hielo habría llegado mucho antes. Tendrían que pasar varios cientos de millones de años antes de que se viera otra vez tanta tierra por encima del agua.
57:8.23 (663.1) Hace 750 000 000 de años empezaron a aparecer las primeras fracturas en la masa continental, como la gran grieta norte-sur que más tarde dejó entrar las aguas del océano y preparó el camino para la deriva hacia el oeste de los continentes de América del Norte y del Sur, incluyendo Groenlandia. La larga hendidura este-oeste separó África de Europa y cercenó del continente asiático las masas de tierra de Australia, las islas del Pacífico y la Antártida.
57:8.24 (663.2) Hace 700 000 000 de años Urantia se acercaba a las condiciones de madurez necesarias para mantener la vida. Seguía la deriva de la tierra continental. El océano penetraba cada vez más en la tierra como largos brazos de mar de aguas poco profundas que formaban esas bahías resguardadas tan adecuadas como hábitat para la vida marina.
57:8.25 (663.3) Hace 650 000 000 de años se produjo una separación aún mayor de las masas de tierra y, en consecuencia, una nueva expansión de los mares continentales. Esas aguas estaban llegando rápidamente al grado de salinidad indispensable para la vida en Urantia.
57:8.26 (663.4) Fueron esos mares y sus sucesores los que establecieron los archivos de la vida de Urantia tal como se descubrieron posteriormente en sus páginas de piedra bien conservadas, volumen tras volumen, a medida que una era sucedía a otra y de una edad nacía la siguiente. Esos mares interiores de antaño fueron en verdad la cuna de la evolución.
57:8.27 (663.5) [Presentado por un Portador de Vida, miembro del Cuerpo de Urantia original y ahora observador residente.]
El libro de Urantia
Documento 58
58:0.1 (664.1) EN TODO Satania solo existen sesenta y un mundos que, como Urantia, son planetas de modificación de la vida. La mayoría de los mundos habitados se pueblan según técnicas establecidas; en esas esferas los Portadores de Vida tienen poco margen de libertad en sus planes de implantación de la vida. Sin embargo, aproximadamente un mundo de cada diez es designado como planeta decimal y asignado al registro especial de los Portadores de Vida. En esos planetas estamos autorizados a emprender ciertos experimentos de vida en un esfuerzo por modificar, y posiblemente mejorar, los tipos estándar de seres vivos del universo.
58:1.1 (664.2) Hace 600 000 000 de años llegó a Urantia la comisión de Portadores de Vida enviada desde Jerusem y empezó el estudio de las condiciones físicas previo al establecimiento de la vida en el mundo número 606 del sistema de Satania. Iba a ser nuestra experiencia número seiscientos seis de iniciación de los patrones de vida de Nebadon en Satania, y nuestra sexagésima oportunidad de hacer cambios e introducir modificaciones en los diseños de vida básicos y estándar del universo local.
58:1.2 (664.3) Conviene aclarar que los Portadores de Vida no pueden iniciar la vida hasta que una esfera esté lista para la inauguración del ciclo evolutivo. Tampoco podemos establecer un desarrollo de vida más rápido del que puede sustentar el progreso físico del planeta.
58:1.3 (664.4) Los Portadores de Vida de Satania habían proyectado un patrón de vida basado en el cloruro sódico y por lo tanto no se podía iniciar su implantación hasta que las aguas del océano hubieran adquirido la salinidad necesaria. El tipo de protoplasma de Urantia solo es viable en una solución salina adecuada. Toda la vida ancestral —vegetal y animal— evolucionó en un hábitat de solución salina. Ni los animales terrestres más organizados podrían seguir viviendo si esa misma solución salina esencial no circulase por todo su cuerpo en la corriente sanguínea que baña profusamente y sumerge literalmente cada minúscula célula viva en ese «piélago salobre».
58:1.4 (664.5) Vuestros antepasados primitivos circulaban libremente por el océano salado. Hoy esa misma solución salada semejante a la del océano circula libremente por vuestros cuerpos, bañando cada célula individual en un líquido químico comparable en todo lo esencial al agua salada que estimuló las primeras reacciones protoplasmáticas de las primeras células vivas que funcionaron en el planeta.
58:1.5 (664.6) Al comienzo de esta era Urantia evoluciona en todos los sentidos hacia un estado favorable para el mantenimiento de las formas iniciales de vida marina. Lento pero seguro, el desarrollo físico del planeta y las regiones adyacentes del espacio está preparando el escenario para los posteriores intentos de establecer las formas de vida que nos habían parecido más adecuadas a ese entorno físico, tanto terrestre como espacial, en vías de desarrollo.
58:1.6 (665.1) La comisión de Portadores de Vida de Satania regresó luego a Jerusem, y decidió esperar a que se produjeran nuevas rupturas de la masa de tierra continental para que se formaran más mares interiores y bahías resguardadas, antes de empezar a implantar la vida.
58:1.7 (665.2) En un planeta donde la vida tiene origen marino, las condiciones ideales para la implantación de la vida vienen dadas por un gran número de mares interiores, un litoral extenso de aguas poco profundas y bahías resguardadas. Así era como se estaban distribuyendo rápidamente las aguas del planeta. Esos antiguos mares interiores rara vez tenían más de ciento cincuenta o ciento ochenta metros de profundidad, y la luz del sol puede penetrar el agua del océano hasta más de ciento ochenta metros.
58:1.8 (665.3) Y fue desde esos litorales, bajo los climas templados y estables de una edad posterior, desde donde la vida vegetal primitiva se abrió camino hasta la tierra. El alto grado de carbono de la atmósfera brindaba a las nuevas variedades terrestres de vida la oportunidad de un crecimiento rápido y exuberante. Aunque esa atmósfera era entonces ideal para el crecimiento de las plantas, contenía tanto dióxido de carbono que ningún animal, y mucho menos el hombre, podría haber vivido sobre la faz de la tierra.
58:2.1 (665.4) La atmósfera planetaria deja pasar una dos mil millonésima parte de la emanación luminosa total del sol. Si la luz que cae sobre América del Norte se pagara a razón de dos centavos por kilovatio hora, la factura anual de luz superaría los 800 000 billones de dólares. La factura de luz solar de Chicago ascendería a bastante más de 100 millones de dólares diarios. Y hay que recordar que recibís del sol otras formas de energía; la luz no es la única contribución solar que llega a vuestra atmósfera. Se vierten sobre Urantia inmensas cantidades de energías solares con longitudes de onda cuyo campo se extiende tanto por encima como por debajo del alcance de la visión humana.
58:2.2 (665.5) La atmósfera terrestre es casi opaca a gran parte de la radiación solar del extremo ultravioleta del espectro. La mayoría de esas ondas cortas son absorbidas por una capa de ozono que abarca todo el nivel situado a unos dieciséis kilómetros por encima de la superficie del planeta y se extiende hacia el espacio otros dieciséis kilómetros. En las condiciones existentes al nivel de la superficie terrestre, el ozono que permea esta región formaría una capa de solo dos milímetros y medio de espesor. Esta cantidad de ozono relativamente pequeña y aparentemente insignificante protege a los habitantes de Urantia del exceso de las peligrosas y destructoras radiaciones ultravioletas presentes en la luz solar. Pero si esta capa de ozono fuera solo un poco más gruesa, os veríais privados de los beneficiosos rayos ultravioletas tan importantes para la salud, que ahora llegan hasta la superficie terrestre y están en el origen de una de vuestras vitaminas más esenciales.
58:2.3 (665.6) Con todo, algunos de vuestros mortales mecanicistas menos imaginativos insisten en ver la creación material y la evolución humana como un accidente. Los intermedios de Urantia han recopilado más de cincuenta mil hechos físicos y químicos que consideran incompatibles con las leyes del azar y demostración inequívoca de la presencia de un propósito inteligente en la creación material. Esto sin tener en cuenta su catálogo de más de cien mil conclusiones ajenas al campo de la física y la química que prueba, según ellos, la presencia de una mente en la planificación, la creación y el mantenimiento del cosmos material.
58:2.4 (666.1) Vuestro sol vierte sobre vosotros un auténtico diluvio de rayos mortíferos, y vuestra agradable vida en Urantia se debe a la influencia «fortuita» de más de cuarenta actividades protectoras, aparentemente casuales, similares a la acción de esta extraordinaria capa de ozono.
58:2.5 (666.2) Si no fuera por el efecto de «manto» de la atmósfera durante la noche, el calor se perdería por irradiación con tanta rapidez que sería imposible mantener la vida sin medios artificiales.
58:2.6 (666.3) Los ocho o diez kilómetros más bajos de la atmósfera terrestre son la troposfera; es la zona de los vientos y corrientes de aire responsables de los fenómenos meteorológicos. Por encima de esta zona está la ionosfera interior e inmediatamente por encima de esta, la estratosfera. Al ascender desde la superficie terrestre la temperatura baja progresivamente durante diez o doce kilómetros, y a esa altura se registran alrededor de 57º C bajo cero. La temperatura se mantiene entre 54 y 57º C bajo cero durante los sesenta y cinco kilómetros siguientes de ascenso; esta zona de temperatura constante es la estratosfera. A una altura de setenta y cinco u ochenta kilómetros la temperatura empieza a subir, y este aumento continúa hasta alcanzar los 650º C en el nivel de las exhibiciones aurorales; este calor intenso es lo que ioniza el oxígeno. Pero la temperatura en una atmósfera tan enrarecida no es comparable con la estimación del calor en la superficie terrestre. No olvidéis que la mitad de toda vuestra atmósfera se encuentra en los primeros cinco kilómetros. La altura de la atmósfera terrestre —unos seiscientos cincuenta kilómetros— está indicada por las franjas aurorales más altas.
58:2.7 (666.4) Los fenómenos aurorales están relacionados directamente con las manchas solares, esos ciclones solares que giran en sentidos contrarios por encima y por debajo del ecuador solar del mismo modo que los huracanes tropicales terrestres. Estas perturbaciones atmosféricas giran en sentidos contrarios según ocurran por encima o por debajo del ecuador.
58:2.8 (666.5) El poder que tienen las manchas solares de alterar las frecuencias de la luz demuestra que los centros de estas tormentas solares funcionan como enormes imanes. Estos campos magnéticos son capaces de lanzar partículas cargadas a través del espacio desde los cráteres de las manchas solares hasta la atmósfera exterior del planeta, donde su influencia ionizante produce las espectaculares exhibiciones aurorales. Por esta razón, los mayores fenómenos aurorales ocurren cuando las manchas solares están en su apogeo o poco después, y en ese momento las manchas están situadas generalmente en la zona ecuatorial.
58:2.9 (666.6) Hasta la aguja de la brújula es sensible a esta influencia solar, puesto que gira ligeramente hacia el este cuando sale el sol y ligeramente hacia el oeste cuando el sol está a punto de ponerse. Esto sucede todos los días, pero cuando los ciclos de las manchas solares están en su apogeo la variación de la brújula es dos veces mayor. Estas desviaciones diurnas de la brújula corresponden a una mayor ionización de la atmósfera superior producida por la luz solar.
58:2.10 (666.7) La existencia de dos niveles diferentes de regiones conductoras electrizadas en la superestratosfera hace posible la transmisión a larga distancia de vuestras radiodifusiones de onda corta y larga. Las formidables tormentas que se desatan de vez en cuando en las regiones exteriores de la ionosfera perturban algunas veces vuestras difusiones.
58:3.1 (666.8) Durante los primeros tiempos de la materialización de un universo las regiones del espacio están salpicadas de vastas nubes de hidrógeno, cúmulos de polvo astronómico muy parecidos a los que caracterizan ahora a muchas regiones de todo el espacio remoto. Gran parte de la materia organizada que los soles resplandecientes descomponen y dispersan en forma de energía radiante se acumulaba originalmente en esas primeras nubes de hidrógeno del espacio. Bajo ciertas condiciones inusuales se produce también descomposición de átomos en el núcleo de las masas más grandes de hidrógeno. Y todos esos fenómenos de construcción y desintegración atómica, como los que ocurren en las nebulosas extremadamente calientes, conllevan la emisión de oleadas de rayos espaciales cortos de energía radiante. Estas diversas radiaciones van acompañadas de una forma de energía-espacio desconocida en Urantia.
58:3.2 (667.1) Esta carga de energía de rayos cortos del espacio del universo es cuatrocientas veces mayor que todas las demás formas de energía radiante que existen en los dominios del espacio organizado. La producción de rayos cortos del espacio, ya procedan de las nebulosas resplandecientes, de los campos eléctricos en tensión, del espacio exterior o de las vastas nubes de polvo de hidrógeno, es modificada cualitativa y cuantitativamente por las fluctuaciones y los cambios súbitos de tensión de la temperatura, la gravedad y las presiones electrónicas.
58:3.3 (667.2) Estas eventualidades en el origen de los rayos del espacio están determinadas por muchos acontecimientos cósmicos así como por las órbitas de la materia circulante, que varían desde círculos modificados hasta elipses extremas. Las condiciones físicas pueden verse también muy alteradas por el hecho de que el espín de los electrones es a veces de dirección opuesta al de la materia más macroscópica, incluso en la misma zona física.
58:3.4 (667.3) Las vastas nubes de hidrógeno son verdaderos laboratorios químicos cósmicos que albergan todas las fases de la energía en evolución y de la materia en metamorfosis. Se produce también una gran actividad energética en los gases marginales de las grandes estrellas binarias, a menudo superpuestos y por lo tanto muy entremezclados. Pero ninguna de esas extensas y formidables actividades energéticas del espacio ejerce la menor influencia sobre los fenómenos de la vida organizada, el plasma germen de las cosas y los seres vivos. Esas condiciones energéticas del espacio atañen al entorno esencial para el establecimiento de la vida, pero no tienen efecto sobre las modificaciones posteriores de los factores hereditarios del plasma germen, como sí lo tienen algunos de los rayos más largos de energía radiante. La vida implantada por los Portadores de Vida resiste perfectamente a todo ese asombroso torrente de rayos espaciales cortos de la energía del universo.
58:3.5 (667.4) Todas esas condiciones cósmicas esenciales tendrían que evolucionar hasta hacerse favorables antes de que los Portadores de Vida pudieran empezar a establecer la vida en Urantia.
58:4.1 (667.5) El hecho de que nos llamemos Portadores de Vida no debe confundiros. Podemos portar vida a los planetas y lo hacemos, pero no trajimos ninguna vida a Urantia. La vida de Urantia es única y original del planeta. Esta esfera es un mundo de modificación de la vida; toda la vida que ha aparecido en ella la formulamos nosotros en el propio planeta. No hay ningún otro mundo en todo Satania, ni siquiera en todo Nebadon, donde la vida exista exactamente igual que en Urantia.
58:4.2 (667.6) Hace 550 000 000 de años el cuerpo de Portadores de Vida volvió a Urantia. En cooperación con poderes espirituales y fuerzas superfísicas organizamos e iniciamos los patrones de vida originales de este mundo y los plantamos en las aguas hospitalarias del planeta. Toda la vida planetaria (aparte de las personalidades extraplanetarias) existente hasta los días de Caligastia, el Príncipe Planetario, tuvo su origen en nuestras tres implantaciones de vida marina originales, idénticas y simultáneas. Estas tres implantaciones de vida han sido denominadas como: la central o eurasiático-africana, la oriental o australasiática y la occidental, que abarca Groenlandia y las Américas.
58:4.3 (668.1) Hace 500 000 000 de años la vida vegetal marina primitiva estaba ya bien establecida en Urantia. Groenlandia y la masa terrestre ártica, junto con América del Norte y del Sur, estaban empezando su larga y lenta deriva hacia el oeste. África se desplazaba ligeramente hacia el sur y creaba una depresión de este a oeste, la cuenca mediterránea, que la separó del continente madre. La Antártida, Australia y la tierra correspondiente a las islas del Pacífico se desprendieron en el sur y el este y se han alejado mucho desde entonces.
58:4.4 (668.2) Habíamos plantado la forma primitiva de vida marina en las bahías tropicales resguardadas de los mares centrales de la hendidura este-oeste producida por el desmembramiento de la masa de tierra continental. Nuestro objetivo al hacer tres implantaciones de vida marina era asegurar que cada gran masa de tierra se llevara consigo esta vida en sus mares de aguas templadas cuando la tierra se separara posteriormente. Preveíamos que cuando emergiera la vida terrestre en la era siguiente, grandes océanos de agua separarían esas masas de tierra en proceso de deriva continental.
58:5.1 (668.3) La deriva de la tierra continental continuaba. El núcleo del planeta, sometido a una presión de casi 3900 toneladas por centímetro cuadrado, se había vuelto tan denso y rígido como el acero, y debido a la enorme presión de la gravedad estaba y sigue estando muy caliente en su interior. La temperatura aumenta desde la superficie hacia dentro hasta que en el centro está un poco por encima de la temperatura de la superficie del sol.
58:5.2 (668.4) Los mil seiscientos kilómetros exteriores de la masa terrestre se componen principalmente de diferentes tipos de roca. Debajo están los elementos metálicos más densos y pesados. Durante todas las edades primeras y preatmosféricas el mundo, en su estado fundido a altísimas temperaturas, estaba tan cerca de ser fluido que los metales más pesados se hundieron profundamente en su interior. Los que hoy se encuentran cerca de la superficie proceden del rezumado de antiguos volcanes, los extensos flujos de lava posteriores y los depósitos meteoríticos más recientes.
58:5.3 (668.5) La corteza exterior tenía unos sesenta y cinco kilómetros de espesor. Este caparazón exterior descansaba directamente sobre un mar fundido de basalto de espesor variable que lo sostenía. Esta capa móvil de lava fundida se mantenía a alta presión, pero tendía siempre a fluir en cualquier dirección para equilibrar los cambios de presión planetarios y contribuir así a la estabilización de la corteza terrestre.
58:5.4 (668.6) Incluso hoy en día los continentes siguen flotando sobre este mar amortiguador no cristalizado de basalto fundido. Si no fuera por esta condición protectora, los terremotos más intensos sacudirían literalmente el mundo hasta hacerlo pedazos. Los terremotos están causados por el deslizamiento y el desplazamiento de la corteza sólida exterior, no por los volcanes.
58:5.5 (668.7) Cuando las capas de lava de la corteza terrestre se enfrían forman el granito. La densidad media de Urantia es algo superior a cinco veces y media la del agua; la densidad del granito es casi tres veces superior a la del agua. El núcleo del planeta es doce veces más denso que el agua.
58:5.6 (668.8) Los fondos de los mares son más densos que las masas de tierra, y eso es lo que mantiene a los continentes por encima del agua. Cuando los fondos de los mares son empujados hasta salir por encima del nivel del mar, se comprueba que están compuestos principalmente de basalto, una forma de lava considerablemente más pesada que el granito de las masas terrestres. Por otra parte, si los continentes no fueran más ligeros que los lechos oceánicos, la gravedad elevaría los bordes de los océanos por encima de la tierra, pero no se han observado fenómenos de este tipo.
58:5.7 (668.9) El peso de los océanos contribuye también a aumentar la presión sobre los lechos marinos. Los lechos de los océanos, más bajos pero comparativamente más pesados, más el peso del agua que los recubre, equivalen aproximadamente al peso de los continentes, más altos pero mucho más ligeros. Pero todos los continentes tienden a deslizarse hacia los océanos. La presión continental en el nivel de los fondos de los océanos es de alrededor de 1400 kilos por centímetro cuadrado. Es decir, esta sería la presión de una masa continental que se alzara a unos 4600 metros sobre el fondo del océano. La presión del agua en el fondo del océano es solo de unos 350 kilos por centímetro cuadrado. Estas presiones diferenciales tienden a hacer que los continentes se deslicen hacia el lecho de los océanos.
58:5.8 (669.1) La depresión del fondo del océano durante las edades anteriores a la vida había empujado a una solitaria masa de tierra continental hasta una altura tal que la presión lateral tendía a hacer que sus márgenes oriental, occidental y meridional se deslizaran cuesta abajo sobre los lechos subyacentes de lava semiviscosa hasta las aguas del océano Pacífico circundante. Esto compensó tan plenamente la presión continental que no se produjo una rotura amplia en la ribera oriental de este antiguo continente asiático, pero desde entonces ese litoral oriental está suspendido sobre el precipicio de las profundidades oceánicas colindantes y amenaza con deslizarse hacia una tumba marina.
58:6.1 (669.2) Hace 450 000 000 de años se produjo la transición de la vida vegetal a la animal. Esta metamorfosis tuvo lugar en las aguas resguardadas y poco profundas de las bahías y lagunas tropicales formadas en los largos litorales de los continentes que se estaban separando. Todo este desarrollo era inherente a los patrones originales de vida y ocurrió gradualmente. Hubo muchas etapas de transición entre las formas primitivas iniciales de vida vegetal y los posteriores organismos animales bien definidos. Incluso hoy persisten los mohos mucilaginosos de transición, difíciles de clasificar como plantas o como animales.
58:6.2 (669.3) A pesar de que se puede seguir la pista de la evolución de la vida vegetal a la vida animal, y aunque se han encontrado series escalonadas de plantas y animales que conducen progresivamente desde los organismos más sencillos a los más complejos y avanzados, no podréis encontrar eslabones de unión semejantes entre las grandes divisiones del reino animal ni entre los tipos superiores de animales prehumanos y los hombres de los albores de las razas humanas. Los llamados «eslabones perdidos» seguirán perdidos para siempre por la sencilla razón de que nunca existieron.
58:6.3 (669.4) De era en era surgen especies de vida animal radicalmente nuevas. No evolucionan por acumulación gradual de pequeñas variaciones sino que aparecen como órdenes de vida nuevos y totalmente desarrollados, y aparecen repentinamente.
58:6.4 (669.5) La aparición repentina de especies nuevas y órdenes diversificados de organismos vivos es enteramente biológica y estrictamente natural. No hay nada sobrenatural en esas mutaciones genéticas.
58:6.5 (669.6) Cuando los océanos alcanzaron el grado apropiado de salinidad la vida animal evolucionó, y fue relativamente sencillo hacer que las aguas salobres circularan por los cuerpos de los animales marinos. Pero cuando los océanos se contrajeron y el porcentaje de sal aumentó mucho, esos mismos animales desarrollaron la capacidad de reducir la salinidad de sus fluidos corporales. Del mismo modo, los organismos que aprendieron a vivir en agua dulce adquirieron la capacidad de mantener el grado adecuado de cloruro sódico en sus fluidos corporales mediante ingeniosas técnicas de conservación de la sal.
58:6.6 (669.7) El estudio de los fósiles marinos incrustados en las rocas revela las primeras luchas de adaptación de aquellos organismos primitivos. Las plantas y los animales no dejan nunca de hacer estos experimentos de adaptación. El entorno cambia continuamente y los organismos vivos se esfuerzan siempre por acomodarse a estas fluctuaciones sin fin.
58:6.7 (670.1) El equipamiento fisiológico y la estructura anatómica de todos los órdenes nuevos de vida existen como respuesta a la acción de las leyes físicas, pero la dotación posterior de mente es otorgamiento de los espíritus-mente adjutores de acuerdo con la capacidad innata del cerebro. La mente, aunque no es una evolución física, depende por completo de la capacidad del cerebro que viene dada por desarrollos puramente físicos y evolutivos.
58:6.8 (670.2) A través de ciclos casi interminables de ganancias y pérdidas, de adaptaciones y readaptaciones, todos los organismos vivos oscilan hacia adelante y hacia atrás de edad en edad. Los que logran la unidad cósmica permanecen, mientras que los que no alcanzan esta meta dejan de existir.
58:7.1 (670.3) El inmenso grupo de sistemas rocosos que constituían la corteza exterior del mundo durante los albores de la vida, o era proterozoica, no aparece ahora en muchos puntos de la superficie terrestre. Y cuando emerja desde debajo de todas las acumulaciones de las edades posteriores, solo se encontrarán restos fósiles de vida vegetal y de la primera vida animal primitiva. Algunas de estas rocas más antiguas depositadas por el agua están entremezcladas con capas posteriores y presentan a veces restos fósiles de algunas de las formas más tempranas de la vida vegetal, mientras que en las capas superiores se pueden encontrar ocasionalmente algunas de las formas más primitivas de los primeros organismos animales marinos. En muchos lugares, estas capas estratificadas de roca muy antigua que llevan fósiles tanto animales como vegetales de la primera vida marina se encuentran directamente en la parte de arriba de la piedra más antigua no diferenciada.
58:7.2 (670.4) Los fósiles de esta era son algas, plantas parecidas al coral, protozoos primitivos y organismos de transición parecidos a las esponjas. La ausencia de dichos fósiles en las primeras capas de roca no prueba necesariamente que no existieran organismos vivos en algún otro lugar en el momento en que se depositaron. La vida era escasa en aquellos primeros tiempos y se fue abriendo paso lentamente sobre la faz de la tierra.
58:7.3 (670.5) Las rocas de esa edad de antaño están ahora en la superficie del planeta o muy cerca de ella y ocupan la octava parte aproximadamente del área de tierra de hoy en día. El espesor medio de esta piedra de transición, las capas estratificadas de roca más antiguas, es de unos dos kilómetros y medio. En algunos puntos estos antiguos sistemas de rocas alcanzan los seis kilómetros y medio de espesor, aunque muchas de las capas que se han atribuido a esa era pertenecen a periodos posteriores.
58:7.4 (670.6) En América del Norte esta antigua y primitiva capa de piedra portadora de fósiles aflora en las regiones del este, centro y norte de Canadá. Estas rocas aparecen también en dirección este a oeste en una cadena intermitente de crestas que se extiende desde Pensilvania y las antiguas montañas Adirondack hacia el oeste, pasando por Míchigan, Wisconsin y Minesota. Otras cadenas de crestas van desde Terranova a Alabama y desde Alaska a México.
58:7.5 (670.7) Las rocas de esa era aparecen expuestas por doquier en toda la superficie del planeta, pero las más fáciles de interpretar son las de los alrededores del lago Superior y del Gran Cañón del río Colorado, donde las distintas capas de estas rocas primitivas portadoras de fósiles dan fe de los trastornos y fluctuaciones de la superficie terrestre en aquellos tiempos lejanos.
58:7.6 (670.8) Esta capa de piedra, el estrato portador de fósiles más antiguo de la corteza terrestre, se ha arrugado, plegado y retorcido caprichosamente a raíz de las conmociones producidas por los terremotos y los primeros volcanes. Los flujos de lava de esa edad hicieron subir mucho hierro, cobre y plomo hasta cerca de la superficie del planeta.
58:7.7 (670.9) Pocos lugares muestran estas actividades de forma más gráfica que el valle St. Croix, en Wisconsin. En esta región se produjeron ciento veintisiete flujos sucesivos de lava sobre un terreno que fue luego sumergido por las aguas con el consiguiente depósito de roca. Aunque ya no queda gran parte de la sedimentación rocosa superior ni del flujo de lava intermitente, y a pesar de que el fondo de este sistema está profundamente enterrado, unos sesenta y cinco o setenta de estos archivos estratificados de edades pasadas están hoy expuestos a la vista.
58:7.8 (671.1) En esas primeras edades en las que había mucha tierra situada cerca del nivel del mar, se produjeron muchas sumersiones y emersiones sucesivas. La corteza terrestre estaba entrando en su último periodo de estabilización relativa. Las ondulaciones, elevaciones y descensos provocados por la deriva continental anterior contribuyeron a la frecuencia de la sumersión periódica de grandes masas de tierra.
58:7.9 (671.2) Durante esos tiempos de vida marina primitiva, extensas zonas de costa continental se hundieron bajo los mares desde unos pocos metros hasta casi un kilómetro. Gran parte de la arenisca y de los conglomerados más viejos corresponde a las acumulaciones sedimentarias de esas antiguas costas. Las rocas sedimentarias procedentes de esa primera estratificación descansan directamente sobre capas que datan de mucho antes del origen de la vida y se remontan a la primera aparición del océano mundial.
58:7.10 (671.3) Algunas de las capas superiores de estos depósitos de roca de transición contienen pequeñas cantidades de esquistos o pizarras de colores oscuros que indican la presencia de carbono orgánico y atestiguan la existencia de los ancestros de las formas de flora que invadirían el planeta durante la edad siguiente, llamada carbonífera o del carbón. Gran parte del cobre de estas capas de roca es el resultado de su sedimentación en agua. A veces se encuentra en las grietas de rocas más viejas y procede de la concentración de las aguas pantanosas estancadas de algún antiguo litoral resguardado. Las minas de hierro de Europa y América del Norte están localizadas en depósitos y extrusiones que reposan en parte en rocas no estratificadas más antiguas y en parte en estas rocas estratificadas posteriores correspondientes a los periodos de transición de la formación de la vida.
58:7.11 (671.4) Esta era es testigo de la propagación de la vida por todas las aguas del mundo; la vida marina ha quedado bien establecida en Urantia. Los fondos de los mares interiores extensos y poco profundos están siendo invadidos gradualmente por un profuso y exuberante crecimiento de la vegetación, mientras que en las aguas litorales pululan las formas simples de la vida animal.
58:7.12 (671.5) Toda esta historia está narrada de forma gráfica en las páginas fósiles del vasto «libro de piedra» de los anales del mundo. Y las páginas de ese gigantesco archivo biogeológico cuentan infaliblemente la verdad a quienes adquieran la capacidad de interpretarlas. Muchos de esos antiguos lechos marinos están ahora bien elevados por encima de la tierra y sus depósitos cuentan, edad tras edad, la historia de las luchas por la vida de aquellos primeros tiempos. Como dijo vuestro poeta, es literalmente cierto que «el polvo que pisamos estuvo una vez vivo».
58:7.13 (671.6) [Presentado por un miembro del Cuerpo de Portadores de Vida de Urantia residente ahora en el planeta.]
El libro de Urantia
Documento 59
59:0.1 (672.1) CONSIDERAMOS que la historia de Urantia empezó hace unos mil millones de años y que se extiende a lo largo de cinco eras principales:
59:0.2 (672.2) 1. La era anterior a la vida comprende los primeros cuatrocientos cincuenta millones de años, desde el momento aproximado en que el planeta alcanzó su presente tamaño hasta el momento del establecimiento de la vida. Vuestros estudiosos llaman a este periodo el arqueozoico.
59:0.3 (672.3) 2. La era de los albores de la vida comprende los ciento cincuenta millones de años siguientes. Esta época transcurre entre la edad anterior a la vida, o edad cataclísmica, y el periodo siguiente de vida marina más desarrollada. Vuestros investigadores conocen esta era como el proterozoico.
59:0.4 (672.4) 3. La era de la vida marina abarca los doscientos cincuenta millones de años siguientes y la conocéis habitualmente como el paleozoico.
59:0.5 (672.5) 4. La era de la primera vida terrestre comprende los cien millones de años siguientes y es conocida como el mesozoico.
59:0.6 (672.6) 5. La era de los mamíferos ocupa los últimos cincuenta millones de años. Esta era de los tiempos recientes es conocida como el cenozoico.
59:0.7 (672.7) La era de la vida marina abarca por lo tanto alrededor de una cuarta parte de la historia de vuestro planeta. Se puede subdividir en seis largos periodos, cada uno de ellos caracterizado por ciertos desarrollos bien definidos tanto en los ámbitos geológicos como en los biológicos.
59:0.8 (672.8) Cuando empieza esta era los fondos de los mares, las extensas plataformas continentales y las numerosas ensenadas poco profundas cercanas a las costas están cubiertas de una prolífica vegetación. Ya se han desarrollado las formas de vida animal más simples y primitivas a partir de los organismos vegetales precedentes, y los primeros organismos animales se han ido abriendo camino gradualmente a lo largo de los extensos litorales de las distintas masas de tierra hasta hacer bullir de vida marina primitiva los numerosos mares interiores. Dado que pocos de esos primeros organismos tenían caparazones, no se han conservado muchos como fósiles. Sin embargo, el escenario está listo para la inauguración de los primeros capítulos del gran «libro de piedra» dedicado a la conservación de los anales de la vida que tan metódicamente se fue depositando durante las edades siguientes.
59:0.9 (672.9) El continente de América del Norte es fabulosamente rico en depósitos que contienen fósiles de toda la era de la vida marina. Las capas primerísimas y más antiguas están separadas de los últimos estratos del periodo anterior por amplios depósitos de erosión que segregan claramente estas dos etapas del desarrollo planetario.
59:1.1 (673.1) Al comienzo de este periodo de calma relativa en la superficie del planeta, la vida está confinada a los diversos mares interiores y al litoral oceánico; aún no ha evolucionado ninguna forma de organismo terrestre. Los animales marinos primitivos, ya bien establecidos, están preparados para el próximo desarrollo evolutivo. Las amebas, que hicieron su aparición hacia el final del periodo de transición precedente, son supervivientes típicos de esta primera etapa de la vida animal.
59:1.2 (673.2) Hace 400 000 000 de años la vida marina, tanto vegetal como animal, está bastante bien distribuida por el mundo entero. El clima mundial se hace un poco más templado y se vuelve más estable. Hay una inundación general de las costas de los diversos continentes, en particular de América del Norte y del Sur. Aparecen nuevos océanos y las masas de agua más antiguas se agrandan considerablemente.
59:1.3 (673.3) Por primera vez la vegetación empieza a trepar hasta la tierra y no tarda en hacer progresos considerables en su adaptación a un hábitat no marino.
59:1.4 (673.4) Repentinamente y sin ninguna ascendencia en gradación hacen su aparición los primeros animales multicelulares. Se han desarrollado los trilobites y dominan los mares durante largas edades. Desde el punto de vista de la vida marina, es la edad de los trilobites.
59:1.5 (673.5) Hacia el fin de este periodo gran parte de Europa y América del Norte emergieron del mar. La corteza del planeta se estabilizó temporalmente. Montañas, o más bien altas elevaciones de tierra, se alzaron a lo largo de las costas del Atlántico y del Pacífico, en las Antillas y en el sur de Europa. Toda la región del Caribe se elevó considerablemente.
59:1.6 (673.6) Hace 390 000 000 de años la tierra seguía estando elevada. En algunas partes del este y oeste de América y del oeste de Europa se pueden encontrar los estratos pétreos que se fueron asentando durante esos tiempos, y esas son las rocas más antiguas que contienen fósiles de trilobites. Estas rocas portadoras de fósiles se depositaron en los muchos y largos brazos de mar que se adentraban en las masas de tierra.
59:1.7 (673.7) Al cabo de varios millones de años el océano Pacífico empezó a invadir los continentes americanos. El hundimiento de las tierras se debió principalmente al ajuste de la corteza, aunque también fue un factor el desplazamiento lateral del terreno, o deslizamiento continental.
59:1.8 (673.8) Hace 380 000 000 de años Asia se hundía y todos los demás continentes emergieron por poco tiempo. En el transcurso de esta época el recién aparecido océano Atlántico hizo grandes incursiones en todos los litorales vecinos. Los mares del Atlántico norte o árticos estaban entonces comunicados con las aguas del golfo meridional. Cuando este mar meridional entró en la depresión apalache, sus olas rompían en el este contra montañas tan altas como los Alpes. Pero en general los continentes eran tierras bajas carentes de interés y totalmente desprovistas de belleza paisajística.
59:1.9 (673.9) Los depósitos sedimentarios de estas edades son de cuatro clases.
59:1.10 (673.10) 1. Conglomerados: materia depositada cerca de los litorales.
59:1.11 (673.11) 2. Areniscas: depósitos formados en aguas poco profundas pero con suficiente oleaje para impedir que el lodo se asentara.
59:1.12 (673.12) 3. Esquistos: depósitos formados en aguas más profundas y tranquilas.
59:1.13 (673.13) 4. Calizas: entre ellas los depósitos de caparazones de trilobites en aguas profundas.
59:1.14 (673.14) Los fósiles de trilobites de estos tiempos presentan ciertas uniformidades básicas unidas a ciertas variaciones bien marcadas. Los primeros animales que se desarrollaron a partir de las tres implantaciones originales de vida eran característicos: los que aparecieron en el hemisferio occidental eran ligeramente diferentes a los del grupo eurasiático y a los del tipo australasiático o australantártico.
59:1.15 (674.1) Hace 370 000 000 de años se produjo la gran inundación que sumergió casi por completo a América del Norte y del Sur, seguida por el hundimiento de África y Australia. Solo ciertas partes de América del Norte permanecieron por encima de esos mares cámbricos poco profundos. Cinco millones de años más tarde los mares se retiraban al tiempo que las tierras se iban elevando. Ninguno de esos fenómenos de hundimientos y elevaciones de tierra era espectacular, pues ocurrían lentamente a lo largo de millones de años.
59:1.16 (674.2) Los estratos de esta época que contienen fósiles de trilobites afloran aquí y allá en todos los continentes excepto en Asia central. En muchas regiones estas rocas son horizontales, pero en las montañas están inclinadas y deformadas por la presión y los plegamientos. En muchos lugares esa presión ha cambiado el carácter original de estos depósitos. La arenisca se ha hecho cuarzo, el esquisto ha cambiado a pizarra y la caliza se ha convertido en mármol.
59:1.17 (674.3) Hace 360 000 000 de años la tierra seguía elevándose. América del Norte y del Sur estaban bien elevadas. Europa occidental y las islas británicas estaban emergiendo, excepto partes de Gales que estaban profundamente sumergidas. No hubo grandes capas de hielo durante esas edades. Los supuestos depósitos glaciares que aparecen en relación con estos estratos en Europa, África, China y Australia se deben a glaciares aislados de montaña o al desplazamiento de detritos glaciares de origen posterior. El clima mundial era oceánico, no continental. Los mares del sur eran entonces más templados que ahora y se extendían hacia el norte por encima de América del Norte hasta las regiones polares. La Corriente del Golfo atravesaba el centro de América del Norte y se desviaba hacia el este para bañar y calentar las costas de Groenlandia, de modo que este continente, ahora cubierto por un manto de hielo, era un verdadero paraíso tropical.
59:1.18 (674.4) La vida marina era muy parecida en todo el mundo y consistía en algas marinas, organismos unicelulares, esponjas simples, trilobites y otros crustáceos: camarones, cangrejos y langostas. Al final de este periodo aparecieron tres mil variedades de braquiópodos, de las cuales solo han sobrevivido doscientas. Estos animales representan una variedad de la primera vida que ha llegado prácticamente sin cambios hasta los tiempos presentes.
59:1.19 (674.5) Pero las criaturas vivas dominantes eran los trilobites. Eran animales sexuados y existían bajo muchas formas. Al ser malos nadadores, flotaban perezosamente en el agua o se arrastraban por los fondos marinos y se enroscaban para protegerse cuando eran atacados por sus enemigos, que aparecieron más tarde. Alcanzaban longitudes de entre cinco y treinta centímetros y se desarrollaron en cuatro grupos distintos: carnívoros, herbívoros, omnívoros y «comedores de fango». La capacidad de este último grupo de subsistir en buena medida a base de materia inorgánica —fueron los últimos animales multicelulares que pudieron hacerlo— explica su proliferación y su prolongada supervivencia.
59:1.20 (674.6) Este era el cuadro biogeológico de Urantia al final de ese largo periodo de la historia del mundo que abarcó cincuenta millones de años y que vuestros geólogos denominan cámbrico.
59:2.1 (674.7) Los fenómenos periódicos de elevación y hundimiento del terreno característicos de estos tiempos eran todos graduales y nada espectaculares, con poca o ninguna acción volcánica. En el transcurso de esas elevaciones y depresiones sucesivas del terreno, el continente madre asiático no compartió del todo la historia de las otras masas de tierra. Experimentó muchas inundaciones al hundirse primero en una dirección y luego en otra, sobre todo en su primera historia, pero no presenta los depósitos uniformes de roca que se pueden descubrir en los otros continentes. En las edades recientes Asia ha sido la más estable de todas las masas continentales.
59:2.2 (675.1) Hace 350 000 000 de años empezó el gran periodo de inundaciones de todos los continentes excepto Asia central. Las masas de tierra se vieron cubiertas repetidamente por el agua; solo las tierras altas costeras permanecieron por encima de las oscilaciones de esos mares interiores muy extendidos aunque poco profundos. Tres importantes inundaciones marcaron este periodo, pero antes de que terminara los continentes volvieron a elevarse y el total de superficie emergida llegó a ser un quince por ciento mayor que hoy. La región del Caribe estaba muy elevada. Este periodo no está tan bien delimitado en Europa, donde las fluctuaciones terrestres fueron menores aunque con una acción volcánica más continua.
59:2.3 (675.2) Hace 340 000 000 de años se produjo otro hundimiento de tierras generalizado excepto en Asia y Australia. Las aguas de los océanos del mundo se entremezclaron de forma general. Fue una gran edad de piedra caliza, depositada en su mayor parte por algas secretoras de cal.
59:2.4 (675.3) Algunos millones de años más tarde grandes zonas de los continentes americanos y de Europa empezaron a emerger del agua. En el hemisferio occidental solo quedaba un brazo del océano Pacífico sobre México y la región que hoy conocemos como las montañas Rocosas, pero hacia el final de esta época las costas del Atlántico y del Pacífico empezaron a hundirse de nuevo.
59:2.5 (675.4) Hace 330 000 000 de años se inicia un periodo de calma relativa en todo el mundo con mucha tierra de nuevo por encima del agua. La única excepción a este reinado de quietud terrestre fue la erupción del gran volcán norteamericano del este de Kentucky, uno de los mayores fenómenos volcánicos individuales que el mundo haya conocido jamás. Las cenizas de este volcán cubrieron mil trescientos kilómetros cuadrados con una profundidad de entre cinco y seis metros.
59:2.6 (675.5) Hace 320 000 000 de años se produjo la tercera gran inundación de este periodo. Las aguas de esta inundación cubrieron toda la tierra sumergida por la precedente y se extendieron más en muchas direcciones sobre Europa y las Américas. El este de América del Norte y el oeste de Europa estuvieron sumergidos bajo 3000 a 4500 metros de agua.
59:2.7 (675.6) Hace 310 000 000 de años las masas de tierra del mundo estaban otra vez bien altas excepto las zonas meridionales de América del Norte. México emergió, y al hacerlo creó el mar del Golfo que conserva su identidad desde entonces.
59:2.8 (675.7) La vida de este periodo sigue evolucionando. El mundo vuelve a estar en calma y relativamente tranquilo; el clima se mantiene templado y estable; las plantas terrestres se van alejando cada vez más de las orillas del mar. Los patrones de vida están bien desarrollados, aunque quedan pocos fósiles vegetales de esta época.
59:2.9 (675.8) Esta fue la gran edad de la evolución de los organismos animales individuales, aunque muchos de los cambios básicos, como la transición de vegetal a animal, ya habían ocurrido con anterioridad. La fauna marina se desarrolló hasta el punto de que todos los tipos de vida que estaban por debajo de la escala vertebrada estuvieron representados en los fósiles de las rocas que se depositaron durante este periodo. Pero todos esos animales eran organismos marinos. Aún no había aparecido ningún animal terrestre, salvo algunos tipos de gusanos que excavaban el terreno a orillas del mar, ni se habían extendido aún las plantas terrestres por los continentes. Seguía habiendo demasiado dióxido de carbono en el aire como para permitir la existencia de seres respiradores de aire. Todos los animales, excepto algunos de los más primitivos, dependen fundamentalmente de forma directa o indirecta de la vida vegetal para existir.
59:2.10 (676.1) Los trilobites seguían desempeñando un papel prominente. Estos pequeños animales existían en decenas de miles de patrones y fueron los predecesores de los crustáceos modernos. Algunos trilobites tenían entre veinticinco y cuatro mil minúsculos ojitos, otros tenían ojos rudimentarios. Al término de este periodo los trilobites compartían el dominio de los mares con otras formas de vida invertebrada. Pero perecieron por completo al empezar el periodo siguiente.
59:2.11 (676.2) Las algas secretoras de cal estaban muy extendidas. Existían miles de especies de los primeros antepasados de los corales. Abundaban los gusanos de mar y había muchas variedades de medusas que se han extinguido desde entonces. Los corales y los tipos de esponjas más recientes evolucionaron. Los cefalópodos estaban bien desarrollados y han sobrevivido en los nautilos perlados, los pulpos, las sepias y los calamares modernos.
59:2.12 (676.3) Había muchas variedades de animales con caparazón, pero entonces no lo necesitaban tanto para defenderse como en edades posteriores. Los gasterópodos vivían en las aguas de los mares antiguos y entre ellos había bígaros, caracoles y otros gasterópodos no bivalvos. Los gasterópodos bivalvos, entre ellos los mejillones, las almejas, las ostras y las vieiras, apenas han experimentado cambios en los millones de años transcurridos desde entonces. También evolucionaron los organismos con valvas, y estos braquiópodos vivían en aquellas aguas antiguas de forma muy parecida a como viven hoy; sus valvas tenían incluso charnelas, muescas y otros tipos de dispositivos protectores.
59:2.13 (676.4) Así termina la historia evolutiva del segundo gran periodo de la vida marina conocido por vuestros geólogos como el ordovícico.
59:3.1 (676.5) Hace 300 000 000 de años empezó otro gran periodo de sumersión de tierras. El avance de los antiguos mares silúricos hacia el sur y hacia el norte acabó sepultando la mayor parte de Europa y de América del Norte. El terreno no se elevaba mucho sobre el nivel del mar, de modo que no hubo mucha sedimentación en los litorales. El mar era un hervidero de seres vivos con caparazón calizo, y la acumulación de esos caparazones caídos en el fondo del mar fue formando gradualmente capas muy gruesas de piedra caliza. Este fue el primer depósito generalizado de caliza, y cubre prácticamente toda Europa y toda América del Norte, pero solo aparece en unos pocos lugares de la superficie terrestre. El espesor medio de esta antigua capa rocosa es de unos trescientos metros, pero muchos de estos depósitos se han visto muy deformados desde entonces por levantamientos, pliegues y fallas, y muchos se han convertido en cuarzo, esquisto y mármol.
59:3.2 (676.6) En las capas de piedra de este periodo no aparecen rocas ígneas ni lava, excepto las de los grandes volcanes del sur de Europa y del este del Maine y los flujos de lava de Quebec. La mayor parte de la actividad volcánica era cosa del pasado. Esta fue la época de apogeo de la gran sedimentación en agua, con poca o ninguna formación de montañas.
59:3.3 (676.7) Hace 290 000 000 de años, el mar se había retirado mucho de los continentes y los fondos de los océanos circundantes se hundían. Hubo pocos cambios en las masas continentales hasta que volvieron a sumergirse. En todos los continentes empezaban a producirse los primeros movimientos montañosos. Los mayores de estos levantamientos de la corteza fueron los Himalayas en Asia y los grandes montes de Caledonia, que se extienden desde Irlanda hasta Spitzbergen pasando por Escocia.
59:3.4 (677.1) Entre los depósitos de esta edad se encuentra gran parte del gas, el petróleo, el zinc y el plomo. El gas y el petróleo proceden de las enormes acumulaciones de materia vegetal y animal que se depositaron durante la sumersión terrestre anterior, mientras que los depósitos minerales son producto de la sedimentación de masas de agua estancada. Muchos depósitos de sal gema pertenecen a este periodo.
59:3.5 (677.2) Los trilobites declinaban rápidamente y los grandes moluscos, o cefalópodos, pasaron a primer plano. Estos animales llegaron a tener cinco metros de largo y treinta centímetros de diámetro y se adueñaron de los mares. Esta especie animal apareció repentinamente y dominó la vida marina.
59:3.6 (677.3) La gran actividad volcánica de esta edad estuvo en la zona europea. Hacía millones y millones de años que no se producían erupciones volcánicas tan extensas y violentas como las que hubo entonces alrededor de la depresión mediterránea y especialmente en las inmediaciones de las islas británicas. Este flujo de lava vertido sobre la región de las islas británicas aparece hoy en capas alternas de lava y roca de 7600 metros de espesor. Estas rocas fueron depositadas por flujos intermitentes de lava que se extendían sobre un lecho marino poco profundo y se intercalaban entre los depósitos rocosos. Todo este conjunto se elevó posteriormente a gran altura sobre el mar. Hubo violentos terremotos en el norte de Europa, sobre todo en Escocia.
59:3.7 (677.4) El clima oceánico seguía siendo templado y uniforme, y los mares cálidos bañaban las costas de las tierras polares. Es posible encontrar braquiópodos y otros fósiles de vida marina en esos depósitos hasta en el mismo polo Norte. Los gastrópodos, los braquiópodos, las esponjas y los corales formadores de arrecifes seguían multiplicándose.
59:3.8 (677.5) El final de esta época es testigo del segundo avance de los mares silúricos y de una nueva mezcla de las aguas de los océanos del norte y del sur. Los cefalópodos dominan la vida marina, mientras que las formas de vida asociadas se van desarrollando y diferenciando progresivamente.
59:3.9 (677.6) Hace 280 000 000 de años los continentes habían emergido en gran parte de la segunda inundación silúrica. Los depósitos de roca de este anegamiento se conocen en América del Norte como las calizas del Niágara, porque este es el estrato de roca sobre el que fluyen ahora las cataratas del Niágara. Esta capa de roca se extiende desde las montañas orientales hasta la región del valle del Misisipí, pero no más al oeste excepto por el sur. Varias capas se extienden por Canadá, zonas de América del Sur, Australia y la mayor parte de Europa. El espesor medio de esta serie del Niágara es de casi doscientos metros. En muchas regiones recubre directamente estos depósitos de tipo Niágara un conjunto de conglomerados, esquistos y sal gema producto de la acumulación de asentamientos secundarios de materia. Esa sal se asentó en grandes lagunas que alternativamente se abrían al mar y luego quedaban aisladas, de modo que la evaporación produjo depósitos de sal junto con otras materias disueltas en el agua. En algunas regiones estos lechos de sal gema tienen veinte metros de espesor.
59:3.10 (677.7) El clima es suave y uniforme, y en las regiones árticas se depositan fósiles marinos. Pero al final de esta época los mares son tan salados que sobrevive en ellos poca vida.
59:3.11 (677.8) Hacia el final de la última sumersión silúrica se multiplican rápidamente los equinodermos —los lirios de mar— como atestiguan los depósitos crinoideos de piedra caliza. Los trilobites casi han desaparecido y los moluscos siguen siendo los reyes de los mares. La formación de arrecifes de coral aumenta considerablemente. Durante esta edad evolucionan por primera vez los escorpiones de agua primitivos en las ubicaciones más favorables. Poco después, y repentinamente, hacen su aparición los auténticos escorpiones respiradores de aire.
59:3.12 (678.1) Con estos acontecimientos termina el tercer periodo de vida marina, que abarca veinticinco millones de años y que vuestros investigadores conocen como el silúrico.
59:4.1 (678.2) En la lucha multisecular entre la tierra y el agua, el mar ha salido relativamente victorioso durante largos periodos, pero se acerca la hora de la victoria de la tierra. Hasta aquí las derivas continentales no han sido grandes, por eso prácticamente toda la tierra del mundo está comunicada a veces por finos istmos y estrechos puentes terrestres.
59:4.2 (678.3) Cuando la tierra emerge de la última inundación silúrica, un periodo importante del desarrollo del mundo y de la evolución de la vida llega a su fin. Es el amanecer de una nueva edad en el planeta. El paisaje desnudo y sin atractivo de los tiempos anteriores se está vistiendo de un verdor exuberante y pronto aparecerán los primeros bosques espléndidos.
59:4.3 (678.4) La vida marina de esta edad era muy diversa por la segregación existente entre las primeras especies, pero más tarde todos esos distintos tipos se mezclaron y asociaron libremente. Los braquiópodos alcanzaron pronto su apogeo, luego les sucedieron los artrópodos y aparecieron por primera vez los percebes. Pero el acontecimiento más grande de todos fue la aparición repentina de la familia de los peces. Esta época se convirtió en la edad de los peces, el periodo de la historia del mundo caracterizado por los animales de tipo vertebrado.
59:4.4 (678.5) Hace 270 000 000 de años todos los continentes estaban por encima del agua. Desde hacía millones y millones de años no había habido tanta tierra por encima del agua al mismo tiempo. Fue una de las épocas de mayor emergencia de tierra de toda la historia del mundo.
59:4.5 (678.6) Cinco millones de años más tarde las tierras de América del Norte y del Sur, de Europa, de África, del norte de Asia y de Australia se inundaron por poco tiempo. América del Norte llegó a estar casi totalmente sumergida en algún momento dado, y las capas de caliza resultantes van desde los 150 hasta los 1500 metros de espesor. Estos diversos mares devónicos se extendieron primero en una dirección y luego en otra, de forma que el inmenso mar ártico interior norteamericano encontró una salida al océano Pacífico por el norte de California.
59:4.6 (678.7) Hace 260 000 000 de años, hacia el final de esta época de depresión de la tierra, América del Norte estaba parcialmente cubierta por mares que se comunicaban simultáneamente con las aguas del Pacífico, del Atlántico, del Ártico y del Golfo. Los depósitos de estas últimas etapas de la primera inundación devónica tienen un espesor medio de unos trescientos metros. Los arrecifes de coral característicos de estos tiempos indican que los mares interiores eran transparentes y poco profundos. Estos depósitos de coral están al descubierto en las riberas del río Ohio cerca de Louisville (Kentucky), tienen unos treinta metros de espesor y presentan más de doscientas variedades. Estas formaciones de coral se extienden por Canadá y por el norte de Europa hasta las regiones árticas.
59:4.7 (678.8) Tras estas inundaciones muchos de los litorales se elevaron considerablemente de modo que los depósitos anteriores quedaron cubiertos de barro o de esquistos. Hay también un estrato de arenisca roja característico de una de las sedimentaciones devónicas. Esta capa roja se extiende por gran parte de la superficie del planeta y se encuentra en América del Norte y del Sur, en Europa, en Rusia, en China, en África y en Australia. Esos depósitos rojos parecen sugerir condiciones áridas o semiáridas, pero el clima de esta época seguía siendo templado y uniforme.
59:4.8 (679.1) En todo este periodo las tierras del sudeste de la isla de Cincinnati se mantuvieron por encima del agua, pero gran parte del oeste de Europa, incluidas las islas británicas, estuvo sumergida. En Gales, en Alemania y en otros lugares de Europa las rocas devónicas tienen un espesor de 6000 metros.
59:4.9 (679.2) Hace 250 000 000 de años se sitúa una de las etapas más importantes de la evolución prehumana: la aparición de la familia de los peces, los vertebrados.
59:4.10 (679.3) Los artrópodos o crustáceos fueron los ancestros de los primeros vertebrados. Los precursores de la familia de los peces fueron dos ancestros artrópodos modificados. Uno tenía un cuerpo largo que unía la cabeza y la cola, mientras que el otro era un prepez sin espina dorsal ni mandíbulas. Pero estos tipos preliminares fueron pronto aniquilados cuando los peces, los primeros vertebrados del mundo animal, aparecieron repentinamente procedentes del norte.
59:4.11 (679.4) Muchos de los mayores peces propiamente dichos pertenecen a esta edad, y algunas variedades provistas de dientes tenían entre siete y nueve metros de largo. Los tiburones de hoy en día son los supervivientes de aquellos peces antiguos. Los peces con pulmón y coraza alcanzaron su cima evolutiva, y antes del final de esta época los peces se habían adaptado tanto al agua dulce como a la salada.
59:4.12 (679.5) Se encuentran verdaderos lechos óseos de dientes y esqueletos de peces en los depósitos acumulados hacia el final de este periodo. Hay lechos ricos en fósiles a lo largo de la costa de California, puesto que muchas bahías abrigadas del océano Pacífico se extendían tierra adentro en esta región.
59:4.13 (679.6) Nuevos órdenes de vegetación terrestre empezaron rápidamente a invadir el planeta. Hasta ese momento había pocas plantas en la tierra excepto al borde del agua. Entonces apareció repentinamente la prolífica familia de los helechos y pronto se propagó por un terreno que estaba en pleno proceso de elevación en todo el mundo. Enseguida se desarrollaron unos tipos de árboles de sesenta centímetros de espesor y doce metros de altura; más adelante evolucionaron las hojas, pero estas primeras variedades solo tenían un follaje rudimentario. Hubo muchas plantas más pequeñas, pero sus fósiles no se han encontrado porque generalmente fueron destruidas por bacterias de aparición anterior.
59:4.14 (679.7) Cuando la tierra se elevó América del Norte quedó unida a Europa por puentes terrestres que se extendían hasta Groenlandia, y Groenlandia conserva hoy los restos de esas primeras plantas terrestres bajo su manto de hielo.
59:4.15 (679.8) Hace 240 000 000 de años algunas partes tanto de Europa como de América del Norte y del Sur empezaron a hundirse. Este descenso inició la última inundación devónica, la menos extensa de todas. Los mares árticos se desplazaron nuevamente hacia el sur sobre gran parte de América del Norte, el Atlántico inundó muchas zonas de Europa y el oeste de Asia, mientras el Pacífico Sur cubría casi toda la India. Esta inundación fue tan lenta en aparecer como en retirarse. En América del Norte uno de los mayores monumentos geológicos de esa época son las montañas Catskill a lo largo de la ribera oeste del río Hudson.
59:4.16 (679.9) Hace 230 000 000 de años los mares seguían retirándose. Gran parte de América del Norte estaba por encima del agua y había una gran actividad volcánica en la región de San Lorenzo. El monte Royal, en Montreal, es el cuello erosionado de uno de esos volcanes. Los depósitos de toda esta época son claramente visibles en los montes Apalaches de América del Norte donde el valle tallado por el río Susquehanna pone al descubierto estas capas sucesivas, que llegaron a superar los 4000 metros de espesor.
59:4.17 (680.1) La elevación de los continentes avanzaba y la atmósfera se iba enriqueciendo en oxígeno. El planeta estaba cubierto por vastos bosques de helechos de treinta metros de alto y por los árboles característicos de aquellos tiempos. Eran bosques silenciosos donde no se oía el menor ruido, ni siquiera el crujir de una hoja, porque aquellos árboles no tenían hojas.
59:4.18 (680.2) Y así llegó a su fin uno de los periodos más largos de la evolución de la vida marina, la edad de los peces. Este periodo de la historia del mundo duró casi cincuenta millones de años y es conocido como el devónico por vuestros investigadores.
59:5.1 (680.3) La aparición de los peces durante el periodo anterior marca el punto culminante de la evolución de la vida marina. A partir de ese momento la evolución de la vida terrestre se hace cada vez más importante. Este periodo se inicia en condiciones casi ideales para la aparición de los primeros animales terrestres.
59:5.2 (680.4) Hace 220 000 000 de años muchas zonas continentales, incluyendo la mayor parte de América del Norte, estaban por encima del agua. La tierra rebosaba de una vegetación exuberante; esta fue sin duda la edad de los helechos. Seguía habiendo dióxido de carbono en la atmósfera pero en disminución.
59:5.3 (680.5) Poco después se inundó la parte central de América del Norte, lo que creó dos grandes mares interiores. Las tierras altas costeras tanto del Atlántico como del Pacífico estaban situadas poco más allá de los litorales del presente. Pronto se unieron estos dos mares, lo que entremezcló sus distintas formas de vida. La unión de esas faunas marinas marcó el comienzo del rápido declive mundial de la vida marina y la apertura del siguiente periodo de vida terrestre.
59:5.4 (680.6) Hace 210 000 000 de años los mares árticos de aguas cálidas cubrían la mayor parte de América del Norte y de Europa. Las aguas polares del sur inundaban América del Sur y Australia, mientras que África y Asia estaban muy elevadas.
59:5.5 (680.7) Cuando los mares alcanzaron su máximo nivel se produjo repentinamente un nuevo desarrollo evolutivo. De pronto aparecieron los primeros animales terrestres. Muchas de esas especies animales podían vivir tanto en la tierra como en el agua. Esos anfibios respiradores de aire se desarrollaron a partir de los artrópodos, cuyas vejigas natatorias se habían transformado en pulmones.
59:5.6 (680.8) Desde las aguas salobres de los mares salieron arrastrándose hacia la tierra caracoles, escorpiones y ranas. Las ranas siguen poniendo hoy en día sus huevos en el agua y sus crías empiezan a existir como pececillos, los renacuajos. Este periodo bien podría conocerse como la edad de las ranas.
59:5.7 (680.9) Muy poco después aparecieron los primeros insectos y junto con las arañas, los escorpiones, las cucarachas, los grillos y las langostas, no tardaron en extenderse por los continentes del mundo. Las libélulas tenían más de setenta y cinco centímetros de envergadura. Se desarrollaron mil especies de cucarachas y algunas llegaron a medir diez centímetros de largo.
59:5.8 (680.10) Dos grupos de equinodermos se desarrollaron particularmente bien y son en realidad los fósiles guía de esta época. También habían evolucionado mucho los grandes tiburones que se alimentaban de animales con caparazón, y durante más de cinco millones de años dominaron los océanos. El clima seguía siendo templado y estable; la vida marina había cambiado poco. Los peces de agua dulce se multiplicaban y los trilobites se acercaban a su extinción. Los corales eran escasos y gran parte de la caliza era elaborada por los crinoideos. Las mejores calizas para la construcción se depositaron durante esta época.
59:5.9 (681.1) Las aguas de muchos mares interiores estaban tan cargadas de caliza y otros minerales que dificultaron considerablemente el progreso y el desarrollo de muchas especies marinas. Con el tiempo los mares se aclararon como consecuencia de un extenso depósito de piedra que en algunas partes contenía cinc y plomo.
59:5.10 (681.2) Los depósitos de esta primera edad carbonífera tienen entre 150 y 600 metros de espesor y están compuestos de arenisca, esquisto y caliza. Los estratos más antiguos contienen fósiles de animales y plantas tanto terrestres como marinos, junto con mucha grava y sedimentos de las cuencas. En estos estratos más antiguos se encuentra poco carbón explotable. En toda Europa las sedimentaciones de este tipo son muy similares a las de América del Norte.
59:5.11 (681.3) Hacia el final de esta época la tierra de América del Norte empezó a elevarse. Hubo una breve interrupción, y el mar volvió a cubrir cerca de la mitad de sus lechos anteriores. Fue una inundación breve, y la mayor parte de la tierra volvió pronto a estar muy por encima del agua. América del Sur estaba aún conectada con Europa por África.
59:5.12 (681.4) En esta época empezaron a formarse los Vosgos, la Selva Negra y los montes Urales. Las bases de otras montañas más antiguas se encuentran por toda Europa y Gran Bretaña.
59:5.13 (681.5) Hace 200 000 000 de años empezaron las etapas realmente activas del periodo carbonífero. Durante los veinte millones de años anteriores se habían ido asentando los primeros depósitos de carbón, pero en esta época el proceso de formación de carbón se desarrolló a mucha mayor escala. La época de sedimentación de carbón propiamente dicha duró algo más de veinticinco millones de años.
59:5.14 (681.6) Las tierras subían y bajaban periódicamente debido a las variaciones del nivel del mar provocadas por la actividad de los fondos oceánicos. Esta intranquilidad de la corteza —el asentamiento y elevación de las tierras— unida a la prolífica vegetación de las marismas costeras contribuyó a la formación de importantes depósitos de carbón, lo que ha dado a este periodo el nombre de carbonífero. El clima seguía siendo templado en todo el mundo.
59:5.15 (681.7) Las capas de carbón alternan con esquistos, piedra y conglomerados. El espesor de los yacimientos de carbón del centro y este de los Estados Unidos varía entre doce y quince metros. Pero muchos de esos depósitos los arrastró el agua durante elevaciones posteriores del terreno. En algunas partes de Europa y América del Norte los estratos carboníferos tienen 5500 metros de espesor.
59:5.16 (681.8) La presencia de raíces de los árboles que crecieron en la arcilla que está debajo de los yacimientos carboníferos de hoy en día demuestra que el carbón se formó exactamente donde se encuentra ahora. El carbón son los restos, conservados por el agua y modificados por la presión, de la exuberante vegetación que crecía en las ciénagas y en las riberas de las marismas de aquella lejana edad. Las capas de carbón contienen a menudo gas y petróleo a la vez. Los yacimientos de turba, restos vegetales del pasado, se convertirían en algún tipo de carbón si fueran sometidos a una presión y una temperatura adecuadas. La antracita ha sido sometida a más presión y temperatura que otros carbones.
59:5.17 (681.9) En América del Norte el número de capas de carbón de los diversos yacimientos indican la cantidad de veces que la tierra bajó y subió; las cifras varían desde diez en Illinois, veinte en Pensilvania, treinta y cinco en Alabama, hasta setenta y cinco en Canadá. En los yacimientos de carbón se encuentran fósiles tanto de agua dulce como de agua salada.
59:5.18 (682.1) A lo largo de toda esta época las montañas de América del Norte y del Sur estuvieron activas; tanto los Andes como las ancestrales montañas Rocosas del sur se elevaron. Las grandes regiones elevadas de las costas del Atlántico y del Pacífico empezaron a hundirse y quedaron con el tiempo tan erosionadas y sumergidas que los litorales de ambos océanos se retiraron hasta posiciones muy parecidas a las de hoy. Los depósitos de esta inundación tienen un espesor medio de unos trescientos metros.
59:5.19 (682.2) Hace 190 000 000 de años el mar carbonífero de América del Norte se extendió hacia el oeste sobre la región de lo que hoy son las montañas Rocosas y desaguó al océano Pacífico a través del norte de California. El carbón siguió depositándose capa a capa en Europa y las Américas a medida que las tierras costeras subían y bajaban durante estas edades de oscilación de los litorales.
59:5.20 (682.3) Hace 180 000 000 de años se terminó el periodo carbonífero durante el cual se había formado carbón por todo el mundo: en Europa, la India, China, África del norte y las Américas. Al final del periodo de formación de carbón la zona de América del Norte situada al este del valle del Misisipí se elevó, y desde entonces casi toda esta región se ha mantenido por encima del mar. Este periodo de elevación de tierra marca el comienzo de las montañas modernas de América del Norte, tanto en la región de los Apalaches como en el oeste. Había volcanes activos en Alaska y California y en las regiones de formación de montañas de Europa y Asia. El este de América y el oeste de Europa estaban comunicados por el continente de Groenlandia.
59:5.21 (682.4) La elevación de la tierra empezó a modificar el clima marino de las edades anteriores que se fue volviendo continental, menos templado y más variable.
59:5.22 (682.5) Las plantas de esos tiempos tenían esporas, y el viento las diseminaba por todas partes. Los troncos de los árboles carboníferos solían tener dos metros de diámetro y a menudo treinta y ocho metros de altura. Los helechos modernos son verdaderas reliquias de esas edades de antaño.
59:5.23 (682.6) En esta época se desarrollaron sobre todo los organismos de agua dulce y hubo pocos cambios en la vida marina anterior. Pero la característica más importante de este periodo fue la aparición repentina de las ranas y sus muchos parientes. La vida de la edad del carbón se caracterizó por los helechos y las ranas.
59:6.1 (682.7) Este periodo marca el final del desarrollo evolutivo centrado en la vida marina y el comienzo del periodo de transición a las edades posteriores de animales terrestres.
59:6.2 (682.8) Fue una edad de gran empobrecimiento de la vida. Perecieron miles de especies marinas cuando la vida en tierra estaba aún apenas establecida. Fueron tiempos de tribulación biológica, la edad en la que casi desapareció la vida de la faz de la tierra y de las profundidades de los océanos. Hacia el final de la larga era de vida marina había más de cien mil especies de seres vivos en el planeta. Al final de este periodo de transición, habían sobrevivido menos de quinientas.
59:6.3 (682.9) Las peculiaridades de este nuevo periodo no se debieron tanto al enfriamiento de la corteza terrestre o a la larga ausencia de acción volcánica como a una combinación inhabitual de influencias comunes y preexistentes: la reducción de los mares y la creciente elevación de enormes masas de tierra. El suave clima marino de otros tiempos daba paso rápidamente a un tipo mucho más duro de clima continental.
59:6.4 (683.1) Hace 170 000 000 de años hubo grandes cambios y ajustes evolutivos en toda la faz de la tierra. Las tierras se elevaban por todo el mundo al tiempo que los lechos de los océanos se hundían. Aparecieron cadenas montañosas aisladas. La parte oriental de América del Norte estaba muy por encima del mar y el oeste se elevaba lentamente. Los continentes estaban cubiertos de grandes y pequeños lagos salados y de numerosos mares interiores que se comunicaban con los océanos por estrechos angostos. Los estratos de este periodo de transición varían entre los 300 y los 2100 metros de espesor.
59:6.5 (683.2) La corteza del planeta se plegó por todas partes durante este periodo de elevación de las tierras. Fue un tiempo de emergencia continental aunque ciertos puentes de tierra desaparecieron, entre ellos los continentes que desde hacía tanto tiempo habían comunicado América del Sur con África y América del Norte con Europa.
59:6.6 (683.3) Los lagos y mares interiores se fueron secando gradualmente en todo el mundo. Empezaron a aparecer glaciares aislados de montaña y regionales, sobre todo en el hemisferio sur, y en muchas regiones el depósito glaciar de esas formaciones locales de hielo se encuentra incluso entre algunos de los depósitos más altos y posteriores de carbón. Dos nuevos factores climáticos hicieron su aparición: la aridez y la glaciación. Muchas de las regiones más altas del planeta se habían vuelto áridas y estériles.
59:6.7 (683.4) A lo largo de estos tiempos de cambio climático, hubo también grandes variaciones en las plantas terrestres. Aparecieron por primera vez las plantas de semilla y constituyeron una mejor fuente de alimentos para la vida animal terrestre que se multiplicaría posteriormente. Los insectos sufrieron un cambio radical. Sus etapas de reposo evolucionaron para hacer frente a las exigencias de suspensión de la actividad vital durante el invierno y las sequías.
59:6.8 (683.5) Entre los animales terrestres las ranas, que habían alcanzado su apogeo durante la edad anterior, declinaron rápidamente. Sin embargo sobrevivieron porque podían vivir mucho tiempo incluso en las pozas y charcas que se iban secando bajo las duras condiciones de esa época remota. Durante esta edad de decadencia de las ranas, se produjo en África el primer paso de la evolución de la rana al reptil, y como las masas terrestres seguían estando comunicadas, esta criatura prerreptil respiradora de aire se extendió por todo el mundo. Para entonces la atmósfera había cambiado tanto que se había vuelto perfectamente apta para la respiración animal. Poco tiempo después de la llegada de estas ranas prerreptiles América del Norte quedó temporalmente aislada, separada de Europa, Asia y América del Sur.
59:6.9 (683.6) El enfriamiento progresivo de las aguas de los océanos contribuyó en gran medida a la destrucción de la vida oceánica. Los animales marinos de aquellas edades se guarecieron temporalmente en tres retiros favorables: la zona que es hoy el golfo de México, la bahía del Ganges en la India y la bahía de Sicilia en la cuenca mediterránea. Desde estas tres regiones, las nuevas especies marinas nacidas en la adversidad partirían más tarde para repoblar los mares.
59:6.10 (683.7) Hace 160 000 000 de años una vegetación adaptada al mantenimiento de la vida animal terrestre cubría gran parte del planeta, y la atmósfera se había vuelto ideal para la respiración de los animales. Es el final del periodo de reducción de la vida marina y de los duros tiempos de adversidad biológica que provocaron la extinción de todas las formas de vida excepto las que tenían valor de supervivencia. Estas adquirieron así el derecho a convertirse en antecesoras de la vida muy diferenciada y de desarrollo más rápido propia de la siguiente evolución del planeta.
59:6.11 (684.1) El final de este periodo de tribulación biológica, conocido por vuestros estudiosos como el pérmico, marca también el fin de la larga era paleozoica, que cubre la cuarta parte de la historia del planeta, doscientos cincuenta millones de años.
59:6.12 (684.2) El gran criadero de vida que fueron los océanos de Urantia ha cumplido su función. Durante las largas edades en que la superficie de tierra no era adecuada para sustentar la vida, antes de que la atmósfera contuviera suficiente oxígeno para mantener a los animales terrestres superiores, el mar dio a luz la primera vida del planeta y la alimentó. A partir de ahora, la importancia biológica del mar va disminuyendo progresivamente y empieza a desplegarse la segunda etapa de la evolución sobre la tierra firme.
59:6.13 (684.3) [Presentado por un Portador de Vida de Nebadon, miembro del cuerpo original asignado a Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 60
60:0.1 (685.1) LA era de vida exclusivamente marina ha terminado. La elevación de la tierra, el enfriamiento de la corteza y de los océanos, la restricción y consiguiente ahondamiento de los mares, junto con un importante aumento de la superficie de tierra en las latitudes nórdicas, contribuyeron todos considerablemente a cambiar el clima del mundo en todas las regiones alejadas de la zona ecuatorial.
60:0.2 (685.2) Las últimas épocas de la era anterior fueron sin duda la edad de las ranas, pero esos ancestros de los vertebrados terrestres ya no eran dominantes pues habían sobrevivido en cantidades muy reducidas. Muy pocos tipos salieron con vida de las duras pruebas del periodo de tribulación biológica precedente. Hasta las plantas con esporas estaban casi extintas.
60:1.1 (685.3) La mayor parte de los depósitos de erosión de este periodo fueron conglomerados, esquistos y arenisca. Tanto en América como en Europa el yeso y las capas rojas de todas esas sedimentaciones indican que el clima de estos continentes era árido. Esas zonas áridas estuvieron sometidas a la gran erosión de los aguaceros violentos y periódicos que caían sobre las tierras altas circundantes.
60:1.2 (685.4) En estas capas se encuentran pocos fósiles, pero se pueden observar numerosas huellas de reptiles terrestres en la arenisca. En muchas regiones los depósitos de arenisca roja de trescientos metros de espesor de este periodo no contienen fósiles. Los animales terrestres solo vivieron de forma ininterrumpida en ciertas partes de África.
60:1.3 (685.5) El espesor de estos depósitos varía entre 900 y 3000 metros y alcanza incluso los 5500 metros en la costa del Pacífico. Más tarde la lava se introdujo por la fuerza entre muchas de esas capas. Los acantilados del río Hudson se formaron por extrusión de lava basáltica entre esos estratos triásicos. Había una importante actividad volcánica en distintas partes del mundo.
60:1.4 (685.6) Se pueden encontrar depósitos de este periodo en Europa, especialmente en Alemania y en Rusia. En Inglaterra la nueva arenisca roja corresponde a esta época. La caliza se depositó en el sur de los Alpes como consecuencia de una invasión del mar y puede verse ahora en las peculiares paredes, picos y columnas de caliza dolomítica de esas regiones. Esta capa se encuentra por toda África y Australia. El mármol de Carrara viene de esa caliza modificada. No se podrá encontrar nada de este periodo en las regiones meridionales de América del Sur porque aquella parte del continente permaneció hundida y presenta por lo tanto un solo depósito acuático o marino continuo desde las épocas anteriores a las posteriores.
60:1.5 (686.1) Hace 150 000 000 de años empezaron los primeros periodos de vida terrestre en la historia del mundo. A la vida en general no le iba bien, aunque sí mejor que durante la etapa ardua y hostil del final de la era de la vida marina.
60:1.6 (686.2) Al comienzo de esta era el este y centro de América del Norte, la mitad norte de América del Sur, la mayor parte de Europa y toda Asia están claramente por encima del agua. América del Norte está aislada geográficamente por primera vez, aunque no por mucho tiempo, porque pronto volverá a emerger el puente terrestre del estrecho de Bering que comunica el continente con Asia.
60:1.7 (686.3) En América del Norte se formaron grandes depresiones paralelas a las costas del Atlántico y del Pacífico. Apareció la gran falla del este de Connecticut uno de cuyos lados terminó por hundirse más de tres kilómetros. Muchas de estas depresiones de América del Norte se rellenaron más tarde con depósitos de erosión, como ocurrió también en muchas cuencas de los lagos de agua dulce y salada de las regiones montañosas. Esas depresiones terrestres rellenas se elevaron posteriormente a gran altura por la acción de los flujos de lava subterráneos. Los bosques petrificados de muchas regiones corresponden a esta época.
60:1.8 (686.4) La costa del Pacífico, que solía mantenerse por encima del agua durante las inmersiones continentales, se hundió a excepción de la parte sur de California y de una gran isla que existía entonces en lo que es hoy el océano Pacífico. Este antiguo mar de California era rico en vida marina y se extendía por el este hasta comunicar con la vieja cuenca marítima de la región del medio oeste.
60:1.9 (686.5) Hace 140 000 000 de años, con el único indicio de los dos ancestros prerreptiles que se habían desarrollado en África durante la época anterior, aparecieron repentinamente los reptiles en estado de madurez. Se desarrollaron muy rápido y pronto generaron cocodrilos, reptiles con escamas y finalmente tanto serpientes marinas como reptiles voladores. Sus ancestros de transición desaparecieron enseguida.
60:1.10 (686.6) Esos dinosaurios reptiles de evolución rápida se convirtieron pronto en los monarcas de esta edad. Ponían huevos y se distinguían de todos los demás animales por sus pequeños cerebros, pues tenían cerebros que pesaban menos de medio kilo para controlar un cuerpo que llegaría a pesar hasta cuarenta toneladas. Pero los primeros reptiles eran más pequeños, carnívoros y caminaban sobre las patas traseras como los canguros. Tenían huesos huecos de ave y posteriormente desarrollaron solo tres dedos en las patas traseras, por lo que muchas de sus huellas fósiles se han confundido con las de aves gigantes. Los dinosaurios herbívoros evolucionaron más tarde. Caminaban sobre cuatro patas, y una rama de este grupo desarrolló una coraza protectora.
60:1.11 (686.7) Varios millones de años después, aparecieron los primeros mamíferos. Eran no placentarios y resultaron ser un rápido fracaso; ninguno sobrevivió. Fue un intento experimental de mejorar los tipos mamíferos, pero no tuvo éxito en Urantia.
60:1.12 (686.8) La vida marina de este periodo era escasa, pero mejoró rápidamente con la nueva invasión del mar que volvió a formar extensos litorales de aguas poco profundas. Había más aguas poco profundas alrededor de Europa y de Asia, por eso los más ricos yacimientos de fósiles se encuentran en torno a estos continentes. Si queréis estudiar hoy en día la vida de esa edad, examinad las regiones del Himalaya, Siberia y el Mediterráneo, así como la India y las islas de la cuenca del Pacífico sur. Una característica destacada de la vida marina era la multitud de hermosos amonites, cuyos restos fósiles se encuentran por todo el mundo.
60:1.13 (686.9) Hace 130 000 000 de años, los mares habían cambiado muy poco. Siberia y América del Norte estaban comunicadas por el puente terrestre del estrecho de Bering. Apareció una vida marina rica y única en la costa californiana del Pacífico, donde se desarrollaron más de mil especies de amonites a partir de los tipos superiores de cefalópodos. Los cambios en la vida durante este periodo fueron verdaderamente revolucionarios a pesar de ser transitorios y graduales.
60:1.14 (687.1) Este periodo duró veinticinco millones de años y es conocido como el triásico.
60:2.1 (687.2) Hace 120 000 000 de años empezó una nueva fase de la edad de los reptiles. El gran acontecimiento de este periodo fue la evolución y el declive de los dinosaurios. La vida animal terrestre alcanzó su máximo desarrollo en cuanto a tamaño, y al final de esta edad había desaparecido prácticamente de la faz de la tierra. Evolucionaron dinosaurios de todos los tamaños, desde una especie de menos de sesenta centímetros hasta los enormes dinosaurios no carnívoros de veintitrés metros de largo, una corpulencia no igualada desde entonces por ninguna criatura viva.
60:2.2 (687.3) Los dinosaurios más grandes se originaron en el oeste de América del Norte. Estos monstruosos reptiles están enterrados por toda la zona de las montañas Rocosas, a lo largo de toda la costa atlántica de América del Norte, en el oeste de Europa, en Sudáfrica y en la India, pero no en Australia.
60:2.3 (687.4) Estas gigantescas criaturas fueron perdiendo fuerza y actividad a medida que aumentaban de tamaño. Necesitaban cantidades tan enormes de alimentos y eran tan numerosos que se murieron literalmente de hambre y se extinguieron, al carecer de la inteligencia necesaria para hacer frente a la situación.
60:2.4 (687.5) Para entonces, la mayor parte del este de América del Norte, que había estado elevada durante mucho tiempo, había bajado de nivel y había sido arrastrada hacia el océano Atlántico de manera que la costa se extendía varios cientos de kilómetros más allá que ahora. La parte oeste del continente seguía estando elevada, pero incluso esas regiones fueron invadidas más tarde tanto por el mar del norte como por el Pacífico, que se extendió hacia el este hasta la región de Black Hills, en Dakota.
60:2.5 (687.6) Fue una edad de agua dulce caracterizada por muchos lagos interiores, como atestiguan los abundantes fósiles de agua dulce de la llamada formación Morrison en Colorado, Montana y Wyoming. El espesor de estos depósitos combinados de agua dulce y salada varía entre 600 y 1500 metros; pero aparece muy poca caliza en estas capas.
60:2.6 (687.7) El mismo mar polar que se extendió hasta tan lejos en América del Norte cubrió igualmente toda América del Sur excepto las montañas de los Andes de pronta aparición. Gran parte de China y Rusia quedaron inundadas, pero la mayor invasión de las aguas ocurrió en Europa. Fue durante esta sumersión cuando se depositó la hermosa piedra litográfica del sur de Alemania, en cuyos estratos aparecen fósiles como las alas más delicadas de antiguos insectos conservadas como si fueran de ayer.
60:2.7 (687.8) La flora de esta edad era muy similar a la de la anterior. Persistían los helechos, mientras que las coníferas y los pinos se iban pareciendo cada vez más a las variedades de hoy en día. Seguía formándose algo de carbón a lo largo de las costas septentrionales del Mediterráneo.
60:2.8 (687.9) El retorno de los mares suavizó el clima. Los corales se propagaron hasta las aguas europeas, lo que prueba que el clima seguía siendo templado y uniforme, pero nunca volvieron a aparecer en los mares polares que se enfriaban lentamente. La vida marina de estos tiempos mejoró y se desarrolló considerablemente, sobre todo en las aguas europeas. Tanto los corales como los crinoideos aparecieron temporalmente en mayores cantidades que antes, pero la vida invertebrada de los océanos estaba dominada por los amonites; su tamaño medio iba de siete a diez centímetros, aunque una especie alcanzó un diámetro de dos metros y medio. Había esponjas por todas partes, y tanto las jibias como las ostras seguían evolucionando.
60:2.9 (688.1) Hace 110 000 000 de años seguía desplegándose el potencial de la vida marina. El erizo de mar fue una de las mutaciones destacadas de esta época. Los cangrejos, las langostas y los tipos modernos de crustáceos llegaron a su madurez. Hubo cambios notables en la familia de los peces y apareció por primera vez un tipo de esturión; pero las feroces serpientes de mar, descendientes de los reptiles terrestres, seguían infestando todos los mares y amenazaban con destruir la familia entera de los peces.
60:2.10 (688.2) Esta época seguía siendo la edad de los dinosaurios por excelencia. Atestaban hasta tal punto los terrenos que dos especies se habían adaptado al agua para subsistir durante el periodo anterior de invasión marina. Esas serpientes de mar representan un paso atrás en la evolución. Mientras que algunas especies nuevas progresan, ciertas cepas permanecen estacionarias y otras tienden a retroceder y revertir a un estado anterior. Esto fue lo que sucedió cuando esos dos tipos de reptiles abandonaron la tierra.
60:2.11 (688.3) Con el paso del tiempo las serpientes de mar alcanzaron tales dimensiones que se volvieron muy torpes y al final perecieron porque su cerebro no era lo bastante grande para asegurar la protección de sus enormes cuerpos. Sus cerebros pesaban menos de sesenta gramos a pesar de que estos gigantescos ictiosaurios llegaban a veces a quince metros de largo y la mayoría superaba los diez metros. Los crocodilios marinos también fueron una reversión del tipo terrestre de reptil, pero a diferencia de las serpientes de mar estos animales volvían siempre a la tierra para poner sus huevos.
60:2.12 (688.4) Poco tiempo después de que dos especies de dinosaurios emigraran a las aguas en un vano intento de autopreservación, otros dos tipos fueron empujados al aire por la encarnizada lucha de la supervivencia en la tierra. Pero estos pterosaurios voladores no fueron los ancestros de las verdaderas aves de las edades posteriores. Evolucionaron a partir de los dinosaurios saltadores de huesos huecos y sus alas estaban formadas como las de los murciélagos, con una envergadura de seis a ocho metros. Estos antiguos reptiles voladores llegaron a los tres metros de largo, y tenían mandíbulas separables muy parecidas a las de las serpientes modernas. Durante un tiempo, estos reptiles voladores parecieron ser un éxito, pero no consiguieron evolucionar en la dirección que les hubiera capacitado para sobrevivir como navegantes aéreos. Representan las cepas no supervivientes de los precursores de las aves.
60:2.13 (688.5) Las tortugas, que aparecieron por primera vez en América del Norte, se multiplicaron durante este periodo. Sus ancestros llegaron de Asia por el puente terrestre del norte.
60:2.14 (688.6) Hace cien millones de años la edad de los reptiles se acercaba a su fin. Los dinosaurios, con sus enormes masas, eran animales prácticamente descerebrados y carecían de la inteligencia necesaria para proporcionar suficiente comida a cuerpos tan enormes. Y así estos torpes reptiles terrestres fueron pereciendo en cantidades cada vez mayores. En lo sucesivo la evolución estará vinculada al crecimiento del cerebro no a la corpulencia física, y el desarrollo del cerebro caracterizará cada época sucesiva de evolución animal y progreso planetario.
60:2.15 (688.7) Este periodo, que comprende el apogeo de los reptiles y el principio de su declive, duró casi veinticinco millones de años y se conoce como el jurásico.
60:3.1 (688.8) El gran periodo cretácico debe su nombre al predominio en los mares de los prolíficos foraminíferos productores de creta. Este periodo lleva a Urantia hasta cerca del final de la larga dominación de los reptiles y es testigo de la aparición de las plantas floríferas y de la vida de las aves en tierra. Son también los tiempos en que termina la deriva de los continentes hacia el oeste y el sur, acompañada de enormes deformaciones de la corteza con flujos de lava generalizados y gran actividad volcánica.
60:3.2 (689.1) Cerca del final del periodo geológico anterior la mayoría de las tierras continentales estaban por encima del agua, aunque aún no había picos montañosos. Pero la deriva continental continuaba hasta que se topó con la primera gran obstrucción en el fondo profundo del Pacífico. Esta contienda entre las fuerzas geológicas impulsó la formación de toda la enorme cordillera que se extiende en dirección norte-sur desde Alaska hasta el cabo de Hornos pasando por México.
60:3.3 (689.2) Este periodo se convierte así en la etapa de formación de las montañas modernas de la historia geológica. Antes había pocos picos montañosos, y no eran más que elevaciones de tierra de gran anchura. En estos tiempos empezó a elevarse la cordillera de la costa del Pacífico, pero estaba situada 1.100 kilómetros al oeste de la presente línea litoral. Las Sierras estaban empezando a formarse, y sus estratos auríferos de cuarzo fueron producto de los flujos de lava de esta época. En la parte este de América del Norte la presión del Atlántico estaba provocando también una elevación de la tierra.
60:3.4 (689.3) Hace 100 000 000 de años el continente de América del Norte y una parte de Europa estaban claramente por encima del agua. Los continentes americanos se siguieron combando y el resultado fue la metamorfosis de los Andes en América del Sur y la elevación gradual de las planicies del oeste de América del Norte. La mayor parte de México se hundió bajo el mar y el Atlántico sur invadió la costa este de América del Sur hasta que alcanzó la presente línea litoral. Los océanos Atlántico e Índico eran entonces más o menos como hoy.
60:3.5 (689.4) Hace 95 000 000 de años las masas terrestres de América y Europa empezaron a hundirse otra vez. Los mares del sur emprendieron la invasión de América del Norte y se fueron extendiendo hacia el norte hasta comunicarse con el océano Ártico. Esta fue la segunda sumersión más importante del continente. Cuando este mar por fin se retiró dejó el continente más o menos como es ahora. Antes del comienzo de esta gran sumersión las tierras altas de los Apalaches del este se habían desgastado casi por completo hasta llegar al nivel del mar. Las capas de arcilla pura de muchos colores que se utiliza ahora para fabricar objetos de barro se depositaron en las regiones costeras del Atlántico durante esta edad, y su espesor medio es de unos 600 metros.
60:3.6 (689.5) Hubo gran actividad volcánica al sur de los Alpes y a lo largo de la línea de la presente cadena costera de montañas de California. Las mayores deformaciones de la corteza ocurridas en millones y millones de años tuvieron lugar en México. Hubo también grandes cambios en Europa, Rusia, Japón y el sur de América del Sur. El clima se fue diversificando cada vez más.
60:3.7 (689.6) Hace 90 000 000 de años las angiospermas emergieron de esos primeros mares cretácicos y pronto invadieron los continentes. Estas plantas terrestres aparecieron repentinamente junto con las higueras, las magnolias y los tulipaneros. Poco tiempo después las higueras, los árboles del pan y las palmeras se extendieron por Europa y las llanuras del oeste de América del Norte. No apareció ningún nuevo animal terrestre.
60:3.8 (689.7) Hace 85 000 000 de años se cerró el estrecho de Bering y cortó el paso a las aguas cada vez más frías del mar del norte. Hasta entonces, la vida marina del Golfo y el Atlántico había sido muy distinta de la del océano Pacífico debido a las variaciones de temperatura de estas dos masas de agua, pero entonces se uniformaron.
60:3.9 (689.8) Los depósitos de creta y marga de arenisca verde dan nombre a este periodo. Las sedimentaciones de estos tiempos son abigarradas y están compuestas de creta, esquistos, arenisca y pequeñas cantidades de caliza, junto con carbón inferior o lignito, y en muchas regiones contienen petróleo. El espesor de estas capas varía desde 60 metros en algunos sitios hasta 3000 metros en el oeste de América del Norte y en muchos lugares de Europa. Estos depósitos pueden observarse en las estribaciones inclinadas de los bordes orientales de las montañas Rocosas.
60:3.10 (690.1) Estos estratos están impregnados de creta en todo el mundo, y estas capas de semirroca porosa recogen agua en los afloramientos vueltos hacia arriba y la transportan hacia abajo para proveer de agua a muchas de las presentes regiones áridas del planeta.
60:3.11 (690.2) Hace 80 000 000 de años hubo grandes perturbaciones en la corteza terrestre. El avance hacia el oeste de la deriva continental se estaba deteniendo, y la enorme energía del lento impulso de la masa continental interior arrugó hacia arriba el litoral del Pacífico de América del Norte y del Sur e inició como repercusión profundos cambios a lo largo de las costas asiáticas del Pacífico. Esta elevación de tierras en torno al Pacífico, que culminó en las cadenas de montañas de hoy, tiene una longitud de más de cuarenta mil kilómetros. Los levantamientos que acompañaron a su nacimiento fueron las mayores deformaciones de la superficie ocurridas en Urantia desde la aparición de la vida. Los flujos de lava, tanto superficial como subterránea, fueron extensos y generalizados.
60:3.12 (690.3) Hace 75 000 000 de años terminó la deriva continental. Se habían terminado de formar las largas cadenas de montañas de la costa del Pacífico desde Alaska hasta el cabo de Hornos, pero todavía había pocos picos.
60:3.13 (690.4) El retroempuje de la deriva continental detenida intensificó la elevación de las llanuras del oeste de América del Norte, mientras que en el este las desgastadas montañas Apalaches de la región costera del Atlántico se proyectaron directamente hacia arriba, con poca o ninguna inclinación.
60:3.14 (690.5) Hace 70 000 000 de años se produjeron las deformaciones de la corteza relacionadas con la máxima elevación de la región de las montañas Rocosas. Un gran segmento de roca fue empujado veinticuatro kilómetros hacia arriba en la superficie de la Columbia Británica; en ese lugar las rocas cámbricas fueron impelidas oblicuamente por encima de las capas cretácicas. En la ladera este de las montañas Rocosas, cerca de la frontera con Canadá, hubo otro espectacular empuje; allí se encuentran capas de piedra anteriores a la vida proyectadas por encima de depósitos cretácicos que entonces eran recientes.
60:3.15 (690.6) Esta edad de actividad volcánica en todo el mundo dio origen a numerosos pequeños conos volcánicos aislados. Estallaron volcanes submarinos en la región sumergida del Himalaya. Gran parte del resto de Asia, incluyendo Siberia, seguía estando aún bajo el agua.
60:3.16 (690.7) Hace 65 000 000 de años se produjo uno de los mayores flujos de lava de todos los tiempos. Las capas de sedimentación de este flujo de lava y los anteriores se encuentran en ambas Américas, África del Norte y del Sur, Australia y partes de Europa.
60:3.17 (690.8) Los animales terrestres habían cambiado poco, pero debido a la mayor emergencia continental, especialmente en América del Norte, se multiplicaron rápidamente. América del Norte fue el gran campo de evolución de los animales terrestres de esos tiempos, ya que la mayor parte de Europa estaba bajo el agua.
60:3.18 (690.9) El clima seguía siendo templado y uniforme. Las regiones árticas disfrutaban de un tiempo muy parecido al clima presente en el centro y sur de América del Norte.
60:3.19 (690.10) Se estaba produciendo una gran evolución en la vida vegetal. Entre las plantas terrestres predominaban las angiospermas, y aparecieron por primera vez muchos de los árboles de hoy en día, entre ellos el haya, el abedul, el roble, el nogal, el sicómoro, el arce y las palmeras modernas. Abundaban las frutas, las hierbas y los cereales, y esas hierbas y árboles de semilla fueron para el mundo vegetal lo que los antepasados del hombre fueron para el mundo animal: su importancia evolutiva solo fue superada por la aparición del hombre mismo. Repentinamente y sin transiciones previas, apareció por mutación la gran familia de plantas floríferas. Esta nueva flora se extendió pronto por todo el mundo.
60:3.20 (691.1) Hace 60 000 000 de años, aunque los reptiles terrestres estaban en declive, los dinosaurios seguían siendo los monarcas de la tierra, liderados ahora por los tipos más ágiles y activos de los dinosaurios carnívoros de la variedad saltadora similar a los canguros. Pero algún tiempo antes habían aparecido nuevos tipos de dinosaurios herbívoros, cuyo rápido aumento se debió a la aparición de la familia herbácea de plantas terrestres. Uno de esos nuevos dinosaurios comedores de hierba era un verdadero cuadrúpedo con dos cuernos y un reborde a modo de capa en el lomo. Apareció el tipo terrestre de tortuga de seis metros de ancho, además del cocodrilo moderno y las verdaderas serpientes del tipo moderno. También estaban ocurriendo grandes cambios entre los peces y otras formas de vida marina.
60:3.21 (691.2) Las preaves zancudas y nadadoras de las primeras edades no prosperaron en el aire, ni tampoco los dinosaurios voladores. Fueron especies efímeras que se extinguieron pronto. Su sino fue el mismo que el de los dinosaurios, la destrucción por tener demasiada poca sustancia cerebral en comparación con el tamaño de sus cuerpos. Este segundo intento de producir animales que pudieran navegar por la atmósfera fracasó, igual que el malogrado intento de producir mamíferos durante esta edad y otra anterior.
60:3.22 (691.3) Hace 55 000 000 de años la marcha evolutiva estuvo marcada por la aparición repentina de la primera ave verdadera, una pequeña criatura parecida a la paloma que fue la antecesora de todas las aves. Era el tercer tipo de criatura voladora que aparecía en el planeta y surgió directamente del grupo de los reptiles, no de los dinosaurios voladores de su época ni de los tipos anteriores de aves terrestres dentadas. Por eso este periodo es conocido como la edad de las aves y la edad del declinar de los reptiles.
60:4.1 (691.4) El gran periodo cretácico se acercaba a su fin, y su terminación marca el final de las grandes invasiones de los continentes por el mar. Esto es particularmente cierto en América del Norte, donde había habido exactamente veinticuatro grandes inundaciones. Y aunque hubo sumersiones menores posteriores, ninguna de ellas se puede comparar con las extensas y prolongadas invasiones marinas de esta edad y las anteriores. Estos periodos alternos de dominación del mar y la tierra se produjeron en ciclos de millones de años. Ha habido un ritmo multisecular asociado a este ascenso y descenso del fondo oceánico y de los niveles de la tierra continental. Esos mismos movimientos rítmicos de la corteza seguirán ocurriendo durante toda la historia del planeta, aunque su frecuencia y alcance irán disminuyendo.
60:4.2 (691.5) Este periodo es testigo también del final de la deriva continental y de la formación de las montañas modernas de Urantia. Pero la presión de las masas continentales y el impulso frustrado de su deriva multisecular no son los únicos factores que intervienen en la formación de las montañas. El principal factor subyacente que determina la ubicación de una cadena montañosa es la preexistencia de una tierra baja o depresión que se ha rellenado con los depósitos relativamente más ligeros de la erosión terrestre y de las tierras de acarreo marino de edades anteriores. Estas zonas más ligeras de tierra tienen a veces un espesor de entre 4500 y 6000 metros. Por consiguiente, cuando la corteza es sometida a una presión por cualquier causa, estas áreas más ligeras son las primeras en arrugarse, plegarse y elevarse para proporcionar un ajuste compensatorio a las fuerzas y presiones en pugna y en conflicto que actúan sobre la corteza terrestre o por debajo de ella. A veces estos empujes de las tierras hacia arriba ocurren sin plegamientos. Pero en el caso de las montañas Rocosas se produjeron grandes plegamientos e inclinaciones unidos a enormes encabalgamientos de las diversas capas, tanto bajo tierra como en la superficie.
60:4.3 (692.1) Las montañas más antiguas del mundo están situadas en Asia, Groenlandia y el norte de Europa entre los sistemas este-oeste de mayor antigüedad. Las montañas de edad media están en el grupo circumpacífico y en el segundo sistema este-oeste europeo, que nacieron aproximadamente en la misma época. Este gigantesco levantamiento tiene casi dieciséis mil kilómetros de largo y se extiende desde Europa hasta las elevaciones de tierra de las Antillas. Las montañas más jóvenes están en el sistema de las montañas Rocosas, donde durante largas edades solo se produjeron elevaciones de tierra que fueron cubiertas sucesivamente por el mar, aunque algunas de las tierras más altas quedaron como islas. Tras la formación de las montañas de edad media, se alzó una elevación montañosa real cuyo destino fue ser tallada posteriormente por el arte combinado de los elementos de la naturaleza hasta convertirse en las montañas Rocosas de hoy en día.
60:4.4 (692.2) La presente región de las montañas Rocosas de América del Norte no corresponde a la elevación original del terreno; aquella elevación había sido nivelada por la erosión mucho tiempo antes y luego se volvió a elevar. La cadena frontal de montañas de hoy en día es lo que queda de los restos de la cadena original que se volvió a elevar. El pico Pikes y el pico Longs son ejemplos destacados de esta actividad montañosa que se extendió a lo largo de dos o más generaciones de montañas. Estos dos picos mantuvieron sus cumbres por encima del agua durante varias de las inundaciones precedentes.
60:4.5 (692.3) Tanto biológica como geológicamente fue una edad activa y llena de acontecimientos sobre la tierra y bajo el agua. Los erizos de mar se multiplicaron mientras disminuían los crinoideos y los corales. Los amonites, que tuvieron una influencia preponderante durante una edad anterior, también declinaron rápidamente. En la tierra los bosques de helechos fueron reemplazados en buena parte por pinos y otros árboles modernos, entre ellos las gigantescas secuoyas. Al final de este periodo aún no ha evolucionado el mamífero placentario, pero el escenario biológico está perfectamente preparado para la aparición de los primeros ancestros de los futuros tipos de mamíferos en una edad posterior.
60:4.6 (692.4) Y así termina una larga era de la evolución del mundo que se extiende desde la primera aparición de la vida terrestre hasta los tiempos más recientes de los antepasados directos de la especie humana y sus ramas colaterales. Esta edad cretácica cubre cincuenta millones de años y pone fin a la era premamífera de la vida terrestre, que se extiende por un periodo de cien millones de años y se conoce como el mesozoico.
60:4.7 (692.5) [Presentado por un Portador de Vida de Nebadon asignado a Satania que ejerce ahora sus funciones en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 61
61:0.1 (693.1) LA era de los mamíferos se extiende desde los tiempos del origen de los mamíferos placentarios hasta el final de la edad de hielo y cubre un poco menos de cincuenta millones de años.
61:0.2 (693.2) En esta edad cenozoica el paisaje del mundo presentaba un aspecto atractivo: colinas onduladas, amplios valles, ríos anchos y grandes bosques. Durante este periodo el istmo de Panamá se elevó y se hundió dos veces, y el puente terrestre del estrecho de Bering lo hizo tres. Los tipos de animales eran muchos y variados. Los árboles estaban llenos de aves y, a pesar de la lucha incesante por la supremacía de las especies animales en evolución, el mundo entero era un paraíso animal.
61:0.3 (693.3) Los depósitos acumulados de los cinco periodos de esta era de cincuenta millones de años contienen los archivos fósiles de las sucesivas dinastías de mamíferos y conducen directamente a través de los tiempos hasta la aparición del hombre mismo.
61:1.1 (693.4) Hace 50 000 000 de años las zonas terrestres del mundo estaban en general por encima del agua o solo ligeramente sumergidas. Las formaciones y depósitos de este periodo son tanto terrestres como marinos, aunque predominan los terrestres. Durante un tiempo considerable las tierras se elevaron de forma gradual, pero fueron erosionadas simultáneamente hasta niveles más bajos y hacia los mares.
61:1.2 (693.5) Al principio de este periodo los mamíferos de tipo placentario aparecieron repentinamente en América del Norte, y constituyeron el desarrollo evolutivo más importante hasta ese momento. Habían existido órdenes anteriores de mamíferos no placentarios, pero este tipo nuevo surgió directa y repentinamente del ancestro reptil preexistente cuyos descendientes habían persistido durante los tiempos del declive de los dinosaurios. El padre de los mamíferos placentarios fue un tipo de dinosaurio pequeño, sumamente activo, carnívoro y saltador.
61:1.3 (693.6) Los instintos básicos de los mamíferos empezaron a manifestarse en esos tipos primitivos de mamíferos. Los mamíferos poseen una inmensa ventaja en cuanto a la supervivencia sobre todas las demás formas de vida animal, ya que pueden:
61:1.4 (693.7) 1. Parir crías relativamente maduras y bien desarrolladas.
61:1.5 (693.8) 2. Alimentar, criar y proteger a sus crías con atención afectuosa.
61:1.6 (693.9) 3. Emplear el poder superior de su cerebro para perpetuarse.
61:1.7 (693.10) 4. Utilizar su mayor agilidad para escapar de los enemigos.
61:1.8 (693.11) 5. Aplicar su inteligencia superior para ajustarse y adaptarse al entorno.
61:1.9 (694.1) Hace 45 000 000 de años las espinas dorsales de los continentes se elevaron en conjunción con un hundimiento generalizado de los litorales. La vida mamífera evolucionaba rápidamente. Prosperó un tipo pequeño de mamífero reptil que ponía huevos, y los ancestros de los canguros vagaban por Australia. Pronto hubo pequeños caballos, raudos rinocerontes, tapires proboscidios, cerdos primitivos, ardillas, lémures, zarigüeyas y varias tribus de animales parecidos a los monos. Todos eran pequeños, primitivos y estaban mejor adaptados a la vida en los bosques de las regiones montañosas. Un ave terrestre grande parecida al avestruz se desarrolló hasta alcanzar una altura de tres metros; ponía un huevo de veintitrés por treinta y tres centímetros. Estas fueron las antepasadas de las aves gigantes de pasajeros, unos animales inteligentísimos que transportaron en su día seres humanos por el aire.
61:1.10 (694.2) Los mamíferos del principio del cenozoico vivían sobre la tierra, bajo el agua, en el aire y entre las copas de los árboles. Tenían entre uno y once pares de glándulas mamarias y estaban todos cubiertos de un espeso pelaje. Al igual que los órdenes que aparecerían más tarde, desarrollaban dos juegos sucesivos de dientes y sus cerebros eran grandes en comparación con el tamaño del cuerpo. Pero aún no figuraba entre ellos ninguna de las especies modernas.
61:1.11 (694.3) Hace 40 000 000 de años las zonas continentales del hemisferio norte empezaron a elevarse y se produjeron seguidamente nuevos y extensos depósitos de tierra y otras actividades terrestres, entre ellas flujos de lava, combaduras, formación de lagos y erosión.
61:1.12 (694.4) Durante la última parte de esta época casi toda Europa estuvo sumergida. Tras una ligera elevación terrestre, el continente quedó cubierto de lagos y bahías. El océano Ártico penetró hacia el sur por la depresión de los Urales hasta comunicarse con el mar Mediterráneo que entonces se expandía hacia el norte, y las tierras altas de los Alpes, los Cárpatos, los Apeninos y los Pirineos quedaron por encima del agua como islas en el mar. El istmo de Panamá también estaba sobre el agua; los océanos Atlántico y Pacífico estaban separados. América del Norte estaba comunicada con Asia por el puente terrestre del estrecho de Bering y con Europa por Groenlandia e Islandia. El circuito continental de las latitudes norte solo estaba interrumpido por los estrechos de los Urales, que comunicaban los mares árticos con un Mediterráneo ampliado.
61:1.13 (694.5) Se depositó una cantidad considerable de caliza foraminífera en las aguas europeas. Esta misma piedra está hoy a una altura de 3000 metros en los Alpes, 4900 metros en el Himalaya y 6100 metros en el Tíbet. Los depósitos de creta de este periodo se encuentran a lo largo de las costas de África y Australia, en la costa oeste de América del Sur y en las cercanías de las Antillas.
61:1.14 (694.6) En todo este periodo llamado eoceno, la evolución de los mamíferos y otras formas de vida afines continuó con poca o ninguna interrupción. América del Norte estaba entonces comunicada por tierra con todos los continentes excepto Australia, y los varios tipos de fauna mamífera primitiva fueron invadiendo gradualmente el mundo.
61:2.1 (694.7) Este periodo se caracterizó por una nueva y rápida evolución de los mamíferos placentarios; las formas más progresivas de vida mamífera se desarrollaron durante estos tiempos.
61:2.2 (694.8) Aunque los primeros mamíferos placentarios surgieron de ancestros carnívoros, muy pronto se desarrollaron ramas herbívoras, y al poco tiempo aparecieron también familias de mamíferos omnívoros. Las angiospermas eran el alimento principal de esos mamíferos en rápido aumento, pues la flora terrestre moderna, que incluye a la mayoría de las plantas y árboles de hoy en día, había aparecido ya durante periodos anteriores.
61:2.3 (695.1) Hace 35 000 000 de años comenzó la edad del dominio de los mamíferos placentarios en el mundo. El puente terrestre del sur era extenso y volvía a comunicar el entonces enorme continente antártico con América del Sur, el sur de África y Australia. A pesar de la concentración de tierras en latitudes altas, el clima del mundo seguía siendo relativamente templado por el enorme aumento en tamaño de los mares tropicales y porque el terreno no se elevó lo suficiente como para formar glaciares. Hubo extensos flujos de lava en Groenlandia e Islandia y se depositó algo de carbón entre esas capas.
61:2.4 (695.2) Fue una época de cambios notables en la fauna del planeta. La vida marina sufrió grandes modificaciones; la mayoría de los órdenes de la vida marina de hoy en día existían ya, y los foraminíferos seguían desempeñando un papel importante. Los insectos eran muy parecidos a los de la era anterior. Los lechos de fósiles de Florissant, en Colorado, pertenecen a los últimos años de esos remotos tiempos. La mayoría de las familias vivas de insectos se remontan a este periodo, pero muchas de las que existían entonces están ahora extinguidas, aunque quedan sus fósiles.
61:2.5 (695.3) En los continentes fue la edad de renovación y expansión de los mamíferos por excelencia. Más de cien especies de los mamíferos anteriores y más primitivos se extinguieron antes del final de este periodo. También perecieron pronto los mamíferos de gran tamaño y cerebro pequeño. El cerebro y la agilidad habían sustituido a la armadura y al tamaño en el progreso de la supervivencia animal. Con el declive de la familia de los dinosaurios, los mamíferos asumieron poco a poco el dominio del planeta y destruyeron rápidamente y por completo lo que quedaba de sus antepasados reptiles.
61:2.6 (695.4) Con la desaparición de los dinosaurios ocurrieron otros grandes cambios en las diversas ramas de la familia de los saurios. Los supervivientes de las primeras familias de reptiles son las tortugas, las serpientes y los cocodrilos, junto con la venerable rana. Es el único grupo representativo que queda de los primeros ancestros del hombre.
61:2.7 (695.5) Varios grupos de mamíferos tuvieron su origen en un animal único, hoy extinto. Esa criatura carnívora era una especie de cruce entre gato y foca; podía vivir en la tierra y en el agua y era sumamente inteligente y muy activa. En Europa evolucionó el predecesor de la familia canina y pronto dio origen a muchas especies de perros pequeños. Alrededor de la misma época aparecieron los roedores, entre ellos castores, ardillas, taltuzas, ratones y conejos, y pronto se convirtieron en una forma de vida importante; ha habido muy pocos cambios desde entonces en esta familia. Los depósitos tardíos de este periodo contienen restos fósiles de perros, gatos, mapaches y comadrejas en su forma ancestral.
61:2.8 (695.6) Hace 30 000 000 de años empezaron a hacer su aparición los tipos modernos de mamíferos. Hasta entonces la mayoría de los mamíferos había vivido en los montes, pues eran especies montaraces. Repentinamente empezó la evolución del tipo de las llanuras o ungulado, las especies que pastan, en contraste con las que comen carne y tienen garras. Estos hervíboros surgieron de un ancestro no diferenciado que tenía cinco dedos en las patas y cuarenta y cuatro dientes, y que pereció antes del final de esta edad. La evolución de los dedos de las patas no progresó más allá de la etapa de tres dedos en todo este periodo.
61:2.9 (695.7) El caballo, un ejemplo destacado de la evolución, vivió durante estos tiempos tanto en América del Norte como en Europa, pero no terminó de desarrollarse por completo hasta la edad glaciar siguiente. Aunque la familia de los rinocerontes apareció al final de este periodo, su mayor expansión fue posterior. Se desarrolló también una pequeña criatura parecida a los puercos que se convirtió en el antepasado de las múltiples especies de cerdos, pecaríes e hipopótamos. Los camellos y las llamas tuvieron su origen en América del Norte hacia la mitad de este periodo e invadieron las llanuras del oeste. Más adelante las llamas emigraron a América del Sur, los camellos a Europa, y ambos se extinguieron poco después en América del Norte, aunque algunos camellos sobrevivieron hasta la edad de hielo.
61:2.10 (696.1) Por esta época ocurrió algo importante en el oeste de América del Norte: aparecieron los primeros ancestros de los lémures antiguos. Aunque no se puede considerar que los de esta familia fueran verdaderos lémures, su llegada marcó el establecimiento de la línea a partir de la cual surgirían más adelante los verdaderos lémures.
61:2.11 (696.2) Igual que en una edad anterior unas serpientes de tierra se trasladaron a los mares, toda una tribu de mamíferos placentarios abandonó ahora la tierra para instalarse en los océanos. Y desde entonces han permanecido en el mar, donde han dado origen a las ballenas, los delfines, las marsopas, las focas y los leones marinos de hoy en día.
61:2.12 (696.3) Las aves del planeta siguieron desarrollándose, pero con pocos cambios evolutivos importantes. Existían la mayoría de las aves modernas, entre ellas gaviotas, garzas, flamencos, buitres, halcones, águilas, búhos, codornices y avestruces.
61:2.13 (696.4) Al término de este periodo llamado oligoceno, que abarca diez millones de años, la vida vegetal, junto con la vida marina y los animales terrestres, habían evolucionado mucho y estaban presentes en el planeta más o menos como hoy. Posteriormente ha aparecido una especialización considerable, pero las formas ancestrales de la mayoría de los seres vivos estaban vivas entonces.
61:3.1 (696.5) La elevación de las tierras y la segregación de los mares estaban cambiando lentamente el clima del mundo; lo enfriaban gradualmente, pero seguía siendo templado. En Groenlandia crecían secuoyas y magnolios, pero las plantas subtropicales estaban empezando a emigrar hacia el sur. Al final de este periodo la mayoría de los árboles y plantas de climas cálidos habían desaparecido de las latitudes norte para ser sustituidos por plantas más resistentes y por los árboles de hoja caduca.
61:3.2 (696.6) Hubo un gran aumento en la variedad de pastos, y los dientes de muchas especies de mamíferos se fueron modificando gradualmente hasta ajustarse al tipo de los hervíboros que pacen hoy en día.
61:3.3 (696.7) Hace 25 000 000 de años las tierras se hundieron ligeramente tras la larga época de elevación. La región de las montañas Rocosas se mantuvo muy elevada, de modo que los materiales de erosión siguieron depositándose en todas las tierras bajas del este. Las Sierras se volvieron a elevar considerablemente y han estado subiendo desde entonces. La gran falla vertical de seis kilómetros y medio de la región de California data de esos tiempos.
61:3.4 (696.8) Hace 20 000 000 de años fue realmente la edad de oro de los mamíferos. El puente terrestre del estrecho de Bering estaba emergido y muchos grupos de animales emigraron a América del Norte desde Asia, entre ellos los mastodontes de cuatro colmillos, los rinocerontes de patas cortas y muchas variedades de la familia felina.
61:3.5 (696.9) Apareció el primer ciervo, y poco después América del Norte fue invadida por rumiantes —ciervos, bovinos, camellos, bisontes y varias especies de rinocerontes— pero los cerdos gigantes de más de dos metros de alto se extinguieron.
61:3.6 (697.1) Los gigantescos elefantes de este periodo y los siguientes tenían grandes cerebros además de grandes cuerpos, y pronto invadieron el mundo entero excepto Australia. Por una vez, el mundo estaba dominado por un animal gigantesco con un cerebro lo bastante grande como para asegurar su supervivencia. Enfrentado a las especies altamente inteligentes de esas edades, ningún animal del tamaño de un elefante podría haber sobrevivido a menos que tuviera un cerebro de gran tamaño y de calidad superior. En inteligencia y capacidad de adaptación solo el caballo se acerca al elefante, y solo el propio hombre lo supera. Aun así, de las cincuenta especies de elefantes que existían al comienzo de este periodo, solo han sobrevivido dos.
61:3.7 (697.2) Hace 15 000 000 de años las regiones montañosas de Eurasia se estaban elevando y había alguna actividad volcánica en todas esas regiones, pero nada comparable con los ríos de lava del hemisferio occidental. Estas condiciones inestables prevalecían en todo el mundo.
61:3.8 (697.3) El estrecho de Gibraltar se cerró, y España quedó comunicada con África por el viejo puente terrestre; pero el Mediterráneo desembocaba en el Atlántico a través de un estrecho canal que atravesaba toda Francia, y los picos montañosos y las tierras altas aparecían a manera de islas por encima de ese mar antiguo. Esos mares europeos empezaron a retirarse más tarde. Más tarde aún, el Mediterráneo se comunicó con el océano Índico, mientras que al final de este periodo la región de Suez se elevó, de forma que el Mediterráneo se convirtió durante un tiempo en un mar interior de agua salada.
61:3.9 (697.4) El puente terrestre de Islandia se sumergió y las aguas árticas se mezclaron con las del océano Atlántico. La costa atlántica de América del Norte se enfrió rápidamente, pero la costa pacífica siguió siendo más cálida que en el presente. Las grandes corrientes oceánicas estaban activas y afectaban al clima de forma parecida a como lo hacen hoy.
61:3.10 (697.5) La vida de los mamíferos siguió evolucionando. Enormes manadas de caballos se unieron a los camellos en las llanuras del oeste de América del Norte; esa fue realmente la edad de los caballos y de los elefantes. El cerebro del caballo sigue en calidad animal al del elefante, pero es claramente inferior en un aspecto: el caballo nunca ha superado por completo su propensión profundamente arraigada a huir cuando está asustado. El caballo carece del control emocional del elefante, mientras que el elefante está muy limitado por su tamaño y su falta de agilidad. Durante este periodo evolucionó un animal que tenía algo de caballo y algo de elefante, pero pronto fue aniquilado por la familia felina que crecía rápidamente.
61:3.11 (697.6) Ahora que Urantia está entrando en la llamada «edad sin caballos», deberíais pararos a considerar lo que este animal significó para vuestros antepasados. Al principio el hombre utilizó los caballos para alimentarse, luego para desplazarse y más tarde en la agricultura y la guerra. El caballo ha servido durante mucho tiempo a la humanidad y ha desempeñado un papel importante en el desarrollo de la civilización humana.
61:3.12 (697.7) Los desarrollos biológicos de este periodo contribuyeron mucho a preparar el escenario para la aparición posterior del hombre. En Asia central se desarrollaron los tipos verdaderos tanto del mono primitivo como del gorila a partir de un ancestro común hoy extinto. Pero ninguna de estas especies está relacionada con la línea de los seres vivos que habrían de convertirse más adelante en los ancestros de la raza humana.
61:3.13 (697.8) La familia canina estaba representada por varios grupos, en particular lobos y zorros; la tribu felina por panteras y grandes tigres de dientes de sable; estos últimos evolucionaron primero en América del Norte. Las familias modernas felina y canina se multiplicaron en el mundo entero. En todas las latitudes norte prosperaron y se desarrollaron comadrejas, martas, nutrias y mapaches.
61:3.14 (698.1) Las aves siguieron evolucionando, aunque con pocos cambios notables. Los reptiles eran similares a los tipos modernos: serpientes, cocodrilos y tortugas.
61:3.15 (698.2) Y así llegó a su final un periodo de la historia del mundo interesante y rico en acontecimientos. Esta edad del elefante y del caballo se conoce como el mioceno.
61:4.1 (698.3) Este es el periodo de la elevación preglaciar de las tierras en América del Norte, Europa y Asia. La topografía del terreno cambió mucho. Nacieron cordilleras, las corrientes de agua cambiaron su curso y surgieron volcanes aislados por todo el mundo.
61:4.2 (698.4) Hace 10 000 000 de años empezó una edad de depósitos locales de tierra generalizados en las tierras bajas de los continentes, aunque la mayor parte de esas sedimentaciones fueron arrastradas posteriormente. En aquel momento gran parte de Europa estaba aún bajo el agua incluyendo partes de Inglaterra, Bélgica y Francia, y el mar Mediterráneo cubría gran parte del norte de África. En América del Norte se acumularon extensos depósitos en las bases de las montañas, en los lagos y en las grandes cuencas terrestres. El espesor medio de estos depósitos es de solo unos sesenta metros, están más o menos coloreados y contienen pocos fósiles. Existían dos grandes lagos de agua dulce en el oeste de América del Norte. Las Sierras se estaban elevando y empezaban a formarse los montes Shasta, Hood y Rainier. Pero el deslizamiento de América del Norte hacia la depresión atlántica no empezó hasta la siguiente edad de hielo.
61:4.3 (698.5) Por un breve periodo todas las tierras del mundo volvieron a estar unidas excepto Australia, y se produjo la última gran emigración mundial de animales. América del Norte estaba comunicada tanto con América del Sur como con Asia, y la vida animal se intercambiaba libremente. Llegaron a América del Norte los perezosos, los armadillos, los antílopes y los osos asiáticos, mientras que los camellos norteamericanos fueron a China. Los rinocerontes emigraron al mundo entero excepto a Australia y a América del Sur, pero al término de este periodo se habían extinguido en el hemisferio occidental.
61:4.4 (698.6) En general, la vida del periodo anterior siguió extendiéndose y evolucionando. La familia felina dominaba el reino animal y la vida marina estaba casi estacionaria. Muchos de los caballos tenían aún tres dedos, pero los tipos modernos estaban a punto de llegar. Las llamas y unos camellos parecidos a las jirafas se mezclaban con los caballos en los pastizales de las llanuras. La jirafa apareció en África y tenía un cuello tan largo como el de ahora. En América del Sur evolucionaron los perezosos, los armadillos, los osos hormigueros y el tipo sudamericano de mono primitivo. Antes de que los continentes quedaran definitivamente aislados, los enormes mastodontes emigraron a todas partes excepto a Australia.
61:4.5 (698.7) Hace 5 000 000 de años el caballo evolucionó hasta ser como hoy y emigró por todo el mundo desde América del Norte. Pero el caballo se había extinguido en su continente de origen mucho antes de la llegada del hombre rojo.
61:4.6 (698.8) El clima se estaba enfriando gradualmente y las plantas terrestres se iban desplazando lentamente hacia el sur. Al principio fue el frío creciente del norte lo que detuvo las emigraciones animales por los istmos del norte; más tarde esos puentes terrestres norteamericanos se hundieron. Poco tiempo después la comunicación terrestre entre África y América del Sur se sumergió definitivamente y el hemisferio occidental quedó aislado más o menos como ahora. A partir de entonces empezaron a desarrollarse tipos distintos de vida en los hemisferios oriental y occidental.
61:4.7 (699.1) Y así se cerró este periodo de casi diez millones de años sin que hubiera aparecido aún el ancestro del hombre. Este tiempo es conocido como el plioceno.
61:5.1 (699.2) Al final del periodo anterior grandes extensiones de tierra del nordeste de América del Norte y del norte de Europa estaban muy elevadas; amplias zonas de América del Norte alcanzaban una altitud de 9000 metros y más. En esas regiones septentrionales habían prevalecido hasta entonces los climas templados, y todas las aguas árticas estaban expuestas a la evaporación; esas aguas siguieron libres de hielo casi hasta el final del periodo glaciar.
61:5.2 (699.3) Al tiempo que se elevaban las tierras, las corrientes oceánicas se desplazaron y los vientos estacionales cambiaron de dirección. Bajo estas condiciones, los movimientos de una atmósfera fuertemente saturada produjeron a la larga una precipitación de humedad casi constante sobre las tierras altas del norte. Empezó a caer nieve sobre esas regiones elevadas y por lo tanto frías, y siguió cayendo hasta alcanzar una profundidad de 6000 metros. Las zonas de mayor profundidad de nieve, junto con la altitud, determinaron los puntos centrales de los posteriores flujos glaciares causados por la presión. La edad de hielo duró mientras las precipitaciones desmedidas siguieron cubriendo las tierras altas del norte con ese enorme manto de nieve, que pronto se transformó en hielo compacto pero en deslizamiento.
61:5.3 (699.4) Todas las grandes capas de hielo de este periodo estaban en tierras muy altas, no en las regiones montañosas donde se encuentran hoy. La mitad del hielo glaciar estaba en América del Norte, una cuarta parte en Eurasia y otra cuarta parte en otros lugares, principalmente en la Antártida. En África hubo poco hielo, pero Australia estuvo casi totalmente cubierta por el manto de hielo antártico.
61:5.4 (699.5) Las regiones septentrionales de este mundo han conocido seis invasiones de hielo distintas y separadas, aunque hubo decenas de avances y retrocesos asociados a la actividad de cada capa individual de hielo. Los hielos de América del Norte se acumularon en dos centros, y más tarde en tres. Groenlandia estuvo cubierta e Islandia quedó enteramente sepultada bajo el flujo de hielo. En Europa el hielo cubrió en varias ocasiones las islas británicas a excepción de la costa sur de Inglaterra y se extendió por Europa occidental hasta Francia.
61:5.5 (699.6) Hace 2 000 000 de años el primer glaciar de América del Norte empezó su avance hacia el sur. Era el comienzo de la edad de hielo, y este glaciar empleó casi un millón de años en avanzar desde los centros de presión del norte y volver a retirarse hacia ellos. La capa central de hielo se extendía por el sur hasta Kansas; los centros de hielo del este y del oeste no eran tan extensos entonces.
61:5.6 (699.7) Hace 1 500 000 de años el primer gran glaciar se estaba retirando hacia el norte. Enormes cantidades de nieve habían caído mientras tanto sobre Groenlandia y el nordeste de América del Norte, y al poco tiempo esa masa oriental de hielo empezó a fluir hacia el sur. Esta fue la segunda invasión del hielo.
61:5.7 (699.8) Estas dos primeras invasiones de hielo no afectaron mucho a Eurasia. Durante esas primeras épocas de la edad de hielo América del Norte estuvo invadida de mastodontes, mamuts lanudos, caballos, camellos, ciervos, bueyes almizcleros, bisontes, perezosos de tierra, castores gigantes, tigres de dientes de sable, perezosos tan grandes como elefantes y muchos grupos de las familias felina y canina. Pero a partir de este momento, el frío creciente del periodo glaciar redujo rápidamente su número. Hacia el final de la edad de hielo la mayoría de estas especies animales se había extinguido en América del Norte.
61:5.8 (700.1) Fuera de las zonas afectadas por el hielo, la vida terrestre y acuática del mundo cambió poco. Entre las invasiones glaciares el clima era casi tan templado como ahora, quizá un poco más cálido. A fin de cuentas, los glaciares solo fueron fenómenos locales aunque llegaran a cubrir enormes extensiones. El clima costero variaba enormemente entre los periodos de inactividad glaciar y aquellos otros en los que enormes icebergs se deslizaban desde las costas de Maine hasta el Atlántico, salían al Pacífico por el estrecho de Puget o caían con estruendo en el mar del Norte por los fiordos noruegos.
61:6.1 (700.2) El gran acontecimiento de este periodo glaciar fue la evolución del hombre primitivo. Hacia el oeste de la India, en una tierra hoy sumergida y entre los descendientes de los antiguos lémures norteamericanos que emigraron a Asia, aparecieron repentinamente los mamíferos de los albores. Aquellos pequeños animales caminaban casi siempre sobre sus patas traseras y poseían cerebros grandes para su tamaño en comparación con los cerebros de otros animales. En la septuagésima generación de este orden de vida se diferenció repentinamente un grupo nuevo y superior de animales. Estos nuevos mamíferos intermedios —que casi doblaban en tamaño y altura a sus antecesores, y proporcionalmente en capacidad cerebral— apenas acababan de establecerse cuando aparecieron repentinamente los primates, la tercera mutación vital. (Al mismo tiempo, un desarrollo retrógrado dentro de la estirpe de los mamíferos intermedios dio origen al ancestro de los simios. Desde entonces hasta hoy, la rama humana ha avanzado continuamente, mientras que las razas de simios se han quedado estacionarias o incluso han retrocedido.)
61:6.2 (700.3) Hace 1 000 000 de años Urantia fue registrado como mundo habitado. Una mutación dentro de la estirpe en vías de progreso de los primates originó repentinamente dos seres humanos primitivos, los auténticos antepasados de la humanidad.
61:6.3 (700.4) Este suceso coincidió aproximadamente con el comienzo del tercer avance glaciar, de modo que vuestros primeros antepasados nacieron y se criaron en un entorno estimulante, vigorizante y difícil. Incluso hoy en día los esquimales, los únicos supervivientes de aquellos aborígenes de Urantia, prefieren vivir en los gélidos climas del norte.
61:6.4 (700.5) No hubo seres humanos en el hemisferio occidental hasta cerca del fin de la edad de hielo. Pero durante las épocas interglaciares pasaron hacia el oeste bordeando el Mediterráneo y pronto invadieron el continente europeo. En las cuevas del oeste de Europa se encuentran huesos humanos mezclados con restos de animales tanto árticos como tropicales, que atestiguan que el hombre vivió en estas regiones durante las últimas épocas de avance y retroceso de los glaciares.
61:7.1 (700.6) Hubo otros acontecimientos durante el periodo glaciar, pero la acción del hielo eclipsa todos los demás fenómenos en las latitudes norte. Ninguna otra actividad terrestre deja pruebas tan características sobre la topografía. Las inconfundibles masas de roca erosionada y los clivajes de la superfice, tales como simas, lagos, piedra desplazada o roca pulverizada, no se pueden relacionar con ningún otro fenómeno de la naturaleza. El hielo es también responsable de los suaves montículos u ondulaciones del terreno conocidos como drumlins. Y a medida que avanza un glaciar, desplaza los ríos y cambia toda la faz de la tierra. Solo los glaciares dejan tras sí como restos reveladores las morrenas de fondo laterales y terminales. Estos terrenos de acarreo, sobre todo las morrenas de fondo, se extienden desde el litoral este hacia el norte y el oeste de América del Norte y también se encuentran en Europa y en Siberia.
61:7.2 (701.1) Hace 750 000 años la cuarta capa de hielo, formada por la unión de los campos de hielo del centro y este de América del Norte, estaba bien encaminada hacia el sur. En su punto culminante llegó hasta el sur de Illinois y desplazó el río Misisipi 80 kilómetros hacia el oeste, mientras que por el este se extendió hacia el sur hasta el río Ohio y el centro de Pensilvania.
61:7.3 (701.2) En Asia la capa de hielo siberiano llegó hasta su punto más meridional, mientras que en Europa el avance del hielo se detuvo justo delante de la barrera montañosa de los Alpes.
61:7.4 (701.3) Hace 500 000 años, durante el quinto avance del hielo, un nuevo desarrollo aceleró el curso de la evolución humana. Repentinamente y en una sola generación se originaron por mutación de la estirpe aborigen humana las seis razas de color. Es una fecha doblemente importante puesto que marca también la llegada del Príncipe Planetario.
61:7.5 (701.4) En América del Norte el avance del quinto glaciar consistió en una invasión conjunta de los tres centros de hielo. El lóbulo oriental solo llegó hasta algo más abajo del valle de San Lorenzo, y la capa de hielo del oeste avanzó poco hacia el sur, en cambio el lóbulo central llegó tan al sur que cubrió la mayor parte del estado de Iowa. En Europa esta invasión de hielo no fue tan extensa como la anterior.
61:7.6 (701.5) Hace 250 000 años empezó la sexta y última glaciación. A pesar de que las tierras altas del norte habían empezado a hundirse ligeramente, fue el periodo de mayor acumulación de nieve sobre los campos de hielo del norte.
61:7.7 (701.6) En esta invasión las tres grandes capas de hielo se fusionaron en una inmensa masa de hielo, y todas las montañas del oeste se vieron afectadas por esta actividad glaciar. Fue la mayor de todas las invasiones de hielo en América del Norte; el hielo se desplazó hacia el sur a más de dos mil cuatrocientos kilómetros de sus centros de presión, y América del Norte conoció sus más bajas temperaturas.
61:7.8 (701.7) Hace 200 000 años, durante el avance del último glaciar, ocurrió un episodio decisivo para el desarrollo de los acontecimientos en Urantia: la rebelión de Lucifer.
61:7.9 (701.8) Hace 150 000 años el sexto y último glaciar alcanzó sus puntos de máxima extensión meridional. La capa occidental de hielo cruzaba justo la frontera canadiense, la central bajaba hasta Kansas, Misuri e Illinois, y la oriental cubrió la mayor parte de Pensilvania y Ohio en su avance hacia el sur.
61:7.10 (701.9) Este fue el glaciar que proyectó las muchas lenguas o lóbulos de hielo que tallaron los lagos de hoy en día, grandes y pequeños. Durante su retirada se formó el sistema norteamericano de los Grandes Lagos. Los geólogos de Urantia han deducido con gran exactitud las distintas etapas de su desarrollo y han supuesto correctamente que esas masas de agua desaguaron en diferentes momentos primero en el valle del Misisipi, luego hacia el este en el valle del Hudson y finalmente por una ruta norte, en el San Lorenzo. Desde hace treinta y siete mil años el sistema comunicado de los Grandes Lagos desagua por la presente ruta del Niágara.
61:7.11 (702.1) Hace 100 000 años, durante la retirada del último glaciar, empezaron a formarse las vastas capas de hielo polar, y el centro de acumulación de hielo se desplazó considerablemente hacia el norte. Mientras las regiones polares sigan estando cubiertas de hielo es prácticamente imposible que se produzca otra edad glaciar, con independencia de cualquier elevación de tierras o modificación de las corrientes oceánicas en el futuro.
61:7.12 (702.2) Este último glaciar estuvo avanzando durante cien mil años y necesitó el mismo tiempo para terminar de retirarse hacia el norte. Las regiones templadas han estado libres de hielo durante algo más de cincuenta mil años.
61:7.13 (702.3) Los rigores del periodo glaciar acabaron con muchas especies y modificaron radicalmente a otras. Muchas fueron duramente diezmadas por el ir y venir migratorio impuesto por los avances y retiradas del hielo. Los animales que siguieron los desplazamientos de los glaciares por la superficie del planeta fueron el oso, el bisonte, el reno, el buey almizclero, el mamut y el mastodonte.
61:7.14 (702.4) Mientras el mamut buscaba praderas abiertas, el mastodonte prefería la periferia resguardada de las regiones boscosas. El mamut deambuló de México a Canadá hasta una fecha reciente; la variedad siberiana se cubrió de lana. El mastodonte persistió en América del Norte hasta ser exterminado por el hombre rojo del mismo modo que el hombre blanco acabaría más tarde con el bisonte.
61:7.15 (702.5) Durante la última glaciación el caballo, el tapir, la llama y el tigre de dientes de sable se extinguieron en América del Norte. Fueron sustituidos por los perezosos, los armadillos y los carpinchos procedentes de América del Sur.
61:7.16 (702.6) La emigración forzosa de la vida ante el avance del hielo produjo una extraordinaria mezcla de plantas y animales. Con la retirada de la última invasión glaciar muchas especies árticas, tanto animales como plantas, quedaron abandonadas a su suerte en lo alto de algunos picos montañosos donde se habían refugiado de la destrucción glaciar. Por eso encontramos hoy esas plantas y animales desplazados en las zonas altas de los Alpes en Europa e incluso de los Apalaches en América del Norte.
61:7.17 (702.7) La edad de hielo o pleistoceno, que duró más de dos millones de años, es el último periodo geológico completo.
61:7.18 (702.8) Hace 35 000 años terminó la gran edad de hielo excepto en las regiones polares del planeta. Esta fecha es también significativa por su proximidad con la llegada de un Hijo y una Hija Materiales y el comienzo de la dispensación adánica, que coincide más o menos con el principio del periodo del holoceno o posglaciar.
61:7.19 (702.9) Esta narración, que se extiende desde la aparición de los mamíferos hasta la retirada del hielo y los tiempos históricos, cubre casi cincuenta millones de años. Es el último periodo geológico —el que está en curso— y es conocido por vuestros investigadores como era cenozoica o de los tiempos recientes.
61:7.20 (702.10) [Patrocinado por un Portador de Vida residente.]
El libro de Urantia
Documento 62
62:0.1 (703.1) HACE cerca de un millón de años, hicieron su aparición los ancestros directos del género humano mediante tres mutaciones sucesivas y repentinas a partir de la estirpe inicial del tipo lémur de mamíferos placentarios. Los factores dominantes de esos primeros lémures procedían del plasma de vida en evolución del grupo oeste o americano posterior. Pero antes de establecer la línea directa de la ascendencia humana, esta cepa fue reforzada por aportaciones de la implantación central de vida que había evolucionado en África. El grupo oriental de vida contribuyó poco o nada a la formación efectiva de la especie humana.
62:1.1 (703.2) Los lémures iniciales involucrados en la ascendencia de la especie humana no estaban directamente emparentados con las tribus preexistentes de monos y gibones que vivían entonces en Eurasia y el norte de África y cuya progenie ha sobrevivido hasta el día de hoy. Tampoco eran descendientes del tipo moderno de lémur, aunque surgieron de un antepasado común extinguido hace mucho tiempo.
62:1.2 (703.3) Aunque esos lémures iniciales evolucionaron en el hemisferio occidental, el establecimiento de la ascendencia mamífera directa del género humano se produjo en el sudoeste de Asia, en la zona original de la implantación central de vida, pero en la frontera con las regiones orientales. Hacía varios millones de años que el tipo norteamericano de lémur había emigrado hacia el oeste por el puente terrestre de Bering y se había abierto camino lentamente hacia el sudoeste a lo largo de la costa asiática. Estas tribus migratorias alcanzaron finalmente la región salubre situada entre el mar Mediterráneo, mucho más extenso entonces, y las regiones montañosas que se estaban elevando en la península de la India. En esas tierras del oeste de la India, se unieron con otras cepas favorables y establecieron así la ascendencia de la raza humana.
62:1.3 (703.4) Con el paso del tiempo, el litoral de la India situado al sudoeste de las montañas se sumergió gradualmente y la vida de esta región quedó totalmente aislada. Esta península mesopotámica o pérsica no tenía más vía de acceso o de huida que por el norte, y esa vía se vio cortada repetidas veces por las invasiones de los glaciares hacia el sur. Fue en esta zona por aquel entonces casi paradisiaca, y a partir de los descendientes superiores de este mamífero del tipo lémur, donde surgieron dos grandes grupos: las tribus simias de los tiempos modernos y la especie humana de hoy en día.
62:2.1 (703.5) Hace algo más de un millón de años los mamíferos mesopotámicos de los albores, los descendientes directos del tipo lémur norteamericano de mamífero placentario, aparecieron repentinamente. Eran criaturas pequeñas y activas de casi un metro de altura, y aunque no caminaban habitualmente sobre las patas traseras, podían mantenerse erguidas con facilidad. Eran peludas y ágiles y parloteaban a la manera de los monos, pero a diferencia de las tribus simias eran carnívoras. Tenían pulgares oponibles primitivos y dedos gordos prensiles sumamente útiles en los pies. A partir de entonces las especies prehumanas fueron desarrollando sus pulgares oponibles y perdiendo progresivamente la capacidad de asir del dedo gordo del pie. Las tribus posteriores de monos conservaron el dedo gordo prensil, pero no desarrollaron nunca el tipo humano de pulgar.
62:2.2 (704.1) Estos mamíferos de los albores alcanzaban su pleno desarrollo a los tres o cuatro años de edad y su expectativa media de vida era de unos veinte años. Por lo general las crías nacían de una en una, aunque ocasionalmente había gemelos.
62:2.3 (704.2) Los miembros de esta nueva especie tenían el cerebro más grande con relación a su tamaño que ningún otro animal existente hasta entonces en el planeta. Sentían gran parte de las emociones y compartían muchos de los instintos que caracterizarían más tarde al hombre primitivo. Eran sumamente curiosos y mostraban gran alegría cuando tenían éxito en cualquier empresa. El apetito por la comida y el impulso sexual estaban bien desarrollados y manifestaban una clara selección sexual bajo una forma tosca de cortejo y elección de pareja. Eran capaces de luchar ferozmente en defensa de los suyos; eran bastante tiernos en las relaciones familiares y poseían un sentido de la autohumillación rayano en la vergüenza y el remordimiento. Eran muy afectuosos y de una lealtad conmovedora hacia sus parejas, pero si las circunstancias los separaban, elegían nueva compañía.
62:2.4 (704.3) Al ser de pequeño tamaño y mente aguda, eran muy conscientes de los peligros de su hábitat forestal y se desarrolló en ellos un miedo extraordinario. Ello les indujo a adoptar las acertadas medidas de precaución que tanto contribuyeron a su supervivencia, como la construcción de toscos refugios en las copas altas de los árboles que eliminaban muchos de los peligros de la vida en el suelo. La aparición de la tendencia al miedo en la humanidad data precisamente de aquellos tiempos.
62:2.5 (704.4) Estos mamíferos de los albores desarrollaron un espíritu tribal desconocido hasta entonces. Eran realmente gregarios, pero también muy pugnaces cuando se les molestaba de alguna forma en el transcurso de su vida corriente y mostraban un temperamento fiero cuando se despertaba toda su ira. Esta naturaleza belicosa tuvo resultados positivos, pues los grupos superiores no dudaban en hacer la guerra a sus vecinos inferiores y así, por supervivencia selectiva, fue mejorando progresivamente la especie. Muy pronto dominaron a las criaturas pequeñas de la zona, y sobrevivieron muy pocas de las antiguas tribus no carnívoras similares a los monos.
62:2.6 (704.5) Estos pequeños y agresivos animales se multiplicaron y extendieron por la península mesopotámica durante más de mil años al tiempo que mejoraban constantemente en cuanto a tipo físico e inteligencia general. Exactamente setenta generaciones después del origen de esta nueva tribu en el tipo superior de ancestro lémur, se produjo el siguiente hito en el desarrollo: la diferenciación repentina de los antecesores del siguiente paso vital en la evolución de los seres humanos en Urantia.
62:3.1 (704.6) En los primeros tiempos de los mamíferos de los albores, una pareja superior de estas ágiles criaturas trajo al mundo una pareja de gemelos, macho y hembra, en su morada arbórea. Eran unas criaturitas realmente hermosas en comparación con sus antepasados. Tenían poco pelo en el cuerpo, pero eso no era ningún inconveniente puesto que vivían en un clima cálido y uniforme.
62:3.2 (705.1) Estas crías llegaron a medir un poco más de un metro veinte. Eran más grandes que sus padres en todos los aspectos, con piernas más largas y brazos más cortos. Tenían pulgares casi perfectamente oponibles, más o menos igual de bien adaptados al trabajo diversificado que el pulgar de los humanos del presente. Caminaban erguidos y tenían pies casi tan apropiados para andar como los de las razas humanas posteriores.
62:3.3 (705.2) Su cerebro era inferior al de los seres humanos y más pequeño, pero muy superior al de sus antepasados y relativamente mucho más grande. Los gemelos mostraron pronto una inteligencia superior y enseguida fueron reconocidos como jefes de toda la tribu de los mamíferos de los albores; instituyeron realmente una forma primitiva de organización social y una división rudimentaria del trabajo. El hermano y la hermana se aparearon y pronto se vieron acompañados por veintiún hijos muy similares a ellos, todos de más de un metro veinte y superiores en todos los aspectos a la especie antepasada. Este nuevo grupo formó el núcleo de los mamíferos intermedios.
62:3.4 (705.3) Cuando el nuevo grupo superior se hizo más numeroso estalló la guerra, una guerra implacable, y al final del terrible conflicto no quedaba vivo ni un solo individuo de la raza antepasada preexistente de mamíferos de los albores. La rama menos numerosa pero más inteligente y poderosa de la especie había sobrevivido a expensas de sus ancestros.
62:3.5 (705.4) Entonces, y durante casi quince mil años (seiscientas generaciones), estas criaturas se convirtieron en el terror de esa parte del mundo. Todos los animales grandes y feroces de tiempos anteriores habían perecido. Los animales de gran tamaño nativos de esa zona no eran carnívoros, y las especies más grandes de la familia felina —leones y tigres— no habían invadido aún este rincón especialmente resguardado de la superficie del planeta. Por eso se envalentonaron los mamíferos intermedios y sojuzgaron toda su parcela de la creación.
62:3.6 (705.5) Comparados con la especie de sus ancestros, los mamíferos intermedios eran una mejora en todos los sentidos. Incluso su expectativa de vida, en torno a los veinticinco años, era mayor. Aparecieron varios rasgos humanos rudimentarios en esta nueva especie. Además de las propensiones innatas mostradas por sus ancestros, estos mamíferos intermedios eran capaces de manifestar repugnancia en ciertas situaciones repulsivas. Poseían además un instinto de almacenamiento bien definido; escondían comida para su consumo posterior y eran muy dados a acumular guijarros lisos y redondos y ciertos tipos de piedras redondeadas como reservas de munición defensiva y ofensiva.
62:3.7 (705.6) Estos mamíferos intermedios fueron los primeros en mostrar una clara propensión a construir y competían por edificar viviendas tanto en las copas de los árboles como refugios subterráneos llenos de túneles. Fue la primera especie de mamíferos que buscó la seguridad en cobijos tanto arbóreos como subterráneos. La mayoría dejó de vivir en los árboles; pasaban el día en el suelo y dormían en las copas de los árboles por la noche.
62:3.8 (705.7) Con el paso del tiempo su proliferación natural trajo consigo una dura competencia por la comida y una gran rivalidad sexual. Todo ello culminó en una serie de batallas intestinas que estuvieron a punto de acabar con la especie, y las luchas se prolongaron hasta que solo quedó vivo un grupo de menos de cien individuos. Entonces volvió a prevalecer la paz, y esa solitaria tribu superviviente construyó de nuevo sus dormitorios en las copas de los árboles y reanudó una existencia normal y semipacífica.
62:3.9 (705.8) No podéis imaginaros lo cerca que estuvieron vuestros ancestros prehumanos de la extinción en varias ocasiones. Si la rana ancestral de toda la humanidad hubiera saltado cinco centímetros menos en cierta ocasión, todo el curso de la evolución habría cambiado notablemente. La madre de tipo lémur antepasada directa de la especie de los mamíferos de los albores escapó por los pelos de la muerte no menos de cinco veces antes de parir al padre del nuevo orden de mamíferos superiores. Pero el momento de mayor peligro fue cuando cayó un rayo en el árbol donde dormía la futura madre de los gemelos primates. Ambos padres mamíferos intermedios sufrieron una fuerte conmoción y graves quemaduras; ese rayo caído del cielo mató a tres de sus siete hijos. Aquellos animales en vías de evolución eran casi supersticiosos. La pareja en cuyo hogar arbóreo había caído el rayo eran precisamente los líderes del grupo más progresivo de la especie de los mamíferos intermedios. Siguiendo su ejemplo, más de la mitad de la tribu, las familias más inteligentes, se alejó unos tres kilómetros y allí empezó a construir nuevas viviendas en las copas de los árboles y nuevos cobijos subterráneos, sus refugios temporales para casos de peligro repentino.
62:3.10 (706.1) Poco después de terminar su vivienda, esta pareja de veteranos de tantas luchas tuvo el orgullo de convertirse en los padres de unos gemelos, los animales más interesantes e importantes nacidos hasta entonces en el mundo, pues eran los primeros de la nueva especie de los primates que constituyó el siguiente paso vital de la evolución prehumana.
62:3.11 (706.2) Al tiempo que nacían estos gemelos primates, otra pareja —un macho y una hembra particularmente retrasados de la tribu de los mamíferos intermedios, una pareja inferior tanto física como mentalmente— dio también a luz a unos gemelos. Esos gemelos, macho y hembra, eran indiferentes a las conquistas. Solo se ocupaban de conseguir comida, y como no comían carne perdieron pronto todo interés por buscar presas. Esos gemelos retrasados fueron los fundadores de las tribus simias modernas. Sus descendientes buscaron las regiones más cálidas del sur con sus climas templados y su abundancia de frutos tropicales, y allí han seguido viviendo prácticamente igual que en aquella época, a excepción de algunas ramas considerablemente deterioradas por haberse apareado con los tipos anteriores de monos y gibones.
62:3.12 (706.3) De aquí se deduce que el único parentesco entre el hombre y el mono consiste en que ambos surgieron de los mamíferos intermedios, en cuya tribu nacieron dos parejas coetáneas de gemelos que luego se segregaron: por un lado la pareja inferior destinada a procrear los tipos modernos de mono, babuino, chimpancé y gorila, y por otro, la pareja superior destinada a continuar la línea ascendente que evolucionó hacia el hombre.
62:3.13 (706.4) El hombre moderno y los simios proceden de la misma tribu y de la misma especie, pero no de los mismos padres. Los antepasados del hombre descienden de las cepas superiores de los supervivientes seleccionados de esa tribu de mamíferos intermedios, mientras que los simios modernos (con excepción de ciertos tipos preexistentes de lémures, gibones, monos y otras criaturas parecidas a los micos) son los descendientes de la pareja más inferior de ese grupo de mamíferos intermedios, una pareja que solo sobrevivió a la última y feroz batalla de su tribu porque se escondió durante más de dos semanas en un almacén subterráneo de alimentos hasta el cese total de las hostilidades.
62:4.1 (706.5) Volvamos al nacimiento de los gemelos superiores, el macho y la hembra destacados de la tribu de los mamíferos intermedios. Estas crías eran excepcionales. Tenían aún menos pelo en el cuerpo que sus padres y se empeñaron en caminar erguidos desde muy pequeños. Sus mayores habían tenido siempre que aprender a andar sobre las patas traseras, pero estos gemelos primates se pusieron de pie desde el principio. Alcanzaron una altura de más de un metro y medio, y sus cabezas crecieron más que las del resto de la tribu. Aprendieron muy pronto a comunicarse entre sí mediante señas y sonidos, pero nunca consiguieron que los demás entendieran estos nuevos símbolos.
62:4.2 (707.1) Cuando tuvieron alrededor de catorce años huyeron de la tribu y se dirigieron hacia el oeste para criar a su familia y establecer la nueva especie de los primates. Estas nuevas criaturas se denominan muy apropiadamente primates, puesto que fueron los antepasados animales directos e inmediatos de la familia humana propiamente dicha.
62:4.3 (707.2) Así fue como los primates llegaron a ocupar una región de la costa oeste de la península mesopotámica, que en aquellos tiempos se adentraba en el mar del sur, mientras que las tribus de sus parientes cercanos menos inteligentes vivían en la punta de la península y a lo largo de la costa este.
62:4.4 (707.3) Los primates eran más humanos y menos animales que los mamíferos intermedios que los precedieron. El esqueleto de esta nueva especie era de proporciones muy similares al de las razas humanas primitivas. El tipo humano de pie y de mano estaba ya plenamente desarrollado, y estas criaturas podían caminar e incluso correr tan bien como cualquiera de sus descendientes humanos posteriores. Dejaron casi por completo la vida arborícola, aunque seguían recurriendo a la seguridad de las copas de los árboles durante la noche, pues tenían tanto miedo como sus antepasados. El mayor uso de las manos contribuyó mucho al desarrollo de su capacidad cerebral inherente, pero en realidad su mente no podía calificarse aún de humana.
62:4.5 (707.4) Aunque la naturaleza emocional de los primates difería poco de la de sus antepasados, mostraban una tendencia más humana en todas sus propensiones. Fueron animales realmente espléndidos y superiores; alcanzaban la madurez hacia los diez años y tenían una expectativa natural de vida de unos cuarenta. Esto significa que podrían haber vivido ese tiempo de haber muerto de muerte natural, pero en aquellos primeros días muy pocos animales morían de muerte natural; la lucha por la existencia era demasiado intensa.
62:4.6 (707.5) Y un día, después de casi novecientas generaciones de desarrollo que cubren unos veintiún mil años desde el origen de los mamíferos de los albores, los primates dieron a luz repentinamente a dos criaturas singulares, los primeros verdaderos seres humanos.
62:4.7 (707.6) Así fue como los mamíferos de los albores, que habían surgido del tipo norteamericano de lémur, dieron origen a los mamíferos intermedios, y estos mamíferos intermedios engendraron a su vez los primates superiores, que se convirtieron en los antepasados directos de la raza humana primitiva. Las tribus primates fueron el último eslabón vital en la evolución del hombre, pero en menos de cinco mil años no quedó ni un solo individuo de esas extraordinarias tribus.
62:5.1 (707.7) Entre el año 1934 d. C. y el nacimiento de los dos primeros seres humanos han pasado exactamente 993 419 años.
62:5.2 (707.8) Estas dos criaturas singulares eran verdaderos seres humanos. Tenían pulgares perfectamente humanos igual que muchos de sus antepasados, pero además sus pies eran exactamente iguales a los de las razas humanas de hoy en día. Caminaban y corrían, pero no trepaban; la capacidad prensil del dedo gordo del pie había desaparecido por completo. Cuando el peligro les hacía subirse a las copas de los árboles trepaban exactamente como lo harían los humanos de hoy. Trepaban por los troncos de los árboles como osos, no balanceándose de rama en rama como gorilas o chimpancés.
62:5.3 (708.1) Esos primeros seres humanos (y sus descendientes) alcanzaban la plena madurez a los doce años y su expectativa de vida era de unos setenta y cinco años.
62:5.4 (708.2) Pronto aparecieron muchas emociones nuevas en estos gemelos humanos. Sentían admiración tanto por objetos como por otros seres y daban muestras de considerable vanidad. Pero el avance más notable en su desarrollo emocional fue la aparición repentina de un nuevo grupo de sentimientos realmente humanos, los sentimientos de adoración, que abarcan el sobrecogimiento, la veneración, la humildad e incluso una forma primitiva de gratitud. El miedo unido a la ignorancia de los fenómenos naturales estaba a punto de dar origen a la religión primitiva.
62:5.5 (708.3) Estos sentimientos humanos no eran los únicos que se manifestaban en aquellos humanos primitivos. También experimentaban, aunque de forma rudimentaria, muchos sentimientos más evolucionados. Mostraban indicios de compasión, vergüenza y reproche, y una aguda consciencia del amor, el odio y la venganza; tenían también una marcada propensión a los celos.
62:5.6 (708.4) Estos dos primeros humanos —los gemelos— dieron mucha guerra a sus padres primates. Eran tan curiosos y aventureros que estuvieron muchas veces a punto de perder la vida antes de los ocho años y llegaron a los doce llenos de cicatrices.
62:5.7 (708.5) Muy pronto aprendieron a comunicarse verbalmente. A la edad de diez años habían desarrollado un lenguaje mejorado de signos y palabras con casi medio centenar de ideas y habían mejorado y ampliado mucho el rudimentario método de comunicación de sus ancestros. Pero por más que se esforzaron, solo consiguieron enseñar a sus padres algunos de sus nuevos signos y símbolos.
62:5.8 (708.6) Cuando tenían unos nueve años de edad se fueron río abajo un día soleado y tuvieron una importante conversación. Todas las inteligencias celestiales emplazadas en Urantia, yo mismo incluido, pudimos presenciar como observadores los acuerdos de aquella cita meridiana. Ese día crucial se comprometieron a vivir el uno con y para el otro, y ese fue el primero de una serie de acuerdos que culminaron finalmente en la decisión de huir de sus compañeros animales inferiores y viajar hacia el norte, sin sospechar que así fundarían la raza humana.
62:5.9 (708.7) Aunque los planes de aquellos pequeños salvajes nos importaban sobremanera, no estaba en nuestro poder controlar el funcionamiento de su mente. Ni influimos arbitrariamente en sus decisiones ni hubiéramos podido hacerlo. Pero dentro de los límites permisibles de nuestras funciones planetarias, todos nosotros, los Portadores de Vida y nuestros asociados, nos confabulamos para conducir a los gemelos humanos hacia el norte, lejos de su pueblo peludo y parcialmente arborícola. Y así, por su propia decisión inteligente, los gemelos emigraron, y por nuestra supervisión, emigraron hacia el norte a una región aislada, a salvo del riesgo de degradación biológica por un posible cruce con sus parientes inferiores de las tribus de los primates.
62:5.10 (708.8) Poco antes de dejar su bosque natal perdieron a su madre en una incursión de los gibones. Aunque ella no poseía su inteligencia, sentía por su prole el admirable afecto de los mamíferos y dio valientemente su vida por salvar a la maravillosa pareja. Su sacrificio no fue en vano, pues contuvo al enemigo hasta que llegó el padre con refuerzos y puso en fuga a los invasores.
62:5.11 (709.1) Poco después de que la joven pareja abandonara a sus compañeros para fundar la raza humana, su padre primate se sumió en el desconsuelo. Tenía el corazón destrozado. Se negó a comer, incluso cuando sus otros hijos le llevaban comida. Sin sus brillantes vástagos ya no le merecía la pena vivir entre sus semejantes, así que se puso a errar por el bosque hasta que fue atacado por gibones hostiles que lo mataron a golpes.
62:6.1 (709.2) Los Portadores de Vida que estábamos en Urantia llevábamos largo tiempo en vigilante espera desde el día en que plantamos el plasma de vida en las aguas planetarias y, como es natural, la aparición de los primeros seres realmente inteligentes y volitivos nos produjo una gran alegría y una satisfacción suprema.
62:6.2 (709.3) Habíamos seguido el desarrollo mental de los gemelos a través de las actuaciones de los siete espíritus-mente adjutores asignados a Urantia en el momento de nuestra llegada al planeta. Durante todo el largo desarrollo evolutivo de la vida planetaria, estos incansables ministradores de la mente habían dejado siempre constancia de su creciente aptitud para tomar contacto con las capacidades cerebrales en vías de expansión de las criaturas animales en progreso hacia niveles superiores.
62:6.3 (709.4) Al principio solo podía intervenir el espíritu de intuición en el comportamiento instintivo y reflejo de la vida animal primigenia. Cuando los tipos superiores se diferenciaron, el espíritu de entendimiento pudo dotar a esas criaturas con el don de la asociación espontánea de ideas. Más adelante observamos la actuación del espíritu de valentía; los animales en evolución desarrollaron realmente una forma rudimentaria de autoconsciencia protectora. Tras la aparición de los grupos mamíferos, pudimos contemplar manifestaciones crecientes del espíritu de conocimiento. Y luego, cuando evolucionaron los mamíferos superiores, entró en funciones el espíritu de consejo con el consiguiente incremento del instinto gregario y los inicios de un desarrollo social primitivo.
62:6.4 (709.5) Durante la evolución desde los mamíferos de los albores hasta los mamíferos intermedios y los primates, habíamos comprobado cómo los cinco primeros adjutores prestaban servicios cada vez mayores. En cambio los dos restantes, los ministradores más altos de la mente, no habían podido nunca intervenir en el tipo de mente evolutiva de Urantia.
62:6.5 (709.6) Podéis imaginar nuestra alegría cuando un día —los gemelos tendrían diez años— el espíritu de adoración tomó contacto por primera vez con la mente de la hembra gemela y poco después con la del macho. Sabíamos que algo muy afín a la mente humana se acercaba a su culminación. Alrededor de un año después, cuando con reflexión meditada y decisión deliberada resolvieron finalmente huir del hogar y viajar hacia norte, el espíritu de sabiduría empezó a actuar en Urantia y en esas dos mentes reconocidas como humanas a partir de entonces.
62:6.6 (709.7) Hubo una movilización nueva e inmediata de los siete espíritus-mente adjutores. Estábamos rebosantes de expectación; éramos conscientes de que se acercaba el esperado momento; sabíamos que nuestro largo esfuerzo por hacer evolucionar criaturas con voluntad en Urantia estaba a punto de hacerse realidad.
62:7.1 (709.8) No tuvimos que esperar mucho. El día siguiente a la huida de los gemelos, se produjo al mediodía el destello inicial de prueba de las señales del circuito del universo en el foco receptor planetario de Urantia. Todos estábamos naturalmente sobre ascuas ante la inminencia del gran acontecimiento, pero al tratarse de un mundo que era puesto de experimentación con la vida, no teníamos la menor idea de cómo se nos informaría del reconocimiento de la vida inteligente en el planeta. Pronto salimos de dudas. Al tercer día de la fuga de los gemelos y antes de que partiera el cuerpo de los Portadores de Vida, llegó el arcángel de Nebadon encargado del establecimiento inicial de los circuitos planetarios.
62:7.2 (710.1) Aquel día trascendental para Urantia nuestro pequeño grupo se reunió en torno al polo planetario de comunicación con el espacio y recibió el primer mensaje de Salvington por el circuito de mente recién establecido en el planeta. Ese primer mensaje, dictado por el jefe del cuerpo de los arcángeles, decía:
62:7.3 (710.2) «¡Saludos a los Portadores de Vida que estáis en Urantia! Queremos transmitiros la gran alegría de Salvington, Edentia y Jerusem cuando se registró en la sede de Nebadon la señal de la existencia de mente con dignidad de voluntad en Urantia. Ha quedado constancia de la decisión deliberada de los gemelos de huir hacia el norte y apartar así a su prole de sus ancestros inferiores. Esta es la primera decisión de la mente —del tipo humano de mente— en Urantia y establece automáticamente el circuito de comunicación por el que se está transmitiendo este mensaje inicial de reconocimiento.»
62:7.4 (710.3) Por el nuevo circuito llegaron luego los saludos de los Altísimos de Edentia con instrucciones para los Portadores de Vida residentes que nos prohibían interferir en el patrón de vida que habíamos establecido. Recibimos instrucciones de no intervenir en los asuntos del progreso humano. No hay que deducir de aquí que los Portadores de Vida interfieran arbitraria y mecánicamente en el desarrollo natural de los planes evolutivos de un planeta, pues no lo hacemos. Pero hasta ese momento se nos había permitido manipular el entorno y proteger de una manera especial el plasma de vida, y era esa supervisión extraordinaria, aunque completamente natural, la que debíamos suspender.
62:7.5 (710.4) En cuanto dejaron de hablar los Altísimos empezó a llegar al planeta el hermoso mensaje de Lucifer, entonces soberano del sistema de Satania. Los Portadores de Vida oyeron las palabras de bienvenida de su propio jefe y recibieron su permiso para volver a Jerusem. El mensaje de Lucifer contenía la aprobación oficial de la obra de los Portadores de Vida en Urantia y nos absolvía de toda crítica futura a cualquiera de nuestros esfuerzos por mejorar los patrones de vida de Nebadon tal como estaban establecidos en el sistema de Satania.
62:7.6 (710.5) Esos mensajes de Salvington, Edentia y Jerusem marcaron formalmente el final de la supervisión multisecular del planeta por los Portadores de Vida. Llevábamos muchas edades de servicio, asistidos solo por los siete espíritus-mente adjutores y los Controladores Físicos Maestros. Y cuando la voluntad, la capacidad de elegir adorar y ascender, apareció en las criaturas evolutivas del planeta supimos que nuestro trabajo había terminado, y nuestro grupo se preparó para partir. Al ser Urantia un mundo de modificación de la vida, se nos autorizó a dejar en él a dos Portadores de Vida superiores con doce asistentes. Yo fui elegido miembro de ese grupo y he estado desde entonces en Urantia.
62:7.7 (710.6) Hace exactamente 993 408 años (contando desde el año 1934 d. C.) Urantia fue reconocido formalmente como planeta del universo de Nebadon habitado por humanos. La evolución biológica había alcanzado una vez más los niveles humanos de dignidad de voluntad. Había aparecido el hombre en el planeta 606 de Satania.
62:7.8 (710.7) [Patrocinado por un Portador de Vida de Nebadon residente en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 63
63:0.1 (711.1) URANTIA fue registrado como mundo habitado cuando los dos primeros seres humanos —los gemelos— tenían once años, y antes de que se hubieran convertido en padres del primogénito de la segunda generación de auténticos seres humanos. El mensaje enviado desde Salvington por el arcángel con ocasión del reconocimiento planetario formal terminaba con estas palabras:
63:0.2 (711.2) «La mente del hombre ha aparecido en el 606 de Satania, y estos padres de la raza nueva se llamarán Andon y Fonta. Todos los arcángeles rogamos que estas criaturas pronto sean dotadas con la presencia personal interior del don del espíritu del Padre Universal.»
63:0.3 (711.3) Andon significa en Nebadon «la primera criatura semejante al Padre que muestra hambre de perfección humana». Fonta significa «la primera criatura semejante al Hijo que muestra hambre de perfección humana». Andon y Fonta nunca conocieron esos nombres hasta que les fueron atribuidos en el momento de fusionarse con sus Ajustadores del Pensamiento. Durante toda su estancia como mortales en Urantia se llamaron el uno al otro Sonta-an y Sonta-en. Sonta-an significa «amado por la madre» y Sonta-en «amada por el padre». Ellos mismos se dieron estos nombres, y su significado es un claro exponente de su mutuo afecto y consideración.
63:1.1 (711.4) En muchos aspectos Andon y Fonta fueron la pareja más extraordinaria de seres humanos que ha vivido nunca sobre la faz de la tierra. Estos dos seres maravillosos, los verdaderos padres de todo el género humano, fueron superiores en todos los sentidos a muchos de sus descendientes directos y radicalmente distintos de todos sus antepasados tanto directos como lejanos.
63:1.2 (711.5) Los padres de esta primera pareja humana no parecían muy diferentes al promedio de su tribu, aunque estaban entre sus miembros más inteligentes, los primeros que aprendieron a lanzar piedras y manejar garrotes en la lucha. También utilizaban puntas afiladas de piedra, pedernal y hueso.
63:1.3 (711.6) Mientras vivía aún con sus padres Andon había atado con tendones de animales un trozo de pedernal afilado a la punta de un garrote, y esta arma le sirvió para salvar por lo menos doce veces tanto su vida como la de su hermana, tan curiosa y aventurera como él, que le acompañaba en todas sus exploraciones.
63:1.4 (711.7) La decisión de Andon y Fonta de huir de las tribus de los primates implica una calidad de mente muy superior a la inteligencia más baja que caracterizó a muchos de sus descendientes que se rebajarían más adelante a aparearse con sus atrasados parientes de las tribus simias. Ellos, en cambio, sentían vagamente que eran algo más que meros animales porque poseían personalidad, y esta sensación se vio acrecentada por la presencia de los Ajustadores del Pensamiento en su interior.
63:2.1 (712.1) Una vez tomada su decisión de huir hacia el norte, el miedo se apoderó de Andon y Fonta durante un tiempo, sobre todo el miedo a disgustar a su padre y a su familia directa. Temían ser atacados por parientes hostiles y no descartaban la posibilidad de morir a manos de los ya envidiosos miembros de su tribu. De pequeños, los gemelos solían pasar casi todo el tiempo juntos y por ese motivo nunca fueron demasiado populares entre sus primos animales de la tribu de los primates. Tampoco se ganaron las simpatías de la tribu cuando se construyeron una vivienda aparte y muy superior en lo alto de un árbol.
63:2.2 (712.2) Y fue en este nuevo hogar en lo alto de los árboles donde, despertados una noche por una violenta tormenta y abrazados con temeroso cariño, tomaron la decisión firme y definitiva de huir del hogar arborícola y el hábitat de su tribu.
63:2.3 (712.3) Tenían ya preparado un tosco refugio en la copa de un árbol a una media jornada de camino hacia el norte. Ese fue su escondite seguro y secreto para el primer día que pasaron fuera de sus bosques de origen. A pesar de compartir el terror de los primates a estar en el suelo durante la noche, se pusieron en camino hacia el norte poco antes del anochecer. Este viaje nocturno, incluso con luna llena, fue un acto de valor excepcional, pero calcularon acertadamente que así era menos probable que los miembros de la tribu y sus parientes notaran su ausencia y los persiguieran. Poco después de medianoche llegaron sanos y salvos al refugio que habían preparado de antemano.
63:2.4 (712.4) En su viaje hacia el norte descubrieron un depósito de pedernal a cielo abierto donde encontraron muchas piedras con formas adecuadas para usos diversos que recogieron para el futuro. Al intentar astillar estos pedernales para adecuarlos a ciertos propósitos, Andon descubrió que producían chispas y concibió la idea de hacer fuego, aunque no le prestó mucha atención en ese momento porque el clima era aún benigno y había poca necesidad de fuego.
63:2.5 (712.5) Pero el sol del otoño estaba cada vez más bajo en el cielo y las noches se iban haciendo más frías a medida que viajaban hacia el norte. Ya se habían visto obligados a utilizar pieles de animales para calentarse. Aún no llevaban una luna fuera del hogar familiar cuando Andon comentó con su pareja que pensaba que podía hacer fuego con el pedernal. Intentaron durante dos meses utilizar la chispa del pedernal para encender un fuego; día tras día la pareja golpeaba los pedernales y se esforzaba en vano por prender la madera. Por fin, una tarde al caer el sol, descubrieron el secreto de la técnica cuando a Fonta se le ocurrió subirse a un árbol cercano en busca de un nido de pájaro abandonado. El nido seco era muy inflamable y estalló en una llamarada en cuanto la chispa cayó sobre él. Fue tal su sorpresa y sobresalto que estuvieron a punto de perder el fuego, pero lo salvaron echándole el combustible adecuado. Entonces los padres del género humano se pusieron a buscar leña por primera vez.
63:2.6 (712.6) Fue una de las mayores alegrías de su corta pero intensa vida. Pasaron toda la noche en vela viendo arder su fuego, comprendiendo vagamente que su descubrimiento les daba la posibilidad de desafiar al clima y ser así independientes para siempre de sus parientes animales de las tierras del sur. Después de descansar y disfrutar del fuego durante tres días, siguieron viaje.
63:2.7 (712.7) Los ancestros primates de Andon sabían conservar encendido el fuego provocado por rayos, pero ninguna criatura del planeta había poseído hasta entonces un método para iniciar el fuego a voluntad. Pasaría mucho tiempo antes de que los gemelos se dieran cuenta de que el musgo seco y otros materiales servían igual de bien que los nidos de pájaros para prender el fuego.
63:3.1 (713.1) Casi dos años después de la noche de la huida de los gemelos nació su primer hijo. Lo llamaron Sontad, y fue la primera criatura nacida en Urantia en ser arropada con coberturas protectoras al nacer. Era el comienzo de la raza humana, y con esta nueva evolución apareció el instinto de cuidar debidamente a los pequeños que nacían cada vez más frágiles; este instinto había de caracterizar el desarrollo progresivo de la mente de orden intelectual, en contraste con el tipo más puramente animal.
63:3.2 (713.2) Andon y Fonta tuvieron en total diecinueve hijos y llegaron a disfrutar de la compañía de casi medio centenar de nietos y media docena de bisnietos. La familia residía en cuatro refugios rocosos contiguos, o semicavernas, tres de los cuales se comunicaban mediante galerías excavadas en la caliza blanda con herramientas de pedernal ideadas por los hijos de Andon.
63:3.3 (713.3) Aquellos primeros andonitas mostraron un espíritu de clan muy marcado; cazaban en grupos y nunca se alejaban mucho de su lugar de residencia. Parecían darse cuenta de que eran un grupo único y aislado de seres vivos y debían por lo tanto evitar separarse. Este sentimiento de estrecho parentesco fue fruto indudable de la intensificación del ministerio de mente de los espíritus adjutores.
63:3.4 (713.4) Andon y Fonta trabajaron sin descanso para alimentar y hacer progresar a su clan. Vivieron hasta los cuarenta y dos años y murieron durante un terremoto al caer sobre ellos una roca que sobresalía. Con ellos perecieron cinco de sus hijos y once de sus nietos, y casi una veintena de sus descendientes sufrieron heridas graves.
63:3.5 (713.5) A la muerte de sus padres, Sontad, a pesar de tener un pie malherido, asumió inmediatamente el liderazgo del clan con la ayuda eficaz de su esposa, la mayor de sus hermanas. Su primera tarea fue traer piedras rodando para sepultar debidamente a sus padres, hermanos, hermanas e hijos fallecidos. No se debe dar excesiva importancia a este acto de enterramiento. Sus ideas sobre la supervivencia después de la muerte eran muy vagas e indefinidas y procedían principalmente de su fantástica y profusa vida onírica.
63:3.6 (713.6) La familia de Andon y Fonta se mantuvo unida hasta la vigésima generación. Entonces la lucha por el alimento y las fricciones sociales provocaron el comienzo de la dispersión.
63:4.1 (713.7) Los hombres primitivos —los andonitas— tenían los ojos negros y la tez morena; eran como un cruce entre amarillo y rojo. La melanina es una sustancia colorante que se encuentra en la piel de todos los seres humanos. Es el pigmento original de la piel andónica. Por su aspecto general y el color de su piel esos primeros andonitas se parecían más a los esquimales de hoy en día que a ningún otro tipo de ser humano vivo. Fueron las primeras criaturas que utilizaron pieles de animales para protegerse del frío; no tenían mucho más pelo en el cuerpo que los humanos de hoy.
63:4.2 (713.8) La vida tribal de los ancestros animales de los primeros hombres había prefigurado los comienzos de numerosas convenciones sociales. El despliegue de las emociones y el aumento de la capacidad cerebral de estos seres trajo consigo un desarrollo inmediato de la organización social y una nueva división del trabajo en el clan. Eran extremadamente imitativos, pero su instinto lúdico estaba muy poco desarrollado y carecían casi por completo de sentido del humor. El hombre primitivo sonreía alguna que otra vez, pero nunca se permitía reír a carcajadas. El humor fue un legado de la raza adánica posterior. Los primeros seres humanos no eran tan sensibles al dolor ni tan reactivos a las situaciones desagradables como muchos de los mortales posteriores en vías de evolución. El parto no fue una experiencia dolorosa o angustiosa para Fonta y su progenie directa.
63:4.3 (714.1) Fueron una tribu maravillosa. Los machos peleaban heroicamente por la seguridad de sus parejas y de su prole; las hembras se dedicaban cariñosamente a sus hijos. Pero su patriotismo se limitaba estrictamente a su clan inmediato. Eran muy leales a sus familias; habrían muerto sin dudar en defensa de sus hijos, pero no eran capaces de concebir la idea de intentar hacer del mundo un lugar mejor para sus nietos. El altruismo no había nacido aún en el corazón humano, aunque todas las emociones esenciales para el nacimiento de la religión existían ya en aquellos aborígenes de Urantia.
63:4.4 (714.2) Esos primeros hombres sentían un afecto conmovedor por sus camaradas y tenían sin duda una idea real, aunque rudimentaria, de la amistad. En las constantes batallas de las épocas siguientes era habitual ver a uno de esos hombres primitivos luchar valientemente con una mano mientras intentaba proteger y salvar a un compañero de combate herido con la otra. Muchos de los rasgos más nobles y más humanos del desarrollo evolutivo posterior estaban prefigurados de forma conmovedora en estos pueblos primitivos.
63:4.5 (714.3) El clan andónico original mantuvo una línea ininterrumpida de liderazgo hasta la vigésimo séptima generación, cuando, al no aparecer ningún varón entre los descendientes directos de Sontad, dos miembros rivales del clan se pusieron a luchar por la supremacía.
63:4.6 (714.4) Antes de la gran dispersión de los clanes andónicos se había ido formando un lenguaje bien desarrollado a partir de sus primeros esfuerzos por comunicarse entre sí. Este lenguaje siguió enriqueciéndose y recibía aportaciones casi diarias procedentes de las nuevas invenciones y adaptaciones al entorno de este pueblo activo, incansable y curioso. Este lenguaje se convirtió en la palabra de Urantia, la lengua de la familia humana primitiva hasta la aparición posterior de las razas de color.
63:4.7 (714.5) Con el paso del tiempo los clanes andónicos se multiplicaron, y el contacto entre familias en expansión creó roces y malentendidos. La mente de estos pueblos terminó centrada en dos únicos objetivos: cazar para obtener comida y combatir para vengarse de insultos o injusticias, reales o supuestos, cometidos por las tribus vecinas.
63:4.8 (714.6) Las contiendas familiares fueron en aumento, estallaron guerras tribales y hubo graves pérdidas entre los mejores individuos de los grupos más capaces y avanzados. Algunas de esas pérdidas fueron irreparables; algunas de las cepas más valiosas de aptitud e inteligencia se perdieron por siempre para el mundo. Esta primera raza y su civilización primitiva se vieron amenazadas de extinción por la guerra incesante entre clanes.
63:4.9 (714.7) Es imposible lograr que unos seres tan primitivos convivan en paz por mucho tiempo. El hombre desciende de animales luchadores, y cuando las gentes incultas se encuentran en estrecha relación, se irritan y ofenden mutuamente. Los Portadores de Vida conocen esta tendencia de las criaturas evolutivas y, en consecuencia, terminan por dividir a los seres humanos en vías de desarrollo en al menos tres, y más a menudo seis, razas distintas y separadas.
63:5.1 (715.1) Las primeras razas de Andon no se adentraron mucho en Asia y al principio no llegaron a África. La geografía de aquellos tiempos las orientaba hacia el norte, así que esos pueblos se fueron dirigiendo cada vez más hacia el norte hasta que los detuvo el lento avance del tercer glaciar.
63:5.2 (715.2) Antes de que esta extensa capa de hielo alcanzara Francia y las islas británicas, los descendientes de Andon y Fonta habían seguido avanzando hacia el oeste por Europa y habían establecido más de mil asentamientos diferentes a lo largo de los grandes ríos que desembocaban en las entonces cálidas aguas del mar del Norte.
63:5.3 (715.3) Estas tribus andónicas fueron los primeros moradores de los ríos de Francia; vivieron a lo largo del río Somme durante decenas de miles de años. El Somme es el único río que los glaciares no cambiaron, y corría en aquellos días hacia el mar de forma muy parecida a la de hoy. Eso explica la existencia de tantos indicios de los descendientes andónicos a lo largo del valle de este río.
63:5.4 (715.4) Esos aborígenes de Urantia no vivían en los árboles, aunque seguían subiéndose a las copas en caso de emergencia. Solían instalarse al abrigo de los riscos salientes que bordeaban los ríos y en grutas de las laderas que les proporcionaban buenas vistas de los accesos y protección contra los elementos. Podían disfrutar así de la comodidad de sus fuegos sin que el humo les molestara demasiado. Tampoco eran realmente cavernícolas, aunque el avance hacia el sur de las últimas capas de hielo empujaría a sus descendientes hacia las cuevas. Ellos preferían acampar en las lindes de los bosques a orillas de un riachuelo.
63:5.5 (715.5) Aprendieron muy pronto a camuflar sus viviendas parcialmente resguardadas y se convirtieron en hábiles constructores de cabañas de piedra en forma de bóveda que utilizaban para dormir. Por la noche entraban a gatas en estos dormitorios y los cerraban haciendo rodar una gran piedra delante de la entrada. Esa piedra la habían colocado dentro para este fin antes de poner las del techo en su sitio.
63:5.6 (715.6) Los andonitas eran cazadores expertos y audaces que vivían exclusivamente de carne, con excepción de algunas bayas silvestres y las frutas de ciertos árboles. Así como Andon había inventado el hacha de piedra, sus descendientes no tardaron en descubrir y utilizar eficazmente la lanza y el arpón. Por fin una mente capaz de crear herramientas actuaba en conjunción con una mano capaz de manejar instrumentos, y esos primeros humanos llegaron a ser muy diestros en la creación de herramientas de pedernal. Hacían largos viajes en busca de pedernal, igual que los humanos de hoy en día viajan hasta los confines del planeta en pos de oro, platino y diamantes.
63:5.7 (715.7) Estas tribus andónicas manifestaron en muchos otros aspectos un grado de inteligencia que sus descendientes retrógrados no alcanzaron en medio millón de años, aunque volvieran a descubrir una y otra vez diversos métodos de hacer fuego.
63:6.1 (715.8) Con la creciente dispersión de los andonitas fue retrocediendo el nivel cultural y espiritual de los clanes durante cerca de diez mil años hasta que Onagar asumió el liderazgo de estas tribus, instauró la paz entre ellas y las condujo a todas por primera vez a adorar a «Aquel que da el Aliento a los hombres y los animales».
63:6.2 (716.1) La filosofía de Andon había sido muy confusa. Estuvo a punto de convertirse en adorador del fuego por la gran comodidad que supuso su descubrimiento accidental. Sin embargo la razón lo encaminó desde su propio descubrimiento hacia el sol como fuente superior y más imponente de luz y calor, pero estaba demasiado lejana y no llegó a convertirse en adorador del sol.
63:6.3 (716.2) Los andonitas empezaron pronto a temer a los elementos: el trueno, el relámpago, la lluvia, la nieve, el granizo y el hielo. Pero el hambre era el impulso recurrente de aquellos primeros tiempos, y puesto que subsistían principalmente de animales, evolucionaron a la larga hacia una forma de adoración a los animales. Para Andon los animales comestibles más grandes eran símbolos de fuerza creativa y poder sustentador. Adquirieron la costumbre de designar de tiempo en tiempo a alguno de esos animales mayores como objeto de adoración. Cuando estaba en boga un animal determinado dibujaban toscamente sus contornos en las paredes de las cavernas, y con el progreso posterior de las artes ese dios animal era grabado en diversos ornamentos.
63:6.4 (716.3) Los pueblos andónicos adquirieron muy pronto el hábito de abstenerse de comer la carne del animal que se veneraba en la tribu. Para causar más impresión sobre la mente de los jóvenes, instauraron pronto una ceremonia de reverencia que realizaban alrededor del cuerpo de uno de aquellos animales venerados. Esas celebraciones primitivas se transformarían con el tiempo en las ceremonias sacrificiales más elaboradas de sus descendientes. Este es el origen de la introducción de los sacrificios en el culto. Moisés desarrolló esta idea en el ritual hebreo, y el apóstol Pablo conservó sus principios en la doctrina de la expiación de los pecados mediante el «derramamiento de sangre».
63:6.5 (716.4) El alimento era lo más importante en la vida de los seres humanos primitivos, como queda reflejado en la oración que su gran maestro Onagar enseñó a aquellas gentes sencillas. Decía así:
63:6.6 (716.5) «Oh Aliento de Vida, danos en este día nuestro alimento diario, líbranos de la maldición del hielo, sálvanos de nuestros enemigos del bosque y recíbenos con misericordia en el Gran Más Allá».
63:6.7 (716.6) Onagar tenía su sede en un asentamiento llamado Oban en la ribera norte del antiguo Mediterráneo ocupada ahora por el mar Caspio. Era el punto de receso situado en el lugar donde la ruta hacia el norte desde la tierra mesopotámica del sur giraba al oeste. Desde Oban envió maestros a los asentamientos remotos para difundir sus nuevas doctrinas sobre una Deidad y su concepto de la otra vida, que él llamaba el Gran Más Allá. Esos emisarios de Onagar fueron los primeros misioneros del mundo. Fueron también los primeros seres humanos que cocinaron la carne, los primeros que utilizaron el fuego con regularidad para preparar la comida. Cocinaban la carne en las puntas de los palos y también sobre piedras calientes; más tarde asaron trozos grandes al fuego, pero prácticamente todos sus descendientes volvieron a comer carne cruda.
63:6.8 (716.7) Onagar nació hace 983 323 años (remontándonos desde 1934 d. C.) y vivió hasta la edad de sesenta y nueve años. La historia de las realizaciones de esta mente maestra y líder espiritual de los tiempos anteriores al Príncipe Planetario constituye el relato fascinante de la organización de esos pueblos primitivos en una sociedad real. Instauró un gobierno tribal eficiente que no lograrían igualar en muchos milenios las generaciones posteriores. Hasta la llegada del Príncipe Planetario no volvió a haber en el planeta una civilización espiritual tan elevada. Esas gentes sencillas tenían una religión real aunque primitiva, pero sus descendientes fueron cayendo en el deterioro y acabaron por perderla.
63:6.9 (717.1) Aunque Andon y Fonta, como muchos de sus descendientes, habían recibido Ajustadores del Pensamiento, hasta los tiempos de Onagar no llegó a Urantia un número importante de Ajustadores y serafines guardianas. Esa fue realmente la edad de oro del hombre primitivo.
63:7.1 (717.2) Andon y Fonta, los admirables fundadores de la raza humana, recibieron su reconocimiento en el juicio celebrado en Urantia con la llegada del Príncipe Planetario y emergieron a su debido tiempo del régimen de los mundos mansión con el estatus de ciudadanos de Jerusem. Aunque no se les ha permitido nunca volver a Urantia, están al corriente de la historia de la raza que fundaron. Se afligieron con la traición de Caligastia y les dolió el fracaso de Adán, pero la noticia de que Miguel había seleccionado su mundo como escenario de su otorgamiento final les produjo una inmensa alegría.
63:7.2 (717.3) Andon y Fonta se fusionaron en Jerusem con sus Ajustadores del Pensamiento como lo hicieron varios de sus hijos, entre ellos Sontad. Pero la mayoría de sus descendientes, incluso directos, solo lograron la fusión con el Espíritu.
63:7.3 (717.4) Poco después de llegar a Jerusem, Andon y Fonta fueron autorizados por el Soberano del Sistema a volver al primer mundo mansión para servir con las personalidades de la morontia que acogen a los peregrinos del tiempo procedentes de Urantia a su llegada a las esferas celestiales. Han sido asignados a esa labor por un tiempo indefinido. Con ocasión de estas revelaciones quisieron enviar saludos a Urantia, pero su petición fue sabiamente denegada.
63:7.4 (717.5) Y aquí termina el capítulo más heroico y fascinante de toda la historia de Urantia, el relato de la evolución, la lucha por la vida, la muerte y la supervivencia eterna de los padres admirables de todo el género humano.
63:7.5 (717.6) [Presentado por un Portador de Vida residente en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 64
64:0.1 (718.1) ESTA es la historia de las razas evolutivas de Urantia desde los días de Andon y Fonta hace casi un millón de años, pasando por los tiempos del Príncipe Planetario, hasta el final de la edad de hielo.
64:0.2 (718.2) La raza humana tiene casi un millón de años. La primera mitad de su historia corresponde aproximadamente a los días anteriores al Príncipe Planetario de Urantia. La segunda mitad de la historia de la humanidad empieza con la llegada del Príncipe Planetario y la aparición de las seis razas de color, y corresponde aproximadamente al periodo considerado como la Antigua Edad de Piedra.
64:1.1 (718.3) El hombre primitivo hizo su aparición evolutiva en el planeta hace algo menos de un millón de años y vivió una ruda experiencia. Evitaba instintivamente el peligro de mezclarse con las tribus simias inferiores. Pero las áridas tierras tibetanas con sus 9.000 metros de altitud le impedían emigrar hacia el este; tampoco podía ir hacia el sur ni hacia el oeste porque el mar Mediterráneo, mucho más grande que ahora, se extendía por el este hasta el océano Índico; y cuando fue hacia el norte se encontró con el avance del hielo. Pero incluso cuando el hielo frenó su emigración, y a pesar de la creciente hostilidad entre las tribus en dispersión, los grupos más inteligentes nunca se plantearon irse a vivir al sur entre sus peludos primos arborícolas de intelecto inferior.
64:1.2 (718.4) Muchas de las primeras emociones religiosas del hombre surgieron de su sentimiento de impotencia ante el entorno enclaustrado de su situación geográfica: montañas a la derecha, agua a la izquierda y hielo al frente. Pero estos andonitas progresivos no quisieron volver con sus parientes inferiores arborícolas del sur.
64:1.3 (718.5) Estos andonitas evitaban los bosques en contraste con las costumbres de sus parientes no humanos. El hombre siempre se ha deteriorado en los bosques; la evolución humana solo ha progresado en espacios abiertos y latitudes altas. El frío y el hambre de las tierras abiertas estimulan la actividad, la invención y la iniciativa. Mientras estas tribus andónicas engendraban a los pioneros de la raza humana de hoy entre las dificultades y privaciones de los duros climas del norte, sus primos atrasados seguían disfrutando de los bosques tropicales en las tierras del sur de su primitivo origen común.
64:1.4 (718.6) Estos acontecimientos ocurrieron durante el periodo del tercer glaciar, el primero según los cálculos de los geólogos. Los dos primeros glaciares afectaron poco al norte de Europa.
64:1.5 (718.7) Durante la mayor parte de la edad de hielo Inglaterra estuvo comunicada por tierra con Francia; África se unió posteriormente a Europa mediante el puente terrestre de Sicilia. En la época de las emigraciones andónicas una senda terrestre ininterrumpida conectaba Inglaterra en el oeste con Java en el este pasando por Europa y Asia; pero Australia volvía a estar aislada, lo que favoreció aún más el desarrollo de su peculiar fauna propia.
64:1.6 (719.1) Hace 950 000 años los descendientes de Andon y Fonta habían emigrado a gran distancia hacia el este y hacia el oeste. Hacia el oeste pasaron por Europa hasta llegar a Francia e Inglaterra. En épocas posteriores penetraron hacia el este hasta llegar a Java —donde recientemente se han encontrado sus huesos, el llamado hombre de Java— y siguieron después su camino hasta Tasmania.
64:1.7 (719.2) Los grupos que fueron hacia el oeste se contaminaron menos con las estirpes atrasadas de origen ancestral común que los que fueron hacia el este, que se mezclaron mucho con sus atrasados primos animales. Estos individuos no progresivos se desviaron hacia el sur y se cruzaron enseguida con las tribus inferiores. Más tarde sus descendientes mestizos volvieron al norte en número creciente y se reprodujeron con los pueblos andónicos en rápida expansión. Esas desafortunadas uniones deterioraron indefectiblemente la estirpe superior. Cada vez menos asentamientos primitivos conservaban el culto al Dador de Aliento. La primera civilización de los albores estaba amenazada de extinción.
64:1.8 (719.3) Y así ha sido siempre en Urantia. Civilizaciones muy prometedoras se han deteriorado sucesivamente y han terminado extinguiéndose por la insensatez de permitir a los superiores procrear libremente con los inferiores.
64:2.1 (719.4) Hace 900 000 años las artes de Andon y Fonta y la cultura de Onagar estaban desapareciendo de la faz de la tierra; la cultura, la religión e incluso el trabajo del pedernal se encontraban en su punto más bajo.
64:2.2 (719.5) Fue entonces cuando numerosos grupos mestizos inferiores llegaron a Inglaterra procedentes del sur de Francia. Esas tribus se habían mezclado tanto con las criaturas simiescas de los bosques que apenas eran humanas. No tenían religión, pero trabajaban toscamente el pedernal y poseían suficiente inteligencia para hacer fuego.
64:2.3 (719.6) Les siguió en Europa un pueblo prolífico y algo superior cuyos descendientes se extendieron pronto por todo el continente, desde los hielos del norte hasta los Alpes y el Mediterráneo por el sur. Estas tribus fueron la llamada raza de Heidelberg.
64:2.4 (719.7) Durante este largo periodo de decadencia cultural, los pueblos de Foxhall en Inglaterra y las tribus de Badonan en el noroeste de la India siguieron manteniendo algunas de las tradiciones de Andon y ciertos restos de la cultura de Onagar.
64:2.5 (719.8) Los pueblos de Foxhall eran los que estaban más al oeste y lograron mantener gran parte de la cultura andónica. Conservaron también sus conocimientos del trabajo del pedernal y se los transmitieron a sus descendientes, los antepasados lejanos de los esquimales.
64:2.6 (719.9) Aunque los restos de los pueblos de Foxhall han sido los últimos que se han descubierto en Inglaterra, estos andonitas fueron realmente los primeros seres humanos que vivieron en esas regiones. En aquella época el puente terrestre comunicaba aún Francia con Inglaterra, y como la mayoría de los primeros asentamientos de los descendientes de Andon bordeaban los ríos y las costas de entonces, hoy están bajo las aguas del canal de la Mancha y del mar del Norte, pero quedan aún tres o cuatro en las tierras costeras de Inglaterra.
64:2.7 (720.1) Muchos de los pueblos de Foxhall más inteligentes y espirituales mantuvieron su superioridad racial y perpetuaron sus costumbres religiosas primitivas. Estos pueblos, mezclados luego con estirpes más recientes, emigraron desde Inglaterra hacia el oeste después de una invasión posterior del hielo y han sobrevivido como los esquimales de hoy en día.
64:3.1 (720.2) Además de los pueblos de Foxhall en el oeste, se mantenía en el este otro centro activo de cultura. Este grupo vivía en las estribaciones de las tierras altas del noroeste de la India, entre las tribus de Badonan, un tataranieto de Andon. Estos pueblos fueron los únicos descendientes de Andon que no practicaron nunca sacrificios humanos.
64:3.2 (720.3) Estos badonitas de las tierras altas ocupaban una extensa meseta rodeada de bosques, atravesada por arroyos y rica en caza. Al igual que algunos de sus primos del Tíbet, vivían en toscas cabañas de piedra, grutas situadas en las laderas y galerías semisubterráneas.
64:3.3 (720.4) Mientras que las tribus del norte temían cada vez más al hielo, las que vivían cerca de su tierra de origen llegaron a tener pánico al agua. Observaron que la península mesopotámica se hundía gradualmente en el océano, y aunque emergió varias veces, las tradiciones de estas razas primitivas se forjaron en torno a los peligros del mar y al miedo a un hundimiento periódico. Este miedo, unido a su experiencia de inundaciones fluviales, explica que buscaran tierras altas como lugar seguro donde vivir.
64:3.4 (720.5) Hacia el este de los pueblos de Badonan, en las colinas Siwalik al norte de la India, se encuentran los fósiles más cercanos de todo el planeta a los tipos de transición entre el hombre y los varios grupos prehumanos.
64:3.5 (720.6) Hace 850 000 años las tribus superiores de Badonan empezaron una guerra de exterminio contra sus vecinos inferiores de tipo animal. En menos de mil años la mayoría de los grupos fronterizos de animales de esas regiones habían sido destruidos o expulsados hacia los bosques del sur. Esta campaña de exterminio de inferiores trajo consigo una ligera mejora de las tribus montañesas de entonces. Los descendientes mezclados de esta estirpe badonita mejorada aparecieron en el escenario del mundo como un pueblo aparentemente nuevo: la raza de Neandertal.
64:4.1 (720.7) Los neandertales fueron grandes viajeros y excelentes luchadores. Desde las tierras altas del noroeste de la India se extendieron gradualmente hasta Francia por el oeste, China por el este, e incluso hasta el norte de África por el sur. Dominaron el mundo durante casi medio millón de años hasta los tiempos de la emigración de las razas evolutivas de color.
64:4.2 (720.8) Hace 800 000 años la caza era abundante; muchas especies de ciervos, así como elefantes e hipopótamos, vagaban por Europa. Había mucho ganado; los lobos y los caballos andaban por todas partes. Los neandertales eran grandes cazadores, y las tribus de Francia fueron las primeras en adoptar la costumbre de conceder a los mejores cazadores el privilegio de elegir a sus esposas.
64:4.3 (721.1) El reno fue de máxima utilidad para los hombres de Neandertal como alimento, como vestido y para fabricar herramientas de uso diverso con sus cuernos y sus huesos. Aunque tenían poca cultura, progresaron tanto en el trabajo del pedernal que llegaron casi a alcanzar los niveles de los tiempos de Andon. Volvieron a utilizar grandes pedernales atados a mangos de madera como hachas y como picos.
64:4.4 (721.2) Hace 750 000 años la cuarta capa de hielo avanzaba decididamente hacia el sur. Con sus utensilios mejorados los neandertales hacían agujeros en el hielo que cubría los ríos del norte para arponear los peces que subían hasta esas aberturas. Estas tribus retrocedían constantemente ante el avance del hielo, que hizo en esta época su mayor incursión en Europa.
64:4.5 (721.3) Fueron los tiempos de mayor avance hacia el sur del glaciar siberiano, que obligó al hombre primitivo a replegarse en la misma dirección hacia sus tierras de origen. Pero para entonces la especie humana se había diferenciado tanto que el peligro de nuevos cruces con sus parientes simios incapaces de progreso había disminuido considerablemente.
64:4.6 (721.4) Hace 700 000 años el cuarto glaciar, que en Europa fue el mayor de todos, estaba en recesión; los hombres y los animales volvían al norte. El clima era frío y húmedo, y el hombre primitivo volvía a prosperar en Europa y el oeste de Asia. Poco a poco los bosques se fueron extendiendo hacia el norte sobre la tierra recién liberada de la cubierta glaciar.
64:4.7 (721.5) El gran glaciar había cambiado poco la vida de los mamíferos. Estos animales sobrevivieron en la estrecha franja de tierra que había entre el hielo y los Alpes y, con la retirada del glaciar, volvieron a extenderse rápidamente por toda Europa. Por el puente terrestre de Sicilia llegaron desde África elefantes de colmillos rectos, rinocerontes de hocico ancho, hienas y leones africanos, y estos nuevos animales exterminaron prácticamente a los tigres de dientes de sable y a los hipopótamos.
64:4.8 (721.6) Hace 650 000 años el clima seguía siendo templado. Hacia la mitad del periodo interglaciar hacía tanto calor que los Alpes quedaron casi libres de nieve y hielo.
64:4.9 (721.7) Hace 600 000 años el hielo había alcanzado su punto de máximo retroceso hacia el norte, y tras una pausa de unos miles de años, se puso en marcha de nuevo hacia el sur en su quinta incursión. Pero durante cincuenta mil años el clima cambió poco y también cambiaron poco los hombres y los animales de Europa. La poca aridez del periodo anterior se redujo aún más, y los glaciares alpinos descendieron hasta muy abajo por los valles de los ríos.
64:4.10 (721.8) Hace 550 000 años el avance del glaciar volvió a empujar a hombres y animales hacia el sur. Pero esta vez el hombre tenía mucho espacio en la gran franja de tierra que se extendía por el nordeste hacia Asia entre la capa de hielo y el mar Negro, que era entonces una amplia prolongación del Mediterráneo.
64:4.11 (721.9) Durante el periodo del cuarto y quinto glaciar se siguió diseminando la cultura rudimentaria de las razas de Neandertal. Pero hubo tan poco progreso que el intento de desarrollar un tipo nuevo y modificado de vida inteligente en Urantia parecía abocado al fracaso. Durante casi un cuarto de millón de años estos pueblos primitivos vagaron sin rumbo cazando y guerreando. Aunque mejoraban ocasionalmente en algunos aspectos, iban retrocediendo en conjunto respecto a sus antepasados andónicos superiores.
64:4.12 (721.10) En esas edades de oscuridad espiritual la cultura de la humanidad supersticiosa alcanzó sus niveles más bajos. La religión de los neandertales no iba más allá de una vergonzosa superstición. Tenían un miedo cerval a las nubes, en particular a las brumas y las nieblas. Fueron desarrollando gradualmente una religión primitiva de miedo a las fuerzas naturales, mientras decaía la adoración a los animales a medida que la abundancia de la caza y la mejora de las herramientas iban reduciendo la preocupación de estos pueblos por la comida; las recompensas sexuales por la caza contribuyeron a mejorar enormemente el rendimiento de los cazadores. Esta nueva religión del miedo les llevó a intentar aplacar a las fuerzas invisibles que había detrás de los elementos naturales y culminó más tarde en los sacrificios humanos para apaciguar a esas fuerzas físicas desconocidas e invisibles. Esta terrible práctica del sacrificio humano se ha perpetuado entre los pueblos más atrasados de Urantia hasta el mismo siglo veinte.
64:4.13 (722.1) Aquellos primeros neandertales no eran ni mucho menos adoradores del sol. Vivían más bien en el temor a la oscuridad; tenían un terror mortal al anochecer. Mientras la luna brillaba un poco, conservaban la calma, pero en las noches sin luna el pánico les invadía y empezaban a sacrificar a sus mejores ejemplares masculinos y femeninos para inducir a la luna a que volviera a brillar. Pronto aprendieron que el sol volvería regularmente, pero creían que la luna solo volvía porque sacrificaban a sus compañeros de tribu. A medida que la raza fue avanzando, el objeto y el propósito del sacrificio cambiaron progresivamente, pero la ofrenda de sacrificios humanos como parte del ceremonial religioso perduró durante mucho tiempo.
64:5.1 (722.2) Hace 500 000 años las tribus de Badonan de las tierras altas del noroeste de la India se enzarzaron en otra gran lucha racial. Esta guerra implacable hizo estragos durante más de cien años, y al final de la larga contienda solo quedaban unas cien familias. Pero esos supervivientes eran los más inteligentes y deseables de todos los descendientes vivos de Andon y Fonta en aquel momento.
64:5.2 (722.3) Entonces ocurrió algo nuevo y extraño entre esos badonitas de las tierras altas. Un hombre y una mujer que vivían en la zona nordeste de las tierras altas entonces habitadas, empezaron a procrear repentinamente una familia de niños excepcionalmente inteligentes. Fue la familia sangik, los ancestros de las seis razas de color de Urantia.
64:5.3 (722.4) Estos niños sangik, diecinueve en total, no solo eran más inteligentes que sus semejantes, sino que su piel tenía la característica única de adoptar distintos colores al exponerse a la luz del sol. De los diecinueve niños, cinco eran de color rojo, dos naranja, cuatro amarillo, dos verde, cuatro azul y dos índigo. Esos colores se intensificaron a medida que los niños iban creciendo, y cuando estos jóvenes procrearon más tarde con sus compañeros de tribu, toda su prole tendió al color de piel del progenitor sangik.
64:5.4 (722.5) Y ahora, tras mencionar la llegada del Príncipe Planetario en torno a esta época, interrumpo la narración cronológica para considerar por separado las seis razas sangik de Urantia.
64:6.1 (722.6) Las seis razas evolutivas de color aparecen de una en una en los planetas evolutivos ordinarios. El hombre rojo es el primero en evolucionar y vaga por el mundo durante largo tiempo antes de que aparezcan las siguientes razas de color. La aparición simultánea de las seis razas en Urantia, y en una misma familia, fue totalmente excepcional.
64:6.2 (723.1) La aparición en Urantia de los primeros andonitas fue también algo nuevo en Satania. En ningún otro mundo del sistema local ha evolucionado una raza así de criaturas con voluntad antes de las razas evolutivas de color.
64:6.3 (723.2) 1. El hombre rojo. Las gentes de estos pueblos eran admirables ejemplares de la raza humana, superiores en muchos aspectos a Andon y Fonta. Formaron un grupo sumamente inteligente y fueron los primeros descendientes de los sangik que desarrollaron una civilización y un gobierno tribales. Siempre fueron monógamos, e incluso sus descendientes mestizos rara vez practicaron el emparejamiento plural.
64:6.4 (723.3) Más tarde entraron en conflicto grave y prolongado con sus hermanos amarillos en Asia. Tuvieron la ventaja de haber inventado muy pronto el arco y la flecha, pero habían heredado en gran medida la lamentable tendencia de sus ancestros a pelear entre sí, y eso los debilitó tanto que las tribus amarillas pudieron echarlos del continente asiático.
64:6.5 (723.4) Hace unos ochenta y cinco mil años los restos relativamente puros de la raza roja cruzaron en masa a América del Norte. Poco después el istmo terrestre de Bering se hundió y quedaron aislados. Ningún hombre rojo volvió nunca a Asia. Pero por toda Siberia, China, Asia central, la India y Europa dejaron gran parte de su estirpe mezclada con las otras razas de color.
64:6.6 (723.5) Cuando el hombre rojo pasó a América, se llevó consigo muchas de las enseñanzas y tradiciones de su primer origen. Sus antepasados inmediatos habían estado en contacto con las últimas actividades de la sede mundial del Príncipe Planetario. Pero al poco tiempo de llegar a las Américas, los hombres rojos empezaron a perder de vista esas enseñanzas y su cultura intelectual y espiritual cayó en profunda decadencia. Estos pueblos empezaron otra vez a pelearse entre sí con tanta fiereza que este resto relativamente puro de la raza roja parecía abocado a una rápida extinción por las guerras tribales.
64:6.7 (723.6) El hombre rojo parecía condenado por su gran retroceso cuando, hace unos sesenta y cinco mil años, apareció Onamonalonton como líder y libertador espiritual. Instauró una paz temporal entre los hombres rojos americanos y reavivó la adoración al «Gran Espíritu». Onamonalonton vivió hasta los noventa y seis años de edad y mantuvo su sede entre las grandes secuoyas de California. Muchos de sus descendientes han llegado hasta los tiempos modernos entre los indios pies negros.
64:6.8 (723.7) Con el paso del tiempo las enseñanzas de Onamonalonton se convirtieron en vagas tradiciones. Las guerras de aniquilación mutua se reanudaron y, desde los días de ese gran maestro, ningún otro líder consiguió nunca restablecer una paz universal entre ellos. Las cepas más inteligentes fueron pereciendo gradualmente en esas luchas tribales; de no haber sido así, estos hombres rojos capaces e inteligentes habrían levantado una gran civilización en el continente norteamericano.
64:6.9 (723.8) Después de pasar a América desde China, el hombre rojo del norte no volvió nunca a tener contacto con otras influencias mundiales (excepto los esquimales) hasta que fue descubierto por el hombre blanco. Fue muy lamentable que el hombre rojo hubiera perdido casi por completo la oportunidad de elevarse con una adición posterior de la estirpe adánica. Tal como estaban las cosas, el hombre rojo no podía dominar al hombre blanco y no estaba dispuesto a servirlo voluntariamente. En tales circunstancias, si las dos razas no se mezclan una de las dos está condenada.
64:6.10 (723.9) 2. El hombre naranja. La característica más destacada de esta raza fue su peculiar propensión a construir. Se sentían impulsados a construir cualquier cosa, aunque solo fuera apilar enormes montículos de piedra para ver qué tribu era capaz de construir el más grande. Aunque no fueron un pueblo progresivo, se beneficiaron mucho de las escuelas del Príncipe y enviaron delegados para que se instruyeran en ellas.
64:6.11 (724.1) La raza naranja fue la primera que bajó por la costa hacia el sur en dirección a África a medida que el mar Mediterráneo se retiraba hacia el oeste. Pero no consiguieron nunca una implantación favorable en África y fueron exterminados por la raza verde que llegó después.
64:6.12 (724.2) Antes de que llegara su final, este pueblo perdió muchos de sus fundamentos culturales y espirituales. Sin embargo, conoció un gran resurgimiento hacia una forma más alta de vida bajo el sabio liderazgo de Porshunta, la mente maestra de esta raza desventurada, que les aportó su ministerio cuando residían en Armagedón hace unos trescientos mil años.
64:6.13 (724.3) La última gran lucha entre los hombres naranja y los hombres verdes se libró en Egipto, en la región del valle del bajo Nilo. Esta interminable batalla duró casi cien años y cuando terminó quedaban vivos muy pocos miembros de la raza naranja. Los restos destrozados de este pueblo fueron absorbidos por los hombres verdes y más tarde por los hombres índigo. Pero el hombre naranja dejó de existir como raza hace unos cien mil años.
64:6.14 (724.4) 3. El hombre amarillo. Las tribus amarillas primitivas fueron las primeras en abandonar la caza, establecer comunidades estables y desarrollar una vida de hogar basada en la agricultura. Intelectualmente eran algo inferiores al hombre rojo, pero social y colectivamente demostraron ser superiores a todos los pueblos sangik en cuanto al fomento de la civilización racial. Desarrollaron un espíritu fraternal que hizo posible que las diversas tribus aprendieran a convivir en paz relativa, y por eso fueron capaces de ir expulsando a la raza roja a medida que se extendían por Asia.
64:6.15 (724.5) Estas tribus se alejaron mucho de la influencia de la sede espiritual del mundo y se hundieron en la oscuridad tras la apostasía de Caligastia, pero conocieron una edad brillante hace unos cien mil años, cuando Singlangton asumió su liderazgo y proclamó la adoración de la «Verdad Única».
64:6.16 (724.6) El número relativamente importante de supervivientes de la raza amarilla se debe a la paz que reinaba entre sus tribus. Desde los días de Singlangton hasta la China moderna, la raza amarilla ha figurado entre las naciones más pacíficas de Urantia. Esta raza recibió un legado pequeño pero poderoso de la estirpe adánica importada posteriormente.
64:6.17 (724.7) 4. El hombre verde. La raza verde fue uno de los grupos menos capaces entre los hombres primitivos, y sus muchas emigraciones en distintas direcciones los debilitaron considerablemente. Antes de su dispersión, estas tribus experimentaron un gran renacimiento cultural bajo el liderazgo de Fantad hace unos trescientos cincuenta mil años.
64:6.18 (724.8) La raza verde se escindió en tres divisiones principales. Las tribus del norte fueron sojuzgadas, esclavizadas y absorbidas por las razas amarilla y azul. El grupo oriental se amalgamó con los pueblos de la India de aquellos días, y aún subsisten algunos restos entre ellos. La nación del sur penetró en África y allí aniquilaron a sus primos naranja casi tan inferiores como ellos.
64:6.19 (724.9) Fue una lucha muy igualada en muchos aspectos, puesto que ambos grupos eran portadores de cepas del orden gigante y muchos de sus jefes medían entre dos metros cuarenta y dos metros setenta de altura. Esas cepas gigantes del hombre verde estuvieron prácticamente limitadas a esta nación del sur o egipcia.
64:6.20 (725.1) Los restos de los hombres verdes victoriosos fueron absorbidos posteriormente por la raza índigo, el último de los pueblos de color que se desarrolló y emigró desde el centro original sangik de dispersión de las razas.
64:6.21 (725.2) 5. El hombre azul. Los hombres azules fueron un gran pueblo. Inventaron muy pronto la lanza y luego idearon los rudimentos de muchas de las artes de la civilización moderna. El hombre azul tenía el poder cerebral del hombre rojo junto con el alma y el sentimiento del hombre amarillo. Los descendientes adánicos los preferían a todos los demás supervivientes de las razas de color.
64:6.22 (725.3) Los primeros hombres azules fueron receptivos a las persuasiones de los maestros del equipo del Príncipe Caligastia y se sumieron en una gran confusión cuando aquellos líderes traidores tergiversaron posteriormente esas enseñanzas. Como otras razas primitivas, nunca se recuperaron por completo de la confusión provocada por la traición de Caligastia, ni tampoco superaron nunca del todo su tendencia a luchar entre sí.
64:6.23 (725.4) Unos quinientos años después de la caída de Caligastia hubo un renacimiento generalizado del saber y la religión de tipo primitivo, aunque no por ello menos real y beneficioso. Orlandof se convirtió en un gran maestro de la raza azul y volvió a llevar a muchas de las tribus a la adoración del Dios verdadero bajo el nombre de «Jefe Supremo». Fue el avance más importante del hombre azul antes de la posterior adición de la estirpe adánica que tanto potenciaría su raza.
64:6.24 (725.5) Las investigaciones y exploraciones europeas sobre la Antigua Edad de Piedra están estrechamente vinculadas al desenterramiento de herramientas, huesos y objetos artísticos de esos antiguos hombres azules, pues perduraron en Europa hasta tiempos recientes. Las llamadas razas blancas de Urantia son los descendientes de estos hombres azules, modificados primero por una ligera mezcla con los amarillos y los rojos y muy mejorados después por la asimilación de la mayor parte de la raza violeta.
64:6.25 (725.6) 6. La raza índigo. Así como los hombres rojos fueron los más avanzados de todos los pueblos sangik, los hombres negros fueron los menos progresivos. Fueron los últimos en emigrar de su hogar de las tierras altas. Viajaron a África, tomaron posesión del continente y han permanecido allí desde entonces, excepto cuando han sido llevados por la fuerza, de edad en edad, como esclavos.
64:6.26 (725.7) Aislados en África, los pueblos índigo, como le ocurrió al hombre rojo, recibieron poca o ninguna elevación racial procedente de la infusión de la estirpe adánica. Sola en África, la raza índigo progresó poco hasta los días de Orvonon, en los que experimentó un gran despertar espiritual. Aunque más tarde se olvidaron casi por completo del «Dios de Dioses» proclamado por Orvonon, los hombres índigo no perdieron del todo el deseo de adorar al Desconocido y al menos mantuvieron una forma de culto hasta hace unos miles de años.
64:6.27 (725.8) A pesar de su atraso, estos pueblos índigo tienen exactamente el mismo estatus ante los poderes celestiales que cualquier otra raza terrenal.
64:6.28 (725.9) Fueron edades de intensas luchas entre las diversas razas, pero cerca de la sede del Príncipe Planetario los grupos más ilustrados y más recientemente instruidos convivían en relativa armonía. Con todo, las razas del mundo no habían logrado aún ninguna gran conquista cultural en el momento en que este régimen se vio gravemente perturbado por el estallido de la rebelión de Lucifer.
64:6.29 (726.1) Todos estos diversos pueblos conocieron periodos de renacimiento cultural y espiritual. Mansant fue un gran maestro de la época posterior al Príncipe Planetario. Pero solo hacemos mención de aquellos líderes y maestros destacados que ejercieron una marcada influencia e inspiración sobre toda una raza. Con el paso del tiempo surgieron muchos maestros menores en distintas regiones; en conjunto contribuyeron mucho a la suma total de las influencias salvadoras que impidieron el desplome completo de la civilización cultural, sobre todo durante las largas y oscuras edades que transcurrieron entre la rebelión de Caligastia y la llegada de Adán.
64:6.30 (726.2) Hay muchas buenas y suficientes razones para hacer evolucionar tres o seis razas de color en los mundos del espacio. Aunque puede que los mortales de Urantia no estén en situación de apreciar plenamente todas esas razones, destacaremos las siguientes:
64:6.31 (726.3) 1. La variedad es indispensable para dar pie a un funcionamiento amplio de la selección natural, la supervivencia diferencial de las cepas superiores.
64:6.32 (726.4) 2. Se obtienen razas mejores y más fuertes a partir del cruce de diversos pueblos cuando las diferentes razas son portadoras de factores hereditarios superiores. Las razas de Urantia se habrían beneficiado de una mezcla inicial de este tipo siempre que el pueblo conjunto resultante pudiera haber sido potenciado posteriormente de forma efectiva mediante una incorporación profunda de la estirpe adánica superior. En la presente situación racial de Urantia, cualquier intento de llevar a cabo un experimento así sería desastroso.
64:6.33 (726.5) 3. La diversificación de las razas favorece la sana competencia.
64:6.34 (726.6) 4. Las diferencias de estatus entre razas y entre grupos dentro de cada raza son esenciales para el desarrollo de la tolerancia y el altruismo humanos.
64:6.35 (726.7) 5. La homogeneidad de la raza humana no es deseable hasta que los pueblos de un mundo en evolución hayan alcanzado niveles relativamente altos de desarrollo espiritual.
64:7.1 (726.8) Cuando los descendientes de color de la familia sangik empezaron a multiplicarse y a medida que buscaban la oportunidad de expandirse a los territorios adyacentes, el quinto glaciar, el tercero de la cuenta geológica, había avanzado mucho sobre Europa y Asia en su deriva hacia el sur. Estas primeras razas de color sufrieron una prueba extraordinaria debido a los rigores y privaciones de la edad glaciar en la que se originaron. Este glaciar era tan extenso en Asia que la emigración hacia el este de Asia estuvo cortada durante miles de años. Y hasta la posterior retirada del mar Mediterráneo, resultado de la elevación de Arabia, no les fue posible alcanzar África.
64:7.2 (726.9) Resultó así que durante casi cien mil años estos pueblos sangik se extendieron por las estribaciones de las montañas y se mezclaron más o menos entre ellos, a pesar de la peculiar aunque natural antipatía que pronto se manifestó entre las diferentes razas.
64:7.3 (726.10) Entre los tiempos del Príncipe Planetario y los de Adán, la India alojó a la población más cosmopolita jamás vista sobre la faz de la tierra. Pero fue muy lamentable que en esa mezcla hubiera tantos elementos de las razas verde, naranja e índigo. Estos pueblos sangik secundarios encontraron que la existencia era más fácil y agradable en las tierras del sur y muchos emigraron posteriormente a África. Los pueblos sangik primarios, las razas superiores, evitaron los trópicos. El hombre rojo salió hacia el nordeste a Asia, seguido de cerca por el hombre amarillo, mientras que la raza azul fue hacia el noroeste y llegó a Europa.
64:7.4 (727.1) Los hombres rojos empezaron pronto a emigrar hacia el nordeste siguiendo el retroceso del hielo; rodearon las tierras altas de la India y ocuparon todo el nordeste de Asia. Fueron seguidos de cerca por las tribus amarillas que terminaron por expulsarlos de Asia hacia América del Norte.
64:7.5 (727.2) Cuando los restos de la línea relativamente pura de la raza roja abandonaron Asia, había once tribus y sumaban algo más de siete mil hombres, mujeres y niños. Estas tribus iban acompañadas de tres pequeños grupos de ascendencia mixta, el más grande de los cuales era una combinación de las razas naranja y azul. Estos tres grupos nunca fraternizaron plenamente con el hombre rojo y pronto se dirigieron hacia el sur a México y América Central, donde se les unió más tarde un pequeño grupo de amarillos y rojos mezclados. Todos estos pueblos se casaron entre sí y fundaron una nueva raza amalgamada mucho menos belicosa que la de los hombres rojos de línea pura. En un periodo de cinco mil años esta raza amalgamada se escindió en tres grupos que establecieron las civilizaciones respectivas de México, América Central y América del Sur. La rama sudamericana recibió un ligero toque de la sangre de Adán.
64:7.6 (727.3) Los primeros hombres rojos se mezclaron en cierta medida con los amarillos en Asia, y los descendientes de esta unión se dirigieron hacia el este y a lo largo de la costa meridional. Con el tiempo fueron empujados hacia las penínsulas y las islas costeras por la prolífica raza amarilla. Son los hombres morenos de hoy en día.
64:7.7 (727.4) La raza amarilla ha seguido ocupando las regiones centrales del este de Asia. De las seis razas de color, es la que ha sobrevivido en mayor número. Aunque los hombres amarillos se enzarzaban en guerras raciales de vez en cuando, no mantuvieron las constantes e implacables guerras de exterminio que caracterizaron a los hombres rojos, los verdes y los naranja. Estas tres razas se destruyeron prácticamente a sí mismas antes de ser casi aniquiladas por sus enemigos de otras razas.
64:7.8 (727.5) Como el quinto glaciar no se extendió mucho hacia el sur en Europa, estos pueblos sangik tuvieron el camino parcialmente abierto para emigrar hacia el noroeste; y al retirarse el hielo los hombres azules, junto con otros pequeños grupos raciales, emigraron hacia el oeste siguiendo las antiguas sendas de las tribus de Andon. Invadieron Europa en oleadas sucesivas y ocuparon la mayor parte del continente.
64:7.9 (727.6) En Europa encontraron pronto a los descendientes neandertales de su primitivo antepasado común, Andon. Esos neandertales europeos más antiguos habían sido empujados hacia el sur y el este por el glaciar, por eso estaban en el lugar adecuado para encontrarse con sus primos invasores de las tribus sangik y absorberlos rápidamente.
64:7.10 (727.7) Para empezar, las tribus sangik eran en general más inteligentes que los deteriorados descendientes de los primeros hombres andónicos de las llanuras y muy superiores a ellos en casi todos los aspectos. El cruce de estas tribus sangik con los pueblos de Neandertal mejoró inmediatamente la raza más antigua. Esta inyección de sangre sangik, muy en particular la del hombre azul, fue la que produjo en los pueblos de Neandertal la mejora apreciable que se manifestó en las oleadas sucesivas de tribus cada vez más inteligentes que barrieron Europa desde el este.
64:7.11 (727.8) Esta nueva raza de Neandertal se extendió desde Inglaterra hasta la India durante el periodo interglaciar siguiente. El resto de la raza azul que quedaba en la antigua península pérsica se amalgamó más tarde con algunas otras, principalmente la amarilla. La mezcla resultante, algo potenciada posteriormente por la raza violeta de Adán, ha perdurado en las tribus nómadas morenas de los árabes modernos.
64:7.12 (728.1) Todo intento de identificar la ascendencia sangik de los pueblos modernos debe tener en cuenta la mejora posterior de las cepas raciales por la aportación de sangre adánica.
64:7.13 (728.2) Las razas superiores buscaron los climas del norte o los templados, mientras que las razas naranja, verde e índigo se dirigieron sucesivamente hacia África por el puente terrestre recién emergido que separó el océano Índico del Mediterráneo en retroceso hacia el oeste.
64:7.14 (728.3) El último de los pueblos sangik en emigrar desde su centro de origen racial fue el hombre índigo. Hacia la época en que los hombres verdes aniquilaban en Egipto a la raza naranja en una contienda de la que salieron muy debilitados, empezó el gran éxodo negro hacia el sur por Palestina y a lo largo de la costa. Más tarde, cuando estos fornidos pueblos índigo invadieron Egipto, aniquilaron al hombre verde por la pura fuerza de su número. Esas razas índigo absorbieron los restos del hombre naranja y gran parte de la estirpe del hombre verde, de forma que ciertas tribus índigo se vieron muy mejoradas por esta amalgamación racial.
64:7.15 (728.4) De este modo, Egipto fue dominado primero por el hombre naranja, luego por el verde, más tarde por el índigo (negro) y más tarde aún por una raza híbrida de hombres índigo, azules y verdes modificados. Pero mucho antes de la llegada de Adán, los hombres azules de Europa y las razas mestizas de Arabia habían expulsado de Egipto a la raza índigo y la habían empujado muy hacia el sur del continente africano.
64:7.16 (728.5) Hacia el final de las emigraciones sangik las razas verde y naranja ya no existen, el hombre rojo ocupa América del Norte, el hombre amarillo el este de Asia, el hombre azul Europa y la raza índigo se ha dirigido a África. La India alberga una mezcla de las razas sangik secundarias, y el hombre moreno, mezcla del rojo y el amarillo, ocupa las islas de la costa asiática. Una raza amalgamada de potencial algo superior ocupa las tierras altas de América del Sur. Los andonitas más puros viven en las regiones del extremo norte de Europa y en Islandia, Groenlandia y el nordeste de América del Norte.
64:7.17 (728.6) Durante los periodos de máximo avance glaciar las tribus de Andon más occidentales estuvieron a punto de ser empujadas al mar. Vivieron durante años en una estrecha franja al sur de la presente isla de Inglaterra e, impulsados por la larga historia de avances glaciares, terminaron por hacerse a la mar a la llegada del sexto y último glaciar. Fueron los primeros aventureros marinos. Construyeron embarcaciones y partieron en busca de nuevas tierras que esperaban estuvieran libres de las aterradoras invasiones del hielo. Algunos de ellos llegaron a Islandia, otros a Groenlandia, pero la inmensa mayoría pereció de hambre y sed en el mar abierto.
64:7.18 (728.7) Hace algo más de ochenta mil años, poco después de que el hombre rojo entrara en el noroeste de América del Norte, la congelación de los mares del norte y el avance de los campos locales de hielo en Groenlandia empujaron a los esquimales descendientes de los aborígenes de Urantia a buscar una tierra mejor, un nuevo hogar. Tuvieron éxito en su aventura cuando cruzaron sanos y salvos los angostos estrechos que separaban entonces Groenlandia de las masas de tierra del nordeste de América del Norte. Alcanzaron el continente unos dos mil cien años después de que el hombre rojo llegara a Alaska. Más tarde, algunos descendientes mestizos del hombre azul que viajaron hacia el oeste se amalgamaron con los esquimales más recientes, y esta unión fue ligeramente beneficiosa para las tribus esquimales.
64:7.19 (728.8) Hace unos cinco mil años una tribu india y un solitario grupo esquimal se encontraron por casualidad en la costa sudeste de la bahía de Hudson. A estas dos tribus les resultó difícil comunicarse, pero muy pronto se casaron entre sí y los esquimales terminaron siendo absorbidos por los hombres rojos más numerosos que ellos. Ese fue el único contacto del hombre rojo norteamericano con otra estirpe humana hasta hace unos mil años, cuando el hombre blanco desembarcó casualmente por primera vez en la costa atlántica.
64:7.20 (729.1) Las luchas de esas edades primitivas se caracterizaron por el coraje, la valentía e incluso el heroísmo. Y todos lamentamos que tantos de aquellos rasgos robustos y excelentes de vuestros primeros ancestros se hayan perdido para las razas más recientes. Aunque apreciamos el valor de muchos de los refinamientos resultantes del progreso de la civilización, echamos en falta la magnífica perseverancia y la espléndida entrega de vuestros primeros ancestros, que rayaban con frecuencia en lo grandioso y en lo sublime.
64:7.21 (729.2) [Presentado por un Portador de Vida residente en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 65
65:0.1 (730.1) LA VIDA evolutiva material básica —la vida anterior a la mente— es formulada por los Controladores Físicos Maestros e impartida por los siete Espíritus Maestros en conjunción con la ministración activa de los Portadores de Vida encargados de ello. Como resultado de la función equivalente de esta triple creatividad, se desarrolla en el organismo la capacidad física de alojar la mente, es decir, los mecanismos materiales para reaccionar inteligentemente a los estímulos ambientales externos y, más tarde, a los estímulos internos originados en la mente misma del organismo.
65:0.2 (730.2) Hay pues, tres niveles distintos de producción y evolución de la vida:
65:0.3 (730.3) 1. El dominio de la energía-física, la producción de la capacidad mental.
65:0.4 (730.4) 2. El ministerio de mente de los espíritus adjutores, que incide en la capacidad de espíritu.
65:0.5 (730.5) 3. La dotación de espíritu de la mente del mortal, que culmina en el otorgamiento del Ajustador del Pensamiento.
65:0.6 (730.6) Los niveles mecánicos no enseñables de respuesta del organismo al entorno son el dominio de los controladores físicos. Los espíritus-mente adjutores activan y regulan los tipos de mente adaptativos o no enseñables mecánicamente, es decir, los mecanismos de respuesta de los organismos capaces de aprender por experiencia. Y al igual que los espíritus adjutores actúan sobre los potenciales de la mente, los Portadores de Vida ejercen un considerable control discrecional sobre los aspectos ambientales de los procesos evolutivos hasta el momento mismo de la aparición de la voluntad humana: la capacidad de conocer a Dios y el poder de elegir adorarlo.
65:0.7 (730.7) El funcionamiento integrado de los Portadores de Vida, los controladores físicos y los espíritus adjutores es lo que condiciona el curso de la evolución orgánica en los mundos habitados. Por eso la evolución —en Urantia o en cualquier otro lugar— es siempre intencionada y nunca fortuita.
65:1.1 (730.8) Los Portadores de Vida están dotados de potenciales de metamorfosis de la personalidad que pocos órdenes de criaturas poseen. Estos Hijos del universo local son capaces de actuar en tres fases diferentes del ser. Desempeñan normalmente sus tareas como Hijos de fase intermedia, su estado de origen. Pero en esa etapa de existencia, a un Portador de Vida le sería imposible actuar en los dominios electroquímicos transformando las energías físicas y las partículas materiales en unidades de existencia viva.
65:1.2 (730.9) Los Portadores de Vida pueden actuar y actúan en los tres niveles siguientes:
65:1.3 (730.10) 1. El nivel físico de la electroquímica.
65:1.4 (730.11) 2. La fase intermedia habitual de existencia cuasimorontial.
65:1.5 (730.12) 3. El nivel semiespiritual avanzado.
65:1.6 (731.1) Cuando los Portadores de Vida se preparan para la implantar la vida, y después de haber elegido los emplazamientos para su empresa, convocan a la comisión de arcángeles encargados de la transmutación de los Portadores de Vida. Este grupo consta de diez órdenes de personalidades diversas, entre ellas los controladores físicos y sus colaboradores, y está presidido por el jefe de los arcángeles, que desempeña esta función por mandato de Gabriel y con permiso de los Ancianos de los Días. Cuando estos seres se encircuitan de forma adecuada, pueden efectuar en los Portadores de Vida las modificaciones que les permitirán actuar directamente en los niveles físicos de la electroquímica.
65:1.7 (731.2) Una vez formulados los patrones de vida y debidamente concluidas las organizaciones materiales, las fuerzas supramateriales implicadas en la propagación de la vida se activan en el acto y la vida existe. Entonces los Portadores de Vida son devueltos inmediatamente a la fase intermedia normal de existencia de su personalidad, en cuyo estado pueden manipular las unidades vivas y manejar los organismos en evolución, aunque han sido despojados de toda capacidad de organizar —de crear— nuevos patrones de materia viva.
65:1.8 (731.3) Cuando la evolución orgánica ha realizado cierto recorrido y ha aparecido el libre albedrío de tipo humano en los organismos más altos en vías de evolución, los Portadores de Vida deben o bien marcharse del planeta o hacer voto de renuncia; es decir, se deben comprometer a abstenerse de todo intento de seguir influyendo en el curso de la evolución orgánica. Una vez que los Portadores de Vida que eligen permanecer en el planeta como futuros consejeros de los encargados de promover a las criaturas volitivas recién evolucionadas hacen voluntariamente este voto, se convoca una comisión de doce presidida por el jefe de las Estrellas Vespertinas, que actúa por autoridad del Soberano del Sistema y con permiso de Gabriel. Entonces estos Portadores de Vida son transmutados inmediatamente a la tercera fase de existencia de la personalidad, al nivel semiespiritual del ser. Desde los tiempos de Andon y Fonta, yo llevo actuando en Urantia en esa tercera fase de existencia.
65:1.9 (731.4) Esperamos con ilusión el momento en que el universo pueda asentarse en luz y vida y el logro posible de la cuarta etapa de nuestro ser en la que seremos totalmente espirituales, pero nunca se nos ha revelado la técnica por la cual podríamos alcanzar ese deseable estado avanzado.
65:2.1 (731.5) La historia del ascenso del hombre desde las algas marinas hasta el señorío de la creación terrenal es en verdad un poema de lucha biológica y supervivencia de la mente. Los ancestros primigenios del hombre fueron literalmente el limo y el lodo del lecho oceánico depositados en las tranquilas bahías y lagunas de aguas cálidas de los inmensos litorales de los antiguos mares interiores, las mismas aguas en las que los Portadores de Vida establecieron las tres implantaciones independientes de vida en Urantia.
65:2.2 (731.6) Existen hoy muy pocas especies de los primeros tipos de vegetación marina que participaron en los cambios históricos que dieron como resultado organismos fronterizos semejantes a los animales. Las esponjas son los supervivientes de uno de esos primeros tipos intermedios, aquellos organismos a través de los cuales se produjo la transición gradual de lo vegetal a lo animal. Esas primeras formas de transición no eran idénticas a las esponjas modernas, pero sí muy parecidas. Fueron verdaderos organismos fronterizos —ni vegetales ni animales— que acabarían conduciendo al desarrollo de las verdaderas formas de vida animal.
65:2.3 (732.1) Las bacterias, organismos vegetales simples de naturaleza muy primitiva, han cambiado muy poco desde los primeros albores de la vida; incluso muestran cierto grado de retroceso en su comportamiento parasitario. Muchos de los hongos representan también un movimiento retrógrado en la evolución, pues son plantas que han perdido su capacidad de fabricar clorofila y se han convertido en más o menos parásitas. La mayoría de las bacterias causantes de enfermedades y sus cuerpos auxiliares de virus pertenecen de hecho a este grupo de hongos parásitos retrógrados. Durante las edades intermedias todo el vasto reino de la vida vegetal evolucionó a partir de ancestros de los que descienden también las bacterias.
65:2.4 (732.2) Pronto aparecieron los tipos protozoarios superiores de vida animal, y aparecieron repentinamente. La ameba, el típico organismo animal unicelular, ha llegado desde aquellos remotos tiempos hasta nuestros días solo un poco modificada. Hoy retoza de forma muy parecida a como lo hacía cuando era el último logro y el más importante en la evolución de la vida. Esta diminuta criatura y sus primos protozoarios son para la creación animal lo que las bacterias para el reino vegetal; representan el vestigio de los primeros pasos evolutivos en la diferenciación de la vida junto con el fracaso en su desarrollo posterior.
65:2.5 (732.3) Los primeros tipos de animales unicelulares no tardaron en asociarse en comunidades, al principio según la disposición del volvox y luego a la manera de la hidra y la medusa. Después evolucionaron la estrella de mar, los lirios de piedra, los erizos de mar, los cohombros de mar, los ciempiés, los insectos, las arañas, los crustáceos y los grupos estrechamente relacionados de las lombrices de tierra y las sanguijuelas; pronto les siguieron los moluscos: la ostra, el pulpo y el caracol. Cientos y cientos de especies aparecieron y perecieron; solo se mencionan aquí las que sobrevivieron a la larguísima lucha. Esos especímenes no progresivos, junto con la familia de los peces de posterior aparición, representan hoy los tipos estacionarios de animales primitivos e inferiores, ramas del árbol de la vida que no lograron progresar.
65:2.6 (732.4) Así quedó dispuesto el escenario para la aparición de los peces, los primeros animales con espina dorsal. De la familia de los peces brotaron dos modificaciones únicas: la rana y la salamandra. Y fue la rana la que inició la serie de diferenciaciones progresivas de la vida animal que culminarían finalmente en el hombre mismo.
65:2.7 (732.5) La rana es uno de los ancestros supervivientes más antiguos de la raza humana, pero tampoco consiguió progresar y es hoy muy parecida a como era en aquellos tiempos remotos. La rana es la única especie antepasada de las primeras razas de los albores que vive hoy en día sobre la faz de la tierra. La raza humana no tiene ningún ascendente superviviente entre la rana y el esquimal.
65:2.8 (732.6) Las ranas dieron nacimiento a los reptiles, una gran familia animal prácticamente extinguida, pero que antes de dejar la existencia dio origen a toda la familia de las aves y a los numerosos órdenes de mamíferos.
65:2.9 (732.7) Cuando el reptil se convirtió en ave en un solo paso la evolución prehumana dio probablemente el mayor salto de su historia. Todos los tipos de aves de hoy —águilas, patos, palomas y avestruces— descienden de los enormes reptiles de hace muchísimo tiempo.
65:2.10 (732.8) El reino de los reptiles, descendiente de la familia de las ranas, está representado hoy por cuatro divisiones supervivientes: dos no progresivas, las serpientes y los lagartos junto con sus primos los cocodrilos y las tortugas; una parcialmente progresiva, la familia de las aves; y la cuarta, los antepasados de los mamíferos y la línea directa de ascendencia de la especie humana. Aunque los reptiles del pasado desaparecieron hace mucho, su enorme tamaño encontró eco en el elefante y el mastodonte mientras que sus formas peculiares se perpetuaron en los canguros saltadores.
65:2.11 (733.1) En Urantia solo han aparecido catorce filos, el último el de los peces, y no se ha desarrollado ninguna clase nueva desde las aves y los mamíferos.
65:2.12 (733.2) Fue de un pequeño y ágil dinosaurio reptil de hábitos carnívoros y cerebro relativamente grande del que surgieron repentinamente los mamíferos placentarios. Estos mamíferos se desarrollaron con rapidez y de muchas formas distintas; no solo dieron origen a las variedades comunes modernas, sino que evolucionaron también hacia los tipos marinos como ballenas y focas y hacia los navegantes aéreos como la familia de los murciélagos.
65:2.13 (733.3) El hombre evolucionó así de los mamíferos superiores provenientes principalmente de la implantación occidental de vida efectuada en los antiguos y resguardados mares de orientación este-oeste. Los grupos oriental y central de organismos vivos progresaron también favorablemente desde muy pronto hacia niveles prehumanos de existencia animal. Pero con el paso de las edades, el foco oriental de emplazamiento de la vida no logró alcanzar un nivel satisfactorio en el estatus de inteligencia prehumana, pues había sufrido pérdidas tan repetidas e irreparables en sus tipos más altos de plasma germen que fue despojado para siempre del poder de rehabilitar sus potencialidades humanas.
65:2.14 (733.4) Puesto que la capacidad de mente que iba a desarrollarse en este grupo oriental era de una calidad tan marcadamente inferior a la de los otros dos grupos, los Portadores de Vida, con el consentimiento de sus superiores, manipularon el entorno para circunscribir aún más estas cepas inferiores prehumanas de vida en evolución. Según todas las apariencias exteriores, la extinción de estos grupos inferiores de criaturas fue fortuita, pero en realidad fue totalmente intencionada.
65:2.15 (733.5) En una etapa posterior del despliegue evolutivo de la inteligencia, los antepasados lémures de la especie humana estaban mucho más avanzados en América del Norte que en otras regiones. Por ello, fueron inducidos a emigrar del ámbito de implantación occidental de vida por el puente terrestre de Bering y a lo largo de la costa hasta el sudoeste de Asia, donde siguieron evolucionando y se beneficiaron de la adición de ciertas cepas del grupo central de vida. Así, el hombre evolucionó a partir de ciertas cepas occidentales y centrales de vida, pero en las regiones centrales y del cercano oriente.
65:2.16 (733.6) La vida que se había plantado en Urantia evolucionó de este modo hasta la edad de hielo, momento en que apareció por primera vez el hombre y empezó su intensa carrera planetaria. Esta aparición del hombre primitivo en el planeta durante la edad de hielo no fue ningún accidente; se planeó así. Los rigores y la dureza climática de la era glaciar se adecuaban en todos los sentidos al propósito de fomentar el desarrollo de un tipo de ser humano resistente con una enorme dotación de supervivencia.
65:3.1 (733.7) Será difícil explicar a la mente humana de hoy en día muchos de los acontecimientos raros y aparentemente grotescos de los primeros progresos evolutivos. Había un plan deliberado detrás de todas esas evoluciones aparentemente extrañas de lo vivo, pero no estamos autorizados a interferir arbitrariamente en el desarrollo de los patrones de vida una vez que se han puesto en funcionamiento.
65:3.2 (733.8) Los Portadores de Vida pueden emplear todos los recursos naturales posibles y valerse de cualquier circunstancia fortuita para favorecer el progreso del desarrollo del experimento de vida, pero no se nos permite intervenir mecánicamente en el curso y comportamiento de la evolución animal o vegetal ni manipularlos arbitrariamente.
65:3.3 (733.9) Habéis sido informados de que los mortales de Urantia se desarrollaron por evolución a partir de la rana primitiva y de que esta cepa ascendente, portada en potencia por una única rana, estuvo a punto de perecer en cierta ocasión. Pero no se debe inferir que un accidente en esa coyuntura hubiera supuesto el final de la evolución del género humano. En aquel mismo momento estábamos observando y fomentando en emplazamientos muy alejados entre sí no menos de mil cepas distintas de vida en mutación, que hubieran podido ser dirigidas hacia varios patrones diferentes de desarrollo prehumano. De hecho, esa rana ancestral representaba nuestra tercera selección, ya que las dos cepas de vida anteriores habían perecido a pesar de todos nuestros esfuerzos por conservarlas.
65:3.4 (734.1) Ni siquiera el fallecimiento sin descendencia de Andon y Fonta hubiera podido impedir la evolución humana; solo la habría retrasado. Tras la aparición de Andon y Fonta y antes de que se agotaran los potenciales de mutación humana de la vida animal, evolucionaron no menos de siete mil cepas favorables que podrían haber alcanzado alguna clase de desarrollo de tipo humano. Muchas de las mejores de esas estirpes fueron asimiladas posteriormente por las diversas ramas de la especie humana en expansión.
65:3.5 (734.2) Mucho antes de que el Hijo y la Hija Materiales, los elevadores biológicos, lleguen a un planeta, los potenciales humanos de las especies animales en evolución se han agotado. Este estatus biológico de la vida animal es manifestado a los Portadores de Vida mediante la tercera fase de movilización de los espíritus adjutores. Este fenómeno ocurre automáticamente en cuanto se agota toda la capacidad de la vida animal de dar origen a los potenciales mutantes de individuos prehumanos.
65:3.6 (734.3) El género humano de Urantia debe resolver sus problemas de desarrollo mortal con las estirpes humanas que tiene; ninguna raza más evolucionará de fuentes prehumanas en el futuro. Pero este hecho no excluye la posibilidad de lograr niveles de desarrollo humano muy superiores mediante el fomento inteligente de los potenciales evolutivos que siguen residiendo en las razas mortales. Lo que nosotros, los Portadores de Vida, hacemos por fomentar y conservar las cepas de vida antes de la aparición de la voluntad humana, debe hacerlo el hombre por sí mismo después de este acontecimiento tras nuestra retirada de la participación activa en la evolución. De manera general, el destino evolutivo del hombre está en sus propias manos, y la inteligencia científica debe reemplazar, tarde o temprano, el funcionamiento aleatorio de una selección natural incontrolada y de una supervivencia sometida a la casualidad.
65:3.7 (734.4) Y hablando del fomento de la evolución, no estaría de más señalar que en el largo futuro que hay por delante, si en algún momento sois adscritos a un cuerpo de Portadores de Vida, tendréis abundantes y amplias oportunidades de presentar sugerencias y aportar todas las mejoras posibles a los planes y técnicas de gestión y trasplante de la vida. ¡Sed pacientes! Si tenéis buenas ideas, si vuestra mente es fértil en mejores métodos de administración para cualquier parte de los dominios universales, tendréis ciertamente la oportunidad de presentarlos a vuestros colaboradores y compañeros administradores en las edades por venir.
65:4.1 (734.5) No perdáis de vista que Urantia nos fue asignado como mundo de experimentación con la vida. En este planeta hicimos nuestro sexagésimo intento de modificar y mejorar en lo posible la adaptación a Satania de los diseños de vida de Nebadon, y hay constancia de que hemos logrado hacer muchos cambios beneficiosos en los patrones ordinarios de la vida. En concreto, hemos elaborado y demostrado de forma satisfactoria en Urantia no menos de veintiocho características de modificación de la vida que serán de utilidad para todo Nebadon en todos los tiempos venideros.
65:4.2 (735.1) Pero el establecimiento de la vida nunca es experimental en ningún mundo en el sentido de intentar algo no probado o desconocido. La evolución de la vida es una técnica siempre progresiva, diferencial y variable, pero nunca dejada al azar ni incontrolada ni totalmente experimental en el sentido de fortuita.
65:4.3 (735.2) Muchas características de la vida humana prueban con creces que el fenómeno de la existencia mortal fue planeado de forma inteligente, que la evolución orgánica no es un mero accidente cósmico. Cuando una célula viva se lesiona posee la capacidad de elaborar ciertas sustancias químicas que tienen la facultad de estimular y activar las células vecinas normales para que empiecen inmediatamente a secretar ciertas sustancias que faciliten los procesos curativos en la herida. Al mismo tiempo, esas células normales no lesionadas empiezan a proliferar, se ponen realmente a trabajar para crear nuevas células que sustituyan a las células afines que pudieran haber sido destruidas por el accidente.
65:4.4 (735.3) Este proceso químico de acción y reacción implicado en la curación de la herida y en la reproducción de las células corresponde a la elección que hicieron los Portadores de Vida de una fórmula que abarca más de cien mil fases y características de reacciones químicas y repercusiones biológicas posibles. Los Portadores de Vida hicieron en sus laboratorios más de medio millón de experimentos específicos antes de decidirse por esta fórmula para el experimento de vida en Urantia.
65:4.5 (735.4) Cuando los científicos de Urantia conozcan mejor estas sustancias químicas curativas, tratarán las lesiones con más eficacia y aprenderán indirectamente a controlar mejor ciertas enfermedades graves.
65:4.6 (735.5) Desde que se estableció la vida en Urantia los Portadores de Vida han mejorado esta técnica curativa que han introducido en otro mundo de Satania, de manera que proporciona más alivio al dolor y ejerce un mejor control sobre la capacidad de proliferación de las células normales asociadas.
65:4.7 (735.6) Hubo muchas características únicas en el experimento de vida de Urantia, pero los dos episodios más destacados fueron la aparición de la raza andónica antes de la evolución de los seis pueblos de color y la posterior aparición simultánea de los mutantes sangik en una sola familia. Urantia es el primer mundo de Satania donde las seis razas de color nacieron de la misma familia humana. Normalmente surgen en cepas diversificadas a partir de mutaciones independientes de la estirpe animal prehumana, y suelen aparecer en el mundo de una en una y sucesivamente durante largos periodos de tiempo, empezando por el hombre rojo y pasando por todos los colores hasta el índigo.
65:4.8 (735.7) Otra variación notable del procedimiento habitual fue la llegada tardía del Príncipe Planetario. Por regla general, el príncipe aparece en un planeta hacia el momento en que se desarrolla la voluntad; según este plan Caligastia hubiera podido llegar a Urantia incluso en vida de Andon y Fonta en vez de casi quinientos mil años más tarde, coincidiendo con la aparición de las seis razas sangik.
65:4.9 (735.8) En un mundo habitado normal el envío de un Príncipe Planetario a petición de los Portadores de Vida hubiera sido concedido en el momento de la aparición de Andon y Fonta o poco después. Pero en el caso de Urantia, al haber sido designado como planeta de modificación de la vida, se enviaron por acuerdo previo observadores Melquisedec, doce en total, como asesores de los Portadores de Vida y supervisores del planeta hasta la llegada posterior del Príncipe Planetario. Estos Melquisedec llegaron en el momento en que Andon y Fonta tomaban las decisiones que hicieron posible que sus mentes de mortales fueran habitadas por Ajustadores del Pensamiento.
65:4.10 (736.1) Los esfuerzos que hicieron en Urantia los Portadores de Vida por mejorar los patrones de vida de Satania tuvieron como resultado forzoso la producción de muchas formas aparentemente inútiles de vida de transición. Pero los beneficios ya acumulados son suficientes para justificar las modificaciones de los diseños ordinarios de vida realizadas en Urantia.
65:4.11 (736.2) Fue nuestra intención producir una manifestación temprana de la voluntad en la vida evolutiva de Urantia, y lo conseguimos. La voluntad no emerge generalmente hasta mucho tiempo después de que existan las razas de color, y suele aparecer primero entre los tipos superiores del hombre rojo. Vuestro mundo es el único planeta de Satania donde la voluntad de tipo humano ha aparecido en una raza anterior a las de color.
65:4.12 (736.3) En nuestro esfuerzo por asegurar la combinación y asociación de factores hereditarios que dieron finalmente origen a los ancestros mamíferos de la raza humana, nos vimos obligados a permitir que se produjeran cientos de miles de otras combinaciones y asociaciones de factores hereditarios relativamente inútiles. Seguro que os encontraréis con muchos de esos subproductos aparentemente extraños de nuestros esfuerzos cuando escarbéis en el pasado planetario, y me hago cargo de lo desconcertantes que deben resultar esas cosas para el limitado punto de vista humano.
65:5.1 (736.4) Para los Portadores de Vida fue una fuente de pesar que nuestros esfuerzos especiales por modificar la vida inteligente en Urantia se vieran tan obstaculizados por trágicas perversiones que escapaban a nuestro control: la traición de Caligastia y la falta de Adán.
65:5.2 (736.5) Pero la mayor decepción de toda nuestra aventura biológica fue la reversión de ciertas formas primitivas de vida vegetal a los niveles preclorofílicos de bacteria parásita a una escala tan considerable e inesperada. Esta eventualidad de la evolución vegetal ha producido muchas y penosas enfermedades en los mamíferos superiores, sobre todo en la especie humana por ser más vulnerable. Sin embargo, no dimos excesiva importancia a las dificultades implícitas en esta complicada situación porque sabíamos que la adición posterior del plasma de vida adánico reforzaría de tal forma la capacidad de resistencia de la mezcla racial resultante que la haría prácticamente inmune a todas las enfermedades producidas por organismos de tipo vegetal. Pero nuestras esperanzas se vieron truncadas por la desgraciada falta adánica.
65:5.3 (736.6) El universo de universos, que incluye este pequeño mundo llamado Urantia, no está siendo gestionado simplemente para merecer nuestra aprobación ni para adaptarse a nuestra sola conveniencia, ni mucho menos para complacer nuestros caprichos o satisfacer nuestra curiosidad. No hay duda de que los seres sabios y todopoderosos que tienen la responsabilidad de gestionar el universo saben exactamente lo que hacen. Por ello, es apropiado para los Portadores de Vida y corresponde a la mente de los mortales alistarse con paciente espera y franca cooperación al gobierno de la sabiduría, al reinado del poder y a la marcha del progreso.
65:5.4 (736.7) Hay, por supuesto, ciertas compensaciones por las tribulaciones, como el otorgamiento de Miguel en Urantia. Pero independientemente de todas estas consideraciones, los supervisores celestiales más recientes de este planeta expresan su total confianza en el triunfo evolutivo último de la raza humana y la justificación final de nuestros planes y patrones de vida originales.
65:6.1 (737.1) Es imposible determinar con precisión y de forma simultánea la posición exacta y la velocidad de un objeto en movimiento; cualquier intento de medir una de ellas implica inevitablemente un cambio en la otra. El hombre mortal se enfrenta al mismo tipo de paradoja cuando acomete el análisis químico del protoplasma. El químico puede dilucidar la química del protoplasma muerto, pero no puede percibir ni la organización física ni el comportamiento dinámico del protoplasma vivo. El científico se irá acercando cada vez más a los secretos de la vida, pero no los encontrará nunca por la sencilla razón de que debe matar al protoplasma para poder analizarlo. El protoplasma muerto pesa lo mismo que el protoplasma vivo, pero no es lo mismo.
65:6.2 (737.2) Hay una dotación original de adaptación en las cosas y seres vivos. En todas las células vivas vegetales o animales, en todos los organismos vivos —materiales o espirituales— hay un ansia insaciable de lograr una perfección cada vez mayor en el ajuste al entorno, en la adaptación del organismo y en una realización más amplia de la vida. Estos esfuerzos interminables de todas las cosas vivas evidencian la lucha innata por la perfección que existe en su interior.
65:6.3 (737.3) El paso más importante en la evolución de las plantas fue el desarrollo de la capacidad de fabricar clorofila, y el segundo mayor avance fue la evolución de la espora hasta convertirse en semilla compleja. La espora es sumamente eficiente como agente reproductor, pero carece de los potenciales de variedad y versatilidad inherentes a la semilla.
65:6.4 (737.4) Uno de los episodios más útiles y complejos de la evolución de los tipos superiores de animales se produjo cuando el hierro de las células sanguíneas circulantes desarrolló la capacidad de desempeñar un doble papel como portador de oxígeno y eliminador de dióxido de carbono. Esta actuación de los glóbulos rojos ilustra cómo los organismos en evolución son capaces de adaptar sus funciones a un entorno variable o cambiante. Los animales superiores, incluido el hombre, oxigenan sus tejidos mediante la acción del hierro de los glóbulos rojos que lleva el oxígeno a las células vivas y elimina con la misma eficacia el dióxido de carbono. Pero se puede hacer que otros metales sirvan para el mismo fin. La jibia emplea el cobre para esta función y la ascidia utiliza el vanadio.
65:6.5 (737.5) La continuidad de estos ajustes biológicos se ilustra en la evolución de los dientes de los mamíferos superiores de Urantia. Llegaron a ser treinta y seis en los primeros ancestros del hombre, y empezó luego un reajuste adaptativo hacia los treinta y dos en el hombre de los albores y sus parientes cercanos. Ahora la especie humana tiende lentamente hacia los veintiocho. El proceso de la evolución sigue progresando de forma activa y adaptativa en este planeta.
65:6.6 (737.6) Pero muchos ajustes aparentemente misteriosos de los organismos vivos son puramente químicos, totalmente físicos. En la corriente sanguínea de cualquier ser humano existe la posibilidad de que se produzcan en cualquier momento más de 15 000 000 de reacciones químicas entre los productos hormonales de una docena de glándulas endocrinas.
65:6.7 (737.7) Las formas más bajas de la vida vegetal responden enteramente al entorno físico, químico y eléctrico. Pero a medida que asciende la escala de la vida, los ministerios de mente de los siete espíritus adjutores van entrando en acción uno tras otro, y la mente se vuelve cada vez más capaz de ajustar, crear, coordinar y dominar. La capacidad de los animales de adaptarse al aire, al agua y a la tierra no es una dotación supranatural, pero sí un ajuste suprafísico.
65:6.8 (738.1) La física y la química solas no pueden explicar cómo evolucionó el ser humano a partir del protoplasma primigenio de los primeros mares. La capacidad de aprender, la respuesta diferencial y de memoria al entorno, es dotación de la mente. Las leyes de la física no responden al aprendizaje; son inmutables e inalterables. Las reacciones de la química no las modifica la educación; son uniformes y fiables. Aparte de la presencia del Absoluto No Cualificado, las reacciones eléctricas y químicas son previsibles. Pero la mente puede sacar provecho de la experiencia, puede aprender de los hábitos de comportamiento reactivos en respuesta a la repetición de los estímulos.
65:6.9 (738.2) Los organismos preinteligentes reaccionan a los estímulos del entorno, pero los organismos que son reactivos al ministerio de mente pueden ajustar y manipular el entorno mismo.
65:6.10 (738.3) El cerebro físico con su sistema nervioso asociado posee una capacidad innata de responder al ministerio de mente, de igual modo que la mente en desarrollo de una personalidad posee cierta capacidad innata de receptividad al espíritu y contiene por lo tanto las potencialidades de logro y progreso espirituales. La evolución intelectual, social, moral y espiritual depende del ministerio de mente de los siete espíritus adjutores y sus asociados suprafísicos.
65:7.1 (738.4) Los siete espíritus-mente adjutores son los polifacéticos ministradores de la mente para las existencias inteligentes más bajas de un universo local. Las mentes de este orden son ministradas desde la sede del universo local o desde algún mundo relacionado con ella, pero desde las capitales de los sistemas también se influye en la dirección del funcionamiento de las mentes más bajas.
65:7.2 (738.5) En un mundo evolutivo hay muchísimas cosas que dependen de la labor de estos siete adjutores. Pero son ministradores de la mente y no están involucrados en la evolución física, que es el dominio de los Portadores de Vida. Sin embargo, la integración perfecta de estas dotaciones de espíritu con el procedimiento natural y ordenado del régimen inherente que despliegan los Portadores de Vida es la responsable de la incapacidad que tienen los mortales de percibir en el fenómeno de la mente algo que no sea la mano de la naturaleza y el desarrollo de los procesos naturales, aunque a veces sintáis cierta perplejidad al intentar explicaros todo lo relacionado con las reacciones naturales de la mente cuando está asociada a la materia. Y si Urantia hubiera seguido más de cerca los planes originales, os extrañarían aún menos cosas sobre el fenómeno de la mente.
65:7.3 (738.6) Los siete espíritus adjutores son más parecidos a circuitos que a entidades, y en los mundos normales se encircuitan con otras actuaciones adjutoras repartidas por todo el universo local. En cambio están relativamente aislados en los planetas de experimentación con la vida. Y en Urantia, dada la naturaleza única de sus patrones de vida, los adjutores inferiores tuvieron muchas más dificultades para entrar en contacto con los organismos evolutivos de las que hubieran tenido con un tipo de dotación de vida más normalizado.
65:7.4 (738.7) Por otra parte, en un mundo evolutivo medio los siete espíritus adjutores están mucho mejor sincronizados con las etapas progresivas del desarrollo animal de lo que estuvieron en Urantia. Con una única excepción, los adjutores experimentaron más dificultades para entrar en contacto con las mentes en evolución de los organismos de Urantia que en ninguna otra de sus operaciones por todo el universo de Nebadon. Se desarrollaron en este mundo muchas formas de fenómenos fronterizos, combinaciones confusas de los tipos mecánico no enseñable y no mecánico enseñable de respuesta del organismo.
65:7.5 (739.1) Los siete espíritus adjutores no entran en contacto con los órdenes puramente mecánicos de respuesta del organismo al entorno. Esas respuestas preinteligentes de los organismos vivos corresponden exclusivamente a los dominios de energía de los centros del poder, los controladores físicos y sus asociados.
65:7.6 (739.2) Con la adquisición del potencial de la capacidad de aprender de la experiencia comienza la actuación de los espíritus adjutores desde las mentes más bajas de las existencias primitivas e invisibles hasta los tipos más altos de la escala evolutiva de los seres humanos. Son la fuente y el patrón del comportamiento más o menos misterioso y de las reacciones rápidas y no totalmente comprendidas de la mente ante el entorno material. Estas influencias leales y siempre dignas de confianza han de llevar muy lejos su ministerio preliminar antes de que la mente animal logre alcanzar los niveles humanos de receptividad al espíritu.
65:7.7 (739.3) Los adjutores actúan de forma exclusiva en la evolución de la mente experimentadora hasta el nivel de la sexta fase, el espíritu de adoración. En este nivel se produce la inevitable superposición de ministerios: el fenómeno por el cual lo más alto desciende para coordinarse con lo más bajo con vistas a alcanzar posteriormente niveles de desarrollo avanzados. Y hay todavía un ministerio de espíritu adicional que acompaña a la acción del séptimo y último adjutor, el espíritu de sabiduría. En todo el ministerio del mundo del espíritu, el individuo no experimenta nunca transiciones abruptas en la cooperación en el espíritu; estos cambios son siempre graduales y recíprocos.
65:7.8 (739.4) Se deben distinguir siempre los dominios de las respuestas físicas (electroquímicas) y mentales a los estímulos del entorno, y todas ellas se deben reconocer a su vez como fenómenos aparte de las actividades espirituales. Los dominios de la gravedad física, mental y espiritual son ámbitos distintos de la realidad cósmica a pesar de sus interrelaciones íntimas.
65:8.1 (739.5) El tiempo y el espacio están enlazados indisolublemente; es una asociación innata. Las demoras en el tiempo son inevitables en presencia de ciertas condiciones del espacio.
65:8.2 (739.6) Si a alguien le extraña que se necesite tanto tiempo para llevar a cabo los cambios evolutivos del desarrollo de la vida, le respondería que no podemos hacer que los procesos de la vida se desplieguen más deprisa de lo que permiten las metamorfosis físicas de un planeta. Tenemos que esperar al desarrollo físico natural del planeta; no tenemos absolutamente ningún control sobre la evolución geológica. Si las condiciones físicas lo permitieran, podríamos hacer que la evolución completa de la vida se realizara en mucho menos de un millón de años. Pero todos estamos bajo la jurisdicción de los Regidores Supremos del Paraíso, y el tiempo no existe en el Paraíso.
65:8.3 (739.7) El criterio del individuo para medir el tiempo es la duración de su vida. Todas las criaturas están condicionadas de esta forma por el tiempo y por eso consideran la evolución como un proceso larguísimo. A aquellos de nosotros que no tenemos la vida limitada por una existencia temporal la evolución no nos parece una operación tan prolongada. En el Paraíso, donde el tiempo no existe, estas cosas son todas presente en la mente de la Infinitud y en los actos de la Eternidad.
65:8.4 (739.8) Igual que la evolución de la mente depende del lento desarrollo de las condiciones físicas que la retrasan, el progreso espiritual depende de la expansión mental, y el retardo intelectual lo frena indefectiblemente. Pero eso no significa que la evolución espiritual dependa de la educación, la cultura o la sabiduría. El alma puede evolucionar sea cual sea su cultura mental, pero no si carece de la capacidad mental y del deseo —la elección de la supervivencia y la decisión de conseguir una perfección cada vez mayor— de hacer la voluntad del Padre del cielo. Aunque la supervivencia puede no depender de la posesión de conocimiento y sabiduría, el progreso depende de ello con toda seguridad.
65:8.5 (740.1) En los laboratorios evolutivos cósmicos la mente domina siempre a la materia y el espíritu está siempre correlacionado con la mente. La falta de coordinación y sincronización de estas diversas dotaciones puede causar demoras en el tiempo, pero si el individuo conoce realmente a Dios y desea encontrarlo y hacerse como él, la supervivencia está asegurada a pesar de todos los impedimentos del tiempo. El estatus físico puede perjudicar a la mente y la perversidad mental puede retrasar el logro espiritual, pero ninguno de estos obstáculos puede frustrar la elección de la voluntad hecha con toda el alma.
65:8.6 (740.2) Cuando las condiciones físicas están maduras se pueden producir evoluciones mentales repentinas; cuando el estatus de la mente es propicio pueden ocurrir transformaciones espirituales repentinas; cuando los valores espirituales reciben el reconocimiento apropiado, los significados cósmicos se vuelven perceptibles y la personalidad se va haciendo cada vez más libre de los impedimentos del tiempo y las limitaciones del espacio.
65:8.7 (740.3) [Patrocinado por un Portador de Vida de Nebadon residente en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 66
66:0.1 (741.1) EL advenimiento de un Hijo Lanonandek a un mundo de tipo medio significa que la voluntad, la capacidad de elegir la senda de la supervivencia eterna, se ha desarrollado en la mente del hombre primitivo. Pero en Urantia el Príncipe Planetario llegó casi medio millón de años después de la aparición de la voluntad humana.
66:0.2 (741.2) Hace unos quinientos mil años y coincidiendo con la aparición de las seis razas de color o razas sangik, Caligastia, el Príncipe Planetario, llegó a Urantia. En el momento de la llegada del Príncipe había en el planeta casi quinientos millones de seres humanos primitivos muy diseminados por Europa, Asia y África. La sede del Príncipe se estableció en Mesopotamia, más o menos en el centro de la población mundial.
66:1.1 (741.3) Caligastia era un Hijo Lanonandek, el número 9344 del orden secundario. Tenía experiencia en la administración general de los asuntos del universo local y, en edades más recientes, en la gestión del sistema local de Satania en particular.
66:1.2 (741.4) Antes del reinado de Lucifer en Satania, Caligastia había sido adscrito al consejo de asesores de los Portadores de Vida de Jerusem. Lucifer le ascendió a un puesto en su equipo personal y Caligastia cumplió aceptablemente cinco misiones sucesivas de honor y confianza.
66:1.3 (741.5) Caligastia intentó desde muy pronto ser nombrado Príncipe Planetario y su solicitud se sometió reiteradamente a la aprobación de los consejos de la constelación, pero no lograba recibir el consentimiento de los Padres de la Constelación. Caligastia parecía especialmente deseoso de ser enviado como regidor planetario a un mundo decimal o de modificación de la vida. Su petición fue rechazada varias veces antes de ser asignado finalmente a Urantia.
66:1.4 (741.6) Caligastia salió de Jerusem para asumir su responsabilidad de gobernar un mundo con un envidiable historial de lealtad y dedicación al bienestar de su universo de origen y residencia, a pesar de cierta desazón característica unida a una tendencia a discrepar del orden establecido en ciertos asuntos menores.
66:1.5 (741.7) Yo estaba en Jerusem cuando el brillante Caligastia salió de la capital del sistema. Ningún príncipe de los planetas se había embarcado jamás en la carrera de gobierno de un mundo con una preparación tan rica en experiencia ni con mejores perspectivas que las de Caligastia aquel memorable día de hace medio millón de años. Una cosa es cierta: mientras cumplía mi cometido de difundir la narración de aquel acontecimiento por las transmisiones del universo local no se me ocurrió nunca ni remotamente la idea de que este noble Lanonandek pudiera traicionar tan pronto su sagrada responsabilidad de custodia planetaria y manchar tan horriblemente el buen nombre de su ensalzado orden de filiación del universo. Yo consideraba realmente que Urantia iba a estar entre los cinco o seis planetas más afortunados de Satania por tener al timón de los asuntos del mundo a una mente tan experimentada, brillante y original. No comprendía que Caligastia se estaba enamorando insidiosamente de sí mismo; no entendía entonces tan bien como ahora las sutilezas del orgullo de la personalidad.
66:2.1 (742.1) El Príncipe Planetario de Urantia no fue enviado solo a su misión sino acompañado por el cuerpo habitual de asistentes y ayudantes administrativos.
66:2.2 (742.2) A la cabeza de este grupo estaba Daligastia, el asistente adjunto del Príncipe Planetario. Daligastia era también un Hijo Lanonandek secundario, el número 319 407 de ese orden. Tenía rango de asistente en el momento de su asignación como adjunto de Caligastia.
66:2.3 (742.3) El equipo planetario estaba compuesto por un gran número de cooperadores angélicos y una multitud de otros seres celestiales asignados al progreso de los intereses y a la promoción del bienestar de las razas humanas. Pero el grupo más interesante desde vuestro punto de vista era el de los miembros corpóreos del equipo del Príncipe, conocidos a veces como los cien de Caligastia.
66:2.4 (742.4) Caligastia eligió a estos cien miembros rematerializados del equipo del Príncipe de entre más de 785 000 ciudadanos ascendentes de Jerusem que se ofrecieron voluntarios para embarcarse en la aventura de Urantia. Cada uno de los cien elegidos era de un planeta diferente, y ninguno de ellos era de Urantia.
66:2.5 (742.5) Estos voluntarios jerusemitas fueron llevados directamente por transporte seráfico desde la capital del sistema hasta Urantia. A su llegada fueron mantenidos enserafinados hasta que se les pudo proporcionar unas formas de personalidad con la naturaleza dual propia del servicio planetario especial, auténticos cuerpos de carne y hueso que estaban además sintonizados con los circuitos de vida del sistema.
66:2.6 (742.6) Algún tiempo antes de la llegada de estos cien ciudadanos de Jerusem, los dos Portadores de Vida supervisores residentes en Urantia, después de haber perfeccionado sus planes, solicitaron la autorización de Jerusem y de Edentia para trasplantar el plasma de vida de cien supervivientes seleccionados de la estirpe de Andon y Fonta a los cuerpos materiales previstos para los miembros corpóreos del equipo del Príncipe. La petición fue concedida en Jerusem y aprobada en Edentia.
66:2.7 (742.7) Los Portadores de Vida seleccionaron a cincuenta varones y cincuenta mujeres de la descendencia de Andon y Fonta que representaban la supervivencia de las mejores cepas de aquella raza única. Con una o dos excepciones, esos andonitas que contribuyeron al avance de la raza no se conocían. Bajo la dirección de los Ajustadores del Pensamiento coordinada con las directrices seráficas, fueron llevados desde lugares muy distantes entre sí y reunidos en el umbral de la sede planetaria del Príncipe. Allí los cien sujetos humanos fueron puestos en manos de una comisión voluntaria de expertos altamente cualificados procedente de Avalon, que dirigió la extracción material de una porción del plasma de vida de esos descendientes de Andon. Este material vivo se transfirió después a los cuerpos materiales fabricados para ser utilizados por los cien jerusemitas del equipo del Príncipe. Mientras tanto, estos ciudadanos recién llegados de la capital del sistema fueron mantenidos en el sueño del transporte seráfico.
66:2.8 (742.8) Estas operaciones, junto con la creación literal de cuerpos especiales para los cien de Caligastia, dieron origen a numerosas leyendas, muchas de las cuales se confundieron después con tradiciones posteriores acerca de la instalación planetaria de Adán y Eva.
66:2.9 (743.1) Toda la operación de repersonalización, desde el momento de la llegada de los transportes seráficos con los cien voluntarios de Jerusem hasta que estos recuperaron la consciencia como seres triples de los mundos, duró exactamente diez días.
66:3.1 (743.2) La sede del Príncipe Planetario estaba situada en la región del golfo Pérsico de entonces, en la zona correspondiente a la Mesopotamia de hoy.
66:3.2 (743.3) El clima y el paisaje de la Mesopotamia de aquellos tiempos eran favorables en todos los aspectos a las empresas del equipo del Príncipe y sus asistentes, y muy diferentes de las condiciones que han predominado algunas veces desde entonces. Ese clima tan favorable era el componente necesario de un entorno natural pensado para inducir a los urantianos primitivos a hacer ciertos avances iniciales en cultura y civilización. La primera gran tarea de aquellas edades fue la de transformar al hombre cazador en pastor, con la esperanza de que acabaría por convertirse en agricultor sedentario y amante de la paz.
66:3.3 (743.4) La sede del Príncipe Planetario de Urantia era un ejemplo típico de este tipo de instalaciones en una esfera joven y en vías de desarrollo. El núcleo del asentamiento del Príncipe era una ciudad muy sencilla pero hermosa, rodeada por una muralla de doce metros de altura. Este centro mundial de cultura se llamó Dalamatia en honor a Daligastia.
66:3.4 (743.5) La ciudad se dispuso en diez subdivisiones, con las mansiones sede de los diez consejos del equipo corpóreo situadas en el centro de cada una de estas subdivisiones. En el punto más céntrico de la ciudad estaba el templo del Padre invisible. La sede administrativa del Príncipe y sus asociados estaba organizada en doce cámaras agrupadas directamente alrededor del templo.
66:3.5 (743.6) Todos los edificios de Dalamatia tenían un piso excepto la sede del consejo, que tenía dos, y el templo central del Padre de todos, que era pequeño pero tenía tres pisos.
66:3.6 (743.7) La ciudad era un exponente de las mejores prácticas de aquellos días primitivos en material de construcción: el ladrillo. Se empleó muy poca piedra o madera. El ejemplo de Dalamatia elevó considerablemente el nivel de la construcción de viviendas y la arquitectura de las aldeas de los habitantes de los alrededores.
66:3.7 (743.8) Cerca de la sede del Príncipe habitaban seres humanos de todos los estratos y colores, y entre esas tribus vecinas fueron reclutados los primeros estudiantes de las escuelas del Príncipe. Aunque estas primeras escuelas de Dalamatia eran rudimentarias, proporcionaban todo lo que se podía hacer en beneficio de los hombres y mujeres de esa edad primitiva.
66:3.8 (743.9) El equipo corpóreo del Príncipe reunía continuamente a su alrededor a los individuos superiores de las tribus circundantes, y después de formar e inspirar a estos alumnos, los enviaban de vuelta como maestros y líderes de sus respectivos pueblos.
66:4.1 (743.10) La llegada del equipo del Príncipe causó una profunda impresión, y aunque la noticia tardó casi mil años en difundirse por todas partes, las enseñanzas y la conducta de los cien nuevos residentes en Urantia ejercieron una profunda influencia sobre las tribus próximas a la sede mesopotámica. Gran parte de vuestra mitología posterior surgió de las confusas leyendas sobre aquellos primeros días en los que estos miembros del equipo del Príncipe fueron repersonalizados en Urantia como superhombres.
66:4.2 (744.1) La tendencia de los mortales a considerarlos como dioses obstaculiza seriamente la buena influencia de los maestros extraplanetarios, pero aparte de la técnica de su aparición en el planeta, los cien de Caligastia —cincuenta hombres y cincuenta mujeres— no recurrieron a métodos sobrenaturales ni a manipulaciones sobrehumanas.
66:4.3 (744.2) Sin embargo, el equipo corpóreo era sobrehumano. Empezaron su misión en Urantia como seres extraordinarios de naturaleza triple:
66:4.4 (744.3) 1. Eran corpóreos y relativamente humanos, pues incorporaban el auténtico plasma de vida de una de las razas humanas, el plasma de vida andónico de Urantia.
66:4.5 (744.4) Estos cien miembros del personal del Príncipe estaban divididos por igual en cuanto a sexo y según su estatus previo como mortales. Cada persona de este grupo era capaz de convertirse en coprogenitor de algún nuevo orden de seres físicos, pero habían recibido instrucciones expresas de recurrir a la paternidad solo en ciertas condiciones. El equipo corpóreo de un Príncipe Planetario acostumbra a procrear a sus sucesores algo antes de retirarse del servicio planetario especial. Esto suele ocurrir en el momento o poco después de la llegada del Adán y la Eva Planetarios.
66:4.6 (744.5) Por lo tanto, estos seres especiales tenían poca o ninguna idea del tipo de criatura material que resultaría de su unión sexual. Y nunca lo supieron, porque antes de que llegaran a esa etapa de su labor en el mundo la rebelión trastocó todo el régimen, y aquellos que más tarde desempeñarían el papel de padres habían sido aislados de las corrientes de vida del sistema.
66:4.7 (744.6) Estos miembros materializados del equipo de Caligastia tenían el idioma y el color de la piel de la raza andónica. Se alimentaban igual que los mortales de los mundos con una sola diferencia: los cuerpos recreados de este grupo se satisfacían plenamente con una dieta sin carne. Esta fue una de las consideraciones que determinaron su residencia en una región templada donde abundaban las frutas y las nueces. La práctica de subsistir con una dieta sin carne data de los tiempos de los cien de Caligastia, pues esta costumbre se propagó por todas partes y afectó a los hábitos alimenticios de muchas tribus circundantes, grupos descendientes de las razas evolutivas que en su día fueron exclusivamente carnívoras.
66:4.8 (744.7) 2. Los cien eran seres materiales pero sobrehumanos, reconstituidos en Urantia como hombres y mujeres únicos de un orden alto y especial.
66:4.9 (744.8) Los miembros de este grupo, aunque tenían la ciudadanía provisional de Jerusem, no se habían fusionado aún con sus Ajustadores del Pensamiento; cuando se ofrecieron voluntarios y fueron aceptados para el servicio planetario en enlace con los órdenes descendentes de filiación, sus Ajustadores se separaron de ellos. Pero estos jerusemitas eran seres sobrehumanos, poseían almas de crecimiento ascendente. Durante la vida mortal en la carne, el alma está en estado embrionario; nace (resucita) en la vida de la morontia y va creciendo a través de los sucesivos mundos de la morontia. Las almas de los cien de Caligastia se habían desarrollado de esa forma mediante las experiencias progresivas de los siete mundos mansión hasta alcanzar el estatus de ciudadanos de Jerusem.
66:4.10 (744.9) De conformidad con las instrucciones recibidas, los miembros del equipo no practicaron la reproducción sexual, aunque sí estudiaron minuciosamente su propia constitución personal y exploraron con atención todos los aspectos imaginables de enlace intelectual (de la mente) y de la morontia (del alma). Y fue durante el trigésimo tercer año de su estancia en Dalamatia, mucho antes de que la muralla estuviera terminada, cuando el número dos y el número siete del grupo danita descubrieron accidentalmente un fenómeno asociado al enlace de sus yoes de morontia (supuestamente no sexuales y no materiales). La consecuencia de esta aventura resultó ser la primera de las criaturas intermedias primarias. Este nuevo ser era perfectamente visible para el equipo planetario y sus asociados celestiales, pero no para los hombres y mujeres de las diversas tribus humanas. Con la autorización del Príncipe Planetario, todo el equipo corpóreo emprendió la procreación de seres similares siguiendo las instrucciones de la pareja danita pionera, y todos lo consiguieron. Así fue como el equipo del Príncipe acabó trayendo a la existencia al cuerpo original de los 50 000 intermedios primarios.
66:4.11 (745.1) Estas criaturas de tipo intermedio fueron de gran ayuda para llevar adelante los asuntos de la sede del mundo. Eran invisibles para los seres humanos, pero a los residentes primitivos de Dalamatia se les enseñó que existían estos semiespíritus invisibles, y constituyeron durante mucho tiempo la totalidad del mundo del espíritu para esos mortales en evolución.
66:4.12 (745.2) 3. Los cien de Caligastia eran personalmente inmortales, o imperecederos. Circulaban por sus formas materiales los complementos antidotales de las corrientes de vida del sistema, y si no hubieran perdido el contacto con los circuitos de vida como consecuencia de la rebelión, habrían seguido viviendo indefinidamente hasta la llegada de un Hijo de Dios posterior o hasta el momento de ser liberados de sus funciones para reanudar su interrumpido viaje hacia Havona y el Paraíso.
66:4.13 (745.3) Esos complementos antidotales de las corrientes de vida de Satania provenían del fruto del árbol de la vida, un arbusto de Edentia que los Altísimos de Norlatiadek enviaron a Urantia en el momento de la llegada de Caligastia. En los días de Dalamatia este árbol crecía en el patio central del templo del Padre invisible, y era el fruto de este árbol de la vida lo que hacía que los seres materiales, por lo demás mortales, del equipo del Príncipe pudieran vivir indefinidamente mientras tuvieran acceso a él.
66:4.14 (745.4) Este supersustento, aunque carecía de valor para las razas evolutivas, era más que suficiente para conferir vida continuada a los cien de Caligastia y también a los cien andonitas modificados que estaban vinculados a ellos.
66:4.15 (745.5) Conviene explicar a este respecto que, en el momento en que los cien andonitas aportaron su plasma germen humano a los miembros del equipo del Príncipe, los Portadores de Vida introdujeron en sus cuerpos mortales el complemento de los circuitos del sistema, y así pudieron desafiar a la muerte física y seguir viviendo siglo tras siglo con el equipo.
66:4.16 (745.6) Al final los cien andonitas fueron informados sobre de su contribución a las nuevas formas de sus superiores, y estos mismos cien hijos de las tribus de Andon fueron mantenidos en la sede como acompañantes personales del equipo corpóreo del Príncipe.
66:5.1 (745.7) Los cien estaban organizados para el servicio en diez consejos autónomos de diez miembros cada uno. Cuando dos o más de estos diez consejos se reunían en sesión conjunta, esas reuniones de enlace eran presididas por Daligastia. Estos diez grupos se constituyeron como sigue:
66:5.2 (745.8) 1. El consejo de alimentación y bienestar material. Bajo la presidencia de Ang, este grupo de expertos fomentó la alimentación, el agua, el vestido y el avance material de la especie humana. Enseñaron a excavar pozos, controlar los manantiales y regar. A los que procedían del norte o de las zonas más altas les enseñaron mejores métodos de tratar las pieles para su uso como vestimenta, y los maestros de las artes y las ciencias introdujeron posteriormente la tejeduría.
66:5.3 (746.1) Se hicieron grandes avances en los métodos de almacenamiento de alimentos. El hombre aprendió a conservar comida cocinada, desecada y ahumada, que se convirtió en la primera forma de propiedad. Se le enseñó así a prevenirse contra las hambrunas que diezmaban periódicamente el mundo.
66:5.4 (746.2) 2. La junta de domesticación y utilización de animales. Este consejo se dedicó a la tarea de seleccionar y criar los animales mejor adaptados para llevar cargas y transportar a los seres humanos, para proporcionarles alimento y, más adelante, para ayudarlos a cultivar la tierra. Este eficaz cuerpo estaba dirigido por Bon.
66:5.5 (746.3) Se domesticaron varios tipos de animales útiles, hoy extinguidos, junto con otros que han seguido siendo animales domésticos hasta nuestros días. El hombre llevaba mucho tiempo viviendo con el perro, y el hombre azul ya había logrado domar al elefante. La vaca había mejorado tanto gracias a una esmerada cría que se convirtió en una valiosa fuente de alimento; la mantequilla y el queso pasaron a formar parte habitual de la dieta humana. Se enseñó a los hombres a utilizar bueyes para llevar cargas, pero el caballo no se domesticó hasta una fecha posterior. Los miembros de este cuerpo fueron los primeros que enseñaron a los hombres a utilizar la rueda para facilitar la tracción.
66:5.6 (746.4) Por esos días se empezaron a utilizar palomas mensajeras, que servían para enviar mensajes o pedir auxilio en los viajes largos. El grupo de Bon consiguió adiestrar a los grandes fándores como aves de pasajeros, pero se extinguieron hace más de treinta mil años.
66:5.7 (746.5) 3. Los asesores en materia de defensa contra animales depredadores. Además de intentar domesticar ciertos animales, el hombre primitivo necesitaba aprender a protegerse de la destrucción que podía causar el resto del mundo animal hostil. Este grupo estaba capitaneado por Dan.
66:5.8 (746.6) Las murallas de las ciudades antiguas servían para protegerlas de los animales feroces e impedir ataques por sorpresa de humanos hostiles. Los que vivían sin murallas o en el bosque tenían que recurrir a las viviendas arbóreas, las cabañas de piedra y las fogatas nocturnas. Por eso era muy natural que estos educadores dedicaran mucho tiempo a instruir a sus alumnos en la mejora de la vivienda humana. Se hicieron grandes progresos en el sometimiento de los animales gracias al empleo de mejores técnicas y la utilización de trampas.
66:5.9 (746.7) 4. El cuerpo docente para la diseminación y conservación del conocimiento. Este grupo organizó y dirigió los esfuerzos puramente educativos de aquellas primeras edades. Estaba presidido por Fad. El procedimiento educativo de Fad consistía en enseñar mejores métodos de trabajo y supervisar al mismo tiempo su aplicación. Fad formuló el primer alfabeto e introdujo un sistema de escritura. Su alfabeto contenía veinticinco caracteres. Esos primeros pueblos utilizaban como material de escritura, cortezas de árbol, tablas de arcilla, losas de piedra, un tipo de pergamino hecho de pieles machacadas y una especie de papel rudimentario fabricado con nidos de avispa. La biblioteca de Dalamatia, destruida poco después de la deslealtad de Caligastia, constaba de más de dos millones de documentos distintos y era conocida como la «casa de Fad».
66:5.10 (746.8) El hombre azul tenía predilección por la escritura alfabética y fue el que hizo los mayores progresos en esa dirección. El hombre rojo prefería la escritura pictórica, mientras que las razas amarillas derivaron hacia el uso de símbolos muy semejantes a los que emplean ahora para las palabras e ideas. Pero el alfabeto y muchas cosas más se perdieron después para el mundo durante la confusión que acompañó a la rebelión. La defección de Caligastia destruyó la esperanza de una lengua universal para el mundo, al menos durante edades incalculables.
66:5.11 (747.1) 5. La comisión de industria y comercio. El cometido de este consejo era fomentar la industria dentro de las tribus y promover el comercio entre los diversos grupos pacíficos. Su líder fue Nod. Este cuerpo estimuló todas las formas de manufactura primitiva. Contribuyeron directamente a elevar el nivel de vida con muchas mercancías nuevas pensadas para atraer a los hombres primitivos. Ampliaron considerablemente el comercio de una sal de mejor calidad producida por el consejo de las ciencias y las artes.
66:5.12 (747.2) Fue entre estos grupos más ilustrados, educados en las escuelas de Dalamatia, donde se practicó por primera vez el crédito comercial. Una bolsa central de canje de créditos proporcionaba fichas que eran aceptadas en lugar de los propios objetos de trueque. Durante cientos de miles de años, el mundo no pudo mejorar estos métodos comerciales.
66:5.13 (747.3) 6. La escuela de la religión revelada. Este cuerpo fue de funcionamiento lento. La civilización de Urantia se forjó literalmente entre el yunque de la necesidad y los martillos del miedo. Sin embargo, este grupo había hecho progresos considerables en su intento de sustituir el miedo a la criatura (el culto a los fantasmas) por el miedo al Creador, antes de que sus trabajos fueran interrumpidos por la confusión resultante del levantamiento secesionista. Este consejo estaba encabezado por Hap.
66:5.14 (747.4) Ningún miembro del equipo del Príncipe quiso presentar una revelación que pudiera complicar la evolución; solo presentaban la revelación como su punto culminante tras haber agotado las fuerzas de la evolución. Pero Hap cedió al deseo de los habitantes de la ciudad de establecer alguna forma de servicio religioso. Su grupo proporcionó a los dalamatianos los siete cánticos de adoración y les dio también la frase de alabanza cotidiana. Finalmente les enseñó «la oración del Padre», que decía:
66:5.15 (747.5) «Padre de todos, a cuyo Hijo honramos, míranos con favor. Líbranos del miedo a todo salvo a ti. Haz que seamos una satisfacción para nuestros maestros divinos y pon la verdad en nuestros labios por siempre. Líbranos de la violencia y de la ira; danos respeto por nuestros ancianos y por lo que pertenece a nuestro prójimo. Danos esta temporada pastos verdes y rebaños fructíferos que llenen de alegría nuestros corazones. Rezamos para que llegue pronto el elevador prometido y queremos hacer tu voluntad en este mundo como otros la hacen en mundos más lejanos.»
66:5.16 (747.6) Aunque el equipo del Príncipe estaba limitado a los medios naturales y métodos ordinarios de mejora de las razas, prometieron el don adánico de una raza nueva como meta del crecimiento evolutivo posterior, cuando se hubiera alcanzado la cima del desarrollo biológico.
66:5.17 (747.7) 7. Los guardianes de la salud y la vida. Este consejo, dirigido por Lut, estaba encargado de introducir las condiciones de salubridad y promover la higiene primitiva.
66:5.18 (747.8) Sus miembros enseñaron muchas cosas que se perdieron durante la confusión de las edades posteriores y no se volvieron a descubrir hasta el siglo veinte. Enseñaron a la humanidad que cocer, hervir y asar eran medios de evitar enfermedades; y también que cocinar así los alimentos reducía considerablemente la mortalidad infantil y favorecía el destete temprano.
66:5.19 (747.9) Muchas de las primeras enseñanzas de los guardianes de la salud de Lut persistieron entre las tribus del planeta hasta los días de Moisés, aunque tergiversadas y muy modificadas.
66:5.20 (748.1) El gran obstáculo a la promoción de la higiene entre esos pueblos ignorantes radicaba en el hecho de que las causas reales de muchas enfermedades eran demasiado pequeñas para poderlas ver a simple vista, unido al respeto supersticioso que todos ellos sentían por el fuego. Se necesitaron miles de años para persuadirlos de quemar los residuos. Mientras tanto, se les insistía que enterraran su basura en descomposición. El gran avance sanitario de esta época se debió a la divulgación de conocimientos sobre los beneficios de la luz solar para la salud y su papel en la lucha contra la enfermedad.
66:5.21 (748.2) Antes de la llegada del Príncipe el baño había sido un ceremonial exclusivamente religioso. Era realmente muy difícil persuadir a los hombres primitivos de que se lavaran el cuerpo como práctica de salud. Lut indujo finalmente a los maestros religiosos a que incluyeran abluciones en las ceremonias de purificación que se practicaban una vez por semana durante las devociones del mediodía en adoración al Padre de todos.
66:5.22 (748.3) Estos guardianes de la salud intentaron también enseñarles a darse la mano en vez de intercambiar saliva o beberse la sangre como sello de amistad personal y símbolo de lealtad al grupo. Pero cuando no se sentían apremiados por la presión de las enseñanzas de sus líderes superiores, estos pueblos primitivos no tardaban en volver a sus antiguas prácticas ignorantes y supersticiosas, que atentaban contra la salud y fomentaban las enfermedades.
66:5.23 (748.4) 8. El consejo planetario de las artes y las ciencias. Este cuerpo hizo mucho por mejorar las técnicas industriales de los primeros hombres y por elevar sus conceptos de la belleza. Su líder fue Mek.
66:5.24 (748.5) El nivel de las artes y las ciencias era muy bajo en todo el mundo, pero los dalamatianos fueron instruidos en los rudimentos de la física y la química. La alfarería avanzó, todas las artes decorativas mejoraron y los ideales de la belleza humana se realzaron considerablemente. En cambio no hubo casi progreso musical hasta la llegada de la raza violeta.
66:5.25 (748.6) A pesar de la reiterada insistencia de sus maestros, aquellos hombres primitivos no consintieron en experimentar con la fuerza del vapor; no pudieron superar nunca su terror a la fuerza explosiva del vapor confinado. En cambio se les pudo convencer a la larga de que trabajaran con los metales al fuego, aunque un trozo de metal al rojo vivo era un objeto aterrador para los primeros hombres.
66:5.26 (748.7) Mek contribuyó mucho al avance de la cultura de los andonitas y al mejoramiento del arte del hombre azul. Una mezcla del hombre azul con la estirpe de Andon generó un tipo artísticamente dotado, y muchos de ellos se convirtieron en escultores maestros. No trabajaban la piedra ni el mármol, pero sus obras de arcilla endurecida al horno adornaban los jardines de Dalamatia.
66:5.27 (748.8) Se hicieron grandes progresos en las artes del hogar, que en su mayoría se perdieron durante las largas y oscuras edades de la rebelión y no se volvieron a descubrir hasta los tiempos modernos.
66:5.28 (748.9) 9. Los gobernadores de las relaciones tribales avanzadas. Este grupo era el encargado de elevar la sociedad humana al nivel de Estado. Su jefe era Tut.
66:5.29 (748.10) Estos líderes promovieron mucho los matrimonios intertribales. Recomendaban un periodo de cortejo para casarse tras la debida deliberación y habiendo tenido plena oportunidad de conocerse. Las danzas guerreras puramente militares se refinaron y pusieron al servicio de fines sociales valiosos. Se introdujeron muchos juegos competitivos, pero esos pueblos antiguos eran serios; el humor era prácticamente desconocido entre aquellas primeras tribus. Pocas de esas prácticas sobrevivieron a la desintegración provocada posteriormente por la insurrección planetaria.
66:5.30 (749.1) Tut y sus compañeros trabajaron para promover asociaciones grupales de naturaleza pacífica, regular y humanizar la guerra, coordinar las relaciones entre tribus y mejorar los gobiernos tribales. En las inmediaciones de Dalamatia se desarrolló una cultura más avanzada, y esta mejora de las relaciones sociales contribuyó a propagar su influencia hasta tribus más alejadas. Pero el patrón de civilización que prevalecía en la sede del Príncipe era muy distinto de la sociedad bárbara que evolucionaba en otras partes, igual que en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) la sociedad del siglo veinte no se parece nada a la cultura rudimentaria de los diminutos bosquimanos del norte.
66:5.31 (749.2) 10. La corte suprema de coordinación tribal y cooperación racial. Este consejo supremo, dirigido por Van, era la corte de apelación para las otras nueve comisiones especiales encargadas de la supervisión de los asuntos humanos. Este consejo tenía funciones muy amplias, pues le competían todos los asuntos de interés terrenal no específicamente asignados a los otros grupos. Este cuerpo escogido había sido aprobado por los Padres de la Constelación de Edentia antes de ser autorizado a asumir las funciones de corte suprema de Urantia.
66:6.1 (749.3) El grado de cultura de un mundo se mide por el patrimonio social de sus seres nativos, y el ritmo de expansión cultural está enteramente determinado por la capacidad de sus habitantes de comprender ideas nuevas y avanzadas.
66:6.2 (749.4) La esclavitud a la tradición produce estabilidad y cooperación al enlazar sentimentalmente el pasado con el presente, pero ahoga al mismo tiempo la iniciativa y esclaviza los poderes creativos de la personalidad. El mundo entero estaba atrapado en el estancamiento de las costumbres atadas a la tradición cuando llegaron los cien de Caligastia y empezaron a proclamar el nuevo evangelio de la iniciativa individual dentro del marco de los grupos sociales de entonces. Pero ese gobierno benefactor se vio interrumpido tan pronto que las razas nunca han llegado a liberarse del todo de la esclavitud de la costumbre; el hábito sigue imperando indebidamente en Urantia.
66:6.3 (749.5) Los cien de Caligastia —graduados de los mundos mansión de Satania—conocían bien las artes y la cultura de Jerusem, pero esos conocimientos son prácticamente inútiles en un planeta bárbaro poblado de humanos primitivos. Aquellos seres sabios sabían que no convenía intentar una transformación repentina o una elevación masiva de las razas primitivas de entonces. Comprendían bien la lenta evolución de la especie humana, y se abstuvieron prudentemente de todo intento radical de modificar el modo de vida del hombre en el planeta.
66:6.4 (749.6) Cada una de las diez comisiones planetarias abordó de manera lenta y natural los asuntos que se le habían encomendado. Su plan consistía en atraer a las mejores mentes de las tribus circundantes y una vez formadas, enviarlas de vuelta a sus respectivos pueblos como emisarias de la elevación social.
66:6.5 (749.7) Nunca se enviaron emisarios extranjeros a ninguna raza a no ser que el pueblo en cuestión lo solicitara expresamente. Los que trabajaban para la elevación y el avance de una tribu o raza en concreto eran siempre nativos de esa tribu o raza. Los cien no deseaban imponer a una tribu los hábitos y las costumbres de otra raza, aunque fuera superior. Trabajaron siempre pacientemente para elevar y hacer avanzar las costumbres probadas por el tiempo de cada raza. Las gentes sencillas de Urantia trajeron consigo sus costumbres sociales a Dalamatia, no para cambiarlas por prácticas nuevas y mejores, sino para hacer que se elevaran por contacto con una cultura más alta y por asociación con mentes superiores. El proceso fue lento pero muy efectivo.
66:6.6 (750.1) Los maestros de Dalamatia intentaron añadir una selección social consciente a la selección puramente natural de la evolución biológica. No trastornaron la sociedad humana, pero sí aceleraron notablemente su evolución normal y natural. Su móvil fue el progreso por evolución y no la revolución por revelación. La raza humana había tardado edades en adquirir la poca religión y la poca moralidad que tenía, y aquellos superhombres, sabedores de la confusión y consternación que se producen siempre cuando seres ilustrados y superiores intentan elevar a las razas atrasadas con un exceso de enseñanza e ilustración, se guardaron de robar a la humanidad sus pequeños progresos.
66:6.7 (750.2) Cuando los misioneros cristianos van al corazón de África, donde es costumbre que los hijos permanezcan bajo el control y la dirección de sus padres mientras estos vivan, solo consiguen provocar confusión y el colapso de toda autoridad cuando intentan, en una sola generación, suplantar esta práctica enseñando que los hijos deben quedar libres de toda sujeción paterna al cumplir los veintiún años.
66:7.1 (750.3) La sede del Príncipe, de exquisita belleza y concebida para infundir respeto reverencial al hombre primitivo de aquella edad, era en realidad modesta. Los edificios no eran especialmente grandes, dado que el objetivo de estos maestros importados era estimular el desarrollo a largo plazo de la agricultura mediante la introducción de la ganadería. Las murallas de la ciudad contenían una reserva de tierra suficiente para sostener con pastos y horticultura a una población de unos veinte mil habitantes.
66:7.2 (750.4) Los interiores del templo central de adoración y de las diez mansiones de los consejos de los grupos de superhombres supervisores eran auténticas y hermosas obras de arte. Y aunque los edificios residenciales eran modelos de pulcritud y limpieza, todo era muy sencillo y totalmente primitivo en comparación con los desarrollos de tiempos posteriores. En esta sede de la cultura no se emplearon métodos que no pertenecieran al orden natural de Urantia.
66:7.3 (750.5) El equipo corpóreo del Príncipe ocupaba moradas sencillas y ejemplares que mantenían como hogares destinados a inspirar e impresionar favorablemente a los estudiantes observadores que residían temporalmente en el centro social y sede educativa del mundo.
66:7.4 (750.6) El orden definido de vida familiar y la agrupación de una familia en una residencia de ubicación relativamente estable datan de estos tiempos de Dalamatia y se debe principalmente al ejemplo y las enseñanzas de los cien y sus alumnos. El hogar como unidad social no encontró aceptación hasta que los superhombres y supermujeres de Dalamatia condujeron al género humano a amar a sus nietos y a los hijos de sus nietos, y a hacer planes para ellos. El hombre salvaje ama a su hijo, pero el hombre civilizado ama también a su nieto.
66:7.5 (750.7) Los miembros del equipo del Príncipe vivían juntos como padres y madres. Es cierto que no tenían hijos propios, pero los cincuenta hogares patrón de Dalamatia no albergaron nunca a menos de quinientos pequeños adoptados recogidos de las familias superiores de las razas andónicas y sangik, muchos de ellos huérfanos. Se beneficiaban de la disciplina y las enseñanzas de sus superpadres y luego, después de tres años en las escuelas del Príncipe (desde los trece hasta los quince), eran candidatos para el matrimonio y para ser destinados como emisarios del Príncipe ante las necesitadas tribus de sus respectivas razas.
66:7.6 (751.1) Fad patrocinó el plan de enseñanza de Dalamatia, que se llevó a cabo como escuela industrial en la que los alumnos aprendían por la práctica y se abrían camino realizando diariamente tareas útiles. Este plan de educación no desatendía el pensamiento y el sentimiento en el desarrollo del carácter, pero daba prioridad a la capacitación manual. La instrucción era individual y colectiva. Impartían la enseñanza tanto hombres como mujeres conjuntamente y por separado. La mitad de esta instrucción colectiva estaba segregada por sexos, la otra mitad era mixta. La destreza manual se enseñaba individualmente y se socializaba a los alumnos en grupos o en promociones. Se les enseñaba a fraternizar con grupos más jóvenes, con grupos de más edad y con adultos, y a trabajar en equipo con los de su misma edad. También se les familiarizaba con asociaciones como grupos familiares, equipos de juego y promociones de escuela.
66:7.7 (751.2) Entre los últimos alumnos formados en Mesopotamia para trabajar con sus razas respectivas estaban los andonitas de las tierras altas de la India occidental junto con representantes del hombre rojo y del hombre azul. Más tarde aún, se acogió también a un pequeño número de la raza amarilla.
66:7.8 (751.3) Hap presentó a las primeras razas una ley moral. Este código era conocido como «el Camino del Padre» y se componía de los siete mandamientos siguientes:
66:7.9 (751.4) 1. No temerás ni servirás a ningún Dios que no sea el Padre de todos.
66:7.10 (751.5) 2. No desobedecerás al Hijo del Padre, el regidor del mundo, ni faltarás al respeto a sus asociados sobrehumanos.
66:7.11 (751.6) 3. No mentirás cuando seas convocado ante los jueces del pueblo.
66:7.12 (751.7) 4. No matarás a hombres, mujeres o niños.
66:7.13 (751.8) 5. No robarás los bienes ni el ganado de tu prójimo.
66:7.14 (751.9) 6. No tocarás a la esposa de tu amigo.
66:7.15 (751.10) 7. No faltarás al respeto a tus padres ni a los ancianos de la tribu.
66:7.16 (751.11) Esta fue la ley de Dalamatia durante casi trescientos mil años, y muchas de las piedras sobre las que se inscribió yacen ahora bajo las aguas de las costas de Persia y de Mesopotamia. Se convirtió en costumbre tener presente uno de estos mandamientos cada día de la semana, y emplearlo como saludo y como acción de gracias a la hora de comer.
66:7.17 (751.12) La medida del tiempo en esa época era el mes lunar, un periodo que se consideraba de veintiocho días. Esa fue, con la excepción del día y la noche, la única unidad de tiempo conocida por los primeros pueblos. La semana de siete días fue introducida por los maestros de Dalamatia por el mero hecho de que siete es la cuarta parte de veintiocho. La importancia del número siete en el superuniverso les ofreció sin duda la oportunidad de introducir un recordatorio espiritual en el cálculo común del tiempo. Pero el periodo semanal no tiene un origen natural.
66:7.18 (751.13) El territorio que rodeaba la ciudad estaba bastante bien colonizado en un radio de ciento sesenta kilómetros. En las inmediaciones de la ciudad cientos de graduados de las escuelas del Príncipe se dedicaban a la cría de ganado o ponían en práctica las diversas instrucciones que habían recibido del equipo del Príncipe y de sus numerosos ayudantes humanos. Unos cuantos se dedicaban a la agricultura y la horticultura.
66:7.19 (751.14) El género humano no fue relegado al duro trabajo agrícola como castigo de un supuesto pecado. «Comerás el fruto de los campos con el sudor de tu frente» no fue la condena por la participación del hombre en las insensateces de la rebelión de Lucifer bajo el liderazgo del traidor Caligastia. El cultivo de la tierra es inherente al establecimiento de una civilización progresiva en los mundos evolutivos, y este mandato fue el núcleo de todas las enseñanzas del Príncipe Planetario y su equipo a lo largo de los trescientos mil años que mediaron entre su llegada a Urantia y los días trágicos en que Caligastia unió su suerte a la del rebelde Lucifer. Trabajar la tierra no es una maldición; es más bien la más alta bendición de todos aquellos a quienes se permite así dedicarse a la más humana de todas las actividades humanas.
66:7.20 (752.1) Al estallar la rebelión Dalamatia tenía una población residente de casi seis mil habitantes. Esta cifra incluye a los estudiantes regulares, pero no abarca a los visitantes y observadores, que ascendían siempre a más de mil. Sin embargo, no podéis haceros una idea de los magníficos progresos de aquellos tiempos lejanos. Prácticamente todos los maravillosos beneficios humanos de aquellos días fueron aniquilados por la horrible confusión y la abyecta oscuridad espiritual que siguieron a la catástrofe de engaño y sedición de Caligastia.
66:8.1 (752.2) Cuando reflexionamos sobre la larga carrera de Caligastia, encontramos en su conducta un solo rasgo destacado que podría haber llamado la atención: era ultraindividualista. Tendía a ponerse a favor de casi todos los grupos de protesta y solía simpatizar con quienes expresaban críticas implícitas en tono moderado. Detectamos una inclinación temprana a impacientarse ante la autoridad y a resentir levemente toda supervisión. A pesar de sentirse ligeramente molesto ante los consejos de sus superiores y algo intranquilo ante la autoridad superior, cada vez que le llegaba una prueba se mostraba siempre leal a los regidores del universo y obediente a los mandatos de los Padres de la Constelación. Jamás se encontró en él falta real alguna hasta el momento de su vergonzosa traición a Urantia.
66:8.2 (752.3) Cabe señalar que tanto Lucifer como Caligastia habían sido pacientemente informados y amorosamente advertidos sobre su tendencia a la crítica y el desarrollo sutil de su orgullo con la correspondiente exageración del sentimiento de su propia importancia. Pero todos esos intentos de ayuda habían sido malinterpretados como críticas infundadas e intromisiones injustificadas en sus libertades personales. Tanto Caligastia como Lucifer estimaban que sus bienintencionados consejeros actuaban por los mismos motivos reprensibles que estaban empezando a deformar sus propios pensamientos y descarriar sus planes. Juzgaban a sus desinteresados asesores según la evolución de su propio egoísmo.
66:8.3 (752.4) A partir de la llegada del príncipe Caligastia, la civilización planetaria progresó con bastante normalidad durante casi trescientos mil años. Aparte de ser una esfera de modificación de la vida y sujeta por lo tanto a numerosas irregularidades y episodios no habituales en la fluctuación evolutiva, Urantia progresó muy satisfactoriamente en su carrera planetaria hasta los tiempos de la rebelión de Lucifer y la traición simultánea de Caligastia. Toda su historia posterior se vio irremediablemente modificada por este error catastrófico, unido al fracaso posterior de Adán y Eva en el cumplimiento de su misión en el planeta.
66:8.4 (752.5) El Príncipe de Urantia entró en la oscuridad en el momento de la rebelión de Lucifer y provocó así la larga confusión del planeta. Posteriormente fue privado de su autoridad soberana por la acción equivalente de los regidores de la constelación y otras autoridades del universo. Compartió las inevitables vicisitudes de la Urantia aislada hasta el momento de la estancia de Adán en el planeta y contribuyó al fracaso del plan concebido para elevar las razas mortales mediante la infusión vital de la sangre de la nueva raza violeta, los descendientes de Adán y Eva.
66:8.5 (753.1) La encarnación como mortal de Maquiventa Melquisedec en los días de Abraham redujo enormemente la capacidad del Príncipe caído de perturbar los asuntos humanos. Más adelante, durante la vida de Miguel en la carne, este Príncipe traidor fue despojado por fin de toda autoridad sobre Urantia.
66:8.6 (753.2) La doctrina de la existencia de un demonio personal en Urantia, aunque tenía algún fundamento en la presencia del traidor e inicuo Caligastia en el planeta, fue totalmente ficticia en cuanto a que enseñaba que ese «demonio» podía influir en la mente humana normal en contra de su elección libre y natural. Incluso antes del otorgamiento de Miguel en Urantia, ni Caligastia ni Daligastia tuvieron nunca la capacidad para oprimir a los mortales ni para obligar a ningún individuo normal a hacer nada en contra de la voluntad humana. El libre albedrío del hombre es supremo en los asuntos morales. Incluso el Ajustador del Pensamiento que mora en el interior del hombre se niega a forzarlo a tener un solo pensamiento o realizar un solo acto en contra de la elección de su propia voluntad.
66:8.7 (753.3) Y ahora este rebelde del planeta, despojado de todo poder de perjudicar a sus antiguos súbditos, espera el fallo final de los Ancianos de los Días de Uversa para todos los que participaron en la rebelión de Lucifer.
66:8.8 (753.4) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 67
67:0.1 (754.1) ES IMPOSIBLE comprender los problemas relacionados con la existencia humana en Urantia sin conocer ciertas grandes épocas del pasado, en particular el hecho mismo y las consecuencias de la rebelión planetaria. Aunque este levantamiento no entorpeció seriamente el progreso de la evolución orgánica, sí modificó notablemente el curso de la evolución social y el desarrollo espiritual. Toda la historia superfísica del planeta se vio profundamente afectada por esta devastadora calamidad.
67:1.1 (754.2) Caligastia llevaba trescientos mil años a cargo de Urantia cuando Satanás, el asistente de Lucifer, hizo una de sus visitas periódicas de inspección. Cuando Satanás llegó al planeta su aspecto no se parecía en nada a vuestras caricaturas de su nefaria majestad. Era, y sigue siendo, un Hijo Lanonandek de gran brillantez. «Y no os maravilléis, pues el propio Satanás es una brillante criatura de luz.»
67:1.2 (754.3) En el transcurso de esta inspección Satanás informó a Caligastia de la «Declaración de Libertad» que proponía entonces Lucifer, y como ahora sabemos, el Príncipe acordó traicionar al planeta cuando se anunciara la rebelión. Las personalidades leales del universo consideran con especial desdén al príncipe Caligastia por esta traición premeditada a la confianza depositada en él. El Hijo Creador expresó este desprecio cuando dijo: «Eres como tu líder Lucifer, y has perpetuado pecaminosamente su iniquidad. Fue un falseador desde que empezó a exaltarse a sí mismo, porque no moraba en la verdad».
67:1.3 (754.4) En todo el trabajo de administración de un universo local, ningún alto deber se considera más sagrado que el que se deposita en un Príncipe Planetario que asume la responsabilidad del bienestar y la orientación de los mortales en evolución de un mundo recién habitado. Y de todas las formas de maldad, ninguna es más destructiva del estatus de la personalidad que la traición al deber y la deslealtad hacia los amigos que confían en uno. Al cometer este pecado deliberado Caligastia distorsionó su personalidad de forma tan completa que su mente no ha podido recuperar plenamente el equilibrio desde entonces.
67:1.4 (754.5) Hay muchas maneras de contemplar el pecado, pero desde el punto de vista de la filosofía del universo el pecado es la actitud de una personalidad que opone resistencia a sabiendas a la realidad cósmica. El error se puede considerar como una concepción equivocada o una distorsión de la realidad. La maldad es una comprensión parcial de las realidades del universo o una inadaptación a ellas. Pero el pecado es resistir intencionadamente a la realidad divina —la elección consciente de oponerse al progreso espiritual— mientras que la iniquidad consiste en desafiar abierta y persistentemente la realidad reconocida y supone un grado tal de desintegración de la personalidad que raya en la locura cósmica.
67:1.5 (755.1) El error denota falta de agudeza intelectual; la maldad, escasez de sabiduría; el pecado, una pobreza espiritual abyecta; pero la iniquidad es el indicio de que el control de la personalidad está desapareciendo.
67:1.6 (755.2) Y cuando el pecado se ha elegido tantas veces y se ha repetido con tanta frecuencia, puede convertirse en habitual. Los pecadores habituales pueden caer fácilmente en la iniquidad y convertirse en rebeldes incondicionales contra el universo y todas sus realidades divinas. Aunque los pecados de todo tipo pueden ser perdonados, dudamos de que el inicuo arraigado pueda experimentar nunca un pesar sincero por sus fechorías o aceptar el perdón de sus pecados.
67:2.1 (755.3) Poco después de la inspección de Satanás, y cuando la administración planetaria estaba en vísperas de realizar grandes cosas en Urantia, un día de mediados del invierno en los continentes del norte Caligastia mantuvo una larga conversación con su adjunto, Daligastia, tras la cual este último convocó a los diez consejos de Urantia en sesión extraordinaria. Esta asamblea se abrió con la declaración de que el príncipe Caligastia estaba a punto de proclamarse soberano absoluto de Urantia y exigía que todos los grupos administrativos abdicasen de todas sus funciones y poderes y los pusieran en manos de Daligastia en calidad de depositario, en espera de que se reorganizara el gobierno planetario y se redistribuyeran posteriormente estos cargos de autoridad administrativa.
67:2.2 (755.4) La formulación de esta exigencia inaudita fue seguida por el magistral llamamiento de Van, presidente del consejo supremo de coordinación. Este destacado administrador y experto jurista calificó la propuesta de Caligastia de acto rayano en la rebelión planetaria e hizo un llamamiento a los reunidos de que se abstuvieran de toda participación hasta que se pudiera hacer llegar una apelación ante Lucifer, el soberano del Sistema de Satania. Van obtuvo el apoyo de todo el equipo. En consecuencia, se hizo llegar la apelación a Jerusem, que respondió inmediatamente con órdenes que designaban a Caligastia soberano supremo de Urantia y exigían lealtad absoluta e incondicional a sus mandatos. En respuesta a este asombroso mensaje, el noble Van pronunció su memorable discurso de siete horas en el que acusaba formalmente a Daligastia, Caligastia y Lucifer de desacato a la soberanía del universo de Nebadon y apelaba al apoyo y la confirmación de los Altísimos de Edentia.
67:2.3 (755.5) Entretanto los circuitos del sistema se habían cortado; Urantia quedó aislado. Todos los grupos de vida celestial que había en el planeta se encontraron de pronto aislados sin previo aviso, totalmente desconectados de todo consejo y asesoramiento procedente del exterior.
67:2.4 (755.6) Daligastia proclamó formalmente a Caligastia «Dios de Urantia y supremo sobre todas las cosas». Ante esta proclamación la alternativa estaba clara. Los grupos se retiraron para deliberar en privado y empezaron los debates destinados a determinar en último término la suerte de todas las personalidades sobrehumanas que había en el planeta.
67:2.5 (755.7) Las serafines, querubines y demás seres celestiales se vieron involucrados en las decisiones de esta encarnizada lucha, de este largo y pecaminoso conflicto. Muchos grupos sobrehumanos que se encontraban casualmente en Urantia en el momento de su aislamiento fueron retenidos ahí, y como las serafines y sus asociados, se vieron obligados a elegir entre el pecado y la rectitud, entre los caminos de Lucifer y la voluntad del Padre invisible.
67:2.6 (756.1) Esta lucha se prolongó durante más de siete años. Las autoridades de Edentia no quisieron entrometerse, y no intervinieron hasta que todas las personalidades involucradas hubieron tomado su decisión final. Hasta ese momento Van y sus compañeros leales no fueron justificados ni liberados de su larga angustia y su intolerable incertidumbre.
67:3.1 (756.2) El consejo de los Melquisedec difundió la noticia del estallido de la rebelión en Jerusem, la capital de Satania. Los Melquisedec de emergencia fueron enviados inmediatamente a Jerusem, y Gabriel se ofreció voluntario para actuar como representante del Hijo Creador, cuya autoridad había sido cuestionada. Al tiempo del anuncio del estado de rebelión de Satania, el sistema fue aislado de sus sistemas hermanos, puesto en cuarentena. Hubo «guerra en el cielo», la sede de Satania, y se propagó a todos los planetas del sistema local.
67:3.2 (756.3) En Urantia cuarenta miembros del equipo corpóreo de los cien (Van entre ellos) se negaron a unirse a la insurrección. Muchos de los asistentes humanos del equipo (modificados o no) fueron también nobles y valientes defensores de Miguel y del gobierno de su universo. Hubo una terrible pérdida de personalidades entre las serafines y las querubines. Casi la mitad de las serafines administradoras y de transición asignadas al planeta se unieron a su líder y a Daligastia y apoyaron la causa de Lucifer. Cuarenta mil ciento diecinueve criaturas intermedias primarias hicieron causa común con Caligastia, pero el resto de estos seres se mantuvo fiel a su responsabilidad.
67:3.3 (756.4) El Príncipe traidor reunió a las criaturas intermedias desleales y a otros grupos de personalidades rebeldes y los organizó para que ejecutaran sus órdenes, en tanto que Van congregaba a los intermedios leales y demás grupos fieles y emprendía la gran batalla para salvar al equipo planetario y a las demás personalidades celestiales que habían quedado atrapadas.
67:3.4 (756.5) Durante toda esta lucha los leales se instalaron en un asentamiento sin murallas y mal protegido a unos kilómetros al este de Dalamatia, bajo la alerta vigilancia de las criaturas intermedias leales que montaban guardia día y noche. Además tenían en su poder el inestimable árbol de la vida.
67:3.5 (756.6) Al estallar la rebelión, unas querubines y serafines leales asumieron la custodia del árbol de la vida con ayuda de tres intermedios fieles y solo permitían comer el fruto y las hojas de esta planta de energía a los cuarenta leales del equipo y a sus mortales modificados adjuntos. Los andonitas modificados asociados al equipo de Van eran cincuenta y seis, ya que dieciséis de los asistentes andonitas del equipo desleal se habían negado a seguir a sus señores en la rebelión.
67:3.6 (756.7) Durante los siete años cruciales de la rebelión de Caligastia, Van se consagró a la tarea de atender a su ejército leal de hombres, intermedios y ángeles. La visión interior espiritual y la firmeza moral que permitieron a Van mantener tan inquebrantable actitud de lealtad al gobierno del universo eran fruto de su pensamiento claro, su razonamiento sabio, su juicio lógico, su motivación sincera, su propósito desinteresado, su lealtad inteligente, su memoria experiencial, su carácter disciplinado y de la dedicación incondicional de su personalidad a hacer la voluntad del Padre que está en el Paraíso.
67:3.7 (756.8) Los siete años de espera fueron un tiempo de examen de conciencia y de disciplina del alma. Este tipo de crisis en los asuntos de un universo demuestra la enorme influencia de la mente como factor de elección espiritual. La educación, la formación y la experiencia son factores que intervienen en la mayoría de las decisiones vitales de todas las criaturas morales evolutivas. Pero es perfectamente posible que el espíritu que reside en su interior entre en contacto directo con las facultades de toma de decisión de la personalidad humana para conferir a la voluntad plenamente consagrada de la criatura la capacidad de llevar a cabo actos asombrosos de dedicación leal a la voluntad y al camino del Padre que está en el Paraíso. Esto fue precisamente lo que ocurrió en la experiencia de Amadon, el adjunto humano modificado de Van.
67:3.8 (757.1) Amadon es el héroe humano más notable de la rebelión de Lucifer. Este descendiente varón de Andon y Fonta fue uno de los cien que aportaron plasma de vida a los miembros del equipo del Príncipe y había quedado adscrito a Van como su adjunto y asistente humano desde entonces. Amadon eligió permanecer con su jefe durante la larga y dura contienda. Fue una fuente de inspiración contemplar a este hijo de las razas evolutivas mantenerse impasible ante las sofisterías de Daligastia, así como la fortaleza inquebrantable que tanto él como sus compañeros leales mostraron frente a todas las engañosas enseñanzas del brillante Caligastia durante los siete años de lucha.
67:3.9 (757.2) Caligastia, con un máximo de inteligencia y una vasta experiencia en los asuntos del universo, se descarrió y abrazó el pecado. Amadon, con un mínimo de inteligencia y totalmente desprovisto de experiencia en el universo, permaneció firme en el servicio al universo y leal a su compañero. Van empleó tanto la mente como el espíritu en una magnífica y eficaz combinación de determinación intelectual y visión interior espiritual, y logró con ello el más alto nivel experiencial alcanzable de realización de la personalidad. Cuando la mente y el espíritu están plenamente unidos tienen el potencial de crear valores sobrehumanos e incluso realidades de la morontia.
67:3.10 (757.3) La narración de los impactantes sucesos de aquellos días trágicos sería interminable, pero por fin la última personalidad tomó su decisión definitiva y entonces, y solo entonces, llegó un Altísimo de Edentia con los Melquisedec de emergencia para asumir la autoridad en Urantia. Los anales panorámicos del reinado de Caligastia fueron obliterados en Jerusem y se inició la era probatoria de la rehabilitación planetaria.
67:4.1 (757.4) Cuando se terminó de pasar lista se pudo constatar que los miembros corpóreos del equipo del Príncipe se habían alineado como sigue: Van y toda su corte de coordinación se habían mantenido leales. Ang y tres miembros del consejo de alimentación habían sobrevivido. Toda la junta de ganadería había sido arrastrada a la rebelión, igual que todos los asesores contra depredadores. Fad y cinco miembros del cuerpo docente se salvaron. Nod y toda la comisión de industria y comercio se unieron a Caligastia. Hap y toda la escuela de la religión revelada permanecieron leales a Van y su noble grupo. Lut y toda la junta de la salud se perdieron. El consejo de las artes y las ciencias permaneció leal en su totalidad, pero Tut y la comisión de gobierno tribal se descarriaron. Así que cuarenta de los cien se salvaron y fueron trasladados más tarde a Jerusem, donde reanudaron su carrera al Paraíso.
67:4.2 (757.5) Los sesenta miembros del equipo planetario que se rebelaron eligieron a Nod como jefe. Trabajaron con entusiasmo para el Príncipe rebelde, pero pronto descubrieron que habían sido privados del sustento de los circuitos de vida del sistema. Despertaron al hecho de que habían sido degradados al estatus de seres mortales. Eran ciertamente sobrehumanos, pero al mismo tiempo materiales y mortales. En un esfuerzo por aumentar su número, Daligastia ordenó recurrir inmediatamente a la reproducción sexual, a sabiendas de que los sesenta originales y sus cuarenta y cuatro adjuntos andonitas modificados estaban condenados tarde o temprano a la extinción por la muerte. Tras la caída de Dalamatia el equipo desleal emigró hacia el norte y el este. Sus descendientes fueron conocidos durante mucho tiempo como los noditas y su lugar de residencia como «la tierra de Nod».
67:4.3 (758.1) La presencia de aquellos extraordinarios superhombres y supermujeres abandonados a su suerte como consecuencia de la rebelión, que se reprodujeron enseguida con los hijos e hijas del planeta, dio pie a los relatos tradicionales de dioses bajados del cielo a procrear con los mortales. Así se originaron las mil y una leyendas de naturaleza mítica, pero fundadas en los hechos de los días posteriores a la rebelión, que se incorporarían más tarde a los cuentos y tradiciones populares de los diversos pueblos cuyos antepasados habían tenido ese contacto con los noditas y sus descendientes.
67:4.4 (758.2) Los rebeldes del equipo, privados del sustento espiritual, terminaron muriendo de muerte natural. Gran parte de la idolatría posterior de las razas humanas surgió del deseo de perpetuar la memoria de aquellos seres enaltecidos de tiempos de Caligastia.
67:4.5 (758.3) Cuando el equipo de los cien llegó a Urantia fueron separados temporalmente de sus Ajustadores del Pensamiento. Inmediatamente después de la llegada de los síndicos Melquisedec, las personalidades leales (excepto Van) fueron devueltas a Jerusem donde se volvieron a unir a sus Ajustadores que los esperaban. Desconocemos el destino de los sesenta rebeldes del equipo; sus Ajustadores siguen aún en Jerusem. Las cosas seguirán sin duda tal como están hasta que se juzgue finalmente toda la rebelión de Lucifer y se decrete el destino de todos los participantes.
67:4.6 (758.4) Era muy difícil para seres como las ángeles y los intermedios concebir que brillantes regidores de confianza como Caligastia y Daligastia pudieran descarriarse y cometer un pecado de traición. Esos seres que cayeron en el pecado —que no se sumaron a la rebelión de forma deliberada ni premeditada— fueron inducidos a error por sus superiores, engañados por unos líderes en quienes confiaban. También fue fácil conseguir el apoyo de mortales evolutivos con mentalidad primitiva.
67:4.7 (758.5) Hace mucho tiempo que la inmensa mayoría de los seres humanos y sobrehumanos que fueron víctimas de la rebelión de Lucifer en Jerusem y en los varios planetas inducidos a error se arrepintieron de corazón de su insensatez. Creemos de verdad que todos esos arrepentidos sinceros serán rehabilitados de alguna manera y reincorporados a algún aspecto de servicio al universo cuando los Ancianos de los Días terminen el enjuiciamiento de los asuntos de la rebelión de Satania que acaban de iniciar.
67:5.1 (758.6) Durante casi cincuenta años después de instigada la rebelión, Dalamatia y sus alrededores se vieron sumidos en una inmensa confusión. Se intentó reorganizar el mundo entero de forma completa y radical; la revolución sustituyó a la evolución como política de progreso cultural y mejoramiento racial. Entre los residentes superiores y parcialmente formados de Dalamatia y los asentamientos cercanos se produjo un avance repentino del estatus cultural, pero cuando se intentó aplicar estos nuevos métodos radicales a los pueblos más alejados, el resultado inmediato fue una confusión indescriptible y un pandemonio racial. Los hombres primitivos a medio evolucionar de aquellos días convirtieron rápidamente la libertad en libertinaje.
67:5.2 (758.7) Al poco tiempo de la rebelión, todo el equipo de la sedición se encontró defendiendo esforzadamente la ciudad contra las hordas de semisalvajes que sitiaron sus murallas como consecuencia de las doctrinas de libertad que se les había enseñado prematuramente. Y años antes de que la hermosa sede fuera sumergida por las olas del mar del sur, las tribus engañadas y mal instruidas de las tierras interiores de Dalamatia ya habían consumado su asalto semisalvaje de la espléndida ciudad y empujado hacia el norte al equipo secesionista y sus asociados.
67:5.3 (759.1) El plan de Caligastia de reconstruir inmediatamente la sociedad humana según sus ideas de libertad individual y libertades colectivas desembocó en un rápido fracaso más o menos total. La sociedad retrocedió rápidamente a su antiguo nivel biológico y la lucha hacia adelante volvió a empezar en un punto no mucho más avanzado de donde estaba al principio del régimen de Caligastia, pues el levantamiento había sumido al mundo en la peor de las confusiones.
67:5.4 (759.2) Ciento sesenta y dos años después de la rebelión un maremoto barrió Dalamatia. La sede planetaria fue sepultada por las aguas, y cuando esas tierras volvieron a emerger, se habían borrado casi todos los vestigios de la noble cultura de aquellas espléndidas edades.
67:5.5 (759.3) Cuando la primera capital del mundo quedó sumergida, solo residían en ella los tipos más bajos de las razas sangik de Urantia. Aquellos renegados ya habían convertido el templo del Padre en un santuario consagrado a Nog, el falso dios de la luz y el fuego.
67:6.1 (759.4) Los seguidores de Van se retiraron pronto a las tierras altas del oeste de la India, fuera del alcance de los ataques de las razas confundidas de las tierras bajas. Desde ese retiro prepararon la rehabilitación del mundo, igual que sus primeros antecesores badonitas trabajaron en su día de forma totalmente inconsciente por el bienestar de la humanidad justo antes del nacimiento de las tribus sangik.
67:6.2 (759.5) Antes de la llegada de los síndicos Melquisedec, Van había puesto la administración de los asuntos humanos en manos de diez comisiones de cuatro miembros cada una; eran grupos idénticos a los del régimen del Príncipe. Los Portadores de Vida superiores residentes asumieron el liderazgo temporal de este consejo de cuarenta que funcionó durante los siete años de espera. Cuando los treinta y nueve miembros leales del equipo regresaron a Jerusem, asumieron estas responsabilidades grupos similares de amadonitas.
67:6.3 (759.6) Estos amadonitas provenían del grupo de 144 andonitas leales al que pertenecía Amadon y al que dio su nombre. Componían este grupo treinta y nueve hombres y ciento cinco mujeres. Cincuenta y seis de ellos tenían el estatus de inmortales y todos (excepto Amadon) fueron trasladados junto con los miembros leales del equipo del Príncipe. El resto de este noble grupo siguió en el planeta hasta el final de su vida mortal bajo el liderazgo de Van y Amadon. Fueron la levadura biológica que se multiplicó y siguió proporcionando liderazgo al mundo durante las largas edades oscuras de la era posterior a la rebelión.
67:6.4 (759.7) Van fue dejado en Urantia hasta la época de Adán, y quedó como jefe nominal de todas las personalidades sobrehumanas que actuaban en el planeta. Él y Amadon fueron sustentados durante más de ciento cincuenta mil años por el procedimiento del árbol de la vida unido al ministerio de vida especializado de los Melquisedec.
67:6.5 (759.8) Los asuntos de Urantia fueron administrados durante mucho tiempo por un consejo de síndicos planetarios, doce Melquisedec confirmados por mandato del regidor superior de la constelación, el Padre Altísimo de Norlatiadek. Asesoraba a los síndicos Melquisedec un consejo compuesto por uno de los auxiliares leales del Príncipe caído, los dos Portadores de Vida residentes, un Hijo Trinizado en fase de formación, un Maestro Hijo voluntario, una Brillante Estrella Vespertina de Avalon (periódicamente), las jefas de las serafines y las querubines, asesores de dos planetas vecinos, el director general de la vida angélica de menor rango y Van, el comandante en jefe de las criaturas intermedias. Y así se gobernó y administró Urantia hasta la llegada de Adán. No es de extrañar que se asignara un lugar al valiente y leal Van en el consejo de síndicos planetarios que durante tanto tiempo administró los asuntos de Urantia.
67:6.6 (760.1) Los doce síndicos Melquisedec de Urantia hicieron un trabajo heroico. Preservaron los restos de la civilización, y sus políticas planetarias fueron lealmente ejecutadas por Van. Menos de mil años después de la rebelión tenía más de trescientos cincuenta grupos avanzados dispersos por el mundo. Esos puestos avanzados de civilización estaban formados principalmente por descendientes de los andonitas leales ligeramente cruzados con las razas sangik, en especial con hombres azules y noditas.
67:6.7 (760.2) A pesar del terrible revés provocado por la rebelión había muchas buenas cepas biológicamente prometedoras en el planeta. Bajo la supervisión de los síndicos Melquisedec, Van y Amadon siguieron con su tarea de fomentar la evolución natural de la raza humana y llevaron adelante la evolución física del hombre hasta que alcanzó el punto culminante que justificaba el envío a Urantia de un Hijo y una Hija Materiales.
67:6.8 (760.3) Van y Amadon permanecieron en el planeta hasta poco después de la llegada de Adán y Eva. Algunos años después fueron trasladados a Jerusem donde Van se reunió con su Ajustador que lo esperaba. Van sirve ahora en favor de Urantia mientras aguarda la orden de seguir adelante en la larguísima senda hacia la perfección paradisiaca y el destino no revelado del Cuerpo de la Finalización de los Mortales que se está reuniendo.
67:6.9 (760.4) Conviene hacer constar que cuando Van apeló a los Altísimos de Edentia tras la respuesta de Lucifer de apoyo a Caligastia en Urantia, los Padres de la Constelación emitieron una resolución inmediata que respaldaba a Van en todos los puntos de su argumentación. Este veredicto no pudo llegar hasta él porque se cortaron los circuitos planetarios de comunicación mientras estaba en tránsito. Esa misma resolución ha sido descubierta recientemente dentro de un transmisor repetidor de energía donde había quedado bloqueada desde el aislamiento de Urantia. Sin este descubrimiento, fruto de las investigaciones de los intermedios de Urantia, esa decisión no se habría puesto en circulación hasta el restablecimiento de Urantia en los circuitos de la constelación. Ese aparente accidente de la comunicación interplanetaria ocurrió porque los transmisores de energía pueden recibir y transmitir información, pero no pueden iniciar comunicaciones.
67:6.10 (760.5) El estatus legal de Van en los archivos jurídicos de Satania no se pudo fijar de forma efectiva y definitiva hasta que esta resolución de los Padres de Edentia se registró en Jerusem.
67:7.1 (760.6) Las consecuencias personales (centrípetas) del rechazo deliberado y persistente de la luz por parte de la criatura son inevitables e individuales y solo incumben a la Deidad y a esa criatura personal. Esa cosecha de iniquidad destructora del alma es la recolección interior de la criatura volitiva inicua.
67:7.2 (761.1) Pero no ocurre igual con las repercusiones externas del pecado: las consecuencias impersonales (centrífugas) de abrazar el pecado son inevitables y colectivas e incumben a todas las criaturas que ejercen su actividad dentro del ámbito afectado por esos acontecimientos.
67:7.3 (761.2) Cincuenta mil años después del hundimiento de la administración planetaria, los asuntos terrenales estaban tan retrasados y desorganizados que la raza humana había ganado muy poco respecto al estatus evolutivo general que existía en el momento de la llegada de Caligastia trescientos cincuenta mil años antes. Se había progresado en ciertos aspectos, pero se había perdido mucho terreno en otras direcciones.
67:7.4 (761.3) Los efectos del pecado no son nunca puramente locales. Los sectores administrativos de los universos son como organismos; las situaciones difíciles de una personalidad deben ser compartidas en cierta medida por todos. Al ser el pecado una actitud de la persona hacia la realidad, está destinado a manifestar su cosecha negativa inherente en todos y cada uno de los niveles relacionados de valores del universo. Pero las plenas consecuencias del pensamiento erróneo, de la maldad o de los proyectos pecaminosos se experimentan solo en el nivel de la actuación misma. La transgresión de la ley del universo puede ser fatal en el terreno físico sin implicar gravemente a la mente ni afectar a la experiencia espiritual. El pecado está cargado de consecuencias fatales para la supervivencia de la personalidad solo cuando es la actitud de todo el ser, cuando representa la elección de la mente y la voluntad del alma.
67:7.5 (761.4) El mal y el pecado imponen sus consecuencias en los terrenos material y social e incluso pueden a veces retardar el progreso espiritual en ciertos niveles de realidad del universo, pero el pecado de ningún ser puede nunca privar a otro de hacer realidad el derecho divino de supervivencia de la personalidad. Solo las decisiones de la mente y la elección del alma del propio individuo pueden poner en peligro la supervivencia eterna.
67:7.6 (761.5) El pecado retrasó muy poco la evolución biológica en Urantia, pero privó a las razas mortales del beneficio pleno de la herencia adánica. El pecado retarda enormemente el desarrollo intelectual, el crecimiento moral, el progreso social y la consecución espiritual colectiva. Sin embargo, no impide que cualquier persona que elija conocer a Dios y hacer sinceramente su voluntad divina consiga el logro espiritual más alto.
67:7.7 (761.6) Caligastia se rebeló, Adán y Eva faltaron a su deber, pero ningún mortal nacido posteriormente en Urantia ha pagado por esos errores en su experiencia espiritual personal. Todos los mortales nacidos en Urantia desde la rebelión de Caligastia se han visto perjudicados de alguna manera en el tiempo, pero el bienestar futuro de sus almas no ha corrido nunca el menor peligro de cara a la eternidad. Ninguna persona se ve obligada a soportar nunca una privación espiritual vital como consecuencia del pecado de otra. El pecado es enteramente personal en cuanto a culpabilidad moral o consecuencias espirituales a pesar de sus amplias repercusiones en el ámbito intelectual, social y administrativo.
67:7.8 (761.7) Aunque no podemos sondear la sabiduría que permite semejantes catástrofes, podemos percibir siempre los resultados beneficiosos de esas perturbaciones locales en sus repercusiones sobre el conjunto del universo.
67:8.1 (761.8) Muchos seres valientes se opusieron a la rebelión de Lucifer en los diversos mundos de Satania, pero los archivos de Salvington describen a Amadon como el personaje más destacado de todo el sistema por su glorioso rechazo a las oleadas de sedición y por su inquebrantable dedicación a Van. Juntos se mantuvieron inconmovibles en su lealtad a la supremacía del Padre invisible y de su Hijo Miguel.
67:8.2 (762.1) Yo estaba destinado en Edentia durante esos trascendentales sucesos, y puedo sentir aún la alegría que me invadía cuando analizaba las difusiones de Salvington que narraban día a día la firmeza increíble, la dedicación sin límites y la lealtad extrema de este antiguo semisalvaje surgido de la estirpe experimental y original de la raza andónica.
67:8.3 (762.2) Durante siete largos años, desde Edentia a Uversa pasando por Salvington, la primera pregunta de todos los seres celestiales de rango menor sobre la rebelión de Satania era siempre y en todo momento: «¿Sigue aguantando firme Amadon de Urantia?»
67:8.4 (762.3) Si la rebelión de Lucifer ha perjudicado al sistema local y a sus mundos caídos, si la pérdida de ese Hijo y sus adjuntos engañados ha obstaculizado temporalmente el progreso de la constelación de Norlatiadek, considerad por otra parte la inmensa repercusión que tuvo la actuación ejemplar de este hijo único de la naturaleza y su valeroso grupo de 143 camaradas con su firme defensa de los conceptos más altos de la gestión y administración del universo frente a la enorme presión adversa de sus superiores desleales. Puedo aseguraros que el bien que esto ha hecho ya en el universo de Nebadon y en el superuniverso de Orvonton es superior a lo que pueda pesar jamás la suma total del mal y el sufrimiento provocados por la rebelión de Lucifer.
67:8.5 (762.4) Todo esto ilustra con conmovedora hermosura e ilumina espléndidamente la sabiduría del plan universal del Padre de movilizar al Cuerpo de la Finalización de los Mortales en el Paraíso y de reclutar en buena parte a ese vasto grupo de servidores misteriosos del futuro a partir de la arcilla común de los mortales en progresión ascendente. Mortales precisamente como el inquebrantable Amadon.
67:8.6 (762.5) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 68
68:0.1 (763.1) AQUÍ comienza la narración de la larguísima lucha hacia adelante de la especie humana desde un estatus algo superior al de la existencia animal, pasando por las edades intermedias, hasta llegar a los tiempos más recientes en los que se ha desarrollado una civilización real, aunque imperfecta, entre las razas superiores de la humanidad.
68:0.2 (763.2) La civilización es una adquisición racial, no es inherente a la biología. Por eso todos los niños deban criarse en un entorno de cultura, ya que cada generación sucesiva de jóvenes debe recibir de nuevo su educación. Las cualidades superiores de la civilización —científicas, filosóficas y religiosas— no se transmiten de una generación a otra por herencia directa. Estos logros culturales solo se pueden preservar mediante la conservación inteligente de la herencia social.
68:0.3 (763.3) Los maestros de Dalamatia iniciaron una evolución social de tipo cooperativo, y durante trescientos mil años la humanidad fue educada en la idea de la actuación colectiva. El hombre azul fue el que más provecho sacó de estas primeras enseñanzas sociales, el hombre rojo hasta cierto punto y el hombre negro el que menos. En tiempos más recientes han sido las razas blanca y amarilla las que han presentado el desarrollo social más avanzado de Urantia.
68:1.1 (763.4) Cuando se pone a los hombres en estrecho contacto aprenden a menudo a simpatizar entre sí, pero el hombre primitivo no rebosaba de forma natural de sentimientos fraternales ni deseaba tener contacto social con sus semejantes. Las razas primitivas aprendieron más bien por la dura experiencia que «la unión hace la fuerza», y es esta falta de atracción fraternal natural la que se interpone ahora en el camino de la realización inmediata de la hermandad del hombre en Urantia.
68:1.2 (763.5) Asociarse se convirtió desde muy pronto en el precio de la supervivencia. El hombre solitario estaba indefenso a menos que llevara una marca tribal que atestiguara que pertenecía a un grupo que con toda seguridad se vengaría de cualquier ataque contra su persona. Incluso en tiempos de Caín era mortal salir solo sin llevar alguna marca de pertenencia a un grupo. La civilización se ha convertido en el seguro del hombre contra la muerte violenta, y sus primas se pagan con la sumisión a las numerosas exigencias legales de la sociedad.
68:1.3 (763.6) La sociedad primitiva estuvo fundada así en una reciprocidad de necesidades y en la mayor seguridad que ofrece la asociación. Bajo este miedo al aislamiento y mediante una cooperación a regañadientes, la sociedad humana ha evolucionado en ciclos multiseculares.
68:1.4 (763.7) Los seres humanos primitivos aprendieron pronto que los grupos son inmensamente mejores y más fuertes que la mera suma de sus unidades individuales. Cien hombres unidos y trabajando al unísono pueden mover una piedra grande; una veintena de guardianes de la paz bien entrenados pueden contener a una muchedumbre enfurecida. Y así nació la sociedad, no de la simple asociación numérica sino más bien como resultado de la organización de cooperadores inteligentes. Pero la cooperación no es un rasgo natural del hombre. Aprende a cooperar primero por miedo y luego porque descubre que es sumamente beneficioso para afrontar las dificultades del tiempo y protegerse contra los supuestos peligros de la eternidad.
68:1.5 (764.1) Los pueblos que se organizaron pronto en sociedades primitivas lograron mejores resultados en su lucha contra la naturaleza y en la defensa contra sus semejantes. Tenían más posibilidades de supervivencia, de ahí que la civilización haya progresado ininterrumpidamente en Urantia a pesar de sus muchos reveses. Y si los muchos errores del hombre no han podido hasta ahora detener ni destruir la civilización humana, solo ha sido gracias al aumento del valor de supervivencia que resulta de la asociación.
68:1.6 (764.2) La sociedad cultural contemporánea es un fenómeno bastante reciente, como bien demuestra la supervivencia a día de hoy de condiciones sociales primitivas como las que caracterizan a los nativos australianos y a los bosquimanos y pigmeos de África. Entre estos pueblos atrasados se puede observar algo de la temprana hostilidad entre grupos, el recelo personal y otros rasgos marcadamente antisociales que fueron tan característicos de todas las razas primitivas. Estos lamentables restos de los pueblos no sociales de tiempos antiguos son testimonio elocuente de que la tendencia individualista natural del hombre no puede competir con éxito con las organizaciones y asociaciones más potentes y poderosas que están por la progresión social. Estas atrasadas y recelosas razas antisociales, que hablan un dialecto diferente cada setenta u ochenta kilómetros, ilustran en qué mundo podíais estar viviendo ahora de no haber sido por las enseñanzas conjuntas del equipo corpóreo del Príncipe Planetario y la aportación posterior del grupo adánico de elevadores raciales.
68:1.7 (764.3) La expresión moderna «volver a la naturaleza» es una falsa ilusión de la ignorancia, una creencia en la realidad de la antigua y ficticia «edad de oro». La única base de la leyenda de la edad de oro es el hecho histórico de Dalamatia y el Edén. Pero aquellas sociedades mejoradas estuvieron lejos de hacer realidad los sueños utópicos.
68:2.1 (764.4) La sociedad civilizada es el resultado de los primeros esfuerzos del hombre por superar su aversión al aislamiento. Ello no implica necesariamente afecto mutuo, y el turbulento estado presente de ciertos grupos primitivos ilustra bien la conflictividad de las primeras tribus. Pero aunque los individuos de una civilización puedan chocar y pelearse, y aunque la civilización misma pueda parecer una masa incoherente de esfuerzos y luchas, al menos evidencia un esfuerzo serio, y no la monotonía mortal del estancamiento.
68:2.2 (764.5) Aunque el nivel de inteligencia ha contribuido considerablemente al ritmo del progreso cultural, la sociedad está fundamentalmente concebida para reducir el elemento de riesgo en el modo de vida del individuo y ha progresado a la misma velocidad con la que ha logrado aliviar el dolor y aumentar el elemento de placer en la vida. Todo el cuerpo social avanza así lentamente hacia esa meta de su destino —la extinción o la supervivencia— que depende de que la meta sea la autoconservación o la autogratificación. La autoconservación origina la sociedad, mientras que la autogratificación excesiva destruye la civilización.
68:2.3 (764.6) La sociedad se ocupa de perpetuarse, conservarse y gratificarse, pero la autorrealización humana merece convertirse en el objetivo inmediato de muchos grupos culturales.
68:2.4 (765.1) El instinto de manada del hombre normal no basta para explicar el desarrollo de una organización social como la que existe ahora en Urantia. Aunque esta propensión gregaria innata yace en el fondo de la sociedad humana, gran parte de la sociabilidad del hombre es adquirida. Las dos grandes influencias que contribuyeron a la temprana asociación de los seres humanos fueron el hambre y el amor sexual, dos impulsos instintivos que el hombre comparte con el mundo animal. Otras dos emociones que empujaron a los seres humanos a unirse y los mantuvieron unidos fueron la vanidad y el miedo, en especial el miedo a los fantasmas.
68:2.5 (765.2) La historia no es sino la crónica de la lucha multisecular del hombre por el alimento. El hombre primitivo solo pensaba cuando tenía hambre; ahorrar alimentos fue su primera renuncia, su primer acto de autodisciplina. Con el crecimiento de la sociedad, el hambre de alimento dejó de ser el único incentivo a la asociación. Otros muchos tipos de hambre, la satisfacción de necesidades diversas, condujeron al género humano a vincularse más estrechamente. Pero la sociedad de hoy está desequilibrada por un exceso de supuestas necesidades humanas. La civilización occidental del siglo veinte gime cansada bajo la enorme sobrecarga del lujo y la multiplicación desmedida de los anhelos y deseos humanos. La sociedad moderna soporta la tensión de una de sus fases más peligrosas de interasociación a gran escala con una interdependencia de enorme complejidad.
68:2.6 (765.3) La presión social del hambre, la vanidad y el temor a los fantasmas era continua, en cambio la de la gratificación sexual era pasajera e irregular. El deseo sexual por sí solo no impelió a los hombres y mujeres primitivos a asumir las pesadas cargas del mantenimiento del hogar. El hogar primitivo se fundó sobre la inquietud sexual del macho cuando se veía privado de una gratificación frecuente y sobre el abnegado amor materno que la hembra humana comparte en alguna medida con las hembras de todos los animales superiores. La presencia de un bebé indefenso determinó la primera diferenciación de las actividades masculinas y femeninas; la mujer tenía que mantener una residencia fija donde pudiera cultivar la tierra. Desde los tiempos más primitivos, el lugar donde estaba la mujer se ha considerado siempre como el hogar.
68:2.7 (765.4) Y así, la mujer se volvió pronto indispensable en la evolución del plan social, no tanto por la efímera pasión sexual como por la necesidad de alimento; el papel de la mujer era esencial para la autoconservación. Fue proveedora de alimentos, bestia de carga y compañera capaz de soportar grandes abusos sin resentimientos violentos. Y además de todos estos rasgos deseables, era un medio permanente de gratificación sexual.
68:2.8 (765.5) Casi todo lo que es de valor duradero en la civilización tiene sus raíces en la familia. La familia fue el primer grupo de paz que funcionó. En él, el hombre y la mujer aprendían a resolver sus antagonismos al tiempo que enseñaban a sus hijos a buscar la paz.
68:2.9 (765.6) La función del matrimonio en la evolución es asegurar la supervivencia de la raza, no el mero ejercicio de la felicidad personal; la autoconservación y la autoperpetuación son los objetivos reales del hogar. La autogratificación es incidental y no esencial, excepto como incentivo que asegura la vinculación sexual. Aunque la naturaleza exige supervivencia, las artes de la civilización no cesan de acrecentar los placeres del matrimonio y las satisfacciones de la vida de familia.
68:2.10 (765.7) Si ampliamos el concepto de vanidad hasta incluir el orgullo, la ambición y el honor, podremos percibir no solo cómo contribuyen estas propensiones a la formación de las asociaciones humanas, sino también cómo mantienen unidos a los hombres, puesto que estas emociones son inútiles sin un público ante el que lucirse. Pronto se asociaron a la vanidad otras emociones e impulsos que requerían una arena social donde exhibirse y satisfacerse. Este grupo de emociones dio origen a las primeras manifestaciones de todas las artes y ceremonias y a todas las formas de juegos y competiciones deportivas.
68:2.11 (766.1) La vanidad contribuyó poderosamente al nacimiento de la sociedad, pero en el momento de estas revelaciones los esfuerzos tortuosos de una generación envanecida amenazan con anegar y sumergir toda la compleja estructura de una civilización altamente especializada. Hace mucho tiempo que la necesidad de placer sustituyó a la necesidad de comer; los legítimos objetivos sociales de autoconservación se están transformando rápidamente en formas viles y amenazantes de autogratificación. La autoconservación construye la sociedad; la autogratificación desenfrenada destruye indefectiblemente la civilización.
68:3.1 (766.2) Los deseos primitivos produjeron la sociedad original, pero el miedo a los fantasmas la mantuvo unida y confirió a su existencia un aspecto extrahumano. El miedo común fue fisiológico en su origen: miedo al dolor físico, al hambre no satisfecha o a alguna calamidad terrenal; pero el miedo a los fantasmas fue un tipo de terror nuevo y sublime.
68:3.2 (766.3) Soñar con fantasmas ha sido probablemente el mayor factor individual de evolución de la sociedad humana. Aunque la mayoría de los sueños perturbaban mucho a la mente primitiva, soñar con fantasmas aterrorizaba literalmente a los primeros hombres y empujaba a esos soñadores supersticiosos a echarse unos en brazos de otros dispuestos a asociarse en serio para protegerse mutuamente contra los peligros imaginarios vagos e invisibles del mundo de los espíritus. Soñar con fantasmas fue una de las primeras diferencias que aparecieron entre el tipo humano y el tipo animal de mente. Los animales no imaginan la supervivencia después de la muerte.
68:3.3 (766.4) Con excepción de este factor fantasmal, toda la sociedad se fundó sobre necesidades fundamentales e impulsos biológicos básicos. Pero el miedo a los fantasmas introdujo un nuevo factor en la civilización, un miedo que va más allá de las necesidades elementales del individuo, incluso muy por encima de las luchas por preservar el grupo. El pavor a los espíritus de los muertos sacó a la luz una nueva y asombrosa forma de miedo, un terror atroz y poderoso que contribuyó a fustigar los descuidados órdenes sociales de las primeras edades hasta convertirlos en los grupos primitivos más plenamente disciplinados y mejor controlados de los tiempos antiguos. Esta superstición sin sentido, que aún persiste en parte, preparó la mente de los hombres mediante el miedo supersticioso a lo irreal y lo sobrenatural para el descubrimiento posterior del «miedo al Señor que es el comienzo de la sabiduría». Los miedos infundados de la evolución están concebidos para ser sustituidos por el respeto reverencial a la Deidad inspirado por la revelación. El primer culto del miedo a los fantasmas se convirtió en un poderoso lazo social, y desde aquel día remoto la humanidad se ha esforzado siempre en mayor o menor medida por lograr la espiritualidad.
68:3.4 (766.5) El hambre y el amor empujaron a los hombres a unirse; la vanidad y el miedo a los fantasmas los mantuvieron unidos. Pero estas emociones por sí solas, sin la influencia de revelaciones promotoras de la paz, son incapaces de soportar la tensión de las desconfianzas e irritaciones de la asociación humana. Sin la ayuda de fuentes sobrehumanas la tensión de la sociedad estalla al alcanzar ciertos límites, y estas mismas influencias de movilización social —el hambre, el amor, la vanidad y el miedo— conspiran para hundir a la humanidad en la guerra y el derramamiento de sangre.
68:3.5 (766.6) La tendencia a la paz de la raza humana no es una dotación natural. Proviene de las enseñanzas de la religión revelada, de la experiencia acumulada de las razas progresivas y muy especialmente de las enseñanzas de Jesús, el Príncipe de la Paz.
68:4.1 (767.1) Todas las instituciones sociales modernas proceden de la evolución de las costumbres primitivas de vuestros ancestros salvajes; las convenciones de hoy son las costumbres modificadas y ampliadas de ayer. Lo que el hábito es para el individuo, la costumbre es para el grupo, y las costumbres de los grupos se transforman en cultura popular o en tradiciones tribales, las convenciones de las masas. Todas las instituciones de la sociedad humana de hoy tienen su humilde origen en aquellos primeros comienzos.
68:4.2 (767.2) No hay que perder de vista que los usos y costumbres se originaron en un esfuerzo por ajustar la vida en grupo a las condiciones de la existencia en masa; los usos y costumbres fueron la primera institución social del hombre. Todas esas reacciones tribales surgieron del esfuerzo por evitar el dolor y la humillación, al tiempo que buscaban disfrutar del placer y del poder. El origen de la cultura popular, como el origen de los idiomas, es siempre inconsciente y no deliberado; por eso está siempre envuelto en misterio.
68:4.3 (767.3) El miedo a los fantasmas indujo al hombre primitivo a imaginar lo sobrenatural y asentó así firmemente los cimientos de las poderosas influencias sociales de la ética y la religión, que a su vez preservaron intactos los usos, costumbres y tradiciones de la sociedad de generación en generación. La única cosa que estableció y cristalizó al principio los usos y costumbres fue la creencia de que los muertos se aferraban celosamente a la forma en que habían vivido y muerto y, por lo tanto, castigarían implacablemente a aquellos mortales vivos que se atrevieran a desdeñar las reglas de vida que ellos habían respetado cuando estaban en la carne. Todo esto se ilustra muy bien en la presente veneración de la raza amarilla por sus antepasados. El desarrollo posterior de la religión primitiva reforzó enormemente el miedo a los fantasmas al estabilizar los usos y costumbres, pero el progreso de la civilización ha ido liberando cada vez más a la humanidad del cautiverio del miedo y la esclavitud de la superstición.
68:4.4 (767.4) Antes de recibir la enseñanza liberadora y liberalizadora de los maestros de Dalamatia, el hombre antiguo era una víctima indefensa del ritual de los usos y costumbres; el salvaje primitivo vivía apresado en un ceremonial interminable. Todo lo que hacía desde que se despertaba por la mañana hasta el momento de caer dormido en su caverna por la noche se tenía que hacer de la forma prescrita por la cultura popular de su tribu. Era un esclavo de la tiranía de la usanza; su vida no tenía nada de libre, espontáneo u original. No había ningún progreso natural hacia una existencia mental, moral o social más alta.
68:4.5 (767.5) El hombre primitivo era prisionero de la costumbre; el salvaje era un verdadero esclavo de la usanza. Aparecieron no obstante de tiempo en tiempo variaciones del estereotipo que se atrevían a inaugurar nuevas formas de pensar y métodos mejorados de vivir. Sin embargo, la inercia del hombre primitivo constituye el freno de seguridad biológico contra una caída precipitada en la inadaptación ruinosa de una civilización que avanza demasiado rápido.
68:4.6 (767.6) Pero estas costumbres no son un mal absoluto y deberían seguir evolucionando. Es casi fatal para la continuidad de la civilización emprender una modificación total de las costumbres mediante una revolución radical. La costumbre ha sido el hilo de continuidad que ha mantenido unida la civilización. La senda de la historia humana está salpicada de restos de costumbres desechadas y prácticas sociales obsoletas, pero no ha perdurado ninguna civilización que haya abandonado sus usos y costumbres salvo para adoptar costumbres mejores y más adecuadas.
68:4.7 (767.7) La supervivencia de una sociedad depende principalmente de la evolución progresiva de sus usos y costumbres. El proceso de evolución de las costumbres nace del deseo de experimentar; se proponen nuevas ideas y empieza la competición. Una civilización que progresa abraza la idea avanzada y perdura; el tiempo y las circunstancias seleccionan finalmente al grupo más apto para sobrevivir. Pero esto no significa que cada uno de los distintos cambios concretos en la composición de la sociedad humana haya sido para mejor. ¡No! ¡Claro que no!, pues ha habido muchísimos retrocesos en la larga lucha hacia adelante de la civilización de Urantia.
68:5.1 (768.1) La tierra es el escenario de la sociedad; los hombres son los actores. El hombre debe adaptar constantemente su forma de actuar para ajustarse a las condiciones de la tierra. La evolución de los usos y costumbres depende siempre de la ratio hombre-tierra. Esto es cierto aunque difícil de percibir. Las técnicas del manejo de la tierra, o artes del sustento, más el nivel de vida del hombre son iguales a la suma total de la cultura popular, los usos y costumbres. Y la suma de las adaptaciones del hombre a las exigencias de la vida es igual a su civilización cultural.
68:5.2 (768.2) Las primeras culturas humanas surgieron a lo largo de los ríos del hemisferio este, y hubo cuatro grandes pasos en el avance de la civilización, a saber:
68:5.3 (768.3) 1. La etapa de la recolección. La presión del hambre condujo a la primera forma de producción organizada: las hileras primitivas de recogida de alimentos. Esas hileras de la marcha del hambre llegaban a veces a los quince kilómetros en su paso por una región rebuscando comida. Fue la etapa nómada primitiva de la cultura y es el modo de vida que siguen ahora los bosquimanos africanos.
68:5.4 (768.4) 2. La etapa de la caza. La utilización de herramientas como armas permitió al hombre convertirse en cazador y ganar así una libertad considerable frente a la esclavitud de la comida. Un andonita ingenioso que se había magullado gravemente el puño en un violento combate redescubrió la idea de utilizar como brazo un palo largo y como puño, un trozo de pedernal duro atado con tendones a la punta del palo. Muchas tribus hicieron descubrimientos de este tipo cada una por su lado, y estas diversas formas de martillos representaron uno de los mayores pasos adelante de la civilización humana. A día de hoy algunos nativos australianos no han progresado mucho más allá de esta etapa.
68:5.5 (768.5) Los hombres azules se convirtieron en expertos cazadores y tramperos. Cercaban el agua de los ríos para atrapar peces en grandes cantidades y desecaban los excedentes que reservaban para el invierno. Empleaban una gran variedad de ingeniosos cepos y trampas para atrapar las presas, pero las razas más primitivas no cazaban animales grandes.
68:5.6 (768.6) 3. La etapa del pastoreo. La domesticación de animales hizo posible esta fase de la civilización. Los árabes y los nativos de África están entre los pueblos pastores más recientes.
68:5.7 (768.7) El pastoreo liberó aún más al hombre de la esclavitud de la comida, pues aprendió a vivir de los intereses de su capital: el incremento de sus rebaños. Esto le dejó más tiempo libre para cultivarse y progresar.
68:5.8 (768.8) La sociedad anterior al pastoreo fue una sociedad de cooperación entre los sexos, pero la expansión de la ganadería redujo a la mujer a las profundidades de la esclavitud social. En los tiempos anteriores era obligación del hombre conseguir el alimento animal y el quehacer de la mujer proporcionar los comestibles vegetales. La llegada de la era del pastoreo supuso la caída en picado de la dignidad de la mujer. Ella debía seguir trabajando duro para producir los vegetales necesarios para la vida, mientras que el hombre solo necesitaba recurrir a sus rebaños para obtener abundante alimento animal. El hombre se hizo así relativamente independiente de la mujer y el estatus de la mujer fue declinando gradualmente durante toda la edad del pastoreo. Al final de esta era ella se había convertido en poco más que un animal humano, relegada a trabajar y a parir la prole humana prácticamente igual a como se esperaba que los animales del rebaño trabajaran y dieran a luz a sus crías. Los hombres de las edades del pastoreo sentían un gran amor por su ganado, y es por ello aún más lamentable que no supieran desarrollar un afecto más profundo por sus esposas.
68:5.9 (769.1) 4. La etapa de la agricultura. La llegada de esta era está marcada por el cultivo de las plantas, y representa el tipo más alto de civilización material. Tanto Caligastia como Adán se esforzaron por enseñar horticultura y agricultura. Adán y Eva fueron hortelanos, no pastores, y el trabajo en las huertas era una cultura avanzada en aquellos días. El cultivo de las plantas ejerce una influencia ennoblecedora sobre todas las razas de la humanidad.
68:5.10 (769.2) La agricultura más que cuadruplicó la ratio hombre-tierra en el mundo. Puede combinarse con las actividades pastoriles de la etapa cultural anterior. Cuando las tres etapas se superponen, los hombres cazan y las mujeres trabajan la tierra.
68:5.11 (769.3) Siempre ha habido fricciones entre labradores y pastores. Los cazadores y los pastores eran combativos, belicosos; el agricultor es más pacífico. La vinculación con los animales sugiere lucha y fuerza; la vinculación con las plantas infunde paciencia, sosiego y paz. La agricultura y la industria son actividades de paz, pero comparten el mismo punto débil como actividades sociales del mundo: les falta emoción y aventura.
68:5.12 (769.4) La sociedad humana ha evolucionado desde la etapa de la caza, pasando por la de los pastores, hasta la etapa territorial de la agricultura. Y cada etapa de esta civilización progresiva estuvo acompañada por un descenso constante del nomadismo; el hombre empezó a vivir cada vez más en el hogar.
68:5.13 (769.5) Y ahora la industria está complementando a la agricultura, con el consiguiente aumento de la urbanización y la consiguiente multiplicación de grupos no agrícolas entre las clases de ciudadanos. Pero una era industrial no puede esperar sobrevivir si sus líderes no reconocen que incluso los desarrollos sociales más altos deben descansar siempre sobre una sólida base agrícola.
68:6.1 (769.6) El hombre es una criatura del suelo, un hijo de la naturaleza; por mucho que se esfuerce por escapar de la tierra, al final tiene el fracaso asegurado. Es literalmente cierto para toda la humanidad que «polvo eres y al polvo volverás». La lucha básica del hombre ha sido, es y será siempre por la tierra. El objetivo de las primeras asociaciones sociales de seres humanos primitivos era ganar esas batallas por la tierra. La ratio hombre-tierra subyace en toda civilización social.
68:6.2 (769.7) La inteligencia del hombre aumentó el rendimiento de la tierra por medio de las artes y de las ciencias. Al mismo tiempo se logró mantener el aumento natural de la prole bajo cierto control con vistas a disponer del sustento y el ocio necesarios para construir una civilización cultural.
68:6.3 (769.8) La sociedad humana está controlada por una ley que decreta que la población debe variar en proporción directa a las artes de la tierra e inversa a un nivel de vida dado. A lo largo de esas primeras edades, incluso más que en el presente, la ley de la oferta y la demanda respecto a los hombres y la tierra determinaba el valor estimado de ambos. Durante los tiempos de abundancia de tierra —territorio no ocupado— había mucha necesidad de hombres y el valor de la vida humana aumentaba en consecuencia; de ahí que la pérdida de la vida fuera más horrible. Durante los periodos de escasez de tierra y correspondiente superpoblación el valor relativo de la vida humana disminuía, de forma que la guerra, el hambre y la peste eran objeto de menor preocupación.
68:6.4 (770.1) Cuando disminuye el rendimiento de la tierra o aumenta la población se reanuda la inevitable lucha y afloran los peores rasgos de la naturaleza humana. La mejora en el rendimiento de la tierra, la extensión de las artes mecánicas y la reducción de la población tienden a fomentar el desarrollo del mejor lado de la naturaleza humana.
68:6.5 (770.2) Las sociedades fronterizas desarrollan el lado no especializado de la humanidad. Las bellas artes y el verdadero progreso científico, junto con la cultura espiritual, han prosperado mejor en los grandes centros habitados cuando están sostenidos por una población agrícola e industrial ligeramente por debajo de la ratio hombre-tierra. Las ciudades multiplican siempre el poder de sus habitantes para bien o para mal.
68:6.6 (770.3) El nivel de vida ha influido siempre en el tamaño de la familia. Cuanto más alto el nivel de vida, más pequeña la familia, hasta llegar al punto de estabilización o de extinción gradual.
68:6.7 (770.4) A través de las edades, los niveles de vida han determinado la calidad de una población superviviente en contraposición con la mera cantidad. Los niveles de vida de las clases locales dan origen a nuevas castas sociales, a nuevos usos y costumbres. Cuando los niveles de vida se vuelven demasiado complicados o excesivamente lujosos tienden rápidamente al suicidio. Las castas son el resultado directo de fuertes presiones sociales debidas a la intensa competencia producida por la densidad de la población.
68:6.8 (770.5) Las primeras razas recurrieron a menudo a prácticas destinadas a restringir la población; todas las tribus primitivas mataban a los niños deformes o enfermizos. Antes de la época de la compra de esposas, se mataba frecuentemente a las niñas recién nacidas. Algunas veces se estrangulaba a los niños al nacer, pero lo habitual era abandonarlos a la intemperie. El padre de gemelos solía insistir en matar a uno de ellos, ya que se creía que los nacimientos múltiples eran producto de la magia o la infidelidad. Sin embargo y por regla general, se perdonaba la vida a los gemelos del mismo sexo. Aunque estos tabúes acerca de los gemelos eran casi universales, nunca formaron parte de los usos y costumbres andonitas; estos pueblos consideraron siempre a los gemelos como augurio de buena suerte.
68:6.9 (770.6) Muchas razas aprendieron la técnica del aborto, y esta práctica se hizo muy común después de establecerse el tabú de las madres solteras. Las solteras acostumbraron a matar a su prole durante mucho tiempo, pero entre los grupos más civilizados esos hijos ilegítimos quedaban bajo la tutela de la madre de la joven. Muchos clanes primitivos quedaron prácticamente exterminados por la práctica del aborto y el infanticidio. Pero con independencia de los dictados de los usos y costumbres, era muy raro matar a un niño después de haberlo amamantado. El amor maternal es demasiado fuerte.
68:6.10 (770.7) Incluso en el siglo veinte persisten restos de aquellos controles primitivos de la población. Hay una tribu en Australia cuyas madres se niegan a criar a más de dos o tres hijos. No hace mucho tiempo una tribu caníbal se comía a cada quinto hijo que nacía. En Madagascar algunas tribus siguen matando a todos los niños nacidos en ciertos días de mala suerte, una práctica que elimina a alrededor del veinticinco por ciento de los bebés.
68:6.11 (770.8) Desde un punto de vista mundial la superpoblación no ha sido nunca un problema grave en el pasado, pero si disminuyen las guerras y la ciencia controla cada vez más las enfermedades humanas, puede llegar a ser un grave problema en un futuro próximo. En ese momento se pondrá a prueba la sabiduría de los líderes del mundo. ¿Comprenderán los gobernantes de Urantia el valor de fomentar la multiplicación del ser humano medio o estabilizado y no la de los extremos de lo superior a lo normal, por un lado, y la creciente masa de lo inferior a lo normal, por otro? Se debería fomentar al hombre normal; él es la columna vertebral de la civilización y la fuente de los genios mutantes de la raza. El hombre inferior a lo normal debería estar sujeto al control de la sociedad; no se deberían generar más de los que se necesiten para administrar los niveles inferiores de la industria, aquellas tareas que precisan una inteligencia superior a la animal pero cuyo nivel de exigencia es tan bajo que se convierten en una auténtica esclavitud y un cautiverio para los tipos más altos de la humanidad.
68:6.12 (771.1) [Presentado por un Melquisedec emplazado en otro tiempo en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 69
69:0.1 (772.1) EN EL PLANO emocional el hombre trasciende a sus ancestros animales en su capacidad de apreciar el humor, el arte y la religión. En el plano social la superioridad del hombre se manifiesta en su capacidad de fabricar herramientas, comunicarse y crear instituciones.
69:0.2 (772.2) Cuando los seres humanos mantienen grupos sociales durante mucho tiempo, esos agrupamientos terminan siempre por crear ciertas tendencias de actividad que culminan en la institucionalización. La mayoría de las instituciones del hombre han supuesto un ahorro de trabajo al tiempo que contribuyen de algún modo a mejorar la seguridad del grupo.
69:0.3 (772.3) El hombre civilizado se precia del carácter, la estabilidad y la continuidad de sus instituciones establecidas, pero todas las instituciones humanas no son más que los usos y costumbres acumulados del pasado, conservados por los tabúes y dignificados por la religión. Esos legados se convierten en tradiciones, y las tradiciones terminan por transformarse en convenciones.
69:1.1 (772.4) Todas las instituciones humanas atienden a alguna necesidad social pasada o presente, aunque su desarrollo excesivo resta indefectiblemente valor al individuo por el hecho de eclipsar su personalidad y disminuir su iniciativa. El hombre debería controlar sus instituciones en vez de dejarse dominar por estos productos del avance de la civilización.
69:1.2 (772.5) Las instituciones humanas pertenecen a tres clases generales:
69:1.3 (772.6) 1. Instituciones de autoconservación. Estas instituciones abarcan las prácticas nacidas del hambre y sus instintos asociados de autopreservación. Se incluyen entre ellas la industria, la propiedad, la guerra lucrativa y todos los mecanismos reguladores de la sociedad. Tarde o temprano el instinto del miedo fomenta el establecimiento de estas instituciones de supervivencia valiéndose del tabú, la convención y la sanción religiosa. Pero el miedo, la ignorancia y la superstición han desempeñado un papel prominente en los orígenes y el desarrollo posterior de todas las instituciones humanas.
69:1.4 (772.7) 2. Instituciones de autoperpetuación. Son las creaciones de la sociedad nacidas del apetito sexual, del instinto maternal y de los sentimientos afectivos más altos de las razas. Abarcan las salvaguardias sociales del hogar y la escuela, de la vida familiar, de la educación, de la ética y de la religión. Incluyen las costumbres matrimoniales, la guerra defensiva y la construcción de viviendas.
69:1.5 (772.8) 3. Instituciones de autogratificación. Son las prácticas que surgen de la propensión a la vanidad y de los sentimientos de orgullo, entre ellas las costumbres del vestido y el adorno personal, los usos sociales, la guerra por la gloria, el baile, la diversión, los juegos y otros aspectos de gratificación sensual. Pero la civilización no ha creado nunca instituciones específicas de autogratificación.
69:1.6 (773.1) Estos tres grupos de prácticas sociales están íntimamente interrelacionados y son minuciosamente interdependientes. En Urantia representan una organización compleja que funciona como un único mecanismo social.
69:2.1 (773.2) La industria primitiva surgió lentamente como un seguro contra los terrores del hambre. Desde el principio de su existencia, el hombre fue aprendiendo de algunos animales a almacenar comida cuando era abundante para los días de escasez.
69:2.2 (773.3) Antes de la aparición de la primera economía y la industria primitiva, la suerte de la tribu común era de miseria y auténtico sufrimiento. Los primeros hombres tenían que competir con todo el mundo animal para alimentarse. La gravedad de la competencia arrastra siempre al hombre hacia el nivel de la bestia; la tiranía de la pobreza es su estado natural. La riqueza no es un don natural; es fruto del trabajo, el conocimiento y la organización.
69:2.3 (773.4) El hombre primitivo no tardó en reconocer las ventajas de la asociación. La asociación condujo a la organización, y el primer resultado de la organización fue la división del trabajo con el correspondiente ahorro inmediato de tiempo y materiales. Estas especializaciones del trabajo surgieron de la adaptación a la presión, buscando siempre la vía del mínimo esfuerzo. Los salvajes primitivos no hicieron nunca ningún trabajo real con gusto ni de buen grado. Solo se resignaban a trabajar movidos por la necesidad.
69:2.4 (773.5) Al hombre primitivo no le gustaba el trabajo duro y solo se daba prisa en caso de peligro grave. El elemento tiempo del trabajo, la idea de hacer una tarea dada dentro de cierto límite de tiempo, es una noción totalmente moderna. Los antiguos no sentían la urgencia del tiempo. Fue la doble exigencia de la intensa lucha por la existencia y el progreso constante de los niveles de vida lo que empujó a las razas de los primeros hombres, inactivas por naturaleza, por los caminos de la industria.
69:2.5 (773.6) El trabajo, el esfuerzo de proyectar, distinguen al hombre de la bestia, cuyos afanes son en gran parte instintivos. La necesidad de trabajar es la bendición primordial del hombre. Todo el equipo del Príncipe trabajó; contribuyeron mucho a ennoblecer el trabajo físico en Urantia. Adán fue hortelano; el Dios de los hebreos trabajó: fue el creador y sostenedor de todas las cosas. Los hebreos fueron la primera tribu que atribuyó un valor supremo a la laboriosidad; fueron el primer pueblo que decretó que «quien no trabaje tampoco coma». Sin embargo, muchas de las religiones del mundo volvieron al primer ideal de ociosidad. Júpiter fue un juerguista y Buda se convirtió en un entusiasta reflexivo del ocio.
69:2.6 (773.7) Las tribus sangik eran bastante laboriosas cuando residían fuera de las regiones tropicales. Pero hubo una larguísima lucha entre los perezosos partidarios de la magia y los apóstoles del trabajo que practicaban la previsión.
69:2.7 (773.8) La primera previsión humana estuvo dirigida a conservar el fuego, el agua y la comida. Pero el hombre primitivo era un jugador nato; quería siempre conseguir algo a cambio de nada, y en esos primeros tiempos los éxitos del trabajo paciente se atribuían demasiadas veces a los hechizos. La magia tardó mucho en dejar paso a la previsión, el esfuerzo y la laboriosidad.
69:3.1 (773.9) La división del trabajo en la sociedad primitiva se determinó primero por circunstancias naturales y después por circunstancias sociales. Este fue el primer orden de especialización del trabajo:
69:3.2 (774.1) 1. Especialización basada en el sexo. La presencia selectiva de los hijos fue el factor determinante del trabajo de la mujer; las mujeres aman por naturaleza a los bebés más que los hombres. La mujer se convirtió así en la trabajadora de rutina, mientras que el hombre se hizo cazador y guerrero, con periodos de trabajo y descanso bien diferenciados.
69:3.3 (774.2) A través de las edades los tabúes se han encargado de limitar estrictamente a la mujer a su propio campo. El hombre ha elegido con todo egoísmo el trabajo más agradable, y ha dejado la pesada rutina para la mujer. El hombre se ha avergonzado siempre de hacer el trabajo de la mujer, en cambio la mujer no ha mostrado nunca rechazo por el del hombre. Pero por extraño que parezca, el hombre y la mujer han trabajado siempre juntos para construir y amueblar el hogar.
69:3.4 (774.3) 2. Adaptación a la edad y la enfermedad. La siguiente división del trabajo vino determinada por estas diferencias. Pronto se encargó a los ancianos y lisiados la fabricación de armas y herramientas, y más tarde la construcción de obras de riego.
69:3.5 (774.4) 3. Diferenciación basada en la religión. Los curanderos fueron los primeros seres humanos que estuvieron exentos de los trabajos físicos duros; fueron los pioneros de las profesiones liberales. Los metaleros fueron un pequeño grupo que competía con los curanderos como magos. Su maestría en el trabajo de los metales hizo que la gente los temiera. Los «metaleros blancos» (hojalateros) y los «metaleros negros» (herreros) dieron origen a las primeras creencias en la magia blanca y la magia negra. Estas creencias se mezclaron más tarde con las supersticiones de fantasmas buenos y malos, de buenos y malos espíritus.
69:3.6 (774.5) Los metaleros fueron el primer grupo no religioso que disfrutó de privilegios especiales. Eran considerados neutrales durante las guerras, y ese ocio sobrante los llevó a convertirse en la clase política de la sociedad primitiva. Sin embargo los metaleros se hicieron odiar universalmente por su abuso descarado de los privilegios, y los curanderos no tardaron en fomentar este odio hacia sus competidores. En esta primera contienda entre ciencia y religión triunfó la religión (la superstición). Después de ser expulsados de los pueblos, los metaleros establecieron las primeras posadas, las primeras pensiones públicas, en las afueras de los poblados.
69:3.7 (774.6) 4. Amos y esclavos. Las relaciones entre conquistadores y conquistados produjeron la siguiente diferenciación del trabajo, que supuso el comienzo de la esclavitud humana.
69:3.8 (774.7) 5. Diferenciación basada en las diversas dotaciones físicas y mentales. Las diferencias inherentes a los hombres favorecieron nuevas divisiones del trabajo; no todos los seres humanos nacen iguales.
69:3.9 (774.8) Los primeros especialistas de la industria fueron los astilladores de pedernal y los mamposteros; luego vinieron los metaleros. Más tarde se desarrolló la especialización colectiva; familias y clanes enteros se dedicaron a ciertos tipos de trabajo. El origen de una de las primeras castas de sacerdotes, aparte de los curanderos tribales, se debió a la exaltación supersticiosa de una familia de expertos fabricantes de espadas.
69:3.10 (774.9) Los primeros especialistas colectivos de la industria fueron los exportadores de sal gema y los alfareros. Las mujeres hacían la alfarería sencilla y los hombres, la elaborada. Entre algunas tribus las mujeres eran las que cosían y tejían, en otras lo hacían los hombres.
69:3.11 (774.10) Los primeros comerciantes fueron mujeres; se las empleaba como espías y ejercían el comercio como actividad complementaria. Pronto se expandió el comercio, y las mujeres actuaban como intermediarias o corredoras. Luego apareció la clase de los mercaderes que cobraban una comisión, un beneficio, por sus servicios. El creciente trueque entre grupos fue evolucionando hacia el comercio, y tras el intercambio de mercancías vino el intercambio de mano de obra especializada.
69:4.1 (775.1) Igual que el matrimonio por contrato siguió al matrimonio por captura, el comercio por trueque siguió a la apropiación forzosa. Pero medió un largo periodo de piratería entre las primeras prácticas de trueque silencioso y el comercio posterior mediante métodos modernos de intercambio.
69:4.2 (775.2) Los primeros trueques fueron llevados a cabo por comerciantes armados que dejaban sus mercancías en un lugar neutral. Las mujeres mantuvieron los primeros mercados; fueron las primeras comerciantes por el hecho de ser ellas las que cargaban con las mercancías; los hombres eran guerreros. Muy pronto aparecieron los mostradores de trueque, que eran muros lo bastante anchos como para impedir que los comerciantes se alcanzaran con sus armas.
69:4.3 (775.3) Se utilizaba un fetiche para montar guardia en los depósitos de mercancías destinadas al trueque silencioso. Esos lugares de mercado estaban protegidos contra el robo; nada salía de ellos si no era por compra o por permuta; con un fetiche de guardia, las mercancías estaban siempre a salvo. Los primeros comerciantes eran escrupulosamente honrados dentro de su propia tribu, pero les parecía aceptable engañar a forasteros desconocidos. Incluso los primeros hebreos observaban un código ético aparte en sus tratos con los gentiles.
69:4.4 (775.4) El trueque silencioso se siguió practicando durante mucho tiempo antes de que los hombres aceptaran reunirse desarmados en el sagrado recinto del mercado. Esas mismas plazas de mercado se convirtieron en los primeros lugares de asilo, y en algunas regiones se conocerían más tarde como «ciudades de refugio». Todo fugitivo que llegara al mercado estaba a salvo y protegido contra cualquier ataque.
69:4.5 (775.5) Los primeros pesos fueron granos de trigo y otros cereales. El primer medio de canje fue un pescado o una cabra. Más tarde la vaca se convirtió en unidad de trueque.
69:4.6 (775.6) La escritura moderna se originó en los primeros registros comerciales; la primera literatura del hombre fue un documento de promoción comercial, un anuncio de sal. Muchas de las primeras guerras se libraron por yacimientos naturales como los de pedernal, sal o metales. El primer tratado formal entre tribus estableció la explotación en común de un yacimiento de sal. Esos lugares sujetos a tratado proporcionaban a las tribus la oportunidad de mezclarse e intercambiar ideas de forma pacífica y amistosa.
69:4.7 (775.7) La escritura progresó a través de las etapas de los palos mensajeros, las cuerdas con nudos, la escritura pictórica, los jeroglíficos y los cinturones de cuentas hasta los primeros alfabetos simbólicos. El envío de mensajes evolucionó desde las primitivas señales de humo hasta los corredores, los jinetes, los ferrocarriles y los aviones, así como el telégrafo, el teléfono y la comunicación inalámbrica.
69:4.8 (775.8) Los comerciantes antiguos propagaron ideas nuevas y métodos mejores por todo el mundo habitado. El comercio, unido a la aventura, condujo a la exploración y al descubrimiento. Y todo esto dio origen al transporte. El comercio ha sido el gran civilizador al promover el cruce vitalizador de culturas.
69:5.1 (775.9) El capital es trabajo planteado como renuncia al presente en favor del futuro. Los ahorros representan una forma de seguro de manutención y supervivencia. La acumulación de alimentos desarrolló el autocontrol y creó los primeros problemas de capital y de mano de obra. El hombre que poseía alimentos, siempre que pudiera protegerlos de los ladrones, tenía una clara ventaja sobre el que no los poseía.
69:5.2 (775.10) El banquero primitivo era el hombre valiente de la tribu. Guardaba los tesoros del grupo en depósito y el clan entero defendía su choza en caso de ataque. De este modo, la acumulación de capital individual y riqueza colectiva dio origen inmediato a la organización militar. Estas precauciones se tomaron inicialmente para defender la propiedad contra asaltantes exteriores, pero luego se fue imponiendo la costumbre de mantener activa la organización militar mediante incursiones contra las propiedades y riquezas de las tribus vecinas.
69:5.3 (776.1) Los móviles fundamentales de la acumulación del capital fueron los siguientes:
69:5.4 (776.2) 1. El hambre unida a la previsión. Guardar y conservar alimentos significaba poder y comodidad para los que tenían la previsión de prepararse para futuras necesidades. Almacenar alimentos era un buen seguro contra la hambruna y los desastres. En realidad, todo el cuerpo primitivo de usos y costumbres estaba concebido para ayudar al hombre a subordinar el presente al futuro.
69:5.5 (776.3) 2. El amor a la familia, el deseo de satisfacer sus necesidades. El capital supone ahorrar bienes a pesar de las necesidades del presente para asegurarse contra las exigencias del futuro. Una parte de esa necesidad futura puede estar relacionada con la descendencia del ahorrador.
69:5.6 (776.4) 3. La vanidad, el anhelo de exhibir la acumulación de bienes. La ropa innecesaria fue uno de los primeros símbolos de distinción. La vanidad de coleccionar atrajo pronto el orgullo del hombre.
69:5.7 (776.5) 4. La posición, el afán por comprar prestigio social y político. Pronto surgió una nobleza comercializada; para ser admitido en ella había que prestar algún servicio especial a la realeza o se concedía simplemente a cambio de dinero.
69:5.8 (776.6) 5. El poder, el ansia de ser el amo. Prestar tesoros era un medio habitual de esclavización; el cien por cien anual era el tipo de interés en aquellos tiempos antiguos. Los prestamistas se convertían en auténticos reyes con un ejército permanente de deudores. Los siervos fueron una de las primeras formas de acumulación de propiedad, y en la antigüedad la esclavitud por deudas se extendía incluso al control del cuerpo después de la muerte.
69:5.9 (776.7) 6. El miedo a los fantasmas de los muertos, las cuotas de protección pagadas a los sacerdotes. El hombre empezó pronto a hacer regalos funerarios a los sacerdotes con vistas a que sus bienes fueran utilizados para facilitar su progreso en la próxima vida. La clase sacerdotal se hizo así muy rica; fueron los principales capitalistas de la antigüedad.
69:5.10 (776.8) 7. El impulso sexual, el deseo de comprar una o más esposas. La primera forma de comercio del hombre fue el intercambio de mujeres; fue muy anterior al comercio de caballos. Pero el trueque de esclavas sexuales no ha hecho nunca progresar a la sociedad; este tráfico era y es una vergüenza racial, pues dificultó el desarrollo de la vida familiar y contaminó al mismo tiempo la aptitud biológica de los pueblos superiores.
69:5.11 (776.9) 8. Las numerosas formas de autogratificación. Algunos buscaron la riqueza porque confería poder; otros trabajaron duro para conseguir bienes y vivir con desahogo. Los primeros hombres (y otros más tardíos) tendían a derrochar sus recursos en lujos. Las bebidas alcohólicas y las drogas intrigaban a las razas primitivas.
69:5.12 (776.10) A medida que la civilización se desarrollaba, el hombre adquirió nuevos incentivos para ahorrar; nuevas necesidades se fueron sumando rápidamente al hambre original. Se llegó a aborrecer tanto la pobreza que se suponía que solo los ricos iban directamente al cielo al morir. Se llegó a valorar tanto la propiedad que dar un festín ostentoso bastaba para limpiar el deshonor de un nombre.
69:5.13 (777.1) La acumulación de riqueza se convirtió pronto en símbolo de distinción social. Los individuos de ciertas tribus acumulaban bienes durante años solo para quemarlos en alguna festividad o repartirlos gratuitamente entre sus compañeros de tribu. Así causaban sensación y se convertían en grandes hombres. Incluso los pueblos modernos se complacen en repartir pródigamente regalos de Navidad, mientras que sus ciudadanos más ricos dotan a las grandes instituciones filantrópicas y educativas. Los procedimientos del hombre varían, pero su propensión es la misma.
69:5.14 (777.2) Cabe señalar por otro lado que muchos de los hombres ricos de la antigüedad distribuyeron gran parte de su fortuna por miedo a morir a manos de los que codiciaban sus tesoros. Los hombres acaudalados solían sacrificar a partidas enteras de esclavos para demostrar su desdén por la riqueza.
69:5.15 (777.3) Aunque el capital ha contribuido a liberar al hombre, ha complicado enormemente su organización social e industrial. El abuso del capital por capitalistas injustos no invalida el hecho de que es la base de la sociedad industrial moderna. Gracias al capital y a los inventos, la presente generación goza de mayor grado de libertad que ninguna de sus predecesoras en el planeta. Esto se hace constar aquí como hecho y no como justificación de los muchos malos usos del capital por parte de custodios desconsiderados y egoístas.
69:6.1 (777.4) La sociedad primitiva con sus cuatro divisiones —industrial, normativa, religiosa y militar— surgió gracias al papel decisivo que desempeñaron el fuego, los animales, los esclavos y la propiedad.
69:6.2 (777.5) La capacidad de hacer fuego separó de un solo salto y para siempre al hombre del animal; es el invento o descubrimiento humano fundamental. El fuego permitió al hombre pasar la noche en el suelo, ya que todos los animales lo temen. El fuego alentó el trato social a la caída de la tarde; no solo protegía del frío y de los animales salvajes, sino que se empleaba también como protección contra los fantasmas. Al principio se utilizaba más para alumbrar que para calentar; muchas tribus atrasadas se niegan a dormir sin una llama ardiendo durante toda la noche.
69:6.3 (777.6) El fuego fue un gran civilizador y dio al hombre su primera oportunidad de ser altruista sin privarse de nada, pues podía regalar brasas a un vecino sin echarlas en falta. El fuego del hogar, que era atendido por la madre o la hija mayor, fue el primer educador, pues exigía vigilancia y responsabilidad. El primer hogar no fue un edificio sino la familia reunida alrededor del fuego, la hoguera familiar. Cuando un hijo fundaba un nuevo hogar se llevaba una tea de la hoguera familiar.
69:6.4 (777.7) Aunque Andon, el descubridor del fuego, evitó tratarlo como objeto de adoración, muchos de sus descendientes consideraron la llama como un fetiche o como un espíritu. No supieron aprovechar los beneficios sanitarios del fuego porque se negaban a quemar residuos. El hombre primitivo temía al fuego y procuraba mantenerlo siempre de buen humor, por eso le echaba incienso. Los antiguos no escupían en el fuego bajo ninguna circunstancia ni pasaban entre alguien y un fuego ardiendo. Hasta las piritas de hierro y los pedernales que se utilizaban para hacer fuego eran sagrados para los primeros miembros del género humano.
69:6.5 (777.8) Era pecado apagar una llama; si una choza se incendiaba, se la dejaba arder. Los fuegos de los templos y capillas eran sagrados y no se permitía nunca que se apagaran; sin embargo era costumbre encender nuevos fuegos cada año o después de alguna calamidad. Las mujeres fueron elegidas como sacerdotisas porque eran ellas las que custodiaban el fuego del hogar.
69:6.6 (778.1) Los primeros mitos acerca de cómo descendió el fuego de los dioses nacieron de la observación de incendios provocados por rayos. Estas ideas sobre su origen sobrenatural condujeron directamente a la adoración del fuego, y la adoración del fuego condujo a la costumbre de «pasar por el fuego», una práctica que se mantuvo hasta los tiempos de Moisés. Y aún persiste la idea de que se pasa por el fuego tras la muerte. El mito del fuego fue un gran vínculo de unión en los primeros tiempos y aún perdura en el simbolismo de los parsis.
69:6.7 (778.2) El fuego condujo a cocinar, y «come crudo» se convirtió en una expresión de burla. Comer cocinado redujo el gasto de energía vital necesaria para la digestión y dejó así a los primeros hombres algunas fuerzas para la cultura social, mientras que la cría de animales, al reducir el esfuerzo necesario para conseguir comida, proporcionó tiempo para las actividades sociales.
69:6.8 (778.3) Se debe recordar que el fuego abrió la puerta a la metalurgia y condujo al descubrimiento posterior de la energía del vapor y a los usos de la electricidad en el presente.
69:7.1 (778.4) Al principio todo el mundo animal era enemigo del hombre; los seres humanos tuvieron que aprender a protegerse de las bestias. Primero el hombre se comió a los animales, pero después aprendió a domesticarlos y a hacer que le sirvieran.
69:7.2 (778.5) La domesticación de animales ocurrió por casualidad. Los salvajes cazaban en las manadas de forma muy parecida a como los indios norteamericanos cazaban el bisonte. Rodeaban la manada para controlar a los animales y así podían matarlos a medida que los necesitaban como alimento. Más adelante se construyeron corrales y se capturaban manadas enteras.
69:7.3 (778.6) Fue fácil domar a algunos animales, pero al igual que el elefante, muchos de ellos no se reproducían en cautiverio. Más adelante se descubrió que ciertas especies de animales se sometían a la presencia del hombre y se reproducían en cautiverio. La domesticación de animales se promovió así mediante la cría selectiva, un arte que ha hecho grandes progresos desde los días de Dalamatia.
69:7.4 (778.7) El perro fue el primer animal que se domesticó, y la difícil experiencia de domarlo comenzó cuando cierto perro, después de seguir a un cazador todo el día, llegó con él hasta su casa. Durante miles de años los perros se utilizaron como alimento, para la caza, para el transporte y como compañía. Al principio los perros solo aullaban, aunque más tarde aprendieron a ladrar. El agudo sentido del olfato del perro dio pie a la idea de que podían ver espíritus, y apareció así el culto a los perros fetiche. El empleo de perros guardianes permitió por primera vez que el clan completo pudiera dormir por la noche. Entonces se estableció la costumbre de utilizar a los perros guardianes para proteger el hogar contra los espíritus igual que contra los enemigos materiales. Cuando el perro ladraba algún hombre o animal se acercaba, pero cuando el perro aullaba los espíritus andaban cerca. Incluso hoy en día muchos siguen creyendo que el aullido nocturno de un perro presagia la muerte.
69:7.5 (778.8) Cuando el hombre era cazador fue bastante amable con la mujer, pero a raíz de la domesticación de los animales junto con la confusión ocasionada por Caligastia, muchas tribus trataron a sus mujeres de forma vergonzosa. Las trataron de manera muy parecida a como trataban a sus animales. El trato brutal del hombre a la mujer constituye uno de los capítulos más negros de la historia humana.
69:8.1 (778.9) El hombre primitivo no dudó nunca en esclavizar a sus semejantes. La mujer fue la primera esclava, una esclava familiar. Los pueblos pastores esclavizaron a la mujer como pareja sexual inferior. Este tipo de esclavitud sexual fue consecuencia directa de la dependencia cada vez menor del hombre hacia la mujer.
69:8.2 (779.1) No hace mucho tiempo la esclavitud era el destino de los prisioneros de guerra que se negaban a aceptar la religión del conquistador. En tiempos anteriores los prisioneros eran comidos, torturados hasta morir, obligados a luchar entre sí, sacrificados a los espíritus o esclavizados. La esclavitud fue un gran avance sobre las masacres y el canibalismo.
69:8.3 (779.2) La esclavización fue un paso adelante en cuanto a clemencia con los cautivos de guerra. La emboscada de Hai, con la matanza sistemática de hombres, mujeres y niños, en la que solo se dejó con vida al rey para satisfacer la vanidad del vencedor, es imagen fiel de las bárbaras masacres practicadas incluso por pueblos supuestamente civilizados. El ataque a Og, el rey de Basán, fue igualmente brutal y efectivo. Los hebreos «aniquilaban totalmente» a sus enemigos y se apoderaban de todos sus bienes como botín. Imponían tributos a todas las ciudades, so pena de «aniquilar a todos los varones». Pero en esa misma época muchas tribus mostraban ya menos egotismo tribal y llevaban mucho tiempo adoptando a los cautivos superiores.
69:8.4 (779.3) Los cazadores, como el hombre rojo americano, no esclavizaban. O bien adoptaban o bien mataban a sus prisioneros. La esclavitud no prevaleció entre los pueblos pastores porque necesitaban poca mano de obra. En las guerras los pastores tenían como norma matar a todos los cautivos varones y tomar como esclavos solo a mujeres y niños. El código mosaico contenía indicaciones precisas sobre el modo de convertir a esas mujeres cautivas en esposas. Si no eran satisfactorias podían ser despedidas, pero a los hebreos no les estaba permitido vender como esclavas a esas consortes rechazadas. Esto, al menos, era un avance de la civilización. Aunque las normas sociales de los hebreos eran rudimentarias, estaban muy por encima de las de las tribus de su entorno.
69:8.5 (779.4) Los pastores fueron los primeros capitalistas. Sus rebaños representaban el capital y vivían de los intereses: su incremento natural; y no estaban dispuestos a confiar esta riqueza al cuidado de esclavos ni de mujeres. Sin embargo, con el tiempo empezaron a hacer prisioneros varones a los que forzaban a cultivar el suelo. Este es el primer origen de la servidumbre, del hombre atado a la tierra. A los africanos se les podía enseñar fácilmente a trabajar la tierra, de ahí que se convirtieran en la gran raza esclava.
69:8.6 (779.5) La esclavitud fue un eslabón indispensable en la cadena de la civilización humana. Fue el puente por el que la sociedad pasó del caos y la indolencia al orden y las actividades civilizadas. Obligó a los pueblos atrasados y perezosos a trabajar y proporcionó así la riqueza y el ocio necesarios para el avance social de sus superiores.
69:8.7 (779.6) La institución de la esclavitud obligó al hombre a inventar el mecanismo regulador de la sociedad primitiva; dio origen a las primeras formas de gobierno. La esclavitud exige una fuerte regulación; por ello desapareció prácticamente durante la Edad Media europea cuando los señores feudales no pudieron controlar a los esclavos. Las tribus atrasadas de la antigüedad, igual que los aborígenes australianos de hoy, nunca tuvieron esclavos.
69:8.8 (779.7) Es cierto que la esclavitud era opresiva, pero fue en las escuelas de la opresión donde el hombre aprendió la laboriosidad. Al final los esclavos compartieron los beneficios de la sociedad superior que tan en contra de su voluntad contribuyeron a construir. La esclavitud crea una organización de cultura y logro social, pero pronto ataca insidiosamente a la sociedad desde dentro como la más grave de todas las enfermedades sociales destructivas.
69:8.9 (779.8) Los inventos de la mecánica moderna han dejado obsoleto al esclavo. La esclavitud, al igual que la poligamia, está desapareciendo porque no compensa. Pero el resultado de liberar de golpe a un gran número de esclavos siempre ha sido desastroso; una emancipación gradual genera menos problemas.
69:8.10 (780.1) Hoy en día los hombres ya no son esclavos sociales, pero miles de ellos permiten que la ambición los haga esclavos de las deudas. La esclavitud involuntaria ha dado paso a una nueva forma mejorada de servidumbre industrial modificada.
69:8.11 (780.2) Aunque el ideal de la sociedad sea la libertad universal, no se debería tolerar nunca la ociosidad. Todas las personas capaces deberían estar obligadas a hacer al menos el trabajo suficiente para sustentarse.
69:8.12 (780.3) La sociedad moderna está dando marcha atrás. La esclavitud casi ha desaparecido; los animales domésticos van por el mismo camino. La civilización está volviendo al fuego —al mundo inorgánico— en busca de energía. El hombre salió del salvajismo mediante el fuego, los animales y la esclavitud. Hoy mira hacia atrás y desecha la ayuda de esclavos y la asistencia de animales mientras intenta arrancar nuevos secretos y nuevas fuentes de riqueza y energía del depósito elemental de la naturaleza.
69:9.1 (780.4) Aunque la sociedad primitiva fue prácticamente comunal, el hombre primitivo no observaba las doctrinas del comunismo moderno. El comunismo de aquellos primeros tiempos no fue una mera teoría o doctrina social; era una simple adaptación automática de tipo práctico. El comunismo impidió el pauperismo y la indigencia. La mendicidad y la prostitución eran casi desconocidas entre esas tribus antiguas.
69:9.2 (780.5) El comunismo primitivo no niveló especialmente a los hombres por abajo; tampoco exaltó la mediocridad, pero sí fomentó la ociosidad y la pereza, ahogó la laboriosidad y destruyó la ambición. El comunismo fue un andamiaje indispensable para el crecimiento de la sociedad primitiva, pero tuvo que ceder el paso a la evolución de un orden social más elevado porque iba en contra de cuatro poderosas inclinaciones humanas:
69:9.3 (780.6) 1. La familia. El hombre no solo ansía acumular propiedades, desea también legar su capital a su progenie. Pero en la sociedad comunal primitiva el capital que dejaba un hombre al morir o bien se consumía inmediatamente o bien se repartía entre el grupo. La propiedad no se heredaba: el impuesto sobre sucesiones era del cien por cien. Los usos y costumbres posteriores en cuanto a acumulación de capital y transmisión hereditaria de la propiedad fueron un indudable adelanto social. Y esto es cierto a pesar de los graves abusos asociados posteriormente al mal uso del capital.
69:9.4 (780.7) 2. Las tendencias religiosas. El hombre primitivo quería también ahorrar bienes como punto de partida para su vida en la existencia siguiente. Esto explica por qué duró tanto tiempo la costumbre de enterrar al difunto con sus pertenencias personales. Los antiguos creían que solo los ricos sobrevivían a la muerte con cierto placer y dignidad inmediatos. Los maestros de la religión revelada, y en particular los maestros cristianos, fueron los primeros en proclamar que los pobres podían salvarse en las mismas condiciones que los ricos.
69:9.5 (780.8) 3. El deseo de libertad y de ocio. En los primeros días de la evolución social el reparto de los ingresos individuales entre el grupo era prácticamente una forma de esclavitud; el trabajador se hacía esclavo del ocioso. La debilidad suicida del comunismo fue que el imprevisor vivía habitualmente a costa del ahorrador. Incluso en los tiempos modernos los imprevisores dependen de que el Estado (los contribuyentes ahorrativos) los cuide. Los que no tienen capital siguen esperando que los que lo tienen les den de comer.
69:9.6 (780.9) 4. La necesidad de seguridad y de poder. El comunismo acabó siendo destruido por los fraudes de los individuos prósperos y progresistas que recurrían a diversos subterfugios para evitar convertirse en esclavos de los indolentes holgazanes de su tribu. Al principio los bienes solo podían atesorarse en secreto, pues la inseguridad de los tiempos primitivos impedía la acumulación abierta de capital. Incluso en tiempos posteriores era muy peligroso amasar demasiada riqueza porque el rey no dejaría de inventar alguna acusación para confiscar las propiedades del rico. Y cuando un rico moría el funeral se retrasaba hasta que la familia donaba una cuantiosa suma al bienestar público o al rey, un impuesto sobre sucesiones.
69:9.7 (781.1) En los primeros tiempos las mujeres eran propiedad de la comunidad y la madre dominaba la familia. Los primeros jefes eran dueños de toda la tierra y propietarios de todas las mujeres; el matrimonio requería el consentimiento del jefe de la tribu. Con la desaparición del comunismo las mujeres se convirtieron en propiedad individual y el padre asumió gradualmente el control doméstico. Así nació el hogar, y la monogamia fue sustituyendo gradualmente a las costumbres polígamas imperantes. (La poligamia es el vestigio del concepto de esclavitud femenina en el matrimonio. La monogamia es el ideal, libre de toda esclavitud, de la asociación incomparable de un hombre y una mujer en la hermosa empresa de formar un hogar, criar a los hijos, cultivarse mutuamente y mejorarse a sí mismos.)
69:9.8 (781.2) Al principio toda propiedad, incluso armas y herramientas, era posesión común de la tribu. La propiedad privada consistió primero en todo lo que una persona tocara. Si un extraño bebía en una taza, la taza era suya desde ese momento. Más adelante, todo lugar donde se derramara sangre se convertiría en propiedad de la persona o grupo herido.
69:9.9 (781.3) La propiedad privada se respetó así en un principio porque se suponía que estaba cargada con cierta parte de la personalidad de su dueño. La honradez respecto a la propiedad descansaba sin peligro sobre este tipo de superstición; no hacía falta policía para custodiar las pertenencias personales. No había robos dentro del grupo, aunque los hombres no dudaban en apropiarse de los bienes de otras tribus. Las relaciones de propiedad no terminaban con la muerte; al principio los efectos personales se quemaban, luego se enterraban con el muerto y más tarde los heredaba la familia superviviente o la tribu.
69:9.10 (781.4) Los efectos personales de tipo ornamental tuvieron su origen en el uso de los amuletos. La vanidad, unida al miedo a los fantasmas, condujeron a los primeros hombres a defender a ultranza sus amuletos predilectos que valoraban por encima de todas sus necesidades.
69:9.11 (781.5) Una de las primeras propiedades del hombre fue el lugar donde dormía. Con el tiempo los solares de las viviendas fueron asignados por los jefes tribales, que ejercían la custodia de todos los bienes raíces del grupo. Poco después los emplazamientos de las hogueras confirieron propiedad, y más adelante los pozos otorgaron la titularidad del terreno adyacente.
69:9.12 (781.6) Los abrevaderos y los pozos estuvieron entre las primeras posesiones privadas. Se utilizó todo el poder de los fetiches para custodiar los abrevaderos, los pozos, los árboles, los cultivos y la miel. Cuando se perdió la fe en los fetiches, se desarrollaron leyes para proteger las pertenencias privadas. Pero las leyes de la caza, el derecho a cazar, precedieron por mucho a las leyes del suelo. El hombre rojo americano no entendió nunca la propiedad privada de la tierra; no podía comprender el punto de vista del hombre blanco.
69:9.13 (781.7) La propiedad privada pronto llevó la marca de las insignias de familia, y ese fue el origen lejano de los emblemas familiares. Los bienes raíces también se podían poner bajo la custodia de los espíritus. Los sacerdotes «consagraban» un terreno, que quedaba entonces bajo la protección de los tabúes mágicos erigidos sobre él. Se decía que sus dueños poseían un «título sacerdotal de propiedad». Los hebreos tenían gran respeto por esos mojones familiares: «Maldito sea el que quite el mojón de su vecino». Esos indicadores de piedra llevaban las iniciales del sacerdote. Incluso los árboles se convertían en propiedad privada cuando se marcaban con iniciales.
69:9.14 (782.1) Inicialmente solo fueron privadas las cosechas, pero cosechas sucesivas conferían título de propiedad; la agricultura fue así la génesis de la propiedad privada de la tierra. Al principio los individuos solo recibían la tenencia de por vida; a su muerte la tierra revertía a la tribu. Las primeras titularidades de tierra que las tribus concedieron a los individuos fueron las tumbas, los cementerios familiares. En tiempos posteriores la tierra pertenecía a quien la cercara. Pero las ciudades reservaban siempre ciertas tierras para pastos públicos y para su utilización en caso de sitio; esos «ejidos» representan el vestigio de las formas primitivas de propiedad colectiva.
69:9.15 (782.2) Con el tiempo el Estado asignó la propiedad al individuo y se reservó el derecho de recaudar impuestos. Una vez asegurados sus títulos de propiedad, los terratenientes pudieron recabar alquileres y la tierra se convirtió en una fuente de ingresos, en capital. La tierra se había convertido por fin en un bien negociable, susceptible de venta, traspaso, hipoteca y ejecución hipotecaria.
69:9.16 (782.3) La propiedad privada trajo más libertad y una mayor estabilidad; pero la propiedad privada de la tierra no obtuvo la sanción social hasta después del fracaso de los sistemas comunales de dirección y control. La etapa siguiente consistió en una sucesión de esclavos, siervos y clases sin tierra. Pero el perfeccionamiento de la maquinaria está liberando gradualmente al hombre del duro trabajo servil.
69:9.17 (782.4) El derecho de propiedad no es absoluto; es puramente social. Pero todo el gobierno, toda la ley, todo el orden, todos los derechos civiles, todas las libertades sociales, todas las convenciones, toda la paz y toda la felicidad de que disfrutan los pueblos modernos han surgido en torno a la propiedad privada de los bienes.
69:9.18 (782.5) El presente orden social no es necesariamente el correcto —no es ni divino ni sagrado— pero la humanidad hará bien en ir despacio a la hora de hacer cambios. El sistema que tenéis es inmensamente mejor que ninguno de los que conocieron vuestros predecesores. Cuando cambiéis el orden social aseguraos de cambiarlo para mejor. No os dejéis persuadir de hacer experimentos con las fórmulas que descartaron vuestros antepasados ¡Avanzad, no retrocedáis! ¡Que siga la evolución! No deis un paso atrás.
69:9.19 (782.6) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 70
70:0.1 (783.1) EN CUANTO el hombre hubo resuelto parcialmente el problema de la subsistencia se vio enfrentado a la tarea de regular los contactos humanos. El desarrollo de la industria exigía ley, orden y ajuste social; la propiedad privada necesitaba gobierno.
70:0.2 (783.2) Los antagonismos son naturales en un mundo evolutivo; la paz solo se consigue mediante algún tipo de sistema social regulador. La regulación social es inseparable de la organización social; toda asociación implica alguna autoridad controladora. El gobierno obliga a tribus, clanes, familias e individuos a coordinar sus antagonismos.
70:0.3 (783.3) El gobierno es un desarrollo inconsciente; evoluciona aprendiendo de los errores. Tiene valor de supervivencia y por eso se vuelve tradicional. Como la anarquía aumentaba la miseria, los gobiernos —la ley y el orden relativos— surgieron o están surgiendo poco a poco. Las exigencias coercitivas de la lucha por la existencia empujaron literalmente a la raza humana por el camino progresivo de la civilización.
70:1.1 (783.4) La guerra es el estado natural y la herencia del hombre en evolución; la paz es el metro social que mide el avance de la civilización. Antes de que las razas progresaran hasta un estado de socialización parcial el hombre era totalmente individualista, extremadamente desconfiado e increíblemente pendenciero. La violencia es la ley de la naturaleza, la hostilidad es la reacción automática de los hijos de la naturaleza y la guerra no es más que la expresión colectiva de estos comportamientos. Siempre que las complicaciones del avance de la sociedad tensan la estructura de la civilización, se produce una reversión inmediata y ruinosa a los métodos primitivos de zanjar violentamente los conflictos de las interasociaciones humanas.
70:1.2 (783.5) La guerra es una reacción animal a los malentendidos y las irritaciones; la paz es la consecuencia de la solución civilizada de todos esos problemas y dificultades. Los miembros de las razas sangik, igual que más tarde los degradados adanitas y noditas, fueron todos beligerantes. Los andonitas fueron instruidos desde muy pronto en la regla de oro, e incluso hoy, sus descendientes esquimales se atienen en gran medida a ese código: son sociedades de costumbres arraigadas y poco dadas a los antagonismos violentos.
70:1.3 (783.6) Andon enseñó a sus hijos a resolver sus disputas golpeando cada uno un árbol con un palo y cubriéndolo de insultos; el primero que rompía el palo contra el árbol era el vencedor. Los andonitas posteriores solían organizar actos públicos en los que los adversarios se burlaban y ridiculizaban mutuamente y el ganador se decidía por aclamación de los espectadores.
70:1.4 (783.7) Pero el fenómeno de la guerra no se puede producir hasta que la sociedad haya evolucionado lo suficiente como para experimentar auténticos periodos de paz y sancionar las prácticas bélicas. El concepto mismo de guerra implica cierto grado de organización.
70:1.5 (784.1) Con la aparición de los grupos sociales, los enfados individuales empezaron a fusionarse dentro de los sentimientos colectivos y eso favoreció la tranquilidad intratribal, aunque a costa de la paz intertribal. De este modo la paz empezó siendo una prerrogativa interna del grupo o tribu, que sentía siempre odio y rechazo por los de fuera del grupo, los forasteros. Derramar sangre extranjera era una virtud para el hombre primitivo.
70:1.6 (784.2) Pero al principio no bastó con eso. Cuando los primeros jefes intentaban allanar desacuerdos, se veían muchas veces obligados a autorizar peleas a pedradas dentro de la tribu al menos una vez al año. El clan se dividía en dos grupos que se enzarzaban en una batalla de sol a sol sin más motivo que la pura diversión. Les gustaba realmente pelear.
70:1.7 (784.3) La guerra persiste porque el hombre es humano, desciende por evolución de un animal y todos los animales son belicosos. Entre las causas iniciales de guerra figuran las siguientes:
70:1.8 (784.4) 1. El hambre, que conducía a saquear alimentos. La escasez de tierra ha provocado siempre guerras, y en esas luchas las tribus pacíficas de los primeros tiempos fueron prácticamente exterminadas.
70:1.9 (784.5) 2. La escasez de mujeres, el intento de aliviar la falta de ayuda doméstica. El robo de mujeres siempre ha provocado guerras.
70:1.10 (784.6) 3. La vanidad, el deseo de exhibir las proezas de la tribu. Los grupos superiores combatían para imponer su modo de vida a los pueblos inferiores.
70:1.11 (784.7) 4. Los esclavos, la necesidad de aumentar la mano de obra.
70:1.12 (784.8) 5. La venganza era motivo de guerra cuando una tribu creía que otra tribu vecina había ocasionado la muerte de uno de los suyos. El luto se prolongaba hasta que se traía una cabeza a casa. La guerra de venganza ha estado bien vista hasta tiempos relativamente modernos.
70:1.13 (784.9) 6. La diversión. Para los jóvenes de aquellos primeros tiempos la guerra era una forma de entretenimiento. Cuando la paz se hacía agobiante, si no surgía ningún pretexto válido para justificar una guerra, las tribus vecinas acostumbraban a organizar combates semiamistosos. En esas escaramuzas recreativas disfrutaban de un simulacro de batalla.
70:1.14 (784.10) 7. La religión, la captación de conversos para el propio culto. Todas las religiones primitivas sancionaron la guerra. La religión solo ha empezado a ver la guerra con desagrado en tiempos recientes. Por desgracia, el clero antiguo solía estar aliado al poder militar. Una de las mayores iniciativas de todos los tiempos a favor de la paz ha sido el intento de separar la Iglesia del Estado.
70:1.15 (784.11) Aquellas tribus de antaño hacían siempre la guerra a petición de sus dioses y por orden de sus jefes o sus curanderos. Los hebreos creían en un «Dios de las batallas». El relato de su ataque a los madianitas es típico de la crueldad atroz de las antiguas guerras entre tribus; este asalto, con su matanza de todos los varones y el asesinato posterior de todos los niños varones y de las mujeres que no fueran vírgenes, habría hecho honor a los usos y costumbres de un cacique tribal de hace doscientos mil años. Pero todo ello se llevó a cabo «en nombre del Señor Dios de Israel».
70:1.16 (784.12) La presente narración describe la evolución de la sociedad —la resolución natural de los problemas de las razas— la forja por parte del hombre de su propio destino en el planeta. Tales atrocidades no están instigadas por la Deidad, a pesar de la tendencia del hombre a achacar la responsabilidad a sus dioses.
70:1.17 (784.13) La clemencia militar ha tardado en aparecer en la humanidad. Incluso cuando una mujer, Débora, regía a los hebreos, persistió la misma crueldad sistemática. Cuando su general venció a los gentiles «mandó pasar por la espada a todo el ejército; no quedó ni uno».
70:1.18 (785.1) Las armas envenenadas se utilizaron muy pronto en la historia de la raza. Se practicaron toda clase de mutilaciones. Saúl no dudó en exigir a David cien prepucios filisteos como dote por su hija Michal.
70:1.19 (785.2) En las primeras guerras peleaban tribus enteras, pero más adelante, cuando dos miembros de tribus diferentes tenían una disputa, se batían en duelo en vez de arrastrar a sus dos tribus a la batalla. Se estableció también la costumbre de que dos ejércitos eligieran a un representante de cada bando para jugarse el resultado en combate individual, como en el caso de David y Goliat.
70:1.20 (785.3) El primer refinamiento de la guerra fue la toma de prisioneros. Después se eximió a las mujeres de las hostilidades, y luego vino el reconocimiento de los no combatientes. No tardaron en desarrollarse castas militares y ejércitos permanentes para mantenerse a la altura de la creciente complejidad de los combates. Pronto se prohibió a estos guerreros asociarse con mujeres, y hace mucho que las mujeres dejaron de luchar, aunque siempre han alimentado y cuidado a los soldados y los han instado a la batalla.
70:1.21 (785.4) La práctica de declarar la guerra supuso un gran progreso. Esas declaraciones de la intención de combatir anunciaban la aparición de cierto sentido de imparcialidad, con el consiguiente desarrollo gradual de las reglas de la guerra «civilizada». Se hizo costumbre desde muy pronto no guerrear cerca de lugares religiosos, y posteriormente no hacerlo en ciertos días sagrados. Después llegó el reconocimiento general del derecho de asilo; los fugitivos políticos recibieron protección.
70:1.22 (785.5) La guerra fue evolucionando así desde la primitiva caza del hombre hasta el sistema algo más ordenado de las naciones «civilizadas» más recientes. Pero lleva mucho tiempo sustituir una actitud social hostil por otra amistosa.
70:2.1 (785.6) En edades pasadas una guerra feroz provocaba cambios sociales y facilitaba la adopción de ideas nuevas, cosa que no habría ocurrido naturalmente en diez mil años. El precio terrible que se pagaba por estas ventajas indudables de la guerra era el retroceso temporal de la sociedad al salvajismo; la razón civilizada tenía que abdicar. La guerra es una potente medicina, muy cara y extremadamente peligrosa; muchas veces cura ciertos males sociales, pero otras mata al paciente, destruye la sociedad.
70:2.2 (785.7) La necesidad de una defensa nacional permanente genera numerosos ajustes sociales más avanzados. La sociedad disfruta hoy de los beneficios de una larga lista de innovaciones útiles de origen exclusivamente militar, e incluso debe a la guerra la danza, una de cuyas primeras formas fue un ejercicio militar.
70:2.3 (785.8) La guerra ha tenido valor social para las civilizaciones pasadas porque:
70:2.4 (785.9) 1. Imponía disciplina, exigía cooperación.
70:2.5 (785.10) 2. Primaba el valor y la entereza.
70:2.6 (785.11) 3. Fomentaba y consolidaba el nacionalismo.
70:2.7 (785.12) 4. Destruía a los pueblos débiles y no aptos.
70:2.8 (785.13) 5. Acababa con la ilusión de la igualdad primitiva y estratificaba selectivamente la sociedad.
70:2.9 (785.14) La guerra ha tenido cierto valor evolutivo y selectivo, pero igual que la esclavitud, debe ser abandonada en su momento a medida que va progresando la civilización. Las guerras de antaño promovían los viajes y las relaciones culturales; para estos fines sirven ahora mejor los métodos modernos de transporte y comunicación. Las guerras de antaño fortalecían a las naciones, pero las luchas modernas quebrantan la cultura civilizada. La guerra antigua diezmaba a los pueblos inferiores; el resultado neto de los conflictos modernos es la destrucción selectiva de las mejores estirpes humanas. Las primeras guerras promovían la organización y la eficiencia, pero hoy es la industria moderna la que se plantea estos objetivos. En edades pasadas la guerra era un fermento social que empujaba a la civilización hacia adelante; en nuestros días este avance es fruto de la ambición y la invención. La guerra antigua sustentaba el concepto de un Dios de las batallas, pero al hombre moderno se le ha dicho que Dios es amor. La guerra ha cumplido muchos objetivos valiosos en el pasado, ha sido un andamiaje indispensable para la construcción de la civilización, pero va entrando rápidamente en bancarrota cultural al ser incapaz de producir los dividendos de un beneficio social que guarde cierta proporción con las terribles pérdidas que acarrea.
70:2.10 (786.1) Los médicos trataban en su día muchas enfermedades con sangrías, pero han descubierto desde entonces mejores remedios para la mayoría de esas afecciones. Del mismo modo, la sangría internacional de la guerra debe dar paso indiscutiblemente al descubrimiento de mejores métodos para curar los males de las naciones.
70:2.11 (786.2) Las naciones de Urantia han iniciado ya la batalla gigantesca entre el militarismo nacionalista y el industrialismo, y este conflicto es análogo en muchos aspectos a la lucha multisecular entre el pastor-cazador y el agricultor. Pero si el industrialismo ha de triunfar sobre el militarismo, debe evitar los peligros que lo acosan. Los peligros de la incipiente industria de Urantia son:
70:2.12 (786.3) 1. La fuerte deriva hacia el materialismo, la ceguera espiritual.
70:2.13 (786.4) 2. El culto al poder de la riqueza, la deformación de los valores.
70:2.14 (786.5) 3. Los vicios del lujo, la inmadurez cultural.
70:2.15 (786.6) 4. Los peligros cada vez mayores de la indolencia, la falta de espíritu de servicio.
70:2.16 (786.7) 5. El desarrollo de una molicie racial indeseable, el deterioro biológico.
70:2.17 (786.8) 6. La amenaza de una esclavitud industrial estandarizada, el estancamiento de la personalidad. El trabajo ennoblece, pero la monotonía laboral embota.
70:2.18 (786.9) El militarismo es autocrático y cruel, incluso salvaje. Promueve la organización social entre los conquistadores, pero desintegra a los vencidos. El industrialismo es más civilizado y debería desarrollarse de modo que promueva la iniciativa y aliente el individualismo. La sociedad debería fomentar la originalidad por todos los medios.
70:2.19 (786.10) No cometáis el error de glorificar la guerra; observad más bien lo que ha hecho por la sociedad, y así tendréis una imagen más precisa de lo que deben aportar sus sustitutos para que siga progresando la civilización. A falta de sustitutos adecuados, podéis estar seguros de que seguirá habiendo guerras durante mucho tiempo.
70:2.20 (786.11) El hombre no aceptará nunca la paz como forma normal de vida hasta que se haya convencido plena y reiteradamente de que la paz es lo mejor para su bienestar material, y hasta que la sociedad tenga el acierto de ofrecer sustitutos pacíficos que satisfagan su tendencia inherente a dar rienda suelta periódicamente al impulso colectivo que libera las energías y emociones constantemente acumuladas como parte de las reacciones del instinto de conservación de la especie humana.
70:2.21 (786.12) Pero, aunque sea de pasada, la guerra debería ser reconocida como la escuela de experiencia que obligó a una raza de individualistas arrogantes a someterse a la autoridad altamente concentrada de un jefe ejecutivo. La guerra a la antigua seleccionaba para el liderazgo a hombres de grandeza innata, pero la guerra moderna ya no lo hace. Para descubrir a sus líderes la sociedad debe recurrir ahora a las conquistas de la paz: la industria, la ciencia y el logro social.
70:3.1 (787.1) En la sociedad más primitiva la horda lo es todo; incluso los niños son propiedad común. La evolución de la familia sustituyó a la horda en la crianza de la prole, mientras que los clanes y las tribus emergentes ocuparon su lugar como unidad social.
70:3.2 (787.2) El apetito sexual y el amor de la madre establecen la familia. Pero el verdadero gobierno no aparece hasta que empiezan a formarse grupos suprafamiliares. En los tiempos de la horda anteriores a la familia, los líderes eran individuos elegidos de manera informal. Los bosquimanos africanos no han sobrepasado esa etapa primitiva; no tienen jefes en la horda.
70:3.3 (787.3) Las familias se fueron uniendo por lazos de sangre en agrupaciones de parientes o clanes, y estos evolucionaron hasta convertirse más tarde en tribus que eran ya comunidades territoriales. La guerra y la presión externa forzaron a los clanes de parientes a organizarse en tribus, pero fue el comercio y la industria lo que mantuvo unidos a esos primeros grupos primitivos con cierto grado de paz interna.
70:3.4 (787.4) Las organizaciones comerciales internacionales promoverán la paz en Urantia mucho más que todas las quimeras sentimentales de la planificación utópica de la paz. El desarrollo del lenguaje y los avances en los medios de transporte y comunicación han facilitado las relaciones comerciales.
70:3.5 (787.5) La carencia de un lenguaje común ha obstaculizado siempre el desarrollo de grupos pacíficos, pero el dinero se ha convertido en el lenguaje universal del comercio moderno. La sociedad moderna se mantiene unida en gran medida por el mercado industrial. El móvil del beneficio es un poderoso civilizador cuando está reforzado por el deseo de servir.
70:3.6 (787.6) En los primeros tiempos cada tribu estaba rodeada por círculos concéntricos crecientes de miedo y desconfianza, de ahí que fuera costumbre en su día matar a todos los desconocidos, y más adelante, esclavizarlos. La idea primitiva de la amistad significaba la adopción por el clan, y se creía que la pertenencia al clan sobrevivía a la muerte. Este fue uno de los primeros conceptos de vida eterna.
70:3.7 (787.7) La ceremonia de adopción consistía en beberse la sangre mutuamente. En algunos grupos se intercambiaba saliva en vez de sangre, y este es el origen antiguo del beso social. Todas las ceremonias de asociación, tanto bodas como adopciones, terminaban siempre en un festín.
70:3.8 (787.8) Más adelante la sangre se diluyó en vino tinto, y finalmente solo se bebió vino para sellar la ceremonia de adopción, que se simbolizaba con el chocar de las dos copas y se consumaba tragando el vino. Los hebreos emplearon una forma modificada de esta ceremonia de adopción. Sus antepasados árabes pronunciaban el juramento mientras la mano del candidato descansaba sobre el órgano generativo del nativo de la tribu. Los hebreos trataban a los extranjeros adoptados de forma amable y fraternal. «El forastero que more con vosotros será como uno nacido entre vosotros, y lo amaréis como a vosotros mismos.»
70:3.9 (787.9) «La amistad con los huéspedes» era una relación de hospitalidad temporal. Cuando el huésped se marchaba, se rompía un plato en dos y se daba uno de los trozos al amigo que partía para que sirviera de carta de presentación de un tercero que llegara de visita en el futuro. Era costumbre que los visitantes pagaran por su estancia contando sus viajes y aventuras. Los narradores de historias de antaño se hicieron tan populares que los usos y costumbres terminaron por prohibirles actuar durante las temporadas de caza o recolección.
70:3.10 (788.1) Los primeros tratados de paz fueron los «lazos de sangre». Los embajadores de paz de dos tribus en guerra se reunían, se presentaban sus respetos y procedían a pincharse la piel hasta sangrar; luego se chupaban mutuamente la sangre y declaraban la paz.
70:3.11 (788.2) Las primeras misiones de paz estaban compuestas por delegaciones de hombres que llevaban a sus mejores doncellas para la gratificación sexual de sus antiguos enemigos; el apetito sexual se utilizaba así para combatir el impulso bélico. La tribu honrada de esta forma devolvía la visita con su ofrenda de doncellas, con lo que la paz quedaba firmemente establecida y pronto se concertaban matrimonios entre las familias de los jefes.
70:4.1 (788.3) El primer grupo de paz fue la familia, luego el clan, la tribu y más tarde la nación, que se convertiría con el tiempo en el Estado territorial moderno. Es muy alentador comprobar que los grupos de paz de hoy en día se han ampliado desde hace mucho tiempo más allá de los lazos de sangre hasta englobar a las naciones, aunque las naciones de Urantia siguen gastando sumas inmensas en preparativos de guerra.
70:4.2 (788.4) Los clanes eran grupos unidos por lazos de sangre dentro de la tribu. Debían su existencia a ciertos intereses comunes como los siguientes:
70:4.3 (788.5) 1. Proceder de un ancestro común.
70:4.4 (788.6) 2. Compartir fidelidad a un mismo tótem religioso.
70:4.5 (788.7) 3. Hablar el mismo dialecto.
70:4.6 (788.8) 4. Compartir un lugar de residencia común.
70:4.7 (788.9) 5. Temer a los mismos enemigos.
70:4.8 (788.10) 6. Haber tenido una experiencia militar común.
70:4.9 (788.11) Los caciques del clan estaban siempre subordinados al jefe de la tribu, y los primeros gobiernos tribales fueron confederaciones informales de clanes. Los nativos australianos no han desarrollado nunca una forma de gobierno tribal.
70:4.10 (788.12) Los jefes de paz del clan solían regir por línea materna; los jefes de guerra de la tribu establecieron la línea paterna. Las cortes de los jefes tribales y de los primeros reyes estaban compuestas por los caciques de los clanes. El rey acostumbraba a convocarlos a su presencia varias veces al año para tenerlos vigilados y asegurarse mejor su cooperación. Los clanes desempeñaron un papel importante en el autogobierno local, pero retrasaron enormemente el desarrollo de naciones grandes y fuertes.
70:5.1 (788.13) Todas las instituciones humanas han tenido un comienzo, y el gobierno civil es producto de la evolución progresiva igual que el matrimonio, la industria y la religión. A partir de los primeros clanes y de las tribus primitivas se desarrollaron gradualmente los distintos tipos sucesivos de gobierno humano, que han ido apareciendo y desapareciendo hasta llegar a las formas de regulación civil y social que caracterizan al segundo tercio del siglo veinte.
70:5.2 (788.14) Con la emergencia gradual de las unidades familiares, las bases del gobierno se establecieron en la organización del clan, en la agrupación de familias consanguíneas. El primer cuerpo real de gobierno fue el consejo de ancianos. Este grupo regulador estaba compuesto por hombres de edad avanzada que se habían distinguido por su eficiencia en algún sentido. Hasta el hombre bárbaro supo apreciar pronto la sabiduría y la experiencia, y siguió un largo periodo de predominio de los ancianos. De esta gerontocracia oligárquica fue surgiendo gradualmente el concepto patriarcal.
70:5.3 (789.1) Los primeros consejos de ancianos contenían el potencial de todas las funciones gubernamentales: la ejecutiva, la legislativa y la judicial. Cuando el consejo interpretaba los usos y costumbres vigentes, era un tribunal; cuando establecía nuevos modos de uso social, era el órgano legislativo; en la medida en que hacía cumplir esos decretos y promulgaciones, era el ejecutivo. El presidente del consejo fue uno de los precursores del futuro jefe de tribu.
70:5.4 (789.2) Algunas tribus tuvieron consejos de mujeres, y muchas tribus tuvieron regidoras esporádicas. Ciertas tribus de hombres rojos conservaron las enseñanzas de Onamonalonton de acatar la normativa unánime del «consejo de los siete».
70:5.5 (789.3) Al ser humano le costó aprender que los debates no ganan las guerras ni construyen la paz. Las «palabrerías» primitivas casi nunca sirvieron para nada. La raza aprendió pronto que un ejército dirigido por un grupo de jefes de clan no tenía nada que hacer contra un ejército fuerte liderado por un solo hombre. La guerra siempre ha producido reyes.
70:5.6 (789.4) Al principio los jefes de guerra se elegían exclusivamente para la gestión militar y solían renunciar a parte de su autoridad en tiempos de paz, cuando sus funciones eran de carácter más bien social. Pero poco a poco fueron traspasando los límites de los intervalos de paz con tendencia a seguir gobernando de una guerra a la siguiente, y solían preferir que los periodos entre guerras no fueran demasiado largos. Esos primeros señores de la guerra no eran amantes de la paz.
70:5.7 (789.5) Más adelante se eligieron algunos jefes para funciones no militares, seleccionados por sus cualidades físicas o sus aptitudes personales sobresalientes. Los hombres rojos tenían a menudo dos grupos de jefes: los sachems o jefes de paz y los jefes de guerra hereditarios. Los regidores de paz eran también jueces y maestros.
70:5.8 (789.6) Algunas de las primeras comunidades fueron regidas por curanderos, que a menudo ejercían como jefes. Un solo hombre podía actuar como sacerdote, médico y jefe ejecutivo. Muchas veces las primeras insignias reales habían sido originalmente los símbolos o emblemas de las vestiduras sacerdotales.
70:5.9 (789.7) A través de estas etapas se fue desarrollando gradualmente la rama ejecutiva del gobierno. Los consejos de clan y de tribu continuaron en calidad de asesores y como precursores de las ramas legislativa y judicial que aparecerían después. En África existen hoy en día todas estas formas de gobierno primitivo entre las varias tribus.
70:6.1 (789.8) El gobierno estatal efectivo no apareció hasta que hubo un jefe con plena autoridad ejecutiva. El hombre descubrió que solo se podía lograr un gobierno efectivo confiriendo el poder a una personalidad, no apoyando una idea.
70:6.2 (789.9) La soberanía nació de la idea de la autoridad o riqueza de la familia. Cuando un reyezuelo patriarcal se convertía en un verdadero rey, a veces era llamado «padre de su pueblo». Más adelante se pensó que los reyes habían surgido de los héroes. Y más tarde aún, la soberanía se hizo hereditaria como resultado de la creencia en el origen divino de los reyes.
70:6.3 (789.10) La realeza hereditaria evitó la anarquía que tantos estragos había causado hasta entonces entre la muerte de un rey y la elección de su sucesor. La familia tenía un cabeza biológico; el clan, un líder natural seleccionado; la tribu, y posteriormente el Estado, no tenían ningún líder natural, y esta fue una razón añadida para hacer hereditarios a los jefes-reyes. La idea de las familias reales y de la aristocracia se basó también en los usos y costumbres de la «posesión del nombre» en los clanes.
70:6.4 (790.1) La sucesión de los reyes llegó a considerarse como sobrenatural, pues se pensaba que la sangre real se remontaba a los tiempos del equipo materializado del príncipe Caligastia. Los reyes se convirtieron así en personalidades fetiche que inspiraban un temor desmesurado, por lo que se adoptó una forma especial de lenguaje para uso de la corte. Incluso en tiempos recientes se ha creído que el toque de los reyes curaba enfermedades, y algunos pueblos de Urantia siguen creyendo en el origen divino de sus soberanos.
70:6.5 (790.2) Era frecuente mantener recluidos a los primeros reyes fetiche; se consideraban demasiado sagrados como para ser vistos, excepto en días de fiesta y en los días sagrados. Se solía elegir a un representante para hacerse pasar por él, y este es el origen de los primeros ministros. El primer miembro de un gabinete de gobierno fue un administrador de alimentos al que se unieron enseguida los otros cargos. Los soberanos nombraron pronto representantes encargados del comercio y de la religión, y el desarrollo del gabinete fue un paso directo hacia la despersonalización de la autoridad ejecutiva. Estos asistentes de los primeros reyes se convirtieron en la nobleza reconocida, y la esposa del rey ascendió gradualmente a la dignidad de reina a medida que fue aumentado la estima por la mujer.
70:6.6 (790.3) Los soberanos sin escrúpulos ganaron mucho poder cuando se descubrió el veneno. La magia de las primeras cortes era diabólica, y los enemigos del rey no tardaban en morir. Pero hasta el tirano más despótico estaba sometido a algunas restricciones, aunque solo fuera por el miedo inevitable a ser asesinado. Los curanderos, los hechiceros y los sacerdotes han sido siempre un poderoso freno para los reyes. Más tarde, los terratenientes —la aristocracia— ejercieron una influencia restrictiva, y de tiempo en tiempo los clanes y las tribus se sublevaban directamente y derrocaban a sus déspotas y tiranos. Cuando el soberano depuesto era condenado a muerte, a menudo se le daba la opción de suicidarse, y esto dio origen a la antigua moda social del suicidio en ciertas circunstancias.
70:7.1 (790.4) La consanguinidad determinó los primeros grupos sociales. Los clanes de parientes se ampliaron por asociación. Los matrimonios mixtos fueron el siguiente paso en la ampliación de los grupos, y la tribu compleja resultante fue el primer organismo verdaderamente político. El siguiente avance en el desarrollo social fue la evolución de los cultos religiosos y los clubes políticos. Estos aparecieron por primera vez como sociedades secretas de origen enteramente religioso que más tarde se volverían regulativas. Al principio eran clubes de hombres y luego aparecieron grupos de mujeres. Enseguida se dividieron en dos clases: sociopolíticos y místico-religiosos.
70:7.2 (790.5) Había muchas razones para mantener el secreto de estas sociedades, entre ellas las siguientes:
70:7.3 (790.6) 1. El miedo a la reprobación de los regidores por violar algún tabú.
70:7.4 (790.7) 2. La práctica de ritos religiosos minoritarios.
70:7.5 (790.8) 3. La intención de preservar valiosos secretos del «espíritu» o del comercio.
70:7.6 (790.9) 4. El disfrute de algún hechizo o magia especial.
70:7.7 (790.10) El hecho mismo de que estas sociedades fueran secretas confería a todos sus miembros el poder del misterio sobre el resto de la tribu. El secreto atrae también la vanidad; los iniciados eran la aristocracia social de la época. Los muchachos cazaban con los hombres tras su iniciación, mientras que antes habían recogido hortalizas con las mujeres. Y la humillación suprema, la deshonra ante la tribu, era no conseguir pasar las pruebas de la pubertad y verse obligado a quedarse fuera de la morada de los hombres, junto con las mujeres y los niños, y ser considerado un afeminado. Además los no iniciados no estaban autorizados a casarse.
70:7.8 (791.1) Los pueblos primitivos enseñaron muy pronto a sus adolescentes el control sexual. Se estableció la costumbre de separar a los varones jóvenes de sus padres desde la pubertad hasta el matrimonio y confiar su formación y educación a las sociedades secretas de hombres. Una de las funciones principales de estos clubes era controlar a los adolescentes para evitar hijos ilegítimos.
70:7.9 (791.2) La prostitución comercializada se introdujo cuando estos clubes de hombres empezaron a comprar con dinero el uso de mujeres de otras tribus. Sin embargo, cabe destacar que los grupos más primitivos no cayeron en la laxitud sexual.
70:7.10 (791.3) La ceremonia de iniciación a la pubertad solía abarcar un periodo de cinco años. Había mucha autotortura con cortes dolorosos en esas ceremonias. La circuncisión se practicó por primera vez como rito de iniciación en una de esas fraternidades secretas. Las marcas tribales se grababan en el cuerpo como parte de la iniciación a la pubertad; el tatuaje se originó así como símbolo de pertenencia. El objetivo de tales torturas, unidas a muchas privaciones, era endurecer a los jóvenes e inculcarles la realidad de la vida con sus inevitables penurias. Este objetivo se logra mejor con los juegos atléticos y las competiciones físicas que aparecieron más tarde.
70:7.11 (791.4) Pero las sociedades secretas buscaban realmente mejorar la moralidad de los adolescentes. Uno de los objetivos principales de las ceremonias de pubertad era inculcar en el muchacho que debía dejar en paz a las esposas de los demás.
70:7.12 (791.5) Después de estos rigurosos años de disciplina y formación, y justo antes del matrimonio, se solía dejar a los jóvenes un breve periodo de asueto y libertad del que volvían para casarse y someterse a los tabúes tribales para el resto de su vida. Esta costumbre antigua ha perdurado hasta los tiempos modernos en la idea insensata de «correrla mientras se es joven».
70:7.13 (791.6) Muchas tribus posteriores sancionaron la formación de clubes secretos de mujeres con el objeto de preparar a las muchachas adolescentes para ser esposas y madres. Después de la iniciación las jóvenes eran aptas para el matrimonio y se les permitía asistir a la «presentación de novias», la fiesta de presentación en sociedad de aquellos días. Pronto aparecieron órdenes de mujeres que se comprometían a no casarse.
70:7.14 (791.7) No tardaron en aparecer clubes no secretos cuando grupos de hombres solteros y grupos de mujeres no comprometidas formaron sus organizaciones separadas. Estas asociaciones fueron en realidad las primeras escuelas. Y aunque los clubes de hombres y de mujeres acostumbraban a perseguirse mutuamente, algunas tribus avanzadas que habían estado en contacto con los maestros de Dalamatia hicieron experimentos de coeducación con internados para ambos sexos.
70:7.15 (791.8) Las sociedades secretas contribuyeron a la formación de castas sociales debido principalmente al carácter misterioso de sus iniciaciones. Los miembros de estas sociedades empezaron a ponerse máscaras para ahuyentar a los curiosos de sus ritos de duelo (el culto a los antepasados). Este ritual se transformó más tarde en pseudosesiones de espiritismo en las que supuestamente aparecían fantasmas. Las sociedades antiguas del «nuevo nacimiento» utilizaban signos y empleaban un lenguaje secreto especial, además de renunciar a ciertos alimentos y bebidas. Actuaban como policía nocturna y ejercían una amplia actividad en el terreno social.
70:7.16 (792.1) Todas las asociaciones secretas imponían un juramento, encarecían confianza y enseñaban a guardar secretos. Estos grupos intimidaban y controlaban a las turbas; actuaban también como sociedades de vigilancia y practicaban la ley del linchamiento. Fueron los primeros espías en tiempos de guerra y la primera policía secreta en tiempos de paz. Lo mejor de todo era que mantenían a los reyes desaprensivos en estado de inquietud permanente. Los reyes montaron su propia policía secreta para contrarrestarlos.
70:7.17 (792.2) Estas sociedades dieron origen a los primeros partidos políticos. El primer gobierno de partido fue el de «los fuertes» contra «los débiles». En los tiempos antiguos, solo se producía un cambio de gobierno después de una guerra civil, prueba sobrada de que los débiles se habían convertido en fuertes.
70:7.18 (792.3) Los mercaderes utilizaban estos clubes para cobrar sus deudas y los gobernantes para recaudar sus impuestos. El sistema impositivo ha supuesto una larga lucha, una de cuyas primeras formas fue el diezmo, un décimo de la caza o del botín. Los impuestos se gravaban originalmente para mantener la casa del rey, pero se descubrió que eran más fáciles de recaudar cuando se disfrazaban como ofrenda para sostener el servicio del templo.
70:7.19 (792.4) Estas asociaciones secretas no tardaron en convertirse en las primeras organizaciones de beneficencia y después pasaron a ser las primeras sociedades religiosas, las precursoras de las Iglesias. Finalmente, algunas de estas sociedades se hicieron intertribales y constituyeron las primeras fraternidades internacionales.
70:8.1 (792.5) La desigualdad mental y física de los seres humanos provoca la aparición de las clases sociales. Los únicos mundos sin estratos sociales son los más primitivos y los más avanzados. Una civilización naciente no ha iniciado aún la diferenciación de los niveles sociales, mientras que un mundo establecido en luz y vida ha borrado en gran medida esas divisiones de la humanidad tan características de todas las etapas evolutivas intermedias.
70:8.2 (792.6) A medida que la sociedad emergía del salvajismo hacia la barbarie, sus componentes humanos tendieron a agruparse en clases por las siguientes razones generales:
70:8.3 (792.7) 1. Naturales: contacto, parentesco y matrimonio. Las primeras distinciones sociales se basaron en el sexo, la edad y la sangre (el parentesco con el jefe).
70:8.4 (792.8) 2. Personales: el reconocimiento de la aptitud, la resistencia, la habilidad y la fortaleza. Siguió pronto el reconocimiento del dominio del lenguaje, del saber y de la inteligencia en general.
70:8.5 (792.9) 3. Fortuitas: la guerra y la emigración separaron a los grupos humanos. Las conquistas, las relaciones entre vencedores y vencidos, influyeron poderosamente en la evolución de las clases, mientras que la esclavitud provocó la primera división general de la sociedad en libres y cautivos.
70:8.6 (792.10) 4. Económicas: ricos y pobres. La riqueza y la posesión de esclavos generó una de las clases de la sociedad.
70:8.7 (792.11) 5. Geográficas: las clases surgieron como resultado de los asentamientos urbanos o rurales. El campo y la ciudad han contribuido respectivamente a diferenciar a pastores y agricultores y de industriales y comerciantes, con sus reacciones y puntos de vista divergentes.
70:8.8 (792.12) 6. Sociales: las clases se han formado gradualmente según la apreciación popular del valor social de los distintos grupos. Entre las primeras divisiones de este tipo figuran las delimitaciones entre maestros-sacerdotes, guerreros-gobernantes, comerciantes-capitalistas, obreros comunes y esclavos. El esclavo no podía convertirse nunca en capitalista, en cambio el asalariado podía acceder algunas veces a las filas capitalistas.
70:8.9 (793.1) 7. Profesionales: las profesiones tendían a establecer castas y gremios a medida que se multiplicaban. Los trabajadores se dividieron en tres grupos. En primer lugar las clases de los profesionales incluidos los curanderos, luego los trabajadores especializados y por último los obreros no especializados.
70:8.10 (793.2) 8. Religiosas: las primeras asociaciones de culto crearon sus propias clases dentro de los clanes y las tribus, y se han perpetuando desde hace mucho tiempo como grupo social aparte por la piedad y el misticismo de sus sacerdotes.
70:8.11 (793.3) 9. Raciales: la presencia de dos o más razas dentro de una misma nación o unidad territorial produce habitualmente castas de color. El sistema original de castas de la India se basaba en el color, igual que el del primer Egipto.
70:8.12 (793.4) 10. Edad: juventud y madurez. Entre las tribus el muchacho permanecía bajo la custodia de su padre mientras este viviera y la muchacha quedaba al cuidado de su madre hasta que se casaba.
70:8.13 (793.5) Unas clases sociales flexibles y cambiantes son indispensables para la evolución de la civilización, pero cuando la clase se convierte en casta, cuando se petrifican los niveles sociales, se produce un aumento de la estabilidad social a costa de una pérdida de iniciativa personal. La casta social resuelve el problema de poner a cada uno en su lugar dentro del sistema productivo, pero reduce el desarrollo del individuo de forma radical y anula prácticamente la cooperación social.
70:8.14 (793.6) Las clases de la sociedad se formaron naturalmente, y por ello persistirán hasta que el hombre consiga eliminarlas gradualmente por evolución mediante la manipulación inteligente de los recursos biológicos, intelectuales y espirituales de una civilización en vías de progreso, por ejemplo:
70:8.15 (793.7) 1. La renovación biológica de las estirpes raciales, la exclusión selectiva de las cepas humanas inferiores. Esto contribuirá a erradicar muchas desigualdades entre los mortales.
70:8.16 (793.8) 2. La educación de los cerebros más potentes que resulten de ese mejoramiento biológico.
70:8.17 (793.9) 3. La estimulación religiosa de los sentimientos de parentesco y hermandad entre los mortales.
70:8.18 (793.10) Estas medidas solo podrán dar sus verdaderos frutos en los lejanos milenios del futuro, y sin embargo la manipulación inteligente, sabia y paciente de estos factores aceleradores del progreso cultural producirá muchas mejoras sociales inmediatas. La religión es la poderosa palanca que eleva a la civilización a partir del caos, pero no puede funcionar sin el fulcro de una mente sana y normal firmemente asentada sobre una herencia sana y normal.
70:9.1 (793.11) La naturaleza no confiere derechos al hombre, solo vida y un mundo donde vivirla. La naturaleza no confiere ni siquiera el derecho a vivir. Para confirmarlo basta con imaginar la probable suerte de un hombre desarmado que se encontrara cara a cara con un tigre hambriento en el bosque primitivo. El don fundamental de la sociedad al hombre es la seguridad.
70:9.2 (793.12) La sociedad ha ido afirmando gradualmente sus derechos. En el momento presente son los siguientes:
70:9.3 (793.13) 1. La garantía del suministro de alimentos.
70:9.4 (793.14) 2. La defensa militar; la seguridad preventiva.
70:9.5 (793.15) 3. El mantenimiento de la paz interna; la prevención de la violencia personal y del desorden social.
70:9.6 (794.1) 4. El control sexual; el matrimonio, la institución de la familia.
70:9.7 (794.2) 5. La propiedad; el derecho a poseer.
70:9.8 (794.3) 6. El fomento de la competencia individual y colectiva.
70:9.9 (794.4) 7. Las disposiciones para la educación y formación de la juventud.
70:9.10 (794.5) 8. La promoción de la industria y el comercio; el desarrollo industrial.
70:9.11 (794.6) 9. La mejora de las condiciones y remuneraciones laborales.
70:9.12 (794.7) 10. La libertad garantizada de la práctica religiosa para que todas las demás actividades sociales se vean ensalzadas por una motivación espiritual.
70:9.13 (794.8) Cuando los derechos son tan antiguos que se desconoce su origen se denominan a menudo derechos naturales. Pero los derechos humanos no son realmente naturales; son enteramente sociales. Son relativos y están en cambio constante, pues no son más que las reglas del juego, es decir, los ajustes aceptados de las relaciones que rigen los fenómenos siempre cambiantes de la competencia humana.
70:9.14 (794.9) Lo considerado como correcto en una época puede no serlo en otra. La supervivencia de un gran número de deficientes y degradados no se debe a que tengan ningún derecho natural a sobrecargar la civilización del siglo veinte, sino simplemente a que la sociedad de esta época, sus usos y costumbres, así lo decretan.
70:9.15 (794.10) Había pocos derechos humanos reconocidos en la Europa medieval. Todo hombre pertenecía a alguien en aquella época, y los derechos no eran más que privilegios o favores concedidos por la Iglesia o el Estado. Pero la revuelta nacida de este error fue igualmente errónea, pues condujo a la creencia de que todos los hombres nacen iguales.
70:9.16 (794.11) Los débiles y los inferiores han luchado siempre por la igualdad de derechos; han insistido siempre en que el Estado obligue al fuerte y superior a satisfacer sus necesidades y a compensar por otros medios las deficiencias que, con demasiada frecuencia, son el resultado natural de su propia indiferencia e indolencia.
70:9.17 (794.12) Pero este ideal de igualdad es hijo de la civilización; no existe en la naturaleza. La propia cultura muestra concluyentemente la desigualdad innata de los hombres reflejada en la gran desigualdad de sus capacidades culturales. La materialización repentina y no evolutiva de una supuesta igualdad natural haría retroceder rápidamente al hombre civilizado a los usos rudimentarios de las edades primitivas. La sociedad no puede ofrecer los mismos derechos a todos, pero puede prometer administrar los diversos derechos de cada uno de forma justa e imparcial. Es incumbencia y obligación de la sociedad proporcionar al hijo de la naturaleza una oportunidad pacífica y equitativa de sustentarse, de perpetuarse y de disfrutar al mismo tiempo de cierto grado de satisfacción, tres cosas que sumadas constituyen la felicidad humana.
70:10.1 (794.13) La justicia natural es una teoría elaborada por el hombre; no es una realidad. En la naturaleza la justicia es puramente teórica, totalmente ficticia. La naturaleza no ofrece más que un tipo de justicia: la conformidad inevitable de los resultados con las causas.
70:10.2 (794.14) La justicia tal como la concibe el hombre significa hacer valer los derechos de cada uno y es, por lo tanto, producto de una evolución progresiva. El concepto de justicia bien podría ser constitutivo de una mente dotada de espíritu, pero no nace plenamente desarrollado en los mundos del espacio.
70:10.3 (794.15) El hombre primitivo atribuía todos los fenómenos a una persona. En caso de muerte, el salvaje no preguntaba qué lo mató, sino quién. Por consiguiente, no se reconocía el homicidio accidental, y en el castigo del crimen nunca se tomaba en consideración el móvil del criminal. La sentencia se dictaba según el daño causado.
70:10.4 (795.1) En las primeras sociedades primitivas la opinión pública actuaba directamente; no hacían falta agentes de la ley. En la vida primitiva no había privacidad. Los vecinos de un hombre eran responsables de su conducta y tenían, por lo tanto, derecho a entrometerse en sus asuntos personales. La sociedad se reguló sobre la teoría de que el colectivo de los miembros del grupo debía interesarse por la conducta de cada individuo y controlarla en cierta medida.
70:10.5 (795.2) Desde muy pronto se creyó que los fantasmas administraban justicia a través de los curanderos y los sacerdotes. Estos grupos se convirtieron así en los primeros descubridores de crímenes y agentes de la ley. Sus primeros métodos de descubrir crímenes consistían en organizar ordalías de veneno, fuego y dolor. Esas ordalías salvajes no eran más que procedimentos rudimentarios de arbitraje y no dirimían con justicia los litigios. Por ejemplo, si el acusado vomitaba el veneno que le administraban, era declarado inocente.
70:10.6 (795.3) El Antiguo Testamento relata una de esas ordalías, una prueba de culpabilidad matrimonial. Si un hombre sospechaba que su esposa le era infiel, la llevaba ante el sacerdote y exponía sus sospechas. Entonces el sacerdote preparaba un brebaje compuesto de agua bendita y barreduras del suelo del templo, y tras la debida ceremonia que incluía amenazadoras maldiciones, se le hacía beber la repugnante pócima a la esposa acusada. Si era culpable, «el agua que causa la maldición entrará en ella y se volverá amarga y su vientre se hinchará y sus muslos se pudrirán, y la mujer será maldita entre su pueblo». Si por alguna casualidad una mujer podía tragarse el asqueroso bebedizo sin mostrar síntomas de enfermedad física, quedaba absuelta de los cargos presentados por su celoso marido.
70:10.7 (795.4) Estos atroces métodos de detección de crímenes fueron practicados por casi todas las tribus en un momento u otro de su evolución. Batirse en duelo es un vestigio moderno del juicio por ordalía.
70:10.8 (795.5) No es de extrañar que los hebreos y otras tribus semicivilizadas utilizaran esos procedimientos primitivos de administración de justicia hace tres mil años, pero parece increíble que hombres eruditos conservaran posteriormente semejante reliquia de la barbarie en las páginas de una recopilación de escritos sagrados. Debería bastar con una simple reflexión para dejar bien patente que ningún ser divino dio nunca al hombre mortal instrucciones tan injustas sobre la detección y el enjuiciamiento de supuestas infidelidades matrimoniales.
70:10.9 (795.6) La sociedad adoptó pronto la actitud vengativa de la represalia: ojo por ojo, vida por vida. Todas las tribus en vías de evolución reconocieron este derecho a la venganza sangrienta. La venganza se convirtió en el objetivo de la vida primitiva, pero desde entonces la religión ha modificado considerablemente aquellas primeras prácticas tribales. Los maestros de la religión revelada han proclamado siempre: «‘Mía es la venganza’, dice el Señor». El homicidio por venganza de los primeros tiempos no era muy distinto de los asesinatos que se cometen hoy en día bajo el pretexto de una ley no escrita.
70:10.10 (795.7) El suicidio era una forma corriente de represalia. Cuando alguien no había podido vengarse en vida, moría con la creencia de que podría regresar como fantasma a descargar su cólera sobre su enemigo. Esta creencia estaba muy generalizada, por eso la amenaza de suicidarse en el umbral de un enemigo solía ser suficiente para hacerle entrar en razón. El hombre primitivo no tenía mucho aprecio por la vida. El suicidio por nimiedades era frecuente, pero las enseñanzas de los dalamatianos redujeron considerablemente esta costumbre, y en tiempos más recientes, el ocio, las comodidades, la religión y la filosofía se han unido para endulzar la vida y hacerla más deseable. Sin embargo, las huelgas de hambre son un equivalente moderno de aquel antiguo método de represalia.
70:10.11 (796.1) Una de las primeras manifestaciones de progreso de la ley tribal consistió en asumir la enemistad sangrienta como asunto de la tribu. Pero por extraño que parezca, incluso entonces un hombre podía matar a su esposa sin ser castigado siempre que hubiera pagado por ella del todo. Sin embargo, los esquimales de hoy en día dejan aún que el castigo de un delito, incluso de un asesinato, lo decrete y administre la familia agraviada.
70:10.12 (796.2) Otro adelanto fue la imposición de multas por violación de tabúes, el establecimiento de sanciones. Esas multas constituyeron las primeras rentas públicas. La práctica de pagar «dinero de sangre» se puso también de moda como sustituto de la venganza de sangre. Los daños correspondientes se solían pagar en mujeres o en ganado; pasó mucho tiempo antes de que se establecieran multas reales, compensaciones monetarias, como castigo por los crímenes. Puesto que la noción de castigo era esencialmente una compensación, todas las cosas, incluyendo la vida humana, terminaron teniendo un precio que se podía pagar como daños y perjuicios. Los hebreos fueron los primeros en abolir la práctica de pagar dinero de sangre. Moisés enseñó que no se debía «recibir reparación a cambio de la vida de un asesino culpable de homicidio; debe ser necesariamente ejecutado».
70:10.13 (796.3) La justicia fue ejercida primero por la familia, luego por el clan y más tarde por la tribu. La administración de verdadera justicia data del momento en que se sustrajo la venganza a los grupos privados de parientes y se depositó en manos del grupo social, el Estado.
70:10.14 (796.4) El castigo de quemar vivo fue práctica común en su día. Muchos regidores antiguos, Hamurabi y Moisés entre ellos, lo reconocieron. Este último decretó el castigo por la hoguera para muchos crímenes, en especial los de naturaleza sexual grave. Si «la hija de un sacerdote» o de otro ciudadano destacado se daba a la prostitución pública, los hebreos tenían por costumbre «quemarla en el fuego».
70:10.15 (796.5) La traición —el hecho de «vender» o delatar a los compañeros de tribu— fue el primer crimen capital. El robo de ganado se castigaba universalmente con la muerte sumaria, y así se ha castigado incluso recientemente el robo de caballos. Pero con el paso del tiempo se aprendió que la severidad del castigo no era tan disuasoria contra el crimen como la certeza y rapidez de su ejecución.
70:10.16 (796.6) Cuando la sociedad no logra castigar los crímenes, el resentimiento del grupo suele imponerse en forma de linchamientos. El establecimiento de santuarios proporcionó un refugio donde escapar de estos arrebatos de furia colectiva. El linchamiento y los duelos representan la resistencia del individuo a poner en manos del Estado su desagravio privado.
70:11.1 (796.7) Marcar con nitidez la distinción entre los usos y costumbres y las leyes es tan difícil como determinar en qué momento exacto del amanecer el día sucede a la noche. Los usos y costumbres son leyes y reglamentaciones en gestación. Cuando llevan mucho tiempo establecidos, los usos y costumbres no definidos tienden a cristalizar en leyes precisas, reglamentaciones concretas y convenciones sociales bien definidas.
70:11.2 (796.8) Al principio la ley es siempre negativa y prohibitiva; con el avance de las civilizaciones se va haciendo cada vez más positiva y directiva. Las primeras sociedades funcionaban negativamente: aseguraban el derecho a vivir del individuo imponiendo a todos los demás el mandamiento de «no matarás». Toda concesión de derechos o libertades al individuo implica una restricción de las libertades de todos los demás, y esto se lleva a cabo mediante el tabú, la ley primitiva. Todo el concepto de tabú es intrínsecamente negativo, pues la sociedad primitiva fue totalmente negativa en su organización, y la primera justicia consistió en imponer tabúes. En origen, esas leyes se aplicaban solo a los miembros de la tribu, como se observa más tarde en los hebreos, que tenían un código ético distinto para tratar con los gentiles.
70:11.3 (797.1) El juramento se introdujo en los tiempos de Dalamatia con objeto de reforzar la veracidad de los testimonios. Aquellos juramentos consistían en pronunciar una maldición sobre uno mismo. Ningún individuo habría testificado antaño en contra de su grupo nativo.
70:11.4 (797.2) El crimen era un ataque contra los usos y costumbres de la tribu, el pecado era la transgresión de los tabúes sancionados por los fantasmas, y durante mucho tiempo el crimen y el pecado se confundieron.
70:11.5 (797.3) El interés personal estableció el tabú sobre el asesinato, la sociedad lo santificó dentro de los usos y costumbres tradicionales, mientras que la religión consagró la costumbre como ley moral, y así se combinaron estos tres factores para hacer la vida humana más segura y más sagrada. En aquellos primeros tiempos, la sociedad no habría podido mantenerse si los derechos no hubieran sido sancionados por la religión; la superstición fue la policía moral y social de las largas edades evolutivas. Todos los antiguos reivindicaban que sus leyes antiguas, los tabúes, habían sido dictadas por los dioses a sus antepasados.
70:11.6 (797.4) La ley es un registro codificado de la larga experiencia humana, una cristalización y legalización de la opinión pública. Los usos y costumbres fueron la materia prima de experiencia acumulada a partir de la cual las mentes gobernantes posteriores formularon las leyes escritas. El juez antiguo no tenía leyes. Cuando dictaba una decisión decía simplemente: «Es costumbre».
70:11.7 (797.5) La referencia a la jurisprudencia en los fallos judiciales representa el esfuerzo de los jueces por adaptar las leyes escritas a las condiciones cambiantes de la sociedad. Esto asegura una adaptación progresiva a los cambios sociales unida a la respetabilidad de la continuidad tradicional.
70:11.8 (797.6) Había muchas formas de dirimir las disputas sobre la propiedad, entre ellas:
70:11.9 (797.7) 1. Destruir la propiedad disputada.
70:11.10 (797.8) 2. Por la fuerza, un combate entre las partes.
70:11.11 (797.9) 3. Por arbitraje de un tercero.
70:11.12 (797.10) 4. Apelar a los ancianos y más tarde a los tribunales.
70:11.13 (797.11) Los primeros tribunales fueron encuentros pugilísticos reglamentados. Los jueces eran meros árbitros encargados de que la pelea se desarrollara según las normas aprobadas. Antes de entablar un combate ante el tribunal, ambos contendientes hacían un depósito al juez para pagar los costes y la multa tras la derrota de uno de ellos. «La fuerza daba todavía la razón.» Más adelante los golpes físicos fueron sustituidos por debates verbales.
70:11.14 (797.12) El objetivo de la justicia primitiva no era tanto ejercer la equidad como zanjar la contienda y evitar así el desorden público y la violencia privada. Al hombre primitivo no le molestaba gran cosa lo que hoy se consideraría como una injusticia; se daba por sentado que los que tenían poder lo emplearían a su favor. En cualquier caso, el estatus de cualquier civilización queda determinado con mucha exactitud por la equidad y eficacia de sus tribunales, y la integridad de sus jueces.
70:12.1 (797.13) En la evolución del gobierno, la lucha principal ha estado relacionada con la concentración del poder. Los administradores del universo han aprendido por experiencia que un gobierno civil de tipo representativo regula mejor a los pueblos evolutivos de los mundos habitados cuando se mantiene un adecuado equilibrio de poder entre las ramas ejecutiva, legislativa y judicial y una buena coordinación entre ellas.
70:12.2 (798.1) El gobierno ideal es un sistema representativo cuyo liderazgo se basa en la aptitud, pero la autoridad primitiva estuvo basada en la fuerza, en el poder físico. En los días de la barbarie la guerra estaba demasiado generalizada como para permitir el funcionamiento efectivo de un gobierno representativo. En la larga lucha entre la división de poderes y el mando único, ganó el dictador. Los poderes iniciales y difusos del primitivo consejo de ancianos se fueron concentrando gradualmente en la persona del monarca absoluto. Tras la aparición de verdaderos reyes, los grupos de ancianos persistieron como cuerpos consultivos de carácter cuasi legislativo-judicial. Más tarde aparecieron las asambleas legislativas con el mismo rango y finalmente se establecieron los tribunales supremos de justicia separados de los cuerpos legislativos.
70:12.3 (798.2) Los reyes eran los ejecutores de los usos y costumbres que conformaban la ley original o no escrita. Más tarde impusieron las promulgaciones legislativas como la cristalización de la opinión pública. La asamblea popular como expresión de la opinión pública tardó en aparecer, pero cuando lo hizo supuso un gran avance social.
70:12.4 (798.3) Los primeros reyes estaban muy limitados por los usos y costumbres plasmados en la tradición o en la opinión pública. En tiempos recientes algunas naciones de Urantia han codificado esos usos y costumbres como bases documentales de gobierno.
70:12.5 (798.4) Los mortales de Urantia tienen derecho a la libertad. Les corresponde crear sus sistemas de gobierno; deben adoptar sus constituciones u otros fueros de autoridad civil y procedimiento administrativo. Hecho esto, deben seleccionar a sus compañeros más dignos y competentes como jefes ejecutivos. Como representantes de la rama legislativa solo deben elegir a quienes estén intelectual y moralmente cualificados para cumplir con tan sagradas responsabilidades, y como jueces de sus tribunales superiores y supremos, solo a quienes estén dotados de aptitud natural y posean la sabiduría de una amplia experiencia.
70:12.6 (798.5) Si los hombres quieren conservar su libertad, una vez elegida su carta de libertad, deben poner los medios para que sea interpretada de forma sabia, audaz e inteligente con el objeto de impedir:
70:12.7 (798.6) 1. La usurpación de un poder injustificado bien por la rama ejecutiva o bien por la legislativa.
70:12.8 (798.7) 2. Las maquinaciones de agitadores ignorantes y supersticiosos.
70:12.9 (798.8) 3. El retraso del progreso científico.
70:12.10 (798.9) 4. El estancamiento en la mediocridad imperante.
70:12.11 (798.10) 5. La dominación por parte de minorías agresivas.
70:12.12 (798.11) 6. La toma de control por parte de hábiles y ambiciosos aspirantes a dictadores.
70:12.13 (798.12) 7. Los desastrosos trastornos producidos por el pánico.
70:12.14 (798.13) 8. La explotación por parte de personas sin escrúpulos.
70:12.15 (798.14) 9. La esclavización tributaria de los ciudadanos por el Estado.
70:12.16 (798.15) 10. La falta de equidad social y económica.
70:12.17 (798.16) 11. La unión de la Iglesia y el Estado.
70:12.18 (798.17) 12. La pérdida de la libertad personal.
70:12.19 (798.18) Este es el objetivo y la razón de ser de los tribunales constitucionales que actúan como reguladores de los mecanismos del gobierno representativo de un mundo evolutivo.
70:12.20 (799.1) La lucha de la humanidad por perfeccionar el gobierno de Urantia consiste en optimizar los canales de la administración, adaptarlos a las necesidades variables de cada momento, mejorar la distribución del poder dentro del gobierno y, acto seguido, elegir líderes administrativos verdaderamente sabios. Es cierto que existe una forma de gobierno divina e ideal, pero no puede ser revelada sino que debe ser descubierta lenta y laboriosamente por los hombres y mujeres de cada planeta en todos los universos del tiempo y el espacio.
70:12.21 (799.2) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 71
71:0.1 (800.1) EL Estado es una evolución útil de la civilización; representa el beneficio neto que ha obtenido la sociedad de los estragos y sufrimientos de la guerra. Incluso el arte de gobernar no es más que la técnica acumulada de ajustar las fuerzas rivales de tribus y naciones que compiten entre sí.
71:0.2 (800.2) El Estado moderno es la institución que sobrevivió tras la larga lucha por el poder en el grupo. El poder superior prevaleció a la larga y produjo una criatura de hecho —el Estado— junto con el mito moral de la obligación absoluta del ciudadano de vivir y morir por el Estado. Pero el Estado no es de génesis divina, ni siquiera es producto de una acción volitiva inteligente del hombre. Es una institución puramente evolutiva y su origen fue enteramente automático.
71:1.1 (800.3) El Estado es una organización reguladora social y territorial. El Estado más fuerte, más eficiente y más duradero es el que está compuesto por una sola nación cuyo pueblo comparte la misma lengua, las mismas instituciones y los mismos usos y costumbres.
71:1.2 (800.4) Los primeros Estados eran pequeños y todos se originaron por conquista. Ninguno se creó por asociación voluntaria. Muchos fueron fundados por conquistadores nómadas que arremetían contra pastores pacíficos o agricultores sedentarios para dominarlos y esclavizarlos. Esos Estados resultantes de las conquistas estaban forzosamente estratificados; las clases eran inevitables, y las luchas de clases siempre han sido selectivas.
71:1.3 (800.5) Las tribus de hombres rojos americanos del norte no llegaron nunca a constituirse en verdaderos Estados. No pasaron de ser una vaga confederación de tribus, una forma de Estado muy primitiva. La que más se aproximó fue la federación iroquesa, pero este grupo de seis naciones nunca funcionó enteramente como Estado y no logró sobrevivir porque carecía de ciertos elementos que son esenciales para la vida nacional moderna, a saber:
71:1.4 (800.6) 1. Adquisición de propiedad privada con carácter hereditario.
71:1.5 (800.7) 2. Existencia de ciudades además de agricultura e industria.
71:1.6 (800.8) 3. Utilización de animales domésticos.
71:1.7 (800.9) 4. Una organización familiar práctica. Esos hombres rojos se aferraban a la familia matriarcal y a la herencia de tío a sobrino.
71:1.8 (800.10) 5. Un territorio definido.
71:1.9 (800.11) 6. Un jefe ejecutivo fuerte.
71:1.10 (800.12) 7. Esclavización de los cautivos. Los iroqueses los adoptaban o los masacraban.
71:1.11 (800.13) 8. Conquistas decisivas.
71:1.12 (800.14) Los hombres rojos eran demasiado democráticos; tenían un buen gobierno, pero fracasó. Habrían desarrollado a la larga un Estado si no se hubieran encontrado prematuramente con la civilización más avanzada del hombre blanco, que empleaba los métodos de gobierno de los griegos y los romanos.
71:1.13 (801.1) El éxito del Estado romano se basó en:
71:1.14 (801.2) 1. La familia patriarcal.
71:1.15 (801.3) 2. La agricultura y la domesticación de animales.
71:1.16 (801.4) 3. La concentración de la población. Las ciudades.
71:1.17 (801.5) 4. La privatización de la propiedad y de la tierra.
71:1.18 (801.6) 5. La esclavitud. Las clases de ciudadanos.
71:1.19 (801.7) 6. La conquista y reorganización de los pueblos débiles y atrasados.
71:1.20 (801.8) 7. Un territorio definido provisto de carreteras.
71:1.21 (801.9) 8. Unos gobernantes personales y fuertes.
71:1.22 (801.10) La gran debilidad de la civilización romana, y uno de los factores que contribuyeron al desmoronamiento final del Imperio, fue la disposición supuestamente avanzada y liberal de emancipar a los jóvenes a los veintiún años y liberar incondicionalmente a las muchachas para que pudieran casarse con el hombre elegido por ellas o recorrer el país dedicándose a la inmoralidad. El perjuicio para la sociedad no provino tanto de las reformas en sí como de su adopción repentina y generalizada. El colapso de Roma muestra lo que se puede esperar de un Estado cuando experimenta una expansión demasiado rápida unida a una degeneración interna.
71:1.23 (801.11) El Estado embrionario se hizo posible al declinar los lazos de sangre en favor de los territoriales, y esas federaciones tribales quedaban en general sólidamente cimentadas mediante conquistas. Aunque el verdadero Estado se caracteriza por una soberanía que trasciende a todas las luchas y conflictos menores entre grupos, dentro de las organizaciones estatales persisten muchas clases y castas como vestigios de los clanes y tribus del pasado. Los Estados territoriales más grandes que aparecieron después mantuvieron una larga y encarnizada lucha con esos grupos más pequeños de clanes consanguíneos, y el gobierno tribal proporcionó una valiosa transición de la autoridad de la familia a la del Estado. Más adelante se formaron muchos clanes de profesionales y otras asociaciones industriales.
71:1.24 (801.12) Cuando la integración del Estado fracasa se produce una regresión a procedimientos de gobierno preestatales, como ocurrió en Europa con el feudalismo medieval. Durante esas edades oscuras, el Estado territorial se desmoronó y revirtió a los pequeños grupos de castillos propios de las etapas de desarrollo en tribus y clanes. Incluso ahora existen en Asia y África organizaciones semiestatales de este tipo, aunque no todas son reversiones evolutivas; muchas de ellas son los núcleos embrionarios de Estados del futuro.
71:2.1 (801.13) Aunque la democracia sea un ideal, es producto de la civilización, no de la evolución. ¡Id despacio y elegid con cuidado! La democracia encierra los peligros siguientes:
71:2.2 (801.14) 1. La glorificación de la mediocridad.
71:2.3 (801.15) 2. La elección de dirigentes viles e ignorantes.
71:2.4 (801.16) 3. La incapacidad de reconocer los hechos básicos de la evolución social.
71:2.5 (801.17) 4. El peligro del sufragio universal en manos de mayorías incultas e indolentes.
71:2.6 (801.18) 5. La esclavitud ante la opinión pública; la mayoría no siempre tiene razón.
71:2.7 (802.1) La opinión pública, la opinión común, ha retrasado siempre a la sociedad. Sin embargo es valiosa porque, aunque frena la evolución social, preserva la civilización. Educar a la opinión pública es el único método seguro y efectivo de acelerar la civilización. La fuerza no es más que un recurso temporal, y el crecimiento cultural se acelerará a medida que las balas cedan el paso a las papeletas electorales. La opinión pública —los usos y costumbres— es la energía básica y elemental de la evolución social y del desarrollo del Estado, pero tiene que expresarse de forma no violenta para tener valor estatal.
71:2.8 (802.2) La medida del avance de la sociedad está directamente determinada por el grado en que la opinión pública puede controlar con sus expresiones no violentas el comportamiento personal y la regulación del Estado. El gobierno realmente civilizado apareció cuando la opinión pública fue investida con los poderes del sufragio personal. Puede que las elecciones populares no decidan siempre las cosas correctamente, pero son la manera correcta incluso de equivocarse. La evolución no produce perfección superlativa al instante sino más bien un ajuste práctico relativo y progresivo.
71:2.9 (802.3) El desarrollo de una forma práctica y eficaz de gobierno representativo comprende los diez pasos o etapas siguientes:
71:2.10 (802.4) 1. La libertad de la persona. La esclavitud, la servidumbre y todas las formas de cautiverio humano tienen que desaparecer.
71:2.11 (802.5) 2. La libertad de la mente. A no ser que un pueblo libre esté educado —que le hayan enseñado a pensar con inteligencia y planificar con sabiduría— la libertad suele hacer más daño que bien.
71:2.12 (802.6) 3. El imperio de la ley. Solo se puede disfrutar de libertad cuando la voluntad y los caprichos de los dirigentes humanos son sustituidos por promulgaciones legislativas conforme a una ley fundamental aceptada.
71:2.13 (802.7) 4. La libertad de expresión. Un gobierno representativo es impensable sin libertad para todas las formas de expresión de las aspiraciones y las opiniones humanas.
71:2.14 (802.8) 5. La seguridad de la propiedad. Ningún gobierno puede perdurar mucho si no consigue asegurar el derecho a disfrutar de algún modo de la propiedad personal. El hombre anhela el derecho a utilizar, controlar, otorgar, vender, alquilar y legar su propiedad personal.
71:2.15 (802.9) 6. El derecho de petición. Un gobierno representativo asume el derecho de los ciudadanos a ser escuchados. El privilegio de petición es inherente a la ciudadanía libre.
71:2.16 (802.10) 7. El derecho de gobernar. No basta con ser escuchado. El poder de petición ha de seguir avanzando hasta la gestión misma del gobierno.
71:2.17 (802.11) 8. El sufragio universal. El gobierno representativo presupone un electorado inteligente, eficiente y universal. El carácter de ese gobierno estará determinado siempre por el carácter y la talla personal de sus componentes. A medida que la civilización progrese el sufragio seguirá siendo universal para ambos sexos, pero será eficazmente modificado, reagrupado y diferenciado de otras maneras.
71:2.18 (802.12) 9. El control de los funcionarios. Ningún gobierno civil será útil y eficaz a menos que los ciudadanos posean y utilicen métodos acertados para guiar y controlar a los titulares de los cargos públicos y a los funcionarios.
71:2.19 (802.13) 10. Unos representantes inteligentes y capacitados. La supervivencia de la democracia depende del éxito del gobierno representativo, y eso está condicionado a la práctica de elegir para los cargos públicos solo a aquellas personas que posean formación técnica, competencia intelectual, lealtad social y aptitud moral. Estas disposiciones son indispensables para preservar un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
71:3.1 (803.1) La forma política o administrativa de un gobierno tiene poca importancia siempre que proporcione los elementos esenciales del progreso civil: libertad, seguridad, educación y coordinación social. El curso de la evolución social no está determinado por lo que el Estado es sino por lo que hace. A fin de cuentas, ningún Estado puede trascender los valores morales de su ciudadanía ejemplificados en sus líderes electos. La ignorancia y el egoísmo garantizan la caída de cualquier tipo de gobierno por elevado que sea.
71:3.2 (803.2) Por muy lamentable que sea, el egotismo nacional ha sido esencial para la supervivencia social. La doctrina del pueblo elegido ha sido un factor primordial en la fusión de tribus y en la construcción de naciones hasta los mismísimos tiempos modernos. Pero ningún Estado puede alcanzar niveles ideales de funcionamiento sin haber superado antes todas las formas de intolerancia. La intolerancia es la eterna enemiga del progreso humano, y como mejor se combate es mediante la coordinación de la ciencia, el comercio, el juego y la religión.
71:3.3 (803.3) El Estado ideal funciona bajo el impulso coordinado de tres poderosas fuerzas:
71:3.4 (803.4) 1. La lealtad del amor nacida de la comprensión de la hermandad humana.
71:3.5 (803.5) 2. Un patriotismo inteligente basado en ideales sabios.
71:3.6 (803.6) 3. Visión interior cósmica entendida en términos de los hechos, las necesidades y los objetivos planetarios.
71:3.7 (803.7) Las leyes del Estado ideal son pocas. Han dejado atrás la edad negativa de los tabúes para entrar en la era del progreso positivo de la libertad individual que resulta de un mejor autocontrol. El Estado ensalzado no solo obliga a sus ciudadanos a trabajar, sino que los incita además a emplear de forma provechosa e inspiradora su creciente tiempo libre a medida que la edad del progreso mecánico los va liberando de los trabajos pesados. El tiempo libre ha de producir además de consumir.
71:3.8 (803.8) Ninguna sociedad ha progresado mucho permitiendo la ociosidad o tolerando la pobreza, pero será imposible eliminar la pobreza y la dependencia mientras se apoye sin límites a las estirpes deficientes y degradadas y se les permita reproducirse libremente.
71:3.9 (803.9) Una sociedad moral debe aspirar a preservar la autoestima de su ciudadanía y ofrecer a todos los individuos normales oportunidades adecuadas de autorrealización. Un proyecto así de logro social produciría una sociedad cultural de orden superior. La evolución social debe ser estimulada por una supervisión gubernamental que ejerza un mínimo de control regulador. El mejor Estado es aquel que gobierna menos y coordina más.
71:3.10 (803.10) Los ideales del Estado deben alcanzarse por evolución, mediante el lento crecimiento de la consciencia cívica, el reconocimiento de que el servicio social es una obligación y un privilegio. Una vez superada la fase de los saqueadores políticos, los hombres asumen primero las cargas del gobierno como una obligación, pero luego aspiran a ejercer este servicio como un privilegio, como el honor más grande. La talla personal de los ciudadanos que se ofrecen para aceptar las responsabilidades del Estado retrata fielmente la categoría de cualquier nivel de civilización.
71:3.11 (803.11) En una auténtica mancomunidad política, el gobierno de las ciudades y provincias está dirigido por expertos y se gestiona exactamente igual que todas las demás asociaciones económicas y comerciales entre las personas.
71:3.12 (803.12) En los Estados avanzados el servicio político se considera la dedicación más alta de la ciudadanía. La mayor ambición de los ciudadanos más sabios y nobles es obtener reconocimiento civil, ser elegidos o nombrados para algún puesto de responsabilidad gubernamental. Los honores más altos que confieren los gobiernos de esos Estados por servicios prestados son para sus servidores civiles y sociales. Los siguientes honores se otorgan a los filósofos, los educadores, los científicos, los industriales y los militares por este orden de importancia. Los padres encuentran merecida recompensa en la excelencia de sus hijos, y los líderes puramente religiosos, al ser embajadores de un reino espiritual, reciben sus verdaderas recompensas en otro mundo.
71:4.1 (804.1) La economía, la sociedad y el gobierno tienen que evolucionar si han de permanecer. Las condiciones estáticas son indicio de decadencia en un mundo evolutivo. Solo persisten las instituciones que avanzan con la corriente evolutiva.
71:4.2 (804.2) El programa progresivo de una civilización en expansión abarca:
71:4.3 (804.3) 1. La preservación de las libertades individuales.
71:4.4 (804.4) 2. La protección del hogar.
71:4.5 (804.5) 3. La promoción de la seguridad económica.
71:4.6 (804.6) 4. La prevención de las enfermedades.
71:4.7 (804.7) 5. La educación obligatoria.
71:4.8 (804.8) 6. El empleo obligatorio.
71:4.9 (804.9) 7. La utilización provechosa del tiempo libre.
71:4.10 (804.10) 8. El cuidado de los desafortunados.
71:4.11 (804.11) 9. El mejoramiento de la raza.
71:4.12 (804.12) 10. La promoción de la ciencia y el arte.
71:4.13 (804.13) 11. La promoción de la filosofía (la sabiduría).
71:4.14 (804.14) 12. El aumento de la visión interior cósmica (la espiritualidad).
71:4.15 (804.15) Este progreso en las artes de la civilización conduce directamente a la realización de las más altas metas tanto humanas como divinas del empeño mortal: el logro social de la hermandad del hombre y el estatus personal de consciencia de Dios, que se revela en el deseo supremo de cada individuo de hacer la voluntad del Padre del cielo.
71:4.16 (804.16) La aparición de una auténtica hermandad significa que ha llegado un orden social en el que todos los hombres se complacen en llevar las cargas de los demás y desean realmente poner en práctica la regla de oro. Pero una sociedad ideal de este tipo no puede hacerse realidad mientras los débiles o los malvados estén a la espera de aprovecharse de forma injusta e impía de aquellos que viven dedicados al servicio de la verdad, la belleza y la bondad. La única solución práctica en estos casos consiste en que los seguidores de la «regla de oro» establezcan una sociedad progresiva para vivir según sus ideales al tiempo que mantienen las defensas necesarias contra sus semejantes que, sumidos en la ignorancia, pudieran intentar abusar de su talante pacífico o destruir su civilización en avance.
71:4.17 (804.17) El idealismo nunca podrá sobrevivir en un planeta en vías de evolución si en cada generación los idealistas se dejan exterminar por los órdenes inferiores de la humanidad. La gran prueba del idealismo es la siguiente: ¿puede una sociedad avanzada mantener un estado de preparación militar que garantice su seguridad frente a sus vecinos belicosos sin caer en la tentación de emplear esa fuerza militar en operaciones ofensivas contra otros pueblos para beneficiarse egoístamente o engrandecer a su nación? La supervivencia nacional exige un estado de preparación, y solo el idealismo religioso puede impedir que esta preparación se prostituya y se convierta en agresión. Solo el amor, la hermandad, puede impedir que los fuertes opriman a los débiles.
71:5.1 (805.1) La competencia es esencial para el progreso social, pero la competencia no regulada engendra violencia. En la sociedad de hoy la competencia está desplazando lentamente a la guerra en la medida en que determina el lugar del individuo en la industria y decreta la supervivencia de las propias industrias. (Los usos y costumbres valoran la guerra y el asesinato con distinto rasero: el asesinato quedó fuera de la ley desde los primeros días de la sociedad, en cambio la guerra no ha sido aún proscrita por el conjunto de la humanidad.)
71:5.2 (805.2) El Estado ideal se compromete a regular la conducta social solo lo suficiente para garantizar una competencia individual sin violencia y una iniciativa personal sin injusticias, pero tiene que afrontar un gran dilema: ¿cómo se puede garantizar la paz en la industria y el pago de impuestos para mantener el poder del Estado e impedir al mismo tiempo que el régimen tributario perjudique a la industria y que el Estado se vuelva parasítico o tiránico?
71:5.3 (805.3) Durante las primeras edades de cualquier mundo, la competencia es imprescindible para el progreso de la civilización. A medida que progresa la evolución del hombre la cooperación se va haciendo cada vez más efectiva. En las civilizaciones avanzadas la cooperación es más eficaz que la competencia. La competencia estimula a los primeros hombres. La evolución se caracteriza inicialmente por la supervivencia de los individuos biológicamente aptos, pero las civilizaciones posteriores se desarrollan mejor mediante una cooperación inteligente, una fraternidad comprensiva y una hermandad espiritual.
71:5.4 (805.4) Es cierto que la competencia en la industria genera un despilfarro excesivo y es muy ineficiente, pero no se debe intentar eliminar esa pérdida económica si al hacerlo se pone en peligro, aunque sea mínimamente, cualquiera de las libertades básicas del individuo.
71:6.1 (805.5) La economía de hoy en día, movida por el lucro, está condenada al fracaso a menos que los móviles de lucro puedan ser complementados por móviles de servicio. La competencia despiadada basada en un interés egoísta y estrecho de miras destruye a la larga incluso las cosas que trata de mantener. La búsqueda exclusiva del lucro para uno mismo es incompatible con los ideales cristianos y mucho más incompatible con las enseñanzas de Jesús.
71:6.2 (805.6) El móvil del lucro es al móvil del servicio en economía lo que el miedo es al amor en religión. Pero el afán de lucro no se debe destruir o eliminar de forma repentina, pues hace trabajar duro a muchos mortales que caerían si no en la pereza. Es un gran estimulador de la energía social y sus objetivos no tienen por qué ser siempre necesariamente egoístas.
71:6.3 (805.7) El afán de lucro en las actividades económicas es una motivación ruin y totalmente indigna de una sociedad avanzada; sin embargo, es un factor indispensable durante las primeras fases de la civilización. No hay que quitar a los hombres el móvil del lucro hasta que hayan adquirido y consolidado motivaciones superiores no lucrativas para el esfuerzo económico y el servicio social: el ansia trascendente de sabiduría superlativa, de hermandad fascinante y de excelencia en el logro espiritual.
71:7.1 (806.1) Un Estado duradero está basado en la cultura, dominado por los ideales y motivado por el servicio. El propósito de la educación debería ser adquirir capacidades, buscar sabiduría, desarrollar la individualidad y lograr valores espirituales.
71:7.2 (806.2) En el Estado ideal la educación continúa durante toda la vida, y la filosofía se convierte algunas veces en el objetivo principal de sus ciudadanos. Los ciudadanos de tal comunidad política persiguen el logro de la sabiduría para comprender mejor las relaciones humanas, los significados de la realidad, la nobleza de los valores, las metas de la vida y las glorias del destino cósmico.
71:7.3 (806.3) Los urantianos deberían tener la visión de una nueva sociedad cultural más elevada. La educación se verá impulsada a nuevos niveles de valor cuando desaparezca el sistema económico movido puramente por el lucro. La educación, durante demasiado tiempo localista, militarista, dirigida a la exaltación del ego y al éxito personal, tiene que llegar a convertirse en mundial, idealista, dirigida a la realización personal y a la comprensión del cosmos.
71:7.4 (806.4) La educación ha pasado recientemente del control del clero al de los juristas y hombres de negocios. Con el tiempo deberá ser confiada a los filósofos y a los científicos. Los educadores deben ser seres libres, auténticos líderes, para que la filosofía, la búsqueda de la sabiduría, pueda convertirse en el afán principal de la educación.
71:7.5 (806.5) La educación es la empresa de la vida. La educación debe continuar durante toda la vida para que la humanidad pueda experimentar gradualmente los niveles ascendentes de sabiduría del mortal, que son los siguientes:
71:7.6 (806.6) 1. El conocimiento de las cosas.
71:7.7 (806.7) 2. La comprensión de los significados.
71:7.8 (806.8) 3. La apreciación de los valores.
71:7.9 (806.9) 4. La nobleza del trabajo: el deber.
71:7.10 (806.10) 5. La motivación de las metas: la moralidad.
71:7.11 (806.11) 6. El amor al servicio: el carácter.
71:7.12 (806.12) 7. La visión interior cósmica: la comprensión espiritual.
71:7.13 (806.13) Mediante estos logros muchos ascenderán al máximo nivel de consecución de la mente que puede alcanzar el mortal: la consciencia de Dios.
71:8.1 (806.14) La única característica sagrada de todo gobierno humano es la división del Estado en los tres ámbitos de las funciones ejecutiva, legislativa y judicial. El universo está administrado conforme a este plan de segregación de funciones y de autoridad. Aparte de este concepto divino y eficaz de regulación social o gobierno civil, poco importa la forma de Estado que un pueblo pueda elegir con tal de que la ciudadanía progrese continuamente hacia la meta de un mejor autocontrol y un mayor servicio social. La agudeza intelectual, la sabiduría económica, la inteligencia social y el vigor moral de un pueblo se reflejan fielmente en la calidad de su Estado.
71:8.2 (806.15) La evolución del Estado conlleva progresar de nivel en nivel como sigue:
71:8.3 (806.16) 1. La creación de un gobierno triple con sus ramas ejecutiva, legislativa y judicial.
71:8.4 (806.17) 2. La libertad de ejercer actividades sociales, políticas y religiosas.
71:8.5 (807.1) 3. La abolición de todas las formas de esclavitud y cautiverio humano.
71:8.6 (807.2) 4. La capacidad de la ciudadanía para controlar la fijación de impuestos.
71:8.7 (807.3) 5. El establecimiento de una educación universal, un aprendizaje de la cuna a la tumba.
71:8.8 (807.4) 6. El ajuste adecuado entre los gobiernos locales y el gobierno nacional.
71:8.9 (807.5) 7. El fomento de la ciencia y la superación de las enfermedades.
71:8.10 (807.6) 8. El debido reconocimiento de la igualdad de los sexos y el funcionamiento coordinado de hombres y mujeres en el hogar, en la escuela y en la iglesia, con un servicio especializado de las mujeres en la industria y en el gobierno.
71:8.11 (807.7) 9. La eliminación de la esclavitud del trabajo duro mediante la invención de máquinas y su posterior control en la edad de las máquinas.
71:8.12 (807.8) 10. La superación de los dialectos, el triunfo de una lengua universal.
71:8.13 (807.9) 11. El fin de las guerras. El arbitraje internacional de los conflictos nacionales y raciales en cortes continentales de naciones presididas por un tribunal planetario supremo reclutado automáticamente entre los presidentes de las cortes continentales a medida que se van jubilando. Las cortes continentales son imperativas; el tribunal mundial es consultivo, de carácter moral.
71:8.14 (807.10) 12. La tendencia mundial a buscar la sabiduría, la exaltación de la filosofía. La evolución de una religión mundial que presagiará la entrada del planeta en las primeras fases del asentamiento en luz y vida.
71:8.15 (807.11) Estos son los requisitos esenciales de un gobierno progresivo y las marcas distintivas del Estado ideal. Urantia está lejos de hacer realidad estos elevados ideales, pero las razas civilizadas han dado ya los primeros pasos. La humanidad está en marcha hacia destinos evolutivos más altos.
71:8.16 (807.12) [Patrocinado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 72
72:0.1 (808.1) CON PERMISO de Lanaforge y la aprobación de los Altísimos de Edentia, he sido autorizado a describir algunos aspectos de la vida social, moral y política de la raza humana más avanzada que vive en un planeta no muy lejano perteneciente al sistema de Satania.
72:0.2 (808.2) De todos los mundos de Satania que fueron aislados por su participación en la rebelión de Lucifer, la historia de este planeta es la que más se parece a la de Urantia. Las dos esferas son muy similares, y eso explica sin duda por qué se ha autorizado esta exposición extraordinaria, pues los regidores de un sistema rara vez consienten que los asuntos de un planeta se den a conocer en otro.
72:0.3 (808.3) Como ocurrió en Urantia, la deslealtad de su Príncipe Planetario durante la rebelión de Lucifer llevó a este planeta por el mal camino. Poco después de que Adán llegara a Urantia le fue enviado un Hijo Material, y este Hijo tampoco cumplió con su deber. En consecuencia, la esfera quedó aislada y nunca se ha otorgado un Hijo Magistrado a sus razas mortales.
72:1.1 (808.4) A pesar de todas estas desventajas planetarias, está evolucionando una civilización muy superior en un continente aislado del tamaño aproximado de Australia. Esta nación tiene unos 140 millones de habitantes. Sus gentes son de raza mestiza, predominantemente azul y amarilla, y tienen una proporción de violeta ligeramente mayor que la llamada raza blanca de Urantia. Estas diferentes razas no están aún totalmente mezcladas, pero fraternizan y se relacionan muy aceptablemente. La expectativa media de vida en este continente es ahora de noventa años, un quince por ciento más alta que la de cualquier otro pueblo del planeta.
72:1.2 (808.5) Desde el punto de vista industrial, esta nación posee una gran ventaja derivada de la topografía única del continente. Las montañas altas, que reciben lluvia abundante durante ocho meses al año, están situadas en el centro mismo del país. Esta disposición natural favorece la utilización de la energía hidráulica y facilita considerablemente el riego de la parte más árida del continente situada al oeste.
72:1.3 (808.6) Este pueblo es autosuficiente, es decir, puede vivir indefinidamente sin importar nada de las naciones circundantes. Tiene abundantes recursos naturales y ha aprendido a compensar mediante técnicas científicas sus deficiencias de elementos esenciales para la vida. Su comercio interior es dinámico, pero tiene poco comercio exterior debido a la hostilidad generalizada de sus vecinos menos progresivos.
72:1.4 (808.7) Esta nación continental siguió en líneas generales la tendencia evolutiva del planeta. El desarrollo desde la etapa tribal hasta la aparición de jefes y reyes poderosos duró miles de años. Tras los monarcas absolutos surgieron diversos tipos de gobierno; las repúblicas fallidas, los Estados comunales y los dictadores se fueron sucediendo en profusión interminable. Esta situación se prolongó hasta hace unos quinientos años cuando la nación estaba gobernada por un poderoso triunvirato de dictadores. En un momento de fermentación política, uno de los dictadores tomó una importante decisión: se ofreció a abdicar voluntariamente con la condición de que otro de los triunviros, el más infame de los tres, hiciera lo mismo. Así, la soberanía del continente quedó en manos de un solo regidor. El Estado unificado progresó bajo un gobierno monárquico fuerte durante más de cien años, periodo en el que se elaboró una carta de libertades magistral.
72:1.5 (809.1) La transición posterior desde la monarquía a una forma representativa de gobierno fue gradual. Los reyes permanecieron como meras figuras decorativas sociales o sentimentales y acabaron por desaparecer al extinguirse la línea de descendientes varones. La presente república cumple ahora los doscientos años de existencia, durante los cuales ha progresado ininterrumpidamente hacia los procedimentos de gobierno que estamos a punto de describir. Los desarrollos más recientes en los campos político e industrial se han producido en la última década.
72:2.1 (809.2) Esta nación continental tiene ahora un gobierno representativo con una capital nacional ubicada en el centro del territorio. El gobierno central consiste en una sólida federación de cien estados relativamente libres. Estos estados eligen a sus gobernadores y legisladores por diez años, y ninguno de ellos puede ser reelegido. Los jueces de los estados son designados de por vida por los gobernadores y confirmados por sus asambleas legislativas, que están compuestas de un representante por cada cien mil ciudadanos.
72:2.2 (809.3) Hay cinco tipos diferentes de gobierno metropolitano según el tamaño de las ciudades, pero no se permite a ninguna sobrepasar el millón de habitantes. La organización del gobierno municipal es muy simple, directa y económica en su conjunto. Los pocos cargos de la administración urbana son muy solicitados por los ciudadanos de más alto nivel.
72:2.3 (809.4) El gobierno federal contiene tres divisiones de igual rango: la ejecutiva, la legislativa y la judicial. El jefe ejecutivo federal se elige cada seis años por sufragio universal territorial. Solo puede ser reelegido a petición de las asambleas legislativas de al menos setenta y cinco estados con la aprobación de los respectivos gobernadores de dichos estados, y en este caso solo por un mandato más. Es asesorado por un supergabinete compuesto por todos los ex jefes ejecutivos.
72:2.4 (809.5) La división legislativa se compone de tres cámaras:
72:2.5 (809.6) 1. La cámara alta es elegida por los grupos de trabajadores de la industria, las profesiones liberales, la agricultura y otros oficios, que votan según su función económica.
72:2.6 (809.7) 2. La cámara baja es elegida por ciertas organizaciones de la sociedad que abarcan a los grupos sociales, políticos y filosóficos no incluidos en la industria o en las profesiones. Todos los ciudadanos de buena reputación participan en la elección de ambas clases de representantes, pero se agrupan de forma diferente según corresponda a la cámara alta o la baja.
72:2.7 (809.8) 3. La tercera cámara —los estadistas mayores— se compone de los veteranos del servicio cívico e incluye a muchas personas ilustres propuestas por el jefe ejecutivo, por los ejecutivos regionales (subfederales), por el jefe del tribunal supremo y por el presidente de cada una de las otras cámaras legislativas. Este grupo está limitado a cien miembros elegidos por el voto mayoritario de los propios estadistas mayores. Este nombramiento es vitalicio, y cuando se produce una vacante sale elegido el más votado de la lista de personas propuestas. El carácter de este organismo es puramente consultivo, pero es un poderoso regulador de la opinión pública y ejerce gran influencia sobre todas las ramas del gobierno.
72:2.8 (810.1) Gran parte del trabajo administrativo federal lo llevan a cabo las diez autoridades regionales (subfederales), cada una de las cuales está compuesta por la asociación de diez estados. Estas divisiones regionales son puramente ejecutivas y administrativas, y no tienen funciones legislativas ni judiciales. Los diez ejecutivos regionales son designados personalmente por el jefe ejecutivo federal para un mandato de seis años que coincide con el suyo propio. El tribunal federal supremo aprueba la designación de estos diez ejecutivos regionales y, aunque no pueden ser reelegidos, el ejecutivo saliente se convierte automáticamente en adjunto y asesor de su sucesor. Por su parte, estos jefes regionales eligen sus propios gabinetes de funcionarios administrativos.
72:2.9 (810.2) La función judicial se ejerce en esta nación mediante dos grandes sistemas de tribunales: los tribunales de justicia y los tribunales socioeconómicos. Los tribunales de justicia actúan en los tres niveles siguientes:
72:2.10 (810.3) 1. Cortes menores de jurisdicción local y municipal, cuyas decisiones se pueden apelar ante los altos tribunales estatales.
72:2.11 (810.4) 2. Cortes supremas de los estados, cuyas decisiones son irrevocables en todos los asuntos que no impliquen al gobierno federal o pongan en peligro los derechos y libertades de la ciudadanía. Los ejecutivos regionales están facultados para elevar inmediatamente cualquier caso ante la corte suprema federal.
72:2.12 (810.5) 3. Corte suprema federal, el alto tribunal que juzga los contenciosos nacionales y las apelaciones procedentes de las cortes de los estados. Este tribunal supremo está compuesto por doce hombres de más de cuarenta y menos de setenta y cinco años que han servido durante dos o más años en un tribunal estatal. Son designados para este alto puesto por el jefe ejecutivo con la aprobación mayoritaria del supergabinete y de la tercera cámara de la asamblea legislativa. Todas las decisiones de este cuerpo judicial supremo requieren al menos dos tercios de los votos.
72:2.13 (810.6) Las cortes socioeconómicas actúan en las tres divisiones siguientes:
72:2.14 (810.7) 1. Cortes parentales, asociadas a las divisiones legislativa y ejecutiva del sistema familiar y social.
72:2.15 (810.8) 2. Cortes educativas, los organismos jurídicos vinculados con los sistemas escolares estatales y regionales. Están asociados a las ramas legislativa y ejecutiva del aparato administrativo de la educación.
72:2.16 (810.9) 3. Cortes industriales, los tribunales jurisdiccionales investidos de plena autoridad para la resolución de todos los desacuerdos económicos.
72:2.17 (810.10) La corte suprema federal no juzga casos socioeconómicos a menos que así lo decida por una mayoría de tres cuartos la tercera rama legislativa del gobierno nacional, la cámara de los estadistas mayores. En todos los demás casos las decisiones de las altas cortes parentales, educativas e industriales son firmes.
72:3.1 (811.1) En este continente va contra la ley que dos familias vivan bajo el mismo techo. A raíz de la ilegalización de las viviendas colectivas se han demolido la mayoría de los bloques de viviendas, aunque los no casados siguen alojándose en clubes, hoteles y otras viviendas colectivas. El tamaño mínimo de un solar destinado a vivienda es de cuatro mil seiscientos metros cuadrados. Todos los terrenos y otras propiedades utilizados como vivienda familiar están libres de impuestos hasta una superficie diez veces mayor al mínimo permitido por vivienda.
72:3.2 (811.2) La vida familiar de este pueblo ha mejorado notablemente durante el último siglo. Es obligatorio que tanto los padres como las madres asistan a las escuelas parentales de puericultura. Incluso los agricultores que residen en pequeños asentamientos rurales siguen estos cursos por correspondencia y acuden al centro más cercano de instrucción presencial cada diez días (cada dos semanas, porque su semana es de cinco días).
72:3.3 (811.3) Las familias tienen una media de cinco hijos que permanecen bajo el pleno control de sus padres. En caso de fallecimiento de uno o de ambos progenitores, quedan a cargo de los tutores designados por el tribunal parental. Se considera un gran honor para una familia que se le adjudique la tutela de un huérfano de padre y madre. Los padres se presentan a concursos por oposición y se concede la custodia del huérfano a los que presenten las mejores calificaciones parentales.
72:3.4 (811.4) Estas gentes consideran el hogar como la institución básica de su civilización. Se espera de los padres que proporcionen en casa a sus hijos la parte más valiosa de su educación y de la formación de su carácter. Los padres dedican casi tanta atención como las madres a la formación infantil.
72:3.5 (811.5) Los padres o tutores legales imparten en casa toda la educación sexual. Los profesores ofrecen instrucción moral durante los periodos de descanso en los talleres escuela. En cambio la formación religiosa es privilegio exclusivo de los padres, ya que la religión se considera como parte integrante de la vida de familia. La instrucción puramente religiosa solo se imparte públicamente en los templos de filosofía porque este pueblo no ha desarrollado ninguna institución exclusivamente religiosa como las Iglesias de Urantia. En su filosofía, la religión es el afán de conocer a Dios y de amar y servir al prójimo, aunque las demás naciones de este planeta no comparten esta actitud religiosa. La religión es un asunto tan totalmente familiar para estas gentes que no hay lugares públicos dedicados exclusivamente a las reuniones religiosas. Políticamente, la Iglesia y el Estado, como suelen decir los urantianos, están separados del todo, pero hay un extraño solapamiento entre la religión y la filosofía.
72:3.6 (811.6) Hasta hace veinte años los maestros espirituales (comparables a los pastores de Urantia), que visitaban periódicamente a cada familia para examinar a los niños y verificar si sus padres les daban la instrucción debida, estaban bajo supervisión gubernamental. Estos asesores y examinadores espirituales están ahora bajo la dirección de la Fundación para el Progreso Espiritual, una institución recién creada sostenida por contribuciones voluntarias. Es muy posible que esta institución no evolucione más hasta después de la llegada de un Hijo Magistrado del Paraíso.
72:3.7 (811.7) Los niños están bajo la tutela legal de los padres hasta los quince años, momento en que son iniciados por primera vez a las responsabilidades cívicas. A partir de entonces se celebran cada cinco años durante cinco periodos sucesivos ejercicios públicos similares para los grupos de la misma edad. En ellos se van reduciendo las obligaciones hacia los padres al tiempo que se asumen nuevas responsabilidades cívicas y sociales hacia el Estado. El derecho al voto se concede a los veinte años, el derecho a casarse sin el consentimiento parental no se otorga hasta los veinticinco, y los hijos tienen que irse de casa al cumplir los treinta.
72:3.8 (812.1) Las leyes sobre el matrimonio y el divorcio son uniformes en toda la nación. El matrimonio antes de los veinte años —la edad de la emancipación civil— no está permitido. El permiso de matrimonio solo se concede al año de haber notificado la intención de contraerlo y después de que tanto el novio como la novia hayan presentado certificados que acrediten que han sido debidamente instruidos en las escuelas parentales sobre las responsabilidades de la vida matrimonial.
72:3.9 (812.2) Las regulaciones del divorcio son algo laxas, pero la sentencia de separación emitida por el tribunal parental no se puede obtener hasta un año después de haber registrado su solicitud, y el año en este planeta es considerablemente más largo que en Urantia. A pesar de que las leyes lo facilitan, el presente índice de divorcio es solo una décima parte del que se da entre las razas civilizadas de Urantia.
72:4.1 (812.3) El sistema educativo de esta nación es obligatorio y mixto en las escuelas preuniversitarias a las que el estudiante asiste desde los cinco hasta los dieciocho años. Estas escuelas son muy diferentes a las de Urantia. No hay aulas, se estudia una sola materia a la vez y después de los tres primeros años todos los alumnos se convierten en profesores ayudantes e instruyen a los que están por debajo de ellos. Los libros se usan solo para obtener información que ayude a solucionar los problemas que surgen en los talleres escuela y granjas escuela. Gran parte de los muebles utilizados en el continente y muchos de los artilugios mecánicos —es una gran edad de invención y mecanización— se fabrican en estos talleres. Cada taller tiene su biblioteca de trabajo donde el estudiante puede consultar los libros de referencia necesarios. Durante todo el periodo educativo se enseña también agricultura y horticultura en extensas granjas colindantes con todas las escuelas locales.
72:4.2 (812.4) A los deficientes mentales solo se les enseña agricultura y ganadería, y son confinados de por vida en colonias especiales de custodia donde están segregados por sexos para evitar la procreación, que se niega a todos los de capacidad intelectual inferior a la normal. Estas medidas restrictivas llevan setenta y cinco años en vigor. Los tribunales parentales son los que dictan las sentencias de confinamiento.
72:4.3 (812.5) El año tiene diez meses, y todo el mundo toma uno de vacaciones. Las escuelas preuniversitarias están abiertas durante nueve meses, y las vacaciones se pasan viajando con los padres o los amigos. Estos viajes son parte del programa de educación de adultos que continúa durante toda la vida; los fondos para costear estos gastos se acumulan por los mismos métodos que el seguro de vejez.
72:4.4 (812.6) La cuarta parte del tiempo escolar se dedica al juego, a las competiciones atléticas en las que los estudiantes van progresando desde las pruebas de habilidad y proeza locales, pasando por las estatales y regionales, hasta las nacionales. Las competiciones de oratoria y música, así como las de ciencia y filosofía, ocupan también la atención de los estudiantes desde las pruebas locales inferiores hasta las competiciones por los honores nacionales.
72:4.5 (812.7) El gobierno de la escuela es una réplica del gobierno nacional con sus tres ramas correlacionadas. El profesorado actúa como la división tercera o legislativa a título consultivo. El objetivo principal de la educación en este continente es hacer de cada alumno un ciudadano económicamente independiente.
72:4.6 (813.1) Todos los niños que terminan sus estudios en el sistema escolar preuniversitario a los dieciocho años son expertos artesanos. Comienza entonces el estudio de los libros y la búsqueda de un conocimiento especializado, bien en las escuelas de adultos o bien en las universidades. Cuando un alumno brillante termina su trabajo antes del plazo establecido, recibe como recompensa el tiempo y los medios necesarios para llevar a cabo algún proyecto favorito de su propia invención. Todo el sistema educativo está diseñado para formar adecuadamente al individuo.
72:5.1 (813.2) La situación industrial de este pueblo está lejos de sus ideales. El capital y el trabajo tienen aún sus problemas, pero ambos se van ajustando a un plan de auténtica cooperación. En este continente único los trabajadores se están convirtiendo cada vez más en accionistas de todas las empresas industriales; todo trabajador inteligente se transforma lentamente en un pequeño capitalista.
72:5.2 (813.3) Los antagonismos sociales disminuyen y la buena voluntad crece a buen ritmo. La abolición de la esclavitud (hace más de cien años) no ha provocado ningún problema económico grave porque el ajuste se hizo gradualmente liberando cada año al dos por ciento de los esclavos. Se concedió la ciudadanía a los esclavos que superaron satisfactoriamente las pruebas mentales, morales y físicas. Muchos de esos esclavos superiores eran cautivos de guerra o hijos de cautivos. Hace unos cincuenta años deportaron a los últimos esclavos inferiores, y ahora se esfuerzan por reducir el tamaño de sus clases degradadas y agresivas.
72:5.3 (813.4) Estas gentes han desarrollado recientemente nuevos procedimientos para resolver los desacuerdos industriales y corregir los abusos económicos que suponen una mejora notable frente a sus antiguos métodos de resolver dichos problemas. La violencia ha sido proscrita como procedimiento para zanjar desavenencias tanto personales como industriales. Los salarios, los beneficios y otros problemas económicos no se regulan rígidamente, sino que se controlan por regla general en las asambleas legislativas industriales, mientras que todos los conflictos que surgen en la industria se solventan en los tribunales industriales.
72:5.4 (813.5) Las cortes industriales solo existen desde hace treinta años, pero su funcionamiento es muy satisfactorio. Su última disposición ha consistido en establecer los tres tipos siguientes de remuneraciones legales:
72:5.5 (813.6) 1. Tipos legales de interés sobre el capital invertido.
72:5.6 (813.7) 2. Salarios razonables por empleos cualificados en las operaciones industriales.
72:5.7 (813.8) 3. Sueldos justos y equitativos para la mano de obra.
72:5.8 (813.9) Los pagos se liquidarán primero con arreglo a un contrato. En caso de disminución de los beneficios compartirán una reducción proporcional transitoria. A partir de ahí, todos los beneficios que superen estos cargos fijos se considerarán dividendos y se prorratearán entre las tres divisiones: capital, personal cualificado y mano de obra.
72:5.9 (813.10) Los jefes ejecutivos regionales ajustan y decretan cada diez años las horas legales de trabajo diario remunerado. La industria funciona ahora con una semana de cinco días, cuatro de trabajo y uno de descanso. Esta gente trabaja seis horas cada día laborable y, como los estudiantes, nueve de los diez meses del año. Durante las vacaciones suelen dedicarse a viajar porque se han desarrollado últimamente nuevos métodos de transporte y la nación se ha vuelto muy viajera. El clima favorece los viajes unos ocho meses al año, y ellos aprovechan al máximo sus oportunidades.
72:5.10 (813.11) Hace doscientos años la industria estaba enteramente dominada por el afán de lucro, pero hoy lo están desplazando rápidamente otras fuerzas motrices superiores. Es un continente muy competitivo, pero la competencia está siendo transferida de la industria al juego, a la cualificación, a la conquista científica y al logro intelectual. Está muy presente en los servicios sociales y en la lealtad al gobierno. El servicio público se está convirtiendo rápidamente en la meta principal de la ambición de estas gentes. El hombre más rico del continente trabaja seis horas al día en la oficina de su taller de maquinaria y luego corre a la delegación local de la escuela de administración, donde intenta capacitarse para el servicio público.
72:5.11 (814.1) El trabajo se está haciendo más honorable en este continente, y todo ciudadano sano mayor de dieciocho años trabaja o bien en su casa, en las granjas o en alguna industria reconocida, o bien en las obras públicas que absorben a los desempleados temporales o en el cuerpo de trabajadores forzosos de las minas.
72:5.12 (814.2) Estas gentes están empezando a desarrollar también una nueva forma de rechazo social: rechazo tanto a la ociosidad como a la riqueza no ganada. Lentos pero seguros, están superando a sus máquinas. Ellos también lucharon en su día por la libertad política y luego por la liberación económica. Ahora empiezan a disfrutar de ambas y a apreciar su merecido tiempo libre que pueden dedicar a una mayor realización personal.
72:6.1 (814.3) Esta nación está haciendo un esfuerzo decidido para sustituir el modelo caritativo destructor de la autoestima por un seguro gubernamental digno que garantice la seguridad en la vejez. Esta nación proporciona una educación a todos los niños y un trabajo a todos los hombres, por eso puede desarrollar con éxito un plan de seguros para la protección de los ancianos y los débiles.
72:6.2 (814.4) Todos los ciudadanos de esta nación tienen que jubilarse de la actividad remunerada a los sesenta y cinco años, a menos que obtengan un permiso del comisario estatal de trabajo que les dé derecho a seguir trabajando hasta los setenta. Este límite de edad no es aplicable a los servidores del gobierno ni a los filósofos. Los discapacitados físicos y los lisiados permanentes pueden ser inscritos en la lista de jubilados a cualquier edad mediante una orden judicial refrendada por el comisario de pensiones del gobierno regional.
72:6.3 (814.5) Los fondos para las pensiones de vejez provienen de cuatro fuentes:
72:6.4 (814.6) 1. El gobierno federal retiene los ingresos de un día por mes para este propósito, y en este país todo el mundo trabaja.
72:6.5 (814.7) 2. Los legados de muchos ciudadanos adinerados que dejan fondos para este propósito.
72:6.6 (814.8) 3. Los ingresos del trabajo forzado en las minas estatales. Una vez cubiertas las necesidades de estos trabajadores obligados y apartadas las contribuciones para su propia jubilación, todos los beneficios excedentes de su trabajo se entregan a este fondo de pensiones.
72:6.7 (814.9) 4. Las rentas de los recursos naturales. El gobierno federal es el depositario social de toda la riqueza natural del continente, cuyas rentas se utilizan para fines sociales como la prevención de enfermedades, la educación de los superdotados y los gastos de los alumnos sobresalientes de las escuelas de administración pública. La mitad de las rentas de los recursos naturales va al fondo de pensiones de vejez.
72:6.8 (814.10) Aunque las fundaciones actuariales estatales y regionales proporcionan muchas formas de seguros de protección, las pensiones de vejez son administradas exclusivamente por el gobierno federal a través de los diez departamentos regionales.
72:6.9 (814.11) Estos fondos gubernamentales se llevan administrando honradamente desde hace mucho tiempo. Después de la traición y el asesinato, los castigos más severos que imponen los tribunales recaen sobre la traición a la confianza pública. La deslealtad social y política es considerada hoy en día como el más atroz de los crímenes.
72:7.1 (815.1) El gobierno federal solo es paternalista en la administración de las pensiones de vejez y en el fomento del talento y la originalidad creativa. Los gobiernos de los estados se ocupan algo más del ciudadano individual, mientras que los gobiernos locales son mucho más paternalistas o socialistas. La ciudad (o alguna de sus subdivisiones) se ocupa de asuntos tales como la salud, el saneamiento, las normas de construcción, el embellecimiento, el suministro de agua, el alumbrado, la calefacción, el esparcimiento, la música y las comunicaciones.
72:7.2 (815.2) En todas las industrias se da prioridad a la salud. Ciertos aspectos del bienestar físico se consideran prerrogativas industriales y comunitarias, pero los problemas de salud individual y familiar son asuntos de interés exclusivamente personal. En medicina, como en todos los demás asuntos puramente personales, el plan del gobierno consiste en abstenerse cada vez más de intervenir.
72:7.3 (815.3) Las ciudades no tienen capacidad impositiva ni pueden endeudarse. Reciben una asignación per cápita de la tesorería del estado y han de complementar estos ingresos con los beneficios de sus empresas socializadas y mediante la concesión de licencias a diversas actividades comerciales.
72:7.4 (815.4) Los servicios de transporte rápido, que permiten ampliar considerablemente los límites de la ciudad, están bajo control municipal. Los cuerpos de bomberos urbanos están sostenidos por las fundaciones de prevención y de seguros de incendios. Todos los edificios urbanos o rurales son ignífugos y llevan siéndolo desde hace más de setenta y cinco años.
72:7.5 (815.5) No hay agentes del orden público nombrados por los municipios; las fuerzas policiales las mantienen los gobiernos de los estados. Los agentes de este departamento se reclutan casi exclusivamente entre los hombres solteros de entre veinticinco y cincuenta años. La mayoría de los estados gravan a los solteros con un impuesto bastante alto que se condona a todos los que se enrolan en la policía estatal. En la media de los estados la fuerza policial es la décima parte de la que era hace cincuenta años.
72:7.6 (815.6) Los sistemas tributarios de los cien estados relativamente libres y soberanos son poco o nada uniformes, ya que las condiciones económicas y de otra índole varían considerablemente en los distintos sectores del continente. Todos los estados tienen diez disposiciones constitucionales básicas que no se pueden modificar sin el consentimiento de la corte suprema federal, y uno de estos artículos impide gravar más del uno por ciento anual sobre el valor de cualquier propiedad. Los solares para viviendas, tanto urbanos como rurales, están exentos.
72:7.7 (815.7) El gobierno federal no puede contraer deudas, y para que un estado pueda pedir un préstamo se requiere un referéndum con una mayoría de tres cuartos, salvo por razones de guerra. Puesto que el gobierno federal no puede endeudarse, el Consejo Nacional de Defensa está facultado para gravar en la medida necesaria a los estados en caso de guerra tanto con dinero como con hombres y materiales. Pero ninguna deuda puede prolongarse más de veinticinco años.
72:7.8 (815.8) Los ingresos para sostener el gobierno federal provienen de las cinco fuentes siguientes:
72:7.9 (815.9) 1. Derechos de importación. Todas las importaciones están sujetas a un arancel destinado a proteger el nivel de vida de este continente, que está muy por encima del de cualquier otra nación del planeta. Estos aranceles los establece la corte industrial suprema tras la ratificación por parte de ambas cámaras del congreso industrial de las recomendaciones del jefe ejecutivo de asuntos económicos, que es nombrado conjuntamente por estos dos cuerpos legislativos. La cámara alta industrial es elegida por los trabajadores; la baja, por el capital.
72:7.10 (816.1) 2. Derechos de autor. El gobierno federal estimula la invención y las creaciones originales en los diez laboratorios regionales donde apoya a los genios de todo tipo —artistas, autores y científicos— y protege sus patentes. El gobierno se queda a cambio con la mitad de los beneficios generados por dichos inventos y creaciones, ya se trate de máquinas, libros, obras de arte, plantas o animales.
72:7.11 (816.2) 3. Impuesto sobre sucesiones. El gobierno federal recauda un impuesto sobre sucesiones escalonado que va del uno al cincuenta por ciento, dependiendo de la magnitud del patrimonio entre otras condiciones.
72:7.12 (816.3) 4. Equipo militar. El gobierno obtiene una suma considerable con el alquiler del equipo militar y naval para usos comerciales y recreativos.
72:7.13 (816.4) 5. Recursos naturales. Las rentas procedentes de los recursos naturales, cuando no se requieren en su totalidad para los propósitos específicos designados en la carta constitutiva del Estado federal, se ingresan en el tesoro nacional.
72:7.14 (816.5) Las asignaciones federales, excepto los fondos de guerra fijados por el Consejo Nacional de Defensa, son propuestas por la cámara alta legislativa, ratificadas por la cámara baja, aprobadas por el jefe ejecutivo y validadas finalmente por la comisión presupuestaria federal de los cien. Los miembros de esta comisión son propuestos por los gobernadores de los estados y elegidos por las cámaras legislativas de los estados por un periodo de veinticuatro años. Cada seis años se renueva la cuarta parte de sus miembros por elección, y también cada seis años, este cuerpo elige por mayoría de tres cuartos a uno de sus miembros como jefe. Este se convierte así en director interventor del tesoro federal.
72:8.1 (816.6) Además del programa de educación básica obligatoria que se extiende desde los cinco hasta los dieciocho años de edad, existen las siguientes escuelas especiales:
72:8.2 (816.7) 1. Escuelas de administración pública. Estas escuelas son de tres clases: nacionales, regionales y estatales. Los cargos públicos de la nación están agrupados en cuatro divisiones. La primera división de la responsabilidad pública concierne principalmente a la administración nacional, y todos los titulares de cargos de este grupo tienen que ser graduados de las escuelas tanto regionales como nacionales de administración pública. En la segunda división el interesado puede aceptar cargos políticos, electivos o por designación después de graduarse en alguna de las diez escuelas regionales de administración pública; su trabajo comporta responsabilidades en la administración regional y en los gobiernos estatales. La tercera división comporta responsabilidades estatales, y estos funcionarios solo necesitan poseer un título estatal de administración pública. Los titulares de cargos de la cuarta y última división no necesitan ningún título de administración pública, ya que todos son de libre designación. Son los puestos menores de asistentes, secretarios y técnicos ocupados por los diversos profesionales especializados que trabajan en calidad de administradores gubernamentales.
72:8.3 (816.8) Los jueces de las cortes menores y estatales poseen títulos de las escuelas estatales de administración pública. Los jueces de los tribunales jurisdiccionales para asuntos sociales, educativos e industriales poseen títulos de las escuelas regionales. Los jueces de la corte suprema federal tienen que poseer títulos de todas estas escuelas de administración pública.
72:8.4 (817.1) 2. Escuelas de filosofía. Estas escuelas están afiliadas a los templos de filosofía y tienen cierta relación con la religión como función pública.
72:8.5 (817.2) 3. Instituciones de ciencia. Estas escuelas técnicas están coordinadas con la industria más que con los sistemas educativos y se administran en quince divisiones.
72:8.6 (817.3) 4. Escuelas de formación profesional. Estas instituciones especiales proporcionan la formación técnica de las diversas especializaciones profesionales, que son doce en total.
72:8.7 (817.4) 5. Escuelas militares y navales. Cerca de la sede central nacional y en los veinticinco centros militares costeros se mantienen estas instituciones dedicadas a la formación militar de ciudadanos voluntarios entre dieciocho y treinta años de edad. Los menores de veinticinco años necesitan el consentimiento de sus padres para ser admitidos en estas escuelas.
72:9.1 (817.5) Aunque el acceso a los cargos públicos está reservado a los graduados en las escuelas estatales, regionales o federales de administración pública, los líderes progresistas de esta nación descubrieron un defecto grave en su plan de sufragio universal y hace unos cincuenta años elaboraron una disposición constitucional para modificar el sistema electoral como sigue:
72:9.2 (817.6) 1. Todos los hombres y mujeres tienen un voto a partir de los veinte años. Al cumplirlos, todos los ciudadanos deben incorporarse obligatoriamente a dos grupos de votantes: se inscribirán en el primero de acuerdo con su función económica —industrial, profesional, agrícola o comercial— y en el segundo según sus inclinaciones políticas, filosóficas y sociales. Todos los trabajadores pertenecen así a algún grupo electoral económico. Estas agrupaciones, igual que las asociaciones no económicas, se regulan de forma muy parecida al gobierno nacional con su triple división de poderes. La inscripción en estos grupos no se puede cambiar durante doce años.
72:9.3 (817.7) 2. A propuesta de los gobernadores de los estados o de los ejecutivos regionales y por mandato de los consejos supremos regionales, las personas que han prestado un gran servicio a la sociedad o han demostrado una sabiduría extraordinaria en el servicio al gobierno pueden disponer de votos adicionales, pero no más de una vez cada cinco años. Estos supervotos están limitados a nueve, y el número máximo de sufragios de cualquier votante múltiple es diez. Los científicos, inventores, profesores, filósofos y líderes espirituales también son honrados y reconocidos de este modo con un mayor poder político. Estos privilegios cívicos avanzados los confieren los consejos supremos estatales y regionales igual que las escuelas superiores especiales otorgan los títulos académicos. Los beneficiarios se enorgullecen de incorporar esos símbolos de reconocimiento cívico, junto con sus otros títulos, a su lista de logros personales.
72:9.4 (817.8) 3. Todos los individuos condenados a trabajos forzados en las minas y todos los funcionarios del gobierno mantenidos por fondos procedentes de los impuestos están privados del derecho a voto mientras estén en esa situación. Esto no se aplica a las personas de la tercera edad jubiladas con una pensión a los sesenta y cinco años.
72:9.5 (817.9) 4. Hay cinco categorías de sufragio que corresponden a la media de los impuestos anuales tributados cada cinco años. Los mayores contribuyentes pueden llegar a tener hasta cinco votos más. Esta concesión es independiente de todos los demás reconocimientos, pero ningún elector puede emitir nunca más de diez votos.
72:9.6 (818.1) 5. Cuando se adoptó este plan electoral, el método territorial de votación fue sustituido por un sistema económico o funcional. Todos los ciudadanos votan ahora como miembros de grupos industriales, sociales o profesionales sin importar su lugar de residencia. De este modo el electorado se compone de grupos consolidados, unificados e inteligentes que eligen solo a sus mejores miembros para los puestos gubernamentales de confianza y responsabilidad. La única excepción a este sistema de sufragio funcional o colectivo es la elección cada seis años de un jefe ejecutivo federal por sufragio de toda la nación con un solo voto por ciudadano.
72:9.7 (818.2) De este modo, excepto en la elección del jefe ejecutivo, son las agrupaciones económicas, profesionales, intelectuales y sociales de la ciudadanía las que ejercen el sufragio. El Estado ideal es orgánico, y cada grupo libre e inteligente de ciudadanos representa un órgano vital que está en funcionamiento dentro del organismo gubernamental más grande.
72:9.8 (818.3) Las escuelas de administración pública están facultadas para iniciar procedimientos ante los tribunales estatales con el objeto de privar del derecho a voto a todo individuo deficiente, ocioso, indiferente o criminal. Estas gentes reconocen que cuando el cincuenta por ciento de una nación es deficiente o inferior y posee derecho a voto, esa nación está condenada. Entienden que cuando domina la mediocridad la nación se desploma. Votar es obligatorio, y se imponen fuertes multas a quienes no depositen su papeleta.
72:10.1 (818.4) Los métodos de este pueblo para hacer frente al crimen, la demencia y la degeneración, aunque en algunos aspectos agradarán a la mayoría de los urantianos, en otros les resultarán sin duda espantosos. Los delincuentes comunes y las personas deficientes son recluidos por sexos en distintas colonias agrícolas donde se mantienen sobradamente con sus propios recursos. Los criminales habituales más peligrosos y los dementes incurables son condenados a muerte por los tribunales en cámaras de gas letal. Numerosos crímenes además del asesinato, entre ellos la traición a la responsabilidad de gobierno, acarrean también la pena de muerte, y la acción de la justicia es rápida y segura.
72:10.2 (818.5) Este pueblo está dejando atrás la era negativa de la ley para entrar en la positiva. Recientemente han llegado al extremo de intentar prevenir el crimen condenando de por vida en colonias de detención a quienes consideran asesinos o grandes criminales en potencia. Si más adelante esos reclusos demuestran que se han vuelto más normales, pueden recibir la libertad condicional o ser indultados. El índice de homicidios de este continente no es más que el uno por ciento del de las demás naciones.
72:10.3 (818.6) Hace más de cien años se empezaron a tomar medidas para impedir la reproducción de los criminales y los deficientes, y estos esfuerzos han dado ya resultados satisfactorios. No hay cárceles ni manicomios por la sencilla razón de que estos grupos son diez veces menos numerosos que en Urantia.
72:11.1 (818.7) El presidente del Consejo Nacional de Defensa puede designar a los diplomados de las escuelas militares federales como «guardianes de la civilización» en siete grados según su experiencia y aptitud. Este consejo se compone de veinticinco miembros propuestos por los más altos tribunales parentales, educativos e industriales y confirmados por la corte suprema federal. Está presidido, en virtud de su cargo, por el jefe del Estado Mayor de asuntos militares coordinados. Sus miembros ocupan el cargo hasta los setenta años.
72:11.2 (819.1) Los cursos que siguen estos oficiales duran cuatro años y están necesariamente vinculados al aprendizaje de algún oficio o profesión. No se da nunca formación militar sin estudios industriales, científicos o profesionales asociados. Cuando termina su formación militar, el interesado ha recibido durante ese curso de cuatro años la mitad de la educación que se imparte en cualquiera de las escuelas especiales donde los cursos duran también cuatro años. De este modo se evita la creación de una clase militar profesional al proporcionar a muchos hombres la oportunidad de ganarse la vida al tiempo que adquieren la primera mitad de una formación técnica o profesional.
72:11.3 (819.2) El servicio militar en tiempos de paz es enteramente voluntario. El alistamiento en cualquiera de las ramas del servicio es por cuatro años, durante los cuales todos los hombres cursan algún tipo de estudio especial además del aprendizaje de las tácticas militares. La formación en música es una de las actividades principales de las escuelas militares centrales y de los veinticinco campamentos de formación distribuidos por la periferia del continente. Durante los periodos de menor actividad industrial se utiliza automáticamente a muchos millares de desempleados para reforzar las defensas militares del continente en tierra, mar y aire.
72:11.4 (819.3) Aunque estas gentes mantienen una poderosa organización militar para defenderse de los intentos de invasión de los pueblos hostiles que los rodean, debe constar a su favor que desde hace más de cien años no han utilizado esos recursos para una guerra ofensiva. Se han civilizado hasta el punto de ser capaces de defender con la fuerza su civilización sin caer en la tentación de utilizar su poderío militar con fines agresivos. Desde que se estableció el Estado continental unificado no ha habido guerras civiles, pero durante los dos últimos siglos han tenido que afrontar nueve encarnizadas guerras defensivas, tres de ellas contra poderosas confederaciones de potencias mundiales. Aunque esta nación mantiene una defensa adecuada contra los ataques de sus vecinos hostiles, presta mucha más atención a la formación de estadistas, científicos y filósofos.
72:11.5 (819.4) Cuando están en paz con el mundo casi todos los mecanismos móviles de defensa se ponen al servicio de los negocios, el comercio y el esparcimiento. Cuando se declara la guerra toda la nación se moviliza. Durante el periodo de hostilidades rige el salario militar en todas las industrias, y los jefes de todos los departamentos militares se convierten en miembros del gabinete del jefe ejecutivo.
72:12.1 (819.5) Aunque la sociedad y gobierno de este pueblo único son en muchos aspectos superiores a los de las naciones de Urantia, cabe señalar que en los otros continentes (hay once en este planeta) los gobiernos son claramente inferiores a los de las naciones más avanzadas de Urantia.
72:12.2 (819.6) A día de hoy este gobierno superior proyecta establecer relaciones diplomáticas con los pueblos inferiores, y ha surgido por primera vez un gran líder religioso que aboga por enviar misioneros a las naciones circundantes. Mucho nos tememos que estén a punto de cometer el error que tantos otros han cometido de intentar imponer a otras razas una cultura y una religión superiores. ¡Lo mejor para este mundo sería que esta nación continental de cultura avanzada se limitara a ir al exterior para traer a su territorio a los mejores elementos de los pueblos vecinos y, tras haberlos educado, los enviara de vuelta como emisarios de cultura a sus hermanos sumidos en la ignorancia! Y, por supuesto, si un Hijo Magistrado llegara pronto a esta nación avanzada, podrían suceder rápidamente grandes cosas en este mundo.
72:12.3 (820.1) Este relato de los asuntos de un planeta vecino se ha hecho gracias a un permiso especial y con la intención de hacer progresar la civilización y acelerar la evolución gubernamental en Urantia. Se podrían describir muchas más cosas que interesarían y fascinarían sin duda a los urantianos, pero hemos agotado los límites de nuestro mandato con esta revelación.
72:12.4 (820.2) Los urantianos deberían, sin embargo, tener presente que su esfera hermana de la familia de Satania no se ha beneficiado de ninguna misión de magistrado ni de otorgamiento de los Hijos del Paraíso. Por otra parte, los diversos pueblos de Urantia no están separados entre sí por una desigualdad cultural tan grande como la que segrega a la nación continental de sus vecinos en este planeta.
72:12.5 (820.3) El derramamiento del Espíritu de la Verdad proporciona la base espiritual para llevar a cabo grandes logros en beneficio de la raza humana del mundo de otorgamiento. Urantia está, por lo tanto, mucho mejor preparada para hacer realidad de forma inmediata un gobierno planetario con sus leyes, sus mecanismos, sus símbolos, sus convenciones y su idioma. Ello podría contribuir muy poderosamente al establecimiento de una paz mundial bajo el imperio de la ley y podría conducir en su día al amanecer de una verdadera edad de esfuerzo espiritual. Una edad así es el umbral planetario de las edades utópicas de luz y vida.
72:12.6 (820.4) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 73
73:0.1 (821.1) LA decadencia cultural y la pobreza espiritual derivadas de la caída de Caligastia y de la confusión social resultante afectaron poco a la situación física o biológica de los pueblos de Urantia. La evolución orgánica siguió a buen ritmo con total independencia del fulminante revés moral y cultural que había supuesto la desafección de Caligastia y Daligastia. Hace casi cuarenta mil años llegó el momento en el que los Portadores de Vida de servicio en Urantia advirtieron que, desde un punto de vista puramente biológico, sus razas estaban cerca de alcanzar la culminación de su desarrollo. Los síndicos Melquisedec coincidieron con esta opinión y aceptaron de buen grado unirse a los Portadores de Vida para solicitar a los Altísimos de Edentia que se llevara a cabo una inspección en Urantia con vistas a autorizar el envío de elevadores biológicos, un Hijo y una Hija Materiales.
73:0.2 (821.2) Se dirigió esta solicitud a los Altísimos de Edentia porque habían ejercido jurisdicción directa sobre muchos asuntos de Urantia desde la caída de Caligastia y el vacío temporal de autoridad en Jerusem.
73:0.3 (821.3) Tabamantia, supervisor soberano de la serie de mundos decimales o experimentales, fue a inspeccionar el planeta y, tras comprobar el progreso racial, recomendó otorgar Hijos Materiales a Urantia. Algo menos de cien años después de esta inspección, llegaron Adán y Eva, un Hijo y una Hija Materiales del sistema local, y acometieron la difícil tarea de intentar desenredar los embrollados asuntos de un planeta retrasado por la rebelión y proscrito por el aislamiento espiritual.
73:1.1 (821.4) En un planeta normal la llegada del Hijo Material suele inaugurar los albores de una gran edad de invención, progreso material e ilustración intelectual. La era posadánica es la gran edad científica en la mayoría de los mundos, pero no así en Urantia. Aunque el planeta estaba poblado por razas físicamente aptas, las tribus languidecían en las profundidades del salvajismo y el estancamiento moral.
73:1.2 (821.5) Diez mil años después de la rebelión se habían borrado prácticamente todos los beneficios de la administración del Príncipe. Las razas del mundo estaban muy poco mejor de lo que estarían si este Hijo equivocado no hubiera llegado nunca a Urantia. Solo entre los noditas y los amadonitas perduraban aún las tradiciones de Dalamatia y la cultura del Príncipe Planetario.
73:1.3 (821.6) Los noditas eran los descendientes de los miembros rebeldes del equipo del Príncipe y debían su nombre a Nod, su primer jefe, en su día presidente de la comisión de industria y comercio de Dalamatia. Los amadonitas eran los descendientes de los andonitas que eligieron mantenerse leales con Van y Amadon. «Amadonita» es una denominación cultural y religiosa más que un término racial, ya que los amadonitas eran básicamente andonitas desde el punto de vista racial. En cambio «nodita» es un nombre tanto cultural como racial, pues los propios noditas constituyeron la octava raza de Urantia.
73:1.4 (822.1) Existía una enemistad tradicional entre los noditas y los amadonitas. Esta vieja hostilidad afloraba inevitablemente siempre que los descendientes de estos dos grupos intentaban hacer algo en común. Incluso más adelante tuvieron grandes dificultades para trabajar juntos en paz en los asuntos del Edén.
73:1.5 (822.2) Poco después de la destrucción de Dalamatia los seguidores de Nod se dividieron en tres grupos principales. El grupo central permaneció en las inmediaciones de su tierra de origen cerca de la cabecera del golfo Pérsico. El grupo oriental emigró hacia las tierras altas de Elam, justo al este del valle del Éufrates. El grupo occidental se estableció en las costas sirias del nordeste del Mediterráneo y en el territorio adyacente.
73:1.6 (822.3) Estos noditas se habían reproducido abundantemente con las razas sangik y habían dejado una progenie bien capacitada. Algunos descendientes de los dalamatianos rebeldes se unieron posteriormente a Van y sus seguidores leales en las tierras del norte de Mesopotamia. Allí, en las inmediaciones del lago Van y al sur del mar Caspio, los noditas se cruzaron y fusionaron con los amadonitas y figuraron entre los «hombres poderosos de la antigüedad».
73:1.7 (822.4) Antes de la llegada de Adán y Eva estos grupos —los noditas y los amadonitas— eran las razas más cultas y avanzadas del planeta.
73:2.1 (822.5) Durante casi cien años antes de la inspección de Tabamantia, Van y sus compañeros habían estado predicando, desde su sede de ética y cultura mundial situada en las tierras altas, el advenimiento de un Hijo de Dios prometido, un elevador racial, un maestro de la verdad y un digno sucesor del traidor Caligastia. La mayoría de los habitantes del mundo de entonces mostraron poco o ningún interés por esas predicciones, pero los que estaban en contacto directo con Van y Amadon tomaron en serio sus enseñanzas y empezaron a planear el recibimiento del Hijo prometido.
73:2.2 (822.6) Van contó a sus compañeros más cercanos la historia de los Hijos Materiales de Jerusem y todas las cosas que había conocido sobre ellos en los tiempos anteriores a su llegada a Urantia. Sabía muy bien que estos Hijos Adánicos vivían siempre en hogares jardín sencillos pero encantadores y les propuso, ochenta y tres años antes de la llegada de Adán y Eva, que se dedicaran a proclamar su advenimiento y a preparar un hogar jardín para recibirlos.
73:2.3 (822.7) En su sede de las tierras altas y en sesenta y un asentamientos muy dispersos, Van y Amadon reclutaron un cuerpo de más de tres mil trabajadores entusiastas y decididos que se comprometieron en solemne asamblea a preparar la llegada del Hijo prometido (o por lo menos esperado).
73:2.4 (822.8) Van dividió a sus voluntarios en cien compañías con un capitán al frente de cada una y un adjunto que servía en su equipo personal como oficial de enlace. Conservó a Amadon como su propio adjunto. Todas estas comisiones empezaron en serio su trabajo preliminar, y el comité de ubicación del Jardín salió en busca del lugar ideal.
73:2.5 (822.9) Aunque Caligastia y a Daligastia habían sido despojados de casi todo su poder para hacer el mal, hicieron todo lo posible por impedir y obstaculizar la labor de preparar el Jardín. Sus perversas maquinaciones fueron contrarrestadas en gran medida por las fieles actividades de las casi diez mil criaturas intermedias leales que trabajaron sin descanso para llevar adelante la empresa.
73:3.1 (823.1) Después de buscar durante casi tres años, el comité de ubicación informó favorablemente sobre tres posibles emplazamientos: el primero era una isla del golfo Pérsico; el segundo, el emplazamiento fluvial que fue ocupado posteriormente por el segundo jardín; el tercero, una península larga y estrecha —casi una isla— que sobresalía hacia el oeste desde la costa este del mar Mediterráneo.
73:3.2 (823.2) El comité recomendaba la tercera opción casi por unanimidad. Se eligió este emplazamiento y se dedicaron dos años a trasladar la sede cultural del mundo, incluyendo el árbol de la vida, a esta península mediterránea. Todos los habitantes de la península, excepto un solo grupo, la desocuparon pacíficamente cuando llegaron Van y sus compañeros.
73:3.3 (823.3) Esta península mediterránea tenía un clima salubre y una temperatura constante. La estabilidad del tiempo se debía a las montañas que la rodeaban y al hecho de ser prácticamente una isla de un mar interior. Aunque las tierras altas circundantes eran muy lluviosas, era raro que lloviera en el propio Edén. Sin embargo cada noche «subía un vapor» procedente de la extensa red de acequias de riego que refrescaba la vegetación del Jardín.
73:3.4 (823.4) El litoral de esta masa de tierra estaba muy elevado, y el istmo que la comunicaba con el continente tenía solo cuarenta y tres kilómetros de ancho en su punto más estrecho. El gran río que regaba el Jardín bajaba de las tierras altas de la península y corría hacia el este a través del istmo peninsular hasta el continente, donde atravesaba las tierras bajas de Mesopotamia, hasta el mar. Estaba alimentado por cuatro afluentes nacidos en las colinas costeras de la península edénica. Esas eran las «cuatro cabezas» del río que «salía del Edén», que se confundirían más tarde con los brazos de los ríos que rodeaban el segundo jardín.
73:3.5 (823.5) Las montañas que rodeaban el Jardín abundaban en metales y piedras preciosas, aunque estos despertaron poco o ningún interés. La idea rectora iba a consistir en glorificar la horticultura y exaltar la agricultura.
73:3.6 (823.6) El lugar elegido para el Jardín era probablemente el paraje más hermoso de su género que había en el mundo entero, y el clima era entonces ideal. Ningún otro lugar podría haberse prestado tan perfectamente a convertirse en semejante paraíso de expresión botánica. En este lugar de encuentro se fue reuniendo la flor y nata de la civilización de Urantia. Más allá de sus confines el mundo estaba sumido en la oscuridad, la ignorancia y el salvajismo. El Edén era el único punto brillante de Urantia. Era por naturaleza un sueño de belleza y pronto se convirtió en un poema perfecto y exquisito de esplendor paisajístico.
73:4.1 (823.7) Cuando los Hijos Materiales, los elevadores biológicos, empiezan su estancia en un mundo evolutivo, su lugar de residencia se suele llamar muchas veces el Jardín del Edén porque se caracteriza por la belleza floral y la grandiosidad botánica de Edentia, la capital de la constelación. Van, que conocía bien estas costumbres, decidió dedicar toda la península al Jardín. Las actividades pastoras y ganaderas se proyectaron para el continente contiguo y los únicos animales que habría en el parque serían las aves y las distintas especies domesticadas. Van ordenó que el Edén fuera un jardín y solo un jardín. Nunca se sacrificó ningún animal dentro de su recinto. Toda la carne que comieron los trabajadores del Jardín durante los años que duró su construcción se trajo de los rebaños que mantenían en el continente.
73:4.2 (824.1) La primera tarea fue construir una muralla de ladrillo que cerrara el istmo de la península. Una vez terminada, pudieron emprender sin estorbos el trabajo real de embellecer el paisaje y construir las viviendas.
73:4.3 (824.2) Se creó un jardín zoológico mediante una muralla más pequeña construida justo fuera de la muralla principal. El espacio entre ambas, ocupado por toda clase de animales salvajes, servía de defensa adicional contra ataques hostiles. Esta colección de animales salvajes se organizó en doce grandes divisiones, y había caminos amurallados que conducían desde estos grupos hasta las doce puertas del Jardín. El río y sus prados adyacentes ocupaban la zona central.
73:4.4 (824.3) En la preparación del Jardín solo tomaron parte trabajadores voluntarios; nunca se emplearon asalariados. Cultivaban el Jardín y cuidaban de sus rebaños para sustentarse; recibían también aportaciones de alimentos de los creyentes cercanos. Y esta gran empresa se llevó a cabo a pesar de las dificultades propias de la confusión que reinaba en el mundo en aquellos tiempos turbulentos.
73:4.5 (824.4) Sin embargo, hubo un momento de gran desilusión cuando Van, al no saber cuánto podrían tardar en llegar el Hijo y la Hija esperados, propuso capacitar también a la generación más joven en los trabajos de preparación por si la llegada se retrasaba. Esto creó muchos problemas, pues se interpretó como un reconocimiento de falta de fe por parte de Van y provocó muchas deserciones. Pero Van siguió adelante con su plan de preparación y ocupó las plazas de los desertores con voluntarios más jóvenes.
73:5.1 (824.5) En el centro de la península edénica estaba el precioso templo de piedra del Padre Universal, el santuario sagrado del Jardín. En el norte se estableció la sede administrativa; en el sur se construyeron las viviendas para los trabajadores y sus familias; en el oeste se reservó el terreno necesario para las escuelas proyectadas en el programa educativo del Hijo esperado, mientras que en el «este del Edén» se construyeron las viviendas destinadas al Hijo prometido y su descendencia directa. Los planes arquitectónicos del Edén preveían viviendas y tierra abundante para un millón de seres humanos.
73:5.2 (824.6) En el momento de la llegada de Adán, aunque solo se había terminado la cuarta parte del Jardín, había ya miles de kilómetros de acequias de riego y más de diecinueve mil kilómetros de senderos y caminos pavimentados. Tenía poco más de cinco mil edificios de ladrillo en los diversos sectores y un número casi incontable de árboles y plantas. Todos los conjuntos de edificaciones del parque estaban limitados a un máximo de siete casas, y aunque las estructuras del Jardín eran sencillas, eran muy artísticas. Los caminos y senderos estaban bien construidos y el ajardinamiento era exquisito.
73:5.3 (824.7) Las disposiciones de saneamiento del Jardín eran mucho más avanzadas que todo lo que se había intentado hasta entonces en Urantia. El agua de beber del Edén se mantenía potable mediante la observancia estricta de regulaciones de saneamiento dirigidas a conservar su pureza. En aquellos primeros tiempos el incumplimiento de estas normas causaba muchos problemas, pero Van fue inculcando gradualmente a sus compañeros la importancia de no permitir que cayera nada en la reserva de agua del Jardín.
73:5.4 (825.1) Antes de que se instalara el sistema de eliminación de aguas residuales, los edenitas enterraban escrupulosamente todos los residuos y los materiales en descomposición. Los inspectores de Amadon hacían su ronda diaria en busca de posibles causas de enfermedades. Los urantianos no volvieron a ser conscientes de la importancia de la prevención de las enfermedades humanas hasta mucho más tarde, en los siglos diecinueve y veinte. Antes de la caída del régimen adánico, se había construido un sistema cubierto de colectores de ladrillo que pasaba por debajo de los muros y vertía sus aguas en el río del Edén casi un kilómetro y medio más allá del muro exterior o menor del Jardín.
73:5.5 (825.2) Hacia el momento de la llegada de Adán, la mayoría de las plantas propias de esa región del mundo crecían en el Edén, y ya se habían mejorado considerablemente muchas frutas, frutos secos y cereales. Se cultivaron allí por primera vez muchos de los vegetales y cereales modernos, pero muchas variedades de plantas comestibles se perderían más tarde para el mundo.
73:5.6 (825.3) Alrededor del cinco por ciento del Jardín estaba dedicado al cultivo artificial intensivo, el quince por ciento estaba parcialmente cultivado y el resto se dejó en un estado más o menos natural en espera de la llegada de Adán, pues se consideró preferible terminar el parque según sus ideas.
73:5.7 (825.4) Así se preparó el Jardín del Edén para recibir al Adán prometido y a su consorte. Este Jardín habría hecho honor a un mundo que estuviera bajo una administración perfecta con un control normal. Adán y Eva quedaron muy complacidos con el plan general del Edén, aunque hicieron muchos cambios en el mobiliario de su vivienda personal.
73:5.8 (825.5) Aunque el trabajo de embellecimiento distaba mucho de estar terminado en el momento de la llegada de Adán, el lugar era ya una joya de belleza botánica, y durante los primeros días de su estancia en el Edén todo el Jardín tomó nueva forma y adquirió nuevas proporciones de belleza y esplendor. Urantia no ha albergado nunca, ni antes ni después de este tiempo, una muestra tan hermosa y completa de horticultura y agricultura.
73:6.1 (825.6) En el centro del templo del Jardín Van plantó el custodiado árbol de la vida, cuyas hojas eran para la «curación de las naciones» y cuyos frutos lo habían sustentado durante tanto tiempo en la tierra. Van sabía bien que, cuando aparecieran bajo forma material en Urantia, Adán y Eva dependerían también de este regalo de Edentia para su sustento vital.
73:6.2 (825.7) Los Hijos Materiales que están en las capitales de los sistemas no necesitan el árbol de la vida para sustentarse. Solo dependen de este complemento para ser físicamente inmortales cuando son repersonalizados en los planetas.
73:6.3 (825.8) El «árbol del conocimiento del bien y del mal» puede ser una figura retórica, una designación simbólica que abarca una multitud de experiencias humanas, pero el «árbol de la vida» no fue un mito; era real y existió en Urantia durante mucho tiempo. Cuando los Altísimos de Edentia aprobaron el nombramiento de Caligastia como Príncipe Planetario de Urantia junto con el de los cien ciudadanos de Jerusem como equipo administrativo, enviaron al planeta un arbusto de Edentia por medio de los Melquisedec, y esta planta creció hasta convertirse en el árbol de la vida de Urantia. Esta forma de vida no inteligente es originaria de las esferas sede de las constelaciones y se encuentra también en los mundos sede de los universos locales y de los superuniversos así como en las esferas de Havona, pero no en las capitales de los sistemas.
73:6.4 (826.1) Esta superplanta almacenaba ciertas energías-espacio que actuaban como antídoto contra los elementos de la existencia animal que producen el envejecimiento. El fruto del árbol de la vida era como una batería de almacenamiento superquímico que al ser comida liberaba misteriosamente la fuerza del universo que prolonga la vida. Esta forma de sustento era completamente inútil para los seres evolutivos normales de Urantia, pero de gran utilidad para los cien miembros materializados del equipo de Caligastia y los cien andonitas modificados que contribuyeron con su plasma de vida al equipo del Príncipe. Estos últimos recibieron a cambio un complemento de vida que les permitía utilizar el fruto del árbol de la vida para prolongar indefinidamente una existencia que, sin eso, hubiera sido mortal.
73:6.5 (826.2) Durante el gobierno del Príncipe el árbol estaba plantado en la tierra del patio central y circular del templo del Padre. Al estallar la rebelión Van y sus compañeros lo hicieron crecer de nuevo, a partir de su núcleo, en su campamento provisional. Más tarde lo trasladaron a su refugio de las tierras altas, donde el arbusto de Edentia sirvió a Van y Amadon durante más de ciento cincuenta mil años.
73:6.6 (826.3) Cuando Van y sus compañeros prepararon el Jardín para Adán y Eva, trasplantaron el árbol de Edentia al Jardín del Edén donde volvió a crecer en un patio circular central de otro templo del Padre. Adán y Eva comían periódicamente sus frutos para mantener su forma dual de vida física.
73:6.7 (826.4) Cuando los planes del Hijo Material se desviaron del buen camino, no se permitió a Adán y a su familia llevarse del Jardín el núcleo del árbol. Cuando los noditas invadieron el Edén, se les dijo que serían «como dioses si comían el fruto del árbol», y encontraron a su gran sorpresa que no estaba custodiado. Comieron su fruto en grandes cantidades durante años, pero no les hizo ningún efecto. Todos eran mortales materiales del mundo y carecían del atributo que actuaba como complemento del fruto del árbol. Enfurecidos por su incapacidad de beneficiarse del árbol de la vida, incendiaron tanto el templo como el árbol con ocasión de una de sus guerras internas. Solo quedó en pie la muralla de piedra hasta que el Jardín fue sumergido posteriormente por las aguas. Este fue el segundo templo del Padre que pereció.
73:6.8 (826.5) Y ahora, toda carne de Urantia debe seguir el curso natural de la vida y la muerte. Adán, Eva, sus hijos y los hijos de sus hijos, junto con sus compañeros, perecieron todos con el paso del tiempo y quedaron así sujetos al plan de ascensión del universo local en el que la resurrección en los mundos mansión sigue a la muerte material.
73:7.1 (826.6) Después de que Adán desalojara el primer jardín, este fue ocupado por una diversidad de noditas, cutitas y suntitas. Más tarde se convirtió en el lugar de residencia de los noditas del norte que se negaban a cooperar con los adanitas. La península estuvo invadida por estos noditas inferiores durante casi cuatro mil años después de la marcha de Adán hasta que, coincidiendo con violentas erupciones de los volcanes circundantes y con la sumersión del puente terrestre entre Sicilia y África, el suelo oriental del mar Mediterráneo se hundió y arrastró consigo bajo las aguas a toda la península edénica. Al tiempo que se producía esta vasta sumersión la costa del Mediterráneo oriental se elevó considerablemente. Así terminó la creación natural más bella que ha existido jamás en Urantia. El hundimiento no fue repentino, la península tardó varios cientos de años en sumergirse por completo.
73:7.2 (827.1) No podemos considerar de ningún modo esta desaparición del Jardín como una consecuencia del malogro de los planes divinos ni de los errores de Adán y Eva. Consideramos que la sumersión del Edén no fue más que un acontecimiento natural, pero nos parece que el hundimiento del Jardín estuvo calculado para coincidir con el momento en que la acumulación de reservas de la raza violeta fuera suficiente para emprender la tarea de rehabilitar a los pueblos del mundo.
73:7.3 (827.2) Los Melquisedec aconsejaron a Adán que no iniciara el programa de elevación y mezcla de las razas hasta que su propia familia llegara al medio millón de miembros. El Jardín no se proyectó nunca como morada permanente de los adanitas. Tenían que convertirse en emisarios de una nueva vida para todo el mundo; tenían que ir a otorgarse desinteresadamente a las necesitadas razas del planeta.
73:7.4 (827.3) Según las instrucciones que le dieron los Melquisedec, Adán tenía que establecer sedes raciales, continentales y divisionales bajo la dirección de sus hijos e hijas directos. Él y Eva debían repartir su tiempo entre las distintas capitales mundiales como asesores y coordinadores del ministerio mundial de elevación biológica, avance intelectual y rehabilitación moral.
73:7.5 (827.4) [Presentado por Solonia, la «voz seráfica del Jardín».]
El libro de Urantia
Documento 74
74:0.1 (828.1) ADÁN Y EVA llegaron a Urantia 37 848 años antes de 1934 d. C. El Jardín estaba en plena temporada de floración en el momento de su llegada. Al mediodía en punto los dos transportes seráficos, acompañados por el personal de Jerusem encargado del traslado a Urantia de los elevadores biológicos, se posaron suavemente sin previo anuncio sobre la superficie del planeta giratorio en las inmediaciones del templo del Padre Universal. Todo el trabajo de rematerialización de los cuerpos de Adán y Eva se llevó a cabo en el recinto de este santuario recién creado. Transcurrieron diez días desde el momento de su llegada hasta que fueron recreados bajo forma humana dual para presentarse como los nuevos regidores del mundo. Recobraron el conocimiento simultáneamente. Los Hijos e Hijas Materiales sirven siempre juntos. Es la esencia de su servicio no estar separados en ningún momento ni lugar. Fueron concebidos para trabajar en pareja y rara vez actúan solos.
74:1.1 (828.2) El Adán y la Eva Planetarios de Urantia eran miembros del cuerpo superior de Hijos Materiales de Jerusem, en el que estaban inscritos conjuntamente con el número 14 311. Pertenecían a la tercera serie física y medían algo más de dos metros cuarenta.
74:1.2 (828.3) En el momento de ser elegido para venir a Urantia, Adán estaba empleado con su compañera en los laboratorios de pruebas y ensayos físicos de Jerusem. Llevaban más de quince mil años como directores del departamento de energía experimental aplicada a la modificación de las formas vivas. Mucho antes habían sido profesores de las escuelas de ciudadanía para los recién llegados a Jerusem. Todo esto se debe tener presente en el relato de su conducta posterior en Urantia.
74:1.3 (828.4) Cuando se emitió la llamada de voluntarios para la misión de la aventura adánica en Urantia, todos los Hijos e Hijas Materiales del cuerpo superior presentaron su candidatura. Los examinadores Melquisedec, con la aprobación de Lanaforge y de los Altísimos de Edentia, seleccionaron finalmente al Adán y la Eva que habrían de ejercer la función de elevadores biológicos de Urantia.
74:1.4 (828.5) Adán y Eva se habían mantenido leales a Miguel durante la rebelión de Lucifer. No obstante, la pareja fue llamada a comparecer ante el Soberano del Sistema y todo su gabinete para ser examinada e instruida. Allí recibieron información completa y detallada sobre los asuntos de Urantia y se les instruyó exhaustivamente sobre los planes a seguir si aceptaban la responsabilidad de gobernar un mundo tan desgarrado por los conflictos. Prestaron juramento conjunto de lealtad a los Altísimos de Edentia y a Miguel de Salvington, y fueron debidamente advertidos de que se consideraran sujetos a la autoridad del cuerpo de los síndicos Melquisedec de Urantia hasta que este órgano gobernante estimara oportuno renunciar a la dirección del mundo donde habían sido destinados.
74:1.5 (829.1) Esta pareja de Jerusem dejaba tras de sí, en la capital de Satania y en otras partes, a cien descendientes —cincuenta hijos y cincuenta hijas— criaturas magníficas que habían salvado los escollos de la progresión y estaban todos en servicio activo como fieles administradores en puestos de confianza del universo cuando sus padres partieron para Urantia. Todos ellos estuvieron presentes en el hermoso templo de los Hijos Materiales para asistir a los actos de despedida asociados a las últimas ceremonias de aceptación del otorgamiento. Estos hijos acompañaron a sus padres a la sede de desmaterialización de su orden y fueron los últimos en despedirse de ellos y desearles éxito, mientras caían dormidos en la perdida de consciencia de la personalidad que precede a la preparación para el transporte seráfico. Los hijos pasaron algún tiempo reunidos en familia regocijándose de que sus padres fueran a convertirse pronto en los jefes visibles, en realidad los únicos dirigentes, del planeta 606 del sistema de Satania.
74:1.6 (829.2) Y así salieron Adán y Eva de Jerusem entre las aclamaciones y los buenos deseos de sus ciudadanos. Fueron hacia sus nuevas responsabilidades bien preparados y plenamente instruidos sobre todas las obligaciones y todos los peligros que les esperaban en Urantia.
74:2.1 (829.3) Adán y Eva se durmieron en Jerusem y, cuando despertaron en el templo del Padre de Urantia ante la imponente multitud reunida para recibirlos, se encontraron cara a cara con los dos seres de los que tanto habían oído hablar: Van y su fiel adjunto Amadon. Estos dos héroes de la secesión de Caligastia fueron los primeros en darles la bienvenida a su nuevo hogar jardín.
74:2.2 (829.4) La lengua del Edén era el dialecto andónico que hablaba Amadon. Van y Amadon habían mejorado notablemente este idioma mediante un nuevo alfabeto de veinticuatro letras y esperaban verlo convertirse en la lengua de Urantia a medida que la cultura edénica se difundiera por todo el mundo. Adán y Eva habían adquirido un dominio pleno de este dialecto humano antes de salir de Jerusem, de modo que este hijo de Andon oyó al elevado dirigente de su mundo dirigirse a él en su propia lengua.
74:2.3 (829.5) Y aquel día hubo gran entusiasmo y alegría en todo el Edén, mientras los corredores se apresuraban hacia el punto de encuentro de las palomas mensajeras reunidas desde todas partes, gritando: «Soltad las aves. Que lleven la noticia de que ha llegado el Hijo prometido». Año tras año, cientos de asentamientos de creyentes habían criado fielmente a esas palomas en sus casas precisamente para esta ocasión.
74:2.4 (829.6) Al difundirse por todas partes la noticia de la llegada de Adán, miles de miembros de las tribus cercanas aceptaron las enseñanzas de Van y Amadon, y durante muchos meses siguieron llegando al Edén raudales de peregrinos para dar la bienvenida a Adán y Eva y rendir homenaje a su Padre invisible.
74:2.5 (829.7) Poco después de despertarse, Adán y Eva fueron escoltados al gran montículo situado al norte del templo donde se celebró la recepción oficial. Esta colina natural se había ampliado y acondicionado para la toma de posesión de los nuevos dirigentes del mundo. En ella, al mediodía, el comité de recepción de Urantia dio la bienvenida a este Hijo y esta Hija del sistema de Satania. Amadon era el presidente de este comité compuesto por doce miembros, a saber: un representante de cada una de las seis razas sangik; el jefe interino de los intermedios; Annan, una hija leal y portavoz de los noditas; a Noé, el hijo del arquitecto y constructor del Jardín y ejecutor de los proyectos de su padre difunto; y los dos portadores de vida residentes.
74:2.6 (830.1) El siguiente acto fue la entrega de la responsabilidad de la custodia planetaria a Adán y Eva por parte del Melquisedec decano, el jefe del consejo de síndicos de Urantia. El Hijo y la Hija Materiales prestaron juramento de lealtad a los Altísimos de Norlatiadek y a Miguel de Nebadon y fueron proclamados regidores de Urantia por Van, quien renunció así a la autoridad nominal que había asumido durante más de ciento cincuenta mil años por decisión de los síndicos Melquisedec.
74:2.7 (830.2) Adán y Eva fueron revestidos con ropaje real para el acontecimiento de su instalación formal en el gobierno del mundo. No todas las artes de Dalamatia se habían perdido para el mundo; aún se practicaba el arte de tejer en los tiempos del Edén.
74:2.8 (830.3) Entonces se oyó la proclamación de los arcángeles y la voz retransmitida de Gabriel que decretaba el segundo llamamiento nominal para el juicio de Urantia y la resurrección de los supervivientes durmientes de la segunda dispensación de gracia y misericordia del 606 de Satania. La dispensación del Príncipe había terminado y se abría la edad de Adán, la tercera época planetaria, entre escenas de sencilla grandiosidad. Los nuevos dirigentes de Urantia empezaron su reinado bajo condiciones aparentemente favorables, a pesar de la confusión mundial provocada por la falta de cooperación de su predecesor en el gobierno del planeta.
74:3.1 (830.4) Tras su toma formal de posesión, Adán y Eva se enfrentaron a la dura realidad de su aislamiento planetario. Las difusiones que les eran familiares estaban silenciosas y faltaban todos los circuitos de comunicación extraplanetaria. Sus compañeros de Jerusem habían ido a mundos donde todo funcionaba normalmente, con un Príncipe Planetario bien establecido y un equipo experto preparado para recibirlos y capacitado para cooperar con ellos durante sus primeras experiencias en esos mundos. Pero en Urantia la rebelión lo había cambiado todo. Aquí el Príncipe Planetario estaba muy presente y, aunque despojado de casi todo su poder de hacer el mal, seguía siendo capaz de hacer difícil, y hasta peligrosa, la tarea de Adán y Eva. Aquella noche, cuando paseaban por el Jardín bajo la luna llena haciendo planes para el día siguiente, el Hijo y la Hija de Jerusem iban serios y desilusionados.
74:3.2 (830.5) Así terminó el primer día de Adán y Eva en Urantia, el planeta aislado y confuso de la traición de Caligastia. Pasearon y conversaron hasta muy avanzada la noche, su primera noche en la tierra, y se sintieron muy solos.
74:3.3 (830.6) Adán pasó su segundo día en la tierra reunido con los síndicos planetarios y el consejo consultivo. Los Melquisedec y sus asociados informaron a Adán y Eva con más detalle sobre la rebelión de Caligastia y las consecuencias de la sublevación para el progreso del mundo. El largo relato de la mala gestión de los asuntos del planeta fue una historia desalentadora. Se enteraron de todos los hechos relacionados con el desmoronamiento total del plan de Caligastia para acelerar el proceso de la evolución social. Se dieron también plena cuenta de la locura que supone intentar conseguir el avance planetario con independencia del plan divino de progresión. Y así terminó su segundo día en Urantia, un día triste pero instructivo.
74:3.4 (831.1) El tercer día estuvo dedicado a inspeccionar el Jardín. Desde las grandes aves de pasajeros —los fándores— Adán y Eva contemplaron las vastas extensiones del Jardín mientras surcaban los aires sobre el lugar más hermoso del planeta. Ese día de inspección terminó con un enorme banquete en honor de todos los que habían contribuido con su trabajo a la edénica belleza y grandiosidad del jardín. Y una vez más, hasta bien entrada la noche de su tercer día, el Hijo y su compañera pasearon por el Jardín y hablaron sobre la inmensidad de sus problemas.
74:3.5 (831.2) El cuarto día Adán y Eva pronunciaron un discurso ante la asamblea del Jardín. Desde el monte inaugural hablaron a la gente sobre sus planes para rehabilitar el mundo y esbozaron los métodos que emplearían para intentar rescatar la cultura social de Urantia de los bajos niveles donde había caído como consecuencia del pecado y la rebelión. Fue un gran día, y se cerró con un festín para el consejo de hombres y mujeres que habían sido seleccionados para asumir responsabilidades en la nueva administración de los asuntos del mundo. ¡Tomad nota, había en ese grupo tanto mujeres como hombres! Era la primera vez que eso ocurría en el planeta desde los tiempos de Dalamatia. Causó profundo asombro el hecho innovador de que Eva, una mujer, compartiera los honores y responsabilidades de los asuntos del mundo con un hombre. Y así terminó el cuarto día en la tierra.
74:3.6 (831.3) El quinto día estuvo dedicado a la organización del gobierno provisional, la administración que iba a funcionar hasta que los síndicos Melquisedec se marcharan de Urantia.
74:3.7 (831.4) El sexto día se empleó para inspeccionar los numerosos tipos de hombres y animales. Adán y Eva fueron escoltados durante todo el día a lo largo de las murallas orientales del Edén, donde observaron la vida animal del planeta y llegaron a comprender mejor lo que se debía hacer para poner orden en la confusión de un mundo habitado por tal variedad de criaturas vivas.
74:3.8 (831.5) Sorprendió enormemente a los que acompañaban a Adán en esta visita su profunda comprensión de la naturaleza y funciones de los miles y miles de animales que le mostraban. Podía indicar al primer vistazo la naturaleza y el comportamiento de cualquier animal. Podía dar nombres descriptivos de su origen, naturaleza y función a todas las criaturas materiales que tenía delante. Los que lo guiaban en esta gira de inspección no sabían que el nuevo dirigente del mundo era uno de los anatomistas más expertos de Satania; y Eva era igual de competente. Adán asombró a sus acompañantes cuando les describió una multitud de seres vivos demasiado pequeños para ser vistos por ojos humanos.
74:3.9 (831.6) Cuando terminó el sexto día de su estancia en la tierra, Adán y Eva descansaron por primera vez en su nuevo hogar «al este del Edén». Los seis primeros días de la aventura de Urantia habían sido muy intensos, y estaban deseando tener un día entero libre de actividades.
74:3.10 (831.7) Pero las circunstancias no lo permitieron. La actuación de Adán al analizar en ese día con tanta inteligencia y profundidad la vida animal de Urantia, unida a su magistral discurso inaugural y su trato encantador, habían conquistado el corazón y subyugado el intelecto de los moradores del Jardín de tal modo, que no solo estaban decididos a aceptar sin reservas como gobernantes al Hijo y la Hija recién llegados de Jerusem, sino que, en su mayoría, estaban a punto de postrarse y adorarlos como dioses.
74:4.1 (832.1) Aquella noche, la noche que siguió al sexto día, mientras Adán y Eva dormitaban, ocurrieron cosas extrañas en la zona central del Edén cerca del templo del Padre. Bajo la suave luz de la luna, cientos de hombres y mujeres entusiastas e ilusionados escucharon durante horas los vehementes alegatos de sus líderes. Su intención era buena, pero no les cabía en la cabeza la sencillez del comportamiento fraternal y democrático de sus nuevos gobernantes. Y mucho antes del amanecer, los nuevos administradores provisionales de los asuntos mundiales habían llegado a la conclusión casi unánime de que la modestia y la sencillez de Adán y su compañera estaban totalmente fuera de lo normal. Decidieron que la Divinidad había descendido a la tierra bajo forma corporal, que Adán y Eva en realidad eran dioses, o estaban tan cerca de serlo que eran dignos de reverente adoración.
74:4.2 (832.2) Los asombrosos acontecimientos de los seis primeros días de Adán y Eva en la tierra habían sobrepasado por completo las mentes no preparadas de incluso los mejores hombres del mundo. Las ideas se arremolinaban en sus cabezas. Se dejaron arrastrar por la propuesta de hacer subir a la noble pareja al templo del Padre al mediodía a fin de que todos pudieran inclinarse en respetuosa adoración y postrarse en humilde sumisión. Y esto lo proyectaron los moradores del Jardín con total sinceridad.
74:4.3 (832.3) Van protestó. Amadon no estaba, pues se había quedado al frente de la guardia de honor que pasaba la noche junto a Adán y Eva. La protesta de Van fue desestimada por completo. Le replicaron que él también era demasiado modesto, demasiado sencillo; que él mismo no estaba lejos de ser un dios, si no, ¿cómo había podido vivir tanto tiempo en el planeta y provocar un acontecimiento tan grande como el advenimiento de Adán? Cuando los entusiastas edenitas estaban a punto de apoderarse de él y subirlo al monte para adorarlo, Van se escabulló entre la multitud y, como podía comunicarse con los intermedios, envió a su jefe a informar a Adán a toda prisa.
74:4.4 (832.4) Cerca del amanecer de su séptimo día en la tierra Adán y Eva recibieron la alarmante noticia de las descaminadas intenciones de aquellos mortales bienintencionados. Entonces, mientras las aves de pasajeros se acercaban velozmente para llevarlos al templo, los intermedios, que son capaces de hacer estas cosas, transportaron a Adán y a Eva hasta el templo del Padre. A primera hora de la mañana de este séptimo día, Adán tomó la palabra desde la colina de su reciente toma de posesión para explicar los órdenes de filiación divina y hacer comprender a aquellas mentes terrenales que solo se puede adorar al Padre y a quien él designe. ¡Adán dejó muy claro que aceptaría cualquier honor y recibiría todos los respetos pero jamás consentiría ser adorado!
74:4.5 (832.5) Fue un día memorable, y justo antes del mediodía, casi al tiempo de la llegada de la mensajera seráfica que traía el reconocimiento por parte de Jerusem de la toma de posesión de los dirigentes del mundo, Adán y Eva, distanciándose de la multitud, señalaron hacia el templo del Padre y dijeron: «Id ahora hasta el emblema material de la presencia invisible del Padre e inclinaos a adorar a aquel que nos hizo a todos y que nos mantiene vivos. Y que este acto sea la promesa sincera de que nunca más volveréis a caer en la tentación de adorar a nadie que no sea Dios». Todos hicieron lo que indicó Adán. El Hijo y la Hija Materiales se quedaron solos en el monte con las cabezas inclinadas mientras la gente se postraba en torno al templo.
74:4.6 (832.6) Este fue el origen de la tradición del día del sabbat. En el Edén se dedicó siempre el séptimo día a la asamblea del mediodía en el templo, y fue costumbre durante mucho tiempo dedicar este día al cultivo de uno mismo. La mañana se dedicaba a la mejora física, el mediodía al culto espiritual, la tarde al cultivo de la mente y el anochecer a las celebraciones sociales. Esto no fue nunca ley en el Edén, pero sí costumbre mientras la administración adánica ejerció su dominio en el planeta.
74:5.1 (833.1) Tras la llegada de Adán los síndicos Melquisedec siguieron en sus puestos durante casi siete años, hasta que al fin les llegó el momento de entregar a Adán la administración de los asuntos del mundo y regresar a Jerusem.
74:5.2 (833.2) La despedida de los síndicos duró un día entero, y al anochecer cada Melquisedec dio su consejo de despedida a Adán y Eva con sus mejores deseos. Adán había pedido varias veces a sus consejeros que se quedaran con él en el planeta, pero estas peticiones fueron siempre denegadas. Había llegado el momento en que los Hijos Materiales debían asumir la plena responsabilidad de la dirección de los asuntos del mundo. Y así, los transportes seráficos de Satania salieron del planeta a medianoche rumbo a Jerusem; llevaban consigo a catorce seres, ya que Van y Amadon fueron trasladados al mismo tiempo que los doce Melquisedec.
74:5.3 (833.3) Todo marchó bastante bien en Urantia durante un tiempo, y parecía que Adán podría desarrollar a la larga algún plan para promover la expansión gradual de la civilización edénica. Siguiendo los consejos de los Melquisedec, empezó por fomentar las artes de la manufactura con la idea de desarrollar relaciones comerciales con el mundo exterior. Cuando el Edén se desmoronó había más de cien plantas manufactureras primitivas en funcionamiento y se habían establecido amplias relaciones comerciales con las tribus cercanas.
74:5.4 (833.4) Adán y a Eva habían sido instruidos durante largos años en las técnicas necesarias para mejorar un mundo y prepararlo para su contribución especializada al avance de la civilización evolutiva, pero ahora tenían que afrontar problemas más acuciantes como establecer la ley y el orden en un mundo de seres humanos salvajes, bárbaros y semicivilizados. Aparte de la élite de la población terrestre reunida en el Jardín, solo unos pocos grupos dispersos estaban algo preparados para recibir la cultura adánica.
74:5.5 (833.5) Adán hizo un esfuerzo heroico y decidido por establecer un gobierno mundial, pero encontró obstinada resistencia a cada paso. Adán ya había puesto en funcionamiento un sistema de control de grupos en todo el Edén y había federado a todas esas compañías en la liga edénica. Los problemas aparecieron cuando salió del Jardín e intentó aplicar estos conceptos a las tribus exteriores; y eran problemas graves. En cuanto los asociados de Adán se ponían a trabajar fuera del Jardín, se topaban con la resistencia directa y bien organizada de Caligastia y Daligastia. El Príncipe caído había sido depuesto como dirigente del mundo, pero no expulsado del planeta. Seguía presente en él y con capacidad, al menos hasta cierto punto, de obstaculizar todos los planes adánicos de rehabilitar la sociedad humana. Adán intentó advertir a las razas contra Caligastia, pero el hecho de que su archienemigo fuera invisible a los ojos de los mortales dificultaba mucho su tarea.
74:5.6 (833.6) Incluso entre los edenitas había quienes simpatizaban con las enseñanzas de Caligastia a favor de una libertad personal sin freno. Estas mentes confusas ocasionaron un sinfín de problemas a Adán, ya que se dedicaban a trastocar permanentemente sus planes mejor trazados de progreso ordenado y desarrollo sustancial. Al final se vio obligado a renunciar a su programa de socialización inmediata y retomar el método organizativo de Van consistente en dividir a los edenitas en compañías de cien, con un capitán al frente de cada una y un teniente a cargo de los grupos de diez.
74:5.7 (834.1) Adán y Eva habían venido a sustituir el gobierno monárquico por un gobierno representativo, pero no hallaron ningún gobierno digno de este nombre en toda la faz del planeta. Adán renunció temporalmente a establecer un gobierno representativo, y antes del desmoronamiento del régimen edénico había conseguido establecer casi cien centros comerciales y sociales en regiones periféricas gobernados en su nombre por individuos fuertes. La mayoría de esos centros ya habían sido organizados antes por Van y Amadon.
74:5.8 (834.2) El envío de embajadores de una tribu a otra data de los tiempos de Adán. Fue un gran paso adelante en la evolución del gobierno.
74:6.1 (834.3) Los terrenos de la familia de Adán abarcaban algo más de mil trescientas hectáreas. Alrededor de este solar estaba previsto el alojamiento de más de trescientos mil vástagos de línea pura. Pero solo se llegó a construir la primera unidad de los edificios proyectados. Antes de que esta primera fase se quedara pequeña para la familia adánica, todo el plan edénico estaba destruido y el Jardín desalojado.
74:6.2 (834.4) Adamson fue el primogénito de la raza violeta de Urantia. Le siguió su hermana, y luego Eveson, el segundo hijo varón de Adán y Eva. Antes de marcharse los Melquisedec Eva había tenido cinco hijos, tres niños y dos niñas. Los dos siguientes fueron gemelos. Antes de cometer la falta dio a luz a sesenta y tres hijos, treinta y dos niñas y treinta y un niños. Cuando Adán y Eva dejaron el Jardín su familia comprendía cuatro generaciones y ascendía a 1647 descendientes de línea pura. Tuvieron cuarenta y dos hijos después de dejar el Jardín, aparte de los dos vástagos de linaje conjunto habidos con la estirpe de los mortales del planeta. Y esto no incluye la descendencia adánica con los noditas y las razas evolutivas.
74:6.3 (834.5) Los hijos adánicos no tomaban leche de animales cuando dejaban de mamar del pecho de su madre a la edad de un año. Eva utilizaba la leche de una gran variedad de nueces y los jugos de muchas frutas, y como conocía muy bien la química y la energía de esos alimentos, los combinaba adecuadamente para alimentar a sus hijos hasta la aparición de los dientes.
74:6.4 (834.6) Aunque cocinar era práctica generalizada en el Edén fuera del entorno adánico inmediato, en casa de Adán no se cocinaba. Consideraban que sus alimentos —frutas, nueces y cereales— estaban listos para su consumo cuando maduraban. Comían una vez al día, poco después del mediodía. Adán y Eva absorbían también directamente «luz y energía» de ciertas emanaciones del espacio en conjunción con el ministerio del árbol de la vida.
74:6.5 (834.7) Los cuerpos de Adán y Eva despedían un brillo trémulo de luz, pero iban siempre vestidos según la costumbre de la época. Aunque llevaban poca ropa durante el día, al atardecer se ponían capas de noche. El origen del tradicional halo que rodea la cabeza de los hombres supuestamente santos y piadosos se remonta a los días de Adán y Eva. Como las emanaciones de luz de sus cuerpos estaban tan ocultas por la ropa, solo se percibía el brillo radiante de sus cabezas. Los descendientes de Adamson representaban siempre así a las personas que consideraban como extraordinarias en su desarrollo espiritual.
74:6.6 (834.8) Adán y Eva podían comunicarse entre sí y con sus hijos directos a una distancia de unos ochenta kilómetros. Este intercambio de pensamientos se efectuaba por medio de delicadas cámaras de gas situadas muy cerca de sus estructuras cerebrales. Mediante este mecanismo podían enviar y recibir oscilaciones del pensamiento. Pero este poder quedó suspendido al instante en cuanto entregaron sus mentes a la discordia y la descomposición del mal.
74:6.7 (835.1) Los hijos adánicos asistían a sus propias escuelas hasta los dieciséis años, y los mayores enseñaban a los más jóvenes. Los pequeños cambiaban de actividad cada treinta minutos, los de más edad cada hora. Era una verdadera novedad en Urantia ver jugar a estos hijos de Adán y Eva en actividades alegres y estimulantes por pura diversión. El juego y el humor de las razas de hoy en día provienen en buena medida de la estirpe adánica. Todos los adanitas tenían gran afición a la música y un agudo sentido del humor.
74:6.8 (835.2) La edad media para el compromiso matrimonial eran los dieciocho años, y entonces los jóvenes seguían un curso de instrucción de dos años para prepararse a asumir las responsabilidades conyugales. A los veinte años tenían derecho a casarse, y después del matrimonio empezaban su vida de trabajo o recibían una capacitación específica para ello.
74:6.9 (835.3) La práctica de algunas naciones posteriores de permitir que en las familias reales, supuestamente descendientes de los dioses, se casaran hermanos con hermanas data de las tradiciones de los vástagos adánicos, que debían forzosamente reproducirse entre sí. Las ceremonias matrimoniales de la primera y la segunda generación del Jardín fueron siempre oficiadas por Adán y Eva.
74:7.1 (835.4) Los hijos de Adán vivían y trabajaban en el «este del Edén» excepto durante los cuatro años en que asistían a las escuelas del oeste. Hasta los dieciséis años recibían una formación intelectual acorde con los métodos de las escuelas de Jerusem. Desde los dieciséis hasta los veinte estudiaban en las escuelas de Urantia al otro extremo del Jardín, donde ejercían también como profesores de los cursos inferiores.
74:7.2 (835.5) El objetivo fundamental del sistema de escuelas del oeste del Jardín era la socialización. Los periodos de recreo de la mañana se dedicaban a la práctica de la horticultura y la agricultura; los del principio de la tarde a los juegos competitivos. El final de la tarde se empleaba para las relaciones sociales y el cultivo de las amistades personales. La formación religiosa y sexual se consideraba competencia de la familia y obligación de los padres.
74:7.3 (835.6) Estas escuelas incluían en su enseñanza instrucción sobre:
74:7.4 (835.7) 1. La salud y el cuidado del cuerpo.
74:7.5 (835.8) 2. La regla de oro, la norma del trato social.
74:7.6 (835.9) 3. La relación de los derechos individuales con los derechos del grupo y con las obligaciones comunitarias.
74:7.7 (835.10) 4. La historia y la cultura de las diversas razas del planeta.
74:7.8 (835.11) 5. Los métodos para el progreso y la mejora del comercio mundial.
74:7.9 (835.12) 6. La coordinación de los conflictos entre deberes y emociones.
74:7.10 (835.13) 7. El cultivo del juego, el humor y los sustitutos competitivos de la lucha física.
74:7.11 (835.14) Las escuelas y todas las demás actividades del Jardín estaban siempre abiertas a los visitantes. Los observadores desarmados eran admitidos libremente en el Edén para visitas cortas, pero para pasar una temporada en el Jardín un urantiano tenía que ser «adoptado». Recibía instrucciones sobre el plan y el propósito del otorgamiento adánico, expresaba su intención de adherirse a esta misión y luego hacía una declaración de lealtad al gobierno social de Adán y a la soberanía espiritual del Padre Universal.
74:7.12 (836.1) Las leyes del Jardín se basaban en los antiguos códigos de Dalamatia y se promulgaron bajo siete encabezamientos:
74:7.13 (836.2) 1. Las leyes de la salud y la sanidad.
74:7.14 (836.3) 2. Las regulaciones sociales del Jardín.
74:7.15 (836.4) 3. El código de intercambio y comercio.
74:7.16 (836.5) 4. Las leyes del juego limpio y la competencia.
74:7.17 (836.6) 5. Las leyes de la vida en familia.
74:7.18 (836.7) 6. Los códigos civiles de la regla de oro.
74:7.19 (836.8) 7. Los siete mandatos de la regla moral suprema.
74:7.20 (836.9) La ley moral del Edén difería poco de los siete mandamientos de Dalamatia, pero los adanitas enseñaron muchas razones adicionales para justificar esos mandatos. Por ejemplo, en cuanto al precepto contra el asesinato, la presencia interior del Ajustador del Pensamiento se presentó como una razón adicional para no destruir la vida humana. Enseñaron que «quien derrame sangre de hombre, por hombre será derramada su sangre, pues Dios hizo al hombre a imagen suya».
74:7.21 (836.10) La hora del culto público en el Edén era el mediodía; la puesta del sol era la hora del culto en familia. Adán hizo todo lo que pudo para evitar el uso de oraciones preestablecidas y enseñó que la oración efectiva debe ser totalmente personal, que debe ser el «deseo del alma». Pero los edenitas siguieron utilizando las fórmulas y oraciones heredadas desde los tiempos de Dalamatia. Adán se esforzó también por sustituir los sacrificios de sangre de las ceremonias religiosas por ofrendas de frutos de la tierra, pero había avanzado poco en ese sentido antes del hundimiento del Jardín.
74:7.22 (836.11) Adán se esforzó por enseñar a las razas la igualdad de los sexos. La forma en que Eva trabajaba al lado de su marido causó una profunda impresión en todos los moradores del Jardín. Adán les enseñó claramente que la mujer, al igual que el hombre, aporta los factores de vida que se unen para formar un nuevo ser. Hasta ese momento la humanidad había dado por hecho que toda la procreación residía en «las entrañas del padre». Habían considerado a la madre como un mero recurso para criar al no nacido y amamantar al recién nacido.
74:7.23 (836.12) Adán enseñó a sus contemporáneos todo lo que podían comprender, que fue relativamente poco. Sin embargo, los individuos más inteligentes de las razas del planeta esperaban con impaciencia el momento en que se les permitiría casarse con los hijos e hijas superiores de la raza violeta. ¡Qué mundo tan distinto habría sido Urantia si se hubiera llevado a cabo ese gran plan de elevación de las razas! Aun así, la pequeña cantidad de sangre que los pueblos evolutivos obtuvieron incidentalmente de esta raza importada produjo beneficios extraordinarios.
74:7.24 (836.13) Y así trabajó Adán por el bienestar y la elevación del mundo donde residió. Pero la tarea de conducir por mejor camino a esos pueblos mezclados y mestizos era difícil.
74:8.1 (836.14) La historia de la creación de Urantia en seis días se basó en la tradición de que Adán y Eva habían dedicado precisamente seis días a su inspección inicial del Jardín. Esta circunstancia sancionó de forma casi sagrada el periodo temporal de la semana establecido originalmente por los dalamatianos. El hecho de que Adán pasara seis días inspeccionando el Jardín y formulando los planes preliminares para su organización no estaba dispuesto de antemano sino que fue ocurriendo día a día. La elección del séptimo día para el culto no fue más que una consecuencia fortuita de los hechos narrados más arriba.
74:8.2 (837.1) La leyenda de la creación del mundo en seis días fue una noción posterior y nació como tal más de treinta mil años después. Una característica de este relato, la aparición repentina del sol y la luna, puede haber tenido su origen en la versión tradicional de que el mundo habría surgido repentinamente de una densa nube espacial compuesta de materia diminuta que había ocultado hasta entonces tanto el sol como la luna.
74:8.3 (837.2) La historia de la creación de Eva a partir de una costilla de Adán es una amalgama confusa de la llegada adánica con la cirugía celestial efectuada durante el intercambio de sustancias vivas que se produjo al tiempo de la venida del equipo corpóreo del Príncipe Planetario más de cuatrocientos cincuenta mil años antes.
74:8.4 (837.3) La mayoría de los pueblos del mundo han estado influidos por la tradición de que se crearon formas físicas propias para Adán y Eva a su llegada a Urantia. La creencia de que el hombre había sido creado del barro era casi universal en el hemisferio este; esta tradición se puede rastrear alrededor del mundo desde las islas Filipinas hasta África. Muchos grupos aceptaron esta historia de que el hombre procedía del barro mediante alguna forma de creación especial, en lugar de las primeras creencias en la creación progresiva o evolución.
74:8.5 (837.4) Lejos de las influencias de Dalamatia y del Edén, la humanidad tendía a creer en el ascenso gradual de la raza humana. El hecho de la evolución no es un descubrimiento moderno; los antiguos entendieron el carácter lento y evolutivo del progreso humano. Los primeros griegos tenían ideas claras sobre esto a pesar de su proximidad con Mesopotamia. Aunque las diversas razas del planeta se confundieron lamentablemente en sus nociones sobre la evolución, muchas de las tribus primitivas creyeron y enseñaron que eran los descendientes de diversos animales. Los pueblos primitivos tenían como norma convertir en tótems a los animales que consideraban como sus ascendientes. Ciertas tribus de indios norteamericanos creían que procedían de castores y coyotes. Ciertas tribus africanas enseñan que descienden de la hiena; una tribu malaya, del lémur; un grupo de Nueva Guinea, del loro.
74:8.6 (837.5) Los babilonios, por su contacto directo con los restos de la civilización de los adanitas, ampliaron y adornaron la historia de la creación del hombre y enseñaron que había descendido directamente de los dioses. Su noción del origen aristocrático de la raza era incompatible incluso con la doctrina de la creación a partir del barro.
74:8.7 (837.6) El relato de la creación contenido en el Antiguo Testamento es muy posterior a Moisés, que no enseñó nunca una historia tan distorsionada a los hebreos. Lo que hizo Moisés fue explicar la creación a los israelitas de forma simple y condensada con objeto de moverlos con más fuerza a adorar al Creador, el Padre Universal, a quien él llamaba el Señor Dios de Israel.
74:8.8 (837.7) Moisés, con buen criterio, no intentó remontarse más allá de los tiempos de Adán en sus primeras enseñanzas, y puesto que Moisés fue el maestro supremo de los hebreos, las historias de Adán se asociaron íntimamente con las de la creación. Las primeras tradiciones reconocían una civilización preadánica, y esto queda claramente constatado por un descuido de los correctores posteriores que, al intentar erradicar toda referencia a asuntos humanos anteriores a los tiempos de Adán, olvidaron eliminar la reveladora referencia a la emigración de Caín a la «tierra de Nod», donde tomó esposa.
74:8.9 (838.1) Los hebreos no tuvieron un lenguaje escrito de uso general hasta mucho después de llegar a Palestina. Aprendieron a usar el alfabeto de sus vecinos filisteos, que eran refugiados políticos de la civilización superior de Creta. Los hebreos escribieron muy poco hasta más o menos el año 900 a. C., y al no tener un lenguaje escrito hasta una fecha tan tardía, circularon entre ellos varias versiones distintas de la creación. Sin embargo, después de la cautividad de Babilonia se inclinaron hacia una versión mesopotámica modificada.
74:8.10 (838.2) La tradición judía cristalizó en torno a Moisés, y puesto que se había esforzado por remontar el linaje de Abraham hasta Adán, los judíos dieron por sentado que Adán había sido el primero de toda la humanidad. Yahvé era el creador, y si Adán fue el primer hombre, tuvo que haber hecho el mundo justo antes de hacer a Adán. En ese punto, la tradición de los seis días de Adán se entrelazó en la historia. El resultado fue que, casi mil años después de la estancia de Moisés en el planeta, el relato de la creación en seis días se puso por escrito y posteriormente le fue atribuido.
74:8.11 (838.3) Cuando los sacerdotes judíos regresaron a Jerusalén ya habían terminado de escribir su narración sobre el principio de las cosas. Pronto afirmaron que ese relato era una historia recién descubierta de la creación escrita por Moisés. Pero los hebreos contemporáneos de alrededor del año 500 a. C. no consideraban esos escritos como revelaciones divinas, sino que eran para ellos algo parecido a las narraciones mitológicas para los pueblos posteriores.
74:8.12 (838.4) Este documento espurio, que pasaba por contener las enseñanzas de Moisés, atrajo la atención de Ptolomeo, el rey griego de Egipto, que lo hizo traducir al griego por una comisión de setenta eruditos para su nueva biblioteca de Alejandría. Esta relación encontró así su lugar entre los escritos que formarían parte de las recopilaciones posteriores de «sagradas escrituras» de las religiones hebrea y cristiana. Por su identificación con estos sistemas teológicos, esos conceptos influyeron profundamente durante mucho tiempo en la filosofía de muchos pueblos occidentales.
74:8.13 (838.5) Los maestros cristianos perpetuaron la creencia en la creación de la raza humana por fíat divino. Ello condujo directamente al establecimiento de la hipótesis de una antigua edad de oro de dicha utópica y a la teoría de la caída del hombre o superhombre como explicación del estado nada utópico de la sociedad. Estos puntos de vista sobre la vida y sobre el lugar del hombre en el universo eran, en el mejor de los casos, desalentadores puesto que estaban basados en una creencia en la regresión más que en la progresión, además de implicar una Deidad vengativa que había descargado su cólera sobre la raza humana como castigo por los errores de ciertos antiguos administradores planetarios.
74:8.14 (838.6) La edad de oro es un mito, pero el Edén fue una realidad y la civilización del Jardín se desmoronó realmente. Adán y Eva llevaban en el Jardín ciento diecisiete años cuando, por la impaciencia de Eva y los errores de juicio de Adán, se atrevieron a desviarse del camino ordenado y acarrearon rápidamente su propio desastre y un retraso ruinoso en el desarrollo progresivo de todo Urantia.
74:8.15 (838.7) [Narrado por Solonia, la «voz seráfica del Jardín».]
El libro de Urantia
Documento 75
75:0.1 (839.1) TRANSCURRIDOS más de cien años de esfuerzos en Urantia, Adán veía muy pocos progresos fuera del Jardín; el mundo en general no parecía mejorar gran cosa. El mejoramiento de la raza daba la impresión de estar muy lejos de hacerse realidad, y la situación parecía tan desesperada como para justificar algún tipo de ayuda no prevista en los planes originales. Eso era, al menos, lo que solía pasar por la mente de Adán, y lo compartió muchas veces con Eva. Adán y su compañera eran leales, pero estaban aislados de sus semejantes y profundamente afligidos por la lamentable situación de su mundo.
75:1.1 (839.2) La misión adánica en Urantia, un planeta experimental, aislado y marcado por la rebelión, era una empresa formidable. El Hijo y la Hija Materiales no tardaron en caer en la cuenta de la dificultad y complejidad de su misión planetaria, y sin embargo acometieron valientemente la tarea de resolver sus múltiples problemas. Pero cuando tuvieron que afrontar el trabajo primordial de excluir a los deficientes y degradados de entre las cepas humanas, se descorazonaron bastante. No veían la manera de salir del dilema y tampoco podían consultar a sus superiores ni de Jerusem ni de Edentia. Se encontraron pues aislados y enfrentados día tras día a nuevos y complicados enredos, problemas sin solución aparente.
75:1.2 (839.3) En condiciones normales la primera tarea de un Adán y una Eva Planetarios hubiera sido igualar y mezclar las razas. Pero un proyecto así parecía impensable en Urantia, pues las razas, aunque biológicamente aptas, no habían sido nunca depuradas de sus cepas retrasadas y deficientes.
75:1.3 (839.4) Adán y Eva se encontraron en una esfera que no estaba preparada de ninguna manera para la proclamación de la hermandad del hombre, un mundo que andaba a tientas en una oscuridad espiritual deplorable, cuya confusión se había visto agravada por el fracaso de la misión de la administración anterior. El nivel de mente y de moralidad era tan bajo que, en lugar de iniciar su labor de unificación religiosa, tuvieron que empezar desde cero el trabajo de convertir a los habitantes a las creencias religiosas más simples. En lugar de encontrarse con una sola lengua lista para ser adoptada, tuvieron que enfrentarse a la confusión mundial de cientos y cientos de dialectos locales. Ningún Adán del servicio planetario había sido destinado jamás a un mundo tan difícil; los obstáculos parecían insuperables y los problemas insolubles para una criatura.
75:1.4 (839.5) Estaban aislados, y la enorme sensación de soledad que pesaba sobre ellos se agravó aún más cuando al poco tiempo se marcharon los síndicos Melquisedec. Ya no podían comunicarse con nadie de fuera del planeta más que indirectamente, a través de los órdenes angélicos. Poco a poco su valentía se iba debilitando, su ánimo flaqueaba y a veces casi vacilaba su fe.
75:1.5 (840.1) Este es el cuadro real de la consternación de esas dos almas nobles al considerar la tarea que tenían por delante. Ambos eran profundamente conscientes de la enorme empresa que suponía la ejecución de su misión planetaria.
75:1.6 (840.2) Es probable que ningún Hijo Material de Nebadon se haya enfrentado nunca a una tarea tan difícil y aparentemente imposible como la de Adán y Eva en la lamentable situación de Urantia. Con todo, habrían conseguido triunfar a la larga si hubieran tenido más visión de futuro y, sobre todo, más paciencia. Los dos, y Eva en especial, fueron demasiado impacientes; no supieron adaptarse a una larguísima prueba de resistencia. Querían ver resultados inmediatos y los vieron, pero esos resultados fueron un desastre tanto para ellos como para su mundo.
75:2.1 (840.3) Caligastia visitaba con frecuencia el Jardín y mantuvo muchas conversaciones con Adán y Eva, pero estos se mostraban inflexibles siempre que los incitaba a hacer concesiones y buscar atajos aventureros. Estaban eficazmente inmunizados contra sus insidiosas propuestas por los resultados patentes de la rebelión. Los jóvenes descendientes de Adán tampoco se dejaron influir por las tentativas de acercamiento de Daligastia. Y por supuesto, ni Caligastia ni su adjunto tenían poder para influir en ninguna persona contra su voluntad, y mucho menos inducir a los hijos de Adán a obrar mal.
75:2.2 (840.4) No olvidemos que Caligastia era aún el Príncipe Planetario nominal de Urantia y, aunque errado, no dejaba de ser un alto Hijo del universo local. No fue definitivamente depuesto hasta los tiempos de Cristo Miguel en Urantia.
75:2.3 (840.5) El Príncipe caído era resuelto y perseverante. Pronto desistió de convencer a Adán y decidió intentar un astuto ataque indirecto contra Eva. El maligno llegó a la conclusión de que su única esperanza de éxito estaba en utilizar hábilmente a ciertas personas adecuadas que pertenecían a los estratos superiores del grupo nodita y descendían de los antiguos miembros de su equipo corpóreo. Y así preparó sus planes para hacer caer en la trampa a la madre de la raza violeta.
75:2.4 (840.6) Eva nunca tuvo la menor intención de hacer nada que fuera en contra de los planes de Adán o pusiera en peligro su deber planetario. Conscientes de la tendencia de la mujer a buscar resultados inmediatos en vez de planear a largo plazo con visión de futuro, los Melquisedec habían advertido especialmente a Eva antes de marcharse sobre los peligros inherentes a su situación aislada en el planeta. La conminaron en particular a no apartarse nunca del lado de su compañero, es decir, no intentar métodos personales o secretos de promover sus empresas comunes. Eva había seguido con todo rigor estas instrucciones durante más de cien años, y no se le ocurrió que hubiera ningún peligro en sus conversaciones, cada vez más privadas y confidenciales, con cierto líder nodita llamado Serapatatia. Todo el asunto se fue desarrollando gradualmente de forma tan natural que la encontró desprevenida.
75:2.5 (840.7) Los moradores del Jardín habían estado en contacto con los noditas desde los primeros días del Edén. La ayuda y la cooperación de estos descendientes mestizos de los miembros rebeldes del equipo de Caligastia habían sido muy valiosas, pero a través de ellos el régimen edénico iba a encontrar ahora su ruina y su derrocamiento final.
75:3.1 (841.1) Adán acababa de cumplir sus primeros cien años en la tierra cuando Serapatatia asumió el mando de la confederación oeste o siria de las tribus noditas a la muerte de su padre. Serapatatia era un hombre de piel morena, un brillante descendiente de la unión del que fuera jefe de la comisión de salud de Dalamatia con una de las mentes femeninas superiores de la raza azul de aquellos lejanos días. Esta línea había mantenido su autoridad a través de las generaciones y ejercido una gran influencia sobre las tribus noditas del oeste.
75:3.2 (841.2) Serapatatia había visitado varias veces el Jardín y había quedado profundamente impresionado por la rectitud de la causa de Adán. Poco después de asumir el liderazgo de los noditas sirios, anunció su intención de asociarse al trabajo de Adán y Eva en el Jardín. La mayoría de su gente se unió a él en este programa, y a Adán le reconfortó saber que la más poderosa e inteligente de las tribus vecinas había pasado casi en masa a apoyar el programa de mejora del mundo; era francamente alentador. Al poco tiempo de esta gran noticia Serapatatia y su nuevo equipo fueron recibidos por Adán y Eva en su propia casa.
75:3.3 (841.3) Serapatatia se convirtió en uno de los lugartenientes más capaces y eficientes de Adán. Era plenamente sincero y honrado en todas sus actividades, y nunca fue consciente, ni siquiera más tarde, de que el astuto Caligastia lo estaba utilizando como instrumento circunstancial.
75:3.4 (841.4) Serapatatia se convirtió enseguida en el presidente adjunto de la comisión edénica para las relaciones tribales, y se diseñaron muchos planes para dar un nuevo impulso a la tarea de ganarse a las tribus lejanas para la causa del Jardín.
75:3.5 (841.5) Se reunía a menudo con Adán y Eva —sobre todo con Eva— y hacían muchos proyectos para mejorar sus métodos. Hablando un día con Eva, a Serapatatia se le ocurrió que, mientras llegaba el momento de poder reclutar a un número importante de individuos de la raza violeta, sería muy útil hacer algo para el progreso inmediato de las tribus que esperaban sumidas en la necesidad. En opinión de Serapatatia, si los noditas, la raza más progresiva y cooperadora, pudieran tener un líder nacido de ellos con una parte de sangre violeta, sería un poderoso vínculo de unión entre estos pueblos y el Jardín. Tras sopesarlo todo seria y honradamente, se consideró que sería bueno para el mundo, pues este hijo criado y educado en el Jardín ejercería una influencia muy positiva sobre el pueblo de su padre.
75:3.6 (841.6) Debe quedar muy claro que Serapatatia era plenamente sincero y honrado en todo lo que proponía. Ni por un momento sospechó que les estaba haciendo el juego a Caligastia y Daligastia. Serapatatia era totalmente leal al proyecto de acumular una importante reserva de la raza violeta antes de intentar el mejoramiento mundial de los confundidos pueblos de Urantia, pero esto llevaría cientos de años y él estaba impaciente. Quería obtener algún resultado inmediato, tener algo durante su propia vida. Hizo ver claramente a Eva que Adán se desanimaba con frecuencia por lo poco que se había conseguido mejorar el mundo.
75:3.7 (841.7) Estos planes fueron madurando secretamente durante más de cinco años. Al final llegaron al punto en que Eva consintió en entrevistarse en secreto con Cano, el líder activo de la colonia cercana de noditas amigos y su mente más brillante. Cano simpatizaba mucho con el régimen adánico; de hecho, era el líder espiritual sincero de los vecinos noditas que estaban a favor de las relaciones amistosas con el Jardín.
75:3.8 (842.1) El fatídico encuentro se produjo no lejos de la casa de Adán un día de otoño al caer la tarde. Era la primera vez que Eva veía a Cano, un hombre hermoso y entusiasta, magnífico exponente del físico superior y el intelecto extraordinario de sus remotos antepasados del equipo del Príncipe. Cano también estaba convencido de la bondad del proyecto de Serapatatia. (Las relaciones sexuales múltiples eran práctica habitual fuera del Jardín.)
75:3.9 (842.2) Influida por los halagos, el entusiasmo y una gran dosis de persuasión personal, Eva consintió allí mismo en embarcarse en la empresa de la que tanto se había hablado y añadir su propio pequeño proyecto de salvación del mundo al plan divino más amplio y trascendental. Y sin casi darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, dio el paso fatal. El mal estaba hecho.
75:4.1 (842.3) La vida celestial del planeta estaba en ebullición. Adán se dio cuenta de que algo iba mal y pidió a Eva que se reuniera con él a solas en el Jardín. Adán conoció entonces por primera vez la historia del proyecto largamente madurado de acelerar la mejora del mundo actuando en dos direcciones a la vez: proseguir con el plan divino y ejecutar al mismo tiempo la iniciativa de Serapatatia.
75:4.2 (842.4) Y mientras el Hijo y la Hija Materiales departían íntimamente en el Jardín iluminado por la Luna, «la voz del Jardín» les reconvino por su desobediencia. Aquella voz no era otra que la mía cuando reprendí a la pareja edénica por haber transgredido el pacto del Jardín, desobedecido las instrucciones de los Melquisedec y faltado a su juramento de lealtad al soberano del universo.
75:4.3 (842.5) Eva había consentido en participar en la práctica del bien y del mal. El bien es el cumplimiento de los planes divinos; el pecado es una transgresión deliberada de la voluntad divina; el mal es la inadaptación de los planes y el desajuste de las técnicas que se traducen en falta de armonía universal y confusión planetaria.
75:4.4 (842.6) Cada vez que la pareja del Jardín comía del fruto del árbol de la vida, el arcángel custodio les advertía de que se guardaran de ceder a las insinuaciones de Caligastia de combinar el bien y el mal con esta amonestación: «El día en que mezcléis el bien y el mal, os haréis sin duda como los mortales del mundo; moriréis seguro».
75:4.5 (842.7) Eva había hablado a Cano de esta reiterada advertencia durante su fatídico encuentro secreto, pero Cano, que desconocía la importancia o la trascendencia de esas admoniciones, le aseguró que los hombres y las mujeres no podían obrar mal cuando sus motivos eran buenos y sus intenciones leales; que ella no solo no moriría sino que viviría de nuevo en la persona del hijo de ambos, que crecería para bendecir y estabilizar el mundo.
75:4.6 (842.8) Aunque este proyecto de modificación del plan divino fue concebido y ejecutado con total sinceridad y solo por los motivos más elevados en pro del bienestar del mundo, no dejaba de ser un mal porque representaba la manera errada de alcanzar fines justos, porque se desviaba del camino recto, del plan divino.
75:4.7 (843.1) Es verdad que Eva encontró a Cano agradable a sus ojos y que experimentó todo lo que su seductor le había prometido en cuanto a «un conocimiento nuevo y mayor de los asuntos humanos y un entendimiento más vivo de la naturaleza humana como complemento a la comprensión de la naturaleza adánica».
75:4.8 (843.2) Esa noche estuve hablando en el Jardín con el padre y la madre de la raza violeta como era mi obligación en aquellas tristes circunstancias. Escuché el relato completo de todo lo que había conducido a la madre Eva a cometer la falta y asesoré a ambos en cuanto a su situación inmediata. Algunos de estos consejos los siguieron y otros no. Esta entrevista aparece así en vuestras crónicas: «el Señor Dios llama a Adán y a Eva en el Jardín y les pregunta: ‘¿Dónde estáis?’». Las generaciones posteriores acostumbraban a atribuir directamente todo lo insólito y extraordinario, ya fuera natural o espiritual, a la intervención personal de los Dioses.
75:5.1 (843.3) La desilusión de Eva fue verdaderamente patética. Adán captó toda la lamentable situación y, aunque destrozado y abatido, solo sentía lástima y compasión por su errada compañera.
75:5.2 (843.4) Al día siguiente del tropiezo de Eva, desesperado por su consciencia del fracaso, Adán buscó a Laotta, la brillante nodita que dirigía las escuelas del oeste del Jardín, y cometió con premeditación la locura de Eva. Pero no os equivoquéis: Adán no fue embaucado; sabía exactamente lo que hacía; eligió deliberadamente compartir el destino de Eva. Amaba a su compañera con afecto supramortal y no podía soportar la idea de una posible vigilia solitaria en Urantia sin ella.
75:5.3 (843.5) Al enterarse de lo que le había pasado a Eva, los enfurecidos habitantes del Jardín se volvieron incontrolables y declararon la guerra al vecino asentamiento nodita. Salieron en tropel por las puertas del Edén, cayeron sobre la población desprevenida y los aniquilaron a todos. Ningún hombre, mujer o niño fue perdonado, y Cano, el padre del futuro Caín, pereció también.
75:5.4 (843.6) Cuando Serapatatia cayó en la cuenta de lo ocurrido, la consternación se apoderó de él. Al día siguiente, fuera de sí por el miedo y el remordimiento, se arrojó al gran río y se ahogó.
75:5.5 (843.7) Los hijos de Adán intentaban consolar a su trastornada madre mientras su padre vagaba en soledad. Al cabo de treinta días se impuso el sentido común, volvió a casa y empezó a planear la futura línea de actuación de todos ellos.
75:5.6 (843.8) Las consecuencias de las locuras de unos padres descaminados son compartidas muchas veces por sus hijos inocentes. Los rectos y nobles hijos e hijas de Adán y Eva estaban abrumados por el pesar inexplicable de la increíble tragedia que tan repentina y despiadadamente se había abatido sobre ellos. A los mayores les costó más de cincuenta años recuperarse del dolor y la tristeza de aquellos días trágicos, y muy en especial del terror de aquellos treinta días durante los cuales su padre estuvo fuera de casa sin que su trastornada madre supiera de su suerte ni de su paradero.
75:5.7 (843.9) Y esos mismos treinta días fueron como largos años de pena y sufrimiento para Eva. Esta noble alma no se recuperó nunca por completo de los efectos de aquel periodo atroz de sufrimiento mental y pesar espiritual. Ningún aspecto de las privaciones y penurias materiales posteriores llegó a compararse nunca en el recuerdo de Eva con aquellos días horribles y aquellas noches espantosas de soledad e insoportable incertidumbre. Se enteró del arrebato de Serapatatia sin saber si su compañero también se habría suicidado de dolor o si habría sido sacado del mundo como castigo por el mal paso que ella había dado. Y cuando Adán volvió, Eva sintió una alegría y una gratitud que el duro servicio de su larga y difícil vida en común no conseguiría borrar nunca.
75:5.8 (844.1) Pasó el tiempo, pero Adán no supo con certeza la naturaleza de la infracción hasta setenta días después de la falta de Eva, cuando los síndicos Melquisedec volvieron a Urantia para asumir la jurisdicción sobre los asuntos del mundo. Entonces supo que habían fracasado.
75:5.9 (844.2) Los problemas se acumulaban en el horizonte. Las tribus de origen de Serapatatia no tardaron en conocer la noticia de la aniquilación del asentamiento nodita próximo al Edén. Estas tribus del norte reunieron enseguida una gran hueste para marchar sobre el Jardín, y así empezó la larga y encarnizada guerra entre adanitas y noditas que se prolongaría hasta mucho después de que Adán y sus seguidores emigraran al segundo jardín situado en el valle del Éufrates. Hubo una intensa y duradera «enemistad entre aquel hombre y la mujer, entre la descendencia de él y la descendencia de ella».
75:6.1 (844.3) Cuando Adán supo que los noditas estaban en camino, pidió consejo a los Melquisedec, pero estos se negaron a asesorarle. Se limitaron a decirle que obrara según su mejor criterio y le prometieron cooperar amistosamente hasta donde les fuera posible con la línea de actuación que eligiera. Se les había prohibido entrometerse en los planes personales de Adán y Eva.
75:6.2 (844.4) Adán sabía que él y Eva habían fracasado. La presencia de los síndicos Melquisedec se lo decía, aunque aún no sabía nada sobre su situación personal ni su futura suerte. Se reunió durante toda una noche con unos mil doscientos partidarios leales que se comprometieron a seguir a su líder, y al día siguiente al mediodía estos peregrinos salieron del Edén en busca de una nueva morada. A Adán no le gustaba la guerra, por eso optó por ceder el primer jardín a los noditas sin oponer resistencia.
75:6.3 (844.5) Al tercer día de salir del Jardín la caravana edénica fue detenida por la llegada de los transportes seráficos procedentes de Jerusem. Entonces Adán y Eva supieron por primera vez qué iba a ser de sus hijos. Mientras los transportes se mantenían a la espera, a los hijos que habían llegado a la edad de elegir (veinte años) se les dio la opción de seguir en Urantia con sus padres o de convertirse en pupilos de los Altísimos de Norlatiadek. Dos tercios optaron por ir a Edentia y alrededor de un tercio por quedarse con sus padres. Todos los menores de veinte años fueron llevados a Edentia. Cualquiera que hubiera podido contemplar la dolorosa despedida entre este Hijo y esta Hija Materiales y sus propios hijos habría llegado a la conclusión de que el camino del transgresor es duro. Esta prole de Adán y Eva está ahora en Edentia; no conocemos los planes previstos para ellos.
75:6.4 (844.6) Fue una caravana muy triste la que se dispuso a seguir viaje. Nada podía haber sido más trágico: haber venido a un mundo con tan altas esperanzas y haber sido recibidos con tan buenos auspicios para luego salir con oprobio del Edén ¡y encima perder a más de tres cuartos de sus hijos incluso antes de haber encontrado un nuevo lugar de residencia!
75:7.1 (845.1) Antes de que la caravana edénica reanudara la marcha, Adán y Eva fueron informados sobre la naturaleza de sus transgresiones y el destino que les esperaba. Apareció Gabriel para pronunciar la sentencia y este fue el veredicto: el Adán y la Eva Planetarios de Urantia son declarados en falta; han vulnerado su pacto de confianza como regidores de este mundo habitado.
75:7.2 (845.2) Aunque abatidos por el sentimiento de culpabilidad, Adán y Eva se sintieron muy reconfortados al saber que sus jueces de Salvington los habían absuelto de todos los cargos de «desacato al gobierno del universo». No fueron hallados culpables de rebelión.
75:7.3 (845.3) Se comunicó a la pareja edénica que ellos mismos se habían degradado al estatus de mortales del mundo. Por lo tanto deberían comportarse en lo sucesivo como un hombre y una mujer de Urantia y considerar el futuro de las razas del mundo como su propio futuro.
75:7.4 (845.4) Mucho antes de que Adán y Eva salieran de Jerusem, sus instructores les habían explicado a fondo las consecuencias de cualquier desviación básica de los planes divinos. Yo les había advertido personal y repetidamente, tanto antes como después de su llegada a Urantia, de que la rebaja al estatus de carne mortal sería el resultado cierto, el castigo seguro, que acarrearía indefectiblemente el incumplimiento de su misión planetaria. Pero es necesario conocer el estatus de inmortalidad del orden material de filiación para poder comprender claramente las consecuencias que provocó la falta de Adán y Eva.
75:7.5 (845.5) 1. Adán y Eva, como sus semejantes de Jerusem, mantenían su estatus inmortal mediante una asociación intelectual con el circuito de gravedad de mente del Espíritu. Cuando este sustento vital se rompe por culpa de una disyunción mental, el estatus de inmortalidad se pierde sea cual sea el nivel espiritual de existencia de la criatura. La consecuencia inevitable de la falta intelectual de Adán y Eva era su paso al estatus mortal seguido de disolución física.
75:7.6 (845.6) 2. Como el Hijo y la Hija Materiales de Urantia habían sido personalizados también a semejanza de la carne mortal de este mundo, dependían además de un sistema circulatorio dual, uno derivado de su naturaleza física, el otro de la superenergía almacenada en el fruto del árbol de la vida. El arcángel custodio había advertido siempre a Adán y a Eva que faltar a la confianza depositada en ellos culminaría en la degradación de su estatus. Tras cometer su falta les fue negado el acceso a esta fuente de energía.
75:7.7 (845.7) Caligastia había conseguido hacer caer en la trampa a Adán y Eva, pero no logró su propósito de inducirlos a una rebelión abierta contra el gobierno del universo. Lo que habían hecho era sin duda malo, pero nunca fueron culpables de desprecio a la verdad ni se alistaron a sabiendas en una rebelión contra el gobierno justo del Padre Universal y su Hijo Creador.
75:8.1 (845.8) Adán y Eva cayeron desde su alto estado de filiación material hasta el humilde estatus de hombre mortal. Pero esto no constituyó la caída del hombre. La raza humana ha sido elevada a pesar de las consecuencias inmediatas de la falta adánica. Aunque se malogró el plan divino de dar la raza violeta a los pueblos de Urantia, las razas mortales se han beneficiado enormemente de la limitada contribución que hicieron Adán y sus descendientes a las razas de Urantia.
75:8.2 (846.1) No ha habido ninguna «caída del hombre». La historia de la raza humana es una historia de evolución progresiva, y el otorgamiento adánico dejó a los pueblos del mundo muy mejorados respecto a su condición biológica previa. Las estirpes superiores de Urantia contienen ahora factores hereditarios provenientes de hasta cuatro fuentes diferentes: la andonita, la sangik, la nodita y la adánica.
75:8.3 (846.2) Adán no debe ser considerado como una fuente de maldición para la raza humana. Es cierto que fracasó en la ejecución del plan divino, que transgredió su pacto con la Deidad, que tanto él como su compañera fueron incuestionablemente degradados en su estatus de criaturas, pero a pesar de todo esto su contribución a la raza humana supuso un avance importante para la civilización en Urantia.
75:8.4 (846.3) Al valorar los resultados de la misión adánica en vuestro mundo, es de justicia reconocer la condición del planeta. Adán se enfrentó a una tarea poco menos que imposible cuando fue transportado desde Jerusem a este planeta oscuro y confuso con su bella compañera. Si se hubieran dejado guiar por el consejo de los Melquisedec y sus compañeros y si hubieran sido más pacientes, habrían terminado por triunfar. Pero Eva prestó oídos a la propaganda insidiosa de la autonomía personal y la libertad de acción planetaria. Fue inducida a experimentar con el plasma de vida del orden material de filiación en el sentido de permitir que el depósito de vida que se le había confiado se mezclara prematuramente con la del diseño original de los Portadores de Vida que ya era mixta, pues se había combinado previamente con la de los seres reproductores adscritos en su día al equipo del Príncipe Planetario.
75:8.5 (846.4) No ganaréis nunca nada en vuestro ascenso al Paraíso si buscáis impacientemente sortear el plan divino establecido mediante atajos, inventos personales o cualquier otro procedimiento con vistas a mejorar el camino de la perfección, hacia la perfección y para la perfección eterna.
75:8.6 (846.5) Considerándolo todo, es muy probable que no haya habido nunca un error de juicio tan descorazonador en ningún planeta de todo el universo de Nebadon. Sin embargo, no nos puede sorprender que ocurran estos tropiezos en los asuntos de los universos evolutivos. Somos parte de una creación gigantesca, y no es de extrañar que no todo funcione a la perfección. Nuestro universo no fue creado perfecto; la perfección es nuestra meta eterna, no nuestro origen.
75:8.7 (846.6) Si este fuera un universo mecanicista, si la Primera Gran Fuente y Centro fuera solo una fuerza y no también una personalidad, si toda la creación fuera un inmenso conjunto de materia física dominado por leyes precisas caracterizadas por acciones invariables de la energía, entonces podría prevalecer la perfección, incluso a pesar de la incompleción del estatus de universo. No habría desacuerdos ni fricciones. Pero en nuestro universo en vías de evolución, donde tanto la perfección como la imperfección son relativas, nos alegramos de que sean posibles los desacuerdos y los malentendidos porque demuestran el hecho y la acción de la personalidad en el universo. Y si nuestra creación es una existencia dominada por la personalidad, podéis estar seguros de las posibilidades de supervivencia, de avance y de logro de la personalidad; podemos confiar en el crecimiento, en la experiencia y en la aventura de la personalidad. ¡Qué glorioso universo; es personal y progresivo, no meramente mecánico o incluso pasivamente perfecto!
75:8.8 (846.7) [Presentado por Solonia, la «voz seráfica del Jardín».]
El libro de Urantia
Documento 76
76:0.1 (847.1) CUANDO Adán decidió abandonar el primer jardín sin oponer resistencia a los noditas, él y sus seguidores no podían ir hacia el oeste, pues los edenitas carecían de embarcaciones adecuadas para semejante aventura marina. No podían ir hacia el norte porque los noditas del norte marchaban ya hacia el Edén. Temían ir hacia el sur porque las colinas de esa región estaban plagadas de tribus hostiles. El único camino abierto era hacia el este, de modo que viajaron en esa dirección hacia las regiones situadas entre los ríos Tigris y Éufrates, que eran agradables en aquel entonces. Y muchos de los que se quedaron atrás viajarían más tarde hacia el este para unirse a los adanitas en el valle donde se habían establecido.
76:0.2 (847.2) Caín y Sansa nacieron antes de que la caravana adánica llegara a su destino entre los ríos de Mesopotamia. Laotta, la madre de Sansa, murió al nacer su hija. Eva sufrió mucho pero sobrevivió gracias a su fortaleza superior. Eva acogió en su pecho a Sansa, la hija de Laotta, y la crió con Caín. Sansa llegó a ser una mujer de grandes aptitudes. Se convirtió en la esposa de Sargan, el jefe de las razas azules del norte, y contribuyó al avance de los hombres azules de aquellos tiempos.
76:1.1 (847.3) La caravana de Adán tardó casi un año en llegar al río Éufrates. Como lo encontraron crecido, permanecieron acampados en las llanuras del oeste del río durante casi seis semanas antes de poder atravesarlo para llegar a la tierra situada entre los ríos que iba a convertirse en el segundo jardín.
76:1.2 (847.4) Ante la noticia de que el rey y sumo sacerdote del Jardín del Edén marchaba hacia ellos, los moradores de las tierras del segundo jardín huyeron apresuradamente a las montañas del este, y Adán encontró desocupado todo el territorio que deseaba. En este nuevo emplazamiento Adán y sus ayudantes se pusieron a trabajar para construir sus nuevas viviendas y establecer un nuevo centro de cultura y religión.
76:1.3 (847.5) Adán sabía que ese lugar era una de las tres opciones originales de la comisión encargada por Van y Amadon de buscar posibles emplazamientos para el Jardín. Los propios ríos eran una buena defensa natural en aquellos tiempos, y cerca del límite norte del segundo jardín el Éufrates y el Tigris se acercaban mucho, de modo que se pudo construir una muralla defensiva de noventa kilómetros para proteger el territorio que quedaba al sur entre los ríos.
76:1.4 (847.6) Tras instalarse en el nuevo Edén se vieron en la necesidad de adoptar métodos rudimentarios de vida; parecía enteramente que el terreno estaba maldito. La naturaleza volvía a seguir su curso. Los adanitas se veían ahora obligados a extraer su subsistencia de unas tierras no preparadas y a afrontar las realidades de la vida entre las hostilidades y las incompatibilidades naturales de la existencia mortal. Habían encontrado el primer jardín parcialmente preparado para ellos, pero tuvieron que crear el segundo con el esfuerzo de sus propias manos y con el «sudor de su frente».
76:2.1 (848.1) Menos de dos años después de Caín, vino al mundo Abel, el primer hijo de Adán y Eva nacido en el segundo jardín. Cuando Abel llegó a los doce años decidió ser pastor; Caín había elegido dedicarse a la agricultura.
76:2.2 (848.2) En aquellos días era costumbre hacer ofrenda a los sacerdotes de las cosas que se tenían a mano. Los pastores las traían de sus rebaños, los agricultores de los frutos de los campos. De acuerdo con esta costumbre, Caín y Abel hacían por igual ofrendas periódicas a los sacerdotes. Los dos muchachos habían discutido muchas veces sobre los méritos relativos de sus ocupaciones, y Abel no tardó en observar que se mostraba preferencia por sus sacrificios de animales. Caín apelaba en vano a las tradiciones del primer Edén, a la antigua preferencia por los frutos de la tierra. Pero esto Abel no lo reconocía y se burlaba de la frustración de su hermano mayor.
76:2.3 (848.3) En los días del primer Edén, Adán había procurado efectivamente desincentivar las ofrendas de animales sacrificados, de manera que Caín tenía un precedente para justificar sus argumentos. Sin embargo fue difícil organizar la vida religiosa en el segundo Edén. Adán tenía que cargar con mil y un detalles relacionados con los trabajos de construcción, defensa y agricultura. Como estaba muy deprimido espiritualmente, confió la organización del culto y la educación a sus colaboradores de origen nodita que habían ejercido esas funciones en el primer jardín. Los sacerdotes noditas oficiantes tardaron muy poco en volver a las normas y costumbres de los tiempos preadánicos.
76:2.4 (848.4) Los dos muchachos nunca se llevaron bien, y este asunto de los sacrificios contribuyó más al odio creciente que se tenían. Abel sabía que era hijo de Adán y de Eva y nunca dejó de recalcar a Caín que Adán no era su padre. Caín no era violeta puro, dado que su padre había sido de raza nodita mezclada después con el hombre azul y el hombre rojo y con la estirpe andónica aborigen. Todo esto, unido a la belicosidad congénita de Caín, le hizo alimentar cada vez más odio hacia su hermano menor.
76:2.5 (848.5) Los muchachos tenían dieciocho y veinte años respectivamente cuando la tensión que había entre ellos estalló definitivamente. Un día, las mofas de Abel enfurecieron tanto a su belicoso hermano que Caín, lleno de ira, se abalanzó contra él y lo mató.
76:2.6 (848.6) La observación de la conducta de Abel confirma la importancia del entorno y la educación como factores de desarrollo del carácter. Abel tenía una herencia ideal, y la herencia yace en el fondo de todo carácter, pero la influencia de un ambiente inferior neutralizó prácticamente esta magnífica herencia. Abel estuvo muy influido por ese entorno desfavorable sobre todo en sus primeros años. Si hubiera vivido hasta los veinticinco o los treinta se habría convertido en una persona totalmente distinta; su espléndida herencia habría salido entonces a la luz. Mientras que un buen entorno no puede hacer mucho por superar realmente las desventajas de carácter que conlleva una herencia inferior, un entorno malo puede echar a perder con toda facilidad una herencia excelente, al menos durante los primeros años de la vida. Un buen ambiente social y una educación correcta son el terreno y el clima indispensables para aprovechar al máximo una buena herencia.
76:2.7 (849.1) Los padres de Abel se enteraron de su muerte cuando sus perros trajeron los rebaños a casa sin su amo. Para Adán y Eva, Caín se estaba convirtiendo rápidamente en el nefasto recuerdo de su locura, y lo animaron en su decisión de marcharse del jardín.
76:2.8 (849.2) La vida de Caín en Mesopotamia no había sido precisamente feliz pues él era el símbolo indiscutible de la falta. No es que sus compañeros fueran antipáticos con él, pero se daba cuenta del resentimiento subconsciente que causaba su presencia. Como no tenía ninguna marca tribal, sabía que la primera tribu que se encontrara con él lo mataría. El miedo y algo de remordimiento le hicieron arrepentirse. Caín no había sido habitado nunca por un Ajustador, había desafiado siempre la disciplina familiar y desdeñado la religión de su padre. Pero ahora acudió a Eva, su madre, para pedirle ayuda y guía espiritual, y cuando buscó sinceramente auxilio divino, un Ajustador fue a morar en su interior. Este Ajustador que moraba en él y velaba por él confirió a Caín una clara ventaja de superioridad que lo llevó a ser considerado por todos como miembro de la temida tribu de Adán.
76:2.9 (849.3) Y así marchó Caín hacia la tierra de Nod, que estaba al este del segundo Edén. Llegó a ser el gran jefe de uno de los grupos del pueblo de su padre y cumplió hasta cierto punto las predicciones de Serapatatia, pues promovió la paz entre los adanitas y esta división de los noditas durante toda su vida. Caín se casó con Remona, una prima lejana suya, y su primer hijo, Enoc, llegó a ser el jefe de los noditas elamitas. Los elamitas y los adanitas siguieron viviendo en paz durante cientos de años.
76:3.1 (849.4) A medida que pasaba el tiempo en el segundo jardín, las consecuencias de la falta se hacían cada vez más evidentes. Adán y Eva echaban mucho de menos su antiguo hogar lleno de belleza y tranquilidad así como a sus hijos trasladados a Edentia. Era realmente patético ver a esta magnífica pareja reducida a la condición de la carne común del mundo, aunque soportaban su disminuido estado con gracia y entereza.
76:3.2 (849.5) Adán tuvo el acierto de dedicar la mayor parte de su tiempo a instruir a sus hijos y a sus compañeros en administración pública, métodos educativos y prácticas religiosas. De no haber sido por esta previsión se habría desencadenado un pandemonio a su muerte, pero tal como se desarrollaron las cosas, la muerte de Adán afectó muy poco a la conducción de los asuntos de su pueblo. Mucho antes de fallecer, Adán y Eva se dieron cuenta de que sus hijos y sus seguidores habían aprendido gradualmente a olvidar sus días de gloria en el Edén. Era preferible que la mayoría de sus seguidores se olvidaran de la grandiosidad del Edén para que no les pareciera demasiado malo su nuevo entorno menos afortunado.
76:3.3 (849.6) Los dirigentes civiles de los adanitas provinieron hereditariamente de los hijos del primer jardín. El primer hijo de Adán, Adamson (Adán ben Adán), fundó un centro secundario de la raza violeta al norte del segundo Edén. El segundo hijo de Adán, Eveson, llegó a ser un magnífico líder y administrador; fue el gran ayudante de su padre. Eveson no vivió tanto como Adán, y su hijo mayor, Jansad, se convirtió en el sucesor de Adán como cabeza de las tribus adanitas.
76:3.4 (849.7) Los dirigentes religiosos, o sacerdotes, empezaron con Set, el hijo mayor superviviente de Adán y Eva nacido en el segundo jardín. Nació ciento veintinueve años después de la llegada de Adán a Urantia. Set se dedicó a mejorar el estatus espiritual del pueblo de su padre y se convirtió en el director del nuevo clero del segundo jardín. Su hijo Enós fundó el nuevo orden de culto, y su nieto Cainán instituyó el servicio exterior de misioneros para las tribus circundantes, cercanas y lejanas.
76:3.5 (850.1) El sacerdocio setita fue una empresa triple que englobaba la religión, la salud y la educación. Los sacerdotes de esta orden eran formados para oficiar en ceremonias religiosas, para servir como médicos e inspectores sanitarios y para actuar como maestros en las escuelas del jardín.
76:3.6 (850.2) La caravana de Adán había transportado a la tierra situada entre los ríos las semillas y los bulbos de cientos de plantas y cereales del primer jardín, así como grandes rebaños y algunos ejemplares de todos los animales domesticados. Esto les dio una gran ventaja sobre las tribus vecinas. Disfrutaron de muchos de los beneficios de la cultura anterior del Jardín original.
76:3.7 (850.3) Hasta el momento de abandonar el primer jardín, Adán y su familia habían subsistido siempre a base de frutas, cereales y frutos secos. En el camino a Mesopotamia comieron por primera vez hortalizas y hierbas aromáticas. El consumo de carne se introdujo pronto en el segundo jardín, pero Adán y Eva no comieron nunca carne con regularidad. Tampoco se volvieron carnívoros Adamson, Eveson, ni los demás hijos de la primera generación del primer jardín.
76:3.8 (850.4) Los adanitas aventajaban enormemente a los pueblos circundantes en logros culturales y desarrollo intelectual. Elaboraron el tercer alfabeto y sentaron muchos fundamentos precursores del arte, las ciencias y la literatura de los tiempos modernos. En las tierras situadas entre el Tigris y el Éufrates continuaron con las artes de la escritura, la metalurgia, la alfarería y la tejeduría, y crearon un tipo de arquitectura no superado en miles de años.
76:3.9 (850.5) La vida de familia de los pueblos violeta era ideal para la época. Los niños recibían cursos de formación en agricultura, artesanía y cría de animales, o bien eran educados para desempeñar la triple función de los setitas: sacerdote, médico y maestro.
76:3.10 (850.6) En cuanto a los sacerdotes setitas, no confundáis a esos nobles maestros de la salud y de la religión, a esos auténticos educadores de ideas elevadas, con los clérigos envilecidos y mercantilistas de las tribus posteriores y de las naciones circundantes. Sus conceptos religiosos de la Deidad y del universo eran avanzados y bastante exactos, sus disposiciones sanitarias eran excelentes para la época y sus métodos educativos no han sido superados desde entonces.
76:4.1 (850.7) Adán y Eva fueron los fundadores de la raza violeta, la novena raza humana que apareció en Urantia. Adán y su prole tenían los ojos azules, y los pueblos violetas se caracterizaban por su tez clara y el color claro de su cabello: amarillo, rojo y castaño.
76:4.2 (850.8) Eva daba a luz sin dolor igual que las primeras razas evolutivas. Solo las razas mestizas producto de la unión del hombre evolutivo con los noditas y más tarde con los adanitas sufrieron fuertes dolores de parto.
76:4.3 (851.1) Adán y Eva, como sus hermanos de Jerusem, recibían energía mediante nutrición dual, pues se alimentaban tanto de comida como de luz, con el complemento de ciertas energías suprafísicas no reveladas en Urantia. Sus descendientes de Urantia no heredaron el atributo de absorción de energía y circulación de luz de sus padres, sino que tenían una sola circulación sanguínea de tipo humano. Eran intencionadamente mortales, aunque muy longevos, pero su esperanza de vida se iba aproximando a la norma humana con cada generación sucesiva.
76:4.4 (851.2) Adán y Eva y la primera generación de sus hijos no utilizaban la carne de los animales para alimentarse. Subsistían enteramente a base de «los frutos de los árboles». Después de la primera generación todos los descendientes de Adán empezaron a tomar productos lácteos, pero muchos de ellos mantuvieron la dieta sin carne. Muchas de las tribus del sur con las que se unieron después tampoco eran consumidoras de carne. La mayoría de estas tribus vegetarianas emigrarían más adelante hacia el este y sobreviven a día de hoy mezcladas con los pueblos de la India.
76:4.5 (851.3) Adán y Eva tenían una visión tanto física como espiritual muy superior a la de las gentes de hoy. Sus sentidos especiales eran mucho más agudos, y eran capaces de ver a los intermedios y a las huestes angélicas, a los Melquisedec y al Príncipe caído, Caligastia, que fue a entrevistarse varias veces con su noble sucesor. Conservaron la capacidad de ver a estos seres celestiales durante más de cien años después de la falta. Estos sentidos especiales no eran tan agudos en sus hijos y fueron disminuyendo con cada generación.
76:4.6 (851.4) Los hijos adánicos estaban habitados generalmente por un Ajustador interior, puesto que todos poseían una indudable capacidad de supervivencia. Esta prole superior no estaba tan sujeta al miedo como los hijos de la evolución. Si hay tanto miedo hoy en día en las razas de Urantia es debido al poco plasma de vida de Adán que recibieron vuestros ancestros por culpa del malogro prematuro de los planes de mejoramiento físico de las razas.
76:4.7 (851.5) Las células corporales de los Hijos Materiales y de su progenie son mucho más resistentes a las enfermedades que las de los seres evolutivos autóctonos del planeta. Las células corporales de las razas nativas son similares a los organismos vivos microscópicos y ultramicroscópicos que producen las enfermedades del mundo. Estos hechos explican por qué los pueblos de Urantia necesitan hacer tanto esfuerzo científico para resistir a tantas afecciones físicas. Seríais bastante más resistentes a las enfermedades si vuestras razas llevaran más sangre adánica.
76:4.8 (851.6) Una vez establecido en el segundo jardín junto al Éufrates, Adán decidió dejar tras de sí la mayor cantidad posible de su plasma de vida para beneficiar al mundo después de su muerte. Con este objetivo, se nombró una comisión de doce miembros encabezada por Eva para la mejora de las razas. Antes de morir Adán, esta comisión había seleccionado a 1682 mujeres del tipo más alto de Urantia que fueron fecundadas con el plasma de vida adánico. Todos sus hijos menos 112 llegaron a adultos, de modo que el mundo se benefició así con la adición de 1570 hombres y mujeres superiores. Aunque estas candidatas a madres fueron seleccionadas entre todas las tribus circundantes y representaban a la mayor parte de las razas del planeta, la mayoría pertenecía a las cepas más altas de los noditas, y constituyeron los primeros comienzos de la poderosa raza andita. Estos niños nacieron y se criaron en el entorno tribal de sus madres respectivas.
76:5.1 (851.7) Poco después de establecerse en el segundo Edén, Adán y Eva fueron informados de que su arrepentimiento era aceptable y de que, aunque condenados a sufrir el destino de los mortales de su mundo, se harían sin duda acreedores al derecho de ser admitidos entre los supervivientes durmientes de Urantia. Escucharon conmovidos el anuncio de los Melquisedec y creyeron plenamente en este evangelio de resurrección y rehabilitación. Su trasgresión había sido un error de juicio y no un pecado de rebelión consciente y deliberada.
76:5.2 (852.1) En su calidad de ciudadanos de Jerusem, Adán y Eva no tenían Ajustadores del Pensamiento. En Urantia tampoco moró en ellos un Ajustador durante su estancia en el primer jardín. Pero poco después de su degradación al estatus de mortales, se hicieron conscientes de que había dentro de ellos una nueva presencia y se dieron cuenta de que su estatus humano, unido a su sincero arrepentimiento, habían hecho posible que los Ajustadores moraran en su interior. El hecho de saberse habitados por un Ajustador animó mucho a Adán y a Eva durante el resto de su vida. Sabían que habían fracasado como Hijos Materiales de Satania, pero sabían también que la carrera al Paraíso seguía abierta para ellos como hijos ascendentes del universo.
76:5.3 (852.2) Adán sabía que hubo una resurrección dispensacional al tiempo de su llegada al planeta, y pensaba que él y su compañera serían probablemente repersonalizados en relación con el advenimiento del siguiente orden de filiación. No sabía que Miguel, el soberano de este universo, iba a aparecer tan pronto en Urantia; suponía que el siguiente Hijo que llegara sería del orden Avonal. Por otra parte, siempre fue un consuelo para Adán y para Eva, aunque les costara entenderlo, meditar sobre el único mensaje personal que recibieron de Miguel. Este mensaje, entre otras expresiones de consuelo y amistad, decía: «He tomado en consideración las circunstancias de vuestra falta, he recordado el deseo de vuestro corazón de ser siempre leales a la voluntad de mi Padre y seréis llamados del abrazo del sueño del mortal cuando yo llegue a Urantia si los Hijos de menor rango de mi universo no mandan a buscaros antes de ese momento».
76:5.4 (852.3) Este mensaje fue un gran misterio para Adán y Eva. Podían comprender la promesa velada de una posible resurrección especial y eso les daba muchos ánimos, pero no lograban captar el significado de la insinuación de que descansarían hasta el momento de una resurrección asociada con la aparición personal de Miguel en Urantia. Y así, la pareja edénica proclamó siempre que un Hijo de Dios vendría en algún momento, y comunicaron a sus seres queridos la creencia, o al menos la anhelada esperanza, de que el mundo de sus penas y sus errores podría ser el planeta donde el gobernante de este universo eligiera actuar como Hijo de otorgamiento del Paraíso. Parecía demasiado bueno para ser verdad, pero Adán llegó a acariciar la idea de que la Urantia desgarrada por los conflictos podría terminar siendo el mundo más afortunado del sistema de Satania, el planeta envidiado por todo Nebadon.
76:5.5 (852.4) Adán vivió 530 años; murió de lo que se podría llamar vejez. Su mecanismo físico simplemente se desgastó; el proceso de desintegración fue superando gradualmente al proceso de reparación hasta que llegó el inevitable final. Eva había muerto del corazón diecinueve años antes. Ambos fueron enterrados en el centro del templo del servicio divino que se había construido según sus planes poco después de terminada la muralla que protegía la colonia. Este fue el origen de la costumbre de enterrar a los hombres y mujeres notables y piadosos bajo el suelo de los lugares de culto.
76:5.6 (852.5) El gobierno supramaterial de Urantia continuó bajo la dirección de los Melquisedec, pero el contacto físico directo con las razas evolutivas se había roto. Desde los lejanos días de la llegada del equipo corpóreo del Príncipe Planetario, pasando por los tiempos de Van y Amadon, hasta la llegada de Adán y Eva, había habido representantes físicos del gobierno del universo emplazados en el planeta. La falta adánica supuso el final de este régimen que había perdurado más de cuatrocientos cincuenta mil años. En los ámbitos espirituales las ayudantes angélicas siguieron luchando en conjunción con los Ajustadores del Pensamiento, y todos ellos trabajaron heroicamente por la salvación del individuo. Sin embargo, no se promulgó ningún plan global con miras a un bienestar mundial de largo alcance para los mortales del planeta hasta los tiempos de Abraham, cuando Maquiventa Melquisedec, con el poder, la paciencia y la autoridad de un Hijo de Dios, estableció los fundamentos para continuar con la elevación y la rehabilitación espiritual de la desafortunada Urantia.
76:5.7 (853.1) Pero la desgracia no ha sido la única suerte de Urantia; este planeta ha sido también el más afortunado del universo local de Nebadon. Los urantianos deberían considerar como un beneficio que los desatinos de sus antepasados y los errores de los primeros dirigentes de su mundo sumieran al planeta ese desastroso estado de confusión, agravado por la presencia del mal y del pecado. Fue precisamente ese oscuro trasfondo de tinieblas lo que atrajo la atención de Miguel de Nebadon hasta el punto de elegir este mundo como la arena donde revelar la personalidad amorosa del Padre del cielo. No es que Urantia necesitara a un Hijo Creador para poner orden en sus trastornados asuntos, sino más bien que el mal y el pecado de Urantia proporcionaron al Hijo Creador un fondo de mayor contraste sobre el que revelar el amor, la misericordia y la paciencia incomparables del Padre del Paraíso.
76:6.1 (853.2) Adán y Eva fueron a su descanso mortal con una fe firme en las promesas que les habían hecho los Melquisedec de que despertarían en su día del sueño de la muerte para reanudar la vida en los mundos mansión, los mundos que habían sido tan familiares para ellos en los tiempos anteriores a su misión en la carne material de la raza violeta de Urantia.
76:6.2 (853.3) No descansaron mucho tiempo en el olvido del sueño inconsciente de los mortales del mundo. Al tercer día de la muerte de Adán, el segundo día después de su reverente entierro, Lanaforge ordenó que se realizara un llamamiento nominal especial a los supervivientes distinguidos de la falta adánica de Urantia. Esta orden, respaldada por el Altísimo de Edentia en funciones y aprobada por el Unión de los Días de Salvington, que actuaba en nombre de Miguel, se puso en manos de Gabriel. De conformidad con este mandato de resurrección especial, el número veintiséis de la serie de Urantia, Adán y Eva fueron repersonalizados y reensamblados en las salas de resurrección de los mundos mansión de Satania junto con 1316 de sus compañeros de experiencia del primer jardín. Muchas otras almas leales habían sido trasladadas ya en el momento de la llegada de Adán, que estuvo acompañada de un juicio dispensacional tanto de los supervivientes durmientes como de los ascendentes vivos cualificados.
76:6.3 (853.4) Adán y Eva pasaron rápidamente por los mundos de ascensión progresiva hasta que alcanzaron la ciudadanía de Jerusem y volvieron a ser residentes de su planeta de origen, aunque esta vez como miembros de un orden diferente de personalidades del universo. Salieron de Jerusem como ciudadanos permanentes, Hijos de Dios, y regresaron como ciudadanos ascendentes, hijos del hombre. Fueron destinados inmediatamente al servicio de Urantia de la capital del sistema e incluidos más tarde entre los veinticuatro consejeros que constituyen el presente órgano consultivo de control de Urantia.
76:6.4 (854.1) Y así termina la historia del Adán y la Eva Planetarios de Urantia, una historia de pruebas, tragedias y triunfos, al menos triunfos personales para vuestro Hijo y vuestra Hija Materiales bienintencionados pero engañados. Al final será sin duda una historia de triunfo último para su mundo y para sus habitantes sacudidos por la rebelión y acosados por el mal. A fin de cuentas, Adán y Eva contribuyeron poderosamente a acelerar la civilización y el progreso biológico de la raza humana. Dejaron una gran cultura en el planeta, pero una civilización tan avanzada no pudo sobrevivir a la dilución prematura y el naufragio final de la herencia adánica. El pueblo hace la civilización; la civilización no hace al pueblo.
76:6.5 (854.2) [Presentado por Solonia, la «voz seráfica del Jardín».]
El libro de Urantia
Documento 77
77:0.1 (855.1) LA MAYORÍA de los mundos habitados de Nebadon albergan a uno o más grupos de seres únicos que existen en un nivel de funcionamiento vital situado aproximadamente en un punto intermedio entre el de los mortales de los planetas y el de los órdenes angélicos, de ahí su nombre de criaturas intermedias. Parecen ser un accidente del tiempo, pero su presencia está tan generalizada y son tan valiosos como ayudantes que todos nosotros los hemos aceptado desde hace mucho tiempo como uno de los órdenes esenciales para nuestro ministerio planetario conjunto.
77:0.2 (855.2) En Urantia actúan dos órdenes distintos de intermedios: el cuerpo primario o más antiguo, que nació en los tiempos de Dalamatia, y el grupo secundario o más joven, cuyo origen data de los tiempos de Adán.
77:1.1 (855.3) Los intermedios primarios tienen su génesis en una interasociación única de lo material y lo espiritual en Urantia. Conocemos la existencia de criaturas similares en otros mundos y en otros sistemas, pero se originaron mediante técnicas diferentes.
77:1.2 (855.4) Conviene tener siempre presente que los otorgamientos sucesivos de los Hijos de Dios en un planeta en evolución producen cambios notables en la economía espiritual del mundo y algunas veces modifican tanto el funcionamiento de la interasociación de los agentes espirituales y materiales de un planeta que crean situaciones verdaderamente difíciles de entender. El estatus de los cien miembros corpóreos del equipo del Príncipe Caligastia ilustra precisamente una interasociación única de ese tipo. Como ciudadanos de morontia ascendentes de Jerusem, eran criaturas supramateriales sin prerrogativas reproductivas. Como ministros planetarios descendentes en Urantia, eran criaturas materiales sexuadas capaces de procrear una prole material (como algunos hicieron más tarde). Lo que no acertamos a explicar satisfactoriamente es cómo pudieron ejercer de padres en un nivel supramaterial, pero eso fue exactamente lo que ocurrió. Un enlace supramaterial (no sexual) entre un varón y una mujer del equipo corpóreo dio lugar a la aparición del primogénito de los intermedios primarios.
77:1.3 (855.5) Se descubrió inmediatamente que una criatura de este orden intermedio entre el nivel mortal y el angélico sería de gran utilidad para llevar adelante los asuntos de la sede del Príncipe, y se autorizó a cada pareja del equipo corpóreo a procrear un ser similar. El resultado de esta iniciativa fue el primer grupo de cincuenta criaturas intermedias.
77:1.4 (855.6) Tras observar durante un año el trabajo de este grupo único, el Príncipe Planetario autorizó la reproducción de seres intermedios sin restricciones. Este plan se llevó a cabo mientras duró el poder de crear, y así se formó el cuerpo original de 50 000 intermedios.
77:1.5 (856.1) Entre el nacimiento de cada intermedio transcurría un periodo de medio año, y cuando cada pareja había producido mil seres de este tipo, ya no nacía ninguno más. Nada explica por qué se agotaba este poder con el milésimo vástago. Por más intentos que se hicieron de conseguir el siguiente, todos fracasaron.
77:1.6 (856.2) Estas criaturas constituyeron el cuerpo de información de la administración del Príncipe. Deambulaban por doquier estudiando y observando las razas del mundo y prestaban otros inestimables servicios al Príncipe y a su equipo en su labor de influir sobre las sociedades humanas alejadas de la sede planetaria.
77:1.7 (856.3) Este régimen duró hasta los trágicos días de la rebelión planetaria, en cuya trampa cayeron algo más de los cuatro quintos de los intermedios primarios. El colectivo leal se puso al servicio de los síndicos Melquisedec y siguió operando bajo el liderazgo nominal de Van hasta los días de Adán.
77:2.1 (856.4) Aunque el objeto de esta narración es el origen, la naturaleza y la función de las criaturas intermedias de Urantia, el parentesco entre los dos órdenes —el primario y el secundario— hace necesario interrumpir en este punto la historia de los intermedios primarios para poder seguir el linaje de los miembros rebeldes del equipo corpóreo del príncipe Caligastia desde los días de la rebelión planetaria hasta los tiempos de Adán. Esta línea hereditaria fue la que, en los primeros días del segundo jardín, proporcionó la mitad de la ascendencia del orden secundario de criaturas intermedias.
77:2.2 (856.5) Los miembros físicos del equipo del Príncipe habían sido constituidos como criaturas sexuadas con el propósito de que participaran en el plan de procrear una prole que encarnara las cualidades conjuntas de su orden especial unidas a las de la estirpe seleccionada de las tribus de Andon, y todo esto en previsión de la posterior aparición de Adán. Los Portadores de Vida habían planeado un nuevo tipo de mortal que englobaría la unión de la prole conjunta del equipo del Príncipe con la primera generación de la prole de Adán y Eva. Habían proyectado así un plan que contemplaba un nuevo orden de criaturas planetarias con la esperanza de que se convirtieran en dirigentes y maestros de la sociedad humana. Esos seres estaban destinados a ejercer una soberanía social, no una soberanía civil. Pero dado que este proyecto se malogró casi por completo, no sabremos nunca qué aristocracia de líderes benignos ni qué cultura sin par se perdió para Urantia. Lo cierto es que cuando el equipo corpóreo se reprodujo fue después de la rebelión, y ya estaban privados de su conexión con las corrientes de vida del sistema.
77:2.3 (856.6) Durante la era posterior a la rebelión se produjeron en Urantia muchos acontecimientos insólitos. Una gran civilización —la cultura de Dalamatia— se estaba haciendo pedazos. «Los nephilim (los noditas) estaban en el planeta en aquellos días, y cuando estos hijos de los dioses fueron hacia las hijas de los hombres y les dieron descendencia, sus hijos fueron los ‘hombres poderosos de la antigüedad’, los ‘hombres de renombre’». Aunque no eran precisamente «hijos de los dioses», el equipo y sus primeros descendientes fueron considerados como tales por los mortales evolutivos de aquellos lejanos días; la tradición llegó incluso a exagerar su estatura. Este es, pues, el origen del relato popular casi universal de los dioses que descendieron al planeta y engendraron en él con las hijas de los hombres una antigua raza de héroes. Y todas estas leyendas se hicieron aún más confusas con las mezclas raciales de los adanitas que aparecieron más tarde en el segundo jardín.
77:2.4 (857.1) Puesto que los cien miembros corpóreos del equipo del Príncipe portaban plasma germen de las cepas humanas andónicas, parecería natural que, en caso de reproducirse sexualmente, su prole se asemejara en rasgos generales a la de otros padres andonitas. Pero cuando los sesenta rebeldes del equipo, los seguidores de Nod, se reprodujeron sexualmente, sus hijos resultaron ser muy superiores en casi todos los aspectos tanto a los pueblos andonitas como a los sangik. Y esta inesperada excelencia caracterizaba no solo a sus cualidades físicas e intelectuales, sino también a sus capacidades espirituales.
77:2.5 (857.2) Estos rasgos mutantes que aparecieron en la primera generación nodita fueron el resultado de ciertos cambios operados en la configuración y en los constituyentes químicos de los factores hereditarios del plasma germen andónico. Estos cambios fueron causados por la presencia en los cuerpos de los miembros del equipo de los poderosos circuitos de mantenimiento de la vida del sistema de Satania. Estos circuitos de vida hicieron que los cromosomas del patrón especializado de Urantia se reorganizaran más según los patrones de la especialización normalizada en Satania de la manifestación de la vida ordenada para Nebadon. La técnica de esta metamorfosis del plasma germen, producida por la acción de las corrientes de vida del sistema no es distinta de los procedimientos utilizados por los científicos de Urantia para modificar el plasma germen de animales y plantas mediante rayos X.
77:2.6 (857.3) Los pueblos noditas surgieron así a raíz de ciertas modificaciones peculiares e inesperadas que se produjeron en el plasma de vida que los cirujanos de Avalon habían transferido de los cuerpos de los andonitas donantes a los de los miembros del equipo corpóreo.
77:2.7 (857.4) Recordemos que los cien andonitas que donaron su plasma germen recibieron a su vez el complemento orgánico del árbol de la vida, de manera que las corrientes de vida de Satania se difundieron igualmente por sus cuerpos. Los cuarenta y cuatro andonitas modificados que siguieron al equipo a la rebelión se reprodujeron también entre sí e hicieron una gran aportación a las mejores cepas del pueblo nodita.
77:2.8 (857.5) Estos dos grupos, que sumaban 104 portadores del plasma germen andonita modificado, constituyen la ascendencia de los noditas, la octava raza que apareció en Urantia. Y esta nueva característica de la vida humana de Urantia representa otra fase de la ejecución del plan original de utilizar este planeta como mundo de modificación de la vida, aunque este fuera uno de los desarrollos imprevistos.
77:2.9 (857.6) Los noditas de línea pura eran una raza magnífica, pero se fueron mezclando gradualmente con los pueblos evolutivos del planeta y no tardaron en degenerar. Diez mil años después de la rebelión habían retrocedido hasta el punto de que su esperanza media de vida era solo un poco mayor que la de las razas evolutivas.
77:2.10 (857.7) Cuando los arqueólogos desentierran las tablillas de arcilla de los últimos sumerios —descendientes de los noditas— descubren listas de reyes sumerios que se remontan a varios miles de años. A medida que estos registros retroceden en el pasado, la duración de cada reinado personal va aumentando desde unos veinticinco o treinta años hasta ciento cincuenta o más. La mayor duración de los reinados más antiguos significa que algunos de los primeros dirigentes noditas (los descendientes directos del equipo del Príncipe) vivieron más tiempo que sus sucesores más recientes, y denota también un esfuerzo por estirar las dinastías para remontarlas hasta Dalamatia.
77:2.11 (857.8) Las constancias de personajes tan longevos se deben también a la confusión entre meses y años como unidades de tiempo. Esto se puede observar también en la genealogía bíblica de Abraham y en los primeros registros de los chinos. La confusión entre el mes, o periodo, de veintiocho días y el año de más de trescientos cincuenta días que se introdujo posteriormente es la responsable de las tradiciones de vidas humanas tan largas. Hay datos de un hombre que vivió más de novecientos «años». Este periodo representa algo menos de setenta años, «tres veintenas más diez» como se denominaría más tarde, y esas vidas fueron consideradas muy largas durante mucho tiempo.
77:2.12 (858.1) El cálculo del tiempo por meses de veintiocho días se utilizó hasta mucho después de Adán. Pero cuando los egipcios emprendieron hace unos siete mil años la reforma del calendario, lo hicieron con gran precisión, y fueron ellos los que establecieron el año de 365 días.
77:3.1 (858.2) Tras la desaparición de Dalamatia bajo las aguas, los noditas se trasladaron hacia el norte y el este y fundaron al poco tiempo la nueva ciudad de Dilmun como su sede racial y cultural. Unos cincuenta mil años después de la muerte de Nod, los descendientes del equipo del Príncipe se habían multiplicado demasiado como para poder subsistir en las tierras colindantes con su nueva ciudad de Dilmun, y cuando se hubieron expandido casándose con las tribus fronterizas andonitas y sangik, sus líderes decidieron hacer algo por preservar su unidad racial. Se convocó en consecuencia un consejo de tribus que, tras muchas deliberaciones, refrendó el plan de Bablot, un descendiente de Nod.
77:3.2 (858.3) Bablot proponía erigir un ostentoso templo de glorificación racial en el centro del territorio que ocupaban entonces. Este templo tendría una torre nunca vista hasta entonces en el mundo, sería un colosal monumento conmemorativo de su grandeza pasada. Muchos deseaban tener un monumento así en Dilmun, pero otros, recordando las tradiciones del hundimiento de su primera capital, Dalamatia, opinaban que una estructura tan grande se debería construir a una distancia segura de los peligros del mar.
77:3.3 (858.4) Bablot proyectaba que los nuevos edificios fueran el núcleo del futuro centro de cultura y civilización de los noditas. Al final prevaleció su idea y se iniciaron las obras según sus planes. La nueva ciudad llevaría el nombre de Bablot, el arquitecto y constructor de la torre. Este lugar fue conocido más tarde como Bablod y finalmente como Babel.
77:3.4 (858.5) Sin embargo, seguía habiendo discrepancias entre los noditas sobre el planteamiento y la finalidad de esta empresa. Tampoco sus líderes estaban totalmente de acuerdo con los planes de construcción ni con el uso de los edificios una vez terminados. Tras cuatro años y medio de trabajo se formó una gran polémica sobre el objeto y el motivo de la torre. Las disputas se hicieron tan enconadas que se pararon todos los trabajos. Los transportadores de víveres difundieron la noticia de la disensión, y una multitud proveniente de las tribus se fue congregando en el emplazamiento de las obras. Se expusieron tres puntos de vista divergentes sobre el propósito de la construcción de la torre:
77:3.5 (858.6) 1. El grupo más numeroso, casi la mitad, deseaba que la torre se construyera como monumento conmemorativo de la historia y la superioridad racial de los noditas. Opinaban que debía ser una estructura grande e imponente que despertara la admiración de todas las generaciones futuras.
77:3.6 (858.7) 2. La siguiente facción en tamaño quería que la torre se destinara a conmemorar la cultura de Dilmun. Anticipaban que Bablot había de convertirse en un gran centro de comercio, arte y manufactura.
77:3.7 (859.1) 3. El grupo más pequeño y minoritario consideraba que la construcción de la torre ofrecía una oportunidad de expiar la locura de sus progenitores de participar en la rebelión de Caligastia. Sostenían que la torre debería dedicarse al culto al Padre de todos, que la única razón de ser de la nueva ciudad era sustituir a Dalamatia como centro cultural y religioso para sus vecinos sumidos en la barbarie.
77:3.8 (859.2) Los religiosos perdieron de entrada la votación. La mayoría rechazó la doctrina de que sus ancestros habían sido culpables de rebelión; era un estigma racial ofensivo para ellos. Tras haber descartado uno de los tres planteamientos, no lograron dirimir los otros dos por la vía del debate y recurrieron a la lucha. El grupo religioso no combatiente huyó a sus tierras del sur, mientras sus compañeros luchaban hasta aniquilarse casi por completo.
77:3.9 (859.3) Hace unos doce mil años hubo un segundo intento de levantar la torre de Babel. Las razas mestizas de los anditas (noditas y adanitas) se propusieron edificar un nuevo templo sobre las ruinas de la primera estructura, pero la empresa no tuvo suficiente apoyo; cayó bajo el peso de su propia vanagloria. Esta región fue conocida durante mucho tiempo como la tierra de Babel.
77:4.1 (859.4) La dispersión de los noditas fue la consecuencia inmediata del conflicto intestino surgido en torno a la torre de Babel. Esta guerra interna redujo considerablemente el número de los noditas más puros y fue en muchos aspectos responsable de su fracaso en establecer una gran civilización preadánica. A partir de entonces la cultura nodita declinó durante más de ciento veinte mil años hasta que fue elevada por la inyección adánica. Pero incluso en los tiempos de Adán, los noditas seguían siendo un pueblo capaz. Muchos de sus descendientes mestizos figuraron entre los constructores del Jardín y varios capitanes de grupo de Van eran noditas. Algunas de las mentes más cualificadas del equipo de Adán eran de esta raza.
77:4.2 (859.5) Inmediatamente después del conflicto de Bablot, se establecieron tres de los cuatro grandes centros noditas:
77:4.3 (859.6) 1. Los noditas del oeste o sirios. Los supervivientes de los nacionalistas, o partidarios del monumento de conmemoración racial, se dirigieron hacia el norte, donde se unieron con los andonitas y fundaron los centros noditas posteriores del noroeste de Mesopotamia. Fue el grupo más numeroso de noditas en vías de dispersión y contribuyeron en gran medida a la estirpe asiria que aparecería más tarde.
77:4.4 (859.7) 2. Los noditas del este o elamitas. Muchos de los defensores de la cultura y el comercio emigraron en dirección este hasta Elam y allí se unieron con las tribus sangik mestizas. Los elamitas de hace treinta o cuarenta mil años se habían vuelto en gran parte de naturaleza sangik, aunque seguían manteniendo una civilización superior a la barbarie de sus vecinos.
77:4.5 (859.8) Cuando se estableció el segundo jardín, este cercano asentamiento nodita fue conocido como «la tierra de Nod». Durante el largo periodo de relativa paz entre este grupo nodita y los adanitas, ambas razas se mezclaron considerablemente, pues se hizo cada vez más habitual que los Hijos de Dios (los adanitas) se casaran con las hijas de los hombres (las noditas).
77:4.6 (860.1) 3. Los noditas centrales o presumerios. En la desembocadura de los ríos Tigris y Éufrates hubo un pequeño grupo que conservó mejor su integridad racial. Pervivieron durante miles de años y llegaron a ser los antepasados noditas que se mezclaron con los adanitas para fundar los pueblos sumerios de los tiempos históricos.
77:4.7 (860.2) Todo esto explica la repentina y misteriosa aparición en escena de los sumerios de Mesopotamia. Los investigadores nunca serán capaces de encontrar el rastro de estas tribus y remontarlo hasta el origen de los sumerios, que data de hace doscientos mil años tras el hundimiento de Dalamatia. Sin ningún rastro de su origen en ninguna otra parte del mundo, estas antiguas tribus asoman de pronto en el horizonte de la civilización con una cultura superior y plenamente desarrollada que incluía templos, metalurgia, agricultura, animales, alfarería, tejeduría, leyes comerciales, códigos civiles, ceremonial religioso y un antiguo sistema de escritura. En los comienzos de la era histórica, habían perdido desde hacía mucho tiempo el alfabeto de Dalamatia y habían adoptado el peculiar sistema de escritura originado en Dilmun. El idioma sumerio, aunque prácticamente perdido para el mundo, no era semítico; tenía mucho en común con las llamadas lenguas arias.
77:4.8 (860.3) Los elaborados textos sumerios describen el emplazamiento de un notable asentamiento localizado en el golfo Pérsico cerca de la primera ciudad de Dilmun. Los egipcios llamaban Dilmat a esta ciudad de antigua gloria, mientras que los sumerios adanizados posteriores confundieron tanto la primera como la segunda ciudad nodita con Dalamatia, y llamaban Dilmun a las tres. Los arqueólogos ya han encontrado antiguas tablillas sumerias de arcilla que hablan de aquel paraíso terrenal «donde los dioses bendijeron por primera vez a la humanidad con el ejemplo de una vida civilizada y culta». Estas tablillas que describen Dilmun, el paraíso de los hombres y de Dios, descansan ahora silenciosas en las estanterías polvorientas de muchos museos.
77:4.9 (860.4) Los sumerios conocían bien el primer Edén y el segundo pero, a pesar de los numerosos matrimonios mixtos con los adanitas, siguieron considerando a los moradores del jardín que tenían al norte como raza extranjera. El orgullo sumerio por la cultura nodita más antigua los indujo a menospreciar esas nuevas perspectivas de gloria en favor de la grandiosidad y las tradiciones paradisiacas de la ciudad de Dilmun.
77:4.10 (860.5) 4. Los noditas y amadonitas del norte, los vanitas. Este grupo surgió antes del conflicto de Bablot. Estos noditas, los más norteños de todos, descendían de los que dejaron de seguir a Nod y sus sucesores para unirse a Van y Amadon.
77:4.11 (860.6) Algunos de los primeros compañeros de Van se asentaron posteriormente en las orillas del lago que aún lleva su nombre, y sus tradiciones nacieron alrededor de este lugar. El Ararat se convirtió en su montaña sagrada y tuvo para los vanitas más tardíos un significado análogo al del Sinaí para los hebreos. Los antepasados vanitas de los asirios enseñaban hace diez mil años que su ley moral de siete mandamientos había sido dada a Van por los Dioses en el monte Ararat. Creían firmemente que Van y su adjunto Amadon habían sido sacados vivos del planeta mientras estaban entregados a la adoración en lo alto de la montaña.
77:4.12 (860.7) El monte Ararat era la montaña sagrada del norte de Mesopotamia, y como muchas de vuestras tradiciones sobre aquellos tiempos antiguos se originaron en torno a la historia babilónica del diluvio, no es de extrañar que el monte Ararat y su región se entrelazaran más tarde con la historia judía de Noé y el diluvio universal.
77:4.13 (860.8) Hacia el año 35 000 a. C. Adamson visitó uno de los asentamientos más orientales de los antiguos vanitas para fundar su centro de civilización.
77:5.1 (861.1) Vistos los antecedentes noditas de la ascendencia de los intermedios secundarios, examinaremos ahora la mitad adánica de dicha ascendencia, pues los intermedios secundarios son también nietos de Adamson, el primogénito de la raza violeta de Urantia.
77:5.2 (861.2) Adamson fue uno de los hijos de Adán y Eva que eligieron quedarse en el planeta con su padre y su madre. El hijo mayor de Adán había escuchado muchas veces de Van y Amadon la historia de su hogar en las tierras altas del norte, y un tiempo después de establecido el segundo jardín, tomó la determinación de ir en busca de la tierra de sus sueños juveniles.
77:5.3 (861.3) Adamson tenía entonces 120 años y había sido padre de treinta y dos hijos de línea pura en el primer jardín. Quiso quedarse con sus padres y ayudarles a construir el segundo jardín, pero estaba profundamente perturbado por la pérdida de su compañera y de sus hijos, que habían decidido todos ir a Edentia con los demás hijos adánicos que eligieron convertirse en pupilos de los Altísimos.
77:5.4 (861.4) Adamson no quería abandonar a sus padres en Urantia, no era partidario de huir de las dificultades y los peligros, pero encontraba que las relaciones del segundo jardín dejaban mucho que desear. Contribuyó en gran manera a las primeras actividades de defensa y construcción, pero decidió salir hacia el norte a la primera oportunidad. Y aunque se despidieron cordialmente, para Adán y Eva fue una gran tristeza ver marchar a su hijo mayor hacia un mundo extraño y hostil con el temor de que nunca volvería.
77:5.5 (861.5) Un grupo de veintisiete personas siguió a Adamson hacia el norte en busca de las gentes de las fantasías de su niñez. En poco más de tres años encontraron por fin el objeto de su aventura, y entre estas gentes, Adamson descubrió a una maravillosa y bella mujer de veinte años que decía ser la última descendiente de línea pura del equipo del Príncipe. Según esta mujer, Ratta, todos sus antepasados descendían de dos de los miembros del equipo caído del Príncipe. Era la última de su raza y no tenía hermanos ni hermanas vivos. Estaba prácticamente decidida a no reproducirse y casi se había hecho a la idea de morir sin descendencia, cuando quedó prendada del majestuoso Adamson. Al oír la historia del Edén y cómo se habían cumplido las predicciones de Van y Amadon, y mientras escuchaba el relato de la falta cometida en el Jardín, solo pensaba en una cosa: casarse con este hijo y heredero de Adán. A Adamson le costó muy poco convencerse, y en poco más de tres meses estaban casados.
77:5.6 (861.6) Adamson y Ratta tuvieron una familia de sesenta y siete hijos. Dieron origen a una gran línea de líderes mundiales, pero hicieron algo más. No olvidemos que estos dos seres eran realmente sobrehumanos. Cada cuarto hijo que les nacía era de un orden único. A menudo era invisible. En la historia del mundo no había ocurrido nunca una cosa así. Era algo muy perturbador para Ratta —incluso se volvió supersticiosa— pero Adamson conocía bien la existencia de los intermedios primarios y llegó a la conclusión de que algo semejante estaba ocurriendo ante sus ojos. Cuando nació el segundo vástago con este extraño comportamiento, decidió aparearlos puesto que uno era varón y el otro mujer, y ese fue el origen del orden secundario de seres intermedios. Engendraron casi dos mil en cien años hasta que el fenómeno dejó de producirse.
77:5.7 (862.1) Adamson vivió 396 años y volvió muchas veces a visitar a su padre y a su madre. Cada siete años se encaminaba con Ratta hacia el sur hasta el segundo jardín, y durante ese tiempo los intermedios lo mantenían informado sobre el bienestar de su gente. En la vida de Adamson, prestaron un gran servicio en la construcción de un centro mundial nuevo e independiente de verdad y de rectitud.
77:5.8 (862.2) Adamson y Ratta tuvieron así a su disposición a este cuerpo de ayudantes maravillosos que trabajó incansablemente con ellos durante sus largas vidas en la propagación de la verdad avanzada y en la extensión de normas más altas de vida espiritual, intelectual y física. Los resultados de este esfuerzo por mejorar el mundo nunca llegaron a ser eclipsados totalmente por los retrocesos posteriores.
77:5.9 (862.3) Los adamsonitas mantuvieron una alta cultura durante cerca de siete mil años a partir de Adamson y Ratta. Más tarde se mezclaron con los noditas y los andonitas vecinos, y fueron incluidos también entre los «hombres poderosos de la antigüedad». Algunos de los progresos de aquella edad perduraron y pasaron a formar parte latente del potencial cultural que florecería más adelante como civilización europea.
77:5.10 (862.4) Este centro de civilización estaba en la región situada al este del extremo sur del mar Caspio, cerca del Kopet Dagh. En las estribaciones del Turquestán se encuentran a poca altura los vestigios de lo que fue en su día la sede adamsonita de la raza violeta. En estos emplazamientos de las tierras altas, situados en un estrecho y antiguo cinturón fértil al pie de las estribaciones más bajas de la cordillera de Kopet, surgieron sucesivamente y en varios periodos cuatro culturas diferentes fomentadas respectivamente por cuatro grupos distintos de descendientes de Adamson. El segundo de estos grupos fue el que emigró hacia el oeste hasta Grecia y las islas del Mediterráneo. El resto de los descendientes de Adamson emigraron hacia el norte y el oeste para entrar en Europa con la estirpe mezclada de la última ola andita que salió de Mesopotamia, y figuraron también entre los invasores ario-anditas de la India.
77:6.1 (862.5) Mientras los intermedios primarios tuvieron un origen casi sobrehumano, el orden secundario es fruto de la unión de la estirpe adánica pura con una descendiente humanizada de antepasados comunes al linaje del cuerpo más antiguo.
77:6.2 (862.6) Entre los hijos de Adamson solo dieciséis tenían la peculiaridad de engendrar intermedios secundarios. Estos hijos singulares estaban divididos entre ambos sexos por igual, y cada pareja era capaz de engendrar un intermedio secundario cada setenta días mediante una técnica combinada de enlace sexual y no sexual. Este fenómeno no había sido posible en el planeta hasta entonces ni ha vuelto a ocurrir después.
77:6.3 (862.7) Estos dieciséis hijos vivieron y murieron (salvo por sus peculiaridades) como mortales del mundo, pero su prole eléctricamente energizada vive indefinidamente sin estar sometida a las limitaciones de la carne mortal.
77:6.4 (862.8) Cada una de las ocho parejas acabó engendrando 248 intermedios, y así se formó el cuerpo secundario original de 1984 miembros. Hay ocho subgrupos de intermedios secundarios. Son denominados A-B-C primero, segundo, tercero, y así sucesivamente; luego está D-E-F primero, segundo, y así sucesivamente.
77:6.5 (862.9) Tras la falta de Adán los intermedios primarios volvieron al servicio de los síndicos Melquisedec, mientras que el grupo secundario siguió adscrito al centro de Adamson hasta su muerte. A la muerte de Adamson, treinta y tres de estos intermedios secundarios, los jefes de su organización, intentaron transferir el orden completo al servicio de los Melquisedec y enlazar así con el cuerpo primario. Como no lo consiguieron, abandonaron a sus compañeros y se pasaron en bloque al servicio de los síndicos planetarios.
77:6.6 (863.1) Los demás intermedios secundarios se convirtieron tras la muerte de Adamson en una influencia extraña que actuaba de forma desorganizada e independiente en Urantia. Desde ese momento llevaron una existencia irregular y desorganizada hasta la época de Maquiventa Melquisedec. Este Melquisedec consiguió controlarlos en parte, aunque siguieron causando muchos problemas hasta los días de Cristo Miguel en el planeta. Fue entonces cuando tomaron todos sus decisiones finales sobre su destino futuro, y la mayoría leal se puso a las órdenes de los intermedios primarios.
77:7.1 (863.2) La mayoría de los intermedios primarios cayeron en el pecado en el momento de la rebelión de Lucifer. Cuando se hizo el cálculo de la devastación producida por la rebelión planetaria se descubrió, entre otras pérdidas, que 40 119 intermedios primarios de los 50 000 originales se habían unido a la secesión de Caligastia.
77:7.2 (863.3) De los 1984 intermedios secundarios originales, 873 no quisieron alinearse con el gobierno de Miguel y fueron debidamente internados el día de Pentecostés con ocasión del juicio planetario de Urantia. Nadie puede predecir el futuro de estas criaturas caídas.
77:7.3 (863.4) Ambos grupos de intermedios rebeldes están detenidos bajo custodia a la espera del juicio final de los asuntos de la rebelión del sistema. Hicieron realmente muchas cosas extrañas en el planeta antes de que se inaugurara la presente dispensación planetaria.
77:7.4 (863.5) Estos intermedios desleales eran capaces de aparecerse a los mortales bajo ciertas circunstancias, sobre todo en el caso de los asociados de Belcebú, el líder de los intermedios secundarios apóstatas. Pero estas criaturas únicas no se deben confundir con ciertas querubines y serafines rebeldes que estuvieron también en el planeta hasta el momento de la muerte y resurrección de Cristo. Algunos de los escritores más antiguos designaron a las criaturas intermedias rebeldes con el nombre de espíritus malignos y demonios, y a las serafines apóstatas, con el de ángeles malignos.
77:7.5 (863.6) Los espíritus malignos no pueden tomar posesión de ninguna mente mortal en ningún mundo después de que haya vivido en él un Hijo de otorgamiento del Paraíso. Pero antes de los días de Cristo Miguel en Urantia —antes de la llegada universal de los Ajustadores del Pensamiento y del derramamiento del espíritu del Maestro sobre toda carne— esos intermedios rebeldes eran capaces de influir en la mente de ciertos mortales inferiores y controlar hasta cierto punto sus acciones. Esto lo hacían por métodos muy parecidos a los de las criaturas intermedias leales, que actúan como eficientes guardianes de contacto de las mentes humanas del cuerpo de reserva del destino de Urantia cuando el Ajustador se encuentra separado de la personalidad durante un periodo de contacto con inteligencias sobrehumanas.
77:7.6 (863.7) No es mera figura retórica cuando dicen los escritos: «Y trajeron ante Él a todo tipo de gentes enfermas, a los que estaban poseídos por diablos y a los que eran lunáticos». Jesús conocía y reconocía la diferencia entre demencia y posesión demoníaca, pero entre sus coetáneos había una gran confusión sobre estos estados.
77:7.7 (863.8) Incluso antes de Pentecostés ningún espíritu rebelde podía dominar a una mente humana normal, y desde aquel día hasta las mentes débiles de los mortales inferiores están libres de semejante peligro. A partir de la llegada del Espíritu de la Verdad las supuestas expulsiones de diablos han consistido en confundir la creencia en la posesión demoníaca con la histeria, la demencia y la deficiencia mental. El otorgamiento de Miguel ha liberado para siempre a todas las mentes humanas de Urantia del riesgo de posesión demoníaca, pero no imaginéis por ello que no ha existido en edades anteriores.
77:7.8 (864.1) Todo el grupo de intermedios rebeldes está ahora prisionero por orden de los Altísimos de Edentia. Ya no vagan por este mundo en busca de fechorías que cometer. Independientemente de la presencia de los Ajustadores del Pensamiento, el derramamiento del Espíritu de la Verdad sobre toda carne hizo imposible para siempre que los espíritus desleales de cualquier tipo y clase volvieran nunca a invadir ni siquiera a la más débil de todas las mentes humanas. Desde el día de Pentecostés jamás podrá volver a existir la posesión demoníaca.
77:8.1 (864.2) En el último juicio de este mundo, cuando Miguel trasladó a los supervivientes dormidos del tiempo, las criaturas intermedias fueron dejadas atrás para asistir en el trabajo espiritual y semiespiritual del planeta. Ahora actúan como un cuerpo único que abarca a ambos órdenes y suma 10 992 miembros. Los Intermedios Unidos de Urantia están gobernados a día de hoy por el miembro más antiguo de cada orden de forma alternativa. Este régimen ha imperado desde su integración en un solo grupo poco después de Pentecostés.
77:8.2 (864.3) Los miembros del orden más antiguo o primario son conocidos generalmente por números; suelen denominarse 1-2-3 primero, 4-5-6 primero y así sucesivamente. En Urantia los intermedios adánicos reciben una denominación alfabética para distinguirlos de la numérica de los intermedios primarios.
77:8.3 (864.4) Estos dos órdenes de seres son no materiales en cuanto a nutrición y consumo de energía, pero comparten muchos rasgos humanos y pueden apreciar y practicar vuestro humor así como vuestro culto. Cuando están asignados a los mortales entran en el espíritu del trabajo, el descanso y el juego humanos. Pero los intermedios no duermen ni tampoco poseen poderes de procreación. En cierto sentido, los miembros del grupo secundario están diferenciados en cuanto a masculinidad y feminidad, y es habitual referirse a ellos como «él» o «ella». Suelen trabajar juntos por parejas de este tipo.
77:8.4 (864.5) Los intermedios no son hombres, tampoco son ángeles, pero los intermedios secundarios están por naturaleza más cerca del hombre que del ángel. Son, en cierto modo, de vuestra raza y por eso son muy comprensivos y compasivos en su contacto con los seres humanos. Su ayuda es inestimable para las serafines en su trabajo por y para las diversas razas de la humanidad, y ambos órdenes son indispensables para las serafines que sirven como guardianas personales de los mortales.
77:8.5 (864.6) Los Intermedios Unidos de Urantia están organizados para trabajar con las serafines planetarias, según sus dotes innatas y sus habilidades adquiridas, en los siguientes grupos:
77:8.6 (864.7) 1. Mensajeros intermedios. Los miembros de este grupo tienen nombres. Constituyen un cuerpo pequeño que proporciona un servicio de comunicaciones personales rápidas y seguras muy útil en un mundo evolutivo.
77:8.7 (864.8) 2. Centinelas planetarios. Los intermedios son los guardianes, los centinelas, de los mundos del espacio. Desempeñan la importante función de observadores de los numerosos fenómenos y tipos de comunicación que pueden interesar a los seres sobrenaturales del dominio. Patrullan el ámbito espiritual invisible del planeta.
77:8.8 (865.1) 3. Personalidades de contacto. Las criaturas intermedias se emplean siempre para establecer contacto con los seres mortales de los mundos materiales, como es el caso del sujeto a través del cual se han transmitido estas comunicaciones. Son un factor esencial en este tipo de enlaces entre el nivel espiritual y el material.
77:8.9 (865.2) 4. Ayudantes del progreso. Estas son las criaturas intermedias más espirituales. Están repartidas como asistentes de los diversos órdenes de serafines que actúan en grupos especiales en el planeta.
77:8.10 (865.3) Los intermedios varían mucho en cuanto a capacidad de establecer contacto con las serafines por arriba y con sus parientes humanos por abajo. Por ejemplo, para los intermedios primarios es extremadamente difícil ponerse en contacto directo con agentes materiales. Están mucho más cerca de los seres de tipo angélico, por eso suelen ser destinados a atender a las fuerzas espirituales residentes en el planeta y a trabajar con ellas. Actúan como guías y acompañantes de los visitantes celestiales y de los estudiantes con residencia temporal. En cambio las criaturas secundarias están adscritas casi exclusivamente al ministerio de los seres materiales del mundo.
77:8.11 (865.4) Los 1111 intermedios secundarios leales llevan a cabo misiones importantes en el planeta. Comparados con sus compañeros primarios son muy materiales. Existen justo fuera del alcance de la visión de los mortales y poseen suficiente capacidad de adaptación para establecer a voluntad contacto físico con lo que los humanos llaman «cosas materiales». Estas criaturas únicas tienen ciertos poderes concretos sobre las cosas del tiempo y el espacio, incluidos los animales del mundo.
77:8.12 (865.5) Muchos fenómenos tangibles atribuidos a ángeles han sido realizados por criaturas intermedias secundarias. Cuando los primeros maestros del evangelio de Jesús fueron arrojados a la cárcel por los ignorantes líderes religiosos de entonces, una auténtica «ángel del Señor» «abrió por la noche las puertas de la cárcel y los sacó». Pero en el caso de la liberación de Pedro después de la ejecución de Santiago por orden de Herodes, fue un intermedio secundario quien hizo el trabajo que luego se atribuyó a una ángel.
77:8.13 (865.6) La principal función que ejercen hoy en día de forma totalmente desapercibida es la de adjuntos de enlace personal de los hombres y mujeres que constituyen el cuerpo planetario de reserva del destino. Gracias a la labor de este grupo secundario, hábilmente secundado por ciertos miembros del cuerpo primario, se produjo en Urantia la coordinación de personalidades y circunstancias que indujo finalmente a los supervisores celestiales planetarios a iniciar las peticiones que resultaron en la autorización de la serie de revelaciones a las que pertenece la presente exposición. Pero debe quedar claro que las criaturas intermedias no están implicadas en las sórdidas representaciones que tienen lugar bajo la designación general de «espiritismo». Todos los intermedios presentes hoy en Urantia son de reputación honorable y no están relacionados con los fenómenos de la llamada «mediumnidad». Por lo general no permiten que los humanos presencien sus actividades físicas, a veces necesarias, ni sus otros contactos con el mundo material tal como los perciben los sentidos humanos.
77:9.1 (865.7) Los intermedios se pueden considerar como el primer grupo de habitantes permanentes que encontramos en los diversos órdenes de mundos de todos los universos, en contraste con los ascendentes evolutivos como las criaturas mortales y las huestes angélicas. Estos ciudadanos permanentes se encuentran en diversos puntos del ascenso al Paraíso.
77:9.2 (866.1) A diferencia de los diversos órdenes de seres celestiales que son destinados a ministrar en un planeta, los intermedios viven en un mundo habitado. Las serafines van y vienen, pero las criaturas intermedias permanecen y permanecerán. El hecho de ser nativos del planeta no les impide ministrar en él, y constituyen el único régimen permanente que armoniza y conecta las administraciones cambiantes de las huestes seráficas.
77:9.3 (866.2) Como auténticos ciudadanos de Urantia, los intermedios están emparentados con el destino de esta esfera. Son una asociación resuelta que trabaja incansablemente por el progreso de su planeta natal. Su determinación está reflejada en el lema de su orden: «Lo que emprenden los Intermedios Unidos, los Intermedios Unidos lo hacen».
77:9.4 (866.3) Aunque por su capacidad de atravesar los circuitos de energía cualquier intermedio puede marcharse del planeta, se han comprometido individualmente a no irse hasta que las autoridades del universo les autoricen a hacerlo. Los intermedios están anclados a un planeta hasta las edades de luz y vida asentada. Con la excepción de 1-2-3 primero, ninguna criatura intermedia leal se ha marchado nunca de Urantia.
77:9.5 (866.4) 1-2-3 primero, el decano del orden primario, fue liberado de sus deberes planetarios inmediatos poco después de Pentecostés. Este noble intermedio se mantuvo firme con Van y Amadon durante los trágicos días de la rebelión planetaria, y su audaz liderazgo fue decisivo para reducir las bajas de su orden. En el momento presente sirve en Jerusem como miembro de los veinticuatro consejeros, y desde Pentecostés ha desempeñado ya una vez la función de gobernador general de Urantia.
77:9.6 (866.5) Los intermedios están vinculados al planeta, pero igual que los mortales hablan con viajeros venidos de lejos y se informan así sobre lugares remotos del planeta, los intermedios conversan con los viajeros celestiales para enterarse de lo que ocurre en lugares lejanos del universo. Así se van familiarizando con este sistema y este universo, e incluso con Orvonton y sus creaciones hermanas, y se van preparando para la ciudadanía en niveles más altos de existencia de la criatura.
77:9.7 (866.6) Aunque los intermedios fueron traídos a la existencia plenamente desarrollados —sin pasar por ningún periodo de crecimiento o desarrollo desde la inmadurez— no dejan nunca de crecer en experiencia y sabiduría. Son criaturas evolutivas como los mortales y poseen una cultura que es un auténtico logro evolutivo. Hay muchas grandes mentes y muchos espíritus poderosos entre los miembros del cuerpo de intermedios de Urantia.
77:9.8 (866.7) En su aspecto más amplio, la civilización de Urantia es el producto conjunto de los mortales de Urantia y los intermedios de Urantia, y esto es cierto a pesar de la diferenciación presente entre los dos niveles de cultura, una diferenciación que no se compensará antes de las edades de luz y vida.
77:9.9 (866.8) La cultura de los intermedios, al ser fruto de una ciudadanía planetaria inmortal, es relativamente inmune a las vicisitudes temporales que acosan a la civilización humana. Las generaciones de hombres olvidan; el cuerpo de intermedios recuerda, y ese recuerdo es la mina de oro de las tradiciones de vuestro mundo habitado. De este modo la cultura de un planeta permanece por siempre en ese planeta, y en las debidas circunstancias, esos recuerdos atesorados de sucesos pasados se ponen a disposición de los hombres, como es el caso de la historia de la vida y enseñanzas de Jesús transmitida por los intermedios de Urantia a sus parientes de carne y hueso.
77:9.10 (867.1) Los intermedios son los expertos ministradores que salvan la brecha que apareció entre los asuntos materiales y espirituales de Urantia a la muerte de Adán y Eva. Son asimismo vuestros hermanos mayores, camaradas en la larga lucha por lograr un estatus asentado de luz y vida en Urantia. Los Intermedios Unidos son un cuerpo que ha pasado por la prueba de la rebelión, y desempeñarán fielmente su papel en la evolución planetaria hasta que este mundo alcance la meta de las edades, hasta el lejano día en que reine de hecho la paz en la tierra y haya en verdad buena voluntad en el corazón de los hombres.
77:9.11 (867.2) A la vista de su valioso trabajo, hemos llegado a la conclusión de que los intermedios son una parte verdaderamente esencial en la organización espiritual de los mundos. Y allí donde una rebelión no ha alterado los asuntos de un planeta, son aún de mayor ayuda para las serafines.
77:9.12 (867.3) Toda la organización de espíritus superiores, huestes angélicas y compañeros intermedios se dedica con entusiasmo a promover el plan paradisiaco de ascensión progresiva y logro de la perfección para los mortales evolutivos. He aquí uno de los asuntos supernos del universo: el magnífico plan de supervivencia —tanto para los mortales como para los intermedios— de hacer bajar a Dios hasta el hombre y luego, mediante una asociación sublime, hacer subir al hombre hasta Dios y hasta la eternidad de servicio y la divinidad de logro.
77:9.13 (867.4) [Presentado por un arcángel de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 78
78:0.1 (868.1) EL segundo Edén fue la cuna de la civilización durante casi treinta mil años. Ahí, en Mesopotamia, se mantuvieron los pueblos adánicos durante mucho tiempo y enviaron a su progenie hasta los confines del planeta. Más adelante, amalgamados con las tribus noditas y sangik, fueron conocidos como los anditas. De esta región salieron los hombres y mujeres que iniciaron el acontecer de los tiempos históricos y aceleraron tan enormemente el progreso cultural de Urantia.
78:0.2 (868.2) Este documento describe la historia planetaria de la raza violeta empezando poco después de la falta de Adán cerca del año 35 000 a. C., pasando por su amalgamación con las razas nodita y sangik hacia el 15 000 a. C. para formar los pueblos anditas, y de ahí hasta su desaparición final de la cuna mesopotámica en torno al 2000 a. C.
78:1.1 (868.3) Aunque en el momento de la llegada de Adán el nivel mental y moral de las razas era bajo, su evolución física no se había visto afectada en absoluto por la crisis de la rebelión de Caligastia. La contribución de Adán al estatus biológico de las razas, a pesar del fracaso parcial de la empresa, supuso un enorme avance para las gentes de Urantia.
78:1.2 (868.4) Adán y Eva aportaron también muchas cosas de valor al progreso social, moral e intelectual de la humanidad; la presencia de su prole aceleró inmensamente la civilización. Pero hace treinta y cinco mil años el mundo en general poseía poca cultura. Aunque existían algunos centros dispersos de civilización, la mayor parte de Urantia languidecía en el salvajismo. La distribución racial y cultural era la siguiente:
78:1.3 (868.5) 1. La raza violeta: adanitas y adamsonitas. El centro principal de la cultura adanita estaba en el segundo jardín, ubicado en el triángulo de los ríos Tigris y Éufrates; esta fue realmente la cuna de las civilizaciones occidental e india. El centro secundario o norte de la raza violeta era la sede adamsonita, situada al este de la orilla sur del mar Caspio cerca de las montañas Kopet. A partir de estos dos centros se extendieron por las tierras circundantes la cultura y el plasma de vida que vivificaron de inmediato a todas sus razas.
78:1.4 (868.6) 2. Los presumerios y otros noditas. Había también en Mesopotamia, cerca de la desembocadura de los ríos, descendientes residuales de la antigua cultura de los días de Dalamatia. Con el paso de los milenios este grupo se mezcló del todo con los adanitas del norte, aunque nunca llegó a perder por completo sus tradiciones noditas. Otros grupos diversos de noditas que se habían asentado en el Levante fueron generalmente absorbidos por la raza violeta en su expansión posterior.
78:1.5 (869.1) 3. Los andonitas mantenían cinco o seis asentamientos bastante representativos al norte y este de la sede de Adamson. Estaban también dispersos por todo el Turquestán y persistían además en grupos aislados por toda Eurasia, especialmente en las regiones montañosas. Estos aborígenes seguían ocupando las tierras del norte del continente eurasiático junto con Islandia y Groenlandia, pero hacía mucho tiempo que habían sido expulsados de las llanuras de Europa por el hombre azul y de los valles de los ríos asiáticos más lejanos por la expansión de la raza amarilla.
78:1.6 (869.2) 4. El hombre rojo ocupaba las Américas después de haber sido expulsado de Asia más de cincuenta mil años antes de la llegada de Adán.
78:1.7 (869.3) 5. La raza amarilla. Los pueblos chinos se habían hecho con el control del este de Asia. Sus asentamientos más avanzados estaban situados al noroeste de la China moderna en regiones lindantes con el Tíbet.
78:1.8 (869.4) 6. La raza azul. Los hombres azules estaban dispersos por toda Europa, pero sus mejores centros de cultura estaban situados en los valles entonces fértiles de la cuenca mediterránea y en el noroeste de Europa. Aunque la absorción de los neandertales había retrasado considerablemente la cultura del hombre azul, seguía siendo el más agresivo, aventurero y explorador de todos los pueblos evolutivos de Eurasia.
78:1.9 (869.5) 7. La India predravídica. La compleja mezcla de razas de la India —que abarcaba todas las razas del planeta, y en especial la verde, la naranja y la negra— mantenía una cultura ligeramente superior a la de las regiones de su periferia.
78:1.10 (869.6) 8. La civilización sahariana. Los elementos superiores de la raza índigo tenían sus asentamientos más progresivos en lo que es ahora el gran desierto del Sahara. Este grupo índigo-negro portaba abundantes cepas de las sumergidas razas naranja y verde.
78:1.11 (869.7) 9. La cuenca mediterránea. La raza más mezclada de fuera de la India ocupaba lo que es ahora la cuenca mediterránea. Los hombres azules del norte y los saharianos del sur se encontraron ahí y se mezclaron con los noditas y adanitas del este.
78:1.12 (869.8) Este era el panorama del mundo antes de iniciarse las grandes expansiones de la raza violeta hace unos veinticinco mil años. La esperanza de civilización futura se encontraba entre los ríos de Mesopotamia, en el segundo jardín. Allí, en el suroeste de Asia, existía el potencial de una gran civilización, la posibilidad de difundir por el mundo las ideas y los ideales que habían sobrevivido desde los días de Dalamatia y los tiempos del Edén.
78:1.13 (869.9) Adán y Eva habían dejado tras de sí una progenie limitada pero poderosa, y los observadores celestiales destacados en Urantia estaban deseando comprobar cómo se desenvolverían esos descendientes del Hijo y la Hija Materiales fracasados.
78:2.1 (869.10) Durante miles de años los hijos de Adán trabajaron con tesón a lo largo de los ríos de Mesopotamia para resolver sus problemas de riego y de control de las inundaciones en el sur, reforzar sus defensas en el norte e intentar preservar sus tradiciones de la gloria del primer Edén.
78:2.2 (869.11) El heroísmo que mostraron en la dirección del segundo jardín constituye una de las epopeyas admirables e inspiradoras de la historia de Urantia. Esas almas espléndidas nunca perdieron de vista por completo el objetivo de la misión adánica, y por eso rechazaron valientemente las influencias de las tribus inferiores circundantes, al tiempo que enviaban de buen grado a sus hijos e hijas más selectos en un flujo constante de emisarios para las razas del planeta. Algunas veces esta expansión agotaba la cultura natal, pero estos pueblos superiores se rehabilitaban siempre.
78:2.3 (870.1) La civilización, la sociedad y el estatus cultural de los adanitas estaban muy por encima del nivel general de las razas evolutivas de Urantia. Solo entre los antiguos asentamientos de Van y Amadon y de los adamsonitas había una civilización comparable en algún modo. Pero la civilización del segundo Edén era una estructura artificial —no era fruto de la evolución— y estaba condenada por lo tanto a deteriorarse hasta alcanzar un nivel evolutivo natural.
78:2.4 (870.2) Adán dejó tras de sí una gran cultura intelectual y espiritual pero poco avanzada en materia de dispositivos mecánicos, ya que toda civilización está limitada por los recursos naturales disponibles, el genio inherente y el tiempo libre suficiente para que la inventiva dé su fruto. La civilización de la raza violeta estaba basada en la presencia de Adán y las tradiciones del primer Edén. Tras la muerte de Adán y a medida que esas tradiciones se iban debilitando con el paso de los milenios, el nivel cultural de los adanitas fue decayendo ininterrumpidamente hasta que alcanzó un estado de equilibrio recíproco entre el estatus de los pueblos circundantes y la evolución natural de las capacidades culturales de la raza violeta.
78:2.5 (870.3) Hacia el año 19 000 a. C. los adanitas eran una verdadera nación de cuatro millones y medio de habitantes y habían esparcido ya a millones de descendientes de Adán entre los pueblos circundantes.
78:3.1 (870.4) La raza violeta conservó las tradiciones pacíficas del Edén durante muchos milenios, y eso explica su gran retraso en cuanto a conquistas territoriales. Cuando el exceso de población se hacía sentir, en vez de entablar guerras para ampliar su territorio, enviaban a su excedente de habitantes como maestros para las otras razas. El efecto cultural de esas primeras emigraciones no fue duradero, pero la absorción de los maestros, comerciantes y exploradores adanitas supuso un refuerzo biológico para los pueblos de los alrededores.
78:3.2 (870.5) Algunos adanitas viajaron pronto en dirección oeste hasta el valle del Nilo; otros fueron hacia el este y penetraron en Asia, pero eran una minoría. Más tarde se produjo un desplazamiento masivo orientado principalmente hacia el norte y de ahí hacia el oeste. En conjunto fue un empuje gradual e incesante en dirección norte; la mayor parte se abría camino hacia el norte y luego giraba hacia el oeste alrededor del mar Caspio para entrar en Europa.
78:3.3 (870.6) Hace unos veinticinco mil años muchos de los elementos más puros de los adanitas estaban ya de camino hacia el norte. A medida que avanzaban en esa dirección se iban haciendo cada vez menos adánicos hasta que, hacia la época en que ocuparon el Turquestán, se habían mezclado totalmente con las otras razas, sobre todo con los noditas. Fueron muy pocas las gentes violetas de línea pura que penetraron mucho en Europa o Asia.
78:3.4 (870.7) Más o menos desde el año 30 000 hasta el 10 000 a. C., hubo en todo el suroeste de Asia mezclas raciales que hicieron época. Los habitantes de las tierras altas del Turquestán eran un pueblo viril y vigoroso. En el noroeste de la India persistía gran parte de la cultura de los días de Van. Aun más al norte de estos asentamientos, se había conservado lo mejor de los primeros andonitas. Estas dos razas de cultura y carácter superiores fueron absorbidas por los adanitas en su tránsito hacia el norte. Esta amalgamación introdujo muchas ideas nuevas, favoreció el progreso de la civilización y supuso un gran avance en todos los aspectos del arte, la ciencia y la cultura social.
78:3.5 (871.1) Al finalizar el periodo de las primeras emigraciones adánicas alrededor del año 15 000 a. C., había ya más descendientes de Adán en Europa y Asia central que en cualquier otra parte del mundo, incluso más que en Mesopotamia. Se habían infiltrado abundantemente en las razas azules europeas. Las tierras hoy llamadas Rusia y el Turquestán estaban ocupadas en toda su franja sur por una gran reserva de adanitas mezclados con noditas, andonitas y sangik rojos y amarillos. El sur de Europa y la ribera del Mediterráneo estaban habitados por una mezcla racial de pueblos andonita y sangik —naranja, verde e índigo— con unas gotas de la estirpe adanita. Asia Menor y las tierras del centro-este de Europa estaban ocupadas por tribus predominantemente andonitas.
78:3.6 (871.2) Una raza de color mezclada, muy reforzada hacia esa época por llegadas de Mesopotamia, se mantenía en Egipto y se preparaba para sustituir a la cultura en vías de desaparición del valle del Éufrates. Los pueblos negros se desplazaban cada vez más hacia el sur de África y, al igual que la raza roja, estaban prácticamente aislados.
78:3.7 (871.3) La civilización sahariana había sido arruinada por la sequía, y la de la cuenca del Mediterráneo, por las inundaciones. Las razas azules no habían conseguido todavía desarrollar una cultura avanzada. Los andonitas seguían dispersos por las regiones árticas y por Asia central. Las razas verde y naranja habían sido exterminadas como razas. La raza índigo se estaba trasladando hacia el sur de África donde comenzaría su lento pero constante deterioro racial.
78:3.8 (871.4) Los pueblos de la India estaban estancados, su civilización no progresaba. El hombre amarillo consolidaba sus posesiones en Asia central. El hombre moreno aún no había iniciado su civilización en las islas cercanas del Pacífico.
78:3.9 (871.5) Estas distribuciones raciales, asociadas a importantes cambios climáticos, prepararon el escenario del mundo para la inauguración de la era andita de la civilización de Urantia. Estas primeras migraciones se prolongaron durante un periodo de diez mil años, desde el 25 000 hasta el 15 000 a. C. Las migraciones posteriores o anditas se prolongaron desde alrededor del 15 000 hasta el 6000 a. C.
78:3.10 (871.6) Las primeras oleadas de adanitas tardaron tanto en atravesar Eurasia que gran parte de su cultura se perdió por el camino. Solo los anditas más tardíos se trasladaron con la suficiente rapidez para conservar la cultura edénica a grandes distancias de Mesopotamia.
78:4.1 (871.7) Las razas anditas eran las mezclas primarias entre la raza violeta de línea pura y los noditas, con la adición de los pueblos evolutivos. Se puede considerar que los anditas tenían un porcentaje mucho mayor de sangre adánica que las razas modernas. El término andita se utiliza generalmente para designar a aquellos pueblos cuya herencia racial era entre una sexta y una octava parte violeta. Los urantianos modernos, incluidas las razas blancas del norte, contienen un porcentaje mucho menor de sangre de Adán.
78:4.2 (871.8) Los primeros pueblos anditas se originaron en las regiones adyacentes a Mesopotamia hace más de veinticinco mil años y estaban compuestos por una mezcla de adanitas y noditas. El segundo jardín estaba rodeado por círculos concéntricos de sangre violeta en disminución, y fue en la periferia de este crisol racial donde nació la raza andita. Más tarde, cuando los adanitas y los noditas en vías de emigración entraron en las entonces fértiles regiones del Turquestán, se mezclaron enseguida con los habitantes superiores, y la mezcla de razas resultante extendió el tipo andita hacia el norte.
78:4.3 (872.1) Los anditas fueron en todos los sentidos la mejor estirpe humana aparecida en Urantia desde los días de los pueblos violeta de línea pura. Englobaron a la mayoría de los tipos superiores de los restos supervivientes de las razas adanita y nodita, y más tarde a algunas de las mejores cepas de los hombres amarillos, azules y verdes.
78:4.4 (872.2) Estos primeros anditas no eran arios; eran prearios. No eran blancos; eran preblancos. No eran un pueblo oriental ni occidental. Pero es la herencia andita la que confiere a la mezcla políglota de las llamadas razas blancas su homogeneidad general denominada caucasoide.
78:4.5 (872.3) Las cepas más puras de la raza violeta habían conservado la tradición adánica de fomentar la paz, y eso explica por qué los primeros movimientos de la raza fueron más bien emigraciones de tipo pacífico. Pero a medida que los adanitas se fueron mezclando con las estirpes noditas, que ya entonces eran una raza belicosa, sus descendientes anditas se convirtieron, para su época, en los militaristas más hábiles y sagaces que hayan vivido jamás en Urantia. A partir de entonces los movimientos de los mesopotámicos se fueron militarizando gradualmente y convirtiendo en auténticas conquistas.
78:4.6 (872.4) Esos anditas eran aventureros; tenían tendencias itinerantes. El incremento de sangre sangik o andonita tendió a estabilizarlos, pero aun así, sus descendientes posteriores no pararon hasta circunnavegar el globo y descubrir el último continente remoto.
78:5.1 (872.5) La cultura del segundo jardín perduró veinte mil años, pero fue declinando ininterrumpidamente hasta cerca del año 15 000 a. C., cuando la regeneración del sacerdocio setita y el liderazgo de Amosad inauguraron una era brillante. El gran renacimiento del Jardín fue resultado de la mezcla generalizada de los adanitas con los noditas mestizos de los alrededores para formar los anditas. De ahí surgieron inmediatamente las oleadas masivas de civilización que se extenderían más tarde por Eurasia.
78:5.2 (872.6) Estos anditas iniciaron nuevos avances por toda Eurasia y el norte de África. De Mesopotamia a todo el Sinkiang predominaba la cultura andita, y la emigración continua hacia Europa era constantemente compensada por nuevas llegadas desde Mesopotamia. Pero no es exacto considerar a los anditas como una raza propia de Mesopotamia hasta la época del comienzo de las emigraciones finales de los descendientes mestizos de Adán. Para entonces incluso las razas del segundo jardín se habían mezclado tanto que ya no se podían considerar adanitas.
78:5.3 (872.7) La civilización del Turquestán era constantemente reactivada y renovada por los recién llegados de Mesopotamia, y en especial por los jinetes anditas que llegaron después. La llamada lengua materna aria estaba en proceso de formación en las tierras altas del Turquestán; era una mezcla del dialecto andónico de esa región con el idioma de los adamsonitas y los anditas posteriores. Muchos idiomas modernos proceden de esa habla temprana de las tribus de Asia central que conquistaron Europa, la India y las franjas superiores de las llanuras mesopotámicas. Este antiguo idioma dio a las lenguas occidentales todas sus similitudes designadas como arias.
78:5.4 (872.8) Hacia el año 12 000 a. C. tres cuartas partes de la estirpe andita del mundo residían en el norte y este de Europa, y cuando más adelante se produjo el éxodo final desde Mesopotamia, el sesenta y cinco por ciento de esas últimas oleadas de emigración entraron en Europa.
78:5.5 (873.1) Los anditas no solo emigraron a Europa, sino también al norte de China y a la India, al tiempo que muchos grupos llegaban hasta los confines del planeta como misioneros, maestros y comerciantes. Hicieron una considerable contribución a los pueblos sangik del Sahara situados más al norte. Sin embargo solo unos pocos maestros y comerciantes llegaron a penetrar nunca en África más al sur de la cabecera del Nilo. Posteriormente hubo anditas mestizos y egipcios que siguieron a lo largo de las costas este y oeste de África hasta bastante más abajo del ecuador, aunque no llegaron a Madagascar.
78:5.6 (873.2) Estos anditas fueron los conquistadores llamados dravídicos, y más tarde arios, de la India, y su presencia en Asia central elevó considerablemente a los ancestros de los turanianos. Muchos de esta raza viajaron hasta China tanto a través de Sinkiang como del Tíbet y aportaron cualidades deseables a las estirpes chinas posteriores. De tiempo en tiempo, pequeños grupos se abrieron camino hasta Japón, Formosa, las Indias Orientales y el sur de China, aunque muy pocos entraron en el sur de China por la ruta costera.
78:5.7 (873.3) Ciento treinta y dos miembros de esta raza se embarcaron en una flota de pequeños barcos en Japón y acabaron llegando a América del Sur donde, mediante matrimonios mixtos con los nativos de los Andes, dieron origen a los antepasados de los dirigentes incas posteriores. Cruzaron el Pacífico en pequeñas etapas y se detuvieron en las muchas islas que encontraron por el camino. Las islas del grupo polinesio eran más grandes y numerosas que ahora, y estos marineros anditas, junto con algunos que los siguieron, modificaron biológicamente a los grupos indígenas a su paso. A raíz de la penetración andita se desarrollaron muchos centros florecientes de civilización en aquellas tierras hoy sumergidas. La Isla de Pascua fue durante mucho tiempo el centro religioso y administrativo de uno de esos grupos perdidos. Pero de los anditas que hace tanto tiempo navegaron por el Pacífico, solo los ciento treinta y dos alcanzaron el continente de las Américas.
78:5.8 (873.4) Las conquistas migratorias de los anditas continuaron hasta sus dispersiones finales entre los años 8000 y 6000 a. C. Con su salida en masa de Mesopotamia iban agotando sin cesar las reservas biológicas de sus tierras natales al tiempo que fortalecían notablemente a los pueblos circundantes. A todas las naciones adonde llegaron aportaron humor, arte, aventura, música y manufactura. Fueron hábiles domesticadores de animales y expertos agricultores. Su presencia solía mejorar, al menos temporalmente, las creencias religiosas y las prácticas morales de las razas más antiguas. Y así, la cultura de Mesopotamia se difundió sin hacer ruido por Europa, la India, China, el norte de África y las islas del Pacífico.
78:6.1 (873.5) Las tres últimas oleadas de anditas salieron en masa de Mesopotamia entre el 8000 y el 6000 a. C. Estas tres grandes oleadas de cultura se vieron forzadas a salir de Mesopotamia por la presión de las tribus de las colinas del este y el hostigamiento de los habitantes de las llanuras del oeste. Los habitantes del valle del Éufrates y los territorios adyacentes salieron en varias direcciones en su éxodo final.
78:6.2 (873.6) El sesenta y cinco por ciento entró en Europa por la ruta del mar Caspio para conquistar a las razas blancas recién aparecidas —resultado de la mezcla de los hombres azules con los primeros anditas— y amalgamarse con ellas.
78:6.3 (873.7) El diez por ciento, entre ellos un numeroso grupo de sacerdotes setitas, se trasladó hacia el este por las tierras altas elamitas hasta la meseta iraní y el Turquestán. Muchos de sus descendientes fueron empujados posteriormente a la India con sus hermanos arios de las regiones del norte.
78:6.4 (874.1) El diez por ciento de los mesopotámicos giró al este en su largo viaje hacia el norte y entró en Sinkiang donde se mezclaron con los habitantes amarillo-anditas. La mayoría de los aventajados descendientes de esta unión racial entraron más tarde en China y contribuyeron mucho a la mejora inmediata de la rama norte de la raza amarilla.
78:6.5 (874.2) El diez por ciento de estos anditas en fuga atravesó de Arabia y entró en Egipto.
78:6.6 (874.3) El cinco por ciento de los anditas, la cultura muy superior de la zona costera cercana a las desembocaduras del Tigris y el Éufrates que había evitado mezclarse con las tribus inferiores vecinas, se negó a abandonar sus hogares. Este grupo representaba la supervivencia de muchas cepas superiores noditas y adanitas.
78:6.7 (874.4) Para el 6000 a. C. los anditas habían evacuado casi por completo esta región, aunque sus descendientes, profundamente mezclados con las razas sangik circundantes y los andonitas de Asia Menor, estuvieron allí para presentar batalla a los invasores del norte y del este en una fecha muy posterior.
78:6.8 (874.5) La edad cultural del segundo jardín llegó a su fin por la infiltración creciente de las estirpes inferiores circundantes. La civilización se trasladó hacia el oeste hasta el Nilo y las islas del Mediterráneo, donde siguió prosperando y avanzando mucho después de que su fuente mesopotámica se hubiera deteriorado. Y esta afluencia sin obstáculos de pueblos inferiores preparó el camino para la conquista posterior de toda Mesopotamia por los bárbaros del norte que expulsaron a las cepas aventajadas que quedaban. Incluso años después, al residuo culto le seguía molestando la presencia de estos invasores burdos e ignorantes.
78:7.1 (874.6) Los habitantes ribereños estaban acostumbrados a que los ríos se desbordaran en ciertas estaciones; estas inundaciones periódicas eran acontecimientos anuales en sus vidas. Pero se estaban produciendo por el norte cambios geológicos progresivos que amenazaban al valle de Mesopotamia con nuevos peligros.
78:7.2 (874.7) Durante miles de años después del hundimiento del primer Edén bajo las aguas, las montañas de los alrededores de la costa este del Mediterráneo y las del noroeste y noreste de Mesopotamia siguieron elevándose. Esta elevación de las tierras altas se aceleró mucho hacia el 5000 a. C., y esto, unido a nevadas mucho más abundantes en las montañas del norte, produjo inundaciones sin precedentes cada primavera en todo el valle del Éufrates. Estas inundaciones primaverales fueron en aumento, de manera que los habitantes de las regiones fluviales terminaron por verse obligados a retirarse a las tierras altas del este. Durante casi mil años decenas de ciudades quedaron prácticamente abandonadas a consecuencia de esos grandes diluvios.
78:7.3 (874.8) Casi cinco mil años más tarde, los sacerdotes hebreos cautivos en Babilonia que intentaban remontar el origen del pueblo judío hasta Adán encontraron grandes dificultades para reconstruir la historia. Entonces uno de ellos renunció a intentarlo y se le ocurrió dejar que el mundo entero se ahogara en su maldad en tiempos de la inundación de Noé para estar así en mejor posición de remontar a Abraham directamente hasta uno de los tres hijos supervivientes de Noé.
78:7.4 (875.1) Las tradiciones sobre una época en que toda la superficie del planeta estaba bajo el agua son universales. Muchas razas conservan la historia de una inundación mundial en algún momento del pasado. La historia bíblica de Noé, el arca y el diluvio es una invención de los sacerdotes hebreos durante su cautiverio en Babilonia. Desde que se estableció la vida en Urantia no ha habido ninguna inundación universal. El único tiempo en que la superficie del planeta estuvo totalmente cubierta de agua fue durante las edades arqueozoicas, antes de que empezara a emerger la tierra firme.
78:7.5 (875.2) Pero Noé vivió realmente; era un viticultor de Aram, un asentamiento ribereño cercano a Erec. Llevaba una relación escrita de los días de crecida del río año a año. Muchos lo ridiculizaban porque recorría el valle del río insistiendo en que había que construir todas las casas de madera a modo de barcos y subir a bordo todas las noches los animales de la familia cuando se acercara la estación de las inundaciones. Todos los años iba a los asentamientos vecinos próximos al río para avisar de los días que faltaban para la llegada de las inundaciones. Al final hubo un año de lluvias excepcionalmente fuertes que provocaron inundaciones mucho mayores, y la crecida repentina de las aguas aniquiló la aldea entera. Solo Noé y su familia directa se salvaron en su casa flotante.
78:7.6 (875.3) Estas inundaciones terminaron de descomponer la civilización andita. Al final de este periodo de diluvios el segundo jardín ya no existía. Solo en el sur y entre los sumerios quedaba algún rastro de la gloria pasada.
78:7.7 (875.4) Los restos de esta civilización, una de las más antiguas, se pueden encontrar en estas zonas de Mesopotamia y al nordeste y noroeste de estas regiones. Pero bajo las aguas del golfo Pérsico hay vestigios aún más antiguos de los días de Dalamatia, y el primer Edén yace sumergido bajo el extremo este del mar Mediterráneo.
78:8.1 (875.5) Cuando la última dispersión de los anditas quebró la espina dorsal biológica de la civilización mesopotámica, una pequeña minoría de esta raza superior permaneció en su tierra natal cerca de la desembocadura de los ríos. Eran los sumerios. Hacia el año 6000 a. C. la ascendencia de este pueblo era ya mayoritariamente andita, aunque el carácter de su cultura era casi exclusivamente nodita y se aferraban a las antiguas tradiciones de Dalamatia. En cualquier caso, estos sumerios de las regiones costeras eran los últimos anditas de Mesopotamia. Para esta fecha tardía las razas de Mesopotamia estaban ya totalmente mezcladas, como se evidencia en los tipos de cráneos encontrados en las tumbas de la época.
78:8.2 (875.6) Fue durante los tiempos de las inundaciones cuando Susa conoció su mayor prosperidad. Tras inundarse la primera ciudad situada en una cota más baja, fue sustituida por una segunda ciudad más alta como centro de las manufacturas características de aquella época. Con el tiempo fueron disminuyendo las inundaciones, y Ur se convirtió en el centro de la industria alfarera. Hace unos siete mil años Ur estaba en el golfo Pérsico; desde entonces los depósitos fluviales han ido acumulando tierra hasta sus límites de hoy. Estos asentamientos sufrieron menos las inundaciones gracias a mejores obras de protección y al ensanchamiento de las desembocaduras de los ríos.
78:8.3 (875.7) Los pacíficos cultivadores de cereales de los valles del Tigris y el Éufrates llevaban mucho tiempo hostigados por las incursiones de los bárbaros del Turquestán y la meseta iraní, y fue entonces cuando la creciente sequía de los pastos de las tierras altas provocó una invasión concertada del valle del Éufrates. Esta invasión fue tanto más arrolladora cuanto que esos pastores y cazadores de los alrededores tenían gran cantidad de caballos domados. La posesión de caballos les dio una enorme ventaja militar sobre sus vecinos ricos del sur. En poco tiempo invadieron toda Mesopotamia y expulsaron a las últimas oleadas de cultura que se extendieron por toda Europa, el oeste de Asia y el norte de África.
78:8.4 (876.1) Estos conquistadores de Mesopotamia portaban entre sus filas muchas de las mejores cepas anditas de las razas mestizas del norte del Turquestán y también algo de la estirpe adamsonita. Estas tribus del norte menos avanzadas pero más vigorosas asimilaron rápida y gustosamente los restos de la civilización de Mesopotamia y pronto constituyeron los pueblos mestizos asentados en el valle del Éufrates al comienzo de los tiempos históricos. Reactivaron rápidamente muchos aspectos de la civilización moribunda de Mesopotamia al adoptar las artes de las tribus del valle y gran parte de la cultura de los sumerios. Intentaron incluso construir una tercera torre de Babel y adoptaron más tarde ese nombre para designar a su nación.
78:8.5 (876.2) Cuando estos jinetes bárbaros procedentes del nordeste invadieron todo el valle del Éufrates, no lograron conquistar a los supervivientes anditas que vivían en torno a la desembocadura del río en el golfo Pérsico. Estos sumerios pudieron defenderse gracias a su inteligencia superior, sus mejores armas y su extenso sistema de canales militares, que complementaban su sistema de riego por estanques comunicantes. Eran un pueblo unido porque tenían una religión colectiva uniforme. Por eso consiguieron mantener su integridad racial y nacional hasta mucho después de que sus vecinos del noroeste se desintegraran en ciudades-Estado aisladas. Ninguno de esos grupos de ciudades pudo vencer a los sumerios unidos.
78:8.6 (876.3) Los invasores del norte aprendieron pronto a confiar en estos sumerios amantes de la paz y a apreciar sus aptitudes como maestros y administradores. Eran muy valorados y respetados como maestros de las artes y la industria, como directores comerciales y como dirigentes civiles por todos los pueblos del norte, y desde Egipto en el oeste hasta la India en el este.
78:8.7 (876.4) Tras la desintegración de la primera confederación sumeria, las ciudades-Estado posteriores fueron regidas por los descendientes apóstatas de los sacerdotes setitas. Estos sacerdotes solo se hacían llamar reyes cuando conquistaban las ciudades vecinas. Los reyes posteriores de las ciudades no lograron formar confederaciones fuertes hasta los tiempos de Sargón porque eran celosos de sus deidades. Cada ciudad creía que su dios municipal era superior a todos los demás dioses, y por eso se negaban a subordinarse a un líder común.
78:8.8 (876.5) Sargón, el sacerdote de Kish que se proclamó a sí mismo rey e inició la conquista de toda Mesopotamia y las tierras vecinas, puso fin a este largo periodo de gobiernos débiles de sacerdotes ciudadanos. Esto acabó temporalmente con las ciudades-Estado regidas por sacerdotes y dominadas por sacerdotes, cada cual con su propio dios municipal y sus propias prácticas ceremoniales.
78:8.9 (876.6) Tras la desintegración de esta confederación de Kish, sobrevino un largo periodo de guerras constantes entre estas ciudades del valle por la supremacía. La hegemonía alternó entre Sumer, Acad, Kish, Erec, Ur y Susa.
78:8.10 (876.7) En torno al año 2500 a. C. los sumerios sufrieron graves reveses a manos de los suítas y guiítas del norte. Cayó Lagash, la capital sumeria construida sobre montículos de aluvión. Erec resistió durante treinta años después de la caída de Acad. Cuando se estableció el gobierno de Hamurabi los sumerios ya habían sido absorbidos en la masa de los semitas del norte y los anditas mesopotámicos desaparecieron de las páginas de la historia.
78:8.11 (877.1) Entre el año 2500 y el 2000 a. C. los nómadas camparon a sus anchas del Atlántico al Pacífico devastándolo todo. Los neritas constituyeron la irrupción final del grupo del Caspio de los descendientes mesopotámicos de la mezcla racial andonita y andita. Lo que los bárbaros no hicieron para consumar la aniquilación de Mesopotamia se encargarían de hacerlo los cambios climáticos posteriores.
78:8.12 (877.2) Esta es la historia de la raza violeta tras los días de Adán y de la cuna de esta raza situada entre el Tigris y el Éufrates. Su antigua civilización terminó cayendo como consecuencia de la emigración de sus elementos superiores y la inmigración de sus vecinos inferiores. Pero mucho antes de que los jinetes bárbaros conquistaran el valle, gran parte de la cultura del Jardín se había extendido por Asia, África y Europa, donde produjo los fermentos que dieron lugar a la civilización del siglo veinte de Urantia.
78:8.13 (877.3) [Presentado por un arcángel de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 79
79:0.1 (878.1) ASIA es la tierra natal de la raza humana. Fue en una península al sur de este continente donde nacieron Andon y Fonta; en las tierras altas de lo que hoy es Afganistán, su descendiente Badonan fundó un centro primitivo de cultura que perduró durante más de medio millón de años. En ese foco oriental de la raza humana los pueblos sangik se diferenciaron de la estirpe andónica, y Asia fue su primer hogar, su primer territorio de caza, su primer campo de batalla. El sudoeste de Asia fue testigo de las civilizaciones sucesivas de dalamatianos, noditas, adanitas y anditas, y desde estas regiones se extendieron al mundo los potenciales de la civilización moderna.
79:1.1 (878.2) Durante más de veinticinco mil años hasta cerca del 2000 a. C., el corazón de Eurasia fue predominantemente andita aunque de forma decreciente. En las tierras bajas del Turquestán los anditas giraban hacia el oeste alrededor de los lagos interiores para dirigirse a Europa, al tiempo que se infiltraban hacia el este desde las tierras altas de esta región. El Turquestán oriental (Sinkiang) y, en menor medida, el Tíbet fueron las antiguas puertas por las que estos pueblos de Mesopotamia penetraron en las montañas hacia las tierras norteñas de los hombres amarillos. La infiltración andita en la India partió de las tierras altas del Turquestán hasta entrar en el Punyab y de los pastizales iraníes a través del Beluchistán. Estas primeras migraciones no eran conquistas en ningún sentido, sino la deriva continua de las tribus anditas hacia el oeste de la India y hacia China.
79:1.2 (878.3) Durante casi quince mil años hubo centros de cultura andita mestiza en Sinkiang a lo largo de la cuenca del río Tarim y hacia el sur en las tierras altas del Tíbet, donde los anditas y los andonitas se habían mezclado ampliamente. El valle del Tarim fue el puesto más avanzado hacia el este de la auténtica cultura andita. Allí construyeron sus asentamientos y establecieron relaciones comerciales con los chinos más progresistas hacia el este y con los andonitas hacia el norte. En aquellos días la región del Tarim era una tierra fértil de abundantes lluvias. Hacia el este el Gobi era un pastizal abierto donde los pastores se iban convirtiendo gradualmente en agricultores. Esta civilización, que rivalizó en su día con la de la propia Mesopotamia, pereció cuando cambiaron los vientos y se llevaron las lluvias al sudeste.
79:1.3 (878.4) Hacia el año 8000 a. C. el agravamiento lento pero constante de la aridez en las tierras altas de Asia central empezó a empujar a los anditas hacia las zonas bajas de los ríos y las orillas del mar. Esta sequía creciente no solo los desplazó hacia los valles de los ríos Nilo, Éufrates, Indo y Amarillo, sino que produjo un nuevo desarrollo de la civilización andita. Hizo su aparición una nueva clase cada vez más numerosa: los comerciantes.
79:1.4 (879.1) Cuando las condiciones climáticas hicieron la caza improductiva, los migrantes anditas no siguieron la trayectoria evolutiva de las razas más antiguas que los habría llevado a convertirse en pastores. Hicieron su aparición el comercio y la vida urbana. Desde Egipto hasta los ríos de China y de la India, pasando por Mesopotamia y el Turquestán, las tribus con mayor grado de civilización empezaron a reunirse en ciudades dedicadas al comercio y la manufactura. Adonia, ubicada cerca de lo que es hoy la ciudad de Ashjabad, se convirtió en la metrópolis comercial de Asia central. El comercio de piedras, metales, maderas y alfarería experimentó un gran impulso, tanto por vía terrestre como acuática.
79:1.5 (879.2) Pero el constante aumento de la sequía fue provocando gradualmente el gran éxodo andita desde las tierras situadas al sur y al este del mar Caspio. La dirección del flujo migratorio hacia el norte empezó a invertirse hacia el sur, y los jinetes babilónicos empezaron a presionar para entrar en Mesopotamia.
79:1.6 (879.3) La creciente aridez de Asia central provocó además un descenso de la población y moderó la belicosidad de estos pueblos. Cuando la escasez de lluvias en el norte empujó a los nómadas andonitas hacia el sur, hubo un éxodo masivo de anditas desde el Turquestán. Esta fue la penetración final de los llamados arios en el Levante y la India y culminó la larga dispersión de los descendientes mestizos de Adán, durante la cual estas razas superiores mejoraron en cierta medida a todos los pueblos asiáticos y a la mayoría de los de las islas del Pacífico.
79:1.7 (879.4) Así, mientras se dispersaban por el hemisferio este, los anditas fueron desposeídos de sus tierras natales de Mesopotamia y el Turquestán por el gran desplazamiento de los andonitas hacia el sur que diluyó a los anditas de Asia central y los puso al borde de la desaparición.
79:1.8 (879.5) Pero incluso en el siglo veinte después de Cristo hay rastros de sangre andita entre los pueblos turanianos y tibetanos, como pone de manifiesto la presencia ocasional de tipos rubios en esas regiones. Los primeros anales chinos recogen la existencia de nómadas pelirrojos al norte de los pacíficos asentamientos del río Amarillo, y aún siguen quedando pinturas que reflejan fielmente la presencia en otros tiempos tanto del tipo rubio andita como del moreno mongol en la cuenca del Tarim.
79:1.9 (879.6) La última gran manifestación del genio militar sumergido de los anditas de Asia central se produjo el año 1200 d. C. cuando los mongoles empezaron a conquistar la mayor parte del continente asiático liderados por Gengis Kan. Y al igual que los anditas de antaño, estos guerreros proclamaron la existencia de «un solo Dios en el cielo». El desmembramiento prematuro de su Imperio retrasó durante mucho tiempo el intercambio cultural entre Oriente y Occidente y obstaculizó considerablememente el desarrollo del concepto monoteísta en Asia.
79:2.1 (879.7) La India es el único lugar donde se mezclaron todas las razas de Urantia, y la invasión andita agregó la última estirpe. Las razas sangik se originaron en las tierras altas del noroeste de la India. En sus primeros días penetraron en el subcontinente indio miembros de todas y cada una de ellas dejando a su paso la mezcla de razas más heterogénea que haya existido jamás en Urantia. La India antigua hizo de trampa embudo para las razas migrantes. La base de la península era entonces algo más estrecha que ahora, pues gran parte de los deltas del Ganges y del Indo se han formado durante los últimos cincuenta mil años.
79:2.2 (879.8) La primera mezcla racial que hubo en la India fue una fusión de las razas migrantes roja y amarilla con los aborígenes andonitas. Este grupo se debilitó más tarde tras absorber a la mayor parte de los extintos pueblos verdes del este y a una gran porción de la raza naranja; por otra parte, se vio ligeramente beneficiado por una incorporación limitada de hombres azules y sumamente deteriorado por la asimilación de un importante contingente de la raza índigo. Los llamados aborígenes de la India no son representativos de estos primeros pueblos; conforman más bien la franja inferior del sur y del este que nunca fue plenamente absorbida ni por los primeros anditas ni por sus primos arios que aparecerían más tarde.
79:2.3 (880.1) Hacia el año 20 000 a. C. la población del oeste de la India ya se había teñido con sangre adánica, y ningún otro pueblo ha combinado nunca tantas razas diferentes en la historia de Urantia. Pero por desgracia predominaban las cepas sangik secundarias, y fue una auténtica calamidad que los hombres azules y rojos fueran tan escasos en aquel remoto crisol racial. Un número mayor de cepas sangik primarias habría contribuido mucho a impulsar una civilización que podría haber sido aún más grande. Tal como se desarrollaron las cosas, el hombre rojo se destruía a sí mismo en las Américas, el hombre azul retozaba por Europa y los primeros descendientes de Adán (igual que la mayoría de los posteriores) mostraban pocos deseos de mezclarse con gentes de color más oscuro, ya fuera en la India, en África o en otros lugares.
79:2.4 (880.2) Hacia el año 15 000 a. C. la creciente presión demográfica en toda la zona de Irán y el Turquestán provocó el primer gran desplazamiento andita hacia la India. Durante más de quince siglos estas gentes superiores afluyeron a través de las tierras altas de Beluchistán, se extendieron por los valles del Ganges y el Indo y fueron avanzando lentamente en dirección sur hacia el Decán. Esta presión andita procedende del noroeste empujó a muchos de los pobladores inferiores del sur y el este hacia Birmania y el sur de China, aunque no lo suficiente como para salvar a los invasores de la obliteración racial.
79:2.5 (880.3) Si la India no logró la hegemonía de Eurasia fue en gran medida por una cuestión de topografía. La presión de la población procedente del norte se limitó a empujar a la mayoría de los habitantes hacia el sur y aglomerarlos en el territorio del Decán, cada vez más estrecho y rodeado de mar. Si hubiera habido tierras adyacentes para emigrar, los inferiores habrían sido expulsados en todas las direcciones y las estirpes superiores habrían alcanzado un grado más alto de civilización.
79:2.6 (880.4) Lo cierto es que aquellos primeros conquistadores anditas hicieron un esfuerzo desesperado por preservar su identidad y contener la marea de sepultamiento racial mediante restricciones rígidas sobre los matrimonios mixtos. A pesar de ello los anditas estaban ya sumergidos en el año 10 000 a. C., pero la masa total de la población había mejorado notablemente gracias a esa absorción.
79:2.7 (880.5) La mezcla de razas siempre es ventajosa porque favorece la versatilidad de la cultura y contribuye al progreso de la civilización, pero si predominan los elementos inferiores de las estirpes raciales esos logros serán pasajeros. Solo se puede mantener una cultura políglota si las estirpes superiores se reproducen con un margen de seguridad sobre las inferiores. Una multiplicación incontrolada de los inferiores unida a una reproducción decreciente de los superiores acarrea indefectiblemente el suicidio de la civilización cultural.
79:2.8 (880.6) Si el número de conquistadores anditas hubiera sido tres veces mayor o si hubieran expulsado o destruido al tercio menos deseable de la mezcla de habitantes naranja, verde e índigo, la India se habría convertido en uno de los principales centros mundiales de civilización cultural y habría atraído sin duda a una mayor porción de las oleadas posteriores de mesopotámicos que afluyeron hacia el Turquestán y desde allí en dirección norte hacia Europa.
79:3.1 (881.1) La mezcla de los conquistadores anditas de la India con la estirpe nativa acabó constituyendo el pueblo mestizo denominado dravídico. Los dravídicos iniciales y más puros poseían grandes aptitudes culturales, pero esta cualidad se fue debilitando gradualmente a medida que se iba atenuando su herencia andita. Y eso fue lo que truncó el brote de civilización de la India hace casi doce mil años. Sin embargo, bastó con una pequeña inyección de la sangre de Adán para producir una aceleración notable del desarrollo social. Esta estirpe compuesta construyó inmediatamente la civilización más polifacética que había entonces en el planeta.
79:3.2 (881.2) Poco después de conquistar la India, los anditas dravídicos perdieron su contacto racial y cultural con Mesopotamia, pero la apertura posterior de vías marítimas y de rutas de caravanas restableció estas conexiones. En los últimos diez mil años la India no ha estado nunca enteramente desconectada de Mesopotamia por el oeste y de China por el este, aunque las barreras montañosas favorecían mucho más las relaciones con el oeste.
79:3.3 (881.3) La cultura superior y las inclinaciones religiosas de los pueblos de la India datan de los primeros tiempos de la hegemonía dravídica y se deben en parte al gran número de sacerdotes setitas que entraron en la India, primero con las invasiones anditas y más tarde con las invasiones arias. El hilo monoteísta que recorre la historia religiosa de la India proviene así de las enseñanzas de los adanitas del segundo jardín.
79:3.4 (881.4) Ya en el año 16 000 a. C. un grupo de cien sacerdotes setitas entró en la India y estuvo a punto de lograr la conquista religiosa de la mitad occidental de este pueblo políglota. Pero su religión no perduró. A los cinco mil años sus doctrinas sobre la Trinidad del Paraíso habían degenerado en el símbolo trino del dios del fuego.
79:3.5 (881.5) Sin embargo, durante más de siete mil años, hasta el final de las emigraciones anditas, el nivel religioso de los habitantes de la India estuvo muy por encima del del mundo en general. En esa época la India prometía desarrollar la principal civilización cultural, religiosa, filosófica y comercial del mundo, y es probable que este destino se hubiera cumplido si los pueblos del sur no hubieran sumergido totalmente a los anditas.
79:3.6 (881.6) Los centros de cultura dravídicos estaban ubicados en los valles de los ríos, sobre todo del Ganges y el Indo, y en el Decán a lo largo de los tres grandes ríos que discurren por los Ghates orientales hacia el mar. Los asentamientos situados a lo largo del litoral de los Ghates occidentales debían su prominencia a las relaciones marítimas con Sumeria.
79:3.7 (881.7) El pueblo dravídico fue uno de los primeros que construyó ciudades y se dedicó al comercio de importación y exportación a gran escala tanto por tierra como por mar. En el año 7000 a. C. las caravanas de camellos hacían viajes regulares a la lejana Mesopotamia; los barcos dravídicos costeaban el mar Arábigo hasta las ciudades sumerias del golfo Pérsico y se aventuraban en las aguas del golfo de Bengala hasta las Indias Orientales. Esos marinos y mercaderes importaron de Sumeria un alfabeto y el arte de escribir.
79:3.8 (881.8) Estas relaciones comerciales contribuyeron a diversificar aún más una cultura ya de por sí cosmopolita y provocar la temprana aparición de muchos de los refinamientos e incluso lujos de la vida urbana. Cuando posteriormente entraron los arios en la India, no pudieron reconocer en los dravídicos a sus primos anditas sumergidos en las razas sangik, pero sí encontraron una civilización muy avanzada. A pesar de sus limitaciones biológicas, los dravídicos fundaron una civilización superior que se difundió por toda la India y ha sobrevivido en el Decán hasta los tiempos modernos.
79:4.1 (882.1) La segunda penetración andita en la India fue la invasión aria durante un periodo de casi quinientos años a mediados del tercer milenio antes de Cristo. Esta emigración marcó el éxodo final de los anditas desde sus tierras natales del Turquestán.
79:4.2 (882.2) Los primeros centros arios estuvieron esparcidos por la mitad norte de la India, sobre todo en el noroeste. Estos invasores no terminaron nunca de conquistar el país, y fue esta negligencia lo que acarreó su perdición porque su inferioridad numérica los hizo vulnerables a la absorción por los dravídicos del sur que invadirían posteriormente toda la península excepto las provincias himalayas.
79:4.3 (882.3) Los arios dejaron muy poca huella racial en la India excepto en las provincias del norte. En el Decán su influencia fue más cultural y religiosa que racial. La mayor persistencia de la llamada sangre aria en el norte de la India se debe no solo a su presencia más numerosa en estas regiones, sino también a que fueron reforzados por conquistadores, comerciantes y misioneros posteriores. Hasta el siglo primero antes de Cristo hubo una infiltración continua de sangre aria en la región del Punyab; la última afluencia se produjo a raíz de las campañas de los pueblos helénicos.
79:4.4 (882.4) En la llanura del Ganges los arios y los dravídicos acabaron mezclándose y crearon una elevada cultura; este centro fue reforzado más tarde con aportaciones del nordeste procedentes de China.
79:4.5 (882.5) En la India florecieron cada cierto tiempo muchos tipos de organizaciones sociales, desde los sistemas semidemocráticos de los arios hasta formas de gobierno despóticas y monárquicas. Pero el rasgo más característico de esta sociedad fue la persistencia de las grandes castas sociales instituidas por los arios en un esfuerzo por perpetuar su identidad racial. Este elaborado sistema de castas se ha conservado hasta los tiempos presentes.
79:4.6 (882.6) De las cuatro grandes castas, todas menos la primera se establecieron en el inútil empeño de impedir la amalgamación de los conquistadores arios con sus súbditos inferiores. En cambio la casta principal, la de los sacerdotes maestros, proviene de los setitas. Los brahmanes del siglo veinte después de Cristo son los descendientes culturales en línea directa de los sacerdotes del segundo jardín, aunque sus enseñanzas difieren enormemente de las de sus ilustres predecesores.
79:4.7 (882.7) Cuando los arios entraron en la India trajeron consigo sus conceptos de la Deidad tal como se habían conservado en las tradiciones supervivientes de la religión del segundo jardín. Pero los sacerdotes brahmanes no fueron capaces de resistir el impulso pagano surgido del contacto repentino con las religiones inferiores del Decán tras la obliteración racial de los arios. La inmensa mayoría de la población cayó en la esclavitud de las supersticiones de las religiones inferiores, y así fue como la India no pudo llegar a producir la alta civilización prefigurada en los primeros tiempos.
79:4.8 (882.8) El despertar espiritual del siglo sexto antes de Cristo no perduró en la India, se extinguió incluso antes de la invasión mahometana. Pero algún día puede surgir un Gautama más grande que conduzca a toda la India a la búsqueda del Dios vivo, y entonces el mundo contemplará el florecimiento de las potencialidades culturales de este pueblo multifacético que lleva tanto tiempo en estado de coma bajo la influencia entumecedora de una visión espiritual no progresiva.
79:4.9 (883.1) La cultura descansa sobre un fundamento biológico, pero las castas por sí solas no podían perpetuar la cultura aria, porque la religión, la verdadera religión, es la fuente indispensable de aquella energía más alta que impulsa a los hombres a establecer una civilización superior basada en la hermandad humana.
79:5.1 (883.2) Mientras que la historia de la India es el relato de la conquista andita y su absorción final por los pueblos evolutivos más antiguos, la narración sobre Asia oriental versa más bien sobre los sangik primarios, en particular el hombre rojo y el hombre amarillo. Estas dos razas se libraron casi por completo de mezclarse con la degradada cepa neandertal que tanto retrasó al hombre azul en Europa y conservaron así el potencial superior del tipo sangik primario.
79:5.2 (883.3) Aunque los primeros neandertales estaban extendidos por todo el ancho de Eurasia, su rama oriental era la más contaminada por cepas animales degradadas. Estos tipos subhumanos fueron empujados hacia el sur por el quinto glaciar, la misma capa de hielo que bloqueó durante tanto tiempo la emigración sangik hacia el este de Asia. Cuando el hombre rojo se desplazó hacia el nordeste rodeando las tierras altas de la India, encontró el nordeste de Asia libre de estos tipos subhumanos. La organización tribal de las razas rojas se formó antes que la de ningún otro pueblo, y fueron los primeros en emigrar desde el foco sangik de Asia central. Las cepas neandertales inferiores fueron aniquiladas o expulsadas del continente por las tribus amarillas que migraron más tarde. Pero antes de que llegaran las tribus amarillas, el hombre rojo había imperado en el este de Asia durante casi cien mil años.
79:5.3 (883.4) Hace más de trescientos mil años el grueso de la raza amarilla entró en China por el sur como inmigrantes costeros. Cada milenio se iban adentrando más en el continente, pero no entablaron contacto con sus hermanos inmigrantes tibetanos hasta tiempos relativamente recientes.
79:5.4 (883.5) El aumento de la presión demográfica hizo que la raza amarilla en su desplazamiento hacia el norte empezara a meterse en los territorios de caza del hombre rojo. Esta intrusión, unida al natural antagonismo racial, culminó en hostilidades crecientes y así empezó la lucha decisiva por las tierras fértiles del Asia más lejana.
79:5.5 (883.6) El relato de esta contienda multisecular entre la raza roja y la amarilla es una epopeya de la historia de Urantia. Durante más de doscientos mil años estas dos razas superiores libraron una guerra sin tregua ni cuartel. Los hombres rojos solían ganar los primeros asaltos, y sus incursiones sembraban la devastación en los asentamientos amarillos. Pero el hombre amarillo era un alumno aventajado en el arte de la guerra y mostró desde muy pronto una marcada aptitud para vivir pacíficamente con sus compatriotas. Los chinos fueron los primeros en aprender que la unión hace la fuerza. Las tribus rojas siguieron aniquilándose mutuamente y empezaron enseguida a sufrir repetidas derrotas a manos de los agresivos e implacables chinos en su marcha inexorable hacia el norte.
79:5.6 (883.7) Hace cien mil años las tribus diezmadas de la raza roja luchaban arrinconadas contra el hielo en retroceso del último glaciar, y cuando el corredor terrestre que cruzaba el istmo de Bering hacia el Oeste se hizo transitable, estas tribus no tardaron en abandonar las inhóspitas tierras del continente asiático. Han transcurrido ochenta y cinco mil años desde que el último hombre rojo puro salió de Asia, pero la larga lucha dejó su huella genética en la raza amarilla victoriosa. Los pueblos del norte de China, así como los siberianos andonitas, asimilaron muchos elementos de la estirpe roja que les aportaron un beneficio considerable.
79:5.7 (884.1) Los indios norteamericanos no llegaron nunca a entrar en contacto ni siquiera con la descendencia andita de Adán y Eva, ya que fueron desposeídos de sus tierras natales asiáticas unos cincuenta mil años antes de la llegada de Adán. Durante la edad de las emigraciones anditas las cepas rojas puras se iban extendiendo por América del Norte como tribus nómadas de cazadores con cierta actividad agrícola. Estas razas y grupos culturales permanecieron aislados casi por completo del resto del mundo desde su llegada a las Américas hasta el final del primer milenio de la era cristiana, cuando fueron descubiertos por las razas blancas de Europa. Hasta ese momento los esquimales eran lo más cercano al hombre blanco que las tribus norteñas de hombres rojos habían visto nunca.
79:5.8 (884.2) Las razas roja y amarilla son las únicas estirpes humanas que consiguieron alguna vez un alto grado de civilización fuera de la influencia de los anditas. La cultura amerindia más antigua fue el centro de Onamonalonton en California, pero desapareció mucho antes del año 35 000 a. C. En México, América Central y las montañas de América del Sur las civilizaciones posteriores y más duraderas fueron fundadas por una raza predominantemente roja, aunque con una importante adición de sangre amarilla, naranja y azul.
79:5.9 (884.3) Estas civilizaciones fueron productos evolutivos de los sangik, a pesar de que algunos rastros de sangre andita llegaron hasta Perú. A excepción de los esquimales en América del Norte y de unos pocos anditas polinesios en América del Sur, los pueblos del hemisferio oeste no tuvieron contacto con el resto del mundo hasta el final del primer milenio después de Cristo. En el plan original de los Melquisedec para mejorar las razas de Urantia estaba previsto que un millón de descendientes de Adán de línea pura irían a elevar a los hombres rojos de las Américas.
79:6.1 (884.4) Algún tiempo después de haber expulsado al hombre rojo hacia América del Norte, la expansión china vació de andonitas los valles de los ríos del este de Asia y los empujó hacia el norte a Siberia y hacia el oeste al Turquestán, donde pronto entrarían en contacto con la cultura superior de los anditas.
79:6.2 (884.5) En Birmania y la península de Indochina las culturas de China y de la India se fusionaron para crear las civilizaciones sucesivas de estas regiones. En esta parte del mundo la desaparecida raza verde ha perdurado en mayor proporción que en ninguna otra.
79:6.3 (884.6) Muchas razas diferentes ocuparon las islas del Pacífico. Las islas del sur, entonces más extensas, fueron ocupadas en general por gentes que portaban un porcentaje importante de sangre verde e índigo. Las islas del norte estaban dominadas por andonitas y más tarde por razas que contenían grandes proporciones de las estirpes roja y amarilla. Los ancestros del pueblo japonés no fueron expulsados del continente hasta el año 12 000 a. C., cuando los desplazó el poderoso empuje de las tribus chinas del norte hacia el sur por la costa. Su éxodo final no se debió tanto a la presión demográfica como a la iniciativa de un cacique a quien llegaron a considerar como divino.
79:6.4 (885.1) Al igual que los pueblos de la India y del Levante, las tribus victoriosas del hombre amarillo establecieron sus primeros centros a lo largo de las costas y aguas arriba de los ríos. Los asentamientos costeros no prosperaron con el tiempo, ya que el aumento de las inundaciones y el curso cambiante de los ríos hicieron inviables las ciudades de las tierras bajas.
79:6.5 (885.2) Hace veinte mil años los ancestros de los chinos habían construido doce sólidos centros de cultura y enseñanza primitivas, muchos de ellos a lo largo de los ríos Amarillo y Yangtsé. Estos centros se vieron pronto reforzados por la llegada de una corriente continua de pueblos superiores mixtos procedentes de Sinkiang y del Tíbet. La emigración desde el Tíbet hacia el valle del Yangtsé no fue tan amplia como en el norte, ni tampoco los centros tibetanos eran tan avanzados como los de la cuenca del Tarim. Pero ambos movimientos llevaron cierta cantidad de sangre andita en dirección este hasta los asentamientos de los ríos.
79:6.6 (885.3) La superioridad de la antigua raza amarilla se debió a cuatro grandes factores:
79:6.7 (885.4) 1. Genético. A diferencia de sus primos azules de Europa, tanto la raza roja como la amarilla se habían librado casi por completo de mezclarse con estirpes humanas degradadas. Los chinos del norte, ya fortalecidos con pequeñas aportaciones de las cepas superiores roja y andonita, iban a beneficiarse pronto de una importante afluencia de sangre andita. A los chinos del sur no les fue tan bien en este aspecto. Llevaban mucho tiempo sufriendo las consecuencias de haber absorbido a la raza verde y se debilitarían más aún por la infiltración posterior de multitud de pueblos inferiores expulsados de la India por la invasión andito-dravídica. Hoy en día se aprecia en China una clara diferencia entre las razas del norte y las del sur.
79:6.8 (885.5) 2. Social. La raza amarilla aprendió muy pronto el valor de la paz interna. Esta actitud pacífica hacia su propia raza contribuyó tanto a aumentar la población que su civilización se expandió entre muchos millones de personas. Entre los años 25 000 y 5000 a. C. la civilización más masiva de Urantia estaba en el centro y norte de China. El hombre amarillo fue el primero en conseguir una solidaridad racial, el primero en alcanzar una civilización cultural, social y política a gran escala.
79:6.9 (885.6) Los chinos del año 15 000 a. C. eran militaristas agresivos. No se habían debilitado aún por un exceso de veneración hacia el pasado y formaban un conjunto compacto cercano a los doce millones de personas con un idioma común. Durante esta edad construyeron una verdadera nación mucho más unida y homogénea que sus uniones políticas de los tiempos históricos.
79:6.10 (885.7) 3. Espiritual. Durante la edad de las emigraciones anditas los chinos estaban entre los pueblos más espirituales del planeta. Su larga observancia del culto a la Verdad Única proclamada por Singlangton los mantuvo por delante de casi todas las demás razas. En muchos casos el estímulo de una religión progresiva y avanzada es un factor decisivo para el desarrollo cultural. Mientras la India languidecía, China tomaba la delantera bajo el vigorizante estímulo de una religión que consagraba la verdad como Deidad suprema.
79:6.11 (885.8) Este culto a la verdad estimulaba la investigación y la exploración audaz de las leyes de la naturaleza y los potenciales de la humanidad. Los chinos de hace incluso seis mil años seguían siendo estudiantes entusiastas y buscaban la verdad con ahínco.
79:6.12 (885.9) 4. Geográfico. China está protegida al oeste por las montañas y al este por el Pacífico. Solo es vulnerable por el norte, y desde los días del hombre rojo hasta la llegada de los últimos descendientes de los anditas, el norte no estuvo ocupado por ninguna raza agresiva.
79:6.13 (886.1) De no haber sido por las barreras montañosas y el declive posterior de su cultura espiritual, la raza amarilla habría atraído sin duda a la mayor parte de las emigraciones anditas procedentes del Turquestán y es indiscutible que habría dominado rápidamente la civilización del mundo.
79:7.1 (886.2) Hace unos quince mil años importantes contingentes de anditas atravesaban el paso de Ti Tao y se diseminaban por la parte alta del valle del río Amarillo entre los asentamientos chinos de Gansu. Pronto penetraron en dirección este hasta Henan, donde se situaron los asentamientos más progresivos. Esta infiltración procedente del oeste fue mitad andita y mitad andonita casi a partes iguales.
79:7.2 (886.3) Los centros de cultura del norte ubicados a lo largo del río Amarillo habían sido siempre más progresivos que los asentamientos meridionales del Yangtsé. Pocos miles de años después de la llegada de un pequeño número de estos mortales superiores, los asentamientos que bordeaban el río Amarillo habían adelantado a las aldeas del Yangtsé, y esta posición avanzada sobre sus hermanos del sur se ha mantenido desde entonces.
79:7.3 (886.4) No es que hubiera tantos anditas, ni que su cultura fuera tan superior, sino que la amalgamación con ellos produjo una estirpe más polifacética. Los chinos del norte recibieron justo lo suficiente de la cepa andita como para estimular algo la capacidad innata de sus mentes, pero no lo suficiente como para prender en ellos la inquieta curiosidad exploratoria tan característica de las razas blancas del norte. Esta inyección más limitada de herencia andita fue menos perturbadora para la estabilidad innata del tipo sangik.
79:7.4 (886.5) Las oleadas posteriores de anditas aportaron algunos de los avances culturales de Mesopotamia; esto es especialmente cierto en el caso de las últimas oleadas migratorias procedentes del oeste. Gracias a ellas las prácticas económicas y educativas de los chinos del norte mejoraron considerablemente, y aunque su influencia sobre la cultura religiosa de la raza amarilla fue efímera, sus descendientes más tardíos contribuyeron mucho a que se produjera un despertar espiritual ulterior. Por otra parte, las tradiciones anditas de la belleza del Edén y de Dalamatia influyeron efectivamente en las tradiciones chinas; las primeras leyendas chinas sitúan «la tierra de los dioses» en el oeste.
79:7.5 (886.6) El pueblo chino no comenzó a construir ciudades e iniciarse en la manufactura hasta después del año 10 000 a. C., tras los cambios climáticos del Turquestán y la llegada de los inmigrantes anditas posteriores. La inyección de esta sangre nueva no aportó gran cosa a la civilización del hombre amarillo, aunque sí estimuló un nuevo y rápido desarrollo de las tendencias latentes en las estirpes chinas superiores. Desde Henan hasta Shanxi, los potenciales de una civilización avanzada empezaban a dar su fruto. La metalurgia y todas las artes de la manufactura datan de aquellos días.
79:7.6 (886.7) Las similitudes entre algunos de los primeros métodos chinos y mesopotámicos de cálculo del tiempo, de astronomía y de administración gubernamental se debieron a las relaciones comerciales entre estos dos centros tan alejados entre sí. Incluso en tiempos de los sumerios, los mercaderes chinos viajaban por las rutas terrestres que atravesaban el Turquestán hasta Mesopotamia. Este intercambio no fue unilateral; benefició considerablemente al valle del Éufrates igual que a los pueblos de la llanura del Ganges. Sin embargo, los cambios climáticos y las invasiones nómadas del tercer milenio antes de Cristo redujeron mucho el volumen de comercio por las pistas de caravanas de Asia central.
79:8.1 (887.1) Así como el hombre rojo se vio perjudicado por su excesiva belicosidad, no está de más observar que el dominio total de los chinos sobre Asia retrasó el desarrollo del Estado. Tenían un gran potencial de solidaridad racial, pero no llegó a desarrollarse debidamente porque les faltaba el estímulo impulsor que supone el peligro permanente de una agresión exterior.
79:8.2 (887.2) Una vez terminada la conquista del este de Asia, el antiguo Estado militar se fue desintegrando gradualmente y se olvidaron las guerras pasadas. De la épica lucha con la raza roja solo subsistió la vaga tradición de una antigua contienda con los pueblos arqueros. Los chinos se volcaron pronto en el trabajo de la tierra, lo que acentuó más sus tendencias pacíficas, y el hecho de que su población estuviera muy por debajo de la ratio hombre-tierra para una sociedad agrícola contribuyó aún más al creciente carácter pacífico del país.
79:8.3 (887.3) La consciencia de los logros del pasado (algo atenuada en el presente), el conservadurismo de un pueblo abrumadoramente agrícola y una vida familiar bien desarrollada dieron nacimiento a la veneración de los ancestros, que culminó en la costumbre de honrar a los hombres del pasado hasta rayar en la adoración. Una actitud muy similar prevaleció entre las razas blancas de Europa durante unos quinientos años tras la desintegración de la civilización grecorromana.
79:8.4 (887.4) La creencia en la «Verdad Única» y la adoración de esa verdad, tal como enseñó Singlangton, no murieron nunca del todo, pero a medida que pasaba el tiempo, la búsqueda de verdades nuevas y más elevadas fue eclipsada por una tendencia creciente a venerar lo que estaba ya establecido. Lentamente, el genio de la raza amarilla se fue desviando de la búsqueda de lo desconocido a la conservación de lo conocido. Y por este motivo se estancó la civilización que había protagonizado el progreso más rápido del mundo.
79:8.5 (887.5) La reunificación política de la raza amarilla se consumó entre los años 4000 y 500 a. C., aunque ya se había efectuado antes la unión cultural de los centros del Yangtsé y el río Amarillo. Esta reunificación política de los grupos tribales más tardíos no se produjo sin conflictos, pero la opinión pública seguía siendo contraria a la guerra. El culto a los ancestros, la proliferación de dialectos y la ausencia de reclutamientos militares durante miles y miles de años habían generado un pueblo ultrapacífico.
79:8.6 (887.6) Aunque el desarrollo precoz de un Estado avanzado que parecía prometer la raza amarilla no llegó a producirse, esta raza avanzó progresivamente en la realización de las artes de la civilización, sobre todo en los campos de la agricultura y la horticultura. Los agricultores de Shanxi y Henan necesitaban cooperar colectivamente para solucionar sus problemas hidráulicos. Esas dificultades relacionadas con el riego y la conservación del suelo favorecieron considerablemente el desarrollo de la interdependencia con la consiguiente promoción de la paz entre grupos agrícolas.
79:8.7 (887.7) El desarrollo de la escritura unido al establecimiento de escuelas contribuyeron pronto a la difusión del conocimiento a escala desconocida hasta entonces. Sin embargo, la complicación del sistema de escritura ideográfica limitó en número a las clases cultas a pesar de la aparición temprana de la imprenta. Por su parte, el proceso de normalización social y dogmatización filosófico-religiosa siguió avanzando a buen ritmo por encima de todo lo demás. El desarrollo religioso de la veneración a los ancestros se complicó más con la incorporación de un torrente de supersticiones relacionadas con la adoración de la naturaleza, pero en el culto imperial a Shangdi se seguían conservando vestigios de un verdadero concepto de Dios.
79:8.8 (888.1) El punto débil de la veneración a los ancestros es que promueve una filosofía orientada hacia atrás. Por sensato que pueda ser cosechar la sabiduría del pasado, es un desatino considerar que el pasado es la fuente exclusiva de la verdad. La verdad es relativa y está en expansión; vive siempre en el presente y consigue una expresión nueva en cada generación de hombres, incluso en cada vida humana.
79:8.9 (888.2) El punto fuerte de la veneración a los ancestros es el valor que esta actitud atribuye a la familia. La asombrosa persistencia y estabilidad de la cultura china son consecuencia de la posición primordial conferida a la familia, pues la civilización depende directamente del funcionamiento efectivo de esta institución. En China la familia alcanzó una importancia social e incluso un significado religioso que muy pocos pueblos han podido emular.
79:8.10 (888.3) La devoción filial y la lealtad familiar exigidas por el culto creciente a los ancestros aseguró el establecimiento de relaciones familiares superiores y grupos familiares duraderos que favorecieron el desarrollo de los siguientes factores preservadores de la civilización:
79:8.11 (888.4) 1. La conservación de la propiedad y la riqueza.
79:8.12 (888.5) 2. La puesta en común de la experiencia de más de una generación.
79:8.13 (888.6) 3. La educación eficiente de los niños en las artes y ciencias del pasado.
79:8.14 (888.7) 4. El desarrollo de un fuerte sentido del deber, el mejoramiento de la moralidad y el aumento de la sensibilidad ética.
79:8.15 (888.8) El periodo formativo de la civilización china, iniciado con la llegada de los anditas, se extiende hasta el gran despertar ético, moral y semirreligioso del siglo sexto antes de Cristo. La tradición china conserva de forma difusa la historia del pasado evolutivo: la transición de la familia matriarcal a la patriarcal, el establecimiento de la agricultura, el desarrollo de la arquitectura, el inicio de la industria; y todo ello narrado de forma sucesiva. Esta historia presenta con mayor precisión que cualquier otro relato similar la imagen del ascenso magnífico de un pueblo superior desde los niveles de la barbarie. Durante ese tiempo pasaron de una sociedad agrícola primitiva a una organización social más alta con ciudades, manufactura, metalurgia, comercio, gobierno, escritura, matemáticas, arte, ciencias e imprenta.
79:8.16 (888.9) Y así ha perdurado a través de los siglos la antigua civilización de la raza amarilla. Han transcurrido casi cuarenta mil años desde que se produjeron los primeros avances importantes en la cultura china, y aunque ha habido muchos retrocesos, la civilización de los hijos de Han es la que más cerca está de presentar un cuadro ininterrumpido de progresión continua hasta los tiempos del siglo veinte. Las razas blancas han alcanzado un alto grado de desarrollo mecánico y religioso, pero no han superado nunca a los chinos en lealtad a la familia, ética de grupo ni moralidad personal.
79:8.17 (888.10) Esta antigua cultura ha contribuido mucho a la felicidad humana. Millones de seres humanos han vivido y han muerto bendecidos por sus logros. Esta gran civilización ha descansado durante siglos sobre los laureles del pasado, pero está volviendo a despertar en este mismo momento para plantearse de nuevo las metas trascendentes de la existencia mortal, para hacer suya una vez más la lucha sin tregua por un progreso sin fin.
79:8.18 (888.11) [Presentado por un arcángel de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 80
80:0.1 (889.1) AUNQUE el hombre azul europeo no logró desarrollar por sí mismo una gran civilización cultural, proporcionó el fundamento biológico de cepas adanizadas que se mezclaron posteriormente con los invasores anditas y generaron una de las estirpes más capaces de impulsar una civilización dinámica que haya aparecido nunca en Urantia desde los tiempos de la raza violeta y sus sucesores anditas.
80:0.2 (889.2) Los pueblos blancos modernos contienen las cepas supervivientes de la estirpe adánica que se mezcló con las razas sangik, sobre todo con la azul y en mucha menor medida con la roja y la amarilla. En todas las razas blancas hay un porcentaje considerable de la estirpe andonita original, y aún mayor de las primeras cepas noditas.
80:1.1 (889.3) Antes de que los últimos anditas fueran expulsados del valle del Éufrates, muchos de sus hermanos habían entrado en Europa como aventureros, maestros, comerciantes y guerreros. Durante los primeros días de la raza violeta la depresión mediterránea estaba protegida por el istmo de Gibraltar y el puente terrestre de Sicilia. Parte del comercio marítimo más temprano se estableció en estos lagos interiores, donde los hombres azules del norte y los saharianos del sur se encontraban con los noditas y los adanitas del este.
80:1.2 (889.4) Los noditas habían establecido una de sus áreas culturales más extensas en la depresión del Mediterráneo oriental. Desde estos centros habían penetrado un poco en el sur de Europa y mucho más en el norte de África. Los sirios nodita-andonitas de cabeza ancha introdujeron muy pronto la alfarería y la agricultura en sus asentamientos del delta del Nilo que se elevaba lentamente. Importaron también ovejas, cabras, ganado bovino y otros animales domésticos, y aportaron importantes avances en el trabajo de los metales, ya que Siria era entonces el centro de esta industria.
80:1.3 (889.5) Durante más de treinta mil años Egipto recibió un flujo continuo de mesopotámicos que aportaron su arte y su cultura con el consiguiente enriquecimiento artístico y cultural del valle del Nilo. Sin embargo, la llegada de numerosa población procedente del Sahara deterioró tanto la antigua civilización de la ribera del Nilo que el nivel cultural de Egipto llegó a su punto más bajo hace unos quince mil años.
80:1.4 (889.6) Pero en tiempos anteriores los adanitas no habían encontrado obstáculos en su migración hacia el oeste. El Sahara era un pastizal abierto poblado por pastores y agricultores. Estos saharianos nunca se dedicaron a la manufactura ni construyeron ciudades. Eran un grupo índigo-negro con abundantes cepas de las extintas razas verde y naranja. En cambio recibieron muy poca herencia violeta antes de que la elevación de las tierras y el desplazamiento de los vientos húmedos terminaran de dispersar los restos de su próspera y pacífica civilización.
80:1.5 (890.1) La sangre de Adán ha sido compartida por la mayoría de las razas humanas, aunque algunas recibieron más que otras. Los adanitas no se sentían atraídos por las razas mestizas de la India ni por los pueblos más oscuros de África. Se habrían mezclado sin reparos con el hombre rojo si no hubiera estado tan lejos en las Américas y estaban bien dispuestos hacia el hombre amarillo, prácticamente inaccesible en el Asia remota. Por eso cuando migraban impulsados por móviles altruistas o aventureros o cuando fueron expulsados del valle del Éufrates, los adanitas optaban muy naturalmente por unirse con las razas azules de Europa.
80:1.6 (890.2) Los hombres azules dominantes en Europa por aquel entonces no tenían prácticas religiosas que fueran repulsivas para los primeros emigrantes adanitas, y había una gran atracción sexual entre la raza violeta y la azul. Para los mejores hombres azules era un gran honor que se les permitiera emparejarse con las adanitas. Todo hombre azul abrigaba la ambición de llegar a ser tan artista y tan competente como para ganarse el afecto de alguna mujer adanita, y la máxima aspiración de una mujer azul superior era recibir las atenciones de un adanita.
80:1.7 (890.3) Poco a poco estos hijos migrantes del Edén se fueron uniendo con los tipos superiores de la raza azul y vigorizaron sus prácticas culturales mientras exterminaban implacablemente las cepas supervivientes de la estirpe neandertal. Este método de cruce de razas combinado con la eliminación de las cepas inferiores dio origen a más de una decena de grupos viriles y progresivos de hombres azules superiores, entre ellos el que habéis denominado cromañón.
80:1.8 (890.4) Por estas y otras razones, sin olvidar la existencia de mejores rutas migratorias, las primeras oleadas de cultura mesopotámica se abrieron camino casi exclusivamente hacia Europa. Y fueron estas circunstancias las que determinaron los antecedentes de la civilización europea moderna.
80:2.1 (890.5) La primera expansión de la raza violeta hacia Europa fue interrumpida bruscamente por ciertos cambios climáticos y geológicos bastante repentinos. Con la retirada de los campos de hielo del norte, los vientos húmedos procedentes del oeste se desplazaron hacia el norte, y los grandes pastizales abiertos del Sahara se convirtieron gradualmente en un desierto estéril. Esta sequía dispersó a los hombres morenos de corta estatura, ojos negros y cabeza alargada que vivían en la gran meseta del Sahara.
80:2.2 (890.6) Los representantes más puros de la raza índigo se dirigieron hacia el sur hasta los bosques de África central donde han permanecido desde entonces. Los grupos más mezclados se extendieron en tres direcciones. Las tribus superiores del oeste emigraron a España y de allí a regiones adyacentes de Europa, donde formaron el núcleo de las posteriores razas mediterráneas de color moreno y cabeza alargada. Los habitantes menos progresivos del este de la meseta del Sahara emigraron a Arabia y desde allí, a través del norte de Mesopotamia y de la India, a la lejana isla de Ceilán. El grupo central se trasladó al norte y este del valle del Nilo y a Palestina.
80:2.3 (890.7) Este substrato sangik secundario sugiere cierto grado de parentesco entre los pueblos modernos hoy dispersos desde el Decán, pasando por Irán y Mesopotamia, y a lo largo de ambas orillas del mar Mediterráneo.
80:2.4 (890.8) Hacia la época en que se produjeron en África estos cambios climáticos, Inglaterra se separó del continente y Dinamarca surgió del mar, al tiempo que un terremoto hundía el istmo de Gibraltar que protegía la cuenca occidental del Mediterráneo, lo que elevó rápidamente este lago interior hasta el nivel del océano Atlántico. Acto seguido se sumergió el puente terrestre de Sicilia, y el Mediterráneo se convirtió en un solo mar comunicado con el océano Atlántico. Este cataclismo de la naturaleza inundó decenas de asentamientos humanos y ocasionó la mayor pérdida de vidas por inundación de la historia del mundo.
80:2.5 (891.1) Este anegamiento de la cuenca mediterránea restringió inmediatamente los desplazamientos de los adanitas hacia el oeste, mientras que la gran afluencia de saharianos los obligó a buscar salidas para su creciente población hacia el norte y este del Edén. En su viaje hacia el norte desde los valles del Tigris y del Éufrates, los descendientes de Adán se encontraron con barreras montañosas y con el mar Caspio, que era entonces más extenso. Durante muchas generaciones los adanitas cazaron, pastorearon y trabajaron la tierra en torno a sus asentamientos dispersos por todo el Turquestán. Poco a poco este pueblo magnífico fue expandiendo su territorio a Europa, pero esta vez los adanitas entraron en Europa por el este y encontraron que la cultura del hombre azul estaba miles de años por detrás de la de Asia al no haber tenido casi ningún contacto con Mesopotamia.
80:3.1 (891.2) Los antiguos centros de cultura del hombre azul estaban situados en las riberas de todos los ríos de Europa, pero hoy en día el Somme es el único que corre por su mismo cauce de la época preglaciar.
80:3.2 (891.3) Aunque decimos que el hombre azul dominaba el continente europeo, había decenas de tipos raciales. Hace treinta y cinco mil años las razas azules europeas eran ya un pueblo muy mezclado que portaba cepas tanto rojas como amarillas. Por otra parte, en las costas atlánticas y en las regiones de la Rusia de hoy había absorbido una cantidad considerable de sangre andonita, y en el sur estaba en contacto con los pueblos saharianos. Pero sería infructuoso intentar enumerar los muchos grupos raciales.
80:3.3 (891.4) La civilización europea de este primer periodo posadánico fue una mezcla única del vigor y el arte de los hombres azules con la imaginación creativa de los adanitas. Los hombres azules eran una raza de gran vigor, pero deterioraron considerablemente el estatus cultural y espiritual de los adanitas. Era muy difícil que los adanitas pudieran inculcar su religión a los cromañoides por culpa de la propensión de muchos de esos adanitas a engañar y seducir a las jóvenes. Durante diez mil años la religión en Europa se mantuvo a nivel muy bajo en comparación con su desarrollo en Egipto y la India.
80:3.4 (891.5) Los hombres azules eran perfectamente honrados en todos sus tratos y estaban libres por completo de los vicios sexuales de los adanitas mestizos. Respetaban la virginidad y solo practicaban la poligamia cuando la guerra provocaba escasez de varones.
80:3.5 (891.6) Los pueblos cromañones eran una raza valiente y previsora. Tenían un sistema eficaz de educación infantil. Ambos padres participaban en esta labor con la plena colaboración de los hijos mayores. Se afanaban por enseñar a cada niño a cuidar las cuevas, practicar las artes y tallar el pedernal. Desde muy jóvenes, las mujeres estaban versadas en artes domésticas y agricultura básica, mientras que los hombres eran cazadores expertos y bravos guerreros.
80:3.6 (891.7) Los hombres azules eran cazadores, pescadores y recolectores de alimentos; eran expertos constructores de embarcaciones. Fabricaban hachas de piedra, talaban árboles, levantaban cabañas de troncos parcialmente soterradas y techadas con pieles. Hay pueblos que siguen construyendo cabañas similares en Siberia. Los cromañones del sur vivían generalmente en cuevas y grutas.
80:3.7 (892.1) Durante los rigores del invierno no era raro que los centinelas que vigilaban por la noche las entradas de las cuevas murieran congelados. Eran valerosos, pero por encima de todo eran artistas; la mezcla adánica activó repentinamente su imaginación creativa. El arte del hombre azul tuvo su punto culminante hace unos quince mil años, antes de que las razas de piel más oscura empezaran a subir desde África hacia el norte a través de España.
80:3.8 (892.2) Hace unos quince mil años los bosques alpinos estaban en pleno avance. Los cazadores europeos se veían empujados hacia los valles de los ríos y las orillas del mar por las mismas presiones climáticas que habían transformado los prósperos terrenos de caza del mundo en desiertos secos y estériles. A medida que los vientos húmedos se desplazaban hacia el norte, los grandes pastizales abiertos de Europa se fueron cubriendo de bosques. Estas importantes modificaciones climáticas relativamente repentinas obligaron a las razas de Europa dedicadas a la caza en espacios abiertos a convertirse en pastores y, en cierta medida, pescadores y cultivadores del suelo.
80:3.9 (892.3) Aunque estos cambios produjeron avances culturales, trajeron consigo ciertos retrocesos biológicos. Durante la anterior era cazadora las tribus superiores se habían casado con los cautivos de guerra de tipo superior y habían destruido sistemáticamente a quienes consideraban inferiores. Pero cuando se fueron asentando y dedicando a la agricultura y el comercio, empezaron a conservar como esclavos a muchos de los cautivos mediocres. Y fue la progenie de estos esclavos la que produjo el gran deterioro posterior del tipo cromañoide. La cultura siguió retrocediendo hasta que recibió un nuevo impulso desde el este con la masiva invasión final de los mesopotámicos, que barrieron Europa, absorbieron rápidamente el tipo y la cultura de los cromañones e iniciaron la civilización de las razas blancas.
80:4.1 (892.4) Aunque los anditas afluyeron a Europa en una corriente continua, hubo siete invasiones principales, y los últimos llegaron a caballo en tres grandes oleadas. Algunos entraron en Europa por las islas del Egeo y remontaron el valle del Danubio, pero la mayoría de las cepas primeras y más puras emigraron hacia el noroeste de Europa por la ruta del norte cruzando los pastizales del Volga y el Don.
80:4.2 (892.5) Entre la tercera y la cuarta invasión una horda de andonitas penetró en Europa por el norte procedente de Siberia vía los ríos rusos y el Báltico. Fueron asimilados inmediatamente por las tribus anditas del norte.
80:4.3 (892.6) Las primeras expansiones de la raza violeta más pura fueron mucho más pacíficas que las de sus descendientes anditas posteriores, semimilitares con aspiraciones de conquista. Los adanitas eran pacíficos y los noditas combativos. De la unión de estas estirpes, mezclada más tarde con las razas sangik, surgió el capaz y agresivo pueblo andita autor de verdaderas conquistas militares.
80:4.4 (892.7) Pero el caballo fue el factor evolutivo que determinó la dominación de los anditas en Occidente. El caballo dio a los anditas en vías de dispersión la ventaja inexistente hasta entonces de la movilidad y permitió a los últimos grupos de jinetes anditas avanzar rápidamente rodeando el mar Caspio hasta invadir toda Europa. Todas las oleadas anteriores de anditas se habían desplazado tan lentamente que tendían a desintegrarse al llegar a cierta distancia de Mesopotamia, en cambio estas últimas oleadas avanzaron tan rápido que llegaron a Europa en grupos cohesionados que aún conservaban cierto grado de cultura superior.
80:4.5 (893.1) Cuando los recios jinetes anditas hicieron su aparición en el sexto y séptimo milenio antes de Cristo, el mundo habitado llevaba diez mil años de escaso progreso cultural fuera de China y la región del Éufrates. A su paso hacia el oeste a través de las llanuras rusas, absorbiendo lo mejor del hombre azul y exterminando lo peor, se mezclaron con él en un solo pueblo. Fueron los ancestros de las llamadas razas nórdicas, los antepasados de los pueblos escandinavo, germano y anglosajón.
80:4.6 (893.2) Las cepas azules superiores no tardaron en ser enteramente absorbidas por los anditas en todo el norte de Europa. Solo en Laponia (y hasta cierto punto en Bretaña) los antiguos andonitas conservaron al menos una apariencia de identidad.
80:5.1 (893.3) Las tribus del norte de Europa habían sido reforzadas y mejoradas continuamente por el flujo permanente de mesopotámicos que emigraban a través del Turquestán y el sur de Rusia, de modo que cuando las últimas oleadas de la caballería andita barrieron Europa había ya más habitantes con herencia andita en esta región que en todo el resto del mundo.
80:5.2 (893.4) Durante tres mil años el cuartel general militar de los anditas del norte estuvo en Dinamarca. Desde este punto central salieron las oleadas sucesivas de conquista, que se iban volviendo cada vez más blancas y menos anditas a medida que el paso de los siglos presenciaba la fusión final de los conquistadores mesopotámicos con los pueblos conquistados.
80:5.3 (893.5) El hombre azul había sido absorbido en el norte y acabó sucumbiendo ante la caballería blanca que penetraba hacia el sur, pero las tribus de raza blanca mestiza se toparon en su avance con la tenaz y prolongada resistencia de los cromañones. Gracias a su inteligencia superior y al crecimiento constante de sus reservas biológicas, los invasores acabaron borrando de la existencia a la raza más antigua.
80:5.4 (893.6) Las batallas decisivas entre el hombre blanco y el hombre azul se libraron en el valle del Somme donde la flor y nata de la raza azul se opuso encarnizadamente al avance hacia el sur de los anditas. Durante más de quinientos años estos cromañoides lograron defender sus territorios antes de sucumbir a la superior estrategia militar de los invasores blancos. Thor, el comandante victorioso de los ejércitos del norte en la batalla final del Somme, se convirtió en el héroe de las tribus blancas del norte, y algunas de ellas lo veneraron más tarde como un dios.
80:5.5 (893.7) Las plazas fuertes del hombre azul que más persistieron estaban en el sur de Francia, pero la última gran resistencia militar fue superada a lo largo del Somme. La conquista posterior se llevó a cabo por penetración comercial, presión de la población a lo largo de los ríos y matrimonios continuos entre individuos superiores junto con la exterminación sistemática de los inferiores.
80:5.6 (893.8) Cuando el consejo tribal de los ancianos anditas declaraba inepto a un cautivo inferior, lo entregaba mediante una elaborada ceremonia a los sacerdotes chamanes que lo escoltaban hasta el río donde le practicaban el rito de iniciación a los «felices campos de caza», es decir, lo ahogaban. De este modo exterminaban los invasores blancos de Europa a todos los pueblos que encontraban en su camino cuando no los absorbían directamente en sus propias filas, y así acabaron rápidamente con el hombre azul.
80:5.7 (893.9) El hombre azul cromañoide constituyó el fundamento biológico de las razas europeas modernas, pero solo ha sobrevivido en la medida en que fue absorbido por los viriles conquistadores posteriores de sus tierras natales. La cepa azul aportó muchos rasgos de robustez y vigor físico a las razas blancas de Europa, pero el humor y la imaginación de los pueblos europeos mezclados provenían de los anditas. Esta unión azul-andita, que originó las razas blancas del norte, provocó un deterioro inmediato de la civilización andita, aunque fue un retraso de naturaleza transitoria. La superioridad latente de estos bárbaros del norte acabaría por manifestarse y culminar en la civilización europea de hoy en día.
80:5.8 (894.1) El año 5000 a. C., las razas blancas en vías de evolución dominaban todo el norte de Europa, incluyendo el norte de Alemania, el norte de Francia y las islas británicas. Europa central estuvo controlada durante algún tiempo por el hombre azul y por los andonitas de cabeza redonda. Estos últimos estaban situados principalmente en el valle del Danubio y nunca fueron desplazados del todo por los anditas.
80:6.1 (894.2) A partir de la época de las últimas emigraciones anditas, la cultura decayó en el valle del Éufrates y el centro inmediato de civilización se desplazó al valle del Nilo. Egipto sucedió a Mesopotamia como sede del grupo más avanzado del planeta.
80:6.2 (894.3) El valle del Nilo empezó a inundarse un poco antes que los valles de Mesopotamia, pero salió mejor parado. Este infortunio inicial estuvo más que compensado por la corriente continua de inmigrantes anditas, de forma que la cultura de Egipto, aunque en realidad provenía de la región del Éufrates, pareció tomar la delantera. En el año 5000 a. C., durante el periodo de inundaciones en Mesopotamia, había siete grupos distintos de seres humanos en Egipto, y todos salvo uno venían de Mesopotamia.
80:6.3 (894.4) Cuando se produjo el último éxodo desde el valle del Éufrates, Egipto tuvo la fortuna de captar a muchos de los artistas y artesanos más diestros. Esos artesanos anditas se encontraban a gusto porque estaban perfectamente familiarizados con la vida fluvial, las inundaciones, los riegos y las temporadas secas. Apreciaban la ubicación protegida del valle del Nilo, donde estaban mucho menos expuestos a incursiones y ataques hostiles que a orillas del Éufrates. Contribuyeron considerablemente al progreso de la metalurgia entre los egipcios. En Egipto trabajaban el mineral de hierro procedente del monte Sinaí en vez del de las regiones del mar Negro.
80:6.4 (894.5) Los egipcios reunieron muy pronto a sus deidades municipales en un intrincado sistema nacional de dioses. Desarrollaron una extensa teología y tuvieron un clero igualmente extenso aunque gravoso. Algunos líderes intentaron revitalizar los vestigios de las primeras enseñanzas religiosas de los setitas, pero sus empeños no arraigaron. Los anditas fueron los autores de las primeras estructuras de piedra que se construyeron en Egipto. La primera pirámide de piedra y la más bella de todas fue erigida por Imhotep, un genio andita de la arquitectura, durante su mandato como primer ministro. Los edificios anteriores eran de ladrillo, y aunque ya se habían levantado muchas estructuras de piedra en distintas partes del mundo, esta fue la primera en Egipto. Sin embargo, el arte de la construcción entró en continua decadencia desde los días de este gran arquitecto.
80:6.5 (894.6) Este periodo de esplendor cultural se vio bruscamente interrumpido por guerras internas a lo largo del Nilo y el país no tardó en ser invadido, como lo había sido Mesopotamia, por las tribus inferiores de la inhóspita Arabia y por los negros del sur. A raíz de estas invasiones el progreso social retrocedió imparablemente durante más de quinientos años.
80:7.1 (895.1) Mientras la cultura decaía en Mesopotamia una civilización superior persistió durante algún tiempo en las islas del Mediterráneo oriental.
80:7.2 (895.2) Hacia el año 12 000 a. C. una brillante tribu de anditas emigró a Creta. Esta fue la única isla colonizada tan pronto por un grupo tan superior, y pasaron casi dos mil años antes de que los descendientes de estos marineros se extendieran por las islas vecinas. Este grupo era el de los anditas de cabeza estrecha y menor estatura, que se habían casado con la rama vanita de los noditas del norte. Todos medían menos de un metro ochenta y habían sido expulsados literalmente del continente por sus compañeros más altos aunque inferiores. Estos emigrantes a Creta eran expertos en trabajar los textiles, los metales, la alfarería, la fontanería y la piedra como material de construcción. Utilizaban la escritura y vivían de la agricultura y el pastoreo.
80:7.3 (895.3) Casi dos mil años después de la colonización de Creta un grupo de descendientes de Adamson llegó a Grecia por las islas del norte. Eran de elevada estatura y venían casi directamente de su lugar de origen situado en las tierras altas del norte de Mesopotamia. Estos progenitores de los griegos fueron conducidos hacia el oeste por Sato, un descendiente directo de Adamson y Ratta.
80:7.4 (895.4) El grupo que terminó asentándose en Grecia constaba de trescientas setenta y cinco personas selectas y superiores que representaban el final de la segunda civilización adamsonita. Estos hijos más tardíos de Adamson eran portadores de las cepas entonces más valiosas de las razas blancas emergentes. Su nivel intelectual era alto, y desde el punto de vista físico eran los hombres más hermosos del mundo desde los días del primer Edén.
80:7.5 (895.5) Grecia y las islas egeas sucedieron muy pronto a Mesopotamia y Egipto como centro occidental del comercio, el arte y la cultura. Y tal como había ocurrido en Egipto, prácticamente todo el arte y la ciencia del mundo egeo procedían una vez más de Mesopotamia, salvo la cultura de los precursores adamsonitas de los griegos. Todo el arte y el genio de este pueblo más tardío es legado directo de la posteridad de Adamson, el primer hijo de Adán y Eva, y su extraordinaria segunda esposa, una descendiente directa en línea ininterrumpida del equipo nodita puro del príncipe Caligastia. No es de extrañar, pues, que los griegos tuvieran tradiciones mitológicas que remontaban su origen directamente a dioses y seres sobrehumanos.
80:7.6 (895.6) La región egea pasó por cinco etapas culturales distintas cada una menos espiritual que la anterior y poco después, la última era de gloria artística se hundiría bajo el peso de los mediocres y prolíficos descendientes de los esclavos danubianos importados por las generaciones posteriores de griegos.
80:7.7 (895.7) Durante esta edad alcanzó su apogeo en Creta el culto a la madre de los descendientes de Caín. Este culto glorificaba a Eva en la adoración de la «gran madre». Había imágenes de Eva por todas partes. Se erigieron miles de santuarios públicos por toda Creta y Asia Menor. Este culto a la madre perduró hasta los tiempos de Cristo y fue incorporado más tarde a la primera religión cristiana bajo el atuendo de la glorificación y adoración a María, la madre de Jesús en la tierra.
80:7.8 (895.8) En torno al año 6500 a. C. la herencia espiritual de los anditas estaba en claro declive. Los descendientes de Adán, ya muy dispersos, habían sido prácticamente devorados por las razas humanas más antiguas y numerosas. Esta decadencia de la civilización andita, unida a la desaparición de sus criterios religiosos, dejó a las razas espiritualmente empobrecidas del mundo en un estado deplorable.
80:7.9 (896.1) El año 5000 a. C. las tres cepas más puras de los descendientes de Adán estaban en Sumeria, el norte de Europa y Grecia. Toda Mesopotamia se iba deteriorando lentamente por la afluencia de razas mestizas y más oscuras desde Arabia, y la llegada de estos pueblos inferiores contribuyó aún más a la dispersión del residuo biológico y cultural de los anditas. Los más aventureros salieron en masa de todo el Creciente Fértil hacia las islas del oeste. Estos emigrantes cultivaban tanto cereales como hortalizas y llevaban consigo animales domesticados.
80:7.10 (896.2) Hacia el año 5000 a. C. un importante contingente de mesopotámicos progresistas salió del valle del Éufrates y se estableció en la isla de Chipre. Esta civilización fue exterminada unos dos mil años más tarde por las hordas bárbaras del norte.
80:7.11 (896.3) Otra gran colonia se asentó en el Mediterráneo cerca del emplazamiento posterior de Cartago. Numerosos anditas entraron en España desde el norte de África y se mezclaron más tarde en Suiza con sus hermanos que habían llegado antes a Italia desde las islas egeas.
80:7.12 (896.4) Cuando la decadencia cultural de Mesopotamia se reprodujo en Egipto, muchas de las familias más capaces y avanzadas huyeron a Creta y contribuyeron a enriquecer la ya avanzada civilización cretense. Y cuando más adelante la llegada de grupos inferiores procedentes de Egipto amenazó la civilización de Creta, las familias más cultas salieron en dirección oeste hasta Grecia.
80:7.13 (896.5) Los griegos no solo fueron grandes educadores y artistas, fueron también los mejores comerciantes y colonizadores del mundo. Antes de sucumbir al alud de inferioridad que acabó sepultando su arte y su comercio, consiguieron establecer tantos puestos avanzados de cultura en el oeste que muchos de los adelantos de la primera civilización griega perduraron en los pueblos posteriores del sur de Europa y muchos descendientes mestizos de esos adamsonitas se incorporaron a las tribus de las tierras continentales adyacentes.
80:8.1 (896.6) Los pueblos anditas del valle del Éufrates emigraron al norte de Europa, donde se mezclaron con los hombres azules, y al oeste hacia las regiones mediterráneas, donde se combinaron con los restos de los ya mezclados saharianos y con los hombres azules del sur. Estas dos ramas de la raza blanca estaban y siguen estando ampliamente separadas por los supervivientes montañeses de cabeza ancha de las primeras tribus andonitas que llevaban mucho tiempo poblando las regiones centrales.
80:8.2 (896.7) Estos descendientes de Andon estaban dispersos por la mayoría de las regiones montañosas del centro y sudeste de Europa. Eran reforzados con frecuencia por inmigrantes procedentes de Asia Menor donde su número era considerable. Los antiguos hititas provenían directamente de la estirpe andonita; su piel clara y su cabeza ancha eran típicas de esta raza. Esta cepa la portaban los antepasados de Abraham y contribuyó mucho al aspecto facial característico de sus descendientes judíos posteriores. La cultura y la religión de estos judíos procedían de los anditas, aunque no así su lengua, que era claramente andonita.
80:8.3 (897.1) Las tribus que vivían en casas construidas sobre pilotes o pilares de troncos en los lagos de Italia, Suiza y el sur de Europa constituían la avanzada expansiva de las emigraciones africana, egea y, sobre todo, danubiana.
80:8.4 (897.2) Los danubianos eran pastores y agricultores andonitas que habían entrado en Europa por la península balcánica y avanzaban lentamente hacia el norte por el valle del Danubio. Eran alfareros, cultivaban la tierra y preferían vivir en los valles. El asentamiento danubiano más septentrional estaba en Lieja, en Bélgica. Estas tribus se degradaron rápidamente a medida que se fueron alejando del centro y fuente de su cultura. Su mejor cerámica es la que fabricaron en los asentamientos más antiguos.
80:8.5 (897.3) Los danubianos se convirtieron al culto a la madre por influencia de los misioneros de Creta. Estas tribus se amalgamaron más tarde con grupos de marineros andonitas llegados en barco desde la costa de Asia Menor, y que también adoraban a la madre. Gran parte de Europa central fue colonizada pronto por estas razas blancas mestizas de cabeza ancha que practicaban el culto a la madre y el rito religioso de incinerar a los muertos, pues los adoradores de la madre acostumbraban a quemar a sus muertos en cabañas de piedra.
80:9.1 (897.4) Hacia el final de las emigraciones anditas las mezclas raciales de Europa se habían generalizado en las tres razas blancas siguientes:
80:9.2 (897.5) 1. La raza blanca del norte. Esta raza llamada nórdica consistía básicamente en la unión del hombre azul con el andita, pero contenía también una cantidad importante de sangre andonita y cantidades menores de sangre sangik roja y amarilla. Por lo tanto la raza blanca del norte contenía las cuatro estirpes humanas más deseables, aunque su herencia principal provenía del hombre azul. El típico nórdico primitivo era alto, rubio y tenía la cabeza alargada, pero hace mucho tiempo que esta raza se mezcló por completo con todas las ramas de los pueblos blancos.
80:9.3 (897.6) La cultura primitiva que los invasores nórdicos encontraron en Europa era fruto de la mezcla de los danubianos en vías de regresión con los hombres azules. Las culturas nórdico-danesa y andonita-danubiana se encontraron y mezclaron en el Rin, como queda atestiguado por la existencia de dos grupos raciales en la Alemania de hoy.
80:9.4 (897.7) Los nórdicos siguieron comerciando con el ámbar de la costa báltica y establecieron importantes intercambios con los danubianos de cabeza ancha a través del paso de Brenner. Este frecuente contacto con los habitantes del Danubio indujo a los hombres del norte a adoptar el culto a la madre, y durante varios miles de años la incineración de los muertos estuvo prácticamente generalizada en Escandinavia. Esto explica por qué no se pueden encontrar restos de las primeras razas blancas —solo sus cenizas en urnas de piedra y arcilla— a pesar de estar enterrados por toda Europa. Estos hombres blancos construían también viviendas, nunca vivieron en cuevas, y este es otro de los motivos de que existan tan pocas pruebas de la primera cultura del hombre blanco. En cambio la cultura anterior de los cromañoides se ha podido conservar al estar bien protegida en cuevas y grutas. Sea como fuere, encontramos un día en el norte de Europa la cultura primitiva de los danubianos en vías de regresión mezclados con el hombre azul, y al siguiente aparece de pronto un hombre blanco inmensamente superior.
80:9.5 (897.8) 2. La raza blanca central. Aunque este grupo contiene cepas azules, amarillas y anditas, es predominantemente andonita. Es gente morena y fornida, de cabeza ancha y baja estatura. Están insertados entre las razas nórdica y mediterránea como una cuña cuya amplia base se ubica en Asia y cuyo vértice penetra hasta el este de Francia.
80:9.6 (898.1) Durante casi veinte mil años los anditas habían empujado a los andonitas a adentrarse cada vez más en el norte de Asia central. El año 3000 a. C. la creciente aridez estaba obligando a esos andonitas a volver al Turquestán. Este empuje andonita hacia el sur continuó durante más de mil años, y tras dividirse para rodear los mares Caspio y Negro, penetraron en Europa por Ucrania y por los Balcanes. Entre estos invasores estaban los últimos grupos de descendientes de Adamson, y durante la segunda mitad del periodo de invasión llegaron también muchos anditas iraníes y muchos descendientes de los sacerdotes setitas.
80:9.7 (898.2) El año 2500 a. C. el empuje hacia el oeste de los andonitas alcanzó Europa. Esta invasión de toda Mesopotamia, Asia Menor y la cuenca del Danubio por los bárbaros de las colinas de Turquestán constituyó el revés cultural más grave y duradero de todos los sufridos hasta entonces. Los invasores andonizaron definitivamente el carácter de las razas centroeuropeas, que han seguido siendo desde entonces característicamente alpinas.
80:9.8 (898.3) 3. La raza blanca del sur. Esta raza morena mediterránea era una mezcla de anditas y hombres azules con una cepa andonita menor que en el norte. Este grupo absorbió también una cantidad considerable de sangre sangik secundaria a través de los saharianos. En tiempos posteriores esta rama sur de la raza blanca recibió una fuerte aportación andita procedente del Mediterráneo oriental.
80:9.9 (898.4) Sin embargo, las regiones costeras del Mediterráneo no se poblaron de anditas hasta la época de las grandes invasiones nómadas del año 2500 a. C. Durante los siglos en que las regiones del Mediterráneo oriental estuvieron invadidas por los nómadas, el tránsito y el comercio por vía terrestre quedaron prácticamente paralizados. Esta obstrucción del transporte terrestre provocó la gran expansión del tráfico y el comercio por mar. El comercio marítimo del Mediterráneo estaba en pleno apogeo hace unos cuatro mil quinientos años, y este desarrollo del tráfico marítimo trajo consigo una expansión repentina de los descendientes de los anditas por todas las costas de la cuenca mediterránea.
80:9.10 (898.5) Estas mezclas raciales sentaron los cimientos de la raza europea del sur, la más mezclada de todas. Esta raza ha recibido nuevas incorporaciones desde esos días, en particular de las gentes azul-amarillo-anditas de Arabia. De hecho, esta raza mediterránea está tan mezclada con los pueblos circundantes que es prácticamente imposible de diferenciar como tipo aparte, pero en general sus miembros son morenos, de cabeza alargada y baja estatura.
80:9.11 (898.6) Aunque en el norte los hombres azules fueron obliterados por los anditas mediante guerras y matrimonios, sobrevivieron en mayor número en el sur. Los vascos y los bereberes representan el vestigio de dos ramas de esta raza, pero incluso estos pueblos se han mezclado a fondo con los saharianos.
80:9.12 (898.7) Este era el cuadro de la mezcla de razas en Europa central hacia el año 3000 a. C. Los tipos superiores llegaron a mezclarse a pesar del fracaso parcial de Adán y Eva.
80:9.13 (898.8) Por aquellos tiempos la Nueva Edad de Piedra se solapaba ya con la incipiente Edad del Bronce. En Escandinavia era la Edad del Bronce asociada con el culto a la madre. En el sur de Francia y en España era la Nueva Edad de Piedra asociada con el culto al sol. En esa época se construyeron templos solares circulares sin techo. Las razas blancas europeas se dedicaban activamente a la construcción y les gustaba levantar grandes piedras en homenaje al Sol como lo harían más tarde sus descendientes en Stonehenge. La moda del culto al Sol indica que fue un periodo agrícola floreciente en el sur de Europa.
80:9.14 (899.1) Las supersticiones de esta era relativamente reciente de adoración al Sol han perdurado hasta el día de hoy en la cultura popular de Bretaña. Aunque fueron cristianizados hace más de mil quinientos años, estos bretones siguen conservando amuletos de la Nueva Edad de Piedra contra el mal de ojo. Siguen manteniendo piedras del trueno en las chimeneas para protegerse contra los rayos. Los bretones no se mezclaron nunca con los nórdicos escandinavos. Son los supervivientes de los habitantes andonitas originales del oeste de Europa mezclados con la estirpe mediterránea.
80:9.15 (899.2) Sería falaz pretender clasificar a los pueblos blancos en nórdicos, alpinos y mediterráneos. Ha habido demasiadas mezclas como para dar credibilidad a semejante agrupamiento. En su día hubo una división relativamente bien definida de la raza blanca en estos tres grupos, pero desde entonces se han producido mezclas generalizadas que impiden identificar estas distinciones con una mínima claridad. Ya en el año 3000 a. C. no había más unidad racial entre los antiguos grupos sociales de la que existe hoy entre los habitantes de América del Norte.
80:9.16 (899.3) La cultura europea siguió creciendo y entremezclándose en cierta medida durante cinco mil años, pero la barrera del idioma impidió la plena reciprocidad entre las diversas naciones occidentales. Durante el pasado siglo esta cultura ha tenido su mejor oportunidad de mezclarse en la población cosmopolita de América del Norte. El futuro de este continente estará determinado por la calidad de los factores raciales que se permita incorporar a su población presente y futura, así como por el nivel de cultura social que se mantenga.
80:9.17 (899.4) [Presentado por un arcángel de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 81
81:0.1 (900.1) A PESAR de los altibajos que trajo consigo el malogro de los planes de mejoramiento del mundo proyectados en las misiones de Caligastia y de Adán, la evolución orgánica básica de la especie humana siguió llevando a las razas hacia adelante en la escala del progreso humano y del desarrollo racial. Es posible retrasar la evolución, pero no detenerla.
81:0.2 (900.2) La influencia de la raza violeta, aunque menos numerosa de lo planeado, produjo un avance en la civilización desde los días de Adán muy superior al progreso realizado por la humanidad en toda su existencia anterior de casi un millón de años.
81:1.1 (900.3) Durante unos treinta y cinco mil años después de los días de Adán la cuna de la civilización estuvo en el sudoeste de Asia. Se extendía desde el valle del Nilo hacia el este y ligeramente hacia el norte a través del norte de Arabia, pasaba por Mesopotamia e incluía el Turquestán. El clima fue el factor decisivo para el establecimiento de la civilización en esa zona.
81:1.2 (900.4) Fueron los grandes cambios climáticos y geológicos del norte de África y el oeste de Asia los que pusieron fin a las primeras emigraciones de los adanitas, pues la expansión del Mediterráneo les bloqueó el paso hacia Europa y desvió la corriente migratoria hacia el norte y el este hasta el Turquestán. Estas elevaciones de tierra y los cambios climáticos asociados concluyeron hacia el año 15 000 a. C., y para entonces la civilización languidecía en un punto muerto mundial salvo en lo que respecta a los fermentos culturales y las reservas biológicas de los anditas. Pero estos seguían confinados al este por las montañas de Asia y al oeste por la expansión de los bosques en Europa.
81:1.3 (900.5) La evolución climática estaba a punto de lograr lo que ningún otro factor había conseguido hasta entonces: obligar al hombre eurasiático a abandonar la caza por actividades agrícolas y ganaderas más avanzadas. La evolución podrá ser lenta, pero es enormemente efectiva.
81:1.4 (900.6) El hecho muy frecuente de que los primeros agricultores emplearan esclavos hizo que el labrador fuera menospreciado en su día por cazadores y pastores. La agricultura se consideró durante mucho tiempo como una actividad inferior, de ahí la idea de que el trabajo de la tierra es una maldición cuando es la más grande de todas las bendiciones. Incluso en tiempos de Caín y Abel los sacrificios de ganado se tenían en mayor estima que las ofrendas de la agricultura.
81:1.5 (900.7) La evolución del hombre de cazador a agricultor se produce normalmente tras una etapa de transición como pastor. Esto ocurría también entre los anditas, aunque en muchos casos la exigencia evolutiva de la necesidad climática hizo que tribus enteras pasaran directamente de cazadores a prósperos agricultores. Pero este fenómeno de transición directa de la caza al cultivo de la tierra solo se dio en las regiones donde la mezcla racial contenía una importante proporción de sangre violeta.
81:1.6 (901.1) Al observar la germinación de semillas humedecidas accidentalmente o puestas en las tumbas como alimento para los difuntos, los pueblos evolutivos (en especial los chinos) aprendieron pronto a plantar semillas y cosechar sus frutos. Pero por todo el suroeste de Asia, en los fértiles lechos fluviales y las llanuras adyacentes, los anditas estaban aplicando las técnicas agrícolas perfeccionadas que habían heredado de sus antepasados, dedicados en su día a la agricultura y la horticultura dentro de los límites del segundo jardín.
81:1.7 (901.2) Durante miles de años los descendientes de Adán habían cultivado en todas las tierras altas de la frontera superior de Mesopotamia las variedades de trigo y cebada tal como habían sido mejoradas en el Jardín. Allí se encontraban, comerciaban y se relacionaban socialmente los descendientes de Adán y de Adamson.
81:1.8 (901.3) Como consecuencia de estos cambios forzosos de las condiciones de vida, una parte importante de la raza humana adoptó un régimen de alimentación omnívoro. La dieta combinada de trigo, arroz y hortalizas con la carne de los rebaños marcó un gran paso hacia adelante en la salud y el vigor de esos pueblos antiguos.
81:2.1 (901.4) El crecimiento de la cultura se basa en el desarrollo de los instrumentos de civilización. Los instrumentos que el hombre utilizó en su ascenso desde el salvajismo fueron efectivos en la medida exacta en que liberaron las capacidades humanas de llevar a cabo tareas más elevadas.
81:2.2 (901.5) Vosotros que vivís ahora en un entorno de cultura en ciernes y de progreso incipiente en materia social, que incluso tenéis algo de tiempo libre para pensar sobre la sociedad y la civilización, no debéis perder de vista que vuestros antepasados primitivos tenían poco o ningún tiempo de ocio que dedicar a la reflexión seria y al pensar social.
81:2.3 (901.6) Los cuatro primeros grandes avances de la civilización humana fueron:
81:2.4 (901.7) 1. El dominio del fuego.
81:2.5 (901.8) 2. La domesticación de los animales.
81:2.6 (901.9) 3. La esclavización de los cautivos.
81:2.7 (901.10) 4. La propiedad privada.
81:2.8 (901.11) Aunque el fuego, el primer gran descubrimiento, acabaría por abrir las puertas del mundo científico, tuvo poco valor en ese sentido para el hombre primitivo que se negaba a aceptar la existencia de causas naturales para los fenómenos ordinarios.
81:2.9 (901.12) Al preguntarse de dónde venía el fuego, la sencilla historia de Andon y el pedernal pronto fue sustituida por la leyenda de que un tal Prometeo lo había robado del cielo. Los antiguos buscaban una explicación sobrenatural para todos los fenómenos naturales que superaran el alcance de su comprensión personal, y muchos modernos siguen haciendo lo mismo. La despersonalización de los llamados fenómenos naturales ha costado muchos siglos y aún no ha terminado. Pero la búsqueda decidida, sincera y audaz de las verdaderas causas dio origen a la ciencia moderna: transformó la astrología en astronomía, la alquimia en química y la magia en medicina.
81:2.10 (901.13) En la edad premecánica el único modo que tenía el hombre de hacer un trabajo sin ejecutarlo personalmente era utilizar un animal. La domesticación de animales puso en sus manos herramientas vivas cuyo uso inteligente preparó el camino tanto para la agricultura como para el transporte. Sin estos animales el hombre no se hubiera podido elevar desde su estado primitivo hasta los niveles de la civilización posterior.
81:2.11 (902.1) La mayoría de los animales más aptos para la domesticación se encontraban en Asia, sobre todo en las regiones del centro y el suroeste. Esta fue una de las razones de que la civilización progresara más rápidamente allí que en otras partes del mundo. Muchos de esos animales habían sido domesticados ya dos veces con anterioridad y volvieron a ser domados en la edad andita. En cambio el perro llevaba con los cazadores desde que fuera adoptado muchísimo antes por el hombre azul.
81:2.12 (902.2) Los anditas del Turquestán fueron los primeros en domesticar grandes cantidades de caballos, y esta es otra de las causas del largo predominio de su cultura. Hacia el año 5000 a. C. los campesinos de Mesopotamia, el Turquestán y China habían empezado a criar ovejas, cabras, vacas, camellos, caballos, aves de corral y elefantes. Empleaban como bestias de carga el buey, el camello, el caballo y el yak. El hombre mismo fue bestia de carga en su día. Un jefe de la raza azul llegó a tener una colonia de porteadores de cargas de cien mil hombres.
81:2.13 (902.3) Las instituciones de la esclavitud y la propiedad privada de la tierra aparecieron con la agricultura. La esclavitud elevó el nivel de vida del amo y le proporcionó más tiempo libre para la cultura social.
81:2.14 (902.4) El salvaje es esclavo de la naturaleza, pero la civilización científica está confiriendo poco a poco una mayor libertad a la humanidad. Gracias a los animales, el fuego, el viento, el agua, la electricidad y otras fuentes de energía no descubiertas, el hombre se ha liberado y seguirá liberándose de la necesidad de trabajar sin descanso. A pesar de las dificultades transitorias asociadas a la prolífica invención de maquinaria, los beneficios últimos que se derivarán de esos inventos mecánicos son inestimables. La civilización no puede florecer nunca, ni mucho menos establecerse, hasta que el hombre no llega a tener tiempo libre para pensar, planear e imaginar maneras nuevas y mejores de hacer las cosas.
81:2.15 (902.5) Al principio el hombre se apropiaba simplemente de su refugio, vivía bajo cornisas de roca o se alojaba en cuevas. Luego adaptó materiales naturales como la madera y la piedra para fabricar sus cabañas familiares. Por último entró en la etapa creativa de la construcción de casas, aprendió a fabricar ladrillos y otros materiales de construcción.
81:2.16 (902.6) Entre las razas más modernas, los habitantes de las tierras altas del Turquestán fueron los primeros en construir viviendas de madera no muy distintas de las primeras cabañas de troncos de los pioneros norteamericanos. En todas las planicies las viviendas humanas eran de adobe, y más tarde de ladrillo cocido.
81:2.17 (902.7) Las razas fluviales más antiguas fabricaban sus cabañas clavando un círculo de palosaltos en el suelo; luego juntaban los extremos superiores para formar el armazón de la cabaña y lo entrelazaban con juncos transversales, de modo que el conjunto parecía a una enorme cesta invertida. Esta estructura se podía recubrir de arcilla, y una vez secada al sol, constituía una vivienda muy funcional a prueba de la intemperie.
81:2.18 (902.8) A partir estas primeras cabañas surgirían de forma independiente todos los diseños posteriores de cestería. La idea de hacer cerámica se originó cuando uno de estos grupos observó los efectos de recubrir de arcilla húmeda los armazones de palos. La práctica de endurecer la cerámica al calor se descubrió cuando una de esas cabañas primitivas recubiertas de arcilla ardió por accidente. Las artes de antaño provenían muchas veces de acontecimientos fortuitos en el día a día de los primeros pueblos. Esto se puede afirmar con casi total certeza sobre el progreso evolutivo de la humanidad al menos hasta la llegada de Adán.
81:2.19 (903.1) Hace aproximadamente medio millón de años el equipo del Príncipe introdujo la alfarería, aunque luego los recipientes de arcilla dejaron de fabricarse casi por completo durante un periodo de más de ciento cincuenta mil años. Los únicos que siguieron fabricándolos fueron los noditas presumerios de la costa del golfo. El arte de la alfarería revivió durante los tiempos de Adán. La difusión de este arte coincidió con la ampliación de las zonas desérticas de África, Arabia y Asia central, y se propagó en oleadas sucesivas desde Mesopotamia a todo el hemisferio oriental con técnicas cada vez más perfeccionadas.
81:2.20 (903.2) No siempre se puede seguir el rastro de estas civilizaciones de la edad andita por las etapas de su alfarería o de sus otras artes. Los regímenes tanto de Dalamatia como del Edén complicaron enormemente el transcurso uniforme de la evolución humana. Se observa con frecuencia que las vasijas y utensilios más recientes son inferiores a los primeros productos de los pueblos anditas más puros.
81:3.1 (903.3) En torno al año 12 000 a. C. se inició la fase de destrucción climática de las ricas praderas abiertas de caza y pasto del Turquestán que obligó a los hombres de esas regiones a recurrir a nuevas formas de producción y desarrollar manufacturas rudimentarias. Algunos se dedicaron a la cría de rebaños domesticados, otros se hicieron agricultores o recolectores de alimentos del medio acuático, pero los anditas de tipo intelectual superior decidieron aventurarse en el comercio y la manufactura. Se hizo incluso costumbre que tribus enteras se dedicaran al desarrollo de una única industria. Desde el valle del Nilo hasta el Hindú Kush y desde el Ganges hasta el río Amarillo, el cultivo del suelo se convirtió en la ocupación principal de las tribus superiores, con el comercio como actividad complementaria.
81:3.2 (903.4) El auge del mercadeo y de las manufacturas transformadoras de materias primas en diversos productos comerciales jugó un papel decisivo en la aparición de las primeras comunidades semipacíficas que tanto contribuyeron a la difusión de la cultura y las artes de la civilización. Antes de la generalización del comercio a nivel mundial las comunidades sociales eran tribales, es decir, grupos familiares ampliados. Gracias a los intercambios comerciales los distintos tipos de seres humanos empezaron a fraternizar, lo que aceleró la interacción vitalizadora entre culturas.
81:3.3 (903.5) La era de las ciudades independientes empezó a alborear hace unos doce mil años. Esas ciudades primitivas comerciantes y manufactureras estaban siempre rodeadas de zonas agrícolas y ganaderas. Si bien es cierto que la elevación del nivel de vida promovió la industria, no os llaméis a engaño sobre los refinamientos de la primera vida urbana. Las primeras razas no eran precisamente limpias ni aseadas, de modo que el suelo de una comunidad primitiva media solía elevarse en torno al medio metro cada veinticinco años por mera acumulación de basura y suciedad. Algunas de esas ciudades de antaño se elevaban también muy pronto por encima del terreno circundante porque las cabañas de barro no cocido duraban poco y solían construir las nuevas viviendas directamente sobre las ruinas de las viejas.
81:3.4 (903.6) El uso generalizado de los metales fue característico de esta era de las primeras ciudades industriales y comerciales. Ya habéis descubierto en el Turquestán una cultura del bronce anterior al año 9000 a. C., y los anditas aprendieron pronto a trabajar el hierro, el oro y el cobre. Pero lejos de los centros de civilización más avanzados las condiciones eran muy distintas. Las edades de Piedra, del Bronce y del Hierro no fueron periodos bien diferenciados sino que coexistieron en las diversas localidades.
81:3.5 (904.1) El oro fue el primer metal que buscó el hombre; era fácil de trabajar y al principio se utilizaba solo como adorno. Luego se empezó a utilizar el cobre, aunque su uso no se generalizó hasta que se mezcló con el estaño y se obtuvo un metal más duro: el bronce. El descubrimiento de la aleación de cobre y estaño para hacer bronce se debe a un adamsonita del Turquestán cuya mina de cobre de las tierras altas estaba casualmente junto a un yacimiento de estaño.
81:3.6 (904.2) Con la aparición de una industria incipiente y una manufactura rudimentaria, el comercio se convirtió pronto en el principal medio de difusión de la civilización cultural. La apertura de rutas comerciales tanto terrestres como marítimas facilitó enormemente los viajes, la mezcla de culturas y la fusión de civilizaciones. Hacia el año 5000 a. C. el caballo era de uso común en todas las tierras civilizadas y semicivilizadas. Estas razas más recientes no solo tenían caballos domesticados sino también varios tipos de carros y carretas. La rueda se llevaba utilizando desde mucho tiempo atrás, pero fue entonces cuando se generalizó el empleo de vehículos de ruedas tanto para el comercio como para la guerra.
81:3.7 (904.3) El comerciante viajero y el explorador itinerante hicieron más por el avance de la civilización histórica que todas las demás influencias juntas. Las conquistas militares, la colonización y las empresas misioneras promovidas por las religiones posteriores fueron también factores de difusión de la cultura, pero todos menos eficaces que las relaciones comerciales cada vez más impulsadas por el rápido desarrollo de las artes y ciencias de la industria.
81:3.8 (904.4) La inyección de la estirpe adánica en las razas humanas no solo aceleró la marcha de la civilización sino que estimuló en gran manera su tendencia a la aventura y la exploración. Este afán impulsó a los prolíficos descendientes mestizos de los anditas a ocupar rápidamente la mayor parte de Eurasia y del norte de África.
81:4.1 (904.5) En los albores de los tiempos históricos toda Eurasia, el norte de África y las islas del Pacífico están pobladas por las razas compuestas de la humanidad. Estas razas de hoy provienen de la mezcla y remezcla de las cinco estirpes humanas básicas de Urantia.
81:4.2 (904.6) Cada una de las razas de Urantia se identificaba por ciertas características físicas distintivas. Los adanitas y los noditas tenían la cabeza alargada; los andonitas eran de cabeza ancha. Las razas sangik tenían cabezas medianas, aunque los hombres amarillos y azules tendían a ser de cabeza ancha. Las cabezas anchas eran características de la mezcla de las razas azules con la estirpe andonita. Los sangik secundarios tenían cabezas entre medianas y alargadas.
81:4.3 (904.7) Aunque estas dimensiones del cráneo son útiles para descifrar los orígenes raciales, el esqueleto completo es mucho más fiable. En el desarrollo inicial de las razas de Urantia había originalmente cinco tipos de estructura esquelética bien diferenciados:
81:4.4 (904.8) 1. Andónico, los aborígenes de Urantia.
81:4.5 (904.9) 2. Sangik primario, rojo, amarillo y azul.
81:4.6 (904.10) 3. Sangik secundario, naranja, verde e índigo.
81:4.7 (904.11) 4. Noditas, los descendientes de los dalamatianos.
81:4.8 (904.12) 5. Adanitas, la raza violeta.
81:4.9 (904.13) Estos cinco grandes grupos raciales se entremezclaron a fondo, y en ese proceso de mezcla continua el tipo andonita se vio eclipsado por la herencia sangik dominante. Los lapones y los esquimales son mezclas de la raza andonita con la sangik azul. Su estructura esquelética es la que conserva mejor el tipo andónico aborigen. En cambio los adanitas y los noditas se han mezclado tanto con las otras razas que solo se pueden detectar como un tipo caucasoide generalizado.
81:4.10 (905.1) Por eso, al desenterrar los restos humanos de los últimos veinte mil años, será generalmente imposible distinguir con claridad los cinco tipos originales. El estudio de las estructuras esqueléticas mostrará que la humanidad está ahora dividida más o menos en tres clases:
81:4.11 (905.2) 1. La caucasoide: la mezcla andita de las estirpes nodita y adanita, modificada además por un aporte de la sangik primaria (y algo de la secundaria) y por un cruce andónico considerable. Se incluyen en este grupo las razas blancas occidentales junto con algunos pueblos hindúes y turanianos. El factor unificador de esta división es la proporción mayor o menor de herencia andita.
81:4.12 (905.3) 2. La mongoloide: el tipo sangik primario que incluye las razas originales roja, amarilla y azul. Los chinos y los amerindios pertenecen a este grupo. En Europa el tipo mongoloide ha sido modificado por la mezcla con el sangik secundario y el andónico, y todavía más por un aporte andita. Se incluyen en esta clasificación los malayos y otros pueblos indonesios, aunque contienen un alto porcentaje de sangre sangik secundaria.
81:4.13 (905.4) 3. La negroide: el tipo sangik secundario que incluía originalmente las razas naranja, verde e índigo. El negro es el mejor ejemplo de este tipo y se encuentra en África, la India e Indonesia en todos los lugares donde se establecieron las razas sangik secundarias.
81:4.14 (905.5) En el norte de China hay cierta mezcla de los tipos caucasoide y mongoloide; en el Levante los caucasoides y los negroides se han entremezclado; en la India, así como en América del Sur, están representados los tres tipos. Las características esqueléticas de los tres tipos supervivientes persisten aún y ayudan a identificar la ascendencia más reciente de las razas humanas de hoy en día.
81:5.1 (905.6) La evolución biológica y la civilización cultural no están necesariamente correlacionadas; en cualquier edad la evolución orgánica puede progresar sin obstáculos en plena decadencia cultural. Pero al examinar periodos largos de la historia humana se observa que la evolución y la cultura acaban relacionándose como causa y efecto. Aunque la evolución podría avanzar sin cultura, la civilización cultural no florece sin un trasfondo adecuado de progresión racial antecedente. Adán y Eva no introdujeron ningún arte de la civilización ajeno al progreso de la sociedad humana, pero la sangre adánica aumentó sin duda la aptitud inherente de las razas y aceleró el ritmo del desarrollo económico y el progreso industrial. El otorgamiento de Adán mejoró la capacidad cerebral de las razas y activó con ello considerablemente los procesos de la evolución natural.
81:5.2 (905.7) Gracias a la agricultura, la domesticación de animales y los progresos en arquitectura, la humanidad se fue liberando de los peores aspectos de la incesante lucha por la vida y empezó a buscar la manera de endulzar el proceso de vivir. A partir de entonces empezó a esforzarse por conseguir niveles cada vez más altos de bienestar material. Gracias a la industria y la manufactura, el hombre está aumentando gradualmente el contenido placentero de su vida mortal.
81:5.3 (906.1) Pero la sociedad cultural no es un gran club benéfico de privilegios heredados al que todos los hombres pertenecen por nacimiento de forma igualitaria y gratuita. Es más bien un gremio ilustre de trabajadores terrenales en progresión permanente que solo admite en sus filas a los más nobles y esforzados de los que luchan por hacer del mundo un lugar mejor donde sus hijos y los hijos de sus hijos puedan vivir y avanzar en el futuro. Este gremio de civilización cobra cuotas de admisión muy altas, exige una disciplina estricta y rigurosa e impone fuertes penas a los disidentes y los no conformistas. Por otra parte, confiere pocas licencias o privilegios personales salvo los derivados de una mayor seguridad contra los riesgos comunes y los peligros raciales.
81:5.4 (906.2) Los seres humanos han aprendido que la vinculación social es un seguro de supervivencia provechoso, por eso la mayoría de los individuos están dispuestos a pagar las primas de autosacrificio y restricción de la libertad personal que la sociedad exige a sus miembros a cambio de esa mayor protección colectiva. En resumen, el mecanismo social de hoy en día es un plan de seguro diseñado a base de ensayo y error para proporcionar cierto grado de seguridad y protección contra un retorno a las terribles condiciones antisociales que caracterizaron las primeras experiencias de la raza humana.
81:5.5 (906.3) La sociedad se convierte así en un sistema cooperativo que tiene por objeto asegurar la libertad civil a través de las instituciones, la libertad económica a través del capital y la invención, la libertad social a través de la cultura y la protección contra la violencia a través de las regulaciones policiales.
81:5.6 (906.4) La fuerza no da la razón, pero hace respetar los derechos generalmente reconocidos de cada generación sucesiva. La misión principal del gobierno es definir lo que es justo, regular las diferencias de clase con justicia y equidad y aplicar la igualdad de oportunidades bajo el imperio de la ley. Todo derecho humano está asociado a un deber social; el privilegio colectivo es un mecanismo de seguro que exige indefectiblemente el pago completo de las rigurosas primas de servicio al grupo. Y los derechos colectivos, igual que los del individuo, deben ser protegidos, incluso la regulación de la tendencia sexual.
81:5.7 (906.5) La libertad sometida a la regulación colectiva es la meta legítima de la evolución social. La libertad sin restricciones es el sueño vano y descabellado de mentes humanas insensatas e inestables.
81:6.1 (906.6) La evolución biológica ha seguido siempre un progreso ascendente, en cambio la evolución cultural procede en su mayor parte del valle del Éufrates de donde salió en oleadas que se fueron debilitando sucesivamente con el paso del tiempo hasta que al final toda la posteridad adánica de línea pura se hubo marchado a enriquecer las civilizaciones de Asia y Europa. Aunque las razas no se mezclaron del todo, sus civilizaciones lo hicieron en gran medida, y la cultura se diseminó lentamente por todo el mundo. Hay que mantener y fomentar esta civilización, pues hoy ya no existen fuentes nuevas de cultura ni anditas que vigoricen y estimulen el lento progreso evolutivo de la civilización.
81:6.2 (906.7) La civilización que está evolucionando ahora en Urantia tuvo su origen y está basada en los factores siguientes:
81:6.3 (906.8) 1. Las circunstancias naturales. La naturaleza y el alcance de una civilización material están determinados en gran medida por los recursos naturales disponibles. El clima, la meteorología y numerosas condiciones físicas son factores que intervienen en la evolución de la cultura.
81:6.4 (907.1) Al comienzo de la era andita había solo dos zonas abiertas de caza extensas y fértiles en el mundo. Una estaba en América del Norte totalmente ocupada por los amerindios; la otra estaba al norte del Turquestán parcialmente ocupada por una raza amarillo-andónica. Los factores decisivos para la evolución de una cultura superior en el suroeste de Asia fueron la raza y el clima. Los anditas eran un gran pueblo, pero el factor crucial que determinó el curso de su civilización fue la creciente aridez de Irán, el Turquestán y Sinkiang que los obligó a inventar y adoptar métodos nuevos y avanzados de extraer el sustento de sus tierras cada vez menos fértiles.
81:6.5 (907.2) La configuración de los continentes y otras circunstancias geográficas influyen mucho a la hora de determinar situaciones de paz o de guerra. Muy pocos urantianos han tenido tantas oportunidades de desarrollo continuo y sin interferencias como los pueblos de América del Norte, casi enteramente protegidos por vastos océanos.
81:6.6 (907.3) 2. Los bienes de capital. La cultura no se desarrolla nunca en condiciones de pobreza; el tiempo libre es esencial para el progreso de la civilización. Un individuo carente de bienes materiales se puede formar un carácter rico en valores morales y espirituales, pero una civilización cultural solo se puede desarrollar en condiciones de prosperidad material que fomenten el ocio sumado a la ambición.
81:6.7 (907.4) La vida en Urantia en los tiempos primitivos era dura y áspera, y para escapar de los rigores de ese trabajo interminable y esa lucha permanente la humanidad tendió siempre a desplazarse hacia los climas salubres de los trópicos. Vivir en zonas más cálidas suavizaba algo la intensa lucha por la existencia, pero las razas y tribus que buscaron así la comodidad pocas veces utilizaron su tiempo de ocio no ganado para hacer avanzar la civilización. El progreso social ha sido fruto invariable de las ideas y proyectos de las razas que aprendieron a fuerza de trabajo inteligente a extraer su sustento de la tierra con menos esfuerzo y jornadas más cortas, para disponer así de un merecido y provechoso margen de tiempo libre.
81:6.8 (907.5) 3. Los conocimientos científicos. Los aspectos materiales de la civilización han de esperar siempre a la acumulación de datos científicos. Tras el descubrimiento del arco y la flecha y de la tracción animal pasó mucho tiempo hasta que el hombre aprendió a aprovechar el viento y el agua, y posteriormente el vapor y la electricidad. Poco a poco fueron mejorando las herramientas de civilización. La tejeduría, la alfarería, la domesticación de animales y la metalurgia fueron seguidas por una edad de escritura y de imprenta.
81:6.9 (907.6) El conocimiento es poder. Los inventos preceden siempre a una aceleración del desarrollo cultural a escala mundial. La ciencia y la invención han sido las más beneficiadas por la imprenta, y la interacción de todas estas actividades culturales e inventivas ha acelerado enormemente el ritmo del avance cultural.
81:6.10 (907.7) La ciencia enseña al hombre a hablar el nuevo lenguaje de las matemáticas y le exige pensar con rigurosa precisión. La ciencia estabiliza también la filosofía mediante la eliminación de errores y purifica la religión mediante la destrucción de supersticiones.
81:6.11 (907.8) 4. Los recursos humanos. El esfuerzo de las personas es indispensable para propagar la civilización. En igualdad de condiciones un pueblo numeroso dominará la civilización de una raza más pequeña, por eso la nación que no se multiplica hasta el punto necesario no alcanza la realización plena de su destino nacional. Sin embargo, llega un punto a partir del cual el crecimiento adicional de la población es suicida. La multiplicación de los habitantes por encima de la proporción óptima normal tierra-hombre o bien supone una disminución del nivel de vida o bien una expansión inmediata de los límites territoriales mediante penetración pacífica o conquista militar, es decir, ocupación por la fuerza.
81:6.12 (908.1) Os sentís a veces horrorizados por los estragos de la guerra, pero deberíais reconocer la necesidad de generar un gran número de mortales para ofrecer así abundantes oportunidades al desarrollo social y moral. Sin embargo, esa fecundidad planetaria acarrea pronto el grave problema de la superpoblación. La mayor parte de los mundos habitados son pequeños. Urantia está en la media, quizá un poquito por debajo. La estabilización óptima de la población nacional mejora la cultura e impide la guerra. Sabia es la nación que sabe cuándo dejar de crecer.
81:6.13 (908.2) Pero el continente más rico en depósitos naturales y el más avanzado en equipamiento poco puede progresar si la inteligencia de sus gentes está en decadencia. El conocimiento se puede alcanzar mediante la educación, pero la sabiduría, que es indispensable para la verdadera cultura, solo la pueden adquirir por experiencia hombres y mujeres de inteligencia innata. Esas personas capaces de aprender de la experiencia se pueden convertir en verdaderamente sabias.
81:6.14 (908.3) 5. La efectividad de los recursos materiales. Muchas cosas dependen de una sabia utilización de los recursos naturales, del conocimiento científico, de los bienes de capital y de los potenciales humanos. El factor principal de la primera civilización fue la fuerza ejercida por sabios guías sociales; al hombre primitivo le imponían literalmente la civilización sus contemporáneos superiores. Este mundo ha estado regido en gran medida por minorías superiores y bien organizadas.
81:6.15 (908.4) La fuerza no da la razón, pero la fuerza sí da lugar a todo lo que ocurre y ha ocurrido en la historia. Hace muy poco que Urantia alcanzó el punto en el que la sociedad está dispuesta a debatir sobre la ética de la fuerza y de la razón.
81:6.16 (908.5) 6. La efectividad del idioma. La civilización depende del idioma para su propagación. Las lenguas vivas y en vías de crecimiento aseguran la expansión de ideas y planes civilizados. Durante las primeras edades se hicieron avances importantes en el idioma. Hoy hay una gran necesidad de nuevos desarrollos lingüísticos para facilitar la expresión del pensamiento que evoluciona.
81:6.17 (908.6) El idioma se originó en las asociaciones grupales, y cada grupo local desarrolló su propio sistema de intercambio de palabras. El idioma evolucionó a partir de los gestos, los signos, los gritos, los sonidos imitativos, la entonación y el acento, hasta llegar a la vocalización de los alfabetos posteriores. El idioma es el mejor instrumento de pensar que posee el hombre y el más útil, pero no pudo florecer hasta que grupos sociales consiguieron tener algo de tiempo libre. La tendencia a jugar con el idioma desarrolla palabras nuevas: las jergas. Si la mayoría adopta una jerga, el uso la convierte en idioma. El origen de los dialectos queda ilustrado por la costumbre de «hablar en bebé» dentro del grupo familiar.
81:6.18 (908.7) La variedad de lenguas ha sido siempre el gran obstáculo a la difusión de la paz. La superación de los dialectos precede necesariamente a la propagación de la cultura en toda una raza, en un continente o en un mundo entero. Un idioma universal promueve la paz, asegura la cultura y aumenta la felicidad. Incluso cuando las lenguas de un mundo se reducen a unas pocas, el hecho de que sus gentes más cultas las dominen influye poderosamente en la instauración de la paz y la prosperidad mundial.
81:6.19 (908.8) Aunque Urantia ha progresado muy poco en el desarrollo de un idioma internacional, se han logrado muchas cosas gracias a los intercambios comerciales a nivel internacional. Todas esas relaciones internacionales deben fomentarse, ya sea en el campo del idioma, el comercio, el arte, la ciencia, el juego competitivo o la religión.
81:6.20 (909.1) 7. La efectividad de los dispositivos mecánicos. El progreso de la civilización está relacionado directamente con el desarrollo y la posesión de herramientas, máquinas y canales de distribución. Herramientas mejores, máquinas más ingeniosas y eficientes, determinan la supervivencia de los grupos contrincantes en la arena de la civilización que progresa.
81:6.21 (909.2) En los primeros tiempos la única energía aplicada al cultivo de la tierra era la fuerza humana. La sustitución de los hombres por bueyes solo se impuso tras largos conflictos porque generaba desempleo. Últimamente las máquinas han empezado a desplazar al hombre, y cada uno de esos avances contribuye directamente al progreso de la sociedad al liberar la energía humana para la realización de tareas más valiosas.
81:6.22 (909.3) La ciencia guiada por la sabiduría puede convertirse en la gran liberadora social del hombre. Una edad mecánica solo puede resultar desastrosa cuando el nivel intelectual de una nación es demasiado bajo para descubrir métodos inteligentes y técnicas sensatas de ajuste satisfactorio a las dificultades de transición provocadas por el desempleo masivo y repentino que acarrea la invención demasiado rápida de nuevos tipos de maquinaria ahorradora de trabajo.
81:6.23 (909.4) 8. El carácter de los portadores de la antorcha. La herencia social permite al hombre alzarse sobre los hombros de todos los que lo han precedido y han contribuido en algo a la suma de la cultura y el conocimiento. En esta tarea de pasar la antorcha cultural a la siguiente generación, la institución básica será siempre el hogar. Le siguen el juego y la vida social, con la escuela en última posición pero igualmente indispensable en una sociedad compleja y bien organizada.
81:6.24 (909.5) Los insectos nacen plenamente educados y preparados para su vida muy limitada y puramente instintiva. El niño humano nace sin educar. Por eso el hombre, que controla la formación educativa de la generación siguiente, posee el poder de modificar considerablemente el curso evolutivo de la civilización.
81:6.25 (909.6) Las influencias que más contribuyen al fomento de la civilización y al avance de la cultura en el siglo veinte son el notable aumento de los viajes por el mundo y las mejoras sin precedentes de los medios de comunicación. En cambio la educación no ha mejorado al ritmo expansivo de la estructura social; tampoco la apreciación moderna de la ética se ha desarrollado de manera acorde con el crecimiento más puramente científico e intelectual. Por otra parte, la civilización moderna se encuentra en un punto muerto en lo que respecta al desarrollo espiritual y a la salvaguardia de la institución del hogar.
81:6.26 (909.7) 9. Los ideales raciales. Los ideales de una generación labran los canales del destino para la posteridad inmediata. La calidad de los portadores de la antorcha social determinará si la civilización avanza o retrocede. Los hogares, las iglesias y las escuelas de una generación predeterminan las tendencias de carácter de la generación siguiente. El impulso moral y espiritual de una raza o una nación determina en gran medida la velocidad cultural de esa civilización.
81:6.27 (909.8) Los ideales elevan la fuente de la corriente social. Ninguna corriente puede estar nunca por encima de su fuente por muchos procedimientos de presión o de control direccional que se intenten aplicar. La fuerza impulsora de una civilización cultural, incluso de sus aspectos más materiales, reside en la consecución menos material de la sociedad. La inteligencia podrá controlar el mecanismo de la civilización, la sabiduría podrá dirigirlo, pero la energía que eleva y hace avanzar realmente la cultura humana de un nivel de logro al siguiente es el idealismo espiritual.
81:6.28 (910.1) Al principio vivir era luchar por la existencia; hoy, por un nivel de vida; mañana será por la calidad del pensamiento, la próxima meta terrenal de la existencia humana.
81:6.29 (910.2) 10. La coordinación de los especialistas. La división inicial del trabajo y su corolario posterior de la especialización impulsaron enormemente el avance de la civilización. Ahora la civilización depende de la coordinación efectiva de los especialistas. La creciente expansión de la sociedad hace necesario encontrar algún método de aunar a los diversos especialistas.
81:6.30 (910.3) Los especialistas sociales, artísticos, técnicos e industriales se seguirán multiplicando y serán cada vez más hábiles y competentes. Esta diversificación de las aptitudes y las diferencias en su aplicación acabarán por debilitar y desintegrar la sociedad humana si no se desarrollan medios efectivos de coordinación y cooperación. Pero unas inteligencias tan bien dotadas para la inventiva y la especialización deberían ser perfectamente capaces de idear métodos para controlar y regular todos los problemas derivados del rápido crecimiento de la invención y de la aceleración de la expansión cultural.
81:6.31 (910.4) 11. Los mecanismos de búsqueda de empleo. La próxima edad de desarrollo social se caracterizará por una cooperación y coordinación mejor y más eficaz entre las crecientes especializaciones en vías de expansión. A medida que vaya aumentando la diversificación de la mano de obra, habrá que idear algún procedimiento para orientar a los individuos hacia un empleo adecuado. La maquinaria no es la única causa de desempleo entre los pueblos civilizados de Urantia. La complejidad económica y el aumento continuo de las especialidades industriales y profesionales acrecientan los problemas de ubicación en el mercado laboral.
81:6.32 (910.5) No basta con capacitar a los hombres para el trabajo; una sociedad compleja debe proporcionar también métodos eficaces de encontrar trabajo. Antes de capacitar a los ciudadanos en sistemas muy especializadas de ganarse la vida, habría que enseñarles uno o más métodos de trabajo común, oficios u ocupaciones a los que recurrir en caso de desempleo temporal en su trabajo especializado. Ninguna civilización puede sobrevivir al hecho de mantener durante mucho tiempo a grandes grupos de parados. Vivir a costa del tesoro público llega a deformar y desmoralizar a la larga incluso a los mejores ciudadanos. Hasta la caridad privada se vuelve nociva cuando sustenta a ciudadanos sanos durante mucho tiempo.
81:6.33 (910.6) Una sociedad altamente especializada no verá con buenos ojos las antiguas prácticas comunales y feudales de las gentes de antaño. Es verdad que muchos servicios comunes pueden ser socializados de forma aceptable y provechosa, pero los seres humanos muy capacitados y ultraespecializados se rigen mejor mediante sistemas de cooperación inteligente. Una coordinación modernizada y una reglamentación fraternal generarán una cooperación más sólida y duradera que los viejos métodos primitivos del comunismo o las instituciones reguladoras dictatoriales basadas en la fuerza.
81:6.34 (910.7) 12. La voluntad de cooperar. Uno de los grandes obstáculos para el progreso de la sociedad humana es el conflicto entre los intereses y el bienestar de los grupos humanos más grandes y socializados, y los de las asociaciones humanas más pequeñas y asociales que adoptan siempre actitudes a la contra, por no mencionar a los individuos aislados de mentalidad antisocial.
81:6.35 (910.8) Ninguna civilización nacional se sostiene mucho tiempo a menos que sus métodos educativos y sus ideales religiosos inspiren un patriotismo inteligente y una lealtad nacional de altas miras. Cuando carecen de este patriotismo inteligente y esta solidaridad cultural, todas las naciones tienden a desintegrarse por obra de las envidias provincianas y los intereses locales.
81:6.36 (911.1) Para que una civilización mundial perdure los seres humanos tienen que aprender a vivir juntos en paz y fraternidad. Sin una coordinación eficaz la civilización industrial está amenazada por los riesgos de la ultraespecialización: la monotonía, la estrechez de miras y la tendencia a la desconfianza y a la envidia.
81:6.37 (911.2) 13. Un liderazgo sabio y efectivo. El espíritu de tirar del carro con entusiasmo y eficacia es fundamental para el desarrollo de la civilización. Para levantar un gran peso diez hombres valen poco más que uno, a menos que lo levanten juntos y a la vez. Este trabajo en equipo —esta cooperación social— depende del liderazgo. Las civilizaciones culturales del pasado y del presente se han basado en la cooperación inteligente de la ciudadanía con líderes sabios y progresivos, y la civilización seguirá dependiendo de un liderazgo sabio y vigoroso mientras dure la evolución del hombre hasta niveles más altos.
81:6.38 (911.3) Las altas civilizaciones son fruto de una correlación sagaz entre riqueza material, grandeza intelectual, valía moral, ingenio social y visión interior cósmica.
81:6.39 (911.4) 14. Los cambios sociales. La sociedad no es una institución divina sino un fenómeno de la evolución progresiva. El avance de una civilización se ve siempre retrasado cuando sus líderes tardan en introducir en la organización social los cambios esenciales para mantener el ritmo de los desarrollos científicos de esa edad. Esto no quiere decir que haya que desdeñar las cosas solo por ser viejas ni abrazar incondicionalmente las ideas solo por ser nuevas y originales.
81:6.40 (911.5) El hombre no debe tener miedo a experimentar con los mecanismos de la sociedad. Sin embargo, esas aventuras de adaptación cultural deben estar siempre controladas por quienes conocen a fondo la historia de la evolución social, y esos innovadores deben estar siempre asesorados por la sabiduría de personas con experiencia práctica en los campos de los experimentos sociales o económicos proyectados. No se debe intentar ningún gran cambio social o económico repentino. El tiempo es esencial para todo tipo de ajuste humano: físico, social o económico. Solo los ajustes morales y espirituales se pueden hacer de improviso, e incluso estos requieren tiempo para el pleno desarrollo de sus repercusiones sociales y materiales. Los ideales de la raza son el mejor seguro y el principal apoyo durante los periodos críticos de tránsito de la civilización de un nivel a otro.
81:6.41 (911.6) 15. La prevención de colapsos durante la transición. La sociedad es fruto de una larga sucesión de edades de ensayo y error. Es lo que ha sobrevivido a los ajustes y reajustes selectivos que caracterizaron las etapas sucesivas del ascenso multisecular de la humanidad desde niveles animales hasta niveles humanos de estatus planetario. El gran peligro de toda civilización —en cualquier momento— es la amenaza de colapso durante la transición entre los métodos establecidos del pasado y los procedimientos nuevos y mejores, pero aún por experimentar, del futuro.
81:6.42 (911.7) El liderazgo es vital para el progreso. La sabiduría, la comprensión clara y la previsión son indispensables para la pervivencia de las naciones. La civilización nunca está realmente en peligro hasta que empiezan a faltarle líderes capaces, y el porcentaje de esos líderes sabios no ha superado nunca el uno por ciento de la población.
81:6.43 (911.8) Por estos peldaños de la escala evolutiva subió la civilización hasta alcanzar el nivel donde se pudieron iniciar las poderosas influencias que han culminado en la cultura en rápida expansión del siglo veinte. Y solo mediante la observancia de estos principios fundamentales puede el hombre de hoy esperar mantener sus civilizaciones al tiempo que asegura su desarrollo continuo y su supervivencia cierta.
81:6.44 (912.1) Esta es la esencia de la larguísima lucha de los pueblos del planeta por establecer la civilización desde los tiempos de Adán. La cultura de hoy en día es el resultado neto de esta ardua evolución. Antes del descubrimiento de la imprenta el progreso era relativamente lento porque una generación no podía beneficiarse tan pronto de los logros de las anteriores. Pero ahora la sociedad humana se lanza hacia adelante impulsada por la fuerza acumulada de todas esas edades de lucha de la civilización.
81:6.45 (912.2) [Patrocinado por un arcángel de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 82
82:0.1 (913.1) EL MATRIMONIO —el emparejamiento— surge de la existencia de dos sexos. El matrimonio es la reacción de adaptación humana a esta duplicidad de sexos, mientras que la vida de familia es el total resultante de todos esos ajustes evolutivos y adaptativos. El matrimonio es perdurable; no es inherente a la evolución biológica, pero es la base de toda evolución social y eso asegura la continuidad de su existencia bajo alguna forma. El matrimonio ha dado a la humanidad la institución del hogar, y el hogar es la gloria suprema de toda la larga y ardua lucha evolutiva.
82:0.2 (913.2) Aunque todas las instituciones religiosas, sociales y educativas son esenciales para la supervivencia de la civilización cultural, la familia es el civilizador principal. El niño aprende de su familia y sus vecinos la mayoría de las cosas esenciales de la vida.
82:0.3 (913.3) Los humanos de antaño no poseían una civilización social muy rica, pero transmitían la que tenían con fidelidad y eficacia a la siguiente generación. Y debéis reconocer que la mayoría de aquellas civilizaciones del pasado siguieron evolucionando con un apoyo mínimo de otras instituciones gracias al funcionamiento efectivo de la familia. Las razas humanas de hoy poseen un rico patrimonio social y cultural que deberían transmitir sabia y eficazmente a las generaciones venideras. Hay que conservar la familia como institución educativa.
82:1.1 (913.4) A pesar del abismo de personalidad que existe entre los hombres y las mujeres, el impulso sexual es suficiente para asegurar su unión con vistas a la reproducción de la especie. Este instinto operaba eficazmente mucho antes de que los humanos empezaran a experimentar lo que se llamaría más tarde amor, entrega y lealtad conyugal. La copulación es una propensión innata, y el matrimonio es su repercusión social evolutiva.
82:1.2 (913.5) El interés y el deseo sexual no eran pasiones dominantes en las gentes primitivas; simplemente los daban por sentados. Toda la experiencia reproductora estaba desprovista de embellecimientos imaginativos. La pasión sexual absorbente de los pueblos más civilizados se debe principalmente a las mezclas de razas, sobre todo cuando la naturaleza evolutiva se vio estimulada por la imaginación asociativa y la apreciación de la belleza de los noditas y los adanitas. Pero las razas evolutivas absorbieron tan poca cantidad de esta herencia andita que no les aportó suficiente autocontrol de las pasiones animales, avivadas y estimuladas a su vez por una agudización de la consciencia sexual y una intensificación de sus impulsos. De todas las razas evolutivas el hombre rojo era el que tenía el código sexual más elevado.
82:1.3 (913.6) La regulación sexual en relación con el matrimonio indica:
82:1.4 (913.7) 1. El progreso relativo de la civilización. La civilización ha exigido cada vez más que la satisfacción sexual se canalice de manera útil y conforme a los usos y costumbres.
82:1.5 (914.1) 2. La proporción de estirpe andita que hay en un pueblo cualquiera. Entre estos grupos el sexo se ha convertido en la expresión de lo más alto y lo más bajo de su naturaleza tanto física como emocional.
82:1.6 (914.2) Las razas sangik tenían pasiones animales normales, pero mostraban poca imaginación o apreciación por la belleza y el atractivo físico del sexo opuesto. Incluso las razas primitivas de hoy en día son prácticamente ajenas a lo que se llama atractivo sexual; estos pueblos no mestizos tienen un instinto de copulación bien definido, pero su atracción al sexo no es suficiente para crear problemas serios que requieran un control social.
82:1.7 (914.3) El instinto de copulación es una de las fuerzas físicas dominantes que impulsan a los seres humanos. Es la única emoción que, bajo un señuelo de satisfacción individual, engaña eficazmente al hombre egoísta para que ponga el bienestar y la perpetuación de la raza muy por encima de la comodidad individual y la libertad personal de vivir sin responsabilidades.
82:1.8 (914.4) Desde sus primeros comienzos hasta los tiempos modernos, el matrimonio como institución refleja la evolución social de la tendencia biológica del hombre a perpetuarse. La perpetuación de la especie humana en vías de evolución queda asegurada por este impulso racial de copulación, un ansia que se llama sin excesivo rigor atracción sexual. Este gran ímpetu biológico se convierte en el núcleo impulsor de todo tipo de instintos, emociones y hábitos asociados: físicos, intelectuales, morales y sociales.
82:1.9 (914.5) El acopio de alimentos era la motivación principal entre los salvajes, pero cuando la civilización asegura que no falte el alimento el impulso sexual se vuelve muchas veces dominante y por eso necesita siempre regulación social. En los animales la propensión al apareamiento está controlada por la periodicidad del instinto, pero como el hombre es un ser autocontrolado en gran medida, el deseo sexual no es del todo periódico; se hace, pues, necesario que la sociedad obligue al individuo a controlarse.
82:1.10 (914.6) Ninguna emoción o impulso al que el ser humano se entregue sin freno ni medida, puede producir tanto daño y sufrimiento como este poderoso ímpetu sexual. La sumisión inteligente de este impulso a las regulaciones de la sociedad es la prueba suprema de la existencia efectiva de cualquier civilización. El autocontrol, un autocontrol cada vez mayor, es la exigencia creciente de la humanidad que progresa. El secreto, la falta de sinceridad y la hipocresía pueden encubrir los problemas sexuales, pero no los solucionan ni mejoran la ética.
82:2.1 (914.7) La historia de la evolución del matrimonio es simplemente la historia del control sexual mediante la presión de restricciones sociales, religiosas y civiles. La naturaleza apenas reconoce a los individuos; no atiende a la llamada moralidad; está interesada única y exclusivamente en la reproducción de la especie. La naturaleza insiste imperiosamente en la reproducción, pero se desentiende de los problemas resultantes para que los resuelva la sociedad y crea así un grave problema permanente a la humanidad evolutiva. Este conflicto social consiste en una guerra sin fin entre los instintos básicos y la ética que evoluciona.
82:2.2 (914.8) Las primeras razas regulaban poco o nada las relaciones entre los sexos, y esa licencia sexual hacía inútil la prostitución. A día de hoy los pigmeos y otros grupos atrasados carecen de institución matrimonial; un estudio de estos pueblos revela los sencillos hábitos sexuales de las razas primitivas. Pero los pueblos antiguos se deben estudiar y juzgar siempre a la luz de los criterios morales de los usos y costumbres de sus respectivas épocas.
82:2.3 (915.1) Sin embargo el amor libre nunca ha sido bien visto entre las gentes que han superado el salvajismo absoluto. En cuanto empezaron a formarse grupos sociales aparecieron los códigos matrimoniales y las restricciones conyugales. El emparejamiento ha progresado así, a través de una multitud de transiciones, desde un estado de licencia sexual casi completa hasta la restricción sexual relativamente completa que imponen las normas del siglo veinte.
82:2.4 (915.2) En las primeras etapas de desarrollo tribal los usos y costumbres y los tabúes restrictivos eran muy rudimentarios, pero mantenían a los sexos separados —lo que favorecía la tranquilidad, el orden y la laboriosidad— y así empezó la larga evolución del matrimonio y la familia. Las costumbres sexuales sobre el vestido, los adornos y las prácticas religiosas tuvieron sus orígenes en esos primeros tabúes que definían el alcance de la libertad sexual y terminaron por crear los conceptos de vicio, crimen y pecado. No obstante, existió durante mucho tiempo la costumbre de suspender toda reglamentación sexual en las grandes festividades, sobre todo el Primero de Mayo.
82:2.5 (915.3) Las mujeres han estado siempre sujetas a tabúes más restrictivos que los hombres. Los primeros usos y costumbres concedían el mismo grado de libertad sexual a las mujeres no casadas que a los hombres, pero siempre se ha exigido a las esposas que sean fieles a sus maridos. El matrimonio primitivo no restringía mucho la libertad sexual del hombre, en cambio para la mujer era el fin de la licencia sexual. Las mujeres casadas han llevado siempre alguna marca para distinguirlas como clase aparte: el peinado, la ropa, el velo, el aislamiento, los adornos o los anillos.
82:3.1 (915.4) El matrimonio es la respuesta institucional del organismo social a la tensión biológica permanente generada por el infatigable impulso de reproducción —de autopropagación— del hombre. La copulación es universalmente natural, y a medida que la sociedad evolucionaba de lo simple a lo complejo, se produjo una evolución correspondiente en los usos y costumbres de emparejamiento, la génesis de la institución marital. Dondequiera que la evolución social haya progresado hasta la etapa en que se establecen los usos y costumbres, aparece el matrimonio como institución en vías de evolución.
82:3.2 (915.5) Siempre ha habido y siempre habrá dos ámbitos distintos en el matrimonio: los usos y costumbres, las leyes que regulan los aspectos externos del emparejamiento, y las relaciones por otra parte secretas y personales entre hombres y mujeres. El individuo se ha rebelado siempre contra las regulaciones sexuales impuestas por la sociedad, y he aquí la causa de este multisecular problema sexual: la autoconservación es individual pero lo lleva a cabo el grupo, mientras que la autoperpetuación es social pero se garantiza por impulso individual.
82:3.3 (915.6) Cuando los usos y costumbres se respetan tienen sobrado poder para refrenar y controlar el ímpetu sexual, como se ha demostrado en todas las razas. Las normas matrimoniales han sido siempre un indicador fiel del poder de los usos y costumbres del momento y de la integridad funcional del gobierno civil. Pero los primeros usos y costumbres en cuanto a sexo y emparejamiento eran una masa de regulaciones incoherentes y rudimentarias. Los padres, los hijos, los parientes y la sociedad tenían todos intereses contrapuestos en las regulaciones matrimoniales. A pesar de ello, las razas que exaltaron y practicaron el matrimonio evolucionaron de forma natural hasta niveles más altos y sobrevivieron en mayor número.
82:3.4 (915.7) En los tiempos primitivos el matrimonio era el precio de la posición social; poseer una esposa era un símbolo de distinción. El día de su boda suponía para el salvaje el inicio de la responsabilidad y la entrada en la edad adulta. Unas veces el matrimonio se ha considerado como un deber social, otras, como una obligación religiosa e incluso otras, como una exigencia política para proporcionar ciudadanos al Estado.
82:3.5 (916.1) Muchas de las primeras tribus exigían realizar hazañas de robos como requisito para el matrimonio; los pueblos posteriores sustituyeron esas incursiones de saqueo por contiendas atléticas y juegos competitivos. El primer premio otorgado a los ganadores era el derecho a elegir entre las jóvenes casaderas del momento. Entre los cazadores de cabezas un joven no podía casarse hasta que poseyera al menos una cabeza, aunque a veces esos cráneos se podían comprar. A medida que la compra de esposas fue decayendo, se instauró la costumbre de adjudicarlas mediante concursos de adivinanzas, una práctica que aún sobrevive entre muchos grupos de hombres negros.
82:3.6 (916.2) Con el avance de la civilización ciertas tribus pusieron las duras pruebas matrimoniales de resistencia masculina en manos de las mujeres, que podían así favorecer a los hombres de su elección. En esas pruebas prematrimoniales los pretendientes debían demostrar su valía como guerreros y cazadores, así como su capacidad de mantener una familia. Durante mucho tiempo se exigió que el novio viviera por lo menos un año con la familia de la novia para trabajar allí y demostrar que era digno de la esposa que buscaba.
82:3.7 (916.3) Los requisitos para una esposa eran la capacidad de trabajar duro y de tener hijos. Se le exigía que ejecutara cierta cantidad de trabajo agrícola en un tiempo dado. Y si había tenido hijos antes del matrimonio era aún más valiosa, pues su fertilidad estaba asegurada.
82:3.8 (916.4) El hecho de que los pueblos antiguos consideraran la soltería como una vergüenza o incluso un pecado explica el origen de los matrimonios entre niños; puesto que había que casarse, cuanto antes mejor. También estaba generalizada la creencia de que las personas no casadas no podían entrar en el país de los espíritus, y esto fue un incentivo más para casar a los niños incluso al nacer, y a veces antes del nacimiento con supeditación a su futuro sexo. Los antiguos creían que hasta los muertos tenían que estar casados. Los casamenteros originales se emplearon para negociar matrimonios entre individuos difuntos. Uno de los padres encargaba a estos intermediarios que concertaran el matrimonio de un hijo muerto con una hija muerta de otra familia.
82:3.9 (916.5) Entre los pueblos más recientes la edad normal para casarse era la pubertad, pero esta edad ha avanzado en proporción directa al progreso de la civilización. En la evolución social surgieron enseguida órdenes peculiares de célibes, tanto hombres como mujeres, iniciadas y mantenidas por personas más o menos desprovistas de necesidades sexuales normales.
82:3.10 (916.6) Muchas tribus permitían a los miembros del grupo gobernante tener relaciones sexuales con la novia justo antes de ser entregada a su marido. Cada uno de esos hombres daba un regalo a la muchacha, y así se originó la costumbre de hacer regalos de boda. Entre algunos grupos se esperaba que una joven se ganara su dote, que consistía en los regalos recibidos como recompensa por sus servicios sexuales en la sala de exhibición de la novia.
82:3.11 (916.7) Algunas tribus casaban a los jóvenes con viudas y mujeres mayores, y cuando luego enviudaban se les autorizaba a casarse con chicas jóvenes. De este modo se aseguraban, según decían, de que ambos padres no fueran insensatos, como suponían sería el caso si se permitía emparejarse a dos jóvenes. Otras tribus limitaban el emparejamiento a grupos de edad similar. Fue la limitación del matrimonio a ciertos grupos de edad lo que originó las primeras ideas de incesto. (Incluso hoy en día, en la India no existe limitación de edad para el matrimonio.)
82:3.12 (916.8) Bajo ciertos usos y costumbres enviudar era terrible para la mujer, ya que mataban a las viudas o las obligaban a suicidarse sobre las tumbas de sus maridos pues se suponía que debían pasar al país de los espíritus con sus cónyuges. La viuda superviviente era culpada casi siempre de la muerte de su marido. Algunas tribus las quemaban vivas. Las viudas que sobrevivían llevaban una vida de luto continuo y restricciones sociales insoportables porque solía estar mal visto que se volvieran a casar.
82:3.13 (917.1) En aquellos tiempos se alentaban muchas prácticas consideradas hoy como inmorales. Era bastante habitual que la esposa primitiva se enorgulleciera de las aventuras de su marido con otras mujeres. La castidad en las jóvenes era un gran obstáculo para el matrimonio; haber tenido hijos antes del matrimonio hacía a una mujer mucho más atractiva como esposa, ya que el hombre estaba seguro de tener una compañera fértil.
82:3.14 (917.2) Muchas tribus primitivas tenían establecido el matrimonio de prueba hasta que la mujer quedara embarazada, y entonces se celebraba la ceremonia oficial de la boda. Entre otros grupos la boda no se celebraba hasta que nacía el primer hijo. Si una esposa era estéril tenía que ser redimida por sus padres y se anulaba el matrimonio. Los usos y costumbres exigían que toda pareja tuviera hijos.
82:3.15 (917.3) En aquellos matrimonios de prueba primitivos no había ni un asomo de libertinaje, eran simples pruebas de fecundidad totalmente sinceras. En cuanto quedaba demostrada la fertilidad, las partes contrayentes se casaban de por vida. Cuando las parejas modernas se casan con la reserva mental de divorciarse cómodamente si su vida de casados no les gusta, están contrayendo en realidad una forma de matrimonio de prueba muy inferior a las honestas aventuras de sus ancestros menos civilizados.
82:4.1 (917.4) El matrimonio ha estado siempre estrechamente vinculado tanto con la propiedad como con la religión. La propiedad ha estabilizado el matrimonio y la religión lo ha moralizado.
82:4.2 (917.5) El matrimonio primitivo era una inversión, una especulación económica; tenía mucho más de negocio que de aventura amorosa. Los antiguos se casaban para ventaja y bienestar del grupo, por eso los matrimonios los planeaba y concertaba el grupo, los padres y los ancianos. Los usos y costumbres relativos a la propiedad estabilizaron eficazmente la institución matrimonial, como queda confirmado por el hecho de que el matrimonio era más permanente entre las primeras tribus que entre muchos pueblos modernos.
82:4.3 (917.6) A medida que la civilización avanzaba la propiedad privada fue ocupando un lugar más importante en los usos y costumbres y el robo se convirtió en el máximo delito. El adulterio era considerado como una forma de robo, una violación de los derechos de propiedad del marido, por eso no figura de forma específica en los primeros códigos ni en los usos y costumbres anteriores. La mujer empezaba siendo propiedad de su padre, que transfería su título al marido, y todas las relaciones sexuales legalizadas surgieron de estos derechos de propiedad preexistentes. El Antiguo Testamento trata a las mujeres como una forma de propiedad; el Corán enseña que son inferiores. El hombre tenía derecho a prestar a su esposa a un amigo o invitado, y esta costumbre subsiste aún entre ciertos pueblos.
82:4.4 (917.7) Los celos sexuales modernos no son innatos; son producto de la evolución de los usos y costumbres. El hombre primitivo no tenía celos de su mujer; se limitaba a vigilar su propiedad. Se exigía a la esposa una responsabilidad sexual más estricta que al marido porque su infidelidad conyugal implicaba descendencia y herencia. En la marcha de la civilización el hijo ilegítimo cayó muy pronto en descrédito. Al principio solo se castigaba por adulterio a la mujer, pero luego los usos y costumbres decretaron que se castigara también a su compañero, y durante muchos siglos el marido ofendido o el padre protector tuvieron pleno derecho de matar al transgresor. Los pueblos modernos conservan estos usos y costumbres que permiten los llamados crímenes de honor bajo una ley no escrita.
82:4.5 (917.8) El tabú de la castidad, que tuvo su origen en los usos y costumbres relativos a la propiedad, afectaba al principio solo a las mujeres casadas, no a las solteras. Con el paso del tiempo la castidad fue exigida más por el padre que por el pretendiente; una virgen era un activo comercial para el padre porque pagaban más por ella. A medida que fue aumentando la demanda de castidad, se hizo costumbre pagar al padre una tarifa nupcial en reconocimiento al servicio de haber criado a una novia casta para su futuro marido. Una vez iniciada, esta idea de la castidad femenina arraigó tanto en las razas que se hizo costumbre enjaular literalmente a las jóvenes, tenerlas prácticamente encarceladas durante años para garantizar su virginidad. Y como consecuencia de estas normas y pruebas de virginidad más recientes, surgió automáticamente la clase de las prostitutas profesionales: eran las novias rechazadas, las mujeres que las madres de los novios descubrían que no eran vírgenes.
82:5.1 (918.1) Los salvajes observaron muy pronto que la mezcla de razas mejoraba la calidad de la descendencia. No es que la endogamia fuera siempre mala, sino que la exogamia era siempre comparativamente mejor; por eso los usos y costumbres tendieron a establecer restricciones a las relaciones sexuales entre parientes cercanos. Se reconoció que la exogamia aumentaba considerablemente la oportunidad selectiva de variación y avance evolutivo. Los individuos de origen exogámico eran más polifacéticos y tenían mayor capacidad de supervivencia en un mundo hostil; los usos y costumbres endogámicos y los individuos resultantes fueron desapareciendo gradualmente. Todo ello tuvo un desarrollo lento, ya que el salvaje no razonaba conscientemente sobre estos problemas. En cambio los pueblos progresivos posteriores sí lo hicieron, y observaron también que la endogamia excesiva provocaba a veces una debilidad generalizada.
82:5.2 (918.2) Aunque la endogamia entre buenas estirpes produjo a veces tribus fuertes, los casos espectaculares de malos resultados endogámicos en forma de deficiencias hereditarias se grabaron con más fuerza en la mente humana, y a medida que progresaban los usos y costumbres se fueron acumulando los tabúes contra todos los matrimonios entre parientes cercanos.
82:5.3 (918.3) La religión ha sido durante mucho tiempo una barrera eficaz contra la exogamia; muchas enseñanzas religiosas han proscrito el matrimonio fuera de la fe. La mujer ha favorecido generalmente la endogamia y el hombre la exogamia. La propiedad ha influido siempre en el matrimonio, y a veces, en un intento de conservar la propiedad dentro de un clan, han surgido usos y costumbres que obligaban a las mujeres a elegir marido dentro de la tribu de su padre. Como consecuencia de este tipo de reglas proliferaron los matrimonios entre primos. La endogamia se practicaba también para preservar los secretos de un oficio; los operarios expertos trataban de mantener el conocimiento de su oficio dentro de la familia.
82:5.4 (918.4) Los grupos superiores, cuando se encontraban aislados, volvían siempre al emparejamiento consanguíneo. Los noditas fueron durante más de ciento cincuenta mil años uno de los grandes grupos endogámicos. Los usos y costumbres endogámicos más recientes se vieron enormemente influidos por las tradiciones de la raza violeta, en la que los emparejamientos iniciales fueron necesariamente entre hermano y hermana. Los matrimonios entre hermano y hermana fueron habituales en los primeros tiempos de Egipto, Siria y Mesopotamia, y en todas las tierras ocupadas alguna vez por los anditas. Los egipcios practicaron durante muchos años los matrimonios entre hermano y hermana en un intento de conservar la pureza de la sangre real, y esta costumbre persistió aún más tiempo en Persia. Entre los mesopotámicos anteriores a Abraham los matrimonios entre primos eran obligatorios; los primos tenían derecho preferente a casarse con sus primas. El propio Abraham se casó con su medio hermana, pero los usos y costumbres posteriores de los judíos ya no permitieron este tipo de uniones.
82:5.5 (919.1) Las primeras medidas contra los matrimonios entre hermano y hermana se adoptaron cuando los usos y costumbres establecieron la pluralidad de esposas, para evitar que la esposa hermana avasallara a las demás esposas. Algunos usos y costumbres tribales prohibían casarse con la viuda de un hermano muerto, pero exigían que el hermano vivo engendrara hijos por su hermano difunto. No existe ningún instinto biológico que vaya en contra de la endogamia en ninguno de sus grados; este tipo de restricciones son puro tabú.
82:5.6 (919.2) La exogamia acabó por imponerse porque los hombres la preferían; una esposa de fuera suponía una mayor libertad frente a la familia política. La familiaridad genera desprecio. Por eso, cuando el individuo empezó a emparejarse por decisión propia se hizo costumbre elegir a la pareja fuera de la tribu.
82:5.7 (919.3) Muchas tribus acabaron prohibiendo casarse dentro del clan; otras limitaron el emparejamiento a ciertas castas. El tabú contra el matrimonio con una mujer del mismo tótem estimuló la costumbre de robar mujeres de las tribus vecinas. Posteriormente los matrimonios se regularon más de acuerdo con la residencia territorial que con el parentesco. La evolución de la endogamia hasta la práctica moderna de la exogamia pasó por muchas etapas. Incluso después de que la endogamia fuera tabú para la gente del pueblo, los jefes y los reyes estaban autorizados a casarse con parientes cercanos para mantener la sangre real concentrada y pura. Los usos y costumbres han permitido generalmente ciertas licencias en materia sexual a los soberanos.
82:5.8 (919.4) La presencia de las gentes anditas posteriores contribuyó mucho a fomentar el deseo de las razas sangik de emparejarse fuera de sus propias tribus. Pero la exogamia no se pudo generalizar hasta que los grupos vecinos aprendieron a vivir juntos en paz relativa.
82:5.9 (919.5) La exogamia de por sí promovía la paz; los matrimonios entre tribus moderaban las hostilidades. La exogamia condujo a la coordinación tribal y a las alianzas militares; prevaleció porque fortalecía; fue constructora de naciones. La exogamia se vio también muy favorecida por el aumento de los contactos comerciales; la aventura y la exploración contribuyeron a ampliar los límites del emparejamiento y facilitaron mucho la interacción vitalizadora de las culturas raciales.
82:5.10 (919.6) Las incoherencias, por otra parte inexplicables, de los usos y costumbres del matrimonio racial se deben en gran parte a esta costumbre de la exogamia acompañada del robo y la compra de esposas en tribus ajenas. El resultado de todo ello fue un conglomerado de los distintos usos y costumbres tribales. Que estos tabúes sobre la endogamia eran sociológicos y no biológicos queda bien ilustrado por los tabúes sobre matrimonios entre parientes, que abarcaban muchos grados de relaciones con los parientes políticos en cuyo caso no existía ninguna relación de consanguinidad.
82:6.1 (919.7) Hoy en día no hay razas puras en el mundo. De los primeros pueblos evolutivos de color originales solo dos razas representativas persisten en el mundo: el hombre amarillo y el hombre negro; e incluso estas dos razas están muy mezcladas con los pueblos de color extintos. Aunque la llamada raza blanca desciende predominantemente del antiguo hombre azul, está más o menos mezclada con todas las demás razas, igual que lo está el hombre rojo de las Américas.
82:6.2 (919.8) De las seis razas sangik de color, tres eran primarias y tres secundarias. Aunque las razas primarias —azul, roja y amarilla— eran superiores en muchos aspectos a los tres pueblos secundarios, no hay que olvidar que esas razas secundarias tenían muchos rasgos deseables que habrían mejorado considerablemente a los pueblos primarios si estos hubieran podido absorber las mejores cepas de los secundarios.
82:6.3 (920.1) Los prejuicios de hoy en día contra los «mestizos», los «híbridos» y los «mezclados» se deben a que la mayoría de los cruces raciales modernos se producen entre cepas extremadamente inferiores de las razas implicadas. Tampoco se obtiene una descendencia satisfactoria cuando las cepas degradadas de una misma raza se casan entre sí.
82:6.4 (920.2) Si las razas que hay hoy en Urantia pudieran librarse de la maldición de los estratos más bajos de individuos deteriorados, antisociales, deficientes mentales y marginados, habría poco que objetar a una amalgamación limitada de las razas. Y habría aún menos objeciones si esas mezclas raciales pudieran darse entre los tipos más elevados de las distintas razas.
82:6.5 (920.3) La hibridación de estirpes superiores y diferentes es el secreto de la creación de cepas nuevas y más vigorosas, y esto es tan cierto para las plantas y los animales como para la especie humana. La hibridación aumenta el vigor y estimula la fertilidad. Las mezclas raciales entre estratos medios o superiores de distintos pueblos aumentan considerablemente el potencial creativo, tal como se demuestra en la presente población de los Estados Unidos de Norteamérica. Cuando esos emparejamientos se dan entre los estratos más bajos o inferiores la creatividad disminuye, tal como se demuestra hoy en día en los pueblos del sur de la India.
82:6.6 (920.4) La combinación de razas favorece mucho la aparición repentina de características nuevas, y si esta hibridación es la unión de cepas superiores, esas características nuevas serán también rasgos superiores.
82:6.7 (920.5) Dado que las razas de hoy en día están tan sobrecargadas de cepas inferiores y degradadas, una mezcla racial a gran escala sería sumamente perjudicial, pero la mayoría de las objeciones a este tipo de experimentos se basan en prejuicios sociales y culturales más que en consideraciones biológicas. Incluso entre estirpes inferiores, los híbridos suelen ser una mejora respecto a sus ancestros. La hibridación contribuye a la mejora de la especie debido al papel de los genes dominantes. La mezcla racial aumenta la probabilidad de que aparezcan más dominantes deseables en el híbrido.
82:6.8 (920.6) Durante los últimos cien años ha habido en Urantia más hibridación racial que en los milenios anteriores. Se ha exagerado mucho el peligro de que la reproducción cruzada de estirpes humanas genere graves discordias. Los principales problemas de los «mestizos» provienen de prejuicios sociales.
82:6.9 (920.7) El experimento de Pitcairn consistente en combinar las razas blanca y polinesia salió bastante bien porque los hombres blancos y las mujeres polinesias eran de cepas raciales bastante buenas. Un cruce entre los tipos superiores de las razas blanca, roja y amarilla generaría inmediatamente muchas características nuevas y biológicamente eficaces. Estos tres pueblos pertenecen a las razas sangik primarias. Las mezclas de las razas blanca y negra no son tan deseables en cuanto a sus resultados inmediatos, aunque su descendencia mulata no es tan inaceptable como intentan presentarla los prejuicios sociales y raciales. Esos híbridos de blanco y negro son ejemplares humanos físicamente excelentes a pesar de su ligera inferioridad en algunos otros aspectos.
82:6.10 (920.8) Cuando una raza sangik primaria se amalgama con una raza sangik secundaria, esta última mejora considerablemente a expensas de la primera. A pequeña escala —extendida en largos periodos de tiempo— muy poco se puede objetar con seriedad contra este tipo de contribución sacrificial de las razas primarias al mejoramiento de los grupos secundarios. Desde el punto de vista biológico las razas sangik secundarias eran superiores a las razas primarias en algunos aspectos.
82:6.11 (921.1) Al fin y al cabo, el verdadero riesgo para la especie humana reside en la multiplicación desmedida de las cepas inferiores y degradadas de los diversos pueblos civilizados más que en ningún supuesto peligro de sus cruces raciales.
82:6.12 (921.2) [Presentado por la jefa de las serafines destinadas en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 83
83:0.1 (922.1) ESTE es el relato de los comienzos iniciales del matrimonio. Esta institución ha progresado constantemente desde la copulación abierta y promiscua de la manada, pasando por muchas variaciones y adaptaciones, hasta la aparición de las normas matrimoniales que culminaron finalmente en las uniones de pareja, la unión de un hombre y una mujer para formar una familia del más alto orden social.
83:0.2 (922.2) El matrimonio ha estado muchas veces en peligro, y los usos y costumbres matrimoniales han recurrido con frecuencia tanto a la propiedad como a la religión en busca de apoyo. Pero el verdadero factor que salvaguarda por siempre el matrimonio y la familia resultante es el hecho biológico simple e innato de que los hombres y las mujeres no pueden vivir realmente los unos sin los otros, ya sean los salvajes más primitivos o los mortales más cultos.
83:0.3 (922.3) El impulso sexual es el señuelo que induce al hombre egoísta a superar el nivel animal. La egocéntrica y autogratificante relación sexual entraña consecuencias seguras de autorrenuncia y asegura la asunción de deberes altruistas y de numerosas responsabilidades familiares beneficiosas para la raza. En esto ha sido el sexo el civilizador no reconocido e insospechado del salvaje, pues este mismo impulso sexual automática e infaliblemente fuerza al hombre a pensar y a la larga lo induce a amar.
83:1.1 (922.4) El matrimonio es el mecanismo diseñado por la sociedad para regular y controlar las múltiples relaciones humanas que surgen del hecho físico de la existencia de dos sexos. Como tal institución el matrimonio funciona en dos direcciones:
83:1.2 (922.5) 1. En la regulación de las relaciones sexuales personales.
83:1.3 (922.6) 2. En la regulación de la ascendencia, la herencia, la sucesión y el orden social. Esta es su función original y más antigua.
83:1.4 (922.7) La familia, que nace del matrimonio, es en sí misma un estabilizador de la institución matrimonial junto con los usos y costumbres relativos a la propiedad. Otros factores que influyen poderosamente en la estabilidad matrimonial son el orgullo, la vanidad, la caballerosidad, el deber y las convicciones religiosas. Sin embargo, aunque puede que los matrimonios sean aprobados o desaprobados en lo alto, no se hacen precisamente en el cielo. La familia humana es una institución claramente humana, un desarrollo evolutivo. El matrimonio es una institución de la sociedad, no una competencia de la Iglesia. Es verdad que la religión debería ejercer una influencia importante sobre él, pero no controlarlo ni regularlo en exclusiva.
83:1.5 (922.8) El matrimonio primitivo era ante todo una transacción, y sigue siendo muchas veces una cuestión de conveniencia social o de negocios incluso en los tiempos modernos. Por influencia de la mezcla con la estirpe andita y como consecuencia de los usos y costumbres de la civilización que progresa, el matrimonio se está convirtiendo lentamente en algo mutuo, romántico, parental, poético, afectuoso, ético e incluso idealista. En cambio la elección y el llamado amor romántico eran mínimos en el emparejamiento primitivo. En aquellos primeros tiempos el marido y la mujer no estaban mucho tiempo juntos, muchas veces ni siquiera comían juntos. Entre los antiguos el afecto personal no estaba muy vinculado a la atracción sexual; se acababan encariñando mutuamente por el hecho de vivir y trabajar juntos.
83:2.1 (923.1) Los matrimonios primitivos los planeaban siempre los padres de los interesados. El periodo de transición entre esta costumbre y los tiempos de la libre elección estuvo ocupado por los agentes matrimoniales o casamenteros profesionales. Esos casamenteros fueron al principio los barberos y más adelante los sacerdotes. El matrimonio fue originalmente competencia del grupo y luego una cuestión familiar; solo recientemente se ha convertido en una aventura individual.
83:2.2 (923.2) La coacción, no la atracción, era la vía de acceso al matrimonio primitivo. En los primeros tiempos la mujer no tenía una actitud sexual distante sino simplemente la inferioridad sexual que le inculcaban los usos y costumbres. Igual que las incursiones precedieron al comercio, el matrimonio por captura precedió al matrimonio por contrato. Algunas mujeres colaboraban en su captura para librarse de la dominación de los hombres más viejos de su tribu; preferían caer en manos de hombres de su propia edad pertenecientes a otra tribu. Estas pseudofugas constituyeron la etapa de transición entre la captura por la fuerza y el posterior noviazgo por cortejo.
83:2.3 (923.3) Un primer tipo de ceremonia nupcial fue la huida fingida, una especie de simulacro de las fugas que habían sido práctica común en otro tiempo. Más adelante la captura simulada se convirtió en parte de la ceremonia oficial de la boda. La aparente resistencia que oponen muchas jóvenes modernas a la «captura», su reticencia al matrimonio, son vestigios de costumbres de antaño. Traspasar el umbral con la novia en brazos es una reminiscencia de numerosas prácticas antiguas, entre otras, de los tiempos en que las esposas se robaban.
83:2.4 (923.4) A la mujer se le negó durante mucho tiempo la plena libertad de disponer de sí misma en el matrimonio, pero las mujeres más inteligentes han sabido siempre sortear ingeniosamente esta restricción. El hombre ha solido tomar la iniciativa en el noviazgo, aunque no siempre. La mujer unas veces abierta y otras encubiertamente inicia el matrimonio. Y a medida que ha ido progresando la civilización, las mujeres han tenido una participación cada vez mayor en todas las fases del noviazgo y el matrimonio.
83:2.5 (923.5) El creciente papel del amor, el romanticismo y la elección personal en el cortejo prenupcial son una contribución de los anditas a las razas del mundo. Las relaciones entre los sexos están evolucionando favorablemente; a medida que progresan, muchos pueblos están sustituyendo gradualmente los antiguos móviles de conveniencia y propiedad por conceptos un tanto idealizados de atracción sexual. El impulso sexual y los sentimientos de afecto están empezando a desplazar al cálculo frío en la elección de pareja para la vida.
83:2.6 (923.6) En origen los esponsales eran equivalentes al matrimonio, y las relaciones sexuales eran práctica convencional entre los primeros pueblos durante el periodo del compromiso. En tiempos recientes la religión ha establecido un tabú sexual sobre el periodo comprendido entre los esponsales y el matrimonio.
83:3.1 (923.7) Los antiguos desconfiaban del amor y las promesas; pensaban que las uniones duraderas debían estar garantizadas por algún valor tangible, por una propiedad. Por esta razón, el precio de compra de una esposa se consideraba como una prenda o depósito que el marido estaba condenado a perder en caso de divorcio o abandono. Una vez pagado el precio de compra de una novia, muchas tribus permitían que a ella se le grabara a fuego la marca del marido. Los africanos siguen comprando a sus esposas. A una esposa por amor o a la esposa de un hombre blanco la comparan con un gato porque no cuesta nada.
83:3.2 (924.1) Los desfiles de novias eran la oportunidad de engalanar a las hijas para mostrarlas en público con objeto de encarecer su precio como esposas. Pero no se vendían como animales; entre las tribus posteriores las esposas compradas de este modo no eran transferibles. Su compra tampoco era siempre una simple y fría transacción monetaria; prestar servicios equivalía a dinero en efectivo a la hora de comprar esposa. Si un hombre, por lo demás deseable, no podía pagar por su esposa, podía ser adoptado como hijo por el padre de la joven y entonces podía casarse. Y si un hombre pobre pretendía a una esposa pero no podía satisfacer el precio exigido por un padre codicioso, los ancianos solían presionar al padre para que moderara sus exigencias so pena de fuga de los interesados.
83:3.3 (924.2) Con el progreso de la civilización los padres ya no querían dar la impresión de vender a sus hijas, y aunque siguieron aceptando el precio de compra de la novia, establecieron la costumbre de dar a la pareja regalos valiosos más o menos equivalentes al dinero de la compra. Y cuando más adelante se dejó de pagar por la novia, estos regalos se convirtieron en la dote de la novia.
83:3.4 (924.3) La dote tenía por objeto dejar claro que la novia era independiente, marcar las distancias con los tiempos de las esposas esclavas y las compañeras tenidas en propiedad. Un hombre no podía divorciarse de una esposa con dote si no devolvía la dote completa. Entre algunas tribus los padres de la novia y del novio se hacían un depósito mutuo que se perdía en caso de que uno de los contrayentes abandonara al otro; era en realidad una fianza matrimonial. Durante el periodo de transición entre la compra y la dote, si la esposa había sido comprada los hijos pertenecían al padre, si no, pertenecían a la familia de la esposa.
83:4.1 (924.4) La ceremonia nupcial surgió del hecho de que el matrimonio era originalmente competencia de la comunidad y no simplemente la culminación de una decisión entre dos personas. El emparejamiento era incumbencia del grupo además de ser una función personal.
83:4.2 (924.5) Toda la vida de los antiguos estaba rodeada de magia, rituales y ceremonias, y el matrimonio no era una excepción. Con el progreso de la civilización y a medida que se fue dando más importancia al matrimonio, la ceremonia nupcial se volvió cada vez más pretenciosa. Igual que hoy en día, los primeros matrimonios incidían en los intereses de propiedad y requerían por consiguiente una ceremonia legal, mientras que el estatus social de los hijos posteriores exigía la más amplia publicidad posible. Como el hombre primitivo no llevaba registros, la ceremonia del matrimonio tenía que ser presenciada por muchas personas.
83:4.3 (924.6) Al principio la ceremonia nupcial era más parecida a unos esponsales y solo consistía en publicar la intención de vivir juntos; más adelante se convirtió en una comida formal. En algunas tribus los padres simplemente llevaban a su hija al marido; en otros casos la única ceremonia era el intercambio formal de regalos, y acto seguido el padre de la novia la entregaba al novio. Muchos pueblos levantinos acostumbraban a prescindir de toda formalidad y el matrimonio quedaba consumado por las relaciones sexuales. El hombre rojo fue el primero en desarrollar una celebración nupcial más elaborada.
83:4.4 (924.7) Había mucho miedo a no tener hijos, y como la esterilidad se atribuía a las maquinaciones de los espíritus, el matrimonio se asoció con ciertos ceremoniales mágicos o religiosos para asegurar así la fecundidad. En este esfuerzo por garantizar un matrimonio feliz y fecundo se empleaban muchos amuletos; incluso se consultaba a los astrólogos para que determinaran las estrellas natalicias de los contrayentes. En cierto momento los sacrificios humanos fueron la norma en todas las bodas de gente adinerada.
83:4.5 (925.1) Se buscaban los días de suerte. El jueves era considerado como el más favorable, y se creía que las bodas celebradas con luna llena eran excepcionalmente afortunadas. Muchos pueblos de Oriente Próximo acostumbraban a arrojar grano sobre los recién casados, un rito mágico para asegurar la fecundidad. Algunos pueblos orientales utilizaban arroz con el mismo fin.
83:4.6 (925.2) El fuego y el agua fueron siempre considerados como los mejores medios de oponer resistencia a los fantasmas y los espíritus malignos, por eso en las bodas no faltaban fuegos de altar o velas encendidas ni aspersiones bautismales con agua bendita. Durante mucho tiempo fue costumbre fijar un día falso para la boda y luego aplazarla en el último momento para despistar a los fantasmas y los espíritus.
83:4.7 (925.3) Las tomaduras de pelo a los recién casados y las bromas a las parejas durante la luna de miel son vestigios de aquellos lejanos días en los que se pensaba que era mejor que los espíritus vieran a los novios incómodos y disgustados para no despertar su envidia. El velo nupcial es una reminiscencia de los tiempos en los que se consideraba necesario disfrazar a la novia para que los fantasmas no la reconociesen y también para ocultar su belleza a las miradas siempre celosas y envidiosas de los espíritus. Los pies de la novia no debían tocar nunca el suelo justo antes de la ceremonia. Incluso en el siglo veinte sigue siendo tradición bajo los usos y costumbres cristianos tender alfombras desde el vehículo nupcial hasta el altar de la iglesia.
83:4.8 (925.4) Una de las formas más antiguas de ceremonia nupcial era que un sacerdote bendijera el lecho nupcial para asegurar la fertilidad de la unión; esto se hacía mucho antes de que se estableciera ningún rito nupcial formal. Durante este periodo de evolución de los usos y costumbres matrimoniales los invitados a la boda debían desfilar por el dormitorio durante la noche para convertirse en testigos legales de la consumación del matrimonio.
83:4.9 (925.5) Ante los caprichos de la suerte que hacía que ciertos matrimonios salieran mal pese a todas las pruebas prematrimoniales, el hombre primitivo buscó un seguro de protección contra el fracaso matrimonial y se volvió hacia los sacerdotes y la magia. Este movimiento culminó directamente en las modernas bodas en la iglesia. Durante mucho tiempo el matrimonio fue generalmente reconocido como fruto de las decisiones de los padres de los contrayentes y más tarde de la propia pareja; en cambio durante los últimos quinientos años la Iglesia y el Estado han asumido la jurisdicción y se atreven ahora a dictaminar sobre el matrimonio.
83:5.1 (925.6) Al principio de la historia del matrimonio las mujeres solteras pertenecían a los hombres de la tribu. Más adelante una mujer tenía solo un marido a la vez. Esta práctica de un hombre a la vez fue el primer paso para salir de la promiscuidad de la horda. Aunque a la mujer solo se le permitía un hombre, su marido podía romper esas relaciones temporales a voluntad. Estas regulaciones laxas fueron el primer paso hacia la vida en pareja frente a la vida en la horda. En esta etapa del desarrollo del matrimonio los hijos pertenecían generalmente a la madre.
83:5.2 (925.7) El siguiente paso en la evolución del emparejamiento fue el matrimonio colectivo. Esta fase comunal del matrimonio tuvo que intercalarse en el desarrollo de la vida de familia porque los usos y costumbres matrimoniales no tenían aún fuerza suficiente para hacer permanentes las asociaciones de pareja. Los matrimonios de hermanos y hermanas pertenecieron a este grupo; cinco hermanos de una familia se casaban con cinco hermanas de otra. Las formas laxas de matrimonio comunal evolucionaron gradualmente en todo el mundo hacia diversos tipos de matrimonios colectivos. Estas asociaciones colectivas fueron reguladas en buena parte por los usos y costumbres del tótem. La vida de familia se desarrolló de forma lenta pero segura porque la regulación del sexo y del matrimonio favorecía la supervivencia de la propia tribu al asegurar la supervivencia de un número mayor de niños.
83:5.3 (926.1) Los matrimonios colectivos fueron cediendo terreno gradualmente ante las prácticas emergentes de la poligamia —la poliginia y la poliandria— entre las tribus más avanzadas. Pero la poliandria nunca fue general pues estaba limitada habitualmente a las reinas y a las mujeres ricas; además solía ser un asunto de familia, una esposa para varios hermanos. A veces por restricciones de casta o motivos económicos se hacía necesario que varios hombres se contentaran con una sola esposa. Incluso entonces, la mujer se casaba solo con uno y los demás eran tolerados con laxitud como «tíos» de la progenie conjunta.
83:5.4 (926.2) La costumbre judía que decretaba que un hombre tuviera trato con la viuda de su hermano difunto con objeto de «plantar semilla para su hermano» fue práctica habitual en más de la mitad del mundo antiguo. Era un vestigio de los tiempos en que el matrimonio era más un asunto de familia que una relación individual.
83:5.5 (926.3) La institución de la poliginia reconoció cuatro tipos de esposas en distintos momentos:
83:5.6 (926.4) 1. Esposas ceremoniales o legales.
83:5.7 (926.5) 2. Esposas por afecto y permiso.
83:5.8 (926.6) 3. Concubinas, esposas contractuales.
83:5.9 (926.7) 4. Esposas esclavas.
83:5.10 (926.8) La verdadera poliginia en la que todas las esposas tienen el mismo estatus y todos los hijos son iguales se ha dado rara vez. Por regla general, incluso en los matrimonios plurales, el hogar estaba dominado por la esposa principal, la que tenía el estatus de compañera. Solo ella se había casado según la ceremonia ritual mediante compra o dote y solo sus hijos podían heredar, a menos que los demás llegaran a un acuerdo especial con ella.
83:5.11 (926.9) La esposa con estatus oficial no era necesariamente esposa por amor; en los primeros tiempos no solía serlo. La esposa por amor, fruto del enamoramiento, solo apareció tras un avance considerable de las razas, y más concretamente después de que las tribus evolutivas se mezclaran con los noditas y los adanitas.
83:5.12 (926.10) La esposa tabú —una sola esposa con estatus legal— creó los usos y costumbres relativos a las concubinas. Dichos usos y costumbres establecían que un hombre solo podía tener una esposa pero podía mantener relaciones sexuales con un número ilimitado de concubinas. El concubinato fue el trampolín hacia la monogamia, el primer paso para salir de la poliginia generalizada. Las concubinas de los judíos, los romanos y los chinos eran con mucha frecuencia las criadas de la esposa. Más adelante, como en el caso de los judíos, la esposa legal fue considerada como la madre de todos los hijos del marido.
83:5.13 (926.11) Los tabúes de antaño sobre las relaciones sexuales con una esposa embarazada o lactante contribuyeron mucho a alentar la poliginia. Las maternidades frecuentes unidas a trabajos duros envejecían muy pronto a las mujeres primitivas. Esas sobrecargadas esposas solo lograban salir adelante gracias a que pasaban una semana al mes aisladas cuando no estaban embarazadas. A menudo se cansaban de tener hijos y proponían a su marido que tomara otra esposa más joven para colaborar tanto en la procreación como en el trabajo doméstico. Por eso las nuevas esposas solían ser muy bien recibidas por las consortes más viejas. No existía nada semejante a los celos sexuales.
83:5.14 (926.12) El número de esposas solo estaba limitado por la capacidad del hombre para mantenerlas. Los hombres ricos y capaces querían tener muchos hijos, y dado el elevado índice de mortalidad infantil, se necesitaba una colección de esposas para reclutar una familia grande. Muchas de las esposas múltiples no eran más que sirvientas, esposas esclavas.
83:5.15 (927.1) Las costumbres humanas evolucionan, aunque muy lentamente. El propósito de un harén era acumular un cuerpo fuerte y numeroso de parientes de sangre para sostener el trono. Hubo una vez un jefe que se convenció de que no debía tener un harén sino conformarse con una sola esposa, así que despidió a su harén. Las esposas se fueron a sus casas descontentas, y sus parientes ofendidos se abalanzaron furiosos sobre el jefe y lo mataron en el acto.
83:6.1 (927.2) La monogamia es un monopolio. Es buena para quienes alcanzan ese estado deseable, pero tiende a imponer una privación biológica a quienes no son tan afortunados. Sin embargo, y a pesar de su efecto sobre el individuo, la monogamia es sin duda lo mejor para los hijos.
83:6.2 (927.3) La monogamia inicial fue producto de las circunstancias: la pobreza. La monogamia es un fenómeno cultural y social, artificial y antinatural, es decir, antinatural para el hombre evolutivo. En cambio era totalmente natural para los noditas y los adanitas más puros y ha sido de gran valor cultural para todas las razas avanzadas.
83:6.3 (927.4) Las tribus caldeas reconocían el derecho de una esposa a imponer a su consorte la promesa prenupcial de no tomar ni segunda esposa ni concubina. Tanto los griegos como los romanos favorecían el matrimonio monógamo. El culto a los ancestros ha fomentado siempre la monogamia, como lo ha hecho el error cristiano de considerar el matrimonio como un sacramento. También la elevación del nivel de vida ha ido siempre en contra de la pluralidad de esposas. En tiempos del advenimiento de Miguel a Urantia prácticamente todo el mundo civilizado había alcanzado ya el nivel de la monogamia teórica. Pero esa monogamia pasiva no significaba que la humanidad se hubiera habituado a la práctica del verdadero matrimonio de pareja.
83:6.4 (927.5) Al tiempo que persigue la meta monogámica del matrimonio ideal de pareja, que es a fin de cuentas una especie de asociación sexual monopolística, la sociedad no debe perder de vista la situación nada envidiable de los hombres y mujeres desafortunados que no logran encontrar su sitio en este nuevo orden social mejorado, incluso habiendo hecho todo lo posible por cooperar con sus requisitos y cumplir con ellos. La imposibilidad de conseguir pareja en la arena social de la competencia se puede deber a dificultades insuperables o a las innumerables restricciones impuestas por los usos y costumbres vigentes. Es cierto que la monogamia es ideal para los que encajan dentro de ella, pero impone inevitablemente grandes privaciones a todos los que quedan excluidos en el frío de una existencia solitaria.
83:6.5 (927.6) Siempre ha habido una minoría de personas desafortunadas que han tenido que sufrir para que la mayoría pudiera avanzar a tenor de los usos y costumbres desarrollados por la evolución de la civilización. La mayoría favorecida debe mirar siempre con benevolencia y consideración a sus compañeros menos afortunados que pagan el precio de no encajar en las asociaciones sexuales ideales que satisfacen todas las necesidades biológicas bajo la sanción de los usos y costumbres más elevados de la evolución social que progresa.
83:6.6 (927.7) La monogamia siempre ha sido, es y será la meta idealista de la evolución sexual humana. Este ideal del verdadero matrimonio de pareja implica abnegación, y por eso fracasa con tanta frecuencia cuando una o las dos partes contrayentes carecen del sólido autocontrol que constituye la culminación de todas las virtudes humanas.
83:6.7 (927.8) La monogamia es el criterio que mide el avance de la civilización social a diferencia de la evolución puramente biológica. La monogamia no es necesariamente biológica ni natural, pero es indispensable para el mantenimiento inmediato y el desarrollo futuro de la civilización social. Contribuye a una delicadeza de sentimientos, un refinamiento del carácter moral y un crecimiento espiritual que son del todo imposibles en la poligamia. Una mujer no puede llegar a ser una madre ideal cuando se ve obligada al mismo tiempo a rivalizar constantemente por el afecto de su marido.
83:6.8 (928.1) El matrimonio de pareja favorece y fomenta el entendimiento íntimo y la cooperación efectiva, que es lo mejor para la felicidad de los padres, el bienestar de los hijos y la eficiencia social. El matrimonio, que empezó siendo una burda coacción, está evolucionando gradualmente hacia una magnífica institución de autocultura, autocontrol, autoexpresión y autoperpetuación.
83:7.1 (928.2) Al principio de la evolución de los usos y costumbres matrimoniales, el matrimonio era una unión laxa que podía terminarse a voluntad, y los hijos seguían siempre a la madre; el vínculo madre-hijo es instintivo y ha funcionado en todas las fases del desarrollo de los usos y costumbres.
83:7.2 (928.3) Entre los pueblos primitivos solo alrededor de la mitad de los matrimonios resultaban satisfactorios. La causa más frecuente de separación era la esterilidad, de la que se culpaba siempre a la esposa, y se creía que las esposas sin hijos se convertirían en serpientes en el mundo de los espíritus. Bajo los usos y costumbres más primitivos el divorcio solo era posible a instancias del hombre, y estas normas han subsistido hasta el siglo veinte entre algunos pueblos.
83:7.3 (928.4) Con la evolución de los usos y costumbres ciertas tribus desarrollaron dos formas de matrimonio: el ordinario, que permitía el divorcio, y el matrimonio ante un sacerdote, que no admitía separación. Cuando se establecieron las costumbres de comprar y de dotar a la esposa, la penalización económica vinculada al fracaso del matrimonio contribuyó mucho a reducir las separaciones. De hecho, este viejo factor económico ejerce una función estabilizadora en muchas uniones modernas.
83:7.4 (928.5) La presión social del estatus en la comunidad y de los privilegios económicos ha influido siempre poderosamente a la hora de mantener los tabúes y los usos y costumbres matrimoniales. El matrimonio ha progresado sin cesar a lo largo de las edades y se encuentra en una posición avanzada en el mundo moderno, aunque amenazado por los ataques de un descontento generalizado entre los pueblos donde la elección individual —una nueva libertad— ocupa un lugar muy prominente. Estos trastornos de ajuste están apareciendo entre las razas más progresivas como consecuencia de una aceleración repentina de la evolución social, en cambio entre los pueblos menos avanzados el matrimonio sigue prosperando y mejorando lentamente bajo la guía de usos y costumbres más antiguos.
83:7.5 (928.6) La sustitución nueva y repentina en el matrimonio del móvil de la propiedad, más antiguo y largamente establecido, por el móvil del amor, más ideal pero extremadamente individualista, ha provocado inevitablemente una inestabilidad temporal en la institución del matrimonio. Los motivos del hombre para casarse han trascendido siempre por mucho la moralidad matrimonial propiamente dicha, y en los siglos diecinueve y veinte el ideal occidental del matrimonio ha dejado de pronto muy atrás los impulsos sexuales egocéntricos y solo parcialmente controlados de las razas. La existencia en cualquier sociedad de un gran número de personas no casadas indica que los usos y costumbres están o bien en crisis temporal o bien en fase de transición.
83:7.6 (928.7) La prueba real del matrimonio a lo largo de los tiempos ha sido la intimidad continua que forma parte intrínseca de toda vida de familia. Es difícil que dos jóvenes mimados y consentidos, educados en la complacencia y la plena satisfacción del ego y la vanidad, puedan sacar adelante un matrimonio y crear una familia: una asociación para toda la vida de abnegación, compromiso, entrega y dedicación desinteresada a la educación de los hijos.
83:7.7 (929.1) El alto grado de ensoñación y romanticismo fantástico asociado al noviazgo es responsable en gran medida de la tendencia creciente al divorcio entre los pueblos occidentales modernos, con la complicación añadida de la mayor libertad personal e independencia económica de la mujer. El divorcio fácil, cuando es consecuencia de la falta de autocontrol o del fracaso en la adaptación normal de la personalidad, solo conduce a retroceder directamente a aquellas rudimentarias etapas sociales de las que el hombre acaba de emerger a costa de tanta angustia personal y tanto sufrimiento racial.
83:7.8 (929.2) Pero mientras la sociedad no logre educar correctamente a los niños y a los jóvenes, mientras el orden social no consiga proporcionar una formación prematrimonial adecuada y mientras el idealismo juvenil imprudente e inmaduro sea el árbitro de la decisión de casarse, el divorcio seguirá siendo frecuente. Y en la medida en que el grupo social no acierte a proporcionar a los jóvenes una preparación matrimonial, el divorcio deberá funcionar como válvula social de seguridad que impida situaciones aún peores durante las edades de rápida evolución de los usos y costumbres.
83:7.9 (929.3) Todo hace pensar que los antiguos consideraban el matrimonio casi con la misma seriedad que algunos pueblos de hoy en día. Y no da la impresión de que muchos de los matrimonios precipitados y fallidos de los tiempos modernos sean precisamente una gran mejora sobre las prácticas antiguas de capacitar a los hombres y mujeres jóvenes para el emparejamiento. El gran contrasentido de la sociedad moderna consiste en exaltar el amor e idealizar el matrimonio sin propugnar al mismo tiempo que ambos se estudien con la máxima seriedad.
83:8.1 (929.4) El matrimonio que culmina en una familia es en verdad la institución más excelsa del hombre, pero es esencialmente humano; no debería haber sido llamado nunca sacramento. Los sacerdotes setitas hicieron del matrimonio un rito religioso, pero durante miles de años después del Edén el emparejamiento siguió siendo una institución puramente social y civil.
83:8.2 (929.5) La comparación de las asociaciones humanas con las asociaciones divinas es sumamente desacertada. La unión de marido y mujer en la relación matrimonial y hogareña es una función material de los mortales de los mundos evolutivos. Es cierto que se puede derivar mucho progreso espiritual de los esfuerzos humanos sinceros del marido y la mujer por progresar, pero eso no significa que el matrimonio sea necesariamente sagrado. El progreso espiritual acompaña a la dedicación sincera en otros campos del empeño humano.
83:8.3 (929.6) Tampoco se puede comparar verdaderamente el matrimonio con la relación entre el hombre y su Ajustador ni con la fraternidad de Cristo Miguel y sus hermanos humanos. Dichas relaciones son comparables en apenas algún punto con la asociación del marido y la mujer. Y es muy lamentable que un concepto humano erróneo de estas relaciones haya producido tanta confusión respecto al estatus del matrimonio.
83:8.4 (929.7) También es lamentable que ciertos grupos de mortales hayan ideado que el matrimonio se consuma por acción divina. Esas creencias conducen directamente al concepto de la indisolubilidad del estado conyugal con independencia de las circunstancias o de los deseos de las partes contrayentes. Pero el hecho real de que los matrimonios se disuelven indica que la Deidad no es parte componente de esas uniones. Una vez que Dios ha unido dos cosas o a dos personas, estas permanecen unidas así hasta el momento en que la voluntad divina decrete su separación. Pero en lo que concierne al matrimonio, que es una institución humana, ¿quién se atreverá a juzgarlo, a decidir qué matrimonios son uniones susceptibles de ser aprobadas por los supervisores del universo y cuáles son puramente humanas en origen y naturaleza?
83:8.5 (930.1) Sin embargo, hay un ideal del matrimonio en las esferas de lo alto. En la capital de cada sistema local los Hijos e Hijas Materiales de Dios representan el culmen de los ideales de la unión del hombre y la mujer en los lazos del matrimonio y con el propósito de reproducirse y criar una prole. Después de todo, el matrimonio ideal de los mortales es humanamente sagrado.
83:8.6 (930.2) El matrimonio ha sido siempre y sigue siendo el sueño supremo de la idealidad temporal del hombre. Aunque este hermoso sueño muy pocas veces se hace enteramente real, perdura como ideal glorioso y atrae siempre a la humanidad en progreso hacia esfuerzos más grandes por la felicidad humana. Pero a los hombres y mujeres jóvenes se les debería enseñar algo de las realidades del matrimonio antes de verse sumergidos en las rigurosas exigencias de las interasociaciones de la vida de familia; la idealización juvenil se debería atemperar con algún grado de desilusión prenupcial.
83:8.7 (930.3) Por otra parte, no se debe desalentar la idealización juvenil del matrimonio; esos sueños son la visualización de la meta de la futura vida de familia. Esta actitud es a la vez estimulante y útil siempre que no impida caer en la cuenta de los requisitos comunes y prácticos del matrimonio y la vida familiar posterior.
83:8.8 (930.4) Los ideales del matrimonio han hecho grandes progresos en los últimos tiempos; entre algunos pueblos la mujer disfruta prácticamente de los mismos derechos que su consorte. La familia se está convirtiendo, al menos en principio, en una asociación leal para criar a la prole acompañada de fidelidad sexual. Pero incluso esta versión más nueva del matrimonio no debe llegar tan lejos como para conferir el monopolio mutuo de toda la personalidad y de toda la individualidad. El matrimonio no se limita a ser un ideal individualista. Es la asociación social en vías de evolución de un hombre y una mujer, que existe y funciona bajo los usos y costumbres vigentes, restringida por los tabúes e implementada por las leyes y regulaciones de la sociedad.
83:8.9 (930.5) Los matrimonios del siglo veinte se encuentran en un nivel alto en comparación con los de edades pasadas a pesar de que la institución del hogar está pasando ahora por una dura prueba. Debe afrontar los problemas surgidos repentinamente en la organización social por el precipitado aumento de las libertades de la mujer, aquellos derechos que le fueron denegados durante tanto tiempo en la lenta evolución de los usos y costumbres de las generaciones pasadas.
83:8.10 (930.6) [Presentado por la jefa de las serafines destinadas en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 84
84:0.1 (931.1) LA NECESIDAD material fundó el matrimonio, el apetito sexual lo embelleció, la religión lo sancionó y exaltó, el Estado lo exigió y reguló. Y más recientemente la evolución del amor está empezando a justificar y glorificar el matrimonio como antecesor y creador de la institución más útil y sublime de la civilización: el hogar. La formación del hogar debería ser el centro y la esencia de todo esfuerzo educativo.
84:0.2 (931.2) La copulación es un puro acto de autoperpetuación asociado a grados de autogratificación variables; el matrimonio, la creación de una familia, está estrechamente vinculado a la autoconservación e implica la evolución de la sociedad. La propia sociedad es una estructura agregada de unidades familiares. Los individuos son muy temporales como factores planetarios, solo las familias son agentes de continuidad en la evolución social. La familia es el canal por donde fluye el río de la cultura y el conocimiento de una generación a otra.
84:0.3 (931.3) El hogar es básicamente una institución sociológica. El matrimonio surgió de la cooperación para sustentarse y de la asociación para perpetuarse; el elemento de autogratificación era algo muy secundario. Sin embargo el hogar abarca las tres funciones esenciales de la existencia humana, mientras que la propagación de la vida lo convierte en la institución humana fundamental y el sexo lo separa de las demás actividades sociales.
84:1.1 (931.4) El matrimonio no se fundó en las relaciones sexuales, cuyo papel fue secundario. El hombre primitivo, que satisfacía su apetito sexual libremente sin cargar con las responsabilidades de una esposa, unos hijos y un hogar, no necesitaba el matrimonio.
84:1.2 (931.5) La mujer, por su apego tanto físico como emocional a su prole, depende de la cooperación del varón y eso la impulsa a buscar el refugio protector del matrimonio. Pero ningún impulso biológico directo conducía al hombre hacia el matrimonio, y mucho menos lo retenía dentro de él. No fue el amor lo que hizo el matrimonio atractivo para el hombre, fue el hambre lo que primero atrajo al hombre salvaje hacia la mujer y hacia el refugio primitivo compartido con los hijos de ella.
84:1.3 (931.6) Ni siquiera fue la consciencia de las obligaciones derivadas de las relaciones sexuales lo que originó el matrimonio. El hombre primitivo no captaba la conexión entre la satisfacción sexual y el nacimiento posterior de un niño. Existió en su día la creencia universal de que una virgen podía quedar embarazada. Los salvajes concibieron pronto la idea de que los bebés se hacían en el mundo de los espíritus; se creía que el embarazo era consecuencia de la entrada de un espíritu, un fantasma que evolucionaba dentro de la mujer. Se creía también que tanto la dieta como el mal de ojo podían provocar un embarazo en una mujer virgen o no casada. Más tarde se relacionó el comienzo de la vida con el aliento y con la luz del Sol.
84:1.4 (932.1) Muchos de los primeros pueblos asociaban a los fantasmas con el mar, por eso las vírgenes tenían muy limitados los baños; las jóvenes tenían mucho más miedo a bañarse en el mar con marea alta que a tener relaciones sexuales. Los bebés deformes o prematuros se consideraban crías de animales que habían conseguido entrar en el cuerpo de una mujer por culpa de un baño imprudente o por la actividad malévola de un espíritu. Los salvajes, por supuesto, estrangulaban sin reparos a esos niños al nacer.
84:1.5 (932.2) Se dio un primer paso hacia la comprensión de la realidad cuando se empezó a creer que las relaciones sexuales abrían el camino para que el fantasma fecundador entrara en la mujer. El hombre ha descubierto desde entonces que el padre y la madre aportan por igual los factores hereditarios vivos que inician el nuevo ser. Pero incluso en el siglo veinte muchos padres siguen intentando mantener a sus hijos en una mayor o menor ignorancia sobre el origen de la vida humana.
84:1.6 (932.3) La relación madre-hijo inherente a la función reproductora aseguraba la existencia de un tipo simplificado de familia. El amor materno es instintivo, no es fruto de los usos y costumbres como lo es el matrimonio. El amor materno de todos los mamíferos es una dotación inherente de los espíritus-mente adjutores del universo local. La fuerza y la entrega de este amor son siempre directamente proporcionales al tiempo que dura la infancia indefensa de la especie.
84:1.7 (932.4) La relación entre madre e hijo es natural, fuerte e instintiva, hasta el punto de obligar a las mujeres primitivas a someterse a muchas situaciones extrañas y soportar privaciones indecibles. Este imperioso amor materno es la emoción restrictiva que ha puesto siempre a la mujer en situación de inmensa desventaja frente al hombre. Y sin embargo, el instinto materno de la especie humana no es irresistible; la ambición, el egoísmo y las creencias religiosas lo pueden frustrar.
84:1.8 (932.5) La asociación madre-hijo no constituye ni el matrimonio ni el hogar, pero fue el núcleo del que surgieron ambos. El gran avance en la evolución del emparejamiento se produjo cuando esas relaciones temporales duraron lo suficiente como para criar a la prole resultante, pues en eso consistió la formación del hogar.
84:1.9 (932.6) Con independencia de los antagonismos que pudiera haber en aquellas primeras parejas, y a pesar de la laxitud de la relación, esas asociaciones de hombre y mujer mejoraron considerablemente las posibilidades de supervivencia. Cuando el hombre y la mujer cooperan, incluso aparte de la familia y la prole, son inmensamente superiores en la mayoría de los aspectos tanto a dos hombres como a dos mujeres. Este emparejamiento de los sexos aumentó la supervivencia y fue el comienzo mismo de la sociedad humana. La división del trabajo por sexos contribuyó también a la comodidad y a una mayor felicidad.
84:2.1 (932.7) Las hemorragias periódicas de la mujer y su pérdida adicional de sangre en el parto sustentaron la creencia primitiva de que la sangre era la creadora del hijo (incluso la sede del alma) y dieron origen al concepto de los lazos de sangre en las relaciones humanas. En los primeros tiempos toda la genealogía se contaba por línea femenina, pues esa era la única parte totalmente cierta de la herencia.
84:2.2 (932.8) La familia primitiva, al surgir del lazo de sangre biológico e instintivo entre madre e hijo, era inevitablemente una familia matriarcal, y muchas tribus mantuvieron este sistema durante largo tiempo. La familia matriarcal era la única transición posible de la etapa del matrimonio colectivo en la horda a la posterior vida hogareña mejorada de las familias patriarcales polígamas y monógamas. La familia matriarcal era natural y biológica; la familia patriarcal es social, económica y política. La pervivencia del matriarcado entre los hombres rojos norteamericanos es una de las principales razones por las que los iroqueses, por lo demás progresivos, no llegaron nunca a constituir un verdadero Estado.
84:2.3 (933.1) Bajo los usos y costumbres matriarcales la madre de la esposa era la autoridad prácticamente suprema de la casa; incluso los hermanos de la esposa y sus hijos eran más activos en la supervisión de la familia que el propio marido. A menudo se cambiaba el nombre del padre y se le daba el de sus propios hijos.
84:2.4 (933.2) Las primeras razas daban poco reconocimiento al padre, pues consideraban que el niño provenía totalmente de la madre. Creían que los hijos se parecían al padre como consecuencia de la relación, o que estaban «marcados» así porque la madre deseaba que tuvieran el aspecto del padre. Más adelante, cuando se pasó del matriarcado al patriarcado, todo el mérito por el hijo se atribuyó al padre y muchos de los tabúes sobre la mujer embarazada se ampliaron a su marido. El futuro padre dejaba de trabajar al acercarse el momento de dar a luz, en el parto se acostaba junto con su mujer y luego guardaba de tres a ocho días de reposo. La esposa podía levantarse al día siguiente y hacer trabajos pesados, pero el marido se quedaba en la cama a recibir las felicitaciones. Todo esto formaba parte de los primeros usos y costumbres orientados a establecer los derechos del padre sobre el hijo.
84:2.5 (933.3) Al principio era costumbre que el hombre se fuera a vivir con la gente de su esposa, pero más tarde, una vez que el hombre había pagado o liquidado trabajando el precio de la novia, podía llevarse a su esposa e hijos con su propia gente. La transición del matriarcado al patriarcado explica la prohibición, por lo demás sin sentido, de algunos tipos de matrimonio entre primos mientras que se admitían otros con el mismo grado de parentesco.
84:2.6 (933.4) Con la desaparición de los usos y costumbres cazadores, cuando el pastoreo dio al hombre el control de la fuente principal de alimentos, el matriarcado llegó rápidamente a su fin. Fracasó simplemente porque no pudo competir con la nueva familia patriarcal. El poder depositado en los parientes masculinos de la madre no pudo competir con el poder concentrado en el padre-marido. La mujer no daba de sí para sumar a las tareas de la maternidad el ejercicio de una autoridad continua y de un poder doméstico creciente. La práctica de robar esposas, y más tarde de comprarlas, aceleró la desaparición de la familia matriarcal.
84:2.7 (933.5) El formidable cambio del matriarcado al patriarcado es uno de los giros de 180 grados más radicales y completos ejecutados jamás por la raza humana. Este cambio trajo consigo un crecimiento inmediato de la expresión social y de la aventura familiar.
84:3.1 (933.6) Puede que el instinto maternal condujera a la mujer al matrimonio, pero fue la fuerza superior del hombre unida a la influencia de los usos y costumbres lo que la obligó en la práctica a permanecer dentro del vínculo matrimonial. La vida pastoril tendió a crear un nuevo sistema de usos y costumbres: el tipo patriarcal de vida de familia. Bajo los usos y costumbres de los pastores y los primeros agricultores, la unidad de la familia estaba basada en la autoridad incuestionable y arbitraria del padre. Toda sociedad, ya fuera nacional o familiar, pasó por la etapa de autoridad autocrática de tipo patriarcal.
84:3.2 (934.1) La escasa consideración hacia la mujer propia de la época del Antiguo Testamento es fiel reflejo de los usos y costumbres de los pastores. Los patriarcas hebreos eran todos pastores, como lo atestigua el dicho: «El Señor es mi pastor».
84:3.3 (934.2) Pero en aquellas edades pasadas el hombre no tenía más culpa de su falta de aprecio por la mujer que la propia mujer. La mujer primitiva no consiguió obtener reconocimiento social porque no funcionaba en las emergencias; no tenía actuaciones espectaculares ni heroicas en los momentos de crisis. La maternidad era una clara discapacidad en la lucha por la existencia; el amor materno ponía a la mujer en desventaja a la hora de defender a la tribu.
84:3.4 (934.3) Por otra parte, las mujeres primitivas fomentaron involuntariamente su dependencia del varón al admirar y aplaudir su bravura y virilidad. Esta exaltación del guerrero elevó el ego masculino y rebajó en igual medida el de la mujer al tiempo que la hacía más dependiente. Un uniforme militar sigue despertando poderosamente las emociones femeninas.
84:3.5 (934.4) Entre las razas más avanzadas las mujeres no tienen ni el tamaño ni la fuerza de los hombres. La mujer, al ser la más débil, tuvo que recurrir a la diplomacia; pronto aprendió a utilizar sus encantos sexuales. Se hizo más lista y conservadora que el hombre, aunque algo menos profunda. El hombre era superior a la mujer en el campo de batalla y en la caza, pero en casa solía imponerse la mujer incluso sobre los hombres más primitivos.
84:3.6 (934.5) El rebaño era el sustento del pastor, pero durante toda la era del pastoreo la mujer tuvo que seguir proporcionando el alimento vegetal. El hombre primitivo rehuía el trabajo de la tierra, demasiado rutinario y falto de emoción para su gusto. Existía también la antigua superstición de que las mujeres en su calidad de madres hacían crecer mejores plantas. Incluso hoy, en muchas tribus atrasadas los hombres cocinan la carne y las mujeres los vegetales, y cuando las tribus primitivas de Australia se desplazan, las mujeres no cazan nunca y ningún hombre se agacharía a arrancar una raíz.
84:3.7 (934.6) La mujer siempre ha tenido que trabajar; ha sido una productora real al menos hasta los tiempos modernos. Por regla general el hombre ha elegido el camino más fácil, y esta desigualdad ha existido a lo largo de toda la historia de la raza humana. La mujer ha sido siempre la portadora de cargas; transportaba las propiedades familiares, atendía a los hijos y dejaba al hombre las manos libres para cazar o combatir.
84:3.8 (934.7) La primera liberación de la mujer se produjo cuando el hombre accedió a hacer lo que hasta entonces se había considerado trabajo de mujeres: cultivar la tierra. Se dio un gran paso adelante cuando se empezó a esclavizar como agricultores a los varones cautivos en vez de matarlos. Al verse liberadas de trabajar el suelo, las mujeres pudieron dedicar más tiempo a las labores de casa y a criar a los hijos.
84:3.9 (934.8) Gracias al suministro de leche para los pequeños se pudo destetar antes a los bebés, y al reducirse así su periodo de esterilidad temporal, las madres pudieron tener más hijos. Por otra parte, el empleo de la leche de vaca y de cabra redujo considerablemente la mortalidad infantil. En los tiempos anteriores a la sociedad pastoril las madres solían amamantar a sus hijos hasta los cuatro o cinco años.
84:3.10 (934.9) Con la disminución de las guerras primitivas la desigualdad de la división del trabajo basada en el sexo se redujo mucho, aunque las mujeres tuvieron que seguir haciendo el trabajo real mientras los hombres hacían los piquetes de guardia. Ningún campamento o aldea se podía dejar sin vigilancia ni de día ni de noche, pero incluso esa tarea se vio aliviada por la domesticación del perro. Por regla general, la aparición de la agricultura mejoró el prestigio y la posición social de la mujer; al menos esto fue así hasta el momento en que el hombre mismo se hizo agricultor. En cuanto el hombre se dedicó a trabajar el suelo, se produjo un progreso inmediato en los métodos agrícolas que continuó en las generaciones siguientes. El hombre había aprendido en la caza y en la guerra el valor de la organización y aplicó estas técnicas a las actividades productivas. Cuando posteriormente se hizo cargo de muchas de las ocupaciones anteriores de la mujer, introdujo grandes mejoras en los métodos de trabajo poco rigurosos utilizados por ella.
84:4.1 (935.1) En términos generales, el estatus de la mujer en cualquier época es un criterio imparcial para juzgar el proceso evolutivo del matrimonio como institución social, mientras que el progreso del matrimonio mismo es un indicador razonablemente preciso de los avances de la civilización humana.
84:4.2 (935.2) El estatus de la mujer ha sido siempre una paradoja social; ha sabido siempre manejar con astucia a los hombres; ha capitalizado siempre el impulso sexual más fuerte del hombre en beneficio propio y para su propio avance. Mediante la explotación sutil de sus encantos sexuales ha conseguido ejercer a menudo un poder dominante sobre el hombre, incluso cuando este la mantenía en abyecta esclavitud.
84:4.3 (935.3) La mujer de los primeros tiempos no era para el hombre ni amiga, ni novia, ni amante ni compañera, sino más bien una parte de su propiedad, una sierva o una esclava, y más tarde, una compañera económica, un juguete y una productora de hijos. Sin embargo, la elección y la cooperación de la mujer han sido siempre parte indispensable de toda relación sexual plena y satisfactoria, y esto ha dado siempre a las mujeres inteligentes una influencia considerable sobre su posición personal inmediata con independencia de la posición social que les daba su sexo. Por otra parte, el hecho de que las mujeres se vieran obligadas a recurrir constantemente a la astucia en su esfuerzo por paliar su sometimiento tendía a fomentar el recelo y la desconfianza de los hombres.
84:4.4 (935.4) Los sexos han tenido grandes dificultades para entenderse. Al hombre le resultaba difícil comprender a la mujer y la miraba con una extraña mezcla de desconfianza ignorante y fascinación temerosa, cuando no con recelo y desdén. Numerosas tradiciones tribales y raciales hacen radicar los problemas en Eva, Pandora o alguna otra representante del sexo femenino. Estas narraciones se tergiversaron siempre para dejar patente que la mujer acarrea el mal sobre el hombre, un claro reflejo del recelo universal que imperó en su día hacia la mujer. Entre las razones alegadas a favor del celibato de los sacerdotes, la principal era la bajeza de la mujer. El hecho de que la mayoría de las supuestas brujas fueran mujeres tampoco contribuyó a mejorar la imagen del sexo femenino en el pasado.
84:4.5 (935.5) Los hombres han considerado durante mucho tiempo a las mujeres como seres raros, incluso anormales. Han llegado a creer que las mujeres no tenían alma, y en consecuencia no se les daba un nombre. La primera relación sexual con una mujer era muy temida entre los primitivos, por eso se estableció la costumbre de que los sacerdotes desfloraran a las vírgenes. Se pensaba que incluso la sombra de una mujer era peligrosa.
84:4.6 (935.6) En otros tiempos se solía considerar que la maternidad hacía a la mujer peligrosa e impura. Los usos y costumbres de muchas tribus establecían largas ceremonias de purificación para la madre después del nacimiento de un hijo. Excepto entre los grupos donde el marido se acostaba para participar en el nacimiento, se rehuía a la futura madre, se la dejaba sola. Los antiguos incluso evitaban que el niño naciera en la casa. Finalmente se permitió a las mujeres de edad avanzada asistir a la madre durante el parto, y esta práctica dio origen a la profesión de partera. Durante el parto se decían y hacían muchísimas tonterías con intención de facilitar el alumbramiento. Era costumbre rociar al recién nacido con agua bendita para impedir la intromisión de los fantasmas.
84:4.7 (935.7) Entre las tribus no mestizas el parto era relativamente fácil y solo duraba dos o tres horas, pero pocas veces es tan fácil entre las razas mestizas. Si una mujer moría en el parto, sobre todo si traía gemelos, se creía que había sido culpable de adulterio con un espíritu. Más tarde las tribus superiores consideraron la muerte durante el parto como voluntad del cielo y se opinaba que esas madres habían perecido por una causa noble.
84:4.8 (936.1) El denominado recato de las mujeres respecto a su vestido y la exposición de su persona nació del miedo mortal a ser observadas durante el periodo menstrual. Dejarse ver en tal estado era pecado grave, pues se violaba un tabú. Según los usos y costumbres de antaño, toda mujer, desde la adolescencia hasta el fin de su periodo fértil, estaba sujeta a cuarentena total de la familia y la sociedad durante una semana completa al mes. Todas las cosas que tocara y los lugares donde se sentara o acostara quedaban «envilecidos». Fue costumbre durante mucho tiempo golpear brutalmente a las jóvenes después de cada menstruación para expulsar de sus cuerpos al espíritu del mal. Una vez superada la edad fértil, la mujer solía ser tratada con más consideración y se le concedían más derechos y privilegios. A la vista de todo esto no es de extrañar que las mujeres fueran menospreciadas. Incluso para los griegos la mujer menstruante era uno de los tres grandes motivos de envilecimiento junto con el ajo y la carne de cerdo.
84:4.9 (936.2) Por absurdas que fueran esas nociones de antaño, tenían la ventaja de dar a aquellas mujeres sobrecargadas de trabajo, al menos durante su juventud, una semana al mes de bienvenido descanso y provechosa reflexión. Así podían aguzar el ingenio para tratar con sus compañeros masculinos el resto del tiempo. Esta cuarentena de las mujeres protegía también a los hombres de los excesos sexuales, lo que contribuyó indirectamente a restringir la población y mejorar el autocontrol.
84:4.10 (936.3) Se hizo un gran avance cuando se negó al hombre el derecho a matar a su mujer a voluntad. También fue un paso adelante que la mujer pudiera quedarse con los regalos de boda. Más tarde consiguió el derecho legal a poseer, controlar e incluso disponer de propiedades, pero durante mucho tiempo estuvo privada del derecho a ocupar cargos tanto en la Iglesia como en el Estado. La mujer ha sido tratada siempre más o menos como una propiedad, y esto perdura en el mismo siglo veinte después de Cristo. Todavía no ha logrado liberarse en todo el mundo de vivir recluida bajo el control del hombre. Incluso entre los pueblos avanzados, el intento del hombre de proteger a la mujer ha sido siempre una manifestación tácita de superioridad.
84:4.11 (936.4) Con todo, las mujeres primitivas no se compadecían de sí mismas como suelen hacer sus hermanas liberadas más recientemente. Estaban al fin y al cabo bastante felices y satisfechas, y no se atrevían a imaginar otra forma mejor o distinta de existencia.
84:5.1 (936.5) La mujer es igual al hombre en la autoperpetuación pero está en clara desventaja en las asociaciones de autoconservación, y este obstáculo de la maternidad forzosa solo puede ser compensado por los usos y costumbres ilustrados de la civilización que progresa y por el desarrollo gradual en el hombre de un sentido de la equidad adquirido.
84:5.2 (936.6) A medida que la sociedad evolucionaba, los niveles de exigencia en materia sexual cobraron mayor importancia entre las mujeres, puesto que ellas eran las que más sufrían las consecuencias de la transgresión de los usos y costumbres sexuales. Los criterios sexuales del hombre solo van mejorando lentamente como simple consecuencia del sentido de la equidad que la civilización exige. La naturaleza no sabe nada de equidad; de hecho, hace que solo la mujer sufra los dolores del parto.
84:5.3 (936.7) La idea moderna de la igualdad de sexos es hermosa y digna de una civilización creciente, pero no se da en la naturaleza. Cuando impera la ley del más fuerte el hombre se enseñorea de la mujer; cuando hay más justicia, más paz y más equidad la mujer emerge gradualmente de la esclavitud y la oscuridad. Por regla general la posición social de la mujer ha evolucionado en proporción inversa al grado de militarismo existente en cualquier época o nación.
84:5.4 (937.1) Pero el hombre no se apoderó de los derechos de la mujer de forma consciente o intencionada para luego devolvérselos gradualmente y de mala gana. Todo ello fue un episodio inconsciente e imprevisto de la evolución social. Cuando llegó realmente la hora de que la mujer disfrutara de derechos adicionales, los obtuvo con total independencia de la actitud consciente del hombre. De forma lenta pero segura los usos y costumbres evolucionan para establecer los ajustes sociales que forman parte de la evolución continua de la civilización. El progresar de los usos y costumbres fue proporcionando poco a poco un trato cada vez mejor a las mujeres. Las tribus que siguieron tratándolas con crueldad no sobrevivieron.
84:5.5 (937.2) Los adanitas y los noditas mostraban más aprecio por las mujeres, y los grupos que recibieron la influencia de las migraciones anditas tendieron a adoptar las enseñanzas edénicas respecto al lugar de la mujer en la sociedad.
84:5.6 (937.3) Los primeros chinos y los griegos trataron a las mujeres mejor que la mayoría de los pueblos circundantes. En cambio los hebreos desconfiaban profundamente de ellas. En Occidente el ascenso de la mujer se vio dificultado por las doctrinas paulinas agregadas al cristianismo, aunque el cristianismo trajo consigo un avance indudable de los usos y costumbres al exigir a los hombres un comportamiento más estricto en materia sexual. El estado de la mujer es poco menos que desesperado bajo la peculiar degradación que le impone el mahometismo, y le va aún peor bajo las enseñanzas de algunas otras religiones orientales.
84:5.7 (937.4) La ciencia, no la religión, emancipó realmente a la mujer; fue la fábrica moderna la que la liberó en gran medida de los límites del hogar. Las aptitudes físicas del hombre dejaron de ser un imperativo vital en el nuevo mecanismo de subsistencia. La ciencia cambió las condiciones de vida de modo que la fuerza masculina ya no era tan superior a la fuerza femenina.
84:5.8 (937.5) Estos cambios han tendido a liberar a la mujer de la esclavitud doméstica y han cambiado su estatus de tal modo que ahora posee un grado de libertad personal y de decisión sexual prácticamente igual al del hombre. El valor de la mujer consistió en su día en su capacidad de producir alimentos, pero los inventos y la prosperidad le han permitido crear un nuevo mundo en el que actuar: el ámbito de la gracia y el encanto. La industria ha ganado así su batalla inconsciente y no planeada por la emancipación social y económica de la mujer. Una vez más, la evolución ha logrado lo que ni siquiera la revelación había podido conseguir.
84:5.9 (937.6) La reacción de los pueblos progresistas a los usos y costumbres que establecían la posición injusta de la mujer en la sociedad ha sido de un extremismo realmente pendular. Entre las razas industrializadas la mujer ha recibido casi todos los derechos y ha estado exenta de muchas obligaciones, como el servicio militar. Todo lo que ha facilitado la lucha por la existencia ha redundado en la liberación de la mujer, y se ha beneficiado directamente de todos los avances hacia la monogamia. Los más débiles obtienen siempre beneficios desproporcionados cada vez que los usos y costumbres se ajustan a la evolución progresiva de la sociedad.
84:5.10 (937.7) En los ideales del matrimonio en pareja la mujer ha obtenido por fin reconocimiento, dignidad, independencia, igualdad y educación; ¿se mostrará merecedora de todos estos nuevos logros sin precedentes? ¿Responderá la mujer moderna a su gran liberación social con pereza, indiferencia, esterilidad e infidelidad? ¡Hoy, en el siglo veinte, la mujer afronta la prueba crucial de su larga existencia en el mundo!
84:5.11 (938.1) La mujer es la compañera igual del hombre en la reproducción de la raza y tiene por lo tanto la misma importancia en el desarrollo de la evolución racial; por este motivo la evolución ha tendido cada vez más a hacer realidad los derechos de la mujer. Pero los derechos de la mujer no son de ninguna manera los derechos del hombre. La mujer no puede medrar a costa de los derechos del hombre como tampoco puede prosperar el hombre a costa de los derechos de la mujer.
84:5.12 (938.2) Cada sexo tiene su esfera propia y característica de existencia junto con sus propios derechos dentro de esa esfera. Si la mujer aspira a disfrutar literalmente de todos los derechos del hombre, una competencia sin piedad ni sentimientos sustituirá sin duda tarde o temprano a la caballerosidad y la consideración especial de que disfrutan ahora muchas mujeres y que tan recientemente han conseguido de los hombres.
84:5.13 (938.3) La civilización no podrá obliterar nunca el abismo de comportamiento que existe entre los sexos. Los usos y costumbres van cambiando con las épocas, pero el instinto jamás. El afecto materno innato no permitirá nunca a la mujer emancipada convertirse en una rival seria del hombre en la industria. Cada sexo seguirá siendo siempre supremo en su propio campo, y los campos están determinados por la diferenciación biológica y la disparidad mental.
84:5.14 (938.4) Cada sexo tendrá siempre su esfera propia y especial, aunque algunas veces las esferas se solapen. Los hombres y las mujeres solo competirán en términos de igualdad en el terreno social.
84:6.1 (938.5) El impulso reproductor junta indefectiblemente a los hombres y las mujeres para perpetuarse, pero no asegura por sí solo que permanezcan juntos y cooperen mutuamente en fundar un hogar.
84:6.2 (938.6) Todas las instituciones humanas que prosperan contienen dentro de sí intereses personales antagónicos que han tenido que adaptarse para alcanzar en la práctica una armonía operativa, y esto se aplica a la formación del hogar. El matrimonio, la base de la construcción del hogar, es la manifestación más alta de la cooperación antagonista que tantas veces caracteriza los contactos entre la naturaleza y la sociedad. El conflicto es inevitable. La copulación es inherente y natural, en cambio el matrimonio no es biológico sino sociológico. La pasión asegura que el hombre y la mujer se unan, pero lo que los mantiene unidos son los usos y costumbres sociales y, a pesar de ser más débil, el instinto parental.
84:6.3 (938.7) En la práctica, el varón y la mujer son dos variedades distintas de la misma especie que viven en íntima y estrecha relación. Sus puntos de vista y todas sus reacciones ante la vida son esencialmente diferentes; son totalmente incapaces de comprenderse el uno al otro de forma plena y real. La comprensión completa entre los sexos es imposible de alcanzar.
84:6.4 (938.8) Las mujeres parecen tener más intuición que los hombres, pero se muestran también algo menos lógicas. Y sin embargo la mujer ha sido siempre la abanderada moral y líder espiritual de la humanidad. La mano que mece la cuna sigue fraternizando con el destino.
84:6.5 (938.9) Las diferencias de naturaleza, reacciones, puntos de vista y formas de pensar entre hombres y mujeres, más que como motivo de preocupación, deberían considerarse como fuente de importantes beneficios tanto individuales como colectivos para la humanidad. Muchos órdenes de criaturas del universo se crean en fases duales de manifestación de la personalidad. Esta diferencia se define como varón y mujer entre los mortales, los Hijos Materiales y los midsonitas; entre las serafines, las querubines y las Acompañantes de la Morontia, se ha denominado positiva o dinámica y negativa o retraída. Esas asociaciones duales multiplican por mucho la diversidad de talentos y permiten superar las limitaciones inherentes, igual que lo hacen ciertas asociaciones trinas del sistema Paraíso-Havona.
84:6.6 (939.1) Los hombres y las mujeres se necesitan mutuamente en sus carreras morontiales y espirituales igual que en sus carreras mortales. Las diferencias de puntos de vista entre varones y mujeres perduran incluso más allá de la primera vida y a lo largo de todas las ascensiones en el universo local y en el superuniverso. E incluso en Havona, los peregrinos que fueron en su día hombres y mujeres seguirán ayudándose entre sí en el ascenso al Paraíso. Nunca, ni siquiera en el Cuerpo de la Finalización, la metamorfosis de la criatura llegará a obliterar las tendencias de la personalidad que los humanos llaman masculinas y femeninas. Estas dos variantes básicas del género humano se seguirán siempre interesando, estimulando, alentando y asistiendo mutuamente; dependerán siempre de su cooperación recíproca para solucionar los desconcertantes problemas del universo y superar las múltiples dificultades cósmicas.
84:6.7 (939.2) A pesar de que los sexos no pueden esperar nunca comprenderse plenamente, son efectivamente complementarios, y aunque su cooperación sea muchas veces más o menos antagonista en lo personal, es capaz de mantener y reproducir la sociedad. El matrimonio es una institución diseñada para componer las diferencias sexuales al tiempo que asegura la continuidad de la civilización y la reproducción de la raza.
84:6.8 (939.3) El matrimonio es la madre de todas las instituciones humanas, pues conduce directamente a la fundación y mantenimiento del hogar que es la base estructural de la sociedad. La familia está enlazada vitalmente con el mecanismo de autoconservación. Es la única esperanza de perpetuación de la raza bajo los usos y costumbres de la civilización, al tiempo que proporciona con gran eficacia ciertas formas de autogratificación muy satisfactorias. La familia es el mayor logro puramente humano del hombre, al aunar como lo hace la evolución de las relaciones biológicas de varón y mujer con las relaciones sociales de esposo y esposa.
84:7.1 (939.4) La copulación es instintiva, los hijos son su resultado natural y así nace automáticamente la familia. Tal como sean las familias de una raza o una nación, así será su sociedad. Si las familias son buenas, la sociedad será buena. La gran estabilidad cultural del pueblo judío y el pueblo chino radica en la fuerza de sus grupos familiares.
84:7.2 (939.5) El instinto femenino de amar y cuidar a los hijos conspiró para hacer de la mujer la parte interesada en promover el matrimonio y la primitiva vida de familia. El hombre se vio obligado a la construcción del hogar solo por la presión de los usos y costumbres sociales posteriores; tardó en interesarse por establecer un matrimonio y crear una familia porque el acto sexual no le impone consecuencias biológicas.
84:7.3 (939.6) La asociación sexual es natural, en cambio el matrimonio es social y ha estado regulado siempre por los usos y costumbres. Los usos y costumbres (religiosos, morales y éticos) junto con la propiedad, el orgullo y la caballerosidad estabilizan las instituciones del matrimonio y la familia. Siempre que fluctúan los usos y costumbres fluctúa la estabilidad de la institución del matrimonio y el hogar. El matrimonio está pasando ahora de la etapa de la propiedad a la era personal. El hombre protegía a la mujer en el pasado porque era su pertenencia, y ella obedecía por la misma razón. Dejando aparte sus méritos, este sistema proporcionó estabilidad. Ahora que la mujer ya no es considerada como una propiedad están surgiendo nuevos usos y costumbres para estabilizar la institución del matrimonio y el hogar.
84:7.4 (939.7) 1. El nuevo papel de la religión. La enseñanza de que la experiencia parental es esencial, la idea de procrear ciudadanos cósmicos, la comprensión más amplia del privilegio de la procreación: dar hijos al Padre.
84:7.5 (940.1) 2. El nuevo papel de la ciencia. La procreación se está haciendo cada vez más voluntaria, más sometida al control del hombre. En los tiempos antiguos la falta de conocimiento aseguraba la llegada de hijos aunque fueran totalmente indeseados.
84:7.6 (940.2) 3. La nueva función de los alicientes del placer. Esto introduce un factor nuevo en la supervivencia racial; el hombre antiguo dejaba morir a los hijos no deseados, los modernos se niegan a tenerlos.
84:7.7 (940.3) 4. La mejora del instinto parental. Cada generación tiende ahora a excluir de la corriente reproductora de la raza a aquellos individuos cuyo instinto parental no es lo bastante fuerte como para asegurar la procreación de hijos, los futuros padres de la siguiente generación.
84:7.8 (940.4) El hogar como institución, como asociación entre un solo hombre y una sola mujer, data concretamente de los días de Dalamatia, hace alrededor de medio millón de años, cuando ya hacía mucho tiempo que se habían abandonado las prácticas monógamas de Andon y sus descendientes directos. Sin embargo la vida de familia no prosperó hasta la época de los noditas y los adanitas posteriores. Adán y Eva ejercieron una influencia duradera sobre toda la humanidad; por primera vez en la historia del mundo se pudo ver a hombres y mujeres trabajar codo con codo en el Jardín. El ideal edénico de la familia entera trabajando juntos como hortelanos era una idea nueva en Urantia.
84:7.9 (940.5) La familia primitiva constituía un grupo relacionado por el trabajo que incluía a los esclavos y cuyos miembros compartían todos la misma vivienda. El matrimonio y la vida de familia no han sido siempre idénticos aunque han estado necesariamente muy relacionados. La mujer ha aspirado siempre a tener una familia individual y al final se salió con la suya.
84:7.10 (940.6) El amor a la prole es casi universal y tiene un claro valor de supervivencia. Los antiguos sacrificaban siempre los intereses de la madre al bienestar del hijo; las madres esquimales lamen todavía a sus bebés en lugar de lavarlos. Pero las madres primitivas solo alimentaban y cuidaban a sus hijos cuando eran muy pequeños; al igual que los animales, se desentendían de ellos en cuanto crecían. Las asociaciones humanas duraderas y continuas no han estado basadas nunca en el solo afecto biológico. Los animales aman a sus hijos; el hombre —el hombre civilizado— ama a los hijos de sus hijos. Cuanto más avanzada es la civilización, mayor es la alegría de los padres por el progreso y el éxito de sus hijos; nace así una conciencia nueva y superior del orgullo del nombre.
84:7.11 (940.7) Entre los pueblos antiguos las familias numerosas no eran necesariamente fruto del afecto. Tener muchos hijos era deseable porque:
84:7.12 (940.8) 1. Eran valiosos como braceros.
84:7.13 (940.9) 2. Eran un seguro de vejez.
84:7.14 (940.10) 3. Las hijas eran vendibles.
84:7.15 (940.11) 4. El orgullo familiar exigía la prolongación del nombre.
84:7.16 (940.12) 5. Los hijos proporcionaban protección y defensa.
84:7.17 (940.13) 6. El miedo a los fantasmas creó el miedo a la soledad.
84:7.18 (940.14) 7. Ciertas religiones exigían descendencia.
84:7.19 (940.15) Quienes rinden culto a los antepasados consideran la falta de hijos como la calamidad suprema en el tiempo y en la eternidad. Desean tener hijos por encima de todo para que oficien en las fiestas post mórtem y ofrezcan los sacrificios requeridos para el progreso del fantasma por el país de los espíritus.
84:7.20 (941.1) Entre los salvajes antiguos se empezaba muy pronto a disciplinar a los hijos, y el niño no tardaba en comprender que la desobediencia acarreaba el fracaso o incluso la muerte, igual que ocurría con los animales. El hecho de que la civilización proteja al niño de las consecuencias naturales de una conducta insensata contribuye en gran manera a la insubordinación moderna.
84:7.21 (941.2) Los niños esquimales necesitan tan poca disciplina y reprensión simplemente porque son animalitos dóciles por naturaleza; los hijos del hombre rojo y del hombre amarillo son casi igual de manejables. Pero en las razas que contienen herencia andita, los niños no son tan plácidos; estos jóvenes más imaginativos y aventureros necesitan más formación y disciplina. Los problemas modernos de educación infantil se complican cada vez más por:
84:7.22 (941.3) 1. La considerable mezcla de razas.
84:7.23 (941.4) 2. La educación artificial y superficial.
84:7.24 (941.5) 3. La incapacidad del niño de cultivarse imitando a sus padres por estar estos ausentes de la escena familiar durante gran parte del tiempo.
84:7.25 (941.6) Las ideas de antaño sobre disciplina familiar eran biológicas y surgían de la comprensión de que los padres eran los creadores del ser del hijo. El progreso de los ideales de la vida de familia está introduciendo el concepto de que traer un hijo al mundo, en vez de conferir ciertos derechos a los padres, conlleva la responsabilidad suprema de la existencia humana.
84:7.26 (941.7) La civilización considera que los padres asumen todos los deberes y que el hijo tiene todos los derechos. El respeto del hijo hacia sus padres no procede del conocimiento de la obligación implícita en la procreación parental, sino que crece naturalmente como consecuencia del cuidado, la formación y el afecto amorosamente dispensados para ayudar al hijo a ganar la batalla de la vida. Los padres auténticos se entregan a un ministerio de servicio continuo que el hijo sensato llega a reconocer y apreciar.
84:7.27 (941.8) En la presente era industrial y urbana la evolución de la institución matrimonial está adquiriendo nuevas implicaciones económicas. La vida de familia se ha vuelto cada vez más cara, mientras que los hijos, que solían ser un activo, se han convertido en un pasivo económico. Sin embargo, la seguridad de la civilización misma sigue estando fundada en la voluntad creciente de cada generación de invertir en el bienestar de la generación siguiente y las futuras. Cualquier intento de transferir las responsabilidades parentales al Estado o a la Iglesia resultará suicida para el bienestar y el avance de la civilización.
84:7.28 (941.9) El matrimonio, junto con los hijos y la consiguiente vida de familia, estimula los potenciales más altos de la naturaleza humana al tiempo que proporciona la vía ideal para expresar estos atributos avivados de la personalidad del mortal. La familia asegura la perpetuación biológica de la especie humana. El hogar es el marco social natural donde los niños pueden captar la ética de la hermandad de la sangre al crecer. La familia es la unidad fundamental de fraternidad donde padres e hijos aprenden las lecciones de paciencia, altruismo, tolerancia y dominio de sí que son tan esenciales para hacer realidad la hermandad entre todos los hombres.
84:7.29 (941.10) La sociedad humana mejoraría mucho si las razas civilizadas recuperaran de forma generalizada la costumbre andita de los consejos de familia. Los anditas no practicaban una forma patriarcal o autocrática de gobierno familiar. Eran muy fraternales y asociativos, y debatían con franqueza y libertad todas las propuestas y regulaciones de índole familiar. Todo su gobierno de la familia era idealmente fraternal. En una familia ideal la actitud de entrega fraternal acrecienta tanto el afecto de los hijos como el de los padres.
84:7.30 (942.1) La vida de familia es la cuna de la verdadera moralidad, la fuente de la consciencia de lealtad al deber. Las asociaciones forzosas de la vida de familia estabilizan la personalidad y estimulan su crecimiento al imponerle la necesidad de amoldarse a otras personalidades diferentes. Pero aún hay más: una familia auténtica —una familia buena— revela a los padres procreadores la actitud del Creador hacia sus hijos, y a su vez esos padres auténticos representan para sus hijos la primera de una larga serie de revelaciones ascendentes sobre el amor del progenitor paradisiaco de todos los hijos del universo.
84:8.1 (942.2) El gran peligro que acecha la vida de familia es la marea creciente y amenazante de la autogratificación, la manía moderna del placer. El incentivo principal del matrimonio solía ser económico; la atracción sexual era secundaria. El matrimonio, fundado en la autoconservación, conducía a la autoperpetuación al tiempo que proporcionaba una de las formas más deseables de autogratificación. Es la única institución de la sociedad humana que abarca los tres grandes incentivos de la vida.
84:8.2 (942.3) En origen, la institución básica de autoconservación era la propiedad, mientras que el matrimonio funcionaba como la única institución de autoperpetuación. Aunque la comida, el juego y el humor, junto con la satisfacción sexual periódica, eran medios de autogratificación, sigue siendo cierto que la evolución de los usos y costumbres no ha logrado crear una institución bien diferenciada de autogratificación. Este fracaso en desarrollar métodos especializados de disfrute placentero es el motivo de que todas las instituciones humanas estén tan obsesionadas por la búsqueda del placer. La acumulación de propiedades se está convirtiendo en un instrumento para aumentar todas las formas de autogratificación, y el matrimonio es considerado muchas veces como un simple medio de placer. Este exceso de complacencia, esta obsesión generalizada por el placer, constituye ahora la mayor amenaza que haya acechado jamás a la institución social y evolutiva de la vida de familia: el hogar.
84:8.3 (942.4) La raza violeta aportó a la experiencia humana una característica nueva que solo se ha hecho realidad de forma parcial: el instinto del juego asociado al sentido del humor. Ya existía en cierta medida entre los sangik y los andonitas, pero la cepa adánica elevó esta propensión primitiva hasta el potencial del placer, una forma nueva y glorificada de autogratificación. Una vez aplacada el hambre, el tipo básico de autogratificación es la satisfacción sexual, y esta forma de placer sensual se acentuó considerablemente al mezclarse los sangik y los anditas.
84:8.4 (942.5) Existe un peligro real en la combinación de inquietud, curiosidad, aventura y entrega al placer que caracteriza a las razas posanditas. El hambre del alma no se puede satisfacer con placeres físicos; la búsqueda insensata del placer no aumenta el amor a la familia y a los hijos. Aunque agotéis los recursos del arte, el color, el sonido, el ritmo, la música y el adorno personal, no podéis esperar elevar con ello el alma ni alimentar el espíritu. La vanidad y la moda no sirven para crear un hogar y educar a unos hijos; el orgullo y la rivalidad son incapaces de mejorar las cualidades de supervivencia de las generaciones venideras.
84:8.5 (942.6) Todos los seres celestiales que progresan disfrutan de periodos de descanso y del ministerio de los directores de la reversión. Todos los esfuerzos por divertirse de forma sana y practicar juegos estimulantes son saludables. El sueño reparador, el descanso, el recreo y todos los pasatiempos que eviten el aburrimiento de la monotonía merecen la pena. Los juegos competitivos, la narración de historias e incluso saborear una buena comida pueden servir como formas de autogratificación (y cuando sazonéis con sal vuestra comida, tened presente que durante casi un millón de años el hombre solo podía salar sus alimentos metiéndolos en cenizas).
84:8.6 (943.1) Dejad que el hombre se divierta; dejad que la raza humana encuentre placer de mil maneras; dejad que la humanidad evolutiva explore todas las formas de autogratificación legítima que son los frutos de su larga lucha biológica ascendente. El hombre se ha ganado a pulso algunos de sus placeres y alegrías de hoy en día. ¡Pero no perdáis nunca de vista la meta del destino! Los placeres son realmente suicidas si consiguen destruir la propiedad, que se ha convertido en la institución de autoconservación; y el precio de la autogratificación será realmente funesto si provoca el desmoronamiento del matrimonio, la decadencia de la vida de familia y la destrucción del hogar, la suprema adquisición evolutiva del hombre y la única esperanza de supervivencia de la civilización.
84:8.7 (943.2) [Presentado por la jefa de las serafines destinadas en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 85
85:0.1 (944.1) LA RELIGIÓN primitiva tuvo un origen biológico, un desarrollo evolutivo natural al margen de las asociaciones morales y aparte de toda influencia espiritual. Los animales superiores tienen miedos pero no ilusiones, por eso no tienen religión. El hombre crea sus religiones primitivas a partir de sus miedos y por medio de sus ilusiones.
85:0.2 (944.2) En la evolución de la especie humana, las manifestaciones primitivas de la adoración aparecen mucho antes de que la mente del hombre sea capaz de formular conceptos más complejos de la vida, aquí y en el más allá, que merezcan el nombre de religión. Las primeras religiones eran de naturaleza exclusivamente intelectual y enteramente fundada en circunstancias asociativas. Los objetos de adoración eran siempre evocadores; consistían en las cosas de la naturaleza que tenían más a mano o que ocupaban un lugar preponderante en la experiencia común de los ingenuos urantianos primitivos.
85:0.3 (944.3) Cuando la religión evolucionó más allá de la adoración a la naturaleza adquirió raíces originadas en el espíritu, aunque siguió estando siempre condicionada por el entorno social. A medida que se desarrollaba el culto a la naturaleza, los conceptos del hombre le hicieron imaginar una división del trabajo en el mundo de los supermortales; había espíritus de la naturaleza para los lagos, los árboles, las cascadas, la lluvia y muchos otros fenómenos terrestres ordinarios.
85:0.4 (944.4) En un momento u otro el hombre mortal ha adorado todo lo que existe sobre la faz de la tierra, incluyéndose a sí mismo. Ha adorado también todo lo imaginable en el cielo y bajo la superficie terrestre. El hombre primitivo temía todas las manifestaciones de poder; adoraba todos los fenómenos naturales que no podía comprender. La observación de poderosas fuerzas de la naturaleza como las tormentas, las inundaciones, los terremotos, los desprendimientos de tierra, los volcanes, el fuego, el calor y el frío impresionaba profundamente a la mente humana en vías expansión. Las cosas inexplicables de la vida siguen calificándose de «actos de Dios» y de «dispensaciones misteriosas de la Providencia».
85:1.1 (944.5) El primer objeto que adoró el hombre en su evolución fue una piedra. A día de hoy el pueblo kateri del sur de la India sigue adorando a una piedra, igual que muchas tribus del norte de la India. Jacob durmió sobre una piedra porque la veneraba e incluso la ungió. Raquel ocultaba varias piedras sagradas en su tienda.
85:1.2 (944.6) Las piedras impresionaron en un primer momento al hombre primitivo como algo fuera de lo normal por la forma tan repentina en que aparecían sobre la superficie de los campos cultivados o de los pastizales. Aquellos hombres no las relacionaban con los efectos de la erosión ni con los resultados de alzar la tierra. Las piedras también impresionaban mucho a los primeros pueblos por su frecuente parecido con los animales. Atraen la atención del hombre civilizado numerosas montañas con formaciones rocosas que recuerdan a cabezas de animales e incluso rostros humanos. Pero lo que más impactaba al hombre primitivo eran las piedras meteoríticas en su trayectoria fulgurante por la atmósfera. Las estrellas fugaces sobrecogían a los primeros hombres, convencidos de que esas líneas de fuego marcaban el paso de un espíritu en su camino hacia el planeta. No es de extrañar que los hombres se sintieran inducidos a adorar esos fenómenos, sobre todo cuando encontraban después los meteoritos, y esto les inspiró una mayor veneración por todas las demás piedras. En Bengala muchos adoran un meteorito que cayó sobre el planeta en el año 1880 d. C.
85:1.3 (945.1) Todos los clanes y tribus antiguos tenían sus piedras sagradas, y la mayor parte de los pueblos modernos manifiestan cierto grado de veneración por ciertos tipos de piedras, sus joyas. En la India veneraban un conjunto de cinco piedras; en Grecia eran treinta; entre los hombres rojos era generalmente un círculo de piedras. Los romanos lanzaban siempre una piedra al aire cuando invocaban a Júpiter. En la India, incluso a día de hoy, se puede usar una piedra como testigo. En algunas regiones se puede emplear una piedra como talismán de la ley, y por su prestigio, un delincuente puede ser llevado a los tribunales. Pero los simples mortales no siempre identifican a la Deidad con el objeto venerado. Esos fetiches son muchas veces meros símbolos del verdadero objeto de adoración.
85:1.4 (945.2) Los antiguos tenían una consideración especial por los agujeros de las piedras. Se suponía que las rocas porosas eran especialmente eficaces para curar enfermedades. No se perforaban las orejas para colgarse piedras, sino que se ponían piedras en la oreja para mantener abierto el orificio. Incluso en los tiempos modernos las personas supersticiosas hacen agujeros en las monedas. Los nativos de África arman mucho revuelo en torno a sus piedras fetiche. De hecho, todas las tribus y pueblos atrasados conservan una veneración supersticiosa por las piedras. El culto a las piedras está muy generalizado hoy en el mundo. La lápida sepulcral es un símbolo superviviente de las imágenes y los ídolos que se esculpían en la piedra relacionados con las creencias en fantasmas y en los espíritus de los compañeros fallecidos.
85:1.5 (945.3) Tras el culto a las piedras vino el culto a los montes, y los primeros montes que se veneraron fueron las grandes formaciones rocosas. Pronto se hizo costumbre creer que los dioses habitaban en las montañas, y este fue un motivo más para adorar las grandes elevaciones de terreno. Con el paso del tiempo ciertas montañas se asociaron con ciertos dioses y se convirtieron así en sagradas. Los aborígenes ignorantes y supersticiosos creían que las cuevas conducían al inframundo, con sus espíritus y demonios malignos, en contraste con las montañas, que se identificaron con los conceptos posteriores de buenos espíritus y deidades.
85:2.1 (945.4) Las plantas fueron primero temidas y luego adoradas porque se extraían de ellas bebidas alcohólicas. El hombre primitivo creía que la embriaguez lo volvía divino. Se suponía que había algo sagrado y extraordinario en esas experiencias. Incluso en los tiempos modernos el alcohol se califica de «espirituoso».
85:2.2 (945.5) Los primeros hombres veían germinar las semillas con asombro y temor supersticioso. El apóstol Pablo no fue el primero en extraer profundas lecciones espirituales de la germinación y basar en ella creencias religiosas.
85:2.3 (945.6) La adoración de los árboles es uno de los cultos religiosos más antiguos. Todas las bodas primitivas se celebraban bajo los árboles, y cuando las mujeres deseaban tener hijos, a veces se las veía en el bosque cariñosamente abrazadas a un robusto roble. Muchas plantas y árboles eran venerados por sus poderes medicinales reales o imaginarios. El salvaje creía que todos los efectos químicos se debían a la actividad directa de las fuerzas sobrenaturales.
85:2.4 (945.7) Las ideas sobre los espíritus de los árboles variaban mucho entre las distintas razas y tribus. Algunos árboles estaban habitados por espíritus bondadosos, otros por espíritus engañosos y crueles. Los fineses creían que la mayoría de los árboles albergaban espíritus buenos. Los suizos desconfiaron durante mucho tiempo de los árboles, pues creían que contenían espíritus taimados. Los habitantes de la India y del este de Rusia consideran que los espíritus de los árboles son crueles. Los patagones siguen adorando a los árboles, igual que los primeros semitas. Mucho después de que los hebreos dejaran de adorar a los árboles, siguieron venerando a sus diversas deidades de las arboledas. Excepto en China, existió en su día un culto universal al árbol de la vida.
85:2.5 (946.1) La creencia de que el agua o los metales preciosos que están bajo la tierra se pueden detectar con una varilla de zahorí de madera es una reliquia de los antiguos cultos a los árboles. El mayo, el árbol de Navidad y la práctica supersticiosa de tocar madera perpetúan ciertas costumbres de la antigua adoración a los árboles y de los cultos al árbol más recientes.
85:2.6 (946.2) Muchas de estas formas iniciales de veneración de la naturaleza se mezclaron con los métodos de adoración que evolucionaron más tarde, pero los primeros tipos de adoración activados por un adjutor-mente se practicaban ya mucho antes de que la naturaleza religiosa recién despertada de la humanidad se hiciera plenamente sensible al estímulo de las influencias espirituales.
85:3.1 (946.3) El hombre primitivo sentía una peculiar sintonía con los animales superiores. Sus antepasados habían vivido con ellos e incluso se habían apareado con ellos. En el sur de Asia se creía al principio que el alma de los hombres volvía al planeta en forma de animal. Esta creencia era un vestigio de la práctica aún más antigua de adorar a los animales.
85:3.2 (946.4) Los primeros hombres veneraban a los animales por su fuerza y su astucia. Atribuían el olfato agudo y la vista penetrante de ciertas criaturas a la guía de los espíritus. Todos los animales han sido adorados por una u otra raza en algún momento. Entre estos objetos de adoración había criaturas consideradas medio humanas y medio animales como los centauros y las sirenas.
85:3.3 (946.5) Los hebreos adoraron a las serpientes hasta la época del rey Ezequías y los hindúes siguen manteniendo excelentes relaciones con sus serpientes domésticas. La adoración al dragón de los chinos es un vestigio de los cultos a la serpiente. La sabiduría de la serpiente era un símbolo de la medicina griega, y los médicos modernos lo siguen empleando como emblema. El arte de encantar serpientes se ha transmitido desde los días del culto del amor a la serpiente. Las mujeres chamanes de este culto se inmunizaban a consecuencia de las mordeduras diarias de las serpientes; de hecho, se convertían en auténticas adictas al veneno y no podían prescindir de él.
85:3.4 (946.6) La adoración a los insectos y otros animales fue promovida por una malinterpretación posterior de la regla de oro: haced a los demás (a todas las formas de vida) lo que queréis que ellos os hagan. Los antiguos creyeron en un tiempo que todos los vientos eran producidos por las alas de los pájaros y por consiguiente temían y adoraban a la vez a todos las criaturas aladas. Los primeros nórdicos pensaban que los eclipses los causaba un lobo que devoraba una parte del sol o de la luna. Los hindúes muestran frecuentemente a Visnú con cabeza de caballo. Un símbolo animal representa muchas veces a un dios olvidado o a un culto desaparecido. En la religión evolutiva el cordero se convirtió muy pronto en el animal sacrificial típico y la paloma en el símbolo de la paz y el amor.
85:3.5 (946.7) El simbolismo en religión puede ser bueno o malo en la misma medida en que el símbolo suplante o no la idea original de lo que se adora. El simbolismo no se debe confundir con la idolatría directa que simplemente adora al propio objeto material.
85:4.1 (946.8) La humanidad ha adorado a la tierra, al aire, al agua y al fuego. Las razas primitivas veneraban a los manantiales y adoraban a los ríos. A día de hoy está floreciendo en Mongolia un influyente culto a los ríos. El bautismo se convirtió en un ceremonial religioso en Babilonia, y los griegos practicaban el baño ritual anual. Para los antiguos era fácil imaginar que los espíritus moraban en el borboteo de los manantiales, el manar de las fuentes, el fluir de los ríos y el rugir de los torrentes. Aquellas mentes sencillas estaban convencidas de que el agua en movimiento estaba animada por los espíritus y tenía poder sobrenatural. Incluso a veces no se socorría a alguien que se ahogaba por miedo a ofender a algún dios del río.
85:4.2 (947.1) Una gran variedad de cosas y acontecimientos ha servido de estímulo religioso a los distintos pueblos en las distintas edades. Muchas tribus de las colinas de la India siguen adorando al arco iris. Tanto en la India como en África se piensa que el arco iris es una gigantesca serpiente celestial; para los hebreos y los cristianos es «el arco de la promesa». Asimismo, hay fenómenos considerados beneficiosos en una parte del mundo que son vistos como maléficos en otras regiones. El viento del este es un dios en América del Sur porque trae lluvia; en la India es un diablo porque trae polvo y sequía. Los antiguos beduinos creían que un espíritu de la naturaleza producía los remolinos de arena, e incluso en tiempos de Moisés la creencia en los espíritus de la naturaleza fue lo bastante fuerte como para hacer que se perpetuaran en la teología hebrea bajo forma de ángeles del fuego, del agua y del aire.
85:4.3 (947.2) Las nubes, la lluvia y el granizo han sido todos temidos y adorados por numerosas tribus primitivas y por muchos de los primeros cultos de la naturaleza. Las tormentas de viento con truenos y relámpagos sobrecogían a los primeros hombres. Se impresionaban tanto con estas perturbaciones de los elementos que consideraban al trueno como la voz de un dios airado. La adoración al fuego y el miedo al relámpago estaban vinculados y muy difundidos entre los grupos primitivos.
85:4.4 (947.3) El fuego se mezclaba con la magia en la mente de los mortales primitivos dominados por el miedo. Cuando un adepto a la magia obtiene por casualidad un resultado positivo de sus fórmulas mágicas lo recuerda para siempre, pero se olvida tranquilamente de las innumerables veces que fracasa del todo. La veneración al fuego llegó a su apogeo en Persia donde perduró durante mucho tiempo. Algunas tribus adoraban al fuego como una deidad en sí misma, otras lo veneraban como símbolo llameante del espíritu purificador y expiatorio de sus deidades veneradas. Las vírgenes vestales eran las encargadas de vigilar los fuegos sagrados, y en el siglo veinte siguen ardiendo velas como parte del ritual de muchos servicios religiosos.
85:5.1 (947.4) La adoración a las rocas, los montes, los árboles y los animales se fue transformando en una veneración temerosa por los elementos y desembocó de forma natural en la deificación del Sol, la Luna y las estrellas. En la India y en otros lugares se pensaba que las estrellas eran las almas glorificadas de los grandes hombres que habían dejado la vida en la carne. Los caldeos que practicaban el culto a las estrellas se consideraban hijos del padre cielo y la madre tierra.
85:5.2 (947.5) La adoración a la Luna precedió a la adoración al Sol. La veneración a la Luna alcanzó su apogeo durante la era de la caza, mientras que la adoración al Sol se convirtió en la ceremonia religiosa principal de las edades agrícolas posteriores. La adoración solar arraigó primero de forma generalizada en la India y es allí donde perduró más tiempo. En Persia la veneración al Sol dio origen al culto mitraico posterior. Muchos pueblos consideraban al Sol como el antepasado de sus reyes. Los caldeos pusieron al Sol en el centro de «los siete círculos del universo». Las civilizaciones posteriores honraron al Sol dando su nombre al primer día de la semana.
85:5.3 (947.6) El dios sol era considerado como el padre místico de los hijos del destino nacidos de virgen que se creía eran otorgados de vez en cuando como salvadores a las razas favorecidas. Esos bebés sobrenaturales eran abandonados siempre a la deriva en algún río sagrado de donde eran rescatados de modo extraordinario para convertirse luego en personalidades milagrosas y libertadores de sus pueblos.
85:6.1 (948.1) Una vez que hubo adorado todo lo que había sobre la faz de la tierra y en lo alto del cielo, el hombre no dudó en honrarse a sí mismo con la misma adoración. El salvaje de mente sencilla no distingue claramente entre animales, hombres y dioses.
85:6.2 (948.2) Los primeros hombres consideraban sobrehumanas a todas las personas distintas de lo corriente. Temían tanto a esos seres que los trataban con respeto reverencial y, en cierta medida, los adoraban literalmente. Incluso tener mellizos se consideraba como signo de muy buena o muy mala suerte. Los lunáticos, los epilépticos y los deficientes mentales eran adorados a menudo por sus semejantes de mente normal, que creían que esos seres anormales estaban habitados por los dioses. Se adoraba a los sacerdotes, los reyes y los profetas; se pensaba que los hombres santos de la antigüedad estaban inspirados por las deidades.
85:6.3 (948.3) Los jefes tribales eran deificados al morir, y más tarde se canonizó a las almas eminentes tras su fallecimiento. La evolución por sí sola no produjo nunca dioses más altos que los espíritus glorificados, ensalzados y evolucionados de los humanos difuntos. Al principio de la evolución la religión crea a sus propios dioses. En el transcurso de la revelación los Dioses formulan la religión. La religión evolutiva crea sus dioses a imagen y semejanza del hombre mortal; la religión revelativa busca la evolución y transformación del hombre mortal a imagen y semejanza de Dios.
85:6.4 (948.4) Los dioses fantasmas, que se suponen de origen humano, se deben distinguir de los dioses de la naturaleza, ya que la adoración a la naturaleza acabó constituyendo un panteón de espíritus de la naturaleza elevados a la categoría de dioses. Los cultos de la naturaleza se siguieron desarrollando a la par con los cultos de los fantasmas de posterior aparición y se influyeron mutuamente. Muchos sistemas religiosos contenían un concepto dual de la deidad: dioses de la naturaleza y dioses fantasma. En algunas teologías estos conceptos se entrelazan confusamente como en el caso de Thor, un héroe fantasma que fue también el señor del relámpago.
85:6.5 (948.5) Pero la adoración del hombre por el hombre llegó al máximo cuando los dirigentes temporales ordenaron a sus súbditos que los veneraran de ese modo y se declararon descendientes de las deidades para justificar esta exigencia.
85:7.1 (948.6) Todo hace pensar que la adoración a la naturaleza surgió de forma natural y espontánea en la mente de los hombres y mujeres primitivos, y así fue, pero durante todo ese tiempo estuvo actuando en esas mismas mentes primitivas el sexto espíritu adjutor que había sido otorgado a aquellas gentes como influencia directriz de esa fase del desarrollo humano. Este espíritu estimulaba constantemente el anhelo adorador de la especie humana, por primitivas que pudieran ser sus primeras manifestaciones. El espíritu de adoración originó sin lugar a dudas el impulso humano de adorar, aunque fuera el miedo animal lo que motivó las expresiones de adoración y aunque sus primeras prácticas se centraran en los objetos de la naturaleza.
85:7.2 (948.7) Debéis recordar que la influencia que guio y controló todo el desarrollo evolutivo fue el sentir, no el pensar. Para la mente primitiva hay poca diferencia entre temer, rehuir, honrar y adorar.
85:7.3 (948.8) Cuando el impulso de adoración está dirigido y asesorado por la sabiduría —por el pensamiento meditativo y experiencial— empieza a convertirse en el fenómeno de la religión real. Cuando el séptimo espíritu adjutor, el espíritu de sabiduría, consigue ejercer su ministración de manera efectiva, la adoración del hombre empieza a apartarse de la naturaleza y los objetos naturales para volverse hacia el Dios de la naturaleza y el Creador eterno de todas las cosas naturales.
85:7.4 (949.1) [Presentado por una Brillante Estrella Vespertina de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 86
86:0.1 (950.1) LA evolución de la religión a partir del impulso de adoración precedente y primitivo no depende de la revelación. El funcionamiento normal de la mente humana bajo la influencia directriz de los adjutores-mente sexto y séptimo, que son otorgamiento universal del espíritu, es plenamente suficiente para asegurar dicho desarrollo.
86:0.2 (950.2) El miedo prerreligioso inicial del hombre a las fuerzas de la naturaleza se convirtió gradualmente en religioso a medida que la naturaleza se fue personalizando, espiritualizando y finalmente deificando en la consciencia humana. La religión de tipo primitivo fue por lo tanto una consecuencia biológica natural de la inercia psicológica iniciada en la evolución de la mente animal cuando dicha mente empezó a albergar conceptos de lo sobrenatural.
86:1.1 (950.3) Además del anhelo natural de adorar, los orígenes de la religión evolutiva hunden sus raíces en las experiencias humanas del azar —la llamada suerte— en los acontecimientos ordinarios. El hombre primitivo cazaba para alimentarse. Los resultados de la caza son siempre variables y esto genera inevitablemente las experiencias que el hombre interpreta como buena suerte y mala suerte. El infortunio era un factor importante para aquellos hombres y mujeres cuya vida transcurría en el filo inestable de una existencia precaria y angustiosa.
86:1.2 (950.4) El limitado horizonte intelectual del salvaje concentra de tal forma la atención en el azar que la suerte se convierte en un factor constante en su vida. Los urantianos primitivos luchaban por la existencia, no por un nivel de vida. En sus vidas plagadas de peligros el azar desempeñaba un papel importante. El temor permanente a una calamidad desconocida e invisible pendía sobre aquellos salvajes como una nube de desesperación que eclipsaba efectivamente todos los placeres; vivían siempre aterrados por la posibilidad de hacer algo que atrajera la mala suerte. Los salvajes supersticiosos temían siempre las rachas de buena suerte, que veían como presagio seguro de futuras calamidades.
86:1.3 (950.5) Este temor permanente a la mala suerte tenía un efecto paralizador: ¿Por qué trabajar duro y tener mala suerte (esforzarse sin resultados) cuando uno podía holgazanear y tener buena suerte (resultados sin esforzarse)? El hombre que no razona se olvida de su buena suerte —la da por sentada— y en cambio recuerda su mala suerte con amargura.
86:1.4 (950.6) Los primeros hombres vivían en la incertidumbre y el miedo constante al azar, a la mala suerte. La vida era un emocionante juego de azar; la existencia era una lotería. No es de extrañar que la gente parcialmente civilizada siga creyendo en el azar y persista en ellos la predisposición a apostar. El hombre primitivo alternaba entre dos poderosos intereses: la pasión por conseguir algo sin esforzarse y el miedo a esforzarse sin conseguir nada. Esa lotería de la existencia era el interés principal y la fascinación suprema de la mente salvaje primitiva.
86:1.5 (951.1) Los pastores posteriores pensaban igual sobre el azar y la suerte, y los agricultores que vinieron después eran cada vez más conscientes de que muchas cosas poco o nada controladas por el hombre influían directamente en las cosechas. El campesino se vio víctima de la sequía, las inundaciones, el granizo, las tormentas, las plagas y las enfermedades de las plantas, además del calor y el frío. Y en la medida en que todas estas influencias naturales afectaban a la prosperidad individual, se consideraban como buena o mala suerte.
86:1.6 (951.2) Esta idea del azar y de la suerte permeó profundamente la filosofía de todos los pueblos de la antigüedad. Incluso en tiempos recientes está escrito en la Sabiduría de Salomón: «Volví y vi que no es de los veloces la carrera, ni de los fuertes la batalla, ni de los sabios el pan, ni de los entendidos las riquezas, ni de los hábiles el favor, sino que el destino y el azar les acontece a todos. Pues el hombre no conoce su destino; como los peces quedan atrapados en la fatídica red y como los pájaros quedan presos en la trampa, así quedan apresados los hijos de los hombres cuando el infortunio cae de pronto sobre ellos».
86:2.1 (951.3) La ansiedad era el estado natural de la mente salvaje. Cuando los hombres y las mujeres caen víctimas de una ansiedad excesiva vuelven simplemente al estado natural de sus ancestros remotos. Cuando la ansiedad llega a volverse dolorosa inhibe la actividad y provoca indefectiblemente cambios evolutivos y adaptaciones biológicas. El dolor y el sufrimiento son esenciales para la evolución progresiva.
86:2.2 (951.4) La lucha por la vida es tan dolorosa que, aún hoy, ciertas tribus atrasadas gritan y se lamentan cada nuevo amanecer. El hombre primitivo se preguntaba constantemente: «¿Quién me atormenta?». Al no encontrar una fuente material para sus sufrimientos, buscó una explicación en los espíritus. Y así, del miedo a lo misterioso, del respeto reverencial a lo invisible y del pavor a lo desconocido, nació la religión. El miedo a la naturaleza adquirió un papel importante en la lucha por la existencia, primero como fruto del azar y luego como producto del misterio.
86:2.3 (951.5) La mente primitiva era lógica aunque contenía pocas ideas susceptibles de asociación inteligente; la mente salvaje era inculta y totalmente desprovista de complejidad. Cuando un suceso seguía a otro, el salvaje los relacionaba como causa y efecto. Lo que el hombre civilizado considera superstición no era más que pura ignorancia en el salvaje. A la humanidad le ha costado aprender que no existe necesariamente relación entre propósitos y resultados. Los seres humanos acaban de empezar a darse cuenta de que las reacciones de la existencia aparecen entre los actos y sus consecuencias. El salvaje se esfuerza por personalizar todo lo abstracto e intangible, y así tanto la naturaleza como el azar se personalizan como fantasmas —espíritus— y más tarde como dioses.
86:2.4 (951.6) El hombre tiende naturalmente a creer en lo que considera lo mejor para él, en lo que conviene a sus intereses inmediatos o lejanos; el interés personal oscurece mucho la lógica. La diferencia entre la mente del hombre salvaje y la del civilizado es más de contenido que de naturaleza, de grado más que de cualidad.
86:2.5 (951.7) Pero seguir atribuyendo las cosas difíciles de comprender a causas sobrenaturales no es más que una forma cómoda y holgazana de evitar todo esfuerzo intelectual exigente. La suerte no es más que un término acuñado para ocultar lo inexplicable en cualquier edad de la existencia humana; designa los fenómenos que el hombre no puede o no desea comprender. El término azar significa que el hombre es demasiado ignorante o demasiado indolente para buscar causas. Los hombres consideran un acontecimiento natural como accidente o mala suerte solo cuando carecen de curiosidad e imaginación, cuando a las razas les falta iniciativa y sentido de la aventura. La exploración de los fenómenos de la vida destruye antes o después la creencia del hombre en el azar, en la suerte y en los supuestos accidentes, y la sustituye por un universo de ley y orden en el que todos los efectos son precedidos por causas claras. Entonces el miedo a la existencia se transforma en alegría de vivir.
86:2.6 (952.1) El salvaje consideraba que toda la naturaleza estaba viva, que estaba poseída por algo. El hombre civilizado sigue maldiciendo y pateando los objetos inanimados que le estorban o le hacen tropezar. Para el hombre primitivo no había nada accidental, todo era siempre deliberado. El ámbito del destino, la función de la suerte, el mundo de los espíritus eran a sus ojos tan desorganizados y aleatorios como la propia sociedad primitiva. La suerte era interpretada como una reacción caprichosa y temperamental del mundo de los espíritus, y más tarde, como el humor de los dioses.
86:2.7 (952.2) Pero no todas las religiones se desarrollaron a partir del animismo. Otros conceptos de lo sobrenatural fueron contemporáneos del animismo, y estas creencias condujeron también a la adoración. El naturalismo no es una religión sino que nace de la religión.
86:3.1 (952.3) La muerte era la conmoción suprema para el hombre en vías de evolución, la combinación más confusa de misterio y azar. Fue la conmoción de la muerte, no la santidad de la vida, lo que fomentó eficazmente la religión por el miedo que inspiraba. Las gentes salvajes solían morir de muerte violenta, de modo que la muerte no violenta se fue haciendo en cada vez más misteriosa. La muerte como final natural y esperado de la vida no estaba clara en la consciencia de la gente primitiva, y el hombre tardó muchos siglos en comprender que era inevitable.
86:3.2 (952.4) El hombre primitivo aceptaba la vida como un hecho y consideraba la muerte como una calamidad. Todas las razas tienen sus leyendas de hombres que no murieron, tradiciones vestigiales de la primera actitud hacia la muerte. Existía ya en la mente humana el concepto nebuloso de un mundo de los espíritus confuso y desorganizado, un dominio de donde provenía todo lo que es inexplicable en la vida humana, y la muerte fue incorporada a esa larga lista de fenómenos sin explicación.
86:3.3 (952.5) Al principio se creía que todas las enfermedades humanas y la muerte natural eran producto de la influencia de los espíritus. Incluso hoy en día algunas razas civilizadas consideran que la enfermedad está producida por «el enemigo» y confían en ceremonias religiosas para su curación. Sistemas teológicos más recientes y más complejos siguen atribuyendo la muerte a la acción del mundo de los espíritus, todo lo cual ha conducido a doctrinas como el pecado original y la caída del hombre.
86:3.4 (952.6) Al darse cuenta de su impotencia ante las poderosas fuerzas de la naturaleza y reconocer la debilidad humana ante las calamidades de la enfermedad y de la muerte, el salvaje se vio impelido a recurrir a la ayuda del mundo supramaterial que visualizaba vagamente como la fuente de esas misteriosas vicisitudes de la vida.
86:4.1 (952.7) El concepto de un aspecto supramaterial de la personalidad del mortal nació de la asociación inconsciente y puramente accidental de los acontecimientos de la vida cotidiana con los sueños sobre fantasmas. Cuando varios miembros de una tribu soñaban simultáneamente con su jefe fallecido interpretaban este sueño como prueba fehaciente de que su antiguo jefe había vuelto realmente bajo alguna forma. Todo esto era muy real para el salvaje, que solía despertarse de estos sueños bañado en sudor, temblando y gritando.
86:4.2 (953.1) El origen onírico de la creencia en una existencia futura explica la tendencia a imaginar siempre las cosas invisibles tomando como referencia las cosas vistas. Y muy pronto este nuevo concepto de la vida futura como sueño fantasmal empezó a ser un antídoto efectivo contra el miedo a la muerte asociado al instinto biológico de autopreservación.
86:4.3 (953.2) Al hombre primitivo también le preocupaba mucho su respiración, sobre todo en los climas fríos donde observaba la nube que formaba al exhalar. Consideraba el aliento de vida como el fenómeno que diferenciaba a los vivos de los muertos. Sabía que el aliento podía abandonar su cuerpo, y sus sueños, en los que hacía todo tipo de cosas extrañas mientras dormía, le convencieron de que había algo inmaterial en el ser humano. La idea más primitiva del alma humana, el fantasma, nació del sistema de ideas relacionado con el sueño y la respiración.
86:4.4 (953.3) El salvaje terminó por imaginarse a sí mismo como doble: cuerpo y aliento. El aliento menos el cuerpo equivalía a un espíritu, un fantasma. Aunque los fantasmas o espíritus tuvieron un origen claramente humano, fueron considerados sobrehumanos. Esta creencia en la existencia de espíritus incorpóreos parecía explicar todo lo insólito, lo extraordinario, lo infrecuente y lo inexplicable.
86:4.5 (953.4) La doctrina primitiva de la supervivencia tras la muerte no era necesariamente una creencia en la inmortalidad. Unos seres que solo sabían contar hasta veinte mal podían concebir la infinitud y la eternidad; pensaban más bien en encarnaciones recurrentes.
86:4.6 (953.5) La raza naranja fue especialmente dada a creer en la transmigración y en la reencarnación. Esta idea de la reencarnación se originó en la observación de los parecidos hereditarios, tanto de rasgos como de carácter, entre descendientes y antepasados. La costumbre de poner a los hijos el nombre de los abuelos o de otros ancestros proviene de la creencia en la reencarnación. Algunas razas posteriores creían que el hombre moría entre tres y siete veces. Esta creencia (residuo de las enseñanzas de Adán sobre los mundos mansión) y muchos otros restos de religión revelada se pueden encontrar entre las doctrinas, por otra parte absurdas, de los bárbaros del siglo veinte.
86:4.7 (953.6) Los primeros hombres no albergaban ideas de infierno ni de castigo futuro. El salvaje consideraba que la vida futura era exactamente igual a esta pero sin la mala suerte. Más adelante se concibieron destinos separados para los buenos fantasmas y los malos fantasmas: el cielo y el infierno. Muchas razas primitivas creían que el hombre entraba en la siguiente vida tal como dejaba esta y por eso no les gustaba la idea de hacerse viejos y decrépitos. Los ancianos preferían que los mataran antes de volverse demasiado achacosos.
86:4.8 (953.7) Casi todos los grupos tenían una idea diferente sobre el destino del alma fantasma. Los griegos creían que los hombres débiles tenían almas débiles, así que inventaron el Hades como lugar adecuado para recibir a esas almas anémicas; se suponía también que esos ejemplares sin vigor tenían sombras más cortas. Los primeros anditas creían que sus fantasmas volvían a la tierra natal de sus ancestros. Los chinos y los egipcios creyeron en su día que el alma y el cuerpo permanecían juntos. Esto indujo a los egipcios a construir cuidadosamente las tumbas y esforzarse en la conservación de los cuerpos. Incluso los pueblos modernos intentan frenar la descomposición de los muertos. Los hebreos idearon que una réplica fantasmal del individuo bajaba al Sheol y ya no podía volver al mundo de los vivos. Este concepto fue un avance importante en la doctrina de la evolución del alma.
86:5.1 (953.8) La parte no material del hombre se ha calificado de forma diversa como fantasma, espíritu, sombra, espectro y en los últimos tiempos alma. El alma era el doble del hombre primitivo cuando soñaba; era exactamente igual al propio mortal en todos los sentidos con la única excepción de no ser sensible al tacto. La creencia en los dobles oníricos condujo directamente a la noción de que todas las cosas animadas e inanimadas tenían alma igual que los hombres. Este concepto tendió a perpetuar durante mucho tiempo las creencias en los espíritus de la naturaleza; los esquimales siguen pensando que todas las cosas de la naturaleza tienen un espíritu.
86:5.2 (954.1) El alma fantasma se podía oír y ver, pero no tocar. La vida onírica de la raza fue desarrollando y ampliando gradualmente las actividades de este mundo de los espíritus en proceso de evolución hasta que al final la muerte llegó a definirse como «entregar el fantasma». Todas las tribus primitivas, salvo las que estaban justo por encima de los animales, desarrollaron algún concepto del alma. A medida que la civilización avanza este concepto supersticioso del alma se destruye, y el hombre depende por completo de la revelación y la experiencia religiosa personal para hacerse una idea nueva del alma como creación conjunta de la mente del mortal que conoce a Dios y el espíritu divino que mora en su interior, el Ajustador del Pensamiento.
86:5.3 (954.2) Los primeros mortales no solían ser capaces de diferenciar los conceptos de un espíritu que mora en el interior y de un alma de naturaleza evolutiva. Para el salvaje no estaba nada claro si el alma fantasma era nativa del cuerpo o si era un agente externo que tomaba posesión del cuerpo. Su incapacidad de razonar en situaciones de perplejidad explica las flagrantes incongruencias de la visión del salvaje sobre las almas, los fantasmas y los espíritus.
86:5.4 (954.3) Se pensaba que el alma era respecto al cuerpo lo que el perfume a la flor. Los antiguos creían que el alma podía abandonar al cuerpo de varias maneras:
86:5.5 (954.4) 1. En el desmayo común y pasajero.
86:5.6 (954.5) 2. Al soñar naturalmente mientras se duerme.
86:5.7 (954.6) 3. En estados de coma e inconsciencia asociados con accidentes y enfermedades.
86:5.8 (954.7) 4. Al morir, la marcha definitiva.
86:5.9 (954.8) El salvaje consideraba que el estornudo era un intento frustrado del alma por escapar del cuerpo. Al estar despierto y en guardia, el cuerpo era capaz de impedir el intento de fuga del alma. Más adelante se respondía siempre a los estornudos con alguna expresión religiosa, como por ejemplo, «¡Dios te guarde!».
86:5.10 (954.9) Al principio de la evolución se pensaba que el sueño era la prueba de que el alma fantasma podía ausentarse del cuerpo y que se la hacía volver diciendo o gritando el nombre del durmiente. En otras formas de pérdida de consciencia se creía que el alma estaba más alejada, intentando quizá escapar para siempre, y que la muerte podía ser inminente. Los sueños eran considerados como experiencias del alma mientras se encontraba temporalmente fuera del cuerpo dormido. El salvaje cree que sus sueños son tan reales como cualquiera de sus experiencias cuando está despierto. Los antiguos acostumbraban a despertar gradualmente a los que dormían para dar tiempo al alma de volver al cuerpo.
86:5.11 (954.10) Los hombres de todas las edades han sentido temor reverencial por las apariciones nocturnas, y los hebreos no fueron excepción. Creían realmente que Dios les hablaba en sueños a pesar de las reconvenciones de Moisés contra esta idea. Moisés tenía razón, pues los sueños ordinarios no son el método empleado por las personalidades del mundo espiritual cuando quieren comunicarse con los seres materiales.
86:5.12 (954.11) Los antiguos creían que las almas podían introducirse en los animales o incluso en los objetos inanimados. Esta creencia en la identificación con los animales culminó en ideas del tipo hombre lobo. Una persona podía ser un ciudadano cumplidor de la ley durante el día, pero cuando se dormía, su alma podía introducirse en un lobo u otro animal y merodear cometiendo fechorías nocturnas.
86:5.13 (955.1) Los hombres primitivos pensaban que el alma estaba vinculada al aliento y que sus cualidades se podían impartir o transmitir por el aliento. El jefe valiente soplaba sobre el niño recién nacido para transmitirle su valentía. Entre los primeros cristianos se soplaba sobre los candidatos en la ceremonia de otorgamiento del Espíritu Santo. Dijo el salmista: «Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos, y todas las huestes que hay en ellos, por el aliento de su boca». Fue costumbre durante mucho tiempo que el hijo mayor intentara capturar el último aliento de su padre moribundo.
86:5.14 (955.2) Más adelante la sombra llegó a ser tan temida y reverenciada como el aliento. La propia imagen reflejada en el agua se consideró también algunas veces como prueba del doble yo, y los espejos inspiraban respeto supersticioso. Incluso hoy en día muchas personas civilizadas vuelven el espejo hacia la pared en caso de muerte. Algunas tribus atrasadas siguen creyendo que hacer retratos, dibujos, modelos o imágenes saca del cuerpo el alma o parte de ella, por eso lo tienen prohibido.
86:5.15 (955.3) Se pensaba en general que el alma se identificaba con el aliento, pero algunos pueblos la situaron también en la cabeza, el pelo, el corazón, el hígado, la sangre y la grasa. «La voz de la sangre de Abel que clama desde la tierra» expresa la antigua creencia en la presencia del fantasma en la sangre. Los semitas enseñaban que el alma residía en la grasa corporal, y para muchos era tabú comer grasa animal. Cazar cabezas era un método de capturar el alma del enemigo, como lo era también arrancar la cabellera. En tiempos recientes los ojos se han considerado las ventanas del alma.
86:5.16 (955.4) Para los adeptos a la doctrina de las tres o cuatro almas la pérdida de un alma significaba malestar, de dos, enfermedad, de tres, la muerte. Un alma vivía en el aliento, otra en la cabeza, otra en el pelo, otra en el corazón. Se aconsejaba a los enfermos que pasearan al aire libre con la esperanza de volver a capturar sus almas extraviadas. Se suponía que los mejores curanderos intercambiaban el alma sin salud de la persona enferma por otra nueva, el «nuevo nacimiento».
86:5.17 (955.5) Los hijos de Badonan desarrollaron la creencia en dos almas: el aliento y la sombra. Las primeras razas noditas consideraban que el hombre constaba de dos personas: alma y cuerpo. Esta filosofía de la existencia humana se reflejó más tarde en el punto de vista griego. Los griegos por su parte creían en tres almas: la vegetativa residía en el estómago, la animal, en el corazón, la intelectual, en la cabeza. Los esquimales creen que el hombre se compone de tres partes: cuerpo, alma y nombre.
86:6.1 (955.6) El hombre heredó un entorno natural, adquirió un entorno social e imaginó un entorno fantasmal. El Estado es la reacción del hombre a su entorno natural, el hogar, a su entorno social, la Iglesia, a su ilusorio entorno fantasmal.
86:6.2 (955.7) La creencia en las realidades del mundo imaginario de los fantasmas y los espíritus se hizo universal desde muy al comienzo de la historia de la humanidad, y este mundo de los espíritus recién imaginado se hizo muy poderoso en la sociedad primitiva. La vida mental y moral de toda la humanidad cambió para siempre a raíz de la aparición de este nuevo factor en la forma de pensar y actuar de los hombres.
86:6.3 (955.8) Sobre esta premisa principal de ignorancia e ilusiones, el miedo del mortal ha acumulado todas las supersticiones y religiones posteriores de los pueblos primitivos. Esta fue la única religión del hombre hasta los tiempos de la revelación, y hoy en día muchas de las razas del mundo solo tienen esta rudimentaria religión evolutiva.
86:6.4 (955.9) A medida que la evolución progresaba la buena suerte se asoció con los espíritus buenos y la mala suerte, con los malos. La molestia de tener que adaptarse forzosamente a un entorno cambiante se consideraba como mala suerte y muestra del enojo de los fantasmas espíritus. El hombre primitivo fue haciendo evolucionar lentamente la religión a partir de su ansia innata de adorar y su idea equivocada del azar. El hombre civilizado establece planes de seguro para superar las vicisitudes del azar; la ciencia moderna sustituye los espíritus ficticios y los dioses caprichosos por las estimaciones matemáticas del actuario de seguros.
86:6.5 (956.1) Cada generación que pasa sonríe con condescendencia ante las supersticiones absurdas de sus antepasados mientras conserva las falacias de pensamiento y los rituales de culto que harán sonreír a su vez a sus descendientes más ilustrados.
86:6.6 (956.2) Pero habían surgido por fin en la mente del hombre primitivo pensamientos que transcendían todos sus impulsos biológicos inherentes; el hombre estaba a punto de desarrollar un arte de vivir basado en algo más que la reacción a los estímulos materiales. Empezaban a emerger los inicios de una filosofía de vida primitiva. Estaba a punto de aparecer una norma sobrenatural para la vida: si el espíritu fantasma provoca mala suerte cuando está airado y buena suerte cuando está complacido, la conducta humana deberá regularse en consecuencia. Había evolucionado por fin el concepto del bien y del mal, y todo ello mucho antes de que se produjera ninguna revelación en el planeta.
86:6.7 (956.3) Con la aparición de estos conceptos empezó la lucha inútil e interminable por apaciguar el eterno descontento de los espíritus, la esclavitud servil al miedo religioso evolutivo, el largo derroche de esfuerzo humano en tumbas, templos, sacrificios y sacerdotes. ¡El precio que se pagó fue terrible y espantoso, pero todo lo que costó valió la pena, pues el hombre consiguió con ello una consciencia natural del bien y el mal relativos; así nació la ética humana!
86:7.1 (956.4) El salvaje sentía la necesidad de un seguro y por eso pagaba de buen grado las gravosas primas del miedo, la superstición, el terror y los regalos a los sacerdotes por su póliza de seguro mágico contra la mala suerte. La religión primitiva no era más que el pago de las primas de seguro contra los peligros de la selva. El hombre civilizado paga primas materiales contra los accidentes de la industria y las contingencias de las formas de vida modernas.
86:7.2 (956.5) La sociedad moderna está trasladando el negocio de los seguros del campo de los sacerdotes y la religión al terreno de la economía. La religión se está centrando cada vez más en asegurar la vida más allá de la tumba. Los hombres modernos, al menos los que piensan, ya no pagan primas inútiles para controlar la suerte. La religión está ascendiendo lentamente a niveles filosóficos más altos en contraste con su antigua función como sistema de seguro contra la mala suerte.
86:7.3 (956.6) Pero aquellas antiguas ideas religiosas impidieron que los hombres se volvieran fatalistas e irremediablemente pesimistas; creyeron que al menos podían hacer algo para influir sobre el destino. La religión del miedo a los fantasmas inculcó a los hombres la idea de que debían regular su conducta, de que había un mundo supramaterial que controlaba el destino humano.
86:7.4 (956.7) Las razas civilizadas modernas están empezando a emerger del miedo a los fantasmas a la hora de buscar una explicación para la suerte y las desigualdades comunes de la existencia. La humanidad se está emancipando de la esclavitud que vincula la mala suerte a los espíritus fantasma. Pero al tiempo que los hombres abandonan la doctrina errónea de atribuir las vicisitudes de la vida a la acción de los espíritus, muestran una inclinación sorprendente a aceptar la doctrina casi igual de falaz de atribuir todas las desigualdades humanas a la incapacidad política, la injusticia social y la competencia industrial. Lo cierto es que mejorar la legislación, aumentar la filantropía y reorganizar la industria, por muy beneficioso que sea, no remediará las circunstancias natales ni los accidentes de la vida. Solo la comprensión de los hechos y una sabia manipulación conforme a las leyes de la naturaleza permitirán al hombre obtener lo que quiere y evitar lo que no quiere. El conocimiento científico que conduce a la acción científica es el único antídoto contra los llamados infortunios accidentales.
86:7.5 (957.1) La industria, la guerra, la esclavitud y el gobierno civil surgieron como respuesta a la evolución social del hombre en su entorno natural. La religión surgió en paralelo como respuesta al entorno ilusorio del mundo imaginario de los fantasmas. La religión fue un desarrollo evolutivo de autoconservación y, a pesar de partir de un concepto erróneo y carecer de toda lógica, ha cumplido su función.
86:7.6 (957.2) La religión primitiva, mediante la fuerza poderosa e imponente del falso miedo, preparó el terreno de la mente humana para el otorgamiento de una auténtica fuerza espiritual de origen sobrenatural: el Ajustador del Pensamiento. Los Ajustadores divinos han trabajado desde entonces para transformar el temor de Dios en amor a Dios. La evolución podrá ser lenta, pero su eficacia es infalible.
86:7.7 (957.3) [Presentado por una Estrella Vespertina de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 87
87:0.1 (958.1) EL culto a los fantasmas se desarrolló para contrarrestar los riesgos de la mala suerte; sus prácticas religiosas primitivas nacieron de la inquietud por la mala suerte y el miedo desmesurado a los muertos. Ninguna de aquellas primeras religiones se interesó especialmente por reconocer la Deidad ni venerar lo sobrehumano; sus ritos básicamente negativos tenían por objeto evitar, expulsar o coaccionar a los fantasmas. El culto a los fantasmas no era ni más ni menos que un seguro contra los desastres; no planteaba ningún tipo de inversión con vistas a rendimientos superiores en el futuro.
87:0.2 (958.2) El hombre ha sostenido una larga y encarnizada lucha con el culto a los fantasmas. Nada inspira mayor lástima en la historia humana que la imagen del hombre abyectamente esclavizado por el miedo a los espíritus fantasma. Con el nacimiento de este miedo la humanidad inició la ruta ascendente de la evolución religiosa. La imaginación humana zarpó desde las costas del yo y no volverá a encontrar dónde fondear hasta que llegue al concepto de una Deidad verdadera, de un Dios real.
87:1.1 (958.3) Se temía a la muerte porque significaba que un fantasma más se liberaba de su cuerpo físico. Los antiguos hacían todo lo que podían por impedir la muerte, por evitar el problema de tener que lidiar con un nuevo fantasma. Intentaban por todos los medios inducir al fantasma a marcharse del escenario de la muerte, a emprender el viaje hacia la tierra de los muertos. Cuando más se temía al fantasma era durante la supuesta fase de transición entre su emergencia en el momento de la muerte y su marcha posterior hacia la tierra de los fantasmas, que era un vago concepto primitivo de pseudocielo.
87:1.2 (958.4) Aunque el salvaje atribuía poderes sobrenaturales a los fantasmas, no imaginaba que tuvieran inteligencia sobrenatural. Se utilizaban muchos trucos y estratagemas para intentar burlar y engañar a los fantasmas. El hombre civilizado sigue creyendo que una manifestación exterior de piedad puede engañar de alguna manera incluso a una Deidad omnisciente.
87:1.3 (958.5) Los primitivos temían las enfermedades porque observaban que eran a menudo presagio de la muerte. Si el curandero tribal no conseguía curar al enfermo, solían sacarlo de la cabaña familiar y llevarlo a otra más pequeña o abandonarlo a la intemperie para que muriese solo. Normalmente se destruía la casa donde había ocurrido la muerte, y cuando no se destruía todos se apartaban de ella. Este miedo impidió que el hombre primitivo construyera viviendas sólidas y contribuyó mucho a que no se establecieran pueblos y ciudades permanentes.
87:1.4 (958.6) Cuando moría un miembro del clan los salvajes lo velaban toda la noche y hablaban sin parar porque temían morir también si se quedaban dormidos cerca de un cadáver. El contagio del cadáver justificaba el miedo a los muertos, y todos los pueblos han practicado alguna vez complicadas ceremonias de purificación destinadas a limpiar a un individuo después del contacto con los muertos. Los antiguos creían que había que proporcionar luz a los cadáveres y nunca dejaban un cuerpo muerto a oscuras. En el siglo veinte siguen ardiendo velas en las cámaras mortuorias y los hombres siguen velando a los muertos. El llamado hombre civilizado aún no ha eliminado del todo el miedo a los cuerpos muertos de su filosofía de la vida.
87:1.5 (959.1) Pero a pesar de todos estos miedos, los hombres siguieron intentando engañar a los fantasmas. Cuando no se destruía la cabaña del fallecimiento se sacaba el cadáver por un agujero en la pared, nunca por la puerta. Se tomaban estas medidas para confundir al fantasma, para impedir que se demorara en la casa y asegurarse de que no volviera. Los dolientes volvían del funeral por un camino distinto, no fuera que el fantasma los siguiera. Utilizaban trucos como caminar de espaldas y otros muchos para asegurarse de que el fantasma no volviera de la tumba. A menudo los sexos intercambiaban sus ropas con intención de engañar al fantasma. La ropa de luto se ideó al principio para disfrazar a los supervivientes; más tarde se utilizó para mostrar respeto por el muerto y aplacar así a los fantasmas.
87:2.1 (959.2) En la historia de la religión el programa negativo de aplacamiento de los fantasmas precedió por mucho al programa positivo de coerción y súplica a los espíritus. Los primeros actos humanos de culto fueron fenómenos de defensa, no de veneración. Al hombre moderno le parece sensato asegurarse contra los incendios igual que al salvaje le parecía sensato asegurarse contra la mala suerte provocada por los fantasmas. El esfuerzo por conseguir esta protección originó las técnicas y rituales del culto a los fantasmas.
87:2.2 (959.3) Se creyó en su día que el gran deseo de un fantasma era ser «conjurado» rápidamente para poder dirigirse sin problemas a la tierra de los muertos. Cualquier error de comisión u omisión por parte de los vivos en el ritual de conjurar al fantasma retrasaría sin duda su progreso hacia la tierra de los fantasmas. Eso disgustaría probablemente al fantasma, y se suponía que un fantasma enojado era fuente de calamidades, desgracias e infelicidad.
87:2.3 (959.4) El origen de los funerales fue el esfuerzo del hombre por inducir al alma fantasma a marcharse hacia su futura morada, y la función original del sermón fúnebre era instruir al nuevo fantasma sobre la manera de llegar hasta allí. Era costumbre proporcionar ropa y alimentos para el viaje del fantasma, y estos artículos se colocaban dentro o cerca de la tumba. El salvaje creía que se tardaba entre tres días y un año en «conjurar al fantasma», es decir, alejarlo de los alrededores de la tumba. Los esquimales siguen creyendo que el alma se queda tres días con el cuerpo.
87:2.4 (959.5) Tras el fallecimiento se observaba un periodo de silencio o luto para que el fantasma no se sintiera atraído a volver. La autotortura —las heridas— fue una forma común de luto. Muchos maestros avanzados intentaron luchar contra esto pero fracasaron. Se pensaba que el ayuno y otras formas de sacrificio eran gratos a los fantasmas, que disfrutaban con la aflicción de los vivos durante el periodo de transición, cuando merodeaban por la zona antes de salir hacia la tierra de los muertos.
87:2.5 (959.6) Los largos y frecuentes periodos de inactividad por luto fueron uno de los grandes obstáculos para el avance de la civilización. Se perdían literalmente semanas e incluso meses todos los años en ese luto inútil e improductivo. El hecho de que se contrataran plañideras profesionales con motivo de los funerales indica que el luto era un ritual, no una manifestación de tristeza. Puede que los modernos lloren a los muertos por pena y respeto, pero los antiguos lo hacían por miedo.
87:2.6 (959.7) Los nombres de los muertos no volvían a pronunciarse nunca más. De hecho, eran desterrados muchas veces del idioma. Esos nombres se convertían en tabú, y los idiomas se empobrecían constantemente por este sistema. Esto produjo a la larga una proliferación de frases simbólicas y expresiones figuradas como «el nombre o el día que nunca se menciona».
87:2.7 (960.1) Los antiguos ponían tanto empeño en deshacerse de un fantasma que le ofrecían todo lo que hubiera podido desear durante su vida. Los fantasmas querían esposas y criados; un salvaje adinerado esperaba que al menos una esposa esclava fuera enterrada viva con él a su muerte. Se hizo costumbre más tarde que la viuda se suicidara sobre la tumba de su marido. Cuando moría un niño se estrangulaba frecuentemente a la madre, a la tía o a la abuela, para que un fantasma adulto pudiera acompañar y cuidar al fantasma niño. Y los que entregaban así sus vidas solían hacerlo de buen grado. De hecho, si hubieran vivido violando la costumbre, su miedo a la cólera de los fantasmas les habría impedido disfrutar de los pocos placeres de la vida primitiva.
87:2.8 (960.2) Cuando un jefe fallecía era costumbre ejecutar a muchos de sus súbditos para que lo acompañaran, igual que se mataba a los esclavos a la muerte de su amo para que pudieran servirle en la tierra de los fantasmas. Los habitantes de Borneo siguen proporcionando un guía acompañante: se mata a un esclavo a lanzadas para que su fantasma haga el viaje con su amo fallecido. Se creía que a los fantasmas de las personas asesinadas les encantaba tener como esclavos a los fantasmas de sus asesinos; esta idea incitó a los hombres a cazar cabezas.
87:2.9 (960.3) Se daba por supuesto que a los fantasmas les gustaba el olor de la comida; las ofrendas de comida en las fiestas fúnebres fueron universales en su día. El método primitivo de bendecir la mesa antes de comer era arrojar al fuego un trozo de comida recitando entre dientes una fórmula mágica para aplacar a los espíritus.
87:2.10 (960.4) Se creía que los muertos utilizaban los fantasmas de las armas y herramientas que fueron suyas en vida. Romper un objeto era «matarlo», y eso liberaba su fantasma para que pudiera ser utilizado en la tierra de los fantasmas. También se sacrificaban los bienes quemándolos o enterrándolos. El despilfarro de los funerales antiguos era enorme. Las razas posteriores fabricaron réplicas en papel y sustituyeron los objetos y las personas reales por dibujos en los sacrificios mortuorios. La civilización dio un gran paso adelante cuando en vez de quemar o enterrar los bienes se legaron en herencia a los parientes. Los indios iroqueses introdujeron muchas reformas para limitar el derroche funerario, de modo que pudieron conservar sus bienes y llegaron a ser los más poderosos entre los hombres rojos del norte. Se supone que el hombre moderno no teme a los fantasmas, pero persisten las costumbres y se sigue consumiendo mucha riqueza terrenal en ceremonias mortuorias y ritos funerarios.
87:3.1 (960.5) El creciente culto a los fantasmas hizo inevitable la veneración a los antepasados, que se convirtió en el vínculo de unión entre los fantasmas comunes y los espíritus más altos, los dioses en proceso de evolución. Los primeros dioses fueron simplemente humanos difuntos glorificados.
87:3.2 (960.6) En origen, la veneración a los antepasados fue más un miedo que una veneración, pero estas creencias contribuyeron claramente a difundir el miedo y la veneración a los fantasmas. Los adeptos de los primeros cultos a los fantasmas antepasados temían incluso bostezar, no fuera a ser que un fantasma maligno aprovechara para introducirse en su cuerpo en ese momento.
87:3.3 (960.7) La costumbre de adoptar niños era la forma de asegurar que después de la muerte del adoptador alguien hiciera las ofrendas necesarias para la paz y el progreso de su alma. El salvaje vivía atemorizado por los fantasmas de sus semejantes y pasaba su tiempo libre proyectando un tránsito seguro para su propio fantasma tras la muerte.
87:3.4 (960.8) La mayoría de las tribus instituyeron una fiesta de las ánimas al menos una vez al año. Los romanos tenían doce fiestas de fantasmas al año con su correspondiente ceremonial. La mitad de los días del año estaban dedicados a algún tipo de ceremonia relacionada con estos antiguos cultos. Un emperador romano intentó reformar estas prácticas reduciendo el número de días de fiesta a 135 al año.
87:3.5 (961.1) El culto a los fantasmas fue evolucionando sin cesar a medida que el hombre imaginaba que los fantasmas pasaban de una fase de existencia incompleta a otra más elevada, y progresó finalmente hasta la adoración a los espíritus e incluso a los dioses. Pero con independencia de sus diversas creencias posteriores en espíritus más avanzados, todas las tribus y razas creyeron alguna vez en los fantasmas.
87:4.1 (961.2) El miedo a los fantasmas fue la fuente de todas las religiones del mundo. Muchas tribus se aferraron durante largo tiempo a la vieja creencia en una sola clase de fantasmas. Enseñaban que el hombre tenía buena suerte cuando el fantasma estaba contento y mala suerte cuando se enfadaba.
87:4.2 (961.3) A medida que se fue extendiendo el culto del miedo a los fantasmas, se produjo el reconocimiento de tipos más altos de espíritus, espíritus que no eran claramente identificables con ningún individuo humano. Eran fantasmas graduados o glorificados que habían progresado más allá del dominio de la tierra de los fantasmas hasta los ámbitos más altos de la tierra de los espíritus.
87:4.3 (961.4) La noción de la existencia de dos tipos de fantasmas espíritus progresó de forma lenta pero segura en todo el mundo. Este nuevo espiritualismo dual no tuvo que difundirse de tribu en tribu; surgió de forma independiente en todas partes. A la hora de influir sobre la mente evolutiva en proceso de expansión, el poder de una idea no reside en su realidad ni en su razonabilidad, sino más bien en su intensidad y en la rapidez y facilidad de su aplicación universal.
87:4.4 (961.5) Más adelante la imaginación humana desarrolló el concepto de agentes sobrenaturales buenos y malos; algunos fantasmas no evolucionaban nunca hasta llegar al nivel de espíritus buenos. El primer espiritualismo del miedo a los fantasmas fue evolucionando gradualmente hacia un espiritualismo dual, hacia un nuevo concepto del control invisible de los asuntos terrenales. Por fin el hombre se formó la idea de que la buena y la mala suerte tenían sus controladores respectivos. Pero se pensaba que el que traía mala suerte era el más activo y numeroso de estos dos grupos.
87:4.5 (961.6) Cuando finalmente maduró la doctrina de los espíritus buenos y malos, se convirtió en la más difundida y persistente de todas las creencias religiosas. Este dualismo supuso un gran avance filosófico-religioso porque permitía al hombre explicarse tanto la buena como la mala suerte y creer al mismo tiempo en seres supramortales de comportamiento más o menos coherente. Se podía esperar que los espíritus fueran o buenos o malos; se dejó de pensar que fueran totalmente caprichosos como los primeros fantasmas del monoespiritualismo de las religiones más primitivas. El hombre podía por fin concebir fuerzas supramortales que se comportaban de forma coherente, y este fue uno de los descubrimientos sobre la verdad más importantes de la historia de la evolución de la religión y de la expansión de la filosofía humana.
87:4.6 (961.7) La religión evolutiva ha pagado sin embargo un precio terrible por el concepto del espiritualismo dual. La primera filosofía del hombre solo fue capaz de conciliar la acción coherente de los espíritus sobre las vicisitudes de la fortuna temporal presuponiendo dos tipos de espíritus: los buenos y los malos. Y aunque esta creencia permitió al hombre conciliar las variables del azar con un concepto de fuerzas supramortales inmutables, a partir de esta doctrina ha sido siempre difícil para las personas religiosas concebir la unidad cósmica. Por regla general los dioses de la religión evolutiva han sido opuestos a las fuerzas de las tinieblas.
87:4.7 (962.1) La tragedia de todo esto reside en el hecho de que, cuando estas ideas estaban arraigando en la mente primitiva del hombre, no había realmente espíritus malos o discordantes en el mundo. Esa lamentable situación no se produjo hasta después de la rebelión de Caligastia y solo duró hasta Pentecostés. El concepto del bien y del mal como coordenadas cósmicas está muy vivo en la filosofía humana incluso en el siglo veinte. La mayoría de las religiones del mundo siguen llevando esta marca cultural de nacimiento que data de los remotos días en que surgieron los cultos a los fantasmas.
87:5.1 (962.2) Para el hombre primitivo los espíritus y los fantasmas tenían derechos casi ilimitados pero ningún deber, en cambio se creía que para los espíritus el hombre tenía muchos deberes pero ningún derecho. Se pensaba que los espíritus menospreciaban a los hombres porque incumplían constantemente sus deberes espirituales. Era creencia general de la humanidad que los fantasmas imponían un tributo permanente de servicio a cambio de no interferir en los asuntos humanos, y el más mínimo infortunio se atribuía a las actividades de los fantasmas. Los primeros humanos tenían tanto miedo a olvidarse de algún honor debido a los dioses que, cuando habían terminado sus sacrificios a todos los espíritus conocidos, hacían otra tanda a los «dioses desconocidos» solo para sentirse totalmente a salvo.
87:5.2 (962.3) El culto simple a los fantasmas dio paso posteriormente a las prácticas del culto más avanzado y relativamente complejo a los fantasmas espíritus: el servicio y la adoración a los espíritus más altos tal como evolucionaron en la imaginación primitiva del hombre. El ceremonial religioso tenía que seguir el ritmo de la evolución y el progreso en el espíritu. El culto ampliado no fue sino el arte de la autoconservación practicado en relación con la creencia en seres sobrenaturales, un autoajuste al entorno de los espíritus. Las organizaciones industriales y militares fueron ajustes al entorno natural y social. Y así como el matrimonio surgió para satisfacer las exigencias de la existencia de dos sexos, la organización religiosa se desarrolló en respuesta a la creencia en fuerzas de espíritu más altas y en seres espirituales. La religión representa la adaptación del hombre a sus figuraciones sobre los misterios del azar. El miedo a los espíritus y la adoración subsiguiente se adoptaron como un seguro contra el infortunio, como pólizas de prosperidad.
87:5.3 (962.4) En la representación mental del salvaje los espíritus buenos se ocupan de sus propios asuntos y exigen poco a los seres humanos, en cambio hay que procurar mantener de buen humor a los fantasmas y espíritus malos. Por eso los pueblos primitivos prestaban más atención a sus fantasmas malévolos que a sus espíritus benignos.
87:5.4 (962.5) Se suponía que la prosperidad humana provocaba especial envidia en los espíritus malos, que se desquitaban a través de un agente humano por el procedimiento del mal de ojo. La parte del culto dedicada a la protección contra los espíritus se preocupaba mucho por las maquinaciones del mal de ojo. El miedo al mal de ojo se hizo prácticamente mundial. Se cubría con velos a las mujeres bonitas para protegerlas del mal de ojo, y esta práctica fue adoptada posteriormente por muchas mujeres para que las consideraran hermosas. No se solía permitir a los niños salir de casa después del anochecer por miedo a los espíritus malos, y en las oraciones primitivas se pedía siempre: «líbranos del mal de ojo».
87:5.5 (962.6) El Corán contiene un capítulo entero dedicado al mal de ojo y a los encantamientos, y los judíos creían plenamente en ellos. Todo el culto fálico surgió como defensa contra el mal de ojo. Se pensaba que los órganos reproductores eran el único fetiche capaz de contrarrestarlo. El mal de ojo dio origen a las primeras supersticiones sobre las marcas prenatales de los niños, las huellas maternas, y en su día este culto fue casi universal.
87:5.6 (963.1) La envidia es un rasgo humano profundamente arraigado, por eso el hombre primitivo la atribuyó a sus primeros dioses. Del mismo modo que los hombres habían practicado el engaño con los fantasmas, no tardaron en intentar engañar a los espíritus. Se dijeron: «si los espíritus están celosos de nuestra belleza y nuestra prosperidad, nos afearemos y no haremos alarde de nuestros éxitos». La humildad primitiva no era por lo tanto una devaluación del ego sino más bien un intento de engañar y despistar a los espíritus envidiosos.
87:5.7 (963.2) Para impedir que los espíritus envidiaran la prosperidad humana se adoptó el sistema de vituperar a las personas afortunadas o muy queridas y desvalorizar las cosas apreciadas. Así nació la costumbre de restar importancia a los comentarios elogiosos sobre uno mismo o la propia familia, que se convirtió con el tiempo en la modestia, mesura y cortesía propias de la civilización. Por el mismo motivo se puso de moda la fealdad. La belleza desencadenaba la envidia de los espíritus; denotaba un orgullo humano pecaminoso. El salvaje buscaba tener fama de feo. Este aspecto del culto fue un gran obstáculo para el progreso del arte y promovió durante mucho tiempo un mundo feo y sombrío.
87:5.8 (963.3) Bajo el culto a los espíritus la vida era, en el mejor de los casos, una lotería controlada por los espíritus. El futuro de la persona no era resultado de su esfuerzo, su laboriosidad o su talento, a no ser que estos se pudieran utilizar para influir sobre los espíritus. Las ceremonias propiciatorias a los espíritus constituían una pesada carga e hicieron la vida tediosa y prácticamente insoportable. De edad en edad y de generación en generación, una raza tras otra ha intentado mejorar esta doctrina de los superfantasmas, pero ninguna generación se ha atrevido a rechazarla por completo hasta el momento.
87:5.9 (963.4) La voluntad y las intenciones de los espíritus se estudiaban a través de presagios, oráculos y signos, y estos mensajes de los espíritus se interpretaban por medio de adivinaciones, profecías, ordalías, magia y astrología. Todo el culto era un programa destinado a aplacar, satisfacer y comprar a los espíritus mediante un soborno disfrazado.
87:5.10 (963.5) Y así creció y se difundió una nueva filosofía mundial consistente en:
87:5.11 (963.6) 1. El deber: las cosas que hay que hacer para mantener a los espíritus en disposición favorable o por lo menos neutra.
87:5.12 (963.7) 2. Lo correcto: la conducta y las ceremonias adecuadas para lograr la colaboración activa de los espíritus a favor de los propios intereses.
87:5.13 (963.8) 3. La verdad: la correcta comprensión de los espíritus con la consiguiente adopción de una actitud correcta hacia ellos, y por lo tanto, hacia la vida y la muerte.
87:5.14 (963.9) Cuando los antiguos buscaban conocer el futuro no era solo por curiosidad; querían esquivar la mala suerte. La adivinación era simplemente un intento de evitar dificultades. En aquellos tiempos los sueños se interpretaban como proféticos, y todo lo que se salía de lo normal se consideraba un presagio. E incluso hoy las razas civilizadas arrastran creencias en signos, símbolos y otros restos supersticiosos de la antigua evolución del culto a los fantasmas. Al hombre le cuesta muchísimo abandonar los métodos por los que ascendió gradual y penosamente por la escala evolutiva de la vida.
87:6.1 (963.10) Cuando los hombres creían solo en fantasmas el ritual religioso era más personal, menos organizado, pero el reconocimiento de espíritus más altos necesitó el empleo de «métodos espirituales más altos» para tratar con ellos. Este intento de mejorar y ampliar las técnicas propiciatorias hacia los espíritus condujo directamente a crear defensas contra ellos. El hombre se sentía realmente indefenso ante las fuerzas incontrolables que operaban en la vida terrenal, y este sentimiento de inferioridad lo indujo a intentar encontrar un ajuste compensatorio, algún procedimiento que equilibrara las probabilidades en la lucha desigual del hombre contra el cosmos.
87:6.2 (964.1) En los primeros tiempos del culto los esfuerzos del hombre por influir en la acción de los fantasmas se limitaban a la propiciación, a los intentos de soborno para eludir la mala suerte. A medida que la evolución del culto a los fantasmas fue progresando hacia el concepto de espíritus tanto buenos como malos, estas ceremonias pasaron a ser intentos de naturaleza más positiva, esfuerzos por conseguir la buena suerte. La religión dejó de ser enteramente negativa y el hombre ya no se detuvo en su esfuerzo por lograr la buena suerte; al poco empezó a idear planes para forzar la cooperación de los espíritus. El hombre religioso dejó de sentirse indefenso ante las continuas exigencias de los fantasmas espíritus que él mismo había ideado; el salvaje empezaba a inventar armas para obligar a los espíritus a actuar y venir en su ayuda.
87:6.3 (964.2) Los primeros esfuerzos de defensa del hombre fueron dirigidos contra los fantasmas. Con el paso del tiempo los vivos empezaron a idear métodos para oponer resistencia a los muertos. Se desarrollaron muchas técnicas para asustar y ahuyentar a los fantasmas, entre ellas las siguientes:
87:6.4 (964.3) 1. Cortar la cabeza y atar el cuerpo dentro de la tumba.
87:6.5 (964.4) 2. Apedrear la casa de la defunción.
87:6.6 (964.5) 3. Castrar al cadáver o romperle las piernas.
87:6.7 (964.6) 4. Enterrarlo bajo piedras, uno de los orígenes de la lápida sepulcral moderna.
87:6.8 (964.7) 5. La cremación, una medida preventiva posterior contra los desmanes de los fantasmas.
87:6.9 (964.8) 6. Arrojar el cuerpo al mar.
87:6.10 (964.9) 7. Dejar el cuerpo a merced de los animales salvajes.
87:6.11 (964.10) Se suponía que a los fantasmas les molestaba y asustaba el ruido, que los gritos, las campanas y los tambores los alejaban de los vivos, y esos antiguos métodos siguen de moda en los velatorios. Se utilizaban brebajes hediondos para expulsar a los espíritus molestos. Se fabricaban imágenes espantosas de los espíritus para ahuyentarlos cuando se vieran a sí mismos. Se creía que los perros podían detectar las aproximaciones de los fantasmas y aullaban para avisar, y que los gallos cantaban cuando estaban cerca. El uso del gallo como veleta ha perpetuado esa superstición.
87:6.12 (964.11) Se consideraba que el agua era la mejor protección contra los fantasmas. El agua bendita, un agua en la que los sacerdotes se habían lavado los pies, era superior a todas las demás. Se creía que tanto el fuego como el agua constituían barreras infranqueables para los fantasmas. Los romanos daban tres vueltas alrededor del cadáver llevando agua; en el siglo veinte se rocía el cuerpo con agua bendita, y el lavado de manos en el cementerio sigue siendo un rito judío. El bautismo se desarrolló más tarde como parte del rito del agua. El baño primitivo era una ceremonia religiosa y solo recientemente se ha convertido en práctica higiénica.
87:6.13 (964.12) Pero el hombre no se contentó con la coerción a los fantasmas. Enseguida intentó provocar la acción de los espíritus mediante ritos religiosos y otras prácticas. El exorcismo consistía en utilizar a un espíritu para controlar o expulsar a otro, y se empleó la misma táctica para asustar a los fantasmas y a los espíritus. El concepto de espiritualismo dual con fuerzas buenas y malas proporcionaba al hombre sobradas oportunidades de intentar enfrentar a un agente contra el otro, pues si un hombre poderoso podía derrotar a uno más débil, un espíritu fuerte podría dominar sin duda a un fantasma inferior. Las maldiciones primitivas eran una práctica coercitiva destinada a intimidar a los espíritus menores. Esta costumbre se hizo extensiva posteriormente a las maldiciones contra los enemigos.
87:6.14 (965.1) Se creyó durante mucho tiempo que para obligar a los espíritus y semidioses a actuar de forma deseable era conveniente retroceder a los usos y costumbres más antiguos. El hombre moderno ha caído en el mismo error. Os dirigís unos a otros en vuestro lenguaje normal y corriente, pero cuando os ponéis a rezar recurrís al estilo más antiguo de las generaciones anteriores, el llamado estilo solemne.
87:6.15 (965.2) Esta doctrina explica también muchas reversiones religioso-rituales de naturaleza sexual, como la prostitución en los templos. Esas reversiones a costumbres primitivas se consideraban protecciones seguras contra muchas calamidades. Para aquellos pueblos de mente sencilla todas esas actuaciones estaban totalmente libres de lo que el hombre moderno llamaría promiscuidad.
87:6.16 (965.3) Luego apareció la práctica de los votos rituales, seguidos de cerca por las promesas religiosas y los juramentos sagrados. La mayoría de esos juramentos iban acompañados de autotorturas y automutilaciones; más tarde, de ayunos y oraciones. Se consideró posteriormente que sacrificarse era un método coercitivo seguro; esto era especialmente cierto en materia de represión sexual. Y así, el hombre primitivo desarrolló pronto una clara austeridad en sus prácticas religiosas y se convenció de que autotorturarse y sacrificarse eran ritos eficaces para forzar a los espíritus mal dispuestos a reaccionar favorablemente ante tantos sufrimientos y privaciones.
87:6.17 (965.4) Los hombres modernos ya no intentan coaccionar abiertamente a los espíritus, aunque siguen mostrando una predisposición a negociar con la Deidad. Siguen jurando, tocando madera, cruzando los dedos y pronunciando alguna frase hecha después de expectorar; en otro tiempo era una fórmula mágica.
87:7.1 (965.5) La organización social de tipo cultual perduró porque proporcionaba un simbolismo que preservaba y estimulaba los sentimientos morales y las lealtades religiosas. El culto nació de las tradiciones de las «viejas familias» y se perpetuó como institución establecida. Todas las familias tienen algún tipo de culto. Todo ideal inspirador necesita encontrar algún simbolismo que lo perpetúe —busca alguna manifestación cultural que asegure su supervivencia e impulse su desarrollo— y el culto logra este objetivo porque fomenta y satisface las emociones.
87:7.2 (965.6) Desde los albores de la civilización todos los movimientos atractivos de cultura social o de progreso religioso han elaborado un ritual, un ceremonial simbólico. Cuanto más inconsciente ha sido el desarrollo de ese ritual, con más fuerza ha cautivado a sus adeptos. El culto preservaba los sentimientos y satisfacía las emociones, pero ha sido siempre el mayor obstáculo para la reconstrucción social y el progreso espiritual.
87:7.3 (965.7) A pesar de que el culto ha retrasado siempre el progreso social, es lamentable que haya hoy en día tantos creyentes en normas morales e ideales espirituales desprovistos de un simbolismo adecuado, de un culto de apoyo mutuo, de algo a lo que pertenecer. Pero un culto religioso no se puede fabricar sino que debe desarrollarse. Y los cultos de los diversos grupos nunca serán idénticos a no ser que una autoridad uniformice arbitrariamente sus ritos.
87:7.4 (965.8) El culto cristiano primitivo fue el más atractivo, eficaz y duradero de todos los rituales que se hayan concebido o inventado jamás, pero en la presente edad científica ha perdido gran parte de su valor por culpa de la destrucción de muchos de sus principios originales subyacentes. El culto cristiano se ha visto debilitado por la pérdida de muchas ideas fundamentales.
87:7.5 (965.9) En el pasado la verdad ha crecido rápidamente y se ha extendido con facilidad cuando el culto ha sido flexible y el simbolismo expansible. Una verdad abundante y un culto adaptable han favorecido la rapidez del progreso social. Un culto sin sentido vicia la religión cuando intenta suplantar a la filosofía y esclavizar a la razón. Un culto auténtico crece.
87:7.6 (966.1) A pesar de todos los obstáculos e inconvenientes, cada nueva revelación de la verdad ha dado origen a un nuevo culto, e incluso la reformulación de la religión de Jesús debe desarrollar un simbolismo nuevo y apropiado. El hombre moderno debe encontrar un simbolismo adecuado para la expansión de sus nuevos ideales, ideas y lealtades. Este símbolo realzado debe surgir de la vida religiosa, de la experiencia espiritual. Y este simbolismo más alto de una civilización más alta se debe basar en el concepto de la Paternidad de Dios y estar preñado del poderoso ideal de la hermandad de los hombres.
87:7.7 (966.2) Los antiguos cultos eran demasiado egocéntricos; el nuevo debe ser el producto del amor aplicado. El nuevo culto debe, como los antiguos, fomentar los sentimientos, satisfacer las emociones y promover la lealtad, pero debe hacer más: debe facilitar el progreso espiritual, realzar los significados cósmicos, aumentar los valores morales, alentar el desarrollo social y estimular una vida religiosa personal de tipo elevado. El nuevo culto debe brindar metas supremas de vida que sean a la vez temporales y eternas, sociales y espirituales.
87:7.8 (966.3) Ningún culto puede perdurar y contribuir al progreso de la civilización social y al logro espiritual individual a menos que esté basado en la relevancia biológica, sociológica y religiosa del hogar. Para que un culto sobreviva debe simbolizar aquello que es permanente en presencia del cambio constante; debe glorificar aquello que unifica la corriente de las metamorfosis sociales que cambian sin cesar. Debe reconocer los significados verdaderos, exaltar las relaciones hermosas y glorificar los valores buenos de la nobleza real.
87:7.9 (966.4) Pero la gran dificultad a la hora de encontrar un simbolismo nuevo y satisfactorio reside en que los hombres modernos se adhieren como colectivo a la actitud científica, evitan la superstición y aborrecen la ignorancia, mientras que individualmente todos tienen ansia de misterio y veneran lo desconocido. Ningún culto puede sobrevivir a menos que contenga algún misterio poderoso y encubra alguna meta valiosa e inaccesible. Por otra parte, el nuevo simbolismo no solo debe ser significativo para el grupo sino que debe tener también sentido para el individuo. Las formas de todo simbolismo útil serán aquellas que el individuo pueda poner en práctica por su propia iniciativa y que pueda también compartir con sus semejantes. Si el nuevo culto pudiera ser dinámico en lugar de estático, podría aportar una contribución realmente valiosa al progreso tanto temporal como espiritual de la humanidad.
87:7.10 (966.5) Pero un culto —un simbolismo de ritos, lemas u objetivos— no funcionará si es demasiado complejo. Además tiene que llevar consigo la exigencia de la devoción, la respuesta de la lealtad. Toda religión efectiva desarrolla infaliblemente un simbolismo valioso, y sus fieles harían bien en impedir la cristalización de ese ritual en ceremoniales estereotipados, restrictivos, deformantes y sofocantes que solo pueden perjudicar y retrasar cualquier progreso social, moral y espiritual. Ningún culto puede sobrevivir si retrasa el crecimiento moral y no logra fomentar el progreso espiritual. El culto es la estructura esquelética alrededor de la cual se desarrolla el cuerpo vivo y dinámico de la experiencia espiritual personal: la verdadera religión.
87:7.11 (966.6) [Presentado por una Brillante Estrella Vespertina de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 88
88:0.1 (967.1) EL concepto de un espíritu que se introduce en un objeto inanimado, en un animal o en un ser humano es una creencia muy antigua y respetable que ha prevalecido desde que empezó a evolucionar la religión. Esta doctrina de la posesión por los espíritus no es ni más ni menos que el fetichismo. El salvaje no adora necesariamente al fetiche; como es lógico, adora y venera al espíritu que reside en él.
88:0.2 (967.2) Al principio se creía que el espíritu de un fetiche era el fantasma de un hombre muerto; más tarde, se supuso que en los fetiches residían espíritus superiores. Y así, todas las ideas primitivas sobre fantasmas, almas, espíritus y posesión diabólica acabaron por incorporarse al culto a los fetiches.
88:1.1 (967.3) El hombre primitivo tenía tendencia a convertir todo lo extraordinario en fetiche, de modo que el azar dio origen a muchos fetiches. Un hombre está enfermo, pasa algo y se cura. Ocurre lo mismo con la reputación de muchos medicamentos y métodos casuales de tratar las enfermedades. Los objetos relacionados con los sueños podían acabar convirtiéndose en fetiches. Se convirtieron en fetiches los volcanes pero no las montañas, los cometas pero no las estrellas. Los primeros hombres consideraban que las estrellas fugaces y los meteoritos señalaban la llegada de espíritus visitantes especiales al planeta.
88:1.2 (967.4) Los primeros fetiches fueron guijarros con marcas peculiares, y el hombre lleva buscando «piedras sagradas» desde entonces. Un collar de cuentas era en otro tiempo una colección de piedras sagradas, una sarta de amuletos. Muchas tribus tenían piedras fetiche, pero pocas han sobrevivido como lo han hecho la Kaaba y la Piedra de Scone. Entre los primeros fetiches estaban también el fuego y el agua, y aún sobreviven el culto al fuego y la creencia en el agua bendita.
88:1.3 (967.5) Los árboles fetiche aparecieron más tarde, pero entre algunas tribus estaba tan arraigado el culto a la naturaleza que condujo a la creencia en amuletos habitados por algún tipo de espíritu de la naturaleza. Cuando las plantas y las frutas se convertían en fetiches eran tabú como comida. La manzana fue una de las primeras frutas que entró en esa categoría; los pueblos levantinos no la comían jamás.
88:1.4 (967.6) Si un animal comía carne humana se convertía en fetiche. Así fue como el perro llegó a ser el animal sagrado de los parsis. Si el fetiche es un animal y el fantasma reside en él de forma permanente, el fetichismo puede rayar en la reencarnación. Los salvajes envidiaban a los animales en muchos aspectos; no se sentían superiores a ellos y se ponían muchas veces el nombre de su animal favorito.
88:1.5 (967.7) Cuando los animales se convirtieron en fetiches aparecieron los tabúes sobre comer carne de animal fetiche. Por su semejanza con el hombre, los simios y los monos se volvieron pronto animales fetiche; más tarde recibieron la misma consideración las serpientes, los pájaros y los cerdos. En un momento dado fue fetiche la vaca, su leche era tabú y sus excrementos muy estimados. La serpiente fue venerada en Palestina sobre todo por los fenicios que, junto con los judíos, consideraban que era la portavoz de los espíritus malignos. Incluso muchos modernos creen en los poderes de encantamiento de los reptiles. La serpiente ha sido venerada desde Arabia, pasando por la India, hasta la danza de la serpiente de los hombres rojos de la tribu moqui.
88:1.6 (968.1) Ciertos días de la semana eran fetiche. Durante mucho tiempo se ha considerado el viernes como el día de la mala suerte y el trece como número nefasto. La consideración del tres y el siete como números afortunados procede de revelaciones posteriores. El número de la suerte de los hombres primitivos era el cuatro porque reconocieron desde muy pronto los cuatro puntos cardinales. Se consideraba que contar el ganado u otras posesiones traía mala suerte; los antiguos se oponían siempre a los censos, a «numerar a la gente».
88:1.7 (968.2) El hombre primitivo no estableció un fetichismo indebido en torno al sexo y solo prestó una atención limitada a la función reproductora. El salvaje tenía una mentalidad natural, ni obscena ni lasciva.
88:1.8 (968.3) La saliva era un fetiche muy potente; se podía expulsar a los demonios de una persona escupiendo sobre ella. Que un anciano o un superior le escupiera a uno era el mayor cumplido. Algunas partes del cuerpo humano se consideraban fetiches potenciales, sobre todo el pelo y las uñas. Las largas uñas que se dejaban crecer los jefes eran muy valoradas, y sus recortes se convertían en poderosos fetiches. También eran fetiche las calaveras, y esta creencia explica gran parte de la actividad posterior de los cazadores de cabezas. El cordón umbilical era un fetiche muy apreciado y sigue siéndolo en África a día de hoy. El primer juguete de la humanidad fue un cordón umbilical conservado. Engarzado con perlas según la costumbre de entonces, fue el primer collar del hombre.
88:1.9 (968.4) Los niños jorobados y tullidos eran considerados como fetiches. Se creía que los lunáticos estaban afectados por la luna. Los hombres primitivos eran incapaces de distinguir entre locura y genialidad; a los idiotas o bien los mataban a golpes o bien los veneraban como personalidades fetiche. La histeria confirmó cada vez más la creencia popular en la brujería; a menudo los epilépticos eran sacerdotes y curanderos. La embriaguez se interpretaba como una forma de posesión por los espíritus; cuando el salvaje se iba de juerga se ponía una hoja en el pelo para indicar que no era responsable de sus actos. Los venenos y las sustancias embriagantes se convirtieron en fetiches; se consideraba que estaban poseídos.
88:1.10 (968.5) Mucha gente consideraba a los genios como personalidades fetiche poseídas por un espíritu sabio. Esos hombres de talento aprendieron pronto a recurrir al fraude y el engaño para promover sus intereses egoístas. Se creía que un hombre fetiche era más que humano; era divino, incluso infalible. Así fue como los jefes, los reyes, los sacerdotes, los profetas y los dirigentes de la Iglesia fueron acumulando un gran poder y acabaron ejerciendo una autoridad sin límites.
88:2.1 (968.6) Se suponía que los fantasmas preferían morar dentro de un objeto que les había pertenecido cuando vivían en la carne. Esta creencia explica la eficacia de muchas reliquias modernas. Los antiguos veneraban siempre los huesos de sus líderes, y muchos siguen mostrando hoy en día un supersticioso respeto hacia los restos óseos de los héroes y los santos. Incluso siguen peregrinando a las tumbas de los grandes hombres.
88:2.2 (968.7) La creencia en las reliquias es producto del antiguo culto a los fetiches. Las reliquias de las religiones modernas representan un intento de racionalizar los fetiches del salvaje y elevarlos a un lugar digno y respetable dentro de los sistemas religiosos modernos. Se considera paganismo creer en la magia y los fetiches, en cambio las reliquias y los milagros están bien vistos.
88:2.3 (969.1) El hogar —la chimenea— adquirió cierto carácter de fetiche y se convirtió en un lugar sagrado. Los santuarios y los templos fueron al principio lugares fetiche porque en ellos se enterraba a los muertos. Moisés elevó de categoría la cabaña fetiche de los hebreos al convertirla en el lugar donde se alojaba un superfetiche: el concepto que existía entonces de la ley de Dios. Pero los israelitas no abandonaron nunca la peculiar creencia cananea en los altares de piedra: «Y esta piedra que he erigido como pilar será la casa de Dios». Creían verdaderamente que el espíritu de su Dios moraba en esos altares de piedra que eran en realidad fetiches.
88:2.4 (969.2) Las primeras imágenes se fabricaron para conservar el aspecto y la memoria de los muertos ilustres; eran en realidad monumentos. Los ídolos fueron un refinamiento del fetichismo. Los primitivos creían que una ceremonia de consagración hacía que el espíritu se introdujera en la imagen; del mismo modo, ciertos objetos se convertían en amuletos cuando se bendecían.
88:2.5 (969.3) Cuando Moisés añadió el segundo mandamiento al antiguo código moral de Dalamatia, intentaba controlar la adoración a los fetiches entre los hebreos. Les ordenó cuidadosamente que no fabricaran ningún tipo de imagen que se pudiera consagrar como fetiche y lo dejó muy claro: «No haréis imágenes talladas ni ningún retrato de nada que esté arriba en el cielo, o abajo en la tierra o en las aguas de la tierra». Este mandamiento contribuyó mucho a retrasar el arte entre los judíos, pero redujo efectivamente el culto a los fetiches. Moisés era demasiado sabio para intentar abolir repentinamente los fetiches de antaño, y por eso consintió en que se colocaran ciertas reliquias junto a la ley en esa combinación de altar de guerra y santuario religioso que era el arca.
88:2.6 (969.4) Las palabras acabaron por convertirse en fetiches, sobre todo las consideradas como palabras de Dios. Y así, los libros sagrados de muchas religiones se han convertido en prisiones fetichistas que encarcelan la imaginación espiritual del hombre. El propio esfuerzo de Moisés contra el fetichismo se convirtió en un fetiche supremo; su mandamiento se utilizó más tarde para anquilosar el arte y retrasar la adoración y el disfrute de lo bello.
88:2.7 (969.5) En tiempos pasados la autoridad de la palabra fetiche era una doctrina que inspiraba miedo, era el más terrible de todos los tiranos que esclavizan a los hombres. Un fetiche doctrinal conducirá al hombre mortal a arrojarse a las garras de la intolerancia, el fanatismo, la superstición, la intransigencia y las crueldades bárbaras más atroces. El respeto moderno por la sabiduría y la verdad no es más que una huida reciente desde la tendencia a fabricar fetiches hacia niveles superiores de pensamiento y razonamiento. En cuanto a las recopilaciones de escritos fetiche que diversas personas religiosas consideran como libros sagrados, no solo se cree que lo que está en el libro es verdad, sino también que todas las verdades están contenidas en el libro. Si da la casualidad de que uno de esos libros sagrados afirma que el planeta es plano, muchas generaciones de hombres y mujeres por lo demás sensatos se negarán a aceptar las pruebas concluyentes de que el planeta es redondo.
88:2.8 (969.6) La costumbre de abrir uno de esos libros sagrados y leer un pasaje al azar cuya interpretación pudiera condicionar importantes decisiones o proyectos de vida no es ni más ni menos que puro fetichismo. Prestar juramento sobre un «libro sagrado» o jurar por algún objeto de veneración suprema es una forma de fetichismo refinado.
88:2.9 (969.7) Sin embargo supone un progreso evolutivo real haber avanzado desde el miedo fetichista a los recortes de uñas de un jefe salvaje hasta la adoración a una espléndida colección de cartas, leyes, leyendas, alegorías, mitos, poemas y crónicas que reflejan al fin y al cabo la sabiduría moral cribada de muchos siglos, al menos hasta el momento de su recopilación como «libro sagrado».
88:2.10 (970.1) Para convertirse en fetiches las palabras tenían que ser consideradas como inspiradas. Invocar escritos supuestamente inspirados por la divinidad condujo directamente a establecer la autoridad de la Iglesia, mientras que la evolución de las formas civiles cristalizó en la autoridad del Estado.
88:3.1 (970.2) El fetichismo formó parte de todos los cultos primitivos desde las primeras creencias en piedras sagradas, pasando por la idolatría, el canibalismo y la adoración a la naturaleza, hasta el totemismo.
88:3.2 (970.3) El totemismo es una combinación de prácticas sociales y religiosas. Se creyó inicialmente que al honrar al animal totémico que era el supuesto antecesor biológico del grupo la provisión de alimentos quedaba asegurada. Los tótems eran al mismo tiempo símbolos del grupo y de su dios. Dicho dios era el clan personificado. El totemismo fue una fase del intento de socializar una religión que por lo demás era personal. El tótem se transformó con el tiempo en la bandera o el símbolo nacional de los diversos pueblos modernos.
88:3.3 (970.4) Una bolsa fetiche o bolsa medicinal era un saquito que contenía un surtido acreditado de artículos impregnados por fantasmas. El curandero de antaño no permitía nunca que su bolsa, el símbolo de su poder, tocara el suelo. Los pueblos civilizados del siglo veinte se aseguran de que su bandera, el emblema de la consciencia nacional, tampoco toque nunca el suelo.
88:3.4 (970.5) Las insignias de los cargos sacerdotales y reales se consideraron a la larga como fetiches. El fetiche del Estado supremo ha pasado por muchas etapas de desarrollo, del clan a la tribu, del feudalismo a la soberanía, del tótem a la bandera. Los reyes fetiche han regido por «derecho divino», y han prevalecido otras muchas formas de gobierno. El hombre ha hecho también un fetiche de la democracia, de la exaltación y adoración de las ideas del hombre común cuando se llaman colectivamente «opinión pública». La opinión aislada de un hombre no se valora gran cosa, pero cuando muchos hombres funcionan colectivamente como democracia, ese mismo juicio mediocre se tiene por árbitro de la justicia y referente de la rectitud.
88:4.1 (970.6) El hombre civilizado afronta los problemas de un entorno real a través de su ciencia. El hombre salvaje intentaba solucionar los problemas reales de un entorno ilusorio de fantasmas mediante la magia. La magia era la técnica de manipulación de un supuesto entorno de espíritus cuyas maquinaciones explicaban constantemente lo inexplicable; era el arte de conseguir la cooperación voluntaria de los espíritus y de forzar su ayuda involuntaria mediante la utilización de fetiches o de otros espíritus más poderosos.
88:4.2 (970.7) El objetivo de la magia, la hechicería y la nigromancia era doble:
88:4.3 (970.8) 1. Conseguir una mejor visión del futuro.
88:4.4 (970.9) 2. Influir favorablemente en el entorno.
88:4.5 (970.10) Los objetivos de la ciencia son idénticos a los de la magia. La humanidad está progresando de la magia a la ciencia no mediante la razón y la meditación, sino más bien a través de una larga experiencia gradual y dolorosa. El hombre va caminando marcha atrás hacia la verdad: empieza en el error, progresa en el error y alcanza finalmente el umbral de la verdad. Solo se ha puesto a mirar hacia adelante con la llegada del método científico. Pero el hombre primitivo tenía que experimentar o perecer.
88:4.6 (970.11) La fascinación de las primeras supersticiones fue la madre de la curiosidad científica posterior. Había una emoción dinámica progresiva —mezcla de miedo y curiosidad— en las supersticiones primitivas; había un poder impulsor progresivo en la magia de antaño. Aquellas supersticiones reflejaban la aparición del deseo humano de conocer y controlar el entorno planetario.
88:4.7 (971.1) La magia adquirió un control tan fuerte sobre el salvaje porque este no podía captar el concepto de muerte natural. La idea posterior del pecado original contribuyó mucho a debilitar el dominio de la magia sobre la raza porque explicaba la muerte natural. No era raro en su día que diez personas inocentes fueran ejecutadas por su supuesta responsabilidad en una muerte natural. Esta fue una de las causas de que los pueblos antiguos no crecieran más rápido, y sigue ocurriendo en algunas tribus africanas. El individuo acusado solía confesarse culpable aun sabiendo que se enfrentaba a la muerte.
88:4.8 (971.2) La magia es natural para el salvaje. Cree que se puede matar realmente a un enemigo practicando hechicerías sobre recortes de su pelo o de sus uñas. Las muertes por mordedura de serpiente se atribuían a la magia del hechicero. La dificultad para combatir la magia radica en el hecho de que el miedo puede matar. Los primitivos temían tanto a la magia que esta llegaba a matar, y esos resultados eran suficientes para confirmarlos en su creencia errónea. En caso de fracaso había siempre alguna explicación plausible; cuando la magia fallaba, el remedio era más magia.
88:5.1 (971.3) Puesto que todo lo relacionado con el cuerpo se podía convertir en fetiche, la magia más primitiva utilizó mucho el pelo y las uñas. El secreto que acompaña a todo lo que el cuerpo elimina nació del miedo a que un enemigo pudiera apoderarse de algo proveniente del cuerpo y emplearlo en magia perjudicial, por eso se enterraban cuidadosamente todos los excrementos del cuerpo. Se evitaba escupir en público por miedo a que la saliva fuera utilizada para hacer magia dañina; la saliva se tapaba siempre. Incluso los restos de comida, la ropa y los adornos se podían convertir en instrumentos de magia. El salvaje no dejaba nunca restos de su comida en la mesa. Y todo esto se hacía por miedo a que los enemigos utilizaran estas cosas en ritos mágicos, no porque se apreciara el valor higiénico de estas costumbres.
88:5.2 (971.4) Los amuletos mágicos se fabricaban a partir de una gran diversidad de cosas como carne humana, zarpas de tigre, dientes de cocodrilo, semillas de plantas venenosas, veneno de serpiente o cabello humano. Los huesos de los muertos eran muy mágicos. Incluso el polvo de las pisadas se podía usar para hacer magia. Los antiguos creían mucho en los amuletos de amor. La sangre y otras secreciones corporales eran capaces de asegurar la influencia mágica del amor.
88:5.3 (971.5) Se suponía que las imágenes tenían eficacia mágica. Se fabricaban efigies y se creía que la persona real experimentaría los efectos de los malos o buenos tratos que se dieran a su imagen. Cuando las personas supersticiosas iban a comprar algo, masticaban un trozo de madera dura para ablandar el corazón del vendedor.
88:5.4 (971.6) La leche de una vaca negra era sumamente mágica, igual que los gatos negros. El bastón o la varita eran mágicos, junto con los tambores, las campanas y los nudos. Todos los objetos antiguos eran amuletos mágicos. Las prácticas de una civilización nueva o más avanzada eran vistas con malos ojos por su supuesta naturaleza mágica maligna. Así se consideraron durante mucho tiempo la escritura, la imprenta y las imágenes.
88:5.5 (971.7) El hombre primitivo creía que los nombres debían ser tratados con respeto, especialmente los nombres de los dioses. El nombre era considerado como una entidad, una influencia bien diferenciada de la personalidad física e igual de valorada que el alma y la sombra. El nombre se entregaba como prenda de un préstamo y su dueño no podía volver a utilizarlo hasta haber cancelado su deuda. Hoy en día se firma con el nombre en un pagaré. El nombre del individuo pronto adquirió un valor importante para los ritos mágicos. El salvaje tenía dos nombres; el principal se consideraba demasiado sagrado para ser utilizado en la vida ordinaria, de ahí que tuviera un segundo nombre o nombre de diario, un apodo. El salvaje no daba nunca su verdadero nombre a los extraños. Cualquier experiencia que se saliera de lo normal le hacía cambiar de nombre; a veces era para intentar curar una enfermedad o detener la mala suerte. El salvaje podía conseguir un nuevo nombre comprándoselo al jefe de la tribu, y los hombres de hoy en día siguen invirtiendo en títulos y diplomas. Pero entre las tribus más primitivas como los bosquimanos africanos, los nombres individuales no existen.
88:6.1 (972.1) La magia se practicaba mediante el uso de varitas, ritos «medicinales» y conjuros, y era costumbre que el practicante trabajara desnudo. Las mujeres superaban en número a los hombres entre los magos primitivos. En magia, «medicina» significa misterio, no tratamiento. El salvaje nunca se medicaba a sí mismo; no utilizaba ningún remedio a no ser por consejo de los especialistas en magia. Los doctores vudú del siglo veinte son un ejemplo típico de los magos de antaño.
88:6.2 (972.2) La magia tenía una doble faceta: pública y privada. Se suponía que la practicada por el curandero, el chamán o el sacerdote era para el bien general de la tribu. Los brujos, los hechiceros y los magos ofrecían magia privada, magia personal y egoísta que se empleaba como método coercitivo para perjudicar a los enemigos particulares. El concepto de espiritualismo dual, espíritus buenos y malos, dio lugar a las creencias posteriores en la magia blanca y la magia negra. A medida que fue evolucionando la religión, se llamó magia a las operaciones del espíritu ajenas al culto propio, y las viejas creencias en fantasmas se designaron también con este nombre.
88:6.3 (972.3) Las combinaciones de palabras, los ritos de conjuros y salmodias, eran sumamente mágicos. Algunos de los primeros conjuros se acabaron transformando en oraciones. La magia imitativa se practicó desde muy pronto; las oraciones se representaban; las danzas mágicas no fueron otra cosa que oraciones dramatizadas. La oración sustituyó gradualmente a la magia como asociada a los sacrificios.
88:6.4 (972.4) El gesto, al ser más antiguo que el habla, era más sagrado y más mágico, y se creía que la mímica tenía un fuerte poder mágico. Los hombres rojos escenificaban a menudo una danza del búfalo en la que uno de ellos interpretaba el papel del búfalo que al ser capturado aseguraba el éxito de la próxima caza. Las festividades sexuales del Primero de Mayo eran simplemente magia imitativa, un sugestivo llamamiento a las pasiones sexuales del mundo vegetal. En un principio las muñecas eran empleadas como talismanes mágicos por las esposas estériles.
88:6.5 (972.5) La magia fue la rama del árbol religioso evolutivo que terminó produciendo el fruto de la edad científica. La creencia en la astrología condujo al desarrollo de la astronomía, la creencia en una piedra filosofal condujo al conocimiento de los metales y la creencia en los números mágicos fundó la ciencia de las matemáticas.
88:6.6 (972.6) Pero un mundo tan lleno de amuletos contribuyó mucho a destruir toda iniciativa y ambición personal. Los frutos de trabajar más o mejor eran considerados mágicos. Si un hombre producía más grano en su campo que su vecino menos trabajador, podía ser arrastrado ante el jefe y acusado de utilizar malas artes para sacar el exceso de grano del terreno del vecino y atraerlo hacia el suyo. En los tiempos de la barbarie era realmente peligroso saber demasiado; cabía siempre la posibilidad de ser ejecutado como practicante de la magia negra.
88:6.7 (972.7) La ciencia está eliminando gradualmente el factor suerte de la vida. Pero si fracasaran los métodos de educación modernos habría una reversión casi inmediata a las creencias de la magia primitiva. Aquellas supersticiones siguen vivas en la mente de mucha de la gente llamada civilizada. El lenguaje contiene muchos fósiles que atestiguan que la raza ha estado sumida durante mucho tiempo en la superstición mágica, expresiones como embelesado, malhadado, posesión, inspiración, hacer desaparecer por encanto, ingeniosidad, fascinante, atónito o pasmado. Y hay seres humanos inteligentes que siguen creyendo en la buena suerte, el mal de ojo y la astrología.
88:6.8 (973.1) La magia antigua fue la crisálida de la ciencia moderna, indispensable en su momento pero ya inútil. Y así, los fantasmas de la superstición ignorante agitaron la mente primitiva de los hombres hasta que pudieron nacer los conceptos de la ciencia. Hoy Urantia está en la zona crepuscular de esa evolución intelectual. La mitad del mundo se aferra con entusiasmo a la luz de la verdad y a los hechos del descubrimiento científico, mientras que la otra mitad languidece en brazos de la antigua superstición y de una magia solo apenas disfrazada.
88:6.9 (973.2) [Presentado por una Brillante Estrella Vespertina de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 89
89:0.1 (974.1) EL HOMBRE primitivo se veía a sí mismo en deuda con los espíritus y necesitado de redención; consideraba que los espíritus le podrían haber deparado con justa razón mucha más mala suerte. Con el paso el tiempo este concepto se transformó en la doctrina del pecado y la salvación. Se creía que el alma llegaba al mundo bajo condena: el pecado original. El alma tenía que ser redimida; había que proporcionar un chivo expiatorio. El cazador de cabezas, además de practicar el culto de adoración a la calavera, podía ofrecer una víctima propiciatoria como sustituta de su propia vida.
89:0.2 (974.2) El salvaje se convenció muy pronto de que la visión del sufrimiento, el dolor y la humillación de los humanos proporcionaba una satisfacción suprema a los espíritus. Al principio el hombre solo consideraba los pecados de comisión, pero después le empezaron a preocupar los pecados de omisión, y todo el sistema sacrificial posterior surgió en torno a estas dos ideas. Ese nuevo ritual estaba centrado en la observancia de las ceremonias propiciatorias de sacrificio. El hombre primitivo creía que necesitaba hacer algo especial para ganarse el favor de los dioses; solo una civilización avanzada reconoce a un Dios siempre ecuánime y benevolente. Más que una inversión en dicha futura, la propiciación era un seguro contra la mala suerte inmediata. Los ritos de evitación, exorcismo, coerción y propiciación estaban todos fusionados entre sí.
89:1.1 (974.3) La observancia del tabú era el esfuerzo del hombre por esquivar la mala suerte evitando hacer algo que pudiera ofender a los fantasmas espíritus. Al principio los tabúes no eran religiosos, pero pronto obtuvieron la sanción de los fantasmas o de los espíritus y se convirtieron con este respaldo en creadores de leyes y fundadores de instituciones. El tabú es la fuente de la normativa ceremonial y el antecesor del autocontrol primitivo. Fue la primera forma de regulación social y durante mucho tiempo la única, y sigue siendo todavía un componente básico de la estructura regulativa social.
89:1.2 (974.4) El respeto que estas prohibiciones infundían en la mente del salvaje equivalía exactamente a su miedo a los poderes que supuestamente las imponían. Los primeros tabúes surgieron a raíz de experiencias casuales de mala suerte; más tarde se establecieron a propuesta de los jefes y chamanes, hombres fetiche que, según se creía, estaban dirigidos por un fantasma espíritu o incluso por un dios. El miedo al castigo de los espíritus era tan fuerte en la mente del hombre primitivo que llegaba a veces a morir del susto por haber violado un tabú, y esos dramáticos sucesos reforzaban enormemente el dominio del tabú sobre la mente de sus coetáneos.
89:1.3 (974.5) Entre las primeras prohibiciones había restricciones sobre la apropiación de mujeres y otras propiedades. A medida que la religión empezó a desempeñar un papel más importante en la evolución del tabú, el artículo objeto de prohibición se empezó a considerar impuro y más tarde profano. Los anales de los hebreos están llenos de menciones a cosas puras e impuras, sagradas y profanas, pero sus creencias en este aspecto eran mucho menos exhaustivas y opresoras que las de muchos otros pueblos.
89:1.4 (975.1) Los siete mandamientos de Dalamatia y el Edén así como los diez preceptos de los hebreos eran tabúes claros expresados todos en la misma forma negativa de la mayoría de las prohibiciones antiguas. Sin embargo estos códigos más nuevos fueron realmente liberadores, pues sustituyeron a miles de tabúes anteriores. Y además estos mandamientos más tardíos prometían categóricamente algo a cambio de la obediencia.
89:1.5 (975.2) Los primeros tabúes alimenticios se originaron en el fetichismo y el totemismo. El cerdo era sagrado para los fenicios, la vaca para los hindúes. El tabú egipcio sobre la carne de cerdo se ha perpetuado en la fe hebrea y en la islámica. Una variante de los tabúes alimenticios era la creencia de que una mujer embarazada podía pensar tanto en cierto alimento que el hijo cuando naciera sería el eco de ese alimento y esa comida sería tabú para él.
89:1.6 (975.3) Ciertas formas de comer se convirtieron pronto en tabú, y así se originó la etiqueta en la mesa tanto antigua como moderna. Los sistemas de castas y los niveles sociales son vestigios de prohibiciones de antaño. Los tabúes fueron muy eficaces para organizar la sociedad, pero eran una pesada carga. El sistema de prohibiciones negativas no solo contenía regulaciones útiles y constructivas, sino también tabúes obsoletos, desfasados e inútiles.
89:1.7 (975.4) Ninguna sociedad civilizada tendría motivos para criticar al hombre primitivo de no ser por esos tabúes tan diversos y generalizados, y el tabú nunca habría podido perdurar sin la ratificación de la religión primitiva. Muchos de los factores esenciales de la evolución del hombre han sido sumamente caros, han costado un inmenso tesoro de esfuerzo, sacrificio y autorrenuncia, pero esos logros del autocontrol fueron los peldaños reales por los que el hombre subió la escalera ascendente de la civilización.
89:2.1 (975.5) El miedo al azar y el terror a la mala suerte empujaron literalmente al hombre a inventar la religión primitiva como supuesto seguro contra estas calamidades. La religión evolucionó desde la magia y los fantasmas hasta los tabúes, pasando por los espíritus y los fetiches. Todas las tribus primitivas tenían su árbol del fruto prohibido. Literalmente era el manzano, pero en sentido figurado estaba compuesto por miles de ramas sobrecargadas por los tabúes de todo tipo que colgaban de ellas. Y el árbol prohibido decía siempre: «No harás».
89:2.2 (975.6) Cuando la mente del salvaje hubo evolucionado hasta el punto de imaginar la existencia de espíritus tanto buenos como malos y cuando la evolución de la religión sancionó solemnemente el tabú, el escenario quedó preparado para la aparición del nuevo concepto de pecado. La idea de pecado estaba ya universalmente establecida en el mundo antes de la aparición de la religión revelada. Solo gracias al concepto de pecado pudo la muerte natural adquirir un sentido lógico para la mente primitiva. El pecado era la transgresión del tabú, y la muerte era el castigo del pecado.
89:2.3 (975.7) El pecado era ritual, no racional; un acto, no un pensamiento. Todo este concepto de pecado estuvo fomentado por las tradiciones supervivientes de Dilmun y de los tiempos en que hubo un pequeño paraíso en la tierra. La tradición de Adán y el Jardín del Edén dio también consistencia al sueño de una antigua «edad de oro» en los albores de las razas. Todo esto confirmaba las ideas que se plasmarían más tarde en la creencia de que el hombre se originó en una creación especial, empezó su carrera en estado de perfección y cayó en su lastimosa situación posterior por culpa de la transgresión de los tabúes: el pecado.
89:2.4 (976.1) La violación habitual de un tabú se convirtió en vicio; la ley primitiva hizo del vicio un crimen; la religión lo hizo pecado. Entre las primeras tribus la violación de un tabú era una combinación de crimen y pecado. Cualquier calamidad que afectara a la comunidad se consideraba como castigo por un pecado tribal. A los que creían que la prosperidad estaba unida a la rectitud les desconcertaba tanto la aparente prosperidad de los malvados que fue necesario inventar infiernos para castigar a los que violaban los tabúes. El número de esos lugares de castigo futuro ha oscilado entre uno y cinco.
89:2.5 (976.2) La idea de la confesión y del perdón apareció muy pronto en la religión primitiva. Los hombres pedían perdón en una reunión pública por los pecados que tenían intención de cometer la semana siguiente. La confesión era un simple rito de exoneración así como una constatación pública de la profanación al grito ritual de «¡impuro, impuro!». Acto seguido se cumplía con las formalidades rituales de purificación. Todos los pueblos primitivos practicaron estas ceremonias sin sentido. Muchas costumbres aparentemente higiénicas de las tribus primitivas eran casi siempre ceremoniales.
89:3.1 (976.3) La renuncia fue el siguiente paso de la evolución religiosa; el ayuno era una práctica común. Pronto se estableció la costumbre de privarse de muchas formas de placer físico y sobre todo sexual. El rito del ayuno estuvo profundamente arraigado en muchas religiones antiguas y lo han heredado prácticamente todos los sistemas modernos de pensamiento teológico.
89:3.2 (976.4) Justo hacia la época en que el hombre bárbaro se estaba recuperando de la ruinosa costumbre de quemar o enterrar las propiedades de los muertos junto con sus dueños, justo cuando la estructura económica de las razas empezaba a tomar forma, apareció esta nueva doctrina religiosa de la renuncia, y decenas de miles de almas fervientes empezaron a buscar la pobreza. La posesión de bienes fue considerada como un impedimento espiritual. Estas ideas sobre los peligros espirituales de los bienes materiales estaban muy difundidas en tiempos de Filón y de Pablo y han tenido desde entonces una marcada influencia en la filosofía europea.
89:3.3 (976.5) La pobreza era solo una parte del rito de mortificación de la carne que, lamentablemente, se incorporó a los escritos y enseñanzas de muchas religiones y del cristianismo en particular. La penitencia es la forma negativa de este rito de renuncia muchas veces insensato. Pero todo ello enseñó autocontrol al salvaje, y eso supuso un avance valioso en la evolución social. La autorrenuncia y el autocontrol fueron dos de los mayores beneficios sociales procedentes de las primeras religiones evolutivas. El autocontrol dio al hombre una nueva filosofía de vida; le enseñó el arte de aumentar la fracción de la vida a base de reducir el denominador de las exigencias personales en vez de intentar aumentar siempre el numerador de la satisfacción egoísta.
89:3.4 (976.6) En ese antiguo concepto de autodisciplina se incluían la flagelación y todos los tipos de tortura física. Los sacerdotes del culto a la madre eran especialmente activos en la enseñanza de la virtud del sufrimiento físico y daban ejemplo sometiéndose a la castración. Los hebreos, los hindúes y los budistas eran devotos fervientes de esta doctrina de la humillación física.
89:3.5 (976.7) Durante toda la antigüedad los hombres intentaron incrementar por estos procedimientos su saldo acreedor de autorrenuncia en los libros de contabilidad de sus dioses. Era costumbre hacer votos de autorrenuncia y autotortura en situaciones de tensión emocional. Esos votos adoptaron con el tiempo la forma de contratos con los dioses. Esto supuso un auténtico progreso evolutivo, pues implicaba un compromiso por parte de los dioses de hacer algo concreto por el hombre a cambio de dichas mortificaciones y autotorturas. Los votos eran tanto negativos como positivos. Donde mejor se observan hoy en día promesas de naturaleza tan extrema y perjudicial es entre ciertos grupos de la India.
89:3.6 (977.1) Como era más que previsible, el culto de renuncia y humillación prestó especial atención a la gratificación sexual. El culto de continencia se originó como rito practicado por los soldados antes de entrar en combate; más tarde lo practicaban los «santos». Este culto toleraba el matrimonio solo como mal menor frente a la fornicación. Muchas de las grandes religiones del mundo se han visto influidas negativamente por este culto antiguo, pero ninguna de forma tan notoria como el cristianismo. El apóstol Pablo era un adepto de este culto y su visión personal se refleja en las enseñanzas que incorporó a la teología cristiana: «Es bueno que el hombre no toque mujer». «Desearía que todos los hombres fueran como yo». «Digo, pues, a los solteros y a las viudas que bueno les fuera quedarse como yo». Pablo sabía muy bien que estas enseñanzas no formaban parte del evangelio de Jesús y así lo reconoce cuando declara: «Digo esto por consentimiento y no por mandamiento». Pero este culto indujo a Pablo a menospreciar a las mujeres y por desgracia sus opiniones personales han influido durante mucho tiempo en las enseñanzas de una gran religión mundial. Si todo el mundo siguiera literalmente los consejos de este maestro y fabricante de tiendas, la raza humana llegaría a un final tan repentino como infausto. Por otra parte, la implicación de una religión con el antiguo culto de continencia conduce directamente a una guerra contra el matrimonio y la familia, verdadero fundamento de la sociedad e institución básica del progreso humano. Y no es de extrañar que esas creencias fomentaran la formación de cleros célibes en las numerosas religiones de los diversos pueblos.
89:3.7 (977.2) Un día el hombre deberá aprender a disfrutar de la libertad sin libertinaje, del alimento sin glotonería y del placer sin abuso. El autocontrol es mejor política que la autorrenuncia extrema a la hora de regular el comportamiento humano. Y Jesús nunca enseñó esas ideas irrazonables a sus seguidores.
89:4.1 (977.3) Como muchos otros ritos cultuales, la inclusión del sacrificio en las devociones religiosas no tuvo un origen simple ni único. La tendencia a doblegarse ante el poder y postrarse en reverente adoración en presencia del misterio está prefigurada en el servilismo del perro ante su amo. Entre el impulso de adoración y el acto de sacrificio no hay más que un paso. El hombre primitivo medía el valor de su sacrificio por el dolor que sufría. Cuando la idea de sacrificio se asoció por primera vez al ceremonial religioso, no se concebía ninguna ofrenda que no produjera dolor. Los primeros sacrificios consistían en arrancarse el pelo, hacerse cortes en el cuerpo, mutilarse, sacarse dientes, cortarse dedos y otros actos de este tipo. Con el progreso de la civilización esos conceptos rudimentarios de sacrificio fueron elevados al nivel de los ritos de autorrenuncia, ascetismo, ayunos y privaciones, y más tarde al de la doctrina cristiana de la santificación mediante penas, sufrimientos y mortificaciones de la carne.
89:4.2 (977.4) Al comienzo de la evolución de la religión existieron dos conceptos de sacrificio: el sacrificio ofrenda, que implicaba una actitud de acción de gracias, y el sacrificio deuda, que abarcaba la idea de redención. Más tarde se desarrolló la noción de sustitución.
89:4.3 (977.5) Más adelante el hombre empezó a concebir que su sacrificio, fuera de la naturaleza que fuera, podría funcionar como mensaje a los dioses, como un dulce aroma en las fosas nasales de la deidad. Esto llevó al uso del incienso y de otras características estéticas propias de los ritos de sacrificio, mismos se transformaron en festejos sacrificiales cada vez más complejos y ornamentados.
89:4.4 (978.1) A medida que fue evolucionando la religión, los ritos sacrificiales de conciliación y propiciación sustituyeron a los métodos más antiguos de evitación, aplacamiento y exorcismo.
89:4.5 (978.2) El sacrificio era inicialmente una tasa de neutralidad recaudada por los espíritus ancestrales; la idea de expiación no se desarrolló hasta más tarde. A medida que el hombre se fue apartando de la noción del origen evolutivo de la raza, y las tradiciones de los días del Príncipe Planetario y de la estancia de Adán se fueron infiltrando a través del tiempo, se extendió el concepto de pecado y de pecado original. De este modo el sacrificio por pecados concretos y personales se transformó en la doctrina del sacrificio expiatorio del pecado racial. La expiación mediante el sacrificio era un mecanismo de seguro a todo riesgo que cubría incluso el rencor y los celos de algún dios desconocido.
89:4.6 (978.3) Rodeado de tantos espíritus irritables y tantos dioses codiciosos, el hombre primitivo se veía enfrentado a tal multitud de deidades acreedoras que precisaba de todos los sacerdotes, todos los ritos y todos los sacrificios de toda una vida para satisfacer su deuda espiritual. La doctrina del pecado original, o culpa racial, hacía que todas las personas llegaran a la vida seriamente endeudadas con los poderes del espíritu.
89:4.7 (978.4) Los hombres reciben regalos y sobornos, pero cuando los dioses los reciben se consideran ofrendas consagradas o se llaman sacrificios. La renuncia era la forma negativa de propiciación; el sacrificio se convirtió en la forma positiva. El acto de propiciación incluía alabanzas, glorificaciones, halagos e incluso diversiones. Los restos de esas prácticas positivas del culto de propiciación de antaño constituyen las formas modernas de adoración divina. Las formas de culto de hoy en día son simplemente la ritualización de aquellos antiguos métodos sacrificiales de propiciación positiva.
89:4.8 (978.5) Sacrificar animales significaba para el hombre primitivo mucho más de lo que podría significar nunca para las razas modernas. Aquellos bárbaros veían realmente a los animales como sus parientes cercanos. Con el paso del tiempo el hombre se hizo más astuto en sus sacrificios y dejó de ofrecer sus animales de trabajo. Al principio sacrificaba lo mejor de todo, incluso sus animales domésticos.
89:4.9 (978.6) No alardeaba en vano el dirigente egipcio que afirmó haber sacrificado 113 433 esclavos, 493 386 cabezas de ganado, 88 barcos, 2756 imágenes de oro, 331 702 jarras de miel y aceite, 228 380 jarras de vino, 680 714 gansos, 6 744 428 hogazas de pan y 5 740 352 sacos de maíz. Y esto solo pudo hacerlo a base de gravar con enormes impuestos a sus sufridos súbditos.
89:4.10 (978.7) La pura necesidad acabó empujando a esos semisalvajes a comerse la parte material de sus sacrificios, dado que los dioses ya se habían beneficiado de su alma. Y esta costumbre se justificó bajo el pretexto de la antigua comida sagrada, lo que en términos modernos se llamaría un rito de comunión.
89:5.1 (978.8) Las ideas modernas sobre el canibalismo primitivo están totalmente equivocadas. El canibalismo pertenecía a los usos y costumbres de las primeras sociedades, y aunque produce horror tradicionalmente en la civilización moderna, formaba parte de la estructura social y religiosa de la sociedad primitiva. Los intereses colectivos dictaban la práctica del canibalismo. Surgió impuesto por la necesidad y perduró porque el mundo era esclavo de la superstición y la ignorancia. Fue una costumbre social, económica, religiosa y militar.
89:5.2 (979.1) Los primeros hombres eran caníbales. Les gustaba la carne humana, y por eso la ofrecían como alimento a los espíritus y a sus dioses primitivos. Dado que los espíritus fantasma no eran más que hombres modificados y dado que la comida era la mayor necesidad del hombre, la comida tenía que ser también la mayor necesidad de los espíritus.
89:5.3 (979.2) En su día el canibalismo fue casi universal en la evolución de las razas. Todos los sangik eran caníbales, pero al principio los andonitas no lo fueron, ni tampoco los noditas ni los adanitas; los anditas no lo fueron hasta que estuvieron muy mezclados con las razas evolutivas.
89:5.4 (979.3) El gusto por la carne humana crece. Una vez que se ha empezado por hambre, amistad, venganza o rito religioso, comer carne humana se convierte en canibalismo habitual. Aunque la escasez de alimentos fue lo que empujó al hombre a comerse a sus semejantes, esta ha sido pocas veces la razón fundamental. Los esquimales y los primeros andonitas eran poco dados al canibalismo excepto en periodos de hambruna. Los hombres rojos, sobre todo los de América Central, eran caníbales. Entre las madres primitivas se generalizó la costumbre de matar y comerse a sus propios hijos para renovar las fuerzas perdidas en el parto, y en Queensland a menudo se mata y devora todavía al primer hijo. En tiempos recientes muchas tribus africanas han recurrido deliberadamente al canibalismo como medida de guerra con objeto de aterrorizar a sus vecinos con semejante horror.
89:5.5 (979.4) Hubo cierto canibalismo como consecuencia de la degeneración de estirpes en otro tiempo superiores, pero prevaleció sobre todo entre las razas evolutivas. La costumbre de comer carne humana apareció en una época en que los hombres experimentaban intensas emociones de amargura hacia sus enemigos y se convirtió en parte de una ceremonia solemne de venganza. Se pensaba que de este modo se podía destruir el fantasma del enemigo o fusionarlo con el de la persona que se lo comía. En su día se generalizó la creencia de que los poderes de los magos provenían de comer carne humana.
89:5.6 (979.5) Ciertos grupos de comedores de hombres consumían solo a miembros de su propia tribu, y se suponía que esta endogamia pseudoespiritual intensificaba la solidaridad tribal. Pero también se comían a sus enemigos por venganza y para apropiarse de su fuerza. Se consideraba que comerse a un amigo o compañero de tribu era hacer honor a su alma, en cambio se devoraba al enemigo en justo castigo. La mente salvaje no pretendía ser coherente.
89:5.7 (979.6) En algunas tribus los padres ancianos aspiraban a ser comidos por sus hijos; en otras no estaba bien visto comerse a los parientes cercanos, así que sus cuerpos se vendían o se intercambiaban por los de forasteros. Hubo un comercio considerable de mujeres y niños engordados para la matanza. Cuando las guerras o las enfermedades no conseguían controlar la población, el excedente se comía sin miramientos.
89:5.8 (979.7) El canibalismo ha ido desapareciendo gradualmente debido a las influencias siguientes:
89:5.9 (979.8) 1. A veces se convertía en una ceremonia comunal para asumir la responsabilidad colectiva de imponer la pena de muerte a un compañero de tribu. El delito de sangre deja de ser un crimen cuando todos participan y es perpetrado por la sociedad. Las últimas manifestaciones de canibalismo en Asia consistieron precisamente en comerse a criminales ajusticiados.
89:5.10 (979.9) 2. Se convirtió muy pronto en un rito religioso, aunque el creciente miedo a los fantasmas no siempre sirvió de freno al canibalismo.
89:5.11 (979.10) 3. Progresó a la larga hasta el punto en que solo se comían ciertas partes u órganos del cuerpo, partes que supuestamente contenían el alma o porciones del espíritu. Beber sangre se convirtió en práctica común, y era costumbre mezclar las partes «comestibles» del cuerpo con sustancias medicinales.
89:5.12 (980.1) 4. Se limitó a los hombres; se prohibió comer carne humana a las mujeres.
89:5.13 (980.2) 5. Luego se limitó a los jefes, sacerdotes y chamanes.
89:5.14 (980.3) 6. Después se convirtió en tabú entre las tribus superiores. El tabú sobre el canibalismo tuvo su origen en Dalamatia y se difundió lentamente por el mundo. Los noditas alentaron la cremación como medio de combatirlo, pues era práctica habitual desenterrar cadáveres para comerlos.
89:5.15 (980.4) 7. Los sacrificios humanos firmaron la sentencia de muerte del canibalismo. La carne humana ya se había convertido en el alimento de los hombres superiores, los jefes, pero al final se reservó exclusivamente para los que estaban por encima de ellos, los espíritus. De este modo los sacrificios humanos acabaron eficazmente con el canibalismo excepto entre las tribus más inferiores, y cuando quedaron plenamente establecidos, la carne humana se convirtió en tabú porque era alimento de los dioses; el hombre solo podía comer un trocito ceremonial, un sacramento.
89:5.16 (980.5) Al final se generalizó el uso de sustitutos animales en los sacrificios, e incluso entre las tribus más atrasadas la carne de perro redujo considerablemente el consumo de carne humana. El perro, el primer animal domesticado, era muy apreciado como animal doméstico y como alimento.
89:6.1 (980.6) Los sacrificios humanos fueron un resultado indirecto del canibalismo así como su remedio. Al tiempo que proporcionaban un séquito de espíritus al mundo de los espíritus, redujeron la práctica de comer carne humana pues nunca fue costumbre comerse estos sacrificios de muerte. Ninguna raza ha estado totalmente exenta de practicar sacrificios humanos bajo alguna de sus formas en algún momento de su historia, aunque los andonitas, los noditas y los adanitas fueron los menos adictos al canibalismo.
89:6.2 (980.7) Los sacrificios humanos han sido prácticamente universales. Perduraron en las costumbres religiosas de los chinos, hindúes, egipcios, hebreos, mesopotámicos, griegos, romanos y muchos otros pueblos, e incluso hasta tiempos recientes entre las tribus atrasadas de África y Australia. Los indios americanos más recientes desarrollaron una civilización surgida del canibalismo y por consiguiente repleta de sacrificios humanos, sobre todo en América Central y del Sur. Los caldeos fueron de los primeros en abandonar los sacrificios humanos en circunstancias ordinarias y sustituirlos por animales. Hace unos dos mil años un bondadoso emperador japonés estableció la costumbre de sustituir a las personas sacrificadas por imágenes de arcilla, en cambio en el norte de Europa estos sacrificios perduraron hasta hace menos de mil años. Entre algunas tribus atrasadas se ven todavía sacrificios humanos practicados por voluntarios como una especie de suicidio religioso o ritual. Un chamán ordenó en cierta ocasión sacrificar a un anciano sumamente respetado por su tribu. El pueblo se sublevó y se negó a obedecer, pero el anciano se hizo matar por su propio hijo. Los antiguos creían realmente en esta costumbre.
89:6.3 (980.8) Como ilustración de los desgarradores conflictos que surgían entre las antiguas costumbres religiosas consagradas por el tiempo y las exigencias contrarias inherentes al progreso de la civilización, no se encuentra en los anales un episodio más trágico ni más patético que la narración hebrea de Jefté y su única hija. Siguiendo la costumbre habitual este hombre bienintencionado había hecho una promesa estúpida, había negociado con el «dios de las batallas» y acordado pagar cierto precio por la victoria sobre sus enemigos. Este precio consistía en sacrificar a aquel que saliese primero de su casa a recibirlo. Jefté pensó que uno de sus leales esclavos saldría a su encuentro a la vuelta de la batalla, pero fue su hija, la única que tenía, la que salió a darle la bienvenida. Y así, en esa fecha tan reciente y en un pueblo supuestamente civilizado, esa hermosa joven, tras dos meses de llorar su destino, fue ofrecida como sacrificio humano por su padre con la aprobación de sus compañeros de tribu. Todo ello se llevó a cabo a pesar de los estrictos mandatos de Moisés contra la ofrenda de sacrificios humanos. Pero los hombres y las mujeres son adictos a hacer votos estúpidos e innecesarios, y los hombres de la antigüedad tenían todas esas promesas por sumamente sagradas.
89:6.4 (981.1) Cuando se empezaba a construir un edificio de cierta importancia en la antigüedad, era costumbre matar a un ser humano como «sacrificio de los cimientos». Esto proporcionaba un espíritu fantasma para vigilar y proteger la estructura. Cuando los chinos se disponían a fundir una campana, la costumbre exigía el sacrificio de al menos una doncella con vistas a mejorar el tono de la campana; la muchacha elegida era arrojada viva al metal fundido.
89:6.5 (981.2) Existió durante mucho tiempo la práctica de emparedar esclavos vivos en los muros importantes. En tiempos más recientes las tribus del norte de Europa se limitaban a emparedar la sombra de un transeúnte en vez de sepultar a personas vivas en los muros de los edificios nuevos. Los chinos enterraban en un muro a los obreros que morían durante la construcción.
89:6.6 (981.3) Al iniciar la construcción de las murallas de Jericó, un reyezuelo de Palestina «echó los cimientos sobre Abiram, su primogénito, y edificó las puertas sobre Segub, su hijo menor». En fecha tan tardía ese padre no solo puso a dos de sus hijos vivos en los hoyos de los cimientos de las puertas de la ciudad, sino que queda constancia de esta acción como «conforme a la palabra del Señor». Moisés había prohibido los sacrificios de los cimientos, pero los israelíes los retomaron poco después de su muerte. La ceremonia del siglo veinte de depositar baratijas y recuerdos en la piedra angular de un edificio nuevo es una reminiscencia de aquellos primitivos sacrificios de los cimientos.
89:6.7 (981.4) Muchos pueblos conservaron durante largo tiempo la costumbre de dedicar los primeros frutos a los espíritus. Todas estas prácticas, ahora más o menos simbólicas, son vestigios del ceremonial primitivo asociado a los sacrificios humanos. La idea de ofrecer al primogénito como sacrificio estaba muy extendida entre los antiguos, sobre todo entre los fenicios, que fueron los últimos en descartarla. En el momento del sacrificio se solía decir: «vida por vida». Ahora vosotros decís ante la muerte: «polvo eres y al polvo volverás».
89:6.8 (981.5) El espectáculo de Abraham obligado a sacrificar a su hijo Isaac, aunque espantoso para la sensibilidad civilizada, no era una idea nueva ni extraña para los hombres de entonces. Fue frecuente durante mucho tiempo que los padres sacrificaran a su hijo primogénito en situaciones de fuerte tensión emocional. Muchos pueblos tienen tradiciones análogas a esta historia, pues existió en su día la creencia profunda y generalizada de que era necesario ofrecer un ser humano en sacrificio cuando ocurría algo insólito o extraordinario.
89:7.1 (981.6) Moisés intentó poner fin a los sacrificios humanos sustituyéndolos por un sistema de rescates. Estableció un programa sistemático que permitía a su pueblo eludir las peores consecuencias de sus promesas imprudentes e insensatas. Las tierras, las propiedades y los hijos se podían redimir mediante el pago a los sacerdotes de las tarifas establecidas. Los grupos que dejaron de sacrificar a sus primogénitos se encontraron pronto muy aventajados sobre sus vecinos menos adelantados que seguían practicando esas atrocidades. Muchas de esas tribus atrasadas, además de debilitarse considerablemente por la pérdida de hijos, llegaban a romper con frecuencia la línea de sucesión en el mando.
89:7.2 (982.1) Con la abolición de la práctica de sacrificar a los hijos surgió la costumbre de embadurnar de sangre las jambas de las puertas de la casa para proteger al primogénito. Esto solía hacerse con ocasión de una de las fiestas sagradas del año y estuvo generalizado en su día en la mayor parte del mundo, desde México hasta Egipto.
89:7.3 (982.2) Incluso después de que la mayoría de los grupos dejaran de matar niños de forma ritual, era costumbre abandonar a un bebé a su suerte en el desierto o en una barquita sobre las aguas. Si el niño sobrevivía se interpretaba que los dioses habían intervenido para preservarlo, como se recoge en las tradiciones de Sargón, Moisés, Ciro y Rómulo. Más tarde se adoptó la práctica de entregar al primogénito como ofrenda sagrada o sacrificial, pero no para matarlo sino para exiliarlo cuando se hiciera mayor; este fue el origen de la colonización. Los romanos incorporaron esta costumbre a su sistema colonizador.
89:7.4 (982.3) Muchas de las peculiares asociaciones de la permisividad sexual con el culto primitivo se originaron en el contexto de los sacrificios humanos. En los tiempos antiguos, si una mujer se topaba con cazadores de cabezas, podía salvar la vida a cambio de relaciones sexuales. Más tarde, una doncella consagrada a los dioses para ser sacrificada podía optar por redimir su vida dedicando su cuerpo al sagrado servicio sexual del templo de forma vitalicia; así podía ganar el dinero de su redención. Los antiguos consideraban muy honroso tener relaciones sexuales con una mujer dedicada a rescatar su vida de esta manera. El trato con estas doncellas sagradas era una ceremonia religiosa, y todo este ritual proporcionaba además una excusa aceptable para las satisfacciones sexuales corrientes. Era una forma sutil de autoengaño que tanto las doncellas como sus acompañantes estaban encantados de practicar. Los usos y costumbres van siempre a la zaga del avance evolutivo de la civilización, por eso sancionan las viejas prácticas sexuales de tipo salvaje de las razas en vías de evolución.
89:7.5 (982.4) El meretricio en los templos se acabó extendiendo por todo el sur de Europa y Asia. El dinero ganado por las prostitutas de los templos se tenía por sagrado entre todos los pueblos como una valiosa ofrenda a los dioses. El mercado sexual de los templos estaba atestado de mujeres de nivel superior que dedicaban sus ganancias a todo tipo de servicios sagrados y obras de interés público. Muchas de las mujeres más cotizadas prestaban servicios sexuales temporales en los templos para ir acumulando su dote, y la mayoría de los hombres preferían tener a esas mujeres como esposas.
89:8.1 (982.5) La redención sacrificial y la prostitución en los templos fueron en realidad modificaciones de los sacrificios humanos. Luego apareció el simulacro de sacrificio de las hijas como reacción moral al antiguo meretricio en los templos. Esta ceremonia consistía en una sangría y un compromiso de virginidad para toda la vida. En tiempos más recientes las vírgenes se dedicaron al servicio de mantener los fuegos sagrados de los templos.
89:8.2 (982.6) Con el tiempo al hombre se le ocurrió la idea de sustituir el antiguo sacrificio humano completo por la ofrenda de alguna parte del cuerpo. La mutilación física se consideraba también un sustituto aceptable. Se sacrificaba el pelo, las uñas, la sangre e incluso los dedos de las manos y los pies. El antiguo rito posterior y casi universal de la circuncisión fue una derivación del culto del sacrificio parcial; era un acto puramente sacrificial sin ninguna connotación higiénica. Se circuncidaba a los hombres y se perforaban las orejas de las mujeres.
89:8.3 (983.1) Más tarde se hizo costumbre atarse los dedos en lugar de amputarlos. Afeitarse la cabeza y cortarse el pelo eran también formas de devoción religiosa. La castración empezó siendo una modificación de la idea de los sacrificios humanos. En África se siguen perforando la nariz y los labios, y los tatuajes son la evolución artística de las toscas cicatrices que se hacían antes en el cuerpo.
89:8.4 (983.2) Gracias a los progresos de las enseñanzas, las costumbres sacrificiales terminaron asociándose a la noción de pacto. Por fin se empezó a creer que los dioses llegaban a acuerdos reales con el hombre, y esto supuso un avance fundamental en la estabilización de la religión. La ley, un pacto, sustituye a la suerte, al miedo y a la superstición.
89:8.5 (983.3) El hombre no podía ni soñar con firmar un contrato con la Deidad mientras su concepto de Dios no fuera lo suficientemente alto como para imaginar a los controladores del universo como seres dignos de confianza. Las primeras ideas del hombre sobre Dios eran tan antropomórficas que no pudo concebir una Deidad digna de confianza hasta que él mismo se convirtió en un ser relativamente digno de confianza, moral y ético.
89:8.6 (983.4) Pero al final prosperó la idea de hacer un pacto con los dioses. El hombre evolutivo adquirió con el tiempo la dignidad moral suficiente como para atreverse a negociar con sus dioses. Y así, el tráfico de sacrificios se transformó gradualmente en una estrategia de negociación filosófica del hombre con Dios. Todo ello no era más que una nueva maniobra para asegurarse contra la mala suerte o más bien un método perfeccionado de comprar prosperidad. No os engañéis pensando que los sacrificios primitivos eran un regalo gratuito a los dioses, una ofrenda espontánea de gratitud o de acción de gracias. No eran expresiones de adoración verdadera.
89:8.7 (983.5) La oración primitiva no era ni más ni menos que una negociación con los espíritus, un regateo con los dioses. Era una forma de trueque en el que las súplicas y la persuasión se sustituían por algo más tangible y costoso. El desarrollo del comercio entre las razas había estimulado el espíritu negociador y promovido la astucia en las transacciones. Estos rasgos empezaron a aparecer en las prácticas cultuales del hombre, y así como algunos hombres eran mejores comerciantes que otros, algunos eran considerados mejores rezadores que otros. La oración de un hombre justo se tenía en alta estima. Un hombre justo era aquel que había saldado todas sus cuentas con los espíritus y había satisfecho plenamente todas las obligaciones rituales con los dioses.
89:8.8 (983.6) La oración primitiva era muy ajena a la adoración; consistía en peticiones para negociar sobre salud, riqueza y vida. En muchos aspectos las oraciones han cambiado poco con el paso de los siglos. Se siguen leyendo en libros, recitando formalmente y copiando para introducirlas en los molinillos de oración o colgarlas de los árboles, donde el soplo del viento ahorre al hombre la molestia de gastar aliento.
89:9.1 (983.7) En el transcurso de la evolución de los rituales urantianos, los sacrificios humanos han progresado desde el sangriento canibalismo hasta niveles simbólicos superiores. Los primitivos ritos sacrificiales generaron las ceremonias sacramentales posteriores. Más adelante el sacerdote era el único que ingería un trozo del sacrificio caníbal o una gota de sangre humana, y luego todos los demás compartían el sustituto animal. Aquellas primeras ideas de rescate, redención y pacto se han transformado en los servicios sacramentales más recientes. Y toda esta evolución ceremonial ha ejercido una poderosa influencia socializadora.
89:9.2 (984.1) Con el tiempo se acabó sustituyendo la carne y la sangre de los antiguos sacrificios humanos por un sacramento de pasteles y vino; esto se inició en México y otros lugares en el contexto del culto a la Madre de Dios. Los hebreos practicaron durante mucho tiempo este rito como parte de sus ceremonias de la Pascua, y fue en este ceremonial donde se originaría más tarde la versión cristiana del sacramento.
89:9.3 (984.2) Las antiguas hermandades sociales se fundamentaban en el rito de beber sangre; la fraternidad judía primitiva era un sacrificio de sangre. Pablo empezó a construir un nuevo culto cristiano sobre «la sangre del pacto eterno», y aunque puede que sobrecargara innecesariamente el cristianismo con enseñanzas de sangre y sacrificio, acabó de una vez por todas con las doctrinas de redención mediante sacrificios humanos o animales. Sus concesiones teológicas muestran que hasta la revelación debe someterse al control gradual de la evolución. Según Pablo, Cristo se convirtió en el sacrificio humano último y definitivo; el Juez divino ya está plena y eternamente satisfecho.
89:9.4 (984.3) Y así, después de largos siglos, el culto sacrificial se ha transformado en culto sacramental. Los sacramentos de las religiones modernas son los legítimos sucesores de aquellas antiguas y espantosas ceremonias de sacrificios humanos y de los rituales caníbales aún más primitivos. Muchos siguen contando con la sangre para salvarse, pero por lo menos se ha convertido en sangre figurada, simbólica y mística.
89:10.1 (984.4) El hombre antiguo solo llegaba a ser consciente de gozar del favor de Dios mediante sacrificios. El hombre moderno debe desarrollar nuevos métodos para hacerse consciente de su propia salvación. La consciencia del pecado persiste en la mente del mortal, pero los patrones mentales correspondientes a la liberación del pecado han quedado desfasados y obsoletos. La necesidad espiritual sigue siendo un hecho real, pero el progreso intelectual ha destruido las antiguas formas de obtener paz y consuelo para la mente y el alma.
89:10.2 (984.5) El pecado ha de ser redefinido como deslealtad deliberada a la Deidad. Hay grados de deslealtad: la lealtad parcial de la indecisión, la lealtad dividida del conflicto, la lealtad agonizante de la indiferencia y por último la muerte de la lealtad, que se manifiesta en la dedicación a ideales sin dios.
89:10.3 (984.6) El sentido o sentimiento de culpa es la consciencia de haber transgredido los usos y costumbres; no implica pecado necesariamente. No hay pecado real si no hay deslealtad consciente a la Deidad.
89:10.4 (984.7) La posibilidad de reconocer el sentimiento de culpa es un signo de distinción trascendente para la humanidad. No tacha al hombre de ruin sino que lo distingue como criatura de grandeza potencial y gloria creciente. Ese sentimiento de demérito es el estímulo inicial que debería conducir de forma rápida y segura hacia aquellas conquistas de la fe que trasladan a la mente mortal al nivel magnífico de la nobleza moral, la visión interior cósmica y la vida espiritual. Entonces todos los significados de la existencia humana pasan de lo temporal a lo eterno, y todos los valores se elevan de lo humano a lo divino.
89:10.5 (984.8) Confesar el pecado es repudiar valientemente la deslealtad, pero no mitiga de ninguna manera las consecuencias de dicha deslealtad en el espacio-tiempo. Confesar —reconocer sinceramente la naturaleza del pecado— es esencial para el crecimiento religioso y el progreso espiritual.
89:10.6 (985.1) Cuando la Deidad perdona el pecado se renuevan las relaciones de lealtad tras un periodo durante el cual la consciencia humana se ha visto privada de dichas relaciones como consecuencia de su rebelión consciente. No es necesario buscar el perdón, solo recibirlo como toma de consciencia del restablecimiento de las relaciones de lealtad entre la criatura y el Creador. Y todos los hijos leales de Dios son felices, aman el servicio y progresan constantemente en el ascenso al Paraíso.
89:10.7 (985.2) [Presentado por una Brillante Estrella Vespertina de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 90
90:0.1 (986.1) LA evolución de las observancias religiosas progresó desde el apaciguamiento, la evitación, el exorcismo, la coerción, la conciliación y la propiciación hasta el sacrificio, la expiación y la redención. El ritual religioso fue avanzando desde las formas primitivas de culto, pasando por el fetichismo, hasta la magia y los milagros. Cuando el ritual se fue haciendo más complejo en respuesta al concepto cada vez más complejo del hombre sobre los ámbitos supramateriales, cayó bajo el dominio inevitable de los curanderos, chamanes y sacerdotes.
90:0.2 (986.2) A medida que el hombre primitivo fue adquiriendo conceptos más avanzados llegó a la conclusión de que el mundo de los espíritus era insensible a los mortales ordinarios. Solo podían captar la atención de los dioses los seres humanos excepcionales; solo algunos hombres y mujeres extraordinarios podían hacerse escuchar por los espíritus. La religión entra así gradualmente en una nueva etapa caracterizada por la figura del intermediario: un curandero, un chamán o un sacerdote se interpone siempre entre la persona religiosa y el objeto de adoración. Hoy en día la mayor parte de los sistemas urantianos de creencias religiosas organizadas se encuentran en este nivel de desarrollo evolutivo.
90:0.3 (986.3) La religión evolutiva nace de un miedo simple y todopoderoso, el miedo que se apodera de la mente humana cuando se enfrenta a lo desconocido, lo inexplicable y lo incomprensible. Al final la religión termina llegando a la comprensión profundamente simple de un amor todopoderoso, el amor que invade irresistiblemente el alma humana cuando despierta al concepto del afecto sin límites del Padre Universal por los hijos del universo. Pero entre el comienzo y la consumación de la evolución religiosa se interpone la larga edad de los chamanes, que se atreven a situarse entre el hombre y Dios como intermediarios, intérpretes e intercesores.
90:1.1 (986.4) El chamán era el curandero de mayor categoría, el hombre fetiche ceremonial y la personalidad central de todas las prácticas de la religión evolutiva. En muchos grupos el chamán era superior en jerarquía al jefe militar, y esa fue la raíz del dominio de la Iglesia sobre el Estado. El chamán ejercía a veces como sacerdote e incluso como rey sacerdote. Algunas tribus más recientes tuvieron primero chamanes curanderos (videntes) y luego chamanes sacerdotes que aparecieron más tarde. En muchos casos el cargo de chamán se hizo hereditario.
90:1.2 (986.5) En aquellos tiempos antiguos se atribuía todo lo anormal a la posesión por los espíritus, y por eso cualquier anomalía mental o física destacada confería aptitudes de curandero. Muchos de esos hombres eran epilépticos, muchas de las mujeres histéricas, y estos dos síndromes responden de gran parte de la inspiración antigua, así como de la posesión por espíritus y demonios. Bastantes de aquellos primeros sacerdotes pertenecían al tipo que se denominó más tarde paranoico.
90:1.3 (987.1) Aunque puede que practicaran el engaño en asuntos menores, la gran mayoría de los chamanes creían estar poseídos por espíritus. Las mujeres capaces de entrar en trance o provocarse ataques catalépticos se convirtieron en chamanes poderosas; esas mujeres fueron más tarde profetisas y médiums espiritistas. Sus trances catalépticos implicaban normalmente supuestas comunicaciones con los fantasmas de los muertos. Muchas mujeres chamanes eran también bailarinas profesionales.
90:1.4 (987.2) Pero no todos los chamanes se engañaban a sí mismos de buena fe; muchos eran hábiles y astutos estafadores. Con el desarrollo de la profesión se exigió a los principiantes un aprendizaje de diez años de penalidades y renuncias para capacitarse como curanderos. Los chamanes instauraron su propia vestimenta profesional y se comportaban de forma misteriosa. Utilizaban a menudo drogas que provocaban ciertos estados físicos para impresionar y desconcertar a los miembros de la tribu. La gente común consideraba sobrenaturales los trucos de prestidigitación, y algunos sacerdotes astutos fueron los primeros ventrílocuos. Muchos de los primeros chamanes descubrieron el hipnotismo sin querer; otros se autohipnotizaban a base de concentrar la mirada en su propio ombligo durante largo rato.
90:1.5 (987.3) Si bien es cierto que muchos recurrían a trucos y engaños, su reputación como clase dependía en último término de sus aparentes éxitos. Cuando un chamán fracasaba en su cometido y no lograba alegar una excusa convincente era degradado o ejecutado. Por eso los chamanes de buena fe perecían pronto; solo sobrevivían los que sabían representar astutamente su papel.
90:1.6 (987.4) El chamanismo quitó a los ancianos y a los fuertes la dirección exclusiva de los asuntos de la tribu y la puso en las manos de los astutos, los inteligentes y los que tenían visión de futuro.
90:2.1 (987.5) El conjuro de los espíritus era un procedimiento muy preciso y complicado, comparable a los ritos eclesiásticos que se celebran hoy en día en un idioma arcaico. La raza humana buscó desde muy pronto ayuda sobrehumana, la revelación, y los hombres creían que el chamán recibía realmente esas revelaciones. Los chamanes se valían para su trabajo del gran poder de la sugestión, aunque era casi siempre sugestión negativa; solo en tiempos muy recientes se ha empleado la sugestión positiva. En los comienzos de su profesión los chamanes se especializaron inicialmente en ciertas tareas como provocar la lluvia, curar enfermedades y detectar crímenes. Sin embargo la función principal de un curandero chamánico no era curar enfermedades sino más bien conocer y controlar los riesgos de la vida.
90:2.2 (987.6) La antigua magia negra, tanto religiosa como secular, se denominaba magia blanca cuando la practicaban los sacerdotes, los videntes, los chamanes o los curanderos. Los practicantes de la magia negra se llamaban hechiceros, magos, brujos, brujas, encantadores, nigromantes, conjuradores y adivinos. Con el paso del tiempo todos esos supuestos contactos con lo sobrenatural fueron clasificados como brujería o como chamanismo.
90:2.3 (987.7) La brujería incluía entre sus prácticas la magia realizada por espíritus del pasado irregulares y no identificados, en cambio el chamanismo se dedicaba a los milagros realizados por los espíritus habituales y los dioses reconocidos de la tribu. Más adelante los brujos fueron asociados con el diablo, y quedó así preparado el escenario para las muchas muestras relativamente recientes de intolerancia religiosa. La brujería era una religión para muchas tribus primitivas.
90:2.4 (987.8) Los chamanes creían firmemente en la función del azar como revelador de la voluntad de los espíritus y muchas veces tomaban sus decisiones por sorteo. Esta tendencia a echar a suertes perdura hoy en día no solo en los numerosos juegos de azar, sino también en las retahílas infantiles de sorteo. En otro tiempo el eliminado debía morir; ahora es solo el que se la queda en algún juego de niños. Lo que el hombre primitivo se tomaba muy en serio ha sobrevivido como diversión para los niños modernos.
90:2.5 (988.1) Los curanderos confiaban mucho en las señales y los augurios del tipo: «Cuando oigas el sonido de un susurro en las copas de las moreras, muévete». Desde los primeros tiempos de la historia de la raza los chamanes pusieron su atención en las estrellas. El mundo entero creía en la astrología primitiva y la practicaba; también estaba muy generalizada la interpretación de los sueños. Y no tardaron en aparecer las temperamentales mujeres chamán que se preciaban de comunicarse con los espíritus de los muertos.
90:2.6 (988.2) Aunque de origen antiguo, los hacedores de lluvia o chamanes del tiempo han perdurado hasta hoy a través de los siglos. Una sequía persistente significaba la muerte para los agricultores primitivos, por eso gran parte de la magia antigua estaba dedicada a controlar el tiempo. Para el hombre civilizado el tiempo sigue siendo un tema común de conversación. Todos los pueblos de antaño creían en el poder del chamán como hacedor de lluvia, pero era costumbre matarlo cuando fracasaba a menos que encontrara una excusa convincente para justificar su fracaso.
90:2.7 (988.3) Los césares desterraban a los astrólogos una y otra vez, pero la creencia popular en sus poderes los hacía volver invariablemente. No pudieron ser expulsados, e incluso en el siglo dieciséis después de Cristo los dirigentes estatales y eclesiásticos de Occidente fueron patrocinadores de la astrología. Miles de personas supuestamente inteligentes siguen creyendo que alguien puede nacer bajo el dominio de una buena o mala estrella, que la yuxtaposición de los cuerpos celestes determina el resultado de diversos asuntos terrestres. Los crédulos siguen frecuentando a los adivinos.
90:2.8 (988.4) Los griegos creían en la eficacia del consejo de los oráculos, los chinos empleaban la magia como protección contra los demonios, el chamanismo floreció en la India y persiste abiertamente en Asia central. Solo muy recientemente se ha abandonado esta práctica en gran parte del mundo.
90:2.9 (988.5) De tiempo en tiempo surgían profetas y maestros verdaderos que denunciaban y desenmascaraban el chamanismo. Incluso en el siglo pasado los hombres rojos en vías de extinción tuvieron uno de esos profetas, el shawnee Tenskwatawa, que predijo el eclipse de sol de 1806 y denunció los vicios del hombre blanco. En todas las épocas de la larga historia evolutiva han aparecido muchos maestros verdaderos entre las diversas razas y tribus, y seguirán apareciendo sin cesar para cuestionar a los chamanes o sacerdotes de cualquier época que se opongan a la educación general e intenten poner trabas al progreso científico.
90:2.10 (988.6) Los antiguos chamanes se labraron su reputación como voces de Dios y custodios de la providencia de muchas maneras y por métodos tortuosos. Rociaban con agua a los recién nacidos y les ponían nombre; circuncidaban a los varones. Presidían todas las ceremonias funerarias y anunciaban debidamente la feliz llegada del muerto a la tierra de los espíritus.
90:2.11 (988.7) Muchos sacerdotes chamanes y curanderos se hicieron muy ricos por la acumulación de las diversas tarifas que cobraban en calidad de ofrendas para los espíritus. No era raro que un chamán acumulara prácticamente toda la riqueza material de su tribu. Cuando un rico moría era costumbre repartir sus bienes por igual entre el chamán y alguna iniciativa pública o de beneficencia. Esta práctica sigue vigente en algunas partes del Tíbet, donde la mitad de la población masculina pertenece a esta clase improductiva.
90:2.12 (989.1) Los chamanes iban bien vestidos y solían tener varias esposas; fueron la aristocracia original, exenta de todas las restricciones tribales. Muchos de ellos eran personas de bajo nivel tanto mental como moral. Se deshacían de sus rivales tachándolos de brujos o hechiceros y a menudo alcanzaban tales cotas de poder e influencia que llegaban a dominar a los jefes y a los reyes.
90:2.13 (989.2) Los chamanes eran vistos como un mal necesario por los hombres primitivos, eran temidos pero no amados. Los primeros hombres respetaban el conocimiento; honraban y premiaban la sabiduría. El chamán era básicamente un farsante, pero la veneración por el chamanismo ilustra bien la importancia que se ha dado a la sabiduría en la evolución de la raza.
90:3.1 (989.3) Dado que el hombre antiguo consideraba que tanto él mismo como su entorno material respondían directamente a los caprichos de los fantasmas y a los antojos de los espíritus, es lógico que su religión se ocupara tan exclusivamente de los asuntos materiales. El hombre moderno afronta de forma directa sus problemas materiales porque sabe que la materia responde cuando la mente la manipula con inteligencia. El hombre primitivo también deseaba modificar e incluso controlar la vida y las energías de los dominios físicos, pero su comprensión limitada del cosmos le hizo creer que los fantasmas, los espíritus y los dioses se ocupaban personal y directamente de controlar con todo detalle la vida y la materia; por ello no es de extrañar que concentrara sus esfuerzos en conseguir el favor y el apoyo de esos agentes sobrehumanos.
90:3.2 (989.4) Desde esta perspectiva se vuelven comprensibles muchos de los aspectos inexplicables e irracionales de los cultos antiguos. Las ceremonias del culto eran el intento del hombre primitivo por controlar el mundo material en el que se hallaba. Y muchos de sus esfuerzos tenían como objetivo prolongar la vida y asegurar la salud. En un principio todas las enfermedades y la muerte misma se consideraron como fenómenos vinculados a los espíritus, por eso era inevitable que los chamanes, al tiempo que ejercían como curanderos y sacerdotes, trabajaran también como médicos y cirujanos.
90:3.3 (989.5) La mente primitiva podrá estar limitada por la falta de datos, pero no deja de ser lógica. Cuando los hombres reflexionan sobre la enfermedad y la muerte intentan determinar las causas de estas desgracias, y según su nivel de entendimiento, los chamanes y los científicos han propuesto las teorías siguientes:
90:3.4 (989.6) 1. Los fantasmas, la influencia directa de los espíritus. La primera hipótesis explicativa de la enfermedad y la muerte sostenía que los espíritus provocaban las enfermedades atrayendo al alma fuera del cuerpo; si esta no lograba regresar sobrevenía la muerte. Los antiguos tenían tanto miedo a la acción malévola de los fantasmas productores de enfermedades que solían abandonar a menudo a las personas enfermas sin agua ni alimentos. Con independencia de su error de base, estas creencias aislaban eficazmente a los enfermos e impedían la propagación de enfermedades contagiosas.
90:3.5 (989.7) 2. La violencia, las causas evidentes. Las causas de algunos accidentes y fallecimientos eran tan claras que muy pronto dejaron de atribuirse a la acción de los fantasmas. Los muertos y heridos por guerras, combates con animales y otros agentes fáciles de identificar se consideraban acontecimientos naturales. Pero cuando las curaciones se retrasaban o se infectaban las heridas, incluso las de origen «natural», se siguió echando la culpa a los espíritus durante mucho tiempo. Cuando no se podía observar ninguna causa natural, se seguía considerando a los fantasmas espíritus como responsables de las enfermedades y las muertes.
90:3.6 (990.1) Hoy en día existen todavía pueblos primitivos en África y en otros lugares que matan a alguien cada vez que ocurre una muerte no violenta. Los curanderos señalan a los culpables. Si una madre muere en el parto, el niño es estrangulado inmediatamente: una vida por una vida.
90:3.7 (990.2) 3. La magia, la influencia de los enemigos. Se creía que muchas enfermedades eran producidas por hechizos, por el mal de ojo o por apuntar a alguien con un hueso mágico. En su día era realmente peligroso apuntar con el dedo, y se sigue considerando de mala educación. Cuando las causas de la muerte o la enfermedad no estaban claras, los antiguos hacían una investigación formal, diseccionaban el cadáver y decidían la causa de la muerte según lo que encontraran. Si no encontraban nada achacaban la muerte a la brujería, y eso exigía ejecutar al brujo responsable. Esas investigaciones forenses primitivas salvaron muchas vidas de supuestos brujos. En algunas tribus existía la creencia de que era posible morir a consecuencia de la propia brujería, en cuyo caso no se acusaba a nadie.
90:3.8 (990.3) 4. El pecado, el castigo por violar tabúes. Incluso en tiempos relativamente recientes se ha creído que la enfermedad es un castigo por el pecado personal o racial. Entre los pueblos que atraviesan este nivel de evolución predomina la teoría que no se puede enfermar a menos de haber violado un tabú. Es típico de tales creencias considerar la enfermedad y el sufrimiento como «flechas del Todopoderoso que están dentro de ellos». Los chinos y los mesopotámicos consideraron durante mucho tiempo que la enfermedad era consecuencia de la acción de demonios malignos, aunque los caldeos veían también a las estrellas como causa del sufrimiento. Esta teoría de la enfermedad como resultado de la ira divina sigue siendo corriente entre muchos grupos de urantianos que se tienen por civilizados.
90:3.9 (990.4) 5. Las causas naturales. A la humanidad le ha costado mucho aprender los secretos materiales de la interrelación de causa y efecto en los dominios físicos de la energía, la materia y la vida. Los griegos antiguos, que conservaban las tradiciones de las enseñanzas de Adamson, fueron de los primeros en reconocer que toda enfermedad proviene de causas naturales. El desarrollo de una era científica está destruyendo de forma lenta pero segura las teorías milenarias del hombre sobre la enfermedad y la muerte. Una de las primeras dolencias humanas que se dejó de considerar de origen sobrenatural fue la fiebre, y la era de la ciencia ha roto progresivamente las cadenas de la ignorancia que aprisionaron la mente humana durante tanto tiempo. La comprensión de los fenómenos del envejecimiento y el contagio está obliterando gradualmente el miedo del hombre a los fantasmas, los espíritus y los dioses como autores personales de la desgracia humana y del sufrimiento de los mortales.
90:3.10 (990.5) La evolución logra infaliblemente su objetivo: infunde en el hombre el miedo supersticioso a lo desconocido y el pavor a lo invisible que constituyen el andamiaje del concepto de Dios. Y luego, cuando ha constatado el nacimiento de una comprensión avanzada de la Deidad mediante la acción equivalente de la revelación, ese mismo proceso evolutivo pone en marcha infaliblemente las fuerzas del pensamiento que destruirán de modo inexorable el andamiaje ya obsoleto una vez cumplida su función.
90:4.1 (990.6) La vida entera de los antiguos era profiláctica; su religión era en gran medida una técnica preventiva contra las enfermedades. A pesar del error de sus teorías las ponían en práctica con entusiasmo; tenían una fe sin límites en sus métodos de tratamiento, y eso ya de por sí es un poderoso remedio.
90:4.2 (991.1) Al fin y al cabo, la fe que había que tener para curarse con los tratamientos insensatos de uno de aquellos antiguos chamanes no era materialmente distinta de la que se necesita hoy en día para curarse a manos de alguno de sus sucesores dedicados al tratamiento no científico de las enfermedades.
90:4.3 (991.2) Las tribus más primitivas tenían tanto miedo a la enfermedad que durante mucho tiempo los enfermos fueron cuidadosamente evitados y vergonzosamente desatendidos. El humanitarismo dio un gran paso adelante cuando la evolución del chamanismo produjo sacerdotes y curanderos dispuestos a tratar las enfermedades. Entonces se hizo costumbre que todo el clan se agolpara en la habitación del enfermo para asistir al chamán dando alaridos que ahuyentaran a los fantasmas de la enfermedad. No era raro que una mujer chamán hiciera el diagnóstico y que un hombre administrara el tratamiento. El método habitual de diagnosticar las enfermedades consistía en examinar las entrañas de un animal.
90:4.4 (991.3) Los tratamientos consistían en cantar, dar alaridos, imponer las manos, soplar sobre el paciente y otros muchos métodos. Más tarde se generalizó el recurso de dormir en el templo, pues se consideraba que durante ese sueño se producía la curación. Finalmente los curanderos se atrevieron con la cirugía en el contexto del sueño en el templo; una de las primeras operaciones fue la trepanación del cráneo para dejar salir al espíritu del dolor de cabeza. Los chamanes aprendieron a tratar fracturas y dislocaciones, a abrir forúnculos y abscesos; las chamanes se convirtieron en expertas parteras.
90:4.5 (991.4) Un método corriente de tratamiento consistía en frotar con algo mágico la parte lesionada o infectada del cuerpo, tirar el amuleto y suponer que el paciente mejoraría. Si alguien recogía por casualidad el amuleto desechado, se daba por hecho que adquiriría inmediatamente la misma lesión o infección. Las hierbas y otros medicamentos reales tardaron mucho tiempo en utilizarse. El masaje se desarrolló asociado a los conjuros para expulsar a los espíritus del cuerpo a base de frotar, y estuvo precedido por intentos de aplicar medicinas frotando, igual que los modernos hacen penetrar los linimentos. Se pensaba que aplicar las manos ahuecadas y succionar las partes afectadas, junto con las sangrías, ayudaba a ahuyentar al espíritu productor de la enfermedad.
90:4.6 (991.5) El agua era un poderoso fetiche utilizado en el tratamiento de muchas dolencias. Se creyó durante mucho tiempo que el espíritu causante de la enfermedad se podía eliminar por el sudor. Los baños de vapor eran muy apreciados, y pronto florecieron centros de salud primitivos en las fuentes termales naturales. El hombre primitivo descubrió que el calor aliviaba el dolor; utilizó la luz del sol, órganos de animales recién sacrificados, arcilla caliente y piedras recalentadas; muchos de estos métodos se siguen empleando. También se practicaba el ritmo para intentar influir en los espíritus; los tamtanes eran universales.
90:4.7 (991.6) Algunos pueblos pensaban que la enfermedad estaba causada por una conspiración maligna entre los espíritus y los animales. Esto originó la creencia de que existía una planta benéfica que curaba cada una de las enfermedades causadas por los animales. Los hombres rojos eran especialmente partidarios de la teoría de las plantas como remedios universales; ponían siempre una gota de sangre en el agujero que dejaba la raíz al arrancar la planta.
90:4.8 (991.7) El ayuno, la dieta y los contrairritantes se emplearon mucho como medidas curativas. Las secreciones humanas, que eran claramente mágicas, se tenían en gran estima; la sangre y la orina estuvieron así entre los primeros medicamentos, y pronto se les sumaron las raíces y diversas sales. Los chamanes creían que los espíritus de las enfermedades podían ser expulsados del cuerpo mediante medicamentos hediondos y de mal sabor. Las purgas se convirtieron muy pronto en tratamientos de rutina, y la utilidad del cacao puro y la quinina en bruto figura entre los primeros descubrimientos farmacéuticos.
90:4.9 (992.1) Los griegos fueron los primeros en desarrollar verdaderos métodos racionales de tratar las enfermedades. Los conocimientos médicos tanto de los griegos como de los egipcios procedían del valle del Éufrates. El aceite y el vino se emplearon desde muy pronto para curar heridas. Los sumerios utilizaban el aceite de ricino y el opio. Muchos de aquellos antiguos y eficaces remedios secretos perdieron su poder cuando se dieron a conocer; el secreto ha sido siempre esencial para la buena práctica del fraude y la superstición. Solo los hechos y la verdad buscan la luz plena de la comprensión y se regocijan en el esclarecimiento y la iluminación de la investigación científica.
90:5.1 (992.2) La esencia del rito es la perfección de su ejecución; entre los salvajes se ha de practicar con perfecta exactitud. La ceremonia solo tendrá poder persuasivo sobre los espíritus si el rito se ha cumplido correctamente. Un rito defectuoso solo consigue despertar la ira y el resentimiento de los dioses. En su lento proceso de desarrollo, la mente del hombre llegó a la conclusión de que la técnica del rito era el factor determinante de su eficacia, por eso fue inevitable que los primeros chamanes se transformaran antes o después en un clero capacitado para dirigir la práctica meticulosa de los ritos. Y así, durante decenas de miles de años ritos interminables han constituido un obstáculo para la sociedad y una plaga para la civilización, han sido una carga intolerable en todos los actos de la vida y en todas las iniciativas raciales.
90:5.2 (992.3) El rito es el modo de santificar la costumbre; el rito crea y perpetúa los mitos además de contribuir a preservar las costumbres sociales y religiosas. Por otra parte, el propio rito es producto del mito. A menudo los ritos son primero sociales, luego se convierten en económicos y adquieren finalmente la santidad y la dignidad del ceremonial religioso. El rito se puede practicar de forma personal o colectiva —o ambas— como queda ilustrado en la oración, el baile y el arte dramático.
90:5.3 (992.4) Las palabras se convierten en parte del rito, como ocurre con términos como amén y selah. La costumbre de decir palabrotas, la blasfemia, representa la prostitución de una antigua repetición ritual de nombres sagrados. Ir en peregrinación a santuarios sagrados es un rito muy antiguo. Con el tiempo los ritos se transformaron en elaboradas ceremonias de purificación, limpieza y santificación. Las ceremonias de iniciación de las primitivas sociedades secretas tribales eran en realidad un rito religioso rudimentario. El procedimiento de adoración de los antiguos cultos de misterio no era más que una larga ejecución de ritos religiosos acumulados. El rito terminó por transformarse en los tipos modernos de ceremonias sociales y de culto religioso, que abarcan la oración, el canto, la lectura responsorial y otras devociones espirituales individuales y colectivas.
90:5.4 (992.5) Los sacerdotes se desarrollaron a partir de los chamanes, pasando por los oráculos, los adivinos, los cantantes, los bailarines, los hacedores del clima, los guardianes de las reliquias, los custodios del templo y los pronosticadores de acontecimientos, hasta alcanzar el auténtico estatus de directores del culto religioso. El cargo se fue haciendo hereditario con el tiempo y surgió una casta sacerdotal continua.
90:5.5 (992.6) A medida que evolucionaba la religión, los sacerdotes se fueron especializando según sus talentos innatos o sus preferencias personales. Unos se hicieron cantantes, otros rezadores y otros se encargaron de los sacrificios; más tarde aparecieron los oradores, los predicadores. Y cuando la religión se institucionalizó esos sacerdotes se declararon «guardianes de las llaves del cielo».
90:5.6 (992.7) Los sacerdotes han tratado siempre de impresionar y amedrentar a la gente común celebrando el rito religioso en una lengua antigua y acompañado de una variedad de pases mágicos para desconcertar a los fieles y realzar su propia piedad y autoridad. El gran peligro de todo esto es que el rito tiende a convertirse en sustituto de la religión.
90:5.7 (993.1) Los cleros han hecho mucho por retrasar el desarrollo científico y entorpecer el progreso espiritual, aunque también han contribuido a estabilizar la civilización y realzar ciertos tipos de cultura. Pero muchos sacerdotes modernos han dejado de ejercer como directores del rito de adoración a Dios y han centrado su atención en la teología: el intento de definir a Dios.
90:5.8 (993.2) Es innegable que los sacerdotes han sido una rueda de molino atada al cuello de las razas; en cambio ha sido inestimable el valor de los verdaderos líderes religiosos al señalar el camino hacia realidades mejores y más altas.
90:5.9 (993.3) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 91
91:0.1 (994.1) LA ORACIÓN como agente de la religión evolucionó a partir de expresiones anteriores no religiosas de monólogo y de diálogo. Cuando el hombre primitivo alcanzó la consciencia de sí mismo se produjo el corolario inevitable de la consciencia de los demás, el potencial dual de respuesta social y de reconocimiento de Dios.
91:0.2 (994.2) Las primeras formas de oración no iban dirigidas a la Deidad. Eran expresiones parecidas a lo que soléis decir a un amigo cuando vais a acometer algún proyecto importante: «Deséame suerte». El hombre primitivo era esclavo de la magia; la suerte, buena o mala, formaba parte de todos los asuntos de su vida. Al principio esas peticiones de suerte eran monólogos, el invocador de la magia se limitaba a pensar en voz alta. Los creyentes en la suerte buscaron luego el apoyo de sus amigos y familiares, y terminaron instaurando algún tipo de ceremonia en la que participaba el clan o la tribu al completo.
91:0.3 (994.3) A medida que fueron evolucionando los conceptos de fantasmas y espíritus, esas peticiones pasaron a tener destinatarios sobrehumanos, y cuando surgió la consciencia de los dioses esas expresiones alcanzaron el nivel de auténticas oraciones. Se observa a título de ejemplo que entre ciertas tribus australianas las oraciones religiosas primitivas son anteriores a la creencia en espíritus y personalidades sobrehumanas.
91:0.4 (994.4) A día de hoy en la India la tribu de los toda observa aquella práctica de rezar sin dirigir la oración a nadie en particular, igual que hacían los primeros pueblos antes de la aparición de la consciencia religiosa. Pero en el caso de los toda se trata de una regresión de su religión que ha degenerado hasta su nivel primitivo. Los ritos que practican hoy en día los sacerdotes lecheros de los toda no constituyen una ceremonia religiosa puesto que esas oraciones impersonales no contribuyen en nada a conservar ni elevar los valores sociales, morales o espirituales.
91:0.5 (994.5) El rezo prerreligioso fue parte de las prácticas mana de los melanesios, las creencias oudah de los pigmeos africanos y las supersticiones manitú de los indios norteamericanos. Las tribus baganda de África acaban de salir recientemente del nivel mana de oración. En esa confusión evolutiva inicial los hombres rezan a dioses —locales y nacionales— a fetiches, a amuletos, a fantasmas, a gobernantes y a gente corriente.
91:1.1 (994.6) La función de la primera religión evolutiva consiste en conservar y aumentar los valores básicos sociales, morales y espirituales que lentamente van tomando forma. La humanidad no se adhiere de manera consciente a esta misión de la religión, que se cumple principalmente mediante la función de la oración. Practicar la oración representa el esfuerzo personal y colectivo, aunque no intencionado, de cualquier grupo por conseguir (por actualizar) esta conservación de los valores superiores. Si no fuera por la salvaguardia de la oración todas las festividades religiosas volverían a convertirse rápidamente en simples días de fiesta.
91:1.2 (995.1) La religión y sus agentes, el principal de los cuales es la oración, se alían solo con los valores reconocidos generalmente por la sociedad, aprobados por el grupo. Por eso cuando el hombre primitivo intentaba satisfacer sus emociones más bajas o sus ambiciones puramente egoístas era privado del consuelo de la religión y el socorro de la oración. Si el individuo intentaba llevar a cabo algo antisocial, se veía obligado a apoyarse en la magia no religiosa, a recurrir a los hechiceros y verse así privado de la ayuda de la oración. En consecuencia, la oración se convirtió desde muy pronto en un poderoso promotor de la evolución social, el progreso moral y el logro espiritual.
91:1.3 (995.2) Pero la mente primitiva no era ni lógica ni coherente. Los primeros hombres no percibían que las cosas materiales no eran competencia de la oración. Esas almas sencillas razonaban que el alimento, el refugio, la lluvia, la caza y demás bienes materiales aumentaban el bienestar social, así que empezaron a rezar por esas bendiciones físicas. Aunque esto en sí constituía una perversión de la oración, alentaba el esfuerzo por alcanzar esos objetivos materiales mediante acciones sociales y éticas. Esta prostitución de la oración, al tiempo que degradaba los valores espirituales de un pueblo, elevaba directamente sus usos y costumbres económicos, sociales y éticos.
91:1.4 (995.3) Para el tipo de mente más primitivo la oración no es más que un monólogo. Luego se convierte en diálogo y se expande rápidamente hasta el nivel de culto colectivo. La oración significa que los conjuros premágicos de la religión primitiva han evolucionado hasta el nivel donde la mente humana reconoce la realidad de poderes o seres benéficos capaces de realzar los valores sociales y aumentar los ideales morales, y reconoce además que estas influencias son sobrehumanas y distintas del ego del ser humano autoconsciente y sus semejantes mortales. Por lo tanto la verdadera oración no aparece hasta que la acción del ministerio religioso llega a ser considerada como personal.
91:1.5 (995.4) La oración está poco relacionada con el animismo, pero estas creencias pueden coexistir con los sentimientos religiosos emergentes. En muchos casos la religión y el animismo han tenido orígenes completamente distintos.
91:1.6 (995.5) Para los mortales que no han sido liberados de la esclavitud primitiva del miedo existe el peligro real de que todas las oraciones conduzcan a una sensación morbosa de pecado, a convicciones injustificadas de culpa real o imaginaria. En cambio en los tiempos modernos es poco probable que muchos dediquen tanto tiempo a la oración como para caer en esa obsesión dañina de sentirse indignos o pecadores. Los peligros asociados a la distorsión y el mal uso de la oración se traducen en ignorancia, superstición, cristalización, desvitalización, materialismo y fanatismo.
91:2.1 (995.6) Las primeras oraciones fueron simplemente deseos verbalizados, anhelos sinceros expresados en palabras. La oración se convirtió después en un método de conseguir la cooperación de los espíritus, y alcanzó posteriormente la función superior de ayudar a la religión a conservar todos los valores dignos de salvaguardia.
91:2.2 (995.7) Tanto la oración como la magia surgieron como consecuencia de las reacciones humanas de adaptación al entorno urantiano, pero aparte de esta relación general tienen muy poco en común. La oración ha denotado siempre una acción positiva por parte del ego orante; ha sido siempre psíquica y a veces espiritual. La magia ha supuesto generalmente un intento de manipular la realidad sin afectar al ego del manipulador, el practicante de la magia. A pesar de sus orígenes independientes, la magia y la oración se han interrelacionado con frecuencia en sus etapas posteriores de desarrollo. Unas veces la magia ha elevado sus metas y ha ascendido desde las fórmulas, pasando por los ritos y los conjuros, hasta el umbral de la verdadera oración. Otras veces la oración se ha vuelto tan materialista que ha degenerado en un procedimiento pseudomágico de ahorrarse el esfuerzo requerido para resolver los problemas urantianos.
91:2.3 (996.1) Cuando el hombre comprendió que la oración no tiene poder de coerción sobre los dioses, la convirtió en petición, en una búsqueda de favores. Pero la oración más verdadera es en realidad una comunión entre el hombre y su Hacedor.
91:2.4 (996.2) La aparición del concepto de sacrificio en cualquier religión reduce inevitablemente la eficacia superior de la verdadera oración en cuanto los hombres buscan sustituir la ofrenda de sus propias voluntades consagradas a hacer la voluntad de Dios por ofrendas de bienes materiales.
91:2.5 (996.3) Cuando la religión es despojada de un Dios personal, sus oraciones se trasladan a los niveles de la teología y la filosofía. Cuando en una religión el concepto más alto de Dios es el de una deidad impersonal como ocurre en el idealismo panteísta, aunque proporciona la base para ciertas formas de comunión mística, destruye el poder de la verdadera oración, que significa siempre una comunión del hombre con un ser personal y superior.
91:2.6 (996.4) Durante los primeros tiempos de la evolución racial e incluso en el momento presente, la oración, en la experiencia cotidiana del mortal medio, es en gran medida un fenómeno de relación del hombre con su propio subconsciente. Pero existe también un ámbito de la oración donde la persona intelectualmente alerta y espiritualmente progresiva logra un contacto mayor o menor con los niveles superconscientes de la mente humana; es el ámbito del Ajustador del Pensamiento que mora en su interior. Además la verdadera oración tiene un claro aspecto espiritual relacionado con su recepción y reconocimiento por parte de las fuerzas espirituales del universo; este aspecto está diferenciado por completo de toda vinculación humana e intelectual.
91:2.7 (996.5) La oración contribuye mucho a desarrollar el sentimiento religioso de la mente humana en vías de evolución. Ejerce una poderosa influencia para impedir el aislamiento de la personalidad.
91:2.8 (996.6) Además de ser uno de los procedimientos asociados a las religiones naturales de la evolución racial, la oración forma parte de los valores experienciales de las religiones superiores caracterizadas por la excelencia ética, las religiones de revelación.
91:3.1 (996.7) Cuando los niños empiezan a aprender a utilizar el lenguaje tienden a pensar en voz alta, a expresar sus pensamientos en palabras aunque no haya nadie que los escuche. En los albores de su imaginación creativa tienen tendencia a conversar con compañeros imaginarios. El yo en ciernes intenta así comunicarse con otro yo ficticio. El niño aprende enseguida por este sistema a convertir sus monólogos en pseudodiálogos en los que este otro yo responde a sus pensamientos verbales y a la expresión de sus deseos. Gran parte del pensamiento del adulto se lleva a cabo en forma de conversación mental.
91:3.2 (996.8) La forma primera y primitiva de oración era muy parecida a los recitados semimágicos practicados hoy en día por la tribu de los toda, oraciones que no iban dirigidas a nadie en particular. Con la aparición de la idea de otro yo, esos sistemas de oración tienden a transformarse en una comunicación de tipo dialogado. Más adelante el concepto de otro yo es exaltado a un estatus superior de dignidad divina, y entonces aparece la oración como agente de la religión. Este tipo primitivo de oración está destinado a evolucionar a través de muchas fases durante largos siglos hasta alcanzar el nivel de la oración inteligente y verdaderamente ética.
91:3.3 (997.1) El otro yo, tal como lo conciben las generaciones sucesivas de mortales que rezan, evoluciona desde los fantasmas, los fetiches y los espíritus hasta los dioses politeístas y finalmente hasta el Dios Único, un ser divino que encarna los ideales más altos y las aspiraciones más nobles del yo orante. Y así la oración se convierte en el agente de la religión que más contribuye a conservar los valores e ideales superiores de las personas que rezan. Desde el momento en que el hombre concibe otro yo hasta que aparece el concepto de un Padre divino y celestial, la oración es siempre una práctica socializadora, moralizadora y espiritualizadora.
91:3.4 (997.2) La oración simple de fe pone de manifiesto una poderosa evolución en la experiencia humana mediante la cual las antiguas conversaciones de la religión primitiva con el símbolo ficticio del otro yo se han exaltado hasta el nivel de la comunión con el espíritu del Infinito y de una consciencia auténtica de la realidad del Dios eterno, el Padre del Paraíso de toda la creación inteligente.
91:3.5 (997.3) Dejando aparte todo lo relacionado con el superyó en la experiencia de rezar, conviene tener presente que la oración ética es una forma espléndida de elevar el ego y reforzar el yo para un vivir mejor y un logro más alto. La oración induce al ego humano a buscar ayuda en estas dos direcciones: auxilio material en el depósito subconsciente de la experiencia mortal; inspiración y guía en las fronteras superconscientes del contacto de lo material con lo espiritual, con el Monitor de Misterio.
91:3.6 (997.4) La oración ha sido y será siempre una experiencia humana doble: un procedimiento psicológico asociado a una técnica espiritual. Y estas dos funciones de la oración no se pueden nunca separar por completo.
91:3.7 (997.5) Una oración esclarecida no solo debe reconocer a un Dios externo y personal, sino también a una Divinidad interna e impersonal, el Ajustador que mora en el interior. Cuando el hombre reza es muy conveniente que se esfuerce por captar el concepto del Padre Universal que está el Paraíso, pero el procedimiento más efectivo a casi todos los efectos prácticos consistirá en volver al concepto del otro yo cercano como solía hacer la mente primitiva y reconocer luego que la idea de este otro yo ha evolucionado desde una mera ficción hasta la verdad de que Dios mora dentro del hombre mortal en la presencia factual del Ajustador, de manera que el hombre puede hablar cara a cara, por así decirlo, con un auténtico otro yo real y divino que mora en su interior y que es la presencia y la esencia misma del Dios vivo, del Padre Universal.
91:4.1 (997.6) Ninguna oración puede ser ética cuando el solicitante busca una ventaja egoísta sobre sus semejantes. El rezo egoísta y materialista es incompatible con las religiones éticas que están basadas en el amor desinteresado y divino. Todo ese rezo no ético revierte a los niveles primitivos de la pseudomagia y es indigno de las civilizaciones que progresan y de las religiones esclarecidas. El rezo egoísta transgrede el espíritu de toda ética fundada en una justicia amorosa.
91:4.2 (997.7) La oración no debe nunca prostituirse hasta el punto de convertirse en sustituto de la acción. Toda oración ética es un estímulo para la acción y una guía en la lucha progresiva por las metas idealistas de logro del superyó.
91:4.3 (998.1) En todos vuestros rezos sed equitativos. No esperéis que Dios muestre parcialidad, que os ame más que a sus otros hijos: vuestros amigos, vuestros vecinos, incluso vuestros enemigos. Pero la oración de las religiones naturales o evolucionadas no empieza siendo ética como la de las religiones reveladas posteriores. Todo rezo, sea individual o colectivo, puede ser egoísta o altruista, es decir que la oración puede centrarse en el yo o en los demás. Cuando la oración no busca nada para el que reza ni para sus compañeros se generan en el alma actitudes que tienden hacia los niveles de la verdadera adoración. Las oraciones egoístas implican confesiones y peticiones, y consisten muchas veces en pedir favores materiales. La oración es algo más ética cuando trata del perdón y busca sabiduría para mejorar el autocontrol.
91:4.4 (998.2) Mientras que la oración de tipo no egoísta fortalece y conforta, el rezo materialista está abocado a la decepción y la desilusión a medida que el progreso de los descubrimientos científicos demuestre que el hombre vive en un universo físico de ley y orden. La infancia de un individuo o de una raza se caracteriza por un rezo primitivo, egoísta y materialista. Todas esas peticiones son eficaces en cierta medida, pues conducen invariablemente a los esfuerzos y trabajos que contribuyen a obtener las respuestas a dichas oraciones. La oración real de fe contribuye siempre a mejorar la manera de vivir incluso cuando sus peticiones no son dignas de reconocimiento espiritual. Las personas espiritualmente avanzadas deben obrar con gran cautela cuando intentan disuadir de este tipo de oraciones a las mentes primitivas o inmaduras.
91:4.5 (998.3) No olvidéis que aunque la oración no cambia a Dios, produce muchas veces grandes cambios duraderos en la persona que reza con fe y confianza. La oración ha engendrado mucha paz mental, alegría, calma, valor, autodominio y ecuanimidad en los hombres y mujeres de las razas en vías de evolución.
91:5.1 (998.4) En el culto a los antepasados la oración conduce a cultivar ideales ancestrales. Pero cuando la oración forma parte del culto a la Deidad trasciende a todo ese tipo de prácticas, pues conduce a cultivar ideales divinos. A medida que el concepto del otro yo de la oración se convierte en supremo y divino, los ideales del hombre se elevan desde lo meramente humano hacia niveles supernos y divinos, y el resultado de este tipo de oración es la mejora del carácter humano y la unificación profunda de la personalidad humana.
91:5.2 (998.5) Pero la oración no tiene por qué ser siempre individual. El rezo en grupo o en congregación es muy efectivo porque sus repercusiones son sumamente socializadoras. Cuando un grupo se dedica a rezar en común por el mejoramiento moral y la elevación espiritual, esas devociones tienen efecto sobre los individuos que componen el grupo: todos se vuelven mejores por el hecho de participar. Esas oraciones devocionales pueden incluso ayudar a una ciudad entera o a toda una nación. La confesión, el arrepentimiento y la oración han inducido a individuos, ciudades, naciones y razas enteras a realizar poderosos esfuerzos de reforma y valerosas acciones de logro.
91:5.3 (998.6) Si deseáis de veras superar la mala costumbre de criticar a algún amigo, la manera más rápida y segura de lograrlo es adoptar la costumbre de rezar por esa persona todos los días de vuestra vida. Pero las repercusiones sociales de esas oraciones dependen mucho de dos condiciones:
91:5.4 (998.7) 1. La persona por la que se reza debe saber que se está rezando por ella.
91:5.5 (999.1) 2. La persona que reza debe entrar en contacto social íntimo con la persona por la que está rezando.
91:5.6 (999.2) La oración es el procedimiento mediante el cual toda religión se institucionaliza antes o después. Con el tiempo la oración se asocia con numerosos agentes secundarios, unos útiles y otros claramente nocivos, como sacerdotes, libros sagrados, ritos de culto y ceremonias.
91:5.7 (999.3) Las mentes con mayor iluminación espiritual deberían ser pacientes y tolerantes con aquellos intelectos menos dotados que necesitan un simbolismo para movilizar su débil visión interior espiritual. Los fuertes no deben mirar con desdén a los débiles. Quienes son conscientes de Dios sin necesidad de símbolos no deben negar el ministerio de gracia de los símbolos a aquellos que encuentran difícil adorar a la Deidad y venerar la verdad, la belleza y la bondad sin formas ni ritos. En la adoración orante la mayoría de los mortales imaginan algún símbolo del objeto-meta de sus devociones.
91:6.1 (999.4) La oración, a menos que esté coordinada con la voluntad y las acciones de las fuerzas espirituales personales y de los supervisores materiales de un mundo, no puede tener ningún efecto directo sobre el entorno físico de la persona. Aunque el ámbito de las peticiones de la oración tiene un límite muy bien definido, esas limitaciones no se aplican del mismo modo a la fe de los que rezan.
91:6.2 (999.5) La oración no es un método para curar enfermedades orgánicas reales, pero ha contribuido enormemente al disfrute de una buena salud y a la cura de numerosas dolencias mentales, emocionales y nerviosas. E incluso en las enfermedades bacterianas propiamente dichas, la oración ha aumentado muchas veces la eficacia de otros tratamientos. La oración ha transformado a muchos inválidos irritables y descontentos en dechados de paciencia y los ha convertido en inspiración para todos los demás humanos que sufren.
91:6.3 (999.6) Por difícil que pueda ser conciliar las dudas científicas sobre la eficacia de la oración con el impulso siempre presente de buscar ayuda y guía en fuentes divinas, no olvidéis nunca que la oración sincera de fe es una fuerza poderosa para promover la felicidad personal, el autocontrol individual, la armonía social, el progreso moral y el logro espiritual.
91:6.4 (999.7) La oración, incluso como práctica puramente humana, como diálogo con nuestro otro yo, es un método para hacer realidad del modo más eficiente los poderes de reserva que la naturaleza humana tiene almacenados y conservados en los dominios inconscientes de la mente humana. La oración es una práctica psicológica muy sana con independencia de sus implicaciones religiosas y su importancia espiritual. Está comprobado en la experiencia humana que en caso de verdadero apuro la mayoría de las personas acaban rezando de alguna forma a alguna fuente de ayuda.
91:6.5 (999.8) No caigáis en la holgazanería de pedir a Dios que solucione vuestras dificultades, pero tampoco dudéis nunca en pedirle sabiduría y fuerza espiritual para guiaros y sosteneros mientras vosotros mismos afrontáis resuelta y valerosamente vuestros problemas.
91:6.6 (999.9) La oración ha sido un factor indispensable en el progreso y conservación de la civilización religiosa, y puede aún contribuir poderosamente a realzar y espiritualizar la sociedad si los que rezan lo hacen a la luz de los hechos científicos, la sabiduría filosófica, la sinceridad intelectual y la fe espiritual. Rezad como Jesús enseñó a sus discípulos: honesta, imparcial, desinteresadamente y sin dudar.
91:6.7 (1000.1) Pero la eficacia de la oración en la experiencia espiritual de la persona que reza no depende en modo alguno de la comprensión intelectual del orante, de su agudeza filosófica, de su nivel social, de su estatus cultural ni de sus otras consecuciones como mortal. Las concomitancias psíquicas y espirituales de la oración de fe son inmediatas, personales y experienciales. No existe ningún otro procedimiento por el cual todo hombre, sean cuales fueren sus demás logros como mortal, pueda acercarse de forma tan directa y efectiva al umbral de ese ámbito en el que puede comunicarse con su Hacedor, donde la criatura toma contacto con la realidad del Creador, con el Ajustador del Pensamiento que mora en su interior.
91:7.1 (1000.2) El misticismo como método para cultivar la consciencia de la presencia de Dios es muy digno de elogio, pero cuando su práctica conduce al aislamiento social y culmina en el fanatismo religioso, es claramente censurable. Demasiadas veces lo que el místico sobreexcitado interpreta como inspiración divina no son más que afloramientos de las profundidades de su propia mente. Es cierto que la meditación devota favorece a menudo el contacto de la mente mortal con el Ajustador que mora en su interior, pero la dedicación entusiasta y amorosa al servicio desinteresado de nuestros semejantes lo facilita mucho más.
91:7.2 (1000.3) Los grandes maestros religiosos y los profetas de tiempos pasados no eran personas extremadamente místicas. Eran hombres y mujeres conocedores de Dios que servían a su Dios de la mejor manera posible mediante el ministerio desinteresado a sus semejantes. Jesús solía retirarse a solas con sus apóstoles durante periodos cortos para dedicarse a la oración y a la meditación, pero la mayor parte del tiempo los mantenía en contacto con las multitudes y al servicio de la gente. El alma humana necesita ejercicio espiritual además de alimento espiritual.
91:7.3 (1000.4) El éxtasis religioso es admisible cuando resulta de antecedentes sensatos, pero esas experiencias suelen ser más veces producto de influencias puramente emocionales que manifestaciones de un carácter profundamente espiritual. Las personas religiosas no deben interpretar cada presentimiento psicológico vívido y cada experiencia emocional intensa como una revelación divina o una comunicación espiritual. El auténtico éxtasis espiritual está generalmente asociado a una gran calma exterior y un control emocional casi perfecto. Pero la verdadera visión profética es un presentimiento superpsicológico. Esas dispensaciones divinas no son pseudoalucinaciones ni tampoco éxtasis con estados de trance.
91:7.4 (1000.5) La mente humana puede actuar en respuesta a la llamada inspiración cuando es sensible a los afloramientos del subconsciente o al estímulo del superconsciente. En cualquiera de los dos casos el individuo interpreta esos aumentos del contenido de la consciencia como algo bastante ajeno. El entusiasmo místico desmedido y el éxtasis religioso desenfrenado no son las credenciales de la inspiración, unas credenciales supuestamente divinas.
91:7.5 (1000.6) La prueba práctica de todas estas extrañas experiencias religiosas de misticismo, éxtasis e inspiración consiste en observar si estos fenómenos hacen que un individuo:
91:7.6 (1000.7) 1. Muestre una salud física mejor y más completa.
91:7.7 (1000.8) 2. Actúe de manera más práctica y eficaz en su vida mental.
91:7.8 (1000.9) 3. Comparta su experiencia religiosa con más alegría y plenitud.
91:7.9 (1000.10) 4. Espiritualice de forma más completa su vida cotidiana mientras cumple fielmente los deberes corrientes de la existencia mortal rutinaria.
91:7.10 (1001.1) 5. Aumente su amor y aprecio por la verdad, la belleza y la bondad.
91:7.11 (1001.2) 6. Conserve los valores sociales, morales, éticos y espirituales reconocidos en su tiempo.
91:7.12 (1001.3) 7. Incremente su visión interior espiritual, su consciencia de Dios.
91:7.13 (1001.4) Pero la oración no tiene ninguna relación real con esas experiencias religiosas excepcionales. Cuando la oración se vuelve excesivamente estética, cuando consiste casi exclusivamente en la hermosa y gozosa contemplación de la divinidad paradisiaca, pierde gran parte de su influencia socializadora y tiende hacia el misticismo y el aislamiento de sus adeptos. El exceso de oración privada conlleva cierto peligro que se puede prevenir y corregir mediante la oración en grupo y las devociones comunitarias.
91:8.1 (1001.5) La oración tiene un componente verdaderamente espontáneo, puesto que el hombre primitivo se encontró rezando mucho antes de tener ningún concepto claro de un Dios. Los primeros hombres eran dados a rezar en dos situaciones opuestas: en momentos de extrema necesidad cuando sentían el impulso de buscar ayuda y en momentos de intensa alegría cuando se permitían una expresión impulsiva de júbilo.
91:8.2 (1001.6) La oración no es una evolución de la magia; ambas surgieron independientemente. La magia era un intento de adaptar la Deidad a las circunstancias; la oración es el esfuerzo por adaptar la personalidad a la voluntad de la Deidad. La oración verdadera es moral y religiosa a la vez; la magia no es ni lo uno ni lo otro.
91:8.3 (1001.7) La oración puede convertirse en una costumbre establecida; muchos rezan porque otros lo hacen. Otros incluso rezan porque temen que pueda suceder algo funesto si no presentan regularmente sus súplicas.
91:8.4 (1001.8) Para algunas personas la oración es una expresión tranquila de gratitud; para otras, una expresión colectiva de alabanza, las devociones sociales. A veces es la imitación de una religión ajena. Pero la oración verdadera es la comunicación sincera y confiada de la naturaleza espiritual de la criatura con la presencia ubicua del espíritu del Creador.
91:8.5 (1001.9) La oración puede ser una expresión espontánea de la consciencia de Dios o un recitado sin sentido de fórmulas teológicas. Puede ser la alabanza extática de un alma conocedora de Dios o el homenaje servil de un mortal dominado por el miedo. Unas veces es la expresión conmovedora de un anhelo espiritual y otras un clamor estridente de frases pías. La oración puede ser alabanza jubilosa o humilde petición de perdón.
91:8.6 (1001.10) La oración puede ser una petición infantil de lo imposible o una petición madura de crecimiento moral y poder espiritual. Se puede pedir el pan de cada día o anhelar de todo corazón encontrar a Dios y hacer su voluntad. Puede ser una súplica totalmente egoísta o un gesto auténtico y magnífico hacia el logro de una hermandad desinteresada.
91:8.7 (1001.11) La oración puede ser un grito airado de venganza o una intercesión misericordiosa por nuestros enemigos. Puede ser una expresión de la esperanza de cambiar a Dios o un método poderoso de cambiarnos a nosotros mismos. Puede ser la súplica temblorosa de un pecador perdido ante un Juez supuestamente severo o la expresión jubilosa de un hijo liberado, hijo del Padre celestial vivo y misericordioso.
91:8.8 (1001.12) Al hombre moderno le desconcierta la idea de hablar de sus cosas con Dios de una manera puramente personal. Muchos han dejado de rezar de forma regular; solo rezan en caso de apuro, en situaciones de emergencia. El hombre no debería tener miedo de hablar con Dios, aunque sería un infantilismo espiritual intentar persuadir a Dios o pretender que cambie.
91:8.9 (1002.1) Pero la verdadera oración sí se hace realidad. Aunque las corrientes de aire sean ascendentes, ningún pájaro puede remontar el vuelo si no extiende las alas. La oración eleva al hombre porque es una técnica de progreso que utiliza las corrientes espirituales ascendentes del universo.
91:8.10 (1002.2) La oración auténtica contribuye al crecimiento espiritual, modifica las actitudes y produce la satisfacción de la comunión con la divinidad. Es el estallido espontáneo de la consciencia de Dios.
91:8.11 (1002.3) Dios responde a la oración del hombre dándole una revelación acrecentada de la verdad, una apreciación realzada de la belleza y un concepto aumentado de la bondad. La oración es un gesto subjetivo, pero toma contacto con poderosas realidades objetivas en los niveles espirituales de la experiencia humana; es un intento significativo de lo humano por alcanzar valores sobrehumanos. Es el estímulo más poderoso para el crecimiento espiritual.
91:8.12 (1002.4) Las palabras son irrelevantes en la oración; no son más que el canal intelectual por el que puede que fluya el río de la súplica espiritual. El valor verbal de una oración es puramente autosugestivo en las devociones privadas y sociosugestivo en las devociones colectivas. Dios responde a la actitud del alma, no a las palabras.
91:8.13 (1002.5) La oración no es una técnica de escape para evitar conflictos sino más bien un estímulo para crecer ante el conflicto. Rezad solo por valores, no por cosas; pedid crecimiento, no satisfacción.
91:9.1 (1002.6) Para que vuestra oración dé fruto, tened presentes las leyes de las peticiones eficaces:
91:9.2 (1002.7) 1. Debéis estar cualificados como orantes poderosos que afrontan con valor y sinceridad los problemas de la realidad del universo. Debéis poseer vigor cósmico.
91:9.3 (1002.8) 2. Debéis haber agotado honradamente la capacidad humana de adaptación. Debéis haber sido diligentes.
91:9.4 (1002.9) 3. Debéis someter todos los deseos de la mente y todos los anhelos del alma al abrazo transformador del crecimiento espiritual. Debéis haber experimentado una ampliación de los significados y una elevación de los valores.
91:9.5 (1002.10) 4. Debéis elegir de todo corazón la voluntad divina. Debéis eliminar el punto muerto de la indecisión.
91:9.6 (1002.11) 5. No solo aceptáis la voluntad del Padre y elegís cumplirla sino que estáis consagrados incondicionalmente y dedicados dinámicamente al cumplimiento efectivo de la voluntad del Padre.
91:9.7 (1002.12) 6. Vuestra oración estará dirigida exclusivamente a obtener sabiduría divina para resolver los problemas humanos específicos que encontréis en la ascensión al Paraíso, en el logro de la perfección divina.
91:9.8 (1002.13) 7. Y debéis tener fe, fe viva.
91:9.9 (1002.14) [Presentado por el jefe de los intermedios de Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 92
92:0.1 (1003.1) EL HOMBRE poseía una religión de origen natural como parte de su experiencia evolutiva mucho antes de que se produjera ninguna revelación sistemática en Urantia. Pero esta religión de origen natural era en sí misma producto de las dotes supranimales del hombre. La religión evolutiva fue surgiendo lentamente a lo largo de los milenios de la carrera experiencial de la humanidad mediante el ministerio de las influencias siguientes que operan e inciden en el interior del hombre salvaje, bárbaro o civilizado:
92:0.2 (1003.2) 1. El adjutor de la adoración: la aparición en la consciencia animal de potenciales supranimales de percepción de la realidad. Esto se podría denominar el instinto humano primordial hacia la Deidad.
92:0.3 (1003.3) 2. El adjutor de la sabiduría: la manifestación en la mente adoradora de una tendencia a dirigir su adoración por canales superiores de expresión y hacia conceptos cada vez más amplios de la realidad de la Deidad.
92:0.4 (1003.4) 3. El Espíritu Santo: es el otorgamiento inicial de supermente y aparece infaliblemente en toda personalidad humana auténtica. Este ministerio crea en la mente hambrienta de adoración y sedienta de sabiduría la capacidad de hacer realidad por sí misma el postulado de la supervivencia humana, a la vez como concepto teológico y como experiencia actual y factual de la personalidad.
92:0.5 (1003.5) La acción equivalente de estas tres ministraciones divinas es muy suficiente para iniciar y llevar a cabo el crecimiento de la religión evolutiva. Estas influencias se ven reforzadas posteriormente por los Ajustadores del Pensamiento, las serafines y el Espíritu de la Verdad, que aceleran todos ellos el ritmo del desarrollo religioso. Estos agentes llevan mucho tiempo actuando en Urantia y seguirán aquí mientras el planeta sea una esfera habitada. Gran parte del potencial de estos agentes divinos no ha tenido aún la oportunidad de expresarse, y serán reveladas muchas cosas en tiempos venideros a medida que la religión de los mortales vaya ascendiendo nivel a nivel hacia las alturas supernas de los valores de la morontia y las verdades del espíritu.
92:1.1 (1003.6) La evolución de la religión se remonta al miedo primitivo y a los fantasmas a través de muchas etapas de desarrollo sucesivas, entre ellas los esfuerzos por coaccionar primero y luego lisonjear a los espíritus. Los fetiches tribales se convirtieron en tótems y dioses tribales; las fórmulas mágicas se transformaron en las oraciones modernas. La circuncisión, que empezó como sacrificio, acabó como procedimiento higiénico.
92:1.2 (1003.7) Durante la infancia salvaje de las razas la religión progresó desde la adoración de la naturaleza hasta el fetichismo pasando por la adoración de los fantasmas. Con los albores de la civilización la raza humana adoptó creencias más místicas y simbólicas, mientras que ahora, cerca ya de su madurez, la humanidad empieza a estar preparada para apreciar la religión real, incluso para un comienzo de la revelación de la verdad misma.
92:1.3 (1004.1) La religión surge como reacción biológica de la mente a las creencias espirituales y al entorno; es lo último que perece o cambia en una raza. La religión es la adaptación de la sociedad, en cualquier época, a lo misterioso. Como institución social comprende ritos, símbolos, cultos, escrituras, altares, santuarios y templos. El agua bendita, las reliquias, los fetiches, los amuletos, las vestiduras, las campanas, los tambores y los sacerdocios son comunes a todas las religiones. Y es imposible separar del todo la religión puramente evolutiva de la magia o de la hechicería.
92:1.4 (1004.2) El misterio y el poder han estimulado siempre los sentimientos y los miedos religiosos, mientras que la emoción ha sido siempre un poderoso factor condicionante de su desarrollo. El miedo ha sido siempre el estímulo religioso básico. El miedo da forma a los dioses de la religión evolutiva y motiva el rito religioso de los creyentes primitivos. A medida que la civilización avanza el miedo queda modificado por la veneración, la admiración, el respeto y la compasión, y luego es condicionado además por el remordimiento y el arrepentimiento.
92:1.5 (1004.3) Un pueblo asiático enseñaba que «Dios es un gran miedo»; ese es el resultado de una religión puramente evolutiva. Jesús, la revelación más alta del vivir religioso, proclamó que «Dios es amor».
92:2.1 (1004.4) La religión es la más rígida e inflexible de todas las instituciones humanas, pero termina por adaptarse con retraso a los cambios de la sociedad. La religión evolutiva acaba reflejando con el tiempo la evolución de los usos y costumbres que, a su vez, pueden haberse visto afectados por la religión revelada. De forma lenta y segura, aunque de mala gana, la religión (la adoración) sigue la estela de la sabiduría, del conocimiento dirigido por la razón experiencial e iluminado por la revelación divina.
92:2.2 (1004.5) La religión se aferra a los usos y costumbres; lo que fue es antiguo y se tiene por sagrado. Por esta razón y no por otra, los utensilios de piedra persistieron durante mucho tiempo en las edades del bronce y del hierro. Vuestros escritos recogen esta declaración: «Y si me hicieres un altar de piedra, no lo construirás de piedra tallada, pues si alzas tu herramienta sobre él, lo habrás profanado». A día de hoy los hindúes utilizan un primitivo palo de fricción para encender sus fuegos de altar. En el curso de la religión evolutiva la novedad se ha considerado siempre sacrilegio. El sacramento debe consistir, no en un alimento nuevo y manufacturado, sino en la más primitiva de las viandas: «Carne asada al fuego y pan sin levadura servidos con hierbas amargas». Los usos sociales de todo tipo e incluso los procedimientos legales se aferran a las viejas formas.
92:2.3 (1004.6) Cuando el hombre moderno se asombra de que los escritos sagrados de distintas religiones contengan tantas cosas que se podrían considerar obscenas, debe tener en cuenta que las sucesivas generaciones no se han atrevido a eliminar lo que sus predecesores tenían por santo y sagrado. Mucho de lo que una generación podría calificar de obsceno ha formado parte de los usos y costumbres aceptados e incluso de los ritos religiosos sancionados de las generaciones precedentes. Una importante fuente de controversia religiosa han sido los intentos incesantes de conciliar prácticas antiguas pero reprensibles con los nuevos progresos de la razón, de encontrar teorías plausibles que justifiquen la perpetuación en los credos de viejas costumbres obsoletas.
92:2.4 (1004.7) Pero sería insensato intentar acelerar demasiado bruscamente el crecimiento religioso. Una raza o una nación solo puede asimilar de cualquier religión avanzada aquello que es razonablemente coherente y compatible con su estatus evolutivo del momento, habida cuenta además de su capacidad de adaptación. Las condiciones sociales, climáticas, políticas y económicas influyen todas ellas en el curso y el progreso de la evolución religiosa. La religión no determina la moralidad social, y mucho menos la religión evolutiva; es más bien la moralidad racial la que dicta las formas de la religión.
92:2.5 (1005.1) Las razas humanas solo aceptan una religión nueva y extraña de manera superficial; en realidad la adaptan a sus usos y costumbres y a sus viejas formas de creer. Esto queda bien ilustrado por el ejemplo de cierta tribu de Nueva Zelanda cuyos sacerdotes, tras abrazar nominalmente el cristianismo, declararon haber recibido revelaciones directas de Gabriel. En ellas se les comunicaba que esa tribu precisamente se había convertido en el pueblo elegido de Dios y estaba autorizada por lo tanto a seguir practicando libremente sus relajadas relaciones sexuales y muchas otras de sus costumbres antiguas reprensibles. Todos los recién convertidos se pasaron inmediatamente a esta nueva versión menos exigente del cristianismo.
92:2.6 (1005.2) La religión ha sancionado en un momento u otro todo tipo de comportamientos contrarios e incoherentes, ha aprobado en algún momento prácticamente todo lo que ahora se considera inmoral o pecaminoso. Sin las enseñanzas de la experiencia y sin la asistencia de la razón la conciencia no ha sido ni puede ser nunca una guía segura e infalible de conducta humana. La conciencia no es una voz divina que habla al alma humana. Solo es la suma total de los contenidos morales y éticos de los usos y costumbres de cualquier etapa concreta de la existencia; representa simplemente la reacción ideal, tal como la conciben los humanos, ante un conjunto determinado de circunstancias.
92:3.1 (1005.3) El estudio de la religión humana es el examen de los estratos sociales portadores de fósiles de edades pasadas. Los usos y costumbres de los dioses antropomórficos son un fiel reflejo de la moral de los hombres que concibieron por primera vez esas deidades. Las religiones antiguas y la mitología retratan fielmente las creencias y tradiciones de pueblos perdidos desde hace mucho en la oscuridad. Esas prácticas cultuales de antaño conviven con costumbres económicas y progresos sociales más recientes y, como es lógico, destacan por su incongruencia. Los vestigios de los cultos ofrecen un cuadro auténtico de las religiones raciales del pasado. Recordad siempre que los cultos se establecen no para descubrir la verdad sino más bien para promulgar sus credos.
92:3.2 (1005.4) La religión ha estado siempre centrada básicamente en ritos, rituales, observancias, ceremonias y dogmas. Se ha contaminado a menudo con la falsa ilusión del pueblo elegido, un error que ha sido fuente inagotable de conflictos. Todas las ideas religiosas cardinales de conjuro, inspiración, revelación, propiciación, arrepentimiento, expiación, intercesión, sacrificio, oración, confesión, adoración, supervivencia tras la muerte, sacramento, ritual, rescate, salvación, redención, pacto, impureza, purificación, profecía, pecado original se remontan a los tiempos primitivos del miedo primordial a los fantasmas.
92:3.3 (1005.5) La religión primitiva no es ni más ni menos que la lucha por la existencia material ampliada para abarcar la existencia más allá de la tumba. Las observancias de ese credo representaban la ampliación de la lucha por la autoconservación hasta el ámbito de un mundo imaginario de espíritus fantasmas. Pero cuando estéis tentados de criticar la religión evolutiva, tened cuidado. Recordad que eso fue lo que sucedió; es un hecho histórico. Y tened presente además que el poder de cualquier idea no está en su certeza o su verdad sino más bien en la intensidad de su atractivo para el ser humano.
92:3.4 (1006.1) La religión evolutiva no contempla cambios ni revisiones; a diferencia de la ciencia no provee su propia corrección progresiva. Los mandatos de la religión evolucionada se respetan porque sus seguidores creen que es la Verdad. «La fe dada una vez a los santos» debe ser, en teoría, a la vez final e infalible. El culto se resiste al desarrollo porque es seguro que el progreso real lo modificará o lo destruirá; por eso toda revisión tendrá siempre que ser impuesta.
92:3.5 (1006.2) Solo dos influencias pueden modificar y elevar los dogmas de la religión natural: la presión del lento avance de los usos y costumbres y la iluminación periódica de las revelaciones que marcan época. No es de extrañar que el progreso fuera lento; en los tiempos antiguos ser progresista o inventivo suponía morir como hechicero. El culto avanza lentamente a lo largo de épocas generacionales y de ciclos multiseculares, pero avanza sin duda. La creencia evolutiva en fantasmas puso los cimientos de una filosofía de la religión revelada que acabará destruyendo a la larga la superstición que la originó.
92:3.6 (1006.3) La religión ha entorpecido el desarrollo social de muchas maneras, pero sin religión no hubiera habido ética ni moralidad duradera, ni civilización digna de ese nombre. La religión fue la madre de mucha cultura no religiosa: la escultura se originó en la fabricación de ídolos, la arquitectura en la construcción de templos, la poesía en los conjuros, la música en las salmodias de adoración, el teatro en las representaciones para guiar a los espíritus y la danza en los festivales estacionales de culto.
92:3.7 (1006.4) Al tiempo que llamamos la atención sobre el papel esencial de la religión en el desarrollo y preservación de la civilización, debemos también dejar constancia de que la religión natural ha contribuido considerablemente a paralizar y entorpecer la misma civilización que por otra parte fomentaba y mantenía. La religión ha obstaculizado las actividades industriales y el desarrollo económico; ha malgastado el trabajo y ha dilapidado el capital; no siempre ha sido útil para la familia; no ha fomentado adecuadamente la paz y la buena voluntad; ha descuidado a veces la enseñanza y retrasado la ciencia; ha empobrecido excesivamente la vida so el pretexto de enriquecer la muerte. La religión evolutiva, la religión humana, ha sido sin duda culpable de todos estos y muchos otros errores, tropiezos y desatinos; sin embargo logró mantener una ética cultural, una moralidad civilizada y una coherencia social e hizo posible que la religión revelada posterior compensara sus muchas deficiencias evolutivas.
92:3.8 (1006.5) La religión evolutiva ha sido la más costosa de las instituciones humanas, pero también incomparablemente eficaz. La religión humana solo se puede justificar a la luz de la civilización evolutiva. Si el hombre no fuera el fruto ascendente de la evolución animal, semejante trayectoria de desarrollo religioso sería injustificable.
92:3.9 (1006.6) La religión facilitó la acumulación del capital; fomentó ciertos tipos de trabajo; el tiempo libre de los sacerdotes promovió el arte y el conocimiento; a fin de cuentas, la raza salió ganando de todos esos errores iniciales de procedimiento ético. Los chamanes, tanto honrados como fraudulentos, costaron muy caro, pero el precio mereció la pena. Las profesiones eruditas y la propia ciencia tuvieron su origen en los sacerdocios parásitos. La religión fomentó la civilización y aportó continuidad social; ha sido la policía moral de todos los tiempos. La religión proporcionó la disciplina humana y el autocontrol que hicieron posible la sabiduría. La religión es el látigo eficaz de la evolución que empuja despiadadamente a la humanidad indolente y sufriente a salir de su estado natural de inercia intelectual y avanzar hacia arriba hasta los niveles superiores de la razón y la sabiduría.
92:3.10 (1006.7) Esta sagrada herencia del ascenso animal que constituye la religión evolutiva debe seguir siendo refinada y ennoblecida siempre por la censura continua de la religión revelada y en la fragua ardiente de la ciencia auténtica.
92:4.1 (1007.1) La revelación es evolutiva pero siempre progresiva. A lo largo de las edades de la historia de un mundo las revelaciones de la religión son cada vez más amplias y esclarecedoras. Es misión de la revelación clasificar y censurar las sucesivas religiones de evolución. Pero si la revelación ha de exaltar y elevar las religiones de evolución, esas visitaciones divinas deben transmitir enseñanzas que no estén demasiado alejadas del pensamiento y las reacciones de la época en que son presentadas. Por eso la revelación debe mantenerse siempre, y de hecho lo hace, en contacto con la evolución. La religión de revelación debe estar limitada siempre por la capacidad del hombre para recibirla.
92:4.2 (1007.2) Pero aparte de sus conexiones o ascendientes ostensibles, las religiones de revelación se caracterizan siempre por la creencia en alguna Deidad de valor final y en algún concepto de supervivencia de la identidad de la personalidad después de la muerte.
92:4.3 (1007.3) La religión evolutiva es sentimental, no lógica. Es la reacción del hombre a la creencia en un hipotético mundo de espíritus-fantasmas, el reflejo de creencia suscitado en el ser humano por la idea y el miedo de lo desconocido. La propuesta de la religión revelativa procede del mundo espiritual real; es la respuesta del cosmos superintelectual a la sed de los mortales de creer y confiar en las Deidades universales. La religión evolutiva describe el tortuoso avance a ciegas de la humanidad en su búsqueda de la verdad; la religión revelativa es esa misma verdad.
92:4.4 (1007.4) Ha habido muchos acontecimientos de revelación religiosa, pero solo cinco de ellos han hecho época por su relevancia. Fueron los siguientes:
92:4.5 (1007.5) 1. Las enseñanzas dalamatianas. El verdadero concepto de la Primera Fuente y Centro fue promulgado por primera vez en Urantia por los cien miembros corpóreos del equipo del Príncipe Caligastia. Esta revelación de la Deidad siguió expandiéndose durante más de trescientos mil años hasta que fue bruscamente interrumpida por la secesión planetaria y la descomposición del régimen de enseñanza. Excepto por la labor de Van, la influencia de la revelación dalamatiana se perdió prácticamente para el mundo. Incluso los noditas habían olvidado esta verdad en el momento de la llegada de Adán. De todos los que recibieron las enseñanzas de los cien, los hombres rojos fueron los que las conservaron durante más tiempo, pero la idea del Gran Espíritu no era más que un concepto nebuloso en la religión amerindia cuando el contacto con el cristianismo la clarificó y fortaleció de forma considerable.
92:4.6 (1007.6) 2. Las enseñanzas edénicas. Adán y Eva volvieron a describir el concepto del Padre de todos a los pueblos evolutivos. La descomposición del primer Edén detuvo el curso de la revelación adánica antes incluso de su pleno comienzo, pero las abortadas enseñanzas de Adán fueron retomadas por los sacerdotes setitas, y algunas de esas verdades no se han perdido nunca por completo para el mundo. Las enseñanzas de los setitas modificaron toda la tendencia del desarrollo religioso levantino. Pero hacia el año 2500 a. C. la humanidad ya había perdido de vista casi toda la revelación patrocinada en los días del Edén.
92:4.7 (1007.7) 3. Melquisedec de Salem. Este Hijo de emergencia de Nebadon inauguró la tercera revelación de la verdad en Urantia. Los preceptos cardinales de sus enseñanzas fueron la confianza y la fe. Enseñó a confiar en la beneficencia omnipotente de Dios y proclamó que la fe era el acto por el cual los hombres ganaban el favor de Dios. Sus enseñanzas se mezclaron gradualmente con las creencias y prácticas de diversas religiones evolutivas y se transformaron finalmente en los sistemas teológicos existentes en Urantia a comienzos del primer milenio después de Cristo.
92:4.8 (1008.1) 4. Jesús de Nazaret. Cristo Miguel presentó por cuarta vez a Urantia el concepto de Dios como Padre Universal, y esta enseñanza ha perdurado en general desde entonces. La esencia de su enseñanza era el amor y el servicio: la adoración de amor que un hijo criatura rinde voluntariamente en reconocimiento del ministerio de amor de su Padre Dios y como respuesta a ese ministerio; el servicio que estos hijos criatura prestan a sus hermanos por su propia voluntad en la alegre comprensión de que con ese servicio están sirviendo igualmente a Dios Padre.
92:4.9 (1008.2) 5. Los documentos de Urantia. El conjunto de documentos a los que este pertenece constituyen la manifestación más reciente de la verdad a los mortales de Urantia. Estos documentos difieren de todas las revelaciones anteriores en que no son el trabajo de una sola personalidad del universo, sino una exposición compuesta realizada por muchos seres. Pero ninguna revelación puede ser nunca completa hasta que se alcanza al Padre Universal. Todas las demás ministraciones celestiales no son más que parciales, transitorias y adaptadas en la práctica a las condiciones locales del tiempo y el espacio. Aunque admitir esto podría quizá restar valor a la fuerza y autoridad directa de todas las revelaciones, ha llegado el momento de declarar estas cosas abiertamente en Urantia, aun a riesgo de debilitar la influencia y autoridad futura de la presente obra, la más reciente de las revelaciones de la verdad a las razas mortales de Urantia.
92:5.1 (1008.3) En la religión evolutiva los dioses se conciben a imagen y semejanza del hombre; en la religión revelativa se enseña a los hombres que son hijos de Dios e incluso que están hechos a la imagen finita de la divinidad. En las creencias sintéticas que combinan las enseñanzas de la revelación y los productos de la evolución, el concepto de Dios es una mezcla de:
92:5.2 (1008.4) 1. Las ideas preexistentes de los cultos evolutivos.
92:5.3 (1008.5) 2. Los ideales sublimes de la religión revelada.
92:5.4 (1008.6) 3. Los puntos de vista personales de los grandes líderes religiosos, los profetas y maestros de la humanidad.
92:5.5 (1008.7) La mayoría de las grandes épocas religiosas han sido inauguradas por la vida y enseñanzas de alguna personalidad sobresaliente. La mayoría de los movimientos morales dignos de consideración de la historia han sido fruto de un liderazgo. Los hombres han tendido siempre a venerar al líder incluso a expensas de sus enseñanzas, a reverenciar su personalidad aun cuando perdieran de vista las verdades que proclamaba. Esto no es inmotivado; existe un deseo instintivo en el corazón del hombre evolutivo de recibir ayuda de arriba y del más allá. Este anhelo está dirigido a crear expectación sobre la llegada al planeta del Príncipe Planetario y de los Hijos Materiales posteriores. En Urantia el hombre se ha visto privado de esos líderes y dirigentes sobrehumanos, por eso busca constantemente compensar esta pérdida revistiendo a sus líderes humanos de leyendas sobre sus orígenes sobrenaturales y sus carreras milagrosas.
92:5.6 (1008.8) Muchas razas han concebido líderes nacidos de vírgenes; sus carreras están generosamente salpicadas de episodios milagrosos y sus grupos respectivos esperan siempre su regreso. Los miembros de las tribus de Asia central siguen esperando el regreso de Gengis Kan; en el Tíbet, China y la India es Buda; en el islam es Mahoma; entre los amerindios fue Hesunanin Onamonalonton; los hebreos esperaban generalmente el regreso de Adán como dirigente material. En Babilonia el dios Marduc fue una perpetuación de la leyenda de Adán, la idea de hijo de Dios, el eslabón que enlaza al hombre con Dios. Tras la aparición de Adán en el planeta los supuestos hijos de Dios proliferaron entre las razas del mundo.
92:5.7 (1009.1) Pero aparte de la reverencia supersticiosa que pudieran inspirar, es indudable que esos maestros fueron los fulcros temporales de personalidad que sirvieron de apoyo a las palancas de la verdad revelada para hacer avanzar la moralidad, la filosofía y la religión de la humanidad.
92:5.8 (1009.2) Ha habido cientos y cientos de líderes religiosos en el millón de años de la historia humana de Urantia, desde Onagar hasta el gurú Nanak. Durante este tiempo ha habido muchos flujos y reflujos de la marea de la verdad religiosa y la fe espiritual, y cada renacimiento de la religión urantiana se ha identificado en el pasado con la vida y las enseñanzas de algún líder religioso. Al considerar a los maestros de los tiempos recientes puede resultar útil agruparlos en las siete épocas religiosas principales de la Urantia posadánica.
92:5.9 (1009.3) 1. El periodo setita. Los sacerdotes setitas, regenerados bajo el liderazgo de Amosad, se convirtieron en los grandes maestros posadánicos. Ejercieron su actividad en todas las tierras de los anditas y su influencia perduró más entre los griegos, los sumerios y los hindúes. Entre estos últimos han continuado hasta el momento presente como los brahmanes de la fe hindú. Los setitas y sus seguidores no perdieron nunca completamente el concepto de la Trinidad revelado por Adán.
92:5.10 (1009.4) 2. La era de los misioneros de Melquisedec. La religión de Urantia se regeneró en gran medida gracias a la labor de los maestros designados por Maquiventa Melquisedec cuando vivió y enseñó en Salem casi dos mil años antes de Cristo. Estos misioneros proclamaron que la fe era el precio del favor de Dios, y aunque sus enseñanzas no produjeron la aparición inmediata de ninguna religión, fueron los fundamentos sobre los cuales los maestros posteriores de la verdad construirían las religiones de Urantia.
92:5.11 (1009.5) 3. La era posterior a Melquisedec. Aunque tanto Amenemope como Akenatón enseñaron en este periodo, el genio religioso sobresaliente de la era posterior a Melquisedec fue Moisés, el líder de un grupo de beduinos levantinos y fundador de la religión hebrea. Moisés enseñó el monoteísmo. Dijo: «Escucha, oh Israel: el Señor nuestro Dios es un solo Dios». «El Señor es Dios. No hay nadie junto a él.» Se esforzó obstinadamente por desarraigar de su pueblo los restos del culto a los fantasmas y llegó a prescribir la pena de muerte para sus practicantes. El monoteísmo de Moisés fue adulterado por sus sucesores, pero más tarde retomaron muchas de sus enseñanzas. La grandeza de Moisés reside en su sabiduría y su sagacidad. Otros hombres han tenido conceptos más grandes de Dios, pero ninguno ha logrado nunca inducir a tanta gente a adoptar creencias tan avanzadas.
92:5.12 (1009.6) 4. El siglo sexto antes de Cristo. Fue uno de los siglos de mayor despertar religioso de la historia de Urantia y en él surgieron muchos hombres para proclamar la verdad. Cabe señalar entre ellos a Gautama, Confucio, Lao-Tse, Zoroastro y los maestros jainistas. Las enseñanzas de Gautama se han extendido por toda Asia, y millones lo veneran como Buda. Confucio fue para la moralidad china lo que Platón para la filosofía griega, y aunque las enseñanzas de ambos tuvieron repercusiones religiosas, ninguno de los dos fue un maestro religioso propiamente dicho; Lao-Tse tuvo más visión de Dios en el Tao que Confucio en las humanidades o Platón en el idealismo. Zoroastro, aunque muy influido por el concepto dual predominante de espíritus buenos y espíritus malos, exaltó claramente al mismo tiempo la idea de una sola Deidad eterna y de la victoria definitiva de la luz sobre la oscuridad.
92:5.13 (1010.1) 5. El siglo primero después de Cristo. Como maestro religioso, Jesús de Nazaret partió del culto que había establecido Juan el Bautista y se alejó cuanto pudo de ayunos y formalidades. Aparte de Jesús, Pablo de Tarso y Filón de Alejandría fueron los mayores maestros de esta era. Sus conceptos de la religión han desempeñado un papel predominante en la evolución de la fe que lleva el nombre de Cristo.
92:5.14 (1010.2) 6. El siglo sexto después de Cristo. Mahoma fundó una religión que fue superior a muchos de los credos de su tiempo. La suya fue una protesta contra las exigencias sociales de las religiones de los extranjeros y contra la incoherencia de la vida religiosa de su propio pueblo.
92:5.15 (1010.3) 7. El siglo quince después de Cristo. Este periodo presenció dos movimientos religiosos: el quebrantamiento de la unidad del cristianismo en Occidente y la síntesis de una nueva religión en Oriente. En Europa el cristianismo institucionalizado había alcanzado el grado de rigidez que hace incompatible cualquier nuevo crecimiento con la unidad. En Oriente las enseñanzas conjuntas del islam, el hinduismo y el budismo fueron sintetizadas por Nanak y sus seguidores en el sijismo, una de las religiones más avanzadas de Asia.
92:5.16 (1010.4) El futuro de Urantia se caracterizará indudablemente por la aparición de maestros de la verdad religiosa: la paternidad de Dios y la fraternidad de todas las criaturas. Pero es de esperar que los esfuerzos ardientes y sinceros de esos futuros profetas se dirijan menos hacia el fortalecimiento de las barreras interreligiosas y más hacia el aumento de la hermandad religiosa de adoración espiritual entre los muchos seguidores de las distintas teologías intelectuales tan características del planeta Urantia de Satania.
92:6.1 (1010.5) Las religiones de Urantia en el siglo veinte presentan un cuadro interesante de la evolución social del impulso adorador del hombre. Muchos credos han progresado muy poco desde los días del culto a los fantasmas. Los pigmeos de África no tienen reacciones religiosas como clase, aunque algunos creen vagamente en un entorno de espíritus. Están hoy exactamente donde estaba el hombre primitivo cuando empezó a evolucionar la religión. La creencia básica de la religión primitiva era la supervivencia después de la muerte. La idea de adorar a un Dios personal denota un desarrollo evolutivo avanzado, incluso una primera etapa de revelación. Los dyac han desarrollado solo las prácticas religiosas más primitivas. Los esquimales y amerindios relativamente recientes tenían conceptos muy escasos de Dios; creían en fantasmas y tenían una idea poco definida sobre algún tipo de supervivencia después de la muerte. Los aborígenes australianos de hoy en día se limitan al miedo a los fantasmas, el terror a la oscuridad y una veneración rudimentaria a los ancestros. Los zulúes están empezando a desarrollar una religión de miedo a los fantasmas y sacrificios. Muchas tribus africanas, salvo donde ha habido trabajo misionero de cristianos y mahometanos, no han pasado aún de la etapa de evolución religiosa de los fetiches. Sin embargo, algunos grupos sostienen desde hace mucho tiempo la idea del monoteísmo como los antiguos tracios, que creían también en la inmortalidad.
92:6.2 (1010.6) En Urantia la religión evolutiva y la revelativa progresan en paralelo mientras se mezclan y funden en la diversidad de sistemas teológicos existentes en el mundo a la hora de redactar estos documentos. Estas religiones, las religiones de Urantia en el siglo veinte, se pueden enumerar como sigue:
92:6.3 (1011.1) 1. El hinduismo, la más antigua.
92:6.4 (1011.2) 2. La religión hebrea.
92:6.5 (1011.3) 3. El budismo.
92:6.6 (1011.4) 4. Las enseñanzas de Confucio.
92:6.7 (1011.5) 5. Las creencias taoístas.
92:6.8 (1011.6) 6. El zoroastrismo.
92:6.9 (1011.7) 7. El sintoísmo.
92:6.10 (1011.8) 8. El jainismo.
92:6.11 (1011.9) 9. El cristianismo.
92:6.12 (1011.10) 10. El islam.
92:6.13 (1011.11) 11. El sijismo, la más reciente.
92:6.14 (1011.12) Las religiones más avanzadas de los tiempos antiguos eran el judaísmo y el hinduismo, cada una de las cuales ha ejercido poderosamente su respectiva influencia sobre el desarrollo religioso de Oriente y Occidente. Tanto los hindúes como los hebreos creían que sus religiones eran inspiradas y reveladas, y creían que todas las demás eran formas decadentes de la única fe verdadera.
92:6.15 (1011.13) La India está dividida entre las religiones hindú, sijista, mahometana y jainista, cada una de las cuales representa a Dios, al hombre y al universo según sus diversas concepciones. China sigue las enseñanzas taoístas y confucianas; el sintoísmo se venera en Japón.
92:6.16 (1011.14) Las grandes fes internacionales e interraciales son la hebrea, la budista, la cristiana y la islámica. El budismo se extiende desde Ceilán y Birmania, pasando por el Tíbet y China, hasta Japón. Ha demostrado una capacidad de adaptación a los usos y costumbres de muchos pueblos solo igualada por el cristianismo.
92:6.17 (1011.15) La religión hebrea abarca la transición filosófica del politeísmo al monoteísmo; es un eslabón evolutivo entre las religiones de evolución y las religiones de revelación. Los hebreos fueron el único pueblo occidental que pasó directamente de sus primeros dioses evolutivos al Dios de la revelación. Pero esta verdad no se aceptó de forma generalizada hasta los días de Isaías, que enseñó de nuevo el concepto mixto de una deidad racial combinada con un Creador Universal: «Oh Señor de los ejércitos, Dios de Israel, tú eres Dios, solo tú lo eres; tú has hecho el cielo y la tierra». La esperanza de supervivencia de la civilización occidental residió en su día en los sublimes conceptos hebreos de la bondad y los avanzados conceptos helénicos de la belleza.
92:6.18 (1011.16) La religión cristiana es la religión sobre la vida y las enseñanzas de Cristo, basada en la teología del judaísmo y modificada por la asimilación de ciertas enseñanzas de Zoroastro y de la filosofía griega, que fue formulada principalmente por tres personas: Filón, Pedro y Pablo. Ha pasado por muchas fases de evolución desde los tiempos de Pablo y se ha occidentalizado tanto que no es de extrañar que muchos pueblos no europeos consideren el cristianismo como la revelación extranjera de un Dios extranjero para extranjeros.
92:6.19 (1011.17) El islam es el nexo religioso-cultural entre el norte de África, el Levante y el sudeste de Asia. Fue la teología judía en conexión con las enseñanzas cristianas posteriores lo que hizo monoteísta al islam. Los seguidores de Mahoma tropezaron con las enseñanzas avanzadas sobre la Trinidad; no alcanzaban a comprender la doctrina de tres personalidades divinas y una sola Deidad. Siempre es difícil inducir a las mentes evolutivas a aceptar repentinamente una verdad revelada avanzada. El hombre es una criatura evolutiva y por lo general tiene que adquirir su religión por procedimientos evolutivos.
92:6.20 (1012.1) El culto a los antepasados fue en su día un avance claro en la evolución religiosa, pero es a la vez sorprendente y lamentable que este concepto primitivo haya perdurado en China, Japón y la India entre tantas otras creencias relativamente más avanzadas como el budismo y el hinduismo. En Occidente el culto a los antepasados se transformó en veneración a los dioses nacionales y respeto por los héroes raciales. En el siglo veinte esta religión nacionalista veneradora de héroes hace su aparición en los diversos secularismos radicales y nacionalistas que caracterizan a muchas razas y naciones occidentales. Se observan muchas manifestaciones de esta misma actitud en las grandes universidades y en las mayores comunidades industriales de los pueblos de habla inglesa. Estos conceptos no difieren mucho de la idea de que la religión no es sino «la búsqueda compartida de una vida buena». Las «religiones nacionales» no son más que una reversión a la antigua adoración romana al emperador o al sintoísmo, la adoración al Estado en la familia imperial.
92:7.1 (1012.2) La religión no se puede convertir nunca en un hecho científico. La filosofía puede tener sin duda una base científica, pero la religión seguirá siendo siempre evolutiva o revelativa, o una posible combinación de ambas como ocurre hoy en el mundo.
92:7.2 (1012.3) No es posible inventar religiones nuevas; o bien son producto de la evolución o bien son reveladas repentinamente. Todas las nuevas religiones evolutivas no son más que expresiones progresivas de viejas creencias, son nuevas adaptaciones y nuevos ajustes. Lo viejo no deja de existir; se fusiona con lo nuevo como en el caso del sijismo, que brotó y floreció a partir de las raíces y las formas del hinduismo, el budismo, el islam y otros cultos de la época. La religión primitiva era muy democrática; el salvaje prestaba o tomaba prestado con facilidad. El egotismo teológico autocrático e intolerante solo apareció con la religión revelada.
92:7.3 (1012.4) Las muchas religiones de Urantia son todas buenas en la medida en que llevan al hombre hacia Dios y traen al hombre la comprensión del Padre. Es una falacia que cualquier grupo de personas religiosas considere su credo como La Verdad; esta actitud refleja más arrogancia teológica que certidumbre en la fe. No hay ninguna religión en Urantia que no pueda estudiar y asimilar provechosamente lo mejor de las verdades contenidas en todas las demás, pues todas contienen verdad. Más valdría que las personas religiosas tomaran prestado lo mejor de la fe espiritual viva de sus vecinos en vez de denunciar lo peor de sus supersticiones residuales y sus ritos desfasados.
92:7.4 (1012.5) Todas estas religiones han surgido como resultado de la respuesta intelectual variable de los hombres a una misma e idéntica guía espiritual. No pueden esperar lograr nunca una uniformidad de credos, dogmas y ritos, que son productos intelectuales, pero en cambio pueden, y algún día lo conseguirán, hacer realidad la unidad en la verdadera adoración al Padre de todos, pues esta es espiritual, y es eternamente cierto que todos los hombres son iguales en espíritu.
92:7.5 (1012.6) La religión primitiva era más que nada una consciencia de los valores materiales, pero la civilización eleva los valores religiosos, pues la verdadera religión es la entrega del yo al servicio de valores supremos y significativos. A medida que la religión evoluciona, la ética se convierte en la filosofía de la moral y la moralidad se convierte en la disciplina del yo mediante los criterios provenientes de significados superiores y valores supremos: los ideales divinos y espirituales. Y así la religión se convierte en devoción espontánea y exquisita, en la experiencia viva de la lealtad del amor.
92:7.6 (1013.1) Estos son los indicadores de la calidad de una religión:
92:7.7 (1013.2) 1. El nivel de sus valores: las lealtades.
92:7.8 (1013.3) 2. La profundidad de sus significados: la sensibilización del individuo hacia la apreciación idealista de esos valores más altos.
92:7.9 (1013.4) 3. La intensidad de la consagración: el grado de entrega a esos valores divinos.
92:7.10 (1013.5) 4. El progreso sin trabas de la personalidad en esta senda cósmica de vida espiritual idealista, comprensión de la filiación con Dios y ciudadanía progresiva sin fin en el universo.
92:7.11 (1013.6) Los significados religiosos progresan en la consciencia propia cuando el niño transfiere de sus padres a Dios sus ideas sobre la omnipotencia. Y toda la experiencia religiosa de ese niño dependerá mucho de si su relación con sus padres estuvo marcada por el miedo o por el amor. Para los esclavos ha sido siempre muy difícil transformar su miedo al amo en conceptos de amor de Dios. La civilización, la ciencia y las religiones avanzadas deben liberar a la humanidad de los miedos nacidos del terror a los fenómenos naturales. Y así, un esclarecimiento mayor debería liberar a los mortales instruidos de toda dependencia de intermediarios en su comunión con la Deidad.
92:7.12 (1013.7) Estas etapas intermedias de vacilación idólatra son inevitables cuando la veneración se transfiere de lo humano y visible a lo divino e invisible, pero la consciencia del ministerio facilitador del espíritu divino que mora en el interior debería abreviarlas. Sin embargo, el hombre ha estado profundamente influido no solo por sus conceptos de la Deidad, sino también por el carácter de los héroes a los que ha elegido honrar. Es muy lamentable que los que han llegado a venerar al Cristo divino y resucitado hayan pasado por alto al hombre —al héroe audaz y valeroso— Josué ben José.
92:7.13 (1013.8) El hombre moderno es suficientemente autoconsciente de la religión, pero sus hábitos de adoración han quedado confundidos y desacreditados por su acelerada metamorfosis social y sus desarrollos científicos sin precedentes. Los hombres y mujeres pensantes quieren una redefinición de la religión, y esta exigencia obligará a la religión a revaluarse a sí misma.
92:7.14 (1013.9) El hombre moderno se enfrenta a la tarea de hacer en una generación más reajustes de los valores humanos de los que se han hecho en dos mil años. Y todo ello influye en la actitud social hacia la religión, pues la religión es una manera de vivir además de un método de pensamiento.
92:7.15 (1013.10) La verdadera religión debe ser siempre y al mismo tiempo el fundamento eterno y la estrella guía de todas las civilizaciones duraderas.
92:7.16 (1013.11) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 93
93:0.1 (1014.1) LOS Melquisedec son muy conocidos como Hijos de emergencia, pues se dedican a una variedad impresionante de actividades en los mundos de un universo local. Cuando surge algún problema extraordinario o cuando hay que intentar algo fuera de lo corriente, suele ser un Melquisedec quien se encarga de la misión. La aptitud de los Hijos Melquisedec para actuar en emergencias y en niveles muy divergentes del universo, incluso en el nivel físico de manifestación de la personalidad, es propia de su orden. Solo los Portadores de Vida comparten en cierta medida esa metamórfica variedad de funciones de la personalidad.
93:0.2 (1014.2) El orden Melquisedec de filiación del universo ha desempeñado un papel muy importante en Urantia. Un cuerpo de doce miembros colaboró con los Portadores de Vida. Posteriormente otro grupo de doce asumió la función de síndicos de vuestro mundo poco después de la secesión de Caligastia y siguió al mando hasta los tiempos de Adán y Eva. Tras la falta de Adán y Eva, estos doce Melquisedec volvieron a Urantia donde permanecieron como síndicos planetarios hasta el día en que Jesús de Nazaret, como Hijo del Hombre, se convirtió en el Príncipe Planetario nominal de Urantia.
93:1.1 (1014.3) La verdad revelada estuvo amenazada de extinción durante los milenios que siguieron al malogro de la misión adánica en Urantia. Aunque progresaban intelectualmente, las razas humanas iban perdiendo terreno poco a poco en el campo espiritual. Alrededor del año 3000 a. C. el concepto de Dios se había vuelto muy difuso en la mente de los hombres.
93:1.2 (1014.4) Los doce síndicos Melquisedec sabían que el otorgamiento de Miguel en su planeta era inminente, pero no sabían cuándo ocurriría. Entonces se reunieron en consejo solemne y solicitaron a los Altísimos de Edentia que se tomaran medidas para mantener la luz de la verdad en Urantia. Su petición fue desestimada con esta respuesta: «la gestión de los asuntos del 606 de Satania es plena competencia de los custodios Melquisedec». Los síndicos apelaron entonces a la ayuda del Padre Melquisedec, pero solo recibieron instrucciones de seguir sosteniendo la verdad según su propio criterio «hasta la llegada de un Hijo de otorgamiento» que «rescataría los títulos planetarios de toda restricción e incertidumbre».
93:1.3 (1014.5) Al verse los síndicos planetarios tan abandonados a sus propios recursos, Maquiventa Melquisedec, uno de los doce, se ofreció voluntario para hacer lo que solo se había hecho seis veces en toda la historia de Nebadon: personalizarse en la tierra como hombre temporal del mundo y otorgarse como Hijo de emergencia para ministrar al mundo. Las autoridades de Salvington autorizaron esta aventura, y la encarnación de Maquiventa Melquisedec se hizo efectiva en Palestina cerca del emplazamiento de la futura ciudad de Salem. Los síndicos planetarios llevaron a cabo todo el proceso de materialización de este Hijo Melquisedec con la cooperación de los Portadores de Vida, de ciertos Controladores Físicos Maestros y de otras personalidades celestiales residentes en Urantia.
93:2.1 (1015.1) Maquiventa fue otorgado a las razas humanas de Urantia 1973 años antes del nacimiento de Jesús. Su llegada no tuvo nada de espectacular; su materialización no fue presenciada por ojos humanos. Los mortales pudieron verlo por primera vez el día memorable en que entró en la tienda de Amdon, un ganadero caldeo de extracción sumeria, y en la simple declaración que hizo a este pastor quedó proclamada su misión: «Soy Melquisedec, sacerdote de El Elyón, el Altísimo, el único y solo Dios».
93:2.2 (1015.2) Cuando el pastor se hubo repuesto de su asombro y después de acribillar a preguntas al desconocido, le invitó a cenar con él. Era la primera vez en su larga carrera en el universo que Maquiventa consumía comida material, el alimento que habría de sustentarlo durante los noventa y cuatro años de su vida como ser material.
93:2.3 (1015.3) Aquella noche, en su larga conversación bajo las estrellas, Melquisedec empezó a cumplir su misión de revelar la verdad de la realidad de Dios cuando se volvió hacia Amdon con un amplio movimiento del brazo y le dijo: «El Elyón, el Altísimo, es el creador divino de las estrellas del firmamento e incluso de este mismo planeta donde vivimos, y es también el Dios supremo del cielo».
93:2.4 (1015.4) En pocos años Melquisedec había reunido a su alrededor a un grupo de alumnos, discípulos y creyentes que formaron el núcleo de la comunidad posterior de Salem. Fue conocido pronto en toda Palestina como el sacerdote de El Elyón, el Altísimo, y como el sabio de Salem. Algunas tribus de los alrededores solían referirse a él como el jeque o rey de Salem. Tras la desaparición de Melquisedec, Salem se convirtió en la ciudad de Jebús, que más tarde se llamó Jerusalén.
93:2.5 (1015.5) La apariencia física de Melquisedec correspondía a la de los pueblos nodita y sumerio ya mezclados por entonces; medía casi un metro ochenta y tenía una presencia imponente. Hablaba caldeo y otra media docena de idiomas. Iba vestido a la manera de los sacerdotes cananeos, pero se distinguía por llevar en el pecho un emblema de tres círculos concéntricos, el símbolo que representaba en Satania a la Trinidad del Paraíso. Durante su ministerio esta insignia de tres círculos concéntricos llegó a ser tan sagrada para sus seguidores que nunca se atrevieron a utilizarla, y pronto cayó en el olvido después de algunas generaciones.
93:2.6 (1015.6) Aunque Maquiventa vivió a la manera de los hombres del mundo, nunca se casó ni podría haber dejado descendencia en el planeta. Su cuerpo físico parecía de varón humano, pero en realidad pertenecía al tipo de cuerpos especialmente fabricados que habían utilizado los cien miembros materializados del equipo del Príncipe Caligastia, con la diferencia de no ser portador de plasma vital de ninguna raza humana. Maquiventa tampoco podía disponer en Urantia del árbol de la vida. Si hubiera permanecido mucho tiempo en el planeta, su mecanismo físico se habría deteriorado gradualmente, pero lo cierto fue que terminó su misión de otorgamiento en noventa y cuatro años, mucho antes de que empezara a desintegrarse su cuerpo material.
93:2.7 (1016.1) Este Melquisedec encarnado recibió un Ajustador del Pensamiento que moró en el interior de su personalidad sobrehumana como monitor del tiempo y mentor de la carne. Este espíritu del Padre adquirió así experiencia práctica de los problemas de Urantia y de la técnica de morar en el interior de un Hijo encarnado, y gracias a esta experiencia pudo actuar posteriormente con tanto valor en la mente humana de Miguel, el Hijo de Dios, cuando apareció en la tierra a semejanza de carne mortal. Este es el único Ajustador del Pensamiento que ha actuado en dos mentes en Urantia, pero ambas mentes eran divinas y humanas a la vez.
93:2.8 (1016.2) Durante su encarnación Maquiventa se mantuvo en pleno contacto con sus once compañeros del cuerpo de custodios planetarios, pero no se pudo comunicar con otros órdenes de personalidades celestiales. Aparte de los síndicos Melquisedec, no tuvo más contacto con inteligencias sobrehumanas que un ser humano cualquiera.
93:3.1 (1016.3) En el transcurso de una década Melquisedec organizó sus escuelas en Salem según el antiguo modelo desarrollado por los primeros sacerdotes setitas del segundo Edén. Incluso el sistema del diezmo, introducido por Abraham cuando se convirtió posteriormente, provenía también de las tradiciones supervivientes de los métodos de los antiguos setitas.
93:3.2 (1016.4) Melquisedec enseñó el concepto de un solo Dios, de una Deidad universal, pero permitía que la gente asociara esta enseñanza con el Padre de la Constelación de Norlatiadek, a quien llamó El Elyón, el Altísimo. Melquisedec no dijo prácticamente nada sobre el estatus de Lucifer y el estado de los asuntos de Jerusem. Lanaforge, el Soberano del Sistema, tuvo poco que ver con Urantia hasta después de consumado el otorgamiento de Miguel. Para la mayoría de los estudiantes de Salem Edentia era el cielo y el Altísimo era Dios.
93:3.3 (1016.5) El símbolo de los tres círculos concéntricos que Melquisedec adoptó como insignia de su otorgamiento fue interpretado por la mayoría de la gente como una representación de los tres reinos: el de los hombres, el de los ángeles y el de Dios. Melquisedec les permitió conservar esa creencia. Muy pocos de sus seguidores supieron nunca que esos tres círculos eran el emblema de la infinitud, la eternidad y la universalidad de la Trinidad del Paraíso en su divina función mantenedora y directora; incluso Abraham consideraba que este símbolo representaba más bien a los tres Altísimos de Edentia, puesto que le habían enseñado que los tres Altísimos actuaban como uno solo. En la medida en que Melquisedec enseñaba el concepto de la Trinidad simbolizado en su insignia, solía asociarlo a los tres regidores Vorondadek de la constelación de Norlatiadek.
93:3.4 (1016.6) Para la gran masa de sus seguidores Melquisedec limitó sus enseñanzas al gobierno de los Altísimos de Edentia, los Dioses de Urantia, aunque a algunos les enseñó verdades avanzadas sobre la gestión y organización del universo local. Solo a su brillante discípulo Nordan el quenita y a su dedicado grupo de estudiantes les enseñó las verdades del superuniverso e incluso de Havona.
93:3.5 (1016.7) Los miembros de la familia de Katro, con quien Melquisedec vivió durante más de treinta años, conocieron muchas de estas verdades superiores y las perpetuaron largo tiempo en su familia, incluso hasta los días de su ilustre descendiente Moisés. Por su rama paterna Moisés heredó esta potente tradición de los tiempos de Melquisedec, que también le fue transmitida por otras fuentes de su rama materna.
93:3.6 (1016.8) Melquisedec enseñó a sus seguidores todo lo que eran capaces de recibir y asimilar. Incluso muchas ideas religiosas modernas sobre el cielo y la tierra, el hombre, Dios y las ángeles no están muy lejos de las enseñanzas de Melquisedec. Pero aquel gran maestro lo subordinó todo a la doctrina de un solo Dios, una Deidad del universo, un Creador celestial, un Padre divino. Hizo hincapié en esta enseñanza para promover la adoración humana y preparar el camino para la futura venida de Miguel como Hijo de ese mismo Padre Universal.
93:3.7 (1017.1) Melquisedec enseñó que en algún momento futuro otro Hijo de Dios vendría en la carne como él había venido, pero que nacería de una mujer. Por eso muchos maestros posteriores declararon que Jesús fue sacerdote o ministro «para siempre según el orden de Melquisedec».
93:3.8 (1017.2) Así preparó Melquisedec el camino y estableció un escenario mundial de tendencia monoteísta para el otorgamiento de un auténtico Hijo paradisíaco del Dios único, ese Dios a quien describió tan elocuentemente como el Padre de todos, y a quien presentó a Abraham como el Dios que aceptaría al hombre bajo la simple condición de su fe personal. Cuando Miguel apareció en la tierra confirmó todo lo que había enseñado Melquisedec sobre el Padre del Paraíso.
93:4.1 (1017.3) Las ceremonias del culto de Salem eran muy sencillas. Toda persona que se inscribía con su firma o marca en las tablillas de arcilla de la Iglesia de Melquisedec aprendía de memoria y suscribía el credo siguiente:
93:4.2 (1017.4) 1. Creo en El Elyón, el Dios Altísimo, el único Padre Universal y Creador de todas las cosas.
93:4.3 (1017.5) 2. Acepto la alianza con el Altísimo promulgada por Melquisedec, que me otorga el favor de Dios por mi fe y no por sacrificios ni holocaustos.
93:4.4 (1017.6) 3. Prometo cumplir los siete mandamientos de Melquisedec y anunciar a todos los hombres la buena nueva de esta alianza con el Altísimo.
93:4.5 (1017.7) En esto consistía todo el credo de la colonia de Salem, pero incluso esta declaración de fe tan breve y sencilla era excesiva y demasiado avanzada para los hombres de aquella época. Eran totalmente incapaces de captar la idea de que el favor divino se obtiene a cambio de nada: por la fe. Tenían demasiado arraigada la creencia de que el hombre había nacido en deuda con los dioses. Llevaban tanto tiempo sacrificándose y haciendo regalos a los sacerdotes y con tanta convicción que no podían asimilar la buena nueva de que la salvación, el favor divino, era un regalo gratuito para todos los que quisieran creer en la alianza promulgada por Melquisedec. Abraham creyó aunque con poca convicción, e incluso eso «se le tomó en cuenta como justicia».
93:4.6 (1017.8) Los siete mandamientos que promulgó Melquisedec seguían el modelo de la suprema ley de los antiguos dalamatianos y se parecían mucho a los siete mandamientos enseñados en el primer y el segundo Edén. Estos eran los mandamientos de la religión de Salem:
93:4.7 (1017.9) 1. No servirás a ningún Dios más que al Creador Altísimo del cielo y de la tierra.
93:4.8 (1017.10) 2. No pondrás en duda que la fe es el único requisito para la salvación eterna.
93:4.9 (1017.11) 3. No levantarás falso testimonio.
93:4.10 (1017.12) 4. No matarás.
93:4.11 (1017.13) 5. No robarás.
93:4.12 (1018.1) 6. No cometerás adulterio.
93:4.13 (1018.2) 7. No faltarás al respeto a tus padres ni a tus mayores.
93:4.14 (1018.3) Aunque los sacrificios no estaban permitidos dentro de la colonia, Melquisedec sabía muy bien lo difícil que es desarraigar de golpe costumbres largamente establecidas, por eso propuso sabiamente a esas gentes sustituir los antiguos sacrificios de carne y sangre por un sacramento de pan y vino. Está escrito que «Melquisedec, rey de Salem, trajo pan y vino». Pero esta prudente innovación no obtuvo todo el efecto deseado: las diversas tribus tenían centros auxiliares a las afueras de Salem donde todas ofrecían sacrificios y holocaustos. El propio Abraham recurrió a esta bárbara costumbre tras su victoria sobre Quedorlaomer simplemente porque sabía que no se sentiría plenamente tranquilo si no ofrecía un sacrificio convencional. Así que Melquisedec no consiguió erradicar del todo la tendencia a los sacrificios de las prácticas religiosas de sus seguidores, ni siquiera de Abraham.
93:4.15 (1018.4) Melquisedec, como Jesús, se dedicó estrictamente a cumplir su misión de otorgamiento. No intentó reformar los usos y costumbres ni cambiar los hábitos del mundo, ni siquiera promover prácticas sanitarias o verdades científicas avanzadas. Vino para llevar a cabo dos tareas: mantener viva en el planeta la verdad del Dios único y preparar el camino para el otorgamiento posterior como mortal de un Hijo paradisiaco de ese Padre Universal.
93:4.16 (1018.5) Melquisedec enseñó durante noventa y cuatro años verdad revelada elemental en Salem. Abraham asistió a la escuela de Salem en tres ocasiones hasta que se convirtió por fin a sus enseñanzas. Llegó a ser uno de los alumnos más brillantes de Melquisedec y uno de sus principales partidarios.
93:5.1 (1018.6) Aunque puede ser un error hablar de «pueblo elegido», no es equivocado referirse a Abraham como persona elegida. Melquisedec confió a Abraham la responsabilidad de mantener viva la verdad del Dios único en contraste con la creencia predominante en deidades plurales.
93:5.2 (1018.7) Una de las razones que motivaron la elección de Palestina como sede de las actividades de Maquiventa fue el propósito de establecer contacto con una familia humana que mostrara potencial de liderazgo. En el momento de la encarnación de Melquisedec había muchas familias en el planeta tan bien preparadas como la de Abraham para recibir la doctrina de Salem. Había familias igualmente dotadas entre los hombres rojos, los hombres amarillos y los descendientes de los anditas del oeste y del norte. Sin embargo ninguna de ellas estaba ubicada en un lugar tan favorable para la aparición posterior de Miguel en la tierra como la costa este del mar Mediterráneo. La misión de Melquisedec en Palestina y la aparición posterior de Miguel entre el pueblo hebreo estuvieron determinadas en gran medida por la geografía, por la situación céntrica de Palestina respecto al comercio, las comunicaciones y las civilizaciones existentes entonces en el mundo.
93:5.3 (1018.8) Los síndicos Melquisedec llevaban ya tiempo observando a los antepasados de Abraham y anticipaban que alguna generación produciría descendientes caracterizados por su inteligencia, iniciativa, sagacidad y sinceridad. Los hijos de Taré, el padre de Abraham, respondían a sus expectativas en todos los sentidos. Esta posibilidad de contacto con los polifacéticos hijos de Taré determinó considerablemente la aparición de Maquiventa en Salem y no en Egipto, China, la India o entre las tribus del norte.
93:5.4 (1019.1) Taré y toda su familia estaban ya medio convertidos a la religión de Salem, que había sido predicada en Caldea por Ovidio, un maestro fenicio que proclamó las doctrinas de Salem en Ur; por esa predicación conocieron también la existencia de Melquisedec. Salieron de Ur con intención de llegar directamente a Salem, pero Nacor, el hermano de Abraham, insistió en que se quedaran en Harán porque no había visto a Melquisedec y no estaba muy convencido. Mucho tiempo después de su llegada a Palestina se decidieron por fin a destruir todos los dioses domésticos que habían traído consigo. Tardaron mucho en renunciar a los numerosos dioses de Mesopotamia y sustituirlos por el Dios único de Salem.
93:5.5 (1019.2) A las pocas semanas de morir Taré, el padre de Abraham, Melquisedec envió a uno de sus estudiantes, Jarán el Hitita, con esta invitación tanto para Abraham como para Nacor: «Venid a Salem donde escucharéis nuestras enseñanzas sobre la verdad del Creador eterno, y todo el mundo será bendecido en la progenie iluminada de los dos hermanos». Pero Nacor no había aceptado del todo el evangelio de Melquisedec, así que no fue y construyó una poderosa ciudad-Estado que llevó su nombre. En cambio Lot, el sobrino de Abraham, decidió ir a Salem con su tío.
93:5.6 (1019.3) Al llegar a Salem Abraham y Lot eligieron una fortaleza en las colinas cercanas a la ciudad, donde pudieran defenderse de los muchos ataques sorpresa de los saqueadores del norte. En aquel tiempo, los hititas, asirios, filisteos y otros grupos asaltaban constantemente a las tribus del centro y sur de Palestina. Desde su plaza fuerte de las colinas Abraham y Lot peregrinaban a Salem con frecuencia.
93:5.7 (1019.4) Poco después de haberse instalado cerca de Salem, Abraham y Lot viajaron al valle del Nilo en busca de víveres, pues había entonces sequía en Palestina. Durante su breve estancia en Egipto Abraham encontró a un pariente lejano en el trono egipcio y encabezó dos expediciones militares victoriosas para este rey. Durante la última parte de su estancia en el Nilo, él y su esposa Sara vivieron en la corte, y cuando se marcharon de Egipto recibió una parte del botín de sus campañas militares.
93:5.8 (1019.5) Abraham hizo gala de gran determinación cuando renunció a los honores de la corte egipcia para volver al trabajo más espiritual patrocinado por Maquiventa. Pero Melquisedec era venerado hasta en Egipto, y cuando el faraón tuvo conocimiento de toda la situación, él mismo instó encarecidamente a Abraham a que fuera a cumplir sus compromisos con la causa de Salem.
93:5.9 (1019.6) Abraham tenía ambiciones regias, y en el camino de vuelta de Egipto expuso a Lot su plan de dominar todo Canaán y poner a sus gentes bajo el gobierno de Salem. A Lot le interesaban más los negocios, y después de una discusión posterior se marchó a Sodoma para dedicarse al comercio y la ganadería. No le gustaba ni la vida militar ni la vida de pastor.
93:5.10 (1019.7) Cuando volvió a Salem con su familia, Abraham empezó a madurar sus proyectos militares. Pronto fue reconocido como regidor civil del territorio de Salem y confederó a siete tribus cercanas bajo su liderazgo. De hecho, Melquisedec se vio obligado a contener a duras penas a Abraham, que ardía de entusiasmo por reunir las tribus vecinas a golpe de espada para poder transmitirles cuanto antes las verdades de Salem.
93:5.11 (1019.8) Melquisedec mantenía relaciones pacíficas con todas las tribus de los alrededores; no era militarista y nunca fue atacado por ninguno de los ejércitos que iban y venían por la zona. Estaba totalmente a favor de que Abraham implementara una política defensiva para Salem como la que se puso en práctica más adelante, pero no veía con buenos ojos los ambiciosos planes de conquista de su discípulo. Esto terminó provocando una ruptura amistosa entre ellos y Abraham se marchó a Hebrón para establecer su capital militar.
93:5.12 (1020.1) Por su estrecha relación con el ilustre Melquisedec, Abraham poseía una gran ventaja sobre los reyezuelos de los alrededores; todos ellos veneraban a Melquisedec y temían exageradamente a Abraham. Abraham sabía que le tenían miedo y solo esperaba la ocasión oportuna para atacar a sus vecinos. El pretexto surgió cuando algunos de esos dirigentes se atrevieron a asaltar la propiedad de su sobrino Lot, que vivía en Sodoma. En cuanto Abraham se enteró se abalanzó sobre el enemigo en cabeza de sus siete tribus confederadas. Los 318 miembros de su escolta personal formaban los mandos del ejército de más de 4000 soldados que atacó en esa ocasión.
93:5.13 (1020.2) Cuando Melquisedec se enteró de la declaración de guerra de Abraham salió a disuadirlo, pero solo pudo alcanzarlo cuando su antiguo discípulo volvía victorioso de la batalla. Abraham insistió en que el Dios de Salem le había dado la victoria sobre sus enemigos y se empeñó en donar la décima parte de su botín al tesoro de Salem. El otro noventa por ciento lo trasladó a su capital en Hebrón.
93:5.14 (1020.3) Después de esta batalla de Sidim Abraham se convirtió en el líder de una segunda confederación de once tribus y no solo pagaba diezmos a Melquisedec sino que velaba por que todos los de la zona hicieran lo mismo. Sus relaciones diplomáticas con el rey de Sodoma, junto con el miedo que todos le tenían, dieron como resultado que el rey de Sodoma y otros se unieran a la confederación militar de Hebrón. Abraham iba muy bien encaminado a establecer un poderoso Estado en Palestina.
93:6.1 (1020.4) Abraham proyectaba conquistar todo Canaán; su determinación solo flaqueaba por el hecho de que Melquisedec no quería sancionar la iniciativa. A pesar de eso estaba casi decidido a acometer la empresa cuando empezó a preocuparle la idea de no tener un hijo para sucederlo en el gobierno de su futuro reino. Entonces concertó otra entrevista con Melquisedec, y en esa conversación fue cuando el sacerdote de Salem, el Hijo visible de Dios, persuadió a Abraham de abandonar sus planes de conquista material y gobierno temporal en favor del concepto espiritual del reino de los cielos.
93:6.2 (1020.5) Melquisedec explicó a Abraham la futilidad de luchar contra la confederación amorita, pero también le dejó muy claro que esos clanes atrasados se estaban suicidando con sus prácticas insensatas y en pocas generaciones estarían tan debilitados que serían dominados sin problema por los descendientes de Abraham, que se habrían multiplicado considerablemente para entonces.
93:6.3 (1020.6) Melquisedec hizo una alianza formal con Abraham en Salem. Le dijo: «Levanta ahora los ojos al cielo y cuenta las estrellas si puedes; tan numerosa será tu simiente». Y Abraham creyó a Melquisedec, «y esto se le tomó en cuenta como justicia». Entonces Melquisedec contó a Abraham la historia de la futura ocupación de Canaán por sus descendientes tras su estancia en Egipto.
93:6.4 (1020.7) Esta alianza de Melquisedec con Abraham representa el gran acuerdo urantiano entre la divinidad y la humanidad en virtud del cual Dios acepta hacerlo todo; el hombre solo acepta creer en las promesas de Dios y seguir sus instrucciones. Hasta entonces se había creído que solo se podía conseguir la salvación mediante obras: sacrificios y ofrendas; en ese momento Melquisedec volvía a traer a Urantia la buena nueva de que la salvación, el favor de Dios, se obtiene mediante la fe. Pero este evangelio de la simple fe en Dios era demasiado avanzado. Con el tiempo las tribus semíticas prefirieron volver a los antiguos sacrificios y a la expiación de los pecados por derramamiento de sangre.
93:6.5 (1021.1) No mucho después del establecimiento de esta alianza nació Isaac, el hijo de Abraham, conforme a la promesa de Melquisedec. Tras el nacimiento de Isaac, Abraham adoptó una actitud muy solemne respecto a su alianza con Melquisedec y fue a Salem para consignarla por escrito. Fue en esta aceptación pública y formal de la alianza cuando cambió su nombre de Abram a Abraham.
93:6.6 (1021.2) La mayoría de los creyentes de Salem habían practicado la circuncisión, aunque Melquisedec no la había hecho nunca obligatoria. Pues bien, Abraham, que tanto se había opuesto siempre a la circuncisión, decidió en esta ocasión solemnizar el acontecimiento aceptando formalmente este rito como prueba de la ratificación de la alianza de Salem.
93:6.7 (1021.3) A continuación de esta renuncia real y pública a sus ambiciones personales en favor de los planes más amplios de Melquisedec se le aparecieron los tres seres celestiales en las llanuras de Mambré. Esta aparición fue un hecho real, aunque se asociara luego con narraciones inventadas posteriormente en torno a la destrucción natural de Sodoma y Gomorra. Esas leyendas sobre los sucesos de aquellos días muestran lo atrasadas que estaban la moral y la ética incluso en tiempos tan recientes.
93:6.8 (1021.4) Con la consumación de la alianza solemne la reconciliación entre Abraham y Melquisedec fue completa. Abraham retomó la dirección civil y militar de la colonia de Salem, que contaba en su apogeo con más de cien mil contribuyentes regulares al diezmo en las listas de la hermandad de Melquisedec. Abraham mejoró considerablemente el templo de Salem y proporcionó nuevas tiendas para toda la escuela. No solo amplió el sistema del diezmo, sino que perfeccionó los métodos de gestión de la escuela, además de contribuir de forma importante al mejor manejo de la sección de propaganda misionera. Hizo también mucho por introducir mejoras en la ganadería y reorganizar los proyectos lecheros de Salem. Abraham era un hombre de negocios sagaz y eficiente, un hombre rico para su tiempo; no era demasiado piadoso, pero sí totalmente sincero, y creía en Maquiventa Melquisedec.
93:7.1 (1021.5) Melquisedec siguió unos años más instruyendo a sus estudiantes y formando a los misioneros de Salem, que penetraron en todas las tribus de los alrededores, especialmente en Egipto, Mesopotamia y Asia Menor. Con el paso de las décadas estos maestros se alejaron cada vez más de Salem llevando con ellos el evangelio de creencia y fe en Dios de Maquiventa.
93:7.2 (1021.6) Los descendientes de Adamson, agrupados a las orillas del lago Van, escuchaban con interés a los maestros hititas del culto de Salem. Desde este antiguo centro andita salieron maestros hacia las regiones remotas de Europa y Asia. Los misioneros de Salem penetraron en toda Europa, incluso en las islas británicas. Un grupo llegó hasta los andonitas de Islandia pasando por las islas Feroe, mientras que otro atravesó China y llegó hasta los japoneses de las islas del este. La vida y las experiencias de los hombres y mujeres que se aventuraron a salir de Salem, de Mesopotamia y del lago Van para ilustrar a las tribus del hemisferio oriental constituyen un capítulo heroico en los anales de la raza humana.
93:7.3 (1022.1) La labor era tan ingente y las tribus estaban tan atrasadas que los resultados fueron vagos e imprecisos. El evangelio de Salem fue acogido aquí y allá de una generación a otra, pero salvo en Palestina, la idea de un solo Dios nunca pudo granjearse la lealtad constante de toda una tribu o una raza. Mucho antes de la llegada de Jesús las enseñanzas de los primeros misioneros de Salem habían quedado inmersas de forma generalizada en las supersticiones y creencias más antiguas y universales. El evangelio original de Melquisedec había sido casi enteramente absorbido por las creencias en la Gran Madre, en el Sol y por otros cultos antiguos.
93:7.4 (1022.2) Vosotros que disfrutáis hoy en día de las ventajas del arte de la imprenta, mal podéis comprender lo difícil que era perpetuar la verdad en aquellos tiempos antiguos y lo fácil que era perder de vista una nueva doctrina de una generación a la siguiente. La nueva doctrina tendía siempre a ser absorbida por el cuerpo más antiguo de enseñanzas religiosas y prácticas mágicas. Toda revelación nueva se contamina siempre con las creencias evolutivas más antiguas.
93:8.1 (1022.3) Poco después de la destrucción de Sodoma y Gomorra Maquiventa decidió terminar su otorgamiento de emergencia en Urantia. Influyeron en su decisión de poner fin a su estancia en la carne muchas circunstancias, y sobre todo la tendencia creciente de las tribus vecinas e incluso de sus colaboradores directos a considerarlo un semidiós, a contemplarlo como un ser sobrenatural. Es cierto que lo era, pero estaban empezando a venerarlo en exceso y con un miedo muy supersticioso. Además de estas razones, Melquisedec quería abandonar el escenario de sus actividades terrenales con suficiente antelación a la muerte de Abraham como para asegurar que la verdad del Dios único quedara bien arraigada en la mente de sus seguidores. Por todo esto, Maquiventa se retiró una noche a su tienda en Salem después de dar las buenas noches a sus compañeros humanos, y cuando fueron a llamarlo por la mañana ya no estaba. Se lo habían llevado sus semejantes.
93:9.1 (1022.4) La desaparición tan repentina de Melquisedec fue una dura prueba para Abraham. Aunque Maquiventa había avisado con toda claridad a sus seguidores de que un día se marcharía como había llegado, no se resignaron a perder a su maravilloso líder. La gran organización que se había construido en Salem casi desapareció, pero sus tradiciones fueron la base de la actuación de Moisés cuando sacó de Egipto a los esclavos hebreos.
93:9.2 (1022.5) Abraham nunca llegó a superar del todo la tristeza por la pérdida de Melquisedec. Había abandonado Hebrón cuando renunció a su ambición de construir un reino material y ahora, tras perder a su aliado en la construcción del reino espiritual, dejó Salem y se dirigió al sur para vivir cerca de sus intereses en Gerar.
93:9.3 (1022.6) En cuanto Melquisedec desapareció Abraham se volvió medroso y apocado. A su llegada a Gerar ocultó su identidad, de modo que Abimelec se apropió de su esposa. (Poco después de su matrimonio con Sara Abraham sorprendió una noche una conspiración para asesinarlo y quedarse con su brillante esposa. Este líder, por lo demás valiente y atrevido, temió toda su vida que alguien lo matara en secreto para llevarse a Sara, y ese miedo se convirtió en terror. Esto explica por qué, en tres ocasiones diferentes, este hombre valiente se comportó como un auténtico cobarde.)
93:9.4 (1023.1) Pero Abraham no tardó mucho en asumir su misión como sucesor de Melquisedec. Pronto consiguió conversos entre los filisteos y entre el pueblo de Abimelec, hizo un tratado con ellos y se contaminó a su vez con muchas de sus supersticiones, en particular con la costumbre de sacrificar a los hijos primogénitos. Y así Abraham volvió a ejercer un importante liderazgo en Palestina. Era venerado por todos los grupos y honrado por todos los reyes. Fue el líder espiritual de todas las tribus vecinas y su influencia perduró algún tiempo después de su muerte. En los años finales de su vida volvió una vez más a Hebrón, el escenario de sus actividades anteriores y el lugar donde había colaborado con Melquisedec. La última iniciativa de Abraham fue enviar a servidores de confianza a la ciudad de su hermano Nacor, situada en la frontera con Mesopotamia, con el encargo de conseguir una mujer de su propio pueblo como esposa para su hijo Isaac. Casarse entre primos era una costumbre muy arraigada en el pueblo de Abraham. Y Abraham murió con la confianza puesta en la fe en Dios que había aprendido de Melquisedec en las desaparecidas escuelas de Salem.
93:9.5 (1023.2) La generación siguiente tuvo dificultades para comprender la historia de Melquisedec, y en menos de quinientos años todo el episodio era un mito para muchos. Isaac se mantuvo bastante firme en las enseñanzas de su padre y alentó el evangelio de la colonia de Salem, pero a Jacob le costó más captar la importancia de estas tradiciones. José creía firmemente en Melquisedec y principalmente por eso era considerado por sus hermanos como un soñador. Los honores dispensados a José en Egipto se debieron en gran parte a la memoria de su bisabuelo Abraham. Le ofrecieron incluso el mando militar de los ejércitos egipcios, pero José, como firme creyente en las tradiciones de Melquisedec y en las enseñanzas posteriores de Abraham e Isaac, eligió la administración civil por considerar que así podría contribuir mejor al avance del reino de los cielos.
93:9.6 (1023.3) La enseñanza de Melquisedec fue plena y completa, pero los anales de ese periodo parecieron imposibles y fantásticos a los sacerdotes hebreos posteriores a pesar de que muchos entendían en parte esos acontecimientos, al menos hasta la época en que los escritos del Antiguo Testamento fueron revisados en bloque en Babilonia.
93:9.7 (1023.4) Lo que los escritos del Antiguo Testamento describen como conversaciones entre Abraham y Dios fueron en realidad entrevistas entre Abraham y Melquisedec. Escribas posteriores consideraron el término Melquisedec sinónimo de Dios. Los relatos de tantos contactos de Abraham y Sara con «el ángel del Señor» se refieren a sus numerosas charlas con Melquisedec.
93:9.8 (1023.5) Las narraciones hebreas sobre Isaac, Jacob y José son mucho más fidedignas que las que tratan de Abraham, aunque contienen también muchas desviaciones de los hechos, alteraciones introducidas unas veces con intención y otras sin ella por los sacerdotes hebreos que recopilaron estos escritos durante la cautividad de Babilonia. Queturá no fue esposa de Abraham ni tampoco Agar, sino simples concubinas. Todas las propiedades de Abraham fueron a Isaac el hijo de Sara, la esposa oficial. Abraham no era tan viejo como afirman los escritos, y su esposa era mucho más joven. Sus edades se cambiaron deliberadamente para dar credibilidad al nacimiento posterior presuntamente milagroso de Isaac.
93:9.9 (1023.6) La cautividad de Babilonia deprimió tremendamente el ego nacional de los judíos. En su reacción contra la inferioridad nacional bascularon hasta el extremo opuesto del egotismo nacional y racial, y en ese proceso tergiversaron y pervirtieron sus tradiciones con vistas a exaltarse sobre todas las razas como el pueblo elegido de Dios. Por consiguiente adaptaron cuidadosamente todos sus escritos con el propósito de elevar a Abraham y a sus otros líderes nacionales muy por encima de todas las demás personas, sin exceptuar al propio Melquisedec. Los escribas hebreos destruyeron todos los escritos que encontraron sobre aquel periodo tan importante y solo conservaron el relato del encuentro de Abraham con Melquisedec tras la batalla de Sidim, que les parecía muy honroso para Abraham.
93:9.10 (1024.1) Y así, al perder de vista a Melquisedec perdieron también de vista las enseñanzas de este Hijo de emergencia sobre la misión espiritual del Hijo de otorgamiento prometido. Perdieron tan totalmente de vista la naturaleza de esta misión que muy pocos de sus descendientes pudieron o quisieron reconocer y recibir a Miguel cuando apareció en la tierra y en la carne tal como había predicho Maquiventa.
93:9.11 (1024.2) Pero uno de los escritores del libro de los Hebreos entendió la misión de Melquisedec, pues está escrito: «Este Melquisedec, sacerdote del Altísimo, fue también rey de paz; sin padre, sin madre, sin linaje, que no tuvo ni principio de días ni fin de vida sino que fue hecho semejante a un Hijo de Dios, permanece sacerdote a perpetuidad». Este escritor señaló a Melquisedec como modelo del posterior otorgamiento de Miguel y afirmó que Jesús fue «ministro para siempre según el orden de Melquisedec». Aunque esta comparación no es del todo afortunada, era literalmente cierto que Cristo recibió su titularidad provisional de Urantia «siguiendo las órdenes de los doce síndicos Melquisedec» que estaban de servicio en el momento de su otorgamiento al mundo.
93:10.1 (1024.3) Durante los años de la encarnación de Maquiventa los síndicos Melquisedec de Urantia fueron once. Cuando Maquiventa consideró terminada su misión como Hijo de emergencia se lo comunicó a sus once compañeros, que pusieron a punto inmediatamente el procedimiento de liberarlo de la carne y restituirlo sano y salvo a su estatus original de Melquisedec. Al tercer día de su desaparición de Salem apareció entre sus once compañeros de destino en Urantia y reanudó su interrumpida carrera como uno de los síndicos planetarios del 606 de Satania.
93:10.2 (1024.4) Maquiventa terminó su otorgamiento como criatura de carne y hueso tan discreta y repentinamente como lo había empezado. Ni su aparición ni su marcha dieron lugar a anuncios o demostraciones fuera de lo común; ni un llamamiento nominal a la resurrección ni un final de dispensación planetaria marcaron su aparición en Urantia; el suyo fue un otorgamiento de emergencia. Pero Maquiventa no puso fin a su estancia en la carne de los seres humanos hasta haber sido debidamente autorizado por el Padre Melquisedec e informado de que su otorgamiento de emergencia había sido aprobado por el jefe ejecutivo de Nebadon, Gabriel de Salvington.
93:10.3 (1024.5) Maquiventa Melquisedec siguió interesándose mucho por los descendientes de los hombres que habían creído en sus enseñanzas cuando estuvo en la carne. Pero los únicos que conservaron durante muchos años un concepto claro de las enseñanzas de Salem fueron los descendientes de Abraham a través de Isaac de la estirpe procedente de matrimonios mixtos con los quenitas.
93:10.4 (1024.6) Este mismo Melquisedec siguió colaborando durante los diecinueve siglos siguientes con muchos profetas y videntes, y se esforzó así en mantener vivas las verdades de Salem hasta el momento de la aparición de Miguel en la tierra.
93:10.5 (1025.1) Maquiventa continuó como síndico planetario hasta los tiempos del triunfo de Miguel en Urantia. Después fue destinado al servicio de Urantia en Jerusem como uno de los veinticuatro directores, y acaba de ser elevado a la posición de embajador personal del Hijo Creador en Jerusem con el título de Príncipe Planetario Lugarteniente de Urantia. Creemos que mientras Urantia siga siendo un planeta habitado, Maquiventa Melquisedec no retomará plenamente los deberes de su orden de filiación sino que, hablando en términos temporales, seguirá ejerciendo para siempre su ministerio planetario como representante de Cristo Miguel.
93:10.6 (1025.2) Como el otorgamiento de Maquiventa en Urantia fue de emergencia, no se desprende de los anales cuál podrá ser su futuro. Cabe la posibilidad de que el cuerpo de los Melquisedec de Nebadon haya perdido para siempre a uno de sus miembros. Resoluciones recientes emanadas de los Altísimos de Edentia y confirmadas posteriormente por los Ancianos de los Días de Uversa apuntan con fuerza a que este Melquisedec de otorgamiento estaría destinado a ocupar el lugar de Caligastia, el Príncipe Planetario caído. Si nuestras conjeturas son correctas, es perfectamente posible que Maquiventa Melquisedec aparezca otra vez en persona en Urantia y retome de manera modificada el papel del Príncipe Planetario destronado o bien que vuelva al planeta como lugarteniente del Príncipe Planetario en representación de Cristo Miguel, que ostenta ahora el título de Príncipe Planetario de Urantia. Aunque no tenemos claro cuál será el destino de Maquiventa, ciertos acontecimientos muy recientes corroboran que nuestras conjeturas no distan mucho de la verdad.
93:10.7 (1025.3) Como bien sabemos, Miguel se convirtió en el sucesor tanto de Caligastia como de Adán por su triunfo en Urantia; se convirtió en el Príncipe planetario de la Paz y en el segundo Adán. Y ahora acabamos de ver a este Melquisedec convertido en Príncipe Planetario Lugarteniente de Urantia. ¿Será también nombrado Hijo Material Lugarteniente de Urantia? ¿O podría producirse algún día un acontecimiento inesperado y sin precedentes: el retorno al planeta de Adán y Eva o algunos de sus descendientes como representantes de Miguel con el título de lugartenientes del segundo Adán de Urantia?
93:10.8 (1025.4) Todas estas especulaciones unidas a la certeza de futuras apariciones tanto de Hijos Magistrados como de Maestros Hijos de la Trinidad, junto con la promesa explícita del Hijo Creador de volver algún día, hacen de Urantia un planeta de futuro incierto y lo convierten en una de las esferas más interesantes y fascinantes de todo el universo de Nebadon. Es muy posible que en alguna edad futura, cuando Urantia se esté acercando a la era de luz y vida, y una vez juzgados los asuntos de la rebelión de Lucifer y la secesión de Caligastia, lleguemos a contemplar en Urantia la presencia simultánea de Maquiventa, Adán, Eva y Cristo Miguel, además de un Hijo Magistrado o incluso Maestros Hijos de la Trinidad.
93:10.9 (1025.5) Nuestro orden opina desde hace mucho que la presencia de Maquiventa en el cuerpo de Jerusem de los directores de Urantia, los veinticuatro consejeros, es prueba suficiente para justificar la creencia de que está destinado a seguir a los mortales de Urantia durante todo el plan del universo de progreso y ascensión hasta el Cuerpo de la Finalización del Paraíso. Sabemos que Adán y Eva tienen ese mismo destino de acompañar a sus compañeros terrestres en la aventura al Paraíso cuando Urantia se haya asentado en luz y vida.
93:10.10 (1025.6) Hace menos de mil años este mismo Maquiventa Melquisedec, el que fuera el sabio de Salem, estuvo presente de forma invisible en Urantia durante un periodo de cien años en calidad de gobernador general residente del planeta. Si no cambia el sistema de dirección de los asuntos planetarios, le corresponde volver con el mismo cargo dentro de poco más de mil años.
93:10.11 (1026.1) Esta es la historia de Maquiventa Melquisedec, uno de los personajes más extraordinarios jamás relacionados con la historia de Urantia y una personalidad que puede estar destinada a desempeñar un papel importante en la experiencia futura de vuestro mundo insólito e irregular.
93:10.12 (1026.2) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 94
94:0.1 (1027.1) LOS primeros maestros de la religión de Salem penetraron hasta las tribus más remotas de África y Eurasia predicando incansablemente el evangelio de Maquiventa y enseñando que el hombre debía pagar un solo precio por obtener el favor divino: su fe y su confianza en el Dios único y universal. La alianza de Melquisedec con Abraham fue el patrón de toda la primera propaganda que salió de Salem y de otros centros. Ninguna religión de Urantia ha tenido nunca misioneros más entusiastas y dinámicos que aquellos nobles hombres y mujeres que llevaron las enseñanzas de Melquisedec por todo el hemisferio oriental. Esos misioneros fueron reclutados entre muchos pueblos y razas, y difundieron casi siempre sus enseñanzas a través de los conversos nativos. Establecieron centros de formación en diferentes partes del mundo donde enseñaban la religión de Salem a los nativos, y luego encargaban a estos alumnos que ejercieran como maestros de su propio pueblo.
94:1.1 (1027.2) En tiempos de Melquisedec la India era un país cosmopolita que acababa de caer bajo el dominio político y religioso de los invasores ario-anditas procedentes del norte y el oeste. Para entonces los arios solo habían penetrado en profundidad por el norte y el oeste de la península. Estos védicos recién llegados traían consigo sus muchas deidades tribales. Sus formas religiosas de culto cumplían estrictamente las prácticas ceremoniales de sus primeros antepasados anditas en el sentido de que el padre seguía ejerciendo como sacerdote y la madre como sacerdotisa, y el fogón familiar se seguía utilizando como altar.
94:1.2 (1027.3) El culto védico estaba entonces en proceso de crecimiento y metamorfosis bajo la dirección de la casta de los brahmanes; estos sacerdotes maestros estaban asumiendo gradualmente el control sobre el creciente ritual de culto. La amalgamación de las treinta y tres deidades arias anteriores estaba bien avanzada cuando los misioneros de Salem penetraron en el norte de la India.
94:1.3 (1027.4) El politeísmo de estos arios era una degeneración de su monoteísmo anterior debida a su fragmentación en unidades tribales donde cada tribu veneraba a su propio dios. En los primeros siglos del segundo milenio antes de Cristo esta evolución recesiva del monoteísmo trinitario original de la Mesopotamia andita estaba experimentando un nuevo proceso de síntesis. Los múltiples dioses estaban organizados en un panteón bajo el liderazgo trino de Dyaus Pitar, señor de los cielos, Indra, el tempestuoso señor de la atmósfera, y el tricéfalo Agni, dios del fuego, señor de la tierra y símbolo vestigial de un concepto anterior de la Trinidad.
94:1.4 (1027.5) Un desarrollo claramente henoteísta estaba preparando el terreno para un monoteísmo evolucionado. Agni, la deidad más antigua, era exaltado con frecuencia como el padre-jefe de todo el panteón. El principio de la deidad padre, llamado unas veces Prayápati y otras Brahma, quedó sumergido en la batalla teológica que los sacerdotes brahmánicos libraron más tarde con los maestros de Salem. El Brahmán era concebido como el principio de divinidad-energía que activaba todo el panteón védico.
94:1.5 (1028.1) Los misioneros de Salem predicaban el Dios único de Melquisedec, el Altísimo del cielo. Esta descripción no discordaba del todo con el concepto emergente del Padre-Brahma como fuente de todos los dioses, pero la doctrina de Salem no era ritualista; por eso iba directamente en contra de los dogmas, las tradiciones y las enseñanzas del clero brahmánico. Los sacerdotes brahmánicos no quisieron aceptar nunca las enseñanzas de Salem de la salvación por la fe, del favor de Dios obtenido sin prácticas rituales ni ceremonias de sacrificio.
94:1.6 (1028.2) El rechazo del evangelio de Melquisedec de confianza en Dios y salvación por la fe constituyó un punto de inflexión de importancia capital para la India. Los misioneros de Salem habían contribuido mucho a desautorizar las creencias en todos los antiguos dioses védicos, pero los líderes, los sacerdotes del vedismo, se negaron a aceptar la doctrina de Melquisedec de un solo Dios y una simple y única fe.
94:1.7 (1028.3) Los brahmanes filtraron los escritos sagrados de su tiempo en un esfuerzo por combatir a los maestros de Salem, y esta compilación, revisada más tarde, ha llegado hasta los tiempos modernos como el Rigveda, uno de los libros sagrados más antiguos. Fue seguido por los Vedas segundo, tercero y cuarto, a medida que los brahmanes intentaban cristalizar, formalizar y fijar sus rituales de culto y sacrificio para las gentes de aquellos días. En su mejor faceta, estos escritos equivalen a cualquier otro compendio de este tipo en cuanto a la belleza de sus conceptos y la verdad de sus percepciones. Pero esta religión superior se fue contaminando con los miles y miles de supersticiones, cultos y rituales del sur de la India y transformando gradualmente en el sistema teológico más variopinto de la historia del hombre mortal. El estudio de los Vedas muestra algunos de los conceptos más altos de la Deidad que se hayan elaborado jamás conviviendo con algunos de los más degradados.
94:2.1 (1028.4) A medida que los misioneros de Salem fueron penetrando en el Decán dravídico hacia el sur, se encontraron con una estructura de castas cada vez más predominante. Era el sistema diseñado por los arios para intentar conservar su identidad racial frente a la marea creciente de los pueblos sangik secundarios. Puesto que la casta de los sacerdotes brahmánicos era la esencia misma del sistema, este orden social retrasó considerablemente el progreso de los maestros de Salem. El régimen de castas no pudo salvar a la raza aria, solo consiguió perpetuar a los brahmanes, y estos a su vez han mantenido su hegemonía religiosa en la India hasta el día de hoy.
94:2.2 (1028.5) Al debilitarse el vedismo como consecuencia de su rechazo de las verdades más altas, el culto de los arios quedó sometido a las crecientes incursiones procedentes del Decán. En un esfuerzo desesperado por contener la marea de extinción racial y obliteración religiosa, la casta brahmánica trató de exaltarse por encima de todo lo demás. Enseñaron que el sacrificio a la deidad era en sí mismo plenamente eficaz y de potencia irresistible. Proclamaron que, de los dos principios divinos esenciales del universo, uno era el Brahmán, la deidad, y el otro era el sacerdocio brahmánico. En ningún otro pueblo de Urantia se han atrevido los sacerdotes a exaltarse incluso por encima de sus dioses, a atribuirse los honores debidos a sus dioses. Pero exageraron tan absurdamente sus presuntuosas reivindicaciones que todo su precario sistema se derrumbó ante los cultos degradantes que afluían a raudales desde las civilizaciones vecinas menos avanzadas. El propio e inmenso sacerdocio védico decayó y se hundió bajo la negra avalancha de inercia y pesimismo que su propia presunción egoísta e insensata había provocado en toda la India.
94:2.3 (1029.1) La concentración excesiva en el yo condujo inevitablemente a temer la perpetuación no evolutiva del yo en un ciclo sin fin de encarnaciones sucesivas como hombre, animal o mala hierba. De todas las creencias contaminantes que podrían haberse adherido a lo que pudo haber sido un monoteísmo emergente, ninguna fue tan embrutecedora como esta creencia en la trasmigración —la doctrina de la reencarnación de las almas— procedente del Decán dravídico. Esta creencia en una serie monótona y deprimente de transmigraciones repetidas privó a los mortales luchadores de su esperanza largamente acariciada de encontrar en la muerte la liberación y el avance espiritual que habían formado parte de la fe védica anterior.
94:2.4 (1029.2) Esta enseñanza filosóficamente debilitante fue seguida pronto por la invención de la doctrina de escapar eternamente del yo sumergiéndose en el descanso y la paz universales de la unión absoluta con el Brahmán, la sobrealma de toda la creación. Los deseos y las ambiciones de los mortales quedaron efectivamente neutralizados y prácticamente destruidos. Las mejores mentes de la India llevan más de dos mil años intentando liberarse de todo deseo, y así quedó abierta de par en par la puerta por la que entraran los cultos y las enseñanzas posteriores que han encadenado prácticamente el alma de muchas gentes hindúes a la desesperanza espiritual. De todas las civilizaciones, la ario-védica fue la que pagó el precio más terrible por su rechazo del evangelio de Salem.
94:2.5 (1029.3) Las castas por sí solas no podían perpetuar el sistema religioso cultural ario, y a medida que las religiones inferiores del Decán permeaban el norte, se desarrolló una edad de desesperanza y desconsuelo. Fue durante aquellos tiempos oscuros cuando surgió el culto de no quitar la vida a ninguna criatura, y ha perdurado desde entonces. Muchos de los nuevos cultos eran francamente ateos, pues afirmaban que la salvación, en la medida en que era alcanzable, solo podía resultar del propio esfuerzo del hombre sin ayuda alguna. A pesar de todo, en buena parte de esta desafortunada filosofía afloran vestigios distorsionados de las enseñanzas de Melquisedec e incluso de Adán.
94:2.6 (1029.4) En esa época se compilaron las escrituras más recientes de la fe hindú, las Brahmanas y las Upanishad. Después de haber rechazado las enseñanzas de una religión personal basada en la experiencia personal de fe en el Dios único, y al verse contaminado por la marea de cultos y credos degradantes y debilitantes del Decán, con sus antropomorfismos y reencarnaciones, el clero brahmánico protagonizó una violenta reacción contra estas creencias adulteradas; hubo un esfuerzo claro por buscar y encontrar la realidad verdadera. Los brahmanes se propusieron desantropomorfizar el concepto indio de la deidad, pero al hacerlo cayeron en el grave error de despersonalizar el concepto de Dios. Y así terminaron adoptando, no un ideal elevado y espiritual del Padre del Paraíso, sino la idea distante y metafísica de un Absoluto que todo lo abarca.
94:2.7 (1029.5) Los brahmanes habían rechazado al Dios único de Melquisedec movidos por su deseo de autopreservación, y se encontraban ahora con la hipótesis del Brahmán, ese yo filosófico indefinido e ilusorio, ese ello impersonal e impotente que ha dejado la vida espiritual de la India postrada y desamparada desde ese día desafortunado hasta el siglo veinte.
94:2.8 (1029.6) El budismo surgió en la India en la época en que se escribieron los Upanishad, pero a pesar de mil años de éxito no pudo competir con el hinduismo más tardío. A pesar de su moralidad superior, su representación inicial de Dios era aún menos nítida que la del hinduismo, que al menos disponía de deidades secundarias de tipo personal. El budismo terminó cediendo en el norte de la India ante la arremetida de un islam militante con su concepto bien definido de Alá como Dios supremo del universo.
94:3.1 (1030.1) Aunque la fase más alta del brahmanismo apenas fue una religión, fue sin duda una de las más nobles incursiones de la mente mortal en los dominios de la filosofía y la metafísica. Una vez que se encaminó a descubrir la realidad final, la mente india no se detuvo hasta haber especulado sobre casi todos los aspectos de la teología a excepción del concepto dual esencial de la religión: la existencia del Padre Universal de todas las criaturas del universo y el hecho de la experiencia ascendente en el universo de esas criaturas en su esfuerzo por alcanzar al Padre eterno, que les ha ordenado que sean perfectas como él es perfecto.
94:3.2 (1030.2) En el concepto del Brahmán las mentes de aquel tiempo captaron verdaderamente la idea de un Absoluto que lo permea todo, pues este postulado se identificaba al mismo tiempo como energía creativa y como reacción cósmica. Se consideraba que el Brahmán estaba más allá de toda definición, que solo podía ser comprendido por la negación sucesiva de todas las cualidades finitas. Es indudable que creían en un ser absoluto, incluso infinito, pero era un concepto desprovisto casi por completo de los atributos de la personalidad y por lo tanto no experimentable por personas religiosas individuales.
94:3.3 (1030.3) El Brahmán-Narayana se concibió como el Absoluto, el ELLO ES infinito, la potencia creativa primordial del cosmos potencial, el Yo Universal que existe estático y potencial por toda la eternidad. Si los filósofos de aquellos días hubieran sido capaces de dar el siguiente paso en la concepción de la deidad, si hubieran sido capaces de concebir al Brahmán como asociativo y creativo, como una personalidad alcanzable por los seres creados y en evolución, dicha enseñanza se podría haber convertido en el retrato más avanzado de la Deidad en Urantia, puesto que habría abarcado los cinco primeros niveles de la función total de deidad, y podría quizá haber imaginado los dos restantes.
94:3.4 (1030.4) En ciertos aspectos, el concepto de la Sobrealma Universal Única como la suma total de las existencias de todas las criaturas condujo a los filósofos indios muy cerca de la verdad del Ser Supremo, pero esta verdad no les sirvió de nada porque no consiguieron desarrollar una vía de acceso personal razonable o racional para alcanzar su meta monoteísta teórica del Brahmán-Narayana.
94:3.5 (1030.5) El principio kármico de la continuidad causal está también muy cerca de la verdad de la síntesis repercusiva de todas las acciones del espacio-tiempo en la presencia de Deidad del Supremo. Pero este postulado nunca contempló que la persona religiosa individual pueda lograr personalmente a la Deidad y alcanzar su nivel, solo prevé la absorción última de toda personalidad por la Sobrealma Universal.
94:3.6 (1030.6) Por otra parte, la filosofía del brahmanismo estuvo muy cerca de caer en la cuenta del morar interior de los Ajustadores del Pensamiento, pero esta percepción quedó distorsionada por una concepción errónea de la verdad. La enseñanza de que el alma es el morar interior del Brahmán habría preparado el terreno para una religión avanzada si este concepto no hubiera sido totalmente adulterado por la creencia de que no existe ninguna individualidad humana fuera de este morar interior del Uno Universal.
94:3.7 (1030.7) En la doctrina de la fusión del alma-yo con la Sobrealma, los teólogos de la India no contemplaron la supervivencia de algo humano, algo nuevo y único, algo nacido de la unión de la voluntad del hombre y la voluntad de Dios. La enseñanza sobre el regreso del alma al Brahmán es muy paralela a la verdad del regreso del Ajustador al seno del Padre Universal, pero hay algo que también sobrevive y que es distinto del Ajustador: el homólogo morontial de la personalidad del mortal. Este concepto esencial estuvo fatalmente ausente de la filosofía brahmánica.
94:3.8 (1031.1) La filosofía brahmánica se ha aproximado a muchos de los hechos del universo y se ha acercado a numerosas verdades cósmicas, pero ha caído con demasiada frecuencia en el error de no diferenciar entre los varios niveles de la realidad, como son el absoluto, el trascendental y el finito. No ha sabido tener en cuenta que lo que puede ser finito o ilusorio en un nivel absoluto puede ser absolutamente real en el nivel finito. Y tampoco ha sabido reconocer la personalidad esencial del Padre Universal, con quien se puede establecer contacto personal en todos los niveles, desde la experiencia limitada de la criatura evolutiva con Dios hasta la experiencia ilimitada del Hijo Eterno con el Padre del Paraíso.
94:4.1 (1031.2) Con el paso de los siglos el pueblo llano de la India volvió en parte a los antiguos ritos de los Vedas tal como habían quedado modificados por las enseñanzas de los misioneros de Melquisedec y cristalizados por el clero brahmánico posterior. Esta religión, la más antigua y cosmopolita del mundo, experimentó nuevos cambios en respuesta al budismo y al jainismo, y más tarde a las influencias del mahometismo y el cristianismo. Pero para cuando llegaron las enseñanzas de Jesús, estaban ya tan occidentalizadas que eran una «religión del hombre blanco», y por lo tanto extraña y ajena a la mentalidad hindú.
94:4.2 (1031.3) La presente teología hindú describe cuatro niveles descendentes de deidad y divinidad:
94:4.3 (1031.4) 1. El Brahmán, el Absoluto, el Uno Infinito, el ELLO ES.
94:4.4 (1031.5) 2. La Trimurti, la trinidad suprema del hinduismo. Brahma, el primer miembro de esta asociación, es concebido como autocreado a partir del Brahmán o la infinitud. Si no fuera por su estrecha identificación con el Uno Infinito panteísta, Brahma podría constituir el fundamento de un concepto del Padre Universal. A Brahma se le identifica también con el destino.
94:4.5 (1031.6) La adoración al segundo y al tercer miembro, Siva y Visnú, surgió en el primer milenio después de Cristo. Siva es el señor de la vida y la muerte, el dios de la fertilidad y el amo de la destrucción. Se cree que Visnú se encarna periódicamente en forma humana, de ahí su gran popularidad, pues se hace real y viviente en la imaginación de los indios. Algunos consideran a Siva y Visnú supremos sobre todo.
94:4.6 (1031.7) 3. Las deidades védicas y posvédicas. Muchos de los antiguos dioses de los arios, como Agni, Indra o Soma, han perdurado como dioses de segundo orden por detrás de los tres miembros de la Trimurti. Desde los primeros días de la India védica surgieron muchos otros dioses que han sido incorporados también al panteón hindú.
94:4.7 (1031.8) 4. Los semidioses: superhombres, semidioses, héroes, demonios, fantasmas, espíritus malignos, duendecillos, monstruos, trasgos y santos de los cultos más recientes.
94:4.8 (1031.9) A pesar de su largo fracaso en conseguir vivificar al pueblo indio, el hinduismo ha sido por lo general una religión tolerante. Ha demostrado ser la más adaptable y amorfa de todas las religiones de Urantia y ahí radica su punto fuerte. Su capacidad de cambio es casi ilimitada y su margen de ajuste, extraordinariamente amplio y flexible, abarca desde las elevadas especulaciones semimonoteístas del Brahmán intelectual hasta el fetichismo contumaz y los ritos primitivos practicados por creyentes ignorantes de las clases degradadas y deprimidas.
94:4.9 (1032.1) El hinduismo ha sobrevivido porque forma esencialmente parte inherente del tejido social básico de la India. No posee una gran jerarquía que pueda ser trastocada ni destruida; está entretejido en el patrón de vida del pueblo. Su capacidad de adaptación a los cambios es superior a la de todos los demás cultos y tiende a mostrar actitudes tolerantes de adopción hacia muchas otras religiones, como cuando afirma que Gautama Buda e incluso el mismo Cristo son encarnaciones de Visnú.
94:4.10 (1032.2) Lo que necesita la India de hoy es una representación del evangelio jesusiano: la paternidad de Dios y la filiación y consiguiente hermandad de todos los hombres, que se hace realidad personal en el ministerio de amor y el servicio social. En la India existe el marco filosófico y está implantada la estructura cultual; solo se necesita la chispa vitalizante del amor activo descrito en el evangelio original del Hijo del Hombre, pero despojado de los dogmas y las doctrinas occidentales que han tendido a hacer de la vida de otorgamiento de Miguel una religión del hombre blanco.
94:5.1 (1032.3) A su paso por Asia difundiendo las doctrinas del Dios Altísimo y la salvación por la fe, los misioneros de Salem absorbieron gran parte de la filosofía y el pensamiento religioso de los diversos países que atravesaron. Pero los maestros enviados por Melquisedec y sus sucesores cumplieron fielmente su misión; penetraron en todos los pueblos del continente eurasiático y llegaron a China a mediados del segundo milenio antes de Cristo. Los salemitas mantuvieron su sede durante más de cien años en Si Fuch, donde formaron maestros chinos que enseñaron en todos los dominios de la raza amarilla.
94:5.2 (1032.4) Como consecuencia directa de esta enseñanza surgió en China la forma más temprana de taoísmo, una religión muy distinta de la que hoy lleva este nombre. El primer taoísmo o prototaoísmo estaba conformado por los factores siguientes:
94:5.3 (1032.5) 1. Las enseñanzas supervivientes de Singlangton, que persistían en el concepto de Shang-ti, el Dios del Cielo. En tiempos de Singlangton el pueblo chino se hizo prácticamente monoteísta; concentraron su adoración en la Verdad Única, conocida más tarde como el Espíritu del Cielo, el regidor del universo. La raza amarilla no perdió nunca del todo este primer concepto de la Deidad, aunque en los siglos siguientes muchos dioses y espíritus de menor rango se infiltraron subrepticiamente en su religión.
94:5.4 (1032.6) 2. La religión de Salem de una Deidad Creadora Altísima dispuesta a otorgar su favor a la humanidad en respuesta a la fe del hombre. Aunque es lamentablemente cierto que cuando los misioneros de Melquisedec llegaron a las tierras de la raza amarilla su mensaje original ya se había apartado mucho de las sencillas doctrinas de Salem en tiempos de Maquiventa.
94:5.5 (1032.7) 3. El concepto del Absoluto-Brahmán de los filósofos indios unido al deseo de librarse de todo mal. La mayor influencia externa en la difusión hacia el este de la religión de Salem fue probablemente la de los maestros indios de la fe védica, que inyectaron su concepto del Brahmán —el Absoluto— en el pensamiento salvacionista de los salemitas.
94:5.6 (1033.1) Esta creencia compuesta se difundió por las tierras de las razas amarilla y morena como influencia subyacente en el pensamiento filosófico-religioso. En Japón este prototaoísmo recibió el nombre de sinto, y en ese país tan distante de la ciudad palestina de Salem las gentes supieron de la encarnación de Maquiventa Melquisedec, que moró en la tierra para que la humanidad no olvidara el nombre de Dios.
94:5.7 (1033.2) En China todas estas creencias se confundieron y combinaron más tarde con el creciente culto a los antepasados. Pero desde los tiempos de Singlangton los chinos nunca más volvieron a ser esclavos impotentes del poder sacerdotal. La raza amarilla fue la primera en romper las cadenas de la barbarie para entrar en una civilización ordenada porque fue la primera en liberarse hasta cierto punto del miedo abyecto a los dioses; no temían ni siquiera a los fantasmas de los muertos como los temían otras razas. China se estancó cuando no supo progresar más allá de su temprana emancipación de los sacerdotes y cayó en un error casi igual de calamitoso: el culto a los antepasados.
94:5.8 (1033.3) Pero los salemitas no trabajaron en vano. Los grandes filósofos chinos del siglo sexto construyeron sus enseñanzas sobre los fundamentos de su evangelio. La atmósfera moral y los sentimientos espirituales de la época de Lao-Tse y Confucio nacieron de las enseñanzas impartidas en tiempos anteriores por los misioneros de Salem.
94:6.1 (1033.4) Unos seiscientos años antes de la llegada de Miguel, Melquisedec tuvo la impresión de que la pureza de sus enseñanzas en la tierra estaba en grave peligro de ser absorbida de forma generalizada por las creencias más antiguas de Urantia. Había transcurrido mucho tiempo desde el fin de su estancia en la carne y le parecía que su misión como precursor de Miguel corría el riesgo de fracasar. Por eso en el siglo sexto antes de Cristo, Urantia pudo asistir a un despliegue excepcional de verdad religiosa múltiple gracias a una coordinación poco frecuente de factores espirituales, algunos de ellos ni siquiera comprendidos por los supervisores planetarios. El evangelio de Salem fue replanteado y revitalizado por mediación de varios maestros humanos, y gran parte de lo que entonces se expuso ha perdurado hasta los tiempos de estos escritos.
94:6.2 (1033.5) Este siglo excepcional de progreso espiritual se caracterizó por grandes maestros religiosos, morales y filosóficos en todo el mundo civilizado. En China los dos maestros destacados fueron Lao-Tse y Confucio.
94:6.3 (1033.6) Lao-Tse construyó directamente sobre los conceptos de la tradición de Salem cuando declaró que el Tao era la Única Causa Primera de toda la creación. Lao era un hombre de gran visión espiritual. Enseñó que el destino eterno del hombre era «la unión sempiterna con el Tao, Dios Supremo y Rey Universal». Alcanzó una profunda comprensión de la causalidad última, pues escribió: «La unidad nace del Tao Absoluto; de la Unidad aparece la Dualidad cósmica; de esta Dualidad brota a la existencia la Trinidad, y la Trinidad es la fuente primaria de toda realidad». «Toda realidad está siempre en equilibrio entre los potenciales y los actuales del cosmos, y estos están armonizados eternamente por el espíritu de la divinidad».
94:6.4 (1033.7) Lao-Tse fue además uno de los primeros exponentes de la doctrina de devolver bien por mal: «La bondad engendra bondad, pero para alguien que es verdaderamente bueno el mal engendra también bondad».
94:6.5 (1033.8) Enseñó el regreso de la criatura al Creador e imaginó la vida como el emerger de una personalidad desde los potenciales cósmicos, mientras que la muerte era como el retorno al hogar de la personalidad de esa criatura. Su concepto de fe verdadera era poco común, y él también la comparaba con la «actitud de un niño pequeño».
94:6.6 (1034.1) Su comprensión del propósito eterno de Dios era clara, pues dijo: «La Deidad Absoluta no lucha, pero sale siempre victoriosa; no coacciona a la humanidad, pero está siempre dispuesta a responder a sus deseos verdaderos; la voluntad de Dios es eternamente paciente y su expresión es eternamente inevitable». Al hablar de la persona verdaderamente religiosa expresó así la verdad de que es más bienaventurado dar que recibir: «El hombre bueno no trata de retener la verdad para sí sino que intenta conferir esas riquezas a sus semejantes, pues eso es hacer realidad la verdad. La voluntad del Dios Absoluto siempre beneficia, nunca destruye; el propósito del verdadero creyente es actuar siempre sin coaccionar nunca».
94:6.7 (1034.2) Las enseñanzas de Lao sobre la no resistencia y la distinción que hizo entre acción y coerción se pervirtieron más tarde y se transformaron en las creencias de «no ver nada, no hacer nada y no pensar en nada». Pero Lao no enseñó nunca semejante error, aunque su exposición de la no resistencia ha contribuido sin duda a promover las preferencias pacíficas de los pueblos chinos.
94:6.8 (1034.3) Sin embargo, el taoísmo popular de la Urantia del siglo veinte tiene poco en común con los sentimientos elevados y los conceptos cósmicos del viejo filósofo que enseñó la verdad como él la percibía: la fe en el Dios Absoluto es la fuente de la energía divina que rehará el mundo y mediante la cual el hombre asciende a la unión espiritual con el Tao, la Deidad Eterna y el Creador Absoluto de los universos.
94:6.9 (1034.4) Confucio (Kung Fu-Tse) fue un contemporáneo más joven de Lao en la China del siglo sexto. Confucio basó sus doctrinas en las mejores tradiciones morales de la larga historia de la raza amarilla y estuvo algo influido también por las tradiciones supervivientes de los misioneros de Salem. Su trabajo principal consistió en compilar los dichos sabios de filósofos antiguos. Fue rechazado como maestro durante su vida, pero sus escritos y enseñanzas han ejercido desde entonces una gran influencia en China y Japón. Confucio estableció nuevos principios para los chamanes al sustituir la magia por moralidad. Pero construyó demasiado bien; hizo del orden un nuevo fetiche e instauró un respeto hacia la conducta de los antepasados, que siguen siendo venerados por los chinos en el momento de escribir esto.
94:6.10 (1034.5) La predicación de Confucio sobre la moralidad se basaba en la teoría de que el camino terrenal es la sombra deformada del camino celestial, que el verdadero patrón de la civilización temporal es la imagen reflejada del orden eterno del cielo. El concepto potencial de Dios en el confucionismo estaba casi completamente subordinado al énfasis puesto en el Camino del Cielo, el patrón del cosmos.
94:6.11 (1034.6) Las enseñanzas de Lao se han perdido para todos excepto para una minoría en Oriente, en cambio los escritos de Confucio han constituido desde entonces la base del tejido moral de la cultura de casi un tercio de los urantianos. Estos preceptos confucianos, aunque perpetuaban lo mejor del pasado, eran un tanto contrarios al mismo espíritu chino de investigación que había impulsado esos logros tan venerados. La influencia de estas doctrinas fue combatida sin éxito tanto por los esfuerzos imperiales de Tsin Chi Hoang Ti como por las enseñanzas de Mo Ti, que proclamó una hermandad fundada no en el deber ético sino en el amor a Dios. Trató de reavivar la antigua búsqueda de nuevas verdades, pero sus enseñanzas fracasaron ante la vigorosa oposición de los discípulos de Confucio.
94:6.12 (1034.7) Como muchos otros maestros espirituales y morales, tanto Confucio como Lao-Tse acabaron siendo deificados por sus seguidores durante el periodo de oscuridad espiritual que abismó a China entre la decadencia y perversión de la fe taoísta y la llegada de los misioneros budistas procedentes de la India. Durante esos siglos de declive espiritual, la religión de la raza amarilla degeneró en una teología lamentable poblada de diablos, dragones y espíritus malignos que auguraban el retroceso a los miedos de la mente mortal no esclarecida. Y así China, que en su día estuvo en cabeza de la sociedad humana por su religión avanzada, se quedó atrás por su incapacidad temporal de progresar en el verdadero camino del desarrollo de la consciencia de Dios. Esa consciencia es indispensable para el auténtico progreso, no solo del mortal individual sino también de las intrincadas y complejas civilizaciones que caracterizan el avance de la cultura y la sociedad en un planeta evolutivo del tiempo y el espacio.
94:7.1 (1035.1) Contemporáneo de Lao-Tse y Confucio en China, surgió en la India otro gran maestro de la verdad. Siddharta Gautama nació en el siglo sexto antes de Cristo al norte de la India, en la provincia de Nepal. Sus seguidores lo presentaron más tarde como hijo de un dirigente fabulosamente rico, pero era en realidad el heredero forzoso de un reyezuelo sin importancia que reinaba por consentimiento tácito en un pequeño y apartado valle montañoso del sur de los Himalayas.
94:7.2 (1035.2) Después de practicar el yoga en vano durante seis años, Gautama formuló las teorías que llegaron a ser la filosofía del budismo. Siddharta libró una lucha resuelta pero infructuosa contra el creciente sistema de castas. Había una noble sinceridad y una generosidad única en este joven príncipe profeta que atraían enormemente a sus contemporáneos. Se apartó de la práctica de buscar la salvación individual a través del dolor físico y el sufrimiento personal, y exhortó a sus seguidores a que llevaran su evangelio por todo el mundo.
94:7.3 (1035.3) Entre la confusión de cultos y los ritos extremos que se practicaban entonces en la India, las enseñanzas más sensatas y moderadas de Gautama llegaron como un bálsamo beneficioso. Denunció a los dioses, a los sacerdotes y a sus sacrificios, pero él tampoco logró percibir la personalidad del Uno Universal. Como no creía en la existencia de almas humanas individuales, luchó natural y decididamente contra la vieja y arraigada creencia en la trasmigración del alma. Hizo un noble esfuerzo por librar a los hombres del miedo, por hacer que se sintieran cómodos y en casa en el gran universo, pero no logró mostrarles el camino que conduce al hogar verdadero y superno de los mortales ascendentes —el Paraíso— y al servicio creciente de la existencia eterna.
94:7.4 (1035.4) Gautama era un verdadero profeta, y si hubiera atendido a la instrucción del ermitaño Godad, podría haber despertado a toda la India gracias a la inspiración del renacimiento del evangelio de Salem de la salvación por la fe. Godad descendía de una familia que no había perdido nunca las tradiciones de los misioneros de Melquisedec.
94:7.5 (1035.5) Gautama fundó su escuela en Benarés, y allí fue donde Bautan, uno de sus discípulos, transmitió a su maestro dos años después las tradiciones de los misioneros de Salem sobre la alianza de Melquisedec con Abraham. Aunque Siddharta no tenía un concepto muy claro del Padre Universal, adoptó una postura avanzada sobre la salvación por la fe —por la simple creencia— y así se lo manifestó a sus seguidores. Empezó a enviar a sus alumnos en grupos de sesenta a proclamar a las gentes de la India «la buena nueva de la salvación gratuita; de que todos los hombres, altos o bajos, pueden lograr la dicha mediante la fe en la rectitud y la justicia».
94:7.6 (1035.6) La esposa de Gautama creía en el evangelio de su marido y fundó una orden de monjas. Su hijo se convirtió en su sucesor y difundió mucho el culto; captó la nueva idea de la salvación por la fe, pero en sus últimos años tuvo dudas sobre la doctrina del evangelio de Salem que prometía el favor divino a cambio únicamente de la fe. Las últimas palabras que pronunció antes de morir fueron: «Elaborad vuestra propia salvación».
94:7.7 (1036.1) En su mejor manifestación, el evangelio de Gautama de salvación universal libre de sacrificios, torturas, rituales y sacerdotes fue una doctrina asombrosa y revolucionaria para su tiempo. Estuvo cerquísima de convertirse en un renacimiento del evangelio de Salem. Vino en auxilio de millones de almas desesperadas, y a pesar de haberse visto absurdamente deformado en los siglos posteriores, sigue siendo la esperanza de millones de seres humanos.
94:7.8 (1036.2) Siddharta enseñó muchas más verdades de las que han sobrevivido en los cultos modernos que llevan su nombre. El budismo moderno es a las enseñanzas de Siddharta Gautama lo que el cristianismo a las enseñanzas de Jesús de Nazaret.
94:8.1 (1036.3) Para convertirse en budista bastaba con hacer profesión pública de fe recitando el refugio: «Me refugio en el Buda; me refugio en la Doctrina; me refugio en la Hermandad».
94:8.2 (1036.4) El budismo tuvo su origen en una persona histórica, no en un mito. Los seguidores de Gautama le llamaban Sasta, que significa maestro o instructor. A pesar de que no tuvo pretensiones sobrehumanas ni para sí mismo ni para sus enseñanzas, sus discípulos empezaron pronto a llamarle el iluminado, el Buda, y más tarde, Buda Sakyamuni.
94:8.3 (1036.5) El evangelio original de Gautama estaba basado en las cuatro nobles verdades:
94:8.4 (1036.6) 1. Las nobles verdades del sufrimiento.
94:8.5 (1036.7) 2. Los orígenes del sufrimiento.
94:8.6 (1036.8) 3. La destrucción del sufrimiento.
94:8.7 (1036.9) 4. El camino hacia la destrucción del sufrimiento.
94:8.8 (1036.10) La filosofía del Óctuple Sendero estaba estrechamente vinculada a la doctrina del sufrimiento y la manera de evitarlo: opiniones correctas, aspiraciones correctas, palabras correctas, conducta correcta, sustento correcto, esfuerzo correcto, atención plena y contemplación correcta. La intención de Gautama no era destruir todo esfuerzo, deseo y afecto para huir del sufrimiento; su enseñanza buscaba más bien explicar a los hombres mortales la futilidad de poner todas sus esperanzas y aspiraciones en metas temporales y objetivos materiales. No es que desaconsejara el amor a los semejantes sino que intentaba inducir al verdadero creyente a mirar también más allá de las relaciones de este mundo material hacia las realidades del futuro eterno.
94:8.9 (1036.11) Los mandamientos morales de la predicación de Gautama eran cinco:
94:8.10 (1036.12) 1. No matarás.
94:8.11 (1036.13) 2. No robarás.
94:8.12 (1036.14) 3. No serás incasto.
94:8.13 (1036.15) 4. No mentirás.
94:8.14 (1036.16) 5. No tomarás bebidas alcohólicas.
94:8.15 (1036.17) Había varios mandamientos adicionales o secundarios cuya observancia era opcional para los creyentes.
94:8.16 (1036.18) Siddharta apenas creía en la inmortalidad de la personalidad humana; su filosofía solo contemplaba una especie de continuidad funcional. Nunca llegó a definir claramente qué era lo que se proponía incluir en la doctrina del nirvana. El hecho de que se pudiera teóricamente experimentar durante la existencia mortal indicaría que no era visto como un estado de aniquilación completa. Implicaba una condición de iluminación suprema y dicha celestial en la que se habían roto todas las cadenas que atan al hombre al mundo material; era un estado de liberación de los deseos de la vida mortal sin ningún peligro de tener que experimentar nunca más una encarnación.
94:8.17 (1037.1) Según las enseñanzas originales de Gautama, la salvación se consigue mediante el esfuerzo humano con independencia de la ayuda divina; no hay lugar ni para la fe salvadora ni para oraciones a poderes sobrehumanos. En su intento por minimizar las supersticiones de la India, Gautama procuró apartar a los hombres de las descaradas propuestas de salvación ofrecidas por la magia. Pero al hacer este esfuerzo abrió la puerta de par en par a que sus sucesores malinterpretaran sus enseñanzas y proclamaran que toda lucha humana por lograr algo es desagradable y dolorosa. Sus seguidores pasaron por alto el hecho de que la felicidad más alta está unida a la búsqueda inteligente y entusiasta de objetivos valiosos, y que esos logros constituyen el verdadero progreso en la autorrealización cósmica.
94:8.18 (1037.2) La gran verdad de las enseñanzas de Siddharta fue su proclamación de un universo de justicia absoluta. Enseñó la mejor filosofía atea jamás inventada por el hombre mortal; fue el humanismo ideal, y eliminó con total eficacia todos los fundamentos de las supersticiones, los ritos mágicos y el miedo a los fantasmas o demonios.
94:8.19 (1037.3) El punto débil del evangelio original del budismo fue que no produjo una religión de servicio social desinteresado. La hermandad budista fue durante mucho tiempo no una fraternidad de creyentes sino más bien una comunidad de maestros estudiosos. Gautama les prohibió recibir dinero para impedir el desarrollo de tendencias jerárquicas. El propio Gautama era muy sociable, y en realidad su vida fue mucho más grande que su predicación.
94:9.1 (1037.4) El budismo prosperó porque ofrecía la salvación a través de la creencia en el Buda, el iluminado. Fue el sistema religioso más representativo de las verdades de Melquisedec de todos los que se desarrollaron en el este de Asia. Pero el budismo no se difundió como religión hasta que un monarca de casta baja, Asoka, lo adoptó en protección propia. Después de Akenatón en Egipto, Asoka fue uno de los dirigentes civiles más notables del periodo comprendido entre Melquisedec y Miguel. Asoka construyó un gran imperio indio gracias a la propaganda de sus misioneros budistas. Durante veinticinco años formó y envió a más de diecisiete mil misioneros a las fronteras más alejadas del mundo conocido. En una sola generación convirtió al budismo en la religión dominante de medio mundo. No tardó en establecerse en el Tíbet, Cachemira, Ceilán, Birmania, Java, Siam, Corea, China y Japón. Y en términos generales fue una religión inmensamente superior a aquellas a las que sustituyó o elevó.
94:9.2 (1037.5) La difusión del budismo a toda Asia desde su tierra natal de la India es una de las historias más apasionantes de entrega espiritual y perseverancia misionera por parte de personas religiosas sinceras. Los maestros del evangelio de Gautama afrontaron no solo los peligros de las rutas terrestres de caravanas sino también los de los mares de China mientras desempeñaban su misión en el continente asiático, y llevaron a todos los pueblos el mensaje de su fe. Pero este budismo ya no era la sencilla doctrina de Gautama, era el evangelio milagrero que lo había convertido en un dios. Y cuanto más se alejaba el budismo de su cuna en las tierras altas de la India, menos se iba pareciendo a las enseñanzas de Gautama y más a las religiones a las que sustituía.
94:9.3 (1038.1) Con el tiempo el budismo se mezcló mucho con el taoísmo en China, el sintoísmo en Japón y el cristianismo en el Tíbet. En la India se debilitó y expiró después de mil años; primero se brahmanizó y luego se rindió abyectamente al islam. En casi todo el resto de Oriente degeneró en un rito que Gautama Siddharta no habría reconocido jamás.
94:9.4 (1038.2) En el sur el estereotipo fundamentalista de las enseñanzas de Siddharta perduró en Ceilán, Birmania y la península de Indochina. Esta es la división hinayana del budismo que se aferra a la doctrina primera o asocial.
94:9.5 (1038.3) Pero incluso antes del desmoronamiento del budismo en la India, los grupos de seguidores de Gautama de China y el norte de la India habían empezado a desarrollar la enseñanza mahayana del «Gran Camino» a la salvación en contraste con los puristas del sur que se mantuvieron en la hinayana o «Camino Menor». Los mahayanistas se liberaron de las limitaciones sociales inherentes a la doctrina budista, y esta rama norte del budismo ha seguido evolucionando desde entonces en China y Japón.
94:9.6 (1038.4) El budismo es hoy una religión viva y creciente porque ha logrado conservar muchos de los valores morales más altos de sus partidarios. Promueve la calma y el autocontrol, aumenta la serenidad y la felicidad y contribuye mucho a impedir la tristeza y el duelo. Los que creen en esta filosofía viven vidas mejores que muchos de los que no creen en ella.
94:10.1 (1038.5) El Tíbet presenta la combinación más extraña de las enseñanzas de Melquisedec con el budismo, el hinduismo, el taoísmo y el cristianismo. Cuando los misioneros budistas entraron en el Tíbet se toparon con un estado de salvajismo primitivo muy semejante al que encontraron los primeros misioneros cristianos entre las tribus del norte de Europa.
94:10.2 (1038.6) Esos tibetanos de mente sencilla no quisieron renunciar del todo a sus magias y hechizos de antaño. El ceremonial religioso de los ritos tibetanos modernos es practicado por una hermandad superpoblada de sacerdotes de cabeza rapada que observa un elaborado ritual de campanas, cantos, incienso, procesiones, rosarios, imágenes, hechizos, dibujos, agua bendita, vestiduras espléndidas y coros elaborados. Tienen dogmas rígidos y credos cristalizados, ritos místicos y ayunos especiales. Su jerarquía comprende monjes, monjas, abades y el Gran Lama. Rezan a los ángeles, a los santos, a una Madre Sagrada y a los dioses. Practican la confesión y creen en el purgatorio. Sus monasterios son amplios y sus catedrales magníficas. Mantienen una repetición sin fin de ritos sagrados y creen que esos ceremoniales otorgan la salvación. Las oraciones se clavan a un molinillo y creen que sus peticiones se vuelven eficaces al girarlo. Ningún otro pueblo observa hoy en día tantos ritos procedentes de tantas religiones; y es inevitable que esta acumulación litúrgica se convierta en una carga desmedida de una pesadez insoportable.
94:10.3 (1038.7) Los tibetanos tienen algo de todas las religiones principales del mundo excepto las simples enseñanzas del evangelio jesusiano: la filiación con Dios, la hermandad con el hombre y la ciudadanía siempre ascendente en el universo eterno.
94:11.1 (1038.8) El budismo entró en China en el primer milenio después de Cristo y encajó bien con las costumbres religiosas de la raza amarilla. En su culto a los antepasados habían rezado durante mucho tiempo a los muertos; ahora podían también rezar por ellos. El budismo se amalgamó pronto con las prácticas ritualistas supervivientes de la desintegración del taoísmo. Esta nueva religión sintética, con sus templos de adoración y sus ceremoniales religiosos bien definidos, se convirtió pronto en el culto generalmente aceptado por los pueblos de China, Corea y Japón.
94:11.2 (1039.1) Es de lamentar bajo cierto punto de vista que el budismo se difundiera por el mundo cuando ya los seguidores de Gautama habían pervertido las tradiciones y enseñanzas de su culto hasta el punto de hacer de él un ser divino, aunque por otra parte, el mito de su vida humana embellecida por una multitud de milagros resultó ser muy atractivo para los oyentes del evangelio budista del norte o mahayana.
94:11.3 (1039.2) Algunos de sus seguidores más tardíos enseñaron que el espíritu de Buda Sakyamuni volvía periódicamente a la tierra como Buda viviente, lo que abría el camino para una perpetuación indefinida de imágenes de Buda, templos, ritos y «Budas vivientes» impostores. Así, la religión del gran protestante indio terminó encadenada a las mismas prácticas ceremoniales y conjuros ritualistas que él había denunciado con tanta audacia y combatido con tanto valor.
94:11.4 (1039.3) El gran avance aportado por la filosofía budista fue la comprensión de que toda verdad es relativa. Mediante el mecanismo de esta hipótesis los budistas han sido capaces de conciliar y correlacionar las divergencias que había dentro de sus propias escrituras religiosas, así como las diferencias entre las suyas y muchas otras. Se enseñaba que las pequeñas verdades eran para mentes estrechas y las grandes verdades para mentes amplias.
94:11.5 (1039.4) Esta filosofía sostenía también que la naturaleza (divina) de Buda residía en todos los hombres; que el hombre podía lograr por su propio esfuerzo hacer realidad esta divinidad interior. Esta enseñanza es una de las exposiciones más claras de la verdad sobre los Ajustadores interiores que haya formulado nunca una religión de Urantia.
94:11.6 (1039.5) El evangelio original de Siddharta, tal como fue interpretado por sus seguidores, adolecía de una limitación importante, pues intentaba liberar completamente al yo humano de todas las limitaciones de la naturaleza mortal mediante el procedimiento de aislar a ese yo de la realidad objetiva. La verdadera autorrealización cósmica es el resultado de identificarse con la realidad cósmica y con el cosmos finito de energía, mente y espíritu, acotado por el espacio y condicionado por el tiempo.
94:11.7 (1039.6) Aunque las ceremonias y observancias exteriores del budismo se contaminaron mucho con las de las tierras a las que viajó, esa degeneración no afectó en ningún modo a la vida filosófica de los grandes pensadores que abrazaron ocasionalmente este sistema de pensamiento y creencia. Durante más de dos mil años muchas de las mejores mentes de Asia se han concentrado en el problema de determinar la verdad absoluta y la verdad del Absoluto.
94:11.8 (1039.7) Se consiguió hacer evolucionar un alto concepto del Absoluto a través de muchos canales de pensamiento y mediante caminos tortuosos de razonamiento. El ascenso creciente de esta doctrina de la infinitud no estuvo tan claramente definido como la evolución del concepto de Dios en la teología hebrea. Sin embargo, las mentes budistas alcanzaron ciertos niveles amplios, se detuvieron en ellos y los atravesaron en su búsqueda de una imagen mental de la Fuente Primaria de los universos:
94:11.9 (1039.8) 1. La leyenda de Gautama. En la base del concepto estaba el hecho histórico de la vida y las enseñanzas de Siddharta, el príncipe profeta de la India. Esta leyenda se convirtió en mito a medida que viajaba a través de los siglos y de las amplias tierras de Asia, hasta que sobrepasó la idea de Gautama como ser el iluminado y empezó a adoptar atributos adicionales.
94:11.10 (1040.1) 2. Los muchos budas. Se razonaba que si Gautama había venido a los pueblos de la India, las razas de la humanidad tenían que haber sido bendecidas en el pasado lejano con otros maestros de la verdad y volverían a serlo indudablemente en el futuro lejano. Esto dio origen a la enseñanza de que había muchos budas, un número ilimitado e infinito, e incluso cualquiera podía aspirar a convertirse en uno, a lograr la divinidad de un Buda.
94:11.11 (1040.2) 3. El Buda absoluto. En el momento en que el número de budas se acercaba a la infinitud, se hizo necesario que las mentes de aquellos días reunificaran este concepto de difícil manejo. Se empezó a enseñar, por consiguiente, que todos los budas no eran sino manifestaciones de alguna esencia más alta, de algún Uno Eterno de existencia infinita y no restringida, alguna Fuente Absoluta de toda la realidad. A partir de entonces el concepto de Deidad del budismo, en su forma más alta, se divorcia de la persona humana de Gautama Siddharta y se libera de las limitaciones antropomórficas que lo habían mantenido amarrado. Esta concepción final del Buda Eterno bien se puede identificar con el Absoluto, incluso a veces con el infinito YO SOY.
94:11.12 (1040.3) Aunque esta idea de la Deidad Absoluta no encontró nunca un gran favor popular entre las gentes de Asia, permitió a los intelectuales de esas tierras unificar su filosofía y armonizar su cosmología. El concepto del Buda Absoluto es a veces cuasi personal, a veces completamente impersonal, incluso una fuerza creativa infinita. Este tipo de conceptos son útiles en la filosofía pero no son esenciales para el desarrollo religioso. Incluso un Yahvé antropomórfico tiene mayor valor religioso que el Absoluto infinitamente remoto del budismo o del brahmanismo.
94:11.13 (1040.4) A veces se pensó incluso que el Absoluto estaba contenido dentro del infinito YO SOY. Pero esas especulaciones eran un frío consuelo para las multitudes hambrientas que ansiaban oír palabras de promesa, escuchar el evangelio sencillo de Salem que afirmaba que la fe en Dios asegura el favor divino y la supervivencia eterna.
94:12.1 (1040.5) La cosmología del budismo tenía dos puntos débiles importantes: por un lado la contaminación con muchas de las supersticiones de China y la India, y por otro la sublimación de Gautama primero como el iluminado y luego como el Buda Eterno. Igual que el cristianismo ha padecido la absorción de mucha filosofía humana errónea, el budismo lleva su marca humana de nacimiento. Pero las enseñanzas de Gautama han seguido evolucionando durante los últimos dos mil quinientos años. Para un budista ilustrado, el concepto de Buda corresponde tan poco a la personalidad humana de Gautama como el concepto de Jehová al espíritu demoníaco del Horeb para un cristiano ilustrado. La pobreza terminológica, unida a la conservación sentimental de una nomenclatura antigua, impide captar muchas veces la verdadera relevancia de la evolución de los conceptos religiosos.
94:12.2 (1040.6) El concepto de Dios, en contraste con el del Absoluto, empezó a aparecer gradualmente en el budismo. Sus fuentes se remontan a los primeros días de la diferenciación entre los seguidores del Camino Menor y el Camino Mayor. En esta última rama del budismo fue donde maduró finalmente el concepto dual de Dios y del Absoluto. Paso a paso, siglo a siglo, el concepto de Dios ha evolucionado hasta que fructificó finalmente en la creencia en Buda Amida gracias a las enseñanzas de Ryonin, Honen Shonin y Shinran en Japón.
94:12.3 (1041.1) Estos creyentes enseñan que el alma al morir puede elegir disfrutar de una estancia en el Paraíso antes de entrar en el nirvana, el nivel último de existencia. Proclaman que esta nueva salvación se logra mediante la fe en las misericordias divinas y por el cuidado amoroso de Amida, el Dios del Paraíso que está en el oeste. En su filosofía, los amidistas se atienen a una Realidad Infinita que está más allá de toda comprensión mortal finita; en su religión, se aferran a la fe en Amida, que es infinitamente misericordioso y ama tanto al mundo que no puede tolerar que un mortal que invoque su nombre con fe verdadera y corazón puro no alcance la felicidad superna del Paraíso.
94:12.4 (1041.2) La gran fuerza del budismo reside en que sus partidarios son libres de elegir la verdad que hay en todas las religiones, una libertad de elección poco frecuente entre las religiones de Urantia. En este aspecto la secta Shin de Japón se ha convertido en uno de los grupos religiosos más progresistas del mundo; ha revitalizado el antiguo espíritu misionero de los seguidores de Gautama y ha empezado a enviar maestros a otros pueblos. Es muy encomiable que haya aparecido esta tendencia a adoptar la verdad, proceda de donde proceda, entre los creyentes religiosos de la primera mitad del siglo veinte después de Cristo.
94:12.5 (1041.3) El propio budismo está experimentando un renacimiento en el siglo veinte. Los aspectos sociales del budismo han mejorado notablemente gracias a su contacto con el cristianismo. El deseo de aprender se ha vuelto a encender en el corazón de los monjes sacerdotes de la hermandad, y la difusión de la educación en toda esta comunidad de fe promoverá sin duda nuevos avances en la evolución religiosa.
94:12.6 (1041.4) A la fecha del presente escrito gran parte de Asia pone su esperanza en el budismo. ¿Sabrá esta noble fe que progresó tan valientemente en las edades oscuras del pasado recibir de nuevo la verdad de las realidades cósmicas ampliadas, igual que los discípulos del gran maestro de la India escucharon en su día su proclamación de una nueva verdad? ¿Responderá esta antigua fe una vez más al estímulo vigorizante de la presentación de conceptos nuevos de Dios y del Absoluto que lleva buscando durante tanto tiempo?
94:12.7 (1041.5) Todo Urantia está esperando la proclamación del mensaje ennoblecedor de Miguel liberado del peso de los dogmas y doctrinas acumulados en diecinueve siglos de contacto con las religiones de origen evolutivo. Llega la hora de presentar al budismo, al cristianismo, al hinduismo, incluso a los pueblos de todas las creencias, no el evangelio sobre Jesús, sino la realidad viva, espiritual, del evangelio de Jesús.
94:12.8 (1041.6) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 95
95:0.1 (1042.1) ASÍ COMO LA INDIA dio origen a muchas de las religiones y filosofías del este de Asia, el Levante fue la cuna de las creencias del mundo occidental. Los misioneros de Salem se desplegaron por todo el suroeste de Asia, a través de Palestina, Mesopotamia, Egipto, Irán y Arabia, y proclamaron en todas partes la buena nueva del evangelio de Maquiventa Melquisedec. En algunas de estas tierras sus enseñanzas dieron fruto, en otras fueron mejor o peor recibidas. Unas veces fracasaron por falta de sabiduría, otras, por circunstancias que escapaban a su control.
95:1.1 (1042.2) Hacia el año 2000 a. C. las religiones de Mesopotamia habían casi perdido las enseñanzas de los setitas y estaban muy influidas por las creencias primitivas de dos grupos de invasores: los beduinos semitas que se habían infiltrado desde el desierto occidental y los jinetes bárbaros que habían bajado desde el norte.
95:1.2 (1042.3) Pero la costumbre de los primeros pueblos adanitas de honrar el séptimo día de la semana no desapareció nunca del todo en Mesopotamia, aunque en tiempos de Melquisedec el séptimo día era considerado como el de la mala suerte. Estaba cargado de tabúes: durante ese nefasto séptimo día era ilícito salir de viaje, hacer fuego o cocinar. A su vuelta de Babilonia los judíos se llevaron a Palestina muchos tabúes mesopotámicos basados en la observancia babilónica del séptimo día, el sabbat.
95:1.3 (1042.4) Los maestros de Salem contribuyeron mucho a refinar y elevar las religiones de Mesopotamia, pero no pudieron lograr que los diversos pueblos reconocieran a un Dios único de forma permanente. Esta doctrina prevaleció durante más de ciento cincuenta años y luego fue cediendo el paso gradualmente a la creencia más antigua en una multiplicidad de deidades.
95:1.4 (1042.5) Los maestros de Salem redujeron considerablemente el número de dioses de Mesopotamia, y en un momento dado consiguieron limitar las deidades principales a siete: Bel, Samas, Nabu, Anu, Ea, Marduc y Sin. En el apogeo de la nueva enseñanza exaltaron a tres de estos dioses por encima de los demás y constituyeron la tríada babilónica de Bel, Ea y Anu, los dioses de la tierra, el mar y el cielo. Otras tríadas surgieron también en diferentes localidades; todas ellas evocaban las enseñanzas trinitarias de los anditas y los sumerios, y estaban basadas en la creencia de los salemitas en la insignia de los tres círculos de Melquisedec.
95:1.5 (1042.6) Los maestros de Salem nunca lograron neutralizar la popularidad de Ishtar, madre de los dioses y espíritu de la fertilidad sexual. Contribuyeron mucho a refinar el culto a esta diosa, pero los babilonios y sus vecinos nunca renunciaron del todo a sus formas disfrazadas de culto sexual. Era práctica universal en Mesopotamia que toda mujer se sometiera, al menos una vez en su juventud, a relaciones con desconocidos; se pensaba que era una devoción exigida por Ishtar y se creía que la fertilidad dependía en gran parte de este sacrificio sexual.
95:1.6 (1043.1) La acogida inicial de la doctrina de Melquisedec fue muy positiva hasta que Nabodad, el jefe de la escuela de Kish, decidió lanzar un ataque concertado contra las prácticas de prostitución habituales en los templos. El esfuerzo de los misioneros de Salem por implantar esta reforma social fracasó, y en su derrota acarreó el rechazo de todas sus enseñanzas espirituales y filosóficas más importantes.
95:1.7 (1043.2) Esta derrota del evangelio de Salem fue seguida inmediatamente por un gran aumento del culto a Ishtar, un rito que ya había invadido Palestina con el nombre de Astoret, Egipto con el de Isis, Grecia con el de Afrodita y las tribus del norte con el de Astarté. Y al renacer el culto a Ishtar los sacerdotes babilónicos volvieron de nuevo a la observación de las estrellas. Fue el último gran renacimiento de la astrología en Mesopotamia, la adivinación se puso de moda y el sacerdocio siguió degenerando durante siglos.
95:1.8 (1043.3) Melquisedec había recomendado a sus seguidores que se dedicaran a la enseñanza del Dios único, el Padre y Hacedor de todos, y se limitaran a predicar el evangelio de la obtención del favor divino solo por la fe. Pero los maestros de verdades nuevas han caído a menudo en el error de abarcar demasiado y pretender sustituir la evolución lenta por una revolución repentina. En Mesopotamia los misioneros de Melquisedec pusieron el listón moral demasiado alto para el pueblo; intentaron abarcar demasiado y su noble causa cayó derrotada. Se les había encomendado predicar un evangelio concreto, proclamar la verdad de la realidad del Padre Universal, pero se enredaron en la causa aparentemente encomiable de reformar los usos y costumbres. Y así, su gran misión perdió el rumbo y terminó cayendo en la frustración y en el olvido.
95:1.9 (1043.4) La sede de Salem en Kish dejó de existir en una generación, y la propaganda a favor de la creencia en un Dios único se extinguió prácticamente en toda Mesopotamia. Sin embargo persistieron restos de las escuelas de Salem. Algunos pequeños grupos dispersos siguieron creyendo en el Creador único y luchando contra la idolatría y la inmoralidad de los sacerdotes mesopotámicos.
95:1.10 (1043.5) Los misioneros de Salem del periodo que siguió al rechazo de sus enseñanzas fueron los autores de muchos de los salmos del Antiguo Testamento. Los grabaron en piedra y fueron descubiertos más tarde por los sacerdotes hebreos del cautiverio que los incorporaron posteriormente a la colección de himnos atribuidos a autores judíos. Estos hermosos salmos de Babilonia no fueron escritos en los templos de Bel-Marduc; fueron obra de los descendientes de los primeros misioneros de Salem y contrastan marcadamente con los amasijos mágicos de los sacerdotes babilónicos. El libro de Job es un reflejo bastante bueno de las enseñanzas de la escuela de Salem en Kish y en toda Mesopotamia.
95:1.11 (1043.6) Gran parte de la cultura religiosa mesopotámica llegó a la literatura y la liturgia hebrea a través de Egipto gracias al trabajo de Amenemope y Akenatón. Los egipcios conservaron extraordinariamente bien las enseñanzas provenientes de los primeros mesopotámicos anditas sobre las obligaciones sociales, en cambio los babilonios posteriores que ocuparon el valle del Éufrates las perdieron casi por completo.
95:2.1 (1043.7) Fue en Egipto donde arraigaron más profundamente las enseñanzas de Melquisedec originales y desde allí se difundieron más tarde hacia Europa. La religión evolutiva del valle del Nilo se enriqueció periódicamente con la llegada de cepas superiores de noditas, adanitas y de los pueblos anditas posteriores del valle del Éufrates. Cada cierto tiempo muchos de los administradores civiles de Egipto eran sumerios. Del mismo modo que la India albergaba entonces la mayor mezcla de razas del mundo, Egipto fomentaba el tipo más mezclado de filosofía religiosa existente en Urantia y lo difundió a muchas partes del mundo desde el valle del Nilo. Los judíos recibieron de los babilonios muchas de sus ideas sobre la creación del mundo, pero el concepto de la divina Providencia lo obtuvieron de los egipcios.
95:2.2 (1044.1) Fueron tendencias políticas y morales, más que filosóficas o religiosas, las que hicieron a Egipto más receptivo a las enseñanzas de Salem que Mesopotamia. Tras triunfar en la lucha por acceder al trono, cada líder tribal egipcio buscaba perpetuar su dinastía proclamando a su dios tribal como deidad original y creador de todos los demás dioses. De este modo los egipcios se fueron acostumbrando gradualmente a la idea de un superdiós, que fue un paso importante hacia la doctrina posterior de una Deidad creadora universal. El monoteísmo fluctuó en Egipto con avances y retrocesos durante muchos siglos; la creencia en un Dios único iba siempre ganando terreno, pero sin llegar a imponerse del todo a los conceptos evolutivos del politeísmo.
95:2.3 (1044.2) Los pueblos egipcios llevaban muchos siglos adorando a los dioses de la naturaleza. En concreto, cada una de las alrededor de cuarenta de tribus tenía su propio dios colectivo: una adoraba al toro, otra al león, otra al carnero y así sucesivamente. Anteriormente habían sido tribus totémicas muy semejantes a los amerindios.
95:2.4 (1044.3) Los egipcios observaron con el tiempo que los cadáveres colocados en sepulturas sin ladrillos se conservaban embalsamados por la acción de la arena impregnada de sosa, mientras que los enterrados en cámaras de ladrillo se descomponían. Estas observaciones condujeron a los experimentos que desarrollaron la práctica posterior de embalsamar a los muertos. Los egipcios creían que la conservación del cuerpo facilitaba el paso por la vida futura. Para que en el futuro lejano el individuo pudiera ser correctamente identificado tras la descomposición del cuerpo, colocaban una estatua fúnebre en la tumba junto al cadáver y esculpían su retrato sobre el ataúd. La fabricación de estas estatuas fúnebres hizo progresar considerablemente el arte egipcio.
95:2.5 (1044.4) Durante siglos los egipcios pusieron su fe en las tumbas para la salvaguardia del cuerpo y la consiguiente supervivencia placentera después de la muerte. La evolución posterior de las prácticas mágicas, aunque onerosas de la cuna a la sepultura, los libró muy eficazmente de la religión de las tumbas. Los sacerdotes inscribían en los ataúdes hechizos considerados capaces de proteger al hombre del peligro de que «le fuera arrancado el corazón en el inframundo». Enseguida se recopiló una selección variada de estos textos mágicos que se conservaron en el llamado de Libro de los Muertos. Pero en el valle del Nilo el rito mágico se implicó muy pronto con los ámbitos de la conciencia y el carácter hasta un nivel pocas veces alcanzado por los ritos de entonces. Y posteriormente se asoció más la salvación con estos ideales éticos y morales que con enterramientos elaborados.
95:2.6 (1044.5) Un buen ejemplo de las supersticiones de aquellos tiempos era la creencia general en la eficacia de la saliva como agente curativo, una idea que tuvo su origen en Egipto y se difundió desde allí por Arabia y Mesopotamia. En la legendaria batalla de Horus contra Set, el joven dios perdió un ojo, pero tras la derrota de Set el ojo le fue devuelto por el sabio dios Tot que escupió sobre la herida y la curó.
95:2.7 (1044.6) Los egipcios creyeron durante mucho tiempo que las estrellas parpadeantes en el cielo nocturno representaban la supervivencia de las almas de los muertos virtuosos; pensaban que los demás supervivientes eran absorbidos por el Sol. Hubo un periodo en el que la veneración solar se convirtió en una especie de culto a los antepasados. El pasadizo inclinado de entrada a la gran pirámide apuntaba directamente hacia la Estrella Polar para que el alma del rey al surgir de la tumba pudiera ir directamente a las constelaciones estacionarias y establecidas de las estrellas fijas, la supuesta morada de los reyes.
95:2.8 (1045.1) Cuando veían rayos solares oblicuos penetrar hacia la tierra por una apertura en las nubes, los egipcios los consideraban como una escala celestial que bajaba para que pudieran ascender por ella las almas del rey y de otros justos. «El rey Pepi ha colocado su resplandor como una escalera bajo sus pies por la que ascender hasta su madre.»
95:2.9 (1045.2) En la época de la encarnación de Melquisedec los egipcios tenían una religión muy superior a la de los pueblos vecinos. Creían que un alma incorpórea debidamente armada de fórmulas mágicas podía esquivar a los espíritus malignos que se interpusieran en su camino y llegar hasta la sala de juicios de Osiris, donde si era inocente de «asesinato, robo, falsedad, adulterio, hurto y egoísmo», sería admitida en los mundos de la dicha. Si al ser pesada en las balanzas esa alma era hallaba deficiente, sería entregada al infierno, a la Devoradora. Este concepto de una vida futura era relativamente avanzado en comparación con las creencias de muchos pueblos circundantes.
95:2.10 (1045.3) El concepto del juicio en el más allá por los pecados de la vida terrenal en la carne se transfirió a la teología hebrea desde Egipto. La palabra juicio aparece solo una vez en todo el libro de los Salmos hebreo, y precisamente ese salmo lo escribió un egipcio.
95:3.1 (1045.4) Aunque la cultura y la religión de Egipto provenían principalmente de la Mesopotamia andita y se transmitieron en gran medida a las civilizaciones posteriores a través de los hebreos y los griegos, una parte muy importante del idealismo social y ético de los egipcios surgió en el valle del Nilo de forma puramente evolutiva. Además de importar mucha verdad y mucha cultura de origen andita, Egipto desarrolló una cultura moral mediante un proceso de evolución puramente humano. Antes del otorgamiento de Miguel no apareció ninguna cultura moral semejante fruto de la evolución natural en ninguna otra zona circunscrita del mundo.
95:3.2 (1045.5) La evolución moral no depende exclusivamente de la revelación. El hombre puede extraer conceptos morales elevados de su propia experiencia. El hombre puede incluso hacer evolucionar valores espirituales y derivar visión interior cósmica de su experiencia personal de vida porque un espíritu divino mora en su interior. Estos desarrollos naturales de la conciencia y el carácter se vieron alentados además por la llegada periódica de maestros de la verdad procedentes primero del segundo Edén y más tarde de la sede de Melquisedec en Salem.
95:3.3 (1045.6) Miles de años antes de que el evangelio de Salem penetrara en Egipto, sus líderes morales enseñaban a los egipcios a ser justos, equitativos y evitar la avaricia. Tres mil años antes de la redacción de las escrituras hebreas el lema de los egipcios era: «De sólida reputación es el hombre cuya norma es la rectitud; el que marcha por el camino recto». Enseñaban la bondad, la moderación y la discreción. El mensaje de uno de los grandes maestros de esta época fue: «Haced lo correcto y tratad a todos con justicia». La tríada egipcia de esta edad era Verdad-Justicia-Rectitud. De todas las religiones puramente humanas de Urantia ninguna ha superado jamás los ideales sociales y la grandeza moral de este antiguo humanismo del valle del Nilo.
95:3.4 (1045.7) En el terreno donde estaban evolucionando estas ideas éticas y estos ideales morales florecieron las doctrinas supervivientes de la religión de Salem. Los conceptos del bien y del mal encontraron pronta respuesta en el corazón de un pueblo que creía que «la vida se da a los pacíficos y la muerte a los culpables». «El pacífico es aquel que hace lo que se ama; el culpable es aquel que hace lo que se odia.» Durante siglos los habitantes del valle del Nilo habían vivido según estos criterios éticos y sociales emergentes antes de adoptar los conceptos más tardíos de lo correcto y lo incorrecto, de lo bueno y lo malo.
95:3.5 (1046.1) Egipto era un país intelectual y moral, pero no demasiado espiritual. En seis mil años solo surgieron cuatro grandes profetas entre los egipcios: Amenemope, que tuvo seguidores durante un tiempo; Okhban, que fue asesinado; Akenatón, que fue aceptado sin demasiado entusiasmo durante una corta generación; Moisés, que fue rechazado. Una vez más, fueron circunstancias políticas y no religiosas las que dieron a Abraham, y más tarde a José, la posibilidad de ayudar a difundir las enseñanzas salemitas de un Dios único por todo Egipto. Pero cuando los misioneros de Salem penetraron por primera vez en Egipto se encontraron con una cultura de alto nivel ético, fruto de la evolución, mezclada con los criterios morales modificados de los inmigrantes mesopotámicos. Aquellos maestros iniciales del valle del Nilo fueron los primeros en proclamar que la conciencia era el mandato de Dios, la voz de la Deidad.
95:4.1 (1046.2) A su debido tiempo surgió en Egipto un maestro llamado por muchos el «hijo del hombre» y por otros Amenemope. Este vidente exaltó la conciencia hasta convertirla en árbitro supremo de lo bueno y lo malo, enseñó que los pecados serían castigados y proclamó la salvación mediante invocación a la deidad solar.
95:4.2 (1046.3) Amenemope enseñó que las riquezas y la fortuna eran un don de Dios, y este concepto influyó profundamente en la filosofía hebrea que aparecería más tarde. Este noble maestro creía que la consciencia de Dios era el factor determinante de toda conducta; que había que vivir cada momento siendo conscientes de la presencia de Dios y de nuestra responsabilidad hacia él. Las enseñanzas de este sabio se tradujeron posteriormente al hebreo y se convirtieron en el libro sagrado de ese pueblo mucho antes de que se escribiera el Antiguo Testamento. La predicación principal de este hombre bueno iba dirigida a instruir a su hijo sobre rectitud y honradez en puestos gubernamentales de responsabilidad. Esos nobles sentimientos de hace tanto tiempo honrarían a cualquier estadista moderno.
95:4.3 (1046.4) Este hombre sabio del Nilo enseñó que «a las riquezas les crecen alas y salen volando», que todas las cosas terrenales son evanescentes. Su gran oración era «líbrame del miedo». Exhortó a todos a que se apartaran de las «palabras de los hombres» y se volvieran hacia «los actos de Dios». Enseñó en esencia que el hombre propone y Dios dispone. Sus enseñanzas traducidas al hebreo determinaron la filosofía del libro de los Proverbios del Antiguo Testamento. Traducidas al griego, dieron color a toda la filosofía religiosa helénica posterior. Filón, el filósofo de Alejandría, poseía un ejemplar del Libro de la Sabiduría.
95:4.4 (1046.5) La aportación de Amenemope consistió en conservar la ética de la evolución y la moral de la revelación y transmitirlas en sus escritos tanto a los hebreos como a los griegos. No fue el mayor maestro religioso de ese tiempo, pero sí el más influyente en cuanto que dejó su huella en el pensamiento posterior de dos eslabones vitales para el crecimiento de la civilización occidental: los hebreos, que fueron protagonistas del apogeo de la fe religiosa occidental, y los griegos, que desarrollaron el pensamiento filosófico puro hasta sus más altas cimas europeas.
95:4.5 (1046.6) En el libro de los Proverbios hebreo, los capítulos quince, diecisiete, veinte, y veintidós, desde el versículo diecisiete hasta el capítulo veinticuatro versículo veintidós, están tomados casi literalmente del Libro de la Sabiduría de Amenemope. El primer salmo del libro de los Salmos hebreo fue escrito por Amenemope y es el núcleo de las enseñanzas de Akenatón.
95:5.1 (1047.1) Cuando las enseñanzas de Amenemope iban perdiendo interés para los egipcios, una mujer de la familia real abrazó las enseñanzas de Melquisedec por influencia de un médico salemita egipcio. Esta mujer convenció a su hijo Akenatón, faraón de Egipto, de que aceptara esas doctrinas de un Dios Único.
95:5.2 (1047.2) Desde el final de la encarnación de Melquisedec ningún ser humano había poseído hasta ese momento un concepto tan asombrosamente claro de la religión revelada de Salem como Akenatón. En algunos aspectos este joven rey egipcio es una de las personas más notables de la historia humana. Durante aquel tiempo de creciente abatimiento espiritual en Mesopotamia, mantuvo viva en Egipto la doctrina de El Elyón, el Dios Único, y conservó así el canal filosófico monoteísta que fue vital para el trasfondo religioso del entonces futuro otorgamiento de Miguel. En reconocimiento de esta hazaña, entre otras razones, el niño Jesús fue llevado a Egipto, donde algunos de los sucesores espirituales de Akenatón lo vieron y pudieron comprender hasta cierto punto algunos aspectos de su misión divina en Urantia.
95:5.3 (1047.3) Moisés, el personaje más grande del periodo comprendido entre Melquisedec y Jesús, fue un regalo conjunto al mundo de la raza hebrea y la familia real egipcia. Si Akenatón hubiera poseído la variedad de talentos y la capacidad de Moisés, si hubiera mostrado un genio político comparable a su sorprendente liderazgo religioso, Egipto se habría convertido en la gran nación monoteísta de esa época. Y si esto hubiera sucedido, no es imposible que Jesús hubiera vivido la mayor parte de su vida mortal en Egipto.
95:5.4 (1047.4) Ningún rey en la historia del mundo ha hecho virar a una nación entera del politeísmo al monoteísmo de forma tan metódica como lo hizo este extraordinario Akenatón. Con una resolución pasmosa, este joven dirigente rompió con el pasado, cambió de nombre, abandonó su capital, construyó una ciudad enteramente nueva y creó un nuevo arte y una nueva literatura para todo un pueblo. Pero fue demasiado rápido y construyó demasiado; más de lo que podía sobrevivir cuando él ya no estuviera. Por otro lado no supo asegurar la estabilidad y la prosperidad material de su pueblo. Todo esto desencadenó una reacción desfavorable contra sus enseñanzas religiosas cuando las avalanchas posteriores de adversidad y opresión se abatieron sobre los egipcios.
95:5.5 (1047.5) Si este hombre de visión increíblemente clara y extraordinaria constancia de propósito hubiera tenido la sagacidad política de Moisés, habría hecho cambiar toda la historia de la evolución de la religión y de la revelación de la verdad en el mundo occidental. Durante su vida fue capaz de poner freno a las actividades de los sacerdotes y desacreditarlos en general, pero ellos mantuvieron sus cultos en secreto. En cuanto el joven rey dejó el poder, los sacerdotes recuperaron la iniciativa y no tardaron en relacionar todos los problemas posteriores de Egipto con la instauración del monoteísmo durante su reinado.
95:5.6 (1047.6) Akenatón se propuso con gran acierto establecer el monoteísmo bajo el disfraz del dios sol. Adoptó esta decisión de abordar la adoración al Padre Universal absorbiendo a todos los dioses en el culto al sol por consejo del médico salemita. Akenatón tomó las doctrinas entonces muy difundidas de la religión de Atón sobre la paternidad y la maternidad de la Deidad y creó una religión que reconocía una relación íntima de adoración entre el hombre y Dios.
95:5.7 (1048.1) Akenatón tuvo la prudencia de conservar el culto externo a Atón, el dios sol, mientras conducía a sus coetáneos hacia la adoración disfrazada al Dios único, el creador de Atón y Padre supremo de todos. Este joven rey maestro fue un escritor prolífico, autor de la exposición titulada «El Dios Único», un libro de treinta y un capítulos que los sacerdotes destruyeron por completo en cuanto recuperaron el poder. Akenatón escribió también ciento treinta y siete himnos, doce de los cuales se conservan hoy en el libro de los Salmos del Antiguo Testamento atribuidos a autores hebreos.
95:5.8 (1048.2) La palabra suprema de la religión de Akenatón en la vida diaria era «la rectitud», y amplió rápidamente el concepto de la acción recta hasta abarcar tanto la ética internacional como la nacional. La suya fue una generación de extraordinaria piedad personal, caracterizada por la aspiración sincera de los hombres y mujeres más inteligentes de encontrar a Dios y conocerlo. En aquellos días ni la posición social ni la riqueza daban ventaja a ningún egipcio a los ojos de la ley. La vida de familia de Egipto contribuyó a conservar y aumentar la cultura moral y fue el modelo que inspiró más tarde la admirable vida de familia de los judíos en Palestina.
95:5.9 (1048.3) La debilidad fatal del evangelio de Akenatón radicaba en su verdad más grande: la enseñanza de que Atón no era solo el creador de Egipto sino también del «mundo entero, hombre y bestias, y de todas las tierras extranjeras, incluso Siria y Kush, además de esta tierra de Egipto. Él pone a todos en su lugar y satisface las necesidades de todos». Estos conceptos de la Deidad eran elevados y sublimes, pero no eran nacionalistas. Los sentimientos internacionalistas en materia religiosa no contribuían a reforzar la moral del ejército egipcio en el campo de batalla y proporcionaban además a los sacerdotes armas eficaces contra el joven rey y su nueva religión. Su concepto de la Deidad era muy superior al de los hebreos posteriores, pero demasiado avanzado para el objetivo de construir una nación.
95:5.10 (1048.4) La muerte de Akenatón supuso un retroceso del ideal monoteísta, aunque la idea de un Dios único persistió en la mente de muchos grupos. El yerno de Akenatón se puso de parte de los sacerdotes, volvió a la adoración a los viejos dioses y cambió su nombre por el de Tutankamón. La capital regresó a Tebas, los sacerdotes se enriquecieron con la tierra y acabaron siendo propietarios de la séptima parte de Egipto. Al poco tiempo uno de los sacerdotes de este orden se atrevió a apoderarse de la corona.
95:5.11 (1048.5) Pero los sacerdotes no pudieron contener por completo la oleada monoteísta. Se vieron cada vez más obligados a combinar y fusionar a sus dioses, de modo que la familia de los dioses se fue concentrando progresivamente. Akenatón había asociado el disco flamígero de los cielos con el Dios creador, y esta idea siguió ardiendo en el corazón de los hombres, incluso de los sacerdotes, mucho después de la muerte del joven reformador. El concepto del monoteísmo ya no volvería a extinguirse en el corazón de los hombres en Egipto ni en el mundo. Siguió vivo hasta la llegada del Hijo Creador de ese mismo Padre divino, el Dios único a quien Akenatón había proclamado con tanto entusiasmo para ser adorado por todo Egipto.
95:5.12 (1048.6) El punto débil de la doctrina de Akenatón estaba en que solo los egipcios cultos podían comprender las enseñanzas de una religión tan avanzada. La masa de los trabajadores agrícolas no captó nunca realmente su evangelio, por eso no tuvo dificultad en volver con los sacerdotes y retomar el antiguo culto a Isis y su consorte Osiris, supuestamente resucitado de forma milagrosa de una muerte cruel a manos de Set, el dios del mal y de las tinieblas.
95:5.13 (1049.1) La enseñanza de que todos los hombres podían alcanzar la inmortalidad era demasiado avanzada para los egipcios. La promesa de una resurrección estaba reservada a los reyes y a los ricos, por eso embalsamaban y conservaban tan cuidadosamente sus cuerpos en las tumbas para el día del juicio. Pero al final acabó prevaleciendo la democracia de la salvación y la resurrección tal como la había enseñado Akenatón, incluso hasta el punto de que los egipcios creyeron más tarde en la supervivencia de los animales.
95:5.14 (1049.2) A pesar del aparente fracaso de este dirigente egipcio en su afán por imponer a su pueblo la adoración al Dios único, cabe dejar constancia de que las repercusiones de su labor perduraron durante siglos tanto en Palestina como en Grecia. Egipto se convirtió así en el agente de transmisión de la cultura evolutiva del Nilo combinada con la religión revelativa del Éufrates a todos los pueblos posteriores de Occidente.
95:5.15 (1049.3) La gloria de esta gran era de desarrollo moral y crecimiento espiritual del valle del Nilo estaba en franca decadencia alrededor de la época en que empezaba a desarrollarse la vida nacional de los hebreos. A su salida de Egipto estos beduinos se llevaron consigo una parte importante de estas enseñanzas y perpetuaron muchas de las doctrinas de Akenatón en su religión racial.
95:6.1 (1049.4) Algunos de los misioneros de Melquisedec atravesaron Mesopotamia desde Palestina hasta llegar a la gran meseta iraní, donde los maestros de Salem progresaron con éxito durante más de quinientos años. Cuando la nación entera empezaba a inclinarse hacia la religión de Melquisedec, un cambio de gobierno desencadenó una persecución implacable que acabó prácticamente con las enseñanzas monoteístas del culto de Salem. La doctrina de la alianza abrahámica estuvo a punto de extinguirse en Persia hasta que, en el marco del gran renacimiento moral del siglo sexto antes de Cristo, apareció Zoroastro para avivar los rescoldos humeantes del evangelio de Salem.
95:6.2 (1049.5) Este fundador de una nueva religión era un joven viril y aventurero que en su primer peregrinaje a Ur de Mesopotamia oyó hablar de las tradiciones de la rebelión de Caligastia y de Lucifer junto con otras muchas tradiciones. Todas ellas causaron una profunda impresión en su naturaleza religiosa. Durante su estancia en Ur tuvo un sueño que le impulsó a volver a su tierra del norte para dedicarse a reformar la religión de su pueblo. Había hecho suya la idea hebraica de un Dios de justicia, el concepto mosaico de la divinidad. Tenía muy clara la idea de un Dios supremo y catalogó a todos los demás dioses como diablos; los relegó a la categoría de los demonios de los que había oído hablar en Mesopotamia. Conoció la historia de los siete Espíritus Maestros cuya tradición sobrevivía en Ur y creó una pléyade equivalente de siete dioses supremos con Ahura-Mazda a la cabeza. Asoció a estos dioses de menor rango con la idealización de la Ley Recta, el Buen Pensamiento, el Gobierno Noble, el Carácter Santo, la Salud y la Inmortalidad.
95:6.3 (1049.6) Esta nueva religión fue de acción —de trabajo— no de rezos y rituales. Su Dios era un ser de sabiduría suprema y el patrocinador de la civilización. Fue una filosofía religiosa militante que se atrevió a combatir el mal, la inacción y el atraso.
95:6.4 (1049.7) Zoroastro no enseñó el culto al fuego sino que buscó utilizar la llama como símbolo del Espíritu puro y sabio que ostenta la dominación universal y suprema. (Es muy lamentable que sus seguidores reverenciaran y adoraran posteriormente a este fuego simbólico.) Finalmente, tras la conversión de un príncipe iraní, la nueva religión se difundió por la espada, y Zoroastro murió combatiendo heroicamente por lo que creía que era «la verdad del Señor de la luz».
95:6.5 (1050.1) El zoroastrismo es el único credo urantiano que perpetúa las enseñanzas dalamatianas y edénicas sobre los siete Espíritus Maestros. Aunque no llegó a desarrollar el concepto de la Trinidad, sí se acercó en cierto modo al de Dios Séptuplo. El zoroastrismo original no fue un dualismo puro; es cierto que las primeras enseñanzas describían el mal como equiparable a la bondad en el tiempo, pero en la eternidad estaba claramente sumergido en la realidad última del bien. Solo posteriormente se impuso la creencia de que el bien y el mal competían en igualdad de condiciones.
95:6.6 (1050.2) Las tradiciones judías del cielo y el infierno y la doctrina sobre los demonios tal como constan en las escrituras hebreas estaban basadas en las tradiciones supervivientes de Lucifer y Caligastia, pero su origen se remonta principalmente al zoroastrismo de los tiempos en que los judíos estuvieron bajo el dominio político y cultural de los persas. Zoroastro, como los egipcios, enseñó que habría un «día del Juicio», pero relacionaba este acontecimiento con el fin del mundo.
95:6.7 (1050.3) El zoroastrismo influyó de manera notable incluso sobre la religión que lo sustituyó en Persia. Cuando los sacerdotes iraníes trataron de echar por tierra las enseñanzas de Zoroastro resucitaron el antiguo culto a Mitra. El mitraísmo se difundió por todo el Levante y las regiones mediterráneas; fue contemporáneo durante algún tiempo tanto del judaísmo como del cristianismo. Y así, las enseñanzas de Zoroastro dejaron su impronta sucesivamente en tres grandes religiones: el judaísmo, el cristianismo y, a través de ellos, el mahometismo.
95:6.8 (1050.4) Pero hay un abismo entre las enseñanzas sublimes y los nobles salmos de Zoroastro y las perversiones modernas introducidas en su evangelio por los parsis, con su pavor a los muertos unido a una serie de sofisterías que Zoroastro nunca se hubiera rebajado a consentir.
95:6.9 (1050.5) Este gran hombre forma parte del grupo de figuras extraordinarias que surgieron en el siglo sexto antes de Cristo para evitar que se extinguiera por completo la llama de Salem cuando ardía débilmente para mostrar a los hombres en su mundo ensombrecido el sendero de luz que conduce a la vida eterna.
95:7.1 (1050.6) Las enseñanzas de Melquisedec sobre el Dios único se establecieron en el desierto árabe en una fecha relativamente reciente. Igual que en Grecia, los misioneros de Salem fracasaron en Arabia porque interpretaron mal las instrucciones de Maquiventa sobre el exceso de organización. En cambio su labor no se vio obstaculizada por la forma en que interpretaron su advertencia contra todo intento de difundir el evangelio por la fuerza militar o la coacción civil.
95:7.2 (1050.7) En ninguna parte, ni siquiera en China ni en Roma, fracasaron tan rotundamente las enseñanzas de Melquisedec como en esta región desértica tan próxima a Salem. Mucho después de que la mayoría de los pueblos de Oriente y Occidente se hubieran hecho budistas y cristianos respectivamente, el desierto de Arabia seguía igual que en los milenios anteriores. Cada tribu adoraba a sus fetiches de antaño y muchas familias tenían sus propios dioses domésticos. La lucha entre la Ishtar babilónica, el Yahvé hebreo, la Ahura iraní y el Padre cristiano del Señor Jesucristo se prolongó durante mucho tiempo, y ninguno de estos conceptos logró superar nunca a los demás.
95:7.3 (1051.1) Dispersos por toda Arabia había familias y clanes que conservaban una idea difusa del Dios único. Estos grupos atesoraban las tradiciones de Melquisedec, de Abraham, de Moisés y de Zoroastro. En muchos centros el evangelio jesusiano hubiera podido ser bien recibido, pero los misioneros cristianos de la región del desierto eran un colectivo austero e inflexible, en contraste con los misioneros innovadores y dialogantes que actuaron en los países mediterráneos. Si los seguidores de Jesús hubieran tomado más en serio su mandato de «ir por todo el mundo y predicar el evangelio» y hubieran sido más afables en su predicación, menos estrictos en las exigencias sociales colaterales ideadas por ellos mismos, muchas tierras habrían recibido gustosamente el sencillo evangelio del hijo del carpintero, Arabia entre ellas.
95:7.4 (1051.2) Los grandes monoteísmos levantinos no consiguieron echar raíces en Arabia, y sin embargo esta tierra desértica fue capaz de producir una fe menos exigente en sus requisitos sociales pero también monoteísta.
95:7.5 (1051.3) Las creencias primitivas y desorganizadas del desierto compartían un factor de naturaleza tribal, racial o nacional: el respeto peculiar y generalizado que casi todas las tribus árabes estaban dispuestas a rendir a cierto fetiche de piedra negra situado en cierto templo de la Meca. Este punto común de contacto y veneración condujo posteriormente a la instauración de la religión islámica. Lo que Yahvé, el espíritu del volcán, fue para los semitas judíos, llegó a ser la piedra Kaaba para sus primos árabes.
95:7.6 (1051.4) La fortaleza del islam ha sido su presentación inequívoca y bien definida de Alá como la sola y única Deidad. Su debilidad radica en su promulgación vinculada a la fuerza militar junto con su degradación de la mujer. Pero se ha mantenido firme en su presentación de la Deidad Única Universal de todos, «que conoce lo invisible y lo visible. Él es el misericordioso y el compasivo». «Dios es verdaderamente abundante en bondad hacia todos los hombres.» «Y cuando estoy enfermo, es él quien me sana.» «Pues siempre que tres se reúnen para hablar, Dios está presente y es el cuarto», pues ¿acaso no es «el primero y el último, y también el visto y el oculto»?
95:7.7 (1051.5) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 96
96:0.1 (1052.1) CUANDO el hombre concibe la Deidad empieza incluyendo a todos los dioses, después subordina todos los dioses extranjeros a su deidad tribal y al final termina excluyéndolos a todos excepto al Dios único de valor final y supremo. Los judíos sintetizaron a todos los dioses en su concepto más sublime del Señor Dios de Israel. Los hindúes combinaron igualmente sus múltiples deidades en la «espiritualidad única de los dioses» descrita en el Rigveda, mientras que los mesopotámicos redujeron sus dioses al concepto más centralizado de Bel-Marduc. Estas ideas monoteístas maduraron en todo el mundo poco después de la aparición de Maquiventa Melquisedec en Salem de Palestina. Pero el concepto de Deidad de Melquisedec era diferente al de la filosofía evolutiva de inclusión, subordinación y exclusión; estaba basado exclusivamente en el poder creativo e influyó muy pronto en los más altos conceptos de deidad de Mesopotamia, la India y Egipto.
96:0.2 (1052.2) La religión de Salem era venerada como tradición por los kenitas y varias otras tribus cananeas. Uno de los objetivos de la encarnación de Melquisedec fue fomentar la creencia en un Dios único para preparar el camino del otorgamiento en la tierra de un Hijo de ese Dios único. Miguel no podía venir a Urantia hasta que hubiera un pueblo que creyera en el Padre Universal para poder aparecer entre sus gentes.
96:0.3 (1052.3) Los kenitas de Palestina conservaron la religión de Salem como su credo. Tal como la adoptaron más tarde los hebreos, esta religión fue influida primero por las enseñanzas morales de los egipcios, más tarde por el pensamiento teológico babilónico y finalmente por las concepciones iraníes del bien y del mal. Bajo el punto de vista fáctico la religión hebrea está basada en la alianza entre Abraham y Maquiventa Melquisedec, bajo el evolutivo es el producto de muchas circunstancias situacionales extraordinarias, en cambio bajo el cultural se ha apropiado libremente de elementos religiosos, morales y filosóficos de todo el Levante. A través de la religión hebrea se transmitió gran parte de la moralidad y el pensamiento religioso de Egipto, Mesopotamia e Irán a los pueblos occidentales.
96:1.1 (1052.4) Los primeros semitas consideraban que en el interior de todas las cosas moraba un espíritu. Había espíritus del mundo animal y del mundo vegetal; espíritus anuales, el señor de la progenie; espíritus del fuego, del agua y del aire; un auténtico panteón de espíritus a los que temer y adorar. Las enseñanzas de Melquisedec sobre un Creador Universal nunca abolieron por completo la creencia en estos espíritus de menor rango o dioses de la naturaleza.
96:1.2 (1052.5) La progresión de los hebreos del politeísmo al monoteísmo pasando por el henoteísmo no fue un desarrollo conceptual continuo e ininterrumpido. Hubo muchos retrocesos en la evolución de sus conceptos de la Deidad, y en todas las épocas los diferentes grupos contemporáneos de creyentes semitas tuvieron siempre ideas muy distintas sobre Dios. A lo largo del tiempo sus conceptos de Dios recibieron diversos nombres que definiremos a continuación para evitar confusiones. Estos fueron los títulos de la Deidad en la evolución de la teología judía:
96:1.3 (1053.1) 1. Yahvé era el dios de las tribus del sur de Palestina, que asociaron este concepto de la deidad con el monte Horeb, el volcán del Sinaí. Yahvé no era más que uno de los cientos o miles de dioses de la naturaleza objeto de atención y adoración por parte de las tribus y los pueblos semitas.
96:1.4 (1053.2) 2. El Elyón. Tras la estancia de Melquisedec en Salem, su doctrina de la Deidad perduró durante siglos en versiones diversas, aunque generalmente bajo la connotación del término El Elyón, el Dios Altísimo del cielo. Muchos semitas, entre ellos los descendientes directos de Abraham, adoraron en diferentes ocasiones a El Elyón y a Yahvé al mismo tiempo.
96:1.5 (1053.3) 3. El Shaddai. Es difícil explicar el significado de El Shaddai. Esta idea de Dios era un combinado de las enseñanzas del Libro de la Sabiduría de Amenemope modificadas por la doctrina de Akenatón sobre Atón y con la influencia añadida de las enseñanzas de Melquisedec personificadas en el concepto de El Elyón. Pero al permear la mente hebrea, el concepto de El Shaddai quedó enteramente teñido por las creencias de los hombres del desierto sobre Yahvé.
96:1.6 (1053.4) Una de las ideas dominantes de la religión de esta época era el concepto egipcio de la Providencia divina, que enseñaba que la prosperidad material era una recompensa por servir a El Shaddai.
96:1.7 (1053.5) 4. El. Entre tanta confusión de términos y vaguedad de conceptos, muchos creyentes devotos se esforzaban sinceramente por adorar al conjunto de estas ideas de la divinidad que evolucionaban, y se estableció la costumbre de referirse a esta Deidad compuesta como El. Este término incluía además a otros dioses de la naturaleza adorados por los beduinos.
96:1.8 (1053.6) 5. Elohim. En Kish y en Ur perduraron durante mucho tiempo grupos caldeo-sumerios que enseñaban un concepto de Dios uno y trino fundamentado en las tradiciones de los días de Adán y de Melquisedec. Esta doctrina fue llevada a Egipto donde dicha Trinidad fue adorada bajo el nombre de Elohim (en singular Eloah). Los círculos filosóficos de Egipto y más tarde los maestros alejandrinos de origen hebreo enseñaron esta unidad de dioses plurales, y muchos de los asesores de Moisés en tiempos del éxodo creyeron en esta Trinidad. Pero el concepto trinitario de Elohim no se incorporó realmente a la teología de los hebreos hasta que se encontraron bajo la influencia política de los babilonios.
96:1.9 (1053.7) 6. Nombres diversos. A los semitas no les gustaba pronunciar el nombre de su Deidad, por eso solían recurrir a numerosos apelativos: el Espíritu de Dios, el Señor, el Ángel del Señor, el Todopoderoso, el Santo, el Altísimo, Adonai, el Anciano de los Días, el Señor Dios de Israel, el Creador del cielo y la tierra, Kyrios, Jah, el Señor de los Ejércitos y el Padre del Cielo.
96:1.10 (1053.8) Jehová es un término que se ha empleado recientemente para designar el concepto terminado de Yahvé, el producto final de la larga evolución de la experiencia hebrea. Pero el nombre de Jehová no se llegó a utilizar hasta mil quinientos años después de la época de Jesús.
96:1.11 (1054.1) Hasta cerca del año 2000 a. C. el monte Sinaí fue un volcán activo intermitente con erupciones ocasionales tan recientes como las que se produjeron durante la estancia de los israelitas en esa región. El fuego y el humo, junto con las detonaciones atronadoras asociadas a las erupciones de esta montaña volcánica, impresionaban y sobrecogían a los beduinos de las regiones vecinas e infundían en ellos un gran temor a Yahvé. Este espíritu del monte Horeb se convirtió más tarde en el dios de los semitas hebreos, que acabaron convenciéndose de su supremacía sobre todos los demás dioses.
96:1.12 (1054.2) Los cananeos habían venerado durante mucho tiempo a Yahvé, y aunque muchos kenitas creían más o menos en El Elyón, el superdiós de la religión de Salem, la mayoría de los cananeos se mantenían vagamente fieles a las viejas deidades tribales. No estaban muy dispuestos a abandonar a sus deidades nacionales en favor de un Dios internacional, por no decir interplanetario. La idea de una deidad universal no cabía en la mentalidad de estas tribus, por eso siguieron adorando a sus deidades tribales, entre ellas Yahvé y los becerros de oro y plata que simbolizaban el concepto de los pastores beduinos sobre el espíritu del volcán del Sinaí.
96:1.13 (1054.3) Los sirios, además de adorar a sus dioses, creían en el Yahvé de los hebreos, pues sus profetas dijeron al rey sirio: «Sus dioses son dioses de los montes, por eso fueron más fuertes que nosotros; pero luchemos contra ellos en la llanura y seremos sin duda más fuertes que ellos».
96:1.14 (1054.4) A medida que progresa la cultura del hombre los dioses menores quedan subordinados a una deidad suprema; el gran Júpiter solo perdura como una exclamación. Los monoteístas conservan a sus dioses menores como espíritus, demonios, parcas, nereidas, hadas, duendes, enanos, las almas en pena y el mal de ojo. Los hebreos pasaron por el henoteísmo y creyeron durante mucho tiempo en la existencia de otros dioses distintos de Yahvé hasta que se fueron convenciendo de que esas deidades ajenas eran inferiores a Yahvé. Admitían la realidad de Quemos, el dios de los amoritas, pero con menor rango que Yahvé.
96:1.15 (1054.5) De todas las teorías de los mortales sobre Dios, la idea de Yahvé es la que ha experimentado un desarrollo más extenso. Su evolución progresiva solo es comparable a la metamorfosis del concepto de Buda en Asia, que al final condujo al concepto del Absoluto Universal igual que el concepto de Yahvé culminó en la idea del Padre Universal. Pero hay un dato histórico a tener en cuenta, y es que los judíos cambiaron su visión de la Deidad desde el dios tribal del monte Horeb hasta el posterior Padre Creador amoroso y misericordioso, pero nunca cambiaron su nombre; durante el proceso de evolución de este concepto de la deidad lo siguieron llamando Yahvé en todo momento.
96:2.1 (1054.6) Los semitas del este eran jinetes organizados y bien liderados que invadieron las regiones orientales del Creciente Fértil donde se unieron con los babilonios. Los caldeos cercanos a Ur estaban entre los más avanzados de los semitas del este. Los fenicios eran un grupo superior y bien organizado de semitas mestizos que ocupaban el oeste de Palestina a lo largo de la costa mediterránea. Desde el punto de vista racial los semitas eran una de las poblaciones más mezcladas de Urantia, pues contenían factores hereditarios de casi todas las nueve razas del mundo.
96:2.2 (1054.7) Los semitas árabes intentaron repetidas veces abrirse camino por la fuerza hacia la tierra prometida del norte, la tierra que «manaba leche y miel», pero eran rechazados sistemáticamente por los semitas y los hititas del norte, mejor organizados y mucho más civilizados. Posteriormente y a raíz de una hambruna excepcionalmente grave, muchos de esos beduinos errantes entraron en Egipto contratados como fuerza de trabajo para las obras públicas egipcias y se encontraron sometidos a la amarga experiencia de esclavitud cotidiana de los trabajadores corrientes y oprimidos del valle del Nilo.
96:2.3 (1055.1) Fue después de los tiempos de Maquiventa Melquisedec y Abraham cuando ciertas tribus semitas empezaron a ser conocidas como hijos de Israel por sus peculiares creencias religiosas, y más tarde como hebreos, judíos y el «pueblo elegido». Abraham no fue el padre racial de todos los hebreos; ni siquiera fue el antepasado de todos los semitas beduinos que fueron esclavizados en Egipto. Es verdad que su descendencia formó el núcleo del pueblo judío posterior al salir de Egipto, pero la inmensa mayoría de los hombres y mujeres que se incorporaron a los clanes de Israel no había estado nunca en Egipto. Eran simplemente nómadas como ellos que decidieron adherirse al liderazgo de Moisés cuando los hijos de Abraham y sus compañeros semitas huidos de Egipto atravesaban el norte de Arabia.
96:2.4 (1055.2) Cuando fueron esclavizados en Egipto, los semitas que pronto formarían la nación hebrea ya habían olvidado casi por completo las enseñanzas de Melquisedec sobre El Elyón, el Altísimo, y la alianza del favor divino mediante la fe. Sin embargo aquellos nómadas árabes conservaron durante todo su cautiverio una creencia tradicional residual en Yahvé como su deidad racial.
96:2.5 (1055.3) Yahvé era adorado por más de cien tribus árabes distintas. Excepto por el matiz del concepto de El Elyón de Melquisedec que perduraba entre las clases más cultas de Egipto, incluyendo las estirpes mestizas de hebreos y egipcios, la religión de la masa de esclavos hebreos cautivos era una versión modificada del antiguo culto a Yahvé de magia y sacrificios.
96:3.1 (1055.4) La evolución de los conceptos y los ideales hebraicos de un Creador Supremo se inició con la salida de Egipto de los semitas bajo la dirección del gran líder, maestro y organizador, Moisés. Su madre pertenecía a la familia real egipcia; su padre era un funcionario de enlace semita entre el gobierno y los cautivos beduinos. Moisés poseía así cualidades procedentes de fuentes raciales superiores; su ascendencia estaba tan mezclada que es imposible clasificarlo en ningún grupo racial. De no ser por este mestizaje no habría mostrado nunca un talento tan extraordinariamente adaptable a la hora de manejar a la horda heterogénea que acabó por asociarse bajo su liderazgo a los semitas beduinos en su huida de Egipto hacia el desierto de Arabia.
96:3.2 (1055.5) A pesar de los atractivos de la cultura del reino del Nilo, Moisés eligió unir su suerte a la del pueblo de su padre. En el momento en que este gran organizador diseñaba los planes que terminarían liberando al pueblo de su padre, los cautivos beduinos apenas tenían una religión digna de este nombre: sin un concepto verdadero de Dios y sin ninguna esperanza en el mundo.
96:3.3 (1055.6) Ningún líder ha emprendido jamás la tarea de reformar y enaltecer a un colectivo más desamparado, abatido, deprimido e ignorante de seres humanos, pero esos esclavos contenían un potencial de desarrollo latente en sus estirpes hereditarias. Moisés había previsto en sus preparativos la formación de un número suficiente de mandos instruidos para disponer de un cuerpo eficaz de organizadores el día de la revuelta por la libertad. Estos hombres superiores habían sido empleados como capataces nativos de su pueblo y habían recibido alguna educación gracias a la influencia de Moisés entre los dirigentes egipcios.
96:3.4 (1056.1) Moisés había intentado por todos los medios negociar diplomáticamente la libertad de sus compañeros semitas. Él y su hermano llegaron a pactar con el rey de Egipto su salida pacífica del valle del Nilo hacia el desierto de Arabia; habían de recibir un modesto pago en dinero y en especie como reconocimiento por su largo servicio en Egipto. Los hebreos se comprometían por su parte a mantener relaciones amistosas con los faraones y no unirse a ninguna alianza contra Egipto. Pero el rey decidió posteriormente derogar este acuerdo bajo pretexto de que sus espías habían descubierto deslealtades entre los esclavos beduinos. Fueron acusados de buscar la libertad con intención de ir al desierto a organizar a los nómadas contra Egipto.
96:3.5 (1056.2) Pero Moisés no cejó y esperó a que llegara su momento. Menos de un año después, aprovechando que las fuerzas militares egipcias estaban dedicadas a resistir simultáneamente una fuerte ofensiva libia desde el sur y una invasión naval griega desde el norte, este intrépido organizador sacó a sus compatriotas de Egipto en una espectacular huida nocturna. Esta carrera por la libertad cuidadosamente planeada y perfectamente ejecutada fue un éxito a pesar de la furiosa persecución del faraón con un pequeño contingente de egipcios. Los perseguidores cayeron ante la defensa de los fugitivos y cedieron mucho botín, que se vería incrementado posteriormente por los saqueos de esta multitud de esclavos en fuga a su paso hacia su hogar ancestral en el desierto.
96:4.1 (1056.3) La evolución y elevación de la enseñanza mosaica han influido sobre casi la mitad del mundo y siguen influyendo incluso en el siglo veinte. Aunque Moisés comprendía la filosofía religiosa egipcia más avanzada, los esclavos beduinos no sabían casi nada de esas enseñanzas; en cambio nunca olvidaron por completo al dios del monte Horeb a quien sus antepasados habían llamado Yahvé.
96:4.2 (1056.4) Moisés había oído hablar de las enseñanzas de Maquiventa Melquisedec tanto a su padre como a su madre. La unión insólita entre un hombre de raza cautiva y una mujer de sangre real se explica precisamente por esta creencia religiosa común. El suegro de Moisés era un kenita adorador de El Elyón, pero los padres del emancipador eran creyentes en El Shaddai y educaron a su hijo en su misma creencia. Moisés se convirtió a la fe en El Elyón por influencia de su suegro, y cuando los hebreos huidos de Egipto estaban acampados alrededor del monte Sinaí, ya había formulado un concepto nuevo y ampliado de la Deidad derivado de todas sus creencias anteriores. Entonces decidió con buen criterio proclamar este concepto a su pueblo como una extensión de la creencia en Yahvé, su dios tribal de antaño.
96:4.3 (1056.5) Moisés había intentado enseñar a estos beduinos la idea de El Elyón, pero ya antes de salir de Egipto se había convencido de que nunca llegarían a comprender plenamente esta doctrina. Por eso optó deliberadamente por la solución de adoptar a su dios tribal del desierto como el único y solo dios de sus seguidores. Moisés no enseñó expresamente que otros pueblos y naciones no pudieran tener otros dioses, pero sí mantuvo resueltamente que Yahvé estaba por encima de todos ellos, especialmente para los hebreos. Y siempre le atormentó el incómodo compromiso de tener que presentar su idea nueva y superior de la Deidad a esos esclavos ignorantes bajo el disfraz de la antigua denominación de Yahvé, que había sido simbolizado siempre por el becerro de oro de las tribus beduinas.
96:4.4 (1056.6) El hecho de que Yahvé fuera el Dios de los hebreos fugitivos explica por qué se quedaron tanto tiempo frente a la montaña sagrada del Sinaí, y por qué recibieron allí los diez mandamientos que Moisés promulgó en nombre de Yahvé, el dios del Horeb. Durante esta larga estancia delante del Sinaí se fue perfeccionando el ceremonial religioso del incipiente culto hebreo.
96:4.5 (1057.1) No parece probable que Moisés hubiera conseguido establecer su culto ceremonial relativamente avanzado ni conservar intactos a sus seguidores durante un cuarto de siglo de no haber sido por la violenta erupción del Horeb que tuvo lugar durante la tercera semana de su estancia de adoración al pie del monte. «La montaña de Yahvé se consumía en fuego y el humo subía como el humo de un horno, y toda la montaña temblaba sobremanera». A la vista de ese cataclismo no es de extrañar que Moisés lograra inculcar en sus hermanos la enseñanza de que su Dios era «fuerte, terrible, un fuego devorador, temible y todopoderoso».
96:4.6 (1057.2) Moisés proclamó que Yahvé era el Señor Dios de Israel y que había señalado a los hebreos como su pueblo elegido; estaba construyendo una nueva nación y nacionalizó con acierto sus enseñanzas religiosas diciendo a sus seguidores que Yahvé era un amo duro, un «Dios celoso». Pero intentó al mismo tiempo ampliar su concepto de la divinidad cuando les enseñó que Yahvé era el «Dios de los espíritus de toda carne» y cuando dijo: «El Dios eterno es tu refugio, y debajo de ti están sus brazos sempiternos». Moisés enseñó que Yahvé era un Dios fiel a sus alianzas: «no os abandonará, ni os destruirá ni olvidará la alianza de vuestros padres, porque el Señor os ama y no olvidará el juramento que hizo a vuestros padres».
96:4.7 (1057.3) Moisés hizo un esfuerzo heroico por elevar a Yahvé a la dignidad de Deidad suprema cuando lo presentó como «el Dios de la verdad, que no tiene iniquidad y es justo y recto en todas sus formas». Pero a pesar de estas elevadas enseñanzas, el limitado entendimiento de sus seguidores hizo necesario describir a Dios a imagen del hombre, sujeto a ataques de ira, cólera y severidad, incluso vengativo y fácilmente influenciable por la conducta del hombre.
96:4.8 (1057.4) Yahvé, un dios tribal de la naturaleza, se convirtió bajo las enseñanzas de Moisés en el Señor Dios de Israel que los siguió por el desierto e incluso hasta el exilio, donde pronto fue concebido como el Dios de todos los pueblos. El cautiverio posterior de los judíos en Babilonia liberó definitivamente el concepto de Yahvé en su evolución hasta asumir el papel monoteísta de Dios de todas las naciones.
96:4.9 (1057.5) La característica más notable y singular de la historia religiosa de los hebreos es esta evolución continua del concepto de la Deidad a partir del dios primitivo del monte Horeb. A través de las enseñanzas de sus líderes espirituales sucesivos alcanzó el alto nivel de desarrollo descrito en las doctrinas de la Deidad de los Isaías, que proclamaron el magnífico concepto del Padre Creador amoroso y misericordioso.
96:5.1 (1057.6) Moisés era una combinación extraordinaria de jefe militar, organizador social y maestro religioso. Fue el maestro y líder individual más importante del mundo entre la época de Maquiventa y la de Jesús. Moisés intentó introducir muchas reformas en Israel de las que no queda constancia escrita. En el espacio de una vida humana sacó de la esclavitud y el vagabundeo incivilizado a la horda políglota de los llamados hebreos, al tiempo que establecía los fundamentos para el nacimiento posterior de una nación y la perpetuación de una raza.
96:5.2 (1057.7) Se conservan tan pocos datos sobre la gran obra de Moisés porque los hebreos no tenían un lenguaje escrito en el momento del éxodo. Las narraciones sobre los tiempos y los hechos de Moisés proceden de las tradiciones vigentes más de mil años después de la muerte del gran líder.
96:5.3 (1058.1) Muchos de los avances aportados por Moisés que superaban la religión de los egipcios y de las tribus levantinas circundantes procedían de las tradiciones kenitas de tiempos de Melquisedec. De no haber sido por las enseñanzas de Maquiventa a Abraham y a sus contemporáneos, los hebreos habrían salido de Egipto sumidos en una oscuridad sin remedio. Moisés y su suegro Jetró reunieron los restos de las tradiciones de los días de Melquisedec, y estas enseñanzas, unidas a los conocimientos de los egipcios, guiaron a Moisés en la creación de la religión mejorada de los israelitas y sus ritos. Moisés era un organizador; seleccionó lo mejor de la religión y los usos y costumbres de Egipto y Palestina, incorporó estas prácticas a las tradiciones de las enseñanzas de Melquisedec y organizó así el ceremonial de culto hebreo.
96:5.4 (1058.2) Moisés creía en la Providencia; estaba profundamente identificado con las doctrinas egipcias sobre el control sobrenatural del Nilo y de los demás elementos de la naturaleza. Tenía una gran visión de Dios, pero era totalmente sincero cuando enseñaba a los hebreos que si obedecían a Dios, «él os amará, os bendecirá y os multiplicará. Él multiplicará el fruto de vuestro vientre y el fruto de vuestra tierra: el grano, el vino, el aceite y vuestros rebaños. Prosperaréis sobre todos los pueblos, y el Señor vuestro Dios apartará de vosotros toda enfermedad y no os impondrá ninguna de las plagas malignas de Egipto». Dijo incluso: «Recordad al Señor vuestro Dios, pues él es quien os da el poder de conseguir riqueza». «Prestaréis a muchas naciones, pero no tomaréis prestado. Reinaréis sobre muchas naciones, pero ellas no reinarán sobre vosotros.»
96:5.5 (1058.3) Pero era realmente patético observar los esfuerzos de este gran pensador por adaptar su concepto sublime de El Elyón, el Altísimo, a la capacidad de comprensión de aquellos hebreos ignorantes y analfabetos. Ante sus líderes reunidos clamaba con voz de trueno: «El Señor vuestro Dios es el único Dios; no hay otro fuera de él», y ante las multitudes declaraba: «¿Quién es como vuestro Dios entre todos los dioses?» Moisés se enfrentó valientemente, aunque con éxito parcial, a los fetiches y a la idolatría con declaraciones como esta: «No visteis figura alguna el día en que vuestro Dios os habló en el Horeb en medio del fuego». Prohibió también la fabricación de imágenes de ningún tipo.
96:5.6 (1058.4) Moisés temía proclamar la misericordia de Yahvé y prefirió inspirar en su pueblo un respeto reverencial por miedo a la justicia de Dios, diciendo: «El Señor vuestro Dios es Dios de Dioses y Señor de Señores, un Dios grande, un Dios poderoso y terrible que no muestra parcialidad con los hombres». Por otro lado trató de controlar los clanes turbulentos cuando declaró: «vuestro Dios mata cuando lo desobedecéis; cura y da vida cuando lo obedecéis». Pero Moisés enseñó a estas tribus que se convertirían en el pueblo elegido de Dios solo a condición de que «guardaran todos sus mandamientos y obedecieran todas sus leyes».
96:5.7 (1058.5) Durante esos primeros tiempos los hebreos recibieron pocas enseñanzas sobre la misericordia de Dios. Aprendieron que Dios era «el Todopoderoso; el Señor es un gran guerrero, Dios de las batallas, glorioso en su poder, que hace pedazos a sus enemigos». «El Señor vuestro Dios anda en medio del campamento para liberaros.» Los israelitas pensaban que su Dios era alguien que los amaba, pero que también «endureció el corazón del faraón» y «maldijo a sus enemigos».
96:5.8 (1058.6) Aunque Moisés presentó a los hijos de Israel visiones fugaces de una Deidad universal y benefactora, su concepto cotidiano de Yahvé era en conjunto solo un poco mejor que los dioses tribales de los pueblos circundantes, un concepto de Dios primitivo, rudimentario y antropomórfico. Cuando Moisés falleció estas tribus beduinas volvieron rápidamente a las ideas semibárbaras de sus antiguos dioses del Horeb y del desierto. La visión ampliada y más sublime de Dios que Moisés presentaba cada cierto tiempo a los dirigentes se perdió pronto de vista, mientras que la mayoría de la gente volvía a adorar a sus fetiches, los becerros de oro, el símbolo de Yahvé para los pastores palestinos.
96:5.9 (1059.1) Cuando Moisés entregó el mando de los hebreos a Josué ya había reunido a miles de descendientes colaterales de Abraham, Nacor, Lot y a otras tribus emparentadas, y los había transformado en una nación de pastores guerreros capaces de sustentarse y de autorregularse parcialmente.
96:6.1 (1059.2) En cuanto Moisés murió su elevado concepto de Yahvé se deterioró. Josué y las autoridades de Israel siguieron conservando las tradiciones mosaicas del Dios omnisciente, caritativo y todopoderoso, pero el pueblo llano volvió rápidamente a su antigua idea del Yahvé del desierto. Esta recesión del concepto de la Deidad se agravó bajo los gobiernos sucesivos de los diversos jeques tribales, los llamados jueces.
96:6.2 (1059.3) El carisma de la personalidad extraordinaria de Moisés había mantenido viva en el corazón de sus seguidores la inspiración de un concepto cada vez más amplio de Dios; pero una vez que llegaron a las tierras fértiles de Palestina, aquellos pastores nómadas se convirtieron rápidamente en agricultores asentados y relativamente tranquilos. Esta evolución de los hábitos de vida y este cambio del punto de vista religioso exigieron una transformación más o menos completa del concepto que tenían sobre la naturaleza de su Dios, Yahvé. Durante el periodo en que el Dios austero, rudimentario, exigente y atronador del desierto de Sinaí empezó a transmutarse en el concepto posterior de un Dios de amor, justicia y misericordia, los hebreos casi perdieron de vista las elevadas enseñanzas de Moisés. Estuvieron a punto de perder todo concepto de monoteísmo y dilapidar su oportunidad de convertirse en el pueblo que serviría de eslabón esencial en la evolución espiritual de Urantia, el colectivo que conservaría las enseñanzas de Melquisedec sobre un solo Dios hasta la época de la encarnación de un Hijo de otorgamiento de ese Padre de todos.
96:6.3 (1059.4) Josué intentó por todos los medios mantener en la mente de los hombres de las tribus el concepto de un Yahvé supremo que proclamaba: «Como estuve con Moisés, estaré con vosotros; no os dejaré ni os desampararé». Josué consideró necesario predicar un evangelio severo a su pueblo incrédulo, un pueblo demasiado dispuesto a creer en su vieja religión nativa y muy poco dispuesto a avanzar en la religión de la fe y la rectitud. La carga de las enseñanzas de Josué era: «Yahvé es un Dios santo; es un Dios celoso; no perdonará vuestras transgresiones ni vuestros pecados». El concepto más alto de esta época describía a Yahvé como un «Dios de poder, de juicio y de justicia».
96:6.4 (1059.5) Pero incluso en aquellos tiempos oscuros surgía de vez en cuando un maestro solitario para proclamar el concepto mosaico de la divinidad: «Vosotros, hijos de la maldad, no podéis servir al Señor, pues él es un Dios santo». «¿Será el hombre mortal más justo que Dios? ¿Será un hombre más puro que su Hacedor?» «¿Podéis, buscando, descubrir a Dios? ¿Podéis descubrir al Todopoderoso en su perfección? Mirad, Dios es grande y no lo conocemos. Es el Todopoderoso, no lo podemos alcanzar.»
96:7.1 (1060.1) Los hebreos se establecieron de forma dispersa en Palestina bajo el liderazgo de sus jeques y sacerdotes. Pronto retrocedieron a las creencias ignorantes del desierto y se contaminaron con las prácticas religiosas menos avanzadas de los cananeos. Se hicieron idólatras y licenciosos, y su idea de la Deidad cayó muy por debajo de los conceptos egipcios y mesopotámicos de Dios que mantenían ciertos grupos salemitas supervivientes. Estos conceptos están registrados en algunos de los salmos y en el llamado libro de Job.
96:7.2 (1060.2) Los salmos son obra de una veintena o más de autores; muchos fueron escritos por maestros egipcios y mesopotámicos. Durante esos tiempos de predominio de los dioses de la naturaleza en el Levante, seguía existiendo un número considerable de personas que creían en la supremacía de El Elyón, el Altísimo.
96:7.3 (1060.3) Ninguna colección de escritos religiosos expresa la devoción y las ideas inspiradoras de Dios con tanta riqueza como el libro de los Salmos. Al leer detenidamente esta maravillosa colección de literatura devota sería muy útil considerar por separado la fuente y la cronología de cada himno de alabanza y adoración, teniendo en cuenta que ninguna otra colección individual cubre un periodo de tiempo tan largo. Este libro de los Salmos es la recopilación de los diversos conceptos de Dios que albergaron los creyentes de la religión de Salem en todo el Levante y abarca el periodo completo que va de Amenemope a Isaías. En los salmos, Dios está representado en todas las fases de concepción, desde la idea rudimentaria de una deidad tribal hasta el ideal inmensamente ampliado de los hebreos posteriores que describe a Yahvé como gobernante amoroso y Padre misericordioso.
96:7.4 (1060.4) Considerado así, este conjunto de salmos constituye la selección más valiosa y útil de sentimientos devotos reunida por el hombre hasta el siglo veinte. El espíritu de adoración de esta colección de himnos trasciende al de todos los demás libros sagrados del mundo.
96:7.5 (1060.5) El abigarrado retrato de la Deidad presentado en el libro de Job fue elaborado por más de veinte maestros religiosos mesopotámicos a lo largo de un periodo de casi trescientos años. Y cuando leáis el elevado concepto de la divinidad descrito en esta recopilación de creencias mesopotámicas, reconoceréis que fue en los alrededores de Ur de Caldea donde mejor se conservó la idea de un Dios real durante los tiempos sombríos de Palestina.
96:7.6 (1060.6) En Palestina se comprendía bastante bien la sabiduría y la omnipresencia de Dios, pero escasamente su amor y su misericordia. El Yahvé de entonces «envía espíritus malignos para dominar el alma de sus enemigos»; hace prosperar a sus propios hijos obedientes, mientras maldice y castiga espantosamente a todos los demás. «Frustra las tramas de los astutos; atrapa a los sabios en su propia astucia.»
96:7.7 (1060.7) Solo en Ur se alzó una voz para proclamar a gritos la misericordia de Dios diciendo: «Rezará a Dios y encontrará su favor y verá su rostro con alegría, pues Dios otorgará al hombre rectitud divina». Y así se predicó desde Ur la salvación, el favor divino, por la fe: «Es clemente con el que se arrepiente y dice: ‘Líbralo de bajar a la fosa, pues he hallado su rescate’. Si alguien dice: ‘He pecado y pervertido lo que era recto, y no me ha aprovechado’, Dios librará su alma de la fosa, y verá la luz». Desde los tiempos de Melquisedec el mundo levantino no había oído un mensaje de salvación humana tan sonoro y alentador como esta extraordinaria enseñanza de Eliú, el profeta de Ur y sacerdote de los creyentes salemitas, el remanente de la antigua colonia de Melquisedec en Mesopotamia.
96:7.8 (1061.1) Los continuadores de los misioneros de Salem en Mesopotamia mantuvieron así la luz de la verdad durante el periodo de desorganización de los pueblos hebreos hasta la aparición del primero de una larga lista de maestros de Israel. Concepto a concepto, estos maestros fueron construyendo sin descanso hasta que consiguieron hacer realidad el ideal del Padre Universal y Creador de todos, la cima de la evolución del concepto de Yahvé.
96:7.9 (1061.2) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 97
97:0.1 (1062.1) LOS líderes espirituales de los hebreos hicieron lo que hasta entonces no había logrado hacer nadie: desantropomorfizar su concepto de Dios sin convertirlo en una abstracción de la Deidad comprensible solo para los filósofos. En este concepto maduro de Yahvé, incluso la gente corriente podía ver en él a un Padre, si no del individuo, al menos de la raza.
97:0.2 (1062.2) El concepto de la personalidad de Dios había sido enseñado con claridad en Salem en tiempos de Melquisedec, pero era vago y confuso cuando huyeron de Egipto y solo fue evolucionando en la mente hebraica de generación en generación como respuesta a las enseñanzas de sus líderes espirituales. La percepción de la personalidad de Yahvé evolucionó progresivamente de forma mucho más continua que la de otros muchos atributos de la Deidad. Desde Moisés hasta Malaquías se produjo un crecimiento ideacional casi ininterrumpido de la personalidad de Dios en la mente hebrea, y este concepto fue realzado y glorificado finalmente por las enseñanzas de Jesús sobre el Padre del cielo.
97:1.1 (1062.3) Ante las hostilidades de los pueblos palestinos circundantes los jeques hebreos comprendieron enseguida que no podían esperar sobrevivir si no confederaban sus organizaciones tribales en un gobierno centralizado. Esta centralización de la autoridad administrativa facilitó la labor de Samuel como maestro y reformador.
97:1.2 (1062.4) Samuel procedía de una larga línea de maestros salemitas que habían preservado las verdades de Melquisedec como parte de sus formas de culto. Este maestro era un hombre resuelto y vigoroso. Solo por su gran dedicación, unida a su extraordinaria determinación, pudo superar el rechazo casi universal que provocó su campaña por reconducir a Israel al culto al Yahvé supremo de los tiempos mosaicos. Con todo, logró parcialmente su objetivo, pues recuperó a la mitad más inteligente de los hebreos para el concepto superior de Yahvé mientras la otra mitad seguía adorando a los dioses tribales del país y apegada a los conceptos inferiores de Yahvé.
97:1.3 (1062.5) Samuel era un hombre rudo pero eficaz, un reformador práctico que podía salir un día cualquiera con sus compañeros y derribar una veintena de santuarios de Baal. Lograba sus objetivos por pura coacción; predicaba poco y enseñaba menos, pero actuaba mucho. Un día se burlaba del sacerdote de Baal y al siguiente cortaba en pedazos a un rey cautivo. Creía con devoción en el Dios único y tenía un concepto claro de ese Dios único como creador del cielo y de la tierra: «Del Señor son las columnas de la tierra, y sobre ellas asentó el mundo».
97:1.4 (1063.1) Pero la mayor contribución de Samuel al desarrollo del concepto de la Deidad fue su declaración rotunda de que Yahvé era invariable, de que personificaba por siempre la misma perfección y divinidad infalible. En aquella época se concebía a Yahvé como un Dios voluble, caprichoso y envidioso que se lamentaba siempre de haber hecho esto o aquello. Pero ahora, por primera vez desde su huida de Egipto, los hebreos oyeron estas palabras impactantes: «La Fuerza de Israel no mentirá ni se arrepentirá, porque él no es hombre para que se arrepienta». Quedó así proclamada la estabilidad en las relaciones con la divinidad. Samuel reiteró la alianza de Melquisedec con Abraham y declaró que el Señor Dios de Israel era la fuente de toda verdad, toda estabilidad y toda constancia. Los hebreos habían considerado siempre a su Dios como un hombre, un superhombre, un espíritu ensalzado de origen desconocido, pero ahora el que fuera espíritu del Horeb era exaltado ante ellos como un Dios inmutable de perfección creadora. En la evolución del concepto de Dios, Samuel estaba contribuyendo a elevarlo a una altura situada por encima del estado cambiante de la mente humana y de las vicisitudes de la existencia mortal. Bajo su enseñanza, el Dios de los hebreos empezaba a ascender desde una idea propia de los dioses tribales hasta el ideal de un Creador y Supervisor todopoderoso e invariable de toda la creación.
97:1.5 (1063.2) Predicaba una y otra vez sobre la sinceridad de Dios y su fidelidad a sus alianzas. Dijo Samuel: «El Señor no abandonará a su pueblo». «Él ha hecho con nosotros un pacto eterno, ordenado en todo y seguro.» Y así resonó en toda Palestina la llamada a adorar de nuevo al Yahvé supremo. Este maestro lleno de energía proclamaba sin cesar: «Tú eres grande, oh Señor Dios, pues no hay nadie como tú, ni hay Dios fuera de ti».
97:1.6 (1063.3) Hasta ese momento los hebreos habían relacionado el favor de Yahvé sobre todo con la prosperidad material. Causó gran impacto en Israel, y casi le cuesta la vida a Samuel, que se atreviera a proclamar: «El Señor enriquece y empobrece; abate y enaltece. Levanta del polvo al pobre y eleva a los mendigos para sentarlos con los príncipes y hacerles heredar el trono de gloria». Desde Moisés no se habían proclamado promesas tan reconfortantes para los humildes y los menos afortunados, y miles de desesperados de entre los pobres empezaron a despertar a la esperanza de mejorar su estatus espiritual.
97:1.7 (1063.4) Pero Samuel no progresó mucho más allá del concepto de un dios tribal. Proclamó a un Yahvé que había creado a todos los hombres pero que se ocupaba principalmente de los hebreos, su pueblo elegido. Aun así, el concepto de Dios volvía a representar, como en los días de Moisés, a una Deidad santa y recta. «No hay nadie tan santo como el Señor. ¿Quién se puede comparar con este Señor Dios santo?»
97:1.8 (1063.5) Con el paso de los años el viejo líder ya canoso progresó en su comprensión de Dios, pues declaró: «El Señor es Dios de sabiduría, y por él son pesadas las acciones. El Señor juzgará los confines de la tierra, con el benigno se muestra benigno, y con el hombre íntegro se muestra íntegro». Aquí alborea ya la misericordia, aunque limitada a aquellos que son misericordiosos. Más tarde dio un paso más cuando exhortó a su pueblo en la adversidad: «Caigamos ahora en manos del Señor, porque grandes son sus misericordias». «El Señor no está limitado a salvar a muchos o a pocos.»
97:1.9 (1063.6) Este desarrollo gradual del concepto del carácter de Yahvé continuó bajo el ministerio de los sucesores de Samuel. Intentaron presentar a Yahvé como un Dios que mantenía sus alianzas, pero no pudieron avanzar al ritmo marcado por Samuel; no lograron desarrollar la idea de la misericordia de Dios tal como Samuel la había concebido en sus últimos años. Hubo un retroceso constante hacia el reconocimiento de otros dioses, aunque se mantuvo a Yahvé por encima de todos ellos. «Tuyo es el reino, oh Señor, y tú eres exaltado como cabeza sobre todos.»
97:1.10 (1064.1) La idea clave de esta época era el poder divino; los profetas de entonces predicaron una religión destinada a favorecer al rey que estaba en el trono hebreo. «Tuya, oh Señor, es la grandeza y el poder y la gloria y la victoria y la majestad. En tu mano están el poder y la fortaleza, y en tu mano está engrandecer y fortalecer a todos.» Este era el concepto de Dios en tiempos de Samuel y sus inmediatos sucesores.
97:2.1 (1064.2) En el siglo décimo antes de Cristo, la nación hebrea se dividió en dos reinos. En estas dos divisiones políticas muchos maestros de la verdad se esforzaron por contener la creciente marea reaccionaria de decadencia espiritual que seguía avanzando desastrosamente tras la guerra de separación, pero sus esfuerzos por hacer progresar la religión hebraica no prosperaron hasta que Elías emprendió su enseñanza. Este paladín valiente y audaz de la rectitud restableció en el reino del norte un concepto de Dios comparable al de los días de Samuel. Elías tuvo pocas oportunidades de presentar un concepto avanzado de Dios. Estaba demasiado ocupado, como lo estuvo Samuel antes que él, en derribar los altares de Baal y destruir los ídolos de los falsos dioses, y consiguió sacar adelante sus reformas frente a la oposición de un monarca idólatra. Su tarea fue incluso más difícil y gigantesca que la de Samuel.
97:2.2 (1064.3) Cuando Elías fue llamado de este mundo, su fiel compañero Eliseo se hizo cargo de su labor, y con la ayuda inestimable de Miqueas, un profeta menos conocido, mantuvo viva la luz de la verdad en Palestina.
97:2.3 (1064.4) Pero en esa época el concepto de la Deidad no progresó y los hebreos no llegaron ni siquiera al nivel del ideal mosaico. Al final del periodo de Elías y Eliseo las clases mejores volvieron a la adoración del Yahvé supremo y se restableció la idea del Creador Universal en el punto aproximado donde la había dejado Samuel.
97:3.1 (1064.5) La controversia interminable entre los creyentes en Yahvé y los seguidores de Baal fue un choque socioeconómico de ideologías más que una diferencia de creencias religiosas.
97:3.2 (1064.6) Los habitantes de Palestina tenían actitudes diferentes en cuanto a la propiedad privada de la tierra. Las tribus errantes del sur o de Arabia (los yahveítas) consideraban la tierra como algo inalienable, como un don de la Deidad al clan. Sostenían que la tierra no se podía vender ni hipotecar. «Yahvé habló y dijo: ‘La tierra no se venderá, porque la tierra es mía’.»
97:3.3 (1064.7) Los cananeos del norte, más asentados, (los baalitas) compraban, vendían e hipotecaban libremente sus tierras. La palabra baal significa propietario. El culto a Baal estaba fundamentado en dos doctrinas principales. La primera era la validez de los intercambios, contratos y pactos relativos a la propiedad (el derecho a comprar y vender tierras). La segunda daba por hecho que Baal enviaba la lluvia, pues era un dios de la fertilidad del suelo. Las buenas cosechas dependían del favor de Baal. Su culto estaba relacionado principalmente con la tierra, con su posesión y su fertilidad.
97:3.4 (1065.1) En general los baalitas poseían casas, tierras y esclavos. Eran los terratenientes aristócratas y vivían en las ciudades. Cada Baal tenía su lugar sagrado, su clero y sus «mujeres sagradas», las prostitutas rituales.
97:3.5 (1065.2) A partir de esta diferencia básica en la consideración de la tierra se desarrollaron los enconados antagonismos sociales, económicos, morales y religiosos que enfrentaron a hebreos y cananeos. Esta controversia socioeconómica no se convirtió en un asunto claramente religioso hasta los tiempos de Elías. A partir de la época de este dinámico profeta, el asunto se dirimió en un terreno más estrictamente religioso —Yahvé contra Baal— y terminó con el triunfo de Yahvé y el impulso posterior hacia el monoteísmo.
97:3.6 (1065.3) Elías trasladó la controversia Yahvé-Baal de la tenencia del suelo al aspecto religioso de las ideologías hebrea y cananea. Cuando Acab asesinó a los Nabot en una oscura maniobra por apropiarse de sus tierras, Elías convirtió en cuestión moral los antiguos usos y costumbres sobre la tierra y lanzó una enérgica campaña contra los baalitas. Fue también una lucha de la gente del campo contra la dominación de las ciudades. Fue entonces cuando Yahvé se convirtió en Elohim principalmente por la influencia de Elías. El profeta empezó como reformador agrario y acabó exaltando a la Deidad: Baales había muchos, Yahvé era uno. El monoteísmo triunfó sobre el politeísmo.
97:4.1 (1065.4) Amós dio un gran paso en la transición del dios tribal —el dios al que habían servido durante tanto tiempo con sacrificios y ceremonias, el Yahvé de los primeros hebreos—a un Dios que castigaría el crimen y la inmoralidad incluso entre su propio pueblo. Este profeta salió de sus colinas natales del sur para denunciar la criminalidad, la embriaguez, la opresión y la inmoralidad de las tribus del norte. No se habían proclamado en Palestina verdades tan rotundas desde los tiempos de Moisés.
97:4.2 (1065.5) Amós no fue un mero restaurador o reformador; fue un descubridor de nuevos conceptos de la Deidad. Proclamó muchas cosas sobre Dios que habían anunciado sus predecesores e impugnó valientemente la creencia en un Ser Divino tolerante con el pecado de su propio pueblo llamado elegido. Por primera vez desde los tiempos de Melquisedec los oídos del hombre escucharon la denuncia del doble rasero en materia de justicia y moralidad nacional. Por primera vez en su historia oídos hebreos oyeron que su propio Dios, Yahvé, no toleraría el crimen y el pecado en sus vidas, como no lo haría con ningún otro pueblo. Amós presentaba al Dios severo y justo de Samuel y Elías, pero era además un Dios que no consideraba a los hebreos de forma diferente a cualquier otra nación a la hora de castigar la maldad. Era un ataque directo contra la doctrina egoísta del «pueblo elegido» y ofendió imperdonablemente a muchos hebreos de la época.
97:4.3 (1065.6) Dijo Amós: «He aquí el que forma los montes y crea el viento. Buscad al que hizo las siete estrellas y el Orión, el que cambia las densas tinieblas en aurora y hace oscurecer el día en noche». Y al denunciar a sus paisanos semirreligiosos, oportunistas y a veces inmorales, intentaba describir la justicia inexorable de un Yahvé inmutable diciendo de los malhechores: «Aunque caven hasta el infierno, de allá los tomará mi mano; aunque suban hasta el cielo, de allá los haré descender». «Y aunque vayan al cautiverio delante de sus enemigos, allí ordenaré a la espada que los mate.» Amós asustaba aún más a sus oyentes cuando apuntaba hacia ellos con un dedo acusador y declaraba en nombre de Yahvé: «Ciertamente nunca me olvidaré de ninguna de vuestras obras». «Y cribaré a la casa de Israel entre todas las naciones como se criba el grano en el cedazo.»
97:4.4 (1066.1) Amós proclamó a Yahvé «Dios de todas las naciones» y advirtió a los israelitas de que el rito no debe sustituir a la rectitud. Antes de morir apedreado, este valiente maestro había difundido suficiente levadura de la verdad como para salvar la doctrina del Yahvé supremo; había asegurado la evolución posterior de la revelación de Melquisedec.
97:4.5 (1066.2) Oseas siguió a Amós y su doctrina de un Dios universal de justicia, y resucitó el concepto mosaico de un Dios de amor. Oseas predicó el perdón por el arrepentimiento, no por los sacrificios. Proclamó un evangelio de bondad amorosa y misericordia divina diciendo: «Yo te desposaré conmigo para siempre; sí, te desposaré conmigo en justicia y juicio, en compasión y en misericordias. Incluso te desposaré conmigo en fidelidad». «Los amaré de voluntad, pues mi ira se ha apartado de ellos.»
97:4.6 (1066.3) Oseas sostuvo fielmente las advertencias morales de Amós diciendo de Dios: «Los castigaré como deseo». Pero para los israelitas era una crueldad rayana en la traición que dijera: «Diré al que no era mi pueblo: ‘tú eres mi pueblo’; y él dirá: ‘tú eres mi Dios’». Siguió predicando el arrepentimiento y el perdón, diciendo: «Yo sanaré su apostasía; yo los amaré de voluntad, pues mi ira se ha apartado de ellos». Oseas proclamaba constantemente la esperanza y el perdón. La esencia de su mensaje era siempre: «Tendré misericordia de mi pueblo. No reconocerás a otro Dios fuera de mí, pues no hay más salvador que yo».
97:4.7 (1066.4) Amós despertó la consciencia nacional de los hebreos al reconocimiento de que Yahvé no condonaría sus crímenes ni sus pecados por su supuesta condición de pueblo elegido, mientras que Oseas hizo resonar las primeras notas de los acordes misericordiosos de la compasión de Dios y su bondad amorosa que Isaías y sus compañeros cantarían más tarde con exquisita belleza.
97:5.1 (1066.5) En aquellos días unos amenazaban a los clanes del norte con castigos para sus crímenes nacionales y sus pecados personales, mientras que otros vaticinaban calamidades en represalia por las transgresiones del reino del sur. Fue en la estela de este despertar de la conciencia y la consciencia de las naciones hebreas cuando hizo su aparición el primer Isaías.
97:5.2 (1066.6) Isaías siguió predicando la naturaleza eterna de Dios, su sabiduría infinita, su carácter perfecta e inalterablemente fidedigno. Representó al Dios de Israel diciendo: «Ajustaré el juicio a cordel y a nivel la justicia». «El Señor te dará descanso de tu dolor y de tu temor y de la dura servidumbre a la que fuiste sometido.» «Y tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: ‘este es el camino, andad por él’.» «Contemplad, Dios es mi salvación; confiaré y no temeré, porque mi fortaleza y mi canción es el Señor.» «’Venid ahora y razonemos’, dice el Señor, ‘aunque vuestros pecados sean como la grana, se harán tan blancos como la nieve; aunque sean rojos como el carmesí, quedarán como la lana’.»
97:5.3 (1066.7) Este profeta se dirigió a las almas hambrientas de los hebreos oprimidos por el miedo y les dijo: «Levántate, resplandece, porque ha llegado tu luz y la gloria del Señor ha amanecido sobre ti». «El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido el Señor para traer buenas nuevas a los humildes; me ha enviado a vendar a los quebrantados de corazón, a proclamar libertad a los cautivos y a los presos apertura de la cárcel.» «En gran manera me gozaré en el Señor, mi alma se alegrará en mi Dios, porque él me ha vestido con ropas de salvación, me ha envuelto en manto de justicia.» «En todas sus angustias, él estuvo afligido, y el ángel de su presencia los salvó. En su amor y en su compasión los redimió.»
97:5.4 (1067.1) Este Isaías fue seguido por Miqueas y Abdías, que confirmaron y embellecieron su evangelio tan satisfactorio para el alma. Estos dos valientes mensajeros denunciaron sin miedo los ritos hebreos dominados por los sacerdotes e impugnaron audazmente todo el sistema de sacrificios.
97:5.5 (1067.2) Miqueas denunció «a los jefes que juzgan por soborno, a los sacerdotes que enseñan por precio y a los profetas que adivinan por dinero». Enseñó que llegaría un día en el que vivirían libres de sacerdotes y supersticiones, diciendo: «Cada uno se sentará bajo su parra y no habrá quien los atemorice, pues cada cual vivirá según su comprensión de Dios».
97:5.6 (1067.3) La esencia del mensaje de Miqueas fue siempre: «¿Me presentaré ante Dios con holocaustos? ¿Se complacerá el Señor con mil carneros o diez mil ríos de aceite? ¿Daré a mi primogénito por mi rebeldía, el fruto de mi cuerpo por el pecado de mi alma? Él te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno; ¿y qué pide el Señor de ti sino solo obrar con justicia, amar la misericordia y caminar humildemente con tu Dios?». Hace más de dos mil quinientos años la época de Miqueas fue una gran época; sus mensajes emancipadores eran realmente estimulantes para los mortales e incluso algunos llegaron a creer en ellos. Y de no haber sido por la obstinada resistencia de los sacerdotes, estos maestros habrían conseguido abolir todo el ceremonial sangriento del culto hebreo.
97:6.1 (1067.4) Mientras otros maestros seguían exponiendo el evangelio de Isaías, Jeremías tuvo la audacia de dar el siguiente paso en la internacionalización de Yahvé, el Dios de los hebreos.
97:6.2 (1067.5) Jeremías osó declarar que Yahvé no estaba del lado de los hebreos en sus guerras con otras naciones. Afirmó que Yahvé era el Dios de toda la tierra, de todas las naciones y de todos los pueblos. La enseñanza de Jeremías fue la cresta de la creciente ola de internacionalización del Dios de Israel. Este intrépido predicador proclamó de una vez por todas que Yahvé era el Dios de todas las naciones, y que no existía ni Osiris para los egipcios, ni Bel para los babilonios, ni Asur para los asirios ni Dagón para los filisteos. La religión de los hebreos participó así en el renacimiento del monoteísmo a nivel mundial que se produjo en torno a esta época y la siguiente; el concepto de Yahvé se elevó por fin a una dignidad planetaria e incluso cósmica de Deidad. Pero a muchos compañeros de Jeremías les costaba concebir a Yahvé fuera de la nación hebrea.
97:6.3 (1067.6) Jeremías predicaba también sobre el Dios justo y amoroso descrito por Isaías cuando dijo: «Con un amor eterno te he amado, por eso te he atraído con misericordia». «Pues él no aflige por gusto a los hijos de los hombres.»
97:6.4 (1067.7) Este valiente profeta dijo: «Recto es nuestro Señor, grande en consejo y poderoso en obras. Sus ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres, para dar a cada uno según sus caminos y según el fruto de sus obras». Pero se consideró una traición blasfema que dijera durante el sitio de Jerusalén: «Y ahora yo he puesto todas estas tierras en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi siervo». Y cuando Jeremías aconsejó la rendición de la ciudad, los sacerdotes y dirigentes civiles lo arrojaron al hoyo cenagoso de una lúgubre mazmorra.
97:7.1 (1068.1) La destrucción de la nación hebrea y su cautiverio en Mesopotamia podrían haber sido muy provechosos para la expansión de su teología de no haber sido por el tenaz empeño de su clero. Su nación había caído ante los ejércitos de Babilonia y el nacionalismo de su Yahvé había sido cuestionado por las predicaciones internacionales de los líderes espirituales. Fue el resentimiento por la pérdida de su dios nacional lo que indujo a los sacerdotes judíos a inventar tantas fábulas en la historia hebrea y hacer proliferar tantos acontecimientos de apariencia milagrosa, en un esfuerzo por restablecer a los judíos como pueblo elegido incluso dentro del nuevo concepto ampliado de un Dios internacionalizado de todas las naciones.
97:7.2 (1068.2) Durante el cautiverio los judíos estuvieron muy influidos por las tradiciones y leyendas babilónicas, y cabe señalar que elevaron siempre el tono moral y la relevancia espiritual de las historias caldeas que adoptaron, a pesar de que distorsionaron sistemáticamente estas leyendas para mayor honor y gloria de la historia y la ascendencia de Israel.
97:7.3 (1068.3) Aquellos sacerdotes y escribas hebreos tenían una idea fija consistente en rehabilitar la nación judía, glorificar las tradiciones hebreas y exaltar su historia racial. Si alguien se siente inclinado a reprochar a esos sacerdotes que impusieran sus ideas erróneas a una parte tan grande del mundo occidental, debe considerar que no lo hicieron intencionadamente. Ellos nunca declararon que escribían por inspiración ni que su libro fuera sagrado. Se limitaron a preparar un manual destinado a levantar el ánimo menguante de sus compañeros de cautiverio con el objetivo concreto de reforzar el espíritu nacional y la moral de sus compatriotas. El compendio de estos y otros escritos en un libro guía de enseñanzas supuestamente infalibles se debe a autores posteriores.
97:7.4 (1068.4) El sacerdocio judío haría un amplio uso de estos escritos después del cautiverio, en cambio durante el exilio su influencia sobre sus compatriotas cautivos se vio muy mermada por la presencia de Isaías segundo, un joven e indómito profeta plenamente convertido al Dios de justicia, amor, rectitud y misericordia del primer Isaías. Creía también, con Jeremías, que Yahvé se había convertido en el Dios de todas las naciones. Predicó estas teorías sobre la naturaleza de Dios con un efecto tan contundente que hizo conversos por igual entre los judíos y sus captores. Isaías dejó escritas sus enseñanzas, pero los hostiles e implacables sacerdotes hicieron todo lo posible por negar la autoría del joven predicador. Sin embargo, por puro respeto a su belleza y su grandeza, esta obra fue incorporada a los escritos del primer Isaías. Y así, los escritos del segundo Isaías constituyen los capítulos cuarenta al cincuenta y cinco inclusive del libro que lleva su mismo nombre.
97:7.5 (1068.5) Entre los tiempos de Maquiventa y los de Jesús, ningún profeta o maestro religioso alcanzó el alto concepto de Dios proclamado por Isaías segundo durante el cautiverio. El dios que proclamó este líder espiritual no era pequeño ni antropomorfo ni hecho por el hombre. «Contemplad, él levanta las islas como el polvo fino.» «Y como los cielos son más altos que la tierra, así son más altos mis caminos que vuestros caminos, y mis pensamientos más altos que vuestros pensamientos.»
97:7.6 (1069.1) Por fin pudo Maquiventa Melquisedec contemplar a maestros humanos que presentaban un Dios real a los mortales. Como hizo en su día el primer Isaías, este líder proclamaba a un Dios creador y sostenedor universal. «Yo hice la tierra y puse sobre ella al hombre. No la creé en vano; para que fuese habitada la creé.» «Yo soy el primero y yo soy el último, y fuera de mí no hay Dios.» Hablando del Señor Dios de Israel, este nuevo profeta dijo: «Los cielos se desvanecerán y la tierra envejecerá, pero mi justicia será para siempre y mi salvación, de generación en generación». «No temas porque yo estoy contigo; no desmayes porque yo soy tu Dios.» «No hay más Dios que yo; un Dios justo y un Salvador.»
97:7.7 (1069.2) Los cautivos judíos se sentían reconfortados, como se han sentido miles y miles de personas desde entonces, al escuchar palabras como: «Así dice el Señor: ‘'Yo te he creado, yo te he redimido, yo te he llamado por tu nombre; eres mío’». «Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo, ya que eres precioso a mis ojos.» «¿Puede una mujer olvidar a su niño de pecho sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Sí, ella puede olvidar, pero yo no olvidaré a mis hijos, pues he aquí que los he grabado en las palmas de mis manos; con la sombra de mi mano los he cubierto.» «Abandone el impío su camino y el hombre inicuo sus pensamientos; y vuélvase al Señor, que tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, que será amplio en perdonar.»
97:7.8 (1069.3) Escuchad otra vez el evangelio de esta nueva revelación del Dios de Salem: «Como un pastor apacentará su rebaño, en su brazo recogerá a los corderos, y en su seno los llevará. Él da fuerzas al fatigado, y al que no tiene fuerzas aumenta el vigor. Los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas; se remontarán con alas como las águilas; correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán».
97:7.9 (1069.4) Este Isaías propagó a gran escala un evangelio que ampliaba el concepto de un Yahvé supremo. Rivalizó con Moisés en la elocuencia con que describió al Señor Dios de Israel como Creador Universal. Fue poético en su descripción de los atributos infinitos del Padre Universal. Jamás se han vuelto a hacer declaraciones tan bellas sobre el Padre celestial. Junto con los salmos, los escritos de Isaías figuran entre las exposiciones más sublimes y verdaderas del concepto espiritual de Dios que hayan llegado nunca a oídos del hombre mortal antes de la venida de Miguel a Urantia. Ved su retrato de la Deidad: «Yo soy el alto y el sublime que habita la eternidad». «Yo soy el primero y yo soy el último, y fuera de mí no hay Dios.» «La mano del Señor no se ha acortado para salvar, ni se ha endurecido su oído para oír.» Este profeta benigno pero lleno de autoridad predicaba insistentemente sobre la constancia divina y la fidelidad de Dios, una doctrina nueva en el judaísmo. Declaró que «Dios no olvidaría, no abandonaría».
97:7.10 (1069.5) Este maestro audaz proclamó que el hombre estaba muy estrechamente relacionado con Dios cuando dijo: «A todos los llamados por mi nombre para gloria mía los creé, y proclamarán mi alabanza. Yo, yo soy el que borro tus transgresiones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados».
97:7.11 (1069.6) Ved cómo este gran hebreo echa por tierra el concepto de un Dios nacional mientras proclama gloriosamente la divinidad del Padre Universal, de quien dice: «Los cielos son mi trono y la tierra es mi escabel». El Dios de Isaías es santo, majestuoso, justo e inescrutable. El concepto del Yahvé airado, vengativo y celoso de los beduinos del desierto casi se ha desvanecido. En la mente del hombre mortal ha aparecido un concepto nuevo del Yahvé supremo y universal que ya nunca perderá de vista. Cuando cae en la cuenta de la existencia de una justicia divina empieza la destrucción de la magia primitiva y el miedo biológico. Por fin aparece ante el hombre un universo de ley y orden y un Dios universal de atributos fiables y finales.
97:7.12 (1070.1) Este predicador de un Dios superno no dejó nunca de proclamar al Dios de amor. «Habito en la altura y la santidad, también con el contrito y humilde de espíritu.» Este gran maestro dedicaba continuamente palabras de consuelo a sus contemporáneos: «Y el Señor te guiará continuamente y saciará tu alma. Serás como huerto regado y como manantial cuyas aguas nunca faltan. Cuando llegue el enemigo como torrente impetuoso, el espíritu del Señor levantará bandera contra él». Y volvieron a brillar una vez más el evangelio de Melquisedec destructor del miedo y la religión de Salem generadora de confianza para bendición de la humanidad.
97:7.13 (1070.2) Con su valentía y su amplitud de miras, Isaías logró eclipsar eficazmente al Yahvé nacionalista cuando describió de forma sublime la majestad y la omnipotencia universal del supremo Yahvé, Dios de amor, regidor del universo y Padre afectuoso de toda la humanidad. Desde aquellos días memorables el concepto más elevado de Dios en Occidente ha estado compuesto de justicia universal, misericordia divina y rectitud eterna. Con lenguaje elocuente y elegancia incomparable, este gran maestro retrató al Creador todopoderoso como Padre amantísimo.
97:7.14 (1070.3) Este profeta del cautiverio predicó a sus compatriotas y a gentes de muchas naciones junto al río de Babilonia. Este segundo Isaías hizo mucho por contrarrestar los numerosos conceptos equivocados y racialmente egoístas sobre la misión del Mesías prometido, aunque no lo logró del todo. Si los sacerdotes no se hubieran dedicado a cultivar un nacionalismo mal entendido, las enseñanzas de los dos Isaías habrían preparado el camino para reconocer y recibir al Mesías prometido.
97:8.1 (1070.4) La costumbre de considerar los anales de los hebreos como historia sagrada y los del resto del mundo como historia profana es responsable de mucha de la confusión que existe en la mente humana en cuanto a la interpretación de la historia. El problema radica en que no hay una historia secular de los judíos. Durante el exilio en Babilonia los sacerdotes construyeron su nuevo relato de las relaciones supuestamente milagrosas de Dios con los hebreos, la historia sagrada de Israel tal como figura en el Antiguo Testamento, y procedieron luego a la destrucción completa y sistemática de los archivos existentes sobre asuntos hebreos —libros como «Los Hechos de los Reyes de Israel» y «Los Hechos de los Reyes de Judá»— junto con varios otros documentos más o menos precisos de la historia hebrea.
97:8.2 (1070.5) Para entender por qué la presión abrumadora y la carga ineludible de la historia secular aterrorizaban a los judíos cautivos y gobernados por extranjeros hasta el punto de intentar reescribir y refundir completamente su historia, debemos examinar brevemente el relato de su desconcertante experiencia nacional. Cabe recordar que los judíos no lograron desarrollar una adecuada filosofía no teológica de la vida. Luchaban contra su concepto egipcio original de recompensas divinas por la rectitud unidas a atroces castigos por el pecado. La dramática historia de Job fue en cierto modo una protesta contra esa filosofía errónea. El claro pesimismo del Eclesiastés fue una reacción astuta ante esas creencias excesivamente optimistas en la Providencia.
97:8.3 (1071.1) Pero quinientos años de dominación por los gobernantes extranjeros eran demasiado incluso para los pacientes y sufridos judíos. Los profetas y los sacerdotes empezaron a clamar: «¿Hasta cuándo, oh Señor, hasta cuándo?». Cuando el judío honrado indagaba en las Escrituras su confusión iba en aumento. Un antiguo vidente prometía que Dios protegería y liberaría a su «pueblo elegido». Amós había amenazado con que Dios abandonaría a Israel a menos que se restablecieran los principios de rectitud nacional. El escriba del Deuteronomio había descrito la Gran Elección entre el bien y el mal, entre la bendición y la maldición. El primer Isaías había predicado sobre un rey libertador y bienhechor. Jeremías había proclamado una era de rectitud interior: la alianza escrita en las tablillas del corazón. El segundo Isaías habló de salvación por el sacrificio y la redención. Ezequiel proclamó la liberación mediante el servicio de la entrega y Esdras prometió prosperidad mediante la observancia de la ley. Pero a pesar de todo esto seguían cautivos y su liberación se aplazaba. Entonces Daniel presentó el drama de la «crisis» inminente: el derribo de la gran imagen y el establecimiento inmediato del reinado sempiterno de la rectitud, el reino mesiánico.
97:8.4 (1071.2) Todas esas falsas esperanzas provocaron tal grado de decepción y frustración racial en los judíos que sus líderes se obnubilaron hasta el punto de no lograr reconocer y aceptar poco después la misión y el ministerio de un Hijo divino del Paraíso cuando este vino a ellos a semejanza de carne mortal encarnado como Hijo del Hombre.
97:8.5 (1071.3) Todas las religiones modernas se han equivocado gravemente en sus intentos de dar una interpretación milagrosa a ciertas épocas de la historia humana. Aunque es cierto que Dios ha tendido muchas veces una mano paternal para intervenir providencialmente en la corriente de los asuntos humanos, es un error considerar los dogmas teológicos y las supersticiones religiosas como una sedimentación sobrenatural que aparece por intervención milagrosa en esta corriente de la historia humana. El hecho de que «los Altísimos rigen en los reinos de los hombres» no convierte la historia secular en lo que se ha dado en llamar historia sagrada.
97:8.6 (1071.4) Los autores del Nuevo Testamento y los escritores cristianos posteriores complicaron aún más la tergiversación de la historia hebrea con sus intentos bienintencionados de conferir trascendencia a los profetas judíos. Así, la historia hebrea ha sido explotada desastrosamente tanto por los escritores judíos como por los cristianos. La historia hebrea secular ha sido completamente dogmatizada. Se ha convertido en una ficción de historia sagrada y se ha vinculado inextricablemente a los conceptos morales y las enseñanzas religiosas de las llamadas naciones cristianas.
97:8.7 (1071.5) Una breve enumeración de los puntos destacados de la historia hebrea ilustrará cómo los sacerdotes judíos alteraron en Babilonia los hechos contenidos en los archivos hasta el punto de convertir la historia secular corriente de su pueblo en una historia sagrada ficticia.
97:9.1 (1071.6) Nunca hubo doce tribus de israelitas; solo tres o cuatro tribus se asentaron en Palestina. La nación hebrea nació como resultado de la unión de los llamados israelitas y los cananeos. «Y los hijos de Israel habitaron entre los cananeos. Tomaron a sus hijas por esposas y dieron a sus hijas a los hijos de ellos.» Los hebreos nunca expulsaron a los cananeos de Palestina, y sin embargo los sacerdotes no vacilaron en afirmar que lo hicieron en sus crónicas sobre estos hechos.
97:9.2 (1071.7) La consciencia israelita tuvo su origen en la región montañosa de Efraín; la consciencia judía se originó más tarde en el clan meridional de Judá. Los judíos (los judaítas) buscaron siempre denigrar y ennegrecer el historial de los israelitas del norte (los efrainitas).
97:9.3 (1072.1) La pretenciosa historia hebrea comienza cuando Saúl reunió a los clanes del norte para resistir a un ataque de los amonitas contra los galaaditas, una tribu hermana, al este del Jordán. Con poco más de tres mil hombres derrotó al enemigo, y tras esta hazaña fue proclamado rey por las tribus de las colinas. Cuando los sacerdotes exiliados reescribieron esta historia elevaron el ejército de Saúl a 330 000 y añadieron «Judá» a la lista de tribus que participaron en la batalla.
97:9.4 (1072.2) Tras la victoria sobre los amonitas Saúl fue elegido rey en el acto por aclamación popular de sus tropas. Ningún sacerdote ni profeta intervino en este asunto. Sin embargo los sacerdotes dejaron constancia en las crónicas posteriores de que Saúl había sido coronado rey por el profeta Samuel siguiendo instrucciones divinas. Hicieron esto con vistas a establecer una «línea divina de ascendencia» para el reinado judaíta de David.
97:9.5 (1072.3) Pero la mayor tergiversación de la historia judía se centró en torno a David. La victoria de Saúl sobre los amonitas (que él atribuyó a Yahvé) alarmó a los filisteos, que empezaron a atacar a los clanes del norte. David y Saúl nunca pudieron ponerse de acuerdo. David se incorporó con seiscientos hombres a la alianza filistea y subió por la costa hacia Esdraelón. En Gat los filisteos lo expulsaron de su bando por miedo a que se pasara a las filas de Saúl. David se retiró; los filisteos atacaron y derrotaron a Saúl, cosa que no habría ocurrido si David hubiera sido leal a Israel. El ejército de David era una cuadrilla políglota de descontentos compuesta mayoritariamente por inadaptados sociales y fugitivos de la justicia.
97:9.6 (1072.4) La trágica derrota de Saúl en Gilboa a manos de los filisteos rebajó la categoría de Yahvé entre los dioses a ojos de los vecinos cananeos. Semejante derrota se habría achacado normalmente a una apostasía de Yahvé por parte de Saúl, pero esta vez los redactores judaítas la atribuyeron a errores de ritual. Necesitaban la tradición de Saúl y Samuel como antecedente del reinado de David.
97:9.7 (1072.5) David estableció el cuartel general de su pequeño ejército en la ciudad no hebrea de Hebrón. Sus compatriotas no tardaron en proclamarlo rey de Judá. El nuevo reino de Judá estaba formado principalmente por elementos no hebreos: kenitas, calebitas, jebuseos y otros cananeos. Eran nómadas —pastores— y por lo tanto partidarios del concepto hebreo de la propiedad de la tierra. Su ideología era la de los clanes del desierto.
97:9.8 (1072.6) La diferencia entre la historia sagrada y la profana queda bien ilustrada en los dos relatos diferentes sobre la entronización de David que aparecen en el Antiguo Testamento. Los sacerdotes se olvidaron de borrar una parte del relato secular que describe cómo fue elegido rey por sus seguidores inmediatos (su ejército) y elaboraron seguidamente la larga versión convencional de la historia sagrada. Esta segunda versión describe cómo el profeta Samuel, por indicación divina, seleccionó a David entre sus hermanos, procedió formalmente a ungirlo rey de los hebreos mediante elaboradas y solemnes ceremonias y luego lo proclamó sucesor de Saúl.
97:9.9 (1072.7) Más de una vez los sacerdotes, después de fabricar sus narraciones ficticias sobre las relaciones milagrosas de Dios con Israel, se olvidaban de borrar del todo los hechos simples y objetivos recogidos en las crónicas anteriores.
97:9.10 (1072.8) David buscó ascender políticamente casándose primero con la hija de Saúl, luego con la viuda de Nabal, el rico edomita, y luego con la hija de Talmai, el rey de Geshur. Tomó seis esposas entre las mujeres de Jebús, sin contar a Betsabé, la esposa del hitita.
97:9.11 (1073.1) Por esos métodos y con esa gente, David construyó la ficción de un reino divino en Judá como sucesor de la herencia y las tradiciones del reino del norte del Israel efraimita que estaba en vías de desaparición. La tribu de Judá de David era cosmopolita, más gentil que judía; sin embargo los ancianos oprimidos de Efraín bajaron y «lo ungieron rey de Israel». A raíz de una amenaza militar, David hizo un pacto con los jebuseos y estableció su capital del reino unido en Jebús (Jerusalén), una ciudad fuertemente amurallada situada a medio camino entre Judá e Israel. Esto provocó a los filisteos, que no tardaron en atacar a David y fueron derrotados tras una feroz batalla. Así quedó restablecido Yahvé como «el Señor Dios de los ejércitos».
97:9.12 (1073.2) Pero Yahvé tenía que compartir forzosamente algo de esta gloria con los dioses cananeos puesto que el grueso del ejército de David no era hebreo. Por eso aparece en vuestras escrituras esta declaración reveladora que los redactores judaítas pasaron por alto: «Irrumpió Yahvé contra mis enemigos delante de mí. Por eso llamó a aquel lugar Baal-Perazim». Se hizo así porque el ochenta por ciento de los soldados de David eran baalitas.
97:9.13 (1073.3) David sostenía que Saúl había sido derrotado en Gilboa por haber atacado la ciudad cananea de Gabaón, cuyo pueblo tenía un tratado de paz con los efrainitas, y que por este motivo lo había abandonado Yahvé. Ya en los tiempos de Saúl, David había defendido la ciudad cananea de Keila contra los filisteos, y luego estableció su capital en una ciudad cananea. Como parte de su política contemporizadora con los cananeos, David entregó a siete de los descendientes de Saúl a los gabaonitas para que los ahorcaran.
97:9.14 (1073.4) Después de derrotar a los filisteos David tomó posesión del «arca de Yahvé», la trajo a Jerusalén e instauró oficialmente el culto a Yahvé en su reino. Acto seguido impuso gravosos tributos a las tribus vecinas: edomitas, moabitas, amonitas y sirios.
97:9.15 (1073.5) La corrupta maquinaria política de David empezó a tomar posesión personal de las tierras del norte en contra de lo establecido por los usos y costumbres hebreos, y no tardó en adjudicarse el control de los aranceles de las caravanas recaudados anteriormente por los filisteos. Luego se sucedieron una serie de atrocidades que culminaron en el asesinato de Urías. Todas las apelaciones judiciales se fallaban en Jerusalén; «los ancianos» ya no podían administrar justicia. No es de extrañar que estallara una rebelión. Hoy en día muchos llamarían demagogo a Absalón; su madre era cananea. Había media docena de aspirantes al trono además de Salomón, el hijo de Betsabé.
97:9.16 (1073.6) Tras la muerte de David Salomón purgó la maquinaria política de todas las influencias del norte, pero mantuvo la tiranía y los impuestos del régimen de su padre. Salomón arruinó a la nación con su fastuosa corte y su ambicioso programa de edificaciones, entre ellas la casa del Líbano, el palacio de la hija del faraón, el templo de Yahvé, el palacio del rey y la restauración de las murallas de muchas ciudades. Salomón creó una importante flota hebrea manejada por marineros sirios que comerciaba con todo el mundo. Tenía un harén de casi mil mujeres.
97:9.17 (1073.7) Para entonces el templo de Yahvé en Silo estaba desacreditado y todo el culto de la nación se centraba en la espléndida capilla real de Jebús. El reino del norte se inclinaba cada vez más por volver a adorar a Elohim. Gozaban del favor de los faraones, que esclavizarían más tarde a Judá y pondrían el reino del sur bajo tributo.
97:9.18 (1073.8) Hubo altibajos, guerras entre Israel y Judá. Tras cuatro años de guerra civil y tres dinastías, Israel cayó bajo el dominio de los déspotas de la ciudad que empezaron a comerciar con la tierra. Incluso el rey Omri intentó comprar la hacienda de Sémer. Cuando Salmanasar III decidió controlar la costa mediterránea, el final era inminente. El rey Acab de Efraín reunió a otros diez grupos y resistió en Karkar. La batalla quedó en tablas: se detuvo al asirio pero los aliados quedaron diezmados. Esta gran contienda ni siquiera se menciona en el Antiguo Testamento.
97:9.19 (1074.1) Surgieron nuevas dificultades cuando el rey Acab intentó comprar tierras a Nabot. Su esposa fenicia falsificó el nombre de Acab en los documentos que ordenaban la confiscación de las tierras de Nabot, acusado de blasfemar contra los nombres «de Elohim y del rey». Él y sus hijos fueron ejecutados en el acto. Entonces entró Elías en escena para denunciar enérgicamente a Acab por el asesinato de los Nabot. Así fue como Elías, uno de los profetas más grandes, se erigió en defensor de los viejos usos y costumbres sobre la tierra frente a la práctica baalita de comerciar con las tierras y frente a los intentos de las ciudades por dominar el campo. Pero la reforma no tuvo éxito hasta que el terrateniente Jehú se alió con el cacique gitano Jonadab para destruir a los profetas (agentes inmobiliarios) de Baal en Samaria.
97:9.20 (1074.2) Hubo un resurgir cuando Joás y su hijo Jeroboán liberaron Israel de sus enemigos. Imperaba por entonces en Samaria una aristocracia de bandidos cuyos expolios rivalizaban con los de la dinastía davídica de antaño. El Estado y la Iglesia iban juntos de la mano. Ante sus intentos de abolir la libertad de expresión, Elías, Amós y Oseas empezaron a escribir en secreto, y este fue el comienzo real de las Biblias judía y cristiana.
97:9.21 (1074.3) El reino del norte no desapareció de la historia hasta que el rey de Israel conspiró con el rey de Egipto y se negó a seguir pagando tributos a Asiria. Empezó entonces un asedio de tres años seguido por la dispersión total del reino del norte. Así desapareció Efraín (Israel). Judá —los judíos, los «restos de Israel»— había empezado a concentrar tierras en manos de unos pocos «sumando casa con casa y campo con campo», como decía Isaías. Muy pronto hubo en Jerusalén un templo de Baal junto al templo de Yahvé. Este reinado del terror terminó con una revuelta monoteísta liderada por el rey niño Joás, que hizo campaña en favor de Yahvé durante treinta y cinco años.
97:9.22 (1074.4) El siguiente rey, Amasías, tuvo conflictos con los contribuyentes edomitas rebeldes y sus vecinos. Después de una señalada victoria decidió atacar a sus vecinos del norte y fue derrotado con la misma contundencia. Entonces la gente del campo se sublevó; asesinaron al rey y pusieron en el trono a su hijo de dieciséis años. Este fue Azarías, llamado Uzías por Isaías. Después de Uzías las cosas fueron de mal en peor, y Judá subsistió durante cien años a base de pagar tributos a los reyes de Asiria. El primer Isaías les dijo que Jerusalén, por ser la ciudad de Yahvé, jamás caería. Pero Jeremías no dudó en anunciar su caída.
97:9.23 (1074.5) La verdadera ruina de Judá la provocó una red corrupta de políticos ricos durante el reinado del rey niño Manasés. Los cambios económicos favorecieron el retorno al culto a Baal, cuyas transacciones privadas con las tierras eran contrarias a la ideología de Yahvé. La caída de Asiria y el ascendiente de Egipto contribuyeron a la liberación temporal de Judá, y la gente del campo se hizo con el poder. Bajo el reinado de Josías desmantelaron la red de políticos corruptos de Jerusalén.
97:9.24 (1074.6) Pero esta era terminó en tragedia cuando Josías tuvo el atrevimiento de salir a interceptar al poderoso ejército de Necao que subía por la costa desde Egipto para ayudar a Asiria contra Babilonia. Fue aniquilado, y Judá quedó bajo tributo a Egipto. El partido político Baal volvió al poder en Jerusalén y así empezó la verdadera esclavitud egipcia. Seguidamente los políticos baalitas se hicieron con el control del clero y de los tribunales. El culto a Baal era un sistema económico y social centrado en los derechos de propiedad y relacionado también con la fertilidad del suelo.
97:9.25 (1075.1) Tras el derrocamiento de Necao por Nabucodonosor, Judá cayó bajo el dominio de Babilonia, y aunque le concedieron diez años de gracia, no tardó en rebelarse. Ante el ataque inminente de Nabucodonosor, los judaítas pusieron en marcha reformas sociales (como la liberación de esclavos) para influir en Yahvé. Cuando el ejército babilonio se retiró temporalmente los hebreos se felicitaron creyendo que la virtud mágica de las reformas los había salvado. Fue entonces cuando Jeremías les anunció la catástrofe que se avecinaba, y poco después volvía Nabucodonosor.
97:9.26 (1075.2) Así llegó Judá a su repentino final. La ciudad fue destruida y la población deportada a Babilonia. El cautiverio puso fin a la lucha entre Yahvé y Baal, y la conmoción de la cautividad condujo al resto de Israel al monoteísmo.
97:9.27 (1075.3) En Babilonia los judíos llegaron a la conclusión de que no podían subsistir en Palestina como un pequeño colectivo con costumbres sociales y económicas propias y peculiares, y comprendieron que para hacer prevalecer su ideología tenían que convertir a los gentiles. Surgió así su nuevo concepto del destino: la idea de que los judíos debían convertirse en los servidores elegidos de Yahvé. La religión judía del Antiguo Testamento evolucionó realmente en Babilonia durante el cautiverio.
97:9.28 (1075.4) La doctrina de la inmortalidad también se formó en Babilonia. Los judíos habían considerado hasta entonces que la idea de una vida futura restaba fuerza a su evangelio de justicia social. En Babilonia la teología desplazó por primera vez a la economía y la sociología. La religión empezaba a tomar forma como sistema de pensamiento y comportamiento humano cada vez más independiente de la política, la sociología y la economía.
97:9.29 (1075.5) Y así, la verdad sobre el pueblo judío demuestra que mucho de lo que se ha dado en llamar historia sagrada resulta ser poco más que la crónica de una historia profana común y corriente. El judaísmo fue el terreno donde brotó el cristianismo, pero los judíos no fueron ningún pueblo milagroso.
97:10.1 (1075.6) Los líderes de los israelitas les habían enseñado que eran un pueblo elegido, no como privilegio ni monopolio del favor divino sino para el servicio especial de llevar la verdad del Dios único y supremo a todas las naciones. Y habían prometido a los judíos que si cumplían con este destino se convertirían en los líderes espirituales de todos los pueblos y que el Mesías venidero reinaría sobre ellos y sobre todo el mundo como Príncipe de la Paz.
97:10.2 (1075.7) Cuando los judíos fueron liberados por los persas, regresaron a Palestina para caer en la esclavitud de su propio código de leyes, sacrificios y ritos dominado por los sacerdotes. Igual que los clanes hebreos rechazaron la maravillosa historia de Dios presentada por Moisés en su alocución de despedida y prefirieron los ritos de sacrificio y penitencia, estos supervivientes de la nación hebrea rechazaron el magnífico concepto del segundo Isaías y prefirieron las reglas, reglamentos y ritos de su creciente clero.
97:10.3 (1075.8) El egotismo nacional, la fe falsa en un concepto errado del Mesías prometido y la creciente esclavización por parte de un clero tiránico silenciaron para siempre las voces de los líderes espirituales (excepto Daniel, Ezequiel, Hageo y Malaquías). A partir de entonces y hasta los tiempos de Juan el Bautista, el retroceso espiritual fue constante en todo Israel. Pero los judíos no perdieron nunca el concepto del Padre Universal; han mantenido esta concepción de la Deidad incluso hasta el siglo veinte después de Cristo.
97:10.4 (1076.1) Desde Moisés hasta Juan el Bautista, una línea ininterrumpida de fieles maestros pasó la antorcha de la luz monoteísta de generación en generación, al tiempo que reprendían sin cesar a los dirigentes sin escrúpulos, denunciaban la comercialización del clero y exhortaban a todos a adorar al Yahvé supremo, el Señor Dios de Israel.
97:10.5 (1076.2) Los judíos perdieron con el tiempo su identidad política como nación, pero la religión hebrea de creencia sincera en el Dios único y universal sigue viva en el corazón de los exiliados dispersos. Y esta religión sobrevive porque ha cumplido eficazmente su función de conservar los valores más altos de sus seguidores. La religión judía preservó los ideales de un pueblo, aunque no logró fomentar el progreso ni estimular el descubrimiento filosófico creativo en los ámbitos de la verdad. La religión judía tenía muchos defectos —era deficiente en filosofía y pobre en cualidades estéticas— pero conservó los valores morales y por eso perduró. El Yahvé supremo, comparado con otros conceptos de la Deidad, era claro, vívido, personal y moral.
97:10.6 (1076.3) Los judíos amaban la justicia, la sabiduría, la verdad y la rectitud como pocos pueblos, pero fueron los que menos contribuyeron a la comprensión intelectual y espiritual de estas cualidades divinas. Aunque la teología hebrea se negó a crecer, desempeñó un papel importante en el desarrollo de otras dos religiones mundiales: el cristianismo y el mahometismo.
97:10.7 (1076.4) La religión judía perduró también gracias a sus instituciones. Es difícil que una religión sobreviva como práctica privada de individuos aislados. Los líderes religiosos han cometido siempre el mismo error: al ver los males de la religión institucionalizada intentan destruir las técnicas de funcionamiento grupal. En lugar de destruir todo el ritual harían mejor en reformarlo. Ezequiel fue más sabio que sus contemporáneos en este sentido, pues predicaba la responsabilidad moral personal igual que ellos pero insitía al mismo tiempo en la observancia fiel de un ritual purificado y superior.
97:10.8 (1076.5) Y así, los sucesivos maestros de Israel realizaron la mayor hazaña de la historia de la evolución de la religión en Urantia: la transformación gradual pero continua del concepto bárbaro de Yahvé como demonio salvaje —el dios espíritu celoso y cruel del fulminante volcán del Sinaí— en el posterior concepto sublime y superno del Yahvé supremo, creador de todas las cosas y Padre amoroso y misericordioso de toda la humanidad. Este concepto hebraico de Dios constituyó la imagen humana más elevada del Padre Universal durante mucho tiempo, hasta que fue ampliada y desarrollada con singular excelencia por las enseñanzas personales y el ejemplo de vida de su Hijo, Miguel de Nebadon.
97:10.9 (1076.6) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 98
98:0.1 (1077.1) LAS enseñanzas de Melquisedec entraron en Europa por muchas rutas, la principal de ellas Egipto, y fueron incorporadas a la filosofía occidental después de haber sido totalmente helenizadas y más tarde, cristianizadas. Los ideales del mundo occidental eran básicamente socráticos, y su filosofía religiosa posterior llegó a ser la de Jesús con las modificaciones y concesiones resultantes del contacto con la filosofía y la religión occidental tal como evolucionaban entonces. Todo este proceso culminó en la Iglesia cristiana.
98:0.2 (1077.2) Los misioneros de Salem prosiguieron con su labor durante mucho tiempo en Europa y fueron absorbidos gradualmente por muchos de los cultos y grupos rituales que surgían periódicamente. Entre los que mantuvieron las enseñanzas de Salem en su forma más pura cabe destacar a los cínicos. Estos predicadores de la fe y la confianza en Dios seguían activos en la Europa romana durante el siglo primero después de Cristo, y se incorporaron posteriormente a la religión cristiana que empezaba a formarse.
98:0.3 (1077.3) Gran parte de la doctrina de Salem fue difundida en Europa por los soldados mercenarios judíos que combatieron en muchas de las guerras occidentales. Los judíos de la antigüedad eran tan famosos por su valor militar como por sus peculiaridades teológicas.
98:0.4 (1077.4) Las doctrinas fundamentales de la filosofía griega, de la teología judía y de la ética cristiana fueron esencialmente repercusiones de las antiguas enseñanzas de Melquisedec.
98:1.1 (1077.5) Los misioneros de Salem podrían haber edificado una gran estructura religiosa entre los griegos si no hubieran interpretado estrictamente su juramento de ordenación, una garantía impuesta por Maquiventa que prohibía organizar congregaciones exclusivas para el culto y exigía a cada maestro la promesa de no ejercer nunca como sacerdote, de no cobrar nunca honorarios por sus servicios religiosos y aceptar solo comida, ropa y cobijo. Cuando los maestros de Melquisedec penetraron en la Grecia prehelénica encontraron un pueblo que seguía conservando las tradiciones de Adamson y de los tiempos anditas, aunque muy adulteradas por las ideas y creencias de la horda creciente de esclavos inferiores importados a las costas griegas. Esta adulteración trajo consigo la reversión a un burdo animismo de ritos sangrientos, hasta el punto de que las clases más bajas habían convertido la ejecución de criminales condenados en un ceremonial.
98:1.2 (1077.6) La influencia inicial de los maestros de Salem fue casi enteramente destruida por la llamada invasión aria procedente de Oriente y el sur de Europa. Estos invasores helénicos trajeron conceptos antropomórficos de Dios similares a los que otras ramas arias habían llevado a la India. Esta importación inauguró la evolución de la familia griega de dioses y diosas. La nueva religión se basaba parcialmente en los cultos de los invasores bárbaros helénicos, pero adoptó también mitos de los antiguos habitantes de Grecia.
98:1.3 (1078.1) Los griegos helénicos encontraron el mundo mediterráneo dominado en buena parte por el culto a la madre e impusieron a esos pueblos su dios masculino, Dyaus-Zeus, que al igual que Yahvé entre los semitas henoteístas, encabezaba ya todo el panteón griego de dioses de rango menor. Los griegos habrían terminado por llegar a una concepción verdaderamente monoteísta de Zeus si no se hubieran aferrado a la idea del sobrecontrol del Hado. Un dios de valor final tiene que ser de por sí el árbitro del hado y el creador del destino.
98:1.4 (1078.2) A partir de estos factores de la evolución religiosa se desarrolló enseguida la creencia popular en los despreocupados dioses del monte Olimpo, unos dioses más humanos que divinos que nunca fueron tomados muy en serio por los griegos inteligentes. Ni amaron mucho ni temieron mucho a esas divinidades creadas por ellos mismos. Albergaban sentimientos patrióticos y raciales hacia Zeus y su familia de medio hombres y medio dioses, pero apenas los adoraban o veneraban.
98:1.5 (1078.3) Los helenos se impregnaron tanto de las doctrinas de los primeros maestros de Salem contrarias al sacerdocio que el clero nunca llegó a ejercer protagonismo en Grecia. Incluso la fabricación de imágenes de los dioses tenía mucho más de trabajo artístico que de expresión de culto.
98:1.6 (1078.4) Los dioses olímpicos ilustran el antropomorfismo típico del hombre, pero la mitología griega era más estética que ética. La religión griega fue útil en la medida en que presentaba un universo gobernado por un grupo de deidades. Por otra parte, la moralidad, la ética y la filosofía griegas pronto avanzaron mucho más allá del concepto de dios, y este desequilibrio entre crecimiento intelectual y espiritual fue tan peligroso para Grecia como lo había sido para la India.
98:2.1 (1078.5) Una religión superficial y tomada a la ligera no puede perdurar, y menos aun cuando no tiene un clero para fomentar sus formas y sobrecoger y atemorizar a sus adeptos. La religión olímpica estaba condenada a perecer porque ni prometía la salvación ni saciaba la sed espiritual de sus creyentes. En menos de mil años casi había desaparecido, y cuando los dioses del Olimpo perdieron su autoridad sobre las mejores mentes, los griegos se quedaron sin religión nacional.
98:2.2 (1078.6) Esta era la situación cuando en el siglo sexto antes de Cristo se produjo en Oriente y el Levante una reactivación de la consciencia espiritual y un nuevo despertar al reconocimiento del monoteísmo. En cambio Occidente no se incorporó a este nuevo desarrollo; ni Europa ni el norte de África tomaron mucha parte en este renacimiento religioso. Los griegos, por su lado, habían emprendido un magnífico viaje intelectual. Estaban empezando a dominar el miedo y ya no buscaban su antídoto en la religión, pero tampoco percibían que la religión verdadera cura el hambre del alma, el desasosiego espiritual y la desesperanza moral. Buscaban el solaz del alma en el pensamiento profundo: la filosofía y la metafísica. Se apartaron de la búsqueda de la propia preservación —la salvación— y se volvieron hacia la comprensión y realización de sí mismos.
98:2.3 (1078.7) Mediante una rigurosa reflexión, los griegos intentaron alcanzar la consciencia de una seguridad que pudiera sustituir a la creencia en la supervivencia, pero fracasaron rotundamente. Solo pudieron captar las nuevas enseñanzas los miembros más inteligentes de la población helénica de clase alta; la gran masa de los descendientes de los esclavos de generaciones anteriores no tenía capacidad para asimilar este nuevo sustituto de la religión.
98:2.4 (1079.1) Los filósofos desdeñaban todas las formas de culto, a pesar de que prácticamente todos se adherían vagamente a una creencia subyacente en la doctrina de Salem sobre la «Inteligencia del universo», «la idea de Dios» y «la Gran Fuente». En la medida en que los filósofos reconocían lo divino y suprafinito eran claramente monoteístas, en cambio prestaban escaso reconocimiento a la pléyade de dioses y diosas del Olimpo.
98:2.5 (1079.2) Los poetas griegos de los siglos quinto y sexto, sobre todo Píndaro, intentaron reformar la religión griega y elevar sus ideales. Pero eran artistas más que personas religiosas, y aunque elevaron los ideales, no lograron desarrollar un procedimiento para fomentar y conservar los valores supremos.
98:2.6 (1079.3) Jenófanes enseñó que había un solo Dios, pero su concepto de la deidad era tan panteísta que no podía ser un Padre personal para el hombre mortal. Anaxágoras era un mecanicista, aunque reconocía la existencia de una Causa Primera, una Mente Inicial. Sócrates y sus sucesores, Platón y Aristóteles, enseñaron que la virtud es conocimiento y la bondad, salud del alma; que es mejor sufrir la injusticia que cometerla, que es un error devolver mal por mal y que los dioses son sabios y buenos. Sus virtudes cardinales eran: sabiduría, valor, templanza y justicia.
98:2.7 (1079.4) La evolución de la filosofía religiosa entre los helenos y los hebreos ilustra por contraste la función de la Iglesia como institución modeladora del progreso cultural. En Palestina el pensamiento humano estaba tan controlado por los sacerdotes y tan dirigido por las escrituras que la filosofía y la estética quedaron enteramente sumergidas en la religión y la moralidad. En Grecia la ausencia casi completa de sacerdotes y «escrituras sagradas» dejó a la mente humana libre de trabas y permitió el desarrollo de una notable profundidad de pensamiento. Pero la religión como experiencia personal no pudo seguir el ritmo de la investigación intelectual sobre la naturaleza y realidad del cosmos.
98:2.8 (1079.5) En Grecia la creencia estaba subordinada al pensamiento; en Palestina, el pensamiento estaba sometido a la creencia. La fuerza del cristianismo se debe en gran medida a que tomó prestadas muchas cosas tanto de la moralidad hebrea como del pensamiento griego.
98:2.9 (1079.6) En Palestina el dogma religioso cristalizó tanto que puso en peligro el crecimiento posterior; en Grecia el pensamiento humano se hizo tan abstracto que el concepto de Dios se disipó en una neblina de especulaciones panteístas bastante parecida a la Infinitud impersonal de los filósofos brahmanes.
98:2.10 (1079.7) Pero los hombres corrientes de aquellos tiempos no podían captar, ni tampoco les interesaba mucho, la filosofía griega de la autorrealización ni el concepto de una Deidad abstracta; anhelaban más bien promesas de salvación unidas a un Dios personal que pudiera escuchar sus oraciones. Exiliaron a los filósofos, persiguieron a los últimos seguidores del culto de Salem (ambas doctrinas se habían mezclado mucho) y se prepararon para una lamentable inmersión orgiástica en los disparates de los cultos de misterio que proliferaban entonces por las tierras mediterráneas. Dentro del panteón olímpico se desarrollaron los misterios eleusinos, una versión griega del culto a la fertilidad; floreció el culto dionisíaco a la naturaleza; el mejor de todos los cultos era la hermandad órfica, cuyas predicaciones morales y promesas de salvación ejercían un gran atractivo sobre muchos.
98:2.11 (1080.1) Toda Grecia se volvió hacia estos nuevos métodos de alcanzar la salvación, hacia estos ceremoniales intensos y emotivos. Ninguna nación ha logrado jamás llegar a tales alturas de filosofía artística en tan poco tiempo; ninguna ha creado un sistema tan avanzado de ética, prácticamente sin Deidad y sin ninguna promesa de salvación humana; ninguna nación se precipitó jamás tan rápida, profunda y violentamente en un abismo de estancamiento intelectual, depravación moral y pobreza espiritual como estos mismos pueblos griegos cuando se lanzaron al torbellino insensato de los cultos de misterio.
98:2.12 (1080.2) Las religiones se han perpetuado durante mucho tiempo sin un apoyo filosófico, en cambio pocas filosofías han durado mucho como tales sin identificarse de alguna manera con una religión. La filosofía es a la religión lo que el concepto a la acción. Pero el estado humano ideal es aquél en el que la filosofía, la religión y la ciencia se han soldado en una unidad significativa por la acción conjunta de la sabiduría, la fe y la experiencia.
98:3.1 (1080.3) La religión de los latinos, nacida de las primeras formas religiosas de culto a los dioses familiares, se convirtió luego en veneración tribal a Marte, el dios de la guerra. Eso explica que acabara teniendo mucho más carácter de observancia política que los sistemas intelectuales de los griegos y los brahmanes o las religiones más espirituales de algunos otros pueblos.
98:3.2 (1080.4) En el siglo sexto antes de Cristo hubo un gran renacimiento monoteísta del evangelio de Melquisedec, pero muy pocos misioneros de Salem penetraron en Italia, y los que lo hicieron no pudieron competir con la influencia del proliferante clero etrusco y su nueva pléyade de dioses y templos, que quedaron todos integrados en la religión estatal romana. Esta religión de las tribus latinas no era trivial y venal como la de los griegos ni tampoco austera y tiránica como la de los hebreos. Consistía básicamente en una mera observancia de formas, votos y tabúes.
98:3.3 (1080.5) Influyeron profundamente en la religión romana numerosas importaciones culturales procedentes de Grecia. La mayoría de los dioses olímpicos acabaron trasplantados e incorporados al panteón latino. Los griegos adoraron durante mucho tiempo el fuego del hogar familiar —Hestia era la diosa virgen del hogar— y Vesta fue la diosa romana de la casa. Zeus se convirtió en Júpiter, Afrodita en Venus, y así se fueron adaptando casi todas las deidades olímpicas.
98:3.4 (1080.6) Con ocasión de su iniciación religiosa, los jóvenes romanos se consagraban solemnemente al servicio del Estado. Los otorgamientos de ciudadanía y los juramentos correspondientes eran en realidad ceremonias religiosas. Los pueblos latinos mantenían templos, altares y santuarios, y en caso de crisis consultaban a los oráculos. Conservaban los huesos de los héroes como más tarde conservarían los de los santos cristianos.
98:3.5 (1080.7) Esta forma fría y formal de patriotismo pseudorreligioso estaba condenada a derrumbarse, igual que la elevada adoración intelectual y artística de los griegos había caído ante la adoración férvida y profundamente emocional de los cultos de misterio. El principal de estos cultos devastadores fue la religión de misterio de la secta de la Madre de Dios, que tenía su sede en el emplazamiento exacto de la presente iglesia de San Pedro de Roma.
98:3.6 (1080.8) El Estado romano emergente conquistó políticamente, pero fue conquistado a su vez por los cultos, ritos, misterios y conceptos de dios existentes en Egipto, Grecia y el Levante. Estos cultos importados siguieron floreciendo en todo el Estado romano hasta los tiempos de Augusto. Por razones puramente políticas y cívicas, este emperador se esforzó denodadamente y con cierto éxito por destruir los misterios y reavivar la vieja religión política.
98:3.7 (1081.1) Uno de los sacerdotes de la religión estatal habló a Augusto de los maestros de Salem que habían intentado difundir la doctrina de un solo Dios, una Deidad final que presidía sobre todos los seres sobrenaturales. Esta idea arraigó tanto en el emperador que se dedicó a construir templos bien surtidos de bellas imágenes, reorganizó el clero estatal, volvió a establecer la religión estatal, se nombró a sí mismo sumo sacerdote universal en funciones y no dudó en proclamarse dios supremo en su calidad de emperador.
98:3.8 (1081.2) La nueva religión del culto a Augusto floreció y se practicó durante su vida en todo el Imperio salvo en Palestina, la tierra de los judíos. Este periodo de dioses humanos se prolongó hasta que figuraron en el culto oficial romano más de cuarenta deidades humanas autodivinizadas, con sus correspondientes nacimientos milagrosos y otros atributos sobrehumanos.
98:3.9 (1081.3) Un ferviente grupo de predicadores, los cínicos, opuso la última resistencia del colectivo cada vez menor de creyentes salemitas. Exhortaron a los romanos a abandonar sus desenfrenados ritos religiosos carentes de sentido y volver a la forma de adoración presentada en el evangelio de Melquisedec ya modificado por contagio con la filosofía de los griegos. Pero la mayoría de la población rechazó a los cínicos y prefirió entregarse a los ritos de los misterios, que además de ofrecer esperanzas de salvación personal, satisfacían los deseos de diversión, entretenimiento y emociones fuertes.
98:4.1 (1081.4) La mayoría de los habitantes del mundo grecorromano, al haber perdido sus primitivas religiones familiares y estatales y al no poder o no querer captar el significado de la filosofía griega, se volvieron hacia las emociones fuertes que les ofrecían los espectaculares cultos de misterio provenientes de Egipto y del Levante. La gente común ansiaba promesas de salvación: consuelo religioso para hoy y una esperanza de inmortalidad después de la muerte.
98:4.2 (1081.5) Los tres cultos de misterio más populares fueron:
98:4.3 (1081.6) 1. El culto frigio de Cibeles y su hijo Atis.
98:4.4 (1081.7) 2. El culto egipcio de Osiris y su madre Isis.
98:4.5 (1081.8) 3. El culto iraní de adoración a Mitra como salvador y redentor de la humanidad pecadora.
98:4.6 (1081.9) Los misterios frigio y egipcio enseñaban que el hijo divino (Atis y Osiris respectivamente) había experimentado la muerte y había sido resucitado por el poder divino. Enseñaban además que todos los que fueran correctamente iniciados en el misterio y celebraran reverentemente el aniversario de la muerte y resurrección del dios se harían participes con ello de su naturaleza divina y su inmortalidad.
98:4.7 (1081.10) Las ceremonias frigias eran imponentes pero degradantes. Sus festividades sangrientas muestran hasta qué punto habían caído esos misterios levantinos en el primitivismo y la degradación. El día más sagrado era el viernes negro, el «día de la sangre», que conmemoraba la muerte autoinfligida de Atis. Después de tres días de celebrar el sacrificio y la muerte de Atis, la festividad se tornaba en regocijo en honor a su resurrección.
98:4.8 (1082.1) Los ritos del culto de Isis y Osiris eran más refinados e impresionantes que los del culto frigio. Este ritual egipcio se elaboró en torno a la leyenda del antiguo dios Nilo, un dios que moría y era resucitado. Este concepto que provenía de observar la interrupción anual recurrente del crecimiento vegetal seguida por el despertar de todas las plantas vivas en primavera. El frenesí provocado por la celebración de estos cultos de misterio y las orgías de sus ceremoniales, supuestamente conducentes al «entusiasmo» de la comprensión de la divinidad, eran a veces totalmente repugnantes.
98:5.1 (1082.2) Los misterios frigio y egipcio terminaron cediendo ante el mayor de todos los cultos de misterio: la adoración a Mitra. El culto mitraico resultaba atractivo para una amplia variedad de tipos humanos y fue suplantando gradualmente a sus dos predecesores. El mitraísmo se difundió por el Imperio romano gracias a la propaganda de las legiones romanas reclutadas en el Levante; allí estaba de moda esta religión, y los soldados la llevaban con ellos a todos sus destinos. Este nuevo rito religioso fue una gran mejora sobre los cultos de misterio anteriores.
98:5.2 (1082.3) El culto de Mitra surgió en Irán y perduró mucho tiempo en su tierra natal a pesar de la oposición militante de los seguidores de Zoroastro. Pero cuando el mitraísmo llegó a Roma ya estaba muy mejorado por la absorción de muchas de las enseñanzas de Zoroastro. Estas enseñanzas influirían más tarde en el cristianismo principalmente a través del culto mitraico.
98:5.3 (1082.4) El culto mitraico presentaba a un dios militante originado en una gran roca que acometía valientes hazañas y había hecho brotar agua de una roca perforándola con sus flechas. Hubo un diluvio del que se salvó un hombre en una embarcación construida al efecto y una última cena que Mitra celebró con el dios solar antes de ascender a los cielos. Este dios solar, o Sol Invictus, era una degeneración de Ahura-Mazda, el concepto de la deidad del zoroastrismo. Mitra era concebido como el campeón superviviente del dios solar en su lucha contra el dios de las tinieblas. En reconocimiento por haber dado muerte al mítico toro sagrado, Mitra fue hecho inmortal y exaltado a la categoría de intercesor de la raza humana ante los dioses de lo alto.
98:5.4 (1082.5) Los seguidores de este culto lo practicaban en cuevas y otros lugares secretos, cantaban himnos, musitaban palabras mágicas, comían la carne de los animales sacrificiales y bebían su sangre. Adoraban tres veces al día y tenían ceremonias semanales especiales el día del dios solar, pero la celebración más elaborada de todas era la festividad anual de Mitra el veinticinco de diciembre. Se creía que compartir el sacramento aseguraba la vida eterna, el paso inmediato tras la muerte al seno de Mitra, donde se permanecía en la dicha hasta el día del Juicio. El día del Juicio las llaves mitraicas del cielo abrirían las puertas del Paraíso para recibir a los fieles, tras lo cual Mitra regresaría a la tierra y todos los no bautizados de entre los vivos y los muertos serían aniquilados. Se enseñaba que cuando un hombre moría se presentaba ante Mitra para ser juzgado y que en el fin del mundo Mitra convocaría a todos los muertos de sus tumbas para el Juicio final. Los malvados serían destruidos por el fuego y los justos reinarían con Mitra para siempre.
98:5.5 (1082.6) Al principio fue una religión solo para hombres, con siete órdenes distintos en los que los creyentes podían ser iniciados sucesivamente. Más adelante las esposas e hijas de los creyentes fueron admitidas en los templos de la Gran Madre, situados junto a los templos mitraicos. El culto femenino era una mezcla del rito mitraico y las ceremonias del culto frigio de Cibeles, la madre de Atis.
98:6.1 (1083.1) Antes de la aparición de los cultos de misterio y del cristianismo, la religión personal apenas se había desarrollado como institución independiente en las tierras civilizadas del norte de África y de Europa; era más bien un asunto de familia, de ciudad-Estado, de política y de imperio. Los griegos helénicos no desarrollaron nunca un sistema centralizado de culto; el rito era local; no tenían ni clero ni «libro sagrado». Sus instituciones religiosas, casi como las romanas, carecían de un poderoso agente motor que preservara los valores morales y espirituales superiores. Si bien es cierto que institucionalizar la religión tiende a restar valor a su calidad espiritual, también lo es que ninguna religión ha conseguido hasta ahora sobrevivir sin ayuda de una organización más o menos institucional.
98:6.2 (1083.2) La religión occidental languideció así hasta los tiempos de los escépticos, los cínicos, los epicúreos y los estoicos, pero sobre todo hasta el momento de la gran contienda entre el mitraísmo y la nueva religión de Pablo, el cristianismo.
98:6.3 (1083.3) Durante el siglo tercero después de Cristo las iglesias mitraica y cristiana eran muy similares en cuanto a la apariencia y el carácter de sus ritos. La mayoría de sus lugares de culto eran subterráneos, y en ambos casos sus altares tenían como fondo diversas representaciones de los sufrimientos del salvador que había traído la salvación a una raza humana maldita por el pecado.
98:6.4 (1083.4) Los fieles mitraicos tuvieron siempre la costumbre de mojar los dedos en agua bendita al entrar en el templo, y como en algunas zonas había fieles que practicaron en algún momento las dos religiones, introdujeron esta costumbre en la mayoría de las iglesias cristianas de las inmediaciones de Roma. Ambas religiones empleaban el bautismo y compartían el sacramento del pan y el vino. La única gran diferencia entre el mitraísmo y el cristianismo, aparte de las personas de Mitra y de Jesús, era que uno alentaba el militarismo y el otro era ultrapacífico. La tolerancia del mitraísmo hacia otras religiones (excepto hacia el cristianismo posterior) acarreó su descomposición final. Pero el factor determinante en la lucha entre ambos fue la admisión plena de las mujeres en la comunión de la fe cristiana.
98:6.5 (1083.5) Al final la fe cristiana nominal terminó por imponerse en Occidente. La filosofía griega aportó los conceptos de valor ético, el mitraísmo los ritos de culto y el cristianismo como tal el procedimiento para conservar los valores morales y sociales.
98:7.1 (1083.6) Un Hijo Creador no se encarnó a semejanza de carne mortal ni se otorgó a la humanidad de Urantia para reconciliar a un Dios enojado sino para conseguir que toda la humanidad reconociera el amor del Padre y tomara consciencia de su filiación con Dios. Incluso el gran defensor de la doctrina de la expiación reconoció parcialmente esta verdad cuando declaró que «Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo».
98:7.2 (1084.1) No corresponde a este documento tratar sobre el origen y la propagación de la religión cristiana. Baste con decir que está construida en torno a la persona de Jesús de Nazaret, el Hijo Miguel de Nebadon encarnado en humanidad, conocido en Urantia como el Cristo, el ungido. El cristianismo fue difundido por todo el Levante y Occidente por los seguidores de este galileo, y su celo misionero igualó al de sus ilustres predecesores setitas y salemitas así como al de sus fervientes contemporáneos asiáticos, los maestros budistas.
98:7.3 (1084.2) Como sistema de creencias urantiano, la religión cristiana nació de una combinación de enseñanzas, influencias, creencias, cultos y actitudes personales individuales. Fueron los siguientes:
98:7.4 (1084.3) 1. Las enseñanzas de Melquisedec, que han sido un factor básico en todas las religiones surgidas en Oriente y Occidente durante los últimos cuatro mil años.
98:7.5 (1084.4) 2. El sistema hebreo de moralidad, ética, teología y creencia tanto en la Providencia como en el Yahvé supremo.
98:7.6 (1084.5) 3. La concepción zoroástrica de la lucha entre el bien cósmico y el mal cósmico que ya había dejado su huella tanto en el judaísmo como en el mitraísmo. A raíz de la rivalidad entre el mitraísmo y el cristianismo hubo un contacto permanente entre ambas religiones, y por esta vía las doctrinas del profeta iraní influyeron poderosamente en la apariencia y la estructura teológica y filosófica de los dogmas, los principios y la cosmología de las enseñanzas de Jesús en sus versiones helenizada y latinizada.
98:7.7 (1084.6) 4. Los cultos de misterio, especialmente el mitraísmo, pero también la adoración a la Gran Madre del culto frigio. Incluso las leyendas del nacimiento de Jesús en Urantia se vieron contaminadas por la versión romana del nacimiento milagroso de Mitra, el héroe salvador iraní cuyo advenimiento a la tierra solo habría sido presenciado por un puñado de pastores que acudieron con sus regalos tras haber sido avisado por ángeles del inminente acontecimiento.
98:7.8 (1084.7) 5. El hecho histórico de la vida humana de Josué ben José, la realidad de Jesús de Nazaret como Cristo glorificado, el Hijo de Dios.
98:7.9 (1084.8) 6. El punto de vista personal de Pablo de Tarso. Cabe señalar que el mitraísmo era la religión dominante en Tarso durante su adolescencia. Poco podía imaginar Pablo que las cartas que con tan buena intención escribía a sus conversos serían consideradas algún día por los cristianos posteriores como «palabra de Dios». Los maestros bienintencionados como él no pueden ser responsabilizados del uso dado a sus escritos por sus sucesores.
98:7.10 (1084.9) 7. El pensamiento filosófico de los pueblos helénicos, desde Alejandría y Antioquía hasta Siracusa y Roma pasando por Grecia. La filosofía de los griegos estaba más en armonía con la versión paulina del cristianismo que ningún otro sistema religioso vigente y se convirtió en un factor importante del éxito del cristianismo en Occidente. La filosofía griega, unida a la teología de Pablo, sigue constituyendo la base de la ética europea.
98:7.11 (1084.10) Las enseñanzas originales de Jesús se fueron occidentalizando al penetrar en Occidente, y a medida que se occidentalizaban empezaron a perder su atractivo potencialmente universal para todas las razas y tipos de hombres. El cristianismo de hoy se ha convertido en una religión bien adaptada a los usos y costumbres sociales, económicos y políticos de las razas blancas. Hace mucho que dejó ser la religión de Jesús, aunque sigue presentando valientemente una hermosa religión sobre Jesús a quienes buscan con sinceridad seguir el camino de sus enseñanzas. Ha glorificado a Jesús como el Cristo, el ungido mesiánico de Dios, pero ha olvidado en gran medida el evangelio personal del Maestro: la Paternidad de Dios y la hermandad universal de todos los hombres.
98:7.12 (1085.1) Esta es la larga historia de las enseñanzas de Maquiventa Melquisedec en Urantia. Han pasado cerca de cuatro mil años desde que este Hijo de emergencia de Nebadon se otorgara en Urantia, y en ese tiempo las enseñanzas del «sacerdote de El Elyón, el Dios Altísimo» han penetrado en todas las razas y pueblos. Maquiventa consiguió el objetivo de su extraordinario otorgamiento: cuando Miguel preparaba su aparición en Urantia, el concepto de Dios ya estaba presente en el corazón de los hombres y las mujeres, el mismo concepto de Dios que sigue iluminando cada nueva experiencia espiritual viva de los múltiples hijos del Padre Universal durante sus intrincadas vidas temporales en los planetas que giran en el espacio.
98:7.13 (1085.2) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 99
99:0.1 (1086.1) CUANDO la religión tiene una conexión mínima con las instituciones seculares de la sociedad es cuando ejerce su más alto ministerio social. En edades pasadas, dado que la mayor parte de las reformas sociales estaban confinadas al terreno moral, la religión no se veía obligada a adaptarse a grandes cambios en los sistemas políticos y económicos. La preocupación principal de la religión era esforzarse por sustituir el mal por el bien dentro del orden social de la cultura política y económica existente. La religión ha tendido así indirectamente a perpetuar el orden establecido de la sociedad, a fomentar el mantenimiento del tipo de civilización existente.
99:0.2 (1086.2) Pero la religión no debería ocuparse directamente de crear nuevos órdenes sociales ni de preservar los antiguos. La verdadera religión se opone a la violencia como método de evolución social, pero no se opone a los esfuerzos inteligentes de la sociedad por adaptar sus usos y ajustar sus instituciones a nuevas condiciones económicas y exigencias culturales.
99:0.3 (1086.3) La religión aprobó las reformas sociales ocasionales de los siglos pasados, pero en el siglo veinte está llamada necesariamente a ajustarse a una reconstrucción social continua y generalizada. Las condiciones de vida cambian con tal rapidez que las modificaciones institucionales se ven enormemente aceleradas, y la religión debe agilizar en consecuencia su adaptación a este nuevo orden social en cambio permanente.
99:1.1 (1086.4) Las invenciones mecánicas y la diseminación del conocimiento están modificando la civilización. Ciertos cambios sociales y ajustes económicos son imperativos si se ha de evitar el desastre cultural. El nuevo orden social que viene tardará un milenio en asentarse de modo satisfactorio. La raza humana debe resignarse a un desfile de cambios, ajustes y reajustes. La humanidad está en marcha hacia un nuevo destino planetario no revelado.
99:1.2 (1086.5) La religión debe convertirse en un poderoso factor de estabilidad moral y progreso espiritual que actúe de forma dinámica en esas condiciones de cambio permanente y ajustes económicos sin fin.
99:1.3 (1086.6) La sociedad de Urantia no puede esperar asentarse como en edades pasadas. El navío social ha zarpado de las bahías resguardadas de la tradición establecida y ha empezado a navegar por la mar abierta del destino evolutivo. Como nunca antes en la historia del mundo, el alma del hombre necesita examinar a fondo sus mapas de moralidad y observar con atención la brújula de la guía religiosa. La misión suprema de la religión como influencia social es estabilizar los ideales de la humanidad durante estos peligrosos tiempos de transición de una fase de civilización a otra, de un nivel de cultura a otro.
99:1.4 (1087.1) La religión no tiene deberes nuevos que cumplir, pero está llamada a actuar urgentemente como guía sabia y consejera experimentada en la rápida transformación de todas estas nuevas situaciones humanas. La sociedad se está haciendo más mecánica, más compacta, más compleja y extremadamente interdependiente. La acción de la religión debe impedir que estas nuevas interasociaciones íntimas se vuelvan mutuamente regresivas e incluso destructivas. La religión debe actuar como una sal cósmica que impida que los fermentos de la progresión destruyan el sabor cultural de la civilización. Estas nuevas relaciones sociales y conmociones económicas solo pueden desembocar en una hermandad duradera mediante el ministerio de la religión.
99:1.5 (1087.2) Humanamente hablando, un humanitarismo sin dios es un gesto noble, pero la verdadera religión es el único poder que puede aumentar de forma duradera la receptividad de un grupo social a las necesidades y sufrimientos de otros grupos. En el pasado la religión institucional podía permanecer pasiva mientras los estratos más altos de la sociedad hacían oídos sordos a los sufrimientos y la opresión de las indefensas clases inferiores, pero en los tiempos modernos esos órdenes sociales más bajos ya no son tan abyectamente ignorantes ni están tan políticamente indefensos.
99:1.6 (1087.3) La religión no debe implicarse orgánicamente en el trabajo secular de reorganización económica y reconstrucción social. Sin embargo, debe seguir activamente el ritmo de todos esos avances de la civilización reafirmándose de manera categórica e inequívoca en sus mandatos morales y sus preceptos espirituales, en su filosofía progresiva del vivir humano y de la supervivencia trascendente. El espíritu de la religión es eterno, pero la forma en que se expresa debe ser puesta al día cada vez que se revisa el diccionario del lenguaje humano.
99:2.1 (1087.4) La religión institucional no puede ofrecer inspiración ni aportar liderazgo en esta inminente reconstrucción social y reorganización económica a escala mundial, porque se ha convertido por desgracia en parte más o menos orgánica del orden social y del sistema económico que está destinado a ser reconstruido. Solo la religión real de la experiencia espiritual personal puede ejercer una función útil y creativa en la presente crisis de la civilización.
99:2.2 (1087.5) La religión institucional está atrapada en un círculo vicioso: no puede reconstruir la sociedad sin reconstruirse primero a sí misma, pero al ser parte tan integrante del orden establecido, no puede reconstruirse a sí misma hasta que la sociedad haya sido radicalmente reconstruida.
99:2.3 (1087.6) Las personas religiosas deben actuar en la sociedad, en la industria y en la política como individuos, no como grupos, partidos o instituciones. Un grupo religioso que pretenda funcionar como tal fuera de sus actividades religiosas se convertirá inmediatamente en partido político, organización económica o institución social. El colectivismo religioso debe limitar sus esfuerzos a la promoción de causas religiosas.
99:2.4 (1087.7) Las personas religiosas no tienen más valor en las tareas de reconstrucción social que las no religiosas excepto en la medida en que su religión les confiere una capacidad más amplia de previsión cósmica y las dota de la sabiduría social superior que nace del deseo sincero de amar a Dios sobre todas las cosas y de amar a cada hombre como a un hermano en el reino celestial. El orden social ideal es aquel en que cada hombre ama a su prójimo como se ama a sí mismo.
99:2.5 (1087.8) La Iglesia institucionalizada parece haber servido en el pasado a la sociedad glorificando el orden político y económico establecido, pero debe dejar de hacerlo cuanto antes si ha de sobrevivir. La única actitud que le corresponde consiste en enseñar la no violencia, la doctrina de la evolución pacífica en lugar de la revolución violenta: paz en la tierra y buena voluntad entre todos los hombres.
99:2.6 (1088.1) La religión moderna encuentra difícil adaptar su actitud a los rápidos cambios sociales solo por el alto grado de tradicionalismo, dogmatismo e institucionalización que la aquejan. La religión de la experiencia viva no encuentra dificultad alguna en mantenerse por delante de todos esos desarrollos sociales y agitaciones económicas, y ejercer constantemente su papel de estabilizador moral, guía social y piloto espiritual. La verdadera religión transfiere de una edad a otra la cultura valiosa y la sabiduría que nace de la experiencia de conocer a Dios y esforzarse en ser como él.
99:3.1 (1088.2) El primer cristianismo estaba enteramente libre de enredos civiles, compromisos sociales y alianzas económicas. Solo el cristianismo institucionalizado posterior se convirtió en parte orgánica de la estructura política y social de la civilización occidental.
99:3.2 (1088.3) El reino de los cielos no es ni un orden social ni un orden económico; es una hermandad exclusivamente espiritual de individuos conocedores de Dios. Es cierto que esa hermandad es en sí misma un fenómeno social nuevo y asombroso de impresionantes repercusiones políticas y económicas.
99:3.3 (1088.4) La persona religiosa no es indiferente al sufrimiento social o a la injusticia civil, ni está aislada del pensamiento económico ni es insensible a la tiranía política. La religión influye directamente en la reconstrucción social porque espiritualiza e idealiza a cada ciudadano individual. La civilización cultural se ve influida indirectamente por la actitud de cada una de esas personas religiosas a medida que se convierten en miembros activos e influyentes de los diversos grupos sociales, morales, económicos y políticos.
99:3.4 (1088.5) Para lograr una alta civilización cultural se necesita en primer lugar el tipo ideal de ciudadano, y después, los mecanismos sociales ideales y adecuados para que esta ciudadanía pueda controlar las instituciones económicas y políticas de esa sociedad humana avanzada.
99:3.5 (1088.6) Por un exceso de falso sentimentalismo, la Iglesia lleva mucho tiempo socorriendo a los menesterosos y desfavorecidos, y todo eso ha estado bien, pero este mismo sentimentalismo ha conducido a una perpetuación imprudente de estirpes racialmente degradadas que han retrasado enormemente el progreso de la civilización.
99:3.6 (1088.7) Aunque muchos reconstructores sociales individuales rechazan con vehemencia la religión institucionalizada, no dejan de propagar sus reformas sociales con auténtico celo religioso. Y resulta así que esa motivación religiosa, personal y más o menos no reconocida, está desempeñando un papel importante en el programa de reconstrucción social de hoy en día.
99:3.7 (1088.8) La gran debilidad de este tipo de actividades religiosas no reconocidas e inconscientes reside en su incapacidad de sacar partido a una crítica religiosa abierta y obtener por ese medio niveles provechosos de autocorrección. Está demostrado que la religión no crece a menos que esté disciplinada por la crítica constructiva, ampliada por la filosofía, purificada por la ciencia y nutrida por un compañerismo leal.
99:3.8 (1088.9) Existe siempre el gran peligro de que la religión se deforme y pervierta tras objetivos falsos, como ocurre en tiempos de guerra cuando cada nación contendiente prostituye su religión convirtiéndola en propaganda militar. El celo sin amor siempre es perjudicial para la religión, mientras que las persecuciones desvían las actividades de la religión en pos de alguna campaña sociológica o teológica.
99:3.9 (1089.1) La religión solo puede mantenerse libre de alianzas seculares profanas mediante:
99:3.10 (1089.2) 1. Una filosofía críticamente correctiva.
99:3.11 (1089.3) 2. La independencia de toda alianza social, económica y política.
99:3.12 (1089.4) 3. Comunidades creativas, acogedoras y que irradien amor.
99:3.13 (1089.5) 4. Un aumento progresivo de la visión interior espiritual y de la apreciación de los valores cósmicos.
99:3.14 (1089.6) 5. La prevención del fanatismo mediante las compensaciones que aporta una actitud mental científica.
99:3.15 (1089.7) Las personas religiosas, como grupo, no deben ocuparse nunca de nada que no sea la religión, sin embargo, cada una de esas personas religiosas se puede convertir a título individual en líder destacado de algún movimiento de reconstrucción social, política o económica.
99:3.16 (1089.8) Corresponde a la religión crear, sostener e inspirar en cada ciudadano individual una lealtad cósmica que lo impulse a contribuir al progreso de todos esos difíciles pero deseables servicios sociales.
99:4.1 (1089.9) La religión auténtica confiere fragancia social a la persona religiosa y crea una comprensión mejor de la camaradería humana. Pero la formalización de los grupos religiosos destruye muchas veces los mismos valores para cuya promoción se organizó el grupo. La amistad humana y la religión divina se ayudan mutuamente y se iluminan de forma significativa si crecen en equilibrio y armonía. La religión da un nuevo sentido a todas las asociaciones de grupo: familias, escuelas y clubes. Aporta nuevos valores al juego y exalta el verdadero humor.
99:4.2 (1089.10) El liderazgo social se transforma gracias a la visión interior espiritual; la religión impide que todos los movimientos colectivos pierdan de vista sus verdaderos objetivos. La religión, junto con los niños, es la gran unificadora de la vida de familia, siempre y cuando sea una fe viva y creciente. No se puede tener vida de familia sin niños; se puede vivir en familia sin religión, pero su carencia multiplica enormemente las dificultades de esta íntima asociación humana. Durante las primeras décadas del siglo veinte la vida de familia, seguida de la experiencia religiosa personal, es la que más sufre la decadencia resultante de la transición entre las antiguas lealtades religiosas y los nuevos significados y valores emergentes.
99:4.3 (1089.11) La verdadera religión es una forma de vivir con sentido encarando dinámicamente las realidades corrientes de la vida de cada día. Pero si la religión ha de estimular el desarrollo individual del carácter y aumentar la integración de la personalidad, no puede estar uniformizada. Si ha de estimular la apreciación de la experiencia e incentivar los valores no puede estar estereotipada. Si la religión ha de promover lealtades supremas no puede estar formalizada.
99:4.4 (1089.12) Sean cuales fueren las convulsiones que acompañen al crecimiento social y económico de la civilización, la religión es auténtica y valiosa si fomenta en el individuo una experiencia en la que prevalezca la soberanía de la verdad, la belleza y la bondad, pues ese es el verdadero concepto espiritual de la realidad suprema. Y a través del amor y la adoración cobra sentido como camaradería con el hombre y filiación con Dios.
99:4.5 (1090.1) Al fin y al cabo, lo que determina la conducta y domina las actuaciones personales es más lo que uno cree que lo que uno sabe. El conocimiento puramente fáctico ejerce muy poca influencia sobre el hombre medio, a menos que se active emocionalmente. Pero la activación de la religión es supraemocional y unifica toda la experiencia humana en niveles trascendentes al tomar contacto con las energías espirituales de la vida mortal y liberarlas.
99:4.6 (1090.2) Durante los tiempos psicológicamente inestables del siglo veinte, entre las convulsiones económicas, las contracorrientes morales y las marejadas sociológicas propias de las transiciones ciclónicas de una era científica, miles y miles de hombres y mujeres se han desubicado humanamente; están ansiosos, agitados, temerosos, inseguros e inestables. Necesitan, más que nunca en la historia del mundo, el consuelo y la estabilidad de una religión sólida. Frente a logros científicos y desarrollos mecánicos sin precedentes, reina el estancamiento espiritual y el caos filosófico.
99:4.7 (1090.3) El hecho de que la religión se esté haciendo cada vez más privada —una experiencia personal— no implica riesgo alguno siempre que no pierda su motivación de servicio social desinteresado y amoroso. La religión ha sufrido muchas influencias secundarias: la mezcla repentina de culturas, el cruce de credos, la disminución de la autoridad eclesiástica, los cambios en la vida familiar, junto con la urbanización y la mecanización.
99:4.8 (1090.4) El mayor peligro espiritual del hombre es el progreso parcial, el conflicto de un crecimiento a medias: abandonar las religiones evolutivas del miedo sin acogerse inmediatamente a la religión revelada del amor. La ciencia moderna, sobre todo la psicología, solo ha debilitado las religiones que dependen básicamente del miedo, la superstición y la emoción.
99:4.9 (1090.5) Toda transición supone confusión, y no habrá tranquilidad en el mundo religioso hasta que se supere el gran enfrentamiento entre las tres filosofías de la religión:
99:4.10 (1090.6) 1. La creencia espiritualista (en una Deidad providencial) de muchas religiones.
99:4.11 (1090.7) 2. Las creencias humanistas e idealistas de muchas filosofías.
99:4.12 (1090.8) 3. Las concepciones mecanicistas y naturalistas de muchas ciencias.
99:4.13 (1090.9) Estos tres planteamientos parciales de la realidad del cosmos deberán armonizarse a la larga mediante una exposición reveladora de la religión, la filosofía y la cosmología que describa la existencia trina de espíritu, mente y energía procedentes de la Trinidad del Paraíso unificados en el espacio-tiempo dentro de la Deidad del Supremo.
99:5.1 (1090.10) Aunque la religión es una experiencia espiritual exclusivamente personal —conocer a Dios como Padre—, el corolario de esta experiencia —conocer al hombre como hermano— implica el ajuste del yo a otros yoes, y eso constituye el aspecto social o colectivo de la vida religiosa. La religión es primero un ajuste interno o personal y se convierte luego en una cuestión de servicio social o ajuste al grupo. El gregarismo del hombre determina forzosamente la aparición de grupos religiosos. El porvenir de esos grupos religiosos dependerá muchísimo de la inteligencia de sus líderes. En la sociedad primitiva el grupo religioso no suele ser muy distinto de los grupos económicos o políticos. La religión ha sido siempre conservadora de la moral y estabilizadora de la sociedad, y esto sigue siendo verdad en contra de las enseñanzas de muchos socialistas y humanistas modernos.
99:5.2 (1091.1) No olvidéis nunca que la verdadera religión es conocer a Dios como vuestro Padre y al hombre como vuestro hermano. La religión no es creer servilmente en amenazas de castigos ni en promesas mágicas de recompensas místicas futuras.
99:5.3 (1091.2) La religión de Jesús es la influencia más dinámica que haya movilizado jamás a la raza humana. Jesús hizo añicos la tradición, destruyó el dogma y llamó a la humanidad a alcanzar sus ideales más altos en el tiempo y en la eternidad: a ser perfecta como el Padre del cielo es perfecto.
99:5.4 (1091.3) La religión tiene pocas oportunidades de ejercer su función hasta que el grupo religioso se separa de todos los demás grupos y forma la asociación social de los miembros espirituales del reino de los cielos.
99:5.5 (1091.4) La doctrina de la depravación total del hombre destruyó gran parte del potencial de la religión de ejercer una función social elevadora e inspiradora. Jesús quiso restablecer la dignidad del hombre cuando declaró que todos los hombres son hijos de Dios.
99:5.6 (1091.5) Toda creencia religiosa que consiga espiritualizar al creyente no puede dejar de repercutir poderosamente en la vida social de esa persona religiosa. La experiencia religiosa produce indefectiblemente los «frutos del espíritu» en la vida diaria del mortal guiado por el espíritu.
99:5.7 (1091.6) Es tan cierto que los hombres comparten sus creencias religiosas como que crean grupos religiosos de algún tipo que acaban persiguiendo objetivos comunes. Algún día las personas religiosas se juntarán y se pondrán a cooperar sobre la base de la unidad de ideales y objetivos, en lugar de intentar hacerlo sobre la base de opiniones psicológicas y creencias teológicas. Las metas más que los credos deberían unificar a las personas religiosas. Puesto que la verdadera religión pertenece al ámbito de la experiencia espiritual personal, es inevitable que cada persona religiosa tenga su propia interpretación personal de la realización de esa experiencia espiritual. Dejad que la palabra «fe» signifique la relación del individuo con Dios y no una formulación de creencias que algún grupo de mortales haya acordado como actitud religiosa común. «¿Tenéis fe? Tenedla entonces para vosotros mismos.»
99:5.8 (1091.7) Que la fe se ocupa solo de captar valores ideales se demuestra en la definición del Nuevo Testamento que declara que la fe es la sustancia de las cosas esperadas y la prueba de las cosas no vistas.
99:5.9 (1091.8) El hombre primitivo se esforzó poco por poner sus convicciones religiosas en palabras. Su religión era más bailada que pensada. El hombre moderno ha elaborado muchos credos y establecido muchas pruebas de fe religiosa. En el futuro las personas religiosas deberán vivir su religión, dedicarse al servicio entusiasta de la hermandad del hombre. Ya va siendo hora de que el hombre tenga una experiencia religiosa tan personal y tan sublime que solo se pueda comprender y expresar mediante «sentimientos demasiado profundos como para encerrarlos en palabras».
99:5.10 (1091.9) Jesús no exigía a sus seguidores que se reunieran periódicamente para recitar un formulario de palabras como exponente de sus creencias comunes. Solo les ordenó que se congregaran para hacer algo en concreto: compartir la cena común en recuerdo de su vida de otorgamiento en Urantia.
99:5.11 (1091.10) Qué gran error cometen los cristianos cuando, al presentar a Cristo como ideal supremo de liderazgo espiritual, se atreven a exigir a los hombres y mujeres conscientes de Dios que rechacen el liderazgo histórico de aquellos hombres conocedores de Dios que han contribuido a iluminar a su propia raza o nación en edades pasadas.
99:6.1 (1092.1) El sectarismo es una enfermedad de la religión institucional, y el dogmatismo es una esclavización de la naturaleza espiritual. Es mucho mejor tener una religión sin Iglesia que una Iglesia sin religión. El desorden religioso del siglo veinte no es, en y de por sí, síntoma de decadencia espiritual. La confusión precede al crecimiento igual que a la destrucción.
99:6.2 (1092.2) La socialización de la religión tiene un objetivo real. Las actividades religiosas colectivas tienen como finalidad escenificar las lealtades de la religión; magnificar los alicientes de la verdad, la belleza y la bondad; resaltar el atractivo de los valores supremos; impulsar el servicio altruista al prójimo; glorificar los potenciales de la vida de familia; promover la educación religiosa; dar buen consejo y orientación espiritual; y estimular el culto en común. Todas las religiones vivas fomentan la amistad humana, preservan la moralidad, promueven el bienestar de la vecindad y facilitan la difusión del evangelio esencial de sus respectivos mensajes de salvación eterna.
99:6.3 (1092.3) Pero a medida que la religión se institucionaliza, disminuye su capacidad de hacer el bien mientras que las posibilidades de hacer el mal se multiplican considerablemente. Los peligros de una religión formalizada son los siguientes: fija las creencias y cristaliza los sentimientos; acumula intereses creados con un aumento de la secularización; tiende a uniformizar y fosilizar la verdad; desvía la religión del servicio a Dios al servicio a la Iglesia; inclina a sus líderes a convertirse en administradores en vez de ministradores; tiende a formar sectas y divisiones competitivas; establece una autoridad eclesiástica opresiva; crea una actitud aristocrática de «pueblo elegido»; fomenta ideas falsas y exageradas de lo sagrado; convierte la religión en rutina y petrifica el culto; tiende a venerar el pasado al tiempo que ignora las demandas del presente; es incapaz de hacer interpretaciones puestas al día de la religión; se enreda con las funciones de las instituciones seculares; crea la discriminación perversa de las castas religiosas; se convierte en juez intolerante de la ortodoxia; no logra captar el interés de la juventud aventurera y va perdiendo gradualmente el mensaje salvador del evangelio de eterna salvación.
99:6.4 (1092.4) La religión formal reprime a los hombres en sus actividades espirituales personales en vez de liberarlos para un mayor servicio como constructores del reino.
99:7.1 (1092.5) Aunque las Iglesias y todos los demás grupos religiosos deberían mantenerse apartados de todas las actividades seculares, la religión no debe hacer nada que entorpezca ni retrase la coordinación social de las instituciones humanas. La vida debe seguir adquiriendo cada vez más sentido; el hombre debe seguir reformando la filosofía y clarificando la religión.
99:7.2 (1092.6) La ciencia política debe llevar a cabo la reconstrucción de la economía y la industria mediante las técnicas que aprende de las ciencias sociales y mediante las percepciones y motivaciones que aporta el vivir religioso. En toda reconstrucción social la lealtad de la religión a un fin trascendente es un factor de estabilidad, una meta equilibrante más allá y por encima del objetivo inmediato y temporal. En medio de la confusión generada por los rápidos cambios de su entorno el hombre mortal necesita el sustento de una amplia perspectiva cósmica.
99:7.3 (1093.1) La religión inspira al hombre a vivir valiente y alegremente sobre la faz de la tierra. Aúna la paciencia con la pasión, la visión interior con el celo, la compasión con el poder y los ideales con la energía.
99:7.4 (1093.2) El hombre no puede tomar decisiones sabias sobre asuntos temporales ni trascender el egoísmo del propio interés a menos que medite en presencia de la soberanía de Dios y tenga en cuenta las realidades de los significados divinos y los valores espirituales.
99:7.5 (1093.3) La interdependencia económica y la fraternidad social terminarán conduciendo a la hermandad. El hombre es un soñador por naturaleza, pero la ciencia lo está serenando, y eso reduce mucho el riesgo de reacciones fanáticas cuando la religión lo active. Las necesidades económicas atan al hombre a la realidad, y la experiencia religiosa personal pone a ese mismo hombre cara a cara con las realidades eternas de una ciudadanía cósmica en constante progreso y expansión.
99:7.6 (1093.4) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 100
100:0.1 (1094.1) LA experiencia del vivir religioso dinámico transforma al individuo mediocre en una personalidad con poder idealista. La religión atiende al progreso de todos porque fomenta el progreso de cada individuo, y el progreso de cada uno aumenta con el logro de todos.
100:0.2 (1094.2) El crecimiento espiritual se ve estimulado de forma mutua por la asociación íntima con otras personas religiosas. El amor proporciona el terreno del crecimiento religioso —un aliciente objetivo en vez de una gratificación subjetiva— y sin embargo produce la satisfacción subjetiva suprema. La religión ennoblece la carga rutinaria de la vida cotidiana.
100:1.1 (1094.3) La religión hace crecer los significados y realza los valores, pero cuando se atribuye un carácter absoluto a evaluaciones puramente personales se genera siempre un mal. Un niño evalúa la experiencia según el placer que contiene; una persona es madura en la medida en que sustituye el placer personal por significados superiores o incluso por lealtades a los más altos conceptos de situaciones vitales diversificadas y relaciones cósmicas.
100:1.2 (1094.4) Algunas personas están demasiado ocupadas para crecer, y corren por ello grave peligro de caer en una fijación espiritual. Se deben tomar disposiciones que favorezcan el crecimiento de los significados a diferentes edades, en culturas sucesivas y en las etapas pasajeras del progreso de la civilización. Los principales inhibidores del crecimiento son el prejuicio y la ignorancia.
100:1.3 (1094.5) Dad a cada niño que crece la oportunidad de desarrollar su propia experiencia religiosa; no le impongáis la experiencia ya hecha de un adulto. Recordad que progresar año a año a través de un régimen educativo establecido no implica necesariamente progreso intelectual y mucho menos crecimiento espiritual. Ampliar el vocabulario no significa desarrollar el carácter. El verdadero indicador del crecimiento no son simplemente los frutos sino más bien el progreso. Los indicadores reales del crecimiento educativo son la elevación de los ideales, la mayor apreciación de los valores, los nuevos significados de los valores y un aumento de la lealtad a los valores supremos.
100:1.4 (1094.6) A los niños solo les impresionan de forma permanente las lealtades de sus compañeros adultos; ni los preceptos, ni siquiera los ejemplos, les influyen de forma duradera. Las personas leales son personas que crecen, y el crecimiento es una realidad que impresiona e inspira. Vive lealmente hoy —crece— y mañana será otro día. Para un renacuajo la forma más rápida de llegar a ser rana es vivir lealmente cada momento como renacuajo.
100:1.5 (1094.7) El terreno esencial para el crecimiento religioso presupone una vida progresiva de autorrealización, la coordinación de las propensiones naturales, el ejercicio de la curiosidad y el disfrute de aventuras razonables, los sentimientos de satisfacción, el miedo como estímulo de la atención y la conciencia, el atractivo de lo maravilloso y una consciencia normal de la propia pequeñez, la humildad. El crecimiento también está basado en el descubrimiento del yo acompañado de autocrítica —de conciencia— porque la conciencia es en realidad la crítica de uno mismo según la propia escala de valores, los ideales personales.
100:1.6 (1095.1) La salud física, el temperamento heredado y el entorno social influyen considerablemente sobre la experiencia religiosa, pero estas condiciones temporales no inhiben el progreso espiritual interior de un alma dedicada a hacer la voluntad del Padre del cielo. Todos los mortales normales poseen una tendencia innata al crecimiento y la autorrealización, y estos impulsos actúan siempre que no sean expresamente inhibidos. El modo seguro de fomentar esta dotación constitutiva de potencial de crecimiento espiritual es mantener una actitud de entrega sincera a los valores supremos.
100:1.7 (1095.2) La religión no se puede otorgar, recibir, prestar, aprender ni perder. Es una experiencia personal que crece en proporción a la búsqueda creciente de valores finales. El crecimiento cósmico acompaña así a la acumulación de significados y a la elevación y expansión permanente de los valores. Pero la nobleza en sí misma es siempre un desarrollo inconsciente.
100:1.8 (1095.3) Los hábitos religiosos de pensar y actuar contribuyen a la organización del crecimiento espiritual. Se pueden desarrollar predisposiciones religiosas a reaccionar favorablemente a los estímulos espirituales como una especie de reflejo condicionado espiritual. Los hábitos que favorecen el crecimiento religioso consisten en: cultivar la sensibilidad a los valores divinos, reconocer la vida religiosa en los demás, meditar reflexivamente sobre los significados cósmicos, solucionar problemas mediante la adoración, compartir la vida espiritual con los semejantes, evitar el egoísmo, negarse a presuponer la misericordia divina, vivir como si se estuviera en presencia de Dios. Los factores del crecimiento religioso pueden ser deliberados, pero el crecimiento en sí es siempre inconsciente.
100:1.9 (1095.4) La naturaleza inconsciente del crecimiento religioso no significa que esta actividad ocurra en el ámbito supuestamente subconsciente del intelecto humano; denota más bien la existencia de actividades creativas en los niveles superconscientes de la mente mortal. El hecho de percatarse de la realidad del crecimiento religioso inconsciente es la única prueba concluyente de la existencia funcional de la superconsciencia.
100:2.1 (1095.5) El desarrollo espiritual depende, en primer lugar, del mantenimiento de una conexión espiritual viva con las verdaderas fuerzas espirituales y, en segundo término, de la producción continua de fruto espiritual consistente en prodigar a nuestros semejantes el ministerio recibido de nuestros benefactores espirituales. El progreso espiritual está fundamentado en el reconocimiento intelectual de la pobreza espiritual unido a la autoconsciencia del hambre de perfección, el deseo de conocer a Dios y ser como él, el propósito entusiasta de hacer la voluntad del Padre del cielo.
100:2.2 (1095.6) El crecimiento espiritual es, primero, un despertar a las necesidades, después, una percepción de los significados y más tarde un descubrimiento de los valores. La prueba del verdadero desarrollo espiritual consiste en la manifestación de una personalidad humana motivada por el amor, activada por el ministerio desinteresado y dominada por la adoración entusiasta a los ideales de perfección de la divinidad. Toda esta experiencia constituye la realidad de la religión en contraste con las meras creencias teológicas.
100:2.3 (1095.7) La religión puede progresar hasta el nivel de experiencia en el que se convierte en un procedimiento sabio y esclarecido de reacción espiritual ante el universo. Esa religión glorificada puede operar en tres niveles de la personalidad humana: el intelectual, el morontial y el espiritual: sobre la mente, en el alma que evoluciona y con el espíritu que mora en su interior.
100:2.4 (1096.1) La espiritualidad se convierte directamente en el indicador de nuestra cercanía a Dios y en la medida de nuestra utilidad para nuestros semejantes. La espiritualidad realza la aptitud para descubrir la belleza de las cosas, reconocer la verdad de los significados y descubrir la bondad de los valores. El desarrollo espiritual está determinado por la capacidad de cada uno y es directamente proporcional a la eliminación de los elementos egoístas del amor.
100:2.5 (1096.2) El estatus espiritual propiamente dicho es la medida en que se ha alcanzado la Deidad y sintonizado con el Ajustador. Conseguir una espiritualidad de carácter final equivale a alcanzar el máximo de realidad, el máximo de semejanza a Dios. La vida eterna es la búsqueda sin fin de los valores infinitos.
100:2.6 (1096.3) El objetivo de la autorrealización humana debería ser espiritual, no material. Las únicas realidades por las que merece la pena esforzarse son divinas, espirituales y eternas. El hombre mortal tiene derecho al disfrute de los placeres físicos y a la satisfacción de los afectos humanos; se beneficia de la lealtad a las asociaciones humanas y a las instituciones temporales; pero esos no son los fundamentos eternos sobre los que construir la personalidad inmortal que debe trascender el espacio, vencer al tiempo y conseguir el destino eterno de perfección divina y servicio finalitario.
100:2.7 (1096.4) Jesús describió la profunda seguridad del mortal conocedor de Dios cuando dijo: «Para aquel que cree en el reino y conoce a Dios, ¿qué importa si todas las cosas terrenales se derrumban?». Las seguridades temporales son vulnerables, pero las garantías espirituales son inquebrantables. Cuando las mareas de la adversidad humana, del egoísmo, la crueldad, el odio, la maldad y la envidia golpean el alma mortal, podéis tener la seguridad de que hay un bastión interior, la ciudadela del espíritu, que es absolutamente inexpugnable; esto es cierto al menos para todo ser humano que ha entregado el cuidado de su alma al espíritu del Dios eterno que mora en su interior.
100:2.8 (1096.5) Una vez alcanzado ese logro espiritual mediante un crecimiento gradual o como consecuencia de una crisis específica, se produce una reorientación de la personalidad y se desarrolla una nueva escala de valores. Estos individuos nacidos del espíritu han renovado hasta tal punto su motivación en la vida que son capaces de mantenerse tranquilamente al margen mientras ven perecer sus ambiciones más queridas y derrumbarse sus mayores esperanzas. Saben con certeza que esas catástrofes no son más que cataclismos de cambio que destrozan nuestras creaciones temporales como preludio de la construcción de realidades más nobles y duraderas de un nivel nuevo y más sublime de logro en el universo.
100:3.1 (1096.6) La religión no es un método para alcanzar un estado dichoso y estático de paz mental sino un impulso dirigido a organizar el alma para el servicio activo. Es el alistamiento de la totalidad del yo en el servicio leal de amar a Dios y servir al hombre. La religión paga el precio que sea necesario para alcanzar la meta suprema, el premio eterno. Hay en la lealtad religiosa una consagración tan completa que es magnífica y sublime. Y estas lealtades son socialmente eficaces y espiritualmente progresivas.
100:3.2 (1096.7) Para la persona religiosa la palabra Dios se convierte en un símbolo que significa el acercamiento a la realidad suprema y el reconocimiento del valor divino. Lo que gusta o disgusta al humano no determina el bien o el mal; los valores morales no surgen de la satisfacción de los deseos ni de la frustración de las emociones.
100:3.3 (1096.8) Al contemplar los valores debéis distinguir entre lo que es valor y lo que tiene valor. Debéis reconocer la relación entre actividades placenteras y su integración significativa y realización mejorada en niveles cada vez más altos de experiencia humana.
100:3.4 (1097.1) El significado es algo que la experiencia añade al valor; es la consciencia apreciativa de los valores. Un placer aislado y puramente egoísta puede connotar una devaluación virtual de los significados, un goce sin sentido que raya en el mal relativo. Los valores son experienciales cuando las realidades tienen sentido y están asociadas mentalmente, cuando esas relaciones son reconocidas y apreciadas por la mente.
100:3.5 (1097.2) Los valores nunca pueden ser estáticos; la realidad significa cambio, crecimiento. El cambio sin crecimiento, sin expansión del significado y sin exaltación del valor carece de valor, es un mal potencial. Cuanto mayor sea la calidad de la adaptación cósmica mayor será el significado de cualquier experiencia. Los valores no son ilusiones conceptuales; son reales, pero dependen siempre de la existencia de relaciones. Los valores son siempre actuales y potenciales a la vez: no son lo que fue, sino lo que es y lo que será.
100:3.6 (1097.3) La asociación de actuales y potenciales equivale a crecimiento, a la realización experiencial de los valores. Pero el crecimiento no es mero progreso. El progreso tiene siempre significado, pero sin crecimiento no tiene relativamente ningún valor. El valor supremo de la vida humana consiste en el crecimiento de los valores, el progreso de los significados y la realización de la interrelación cósmica de estas dos experiencias. Una experiencia así equivale a la consciencia de Dios. Un mortal así no es sobrenatural pero se va convirtiendo realmente en sobrehumano. Está evolucionando un alma inmortal.
100:3.7 (1097.4) El hombre no puede provocar el crecimiento, pero puede crear condiciones favorables para que ocurra. El crecimiento, ya sea físico, intelectual o espiritual, es siempre inconsciente. Y así crece el amor: no se puede crear, fabricar ni comprar, tiene que crecer. La evolución es una técnica cósmica de crecimiento. No se puede conseguir un crecimiento social a base de leyes ni un crecimiento moral mejorando la administración. El hombre puede fabricar máquinas, pero el valor real de la máquina proviene necesariamente de la cultura humana y de la apreciación personal. La única contribución del hombre al crecimiento es la movilización de todos los poderes de su personalidad, la fe viva.
100:4.1 (1097.5) El vivir religioso es un vivir consagrado, y el vivir consagrado es un vivir creativo, es original y espontáneo. De los conflictos que inician la elección de hábitos de reacción nuevos y mejores en lugar de los patrones de reacción anteriores e inferiores surgen nuevas visiones interiores religiosas. Los nuevos significados emergen solo en medio del conflicto, y el conflicto persiste solo frente al rechazo a adoptar los valores más altos connotados en los significados superiores.
100:4.2 (1097.6) Las perplejidades religiosas son inevitables; no puede haber crecimiento sin conflicto psíquico y sin agitación espiritual. El establecimiento de una norma filosófica de vida conlleva una conmoción considerable en los campos filosóficos de la mente. La lealtad hacia lo grande, lo bueno, lo verdadero y lo noble no se impone sin lucha. El esfuerzo comporta una clarificación de la visión espiritual y un aumento de la visión interior cósmica, pero el intelecto humano protesta cuando se ve privado del sustento de las energías no espirituales de la existencia temporal. La perezosa mente animal se rebela ante el esfuerzo que exige la lucha por resolver los problemas cósmicos.
100:4.3 (1097.7) Pero el gran reto del vivir religioso consiste en unificar los poderes del alma propios de cada personalidad bajo el dominio del amor. La salud, la eficacia mental y la felicidad surgen de la unificación de los sistemas físicos, los sistemas de mente y los sistemas de espíritu. El hombre entiende mucho de salud y de cordura pero sabe muy poco de felicidad. La felicidad más grande está vinculada de forma indisoluble al progreso espiritual. El crecimiento espiritual produce una alegría duradera, una paz que rebasa todo entendimiento.
100:4.4 (1098.1) En la vida física los sentidos muestran la existencia de las cosas y la mente descubre la realidad de los significados, pero es la experiencia espiritual la que revela al individuo los valores verdaderos de la vida. Esos altos niveles del vivir humano se alcanzan en el amor supremo a Dios y en el amor desinteresado al hombre. Si amáis a vuestros semejantes es porque habéis descubierto sus valores. Jesús amaba tanto a los hombres porque veía en ellos un gran valor. Para descubrir los valores de vuestros compañeros buscad su motivación. Si alguien os irrita, os causa resentimiento, intentad comprender su punto de vista, los motivos de su conducta censurable. En cuanto comprendáis a vuestro prójimo os volveréis tolerantes, y esta tolerancia se transformará en amistad y madurará hasta convertirse en amor.
100:4.5 (1098.2) Con los ojos de la imaginación retratad en vuestra mente a uno de vuestros antepasados primitivos de los tiempos de las cavernas: la mole achaparrada y mugrienta de un hombre erguido con las piernas separadas que ruge garrote en alto con mirada feroz, respirando odio y agresividad. Una imagen así está muy lejos de la dignidad divina del hombre. Pero ampliemos la imagen. Frente a este humano animado se agazapa un tigre de dientes de sable, y detrás del hombre hay una mujer y dos niños. Reconocéis inmediatamente que una imagen así corresponde a los comienzos de mucho de lo que es noble y excelente en la raza humana, pero el hombre es el mismo en ambas escenas. La diferencia está en que la segunda proporciona un horizonte más amplio que os permite captar la motivación de ese mortal en vías de evolución. Su actitud se vuelve digna de elogio porque comprendéis su situación. Cuánto mejor comprenderíais a vuestros compañeros si pudierais profundizar en sus motivaciones. Solo con que pudierais conocer a vuestros semejantes, terminaríais por enamoraros de ellos.
100:4.6 (1098.3) No podéis amar de verdad a vuestros semejantes por un mero acto de voluntad. El amor nace solo de una comprensión profunda de los motivos y sentimientos del prójimo. Amar hoy a todos los hombres no es tan importante como aprender a amar a un ser humano más cada día. Si cada día o cada semana conseguís comprender a uno más de vuestros semejantes, y si ese es el límite de vuestra capacidad, conseguiréis una personalidad cada vez más socializada y verdaderamente espiritual. El amor es contagioso, y cuando la entrega humana es inteligente y sabia, el amor es más pegadizo que el odio. Pero solo el amor auténtico y desinteresado es verdaderamente contagioso. Si cada mortal pudiera convertirse en un foco de afecto dinámico, este virus benigno del amor impregnaría pronto la corriente sentimental de emociones de la humanidad hasta el punto de que toda la civilización estaría envuelta en amor y se haría realidad la hermandad del hombre.
100:5.1 (1098.4) El mundo está lleno de almas perdidas, no perdidas en el sentido teológico, sino que han perdido la dirección y vagan confusas entre los «ismos» y los cultos de una era filosófica frustrada. Muy pocas han aprendido a sustituir la autoridad religiosa por una filosofía de vida. (Los símbolos de la religión socializada no deben ser minusvalorados como canales de crecimiento, sin perder nunca de vista que el lecho del río no es el río.)
100:5.2 (1098.5) La progresión del crecimiento religioso conduce, a través de situaciones de conflicto, del estancamiento a la coordinación, de la inseguridad a la fe firme, de la confusión de la consciencia cósmica a la unificación de la personalidad, del objetivo temporal al eterno, de la esclavitud del miedo a la libertad de la filiación divina.
100:5.3 (1099.1) Cabe precisar que las profesiones de lealtad a los ideales supremos —la percepción psíquica, emocional y espiritual de la consciencia de Dios— pueden crecer gradualmente de forma natural o bien sobrevenir como una crisis en algunos casos. El apóstol Pablo experimentó una de estas conversiones espectaculares y repentinas un día memorable camino de Damasco. Gautama Siddharta tuvo una experiencia parecida la noche en que se sentó a solas e intentó penetrar el misterio de la verdad final. Muchos otros han tenido experiencias de este tipo, y muchos creyentes verdaderos han progresado en el espíritu sin ninguna conversión súbita.
100:5.4 (1099.2) La mayoría de los fenómenos espectaculares asociados a las llamadas conversiones religiosas son de naturaleza enteramente psicológica, aunque a veces se producen experiencias que son también de origen espiritual. Cuando la movilización mental es absolutamente total en cualquier nivel de la extensión psíquica hacia arriba en pos del logro del espíritu, cuando la motivación humana de lealtad a la idea divina es perfecta, muchas veces el espíritu que mora en el interior desciende para asir el propósito concentrado y consagrado de la mente superconsciente del mortal creyente y sincronizarse con él. Estas experiencias de unificación de fenómenos intelectuales y espirituales dan lugar a conversiones en las que intervienen factores que trascienden las implicaciones puramente psicológicas.
100:5.5 (1099.3) Pero la emoción por sí sola es una conversión falsa; hay que tener fe además de sentimiento. En la medida en que la movilización psíquica sea parcial y la motivación de la lealtad humana sea incompleta, la experiencia de la conversión será, en esa misma medida, una realidad mixta intelectual, emocional y espiritual.
100:5.6 (1099.4) Si estamos dispuestos a admitir, como hipótesis práctica de trabajo, la existencia de una mente subconsciente teórica en la vida intelectual por lo demás unificada, deberíamos postular por coherencia la existencia de un campo similar y correspondiente de actividad intelectual en ascenso como nivel superconsciente, la zona de contacto directo con la entidad de espíritu que mora en el interior, el Ajustador del Pensamiento. El gran peligro de todas estas especulaciones psíquicas es que las visiones y otras experiencias llamadas místicas, junto con los sueños extraordinarios, se puedan interpretar como comunicaciones divinas a la mente humana. En el pasado seres divinos se han revelado a ciertas personas conocedoras de Dios, pero no por sus trances místicos o sus visiones morbosas sino a pesar de todos estos fenómenos.
100:5.7 (1099.5) En contraste con la búsqueda de la conversión, una mejor forma de acercarse a las zonas de morontia de posible contacto con el Ajustador del Pensamiento es a través de la fe viva y la adoración sincera, la oración desinteresada y de todo corazón. Demasiado de lo que surge de los recuerdos de los niveles inconscientes de la mente humana se ha confundido con revelación divina y guía espiritual.
100:5.8 (1099.6) Es muy peligroso practicar la ensoñación religiosa de forma habitual; el misticismo se puede convertir en un sistema de eludir la realidad, aunque también es cierto que ha sido a veces un medio de auténtica comunión espiritual. Puede que retirarse del ajetreo de la vida durante temporadas cortas no entrañe ningún peligro serio, pero el aislamiento prolongado de la personalidad no es nada recomendable. Los estados de consciencia visionaria próximos al trance no se deben cultivar en ningún caso como experiencia religiosa.
100:5.9 (1099.7) El estado místico se caracteriza por una consciencia difusa con islotes de intensa atención focalizada que actúan sobre un intelecto relativamente pasivo. Todo esto hace que la consciencia gravite hacia el subconsciente en lugar de dirigirse hacia la zona de contacto espiritual, el superconsciente. Muchos místicos han llevado su disociación mental hasta el nivel de las manifestaciones mentales anormales.
100:5.10 (1100.1) La actitud más saludable de meditación espiritual consiste en la adoración reflexiva y la oración de acción de gracias. La comunión directa con nuestro Ajustador del Pensamiento, como ocurrió durante los últimos años de la vida de Jesús en la carne, no debe confundirse con las llamadas experiencias místicas. Los factores que contribuyen a suscitar la comunión mística son muy reveladores del peligro que entrañan los estados psíquicos de este tipo. Entre las cosas que favorecen el estado místico están el cansancio físico, el ayuno, la disociación psíquica, las experiencias estéticas profundas, los impulsos sexuales intensos, el miedo, la ansiedad, la rabia y el baile frenético. Muchos de los elementos que surgen como resultado de esta preparación preliminar se originan en la mente subconsciente.
100:5.11 (1100.2) Por muy favorables que fueran las condiciones para los fenómenos místicos, hay que dejar muy claro que Jesús de Nazaret no recurrió nunca a esos métodos de comunión con el Padre del Paraíso. Jesús no tenía alucinaciones subconscientes ni espejismos superconscientes.
100:6.1 (1100.3) Las religiones evolutivas y las religiones revelativas pueden emplear métodos muy diferentes, pero sus motivaciones son muy semejantes. La religión no es una función específica de la vida, es más bien un modo de vivir. La religión verdadera es una entrega de todo corazón a una realidad que la persona religiosa considera de valor supremo tanto para ella como para toda la humanidad. Todas las religiones se caracterizan básicamente por una lealtad incondicional y una entrega de todo corazón a valores supremos. Esta entrega religiosa a valores supremos se manifiesta en la relación de una madre que se dice irreligiosa con su hijo o en la lealtad ferviente que muestran ciertas personas no religiosas cuando abrazan una causa.
100:6.2 (1100.4) El valor supremo aceptado por la persona religiosa puede ser indigno de tal nombre o incluso falso, pero no por ello deja de ser religioso. Una religión es auténtica en la medida exacta en que el valor que se tiene por supremo es en verdad una realidad cósmica de auténtico valor espiritual.
100:6.3 (1100.5) La respuesta humana al impulso religioso está caracterizada por las cualidades de nobleza y grandeza. La persona religiosa sincera es consciente de su ciudadanía del universo y se da cuenta de que se pone en contacto con fuentes de poder sobrehumano. Se emociona y se llena de vigor con la seguridad de pertenecer a una fraternidad superior y ennoblecida de hijos de Dios. Se hace más consciente de su propia valía bajo el estímulo de su aspiración a los más altos objetivos universales, las metas supremas.
100:6.4 (1100.6) El yo se ha rendido al empuje fascinante de una motivación que lo abarca todo, que impone una autodisciplina mayor, que reduce los conflictos emocionales y que hace que valga realmente la pena vivir la vida mortal. El reconocimiento morboso de las limitaciones humanas se transforma en una consciencia natural de las deficiencias mortales asociada a la determinación moral y la aspiración espiritual de lograr las metas más altas de los universos y los superuniversos. Este intenso esfuerzo por lograr los ideales supramortales se caracteriza siempre por una paciencia, una entereza, una fortaleza y una tolerancia cada vez mayores.
100:6.5 (1100.7) Pero la verdadera religión es un amor vivo, una vida de servicio. El desapego de la persona religiosa hacia muchas cosas puramente temporales y triviales no conduce nunca al aislamiento social y no debería destruir el sentido del humor. La religión auténtica no quita nada a la existencia humana y en cambio aporta nuevos significados al conjunto de la vida; genera nuevos tipos de entusiasmo, de celo y de valentía. Puede incluso engendrar el espíritu del cruzado, que es más que peligroso si no está controlado por una visión interior espiritual y una entrega leal a las obligaciones sociales ordinarias de las lealtades humanas.
100:6.6 (1101.1) Una de las características más notables del vivir religioso es una paz activa y sublime, la paz que trasciende toda comprensión humana, una serenidad cósmica que manifiesta la ausencia de toda duda y toda agitación. Esos niveles de estabilidad espiritual son inmunes a las decepciones. Esas personas religiosas son como el apóstol Pablo cuando dijo: «Estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni los poderes, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo ni ninguna otra cosa nos podrá apartar del amor de Dios».
100:6.7 (1101.2) Un sentimiento de seguridad asociado al reconocimiento de la gloria triunfante reside en la consciencia de la persona religiosa que ha captado la realidad del Supremo y persigue la meta del Último.
100:6.8 (1101.3) La religión evolutiva presenta también estos aspectos de lealtad y grandeza porque es una experiencia auténtica. Pero la religión revelativa es excelente además de auténtica. Las nuevas lealtades de la visión espiritual ampliada crean nuevos niveles de amor y entrega, de servicio y fraternidad, y esta perspectiva social mejorada amplía la consciencia de la Paternidad de Dios y de la hermandad del hombre.
100:6.9 (1101.4) La diferencia característica entre la religión evolucionada y la revelada es una nueva cualidad de sabiduría divina que se añade a la sabiduría humana puramente experiencial. Pero es la experiencia adquirida en y con las religiones humanas la que desarrolla la capacidad de recibir posteriormente las dotes aumentadas de sabiduría divina y visión interior cósmica.
100:7.1 (1101.5) Aunque el mortal medio de Urantia no puede esperar alcanzar la perfección de carácter que adquirió Jesús de Nazaret durante su estancia en la carne, es enteramente posible que cada creyente mortal desarrolle una personalidad fuerte y unificada siguiendo el modelo perfecto de la personalidad de Jesús. La característica excepcional de la personalidad del Maestro no era tanto su perfección como su simetría, su excelente y equilibrada unificación. No hay mejor manera de presentar a Jesús que repetir las palabras de aquel que señaló al Maestro delante de sus acusadores: «¡He aquí al hombre!».
100:7.2 (1101.6) La amabilidad indefectible de Jesús llegaba al corazón de los hombres, pero su fuerza inquebrantable de carácter impresionaba a sus seguidores. Era sincero de verdad, no había nada hipócrita en él. Estaba libre de afectación y cautivaba por su naturalidad. Nunca se rebajó a fingir ni consintió en falsear. Vivía la verdad tal como la enseñaba. Él era la verdad. Estaba obligado a proclamar la verdad salvadora a su generación, aunque a veces esa sinceridad causara dolor. Su lealtad a toda verdad era incondicional.
100:7.3 (1101.7) El Maestro fue siempre perfectamente razonable, muy accesible y extremadamente práctico en todo su ministerio; sus planes eran un exponente de sentido común santificado. Estuvo libre de toda tendencia extravagante, errática o excéntrica. No fue nunca caprichoso, antojadizo ni descontrolado. En todo lo que enseñaba y en todo lo que hacía había siempre un discernimiento exquisito unido a un extraordinario sentido de la corrección.
100:7.4 (1102.1) El Hijo del Hombre tuvo siempre una personalidad bien equilibrada. Incluso sus enemigos le tenían un cauteloso respeto; temían incluso su presencia. Jesús no tenía miedo. Estaba sobrecargado de entusiasmo divino, pero nunca se volvió fanático. Era activo emocionalmente, pero nunca veleidoso. Era imaginativo pero siempre práctico. Se enfrentaba francamente a las realidades de la vida, pero no fue nunca prosaico ni aburrido. Era valiente pero nunca temerario; prudente pero nunca cobarde. Era compasivo pero no sentimental; excepcional pero no excéntrico. Era piadoso pero no santurrón. Y estaba tan bien equilibrado porque estaba perfectamente unificado.
100:7.5 (1102.2) La originalidad de Jesús no estaba reprimida. No estaba atado por la tradición ni limitado por la sumisión a convencionalismos estrechos. Hablaba con indiscutible confianza y enseñaba con autoridad absoluta. Pero su magnífica originalidad no le hizo pasar por alto las perlas de verdad contenidas en las enseñanzas de sus predecesores y sus contemporáneos. Lo más original de su enseñanza fue realzar el amor y la misericordia por encima del miedo y el sacrificio.
100:7.6 (1102.3) Jesús era muy amplio de miras. Exhortó a sus seguidores a predicar el evangelio a todos los pueblos. No había nada estrecho en él. Su corazón compasivo abarcaba a toda la humanidad, incluso a todo un universo. Su invitación era siempre: «Quien quiera venir, que venga».
100:7.7 (1102.4) De Jesús se dijo con verdad que: «confió en Dios». Como hombre entre los hombres confiaba en el Padre del cielo de la forma más sublime. Confiaba en su Padre como un niño pequeño confía en su padre terrenal. Su fe era perfecta pero nunca presuntuosa. Por muy cruel que la naturaleza pudiera parecer o muy indiferente que pudiera ser al bienestar del hombre en la tierra, la fe de Jesús nunca vaciló. Era inmune a las decepciones e imperturbable ante las persecuciones. El fracaso aparente no le afectaba.
100:7.8 (1102.5) Amaba a los hombres como hermanos al tiempo que reconocía lo diferentes que eran en dotes innatas y cualidades adquiridas. «Anduvo haciendo el bien.»
100:7.9 (1102.6) Jesús era una persona excepcionalmente alegre, pero no era un optimista ciego e irreflexivo. Su exhortación constante era: «confiad». Esta convicción provenía de su confianza a toda prueba en Dios y su fe inquebrantable en el hombre. Su consideración hacia todos los hombres era conmovedora porque los amaba y creía en ellos. En cualquier caso, fue siempre fiel a sus convicciones y magníficamente firme en su dedicación a hacer la voluntad de su Padre.
100:7.10 (1102.7) El Maestro fue siempre generoso. No se cansaba nunca de repetir: «Más bienaventurado es dar que recibir». Y también: «De gracia recibisteis, dad de gracia». Pero a pesar de esta generosidad sin límites, no fue nunca derrochador ni desmedido. Enseñó que hay que creer para recibir la salvación. «Porque todo el que pide recibe.»
100:7.11 (1102.8) Era directo pero siempre amable. Dijo: «Si no fuera así, os lo hubiera dicho». Era franco pero siempre cordial. Expresó categóricamente su amor al pecador y su odio al pecado, y era infaliblemente equitativo en su extraordinaria franqueza.
100:7.12 (1102.9) La actitud de Jesús era siempre animosa, a pesar de que algunas veces apuró la copa del dolor humano hasta el final. Afrontaba sin miedo las realidades de la existencia y estaba lleno de entusiasmo por el evangelio del reino. Pero controlaba su entusiasmo, nunca se dejó controlar por él. Estuvo dedicado sin reservas a «los asuntos del Padre». Este entusiasmo divino llevó a sus hermanos mundanos a pensar que había perdido el juicio, pero a los ojos del universo fue valorado como modelo de cordura y patrón de la entrega suprema de un mortal a los altos principios del vivir espiritual. Además su entusiasmo controlado era contagioso y empujaba a sus compañeros a compartir su optimismo divino.
100:7.13 (1103.1) Este galileo no fue hombre de penas sino un alma de alegrías. Repetía sin cesar: «Regocijaos y alegraos». Pero cuando el deber lo exigió, aceptó atravesar valientemente el «valle de sombra de muerte». Era alegre y humilde a la vez.
100:7.14 (1103.2) Su valor solo era igualado por su paciencia. Cuando le insistían en que actuara prematuramente, se limitaba a contestar: «Todavía no ha llegado mi hora». Nunca tenía prisa; su serenidad era sublime. Pero se indignaba a menudo con el mal y no toleraba el pecado. Muchas veces sintió el poderoso impulso de oponerse a lo que iba en contra del bienestar de sus hijos de la tierra. Pero su indignación contra el pecado nunca se convirtió en ira contra el pecador.
100:7.15 (1103.3) Su valor era magnífico pero nunca fue insensato. Su consigna era: «No temáis». Su valentía era noble y su coraje a menudo heroico, pero su valor estaba unido a la discreción y controlado por la razón. Era un valor nacido de la fe, no un atrevimiento ciego. Era verdaderamente valiente pero nunca temerario.
100:7.16 (1103.4) El Maestro fue un modelo de veneración. Desde joven empezaba a orar diciendo: «Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre». Fue siempre respetuoso con la adoración imperfecta de sus semejantes, pero eso no le impidió impugnar las tradiciones religiosas ni combatir los errores de las creencias humanas. Veneraba la verdadera santidad, y sin embargo podía apelar con razón a sus semejantes diciendo: «¿Quién de vosotros me declarará culpable de pecado?».
100:7.17 (1103.5) Jesús era grande porque era bueno, y sin embargo fraternizaba con los niños pequeños. Era amable y modesto en su vida personal, y sin embargo era el hombre perfeccionado de un universo. Sus compañeros le dieron espontáneamente el nombre de Maestro.
100:7.18 (1103.6) Jesús fue la unificación perfecta de la personalidad humana. Y hoy, como en Galilea, sigue unificando la experiencia de los mortales y coordinando los empeños humanos. Él unifica la vida, ennoblece el carácter y simplifica la experiencia. Entra en la mente humana para elevarla, transformarla y transfigurarla. Es literalmente cierto que «si un hombre tiene a Cristo Jesús dentro de sí, es una criatura nueva; las cosas viejas pasaron, he aquí que todas son hechas nuevas».
100:7.19 (1103.7) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 101
101:0.1 (1104.1) LA RELIGIÓN como experiencia humana se extiende desde el miedo primitivo que esclavizaba al salvaje en vías de evolución hasta la libertad sublime y admirable de la fe de los mortales civilizados que son magníficamente conscientes de su filiación con el Dios eterno.
101:0.2 (1104.2) La religión es la antecesora de la ética y la moral avanzada propia de la evolución social progresiva. La religión como tal no es un mero movimiento moral, aunque sus manifestaciones externas y sociales estén poderosamente influidas por el impulso ético y moral de la sociedad humana. La religión es siempre la inspiradora de la naturaleza del hombre que evoluciona, pero no es el secreto de esa evolución.
101:0.3 (1104.3) La religión, la fe y convicción de la personalidad, puede triunfar siempre sobre la lógica superficialmente contradictoria de la desesperación que nace en la mente material no creyente. Existe realmente una voz interior verdadera y genuina, esa «luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene al mundo». Y esta guía del espíritu es distinta de los impulsos éticos de la conciencia humana. La sensación de seguridad religiosa es más que un sentimiento emocional. La seguridad de la religión trasciende la razón de la mente, incluso la lógica de la filosofía. La religión es fe, confianza y certeza.
101:1.1 (1104.4) La verdadera religión no es un sistema de creencias filosóficas que se pueden razonar y corroborar mediante pruebas naturales. Tampoco es una experiencia fantástica y mística de sentimientos de éxtasis indescriptibles que solo pueden disfrutar los adeptos románticos al misticismo. La religión no es producto de la razón, pero vista desde dentro es enteramente razonable. La religión no proviene de la lógica de la filosofía humana, pero como experiencia del mortal es enteramente lógica. La religión es la experimentación de la divinidad en la consciencia de un ser moral de origen evolutivo; consiste en experimentar de verdad realidades eternas en el tiempo, en hacer realidad satisfacciones espirituales mientras se vive aún en la carne.
101:1.2 (1104.5) El Ajustador del Pensamiento no posee ningún mecanismo especial para expresarse. No existe ninguna facultad religiosa mística para recibir o expresar emociones religiosas. Estas experiencias se manifiestan a través del mecanismo naturalmente ordenado de la mente del mortal, y esta es una de las explicaciones de las dificultades del Ajustador para ponerse en comunicación directa con la mente material en la que habita de forma permanente.
101:1.3 (1104.6) El espíritu divino entra en contacto con el hombre mortal no mediante sentimientos ni emociones sino en el ámbito del pensamiento más alto y más espiritualizado. Son vuestros pensamientos, no vuestros sentimientos, los que os conducen hacia Dios. La naturaleza divina solo se puede percibir con los ojos de la mente. Pero la mente que percibe realmente a Dios, que escucha al Ajustador que mora en su interior, es la mente pura. «Sin santidad, ningún hombre verá al Señor.» Toda comunión interior y espiritual de este tipo se denomina visión interior espiritual. Esas experiencias religiosas son el resultado de la impresión que producen en la mente del hombre las operaciones conjuntas del Ajustador y el Espíritu de la Verdad cuando actúan entre y sobre las ideas, los ideales, las visiones clarificadoras y los esfuerzos espirituales de los hijos de Dios en vías de evolución.
101:1.4 (1105.1) La religión vive y prospera, pues, no por la vista y el sentimiento sino por la fe y la visión interior. Consiste, no en el descubrimiento de nuevos hechos o en el hallazgo de una experiencia única sino en el descubrimiento de significados nuevos y espirituales en hechos ya bien conocidos por la humanidad. La experiencia religiosa más alta no depende de actos previos de creencia, tradición y autoridad; la religión tampoco es hija de sentimientos sublimes y emociones puramente místicas. Es más bien una experiencia de hecho y profundamente honda de comunión espiritual con las influencias de espíritu que residen dentro de la mente humana. En la medida en que dicha experiencia puede definirse en términos de psicología, consiste simplemente en experimentar que la realidad de creer en Dios es la realidad de esa experiencia tan puramente personal.
101:1.5 (1105.2) La religión no es producto de las especulaciones racionalistas de una cosmología material, y sin embargo es resultado de una visión interior enteramente racional que se origina en la experiencia de la mente del hombre. La religión no nace ni de meditaciones místicas ni de contemplaciones solitarias, aunque nunca deje de ser más o menos misteriosa y siempre indefinible e inexplicable en términos de razón puramente intelectual y de lógica filosófica. Los gérmenes de la verdadera religión se originan en el ámbito de la consciencia moral del hombre y se revelan en el crecimiento de la percepción espiritual del hombre, esa facultad de la personalidad humana que se acrecienta como consecuencia de la presencia del Ajustador del Pensamiento, el revelador de Dios, en la mente mortal hambrienta de Dios.
101:1.6 (1105.3) La fe une la visión interior moral con el discernimiento a fondo de los valores que, junto con el sentido evolutivo preexistente del deber, constituyen la ascendencia de la verdadera religión. La experiencia de la religión termina llevando a una consciencia cierta de Dios y una seguridad indudable de la supervivencia de la personalidad creyente.
101:1.7 (1105.4) Vemos así que los anhelos religiosos y los impulsos espirituales no conducen simplemente al hombre a querer creer en Dios, sino que son de tal naturaleza y poder que graban profundamente en los hombres la convicción de que deben creer en Dios. El sentido del deber evolutivo y las obligaciones derivadas de la iluminación de la revelación producen una impresión tan profunda en la naturaleza moral del hombre que termina alcanzando una situación mental y una actitud del alma donde llega a la conclusión de que no tiene derecho a no creer en Dios. La sabiduría superfilosófica superior de esas personas esclarecidas y disciplinadas les enseña en último término que dudar de Dios o desconfiar de su bondad sería una infidelidad a lo más real y lo más profundo que hay dentro de la mente y el alma humana: el Ajustador divino.
101:2.1 (1105.5) Todo el hecho de la religión consiste en la experiencia religiosa del ser humano racional medio, y solo en este sentido puede ser considerada la religión como científica o incluso psicológica. La prueba de que la revelación es revelación está en este hecho mismo de la experiencia humana: el hecho de que la revelación sintetiza la aparente divergencia entre las ciencias de la naturaleza y la teología de la religión en una filosofía del universo coherente y lógica, en una explicación coordinada e ininterrumpida tanto de la ciencia como de la religión. De este modo crea una armonía mental y una satisfacción espiritual que responden en la experiencia humana a los cuestionamientos de la mente mortal que ansía conocer cómo desarrolla el Infinito su voluntad y sus planes en la materia, con las mentes y sobre el espíritu.
101:2.2 (1106.1) La razón es el método de la ciencia; la fe es el método de la religión; la lógica es la técnica que intenta la filosofía. La revelación compensa la ausencia del punto de vista de la morontia al proporcionar un procedimiento para unificar la comprensión de la realidad y las relaciones entre la materia y el espíritu por mediación de la mente. La verdadera revelación nunca hace innatural a la ciencia, irrazonable a la religión ni ilógica a la filosofía.
101:2.3 (1106.2) Mediante el estudio de la ciencia, la razón puede conducir a una Causa Primera a través de la naturaleza, pero es necesaria la fe religiosa para transformar la Causa Primera de la ciencia en un Dios de salvación; y para validar esa fe, esa visión interior espiritual, se necesita además la revelación.
101:2.4 (1106.3) Hay dos razones básicas para creer en un Dios que promueve la supervivencia humana:
101:2.5 (1106.4) 1. La experiencia humana, la seguridad personal, la esperanza y la confianza que se manifiestan de algún modo y son suscitadas por el Ajustador interior del Pensamiento.
101:2.6 (1106.5) 2. La revelación de la verdad, ya sea por el ministerio personal directo del Espíritu de la Verdad, por el otorgamiento de los Hijos divinos en los mundos o a través de las revelaciones de la palabra escrita.
101:2.7 (1106.6) La investigación racional de la ciencia se termina en la hipótesis de una Causa Primera. La religión no se detiene en su trayectoria de fe hasta estar segura de la existencia de un Dios de salvación. Los estudios científicos perspicaces sugieren de forma lógica la existencia y la realidad de un Absoluto. La religión cree sin reservas en la existencia y realidad de un Dios que promueve la supervivencia de la personalidad. Lo que la metafísica no consigue en modo alguno y lo que incluso la filosofía solo consigue parcialmente lo hace la revelación, es decir, afirmar que la Causa Primera de la ciencia y el Dios de salvación de la religión son una sola y misma Deidad.
101:2.8 (1106.7) La razón es la prueba de la ciencia, la fe la prueba de la religión, la lógica la prueba de la filosofía, pero solo la experiencia humana valida la revelación. La ciencia produce conocimiento; la religión produce felicidad; la filosofía produce unidad; la revelación confirma la armonía experiencial de este planteamiento trino de la realidad universal.
101:2.9 (1106.8) La contemplación de la naturaleza solo puede revelar a un Dios de la naturaleza, un Dios de movimiento. La naturaleza solo muestra materia, movimiento y animación: vida. Bajo ciertas condiciones la materia sumada a la energía se manifiesta en formas vivas, y aunque la vida natural es relativamente continua como fenómeno, es totalmente pasajera para los individuos. La naturaleza no proporciona ninguna base para la creencia lógica en la supervivencia de la personalidad humana. El hombre religioso que encuentra a Dios en la naturaleza ya había encontrado primero a ese mismo Dios personal en su propia alma.
101:2.10 (1106.9) La fe revela a Dios en el alma. La revelación, el sustituto de la visión interior de morontia en los mundos evolutivos, permite al hombre ver en la naturaleza al mismo Dios que la fe le muestra en su alma. La revelación consigue así salvar el abismo existente entre lo material y lo espiritual, incluso entre la criatura y el Creador, entre el hombre y Dios.
101:2.11 (1107.1) La contemplación de la naturaleza apunta lógicamente hacia la existencia de una dirección inteligente, incluso de una supervisión viva, pero no revela de ninguna manera satisfactoria a un Dios personal. Por otra parte, no hay nada en la naturaleza que impida considerar el universo como obra personal del Dios de la religión. No se puede encontrar a Dios a través de la sola naturaleza, pero una vez que el hombre lo ha encontrado por otras vías, el estudio de la naturaleza se muestra perfectamente compatible con una interpretación más alta y espiritual del universo.
101:2.12 (1107.2) La revelación como fenómeno de época es periódica; como experiencia personal humana es continua. La divinidad actúa en la personalidad del mortal bajo la forma del Ajustador donado por el Padre, bajo la forma del Espíritu de la Verdad del Hijo y bajo la forma del Espíritu Santo del Espíritu del Universo. Estas tres dotaciones supramortales se unifican en la evolución experiencial humana bajo la forma del ministerio del Supremo.
101:2.13 (1107.3) La verdadera religión es una visión interior de la realidad nacida por la fe de la consciencia moral, y no un mero asentimiento intelectual a un conjunto cualquiera de doctrinas dogmáticas. La religión verdadera consiste en la experiencia de que «el Espíritu mismo da testimonio juntamente con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios». La religión no consiste en proposiciones teológicas sino en la visión interior espiritual y la confianza sublime del alma.
101:2.14 (1107.4) Vuestra naturaleza más profunda —el Ajustador divino— crea dentro de vosotros hambre y sed de rectitud, un anhelo de perfección divina. La religión es el acto de fe de reconocer esta ansia interior por lograr la divinidad. Así nacen la confianza y la seguridad del alma que reconocéis como camino de salvación, el proceso de supervivencia de la personalidad y de todos los valores que habéis llegado a considerar buenos y verdaderos.
101:2.15 (1107.5) Entender la religión no ha dependido nunca, ni dependerá, de un gran saber o una lógica impecable. Es visión interior espiritual, y esa es precisamente la razón por la que algunos de los mayores maestros religiosos del mundo, incluso de los profetas, han poseído a veces tan poca sabiduría del mundo. La fe religiosa está al alcance tanto de los doctos como de los indoctos por igual.
101:2.16 (1107.6) La religión será siempre su propio crítico y su propio juez; nunca puede ser observada, y mucho menos comprendida, desde fuera. La única certeza que podéis tener acerca de un Dios personal consiste en la visión interior propia en cuanto a vuestra creencia en, y experiencia con, las cosas espirituales. Aquellos de vuestros semejantes que hayan tenido una experiencia similar no necesitarán ningún argumento sobre la personalidad ni la realidad de Dios, mientras que para todos los demás hombres que no tengan esa certeza de Dios ningún argumento será nunca verdaderamente convincente.
101:2.17 (1107.7) La psicología puede sin duda intentar estudiar los fenómenos de las reacciones religiosas al entorno social, pero nunca puede esperar penetrar en los verdaderos móviles y funcionamientos internos de la religión. Solo la teología, que es el campo de la fe y la técnica de la revelación, puede ofrecer algún tipo de explicación inteligente sobre la naturaleza y el contenido de la experiencia religiosa.
101:3.1 (1107.8) La religión es tan vital que perdura en ausencia del saber. Vive a pesar de contaminarse con cosmologías erróneas y filosofías falsas. Sobrevive incluso a la confusión de la metafísica. A través de todas las vicisitudes históricas de la religión persiste siempre lo que es indispensable para el progreso y la supervivencia de la humanidad: la conciencia ética y la consciencia moral.
101:3.2 (1108.1) La visión interior de fe, o intuición espiritual, es la dotación de la mente cósmica en asociación con el Ajustador del Pensamiento, que es el don del Padre al hombre. La razón espiritual, la inteligencia del alma, es dotación del Espíritu Santo, el don del Espíritu Creativo al hombre. La filosofía espiritual, la sabiduría de las realidades del espíritu, es dotación del Espíritu de la Verdad, el don conjunto de los Hijos de otorgamiento a los hijos de los hombres. La coordinación e interasociación de estas dotaciones de espíritu confieren al hombre un destino potencial como personalidad de espíritu.
101:3.3 (1108.2) Esta misma personalidad de espíritu, en forma primitiva y embrionaria, es la que sobrevive como posesión del Ajustador a la muerte natural en la carne. Esta entidad compuesta, originada en el espíritu en asociación con la experiencia humana, está capacitada para sobrevivir (bajo la custodia del Ajustador) a la disolución del yo material de mente y materia. Dicha supervivencia se produce a través del camino vivo proporcionado por los Hijos divinos cuando la asociación pasajera de lo material y lo espiritual se deshace al cesar el movimiento vital.
101:3.4 (1108.3) El alma del hombre se revela por la fe religiosa y demuestra la divinidad potencial de su naturaleza emergente por la manera característica en que induce a la personalidad del mortal a reaccionar ante ciertas situaciones duras en lo intelectual y difíciles en lo social. La auténtica fe espiritual (la verdadera consciencia moral) se revela en que:
101:3.5 (1108.4) 1. Hace que la ética y la moral progresen a pesar de las tendencias animales inherentes y adversas.
101:3.6 (1108.5) 2. Produce una confianza sublime en la bondad de Dios incluso ante decepciones amargas y fracasos aplastantes.
101:3.7 (1108.6) 3. Genera profundo valor y confianza a pesar de las adversidades naturales y las calamidades físicas.
101:3.8 (1108.7) 4. Muestra una serenidad inexplicable y una fortaleza tranquila frente a enfermedades desconcertantes e incluso sufrimiento físico agudo.
101:3.9 (1108.8) 5. Mantiene a la personalidad en un misterioso estado de equilibrio y serenidad frente al maltrato y las injusticias más flagrantes.
101:3.10 (1108.9) 6. Mantiene una confianza divina en la victoria final a pesar de las crueldades de un destino aparentemente ciego y de la aparente indiferencia de las fuerzas naturales hacia el bienestar humano.
101:3.11 (1108.10) 7. Persevera en la creencia inquebrantable en Dios a pesar de todas las demostraciones contrarias de la lógica y supera los ataques de todas las demás sofisterías intelectuales.
101:3.12 (1108.11) 8. Muestra una fe indefectible en la supervivencia del alma, sin atender a los engaños de la falsa ciencia ni a los delirios persuasivos de filosofías endebles.
101:3.13 (1108.12) 9. Vive y triunfa sin dejarse afectar por la carga aplastante de las civilizaciones complejas y parciales de los tiempos modernos.
101:3.14 (1108.13) 10. Contribuye a la supervivencia permanente del altruismo a pesar del egoísmo humano, los antagonismos sociales, la codicia industrial y los desajustes políticos.
101:3.15 (1108.14) 11. Se adhiere firmemente a una creencia sublime en la unidad del universo y su conducción divina sin dejarse afectar por la presencia desconcertante del mal y del pecado.
101:3.16 (1108.15) 12. Pase lo que pase, sigue adorando a Dios. Se atreve a declarar: «Aunque me matare, a él serviré».
101:3.17 (1108.16) Sabemos pues, por tres fenómenos, que el hombre tiene un espíritu o espíritus divinos que moran dentro de él: en primer lugar por experiencia personal, por la fe religiosa; en segundo lugar por la revelación personal y racial; y en tercer lugar por el admirable despliegue de reacciones extraordinarias y poco naturales a su entorno material como las que acabamos de enumerar en doce actitudes de tipo espiritual ante situaciones concretas y difíciles de la existencia humana real. Y aún hay otras.
101:3.18 (1109.1) Son precisamente esas manifestaciones vitales y vigorosas de la fe en el ámbito de la religión las que dan al hombre mortal el derecho a afirmar la posesión personal y la realidad espiritual de esa dotación suprema de la naturaleza humana que es la experiencia religiosa.
101:4.1 (1109.2) En vista de la ignorancia generalizada de vuestro mundo sobre los orígenes, incluso sobre los orígenes físicos, nos parece conveniente aportar de vez en cuando conocimientos de cosmología, aunque esto ha supuesto siempre problemas para el futuro. Nos vemos muy limitados por las normas de la revelación que nos prohíben impartir conocimiento no ganado o prematuro. Toda cosmología presentada como parte de una religión revelada está destinada a quedarse atrás en muy poco tiempo, por eso los futuros estudiantes de esa revelación se sienten tentados de desechar todos los elementos de auténtica verdad religiosa que pueda contener cuando creen descubrir errores en las cosmologías que se presentan como asociadas a ella.
101:4.2 (1109.3) La humanidad debería comprender que los que participamos en la revelación de la verdad estamos rigurosamente limitados por las instrucciones de nuestros superiores. No tenemos libertad para anticipar los descubrimientos científicos de mil años. Los reveladores tenemos que acatar las instrucciones que forman parte del mandato de revelación. No vemos ninguna manera de salvar esta dificultad ni ahora ni en ningún momento futuro. Sabemos muy bien que los hechos históricos y las verdades religiosas de esta serie de exposiciones de revelación se conservarán en los anales de las edades venideras, pero dentro de pocos años muchas de nuestras afirmaciones relativas a las ciencias físicas tendrán que ser revisadas en consonancia con los avances del desarrollo científico y los nuevos descubrimientos. Esos desarrollos futuros los prevemos incluso desde ahora, pero tenemos prohibido incluir hechos aún no descubiertos por los humanos en los documentos de revelación. Que quede claro que las revelaciones no están necesariamente inspiradas. La cosmología de estas revelaciones no es inspirada. Está limitada por el permiso que tenemos de coordinar y clasificar el conocimiento presente. Si bien la visión interior divina o espiritual es una dádiva, la sabiduría humana tiene que evolucionar.
101:4.3 (1109.4) La verdad es siempre una revelación. Es una autorrevelación cuando emerge como resultado del trabajo del Ajustador que mora en el interior, y es una revelación que marca época cuando es presentada por mediación de otros agentes, grupos o personalidades celestiales.
101:4.4 (1109.5) En última instancia la religión ha de ser juzgada por sus frutos según la manera y el grado en que manifiesta su propia excelencia inherente y divina.
101:4.5 (1109.6) Aunque la revelación es invariablemente un fenómeno espiritual, la verdad puede estar inspirada solo de forma relativa. Las declaraciones referentes a la cosmología nunca están inspiradas, pero estas revelaciones son de inmenso valor ya que contribuyen, al menos transitoriamente, a aclarar los conocimientos como sigue:
101:4.6 (1109.7) 1. Reducen la confusión al eliminar autorizadamente los errores.
101:4.7 (1109.8) 2. Coordinan hechos y observaciones ya conocidos o a punto de serlo.
101:4.8 (1110.1) 3. Restituyen porciones importantes de conocimiento perdido sobre eventos que marcaron época en el pasado remoto.
101:4.9 (1110.2) 4. Aportan información que subsana lagunas fundamentales existentes en conocimientos adquiridos por otros medios.
101:4.10 (1110.3) 5. Presentan datos cósmicos de forma que iluminen las enseñanzas espirituales contenidas en la revelación que los acompaña.
101:5.1 (1110.4) La revelación es una técnica que permite ahorrar siglos y siglos de tiempo en el trabajo necesario de seleccionar y cribar los errores de la evolución para separarlos de las verdades que se adquieren por el espíritu.
101:5.2 (1110.5) La ciencia se dedica a los hechos; la religión solo se interesa por los valores. A través de una filosofía esclarecida, la mente se esfuerza por unir los significados de los hechos y los valores para llegar así a un concepto de la realidad completa. Recordad que la ciencia es el ámbito del conocimiento, la filosofía el campo de la sabiduría y la religión la esfera de la experiencia de la fe. No obstante, la religión presenta dos fases de manifestación:
101:5.3 (1110.6) 1. La religión evolutiva: la experiencia de adoración primitiva, la religión derivada de la mente.
101:5.4 (1110.7) 2. La religión revelada: la actitud ante el universo derivada del espíritu; la seguridad y la creencia de que se conservarán las realidades eternas, de que la personalidad sobrevive y de que al final se alcanza la Deidad cósmica cuyo designio ha hecho todo esto posible. Tarde o temprano la religión evolutiva está destinada a recibir la ampliación espiritual de la revelación, y eso forma parte del plan del universo.
101:5.5 (1110.8) Tanto la ciencia como la religión parten del supuesto de ciertas bases generalmente aceptadas para hacer deducciones lógicas. Así mismo, la filosofía ha de empezar su recorrido suponiendo la realidad de tres cosas:
101:5.6 (1110.9) 1. El cuerpo material.
101:5.7 (1110.10) 2. La parte supramaterial del ser humano, el alma o incluso el espíritu que mora en su interior.
101:5.8 (1110.11) 3. La mente humana, el mecanismo de asociación y comunicación entre el espíritu y la materia, entre lo material y lo espiritual.
101:5.9 (1110.12) Los científicos reúnen hechos y los filósofos coordinan ideas, mientras que los profetas exaltan ideales. El sentimiento y la emoción acompañan invariablemente a la religión pero no son religión. La religión puede ser el sentimiento de la experiencia pero no es la experiencia del sentimiento. Ni la lógica (la racionalización) ni la emoción (el sentimiento) son parte esencial de la experiencia religiosa, aunque ambas pueden estar diversamente asociadas al ejercicio de la fe para favorecer una mejor visión interior espiritual de la realidad, todo ello en consonancia con la situación y la tendencia temperamental de cada mente individual.
101:5.10 (1110.13) La religión evolutiva es fruto de la dotación del adjutor de mente del universo local encargado de crear y fomentar la característica de la adoración en el hombre en vías de evolución. Estas religiones primitivas se interesan directamente por la ética y la moral, por el sentido del deber humano. Estas religiones se basan en la seguridad de la conciencia y dan lugar a civilizaciones estabilizadas y relativamente éticas.
101:5.11 (1111.1) Las religiones reveladas personalmente tienen como patrocinadores a los espíritus de otorgamiento que representan a las tres personas de la Trinidad del Paraíso y están especialmente dedicados a la expansión de la verdad. La religión evolutiva refuerza en el individuo la idea del deber personal; la religión revelada pone un énfasis creciente en el amor, la regla de oro.
101:5.12 (1111.2) La religión evolucionada descansa por completo en la fe. La revelación ofrece la seguridad adicional de presentar una ampliación de las verdades sobre la divinidad y la realidad, y el testimonio aún más valioso de la experiencia real que se acumula como consecuencia de la unión práctica y activa de la fe de evolución con la verdad de revelación. Esta unión activa de fe humana y verdad divina constituye la posesión de un carácter bien encaminado hacia la adquisición efectiva de una personalidad morontial.
101:5.13 (1111.3) La religión evolutiva proporciona solo la seguridad de la fe y la confirmación de la conciencia; la religión revelativa proporciona la seguridad de la fe más la verdad de una experiencia viva en las realidades de la revelación. El tercer paso de la religión, o tercera fase de la experiencia de la religión, corresponde al estado de la morontia, a la comprensión más firme de la mota. En la progresión en la morontia las verdades de la religión revelada se amplían de forma creciente; iréis conociendo cada vez mejor la verdad de los valores supremos, de las bondades divinas, de las relaciones universales, de las realidades eternas y de los destinos últimos.
101:5.14 (1111.4) A lo largo de toda la progresión en la morontia, la certeza de la verdad va sustituyendo de forma creciente a la certeza de la fe. Cuando seáis incorporados finalmente al mundo del espíritu propiamente dicho, las certezas de la pura visión interior del espíritu obrarán en lugar de la fe y de la verdad, o más bien en combinación y superpuestas a estos métodos anteriores de certeza de la personalidad.
101:6.1 (1111.5) La fase de morontia de la religión revelada corresponde a la experiencia de la supervivencia, y su principal afán es lograr la perfección de espíritu. También está presente el impulso superior de adoración unido a una vocación apremiante de mayor servicio ético. La visión interior de morontia implica una consciencia en constante expansión del Séptuplo, del Supremo e incluso del Último.
101:6.2 (1111.6) A lo largo de toda la experiencia religiosa, desde sus primeros comienzos en el nivel material hasta el momento de lograr el estatus pleno de espíritu, el Ajustador es el secreto que os permite captar personalmente la realidad de la existencia del Supremo, y ese mismo Ajustador guarda también los secretos de vuestra fe en el logro trascendental del Último. La personalidad experiencial del hombre en vías de evolución, unida a la esencia del Dios existencial bajo forma de Ajustador, constituye la compleción potencial de la existencia suprema y es de por sí la base para el devenir suprafinito de la personalidad trascendental.
101:6.3 (1111.7) La voluntad moral contiene en sí decisiones basadas en el conocimiento razonado, acrecentadas por la sabiduría y sancionadas por la fe religiosa. Estas elecciones son actos de naturaleza moral y prueban la existencia de la personalidad moral, la precursora de la personalidad de la morontia y finalmente del verdadero estatus de espíritu.
101:6.4 (1111.8) El conocimiento de tipo evolutivo no es más que la acumulación de material de la memoria protoplasmática; esta es la forma más primitiva de consciencia de las criaturas. La sabiduría engloba las ideas formuladas a partir de la memoria protoplasmática en procesos de asociación y recombinación, y estos fenómenos diferencian a la mente humana de la mera mente animal. Los animales tienen conocimiento, pero solo el hombre posee capacidad de sabiduría. La verdad se hace accesible al individuo dotado de sabiduría mediante el otorgamiento a dicha mente de los espíritus del Padre y de los Hijos: el Ajustador del Pensamiento y el Espíritu de la Verdad.
101:6.5 (1112.1) Cuando Cristo Miguel se otorgó en Urantia vivió según los preceptos de la religión evolutiva hasta su bautismo. Desde ese momento hasta su crucifixión incluida, llevó a cabo su obra bajo la guía conjunta de la religión evolutiva y la religión revelada. Entre la mañana de su resurrección y el momento de su ascensión atravesó las múltiples fases de la vida de transición del mortal en la morontia desde el mundo de la materia hasta el del espíritu. Después de su ascensión, Miguel alcanzó el dominio de la experiencia de la Supremacía consistente en hacer realidad al Supremo. Al ser la única persona de Nebadon con capacidad ilimitada de experimentar la realidad del Supremo, logró en el acto el estatus de soberanía de la supremacía en y sobre su universo local.
101:6.6 (1112.2) En el hombre la fusión final con el Ajustador que mora en su interior y la unicidad resultante —la síntesis del hombre y la esencia de Dios en una personalidad— hacen de él, en potencial, una parte viva del Supremo y garantizan a dicho ser en otro tiempo mortal su derecho innato y eterno a buscar servir por siempre al universo con carácter definitivo para y con el Supremo.
101:6.7 (1112.3) La revelación enseña al hombre mortal que para iniciar tan magnífica y fascinante aventura a través del espacio y por medio de la progresión del tiempo, debe empezar por organizar el conocimiento en ideas-decisiones. Después debe encomendar a la sabiduría que trabaje incansablemente en su noble tarea de transformar las ideas propias en ideales cada vez más prácticos y sin embargo elevados, en conceptos lo suficientemente razonables como ideas y lo suficientemente lógicos como ideales para que el Ajustador se atreva a combinarlos y espiritualizarlos de forma que puedan ser asociados en la mente finita para convertirse en un complemento humano real, preparado así para la acción del Espíritu de la Verdad de los Hijos, las manifestaciones en el espacio-tiempo de la verdad paradisiaca, que es la verdad universal. La coordinación de ideas-decisiones, ideales lógicos y verdad divina constituye la posesión de un carácter recto, condición indispensable para la admisión del mortal a las realidades en expansión permanente y cada vez más espirituales de los mundos de la morontia.
101:6.8 (1112.4) Las enseñanzas de Jesús constituyeron la primera religión urantiana que abarcó tan plenamente una coordinación armoniosa de conocimiento, sabiduría, fe, verdad y amor como para proporcionar de forma completa y simultánea tranquilidad temporal, certeza intelectual, esclarecimiento moral, estabilidad filosófica, sensibilidad ética, consciencia de Dios y la seguridad categórica de la supervivencia personal. La fe de Jesús señaló el camino hacia la salvación humana definitiva, hacia el logro último del mortal en el universo, puesto que establecía:
101:6.9 (1112.5) 1. La liberación de las ataduras materiales mediante la comprensión personal de la filiación con Dios, que es espíritu.
101:6.10 (1112.6) 2. La liberación de la esclavitud intelectual: el hombre conocerá la verdad y la verdad lo hará libre.
101:6.11 (1112.7) 3. La liberación de la ceguera espiritual, la comprensión humana de la fraternidad de los seres mortales y la percepción morontiana de la hermandad de todas las criaturas del universo; el descubrimiento de la realidad espiritual mediante el servicio, y la revelación de la bondad de los valores espirituales mediante el ministerio.
101:6.12 (1113.1) 4. La liberación de la incompleción del yo al alcanzar los niveles de espíritu del universo y captar finalmente la realidad de la armonía de Havona y de la perfección del Paraíso.
101:6.13 (1113.2) 5. La liberación del yo, la liberación de las limitaciones de la consciencia de uno mismo al alcanzar los niveles cósmicos de la mente Suprema y coordinarse con los logros de todos los demás seres conscientes de sí mismos.
101:6.14 (1113.3) 6. La liberación del tiempo, el logro de una vida eterna de progresión sin fin en el reconocimiento de Dios y en el servicio a Dios.
101:6.15 (1113.4) 7. La liberación de lo finito, la unicidad perfeccionada con la Deidad en y a través del Supremo, mediante la cual la criatura intenta descubrir trascendentalmente al Último en los niveles posfinalitarios de lo absonito.
101:6.16 (1113.5) Esta liberación séptupla equivale a hacer realidad de forma perfecta y completa la experiencia última del Padre Universal. Todo esto está contenido en potencial dentro de la realidad de la fe de la experiencia religiosa humana, y puede estar contenido así puesto que la fe de Jesús se alimentaba de realidades que sobrepasan incluso lo último y las revelaba. La fe de Jesús estuvo cerca de alcanzar el estatus de un absoluto del universo en la medida en que tal manifestación es posible en el cosmos en evolución del tiempo y el espacio.
101:6.17 (1113.6) Cuando el hombre mortal hace suya la fe de Jesús puede anticipar en el tiempo las realidades de la eternidad. Jesús descubrió en la experiencia humana al Padre Final, y sus hermanos encarnados en la vida mortal pueden seguirlo en esa misma experiencia de descubrimiento del Padre. Tal como son, pueden incluso lograr en esa experiencia con el Padre la misma satisfacción que logró Jesús tal como él era. Como consecuencia del otorgamiento terminal de Miguel se actualizaron nuevos potenciales en el universo de Nebadon, y uno de ellos fue la nueva iluminación del camino de la eternidad que conduce al Padre de todos y que puede ser recorrido incluso por los mortales de carne y hueso en su vida inicial en los planetas del espacio. Jesús fue y sigue siendo el nuevo camino vivo por el que el hombre puede acceder a la herencia divina que el Padre ha decretado que sea suya con solo pedirla. En Jesús se manifiestan abundantemente tanto los comienzos como los finales de la experiencia de fe de la humanidad, e incluso de la humanidad divina.
101:7.1 (1113.7) Una idea es solo un plan teórico de acción, mientras que una decisión firme es un plan de acción validado. Un estereotipo es un plan de acción aceptado sin validación. Los materiales con los que el individuo puede construir una filosofía personal de la religión provienen de su experiencia tanto interior como con su entorno. El estatus social, las condiciones económicas, las oportunidades educativas, las inclinaciones morales, las influencias institucionales, los desarrollos políticos, las tendencias raciales y las enseñanzas religiosas de su tiempo y lugar se convierten todos ellos en factores que afectan a la formulación de una filosofía personal de la religión. Incluso el temperamento inherente y la inclinación intelectual determinan marcadamente el patrón de la filosofía religiosa. La ocupación, el matrimonio y los parientes influyen todos en la evolución de nuestros criterios personales de vida.
101:7.2 (1113.8) Una filosofía de la religión se desarrolla a partir de un crecimiento básico de las ideas sumado a la experiencia de vivir, modificados ambos por la tendencia a imitar a los semejantes. La solidez de las conclusiones filosóficas depende de un pensamiento agudo, sincero y selectivo, sensible a los significados y preciso en las valoraciones. Los cobardes morales no alcanzan nunca cotas altas de pensamiento filosófico. Se necesita valor para aventurarse hacia nuevos niveles de experiencia y explorar campos desconocidos del vivir intelectual.
101:7.3 (1114.1) Aparecen enseguida nuevos sistemas de valores; se formulan nuevos principios y criterios; se da nueva forma a los hábitos y a los ideales; se llega a cierta idea de un Dios personal acompañada de conceptos cada vez más amplios relacionados con ella.
101:7.4 (1114.2) La gran diferencia entre una filosofía religiosa del vivir y una no religiosa reside en la naturaleza y nivel de los valores reconocidos y en el objeto de las lealtades. Hay cuatro fases en la evolución de la filosofía religiosa. Una experiencia de este tipo puede ser meramente conformista, resignada a someterse a la tradición y la autoridad. O puede satisfacerse con logros escasos, justo suficientes para estabilizar el día a día, y detenerse prematuramente en este nivel accidental. Estos mortales prefieren no complicarse la vida. Un tercer grupo progresa hasta el nivel de la intelectualidad lógica y ahí se estanca como consecuencia de la esclavitud cultural. Es realmente lamentable ver cómo intelectos gigantes quedan aprisionados en el cruel abrazo del cautiverio cultural, y es igual de patético observar a quienes sustituyen su cautiverio cultural por las cadenas materialistas de una ciencia mal llamada con este nombre. El cuarto nivel de la filosofía consigue liberarse de todas las limitaciones tradicionales y convencionales y se atreve a pensar, actuar y vivir con honradez, lealtad, valor y sinceridad.
101:7.5 (1114.3) La prueba de fuego de cualquier filosofía religiosa consiste en comprobar si distingue o no entre las realidades del mundo material y las de los mundos espirituales, al tiempo que reconoce la unificación de estas realidades en el esfuerzo intelectual y el servicio social. Una filosofía religiosa sólida no confunde las cosas de Dios con las cosas del César. Tampoco admite el culto estético a lo puramente maravilloso como sustituto de la religión.
101:7.6 (1114.4) La filosofía transforma aquella religión primitiva que era más que nada un cuento de hadas de la conciencia en una experiencia viva de los valores ascendentes de la realidad cósmica.
101:8.1 (1114.5) La creencia ha alcanzado el nivel de la fe cuando motiva la vida y da forma al modo de vivir. La aceptación de una enseñanza como verdadera no es fe, es mera creencia. Tampoco la certeza ni el convencimiento son fe. Una actitud mental no alcanza los niveles de la fe hasta que domina efectivamente la manera de vivir. La fe es un atributo vivo de la auténtica experiencia religiosa personal. La persona cree en la verdad, admira la belleza y venera la bondad, pero no las adora. La actitud de fe salvadora se dirige solo a Dios, que es la personificación de todo esto e infinitamente más.
101:8.2 (1114.6) La creencia es siempre limitadora y vinculante; la fe es expansiva y liberadora. La creencia fija, la fe libera. Pero la fe religiosa viva es más que una asociación de creencias nobles; es más que un sistema enaltecido de filosofía; es una experiencia viva sobre significados espirituales, ideales divinos y valores supremos; es conocedora de Dios y servidora del hombre. Las creencias pueden llegar a ser posesión colectiva, en cambio la fe tiene que ser personal. Se pueden proponer creencias teológicas a un grupo, pero la fe solo puede surgir en el corazón de cada persona religiosa individual.
101:8.3 (1114.7) La fe falsea la confianza depositada en ella cuando se atreve a negar las realidades y a impartir presuntos conocimientos a sus adeptos. La fe es traidora cuando incita a traicionar la integridad intelectual y menosprecia la lealtad a los valores supremos y a los ideales divinos. La fe no rehúye nunca el deber de solucionar los problemas del vivir mortal. La fe viva no fomenta el fanatismo, la persecución ni la intolerancia.
101:8.4 (1115.1) La fe no pone trabas a la imaginación creativa ni alberga prejuicios irracionales contra los descubrimientos de la investigación científica. La fe vitaliza la religión y obliga a la persona religiosa a vivir heroicamente la regla de oro. El celo de la fe es acorde al conocimiento, y sus esfuerzos son el preludio de una paz sublime.
101:9.1 (1115.2) Ninguna supuesta revelación religiosa se puede considerar auténtica si no reconoce las exigencias de obligación ética creadas y fomentadas por las religiones evolutivas precedentes. La revelación amplía infaliblemente el horizonte ético de la religión evolucionada al tiempo que expande infaliblemente las obligaciones morales de todas las revelaciones anteriores.
101:9.2 (1115.3) Cuando os aventuréis a hacer un juicio crítico sobre la religión primitiva del hombre (o sobre la religión del hombre primitivo), tened presente que hay que juzgar a aquellos salvajes y valorar su experiencia religiosa según sus luces y su nivel de conciencia. No cometáis el error de juzgar la religión de otros con vuestros propios criterios de conocimiento y verdad.
101:9.3 (1115.4) La religión verdadera es ese convencimiento sublime y profundo del interior del alma que amonesta imperiosamente al hombre contra el error de no creer en las realidades morontiales que constituyen sus conceptos éticos y morales más elevados, su interpretación más alta de los mayores valores de la vida y de las realidades más profundas del universo. Una religión así es simplemente la experiencia de entregar la lealtad intelectual a los dictados más altos de la consciencia espiritual.
101:9.4 (1115.5) La búsqueda de la belleza forma parte de la religión solo en la medida en que es ética y enriquece el concepto de lo moral. El arte solo es religioso cuando su difusión obedece a una alta motivación espiritual.
101:9.5 (1115.6) La consciencia espiritual esclarecida del hombre civilizado no se interesa tanto por una creencia intelectual específica o un modo particular de vivir como por descubrir la verdad del vivir, el procedimiento bueno y correcto de reaccionar ante las situaciones siempre recurrentes de la existencia mortal. La consciencia moral no es más que un nombre para designar el reconocimiento y la percepción por parte del hombre de aquellos valores éticos y morontiales emergentes que tiene el deber de acatar en el control y la orientación de su conducta diaria.
101:9.6 (1115.7) Aun reconociendo que la religión es imperfecta, cabe destacar al menos dos manifestaciones prácticas de su naturaleza y su función:
101:9.7 (1115.8) 1. El afán espiritual y la presión filosófica de la religión tienden a hacer que el hombre proyecte su estimación de los valores morales directamente hacia fuera, hacia los asuntos de sus semejantes. Es la reacción ética de la religión.
101:9.8 (1115.9) 2. La religión crea en la mente humana una consciencia espiritualizada de la realidad divina basada en conceptos previos de valores morales —de los que proviene por la fe— y coordinada con conceptos superpuestos de valores espirituales. La religión se convierte así en censora de los asuntos humanos, en una forma de crédito moral glorificado y de confianza en la realidad, en las realidades enaltecidas del tiempo y en las realidades más duraderas de la eternidad.
101:9.9 (1116.1) La fe se convierte en la conexión entre la consciencia moral y el concepto espiritual de la realidad imperecedera. La religión se convierte en la vía de escape del hombre de las limitaciones materiales del mundo temporal y natural hacia las realidades supernas del mundo eterno y espiritual por medio y a través del proceso de salvación, la transformación progresiva en la morontia.
101:10.1 (1116.2) El hombre inteligente sabe que es hijo de la naturaleza y parte del universo material. En ese sentido no percibe ninguna supervivencia de la personalidad individual en los movimientos y las tensiones del nivel matemático del universo de energía. Tampoco podrá nunca el hombre percibir la realidad espiritual a fuerza de estudiar causas y efectos físicos.
101:10.2 (1116.3) El ser humano también se da cuenta de que forma parte del cosmos ideacional, pero aunque un concepto puede perdurar más que una vida mortal, no hay nada inherente al concepto que asegure la supervivencia personal de la personalidad que lo concibe. Tampoco el agotamiento de las posibilidades de la lógica y de la razón revelará nunca al pensador lógico o al razonador la verdad eterna de la supervivencia de la personalidad.
101:10.3 (1116.4) El nivel material de la ley asegura la continuidad de la causalidad, la respuesta sin fin del efecto a la acción antecedente; el nivel de la mente sugiere la perpetuación de la continuidad ideacional, el flujo incesante de potencialidad conceptual a partir de concepciones preexistentes. Pero ninguno de estos niveles del universo ofrece al mortal indagador una escapatoria de su estatus parcial y de la incertidumbre insoportable de ser una realidad transitoria en el universo, una personalidad temporal condenada a extinguirse cuando se agoten sus limitadas energías vitales.
101:10.4 (1116.5) Solo por la vía morontial que conduce a la visión interior espiritual puede el hombre romper las ataduras inherentes a su estatus de mortal en el universo. La energía y la mente sí llevan de retorno al Paraíso y a la Deidad, pero ni la dotación de energía ni la dotación de mente del hombre proceden directamente de la Deidad del Paraíso. El hombre es hijo de Dios solo en sentido espiritual, y esto es así porque en el presente está dotado y habitado en su interior por el Padre del Paraíso solo en sentido espiritual. La humanidad no podrá nunca descubrir a la divinidad más que por la vía de la experiencia religiosa y mediante el ejercicio de la fe verdadera. La aceptación de la verdad de Dios por la fe permite al hombre escapar de los confines circunscritos de las limitaciones materiales y le ofrece una esperanza racional de obtener el salvoconducto para pasar del ámbito material donde está la muerte al ámbito espiritual donde está la vida eterna.
101:10.5 (1116.6) El objetivo de la religión no es satisfacer la curiosidad sobre Dios sino proporcionar constancia intelectual y seguridad filosófica, estabilizar y enriquecer el vivir humano al combinar lo mortal con lo divino, lo parcial con lo perfecto, al hombre con Dios. A través de la experiencia religiosa los conceptos humanos de idealidad son dotados de realidad.
101:10.6 (1116.7) No podrá haber nunca pruebas científicas ni lógicas de la divinidad. La razón por sí sola no podrá validar nunca los valores y las bondades de la experiencia religiosa. Pero siempre seguirá siendo verdad que cualquiera que desee hacer la voluntad de Dios comprenderá la validez de los valores espirituales. Esto es lo más que se puede acercar el nivel mortal a demostrar la realidad de la experiencia religiosa. Esta fe proporciona la única liberación del abrazo mecánico del mundo material y de la distorsión producida por los errores derivados de la incompleción del mundo intelectual. Es la única solución conocida al callejón sin salida del pensamiento mortal respecto a la continuidad de la supervivencia de la personalidad individual. Es el único pasaporte para la compleción de la realidad y la eternidad de vida en una creación universal de amor, ley, unidad y logro progresivo de la Deidad.
101:10.7 (1117.1) La religión cura eficazmente la sensación de aislamiento idealista o soledad espiritual del hombre. Confiere al creyente el derecho a ser hijo de Dios y ciudadano de un universo nuevo y significativo. La religión garantiza al hombre que al seguir el brillo de rectitud que percibe en su alma se va identificando con el plan del Infinito y con el propósito del Eterno. Un alma así liberada empieza inmediatamente a sentirse en casa en este nuevo universo, su universo.
101:10.8 (1117.2) Todo el que experimenta una transformación de fe de este tipo deja de ser un elemento servil del cosmos matemático para convertirse en un hijo volitivo y liberado del Padre Universal. Un hijo liberado de este modo ya no lucha solo contra la condena inexorable de la extinción de la existencia temporal; ya no combate contra toda la naturaleza en una batalla perdida de antemano; ya no tiembla aterrado ante la perspectiva paralizante de haber puesto quizá su confianza en un fantasma sin futuro o prendido su fe a una quimera.
101:10.9 (1117.3) Ahora, en cambio, los hijos de Dios se alistan juntos en la batalla del triunfo de la realidad sobre las sombras parciales de la existencia. Por fin todas las criaturas se hacen conscientes de que Dios y todas las huestes divinas de un universo casi ilimitado están de su lado en la lucha superna por lograr eternidad de vida y estatus de divinidad. Estos hijos liberados por la fe han librado sin duda las batallas del tiempo en el bando de las fuerzas supremas y las personalidades divinas de la eternidad; incluso las estrellas en sus cursos están ahora batallando por ellos. Por fin contemplan el universo desde dentro, desde el punto de vista de Dios, y todas las incertidumbres del aislamiento material se transforman en garantías de progresión espiritual eterna. Y hasta el tiempo mismo se convierte en una mera sombra de la eternidad proyectada por las realidades del Paraíso sobre la panoplia en movimiento del espacio.
101:10.10 (1117.4) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 102
102:0.1 (1118.1) PARA EL materialista no creyente el hombre es un simple accidente evolutivo. Sus esperanzas de supervivencia penden de una ficción de la imaginación mortal; sus miedos, amores, anhelos y creencias no son más que reacciones asociadas a la yuxtaposición fortuita de ciertos átomos de materia sin vida. No hay despliegue de energía ni expresión de confianza que pueda transportarlo más allá de la tumba. Las obras piadosas y el genio inspirador de los mejores hombres están condenados a extinguirse con la muerte, la larga noche solitaria de olvido eterno y extinción del alma. La única recompensa del hombre por vivir y esforzarse bajo el sol temporal de la existencia mortal es una desesperanza sin nombre. Cada día de la vida aprieta de forma lenta y segura el nudo de un destino despiadado impuesto por un universo material hostil e implacable como insulto supremo a todo lo que es bello, noble, bueno y elevado en el deseo humano.
102:0.2 (1118.2) Pero este no es el fin ni el destino eterno del hombre. Esta concepción no es más que el grito desesperado del alma errante perdida en la oscuridad espiritual, que sigue luchando valerosamente entre las sofisterías mecanicistas de una filosofía material y se encuentra cegada por la confusión y las distorsiones de una erudición compleja. Esta oscura condena y este destino desesperado se disipan para siempre y por completo ante un solo despliegue valiente de fe por parte del más humilde e indocto de los hijos de Dios en la tierra.
102:0.3 (1118.3) Esta fe salvadora nace en el corazón humano cuando la consciencia moral del hombre se da cuenta de que los valores humanos pueden ser trasladados en la experiencia del mortal de lo material a lo espiritual, de lo humano a lo divino, del tiempo a la eternidad.
102:1.1 (1118.4) La acción del Ajustador del Pensamiento explica que el sentido primitivo y evolutivo del deber dé paso a una fe más alta y más cierta en las realidades eternas de la revelación. Tiene que haber hambre de perfección en el corazón humano para que pueda desarrollar su capacidad de comprender las sendas de la fe que conducen al logro supremo. Si un hombre elige hacer la voluntad divina, conocerá el camino de la verdad. Es literalmente cierto que «hay que conocer las cosas humanas para poder amarlas, pero hay que amar las cosas divinas para poder conocerlas». Sin embargo, las dudas honradas y los cuestionamientos sinceros no son pecado; estas actitudes solo suponen un retraso en el viaje progresivo hacia el logro de la perfección. La confianza del niño abre al hombre las puertas del reino del ascenso celestial, pero solo podrá progresar si practica firmemente la fe robusta y convencida del adulto.
102:1.2 (1119.1) La razón de la ciencia está basada en los hechos observables del tiempo. La fe de la religión se fundamenta en el programa de la eternidad para el espíritu. La verdadera sabiduría nos exhorta a permitir que la fe lleve a cabo mediante la visión interior religiosa y la transformación espiritual lo que el conocimiento y la razón no pueden hacer por nosotros.
102:1.3 (1119.2) Como consecuencia del aislamiento provocado por la rebelión, la revelación de la verdad en Urantia se ha mezclado demasiadas veces con nociones procedentes de cosmologías parciales y transitorias. La verdad se mantiene inalterable de generación en generación, pero las enseñanzas sobre el mundo físico que se asocian a ella varían de día en día y de año en año. La verdad eterna no debe ser menospreciada por el hecho de haber sido relacionada circunstancialmente con ideas obsoletas sobre el mundo material. Cuanta más ciencia sepáis, menos seguros estaréis; cuanta más religión tengáis, más seguros estaréis.
102:1.4 (1119.3) Las certezas de la ciencia proceden enteramente del intelecto; las certezas de la religión surgen de los fundamentos mismos de la personalidad completa. La ciencia apela a la comprensión de la mente; la religión apela a la lealtad y la entrega de cuerpo, mente y espíritu, es decir, de toda la personalidad.
102:1.5 (1119.4) Dios es tan totalmente real y tan absoluto que no se puede ofrecer ningún signo material de prueba ni ninguna demostración de supuestos milagros como testimonio de su realidad. Lo conoceremos siempre porque confiamos en él, y nuestra creencia en él está enteramente basada en nuestra participación personal en las manifestaciones divinas de su realidad infinita.
102:1.6 (1119.5) El Ajustador del Pensamiento que mora en el interior despierta infaliblemente en el alma del hombre una auténtica hambre de búsqueda de la perfección junto con una curiosidad de amplio alcance que solo se pueden satisfacer adecuadamente mediante la comunión con Dios, la fuente divina de ese Ajustador. El alma hambrienta del hombre se niega a satisfacerse con nada que no sea la realización personal del Dios vivo. Sea Dios lo que fuere además de una personalidad moral perfecta y superior, en nuestro concepto hambriento y finito no puede ser nada menos.
102:2.1 (1119.6) Las mentes atentas y las almas discernidoras reconocen la religión cuando la encuentran en la vida de sus semejantes. La religión no necesita definición; todos conocemos sus frutos sociales, intelectuales, morales y espirituales. Y esto se debe a que la religión es propiedad de la raza humana; no es producto de la cultura. También es cierto que nuestra percepción de la religión sigue siendo humana y está, por lo tanto, sujeta al cautiverio de la ignorancia, la esclavitud de la superstición, los engaños de los sofismas y los espejismos de la falsa filosofía.
102:2.2 (1119.7) Una de las características peculiares de la verdadera seguridad religiosa es que, a pesar del carácter absoluto de sus afirmaciones y la firmeza de su actitud, el espíritu de su expresión es tan templado y equilibrado que no transmite la menor imposición o exaltación egoísta del propio yo. La sabiduría de la experiencia religiosa es en cierto modo una paradoja, porque además de ser originaria del humano proviene del Ajustador. La fuerza religiosa no es producto de las prerrogativas personales del individuo sino resultado de la asociación sublime del hombre con la fuente sempiterna de toda sabiduría. Y así es como las palabras y los hechos de la verdadera religión no contaminada adquieren una autoridad convincente para todos los mortales esclarecidos.
102:2.3 (1119.8) Es difícil identificar y analizar los factores de una experiencia religiosa, pero es fácil observar que las personas que practican así la religión llevan adelante sus vidas como si estuvieran ya en presencia del Eterno. Los creyentes reaccionan ante esta vida temporal como si la inmortalidad estuviese ya a su alcance. En la vida de esos mortales hay una originalidad válida y una espontaneidad de expresión que los segrega para siempre de sus semejantes imbuidos exclusivamente de la sabiduría del mundo. Las personas religiosas parecen vivir eficazmente liberadas del acoso de la prisa y de las tensiones dolorosas propias de las vicisitudes inherentes a las corrientes transitorias del tiempo. Muestran una estabilización de la personalidad y una tranquilidad de carácter que las leyes de la fisiología, la psicología o la sociología no alcanzan a explicar.
102:2.4 (1120.1) El tiempo es un elemento invariable en el logro del conocimiento; las dotaciones de la religión son asequibles en el acto, aunque existe el factor importante del crecimiento en la gracia, que supone un avance claro en todas las fases de la experiencia religiosa. El conocimiento es una búsqueda eterna: siempre estáis aprendiendo sin conseguir llegar nunca al conocimiento pleno de la verdad absoluta. El conocimiento en sí no puede proporcionar certeza absoluta, solo la probabilidad creciente de acercarse a ella, en cambio el alma religiosa espiritualmente iluminada sabe, y sabe ahora. Pero esta certeza profunda y decisiva no lleva a la persona religiosa sensata a desinteresarse de los altibajos del progreso de la sabiduría humana, que está ligada por su extremo material al lento desarrollo de la ciencia.
102:2.5 (1120.2) Incluso los descubrimientos de la ciencia no son verdaderamente reales en la consciencia de la experiencia humana hasta que se desentrañan y correlacionan, hasta que sus hechos relevantes adquieren significado efectivo al incorporarse a los circuitos de las corrientes de pensamiento de la mente. El hombre mortal ve incluso su entorno físico desde el nivel de la mente, desde la perspectiva del registro psicológico de la mente. Por eso no es de extrañar que el hombre haga una interpretación muy unificada del universo e intente después identificar la unidad de energías de su ciencia con la unidad de espíritu de su experiencia religiosa. La mente es unidad; la consciencia mortal vive en el nivel de la mente y percibe las realidades universales con los ojos de la dotación de mente. La perspectiva de la mente no revela la unidad existencial de la fuente de la realidad, la Primera Fuente y Centro, pero puede describir y a veces describe al hombre la síntesis experiencial de energía, mente y espíritu en el Ser Supremo y como Ser Supremo. Pero la mente no puede lograr nunca esta unificación de la diversidad de la realidad si no es firmemente consciente de las cosas materiales, de los significados intelectuales y de los valores espirituales. Solo hay unidad en la armonía de la triunidad de la realidad funcional, y solo en la unidad se satisface la personalidad al percatarse de la constancia y la coherencia cósmica.
102:2.6 (1120.3) A través de la filosofía es como mejor se encuentra la unidad en la experiencia humana. Y aunque el cuerpo del pensamiento filosófico se fundamenta necesariamente en hechos materiales, la visión interior espiritual del mortal es el alma y la energía de la verdadera dinámica filosófica.
102:2.7 (1120.4) El hombre evolutivo no siente ninguna inclinación natural hacia el trabajo duro. En su experiencia vital, seguir el ritmo impuesto por los imperiosos afanes y exigencias de una experiencia religiosa progresiva supone una actividad incesante de crecimiento espiritual, expansión intelectual, ampliación factual y servicio social. Sin una personalidad muy activa no puede haber religión real, por eso los más indolentes prefieren muchas veces engañarse a sí mismos escudándose en el falso refugio de doctrinas y dogmas religiosos estereotipados para ahorrarse los esfuerzos de las actividades verdaderamente religiosas. Pero la religión verdadera está viva. La cristalización intelectual de los conceptos religiosos equivale a una muerte espiritual. No podéis concebir una religión sin ideas, pero cuando la religión se reduce tan solo a una idea deja de ser religión y se convierte simplemente en una especie de filosofía humana.
102:2.8 (1121.1) Existen además otros tipos de almas inestables y poco disciplinadas que tienden a utilizar las ideas sentimentales de la religión para evadirse de las exigencias molestas del vivir. Cuando algunos mortales apocados e inseguros intentan huir de la presión incesante de la vida evolutiva, la religión, tal como la conciben, parece ofrecer el refugio más cercano, la mejor vía de escape. Pero la religión tiene la misión de preparar al hombre para enfrentarse valiente, incluso heroicamente, a las vicisitudes de la vida. La religión es la dotación suprema del hombre evolutivo, la única cosa que le permite seguir adelante y «mantenerse firme como si viera al Invisible». Sin embargo el misticismo se convierte a menudo en una especie de retiro de la vida para quienes rehúyen las actividades más vigorosas de una vida religiosa en las arenas abiertas de la sociedad y el comercio humanos. La verdadera religión debe actuar. La actividad es fruto de la religión cuando el hombre tiene realmente religión, o más bien cuando acepta realmente ser poseído por ella. La religión no se contentará nunca con meros pensamientos o sentimientos inactivos.
102:2.9 (1121.2) No se nos oculta que la religión actúa muchas veces de forma insensata e incluso irreligiosa, pero actúa. ¡Las aberraciones de la convicción religiosa han provocado persecuciones sangrientas, pero la religión hace algo siempre y en todo lugar; es dinámica!
102:3.1 (1121.3) Las deficiencias intelectuales y las carencias educativas obstaculizan inevitablemente el logro religioso superior porque un entorno tan empobrecido para la naturaleza espiritual priva a la religión de su principal canal de contacto filosófico con el mundo del conocimiento científico. Los factores intelectuales de la religión son importantes, aunque su desarrollo excesivo puede convertirse a veces en un obstáculo muy incómodo. La labor de la religión está siempre sujeta a una necesidad paradójica: necesita utilizar eficazmente el pensamiento al tiempo que descarta la utilidad espiritual de todo pensar.
102:3.2 (1121.4) La especulación religiosa es inevitable y siempre perjudicial; la especulación falsea invariablemente su objetivo. La especulación tiende a traducir la religión en algo material o humanista, y así, además de interferir directamente con la claridad del pensamiento lógico, hace indirectamente que la religión aparezca como una función del mundo temporal, del mismo mundo con el que debería estar en eterno contraste. Aquí radican las paradojas que caracterizarán siempre a la religión, paradojas derivadas de la ausencia de una conexión experiencial entre los niveles material y espiritual del universo —la mota de la morontia— la sensibilidad superfilosófica necesaria para discernir la verdad y percibir la unidad.
102:3.3 (1121.5) Los sentimientos materiales, las emociones humanas, conducen directamente a acciones materiales, a actos egoístas. Las percepciones religiosas, las motivaciones espirituales, conducen directamente a acciones religiosas, a actos desinteresados de servicio social y benevolencia altruista.
102:3.4 (1121.6) El deseo religioso es la búsqueda hambrienta de la realidad divina. La experiencia religiosa es hacer realidad la consciencia de haber encontrado a Dios. Y cuando un ser humano encuentra a Dios, el triunfo de su descubrimiento le hace sentir una efervescencia tan indescriptible dentro del alma que se ve impulsado a buscar un contacto de servicio por amor con sus semejantes menos iluminados, no para manifestar que ha encontrado a Dios, sino para permitir que el desbordamiento de eterna bondad que rebosa de su propia alma reavive y ennoblezca a sus semejantes. La verdadera religión genera un mayor servicio social.
102:3.5 (1122.1) La ciencia, el conocimiento, conduce a la consciencia de los hechos; la religión, la experiencia, conduce a la consciencia de los valores; la filosofía, la sabiduría, conduce a la consciencia coordinada; la revelación (el sustituto de la mota de la morontia) conduce a la consciencia de la verdadera realidad. A su vez la coordinación de la consciencia de los hechos, los valores y la verdadera realidad constituye la percepción consciente de la realidad de la personalidad, lo máximo del ser, junto con la creencia en la posibilidad de la supervivencia de esa misma personalidad.
102:3.6 (1122.2) El conocimiento lleva a situar a los hombres, a formar estratos y castas sociales. La religión lleva a servir a los hombres y crea así la ética y el altruismo. La sabiduría lleva a una comunión mejor y más alta tanto de ideas como con nuestros semejantes. La revelación libera a los hombres y los encamina hacia la aventura eterna.
102:3.7 (1122.3) La ciencia clasifica a los hombres, la religión ama a los hombres como os amáis a vosotros mismos, la sabiduría hace justicia a los hombres en su diferenciación, pero la revelación glorifica al hombre y le muestra su capacidad para asociarse con Dios.
102:3.8 (1122.4) La ciencia se esfuerza en vano por crear la hermandad de la cultura; la religión engendra la hermandad del espíritu. La filosofía intenta alcanzar la hermandad de la sabiduría; la revelación describe la hermandad eterna, el Cuerpo de la Finalización del Paraíso.
102:3.9 (1122.5) El conocimiento genera orgullo en el hecho de la personalidad; la sabiduría es la consciencia del significado de la personalidad; la religión es la experiencia de percibir el valor de la personalidad; la revelación es la seguridad de la supervivencia de la personalidad.
102:3.10 (1122.6) La ciencia busca identificar, analizar y clasificar las partes segmentadas del cosmos ilimitado. La religión capta la idea del todo, la totalidad del cosmos. La filosofía intenta identificar los segmentos materiales de la ciencia con el concepto de visión interior espiritual del todo. Y así como la filosofía fracasa en este intento, la revelación triunfa al afirmar que el círculo cósmico es universal, eterno, absoluto e infinito. Este cosmos del Infinito YO SOY es por lo tanto sin fin, sin límites y lo incluye todo: sin tiempo, sin espacio y sin restricciones. Damos testimonio de que el Infinito YO SOY es también el Padre de Miguel de Nebadon y el Dios de la salvación humana.
102:3.11 (1122.7) La ciencia señala a la Deidad como un hecho; la filosofía presenta la idea de un Absoluto; la religión ve a Dios como personalidad espiritual amorosa. La revelación afirma la unidad del hecho de la Deidad, la idea del Absoluto y la personalidad espiritual de Dios. Además presenta este concepto como nuestro Padre: el hecho universal de la existencia, la idea eterna de la mente y el espíritu infinito de la vida.
102:3.12 (1122.8) La persecución del conocimiento constituye la ciencia; la búsqueda de la sabiduría es la filosofía; el amor a Dios es la religión; el hambre por la verdad es una revelación. Pero es el Ajustador del Pensamiento residente quien confiere el sentimiento de realidad a la visión interior espiritual del cosmos del hombre.
102:3.13 (1122.9) En la ciencia la idea precede a la expresión de su realización; en la religión la experiencia de la realización precede a la expresión de la idea. Hay una inmensa diferencia entre la voluntad evolutiva de creer y el producto de la razón esclarecida, de la visión interior religiosa y de la revelación: la voluntad que cree.
102:3.14 (1122.10) En la evolución, la religión lleva con frecuencia al hombre a crear sus conceptos de Dios. La revelación muestra el fenómeno de Dios que hace evolucionar al hombre, mientras que en la vida terrenal de Cristo Miguel contemplamos el fenómeno de Dios que se revela al hombre. La evolución tiende a hacer a Dios semejante al hombre; la revelación tiende a hacer al hombre semejante a Dios.
102:3.15 (1122.11) La ciencia solo se satisface con causas primeras, la religión con la personalidad suprema y la filosofía con la unidad. La revelación afirma que estas tres son una y que todas son buenas. Lo real eterno es el bien del universo y no las ilusiones en el tiempo del mal en el espacio. En la experiencia espiritual de todas las personalidades siempre es verdad que lo real es el bien y que el bien es lo real.
102:4.1 (1123.1) Gracias a la presencia del Ajustador del Pensamiento en vuestra mente, conocer la mente de Dios no tiene mayor misterio para vosotros que estar seguros de que sois conscientes de conocer a cualquier otra mente, humana o sobrehumana. La religión y la consciencia social tienen en común que ambas se basan en la consciencia de que hay otras mentes. El modo por el cual podéis aceptar la idea de otro como vuestra es el mismo que os permite «dejar que la mente que estaba en Cristo esté también en vosotros».
102:4.2 (1123.2) ¿Qué es la experiencia humana? Es simplemente toda interacción entre un yo activo e interrogante y cualquier otra realidad activa y externa. La masa de la experiencia está determinada por la profundidad de los conceptos más la totalidad del reconocimiento de la realidad de lo exterior. El movimiento de la experiencia es igual a la fuerza de la imaginación expectante más la agudeza del descubrimiento sensorial de las cualidades externas de la realidad contactada. El hecho de la experiencia se encuentra en la consciencia de uno mismo sumada a las existencias de otros: otras cosas, otras mentes y otros espíritus.
102:4.3 (1123.3) El hombre se da cuenta muy pronto de que no está solo ni en el mundo ni en el universo. Se desarrolla en él una consciencia espontánea y natural de que hay otras mentes en el entorno del yo. La fe transforma esta experiencia natural en religión, en el reconocimiento de Dios como realidad —fuente, naturaleza y destino—de las otras mentes. Pero este conocimiento de Dios es y seguirá siendo siempre una realidad de la experiencia personal. Si Dios no fuera una personalidad, no podría convertirse en parte viva de la experiencia religiosa real de una personalidad humana.
102:4.4 (1123.4) El elemento de error que aparece en la experiencia religiosa humana es directamente proporcional al contenido de materialismo que contamina el concepto espiritual del Padre Universal. La progresión del hombre en el universo como preespíritu consiste en la experiencia de despojarse de estas ideas erróneas sobre la naturaleza de Dios y sobre la realidad del espíritu puro y verdadero. La Deidad es más que espíritu, pero el planteamiento espiritual es el único posible para el hombre ascendente.
102:4.5 (1123.5) La oración es una parte indudable de la experiencia religiosa, pero las religiones modernas le han dado excesivo protagonismo en detrimento de la comunión de adoración, que es más esencial. La adoración intensifica y amplía el poder de reflexión de la mente. La oración puede enriquecer la vida, pero la adoración ilumina el destino.
102:4.6 (1123.6) La religión revelada es el elemento unificador de la existencia humana. La revelación unifica la historia, coordina la geología, la astronomía, la física, la química, la biología, la sociología y la psicología. La experiencia espiritual es el alma real del cosmos del hombre.
102:5.1 (1123.7) Aunque establecer el hecho de creer no equivale a establecer el hecho de aquello en lo que se cree, la progresión evolutiva de las formas simples de vida hasta el estatus de personalidad demuestra, en cualquier caso, el hecho de la existencia inicial del potencial de personalidad. Y en los universos del tiempo lo potencial siempre tiene supremacía sobre lo actual. En el cosmos en evolución lo potencial es lo que ha de ser, y lo que ha de ser es el despliegue de los mandatos intencionales de la Deidad.
102:5.2 (1124.1) Esta misma supremacía de lo intencional aparece en la evolución de la ideación de la mente cuando el miedo animal primitivo se transmuta en una veneración de Dios cada vez más profunda y un creciente respeto reverencial hacia el universo. El hombre primitivo tenía más miedo religioso que fe. La supremacía de los potenciales de espíritu sobre las actualidades de mente se demuestra cuando este miedo cobarde se transforma en fe viva en las realidades espirituales.
102:5.3 (1124.2) Podéis interpretar en términos psicológicos la religión evolutiva, pero no la religión de origen espiritual experimentada de forma personal. La moralidad humana puede reconocer valores, pero solo la religión puede conservar, exaltar y espiritualizar esos valores. Con todo, la religión es algo más que moralidad hecha emoción. La religión es a la moralidad lo que el amor al deber, lo que la filiación a la servidumbre, lo que la esencia a la sustancia. La moralidad pone de manifiesto a un Controlador todopoderoso, una Deidad a quien servir; la religión pone de manifiesto a un Padre que es todo amor, un Dios a quien amar y adorar. Y esto se debe, una vez más, a que la potencialidad espiritual de la religión se impone sobre la actualidad del deber de la moralidad evolutiva.
102:6.1 (1124.3) La eliminación del miedo religioso por la filosofía y el progreso continuo de la ciencia contribuyen considerablemente a la caída de los falsos dioses, y aunque la desaparición de esas deidades hechas por el hombre pueda nublar momentáneamente la visión espiritual, acaba destruyendo la ignorancia y la superstición que durante tanto tiempo oscurecieron al Dios vivo de amor eterno. La relación entre la criatura y el Creador es una experiencia viva, una fe religiosa dinámica que no está sujeta a ninguna definición precisa. Aislar una parte de la vida y llamarla religión es desintegrar la vida y desfigurar la religión. Y precisamente por eso, el Dios de adoración exige lealtad total o nada.
102:6.2 (1124.4) Puede que los dioses de los hombres primitivos no hayan sido más que sombras de ellos mismos. El Dios vivo es la luz divina cuyas interrupciones constituyen las sombras de creación de todo el espacio.
102:6.3 (1124.5) La persona religiosa versada en filosofía tiene fe en un Dios personal de salvación personal, en algo más que una realidad, un valor, un nivel de logro, un proceso ensalzado, una transmutación, lo último del espacio-tiempo, una idealización, la personalización de la energía, la entidad de la gravedad, una proyección humana, la idealización del yo, el empuje hacia arriba de la naturaleza, la inclinación a la bondad, el impulso hacia adelante de la evolución o una hipótesis sublime. La persona religiosa tiene fe en un Dios de amor. El amor es la esencia de la religión y la fuente inagotable de civilización superior.
102:6.4 (1124.6) En la experiencia religiosa personal, la fe transforma al Dios filosófico de la probabilidad en el Dios salvador de la certeza. El escepticismo puede cuestionar las teorías de la teología, pero la convicción de que la experiencia personal es digna de crédito confirma la verdad de toda creencia que se ha transformado en fe.
102:6.5 (1124.7) Un razonamiento sabio puede llevar a convicciones sobre Dios, pero el individuo se hace conocedor de Dios solo a través de su experiencia personal de la fe. En muchas cosas de la vida hay que considerar las probabilidades, pero en el contacto con la realidad cósmica se pueden experimentar certezas cuando sus valores y sus significados se abordan mediante una fe viva. El alma que conoce a Dios se atreve a decir «lo sé», incluso cuando el no creyente cuestiona este conocimiento de Dios y niega su certeza porque no está enteramente sustentada por la lógica intelectual. El creyente se limita a replicar a todos esos escépticos: «¿Cómo sabes que no sé?».
102:6.6 (1125.1) Aunque la razón puede siempre cuestionar la fe, la fe puede complementar siempre tanto a la razón como a la lógica. La razón crea la probabilidad que la fe puede transformar en certeza moral, incluso en experiencia espiritual. Dios es la primera verdad y el último hecho, por eso toda verdad se origina en él y todos los hechos existen en relación con él. Dios es la verdad absoluta. Se puede conocer a Dios como verdad, pero para comprender —para explicar— a Dios hay que explorar el hecho del universo de universos. El vasto abismo existente entre la experiencia de la verdad de Dios y la ignorancia del hecho de Dios solo se puede salvar mediante la fe viva. La razón por sí sola no puede armonizar la verdad infinita con el hecho universal.
102:6.7 (1125.2) La creencia puede mostrarse incapaz de resistir a la duda y soportar el miedo, pero la fe triunfa siempre sobre la duda porque la fe es viva y positiva a la vez. Lo positivo tiene siempre ventaja sobre lo negativo, la verdad sobre el error, la experiencia sobre la teoría, las realidades espirituales sobre los hechos aislados del tiempo y el espacio. La prueba convincente de esta certeza espiritual son los frutos sociales del espíritu que los creyentes, esas personas con fe, producen como resultado de su experiencia espiritual auténtica. Dijo Jesús: «Si amáis a vuestros semejantes como yo os he amado, todos los hombres sabrán que sois mis discípulos».
102:6.8 (1125.3) Para la ciencia Dios es una posibilidad, para la psicología algo deseable, para la filosofía una probabilidad, para la religión una certeza, una actualidad de la experiencia religiosa. La razón exige que una filosofía que no puede encontrar al Dios de la probabilidad sea muy respetuosa con esa fe religiosa que puede encontrar y encuentra al Dios de la certidumbre. Tampoco debería la ciencia descartar la experiencia religiosa tachándola de crédula, al menos mientras siga aferrándose a la suposición de que las dotaciones intelectuales y filosóficas del hombre emergieron de inteligencias cada vez menores cuanto más se retrocede en el tiempo hasta remontarse a su origen en una vida primitiva carente de todo pensamiento y de todo sentimiento.
102:6.9 (1125.4) Los hechos de la evolución no se deben contraponer a la verdad de que la experiencia espiritual de la vida religiosa del mortal conocedor de Dios es una certeza real. Los hombres inteligentes deberían dejar de razonar como niños e intentar utilizar la lógica consecuente del adulto, la lógica que tolera que el concepto de la verdad coexista con la observación de los hechos. El materialismo científico va a la quiebra cuando, ante cada fenómeno recurrente del universo, se empeña en saldar sus objeciones corrientes contabilizando lo reconocidamente superior dentro de lo reconocidamente inferior. La coherencia exige el reconocimiento de las actividades de un Creador intencional.
102:6.10 (1125.5) La evolución orgánica es un hecho; la evolución intencional o progresiva es una verdad que da coherencia a los fenómenos por otra parte contradictorios de los logros siempre ascendentes de la evolución. Cuanto más progrese un científico en la ciencia que ha elegido, más abandonará las teorías del hecho materialista en favor de la verdad cósmica del predominio de la Mente Suprema. El materialismo resta valor a la vida humana; el evangelio de Jesús enaltece sobremanera y exalta celestialmente a todos los mortales. La existencia mortal debe ser percibida como la experiencia fascinante y misteriosa de hacer realidad el encuentro de la mano humana tendida hacia arriba con la mano divina y salvadora tendida hacia abajo.
102:7.1 (1126.1) Puesto que el Padre Universal existe por sí mismo, también se explica por sí mismo; vive realmente en todo mortal racional. Pero no podéis estar seguros sobre Dios a menos que lo conozcáis; la filiación es la única experiencia que da certeza a la paternidad. El universo está cambiando en todas partes. Un universo cambiante es un universo dependiente; una creación así no puede ser ni final ni absoluta. Un universo finito depende totalmente del Último y del Absoluto. El universo y Dios no son idénticos; uno es la causa, el otro el efecto. La causa es absoluta, infinita, eterna e inalterable. El efecto es espaciotemporal y trascendental, pero siempre creciente y cambiante.
102:7.2 (1126.2) Dios es el único hecho autocausado del universo. Él es el secreto del orden, el plan y el propósito de toda la creación de seres y cosas. El universo, que es cambiante en todas partes, está regulado y estabilizado por leyes absolutamente inmutables, los hábitos de un Dios inmutable. El hecho de Dios, la ley divina, es inmutable; la verdad de Dios, su relación con el universo, es una revelación relativa siempre adaptable a la constante evolución del universo.
102:7.3 (1126.3) Pretender inventar una religión sin Dios es como pretender cosechar frutos sin árboles o tener hijos sin padres. No puede haber efectos sin causas; solo el YO SOY es no causado. El hecho de la experiencia religiosa implica a Dios, y este Dios de la experiencia personal tiene que ser una Deidad personal. No se puede rezar a una fórmula química, suplicar a una ecuación matemática, adorar a una hipótesis, confiar en un postulado, comulgar con un proceso, servir a una abstracción ni mantener una amistad entrañable con una ley.
102:7.4 (1126.4) Es verdad que muchos rasgos aparentemente religiosos pueden surgir de raíces no religiosas. El hombre puede negar a Dios intelectualmente y ser moralmente bueno, leal, filial, honrado e incluso idealista. El hombre puede injertar muchas ramas puramente humanistas en su naturaleza espiritual básica y dar así un fundamento aparente a sus argumentos a favor de una religión sin Dios, pero esta experiencia carece de valores de supervivencia, de conocimiento de Dios y de ascensión hacia Dios. De una experiencia mortal de este tipo solo cabe esperar frutos sociales, no espirituales. El injerto determina la naturaleza del fruto, a pesar de que el sustento vivo se extraiga de las raíces de la dotación divina original tanto de mente como de espíritu.
102:7.5 (1126.5) El distintivo intelectual de la religión es la certeza; su característica filosófica es la coherencia; sus frutos sociales son el amor y el servicio.
102:7.6 (1126.6) La persona que conoce a Dios no es ciega a las dificultades ni insensible a los obstáculos que se interponen en el camino de encontrar a Dios dentro del laberinto de la superstición, de la tradición y de las tendencias materialistas de los tiempos modernos. Ha afrontado todos estos impedimentos y ha triunfado sobre ellos, los ha superado con fe viva y ha alcanzado las alturas de la experiencia espiritual a pesar de ellos. Pero hay muchas otras personas que aun estando interiormente convencidas de la realidad de Dios, temen reivindicar su certeza ante el gran número de objetores que acumulan hábilmente argumentos contrarios y multiplican las dificultades de creer en Dios. No se requiere un gran intelecto para señalar defectos, hacer preguntas o poner objeciones, en cambio responder a esas preguntas y resolver esas dificultades exige brillantez mental. La certeza de la fe es el mejor procedimiento para afrontar todas estas discrepancias superficiales.
102:7.7 (1127.1) Si la ciencia, la filosofía o la sociología se atrevieran a dogmatizar contra los profetas de la verdadera religión, las personas conocedoras de Dios deberían responder a ese dogmatismo injustificado con un dogmatismo más alto de miras: la certeza de su experiencia espiritual personal. «Sé lo que he experimentado porque soy hijo del YO SOY». Si la experiencia personal de una persona de fe es cuestionada por un dogma, ese hijo nacido del Padre experimentable por la fe puede replicar con el dogma incuestionable de su filiación real con el Padre Universal.
102:7.8 (1127.2) Solo una realidad no cualificada, un absoluto, puede permitirse un dogmatismo consecuente. Quienes se pretenden dogmáticos caerán antes o después, si son consecuentes, en brazos del Absoluto de la energía, del Universal de la verdad y del Infinito del amor.
102:7.9 (1127.3) Si los planteamientos no religiosos de la realidad cósmica se atreven a cuestionar la certeza de la fe alegando su carácter no probado, la persona que vive la experiencia del espíritu puede alegar con el mismo dogmatismo que los hechos de la ciencia y las creencias de la filosofía tampoco están probados, porque son igualmente experiencias de la consciencia del científico o del filósofo.
102:7.10 (1127.4) De Dios, la más ineludible de todas las presencias, el más real de todos los hechos, la más viva de todas las verdades, el más amoroso de todos los amigos y el más divino de todos los valores, tenemos derecho a estar más seguros que de todas las experiencias del universo.
102:8.1 (1127.5) La mejor prueba de la realidad y la eficacia de la religión consiste en el hecho de la experiencia humana; a saber, que el hombre, un ser temeroso y desconfiado por naturaleza, dotado de un fuerte instinto innato de conservación y un ansia imperiosa de sobrevivir tras la muerte, está dispuesto a confiar plenamente los intereses más profundos de su presente y de su futuro al cuidado y la dirección del poder y la persona que su fe designa como Dios. Esta es la única verdad central de toda religión. En cuanto a lo que dicho poder o dicha persona exigen del hombre a cambio de cuidar de él y salvarlo, no hay dos religiones que estén de acuerdo; de hecho, discrepan todas en mayor o menor medida.
102:8.2 (1127.6) El mejor criterio para valorar el estatus de una religión en la escala evolutiva son sus juicios morales y sus normas éticas. Cuanto más alto sea el nivel de cualquier religión, más alentará el progreso de la moralidad social y la cultura ética y se verá a su vez alentada por esta mejora constante. No se puede juzgar una religión por el estatus de su civilización concomitante sino a la inversa: se debe valorar más bien la naturaleza real de una civilización por la nobleza y pureza de su religión. Muchos de los maestros religiosos más notables del mundo han sido prácticamente analfabetos. No se necesita la sabiduría del mundo para profesar una fe salvadora en las realidades eternas.
102:8.3 (1127.7) La diferencia entre las religiones de las diversas épocas depende enteramente de las distintas formas que tiene el hombre de comprender la realidad y de reconocer los valores morales, las relaciones éticas y las realidades del espíritu.
102:8.4 (1127.8) La ética es el espejo social o racial externo que refleja fielmente el progreso, por lo demás no observable, de los desarrollos espirituales y religiosos internos. El hombre ha identificado siempre a Dios con lo mejor que conocía, con sus ideas más profundas y sus más altos ideales. Incluso la religión histórica ha creado siempre sus conceptos de Dios a partir de los valores más altos reconocidos en su tiempo. Toda criatura inteligente da el nombre de Dios a lo mejor y lo más alto que conoce.
102:8.5 (1128.1) Desde el punto de vista de la razón y de la expresión intelectual, la religión se ha atrevido siempre a criticar la civilización y el progreso evolutivo y los ha juzgado según sus propios criterios de cultura ética y progreso moral.
102:8.6 (1128.2) La religión personal precede a la evolución de la moralidad humana, en cambio la religión institucional ha ido lamentable e invariablemente a la zaga de la lenta evolución de los usos y costumbres de las razas humanas. La religión organizada se ha caracterizado siempre por un conservadurismo atrasado. Por regla general, los profetas han conducido a los pueblos hacia el desarrollo religioso y los teólogos lo han frenado. La religión, al ser una experiencia personal e interna, nunca puede anticiparse mucho a la evolución intelectual de las razas.
102:8.7 (1128.3) Por otra parte, la religión nunca se ve enaltecida por el recurso a lo que se ha dado en llamar milagroso. La búsqueda de milagros es un retroceso a los orígenes de las primitivas religiones mágicas. La verdadera religión no tiene nada que ver con supuestos milagros, y la religión revelada no presenta nunca milagros como prueba de autoridad. La religión está siempre arraigada y cimentada en la experiencia personal. Y vuestra religión más alta, la vida de Jesús, fue precisamente una experiencia personal de este tipo: el hombre, el hombre mortal, que busca a Dios y lo encuentra plenamente durante una corta vida en la carne, mientras que en esa misma experiencia humana aparece Dios que busca al hombre y lo encuentra, para la plena satisfacción del alma perfecta de supremacía infinita. He aquí la más alta religión revelada hasta ahora en el universo de Nebadon: la vida terrenal de Jesús de Nazaret.
102:8.8 (1128.4) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 103
103:0.1 (1129.1) TODAS las reacciones verdaderamente religiosas del hombre están patrocinadas por el ministerio temprano del adjutor de la adoración y censuradas por el adjutor de la sabiduría. La primera dotación de supermente del hombre es el encircuitamiento de la personalidad en el Espíritu Santo del Espíritu Creativo del Universo; y mucho antes de los otorgamientos de los Hijos divinos y del otorgamiento universal de los Ajustadores, los efectos de esta influencia amplían el punto de vista del hombre sobre ética, religión y espiritualidad. Tras los otorgamientos de los Hijos del Paraíso, el Espíritu de la Verdad liberado contribuye poderosamente a ampliar la capacidad humana de percibir las verdades religiosas. A medida que la evolución avanza en un mundo habitado, los Ajustadores del Pensamiento participan cada vez más en el desarrollo de los tipos más altos de visión interior religiosa humana. El Ajustador del Pensamiento es la ventana cósmica a través de la cual la criatura finita puede vislumbrar por la fe las divinidades y certezas de la Deidad ilimitada, el Padre Universal.
103:0.2 (1129.2) Las tendencias religiosas de las razas humanas son innatas; se manifiestan universalmente y tienen un origen aparentemente natural; las religiones primitivas son siempre evolutivas en su génesis. A medida que va progresando la experiencia religiosa natural, revelaciones periódicas de la verdad jalonan el lento curso de la evolución planetaria.
103:0.3 (1129.3) A día de hoy hay cuatro tipos de religión en Urantia:
103:0.4 (1129.4) 1. Religión natural o evolutiva.
103:0.5 (1129.5) 2. Religión sobrenatural o revelativa.
103:0.6 (1129.6) 3. Religión práctica o corriente: una mezcla de religión natural y sobrenatural en proporciones variables.
103:0.7 (1129.7) 4. Religiones filosóficas: doctrinas teológicas hechas por el hombre o elaboradas filosóficamente, y religiones creadas por la razón.
103:1.1 (1129.8) La unidad de la experiencia religiosa de un grupo social o racial proviene de la naturaleza idéntica del fragmento de Dios que mora en el interior de cada individuo. Este algo divino que hay en el hombre es lo que origina su interés altruista por el bienestar de otros hombres. Pero dado que la personalidad es única —no hay dos mortales iguales— no puede haber dos seres humanos que interpreten por igual los estímulos y las directrices del espíritu de la divinidad que vive dentro de su mente. Un colectivo de mortales puede experimentar unidad espiritual, pero nunca uniformidad filosófica. Esta diversidad de interpretación del pensamiento religioso y de la experiencia religiosa queda ilustrada en el hecho de que los teólogos y filósofos del siglo veinte han formulado más de quinientas definiciones distintas de religión. En realidad cada ser humano define la religión según su propia interpretación experiencial de los impulsos divinos que emanan del espíritu de Dios que lo habita, por eso su interpretación ha de ser única, y totalmente distinta de la filosofía religiosa de todos los demás seres humanos.
103:1.2 (1130.1) Cuando un mortal coincide plenamente con la filosofía religiosa de otro mortal, este fenómeno se debe a que ambos han tenido una experiencia religiosa similar en las materias en las que coincide su interpretación religioso-filosófica.
103:1.3 (1130.2) Aunque vuestra religión sea una experiencia personal, es muy importante que toméis conocimiento de muchas otras experiencias religiosas (las diversas interpretaciones de otros mortales) para evitar que vuestra vida religiosa se vuelva egocéntrica, es decir, circunscrita, egoísta y asocial.
103:1.4 (1130.3) El racionalismo se equivoca cuando da por sentado que la religión nace primero como creencia primitiva en algo y luego empieza a interesarse por los valores. La religión es ante todo una búsqueda de valores, y solo después formula un sistema de creencias interpretativas. Es mucho más fácil que los hombres se pongan de acuerdo sobre valores religiosos —objetivos— que sobre creencias —interpretaciones—. Por eso las religiones pueden coincidir en sus valores y objetivos, y mostrar al mismo tiempo un panorama confuso de cientos de creencias o credos contradictorios. Esto explica también por qué una persona puede cambiar o abandonar muchas de sus creencias religiosas sin perder por ello su experiencia religiosa. La religión subsiste aunque cambien radicalmente las creencias religiosas. La teología no genera religión; es la religión la que genera filosofía teológica.
103:1.5 (1130.4) El hecho de que las personas religiosas hayan creído en tantas cosas falsas no invalida la religión, porque la religión está fundada en el reconocimiento de los valores y validada por la fe de la experiencia religiosa personal. La religión se basa así en la experiencia y en el pensamiento religioso; la teología, la filosofía de la religión, es un honrado intento de interpretar esa experiencia. Estas creencias interpretativas pueden ser verdad o error, o una mezcla de ambos.
103:1.6 (1130.5) Reconocer los valores espirituales es una experiencia que trasciende a la ideación. No existe en ningún idioma humano una palabra capaz de expresar esta «sensación», este «sentimiento», esta «intuición» o esta «experiencia» que hemos elegido llamar consciencia de Dios. El espíritu de Dios que mora en el hombre no es personal —el Ajustador es prepersonal— pero este Monitor presenta un valor, exhala un aroma a divinidad, que es personal en el sentido más alto e infinito. Si Dios no fuera al menos personal no podría ser consciente, y si no fuera consciente sería infrahumano.
103:2.1 (1130.6) La religión es funcional en la mente humana y se hace realidad en la experiencia antes de aparecer en la consciencia humana. Un niño ya tiene existencia alrededor de nueve meses antes de experimentar el nacimiento. El «nacimiento» de la religión no es repentino, es más bien una emergencia gradual, pero tarde o temprano llega el día del nacimiento. No entráis en el reino de los cielos a menos que hayáis «nacido de nuevo», nacido del Espíritu. Muchos nacimientos espirituales van acompañados de gran angustia espiritual y profundas perturbaciones psicológicas, igual que muchos nacimientos físicos se caracterizan por partos difíciles y otras anomalías del «alumbramiento». Otros nacimientos espirituales resultan del crecimiento normal y natural del reconocimiento de los valores supremos junto con un aumento de la experiencia espiritual, si bien es cierto que no existe desarrollo religioso sin un esfuerzo consciente y sin decisiones personales positivas. La religión no es nunca una experiencia pasiva, una actitud negativa. Lo que se denomina «nacimiento de la religión» no está directamente asociado con las experiencias llamadas de conversión, que suelen corresponder a episodios religiosos más tardíos de la vida como consecuencia de conflictos mentales, represiones emocionales y trastornos temperamentales.
103:2.2 (1131.1) Las personas criadas por sus padres en la consciencia de ser hijos de un Padre celestial amoroso no deben mirar con recelo a aquellos otros mortales que solo pueden lograr esa consciencia de comunión con Dios a través de una crisis psicológica, de un trastorno emocional.
103:2.3 (1131.2) El terreno evolutivo de la mente del hombre donde germina la semilla de la religión revelada es la naturaleza moral, que genera desde muy pronto una consciencia social. Las primeras insinuaciones de la naturaleza moral de un niño no tienen nada que ver con sexo, culpa ni orgullo personal, sino más bien con impulsos de justicia, equidad y ansias de bondad: ayudar a sus semejantes. Cuando se cultivan estos primeros despertares morales, se produce un desarrollo gradual de la vida religiosa relativamente libre de conflictos, crisis y conmociones.
103:2.4 (1131.3) Todo ser humano experimenta muy pronto algún tipo de conflicto entre sus impulsos egoístas y sus impulsos altruistas, y en muchos casos, al buscar ayuda sobrehumana para resolver estos conflictos morales, puede llegar a ser consciente de Dios por primera vez.
103:2.5 (1131.4) La psicología del niño es positiva por naturaleza, no negativa. Si hay tantos mortales negativos es porque fueron educados así. La afirmación de que el niño es positivo hace referencia a sus impulsos morales, a los poderes de la mente cuya aparición señala la llegada del Ajustador del Pensamiento.
103:2.6 (1131.5) Cuando emerge la conciencia religiosa, la mente de un niño normal que no ha recibido enseñanzas erróneas avanza positivamente hacia la rectitud moral y el ministerio social, en vez de alejarse negativamente del pecado y de la culpa. Podrá haber o no conflictos en el desarrollo de la experiencia religiosa, pero las inevitables decisiones, esfuerzos y actuaciones de la voluntad humana estarán siempre presentes.
103:2.7 (1131.6) La elección moral implica normalmente un conflicto moral mayor o menor, y este primer conflicto de la mente del niño enfrenta los reclamos del egoísmo con los impulsos del altruismo. El Ajustador del Pensamiento no subestima el valor que tienen las motivaciones egoístas para la personalidad, pero su actuación da una ligera preferencia al impulso altruista, que es el que conduce a la meta de la felicidad humana y a las alegrías del reino de los cielos.
103:2.8 (1131.7) Cuando un ser moral elige ser generoso frente al reclamo del egoísmo, su decisión constituye una experiencia religiosa primitiva. Ningún animal puede hacer una elección así. Es una decisión humana y religiosa que encierra en sí el hecho de la consciencia de Dios y manifiesta el impulso del servicio social, la base de la hermandad del hombre. La decisión de la mente que elige un juicio moral correcto mediante un acto de libre albedrío constituye una experiencia religiosa.
103:2.9 (1131.8) Pero antes de que el niño se haya desarrollado lo suficiente como para adquirir capacidad moral y poder así elegir el servicio altruista, ya ha desarrollado una naturaleza egoísta fuerte y bien unificada. Esta situación factual es la que da origen a la teoría de la lucha entre la naturaleza «superior» y la naturaleza «inferior», entre el «viejo hombre pecador» y la «nueva naturaleza» de la gracia. El niño normal empieza a aprender muy pronto en la vida que es «más bienaventurado dar que recibir».
103:2.10 (1131.9) El hombre tiende a identificar el afán de servirse a sí mismo con su ego, consigo mismo, y en cambio se inclina a identificar la voluntad de ser altruista con alguna influencia ajena, con Dios. Este planteamiento es correcto, pues todos esos deseos no dirigidos al yo tienen efectivamente su origen en las directrices del Ajustador del Pensamiento que mora en su interior, y este Ajustador es un fragmento de Dios. El impulso del Monitor espíritu se manifiesta en la consciencia humana en forma de motivación al altruismo, de inclinación hacia las criaturas semejantes. Al menos esta es la experiencia primera y fundamental de la mente del niño. Cuando el niño al crecer no consigue unificar su personalidad, el empuje altruista puede desarrollarse en exceso hasta el punto de afectar gravemente al bienestar del yo. Una conciencia descaminada puede llegar a provocar muchos conflictos, preocupaciones, pesares y un sinfín de infelicidad humana.
103:3.1 (1132.1) La creencia en espíritus, los sueños y muchas otras supersticiones ejercieron su papel en el origen evolutivo de las religiones primitivas, pero no se debe subestimar la influencia del espíritu de clan o solidaridad tribal. Las relaciones de grupo reflejaban exactamente la misma situación social que generaba el conflicto entre egoísmo y altruismo en la naturaleza moral de las primeras mentes humanas. Los australianos primitivos creen en espíritus pero su religión está centrada en el clan. Estos conceptos religiosos tienden a personalizarse con el tiempo, primero como animales y más tarde como superhombres o como Dios. Incluso razas tan inferiores como los bosquimanos africanos, cuyas creencias ni siquiera son totémicas, reconocen la diferencia entre el interés propio y el interés del grupo; es la distinción primitiva entre los valores de lo secular y lo sagrado. Pero el colectivo social no es la fuente de la experiencia religiosa. Con independencia de todas estas contribuciones primitivas a la primera religión del hombre, lo cierto es que el impulso religioso verdadero tiene su origen en presencias reales de espíritu que activan la voluntad no egoísta.
103:3.2 (1132.2) La religión posterior está prefigurada en la creencia primitiva en maravillas y misterios naturales, el maná impersonal. Pero tarde o temprano la evolución de la religión exige que el individuo haga algún sacrificio personal por el bien de su grupo social, que haga algo para que los demás sean más felices y mejores. En última instancia la religión está destinada a convertirse en servicio a Dios y a los hombres.
103:3.3 (1132.3) La religión está concebida para cambiar el entorno del hombre, pero casi toda la religión existente entre los mortales de hoy en día se ha vuelto incapaz de hacerlo. El entorno se ha impuesto demasiadas veces sobre la religión.
103:3.4 (1132.4) No olvidéis que la experiencia religiosa primordial de todos los tiempos es el sentimiento de los valores morales y los significados sociales, no el pensamiento sobre dogmas teológicos o teorías filosóficas. La religión evoluciona favorablemente a medida que el concepto moral sustituye al elemento mágico.
103:3.5 (1132.5) La evolución del hombre ha pasado por las supersticiones del maná, la magia, la adoración a la naturaleza, el miedo a los espíritus y la adoración a los animales hasta los diversos ceremoniales que transformaron la actitud religiosa del individuo en las reacciones colectivas del clan. Esas ceremonias se concentraron y cristalizaron luego en creencias tribales, y esos miedos y credos acabaron por personalizarse en dioses. Pero en toda esta evolución religiosa el elemento moral nunca estuvo del todo ausente. El impulso de Dios siempre ha sido fuerte en el interior del hombre. Estas poderosas influencias —una humana y la otra divina— han asegurado la supervivencia de la religión a través de las vicisitudes de las edades, y a pesar de verse muchas veces amenazada de extinción por miles de tendencias subversivas y antagonismos hostiles.
103:4.1 (1133.1) La diferencia característica entre un acontecimiento social y una reunión religiosa es que, en contraste con lo secular, lo religioso está impregnado de una atmósfera de comunión. La asociación humana genera así una sensación de compañerismo con lo divino que constituye el comienzo del culto colectivo. Compartir una comida fue el tipo más antiguo de comunión social, y las primeras religiones dispusieron que los devotos comieran una porción del sacrificio ceremonial. Incluso en el cristianismo la Cena del Señor conserva esta forma de comunión. La atmósfera de la comunión proporciona una tregua reconfortante y renovadora en el conflicto entre el ego que se busca a sí mismo y el estímulo altruista del Monitor espíritu que mora en el interior. Este es el preludio de la verdadera adoración: la práctica de la presencia de Dios que hace surgir la hermandad del hombre.
103:4.2 (1133.2) Cuando el hombre primitivo sentía que su comunión con Dios se había interrumpido, recurría a algún tipo de sacrificio expiatorio para restablecer la relación amistosa. El hambre y la sed de rectitud conducen al descubrimiento de la verdad, y la verdad aumenta los ideales. Esto supone nuevos problemas para el individuo religioso, ya que nuestros ideales tienden a crecer en progresión geométrica mientras que nuestra capacidad de vivir a su altura solo aumenta en progresión aritmética.
103:4.3 (1133.3) El sentimiento de culpa (no la consciencia de pecado) proviene o bien de una interrupción de la comunión espiritual o de una rebaja de nuestros ideales morales. La única forma de remediar este conflicto interno es darse cuenta de que nuestros ideales morales más altos no son necesariamente la voluntad de Dios. El hombre no puede esperar vivir conforme a sus ideales más altos, pero puede ser fiel a su propósito de encontrar a Dios y hacerse cada vez más como él.
103:4.4 (1133.4) Jesús acabó con todos los ceremoniales de sacrificio y expiación. Destruyó los fundamentos de toda aquella culpa ficticia y de la sensación de aislamiento en el universo cuando declaró que el hombre es hijo de Dios. La relación Creador-criatura se equiparó a la relación paternofilial. Dios se convierte en Padre amoroso para sus hijos e hijas mortales. Todas las ceremonias ajenas a una relación familiar tan íntima quedan abolidas para siempre.
103:4.5 (1133.5) Dios Padre no trata al hombre, su hijo, según sus méritos o virtudes, sino que reconoce la motivación del hijo, el propósito y la intención de la criatura. Esta relación es una asociación paternofilial y está impulsada por el amor divino.
103:5.1 (1133.6) En la mente evolutiva inicial se origina un sentimiento de deber social y obligación moral derivado principalmente del miedo emocional. El afán más positivo de servicio social y el idealismo altruista provienen del impulso directo del espíritu divino que mora en el interior de la mente humana.
103:5.2 (1133.7) Esta idea y este ideal de hacer el bien a los demás —el impulso de privar de algo al ego para beneficiar a nuestro prójimo— está al principio muy circunscrito. El hombre primitivo solo considera como prójimo a las personas muy cercanas con las que tiene un trato amistoso. A medida que progresa la civilización religiosa el concepto de prójimo se expande hasta abarcar el clan, la tribu, la nación. Jesús amplió después el ámbito del prójimo hasta abarcar a toda la humanidad, incluso hasta el amor a los enemigos. Dentro de todo ser humano normal hay algo que le dice que esta enseñanza es moralmente justa. Incluso los que menos practican este ideal admiten que es justo en teoría.
103:5.3 (1134.1) Todos los hombres reconocen la moralidad de este impulso humano universal hacia el altruismo desinteresado. El humanista atribuye el origen de este afán al funcionamiento natural de la mente material. La persona religiosa reconoce con más acierto que el empuje verdaderamente desinteresado de la mente humana es una respuesta a las directrices espirituales interiores del Ajustador del Pensamiento.
103:5.4 (1134.2) Pero la interpretación humana de estos conflictos iniciales entre la voluntad orientada al ego y la voluntad orientada a los demás no siempre es de fiar. Solo una personalidad bastante bien unificada puede arbitrar los antagonismos de todo tipo que surgen entre las ansias del ego y la consciencia social en ciernes. Tanto nuestro yo como nuestro prójimo tienen sus derechos, y ninguno puede pretender acaparar en exclusiva la atención y el servicio de la persona. Los primeros sentimientos de culpa del hombre provienen de la incapacidad de resolver este problema.
103:5.5 (1134.3) Solo se alcanza la felicidad humana cuando el deseo egoísta del yo se concilia y coordina con el afán altruista del yo superior (el espíritu divino) mediante la voluntad unificada de la personalidad que los integra y supervisa. La mente del hombre evolutivo se enfrenta constantemente al intrincado problema de arbitrar el contencioso entre la expansión natural de los impulsos emocionales y el crecimiento moral de las motivaciones altruistas basadas en la visión interior espiritual, en la auténtica reflexión religiosa.
103:5.6 (1134.4) Buscar el bien propio e intentar al mismo tiempo beneficiar por igual al mayor número posible de nuestros semejantes plantea un problema que no siempre tiene solución satisfactoria en un marco espaciotemporal. Estos antagonismos se pueden resolver en una vida eterna, pero en la brevedad de una vida humana no tienen solución. A esta paradoja se refería Jesús cuando dijo: «El que quiera salvar su vida la perderá, pero el que pierda su vida por el reino la hallará».
103:5.7 (1134.5) La búsqueda del ideal —la lucha por ser como Dios— es un esfuerzo continuo antes y después de la muerte. La vida después de la muerte no difiere de la existencia mortal en lo esencial. Todo lo bueno que hacemos en esta vida contribuye directamente a realzar la vida futura. La religión real no fomenta la indolencia moral ni la pereza espiritual con la vana esperanza de que seremos dotados de todas las virtudes de un carácter noble por el mero hecho de traspasar el umbral de la muerte natural. La religión verdadera no subestima el esfuerzo del hombre por progresar a su paso por la vida mortal. Todos sus logros como mortal contribuyen directamente a enriquecer las primeras etapas de su experiencia de supervivencia inmortal.
103:5.8 (1134.6) La teoría de que todos los impulsos altruistas del hombre no son más que un desarrollo de sus instintos gregarios naturales atenta directamente contra el idealismo humano. En cambio se siente ennoblecido y poderosamente estimulado cuando aprende que esos afanes superiores de su alma emanan de las fuerzas espirituales que moran en su mente de mortal.
103:5.9 (1134.7) El hombre se eleva y se supera a sí mismo cuando se hace plenamente consciente de que algo eterno y divino vive y lucha dentro de él. Y resulta así que una fe viva en el origen sobrehumano de nuestros ideales es lo que valida nuestra creencia de que somos hijos de Dios y hace reales nuestras convicciones altruistas, los sentimientos de la hermandad del hombre.
103:5.10 (1134.8) El hombre tiene realmente libre albedrío en su dominio espiritual. El hombre mortal no es ni esclavo indefenso de la soberanía inflexible de un Dios todopoderoso ni víctima de la fatalidad irremediable de un determinismo cósmico mecanicista. El hombre es con toda seguridad el arquitecto de su propio destino eterno.
103:5.11 (1135.1) Pero el hombre no se salva ni se ennoblece por imposición. El crecimiento espiritual brota del interior del alma que evoluciona. La imposición puede deformar la personalidad, pero no estimula nunca el crecimiento. Incluso la imposición educativa solo tiene una utilidad negativa en la medida en que puede contribuir a la prevención de experiencias desastrosas. El mayor crecimiento espiritual se da con un mínimo de imposición externa. «Donde está el espíritu del Señor, hay libertad». El hombre se desarrolla mejor cuando las imposiciones de la familia, la comunidad, la Iglesia y el Estado son menores, pero esto no quiere decir que en una sociedad progresiva no haya lugar para la familia, las instituciones sociales, la Iglesia y el Estado.
103:5.12 (1135.2) Cuando un miembro de un colectivo religioso cumple con los requisitos de ese grupo, debería ser invitado a ejercer su libertad religiosa para expresar plenamente su interpretación personal de las verdades de la creencia religiosa y de los hechos de la experiencia religiosa. La seguridad de un colectivo religioso depende de su unidad espiritual, no de su uniformidad teológica. Los miembros de un grupo religioso deberían poder pensar libremente sin tener que convertirse en «librepensadores». Toda Iglesia que adore al Dios vivo, valide la hermandad de los hombres y se atreva a liberar a sus miembros de cualquier imposición dogmática tiene un gran futuro por delante.
103:6.1 (1135.3) La teología es el estudio de las acciones y reacciones del espíritu humano. No podrá nunca convertirse en ciencia porque tiene que estar siempre combinada en mayor o menor medida con la psicología en su expresión personal y con la filosofía en su descripción sistemática. La teología es siempre el estudio de la religión propia; el estudio de la religión ajena es psicología.
103:6.2 (1135.4) Cuando el hombre aborda el estudio y el examen de su universo desde fuera, elabora las diversas ciencias físicas; cuando aborda la investigación de sí mismo y del universo desde dentro, da origen a la teología y la metafísica. El arte de la filosofía se desarrolla después en un esfuerzo por armonizar las numerosas discrepancias inevitables a primera vista entre las enseñanzas y conclusiones de estas dos vías diametralmente opuestas de abordar el universo de seres y cosas.
103:6.3 (1135.5) La religión corresponde al punto de vista espiritual, a la consciencia de la interioridad de la experiencia humana. La naturaleza espiritual del hombre le da la oportunidad de volver el universo de fuera hacia dentro. Por eso es cierto que la naturaleza de toda la creación parece espiritual cuando es percibida exclusivamente desde la interioridad de la experiencia de la personalidad.
103:6.4 (1135.6) Cuando el hombre examina analíticamente el universo a través de la dotación material de sus sentidos físicos asociados a su percepción mental, el cosmos aparece como un compuesto mecánico de materia-energía. Este método de estudio de la realidad consiste en volver el universo de dentro hacia fuera.
103:6.5 (1135.7) No se puede construir un concepto filosófico lógico y coherente del universo sobre los postulados del materialismo ni sobre los del espiritualismo. Ambos sistemas de pensamiento, cuando se aplican de forma universal, presentan necesariamente una imagen deformada del cosmos, pues el primero percibe un universo vuelto de dentro hacia fuera y el segundo capta la naturaleza de un universo vuelto de fuera hacia dentro. Por eso ni la ciencia ni la religión aisladas podrán nunca, en y por sí mismas, llegar a una comprensión adecuada de las verdades y las relaciones universales sin la guía de la filosofía humana y la iluminación de la revelación divina.
103:6.6 (1136.1) El espíritu interior del hombre depende siempre del mecanismo y los procesos de la mente para expresarse y para percatarse de sí mismo. Del mismo modo, la experiencia exterior del hombre con la realidad material se basa en la consciencia mental de la personalidad experimentadora. Por lo tanto las experiencias humanas espirituales y materiales —internas y externas— están siempre correlacionadas con la función de la mente y condicionadas en cuanto a su comprensión consciente por la actividad de la mente. El hombre experimenta la materia en su mente. Experimenta la realidad espiritual en su alma, pero se hace consciente de esta experiencia en su mente. El intelecto es el armonizador que condiciona y acota constantemente la suma total de la experiencia del mortal. Tanto las cosas-energía como los valores del espíritu están teñidos por su interpretación a través de los entramados mentales de la consciencia.
103:6.7 (1136.2) Es tan difícil para vosotros coordinar más armoniosamente la ciencia y la religión porque desconocéis por completo el dominio intermedio, el mundo de seres y cosas de la morontia. El universo local consta de tres grados o etapas de manifestación de la realidad: materia, morontia y espíritu. La perspectiva de la morontia borra toda divergencia entre las conclusiones de las ciencias físicas y los procesos del espíritu de la religión. La razón es el método de comprensión de las ciencias; la fe es el método de visión interior de la religión; la mota es el método del nivel de la morontia. La mota es una sensibilidad a la realidad supramaterial que empieza a compensar el crecimiento incompleto; tiene por sustancia el conocimiento de la razón y por esencia la visión interior de fe. La mota es una conciliación suprafilosófica de las percepciones divergentes de la realidad que está fuera del alcance de las personalidades materiales; se basa en parte en la experiencia de haber sobrevivido a la vida material en la carne. Muchos mortales han reconocido la conveniencia de encontrar algún método de conciliar la interacción entre los ámbitos tan distantes entre sí de la ciencia y la religión. La metafísica es el resultado del intento infructuoso del hombre por salvar este notorio abismo. Pero la metafísica humana ha resultado ser más desconcertante que esclarecedora. La metafísica representa el esfuerzo bienintencionado aunque vano del hombre por compensar la ausencia de la mota de la morontia.
103:6.8 (1136.3) La metafísica ha demostrado ser un fracaso, y dado que el hombre no puede percibir la mota, solo la revelación puede compensar la falta de receptividad a las verdades de la mota en un mundo material. La revelación disipa de forma convincente la confusión creada por la metafísica de la razón en una esfera evolutiva.
103:6.9 (1136.4) La ciencia es el intento del hombre de estudiar su entorno físico, el mundo de la materia-energía; la religión es la experiencia del hombre con el cosmos de los valores del espíritu; la filosofía es el esfuerzo de la mente del hombre por organizar y correlacionar las conclusiones de estos conceptos tan distantes entre sí en una actitud hacia el cosmos relativamente razonable y unificada. La filosofía clarificada por la revelación rellena aceptablemente el vacío de la mota en vista del fracaso y el colapso del sustituto de la mota creado por la razón del hombre: la metafísica.
103:6.10 (1136.5) Los primeros hombres no diferenciaban entre el nivel de la energía y el nivel del espíritu. La raza violeta y sus sucesores anditas fueron los primeros que intentaron separar lo matemático de lo volitivo. El hombre civilizado ha seguido cada vez más los pasos de los sumerios y los primeros griegos, que distinguían entre lo inanimado y lo animado. A medida que la civilización progrese, la filosofía tendrá que salvar abismos cada vez mayores entre el concepto de espíritu y el concepto de energía. Pero en el tiempo del espacio estas divergencias son una en el Supremo.
103:6.11 (1137.1) La ciencia se fundamenta necesariamente en la razón, aunque las conjeturas y la imaginación son útiles para extender sus fronteras. La religión dependerá siempre de la fe, aunque se valga de la razón como influencia estabilizadora y servidora útil. Siempre ha habido y siempre habrá interpretaciones engañosas de los fenómenos del mundo natural y espiritual mal llamadas ciencias y religiones.
103:6.12 (1137.2) A partir de su comprensión incompleta de la ciencia, su débil dominio de la religión y sus fallidos intentos de hacer metafísica, el hombre ha intentado construir sus formulaciones filosóficas. El hombre moderno habría desarrollado sin duda una filosofía valiosa y atractiva de sí mismo y de su universo de no ser por la quiebra de su importantísima e indispensable conexión metafísica entre el mundo de la materia y el del espíritu, por la incapacidad de la metafísica de salvar el abismo de morontia entre lo físico y lo espiritual. Al hombre mortal le falta el concepto de mente de la morontia y de material de la morontia, y la revelación es el único medio de suplir la carencia de estos datos conceptuales que son indispensables para que el hombre pueda construir una filosofía lógica del universo y llegar a una comprensión satisfactoria de su lugar seguro y estable en ese universo.
103:6.13 (1137.3) La revelación es la única esperanza del hombre evolutivo de salvar el abismo de la morontia. La fe y la razón no pueden concebir ni construir un universo lógico sin ayuda de la mota. Sin la visión interior de la mota, el hombre mortal no puede captar la bondad, el amor ni la verdad en los fenómenos del mundo material.
103:6.14 (1137.4) Cuando la filosofía humana se inclina mucho hacia el mundo de la materia se convierte en racionalista o naturalista. Cuando la filosofía se inclina en particular hacia el nivel espiritual se convierte en idealista o incluso mística. Cuando la filosofía tiene la desgracia de inclinarse hacia la metafísica se convierte inevitablemente en escéptica y confusa. En el pasado casi todo el conocimiento del hombre y la mayoría de sus evaluaciones intelectuales han caído en una de estas tres distorsiones de la percepción. La filosofía no se atreve a proyectar sus interpretaciones de la realidad al modo lineal de la lógica; no debe nunca perder de vista la simetría elíptica de la realidad ni la curvatura esencial de todos los conceptos de relación.
103:6.15 (1137.5) La filosofía más alta que puede alcanzar el hombre mortal debe estar basada lógicamente en la razón de la ciencia, la fe de la religión y la visión interior de la verdad que ofrece la revelación. Gracias a esta unión el hombre puede compensar de algún modo su fracaso en desarrollar una metafísica adecuada y su incapacidad de comprender la mota de la morontia.
103:7.1 (1137.6) La ciencia está sustentada por la razón; la religión, por la fe. Aunque no se basa en la razón, la fe es razonable; aunque no depende de la lógica, se ve alentada por una lógica sensata. La fe no puede ser alimentada ni siquiera por una filosofía ideal; en realidad la fe, junto con la ciencia, es la fuente misma de esa filosofía. La fe, la visión interior religiosa humana, solo puede ser enseñada de forma segura por la revelación, solo puede ser elevada de forma segura por la experiencia personal del mortal con la presencia espiritual del Dios que es espíritu a través del Ajustador.
103:7.2 (1137.7) La verdadera salvación es el proceso de evolución divina de la mente del mortal que parte de la identificación con la materia, pasa por los mundos de enlace de la morontia y alcanza el alto estatus universal de correlación espiritual. Así como el instinto intuitivo material precede a la aparición del conocimiento razonado en la evolución terrestre, la manifestación de la visión intuitiva espiritual presagia la aparición posterior de la razón y la experiencia tanto en la morontia como en el espíritu en el programa superno de la evolución celestial. Este programa divino consiste en transmutar los potenciales del hombre temporal en la actualidad y divinidad del hombre eterno convertido así en finalitario del Paraíso.
103:7.3 (1138.1) Igual que el hombre ascendente se extiende hacia dentro y hacia el Paraíso para experimentar a Dios, se extenderá igualmente hacia fuera y hacia el espacio para comprender la energía del cosmos material. La progresión de la ciencia no está limitada a la vida terrestre del hombre. Su experiencia de ascensión en el universo y en el superuniverso será en gran medida el estudio de la transmutación de la energía y de la metamorfosis de la materia. Dios es espíritu pero la Deidad es unidad, y la unidad de la Deidad no solo abarca los valores espirituales del Padre Universal y del Hijo Eterno, sino que conoce también la actividad energética del Controlador Universal y de la Isla del Paraíso. Estos dos aspectos de la realidad universal están a su vez perfectamente correlacionados en las relaciones de mente del Actor Conjunto y unificados en el nivel finito en la Deidad emergente del Ser Supremo.
103:7.4 (1138.2) La unión de la actitud científica y la visión interior religiosa por mediación de la filosofía experiencial forma parte de la experiencia de la larga ascensión del hombre al Paraíso. Las aproximaciones de las matemáticas y las certezas de la visión interior requerirán siempre la función armonizadora de la lógica de la mente en todos los niveles de experiencia que estén por debajo del logro máximo del Supremo.
103:7.5 (1138.3) Pero la lógica no conseguirá nunca armonizar las conclusiones de la ciencia y las percepciones de la religión a no ser que la personalidad esté dominada tanto científica como religiosamente por la verdad y desee sinceramente seguir el camino de la verdad, vaya donde vaya y sean cuales fueren las conclusiones que pudieran derivarse.
103:7.6 (1138.4) La lógica es la técnica de la filosofía, su método de expresión. Dentro del dominio de la ciencia verdadera, la razón siempre es receptiva a la lógica legítima. Dentro del dominio de la religión verdadera, la fe siempre es lógica desde un punto de vista interior, aunque pueda parecer totalmente desprovista de fundamento bajo un ángulo científico procedente del exterior. Visto desde fuera hacia dentro el universo puede parecer material, pero desde dentro hacia fuera el mismo universo parece enteramente espiritual. La razón surge de la consciencia de lo material, la fe de la consciencia de lo espiritual. Mediante una filosofía reforzada por la revelación, la lógica podría confirmar tanto la visión hacia dentro como hacia fuera y estabilizar así tanto la ciencia como la religión. Gracias a su contacto común con la lógica de la filosofía, la ciencia y la religión podrían volverse cada vez menos escépticas y más tolerantes entre sí.
103:7.7 (1138.5) Durante su proceso de desarrollo, tanto la ciencia como la religión necesitan hacer una autocrítica más audaz e inquisitiva y ser más conscientes del carácter incompleto de su estatus evolutivo. Los maestros tanto científicos como religiosos se muestran muchas veces demasiado dogmáticos y seguros de sí mismos. La ciencia y la religión solo pueden hacer autocrítica de sus hechos. En cuanto se apartan del terreno de los hechos, la razón abdica o bien degenera rápidamente hacia la falsa lógica.
103:7.8 (1138.6) La mejor forma de captar la verdad —de comprender las relaciones cósmicas, los hechos del universo y los valores espirituales— es a través del ministerio del Espíritu de la Verdad, y la mejor forma de criticarla es mediante la revelación. Pero la revelación no crea ni una ciencia ni una religión; su función es coordinar tanto la ciencia como la religión con la verdad de la realidad. Cuando el hombre mortal ha carecido de revelación o cuando no ha sido capaz de entenderla o aceptarla, se ha vuelto siempre en vano hacia la metafísica, el único recurso humano para sustituir la revelación de la verdad o la mota de la personalidad de la morontia.
103:7.9 (1139.1) La ciencia del mundo material permite al hombre controlar, y hasta cierto punto dominar, su entorno físico. La religión de la experiencia espiritual es la fuente del impulso de fraternidad que permite a los hombres vivir juntos en las complejidades de la civilización de una edad científica. La metafísica, pero más ciertamente la revelación, proporciona un terreno de encuentro común para los descubrimientos tanto de la ciencia como de la religión y hace posible el intento humano de correlacionar lógicamente estos ámbitos de pensamiento, separados aunque interdependientes, en una filosofía bien equilibrada de estabilidad científica y certeza religiosa.
103:7.10 (1139.2) En el estado mortal no se puede demostrar nada de forma absoluta; tanto la ciencia como la religión se basan en suposiciones. En el nivel de la morontia tanto los postulados de la ciencia como los de la religión se pueden probar parcialmente mediante la lógica de la mota. En el nivel de máximo estatus espiritual la necesidad de prueba finita se desvanece gradualmente ante la experiencia efectiva de la realidad. Pero incluso entonces hay muchas cosas más allá de lo finito que siguen sin demostración.
103:7.11 (1139.3) Todas las divisiones del pensamiento humano se basan en ciertas suposiciones aceptadas, aunque no probadas, por la sensibilidad constitutiva de la dotación mental del hombre hacia la realidad. La ciencia arranca su alardeada carrera de razonamiento suponiendo la realidad de tres cosas: la materia, el movimiento y la vida. La religión parte del supuesto de la validez de tres cosas: la mente, el espíritu y el universo, el Ser Supremo.
103:7.12 (1139.4) La ciencia se convierte en el ámbito de pensamiento de las matemáticas, de la energía y el material del tiempo en el espacio. La religión se encarga de tratar no solo con el espíritu finito y temporal sino también con el espíritu de la eternidad y la supremacía. Solo mediante una larga experiencia en la mota se puede hacer que estos dos extremos de la percepción del universo produzcan interpretaciones análogas de los orígenes, las funciones, las relaciones, las realidades y los destinos. La divergencia entre el espíritu y la energía encuentra su máxima armonización en el encircuitamiento de los siete Espíritus Maestros. La primera unificación de esta divergencia se produce en la Deidad del Supremo, y su unidad definitiva, en la infinitud de la Primera Fuente y Centro, el YO SOY.
103:7.13 (1139.5) La razón es el acto de reconocer las conclusiones de la consciencia sobre la experiencia en y con el mundo físico de energía y materia. La fe es el acto de reconocer la validez de la consciencia espiritual, cosa que no admite más prueba humana. La lógica es la progresión sintética de la unión de fe y razón en busca de la verdad; está fundada en las dotaciones mentales constitutivas de los seres mortales, el reconocimiento innato de las cosas, los significados y los valores.
103:7.14 (1139.6) La presencia del Ajustador del Pensamiento constituye una prueba real de la realidad espiritual, aunque la validez de esta presencia no es demostrable para el mundo exterior sino solo para quien experimenta así que Dios mora en su interior. La consciencia del Ajustador se basa en la recepción intelectual de la verdad, la percepción supermental de la bondad y la tendencia de la personalidad al amor.
103:7.15 (1139.7) La ciencia descubre el mundo material, la religión lo evalúa y la filosofía se esfuerza por interpretar sus significados a la vez que coordina el punto de vista científico material con el concepto religioso espiritual. Pero puede que en el campo de la historia la ciencia y la religión no lleguen nunca a ponerse totalmente de acuerdo.
103:8.1 (1140.1) Tanto la ciencia como la filosofía pueden admitir mediante su razón y su lógica la probabilidad de Dios, pero solo la experiencia religiosa personal de un hombre guiado por el espíritu puede afirmar la certeza de esta Deidad suprema y personal. Por este procedimiento de encarnación de la verdad viva, la hipótesis filosófica de la probabilidad de Dios se convierte en realidad religiosa.
103:8.2 (1140.2) La confusión sobre la experiencia de la certeza de Dios proviene de las interpretaciones y descripciones dispares que hacen de esa experiencia las distintas personas y las diferentes razas humanas. Aunque se haya experimentado a Dios con toda validez, el discurso sobre Dios, al ser intelectual y filosófico, es divergente y se presta con frecuencia a engaños y confusiones.
103:8.3 (1140.3) Un hombre bueno y noble puede estar profundamente enamorado de su mujer pero ser totalmente incapaz de aprobar un examen escrito sobre la psicología del amor conyugal. Otro hombre poco o nada enamorado de su esposa podría aprobar el examen con notable. Que el enamorado tenga una visión imperfecta de la verdadera naturaleza del ser amado no invalida en lo más mínimo ni la realidad ni la sinceridad de su amor.
103:8.4 (1140.4) Si creéis verdaderamente en Dios —si lo conocéis y lo amáis por la fe— no permitáis que la realidad de esa experiencia se vea disminuida o desmerecida de ningún modo por las dudas de la ciencia, los reparos de la lógica, los postulados de la filosofía o las sugerencias artificiosas de almas bien intencionadas que quisieran crear una religión sin Dios.
103:8.5 (1140.5) La certidumbre de la persona religiosa conocedora de Dios no debería dejarse perturbar por la incertidumbre del materialista escéptico sino todo lo contrario: la fe profunda y la certidumbre inquebrantable del creyente experiencial deberían cuestionar con fuerza la incertidumbre del no creyente.
103:8.6 (1140.6) Para prestar el máximo servicio tanto a la ciencia como a la religión, la filosofía debería evitar los extremos tanto del materialismo como del panteísmo. Solo una filosofía que reconozca la realidad de la personalidad —la permanencia en presencia del cambio— puede tener valor moral para el hombre, puede servir de enlace entre las teorías de la ciencia material y de la religión espiritual. La revelación compensa las debilidades de una filosofía que evoluciona.
103:9.1 (1140.7) La teología trata sobre el contenido intelectual de la religión, la metafísica (la revelación) sobre los aspectos filosóficos. La experiencia religiosa es el contenido espiritual de la religión. A pesar de las extravagancias mitológicas y las ilusiones psicológicas del contenido intelectual de la religión, de las suposiciones erróneas de la metafísica y las técnicas de autoengaño, de las distorsiones políticas y las perversiones socioeconómicas del contenido filosófico de la religión, la experiencia espiritual de la religión personal sigue siendo válida y auténtica.
103:9.2 (1140.8) La religión atañe al modo de sentir, actuar y vivir, no solo de pensar. El pensamiento está relacionado más estrechamente con la vida material y debería estar dominado en general, aunque no totalmente, por la razón y por los hechos de la ciencia. Cuando el pensamiento se extiende de forma no material hacia los terrenos del espíritu, debería estar dominado por la verdad. Por muy errónea e ilusoria que sea la teología de una persona, su religión puede ser perfectamente auténtica y verdadera para la eternidad.
103:9.3 (1141.1) El budismo en su forma original es una de las mejores religiones sin Dios de toda la historia evolutiva de Urantia, aunque empezó a crear dioses a medida que se fue desarrollando. Una religión sin fe es una contradicción. Una religión sin Dios es una incoherencia filosófica y un absurdo intelectual.
103:9.4 (1141.2) Los orígenes mágicos y mitológicos de la religión natural no invalidan la realidad y la verdad de las religiones reveladas posteriores ni la excelencia del evangelio salvador de la religión de Jesús. La vida y las enseñanzas de Jesús despojaron definitivamente a la religión de las supersticiones de la magia, de las ilusiones de la mitología y de la esclavitud del dogmatismo tradicional. Pero esa magia y esa mitología de los comienzos, al admitir la existencia y realidad de valores y seres supramateriales, prepararon muy eficazmente el camino de la religión superior que se desarrolló después.
103:9.5 (1141.3) Aunque la experiencia religiosa es un fenómeno subjetivo puramente espiritual, esta experiencia implica una actitud de fe viva y verdadera hacia los dominios más altos de la realidad objetiva del universo. El ideal de la filosofía religiosa es una fe tan confiada que puede llevar al hombre a depender sin condiciones del amor absoluto del Padre Infinito del universo de universos. Esta experiencia religiosa auténtica trasciende con mucho la objetivación filosófica de los deseos idealistas; de hecho, da por sentada la salvación y solo busca conocer y cumplir la voluntad del Padre que está en el Paraíso. Una religión así se distingue por su fe en una Deidad suprema, su esperanza de supervivencia eterna y su amor, sobre todo su amor a los semejantes.
103:9.6 (1141.4) Cuando la teología domina a la religión, la religión muere; en vez de ser vida se convierte en doctrina. La misión de la teología consiste simplemente en facilitar la consciencia de la propia experiencia espiritual personal. La teología constituye el esfuerzo religioso por definir, clarificar, exponer y justificar las afirmaciones experienciales de la religión que, en última instancia, solo se pueden validar mediante una fe viva. En una filosofía más alta del universo tanto la sabiduría como la razón se alían con la fe. La razón, la sabiduría y la fe son los logros más altos del hombre. La razón presenta al hombre el mundo de los hechos y las cosas; la sabiduría le presenta un mundo de verdades, de relaciones; la fe le abre la puerta a un mundo de divinidad, de experiencia espiritual.
103:9.7 (1141.5) La fe lleva gustosamente a la razón hasta donde la razón pueda llegar, luego prosigue con la sabiduría hasta el extremo del límite filosófico y por último se atreve a lanzarse al viaje sin límites y sin final del universo con la verdad como única compañía.
103:9.8 (1141.6) La ciencia (el conocimiento) se funda en la suposición inherente (del espíritu adjutor) de que la razón es válida, de que el universo puede ser comprendido. La filosofía (la comprensión coordinada) se funda en la suposición inherente (del espíritu de sabiduría) de que la sabiduría es válida, de que el universo material se puede coordinar con el espiritual. La religión (la verdad de la experiencia espiritual personal) se funda en la suposición inherente (del Ajustador del Pensamiento) de que la fe es válida, de que Dios puede ser conocido y alcanzado.
103:9.9 (1141.7) La comprensión plena de la realidad de la vida mortal consiste en una disposición progresiva a creer en estas suposiciones de la razón, de la sabiduría y de la fe. Una vida así está motivada por la verdad y dominada por el amor, que son los ideales de la realidad cósmica objetiva cuya existencia no se puede demostrar materialmente.
103:9.10 (1142.1) Cuando la razón identifica lo bueno y lo malo, da muestras de sabiduría; cuando la sabiduría elige entre el bien y el mal, entre la verdad y el error, demuestra que está guiada por el espíritu. Y así las funciones de la mente, el alma y el espíritu se unen estrechamente para siempre y se asocian funcionalmente entre sí. La razón se ocupa del conocimiento fáctico; la sabiduría, de la filosofía y la revelación; la fe, de la experiencia espiritual viva. El hombre alcanza la belleza a través de la verdad y asciende a la bondad mediante el amor espiritual.
103:9.11 (1142.2) La fe lleva al conocimiento de Dios, no a un simple sentimiento místico de la presencia divina. La fe no debe estar excesivamente influida por sus consecuencias emocionales. La verdadera religión es una experiencia de creer y conocer además la satisfacción de sentir.
103:9.12 (1142.3) Hay una realidad en la experiencia religiosa que es proporcional al contenido espiritual, y esa realidad trasciende la razón, la ciencia, la filosofía, la sabiduría y todos los demás logros humanos. Las convicciones de una experiencia así son irrefutables; la lógica del vivir religioso es incontrovertible; la certeza de este conocimiento es sobrehumana; las satisfacciones son maravillosamente divinas; el valor es indomable, las entregas, incondicionales, las lealtades, supremas y los destinos, definitivos: eternos, últimos y universales.
103:9.13 (1142.4) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 104
104:0.1 (1143.1) EL concepto de trinidad de la religión revelada no se debe confundir con las creencias en tríadas de las religiones evolutivas. Los conceptos de tríadas provienen de muchas asociaciones de ideas, principalmente las tres articulaciones de los dedos de la mano, las tres patas que bastan para sostener un taburete o los tres puntos de apoyo para montar una tienda; además el hombre primitivo solo supo contar hasta tres durante mucho tiempo.
104:0.2 (1143.2) Aparte de ciertos pares naturales como pasado y presente, día y noche, calor y frío, o macho y hembra, el hombre tiende generalmente a pensar en tríos: ayer, hoy y mañana; amanecer, mediodía y atardecer; padre, madre e hijo. Se vitorea tres veces al vencedor. Los muertos se entierran al tercer día y los fantasmas se aplacan con tres abluciones de agua.
104:0.3 (1143.3) Como consecuencia de estas asociaciones naturales de la experiencia humana, la tríada hizo su aparición en la religión, y esto mucho antes de que la Trinidad de Deidades del Paraíso ni ninguno de sus representantes hubieran sido revelados a la humanidad. Más adelante los persas, hindúes, griegos, egipcios, babilonios, romanos y escandinavos tuvieron todos tríadas de dioses, pero estas no eran aún verdaderas trinidades. Todas las tríadas de deidades tuvieron un origen natural y han aparecido en algún momento entre la mayoría de los pueblos inteligentes de Urantia. A veces el concepto de una tríada evolutiva se ha mezclado con el de una Trinidad revelada, y en muchos de estos casos es imposible distinguirlas.
104:1.1 (1143.4) La primera revelación urantiana que condujo a la comprensión de la Trinidad del Paraíso provino del equipo del Príncipe Caligastia hace alrededor de medio millón de años. Este primer concepto de trinidad se perdió para el mundo durante los tiempos convulsos que siguieron a la rebelión planetaria.
104:1.2 (1143.5) La segunda exposición de la Trinidad la hicieron Adán y Eva en el primer y segundo jardín. Unos treinta y cinco mil años más tarde, en tiempos de Maquiventa Melquisedec, estas enseñanzas no se habían perdido por completo. El concepto de trinidad de los setitas perduró tanto en Mesopotamia como en Egipto y muy especialmente en la India, donde se perpetuó durante mucho tiempo en Agni, el dios védico tricéfalo del fuego.
104:1.3 (1143.6) La tercera exposición de la Trinidad la hizo Maquiventa Melquisedec, y esta doctrina estaba simbolizada por los tres círculos concéntricos que el sabio de Salem llevaba en su pecho. Pero a Maquiventa le costaba mucho instruir a los beduinos palestinos sobre el Padre Universal, el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito. La mayoría de sus discípulos pensaban que la Trinidad consistía en los tres Altísimos de Norlatiadek. Unos pocos concibieron a la Trinidad como compuesta por el Soberano del Sistema, el Padre de la Constelación y la Deidad Creadora del universo local, y fueron incluso menos los que captaron, siquiera remotamente, la idea de la asociación paradisiaca del Padre, el Hijo y el Espíritu.
104:1.4 (1144.1) A través de las actividades de los misioneros de Salem, las enseñanzas de Melquisedec sobre la Trinidad se difundieron gradualmente por gran parte de Eurasia y el norte de África. Resulta difícil muchas veces distinguir entre las tríadas y las trinidades durante el último periodo andita y los tiempos posteriores a Melquisedec, cuando ambos conceptos se entremezclaron y fusionaron bastante.
104:1.5 (1144.2) Entre los hindúes el concepto trinitario arraigó como Ser, Inteligencia y Alegría. (Una concepción india posterior fue la de Brahma, Siva y Visnú.) Aunque las primeras descripciones de la Trinidad fueron llevadas a la India por los sacerdotes setitas, las ideas posteriores de la Trinidad fueron importadas por los misioneros de Salem y desarrolladas por pensadores nativos de la India a base de combinar estas doctrinas con las concepciones evolutivas de tríada.
104:1.6 (1144.3) La fe budista desarrolló dos doctrinas de naturaleza trinitaria. La primera, presentada por Gautama Siddharta, fue Maestro, Ley y Hermandad. La idea posterior, desarrollada por la rama norte de los seguidores de Buda, englobaba al Señor Supremo, al Espíritu Santo y al Salvador Encarnado.
104:1.7 (1144.4) Estas ideas de los hindúes y los budistas eran postulados trinitarios reales, es decir, la idea de la manifestación triple de un Dios monoteísta. El verdadero concepto de trinidad no es una mera agrupación de tres dioses distintos.
104:1.8 (1144.5) Los hebreos tenían conocimiento de la Trinidad por las tradiciones kenitas de los días de Melquisedec, pero su celo monoteísta por Yahvé, el Dios único, había eclipsado de tal manera todas esas enseñanzas que en tiempos de Jesús la doctrina de los Elohim había sido prácticamente erradicada de la teología judía. La mente hebrea no podía conciliar el concepto trinitario con la creencia monoteísta en el Señor Único, el Dios de Israel.
104:1.9 (1144.6) Tampoco los seguidores de la fe islámica lograron captar la idea de la Trinidad. Para un monoteísmo emergente enfrentado al politeísmo siempre es difícil tolerar el trinitarismo. La idea de trinidad se implanta mejor en aquellas religiones que tienen una tradición monoteísta firme unida a una flexibilidad doctrinal. A los grandes monoteístas, los hebreos y los mahometanos, les costaba distinguir entre adorar a tres dioses, el politeísmo, y el trinitarismo, la adoración de una sola Deidad que existe bajo una manifestación trina de divinidad y personalidad.
104:1.10 (1144.7) Jesús enseñó a sus apóstoles la verdad respecto a las personas de la Trinidad del Paraíso, pero ellos creyeron que hablaba de forma simbólica y figurada. Al haber sido criados en el monoteísmo hebraico les resultaba difícil albergar cualquier creencia que pareciera estar en conflicto con su concepción dominante de Yahvé. Los primeros cristianos heredaron el prejuicio hebraico contra el concepto trinitario.
104:1.11 (1144.8) La primera trinidad del cristianismo se proclamó en Antioquía y consistía en Dios, su Verbo y su Sabiduría. Pablo conocía la Trinidad del Paraíso de Padre, Hijo y Espíritu, pero rara vez predicó sobre ella, y solo la mencionó en algunas de sus epístolas a las Iglesias que se estaban formando. Por otra parte e igual que los demás apóstoles, Pablo confundía a Jesús, el Hijo Creador del universo local, con la Segunda Persona de la Deidad, el Hijo Eterno del Paraíso.
104:1.12 (1144.9) El concepto cristiano de la Trinidad, que empezó a ganar reconocimiento hacia finales del siglo primero después de Cristo, comprendía al Padre Universal, el Hijo Creador de Nebadon y la Ministra Divina de Salvington, el Espíritu Madre del universo local y consorte creativa del Hijo Creador.
104:1.13 (1145.1) Desde los tiempos de Jesús hasta su exposición en estas revelaciones, la identidad fáctica de la Trinidad del Paraíso no ha sido conocida en Urantia (excepto por unos pocos individuos a quienes les fue revelada de forma especial). Pero aunque el concepto cristiano de la Trinidad fuera erróneo de hecho, era prácticamente verdadero en cuanto a las relaciones espirituales. Este concepto solamente ha generado desconcierto en sus implicaciones filosóficas y en sus consecuencias cosmológicas. Para muchas personas de mentalidad cósmica resulta difícil creer que la Segunda Persona de la Deidad, el segundo miembro de una Trinidad infinita, haya residido en Urantia, y aunque esto sea verdad en espíritu, no es un hecho real. Los Creadores del orden de Miguel personifican plenamente la divinidad del Hijo Eterno, pero no son la personalidad absoluta.
104:2.1 (1145.2) El monoteísmo surgió como protesta filosófica contra la incoherencia del politeísmo. Empezó a desarrollarse mediante panteones que organizaban las actividades sobrenaturales por departamentos, más tarde se produjo la exaltación henoteísta de un solo dios por encima de los demás y finalmente fueron excluidos todos los dioses excepto el Dios Único de valor final.
104:2.2 (1145.3) El trinitarismo nace de la protesta experiencial contra la imposibilidad de concebir la unicidad de una Deidad no antropomorfizada y solitaria carente de relación significativa con el universo. Con el tiempo, la filosofía tiende a abstraer las cualidades personales del concepto de Deidad del monoteísmo puro, y reduce así esta idea de un Dios sin relaciones al estatus de un Absoluto panteísta. Siempre ha sido difícil comprender la naturaleza personal de un Dios que no tiene relaciones personales en pie de igualdad con otros seres personales de su mismo rango. La personalidad que hay en la Deidad exige que dicha Deidad exista en relación con otra Deidad personal e igual.
104:2.3 (1145.4) A través del reconocimiento del concepto de trinidad, la mente del hombre puede esperar captar algo de las interrelaciones entre el amor y la ley en las creaciones del espacio-tiempo. A través de la fe espiritual el hombre obtiene una visión interior del amor de Dios, pero pronto descubre que esa fe espiritual no tiene ninguna influencia sobre las leyes ordenadas del universo material. Además de creer firmemente en Dios como su Padre del Paraíso, la expansión de los horizontes cósmicos exigen que el hombre reconozca también la realidad de la Deidad del Paraíso como ley universal, que reconozca la soberanía de la Trinidad que se extiende hacia fuera desde el Paraíso y que eclipsa incluso los universos locales en vías de evolución de los Hijos Creadores y las Hijas Creativas de las tres personas eternas, cuya unión de deidad es el hecho, la realidad y la indivisibilidad eterna de la Trinidad del Paraíso.
104:2.4 (1145.5) Y esta misma Trinidad del Paraíso es una entidad real. No es una personalidad pero sí una realidad verdadera y absoluta, no es una personalidad pero sí es compatible con personalidades coexistentes: las personalidades del Padre, del Hijo y del Espíritu. La Trinidad es una realidad de Deidad que sobrepasa la suma de sus partes y deviene a partir de la conjunción de las tres Deidades del Paraíso. Las cualidades, las características y las funciones de la Trinidad no son la simple suma de los atributos de las tres Deidades del Paraíso; las funciones de la Trinidad son algo único, original y no enteramente predecible a partir del análisis de los atributos del Padre, del Hijo y del Espíritu.
104:2.5 (1146.1) Por ejemplo, cuando el Maestro estuvo en la tierra, advirtió a sus seguidores de que la justicia no es nunca un acto personal sino siempre una función colectiva. Los Dioses tampoco administran justicia como personas, pero sí realizan esa misma función como un todo colectivo, como la Trinidad del Paraíso.
104:2.6 (1146.2) Al captar el concepto de la asociación trinitaria de Padre, Hijo y Espíritu la mente humana queda preparada para la comprensión posterior de otras relaciones triples. Puede que la razón teológica esté plenamente satisfecha con el concepto de la Trinidad del Paraíso, pero la razón filosófica y cosmológica exige el reconocimiento de las otras asociaciones trinas de la Primera Fuente y Centro, aquellas triunidades en las que el Infinito actúa en capacidades de manifestación universal que no son del Padre, a saber, las relaciones del Dios de la fuerza, la energía, el poder, la causalidad, la reacción, la potencialidad, la actualidad, la gravedad, la tensión, el patrón, el principio y la unidad.
104:3.1 (1146.3) Aunque la humanidad haya alcanzado algunas veces cierta comprensión de la Trinidad de las tres personas de la Deidad, la coherencia exige que el intelecto humano perciba la existencia de ciertas relaciones entre los siete Absolutos. Pero todo lo que es cierto de la Trinidad del Paraíso no es necesariamente cierto de una triunidad, porque triunidad no es lo mismo que trinidad. En ciertos aspectos funcionales puede haber analogías entre trinidad y triunidad, pero no son nunca homólogas por naturaleza.
104:3.2 (1146.4) Los mortales de Urantia están viviendo una gran edad de expansión de horizontes y ampliación de conceptos, y deben acelerar la evolución de su filosofía cósmica para mantenerla al ritmo de la expansión del campo intelectual del pensamiento humano. A medida que se expande su consciencia cósmica, el hombre mortal percibe la interrelación de todo lo que encuentra en su ciencia material, en su filosofía intelectual y en su visión interior espiritual. Por otra parte, junto con esta creencia en la unidad del cosmos, el hombre percibe la diversidad de toda la existencia. A pesar de todos los conceptos sobre la inmutabilidad de la Deidad, el hombre percibe que vive en un universo de cambio constante y de crecimiento experiencial. Además de considerar la supervivencia de los valores espirituales, el hombre tiene que contar siempre con las matemáticas y prematemáticas de la fuerza, la energía y el poder.
104:3.3 (1146.5) Hay que conciliar de alguna manera la repleción eterna de la infinitud con el crecimiento en el tiempo de los universos que evolucionan y con el carácter incompleto de sus habitantes experienciales. La concepción de la infinitud total debe ser segmentada y limitada de tal modo que el intelecto mortal y el alma de morontia puedan captar este concepto de valor final y relevancia espiritualizadora.
104:3.4 (1146.6) Al tiempo que la razón exige una unidad monoteísta de la realidad cósmica, la experiencia finita requiere el postulado de los Absolutos plurales y de su coordinación en las relaciones cósmicas. Sin existencias de igual rango no hay posibilidad de que aparezca la diversidad de las relaciones absolutas, no hay ninguna oportunidad de que actúen los diferenciadores, los variables, los modificadores, los atenuadores, los limitadores ni los reductores.
104:3.5 (1146.7) En estos documentos la realidad total (la infinitud) se ha presentado tal como existe en los siete Absolutos:
104:3.6 (1146.8) 1. El Padre Universal.
104:3.7 (1146.9) 2. El Hijo Eterno.
104:3.8 (1146.10) 3. El Espíritu Infinito.
104:3.9 (1147.1) 4. La Isla del Paraíso.
104:3.10 (1147.2) 5. El Absoluto de Deidad.
104:3.11 (1147.3) 6. El Absoluto Universal.
104:3.12 (1147.4) 7. El Absoluto No Cualificado.
104:3.13 (1147.5) La Primera Fuente y Centro, que es el Padre del Hijo Eterno, es también el Patrón de la Isla del Paraíso. Él está no cualificado en personalidad en el Hijo, pero potencializado en personalidad en el Absoluto de Deidad. El Padre es energía revelada en el Paraíso-Havona y al mismo tiempo energía oculta en el Absoluto No Cualificado. El Infinito se desvela siempre en los actos incesantes del Actor Conjunto, en tanto que actúa eternamente en las actividades compensatorias pero encubiertas del Absoluto Universal. De este modo se relaciona el Padre con los seis Absolutos de su mismo rango y de este modo abarcan los siete el círculo de la infinitud en todos los ciclos sin fin de la eternidad.
104:3.14 (1147.6) Parece que la triunidad de las interrelaciones absolutas es inevitable. La personalidad busca asociarse con otras personalidades tanto en el nivel absoluto como en todos los demás niveles. Y la asociación de las tres personalidades paradisiacas eterniza la primera triunidad, la unión de las personalidades del Padre, el Hijo y el Espíritu. Pues cuando estas tres personas se aúnan como personas para una función conjunta constituyen una triunidad de unidad funcional, no una trinidad —una entidad orgánica— sino una triunidad, una triple unanimidad funcional agregada.
104:3.15 (1147.7) La Trinidad del Paraíso no es una triunidad, no es una unanimidad funcional. Es más bien Deidad indivisa e indivisible. El Padre, el Hijo y el Espíritu pueden relacionarse como personas con la Trinidad del Paraíso porque la Trinidad es su Deidad indivisa. El Padre, el Hijo y el Espíritu no se relacionan de esta forma personal con la primera triunidad porque ella es su unión funcional como tres personas. Solo como Trinidad —como Deidad indivisa— mantienen colectivamente una relación externa con la triunidad de su agregación personal.
104:3.16 (1147.8) Y así, la Trinidad del Paraíso es única entre las relaciones absolutas: hay varias triunidades existenciales pero solo una Trinidad existencial. Una triunidad no es una entidad. Es funcional más que orgánica. Sus miembros son asociados más que corporativos. Los componentes de las triunidades pueden ser entidades pero la triunidad en sí es una asociación.
104:3.17 (1147.9) Hay sin embargo un punto de comparación entre trinidad y triunidad: ambas devienen en funciones que son algo distinto de la suma perceptible de los atributos de sus miembros. Pero aunque son comparables desde este punto de vista funcional, no muestran por lo demás ninguna relación como categorías. Su relación es parecida a la de la función con la estructura, pero la función de la asociación triunitaria no es la función de la estructura ni de la entidad trinitaria.
104:3.18 (1147.10) En cualquier caso, las triunidades son reales, muy reales. En ellas la realidad total se hace funcional, y a través de ellas el Padre Universal ejerce un control directo y personal sobre las funciones maestras de la infinitud.
104:4.1 (1147.11) Al intentar describir las siete triunidades debemos resaltar el hecho de que el Padre Universal es el miembro primordial de cada una de ellas. Él es, fue y será siempre la Primera Fuente-Padre Universal, el Centro Absoluto, la Causa Primordial, el Controlador Universal, el Energizador Ilimitado, la Unidad Original, el Sostenedor No Cualificado, la Primera Persona de la Deidad, el Patrón Cósmico Original y la Esencia de la Infinitud. El Padre Universal es la causa personal de los Absolutos; él es el absoluto de los Absolutos.
104:4.2 (1148.1) La naturaleza y el significado de las siete triunidades se pueden esbozar como sigue:
104:4.3 (1148.2) La primera triunidad, la triunidad intencional-personal. Es la agrupación de las tres personalidades de la Deidad:
104:4.4 (1148.3) 1. El Padre Universal.
104:4.5 (1148.4) 2. El Hijo Eterno.
104:4.6 (1148.5) 3. El Espíritu Infinito.
104:4.7 (1148.6) Es la unión triple de amor, misericordia y ministerio, la asociación intencional y personal de las tres personalidades eternas del Paraíso. Es la asociación divinamente fraternal que ama a las criaturas, actúa como padre y promueve la ascensión. Las personalidades divinas de esta primera triunidad son Dioses que legan la personalidad, otorgan el espíritu y dotan de mente.
104:4.8 (1148.7) Es la triunidad de la volición infinita. Actúa durante todo el presente eterno y a lo largo del transcurso pasado, presente y futuro del tiempo. Esta asociación produce la infinitud volitiva y proporciona los mecanismos mediante los cuales la Deidad personal se convierte en reveladora de sí misma a las criaturas del cosmos en vías de evolución.
104:4.9 (1148.8) La segunda triunidad, la triunidad del patrón-poder. Desde la más pequeña hasta la más grande de las organizaciones materiales, desde el diminuto ultimatón, la estrella resplandeciente, el torbellino de una nebulosa, hasta el universo central o los superuniversos, el patrón físico —la configuración cósmica— proviene siempre de la función de esta triunidad. Esta asociación está compuesta por:
104:4.10 (1148.9) 1. El Padre-Hijo.
104:4.11 (1148.10) 2. La Isla del Paraíso.
104:4.12 (1148.11) 3. El Actor Conjunto.
104:4.13 (1148.12) La energía es organizada por los agentes cósmicos de la Tercera Fuente y Centro y modelada según el patrón del Paraíso, la materialización absoluta. Detrás de toda esta manipulación incesante está la presencia del Padre-Hijo, cuya unión activó por primera vez el patrón paradisiaco en la aparición de Havona, que fue concomitante con el nacimiento del Espíritu Infinito, el Actor Conjunto.
104:4.14 (1148.13) En la experiencia religiosa las criaturas toman contacto con el Dios que es amor, pero esa visión interior espiritual no debe eclipsar nunca el reconocimiento inteligente del hecho universal de la existencia del patrón que es el Paraíso. Mediante el poder persuasivo del amor divino, las personalidades paradisiacas captan la adoración voluntaria de todas las criaturas y conducen a todas estas personalidades nacidas del espíritu a las delicias supernas del servicio sin fin de los hijos finalitarios de Dios. La segunda triunidad es el arquitecto del escenario espacial donde se desarrollan estas operaciones y es la que determina los patrones de la configuración cósmica.
104:4.15 (1148.14) Si el amor caracteriza a la divinidad de la primera triunidad, el patrón es la manifestación galáctica de la segunda triunidad. La primera triunidad es para las personalidades en evolución lo que la segunda triunidad para los universos en evolución. El patrón y la personalidad son dos de las grandes manifestaciones de los actos de la Primera Fuente y Centro, y por muy difícil de comprender que sea, no deja de ser cierto que el patrón-poder y la persona amorosa son una sola y misma realidad universal. La Isla del Paraíso y el Hijo Eterno son revelaciones de igual rango pero antípodas de la naturaleza insondable del Padre-Fuerza Universal.
104:4.16 (1149.1) La tercera triunidad, la triunidad del espíritu evolutivo. La totalidad de la manifestación espiritual tiene su comienzo y su final en esta asociación compuesta por:
104:4.17 (1149.2) 1. El Padre Universal.
104:4.18 (1149.3) 2. El Hijo-Espíritu.
104:4.19 (1149.4) 3. El Absoluto de Deidad.
104:4.20 (1149.5) Desde la potencia de espíritu hasta el espíritu paradisiaco, todo espíritu encuentra la expresión de su realidad en esta asociación trina de la esencia de espíritu puro del Padre, los valores de espíritu activos del Hijo-Espíritu y los potenciales de espíritu ilimitados del Absoluto de Deidad. Los valores existenciales del espíritu tienen su génesis primordial, su manifestación completa y su destino último en esta triunidad.
104:4.21 (1149.6) El Padre existe antes que el espíritu. El Hijo-Espíritu actúa como espíritu creativo activo. El Absoluto de Deidad existe como espíritu que todo lo abarca, incluso más allá del espíritu.
104:4.22 (1149.7) La cuarta triunidad, la triunidad de la infinitud de la energía. Dentro de esta triunidad se eternizan los comienzos y los finales de toda realidad de energía, desde la potencia del espacio hasta la monota. Esta agrupación está compuesta por:
104:4.23 (1149.8) 1. El Padre-Espíritu.
104:4.24 (1149.9) 2. La Isla del Paraíso.
104:4.25 (1149.10) 3. El Absoluto No Cualificado.
104:4.26 (1149.11) El Paraíso es el centro de activación de energía-fuerza del cosmos, la posición en el universo de la Primera Fuente y Centro, el punto focal cósmico del Absoluto No Cualificado y la fuente de toda energía. El potencial de energía del cosmos infinito está existencialmente presente en esta triunidad; el gran universo y el universo maestro solo son manifestaciones parciales de ese potencial.
104:4.27 (1149.12) La cuarta triunidad controla absolutamente las unidades fundamentales de la energía cósmica y las libera de la sujeción del Absoluto No Cualificado en proporción directa a la aparición en las Deidades experienciales de la capacidad subabsoluta de controlar y estabilizar la metamorfosis del cosmos.
104:4.28 (1149.13) Esta triunidad es fuerza y energía. Las posibilidades sin fin del Absoluto No Cualificado están centradas alrededor del absolutum de la Isla del Paraíso, de donde emanan las agitaciones inimaginables de la quiescencia, por otra parte estática, del No Cualificado. El palpitar sin fin del corazón paradisiaco material del cosmos infinito late en armonía con el patrón insondable y el plan inescrutable del Energizador Infinito, la Primera Fuente y Centro.
104:4.29 (1149.14) La quinta triunidad, la triunidad de la infinitud reactiva. Esta asociación consta de:
104:4.30 (1149.15) 1. El Padre Universal.
104:4.31 (1149.16) 2. El Absoluto Universal.
104:4.32 (1149.17) 3. El Absoluto No Cualificado.
104:4.33 (1149.18) Esta agrupación eterniza la realización de la infinitud funcional de todo lo que es actualizable dentro de los dominios de la realidad de no deidad. Esta triunidad manifiesta una capacidad reactiva ilimitada a las acciones y presencias volitivas, causativas, relativas a los patrones y tensionales de las otras triunidades.
104:4.34 (1150.1) La sexta triunidad, la triunidad de la Deidad cósmicamente asociada. Este grupo consta de:
104:4.35 (1150.2) 1. El Padre Universal.
104:4.36 (1150.3) 2. El Absoluto de Deidad.
104:4.37 (1150.4) 3. El Absoluto Universal.
104:4.38 (1150.5) Es la asociación de la Deidad en el cosmos, la inmanencia de la Deidad en conjunción con la trascendencia de la Deidad. Es la última extensión de la divinidad en los niveles de la infinitud hacia las realidades que están fuera del ámbito de la realidad deificada.
104:4.39 (1150.6) La séptima triunidad, la triunidad de la unidad infinita. Es la unidad de la infinitud manifiesta funcionalmente en el tiempo y en la eternidad, la unificación igualitaria de los actuales y los potenciales. Este grupo consta de:
104:4.40 (1150.7) 1. El Padre Universal.
104:4.41 (1150.8) 2. El Actor Conjunto.
104:4.42 (1150.9) 3. El Absoluto Universal.
104:4.43 (1150.10) El Actor Conjunto integra universalmente los aspectos funcionales variables de toda la realidad actualizada en todos los niveles de manifestación, partiendo de los finitos, siguiendo por los trascendentales y llegando hasta los absolutos. El Absoluto Universal compensa perfectamente los diferenciales inherentes a los aspectos variables de toda la realidad incompleta, desde las potencialidades ilimitadas de la realidad de Deidad activo-volitiva y causativa hasta las posibilidades sin fronteras de la realidad estática y reactiva de no deidad en los dominios incomprensibles del Absoluto No Cualificado.
104:4.44 (1150.11) Tal como actúan en esta triunidad, el Actor Conjunto y el Absoluto Universal son receptivos por igual a las presencias tanto de la Deidad como de la no deidad, como lo es también la Primera Fuente y Centro, que en esta relación es indistinguible conceptualmente a todos los efectos del YO SOY.
104:4.45 (1150.12) Estas aproximaciones son suficientes para dilucidar el concepto de las triunidades. Al no conocer el nivel último de las triunidades, no podéis comprender plenamente las siete primeras. Aunque no nos parece prudente extendernos más sobre este punto, podemos afirmar que hay quince asociaciones trinas de la Primera Fuente y Centro, ocho de las cuales no se han revelado en estos documentos. Estas asociaciones no reveladas atañen a realidades, actualidades y potencialidades que están más allá del nivel experiencial de la supremacía.
104:4.46 (1150.13) Las triunidades son el volante funcional de la infinitud, la unificación de la singularidad de los siete Absolutos de la Infinitud. Es la presencia existencial de las triunidades lo que permite al Padre-YO SOY experimentar la unidad funcional de la infinitud a pesar de la diversificación de la infinitud en siete Absolutos. La Primera Fuente y Centro es el miembro que unifica todas las triunidades; en él todas las cosas tienen su comienzo no cualificado, su existencia eterna y su destino infinito, «en él consisten todas las cosas».
104:4.47 (1150.14) Aunque estas asociaciones no pueden aumentar la infinitud del Padre-YO SOY, sí parecen posibilitar las manifestaciones subinfinitas y subabsolutas de su realidad. Las siete triunidades multiplican la diversidad de talentos, eternizan nuevas profundidades, deízan nuevos valores, desvelan nuevas potencialidades, revelan nuevos significados. Todas estas manifestaciones diversificadas que se producen en el tiempo y el espacio y en el cosmos eterno tienen su existencia en la estasis hipotética de la infinitud original del YO SOY.
104:5.1 (1151.1) Hay otras relaciones trinas de las que no forma parte el Padre, pero no son triunidades reales y se distinguen siempre de las triunidades del Padre. Reciben diversos nombres: triunidades asociadas, triunidades de igual rango y triodidades. Son consecuencia de la existencia de las triunidades. Dos de estas asociaciones están constituidas como sigue:
104:5.2 (1151.2) La triodidad de actualidad. Esta triodidad consiste en la interrelación de los tres actuales absolutos:
104:5.3 (1151.3) 1. El Hijo Eterno.
104:5.4 (1151.4) 2. La Isla del Paraíso.
104:5.5 (1151.5) 3. El Actor Conjunto.
104:5.6 (1151.6) El Hijo Eterno es el absoluto de la realidad de espíritu, la personalidad absoluta. La Isla del Paraíso es el absoluto de la realidad cósmica, el patrón absoluto. El Actor Conjunto es el absoluto de la realidad de mente, el igual en rango de la realidad absoluta de espíritu y la síntesis de personalidad y poder a nivel de la Deidad existencial. Esta asociación trina deviene en la coordinación de la suma total de la realidad actualizada: de espíritu, cósmica o mental. Es no cualificada en actualidad.
104:5.7 (1151.7) La triodidad de potencialidad. Esta triodidad consiste en la asociación de los tres Absolutos de potencialidad:
104:5.8 (1151.8) 1. El Absoluto de Deidad.
104:5.9 (1151.9) 2. El Absoluto Universal.
104:5.10 (1151.10) 3. El Absoluto No Cualificado.
104:5.11 (1151.11) Así se interasocian los depósitos infinitos de toda la realidad de energía latente: de espíritu, mental o cósmica. Esta asociación produce la integración de toda la realidad de energía latente. Es infinita en potencial.
104:5.12 (1151.12) Así como las triunidades se ocupan principalmente de la unificación funcional de la infinitud, las triodidades se implican en la aparición cósmica de las Deidades experienciales. Las triunidades están indirectamente relacionadas con las Deidades experienciales —el Supremo, el Último y el Absoluto— en cambio las triodidades lo están directamente. Aparecen en la síntesis emergente de poder-personalidad del Ser Supremo. Y para las criaturas del tiempo y el espacio, el Ser Supremo es una revelación de la unidad del YO SOY.
104:5.13 (1151.13) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 105
105:0.1 (1152.1) INCLUSO los órdenes superiores de inteligencias del universo solo pueden comprender parcialmente la infinitud y captar relativamente el carácter final de la realidad. Cuando la mente humana intenta penetrar en la eternidad-misterio del origen y destino de todo lo que se llama real, le resulta más fácil abordar este problema si concibe la eternidad-infinitud como una elipse casi ilimitada que está generada por una sola causa absoluta y actúa en todo este círculo universal de diversificación sin fin buscando siempre algún potencial de destino absoluto e infinito.
105:0.2 (1152.2) Cuando el intelecto mortal intenta captar el concepto de la totalidad de la realidad, esa mente finita se encuentra cara a cara con la infinitud-realidad. La totalidad de la realidad es la infinitud, y por lo tanto no puede ser nunca plenamente comprendida por una mente de capacidad conceptual subinfinita.
105:0.3 (1152.3) La mente humana no se puede formar un concepto adecuado de las existencias de la eternidad, y sin esa comprensión es imposible describir incluso nuestros conceptos de la totalidad de la realidad. A pesar de ello podemos intentar exponerlos, aun siendo plenamente conscientes de que nuestros conceptos se verán profundamente distorsionados por el proceso de traducción y modificación necesario para situarlos en el nivel de comprensión de la mente mortal.
105:1.1 (1152.4) Los filósofos del universo atribuyen la causalidad primaria absoluta a la infinitud del Padre Universal que actúa como el YO SOY infinito, eterno y absoluto.
105:1.2 (1152.5) Presentar esta idea de un YO SOY infinito al intelecto mortal comporta muchos elementos de peligro, pues este concepto está tan alejado de la comprensión experiencial humana que se producen deformaciones importantes de los significados y errores de concepto sobre los valores. Sin embargo, el concepto filosófico del YO SOY ofrece a los seres finitos cierta base para intentar aproximarse a la comprensión parcial de los orígenes absolutos y los destinos infinitos. Pero siempre que intentemos dilucidar la génesis y maduración de la realidad debe quedar claro que, en todos los significados y valores referentes a la personalidad, este concepto del YO SOY es sinónimo de la Primera Persona de la Deidad, el Padre Universal de todas las personalidades. En cambio este postulado del YO SOY no es tan claramente identificable en los campos no deificados de la realidad universal.
105:1.3 (1152.6) El YO SOY es el Infinito. El YO SOY es también la infinitud. Desde el punto de vista secuencial o del tiempo toda la realidad tiene su origen en el infinito YO SOY, cuya existencia solitaria en la eternidad infinita del pasado ha de ser el postulado filosófico principal de la criatura finita. El concepto del YO SOY connota infinitud no cualificada, la realidad indiferenciada de todo lo que podría existir alguna vez en toda una eternidad infinita.
105:1.4 (1153.1) Como concepto existencial, el YO SOY no es ni deificado ni no deificado, ni actual ni potencial, ni personal ni impersonal, ni estático ni dinámico. No se puede aplicar ninguna cualificación al Infinito, excepto la afirmación de que el YO SOY es. El postulado filosófico del YO SOY es un concepto del universo algo más difícil de comprender que el del Absoluto No Cualificado.
105:1.5 (1153.2) Para la mente finita tiene que haber necesariamente un principio, y aunque la realidad nunca ha tenido un principio real, manifiesta sin embargo ciertas relaciones de fuente con la infinitud. La situación primordial de prerrealidad en la eternidad puede ser concebida en cierto modo como sigue: en algún momento hipotético e infinitamente lejano de la eternidad pasada se puede concebir al YO SOY como cosa y no cosa a la vez, como causa y efecto, como volición y reacción. En este momento hipotético de la eternidad no existe ninguna diferenciación en toda la infinitud. La infinitud la llena el Infinito y el Infinito abarca la infinitud. Este es el hipotético momento estático de la eternidad: los actuales están contenidos todavía en sus potenciales, y los potenciales no han aparecido aún dentro de la infinitud del YO SOY. Pero incluso en esta conjeturada situación, debemos suponer que existe la posibilidad de la voluntad propia.
105:1.6 (1153.3) Recordad siempre que la comprensión del Padre Universal por el hombre es una experiencia personal. Dios es comprensible para vosotros y para todos los demás mortales como vuestro Padre espiritual, pero vuestro concepto experiencial y adorador del Padre Universal ha de ser siempre menor que vuestro postulado filosófico de la infinitud de la Primera Fuente y Centro, el YO SOY. Cuando hablamos del Padre nos referimos a Dios tal como es inteligible por sus criaturas tanto altas como bajas, pero hay mucho más en la Deidad que no es comprensible para las criaturas del universo. Dios, vuestro Padre y mi Padre, es ese aspecto del Infinito que percibimos en nuestra personalidad como una realidad experiencial efectiva, pero el YO SOY queda siempre como nuestra hipótesis de todo lo que sentimos que es incognoscible de la Primera Fuente y Centro. E incluso esta hipótesis se queda probablemente muy corta ante la infinitud insondable de la realidad original.
105:1.7 (1153.4) El universo de universos con la innumerable multitud de personalidades que lo habitan es un organismo vasto y complejo, pero la Primera Fuente y Centro es infinitamente más compleja que los universos y las personalidades que se han hecho reales en respuesta a sus mandatos deliberados. Cuando contempléis sobrecogidos la magnitud del universo maestro, tened presente que incluso esta creación inconcebible no puede ser más que una revelación parcial del Infinito.
105:1.8 (1153.5) La infinitud está ciertamente muy lejos del nivel de experiencia de la comprensión del mortal, pero incluso en la presente edad de Urantia vuestros conceptos de la infinitud están creciendo, y seguirán creciendo durante todo el despliegue hacia adelante de vuestras carreras sin fin en la eternidad futura. La infinitud no cualificada carece de sentido para la criatura finita, pero la infinitud es capaz de autolimitarse y susceptible de expresar su realidad a todos los niveles de existencia del universo. Y el rostro que muestra el Infinito a todas las personalidades del universo es el rostro de un Padre, el Padre Universal de amor.
105:2.1 (1153.6) Al considerar la génesis de la realidad tened siempre presente que toda realidad absoluta procede de la eternidad y que su existencia no tiene principio. Cuando hablamos de realidad absoluta nos referimos a las tres personas existenciales de la Deidad, a la Isla del Paraíso y a los tres Absolutos. Estas siete realidades son eternas por igual, aunque tengamos que recurrir al lenguaje del espacio-tiempo para presentar sus orígenes secuenciales a los seres humanos.
105:2.2 (1154.1) Al seguir la descripción cronológica de los orígenes de la realidad tiene que haber un momento teórico postulado en el que se produce la «primera» expresión volitiva y la «primera» reacción repercusiva dentro del YO SOY. En nuestros intentos por describir la génesis y generación de la realidad se puede concebir esta etapa como la autodiferenciación de El Uno Infinito de La Infinitud, pero el postulado de esta relación dual debe ser siempre ampliado hasta una concepción trina mediante el reconocimiento del contínuum eterno de La Infinitud, el YO SOY.
105:2.3 (1154.2) Esta autometamorfosis del YO SOY culmina en la diferenciación múltiple de la realidad deificada y de la realidad no deificada, de la realidad potencial y actual y de ciertas otras realidades que no pueden ser clasificadas de este modo. Estas diferenciaciones del teórico YO SOY monista están integradas eternamente por relaciones simultáneas que surgen dentro del mismo YO SOY: la prerrealidad monotética, prepersonal, preactual, prepotencial que, aunque infinita, se revela como absoluta en la presencia de la Primera Fuente y Centro, y como personalidad en el amor ilimitado del Padre Universal.
105:2.4 (1154.3) Mediante estas metamorfosis internas el YO SOY está estableciendo la base para una relación séptupla consigo mismo. El concepto filosófico (en el tiempo) del YO SOY solitario y el concepto de transición (en el tiempo) del YO SOY como trino pueden ampliarse ahora para abarcar al YO SOY como séptuplo. Esta naturaleza séptupla —o de siete aspectos— se puede presentar mejor en relación con los siete Absolutos de la Infinitud:
105:2.5 (1154.4) 1. El Padre Universal. El YO SOY padre del Hijo Eterno. Es la relación primaria de personalidad de las actualidades. La personalidad absoluta del Hijo hace absoluto el hecho de la paternidad de Dios y establece la filiación potencial de todas las personalidades. Esta relación establece la personalidad del Infinito y consuma su revelación espiritual en la personalidad del Hijo Original. Este aspecto del YO SOY es parcialmente experimentable en los niveles espirituales incluso por los mortales, que pueden adorar a nuestro Padre mientras están aún en la carne.
105:2.6 (1154.5) 2. El Controlador Universal. El YO SOY causa del Paraíso eterno. Es la relación impersonal primaria de las actualidades, la asociación no espiritual original. El Padre Universal es Dios como amor; el Controlador Universal es Dios como patrón. Esta relación establece el potencial de las formas —de las configuraciones— y determina el patrón maestro de las relaciones impersonales y no espirituales, el patrón maestro a partir del cual son hechas todas las copias.
105:2.7 (1154.6) 3. El Creador Universal. El YO SOY uno con el Hijo Eterno. Esta unión del Padre y el Hijo (en presencia del Paraíso) inicia el ciclo creativo, que se consuma en la aparición de la personalidad conjunta y del universo eterno. Desde el punto de vista del mortal finito la realidad comienza verdaderamente con la aparición en la eternidad de la creación de Havona. Este acto creativo de la Deidad es llevado a cabo por y a través del Dios de Acción, que es en esencia la unidad Padre-Hijo manifestada en y para todos los niveles de lo actual. Por lo tanto la creatividad divina se caracteriza indefectiblemente por la unidad, y esta unidad es el reflejo externo de la unicidad absoluta de la dualidad Padre-Hijo y de la Trinidad Padre-Hijo-Espíritu.
105:2.8 (1155.1) 4. El Sostenedor Infinito. El YO SOY autoasociativo. Es la asociación primordial de los estáticos y de los potenciales de la realidad. En esta relación todos los cualificados y todos los no cualificados se compensan. Este aspecto del YO SOY se entiende mejor como el Absoluto Universal, que es el unificador del Absoluto de Deidad y el Absoluto No Cualificado.
105:2.9 (1155.2) 5. El Potencial Infinito. El YO SOY autocualificado. Es el punto de referencia de la infinitud que da testimonio eterno de la autolimitación volitiva del YO SOY en virtud de la cual logró la triple expresión y revelación de sí mismo. Este aspecto del YO SOY es comprendida habitualmente como el Absoluto de Deidad.
105:2.10 (1155.3) 6. La Capacidad Infinita. El YO SOY reactivo-estático. Es la matriz sin fin, la posibilidad de toda expansión cósmica futura. Quizás la mejor manera de concebir este aspecto del YO SOY sea como la presencia de supergravedad del Absoluto No Cualificado.
105:2.11 (1155.4) 7. El Uno Universal de la Infinitud. El YO SOY como YO SOY. Es la estasis o relación de la Infinitud consigo misma, el hecho eterno de la realidad-infinitud y la verdad universal de la infinitud-realidad. En la medida en que esta relación es perceptible como personalidad, se revela a los universos en el Padre divino de toda personalidad, incluso de la personalidad absoluta. En la medida en que esta relación es expresable impersonalmente, el universo toma contacto con ella como la cohesión absoluta de la pura energía y el puro espíritu en la presencia del Padre Universal. En la medida en que esta relación es concebible como un absoluto, está revelada en la primacía de la Primera Fuente y Centro; en ella todos vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser, desde las criaturas del espacio hasta los ciudadanos del Paraíso. Esto es tan cierto para el universo maestro como para el ultimatón infinitesimal, tan cierto para lo que ha de ser como para lo que es y para lo que ha sido.
105:3.1 (1155.5) Las siete relaciones principales que hay dentro del YO SOY se eternizan como los siete Absolutos de la Infinitud. Pero aunque podamos describir los orígenes de la realidad y la diferenciación de la infinitud mediante una narración secuencial, los siete Absolutos son, de hecho, ilimitadamente eternos y tienen el mismo rango. Puede que la mente mortal necesite concebir sus comienzos, pero esta concepción debería estar siempre eclipsada por la comprensión plena de que los siete Absolutos no tuvieron comienzo; son eternos y, como tales, han existido siempre. Los siete Absolutos son la premisa de la realidad. Estos documentos los describen como sigue:
105:3.2 (1155.6) 1. La Primera Fuente y Centro. Primera Persona de la Deidad y patrón primario de la no deidad, Dios, el Padre Universal, creador, controlador y sostenedor; amor universal, espíritu eterno y energía infinita; potencial de todos los potenciales y fuente de todos los actuales; estabilidad de todo lo estático y dinamismo de todo cambio; fuente del patrón y Padre de las personas. Los siete Absolutos equivalen colectivamente a la infinitud, pero el Padre Universal es infinito de por sí.
105:3.3 (1155.7) 2. La Segunda Fuente y Centro. Segunda Persona de la Deidad, el Hijo Eterno y Original; las realidades absolutas de personalidad del YO SOY y la base para la realización y la revelación del «YO SOY personalidad». Ninguna personalidad puede esperar alcanzar al Padre Universal si no es a través de su Hijo Eterno. La personalidad tampoco puede alcanzar los niveles de existencia de espíritu sin la acción y la ayuda de este patrón absoluto de todas las personalidades. En la Segunda Fuente y Centro el espíritu es no cualificado mientras que la personalidad es absoluta.
105:3.4 (1156.1) 3. La Fuente y Centro del Paraíso. Segundo patrón de la no deidad, la Isla eterna del Paraíso; la base para la realización y la revelación del «YO SOY fuerza» y el fundamento sobre el que se establece el control de la gravedad en todos los universos. El Paraíso es el absoluto de los patrones para toda la realidad actualizada, no espiritual, impersonal y no volitiva. Igual que la energía de espíritu está relacionada con el Padre Universal a través de la personalidad absoluta del Hijo-Madre, toda la energía cósmica está asida al control de la gravedad de la Primera Fuente y Centro a través del patrón absoluto de la Isla del Paraíso. El Paraíso no está en el espacio; el espacio existe con relación al Paraíso, y la cronicidad del movimiento está determinada por la relación con el Paraíso. La Isla eterna está en reposo total; toda la demás energía organizada y en vías de organización está en movimiento eterno. En todo el espacio solo la presencia del Absoluto No Cualificado es quiescente, y el No Cualificado tiene el mismo rango que el Paraíso. El Paraíso existe en el foco del espacio, el No Cualificado lo permea, y toda existencia relativa tiene su ser dentro de este ámbito.
105:3.5 (1156.2) 4. La Tercera Fuente y Centro. Tercera Persona de la Deidad, el Actor Conjunto; integrador infinito de las energías cósmicas paradisiacas con las energías de espíritu del Hijo Eterno; coordinador perfecto de los motivos de la voluntad y los mecanismos de la fuerza; unificador de toda la realidad actual o en vías de actualización. El Espíritu Infinito revela la misericordia del Hijo Eterno a través del ministerio de sus múltiples hijos y actúa al mismo tiempo como manipulador infinito que teje perpetuamente el patrón del Paraíso en las energías del espacio. Este mismo Actor Conjunto, este Dios de Acción, es la expresión perfecta de los planes y propósitos ilimitados del Padre-Hijo, al tiempo que él mismo actúa como fuente de la mente y otorgador del intelecto a las criaturas del extenso cosmos.
105:3.6 (1156.3) 5. El Absoluto de Deidad. Las posibilidades causativas potencialmente personales de la realidad universal, la totalidad de todo el potencial de Deidad. El Absoluto de Deidad es el cualificador intencional de las realidades no cualificadas, absolutas y de no deidad. El Absoluto de Deidad es el cualificador de lo absoluto y el absolutizador de lo cualificado. Es el iniciador del destino.
105:3.7 (1156.4) 6. El Absoluto No Cualificado. Estático, reactivo y en suspensión; la infinitud cósmica no revelada del YO SOY; la totalidad de la realidad no deificada y el carácter definitivo de todo el potencial no personal. El espacio limita las funciones del No Cualificado, pero la presencia del No Cualificado no tiene límite, es infinita. Existe un concepto de periferia para el universo maestro, pero la presencia del No Cualificado es ilimitada; ni siquiera la eternidad puede agotar la quiescencia sin limitaciones de este Absoluto de no deidad.
105:3.8 (1156.5) 7. El Absoluto Universal. Unificador de lo deificado y lo no deificado; correlacionador de lo absoluto y lo relativo. El Absoluto Universal (al ser estático, potencial y asociativo) compensa la tensión entre lo que existe siempre y lo inacabado.
105:3.9 (1156.6) Los siete Absolutos de la Infinitud constituyen los comienzos de la realidad. Bajo el punto de vista de la mente mortal la Primera Fuente y Centro parece ser el antecedente de todos los absolutos, pero este postulado, aunque útil, queda invalidado por la coexistencia en la eternidad del Hijo, el Espíritu, los tres Absolutos y la Isla del Paraíso.
105:3.10 (1157.1) Es una verdad que los absolutos son manifestaciones del YO SOY-Primera Fuente y Centro; es un hecho que estos absolutos nunca tuvieron comienzo sino que son eternos con el mismo rango que la Primera Fuente y Centro. Las relaciones de los absolutos en la eternidad no siempre se pueden presentar sin paradojas en el lenguaje del tiempo y en los patrones conceptuales del espacio. Pero con independencia de cualquier confusión sobre el origen de los siete Absolutos de la Infinitud, es un hecho y una verdad que toda la realidad está basada en su existencia de eternidad y en sus relaciones de infinitud.
105:4.1 (1157.2) Los filósofos del universo postulan la existencia del YO SOY en la eternidad como fuente primera de toda realidad. Postulan al mismo tiempo la autosegmentación del YO SOY en las relaciones primarias consigo mismo, las siete fases de la infinitud. Y simultáneamente con esta suposición formulan el tercer postulado: la aparición en la eternidad de los siete Absolutos de la Infinitud y la eternización de la asociación de dualidad de los aspectos del YO SOY con estos siete absolutos.
105:4.2 (1157.3) La autorrevelación del YO SOY va así desde el yo estático, pasando por la autosegmentación y la relación consigo mismo, hasta las relaciones absolutas, las relaciones con absolutos derivados de sí mismo. La dualidad llega así a existir en la asociación eterna de los siete Absolutos de la Infinitud con la infinitud séptupla de los aspectos autosegmentados del YO SOY que se autorrevela. Estas relaciones duales, que se eternizan para los universos como los siete absolutos, eternizan los fundamentos básicos de toda la realidad del universo.
105:4.3 (1157.4) Se ha dicho alguna vez que la unidad engendra dualidad, que la dualidad engendra triunidad y que la triunidad es el ancestro eterno de todas las cosas. Existen, en efecto, tres grandes categorías de relaciones primordiales, a saber:
105:4.4 (1157.5) 1. Relaciones de unidad. Las relaciones que existen dentro del YO SOY cuando su unidad es concebida como una autodiferenciación primero triple y después séptupla.
105:4.5 (1157.6) 2. Relaciones de dualidad. Las relaciones que existen entre el YO SOY como séptuplo y los siete Absolutos de la Infinitud.
105:4.6 (1157.7) 3. Relaciones de triunidad. Son las asociaciones funcionales de los siete Absolutos de la Infinitud.
105:4.7 (1157.8) Las relaciones de triunidad surgen sobre fundamentos de dualidad porque la interasociación de los absolutos es inevitable. Dichas asociaciones de triunidad eternizan el potencial de toda la realidad y abarcan tanto la realidad deificada como la no deificada.
105:4.8 (1157.9) El YO SOY es la infinitud no cualificada vista como unidad. Las dualidades eternizan los fundamentos de la realidad. Las triunidades hacen devenir la realización de la infinitud como función universal.
105:4.9 (1157.10) Los preexistenciales se convierten en existenciales en los siete absolutos, y los existenciales se convierten en funcionales en las triunidades, la asociación básica de los absolutos. Y al tiempo que se eternizan las triunidades queda dispuesto el escenario del universo: los potenciales existen y los actuales están presentes. Entonces la plenitud de la eternidad contempla la diversificación de la energía cósmica, el despliegue del espíritu paradisiaco y la dotación de la mente junto con el otorgamiento de la personalidad, en virtud de lo cual todos estos derivados de la Deidad y del Paraíso se unifican en la experiencia en el nivel de criatura y mediante otras técnicas en el nivel de supercriatura.
105:5.1 (1158.1) Del mismo modo que la diversificación original del YO SOY debe ser atribuida a una volición inherente y contenida en sí, la promulgación de la realidad finita debe ser imputada a los actos volitivos de la Deidad del Paraíso y a los ajustes repercusivos de las triunidades funcionales.
105:5.2 (1158.2) Antes de la deización de lo finito, parece que toda la diversificación de la realidad tuvo lugar en los niveles absolutos, pero el acto volitivo que promulgó la realidad finita connota una cualificación de la absolutidad e implica la aparición de las relatividades.
105:5.3 (1158.3) Aunque presentemos esta narración como una secuencia y describamos la aparición histórica de lo finito como un derivado directo de lo absoluto, no podemos perder de vista que los trascendentales preceden y suceden a la vez a todo lo que es finito. Los últimos trascendentales son tanto causales como consumativos en relación con lo finito.
105:5.4 (1158.4) La posibilidad de lo finito es inherente al Infinito, pero la transmutación de la posibilidad en probabilidad e inevitabilidad se debe atribuir al libre albedrío autoexistente de la Primera Fuente y Centro que activa todas las asociaciones de triunidad. Solo la infinitud de la voluntad del Padre podría haber cualificado el nivel absoluto de existencia para el devenir de un último o la creación de un finito.
105:5.5 (1158.5) Con la aparición de la realidad relativa y cualificada surge a la existencia un nuevo ciclo de realidad —el ciclo de crecimiento— un majestuoso descenso desde las alturas de la infinitud hasta el dominio de lo finito que oscila perpetuamente hacia dentro en dirección al Paraíso y la Deidad, y busca siempre los altos destinos acordes con una fuente infinita.
105:5.6 (1158.6) Estas operaciones inconcebibles marcan el inicio de la historia del universo, marcan la llegada a la existencia del tiempo mismo. Para una criatura el comienzo de lo finito es la génesis de la realidad; bajo el punto de vista de la mente de la criatura, no hay actualidad concebible anterior a lo finito. Esta realidad finita recién aparecida existe en dos aspectos originales:
105:5.7 (1158.7) 1. Máximos primarios: la realidad supremamente perfecta, el tipo havoniano de universo y criatura.
105:5.8 (1158.8) 2. Máximos secundarios: la realidad supremamente perfeccionada, el tipo de creación y criatura de los superuniversos.
105:5.9 (1158.9) Estas son pues las dos manifestaciones originales: la constitutivamente perfecta y la perfeccionada evolutivamente. Las dos tienen el mismo rango en las relaciones de eternidad, pero dentro de los límites del tiempo parecen diferentes. El factor tiempo significa crecimiento para aquello que crece. Los finitos secundarios crecen, por eso los que están creciendo aparecen necesariamente como incompletos en el tiempo. Sin embargo estas diferencias tan importantes a este lado del Paraíso no existen en la eternidad.
105:5.10 (1158.10) Hablamos de lo perfecto y lo perfeccionado como máximos primarios y secundarios, pero existe además otro tipo de máximo. La trinización y otras relaciones entre primarios y secundarios dan como resultado la aparición de máximos terciarios: cosas, significados y valores que no son ni perfectos ni perfeccionados y sin embargo tienen el mismo rango que sus dos factores ancestrales.
105:6.1 (1159.1) Toda la promulgación de las existencias finitas supone una transferencia de los potenciales a los actuales dentro de las asociaciones absolutas de la infinitud funcional. Entre las muchas repercusiones de la actualización creativa de lo finito cabe destacar:
105:6.2 (1159.2) 1. La respuesta de deidad, la aparición de los tres niveles de supremacía experiencial: la actualidad de la supremacía espíritu-personal en Havona, el potencial para la supremacía poder-personal en el gran universo que habrá de ser, y la capacidad para alguna función desconocida de la mente experiencial al actuar en algún nivel de supremacía del futuro universo maestro.
105:6.3 (1159.3) 2. La respuesta en el universo trajo consigo una activación de los planes arquitectónicos para el nivel del espacio de los superuniversos, y esta evolución sigue progresando en toda la organización física de los siete superuniversos.
105:6.4 (1159.4) 3. La repercusión en las criaturas de la promulgación de la realidad finita dio como resultado la aparición de seres perfectos del orden de los habitantes eternos de Havona y de ascendentes evolutivos perfeccionados procedentes de los siete superuniversos. Pero alcanzar la perfección como experiencia evolutiva (creativa en el tiempo) implica partir de un punto distinto de la perfección. Así es como surge la imperfección en las creaciones evolutivas y este es el origen del mal potencial. Desde los universos físicos hasta las criaturas personales, la inadaptación, la desarmonía y el conflicto son todos inherentes al crecimiento evolutivo.
105:6.5 (1159.5) 4. La respuesta de la divinidad a la imperfección inherente al retraso de la evolución se manifiesta en la presencia compensadora de Dios Séptuplo, cuyas actividades producen la integración de lo que se está perfeccionando tanto con lo perfecto como con lo perfeccionado. Este retraso es inseparable de la evolución, que es creatividad en el tiempo. Por esta y otras razones el poder todopoderoso del Supremo está basado en los aciertos de Dios Séptuplo como divinidad. Este retraso hace posible la participación de las criaturas en la creación divina al permitir que las personalidades criatura se asocien a la Deidad para alcanzar el desarrollo máximo. Incluso la mente material de la criatura mortal se asocia así al Ajustador divino en la dualización del alma inmortal. Dios Séptuplo proporciona también técnicas para compensar las limitaciones experienciales de la perfección inherente, además de compensar las limitaciones de la imperfección anteriores a la ascensión.
105:7.1 (1159.6) Los trascendentales son subinfinitos y subabsolutos pero suprafinitos y supracreados. El devenir de los trascendentales constituye un nivel integrador que correlaciona los supervalores de los absolutos con los valores máximos de los finitos. Desde el punto de vista de la criatura parece que lo trascendental ha devenido como consecuencia de lo finito, en cambio desde el punto de vista de la eternidad parece que ha devenido en previsión de lo finito. Incluso algunos lo han considerado como un «eco previo» de lo finito.
105:7.2 (1159.7) Lo trascendental no es necesariamente ajeno al desarrollo, pero es supraevolutivo en el sentido finito. Tampoco es no experiencial, pero está por encima de la experiencia tal como la comprenden las criaturas. Puede que el mejor ejemplo de esta paradoja sea el universo central de perfección: Havona no es exactamente absoluto —solo la Isla del Paraíso es verdaderamente absoluta en el sentido «materializado»— pero tampoco es una creación evolutiva finita como los siete superuniversos. Havona es eterno pero no inalterable en el sentido de universo sin crecimiento. Está habitado por criaturas (los nativos de Havona) que nunca fueron creadas, pues existen eternamente. Havona ilustra así algo que no es exactamente finito ni tampoco absoluto. Havona actúa además como amortiguador entre el Paraíso absoluto y las creaciones finitas, lo que ilustra aun más la función de los trascendentales. Pero Havona en sí mismo no es un trascendental, es Havona.
105:7.3 (1160.1) Así como el Supremo está vinculado a los finitos, el Último está identificado con los trascendentales. Pero aunque el Supremo y el Último son comparables de este modo, se diferencian en algo más que en grado, también hay una diferencia cualitativa. El Último es algo más que un Supersupremo proyectado en el nivel trascendental. El Último es todo eso y más: el Último es un devenir de nuevas realidades de Deidad, la cualificación de nuevos aspectos de lo no cualificado hasta entonces.
105:7.4 (1160.2) Entre las realidades que están asociadas al nivel trascendental figuran las siguientes:
105:7.5 (1160.3) 1. La presencia de Deidad del Último.
105:7.6 (1160.4) 2. El concepto del universo maestro.
105:7.7 (1160.5) 3. Los Arquitectos del Universo Maestro.
105:7.8 (1160.6) 4. Los dos órdenes de organizadores paradisiacos de la fuerza.
105:7.9 (1160.7) 5. Ciertas modificaciones en la potencia del espacio.
105:7.10 (1160.8) 6. Ciertos valores del espíritu.
105:7.11 (1160.9) 7. Ciertos significados de la mente.
105:7.12 (1160.10) 8. Las cualidades y realidades absonitas.
105:7.13 (1160.11) 9. La omnipotencia, la omnisciencia y la omnipresencia.
105:7.14 (1160.12) 10. El espacio.
105:7.15 (1160.13) Se puede pensar que el universo en el que ahora vivimos existe en los niveles finito, trascendental y absoluto. Es el escenario cósmico donde se representa el drama sin fin de la actuación de la personalidad y la metamorfosis de la energía.
105:7.16 (1160.14) Todas estas múltiples realidades están unificadas de manera absoluta por las diversas triunidades, de manera funcional por los Arquitectos del Universo Maestro y de manera relativa por los siete Espíritus Maestros, los coordinadores subsupremos de la divinidad de Dios Séptuplo.
105:7.17 (1160.15) Dios Séptuplo representa la revelación de la personalidad y la divinidad del Padre Universal a las criaturas de estatus máximo y submáximo, pero hay otras relaciones séptuplas de la Primera Fuente y Centro que no conciernen a la manifestación del ministerio espiritual divino del Dios que es espíritu.
105:7.18 (1160.16) En la eternidad del pasado las fuerzas de los Absolutos, los espíritus de las Deidades y las personalidades de los Dioses se pusieron en movimiento en respuesta a la autovoluntad primordial de la autovoluntad existente por sí misma. En la presente edad del universo todos somos testigos de las formidables repercusiones del extenso panorama cósmico de las manifestaciones subabsolutas de los potenciales ilimitados de todas estas realidades. Y es enteramente posible que la diversificación continua de la realidad original de la Primera Fuente y Centro siga avanzando y exteriorizándose sin cesar a través de las edades hacia las extensiones lejanas e inconcebibles de la infinitud absoluta.
105:7.19 (1161.1) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 106
106:0.1 (1162.1) NO ES suficiente que el mortal ascendente tenga alguna noción sobre las relaciones de la Deidad con la génesis y las manifestaciones de la realidad cósmica. También debería comprender algo de las relaciones que existen entre él mismo y los numerosos niveles de realidad existencial y experiencial, de realidad potencial y actual. La orientación terrestre del hombre, su visión interior cósmica y la dirección de su conducta espiritual se elevan con una comprensión mejor de las realidades del universo y sus técnicas de interasociación, integración y unificación.
106:0.2 (1162.2) El gran universo del presente y el universo maestro emergente están formados por muchas formas y fases de la realidad que existen a su vez en varios niveles de actividad funcional. Estos múltiples existentes y latentes ya mencionados en estos documentos se agrupan ahora por conveniencia conceptual en las categorías siguientes:
106:0.3 (1162.3) 1. Finitos incompletos. Este es el estatus presente de las criaturas ascendentes del gran universo, el estatus presente de los mortales de Urantia. Este nivel abarca la existencia de las criaturas desde los humanos planetarios hasta los que han logrado el destino (sin incluirlos). Corresponde a los universos desde sus primeros inicios físicos hasta su asentamiento en luz y vida (sin incluirlo). Este nivel constituye la periferia presente de la actividad creativa en el tiempo y el espacio. Dicha periferia parece desplazarse desde el Paraíso hacia fuera, porque al término de la presente edad del universo, cuando el gran universo alcance el estado de luz y vida, se desarrollará también seguramente algún orden nuevo de crecimiento en el primer nivel del espacio exterior.
106:0.4 (1162.4) 2. Finitos máximos. Este es el estatus presente de todas las criaturas experienciales que han alcanzado el destino, tal como es revelado este destino dentro del ámbito de la presente edad del universo. También los universos pueden alcanzar el máximo de su estatus, tanto físico como espiritual. Pero el término «máximo» es en sí mismo un término relativo: ¿máximo respecto a qué?. Aquello que es máximo y aparentemente final en la presente edad del universo podría no ser más que un comienzo real para las edades por venir. Algunas fases de Havona parecen estar en el orden máximo.
106:0.5 (1162.5) 3. Trascendentales. Este nivel suprafinito sigue (de forma antecedente) a la progresión finita. Implica la génesis prefinita de los comienzos finitos y la relevancia posfinita de todos los finales o destinos aparentemente finitos. Gran parte del Paraíso-Havona parece estar en el orden trascendental.
106:0.6 (1162.6) 4. Últimos. Este nivel abarca lo que es relevante en el universo maestro e incide en el nivel de destino del universo maestro terminado. El Paraíso-Havona (especialmente el circuito de los mundos del Padre) tiene en muchos aspectos una relevancia última.
106:0.7 (1163.1) 5. Coabsolutos. Este nivel implica la proyección de los experienciales en un campo de expresión creativa que está más allá del universo maestro.
106:0.8 (1163.2) 6. Absolutos. Este nivel connota la presencia en la eternidad de los siete Absolutos existenciales. Puede que también suponga cierto grado de logro experiencial asociativo, aunque si así fuera no alcanzamos a comprender cómo. Quizás sea a través del potencial de contacto de la personalidad.
106:0.9 (1163.3) 7. Infinitud. Este nivel es preexistencial y posexperiencial. La unidad no cualificada de la infinitud es una realidad hipotética anterior a todos los comienzos y posterior a todos los destinos.
106:0.10 (1163.4) Estos niveles de realidad simbolizan de forma práctica y transigente la presente edad del universo para la perspectiva de los mortales. Existen otras maneras de contemplar la realidad desde perspectivas distintas a la de los mortales y desde el punto de vista de otras edades del universo. Por lo tanto debe quedar claro que los conceptos presentados aquí son enteramente relativos en el sentido de que están condicionados y limitados por:
106:0.11 (1163.5) 1. Las limitaciones del lenguaje de los mortales.
106:0.12 (1163.6) 2. Las limitaciones de la mente de los mortales.
106:0.13 (1163.7) 3. El desarrollo limitado de los siete superuniversos.
106:0.14 (1163.8) 4. Vuestra ignorancia sobre los seis objetivos primordiales del desarrollo de los superuniversos que no están relacionados con el ascenso de los mortales al Paraíso.
106:0.15 (1163.9) 5. Vuestra incapacidad de captar incluso un punto de vista parcial de la eternidad.
106:0.16 (1163.10) 6. La imposibilidad de describir la evolución y el destino cósmicos con relación a todas las edades del universo, no solo respecto a la presente edad del desarrollo evolutivo de los siete superuniversos.
106:0.17 (1163.11) 7. La incapacidad de toda criatura de captar el significado real de lo preexistencial y posexperiencial, es decir, lo que está situado antes de los comienzos y después de los destinos.
106:0.18 (1163.12) El crecimiento de la realidad está condicionado por las circunstancias de las edades sucesivas del universo. El universo central no experimentó ningún cambio evolutivo durante la edad de Havona, pero en las épocas presentes de la edad de los superuniversos está experimentando ciertos cambios progresivos inducidos por coordinación con los superuniversos evolutivos. Los siete superuniversos, que están ahora en evolución, lograrán en su día el estatus asentado de luz y vida, alcanzarán su límite de crecimiento para la presente edad del universo. Y es indudable que la próxima edad, la edad del primer nivel del espacio exterior, liberará a los superuniversos de aquello que limita su destino en la edad presente. La repleción se superpone continuamente a la terminación.
106:0.19 (1163.13) Estas son algunas de las limitaciones que encontramos al intentar presentar un concepto unificado del crecimiento cósmico de las cosas, los significados y los valores, así como de su síntesis en niveles de realidad siempre ascendentes.
106:1.1 (1163.14) Las fases primarias u originadas en el espíritu de la realidad finita encuentran su expresión inmediata en los niveles de las criaturas bajo la forma de personalidades perfectas y en los niveles del universo bajo la forma de la perfecta creación de Havona. Incluso la Deidad experiencial se expresa así en la persona de espíritu de Dios Supremo en Havona. En cambio las fases de lo finito secundarias, evolutivas y condicionadas por el tiempo y la materia solo se integran cósmicamente como resultado del logro y el crecimiento. Todos los finitos secundarios o en vías de perfeccionamiento acabarán logrando un nivel igual al de la perfección primaria, pero ese destino está sujeto a un retraso en el tiempo, a una limitación constitutiva de los superuniversos que no aparece genéticamente en la creación central. (Sabemos que existen finitos terciarios, pero la técnica de su integración está aún por revelar.)
106:1.2 (1164.1) Este retraso de los superuniversos, este obstáculo al logro de la perfección, asegura la participación de las criaturas en el crecimiento evolutivo. Se hace posible así que la criatura se asocie con el Creador en la evolución de esa misma criatura. Y durante este periodo de crecimiento expansivo lo inacabado se correlaciona con lo perfecto a través del ministerio de Dios Séptuplo.
106:1.3 (1164.2) Dios Séptuplo significa que la Deidad del Paraíso reconoce las barreras del tiempo en los universos evolutivos del espacio. Por muy alejado del Paraíso e inmerso en el espacio que pueda encontrarse el origen de una personalidad material con capacidad de supervivencia, Dios Séptuplo estará allí presente y dedicado a su amoroso y misericordioso ministerio de verdad, belleza y bondad para con esa criatura inacabada en su lucha evolutiva. El ministerio de divinidad del Séptuplo se extiende hacia dentro a través del Hijo Eterno hasta el Padre del Paraíso, y hacia el exterior a través de los Ancianos de los Días hasta los Padres de los universos, los Hijos Creadores.
106:1.4 (1164.3) El hombre, al ser personal y ascender por progresión espiritual, se encuentra con la divinidad personal y espiritual de la Deidad Séptupla, pero hay otras fases del Séptuplo que no están relacionadas con la progresión de la personalidad. En el presente los aspectos de divinidad de esta agrupación de la Deidad se integran en el enlace entre los siete Espíritus Maestros y el Actor Conjunto, pero están destinados a unificarse eternamente en la personalidad emergente del Ser Supremo. Las otras fases de la Deidad Séptupla se integran de diversas formas en la presente edad del universo, pero están todas destinadas igualmente a unificarse en el Supremo. El Séptuplo, en todas sus fases, es la fuente de la unidad relativa de la realidad funcional del gran universo del presente.
106:2.1 (1164.4) Así como Dios Séptuplo coordina funcionalmente la evolución finita, el Ser Supremo sintetiza a la larga el logro del destino. El Ser Supremo es la culminación de deidad de la evolución del gran universo: evolución física alrededor de un núcleo de espíritu y predominio final del núcleo de espíritu sobre los ámbitos de evolución física que lo rodean y giran a su alrededor. Todo esto ocurre conforme a los mandatos de la personalidad: personalidad paradisiaca en el sentido más alto, personalidad de Creador en el sentido del universo, personalidad de mortal en el sentido humano y personalidad del Supremo en el sentido de culminación o totalización experiencial.
106:2.2 (1164.5) El concepto del Supremo debe reconocer la diferenciación entre la persona de espíritu, el poder evolutivo y la síntesis de poder-personalidad, es decir, la unificación del poder evolutivo con la personalidad de espíritu y el predominio de dicha personalidad sobre el poder evolutivo.
106:2.3 (1164.6) En última instancia, el espíritu viene del Paraíso a través de Havona. La materia-energía parece evolucionar en las profundidades del espacio y es organizada como poder por los hijos del Espíritu Infinito en conjunción con los Hijos Creadores de Dios. Todo esto es experiencial, es una operación en el tiempo y el espacio en la que participa una amplia variedad de seres vivos, entre ellos las divinidades creadoras y las criaturas evolutivas. El dominio del poder por parte de las divinidades creadoras del gran universo se expande lentamente hasta abarcar el asentamiento y la estabilización evolutivos de las creaciones del espacio-tiempo. Esto constituye el florecimiento del poder experiencial de Dios Séptuplo y abarca toda la escala de logro de la divinidad en el tiempo y el espacio, desde el otorgamiento de los Ajustadores del Padre Universal hasta las vidas de otorgamiento de los Hijos del Paraíso. Se trata de un poder ganado y demostrado, un poder experiencial, en contraste con el poder de la eternidad, el poder insondable, el poder existencial de las Deidades del Paraíso.
106:2.4 (1165.1) Este poder experiencial, nacido de los logros del propio Dios Séptuplo como divinidad, manifiesta las cualidades cohesivas de la divinidad al sintetizarse —al totalizarse— como el poder todopoderoso del dominio experiencial adquirido sobre las creaciones en vías de evolución. Y a su vez este poder todopoderoso encuentra su cohesión de espíritu y personalidad en la esfera piloto del cinturón exterior de los mundos de Havona, en unión con la personalidad de espíritu de la presencia de Dios Supremo en Havona. La Deidad experiencial culmina así la larga lucha evolutiva cuando confiere al producto en forma de poder del tiempo y el espacio la presencia de espíritu y la personalidad divina que residen en la creación central.
106:2.5 (1165.2) Así consigue el Ser Supremo abarcar a la larga todos los aspectos de todo lo que evoluciona en el tiempo y el espacio, al tiempo que confiere personalidad de espíritu a estos atributos. Puesto que las criaturas, incluso los mortales, participan como personalidades en esta majestuosa operación, adquieren sin duda la capacidad de conocer y percibir al Supremo como verdaderos hijos de esta Deidad evolutiva.
106:2.6 (1165.3) Miguel de Nebadon es como el Padre del Paraíso porque comparte su perfección paradisiaca. Los mortales evolutivos lograrán algún día emparentarse así con el Supremo experiencial porque compartirán verdaderamente su perfección evolutiva.
106:2.7 (1165.4) Dios Supremo es experiencial y por lo tanto es enteramente experimentable. Las realidades existenciales de los siete Absolutos no son perceptibles mediante la experiencia; solo las realidades de personalidad del Padre, el Hijo y el Espíritu pueden ser captadas por la personalidad de la criatura finita en actitud de oración y adoración.
106:2.8 (1165.5) Una vez completada la síntesis de poder-personalidad del Ser Supremo, llevará asociada dentro de sí toda la absolutidad de las distintas triodidades susceptibles de asociarse de este modo, y esta majestuosa personalidad de la evolución será alcanzable y comprensible de forma experiencial por todas las personalidades finitas. Cuando los ascendentes alcancen la postulada séptima etapa de existencia como espíritus, experimentarán en ella la realización de un nuevo valor-significado de la absolutidad e infinitud de las triodidades tal como esto se revela en los niveles subabsolutos del Ser Supremo, que es experimentable. Pero para alcanzar esas etapas de desarrollo máximo habrá que esperar probablemente al asentamiento igualitario de todo el gran universo en luz y vida.
106:3.1 (1165.6) Los arquitectos absonitos conciben el devenir del plan, los Creadores Supremos lo llevan a la existencia. El Ser Supremo consumará la plenitud del plan tal como fue creado en el tiempo por los Creadores Supremos y previsto en el espacio por los Arquitectos Maestros.
106:3.2 (1165.7) Durante la presente edad del universo la coordinación administrativa del universo maestro es función de los Arquitectos del Universo Maestro, pero al término de la presente edad del universo la aparición del Supremo Todopoderoso significará que lo finito evolutivo ha alcanzado la primera etapa del destino experiencial. A raíz de este suceso quedará completada la función de la primera Trinidad experiencial: la unión de los Creadores Supremos, el Ser Supremo y los Arquitectos del Universo Maestro. Esta Trinidad está destinada a efectuar la integración evolutiva ulterior de la creación maestra.
106:3.3 (1166.1) La Trinidad del Paraíso es verdaderamente la de la infinitud, y ninguna Trinidad podrá ser nunca infinita si no incluye a esta Trinidad original. Pero la Trinidad original deviene de la asociación exclusiva de Deidades absolutas; los seres subabsolutos no tuvieron nada que ver con esta asociación primaria. En las Trinidades experienciales que aparecen después participan incluso personalidades criatura. Esto es verdaderamente cierto en el caso de la Trinidad Última, donde la presencia misma de los Hijos Creadores Maestros entre los Creadores Supremos que la componen augura la presencia concomitante de la experiencia real y auténtica de las criaturas dentro de esta asociación trinitaria.
106:3.4 (1166.2) La primera Trinidad experiencial asegura el logro colectivo de los devenires últimos. Las asociaciones colectivas permiten anticipar, incluso trascender, las capacidades individuales; y esto es cierto incluso más allá del nivel finito. En las edades por venir, después de que los siete superuniversos se hayan asentado en luz y vida, el Cuerpo de la Finalización proclamará sin duda los propósitos de las Deidades del Paraíso tal como están dictados por la Trinidad Última y unificados en poder-personalidad en el Ser Supremo.
106:3.5 (1166.3) A lo largo de todos los gigantescos desarrollos del universo en la eternidad pasada y futura detectamos la expansión de los elementos comprensibles del Padre Universal. Postulamos filosóficamente que permea la infinitud total como el YO SOY, pero ninguna criatura es capaz de abarcar experiencialmente este postulado. A medida que los universos se expanden y a medida que la gravedad y el amor se extienden por el espacio que se organiza en el tiempo, va aumentando nuestra capacidad de comprender más cosas sobre la Primera Fuente y Centro. Observamos que la acción de la gravedad penetra la presencia del Absoluto No Cualificado en el espacio y detectamos que las criaturas de espíritu evolucionan y se expanden dentro de la presencia de divinidad del Absoluto de Deidad. Al mismo tiempo la evolución cósmica y la evolución del espíritu se están unificando como Ser Supremo mediante la mente y la experiencia en los niveles finitos de deidad y se están coordinando como Trinidad Última en los niveles trascendentales.
106:4.1 (1166.4) Es cierto que la Trinidad del Paraíso coordina en sentido último pero actúa en este aspecto como un absoluto autolimitado; la Trinidad Última experiencial, al ser trascendental, coordina lo trascendental. Cuando aumente su unidad en el futuro eterno, esta Trinidad experiencial activará más aún la presencia en vías de devenir de la Deidad Última.
106:4.2 (1166.5) Aunque la Trinidad Última está destinada a coordinar la creación maestra, Dios Último es el poder-personalización trascendental que marca la dirección de todo el universo maestro. Completar el devenir del Último implica completar la creación maestra y connota la emergencia plena de esta Deidad trascendental.
106:4.3 (1166.6) No conocemos los cambios que acarreará la emergencia plena del Último. Igual que el Supremo está ahora presente en Havona de forma espiritual y personal, también lo está el Último aunque en sentido absonito y superpersonal. Ya habéis sido informados sobre la existencia de los Representantes Cualificados del Último, pero no sobre su paradero ni su función en el presente.
106:4.4 (1167.1) Con independencia de las repercusiones administrativas asociadas a la emergencia de la Deidad Última, los valores personales de su divinidad trascendental podrán ser experimentados por todas las personalidades que hayan participado en la actualización de ese nivel de Deidad. La trascendencia de lo finito solo puede conducir a alcanzar lo último. Dios Último existe en la trascendencia del tiempo y el espacio, y sin embargo es subabsoluto pese a su capacidad inherente de asociación funcional con los absolutos.
106:5.1 (1167.2) El Último es la cúspide de la realidad trascendental igual que el Supremo es la coronación de la realidad evolutiva experiencial. La aparición efectiva de estas dos Deidades experienciales establece los fundamentos de la segunda Trinidad experiencial, la Trinidad Absoluta. Consiste en la unión de Dios Supremo, Dios Último y el Consumador no revelado del Destino del Universo, y tiene la capacidad teórica de activar los Absolutos de potencialidad: el de Deidad, el Universal y el No Cualificado. Pero esta Trinidad Absoluta solo podrá formarse por completo cuando se haya terminado la evolución de todo el universo maestro, desde Havona hasta el cuarto y último nivel del espacio exterior.
106:5.2 (1167.3) Conviene precisar que estas Trinidades experienciales correlacionan, no solo las cualidades de la personalidad de la Divinidad experiencial, sino también todas las cualidades no personales que caracterizan a la unidad de Deidad que han logrado. Aunque la presente exposición está centrada principalmente en las fases personales de la unificación del cosmos, no deja de ser cierto que los aspectos impersonales del universo de universos están destinados igualmente a ser unificados. Esto queda ilustrado en la síntesis de poder-personalidad que está ocurriendo ahora en relación con la evolución del Ser Supremo. Las cualidades de espíritu personales del Supremo son inseparables de las prerrogativas de poder del Todopoderoso, y ambas son complementadas por el potencial desconocido de la mente Suprema. Tampoco Dios Último como persona puede ser considerado separadamente de los aspectos no personales de la Deidad Última. Y en el nivel absoluto, el Absoluto de Deidad y el No Cualificado son inseparables e indistinguibles de la presencia del Absoluto Universal.
106:5.3 (1167.4) Las Trinidades en y por sí mismas no son personales, pero tampoco son contrarias a la personalidad. Más bien la abarcan y la correlacionan en sentido colectivo con funciones impersonales. Por lo tanto las Trinidades son siempre realidades de deidad, nunca realidades de personalidad. Los aspectos de personalidad de una trinidad están inherentes en sus miembros individuales, pero como personas individuales no son esa trinidad, solo son trinidad como grupo. Ese colectivo es trinidad. La trinidad incluye siempre a toda la deidad que abarca; la trinidad es unidad de deidad.
106:5.4 (1167.5) Los tres Absolutos —el de Deidad, el Universal y el No Cualificado —no son trinidad porque no todos son deidad. Solo lo deificado se puede convertir en trinidad; todas las demás asociaciones son triunidades o triodidades.
106:6.1 (1167.6) El potencial presente del universo maestro no puede calificarse de absoluto, aunque bien pudiera ser casi último, y nos parece imposible conseguir la revelación plena de valores-significados absolutos dentro del ámbito de un cosmos subabsoluto. Nos enfrentamos, pues, a considerables dificultades cuando intentamos concebir la expresión total de las posibilidades ilimitadas de los tres Absolutos, e incluso cuando intentamos representarnos la personalización experiencial de Dios Absoluto en el nivel ahora impersonal del Absoluto de Deidad.
106:6.2 (1168.1) El marco espacial del universo maestro parece adecuado para la actualización del Ser Supremo, para la formación y la función plena de la Trinidad Última, para el devenir de Dios Último e incluso para los inicios de la Trinidad Absoluta. Pero nuestros conceptos sobre la función plena de esta segunda Trinidad experiencial parecen implicar algo que está más allá incluso del universo maestro en vías de expansión.
106:6.3 (1168.2) Si partimos del supuesto de un cosmos infinito —una especie de cosmos ilimitable más allá del universo maestro— y si concebimos que los desarrollos finales de la Trinidad Absoluta tendrán lugar en ese escenario superúltimo, resulta posible conjeturar que la función completada de la Trinidad Absoluta encontrará su expresión final en las creaciones de la infinitud y consumará la actualización absoluta de todos los potenciales. La integración y asociación de segmentos cada vez más amplios de la realidad se irá aproximando a la absolutidad de estatus proporcionalmente a la inclusión de toda la realidad dentro de los segmentos así asociados.
106:6.4 (1168.3) Dicho de otro modo, la Trinidad Absoluta, como su nombre indica, es realmente absoluta en su función total. No sabemos cómo una función absoluta puede conseguir expresarse totalmente sobre una base circunscrita, limitada o restringida de alguna otra forma. Por eso tenemos que suponer que cualquier función de totalidad de ese tipo será incondicionada (en potencial). Parece además que lo incondicionado sería también ilimitado, al menos desde un punto de vista cualitativo, aunque no estamos tan seguros de ello en lo que respecta a las relaciones cuantitativas.
106:6.5 (1168.4) Lo que sabemos seguro es que la Trinidad existencial del Paraíso es infinita y la Trinidad Última experiencial es subinfinita. En cambio la Trinidad Absoluta no es tan fácil de clasificar porque a pesar de ser de origen y constitución experiencial, incide claramente sobre los Absolutos existenciales de potencialidad.
106:6.6 (1168.5) Aunque la mente humana no puede pretender captar conceptos tan lejanos y sobrehumanos como estos, le sugerimos que considere que la acción de la Trinidad Absoluta en la eternidad culmina en algún tipo de realización experiencial de los Absolutos de potencialidad. Esta conclusión parece razonable en lo que respecta al Absoluto Universal y posiblemente también al Absoluto No Cualificado; sabemos al menos que el Absoluto Universal no es solo estático y potencial sino también asociativo en el sentido en que estas palabras se aplican a la Deidad total. En cuanto a los valores concebibles de divinidad y de personalidad, estos sucesos que conjeturamos implican la personalización del Absoluto de Deidad y la aparición de los valores superpersonales y los significados ultrapersonales inherentes a la compleción de la personalidad de Dios Absoluto, la tercera y última Deidad experiencial.
106:7.1 (1168.6) Algunas de las dificultades que se presentan al intentar formar conceptos sobre la integración de la realidad infinita se deben al hecho de que todas esas ideas abarcan algo del carácter final del desarrollo universal, una especie de realización experiencial de todo lo que podría existir en algún momento. Y es inconcebible que la infinitud cuantitativa se pueda realizar alguna vez por completo en carácter final. Tiene que haber siempre posibilidades inexploradas en los tres Absolutos de potencial que ningún desarrollo experiencial pueda agotar jamás. La eternidad misma, aunque absoluta, no es más que absoluta.
106:7.2 (1169.1) Incluso un concepto tentativo de la integración final es inseparable de todas las realizaciones de la eternidad no cualificada y por lo tanto imposible de llevar a la práctica en ningún momento futuro concebible.
106:7.3 (1169.2) El acto volitivo de las Deidades que componen la Trinidad del Paraíso establece el destino. El destino es establecido en la inmensidad de los tres grandes potenciales cuya absolutidad abarca las posibilidades de todo desarrollo futuro. El destino es consumado probablemente por el acto del Consumador del Destino del Universo, y es probable que en ese acto estén implicados el Supremo y el Último dentro de la Trinidad Absoluta. Todo destino experiencial puede ser comprendido, al menos en parte, por las criaturas que lo experimentan, pero un destino que incide en los existenciales infinitos supera su comprensión. El destino en la finalización es un logro experiencial y existencial que parece implicar al Absoluto de Deidad. Pero el Absoluto de Deidad mantiene relaciones de eternidad con el Absoluto No Cualificado en virtud del Absoluto Universal. Y estos tres Absolutos, experienciales en posibilidad, son de hecho existenciales y mucho más, pues no tienen límites, ni tiempo, ni espacio, ni fronteras ni medida: son verdaderamente infinitos.
106:7.4 (1169.3) La improbabilidad de alcanzar la meta no impide teorizar filosóficamente sobre tales destinos hipotéticos. Puede que la actualización del Absoluto de Deidad como un Dios absoluto alcanzable sea imposible en la práctica, y sin embargo esta realización de la condición final sigue siendo una posibilidad teórica. Puede que la implicación del Absoluto No Cualificado en algún cosmos infinito inconcebible esté inmensamente lejos en el futuro de la eternidad sin fin, pero como hipótesis no deja de ser válida. Los mortales, los morontianos, los espíritus, los finalitarios, los trascendentales y otros, junto con los propios universos y todas las demás fases de la realidad, tienen ciertamente un destino potencialmente final de valor absoluto, aunque ponemos en duda que algún ser o universo logre alcanzar nunca por completo todos los aspectos de un destino semejante.
106:7.5 (1169.4) Por mucho que podáis crecer en la comprensión del Padre, vuestra mente quedará siempre absorta ante la infinitud no revelada del Padre-YO SOY, cuya inexplorada inmensidad seguirá siendo insondable e incomprensible a lo largo de todos los ciclos de la eternidad. Por muchos aspectos de Dios que hayáis logrado alcanzar, quedarán siempre muchos más de cuya existencia ni siquiera sospecharéis. Y creemos que esto es tan cierto en los niveles trascendentales como en los dominios de la existencia finita. ¡La búsqueda de Dios no tiene fin!
106:7.6 (1169.5) Esta incapacidad para alcanzar a Dios en un sentido final no debería desanimar en modo alguno a las criaturas del universo. Podéis alcanzar y alcanzaréis en verdad los niveles de Deidad del Séptuplo, del Supremo y del Último, que significan para vosotros lo mismo que significa la comprensión infinita de Dios Padre para el Hijo Eterno y para el Actor Conjunto en su estatus absoluto de existencia en la eternidad. Lejos de agobiar a la criatura, la infinitud de Dios debería ser la garantía suprema de que, a lo largo de todo el futuro sin fin, la personalidad ascendente tendrá ante sí unas posibilidades de desarrollar su personalidad y asociarse con la Deidad que ni siquiera la eternidad podrá agotar ni limitar.
106:7.7 (1169.6) Para las criaturas finitas del gran universo el concepto del universo maestro parece casi infinito, pero sus arquitectos absonitos perciben sin duda su relación con futuros desarrollos inimaginables dentro del YO SOY sin fin. Incluso el propio espacio no es más que una condición última, una condición limitativa dentro de la absolutidad relativa de las zonas quietas de espacio intermedio.
106:7.8 (1170.1) En el momento inconcebiblemente lejano de la eternidad futura en que quede finalmente terminado todo el universo maestro, es indudable que todos contemplaremos retrospectivamente su historia completa como un mero comienzo, como la simple creación de ciertos fundamentos finitos y trascendentales con vistas a metamorfosis aún mayores y más fascinantes de la infinitud inexplorada. En ese momento de la eternidad futura el universo maestro seguirá pareciendo joven, y en realidad será siempre joven frente a las posibilidades ilimitadas de la eternidad sin fin.
106:7.9 (1170.2) La improbabilidad de alcanzar el destino infinito no impide en lo más mínimo hacerse ideas sobre dicho destino, y estamos convencidos de que si los tres potenciales absolutos pudieran alguna vez actualizarse por completo, sería posible concebir la integración final de la realidad total. Esta realización del desarrollo está basada en la actualización completa de los Absolutos No Cualificado, Universal y de Deidad, las tres potencialidades cuya unión constituye la latencia del YO SOY, las realidades en suspenso de la eternidad, las posibilidades pendientes de todo lo futuro, y mucho más.
106:7.10 (1170.3) No es exagerado afirmar que estas eventualidades corresponden como mínimo a un futuro bastante remoto, y sin embargo creemos detectar en los mecanismos, las personalidades y las asociaciones de las tres Trinidades la posibilidad teórica de volver a unir las siete fases absolutas del Padre-YO SOY. Esto nos pone frente a frente con el concepto de la Trinidad triple, compuesta por la Trinidad del Paraíso de estatus existencial y las dos Trinidades de naturaleza y origen experiencial que aparecen después.
106:8.1 (1170.4) No es fácil describir a la mente humana la naturaleza de la Trinidad de Trinidades. Es la suma de la totalidad de la infinitud experiencial tal como se manifiesta en una infinitud teórica de realización en la eternidad. En la Trinidad de Trinidades lo infinito experiencial llega a identificarse con lo infinito existencial, y ambos son como uno en el YO SOY preexperiencial y preexistencial. La Trinidad de Trinidades es la expresión final de todo lo que está implicado en las quince triunidades y sus triodidades asociadas. Los caracteres finales tanto existenciales como experienciales son difíciles de comprender para los seres relativos, por eso se han de presentar siempre como relatividades.
106:8.2 (1170.5) La Trinidad de Trinidades existe en varias fases. Contiene posibilidades, probabilidades e inevitabilidades que superan la imaginación de seres situados muy por encima del nivel humano. Tiene implicaciones probablemente insospechadas por los filósofos celestiales porque sus implicaciones están en las triunidades y las triunidades son, a fin de cuentas, insondables.
106:8.3 (1170.6) Entre las diversas formas de describir la Trinidad de Trinidades hemos optado por el siguiente concepto de los tres niveles:
106:8.4 (1170.7) 1. El nivel de las tres Trinidades.
106:8.5 (1170.8) 2. El nivel de la Deidad experiencial.
106:8.6 (1170.9) 3. El nivel del YO SOY.
106:8.7 (1170.10) Son niveles de unificación creciente. De hecho, la Trinidad de Trinidades es el primer nivel, mientras que el segundo y el tercero son unificaciones derivadas del primero.
106:8.8 (1171.1) EL PRIMER NIVEL. En este nivel inicial de asociación se estima que las tres Trinidades actúan como agrupaciones de personalidades de Deidad perfectamente sincronizadas aunque bien diferenciadas.
106:8.9 (1171.2) 1. La Trinidad del Paraíso, la asociación de las tres Deidades del Paraíso, el Padre, el Hijo y el Espíritu. Cabe recordar que la Trinidad del Paraíso lleva en sí una triple función: una función absoluta, una función trascendental (como Trinidad de la Ultimidad) y una función finita (como Trinidad de la Supremacía). La Trinidad del Paraíso es cualquiera de estas funciones y todas ellas siempre y en todo momento.
106:8.10 (1171.3) 2. La Trinidad Última. Es la asociación de deidad de los Creadores Supremos, Dios Supremo y los Arquitectos del Universo Maestro. Aunque esta forma de presentar los aspectos de divinidad de esta Trinidad es adecuada, hacemos constar que hay otras fases de esta Trinidad que parecen perfectamente coordinadas con los aspectos de divinidad.
106:8.11 (1171.4) 3. La Trinidad Absoluta. Es la agrupación de Dios Supremo, Dios Último y el Consumador del Destino del Universo respecto a todos los valores de divinidad. Algunas otras fases de esta agrupación trina guardan relación con valores que no son de divinidad en el cosmos en vías de expansión. Pero estos valores se están unificando con las fases de divinidad, igual que los aspectos de poder y personalidad de las Deidades experienciales están ahora en proceso de síntesis experiencial.
106:8.12 (1171.5) La asociación de estas tres Trinidades en la Trinidad de Trinidades asegura la posibilidad de una integración ilimitada de la realidad. Esta agrupación contiene causas, intermedios y finales; iniciadores, realizadores y consumadores; comienzos, existencias y destinos. La sociedad Padre-Hijo se ha transformado en Hijo-Espíritu, y luego en Espíritu-Supremo, en Supremo-Último y en Último-Absoluto, incluso en la sociedad del Absoluto y el Padre-Infinito. Es la compleción del ciclo de la realidad. Del mismo modo, en otras fases que no están relacionadas tan directamente con la divinidad y la personalidad, la Primera Gran Fuente y Centro realiza en sí la no limitación de la realidad en torno al círculo de la eternidad, desde la absolutidad de la autoexistencia, pasando por la perpetuidad de la autorrevelación, hasta el carácter final de la autorrealización: desde el absoluto de los existenciales hasta el carácter final de los experienciales.
106:8.13 (1171.6) EL SEGUNDO NIVEL. La coordinación de las tres Trinidades implica inevitablemente la unión asociativa de las Deidades experienciales, que están genéticamente asociadas con estas Trinidades. La naturaleza de este segundo nivel se ha presentado algunas veces como sigue:
106:8.14 (1171.7) 1. El Supremo. Es la consecuencia de deidad de la unidad de la Trinidad del Paraíso, en enlace experiencial con los hijos e hijas Creadores y Creativos de las Deidades del Paraíso. El Supremo es la personificación de deidad de la primera etapa de evolución finita completada.
106:8.15 (1171.8) 2. El Último. Es la consecuencia en deidad de la unidad devenida de la segunda Trinidad, la personificación trascendental y absonita de la divinidad. El Último consiste en una unidad de muchas cualidades considerada de forma variable. Estaría bien incluir en su concepto humano al menos aquellas fases de la ultimidad que dirigen el control, que son personalmente experimentables y que unifican tensionalmente, pero hay muchos otros aspectos no revelados de la Deidad devenida. Aunque el Último y el Supremo son comparables, ni son idénticos ni el Último es una mera ampliación del Supremo.
106:8.16 (1172.1) 3. El Absoluto. Existen muchas teorías sobre el carácter del tercer miembro del segundo nivel de la Trinidad de Trinidades. Es indudable que Dios Absoluto está implicado en esta asociación como la consecuencia en cuanto a personalidad de la función final de la Trinidad Absoluta, y sin embargo el Absoluto de Deidad es una realidad existencial con estatus de eternidad.
106:8.17 (1172.2) La dificultad conceptual en torno a este tercer miembro es inherente al hecho de que presuponer su calidad de miembro implica realmente la existencia de un solo Absoluto. En teoría, si pudiera producirse semejante acontecimiento, seríamos testigos de la unificación experiencial de los tres Absolutos en uno solo. Y nos han enseñado que en la infinitud y existencialmente no hay más que un solo Absoluto. Aunque no está nada claro quién puede ser este tercer miembro, se oye con frecuencia que pudiera consistir en alguna forma de enlace y manifestación cósmica todavía inimaginable de los Absolutos de Deidad, Universal y No Cualificado. Es cierto que la Trinidad de Trinidades no logrará completar su función si no se unifican plenamente los tres Absolutos, y los tres Absolutos no se pueden unificar hasta que todos los potenciales infinitos se hayan realizado por completo.
106:8.18 (1172.3) La desviación de la verdad será probablemente mínima si se concibe al Absoluto Universal como el tercer miembro de la Trinidad de Trinidades, siempre que esta concepción no solo considere al Universal como estático y potencial sino también como asociativo. Pero seguimos sin captar cómo se relaciona con los aspectos creativos y evolutivos de la función de la Deidad total.
106:8.19 (1172.4) Aunque es difícil formarse un concepto completo de la Trinidad de Trinidades, un concepto limitado no es tan difícil. Si se concibe que el segundo nivel de la Trinidad de Trinidades es esencialmente personal, resulta muy posible postular que la unión de Dios Supremo, Dios Último y Dios Absoluto es la repercusión personal de la unión de las Trinidades personales que son ancestrales a estas Deidades experienciales. Aventuramos la opinión de que estas tres Deidades experienciales se unificarán sin duda en el segundo nivel como consecuencia directa de la unidad creciente de sus Trinidades ancestrales y causativas que constituyen el primer nivel.
106:8.20 (1172.5) El primer nivel consta de tres Trinidades; el segundo nivel existe como la asociación en personalidad de las personalidades de evolución experiencial, de devenir experiencial y experiencial-existenciales de la Deidad. Con independencia de cualquier dificultad conceptual para comprender a la Trinidad de Trinidades en su totalidad, la asociación personal de estas tres Deidades en el segundo nivel se ha manifestado a nuestra propia edad del universo en el fenómeno de deización de Majeston, actualizado en este segundo nivel por el Absoluto de Deidad que actuó a través del Último en respuesta al mandato creativo inicial del Ser Supremo.
106:8.21 (1172.6) EL TERCER NIVEL. En una hipótesis sin restricciones del segundo nivel de la Trinidad de Trinidades está contenida la correlación de todas las fases de todos los tipos de realidad que son, fueron o pudieran ser en la totalidad de la infinitud. El Ser Supremo no es solo espíritu sino también mente, poder y experiencia. El Último es todo esto y mucho más, mientras que en el concepto conjunto de la unicidad de los Absolutos de Deidad, Universal y No Cualificado está incluido el carácter final absoluto de toda realización de la realidad.
106:8.22 (1172.7) En la unión del Supremo, el Último y el Absoluto completo se podría producir la reconstrucción funcional de aquellos aspectos de la infinitud que fueron segmentados originalmente por el YO SOY y dieron como resultado la aparición de los siete Absolutos de la Infinitud. Aunque esto no sea más que una remotísima posibilidad para los filósofos del universo, nosotros nos preguntamos muchas veces: si el segundo nivel de la Trinidad de Trinidades pudiera alcanzar algún día una unidad trinitaria, ¿cuál sería la consecuencia de dicha unidad de deidad? No lo sabemos, pero estamos convencidos de que conduciría directamente a la realización del YO SOY como alcanzable experiencial. Desde el punto de vista de los seres personales esto podría significar que el incognoscible YO SOY se habría hecho experimentable como Padre-Infinito. Lo que estos destinos absolutos pudieran significar desde un punto de vista no personal es otra cuestión que solo la eternidad podrá clarificar. Pero cuando contemplamos estas eventualidades remotas como criaturas personales, deducimos que el destino final de todas las personalidades es conocer de manera final a su propio Padre Universal.
106:8.23 (1173.1) El YO SOY tal como lo concebimos filosóficamente en la eternidad pasada está solo, no hay nadie más que él. Cuando miramos hacia la eternidad futura no vemos ninguna posibilidad de que el YO SOY cambie como existencial, y en cambio nos atrevemos a pronosticar una enorme diferencia experiencial. Este concepto del YO SOY implica la realización plena de sí mismo. Abarca la pléyade ilimitada de personalidades que han participado volitivamente en la autorrevelación del YO SOY y seguirán siendo eternamente partes volitivas absolutas de la totalidad de la infinitud, los hijos finales del Padre absoluto.
106:9.1 (1173.2) En el concepto de la Trinidad de Trinidades postulamos la posible unificación experiencial de la realidad ilimitada y a veces teorizamos que todo esto podría suceder en la extrema lejanía de la eternidad remota. Sin embargo existe una unificación real y contemporánea de la infinitud en la edad presente, igual que en todas las edades pasadas y futuras del universo; esta unificación es existencial en la Trinidad del Paraíso. La unificación de la infinitud como realidad experiencial está inconcebiblemente lejana, pero una unidad no cualificada de la infinitud domina ahora el momento presente de la existencia del universo y unifica las divergencias de toda la realidad con una majestuosidad existencial que es absoluta.
106:9.2 (1173.3) Cuando las criaturas finitas intentan concebir la unificación infinita en los niveles de carácter final de la eternidad consumada, se encuentran cara a cara con las limitaciones intelectuales inherentes a sus existencias finitas. El tiempo, el espacio y la experiencia constituyen barreras para el concepto de la criatura, y sin embargo sin el tiempo, sin el espacio y sin la experiencia ninguna criatura podría conseguir una comprensión ni siquiera limitada de la realidad del universo. Sin sensibilidad al tiempo, a ninguna criatura evolutiva le sería posible percibir las relaciones de secuencia. Sin percepción del espacio, ninguna criatura podría profundizar en las relaciones de simultaneidad. Sin experiencia, ninguna criatura evolutiva podría ni siquiera existir. Solo los siete Absolutos de la Infinitud trascienden realmente la experiencia, e incluso ellos pueden ser experienciales en ciertas fases.
106:9.3 (1173.4) El tiempo, el espacio y la experiencia son las mayores ayudas del hombre para la percepción relativa de la realidad y al mismo tiempo sus obstáculos más formidables para percibir la realidad completa. Los mortales y otras muchas criaturas del universo necesitan pensar que los potenciales son actualizados en el espacio y evolucionan hasta fructificar en el tiempo, pero todo este proceso es un fenómeno del espacio-tiempo que no ocurre en el Paraíso ni en la eternidad. En el nivel absoluto no hay ni tiempo ni espacio y todos los potenciales se pueden percibir como actuales.
106:9.4 (1173.5) El concepto de la unificación de toda la realidad, sea en esta edad del universo o en cualquier otra, es básicamente doble: existencial y experiencial. Esta unidad se está realizando experiencialmente en la Trinidad de Trinidades, pero el grado de actualización aparente de esta Trinidad triple es directamente proporcional a la desaparición de las limitaciones e imperfecciones de la realidad en el cosmos. En cambio la integración total de la realidad está presente de modo ilimitado, eterno y existencial en la Trinidad del Paraíso, dentro de la cual la realidad infinita está unificada de modo absoluto en este mismo momento del universo.
106:9.5 (1174.1) La paradoja creada por los puntos de vista experienciales y existenciales es inevitable y está basada en parte en el hecho de que la Trinidad del Paraíso y la Trinidad de Trinidades son, cada una de ellas, una relación de eternidad que los mortales solo pueden percibir como una relatividad del espacio-tiempo. El concepto humano de la actualización experiencial gradual de la Trinidad de Trinidades (el punto de vista del tiempo) tiene que ser completado por el postulado adicional de que esto es ya una factualización (el punto de vista de la eternidad). ¿Pero cómo se pueden conciliar estos dos puntos de vista? Sugerimos a los mortales finitos que acepten la verdad de que la Trinidad del Paraíso es la unificación existencial de la infinitud y comprendan que su incapacidad de detectar la presencia efectiva y la manifestación completa de la Trinidad de Trinidades experiencial se debe en parte a deformaciones recíprocas producidas por:
106:9.6 (1174.2) 1. La limitación del punto de vista humano, la incapacidad de captar el concepto de eternidad no cualificada.
106:9.7 (1174.3) 2. El estatus humano imperfecto, la lejanía de los experienciales respecto al nivel absoluto.
106:9.8 (1174.4) 3. El propósito de la existencia humana, el hecho de que la humanidad está concebida para evolucionar por el procedimiento de la experiencia y por lo tanto debe depender de la experiencia de modo inherente y constitutivo. Solo un Absoluto puede ser existencial y experiencial a la vez.
106:9.9 (1174.5) En la Trinidad del Paraíso el Padre Universal es el YO SOY de la Trinidad de Trinidades, y son las limitaciones finitas las que impiden experimentar al Padre como infinito. El concepto existencial solitario e inalcanzable del YO SOY pretrinitario y el postulado experiencial y alcanzable del YO SOY posterior a la Trinidad de Trinidades no son más que una sola y misma hipótesis. No se ha producido ningún cambio real en el Infinito, sino que todos los desarrollos aparentes se deben al aumento de la capacidad de captar la realidad y apreciar el cosmos.
106:9.10 (1174.6) A fin de cuentas, el YO SOY debe existir antes de todos los existenciales y después de todos los experienciales. Puede que estas ideas no resuelvan las paradojas que suponen la infinitud y la eternidad para la mente humana, pero al menos deberían estimular a los intelectos finitos a abordar estos problemas interminables de una forma nueva. Estos son los mismos problemas que os seguirán intrigando en Salvington y más adelante cuando seáis finalitarios, y así durante todo el futuro sin fin de vuestra carrera eterna en los universos en vías de expansión.
106:9.11 (1174.7) Tarde o temprano todas las personalidades del universo empiezan a darse cuenta de que la búsqueda definitiva de la eternidad es la exploración interminable de la infinitud, el viaje sin fin de descubrimiento hacia la absolutidad de la Primera Fuente y Centro. Tarde o temprano todos nos hacemos conscientes de que el crecimiento de la criatura es proporcional a su identificación con el Padre. Llegamos a la conclusión de que vivir la voluntad de Dios es el pasaporte eterno a la posibilidad sin fin de la infinitud misma. Los mortales comprenderán algún día que el éxito en la búsqueda del Infinito es directamente proporcional al grado de semejanza con el Padre que logre la criatura, y que en esta edad del universo las realidades del Padre se revelan en las cualidades de divinidad. Las criaturas del universo se apropian personalmente de estas cualidades de divinidad en la experiencia de vivir divinamente, y vivir divinamente significa vivir la voluntad de Dios.
106:9.12 (1175.1) Para las criaturas finitas, evolutivas, materiales, una vida basada en vivir la voluntad del Padre conduce directamente a lograr la supremacía del espíritu en el marco de la personalidad y va acercando a esas criaturas a la comprensión del Padre-Infinito. Una vida centrada en el Padre está basada en la verdad, es sensible a la belleza y está dominada por la bondad. Una persona que conoce así a Dios está iluminada interiormente por la adoración y entregada exteriormente a servir de todo corazón a la hermandad universal de todas las personalidades en un ministerio de servicio lleno de misericordia y motivado por el amor. Y paralelamente, todas estas cualidades de vida se unifican en la evolución de la personalidad en niveles cada vez más altos de sabiduría cósmica, autorrealización, descubrimiento de Dios y adoración al Padre.
106:9.13 (1175.2) [Presentado por un Melquisedec de Nebadon.]
El libro de Urantia
Documento 107
107:0.1 (1176.1) AUNQUE el Padre Universal reside personalmente en el Paraíso, situado en el centro mismo de los universos, también está realmente presente en los mundos del espacio, donde mora dentro de la mente de sus incontables hijos del tiempo bajo la forma de los Monitores de Misterio. El Padre eterno está a la vez más lejos que nadie y más íntimamente asociado que nadie a sus hijos mortales planetarios.
107:0.2 (1176.2) Los Ajustadores son la actualidad del amor del Padre encarnado en el alma de los hombres, la promesa cierta, encarcelada dentro de la mente del mortal, de una carrera eterna para el hombre. Son la esencia de la personalidad humana finalitaria perfeccionada que el hombre puede anticipar en el tiempo a medida que va dominando progresivamente la técnica divina de vivir la voluntad del Padre, paso a paso, en su ascenso de universo en universo hasta que logra alcanzar la presencia divina de su Padre del Paraíso.
107:0.3 (1176.3) Habiendo ordenado al hombre que sea perfecto como él es perfecto, Dios ha descendido en forma de Ajustador para ser el socio experiencial del hombre en el logro del destino superno contenido en esta orden. El fragmento de Dios que mora en la mente del hombre es la garantía absoluta e ilimitada de que el hombre puede encontrar al Padre Universal gracias a su asociación con este Ajustador divino salido de Dios para encontrar al hombre y hacerlo hijo suyo incluso durante su vida en la carne.
107:0.4 (1176.4) Todo mortal que ha visto a un Hijo Creador ha visto al Padre Universal, y aquel que está habitado por un Ajustador divino está habitado por el Padre del Paraíso. Todos los mortales que siguen consciente o inconscientemente las directrices de su Ajustador interior viven conforme a la voluntad de Dios. La consciencia de la presencia del Ajustador es la consciencia de la presencia de Dios. La fusión eterna del Ajustador con el alma evolutiva del hombre es la experiencia factual de la unión eterna con Dios en calidad de asociado de la Deidad en el universo.
107:0.5 (1176.5) Es el Ajustador quien crea dentro del hombre el anhelo insaciable y el ansia incesante de ser como Dios, de alcanzar el Paraíso y allí, ante la persona real de la Deidad, adorar a la fuente infinita del don divino. El Ajustador es la presencia viva que vincula efectivamente al hijo mortal con su Padre del Paraíso y lo acerca cada vez más al Padre. El Ajustador compensa la enorme tensión que existe en el universo provocada por la distancia que separa al hombre de Dios y por el carácter parcial del hombre en contraste con la universalidad del Padre eterno.
107:0.6 (1176.6) El Ajustador es la esencia absoluta de un ser infinito encarcelada dentro de la mente de una criatura finita. Si el mortal así lo elige, puede consumar con el tiempo esta unión temporal de Dios y hombre, y actualizar verdaderamente un nuevo orden de existencia para el servicio sin fin del universo. El Ajustador es la realidad divina del universo que factualiza la verdad de que Dios es el Padre del hombre. El Ajustador es la brújula cósmica infalible del hombre, que orienta siempre al alma de manera segura hacia Dios.
107:0.7 (1177.1) En los mundos evolutivos las criaturas con voluntad atraviesan tres etapas generales de desarrollo del ser. Desde la llegada del Ajustador hasta un crecimiento pleno relativo, alrededor de los veinte años de edad en Urantia, los Monitores se denominan a veces Cambiadores del Pensamiento. Desde ese momento hasta la edad del criterio, hacia los cuarenta años, los Monitores de Misterio se llaman Ajustadores del Pensamiento. Desde el logro del criterio hasta la liberación de la carne se les suele llamar Controladores del Pensamiento. Estas tres fases de la vida del mortal no están relacionadas con las tres etapas del progreso del Ajustador en la duplicación de la mente y la evolución del alma.
107:1.1 (1177.2) Dado que los Ajustadores del Pensamiento son de la esencia de la Deidad original, nadie puede atreverse a disertar con autoridad sobre su origen y naturaleza. Yo solo puedo transmitir las tradiciones de Salvington y las creencias de Uversa, solo puedo explicar cómo consideramos a estos Monitores de Misterio y a sus entidades asociadas en todo el gran universo.
107:1.2 (1177.3) Aunque hay opiniones diversas sobre el modo en que son otorgados los Ajustadores del Pensamiento, no hay diferencias de opinión respecto a su origen, puesto que todos están de acuerdo en que proceden directamente del Padre Universal, la Primera Fuente y Centro. No son seres creados sino entidades fragmentadas que constituyen la presencia factual del Dios infinito. Junto con sus muchos asociados no revelados, los Ajustadores son divinidad pura y sin mezcla, porciones de la Deidad no cualificadas ni atenuadas. Son de Dios, y hasta donde somos capaces de percibir, son Dios.
107:1.3 (1177.4) No sabemos nada del momento en que empieza su existencia separada fuera de la absolutidad de la Primera Fuente y Centro, y tampoco conocemos su número. Sabemos muy poco sobre su trayectoria hasta que llegan a los planetas del tiempo para morar en el interior de las mentes humanas, pero a partir de ese momento tenemos cierto conocimiento de su progresión cósmica hasta que se cumple la consumación de su destino trino: obtener la personalidad por fusión con algún mortal ascendente, obtener la personalidad por un fíat del Padre Universal o bien verse liberados de los cometidos que se conocen como propios de los Ajustadores del Pensamiento.
107:1.4 (1177.5) Aunque no lo sabemos, suponemos que los Ajustadores están siendo individualizados constantemente a medida que el universo se amplía y aumenta el número de candidatos a la fusión con un Ajustador. Pero puede que nos equivoquemos al intentar contabilizar a los Ajustadores de forma numérica. Como Dios mismo, estos fragmentos de su naturaleza insondable bien pudieran ser existencialmente infinitos.
107:1.5 (1177.6) El origen de los Ajustadores del Pensamiento es una de las funciones no reveladas del Padre Universal. Todo nos lleva a creer que ninguno de los otros compañeros absolutos de la Primera Fuente y Centro tiene nada que ver con la producción de los fragmentos del Padre. Los Ajustadores son simple y eternamente dones divinos: son de Dios, proceden de Dios y son como Dios.
107:1.6 (1177.7) En su relación con las criaturas susceptibles de fusión, revelan un amor superno y un ministerio espiritual que confirman profundamente la afirmación de que Dios es espíritu. Pero además de este ministerio trascendente ocurren muchas otras cosas que no se han revelado nunca a los mortales de Urantia. Nosotros tampoco comprendemos del todo qué sucede realmente cuando el Padre Universal da algo de sí mismo para que forme parte de la personalidad de una criatura del tiempo. La progresión ascendente de los finalitarios del Paraíso tampoco ha desvelado aún todas las posibilidades inherentes a esta asociación superna entre el hombre y Dios. En cualquier caso, los fragmentos del Padre tienen que ser el don del Dios absoluto a aquellas criaturas cuyo destino abarca la posibilidad de alcanzar a Dios como absoluto.
107:1.7 (1178.1) Igual que el Padre Universal fragmenta su Deidad prepersonal, el Espíritu Infinito individualiza porciones de su espíritu premente para que moren dentro de las almas evolutivas de los mortales supervivientes que pertenecen a la serie de fusión con el espíritu y lleguen a fusionarse con ellas. En cambio la naturaleza del Hijo Eterno no se puede fragmentar así porque el espíritu del Hijo Original o bien es difuso o bien diferenciadamente personal. Las criaturas fusionadas con el Hijo están unidas con otorgamientos individualizados del espíritu de los Hijos Creadores del Hijo Eterno.
107:2.1 (1178.2) Los Ajustadores se individualizan como entidades vírgenes y están todos destinados a convertirse en Monitores liberados, en Monitores fusionados o bien en Monitores Personalizados. Entendemos que hay siete órdenes de Ajustadores del Pensamiento, aunque no comprendemos del todo estas divisiones. Solemos referirnos a los diferentes órdenes como sigue:
107:2.2 (1178.3) 1. Ajustadores vírgenes, los que cumplen su primera misión en la mente de un candidato evolutivo a la supervivencia eterna. La naturaleza divina de los Monitores de Misterio es eternamente uniforme. Su naturaleza experiencial también es uniforme cuando salen por primera vez de Divinington, pero luego se van diferenciando experiencialmente según las distintas experiencias de su ministerio en el universo.
107:2.3 (1178.4) 2. Ajustadores avanzados, los que han servido durante uno o más periodos dentro de criaturas con voluntad en mundos donde la fusión final se produce entre la identidad de la criatura del tiempo y una porción individualizada del espíritu de la manifestación de la Tercera Fuente y Centro en el universo local.
107:2.4 (1178.5) 3. Ajustadores supremos, los Monitores que han servido en la aventura del tiempo de los mundos evolutivos con compañeros humanos que rehusaron por alguna razón la supervivencia eterna, y también los que han sido destinados posteriormente a otras aventuras dentro de otros mortales en otros mundos en vías de evolución. Un Ajustador supremo, aunque no es más divino que un Monitor virgen, ha tenido más experiencia y puede hacer cosas en la mente humana que un Ajustador menos experimentado no podría.
107:2.5 (1178.6) 4. Ajustadores desaparecidos. Encontramos aquí una laguna en nuestros esfuerzos por seguir la carrera de los Monitores de Misterio. Hay una cuarta etapa de servicio que desconocemos. Los Melquisedec enseñan que los Ajustadores de cuarta etapa deambulan por el universo de universos en misiones independientes. Los Mensajeros Solitarios se inclinan a pensar que son uno con la Primera Fuente y Centro y pasan un periodo reparador en la reconfortante compañía del Padre mismo. Para un Ajustador es perfectamente posible deambular por el universo maestro y ser uno al mismo tiempo con el Padre omnipresente.
107:2.6 (1178.7) 5. Ajustadores liberados, los Monitores de Misterio que han sido liberados para siempre de servir en el tiempo a los mortales de las esferas en vías de evolución. No sabemos cuáles pueden ser sus funciones.
107:2.7 (1179.1) 6. Ajustadores fusionados —finalitarios— los que se han hecho uno con las criaturas ascendentes de los superuniversos, compañeros para la eternidad de los ascendentes del tiempo del Cuerpo de la Finalización del Paraíso. Los Ajustadores del Pensamiento suelen fusionarse con los mortales ascendentes del tiempo, son registrados con esos mortales supervivientes a su entrada y salida de Ascendington y siguen el curso de los seres ascendentes. Al fusionarse con el alma evolutiva ascendente parece que el Ajustador se traslada del nivel existencial absoluto del universo al nivel experiencial finito de la vinculación funcional con una personalidad ascendente. Aunque conserva todo el carácter de la naturaleza divina existencial, el Ajustador fusionado se une de forma indisoluble a la carrera ascendente del mortal superviviente.
107:2.8 (1179.2) 7. Ajustadores personalizados, los que han servido con los Hijos del Paraíso encarnados, así como muchos otros que se han distinguido por una actuación extraordinaria en el interior de un mortal que rechazó la supervivencia. Tenemos razones para creer que estos Ajustadores son personalizados por recomendación de los Ancianos de los Días del superuniverso donde realizaron su misión.
107:2.9 (1179.3) Estos misteriosos fragmentos de Dios se pueden clasificar de muchas maneras: según su misión en el universo, por el grado de éxito de su actuación en el interior de un mortal individual o incluso por la ascendencia racial del candidato mortal a la fusión.
107:3.1 (1179.4) Todas las actividades del universo relacionadas con el envío, la gestión, la dirección y el regreso de los Monitores de Misterio destinados a los siete superuniversos parecen estar centradas en la esfera sagrada de Divinington. Que yo sepa, nadie ha estado en esa esfera aparte de los Ajustadores y otras entidades del Padre. Es probable que muchas entidades prepersonales no reveladas compartan Divinington como esfera de residencia con los Ajustadores. Conjeturamos que esas entidades pueden estar vinculadas de algún modo al ministerio presente y futuro de los Monitores de Misterio, pero en realidad no lo sabemos.
107:3.2 (1179.5) Cuando los Ajustadores del Pensamiento regresan al Padre vuelven a Divinington, su supuesto lugar de origen. Como parte de esta experiencia es probable que se produzca un contacto real con la personalidad paradisiaca del Padre, así como con la manifestación especializada de la divinidad del Padre situada, según dicen, en esta esfera secreta.
107:3.3 (1179.6) Aunque sabemos algo de las siete esferas secretas del Paraíso, sabemos menos de Divinington que de las otras. Los seres de alto orden espiritual reciben solo tres mandamientos divinos, a saber:
107:3.4 (1179.7) 1. Mostrar siempre el debido respeto hacia las dotes y la experiencia de sus mayores y superiores.
107:3.5 (1179.8) 2. Mostrar siempre consideración por las limitaciones y la inexperiencia de sus inferiores y los seres de menor rango.
107:3.6 (1179.9) 3. No intentar nunca aterrizar en las orillas de Divinington.
107:3.7 (1179.10) He pensado muchas veces que sería totalmente inútil que yo fuera a Divinington. Probablemente sería incapaz de ver a ninguno de sus habitantes, excepto a seres como los Ajustadores Personalizados que ya he visto en otros sitios. Estoy convencido de que no hay nada de valor real o de provecho para mí en Divinington, nada esencial para mi crecimiento y desarrollo, porque si lo hubiera no se me habría prohibido ir allí.
107:3.8 (1180.1) Puesto que poco o nada podemos aprender a través de Divinington sobre la naturaleza y el origen de los Ajustadores, nos vemos obligados a recoger información de mil y una fuentes, y es necesario reunir, asociar y correlacionar estos datos acumulados para darles valor informativo.
107:3.9 (1180.2) Del valor y la sabiduría que muestran los Ajustadores del Pensamiento se deduce que han recibido una formación de enorme alcance y amplitud. Dado que no son personalidades, esta formación tiene que proceder necesariamente de las instituciones educativas de Divinington. El personal de las escuelas de formación de Ajustadores de Divinington está constituido sin duda por los notables Ajustadores Personalizados. Y sabemos que este cuerpo central supervisor está presidido por el que es ahora el Ajustador Personalizado del primer Hijo del Paraíso del orden de los Migueles que consumó su otorgamiento séptuplo a las razas y pueblos de los mundos de su universo.
107:3.10 (1180.3) En realidad sabemos muy poco sobre los Ajustadores no personalizados porque solo tenemos contacto y comunicación con los órdenes personalizados. Los Ajustadores de estos órdenes reciben su nombre en Divinington y son conocidos siempre por ese nombre, no por su número. Los Ajustadores Personalizados están domiciliados permanentemente en Divinington; esa esfera sagrada es su casa. Salen de esa residencia solo por voluntad del Padre Universal. En los dominios de los universos locales se ven muy pocos, en cambio son más numerosos en el universo central.
107:4.1 (1180.4) Al decir que un Ajustador del Pensamiento es divino reconocemos simplemente la naturaleza de su origen. Es muy probable que esa pureza de divinidad abarque la esencia del potencial de todos los atributos de Deidad que pueden ser contenidos dentro de ese fragmento de la esencia absoluta de la presencia universal del Padre del Paraíso eterno e infinito.
107:4.2 (1180.5) La fuente del Ajustador tiene que ser infinita, y antes de fusionarse con el alma inmortal de un mortal en vías de evolución, la realidad del Ajustador debe lindar con la absolutidad. Los Ajustadores no son absolutos en el sentido universal, en el sentido de Deidad, pero son probablemente auténticos absolutos dentro de las potencialidades de su naturaleza fragmentada. Están limitados en cuanto a su universalidad, no en cuanto a su naturaleza. Son limitados en extensión, pero en intensidad de significado, de valor y de hecho son absolutos. Por esta razón denominamos a veces a estos dones divinos fragmentos absolutos cualificados del Padre.
107:4.3 (1180.6) Ningún Ajustador ha sido nunca desleal al Padre del Paraíso. Los órdenes inferiores de criaturas personales pueden tener a veces que enfrentarse a las deslealtades de sus semejantes, pero los Ajustadores jamás. Son supremos e infalibles en su esfera superna de ministerio a las criaturas y en su función en el universo.
107:4.4 (1180.7) Los Ajustadores no personalizados son visibles solo para los Ajustadores Personalizados. Los miembros de mi orden de los Mensajeros Solitarios y también los Espíritus Inspirados de la Trinidad pueden detectar la presencia de los Ajustadores por medio de fenómenos reactivos espirituales; incluso las serafines pueden percibir a veces la luminosidad de espíritu que se supone asociada a la presencia de los Monitores en la mente material de los hombres. Sin embargo ninguno de nosotros es capaz de percibir la presencia real de los Ajustadores a menos que hayan sido personalizados, si bien es cierto que sus naturalezas son perceptibles en unión con las personalidades fusionadas de los mortales ascendentes de los mundos evolutivos. La invisibilidad universal de los Ajustadores es un claro indicio de la superioridad exclusivamente divina de su origen y naturaleza.
107:4.5 (1181.1) Hay una luz característica, una luminosidad de espíritu, que acompaña a esta presencia divina y se suele asociar con los Ajustadores del Pensamiento. En el universo de Nebadon esta luminosidad paradisiaca es bien conocida como la «luz piloto»; en Uversa se llama la «luz de vida». En Urantia se ha aludido a veces a este fenómeno como «la luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene a este mundo».
107:4.6 (1181.2) Los Ajustadores del Pensamiento Personalizados son visibles para todos los seres que han alcanzado al Padre Universal. Los Ajustadores de todas las etapas, junto con todos los demás seres, entidades, espíritus, personalidades y manifestaciones del espíritu, son siempre perceptibles por las Personalidades Creadoras Supremas que proceden de las Deidades del Paraíso y presiden los principales gobiernos del gran universo.
107:4.7 (1181.3) ¿Os dais cuenta de la verdadera relevancia que tiene la presencia interior de un Ajustador? ¿Podéis llegar a asimilar realmente lo que significa que un fragmento absoluto de la Deidad absoluta e infinita, el Padre Universal, habite dentro de vuestras naturalezas mortales finitas y se fusione con ellas? Cuando el hombre mortal se fusiona con un fragmento auténtico de la Causa existencial del cosmos total, el destino de esa asociación inimaginable y sin precedentes se vuelve ilimitado. El hombre descubrirá en la eternidad no solo la infinitud de la Deidad objetiva sino también la potencialidad perpetua del fragmento subjetivo de este mismo Dios. El Ajustador revelará por siempre las maravillas de Dios a la personalidad mortal, y esta revelación superna no puede tener fin porque para el hombre mortal el Ajustador es de Dios y como Dios.
107:5.1 (1181.4) Los mortales evolutivos tienden a considerar que la mente es una mediación cósmica entre el espíritu y la materia, pues ese es en efecto el cometido principal de la mente tal como la percibís vosotros. Para los humanos es difícil captar que los Ajustadores del Pensamiento tienen mente, dado que son fragmentaciones de Dios en un nivel absoluto de la realidad que es no solo prepersonal sino también previo a toda divergencia entre energía y espíritu. En un nivel monista antecedente a la diferenciación entre energía y espíritu no podría haber ninguna función mediadora de la mente, ya que no hay divergencias que dirimir.
107:5.2 (1181.5) Dado que los Ajustadores pueden planificar, trabajar y amar, tienen que tener poderes del yo que sean conmensurados con la mente. Los Monitores de todos los niveles que están por encima del grupo primero o virgen poseen una capacidad ilimitada de comunicarse entre sí, aunque no podemos revelar casi nada sobre la naturaleza y el sentido de sus intercomunicaciones porque las desconocemos. Lo que sí sabemos es que tienen que tener alguna forma de mente, porque si no nunca podrían ser personalizados.
107:5.3 (1181.6) La constitución mental del Ajustador del Pensamiento es como la constitución mental del Padre Universal y del Hijo Eterno, que es ancestral a las mentes del Actor Conjunto.
107:5.4 (1181.7) El tipo de mente que se da por sentado para los Ajustadores tiene que ser similar a la dotación de mente de muchos otros órdenes de entidades prepersonales cuyo origen también se atribuye a la Primera Fuente y Centro. Aunque muchos de esos órdenes no han sido revelados en Urantia, todos manifiestan cualidades mentales. También es posible que esas individualizaciones de la Deidad original se unifiquen con numerosos tipos de seres no mortales en vías de evolución e incluso con un número limitado de seres no evolutivos que han desarrollado la capacidad de fusionarse con esos fragmentos de la Deidad.
107:5.5 (1182.1) Cuando un Ajustador del Pensamiento se fusiona con el alma de morontia en vías de evolución e inmortal de un humano superviviente, la mente del Ajustador solo se puede identificar como separada de la mente de la criatura hasta que el mortal ascendente alcanza los niveles de espíritu de progresión en el universo.
107:5.6 (1182.2) Cuando alcanzan los niveles finalitarios de experiencia ascendente, estos espíritus de sexta etapa parecen transmutar un factor mental que representa la unión de ciertos aspectos de la mente del mortal y de la mente del Ajustador, un factor que había funcionado antes como enlace entre los aspectos divino y humano de dichas personalidades ascendentes. Es probable que esta cualidad experiencial de la mente adquiera carácter de supremacía e incremente después la dotación experiencial de la Deidad evolutiva, es decir, del Ser Supremo.
107:6.1 (1182.3) Los Ajustadores del Pensamiento se manifiestan en la experiencia de las criaturas como la presencia y la guía de una influencia de espíritu. El Ajustador es en verdad un espíritu, espíritu puro y más que espíritu. No hemos podido nunca clasificar a los Monitores de Misterio de forma satisfactoria, pero lo que podemos decir de ellos con toda certeza es que son verdaderamente como Dios.
107:6.2 (1182.4) El Ajustador es la posibilidad de eternidad para el hombre. El hombre es la posibilidad de personalidad para el Ajustador. Vuestro Ajustador individual trabaja para espiritualizaros con la esperanza de eternizar vuestra identidad temporal. Los Ajustadores están saturados del amor hermoso que otorga de sí mismo el Padre de los espíritus. Os aman verdadera y divinamente. Son prisioneros de la esperanza de ser espíritu que está confinada dentro de la mente de los hombres. Anhelan que vuestra mente mortal logre la divinidad para que se acabe su soledad, para ser liberados con vosotros de las limitaciones de la investidura material y de los ropajes del tiempo.
107:6.3 (1182.5) Vuestra senda hacia el Paraíso es la senda del logro de espíritu, y la naturaleza del Ajustador os irá revelando fielmente la naturaleza espiritual del Padre Universal. Más allá del ascenso al Paraíso y en las etapas posfinalitarias de la carrera eterna, es posible que el Ajustador se relacione con su antiguo socio humano para cuestiones distintas del ministerio del espíritu, pero el ascenso paradisiaco y la carrera finalitaria consisten en la asociación del mortal que conoce a Dios y se espiritualiza con el ministerio espiritual del Ajustador que revela a Dios.
107:6.4 (1182.6) Sabemos que los Ajustadores del Pensamiento son espíritus, espíritus puros, probablemente espíritus absolutos. Pero el Ajustador tiene que ser algo más que una exclusiva realidad de espíritu. Además de su supuesta constitución mental presenta también factores de energía pura. Si recordáis que Dios es la fuente de la energía pura y del espíritu puro, no os costará mucho comprender que sus fragmentos puedan ser ambas cosas. De hecho, los Ajustadores atraviesan el espacio por los circuitos de gravedad instantáneos y universales de la Isla del Paraíso.
107:6.5 (1182.7) Esta vinculación de los Monitores de Misterio con los circuitos materiales del universo de universos es francamente desconcertante, pero no deja de ser cierto que relampaguean por los circuitos de gravedad material a través de todo el gran universo. Es enteramente posible que sean capaces de penetrar incluso en los niveles del espacio exterior, y no hay duda de que podrían seguir a la presencia de gravedad del Paraíso en esas regiones. Aunque los miembros de mi orden de personalidad podemos también atravesar los circuitos de mente del Actor Conjunto más allá de los confines del gran universo, nunca hemos detectado con seguridad la presencia de Ajustadores en las regiones inexploradas del espacio exterior.
107:6.6 (1183.1) Y sin embargo, aunque los Ajustadores utilizan los circuitos de gravedad material, no están sometidos a ella como lo está la creación material. Los Ajustadores son fragmentos del ancestro de la gravedad, no son consecuentes a la gravedad; se han segmentado en un nivel de existencia del universo que antecede hipotéticamente a la aparición de la gravedad.
107:6.7 (1183.2) Los Ajustadores del Pensamiento no descansan desde el momento de su otorgamiento hasta la muerte natural de su sujeto mortal. Entonces quedan liberados y pueden volver a Divinington, pero aquellos cuyo sujeto no pasa por los portales de la muerte natural ni siquiera tienen ese respiro temporal. Los Ajustadores del Pensamiento no necesitan consumir energía; son energía, energía del orden más alto y más divino.
107:7.1 (1183.3) Los Ajustadores del Pensamiento no son personalidades, pero son entidades reales. Están verdadera y perfectamente individualizados, aunque nunca están realmente personalizados mientras moran en el interior de los mortales. Los Ajustadores del Pensamiento no son verdaderas personalidades sino verdaderas realidades, realidades del orden más puro que se conoce en el universo de universos: son la presencia divina. Aunque estos maravillosos fragmentos del Padre no son personales, son considerados habitualmente como seres y a veces, en vista de los aspectos espirituales de su ministerio presente hacia los mortales, como entidades de espíritu.
107:7.2 (1183.4) Si los Ajustadores del Pensamiento no son personalidades con prerrogativas de voluntad y poderes de elección, ¿cómo pueden seleccionar a sujetos mortales y ofrecerse para morar dentro de estas criaturas de los mundos evolutivos? Es fácil hacerse esta pregunta, pero no es probable que ningún ser del universo de universos haya encontrado nunca la respuesta exacta. Tampoco los Mensajeros Solitarios de mi orden de personalidad alcanzamos a comprender del todo la dotación de voluntad, de elección y de amor que poseen las entidades no personales.
107:7.3 (1183.5) Hemos especulado muchas veces sobre que los Ajustadores del Pensamiento tienen que tener volición en todos los niveles prepersonales de elección. Se ofrecen para morar en el interior de los seres humanos, establecen planes para la carrera eterna del hombre y los adaptan, modifican o sustituyen según las circunstancias. Todas estas actividades implican una volición auténtica. Sienten afecto por los mortales, actúan en las crisis del universo, están siempre a la espera de actuar de manera decisiva conforme a la elección humana. Todas estas reacciones son enteramente volitivas. En todas las situaciones no relacionadas con el dominio de la voluntad humana su conducta denota de forma incuestionable el ejercicio de poderes que equivalen en todos los sentidos a la voluntad, al grado máximo de decisión.
107:7.4 (1183.6) ¿Por qué entonces, si los Ajustadores del Pensamiento poseen volición, están supeditados a la voluntad del mortal? Creemos que esto se debe a que la volición del Ajustador, aunque absoluta en su naturaleza, es prepersonal en su manifestación. La voluntad humana funciona en el nivel de personalidad de la realidad de universo, y en todo el cosmos lo impersonal —lo no personal, lo subpersonal y lo prepersonal— responde siempre a la voluntad y a los actos de la personalidad existente.
107:7.5 (1183.7) En todo un universo de seres creados y de energías no personales, no observamos ninguna manifestación de voluntad, volición, elección o amor fuera de la personalidad. Excepto en los Ajustadores y otras entidades similares, no vemos que estos atributos de la personalidad vayan asociados a realidades impersonales. No sería correcto considerar a los Ajustadores como subpersonales ni tampoco sería apropiado calificarlos de superpersonales, en cambio es perfectamente aceptable decir que son seres prepersonales.
107:7.6 (1184.1) Los seres de nuestro orden llamamos dones divinos a estos fragmentos de la Deidad. Reconocemos que los Ajustadores son de origen divino y constituyen probablemente la prueba y la demostración de que el Padre Universal se ha reservado la posibilidad de comunicarse directa e ilimitadamente con todas y cada una de las criaturas materiales existentes en sus dominios prácticamente infinitos. Todo esto ocurre con total independencia de su presencia en las personalidades de sus Hijos del Paraíso o de sus ministraciones indirectas a través de las personalidades del Espíritu Infinito.
107:7.7 (1184.2) Para todos los seres creados sería una inmensa alegría alojar a un Ajustador, pero los únicos seres habitados interiormente por los Monitores de Misterio son las criaturas con voluntad evolutivas y con destino finalitario.
107:7.8 (1184.3) [Presentado por un Mensajero Solitario de Orvonton.]
El libro de Urantia
Documento 108
108:0.1 (1185.1) LA misión de los Ajustadores del Pensamiento hacia las razas humanas es representar al Padre Universal, ser el Padre Universal para las criaturas mortales del tiempo y el espacio. En eso consiste el trabajo fundamental de estos dones divinos. También tienen la misión de elevar las mentes de los mortales y trasladar las almas inmortales de los hombres hasta las alturas divinas y los niveles espirituales de la perfección paradisiaca. En este proceso de transformar la naturaleza humana de la criatura temporal en la naturaleza divina del finalitario eterno, los Ajustadores originan un tipo único de ser, un ser que consiste en la unión eterna del Ajustador perfecto con la criatura perfeccionada y que sería imposible duplicar mediante ninguna otra técnica del universo.
108:0.2 (1185.2) No hay nada en todo el universo que pueda sustituir al hecho de la experiencia en los niveles no existenciales. El Dios infinito es y ha sido siempre, pleno y completo, infinitamente inclusivo de todas las cosas excepto el mal y la experiencia de la criatura. Dios no puede hacer nada mal: es infalible. Dios no puede conocer experiencialmente lo que no ha experimentado nunca personalmente: el preconocimiento de Dios es existencial. Por eso el espíritu del Padre desciende del Paraíso para participar con los mortales finitos en cada experiencia auténtica de la carrera ascendente, y solo mediante este método puede el Dios existencial convertirse de hecho y en verdad en el Padre experiencial del hombre. La infinitud del Dios eterno abarca el potencial para la experiencia finita, y este potencial se actualiza realmente en el ministerio de los fragmentos Ajustadores que comparten las experiencias de las vicisitudes de la vida de los seres humanos.
108:1.1 (1185.3) Cuando los Ajustadores son enviados desde Divinington a servir a los mortales sus dotaciones de divinidad existencial son idénticas, pero sus cualidades experienciales varían en proporción a sus contactos anteriores con las criaturas evolutivas y dentro de ellas. No podemos explicar los criterios de asignación de los Ajustadores, pero conjeturamos que estos dones divinos se otorgan con arreglo a una política sabia y eficaz basada en su capacidad eterna de adaptación a la personalidad en cuyo interior habitarán. Lo que sí constatamos es que los Ajustadores más experimentados suelen morar dentro de mentes humanas de tipo superior, y eso nos hace pensar que la herencia humana tiene que influir considerablemente a la hora de seleccionar y destinar a los Ajustadores.
108:1.2 (1185.4) Aunque no lo sabemos seguro, creemos firmemente que todos los Ajustadores del Pensamiento son voluntarios. Pero incluso antes de ofrecerse como voluntarios disponen de plena información sobre el candidato a ser habitado por cada uno de ellos. Los borradores seráficos sobre ascendencia y patrones proyectados de conducta en la vida son transmitidos a través del Paraíso al cuerpo de reserva de los Ajustadores de Divinington mediante la técnica de la reflectividad, que se extiende hacia dentro desde las capitales de los universos locales hasta las sedes de los superuniversos. Este pronóstico no solo cubre los antecedentes hereditarios del candidato mortal sino también la estimación de su probable dotación intelectual y capacidad espiritual. Y así, los Ajustadores se ofrecen voluntarios para morar en el interior de mentes cuyas naturalezas íntimas les son perfectamente conocidas.
108:1.3 (1186.1) El Ajustador que se ofrece voluntario se interesa en particular por tres cualificaciones del candidato humano:
108:1.4 (1186.2) 1. La capacidad intelectual. ¿Es una mente normal? ¿Cuál es su potencial intelectual, su capacidad de inteligencia? ¿Se puede convertir ese individuo en una auténtica criatura con voluntad? ¿Tendrá posibilidad de manifestarse la sabiduría?
108:1.5 (1186.3) 2. La percepción espiritual. Las perspectivas de desarrollo del sentimiento de veneración, el nacimiento y crecimiento de la naturaleza religiosa. ¿Cuál es el potencial de alma, su probable capacidad espiritual de receptividad?
108:1.6 (1186.4) 3. La combinación de poderes intelectuales y espirituales. El grado en que estas dos dotaciones pudieran asociarse, combinarse, para producir un carácter humano fuerte y contribuir a la evolución cierta de un alma inmortal con valor de supervivencia.
108:1.7 (1186.5) Creemos que los Monitores se presentan libremente como voluntarios con pleno conocimiento de estos datos. Es probable que se presente más de un Ajustador para la misma misión y que los órdenes supervisores personalizados seleccionen entre estos Ajustadores voluntarios al más indicado para la tarea de espiritualizar y eternizar la personalidad de ese candidato mortal. (En la asignación y el servicio de los Ajustadores no se tiene en cuenta el sexo de la criatura.)
108:1.8 (1186.6) Entre su solicitud como voluntario y su destino efectivo, el Ajustador pasa probablemente un breve intervalo de tiempo en las escuelas de los Monitores Personalizados de Divinington. Allí, con ayuda de un patrón de trabajo de la mente del candidato mortal, recibe instrucciones sobre los procedimientos más eficaces para acercarse a esa personalidad y espiritualizar a esa mente. El modelo de mente que se utiliza para ello ha sido elaborado mediante una combinación de los datos suministrados por el servicio de reflectividad del superuniverso. Esto es al menos lo que nosotros creemos después de reunir toda la información obtenida en nuestros contactos con muchos Ajustadores Personalizados durante nuestras largas carreras en el universo como Mensajeros Solitarios.
108:1.9 (1186.7) Una vez que los Ajustadores salen de Divinington, no transcurre prácticamente ningún tiempo entre ese momento y su aparición en la mente del sujeto que han elegido. El tiempo medio de tránsito de un Ajustador desde Divinington hasta Urantia es de 117 horas, 42 minutos y 7 segundos, y se emplea casi todo este tiempo en el registro de Uversa.
108:2.1 (1186.8) Aunque los Ajustadores se ofrecen voluntarios desde el momento en que los pronósticos sobre una personalidad llegan a Divinington, no son asignados hasta que el sujeto humano haya tomado la primera decisión moral de su personalidad. La primera elección moral del niño humano es notificada automáticamente por el séptimo adjutor-mente y registrada en el acto a través del Espíritu Creativo del universo local por la vía del circuito universal de gravedad de mente del Actor Conjunto. Esta inscripción se efectúa en presencia del Espíritu Maestro que posee la jurisdicción de ese superuniverso, quien envía inmediatamente esta información a Divinington. En Urantia los Ajustadores llegan a sus sujetos humanos justo antes de que cumplan los seis años como término medio. En la generación presente está ocurriendo a los cinco años, diez meses y cuatro días, es decir a los 2.134 días de vida terrestre.
108:2.2 (1187.1) Los Ajustadores no pueden invadir la mente del mortal hasta que haya sido debidamente preparada mediante el ministerio morador interior de los espíritus-mente adjutores y encircuitada en el Espíritu Santo. Mediante la función equivalente de los siete adjutores la mente humana queda cualificada para recibir a un Ajustador. La mente de la criatura debe manifestar tendencia a la adoración y denotar la función de la sabiduría en su aptitud para elegir entre los valores emergentes del bien y el mal: la elección moral.
108:2.3 (1187.2) Así queda preparado el escenario de la mente humana para recibir a los Ajustadores, aunque por regla general no aparecen de forma inmediata para morar en el interior de esas mentes. Solo lo hacen en aquellos mundos donde el Espíritu de la Verdad actúa como coordinador espiritual de estos diferentes ministerios del espíritu. Cuando este espíritu de los Hijos de otorgamiento está presente, los Ajustadores llegan indefectiblemente en el instante en que el séptimo espíritu-mente adjutor empieza a actuar y comunica al Espíritu Madre del Universo que ha conseguido la coordinación potencial de los seis adjutores asociados que ministraban antes en el intelecto del mortal en cuestión. Por eso desde el día de Pentecostés los Ajustadores divinos han sido otorgados de forma universal a todas las mentes normales con estatus moral de Urantia.
108:2.4 (1187.3) El Ajustador no puede invadir arbitrariamente el intelecto del mortal, aunque se trate de una mente dotada del Espíritu de la Verdad, antes de que aparezca la decisión moral. Pero una vez tomada esa decisión moral este ayudante de espíritu asume la jurisdicción directa desde Divinington. No hay intermediarios ni otras autoridades ni poderes interpuestos entre los Ajustadores divinos y sus sujetos humanos. Dios y el hombre se relacionan directamente.
108:2.5 (1187.4) Antes del derramamiento del Espíritu de la Verdad sobre los habitantes de un mundo evolutivo, el otorgamiento de los Ajustadores parece estar determinado por muchas influencias del espíritu y actitudes de la personalidad. No acabamos de comprender las leyes que rigen esos otorgamientos; no sabemos por qué motivos exactos se envía a un Ajustador que se ha ofrecido voluntario para morar dentro de una mente en vías de evolución. Por otra parte observamos muchas influencias y condiciones que parecen estar asociadas a la llegada del Ajustador a esa mente antes del otorgamiento del Espíritu de la Verdad. Destacamos las siguientes:
108:2.6 (1187.5) 1. La asignación de guardianas seráficas personales. Si un mortal no ha sido habitado anteriormente por un Ajustador, la asignación de una guardiana personal trae consigo inmediatamente la llegada de un Ajustador. Existe una relación muy concreta aunque desconocida entre el ministerio de los Ajustadores y el ministerio de las guardianas seráficas personales.
108:2.7 (1187.6) 2. Alcanzar el tercer círculo de consecución intelectual y logro espiritual. He observado que los Ajustadores llegan a las mentes mortales cuando estas conquistan el tercer círculo, incluso antes de que este logro llegue al conocimiento de las personalidades del universo local que se ocupan de estos asuntos.
108:2.8 (1187.7) 3. Tomar una decisión suprema de importancia espiritual extraordinaria. Un comportamiento humano de este tipo en una crisis planetaria personal suele provocar la llegada inmediata del Ajustador que estaba en espera.
108:2.9 (1187.8) 4. El espíritu de hermandad. Con independencia del logro de los círculos psíquicos y de la asignación de guardianas personales y sin ninguna relación con decisiones de crisis, cuando un mortal en vías de evolución llega a estar dominado por el amor a sus semejantes y se consagra al ministerio desinteresado hacia sus hermanos en la carne, el Ajustador que estaba en espera desciende invariablemente para habitar dentro de la mente de ese mortal.
108:2.10 (1188.1) 5. Declarar la intención de hacer la voluntad de Dios. Observamos que muchos mortales de los mundos del espacio parecen preparados para recibir al Ajustador, y sin embargo los Monitores no llegan. Seguimos observando a esas criaturas en su vida diaria y de pronto, de forma callada y casi inconsciente, toman la decisión de intentar cumplir la voluntad del Padre del cielo. Comprobamos entonces el envío inmediato de los Ajustadores del Pensamiento.
108:2.11 (1188.2) 6. La influencia del Ser Supremo. En los mundos en los que los Ajustadores no se fusionan con las almas en evolución de los habitantes mortales, observamos que los Ajustadores se otorgan a veces en respuesta a influencias que superan por completo nuestra comprensión. Conjeturamos que esos otorgamientos están determinados por alguna acción cósmica refleja originada en el Ser Supremo. Desconocemos los motivos por los cuales esos Ajustadores no se fusionan o no se pueden fusionar con esos tipos concretos de mente de mortal en vías de evolución. Esas operaciones no nos han sido nunca reveladas.
108:3.1 (1188.3) Por lo que sabemos, los Ajustadores están organizados como una unidad de trabajo independiente dentro del universo de universos y parecen estar administrados directamente desde Divinington. Son uniformes en los siete superuniversos, y en todos los universos locales los Monitores de Misterio son todos del mismo tipo. También hemos observado que hay numerosas series de Ajustadores, y esta organización seriada se extiende a través de las razas, a lo largo de las dispensaciones y para los mundos, los sistemas y los universos. Pero es demasiado difícil seguir la pista a estos dones divinos porque actúan de forma intercambiable por todo el gran universo.
108:3.2 (1188.4) Los Ajustadores solo están contabilizados (fuera de Divinington) en las sedes de los siete superuniversos. Las autoridades paradisiacas envían a la sede del superuniverso el número y el orden del Ajustador que mora en el interior de cada criatura ascendente; estos datos son comunicados desde allí a la sede del universo local correspondiente y transmitidos luego al planeta concreto de la criatura. Pero los registros del universo local no contienen el número completo de los Ajustadores del Pensamiento; en los registros de Nebadon solo figura el número de destino en el universo local asignado por los representantes de los Ancianos de los Días. El significado real del número completo del Ajustador solo es conocido en Divinington.
108:3.3 (1188.5) Los sujetos humanos suelen ser conocidos por el número de su Ajustador. Los mortales no reciben su nombre real en el universo hasta después de su fusión con el Ajustador, y esta unión se pone de manifiesto cuando la guardiana del destino confiere un nuevo nombre a la nueva criatura.
108:3.4 (1188.6) Aunque conocemos los registros de los Ajustadores del Pensamiento que están en Orvonton y aunque no tenemos ninguna autoridad sobre ellos ni conexión administrativa con ellos, creemos firmemente que existe una estrecha conexión administrativa entre los mundos individuales de los universos locales y la residencia central de los dones divinos en Divinington. Lo que sí sabemos es que después de la aparición de un Hijo de otorgamiento del Paraíso en un mundo evolutivo, un Ajustador Personalizado es asignado a ese mundo como supervisor planetario de los Ajustadores.
108:3.5 (1189.1) Es interesante observar que los inspectores del universo local se dirigen siempre al jefe planetario de los Ajustadores del Pensamiento cuando llevan a cabo el examen de un planeta, del mismo modo que dictan instrucciones a las jefas de las serafines y a los líderes de otros órdenes de seres adscritos a la administración de ese mundo en vías de evolución. No hace mucho tiempo Tabamantia, el supervisor soberano de todos los planetas de experimentación con la vida del universo de Nebadon, hizo una inspección periódica de este tipo en Urantia. Tal como queda recogido en los archivos, además de amonestar y censurar a los diversos jefes de las personalidades sobrehumanas, dirigió el siguiente mensaje de reconocimiento al jefe de los Ajustadores. No sabemos con seguridad si se encontraba en el planeta o si estaba en Salvington, en Uversa o en Divinington, pero esto fue lo que dijo:
108:3.6 (1189.2) «Desde de mi posición de autoridad temporal sobre la serie planetaria experimental me dirijo hoy a vosotros, que sois mis superiores por mucho, para expresar mi admiración y mi profundo respeto hacia este grupo magnífico de ministros celestiales, los Monitores de Misterio, que se han ofrecido voluntarios para servir en esta esfera irregular. Por duras que sean las pruebas vosotros no flaqueáis nunca. Ni en los registros de Nebadon ni ante las comisiones de Orvonton se ha presentado jamás una acusación contra un Ajustador divino. Habéis sido leales a vuestras responsabilidades, habéis sido divinamente fieles. Habéis ayudado a rectificar los errores y a compensar las deficiencias de todos los que trabajan en este planeta confuso. Sois seres maravillosos, guardianes del bien en las almas de este mundo atrasado. Aunque estéis aparentemente bajo mi jurisdicción como ministradores voluntarios, os presento mis respetos. Me inclino ante vosotros en humilde reconocimiento de vuestro altruismo admirable, vuestro ministerio comprensivo y vuestra entrega incondicional. Sois dignos del nombre de servidores divinos de los habitantes mortales de este mundo desgarrado por los conflictos, golpeado por el dolor y afligido por la enfermedad. ¡Os rindo homenaje; casi os adoro!»
108:3.7 (1189.3) Tras estudiar muchas secuencias de datos, podemos llegar a la conclusión de que los Ajustadores están perfectamente organizados, de que existe una administración profundamente inteligente y eficaz que dirige a estos dones divinos desde una fuente central muy lejana, probablemente Divinington. Sabemos que vienen de Divinington a los mundos y no hay duda de que vuelven allí cuando mueren sus sujetos.
108:3.8 (1189.4) Es muy difícil descubrir los mecanismos administrativos de los órdenes superiores de espíritus. Aunque las personalidades de mi orden nos dedicamos a cumplir nuestros deberes específicos, colaboramos sin duda de manera inconsciente con muchos otros grupos de subdeidades personales e impersonales que actúan de forma unida para poner en correlación el inmenso universo. Sospechamos que servimos de este modo porque somos el único grupo de criaturas personalizadas (aparte de los Ajustadores Personalizados) uniformemente conscientes de la presencia de muchos órdenes de entidades prepersonales.
108:3.9 (1189.5) Somos conscientes de la presencia de los Ajustadores, que son fragmentos de la Deidad prepersonal de la Primera Fuente y Centro. Sentimos la presencia de los Espíritus Inspirados de la Trinidad, que son expresiones superpersonales de la Trinidad del Paraíso. Detectamos también infaliblemente la presencia de espíritu de ciertos órdenes no revelados procedentes del Hijo Eterno y el Espíritu Infinito, y no somos totalmente insensibles a otras entidades que no os han sido reveladas.
108:3.10 (1190.1) Los Melquisedec de Nebadon enseñan que los Mensajeros Solitarios son los coordinadores de la personalidad de estas diversas influencias manifestadas en la Deidad del Ser Supremo evolutivo que se expande. Es muy posible que participemos en la unificación experiencial de muchos de los fenómenos inexplicados del tiempo, pero no tenemos la certeza consciente de esta actuación.
108:4.1 (1190.2) Aparte de su posible coordinación con otros fragmentos de la Deidad, los Ajustadores están completamente solos en su esfera de actividad dentro de la mente del mortal. Es cierto que el Padre parece haber renunciado al ejercicio personal y directo de todo poder y autoridad sobre el gran universo en favor de los hijos Creadores Supremos de las Deidades del Paraíso. A pesar de este acto de abnegación, los Monitores de Misterio son la prueba elocuente de que el Padre se ha reservado para sí el derecho incuestionable a estar presente en el alma y la mente de sus criaturas en vías de evolución con el fin de poder atraer hacia sí a toda la creación de criaturas, en coordinación con la gravedad espiritual de los Hijos del Paraíso. Cuando vuestro Hijo de otorgamiento del Paraíso estaba aún en Urantia dijo: «Y yo, si soy levantado, atraeré a todos los hombres». Reconocemos y comprendemos este poder de atracción espiritual de los Hijos del Paraíso y de sus compañeras creativas, aunque no entendemos tan bien los métodos del Padre infinitamente sabio cuando actúa en y a través de estos Monitores de Misterio que con tanto valor viven y trabajan dentro de la mente humana.
108:4.2 (1190.3) Actuando con total independencia dentro de la mente de los hijos de los hombres y sin ninguna coordinación ni subordinación ni relación aparente con el trabajo del universo de universos, estas misteriosas presencias impulsan sin cesar a las criaturas en las que habitan hacia los ideales divinos y las atraen siempre hacia arriba en dirección a los propósitos y objetivos de una vida futura y mejor. Estos Monitores de Misterio contribuyen continuamente al establecimiento del dominio espiritual de Miguel en todo el universo de Nebadon, a la vez que participan misteriosamente en la estabilización de la soberanía de los Ancianos de los Días en Orvonton. Los Ajustadores son la voluntad de Dios, y dado que los hijos de Dios Creadores Supremos encarnan también personalmente esa misma voluntad, es inevitable que las acciones de los Ajustadores y la soberanía de los regidores del universo sean mutuamente interdependientes. Aunque aparentemente no conectadas, la presencia del Padre en los Ajustadores y la soberanía de Miguel de Nebadon a través del Padre tienen que ser manifestaciones diferentes de la misma divinidad.
108:4.3 (1190.4) Los Ajustadores del Pensamiento parecen ir y venir con total independencia de cualquier otra presencia espiritual, parecen actuar según leyes del universo ajenas a las que rigen y controlan las actuaciones de todas las demás influencias del espíritu. Pero a pesar de esta aparente independencia, las observaciones a largo plazo muestran sin lugar a dudas que actúan en la mente humana en perfecta sincronía y coordinación con todos los demás ministerios del espíritu, incluidos los espíritus-mente adjutores, el Espíritu Santo, el Espíritu de la Verdad y otras influencias.
108:4.4 (1190.5) Cuando un mundo es aislado por motivos de rebelión, cuando un planeta queda desconectado de toda comunicación encircuitada con el exterior como ocurrió en Urantia tras el levantamiento de Caligastia, la única posibilidad de comunicación directa interplanetaria o en el universo (aparte de los mensajeros personales) se establece por conexión con los Ajustadores de las esferas. Pase lo que pase en un mundo o en un universo, a los Ajustadores nunca les concierne directamente. El aislamiento de un planeta no afecta en ningún modo a los Ajustadores ni a su capacidad para comunicarse con cualquier parte del universo local, del superuniverso o del universo central. Por eso en los mundos en cuarentena se establecen tantos contactos con los Ajustadores supremos y autónomos del cuerpo de reserva del destino. Se recurre a este sistema para paliar las limitaciones del aislamiento planetario. En los últimos años ha funcionado en Urantia el circuito de los arcángeles, pero este medio de comunicación está limitado básicamente a las actividades del propio cuerpo de los arcángeles.
108:4.5 (1191.1) Sabemos de muchos fenómenos del espíritu que ocurren en el vasto universo y que no alcanzamos a comprender plenamente. No dominamos aún todo lo que ocurre a nuestro alrededor, y yo creo que gran parte de ese trabajo inescrutable lo hacen los Mensajeros por Gravedad y ciertos tipos de Monitores de Misterio. No creo que los Ajustadores se dediquen exclusivamente a rehacer la mente de los mortales. Estoy convencido de que los Monitores Personalizados y otros órdenes de espíritus prepersonales no revelados representan el contacto directo e inexplicado del Padre Universal con las criaturas de los mundos.
108:5.1 (1191.2) Los Ajustadores acometen una misión difícil cuando se ofrecen voluntarios para morar en el interior de seres tan heterogéneos como los que viven en Urantia. Han asumido la tarea de existir en vuestra mente para recibir en ella las exhortaciones de las inteligencias espirituales de los mundos y transmitir o traducir estos mensajes espirituales a la mente material. Son indispensables para la ascensión al Paraíso.
108:5.2 (1191.3) Lo que el Ajustador del Pensamiento no pueda utilizar en vuestra vida presente, las verdades que no pueda trasmitir con éxito al hombre con el que está prometido, las conservará fielmente para utilizarlas en la siguiente etapa de la existencia, igual que transporta ahora de círculo en círculo los elementos que no consigue incorporar a la experiencia del sujeto humano debido a la incapacidad o al fracaso de la criatura a la hora de cooperar.
108:5.3 (1191.4) De lo que podéis estar seguros es de que los Ajustadores no perderán nunca nada que haya sido confiado a su cuidado. No se ha oído nunca que estos ayudantes en el espíritu hayan fallado. Las ángeles y otros tipos elevados de seres de espíritu, sin exceptuar los Hijos del universo local, pueden abrazar ocasionalmente el mal, pueden alejarse a veces del camino divino, pero los Ajustadores no titubean jamás. Son absolutamente dignos de confianza, y lo mismo podemos decir de cada uno de los siete grupos.
108:5.4 (1191.5) Vuestro Ajustador es el potencial de vuestro nuevo y próximo orden de existencia, el otorgamiento por adelantado de vuestra filiación eterna con Dios. Por medio de vuestra voluntad y con su consentimiento, el Ajustador tiene el poder de someter las tendencias de la mente material propias de la criatura a la acción transformadora de las motivaciones y los propósitos del alma morontial emergente.
108:5.5 (1191.6) Los Monitores de Misterio no son ayudantes del pensamiento, son ajustadores del pensamiento. Trabajan con la mente material para construir mediante procedimientos de ajuste y espiritualización una mente nueva para vuestra carrera futura en mundos nuevos y bajo un nombre nuevo. Su misión corresponde principalmente a la vida futura, no a esta vida. Se les llama ayudantes celestiales, no ayudantes terrenales. No les interesa facilitar vuestra carrera mortal sino hacer más bien que vuestra vida sea razonablemente dura y difícil a fin de estimular y multiplicar vuestras decisiones. La presencia de un gran Ajustador del Pensamiento no supone una vida fácil ni libera del esfuerzo intenso de pensar, pero ese regalo divino debe conferir una paz mental sublime y una magnifica tranquilidad de espíritu.
108:5.6 (1192.1) Vuestras emociones pasajeras y variables de tristeza y alegría son más que nada reacciones puramente humanas y materiales a vuestro clima psíquico interior y a vuestro entorno material exterior. No busquéis pues en el Ajustador consuelo egoísta y bienestar humano. El cometido del Ajustador es prepararos para la aventura eterna, asegurar vuestra supervivencia. La misión del Monitor de Misterio no es calmar vuestros sentimientos agitados ni curar vuestro orgullo herido, sino que dedicará toda su atención y todo su tiempo a preparar vuestra alma para la larga carrera ascendente.
108:5.7 (1192.2) No sé si seré capaz de explicaros lo que hacen exactamente los Ajustadores en vuestra mente y para vuestra alma. No estoy seguro de saber lo que ocurre realmente en la asociación cósmica de un Monitor divino y una mente humana. Todo ello es en cierto modo un misterio para nosotros, no en cuanto al plan y al propósito sino en cuanto a su ejecución. Y precisamente por eso nos cuesta tanto encontrar un nombre adecuado para estos dones supernos otorgados a los hombres mortales.
108:5.8 (1192.3) Los Ajustadores del Pensamiento quisieran cambiar vuestros sentimientos de miedo por convicciones de amor y confianza, pero no pueden hacerlo de forma mecánica y arbitraria porque es tarea vuestra. Cuando tomáis las decisiones que os liberan de las cadenas del miedo, aportáis literalmente el fulcro psíquico sobre el cual el Ajustador podrá aplicar después una palanca espiritual de iluminación inspiradora y progresiva.
108:5.9 (1192.4) Cuando surgen conflictos serios y bien definidos entre las tendencias superiores e inferiores de las razas, entre lo que realmente es bueno o malo (no simplemente lo que podríais llamar bueno y malo), podéis estar seguros de que el Ajustador participará siempre de una manera concreta y activa en esas experiencias. El hecho de que el compañero humano pueda no ser consciente de estas actuaciones de su Ajustador no desmerece en lo más mínimo su valor ni su realidad.
108:5.10 (1192.5) Si tuvierais una guardiana personal del destino y fracasarais en la supervivencia, esa ángel guardiana tendría que ser juzgada para justificar la ejecución fiel de su deber, en cambio los Ajustadores del Pensamiento no son investigados cuando sus sujetos no consiguen sobrevivir. Todos sabemos que una ángel puede no cumplir perfectamente su cometido, mientras que los Ajustadores del Pensamiento trabajan con perfección paradisiaca. Su ministerio se caracteriza por una técnica impecable que está más allá de toda posibilidad de crítica por parte de cualquier ser ajeno a Divinington. Tenéis guías perfectos, y por lo tanto la meta de la perfección es realmente alcanzable.
108:6.1 (1192.6) Es en verdad una maravilla de la condescendencia divina que los excelsos y perfectos Ajustadores se ofrezcan para existir dentro de la mente de criaturas materiales como los mortales de Urantia para consumar realmente una unión de prueba con los seres de origen animal de la tierra.
108:6.2 (1193.1) Sea cual fuere el estatus previo de los habitantes de un mundo, después del otorgamiento de un Hijo divino y del otorgamiento del Espíritu de la Verdad a todos los humanos, los Ajustadores acuden en masa a ese mundo para morar en el interior de la mente de todas las criaturas normales con voluntad. Una vez consumada la misión de un Hijo de otorgamiento del Paraíso, estos Monitores se convierten verdaderamente en el «reino de los cielos dentro de vosotros». A través del otorgamiento de los dones divinos el Padre se acerca lo máximo posible al mal y al pecado, pues es literalmente cierto que el Ajustador debe coexistir en la mente del mortal en medio mismo de la perversidad humana. A los Ajustadores interiores les atormentan en particular los pensamientos puramente viles y egoístas, les aflige la irreverencia hacia aquello que es bello y divino y ven prácticamente frustrada su labor por muchos de los absurdos miedos animales y temores infantiles de los hombres.
108:6.3 (1193.2) Los Monitores de Misterio son indudablemente el otorgamiento del Padre Universal, el reflejo de la imagen de Dios proyectada en el universo. Un gran maestro exhortó una vez a los hombres a renovarse en el espíritu de su mente, a convertirse en hombres nuevos que, a semejanza de Dios, son creados en la rectitud y en la compleción de la verdad. El Ajustador es la marca de la divinidad, la presencia de Dios. La «imagen de Dios» no se refiere a la semejanza física ni a las limitaciones circunscritas de las dotaciones de la criatura material, sino al don de la presencia de espíritu del Padre Universal en el otorgamiento superno de los Ajustadores del Pensamiento a las humildes criaturas de los universos.
108:6.4 (1193.3) El Ajustador es vuestra fuente interior de logro espiritual y vuestra esperanza de adquirir un carácter divino. Es el poder, el privilegio y la posibilidad de supervivencia que os distingue plenamente y para siempre de las meras criaturas animales. Es el estímulo espiritual superior y verdaderamente interno del pensamiento, en contraste con el estímulo externo y físico que llega a la mente mediante el mecanismo de la energía nerviosa del cuerpo material.
108:6.5 (1193.4) Estos custodios fieles de la carrera futura duplican infaliblemente toda creación mental en un equivalente espiritual, y así os van recreando de forma lenta y segura como realmente sois (solo espiritualmente) para la resurrección en los mundos de supervivencia. Todas estas admirables recreaciones del espíritu se conservan en la realidad emergente de vuestra alma inmortal que evoluciona, vuestro yo de morontia. Estas realidades existen efectivamente, a pesar de que el Ajustador rara vez tenga la posibilidad de realzar lo suficiente estas creaciones duplicadas como para mostrarlas a la luz de la consciencia.
108:6.6 (1193.5) Igual que vosotros sois progenitores humanos, el Ajustador es el progenitor divino de vuestra persona real, de vuestro yo más alto que progresa, de vuestro mejor yo espiritual morontial y futuro. Y es esta alma morontial que evoluciona la que perciben los jueces y censores cuando decretan vuestra supervivencia para haceros ascender a nuevos mundos y a la existencia sin final en unión eterna con vuestro fiel compañero: Dios, el Ajustador.
108:6.7 (1193.6) Los Ajustadores son los antepasados eternos, los originales divinos, de vuestra alma inmortal que evoluciona; son el impulso incesante que conduce al hombre a intentar dominar la existencia material presente a la luz de la carrera espiritual futura. Los Monitores son prisioneros de una esperanza imperecedera y manantiales de progresión perpetua. ¡Y cuánto disfrutan comunicándose con sus sujetos por canales más o menos directos! ¡Cómo se alegran cuando pueden prescindir de símbolos y otros métodos indirectos y transmitir sus mensajes directamente al intelecto de sus compañeros humanos!
108:6.8 (1194.1) Los humanos habéis iniciado un despliegue sin fin en un panorama casi infinito, una expansión sin límites en esferas inacabables y cada vez más amplias de oportunidades de servicio estimulante, de aventura incomparable, de incertidumbre sublime y de logro sin fronteras. Cuando las nubes se acumulen sobre vuestra cabeza vuestra fe debería aceptar el hecho de la presencia del Ajustador que mora dentro de vosotros, y de este modo seréis capaces de mirar más allá de las nieblas de la incertidumbre del mortal hacia el brillo claro del sol de la rectitud eterna sobre las alturas de los mundos mansión de Satania que os están llamando.
108:6.9 (1194.2) [Presentado por un Mensajero Solitario de Orvonton.]
El libro de Urantia
Documento 109
109:0.1 (1195.1) LOS Ajustadores del Pensamiento son los hijos de la carrera en el universo, y mientras las criaturas mortales crecen y se desarrollan, también los Ajustadores vírgenes tienen que adquirir experiencia. Igual que la personalidad del niño humano se expande para las luchas de la existencia evolutiva, el Ajustador se hace grande practicando para la próxima etapa de la vida ascendente. Igual que el niño adquiere la flexibilidad necesaria para adaptarse a sus futuras actividades de adulto a través de la vida social y los juegos de la primera infancia, el Ajustador interior se entrena para la próxima etapa de la vida cósmica a base de planificar y ensayar previamente con mortales las actividades relacionadas con la carrera en la morontia. La existencia humana constituye un periodo de prácticas que el Ajustador utiliza eficazmente como preparación para mayores responsabilidades y oportunidades más amplias en una vida futura. Los esfuerzos del Ajustador mientras vive dentro de vosotros no están muy centrados en las cuestiones de la vida temporal y la existencia planetaria. Los Ajustadores del Pensamiento están, por así decirlo, ensayando hoy en las mentes humanas que evolucionan las realidades de la futura carrera en el universo.
109:1.1 (1195.2) Tiene que existir un plan exhaustivo y detallado para formar y desarrollar a los Ajustadores vírgenes antes de enviarlos desde Divinington, pero no sabemos gran cosa sobre él. Es indudable que existe también un amplio programa de formación permanente para los Ajustadores que ya han tenido la experiencia de habitar dentro de un mortal antes de embarcarse en nuevas misiones con otros mortales, aunque en realidad tampoco lo sabemos.
109:1.2 (1195.3) Me han dicho unos Ajustadores Personalizados que siempre que un mortal habitado por un Monitor no sobrevive, a su vuelta a Divinington el Ajustador recibe un curso de formación complementario. Esta formación ampliada se hace posible por la experiencia de haber morado en un ser humano y se imparte siempre antes de volver a enviar al Ajustador a los mundos evolutivos del tiempo.
109:1.3 (1195.4) La experiencia de vivir no tiene sustituto cósmico. La perfección de la divinidad de un Ajustador del Pensamiento recién formado no da a ese Monitor de Misterio ninguna experiencia en el ejercicio de su ministerio. La experiencia es inseparable de la existencia viva; es la única cosa que, por muy grande que sea vuestra dotación divina, solo podéis obtener del hecho de vivir. Por lo tanto, igual que todos los seres que viven y actúan dentro de la esfera presente del Supremo, los Ajustadores del Pensamiento deben adquirir experiencia, deben evolucionar desde los grupos más bajos e inexpertos hasta los más experimentados.
109:1.4 (1196.1) Dentro de la mente del mortal los Ajustadores pasan por una auténtica carrera de desarrollo y alcanzan una realidad de logro que es eternamente suya. Van adquiriendo progresivamente capacidad y aptitud como Ajustadores gracias a todos y cada uno de sus contactos con las razas materiales, sobrevivan o no sus sujetos mortales. Son también socios igualitarios de la mente humana en el fomento de la evolución de un alma inmortal con capacidad de supervivencia.
109:1.5 (1196.2) El Ajustador alcanza la primera etapa de su evolución cuando se fusiona con el alma superviviente de un ser mortal. Así, mientras vosotros evolucionáis por naturaleza hacia dentro y hacia arriba, desde el hombre hasta Dios, los Ajustadores evolucionan por naturaleza hacia fuera y hacia abajo, desde Dios hasta el hombre. El producto final de esta unión de divinidad y humanidad será hijo del hombre e hijo de Dios para la eternidad.
109:2.1 (1196.3) Ya os hemos hablado de la clasificación de los Ajustadores según su experiencia en vírgenes, avanzados y supremos, pero hay que distinguir además una clasificación funcional: los Ajustadores autónomos. Un Ajustador autónomo es aquel que:
109:2.2 (1196.4) 1. Ha adquirido la experiencia necesaria durante la vida evolutiva de una criatura con voluntad porque ha morado temporalmente dentro de ella en un tipo de mundo donde los sujetos mortales solo reciben Ajustadores de forma transitoria, o bien en un planeta donde ambos se pueden fusionar pero la supervivencia del humano fracasó. Ese Monitor es un Ajustador avanzado o un Ajustador supremo.
109:2.3 (1196.5) 2. Ha adquirido el equilibrio del poder espiritual en un humano que ha alcanzado el tercer círculo psíquico y al que se ha asignado una guardiana seráfica personal.
109:2.4 (1196.6) 3. Tiene un sujeto que ha tomado la decisión suprema, ha contraído esponsales solemnes y sinceros con el Ajustador. El Ajustador espera el momento de la fusión efectiva y considera la unión como un hecho.
109:2.5 (1196.7) 4. Tiene un sujeto que ha sido enrolado en uno de los cuerpos de reserva del destino en un mundo evolutivo de ascensión humana.
109:2.6 (1196.8) 5. Durante el sueño humano se ha separado alguna vez temporalmente de la mente del mortal donde está encarcelado para realizar alguna proeza de enlace, contacto, reinscripción u otro servicio extrahumano relacionado con la administración espiritual del mundo donde está destinado.
109:2.7 (1196.9) 6. En tiempos de crisis ha servido en la experiencia de un ser humano que fue el complemento material de una personalidad de espíritu encargada de cumplir alguna misión cósmica esencial para la economía espiritual del planeta.
109:2.8 (1196.10) Los Ajustadores autónomos parecen poseer un grado notable de voluntad en todos los asuntos en los que no están implicadas las personalidades humanas habitadas directamente por ellos, como se manifiesta en sus numerosas actuaciones tanto dentro como fuera de los sujetos mortales a los que están adscritos. Estos Ajustadores participan en muchas actividades del mundo, aunque actúan normalmente como moradores desapercibidos de los tabernáculos terrenales que ellos mismos eligen.
109:2.9 (1196.11) Es indudable que estos Ajustadores superiores y más experimentados se pueden comunicar con los que están en otros mundos. Pero aunque los Ajustadores autónomos se comunican así entre ellos, lo hacen solo en los niveles de su trabajo mutuo y con el propósito de conservar los datos confiados a su custodia que son esenciales para el ministerio de los Ajustadores de los mundos donde están estacionados. Sabemos no obstante que en algunas ocasiones han intervenido en asuntos interplanetarios en tiempos de crisis.
109:2.10 (1197.1) Los Ajustadores supremos y autónomos pueden salir del cuerpo humano a voluntad. Los moradores interiores no son parte orgánica o biológica de la vida mortal sino superposiciones divinas. Fueron previstos en los planes originales de vida pero no son indispensables para la existencia material. Observamos sin embargo que salen muy poco, ni siquiera temporalmente, de sus tabernáculos mortales una vez que se han establecido en ellos.
109:2.11 (1197.2) Los Ajustadores superautónomos son los que han conseguido ejecutar con éxito las tareas que tenían encomendadas y solo esperan la disolución del vehículo de la vida material o el traslado del alma inmortal.
109:3.1 (1197.3) El trabajo específico de los Monitores de Misterio varía con arreglo a la naturaleza de sus misiones según sean Ajustadores de enlace o de fusión. Unos Ajustadores solo son prestados a sus sujetos durante la vida temporal de estos, en cambio otros son otorgados como candidatos a obtener la personalidad y autorizados a la fusión perpetua si sus sujetos sobreviven. Su trabajo también varía ligeramente según los distintos tipos planetarios y los distintos sistemas y universos. Pero en general su labor es muy uniforme, mucho más que los deberes de cualquiera de los órdenes creados de seres celestiales.
109:3.2 (1197.4) En ciertos mundos primitivos (los de la serie uno) el Ajustador mora dentro de la mente de la criatura a título de formación experiencial con vistas a cultivarse y desarrollarse progresivamente. Se suelen enviar Ajustadores vírgenes a esos mundos durante el periodo inicial en que los hombres primitivos están llegando al valle de la decisión. Serán relativamente pocos los que elijan ascender a las alturas morales que se elevan por encima de las colinas del autodominio y la adquisición del carácter para alcanzar niveles más altos de espiritualidad emergente (aunque muchos que no consiguen fusionarse con el Ajustador sobreviven como ascendentes fusionados con el Espíritu). Los Ajustadores adquieren una formación valiosa y una experiencia excelente en su asociación temporal con mentes primitivas, y podrán utilizar más tarde esta experiencia en beneficio de seres superiores de otros mundos. En todo el vasto universo jamás se pierde nada que tenga valor de supervivencia.
109:3.3 (1197.5) En otro tipo de mundos (los de la serie dos) los Ajustadores solo son prestados a los seres mortales. En ellos los Monitores no pueden obtener nunca la personalidad por fusión con el mortal donde habitan, pero pueden ayudar mucho a sus sujetos humanos durante la vida mortal, mucho más de lo que pueden ayudar a los mortales de Urantia. En esos mundos las criaturas mortales alojan temporalmente a los Ajustadores durante una sola vida como modelos de un logro espiritual superior, como ayudantes temporales en la fascinante tarea de perfeccionar un carácter de supervivencia, pero cuando mueren los Ajustadores ya no vuelven. Estos mortales supervivientes alcanzan la vida eterna por fusión con el Espíritu.
109:3.4 (1197.6) En mundos como Urantia (los de la serie tres) los mortales contraen verdaderos esponsales con los dones divinos, se comprometen para la vida y la muerte. Si sobrevivís habrá una unión eterna, una fusión perpetua que convertirá al hombre y al Ajustador en un solo ser.
109:3.5 (1197.7) En los mundos de esta serie existen mortales de tres cerebros, y los Ajustadores pueden establecer mucho más contacto real con sus sujetos de este tipo durante la vida temporal que con los de uno o dos cerebros. En cambio después de morir los de tres cerebros prosiguen su carrera exactamente igual que los de un cerebro y que los pueblos de dos cerebros como las razas de Urantia.
109:3.6 (1198.1) En los mundos habitados por humanos con dos cerebros, después del otorgamiento de un Hijo del Paraís se asignan muy pocas veces Ajustadores vírgenes a personas que tengan capacidad incuestionable para sobrevivir. Creemos que en esos mundos prácticamente todos los Ajustadores que moran en el interior de hombres y mujeres inteligentes con capacidad de supervivencia pertenecen al tipo avanzado o al supremo.
109:3.7 (1198.2) En muchas de las primeras razas evolutivas de Urantia había seres de tres clases. Unos estaban tan animalizados que no tenían capacidad de recibir a un Ajustador. Otros se mostraban perfectamente capaces de recibir Ajustadores y los recibían puntualmente cuando llegaban a la edad de la responsabilidad moral. Había una tercera clase intermedia capaz de recibir Ajustadores, pero los Monitores solo podían morar en su mente a petición personal de cada individuo.
109:3.8 (1198.3) Muchos Ajustadores vírgenes han adquirido una valiosa experiencia de la mente evolutiva en sus primeros contactos con seres que estaban prácticamente inhabilitados para sobrevivir por sus limitaciones heredadas de antepasados no aptos e inferiores. Gracias a esta experiencia esos Ajustadores se han cualificado mejor para su destino posterior dentro de un tipo más alto de mente en algún otro mundo.
109:4.1 (1198.4) Los Ajustadores que moran dentro de los seres humanos fomentan las formas superiores de comunicación inteligente entre ellos. Los animales tienen sentimientos de compañerismo pero no se comunican conceptos entre ellos, pueden expresar emociones pero no ideas ni ideales. Los hombres, de origen animal, tampoco establecen con sus semejantes relaciones intelectuales elevadas ni de comunión espiritual hasta que reciben el don de los Ajustadores del Pensamiento. Por otra parte, estas criaturas evolutivas dan el primer paso hacia el morar de los Ajustadores cuando desarrollan la capacidad de hablar.
109:4.2 (1198.5) Los animales se comunican entre sí de forma rudimentaria, pero en esos contactos primitivos hay poca o ninguna personalidad. Los Ajustadores no son personalidad, son seres prepersonales. Sin embargo proceden de la fuente de la personalidad y su presencia aumenta las manifestaciones cualitativas de la personalidad humana. Esto es especialmente cierto si el Ajustador ha tenido experiencia previa.
109:4.3 (1198.6) El potencial de expresión de la personalidad humana depende mucho del tipo de Ajustador. En todas las edades muchos grandes líderes intelectuales y espirituales de Urantia han debido principalmente su influencia a la superioridad y la experiencia previa de sus Ajustadores.
109:4.4 (1198.7) Los Ajustadores interiores han cooperado activamente con otras influencias espirituales para transformar y humanizar a los descendientes de los hombres primitivos de antaño. Si los Ajustadores que moran en las mentes de los habitantes de Urantia fueran retirados, el mundo iría retrocediendo gradualmente hacia las situaciones y las prácticas de los hombres primitivos. Los Monitores divinos son uno de los potenciales reales del avance de la civilización.
109:4.5 (1198.8) He observado a un Ajustador del Pensamiento que mora en una mente de Urantia y, según los registros de Uversa, ha morado antes en quince mentes de Orvonton. No sabemos si este Monitor ha tenido experiencias similares en otros superuniversos, aunque sospecho que sí. Es un Ajustador maravilloso y una de las fuerzas más útiles y poderosas del Urantia de hoy. Lo que otros han perdido al rechazar la supervivencia lo gana ahora este ser humano (y todo vuestro mundo). A quien no tiene cualidades de supervivencia se le quitará incluso su Ajustador experimentado, y el Ajustador rico en experiencia de ese desertor será adjudicado a quien tiene perspectivas de supervivencia.
109:4.6 (1199.1) Los Ajustadores podrían estar fomentando cierto grado de interacción planetaria vitalizadora en los ámbitos de la verdad, la belleza y la bondad, aunque es raro que tengan dos oportunidades de morar en habitantes de un mismo planeta. No hay ningún Ajustador destinado ahora en Urantia que haya estado antes en este mundo. Y lo digo con pleno conocimiento, puesto que tenemos sus historiales y sus números en los archivos de Uversa.
109:5.1 (1199.2) Los Ajustadores supremos y autónomos pueden aportar muchas veces factores de importancia espiritual a la mente humana cuando esta fluye libremente por los canales liberados aunque controlados de la imaginación creativa. En esos momentos, y a veces durante el sueño, el Ajustador es capaz de detener las corrientes mentales, suspender su flujo y luego desviar la procesión de ideas. El objetivo de todo esto es hacer transformaciones espirituales profundas en los recovecos más altos de la superconsciencia. Las fuerzas y las energías de la mente se ajustan así más plenamente a la clave de los tonos de contacto del nivel espiritual del presente y del futuro.
109:5.2 (1199.3) A veces es posible que se os ilumine la mente, que oigáis la voz divina que habla dentro de vosotros sin cesar y os hagáis parcialmente conscientes de la sabiduría, la verdad, la bondad y la belleza de la personalidad potencial que mora siempre en vuestro interior.
109:5.3 (1199.4) Pero vuestras actitudes mentales cambiantes e inestables frustran a menudo los planes de los Ajustadores e interrumpen su labor. No solo ven obstaculizado su trabajo por la naturaleza innata de las razas mortales, sino que vuestras opiniones preconcebidas, vuestras ideas fijas y vuestros prejuicios arraigados entorpecen también considerablemente su ministerio. Por culpa de estos impedimentos lo que emerge muchas veces a la consciencia son solo creaciones inacabadas de los Ajustadores, y la confusión de conceptos es inevitable. Por eso la única forma segura de analizar las situaciones mentales consiste en reconocer todos los pensamientos y todas las experiencias en su realidad fundamental, sin ninguna consideración hacia lo que podrían haber sido.
109:5.4 (1199.5) El gran problema de la vida es adecuar las tendencias ancestrales del vivir a las exigencias de los impulsos espirituales iniciados por la presencia divina del Monitor de Misterio. Durante la carrera en el universo y el superuniverso ningún hombre puede servir a dos señores, en cambio en la vida que vivís ahora en Urantia todo hombre tiene que servir forzosamente a dos amos. Tiene que volverse experto en el arte de hacer concesiones temporales continuas a lo humano, mientras rinde lealtad espiritual a un solo señor. Este es el motivo por el que tantos vacilan y fracasan, desfallecen y sucumben a la presión de la lucha evolutiva.
109:5.5 (1199.6) Aunque los legados hereditarios de la dotación cerebral y del sobrecontrol electroquímico concurren para delimitar la esfera de actividad eficaz de los Ajustadores, ningún impedimento hereditario puede impedir jamás (en mentes normales) el logro espiritual final. La herencia puede ralentizar el ritmo de conquista de la personalidad, pero no impide la consumación final de la aventura ascendente. Si cooperáis con vuestro Ajustador, el don divino hará evolucionar tarde o temprano el alma inmortal de morontia y, tras la fusión con ella, presentará a la nueva criatura ante el Hijo Maestro soberano del universo local y finalmente ante el Padre de los Ajustadores que está en el Paraíso.
109:6.1 (1200.1) Los Ajustadores nunca fallan. Nada digno de sobrevivir se pierde y todos los valores significativos de todas las criaturas con voluntad tienen la supervivencia asegurada independientemente de si sobrevive o no la personalidad que ha descubierto o evaluado ese significado. Y así se da el caso de que una criatura mortal puede rechazar la supervivencia sin que se desperdicie la experiencia de su vida. El Ajustador eterno se lleva los elementos valiosos de esa vida aparentemente fracasada a otro mundo y otorga allí esos significados y valores supervivientes a otra mente mortal de tipo más alto que tenga capacidad de supervivencia. Ninguna experiencia que merezca la pena ocurre en vano y ningún significado verdadero o valor real perece nunca.
109:6.2 (1200.2) En lo que concierne a los candidatos a la fusión, si un Monitor de Misterio es abandonado por su asociado mortal, si el compañero humano se niega a proseguir la carrera ascendente, el Ajustador, cuando es liberado por la muerte natural (o antes), se lleva todo lo que haya evolucionado con valor de supervivencia en la mente de esa criatura no superviviente. Un Ajustador que fracasara repetidamente en sus intentos de lograr la personalidad por fusión porque ninguno de sus sucesivos sujetos humanos sobrevive podría ser personalizado más adelante. Entonces la experiencia adquirida por haber habitado y conocido la mente de todos esos mortales pasa a ser posesión real del nuevo Ajustador Personalizado, que podrá utilizar esta dotación y disfrutar de ella durante todo el futuro. Un Ajustador Personalizado de este orden es un conjunto compuesto por todos los rasgos de supervivencia de todas sus criaturas anfitrionas anteriores.
109:6.3 (1200.3) Los Ajustadores con larga experiencia en el universo que se ofrecen voluntarios para morar en el interior de Hijos divinos en misiones de otorgamiento saben muy bien que nunca podrán lograr la personalidad mediante este servicio. Pero el Padre de los espíritus suele conceder la personalidad a estos voluntarios y los establece como directores de los seres de su clase. Son las personalidades honradas con autoridad en Divinington. Sus naturalezas únicas encarnan el mosaico humano de sus múltiples experiencias de morar en los mortales y también la trascripción espiritual de la divinidad humana del Hijo de otorgamiento del Paraíso en cuyo interior consumaron su experiencia como moradores.
109:6.4 (1200.4) En vuestro universo local las actividades de los Ajustadores están dirigidas por el Ajustador Personalizado de Miguel de Nebadon, el mismo Monitor que lo guio paso a paso cuando vivió su vida humana en la carne de Josué ben José. Este Ajustador extraordinario fue fiel a su deber. Este valiente Monitor dirigió sabiamente la naturaleza humana del Hijo del Paraíso y guio siempre su mente de mortal en la elección de la senda de la voluntad perfecta del Padre. Este Ajustador había servido con Maquiventa Melquisedec en tiempos de Abraham y había llevado a cabo hazañas portentosas tanto antes de morar en él como en el intervalo entre estas experiencias de otorgamiento.
109:6.5 (1200.5) Es indudable que este Ajustador triunfó en la mente humana de Jesús, esa mente que en cada una de las situaciones recurrentes de la vida mantuvo una dedicación consagrada a la voluntad del Padre diciendo: «Que no se haga mi voluntad sino la tuya». Una consagración tan decisiva es el verdadero pasaporte que conduce desde las limitaciones de la naturaleza humana hasta el carácter final del logro divino.
109:6.6 (1200.6) Este mismo Ajustador refleja ahora en la naturaleza inescrutable de su poderosa personalidad la humanidad de Josué ben José anterior al bautismo, la transcripción eterna y viva de los valores eternos y vivos que el más grande de todos los urantianos hizo surgir de las humildes circunstancias de una vida corriente que fue vivida hasta el agotamiento completo de los valores espirituales alcanzables en la experiencia del mortal.
109:6.7 (1201.1) Todas las cosas de valor permanente que son encomendadas a la custodia de un Ajustador tienen asegurada la supervivencia eterna. En ciertos casos el Monitor guarda estas posesiones para otorgárselas a la mente humana donde morará en el futuro; en otros casos, y tras la personalización, estas realidades supervivientes se conservan en custodia para su utilización futura al servicio de los Arquitectos del Universo Maestro.
109:7.1 (1201.2) No podemos precisar si otros fragmentos del Padre distintos de los Ajustadores son personalizables o no, aunque ya hemos dicho que la personalidad es otorgamiento del libre albedrío soberano del Padre Universal. Lo que sí sabemos es que los fragmentos del Padre que son Ajustadores solo logran la personalidad cuando adquieren atributos personales en el ejercicio de su ministerio de servicio a un ser personal. Estos Ajustadores Personalizados tienen su morada en Divinington donde instruyen y dirigen a sus compañeros prepersonales.
109:7.2 (1201.3) Los Ajustadores del Pensamiento Personalizados son los estabilizadores y compensadores no asignados, libres de ataduras y soberanos del vasto universo de universos. Combinan la experiencia del Creador y de la criatura: lo existencial y lo experiencial. Son conjuntamente seres del tiempo y de la eternidad. Asocian lo prepersonal y lo personal en la administración del universo.
109:7.3 (1201.4) Los Ajustadores Personalizados son los ejecutivos poderosos y omniscientes de los Arquitectos del Universo Maestro. Son los agentes personales del ministerio pleno del Padre Universal (personal, prepersonal y superpersonal). Son los ministros personales de lo extraordinario, lo inhabitual y lo inesperado en todos los ámbitos de las esferas absonitas trascendentales del dominio de Dios Último e incluso hasta los niveles de Dios Absoluto.
109:7.4 (1201.5) Son los únicos seres de los universos que contienen dentro de sí todas las relaciones de personalidad conocidas. Son omnipersonales, es decir, son antes de la personalidad, son la personalidad y son después de la personalidad. Ministran la personalidad del Padre Universal en el pasado eterno, en el presente eterno y en el futuro eterno.
109:7.5 (1201.6) El Padre otorgó al Hijo Eterno la personalidad existencial en el orden de lo infinito y de lo absoluto, pero eligió reservar para su propio ministerio la personalidad experiencial propia de los Ajustadores Personalizados otorgada al Ajustador prepersonal existencial. Ambas están así destinadas a la futura superpersonalidad eterna del ministerio trascendental de los mundos absonitos del Último, del Supremo-Último, e incluso hasta los niveles del Último-Absoluto.
109:7.6 (1201.7) Los Ajustadores Personalizados deambulan poco por los universos. Consultan ocasionalmente con los Ancianos de los Días, y a veces los Ajustadores Personalizados de los Hijos Creadores séptuplos van a los mundos sede de las constelaciones para entrevistarse con los gobernantes Vorondadek.
109:7.7 (1201.8) No hace mucho tiempo, el observador Vorondadek planetario de Urantia —el custodio Altísimo que asumió la regencia de emergencia de vuestro mundo— impuso su autoridad sobre el gobernador general residente y empezó su administración de emergencia de Urantia con un equipo completo elegido por él. Acto seguido, asignó sus deberes planetarios a todos sus asociados y asistentes, pero no incorporó al equipo a los tres Ajustadores Personalizados que aparecieron ante él en el momento mismo de asumir la regencia. El regente Altísimo ni siquiera sabía que aparecerían, pues no habían manifestado su presencia divina en una regencia anterior, y no encargó ningún cometido a estos Ajustadores Personalizados voluntarios. Eso no impidió a estos tres seres omnipersonales destacar por su actividad entre los numerosos órdenes de seres celestiales que sirvieron entonces en Urantia.
109:7.8 (1202.1) Los Ajustadores Personalizados proporcionan una amplia variedad de servicios a numerosos órdenes de personalidades del universo, pero no estamos autorizados a hablar de estos ministerios con criaturas evolutivas habitadas por Ajustadores. Estas extraordinarias divinidades humanas están entre las personalidades más notables de todo el gran universo y nadie se atreve a predecir cuáles podrían ser sus misiones futuras.
109:7.9 (1202.2) [Presentado por un Mensajero Solitario de Orvonton.]
El libro de Urantia
Documento 110
110:0.1 (1203.1) DOTAR de libertad a seres imperfectos conlleva tragedias inevitables, y está en la naturaleza perfecta de la Deidad ancestral compartir universal y afectuosamente estos sufrimientos en amorosa compañía.
110:0.2 (1203.2) Hasta donde alcanzo a conocer los asuntos de un universo, considero que el amor y la entrega de un Ajustador del Pensamiento es el afecto más verdaderamente divino de toda la creación. El amor de los Hijos en su ministerio a las razas es magnífico, pero la entrega de un Ajustador al individuo tiene una grandeza conmovedora y una divinidad propia del Padre. Todo hace pensar que el Padre del Paraíso se ha reservado esta forma de contacto personal con sus criaturas individuales como una prerrogativa exclusiva de Creador, y en todo el universo de universos no hay nada comparable al ministerio maravilloso de estas entidades impersonales que moran de modo tan fascinante en los hijos de los planetas evolutivos.
110:1.1 (1203.3) No se debe pensar que los Ajustadores viven en los cerebros materiales de los seres humanos. No son partes orgánicas de las criaturas físicas de los mundos. En lugar de imaginar al Ajustador del Pensamiento confinado en un órgano físico concreto, se debe concebir que mora en el interior de la mente mortal del hombre. El Ajustador se comunica sin cesar con su sujeto humano de forma indirecta y no reconocida, especialmente durante las experiencias sublimes de contacto adorador de la mente con el espíritu que se producen en el superconsciente.
110:1.2 (1203.4) Ojalá pudiera ayudar a los mortales que evolucionan a comprender mejor y apreciar más plenamente el trabajo espléndido y desinteresado de los Ajustadores que viven dentro de ellos, entregados con tanta fidelidad a la tarea de fomentar el bienestar espiritual del hombre. Estos Monitores prestan su eficaz asistencia en los aspectos superiores de la mente de los hombres. Actúan con experiencia y sabiduría sobre el potencial espiritual del intelecto humano. Estos ayudantes celestiales se dedican a la maravillosa tarea de guiaros de forma segura hacia dentro y hacia arriba en dirección al refugio celestial de la felicidad. Estos trabajadores incansables están consagrados a la personificación futura del triunfo de la verdad divina en vuestra vida sin final. Son los obreros vigilantes que pilotan la mente humana consciente de Dios y la alejan de los bajíos del mal, al tiempo que orientan con pericia al alma en evolución del hombre hacia los puertos divinos de perfección de las lejanas costas eternas. Los Ajustadores os conducen con amor y os guían con mano segura por los laberintos oscuros e inciertos de vuestra breve carrera terrenal. Son los maestros pacientes que animan constantemente a sus sujetos a avanzar por las sendas de la perfección progresiva. Son los custodios atentos de los valores sublimes del carácter de las criaturas. Yo quisiera que pudierais amarlos más, cooperar más plenamente con ellos y manifestarles vuestro afecto.
110:1.3 (1204.1) Aunque los moradores interiores divinos se ocupan ante todo de vuestra preparación espiritual para la próxima etapa de la existencia sin fin, también se interesan profundamente por vuestro bienestar temporal y vuestros logros reales en la tierra. Les llena de alegría contribuir a vuestra salud, vuestra felicidad y vuestra verdadera prosperidad. No son indiferentes a los éxitos y progresos de vuestra vida en el planeta siempre que no sean contrarios a vuestra vida futura de progreso eterno.
110:1.4 (1204.2) Los Ajustadores se interesan por vuestros hechos diarios y los múltiples detalles de vuestra vida justo en la medida en que estos influyen sobre vuestras elecciones temporales significativas y vuestras decisiones espirituales vitales, e inciden por lo tanto en vuestro problema de supervivencia y progreso eterno del alma. El Ajustador es pasivo en lo que atañe al bienestar puramente temporal y divinamente activo en todo lo relacionado con vuestro futuro eterno.
110:1.5 (1204.3) El Ajustador permanece con vosotros en todos los desastres y durante todas las enfermedades que no destruyan completamente la capacidad mental. Qué ingrato es profanar a sabiendas o contaminar deliberadamente el cuerpo físico que debe servir como tabernáculo terrenal de este maravilloso don de Dios. Todos los venenos físicos retrasan considerablemente los esfuerzos del Ajustador por exaltar la mente material, y los venenos mentales como el miedo, la ira, la envidia, los celos, las sospechas y la intolerancia obstaculizan también muchísimo el progreso espiritual del alma que evoluciona.
110:1.6 (1204.4) En el momento presente vuestro Ajustador os corteja. Basta con que seáis fieles a la confianza depositada en vosotros por el espíritu divino que busca unirse eternamente con vuestra mente y vuestra alma, para que sobrevenga en su día la unicidad de morontia, la armonía sublime, la coordinación cósmica, la sintonización divina, la fusión celestial, la mezcla sin fin de identidades. Esa unicidad del ser será tan perfecta y final que ni siquiera las personalidades más experimentadas podrán disociar ni reconocer nunca como identidades separadas a los componentes de la fusión: el hombre mortal y el Ajustador divino.
110:2.1 (1204.5) Cuando los Ajustadores del Pensamiento entran en las mentes humanas traen consigo las carreras modelo, las vidas ideales determinadas y preestablecidas por ellos mismos y los Ajustadores Personalizados de Divinington que han sido validadas por el Ajustador Personalizado de Urantia. Se ponen así a trabajar con un plan definido y predeterminado para el desarrollo intelectual y espiritual de su sujeto humano, pero ningún ser humano está obligado a aceptar este plan. Todos vosotros estáis sujetos a la predestinación aunque no está preestablecido que aceptéis esta predestinación divina; tenéis plena libertad para rechazar el programa de los Ajustadores del Pensamiento o cualquiera de sus partes. Ellos tienen la misión de efectuar los cambios mentales y los ajustes espirituales que autoricéis inteligente y voluntariamente con vistas a aumentar su influencia sobre la orientación de vuestra personalidad, pero estos Monitores divinos no se aprovechan nunca de vosotros ni influyen arbitrariamente en modo alguno en vuestras elecciones y decisiones. Los Ajustadores respetan la soberanía de vuestra personalidad y están supeditados siempre a vuestra voluntad.
110:2.2 (1204.6) Son insistentes, ingeniosos y perfectos en sus métodos de trabajo, pero no violentan nunca la yoidad volitiva de su anfitrión. Ningún ser humano será espiritualizado jamás por un Monitor divino contra su voluntad. La supervivencia es un don de los Dioses que las criaturas del tiempo han de desear. De hecho, siempre que el Ajustador consiga hacer algo por vosotros, constará en los anales que la transformación se llevó a cabo con vuestro consentimiento cooperativo. Daréis cada paso de vuestra transformación prodigiosa en la carrera de ascensión como compañeros voluntarios de vuestro Ajustador.
110:2.3 (1205.1) El Ajustador no intenta controlar vuestro pensamiento como tal sino más bien espiritualizarlo, eternizarlo. Ni las ángeles ni los Ajustadores se ocupan directamente de influir en el pensamiento humano, pues eso es prerrogativa exclusiva de vuestra personalidad. Los Ajustadores están dedicados a mejorar, modificar, ajustar y coordinar vuestros procesos de pensamiento y especialmente entregados a la tarea de ir construyendo el equivalente espiritual de vuestra carrera, la transcripción de morontia del avance de vuestro verdadero yo con vistas a su supervivencia.
110:2.4 (1205.2) Los Ajustadores trabajan en las esferas de los niveles más altos de la mente humana e intentan siempre crear duplicados de morontia de cada concepto del intelecto del mortal. Hay, por lo tanto, dos realidades que inciden y están centradas en los circuitos de la mente humana: una es el yo mortal que ha evolucionado según los planes originales de los Portadores de Vida, la otra es una entidad inmortal procedente de las altas esferas de Divinington, un don de Dios que mora en el interior de ese yo. Pero el yo mortal también es un yo personal. Tiene personalidad.
110:2.5 (1205.3) Vosotros, como criaturas personales, tenéis mente y voluntad. El Ajustador, como criatura prepersonal, tiene premente y prevoluntad. Si os amoldáis tanto a la mente del Ajustador que llegáis a verlo todo con los mismos ojos, vuestras mentes se harán una y recibiréis el refuerzo de la mente del Ajustador. A partir de ahí, si vuestra voluntad ordena y ejecuta las decisiones de esta mente nueva o conjunta, la voluntad prepersonal del Ajustador logrará expresarse como personalidad a través de vuestra decisión, de modo que vosotros y el Ajustador seréis uno en lo que respecta a esa cuestión concreta. Vuestra mente habrá logrado sintonizarse con la divinidad, y la voluntad del Ajustador habrá conseguido expresarse como personalidad.
110:2.6 (1205.4) En la medida en que esta identidad se hace realidad os acercáis mentalmente al orden de existencia de la morontia. El término mente de morontia significa la sustancia y la suma de mentes de diversa naturaleza, material y espiritual que cooperan juntas. El intelecto de la morontia implica por lo tanto en el universo local una mente doble gobernada por una sola voluntad. Para los mortales esta voluntad es de origen humano y se está volviendo divina a medida que el hombre va identificando su mente humana con la dotación de mente de Dios.
110:3.1 (1205.5) Los Ajustadores juegan el juego sagrado y magnífico de las edades. Están involucrados en una de las aventuras supremas del tiempo en el espacio y se sienten felices cuando cooperáis con ellos y les dais la posibilidad de ayudaros en vuestras breves luchas del tiempo mientras siguen llevando a cabo sus tareas más amplias de la eternidad. Pero cuando vuestro Ajustador intenta comunicarse con vosotros, el mensaje suele perderse en las corrientes materiales de los flujos de energía de la mente humana; solo ocasionalmente captáis un eco, un eco débil y distante de la voz divina.
110:3.2 (1205.6) El éxito de vuestro Ajustador en la empresa de guiaros a través de la vida mortal y llevar a cabo vuestra supervivencia depende no tanto de vuestras creencias teóricas como de vuestras decisiones, vuestras determinaciones y vuestra fe firme. Todos estos movimientos de crecimiento de la personalidad se convierten en poderosas influencias que contribuyen a vuestro progreso porque os ayudan a no resistiros a vuestro Ajustador y a cooperar con él. El éxito o el fracaso aparente de los Ajustadores del Pensamiento en sus empresas terrenales depende directamente del grado de cooperación de los mortales con el plan establecido para su avance por la senda ascendente del logro de la perfección. El secreto de la supervivencia está envuelto en el deseo supremo del hombre de ser semejante a Dios y en su buena disposición a hacer y a ser todas y cada una de las cosas que son esenciales para el logro final de ese deseo que todo lo domina.
110:3.3 (1206.1) Cuando hablamos del éxito o fracaso de un Ajustador nos referimos a la supervivencia humana. Los Ajustadores no fracasan nunca. Son de esencia divina y salen triunfadores en todas y cada una de sus empresas.
110:3.4 (1206.2) He podido constatar que muchos de vosotros dedicáis gran parte de vuestra atención y vuestro tiempo a las nimiedades de la vida y descuidáis casi por completo las realidades esenciales que tienen trascendencia eterna, precisamente los logros que se traducen en un acuerdo de trabajo más armonioso entre vosotros y vuestro Ajustador. La gran meta de la existencia humana es sintonizar con la divinidad del Ajustador interior. El gran logro de la vida mortal es la consagración verdadera y comprensiva a los objetivos eternos del espíritu divino que espera y trabaja dentro de vuestra mente. Pero un esfuerzo resuelto y fervoroso por hacer realidad el destino eterno es perfectamente compatible con la alegría de vivir y con el éxito de una carrera honorable en la tierra. Cooperar con el Ajustador del Pensamiento no significa torturarse, fingir devoción ni hacer ostentación de humildad. La vida ideal consiste en servir con amor, no en vivir con miedo.
110:3.5 (1206.3) Las situaciones de confusión, desconcierto e incluso a veces desaliento y perturbación no significan necesariamente resistencia a las directrices del Ajustador interior. Estas actitudes pueden denotar a veces falta de cooperación activa con el Monitor divino y por lo tanto retrasar algo el progreso espiritual, pero las dificultades intelectuales y emocionales de este tipo no interfieren en lo más mínimo en la supervivencia cierta del alma conocedora de Dios. La ignorancia por sí sola no puede impedir nunca la supervivencia, como tampoco pueden hacerlo las dudas de la confusión ni la incertidumbre del miedo. Solo la resistencia consciente a la guía del Ajustador puede impedir la supervivencia del alma inmortal que evoluciona.
110:3.6 (1206.4) No debéis considerar que la cooperación con vuestro Ajustador es un proceso particularmente consciente porque no lo es. En cambio vuestros móviles y decisiones, vuestras determinaciones fieles y vuestros deseos supremos sí constituyen una cooperación real y efectiva. Para aumentar conscientemente la armonía con vuestro Ajustador podéis:
110:3.7 (1206.5) 1. Tomar la decisión de responder a la guía divina. Basar sinceramente vuestra vida humana en la consciencia más alta de la verdad, la belleza y la bondad, y coordinar luego estas cualidades de la divinidad por medio de la sabiduría, la adoración, la fe y el amor.
110:3.8 (1206.6) 2. Amar a Dios y desear ser como él mediante el reconocimiento auténtico de la paternidad divina y la adoración de amor al Padre celestial.
110:3.9 (1206.7) 3. Amar a los hombres con el deseo sincero de servirles. Reconocer de todo corazón la hermandad del hombre y mostrar un afecto inteligente y sabio por cada uno de vuestros semejantes mortales.
110:3.10 (1206.8) 4. Aceptar la ciudadanía cósmica con alegría. Reconocer honradamente vuestras obligaciones progresivas hacia el Ser Supremo, ser conscientes de la mutua dependencia entre el hombre evolutivo y la evolución de la Deidad. Aquí radica el nacimiento de la moralidad cósmica y la comprensión inicial del deber universal.
110:4.1 (1207.1) Los Ajustadores son capaces de recibir el flujo continuo de inteligencia cósmica que llega por los circuitos maestros del tiempo y el espacio. Están en contacto pleno con la inteligencia y la energía de espíritu de los universos. Sin embargo estos poderosos moradores interiores son incapaces de trasmitir la mayor parte de este tesoro de verdad y sabiduría a las mentes de sus sujetos mortales porque, al no tener naturalezas comunes, no hay reconocimiento receptivo.
110:4.2 (1207.2) El Ajustador del Pensamiento está dedicado al esfuerzo constante de espiritualizar vuestra mente para hacer evolucionar vuestra alma de morontia, pero la mayoría de las veces no sois conscientes de este ministerio interior. Sois totalmente incapaces de distinguir el producto de vuestro propio intelecto material del producto de las actividades conjuntas de vuestra alma y el Ajustador.
110:4.3 (1207.3) Ciertas apariciones súbitas de pensamientos, conclusiones y otras imágenes mentales pueden ser algunas veces obra directa o indirecta del Ajustador, aunque en la mayoría de los casos son ideas que se han ido reuniendo en los niveles mentales sumergidos y surgen repentinamente. Se trata de acontecimientos naturales y cotidianos de la función psíquica normal y ordinaria inherente a los circuitos de la mente animal en vías de evolución. (En contraste con estas emanaciones subconscientes, las revelaciones del Ajustador aparecen a través del ámbito de lo superconsciente.)
110:4.4 (1207.4) Confiad todos los asuntos de la mente que vayan más allá del estricto nivel de la consciencia a la custodia de los Ajustadores. A su debido tiempo, si no en este mundo en los mundos mansión, os darán buena cuenta de su administración y acabarán sacando a la luz los significados y valores confiados a su cargo. Ellos se encargarán de resucitar todos y cada uno de los tesoros valiosos de vuestra mente mortal si sobrevivís.
110:4.5 (1207.5) Existe un inmenso abismo entre lo humano y lo divino, entre el hombre y Dios. Las razas de Urantia están tan controladas por procesos eléctricos y químicos, son tan semejantes a los animales en su comportamiento ordinario, tan emotivas en sus reacciones habituales, que resulta extremadamente difícil para los Monitores dirigirlas y guiarlas. Estáis tan faltos de decisiones valientes y de cooperación consagrada que vuestros Ajustadores interiores encuentran casi imposible comunicarse directamente con la mente humana. E incluso cuando consiguen transmitir un destello de la nueva verdad al alma en evolución del mortal, esta revelación espiritual suele cegar tanto a la criatura que muchas veces provoca en ella una crisis de fanatismo o algún otro trastorno intelectual desastroso. Muchas religiones nuevas y muchos «ismos» extraños son producto de comunicaciones abortadas, imperfectas, mal entendidas e indescifrables de los Ajustadores del Pensamiento.
110:4.6 (1207.6) Como consta en los archivos de Jerusem, desde hace muchos milenios va habiendo en cada generación cada vez menos seres que podrían actuar sin peligro con Ajustadores autónomos. Ante este cuadro alarmante las personalidades supervisoras de Satania ven con buenos ojos las propuestas de algunos de vuestros supervisores planetarios más directos en favor de medidas destinadas a fomentar y conservar los tipos espirituales superiores de las razas de Urantia.
110:5.1 (1207.7) No mezcléis ni confundáis la misión y la influencia del Ajustador con lo que se suele llamar conciencia, pues no están directamente relacionadas. La conciencia es una reacción humana y puramente psíquica; no la despreciéis, pero no penséis que es la voz de Dios que habla al alma. En cambio, si la voz del Ajustador se pudiera oír, sería en verdad la voz de Dios para el alma. La conciencia os exhorta con razón a obrar bien, pero el Ajustador intenta deciros además qué es verdaderamente el bien, y lo hace en el momento y en la medida en que sois capaces de captar las directrices del Monitor.
110:5.2 (1208.1) Las experiencias del hombre durante el sueño, el desfile desordenado e inconexo de la mente durmiente no coordinada, son buena prueba del fracaso de los Ajustadores en armonizar y asociar los factores divergentes de la mente del hombre. En el transcurso de una sola vida los Ajustadores son incapaces de coordinar y sincronizar arbitrariamente dos tipos tan dispares de pensamiento como el humano y el divino. Sin embargo algunas veces lo consiguen, y entonces esas almas son trasladadas directamente a los mundos mansión sin necesidad de pasar por la experiencia de la muerte.
110:5.3 (1208.2) Durante las fases de sueño el Ajustador solo intenta llevar a cabo las elecciones y decisiones previamente aprobadas con la consciencia despierta por la voluntad de la personalidad donde habita. Estas elecciones y decisiones plenamente conscientes se han alojado en los dominios de la supermente, el ámbito donde se enlazan entre sí lo humano y lo divino.
110:5.4 (1208.3) Mientras sus anfitriones mortales duermen, los Ajustadores intentan registrar sus creaciones en los niveles superiores de la mente material, y algunos de vuestros sueños grotescos indican que no consiguen establecer un buen contacto. Los absurdos de la vida de los sueños no solo son fruto de la presión de emociones no expresadas, sino también testimonio de la tremenda distorsión que sufren los conceptos espirituales presentados por los Ajustadores. Vuestras propias pasiones, vuestros impulsos y otras tendencias innatas se introducen en el cuadro y sustituyen con sus deseos inexpresados los mensajes divinos que los moradores interiores se esfuerzan por registrar en los archivos psíquicos durante el sueño inconsciente.
110:5.5 (1208.4) Es muy peligroso hacer suposiciones sobre el papel del Ajustador en el contenido onírico. Los Ajustadores trabajan sin duda durante el sueño, pero vuestras experiencias oníricas normales son fenómenos puramente fisiológicos y psicológicos. Es igualmente arriesgado intentar diferenciar entre el registro de los conceptos del Ajustador y la recepción más o menos continua y consciente de los dictados de la conciencia mortal. Estos dilemas solo se pueden resolver por discriminación individual y decisión personal. En cualquier caso, siempre es preferible que el ser humano rechace por error una manifestación del Ajustador creyendo que es una experiencia puramente humana, a que cometa el desatino de exaltar una reacción de la mente mortal a la esfera de la dignidad divina. No olvidéis que la influencia del Ajustador del Pensamiento es principalmente, aunque no del todo, una experiencia superconsciente.
110:5.6 (1208.5) A medida que ascendéis por los círculos psíquicos os vais comunicando cada vez más con vuestro Ajustador en grados variables, unas veces de forma directa y muchas más indirectamente. Pero es peligroso contemplar la idea de que cada nuevo concepto que se origina en la mente humana es dictado del Ajustador. Entre los seres de vuestro orden lo que aceptáis como la voz del Ajustador suelen ser emanaciones de vuestro propio intelecto. Es un terreno peligroso, y cada ser humano debe resolver estos problemas por sí mismo según su sabiduría humana natural y su visión interior sobrehumana.
110:5.7 (1208.6) El Ajustador del ser humano a través del cual se transmite esta comunicación tiene un campo de acción tan amplio gracias a la indiferencia casi completa de este humano hacia cualquier manifestación externa de la presencia interna del Ajustador. Es una verdadera suerte que se desentienda totalmente del procedimiento a nivel consciente. Aloja a uno de los Ajustadores más experimentados de su época y su generación sin mostrar el más mínimo interés por los fenómenos asociados con la presencia en su mente de este polifacético Monitor. Esta reacción pasiva ha sido calificada de rara y fortuita por la guardiana del destino. El resultado de esta coordinación de influencias es muy favorable tanto para el Ajustador en su esfera de acción superior como para su socio humano desde el punto de vista de la salud, la eficacia y la tranquilidad.
110:6.1 (1209.1) La suma total de la realización de la personalidad en un mundo material está contenida en la conquista sucesiva de los siete círculos psíquicos de potencialidad de los mortales. La entrada en el séptimo círculo marca el comienzo de la verdadera función de la personalidad humana. Completar el primer círculo denota la madurez relativa del ser mortal. Aunque atravesar los siete círculos de crecimiento cósmico no equivale a fusionarse con el Ajustador, el dominio de estos círculos indica que se han superado las etapas preliminares a la fusión con el Ajustador.
110:6.2 (1209.2) El Ajustador es vuestro socio igualitario en la empresa de alcanzar los siete círculos y lograr así la madurez relativa del mortal. El Ajustador asciende con vosotros de círculo en círculo desde el séptimo hasta el primero, pero progresa hasta el estatus de supremacía y actividad autónoma con total independencia de la cooperación activa de la mente del mortal.
110:6.3 (1209.3) Los círculos psíquicos no son exclusivamente intelectuales ni tampoco enteramente morontiales. Están relacionados con el estatus de la personalidad, los logros de la mente, el crecimiento del alma y la sintonización con el Ajustador. Para atravesar con éxito estos niveles es necesaria la actuación armoniosa de toda la personalidad, no solo de alguno de sus aspectos. El crecimiento de las partes no equivale a la verdadera maduración del todo; las partes crecen realmente en proporción a la expansión del yo completo —de todo el yo— material, intelectual y espiritual.
110:6.4 (1209.4) Cuando el desarrollo de la naturaleza intelectual es más rápido que el de la naturaleza espiritual la comunicación con el Ajustador del Pensamiento se hace difícil y peligrosa. Por otra parte, un desarrollo espiritual excesivo tiende a producir una interpretación fanática y tergiversada de las directrices espirituales del morador divino. Cuando falta capacidad espiritual se hace muy difícil transmitir a ese intelecto tan material las verdades espirituales que residen en los niveles altos de la superconsciencia, en cambio cuando una mente está perfectamente equilibrada, alojada en un cuerpo de hábitos limpios, energías neuronales estabilizadas y función química equilibrada —cuando los poderes físicos, mentales y espirituales se desarrollan en armonía trina— entonces se puede impartir un máximo de luz y de verdad con un mínimo de peligro temporal o de riesgo para el bienestar real de ese ser. Este crecimiento equilibrado hace ascender al hombre de uno en uno por los círculos de la progresión planetaria, desde el séptimo hasta el primero.
110:6.5 (1209.5) Los Ajustadores están siempre cerca de vosotros y en vosotros, pero rara vez pueden hablaros directamente de un ser a otro. De círculo en círculo vuestras decisiones intelectuales, vuestras elecciones morales y vuestro desarrollo espiritual se suman a la capacidad del Ajustador de operar en vuestra mente. Ascendéis así de círculo en círculo desde las etapas más bajas de asociación y sintonización mental con el Ajustador, de forma que el Ajustador puede ir registrando imágenes del destino cada vez más intensas y convincentes en la consciencia en vías de evolución de esa mente-alma que busca a Dios.
110:6.6 (1210.1) Cada una de vuestras decisiones o bien dificulta o bien facilita la función del Ajustador, y esas mismas decisiones determinan vuestro avance en los círculos de logro humano. Es cierto que la supremacía de una decisión, su relación con una crisis, determina su grado de influencia en la progresión por los círculos, pero el número de decisiones, las repeticiones frecuentes y perseverantes son también esenciales para asegurar que esas reacciones creen hábito.
110:6.7 (1210.2) Es difícil definir con precisión los siete niveles de la progresión humana porque estos niveles son personales, varían de un individuo a otro y parecen estar determinados por la capacidad de crecimiento de cada ser humano. La conquista de estos niveles de evolución cósmica se refleja de tres maneras:
110:6.8 (1210.3) 1. Sintonización con el Ajustador. A medida que se espiritualiza, la mente se va acercando a la presencia del Ajustador en la misma medida en que va alcanzando los círculos.
110:6.9 (1210.4) 2. Evolución del alma. La aparición del alma de morontia indica el grado y la profundidad del dominio de los círculos.
110:6.10 (1210.5) 3. Realidad de la personalidad. La conquista de los círculos determina directamente el grado de realidad del yo. Las personas se hacen más reales a medida que ascienden del séptimo al primer nivel de existencia del mortal.
110:6.11 (1210.6) A medida que atraviesa los círculos, el niño nacido de la evolución material se transforma en un humano maduro con potencialidad inmortal. La realidad borrosa propia de la naturaleza embrionaria del que está en el séptimo círculo va dando paso a la manifestación más clara de la naturaleza emergente de morontia de un ciudadano del universo local.
110:6.12 (1210.7) Aunque es imposible definir con precisión los siete niveles o círculos psíquicos del crecimiento humano, podemos sugerir los límites mínimo y máximo de estas etapas de realización de la madurez:
110:6.13 (1210.8) El séptimo círculo. Los seres humanos entran en este nivel cuando desarrollan sus poderes de elección personal, decisión individual, responsabilidad moral y su capacidad de alcanzar la individualidad espiritual. Esto supone la función unida de los siete espíritus-mente adjutores bajo la dirección del espíritu de sabiduría, el encircuitamiento de la criatura mortal en la influencia del Espíritu Santo y, en Urantia, la primera actuación del Espíritu de la Verdad unida a la recepción de un Ajustador del Pensamiento por parte de la mente del mortal. La entrada en el séptimo círculo convierte a la criatura mortal en un verdadero ciudadano potencial del universo local.
110:6.14 (1210.9) El tercer círculo. El trabajo del Ajustador se vuelve mucho más eficaz una vez que el ascendente humano ha alcanzado el tercer círculo y se le ha adjudicado una guardiana seráfica del destino a título personal. Aunque no hay concierto aparente entre los esfuerzos del Ajustador y de la guardiana seráfica, se observa una mejora indudable en todos los aspectos del logro cósmico y el desarrollo espiritual tras la asignación de la acompañante seráfica personal. Cuando se alcanza el tercer círculo, el Ajustador se esfuerza por morontializar la mente del hombre durante el resto de su vida mortal, por conquistar los círculos que faltan y alcanzar la etapa final de la asociación humano-divina antes de que la muerte natural disuelva esta relación única.
110:6.15 (1210.10) El primer círculo. Por regla general el Ajustador no podrá hablar de forma directa e inmediata con vosotros hasta que alcancéis el círculo primero y final de logro progresivo del mortal. Este nivel representa la realización más alta de las relaciones entre la mente y el Ajustador que se puede dar en la experiencia humana antes de que el alma de morontia en vías de evolución sea liberada de las vestiduras del cuerpo material. En lo que concierne a la mente, las emociones y la visión interior cósmica, alcanzar el primer círculo psíquico constituye el mayor acercamiento posible entre la mente material y el Ajustador espíritu en la experiencia humana.
110:6.16 (1211.1) Quizás fuera más adecuado denominar niveles cósmicos a estos círculos psíquicos de progresión de los mortales, pues en ellos se captan realmente los significados y se comprenden los valores del acercamiento progresivo a la consciencia de morontia de la relación inicial del alma evolutiva con el Ser Supremo emergente. Es precisamente esta relación la que hace eternamente imposible explicar la plena relevancia de los círculos cósmicos a la mente material. El logro de estos círculos está relacionado solo relativamente con la consciencia de Dios. Un ser que está en el séptimo o sexto círculo puede ser casi tan conocedor de Dios —tan consciente de su filiación— como el que está en el segundo o en el primer círculo, pero los seres de círculos inferiores son mucho menos conscientes de su relación experiencial con el Ser Supremo, de su ciudadanía del universo. Alcanzar estos círculos cósmicos formará parte de la experiencia de los ascendentes en los mundos mansión si no lograron hacerlo antes de morir.
110:6.17 (1211.2) La motivación de la fe convierte en experiencial la realización plena de la filiación del hombre con Dios, pero la acción, la consumación de las decisiones, es esencial para alcanzar por evolución la consciencia de parentesco progresivo con la actualidad cósmica del Ser Supremo. La fe transmuta los potenciales en actuales en el mundo espiritual, pero en los dominios finitos del Supremo los potenciales se convierten en actuales solo mediante la realización de la experiencia de elegir. Al elegir hacer la voluntad de Dios, la fe espiritual se une con las decisiones materiales en la acción de la personalidad y proporciona así un fulcro divino y espiritual para que la palanca humana y material del hambre de Dios funcione con más eficacia. Esta sabia coordinación de las fuerzas materiales y espirituales aumenta considerablemente tanto la captación cósmica de la realidad del Supremo como la comprensión morontial de las Deidades del Paraíso.
110:6.18 (1211.3) El dominio de los círculos cósmicos está relacionado con el crecimiento cuantitativo del alma morontial, con la comprensión de los significados supremos. Pero el estatus cualitativo de esta alma inmortal depende por completo del grado de captación mediante la fe viva del valor del hecho potencialmente paradisiaco de que el hombre mortal es hijo del Dios eterno. Por lo tanto, quien se encuentra en el séptimo círculo va a los mundos mansión para seguir aumentando su realización cuantitativa de crecimiento cósmico exactamente igual que quien se encuentra en el segundo o incluso en el primer círculo.
110:6.19 (1211.4) Solo existe una relación indirecta entre la conquista de los círculos cósmicos y la experiencia religiosa espiritual propiamente dicha; estos logros son recíprocos y por lo tanto mutuamente beneficiosos. Puede que el desarrollo puramente espiritual tenga muy poco que ver con la prosperidad material planetaria, pero la conquista de los círculos aumenta siempre el potencial de logro del mortal y de éxito humano.
110:6.20 (1211.5) Desde el séptimo hasta el tercer círculo, los siete espíritus-mente adjutores ejercen una acción creciente y unificada para liberar a la mente mortal de su dependencia de las realidades de los mecanismos de la vida material con vistas a introducirla cada vez más en los niveles de experiencia de la morontia. A partir del tercer círculo la influencia adjutora va disminuyendo progresivamente.
110:6.21 (1211.6) Los siete círculos abarcan la experiencia del mortal desde el más alto nivel puramente animal hasta el más bajo nivel efectivo de contacto de morontia de la autoconsciencia como experiencia de la personalidad. El mortal que ha dominado el primer círculo cósmico alcanza la madurez de premorontia, y ahí se termina el ministerio conjunto de los espíritus-mente adjutores como influencia exclusiva de acción mental sobre la personalidad humana. Más allá del primer círculo, la mente se hace cada vez más afín a la inteligencia de la etapa de evolución de la morontia, que consiste en el ministerio conjunto de la mente cósmica y la dotación superadjutora del Espíritu Creativo de un universo local.
110:6.22 (1212.1) Hay tres hitos en la carrera individual de un Ajustador. Primero, cuando el sujeto humano hace su entrada en el tercer círculo psíquico y asegura así la autonomía y una ampliación de las funciones del Monitor (siempre y cuando el morador interior no fuera ya autónomo). Después, cuando el socio humano alcanza el primer círculo psíquico, lo que les permite comunicarse entre sí al menos en alguna medida. Y por último, cuando se fusionan eterna y definitivamente.
110:7.1 (1212.2) El logro de los siete círculos cósmicos no equivale a fusionarse con el Ajustador. En Urantia hay muchos mortales que han alcanzado estos círculos, pero la fusión depende de otros logros espirituales aún mayores y más sublimes; del conseguir una armonización completa y definitiva de la voluntad del mortal con la voluntad de Dios tal como esta reside en el Ajustador del Pensamiento.
110:7.2 (1212.3) Cuando un ser humano ha completado los círculos de consecución cósmica y cuando además la voluntad del mortal toma la decisión definitiva de permitir al Ajustador que complete la asociación de la identidad humana con el alma morontial durante la vida evolutiva y física, estos enlaces consumados de alma y Ajustador prosiguen su camino a los mundos mansión de forma independiente. Entonces se expide en Uversa el mandato que dispone la fusión inmediata del Ajustador con el alma morontial. Cuando esta fusión ocurre durante la vida física, consume instantáneamente el cuerpo material, y los seres humanos que pudieran presenciarla solo verían al mortal en tránsito desaparecer «en carros de fuego».
110:7.3 (1212.4) La mayoría de los Ajustadores que han trasladado a sus sujetos desde Urantia eran muy experimentados, y hay constancia de que habían morado antes dentro de muchos mortales en otras esferas. Pero no penséis que los Ajustadores solo obtienen experiencia para misiones avanzadas cuando sus sujetos mortales fracasan en la supervivencia, recordad que en algunos planetas los Ajustadores son prestados temporalmente a sus anfitriones y adquieren así una valiosa experiencia como moradores interiores.
110:7.4 (1212.5) Tras la fusión con el mortal los Ajustadores comparten vuestro destino y vuestra experiencia; ellos son vosotros. Después de la fusión del alma inmortal de morontia con su Ajustador, toda la experiencia y todos los valores del uno acaban siendo posesión del otro, de manera que los dos constituyen realmente una sola entidad. En cierto sentido, este nuevo ser pertenece al pasado eterno y existe para el futuro eterno. Todo lo que alguna vez fue humano en el alma superviviente y todo lo que es experiencialmente divino en el Ajustador se convierte ahora en posesión efectiva de esta personalidad nueva y siempre ascendente del universo. Pero en cada nivel del universo el Ajustador solo puede dotar a la nueva criatura de los atributos que son valiosos y significativos en ese nivel. La unicidad absoluta con el Monitor divino, el agotamiento completo de la dotación de un Ajustador, solo se puede conseguir en la eternidad después de haber alcanzado definitivamente al Padre Universal, el Padre de los espíritus, la fuente perpetua de estos dones divinos.
110:7.5 (1212.6) Cuando el alma que evoluciona y el Ajustador divino se fusionan eterna y definitivamente, cada uno adquiere todas las cualidades experimentables del otro. Esta personalidad, en la que ambos tienen el mismo rango, posee toda la memoria experiencial de supervivencia que tuvo en su día la mente del mortal ancestral y residió luego en el alma de morontia. Este finalitario potencial abarca además todos los recuerdos experienciales que conserva el Ajustador de todas sus estancias en el interior de mortales de todos los tiempos. Pero el Ajustador necesitará la eternidad del futuro para dotar por completo a esta asociación de personalidad con los significados y valores que el Monitor divino trae consigo desde la eternidad del pasado.
110:7.6 (1213.1) En el caso de la inmensa mayoría de los urantianos, el Ajustador tiene que esperar pacientemente a que llegue la liberación de la muerte, debe esperar a que el alma emergente se libere de la dominación casi completa de los patrones de energía y de las fuerzas químicas inherentes a vuestro orden material de existencia. La dificultad principal que experimentáis para establecer contacto con vuestro Ajustador consiste en esta misma naturaleza material inherente. Muy pocos mortales piensan de verdad. No desarrolláis ni disciplináis espiritualmente vuestra mente hasta el punto de llegar a un enlace favorable con el Ajustador divino. La mente humana es prácticamente sorda a las súplicas espirituales que el Ajustador traduce de los múltiples mensajes de las difusiones universales de amor que proceden del Padre de las misericordias. Al Ajustador se le hace casi imposible transmitir estas directrices inspiradoras del espíritu a una mente animal tan enteramente dominada por las fuerzas químicas y eléctricas inherentes a vuestra naturaleza física.
110:7.7 (1213.2) Los Ajustadores se regocijan de ponerse en contacto con la mente del mortal, pero tienen que esperar con paciencia durante los largos años de estancia silenciosa en los que son incapaces de romper la resistencia animal y comunicarse directamente con vosotros. Cuanto más ascienden los Ajustadores del Pensamiento en la escala del servicio más eficaces se vuelven, pero no pueden saludaros nunca en la carne con el mismo afecto pleno, comprensivo y efusivo que mostrarán hacia vosotros cuando podáis percibirlos de mente a mente en los mundos mansión.
110:7.8 (1213.3) Durante la vida mortal el cuerpo y la mente material os separan de vuestro Ajustador y os impiden comunicaros libremente con él. Tras la muerte y después de la fusión eterna, vosotros y el Ajustador seréis uno —no seréis distinguibles como seres separados— y ya no habrá necesidad de comunicación tal como vosotros la entendéis.
110:7.9 (1213.4) Aunque la voz del Ajustador está siempre dentro de vosotros, la mayoría no la oiréis casi nunca durante vuestra vida. Los seres humanos que están por debajo del tercer y segundo círculo de logro oyen raramente la voz directa del Ajustador, excepto en momentos de deseo supremo, en una situación suprema o como resultado de una decisión suprema.
110:7.10 (1213.5) Algunas veces, cuando se establece o se rompe un contacto entre la mente mortal de un reservista del destino y los supervisores planetarios, el Ajustador que mora en su interior se encuentra situado de tal manera que le es posible trasmitir un mensaje a su socio mortal. No hace mucho tiempo que un Ajustador autónomo trasmitió en Urantia un mensaje de este tipo a su compañero humano, miembro del cuerpo de reserva del destino. Este era el encabezamiento del mensaje: «Y ahora, sin daño ni peligro para el sujeto de mi solícita devoción y sin ninguna intención de desanimar ni de reprender en exceso, presentadle esta súplica en mi nombre». Continuaba con una bella y conmovedora exhortación en la que el Ajustador imploraba entre otras cosas «que me dé su cooperación sincera con más fidelidad, que ejecute con más alegría las tareas que he establecido para él, que cumpla con más fidelidad el programa que he dispuesto, que pase con más paciencia las pruebas que he seleccionado, que recorra con más perseverancia y alegría la senda que he elegido, que reciba con más humildad el crédito que pudiera acumular como resultado de mi incesante esfuerzo. Trasmitid así mi admonición al hombre habitado por mí. Le otorgo la suprema entrega y el afecto supremo de un espíritu divino. Decid también a mi sujeto amado que obraré sabia y poderosamente hasta el final, hasta que haya terminado su última lucha terrestre. Seré fiel a la personalidad que me ha sido encomendada y lo exhorto a sobrevivir, a que no me decepcione, a que no me prive de la recompensa de mi lucha intensa y paciente. Dependemos de la voluntad humana para conseguir la personalidad. De círculo en círculo he hecho ascender con paciencia a esta mente humana y tengo el testimonio de la aprobación del jefe de mi orden. De círculo en círculo voy avanzando hacia el juicio. Espero gustoso y sin temor el llamamiento nominal del destino. Estoy preparado para someterlo todo ante los tribunales de los Ancianos de los Días».
110:7.11 (1214.1) [Presentado por un Mensajero Solitario de Orvonton.]
El libro de Urantia
Documento 111
111:0.1 (1215.1) LA presencia del Ajustador divino dentro de la mente humana hace que ni la ciencia ni la filosofía puedan llegar jamás a una comprensión satisfactoria del alma que evoluciona en la personalidad humana. El alma de morontia es hija del universo y solo puede ser verdaderamente conocida por visión interior cósmica y por la vía del descubrimiento espiritual.
111:0.2 (1215.2) El concepto de alma y de espíritu que mora en el interior no es nuevo en Urantia sino bastante frecuente en los diversos sistemas de creencias del planeta. Muchas religiones orientales y algunas occidentales han percibido que el hombre posee un legado divino además de una herencia humana. El sentimiento de la presencia interna de la Deidad, añadido a su omnipresencia externa, ha formado parte de muchas religiones urantianas durante mucho tiempo. Los hombres llevan creyendo durante siglos que hay algo que crece dentro de la naturaleza humana, algo vital que está destinado a perdurar más allá del breve lapso de la vida temporal.
111:0.3 (1215.3) Antes de caer en la cuenta de que su alma evolutiva estaba engendrada por un espíritu divino, los hombres creían que residía en distintos órganos físicos: el ojo, el hígado, el riñón, el corazón y más tarde, el cerebro. El salvaje asociaba el alma con la sangre, el aliento, las sombras y con su propio reflejo en el agua.
111:0.4 (1215.4) En la concepción del atman, los maestros hindúes se aproximaron realmente a una apreciación de la naturaleza y la presencia del Ajustador, pero no supieron distinguir la presencia simultánea de un alma que evoluciona y es potencialmente inmortal. Los chinos, sin embargo, reconocieron dos aspectos del ser humano, el yang y el yin, el alma y el espíritu. Los egipcios y muchas tribus africanas creían también en dos factores, el ka y el ba. Por regla general solo se consideraba que era preexistente el espíritu, no el alma.
111:0.5 (1215.5) Los habitantes del valle del Nilo creían que todo individuo favorecido recibía al nacer o poco después un espíritu protector que llamaban el ka. Enseñaban que este espíritu guardián permanecía con el sujeto mortal durante toda la vida y pasaba antes que él al estado futuro. En los muros de un templo de Luxor, donde se describe el nacimiento de Amenhotep III, el pequeño príncipe está representado en brazos del dios Nilo y junto a él hay otro niño, de apariencia idéntica al príncipe, que simboliza a esa entidad que los egipcios llamaban el ka. Estos relieves se terminaron de esculpir en el siglo quince antes de Cristo.
111:0.6 (1215.6) Se consideraba que el ka era un genio superior de espíritu que deseaba guiar al alma mortal asociada a él por las mejores sendas de la vida temporal y, sobre todo, influir sobre la suerte del sujeto humano en el más allá. Cuando un egipcio de este periodo moría, se esperaba que su ka lo recibiría al otro lado del Gran Río. Al principio se suponía que solo los reyes tenían un ka, pero pronto se extendió su posesión a todos los hombres rectos. Un dirigente egipcio habló así del ka que tenía dentro de su corazón: «No desoí sus palabras y temía transgredir sus consejos, por eso, prosperé en gran manera. Tuve éxito gracias a las cosas que me hizo hacer. Fui distinguido bajo su guía». Muchos creían que el ka era un «oráculo de Dios dentro de cada uno». Muchos creían que iban a «pasar la eternidad con el corazón alegre en el favor del Dios que está en vosotros».
111:0.7 (1216.1) Todas las razas de mortales que evolucionan en Urantia tienen una palabra equivalente al concepto de alma. Muchos pueblos primitivos creían que el alma observaba el mundo a través de los ojos humanos, por eso tenían un miedo cerval a la malevolencia del mal de ojo. Creyeron durante mucho tiempo que «el espíritu del hombre es la lámpara del Señor». El Rigveda dice: «Mi mente habla a mi corazón».
111:1.1 (1216.2) Aunque la labor de los Ajustadores es de naturaleza espiritual, se ven obligados a trabajar sobre un fundamento intelectual. La mente es el terreno humano a partir del cual el Monitor espíritu debe hacer evolucionar el alma de morontia con la cooperación de la personalidad en cuyo interior mora.
111:1.2 (1216.3) Hay una unidad cósmica en los diversos niveles de mente del universo de universos. El yo intelectual se origina en la mente cósmica de forma muy parecida al origen de las nebulosas en las energías cósmicas del espacio del universo. En el nivel humano (y por lo tanto personal) del yo intelectual, el potencial de evolución del espíritu se vuelve dominante con el asentimiento de la mente mortal gracias a las dotaciones espirituales de la personalidad humana junto con la presencia creativa en ese yo humano de un punto-entidad de valor absoluto. Pero este predominio del espíritu sobre la mente material está condicionado por dos experiencias: la mente tiene que haber evolucionado hacia arriba por el ministerio de los siete espíritus-mente adjutores, y el yo material (personal) tiene que elegir cooperar con el Ajustador que mora en su interior para crear y fomentar el yo de morontia, el alma evolutiva y potencialmente inmortal.
111:1.3 (1216.4) La mente material es el escenario donde las personalidades humanas viven, son conscientes de sí mismas, toman decisiones, eligen a Dios o lo abandonan, se eternizan o se destruyen.
111:1.4 (1216.5) La evolución material os ha proporcionado una máquina de vida, vuestro cuerpo. El Padre mismo os ha dotado de la realidad de espíritu más pura que se conoce en el universo, vuestro Ajustador del Pensamiento. En cambio la mente ha sido puesta en vuestras manos, sometida a vuestras propias decisiones, y por la mente vivís o morís. Dentro de esa mente y con esa mente tomáis las decisiones morales que os harán semejantes al Ajustador, es decir, semejantes a Dios.
111:1.5 (1216.6) La mente del mortal es un sistema intelectual temporal prestado a los seres humanos para que lo empleen durante una vida material, y según cómo utilicen esta mente, estarán aceptando o rechazando el potencial de existencia eterna. La mente es prácticamente todo lo que tenéis de realidad del universo sometida a vuestra voluntad. El alma —el yo de morontia— reflejará fielmente la cosecha de las decisiones temporales que tome el yo mortal. La consciencia humana descansa suavemente sobre el mecanismo electroquímico que tiene debajo y toca delicadamente el sistema de energía de morontia-espíritu que tiene encima. El ser humano nunca es enteramente consciente durante su vida mortal de ninguno de estos dos sistemas y por eso tiene que trabajar en la mente, de la que sí es consciente. Lo que asegura la supervivencia no es tanto lo que la mente comprende como lo que la mente desea comprender. Lo que constituye la identificación con el espíritu no es tanto cómo es la mente sino cómo se esfuerza por ser. Lo que conduce a la ascensión en el universo no es tanto que el hombre sea consciente de Dios sino que el hombre anhele a Dios. Lo que sois hoy no es tan importante como lo que vais siendo día tras día y en la eternidad.
111:1.6 (1217.1) La mente es el instrumento cósmico con el que una misma voluntad humana puede tocar las disonancias de la destrucción o producir las melodías exquisitas de la identificación con Dios y la consiguiente supervivencia eterna. El Ajustador otorgado al hombre es, a fin de cuentas, impermeable al mal e incapaz de pecar, pero la mente del mortal puede torcerse, deformarse y hacerse malvada y fea por las maquinaciones pecaminosas de una voluntad humana perversa y egoísta. Del mismo modo, esta mente puede hacerse noble, bella, verdadera y buena —realmente grande— si sigue los dictados de la voluntad iluminada por el espíritu de un ser humano conocedor de Dios.
111:1.7 (1217.2) La mente evolutiva solo es plenamente fiable y estable cuando se manifiesta en los dos extremos de la intelectualidad cósmica: o mecanizada por completo o espiritualizada por completo. Entre los extremos intelectuales del control mecánico puro y la verdadera naturaleza de espíritu se sitúa el inmenso colectivo de mentes en vías de evolución y ascensión cuya estabilidad y tranquilidad dependen de las elecciones de su personalidad y de su identificación con el espíritu.
111:1.8 (1217.3) Pero el hombre no entrega su voluntad al Ajustador de forma pasiva y servil. Elige más bien de forma activa, positiva y cooperativa seguir las directrices del Ajustador cuando es consciente de que esas directrices difieren de los impulsos y deseos de la mente natural del mortal. Los Ajustadores actúan sobre la mente del hombre pero nunca la dominan contra su voluntad. Para los Ajustadores la voluntad humana es suprema, y así la consideran y respetan mientras luchan por conseguir las metas espirituales de ajuste del pensamiento y transformación del carácter en el escenario casi ilimitado del intelecto humano en vías de evolución.
111:1.9 (1217.4) La mente es vuestro buque, el Ajustador es vuestro piloto, la voluntad humana es el capitán. El dueño del navío mortal debería tener la sabiduría de confiar en el piloto divino para guiar al alma ascendente hasta los puertos de la supervivencia eterna de la morontia. Solo por egoísmo, pereza y pecado puede la voluntad del hombre rechazar la guía de un piloto tan amoroso y hacer que la carrera del mortal termine naufragando en los funestos bajíos de la misericordia rechazada y contra las rocas del pecado abrazado. Con vuestro consentimiento este piloto fiel os conducirá de manera segura a través de las barreras del tiempo y los obstáculos del espacio hasta la fuente misma de la mente divina, y después incluso más allá, hasta el Padre del Paraíso de los Ajustadores.
111:2.1 (1217.5) En todas las funciones mentales de la inteligencia cósmica, la totalidad de la mente domina las diferentes partes de la función intelectual. La esencia de la mente es unidad funcional, por eso la mente no deja nunca de manifestar esta unidad constitutiva, incluso cuando se encuentra trabada y entorpecida por las acciones y elecciones insensatas de un yo errado. Esta unidad de la mente busca siempre la coordinación con el espíritu en todos los niveles de su asociación con un yo que tiene dignidad volitiva y prerrogativas de ascensión.
111:2.2 (1217.6) La mente material del hombre mortal es el telar cósmico que contiene los tejidos de morontia donde el Ajustador del Pensamiento que mora en su interior entreteje los patrones de espíritu de un carácter del universo con valores duraderos y significados divinos: un alma superviviente con destino último y carrera sin fin, un finalitario potencial.
111:2.3 (1218.1) La personalidad humana se identifica con la mente y el espíritu unidos por la vida en una relación funcional dentro de un cuerpo material. Esta relación de funcionamiento entre mente y espíritu no genera como resultado ningún tipo de combinación de las cualidades o atributos de la mente y del espíritu sino un valor del universo enteramente nuevo, original y único con potencial de perduración eterna: el alma.
111:2.4 (1218.2) Los factores de la creación evolutiva de esta alma inmortal no son dos sino tres. Estos son los tres antecedentes del alma humana de morontia:
111:2.5 (1218.3) 1. La mente humana y todas las influencias cósmicas que la preceden y que inciden en ella.
111:2.6 (1218.4) 2. El espíritu divino que mora en el interior de esta mente humana y todos los potenciales inherentes a este fragmento de espiritualidad absoluta, junto con todas las influencias y todos los factores espirituales asociados a él en la vida humana.
111:2.7 (1218.5) 3. La relación entre la mente material y el espíritu divino, que conlleva un valor y entraña un significado que no se encuentra en ninguno de los factores que conforman dicha asociación. La realidad de esta relación única no es ni material ni espiritual sino morontial. Es el alma.
111:2.8 (1218.6) Las criaturas intermedias denominan desde hace mucho tiempo intermente a esta alma humana en vías de evolución para distinguirla de la mente inferior o material y de la mente superior o cósmica. Esta intermente es realmente un fenómeno de la morontia, puesto que existe en la zona situada entre lo material y lo espiritual. El potencial de esta evolución de morontia es inherente a los dos anhelos universales de la mente: el impulso de la mente finita de la criatura de conocer a Dios y alcanzar la divinidad del Creador, y el impulso de la mente infinita del Creador de conocer al hombre y adquirir la experiencia de la criatura.
111:2.9 (1218.7) Esta operación superna de desarrollar por evolución el alma inmortal se hace posible en primer lugar porque la mente del mortal es personal y en segundo lugar porque está en contacto con realidades supranimales. Posee una dotación supramaterial de ministerio cósmico que asegura la evolución de una naturaleza moral capaz de tomar decisiones morales, y establece así un contacto creativo auténtico con los ministerios espirituales asociados y con el Ajustador del Pensamiento que mora en su interior.
111:2.10 (1218.8) El resultado inevitable de tal espiritualización por contacto de la mente humana es el nacimiento gradual de un alma, el vástago conjunto de una mente adjutora y dominada por una voluntad humana que ansía conocer a Dios, y que trabaja en unión con las fuerzas espirituales del universo que están bajo el sobrecontrol de un fragmento propiamente dicho del Dios mismo de toda creación —el Monitor de Misterio—. Y así, la realidad material y mortal del yo trasciende las limitaciones temporales de la máquina de vida física y alcanza una expresión nueva y una identificación nueva en el vehículo en evolución destinado a la continuidad de la yoidad: el alma de morontia e inmortal.
111:3.1 (1218.9) Los errores de la mente mortal y las equivocaciones de la conducta humana pueden retrasar claramente la evolución del alma, aunque no pueden inhibir el fenómeno de la morontia una vez que el Ajustador interior lo ha iniciado con el consentimiento de la voluntad de la criatura. Pero antes de la muerte del mortal esta misma voluntad material y humana tiene el poder de revocar en cualquier momento su elección y rechazar la supervivencia. Incluso después de haber sobrevivido, el mortal ascendente conserva su prerrogativa de rechazar la vida eterna. Antes de fusionarse con el Ajustador, la criatura ascendente en vías de evolución puede elegir en todo momento apartarse de la voluntad del Padre del Paraíso. La fusión con el Ajustador confirma el hecho de que el mortal ascendente ha elegido para siempre y sin reservas cumplir la voluntad del Padre.
111:3.2 (1219.1) Durante la vida en la carne el alma en vías de evolución está facultada para reforzar las decisiones supramateriales de la mente mortal. Al ser supramaterial, el alma no actúa por sí misma en el nivel material de la experiencia humana. Tampoco puede esta alma subespiritual actuar por encima del nivel de la morontia sin la colaboración de algún espíritu de la Deidad como el Ajustador. El alma tampoco toma decisiones finales hasta que la muerte o el traslado la separan de su asociación material con la mente del mortal, excepto cuando y en la medida en que esta mente material delega libre y voluntariamente esa autoridad en el alma de morontia asociada funcionalmente a ella. Durante la vida del mortal su voluntad, el poder de elección y decisión de la personalidad, reside en los circuitos materiales de la mente. A medida que se desarrolla el crecimiento del mortal en la tierra, este yo, con sus inestimables poderes de elección, se va identificando cada vez más con la entidad emergente del alma de morontia. Después de la muerte y tras la resurrección en los mundos mansión, la personalidad humana está totalmente identificada con el yo de morontia. El alma es así el embrión del futuro vehículo de morontia de la identidad de la personalidad.
111:3.3 (1219.2) Esta alma inmortal empieza siendo de naturaleza enteramente de morontia, pero posee tal capacidad de desarrollo que asciende invariablemente a los verdaderos niveles de espíritu susceptibles de fusión con los espíritus de la Deidad. Esta fusión se suele producir normalmente con el mismo espíritu del Padre Universal que inició el fenómeno creativo en la mente de la criatura.
111:3.4 (1219.3) Tanto la mente humana como el Ajustador divino son conscientes de la presencia y de la naturaleza diferencial del alma que evoluciona (el Ajustador plenamente, la mente parcialmente). Al ritmo de su propio crecimiento evolutivo, el alma se va haciendo cada vez más consciente de la mente y del Ajustador como identidades asociadas. El alma participa de las cualidades de la mente humana y del espíritu divino, pero evoluciona constantemente hacia un aumento del control espiritual y del predominio divino porque estimula una función de la mente cuyos significados buscan coordinarse con los verdaderos valores del espíritu.
111:3.5 (1219.4) La carrera del mortal, la evolución del alma, no es tanto un periodo de prueba como un periodo de educación. La fe en la supervivencia de los valores supremos es el núcleo de la religión. La auténtica experiencia religiosa consiste en unir los valores supremos y los significados cósmicos como realización de la realidad universal.
111:3.6 (1219.5) La mente conoce la cantidad, la realidad, los significados. En cambio la cualidad —los valores— es algo que se siente. Lo que siente es creación conjunta de la mente que conoce y el espíritu asociado que confiere realidad.
111:3.7 (1219.6) En la medida en que el alma humana de morontia en vías de evolución se impregna de verdad, belleza y bondad como realización y como valor de la consciencia de Dios, el ser resultante se vuelve indestructible. Si en el alma humana que evoluciona no hay supervivencia de valores eternos, la existencia mortal carece de significado y la vida misma es una trágica ilusión. Pero es eternamente cierto que lo que empecéis en el tiempo lo terminaréis en la eternidad... si es que merece la pena terminarlo.
111:4.1 (1219.7) El reconocimiento es el proceso intelectual de encajar las impresiones sensoriales recibidas del mundo exterior en los patrones de la memoria del individuo. La comprensión implica que esas impresiones sensoriales reconocidas y sus patrones de memoria asociados se han integrado u organizado en una red dinámica de principios.
111:4.2 (1220.1) Los significados provienen de una combinación de reconocimiento y comprensión. Los significados no existen en un mundo enteramente sensorial o material. Los significados y los valores solo se perciben en las esferas interiores o supramateriales de la experiencia humana.
111:4.3 (1220.2) Todos los avances de la verdadera civilización nacen en este mundo interior de la humanidad. Solo la vida interior es verdaderamente creativa. Mal puede progresar la civilización cuando la mayoría de la juventud de cualquier generación dedica su interés y su energía a los logros materialistas del mundo sensorial o exterior.
111:4.4 (1220.3) Los esquemas de valores del mundo interior y el mundo exterior son diferentes. Toda civilización peligra cuando las tres cuartas partes de su juventud se incorporan a profesiones materialistas y se dedican a las actividades sensoriales del mundo exterior. La civilización corre peligro cuando la juventud deja de interesarse por la ética, la sociología, la eugenesia, la filosofía, las bellas artes, la religión y la cosmología.
111:4.5 (1220.4) Solo en los niveles superiores de la mente superconsciente, y en la medida en que esta incide en el ámbito espiritual de la experiencia humana, se encuentran esos conceptos superiores asociados a patrones maestros eficaces que contribuirán a construir una civilización mejor y más duradera. La personalidad es creativa por naturaleza pero solo actúa así en la vida interior del individuo.
111:4.6 (1220.5) Los cristales de nieve tienen siempre forma hexagonal, pero nunca hay dos iguales. Los niños se ajustan a ciertos tipos, pero nunca hay dos iguales aunque sean gemelos. La personalidad se atiene a ciertos tipos, pero siempre es única.
111:4.7 (1220.6) La felicidad y la alegría nacen en la vida interior. No podéis experimentar alegría real completamente solos. Una vida solitaria es fatal para la felicidad. Incluso las familias y las naciones disfrutarán más de la vida si la comparten con otros.
111:4.8 (1220.7) No podéis controlar del todo el mundo exterior, el entorno. En cambio la creatividad del mundo interior está más sujeta a vuestra dirección porque ahí vuestra personalidad está liberada en gran medida de las cadenas de las leyes de la causalidad antecedente. La personalidad lleva asociada una soberanía limitada de la voluntad.
111:4.9 (1220.8) Dado que la vida interior del hombre es realmente creativa, toda persona tiene la responsabilidad de elegir si esta creatividad será espontánea y totalmente fortuita o más bien controlada, dirigida y constructiva. ¿Cómo puede una imaginación creativa producir frutos valiosos cuando el escenario donde actúa está ya ocupado por los prejuicios, el odio, el miedo, el resentimiento, la venganza y la intolerancia?
111:4.10 (1220.9) Las ideas pueden tener su origen en los estímulos del mundo exterior, pero los ideales solo nacen en los dominios creativos del mundo interior. Las naciones del mundo de hoy están dirigidas por personas de ideas superabundantes pero muy pobres en ideales. Esta es la explicación de la pobreza, el divorcio, la guerra y los odios raciales.
111:4.11 (1220.10) He aquí el problema: si el hombre que posee libre albedrío está dotado en su fuero interno de poder creativo, debemos reconocer que la creatividad por libre albedrío contiene en sí el potencial de la destructividad por libre albedrío. Y cuando la creatividad se vuelve destructividad os encontráis cara a cara con la devastación del mal y del pecado, con la opresión, la guerra y la destrucción. El mal es una tendencia de la creatividad hacia la desintegración y hacia la destrucción final. Todo conflicto es malo porque inhibe la función creativa de la vida interior; es una especie de guerra civil de la personalidad.
111:4.12 (1221.1) La creatividad interior contribuye a ennoblecer el carácter a través de la integración de la personalidad y de la unificación de la yoidad. Es eternamente cierto que el pasado es inalterable. Solo se puede cambiar el futuro por el ministerio de la creatividad del yo interior en el presente.
111:5.1 (1221.2) Hacer la voluntad de Dios no es ni más ni menos que mostrar la disposición de la criatura a compartir su vida interior con Dios, con el mismo Dios que ha hecho posible la vida de esa criatura con sus valores-significados interiores. Compartir es asemejarse a Dios, es un acto divino. Dios lo comparte todo con el Hijo Eterno y con el Espíritu Infinito, y ellos a su vez comparten todas las cosas con los Hijos divinos y con las Hijas espíritu de los universos.
111:5.2 (1221.3) Imitar a Dios es la clave de la perfección. Hacer su voluntad es el secreto de la supervivencia y de la perfección en la supervivencia.
111:5.3 (1221.4) Los mortales viven en Dios y Dios ha querido igualmente vivir en los mortales. Del mismo modo que los hombres se encomiendan a él, él ha encomendado una parte de sí mismo a los hombres para que esté con ellos, y lo ha hecho primero. Ha consentido en vivir en los hombres y morar dentro de ellos sujeto a la voluntad humana.
111:5.4 (1221.5) La paz en esta vida, la supervivencia en la muerte, la perfección en la próxima vida, el servicio en la eternidad, todo esto se consigue (en espíritu) ahora, cuando la personalidad de la criatura consiente —elige— someter la voluntad de la criatura a la voluntad del Padre. El Padre, por su parte, ya ha elegido someter un fragmento de sí mismo a la voluntad de la personalidad de la criatura.
111:5.5 (1221.6) Esta elección de la criatura no es una rendición de la voluntad. Es una consagración de la voluntad, una expansión de la voluntad, una glorificación de la voluntad, un perfeccionamiento de la voluntad. Es una elección que eleva la voluntad de la criatura desde un nivel de alcance temporal hasta el estado superior en el que la personalidad del hijo criatura está en comunión íntima con la personalidad del Padre espíritu.
111:5.6 (1221.7) Cuando elige cumplir la voluntad del Padre el hombre mortal hace el descubrimiento espiritual del Padre espíritu, aunque tenga que transcurrir toda una edad hasta que el hijo criatura pueda encontrarse realmente en la presencia factual de Dios en el Paraíso. Esta elección no consiste tanto en la negación de la voluntad de la criatura —«Que no se haga mi voluntad sino la tuya»— como en la afirmación positiva de la criatura: «Es mi voluntad que se haga tu voluntad». Cuando se toma esta decisión, el hijo que eligió a Dios alcanzará tarde o temprano la unión interior (la fusión) con el fragmento de Dios que mora en él. A medida que se va perfeccionando, este mismo hijo encontrará la satisfacción suprema de la personalidad en una comunión adoradora entre la personalidad del hombre y la personalidad de su Hacedor, dos personalidades cuyos atributos creativos se han unido eternamente en una mutualidad de expresión deseada por ambos. Y nace así otra asociación eterna entre la voluntad del hombre y la voluntad de Dios.
111:6.1 (1221.8) Muchos de los problemas temporales del hombre mortal surgen de su doble relación con el cosmos. El hombre es parte de la naturaleza —existe en la naturaleza— y sin embargo es capaz de trascender la naturaleza. El hombre es finito pero mora en su interior una chispa de la infinitud. Esta situación dual no solo proporciona el potencial para el mal sino que engendra también muchas situaciones sociales y morales cargadas de angustia e incertidumbre.
111:6.2 (1222.1) El valor necesario para llevar a cabo la conquista de la naturaleza y trascenderse a uno mismo es un valor que puede sucumbir a las tentaciones del orgullo. El mortal capaz de trascender el yo podría ceder a la tentación de deificar su propia autoconsciencia. El dilema del mortal consiste en el doble hecho de que el hombre es esclavo de la naturaleza y posee al mismo tiempo una libertad única, la libertad de elección y acción espiritual. En los niveles materiales el hombre se encuentra supeditado a la naturaleza mientras que en los niveles espirituales triunfa sobre la naturaleza y sobre todas las cosas temporales y finitas. Esta paradoja está inseparablemente unida a la tentación, al mal potencial, a los errores de decisión. Y cuando el yo se vuelve orgulloso y arrogante puede aparecer el pecado.
111:6.3 (1222.2) El problema del pecado no existe por sí mismo en el mundo finito. La finitud en sí no es mala ni pecaminosa. El mundo finito fue hecho por un Creador infinito —es obra personal de sus Hijos divinos— y por lo tanto tiene que ser bueno. Lo que da origen al mal y al pecado es el mal uso, la distorsión y la perversión de lo finito.
111:6.4 (1222.3) El espíritu puede dominar a la mente igual que la mente puede controlar la energía. Pero la mente solo puede controlar la energía mediante su propia manipulación inteligente de los potenciales metamórficos inherentes al nivel matemático de las causas y los efectos de los dominios físicos. El control de la energía no es inherente a la mente de la criatura sino que es una prerrogativa de la Deidad. Sin embargo la mente de la criatura puede manipular la energía, y de hecho la manipula, justo en la medida en que ha llegado a dominar los secretos de la energía del universo físico.
111:6.5 (1222.4) Cuando el hombre desea modificar la realidad física, la suya o la de su entorno, lo consigue en la medida en que ha descubierto el modo y los medios de controlar la materia y dirigir la energía. La mente por sí sola es impotente para influir sobre lo material, salvo sobre su propio mecanismo físico al que está unida de forma inseparable. Pero cuando la mente utiliza los mecanismos del cuerpo de forma inteligente puede crear otros mecanismos, incluso relaciones de energía y relaciones vivas, que puede utilizar para controlar cada vez más e incluso dominar su nivel físico en el universo.
111:6.6 (1222.5) La ciencia es la fuente de los hechos, y la mente no puede actuar sin hechos. En la construcción de la sabiduría, los hechos son los componentes básicos cementados entre sí por la experiencia de la vida. El hombre puede encontrar el amor de Dios sin hechos y descubrir las leyes de Dios sin amor, pero no podrá empezar nunca a apreciar la simetría infinita, la armonía celestial, la repleción exquisita de la naturaleza inclusiva de la Primera Fuente y Centro hasta haber encontrado la ley divina y el amor divino y haberlos unificado experiencialmente dentro de la evolución de su propia filosofía cósmica.
111:6.7 (1222.6) La expansión del conocimiento material conlleva una mayor apreciación intelectual de los significados de las ideas y de los valores de los ideales. Un ser humano puede encontrar la verdad en su experiencia interior, pero necesita un conocimiento claro de los hechos para aplicar su descubrimiento personal de la verdad a las exigencias implacablemente prácticas de la vida cotidiana.
111:6.8 (1222.7) Es muy natural que el hombre mortal se vea acosado por sentimientos de inseguridad al encontrarse ligado indisolublemente a la naturaleza y dotado al mismo tiempo de poderes espirituales que trascienden por completo todas las cosas temporales y finitas. Solo la confianza religiosa —la fe viva— puede sostener al hombre en medio de problemas tan difíciles y desconcertantes.
111:6.9 (1223.1) De todos los peligros que acechan a la naturaleza mortal del hombre y ponen en riesgo su integridad espiritual, el orgullo es el mayor. La intrepidez es valerosa pero el egotismo es vanaglorioso y suicida. Una confianza razonable en uno mismo no es reprobable. La capacidad del hombre de trascenderse a sí mismo es la única cosa que lo distingue del reino animal.
111:6.10 (1223.2) El orgullo es engañoso, embriagador y engendra el pecado, ya sea en un individuo, en un grupo, en una raza o en una nación. Es literalmente cierto que «el orgullo precede a la caída».
111:7.1 (1223.3) La esencia de la aventura al Paraíso es incertidumbre con seguridad. Incertidumbre en el tiempo y en la mente, incertidumbre en cuanto al desarrollo de los acontecimientos del ascenso al Paraíso. Seguridad en el espíritu y en la eternidad, seguridad en la confianza sin reservas del hijo criatura en la compasión divina y el amor infinito del Padre Universal. Incertidumbre como ciudadano no experimentado del universo. Seguridad como hijo ascendente en las mansiones del universo de un Padre que todo lo puede, todo lo sabe y a todos ama.
111:7.2 (1223.4) Quisiera exhortaros a prestar atención al eco lejano de la fiel llamada del Ajustador a vuestra alma. El Ajustador que mora dentro de vosotros no puede detener, ni siquiera cambiar materialmente, la lucha de vuestra carrera en el tiempo. El Ajustador no puede aliviar las penurias de la vida mientras viajáis trabajosamente por este mundo. Vuestro divino morador interior solo puede abstenerse con paciencia mientras libráis la batalla de la vida tal como se vive en vuestro planeta. Sin embargo, en medio de vuestros trabajos y preocupaciones, de vuestras luchas y fatigas, podríais —solo con quererlo— permitir que el valiente Ajustador luchara con vosotros y para vosotros. Podríais sentiros verdaderamente reconfortados e inspirados, maravillosamente cautivados y estimulados, si permitierais que el Ajustador os presentara siempre las imágenes del motivo real, el objetivo final y el propósito eterno de la dura y penosa lucha con los problemas corrientes de vuestro presente mundo material.
111:7.3 (1223.5) ¿Por qué no ayudáis al Ajustador en su tarea de mostraros la contrapartida espiritual de vuestros duros esfuerzos materiales? ¿Por qué no permitís que el Ajustador os fortalezca con las verdades espirituales del poder cósmico mientras forcejeáis con las dificultades temporales de vuestra existencia como criaturas? ¿Por qué no animáis a este ayudante celestial a que os aliente con la visión clara de la perspectiva eterna de la vida universal ante los problemas desconcertantes del momento pasajero? ¿Por qué os negáis a ser iluminados e inspirados con el punto de vista del universo mientras os afanáis entre los obstáculos del tiempo y vais dando tumbos por el laberinto de incertidumbres de vuestro viaje en la vida mortal? ¿Por qué no permitir que el Ajustador espiritualice vuestro pensamiento, aunque vuestros pies tengan que pisar las sendas materiales del empeño terrenal?
111:7.4 (1223.6) Las razas humanas superiores de Urantia son producto de una mezcla compleja, son una combinación de muchas razas y estirpes de origen diferente. Esta naturaleza compuesta dificulta muchísimo el trabajo eficaz de los Monitores durante la vida y aumenta claramente los problemas tanto del Ajustador como de la serafín guardiana después de la muerte. No hace mucho tiempo tuve la ocasión de escuchar en Salvington la declaración formal presentada por una guardiana del destino como atenuante de las dificultades que tuvo que afrontar en su ministerio hacia su sujeto mortal. Esta serafín decía:
111:7.5 (1223.7) «Muchas de mis dificultades surgieron del conflicto interminable entre las dos naturalezas de mi sujeto: el reclamo de la ambición frente a la indolencia animal; los ideales de un pueblo superior contrariados por los instintos de una raza inferior; los altos propósitos de una gran mente opuestos a los impulsos de una herencia primitiva; la visión a largo plazo de un Monitor previsor contrarrestada por la miopía de una criatura del tiempo; los planes progresivos de un ser ascendente modificados por los anhelos de una naturaleza material; los destellos de la inteligencia del universo anulados por los mandatos de la energía química de la raza evolutiva; el urgir de los ángeles opuesto a las emociones del animal; la formación de un intelecto anulada por las tendencias del instinto; la experiencia del individuo frente a las propensiones acumuladas de la raza; los objetivos de lo mejor eclipsados por la deriva de lo peor; el vuelo del genio neutralizado por el lastre de la mediocridad; el progreso de lo bueno retrasado por la inercia de lo malo; el arte de lo hermoso mancillado por la presencia del mal; el empuje de la salud neutralizado por la debilidad de la enfermedad; la fuente de la fe contaminada por los venenos del miedo; el manantial de la alegría amargado por las aguas de la pena; la dicha de la anticipación desilusionada por la amargura de la realización; las alegrías de la vida siempre amenazadas por las penas de la muerte. ¡Qué vida y en qué planeta! Y sin embargo, gracias a la permanente ayuda y motivación del Ajustador del Pensamiento, esta alma logró un buen grado de éxito y felicidad y ha ascendido ya a las salas de juicio de mansonia».
111:7.6 (1224.1) [Presentado por un Mensajero Solitario de Orvonton.]
El libro de Urantia
Documento 112
112:0.1 (1225.1) LOS planetas evolutivos son las esferas del origen humano, los mundos iniciales de la carrera ascendente del mortal. Urantia es vuestro punto de partida, y ahí os juntáis en una unión temporal con vuestro divino Ajustador del Pensamiento. Habéis sido dotados de un guía perfecto, por eso, si corréis sinceramente la carrera del tiempo y alcanzáis la meta final de la fe, la recompensa de las edades será vuestra y quedaréis unidos para la eternidad con vuestro Ajustador interior. Entonces empezará vuestra vida real, la vida ascendente, que tiene como antesala el estado mortal en el que os encontráis ahora. Será el comienzo de vuestra misión excelsa y progresiva como finalitarios en la eternidad que se extiende ante vosotros. Durante todas estas edades y etapas sucesivas de crecimiento evolutivo, una parte de vosotros permanece absolutamente inalterable, y esa es precisamente la personalidad: la permanencia en presencia del cambio.
112:0.2 (1225.2) Aunque sería un atrevimiento intentar definir la personalidad, puede resultar útil enumerar algunas de las cosas que se conocen sobre la personalidad:
112:0.3 (1225.3) 1. La personalidad es una cualidad de la realidad que es otorgada por el propio Padre Universal o por el Actor Conjunto en nombre del Padre.
112:0.4 (1225.4) 2. Puede ser otorgada a cualquier sistema vivo de energía que contenga mente o espíritu.
112:0.5 (1225.5) 3. No está enteramente sujeta a las cadenas de la causalidad antecedente. Es relativamente creativa o cocreativa.
112:0.6 (1225.6) 4. Cuando es otorgada a criaturas materiales evolutivas hace que el espíritu se esfuerce por dominar la materia-energía por mediación de la mente.
112:0.7 (1225.7) 5. Aunque desprovista de identidad, la personalidad puede unificar la identidad de cualquier sistema vivo de energía.
112:0.8 (1225.8) 6. Responde solo cualitativamente al circuito de la personalidad, a diferencia de las tres energías que muestran una respuesta tanto cualitativa como cuantitativa a la gravedad.
112:0.9 (1225.9) 7. La personalidad no cambia en presencia del cambio.
112:0.10 (1225.10) 8. Puede hacer un regalo a Dios: dedicar el libre albedrío a hacer la voluntad de Dios.
112:0.11 (1225.11) 9. Se caracteriza por la moralidad, la consciencia de la relatividad de las relaciones con otras personas. Percibe niveles de conducta y discrimina selectivamente entre ellos.
112:0.12 (1225.12) 10. La personalidad es única, absolutamente única. Es única en el tiempo y en el espacio. Es única en la eternidad y en el Paraíso. Es única cuando es otorgada (no hay duplicados). Es única durante todos los momentos de la existencia. Es única con relación a Dios, que no hace acepción de personas pero que tampoco las suma porque no son sumables (son asociables pero no totalizables).
112:0.13 (1226.1) 11. La personalidad reacciona directamente a la presencia de otra personalidad.
112:0.14 (1226.2) 12. Es la única cosa que se puede añadir al espíritu, e ilustra así la primacía del Padre con relación al Hijo. (La mente no necesita ser añadida al espíritu).
112:0.15 (1226.3) 13. La personalidad puede sobrevivir a la muerte y mantener su identidad en el alma superviviente. Ni el Ajustador ni la personalidad cambian, pero la relación entre ambos (en el alma) no es más que cambio, evolución permanente. Y si este cambio (este crecimiento) cesara, el alma cesaría.
112:0.16 (1226.4) 14. La personalidad es consciente del tiempo de forma única y muy distinta de la percepción del tiempo que tienen la mente o el espíritu.
112:1.1 (1226.5) El Padre Universal otorga la personalidad a sus criaturas en forma de dotación potencialmente eterna. Este don divino está diseñado para actuar en numerosos niveles y en situaciones sucesivas del universo que van desde lo finito más humilde hasta lo absonito más elevado e incluso hasta las fronteras de lo absoluto. La personalidad actúa así en tres planos cósmicos o en tres posiciones del universo:
112:1.2 (1226.6) 1. El estatus de posición. La personalidad actúa con la misma eficacia en el universo local, en el superuniverso y en el universo central.
112:1.3 (1226.7) 2. El estatus de significado. La personalidad desempeña eficazmente su papel en los niveles de lo finito, de lo absonito e incluso cuando incide en lo absoluto.
112:1.4 (1226.8) 3. El estatus de valor. La personalidad se puede realizar experiencialmente en los dominios progresivos de lo material, lo morontial y lo espiritual.
112:1.5 (1226.9) La personalidad tiene un ámbito perfeccionado de rendimiento dimensional cósmico. Las dimensiones de la personalidad finita son tres y actúan en líneas generales como sigue:
112:1.6 (1226.10) 1. La longitud representa la dirección y la naturaleza de la progresión, el movimiento a través del espacio y conforme al tiempo, la evolución.
112:1.7 (1226.11) 2. La profundidad vertical abarca los impulsos y actitudes del organismo, los niveles variables de autorrealización y el fenómeno general de reacción al entorno.
112:1.8 (1226.12) 3. La anchura abarca la esfera de la coordinación, la asociación y la organización de la yoidad.
112:1.9 (1226.13) El tipo de personalidad otorgado a los mortales de Urantia tiene una potencialidad de siete dimensiones de autoexpresión o realización de la persona. Estos fenómenos dimensionales son realizables a razón de tres en el nivel finito, tres en el nivel absonito y uno en el nivel absoluto. En los niveles subabsolutos esta séptima dimensión o dimensión de totalidad es experimentable como el hecho de la personalidad. Esta dimensión suprema es un absoluto asociable, y aunque no es infinita, tiene potencial dimensional de penetración subinfinita de lo absoluto.
112:1.10 (1226.14) Las dimensiones finitas de la personalidad están relacionadas con la longitud, la profundidad y la anchura cósmica. La longitud denota significado, la profundidad significa valor y la anchura comprende la visión interior: la capacidad de experimentar una consciencia irrefutable de la realidad cósmica.
112:1.11 (1227.1) En el nivel de la morontia todas estas dimensiones finitas del nivel material están muy realzadas, y se pueden realizar ciertos valores dimensionales nuevos. Todas estas experiencias dimensionales ampliadas del nivel de la morontia se articulan maravillosamente con la dimensión suprema o dimensión de la personalidad gracias a la influencia de la mota y también a la contribución de las matemáticas de la morontia.
112:1.12 (1227.2) Muchos de los problemas que experimentan los mortales en su estudio de la personalidad humana se podrían evitar si la criatura finita recordara que los niveles dimensionales y los niveles espirituales no están coordinados en la realización experiencial de la personalidad.
112:1.13 (1227.3) La vida es realmente un proceso que se produce entre el organismo (la yoidad) y su entorno. La personalidad imparte valor de identidad y significados de continuidad a esta asociación entre organismo y entorno. Se reconocerá así que el fenómeno de respuesta al estímulo no es un mero proceso mecánico, puesto que la personalidad interviene como factor en la situación total. Siempre será cierto que los mecanismos son innatamente pasivos y los organismos, inherentemente activos.
112:1.14 (1227.4) La vida física es un proceso que ocurre no tanto dentro del organismo como entre el organismo y el entorno. Todos los procesos de este tipo tienden a crear y establecer patrones de reacción del organismo a ese entorno, y todos esos patrones directores influyen considerablemente en la elección de los objetivos.
112:1.15 (1227.5) El yo y el entorno entran en contacto significativo por mediación de la mente. La aptitud y la buena disposición del organismo para establecer este tipo de contactos significantes con el entorno (respuesta a un impulso) representan la actitud de toda la personalidad.
112:1.16 (1227.6) La personalidad no puede desempeñar bien su papel cuando está aislada. El hombre es una criatura social por naturaleza; está dominado por el anhelo de pertenencia. Es literalmente cierto que «ningún hombre vive para sí».
112:1.17 (1227.7) Pero el concepto de personalidad en el sentido de la totalidad de la criatura que vive y actúa implica mucho más que unas relaciones integradas. Significa la unificación de todos los factores de la realidad así como la coordinación de las relaciones. Entre dos objetos existen relaciones, pero tres o más objetos generan un sistema, y ese sistema es mucho más que una relación ampliada o compleja. Esta distinción es fundamental, porque en un sistema cósmico los miembros individuales solo están conectados entre sí en relación con el todo y a través de la individualidad del todo.
112:1.18 (1227.8) En el organismo humano la suma de las partes constituye el yo —la individualidad— pero este proceso no tiene nada que ver con la personalidad, que es la unificadora de todos estos factores en sus relaciones con las realidades cósmicas.
112:1.19 (1227.9) En un agregado las partes se suman, en un sistema las partes se disponen en orden. Los sistemas son significantes por su organización, sus valores posicionales. En un buen sistema todos los factores están en posición cósmica. En un mal sistema hay algo que falta o está desplazado, trastocado. En el sistema humano es la personalidad la que unifica todas las actividades e imparte a su vez las cualidades de identidad y creatividad.
112:2.1 (1227.10) En el estudio de la yoidad conviene recordar:
112:2.2 (1227.11) 1. Que los sistemas físicos son de rango inferior.
112:2.3 (1227.12) 2. Que los sistemas intelectuales tienen el mismo rango.
112:2.4 (1227.13) 3. Que la personalidad es de rango superior.
112:2.5 (1227.14) 4. Que la fuerza espiritual que mora en el interior tiene potencial de dirigir.
112:2.6 (1228.1) En todos los conceptos sobre la yoidad se debería reconocer que lo primero es el hecho de la vida y después viene su valoración o interpretación. El niño humano primero vive y luego piensa sobre su vida. En la economía cósmica la visión interior precede a la previsión.
112:2.7 (1228.2) El hecho universal de Dios hecho hombre ha cambiado para siempre todos los significados y transformado todos los valores de la personalidad humana. En el verdadero sentido de la palabra, el amor implica consideración mutua entre personalidades completas, ya sean humanas, divinas o humanas y divinas. Las partes del yo pueden intervenir de muchas maneras —pueden pensar, sentir, desear— pero solo los atributos coordinados de la personalidad completa están concentrados hacia una acción inteligente. Todos estos poderes se asocian a la dotación espiritual de la mente del mortal cuando un ser humano ama sincera y desinteresadamente a otro ser, humano o divino.
112:2.8 (1228.3) Todos los conceptos que tiene el mortal de la realidad parten del supuesto de la actualidad de la personalidad humana. Todos los conceptos de las realidades sobrehumanas se basan en la experiencia de la personalidad humana con y en las realidades cósmicas de ciertas entidades espirituales y personalidades divinas asociadas. Todo lo no espiritual de la experiencia humana, excepto la personalidad, es un medio encaminado a un fin. Todas las relaciones verdaderas del hombre mortal con otras personas —humanas o divinas— son un fin en sí mismas. Y una comunión así con la personalidad de la Deidad es la meta eterna de la ascensión en el universo
112:2.9 (1228.4) La posesión de una personalidad identifica al hombre como ser espiritual, puesto que la unidad de la yoidad y la autoconsciencia de la personalidad son dotaciones del mundo supramaterial. El hecho de que un mortal materialista pueda negar la existencia de realidades supramateriales demuestra en y por sí mismo la presencia y actividad de la síntesis espiritual y la consciencia cósmica en su mente humana.
112:2.10 (1228.5) Existe un gran abismo cósmico entre la materia y el pensamiento, y este abismo es inconmensurablemente mayor entre la mente material y el amor espiritual. La consciencia, y mucho menos la autoconsciencia, no puede ser explicada mediante ninguna teoría de asociación electrónica mecanicista ni ningún fenómeno de energía materialista.
112:2.11 (1228.6) A medida que la mente persigue la realidad hasta su análisis último, la materia se desvanece para los sentidos materiales aunque puede seguir siendo real para la mente. Cuando la visión interior espiritual persigue la realidad que permanece después de la desaparición de la materia, y la persigue hasta su análisis último, desaparece para la mente, pero la visión interior del espíritu puede seguir percibiendo las realidades cósmicas y los valores supremos de naturaleza espiritual. En consecuencia, la ciencia deja paso a la filosofía mientras que la filosofía debe rendirse a las conclusiones inherentes a la experiencia espiritual auténtica. El pensamiento se rinde ante la sabiduría y la sabiduría se pierde en una adoración iluminada y reflexiva.
112:2.12 (1228.7) En la ciencia el yo humano observa el mundo material. La filosofía es la observación de esta observación del mundo material. La religión, la verdadera experiencia espiritual, es la comprensión experiencial de la realidad cósmica de la observación de la observación de toda esta síntesis relativa de los materiales de energía del tiempo y el espacio. Construir una filosofía del universo sobre un materialismo excluyente es ignorar el hecho de que todas las cosas materiales son concebidas inicialmente como reales en la experiencia de la consciencia humana. El observador no puede ser la cosa observada; la evaluación exige trascender en algún grado la cosa evaluada.
112:2.13 (1228.8) En el tiempo, el pensamiento conduce a la sabiduría y la sabiduría conduce a la adoración. En la eternidad, la adoración conduce a la sabiduría y la sabiduría da como resultado un pensamiento de carácter final.
112:2.14 (1229.1) La posibilidad de unificación del yo en vías de evolución es inherente a las cualidades de sus factores constitutivos, a saber, las energías básicas, los tejidos maestros, el sobrecontrol químico fundamental, las ideas supremas, los móviles supremos, las metas supremas y el espíritu divino otorgado desde el Paraíso, que es el secreto de la autoconsciencia de la naturaleza espiritual del hombre.
112:2.15 (1229.2) El propósito de la evolución cósmica es conseguir la unidad de la personalidad mediante una dominación creciente del espíritu, una respuesta volitiva a las enseñanzas y directrices del Ajustador del Pensamiento. La personalidad tanto humana como sobrehumana se caracteriza por una cualidad cósmica inherente que se puede llamar «la evolución de la dominación», la expansión del control tanto de sí misma como de su entorno.
112:2.16 (1229.3) Una personalidad ascendente, en otro tiempo humana, pasa por dos grandes fases de dominación volitiva creciente sobre el yo y en el universo:
112:2.17 (1229.4) 1. La experiencia prefinalitaria o de búsqueda de Dios, consistente en aumentar la autorrealización mediante una técnica de expansión y actualización de la identidad junto con la resolución de problemas cósmicos y la consiguiente maestría respecto al universo.
112:2.18 (1229.5) 2. La experiencia posfinalitaria o reveladora de Dios, consistente en la expansión creativa de la autorrealización a través de la revelación del Ser Supremo de la experiencia a las inteligencias que buscan a Dios pero no han alcanzado aún los niveles divinos de semejanza con Dios.
112:2.19 (1229.6) Las personalidades descendentes adquieren experiencias análogas a través de sus diversas aventuras en el universo cuando intentan aumentar su capacidad de averiguar y ejecutar la voluntad divina de las Deidades Suprema, Última y Absoluta.
112:2.20 (1229.7) El yo material, la entidad ego de la identidad humana, depende durante la vida física de la función continua del vehículo material de vida, de la existencia continua de ese equilibrio inestable entre el intelecto y las energías que en Urantia se ha dado en llamar vida. Pero la yoidad que tiene valor de supervivencia, la yoidad que puede trascender la experiencia de la muerte, solo evoluciona cuando se establece una transferencia potencial del asiento de la identidad de la personalidad evolutiva desde el vehículo transitorio de la vida —el cuerpo material— hasta la naturaleza más duradera e inmortal del alma de morontia, y después más allá, hasta los niveles en los que el alma es infundida con realidad de espíritu y termina alcanzando el estatus de realidad de espíritu. Esta transferencia efectiva desde una asociación material hasta una identificación con la morontia se consigue mediante la sinceridad, la perseverancia y la firmeza de las decisiones de la criatura humana en su búsqueda de Dios.
112:3.1 (1229.8) Los urantianos reconocen generalmente un solo tipo de muerte, el cese físico de las energías de la vida, pero en lo que respecta a la supervivencia de la personalidad existen en realidad tres tipos de muerte:
112:3.2 (1229.9) 1. La muerte espiritual (la del alma). Cuando un hombre mortal rechaza la supervivencia, y lo hace de forma definitiva, es declarado insolvente espiritual y en quiebra morontial a criterio conjunto e igualitario del Ajustador y la serafín superviviente. Una vez registrado este informe en Uversa y verificadas sus conclusiones por los Censores y sus colaboradores reflectantes, los regidores de Orvonton ordenan la liberación inmediata de su Monitor interior. Pero esta liberación del Ajustador no afecta en modo alguno a los deberes de la serafín personal o colectiva que se ocupa del individuo abandonado por el Ajustador. Este tipo de muerte es definitivo, aunque se mantengan durante un tiempo las energías vivas de los mecanismos físicos y mentales. Desde el punto de vista cósmico el sujeto ya está muerto; la vida que continúa solo indica que persiste el impulso material de las energías cósmicas.
112:3.3 (1230.1) 2. La muerte intelectual (la de la mente). Cuando los circuitos vitales del ministerio adjutor más alto se ven deteriorados por las aberraciones del intelecto o por una destrucción parcial del mecanismo del cerebro, y si los daños sobrepasan el punto crítico de lo irreparable, el Ajustador interior es liberado inmediatamente hacia Divinington. En los registros del universo se considera que una personalidad mortal ha encontrado la muerte cuando se han destruido los circuitos de mente esenciales por los que actúa la voluntad humana. Como en el caso anterior, se ha producido la muerte aunque el mecanismo vivo del cuerpo físico siga funcionando. El cuerpo menos la mente volitiva ya no es humano, pero el alma del individuo puede sobrevivir dependiendo de las elecciones anteriores de esa voluntad humana.
112:3.4 (1230.2) 3. La muerte física (la del cuerpo y la mente). Cuando la muerte sorprende a un ser humano el Ajustador permanece en la ciudadela de la mente hasta que esta deja de funcionar como mecanismo inteligente, hacia el momento en que cesan las pulsaciones vitales rítmicas de las energías medibles del cerebro. Tras esta desintegración, el Ajustador se despide de la mente que se desvanece con tan poca ceremonia como entró en ella años atrás y se dirige a Divinington pasando por Uversa.
112:3.5 (1230.3) Después de la muerte el cuerpo material vuelve a su mundo elemental de origen, pero perduran dos factores no materiales de la personalidad superviviente: por un lado el Ajustador del Pensamiento preexistente se dirige a Divinington con la trascripción de los recuerdos de la carrera del mortal y por otro el alma inmortal de morontia del humano difunto queda bajo la custodia de la guardiana del destino. Estas fases y formas del alma, estas fórmulas de la identidad en su día dinámicas pero ahora estáticas, son esenciales para la repersonalización en los mundos de la morontia. La reunión del Ajustador y el alma es lo que reensambla la personalidad superviviente, lo que os devolverá la consciencia en el momento del despertar en la morontia.
112:3.6 (1230.4) Para los que no tienen guardianas seráficas personales, las guardianas colectivas desempeñan con fidelidad y eficacia el mismo servicio de salvaguardia de la identidad y de resurrección de la personalidad. Las serafines son indispensables para el reensamblaje de la personalidad.
112:3.7 (1230.5) Tras la muerte el Ajustador del Pensamiento pierde temporalmente la personalidad pero no la identidad mientras que el sujeto humano pierde temporalmente la identidad pero no la personalidad, y en los mundos mansión ambos se reúnen en una manifestación eterna. Un Ajustador del Pensamiento que se ha ido no vuelve nunca a la tierra como el ser donde habitó anteriormente. La personalidad no se manifiesta nunca sin la voluntad humana, y un ser humano separado de su Ajustador no manifiesta nunca una identidad activa después de la muerte ni establece ningún tipo de comunicación con los seres vivos de la tierra. Esas almas separadas de su Ajustador están total y absolutamente inconscientes durante el largo o corto sueño de la muerte. No puede haber ningún tipo de manifestación de la personalidad ni capacidad de entablar contacto con otras personalidades hasta después de consumada la supervivencia. Los que van a los mundos mansión no están autorizados a enviar mensajes a sus seres queridos de la tierra. Es política de todos los universos prohibir este tipo de comunicaciones durante el periodo de la dispensación en curso.
112:4.1 (1231.1) Cuando sobreviene la muerte, material, intelectual o espiritual, el Ajustador se despide de su anfitrión mortal y sale hacia Divinington. Desde las sedes del universo local y del superuniverso se establece un contacto reflectante entre los supervisores de ambos gobiernos y se registra la salida del Monitor con el mismo número con que se registró su entrada en los dominios del tiempo.
112:4.2 (1231.2) De alguna manera que no comprendemos del todo, los Censores Universales pueden tomar posesión de un epítome de la vida humana tal como está encarnada en la trascripción duplicada de los valores espirituales y los significados de la morontia que conserva el Ajustador de la mente donde habitó. Los Censores están capacitados para apropiarse de la versión que tiene el Ajustador sobre el carácter de supervivencia y las cualidades espirituales del humano difunto, y todos estos datos, junto con los registros seráficos, están disponibles para ser presentados en el momento del juicio de ese individuo. Esta información se utiliza también para confirmar los mandatos del superuniverso que permiten a ciertos ascendentes empezar inmediatamente su carrera en la morontia tras su desintegración física y dirigirse a los mundos mansión antes de la terminación formal de una dispensación planetaria.
112:4.3 (1231.3) Tras la muerte física, y excepto en el caso de individuos trasladados de entre los vivos, el Ajustador liberado va inmediatamente a Divinington, su esfera de residencia. Los detalles de lo que sucede en ese mundo mientras espera la reaparición factual del mortal superviviente dependen principalmente de si el ser humano asciende a los mundos mansión por su propio derecho individual o si aguarda una convocatoria dispensacional de los supervivientes durmientes de una edad planetaria.
112:4.4 (1231.4) Si el mortal al que está vinculado pertenece a un grupo que será repersonalizado al final de una dispensación, el Ajustador no volverá inmediatamente al mundo mansión del antiguo sistema donde sirvió sino que optará por una de las misiones temporales siguientes:
112:4.5 (1231.5) 1. Enrolarse en el colectivo de los Monitores desaparecidos para servicios no desvelados.
112:4.6 (1231.6) 2. Ser destinado durante un tiempo a observar el régimen del Paraíso.
112:4.7 (1231.7) 3. Inscribirse en una de las muchas escuelas de formación de Divinington.
112:4.8 (1231.8) 4. Ser destinado durante un tiempo como observador estudiante en una de las otras seis esferas sagradas que constituyen el circuito de los mundos paradisiacos del Padre.
112:4.9 (1231.9) 5. Ser destinado al servicio de mensajeros de los Ajustadores Personalizados.
112:4.10 (1231.10) 6. Hacerse instructor asociado de las escuelas de Divinington dedicadas a la formación de los Monitores del grupo virgen.
112:4.11 (1231.11) 7. Seleccionar otros posibles mundos donde servir en el caso de que hubiera motivos razonables para creer que el compañero humano podría haber rechazado la supervivencia.
112:4.12 (1231.12) Si la muerte os sorprende cuando habéis alcanzado el tercer círculo o una esfera superior y se os ha asignado en consecuencia una guardiana personal del destino, y si la guardiana del destino certifica incondicionalmente la trascripción final del resumen del carácter de supervivencia que presenta el Ajustador —si tanto la serafín como el Ajustador están esencialmente de acuerdo en todos los detalles de sus informes y recomendaciones sobre vuestra vida—, si los Censores Universales y sus colaboradores reflectantes de Uversa confirman estos datos y lo hacen sin reservas ni equívocos, entonces los Ancianos de los Días destellan por los circuitos de comunicación que van a Salvington el mandato que establece esa posición avanzada. Y tras este anuncio público, los tribunales del Soberano de Nebadon decretarán el paso inmediato del alma superviviente a las salas de resurrección de los mundos mansión.
112:4.13 (1232.1) Según mis informaciones, si el individuo humano sobrevive sin dilación, el Ajustador se registra en Divinington, se dirige a la presencia paradisiaca del Padre Universal, vuelve inmediatamente para ser abrazado por los Ajustadores Personalizados del superuniverso y del universo local donde está destinado, recibe el reconocimiento del jefe de los Monitores Personalizados de Divinington y acto seguido pasa a la «realización de la transición de la identidad» tras ser convocado en el tercer periodo y en el mundo mansión a llevarla a cabo en la forma de la personalidad preparada para recibir al alma superviviente del mortal terrenal tal como esa forma ha sido proyectada por la guardiana del destino.
112:5.1 (1232.2) La yoidad es una realidad cósmica ya sea material, morontial o espiritual. La actualidad de lo personal es otorgamiento del Padre Universal que actúa en y por sí mismo o a través de sus múltiples agentes del universo. Decir que un ser es personal es reconocer la individuación relativa de ese ser dentro del organismo cósmico. El cosmos vivo es una agregación casi infinitamente integrada de unidades reales, todas ellas relativamente sujetas al destino del conjunto. Pero las unidades personales han sido dotadas de la facultad real de elegir entre la aceptación y el rechazo de su destino.
112:5.2 (1232.3) Lo que viene del Padre es eterno como el Padre, y esto es tan cierto para la personalidad, que Dios otorga en virtud de su propio libre albedrío, como para el divino Ajustador del Pensamiento, un fragmento real de Dios. La personalidad del hombre es eterna, pero es una realidad eterna condicionada en cuanto a la identidad. Al haber aparecido en respuesta a la voluntad del Padre, la personalidad alcanzará el destino de la Deidad, pero el hombre debe elegir si estará o no presente cuando se alcance ese destino. Si el hombre elige no estar, la personalidad llegará directamente a la Deidad experiencial y se convertirá en parte del Ser Supremo. El ciclo está predeterminado, pero la participación del hombre es opcional, personal y experiencial.
112:5.3 (1232.4) La identidad del mortal es una condición transitoria de la vida temporal en el universo. Solo es real en la medida en que la personalidad elige convertirse en un fenómeno permanente del universo. Aquí está la diferencia esencial entre el hombre y un sistema de energía: el sistema de energía continúa necesariamente, no tiene elección, en cambio el hombre elige a la hora de determinar su propio destino. El Ajustador es en verdad la senda al Paraíso, pero es el hombre quien debe buscar esa senda por su propia decisión, por la elección de su libre albedrío.
112:5.4 (1232.5) Los seres humanos solo poseen identidad en el sentido material. La mente material expresa esas cualidades del yo cuando actúa en el sistema de energía del intelecto. Cuando se dice que el hombre tiene identidad se reconoce que posee un circuito de mente que ha sido subordinado a los actos y elecciones de la voluntad de la personalidad humana. Pero esta es una manifestación material y puramente temporal, exactamente igual que el embrión humano es una etapa parasitaria transitoria de la vida humana. Desde una perspectiva cósmica los seres humanos nacen, viven y mueren en un instante relativo del tiempo; no son duraderos. Pero la personalidad del mortal posee por su propia elección el poder de transferir el asiento de su identidad desde el sistema del intelecto material pasajero hasta el sistema superior del alma de morontia que se crea en colaboración con el Ajustador del Pensamiento como el nuevo vehículo de manifestación de la personalidad.
112:5.5 (1233.1) Este mismo poder de elección, este distintivo para el universo del libre albedrío de la criatura, constituye la mayor oportunidad del hombre y su responsabilidad cósmica suprema. De la integridad de la volición humana depende el destino eterno del futuro finalitario. De la sinceridad del libre albedrío del mortal depende el Ajustador divino para obtener la personalidad eterna. De la fidelidad de la elección del mortal depende el Padre Universal para hacer realidad a un nuevo hijo ascendente. De la perseverancia y la sabiduría de las acciones resultantes de las decisiones depende el Ser Supremo para actualizar su evolución experiencial.
112:5.6 (1233.2) Tarde o temprano deberéis alcanzar los círculos cósmicos de crecimiento de la personalidad, pero puede ocurrir que, sin culpa por vuestra parte, los accidentes del tiempo y las limitaciones de la existencia material os impidan alcanzar estos niveles en vuestro planeta natal. En ese caso, si vuestras intenciones y deseos tienen valor de supervivencia, se decretará la prolongación de vuestro periodo de prueba. Se os concederá tiempo adicional para demostrar vuestra valía.
112:5.7 (1233.3) Cuando existe alguna duda sobre la conveniencia de hacer avanzar a una identidad humana a los mundos mansión, los gobiernos del universo dictaminan invariablemente a favor del interés personal de ese individuo. Promocionan sin vacilar a esa alma al estatus de ser transicional mientras siguen observando la aparición de sus intenciones en la morontia y propósitos espirituales. Así se garantiza el cumplimiento de la justicia divina y se concede a la misericordia divina una nueva oportunidad de ampliar su ministerio.
112:5.8 (1233.4) Los gobiernos de Orvonton y de Nebadon no se precian de ejecutar con perfección absoluta el plan universal de repersonalización de los mortales en todos sus detalles, pero sí se precian de actuar, y actúan, con paciencia, tolerancia, comprensión y compasión misericordiosa. Preferimos asumir el riesgo de rebelión en un sistema antes que correr el peligro de privar a un solo mortal que lucha en cualquier mundo evolutivo de la alegría eterna de proseguir la carrera ascendente.
112:5.9 (1233.5) Esto no significa para nada que los seres humanos vayan a tener una segunda oportunidad si rechazan la primera. Lo que significa es que todas las criaturas con voluntad han de tener una oportunidad real de hacer una elección indubitable, plenamente consciente y definitiva. Los Jueces soberanos de los universos no privarán del estatus de personalidad a ningún ser que no haya hecho la elección eterna de manera plena y definitiva. El alma humana debe tener y tendrá la oportunidad total de revelar su intención verdadera y su propósito real.
112:5.10 (1233.6) Cuando mueren los mortales más avanzados en lo cósmico y lo espiritual, se dirigen inmediatamente a los mundos mansión. Esta disposición suele estar reservada para los que tienen asignadas guardianas seráficas personales. Otros mortales pueden ser retenidos mientras son juzgados sus asuntos, y tras el juicio podrán dirigirse a los mundos mansión o ser incorporados a los supervivientes durmientes que serán repersonalizados en masa al final de la dispensación planetaria en curso.
112:5.11 (1233.7) Hay dos dificultades que complican mis esfuerzos por explicar lo que os ocurre exactamente en la muerte, lo que le ocurre a vuestro yo superviviente que es distinto del Ajustador que se va. Una de ellas consiste en la imposibilidad de transmitir a vuestro nivel de comprensión la descripción adecuada de una operación que ocurre en la frontera entre el dominio físico y el de la morontia. La otra proviene de las restricciones a mi cometido como revelador de la verdad impuestas por las autoridades celestiales que gobiernan Urantia. Os podría presentar muchos detalles interesantes, pero me los reservo por consejo de vuestros supervisores planetarios directos. Dentro de los límites de mi mandato solo puedo decir lo siguiente:
112:5.12 (1234.1) Hay algo real, algo que evoluciona en el humano, algo distinto al Monitor de Misterio, que sobrevive a la muerte. Esta entidad recién aparecida es el alma, y sobrevive a la muerte tanto de vuestro cuerpo físico como de vuestra mente material. Esta entidad es el fruto conjunto de la vida y los esfuerzos combinados de vuestro yo humano en conexión con vuestro yo divino, el Ajustador. Este fruto de ascendencia humana y divina constituye el elemento superviviente de origen terrestre. Es el yo de morontia, el alma inmortal.
112:5.13 (1234.2) Este fruto con significado que perdura y valor que sobrevive está totalmente inconsciente durante el periodo que transcurre entre la muerte y la repersonalización, custodiado por la guardiana seráfica del destino durante toda esa temporada de espera. Tras la muerte no actuaréis como seres conscientes hasta que hayáis adquirido la nueva consciencia de morontia en los mundos mansión de Satania.
112:5.14 (1234.3) Con la muerte, la identidad funcional asociada a la personalidad humana se descompone al cesar el movimiento vital. Aunque la personalidad humana trasciende a sus partes constituyentes, depende de ellas para mantener su identidad funcional. La suspensión de la vida destruye los patrones del cerebro físico necesarios para su dotación de mente, y la descomposición de la mente pone fin a la consciencia del mortal. La consciencia de esa criatura no podrá reaparecer posteriormente hasta que se haya establecido una situación cósmica que permita a esa misma personalidad humana actuar de nuevo en relación con la energía viva.
112:5.15 (1234.4) Durante el tránsito de los mortales supervivientes desde su mundo de origen a los mundos mansión, tanto si su personalidad es reensamblada en el tercer periodo como si ascienden en una resurrección colectiva, el expediente de la constitución de la personalidad lo preservan fielmente los arcángeles en sus mundos de actividades especiales. Estos seres no custodian la personalidad (como las serafines guardianas custodian el alma), pero no deja de ser cierto que todo elemento identificable de la personalidad es preservado eficazmente por estos depositarios seguros de la supervivencia del mortal. En cuanto al paradero exacto de la personalidad del mortal durante el tiempo que transcurre entre la muerte y la supervivencia, lo desconocemos.
112:5.16 (1234.5) La situación que hace posible la repersonalización se produce en las salas de resurrección de los planetas receptores de la morontia de un universo local. En esas cámaras de ensamblaje de la vida, las autoridades supervisoras proporcionan la relación de energía del universo —morontial, mental y espiritual— que hace posible restituir la consciencia del superviviente dormido. El reensamblaje de los componentes de una personalidad que fue material en su día implica:
112:5.17 (1234.6) 1. La fabricación de una forma adecuada, un patrón de energía de morontia, en el cual el nuevo superviviente pueda establecer contacto con la realidad no espiritual y dentro del cual la variante de morontia de la mente cósmica se pueda encircuitar.
112:5.18 (1234.7) 2. El retorno del Ajustador a la criatura de morontia en espera. El Ajustador es el custodio eterno de vuestra identidad ascendente. Vuestro Monitor es la garantía absoluta de que sois vosotros mismos y no otro quien ocupará la forma de morontia creada para el despertar de vuestra personalidad. Y el Ajustador estará presente en el reensamblaje de vuestra personalidad para asumir una vez más el papel de guía paradisiaco de vuestro yo superviviente.
112:5.19 (1235.1) 3. Una vez reunidos estos requisitos esenciales para la repersonalización, la guardiana seráfica de las potencialidades del alma inmortal aletargada, asistida por numerosas personalidades cósmicas, otorga esta entidad de morontia a la forma morontial de cuerpo y mente preparada al efecto y vincula a este hijo evolutivo del Supremo a su asociación eterna con el Ajustador expectante. Y queda así completada la repersonalización, el reensamblaje de los recuerdos, la visión interior y la consciencia, es decir, de la identidad.
112:5.20 (1235.2) El hecho de la repersonalización consiste en que el yo humano que despierta toma posesión de la fase encircuitada de morontia de la mente cósmica recién segregada. El fenómeno de la personalidad depende de la persistencia de la identidad de la reacción de la yoidad al entorno del universo, y esta solo se puede llevar a cabo por medio de la mente. La yoidad persiste a pesar del cambio continuo de todos los factores que componen el yo. En la vida física el cambio es gradual, en la muerte y con la repersonalización, el cambio es repentino. La verdadera realidad de toda yoidad (personalidad) es capaz de responder adecuadamente a las condiciones del universo gracias al cambio incesante de sus partes constituyentes. El estancamiento conduce inevitablemente a la muerte. La vida humana es un cambio sin fin de los factores de la vida unificados por la estabilidad de una personalidad que no cambia.
112:5.21 (1235.3) Y cuando os despertéis así en los mundos mansión de Jerusem estaréis tan cambiados, la transformación espiritual será tan grande que, si no fuera por vuestro Ajustador del Pensamiento y la guardiana del destino que conectarán plenamente vuestra nueva vida en los nuevos mundos con vuestra antigua vida en el primer mundo, os costaría relacionar al principio vuestra nueva consciencia de morontia con los recuerdos de vuestra identidad anterior. A pesar de la continuidad de la yoidad personal, gran parte de la vida mortal os parecerá al principio un sueño vago y confuso. Pero el tiempo clarificará muchas asociaciones de vuestra etapa mortal.
112:5.22 (1235.4) El Ajustador del Pensamiento solo os recordará y enumerará los recuerdos y experiencias que forman parte de vuestra carrera en el universo y son esenciales para ella. Si el Ajustador ha estado asociado a la evolución de algo en la mente humana, esas experiencias que merecen la pena sobrevivirán en la consciencia eterna del Ajustador. Pero gran parte de vuestra vida pasada y de sus recuerdos carentes de significado espiritual o valor de la morontia perecerán con el cerebro material. Muchas experiencias materiales desaparecerán como andamiajes de otro tiempo que, habiéndoos servido de puente hacia el nivel de la morontia, ya no tienen utilidad en el universo. Pero la personalidad y las relaciones entre las personalidades no son nunca andamiajes; el recuerdo humano de las relaciones entre personalidades tiene valor cósmico y perdurará. En los mundos mansión conoceréis y seréis conocidos, y es más, recordaréis y seréis recordados por vuestros compañeros de otro tiempo en la corta pero fascinante vida en Urantia.
112:6.1 (1235.5) Igual que una mariposa emerge del estado de oruga, la verdadera personalidad de los seres humanos emergerá en los mundos mansión y se manifestará por primera vez sin su antigua envoltura de carne material. La carrera en la morontia del universo local consiste en la elevación continua del mecanismo de la personalidad desde el primer nivel de la morontia de existencia del alma hasta el nivel final de la morontia de espiritualidad progresiva.
112:6.2 (1235.6) Es difícil instruiros sobre vuestras formas de la personalidad en la morontia para la carrera en el universo local. Seréis dotados con patrones de morontia capaces de manifestar la personalidad, pero esas vestiduras están más allá de vuestra comprensión. Esas formas, aunque enteramente reales, no son patrones de energía del orden material que entendéis ahora. Sin embargo, cumplen la misma función en los mundos del universo local que vuestros cuerpos materiales en los planetas donde nacen los humanos.
112:6.3 (1236.1) La apariencia de la forma corporal material responde en cierta medida al carácter de la identidad de la personalidad. Si el cuerpo físico refleja hasta cierto punto algo de la naturaleza inherente de la personalidad, mucho más lo hace la forma de morontia. En la vida física los mortales pueden ser hermosos por fuera pero feos por dentro. En la vida en la morontia la forma de la personalidad va reflejando directamente la naturaleza de la persona interior de manera creciente a medida que se elevan los niveles. En el nivel espiritual, la forma exterior y la naturaleza interior empiezan a acercarse a una identificación completa que se hace cada vez más perfecta en niveles de espíritu cada vez más altos.
112:6.4 (1236.2) En el estado de morontia el mortal ascendente es dotado con la variante propia de Nebadon de la dotación de mente cósmica del Espíritu Maestro de Orvonton. El intelecto mortal ha perecido como tal intelecto, ha dejado de existir como entidad focalizada del universo separada de los circuitos indiferenciados de mente del Espíritu Creativo. Pero los significados y valores de la mente del mortal no han perecido. Ciertos aspectos de la mente perduran en el alma superviviente, el Ajustador guarda ciertos valores experienciales de la antigua mente humana y se conservan en el universo local los expedientes de la historia de la vida humana tal como fue vivida en la carne, junto con ciertos registros vivos en los numerosos seres que se ocupan de la evaluación final del mortal ascendente. El rango de estos seres abarca desde las serafines hasta los Censores Universales y es probable que se amplíe hasta el Supremo.
112:6.5 (1236.3) La volición de una criatura no puede existir sin la mente pero subsiste a pesar de la pérdida del intelecto material. Durante los primeros tiempos de la supervivencia, la personalidad ascendente se guía en gran medida por los patrones de carácter heredados de la vida humana y por la acción recién aparecida de la mota de la morontia. Estas pautas de conducta en mansonia funcionan aceptablemente durante las primeras etapas de la vida en la morontia antes de que aparezca la voluntad de la morontia como expresión volitiva plenamente desarrollada de la personalidad ascendente.
112:6.6 (1236.4) En la carrera del universo local no hay influencias comparables a los siete espíritus-mente adjutores de la existencia humana. La mente de la morontia debe evolucionar por contacto directo con la mente cósmica tal como esta mente cósmica ha sido modificada y traducida por la fuente creativa del intelecto del universo local, la Ministra Divina.
112:6.7 (1236.5) Antes de la muerte la mente mortal es autoconsciente con independencia de la presencia del Ajustador; la mente adjutora solo necesita el patrón asociado de energía material para poder operar. Pero el alma de morontia, al ser superadjutora, no conserva la consciencia de sí misma sin el Ajustador cuando se ve privada del mecanismo de la mente material. Esta alma en vías de evolución posee sin embargo un carácter de continuidad que proviene de las decisiones de su antigua mente adjutora asociada, y este carácter se convierte en recuerdos activos cuando sus patrones son energizados por el Ajustador que regresa.
112:6.8 (1236.6) La persistencia de los recuerdos es la prueba de que se retiene la identidad de la yoidad original y es fundamental para completar la autoconsciencia de la continuidad y expansión de la personalidad. Los mortales que ascienden sin Ajustador dependen de la instrucción de sus acompañantes seráficas para reconstruir sus recuerdos humanos, esta es la única limitación que afecta a las almas de morontia de los mortales fusionados con el Espíritu. El patrón de los recuerdos subsiste en el alma, pero este patrón requiere la presencia del antiguo Ajustador para poder realizarse inmediatamente como continuación de los recuerdos. Sin el Ajustador, el superviviente mortal necesita un tiempo considerable para volver a explorar y a aprender, para recuperar los recuerdos conscientes de los significados y valores de una existencia anterior.
112:6.9 (1237.1) El alma con valor de supervivencia refleja fielmente las acciones y motivaciones tanto cualitativas como cuantitativas del intelecto material, el antiguo asiento de la identidad de la yoidad. Cuando la mente del mortal elige la verdad, la belleza y la bondad, inicia su carrera de premorontia en el universo bajo la tutela de los siete espíritus-mente adjutores unificados bajo la dirección del espíritu de sabiduría. Una vez completados posteriormente los siete círculos de logro de premorontia, la dotación de mente de morontia se superpone a la mente adjutora y se inicia así la carrera preespiritual o en la morontia de progresión en el universo local.
112:6.10 (1237.2) Cuando una criatura deja su planeta natal, deja atrás el ministerio adjutor y pasa a depender únicamente del intelecto de morontia. Cuando un ascendente deja el universo local, ha sobrepasado el nivel de la morontia y alcanzado el nivel espiritual de existencia. Esta entidad de espíritu recién aparecida pasa entonces a sintonizarse con el ministerio directo de la mente cósmica de Orvonton.
112:7.1 (1237.3) La fusión con el Ajustador del Pensamiento otorga a la personalidad actualidades eternas que antes eran solo potenciales. Entre estas nuevas dotaciones cabe mencionar: la fijación de la cualidad de divinidad, la experiencia y los recuerdos de la eternidad pasada, la inmortalidad y una porción de absolutidad potencial cualificada.
112:7.2 (1237.4) Cuando hayáis corrido la carrera terrenal bajo vuestra forma temporal, os despertaréis en las orillas de un mundo mejor y acabaréis unidos a vuestro fiel Ajustador en un abrazo eterno. Esta fusión constituye el misterio que hace uno a Dios con el hombre, el misterio de la evolución de la criatura finita; pero es eternamente cierta. La fusión es el secreto de la esfera sagrada de Ascendington, y ninguna criatura, salvo aquellas que han experimentado la fusión con el espíritu de la Deidad, puede comprender el verdadero significado de los valores reales que se conjuntan cuando la identidad de una criatura del tiempo se hace eternamente una con el espíritu de la Deidad del Paraíso.
112:7.3 (1237.5) La fusión con el Ajustador se suele producir mientras el ascendente reside dentro de su sistema local. Puede ocurrir en su planeta natal como trascendencia de la muerte natural, en cualquiera de los mundos mansión o en la sede del sistema. Se puede incluso retrasar hasta el tiempo de la estancia en la constelación, y en casos especiales puede no consumarse hasta la llegada del ascendente a la capital del universo local.
112:7.4 (1237.6) Cuando se ha producido la fusión con el Ajustador ya no puede haber peligro para la futura carrera eterna de esa personalidad. Los seres celestiales son puestos a prueba durante toda una larga experiencia, en cambio los mortales pasan por una prueba relativamente corta e intensa en los mundos evolutivos y de la morontia.
112:7.5 (1237.7) La fusión con el Ajustador no ocurre nunca hasta que los mandatos del superuniverso han confirmado la decisión definitiva e irrevocable de la naturaleza humana a favor de la carrera eterna. Una vez emitida esta autorización de aunamiento constituye el salvoconducto que permitirá en su día a la personalidad fusionada salir de los confines del universo local para dirigirse en el futuro a la sede del superuniverso, desde donde el peregrino del tiempo se ensecunafinará en un futuro lejano para el largo vuelo hacia el universo central de Havona y la aventura de la Deidad.
112:7.6 (1238.1) En los mundos evolutivos la yoidad es material, es una cosa del universo y está sometida como tal a las leyes de la existencia material. Es un hecho que ocurre en el tiempo y es sensible a sus vicisitudes. Ahí es donde se tienen que formular las decisiones sobre la supervivencia. En el estado de morontia el yo se ha convertido en una realidad del universo nueva y más duradera que sigue creciendo en la medida en que va aumentando su sintonía con los circuitos de mente y de espíritu de los universos. Entonces se confirman las decisiones sobre la supervivencia. Cuando el yo alcanza el nivel espiritual se ha convertido en un valor seguro del universo, y este nuevo valor se basa en el hecho de que ya se han tomado las decisiones sobre la supervivencia, un hecho atestiguado por la fusión eterna con el Ajustador del Pensamiento. Una vez alcanzado el estatus de verdadero valor del universo, la criatura queda potencialmente libre de buscar el valor más alto del universo: Dios.
112:7.7 (1238.2) Estos seres fusionados son dobles en sus reacciones en el universo: por un lado son individuos de morontia diferenciados no muy distintos de las serafines, y son además en potencial seres del orden de los finalitarios del Paraíso.
112:7.8 (1238.3) Pero el individuo fusionado es realmente una sola personalidad, un solo ser, cuya unidad desafía todos los intentos de análisis de cualquier inteligencia de los universos. Y así, habiendo pasado ante los tribunales del universo local, desde el más bajo hasta el más alto, sin que ninguno de ellos haya podido identificar al hombre o al Ajustador por separado, seréis llevados finalmente ante el Soberano de Nebadon, el Padre de vuestro universo local. Y allí, de la mano del ser mismo cuya paternidad creativa en este universo del tiempo ha hecho posible el hecho de vuestra vida, recibiréis las credenciales que os darán derecho a proseguir con el tiempo vuestra carrera en el superuniverso en busca del Padre Universal.
112:7.9 (1238.4) ¿Se ha ganado el Ajustador victorioso la personalidad por su magnífico servicio a la humanidad o ha logrado el valiente humano la inmortalidad gracias a su esfuerzo sincero por asemejarse al Ajustador? Ni lo uno ni lo otro. Juntos han conseguido hacer evolucionar a un miembro de uno de los órdenes únicos de personalidades ascendentes del Supremo, un ser siempre fiel, eficaz y servicial que aspira a seguir creciendo cada vez más hacia arriba. Quien fuera en su día un alma de origen terrenal no se detendrá en su ascensión superna hasta haber atravesado los siete circuitos de Havona para llegar a reconocer y adorar a la personalidad misma del Padre que está en el Paraíso.
112:7.10 (1238.5) Durante toda esta magnífica ascensión el Ajustador del Pensamiento es la promesa divina de la plena estabilización espiritual futura del mortal ascendente. A su vez, el libre albedrío humano proporciona al Ajustador un cauce eterno para liberar la naturaleza divina e infinita. Estas dos identidades ya son una. Ningún acontecimiento del tiempo ni de la eternidad podrán separar al hombre y al Ajustador. Son inseparables, están fusionados por toda la eternidad.
112:7.11 (1238.6) En los mundos donde los seres humanos se fusionan con el Ajustador, el destino del Monitor de Misterio es idéntico al del mortal ascendente: el Cuerpo de la Finalización del Paraíso. Ni el Ajustador ni el mortal pueden alcanzar esa meta única sin la plena cooperación y la ayuda fiel del otro. Esta asociación extraordinaria es uno de los fenómenos cósmicos más fascinantes y asombrosos de la presente edad del universo.
112:7.12 (1239.1) A partir del momento de la fusión con el Ajustador, el estatus del ascendente es el de criatura evolutiva. El miembro humano fue el primero en poseer personalidad y, por lo tanto, está jerárquicamente por encima del Ajustador en todo lo relacionado con el reconocimiento de la personalidad. La sede paradisiaca de este ser fusionado es Ascendington, no Divinington, y esta combinación única de Dios y hombre está clasificada como mortal ascendente durante todo el camino que recorre hasta el Cuerpo de la Finalización.
112:7.13 (1239.2) Una vez que un Ajustador se fusiona con un mortal ascendente el número de ese Ajustador se borra de los archivos del superuniverso. Desconozco lo que sucede con los registros de Divinington, pero supongo que el expediente de ese Ajustador se traslada a los círculos secretos de las cortes internas de Grandfanda, el director en funciones del Cuerpo de la Finalización.
112:7.14 (1239.3) Cuando se produce la fusión con el Ajustador, el Padre Universal hace realidad su promesa de donarse a sus criaturas materiales. Ha cumplido la promesa y consumado el plan del otorgamiento eterno de la divinidad a la humanidad. A partir de ese momento empieza el intento humano por comprender y actualizar las posibilidades ilimitadas inherentes a la asociación superna con Dios que se ha factualizado de este modo.
112:7.15 (1239.4) Hasta donde sabemos ahora, el destino de los mortales supervivientes es el Cuerpo de la Finalización del Paraíso y esta es también la meta del destino para todos los Ajustadores del Pensamiento que se han unido eternamente con sus compañeros mortales. En el presente, los finalitarios del Paraíso están dedicados a numerosas actividades por todo el gran universo, pero todos conjeturamos que tendrán otras tareas aun más supernas en el futuro lejano cuando los siete superuniversos se hayan asentado en luz y vida, y cuando el Dios finito haya emergido definitivamente del misterio que rodea ahora a esta Deidad Suprema.
112:7.16 (1239.5) Se os ha instruido hasta cierto punto sobre la organización y el personal del universo central, de los superuniversos y de los universos locales. Se os ha dicho algo sobre el origen y el carácter de algunas de las diversas personalidades que rigen ahora estas extensas creaciones. Se os ha informado también de que hay vastas galaxias de universos en proceso de organización mucho más allá de la periferia del gran universo, en el primer nivel del espacio exterior. Se os ha dado a entender además en estas narraciones que el Ser Supremo desvelará su función terciaria no revelada en esas regiones ahora inexploradas del espacio exterior. Y se os ha dicho también que los finalitarios del cuerpo paradisiaco son los hijos experienciales del Supremo.
112:7.17 (1239.6) Creemos que los mortales fusionados con su Ajustador, junto con sus compañeros finalitarios, están destinados a participar de alguna manera en la administración de los universos del primer nivel del espacio exterior. No tenemos la menor duda de que estas enormes galaxias se convertirán a su debido tiempo en universos habitados. Y estamos igualmente convencidos de que entre sus administradores se encontrarán los finalitarios del Paraíso cuyas naturalezas son la consecuencia cósmica de la mezcla de la criatura y el Creador.
112:7.18 (1239.7) ¡Qué aventura! ¡Qué gesta! Una creación gigantesca para ser administrada por los hijos del Supremo, esos Ajustadores personalizados y humanizados, esos mortales fusionados con su Ajustador y eternizados, esas combinaciones misteriosas y esas asociaciones eternas entre la manifestación más alta que se conoce de la esencia de la Primera Fuente y Centro y la forma más baja de vida inteligente capaz de comprender y alcanzar al Padre Universal. Imaginamos que esos seres amalgamados, esas asociaciones de Creador y criatura, se convertirán en regidores espléndidos, administradores incomparables y directores comprensivos y compasivos de todas y cada una de las formas de vida inteligente que puedan llegar a existir en esos futuros universos del primer nivel del espacio exterior.
112:7.19 (1240.1) Es cierto que vosotros los mortales sois de origen terrenal, animal, y que vuestro cuerpo es polvo. Pero si lo deseáis realmente y lo queréis de verdad, la herencia de las edades es vuestra y serviréis algún día por todos los universos en vuestra auténtica calidad de descendientes del Dios Supremo de la experiencia e hijos divinos del Padre del Paraíso de todas las personalidades.
112:7.20 (1240.2) [Presentado por un Mensajero Solitario de Orvonton.]
El libro de Urantia
Documento 113
113:0.1 (1241.1) DESPUÉS DE HABER tratado sobre los espíritus ministrantes del tiempo y las huestes de mensajeros del espacio, pasamos a considerar a las ángeles guardianas, las serafines dedicadas al ministerio de los mortales individuales para cuya elevación y perfeccionamiento se ha dispuesto todo este vasto plan de supervivencia y progresión espiritual. En el pasado estas guardianas del destino eran casi el único grupo reconocido de ángeles en Urantia. De hecho, las serafines planetarias son espíritus ministrantes enviados para servir a los que sobrevivirán. Estas serafines acompañantes han desempeñado sus funciones como ayudantes espirituales del hombre mortal en todos los grandes acontecimientos del pasado y del presente. En muchas revelaciones «la palabra fue pronunciada por ángeles» y muchos de los mandatos del cielo han sido «recibidos mediante el ministerio de ángeles».
113:0.2 (1241.2) Las serafines son las ángeles tradicionales del cielo, los espíritus ministrantes que viven a vuestro lado y hacen tanto por vosotros. Llevan ejerciendo su ministerio en Urantia desde los primeros tiempos de la inteligencia humana.
113:1.1 (1241.3) La enseñanza sobre ángeles guardianas no es ningún mito; ciertos grupos de seres humanos tienen realmente ángeles personales. Jesús lo corrobora cuando dice al hablar de los niños del reino de los cielos: «Tened cuidado de no despreciar a ninguno de estos pequeños, pues yo os digo que sus ángeles contemplan siempre la presencia del espíritu de mi Padre».
113:1.2 (1241.4) En un principio las serafines fueron asignadas de forma específica a las distintas razas de Urantia, pero desde el otorgamiento de Miguel son asignadas con arreglo a la inteligencia, la espiritualidad y el destino de los seres humanos. Desde el punto de vista intelectual la humanidad se divide en tres clases:
113:1.3 (1241.5) 1. Los seres humanos con mente inferior a la normal: los que no ejercen un poder normal de la voluntad ni toman las decisiones promedio de la vida. Esta clase abarca a los que no pueden comprender a Dios porque les falta capacidad para adorar inteligentemente a la Deidad. Los seres de Urantia con capacidad intelectual inferior a la normal tienen un cuerpo de serafines, una compañía, con un batallón de querubines encargadas de atenderlos y atestiguar que les alcanza la justicia y la misericordia en las luchas terrenales por la vida.
113:1.4 (1241.6) 2. Las mentes humanas normales de tipo medio. Desde el punto de vista del ministerio seráfico, la mayoría de los hombres y mujeres se agrupan en siete clases según su estatus de realización de los círculos de progreso humano y desarrollo espiritual.
113:1.5 (1241.7) 3. Los seres humanos con mente superior a la normal: los que poseen una gran capacidad de decisión y un potencial indudable de logro espiritual. Son hombres y mujeres que han establecido un contacto mayor o menor con su Ajustador interior, miembros de los diversos cuerpos de reserva del destino. Sea cual fuere el círculo donde se encuentre un ser humano en un momento dado, en cuanto ese individuo es enrolado en cualquiera de los distintos cuerpos de reserva del destino, le es asignada una serafín personal, y ese mortal se beneficiará desde entonces hasta el fin de su carrera terrenal del cuidado continuo y la vigilancia incesante de una ángel guardiana. Del mismo modo, cuando un ser humano toma la decisión suprema, cuando hay esponsales reales con el Ajustador, una guardiana personal es asignada inmediatamente a esa alma.
113:1.6 (1242.1) En el ministerio de los llamados seres normales, las asignaciones seráficas se hacen según los círculos de intelectualidad y espiritualidad alcanzados por los humanos. Empezáis con la mente propia de vuestra vestidura mortal en el séptimo círculo y viajáis hacia dentro en la tarea de comprenderos, dominaros y superaros a vosotros mismos. Así vais avanzando de círculo en círculo hasta que alcanzáis (si la muerte no detiene vuestra carrera y transfiriere vuestras luchas a los mundos mansión) el círculo primero o más interno de relativo contacto y comunión con el Ajustador que mora dentro de vosotros.
113:1.7 (1242.2) Los seres humanos que están en el círculo inicial o séptimo tienen una ángel guardiana con una compañía de querubines auxiliares encargadas de cuidar y custodiar a mil mortales. En el círculo sexto, una pareja seráfica asistida por una compañía de querubines tiene la misión de guiar a los mortales ascendentes en grupos de quinientos. Cuando alcanzan el círculo quinto, los seres humanos son agrupados en compañías de unos cien y puestos a cargo de una pareja de serafines guardianas con un grupo de querubines. Al alcanzar el círculo cuarto, los seres mortales forman grupos de diez y se encarga de ellos una pareja de serafines asistida por una compañía de querubines.
113:1.8 (1242.3) Cuando una mente mortal rompe la inercia de la herencia animal y alcanza el círculo tercero de intelectualidad humana y espiritualidad adquirida, una ángel personal (en realidad dos) se dedicará a partir de entonces entera y exclusivamente a ese mortal ascendente. Y así, estas almas humanas, además de la presencia constante y cada vez más eficaz de su Ajustador del Pensamiento, reciben la asistencia íntegra de estas guardianas personales del destino en todos sus esfuerzos por completar el tercer círculo, atravesar el segundo y alcanzar el primero.
113:2.1 (1242.4) Las serafines no son consideradas guardianas del destino hasta el momento en que son destinadas a acompañar a un alma humana que ha conseguido uno o más de estos tres logros: tomar la decisión suprema de hacerse semejante a Dios, entrar en el tercer círculo o ser enrolada en uno de los cuerpos de reserva del destino.
113:2.2 (1242.5) En la evolución de las razas se asigna una guardiana del destino al primer ser que alcanza el círculo de conquista requerido. El primer mortal que consiguió una guardiana personal en Urantia fue Rantowoc, un sabio de la raza roja que vivió hace mucho tiempo.
113:2.3 (1242.6) Todas las ángeles asignadas proceden de un plantel de serafines voluntarias. Estos nombramientos se hacen siempre en función de las necesidades humanas y tomando en consideración el estatus de la pareja angélica en cuanto a experiencia, destreza y sabiduría seráfica. Solo las serafines veteranas, las más probadas y experimentadas, son asignadas como guardianas del destino. Muchas guardianas han adquirido abundante y valiosa experiencia en los mundos cuyos habitantes no se fusionan con el Ajustador. Igual que los Ajustadores, las serafines atienden a estos seres durante una sola vida y luego son liberadas para nuevas misiones. Muchas guardianas que ahora están en Urantia han tenido antes esta experiencia práctica en otros mundos.
113:2.4 (1243.1) Cuando los seres humanos no consiguen sobrevivir, sus guardianas personales o colectivas pueden seguir desempeñando repetidas veces tareas semejantes en ese mismo planeta. Las serafines desarrollan una estima sentimental por los mundos individuales y profesan un afecto especial a ciertas razas y ciertos tipos de criaturas mortales con las que han estado tan estrecha e íntimamente asociadas.
113:2.5 (1243.2) Las ángeles desarrollan un afecto duradero por sus compañeros humanos, y si vosotros pudierais visualizar a las serafines sentiríais también un cálido afecto por ellas. Despojados de vuestros cuerpos materiales y provistos de formas de espíritu, estaríais muy cerca de las ángeles en muchos atributos de la personalidad. Ellas comparten la mayor parte de vuestras emociones y experimentan algunas más. La única de vuestras emociones dominantes que les cuesta entender es el legado del miedo animal que ocupa un lugar tan importante en la vida mental del urantiano medio. Para las ángeles es francamente difícil comprender por qué os obstináis en permitir que vuestros poderes intelectuales más altos, incluso vuestra fe religiosa, estén tan dominados por el miedo, tan profundamente desmoralizados por el pánico irracional del terror y la ansiedad.
113:2.6 (1243.3) Todas las serafines tienen nombres individuales, pero en los registros de asignación al servicio de los mundos suelen estar inscritas por sus números planetarios. En la sede del universo están registradas por nombre y número. La guardiana del destino del sujeto humano utilizado en esta comunicación por contacto es la número 3 del grupo 17 de la compañía 126 del batallón 4 de la unidad 384 de la legión 6 de la hueste 37 del ejército seráfico 182 314 de Nebadon. La presente asignación planetaria en Urantia de esta serafín con este sujeto humano tiene el número 3 641 852.
113:2.7 (1243.4) En el ministerio de custodia personal, cuando las ángeles son asignadas como guardianas del destino, las serafines ofrecen siempre voluntariamente sus servicios. En la ciudad donde hacemos esta visitación cierto mortal fue admitido recientemente en el cuerpo de reserva del destino, y como en esos casos todos los humanos son atendidos personalmente por ángeles guardianas, más de cien serafines cualificadas se presentaron como candidatas. La directora planetaria seleccionó a doce de las más experimentadas y luego nombró a la serafín que ellas eligieron como la más indicada para guiar a ese ser humano en su viaje por la vida. Eligieron de hecho a una pareja de serafines igual de cualificadas para que una de las dos esté siempre de guardia.
113:2.8 (1243.5) Las tareas seráficas pueden ser incesantes, pero cualquiera de los miembros de la pareja angélica puede encargarse de todas las responsabilidades del ministerio. Como las querubines, las serafines suelen actuar por parejas, pero a diferencia de sus compañeras menos avanzadas, las serafines trabajan a veces solas y pueden actuar individualmente en prácticamente todos sus contactos con los seres humanos. La presencia de ambas ángeles solo es necesaria para el servicio y las comunicaciones en los circuitos más altos de los universos.
113:2.9 (1243.6) Cuando una pareja seráfica acepta una misión de custodia la desempeñará durante el resto de la vida de ese ser humano. El complemento del ser (una de las dos ángeles) se convierte en la cronista de la empresa. Estas serafines de complemento son las ángeles registradoras de los mortales de los mundos evolutivos. Conserva el historial la pareja de querubines (una querubín y una sanobín), que está siempre asociada a las guardianas seráficas, pero la responsabilidad de estos archivos la asume siempre una de las serafines.
113:2.10 (1244.1) Para poder descansar y recargarse con la energía de vida de los circuitos del universo, la guardiana se turna periódicamente con su complemento. Durante su ausencia la querubín asociada actúa como registradora, y lo mismo ocurre cuando se ausenta la serafín de complemento.
113:3.1 (1244.2) Una de las principales cosas que hace una guardiana del destino por su sujeto mortal es establecer una coordinación personal de las numerosas influencias impersonales del espíritu que habitan, rodean e inciden en la mente y el alma de la criatura material en evolución. Los seres humanos son personalidades, por eso las entidades prepersonales y los espíritus no personales tienen enormes dificultades para establecer contacto directo con mentes tan materiales y tan marcadamente personales. El ministerio de la ángel guardiana unifica todas estas influencias en mayor o menor medida y las hace más fáciles de apreciar para la naturaleza moral creciente de la personalidad humana que evoluciona.
113:3.2 (1244.3) En concreto, esta guardiana seráfica puede correlacionar y correlaciona los múltiples agentes e influencias del Espíritu Infinito, desde los dominios de los controladores físicos y los espíritus-mente adjutores hasta el Espíritu Santo de la Ministra Divina y hasta la presencia del Espíritu Omnipresente de la Tercera Fuente y Centro del Paraíso. Después de unificar así y hacer más personales estos vastos ministerios del Espíritu Infinito, la serafín procede a correlacionar esta influencia integrada del Actor Conjunto con las presencias de espíritu del Padre y del Hijo.
113:3.3 (1244.4) El Ajustador es la presencia del Padre, el Espíritu de la Verdad es la presencia de los Hijos. Estas dotaciones divinas son unificadas y coordinadas en los niveles inferiores de la experiencia espiritual humana por el ministerio de las serafines guardianas. Las servidoras angélicas tienen el talento de combinar el amor del Padre y la misericordia del Hijo en su ministerio a las criaturas mortales.
113:3.4 (1244.5) Y esto explica que la guardiana seráfica se acabe convirtiendo en la depositaria personal de los patrones de la mente, las fórmulas de la memoria y las realidades del alma del mortal superviviente durante el intervalo entre la muerte física y la resurrección en la morontia. Nadie, salvo las hijas ministrantes del Espíritu Infinito, podría hacer esto por la criatura humana durante esta fase de la transición de un nivel del universo a otro nivel superior. Y cuando entréis en el adormecimiento de vuestra transición terminal, cuando paséis del tiempo a la eternidad, una alta supernafín compartirá también con vosotros el tránsito como depositaria de vuestra identidad de criatura y garantía de vuestra integridad personal.
113:3.5 (1244.6) En el nivel espiritual las serafines hacen personales muchos ministerios del universo que sin ellas serían impersonales y prepersonales, son coordinadoras. En el nivel intelectual establecen una correlación entre la mente y la morontia, son intérpretes. En el nivel físico manipulan el entorno terrestre mediante su enlace con los Controladores Físicos Maestros y a través del ministerio cooperativo de las criaturas intermedias.
113:3.6 (1244.7) Después de describir las muchas y complejas funciones de las serafines acompañantes nos preguntamos: ¿cómo pueden estas personalidades angélicas de rango menor, creadas solo un poco por encima del nivel de la humanidad en el universo, hacer cosas tan difíciles y complejas? Realmente no lo sabemos, pero conjeturamos que este admirable ministerio está facilitado de alguna manera no desvelada por el trabajo no reconocido y no revelado del Ser Supremo, la Deidad en vías de actualización de los universos evolutivos del tiempo y el espacio. En todo el ámbito de la supervivencia progresiva en y a través del Ser Supremo, las serafines son una parte esencial del progreso continuo del mortal.
113:4.1 (1245.1) Las serafines guardianas no son mente, aunque nacen de la misma fuente que da origen a la mente del mortal, el Espíritu Creativo. Las serafines son estimuladoras de la mente, buscan siempre promover en la mente humana decisiones encaminadas a alcanzar los círculos. Esto no lo hacen como los Ajustadores, que actúan desde dentro y a través del alma, sino más bien de fuera hacia dentro, a través del entorno social, ético y moral de los seres humanos. Las serafines no ejercen la atracción del Padre Universal en forma de Ajustador divino, pero sí actúan como agentes personales del ministerio del Espíritu Infinito.
113:4.2 (1245.2) El hombre mortal sujeto a las directrices del Ajustador también es receptivo a la guía seráfica. El Ajustador es la esencia de la naturaleza eterna del hombre, la serafín es la maestra de la naturaleza evolutiva del hombre: de la mente mortal en esta vida y del alma de morontia en la próxima. En los mundos mansión seréis conscientes y tendréis conocimiento de vuestras instructoras seráficas, pero en la primera vida los hombres no suelen ser conscientes de ellas.
113:4.3 (1245.3) Las serafines actúan como maestras de los hombres guiando los pasos de la personalidad humana por caminos de experiencias nuevas y progresivas. La guía de una serafín rara vez conduce a una vida de comodidades. Al seguir sus directrices podéis estar seguros de que afrontaréis, y si tenéis valor superaréis, los escarpados riscos de la elección moral y el progreso espiritual.
113:4.4 (1245.4) El impulso de adoración tiene su origen principal en las incitaciones espirituales de los adjutores mente superiores reforzadas por las directrices del Ajustador. En cambio la necesidad de orar que experimentan tan a menudo los mortales conscientes de Dios es producto muchas veces de la influencia seráfica. La serafín guardiana manipula constantemente el entorno del mortal con intención de aumentar la visión interior cósmica del humano ascendente para que ese candidato a la supervivencia se haga más consciente de la presencia de su Ajustador interior y pueda así cooperar mejor con la misión espiritual de la presencia divina.
113:4.5 (1245.5) Aunque no existe ninguna comunicación aparente entre los Ajustadores que moran dentro del hombre y las serafines que lo rodean, parecen trabajar siempre en perfecta compenetración y armonía. La iniciativa de las guardianas aumenta en los momentos en que los Ajustadores están menos activos, y existe una extraña correlación entre sus respectivos ministerios. Una cooperación tan admirable dista mucho de ser accidental o fortuita.
113:4.6 (1245.6) La personalidad ministrante de la serafín guardiana, la presencia Divina del Ajustador interior, la acción encircuitada del Espíritu Santo y la consciencia del Hijo que es el Espíritu de la Verdad están todos correlacionados de manera divina de modo que constituyen una unidad significativa de ministerio espiritual en la personalidad del mortal y para ella. Aunque proceden de distintas fuentes y diferentes niveles, todas estas influencias celestiales están integradas en la presencia envolvente y en vías de evolución del Ser Supremo.
113:5.1 (1245.7) Las ángeles no invaden el santuario de la mente humana. No manipulan la voluntad de los mortales ni tampoco entran en contacto directo con los Ajustadores que moran dentro de ellos. La guardiana del destino hace todo lo posible por influir sobre vosotros respetando siempre la dignidad de vuestra personalidad. Estas ángeles no interfieren en ningún caso con la libre acción de la voluntad humana. Ni las ángeles ni ningún otro orden de personalidad del universo tienen poder ni autoridad para cercenar o limitar las prerrogativas de la elección humana.
113:5.2 (1246.1) Las ángeles están tan cerca de vosotros y os cuidan con tanto afecto que en sentido figurado «lloran por vuestra intolerancia y vuestra obstinación». Las serafines no derraman lágrimas físicas, no tienen cuerpos físicos ni tampoco alas, pero tienen emociones espirituales y experimentan sensaciones y sentimientos de naturaleza espiritual que son comparables en ciertos aspectos a las emociones humanas.
113:5.3 (1246.2) Las serafines trabajan por vosotros con total independencia de vuestras peticiones directas. Ejecutan los mandatos de sus superiores sin atender a vuestros caprichos pasajeros ni a vuestros cambios de humor. Esto no quiere decir que no podáis facilitar o dificultar su labor, sino simplemente que las ángeles no atienden directamente a vuestras oraciones y peticiones.
113:5.4 (1246.3) La inteligencia de las ángeles no está a disposición de los hombres mortales mientras viven en la carne. No son jefas supremas ni directoras sino simplemente guardianas. Las serafines os guardan, no intentan influir directamente sobre vosotros. Vosotros sois quienes debéis trazar vuestro propio camino, y luego ellas intentarán hacer el mejor uso posible del curso que hayáis elegido. Por regla general no intervienen de forma arbitraria en los asuntos rutinarios de la vida humana a no ser que sus superiores les encarguen algún cometido excepcional, y en esos casos podéis estar seguros de que estas guardianas encontrarán la manera de llevar a cabo sus mandatos. Por lo tanto, solo se entrometen en el panorama del drama humano en casos de emergencia y normalmente por orden directa de sus superiores. Estos seres, que os seguirán durante muchas edades, se preparan así para su trabajo futuro y su asociación de personalidad.
113:5.5 (1246.4) En determinadas circunstancias las serafines pueden ejercer la función de ministradoras materiales para los seres humanos, aunque es muy raro que lo hagan. Con la ayuda de las criaturas intermedias y de los controladores físicos, son capaces de ejercer una amplia gama de actividades en favor de los seres humanos, incluso de establecer contacto con la humanidad, pero esto ocurre muy pocas veces. En la mayoría de los casos las circunstancias del entorno material siguen su curso sin ninguna alteración seráfica. Sin embargo, cuando los eslabones vitales de la cadena de la evolución humana se han visto alguna vez en peligro, las guardianas seráficas han intervenido acertadamente por iniciativa propia.
113:6.1 (1246.5) Tras esta breve exposición sobre el ministerio de las serafines durante la vida natural, intentaré informaros sobre la actuación de las guardianas del destino en el momento de la desintegración mortal de sus compañeros humanos. Cuando morís vuestro historial, vuestras especificaciones de identidad y la entidad de morontia del alma humana —desarrollada conjuntamente por el ministerio de la mente del mortal y del Ajustador divino— son conservados fielmente por la guardiana del destino junto con todos los demás valores relacionados con vuestra existencia futura, todo lo que os constituye y conforma vuestro yo real, excepto la identidad de la existencia continua —representada por el Ajustador que se va— y la actualidad de la personalidad.
113:6.2 (1246.6) Cuando en la mente humana se apaga la luz piloto, esa luminosidad espiritual que las serafines asocian con la presencia del Ajustador, la ángel acompañante informa en persona sucesivamente a las ángeles que están al mando del grupo, la compañía, el batallón, la unidad, la legión y la hueste. Entonces esta ángel se inscribe para la aventura final del tiempo y el espacio y recibe una certificación de la jefa planetaria de las serafines para que la presente ante la Estrella Vespertina (u otro lugarteniente de Gabriel) que está al mando del ejército seráfico de esta candidata a la ascensión en el universo. Una vez recibida la autorización del jefe de esta unidad organizativa suprema, la guardiana del destino se dirige al primer mundo mansión para esperar allí la vuelta a la consciencia del que fuera su pupilo en la carne.
113:6.3 (1247.1) Cuando un alma humana que ha estado bajo la custodia de una ángel personal no sobrevive, la serafín acompañante debe dirigirse a la sede del universo local para testificar sobre el informe completo de su complemento tal como fue presentado con anterioridad. Después comparece ante los tribunales de los arcángeles para ser absuelta de toda culpa por el fracaso de su sujeto en la supervivencia, y luego vuelve a los mundos para ser asignada a otro mortal de potencialidad ascendente o destinada a alguna otra división del ministerio seráfico.
113:6.4 (1247.2) Pero el ministerio de las ángeles no se limita a los servicios de custodia personal y colectiva, sino que trabajan de muchas otras maneras para las criaturas evolutivas. Las guardianas personales cuyos sujetos no pasan inmediatamente a los mundos mansión no se quedan allí inactivas a la espera de los llamamientos dispensacionales de juicio, sino que son destinadas entretanto a numerosas misiones de ministerio por todo el universo.
113:6.5 (1247.3) La serafín guardiana es la depositaria que custodia los valores de supervivencia del alma aletargada del hombre mortal, igual que el Ajustador ausente es la identidad de ese ser inmortal del universo. Mediante la colaboración de ambos en las salas de resurrección de mansonia, en conjunción con la forma de morontia recién fabricada, se produce el reensamblaje de los elementos integrantes de la personalidad del mortal ascendente.
113:6.6 (1247.4) El Ajustador os identificará. La serafín guardiana os repersonalizará y luego volverá a presentaros al fiel Monitor de vuestros días en la tierra.
113:6.7 (1247.5) Y cuando al término de una edad planetaria se reúne a aquellos que están en los círculos inferiores de logro mortal, son sus guardianas colectivas las que los reensamblan en las salas de resurrección de las esferas mansión, tal como consta en vuestros escritos: «Y él enviará a sus ángeles con gran voz, y reunirá a sus elegidos de un extremo a otro del dominio».
113:6.8 (1247.6) El procedimiento de la justicia exige que las guardianas personales o colectivas respondan al llamamiento nominal de la dispensación en nombre de todas las personalidades no supervivientes. Los Ajustadores de los no supervivientes no vuelven a ellos, de modo que cuando se pasa lista la serafín responde pero el Ajustador no contesta. Esto constituye la «resurrección de los injustos», que es en realidad el reconocimiento formal de que la criatura ha dejado de existir. Este llamamiento nominal de la justicia sigue siempre inmediatamente al llamamiento nominal de la misericordia, la resurrección de los supervivientes durmientes. Pero estos asuntos no incumben a nadie más que a los Jueces supremos y omniscientes de los valores de supervivencia. En realidad estas decisiones judiciales no son asunto nuestro.
113:6.9 (1247.7) Las guardianas colectivas pueden servir en un planeta edad tras edad y acabar convirtiéndose en las depositarias de las almas aletargadas de miles y miles de supervivientes durmientes. Pueden servir así en muchos mundos distintos de un mismo sistema, puesto que la respuesta de la resurrección ocurre en los mundos mansión.
113:6.10 (1247.8) Todas las guardianas personales y colectivas del sistema de Satania que se descarriaron durante la rebelión de Lucifer, a pesar de que muchas se arrepintieron sinceramente de su locura, han de permanecer detenidas en Jerusem hasta el enjuiciamiento final de la rebelión. Por de pronto, los Censores Universales han desposeído ya de forma discrecional a estas guardianas desobedientes e infieles de todos los elementos de las almas que les habían sido confiadas y han puesto estas realidades de morontia bajo la salvaguardia de seconafines voluntarias.
113:7.1 (1248.1) El primer despertar en las orillas del mundo mansión es todo un hito en la carrera del mortal ascendente. Entonces veréis por primera vez a vuestras compañeras angélicas que os acompañaron siempre y a las que amasteis por mucho tiempo en la vida terrenal. Allí os haréis también verdaderamente conscientes de la presencia y la identidad del Monitor divino que habitó durante tanto tiempo dentro de vuestra mente en la tierra. Una experiencia así constituye un despertar glorioso, una verdadera resurrección.
113:7.2 (1248.2) Las dos serafines que os atienden en las esferas de la morontia son vuestras compañeras declaradas. Estas ángeles no solo se asocian a vuestros progresos en la carrera de los mundos de transición y os ayudan de todas las formas posibles a adquirir el estatus de la morontia y del espíritu, sino que aprovechan a su vez la oportunidad para ampliar estudios en las escuelas de extensión para serafines evolutivas establecidas en los mundos mansión.
113:7.3 (1248.3) La raza humana fue creada justo un poco por debajo de los órdenes angélicos más simples, por eso la primera misión de vuestra vida en la morontia será asistir a las serafines en el trabajo que les queda por hacer en cuanto recuperéis la consciencia de personalidad tras la liberación de los vínculos de la carne.
113:7.4 (1248.4) Antes de dejar los mundos mansión todos los mortales tendrán guardianas o compañeras seráficas permanentes. Durante vuestro ascenso por las esferas de la morontia las guardianas seráficas terminarán siendo las que atestigüen y certifiquen los decretos de vuestra unión eterna con el Ajustador del Pensamiento. Juntos han establecido la identidad de vuestra personalidad como hijos de la carne procedentes de los mundos del tiempo. Y cuando alcancéis más adelante el estado morontial maduro, os acompañarán por Jerusem y por los mundos asociados de progreso y cultura del sistema. Después de eso irán con vosotros a Edentia y a sus setenta esferas de socialización avanzada. Posteriormente os conducirán hasta los Melquisedec y os seguirán a través de la espléndida carrera en los mundos sede del universo. Y cuando hayáis asimilado la sabiduría y la cultura de los Melquisedec, os llevarán a Salvington donde os encontraréis cara a cara con el Soberano de todo Nebadon. Estas guías seráficas os seguirán incluso por el sector menor y los sectores mayores del superuniverso y llegarán hasta los mundos de recepción de Uversa. Seguirán con vosotros hasta que os ensecunafinéis finalmente para el largo vuelo a Havona.
113:7.5 (1248.5) Algunas guardianas del destino asignadas durante la carrera mortal siguen el curso de los peregrinos ascendentes por Havona. Las demás se despiden temporalmente de los mortales a los que estuvieron asociadas durante tanto tiempo, y mientras estos mortales atraviesan los círculos del universo central, estas guardianas del destino alcanzan los círculos de Serafington. Cuando sus compañeros mortales despierten del último sueño de tránsito del tiempo a las nuevas experiencias de la eternidad, ellas los estarán esperando en las orillas del Paraíso. Estas serafines ascendentes prestan luego diferentes servicios en el cuerpo finalitario y en el Cuerpo de la Compleción Seráfica.
113:7.6 (1248.6) Los hombres y las ángeles pueden o no volver a estar juntos en el servicio eterno, pero sea cual sea el destino de su misión seráfica, las serafines están siempre en comunicación con sus antiguos pupilos de los mundos evolutivos, los mortales ascendentes del tiempo. Las asociaciones íntimas y los vínculos afectivos de los mundos de origen humano nunca se cortan ni olvidan por completo. En las edades eternas hombres y ángeles cooperarán en el servicio divino como lo hicieron en la carrera del tiempo.
113:7.7 (1249.1) La manera más segura para las serafines de llegar hasta las Deidades del Paraíso consiste en guiar con éxito a un alma de origen evolutivo hasta los portales del Paraíso. Por eso el puesto seráfico más apreciado es el de guardiana del destino.
113:7.8 (1249.2) Solo las guardianas del destino son enroladas en el Cuerpo de la Finalización primario o de los mortales, y esas parejas han emprendido la aventura suprema del aunamiento de identidades. Esos dos seres han conseguido la biunificación espiritual en Serafington antes de ser recibidos en el cuerpo finalitario. En esta experiencia las dos naturalezas angélicas, tan complementarias en todas sus funciones en el universo, alcanzan la suprema condición espiritual de ser dos en una, y esto conlleva una nueva capacidad para recibir un fragmento no Ajustador del Padre del Paraíso y fusionarse con él. Y así, algunas de vuestras amorosas compañeras seráficas en el tiempo se convertirán también en vuestras compañeras finalitarias en la eternidad, descendientes del Supremo e hijas perfeccionadas del Padre del Paraíso.
113:7.9 (1249.3) [Presentado por la jefa de las serafines destinadas en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 114
114:0.1 (1250.1) LOS Altísimos rigen en los reinos de los hombres a través de muchas fuerzas y muchos agentes celestiales, pero sobre todo a través del ministerio de las serafines.
114:0.2 (1250.2) Hoy a mediodía la lista de ángeles planetarias, guardianas y de otro tipo destinadas en Urantia es de 501 234 619 parejas de serafines. Tengo a mis órdenes doscientas huestes seráficas, es decir 597 196 800 parejas de serafines o 1 194 393 600 ángeles individuales. Sin embargo solo figuran 1 002 469 238 ángeles individuales en el registro, lo que significa que 191 924 362 ángeles están fuera de este mundo en misiones de transporte y mensajería o relacionadas con la muerte. (En Urantia hay aproximadamente el mismo número de querubines que de serafines y están organizadas de forma similar.)
114:0.3 (1250.3) Las serafines y sus querubines asociadas toman parte activa en los detalles del gobierno sobrehumano de un planeta, sobre todo en los mundos que han sido aislados por una rebelión. Con la inestimable ayuda de los intermedios, las ángeles actúan en Urantia como auténticas ministras supramateriales que ejecutan los mandatos del gobernador general residente y de todos sus asociados y subordinados. Las serafines, como clase, asumen muchas funciones aparte de las de custodia personal y colectiva.
114:0.4 (1250.4) Aunque a Urantia no le falta la supervisión adecuada y competente de los regidores del sistema, la constelación y el universo, su gobierno planetario es distinto del de cualquier otro mundo del sistema de Satania, incluso de todo Nebadon. La singularidad de vuestro plan de supervisión se debe a un conjunto de circunstancias excepcionales:
114:0.5 (1250.5) 1. El estatus de Urantia como planeta de modificación de la vida.
114:0.6 (1250.6) 2. Las exigencias de la rebelión de Lucifer.
114:0.7 (1250.7) 3. Los trastornos acarreados por la falta adánica.
114:0.8 (1250.8) 4. Las irregularidades derivadas del hecho de que Urantia fue uno de los mundos de otorgamiento del Soberano del Universo. Miguel de Nebadon es el Príncipe Planetario de Urantia.
114:0.9 (1250.9) 5. La función especial de los veinticuatro directores planetarios.
114:0.10 (1250.10) 6. El emplazamiento de un circuito de arcángeles en el planeta.
114:0.11 (1250.11) 7. La reciente designación como lugarteniente del Príncipe Planetario de Maquiventa Melquisedec, que en su día se encarnó en Urantia.
114:1.1 (1250.12) La soberanía original de Urantia estaba depositada en el soberano del sistema de Satania. Este la delegó primero a una comisión mixta de Melquisedec y Portadores de Vida que actuó en Urantia hasta la llegada de un Príncipe Planetario debidamente constituido. Tras la caída del príncipe Caligastia en tiempos de la rebelión de Lucifer, Urantia no tuvo relaciones estables y seguras con el universo local y sus divisiones administrativas hasta que Miguel consumó su otorgamiento en la carne y el Unión de los Días lo proclamó Príncipe Planetario de Urantia. Dicha proclamación asentó para siempre, en principio y con garantía, el estatus de vuestro mundo, aunque en la práctica el Hijo Creador Soberano no ha dado ningún paso hacia la administración personal del planeta, aparte de establecer la comisión de Jerusem de veinticuatro antiguos urantianos con autoridad para representarlo en el gobierno de Urantia y en todos los demás planetas del sistema que están en cuarentena. Un miembro de este consejo reside ahora de forma permanente en Urantia como gobernador general.
114:1.2 (1251.1) Maquiventa Melquisedec ha sido investido hace poco con autoridad de lugarteniente para actuar como Príncipe Planetario en nombre de Miguel, pero este Hijo del universo local no ha hecho el menor intento de modificar el régimen de sucesivos gobernadores generales residentes vigente en el planeta.
114:1.3 (1251.2) Es poco probable que haya ningún cambio notable en el gobierno de Urantia durante la presente dispensación, a menos que el lugarteniente del Príncipe Planetario llegue a asumir las responsabilidades de su cargo. Algunos de nuestros compañeros opinan que el envío a Urantia de uno de los veinticuatro consejeros como gobernador general será sustituido en un futuro próximo por la llegada formal de Maquiventa Melquisedec en calidad de lugarteniente de la soberanía de Urantia. En ese caso, es indudable que seguiría a cargo del planeta como Príncipe Planetario interino hasta el enjuiciamiento final de la rebelión de Lucifer y probablemente hasta el futuro lejano del asentamiento planetario en luz y vida.
114:1.4 (1251.3) Unos creen que Maquiventa no vendrá a hacerse cargo personalmente de los asuntos urantianos hasta el final de esta dispensación. Otros sostienen que el lugarteniente del Príncipe no puede venir como tal hasta que Miguel vuelva algún día a Urantia como prometió cuando estaba aún en la carne. E incluso otros, como la que esto escribe, esperan que Melquisedec aparezca en cualquier momento.
114:2.1 (1251.4) Desde los tiempos del otorgamiento de Miguel en vuestro mundo, la gestión general de Urantia ha sido encomendada a un grupo especial de veinticuatro antiguos urantianos ahora ciudadanos de Jerusem. No sabemos qué requisitos se exigen para ser miembro de esta comisión, pero hemos observado que todos los que pertenecen a ella han contribuido a la ampliación de la soberanía del Supremo en el sistema de Satania. Todos ellos fueron auténticos líderes naturales cuando actuaban en Urantia, y (excepto en el caso de Maquiventa Melquisedec) estas cualidades de liderazgo se han visto aumentadas por la experiencia en los mundos mansión y complementadas por la formación para la ciudadanía de Jerusem. Los miembros de la comisión de los veinticuatro son propuestos por el gabinete de Lanaforge, secundados por los Altísimos de Edentia, aprobados por el Centinela Asignado de Jerusem y nombrados por Gabriel de Salvington de conformidad con el mandato de Miguel. Los miembros designados con carácter temporal ejercen sus funciones tan plenamente como los miembros permanentes de esta comisión de supervisores especiales.
114:2.2 (1251.5) Esta junta de directores planetarios está especialmente dedicada a supervisar las actividades de Urantia derivadas del hecho de que fue el mundo del otorgamiento terminal de Miguel. Se mantienen en estrecho contacto directo con Miguel gracias a la labor de enlace de cierta Brillante Estrella Vespertina, precisamente el mismo ser que atendió a Jesús durante todo su otorgamiento como mortal.
114:2.3 (1252.1) En el momento presente un tal Juan, conocido por vosotros como «el Bautista», preside el consejo cuando se reúne en Jerusem, pero el jefe de oficio de este consejo es el Centinela Asignado de Satania, el representante directo y personal del Inspector Asociado de Salvington y del Ejecutivo Supremo de Orvonton.
114:2.4 (1252.2) Los miembros de esta misma comisión de antiguos urantianos actúan también como supervisores consultivos de los otros treinta y seis mundos del sistema aislados por la rebelión. Desempeñan un servicio muy valioso manteniendo a Lanaforge, el Soberano del Sistema, en contacto estrecho y comprensivo con los asuntos de estos planetas, que siguen estando más o menos bajo el sobrecontrol de los Padres de la Constelación de Norlatiadek. Estos veinticuatro consejeros hacen viajes frecuentes a título individual a cada uno de los planetas sujetos a cuarentena y especialmente a Urantia.
114:2.5 (1252.3) Cada uno de los demás mundos aislados tiene una comisión semejante de tamaño variable compuesta por antiguos habitantes de ese mundo, pero estas otras comisiones están subordinadas al grupo de los veinticuatro de Urantia. De este modo los miembros de la comisión urantiana se interesan activamente por cada aspecto del progreso humano en todos los mundos de Satania que están en cuarentena, aunque se ocupan en particular y de manera especial del bienestar y el avance de las razas mortales de Urantia. De hecho, no supervisan directamente los asuntos de ningún planeta excepto Urantia, e incluso aquí solo tienen plena autoridad en ciertos campos relacionados con la supervivencia de los mortales.
114:2.6 (1252.4) Nadie sabe durante cuánto tiempo seguirán estos veinticuatro consejeros de Urantia en su estatus presente, separados del programa regular de actividades del universo. No cabe duda de que seguirán sirviendo en la misma capacidad hasta que se produzca algún cambio en el estatus planetario, tal como el fin de una dispensación, la asunción de la autoridad plena por parte de Maquiventa Melquisedec, el enjuiciamiento final de la rebelión de Lucifer o la reaparición de Miguel en el mundo de su otorgamiento final. El presente gobernador general residente de Urantia parece inclinarse por la opinión de que todos salvo Maquiventa podrían ser liberados para ascender al Paraíso en el momento en que el sistema de Satania sea restablecido en los circuitos de la constelación. Pero hay otras opiniones.
114:3.1 (1252.5) Cada cien años del tiempo de Urantia, el cuerpo de Jerusem de veinticuatro supervisores planetarios designa a uno de ellos para que resida en vuestro mundo y actúe como su representante ejecutivo, como gobernador general residente. Durante la época en que se preparaban estas narraciones, este director ejecutivo, el decimonoveno en este servicio, fue sucedido por el vigésimo. Si se os oculta el nombre del supervisor planetario que ocupa el cargo a día de hoy es únicamente por la propensión del hombre mortal a venerar e incluso deificar a sus compatriotas extraordinarios y a sus superiores sobrehumanos.
114:3.2 (1252.6) El gobernador general residente no tiene ninguna autoridad personal efectiva en la gestión de los asuntos del mundo salvo en su calidad de representante de los veinticuatro consejeros de Jerusem. Coordina la administración sobrehumana y es el jefe respetado y líder universalmente reconocido de los seres celestiales que actúan en Urantia. Todos los órdenes de huestes angélicas lo consideran su director coordinador. Por su parte, los intermedios unidos ven a los sucesivos gobernadores generales como sus padres planetarios desde el momento en que 1-2-3 primero se marchó para convertirse en uno de los veinticuatro consejeros.
114:3.3 (1253.1) Aunque el gobernador general no posee autoridad personal efectiva sobre el planeta, dicta cada día decenas de decisiones y resoluciones que son aceptadas como finales por todas las personalidades concernidas. Mucho más que un gobernante de tipo técnico, es un consejero paternal. Actúa en ciertos sentidos como lo haría un Príncipe Planetario, pero su administración se asemeja mucho más a la de los Hijos Materiales.
114:3.4 (1253.2) El gobierno de Urantia está representado en los consejos de Jerusem conforme a la disposición por la cual el gobernador general saliente, a su vuelta a Jerusem, se incorpora como miembro temporal al gabinete de Príncipes Planetarios del Soberano del Sistema. Cuando Maquiventa fue nombrado lugarteniente del Príncipe, se esperaba que ocupara inmediatamente su lugar en el consejo de los Príncipes Planetarios de Satania, pero hasta ahora no ha hecho ningún gesto en esa dirección.
114:3.5 (1253.3) El gobierno supramaterial de Urantia no mantiene una relación orgánica muy estrecha con las unidades más altas del universo local. En cierto sentido, el gobernador general residente representa tanto a Salvington como a Jerusem, puesto que actúa en nombre de los veinticuatro consejeros, que son representantes directos de Miguel y de Gabriel. Por otra parte, al ser ciudadano de Jerusem, el gobernador planetario puede actuar como portavoz del Soberano del Sistema. Las autoridades de la constelación están representadas directamente por un Hijo Vorondadek, el observador de Edentia.
114:4.1 (1253.4) La soberanía de Urantia presenta una complicación adicional, y es que en su día el gobierno de Norlatiadek se incautó de forma arbitraria de la autoridad planetaria poco después de estallar la rebelión en el planeta. Sigue residiendo en Urantia un Hijo Vorondadek como observador de los Altísimos de Edentia y, en ausencia de una acción directa por parte de Miguel, como depositario de la soberanía planetaria. A día de hoy, el observador Altísimo (y alguna vez regente) es el vigésimo tercero que ejerce esta función en Urantia.
114:4.2 (1253.5) Hay una serie de problemas planetarios que siguen estando bajo el control de los Altísimos de Edentia desde que fuera incautada la jurisdicción sobre esos asuntos a raíz de la rebelión de Lucifer. Ejerce la autoridad en estas cuestiones un Hijo Vorondadek, el observador de Norlatiadek, que mantiene relaciones consultivas muy estrechas con los supervisores planetarios. Los comisionados de las razas son muy activos en Urantia, y sus diversos jefes de grupo están sujetos oficiosamente al observador Vorondadek residente, que actúa como su director consultivo.
114:4.3 (1253.6) En caso de crisis el jefe efectivo y soberano del gobierno, salvo en ciertas materias puramente espirituales, sería este Hijo Vorondadek de Edentia que ejerce ahora como observador. (En lo referente a esos problemas exclusivamente espirituales y a ciertos asuntos puramente personales, la autoridad suprema parece recaer sobre el arcángel que está al frente de la sede divisional del orden de arcángeles establecida recientemente en Urantia.)
114:4.4 (1253.7) Un observador Altísimo está facultado para incautarse a su entera discreción del gobierno del planeta en tiempos de crisis planetaria grave, y consta en los anales que esto ha ocurrido treinta y tres veces en la historia de Urantia. En tales momentos el observador Altísimo actúa como regente Altísimo y ejerce una autoridad indiscutida sobre todos los ministradores y administradores residentes en el planeta, con la única excepción de la organización divisional de los arcángeles.
114:4.5 (1253.8) Las regencias de los Vorondadek no son exclusivas de los planetas aislados por rebelión, ya que los Altísimos pueden intervenir en cualquier momento en los asuntos de los mundos habitados e interponer la sabiduría superior de los regidores de la constelación en los asuntos de los reinos de los hombres.
114:5.1 (1254.1) La administración que existe en Urantia es francamente difícil de describir. No tiene un gobierno formal según el esquema organizativo del universo, con separación de los departamentos legislativo, ejecutivo y judicial. Los veinticuatro consejeros son lo más parecido a la rama legislativa del gobierno planetario. El gobernador general es un jefe ejecutivo provisional y consultivo, limitado por el poder de veto del observador Altísimo. Y no hay ningún poder judicial con autoridad absoluta en el planeta, solo comisiones de conciliación.
114:5.2 (1254.2) El gobernador general resuelve por consentimiento mutuo la mayoría de los problemas relacionados con las serafines y los intermedios, pero a no ser que transmita los mandatos de los veinticuatro consejeros, todas sus resoluciones están sujetas a apelación ante las comisiones de conciliación, ante las autoridades locales constituidas para la función planetaria o incluso ante el Soberano del Sistema de Satania.
114:5.3 (1254.3) El ministerio especial de las serafines y los servicios excepcionales de las criaturas intermedias compensan parcialmente la ausencia tanto del equipo corpóreo de un Príncipe Planetario como del régimen material de un Hijo y una Hija Adánicos. La ausencia del Príncipe Planetario está eficazmente compensada por la presencia trina de los arcángeles, el observador Altísimo y el gobernador general.
114:5.4 (1254.4) Este gobierno planetario de organización bastante imprecisa y administración un tanto personal es más eficaz de lo esperado gracias al ahorro de tiempo que supone la asistencia de los arcángeles, cuyo circuito siempre operativo se utiliza con frecuencia en las emergencias planetarias y las dificultades administrativas. El planeta sigue estando aislado espiritualmente de los circuitos de Norlatiadek, pero ahora se puede sortear este impedimento en caso de emergencia utilizando el circuito de los arcángeles. Por otra parte, el aislamiento planetario afecta poco a los mortales individuales desde que se derramara el Espíritu de la Verdad sobre toda carne hace mil novecientos años.
114:5.5 (1254.5) Cada jornada administrativa de Urantia empieza con una conferencia consultiva a la que asisten el gobernador general, el jefe planetario de los arcángeles, el observador Altísimo, la supernafín supervisora, el jefe de los Portadores de Vida residentes y algunos invitados escogidos entre los altos Hijos del universo o entre ciertos visitantes estudiantes con residencia temporal en el planeta.
114:5.6 (1254.6) El gabinete administrativo directo del gobernador general está compuesto por doce serafines, las jefas en funciones de los doce grupos de ángeles especiales que actúan como directoras sobrehumanas inmediatas del progreso y la estabilidad del planeta.
114:6.1 (1254.7) Cuando el primer gobernador general llegó a Urantia con ocasión del derramamiento del Espíritu de la Verdad, trajo consigo doce cuerpos de serafines especiales graduadas en Serafington que fueron destinadas inmediatamente a ciertos servicios planetarios especiales. Estas ángeles eminentes son conocidas como serafines maestras de supervisión planetaria, y además de estar bajo el sobrecontrol del observador Altísimo planetario, están a las órdenes directas del gobernador general residente.
114:6.2 (1255.1) Estos doce grupos de ángeles, aunque actúan bajo la supervisión general del gobernador general residente, están dirigidos directamente por el consejo seráfico de las doce, las jefas en funciones de cada grupo. Este consejo sirve también como gabinete voluntario del gobernador general residente.
114:6.3 (1255.2) Como jefa planetaria de las serafines, yo presido este consejo de jefas seráficas. Soy una supernafín voluntaria del orden primario destinada en Urantia como sucesora de la antigua jefa de las huestes angélicas del planeta que se rebeló en tiempos de la secesión de Caligastia.
114:6.4 (1255.3) Los doce cuerpos de serafines maestras de supervisión planetaria actúan en Urantia como sigue:
114:6.5 (1255.4) 1. Las ángeles de la época. Son las ángeles de la edad en curso, el grupo dispensacional. Estas ministras celestiales son las encargadas de dirigir y supervisar los asuntos de cada generación tal como está previsto que encajen en el mosaico de la edad en la que acontecen. El cuerpo de ángeles de la época que sirve ahora en Urantia es el tercer grupo que ha sido destinado al planeta durante la presente dispensación.
114:6.6 (1255.5) 2. Las ángeles del progreso. Estas serafines tienen la tarea de iniciar el progreso evolutivo de las edades sociales sucesivas. Fomentan el desarrollo de la tendencia progresiva inherente a las criaturas evolutivas. Trabajan sin descanso para hacer que las cosas sean lo que deben ser. El grupo de este orden que sirve ahora en Urantia es el segundo que ha sido destinado al planeta.
114:6.7 (1255.6) 3. Las guardianas religiosas. Son las «ángeles de las Iglesias» que luchan con empeño por lo que es y por lo que ha sido. Se esfuerzan por mantener los ideales de lo que ha sobrevivido para asegurar el paso de los valores morales de una época a la siguiente. Son el polo opuesto de las ángeles del progreso, pues su cometido es salvar los valores imperecederos de generación en generación y trasvasarlos de las viejas estructuras anticuadas a nuevos patrones de pensamiento y conducta menos estabilizados. Estas ángeles luchan realmente por conservar las formas espirituales, pero no son la fuente del ultrasectarismo ni de las controversias sin sentido que enfrentan entre sí a personas que se declaran religiosas. El cuerpo que actúa ahora en Urantia es el quinto dedicado a este servicio.
114:6.8 (1255.7) 4. Las ángeles de la vida de las naciones. Son las «ángeles de las trompetas» que dirigen las actuaciones políticas de la vida nacional de Urantia. El cuerpo encargado del sobrecontrol de las relaciones internacionales en el momento presente es el cuarto que sirve en el planeta. Por el ministerio de esta división seráfica en particular «los Altísimos gobiernan en los reinos de los hombres».
114:6.9 (1255.8) 5. Las ángeles de las razas. Son las que trabajan por la conservación de las razas evolutivas del tiempo sin atender a sus enredos políticos ni a sus agrupamientos religiosos. En Urantia hay restos de nueve razas humanas que se han mezclado y combinado para formar los pueblos de los tiempos modernos. Estas serafines están estrechamente asociadas al ministerio de los comisionados de las razas, y sigue en Urantia el cuerpo original que fue destinado al planeta poco después del día de Pentecostés.
114:6.10 (1255.9) 6. Las ángeles del futuro. Son las ángeles proyectadas hacia adelante que pronostican una edad futura y planean las mejoras de una dispensación nueva y avanzada. Son las arquitectas de las eras sucesivas. El grupo que está ahora en el planeta lleva actuando así desde el comienzo de la dispensación en curso.
114:6.11 (1256.1) 7. Las ángeles de la ilustración. Urantia está recibiendo ahora la ayuda del tercer cuerpo de serafines dedicadas a fomentar la educación planetaria. Estas ángeles se ocupan de la formación mental y moral de individuos, familias, grupos, escuelas, comunidades, naciones y razas enteras.
114:6.12 (1256.2) 8. Las ángeles de la salud. Son las ministras seráficas que asisten a los agentes humanos dedicados a promover la salud y prevenir las enfermedades. El cuerpo que está ahora en Urantia es el sexto grupo encargado de esta labor durante la presente dispensación.
114:6.13 (1256.3) 9. Las serafines del hogar. Urantia se beneficia en este momento del trabajo del quinto grupo de ministradoras angélicas dedicadas al progreso y la preservación del hogar, la institución básica de la civilización humana.
114:6.14 (1256.4) 10. Las ángeles de la industria. Este grupo seráfico se ocupa de fomentar el desarrollo industrial y mejorar las condiciones económicas de las gentes de Urantia. Este cuerpo ha sido reemplazado siete veces desde el otorgamiento de Miguel.
114:6.15 (1256.5) 11. Las ángeles de la diversión. Son las serafines que fomentan los valores del juego, el humor y el descanso. Buscan siempre elevar las diversiones recreativas del hombre y promover así una utilización más provechosa del ocio humano. El cuerpo vigente es el tercero de ese orden que ejerce su ministerio en Urantia.
114:6.16 (1256.6) 12. Las ángeles del ministerio sobrehumano. Son las ángeles de las ángeles, las serafines que están al cuidado de toda la demás vida sobrehumana, temporal o permanente, del planeta. Este cuerpo lleva en Urantia desde el comienzo de la dispensación en curso.
114:6.17 (1256.7) Cuando estos cuerpos de serafines maestras discrepan en materia de política o procedimiento para asuntos planetarios suele arbitrar sus diferencias el gobernador general. Sin embargo todas sus resoluciones están sujetas a apelación según la naturaleza y gravedad de las cuestiones objeto de desacuerdo.
114:6.18 (1256.8) Ninguno de estos grupos angélicos ejerce un control directo o arbitrario sobre el ámbito de su misión. No pueden controlar plenamente los asuntos de sus respectivos campos de acción, aunque pueden manipular y manipulan las condiciones planetarias y asociar las circunstancias de modo que influyan favorablemente en las esferas de actividad humana a las que están adscritos.
114:6.19 (1256.9) Las serafines maestras de supervisión planetaria utilizan muchos medios para llevar a cabo sus misiones. Actúan como centros de intercambio ideacional, focalizadoras de la mente y promotoras de proyectos. Aunque no pueden introducir en la mente humana conceptos nuevos y más elevados, su actuación consiste muchas veces en intensificar algún ideal superior que estaba ya presente en el intelecto humano.
114:6.20 (1256.10) Pero además de todos estos medios de acción positiva, las serafines maestras aseguran el progreso planetario contra los peligros vitales a base de movilizar, formar y mantener el cuerpo de reserva del destino. La función principal de estos reservistas es asegurar que no se interrumpa el progreso evolutivo. Representan el dispositivo establecido por las fuerzas celestiales contra la sorpresa. Son la garantía contra el desastre.
114:7.1 (1257.1) El cuerpo de reserva del destino está compuesto por hombres y mujeres vivos que han sido admitidos en el servicio especial de la administración sobrehumana de los asuntos del mundo. Este cuerpo está formado por hombres y mujeres de cada generación elegidos por los directores de espíritu del planeta para ayudar a impartir el ministerio de misericordia y sabiduría a los hijos del tiempo de los mundos evolutivos. Es práctica general en el desarrollo de los planes de ascensión empezar a utilizar como enlaces a las criaturas mortales volitivas en cuanto son competentes y dignas de confianza para asumir esas responsabilidades. Por eso, cuando aparecen en el escenario de acción temporal hombres y mujeres con capacidad mental suficiente, estatus moral adecuado y la espiritualidad requerida, son adscritos rápidamente como enlaces humanos y asistentes mortales al grupo celestial correspondiente de personalidades planetarias.
114:7.2 (1257.2) Cuando los seres humanos elegidos como protectores del destino planetario se convierten así en personajes clave para el desarrollo de los planes de los administradores del mundo, la jefa planetaria de las serafines confirma su adscripción temporal al cuerpo seráfico y nombra guardianas personales del destino para atender a estos reservistas mortales. Todos los reservistas tienen Ajustadores autoconscientes, y la mayoría de ellos actúan en los círculos cósmicos superiores de consecución intelectual y logro espiritual.
114:7.3 (1257.3) Los mortales del planeta elegidos para servir en el cuerpo de reserva del destino de los mundos habitados reúnen las características siguientes:
114:7.4 (1257.4) 1. Son especialmente capaces de ser entrenados en secreto para llevar a cabo muchas posibles misiones de emergencia en las diversas actividades de los asuntos del mundo.
114:7.5 (1257.5) 2. Están dedicados incondicionalmente a alguna causa especial social, económica, política, espiritual u otra y dispuestos a servir sin esperar a cambio ningún premio ni reconocimiento humano.
114:7.6 (1257.6) 3. Poseen un Ajustador del Pensamiento extraordinariamente polifacético, que adquirió probablemente su experiencia en problemas planetarios y emergencias mundiales antes de ser destinado a Urantia.
114:7.7 (1257.7) Corresponde a cada división del servicio celestial planetario un cuerpo de enlace de estos mortales del destino. Un mundo habitado medio emplea setenta cuerpos del destino distintos que están íntimamente conectados con la dirección sobrehumana de los asuntos de ese mundo. En Urantia hay doce cuerpos de reserva del destino, uno por cada uno de los grupos planetarios de supervisión seráfica.
114:7.8 (1257.8) Los doce grupos de reservistas del destino de Urantia se componen de habitantes mortales de la esfera que han sido entrenados para servir en numerosas posiciones cruciales en la tierra y están preparados para actuar en posibles emergencias planetarias. Este cuerpo consta ahora en conjunto de 962 personas. El cuerpo más pequeño es de 41 personas y el más grande de 172. Con excepción de menos de una veintena de personalidades de contacto, los miembros de este grupo único son totalmente inconscientes de su preparación para una posible intervención en ciertas crisis planetarias. Estos reservistas mortales son elegidos por el cuerpo al que están adscritos respectivamente y son formados y entrenados por igual en su mente profunda mediante la acción conjunta del Ajustador del Pensamiento y el ministerio de la guardiana seráfica. Es frecuente que participen muchas otras personalidades celestiales en esta formación inconsciente, y en toda esta preparación especial los intermedios realizan servicios valiosos e indispensables.
114:7.9 (1258.1) En muchos mundos las criaturas intermedias secundarias mejor adaptadas son capaces de establecer diversos grados de contacto con los Ajustadores del Pensamiento de ciertos mortales favorablemente constituidos a base de penetrar hábilmente en las mentes habitadas por dichos Ajustadores. (Precisamente por una combinación fortuita de ajustes cósmicos de este tipo se materializaron estas revelaciones en el idioma inglés de Urantia.) Estos mortales de los mundos evolutivos dotados de potencial de contacto son movilizados en los numerosos cuerpos de reserva, y se puede decir hasta cierto punto que la civilización espiritual progresa y los Altísimos rigen en los reinos de los hombres gracias a estos pequeños grupos de personalidades con visión de futuro. Los hombres y mujeres de estos cuerpos de reserva del destino tienen así varios grados de contacto con su Ajustador a través del ministerio interpuesto de las criaturas intermedias. Sin embargo, estos mismos mortales son poco conocidos por sus semejantes salvo en las escasas situaciones de emergencia social y necesidad espiritual en las que estas personalidades de reserva intervienen para impedir que la cultura evolutiva se interrumpa o se extinga la luz de la verdad viva. Estos reservistas del destino han sido destacados muy pocas veces en las páginas de la historia humana de Urantia.
114:7.10 (1258.2) Los reservistas actúan inconscientemente como conservadores de la información planetaria esencial. Al morir un reservista ciertos datos vitales son transferidos muchas veces de la mente del reservista moribundo a la de un sucesor más joven mediante un enlace entre los dos Ajustadores del Pensamiento. Es indudable que los Ajustadores actúan de muchas otras maneras desconocidas para nosotros en relación con estos cuerpos de reserva.
114:7.11 (1258.3) En Urantia el cuerpo de reserva del destino no tiene jefe permanente pero sí sus propios consejos permanentes que constituyen su organización de gobierno. Estos comprenden el consejo judicial, el consejo de historicidad, el consejo de soberanía política y muchos otros. En ciertas ocasiones y de conformidad con la organización del cuerpo, estos consejos permanentes han designado jefes nominales (mortales) de todo el cuerpo de reserva para una función específica. El mandato de dichos jefes reservistas suele durar unas horas y está limitado a la ejecución de alguna tarea específica e inmediata.
114:7.12 (1258.4) El cuerpo de reserva de Urantia alcanzó su mayor tamaño en los tiempos de los adanitas y los anditas. A partir de ahí empezó a decrecer gradualmente a medida que se fue diluyendo la sangre violeta y alcanzó su punto más bajo en torno a la época de Pentecostés. Desde entonces el número de miembros del cuerpo de reserva aumenta constantemente.
114:7.13 (1258.5) (El cuerpo cósmico de reserva de ciudadanos de Urantia conscientes del universo cuenta ahora con más de mil mortales cuya visión interior de la ciudadanía cósmica trasciende con mucho la esfera de su morada terrestre, pero me está prohibido revelar la naturaleza real de la función de este grupo único de seres humanos vivos.)
114:7.14 (1258.6) Los mortales de Urantia no deberían permitir que el aislamiento espiritual relativo de su mundo respecto a ciertos circuitos del universo local genere un sentimiento de abandono cósmico o de orfandad planetaria. Está operando en el planeta una supervisión sobrehumana muy precisa y eficaz de los asuntos del mundo y de los destinos humanos.
114:7.15 (1258.7) Pero también es cierto que solo podéis tener, en el mejor de los casos, una idea muy limitada del gobierno planetario ideal. Desde los primeros tiempos del Príncipe Planetario Urantia ha sufrido las consecuencias del malogro del plan divino de crecimiento mundial y desarrollo racial. Los mundos habitados leales de Satania no están gobernados como lo está Urantia, y sin embargo vuestros gobiernos planetarios no han sido tan inferiores en comparación con los otros mundos aislados. Se puede decir que solo hay uno o dos mundos peores y unos cuantos algo mejores, pero la mayoría están en nivel de igualdad con vosotros.
114:7.16 (1259.1) Nadie parece saber en el universo local cuándo terminará el estatus no asentado de la administración planetaria. Los Melquisedec de Nebadon tienden a pensar que se producirán pocos cambios en el gobierno y la administración del planeta hasta la segunda venida personal de Miguel a Urantia. Es indudable que en ese momento, si no antes, habrá cambios radicales en la gestión planetaria, pero nadie se atreve ni siquiera a conjeturar sobre la naturaleza de esas modificaciones de la administración del mundo. Un episodio así no tiene precedente en toda la historia de los mundos habitados del universo de Nebadon. Una de las muchas cosas difíciles de comprender sobre el gobierno futuro de Urantia es dónde se ubicará en el planeta el circuito y la sede divisional de los arcángeles.
114:7.17 (1259.2) Vuestro mundo aislado no está olvidado en los consejos del universo. Urantia no es un huérfano cósmico estigmatizado por el pecado y excluido del cuidado divino por la rebelión. Desde Uversa hasta Salvington y de allí hasta Jerusem e incluso en Havona y en el Paraíso, todos saben que estamos aquí. Y vosotros los mortales que vivís ahora en Urantia sois amados con el mismo afecto y cuidados, con la misma fidelidad, e incluso más, que si vuestra esfera no hubiera sido nunca traicionada por un Príncipe Planetario desleal. Es eternamente cierto que «el Padre mismo os ama».
114:7.18 (1259.3) [Presentado por la jefa de las serafines destinadas en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 115
115:0.1 (1260.1) CON Dios Padre, la relación fundamental es de filiación. Con Dios Supremo, el prerrequisito del estatus es la consecución: hay que hacer algo además de ser algo.
115:1.1 (1260.2) Los intelectos parciales e incompletos que están evolucionando se encontrarían indefensos en el universo maestro, serían incapaces de formar ni un solo patrón de pensamiento racional si no fuera por la capacidad innata de toda mente, superior o inferior, para formarse un universo marco donde pensar. Cuando una mente no puede deducir conclusiones, cuando no puede penetrar hasta los verdaderos orígenes, es inevitable que esa mente postule conclusiones e invente orígenes para poder tener un medio de pensamiento lógico dentro del marco de esos postulados creados por la mente. Estos universos marco del pensamiento de la criatura, aunque indispensables para las operaciones intelectuales racionales, son erróneos en mayor o menor medida sin excepción.
115:1.2 (1260.3) Los marcos conceptuales del universo son verdad solo relativamente. Son andamiajes prácticos que terminan cayendo ante las expansiones de la comprensión cósmica. Los modos de comprender la verdad, la belleza, la bondad, la moralidad, la ética, el deber, el amor, la divinidad, el origen, la existencia, el propósito, el destino, el tiempo, el espacio, incluso la Deidad, son verdad solo relativamente. Dios es muchísimo más que un Padre, pero el concepto más alto de Dios que tiene el hombre es el de Padre. Sin embargo, la descripción Padre-Hijo de la relación Creador-criatura se verá aumentada por las concepciones supramortales de la Deidad que se lograrán en Orvonton, en Havona y en el Paraíso. El hombre tiene que pensar dentro de un universo marco mortal, pero eso no significa que no pueda imaginar otros marcos más altos dentro de los cuales se pueda producir el pensamiento.
115:1.3 (1260.4) Con objeto de facilitar la comprensión humana del universo de universos, los distintos niveles de realidad cósmica se han designado como finito, absonito y absoluto. De estos, solo el absoluto es eterno sin restricción, verdaderamente existencial. Los absonitos y los finitos son derivados, modificaciones, restricciones y atenuaciones de la realidad absoluta, original y primordial, de la infinitud.
115:1.4 (1260.5) Los ámbitos de lo finito existen en virtud del propósito eterno de Dios. Las criaturas finitas, superiores e inferiores, pueden proponer y han propuesto teorías sobre la necesidad de lo finito en la economía cósmica, pero en último término lo finito existe porque Dios lo ha querido. El universo no se puede explicar, ni tampoco puede una criatura finita ofrecer una explicación racional de su propia existencia individual sin recurrir a los actos previos y a la volición preexistente de seres ancestrales, Creadores o procreadores.
115:2.1 (1261.1) Desde el punto de vista existencial no puede suceder nada nuevo en ninguna de las galaxias, pues la compleción de infinitud inherente al YO SOY está eternamente presente en los siete Absolutos, se asocia funcionalmente en las triunidades y se asocia transmisiblemente en las triodidades. Pero el hecho de que la infinitud esté presente así existencialmente en estas asociaciones absolutas no imposibilita en modo alguno hacer realidad nuevos experienciales cósmicos. Desde el punto de vista de la criatura finita la infinitud contiene muchas cosas que son potenciales, muchos elementos que comportan una posibilidad futura más que una actualidad presente.
115:2.2 (1261.2) El valor es un elemento único en la realidad del universo. No comprendemos cómo se podría incrementar el valor de algo infinito y divino, pero descubrimos que los significados se pueden modificar, si no aumentar, incluso en las relaciones de la Deidad infinita. Para los universos experienciales incluso los valores divinos se incrementan como actualidades mediante una comprensión ampliada de los significados de la realidad.
115:2.3 (1261.3) Todo el plan de creación y evolución universal en todos los niveles de experiencia consiste aparentemente en convertir potencialidades en actualidades. Esta transmutación atañe por igual a los campos de la potencia del espacio, de la potencia de la mente y de la potencia del espíritu.
115:2.4 (1261.4) El método aparente por el cual las posibilidades del cosmos son llevadas a la existencia actual varía de un nivel a otro. Es evolución experiencial en lo finito y devenir experiencial en lo absonito. La infinitud existencial es de hecho no cualificada en su omniinclusividad, y esta misma omniinclusividad tiene necesariamente que abarcar incluso la posibilidad de la experiencia evolutiva finita. La posibilidad de este crecimiento experiencial se convierte en una actualidad del universo a través de las relaciones de triodidad que inciden sobre y dentro del Supremo.
115:3.1 (1261.5) En términos conceptuales el cosmos absoluto no tiene límites. Definir la naturaleza y la extensión de esta realidad primordial es establecer restricciones a la infinitud y atenuar el puro concepto de eternidad. La idea del infinito-eterno, del eterno-infinito, es ilimitada en extensión y absoluta en hecho. No hay idioma ni en el pasado, ni en el presente ni en el futuro de Urantia capaz de expresar la realidad de la infinitud o la infinitud de la realidad. El hombre, una criatura finita en un cosmos infinito, tiene que contentarse con reflejos deformados y concepciones atenuadas de esa existencia sin límites, sin fronteras, sin principio ni fin, que sobrepasa realmente su capacidad de comprensión.
115:3.2 (1261.6) La mente no puede pretender captar el concepto de un Absoluto sin intentar primero romper la unidad de esa realidad. La mente unifica todas las divergencias, pero cuando no hay ninguna divergencia no encuentra una base para intentar formular conceptos comprensibles.
115:3.3 (1261.7) La estasis primordial de la infinitud exige una segmentación antes de que el ser humano pueda intentar comprenderla. Hay una unidad en la infinitud que se ha expresado en estos documentos como el YO SOY, el postulado primero de la mente de la criatura. Pero la criatura nunca comprenderá cómo puede esta unidad convertirse en dualidad, triunidad y diversidad mientras sigue siendo una unidad no cualificada. El hombre se encuentra con un problema similar cuando se para a contemplar la Deidad indivisa de la Trinidad al lado de la personalización plural de Dios.
115:3.4 (1262.1) Solo la distancia que separa al hombre de la infinitud hace posible que este concepto se exprese con una sola palabra. La infinitud es por una parte UNIDAD y por otra DIVERSIDAD sin límite ni fin. La infinitud tal como la observan las inteligencias finitas es la paradoja máxima de la filosofía de las criaturas y de la metafísica finita. Aunque la naturaleza espiritual del hombre se proyecta en la experiencia de adoración hasta el Padre que es infinito, su capacidad de comprensión intelectual se agota con la concepción máxima del Ser Supremo. Más allá del Supremo, los conceptos se convierten cada vez más en meros nombres y cada vez menos en designaciones verdaderas de la realidad. Son cada vez más la proyección del entendimiento finito de la criatura hacia lo suprafinito.
115:3.5 (1262.2) Una concepción básica del nivel absoluto implica un postulado de tres partes:
115:3.6 (1262.3) 1. Lo Original. Es el concepto no cualificado de la Primera Fuente y Centro, la manifestación fuente del YO SOY a partir de la cual se origina toda la realidad.
115:3.7 (1262.4) 2. Lo Actual. Es la unión de los tres Absolutos de actualidad: la Segunda Fuente y Centro, la Tercera y la del Paraíso. Esta triodidad del Hijo Eterno, el Espíritu Infinito y la Isla del Paraíso constituye la revelación actual de la originalidad de la Primera Fuente y Centro.
115:3.8 (1262.5) 3. Lo Potencial. Es la unión de los tres Absolutos de potencialidad: el Absoluto de Deidad, el No Cualificado y el Universal. Esta triodidad de potencialidad existencial constituye la revelación potencial de la originalidad de la Primera Fuente y Centro.
115:3.9 (1262.6) La interasociación de lo Original, lo Actual y lo Potencial genera las tensiones internas de la infinitud que hacen posible todo crecimiento en el universo. El crecimiento es la naturaleza del Séptuplo, del Supremo y del Último.
115:3.10 (1262.7) En la asociación de los Absolutos de Deidad, Universal y No Cualificado, la potencialidad es absoluta mientras que la actualidad es emergente. En la asociación de la Segunda Fuente y Centro, la Tercera y la del Paraíso, la actualidad es absoluta mientras que la potencialidad es emergente. En la originalidad de la Primera Fuente y Centro, no podemos decir que la actualidad ni la potencialidad sean ni existentes ni emergentes, sino simplemente que el Padre es.
115:3.11 (1262.8) Desde el punto de vista del tiempo lo Actual es lo que fue y lo que es, lo Potencial es lo que está llegando a ser y lo que será, lo Original es lo que es. Desde el punto de vista de la eternidad las diferencias entre lo Original, lo Actual y lo Potencial no son tan patentes. Estas cualidades trinas no se distinguen así en los niveles de eternidad del Paraíso. En la eternidad todo es, pero no todo ha sido revelado aún en el tiempo y el espacio.
115:3.12 (1262.9) Desde el punto de vista de la criatura la actualidad es la sustancia, la potencialidad es la capacidad. La actualidad existe en el centro mismo y desde él se expande hacia la infinitud periférica; la potencialidad va hacia dentro desde la periferia infinita y converge en el centro de todas las cosas. La originalidad es aquello que primero causa y después equilibra los movimientos duales del ciclo de la metamorfosis de la realidad que convierte los potenciales en actuales y descubre los potenciales de los actuales existentes.
115:3.13 (1262.10) Los tres Absolutos de potencialidad operan en el nivel puramente eterno del cosmos, de ahí que no actúen nunca como tales en los niveles subabsolutos. En los niveles descendentes de la realidad, la triodidad de potencialidad se manifiesta con el Último y sobre el Supremo. Lo potencial podría no actualizarse parcialmente en el tiempo en algún nivel subabsoluto, pero nunca en el conjunto. En última instancia prevalece la voluntad de Dios, no siempre en lo individual pero indefectiblemente en el total.
115:3.14 (1263.1) En la triodidad de actualidad los existentes del cosmos tienen su centro; ya sea espíritu, mente o energía, todo se centra en esta asociación del Hijo, el Espíritu y el Paraíso. La personalidad del Hijo espíritu es el patrón maestro para toda personalidad en todos los universos. La sustancia de la Isla del Paraíso es el patrón maestro del que Havona es una revelación perfecta y los superuniversos una revelación en vías de perfeccionamiento. El Actor Conjunto es a la vez la activación mental de la energía cósmica, la conceptualización de los propósitos del espíritu y la integración de las causas y efectos matemáticos de los niveles materiales con los propósitos y los móviles volitivos del nivel espiritual. En y para un universo finito el Hijo, el Espíritu y el Paraíso actúan en el Último y sobre el Último tal como está condicionado y limitado en el Supremo.
115:3.15 (1263.2) La actualidad (de la Deidad) es lo que el hombre busca en el ascenso al Paraíso. La potencialidad (de la divinidad humana) es lo que el hombre desarrolla en esta búsqueda. Lo Original es lo que hace posible la coexistencia y la integración del hombre actual, el hombre potencial y el hombre eterno.
115:3.16 (1263.3) La dinámica final del cosmos está relacionada con la transferencia continua de la realidad desde la potencialidad a la actualidad. En teoría esta metamorfosis podría tener un final, pero esto es imposible de hecho porque lo Potencial y lo Actual están ambos encircuitados en lo Original (el YO SOY), y esta identificación hace por siempre imposible poner un límite al desarrollo progresivo del universo. Todo lo que está identificado con el YO SOY no puede nunca dejar de progresar, ya que la actualidad de los potenciales del YO SOY es absoluta y la potencialidad de los actuales del YO SOY es también absoluta. Los actuales abrirán siempre nuevas vías para hacer realidad los potenciales imposibles hasta entonces. Toda decisión humana no sólo actualiza una nueva realidad en la experiencia humana sino que abre también una nueva capacidad de crecimiento humano. En todo niño vive un hombre, y en el hombre maduro conocedor de Dios reside el progresor de la morontia.
115:3.17 (1263.4) En el cosmos total no puede darse nunca un estado de crecimiento estático, puesto que la base del crecimiento —los actuales absolutos— es no cualificada y las posibilidades de crecimiento —los potenciales absolutos— son ilimitadas. Desde un punto de vista práctico los filósofos del universo han llegado a la conclusión de que no hay un final.
115:3.18 (1263.5) Desde un punto de vista circunscrito hay sin duda muchos finales, muchas actividades que se terminan, pero desde el punto de vista más amplio de un nivel superior del universo no hay finales sino simples transiciones de una fase de desarrollo a otra. La cronicidad principal del universo maestro corresponde a las diversas edades del universo: las edades de Havona, de los superuniversos y de los universos exteriores. Pero incluso estas divisiones básicas de las relaciones de secuencia no pueden ser más que hitos relativos en la carretera interminable de la eternidad.
115:3.19 (1263.6) La penetración final de la verdad, la belleza y la bondad del Ser Supremo solo puede desvelar a la criatura que progresa aquellas cualidades absonitas de la divinidad última que están más allá de los niveles conceptuales de verdad, belleza y bondad.
115:4.1 (1263.7) Cualquier consideración sobre los orígenes de Dios Supremo debe empezar por la Trinidad del Paraíso, pues la Trinidad es Deidad original mientras que el Supremo es Deidad derivada. Cualquier consideración sobre el crecimiento del Supremo debe tener en cuenta las triodidades existenciales, pues abarcan toda la actualidad absoluta y toda la potencialidad infinita (en conjunción con la Primera Fuente y Centro). El Supremo evolutivo es el foco culminante y personalmente volitivo de la transmutación —la transformación— de los potenciales en actuales en y sobre el nivel finito de existencia. Las dos triodidades, la actual y la potencial, abarcan la totalidad de las interrelaciones de crecimiento que hay en los universos.
115:4.2 (1264.1) La fuente del Supremo está en la Trinidad del Paraíso, en la Deidad eterna, actual e indivisa. El Supremo es antes que nada una persona de espíritu, y esta persona de espíritu proviene de la Trinidad. Pero el Supremo es en segundo lugar una Deidad de crecimiento —de crecimiento evolutivo—, y este crecimiento deriva de las dos triodidades: la actual y la potencial.
115:4.3 (1264.2) Si es difícil comprender que las triodidades infinitas puedan actuar en el nivel finito, tened presente además que su propia infinitud debe contener en sí misma la potencialidad de lo finito. La infinitud abarca todas las cosas que van desde la existencia finita más baja y más limitada hasta las realidades más altas e ilimitadamente absolutas.
115:4.4 (1264.3) Es más fácil entender que lo infinito contiene a lo finito que comprender exactamente cómo se manifiesta esta infinitud a lo finito. Pero los Ajustadores del Pensamiento que moran dentro del hombre mortal son una de las pruebas eternas de que incluso el Dios absoluto (como absoluto) puede ponerse en contacto directo con las criaturas con voluntad más humildes e insignificantes de todo el universo, y así lo hace.
115:4.5 (1264.4) Las triodidades que abarcan colectivamente lo actual y lo potencial se manifiestan en el nivel finito en conjunción con el Ser Supremo. El procedimiento de estas manifestaciones es a la vez directo e indirecto: directo en la medida en que las relaciones de triodidad repercuten directamente en el Supremo e indirecto en la medida en que derivan del nivel devenido de lo absonito.
115:4.6 (1264.5) La realidad Suprema, que es la realidad finita total, está en proceso de crecimiento dinámico entre los potenciales no restringidos del espacio exterior y los actuales no restringidos que se encuentran en el centro de todas las cosas. El dominio finito se convierte así en hecho mediante la cooperación de los agentes absonitos del Paraíso y las Personalidades Creadoras Supremas del tiempo. El acto de hacer madurar las posibilidades restringidas de los tres grandes Absolutos de potencial es la función absonita de los Arquitectos del Universo Maestro y sus asociados trascendentales. Y cuando este devenir ha alcanzado cierto grado de maduración, las Personalidades Creadoras Supremas emergen del Paraíso para acometer la tarea multisecular de llevar a los universos evolutivos a la existencia de hecho.
115:4.7 (1264.6) El crecimiento de la Supremacía deriva de las triodidades, la persona de espíritu del Supremo deriva de la Trinidad, pero las prerrogativas de poder del Todopoderoso están basadas en los éxitos como divinidad de Dios Séptuplo. Por otra parte, la conjunción de las prerrogativas de poder del Supremo Todopoderoso con la persona de espíritu de Dios Supremo se produce en virtud del ministerio del Actor Conjunto, que otorgó la mente del Supremo como factor de conjunción a esta Deidad evolutiva.
115:5.1 (1264.7) El Ser Supremo depende absolutamente de la existencia y la acción de la Trinidad del Paraíso para la realidad de su naturaleza personal y de espíritu. Así como el crecimiento del Supremo está relacionado con las triodidades, la personalidad de espíritu de Dios Supremo depende y proviene de la Trinidad del Paraíso, que seguirá siendo siempre la fuente-centro absoluta de la estabilidad infinita y perfecta alrededor de la cual se despliega progresivamente el crecimiento evolutivo del Supremo.
115:5.2 (1265.1) La función de la Trinidad está relacionada con la función del Supremo, pues la Trinidad es funcional en todos los niveles (en su totalidad), incluido el nivel de la función de la Supremacía. Pero así como la edad de Havona da paso a la edad de los superuniversos, la acción perceptible de la Trinidad como creadora directa da paso a los actos creativos de los hijos de las Deidades del Paraíso.
115:6.1 (1265.2) La triodidad de actualidad sigue actuando directamente en las épocas posteriores a Havona. La gravedad paradisiaca sujeta las unidades básicas de la existencia material, la gravedad de espíritu del Hijo Eterno opera directamente sobre los valores fundamentales de la existencia de espíritu, y la gravedad de mente del Actor Conjunto aferra infaliblemente todos los significados vitales de la existencia intelectual.
115:6.2 (1265.3) Pero a medida que cada etapa de la actividad creativa avanza hacia fuera por el espacio inexplorado, su existencia y sus funciones se alejan cada vez más de la acción directa de las fuerzas creativas y las personalidades divinas del emplazamiento central (la Isla absoluta del Paraíso y las Deidades infinitas que residen en ella). Y así estos niveles sucesivos de existencia cósmica van dependiendo cada vez más de los desarrollos que se producen dentro de las tres potencialidades Absolutas de la infinitud.
115:6.3 (1265.4) El Ser Supremo abarca unas posibilidades de ministerio cósmico que no parecen manifestarse en el Hijo Eterno, en el Espíritu Infinito ni en las realidades no personales de la Isla del Paraíso. Hacemos esta afirmación con la consideración debida a la absolutidad de estas tres actualidades fundamentales, pero el crecimiento del Supremo no se basa solo en estas actualidades de la Deidad y del Paraíso sino que está involucrado también en desarrollos que se producen dentro del Absoluto de Deidad, el Absoluto Universal y el Absoluto No Cualificado.
115:6.4 (1265.5) El Supremo no solo crece a medida que los Creadores y las criaturas de los universos en vías de evolución consiguen asemejarse a Dios, sino que esta Deidad finita también crece como resultado del dominio que adquieren los Creadores y las criaturas sobre las posibilidades finitas del gran universo. El movimiento del Supremo es doble: intensivo hacia el Paraíso y la Deidad y extensivo hacia la ilimitación de los Absolutos de potencial.
115:6.5 (1265.6) En la presente edad del universo este movimiento dual se revela en las personalidades ascendentes y descendentes del gran universo. Las Personalidades Creadoras Supremas y todos sus asociados divinos reflejan el movimiento divergente hacia fuera del Supremo mientras que los peregrinos ascendentes de los siete superuniversos representan la tendencia convergente hacia dentro de la Supremacía.
115:6.6 (1265.7) La Deidad finita busca siempre la correlación dual: hacia dentro, hacia el Paraíso y sus Deidades, y hacia fuera, hacia la infinitud y los Absolutos que hay en ella. La poderosa erupción de divinidad paradisiaca creativa, que se personaliza en los Hijos Creadores y se hace poder en los controladores del poder, constituye la gran expansión de Supremacía hacia los dominios de la potencialidad, mientras que la interminable procesión de criaturas ascendentes del gran universo representa la poderosa marea de la Supremacía entrante hacia la unidad con la Deidad del Paraíso.
115:6.7 (1265.8) Los seres humanos han aprendido que a veces se puede percibir el movimiento de lo invisible observando sus efectos en lo visible, y nosotros que estamos en los universos aprendimos hace tiempo a detectar los movimientos y tendencias de la Supremacía a base de observar cómo repercuten esas evoluciones en las personalidades y los patrones del gran universo.
115:6.8 (1266.1) Aunque no estamos seguros, creemos que el Supremo, como reflejo finito de la Deidad del Paraíso, ha emprendido una progresión eterna hacia el espacio exterior. Sin embargo, como modificación de los tres potenciales Absolutos del espacio exterior, este Ser Supremo busca constantemente la coherencia paradisiaca. Y estos movimientos duales parecen explicar la mayoría de las actividades básicas que ocurren ahora en los universos organizados.
115:7.1 (1266.2) En la Deidad del Supremo el Padre-YO SOY ha conseguido liberarse de forma relativamente completa de las limitaciones inherentes a su estatus infinito, a su ser eterno y a su naturaleza absoluta. Pero para ser liberado de todas las limitaciones existenciales, Dios Supremo ha tenido que someterse a las restricciones experienciales de su función universal. Al lograr la capacidad de experimentar, el Dios finito se somete a la necesidad de adquirir experiencia. Al liberarse de la eternidad, el Todopoderoso se encuentra con las barreras del tiempo. Y el Supremo solo puede crecer y desarrollarse como consecuencia de la parcialidad de su existencia y de la incompleción de su naturaleza, es decir, de la no absolutidad de su ser.
115:7.2 (1266.3) Todo esto debe ser conforme al plan del Padre, que ha basado el progreso finito en el esfuerzo, los logros de las criaturas en la perseverancia y el desarrollo de la personalidad en la fe. Al ordenar así la evolución experiencial del Supremo, el Padre ha hecho posible que existan en los universos criaturas finitas y que logren algún día la divinidad de la Supremacía mediante la progresión experiencial.
115:7.3 (1266.4) Toda realidad es relativa —incluso el Supremo y aun el Último— excepto los valores no cualificados de los siete Absolutos. El hecho de la Supremacía está basado en el poder paradisiaco, en la personalidad del Hijo y en la acción del Conjunto, pero el crecimiento del Supremo está ligado al Absoluto de Deidad, al Absoluto No Cualificado y al Absoluto Universal. Y esta Deidad sintetizadora y unificadora —Dios Supremo— es la personificación de la sombra finita proyectada de un extremo a otro del gran universo por la unidad infinita de la naturaleza inescrutable del Padre del Paraíso, la Primera Fuente y Centro.
115:7.4 (1266.5) En la medida en que las triodidades operan directamente en el nivel finito, inciden en el Supremo, que es la focalización en Deidad y la suma cósmica de las restricciones finitas de las naturalezas de lo Actual Absoluto y lo Potencial Absoluto.
115:7.5 (1266.6) Se considera que la Trinidad del Paraíso es la inevitabilidad absoluta. Los siete Espíritus Maestros parecen ser inevitabilidades de la Trinidad. La actualización de la personalidad de espíritu-mente-poder del Supremo tiene que ser la inevitabilidad evolutiva.
115:7.6 (1266.7) Dios Supremo no parece haber sido inevitable en la infinitud no cualificada, pero parece serlo en todos los niveles de relatividad. El Supremo es indispensable para focalizar, resumir y englobar la experiencia evolutiva, pues unifica efectivamente en su naturaleza de Deidad los resultados de este modo de percibir la realidad. Y parece hacer todo esto con el propósito de contribuir a la aparición del devenir inevitable, la manifestación superexperiencial y suprafinita de Dios Último.
115:7.7 (1267.1) No se puede apreciar plenamente al Ser Supremo sin considerar su fuente, su función y su destino: su relación con la Trinidad originaria, el universo donde ejerce su actividad y la Trinidad Última como su destino inmediato.
115:7.8 (1267.2) El Supremo conecta lo finito con lo absonito mediante el proceso de totalizar la experiencia evolutiva, de la misma manera que la mente del Actor Conjunto integra la espiritualidad divina del Hijo personal con las energías inmutables del patrón paradisiaco, y que la presencia del Absoluto Universal unifica la activación de la Deidad con la reactividad del No Cualificado. Esta unidad revela sin duda la actuación no detectada de la unidad original de la Causa Primera-Padre y Primer Patrón-Fuente de todas las cosas y todos los seres.
115:7.9 (1267.3) [Patrocinado por un Mensajero Poderoso que reside temporalmente en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 116
116:0.1 (1268.1) SI EL HOMBRE reconociera que sus Creadores —sus supervisores directos— aunque divinos son también finitos y que el Dios del tiempo y el espacio no es una Deidad absoluta sino evolutiva, las incoherencias de las desigualdades temporales dejarían de ser profundas paradojas religiosas. La fe religiosa dejaría de prostituirse como promotora de la autocomplacencia social de los afortunados y de la resignación estoica de las desafortunadas víctimas de la carencia social.
116:0.2 (1268.2) Al contemplar la perfección exquisita de las esferas de Havona, es lógico y razonable pensar que las hizo un Creador perfecto, infinito y absoluto. Pero por esta misma razón y esta misma lógica, todo ser honesto se vería obligado a concluir ante la confusión, las imperfecciones y las injusticias de Urantia que vuestro mundo ha sido hecho y gestionado por Creadores subabsolutos, preinfinitos y no perfectos.
116:0.3 (1268.3) El crecimiento experiencial implica una asociación del Creador con la criatura, la asociación de Dios con el hombre. El crecimiento es la marca distintiva de la Deidad experiencial, por eso Havona no creció. Havona es y siempre ha sido, es existencial como los Dioses sempiternos que son su fuente. En cambio el crecimiento caracteriza al gran universo.
116:0.4 (1268.4) El Supremo Todopoderoso es una Deidad viva y evolutiva de poder y de personalidad. Su dominio presente, el gran universo, es también un ámbito de poder y de personalidad que crece. Su destino es la perfección, pero su experiencia presente contiene elementos en fase de crecimiento e incompletos.
116:0.5 (1268.5) El Ser Supremo actúa primariamente en el universo central como una personalidad de espíritu y secundariamente en el gran universo como Dios Todopoderoso, una personalidad de poder. La función terciaria del Supremo en el universo maestro está ahora latente y existe solo como un potencial de mente desconocido. Nadie sabe exactamente qué desvelará este tercer desarrollo del Ser Supremo. Algunos creen que cuando los superuniversos se asienten en luz y vida, el Supremo actuará desde Uversa como soberano todopoderoso y experiencial del gran universo, al tiempo que ampliará su poder como el supertodopoderoso de los universos exteriores. Otros especulan que la tercera etapa de la Supremacía supondrá la aparición del tercer nivel de manifestación de la Deidad. Pero en realidad ninguno de nosotros lo sabe.
116:1.1 (1268.6) La experiencia de la personalidad de cada criatura que evoluciona es un aspecto de la experiencia del Supremo Todopoderoso. La subyugación inteligente de cada segmento físico de los superuniversos forma parte del control creciente del Supremo Todopoderoso. La síntesis creativa del poder y la personalidad forma parte del impulso creativo de la Mente Suprema y es la esencia misma del crecimiento evolutivo de la unidad en el Ser Supremo.
116:1.2 (1269.1) La unión de los atributos de poder y de personalidad de la Supremacía es función de la Mente Suprema. La evolución completada del Supremo Todopoderoso dará como resultado una Deidad unificada y personal, no una asociación de atributos divinos vagamente coordinados. Desde una perspectiva más amplia, no habrá ningún Todopoderoso aparte del Supremo ni ningún Supremo aparte del Todopoderoso.
116:1.3 (1269.2) A lo largo de todas las edades evolutivas el potencial de poder físico del Supremo está depositado en los siete Directores Supremos del Poder y su potencial de mente recae en los siete Espíritus Maestros. La Mente Infinita es función del Espíritu Infinito. La mente cósmica es el ministerio de los siete Espíritus Maestros. La Mente Suprema está en proceso de actualización en la coordinación del gran universo y en asociación funcional con la revelación y el logro de Dios Séptuplo.
116:1.4 (1269.3) La mente del espacio-tiempo, la mente cósmica, funciona de manera diferente en los siete superuniversos, pero está coordinada en el Ser Supremo mediante alguna técnica asociativa desconocida. El sobrecontrol del Todopoderoso sobre el gran universo no es exclusivamente físico y espiritual. En los siete superuniversos es principalmente material y espiritual, pero también hay fenómenos del Supremo que son a la vez intelectuales y espirituales.
116:1.5 (1269.4) En realidad sabemos menos sobre la mente de la Supremacía que sobre cualquier otro aspecto de esta Deidad evolutiva. Es incuestionable que su mente está activa en todo el gran universo y se cree que está potencialmente destinada a ejercer funciones de gran envergadura en el universo maestro. En cualquier caso, podemos afirmar lo siguiente: mientras que lo físico podría alcanzar un crecimiento completo y el espíritu podría llegar a la perfección de su desarrollo, la mente no deja nunca de progresar. Es la técnica experiencial del progreso sin fin. El Supremo es una Deidad experiencial y por lo tanto nunca consumará el logro de la mente.
116:2.1 (1269.5) La aparición de la presencia de poder del Todopoderoso en el universo es concomitante con la aparición de los altos creadores y controladores de los superuniversos evolutivos en el escenario de la acción cósmica.
116:2.2 (1269.6) Dios Supremo obtiene de la Trinidad del Paraíso sus atributos de espíritu y de personalidad, pero se está actualizando en poder en los hechos de los Hijos Creadores, de los Ancianos de los Días y de los Espíritus Maestros, cuyos actos colectivos son la fuente de su poder creciente como soberano todopoderoso de y en los siete superuniversos.
116:2.3 (1269.7) La Deidad no cualificada del Paraíso es incomprensible para las criaturas en vías de evolución del tiempo y el espacio. La eternidad y la infinitud conllevan un nivel de realidad de deidad que las criaturas del espacio-tiempo no pueden comprender. La infinitud de deidad y la absolutidad de soberanía son inherentes a la Trinidad del Paraíso, y la Trinidad es una realidad que está situada algo más allá del entendimiento del hombre mortal. Las criaturas del espacio-tiempo deben tener orígenes, relatividades y destinos para poder captar las relaciones del universo y entender los valores significados de la divinidad. Por lo tanto, la Deidad del Paraíso atenúa y limita de otros modos las personalizaciones extraparadisiacas de la divinidad y trae así a la existencia a los Creadores Supremos y sus asociados, que llevan por siempre la luz de la vida cada vez más lejos de su fuente paradisiaca hasta que encuentra su expresión más lejana y más hermosa en las vidas terrenales de los Hijos de otorgamiento de los mundos evolutivos.
116:2.4 (1270.1) Este es el origen de Dios Séptuplo y sus siete niveles sucesivos, con los que el hombre mortal se encuentra en el siguiente orden:
116:2.5 (1270.2) 1. Los Hijos Creadores (y los Espíritus Creativos).
116:2.6 (1270.3) 2. Los Ancianos de los Días.
116:2.7 (1270.4) 3. Los siete Espíritus Maestros.
116:2.8 (1270.5) 4. El Ser Supremo.
116:2.9 (1270.6) 5. El Actor Conjunto.
116:2.10 (1270.7) 6. El Hijo Eterno.
116:2.11 (1270.8) 7. El Padre Universal.
116:2.12 (1270.9) Los tres primeros niveles son los Creadores Supremos, los tres últimos son las Deidades del Paraíso. El Supremo se interpone siempre como personalización experiencial de espíritu de la Trinidad del Paraíso y como foco experiencial del poder evolutivo todopoderoso de los hijos creadores de las Deidades del Paraíso. El Ser Supremo es la máxima revelación de la Deidad a los siete superuniversos para la presente edad del universo.
116:2.13 (1270.10) La lógica de los mortales podría llevar a inferir que la reunificación experiencial de los actos colectivos de los tres primeros niveles de Dios Séptuplo equivale al nivel de la Deidad del Paraíso, pero no es así. La Deidad del Paraíso es una Deidad existencial. Los Creadores Supremos, en su unidad divina de poder y de personalidad, constituyen y expresan un nuevo potencial de poder de la Deidad experiencial. Y este potencial de poder de origen experiencial se encuentra unido de forma inevitable e ineludible a la Deidad experiencial originada en la Trinidad: el Ser Supremo.
116:2.14 (1270.11) Dios Supremo no es la Trinidad del Paraíso. Tampoco es ni uno ni el conjunto de los Creadores de los superuniversos cuyas actividades funcionales sintetizan efectivamente la evolución de su poder todopoderoso. Aunque Dios Supremo tiene su origen en la Trinidad, solo se manifiesta a las criaturas evolutivas como personalidad de poder a través de las funciones coordinadas de los tres primeros niveles de Dios Séptuplo. El Supremo Todopoderoso se está factualizando ahora en el tiempo y el espacio a través de las actividades de las Personalidades Creadoras Supremas, al igual que en la eternidad el Actor Conjunto llegó instantáneamente a la existencia por voluntad del Padre Universal y el Hijo Eterno. Estos seres de los tres primeros niveles de Dios Séptuplo son la propia naturaleza y fuente de poder del Supremo Todopoderoso, y por eso deben acompañar y sostener siempre sus actos administrativos.
116:3.1 (1270.12) Las Deidades del Paraíso no solo actúan directamente en sus circuitos de gravedad por todo el gran universo sino que actúan también mediante sus diversos agentes y otras manifestaciones como las siguientes:
116:3.2 (1270.13) 1. Las focalizaciones de mente de la Tercera Fuente y Centro. La unidad de los dominios finitos de la energía y del espíritu está literalmente garantizada por las presencias de mente del Actor Conjunto. Esto es así desde el Espíritu Creativo de un universo local hasta los Espíritus Maestros del gran universo, pasando por los Espíritus Reflectantes de un superuniverso. Los circuitos de mente que emanan de estos diversos focos de inteligencia representan el marco cósmico donde las criaturas ejercen su capacidad de elección. La mente es una realidad flexible sobre la que pueden actuar fácilmente tanto los Creadores como las criaturas, es el eslabón vital que conecta la materia con el espíritu. El otorgamiento de mente de la Tercera Fuente y Centro unifica la persona de espíritu de Dios Supremo con el poder experiencial del Todopoderoso evolutivo.
116:3.3 (1271.1) 2. Las revelaciones de personalidad de la Segunda Fuente y Centro. Las presencias de mente del Actor Conjunto unifican el espíritu de la divinidad con el patrón de la energía. Las encarnaciones de otorgamiento del Hijo Eterno y de sus Hijos del Paraíso unifican, fusionan de hecho, la naturaleza divina de un Creador con la naturaleza en evolución de una criatura. El Supremo es a la vez criatura y creador, y esta doble cualidad se revela en las acciones de otorgamiento del Hijo Eterno y de sus Hijos de igual y menor rango. Los órdenes de filiación que se otorgan, los Migueles y los Avonales, amplían realmente sus naturalezas divinas con las naturalezas auténticas de criatura que han hecho suyas al vivir la vida real de las criaturas en los mundos evolutivos. Cuando la divinidad se hace como la humanidad esta relación conlleva de forma inherente la posibilidad de que la humanidad se pueda hacer divina.
116:3.4 (1271.2) 3. Las presencias moradoras de la Primera Fuente y Centro. La mente unifica las causalidades del espíritu con las reacciones de la energía; el ministerio de otorgamiento unifica los descensos de la divinidad con los ascensos de las criaturas; y los fragmentos moradores del Padre Universal unifican efectivamente a las criaturas que evolucionan con Dios que está en el Paraíso. Hay muchos órdenes de personalidades que están habitados por presencias del Padre, y en el caso del hombre mortal estos fragmentos divinos de Dios son los Ajustadores del Pensamiento. Los Monitores de Misterio son para los seres humanos lo que la Trinidad del Paraíso para el Ser Supremo. Los Ajustadores son fundamentos absolutos, y sobre fundamentos absolutos la elección de libre albedrío puede hacer evolucionar la realidad divina de una naturaleza para la eternidad, la naturaleza finalitaria en el caso de los hombres, la naturaleza de Deidad en Dios Supremo.
116:3.5 (1271.3) Gracias al otorgamiento como criaturas de los órdenes paradisiacos de filiación, estos Hijos divinos pueden enriquecer su personalidad con la auténtica naturaleza de las criaturas del universo, al tiempo que estos otorgamientos revelan infaliblemente a las propias criaturas la senda paradisiaca que conduce al logro de la divinidad. Los otorgamientos de Ajustadores del Padre Universal le permiten atraer hacia sí a las personalidades de las criaturas con voluntad. Y en todas estas relaciones que acontecen en los universos finitos, el Actor Conjunto es la fuente constante del ministerio de mente en virtud del cual se producen estas actividades.
116:3.6 (1271.4) De esta y de otras muchas maneras participan las Deidades del Paraíso en las evoluciones del tiempo a medida que se despliegan en los planetas que giran en el espacio y a medida que culminan en la emergencia de la personalidad del Supremo, consecuencia de toda evolución.
116:4.1 (1271.5) La unidad del Todo Supremo depende de la unificación progresiva de las partes finitas. La actualización del Supremo es el resultado y la causa de estas mismas unificaciones de los factores de la supremacía: los creadores, las criaturas, las inteligencias y las energías de los universos.
116:4.2 (1272.1) Durante las edades en las que la soberanía de la Supremacía se desarrolla en el tiempo, el poder todopoderoso del Supremo depende de los actos divinos de Dios Séptuplo, y también parece que existe una relación particularmente estrecha entre el Ser Supremo y el Actor Conjunto con sus personalidades primarias, los siete Espíritus Maestros. El Espíritu Infinito actúa como Actor Conjunto de muchas maneras que compensan la incompleción de la Deidad evolutiva y mantiene relaciones muy cercanas con el Supremo. Todos los Espíritus Maestros comparten esta cercanía en mayor o menor medida, en especial el Espíritu Maestro número siete, que habla en nombre del Supremo. Este Espíritu Maestro conoce al Supremo y está en contacto personal con él.
116:4.3 (1272.2) Cuando empezó a concebirse el proyecto de creación de los superuniversos, los Espíritus Maestros se unieron con la Trinidad ancestral para cocrear a los cuarenta y nueve Espíritus Reflectantes. De forma simultánea, el Ser Supremo ejerció su función creativa para culminar los actos conjuntos de la Trinidad del Paraíso y los hijos creativos de la Deidad del Paraíso. Apareció Majeston, que ha focalizado desde entonces la presencia cósmica de la Mente Suprema, mientras que los Espíritus Maestros siguen siendo los centros fuente del extenso ministerio de la mente cósmica.
116:4.4 (1272.3) Por otra parte los Espíritus Maestros siguen supervisando a los Espíritus Reflectantes. El séptimo Espíritu Maestro (en su supervisión general de Orvonton desde el universo central) está en contacto personal con los siete Espíritus Reflectantes ubicados en Uversa y ejerce su sobrecontrol sobre ellos. Para gestionar el control interno y la administración de su superuniverso así como las relaciones entre superuniversos, está en contacto reflectante con los Espíritus Reflectantes de su propio tipo ubicados en la capital de cada superuniverso.
116:4.5 (1272.4) Estos Espíritus Maestros no solo apoyan y aumentan la soberanía de la Supremacía sino que se ven afectados a su vez por los propósitos creativos del Supremo. Por regla general las creaciones colectivas de los Espíritus Maestros son de orden cuasimaterial (directores del poder, etc.) mientras que sus creaciones individuales son de orden espiritual (supernafines, etc.). Y sin embargo cabe señalar que cuando los Espíritus Maestros generaron colectivamente a los siete Espíritus de Circuito en respuesta a la voluntad y el propósito del Ser Supremo, los frutos de este acto creativo fueron espirituales, no materiales ni cuasimateriales.
116:4.6 (1272.5) Y lo mismo que ocurre con los Espíritus Maestros de los superuniversos ocurre con los regidores trinos de estas supercreaciones: los Ancianos de los Días. Estas personificaciones del juicio y la justicia de la Trinidad en el tiempo y el espacio son los fulcros situados sobre el terreno para movilizar el poder todopoderoso del Supremo, y sirven de puntos focales séptuplos para la evolución de la soberanía trinitaria en los dominios del tiempo y el espacio. Desde su posición ventajosa a medio camino entre el Paraíso y los mundos en evolución, estos soberanos nacidos de la Trinidad ven, conocen y coordinan ambos caminos.
116:4.7 (1272.6) Pero los universos locales son los laboratorios reales donde se realizan los experimentos de la mente, las aventuras galácticas, los despliegues de la divinidad y los progresos de la personalidad que, cuando se les suma dentro del marco cósmico, constituyen los cimientos sobre los cuales, en y por la experiencia, el Supremo consuma su evolución de deidad.
116:4.8 (1272.7) En los universos locales incluso los Creadores evolucionan. La presencia del Actor Conjunto evoluciona desde ser un foco vivo de poder hasta alcanzar el estatus de la personalidad divina de un Espíritu Madre del Universo. El Hijo Creador evoluciona desde la naturaleza de divinidad paradisiaca existencial hasta la naturaleza experiencial de soberanía suprema. Los universos locales son los puntos de partida de la evolución verdadera, los semilleros de personalidades imperfectas de buena fe dotadas de libre albedrío para elegir convertirse en cocreadoras de sí mismas tal como serán en el futuro.
116:4.9 (1273.1) En sus otorgamientos a los mundos evolutivos los Hijos Magistrados acaban adquiriendo naturalezas que representan la divinidad paradisiaca unificada experiencialmente con los valores espirituales más altos de la naturaleza material humana. A través de estos y otros otorgamientos, los Creadores Migueles adquieren también la naturaleza y el punto de vista cósmico de sus propios hijos del universo local. Estos Hijos Creadores Maestros están cerca de consumar la experiencia subsuprema, y cuando su soberanía sobre el universo local se amplía hasta abarcar a los Espíritus Creativos asociados, se puede afirmar que se acercan al límite máximo de supremacía dentro de los potenciales presentes del gran universo evolutivo.
116:4.10 (1273.2) Cuando los Hijos de otorgamiento revelan a los hombres nuevos caminos para encontrar a Dios, ellos no crean estos senderos hacia el logro de la divinidad sino que iluminan las autopistas eternas de la progresión que conduce hasta la persona del Padre del Paraíso a través de la presencia del Supremo.
116:4.11 (1273.3) El universo local es el punto de partida para las personalidades que están más alejadas de Dios y que pueden experimentar por lo tanto el mayor grado de ascenso espiritual en el universo y conseguir la máxima participación experiencial en la cocreación de sí mismas. Estos mismos universos locales proporcionan también el mayor grado de penetración experiencial posible a las personalidades descendentes, que consiguen así algo que para ellas es tan importante como el ascenso al Paraíso para una criatura en vías de evolución.
116:4.12 (1273.4) El hombre mortal parece ser necesario para la función plena de Dios Séptuplo en la medida en que esta agrupación de divinidad culmina en el Supremo que se actualiza. Hay muchos otros órdenes de personalidades del universo igualmente necesarias para la evolución del poder todopoderoso del Supremo, pero nuestra descripción está dirigida a la edificación de los seres humanos y centrada por lo tanto en los factores relacionados con el hombre mortal que intervienen en la evolución de Dios Séptuplo.
116:5.1 (1273.5) Ya habéis sido informados sobre las relaciones de Dios Séptuplo con el Ser Supremo, y ahora debéis saber que el Séptuplo abarca tanto a los controladores como a los creadores del gran universo. Los controladores séptuplos del gran universo son los siguientes:
116:5.2 (1273.6) 1. Los Controladores Físicos Maestros.
116:5.3 (1273.7) 2. Los Centros Supremos del Poder.
116:5.4 (1273.8) 3. Los Directores Supremos del Poder.
116:5.5 (1273.9) 4. El Supremo Todopoderoso.
116:5.6 (1273.10) 5. El Dios de Acción, el Espíritu Infinito.
116:5.7 (1273.11) 6. La Isla del Paraíso.
116:5.8 (1273.12) 7. La fuente del Paraíso, el Padre Universal.
116:5.9 (1273.13) Estos siete grupos son inseparables funcionalmente de Dios Séptuplo y constituyen el nivel del control físico de esta asociación de Deidad.
116:5.10 (1273.14) La bifurcación de la energía y el espíritu (que provienen de la presencia conjunta del Hijo Eterno y la Isla del Paraíso) quedó simbolizada para los superuniversos cuando los siete Espíritus Maestros emprendieron juntos su primer acto de creación colectiva. Este episodio trajo consigo la aparición de los siete Directores Supremos del Poder. Al mismo tiempo los circuitos espirituales de los Espíritus Maestros se diferenciaron por contraste de las actividades físicas de supervisión de los directores del poder, y apareció en el acto la mente cósmica como nuevo factor coordinador de la materia y el espíritu.
116:5.11 (1274.1) El Supremo Todopoderoso está evolucionando como sobrecontrolador del poder físico del gran universo. En la presente edad del universo este potencial de poder físico parece estar centrado en los siete Directores Supremos del Poder que operan a través de los emplazamientos fijos de los centros del poder y mediante las presencias móviles de los controladores físicos.
116:5.12 (1274.2) Los universos del tiempo no son perfectos; ese es su destino. La lucha por la perfección no corresponde solo a los niveles intelectuales y espirituales sino también al nivel físico de la energía y de la masa. El asentamiento de los siete superuniversos en luz y vida presupone que habrán logrado la estabilidad física. Y se conjetura que cuando se logre finalmente el equilibrio material se habrá consumado la evolución del control físico del Todopoderoso.
116:5.13 (1274.3) En los primeros tiempos de la construcción de un universo incluso los Creadores del Paraíso se ocupan principalmente del equilibrio material. El patrón de un universo local no solo va tomando forma como resultado de las actividades de los centros del poder sino también gracias a la presencia del Espíritu Creativo en el espacio. Durante esas primeras épocas de la construcción de un universo local, el Hijo Creador exhibe un atributo de control material poco conocido y no abandona su planeta capital hasta no haber dejado establecido el equilibrio general del universo local.
116:5.14 (1274.4) En último término toda energía responde a la mente, y los controladores físicos son hijos del Dios de la mente que es el activador del patrón del Paraíso. Los directores del poder dedican su inteligencia a la tarea incansable de lograr el control material. Su lucha por dominar físicamente las relaciones de la energía y los movimientos de la masa no cesa hasta que consiguen la victoria finita sobre las energías y las masas que constituyen sus dominios perpetuos de actividad.
116:5.15 (1274.5) Las luchas en el espíritu que ocurren en el tiempo y el espacio están relacionadas con la evolución del dominio del espíritu sobre la materia por mediación de la mente (personal). La evolución física (no personal) de los universos busca armonizar la energía cósmica con los conceptos de equilibrio de la mente bajo el sobrecontrol del espíritu. La evolución total de todo el gran universo consiste en la unificación —en la personalidad— de la mente controladora de la energía con el intelecto coordinado con el espíritu, y se revelará en la aparición plena del poder todopoderoso del Supremo.
116:5.16 (1274.6) La dificultad para llegar a un estado de equilibrio dinámico es inherente al crecimiento del cosmos. Los circuitos establecidos de la creación física se ven continuamente amenazados por la aparición de nuevas masas y energías. Un universo que crece es un universo no asentado, por eso ninguna parte del todo cósmico podrá alcanzar una estabilidad real hasta que llegue el momento de la consumación material de los siete superuniversos.
116:5.17 (1274.7) En los universos asentados en luz y vida no se produce ningún acontecimiento físico importante de forma inesperada. Se ha conseguido un control relativamente completo sobre la creación material, pero los problemas de las relaciones entre los universos asentados y los universos en evolución siguen poniendo a prueba la capacidad de los Directores del Poder del Universo. Estos problemas irán desapareciendo gradualmente cuando disminuyan las actividades creativas nuevas a medida que el gran universo se vaya acercando a la culminación de su expresión evolutiva.
116:6.1 (1275.1) En los superuniversos evolutivos domina la materia-energía salvo en la personalidad, donde el espíritu lucha por imponerse a través de la mente. La meta de los universos evolutivos es someter la materia-energía a la mente, coordinar la mente con el espíritu, y todo ello en virtud de la presencia creativa y unificadora de la personalidad. Así pues, en relación con la personalidad, los sistemas físicos se subordinan, los sistemas de mente se coordinan y los sistemas de espíritu dirigen.
116:6.2 (1275.2) Esta unión de poder y personalidad se expresa en los niveles de deidad en y como el Supremo. Pero la evolución propiamente dicha de la dominación del espíritu es un crecimiento que está basado en los actos de libre albedrío de los Creadores y las criaturas del gran universo.
116:6.3 (1275.3) En los niveles absolutos la energía y el espíritu son uno, pero en cuanto nos apartamos de estos niveles absolutos aparecen las diferencias. A medida que la energía y el espíritu se desplazan desde el Paraíso hacia el espacio se va ensanchando el abismo que los separa hasta que llegan a ser totalmente divergentes en los universos locales. Ya no son idénticos, tampoco son parecidos, y la mente tiene que intermediar para relacionarlos entre sí.
116:6.4 (1275.4) Que la dirección de la energía pueda ser determinada por la acción de las personalidades controladoras demuestra la receptividad de la energía a la acción de la mente. Que la masa pueda ser estabilizada por la acción de estas mismas entidades controladoras indica la receptividad de la masa a la presencia ordenadora de la mente. Y que en una personalidad volitiva el espíritu mismo pueda esforzarse por dominar la materia-energía a través de la mente desvela la unidad potencial de toda la creación finita.
116:6.5 (1275.5) Existe una interdependencia de todas las fuerzas y todas las personalidades en todo el universo de universos. Los Hijos Creadores y los Espíritus Creativos dependen de la función cooperativa de los centros del poder y los controladores físicos para la organización de los universos. Los Directores Supremos del Poder están incompletos sin el sobrecontrol de los Espíritus Maestros. En un ser humano el mecanismo de la vida física responde en parte a los dictados de la mente (personal). Esta misma mente puede estar dominada a su vez por las directrices de un espíritu con propósito, y el resultado de este desarrollo evolutivo es la aparición de un nuevo hijo del Supremo, una nueva unificación personal de los distintos tipos de realidad cósmica.
116:6.6 (1275.6) Y lo mismo que se aplica a las partes se aplica al todo: la persona de espíritu de la Supremacía necesita el poder evolutivo del Todopoderoso para poder consumar su Deidad y lograr su destino de asociación con la Trinidad. El esfuerzo lo realizan las personalidades del tiempo y el espacio, pero es el Supremo Todopoderoso quien culmina y consuma este esfuerzo. Y así como el crecimiento del todo es la suma del crecimiento colectivo de las partes, se sigue igualmente que la evolución de las partes es un reflejo segmentado del crecimiento intencional del todo.
116:6.7 (1275.7) En el Paraíso la monota y el espíritu son como uno, son indistinguibles excepto por el nombre. En Havona la materia y el espíritu se distinguen claramente pero poseen al mismo tiempo una armonía innata. En cambio en los siete superuniversos hay una gran divergencia, un amplio abismo entre la energía cósmica y el espíritu divino y, por lo tanto, un mayor potencial experiencial para la acción de la mente dedicada a armonizar y unificar a la larga los patrones físicos con los propósitos espirituales. En los universos del espacio que evolucionan en el tiempo la divinidad está más atenuada, hay más problemas difíciles por resolver y más oportunidades de adquirir experiencia al solucionarlos. El conjunto de esta situación de los superuniversos crea un marco mayor de existencia evolutiva que ofrece posibilidades de experiencia cósmica tanto a la criatura como al Creador, e incluso a la Deidad Suprema.
116:6.8 (1276.1) La dominación del espíritu, que es existencial en los niveles absolutos, se convierte en una experiencia evolutiva en los niveles finitos y en los siete superuniversos. Y esta experiencia la comparten todos por igual, desde el hombre mortal hasta el Ser Supremo. Todos se esfuerzan, se esfuerzan personalmente por alcanzar el objetivo. Todos participan, participan personalmente en el destino.
116:7.1 (1276.2) El gran universo no es solo una creación material de grandiosidad física, sublimidad espiritual y envergadura intelectual, es también un organismo vivo magnífico y receptivo. Hay vida real que late en todo el mecanismo de la vasta creación del cosmos vibrante. La realidad física de los universos simboliza la realidad perceptible del Supremo Todopoderoso. Este organismo vivo y material está penetrado por circuitos de información igual que el cuerpo humano está atravesado por una red de caminos neuronales sensitivos. Este universo físico está permeado por senderos de energía que activan eficazmente la creación material igual que el cuerpo humano está nutrido y energizado por la distribución circulatoria de los productos energéticos asimilables de la nutrición. El vasto universo posee también centros coordinadores de sobrecontrol magnífico comparables al delicado sistema de control químico del mecanismo humano. Si tan solo supierais algo sobre la constitución física de un centro del poder, podríamos contaros por analogía muchas más cosas sobre el universo físico.
116:7.2 (1276.3) Igual que los mortales cuentan con la energía solar para mantener la vida, el gran universo depende de las energías inagotables que emanan del Paraíso bajo para sustentar las actividades materiales y los movimientos cósmicos del espacio.
116:7.3 (1276.4) Se ha dado a los mortales una mente con la que pueden hacerse conscientes de su identidad y de su personalidad. Se ha otorgado mente a la totalidad de lo finito, una Mente Suprema mediante la cual el espíritu de esta personalidad emergente del cosmos se esfuerza siempre por dominar la materia-energía.
116:7.4 (1276.5) El hombre mortal es receptivo a la guía del espíritu de la misma forma que el gran universo responde a la atracción de la extensa gravedad de espíritu del Hijo Eterno, la cohesión supramaterial universal de los valores espirituales eternos de todas las creaciones del cosmos finito del tiempo y el espacio.
116:7.5 (1276.6) Los seres humanos son capaces de identificarse para siempre con la realidad total e indestructible del universo, de fusionarse con el Ajustador del Pensamiento que mora en su interior. De la misma manera, el Supremo depende para siempre de la estabilidad absoluta de la Deidad Original, la Trinidad del Paraíso.
116:7.6 (1276.7) El vivo deseo del hombre de perfección paradisiaca, su lucha por alcanzar a Dios, crea una auténtica tensión divina en el cosmos vivo que solo se puede resolver haciendo evolucionar un alma inmortal. Esto es lo que sucede en la experiencia de una criatura mortal individual. Pero cuando todas las criaturas y todos los Creadores del gran universo luchan al unísono por alcanzar a Dios y por la perfección divina, se acumula una profunda tensión cósmica que solo se puede resolver en la síntesis sublime del poder todopoderoso con la persona de espíritu del Dios en vías de evolución de todas las criaturas, el Ser Supremo.
116:7.7 (1277.1) [Patrocinado por un Mensajero Poderoso que reside temporalmente en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 117
117:0.1 (1278.1) EN LA medida en que hacemos la voluntad de Dios en cualquier posición del universo donde tengamos nuestra existencia, el potencial todopoderoso del Supremo se hace más actual. La voluntad de Dios es el propósito de la Primera Fuente y Centro tal como se ha potencializado en los tres Absolutos, personalizado en el Hijo Eterno, conjuntado en el Espíritu Infinito para la acción en el universo y eternizado en los patrones sempiternos del Paraíso. Y Dios Supremo se está convirtiendo en la más alta manifestación finita de la voluntad total de Dios.
117:0.2 (1278.2) Si, en la medida de lo posible, todos los habitantes del gran universo lograran alguna vez vivir plenamente la voluntad de Dios, las creaciones del espacio-tiempo se asentarían en luz y vida, y el Todopoderoso, el potencial de deidad de la Supremacía, se haría factual en la emergencia de la personalidad divina de Dios Supremo.
117:0.3 (1278.3) Cuando una mente en evolución se pone en sintonía con los circuitos de la mente cósmica, cuando un universo en evolución se estabiliza según el patrón del universo central, cuando un espíritu que progresa entra en contacto con el ministerio unido de los Espíritus Maestros, cuando la personalidad de un mortal ascendente sintoniza por fin con las directrices divinas del Ajustador que mora en su interior, la actualidad del Supremo se hace un grado más real en los universos; la divinidad de la Supremacía ha avanzado un paso más hacia la realización cósmica.
117:0.4 (1278.4) Las partes y los individuos del gran universo evolucionan como un reflejo de la evolución total del Supremo, mientras que a su vez el Supremo es el total acumulativo sintético de toda la evolución del gran universo. Desde el punto de vista mortal ambos son recíprocos evolutivos y experienciales.
117:1.1 (1278.5) El Supremo es la belleza de la armonía física, la verdad de los significados intelectuales y la bondad de los valores espirituales. Es la dulzura del éxito verdadero y la alegría del logro sempiterno. Es la sobrealma del gran universo, la consciencia del cosmos finito, la compleción de la realidad finita y la personificación de la experiencia Creador-criatura. Durante toda la eternidad futura Dios Supremo dará voz a la realidad de la experiencia volitiva en las relaciones trinitarias de la Deidad.
117:1.2 (1278.6) En las personas de los Creadores Supremos, los Dioses han descendido del Paraíso a los dominios del tiempo y el espacio para crear y hacer evolucionar a criaturas con capacidad de alcanzar el Paraíso que puedan ascender hasta él en busca del Padre. Esta procesión en el universo de Creadores descendentes que revelan a Dios y criaturas ascendentes que buscan a Dios es reveladora de la evolución en Deidad del Supremo, en quien tanto los descendentes como los ascendentes llegan al entendimiento mutuo, al descubrimiento de la hermandad eterna y universal. El Ser Supremo se convierte así en la síntesis finita de la experiencia de la causa del Creador perfecto y la respuesta de la criatura en vías de perfeccionamiento.
117:1.3 (1279.1) El gran universo contiene en sí la posibilidad de una unificación completa y la busca siempre. Esto viene dado por el hecho de que esta existencia cósmica proviene de los actos creativos y los mandatos de poder de la Trinidad del Paraíso, que es unidad no cualificada. Esta misma unidad trinitaria se expresa en el cosmos finito en el Supremo, cuya realidad se hace cada vez más patente a medida que los universos alcanzan el máximo nivel de identificación con la Trinidad.
117:1.4 (1279.2) La voluntad del Creador y la voluntad de la criatura son cualitativamente distintas, pero tienen una afinidad experiencial, ya que criatura y Creador pueden colaborar en el logro de la perfección del universo. El hombre puede trabajar en enlace con Dios para cocrear un finalitario eterno. Dios puede incluso obrar humanamente mediante las encarnaciones de sus Hijos, que alcanzan así la supremacía de la experiencia de las criaturas.
117:1.5 (1279.3) En el Ser Supremo, Creador y criatura están unidos en una sola Deidad cuya voluntad es la expresión de una sola personalidad divina. Y esta voluntad del Supremo es algo más que la voluntad de la criatura o del Creador, igual que la voluntad soberana del Hijo Maestro de Nebadon es ahora algo más que una combinación de la voluntad de la divinidad y la voluntad de la humanidad. La unión de la perfección paradisiaca con la experiencia en el espacio-tiempo produce un nuevo valor-significado en los niveles de deidad de la realidad.
117:1.6 (1279.4) La naturaleza divina en evolución del Supremo se está convirtiendo en un retrato fiel de la experiencia incomparable de todas las criaturas y todos los Creadores del gran universo. En el Supremo, las condiciones de creador y criatura están en armonía; están unidas para siempre por la experiencia de las vicisitudes asociadas a la solución de los múltiples problemas que aquejan a toda creación finita a su paso por el sendero eterno buscando perfeccionarse y liberarse de las cadenas de la incompleción.
117:1.7 (1279.5) La verdad, la belleza y la bondad están correlacionadas en el ministerio del Espíritu, la grandiosidad del Paraíso, la misericordia del Hijo y la experiencia del Supremo. Dios Supremo es verdad, belleza y bondad, pues estos conceptos de la divinidad representan los máximos finitos de la experiencia ideacional. Las fuentes eternas de estas cualidades trinas de la divinidad están en niveles suprafinitos, pero una criatura solo podría concebir dichas fuentes como superverdad, superbelleza y superbondad.
117:1.8 (1279.6) Miguel, un creador, reveló el amor divino del Padre Creador por sus hijos terrestres. Y habiendo descubierto y recibido este afecto divino, los hombres pueden aspirar a revelar este amor a sus hermanos en la carne. Este afecto de las criaturas es un reflejo auténtico del amor del Supremo.
117:1.9 (1279.7) El Supremo es simétricamente inclusivo. La Primera Fuente y Centro es potencial en los tres grandes Absolutos y es actual en el Paraíso, en el Hijo y en el Espíritu. En cambio en el Supremo es actual y potencial a la vez, es un ser de supremacía personal y de poder todopoderoso que responde por igual al esfuerzo de las criaturas y al propósito del Creador. Actúa por sí mismo sobre el universo y reacciona en sí mismo a la suma total del universo, y es al mismo tiempo, creador supremo y criatura suprema. La Deidad de la Supremacía expresa así la suma total de todo lo finito.
117:2.1 (1280.1) El Supremo es Dios en el tiempo; él es el secreto del crecimiento de la criatura en el tiempo; suya es también la conquista del presente incompleto y la consumación del futuro en vías de perfeccionamiento. Y el fruto final de todo crecimiento finito es poder controlado por el espíritu a través de la mente en virtud de la presencia unificadora y creativa de la personalidad. La consecuencia culminante de todo este crecimiento es el Ser Supremo.
117:2.2 (1280.2) Para el hombre mortal existir equivale a crecer. Y esto parece ser así incluso en el sentido más amplio del universo, pues la existencia guiada por el espíritu parece realmente traducirse en crecimiento experiencial y un estatus más elevado. Sin embargo, hemos sostenido desde hace mucho que el crecimiento presente que caracteriza la existencia de las criaturas en la presente edad del universo es una función del Supremo. Sostenemos igualmente que este tipo de crecimiento es propio de la edad de crecimiento del Supremo y que terminará cuando se complete el crecimiento del Supremo.
117:2.3 (1280.3) Considerad el estatus de los hijos trinizados por criaturas. Han nacido y viven en la presente edad del universo. Tienen personalidad así como dotaciones de mente y de espíritu. Tienen experiencias y las recuerdan, pero no crecen como los ascendentes. Creemos y entendemos que estos hijos trinizados por criaturas, aunque están en la presente edad del universo, en realidad pertenecen a la próxima edad del universo, la edad que empezará cuando se complete el crecimiento del Supremo. De ahí que no estén en el Supremo, cuyo estatus presente es de incompleción y consiguiente crecimiento. Por lo tanto, no participan en el crecimiento experiencial de la presente edad del universo sino que se mantienen en reserva para la próxima edad del universo.
117:2.4 (1280.4) Los miembros de mi propio orden, los Mensajeros Poderosos, al estar abrazados por la Trinidad, no participamos en el crecimiento de la presente edad del universo. En cierto sentido nuestro estatus es de la edad anterior, igual que el de los Hijos Estacionarios de la Trinidad. Una cosa es segura: nuestro estatus está fijado por el abrazo de la Trinidad y nuestra experiencia ya no se traduce en crecimiento.
117:2.5 (1280.5) Esto no ocurre con los finalitarios ni con ninguno de los otros órdenes evolutivos y experienciales que participan en el proceso de crecimiento del Supremo. Vosotros, los mortales que vivís hoy en Urantia y podéis aspirar a alcanzar el Paraíso y el estatus finalitario, deberíais entender que ese destino solo es realizable porque estáis en el Supremo, sois del Supremo y por eso participáis en el ciclo de crecimiento del Supremo.
117:2.6 (1280.6) Algún día llegará el final del crecimiento del Supremo cuando su estatus haya terminado de completarse (en el sentido de espíritu-energía). Este final de la evolución del Supremo marcará también el final de la evolución de las criaturas como parte de la Supremacía. No sabemos qué tipo de crecimiento caracterizará a los universos del espacio exterior. Pero estamos convencidos de que será muy distinto de nada que se haya visto en la presente edad de evolución de los siete superuniversos. Será sin duda función de los ciudadanos evolutivos del gran universo compensar a los habitantes del espacio exterior por esta privación del crecimiento de la Supremacía.
117:2.7 (1280.7) El Ser Supremo, tal como exista cuando quede consumada la presente edad del universo, ejercerá su actividad como soberano experiencial en el gran universo. Los habitantes del espacio exterior —los ciudadanos de la próxima edad del universo— tendrán un potencial de crecimiento propio de la etapa posterior a los superuniversos, una capacidad de logro evolutivo que presupondrá la soberanía del Supremo Todopoderoso, de ahí que se excluya la participación de esas criaturas en la síntesis de poder-personalidad de la presente edad del universo.
117:2.8 (1281.1) La incompleción del Supremo puede, por lo tanto, considerarse como una virtud, puesto que hace posible el crecimiento evolutivo de la creación de criaturas de los universos presentes. El vacío tiene su virtud, pues se puede llenar experiencialmente.
117:2.9 (1281.2) Una de las preguntas más fascinantes de la filosofía finita es la siguiente: ¿se actualiza el Ser Supremo en respuesta a la evolución del gran universo, o evoluciona progresivamente este cosmos finito en respuesta a la actualización gradual del Supremo? O bien, ¿es posible que sean mutuamente interdependientes en su desarrollo, que sean evolutivos recíprocos e inicie cada uno el crecimiento del otro? De lo que estamos seguros es de que las criaturas y los universos, altos y bajos, están evolucionando dentro del Supremo, y a medida que evolucionan está apareciendo la suma unificada de toda la actividad finita de esta edad del universo. Y esta es la aparición del Ser Supremo, la evolución del poder todopoderoso de Dios Supremo para todas las personalidades.
117:3.1 (1281.3) La realidad cósmica que designamos de forma diversa como Ser Supremo, Dios Supremo y Supremo Todopoderoso es la síntesis compleja y universal de los aspectos emergentes de todas las realidades finitas. La extensa diversificación de la energía eterna, el espíritu divino y la mente universal alcanza su culminación finita en la evolución del Supremo, que es la suma total de todo crecimiento finito autorrealizado en los niveles de deidad de máxima compleción finita.
117:3.2 (1281.4) El Supremo es el canal divino por el que fluye la infinitud creativa de las triodidades que se cristaliza en el panorama galáctico del espacio, donde tiene lugar el drama magnífico de la personalidad en el tiempo: la conquista en el espíritu de la materia-energía por mediación de la mente.
117:3.3 (1281.5) Jesús dijo: «Yo soy el camino vivo», y es en verdad el camino vivo que va desde el nivel material de la consciencia de uno mismo al nivel espiritual de la consciencia de Dios. Al igual que él es ese camino vivo de ascensión desde el yo hasta Dios, el Supremo es el camino vivo que va de la consciencia finita a la trascendencia de la consciencia, incluso a la visión interior de la absonidad.
117:3.4 (1281.6) Vuestro Hijo Creador puede ser realmente ese canal vivo desde la humanidad hasta la divinidad puesto que ha experimentado personalmente la travesía plena de este sendero de progresión del universo, desde la verdadera humanidad de Josué ben José, el Hijo del Hombre, hasta la divinidad paradisiaca de Miguel de Nebadon, el Hijo del Dios infinito. De modo similar, el Ser Supremo puede actuar como vía en el universo para trascender las limitaciones finitas, pues es la encarnación efectiva y el epítome personal de toda evolución, toda progresión y toda espiritualización de las criaturas. Incluso las experiencias en el gran universo de las personalidades descendentes del Paraíso constituyen la parte de la experiencia del Supremo que complementa su suma de las experiencias ascendentes de los peregrinos del tiempo.
117:3.5 (1281.7) El hombre mortal está hecho a imagen de Dios de un modo más que figurado. Esta afirmación no se sostiene desde el punto de vista físico, pero es un hecho real en lo que se refiere a ciertas potencialidades del universo. En la raza humana se está desarrollando algo del mismo drama de logro evolutivo que está ocurriendo a una escala inmensamente mayor en el universo de universos. El hombre, una personalidad volitiva, se hace creativo en enlace con un Ajustador, una entidad impersonal, en presencia de las potencialidades finitas del Supremo, y el resultado es el florecimiento de un alma inmortal. En los universos, las personalidades Creadoras del tiempo y el espacio actúan en enlace con el espíritu impersonal de la Trinidad del Paraíso y se convierten de ese modo en creativas de un nuevo potencial de poder de la realidad de Deidad.
117:3.6 (1282.1) El hombre mortal, al ser una criatura, no es exactamente como el Ser Supremo, que es deidad, pero la evolución del hombre se parece de algún modo al crecimiento del Supremo. El hombre crece conscientemente desde lo material hacia lo espiritual mediante la fuerza, el poder y la perseverancia de sus propias decisiones; crece también a medida que su Ajustador del Pensamiento desarrolla nuevas técnicas para llegar desde los niveles espirituales hasta los niveles morontiales del alma; y una vez que el alma surge a la existencia, empieza a crecer en y por sí misma.
117:3.7 (1282.2) Esto se parece un poco a la forma en que se expande el Ser Supremo. Su soberanía crece en y a partir de los actos y consecuciones de las Personalidades Creadoras Supremas; esa es la evolución de la majestad de su poder como regidor del gran universo. Su naturaleza de deidad depende igualmente de la unidad preexistente de la Trinidad del Paraíso. Pero hay aún otro aspecto de la evolución de Dios Supremo: no solo evoluciona a partir de los Creadores y deriva de la Trinidad, sino que también evoluciona por sí mismo y deriva de sí mismo. Dios Supremo es en sí mismo participante volitivo y creativo de su propia actualización de deidad. Del mismo modo, el alma humana morontial es el socio volitivo y cocreativo de su propia inmortalización.
117:3.8 (1282.3) El Padre colabora con el Actor Conjunto en manipular las energías del Paraíso y hacer que respondan al Supremo. El Padre colabora con el Hijo Eterno para engendrar las personalidades Creadoras, cuyos actos culminarán en su día en la soberanía del Supremo. El Padre colabora tanto con el Hijo como con el Espíritu para crear personalidades de la Trinidad que actúen como regidores del gran universo hasta el momento en que el Supremo haya completado su evolución y quede así facultado para asumir esa soberanía. El Padre coopera de estas y otras muchas maneras con sus iguales en Deidad y en no Deidad para fomentar la evolución de la Supremacía, pero también actúa solo en estos asuntos. Y donde mejor se revela su función solitaria es probablemente en el ministerio de los Ajustadores del Pensamiento y sus entidades asociadas.
117:3.9 (1282.4) La Deidad es unidad, existencial en la Trinidad, experiencial en el Supremo y, en los mortales, realizada por la criatura en su fusión con el Ajustador. La presencia de los Ajustadores del Pensamiento en el hombre mortal revela la unidad esencial del universo, pues el hombre, el tipo más bajo posible de personalidad del universo, contiene dentro de sí un fragmento efectivo de la realidad más alta y eterna, el propio Padre original de todas las personalidades.
117:3.10 (1282.5) El Ser Supremo evoluciona en virtud de su vinculación con la Trinidad del Paraíso y como consecuencia de los éxitos divinos de los hijos creadores y administradores de esa Trinidad. El alma inmortal del hombre hace evolucionar su propio destino eterno por asociación con la presencia divina del Padre del Paraíso y conforme a las decisiones que toma la mente humana como personalidad. El Ajustador es para el hombre en evolución lo que la Trinidad para Dios Supremo.
117:3.11 (1282.6) Durante la presente edad del universo el Ser Supremo parece incapaz de actuar directamente como creador excepto cuando los agentes creativos del tiempo y el espacio han agotado las posibilidades finitas de acción. Hasta ahora esto ha ocurrido una sola vez en la historia del universo: cuando se agotaron las posibilidades de acción finita en materia de reflectividad del universo, el Supremo actuó como culminador creativo de todas las acciones creadoras precedentes. Y creemos que volverá a ejercer su función de culminador en edades futuras cada vez que el conjunto de los creadores anteriores cierre un ciclo apropiado de actividad creativa.
117:3.12 (1283.1) El Ser Supremo no creó al hombre, pero el hombre fue creado literalmente a partir de la potencialidad del Supremo, y su misma vida proviene de ella. Tampoco hace evolucionar al hombre, y sin embargo, el propio Supremo es la esencia misma de la evolución. Desde el punto de vista finito, realmente vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser dentro de la inmanencia del Supremo.
117:3.13 (1283.2) El Supremo no puede, aparentemente, iniciar una causalidad original, pero parece ser el catalizador de todo el crecimiento del universo y estar destinado a llevar el destino de todos los seres evolutivo-experienciales a su culminación total. El Padre origina el concepto de un cosmos finito; los Hijos Creadores factualizan esta idea en el tiempo y el espacio con el consentimiento y la cooperación de los Espíritus Creativos; el Supremo culmina el finito total y establece su relación con el destino de lo absonito.
117:4.1 (1283.3) Cuando vemos las luchas incesantes de las criaturas de la creación por alcanzar la perfección de su estatus y la divinidad de su ser, no podemos sino creer que esos esfuerzos sin fin denotan la lucha incesante del Supremo por su autorrealización divina. Dios Supremo es la Deidad finita y debe hacer frente a los problemas de lo finito en el sentido total de esta palabra. Nuestras luchas contra las vicisitudes del tiempo en las evoluciones del espacio son reflejo de sus esfuerzos por conseguir la realidad del yo y completar su soberanía dentro de la esfera de acción que su naturaleza en evolución está expandiendo hasta los límites extremos de lo posible.
117:4.2 (1283.4) El Supremo lucha por expresarse en todo el gran universo. Su evolución divina se basa en cierta medida en las acciones de sabiduría de todas las personalidades existentes. Cuando un ser humano elige la supervivencia eterna está cocreando el destino, y en la vida de ese mortal ascendente el Dios finito encuentra un aumento de autorrealización de su personalidad y una ampliación de su soberanía experiencial. Pero si una criatura rechaza la carrera eterna, la parte del Supremo que dependía de la elección de esa criatura experimenta un retraso ineludible, una privación que ha de ser compensada por una experiencia sustitutiva o colateral. En cuanto a la personalidad del no superviviente, es absorbida en la sobrealma de la creación y se convierte en parte de la Deidad del Supremo.
117:4.3 (1283.5) Dios es tan confiado, tan amoroso, que pone una porción de su naturaleza divina en manos de los propios seres humanos para que la salvaguarden y se autorrealicen. Sea cual fuere la elección del ser mortal, la naturaleza del Padre, la presencia del Ajustador, es indestructible. El hijo del Supremo, el yo en evolución, puede ser destruido, pero la personalidad potencialmente unificadora de ese yo errado persistirá como elemento de la Deidad de la Supremacía.
117:4.4 (1283.6) La personalidad humana puede destruir realmente la individualidad de su condición de criatura, y aunque persistirá todo lo que era valioso en la vida de ese suicida cósmico, esas cualidades no persistirán como criatura individual. El Supremo se expresará de nuevo en las criaturas de los universos, pero nunca más como esa persona concreta. La personalidad única de un no ascendente retorna al Supremo como una gota de agua vuelve al mar.
117:4.5 (1284.1) Cualquier acción aislada de las partes personales de lo finito es relativamente irrelevante en la futura aparición del Todo Supremo, y sin embargo el todo depende de los actos totales de sus múltiples partes. La personalidad de un mortal individual es insignificante frente al total de la Supremacía, pero la personalidad de cada ser humano posee un valor-significado insustituible en lo finito. Una vez que la personalidad se ha expresado, no encuentra nunca más una expresión idéntica, salvo en la existencia continuada de esa personalidad viva.
117:4.6 (1284.2) Y así, al igual que nosotros nos esforzamos por autoexpresarnos, el Supremo se esfuerza en nosotros y con nosotros por expresar deidad. Al tiempo que nosotros encontramos al Padre, el Supremo vuelve a encontrar al Creador paradisiaco de todas las cosas. Al tiempo que nosotros resolvemos los problemas de la autorrealización, el Dios de la experiencia está ganando supremacía todopoderosa en los universos del tiempo y el espacio.
117:4.7 (1284.3) La humanidad no asciende sin esfuerzo en el universo, y el Supremo tampoco evoluciona sin una acción resuelta e inteligente. Las criaturas no alcanzan la perfección por mera pasividad, ni tampoco puede el espíritu de la Supremacía factualizar el poder del Todopoderoso sin un incesante ministerio de servicio a la creación finita.
117:4.8 (1284.4) La relación temporal del hombre con el Supremo es el fundamento de la moralidad cósmica, la sensibilidad universal al deber y su aceptación. Es una moralidad que trasciende al sentido temporal del bien y el mal relativos; es una moralidad basada directamente en la apreciación por parte de la criatura autoconsciente de una obligación experiencial hacia la Deidad experiencial. El hombre mortal y todas las demás criaturas finitas son creados a partir del potencial vivo de energía, mente y espíritu que existe en el Supremo. Del Supremo extrae el ascendente mortal dotado de Ajustador lo que necesita para crear el carácter inmortal y divino de un finalitario. A partir de la realidad misma del Supremo, el Ajustador, con el consentimiento de la voluntad humana, teje los patrones de la naturaleza eterna de un hijo ascendente de Dios.
117:4.9 (1284.5) La evolución del progreso del Ajustador en espiritualizar y eternizar a una personalidad humana produce directamente un aumento de la soberanía del Supremo. Esos logros de la evolución humana son al mismo tiempo logros de la actualización evolutiva del Supremo. Es cierto que las criaturas no podrían evolucionar sin el Supremo, pero es probablemente igual de cierto que no se podrá lograr nunca la evolución plena del Supremo con independencia de la evolución completa de todas las criaturas. La gran responsabilidad cósmica de las personalidades autoconscientes reside en el hecho de que esa Deidad Suprema depende en cierto sentido de la elección de la voluntad del mortal. Y los mecanismos inescrutables de la reflectividad del universo indican fiel y plenamente a los Ancianos de los Días la progresión mutua de la evolución de las criaturas y la evolución del Supremo.
117:4.10 (1284.6) He aquí el gran desafío planteado al hombre mortal: ¿Decidiréis personalizar en vuestro propio yo en evolución los significados con valor experimentables del cosmos? O, al rechazar la supervivencia, ¿permitiréis que esos secretos de la Supremacía permanezcan dormidos esperando la acción de otra criatura que, en otro momento, intente contribuir a su manera como criatura a la evolución del Dios finito? Pero esa será su contribución al Supremo, no la vuestra.
117:4.11 (1284.7) La gran lucha de esta edad del universo es entre lo potencial y lo actual, la búsqueda de la actualización de todo lo que aún no se ha expresado. Si el hombre mortal avanza en la aventura del Paraíso, sigue los movimientos del tiempo que fluyen como corrientes en el río de la eternidad; si el hombre mortal rechaza la carrera eterna, se mueve a contracorriente de los acontecimientos de los universos finitos. La creación mecánica avanza inexorablemente según el despliegue del propósito del Padre del Paraíso, pero la creación volitiva puede elegir aceptar o rechazar el papel de su participación como personalidad en la aventura de la eternidad. El hombre mortal no puede destruir los valores supremos de la existencia humana, pero puede impedir decididamente la evolución de esos valores en su propia experiencia personal. En la medida en que el yo humano se niega así a tomar parte en el ascenso al Paraíso, en esa misma medida se retrasa el Supremo en lograr la expresión de la divinidad en el gran universo.
117:4.12 (1285.1) El hombre mortal no solo ha recibido la custodia de la presencia del Padre del Paraíso en el Ajustador, sino también el control sobre el destino de una fracción infinitesimal del futuro del Supremo. Pues a medida que el hombre alcanza su destino humano, el Supremo alcanza su destino en los niveles de deidad.
117:4.13 (1285.2) Y así, cada uno de vosotros tendrá que decidirse como lo hizo cada uno de nosotros en su día. ¿Defraudaréis al Dios del tiempo que tanto depende de las decisiones de la mente finita? ¿Defraudaréis a la personalidad Suprema de los universos por la holgazanería de una regresión animal? ¿Defraudaréis al gran hermano de todas las criaturas que tanto depende de cada criatura? ¿Os podéis permitir pasar al ámbito de lo irrealizado cuando se extiende ante vosotros el panorama encantador de la carrera universal: el descubrimiento divino del Padre del Paraíso y la participación divina en la búsqueda y la evolución del Dios de la Supremacía?
117:4.14 (1285.3) Los dones de Dios —su otorgamiento de realidad— no son actos de divorcio de sí mismo; él no se aliena de la creación, pero ha establecido tensiones en las creaciones que circundan el Paraíso. Dios ama primero al hombre y le confiere el potencial de la inmortalidad, la realidad eterna. Y en la medida que el hombre ama a Dios, se hace eterno en actualidad. Y aquí está el misterio: cuanto más se acerca el hombre a Dios a través del amor, mayor es la realidad —la actualidad— de ese hombre. Cuanto más se aparta el hombre de Dios, más se aproxima a la no realidad, al cese de la existencia. Cuando el hombre consagra su voluntad a hacer la voluntad del Padre, cuando el hombre da a Dios todo lo que tiene, Dios hace de ese hombre más de lo que es.
117:5.1 (1285.4) El gran Supremo es la sobrealma cósmica del gran universo. Las cualidades y cantidades del cosmos encuentran en él su reflejo de deidad. Su naturaleza de deidad es un mosaico compuesto por la inmensa totalidad de la naturaleza Creador-criatura de todos los universos en evolución. Y el Supremo es también una Deidad en vías de actualización, pues personifica una voluntad creativa cuyo objetivo está evolucionando en el universo.
117:5.2 (1285.5) Los yoes intelectuales, potencialmente personales, de lo finito emergen de la Tercera Fuente y Centro y logran la síntesis como Deidad finita del espacio-tiempo en el Supremo. Cuando la criatura se somete a la voluntad del Creador no sumerge ni rinde su personalidad; las personalidades individuales que participan en la actualización del Dios finito no pierden su yoidad volitiva al hacerlo. Por el contrario, dichas personalidades crecen progresivamente por participar en esta gran aventura de la Deidad. Al unirse así con la divinidad, el hombre exalta, enriquece, espiritualiza y unifica su yo en evolución hasta el umbral mismo de la supremacía.
117:5.3 (1286.1) El alma inmortal en evolución del hombre, la creación conjunta de la mente material y el Ajustador, asciende como tal hasta el Paraíso, y cuando es incorporada posteriormente al Cuerpo de la Finalización, queda aliada de una manera nueva al circuito de gravedad de espíritu del Hijo Eterno mediante una técnica de la experiencia conocida como trascendimiento finalitario. Esos finalitarios se convierten así en candidatos aptos para ser reconocidos experiencialmente como personalidades de Dios Supremo. Y cuando esos intelectos mortales logren la séptima etapa de la existencia como espíritus en futuras misiones no reveladas del Cuerpo de la Finalización, sus mentes duales se convertirán en trinas. Sus dos mentes sintonizadas, la humana y la divina, se glorificarán en unión con la mente experiencial del Ser Supremo, ya actualizado para entonces.
117:5.4 (1286.2) En el futuro eterno Dios Supremo estará actualizado —expresado creativamente y descrito espiritualmente— en la mente espiritualizada, el alma inmortal, del hombre ascendente de la misma manera que el Padre Universal quedó revelado en la vida de Jesús en la tierra.
117:5.5 (1286.3) El hombre no sumerge su identidad personal en su unión con el Supremo, pero las repercusiones en el universo de la experiencia de todos los hombres sí forman parte de la experimentación divina del Supremo. «El acto es nuestro, las consecuencias de Dios.»
117:5.6 (1286.4) La personalidad deja un rastro de realidad actualizada a medida que progresa por los niveles ascendentes de los universos. Las creaciones crecientes del tiempo y el espacio, ya sean de mente, de espíritu o de energía, resultan modificadas por la progresión de la personalidad a través de sus dominios. Cuando el hombre actúa el Supremo reacciona, y esta operación constituye el hecho de la progresión.
117:5.7 (1286.5) Los grandes circuitos de energía, mente y espíritu no son nunca posesiones permanentes de la personalidad ascendente; estos ministerios son parte de la Supremacía para siempre. En la experiencia del mortal, el intelecto humano reside en las pulsaciones rítmicas de los espíritus-mente adjutores y efectúa sus decisiones dentro del marco creado por su encircuitamiento con este ministerio. Con la muerte del mortal, el yo humano se separa para siempre del circuito adjutor. Aunque parece que estos adjutores no transmiten nunca experiencia de una personalidad a otra, pueden transmitir y transmiten a Dios Supremo a través de Dios Séptuplo las repercusiones impersonales de las acciones de sus decisiones. (Esto es cierto al menos en lo que respecta a los adjutores de adoración y de sabiduría.)
117:5.8 (1286.6) Lo mismo sucede con los circuitos espirituales: el hombre los utiliza durante su ascenso a través de los universos, pero no los posee nunca como parte de su personalidad eterna. Pero estos circuitos de ministerio espiritual, ya sean el Espíritu de la Verdad, el Espíritu Santo o las presencias de espíritu que hay en los superuniversos, son receptivos y reactivos a los valores emergentes de la personalidad ascendente, y estos valores son transmitidos al Supremo con toda fidelidad a través del Séptuplo.
117:5.9 (1286.7) Aunque ciertas influencias espirituales como el Espíritu Santo y el Espíritu de la Verdad son ministerios de los universos locales, su acción orientadora no está estrictamente confinada a los límites geográficos de una creación local dada. Cuando el mortal ascendente sale de las fronteras de su universo local de origen, no queda privado enteramente del ministerio del Espíritu de la Verdad que tan constantemente le ha enseñado y guiado a través de los laberintos filosóficos de los mundos materiales y morontiales, y que, en cada crisis de la ascensión, ha dirigido infaliblemente al peregrino hacia el Paraíso diciendo siempre: «Este es el camino». Cuando dejéis los dominios del universo local, el espíritu directivo confortador de los Hijos de Dios de otorgamiento del Paraíso, a través del ministerio del espíritu del Ser Supremo emergente y a través de las disposiciones de la reflectividad de los superuniversos, os seguirá guiando en vuestro ascenso al Paraíso.
117:5.10 (1287.1) Estos múltiples circuitos del ministerio cósmico, ¿cómo registran en el Supremo los significados, los valores y los hechos de la experiencia evolutiva? Sin estar del todo seguros, creemos que este registro se lleva a cabo a través de las personas de los Creadores Supremos de origen paradisiaco, que son los otorgadores directos de estos circuitos del tiempo y el espacio. La experiencia mental acumulada de los siete espíritus-mente adjutores durante su ministerio en el nivel físico del intelecto es parte de la experiencia de la Ministra Divina en el universo local, y a través de este Espíritu Creativo llega probablemente a registrarse en la mente de la Supremacía. Es probable que las experiencias de los mortales con el Espíritu de la Verdad y el Espíritu Santo se registen también mediante técnicas similares en la persona de la Supremacía.
117:5.11 (1287.2) Incluso la experiencia del hombre con su Ajustador debe encontrar eco en la divinidad de Dios Supremo, ya que los Ajustadores son como el Supremo en cuanto a adquisición de experiencia, y el alma en evolución del hombre mortal es creada a partir de la posibilidad preexistente de esa experiencia dentro del Supremo.
117:5.12 (1287.3) De este modo las múltiples experiencias de toda la creación se vuelven parte de la evolución de la Supremacía. Las criaturas se limitan a utilizar las cualidades y cantidades de lo finito a medida que ascienden hacia el Padre; las consecuencias impersonales de esta utilización permanecen por siempre como parte del cosmos vivo, de la persona Suprema.
117:5.13 (1287.4) Lo que el hombre se lleva consigo como posesión de su personalidad son las consecuencias que deja en su carácter la experiencia de haber usado los circuitos de mente y espíritu del gran universo durante su ascenso al Paraíso. Cuando el hombre decide y cuando consuma esta decisión en la acción, el hombre experimenta, y los significados y valores de esta experiencia forman parte para siempre de su carácter eterno en todos los niveles, desde el finito hasta el final. Un carácter cósmicamente moral y divinamente espiritual representa el capital acumulado de las decisiones personales de la criatura que han sido iluminadas por la adoración sincera, glorificadas por el amor inteligente y consumadas en el servicio fraternal.
117:5.14 (1287.5) El Supremo en evolución compensará en su día a las criaturas finitas por su incapacidad para conseguir algo más que un contacto experiencial limitado con el universo de universos. Las criaturas pueden alcanzar al Padre del Paraíso, pero sus mentes evolutivas, al ser finitas, son incapaces de entender realmente al Padre infinito y absoluto. Pero puesto que todo lo experimentado por las criaturas se registra en el Supremo y es parte de él, cuando todas las criaturas alcancen el nivel final de la existencia finita, y después de que el desarrollo total del universo haga posible que alcancen a Dios Supremo como presencia actual de la divinidad, entonces el hecho mismo de este contacto llevará implícito el contacto con la totalidad de la experiencia. Lo finito del tiempo contiene en sí las semillas de la eternidad. Y se nos ha enseñado que cuando en la plenitud de la evolución se produzca el agotamiento de la capacidad de crecimiento cósmico, lo finito total se embarcará en las fases absonitas de la carrera eterna en busca del Padre como Último.
117:6.1 (1287.6) Buscamos al Supremo en los universos, pero no lo encontramos. «Él es el interior y el exterior de todas las cosas y todos los seres, en movimiento y en reposo. Irreconocible en su misterio, está cercano aunque distante.» El Supremo Todopoderoso es «la forma de lo que aún no está formado, el patrón de lo que aún no está creado». El Supremo es vuestro hogar en el universo, y cuando lo encontréis será como volver a casa. Es vuestro progenitor experiencial, y en paralelo a la experiencia de los seres humanos, ha crecido en la experiencia de la paternidad divina. Os conoce porque se asemeja tanto a la criatura como al creador.
117:6.2 (1288.1) Si deseáis realmente encontrar a Dios, no podréis evitar que nazca en vuestra mente la consciencia del Supremo. Así como Dios es vuestro Padre divino, el Supremo es vuestra Madre divina, de quien os nutrís durante toda vuestra vida de criaturas del universo. «¡Cuán universal es el Supremo, está en todas partes! Las innumerables cosas de la creación dependen de su presencia para vivir y ninguna es rechazada.»
117:6.3 (1288.2) El Supremo es para el cosmos finito lo que Miguel para Nebadon. Su Deidad es la gran vía por la que el amor del Padre fluye hacia fuera, hacia toda la creación, y es la gran vía por la que las criaturas finitas pasan hacia dentro en su búsqueda del Padre, que es amor. Incluso los Ajustadores del Pensamiento están relacionados con él: son como el Padre en su naturaleza y divinidad originales, pero se hacen como el Supremo cuando experimentan las operaciones del tiempo en los universos del espacio.
117:6.4 (1288.3) El acto por el cual la criatura elige hacer la voluntad del Creador es un valor cósmico y tiene un significado en el universo que provoca la reacción inmediata de alguna fuerza de coordinación ubicua aunque no revelada, probablemente la acción cada vez más extensa del Ser Supremo.
117:6.5 (1288.4) El alma de morontia de un mortal en evolución es realmente hija de la acción del Ajustador del Padre Universal y nacida de la reacción cósmica del Ser Supremo, la Madre Universal. La influencia de la madre domina en la personalidad humana durante toda la infancia del alma que crece en el universo local. Tras la fusión con el Ajustador y durante la carrera en el superuniverso la influencia de ambas Deidades progenitoras se iguala, pero cuando las criaturas del tiempo empiezan la travesía del universo central de la eternidad, la naturaleza del Padre se va haciendo cada vez más manifiesta y alcanza la cima de su manifestación finita con el reconocimiento del Padre Universal y la admisión en el Cuerpo de la Finalización.
117:6.6 (1288.5) En y a través de la experiencia del logro finalitario, las cualidades experienciales maternas del yo en ascenso se ven enormemente afectadas por el contacto y la infusión de la presencia de espíritu del Hijo Eterno y la presencia de mente del Espíritu Infinito. Después, en todos los ámbitos de la actividad finalitaria del gran universo, aparece un nuevo despertar del potencial materno latente del Supremo, una nueva realización de los significados experienciales y una nueva síntesis de los valores experienciales de toda la carrera de ascensión. Parece ser que esta realización del yo continuará durante la carrera en el universo de los finalitarios de sexta etapa hasta que la herencia de carácter materno del Supremo logre la sincronía finita con la herencia del Padre en forma de Ajustador. Este periodo de actividad fascinante en el gran universo representa la continuación de la carrera adulta del mortal ascendente y perfeccionado.
117:6.7 (1288.6) Tras terminar la sexta etapa de existencia y entrar en la séptima y última etapa del estatus de espíritu, seguirán probablemente las edades progresivas de experiencia enriquecedora, maduración de la sabiduría y realización de la divinidad. En la naturaleza del finalitario esto equivaldrá probablemente al triunfo final en la lucha de la mente por autorrealizarse como espíritu, a la coordinación completa de la naturaleza de hombre ascendente con la naturaleza de Ajustador divino dentro de los límites de las posibilidades finitas. Este magnífico yo del universo se convertirá así en el hijo finalitario eterno del Padre del Paraíso y a la vez en el hijo eterno del Supremo Madre en el universo, un yo del universo facultado para representar tanto al Padre como a la Madre de los universos y de las personalidades en cualquier actividad o empresa relacionada con la administración finita de las cosas y de los seres creados, creadores o en evolución.
117:6.8 (1289.1) Todos los humanos con almas en evolución son literalmente hijos evolutivos de Dios Padre y Dios Madre, el Ser Supremo. Pero hasta el momento en que el alma del hombre mortal se vuelve consciente de su herencia divina, esta seguridad de su parentesco con la Deidad solo puede alcanzarla por la fe. La experiencia de la vida humana es el capullo cósmico donde las dotaciones del Ser Supremo en el universo y la presencia en el universo del Padre Universal (ninguna de las cuales es personalidad) hacen evolucionar el alma de morontia del tiempo y el carácter finalitario humano-divino con destino en el universo y servicio eterno.
117:6.9 (1289.2) Los hombres olvidan con demasiada frecuencia que Dios es la experiencia más grande de la existencia humana. Las demás experiencias son limitadas en naturaleza y contenido, pero la experiencia de Dios no tiene más límite que la capacidad de comprensión de la criatura, y esta misma experiencia amplía de por sí dicha capacidad. Cuando los hombres buscan a Dios, lo están buscando todo. Y cuando encuentran a Dios, lo han encontrado todo. La búsqueda de Dios es el otorgamiento ilimitado de amor acompañado del descubrimiento asombroso de un amor nuevo y más grande que otorgar.
117:6.10 (1289.3) Todo amor verdadero viene de Dios, y el hombre recibe el afecto divino tal como él mismo otorga este amor a sus semejantes. El amor es dinámico. No se puede capturar nunca; es vivo, libre, emocionante y está siempre en movimiento. El hombre no puede tomar nunca el amor del Padre y encarcelarlo en su corazón. El amor del Padre solo se convierte en real para el hombre mortal cuando pasa a través de la personalidad del hombre y este a su vez otorga este amor a sus semejantes. El gran circuito del amor viene del Padre, pasa de los hijos a los hermanos, y de ahí al Supremo. El amor del Padre aparece en la personalidad del mortal mediante el ministerio del Ajustador que mora en su interior. El hijo conocedor de Dios revela ese amor a sus hermanos del universo, y este afecto fraternal es la esencia del amor del Supremo.
117:6.11 (1289.4) No hay más acceso al Supremo que a través de la experiencia, y durante estas épocas de la creación solo hay tres vías de acceso de las criaturas a la Supremacía:
117:6.12 (1289.5) 1. Los Ciudadanos del Paraíso descienden de la Isla eterna a través de Havona, donde adquieren la capacidad de comprender la Supremacía a través de la observación de la realidad diferencial del Paraíso-Havona y mediante el descubrimiento exploratorio de las múltiples actividades de las Personalidades Creadoras Supremas, que van desde los Espíritus Maestros hasta los Hijos Creadores.
117:6.13 (1289.6) 2. Los ascendentes del espacio-tiempo que suben desde los universos evolutivos de los Creadores Supremos se acercan mucho al Supremo al atravesar Havona como preludio de una creciente apreciación de la unidad de la Trinidad del Paraíso.
117:6.14 (1289.7) 3. Los nativos de Havona adquieren una comprensión del Supremo a través de sus contactos con los peregrinos que descienden del Paraíso y con los que ascienden desde los siete superuniversos. Los nativos de Havona están en posición inherente de armonizar los puntos de vista esencialmente distintos de los ciudadanos de la Isla eterna y los ciudadanos de los universos evolutivos.
117:6.15 (1290.1) Para las criaturas evolutivas hay siete grandes formas de acceso al Padre Universal, y cada una de estas ascensiones al Paraíso pasa por la divinidad de uno de los siete Espíritus Maestros. Lo que hace posible cada uno de estos acercamientos es el hecho de que la criatura haya servido en el superuniverso que refleja la naturaleza de ese Espíritu Maestro y haya ampliado así su receptividad a la experiencia. La suma total de estas siete experiencias constituye los límites conocidos hasta ahora de la consciencia de una criatura sobre la realidad y la actualidad de Dios Supremo.
117:6.16 (1290.2) Lo que impide al hombre encontrar al Dios finito no son solo sus propias limitaciones sino también la incompleción del universo. Incluso la incompleción de todas las criaturas —pasadas, presentes y futuras— hace al Supremo inaccesible. Cualquier individuo que haya alcanzado el nivel divino de semejanza con Dios puede encontrar a Dios Padre, pero ninguna criatura individual podrá descubrir nunca personalmente a Dios Supremo hasta el lejano momento en que todas las criaturas lo encuentren simultáneamente por haberse logrado la perfección universal.
117:6.17 (1290.3) A pesar de que no podéis, en esta edad del universo, encontrarlo personalmente como podéis encontrar y encontraréis al Padre, al Hijo y al Espíritu, la ascensión al Paraíso y la subsiguiente carrera en el universo irán creando gradualmente en vuestra consciencia el reconocimiento de la presencia en el universo y la acción cósmica del Dios de toda la experiencia. Los frutos del espíritu son la sustancia del Supremo tal como este es comprensible en la experiencia humana.
117:6.18 (1290.4) El hecho de que el hombre logre algún día al Supremo es consecuencia de su fusión con el espíritu de la Deidad del Paraíso. Para los urantianos este espíritu es la presencia del Padre Universal en forma de Ajustador, y aunque el Monitor de Misterio viene del Padre y es como el Padre, dudamos de que incluso este don divino pueda conseguir la tarea imposible de revelar la naturaleza del Dios infinito a una criatura finita. Sospechamos que lo que los Ajustadores revelarán a los futuros finalitarios de séptima etapa será la divinidad y la naturaleza de Dios Supremo. Y esta revelación será para una criatura finita lo que la revelación del Infinito sería para un ser absoluto.
117:6.19 (1290.5) El Supremo no es infinito, pero abarca probablemente toda la infinitud que una criatura finita podrá nunca llegar a captar realmente. ¡Comprender más que lo Supremo es ser más que finito!
117:6.20 (1290.6) Todas las creaciones experienciales son interdependientes en su realización del destino. Solo la realidad existencial es autocontenida y autoexistente. Havona y los siete superuniversos se necesitan mutuamente para alcanzar el máximo logro finito y dependerán en su día igualmente de los universos futuros del espacio exterior para trascender lo finito.
117:6.21 (1290.7) Un ascendente humano puede encontrar al Padre; Dios es existencial y, por lo tanto, real con independencia del estatus de la experiencia en el universo total. Pero ningún ascendente individual encontrará al Supremo hasta que todos los ascendentes hayan alcanzado la madurez universal máxima que los facultará para participar simultáneamente en este descubrimiento.
117:6.22 (1290.8) El Padre no hace acepción de personas: trata a cada uno de sus hijos ascendentes como individuos cósmicos. El Supremo tampoco hace acepción de personas: trata a sus descendientes experienciales como un total cósmico único.
117:6.23 (1290.9) El hombre puede descubrir al Padre en su corazón, pero tendrá que buscar al Supremo en el corazón de todos los demás hombres; y cuando todas las criaturas revelen perfectamente el amor del Supremo, este se convertirá en una actualidad universal para todas las criaturas. Esto no es más que otra forma de decir que los universos se habrán asentado en luz y vida.
117:6.24 (1291.1) El logro de la autorrealización perfeccionada por parte de todas las personalidades más el logro del equilibrio perfeccionado en todos los universos equivale al logro del Supremo y atestigua que toda la realidad finita se ha liberado de las limitaciones de la existencia incompleta. Este agotamiento de todos los potenciales finitos produce el logro completado del Supremo y podría definirse además como la actualización evolutiva completada del propio Ser Supremo.
117:6.25 (1291.2) Los hombres no encuentran al Supremo de forma repentina y espectacular como el terremoto que abre abismos entre rocas, lo encuentran de forma lenta y paciente como el río que va desgastando calladamente su lecho.
117:6.26 (1291.3) Cuando encontréis al Padre, encontraréis la gran causa de vuestro ascenso espiritual en los universos. Cuando encontréis al Supremo, descubriréis el gran resultado de vuestra carrera de progresión hacia el Paraíso.
117:6.27 (1291.4) Pero ningún mortal conocedor de Dios puede nunca sentirse solo en su viaje a través del cosmos, porque sabe que el Padre camina a su lado a cada paso y que el propio camino que recorre es la presencia del Supremo.
117:7.1 (1291.5) La realización completa de todos los potenciales finitos equivale a completar la realización de toda la experiencia evolutiva. Esto sugiere la emergencia final del Supremo como presencia todopoderosa de la Deidad en los universos. Creemos que en esa etapa de desarrollo el Supremo estará personalizado de forma tan diferenciada como el Hijo Eterno, dotado de un poder tan concreto como la Isla del Paraíso y unificado tan completamente como el Actor Conjunto; todo ello dentro de las limitaciones de las posibilidades finitas de la Supremacía en la culminación de la presente edad del universo.
117:7.2 (1291.6) Aunque este concepto del futuro del Supremo es totalmente correcto, llamaremos la atención sobre ciertos problemas inherentes que conlleva:
117:7.3 (1291.7) 1. Es altamente improbable que los Supervisores No Cualificados del Supremo puedan en ningún momento ser deizados antes de que el Supremo haya completado su evolución, y sin embargo estos mismos supervisores están ahora ejerciendo de forma limitada la soberanía de la supremacía respecto a los universos asentados en luz y vida.
117:7.4 (1291.8) 2. El Supremo no podría ejercer sus funciones en la Trinidad Última hasta haber logrado la actualidad completa de su estatus en el universo, y sin embargo la Trinidad Última ya es una realidad cualificada en el presente, y se os ha informado de la existencia de los Representantes Cualificados del Último.
117:7.5 (1291.9) 3. El Supremo no es completamente real para las criaturas del universo, pero hay muchas razones para deducir que es totalmente real para la Deidad Séptupla, que va desde el Padre Universal que está en el Paraíso hasta los Hijos Creadores y los Espíritus Creativos de los universos locales.
117:7.6 (1291.10) Puede que en los límites superiores de lo finito, donde el tiempo se aúna con el tiempo trascendido, haya algún tipo de difuminación y mezcla de secuencias. Puede que el Supremo sea capaz de prever su presencia en el universo en esos niveles de supratiempo y, para anticiparse en grado limitado a su evolución futura, refleje hacia atrás sobre los niveles creados esta previsión futura bajo la forma de la Inmanencia del Incompleto Proyectado. Se pueden observar fenómenos de este tipo cada vez que lo finito entra en contacto con lo suprafinito, como sucede en las experiencias de los seres humanos habitados por Ajustadores del Pensamiento, que son verdaderas predicciones de los futuros logros del hombre en el universo durante toda la eternidad.
117:7.7 (1292.1) Cuando los ascendentes mortales son admitidos en el cuerpo finalitario del Paraíso prestan juramento a la Trinidad del Paraíso, y en este juramento de lealtad prometen fidelidad eterna a Dios Supremo, que es la Trinidad tal como la comprenden todas las personalidades de criatura finita. A partir de ahí, cuando las compañías de finalitarios ejercen su actividad por todos los universos en evolución, solo están sujetas a los mandatos que emanan del Paraíso hasta el momento memorable en que cada universo local se asienta en luz y vida. A medida que las nuevas organizaciones gubernamentales de estas creaciones perfeccionadas empiezan a reflejar la soberanía emergente del Supremo, observamos que las compañías de finalitarios que actúan en la periferia reconocen la autoridad jurisdiccional de los nuevos gobiernos. Parece ser que Dios Supremo está evolucionando como unificador del Cuerpo evolutivo de la Finalización, pero es muy probable que el destino eterno de estos siete cuerpos esté dirigido por el Supremo como miembro de la Trinidad Última.
117:7.8 (1292.2) El Ser Supremo contiene en sí tres posibilidades suprafinitas de manifestación en el universo:
117:7.9 (1292.3) 1. Colaboración absonita en la primera Trinidad experiencial.
117:7.10 (1292.4) 2. Relación coabsoluta en la segunda Trinidad experiencial.
117:7.11 (1292.5) 3. Participación coinfinita en la Trinidad de Trinidades, pero no tenemos un concepto satisfactorio sobre lo que esto significa realmente.
117:7.12 (1292.6) Esta es una de las hipótesis generalmente aceptadas sobre el futuro del Supremo, pero hay además muchas especulaciones sobre sus relaciones con el gran universo presente después de que este haya alcanzado el estatus de luz y vida.
117:7.13 (1292.7) La meta presente de los superuniversos es hacerse, tal como son y dentro de sus potenciales, perfectos como lo es Havona. Esta perfección concierne al logro físico y al espiritual, incluso al desarrollo administrativo, gubernamental y fraternal. Se cree que en las edades venideras las posibilidades de desarmonía, desajuste e inadaptación acabarán por agotarse en los superuniversos. Los circuitos de energía estarán en equilibrio perfecto y sometidos por completo a la mente, mientras que el espíritu, en presencia de la personalidad, habrá logrado dominar a la mente.
117:7.14 (1292.8) Se conjetura que en ese lejano momento la persona de espíritu del Supremo y el poder logrado por el Todopoderoso habrán alcanzado un desarrollo igualitario, y que ambos, unificados en y por la Mente Suprema, se factualizarán en forma de Ser Supremo, una actualidad completada en los universos. Será una actualidad observable por todas las inteligencias de criatura, a la que reaccionarán todas las energías creadas, que estará coordinada en todas las entidades espirituales y que será experimentada por todas las personalidades del universo.
117:7.15 (1292.9) Este concepto implica la soberanía efectiva del Supremo en el gran universo. Lo más probable será que los administradores presentes de la Trinidad continúen como lugartenientes del Supremo, pero creemos que las demarcaciones que hay ahora entre los siete superuniversos irán desapareciendo gradualmente y que la totalidad del gran universo funcionará como un todo perfeccionado.
117:7.16 (1292.10) Es posible que el Supremo resida entonces personalmente en Uversa, la sede de Orvonton, desde donde dirigirá la administración de las creaciones del tiempo, aunque esto no es más que una suposición. Lo cierto es que se podrá sin duda entrar en contacto con la personalidad del Ser Supremo en alguna localización específica, al tiempo que la ubicuidad de su presencia de Deidad seguirá probablemente permeando el universo de universos. No sabemos qué tipo de relación tendrán los ciudadanos de los superuniversos de esa edad con el Supremo, pero podría ser parecida a la que ahora existe entre los nativos de Havona y la Trinidad del Paraíso.
117:7.17 (1293.1) El gran universo perfeccionado de esos tiempos futuros será muy distinto al del presente. Se habrán terminado las aventuras apasionantes de organizar las galaxias del espacio, plantar la vida en los inseguros mundos del tiempo y hacer evolucionar armonía a partir del caos, belleza a partir de los potenciales, verdad a partir de los significados y bondad a partir de los valores. ¡Los universos del tiempo habrán cumplido por fin su destino finito! ¡Y durante un tiempo puede que haya un descanso, una relajación en la lucha multisecular por la perfección evolutiva, pero no durará mucho! Cierta, segura e inexorablemente, el enigma de la Deidad emergente de Dios Último desafiará a esos ciudadanos perfeccionados de los universos asentados del mismo modo que la búsqueda de Dios Supremo desafió en su día a los luchadores evolutivos que los precedieron. La cortina del destino cósmico se descorrerá para revelar la grandeza trascendental de la seductora búsqueda absonita del Padre Universal en los niveles nuevos y más altos que se revelan en la experiencia de carácter último de las criaturas.
117:7.18 (1293.2) [Patrocinado por un Mensajero Poderoso residente temporal en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 118
118:0.1 (1294.1) EN CUANTO a las diversas naturalezas de la Deidad, se puede decir que:
118:0.2 (1294.2) 1. El Padre es un yo que existe por sí mismo.
118:0.3 (1294.3) 2. El Hijo es un yo que coexiste.
118:0.4 (1294.4) 3. El Espíritu es un yo que existe conjuntamente.
118:0.5 (1294.5) 4. El Supremo es un yo evolutivo experiencial.
118:0.6 (1294.6) 5. El Séptuplo es divinidad autodistributiva.
118:0.7 (1294.7) 6. El Último es un yo trascendental experiencial.
118:0.8 (1294.8) 7. El Absoluto es un yo existencial experiencial.
118:0.9 (1294.9) Así como Dios Séptuplo es indispensable para el logro evolutivo del Supremo, el Supremo es también indispensable para que el Último termine emergiendo. La presencia dual del Supremo y el Último constituye la asociación básica de la Deidad subabsoluta y derivada, pues son interdependientes y complementarios en el logro del destino. Juntos constituyen el puente experiencial que enlaza los comienzos y las consumaciones de todo crecimiento creativo en el universo maestro.
118:0.10 (1294.10) El crecimiento creativo es interminable pero siempre satisfactorio. Su alcance no tiene límite, pero está salpicado de momentos de satisfacción de la personalidad en los que se logran metas transitorias que constituyen preludios eficaces para la movilización hacia nuevas aventuras de crecimiento cósmico, exploración del universo y logro de la Deidad.
118:0.11 (1294.11) El campo de las matemáticas, aunque plagado de limitaciones cualitativas, proporciona a la mente finita una base conceptual para contemplar la infinitud. No hay limitaciones cuantitativas para los números, ni siquiera en la comprensión de la mente finita. Por grande que sea el número concebido siempre se puede pensar en sumarle otro. Y podéis comprender también que así no se llega al infinito porque por muchas veces que se repita esta suma siempre se le puede añadir uno más.
118:0.12 (1294.12) Por otra parte, la serie infinita se puede totalizar en cualquier punto dado, y este total (más exactamente un subtotal) proporciona toda la dulzura del logro de la meta a una persona concreta con un estatus concreto en un momento concreto. Pero tarde o temprano esa misma persona empezará a sentir hambre y anhelo de metas nuevas y mayores, y a su debido tiempo podrá emprender por siempre nuevas aventuras de crecimiento en los ciclos de la eternidad.
118:0.13 (1294.13) Cada edad sucesiva del universo es la antecámara de la era siguiente de crecimiento cósmico, y cada época del universo proporciona un destino inmediato a todas las etapas precedentes. Havona es una creación perfecta en y por sí misma, pero está limitada por su perfección. La perfección de Havona, al expandirse hacia fuera a los superuniversos evolutivos, encuentra no solo su destino cósmico sino también su liberación de las limitaciones de la existencia preevolutiva.
118:1.1 (1295.1) Es útil para la orientación cósmica del hombre comprender lo mejor posible la relación de la Deidad con el cosmos. Aunque la Deidad absoluta es eterna por naturaleza, los Dioses están relacionados con el tiempo como una experiencia de la eternidad. En los universos evolutivos la eternidad es la condición imperecedera temporal, el ahora imperecedero.
118:1.2 (1295.2) La criatura mortal puede eternizar su personalidad al identificarse con el espíritu que mora en su interior por el procedimiento de elegir hacer la voluntad del Padre. Una consagración así de la voluntad equivale a llevar a cabo un propósito de realidad eterna. Esto significa que el propósito de la criatura se ha hecho fijo con respecto a la sucesión de momentos, es decir, que la sucesión de momentos no supondrá ningún cambio en el propósito de la criatura, ya se trate de un millón o de mil millones de momentos. El número ha dejado de tener significado para el propósito de la criatura. De este modo, la elección de la criatura más la elección de Dios dan lugar a las realidades eternas de la unión sin fin del espíritu de Dios con la naturaleza del hombre en el servicio perpetuo a los hijos de Dios y a su Padre del Paraíso.
118:1.3 (1295.3) En todo intelecto existe una relación directa entre madurez y consciencia de la unidad de tiempo. La unidad de tiempo puede ser un día, un año o un periodo más largo, pero es necesariamente el criterio por el cual el yo consciente evalúa las circunstancias de la vida y mediante el cual el intelecto que concibe mide y evalúa los hechos de la existencia temporal.
118:1.4 (1295.4) La experiencia, la sabiduría y el juicio son los elementos que acompañan a la prolongación de la unidad de tiempo en la experiencia de los mortales. Cuando la mente humana reconsidera el pasado, evalúa la experiencia pasada para valerse de ella en una situación presente. Cuando la mente se extiende hacia el futuro, intenta evaluar las repercusiones futuras de una posible acción. Asesorada tanto por la experiencia como por la sabiduría, la voluntad humana ejerce la decisión de su juicio en el presente, y nace así el plan de acción a partir del pasado y del futuro.
118:1.5 (1295.5) En la madurez del yo que se desarrolla, el pasado y el futuro se reúnen para iluminar el verdadero significado del presente. A medida que va madurando el yo, retrocede cada vez más en el pasado en busca de experiencia, mientras que sus sabias previsiones intentan penetrar cada vez más en el futuro desconocido. Y en la medida en que el yo que concibe extiende su alcance tanto hacia el pasado como hacia el futuro, su juicio va dependiendo cada vez menos del presente momentáneo. De este modo, las acciones de sus decisiones empiezan a liberarse de las cadenas del presente transitorio y a centrarse en aspectos relevantes del pasado y del futuro.
118:1.6 (1295.6) Los mortales cuyas unidades de tiempo son cortas practican la paciencia. La verdadera madurez muestra una tolerancia nacida de la verdadera comprensión que trasciende a la paciencia.
118:1.7 (1295.7) Madurar es vivir más intensamente en el presente y escapar al mismo tiempo de las limitaciones del presente. Los planes de la madurez, fundamentados en la experiencia pasada, nacen en el presente de tal modo que aumentan los valores del futuro.
118:1.8 (1295.8) La unidad de tiempo de la inmadurez concentra el valor-significado en el momento presente de forma que divorcia el presente de su relación verdadera con el no presente (el pasado y el futuro). La unidad de tiempo de la madurez está proporcionada para revelar la relación coordinada de pasado, presente y futuro de tal manera que el yo empieza a comprender mejor la totalidad de los acontecimientos, empieza a ver el paisaje del tiempo desde una perspectiva panorámica de horizontes ampliados, empieza tal vez a vislumbrar la existencia del continuo eterno sin comienzo ni fin cuyos fragmentos se llaman tiempo.
118:1.9 (1296.1) En los niveles de lo infinito y de lo absoluto, el momento presente contiene todo el pasado y todo el futuro. YO SOY significa también YO FUI y YO SERÉ, y esto representa nuestro mejor concepto de la eternidad y de lo eterno.
118:1.10 (1296.2) En el nivel absoluto y eterno, la realidad potencial es tan significativa como la realidad actual. Solo en el nivel finito y para las criaturas confinadas en el tiempo parece existir una diferencia tan inmensa. Para Dios como absoluto, un mortal ascendente que ha tomado la decisión eterna es ya un finalitario del Paraíso. Pero gracias al Ajustador interior del Pensamiento, el Padre Universal no está limitado así en su percepción sino que puede conocer y compartir además todos los problemas temporales del ascenso de la criatura desde el nivel de semejanza con los animales al de semejanza con Dios.
118:2.1 (1296.3) No se debe confundir la ubicuidad de la Deidad con la ultimidad de la omnipresencia divina. Es voluntad del Padre Universal que el Supremo, el Último y el Absoluto compensen, coordinen y unifiquen la ubicuidad del Padre en el espacio-tiempo y su omnipresencia en el espacio-tiempo trascendido con su presencia universal y absoluta fuera del tiempo y el espacio. Y no olvidéis que, aunque la ubicuidad de la Deidad puede estar asociada muchas veces al espacio, no está necesariamente condicionada por el tiempo.
118:2.2 (1296.4) Como ascendentes mortales y de la morontia vais percibiendo a Dios progresivamente por el ministerio de Dios Séptuplo. A través de Havona descubrís a Dios Supremo. En el Paraíso lo encontráis como persona, y ya como finalitarios intentaréis pronto conocerlo como Último. Para los finalitarios parece que solo hay un curso a seguir después de haber alcanzado al Último: empezar la búsqueda del Absoluto. A ningún finalitario le podrán inquietar las incertidumbres del logro del Absoluto de Deidad puesto que encontró a Dios Padre al final de sus ascensiones suprema y última. Si esos finalitarios logran encontrar a Dios Absoluto, solo creerán que están descubriendo al mismo Dios, al Padre del Paraíso que se manifiesta en niveles más próximos a lo infinito y lo universal. Es indudable que alcanzar a Dios en lo absoluto revelaría al Ancestro Primario de los universos así como al Padre Final de las personalidades.
118:2.3 (1296.5) Dios Supremo puede no ser una demostración de la omnipresencia de la Deidad en el espacio-tiempo, pero es literalmente una manifestación de la ubicuidad divina. Entre la presencia espiritual del Creador y las manifestaciones materiales de la creación está el vasto dominio de la aparición de lo ubicuo: la emergencia en el universo de la Deidad evolutiva.
118:2.4 (1296.6) Si alguna vez Dios Supremo asume el control directo de los universos del tiempo y el espacio, estamos convencidos de que esa administración de la Deidad funcionará bajo el sobrecontrol del Último. En ese caso Dios Último empezaría a manifestarse a los universos del tiempo como el Todopoderoso trascendental (el Omnipotente) que ejerce el sobrecontrol del supratiempo y del espacio trascendido en lo que respecta a las funciones administrativas del Supremo Todopoderoso.
118:2.5 (1297.1) La mente mortal puede hacerse esta misma pregunta que nos hacemos nosotros: si la evolución de Dios Supremo hacia la autoridad administrativa en el gran universo va acompañada de mayores manifestaciones de Dios Último, un emerger correspondiente de Dios Último en los universos presupuestos del espacio exterior ¿estará igualmente acompañado por revelaciones similares y aumentadas de Dios Absoluto? En realidad no lo sabemos.
118:3.1 (1297.2) Solo mediante su ubicuidad podría la Deidad unificar las manifestaciones del espacio-tiempo para la concepción finita, pues el tiempo es una sucesión de instantes mientras que el espacio es un sistema de puntos asociados. En realidad captáis el tiempo mediante análisis y el espacio mediante síntesis. Coordináis y asociáis estas dos concepciones distintas mediante la visión interior integradora de la personalidad. De todo el mundo animal, solo el hombre posee esta capacidad de percepción del espacio-tiempo. El movimiento tiene un significado para los animales pero representa un valor solo para la criatura con estatus de personalidad.
118:3.2 (1297.3) Las cosas están condicionadas por el tiempo, pero la verdad no tiene tiempo. Cuanta más verdad conocéis, más verdad sois, mejor podéis comprender el pasado y captar el futuro.
118:3.3 (1297.4) La verdad es inamovible —está exenta para siempre de todas las vicisitudes pasajeras—, aunque nunca está muerta ni es formal, sino siempre vibrante y adaptable, radiantemente viva. Pero cuando la verdad se enlaza con los hechos, tanto el tiempo como el espacio condicionan sus significados y correlacionan sus valores. Estas realidades de la verdad vinculada al hecho se convierten en conceptos y quedan relegadas en consecuencia al ámbito de las realidades cósmicas relativas.
118:3.4 (1297.5) El enlace de la verdad absoluta y eterna del Creador con la experiencia factual de la criatura temporal y finita produce un nuevo valor emergente del Supremo. El concepto del Supremo es esencial para coordinar el sobremundo divino e inalterable con el submundo finito en cambio permanente.
118:3.5 (1297.6) De todas las cosas no absolutas, el espacio es lo que más se acerca al absoluto. En apariencia el espacio es absolutamente último. Nuestra verdadera dificultad para comprender el espacio en el nivel material radica en el hecho de que, al tiempo que los cuerpos materiales existen en el espacio, el espacio existe también en esos mismos cuerpos materiales. Hay mucho que es absoluto en el espacio pero eso no significa que el espacio sea absoluto.
118:3.6 (1297.7) Para ayudaros a comprender las relaciones en el espacio podríais dar por supuesto que, en términos relativos, el espacio no deja de ser una propiedad de todos los cuerpos materiales. Por eso cuando un cuerpo se desplaza por el espacio lleva consigo todas sus propiedades, incluso el espacio que está dentro de ese cuerpo en movimiento y forma parte de él.
118:3.7 (1297.8) Todos los patrones de la realidad ocupan espacio en los niveles materiales, pero los patrones de espíritu solo existen en relación con el espacio; no ocupan ni desplazan espacio, ni tampoco lo contienen. Para nosotros el mayor enigma del espacio gira en torno al patrón de una idea. Cuando entramos en el dominio de la mente encontramos muchos interrogantes. ¿Acaso el patrón —la realidad— de una idea ocupa espacio? Realmente no lo sabemos. Estamos seguros de que el patrón de una idea no contiene espacio, pero no nos atrevemos a dar por sentado que lo inmaterial sea siempre no espacial.
118:4.1 (1298.1) Muchas de las dificultades teológicas y de los dilemas metafísicos del hombre mortal se deben a que no tiene bien localizada la personalidad de la Deidad y por lo tanto asigna equivocadamente atributos infinitos y absolutos a la Divinidad de menor rango y a la Deidad evolutiva. No olvidéis que, aunque existe realmente una verdadera Causa Primera, hay también una multitud de causas de igual y menor rango tanto asociadas como secundarias.
118:4.2 (1298.2) La distinción básica entre causas primeras y causas segundas reside en que las causas primeras producen efectos originales libres de factores hereditarios derivados de cualquier causalidad antecedente. Las causas secundarias producen efectos que muestran invariablemente la herencia de una causalidad anterior.
118:4.3 (1298.3) Los potenciales puramente estáticos inherentes al Absoluto No Cualificado reaccionan a las causalidades del Absoluto de Deidad producidas por las acciones de la Trinidad del Paraíso. En presencia del Absoluto Universal, estos potenciales estáticos de carácter causativo se convierten inmediatamente en activos y receptivos a la influencia de ciertos agentes trascendentales encargados de transmutar estos potenciales activados en verdaderas posibilidades de desarrollo en el universo, es decir, en capacidades de crecimiento actualizadas. Sobre estos potenciales maduros los creadores y controladores del gran universo representan el drama sin fin de la evolución cósmica.
118:4.4 (1298.4) La causalidad tiene una constitución básica triple sin tomar en consideración los existenciales. Tal como opera en esta edad del universo y respecto al nivel finito de los siete superuniversos, se puede concebir como sigue:
118:4.5 (1298.5) 1. La activación de los potenciales estáticos. Es el establecimiento del destino en el Absoluto Universal por las acciones del Absoluto de Deidad que opera en y sobre el Absoluto No Cualificado como consecuencia de los mandatos volitivos de la Trinidad del Paraíso.
118:4.6 (1298.6) 2. El devenir de las capacidades del universo. Implica la transformación de potenciales no diferenciados en planes segregados y definidos. Es el acto de la Ultimidad de la Deidad y de los múltiples agentes del nivel trascendental. Estos actos se anticipan perfectamente a las necesidades futuras de todo el universo maestro. Los Arquitectos del Universo Maestro existen como verdaderas personificaciones del concepto de Deidad de los universos en relación con la segregación de los potenciales. En último término parece que sus planes están limitados en extensión en el espacio por la periferia conceptual del universo maestro, pero como planes no están condicionados de ningún otro modo por el tiempo o el espacio.
118:4.7 (1298.7) 3. La creación y evolución de los actuales del universo. Sobre un cosmos impregnado por la presencia productora de capacidades de la Ultimidad de la Deidad, los Creadores Supremos efectúan en el tiempo las transmutaciones de los potenciales maduros en actuales experienciales. Dentro del universo maestro toda actualización de la realidad potencial está limitada por su capacidad última de desarrollo y condicionada en sus etapas finales de emergencia por el espacio-tiempo. Los Hijos Creadores que salen del Paraíso son, en actualidad, creadores transformativos en el sentido cósmico, pero esto no invalida en modo alguno el concepto que el hombre tiene de ellos como creadores. Desde el punto de vista finito es indudable que pueden crear y crean.
118:5.1 (1299.1) La omnipotencia de la Deidad no implica que tenga poder de hacer lo que no es posible hacer. Dentro del marco del espacio-tiempo y desde el punto de referencia intelectual de la comprensión mortal, ni siquiera el Dios infinito puede crear círculos cuadrados ni producir un mal que sea inherentemente bueno. Dios no puede hacer ninguna cosa que no sea como Dios. Semejante contradicción de términos filosóficos equivale a la no entidad e implica que nada se crea así. Un rasgo de la personalidad no puede a la vez ser y no ser como Dios. La composibilidad es innata al poder divino. Y todo esto se debe a que la omnipotencia no solo crea cosas que tienen una naturaleza sino que además origina la naturaleza de todas las cosas y todos los seres.
118:5.2 (1299.2) En el principio el Padre lo hace todo, pero a medida que se despliega el panorama de la eternidad en respuesta a la voluntad y a los mandatos del Infinito, se hace cada vez más patente que las criaturas, incluso los hombres, han de convertirse en socios de Dios para la realización del destino final. Y esto es cierto incluso en la vida en la carne. Cuando el hombre y Dios se asocian no se puede poner limitación alguna a las posibilidades futuras de esa asociación. Cuando el hombre se da cuenta de que el Padre Universal es su socio en el progreso eterno, cuando se fusiona con la presencia del Padre que habita dentro de él, ha roto en espíritu las cadenas del tiempo y ha entrado ya en las progresiones de la eternidad en busca del Padre Universal.
118:5.3 (1299.3) La consciencia del mortal pasa del hecho al significado y luego al valor. La consciencia del Creador pasa del valor del pensamiento al significado de la palabra hasta llegar al hecho de la acción. Dios debe actuar siempre para romper el punto muerto de la unidad no cualificada inherente a la infinitud existencial. La Deidad debe proporcionar siempre el patrón del universo, las personalidades perfectas, la verdad, la belleza y la bondad originales a las que todas las creaciones por debajo del nivel de deidad aspiran. Dios tiene que encontrar primero al hombre para que el hombre pueda después encontrar a Dios. Siempre tiene que haber primero un Padre Universal para que pueda haber filiación universal y la consiguiente hermandad universal.
118:6.1 (1299.4) Dios es en verdad omnipotente pero no es omnificente, no hace personalmente todo lo que es hecho. La omnipotencia abarca el potencial de poder del Supremo Todopoderoso y del Ser Supremo, pero los actos volitivos de Dios Supremo no son actividades personales de Dios Infinito.
118:6.2 (1299.5) Sostener la omnificencia de la Deidad primaria equivaldría a privar de derechos a casi un millón de Hijos Creadores del Paraíso, por no mencionar a las innumerables huestes de ayudantes creativos concurrentes de otros órdenes. No hay más que una única Causa incausada en todo el universo. Todas las demás causas provienen de esta Primera Gran Fuente y Centro. Y nada en esta filosofía coarta en lo más mínimo el libre albedrío de las miríadas de hijos de la Deidad dispersos por el vasto universo.
118:6.3 (1299.6) Dentro de un marco local podría parecer que la volición funciona como causa incausada, pero presenta indefectiblemente factores hereditarios que la relacionan con las Causas Primeras únicas, originales y absolutas.
118:6.4 (1299.7) Toda volición es relativa. En el sentido originador, solo el Padre-YO SOY posee una volición de carácter final. En el sentido absoluto, solo el Padre, el Hijo y el Espíritu muestran las prerrogativas de una volición no condicionada por el tiempo ni limitada por el espacio. El hombre mortal está dotado de libre albedrío, del poder de elegir, y aunque tal elección no es absoluta, es sin embargo relativamente final en el nivel finito y en lo que respecta al destino de la personalidad que elige.
118:6.5 (1300.1) En cualquier nivel por debajo del absoluto la volición encuentra limitaciones inherentes a la propia personalidad que ejerce el poder de elegir. El hombre no puede elegir más allá del ámbito de lo que es elegible. No puede, por ejemplo, elegir ser otra cosa que un ser humano, aunque sí puede elegir convertirse en más que un hombre. Puede elegir embarcarse en el viaje de la ascensión por el universo, pero esto se debe a que la elección humana y la voluntad divina coinciden en este punto. Y tened por seguro que lo que un hijo desea y el Padre quiere sucederá.
118:6.6 (1300.2) En la vida del mortal se abren y cierran continuamente opciones de conducta. Mientras dura el tiempo en que puede elegir, la personalidad humana está decidiendo sin cesar entre muchos cursos de acción. La volición temporal está vinculada al tiempo y debe esperar el paso del tiempo para encontrar la oportunidad de expresarse, en cambio la volición espiritual ha empezado a saborear la liberación de las cadenas del tiempo. La volición espiritual logra evadirse parcialmente de la secuencia del tiempo porque se identifica con la voluntad de Dios.
118:6.7 (1300.3) La volición, el acto de elegir, ha de ejercerse dentro del marco del universo que se ha actualizado en respuesta a una elección anterior y superior. Todo el campo de la voluntad humana está estrictamente limitado a lo finito salvo en un particular: cuando el hombre elige encontrar a Dios y ser como él esa elección es suprafinita, y solo la eternidad podrá desvelar si es también suprabsonita.
118:6.8 (1300.4) Reconocer la omnipotencia de la Deidad es disfrutar de garantías en vuestra experiencia de ciudadanía cósmica, es poseer la certeza de la seguridad en el largo viaje al Paraíso. Pero aceptar la falacia de la omnificencia es abrazar el error colosal del panteísmo.
118:7.1 (1300.5) En el gran universo la función de la voluntad del Creador y la voluntad de la criatura se ejerce dentro de los límites marcados por los Arquitectos Maestros y conforme a las posibilidades establecidas por ellos. Esta predeterminación de los límites máximos no recorta en lo más mínimo la soberanía de la voluntad de la criatura dentro de esas fronteras. Tampoco el preconocimiento último —la plena aceptación de toda elección finita— reduce en modo alguno la volición finita. Puede que un ser humano maduro y previsor sea capaz de pronosticar acertadamente la decisión de un compañero más joven, pero este preconocimiento no resta nada a la libertad y autenticidad de dicha decisión. Los Dioses han limitado sabiamente el campo de acción de la voluntad inmadura, pero no deja de ser voluntad verdadera dentro de los límites definidos.
118:7.2 (1300.6) Ni siquiera la correlación suprema de toda elección pasada, presente y futura invalida la autenticidad de esas elecciones. Denota más bien la tendencia predeterminada del cosmos y sugiere un preconocimiento de aquellos seres volitivos que pueden, o no, elegir convertirse en partes contribuyentes de la actualización experiencial de toda la realidad.
118:7.3 (1300.7) El error en la elección finita está ligado al tiempo y limitado por el tiempo. Solo puede existir en el tiempo y dentro de la presencia evolutiva del Ser Supremo. Esas elecciones erróneas son posibles en el tiempo e indican (además de la incompleción del Supremo) que las criaturas inmaduras han de ser dotadas de cierta gama de elección para que puedan beneficiarse de la progresión en el universo al tomar contacto con la realidad por su propia voluntad.
118:7.4 (1301.1) El pecado en el espacio condicionado por el tiempo demuestra claramente la libertad temporal —incluso la licencia— de la voluntad finita. El pecado ilustra la inmadurez de la voluntad relativamente soberana de la personalidad que, deslumbrada por la libertad, no alcanza a percibir las obligaciones y los deberes supremos de la ciudadanía cósmica.
118:7.5 (1301.2) La iniquidad existente en los dominios finitos revela la realidad transitoria de toda yoidad no identificada con Dios. Solo cuando una criatura se identifica con Dios llega a ser verdaderamente real en los universos. La personalidad finita no se crea a sí misma, pero sí determina su propio destino en el escenario de elección de los superuniversos.
118:7.6 (1301.3) El otorgamiento de la vida hace a los sistemas de energía material capaces de autoperpetuarse, autopropagarse y autoadaptarse. El otorgamiento de la personalidad confiere a los organismos vivos las prerrogativas adicionales de autodeterminación, de autoevolución y de autoidentificación con un espíritu de fusión de la Deidad.
118:7.7 (1301.4) Los organismos vivos subpersonales denotan la existencia de una mente que activa la materia-energía, primero en forma de controladores físicos y luego como espíritus-mente adjutores. La dotación de personalidad proviene del Padre y confiere al sistema vivo prerrogativas únicas de elección. Pero si la personalidad tiene la prerrogativa de elegir voluntariamente identificarse con la realidad, y si esta elección es libre y auténtica, la personalidad en vías de evolución tiene que tener también la opción de confundirse, descomponerse y destruirse. La posibilidad de autodestrucción cósmica es inevitable si la personalidad que evoluciona ha de ser verdaderamente libre en el ejercicio de su voluntad finita.
118:7.8 (1301.5) Por este motivo la seguridad aconseja restringir los límites de elección de la personalidad en todos los niveles inferiores de existencia. La capacidad de elección se va liberando gradualmente durante el ascenso por los universos y termina por aproximarse a la libertad divina cuando la personalidad ascendente alcanza el estatus de divinidad, la supremacía en la consagración a los propósitos del universo, la compleción en el logro de la sabiduría cósmica y el carácter final de identificación de la criatura con la voluntad y el camino de Dios.
118:8.1 (1301.6) En las creaciones del espacio-tiempo el libre albedrío está cercado por restricciones y limitaciones. La evolución de la vida material es primero mecánica, luego está activada por la mente y (tras el otorgamiento de la personalidad) puede llegar a estar dirigida por el espíritu. En los mundos habitados la evolución orgánica está limitada físicamente por los potenciales de las implantaciones originales de vida física de los Portadores de Vida.
118:8.2 (1301.7) El hombre mortal es una máquina, un mecanismo vivo cuyas raíces se hunden en el mundo físico de la energía. Muchas reacciones humanas son de naturaleza mecánica, la vida se asemeja a la máquina en muchas cosas. Pero el hombre, un mecanismo, es mucho más que una máquina: está dotado de mente y habitado por un espíritu. Y aunque durante su vida material no pueda liberarse nunca del mecanismo electroquímico de su existencia, puede aprender a subordinar cada vez más la máquina de vida física a la sabiduría directiva de la experiencia mediante el proceso de consagrar su mente humana a seguir los impulsos espirituales del Ajustador del Pensamiento que mora en su interior.
118:8.3 (1301.8) El espíritu libera la función de la voluntad y el mecanismo la limita. La elección imperfecta, no controlada por el mecanismo ni identificada con el espíritu, es peligrosa e inestable. La dominación mecánica asegura la estabilidad a expensas del progreso. Mediante la alianza con el espíritu, la elección queda liberada del nivel físico al tiempo que adquiere la estabilidad divina fruto de una visión interior aumentada del universo y una mayor comprensión cósmica.
118:8.4 (1302.1) El gran peligro que acecha a la criatura es liberarse de las cadenas del mecanismo de la vida sin compensar esta pérdida de estabilidad mediante un enlace funcional armonioso con el espíritu. Cuando la elección de la criatura se ha liberado relativamente de la estabilidad mecánica, puede seguir intentando autoliberarse con independencia de una mayor identificación con el espíritu.
118:8.5 (1302.2) El principio general de la evolución biológica hace imposible que aparezcan en los mundos habitados hombres primitivos dotados de una buena capacidad de autocontrol. Por eso el propio diseño creativo que planeó la evolución establece las restricciones externas de tiempo y espacio, de hambre y miedo, que circunscriben eficazmente el campo de elección subespiritual de esas criaturas no cultivadas. A medida que la mente del hombre va superando barreras cada vez más difíciles, este mismo diseño creativo va acumulando lentamente la herencia racial de sabiduría experiencial penosamente adquirida. Dicho de otro modo, el plan tiene previsto equilibrar la disminución de las restricciones externas con el aumento de las internas.
118:8.6 (1302.3) La lentitud de la evolución, del progreso cultural humano, demuestra la eficacia de ese freno —la inercia material— que ralentiza las velocidades de progreso peligrosas. El propio tiempo se encarga de amortiguar y distribuir las consecuencias (que si no serían letales) de eludir prematuramente las barreras que cercan la acción humana. Pues cuando la cultura avanza demasiado rápido, cuando los logros materiales van por delante de la evolución de la sabiduría adoradora, las semillas de la regresión germinan dentro de la civilización. Esas sociedades humanas, si no son apuntaladas por un rápido aumento de la sabiduría experiencial, decaerán de sus altos niveles de logro prematuro, y en esa «edad de las tinieblas» del interregno de la sabiduría, volverá a imponerse inexorablemente el desequilibrio entre la autolibertad y el autocontrol.
118:8.7 (1302.4) La iniquidad de Caligastia fue pasar por encima del regulador de tiempos de la liberación humana progresiva —destruir gratuitamente las barreras de contención, barreras que las mentes de los mortales de aquellos tiempos no habían invalidado experiencialmente.
118:8.8 (1302.5) La mente capaz de acortar parcialmente el tiempo y el espacio demuestra mediante ese mismo acto que posee las semillas de sabiduría que pueden sustituir eficazmente a la barrera de contención que ha trascendido.
118:8.9 (1302.6) Lucifer intentó de forma parecida trastocar el regulador de tiempos que frena el establecimiento prematuro de ciertas libertades en los sistemas locales. Un sistema local asentado en luz y vida ha adquirido ya experiencialmente los puntos de vista y la percepción de las cosas que hacen viables muchas prácticas que serían perturbadoras y destructivas en ese mismo mundo durante las eras anteriores al asentamiento.
118:8.10 (1302.7) A medida que el hombre se sacude los grilletes del miedo, a medida que tiende puentes entre los continentes y los océanos con sus máquinas, y entre las generaciones y los siglos con sus anales, debe sustituir cada barrera de contención que trasciende por una barrera nueva, voluntariamente asumida conforme a los dictados morales de su creciente sabiduría humana. Estas contenciones autoimpuestas son a la vez los más poderosos y los más endebles de todos los factores de la civilización humana: los conceptos de justicia y los ideales de hermandad. El hombre se contiene hasta el punto de revestirse de misericordia cuando se atreve a amar a sus semejantes y sienta las bases de la hermandad espiritual cuando elige tratarlos como se trataría a sí mismo, incluso como piensa que Dios los trataría.
118:8.11 (1303.1) Una reacción automática en el universo es estable y tiene de alguna manera continuidad en el cosmos. Una personalidad que conoce a Dios y desea hacer su voluntad, que tiene visión interior del espíritu, es divinamente estable y existe eternamente. La gran aventura del hombre en el universo consiste en el tránsito de su mente de mortal desde la estabilidad de la estática mecánica hasta la divinidad de la dinámica espiritual. Esta transformación es producto de la fuerza y la constancia de las decisiones de su propia personalidad que declaran en cada una de las situaciones de la vida: «Es mi voluntad que se haga tu voluntad».
118:9.1 (1303.2) El tiempo y el espacio son un mecanismo conjunto del universo maestro. Son los dispositivos que permiten a las criaturas finitas coexistir en el cosmos con el Infinito. El tiempo y el espacio aíslan efectivamente a las criaturas finitas de los niveles absolutos. Estos medios de aislamiento, sin los cuales ningún mortal podría existir, intervienen directamente para limitar el ámbito de la acción finita. Sin ellos ninguna criatura podría actuar, pero los actos de todas las criaturas están claramente limitados por ellos.
118:9.2 (1303.3) Los mecanismos producidos por mentes superiores liberan sus fuentes creativas, pero limitan invariablemente en cierta medida la acción de todas las inteligencias de menor rango. Para las criaturas de los universos esta limitación se muestra bajo la forma del mecanismo de los universos. El libre albedrío del hombre no es total; su ámbito de elección es limitado, pero dentro de este campo de elección su voluntad es relativamente soberana.
118:9.3 (1303.4) El mecanismo de vida de la personalidad del mortal, el cuerpo humano, es producto de un diseño creativo supramortal, por eso el hombre nunca podrá controlarlo perfectamente. Solo cuando el hombre ascendente, en unión con el Ajustador fusionado, autocree su propio mecanismo de expresión de la personalidad, lo controlará a la perfección.
118:9.4 (1303.5) El gran universo es mecanismo y organismo a la vez. Es mecánico y vivo: un mecanismo vivo activado por una Mente Suprema, que se coordina con un Espíritu Supremo y se expresa en los niveles máximos de unificación de poder y personalidad bajo la forma de Ser Supremo. Negar el mecanismo de la creación finita es negar un hecho y desechar una realidad.
118:9.5 (1303.6) Los mecanismos son productos de la mente, de una mente creativa que actúa sobre y en los potenciales cósmicos. Los mecanismos son las cristalizaciones fijas del pensamiento del Creador y funcionan siempre conforme al concepto volitivo que los originó. Pero la intencionalidad de cualquier mecanismo está en su origen, no en su función.
118:9.6 (1303.7) Estos mecanismos no se deben considerar como limitadores de la acción de la Deidad. De hecho, la Deidad ha conseguido un aspecto de expresión eterna en estos mismos mecanismos. Los mecanismos básicos del universo nacieron en respuesta a la voluntad absoluta de la Primera Fuente y Centro y por lo tanto funcionarán eternamente en perfecta armonía con el plan del Infinito. En realidad son los patrones no volitivos de ese mismo plan.
118:9.7 (1303.8) Comprendemos un poco cómo se correlaciona el mecanismo del Paraíso con la personalidad del Hijo Eterno mediante la función del Actor Conjunto. También tenemos teorías sobre las operaciones del Absoluto Universal relativas a los mecanismos teóricos del Absoluto No Cualificado y a la persona potencial del Absoluto de Deidad. En cuanto a las Deidades evolutivas del Supremo y del Último, observamos que ciertos aspectos impersonales se están uniendo con sus equivalentes volitivos y se está desarrollando así una nueva relación entre el patrón y la persona.
118:9.8 (1304.1) En la eternidad del pasado el Padre y el Hijo encontraron su unión en la unidad de expresión del Espíritu Infinito. Si en la eternidad del futuro los Hijos Creadores y los Espíritus Creativos de los universos locales del tiempo y el espacio llegaran a unirse creativamente en los dominios del espacio exterior, ¿qué crearía esta unidad como expresión conjunta de sus naturalezas divinas? Es posible que presenciemos una manifestación hasta ahora no revelada de la Deidad Última, un tipo nuevo de superadministrador. Tales seres poseerían prerrogativas únicas de personalidad puesto que serían fruto de la unión de un Creador personal y un Espíritu Creativo impersonal con la experiencia de la criatura mortal y la personalización progresiva de la Ministra Divina. Dichos seres podrían ser últimos en cuanto que abarcarían la realidad personal y la impersonal, al tiempo que combinarían las experiencias del Creador y de la criatura. Sean cuales fueren los atributos de estas terceras personas de supuestas trinidades que actuarían en las creaciones del espacio exterior, mantendrían con sus Padres Creadores y sus Madres Creativas una relación parecida a la del Espíritu Infinito con el Padre Universal y el Hijo Eterno.
118:9.9 (1304.2) Dios Supremo es la personalización de toda la experiencia del universo, la focalización de toda la evolución finita, la maximización de toda la realidad de las criaturas, la consumación de la sabiduría cósmica, la personificación de la belleza armoniosa de las galaxias del tiempo, la verdad de los significados cósmicos de la mente y la bondad de los valores supremos del espíritu. Y en el futuro eterno Dios Supremo sintetizará estas múltiples diversidades finitas en un todo experiencialmente significativo, igual que están ahora unidas existencialmente en los niveles absolutos en la Trinidad del Paraíso.
118:10.1 (1304.3) La providencia no significa que Dios haya decidido por nosotros todas las cosas por adelantado. Dios nos ama demasiado para hacer una cosa así, que sería una especie de tiranía cósmica. El hombre tiene realmente poderes relativos de elección. El amor divino tampoco es un afecto miope que mima y consiente a los hijos de los hombres.
118:10.2 (1304.4) El Padre, el Hijo y el Espíritu —como Trinidad— no son el Supremo Todopoderoso, pero la supremacía del Todopoderoso no puede manifestarse nunca sin ellos. El crecimiento del Todopoderoso está centrado en los Absolutos de actualidad y basado en los Absolutos de potencialidad. Pero las funciones del Supremo Todopoderoso están relacionadas con las funciones de la Trinidad del Paraíso.
118:10.3 (1304.5) Parece que en el Ser Supremo la personalidad de esta Deidad experiencial está volviendo a unir parcialmente todos los aspectos de la actividad del universo. Por eso cuando deseamos ver a la Trinidad como un solo Dios, y si limitamos este concepto al gran universo conocido y organizado en el presente, descubrimos que el Ser Supremo en vías de evolución es la representación parcial de la Trinidad del Paraíso. Y encontramos además que esta Deidad Suprema está evolucionando como la síntesis en la personalidad de la materia, la mente y el espíritu finitos del gran universo.
118:10.4 (1304.6) Los Dioses tienen atributos mientras que la Trinidad tiene funciones y, al igual que la Trinidad, la providencia es una función, el compuesto del sobrecontrol no personal del universo de universos. Se extiende a partir de los niveles evolutivos del Séptuplo, se sintetiza en el poder del Todopoderoso y sigue ascendiendo a través de los dominios trascendentales de la Ultimidad de la Deidad.
118:10.5 (1304.7) Dios ama a cada criatura como a un hijo, y este amor cubre con su sombra a cada criatura durante todo el tiempo y toda la eternidad. La providencia actúa sobre la totalidad y se ocupa de la función de cualquier criatura en la medida en que esa función está relacionada con la totalidad. La intervención providencial hacia cualquier ser denota la importancia de la función de ese ser para el crecimiento evolutivo de algún conjunto. Ese conjunto podría ser la totalidad de la raza, la totalidad de la nación, la totalidad del planeta e incluso una totalidad superior. Lo que provoca la intervención providencial es la importancia de la función de la criatura, no la importancia de la criatura como persona.
118:10.6 (1305.1) Sin embargo, el Padre como persona puede interponer en cualquier momento una mano paternal en la corriente de los acontecimientos cósmicos, todo ello conforme a la voluntad de Dios, de acuerdo con la sabiduría de Dios y motivado por el amor de Dios.
118:10.7 (1305.2) Pero lo que el hombre llama providencia es demasiadas veces un producto de su propia imaginación, una yuxtaposición fortuita de circunstancias del azar. Hay, sin embargo, una providencia real y emergente en el ámbito finito de la existencia en el universo, una correlación verdadera y en vías de actualización de las energías del espacio, los movimientos del tiempo, los pensamientos del intelecto, los ideales del carácter, los deseos de las naturalezas espirituales y los actos volitivos intencionales de las personalidades que evolucionan. Las circunstancias de los mundos materiales encuentran una integración finita definitiva en las presencias entrelazadas del Supremo y el Último.
118:10.8 (1305.3) La providencia se hace cada vez más perceptible a medida que los mecanismos del gran universo se perfeccionan hasta un punto de precisión final mediante el sobrecontrol de la mente, a medida que la mente de la criatura asciende a la perfección del logro de la divinidad mediante una integración perfeccionada con el espíritu y a medida que el Supremo emerge consiguientemente como unificador de hecho de todos estos fenómenos del universo.
118:10.9 (1305.4) Algunas situaciones increíblemente fortuitas que se dan ocasionalmente en los mundos evolutivos podrían deberse a la presencia del Supremo que emerge gradualmente como anticipación de sus futuras actividades en el universo. La mayor parte de lo que los mortales llaman providencial no lo es. Su juicio está muy limitado en este sentido por la falta de amplitud de su visión sobre los verdaderos significados de las circunstancias de la vida. Muchas de las cosas que los mortales consideran como buena suerte podrían ser en realidad mala suerte. La sonrisa de la fortuna que regala ocio no merecido y riqueza no ganada podría ser la mayor de las aflicciones humanas. La crueldad aparente de un hado perverso que acumula tribulaciones sobre un mortal sufriente podría ser en realidad el fuego que transforma el hierro dulce de la personalidad inmadura en el acero templado del auténtico carácter.
118:10.10 (1305.5) Existe una providencia en la evolución de los universos y las criaturas pueden descubrirla en la misma medida en que adquieren la capacidad de percibir el propósito de esos universos que evolucionan. La capacidad completa de percibir los propósitos del universo equivale a la compleción evolutiva de la criatura y se puede expresar también como el hecho de haber alcanzado al Supremo dentro de los límites del estado presente de los universos incompletos.
118:10.11 (1305.6) El amor del Padre obra directamente en el corazón del individuo con independencia de las acciones y reacciones de todos los demás individuos. La relación es personal: el hombre y Dios. La presencia impersonal de la Deidad (el Supremo Todopoderoso y la Trinidad del Paraíso) manifiesta consideración por el todo, no por la parte. La providencia del sobrecontrol de la Supremacía se hace cada vez más patente a medida que las sucesivas partes del universo progresan en el logro de los destinos finitos. A medida que los sistemas, las constelaciones, los universos y los superuniversos se van asentando en luz y vida, el Supremo emerge cada vez más como correlacionador significativo de todo lo que sucede, mientras que el Último emerge gradualmente como unificador trascendental de todas las cosas.
118:10.12 (1306.1) En los comienzos de un mundo evolutivo los acontecimientos naturales de orden material y los deseos personales de los seres humanos parecen muchas veces antagónicos. Al hombre mortal le cuesta comprender gran parte de lo que ocurre en un mundo en vías de evolución: la ley natural parece demasiadas veces cruel, despiadada e indiferente hacia todo lo que los hombres tienen por bello, bueno y verdadero. Pero a medida que la humanidad progresa en el desarrollo planetario, observamos que este punto de vista es modificado por los siguientes factores:
118:10.13 (1306.2) 1. La visión en aumento del hombre. La comprensión progresiva del mundo donde vive, la ampliación de su capacidad de comprender los hechos materiales del tiempo, las ideas significativas del pensamiento y los ideales valiosos de la visión interior espiritual. Mientras los hombres utilicen solamente la vara de la naturaleza física para medir las cosas, no pueden esperar nunca encontrar unidad en el tiempo y el espacio.
118:10.14 (1306.3) 2. El control creciente del hombre. La acumulación gradual del conocimiento de las leyes del mundo material, de los propósitos de la existencia espiritual y de las posibilidades de coordinar estas dos realidades mediante la filosofía. El hombre salvaje estaba desamparado ante las arremetidas de las fuerzas naturales y cruelmente esclavizado por sus propios miedos interiores. El hombre semicivilizado está empezando a abrir el depósito de los secretos de los dominios naturales y su ciencia está destruyendo lenta pero eficazmente sus supersticiones, al tiempo que le proporciona una nueva base fáctica más amplia para comprender los significados de la filosofía y los valores de la verdadera experiencia espiritual. El hombre civilizado llegará a dominar un día relativamente las fuerzas físicas de su planeta; el amor de Dios que hay en su corazón se derramará efectivamente como amor hacia sus semejantes, y los valores de la existencia humana se aproximarán a los límites de la capacidad del mortal.
118:10.15 (1306.4) 3. La integración del hombre en el universo. El aumento de la visión interior humana unido a su mayor logro experiencial aumentan su armonía con las presencias unificadoras de la Supremacía: la Trinidad del Paraíso y el Ser Supremo. Gracias a esto se establece la soberanía del Supremo en los mundos asentados durante mucho tiempo en luz y vida. Estos planetas avanzados son auténticos poemas de armonía, imágenes de la belleza de la bondad adquirida en la búsqueda de la verdad cósmica. Y si estas cosas pueden suceder en un planeta, cosas mayores pueden suceder en un sistema y en las unidades mayores del gran universo cuando lleguen a su vez a asentarse una vez agotados sus potenciales de crecimiento finito.
118:10.16 (1306.5) En un planeta de este orden avanzado la providencia se ha convertido en actualidad y las circunstancias de la vida están correlacionadas no solo porque el hombre haya llegado a dominar los problemas materiales de su mundo sino también porque ha empezado a vivir conforme a la tendencia de los universos. Está siguiendo el camino de la Supremacía que lo conducirá hasta el Padre Universal.
118:10.17 (1306.6) El reino de Dios está en el corazón de los hombres, y cuando este reino se hace actual en el corazón de todos los individuos de un mundo, el gobierno de Dios se hace actual en ese planeta. Entonces es cuando el Ser Supremo alcanza la soberanía.
118:10.18 (1306.7) El hombre debe cumplir su tarea de alcanzar la perfección para hacer realidad la providencia en el tiempo. Pero el hombre puede desde ahora saborear por adelantado los significados de eternidad de esta providencia cuando reflexiona sobre el hecho universal de que todas las cosas, buenas o malas, trabajan unidas para hacer avanzar a los mortales conocedores de Dios en la búsqueda del Padre de todos.
118:10.19 (1306.8) La providencia se hace cada vez más perceptible a medida que los hombres van subiendo de lo material a lo espiritual. El logro de una visión interior espiritual completa permite a la personalidad ascendente detectar armonía en lo que hasta entonces era caos. La mota de la morontia representa un avance real en esta dirección.
118:10.20 (1307.1) La providencia es en parte el sobrecontrol del Supremo incompleto manifestado en los universos incompletos. Por lo tanto será siempre:
118:10.21 (1307.2) 1. Parcial, por el estado incompleto de la actualización del Ser Supremo.
118:10.22 (1307.3) 2. Imprevisible, por las fluctuaciones de la actitud de las criaturas que varía constantemente de nivel en nivel y provoca así reacciones recíprocas aparentemente variables en el Supremo.
118:10.23 (1307.4) Cuando los hombres rezan para que se produzca una intervención providencial en las circunstancias de la vida, la respuesta a sus oraciones es muchas veces un cambio en su propia actitud hacia la vida. Pero la providencia no es caprichosa, tampoco es fantástica ni mágica. Es la emergencia lenta y segura del soberano poderoso de los universos finitos cuya presencia majestuosa detectan a veces las criaturas que evolucionan durante su progresión en el universo. La providencia es la marcha segura y certera de las galaxias del espacio y de las personalidades del tiempo hacia las metas de la eternidad, primero en el Supremo, luego en el Último y quizás en el Absoluto. Creemos que esta misma providencia existe en la infinitud y consiste en la voluntad, la acción y el propósito de la Trinidad del Paraíso que motiva así el panorama cósmico de universos y universos.
118:10.24 (1307.5) [Patrocinado por un Mensajero Poderoso que reside temporalmente en Urantia.]
El libro de Urantia
Documento 119
119:0.1 (1308.1) YO, EL JEFE de las Estrellas Vespertinas de Nebadon, he sido destinado a Urantia por Gabriel con la misión de revelar la historia de los siete otorgamientos del Soberano del Universo, Miguel de Nebadon. Me llamo Gavalia, y en esta exposición observaré estrictamente las limitaciones que impone mi mandato.
119:0.2 (1308.2) El atributo de otorgamiento es inherente a los Hijos paradisiacos del Padre Universal. En su deseo de acercarse a las experiencias de la vida de sus criaturas de menor rango, los diversos órdenes de Hijos del Paraíso reflejan la naturaleza divina de sus padres paradisiacos. El Hijo Eterno de la Trinidad del Paraíso mostró el camino de esta práctica con sus siete otorgamientos en los siete circuitos de Havona en tiempos de la ascensión de Grandfanda y de los primeros peregrinos del tiempo y el espacio. Y el Hijo Eterno sigue otorgándose en los universos locales del espacio en las personas de sus representantes, los Hijos Migueles y los hijos Avonales.
119:0.3 (1308.3) Cuando el Hijo Eterno otorga un Hijo Creador a un universo local proyectado, ese Hijo Creador asume la plena responsabilidad de completar, controlar y componer ese nuevo universo. Esto lleva consigo el juramento solemne a la Trinidad eterna de no asumir la plena soberanía de la nueva creación hasta haber consumado con éxito sus siete otorgamientos como criatura, que deberán ser certificados por los Ancianos de los Días con jurisdicción en ese superuniverso. Todos los Hijos Migueles que se ofrecen como voluntarios para salir del Paraíso y dedicarse a la organización y creación de un universo contraen esta obligación.
119:0.4 (1308.4) El propósito de estas encarnaciones como criaturas es capacitar a estos Creadores para convertirse en soberanos sabios, compasivos, justos y comprensivos. Estos Hijos divinos son justos por naturaleza, pero adquieren una comprensión misericordiosa como resultado de estas experiencias sucesivas de otorgamiento. Son misericordiosos por naturaleza, pero gracias a estas experiencias adquieren nuevas formas de misericordia. Estos otorgamientos son los últimos pasos de su formación y educación para la tarea sublime de regir los universos locales con divina rectitud y justo juicio.
119:0.5 (1308.5) Aunque estos otorgamientos aportan muchos beneficios secundarios a los correspondientes mundos, sistemas y constelaciones, así como a los distintos órdenes de inteligencias del universo afectadas y beneficiadas por ellas, su principal objetivo es completar la formación personal y la educación universal del propio Hijo Creador. Estos otorgamientos no son esenciales para la gestión sabia, justa y eficiente de un universo local, pero son indispensables para dirigir de forma equitativa, comprensiva y misericordiosa esas creaciones rebosantes de diversas formas de vida y de innumerables criaturas inteligentes pero imperfectas.
119:0.6 (1308.6) Cuando los Hijos Migueles empiezan su trabajo de organización del universo, sienten una justa y profunda simpatía por los distintos órdenes de seres creados por ellos. Poseen abundantes reservas de misericordia hacia todas esas diversas criaturas, incluso piedad para los que yerran y luchan por mantenerse a flote en el fango egoísta que ellos mismos producen. Pero esas dotes de justicia y rectitud no son suficientes para los Ancianos de los Días. Los regidores trinos de los superuniversos no certificarán nunca a un Hijo Creador como Soberano de un Universo hasta que haya adquirido realmente el punto de vista de sus criaturas por su propia experiencia del entorno donde viven y bajo la forma de esas mismas criaturas. Solo así se convierten estos Hijos en regidores inteligentes y comprensivos. Llegan a conocer a los diversos colectivos sobre los que rigen y ejercen la autoridad del universo. Adquieren por experiencia directa una misericordia práctica, un criterio equitativo y una paciencia que nacen de su existencia experiencial como criaturas.
119:0.7 (1309.1) El universo local de Nebadon está regido ahora por un Hijo Creador que ha consumado su servicio de otorgamiento. Reina con justa y misericordiosa supremacía sobre todos los vastos dominios de su universo en vías de evolución y perfeccionamiento. Miguel de Nebadon es el otorgamiento número 611 121 del Hijo Eterno a los universos del tiempo y el espacio, y empezó la organización de vuestro universo local hace unos cuatrocientos mil millones de años. Miguel se preparó para su primera aventura de otorgamiento hacia la época en que Urantia estaba adquiriendo su forma presente hace mil millones de años. Sus otorgamientos han ocurrido aproximadamente cada ciento cincuenta millones de años, y el último tuvo lugar en Urantia hace mil novecientos años. Procederé ahora a exponer la naturaleza y el carácter de estos otorgamientos dentro de los límites que establece mi mandato.
119:1.1 (1309.2) Hace casi mil millones de años se produjo un solemne acontecimiento en Salvington cuando Miguel anunció en la asamblea de directores y jefes del universo de Nebadon que su hermano mayor Emmanuel asumiría en ese momento la autoridad en Nebadon mientras él (Miguel) se ausentaba en una misión no explicada. No se volvió a anunciar nada sobre esta operación hasta la difusión de despedida a los Padres de las Constelaciones, que decía entre otras disposiciones: «Y durante este periodo os dejo bajo el cuidado y la dirección de Emmanuel mientras yo voy a hacer lo que me pide mi Padre del Paraíso».
119:1.2 (1309.3) Tras esta difusión de despedida, Miguel apareció en el área de salida de Salvington igual que en otras muchas ocasiones anteriores en las que se preparaba para marchar hacia Uversa o el Paraíso, pero esta vez iba solo. Concluyó su alocución con estas palabras: «Os dejo, pero por poco tiempo. Muchos de vosotros, lo sé, querríais venir conmigo, pero allá adonde voy no podéis venir. Lo que estoy a punto de hacer no podéis hacerlo vosotros. Voy a hacer la voluntad de las Deidades del Paraíso, y cuando haya terminado mi misión y adquirido esa experiencia volveré a ocupar mi lugar entre vosotros». Dicho esto, Miguel de Nebadon desapareció de la vista de todos los reunidos y no volvió a aparecer durante veinte años de tiempo estándar. En todo Salvington solo la Ministra Divina y Emmanuel sabían lo que estaba ocurriendo, y el Unión de los Días solo compartió su secreto con Gabriel, el jefe ejecutivo del universo, la Radiante Estrella Matutina.
119:1.3 (1309.4) Todos los habitantes de Salvington y de los mundos sede de las constelaciones y de los sistemas se reunieron en torno a sus respectivas estaciones receptoras de información del universo a la espera de noticias sobre la misión y el paradero del Hijo Creador. No recibieron ningún mensaje de interés hasta el tercer día de la marcha de Miguel. Ese día llegó a Salvington una comunicación procedente de la esfera Melquisedec, la sede de ese orden en Nebadon, que reseñaba simplemente un suceso extraordinario e inaudito: «Hoy al mediodía ha aparecido en el área de llegada de este mundo un extraño Hijo Melquisedec que no pertenece a nuestro orden pero es enteramente semejante. Venía acompañado por una sola omniafín que traía credenciales de Uversa y ha presentado órdenes de los Ancianos de los Días refrendadas por Emmanuel de Salvington. Estas órdenes, dirigidas a nuestro jefe, dictaban que este nuevo Hijo Melquisedec fuera recibido en nuestro orden y asignado al servicio de emergencia de los Melquisedec de Nebadon. Así lo hemos ordenado y así se ha hecho».
119:1.4 (1310.1) Y esto es poco más o menos lo que figura en los archivos de Salvington sobre el primer otorgamiento de Miguel. No aparece nada más hasta después de cien años del tiempo de Urantia, cuando se hace constar el regreso de Miguel para retomar sin previo anuncio la dirección de los asuntos del universo. Pero en el mundo Melquisedec existe un extraño registro, una relación de los servicios de este singular Hijo Melquisedec del cuerpo de emergencia de entonces. Este informe se conserva en un sencillo templo situado hoy frente a la morada del Padre Melquisedec y relata la labor realizada por este Hijo Melquisedec transitorio en sus veinticuatro misiones de emergencia en el universo. Hace poco volví a ver esta relación que termina así:
119:1.5 (1310.2) «Hoy al mediodía, sin previo anuncio y ante la única presencia de tres miembros de nuestra hermandad, este Hijo visitante de nuestro orden ha desaparecido de nuestro mundo tal como llegó, acompañado por una sola omniafín. Concluye este informe con la certificación de que este visitante vivió como un Melquisedec, a imagen y semejanza de un Melquisedec, trabajó como un Melquisedec y ejecutó fielmente todas sus misiones como Hijo de emergencia de nuestro orden. Por consenso universal se ha convertido en jefe de los Melquisedec, pues se ha ganado nuestro amor y nuestra adoración por su sabiduría sin par, su amor supremo y su espléndida entrega al deber. Nos ha amado, nos ha comprendido y ha servido con nosotros, y seremos para siempre sus fieles y leales compañeros Melquisedec. Este extraño en nuestro mundo se ha convertido ahora eternamente en un ministro del universo de naturaleza Melquisedec.»
119:1.6 (1310.3) Y esto es todo lo que estoy autorizado a contaros sobre el primer otorgamiento de Miguel. Nosotros, por supuesto, entendemos perfectamente que aquel extraño Melquisedec que tan misteriosamente sirviera con los Melquisedec hace mil millones de años no era otro que Miguel encarnado en la misión de su primer otorgamiento. Los archivos no especifican que ese excepcional y eficiente Melquisedec fuera Miguel, aunque es creencia universal que era él. Es probable que la afirmación concreta de este hecho solo esté recogida en los registros de Sonarington, pero nosotros no tenemos acceso a los archivos de ese mundo secreto. Los misterios de la encarnación y el otorgamiento solo se conocen plenamente en ese mundo sagrado de los Hijos divinos. Todos conocemos los hechos de los otorgamientos de Miguel pero no comprendemos cómo se llevan a cabo. No sabemos cómo puede el regidor de un universo, el creador de los Melquisedec, convertirse en uno de los suyos de forma tan misteriosa y repentina para vivir y trabajar durante cien años como uno más entre ellos. Pero así ocurrió.
119:2.1 (1310.4) Después del otorgamiento de Miguel como Melquisedec todo fue bien durante casi ciento cincuenta millones de años en el universo de Nebadon, hasta que empezaron a gestarse problemas en el sistema 11 de la constelación 37 en torno a un malentendido por parte de un Hijo Lanonandek Soberano de Sistema. El asunto había sido arbitrado por los Padres de la Constelación con la aprobación del Fiel de los Días, el consejero paradisiaco de esa constelación, pero el Soberano de Sistema no quedó plenamente conforme con el veredicto. Después de más de cien años de descontento, este Hijo Lanonandek indujo a sus compañeros a la rebelión contra la soberanía del Hijo Creador. Esta rebelión, una de las más desastrosas y generalizadas que se hayan instigado nunca en el universo de Nebadon, fue sofocada y enjuiciada hace mucho por los Ancianos de los Días de Uversa.
119:2.2 (1311.1) Lutentia, el Soberano de Sistema rebelde, reinó con total supremacía en su planeta sede durante más de veinte años de tiempo estándar de Nebadon, hasta que los Altísimos, con el beneplácito de Uversa, ordenaron su segregación y requirieron a los regidores de Salvington que pusieran a un nuevo Soberano de Sistema al frente de ese confuso sistema de mundos habitados desgarrado por los conflictos.
119:2.3 (1311.2) Al tiempo que llegaba a Salvington esta solicitud, Miguel emitió la segunda de sus extraordinarias proclamaciones de intención de ausentarse de la sede del universo con el propósito de «hacer lo que me pide mi Padre del Paraíso». Prometió «regresar a su debido tiempo» y delegó toda su autoridad en manos de su hermano paradisiaco Emmanuel, el Unión de los Días.
119:2.4 (1311.3) Y entonces, por el mismo procedimiento empleado cuando emprendió su otorgamiento como Melquisedec, Miguel se volvió a despedir de su esfera sede. Tres días después de esta despedida inexplicada, un nuevo miembro desconocido apareció en el cuerpo de reserva de los Hijos Lanonandek primarios de Nebadon. Este nuevo Hijo llegó al mediodía sin anunciarse, acompañado por una sola terciafín con credenciales de los Ancianos de los Días de Uversa certificadas por Emmanuel de Salvington. En ellas se ordenaba que este nuevo Hijo fuera asignado al sistema 11 de la constelación 37 como sucesor del depuesto Lutentia, con plenos poderes como Soberano de Sistema interino mientras se nombraba a un nuevo soberano.
119:2.5 (1311.4) Durante más de diecisiete años de tiempo del universo este extraño y desconocido regidor temporal administró los asuntos y enjuició sabiamente las dificultades de este confuso y desmoralizado sistema local. Ningún Soberano de Sistema ha sido nunca más amado ni más honrado y respetado por todos. Con justicia y misericordia puso en orden el turbulento sistema mientras ministraba diligentemente a todos sus súbditos. Ofreció incluso a su predecesor rebelde el privilegio de compartir el trono de autoridad del sistema solo con que se disculpara ante Emmanuel por sus imprudencias, pero Lutentia desdeñó estas propuestas de misericordia sabiendo muy bien que este nuevo y extraño Soberano de Sistema no era otro que Miguel, el propio regidor del universo a quien acababa de desafiar. En cambio millones de sus seguidores engañados y descaminados aceptaron el perdón del nuevo regidor, conocido en aquella época como el Soberano Salvador del sistema de Palonia.
119:2.6 (1311.5) Un día memorable llegó por fin el Soberano de Sistema recién nombrado por las autoridades del universo como sucesor permanente del depuesto Lutentia, y todo Palonia lamentó la marcha del regidor de sistema más noble y benigno jamás conocido en Nebadon. Era querido por todo el sistema y adorado por sus compañeros de todos los colectivos de Hijos Lanonandek. No faltaron las ceremonias con ocasión de su partida y se organizó una gran celebración cuando dejó la sede del sistema. Incluso su errado predecesor envió este mensaje: «Eres justo y recto en todos los sentidos y, aunque sigo rechazando el mando del Paraíso, me veo obligado a confesar que eres un administrador justo y misericordioso».
119:2.7 (1312.1) Entonces este regidor transitorio de un sistema rebelde se despidió del planeta de su breve estancia administrativa, y tres días después Miguel volvía a aparecer en Salvington para ponerse al frente del universo de Nebadon. No tardó en emitirse la tercera proclamación de Uversa que anunciaba la ampliación jurisdiccional de la autoridad y la soberanía de Miguel. La primera proclamación se hizo en el momento de su llegada a Nebadon, la segunda, poco después de haber consumado su otorgamiento como Melquisedec y esta tercera, al término de su segunda misión como Lanonandek, su segundo otorgamiento.
119:3.1 (1312.2) El consejo supremo de Salvington acababa de estudiar una petición de los Portadores de Vida del planeta 217 del sistema 87 de la constelación 61 solicitando que se enviara en su ayuda a un Hijo Material. Este planeta pertenecía a un sistema de mundos habitados donde otro Soberano de Sistema se había descarriado, la segunda rebelión de este tipo ocurrida en Nebadon hasta ese momento.
119:3.2 (1312.3) Miguel propuso que la petición de los Portadores de Vida de este planeta quedara en suspenso a la espera de que Emmanuel la considerara e informara al respecto. Ante lo irregular de este procedimiento, recuerdo claramente que todos sospechamos que se preparaba algo fuera de lo común y no tardamos en comprobarlo. Miguel puso la dirección del universo en manos de Emmanuel al tiempo que encomendaba a Gabriel el mando de las fuerzas celestiales, y una vez descargado de sus responsabilidades administrativas, se despidió del Espíritu Madre del Universo para luego desaparecer del área de salida de Salvington exactamente igual que en las dos ocasiones anteriores.
119:3.3 (1312.4) Y como era de esperar, tres días después apareció sin previo aviso en el mundo sede del sistema 87 de la constelación 61 un extraño Hijo Material acompañado por una seconafín solitaria, acreditado por los Ancianos de los Días de Uversa y certificado por Emmanuel de Salvington. El Soberano de Sistema en funciones nombró inmediatamente a este nuevo y misterioso Hijo Material Príncipe Planetario en funciones del mundo 217, y esta designación fue confirmada en el acto por los Altísimos de la constelación 61.
119:3.4 (1312.5) Así empezó este Hijo Material único su difícil carrera en un mundo puesto en cuarentena por secesión y rebelión. Durante una generación entera del tiempo planetario estuvo trabajando él solo en un sistema asediado por los problemas y sin ninguna comunicación directa con el universo exterior. Este Hijo Material de emergencia consiguió el arrepentimiento y la rehabilitación del Príncipe Planetario rebelde con todo su equipo y fue testigo del restablecimiento del planeta al servicio leal del mando del Paraíso tal como este está establecido en los universos locales. Un Hijo y una Hija Materiales llegaron a su debido tiempo a este mundo rejuvenecido y redimido, y una vez instalados como regidores planetarios visibles, el Príncipe Planetario transitorio o de emergencia se despidió formalmente y desapareció un día al mediodía. Tres días después, Miguel ocupaba su puesto habitual de Salvington, y las difusiones del superuniverso no tardaron en transmitir la cuarta proclamación de los Ancianos de los Días con el anuncio del nuevo avance de la soberanía de Miguel en Nebadon.
119:3.5 (1312.6) Lamento no estar autorizado a describir la paciencia, la fortaleza y la habilidad de este Hijo Material a la hora de enfrentarse a las duras situaciones de ese confuso planeta. La rehabilitación de ese mundo aislado es uno de los capítulos más bellos y conmovedores que recogen los anales de salvación de Nebadon. Al final de esta misión todo Nebadon tenía claro por qué su querido regidor decidía otorgarse repetidamente a imagen y semejanza de algún orden de seres inteligentes de menor rango.
119:3.6 (1313.1) Los otorgamientos de Miguel como Hijo Melquisedec, luego como Hijo Lanonandek y más tarde como Hijo Material son todos igual de misteriosos y están más allá de toda explicación. En los tres casos apareció repentinamente como individuo plenamente desarrollado del colectivo al que se otorgaba. El misterio de estas encarnaciones no será conocido nunca salvo por aquellos que tienen acceso al círculo interno de los archivos de la esfera sagrada de Sonarington.
119:3.7 (1313.2) Desde este maravilloso otorgamiento como Príncipe Planetario de un mundo aislado por una rebelión, ningún Hijo o Hija Material de Nebadon ha tenido nunca tentaciones de quejarse de su destino o protestar por las dificultades de su misión planetaria. Los Hijos Materiales saben para siempre que en el Hijo Creador del universo tienen un soberano comprensivo y un amigo compasivo, alguien que «ha sido probado y comprobado en todos los aspectos» igual que ellos deben ser también probados y comprobados.
119:3.8 (1313.3) Cada una de estas misiones fue seguida por una edad de creciente servicio y lealtad entre todas las inteligencias celestiales originarias del universo, y a su vez cada una de las sucesivas edades de otorgamiento se caracterizó por avances y mejoras en todos los métodos de administración del universo y todas las técnicas de gobierno. A partir de este otorgamiento ningún Hijo o Hija Material se ha unido nunca a sabiendas a una rebelión contra Miguel; lo aman y respetan con demasiada devoción como para rechazarlo jamás de forma consciente. Si se ha descarriado algún Adán en tiempos recientes, ha sido siempre engañado por las sofisterías de personalidades rebeldes de orden superior.
119:4.1 (1313.4) Al final de uno de los llamamientos nominales milenarios periódicos de Uversa, Miguel procedió a poner el gobierno de Nebadon en manos de Emmanuel y de Gabriel. Recordando lo sucedido en ocasiones anteriores, todos nos preparamos para presenciar su desaparición hacia su cuarta misión de otorgamiento y no tuvimos que esperar mucho; poco después se dirigía al área de salida de Salvington y lo perdíamos de vista.
119:4.2 (1313.5) A los tres días de desaparecer así en misión de otorgamiento, las difusiones del universo dirigidas a Uversa emitían esta noticia desde la sede central seráfica de Nebadon: «Informamos de la llegada no anunciada de una serafín desconocida acompañada por una sola supernafín y por Gabriel de Salvington. Esta serafín no registrada tiene las características propias del orden de Nebadon y porta credenciales de los Ancianos de los Días de Uversa certificadas por Emmanuel de Salvington. Se ha comprobado que esta serafín pertenece al orden supremo de ángeles de un universo local y ha sido destinada ya al cuerpo de las consejeras de enseñanza».
119:4.3 (1313.6) En este otorgamiento seráfico Miguel estuvo ausente de Salvington más de cuarenta años estándar del universo. Durante ese tiempo estuvo adscrito como consejera seráfica de enseñanza (lo que vosotros llamaríais secretaria particular) a veintiséis maestros superiores en veintidós mundos diferentes. Su misión última o terminal fue como consejera y ayudante adscrita a la misión de otorgamiento de un Maestro Hijo de la Trinidad en el mundo 462 del sistema 84 de la constelación 3 del universo de Nebadon.
119:4.4 (1314.1) Este Maestro Hijo de la Trinidad nunca estuvo totalmente convencido de la identidad de su adjunta seráfica en los siete años que duró esta misión. Es verdad que durante aquel periodo se escudriñaba a todas las serafines con especial interés porque todos sabíamos muy bien que nuestro querido Soberano estaba en el universo bajo forma de serafín, aunque nunca pudimos estar seguros de su identidad. No fue identificado nunca de forma fehaciente hasta que estuvo adscrito a la misión de otorgamiento de este Maestro Hijo de la Trinidad. Durante toda esa era las serafines supremas fueron consideradas siempre con especial solicitud, no fuera a ser que cualquiera de nosotros descubriera que había sido, sin saberlo, anfitrión del Soberano del universo en misión de otorgamiento como criatura. Y así se ha convertido en verdad para siempre con respecto a las ángeles que su Creador y Regidor ha sido «probado y comprobado en todos los aspectos a imagen y semejanza de la personalidad seráfica».
119:4.5 (1314.2) A medida que estos otorgamientos sucesivos participaban cada vez más de la naturaleza de las formas inferiores de la vida del universo, Gabriel iba estando cada vez más presente en estas empresas de encarnación como compañero y como enlace en el universo entre el Miguel otorgado y Emmanuel, el regidor del universo en funciones.
119:4.6 (1314.3) Después de pasar por la experiencia de otorgamiento de tres órdenes de Hijos del universo creados por él —los Melquisedec, los Lanonandek y los Hijos Materiales— Miguel se ha dignado personalizarse a imagen y semejanza de la vida angélica como una serafín suprema. Hecho esto, centrará su atención en las diversas fases de la carrera ascendente de sus criaturas con voluntad más inferiores: los mortales evolutivos del tiempo y el espacio.
119:5.1 (1314.4) Hace poco más de trescientos millones de años según se mide el tiempo en Urantia, la autoridad del universo volvió a ser delegada en Emmanuel y pudimos comprobar que Miguel se disponía a marcharse. Esta vez, a diferencia de las anteriores, anunció que su destino era Uversa, la sede del superuniverso de Orvonton. Nuestro Soberano partió a su debido tiempo, pero las difusiones del superuniverso no mencionaron nunca la llegada de Miguel a las cortes de los Ancianos de los Días. Poco después de su marcha las difusiones de Uversa emitían esta declaración: «Hoy ha llegado sin anunciarse y sin número un peregrino ascendente de origen mortal procedente del universo de Nebadon, certificado por Emmanuel de Salvington y acompañado por Gabriel de Nebadon. Este ser no identificado presenta el estatus de un verdadero espíritu y ha sido recibido en nuestra fraternidad».
119:5.2 (1314.5) Si fuerais hoy a Uversa oiríais la historia de los tiempos en que estuvo allí Eventod, pues este extraño peregrino del tiempo y el espacio era conocido en Uversa por ese nombre. Este mortal ascendente, o por lo menos una personalidad espléndida bajo la forma exacta de un mortal ascendente en la etapa de espíritu, vivió y actuó en Uversa durante once años del tiempo estándar de Orvonton. Este ser llevó a cabo las misiones y cumplió los deberes propios de un mortal de espíritu, exactamente igual que sus semejantes provenientes de los diversos universos locales de Orvonton. «Fue probado y comprobado en todos los aspectos al igual que sus compañeros» y se mostró siempre digno de la fe y la confianza de sus superiores, al tiempo que inspiraba indefectiblemente el respeto y la admiración leal de los demás espíritus semejantes a él.
119:5.3 (1315.1) En Salvington seguimos la peregrinación de este espíritu con sumo interés, sabiendo muy bien por la presencia de Gabriel que este espíritu peregrino sin pretensiones y sin número no era otro que el regidor de nuestro universo local en misión de otorgamiento. Esta primera aparición de Miguel encarnado en el papel de una de las etapas de la evolución de los mortales fue un acontecimiento que emocionó y cautivó a todo Nebadon. Habíamos oído hablar de estas cosas, pero ahora podíamos contemplarlas. Apareció en Uversa como un mortal de espíritu plenamente desarrollado y perfectamente capacitado, y como tal continuó su carrera hasta el momento en que un grupo de mortales ascendentes progresó hasta Havona. Entonces tuvo una conversación con los Ancianos de los Días y acto seguido se despidió repentinamente y sin ceremonias de Uversa acompañado por Gabriel. Poco después volvía a ocupar su lugar acostumbrado en Salvington.
119:5.4 (1315.2) Hasta que se consumó este otorgamiento no caímos por fin en la cuenta de que Miguel se encarnaría probablemente a imagen y semejanza de sus diversos órdenes de personalidades del universo, desde los más altos Melquisedec hasta los propios mortales de carne y hueso de los mundos evolutivos del tiempo y el espacio. Hacia esta época se empezó a enseñar en las universidades Melquisedec la probabilidad de que Miguel se encarnara en algún momento como mortal de carne y hueso, y hubo muchas especulaciones sobre las posibles técnicas de un otorgamiento tan inexplicable. El hecho de que Miguel hubiera desempeñado en persona el papel de mortal ascendente renovó y estimuló el interés por todo el programa de progresión de la criatura en su camino de subida tanto por el universo local como por el superuniverso.
119:5.5 (1315.3) En cualquier caso, la técnica de estos otorgamientos sucesivos seguía siendo un misterio. Incluso Gabriel confiesa que no comprende el método por el cual este Hijo del Paraíso y Creador de un universo podía, a voluntad, asumir la personalidad y vivir la vida de una de sus propias criaturas de menor rango.
119:6.1 (1315.4) Cuando todo Salvington estaba ya habituado a los preliminares de un otorgamiento inminente, Miguel convocó a los residentes del planeta sede y desveló por primera vez el resto de su plan de encarnaciones. Anunció que pronto saldría de Salvington para asumir la carrera de un mortal de morontia en las cortes de los Padres Altísimos del planeta sede de la quinta constelación, y entonces oímos por primera vez que su otorgamiento séptimo y final se haría en algún mundo evolutivo a imagen y semejanza de carne mortal.
119:6.2 (1315.5) Antes de salir de Salvington hacia su sexto otorgamiento, Miguel se dirigió a los habitantes de la esfera allí reunidos y luego se marchó a la vista de todos acompañado por una sola serafín y por la Radiante Estrella Matutina de Nebadon. La dirección del universo volvió a quedar en manos de Emmanuel, pero esta vez hubo una distribución más amplia de las responsabilidades administrativas.
119:6.3 (1315.6) Miguel apareció en la sede de la constelación cinco como un mortal de morontia con estatus ascendente plenamente desarrollado. Lamento no estar autorizado a revelar los detalles de la carrera de este mortal de morontia sin número, pues fue una de las épocas más extraordinarias y asombrosas en la experiencia de otorgamiento de Miguel, sin exceptuar siquiera su dramática y trágica estancia en Urantia. Pero una de las muchas restricciones de mi presente encargo me prohíbe dar a conocer los detalles de la maravillosa carrera de Miguel como mortal de morontia en Endantum.
119:6.4 (1316.1) Cuando Miguel volvió de su otorgamiento en la morontia, todos pudimos comprobar que nuestro Creador se había convertido en una criatura como nosotros, que el Soberano del Universo era también un amigo y ayudante compasivo incluso para las formas más humildes de inteligencia creada de sus dominios. Ya nos habíamos dado cuenta de que estaba adquiriendo progresivamente el punto de vista de las criaturas en la administración del universo pues lo iba demostrando de forma gradual, pero esto se hizo más evidente después de consumar su otorgamiento como mortal de morontia, y mucho más al volver de su carrera como hijo de un carpintero de Urantia.
119:6.5 (1316.2) Gabriel nos había informado de antemano del momento en que Miguel se liberaría de su otorgamiento en la morontia, de modo que pudimos organizarlo todo para recibirlo adecuadamente en Salvington. Millones y millones de seres procedentes de los mundos sede de las constelaciones de Nebadon y la mayoría de los residentes temporales en los mundos adyacentes a Salvington se congregaron para darle la bienvenida a la hora de retomar el gobierno de su universo. En respuesta a nuestros numerosos discursos de bienvenida y a nuestras muestras de aprecio hacia un Soberano tan profundamente interesado por sus criaturas, se limitó a contestar: «No he hecho más que ocuparme de los asuntos de mi Padre. Solo estoy haciendo lo que complace a los Hijos del Paraíso, que aman a sus criaturas y ansían comprenderlas».
119:6.6 (1316.3) Desde ese día hasta el momento en que Miguel emprendiera su aventura urantiana como Hijo del Hombre, todo Nebadon siguió comentando las muchas proezas de su Regidor Soberano cuando se otorgó en Endantum encarnado bajo la forma de un mortal de morontia en proceso de ascensión evolutiva y fue puesto a prueba en todos los sentidos exactamente igual que sus semejantes reunidos desde los mundos materiales de toda esa constelación.
119:7.1 (1316.4) Durante decenas de miles de años todos estuvimos a la espera del otorgamiento séptimo y final de Miguel. Gabriel nos había adelantado que este otorgamiento terminal se haría a imagen y semejanza de carne mortal, pero desconocíamos por completo cómo, dónde y cuándo tendría lugar esa aventura culminante.
119:7.2 (1316.5) El anuncio público de que Miguel había elegido Urantia como teatro de su otorgamiento final se hizo poco después de que llegara la noticia de la falta de Adán y Eva. Y así, durante más de treinta y cinco mil años, vuestro mundo ocupó un lugar muy destacado en los consejos de todo el universo. Aparte del misterio de la encarnación, no hubo secretos en ninguna fase del otorgamiento en Urantia. Todo lo que ocurrió en vuestro pequeño mundo tan altamente honrado, incluyendo el regreso triunfante y definitivo de Miguel a Salvington como Soberano supremo del Universo, tuvo plena publicidad en el universo desde el principio hasta el fin.
119:7.3 (1316.6) Hasta el momento en que ocurrió, nunca supimos que Miguel aparecería en la tierra como un niño indefenso del mundo, aunque suponíamos que lo haría así. Hasta ese momento había aparecido siempre como un individuo plenamente desarrollado del colectivo elegido para el otorgamiento, y todos nos emocionamos cuando se difundió desde Salvington la noticia de que el bebé de Belén había nacido en Urantia.
119:7.4 (1316.7) Entonces caímos en la cuenta de que nuestro Creador y amigo estaba dando el paso más precario de toda su carrera y arriesgando aparentemente su posición y su autoridad en este otorgamiento como niño indefenso. Comprendimos también que su experiencia en este otorgamiento final como mortal lo entronizaría eternamente como soberano indiscutido y supremo del universo de Nebadon. Durante un tercio de siglo del tiempo de vuestro planeta, todas las miradas convergieron en Urantia desde todos los puntos de este universo local. Todas las inteligencias se dieron cuenta de que estaba en curso el último otorgamiento y, como conocíamos de tiempo atrás la rebelión de Lucifer en Satania y la desafección de Caligastia en Urantia, comprendimos perfectamente la intensidad de la lucha que se desencadenaría cuando nuestro regidor se dignara encarnarse en Urantia bajo la humilde forma y semejanza de la carne mortal.
119:7.5 (1317.1) Josué ben José, el bebé judío, fue concebido y traído al mundo exactamente igual que todos los demás bebés anteriores y posteriores a él, salvo en una cosa: este bebé concreto era la encarnación de Miguel de Nebadon, un Hijo divino del Paraíso y el creador de todo este universo local de cosas y seres. Este misterio de la encarnación de la Deidad dentro de la forma humana de Jesús, que en todo lo demás tenía origen natural en el mundo, permanecerá para siempre sin resolver. Ni siquiera en la eternidad conoceréis la técnica y el método de la encarnación del Creador bajo la forma y a semejanza de sus criaturas. Es un secreto de Sonarington, y tales misterios son posesión exclusiva de los Hijos divinos que han pasado por la experiencia del otorgamiento.
119:7.6 (1317.2) Algunos sabios de vuestro planeta sabían que Miguel estaba a punto de llegar. Por los contactos de un mundo con otro, estos sabios dotados de visión interior espiritual se enteraron del próximo otorgamiento de Miguel en Urantia, y las serafines lo anunciaron a través de las criaturas intermedias a un grupo de sacerdotes caldeos encabezados por Ardnon. Estos hombres de Dios visitaron al niño del pesebre recién nacido. El único acontecimiento sobrenatural asociado al nacimiento de Jesús fue este anuncio que hicieron a Ardnon y a sus compañeros las serafines adscritas anteriormente a Adán y Eva en el primer jardín.
119:7.7 (1317.3) Los padres humanos de Jesús eran gente corriente de su tiempo y generación. Este Hijo encarnado de Dios nació así de mujer y fue criado a la manera común de los niños de aquella raza y aquel tiempo.
119:7.8 (1317.4) La historia de la estancia de Miguel en Urantia, la narración del otorgamiento del Hijo Creador como mortal en vuestro mundo, está más allá del alcance y el propósito de la presente exposición.
119:8.1 (1317.5) Tras el éxito de su otorgamiento final en Urantia, Miguel no solo fue aceptado por los Ancianos de los Días como regidor soberano de Nebadon sino que fue reconocido también por el Padre Universal como director establecido del universo local creado por él mismo. A su regreso a Salvington, este Miguel, Hijo del Hombre e Hijo de Dios, fue proclamado regidor definitivo de Nebadon. Desde Uversa se emitió la octava proclamación de la soberanía de Miguel, y desde el Paraíso llegó el pronunciamiento conjunto del Padre Universal y el Hijo Eterno que constituía a esta unión de Dios y hombre en el regidor único del universo y ordenaba al Unión de los Días emplazado en Salvington que declarara su intención de retirarse al Paraíso. Los Fieles de los Días de las sedes de las constelaciones recibieron también instrucciones de retirarse de los consejos de los Altísimos, pero Miguel no consintió que estos Hijos Trinitarios consejeros y cooperadores se retiraran. Los reunió en Salvington y les pidió personalmente que se quedaran para siempre en sus puestos de Nebadon. Ellos comunicaron a sus directores del Paraíso su deseo de acceder a esta petición, y poco después se emitieron los mandatos de separación del Paraíso que adscribían para siempre a estos Hijos del universo central a la corte de Miguel de Nebadon.
119:8.2 (1318.1) Se necesitaron casi mil millones de años del tiempo de Urantia para completar la carrera de otorgamientos de Miguel y efectuar el establecimiento final de su autoridad suprema en el universo creado por él mismo. Miguel nació creador, fue educado como administrador y formado como ejecutivo, pero tuvo que ganarse la soberanía por experiencia. Y así, vuestro pequeño mundo ha llegado a ser conocido en todo Nebadon como el escenario donde Miguel consumó la experiencia que se exige a todo Hijo Creador del Paraíso antes de obtener el control y la dirección sin limitaciones del universo hecho por él. A medida que vayáis ascendiendo en el universo local aprenderéis más sobre los ideales de las personalidades implicadas en los otorgamientos anteriores de Miguel.
119:8.3 (1318.2) Al consumar sus otorgamientos como criatura, Miguel no solo establecía su propia soberanía sino que aumentaba además la soberanía evolutiva de Dios Supremo. En el transcurso de estos otorgamientos, el Hijo Creador no solo se dedicó a la exploración descendente de las diversas naturalezas de la personalidad de las criaturas, sino que logró revelar también las voluntades diversificadas de las Deidades del Paraíso, cuya unidad sintética, tal como la revelan los Creadores Supremos, pone de manifiesto la voluntad del Ser Supremo.
119:8.4 (1318.3) Estos diversos aspectos volitivos de las Deidades están eternamente personalizados en las naturalezas diferenciadas de los siete Espíritus Maestros, y cada uno de los otorgamientos de Miguel reveló de forma peculiar una de estas manifestaciones de la divinidad. En su otorgamiento como Melquisedec manifestó la voluntad unida del Padre, el Hijo y el Espíritu. En su otorgamiento como Lanonandek manifestó la voluntad del Padre y el Hijo. En el otorgamiento adánico reveló la voluntad del Padre y el Espíritu, y en el otorgamiento seráfico, la voluntad del Hijo y el Espíritu. En el otorgamiento como mortal de Uversa describió la voluntad del Actor Conjunto, y en el otorgamiento como mortal de morontia, la voluntad del Hijo Eterno. Y finalmente, en el otorgamiento material en Urantia vivió la voluntad del Padre Universal como un mortal de carne y hueso.
119:8.5 (1318.4) Con la consumación de estos siete otorgamientos quedó liberada la soberanía suprema de Miguel y además se hizo posible la soberanía del Supremo en Nebadon. En ninguno de sus otorgamientos reveló Miguel a Dios Supremo, pero la suma total de los siete otorgamientos es una nueva revelación del Ser Supremo en Nebadon.
119:8.6 (1318.5) En la experiencia de descender desde Dios hasta el hombre, Miguel experimentaba al mismo tiempo el ascenso desde la posibilidad de manifestarse parcialmente hasta la supremacía de la acción finita y la liberación definitiva de su potencial para la función absonita. Miguel, un Hijo Creador, es un creador en el espacio-tiempo, pero Miguel, un Hijo Maestro séptuplo, es miembro de uno de los cuerpos divinos que constituyen la Trinidad Última.
119:8.7 (1318.6) Al pasar por la experiencia de revelar las voluntades de los siete Espíritus Maestros de la Trinidad, el Hijo Creador ha pasado por la experiencia de revelar la voluntad del Supremo. Al actuar como revelador de la voluntad de la Supremacía, Miguel, junto con todos los demás Hijos Maestros, se ha identificado eternamente con el Supremo. En esta edad del universo revela al Supremo y participa en la actualización de la soberanía de la Supremacía, pero creemos que en la próxima edad del universo colaborará con el Ser Supremo en la primera Trinidad experiencial en los universos del espacio exterior y para ellos.
119:8.8 (1319.1) Urantia es el santuario sentimental de todo Nebadon, el principal entre diez millones de mundos habitados. Es la morada humana de Cristo Miguel, el soberano de todo Nebadon, ministro Melquisedec para los planetas, salvador de sistemas, redentor adánico, camarada seráfico, compañero de los espíritus ascendentes, progresor de la morontia, Hijo del Hombre a imagen y semejanza de carne mortal y Príncipe Planetario de Urantia. Y vuestras escrituras dicen la verdad cuando afirman que este mismo Jesús ha prometido volver un día al mundo de su otorgamiento terminal, al Mundo de la Cruz.
119:8.9 (1319.2) [Este documento que describe los siete otorgamientos de Cristo Miguel es el sexagésimo tercero de una serie de exposiciones, patrocinadas por numerosas personalidades, que narran la historia de Urantia hasta el momento de la aparición de Miguel en la tierra a imagen y semejanza de carne mortal. Estos documentos fueron autorizados por una comisión de doce seres de Nebadon dirigidos por Mantutia Melquisedec. Redactamos estos relatos y los pusimos en el idioma inglés, mediante una técnica autorizada por nuestros superiores, en el año 1935 d. C. del tiempo de Urantia.]
El libro de Urantia
Parte IV
Este grupo de documentos fue patrocinado por una comisión de doce seres intermedios de Urantia bajo la supervisión de un Melquisedec director de revelación.
La base de esta narración fue provista por un ser intermedio secundario asignado a la custodia sobrehumana del apóstol Andrés.
El libro de Urantia
Documento 120
120:0.1 (1323.1) EN MI CALIDAD de supervisor asignado por Gabriel de esta nueva exposición de la vida de Miguel en Urantia a imagen y semejanza de carne mortal, yo, el Melquisedec director de la comisión reveladora encargada de esta tarea, estoy autorizado a presentar esta narración de ciertos acontecimientos previos a la llegada del Hijo Creador a Urantia para emprender la fase terminal de su experiencia de otorgamientos en el universo. Vivir vidas idénticas a las que ellos imponen a los seres inteligentes de su propia creación, otorgarse así a imagen y semejanza de sus varios órdenes de seres creados, es parte del precio que todos los Hijos Creadores deben pagar para conseguir la soberanía plena y suprema del universo de cosas y seres creados por ellos.
120:0.2 (1323.2) Antes de los acontecimientos que estoy a punto de describir, Miguel de Nebadon se había otorgado seis veces a semejanza de seis órdenes diferentes de su diversa creación de seres inteligentes. Hecho esto, se preparó para descender a Urantia a imagen y semejanza de carne mortal, el orden más bajo de sus criaturas inteligentes con voluntad, y consumar ahí como humano del dominio material la etapa final de su carrera de adquisición de la soberanía del universo conforme a los mandatos de los divinos Regidores paradisiacos del universo de universos.
120:0.3 (1323.3) En cada uno de sus otorgamientos anteriores Miguel había adquirido no solo la experiencia finita de un grupo concreto de sus seres creados, sino también una experiencia esencial en la cooperación con el Paraíso que contribuiría de por sí a su establecimiento como soberano del universo creado por él mismo. En cualquier momento pasado del universo local, Miguel hubiera podido hacer valer su soberanía personal como Hijo Creador y, en calidad de Hijo Creador, regir su universo a su manera. En ese caso Emmanuel y los Hijos del Paraíso que lo acompañaban se habrían despedido del universo. Pero Miguel no deseaba regir Nebadon por su propio derecho aislado como Hijo Creador. Quería ascender, mediante una experiencia efectiva de subordinación cooperativa a la Trinidad del Paraíso, hasta el elevado estatus en el universo que le haría capaz de regir su universo y administrar sus asuntos con la perfecta visión y sabia ejecución que caracterizarán en su día al gobierno excelso del Ser Supremo. No aspiraba a la perfección de gobierno de un Hijo Creador sino a la supremacía de administración como personificación de la sabiduría universal y la experiencia divina del Ser Supremo.
120:0.4 (1324.1) Miguel perseguía así una doble finalidad con estos siete otorgamientos a los distintos órdenes de criaturas de su universo. En primer lugar, obtener la experiencia de comprensión de las criaturas que se exige a todos los Hijos Creadores para poder asumir la plena soberanía. Un Hijo Creador puede en cualquier momento regir su universo por derecho propio, pero solo puede hacerlo como representante supremo de la Trinidad del Paraíso después de haber pasado por los siete otorgamientos como criatura del universo. En segundo lugar, aspiraba al privilegio de representar la máxima autoridad de la Trinidad del Paraíso susceptible de ser ejercida en la administración directa y personal de un universo local. Por eso, durante la experiencia de cada uno de sus otorgamientos en el universo, Miguel se subordinó voluntariamente, con éxito y de forma aceptable a las voluntades diversamente constituidas de las distintas asociaciones de las personas de la Trinidad del Paraíso. Esto significa que en el primer otorgamiento se sometió a la voluntad conjunta del Padre, el Hijo y el Espíritu; en el segundo otorgamiento, a la voluntad del Padre y el Hijo; en el tercer otorgamiento, a la voluntad del Padre y el Espíritu; en el cuarto otorgamiento, a la voluntad del Hijo y el Espíritu; en el quinto otorgamiento, a la voluntad del Espíritu Infinito; en el sexto otorgamiento, a la voluntad del Hijo Eterno. Y durante su séptimo y último otorgamiento se sometió en Urantia a la voluntad del Padre Universal.
120:0.5 (1324.2) En consecuencia, Miguel combina en su soberanía personal la voluntad divina de las fases séptuplas de los Creadores universales con la comprensión por experiencia de las criaturas de su universo local. De esta forma, su administración ha adquirido el grado máximo de poder y autoridad, aunque despojado de toda asunción arbitraria. Su poder es ilimitado, puesto que proviene de asociaciones experimentadas con las Deidades del Paraíso. Su autoridad es incuestionable, puesto que la ha adquirido por experiencia efectiva a imagen y semejanza de las criaturas del universo. Su soberanía es suprema, puesto que reúne a un tiempo el punto de vista séptuplo de la Deidad del Paraíso y el punto de vista de la criatura del tiempo y el espacio.
120:0.6 (1324.3) Cuando hubo determinado el momento de su otorgamiento final y elegido el planeta donde tendría lugar este acontecimiento extraordinario, Miguel se reunió con Gabriel como solía hacerlo antes de cada otorgamiento y luego se presentó ante su hermano mayor y consejero paradisiaco, Emmanuel, para confiarle todos los poderes de la administración del universo que no había conferido ya a Gabriel. Justo antes de que Miguel saliera hacia Urantia, Emmanuel aceptó la custodia del universo durante el periodo de otorgamiento y procedió a impartir a su hermano los consejos previos al otorgamiento que servirían de guía a Miguel durante su encarnación en Urantia como mortal del mundo.
120:0.7 (1324.4) Cabe señalar a este respecto que Miguel había elegido hacer su otorgamiento a imagen y semejanza de carne mortal sujeto a la voluntad del Padre del Paraíso. Si su único objetivo hubiera sido conseguir la soberanía de su universo, el Hijo Creador no habría necesitado instrucciones de nadie para llevar a cabo esta encarnación, pero había emprendido un programa de revelación del Supremo que requería actuar en cooperación con las diversas voluntades de las Deidades del Paraíso. De este modo, cuando alcanzara personal y definitivamente su soberanía, esta incluiría toda la voluntad séptupla de la Deidad tal como culmina en el Supremo. Por eso había sido instruido ya seis veces en el pasado por los representantes personales de las diversas Deidades del Paraíso y de sus asociaciones, y ahora era instruido por el Unión de los Días, el embajador de la Trinidad del Paraíso en el universo local de Nebadon, que actuaba en nombre del Padre Universal.
120:0.8 (1325.1) La buena disposición de este poderoso Hijo Creador a subordinar una vez más su voluntad a la de las Deidades del Paraíso, esta vez a la del Padre Universal, había de acarrear ventajas inmediatas y enormes compensaciones. Como consecuencia de este acto de subordinación asociativa, Miguel experimentaría en esta encarnación no solo la naturaleza de hombre mortal, sino también la voluntad del Padre de todos que está en el del Paraíso. Y además podía emprender este otorgamiento único no solo con la garantía de que Emmanuel ejercería la autoridad plena del Padre del Paraíso en la administración de su universo durante su ausencia en Urantia, sino también con la tranquilidad de que los Ancianos de los Días del superuniverso garantizarían la seguridad de su creación durante todo el periodo de otorgamiento.
120:0.9 (1325.2) Y así llegó el momento trascendental en que Emmanuel presentó el cometido del séptimo otorgamiento. He sido autorizado a transmitir los siguientes extractos de la instrucción previa al otorgamiento impartida por Emmanuel al regidor del universo que estaba a punto de convertirse en Jesús de Nazaret (Cristo Miguel) en Urantia.
120:1.1 (1325.3) «Hermano Creador, estoy a punto de presenciar tu otorgamiento séptimo y final en el universo. Has ejecutado tus seis misiones anteriores con toda fidelidad y perfección, y no albergo la menor duda de que triunfarás igualmente en este otorgamiento terminal hacia la soberanía. Has aparecido hasta ahora en tus esferas de otorgamiento como un ser plenamente desarrollado del colectivo que habías escogido, pero estás a punto de aparecer en Urantia, el planeta perturbado y confuso elegido por ti, no como un mortal plenamente desarrollado sino como un niño indefenso. Esta, compañero, será para ti una experiencia nueva y no probada. Estás a punto de pagar el precio completo del otorgamiento y de experimentar el esclarecimiento pleno de la encarnación de un Creador a imagen y semejanza de una criatura.
120:1.2 (1325.4) «En cada uno de tus otorgamientos anteriores optaste voluntariamente por someterte a la voluntad de las tres Deidades del Paraíso y de sus interasociaciones divinas. De las siete fases de la voluntad del Supremo, has estado sometido a todas en tus otorgamientos previos salvo a la voluntad personal de tu Padre del Paraíso. Ahora que has elegido estar enteramente sujeto a la voluntad de tu Padre durante tu séptimo otorgamiento, yo, como representante personal de nuestro Padre, asumo la jurisdicción incondicional de tu universo durante el tiempo de tu encarnación.
120:1.3 (1325.5) «Al emprender el otorgamiento en Urantia te has despojado voluntariamente de todo apoyo extraplanetario y de toda ayuda especial procedente de cualquier criatura de tu propia creación. Igual que tus hijos creados de Nebadon dependen por completo de ti para conducirse con seguridad a lo largo de su carrera en el universo, ahora dependerás tú por completo y sin reservas de tu Padre del Paraíso para conducirte con seguridad a través de las vicisitudes no reveladas de tu próxima carrera como mortal. Y cuando hayas finalizado esta experiencia de otorgamiento, conocerás en toda su verdad el significado pleno y el inmenso valor de esa confianza fruto de la fe que exiges necesariamente a tus criaturas para poder relacionarse íntimamente contigo como Creador y Padre de su universo local.
120:1.4 (1326.1) «Durante todo tu otorgamiento en Urantia solo tienes que dedicarte a una cosa: mantener una comunión ininterrumpida con tu Padre del Paraíso. Mediante la perfección de esa relación, el mundo en el que te otorgas, e incluso todo el universo que has creado, podrá contemplar una revelación nueva y más comprensible de tu Padre y mi Padre, el Padre Universal de todos. Por lo tanto, tu única ocupación en Urantia debe ser tu vida personal. Yo me encargaré plena y eficazmente de la seguridad y la administración continua de tu universo desde el momento de tu renuncia voluntaria a la autoridad hasta que vuelvas a nosotros como Soberano del Universo confirmado por el Paraíso. Entonces recibirás de mis manos, no la autoridad de lugarteniente que ahora me entregas, sino el supremo poder y jurisdicción sobre tu universo.
120:1.5 (1326.2) «Y para que puedas saber con seguridad que estoy investido del poder de hacer todo lo que te estoy prometiendo (sabiendo muy bien que represento la garantía de todo el Paraíso de que se ha de cumplir fielmente mi palabra), te anuncio que me acaban de comunicar que los Ancianos de los Días de Uversa han emitido un mandato que protegerá a Nebadon de todo peligro espiritual durante todo el periodo de tu otorgamiento voluntario. Desde el momento en que entregues la consciencia al empezar tu encarnación como mortal, hasta que vuelvas a nosotros como soberano supremo e incondicional de este universo creado y organizado por ti, nada grave puede ocurrir en todo Nebadon. En este ínterin de tu encarnación, tengo órdenes de los Ancianos de los Días que autorizan sin reservas la extinción instantánea y automática de cualquier ser culpable de rebelión o que se atreva a instigar una insurrección en el universo de Nebadon mientras estés ausente en este otorgamiento. Hermano, en vista de la autoridad del Paraíso inherente a mi presencia y aumentada por la autorización judicial de Uversa, tu universo y todas sus criaturas leales estarán seguros durante tu otorgamiento. Puedes proceder a tu misión con un solo pensamiento: aumentar la revelación de nuestro Padre a los seres inteligentes de tu universo.
120:1.6 (1326.3) «Como en cada uno de tus anteriores otorgamientos, quisiera recordarte que recibo la jurisdicción de tu universo en calidad de hermano fideicomisario. Ejerzo toda la autoridad y manejo todo el poder en tu nombre. Actúo como lo haría nuestro Padre del Paraíso y conforme a tu petición explícita de que obre así en tu lugar. Por esta razón, toda esta autoridad delegada volverá a ser tuya y podrás ejercerla en cualquier momento que estimes oportuno solicitar su devolución. Tu otorgamiento es enteramente voluntario en toda su duración. Como mortal encarnado del mundo no tendrás dotes celestiales, pero podrás recuperar todo el poder al que has renunciado en el momento mismo en que decidas volver a investirte de la autoridad del universo. Si tomaras la decisión de recuperar tu poder y tu autoridad, recuerda que lo harías por razones exclusivamente personales, puesto que yo soy el aval vivo y supremo cuya presencia y cuya promesa garantizan la administración segura de tu universo conforme a la voluntad de tu Padre. Durante tu ausencia de Salvington para este otorgamiento no puede producirse ninguna rebelión como las tres que han ocurrido ya en Nebadon, pues los Ancianos de los Días han decretado que toda rebelión que surja en Nebadon durante el periodo de tu otorgamiento en Urantia contendrá la semilla automática de su propia aniquilación.
120:1.7 (1326.4) «Mientras estés ausente en este otorgamiento final y extraordinario, me comprometo (con la cooperación de Gabriel) a administrar fielmente tu universo, y al encargarte que emprendas este ministerio de revelación divina y que te sometas a esta experiencia de comprensión humana perfeccionada, actúo en nombre de mi Padre y tu Padre. A continuación te ofrezco unos consejos para guiarte en tu vida en la tierra a medida que te vayas haciendo cada vez más consciente de la misión divina de tu estancia prolongada en la carne.
120:2.1 (1327.1) «1. Según los usos y conforme a la técnica de Sonarington —conforme a los mandatos del Hijo Eterno del Paraíso— he dispuesto lo necesario en todos los aspectos para que puedas emprender inmediatamente este otorgamiento como mortal de acuerdo con los planes formulados por ti y puestos bajo mi cuidado por Gabriel. Crecerás en Urantia como un niño del mundo y completarás tu educación humana sujeto en todo momento a la voluntad de tu Padre del Paraíso. Vivirás tu vida en Urantia tal como tú lo has establecido, terminarás tu estancia planetaria y prepararás la ascensión hasta tu Padre para recibir de él la soberanía suprema de tu universo.
120:2.2 (1327.2) «2. Aparte de tu misión en la tierra y de tu revelación al universo, y subordinada a ambas, te aconsejo que asumas, cuando seas suficientemente consciente de tu propia identidad divina, la tarea adicional de poner fin oficialmente a la rebelión de Lucifer en el sistema de Satania, y que lo hagas como Hijo del Hombre. En tu calidad de criatura mortal del mundo que en su debilidad se ha hecho poderosa al someterse por la fe a la voluntad de su Padre, te sugiero que consigas de manera amable todo lo que te has negado una y otra vez a ejecutar arbitrariamente mediante el poder y la fuerza que poseías cuando se inició esta rebelión pecaminosa e injustificada. Considero que sería una excelente culminación de tu otorgamiento como mortal que volvieras a nosotros como Hijo del Hombre y Príncipe Planetario de Urantia, además de Hijo de Dios y soberano supremo de tu universo. Como hombre mortal, el tipo más bajo de criatura inteligente de Nebadon, afronta y juzga las pretensiones blasfemas de Caligastia y Lucifer y, en el humilde estado que has asumido, da fin para siempre a las vergonzosas tergiversaciones de estos hijos de la luz caídos. Ya que te has negado rotundamente a desautorizar a estos rebeldes a través del ejercicio de tus prerrogativas de creador, sería adecuado que ahora, bajo la imagen y semejanza de las criaturas más bajas de tu creación, arrebataras su dominio a estos Hijos caídos. Y así todo tu universo local reconocerá claramente para siempre y con total equidad la justicia de haber hecho durante tu actuación en carne mortal las cosas que la misericordia te aconsejaba no hacer mediante el poder de una autoridad arbitraria. Y al haber establecido mediante tu otorgamiento la posibilidad de la soberanía del Supremo en Nebadon, habrás cerrado de hecho todos los asuntos pendientes de juicio de todas las insurrecciones anteriores, sea cual fuere el lapso de tiempo necesario para su conclusión efectiva. Mediante este acto, las disensiones pendientes de tu universo quedarán liquidadas en lo esencial, y cuando recibas posteriormente la soberanía suprema sobre tu universo, estos desafíos a tu autoridad no podrán volver a ocurrir jamás en ninguna parte de tu gran creación personal.
120:2.3 (1327.3) «3. Cuando hayas logrado poner fin a la secesión en Urantia —y lo lograrás sin lugar a dudas— te aconsejo que aceptes que Gabriel te confiera el título de Príncipe Planetario de Urantia como reconocimiento eterno de tu universo a tu experiencia final de otorgamiento. Te aconsejo además que tomes todas las medidas que sean compatibles con el sentido de tu otorgamiento para reparar el pesar y la confusión causados en Urantia por la traición de Caligastia y la falta adánica posterior.
120:2.4 (1328.1) «4. Atendiendo a tu petición, Gabriel y todos los interesados cooperarán contigo en tu deseo expreso de concluir tu otorgamiento en Urantia con la declaración de un juicio dispensacional del mundo acompañado por la terminación de una edad, la resurrección de los mortales supervivientes dormidos y la dispensación del otorgamiento del Espíritu de la Verdad.
120:2.5 (1328.2) «5. En cuanto al planeta de tu otorgamiento y a la generación de hombres contemporánea con tu estancia como mortal, te aconsejo que desempeñes principalmente el papel de maestro. Ocúpate primero de inspirar y liberar la naturaleza espiritual del hombre. Después ilumina el oscurecido intelecto humano, cura las almas de los hombres y emancipa sus mentes de los miedos ancestrales. Y atiende por último, según tu sabiduría de mortal, al bienestar físico y a la comodidad material de tus hermanos en la carne. Vive la vida religiosa ideal para inspiración y edificación de todo tu universo.
120:2.6 (1328.3) «6. En el planeta de tu otorgamiento libera espiritualmente al hombre marginado por la rebelión. En Urantia haz una nueva contribución a la soberanía del Supremo y extiende así el establecimiento de esta soberanía por los amplios dominios de tu creación personal. En tu otorgamiento material a imagen y semejanza de la carne estás a punto de experimentar el esclarecimiento final de un Creador del espacio-tiempo, la experiencia dual de trabajar dentro de la naturaleza del hombre con la voluntad de tu Padre del Paraíso. La voluntad de la criatura finita y la voluntad del Creador infinito van a hacerse como una en tu vida temporal, igual que se están uniendo en la Deidad evolutiva del Ser Supremo. Derrama sobre el planeta de tu otorgamiento el Espíritu de la Verdad para hacer que todos los mortales normales de esa esfera aislada puedan acceder de forma plena e inmediata al ministerio de la presencia segregada de nuestro Padre del Paraíso, los Ajustadores del Pensamiento de los mundos.
120:2.7 (1328.4) «7. En todo lo que hagas en el mundo de tu otorgamiento, ten siempre presente que estás viviendo una vida para la instrucción y edificación de todo tu universo. Otorgas a Urantia una vida de encarnación mortal, pero has de vivir esa vida para inspirar espiritualmente a todas las inteligencias humanas y sobrehumanas que han vivido, viven o pueden vivir en todos los mundos habitados que han formado, forman o pueden formar parte de la vasta galaxia que es tu dominio administrativo. Tu vida terrestre a imagen y semejanza de carne mortal no ha de ser un ejemplo para tus contemporáneos mortales de Urantia ni para ninguna generación posterior de seres humanos de Urantia o de cualquier otro mundo. Tu vida encarnada en Urantia debe ser más bien una inspiración para todas las vidas de todos los mundos de Nebadon durante todas las generaciones de las edades por venir.
120:2.8 (1328.5) «8. La gran misión que has de realizar y experimentar en tu encarnación como mortal está contenida en tu decisión de vivir una vida consagrada de todo corazón a hacer la voluntad de tu Padre del Paraíso y así revelar a Dios, tu Padre, en la carne y especialmente a las criaturas de carne. Al mismo tiempo interpretarás de forma nueva y superior a nuestro Padre para los seres supramortales de todo Nebadon. En paralelo a este ministerio de una nueva revelación y una interpretación aumentada del Padre del Paraíso para las mentes de tipo humano y sobrehumano, tu actuación suscitará una nueva revelación del hombre a Dios. En tu corta vida en la carne manifestarás de forma desconocida hasta ahora en Nebadon las posibilidades trascendentes que un humano conocedor de Dios puede alcanzar durante la corta carrera de la existencia mortal, y harás una interpretación nueva y esclarecedora del hombre y de las vicisitudes de su vida planetaria para todas las inteligencias sobrehumanas de Nebadon y para todos los tiempos. Vas a bajar a Urantia a imagen y semejanza de carne mortal, y al vivir como un hombre de tu tiempo y generación mostrarás con tu comportamiento a todo tu universo el ideal de la ejecución perfeccionada del compromiso supremo con los asuntos de tu vasta creación: el éxito de Dios que busca al hombre y lo encuentra y el fenómeno del hombre que busca a Dios y lo encuentra. Harás todo esto para su satisfacción mutua y lo harás durante una corta vida en la carne.
120:2.9 (1329.1) «9. Te recomiendo que tengas siempre presente que, aunque te vas a convertir de hecho en un humano común y corriente del mundo, seguirás siendo en potencial un Hijo Creador del Padre del Paraíso. Durante toda esta encarnación vivirás y actuarás como Hijo del Hombre, pero los atributos creativos de tu divinidad personal irán contigo de Salvington a Urantia. Tu voluntad podrá poner fin a la encarnación en cualquier momento posterior a la llegada de tu Ajustador del Pensamiento. Antes de la llegada y de la recepción del Ajustador yo responderé de la integridad de tu personalidad, pero después de la llegada de tu Ajustador, y a medida que vayas reconociendo la naturaleza y la importancia de tu misión de otorgamiento, deberás abstenerte de toda voluntariedad sobrehumana de logro, consecución o poder, dado que tus prerrogativas como creador permanecerán vinculadas a tu personalidad de mortal al ser inseparables de tu presencia personal. De hecho, no habrá ninguna intervención sobrehumana en tu carrera terrenal aparte de la voluntad del Padre del Paraíso, a no ser que por un acto de tu voluntad consciente y deliberada tomes una decisión indivisa que conduzca a una elección de tu personalidad completa.
120:3.1 (1329.2) «Y ahora, hermano, al despedirme de ti cuando te preparas para salir hacia Urantia y después de haberte aconsejado sobre la conducta general de tu otorgamiento, permíteme que te presente ciertos consejos, formulados de común acuerdo con Gabriel, para otros aspectos menores de tu vida como mortal.
120:3.2 (1329.3) «1. En la búsqueda de tu ideal de vida como mortal en la tierra, procura hacer y poner como ejemplo algunas cosas prácticas que tengan utilidad inmediata para tus compañeros humanos.
120:3.3 (1329.4) «2. En cuanto a las relaciones familiares, da preferencia a las costumbres aceptadas de la vida de familia tal como las encuentres establecidas en la época y generación de tu otorgamiento. Vive tu vida de familia y de comunidad en consonancia con las prácticas del pueblo en el que has elegido aparecer.
120:3.4 (1329.5) «3. En tus relaciones con el orden social te aconsejamos que limites tus esfuerzos ante todo a la regeneración espiritual y a la emancipación intelectual. Evita todo enredo con la estructura económica y los compromisos políticos de tu tiempo. Entrégate especialmente a vivir la vida religiosa ideal en Urantia.
120:3.5 (1329.6) «4. Bajo ninguna circunstancia y ni en el más mínimo detalle deberás interferir en la evolución normal, ordenada y progresiva de las razas de Urantia. Pero esta prohibición no conlleva ninguna limitación en tus esfuerzos por dejar tras de ti en Urantia un sistema mejorado y duradero de ética religiosa auténtica. Como Hijo dispensacional posees ciertos privilegios relacionados con el avance del estatus espiritual y religioso de los pueblos del mundo.
120:3.6 (1330.1) «5. Si lo consideras conveniente puedes identificarte con movimientos religiosos y espirituales existentes en Urantia, pero intenta evitar por todos los medios el establecimiento formal de un culto organizado, de una religión cristalizada o de un agrupamiento ético segregado de seres humanos. Tu vida y tus enseñanzas han de convertirse en patrimonio común de todas las religiones y todos los pueblos.
120:3.7 (1330.2) «6. Para no contribuir innecesariamente a crear en Urantia sistemas posteriores de creencias religiosas estereotipadas o lealtades religiosas no progresivas de cualquier tipo, te aconsejamos además que no dejes nada escrito en el planeta. Abstente de toda escritura en materiales permanentes y recomienda a tus compañeros que no hagan imágenes u otros retratos de tu aspecto físico. Asegúrate de que no quede nada potencialmente idólatra en el planeta a la hora de marcharte.
120:3.8 (1330.3) «7. Aunque vivirás la vida social común y corriente del planeta y serás un individuo normal del sexo masculino, no mantendrás probablemente relaciones matrimoniales, relaciones por otra parte perfectamente honorables y compatibles con tu otorgamiento. Debo recordarte que uno de los mandatos de Sonarington relativos a la encarnación prohíbe a un Hijo de otorgamiento originario del Paraíso dejar descendencia humana en ningún planeta.
120:3.9 (1330.4) «8. En todos los demás detalles de tu próximo otorgamiento te encomendamos a la dirección de tu Ajustador interior, a las enseñanzas del espíritu divino que guía siempre a los hombres y al juicio de la razón de la mente humana en vías de expansión que recibirás por herencia. Esta asociación de atributos de criatura y de Creador te capacitará para vivir lo que nosotros consideramos la vida perfecta del hombre de las esferas planetarias. Esa vida no será necesariamente perfecta para el punto de vista de un hombre cualquiera, de una generación cualquiera y de un mundo cualquiera (y mucho menos de Urantia), pero será evaluada en toda su plenitud suprema en los mundos más perfeccionados y en vías de perfeccionamiento de tu extenso universo.
120:3.10 (1330.5) «Y ahora, que tu Padre y mi Padre que siempre nos ha sostenido en todas las actuaciones pasadas te guíe y te sostenga y esté contigo desde el momento en que nos dejes y entregues la consciencia de tu personalidad, durante tu retorno gradual al reconocimiento de tu identidad divina encarnada en forma humana y luego a través de toda tu experiencia de otorgamiento en Urantia hasta tu liberación de la carne y tu ascensión a la diestra de la soberanía de nuestro Padre. Cuando te vuelva a ver en Salvington celebraremos tu vuelta a nosotros como soberano supremo e incondicional de este universo creado por ti al que has servido y comprendido de la forma más completa.
120:3.11 (1330.6) «Reino ahora en tu lugar. Asumo la jurisdicción de todo Nebadon como soberano en funciones durante el ínterin de tu séptimo otorgamiento como mortal en Urantia. Y a ti, Gabriel, te confío la salvaguardia del que está a punto de ser el Hijo del Hombre hasta que vuelva pronto a mí en poder y gloria como Hijo del Hombre e Hijo de Dios. Gabriel, ahora soy yo tu soberano hasta el retorno de Miguel».
* * *
120:3.12 (1330.7) Acto seguido, en presencia de todo Salvington reunido, Miguel se retiró de entre nosotros y no volvimos a verlo en su lugar acostumbrado hasta su regreso como regidor supremo y personal del universo tras completar su carrera de otorgamiento en Urantia.
120:4.1 (1331.1) Y así, ciertos hijos indignos de Miguel, que habían acusado a su padre Creador de buscar egoístamente la soberanía y se habían permitido insinuar que el Hijo Creador se mantenía en el poder de manera arbitraria y autocrática gracias a la lealtad irracional de las criaturas serviles de un universo engañado, iban a quedar silenciados para siempre, despechados y desautorizados por la vida de servicio en olvido de sí mismo que el Hijo de Dios iniciaba ahora como Hijo del Hombre sometido en todo momento a «la voluntad del Padre del Paraíso».
120:4.2 (1331.2) Pero no os equivoquéis, Cristo Miguel era verdaderamente un ser de origen dual pero no era una personalidad doble. No era Dios asociado con el hombre sino Dios encarnado en el hombre. Y fue siempre este mismo ser combinado. El único factor progresivo que hubo en esta relación incomprensible fue el reconocimiento y el entendimiento autoconsciente y progresivo (por parte de su mente humana) del hecho de ser Dios y hombre.
120:4.3 (1331.3) Cristo Miguel no se convirtió progresivamente en Dios. Dios no se convirtió en hombre en algún momento decisivo de la vida terrenal de Jesús. Jesús fue Dios y hombre siempre y por siempre jamás. Y este Dios y este hombre fueron, y son ahora, uno solo igual que la Trinidad del Paraíso de tres seres es en realidad una sola Deidad.
120:4.4 (1331.4) No perdáis nunca de vista el hecho de que el propósito espiritual supremo del otorgamiento de Miguel fue realzar la revelación de Dios.
120:4.5 (1331.5) Los mortales de Urantia tienen conceptos variables de lo milagroso, pero para nosotros que vivimos como ciudadanos del universo local hay pocos milagros. Entre estos milagros, los otorgamientos de encarnación de los Hijos del Paraíso son, de lejos, los más misteriosos. La aparición de un Hijo divino en vuestro mundo mediante procesos aparentemente naturales nosotros lo consideramos como un milagro, es decir, la actuación de las leyes universales más allá de nuestra comprensión. Jesús de Nazaret fue una persona milagrosa.
120:4.6 (1331.6) En y durante toda esta experiencia extraordinaria, Dios Padre eligió manifestarse como lo hace siempre —de la manera habitual— de la manera normal, natural y digna de confianza de la actuación divina.
El libro de Urantia
Documento 121
121:0.1 (1332.1) SOY EL intermedio secundario adscrito en otro tiempo al apóstol Andrés y actúo bajo la supervisión de una comisión de doce miembros de la Hermandad Unida de Intermedios de Urantia patrocinada conjuntamente por el presidente de nuestro orden y el Melquisedec oficialmente asignado. He sido autorizado a poner por escrito la narración de los sucesos de la vida de Jesús de Nazaret tal como fueron observados por mi orden de criaturas del planeta y tal como fueron recogidos parcialmente más tarde por el sujeto humano que estaba bajo mi custodia temporal. Sabiendo lo escrupulosamente que su Maestro había evitado dejar tras de sí testimonios escritos, Andrés se negó a multiplicar las copias de su narración escrita. Una actitud semejante por parte de los demás apóstoles de Jesús retrasó considerablemente la escritura de los Evangelios.
121:1.1 (1332.2) Jesús no vino a este mundo en una época de decadencia espiritual. Nació cuando Urantia experimentaba un renacimiento del pensamiento espiritual y del vivir religioso desconocido desde los tiempos de Adán y que no ha vuelto a repetirse desde entonces. Cuando Miguel se encarnó en Urantia, el mundo presentaba las condiciones más favorables para el otorgamiento del Hijo Creador que se hayan dado nunca antes ni alcanzado después. En los siglos inmediatamente anteriores a estos tiempos, la cultura y la lengua griega se habían extendido por Occidente y el próximo Oriente. Los judíos, al ser una raza levantina de naturaleza en parte occidental y en parte oriental, estaban especialmente capacitados para utilizar este marco cultural y lingüístico a la hora de difundir eficazmente una nueva religión tanto por el este como por el oeste. El carácter tolerante del dominio político de los romanos en el mundo mediterráneo se sumaba a estas circunstancias tan favorables.
121:1.2 (1332.3) Esta combinación de influencias mundiales queda perfectamente ilustrada en las actividades de Pablo, un hebreo entre los hebreos por su cultura religiosa que proclamó el evangelio de un mesías judío en lengua griega y era al mismo tiempo ciudadano romano.
121:1.3 (1332.4) Ni antes ni después de aquellos días se ha visto en Occidente nada comparable a la civilización de los tiempos de Jesús. La civilización europea estaba unificada y coordinada bajo una triple influencia extraordinaria:
121:1.4 (1332.5) 1. El sistema político y social romano.
121:1.5 (1332.6) 2. La lengua y la cultura griega, y, hasta cierto punto, su filosofía.
121:1.6 (1332.7) 3. La rápida expansión de la influencia de las enseñanzas religiosas y morales de los judíos.
121:1.7 (1332.8) Cuando nació Jesús todo el mundo mediterráneo era un imperio unificado. Por primera vez en la historia del mundo había buenas calzadas que conectaban muchos de los centros principales. Los mares, limpios de piratas, presenciaban el rápido desarrollo de una gran era de comercio y viajes. Europa no volvería a conocer un periodo semejante de viajes y comercio hasta el siglo diecinueve después de Cristo.
121:1.8 (1333.1) A pesar de la paz interna y la prosperidad superficial del mundo grecorromano, la mayor parte de los habitantes del Imperio languidecían en la pobreza y la miseria. Había unos pocos ricos de clase alta, pero la mayoría de la humanidad constituía una clase baja miserable y empobrecida. No existía en aquel tiempo una clase media próspera y feliz; esta clase media empezaba a nacer entonces en la sociedad romana.
121:1.9 (1333.2) Las primeras luchas entre partos y romanos por expandir sus Estados acababan de finalizar, y Siria había quedado en manos de los romanos. En tiempos de Jesús, Palestina y Siria disfrutaban de un periodo de prosperidad, paz relativa y amplias relaciones comerciales con las regiones tanto del este como del oeste.
121:2.1 (1333.3) Los judíos formaban parte de la antigua raza semita, que incluía también a los babilonios, los fenicios y a los enemigos más recientes de Roma, los cartagineses. Durante la primera parte del siglo primero después de Cristo, los judíos eran el colectivo semita más influyente y ocupaban además una posición geográfica particularmente estratégica en el mundo tal como estaba regido y organizado para el comercio en aquel tiempo.
121:2.2 (1333.4) Muchas de las grandes calzadas que unían las naciones de la antigüedad pasaban por Palestina, que se convirtió así en el lugar de reunión, o cruce de caminos, de tres continentes. Los viajeros, los comerciantes y los ejércitos de Babilonia, Asiria, Egipto, Siria, Grecia, Partia y Roma atravesaron Palestina sucesivamente. Desde tiempo inmemorial muchas rutas de caravanas de Oriente pasaban por alguna parte de esta región hacia los pocos puertos buenos que había en el extremo oriental del Mediterráneo, desde donde los barcos transportaban sus cargamentos a todo el Occidente marítimo. Más de la mitad de este tráfico de caravanas pasaba por la pequeña población galilea de Nazaret o sus alrededores.
121:2.3 (1333.5) Aunque Palestina era la sede de la cultura religiosa judía y el lugar de nacimiento del cristianismo, los judíos estaban extendidos por el mundo. Residían en muchas naciones y comerciaban en todas las provincias de los Estados romano y parto.
121:2.4 (1333.6) Grecia proporcionó una lengua y una cultura, Roma construyó los caminos y unificó un imperio, pero la dispersión de los judíos, con sus más de doscientas sinagogas y sus comunidades religiosas bien organizadas repartidas por todo el mundo romano, proporcionó los centros culturales donde encontró su recibimiento inicial el nuevo evangelio del reino de los cielos y desde donde se difundiría más tarde hasta las regiones más remotas del mundo.
121:2.5 (1333.7) Cada sinagoga judía toleraba un número marginal de creyentes gentiles, hombres «devotos» o «temerosos de Dios», y fue dentro de este colectivo marginal de prosélitos donde Pablo logró la mayoría de sus primeras conversiones al cristianismo. Incluso el templo de Jerusalén poseía un ornamentado patio de los gentiles. Había una relación muy estrecha de cultura, comercio y culto entre Jerusalén y Antioquía, y en Antioquía los discípulos de Pablo fueron llamados «cristianos» por primera vez.
121:2.6 (1333.8) El hecho de que todo el culto judío de templo estuviera centralizado en Jerusalén fue el secreto de la supervivencia de su monoteísmo y constituyó la promesa de promover y enviar al mundo un concepto nuevo y ampliado de ese Dios único de todas las naciones y Padre de todos los mortales. El servicio del templo en Jerusalén representaba la supervivencia de un concepto cultural religioso ante el desmoronamiento de una sucesión de caciques nacionales gentiles y perseguidores raciales.
121:2.7 (1334.1) Aunque en esa época el pueblo judío estaba sometido a Roma, gozaba de un grado considerable de autogobierno y, al recordar las recientes y heroicas hazañas de liberación llevadas a cabo por Judas Macabeo y sus sucesores directos, vibraba con la expectativa inmediata de un libertador aún más grande, el Mesías esperado durante tanto tiempo.
121:2.8 (1334.2) El secreto de la supervivencia de Palestina, el reino de los judíos, como Estado semiindependiente estaba ligado a la política exterior del gobierno romano dirigida a conservar el control tanto de la calzada palestina que unía Siria con Egipto como de las estaciones terminales occidentales de las rutas de caravanas entre oriente y occidente. Roma quería impedir que surgiera en el Levante ninguna potencia que pudiera poner trabas a su futura expansión en estas regiones. La política de intrigas que tenía por objeto enfrentar a la Siria seléucida y con el Egipto de los Tolomeos necesitaba promocionar a Palestina como Estado separado e independiente. La política romana, la degeneración de Egipto y el debilitamiento progresivo de los seléucidas ante el creciente empuje de Partia explican que un pequeño grupo de judíos sin poder fuera capaz de mantener su independencia durante varias generaciones tanto frente a los seléucidas del norte como frente a los Tolomeos del sur. Los judíos atribuían esta libertad y esta independencia tan fortuitas frente al dominio político de los pueblos más poderosos que los rodeaban al hecho de ser «el pueblo elegido», a la intervención directa de Yahvé. Esta actitud de superioridad racial hizo que les resultara mucho más insoportable el dominio romano cuando este se impuso finalmente sobre su tierra. Pero incluso en esa triste hora, los judíos se negaron a darse por enterados de que su misión en el mundo no era política sino espiritual.
121:2.9 (1334.3) En tiempos de Jesús los judíos eran especialmente recelosos y desconfiados porque estaban regidos por un extranjero, Herodes el idumeo, que se había congraciado hábilmente con los dirigentes romanos para hacerse con el dominio supremo de Judea. Aunque Herodes profesaba lealtad a las observancias del ceremonial hebreo, procedió a construir templos para muchos dioses extraños.
121:2.10 (1334.4) Las relaciones amistosas de Herodes con los dirigentes romanos hacían del mundo un lugar seguro para los viajes de los judíos. Esto favoreció la creciente penetración de los judíos con el nuevo evangelio del reino de los cielos hasta las regiones más remotas del Imperio romano y de las naciones extranjeras aliadas de Roma. El reinado de Herodes contribuyó también a una mayor fusión de las filosofías hebrea y helénica.
121:2.11 (1334.5) Herodes construyó el puerto de Cesarea y afianzó así la situación de Palestina como cruce de caminos del mundo civilizado. Murió en el año 4 a. C. Su hijo Herodes Antipas gobernó Galilea y Perea durante la juventud y el ministerio de Jesús hasta el año 39 d. C. Al igual que su padre, Antipas fue un gran constructor; reconstruyó muchas de las ciudades de Galilea, incluyendo el importante centro de comercio de Séforis.
121:2.12 (1334.6) Los galileos no eran muy bien vistos por los líderes religiosos y los maestros rabínicos de Jerusalén. Galilea era más gentil que judía cuando nació Jesús.
121:3.1 (1334.7) Aunque las condiciones sociales y económicas del Estado romano no fueran del orden más elevado, reinaba en él una paz interna y una prosperidad general bastante favorables para el otorgamiento de Miguel. En el siglo primero después de Cristo la sociedad del mundo mediterráneo constaba de cinco estratos bien definidos:
121:3.2 (1335.1) 1. La aristocracia. Las clases altas con dinero y poder oficial, los grupos dirigentes y privilegiados.
121:3.3 (1335.2) 2. Los grupos de negocios. Los príncipes mercaderes y los banqueros, los comerciantes —los grandes importadores y exportadores— los mercaderes internacionales.
121:3.4 (1335.3) 3. La pequeña clase media. Este grupo pequeño pero muy influyente constituyó la columna vertebral moral de la primera Iglesia cristiana, que animaba a estas personas a seguir ejerciendo sus diversos oficios y negocios. Entre los judíos, muchos de los fariseos eran comerciantes de este tipo.
121:3.5 (1335.4) 4. El proletariado libre. Este colectivo tenía poco o ningún prestigio social. Aunque orgullosos de su libertad, estaban en clara desventaja al tener que competir con la mano de obra esclava. Las clases altas los desdeñaban y consideraban inútiles salvo para «fines reproductivos».
121:3.6 (1335.5) 5. Los esclavos. La mitad de la población del Estado romano era esclava. Muchos eran individuos superiores que se abrían camino rápidamente y ascendían hasta el proletariado libre e incluso la clase comerciante. La mayoría era mediocre o muy inferior.
121:3.7 (1335.6) Una característica de las conquistas militares romanas era esclavizar a los vencidos, aunque fueran pueblos superiores. El poder del amo sobre su esclavo era ilimitado. La primera Iglesia cristiana estaba compuesta en gran parte por las clases bajas y estos esclavos.
121:3.8 (1335.7) Los esclavos superiores a menudo recibían salarios que podían ahorrar para comprar su libertad. Muchos de estos esclavos emancipados llegaron a ascender a posiciones importantes en el Estado, en la Iglesia y en el mundo de los negocios. Fue precisamente esta posibilidad de promoción lo que hizo a la primera Iglesia cristiana tan tolerante con esta forma modificada de esclavitud.
121:3.9 (1335.8) No había ningún problema social generalizado en el Imperio romano del siglo primero después de Cristo. La mayor parte de la población consideraba que pertenecía al grupo donde le había tocado nacer. Había siempre una puerta abierta por la que los individuos con talento y aptitud podían ascender desde los estratos más bajos a los más altos de la sociedad romana, pero la gente solía contentarse con su posición social. No tenían conciencia de clase ni tampoco consideraban que las distinciones de clase fueran algo malo o injusto. El cristianismo no fue en ningún sentido un movimiento económico orientado a paliar la miseria de las clases deprimidas.
121:3.10 (1335.9) Es cierto que la mujer tenía más libertad en el resto del Imperio romano que en su restringida posición en Palestina, en cambio la entrega a la familia y el afecto natural de los judíos eran muy superiores a los de los gentiles.
121:4.1 (1335.10) Los gentiles eran algo inferiores a los judíos desde el punto de vista moral, pero en el corazón de los gentiles más nobles existía un amplio terreno de bondad natural y afecto humano potencial donde podía germinar la semilla del cristianismo y producir una abundante cosecha de carácter moral y logro espiritual. El mundo de los gentiles estaba dominado en ese momento por cuatro grandes filosofías derivadas en mayor o menor medida del primer platonismo de los griegos. Estas escuelas de filosofía eran las siguientes:
121:4.2 (1335.11) 1. La escuela epicúrea. Esta escuela de pensamiento estaba dedicada a la búsqueda de la felicidad. Los mejores epicúreos no eran dados a los excesos sensuales. Esta doctrina contribuyó, al menos, a liberar a los romanos de una forma más funesta de fatalismo al enseñar que los hombres podían hacer algo para mejorar su estatus terrestre. Combatió eficazmente la superstición nacida de la ignorancia.
121:4.3 (1336.1) 2. La escuela estoica. El estoicismo era la filosofía superior de las clases mejores. Los estoicos creían que un Destino-Razón controlador dominaba toda la naturaleza. Enseñaban que el alma del hombre era divina y estaba encarcelada en un cuerpo vil de naturaleza física. El alma del hombre conseguía la libertad viviendo en armonía con la naturaleza, con Dios, y así la virtud se convertía en su propia recompensa. El estoicismo ascendió hasta una moralidad sublime y unos ideales no superados desde entonces por ningún sistema filosófico puramente humano. Aunque los estoicos se preciaban de ser «progenie de Dios», no consiguieron conocerlo y por eso no pudieron encontrarlo. El estoicismo siguió siendo filosofía y no llegó a convertirse en religión. Sus seguidores buscaban poner su mente en sintonía con la armonía de la Mente Universal, pero nunca se vieron a sí mismos como hijos de un Padre amoroso. Pablo mostró su gran afinidad con el estoicismo cuando escribió: «He aprendido a sentirme conforme sea cual sea mi situación».
121:4.4 (1336.2) 3. La escuela cínica. Aunque la filosofía de los cínicos se remontaba a Diógenes de Atenas, gran parte de su doctrina provenía de los restos de las enseñanzas de Maquiventa Melquisedec. El cinismo había sido anteriormente más una religión que una filosofía. Al menos, los cínicos hicieron democrática su filosofía religiosa. Predicaban continuamente en los campos y en los mercados su doctrina de que «el hombre podía salvarse si quería». Predicaban la sencillez y la virtud, y encarecían a los hombres a afrontar la muerte sin temor. Estos predicadores cínicos ambulantes contribuyeron mucho a preparar al pueblo espiritualmente hambriento para los misioneros cristianos posteriores. Su método de predicar al pueblo se parecía mucho en estructura y estilo al de las Epístolas de Pablo.
121:4.5 (1336.3) 4. La escuela escéptica. El escepticismo afirmaba que el conocimiento era falaz, y que el convencimento y la seguridad eran imposibles. Era una actitud puramente negativa que nunca tuvo gran aceptación.
121:4.6 (1336.4) Estas filosofías eran semirreligiosas y a menudo vigorizantes, éticas y ennoblecedoras, pero solían estar fuera del alcance de la gente común. Con la posible excepción del cinismo, eran filosofías para los fuertes y los sabios, no religiones de salvación destinadas también a los pobres y a los débiles.
121:5.1 (1336.5) Durante todas las edades anteriores, la religión había sido básicamente una cuestión tribal o nacional que tenía muy poco que ver con los individuos. Los dioses eran tribales o nacionales, no personales. Este tipo de sistema religioso no podía satisfacer los anhelos espirituales individuales de una persona media.
121:5.2 (1336.6) En tiempos de Jesús las religiones de Occidente comprendían:
121:5.3 (1336.7) 1. Los cultos paganos. Eran una combinación de mitología, patriotismo y tradición de origen tanto helénico como latino.
121:5.4 (1336.8) 2. La adoración al emperador. Esta deificación del hombre como símbolo del Estado suscitaba un profundo rechazo entre los judíos y los primeros cristianos, y condujo directamente a las implacables persecuciones de ambas Iglesias por parte del gobierno romano.
121:5.5 (1337.1) 3. La astrología. Esta pseudociencia de Babilonia se transformó en religión en todo el Imperio grecorromano. Incluso en el siglo veinte, el hombre no se ha librado del todo de esta creencia supersticiosa.
121:5.6 (1337.2) 4. Las religiones de misterio. Sobre un mundo tan hambriento espiritualmente se abatió una oleada de cultos de misterio, de nuevas y extrañas religiones procedentes del Levante, que seducían a la gente común prometiéndoles la salvación individual. Estas religiones se convirtieron rápidamente en la creencia aceptada por las clases bajas del mundo grecorromano y contribuyeron mucho a preparar el camino para la rápida difusión de las enseñanzas cristianas inmensamente superiores que presentaban un concepto majestuoso de la Deidad asociado a una teología fascinante para los inteligentes y a una profunda oferta de salvación para todos, incluso para el hombre corriente de entonces, ignorante pero espiritualmente hambriento.
121:5.7 (1337.3) Las religiones de misterio marcaron el final de las creencias nacionales y dieron origen a numerosos cultos personales. Los misterios eran muchos, pero todos presentaban las características siguientes:
121:5.8 (1337.4) 1. Una leyenda mítica, un misterio (de ahí su nombre). Por lo general este misterio guardaba relación con la historia de la vida, la muerte y la vuelta a la vida de algún dios. Esto queda ilustrado en las enseñanzas del mitraísmo, que fue durante un tiempo contemporáneo y competidor del creciente culto cristiano promovido por Pablo.
121:5.9 (1337.5) 2. Las religiones de misterio eran interraciales y no nacionales. Eran personales y fraternales, y dieron origen a hermandades religiosas y a numerosas sociedades sectarias.
121:5.10 (1337.6) 3. Sus servicios religiosos se caracterizaban por elaboradas ceremonias de iniciación y espectaculares sacramentos de culto. Sus ritos y rituales secretos eran a veces horribles y repugnantes.
121:5.11 (1337.7) 4. Pero fuera la que fuera la naturaleza de sus ceremonias o el grado de sus excesos, estos misterios prometían invariablemente a sus devotos la salvación, «la liberación del mal, la supervivencia después de la muerte y una vida imperecedera en los reinos de la dicha, más allá de este mundo de dolor y esclavitud».
121:5.12 (1337.8) Pero no cometáis el error de confundir las enseñanzas de Jesús con los misterios. La popularidad de los misterios pone de manifiesto que el hombre busca la supervivencia y tiene verdadera hambre y sed de religión personal y de rectitud individual. Aunque los misterios no consiguieron satisfacer adecuadamente este anhelo, prepararon el camino para la aparición posterior de Jesús, que trajo realmente a este mundo el pan de vida y el agua de vida.
121:5.13 (1337.9) En un esfuerzo por aprovechar la adhesión generalizada a las mejores religiones de misterio, Pablo hizo ciertas adaptaciones de las enseñanzas de Jesús para hacerlas más aceptables a un mayor número de posibles conversos. Pero incluso con estas concesiones, la versión paulina de las enseñanzas de Jesús (el cristianismo) era superior al mejor de los misterios en los siguientes aspectos:
121:5.14 (1337.10) 1. Pablo enseñaba una redención moral, una salvación ética. El cristianismo estaba orientado hacia una nueva vida y proclamaba un nuevo ideal. Pablo desechó los ritos mágicos y los encantamientos ceremoniales.
121:5.15 (1337.11) 2. El cristianismo presentaba una religión que no eludía las soluciones finales del problema humano, pues no solo ofrecía salvar al hombre del dolor e incluso de la muerte, sino que prometía también la liberación del pecado y la adquisición posterior de un carácter recto con cualidades de supervivencia eterna.
121:5.16 (1338.1) 3. Los misterios se habían construido sobre mitos. El cristianismo, tal como Pablo lo predicaba, estaba fundamentado en un hecho histórico: el otorgamiento de Miguel, el Hijo de Dios, a la humanidad.
121:5.17 (1338.2) Entre los gentiles la moralidad no estaba relacionada necesariamente con la filosofía ni con la religión. Fuera de Palestina la gente no siempre daba por supuesto que el sacerdote de una religión había de llevar una vida moral. La religión judía, y más tarde las enseñanzas de Jesús y la consiguiente evolución del cristianismo de Pablo fueron las primeras religiones europeas que tendieron una mano a la moralidad y la otra a la ética e insistieron en que las personas religiosas prestaran alguna atención a ambas.
121:5.18 (1338.3) Y así nació Jesús en Palestina en el seno de una generación dominada por sistemas incompletos de filosofía y confundida por cultos religiosos complejos. Y a esta misma generación dio Jesús su evangelio de religión personal: la filiación con Dios.
121:6.1 (1338.4) Hacia finales del siglo primero antes de Cristo, el pensamiento religioso de Jerusalén estaba ya enormemente influido y un tanto modificado por las enseñanzas culturales griegas e incluso por la filosofía griega. En la larga contienda entre las corrientes oriental y occidental del pensamiento hebreo, Jerusalén y el resto de Occidente, así como el Levante en general, habían adoptado el punto de vista judío occidental o helenista modificado.
121:6.2 (1338.5) En tiempos de Jesús convivían tres idiomas en Palestina: la gente común hablaba algún dialecto del arameo, los sacerdotes y los rabinos hablaban hebreo y, por lo general, las clases cultas y los estratos superiores de los judíos hablaban griego. El hecho de que las escrituras hebreas se tradujeran muy pronto al griego en Alejandría contribuyó considerablemente al predominio posterior de la rama griega de la cultura y la teología judía. Y los escritos de los maestros cristianos no tardarían en aparecer en el mismo idioma. El renacimiento del judaísmo data de la traducción al griego de las escrituras hebreas. Este fue el factor decisivo que hizo derivar más tarde el culto cristiano de Pablo hacia el oeste y no hacia el este.
121:6.3 (1338.6) Las creencias judías helenizadas estaban muy poco influidas por las enseñanzas de los epicúreos, en cambio lo estaban mucho por la filosofía de Platón y las doctrinas de abnegación de los estoicos. El gran avance del estoicismo está ilustrado en el Cuarto Libro de los Macabeos; la penetración de la filosofía platónica y de las doctrinas estoicas se refleja en la Sabiduría de Salomón. Los judíos helenizados interpretaban las escrituras hebreas de un modo tan alegórico que podían compaginar sin ninguna dificultad la teología hebrea con su venerada filosofía aristotélica. Todo esto provocó una desastrosa confusión que solo fue superada cuando Filón de Alejandría procedió a armonizar y sistematizar la filosofía griega y la teología hebrea en un sistema compacto y bastante coherente de creencias y prácticas religiosas. Esta combinación posterior de filosofía griega y teología hebrea prevalecía en Palestina cuando Jesús vivió y enseñó, y sobre este fundamento construyó Pablo su culto cristiano, más avanzado y esclarecedor.
121:6.4 (1338.7) Filón fue un gran maestro. Nadie desde Moisés había ejercido una influencia tan profunda en el pensamiento ético y religioso del mundo occidental. A la hora de combinar los mejores elementos de los sistemas contemporáneos de enseñanzas éticas y religiosas ha habido siete destacados maestros humanos: Sethard, Moisés, Zoroastro, Lao-Tse, Buda, Filón y Pablo.
121:6.5 (1339.1) En su esfuerzo por combinar la filosofía mística griega y las doctrinas estoicas romanas con la teología legalista de los hebreos, Filón cometió algunas incoherencias, la mayoría de las cuales fueron detectadas por Pablo y sabiamente eliminadas de su teología precristiana básica. Filón abrió el camino para que Pablo restableciera más plenamente el concepto de Trinidad del Paraíso que durante mucho tiempo había estado latente en la teología judía. En una sola cuestión no logró Pablo estar a la altura de Filón ni superar las enseñanzas de este rico y culto judío de Alejandría, y fue en la doctrina de la expiación. Filón enseñaba que había que liberarse de la doctrina de que el perdón se obtiene únicamente por el derramamiento de sangre. Es posible que vislumbrara también la realidad y la presencia de los Ajustadores del Pensamiento más claramente que Pablo. La teoría paulina del pecado original —las doctrinas de la culpa hereditaria y del mal innato y su redención— era en parte de origen mitraico y tenía poco en común con la teología hebrea, con la filosofía de Filón o con las enseñanzas de Jesús. Algunos aspectos de las enseñanzas de Pablo sobre el pecado original y la expiación eran creación suya.
121:6.6 (1339.2) El Evangelio de Juan, la última de las narraciones de la vida de Jesús en la tierra, iba dirigido a los pueblos occidentales y presenta básicamente su historia bajo el punto de vista de los cristianos alejandrinos posteriores, que eran también discípulos de las enseñanzas de Filón.
121:6.7 (1339.3) Alrededor de los tiempos de Cristo se produjo en Alejandría una extraña inversión del sentimiento hacia los judíos. Desde este antiguo bastión judío salió una virulenta ola de persecución que se extendió incluso a Roma de donde muchos miles de ellos fueron desterrados, pero esta campaña de difamación duró poco y el gobierno imperial no tardó en restablecer plenamente las libertades de los judíos en todo el Imperio.
121:6.8 (1339.4) Dondequiera que hubiera judíos dispersos en todo el mundo por motivos comerciales o huyendo de la opresión, todos concordaban en mantener sus corazones centrados en el templo sagrado de Jerusalén. La teología judía sobrevivió tal como se interpretaba y se practicaba en Jerusalén, si bien es cierto que fue salvada varias veces del olvido por la oportuna intervención de ciertos maestros babilónicos.
121:6.9 (1339.5) Hasta dos millones y medio de estos judíos dispersos solían ir a Jerusalén a celebrar sus festividades religiosas nacionales. Y por encima de las diferencias teológicas o filosóficas entre los judíos del este (babilonios) y del oeste (helénicos), todos coincidían en hacer de Jerusalén el centro de su culto y en desear siempre la llegada del Mesías.
121:7.1 (1339.6) Para cuando nació Jesús los judíos habían llegado a un concepto establecido de su origen, su historia y su destino. Habían levantado un rígido muro de separación entre ellos y el mundo de los gentiles y consideraban con total desprecio los hábitos de los gentiles. Veneraban la letra de la ley y se permitían una forma de superioridad basada en el falso orgullo de su ascendencia. Se habían formado ideas preconcebidas sobre el Mesías prometido, y la mayoría de esas expectativas giraban en torno a un Mesías que vendría como elemento integrante de su historia racial y nacional. Para los hebreos de aquellos días la teología judía era algo irrevocablemente establecido, fijado para siempre.
121:7.2 (1339.7) Las enseñanzas y las prácticas de Jesús sobre amabilidad y tolerancia iban en contra de la arraigada actitud de los judíos hacia los demás pueblos, a quienes consideraban paganos. Los judíos habían alimentado durante generaciones una actitud hacia el mundo exterior que les hacía imposible aceptar las enseñanzas del Maestro sobre la hermandad espiritual del hombre. No estaban dispuestos a compartir a Yahvé en términos de igualdad con los gentiles ni tampoco estaban dispuestos a aceptar como Hijo de Dios a alguien que enseñaba unas doctrinas tan extrañas y novedosas.
121:7.3 (1340.1) Los escribas, los fariseos y los sacerdotes mantenían a los judíos en una terrible esclavitud de ritualismos y legalismos, una esclavitud mucho más real que la del dominio político romano. Los judíos del tiempo de Jesús no solo estaban subyugados por la ley sino atados también a las exigencias esclavizantes de las tradiciones que abarcaban e invadían todos los campos de la vida personal y social. Estas minuciosas normas de conducta perseguían y dominaban a todos los judíos leales, y no es de extrañar que rechazaran de entrada a uno de los suyos que pretendía saltarse sus tradiciones sagradas y se atrevía a desdeñar las normas de conducta social que llevaban tanto tiempo venerando. Les resultaba imposible ver con buenos ojos a alguien que no vacilaba en contradecir los dogmas que ellos consideraban establecidos por el mismo padre Abraham. Moisés les había dado su ley y no estaban dispuestos a transigir.
121:7.4 (1340.2) En el siglo primero después de Cristo la interpretación oral de la ley por los maestros reconocidos, los escribas, se había convertido en una autoridad más alta que la propia ley escrita. Esto ayudó a ciertos líderes religiosos de los judíos a predisponer al pueblo en contra de la aceptación de un nuevo evangelio.
121:7.5 (1340.3) Estas circunstancias hicieron imposible que los judíos cumplieran su destino divino como mensajeros del nuevo evangelio de emancipación religiosa y libertad espiritual. No pudieron romper las cadenas de la tradición. Jeremías había anunciado «la ley que se ha de escribir en el corazón de los hombres», Ezequiel había hablado de «un nuevo espíritu que habitará en el alma del hombre», y el salmista había rezado para que Dios «creara un corazón limpio por dentro y renovara un espíritu recto». Pero cuando la religión judía de las buenas obras y de la esclavitud a la ley cayó víctima del estancamiento de la inercia tradicionalista, el movimiento de la evolución religiosa se desplazó en dirección oeste hacia los pueblos europeos.
121:7.6 (1340.4) Y así, otro pueblo distinto fue invitado a llevar al mundo una teología en vías de avance, un sistema de enseñanza que incorporaba la filosofía de los griegos, la ley de los romanos, la moralidad de los hebreos y el evangelio de santidad de la personalidad y de libertad espiritual formulado por Pablo sobre la base de las enseñanzas de Jesús.
121:7.7 (1340.5) El culto cristiano de Pablo exhibía su moralidad como marca judía de nacimiento. Los judíos consideraban que la historia era la providencia de Dios, Yahvé en acción. Los griegos aportaron a las nuevas enseñanzas conceptos más claros de la vida eterna. Las doctrinas de Pablo estuvieron influidas en su teología y en su filosofía no solo por las enseñanzas de Jesús sino también por Platón y por Filón. Su ética se inspiró no solo en Cristo sino también en los estoicos.
121:7.8 (1340.6) El evangelio de Jesús, tal como fue incorporado por Pablo al culto del cristianismo de Antioquía, se mezcló con las enseñanzas siguientes:
121:7.9 (1340.7) 1. Los razonamientos filosóficos de los prosélitos griegos del judaísmo, incluidos algunos de sus conceptos sobre la vida eterna.
121:7.10 (1340.8) 2. Las atractivas enseñanzas de los cultos de misterio imperantes, especialmente las doctrinas mitraicas de la redención, la expiación y la salvación mediante el sacrificio hecho por algún dios.
121:7.11 (1340.9) 3. La sólida moralidad de la religión judía establecida.
121:7.12 (1341.1) El Imperio romano mediterráneo, el reino de los partos y los pueblos adyacentes del tiempo de Jesús, tenían todos ideas rudimentarias y primitivas sobre la geografía del mundo, la astronomía, la salud y la enfermedad, por eso no es de extrañar que se quedaran estupefactos ante las novedosas y sorprendentes declaraciones del carpintero de Nazaret. El concepto de posesión por buenos o malos espíritus no solo se aplicaba a los seres humanos, sino que muchos consideraban que todas las rocas y todos los árboles estaban poseídos por espíritus. Era una edad encantada y todo el mundo creía en los milagros como incidentes ordinarios.
121:8.1 (1341.2) Siempre que ha sido posible y compatible con nuestro mandato, hemos procurado utilizar, y en alguna medida coordinar, los escritos existentes relativos a la vida de Jesús en Urantia. Aunque hemos tenido acceso a los escritos perdidos del apóstol Andrés y hemos contado con la colaboración de una inmensa multitud de seres celestiales que estaban en el planeta en tiempos del otorgamiento de Miguel (en particular de su Ajustador ahora personalizado), hemos querido utilizar también los llamados Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan.
121:8.2 (1341.3) Estos escritos del Nuevo Testamento se originaron en las circunstancias siguientes:
121:8.3 (1341.4) 1. El Evangelio de Marcos. Juan Marcos escribió el relato más antiguo (aparte de las notas de Andrés), más breve y más simple de la vida de Jesús. Presentó al Maestro como ministrador, como hombre entre los hombres. Marcos fue el muchacho que presenció muchas de las escenas que describe, pero su narración es en realidad el Evangelio según Simón Pedro. Marcos acompañó primero a Pedro y después a Pablo. Escribió su relato a instancias de Pedro y ante las peticiones insistentes de la Iglesia de Roma. Sabiendo que el Maestro se había negado sistemáticamente a escribir sus enseñanzas cuando estaba en la tierra en carne mortal, Marcos, igual que los apóstoles y otros discípulos destacados, no se decidía a ponerlas por escrito. Pero Pedro sentía que la Iglesia de Roma necesitaba el apoyo de esta narración escrita y Marcos accedió a prepararla. Preparó muchas notas en vida de Pedro, y poco después de su muerte el año 67 d. C., empezó a escribir para la Iglesia de Roma siguiendo el esquema aprobado por Pedro. Terminó su Evangelio hacia finales del 68 d. C. y lo escribió enteramente a partir de sus propios recuerdos y de los recuerdos de Pedro. Este documento ha sido modificado considerablemente desde entonces; se han eliminado muchos pasajes y se han añadido otros al final para sustituir la última quinta parte del Evangelio original que se perdió antes de que fuera copiado del primer manuscrito. Este relato de Marcos, unido a las notas de Andrés y de Mateo, fue la base escrita de todas las narraciones evangélicas posteriores que intentaron describir la vida y las enseñanzas de Jesús.
121:8.4 (1341.5) 2. El Evangelio de Mateo. El llamado Evangelio según Mateo es el relato de la vida del Maestro escrito para la edificación de los cristianos judíos. El autor de este texto trata constantemente de mostrar que muchas de las cosas que hizo Jesús en su vida fueron «para que se cumpliera la palabra del profeta». El Evangelio de Mateo representa a Jesús como hijo de David y resalta su profundo respeto por la ley y los profetas.
121:8.5 (1341.6) El apóstol Mateo no escribió este Evangelio. Lo escribió Isador, uno de sus discípulos, que basó su trabajo no solo en los recuerdos personales de Mateo sino en ciertas anotaciones sobre los dichos de Jesús tomadas por el apóstol inmediatamente después de la crucifixión. Estas notas de Mateo estaban escritas en arameo. Isador escribió en griego, pero no había ninguna intención de engañar al atribuir la obra a Mateo. En aquellos días los discípulos acostumbraban a honrar así a sus maestros.
121:8.6 (1342.1) El texto original de Mateo fue corregido y ampliado en el año 40 d. C. justo antes de que Mateo se fuera de Jerusalén para dedicarse a la predicación evangélica. Se trataba de un documento privado cuya última copia pereció en el incendio de un monasterio sirio en el año 416 d. C.
121:8.7 (1342.2) Isador huyó de Jerusalén tras el sitio de la ciudad por los ejércitos de Tito el año 70 d. C. llevando consigo una copia de las notas de Mateo. Se instaló en Pella y allí escribió el Evangelio según Mateo en el año 71. También conservaba las cuatro primeras quintas partes del relato de Marcos.
121:8.8 (1342.3) 3. El Evangelio de Lucas. Lucas, el médico de Antioquía de Pisidia, era un converso gentil de Pablo y escribió una historia muy diferente de la vida del Maestro. Empezó a seguir a Pablo y a saber de la vida y enseñanzas de Jesús en el año 47 d. C. Lucas preserva mucha de la «gracia del Señor Jesucristo» en su recopilación de datos recogidos de Pablo y de otros. Lucas presenta al Maestro como «el amigo de publicanos y pecadores». Llegó a reunir gran cantidad de notas, pero no compuso con ellas su Evangelio hasta después de la muerte de Pablo. Lucas escribió en el año 82 en Acaya. Había proyectado escribir tres libros relacionados con la historia de Cristo y del cristianismo pero murió en el 90 d. C. cuando estaba a punto de terminar la segunda de estas obras, los «Hechos de los Apóstoles».
121:8.9 (1342.4) Como material de base para su Evangelio, Lucas partió de la historia de la vida de Jesús tal como Pablo se la había contado. El Evangelio de Lucas es por lo tanto en algunos aspectos el Evangelio según Pablo. Pero Lucas tuvo otras fuentes de información. No solo entrevistó a decenas de testigos presenciales de los numerosos episodios de la vida de Jesús que relata, sino que conservaba también una copia del Evangelio de Marcos (es decir, las cuatro primeras quintas partes), el texto de Isador y un breve relato escrito el año 78 d. C. en Antioquía por un creyente llamado Cedes. Lucas tenía también una copia mutilada y muy retocada de algunas notas supuestamente escritas por el apóstol Andrés.
121:8.10 (1342.5) 4. El Evangelio de Juan. El Evangelio según Juan relata gran parte de la labor de Jesús en Judea y en los alrededores de Jerusalén que no aparece en los otros textos. Este es el llamado Evangelio según Juan, el hijo del Zebedeo, y aunque Juan no lo escribió, sí lo inspiró. Desde que se escribió por primera vez ha sido corregido en varias ocasiones para dar la impresión de haber sido escrito por el propio Juan. En el momento de su redacción Juan tenía los otros Evangelios, y al ver que se habían omitido muchas cosas, animó a su colaborador Natán, un judío griego de Cesarea, a que se pusiera a escribir el año 101 d. C. Juan proporcionó el material de memoria y por referencia a los tres relatos ya existentes. No tenía ninguno escrito por él. La epístola conocida como «La primera de Juan» la escribió el propio Juan como carta de presentación del trabajo que Natán había realizado bajo su dirección.
121:8.11 (1342.6) Todos estos autores describieron honradamente a Jesús tal como lo habían visto, lo recordaban o se habían informado sobre él, y en la medida en que sus conceptos de aquellos acontecimientos ya lejanos resultaron afectados por su adhesión posterior a la teología paulina del cristianismo. Estos documentos, con todas sus imperfecciones, han bastado para cambiar el curso de la historia de Urantia durante casi dos mil años.
121:8.12 (1343.1) [Agradecimiento: Para cumplir mi cometido de exponer de nuevo las enseñanzas y volver a narrar las actividades de Jesús de Nazaret, he hecho amplio uso de todas las fuentes de archivos y de información del planeta. Mi objetivo ha sido preparar un documento que además de ser esclarecedor para los hombres del presente, sea útil para todas las generaciones futuras. De la inmensa reserva de información puesta a mi disposición he elegido la más adecuada para cumplir con este propósito. En la medida de lo posible he obtenido mi información de fuentes puramente humanas y solo he recurrido a archivos sobrehumanos cuando fallaban esas fuentes. Siempre que una mente humana ha expresado aceptablemente las ideas y los conceptos de la vida y las enseñanzas de Jesús, he dado preferencia a esos patrones de pensamiento aparentemente humanos. Aunque he intentado ajustar la expresión verbal para adaptarme lo mejor posible a nuestro concepto del significado real y de la importancia verdadera de la vida y las enseñanzas del Maestro, me he atenido en todas mis narraciones a conceptos y patrones de pensamiento propiamente humanos hasta donde ha sido posible. Sé muy bien que los conceptos originados en una mente humana son más útiles y aceptables para todas las demás mentes humanas. Cuando no he podido encontrar los conceptos necesarios en los escritos humanos ni en las expresiones humanas he recurrido a los recuerdos de mi propio orden de criaturas terrestres, los intermedios. Y cuando esa fuente secundaria de información ha sido insuficiente no he dudado en recurrir a fuentes supraplanetarias.
121:8.13 (1343.2) Los memorandos que he recopilado y a partir de los cuales he preparado esta narración de la vida y las enseñanzas de Jesús —aparte del recuerdo de los escritos del apóstol Andrés— comprenden joyas del pensamiento y conceptos superiores de las enseñanzas de Jesús recogidos de más de dos mil seres humanos que han vivido en el planeta desde los días de Jesús hasta el momento de redactar estas revelaciones, o más exactamente, reexposiciones. Solo se ha hecho uso de la autorización de revelar cuando el texto humano y los conceptos humanos no alcanzaban a proporcionar un patrón de pensamiento adecuado. Mi misión de revelación me prohibía recurrir a fuentes extrahumanas, tanto de información como de expresión, hasta que pudiera demostrar que había agotado todas las posibilidades de encontrar la expresión conceptual que necesitaba en fuentes puramente humanas.
121:8.14 (1343.3) Aunque haya sido yo quien ha puesto en palabras esta narración (con la colaboración de mis once compañeros intermedios y bajo la supervisión del Melquisedec oficialmente asignado) según mi propio criterio organizativo y mi propia elección de las formas de expresión directa, la mayoría de las ideas e incluso algunas de las expresiones que he utilizado se originaron en la mente de los hombres de muchas razas que han vivido en la tierra durante las generaciones que han transcurrido desde entonces, e incluso siguen vivos en el momento de ejecutar este trabajo. En muchos sentidos he sido más recopilador y corrector que narrador original. Me he apropiado sin dudarlo de las ideas y conceptos, preferentemente humanos, que me podían servir para crear la descripción más efectiva de la vida de Jesús y volver a exponer sus enseñanzas incomparables con una fraseología impactante, eficaz y universalmente inspiradora. En nombre de la Hermandad de los Intermedios Unidos de Urantia, quiero expresar nuestra inmensa gratitud a todas las fuentes de los hechos y conceptos que se han utilizado para elaborar esta nueva exposición de la vida de Jesús en la tierra].
El libro de Urantia
Documento 122
122:0.1 (1344.1) SERÍA casi imposible explicar a fondo las muchas razones que llevaron a la selección de Palestina como tierra de otorgamiento de Miguel, y en especial, por qué hubo de ser elegida precisamente la familia de José y María como entorno inmediato para la aparición de este Hijo de Dios en Urantia.
122:0.2 (1344.2) Después de estudiar el informe especial sobre el estatus de los mundos segregados preparado por los Melquisedec, Miguel, asesorado por Gabriel, eligió Urantia como planeta donde llevar a cabo su otorgamiento final. Tras esta decisión Gabriel hizo una visita personal a Urantia, y después de estudiar sus grupos humanos y analizar los rasgos espirituales, intelectuales, raciales y geográficos de ese mundo y de sus gentes, decidió que los hebreos poseían las ventajas relativas que justificaban su selección como raza para el otorgamiento. Cuando Miguel aprobó esta decisión, Gabriel nombró y envió a Urantia a la Comisión de Familia de los Doce —seleccionada de entre los órdenes más altos de personalidades del universo— para hacer una investigación sobre la vida de familia entre los judíos. Cuando esta comisión terminó su trabajo Gabriel estaba en Urantia y recibió el informe con la propuesta de tres posibles parejas que, en opinión de la comisión, eran igualmente favorables como familias de otorgamiento para la encarnación proyectada de Miguel.
122:0.3 (1344.3) Gabriel escogió personalmente a José y María entre las tres parejas propuestas. Poco después se apareció en persona a María para comunicarle la buena nueva de que había sido seleccionada para convertirse en la madre terrenal del niño de otorgamiento.
122:1.1 (1344.4) José, el padre humano de Jesús (Josué ben José), era un hebreo entre los hebreos, aunque portaba muchas cepas raciales no judías añadidas ocasionalmente a su árbol genealógico por las líneas femeninas de sus antepasados. La ascendencia del padre de Jesús se remontaba a los días de Abraham; a través de este venerable patriarca, su linaje llegaba hasta los sumerios y noditas, y a través de las tribus del sur del antiguo hombre azul, hasta Andon y Fonta. José no descendía de David y Salomón por línea directa, y su linaje tampoco se remontaba directamente hasta Adán. Los antepasados directos de José eran artesanos: constructores, carpinteros, albañiles y herreros. El propio José fue carpintero y más tarde contratista. Su familia pertenecía a una larga e ilustre línea de notables del pueblo, realzada por la aparición ocasional de individuos destacados que se habían distinguido en el ámbito de la evolución religiosa de Urantia.
122:1.2 (1345.1) María, la madre terrenal de Jesús, descendía de una larga línea de antepasados únicos en la que figuraban muchas de las mujeres más notables de la historia racial de Urantia. Aunque María era una mujer normal de su tiempo y generación y tenía un temperamento bastante normal, contaba entre sus antepasados con mujeres tan conocidas como Annon, Tamar, Rut, Betsabé, Ansie, Cloa, Eva, Enta y Ratta. Ninguna mujer judía de su tiempo tenía un linaje más ilustre de progenitoras comunes o que se remontara a orígenes más prometedores. La ascendencia de María, como la de José, se caracterizaba por el predominio de individuos fuertes pero normales y la aparición esporádica de numerosas personalidades destacadas en la marcha de la civilización y en la evolución progresiva de la religión. Desde un punto de vista racial, María no puede ser considerada literalmente como judía. Por su cultura y sus creencias era judía, pero su dotación hereditaria era más bien una combinación de las estirpes siria, hitita, fenicia, griega y egipcia; su herencia racial era más heterogénea que la de José.
122:1.3 (1345.2) Entre todas las parejas que vivían en Palestina hacia la época en que se proyectaba el otorgamiento de Miguel, la de José y María era la que poseía la combinación ideal de conexiones raciales amplias y dotaciones de personalidad superiores a la media. El plan de Miguel era aparecer en la tierra como un hombre normal, para que la gente común pudiera entenderlo y recibirlo. Por eso Gabriel eligió precisamente a personas como José y María para convertirse en los padres del otorgamiento.
122:2.1 (1345.3) El trabajo de la vida de Jesús en Urantia lo empezó realmente Juan el Bautista. Zacarías, el padre de Juan, era miembro del clero judío, y su madre, Isabel, pertenecía a la rama más próspera del mismo gran grupo familiar de María, la madre de Jesús. Zacarías e Isabel no tenían hijos tras muchos años de matrimonio.
122:2.2 (1345.4) A finales del mes de junio del año 8 a. C., unos tres meses después del matrimonio de José y María, Gabriel se apareció un día a Isabel al mediodía, exactamente igual que lo haría más tarde con María. Dijo Gabriel:
122:2.3 (1345.5) «Mientras tu marido Zacarías está ante el altar en Jerusalén y mientras el pueblo reunido reza por la llegada de un libertador, yo, Gabriel, he venido a anunciarte que pronto darás a luz a un hijo que será el precursor de ese maestro divino, y llamarás a tu hijo Juan. Crecerá dedicado al Señor tu Dios, y cuando haya llegado a la plenitud de la edad, llenará de alegría tu corazón porque hará volver a muchas almas hacia Dios y proclamará también la venida del sanador de almas de tu pueblo y libertador espiritual de toda la humanidad. Tu pariente María será la madre de este hijo de la promesa, y me apareceré también a ella.»
122:2.4 (1345.6) Esta visión asustó mucho a Isabel. Tras la marcha de Gabriel, no paraba de darle vueltas en la cabeza meditando largamente las palabras del majestuoso visitante, pero no habló de la revelación con nadie más que con su marido hasta su encuentro con María a principios de febrero del año siguiente.
122:2.5 (1345.7) Isabel ocultó su secreto incluso a su marido durante cinco meses, y cuando le contó la visita de Gabriel, Zacarías se mostró muy escéptico. Puso en duda toda la historia durante varias semanas, y solo cuando el embarazo se hizo evidente accedió a creer sin demasiada convicción en la visita de Gabriel a su esposa. Dada su avanzada edad, Zacarías estaba muy desconcertado por la futura maternidad de Isabel, aunque nunca dudó de la honestidad de su mujer. Unas seis semanas antes del nacimiento de Juan, Zacarías tuvo un sueño que le dejó impresionado, y solo entonces se convenció plenamente de que Isabel iba a convertirse en la madre de un hijo del destino, el encargado de preparar el camino para la llegada del Mesías.
122:2.6 (1346.1) Gabriel se apareció a María hacia mediados de noviembre del año 8 a. C. mientras ella trabajaba en su casa de Nazaret. Más adelante, cuando María supo sin lugar a dudas que iba a ser madre, persuadió a José de que la dejara viajar a la ciudad de Judá, situada en las colinas siete kilómetros al oeste de Jerusalén, para visitar a Isabel. Gabriel había informado a las dos futuras madres de su aparición a la otra. Como es natural, estaban deseando reunirse, comparar experiencias y hablar del futuro probable de sus hijos. María se quedó tres semanas con su prima lejana. Isabel contribuyó mucho a fortalecer la fe de María en la visión de Gabriel, de modo que María volvió a casa más plenamente dedicada a su vocación de madre del hijo del destino, a quien pronto presentaría al mundo como un bebé indefenso, como un niño normal y corriente del planeta.
122:2.7 (1346.2) Juan nació en la ciudad de Judá el 25 de marzo del año 7 a. C. Zacarías e Isabel sintieron una inmensa alegría por la llegada del hijo prometido por Gabriel, y cuando al octavo día presentaron al niño para la circuncisión, le pusieron oficialmente el nombre de Juan tal como se les había indicado antes. Ya había salido hacia Nazaret un sobrino de Zacarías para anunciar a María que Isabel había tenido un hijo y que se llamaría Juan.
122:2.8 (1346.3) Desde la más tierna infancia de Juan, sus padres le inculcaron con buen criterio la idea de que se convertiría de mayor en líder espiritual y maestro religioso, y el corazón de Juan fue siempre un terreno favorable para la siembra de esas sugerentes semillas. Incluso de niño, se le encontraba muchas veces en el templo durante los periodos de servicio de su padre y quedaba tremendamente impresionado por el significado de todo lo que veía.
122:3.1 (1346.4) Una tarde al ponerse el sol, antes de que José volviera a casa, Gabriel se apareció a María junto a una mesa baja de piedra y, cuando ella hubo recuperado la compostura, le dijo: «Vengo de parte de aquel que es mi Maestro, a quien tú amarás y alimentarás. A ti, María, te traigo buenas nuevas al anunciarte que el cielo ha ordenado que concibas y te conviertas en su momento en la madre de un hijo. Lo llamarás Josué, y él inaugurará el reino de los cielos en la tierra y entre los hombres. No hables de esto más que con José y con tu pariente Isabel a quien también me he aparecido y que pronto tendrá también un hijo cuyo nombre será Juan. Él preparará el camino para el mensaje de liberación que tu hijo proclamará a los hombres con gran fuerza y profunda convicción. No dudes de mi palabra, María, pues este hogar ha sido elegido como morada terrestre del niño del destino. Mi bendición te acompaña, el poder de los Altísimos te fortalecerá y el Señor de toda la tierra te cubrirá con su sombra».
122:3.2 (1346.5) María meditó secretamente en su corazón sobre esta visitación durante muchas semanas y no se atrevió a desvelar estos insólitos acontecimientos a su marido hasta que supo con certeza que estaba encinta. Cuando José se enteró de todo, aunque confiaba plenamente en María, se quedó muy preocupado y no pudo dormir durante muchas noches. Primero dudaba de la visitación de Gabriel. Luego, cuando se persuadió casi por completo de que María había escuchado realmente la voz y contemplado la forma del mensajero divino, se torturaba la mente pensando cómo podían suceder esas cosas. ¿Cómo podía el vástago de seres humanos ser un niño del destino divino? José no podía aceptar estas ideas contradictorias hasta que, tras varias semanas de reflexión, tanto él como María llegaron a la conclusión de que habían sido elegidos para convertirse en padres del Mesías, aunque el libertador que esperaban los judíos no era precisamente de naturaleza divina. En cuanto llegó a esta conclusión trascendental, María se fue rápidamente a visitar a Isabel.
122:3.3 (1347.1) A su regreso, María fue a visitar a sus padres, Joaquín y Ana. Sus dos hermanos y sus dos hermanas, igual que sus padres, fueron siempre muy escépticos respecto a la misión divina de Jesús, aunque, por supuesto, no sabían nada de la visitación de Gabriel en ese momento. Pero María sí reveló confidencialmente a su hermana Salomé que creía que su hijo estaba destinado a convertirse en un gran maestro.
122:3.4 (1347.2) La anunciación de Gabriel a María tuvo lugar al día siguiente de la concepción de Jesús y fue el único acontecimiento de naturaleza sobrenatural que hubo en toda su experiencia de gestar y dar a luz al hijo de la promesa.
122:4.1 (1347.3) José no aceptó la idea de que María iba a convertirse en la madre de un niño extraordinario hasta que tuvo un sueño que le causó profunda impresión. En este sueño se le apareció un brillante mensajero celestial que le dijo entre otras cosas: «José, aparezco ante ti por mandato de Aquel que reina ahora en lo alto para instruirte sobre el hijo que va a tener María, y que se convertirá en una gran luz para el mundo. En él estará la vida, y su vida se convertirá en la luz de la humanidad. Vendrá primero a su propio pueblo y casi no lo recibirán, pero a todos los que lo reciban les revelará que son hijos de Dios». Tras esta experiencia José nunca más volvió a poner en duda el relato de María sobre la visita de Gabriel ni la promesa de que su futuro hijo se convertiría en un mensajero divino para el mundo.
122:4.2 (1347.4) En todas estas visitaciones no hubo mención alguna a la casa de David. No se insinuó nunca que Jesús fuera a convertirse en «libertador de los judíos», ni siquiera que fuera a ser el Mesías tan esperado. Jesús no era ese Mesías que los judíos anhelaban, pero sí era el libertador del mundo. Su misión iba dirigida a todas las razas y todos los pueblos, no a ningún grupo en particular.
122:4.3 (1347.5) José no descendía del linaje del rey David. María tenía más ascendencia davídica que José. Es cierto que José tuvo que ir a Belén, la ciudad de David, a registrarse en el censo romano, pero solo porque seis generaciones antes su antepasado paterno quedó huérfano y fue adoptado por un tal Zadoc, que era descendiente directo de David; por eso José era considerado también de la «casa de David».
122:4.4 (1347.6) La mayoría de las llamadas profecías mesiánicas del Antiguo Testamento fueron aplicadas a Jesús mucho tiempo después de su vida en la tierra. Los profetas hebreos habían proclamado durante siglos la venida de un libertador, y las sucesivas generaciones habían interpretado esas promesas como el anuncio de un nuevo gobernante judío que ocuparía el trono de David y, mediante los reputados métodos milagrosos de Moisés, establecería a los judíos en Palestina como una nación poderosa, libre de toda dominación extranjera. Por otro lado, muchos pasajes figurados repartidos por las escrituras hebreas fueron aplicados más tarde y erróneamente a la misión de la vida de Jesús. Muchos dichos del Antiguo Testamento fueron tergiversados para que pareciera que encajaban en algún episodio de la vida terrenal del Maestro. El propio Jesús negó una vez públicamente toda conexión con la casa real de David. Incluso se cambió el pasaje que decía «una doncella dará a luz a un hijo» para que dijera «una virgen dará a luz a un hijo». Lo mismo sucedió con las muchas genealogías tanto de José como de María que se compusieron tras la carrera de Miguel en la tierra. En muchos de esos linajes figura gran parte de la ascendencia del Maestro, pero no son auténticos en conjunto y no se puede confiar en su exactitud. Los primeros seguidores de Jesús cayeron con demasiada frecuencia en la tentación de hacer que todas las declaraciones proféticas de antaño parecieran cumplirse en la vida de su Señor y Maestro.
122:5.1 (1348.1) José era un hombre de modales suaves, extremadamente concienzudo y fiel en todos los aspectos a las convenciones y prácticas religiosas de su pueblo. Hablaba poco pero pensaba mucho. La lamentable situación del pueblo judío le causaba gran tristeza. En su juventud, entre sus ocho hermanos y hermanas, había sido más alegre, pero en los primeros años de su vida de casado (durante la niñez de Jesús) pasó por periodos de leve decaimiento espiritual. Su estado de ánimo mejoró considerablemente poco antes de su prematura muerte cuando ascendió de carpintero a próspero contratista con la consiguiente mejora de la economía familiar.
122:5.2 (1348.2) El temperamento de María era opuesto al de su marido. Solía estar siempre alegre, tenía un carácter risueño y era muy raro verla abatida. María se permitía expresar con frecuencia y libertad sus sentimientos y emociones y nunca se mostró triste hasta la súbita muerte de José. Apenas recuperada de este golpe, hubo de afrontar las preocupaciones e interrogantes surgidos de la extraordinaria carrera de su hijo mayor, que tan rápidamente se desplegaba ante sus ojos asombrados. Pero durante toda esta singular experiencia, María estuvo serena, valiente y bastante acertada en sus relaciones con su hijo primogénito, tan extraño y poco comprendido, igual que con sus hermanos y hermanas supervivientes.
122:5.3 (1348.3) Gran parte de la excepcional dulzura de Jesús y de su comprensión maravillosa y amable de la naturaleza humana provenían de su padre; de su madre heredó su talento de gran maestro y su notable capacidad de justa indignación. En cuanto a sus reacciones emocionales hacia su entorno de adulto, Jesús era a veces como su padre, piadoso y meditabundo, con momentos de aparente tristeza, pero en la mayoría de los casos seguía adelante a la manera decidida y optimista de su madre. En conjunto, el temperamento de María tendía a predominar en la carrera del Hijo divino a medida que crecía y daba los primeros pasos trascendentales de su vida adulta. En algunos detalles Jesús era una mezcla de los rasgos de sus padres; en otros aspectos mostraba los rasgos de uno en contraste con los del otro.
122:5.4 (1348.4) De José recibió Jesús una estricta formación en los usos de los ceremoniales judíos y un conocimiento notable de las escrituras hebreas; de María obtuvo un punto de vista más amplio de la vida religiosa y un concepto más liberal de la libertad espiritual personal.
122:5.5 (1349.1) Las familias de José y de María eran muy instruidas para su tiempo. José y María tenían una educación muy por encima de la media de su época y posición social. Él era un pensador, ella una planificadora experta en adaptarse y práctica en la ejecución inmediata. José era moreno de ojos negros; María, rubia oscura de ojos castaños.
122:5.6 (1349.2) Si José hubiera vivido, se habría convertido sin duda en un firme creyente en la misión divina de su hijo mayor. María alternaba entre la creencia y la duda, muy influida por la postura que adoptaron sus otros hijos y sus amigos y parientes, pero al final el recuerdo de la aparición de Gabriel justo después de la concepción del niño la reafirmaba siempre en su actitud.
122:5.7 (1349.3) María era una tejedora experta con una habilidad por encima de la media en la mayoría de las artes hogareñas de la época; era una buena administradora y un ama de casa superior. Tanto José como María eran buenos educadores y se aseguraron de que sus hijos estuvieran bien instruidos en el saber de su tiempo.
122:5.8 (1349.4) Cuando José era joven fue empleado por el padre de María en el trabajo de construir un anexo a su casa, y fue al llevar María a José un vaso de agua para el almuerzo cuando empezó realmente el cortejo de la pareja destinada a convertirse en los padres de Jesús.
122:5.9 (1349.5) José y María se casaron según la costumbre judía en casa de María, a las afueras de Nazaret, cuando José tenía veintiún años. Esta boda fue la conclusión de un noviazgo normal de casi dos años. Poco después se trasladaron a su nueva casa de Nazaret construida por José con ayuda de dos de sus hermanos. La casa estaba situada cerca del pie de una colina cercana que dominaba la campiña circundante. La joven pareja esperaba recibir al hijo de la promesa en este hogar tan especialmente preparado, sin sospechar que ese acontecimiento de capital importancia para un universo iba a suceder lejos de su casa, en Belén de Judea.
122:5.10 (1349.6) La mayor parte de la familia de José se hizo creyente en las enseñanzas de Jesús, pero muy pocos familiares de María creyeron en él mientras estaba en este mundo. José se inclinaba más hacia el concepto espiritual del Mesías esperado, pero María y su familia, sobre todo su padre, mantenían la idea de un Mesías libertador temporal y gobernante político. Los antepasados de María se habían identificado de forma destacada con la causa de los macabeos en tiempos entonces aún recientes.
122:5.11 (1349.7) José sostenía vigorosamente el punto de vista oriental o babilónico de la religión judía. María tendía mucho más hacia la interpretación occidental o helenística de la ley y los profetas, más amplia y liberal.
122:6.1 (1349.8) El hogar de Jesús no estaba lejos de la gran colina situada en la zona norte de Nazaret, a cierta distancia de la fuente del pueblo que estaba en el sector este de la población. Como vivían en las afueras de la ciudad, cuando Jesús creció solía pasear mucho por el campo y subir a la cumbre cercana. Después de la cordillera del monte Tabor situada más al este, era la colina más alta del sur de Galilea junto con la colina de Naín, que tenía más o menos la misma altura. La casa estaba situada hacia el sudeste del promontorio sur de la colina, aproximadamente a medio camino entre la base de esta elevación y la calzada que conducía de Nazaret a Caná. Además de subir a la colina, el paseo favorito de Jesús era seguir un sendero estrecho que serpenteaba por la base de la colina en dirección nordeste hasta un punto donde se unía con la calzada de Séforis.
122:6.2 (1350.1) La casa de José y María era una estructura de piedra de una habitación con el techo plano y un edificio contiguo para alojar a los animales. El mobiliario consistía en una mesa baja de piedra, platos y ollas de barro y de piedra, un telar, una lámpara de pie, varios taburetes pequeños y esteras para dormir sobre el suelo de piedra. En el patio trasero, cerca del anexo para los animales, había un local cubierto para el horno y el molino de grano. Se necesitaban dos personas para manejar este tipo de molino, una para moler y otra para echar el grano. De pequeño, Jesús echó muchas veces grano a ese molino mientras su madre hacía girar la muela.
122:6.3 (1350.2) Como la familia fue aumentando con el tiempo, se amplió la mesa. Todos se sentaban a comer en cuclillas a su alrededor y se servían de un plato u olla común. En invierno la mesa se iluminaba para la cena con una pequeña lámpara plana de arcilla alimentada con aceite de oliva. Cuando nació Marta, José añadió a la casa una habitación grande que servía de taller de carpintería durante el día y de dormitorio por la noche.
122:7.1 (1350.3) En marzo del año 8 a. C. (el mes en que José y María se casaron) César Augusto decretó que se contaran todos los habitantes del Imperio romano, que se hiciera un censo con objeto de mejorar el sistema de impuestos. Los judíos se habían resistido siempre a todo intento de «contar a la gente» y esto, unido a las graves dificultades internas de Herodes, rey de Judea, contribuyó a aplazar por un año este empadronamiento en el reino judío. El censo se llevó a cabo el año 8 a. C. en todo el Imperio romano excepto en el reino palestino de Herodes, donde se hizo un año más tarde, el 7 a. C.
122:7.2 (1350.4) No era necesario que María fuera a inscribirse a Belén porque José estaba autorizado para registrar a su familia, pero María, que era una persona intrépida y activa, insistió en ir con él. Temía quedarse sola y que el niño naciera en ausencia de José, y por otro lado, como Belén no estaba lejos de la ciudad de Judá, podría hacer una agradable visita a su pariente Isabel.
122:7.3 (1350.5) José prohibió prácticamente a María que lo acompañara, pero fue inútil; ella empaquetó raciones dobles de comida para tres o cuatro días y se preparó para viajar. Antes de ponerse en camino, José ya se había resignado a que María fuera con él y salieron alegremente de Nazaret al despuntar el día.
122:7.4 (1350.6) José y María eran pobres. Como solo tenían una bestia de carga, María, dado su avanzado embarazo, iba montada en el animal con las provisiones mientras José lo guiaba caminando. Construir y amueblar la casa había sido mucho gasto para José que tenía también que contribuir al mantenimiento de sus padres, pues su padre había quedado incapacitado recientemente. Y así salió de su humilde hogar esta pareja judía el 18 de agosto del año 7 a. C. por la mañana temprano de viaje hacia Belén.
122:7.5 (1351.1) Su primer día de viaje los llevó a los alrededores de las estribaciones del monte Gilboa donde acamparon durante la noche junto al río Jordán y especularon mucho sobre cómo sería el hijo que esperaban. José se adhería al concepto de un maestro espiritual y María sostenía la idea de un Mesías judío, un libertador de la nación hebrea.
122:7.6 (1351.2) La mañana del 19 de agosto José y María se pusieron en marcha muy temprano con un día radiante. Almorzaron al pie del monte Sartaba sobre el valle del Jordán y siguieron viaje; llegaron a Jericó por la noche, donde se alojaron en una posada de carretera a las afueras de la ciudad. Después de cenar y mucho debatir sobre la opresión del dominio romano, sobre Herodes, sobre la inscripción en el censo y sobre la influencia comparativa de Jerusalén y Alejandría como centros judíos de cultura y saber, los viajeros de Nazaret se retiraron a dormir. El 20 de agosto salieron temprano y antes del mediodía estaban en Jerusalén donde visitaron el templo. A media tarde llegaron a Belén.
122:7.7 (1351.3) La posada estaba abarrotada, así que José se puso a buscar alojamiento con parientes lejanos, pero todas las habitaciones de Belén estaban llenas a rebosar. Al volver al patio de la posada le informaron de que los establos para caravanas, excavados en un lateral de la roca y situados justo debajo de la posada, se habían vaciado de animales y limpiado para recibir huéspedes. José dejó el asno en el patio, se echó al hombro las bolsas de ropa y provisiones y bajó con María por los escalones de piedra hasta su alojamiento. Se encontraron en lo que había sido un almacén de grano enfrente de los compartimentos y de los pesebres. Había cortinas de lona, y se consideraron afortunados por disponer de tan cómodo aposento.
122:7.8 (1351.4) José había pensado ir a inscribirse cuanto antes, pero María estaba cansada; se sentía mal y le pidió que se quedara a su lado, cosa que hizo.
122:8.1 (1351.5) María estuvo inquieta toda aquella noche, así que ninguno de los dos durmió gran cosa. Al despuntar el día los dolores del parto eran ya muy evidentes, y al mediodía del 21 de agosto del año 7 a. C., con la ayuda y los amables cuidados de unas compañeras de viaje, María dio a luz a un niño varón. Jesús de Nazaret había venido al mundo. Lo envolvieron en las ropas que María había traído por si acaso y lo acostaron en un pesebre cercano.
122:8.2 (1351.6) El hijo prometido había nacido exactamente igual que han venido al mundo todos los niños antes y desde entonces. Al octavo día fue circuncidado según la costumbre judía y llamado oficialmente Josué (Jesús).
122:8.3 (1351.7) José fue a empadronarse al día siguiente de nacer Jesús y se encontró con un hombre con quien habían hablado dos noches antes en Jericó. Este le presentó a un amigo rico que tenía una habitación en la posada y se ofreció a intercambiar su alojamiento con la pareja de Nazaret. Esa tarde se trasladaron a la posada, donde vivieron durante casi tres semanas hasta que encontraron sitio en casa de un pariente lejano de José.
122:8.4 (1351.8) Dos días después del nacimiento de Jesús, María envió recado a Isabel de que su hijo había llegado. Isabel respondió invitando a José a ir a Jerusalén para hablar de todos sus asuntos con Zacarías. José se reunió con Zacarías en Jerusalén la semana siguiente. Tanto Zacarías como Isabel habían llegado al convencimiento sincero de que Jesús estaba efectivamente destinado a convertirse en el libertador de los judíos, el Mesías, y de que su hijo Juan sería el jefe de sus auxiliares, el brazo derecho de su destino. Como María compartía las mismas ideas, no fue difícil convencer a José de que se quedaran en Belén, la ciudad de David, para que Jesús pudiera crecer allí y convertirse en el sucesor de David en el trono de todo Israel. Por este motivo se quedaron más de un año en Belén donde José encontró algún trabajo de carpintería.
122:8.5 (1352.1) El día en que nació Jesús las serafines de Urantia, reunidas bajo sus directoras, cantaron realmente himnos de gloria sobre el pesebre de Belén al mediodía, pero ningún oído humano pudo escuchar esas manifestaciones de alabanza. Ningún pastor ni ninguna otra criatura mortal fue a rendir homenaje al bebé de Belén hasta el día en que llegaron ciertos sacerdotes de Ur enviados desde Jerusalén por Zacarías.
122:8.6 (1352.2) Un extraño maestro religioso de Mesopotamia comunicó tiempo atrás a estos sacerdotes de su país que le había sido revelado en sueños que la «luz de vida» estaba a punto de aparecer en la tierra como niño recién nacido entre los judíos. Y allá fueron los tres maestros buscando esa «luz de vida». Después de buscarla inútilmente por todo Jerusalén durante varias semanas, estaban a punto de regresar a Ur cuando se encontraron con Zacarías. Tras manifestarles su convicción de que Jesús era el niño a quien buscaban, Zacarías los envió a Belén donde encontraron al bebé y dejaron sus regalos en manos de María, su madre en la tierra. El bebé tenía casi tres semanas en el momento de esta visita.
122:8.7 (1352.3) Aquellos sabios no llegaron a Belén guiados por ninguna estrella. La hermosa leyenda de la estrella de Belén se originó de la siguiente manera: Jesús nació el 21 de agosto del año 7 a. C. al mediodía, y el 29 de mayo del mismo año hubo una conjunción extraordinaria de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis. El hecho de que se produjeran conjunciones similares el 29 de septiembre y el 5 de diciembre del mismo año es un fenómeno astronómico muy notable. Basándose en estos acontecimientos extraordinarios aunque enteramente naturales, los bienintencionados y fervorosos seguidores de las generaciones posteriores construyeron la atractiva leyenda de la estrella de Belén que habría guiado a los Reyes Magos hasta el pesebre donde contemplaron y adoraron al bebé recién nacido. A las mentes orientales y de Oriente Próximo les encantan los cuentos de hadas y tejen continuamente hermosos mitos como este en torno a la vida de sus líderes religiosos y de sus héroes políticos. En ausencia de imprenta, cuando casi todo el conocimiento humano se trasmitía de palabra de una generación a otra, era muy fácil que los mitos se convirtieran en tradiciones y que las tradiciones se acabaran aceptando como hechos.
122:9.1 (1352.4) Moisés había enseñado a los judíos que todo hijo primogénito pertenecía al Señor y que, en vez de sacrificarlo como era costumbre entre las naciones paganas, ese hijo podría vivir siempre que sus padres lo rescataran mediante el pago de cinco siclos a cualquier sacerdote autorizado. Otra ordenanza mosaica decretaba que, transcurrido cierto tiempo, toda madre debía presentarse en el templo para purificarse (o encargar a alguien que hiciera el sacrificio apropiado por ella). Era costumbre cumplir con ambas ceremonias a la vez. Por consiguiente, José y María subieron en persona al templo de Jerusalén para presentar a Jesús ante los sacerdotes, efectuar su rescate y hacer al mismo tiempo el sacrificio apropiado para consumar la purificación ceremonial de María de la presunta impureza del alumbramiento.
122:9.2 (1353.1) Dos personajes notables acostumbraban a pasear por los patios del templo: el cantor Simeón y la poetisa Ana. Simeón era de Judea y Ana de Galilea. Solían hacerse compañía y ambos eran íntimos del sacerdote Zacarías, que les había confiado el secreto de Juan y de Jesús. Tanto Simeón como Ana anhelaban la venida del Mesías, y su confianza en Zacarías los llevó a creer que Jesús era el esperado libertador del pueblo judío.
122:9.3 (1353.2) Zacarías conocía el día en que José y María iban a llevar a Jesús al templo y había acordado de antemano con Simeón y Ana que saludaría levantando la mano para indicarles cuál era Jesús entre la procesión de niños primogénitos.
122:9.4 (1353.3) Ana había escrito un poema para la ocasión y Simeón lo cantó en los patios del templo, para gran asombro de José, de María y de todos los presentes. Este fue su cántico de rescate del hijo primogénito:
122:9.5 (1353.4) Bendito sea el Señor Dios de Israel,
122:9.6 (1353.5) Pues nos ha visitado y ha traído la redención a su pueblo;
122:9.7 (1353.6) Ha alzado una trompa de salvación para todos nosotros
122:9.8 (1353.7) En la casa de su siervo David.
122:9.9 (1353.8) Tal como habló por boca de sus santos profetas,
122:9.10 (1353.9) Nos salva de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian;
122:9.11 (1353.10) Muestra misericordia a nuestros padres y recuerda su alianza sagrada,
122:9.12 (1353.11) El juramento por el que prometió a Abraham nuestro padre,
122:9.13 (1353.12) Que nos concedería, después de librarnos de la mano de nuestros enemigos,
122:9.14 (1353.13) Servirle sin temor,
122:9.15 (1353.14) En santidad y rectitud ante él, todos los días de nuestra vida.
122:9.16 (1353.15) Sí, y tú, niño de la promesa, serás llamado el profeta del Altísimo;
122:9.17 (1353.16) Pues te presentarás ante la faz del Señor para establecer su reino,
122:9.18 (1353.17) Para dar a conocer la salvación a su pueblo
122:9.19 (1353.18) En la remisión de sus pecados.
122:9.20 (1353.19) Regocijaos en la tierna misericordia de nuestro Dios, porque el alba de las alturas nos ha visitado ahora
122:9.21 (1353.20) Para iluminar a aquellos que habitan en las tinieblas y en la sombra de la muerte,
122:9.22 (1353.21) Para guiar nuestros pasos por los caminos de la paz.
122:9.23 (1353.22) Y ahora deja a tu siervo partir en paz, oh Señor, según tu palabra,
122:9.24 (1353.23) Pues mis ojos han visto tu salvación,
122:9.25 (1353.24) Que has preparado ante la faz de todos los pueblos;
122:9.26 (1353.25) Una luz para iluminar incluso a los gentiles
122:9.27 (1353.26) Y para la gloria de tu pueblo Israel.
122:9.28 (1353.27) José y María volvieron a Belén en silencio, confundidos y sobrecogidos. A María le preocuparon mucho las palabras de despedida de Ana, la anciana poetisa, y a José no le pareció bien ese intento prematuro de hacer de Jesús el Mesías esperado del pueblo judío.
122:10.1 (1353.28) Entretanto los espías de Herodes no estaban ociosos. Cuando le informaron de la visita de los sacerdotes de Ur a Belén, Herodes convocó a los tres caldeos. Les interrogó con todo detalle sobre el nuevo «rey de los judíos», pero los sabios solo le explicaron que era hijo de una mujer que había ido a Belén con su marido para inscribirse en el censo. No satisfecho con esta respuesta, Herodes les envió con una bolsa de dinero y el encargo de encontrar al niño para que él también pudiera ir a adorarlo, puesto que habían declarado que su reino no iba a ser temporal sino espiritual. Cuando los sabios no volvieron Herodes empezó a sospechar. Mientras daba vueltas a todas estas cosas, llegaron sus espías con un informe completo sobre lo que acababa de ocurrir en el templo e incluso una copia de fragmentos del cántico de Simeón durante la ceremonia del rescate de Jesús, pero no se les había ocurrido seguir a José y María. Herodes montó en cólera cuando no pudieron decirle a dónde se había llevado la pareja al bebé y mandó investigadores para localizar a José y María. Al saber que Herodes perseguía a la familia de Nazaret, Zacarías e Isabel no volvieron a Belén y el niño fue ocultado por parientes de José.
122:10.2 (1354.1) José no se atrevía a buscar trabajo y sus pocos ahorros se estaban esfumando. Incluso en el momento de la ceremonia de purificación en el templo, se consideró lo bastante pobre como para limitar justificadamente la ofrenda de María a dos palomas jóvenes, tal como había ordenado Moisés para la purificación de las madres pobres.
122:10.3 (1354.2) Después de más de un año de búsqueda los espías de Herodes no habían localizado a Jesús, y como se sospechaba que el niño seguía oculto en Belén, Herodes decretó el registro sistemático de todas las casas de Belén y el asesinato de todos los varones menores de dos años. Con ello esperaba garantizar la destrucción del niño que iba a convertirse en «rey de los judíos». Así perecieron en un día dieciséis niños varones en Belén de Judea. Pero la intriga y el asesinato estaban a la orden del día en la corte de Herodes incluso dentro de su propia familia directa.
122:10.4 (1354.3) Esta masacre tuvo lugar hacia mediados de octubre del año 6 a. C. cuando Jesús tenía poco más de un año de edad. Pero incluso entre los miembros de la corte de Herodes había creyentes en el Mesías venidero. Uno de ellos, al enterarse de la orden de asesinar a los niños de Belén, informó a Zacarías que a su vez envió un mensajero a José, y la noche anterior a la matanza José y María salieron de Belén con el bebé hacia Egipto, camino de Alejandría. Se fueron solos con Jesús para no atraer la atención. Zacarías les proporcionó el dinero para el viaje a Alejandría, donde José trabajó en su oficio y María y Jesús se alojaron con unos parientes adinerados de la familia de José. Allí vivieron dos años completos y no volvieron a Belén hasta después de la muerte de Herodes.
El libro de Urantia
Documento 123
123:0.1 (1355.1) EN VISTA DE las ansiedades e incertidumbres de su estancia en Belén, María no destetó al niño hasta que se encontraron seguros en Alejandría, donde la familia pudo llevar una vida normal. Vivieron en casa de unos parientes y José encontró trabajo al poco tiempo de su llegada para mantener a su familia. Estuvo empleado como carpintero durante varios meses y luego fue ascendido a capataz de un grupo grande de trabajadores empleados en la construcción de un edificio público. Esta nueva experiencia le dio la idea de convertirse en contratista y constructor a su vuelta a Nazaret.
123:0.2 (1355.2) Durante estos primeros años indefensos de la infancia de Jesús, María velaba constantemente por proteger a su hijo de todo lo que pudiera hacer peligrar su bienestar o interferir de alguna manera en su futura misión en la tierra. Ninguna madre ha estado nunca más entregada a su hijo. En la casa donde quiso el azar que viviera Jesús había otros dos niños más o menos de su edad, y otros seis en el vecindario de edades aceptables para ser sus compañeros de juego. Al principio María se propuso mantener a Jesús junto a ella porque temía que le pasara algo si le permitía ir a jugar al jardín con los demás niños, pero José, ayudado por sus parientes, logró convencerla de que eso privaría a Jesús de la experiencia tan necesaria de aprender a adaptarse a otros niños de su edad. Cuando María se dio cuenta de que una protección exagerada y anormal podría volver a Jesús tímido y algo egocéntrico, accedió finalmente a permitir que el hijo de la promesa creciera exactamente igual que cualquier otro niño, aunque estaba siempre pendiente de los pequeños cuando jugaban alrededor de la casa o en el jardín. Solo un amor de madre puede saber la carga de preocupación que llevó María en su corazón por la seguridad de su hijo durante su infancia y los primeros años de su niñez.
123:0.3 (1355.3) Durante los dos años de su estancia en Alejandría Jesús gozó de buena salud y siguió creciendo normalmente. Aparte de unos pocos amigos y parientes nadie sabía que Jesús era un «hijo de la promesa». Uno de los parientes de José se lo había revelado a unos pocos amigos de Menfis descendientes del lejano Akenatón y estos, con un pequeño grupo de creyentes de Alejandría, se reunieron en la suntuosa casa del pariente y benefactor de José poco antes de su vuelta a Palestina para presentar sus mejores deseos a la familia de Nazaret y sus respetos al niño. Los amigos reunidos para la ocasión regalaron a Jesús un ejemplar completo de las escrituras hebreas traducidas al griego. Pero no entregaron a José este ejemplar de los textos sagrados judíos hasta que tanto él como María declinaron definitivamente la invitación de sus amigos de Menfis y Alejandría a quedarse en Egipto. Estos creyentes insistían en que el niño del destino podría ejercer una influencia mundial mucho mayor residiendo en Alejandría que en cualquier lugar de Palestina. Estas consideraciones retrasaron algún tiempo su marcha a Palestina tras la noticia de la muerte de Herodes.
123:0.4 (1356.1) José y María salieron finalmente de Alejandría en un barco perteneciente a su amigo Ezraeon con rumbo a Jope y llegaron a ese puerto a finales de agosto del año 4 a. C. Fueron directamente a Belén y pasaron allí todo el mes de septiembre en conversaciones con sus amigos y parientes para decidir si debían quedarse ahí o volver a Nazaret.
123:0.5 (1356.2) María no había renunciado nunca del todo a la idea de que Jesús debía crecer en Belén, la ciudad de David. José no creía realmente que su hijo fuera a convertirse en un libertador regio de Israel. Además sabía que él mismo no era un auténtico descendiente de David y que solo figuraba en este linaje porque uno de sus antepasados había sido adoptado por descendientes de la línea davídica. María pensaba, por supuesto, que la ciudad de David era el lugar más adecuado para criar al nuevo candidato al trono de David, pero José prefería probar suerte con Herodes Antipas en vez de con su hermano Arquelao. Temía mucho por la seguridad del niño en Belén o en cualquier otra ciudad de Judea y le parecía más probable que Arquelao mantuviera la política amenazadora de su padre Herodes a que lo hiciera Antipas en Galilea. Por otra parte, José mostraba abiertamente su clara preferencia por Galilea como lugar mejor para criar y educar al niño, pero le costó tres semanas superar las objeciones de María.
123:0.6 (1356.3) Para el uno de octubre José había convencido a María y a todos sus amigos de que era mejor para ellos volver a Nazaret, de modo que a principios de octubre del año 4 a. C. salieron de Belén hacia Nazaret por el camino de Lida y Escitópolis. Salieron un domingo por la mañana temprano, María y el niño montados en la bestia de carga que acababan de comprar mientras que José y cinco parientes que los acompañaban iban a pie. La familia de José se había negado a dejarles viajar solos porque temían pasar por Jerusalén y el valle del Jordán de camino a Galilea, y las rutas occidentales no eran muy seguras para dos viajeros solitarios con un niño de corta edad.
123:1.1 (1356.4) Al cuarto día de viaje el grupo llegó sano y salvo a su destino. Aparecieron sin anunciarse en su casa de Nazaret donde llevaba más de tres años instalado un hermano casado de José que se sorprendió muchísimo al verlos. José y María lo habían hecho todo con tanta discreción que sus familias ni siquiera sabían que habían salido de Alejandría. Al día siguiente el hermano de José trasladó a su familia y, por primera vez desde el nacimiento de Jesús, María pudo disfrutar de su propia casa con su pequeña familia. José tardó menos de una semana en encontrar trabajo como carpintero, y fueron felicísimos.
123:1.2 (1356.5) Jesús tendría unos tres años y dos meses cuando volvieron a Nazaret. Había soportado muy bien todos estos viajes y era un niño muy sano. Estaba lleno de entusiasmo infantil y encantado de tener un lugar propio donde correr y jugar, pero echaba mucho de menos a sus compañeros de juego de Alejandría.
123:1.3 (1356.6) De camino a Nazaret José convenció a María de que sería imprudente divulgar entre sus amigos y parientes galileos la noticia de que Jesús era un hijo de la promesa. Acordaron no hablar de estas cosas con nadie y ambos fueron fieles a su palabra.
123:1.4 (1357.1) Durante todo su cuarto año Jesús tuvo un desarrollo físico normal y una actividad mental fuera de lo común. En ese tiempo se hizo muy amigo de un niño vecino de su edad llamado Jacobo. A Jesús y Jacobo les encantaba jugar juntos y llegarían a convertirse con el tiempo en grandes amigos y leales compañeros.
123:1.5 (1357.2) El siguiente acontecimiento importante en la vida de esta familia de Nazaret fue el nacimiento de su segundo hijo, Santiago, en la madrugada del 2 de abril del año 3 a. C. Jesús estaba feliz de tener un hermanito y pasaba largas horas observando las primeras actividades del bebé.
123:1.6 (1357.3) A mediados del verano de ese mismo año José construyó un pequeño taller cerca de la fuente del pueblo y del punto de parada de las caravanas. A partir de ahí hizo muy pocos trabajos de carpintería a domicilio. Tenía como empleados a dos de sus hermanos y a varios obreros más a quienes enviaba a trabajar mientras él se quedaba en el taller fabricando yugos, arados y otros objetos de madera. También trabajaba algo el cuero, la cuerda y la lona. A medida que Jesús iba creciendo repartía casi por igual su tiempo fuera de la escuela entre ayudar a su madre en las tareas de la casa y observar a su padre trabajar en el taller, donde escuchaba las conversaciones y los chismes de los conductores de las caravanas y de los viajeros procedentes de los cuatro rincones de la tierra.
123:1.7 (1357.4) En julio de ese año, un mes antes de que Jesús cumpliera los cuatro, hubo en Nazaret una epidemia de trastornos intestinales malignos por contagio con los viajeros de las caravanas. María se asustó tanto ante el riesgo de que Jesús pudiera contagiarse de esta enfermedad epidémica que preparó precipitadamente a sus dos hijos y huyó a casa de su hermano situada en el campo varios kilómetros al sur de Nazaret en la calzada de Meguido, cerca de Sarid. Tardaron más de dos meses en volver a Nazaret, y Jesús disfrutó mucho de su primera experiencia en una granja.
123:2.1 (1357.5) Poco más de un año después de volver a Nazaret Jesús niño llegó a la edad de su primera decisión moral plena y personal, y entonces vino a residir en él un Ajustador del Pensamiento. Este don divino del Padre del Paraíso había servido anteriormente con Maquiventa Melquisedec y obtenido así la experiencia de trabajar en otro caso de encarnación de un ser supramortal para vivir a imagen y semejanza de carne mortal. Este acontecimiento ocurrió el 11 de febrero del año 2 a. C. Jesús no fue más consciente de la llegada del Monitor divino que los millones y millones de otros niños que, antes y después de ese día, han recibido igualmente a estos Ajustadores del Pensamiento para morar dentro de sus mentes y trabajar para la espiritualización última de esas mentes y la supervivencia eterna de sus almas inmortales en vías de evolución.
123:2.2 (1357.6) Ese día de febrero terminó la supervisión directa y personal de los Regidores del Universo en cuanto a la integridad de la encarnación de Miguel como niño. A partir de ese momento y durante todo el desarrollo humano de la encarnación, la custodia de Jesús quedaría al cuidado de este Ajustador interior y de las guardianas seráficas asociadas, complementadas algunas veces por el ministerio de criaturas intermedias asignadas a ciertas tareas concretas según las instrucciones de sus superiores planetarios.
123:2.3 (1357.7) Jesús cumplió cinco años en agosto de este año y por ello nos referiremos a él como su quinto año de vida (de calendario). En este año 2 a. C., poco más de un mes antes del quinto aniversario de su nacimiento, a Jesús le hizo muy feliz la llegada de su hermana Miriam, que nació la noche del 11 de julio. Durante la tarde del día siguiente Jesús tuvo una larga conversación con su padre sobre la manera en que los diversos grupos de seres vivos vienen al mundo como individuos diferenciados. La parte más valiosa de su primera educación la obtuvo Jesús de sus padres en respuesta a sus meditadas y minuciosas preguntas. José no dejó nunca de cumplir plenamente con su deber de dedicar todo el tiempo y el esfuerzo que fuera necesario para responder a las numerosas preguntas de su hijo. Desde los cinco hasta los diez años Jesús fue una interrogación permanente. Aunque José y María no siempre podían contestar a sus preguntas, no dejaron nunca de comentarlas a fondo y de ayudarle de todas las maneras posibles en sus esfuerzos por encontrar soluciones satisfactorias a los problemas que su mente despierta le planteaba.
123:2.4 (1358.1) Desde su regreso a Nazaret habían tenido una intensa vida familiar, y José había estado extraordinariamente ocupado en construir su nuevo taller y volver a poner en marcha su negocio. Tan ocupado estaba que no había encontrado tiempo para construir una cuna para Santiago, aunque pudo hacerlo mucho antes del nacimiento de Miriam, así que ella tuvo una cuna muy cómoda donde acurrucarse mientras la familia la admiraba. El niño Jesús participaba con entusiasmo en todas estas experiencias normales y naturales de una familia; disfrutaba mucho con su hermanito y su hermanita y ayudaba mucho a María a cuidar de ellos.
123:2.5 (1358.2) En el mundo de los gentiles de entonces había pocos hogares que pudieran dar a un niño una formación intelectual, moral y religiosa mejor que la de los hogares judíos de Galilea. Estos judíos tenían un programa sistemático para criar y educar a sus hijos. Dividían la vida del niño en siete etapas:
123:2.6 (1358.3) 1. El niño recién nacido hasta el octavo día.
123:2.7 (1358.4) 2. El niño lactante.
123:2.8 (1358.5) 3. El niño destetado.
123:2.9 (1358.6) 4. El periodo de dependencia de la madre, que duraba hasta el final del quinto año.
123:2.10 (1358.7) 5. El comienzo de la independencia del niño. En el caso de los varones el padre asumía la responsabilidad de su educación.
123:2.11 (1358.8) 6. Los chicos y chicas adolescentes.
123:2.12 (1358.9) 7. Los hombres y mujeres jóvenes.
123:2.13 (1358.10) Entre los judíos de Galilea era costumbre que la madre tuviera la responsabilidad de la formación de los hijos hasta el quinto cumpleaños, y a partir de entonces, si el niño era varón, transferir esta responsabilidad al padre. Ese año Jesús entró en la quinta etapa de la carrera de un niño judío galileo y, conforme a la costumbre, el 21 de agosto del 2 a. C. María se lo entregó formalmente a José para que continuara con su educación.
123:2.14 (1358.11) Aunque José asumió la responsabilidad directa de la educación intelectual y religiosa de Jesús, su madre siguió interesándose por su educación hogareña. Le enseñó a conocer y cuidar las parras y las flores que crecían en las paredes del jardín que rodeaban por completo la parcela del domicilio. María dispuso también sobre el tejado de la casa (el dormitorio de verano) unos cajones de arena poco profundos donde Jesús dibujaba mapas y empezó a practicar la escritura del arameo, el griego y más tarde el hebreo. Con el tiempo aprendería a leer, escribir y hablar con soltura en los tres idiomas.
123:2.15 (1358.12) Jesús parecía ser un niño casi perfecto físicamente y su desarrollo mental y emocional progresaba normalmente. Hacia el final de este, su quinto año (de calendario), tuvo un trastorno digestivo ligero, su primera enfermedad leve.
123:2.16 (1359.1) Aunque José y María hablaban mucho sobre el futuro de su hijo mayor, si hubierais estado allí, solo habríais visto crecer a un niño normal de aquel tiempo y lugar, sano y libre de preocupaciones, aunque muy indagador.
123:3.1 (1359.2) Con la ayuda de su madre Jesús dominaba ya el dialecto galileo de la lengua aramea, y ahora su padre empezó a enseñarle el griego. María hablaba poco griego, pero José hablaba bien tanto el griego como el arameo. El texto utilizado para estudiar la lengua griega fue la traducción de las Escrituras hebreas —una versión completa de la ley y de los profetas, incluidos los salmos— que les habían regalado al salir de Egipto. En Nazaret solo había dos ejemplares completos de las Escrituras en griego, y el hecho de que uno de ellos fuera propiedad de la familia del carpintero atraía a mucha gente hacia la casa de José. Esto hizo que Jesús creciera en contacto con una procesión casi interminable de estudiosos serios y buscadores sinceros de la verdad. El día de su sexto cumpleaños le dijeron que el libro sagrado se lo habían regalado a él los amigos y parientes de Alejandría, y antes del fin de año Jesús había asumido la custodia de este manuscrito inestimable. Al poco tiempo podía leerlo de corrido.
123:3.2 (1359.3) La primera gran conmoción de la joven vida de Jesús se produjo antes de cumplir los seis años con ocasión de un leve terremoto sin consecuencias. Para este niño indagador su padre —o al menos su padre y su madre juntos— lo sabían todo, y cuál no fue su sorpresa cuando al preguntar a su padre por la causa del terremoto, oyó decir a José: «Hijo mío, realmente no lo sé». Así empezó para Jesús una larga y desconcertante serie de desilusiones cuando descubrió que sus padres terrenales no lo sabían todo ni lo conocían todo.
123:3.3 (1359.4) El primer impulso de José había sido responder a Jesús que el terremoto lo había causado Dios, pero le bastó un instante de reflexión para comprender que esa respuesta provocaría inmediatamente nuevas preguntas aún más problemáticas. A pesar de su corta edad, era muy difícil contestar a las preguntas de Jesús sobre los fenómenos físicos o sociales diciéndole automáticamente que el responsable era Dios o el diablo. Conforme a la creencia imperante del pueblo judío, hacía tiempo que Jesús estaba dispuesto a aceptar la doctrina de los buenos y malos espíritus como posible explicación de los fenómenos mentales y espirituales, pero empezó a dudar muy pronto de que esas influencias invisibles fueran responsables de los acontecimientos físicos del mundo natural.
123:3.4 (1359.5) Antes de que Jesús cumpliera los seis años, a principios del verano del año 1 a. C., Zacarías e Isabel fueron a visitar a la familia de Nazaret con su hijo Juan. Esta fue la primera visita que Jesús y Juan pudieron recordar y disfrutaron mucho con ella. Aunque los visitantes solo se quedaron unos días, los padres hablaron de muchas cosas, incluyendo futuros planes para sus hijos. Mientras tanto los niños jugaban con trozos de madera en la arena de la cubierta de la casa y se divertían con todo tipo de juegos de chicos.
123:3.5 (1359.6) Después de conocer a Juan, que procedía de los alrededores de Jerusalén, Jesús empezó a mostrar un interés poco común por la historia de Israel y a indagar con todo detalle sobre el significado de los ritos del sabbat, los sermones de la sinagoga y las fiestas periódicas de conmemoración. Su padre le explicó el significado de todas estas celebraciones. La primera era la fiesta de la iluminación a mediados del invierno, que duraba ocho días; se empezaba con una vela la primera noche, y se encendía una más cada noche sucesiva para conmemorar la consagración del templo después de que Judas Macabeo restaurara los ritos mosaicos. Luego venía la celebración del Purim a principios de la primavera, la fiesta de Ester y de la liberación de Israel gracias a ella. Después llegaba la Pascua solemne, que los adultos celebraban en Jerusalén siempre que les era posible, mientras que en sus casas los niños debían recordar que había que comer pan sin levadura durante toda la semana. Venía después la fiesta de los primeros frutos, la recogida de la cosecha. Y por último la más solemne de todas, la fiesta del año nuevo, el día de la expiación. Aunque algunas de estas observancias y celebraciones eran difíciles de comprender para la joven mente de Jesús, él reflexionaba seriamente sobre ellas. Y luego se sumó con entusiasmo al regocijo de la fiesta de los tabernáculos, la temporada anual de vacaciones de todos los judíos, cuando acampaban en cabañas de ramas y se entregaban al placer y la alegría.
123:3.6 (1360.1) Durante este sexto año José y María estuvieron en desacuerdo con la forma de rezar de Jesús, que insistía en hablar con su Padre celestial igual que si hablara con José, su padre terrenal. Esta desviación de las formas más solemnes y reverentes de comunicación con la Deidad preocupaba a sus padres, sobre todo a su madre, pero no pudieron hacerle cambiar. Él recitaba sus oraciones tal como se las habían enseñado y después insistía en tener «una pequeña conversación con mi Padre del cielo».
123:3.7 (1360.2) En junio de ese año José traspasó a sus hermanos el taller de Nazaret e inauguró su negocio de constructor. Antes del fin de año los ingresos familiares se habían más que triplicado. La familia de Nazaret no volvió a pasar los apuros de la pobreza hasta después de la muerte de José. La familia, cada vez más numerosa, gastaba mucho dinero en educación y viajes, pero los crecientes ingresos de José se mantenían al ritmo de los gastos.
123:3.8 (1360.3) Durante los años siguientes José tuvo muchas obras en Caná, Belén (de Galilea), Magdala, Naín, Séforis, Cafarnaúm y Endor, además de construir mucho en Nazaret y sus alrededores. Como Santiago ya tenía edad para ayudar a su madre en el trabajo doméstico y en el cuidado de los niños más pequeños, Jesús acompañaba muchas veces a su padre en sus viajes a estas ciudades y pueblos de los alrededores. Jesús era un observador agudo y adquirió muchos conocimientos prácticos en estos viajes fuera de casa; iba acumulando asiduamente conocimientos sobre el hombre y su forma de vivir en la tierra.
123:3.9 (1360.4) Ese año Jesús aprendió mucho a adaptar sus sentimientos enérgicos y sus vigorosos impulsos a las exigencias de la cooperación familiar y la disciplina en casa. María era una madre cariñosa, pero imponía una disciplina bastante estricta. Sin embargo quien mejor controlaba a Jesús en muchos aspectos era José, porque solía sentarse con el muchacho y explicarle con todo detalle las verdaderas razones que hacían necesario supeditar los deseos personales al bienestar y la tranquilidad del conjunto de la familia. Cuando se le explicaba la situación Jesús cooperaba siempre inteligentemente y de buen grado con los deseos de sus padres y las normas familiares.
123:3.10 (1360.5) Cuando su madre no necesitaba su ayuda en la casa, Jesús dedicaba gran parte de su tiempo libre a estudiar las flores y las plantas durante el día y las estrellas por la noche. Tenía tendencia a tumbarse de espaldas y contemplar maravillado los cielos estrellados mucho después de su hora normal de acostarse, una costumbre que no encajaba con el buen orden de la casa de Nazaret.
123:4.1 (1361.1) El séptimo año de la vida de Jesús estuvo lleno de acontecimientos. A principios de enero hubo una gran nevada en Galilea que dejó casi setenta centímetros de nieve; fue la mayor nevada de la vida de Jesús, y una de las más importantes que cayeron en cien años sobre Nazaret.
123:4.2 (1361.2) En tiempos de Jesús los juegos de los niños judíos estaban bastante limitados, por lo que jugaban demasiadas veces a las cosas más serias que observaban hacer a los adultos. Jugaban mucho a bodas y a funerales, ceremonias muy habituales para ellos y muy espectaculares. Bailaban y cantaban, pero tenían pocos juegos organizados como los que tanto gustan a los niños más modernos.
123:4.3 (1361.3) A Jesús le encantaba jugar con un chico vecino, y más tarde con su hermano Santiago, en el rincón más alejado del taller de carpintería de la familia donde se divertían mucho con las virutas y los trozos de madera. A Jesús le costó siempre comprender qué podían tener de malo ciertos juegos que estaban prohibidos durante el sabbat, aunque no dejó nunca de conformarse a los deseos de sus padres. Tenía una capacidad para el juego y el humor que encontró pocas oportunidades de expresarse en el entorno de su tiempo y generación, pero hasta los catorce años estaba casi siempre alegre y de buen humor.
123:4.4 (1361.4) María tenía un palomar encima del establo contiguo a la casa. La familia destinaba los beneficios de la venta de las palomas a un fondo especial de caridad que administraba Jesús después de deducir el diezmo y entregárselo al administrador de la sinagoga.
123:4.5 (1361.5) El único accidente real en la vida de Jesús hasta entonces fue una caída por las escaleras de piedra del patio trasero que conducían al dormitorio con techo de lona. Ocurrió en julio durante una inesperada tormenta de arena procedente del este. Los vientos cálidos con ráfagas de arena fina eran habituales durante la estación lluviosa, sobre todo en marzo y abril, pero no en julio. Cuando se desencadenó la tormenta Jesús estaba jugando en la parte superior de la casa, donde solía jugar durante la estación seca. Al bajar las escaleras quedó cegado por la arena y se cayó. Tras este accidente José instaló una barandilla a ambos lados de la escalera.
123:4.6 (1361.6) Este accidente no hubiera podido evitarse de ninguna manera. No fue una negligencia imputable a los intermedios guardianes temporales, uno primario y otro secundario, que tenían encomendado el cuidado del niño, ni tampoco imputable a su guardiana seráfica. Era sencillamente inevitable. Pero este accidente sin consecuencias, ocurrido mientras José estaba de viaje en Endor, provocó tal ansiedad en María que intentó de manera muy poco razonable mantener a Jesús pegado a ella durante varios meses.
123:4.7 (1361.7) Las personalidades celestiales no interfieren arbitrariamente en los accidentes materiales, que son incidencias corrientes de naturaleza física. En circunstancias normales solo las criaturas intermedias pueden alterar las condiciones materiales para salvaguardar las personas de los hombres y mujeres del destino, e incluso en situaciones especiales estos seres solo pueden hacerlo conforme a los mandatos específicos de sus superiores.
123:4.8 (1361.8) Pero este no fue más que el primero de una serie de accidentes menores que se sucederían durante el crecimiento de este joven intrépido y curioso. Si imagináis la niñez y la juventud normal de un chico activo, os haréis una idea bastante exacta de la carrera juvenil de Jesús y os podréis figurar cuántos desvelos causó a sus padres, sobre todo a su madre.
123:4.9 (1362.1) José, el cuarto hijo de la familia de Nazaret, nació la mañana del miércoles 16 de marzo del año 1 d. C.
123:5.1 (1362.2) Jesús tenía ya siete años, la edad en que los niños judíos debían empezar su educación formal en las escuelas de las sinagogas. Y así, en agosto de ese año comenzó su intensa vida escolar en Nazaret. El muchacho ya leía, escribía y hablaba con soltura dos idiomas, el arameo y el griego; ahora le tocaba aprender a leer, escribir y hablar el hebreo. Afrontaba con verdadera ilusión la nueva vida escolar que le esperaba.
123:5.2 (1362.3) Durante tres años —hasta los diez— asistió a la escuela de enseñanza primaria de la sinagoga de Nazaret. Durante estos tres años estudió los rudimentos del Libro de la Ley tal como estaba redactado en lengua hebrea. Durante los tres años siguientes estudió en la escuela superior y memorizó, a base de repetirlas en voz alta, las enseñanzas más profundas de la ley sagrada. A los trece años se graduó en esta escuela de la sinagoga, y los dirigentes de la sinagoga se lo entregaron a sus padres como un «hijo del mandamiento» ya educado. A partir de ahí sería un ciudadano responsable de la comunidad de Israel y debería asistir a la Pascua en Jerusalén. Ese año asistió a su primera Pascua en compañía de su padre y de su madre.
123:5.3 (1362.4) En Nazaret los alumnos se sentaban en el suelo formando un semicírculo, y frente a ellos se sentaba su profesor, el jazán, un empleado de la sinagoga. Empezaban por el Libro del Levítico, luego estudiaban los demás libros de la ley y a continuación los Profetas y los Salmos. La sinagoga de Nazaret poseía un ejemplar completo de las escrituras en hebreo. Antes de los doce años no se estudiaba nada que no fueran las escrituras. Durante los meses de verano había muchas menos horas de clase.
123:5.4 (1362.5) Jesús no tardó en dominar el hebreo, y en los oficios regulares del sabbat cuando no se encontraba en Nazaret ningún visitante de categoría, solían pedir muchas veces al joven que leyera las escrituras hebreas a los fieles reunidos en la sinagoga.
123:5.5 (1362.6) Por supuesto, estas escuelas de la sinagoga no tenían libros de texto. El jazán enseñaba formulando frases que los alumnos repetían a coro. Cuando los alumnos tenían acceso a los libros escritos de la ley, aprendían su lección a base de leerla en voz alta y repetir hasta memorizarla.
123:5.6 (1362.7) Como complemento a sus estudios oficiales, Jesús empezó a tomar contacto con la naturaleza humana a través de los viajeros procedentes de los cuatro puntos cardinales de la tierra que pasaban por el taller de reparaciones de su padre. Cuando tuvo más edad se mezclaba libremente con las caravanas que se paraban a comer y descansar cerca de la fuente. Como hablaba muy bien el griego, le era fácil conversar con la mayoría de los viajeros y conductores de caravanas.
123:5.7 (1362.8) Nazaret era un cruce de caminos y punto de parada de caravanas. Gran parte de su población era gentil y tenía fama como centro de interpretación liberal de la ley tradicional judía. En Galilea los judíos se relacionaban más libremente con los gentiles que en Judea, y de todas las ciudades de Galilea, los judíos de Nazaret eran los más liberales en su interpretación de las restricciones sociales basadas en los miedos a contaminarse por contacto con los gentiles, de ahí este dicho muy habitual en Jerusalén: «¿Puede salir algo bueno de Nazaret?».
123:5.8 (1363.1) Jesús recibió su formación moral y su cultura espiritual principalmente de su propia familia. La mayor parte de su educación intelectual y teológica provino del jazán, pero su educación real —la preparación de la mente y el corazón para la prueba de lidiar con los difíciles problemas de la vida— fue fruto de sus relaciones con sus semejantes. Esta estrecha vinculación con sus semejantes, jóvenes y viejos, judíos y gentiles, fue la que le brindó la oportunidad de conocer a la raza humana. Jesús estaba muy bien educado en el sentido de que entendía a fondo a los hombres y los amaba entrañablemente.
123:5.9 (1363.2) Durante todos sus años en la sinagoga fue un estudiante brillante, con la gran ventaja de dominar tres idiomas. El día que terminó sus estudios en la escuela de Nazaret, el jazán comentó a José que «temía no haber sido capaz de enseñar al muchacho tanto como había aprendido con las agudas preguntas de Jesús».
123:5.10 (1363.3) Jesús aprendió mucho en el transcurso de sus estudios, y los sermones regulares del sabbat en la sinagoga fueron para él una gran fuente de inspiración. Era costumbre pedir a los visitantes distinguidos que pasaban el sabbat en Nazaret que hablaran en la sinagoga. Jesús escuchó durante su juventud las opiniones de muchos grandes pensadores de todo el mundo judío, y también las de muchos que no eran precisamente judíos ortodoxos, puesto que la sinagoga de Nazaret era un centro avanzado y liberal del pensamiento y la cultura hebreos.
123:5.11 (1363.4) Cuando se entraba en la escuela a los siete años (los judíos acababan de instaurar la educación obligatoria por aquella época) era costumbre que los alumnos eligieran su «texto de cumpleaños», una especie de regla de oro para guiarlos a lo largo de sus estudios, y sobre el cual muchas veces disertaban en su graduación a los trece años. El texto que Jesús eligió era del profeta Isaías: «El espíritu del Señor Dios está sobre mí, pues el Señor me ha ungido; me ha enviado a traer buenas nuevas a los mansos, a vendar las heridas de los desconsolados, a proclamar la libertad de los cautivos y a liberar a los prisioneros espirituales».
123:5.12 (1363.5) Nazaret era uno de los veinticuatro centros sacerdotales de la nación hebrea, pero los sacerdotes galileos eran más liberales en la interpretación de las leyes tradicionales que los escribas y rabinos de Judea, y además en Nazaret eran más liberales con respecto a la observancia del sabbat. Por eso José acostumbraba a llevar a Jesús a pasear las tardes del sabbat, y una de sus excursiones favoritas era subir a una gran colina cercana a su casa, desde donde divisaban toda Galilea. En un día claro podían ver hacia el noroeste la alargada cresta del monte Carmelo cayendo hacia el mar; y Jesús oyó muchas veces contar a su padre la historia de Elías, uno de los primeros de la larga línea de profetas hebreos que censuró a Acab y desenmascaró a los sacerdotes de Baal. Hacia el norte el monte Hermón alzaba su majestuoso pico nevado que monopolizaba el horizonte con casi 1000 metros de resplandecientes laderas cubiertas de nieve perpetua. Hacia el este podían distinguir a lo lejos el valle del Jordán, y mucho más allá las colinas rocosas de Moab. Hacia el sur y el este podían ver, cuando el sol brillaba sobre sus muros de mármol, las ciudades grecorromanas de la Decápolis, con sus anfiteatros y sus ostentosos templos. Y cuando se quedaban hasta la puesta del sol podían divisar al oeste los barcos de vela en el lejano Mediterráneo.
123:5.13 (1364.1) Jesús podía observar las filas de caravanas que entraban y salían de Nazaret en todas las direcciones, y hacia el sur dominaba la amplia y fértil llanura de Esdraelón que se extendía hacia el Monte Gilboa y Samaria.
123:5.14 (1364.2) Cuando no subían a las cimas para admirar las vistas daban un paseo por el campo y estudiaban la naturaleza en sus distintos estados según las estaciones. El primer aprendizaje de Jesús, aparte del de su entorno familiar, consistió en un contacto reverente y receptivo con la naturaleza.
123:5.15 (1364.3) Antes de cumplir los ocho años era conocido por todas las madres y las jóvenes de Nazaret, que solían verlo y hablar con él en la fuente cercana a su casa, uno de los centros sociales de contacto y cotilleo de la ciudad. Ese año Jesús aprendió a ordeñar la vaca de la familia y a cuidar de los otros animales. Ese mismo año y el siguiente aprendió también a hacer queso y a tejer. A los diez años era ya un experto tejedor. Hacia esta época Jesús y su vecino Jacobo se hicieron grandes amigos del alfarero que trabajaba cerca del manantial, y mientras observaban los hábiles dedos de Natán moldeando la arcilla en el torno, ambos tomaron muchas veces la determinación de ser alfareros de mayores. Natán tenía mucho cariño a los muchachos y les daba a menudo arcilla para jugar; buscaba estimular su imaginación creativa organizando competiciones de modelaje de objetos y animales.
123:6.1 (1364.4) Fue un año interesante en la escuela. Aunque Jesús no era un estudiante excepcional, sí era un alumno aplicado y estaba en el tercio más adelantado de la clase. Hacía tan bien su trabajo que estaba exento de asistencia una semana al mes, y solía pasar esa semana o bien con su tío pescador en las orillas del mar de Galilea cerca de Magdala o bien en la granja de otro tío (hermano de su madre) ocho kilómetros al sur de Nazaret.
123:6.2 (1364.5) Aunque su madre se preocupaba exageradamente por su salud y su seguridad, se fue acostumbrando poco a poco a estas ausencias fuera de casa. Los tíos y las tías de Jesús le tenían mucho cariño y competían animadamente para que pasara con ellos sus semanas de asueto tanto ese año como los siguientes. En enero de ese año pasó una semana en la granja de su tío (por primera vez desde su infancia) y en el mes de mayo vivió su primera semana de experiencia como pescador en el mar de Galilea.
123:6.3 (1364.6) Hacia esta época Jesús conoció a un profesor de matemáticas de Damasco, y tras aprender algunas nuevas técnicas numéricas, dedicó mucho tiempo a las matemáticas durante varios años. Desarrolló un agudo sentido de los números, las distancias y las proporciones.
123:6.4 (1364.7) Jesús empezó a disfrutar mucho de la compañía de su hermano Santiago, y para el final de año había empezado a enseñarle el alfabeto.
123:6.5 (1364.8) Ese año Jesús organizó un trueque de productos lácteos a cambio de clases de arpa. Tenía una afición extraordinaria a todo lo musical y más adelante contribuiría mucho a promover la música vocal entre sus jóvenes compañeros. A los once años ya era un buen arpista y disfrutaba mucho entreteniendo a su familia y sus amigos con interpretaciones extraordinarias y excelentes improvisaciones.
123:6.6 (1365.1) Jesús seguía haciendo progresos envidiables en la escuela, pero ni sus padres ni sus profesores podían bajar nunca la guardia ante la sucesión interminable de preguntas incómodas relacionadas tanto con la ciencia como con la religión, y en particular sobre geografía y astronomía. Insistía especialmente en averiguar por qué había una estación seca y otra lluviosa en Palestina. Buscaba una y otra vez la explicación de la gran diferencia de temperatura existente entre Nazaret y el valle del Jordán. No paraba nunca de hacer preguntas inteligentes pero desconcertantes.
123:6.7 (1365.2) Simón, su tercer hermano varón, nació la tarde del viernes 14 de abril de este año 2 d. C.
123:6.8 (1365.3) En febrero uno de los profesores de una academia rabínica de Jerusalén llamado Nacor fue a Nazaret con intención de observar a Jesús. Había hecho lo mismo en casa de Zacarías, cerca de Jerusalén, y fue precisamente el padre de Juan quien le aconsejó que fuera a Nazaret. Aunque al principio le disgustó algo la franqueza de Jesús y su manera poco convencional de relacionarse con las cosas religiosas, lo atribuyó al alejamiento de Galilea de los centros hebraicos de cultura y enseñanza y aconsejó a José y María que le permitieran llevarse a Jesús a Jerusalén donde tendría la ventaja de formarse y educarse en el centro de la cultura judía. María estaba casi decidida a dar su consentimiento. Estaba convencida de que su hijo mayor iba a convertirse en el Mesías, el libertador de los judíos, pero José dudaba. Él también creía que Jesús llegaría a convertirse en un hombre del destino, y aunque nunca dudó de que su hijo cumpliría una gran misión en la tierra, no tenía ninguna seguridad sobre la naturaleza de ese destino. Cuanto más reflexionaba sobre la propuesta de Nacor, menos acertado le parecía que Jesús se fuera a vivir a Jerusalén.
123:6.9 (1365.4) Ante esta diferencia de opinión entre José y María, Nacor les pidió permiso para plantear el asunto directamente a Jesús. Jesús escuchó con atención y luego habló con José, con María y con un vecino, Jacobo el albañil, el padre de su compañero de juegos favorito. Dos días después explicó que, al haber tanta diferencia de opinión entre sus padres y consejeros, como no se sentía capaz de asumir la responsabilidad de una decisión tan importante ni tampoco tenía especial preferencia en un sentido ni en otro, había decidido por fin «hablar con mi Padre que está en el cielo»; y aunque no estaba perfectamente seguro de la respuesta, sentía más bien que debía quedarse en casa «con mi padre y mi madre». Y añadió: «ellos que me quieren tanto podrán hacer más por mí y guiarme con más seguridad que unos extraños que solo pueden ver mi cuerpo y observar mi mente, pero no pueden conocerme de verdad». Todos quedaron maravillados, y Nacor regresó a Jerusalén. Pasaron muchos años antes de que se volviera a considerar la posibilidad de que Jesús se fuera de casa.
El libro de Urantia
Documento 124
124:0.1 (1366.1) AUNQUE Jesús podría haberse beneficiado de mayores ventajas educativas en Alejandría que en Galilea, no pudo haber tenido un entorno más excelente para resolver los problemas de su propia vida con un mínimo de guía educativa, unido a la gran ventaja de estar en contacto permanente con tantos hombres y mujeres de todo tipo procedentes de todas las partes del mundo civilizado. Si se hubiera quedado en Alejandría, su educación habría estado dirigida por judíos según criterios exclusivamente judíos. En Nazaret obtuvo una educación y recibió una formación que le prepararon mejor para comprender a los gentiles y le dieron una idea más completa y equilibrada de los méritos relativos de los puntos de vista oriental o babilónico, y occidental o helénico de la teología hebrea.
124:1.1 (1366.2) No se puede decir que Jesús estuviera nunca gravemente enfermo, pero ese año tuvo algunas de las dolencias menores de la niñez, igual que sus hermanos y su hermanita.
124:1.2 (1366.3) En la escuela seguía siendo un estudiante favorecido con una semana libre al mes, y seguía dividiendo este tiempo casi por igual entre viajar a las ciudades vecinas con su padre, estar en la granja de su tío al sur de Nazaret y salir a pescar desde Magdala.
124:1.3 (1366.4) El incidente más serio de la experiencia escolar de Jesús hasta entonces ocurrió a finales del invierno, cuando se atrevió a rebatir las enseñanzas del jazán sobre el carácter esencialmente idólatra de todas las imágenes, pinturas y dibujos. A Jesús le encantaba dibujar paisajes, así como modelar una gran variedad de objetos con arcilla de alfarero. Todas esas cosas estaban estrictamente prohibidas por la ley judía, pero hasta ese momento se las había arreglado para desarmar las objeciones de sus padres hasta el punto de que le habían permitido seguir haciéndolas.
124:1.4 (1366.5) El problema volvió a surgir en la escuela cuando uno de los alumnos más atrasados descubrió a Jesús haciendo un dibujo al carbón del profesor en el suelo del aula. Allí estaba el retrato tan claro como la luz del día, y muchos de los ancianos lo vieron antes de que el comité se presentara en casa de José para exigirle que hiciera algo por reprimir el desacato a la ley de su hijo mayor. Aunque no era la primera vez que José y María recibían quejas sobre las actividades de su polifacético y dinámico hijo, esta era la más grave de todas las acusaciones que se habían presentado hasta entonces contra él. Jesús estaba sentado en una gran piedra justo detrás de la puerta trasera, y desde ahí podía escuchar la condena de sus esfuerzos artísticos. Le molestó que culparan a su padre de sus presuntas fechorías, así que entró en la casa y se enfrentó sin miedo a sus acusadores. Los ancianos quedaron estupefactos. Algunos tomaron el incidente con humor, pero uno o dos de ellos parecían pensar que el chico era sacrílego, si no blasfemo. José estaba boquiabierto, María indignada, pero Jesús insistió en ser escuchado. Dijo lo que pensaba, sostuvo valientemente su punto de vista y anunció con pleno dominio de sí mismo que acataría las decisiones de su padre en este y en todos los demás asuntos controvertidos. El comité de ancianos salió de la casa en silencio.
124:1.5 (1367.1) María intentó influir sobre José para que permitiera a Jesús modelar arcilla en casa siempre que prometiera no hacer ninguna de estas actividades conflictivas en la escuela, pero José se sintió obligado a dictaminar que la interpretación rabínica del segundo mandamiento debía prevalecer. Y así, Jesús no volvió a dibujar ni modelar la imagen de nada desde aquel día mientras vivió en casa de su padre. Sin embargo nunca creyó que hacerlo estuviera mal, y renunciar a uno de sus pasatiempos favoritos constituyó una de las mayores pruebas de su joven vida.
124:1.6 (1367.2) A finales de junio Jesús subió por primera vez a la cima del monte Tabor con su padre. Era un día claro y el panorama, espléndido. Al chico de nueve años le pareció que, menos la India, África y Roma, estaba viendo el mundo entero.
124:1.7 (1367.3) Marta, la segunda hermana de Jesús, nació la noche del jueves 13 de septiembre. Tres semanas después de la llegada de Marta, José, que estaba en casa esa temporada, empezó a construir un anexo a la casa que fuera a la vez taller y dormitorio. También construyó un pequeño banco de trabajo para Jesús, que por primera vez en su vida tuvo sus propias herramientas. Trabajó en ese banco durante muchos años en sus ratos libres y se hizo experto en la fabricación de yugos.
124:1.8 (1367.4) Ese invierno y el siguiente fueron los más fríos en Nazaret desde hacía muchas décadas. Jesús había visto nieve en las montañas y había nevado varias veces en Nazaret, aunque se derretía enseguida, pero no había visto nunca hielo hasta ese invierno. El hecho de que el agua pudiera darse en forma sólida, líquida y gaseosa —había reflexionado mucho sobre el vapor que escapaba de las ollas en ebullición— dio al muchacho mucho que pensar sobre el mundo físico y su constitución. Y sin embargo, la personalidad encarnada en este joven que se desarrollaba era la que había creado y organizado todas esas cosas en todo un vasto universo.
124:1.9 (1367.5) El clima de Nazaret era suave. Enero era el mes más frío con una temperatura media que rondaba los 10 °C. Durante julio y agosto, los meses más calurosos, la temperatura oscilaba entre los 24 ° y los 32 °C. Desde las montañas hasta el Jordán y el valle del mar Muerto, el clima de Palestina iba de lo gélido a lo tórrido. Por eso los judíos estaban en cierto modo preparados para vivir en prácticamente todos y cada uno de los diversos climas del mundo.
124:1.10 (1367.6) Incluso durante los meses más calurosos del verano, una brisa fresca del mar soplaba habitualmente del oeste desde las 10 de la mañana hasta las 10 de la noche, aunque los terribles vientos cálidos procedentes del desierto oriental barrían ocasionalmente toda Palestina. Estas ráfagas calientes solían llegar en febrero y marzo, hacia el final de la estación lluviosa. En aquellos días la lluvia caía de noviembre a abril en refrescantes chaparrones, pero no llovía continuamente. Solo había dos estaciones en Palestina, el verano y el invierno, la estación seca y la lluviosa. Las flores empezaban a florecer en enero, y para el final de abril todo el país era un vergel florido.
124:1.11 (1367.7) En mayo de ese año Jesús ayudó por primera vez a cosechar el cereal en la granja de su tío. Antes de cumplir los trece años ya había conseguido averiguar algo sobre prácticamente todos los trabajos que realizaban los hombres y mujeres de la región de Nazaret, excepto el trabajo de los metales. Cuando se hizo mayor pasó varios meses en el taller de un herrero tras la muerte de su padre.
124:1.12 (1368.1) Cuando había poco trabajo y poco tráfico de caravanas, Jesús hacía muchos viajes de placer o de negocios con su padre a las ciudades cercanas de Caná, Endor y Naín. Incluso desde joven iba mucho a Séforis, a unos cinco kilómetros al noroeste de Nazaret. Desde el año 4 a. C. hasta alrededor del 25 d. C., esta ciudad fue la capital de Galilea y una de las residencias de Herodes Antipas.
124:1.13 (1368.2) Jesús seguía creciendo física, intelectual, social y espiritualmente. Sus viajes fuera de casa contribuyeron mucho a darle una comprensión mejor y más generosa de su propia familia. Hacia esa época sus propios padres empezaron a aprender de él a la vez que lo educaban. Ya desde su juventud, Jesús era un pensador original y un buen pedagogo. Estaba en conflicto permanente con la llamada «ley oral», pero procuraba siempre adaptarse a las prácticas de su familia. Se llevaba bastante bien con los niños de su edad, aunque muchas veces se desanimaba ante su lentitud mental. Antes de los diez años se había convertido en el líder de un grupo de siete muchachos que se asociaron para promover el logro de la madurez física, intelectual y religiosa. Jesús enseñó a estos chicos muchos juegos nuevos y varios métodos mejorados de recreo físico.
124:2.1 (1368.3) El cinco de julio, el primer sabbat del mes, mientras Jesús paseaba por el campo con su padre, expresó por primera vez sentimientos e ideas que indicaban que se estaba haciendo consciente de la naturaleza extraordinaria de su misión en la vida. José escuchó atentamente las importantísimas palabras de su hijo, pero hizo pocos comentarios y no le dio ninguna información. Al día siguiente Jesús tuvo una conversación parecida pero más larga con su madre. María escuchó las declaraciones del muchacho y tampoco ofreció información alguna. Pasaron casi dos años antes de que Jesús volviera a hablar a sus padres de esta revelación creciente dentro de su propia consciencia sobre la naturaleza de su personalidad y el carácter de su misión en la tierra.
124:2.2 (1368.4) En agosto ingresó en la escuela superior de la sinagoga. En la escuela creaba constantes problemas con sus insistentes preguntas y mantenía a todo Nazaret en un estado de mayor o menor revuelo. A sus padres les disgustaba la idea de prohibirle hacer esas inquietantes preguntas, y su profesor principal estaba muy interesado por la curiosidad, la visión interior y la sed de conocimiento del muchacho.
124:2.3 (1368.5) Los compañeros de juego de Jesús no veían nada sobrenatural en su conducta; era como ellos en casi todos los sentidos. Su interés por el estudio era algo más alto que la media, aunque no tan excepcional, y era evidente que hacía más preguntas en la escuela que los demás de su clase.
124:2.4 (1368.6) Puede que su rasgo más notable y sorprendente fuera su negativa a luchar por sus derechos. Al ser un muchacho tan bien desarrollado para su edad, sus compañeros de juego se extrañaban de que no hiciera nada por defenderse ni siquiera de las injusticias o de las agresiones personales. En cualquier caso, este rasgo suyo no le hizo sufrir gran cosa gracias a la amistad de su vecino Jacobo, el hijo del albañil socio de José. Jacobo, un gran admirador de Jesús, era un año mayor y se encargaba de que nadie se aprovechara de la aversión de Jesús por el enfrentamiento físico. Jesús fue atacado varias veces por jóvenes mayores y agresivos confiados en su notoria mansedumbre, pero encontraron siempre un rápido y contundente castigo de manos de su campeón espontáneo y defensor permanente, Jacobo el hijo del albañil.
124:2.5 (1369.1) Jesús solía ser considerado como el líder de los muchachos de Nazaret que se identificaban con los ideales más altos de su tiempo y generación. Era verdaderamente querido por sus compañeros de juventud, no solo porque era imparcial, sino también porque poseía una simpatía rara y comprensiva que era indicio de amor y rayaba en una discreta compasión.
124:2.6 (1369.2) Ese año empezó a mostrar una clara preferencia por la compañía de personas mayores. Le encantaba hablar sobre cosas culturales, educativas, sociales, económicas, políticas y religiosas con mentes de más edad, y sus interlocutores adultos quedaban tan cautivados por la profundidad de su razonamiento y la agudeza de sus observaciones que estaban siempre más que dispuestos a conversar con él. Hasta el momento en que tuvo que hacerse cargo de mantener a la familia, sus padres intentaron siempre que se relacionara con gente de su edad o de edades parecidas más que con las personas mayores y mejor informadas, por quienes mostraba tanta preferencia.
124:2.7 (1369.3) A finales de ese año estuvo pescando dos meses con su tío en el mar de Galilea y se le dio muy bien. Antes de llegar a adulto era ya un experto pescador.
124:2.8 (1369.4) Su desarrollo físico progresaba normalmente. En la escuela era un alumno adelantado y privilegiado; en casa se llevaba bastante bien con sus hermanos y hermanas menores, al tener la ventaja de ser más de tres años y medio mayor que el siguiente. En Nazaret tenían buena opinión de él, salvo los padres de algunos de los niños más torpes que tachaban muchas veces a Jesús de descarado y falto de la humildad y la reserva adecuadas a su juventud. Mostraba una tendencia creciente a dirigir los juegos de sus jóvenes amigos hacia cauces más serios y reflexivos. Era un maestro nato y le era imposible dejar de serlo, incluso cuando se suponía que estaba jugando.
124:2.9 (1369.5) José empezó muy pronto a instruir a Jesús en las diversas maneras de ganarse la vida y le explicó las ventajas de la agricultura sobre la industria y el comercio. Galilea era una región más bella y próspera que Judea, y allí la vida costaba alrededor de la cuarta parte de lo que costaba vivir en Judea y Jerusalén. Era una provincia de pueblos agrícolas y prósperas ciudades industriales con más de doscientos núcleos de población de más de cinco mil habitantes y treinta por encima de los quince mil.
124:2.10 (1369.6) Cuando hizo su primer viaje con su padre para observar la industria pesquera en el lago de Galilea, Jesús estaba prácticamente decidido a hacerse pescador. Más tarde, la estrecha relación con la profesión de su padre le indujo a convertirse en carpintero, y más tarde aún, una combinación de influencias le llevó a la decisión definitiva de convertirse en maestro religioso de un orden nuevo.
124:3.1 (1369.7) Durante todo ese año el muchacho siguió viajando fuera de casa con su padre, además iba mucho a la granja de su tío y alguna vez fue a Magdala a pescar con el tío que se había instalado cerca de esa ciudad.
124:3.2 (1369.8) José y María tuvieron muchas veces la tentación de mostrar algún favoritismo especial por Jesús o de desvelar de algún otro modo su conocimiento de que era un hijo de la promesa, un hijo del destino, pero ambos padres eran extraordinariamente prudentes y sagaces en todos estos asuntos. Y las pocas veces que mostraron la más mínima preferencia hacia él, Jesús rechazó en el acto cualquier trato de favor.
124:3.3 (1370.1) Jesús pasaba mucho tiempo en la tienda de abastecimiento de las caravanas conversando con viajeros de todas las partes del mundo y adquirió así una cantidad de información sobre los asuntos internacionales sorprendente para su edad. Ese fue el último año que pudo disfrutar libremente de los juegos y la alegría juvenil. A partir de entonces las dificultades y las responsabilidades se multiplicaron rápidamente en la vida de este joven.
124:3.4 (1370.2) La tarde del miércoles 24 de junio del 5 d. C. nació Judá, el séptimo hijo, con un alumbramiento complicado. María estuvo tan enferma que José se quedó en casa durante varias semanas. Jesús estuvo muy ocupado con encargos para su padre y con las muchas obligaciones derivadas de la grave enfermedad de su madre. Desde entonces no volvería a recuperar nunca más la actitud infantil de sus primeros años. Cuando enfermó su madre —justo antes de cumplir los once años— se vio obligado a asumir las responsabilidades de hijo primogénito, que recayeron sobre sus hombros uno o dos años antes de lo normal.
124:3.5 (1370.3) El jazán pasaba una tarde a la semana con Jesús, ayudándolo a profundizar en las escrituras hebreas. Estaba muy interesado en sus progresos y dispuesto a ayudar a su prometedor alumno de muchas maneras. Este pedagogo judío ejerció una gran influencia sobre el desarrollo de su mente, pero no pudo comprender nunca por qué a Jesús le interesaban tan poco sus propuestas de ir a Jerusalén para continuar su educación bajo los doctos rabinos.
124:3.6 (1370.4) Hacia mediados de mayo el muchacho acompañó a su padre en un viaje de negocios a Escitópolis, la principal ciudad griega de la Decápolis, la antigua ciudad hebrea de Bet-seán. Por el camino José le fue contando muchas cosas de la antigua historia del rey Saúl, de los filisteos y de los acontecimientos posteriores de la turbulenta historia de Israel. Jesús se quedó enormemente impresionado por el aspecto limpio y la estructura bien ordenada de esta ciudad calificada de pagana. Se maravilló con el teatro al aire libre y admiró el hermoso templo de mármol dedicado a la adoración de los dioses «paganos». A José le inquietó mucho el entusiasmo del muchacho e intentó contrarrestar estas favorables impresiones ponderando la belleza y grandiosidad del templo judío de Jerusalén. Jesús había divisado muchas veces con curiosidad esta magnífica ciudad griega desde la colina de Nazaret y había indagado muchas veces sobre sus abundantes obras públicas y sus ornamentados edificios, pero su padre había evitado siempre responder a estas preguntas. Ahora se encontraban cara a cara con las bellezas de esta ciudad gentil, y José ya no podía esquivar las preguntas de Jesús.
124:3.7 (1370.5) Dio la casualidad de que precisamente en aquel momento se estaban celebrando en el anfiteatro de Escitópolis los juegos competitivos anuales y las exhibiciones públicas de destreza física entre las ciudades griegas de la Decápolis. Jesús insistió en que su padre lo llevara a ver los juegos, e insistió tanto que José no se atrevió a negárselo. El chico estaba emocionado con los juegos y se metió de lleno en el espíritu de las demostraciones de desarrollo físico y habilidad atlética. José estaba indescriptiblemente horrorizado ante el entusiasmo de su hijo por aquellas exhibiciones de vanagloria «pagana». Al terminar los juegos José se llevó la sorpresa de su vida cuando Jesús, además de mostrar su aprobación entusiasta, opinó que los jóvenes de Nazaret deberían poder beneficiarse así de unas actividades físicas saludables al aire libre. José habló larga y seriamente con Jesús sobre la naturaleza maléfica de esas prácticas, pero sabía muy bien que el muchacho no estaba convencido.
124:3.8 (1371.1) La única vez que Jesús vio a su padre enfadado con él fue aquella noche cuando estaban hablando de estas cosas en la habitación de la posada y el chico olvidó hasta tal punto las pautas del pensamiento judío que propuso empezar a promover la construcción de un anfiteatro en Nazaret en cuanto volvieran a casa. Cuando José escuchó a su hijo primogénito expresar unos sentimientos tan poco judíos, perdió su calma habitual y agarrando a Jesús por los hombros exclamó molesto: «Que no te vuelva a oír expresar un pensamiento tan perverso en toda tu vida, hijo mío». La explosión emotiva de su padre causó a Jesús un profundo sobresalto. No había sentido nunca hasta entonces la punzada personal de la indignación de José, y quedó conmocionado y estupefacto. Se limitó a contestar: «Muy bien, padre, así será», y nunca más volvió a hacer la más mínima alusión a los juegos y demás actividades atléticas de los griegos en vida de su padre.
124:3.9 (1371.2) Más adelante Jesús vería el anfiteatro griego de Jerusalén y comprendería lo odiosas que eran esas cosas desde el punto de vista judío. Sin embargo se esforzó durante toda su vida por integrar el concepto de un sano recreo en sus planes personales y, dentro de los límites permitidos por la práctica judía, también en el programa posterior de actividades regulares de sus doce apóstoles.
124:3.10 (1371.3) Al final de ese undécimo año Jesús era un joven vigoroso, bien desarrollado, moderadamente divertido y bastante despreocupado, pero a partir de ese año tuvo periodos cada vez más frecuentes dedicados específicamente a la meditación profunda y a la contemplación seria. Se dedicaba mucho a pensar sobre la manera de cumplir sus obligaciones familiares y obedecer al mismo tiempo a la llamada de su misión hacia el mundo. Para entonces ya había comprendido que su ministerio no iba a estar limitado a la mejora del pueblo judío.
124:4.1 (1371.4) Fue un año memorable en la vida de Jesús. Seguía progresando en la escuela y no se cansaba nunca de estudiar la naturaleza, al tiempo que se interesaba cada vez más por los métodos de la gente para ganarse la vida. Empezó a trabajar regularmente en el taller de carpintería de la casa y se le autorizó a administrar sus propios ingresos, un acuerdo muy excepcional en una familia judía. Ese año descubrió también la conveniencia de mantener esas cosas como secreto de familia. Empezó a darse cuenta de que su comportamiento había causado problemas en el pueblo y se fue volviendo cada vez más discreto a la hora de ocultar todo lo que pudiera diferenciarlo de sus compañeros.
124:4.2 (1371.5) Durante todo ese año pasó por muchos periodos de incertidumbre, incluso de auténtica duda, sobre la naturaleza de su misión. Su mente humana, al desarrollarse de forma natural, no captaba aún plenamente la realidad de su naturaleza dual. El hecho de que tuviera una sola personalidad hacía difícil que su consciencia pudiera reconocer el doble origen de los factores que componían la naturaleza asociada a esa misma y única personalidad.
124:4.3 (1371.6) A partir de entonces se llevó mejor con sus hermanos y hermanas. Tenía cada vez más tacto, se mostraba siempre compasivo y considerado por su bienestar y felicidad, y tuvo buenas relaciones con ellos hasta el comienzo de su ministerio público. En concreto, se llevó de maravilla con Santiago, Miriam y los dos más pequeños, Amós y Rut (aún no nacidos). Se llevó siempre bastante bien con Marta. Los disgustos que tuvo en casa surgieron de fricciones con José y sobre todo con Judá.
124:4.4 (1372.1) Para José y María no fue tarea fácil criar a esta combinación sin precedentes de divinidad y humanidad, y merecen el mayor reconocimiento por haber cumplido con tanta eficacia y fidelidad sus responsabilidades parentales. Los padres de Jesús se fueron dando cada vez más cuenta de que algo sobrehumano residía dentro de su hijo mayor, pero no pudieron imaginar ni por un instante que este hijo de la promesa fuera en verdad el creador efectivo de este universo local de cosas y seres. José y María vivieron y murieron sin enterarse de que su hijo Jesús era realmente el Creador del Universo encarnado en carne mortal.
124:4.5 (1372.2) Ese año Jesús prestó más atención que nunca a la música y siguió dando clase en casa a sus hermanos y hermanas. Hacia esta época empezó a distinguir con toda claridad la diferencia entre los puntos de vista de José y de María respecto a la naturaleza de su misión. Meditó mucho sobre las diferentes opiniones de sus padres y escuchaba muchas noches sus conversaciones haciéndose el dormido. Cada vez se inclinaba más por el parecer de su padre, y era inevitable que su madre se sintiera herida al darse cuenta de que su hijo iba rechazando gradualmente su orientación en las cuestiones relacionadas con su carrera en la vida. Con el paso de los años esta brecha de incomprensión fue creciendo. María comprendía cada vez menos el significado de la misión de Jesús, y esta madre buena se fue sintiendo cada vez más dolida porque su hijo preferido no cumplía sus expectativas más acariciadas.
124:4.6 (1372.3) José creía cada vez más en la naturaleza espiritual de la misión de Jesús. Y si no fuera por otras razones más importantes, parece una lástima que no pudiera haber vivido para ver cumplido su concepto del otorgamiento de Jesús en la tierra.
124:4.7 (1372.4) A la edad de doce años, durante su último curso en la escuela, Jesús reprochó a su padre la costumbre judía de tocar el trozo de pergamino clavado en la jamba de la puerta cada vez que se entraba o se salía de casa y besar después el dedo que había tocado el pergamino. Como parte de este ritual se acostumbraba a decir: «El Señor protegerá nuestra entrada y nuestra salida, de ahora en adelante y por siempre jamás». José y María habían explicado repetidas veces a Jesús las razones por las que estaba prohibido fabricar imágenes o hacer dibujos, alegando que estas creaciones se podrían utilizar con fines idólatras. Aunque Jesús nunca llegó a entender del todo estas prohibiciones contra las imágenes y los retratos, era muy coherente, así que hizo ver a su padre la naturaleza esencialmente idólatra de esta reverencia habitual al pergamino de la jamba de la puerta. Tras la objeción de Jesús, José quitó el pergamino.
124:4.8 (1372.5) Con el paso del tiempo Jesús contribuyó mucho a modificar las prácticas religiosas de su familia, como los rezos y otras costumbres. Muchas de estas cosas eran posibles en Nazaret porque su sinagoga estaba bajo la influencia de una escuela liberal de rabinos representada por Yose, el renombrado maestro de Nazaret.
124:4.9 (1372.6) Durante ese año y los dos siguientes Jesús sufrió mucha aflicción mental en su esfuerzo permanente por conciliar sus opiniones personales sobre las prácticas religiosas y la conducta social con las arraigadas creencias de sus padres. Vivía atormentado por el conflicto entre la fidelidad a sus propias convicciones y el deber de sumisión a sus padres que le dictaba su conciencia. Su mente juvenil se debatía entre dos mandatos supremos; por un lado: «Sé fiel a los dictados de tus más altas convicciones sobre la verdad y la rectitud» y por otro: «Honra a tu padre y a tu madre, pues te han dado la vida y te han criado». Sin embargo nunca eludió la responsabilidad de hacer cada día los ajustes necesarios entre la lealtad a sus convicciones personales y el deber hacia su familia, y obtuvo la satisfacción de armonizar cada vez más sus convicciones personales y sus obligaciones familiares en un concepto magistral de solidaridad colectiva basada en la lealtad, la equidad, la tolerancia y el amor.
124:5.1 (1373.1) Ese año el muchacho de Nazaret entró en la adolescencia. Su voz empezó a cambiar, y otros rasgos mentales y físicos anunciaron la llegada de la madurez.
124:5.2 (1373.2) La noche del domingo 9 de enero del año 7 d. C. nació su hermano Amós. Judá no había cumplido los dos años y su hermana Rut estaba aún por llegar. Jesús tenía, por lo tanto, una numerosa familia de niños pequeños que quedó bajo su cuidado cuando su padre murió en accidente al año siguiente.
124:5.3 (1373.3) Fue hacia mediados de febrero cuando Jesús obtuvo la seguridad humana de que estaba destinado a desempeñar una misión en la tierra para iluminar al hombre y revelar a Dios. En la mente de este joven, que parecía un muchacho judío corriente de Nazaret, se estaban formulando decisiones de capital importancia unidas a planes de gran envergadura. La vida inteligente de todo Nebadon observaba con asombro y fascinación cómo empezaba a desplegarse todo esto en el pensamiento y la actuación del hijo del carpintero ya adolescente.
124:5.4 (1373.4) El primer día de la semana, el 20 de marzo del año 7 d. C., Jesús se graduó en el curso de formación de la escuela local vinculada a la sinagoga de Nazaret. Este era un gran acontecimiento en la vida de toda familia judía con aspiraciones: era el día en que se declaraba oficalmente al hijo primogénito «hijo del mandamiento» y primogénito rescatado del Señor Dios de Israel, «hijo del Altísimo» y servidor del Señor de toda la tierra.
124:5.5 (1373.5) El viernes de la semana anterior José había venido de Séforis, donde estaba encargado de construir un nuevo edificio público, para estar presente en esta feliz ocasión. El profesor de Jesús estaba convencido de que su atento y diligente alumno tenía por delante un destino destacado o alguna misión notable. Los ancianos, pese a todos sus problemas con las tendencias inconformistas de Jesús, estaban muy orgullosos del muchacho y ya habían empezado a hacer planes para que pudiera ir a Jerusalén a continuar su educación en las renombradas academias hebreas.
124:5.6 (1373.6) Cuando Jesús oía comentar alguna vez estos proyectos estaba cada vez más convencido de que no iría nunca a Jerusalén a estudiar con los rabinos. Lo que no podía imaginar era la inminente tragedia que pondría fin a todos esos planes y le haría asumir la responsabilidad de sostener y dirigir a una familia grande, que pronto constaría de cinco hermanos y tres hermanas además de él y su madre. La experiencia de Jesús al sacar adelante a esta familia fue más amplia y prolongada que la que se concedió a su padre José, y estuvo a la altura del criterio que establecería más adelante para sí mismo: convertirse en un maestro y hermano mayor sabio, paciente, comprensivo y eficaz para esta familia —su familia— tan repentinamente golpeada por el dolor de esta pérdida inesperada.
124:6.1 (1374.1) Habiendo llegado al umbral de la primera madurez y habiéndose graduado formalmente en las escuelas de la sinagoga, Jesús estaba facultado para ir a Jerusalén con sus padres a participar con ellos en la celebración de su primera Pascua. Ese año 7 d. C la fiesta de la Pascua caía en el sábado 9 de abril. Un grupo considerable (103 personas) se preparó para salir de Nazaret hacia Jerusalén por la mañana temprano del lunes 4 de abril. Se dirigieron hacia el sur en dirección de Samaria, pero al llegar a Jezreel giraron hacia el este y rodearon el Monte Gilboa hasta el valle del Jordán para evitar pasar por Samaria. José y su familia hubieran preferido atravesar Samaria por la ruta del pozo de Jacob y de Betel, pero dado que a los judíos no les gustaba tratar con los samaritanos, decidieron ir con sus vecinos por la ruta del valle del Jordán.
124:6.2 (1374.2) El temido Arquelao había sido depuesto, así que ya no había peligro en llevar a Jesús a Jerusalén. Habían pasado doce años desde que el primer Herodes intentara destruir al bebé de Belén, y a nadie se le ocurriría asociar aquella historia con este muchacho desconocido de Nazaret.
124:6.3 (1374.3) Poco antes de llegar al cruce de Jezreel dejaron a la izquierda el antiguo pueblo de Sunem, y Jesús volvió a oír hablar sobre la doncella más hermosa de Israel que vivió allí en otro tiempo y también sobre las obras maravillosas que Eliseo realizó en aquel lugar. Al pasar por Jezreel los padres de Jesús contaron las historias de Acab y Jezabel y las hazañas de Jehú. Al rodear el Monte Gilboa hablaron mucho sobre Saúl, que se quitó la vida en las faldas de esta montaña, sobre el rey David y sobre los acontecimientos asociados a este histórico lugar.
124:6.4 (1374.4) Cuando rodearon la base del Gilboa los peregrinos pudieron ver a la derecha la ciudad griega de Escitópolis. Contemplaron desde la distancia las estructuras de mármol, pero no se acercaron a la ciudad gentil para no contaminarse tanto que no pudieran participar en las próximas ceremonias solemnes y sagradas de la Pascua en Jerusalén. María no podía comprender por qué ni José ni Jesús hablaban de Escitópolis. No sabía nada de su controversia del año anterior porque nunca le habían contado el incidente.
124:6.5 (1374.5) Desde ahí la calzada bajaba directamente hacia el valle tropical del Jordán, y Jesús pudo contemplar admirado el continuo serpenteo del Jordán, con sus resplandecientes aguas onduladas en su fluir hacia el mar Muerto. Se fueron quitando las prendas de abrigo a medida que avanzaban hacia el sur por este valle tropical disfrutando de los exuberantes campos de cereal y de las bellas adelfas cargadas de flores rosadas; hacia el norte se perfilaba a lo lejos el macizo del monte Hermón coronado de nieve que dominaba majestuosamente el histórico valle. Poco más de tres horas después de haber pasado Escitópolis se encontraron con un manantial borboteante y acamparon para pasar ahí la noche bajo el cielo estrellado.
124:6.6 (1374.6) En su segundo día de viaje pasaron por el lugar donde el Jaboc desemboca en el Jordán desde el este, y mirando hacia el este aguas arriba por el valle de este río, rememoraron los días de Gedeón cuando los madianitas entraron en tropel en esta región para invadir el país. Hacia el final del segundo día de viaje acamparon cerca de la base de la montaña más alta que domina el valle del Jordán, el monte Sartaba, cuya cima estaba ocupada por la fortaleza alejandrina donde Herodes había encarcelado a una de sus esposas y enterrado a sus dos hijos estrangulados.
124:6.7 (1375.1) El tercer día pasaron por dos pueblos construidos recientemente por Herodes y observaron su arquitectura superior y sus hermosos jardines de palmeras. Al anochecer llegaron a Jericó donde se quedaron hasta el día siguiente. Aquella noche José, María y Jesús caminaron dos kilómetros y medio hasta el antiguo emplazamiento de Jericó donde Josué, por quien habían puesto su nombre a Jesús, realizó en otro tiempo sus renombradas hazañas según la tradición judía.
124:6.8 (1375.2) Durante el cuarto y último día de viaje la calzada se convirtió en una procesión continua de peregrinos. Empezaron a subir las cuestas que conducían a Jerusalén, y al acercarse a lo alto pudieron ver las montañas del otro lado del Jordán, y por el sur las aguas mansas del mar Muerto. Hacia la mitad de la subida a Jerusalén Jesús vio por primera vez el monte de los Olivos (tan importante de su vida posterior), y José le indicó que la Ciudad Santa estaba situada justo detrás de esa cresta. El corazón del muchacho se aceleró ante la expectativa jubilosa de contemplar pronto la ciudad y la casa de su Padre celestial.
124:6.9 (1375.3) Pararon a descansar en la ladera oriental del Olivete junto a un pueblecito llamado Betania. Sus hospitalarios vecinos salieron a atender a los peregrinos, y dio la casualidad de que José y su familia se habían parado cerca de la casa de un tal Simón que tenía tres hijos de edades parecidas a la de Jesús: María, Marta y Lázaro. Invitaron a la familia de Nazaret a que entraran a descansar, y surgió entre las dos familias una amistad que duraría toda la vida. Durante su memorable vida posterior Jesús estuvo muchas veces en esta casa.
124:6.10 (1375.4) Siguieron adelante y pronto llegaron al borde del Olivete. Jesús vio por primera vez (en su recuerdo) la Ciudad Santa, los pretenciosos palacios y el templo inspirador de su Padre. Nunca más en su vida volvió a sentir Jesús una emoción puramente humana comparable a la que lo cautivó por completo esa tarde de abril en el monte de los Olivos, embebido en su primera visión de Jerusalén. Años después, en este mismo lugar, lloraría por una ciudad que estaba a punto de rechazar a otro profeta, el último y el más grande de sus maestros celestiales.
124:6.11 (1375.5) Pero era ya jueves por la tarde, y se dieron prisa por llegar a Jerusalén. Al entrar en la ciudad pasaron por el templo, y Jesús pudo ver por primera vez en su vida una multitud tan grande de seres humanos. Meditó profundamente sobre los motivos que habían reunido ahí a esos judíos procedentes de los lugares más remotos del mundo conocido.
124:6.12 (1375.6) No tardaron en llegar al lugar previsto para alojarse durante la semana de la Pascua, la amplia casa de un pariente rico de María que sabía por Zacarías algo de la historia anterior de Juan y de Jesús. Al día siguiente, el día de la preparación, se dispusieron a celebrar apropiadamente el sabbat de la Pascua.
124:6.13 (1375.7) Aunque todo Jerusalén bullía con los preparativos de la Pascua, José encontró tiempo para llevar a su hijo a visitar la academia donde estaba previsto que reanudara su educación dos años más tarde, en cuanto llegara a la edad requerida de quince años. A José le extrañó mucho la falta de interés de Jesús por estos planes tan cuidadosamente diseñados.
124:6.14 (1375.8) A Jesús le impresionó profundamente el templo y todos los servicios y demás actividades relacionados con él. Por primera vez desde que tenía cuatro años, estaba demasiado absorto en sus propias meditaciones para preguntar muchas cosas, aunque no dejó de hacer a su padre varias preguntas incómodas (como en ocasiones anteriores) sobre por qué el Padre celestial exigía la matanza de tantos animales inocentes e indefensos. Por la expresión del rostro del muchacho su padre sabía muy bien que sus respuestas y sus intentos de explicación no lograban satisfacer la mente profunda y aguda de su hijo.
124:6.15 (1376.1) El día anterior al sabbat de la Pascua, oleadas de iluminación espiritual barrieron la mente mortal de Jesús y llenaron su corazón humano hasta hacerlo rebosar de afectuosa piedad por las multitudes espiritualmente ciegas y moralmente ignorantes reunidas para celebrar la antigua conmemoración de la Pascua. Este fue uno de los días más extraordinarios que pasó el Hijo de Dios en la carne. Esa noche se le apareció por primera vez en su carrera terrenal un mensajero de Salvington enviado por Emmanuel que le dijo: «Ha llegado la hora. Es tiempo de que empieces a ocuparte de los asuntos de tu Padre».
124:6.16 (1376.2) Y así, incluso antes de que las pesadas responsabilidades de la familia de Nazaret recayeran sobre sus hombros juveniles, llegó el mensajero celestial para recordar a este muchacho de apenas trece años que había llegado la hora de empezar a reasumir las responsabilidades de un universo. Fue el primer acto de una larga serie de acontecimientos que culminaron finalmente en la consumación del otorgamiento del Hijo en Urantia y el restablecimiento del «gobierno de un universo sobre sus hombros humano-divinos».
124:6.17 (1376.3) A medida que pasaba el tiempo el misterio de la encarnación se hacía cada vez más insondable para todos nosotros. Apenas podíamos comprender que este muchacho de Nazaret fuera el creador de todo Nebadon. Tampoco comprendemos hoy en día cómo el espíritu de este mismo Hijo Creador y el espíritu de su Padre del Paraíso están asociados con las almas de la humanidad. Con el paso del tiempo podíamos ver que su mente humana iba percibiendo cada vez mejor que, aunque vivía su vida en la carne, sobre sus hombros reposaba en espíritu la responsabilidad de un universo.
124:6.18 (1376.4) Así termina la carrera del muchacho de Nazaret y comienza el relato de ese joven adolescente —el humano divino cada vez más consciente de sí mismo— que empieza ahora a contemplar su carrera en el mundo, mientras se esfuerza por integrar el propósito cada vez más amplio de su vida con los deseos de sus padres y sus obligaciones hacia su familia y hacia la sociedad de su tiempo.
El libro de Urantia
Documento 125
125:0.1 (1377.1) ENTRE los muchos episodios de la memorable carrera de Jesús en la tierra no hubo ninguno más humanamente apasionante ni más atractivo que esta visita a Jerusalén, la primera que recordaba. Le estimuló especialmente la experiencia de asistir a los debates del templo él solo, y quedó grabada durante mucho tiempo en su memoria como el gran acontecimiento del final de su niñez y el comienzo de su juventud. Fue su primera oportunidad de disfrutar de unos días de vida independiente, de la euforia de ir y venir sin controles ni restricciones. Este breve periodo de vivir a su aire durante la semana siguiente a la Pascua fue el primero enteramente libre de responsabilidades de su vida hasta entonces, y pasarían muchos años antes de que volviera a tener, incluso por poco tiempo, un periodo tan libre de toda sensación de responsabilidad.
125:0.2 (1377.2) Las mujeres no solían asistir a la fiesta de la Pascua en Jerusalén y no se les exigía que fueran, pero Jesús se negó prácticamente a ir si su madre no iba con ellos. Cuando María decidió ir, muchas otras mujeres de Nazaret se animaron a hacer el viaje, y así se formó el grupo de peregrinos pascuales con más proporción de mujeres salido nunca de Nazaret. De camino a Jerusalén entonaban de vez en cuando el salmo ciento treinta.
125:0.3 (1377.3) Desde que salieron de Nazaret hasta que llegaron a la cima del monte de los Olivos, Jesús viajó con la tensión de una larga expectativa. Había oído hablar con reverencia de Jerusalén y de su templo durante toda su alegre niñez, y por fin podría contemplarlos con sus propios ojos. Desde el monte de los Olivos y a medida que se iba acercando, el exterior del templo colmó sus expectativas e incluso las superó, pero en cuanto entró por sus portales sagrados empezó la gran desilusión.
125:0.4 (1377.4) Jesús atravesó los recintos del templo con sus padres para unirse al grupo de los nuevos hijos de la ley que estaban a punto de ser consagrados como ciudadanos de Israel. Se sintió un poco decepcionado por el comportamiento general de las multitudes en el templo, pero se llevó el primer gran disgusto del día cuando su madre se despidió de ellos para dirigirse a la galería de las mujeres. A Jesús no se le había ocurrido nunca que su madre no fuera a estar con él durante las ceremonias de consagración, y le indignó que ella tuviera que sufrir una discriminación tan injusta. A pesar de su enfado se calló, aparte de algunos comentarios de protesta a su padre, pero lo pensó, y lo pensó profundamente, como quedó demostrado en las preguntas que hizo a los escribas y maestros la semana siguiente.
125:0.5 (1377.5) Pasó por los rituales de consagración, pero quedó decepcionado por su naturaleza superficial y rutinaria. Echaba de menos el interés personal que caracterizaba a las ceremonias de la sinagoga de Nazaret. Tras la consagración fue a saludar a su madre y luego emprendió con su padre su primer recorrido por el templo y sus diversos patios, galerías y corredores. Los recintos del templo tenían capacidad para más de doscientos mil fieles a la vez, y aunque le impresionó la magnitud de estos edificios en comparación con todo lo que había visto hasta entonces, estaba más interesado en meditar sobre el significado espiritual de las ceremonias del templo y el culto asociado a ellas.
125:0.6 (1378.1) Aunque muchos de los rituales del templo conmovieron vivamente su sentido de lo bello y lo simbólico, las explicaciones de sus padres en respuesta a sus muchas y penetrantes preguntas sobre los significados reales de estas ceremonias le decepcionaron siempre. Para Jesús eran simplemente inaceptables unas explicaciones sobre el culto y la devoción religiosa basadas en la idea de la ira de Dios o la cólera del Todopoderoso. Tras su visita al templo volvieron a hablar sobre estas cuestiones, y cuando su padre empezó a insistir suavemente en que se aviniera a aceptar las creencias ortodoxas judías, Jesús se volvió de pronto hacia sus padres y clavando los ojos en los de su padre con mirada suplicante exclamó: «Padre, no puede ser verdad. El Padre del cielo no puede considerar así a sus hijos descarriados de la tierra. El Padre celestial no puede amar a sus hijos menos de lo que tú me amas a mí, y sé muy bien que por muchas insensateces que cometiera tú nunca descargarías tu ira sobre mí ni desahogarías tu furia contra mí. Si tú, mi padre terrenal, posees esos reflejos humanos de lo Divino, cuánto más lleno de bondad y rebosante de misericordia tiene que estar el Padre celestial. Me niego a creer que mi Padre del cielo me ama menos que mi padre de la tierra».
125:0.7 (1378.2) José y María guardaron silencio ante estas palabras de su hijo mayor y no volvieron a intentar nunca más hacerle cambiar de opinión sobre el amor de Dios y la misericordia del Padre del cielo.
125:1.1 (1378.3) A su paso por los patios del templo Jesús quedó impactado y asqueado por el espíritu de irreverencia que reinaba en todos ellos. La conducta de las multitudes en el templo le parecía inconsecuente con su presencia en «la casa de su Padre». Pero se llevó la peor sorpresa de su joven vida cuando su padre lo acompañó al patio de los gentiles, con su jerga vociferante, sus gritos y maldiciones mezclados indiscriminadamente con el balido de las ovejas y el ruidoso parloteo que delataba la presencia de cambistas y vendedores de animales expiatorios y otras mercancías.
125:1.2 (1378.4) Su sentido del decoro se vio particularmente ultrajado por la visión de las frívolas cortesanas que se pavoneaban dentro de este recinto del templo, mujeres pintarrajeadas como las que había visto recientemente en una visita a Séforis. Esta profanación del templo desencadenó toda su indignación juvenil y así se lo dijo a José sin ningún reparo.
125:1.3 (1378.5) Jesús admiraba la emoción y el culto del templo, pero le disgustaba la fealdad espiritual que descubría en los rostros de tantos fieles indiferentes.
125:1.4 (1378.6) Luego bajaron al patio de los sacerdotes situado bajo el saliente rocoso que había delante del templo, donde se alzaba el altar, a observar la matanza de las manadas de animales y las abluciones en la fuente de bronce donde los sacerdotes que oficiaban en la masacre se lavaban la sangre de las manos. El pavimento manchado de sangre, las manos ensangrentadas de los sacerdotes y el gemido de los animales agonizantes fueron más de lo que este muchacho amante de la naturaleza podía soportar. La terrible visión repugnó al muchacho de Nazaret que se agarró al brazo de su padre y le suplicó que lo sacara de allí. Volvieron atravesando el patio de los gentiles, e incluso las risas groseras y las bromas profanas que oyó allí fueron un alivio tras las escenas que acababa de contemplar.
125:1.5 (1379.1) Al ver José a su hijo tan afectado por el espectáculo de los ritos del templo, lo llevó prudentemente a ver la «hermosa puerta», la puerta artística hecha de bronce corintio. Pero su primera visita al templo había sido suficiente para Jesús. Volvieron al patio superior a recoger a María y pasearon al aire libre, lejos del gentío, durante una hora. Vieron el palacio asmoneo, la majestuosa residencia de Herodes y la torre de los guardias romanos, y mientras paseaban José explicó a Jesús que solo los habitantes de Jerusalén estaban autorizados a presenciar los sacrificios diarios del templo, y que los moradores de Galilea venían solo tres veces al año a participar en el culto del templo: en la Pascua, en la fiesta de Pentecostés (siete semanas después de la Pascua) y en la fiesta de los tabernáculos en octubre. Estas fiestas fueron establecidas por Moisés. Luego hablaron de las dos últimas fiestas establecidas, la de la dedicación y la de Purim, y volvieron a su alojamiento y para prepararse a celebrar la Pascua.
125:2.1 (1379.2) Cinco familias de Nazaret fueron invitadas o se unieron a la familia de Simón de Betania para celebrar la Pascua, ya que Simón había comprado el cordero pascual para todo el grupo. La matanza masiva de estos corderos era lo que tanto había afectado a Jesús en su visita al templo. Tenían pensado comer la Pascua con los parientes de María, pero Jesús persuadió a sus padres de que aceptaran la invitación de ir a Betania.
125:2.2 (1379.3) Se reunieron esa noche para los ritos de la Pascua y comieron la carne asada con pan ácimo y hierbas amargas. En su calidad de nuevo hijo de la alianza, pidieron a Jesús que relatara el origen de la Pascua y lo hizo bien, aunque dejó algo desconcertados a sus padres con muchos comentarios suaves derivados de las impresiones que habían dejado en su joven mente reflexiva las cosas que acababa de ver y oír. Así empezaron los siete días de ceremonias de la fiesta de la Pascua.
125:2.3 (1379.4) Ya desde tan joven, y aunque nunca habló de esto a sus padres, Jesús había empezado a darle vueltas en la cabeza a la idea de celebrar la Pascua sin cordero sacrificado. Tenía el convencimiento de que al Padre del cielo no le complacía el espectáculo de las ofrendas propiciatorias, y con el paso de los años se fue afianzando su resolución de establecer en algún momento la celebración de una Pascua sin derramamiento de sangre.
125:2.4 (1379.5) Jesús durmió muy poco esa noche. Su descanso se vio perturbado por repugnantes pesadillas de matanzas y sufrimientos. Su mente estaba consternada y su corazón desgarrado por las incoherencias y absurdidades teológicas de todo el sistema ceremonial judío. Sus padres también durmieron poco. Estaban muy desconcertados por los acontecimientos del día anterior. La actitud del muchacho les parecía terca y extraña, y les producía un profundo disgusto. María estuvo nerviosa e inquieta durante la primera parte de la noche, y aunque José conservó la calma, estaba igual de preocupado. Ambos temían hablar francamente con su hijo sobre estos problemas, y sin embargo Jesús habría hablado con ellos de buena gana si se hubieran atrevido a animarlo.
125:2.5 (1379.6) Los oficios del día siguiente en el templo fueron más aceptables para Jesús y contribuyeron mucho a mitigar los desagradables recuerdos de la víspera. A la mañana siguiente el joven Lázaro se hizo cargo de Jesús y se dedicaron a explorar Jerusalén y sus alrededores. Antes de terminar el día Jesús había descubierto varios lugares alrededor del templo donde se mantenían reuniones de enseñanza y se respondía a las preguntas de los asistentes. Aparte de visitar varias veces el sanctasanctórum, donde se preguntaba maravillado qué habría realmente detrás del velo de separación, pasó la mayor parte de su tiempo en estas reuniones de enseñanza en torno al templo.
125:2.6 (1380.1) Durante toda la semana de Pascua Jesús ocupó su lugar entre los nuevos hijos del mandamiento, y esto significaba que tenía que sentarse fuera de la barandilla que separaba a todos los que no eran ciudadanos plenos de Israel. Ante este recordatorio de su juventud, se abstuvo de hacer las muchas preguntas que acudían una y otra vez a su mente; se abstuvo al menos hasta que la celebración de la Pascua hubo terminado y se levantaron las restricciones impuestas sobre los jóvenes recién consagrados.
125:2.7 (1380.2) El miércoles de la semana de Pascua Jesús tuvo permiso para pasar la noche en casa de Lázaro en Betania. Esa noche Lázaro, Marta y María escucharon a Jesús hablar sobre lo temporal y lo eterno, lo humano y lo divino, y a partir de entonces los tres lo amaron como a su propio hermano.
125:2.8 (1380.3) Al final de la semana Jesús vio menos a Lázaro porque su amigo no tenía derecho a entrar ni siquiera en el círculo exterior de los debates del templo, aunque sí asistió a algunas de las charlas públicas pronunciadas en los patios exteriores. Lázaro tenía la misma edad que Jesús, pero en Jerusalén los jóvenes no solían ser admitidos a la consagración de los hijos de la ley antes de cumplir los trece años.
125:2.9 (1380.4) Durante la semana pascual sus padres encontraron muchas veces a Jesús sentado a solas, pensando profundamente con su joven cabeza entre las manos. Nunca lo habían visto comportarse así y les resultaba dolorosamente incomprensible, pues no sabían hasta qué punto había confusión en su mente y preocupación en su espíritu por la experiencia que estaba atravesando. No sabían qué hacer. Estaban deseando que terminara la semana de Pascua para volver con ese hijo, que tan extrañamente se comportaba, a la tranquilidad de Nazaret.
125:2.10 (1380.5) Jesús se dedicó día tras día a estudiar a fondo sus problemas. Al final de la semana ya había llegado a muchas conclusiones, pero cuando llegó el momento de volver a Nazaret su mente juvenil seguía sumida en la perplejidad y acosada por innumerables preguntas sin respuesta y problemas sin resolver.
125:2.11 (1380.6) Antes de marcharse de Jerusalén José y María, junto con el profesor de Jesús en Nazaret, lo dejaron todo organizado para que Jesús volviera a Jerusalén a los quince años y empezara su largo ciclo de estudios en una de las academias rabínicas de mayor renombre. Jesús acompañó a sus padres y a su profesor en sus visitas a la escuela, pero se mostró tan indiferente a todo lo que hacían y decían que se quedaron consternados. María estaba profundamente dolida por las reacciones de su hijo en esta visita a Jerusalén, y José totalmente perplejo ante los extraños comentarios y la insólita conducta del muchacho.
125:2.12 (1380.7) En cualquier caso, la semana de la Pascua había sido un gran acontecimiento en la vida de Jesús. Había tenido la oportunidad de conocer a decenas de muchachos de edades cercanas a la suya, candidatos como él a la consagración, y aprovechó esos contactos para enterarse de cómo vivía la gente en Mesopotamia, Turquestán, Partia, y en las provincias romanas más occidentales. Conocía ya bastante bien la vida de los jóvenes egipcios y de otras regiones próximas a Palestina. En ese momento había miles de jóvenes en Jerusalén, y el muchacho de Nazaret conoció personalmente y entrevistó más o menos ampliamente a más de ciento cincuenta. Estaba especialmente interesado por los que procedían de los países de Extremo Oriente y del Occidente lejano. Estos contactos despertaron en él el deseo de viajar para descubrir cómo se ganaban la vida sus semejantes en las diversas partes del mundo.
125:3.1 (1381.1) El grupo de Nazaret había acordado reunirse cerca del templo a media mañana del primer día de la semana posterior a las fiestas pascuales. Así lo hicieron y emprendieron su viaje de vuelta a Nazaret. Mientras sus padres esperaban a que se reunieran sus compañeros de viaje, Jesús había entrado al templo a escuchar los debates. La comitiva no tardó en formarse y emprender la marcha, los hombres en un grupo y las mujeres en otro como era costumbre en sus viajes a las festividades de Jerusalén. Jesús había ido a Jerusalén con su madre y las mujeres. Al ser ahora un joven de la consagración, se suponía que volvería a Nazaret con su padre y los hombres, pero cuando el grupo de Nazaret avanzaba hacia Betania, Jesús seguía en el templo tan absorto en un debate sobre las ángeles que se le pasó la hora de salir de viaje con sus padres. No se dio cuenta de que se había quedado atrás hasta el receso del mediodía de los coloquios del templo.
125:3.2 (1381.2) Los viajeros de Nazaret no echaron de menos a Jesús porque María supuso que viajaría con los hombres y José pensó que lo haría con las mujeres, puesto que había ido a Jerusalén con las mujeres conduciendo el asno de María. No descubrieron su ausencia hasta que pararon en Jericó para pasar la noche. Cuando los últimos del grupo en llegar a Jericó les confirmaron que no habían visto a su hijo, pasaron la noche en blanco dando vueltas en la cabeza a lo que podría haberle ocurrido, recordando muchas de sus extrañas reacciones ante los acontecimientos de la semana pascual y reprochándose suavemente el uno al otro el no haber comprobado que estuviera en el grupo antes de salir de Jerusalén.
125:4.1 (1381.3) Jesús mientras tanto había pasado toda la tarde en el templo escuchando los debates y disfrutando de una atmósfera más tranquila y decorosa, dado que las grandes multitudes de la semana de Pascua casi habían desaparecido. No intervino en ningún debate, y cuando concluyeron se dirigió a Betania y llegó a casa de Simón en el momento en que la familia se sentaba a cenar. Los tres jóvenes recibieron encantados a Jesús, que se quedó en casa de Simón a pasar la noche. Jesús estuvo muy poco comunicativo durante la velada y pasó la mayor parte del tiempo meditando solo en el jardín.
125:4.2 (1381.4) A la mañana siguiente salió temprano camino del templo. Se detuvo en la cima del Olivete y lloró ante el espectáculo que contemplaban sus ojos: un pueblo espiritualmente empobrecido, atado a la tradición y sometido a la vigilancia de las legiones romanas. A primera hora de la mañana Jesús estaba en el templo decidido a tomar parte en los debates. Mientras tanto, José y María también se habían levantado al amanecer con intención de volver sobre sus pasos hasta Jerusalén. Se dirigieron primero a toda prisa a casa de sus parientes donde se habían alojado en familia durante la semana de Pascua, pero nadie había visto a Jesús. Después de buscarlo todo el día sin encontrar ni rastro de él volvieron a casa de sus parientes para pasar la noche.
125:4.3 (1382.1) En el segundo coloquio Jesús se atrevió a hacer preguntas y participó en los debates del templo de un modo muy sorprendente, aunque siempre con la actitud propia de su corta edad. Sus incisivas preguntas ponían a veces en aprietos a los doctos maestros de la ley judía, aunque mostraba tal espíritu de cándida honradez unido a un ansia evidente de conocimiento que se ganó la consideración de la mayoría de los maestros del templo. Pero cuando se atrevió a cuestionar la justicia de condenar a muerte a un gentil que, habiéndose emborrachado, hubiera deambulado fuera del patio de los gentiles y entrado sin darse cuenta en los recintos prohibidos y supuestamente sacros del templo, uno de los maestros más intolerantes se impacientó con las críticas implícitas del muchacho y, fulminándolo con la mirada, le preguntó cuántos años tenía. Jesús contestó: «Me faltan poco más de cuatro meses para cumplir trece años». «Entonces», replicó airado el maestro, «¿por qué estás aquí si no tienes la edad de un hijo de la ley?». Y cuando Jesús explicó que había recibido su consagración durante la Pascua y que era un estudiante graduado de las escuelas de Nazaret, los maestros replicaron burlonamente al unísono: «Claro, no es de extrañar siendo de Nazaret». Pero el presidente declaró que Jesús no tenía la culpa de que los dirigentes de la sinagoga de Nazaret lo hubieran graduado formalmente a los doce años en lugar de a los trece, y aunque varios de sus detractores se levantaron y se fueron, se decidió que el muchacho podía seguir asistiendo como alumno de los debates del templo.
125:4.4 (1382.2) Al término de su segundo día en el templo, Jesús volvió a Betania a pasar la noche y volvió a salir al jardín a meditar y orar. Era muy claro que su mente estaba dedicada a la contemplación de problemas de peso.
125:5.1 (1382.3) Durante el tercer día que pasó Jesús en el templo con los escribas y los maestros acudieron muchos espectadores que habían oído hablar del joven de Galilea para ver cómo un muchacho confundía a los sabios de la ley. Simón fue también desde Betania para ver qué hacía. José y María siguieron buscando angustiadamente a Jesús durante todo el día e incluso entraron varias veces en el templo, pero no se les ocurrió inspeccionar los diversos grupos de debate, aunque una vez llegaron a estar casi al alcance de la voz fascinante de su hijo.
125:5.2 (1382.4) Antes del final del día toda la atención del grupo principal de debate del templo se había concentrado en las preguntas de Jesús. He aquí algunas de sus muchas preguntas:
125:5.3 (1382.5) 1. ¿Qué hay realmente en el sanctasanctórum detrás del velo?
125:5.4 (1382.6) 2. ¿Por qué las madres de Israel deben estar separadas de los fieles varones en el templo?
125:5.5 (1382.7) 3. Si Dios es un padre que ama a sus hijos, ¿por qué tanta matanza de animales para obtener el favor divino? ¿No se habrá malinterpretado la enseñanza de Moisés?
125:5.6 (1382.8) 4. Puesto que el templo está dedicado al culto del Padre del cielo, ¿es coherente permitir que se practique en él el negocio terrenal del trueque y el comercio?
125:5.7 (1382.9) 5. ¿Se convertirá el Mesías esperado en un príncipe temporal que se sentará en el trono de David o actuará como la luz de la vida para establecer un reino espiritual?
125:5.8 (1383.1) Los oyentes se maravillaron durante todo el día con estas preguntas, pero ninguno estaba tan atónito como Simón. Durante más de cuatro horas el joven de Nazaret acosó a aquellos maestros judíos con preguntas que hacían pensar y se dirigían al corazón. Hizo pocos comentarios a las observaciones de sus mayores. Trasmitía sus enseñanzas mediante las preguntas que hacía. Mediante el planteamiento diestro y sutil de una pregunta, conseguía al mismo tiempo cuestionar las enseñanzas de ellos y sugerir las suyas propias. En su modo de plantear las preguntas combinaba con tal encanto la sagacidad y el humor que se ganaba la simpatía incluso de aquellos que desconfiaban en mayor o menor medida de su juventud. El tono de sus penetrantes preguntas era siempre plenamente leal y considerado. Esa memorable tarde en el templo mostró el mismo rechazo a utilizar medios desleales contra sus adversarios que caracterizaría todo su ministerio público posterior. Como joven y más tarde como hombre, parecía estar completamente libre de todo deseo egoísta de ganar una polémica solo para experimentar un triunfo lógico sobre sus semejantes. Tenía un solo deseo supremo: proclamar la verdad sempiterna para revelar más plenamente al Dios eterno.
125:5.9 (1383.2) Al final del día Simón y Jesús volvieron a Betania. Tanto el hombre como el chico caminaron casi todo el tiempo en silencio. Jesús se detuvo de nuevo en la cima del Olivete pero esta vez no lloró al contemplar la ciudad y su templo; solo inclinó la cabeza con silenciosa devoción.
125:5.10 (1383.3) Después de cenar en Betania tampoco se unió esta vez a la alegre reunión sino que salió al jardín donde estuvo hasta altas horas de la noche. Intentaba en vano elaborar un plan definido para abordar el problema de su tarea en la vida y encontrar la mejor manera de revelar a sus compatriotas espiritualmente ciegos un concepto más bello del Padre celestial que pudiera liberarlos de su terrible esclavitud a la ley, al ritual, al ceremonial y a sus rancias tradiciones. Pero la luz no iluminó a este muchacho que tanto anhelaba la verdad.
125:6.1 (1383.4) Curiosamente, Jesús se había despreocupado de sus padres terrenales. Incluso en el desayuno, cuando la madre de Lázaro comentó que sus padres debían estar a punto de llegar a casa en aquel momento, Jesús pareció no darse cuenta de que podrían inquietarse por su ausencia.
125:6.2 (1383.5) Volvió a dirigirse hacia el templo, esta vez sin detenerse a meditar en la cima del Olivete. Los debates de la mañana se centraron principalmente en la ley y los profetas, y los maestros se asombraron de que Jesús conociera tan bien las escrituras tanto en hebreo como en griego, aunque no les impresionaba tanto su conocimiento de la verdad como su juventud.
125:6.3 (1383.6) En el coloquio de la tarde, cuando apenas empezaban a contestar a una pregunta suya relacionada con el propósito de la oración, el presidente invitó al muchacho a acercarse, y sentándolo junto a él, le pidió que expusiera sus propios pareceres sobre la oración y la adoración.
125:6.4 (1383.7) La tarde anterior los padres de Jesús habían oído hablar del extraño joven que con tanta destreza discutía con los intérpretes de la ley, pero no se les había ocurrido que pudiera ser su hijo. Como pensaban que Jesús podría haber ido a casa de Zacarías a ver a Isabel y a Juan, estaban a punto de ir a la ciudad de Judá, pero pasaron antes por el templo por si estuviera allí Zacarías. Mientras deambulaban por los patios del templo, imaginad su sorpresa y su estupor cuando reconocieron la voz de su hijo desaparecido y lo vieron sentado entre los maestros del templo.
125:6.5 (1384.1) José se quedó sin habla pero María dio rienda suelta al miedo y la ansiedad tanto tiempo reprimidos, y corriendo hacia el muchacho que se había levantado a saludar a sus atónitos padres, le dijo: «Hijo, ¿por qué nos tratas así? Tu padre y yo llevamos más de tres días buscándote angustiados. ¿Qué te llevó a abandonarnos?» Fue un momento de tensión. Todos los ojos se volvieron hacia Jesús para ver cómo respondería. Su padre lo miraba con reproche sin decir nada.
125:6.6 (1384.2) Hay que tener presente que Jesús ya no era ningún niño. Había terminado la escolarización infantil, había sido reconocido como hijo de la ley y había recibido la consagración como ciudadano de Israel, y sin embargo su madre acababa de afearle su conducta ante el público reunido, precisamente en medio del esfuerzo más serio y sublime de su joven vida. De esta manera tan poco gloriosa se truncó una de sus mejores oportunidades de enseñar la verdad, predicar la rectitud y revelar el carácter amoroso de su Padre del cielo.
125:6.7 (1384.3) Pero el muchacho estuvo a la altura de las circunstancias. Si consideráis con objetividad todos los factores que se combinaron para dar lugar a esta situación, apreciaréis mejor la sabiduría de la respuesta del chico a la reprimenda involuntaria de su madre. Tras un momento de reflexión Jesús le contestó: «¿Por qué me habéis buscado durante tanto tiempo? ¿Acaso no esperabais encontrarme en la casa de mi Padre, puesto que ha llegado el momento de ocuparme de los asuntos de mi Padre?».
125:6.8 (1384.4) Todos se asombraron ante la forma de hablar del muchacho y se retiraron en silencio para dejarlo a solas con sus padres. El joven alivió enseguida la incómoda situación de los tres diciendo tranquilamente: «Vamos, padres, todos hemos hecho lo que creíamos mejor. Nuestro Padre del cielo ha ordenado estas cosas. Volvamos a casa».
125:6.9 (1384.5) Se pusieron en marcha en silencio y llegaron a Jericó para pasar la noche. Solo se detuvieron una vez, en la cima del Olivete, donde el muchacho levantó su bastón en alto y, temblando de pies a cabeza bajo una intensa emoción, dijo: «Oh Jerusalén, Jerusalén y sus habitantes, ¡qué esclavos sois —sometidos al yugo romano y víctimas de vuestras propias tradiciones— pero volveré para limpiar ese templo y liberar a mi pueblo de este cautiverio!».
125:6.10 (1384.6) Jesús habló poco durante los tres días de viaje hacia Nazaret, y tampoco sus padres dijeron gran cosa delante de él. Eran incapaces de interpretar la conducta de su hijo mayor, pero atesoraban sus palabras en su corazón aunque no acababan de comprender su significado.
125:6.11 (1384.7) Al llegar a casa Jesús hizo una breve declaración a sus padres en la que les aseguró su afecto y les dio a entender que podían estar tranquilos porque no volvería a hacerles sufrir nunca más con su conducta. Concluyó esta importante declaración diciendo: «Si bien debo hacer la voluntad de mi Padre del cielo, obedeceré también a mi padre de la tierra. Esperaré a que llegue mi hora».
125:6.12 (1384.8) Aunque Jesús se negara muchas veces en su fuero interno a acceder a los esfuerzos bienintencionados pero descaminados de sus padres por dictarle el curso de su pensamiento o establecer su plan de trabajo en la tierra, aun así, cumplió con la mayor amabilidad los deseos de su padre terrenal y los usos de su familia en la carne de todas las maneras compatibles con su dedicación a hacer la voluntad de su Padre del Paraíso. Incluso cuando no podía estar de acuerdo, hacía todo lo posible por cumplirlos. Era un artista a la hora de conciliar su dedicación al deber con sus obligaciones de lealtad familiar y servicio social.
125:6.13 (1385.1) José seguía desconcertado, pero María se fue sintiendo reconfortada a medida que reflexionaba sobre estas experiencias. Acabó considerando las palabras de su hijo en el Olivete como proféticas de su misión mesiánica como libertador de Israel y se dedicó con renovada energía a amoldar los pensamientos de su hijo a cauces nacionalistas y patrióticos. Consiguió ganar a su hermano, el tío favorito de Jesús, para la causa. La madre de Jesús se esforzó de todas las maneras posibles en preparar a su hijo primogénito para asumir el liderazgo de aquellos que restaurarían el trono de David y romperían para siempre el yugo del cautiverio político de los gentiles.
El libro de Urantia
Documento 126
126:0.1 (1386.1) DE TODOS sus años de vida en la tierra, el decimocuarto y el decimoquinto fueron los más cruciales en la experiencia de Jesús. Estos dos años, en los que empezó a ser consciente de su divinidad y de su destino sin tener aún un alto grado de comunicación con su Ajustador interior, fueron los más duros de su memorable vida en Urantia. Este periodo de dos años se debería llamar sin duda el de la gran prueba, la verdadera tentación. Ningún joven humano, a su paso por las primeras confusiones y los problemas de ajuste de la adolescencia, ha tenido jamás ante sí una prueba tan crucial como la que afrontó Jesús durante su transición de la niñez a la primera madurez.
126:0.2 (1386.2) Este importante periodo del desarrollo juvenil de Jesús empezó a su vuelta a Nazaret tras la visita a Jerusalén. Al principio María estaba feliz pensando que había recuperado a su hijo, que Jesús había vuelto a casa para ser un hijo consciente de sus deberes —nunca había dejado de serlo— y que en lo sucesivo sería más receptivo a los planes que ella acariciaba para su vida futura. Pero estas ilusiones maternales de obtener el esperado reconocimiento del orgullo familiar se trocaron pronto en decepción: el chico buscaba cada vez más la compañía de su padre y acudía a ella cada vez menos con sus problemas. Por otra parte, sus padres comprendían cada vez menos sus frecuentes alternancias entre los asuntos de este mundo y la contemplación de su relación con los asuntos de su Padre. En realidad no lo comprendían pero lo amaban de verdad.
126:0.3 (1386.3) A medida que se iba haciendo mayor, crecía el amor y la compasión de Jesús por el pueblo judío, pero con el paso de los años fue desarrollando un justificado rechazo a la presencia de sacerdotes de designación política en el templo del Padre. Jesús sentía un gran respeto por los fariseos sinceros y los escribas honrados, pero despreciaba profundamente a los fariseos hipócritas y los teólogos deshonestos. Miraba con desdén a todos los líderes religiosos que no eran sinceros. Al examinar la conducta de los dirigentes de Israel, le tentó alguna vez la idea de convertirse en el Mesías que esperaban los judíos pero no cayó nunca en esa tentación.
126:0.4 (1386.4) La historia de la hazaña de Jesús entre los sabios del templo de Jerusalén fue muy gratificante para todo Nazaret y especialmente para sus antiguos profesores de la escuela de la sinagoga. Durante una temporada estuvo elogiosamente en boca de todos. Todo el pueblo recordaba su sabiduría y su conducta ejemplar cuando niño y predecía que estaba destinado a convertirse en un gran líder de Israel. Por fin saldría de Nazaret de Galilea un maestro verdaderamente grande. Todos esperaban con ilusión que cumpliera los quince años para que estuviera autorizado a leer regularmente las escrituras el día del sabbat en la sinagoga.
126:1.1 (1387.1) El año 8 del calendario civil Jesús cumplió 14 años. Para entonces se había convertido en un buen fabricante de yugos y trabajaba bien tanto la lona como el cuero. También se estaba convirtiendo rápidamente en un experto carpintero y ebanista. Ese verano subió muchas veces a la colina del noroeste de Nazaret para rezar y meditar. Poco a poco se iba haciendo cada vez más consciente de la naturaleza de su otorgamiento en la tierra.
126:1.2 (1387.2) Poco más de cien años atrás esta colina había sido el «alto lugar de Baal» y era ahora el emplazamiento de la tumba de Simeón, un conocido hombre santo de Israel. Desde la cima de la colina de Simeón Jesús contemplaba todo Nazaret y sus alrededores. Podía divisar Meguido y recordar la historia de la primera gran victoria del ejército egipcio en Asia, y cómo más tarde otro ejército semejante derrotó a Josías, rey de Judea. No lejos de allí se veía Taanac, donde Débora y Barac derrotaron a Sísara. Podía ver en la distancia las colinas de Dotán, donde le habían enseñado que los hermanos de José lo vendieron como esclavo a los egipcios. Luego podía mirar hacia Ebal y Gerizim para rememorar las tradiciones de Abraham, Jacob y Abimelec. Y así daba vueltas en la cabeza a los acontecimientos históricos y tradicionales del pueblo de su padre José.
126:1.3 (1387.3) Por otra parte seguía asistiendo a los cursos avanzados de lectura bajo la dirección de los profesores de la sinagoga y educando en casa a sus hermanos y hermanas a medida que iban alcanzando la edad adecuada.
126:1.4 (1387.4) Al principio de ese año José empezó a ahorrar las rentas de sus propiedades de Nazaret y Cafarnaúm para pagar el largo ciclo de estudios de Jesús en Jerusalén, tal como estaba previsto que fuera a estudiar a Jerusalén en cuanto cumpliera los quince años en agosto del año siguiente.
126:1.5 (1387.5) Desde el comienzo del año tanto José como María se vieron acosados por las dudas sobre el destino de su hijo mayor. Era un niño realmente brillante y adorable pero extremadamente difícil de comprender y sondear; y además, no había ocurrido nunca nada extraordinario ni milagroso. Su orgullosa madre había esperado muchas veces con ansiosa emoción que su hijo hiciera algo sobrehumano o milagroso, pero sus esperanzas se vieron siempre frustradas. Todo ello era desalentador e incluso descorazonador. La gente piadosa de aquellos tiempos creía realmente que los profetas y los hombres de la promesa demostraban siempre su vocación y establecían su autoridad divina mediante milagros y prodigios. Pero Jesús no hacía nada de eso, y la confusión de sus padres sobre su futuro iba en aumento.
126:1.6 (1387.6) El creciente desahogo económico de la familia de Nazaret se reflejaba en su casa de muchas maneras, especialmente en la mayor cantidad de tablas blancas lisas que se utilizaban como pizarras para escribir con carboncillo. Se permitió también a Jesús reanudar sus clases de música; era muy aficionado a tocar el arpa.
126:1.7 (1387.7) Se puede decir con verdad que a lo largo de ese año Jesús «creció a los ojos de Dios y de los hombres». Las perspectivas de la familia eran buenas y el futuro, sonriente.
126:2.1 (1388.1) Todo iba bien hasta aquel aciago martes 25 de septiembre en que un mensajero de Séforis llevó al hogar de Nazaret la trágica noticia de que José había sido gravemente herido por la caída de una grúa cuando trabajaba en la residencia del gobernador. El mensajero pasó por el taller de camino a la casa de José para informar a Jesús del accidente de su padre y fueron juntos a dar la triste noticia a María. Jesús quería ir inmediatamente con su padre, pero María solo pensaba en salir corriendo para estar al lado de su marido. Decidió que Santiago, de diez años, la acompañaría a Séforis mientras Jesús se quedaba en casa con los más pequeños hasta su vuelta, dado que no conocía la gravedad de las heridas de José. Pero José murió de sus heridas antes de que llegara María. Lo llevaron a Nazaret y al día siguiente fue enterrado junto a sus padres.
126:2.2 (1388.2) En el preciso momento en que las perspectivas eran buenas y el futuro parecía sonreír a esta familia de Nazaret, una mano aparentemente cruel segaba la vida de su cabeza. Los asuntos de la casa se trastocaron y se derrumbaron todos los planes para la futura educación de Jesús. A sus catorce años recién cumplidos, el joven carpintero cayó bruscamente en la cuenta de que no solo tenía que cumplir el mandato de su Padre celestial de revelar la naturaleza divina en la tierra y en la carne, sino que su joven naturaleza humana debía cargar también con la responsabilidad de cuidar de su madre viuda y de sus siete hermanos, más otro aún por nacer. El muchacho de Nazaret se convertía ahora en el único sostén y consuelo de esta familia tan súbitamente afligida. Y así se permitió que sucedieran en Urantia unos acontecimientos de orden natural que forzaron a este joven del destino a asumir tan pronto las responsabilidades pesadas, pero altamente educativas y disciplinarias, que acompañaban al hecho de convertirse en cabeza de una familia humana, de convertirse en padre de sus propios hermanos, de sostener y proteger a su madre, de funcionar como guardián del hogar de su padre, el único hogar que tuvo en este mundo.
126:2.3 (1388.3) Jesús aceptó de buena gana las responsabilidades que tan repentinamente recayeron sobre él y las asumió lealmente hasta el final. Al menos se había resuelto, aunque trágicamente, un gran problema y una dificultad prevista en su vida, puesto que ya nadie esperaba de él que fuera a Jerusalén a estudiar bajo los rabinos. Y así fue siempre verdad que Jesús «nunca se sentó a los pies de nadie». Estaba dispuesto en todo momento a aprender incluso del más humilde de los niños, pero su autoridad para enseñar la verdad no provino nunca de fuentes humanas.
126:2.4 (1388.4) Sin embargo aún no sabía nada de la visita de Gabriel a su madre antes de su nacimiento, y solo se enteró por Juan el día de su bautismo, al comienzo de su ministerio público.
126:2.5 (1388.5) Con el paso de los años el joven carpintero de Nazaret medía cada vez más todas las instituciones de la sociedad y todos los usos de la religión por un mismo criterio: ¿Qué hace por el alma humana? ¿Lleva a Dios hacia el hombre? ¿Lleva al hombre hacia Dios? Aunque el joven no descuidaba del todo los aspectos recreativos y sociales de la vida, entregaba cada vez más su tiempo y sus energías a dos únicos objetivos: cuidar de su familia y prepararse para hacer en la tierra la voluntad celestial de su Padre.
126:2.6 (1389.1) Ese año sus vecinos adoptaron la costumbre de aparecer en casa de Jesús durante las veladas de invierno para oírle tocar el arpa, contar historias (pues el muchacho era un narrador magistral) y leer las escrituras en griego.
126:2.7 (1389.2) La situación económica de la familia siguió bastante saneada, puesto que disponían de una buena suma de dinero en el momento de la muerte de José. Jesús no tardó en demostrar sagacidad financiera y buen criterio para los negocios. Era desprendido pero frugal, ahorrador pero generoso. Demostró ser un administrador sensato y eficiente del patrimonio de su padre.
126:2.8 (1389.3) Pero a pesar de todos los intentos de Jesús y de los vecinos de Nazaret por llevar alegría a la casa, María, e incluso los niños, estaban sumidos en la tristeza. José se había ido. José había sido un marido y un padre excepcional y todos lo echaban de menos. Su muerte les parecía aún más trágica por no haber podido despedirse de él ni recibir su última bendición.
126:3.1 (1389.4) Hacia mediados de su decimoquinto año —según el calendario del siglo veinte, no por el año judío— Jesús había tomado firmemente las riendas de la gestión de su familia. Antes de terminar el año sus ahorros estaban tan mermados que se vieron en la necesidad de vender una de las casas de Nazaret de la que José y su vecino Jacobo eran copropietarios.
126:3.2 (1389.5) La tarde del miércoles 17 de abril del año 9 d. C. nació Rut, la menor de la familia, y Jesús hizo todo lo que pudo por ocupar el lugar de su padre consolando y atendiendo a su madre en esos momentos particularmente duros y tristes. Durante casi veinte años (hasta que empezó su ministerio público) ningún padre podría haber amado y educado a su hija con más cariño y fidelidad de lo que Jesús cuidó de la pequeña Rut. Y fue un padre igual de bueno para todos los demás miembros de su familia.
126:3.3 (1389.6) Ese año Jesús formuló por primera vez la oración que enseñaría más adelante a sus apóstoles y que muchos conocen como el «padrenuestro». Fue de alguna manera una evolución del culto familiar, que consistía en muchas fórmulas de alabanza y varias oraciones formales. Tras la muerte de su padre, Jesús intentó enseñar a los niños mayores a expresarse individualmente en la oración —como a él tanto le gustaba hacer— pero ellos no captaban su idea y volvían invariablemente a sus rezos memorizados. En vista de eso, para estimular a sus hermanos y hermanas mayores a rezar de forma personal, intentó mostrarles el camino con frases sugestivas, y muy pronto empezaron todos por su propia iniciativa a inspirarse en las sugerencias de Jesús para sus oraciones.
126:3.4 (1389.7) Jesús terminó renunciando a la idea de que cada miembro de la familia formulara oraciones espontáneas. Una noche de octubre se sentó junto a la mesa baja de piedra a la luz de una pequeña lámpara achaparrada y escribió con un trozo de carboncillo sobre una tablilla de cedro pulido de unos cincuenta centímetros de lado la oración que se convirtió a partir de entonces en la súplica habitual de su familia.
126:3.5 (1389.8) Ese año Jesús estuvo muy preocupado por pensamientos confusos. La responsabilidad familiar había truncado cualquier idea de emprender inmediatamente ningún plan para responder al mandato recibido en Jerusalén de «ocuparse de los asuntos de su Padre». Jesús razonaba correctamente que velar por la familia de su padre terrenal debía tener precedencia sobre todos los deberes y que mantener a su familia era su primera obligación.
126:3.6 (1390.1) En el transcurso de ese año Jesús encontró un pasaje en el llamado libro de Enoc que le induciría a adoptar más adelante la expresión «Hijo del Hombre» para designar su misión de otorgamiento en Urantia. Había considerado a fondo la idea del Mesías judío y estaba firmemente convencido de que él no iba a ser ese Mesías. Anhelaba ayudar al pueblo de su padre, pero nunca se planteó ponerse al frente de los ejércitos judíos para liberar a Palestina del dominio extranjero. Sabía que no se sentaría nunca en el trono de David en Jerusalén. Tampoco creía que su misión de maestro moral o libertador espiritual estuviera limitada al pueblo judío. Por lo tanto, la misión de su vida no podía consistir de ningún modo en cumplir los ardientes anhelos y las supuestas profecías mesiánicas de las escrituras hebreas, al menos no como entendían los judíos esas predicciones de los profetas. También estaba seguro de que no aparecería nunca como el Hijo del Hombre descrito por el profeta Daniel.
126:3.7 (1390.2) Pero cuando llegara su hora de presentarse como maestro del mundo, ¿cómo se llamaría a sí mismo?, ¿cómo definiría su misión?, ¿con qué nombre lo llamarían los que creyeran en sus enseñanzas?
126:3.8 (1390.3) Mientras daba vueltas en la cabeza a estos problemas, encontró entre los libros apocalípticos que había estado estudiando en la biblioteca de la sinagoga de Nazaret el manuscrito llamado «libro de Enoc». Aunque estaba seguro que no había sido escrito por el Enoc de la antigüedad, le interesó mucho y lo leyó y releyó varias veces. Le impresionó especialmente un pasaje donde aparecía la expresión «Hijo del Hombre». El autor del llamado libro de Enoc hablaba de este Hijo del Hombre, describía la obra que había de hacer en la tierra y explicaba que, antes de bajar a esta tierra a traer la salvación a la humanidad, este Hijo del Hombre había recorrido las cortes de la gloria celestial con su Padre, el Padre de todos, y que había vuelto la espalda a toda esa gloria y majestad para bajar a la tierra a proclamar la salvación a los mortales desvalidos. A medida que Jesús leía estos pasajes (consciente de la falacia de casi todo el misticismo oriental que se había entremezclado con estas enseñanzas) su corazón respondía y su mente reconocía que, de todas las predicciones mesiánicas recogidas en las escrituras hebreas y de todas las teorías sobre el libertador judío, ninguna estaba tan cerca de la verdad como esta historia escondida en el libro, solo parcialmente acreditado, de Enoc. Entonces fue cuando decidió adoptar «Hijo del Hombre» como su título inaugural, y así lo hizo cuando le llegó el momento de emprender su obra pública. Jesús tenía una capacidad infalible de reconocer la verdad y no dudaba nunca en abrazarla fuera cual fuera su procedencia.
126:3.9 (1390.4) Por esta época ya había pensado a fondo y decidido muchas cosas sobre su futuro trabajo para el mundo, pero no dijo nada de esto a su madre, que seguía aferrada a la idea de que él era el Mesías judío.
126:3.10 (1390.5) Entonces reapareció la gran confusión de sus primeros años. Una vez definida en cierto modo la naturaleza de su misión en la tierra, «ocuparse de los asuntos de su Padre» —mostrar la naturaleza amorosa de su Padre a toda la humanidad— empezó a reflexionar de nuevo sobre las muchas declaraciones de las escrituras referentes a la llegada de un libertador nacional, de un rey o maestro judío. ¿A qué acontecimiento se referían estas profecías? ¿Era él, o no, judío? ¿Era o no era de la casa de David? Su madre insistía en que sí, pero su padre había dictaminado que no. Él decidió que no. ¿No habrían confundido los profetas la naturaleza y la misión del Mesías?
126:3.11 (1391.1) ¿Sería posible que al final su madre tuviera razón? En casi todas las diferencias de opinión que habían surgido en el pasado ella había tenido razón. Si él era un nuevo maestro y no el Mesías, ¿cómo podría reconocer al Mesías judío si apareciera en Jerusalén durante el tiempo de su misión en la tierra y cuál debería ser su relación con ese Mesías judío? Y cuando se hubiera embarcado en la misión de su vida, ¿cuál debería ser su relación con su familia?, ¿y con la religión y la comunidad judía?, ¿y con el Imperio romano?, ¿y con los gentiles y sus religiones? El joven galileo daba vueltas en la cabeza a todos y cada uno de estos importantísimos problemas y reflexionaba seriamente sobre ellos en el banco de carpintero mientras se ganaba laboriosamente su propia vida, la de su madre y la de otras ocho bocas hambrientas.
126:3.12 (1391.2) Antes de terminar el año María vio disminuir los fondos de la familia y encargó la venta de palomas a Santiago. Luego compraron una segunda vaca y, con la ayuda de Miriam, empezaron a vender leche a sus vecinos de Nazaret.
126:3.13 (1391.3) Los profundos periodos de meditación de Jesús, sus frecuentes subidas a la colina para rezar y las muchas ideas extrañas que solía expresar de vez en cuando alarmaban profundamente a su madre. A veces temía que el muchacho estuviera trastornado, pero se tranquilizaba pensando que al fin y al cabo era un hijo de la promesa y por ello distinto de los demás jóvenes.
126:3.14 (1391.4) Jesús por su parte fue aprendiendo a no decir todo lo que pensaba, a no exponer todas sus ideas ante el mundo, ni siquiera ante su propia madre. A partir de ese año fue mostrando cada vez menos lo que pasaba por su cabeza, es decir, hablaba menos de cosas que la gente corriente no podía captar y que podían dar la impresión de que era raro o diferente. Adoptó una apariencia común y convencional, aunque anhelaba encontrarse con alguien que pudiera entender sus problemas. Deseaba tener un amigo fiel en quien confiar, pero sus problemas eran demasiado complejos para la comprensión de sus compañeros humanos. Su situación era tan excepcional que tenía que cargar con ella él solo.
126:4.1 (1391.5) Al cumplir los quince años Jesús ya podía ocupar oficialmente el púlpito de la sinagoga el día del sabbat. Hasta entonces le habían pedido muchas veces que leyera las escrituras cuando no había oradores, pero había llegado el día en que, según la ley, podía dirigir el acto. En vista de eso el jazán decidió que Jesús dirigiría el oficio matutino de la sinagoga el sabbat siguiente a su cumpleaños. Cuando todos los fieles de Nazaret se hubieron congregado, el joven, puesto en pie, leyó estos pasajes de las escrituras elegidos por él:
126:4.2 (1391.6) «El espíritu del Señor Dios está sobre mí, porque me ha ungido el Señor; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los mansos, a vendar a los quebrantados de corazón, a proclamar la libertad de los cautivos y a liberar a los presos espirituales; a proclamar el año del favor de Dios y el día del juicio de nuestro Dios; a consolar a todos los que lloran y darles belleza en vez de cenizas, óleo de gozo en vez de luto, un canto de alabanza en vez de espíritu abatido, para que sean llamados árboles de justicia, el plantío del Señor, para gloria suya.
126:4.3 (1392.1) «Buscad el bien y no el mal para que podáis vivir, y así el Señor, el Dios de los ejércitos, estará con vosotros. Aborreced el mal y amad el bien; estableced el juicio en la puerta. Tal vez el Señor Dios tenga piedad del remanente de José.
126:4.4 (1392.2) «Lavaos, haceos puros; quitad la maldad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer el mal y aprended a hacer el bien; buscad la justicia, socorred al oprimido. Defended al que no tiene padre y amparad a la viuda.
126:4.5 (1392.3) «¿Con qué me presentaré ante el Señor para inclinarme ante el Señor de toda la tierra? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? ¿Estará el Señor satisfecho con millares de carneros, decenas de millares de ovejas o ríos de aceite? ¿Daré a mi primogénito por mi transgresión, al fruto de mi cuerpo por el pecado de mi alma? ¡No!, pues el Señor nos ha mostrado, oh hombres, lo que es bueno. ¿Y qué requiere el Señor de vosotros sino que os portéis con justicia, que améis la misericordia y que caminéis humildemente con vuestro Dios?
126:4.6 (1392.4) «¿Con quién, pues, compararéis al Dios que se sienta en el círculo de la tierra? Levantad los ojos y contemplad a quien ha creado todos estos mundos, a quien trae a la existencia a sus huestes por multitudes y las llama a todas por su nombre. Él hace todas estas cosas por la grandeza de su poderío, y porque es fuerte en su poder, ninguna fallará. Él da poder al débil y aumenta la fuerza de los que están cansados. No temáis, pues estoy con vosotros; no os consternéis, pues soy vuestro Dios. Os fortaleceré y os ayudaré; sí, os sostendré con la mano derecha de mi rectitud, pues yo soy el Señor vuestro Dios. Y tomaré vuestra mano derecha, y os diré: no temáis, pues yo os ayudaré.
126:4.7 (1392.5) «Y tú eres mi testigo, dice el Señor, y mi siervo a quien he elegido para que todos puedan conocerme y creerme y entender que yo soy el Eterno. Yo, solo yo, soy el Señor, y fuera de mí no hay salvador.»
126:4.8 (1392.6) Terminada su lectura se sentó, y la gente volvió a sus casas meditando las palabras que tan bien les había leído. Sus vecinos nunca lo habían visto tan magníficamente solemne, su voz tan seria y tan sincera, su actitud tan madura y decidida, tan llena de autoridad.
126:4.9 (1392.7) Ese sabbat por la tarde Jesús subió a la colina de Nazaret con Santiago, y a su vuelta a casa escribió con un carboncillo los diez mandamientos en griego sobre dos tablas lisas. Luego Marta coloreó y adornó estas tablas que estuvieron colgadas durante mucho tiempo en la pared sobre el pequeño banco de trabajo de Santiago.
126:5.1 (1392.8) Jesús y su familia fueron volviendo a la vida simple de sus primeros años. Su ropa e incluso su comida se hicieron más sencillas. Tenían leche, mantequilla y queso en abundancia y consumían los productos de su huerto durante la temporada, pero su vida se iba haciendo más frugal cada mes que pasaba. Su desayuno era muy básico y guardaban sus mejores alimentos para la cena. Sin embargo, la falta de riqueza no implicaba inferioridad social entre estos judíos.
126:5.2 (1392.9) A pesar de su juventud, Jesús había llegado a comprender casi por completo cómo vivían los hombres de su tiempo. Esta profunda comprensión de la vida en casa, en el campo y en el taller se manifestaría en sus enseñanzas posteriores, que tan claramente reflejan su estrecho contacto con todos los aspectos de la experiencia humana.
126:5.3 (1392.10) El jazán de Nazaret seguía aferrado a su convicción de que Jesús estaba destinado a convertirse en un gran maestro, probablemente en el sucesor del famoso Gamaliel de Jerusalén.
126:5.4 (1393.1) Todos los planes de Jesús para su carrera parecían haberse truncado. Tal como estaban las cosas, el futuro no se presentaba brillante pero no desfalleció ni se desanimó. Siguió adelante haciendo bien su deber de cada día y cumpliendo fielmente las responsabilidades inmediatas de su situación en la vida. La vida de Jesús es el eterno consuelo de todos los idealistas decepcionados.
126:5.5 (1393.2) La paga de un carpintero jornalero común se iba reduciendo poco a poco. Al final de ese año Jesús solo podía ganar el equivalente de unos veinticinco céntimos al día trabajando de sol a sol. El año siguiente tuvieron dificultades para pagar los impuestos civiles, por no hablar de las contribuciones a la sinagoga y el impuesto de medio siclo para el templo. Ese año el recaudador de impuestos intentó exprimir aún más a Jesús y hasta lo amenazó con llevarse su arpa.
126:5.6 (1393.3) Ante el peligro de que el ejemplar de las escrituras en griego pudiera ser descubierto y confiscado por los recaudadores de impuestos, Jesús lo entregó a la biblioteca de la sinagoga de Nazaret como ofrenda de madurez al Señor el día que cumplió quince años.
126:5.7 (1393.4) Jesús se llevó el gran disgusto de sus quince años cuando fue a Séforis para escuchar el veredicto de Herodes sobre la apelación presentada ante él en el contencioso sobre la cantidad de dinero adeudado a José en el momento de su muerte accidental. Jesús y María esperaban recibir una suma considerable, mientras que el tesorero de Séforis les había ofrecido una cantidad irrisoria. Los hermanos de José habían presentado una apelación ante el propio Herodes, y ahora Jesús se encontraba en el palacio oyendo a Herodes decretar que a su padre no se le debía nada en el momento de su muerte. Esta decisión tan injusta hizo que Jesús no volviera a confiar nunca más en Herodes Antipas, y no es de extrañar que una vez se refiriera a él como «ese zorro».
126:5.8 (1393.5) Su continuo trabajo en el banco de carpintero durante ese año y los siguientes privó a Jesús de la oportunidad de mezclarse con los viajeros de las caravanas. Su tío ya se había hecho cargo de la tienda familiar de suministros, y Jesús trabajaba todo el tiempo en el taller de casa para estar cerca de María y poder ayudarla con la familia. Hacia esa época empezó a mandar a Santiago al solar de los camellos para recoger información sobre los acontecimientos del mundo; intentaba mantenerse así al corriente de la actualidad.
126:5.9 (1393.6) A medida que avanzaba hacia la edad adulta, pasó por todos los conflictos y todas las confusiones que siempre han sufrido y sufrirán los jóvenes de todas las épocas anteriores y posteriores. La rigurosa experiencia de tener que mantener a su familia fue una salvaguardia segura contra el exceso de tiempo para la meditación ociosa o la complacencia en tendencias místicas.
126:5.10 (1393.7) Ese año Jesús alquiló una gran parcela justo al norte de su casa y la dividió como huerto familiar. Cada uno de los hermanos mayores tenía su huerto individual, y se creó una intensa competencia agrícola entre ellos. Durante la temporada de cultivo de las hortalizas, su hermano mayor pasaba todos los días un rato con ellos en el huerto. Mientras Jesús trabajaba con sus hermanos y hermanas en el huerto, soñó muchas veces con establecerse todos en una granja en el campo donde pudieran disfrutar de la libertad y la tranquilidad de una vida sin trabas. Pero el hecho real era que no vivían en el campo, y Jesús, que era tan práctico como idealista, afrontó con inteligencia y energía el problema tal como se presentaba ante él. Hizo todo lo que estuvo en su mano por adaptarse y adaptar a su familia a las realidades de su situación, al tiempo que intentaba satisfacer en la medida de lo posible sus deseos individuales y colectivos.
126:5.11 (1393.8) En un momento dado tuvo la leve esperanza de poder reunir los recursos suficientes para poder comprar una pequeña granja, siempre y cuando cobraran la considerable suma de dinero debida a su padre por su trabajo en el palacio de Herodes. Jesús había considerado muy seriamente el plan de trasladar a su familia al campo, pero cuando Herodes se negó a pagarles nada del dinero que se debía a José, tuvieron que renunciar a su ilusión de poseer una casa en el campo. A cambio de eso se las ingeniaron para disfrutar de muchas de las experiencias de una granja, ya que tenían en ese momento tres vacas, cuatro ovejas, un montón de polluelos, un asno y un perro, además de las palomas. Hasta los más pequeños tenían sus tareas regulares en el plan de gestión bien organizado que caracterizaba la vida hogareña de esta familia de Nazaret.
126:5.12 (1394.1) Al final de su decimoquinto año Jesús había terminado de atravesar el difícil y peligroso periodo de la existencia humana que media entre los años más despreocupados de la niñez y la consciencia del advenimiento de la edad adulta, con su carga de responsabilidades y sus oportunidades de progresar en el desarrollo de un carácter noble. El periodo de crecimiento de la mente y el cuerpo ya había concluido y empezaba ahora la carrera real del joven de Nazaret.
El libro de Urantia
Documento 127
127:0.1 (1395.1) CUANDO JESÚS entró en la adolescencia se encontró como cabeza y único sustentador de una familia numerosa. Pocos años después de la muerte de su padre habían desaparecido todas sus propiedades. A medida que pasaba el tiempo se hacía cada vez más consciente de su preexistencia e iba comprendiendo más plenamente que estaba presente en la tierra y en la carne con el propósito expreso de revelar a su Padre del Paraíso a los hijos de los hombres.
127:0.2 (1395.2) Ningún adolescente que haya vivido o vaya a vivir en este mundo o en cualquier otro mundo ha tenido ni tendrá nunca problemas tan serios que resolver ni dificultades tan intrincadas que desenredar. Ningún joven de Urantia será llamado nunca a pasar por conflictos tan arduos o situaciones tan exigentes como los que tuvo que afrontar Jesús durante el duro periodo de su vida entre los quince y los veinte años.
127:0.3 (1395.3) Al haber probado así la experiencia real de vivir sus años de adolescencia en un mundo asediado por el mal y confundido por el pecado, el Hijo del Hombre adquirió un conocimiento pleno de la experiencia vital de los jóvenes de todos los mundos de Nebadon y se convirtió para siempre en el refugio comprensivo de los adolescentes angustiados y perplejos de todas las edades y todos los mundos del universo local.
127:0.4 (1395.4) De forma lenta pero segura y mediante una experiencia efectiva, este Hijo divino se va ganando el derecho a convertirse en el soberano de su universo, en el dirigente supremo e incontestable de todas las inteligencias creadas en todos los mundos del universo local, en el refugio comprensivo de los seres de todos los tiempos con sus diversos grados de experiencia y dotes personales.
127:1.1 (1395.5) El Hijo encarnado tuvo una infancia y una niñez sin acontecimientos destacables. Tras pasar por la conflictiva etapa de transición entre la niñez y el comienzo de la edad adulta, se convirtió en el Jesús adolescente.
127:1.2 (1395.6) Ese año alcanzó su pleno desarrollo físico. Era un joven viril y bien parecido. Se volvió cada vez más sobrio y serio, pero era amable y comprensivo. Su mirada era amable pero escrutadora, su sonrisa era siempre encantadora y reconfortante. Su voz era musical pero llena de autoridad, su saludo cordial pero sin afectación. Siempre, incluso en el más común de los contactos, parecía traslucir su doble naturaleza humana y divina. Se mostraba en todo momento como una combinación de amigo cordial y maestro acreditado. Estos rasgos de su personalidad empezaron a manifestarse muy pronto, ya desde la adolescencia.
127:1.3 (1395.7) Este joven físicamente fuerte y robusto había alcanzado también el crecimiento completo de su intelecto humano, no la experiencia plena del pensar humano sino la plena capacidad para ese desarrollo intelectual. Poseía un cuerpo sano y bien proporcionado, una mente aguda y analítica, una disposición amable y comprensiva, un temperamento algo fluctuante pero enérgico. Todos estos rasgos se estaban combinando para constituir una personalidad fuerte, impactante y atractiva.
127:1.4 (1396.1) Con el paso del tiempo Jesús resultaba cada vez más incomprensible para su madre y sus hermanos. Tropezaban con lo que decía e interpretaban mal lo que hacía. Todos eran incapaces de comprender la vida de su hermano mayor porque su madre les había dado a entender que estaba destinado a ser el libertador del pueblo judío. Después de haber recibido de María estas insinuaciones como secretos de familia, imaginad su confusión cuando Jesús desmentía abiertamente cualquier idea o intención de ese tipo.
127:1.5 (1396.2) Ese año Simón empezó a ir a la escuela y se vieron obligados a vender otra casa. Santiago empezó a encargarse de la enseñanza de sus tres hermanas, dos de las cuales ya tenían edad para empezar a estudiar en serio. En cuanto Rut creció, la pusieron en manos de Miriam y Marta. Las chicas de las familias judías solían recibir poca educación, pero Jesús sostenía (y su madre estaba de acuerdo) que las chicas debían ir a la escuela igual que los chicos. Dado que la escuela de la sinagoga no las admitía, lo único que se podía hacer era montar una escuela en casa para ellas.
127:1.6 (1396.3) Jesús no pudo separarse en todo el año de su banco de carpintero. Afortunadamente tenía trabajo de sobra; lo hacía con tanta calidad que nunca estuvo parado aunque escaseara el trabajo en esa región. A veces tenía tanto que hacer que Santiago venía en su ayuda.
127:1.7 (1396.4) Hacia finales de ese año tenía ya muy claro que, en cuanto criara a su familia y los viera casados, iniciaría públicamente su trabajo como maestro de la verdad y revelador del Padre celestial al mundo. Sabía que no se iba a convertir en el Mesías que esperaban los judíos y había llegado a la conclusión de que era prácticamente inútil hablar de estas cosas con su madre. Dado que María había hecho poco o ningún caso de todo lo que él le había dicho en el pasado, y recordando que su padre nunca había podido decir nada que la hiciera cambiar de opinión, se resignó a dejar que pensara lo que quisiera. A partir de ese año habló cada vez menos con ella ni con nadie de estos problemas. La suya era una misión tan singular que nadie que viviera en la tierra podía aconsejarle sobre cómo llevarla a cabo.
127:1.8 (1396.5) A pesar de su juventud era un verdadero padre para su familia. Pasaba todas las horas posibles con los niños, y ellos lo amaban de corazón. Su madre sufría al verlo trabajar sin descanso día tras día en el banco de carpintero para ganar el pan de la familia en vez de estar en Jerusalén estudiando con los rabinos tal como habían planeado para él con tanto cariño. Aunque fuera incapaz de comprender muchas cosas de su hijo, María lo amaba, y apreciaba profundamente su buena voluntad para cargar con la responsabilidad de la familia.
127:2.1 (1396.6) Se estaba gestando por esa época, especialmente en Jerusalén y en Judea, una importante rebelión contra el pago de impuestos a Roma y estaba naciendo un fuerte partido nacionalista que pronto se llamaría de los zelotes. A diferencia de los fariseos, los zelotes no estaban dispuestos a esperar la venida del Mesías. Proponían precipitar la crisis mediante la revuelta política.
127:2.2 (1396.7) Un grupo de organizadores procedentes de Jerusalén fue a Galilea donde hicieron buenos progresos hasta que llegaron a Nazaret. Allí fueron a ver a Jesús, que los escuchó atentamente y les hizo muchas preguntas, pero se negó a unirse al partido sin llegar a explicar del todo sus razones para no alistarse. Como consecuencia de esta negativa tampoco lo hicieron muchos de sus jóvenes compañeros de Nazaret.
127:2.3 (1397.1) María hizo todo lo que pudo para que se alistara, pero no consiguió hacerle cambiar de opinión. Llegó incluso a insinuar que esa negativa a abrazar la causa nacionalista cuando ella se lo ordenaba era una insubordinación, un quebrantamiento de la promesa que había hecho a sus padres de someterse a ellos al volver de Jerusalén. Jesús se limitó a ponerle cariñosamente la mano en el hombro y mirándola a la cara le dijo: «Madre, ¿cómo puedes decir una cosa así?». María se retractó inmediatamente.
127:2.4 (1397.2) Uno de los tíos de Jesús (Simón, hermano de María) ya se había unido al grupo y se convertiría más tarde en uno de los dirigentes de la división de Galilea. Durante varios años hubo cierto distanciamiento entre Jesús y su tío.
127:2.5 (1397.3) Pero en Nazaret ya habían empezado a fraguarse los problemas. Como consecuencia de la actitud de Jesús en este asunto, se había creado una división entre los jóvenes judíos de la ciudad. Aproximadamente la mitad se había unido a la causa nacionalista mientras la otra mitad empezaba a formar un grupo opuesto de patriotas más moderados con la esperanza de que Jesús asumiera su dirección. Se quedaron asombrados cuando declinó este honor bajo la excusa de sus pesadas responsabilidades familiares, aunque todos lo comprendieron. Al poco tiempo se complicó más la situación cuando se presentó un judío rico llamado Isaac, prestamista de los gentiles, que se ofreció a mantener a la familia de Jesús a cambio de que abandonara sus herramientas de trabajo y asumiera el liderazgo de estos patriotas de Nazaret.
127:2.6 (1397.4) Con apenas diecisiete años de edad, Jesús tuvo que enfrentarse a una de las situaciones más difíciles y delicadas de la primera parte de su vida. Siempre es difícil para los líderes espirituales tomar posición en cuestiones patrióticas, sobre todo cuando se complican con opresores extranjeros recaudadores de impuestos. En este caso era doblemente cierto, puesto que la religión judía estaba involucrada en toda esta agitación contra Roma.
127:2.7 (1397.5) La posición de Jesús era aún más delicada porque su madre, su tío e incluso Santiago, su hermano menor, le instaban a unirse a la causa nacionalista. Los mejores judíos de Nazaret ya se habían alistado, y todos los jóvenes que no se habían unido al movimiento lo harían en el momento en que Jesús cambiara de opinión. En todo Nazaret solo tenía un consejero sabio, su antiguo profesor el jazán, para orientarlo sobre cómo responder al comité de ciudadanos de Nazaret cuando vinieran a pedirle que respondiera a la petición pública que le habían hecho. Esta fue la primera vez de su joven vida que tuvo que recurrir conscientemente a una maniobra estratégica. Hasta entonces había optado siempre por decir abiertamente la verdad cuando hacía falta aclarar una situación, pero en este caso no podía exponer toda la verdad. No podía dar a entender que era más que un hombre, no podía desvelar su idea de la misión que le esperaba cuando alcanzara una madurez mayor. Pese a estas limitaciones, lo que estaba ahora en cuestión era su fidelidad religiosa y su lealtad nacional. Su familia estaba desconcertada, sus jóvenes amigos divididos y todo el contingente judío de la ciudad alborotado. ¡Y todo por culpa suya! Con lo ajeno que era a crear conflictos de ningún tipo y mucho menos un tumulto como ese.
127:2.8 (1397.6) Había que hacer algo. Tenía que aclarar su postura y lo hizo con diplomacia y valentía para satisfacción de muchos, aunque no de todos. Se atuvo a su razonamiento original de que su primer deber era su familia, que una madre viuda y ocho hermanos necesitaban algo más que lo que puede comprar el dinero —las necesidades físicas de la vida—, que tenían derecho al cuidado y la orientación de un padre y que no podía descargarse con la conciencia limpia de la obligación impuesta por un cruel accidente. Agradeció a su madre y al mayor de sus hermanos su voluntad de liberarlo, pero reiteró que la lealtad a su padre muerto le impedía dejar a su familia, por mucho dinero que se donara para su sustento material, e hizo entonces su inolvidable afirmación de que «el dinero no puede amar». En esta declaración Jesús hizo varias referencias veladas a su «misión en la vida», pero explicó que, fuera o no compatible con un planteamiento de orden militar, había renunciado a ella, igual que a todo lo demás de su vida, para poder cumplir fielmente con su obligación hacia su familia. Todo Nazaret sabía que era un buen padre para su familia, y eso era algo tan apreciado por los judíos de bien que la excusa de Jesús encontró respuesta favorable en el corazón de muchos de sus oyentes. Y luego algunos de los que no estaban de acuerdo se vieron desarmados por Santiago, que tomó la palabra inesperadamente después de Jesús. Su intervención no estaba prevista en el programa, la había estado ensayando en secreto con el jazán ese mismo día.
127:2.9 (1398.1) Santiago declaró que estaba convencido de que Jesús habría ayudado a liberar a su pueblo si él (Santiago) hubiera tenido la suficiente edad para asumir la responsabilidad de la familia y que, si consentían en permitir a Jesús «permanecer con nosotros para ser nuestro padre y maestro, la familia de José no solo os dará un jefe sino muy pronto cinco leales nacionalistas, pues ¿no somos cinco los varones que estamos creciendo y que saldremos de la tutela de nuestro padre-hermano para servir a nuestra nación?» Y así consiguió el muchacho dar un final bastante feliz a una situación muy tensa y amenazadora.
127:2.10 (1398.2) De momento se había esquivado la crisis, pero Nazaret nunca olvidó este incidente. La agitación persistió, Jesús no volvió a gozar del favor universal y la división de sentimientos nunca se llegó a superar del todo. Este hecho, complicado por otros acontecimientos posteriores, fue uno de los motivos principales por los que Jesús se trasladaría años más tarde a Cafarnaúm. Los sentimientos de los habitantes de Nazaret hacia el Hijo del Hombre estuvieron divididos a partir de entonces.
127:2.11 (1398.3) Santiago se graduó ese año en la escuela y empezó a trabajar a tiempo completo en el taller de carpintería de la casa. Manejaba ya muy bien las herramientas y se hizo cargo de la fabricación de yugos y arados, mientras Jesús se dedicaba a trabajos de acabado de interiores como experto en ebanistería.
127:2.12 (1398.4) Ese año Jesús progresó mucho en la organización de su mente. Había ido aunando gradualmente su naturaleza divina con su naturaleza humana. Toda esta organización de su intelecto la había llevado a cabo por la fuerza de sus propias decisiones y con la única ayuda del Monitor que moraba en su interior, un Monitor exactamente igual al que tienen dentro de su mente todos los mortales normales de todos los mundos posteriores al Hijo de otorgamiento. Hasta entonces no había sucedido nada sobrenatural en la carrera de este joven, salvo la visita de un mensajero enviado por su hermano mayor Emmanuel que se le apareció una vez durante la noche en Jerusalén.
127:3.1 (1398.5) Ese año se liquidaron todas las propiedades de la familia excepto la casa y el huerto. Se vendió la última parte, ya hipotecada, de las propiedades de Cafarnaúm (excepto una participación en otra propiedad). El dinero se utilizó para pagar impuestos, comprar algunas herramientas nuevas para Santiago y hacer el primer pago de la antigua tienda de suministros y taller de reparaciones de la familia, próxima al solar de las caravanas, que Jesús se propuso ahora volver a comprar puesto que Santiago ya tenía edad suficiente para trabajar en el taller de la casa y ayudar a María en sus tareas. Liberado por el momento de la presión financiera, Jesús decidió llevar a Santiago a la Pascua. Salieron hacia Jerusalén un día antes para estar solos. Fueron a pie por el camino de Samaria y Jesús iba mostrando a su hermano los lugares históricos de la ruta como había hecho su padre con él cinco años antes.
127:3.2 (1399.1) Al pasar por Samaria vieron muchas cosas extrañas. Durante el viaje hablaron sobre muchos de sus problemas personales, familiares y nacionales. Santiago era un muchacho de carácter muy religioso, y aun sabiendo poco sobre los planes de Jesús para la obra de su vida, no compartía enteramente el punto de vista de su madre y estaba deseando asumir la responsabilidad de la familia para que Jesús pudiera emprender su misión. Agradecía mucho a su hermano que lo llevara a la Pascua y hablaron más a fondo que nunca sobre el futuro.
127:3.3 (1399.2) Jesús reflexionó mucho a su paso por Samaria, sobre todo en Betel y cuando bebieron en el pozo de Jacob. Los dos hermanos hablaron de las tradiciones de Abraham, Isaac y Jacob. Se esforzó mucho por preparar a Santiago para lo que iba a ver en Jerusalén pues quería suavizar el impacto que él había sufrido en su primera visita al templo, pero Santiago no era tan sensible a algunas de esas escenas. Hizo comentarios sobre la manera mecánica e indiferente con que algunos de los sacerdotes desempeñaban sus deberes, pero en conjunto disfrutó mucho de su estancia en Jerusalén.
127:3.4 (1399.3) Jesús llevó a Santiago a Betania para la cena pascual. Simón había fallecido y yacía con sus antepasados, así que Jesús trajo el cordero del templo y presidió la celebración como cabeza de la familia en la Pascua.
127:3.5 (1399.4) Después de la cena pascual María se sentó a charlar con Santiago mientras que Marta, Lázaro y Jesús estuvieron hablando hasta muy entrada la noche. Al día siguiente asistieron a los oficios del templo y Santiago fue recibido en la comunidad de Israel. Esa mañana, cuando se detuvieron en la cumbre del Olivete para ver el templo, mientras Santiago prorrumpía maravillado en exclamaciones de admiración, Jesús contemplaba Jerusalén en silencio. Santiago no podía comprender el comportamiento de su hermano. Esa noche volvieron a Betania con intención de salir hacia su casa al día siguiente, pero Santiago insistió en volver a visitar el templo porque quería oír a los maestros. Y aunque esto era cierto, lo que deseaba realmente era oír a Jesús participar en los debates tal como se lo había oído contar a su madre. Así que fueron al templo y escucharon los debates, pero Jesús no hizo ninguna pregunta. Para esa mente de hombre y de Dios en vías de despertar, todo parecía tan pueril e insignificante que solo podía apiadarse de ellos. A Santiago le decepcionó que Jesús no dijera nada y cuando le preguntó por qué, Jesús se limitó a contestar: «Aún no ha llegado mi hora».
127:3.6 (1399.5) Al día siguiente emprendieron el viaje de vuelta por Jericó y el valle del Jordán. Jesús fue contando muchas cosas por el camino, entre ellas su viaje por esta misma ruta cuando tenía trece años.
127:3.7 (1399.6) A su vuelta a Nazaret Jesús empezó a trabajar en el antiguo taller de reparaciones de la familia, y le alegraba mucho poder encontrarse a diario con tanta gente de todas partes del país y de las regiones circundantes. Jesús amaba realmente a la gente, a la gente corriente. Cada mes pagaba la mensualidad de la compra del taller y seguía manteniendo a la familia con la ayuda de Santiago.
127:3.8 (1399.7) Jesús siguió leyendo las escrituras el sabbat en la sinagoga varias veces al año cuando no había visitantes que lo hicieran, y muchas veces hacía comentarios sobre la lección, aunque solía seleccionar los pasajes de manera que no necesitaran comentario. Era muy hábil ordenando los diversos pasajes de modo que al leerlos se fueran iluminando entre sí. Las tardes del sabbat, si el tiempo lo permitía, no dejaba nunca de llevar a sus hermanos y hermanas a pasear por la naturaleza.
127:3.9 (1400.1) Por esta época el jazán inauguró un círculo de debate filosófico para hombres jóvenes que se reunía en las casas de sus distintos miembros y a menudo en su propia casa. Jesús se convirtió en un miembro destacado de este grupo, y por este medio pudo recobrar algo del prestigio local que había perdido a raíz de las recientes controversias nacionalistas.
127:3.10 (1400.2) Su vida social, aunque restringida, no estaba totalmente desatendida. Tenía muchos buenos amigos y admiradores incondicionales tanto entre los jóvenes como entre las jóvenes de Nazaret.
127:3.11 (1400.3) En septiembre Isabel y Juan fueron a visitar a la familia de Nazaret. Juan, que había perdido a su padre, se proponía volver a las colinas de Judea para dedicarse a la agricultura y la cría de ovejas, a menos que Jesús le aconsejara quedarse en Nazaret para trabajar en carpintería u otro oficio. No sabían que la familia de Nazaret estaba prácticamente sin un céntimo. Cuanto más hablaban María e Isabel de sus hijos, más se convencían de que sería bueno que los dos jóvenes trabajaran juntos y se vieran más.
127:3.12 (1400.4) Jesús y Juan tuvieron muchas conversaciones y hablaron de cosas muy íntimas y personales. Tras estos intercambios decidieron no volver a verse hasta que se encontraran en su servicio público cuando «el Padre celestial los llamara» para cumplir su mandato. Juan quedó tan impresionado por lo que vio en Nazaret que decidió volver a su casa a trabajar para sostener a su madre. Se convenció de que iba a ser parte de la misión de Jesús en la vida, pero comprendió que Jesús estaría ocupado muchos años con la crianza de su familia y prefirió volver a su casa para cuidar de su pequeña granja y atender las necesidades de su madre. Juan y Jesús no volvieron a verse hasta el día en que el Hijo del Hombre se presentó a orillas del Jordán para ser bautizado.
127:3.13 (1400.5) La tarde del sábado 3 de diciembre de ese año, la muerte golpeó por segunda vez a esta familia de Nazaret. El pequeño Amós murió tras una semana de fiebre alta. María tuvo a su hijo primogénito como único sostén en su tristeza, y reconoció por fin que Jesús era el cabeza real de la familia en todos los sentidos. Y era un cabeza de familia verdaderamente admirable.
127:3.14 (1400.6) Durante los últimos cuatro años el nivel de vida de la familia había bajado imparablemente. Año a año iban sintiendo las estrecheces de su creciente pobreza. Al final de ese año tuvieron que afrontar una de las etapas más precarias de su dura lucha por salir adelante. Santiago no había empezado aún a ganar mucho, y los gastos de un entierro sumados a todo lo demás pusieron su economía al borde del precipicio. Pero Jesús solo repetía a su triste y angustiada madre: «Madre María, la tristeza no nos lleva a ninguna parte; todos hacemos lo que podemos, y una sonrisa materna podría inspirarnos a hacer aún más. Día a día nos vemos fortalecidos en nuestra tarea por la esperanza de que vendrán tiempos mejores». Su optimismo tenaz y práctico era realmente contagioso; todos los niños vivían en una atmósfera de expectativa de tiempos mejores y de cosas mejores. Esta actitud valiente y esperanzada contribuyó poderosamente a desarrollar en ellos caracteres fuertes y nobles a pesar de lo deprimente de su pobreza.
127:3.15 (1400.7) Jesús poseía la facultad de movilizar efectivamente todos los poderes de su mente, su alma y su cuerpo en la tarea inmediata que tenía entre manos. Era capaz de concentrar el pensar profundo de su mente en el problema concreto que intentaba resolver, y esto, unido a su inagotable paciencia, le permitió afrontar con serenidad las pruebas de una existencia mortal difícil y vivir como si estuviera «viendo a Aquel que es invisible».
127:4.1 (1401.1) Para entonces Jesús y María se entendían mucho mejor. Ella lo consideraba menos como un hijo; se había convertido para ella en un padre para sus niños. Su vida cotidiana estaba plagada de dificultades prácticas e inmediatas. Hablaban menos de la misión de Jesús en la vida porque, con el paso del tiempo, ambos fueron concentrando todos sus pensamientos en la tarea común de educar y sacar adelante a su familia de cuatro chicos y tres chicas.
127:4.2 (1401.2) A comienzos de ese año Jesús ya había acabado de convencer a su madre de las ventajas de su método de educar a los niños: sustituir el antiguo sistema judío de prohibir hacer el mal por la orden positiva de hacer el bien. En su familia y durante toda su enseñanza pública, Jesús empleó invariablemente la forma de exhortación positiva. Solía decir siempre y en todas partes: «Haréis esto, debéis hacer aquello». No empleó nunca el modo negativo de enseñar derivado de los antiguos tabúes. Evitaba prohibir el mal para no enfatizarlo y en cambio ordenaba hacer el bien para exaltarlo. En su casa la hora de la oración era el momento de tratar todos los asuntos relacionados con el bienestar de la familia.
127:4.3 (1401.3) Jesús empezó a imponer una sabia disciplina a sus hermanos desde muy pequeños, de modo que hubo que castigarlos pocas veces o ninguna para conseguir que obedecieran pronto y de buen grado. La única excepción fue Judá a quien Jesús no tuvo más remedio que castigar varias veces por incumplir las normas de la casa. En tres ocasiones en que se consideró conveniente castigar a Judá por sus transgresiones reconocidas y deliberadas de las reglas de conducta de la familia, su castigo lo decidieron los hijos mayores por unanimidad y el propio Judá lo aceptó antes de serle impuesto.
127:4.4 (1401.4) Aunque Jesús era muy metódico y sistemático en todo lo que hacía, era flexible en sus interpretaciones y se adaptaba a cada persona a la hora de tomar decisiones administrativas, cosa que además de reconfortar a todos los niños despertaba en ellos una gran admiración por el espíritu de justicia con que actuaba siempre su hermano-padre. Nunca castigó arbitrariamente a sus hermanos. Esa justicia constante y esa consideración personal hicieron a Jesús muy querido por toda su familia.
127:4.5 (1401.5) Santiago y Simón procuraban imitar los métodos de persuasión y no resistencia de Jesús para aplacar a sus belicosos y a veces iracundos compañeros de juego, y lo consiguieron bastantes veces. En cambio José y Judá solo se atenían a estas enseñanzas en casa y no dudaban en defenderse cuando eran atacados por sus camaradas; Judá tenía especial tendencia a contravenir el espíritu de estas enseñanzas. Pero la no resistencia no era una regla de la familia. Nadie era castigado por incumplir las enseñanzas personales.
127:4.6 (1401.6) Todos los niños en general y las niñas en especial contaban a Jesús sus problemas infantiles y confiaban en él como lo harían en un padre cariñoso.
127:4.7 (1401.7) Santiago se estaba convirtiendo en un joven tranquilo y equilibrado, aunque sin la inclinación espiritual de Jesús. Era mucho mejor estudiante que José, que a su vez tenía aún menos tendencias espirituales. José era un fiel trabajador, laborioso pero lento, y no llegaba al nivel intelectual de sus hermanos. Simón tenía buena voluntad pero era demasiado soñador. Tardó en asentarse en la vida y causó muchas preocupaciones a Jesús y a María, aunque siempre fue bueno y bienintencionado. Judá era un agitador de ideales elevados pero temperamento inestable. Había heredado todo el empuje y la determinación de su madre y más, pero muy poco de su sentido de la prudencia y la medida.
127:4.8 (1402.1) Miriam era una hija equilibrada y sensata con un profundo aprecio por lo noble y lo espiritual. Marta era lenta de pensamiento y acción, pero era una niña muy digna de confianza y eficiente. La pequeña Rut era la alegría de la casa, y aunque hablaba sin pensar, era muy sincera de corazón. Poco menos que adoraba a su hermano mayor y padre, pero no la mimaban. Era una niña encantadora aunque no tan guapa como Miriam que era la beldad de la familia, si no de la ciudad.
127:4.9 (1402.2) Con el paso del tiempo Jesús contribuyó mucho a liberalizar y modificar las enseñanzas y las prácticas de la familia sobre la observancia del sabbat y otros muchos aspectos de la religión. María aprobaba sin reservas todos estos cambios. Jesús se había convertido para entonces en el jefe indiscutible de la casa.
127:4.10 (1402.3) Ese año Judá empezó a ir a la escuela y Jesús no tuvo más remedio que vender su arpa para pagar los gastos. Así desapareció el último de sus placeres recreativos. Le gustaba mucho tocar el arpa cuando tenía la mente cansada y el cuerpo agotado, pero se consoló con la idea de que al menos el arpa no caería en manos del recaudador de impuestos.
127:5.1 (1402.4) Aunque Jesús era pobre su posición social en Nazaret seguía siendo tan alta como siempre. Era uno de los jóvenes más destacados de la ciudad y mejor considerados por la mayoría de las jóvenes. Ante un ejemplar tan espléndido de madurez física e intelectual y a la vista de su reputación como líder espiritual, no es de extrañar que Rebeca, la hija mayor de Esdras, un rico mercader y comerciante de Nazaret, descubriera que se estaba enamorando poco a poco de este hijo de José. Confió primero sus sentimientos a Miriam, la hermana de Jesús, y Miriam se lo contó todo a su madre. María se alarmó mucho. ¿Estaba a punto de perder a su hijo ahora que se había convertido en el cabeza indispensable de la familia? ¿Nunca se acabarían sus tribulaciones? ¿Qué más podía pasar? Y luego se puso a considerar qué efecto tendría el matrimonio sobre la futura carrera de Jesús. No muy a menudo, pero sí de vez en cuando, recordaba el hecho de que Jesús era un «niño de la promesa». Después de hablar a fondo con Miriam decidieron que había que intentar poner fin al asunto antes de que Jesús se enterara, así que fueron directamente a ver a Rebeca, le explicaron toda la historia y le dijeron francamente que creían que Jesús era un hijo del destino y que debía convertirse en un gran líder religioso, tal vez el propio Mesías.
127:5.2 (1402.5) Rebeca escuchó atentamente y quedó fascinada por el relato. Decidió más que nunca unir su suerte a la del hombre que había elegido y compartir su carrera de liderazgo. Argumentaba (en su fuero interno) que un hombre así tendría aún más necesidad de una esposa fiel y eficiente. Interpretó los esfuerzos disuasorios de María como una reacción natural ante el temor a perder al cabeza y único sostén de su familia, pero sabiendo que su padre veía con buenos ojos su atracción por el hijo del carpintero, estaba segura de que proporcionaría gustoso a la familia rentas suficientes para compensar plenamente la pérdida de los ingresos de Jesús. Cuando su padre se lo confirmó, volvió a hablar varias veces con María y Miriam pero no logró convencerlas. Entonces se atrevió a dirigirse directamente a Jesús y lo hizo con la cooperación de su padre, que lo invitó a su casa para celebrar el decimoséptimo cumpleaños de Rebeca.
127:5.3 (1403.1) Jesús escuchó atenta y comprensivamente todo lo que le dijeron, primero el padre y luego la propia Rebeca. Respondió amablemente que ninguna cantidad de dinero podía sustituir su obligación de criar personalmente a la familia de su padre y «cumplir con el más sagrado de todos los deberes humanos, la lealtad a la propia carne y a la propia sangre». El padre de Rebeca se sintió profundamente conmovido por estas palabras de entrega a la familia y se retiró de la conversación. Su único comentario a su esposa María fue: «No podemos tenerlo como hijo, es demasiado noble para nosotros».
127:5.4 (1403.2) Entonces empezó la importantísima conversación con Rebeca. Hasta ese momento de su vida Jesús había hecho pocas distinciones en su relación con los chicos y las chicas, con los jóvenes y las jóvenes. Había estado demasiado ocupado con los problemas apremiantes de los asuntos prácticos de este mundo y la contemplación intrigada de su futura carrera en «los asuntos de su Padre» como para haber considerado nunca seriamente la consumación del amor personal en el matrimonio humano. Ahora se encontraba cara a cara con otro de los problemas que todo ser humano corriente debe afrontar y resolver. Fue en verdad «probado en todo, igual que vosotros».
127:5.5 (1403.3) Después de escuchar con atención, Jesús agradeció sinceramente a Rebeca la admiración que le expresaba y añadió: «esto me alentará y reconfortará todos los días de mi vida». Le explicó que no era libre de entablar con ninguna mujer más relaciones que las de simple consideración fraternal y pura amistad. Dejó claro que su deber primero y primordial era criar a la familia de su padre, que no podía pensar en el matrimonio hasta haberlo cumplido, y luego añadió: «Si soy un hijo del destino, no debo asumir obligaciones para toda la vida hasta el momento en que mi destino se haga manifiesto».
127:5.6 (1403.4) A Rebeca se le partió el corazón. Se negó a ser consolada e importunó tanto a su padre para que se marcharan de Nazaret que el padre al final consintió en trasladarse a Séforis. En los años que siguieron, Rebeca solo tuvo una respuesta para los muchos hombres que la pidieron en matrimonio. Vivía con un solo propósito: esperar la hora en que el hombre que era para ella el más grande de todos los tiempos empezara su carrera como maestro de la verdad viva. Durante sus azarosos años de ministerio público lo siguió con devoción. El día que Jesús entró triunfalmente en Jerusalén ella estaba ahí (sin que él lo advirtiera), y estaba al lado de María «entre las otras mujeres» aquella trágica y fatídica tarde en la que el Hijo del Hombre colgaba de la cruz. Para ella, como para incontables mundos de lo alto, fue «el único enteramente digno de ser amado y el más grande entre diez mil».
127:6.1 (1403.5) La historia del amor de Rebeca por Jesús se rumoreó por todo Nazaret y más tarde por Cafarnaúm, de modo que, aunque muchas mujeres amaron a Jesús en los años siguientes, igual que lo amaron los hombres, nunca más tuvo que rechazar una oferta de entrega personal de otra mujer de bien. A partir de ese momento el afecto humano por Jesús se manifestó más bien como una consideración respetuosa y adoradora. Tanto los hombres como las mujeres lo querían con devoción por lo que él era, sin el menor matiz de satisfacción personal ni deseo de posesión afectiva. Pero la entrega de Rebeca se recordó durante muchos años siempre que se narraba la historia de la personalidad humana de Jesús.
127:6.2 (1404.1) Miriam, que conocía bien el asunto de Rebeca y sabía cómo había renunciado su hermano incluso al amor de una hermosa doncella (sin darse cuenta del peso que tuvo en esta decisión su futura carrera del destino), llegó a idealizar a Jesús y amarlo con afecto profundo y conmovedor como padre y como hermano.
127:6.3 (1404.2) Aunque apenas podían costearlo, Jesús tenía un extraño y vivo deseo de ir a Jerusalén para la Pascua. Su madre, teniendo en cuenta su reciente experiencia con Rebeca, lo animó sabiamente a hacer el viaje. Sin ser muy consciente de ello, lo que Jesús más deseaba era tener la oportunidad de hablar con Lázaro y estar con Marta y María. Después de su propia familia eran las tres personas que más amaba.
127:6.4 (1404.3) Esta vez fue a Jerusalén pasando por Meguido, Antípatris y Lida, y cubrió en parte la misma ruta que hicieron sus padres cuando lo trajeron de vuelta a Nazaret desde Egipto. Tardó cuatro días en llegar a la Pascua y reflexionó mucho sobre los acontecimientos del pasado en Meguido y sus alrededores, el campo de batalla internacional de Palestina.
127:6.5 (1404.4) Jesús pasó por Jerusalén y solo se paró un momento para mirar hacia el templo cada vez más abarrotado de visitantes. Sentía una extraña y creciente aversión hacia ese templo construido por Herodes, con sus sacerdotes de designación política. Lo que deseaba por encima de todo era ver a Lázaro, a Marta y a María. Lázaro tenía la misma edad que Jesús y era ahora el cabeza de familia; en el momento de esta visita la madre de Lázaro también había recibido sepultura. Marta era poco más de un año mayor que Jesús y María, dos años más joven. Jesús era el ideal idolatrado por los tres hermanos.
127:6.6 (1404.5) En esta visita se produjo una de las manifestaciones periódicas de rebelión de Jesús contra la tradición, la expresión de su resentimiento contra las prácticas ceremoniales que en su opinión falseaban la imagen de su Padre del cielo. Como Lázaro no esperaba la visita de Jesús, había planeado celebrar la Pascua con unos amigos en una aldea cercana situada en la calzada de Jericó, y ahora Jesús le proponía que celebraran la fiesta donde estaban, en casa de Lázaro. Lázaro objetó: «Pero no tenemos cordero pascual». Entonces Jesús se puso a explicar larga y convincentemente que en realidad el Padre del cielo no se interesaba por semejantes ritos infantiles y carentes de sentido. Tras una solemne y fervorosa oración se levantaron y Jesús dijo: «Dejemos que las mentes infantiles y ensombrecidas de mi pueblo sirvan a su Dios como Moisés ordenó; es mejor que lo hagan, pero nosotros que hemos visto la luz de la vida ya no nos acercaremos a nuestro Padre por las tinieblas de la muerte. Seamos libres en el conocimiento de la verdad del amor eterno de nuestro Padre».
127:6.7 (1404.6) Aquella tarde los cuatro se sentaron al caer el sol y compartieron el primer festín de Pascua sin cordero pascual celebrado nunca por judíos piadosos. Había pan ácimo y vino preparado para esa Pascua, y Jesús sirvió a sus compañeros estos símbolos que denominó «el pan de vida» y «el agua de vida». Todos comieron en solemne conformidad con las enseñanzas recién impartidas por Jesús. A partir de entonces adoptó la costumbre de practicar este rito sacramental en todas sus visitas a Betania. A su vuelta a casa se lo contó todo a su madre, que se escandalizó al principio pero luego fue comprendiendo gradualmente su punto de vista. Por otra parte, se sintió enormemente aliviada cuando Jesús le aseguró que no tenía intención de introducir esta nueva idea de la Pascua en su familia. En casa y con los niños siguió comiendo la Pascua año tras año «conforme a la ley de Moisés».
127:6.8 (1404.7) Ese año María tuvo una larga conversación con su hijo sobre el matrimonio. Le preguntó francamente si se casaría si estuviera libre de sus responsabilidades familiares. Jesús le explicó que dado que el deber inmediato le impedía casarse, había pensado poco en ello. Añadió que dudaba de que llegaría a casarse nunca y que todas esas cosas debían esperar «mi hora», el momento en que «deba comenzar el trabajo de mi Padre». Habiendo decidido ya que no sería padre de niños en la carne, dedicó muy poco tiempo a pensar en el matrimonio humano.
127:6.9 (1405.1) Ese año empezó de nuevo la tarea de entrelazar aún más su naturaleza mortal y su naturaleza divina en una individualidad humana simple y efectiva. Y siguió creciendo en estatus moral y comprensión espiritual.
127:6.10 (1405.2) Aunque se habían vendido todas sus propiedades de Nazaret (salvo su casa), ese año recibieron una pequeña ayuda financiera por la venta de una participación en una propiedad en Cafarnaúm. Era lo último que quedaba del patrimonio de José. Esta operación inmobiliaria de Cafarnaúm se hizo con un constructor de embarcaciones llamado Zebedeo.
127:6.11 (1405.3) José se graduó ese año en la escuela de la sinagoga y se preparó para empezar a trabajar en el pequeño banco del taller de carpintería de la casa. Aunque el patrimonio de su padre estaba liquidado, había perspectivas de poder luchar con éxito contra la pobreza, puesto que ya eran tres los que trabajaban regularmente.
127:6.12 (1405.4) Jesús se hace hombre rápidamente, no solo hombre joven sino adulto. Ha aprendido a asumir responsabilidades. Sabe hacer frente a las decepciones y sobreponerse con valentía cuando sus planes se desmoronan y sus propósitos se frustran temporalmente. Ha aprendido a ser equitativo y justo incluso ante la injusticia. Está aprendiendo a adecuar sus ideales del vivir espiritual a las exigencias prácticas de la existencia terrenal. Está aprendiendo a hacer planes para alcanzar una meta idealista lejana y superior mientras trabaja con todas sus fuerzas para satisfacer necesidades más cercanas e inmediatas. Está desarrollando el arte de adecuar sus aspiraciones a las exigencias corrientes de las circunstancias humanas. Domina casi por completo la técnica de utilizar la energía del impulso espiritual para mover el mecanismo del logro material. Está aprendiendo lentamente a vivir la vida celestial mientras sigue viviendo la vida terrenal. Depende cada vez más de la guía última de su Padre celestial mientras asume el papel paterno de guiar y dirigir a los niños de su familia terrenal. Se está volviendo experto en el arte de arrancar la victoria de las garras de la derrota; está aprendiendo a transformar las dificultades del tiempo en triunfos de la eternidad.
127:6.13 (1405.5) Y así, con el paso de los años, este joven de Nazaret sigue experimentando la vida tal como se vive en carne mortal en los mundos del tiempo y el espacio. Vive en Urantia una vida plena, representativa y rebosante. Dejó este mundo habiendo madurado en la experiencia por la que pasan sus criaturas durante los años cortos y agotadores de su primera vida, la vida en la carne. Y toda esta experiencia humana es posesión eterna del Soberano del Universo. Él es nuestro hermano comprensivo, nuestro amigo compasivo, nuestro soberano experimentado y nuestro padre misericordioso.
127:6.14 (1405.6) Como niño acumuló un vasto conjunto de conocimientos. Como joven ordenó, clasificó y correlacionó esta información. Y ahora como hombre del mundo empieza a organizar estas posesiones mentales para poder utilizarlas posteriormente en su enseñanza, su ministerio y su servicio en favor de sus compañeros mortales de este mundo y de todas las demás esferas habitadas de todo el universo de Nebadon.
127:6.15 (1405.7) Llegado al mundo como cualquier recién nacido, ha vivido su vida de niño y ha pasado por las sucesivas etapas de la juventud y la primera madurez. Ahora se encuentra en el umbral de la madurez plena, rico en las experiencias del vivir humano, repleto de comprensión de la naturaleza humana y lleno de compasión por las flaquezas de la naturaleza humana. Se está volviendo experto en el arte divino de revelar a su Padre del Paraíso a las criaturas mortales de todas las edades y todas las etapas.
127:6.16 (1406.1) Y ahora, como hombre plenamente desarrollado —como adulto del mundo— se prepara para proseguir su misión suprema de revelar a Dios a los hombres y de llevar a los hombres a Dios.
El libro de Urantia
Documento 128
128:0.1 (1407.1) CUANDO JESÚS de Nazaret entró en los primeros años de su vida adulta, había vivido y seguía viviendo una vida humana normal y corriente en la tierra. Jesús vino a este mundo exactamente igual que los demás niños y no tuvo nada que ver con la selección de sus padres. Es cierto que eligió este mundo concreto como el planeta donde llevar a cabo su séptimo y último otorgamiento, su encarnación a imagen y semejanza de carne mortal, pero aparte de eso llegó al mundo de forma natural, creció como un niño normal y luchó contra las vicisitudes de su entorno exactamente igual que los demás mortales de este mundo y de mundos similares.
128:0.2 (1407.2) Tened siempre presente la doble finalidad del otorgamiento de Miguel en Urantia:
128:0.3 (1407.3) 1. Adquirir la experiencia completa de vivir una vida de criatura humana en carne mortal y culminar su soberanía de Nebadon.
128:0.4 (1407.4) 2. Revelar al Padre Universal a los moradores mortales de los mundos del tiempo y el espacio y llevar más eficazmente a esos mismos mortales a una mejor comprensión del Padre Universal.
128:0.5 (1407.5) Todos los demás beneficios para las criaturas y las demás ventajas para el universo eran accesorios y secundarios a estos objetivos principales del otorgamiento como mortal.
128:1.1 (1407.6) Al llegar a la edad adulta Jesús emprendió con todo empeño y plena consciencia de sí la tarea de conocer a fondo por propia experiencia la vida de sus criaturas inteligentes más inferiores, para ganar así el derecho pleno y definitivo a gobernar sin limitaciones el universo que él mismo había creado. Emprendió esta formidable tarea siendo perfectamente consciente de su naturaleza dual. Pero ya había combinado efectivamente estas dos naturalezas en una sola: la de Jesús de Nazaret.
128:1.2 (1407.7) Josué ben José sabía muy bien que era un hombre, un hombre mortal nacido de mujer, y lo demostró eligiendo Hijo del Hombre como su primer título. Compartió realmente la naturaleza de carne y hueso, e incluso ahora que preside con autoridad soberana los destinos de un universo, sigue llevando entre sus muchos y merecidos títulos el de Hijo del Hombre. Es literalmente cierto que el Verbo creador —el Hijo Creador— del Padre Universal «se hizo carne y habitó como un hombre del mundo en Urantia». Trabajó, se cansó, descansó y durmió. Tuvo hambre y la sació con alimentos, tuvo sed y la apagó con agua. Experimentó toda la gama humana de sentimientos y emociones; fue «probado en todo como vosotros»; sufrió y murió.
128:1.3 (1407.8) Adquirió conocimientos, ganó experiencia y los combinó en sabiduría como hacen otros mortales del mundo. Hasta después de su bautismo no hizo uso de ningún poder sobrenatural, no utilizó ninguna facultad ajena a su dotación humana como hijo de José y María.
128:1.4 (1408.1) Se despojó de los atributos de su existencia prehumana. Antes de empezar su trabajo público, todo su conocimiento de los hombres y de los acontecimientos era fruto exclusivo de su propia experiencia. Fue un verdadero hombre entre los hombres.
128:1.5 (1408.2) Es eterna y gloriosamente cierto que «Tenemos un alto regidor capaz de conmoverse con el sentimiento de nuestras debilidades. Tenemos un Soberano que fue puesto a prueba y tentado en todo como nosotros, pero sin pecado». Y dado que él mismo ha sufrido por haber sido probado y comprobado, es perfectamente capaz de comprender y ayudar a los que están confusos y afligidos.
128:1.6 (1408.3) El carpintero de Nazaret comprendía ahora plenamente la tarea que le esperaba, pero eligió dejar que su vida humana fluyera por su cauce natural. En algunos de estos aspectos es un verdadero ejemplo para sus criaturas mortales, tal como está escrito: «Haya en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, que, siendo de la naturaleza de Dios, no consideraba extraño ser igual a Dios. Sin embargo se hizo poco importante, tomó para sí la forma de una criatura y nació a imagen y semejanza de la humanidad. Y habiendo sido modelado así como un hombre, se humilló y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz».
128:1.7 (1408.4) Vivió su vida de mortal exactamente igual que todos los demás miembros de la familia humana pueden vivir la suya. Él fue quien «en los días en la carne elevaba tan frecuentemente oraciones y súplicas, incluso con gran emoción y con lágrimas, a Aquel que es capaz de salvar de todo mal, y sus oraciones fueron eficaces porque creía». Por eso le corresponde ser hecho como sus hermanos en todos los aspectos, para que pueda llegar a ser un soberano misericordioso y comprensivo para ellos.
128:1.8 (1408.5) Nunca tuvo dudas sobre su naturaleza humana, pues era evidente y siempre fue consciente de ella. En cambio siempre cabían las dudas y conjeturas sobre su naturaleza divina, al menos hasta el momento de su bautismo. El proceso de caer en la cuenta de su propia divinidad fue lento, y desde el punto de vista humano fue una revelación evolutiva natural. Esta revelación y esta toma de consciencia de su propia divinidad empezaron en Jerusalén, cuando aún no tenía trece años, con el primer acontecimiento sobrenatural de su existencia humana. El proceso de caer en la cuenta de su propia naturaleza divina quedó consumado en el momento de la segunda experiencia sobrenatural de su vida en la carne. Este acontecimiento se produjo cuando Juan lo bautizó en el Jordán y marcó el comienzo de su carrera pública de ministerio y enseñanza.
128:1.9 (1408.6) Entre estas dos visitaciones celestiales, una en su decimotercer año y la otra en su bautismo, no ocurrió nada sobrenatural ni sobrehumano en la vida de este Hijo Creador encarnado. El bebé de Belén, el muchacho, el joven y el hombre de Nazaret, eran en realidad el Creador encarnado de un universo, y sin embargo vivió su vida humana hasta el día de su bautismo por Juan sin utilizar ni una sola vez ese poder ni valerse de la guía de ninguna personalidad celestial que no fuera su serafín guardiana. Nosotros somos testigos de ello y sabemos de lo que hablamos.
128:1.10 (1408.7) A pesar de ello, durante todos esos años de su vida en la carne era verdaderamente divino, era en realidad un Hijo Creador del Padre del Paraíso. Y una vez que emprendió su carrera pública, tras completar los requisitos de su experiencia puramente mortal de adquisición de la soberanía, no vaciló en admitir públicamente que era Hijo de Dios. No vaciló en declarar: «Yo soy el Alfa y el Omega, el principio y el fin, el primero y el último». En años posteriores nunca protestó cuando fue llamado Señor de la Gloria, Regidor de un Universo, el Señor Dios de toda la creación, el Santo de Israel, el Señor de todo, nuestro Señor y nuestro Dios, Dios con nosotros, el que tiene un nombre sobre todo nombre y en todos los mundos, la Omnipotencia de un universo, la Mente Universo de esta creación, Aquel en quien se esconden todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento, la plenitud de Aquel que llena todas las cosas, el Verbo eterno del Dios eterno, Aquel que era antes de todas las cosas y en quien consisten todas las cosas, el Creador de los cielos y de la tierra, el Sostenedor de un universo, el Juez de toda la tierra, el Dador de la vida eterna, el Verdadero Pastor, el Libertador de los mundos y el Capitán de nuestra salvación.
128:1.11 (1409.1) Nunca puso objeciones a ser designado por ninguno de estos títulos una vez que hubo pasado de su vida puramente humana a su etapa posterior de consciencia de sí mismo como ministro de la divinidad en la humanidad, por la humanidad y para la humanidad en este mundo y para todos los demás mundos. Solo objetó a un título, Emmanuel, limitándose a replicar en una ocasión: «No soy yo, es mi hermano mayor».
128:1.12 (1409.2) Pero incluso después de elevar su vida en la tierra a niveles más amplios, Jesús permaneció siempre sumiso a la voluntad del Padre del cielo.
128:1.13 (1409.3) Después de su bautismo no tuvo inconveniente en permitir que sus creyentes sinceros y sus seguidores agradecidos lo adoraran. Incluso mientras luchaba contra la pobreza y trabajaba duramente con sus manos para cubrir las necesidades básicas de su familia, era cada vez más consciente de ser un Hijo de Dios; sabía que era el hacedor de los cielos y de la misma tierra donde estaba viviendo su existencia humana. Y en todo el gran universo que lo observaba, las huestes de seres celestiales sabían también que este hombre de Nazaret era su amado padre-Creador y Soberano. El universo de Nebadon estuvo inmerso en una intensa expectación durante todos estos años; todos los ojos celestiales estaban siempre fijos en Urantia, concretamente en Palestina.
128:1.14 (1409.4) Ese año Jesús fue con José a celebrar la Pascua a Jerusalén. Igual que había llevado a Santiago para su consagración en el templo, consideraba que era su deber llevar a José. Jesús no mostró nunca ningún favoritismo en el trato con su familia. Fue con José a Jerusalén por la ruta habitual del valle del Jordán pero volvió a Nazaret por el camino del este del Jordán pasando por Amatus. Al bajar por el Jordán Jesús le fue contando a su hermano la historia de los judíos, y en el viaje de vuelta le habló de las legendarias tribus de Rubén, Gad y Gilead que, según la tradición, habían poblado estas regiones del este del río.
128:1.15 (1409.5) José preguntó muchas cosas importantes a su hermano sobre su misión en la vida, pero Jesús se limitaba a contestar casi siempre: «Aún no ha llegado mi hora». Sin embargo, dejó caer muchas palabras en estas conversaciones íntimas que José recordaría más adelante durante los conmovedores acontecimientos de los años que siguieron. Jesús, acompañado de José, pasó esta Pascua con sus tres amigos de Betania como solía hacer siempre que asistía a estas festividades conmemorativas en Jerusalén.
128:2.1 (1409.6) Por estos años los hermanos y las hermanas de Jesús se iban enfrentando a las dificultades y tribulaciones propias de los problemas y reajustes de la adolescencia. Con hermanos y hermanas de entre siete y dieciocho años, Jesús se encontró muy ocupado ayudándolos a adaptarse al nuevo despertar de sus vidas intelectuales y emocionales. Así fue afrontando los problemas de la adolescencia a medida que iban apareciendo en la vida de sus hermanos y hermanas menores.
128:2.2 (1410.1) Ese año Simón terminó la escuela y empezó a trabajar con Jacobo el albañil, el antiguo compañero de juegos y defensor incondicional de Jesús. Esta decisión fue fruto de varias reuniones de familia en las que se llegó a la conclusión de que todos los chicos no debían dedicarse a la carpintería sino más bien diversificar sus oficios para poder aspirar a contratos de construcción de edificios enteros. Además, desde que tres de ellos trabajaban como carpinteros a tiempo completo, no siempre había trabajo para todos.
128:2.3 (1410.2) Jesús seguía con el acabado de interiores y la ebanistería aunque pasaba la mayor parte del tiempo en el taller de reparaciones de caravanas. Santiago empezó a turnarse con él en la atención al taller. A mediados de año empezó a escasear el trabajo de carpintería en la región de Nazaret, así que Jesús se fue a trabajar a Séforis con un herrero después de dejar a Santiago al frente del taller de reparaciones y a José en el banco de carpintero de la casa. Estuvo trabajando el metal durante seis meses y adquirió gran pericia en el yunque.
128:2.4 (1410.3) Antes de empezar a trabajar en Séforis, Jesús convocó una de sus reuniones periódicas de familia y nombró solemnemente a Santiago, que acababa de cumplir dieciocho años, cabeza de familia interino. Prometió a su hermano su firme apoyo y plena cooperación y exigió a cada miembro de la familia la promesa formal de obedecer a Santiago, que asumió desde ese día la plena responsabilidad financiera de la familia. Jesús empezó a entregar a su hermano su paga semanal y nunca volvió a recuperar las riendas familiares de manos de Santiago. Mientras estuvo trabajando en Séforis podría haber vuelto andando a casa todas las noches si hubiera sido necesario, pero no quiso hacerlo. Echaba la culpa al tiempo o ponía cualquier otra excusa, pero su verdadero motivo era preparar a Santiago y a José para llevar la responsabilidad de la casa. El lento proceso de desvinculación de su familia había empezado. Jesús volvía a Nazaret cada sabbat —y a veces durante la semana cuando la ocasión lo exigía— para observar el funcionamiento del nuevo plan, dar consejos y hacer sugerencias útiles.
128:2.5 (1410.4) Esos seis meses de residencia casi permanente en Séforis dieron a Jesús una nueva oportunidad de llegar a conocer mejor el punto de vista de los gentiles sobre la vida. Trabajó con gentiles, vivió con gentiles y estudió a fondo los hábitos de vida y la mentalidad de los gentiles en todos sus aspectos.
128:2.6 (1410.5) Los niveles de moralidad de la ciudad de residencia de Herodes Antipas eran tan inferiores incluso a los de un punto de encuentro de caravanas como Nazaret que, después de vivir seis meses en Séforis, a Jesús no le disgustó encontrar un pretexto para volver a Nazaret. El grupo para el que trabajaba estaba a punto de acometer obras públicas tanto en Séforis como en la nueva ciudad de Tiberiades, y Jesús no estaba dispuesto a trabajar en nada que estuviera bajo la supervisión de Herodes Antipas. Además le parecía conveniente volver a Nazaret por otras razones. A su vuelta al taller de reparaciones no volvió a asumir la dirección personal de los asuntos familiares. Trabajó en el taller junto con Santiago y, en la medida de lo posible, permitió que su hermano siguiera llevando el control de la familia. No intervino para nada en la gestión de Santiago de los gastos familiares ni en su administración del presupuesto doméstico.
128:2.7 (1410.6) Esta sabia y meditada planificación preparó el camino para la retirada final de Jesús de la intervención activa en los asuntos de su familia. Cuando Santiago tuvo dos años de experiencia como cabeza de familia interino —y dos años antes de que Santiago se casara— se encargó a José de las finanzas domésticas y se le confió la dirección familiar.
128:3.1 (1411.1) Ese año los apuros financieros se dejaron sentir algo menos porque ya había cuatro hijos trabajando. Miriam ganaba bastante con la venta de leche y de mantequilla, y Marta se había convertido en una experta tejedora. Ya habían pagado más de un tercio de la compra del taller de reparaciones. En una situación así Jesús se pudo permitir dejar de trabajar durante tres semanas para llevar a Simón a Jerusalén por la Pascua. Desde que murió su padre nunca había podido liberarse durante tanto tiempo del duro trabajo diario.
128:3.2 (1411.2) Fueron a Jerusalén por la Decápolis y atravesaron Pella, Gerasa, Filadelfia, Hesbón y Jericó. Volvieron por la ruta de la costa pasando por Lida, Jope y Cesarea; luego rodearon el monte Carmelo hacia Tolemaida y Nazaret. Jesús aprovechó este viaje para familiarizarse con la parte de Palestina situada al norte de la región de Jerusalén.
128:3.3 (1411.3) Jesús y Simón conocieron en Filadelfia a un mercader de Damasco y congeniaron tan bien con él que insistió en invitarlos a su centro de operaciones de Jerusalén. Mientras Simón asistía al templo, Jesús pasó mucho tiempo hablando con este hombre de negocios internacional, culto y viajero. Este mercader poseía más de cuatro mil camellos de caravanas, tenía intereses en todo el mundo romano y estaba de camino hacia Roma. Propuso a Jesús ir a Damasco para incorporarse a su negocio de importaciones orientales, pero Jesús le explicó que no tenía justificación para alejarse tanto de su familia en ese momento. Sin embargo en el camino de vuelta estuvo pensando mucho sobre esas lejanas ciudades y sobre los países aún más remotos del Extremo Oriente y el Extremo Occidente de los que tanto había oído hablar a los viajeros y conductores de las caravanas.
128:3.4 (1411.4) Simón disfrutó enormemente de su visita a Jerusalén. Fue debidamente recibido en la comunidad de Israel durante la consagración pascual de los nuevos hijos del mandamiento. Mientras Simón asistía a las ceremonias de la Pascua, Jesús se mezcló con las multitudes de visitantes y tuvo muchas conversaciones personales interesantes con numerosos prosélitos gentiles.
128:3.5 (1411.5) Entre todos esos contactos cabe destacar su encuentro con un joven helenista llamado Esteban. En su primera visita a Jerusalén, Esteban conoció a Jesús por casualidad la tarde del jueves de la semana de Pascua cuando ambos paseaban contemplando el palacio asmoneo. Jesús inició una conversación informal que despertó el interés mutuo y dio lugar a cuatro horas de intercambio de ideas sobre la manera de vivir y sobre el verdadero Dios y su culto. Esteban quedó enormemente impresionado por lo que dijo Jesús y nunca olvidaría sus palabras.
128:3.6 (1411.6) Ese fue el mismo Esteban que más tarde se hizo creyente en las enseñanzas de Jesús y predicó con tal audacia el evangelio de los primeros tiempos que provocó la ira de los judíos y murió lapidado. La extraordinaria audacia de Esteban al proclamar su visión del nuevo evangelio provenía en parte de aquella conversación con Jesús, pero Esteban nunca sospechó ni remotamente que el galileo con quien había hablado unos quince años antes era el mismo a quien proclamaba ahora Salvador del mundo y por quien tan pronto iba a morir, convirtiéndose así en el primer mártir de la naciente fe cristiana. Cuando Esteban entregó su vida como precio por su ataque al templo judío y sus prácticas tradicionales, un tal Saulo, ciudadano de Tarso lo presenció todo. Al ver a ese griego dar la vida por su fe, nacieron en el corazón de Saulo las emociones que acabarían llevándolo a abrazar la causa por la que murió Esteban y a convertirse después en el dinámico e indómito Pablo, el filósofo, si no el único fundador, de la religión cristiana.
128:3.7 (1412.1) El domingo siguiente a la semana de Pascua Simón y Jesús emprendieron el camino de vuelta a Nazaret. Simón no olvidaría nunca lo que Jesús le enseñó en ese viaje. Siempre había amado a Jesús, pero ahora sentía que había empezado a conocer a su hermano-padre. Tuvieron muchas charlas íntimas mientras viajaban por el país y preparaban sus comidas al borde del camino. Llegaron a casa el jueves a mediodía, y aquella noche Simón mantuvo en vela a la familia hasta muy tarde contando sus experiencias.
128:3.8 (1412.2) María se disgustó mucho cuando supo por Simón que Jesús había pasado la mayor parte del tiempo en Jerusalén «charlando con extranjeros, sobre todo los de países lejanos». La familia de Jesús nunca pudo comprender su gran interés por la gente, sus ganas de hablar con ellos, de enterarse de su forma de vivir y de averiguar lo que pensaban.
128:3.9 (1412.3) La familia de Nazaret estaba cada vez más enfrascada en sus problemas humanos inmediatos. No mencionaban casi nunca la misión futura de Jesús, y él mismo hablaba muy pocas veces de su futura carrera. Su madre no solía tener presente que era un hijo de la promesa. Iba renunciando poco a poco a la idea de que Jesús tenía que cumplir una misión divina en la tierra, aunque su fe se reavivaba a veces cuando se paraba a recordar la visitación de Gabriel antes de nacer el niño.
128:4.1 (1412.4) Jesús pasó los cuatro últimos meses de ese año en Damasco como invitado del mercader a quien conoció en Filadelfia cuando iba de camino a Jerusalén. Un representante de este mercader fue a buscar a Jesús al pasar por Nazaret y lo acompañó a Damasco. Este mercader medio judío se proponía dedicar una cuantiosa suma de dinero a establecer una escuela de filosofía religiosa en Damasco. Proyectaba crear un centro del saber que superara a Alejandría, y propuso a Jesús empezar inmediatamente una larga gira por los centros educativos del mundo como preparación para asumir la dirección del nuevo proyecto. Esta fue una de las mayores tentaciones que tuvo que afrontar Jesús en el transcurso de su carrera puramente humana.
128:4.2 (1412.5) El comerciante no tardó en reunir ante Jesús a un grupo de doce mercaderes y banqueros dispuestos a financiar la futura escuela. Jesús mostró un profundo interés por el proyecto de la escuela y ayudó a planificar su organización, pero siempre con la reserva de que sus otras obligaciones previas, sin mencionar cuáles, le impedirían aceptar la dirección de una empresa tan ambiciosa. Su potencial benefactor era obstinado, y mientras empleaba provechosamente a Jesús en su casa encargándole algunas traducciones, él, su esposa y sus hijos e hijas intentaban convencerlo de aceptar el honor que se le ofrecía. Pero Jesús no accedió. Sabía muy bien que su misión en la tierra no debía estar respaldada por ninguna institución de enseñanza; sabía que no debía comprometerse en lo más mínimo a ser dirigido por ningún «consejo de hombres», por muy buenas que fueran sus intenciones.
128:4.3 (1412.6) Él, que fue rechazado por los líderes religiosos de Jerusalén incluso después de haber demostrado su autoridad, fue reconocido y ensalzado como maestro principal por hombres de negocios y banqueros de Damasco, y todo ello cuando era un oscuro y desconocido carpintero de Nazaret.
128:4.4 (1412.7) Nunca comentó esta oferta con su familia, y al final de año se encontraba de vuelta en Nazaret cumpliendo sus deberes cotidianos como si nunca hubiera existido la halagadora tentación de sus amigos de Damasco. Tampoco relacionaron nunca esos hombres de Damasco al futuro ciudadano de Cafarnaúm que revolucionaría toda la sociedad judía con el antiguo carpintero de Nazaret que se había atrevido a rechazar el honor que sus fortunas combinadas podrían haberle procurado.
128:4.5 (1413.1) Jesús se las ingenió sagaz y deliberadamente para aislar diversos episodios de su vida de forma que nunca se pudieran asociar con la misma persona a los ojos del mundo. En años posteriores oyó contar muchas veces la historia del extraño galileo que declinó la oportunidad de fundar en Damasco una escuela que rivalizara con Alejandría.
128:4.6 (1413.2) Uno de los objetivos de Jesús cuando procuraba aislar ciertos aspectos de su experiencia terrenal era impedir que se creara una trayectoria tan polifacética y espectacular en torno a su persona que pudiera llevar a las generaciones futuras a venerar al maestro en lugar de atenerse a la verdad que él había vivido y enseñado. Jesús no quería acumular un historial de logro humano tan destacado que pudiera desviar la atención de sus enseñanzas. Comprendió muy pronto que sus seguidores se sentirían tentados de formular una religión sobre él, y que esta religión podría llegar a rivalizar con el evangelio del reino que se proponía proclamar al mundo. En consecuencia, procuró eliminar sistemáticamente de su memorable carrera todo lo que le parecía que podría fomentar la natural tendencia humana a exaltar al maestro en lugar de proclamar sus enseñanzas.
128:4.7 (1413.3) Este mismo motivo explica también por qué accedió a ser conocido por distintos nombres durante las diversas épocas de su variada vida en la tierra. Por otra parte, no quería ejercer sobre su familia ni sobre nadie ninguna influencia indebida que pudiera inducirlos a creer en él en contra de sus convicciones íntimas. Se negó siempre a sacar ventaja injusta o abusiva de la mente humana. No quería que los hombres creyeran en él a menos que su corazón fuera receptivo a las realidades espirituales reveladas en sus enseñanzas.
128:4.8 (1413.4) A finales de ese año las cosas funcionaban razonablemente bien en la casa de Nazaret. Los niños crecían y María se estaba acostumbrando a las ausencias de Jesús, que seguía entregando sus ingresos a Santiago para mantener a la familia y solo se reservaba una pequeña parte para sus gastos personales inmediatos.
128:4.9 (1413.5) Con el paso de los años era cada vez más difícil darse cuenta de que este hombre era un Hijo de Dios en la tierra. Parecía convertirse en otro individuo del mundo, tan solo un hombre más entre los hombres. Y así es exactamente como había ordenado el Padre del cielo que se desarrollara el otorgamiento.
128:5.1 (1413.6) Para Jesús fue el primer año relativamente libre de responsabilidades familiares. Santiago llevaba muy bien la administración familiar respaldado por los ingresos y consejos de Jesús.
128:5.2 (1413.7) La semana siguiente a la Pascua apareció en Nazaret un joven de Alejandría con el encargo de concertar un futuro encuentro de Jesús con un grupo de judíos alejandrinos en algún punto de la costa palestina. Acordaron hacerlo a mediados de junio, y llegado el momento Jesús se reunió en Cesarea con cinco judíos prominentes de Alejandría que le rogaron que se estableciera como maestro religioso en su ciudad. Como incentivo inicial le ofrecieron el puesto de asistente del jazán de su sinagoga principal.
128:5.3 (1414.1) Los portavoces de este comité explicaron a Jesús que Alejandría estaba destinada a convertirse en el centro de la cultura judía para el mundo entero y que en cuestiones judías la escuela de pensamiento babilónica había sido prácticamente superada por la tendencia helenista. Recordaron a Jesús los inquietantes rumores de rebelión que corrían por Jerusalén y por toda Palestina, y le aseguraron que cualquier alzamiento de los judíos palestinos equivaldría a un suicidio nacional, que la mano de hierro de Roma aplastaría la rebelión en tres meses y que Jerusalén sería destruida y su templo demolido hasta no quedar piedra sobre piedra.
128:5.4 (1414.2) Jesús escuchó todo lo que tenían que decir, les agradeció su confianza y declinó la oferta de ir a Alejandría diciendo básicamente: «Aún no ha llegado mi hora». Sus interlocutores quedaron muy sorprendidos por su aparente indiferencia ante el honor que le ofrecían. Antes de despedirse de Jesús quisieron entregarle una suma de dinero como muestra de la estima de sus amigos alejandrinos y en compensación por el tiempo y los gastos de desplazamiento a Cesarea para hablar con ellos. Pero él tampoco quiso aceptar el dinero, diciendo: «La casa de José no ha recibido nunca limosnas. No podemos comer el pan de otros mientras yo tenga brazos fuertes y mis hermanos puedan trabajar».
128:5.5 (1414.3) Sus amigos de Egipto zarparon de vuelta a casa. Cuando a los pocos años oyeron rumores sobre cierto constructor de embarcaciones de Cafarnaúm que estaba creando un gran revuelo en Palestina, pocos de ellos pudieron imaginar que era el niño de Belén ya crecido y el mismo galileo que tanto les había sorprendido cuando declinó con toda llaneza la invitación a convertirse en un gran maestro de Alejandría.
128:5.6 (1414.4) Jesús volvió a Nazaret. Los seis últimos meses de ese año fueron los más tranquilos de toda su carrera. Disfrutó mucho de ese respiro pasajero en su programa habitual de resolver problemas y superar dificultades. Estuvo muchas veces en íntima comunión con su Padre del cielo e hizo enormes progresos en el dominio de su mente humana.
128:5.7 (1414.5) Pero la tranquilidad no dura mucho en los asuntos humanos de los mundos del tiempo y el espacio. En diciembre Santiago explicó a Jesús en privado que estaba muy enamorado de una joven de Nazaret llamada Esta y que les gustaría casarse en cuanto fuera posible. Le recordó que José estaba a punto de cumplir dieciocho años y que sería una buena experiencia para él ejercer de cabeza de familia interino. Jesús dio su consentimiento para que Santiago se casara dos años más tarde, siempre que durante ese tiempo preparara bien a José para asumir la dirección de la casa.
128:5.8 (1414.6) Corrían aires matrimoniales y empezaron a encadenarse los acontecimientos. Al ver que Santiago había conseguido el consentimiento de Jesús a su matrimonio, Miriam se animó a contar sus proyectos a su padre-hermano. Jacobo, el joven albañil que fuera en su día paladín de Jesús y ahora socio de trabajo de Santiago y José, hacía tiempo que aspiraba a casarse con ella. Cuando Miriam le hubo expuesto estos planes, Jesús respondió que Jacobo debía presentarse ante él para pedir formalmente su mano y prometió su bendición al matrimonio en cuanto ella estimara que Marta estaba capacitada para cumplir la función de hija mayor.
128:5.9 (1414.7) Cuando Jesús estaba en casa seguía enseñando en la escuela nocturna tres veces por semana, leía a menudo las escrituras el sabbat en la sinagoga, charlaba con su madre, enseñaba a los niños y se comportaba en general como un ciudadano honorable y respetado de Nazaret dentro de la comunidad de Israel.
128:6.1 (1415.1) El año empezó con buena salud para toda la familia de Nazaret y marcó el final de la escolarización regular de todos los niños salvo Rut, que siguió haciendo cierto trabajo con Marta.
128:6.2 (1415.2) Jesús era uno de los ejemplares más robustos y refinados de hombre aparecidos en la tierra desde los días de Adán. Su desarrollo físico era espléndido. Su mente era activa, aguda y penetrante —comparada con la capacidad mental media de sus contemporáneos, había alcanzado proporciones gigantescas— y su espíritu era en verdad humanamente divino.
128:6.3 (1415.3) La economía familiar pasaba por su mejor momento desde la liquidación del patrimonio de José. Habían terminado de pagar el taller de reparación de caravanas, no debían nada a nadie y, por primera vez en muchos años, tenían algunas reservas. En vista de eso, y dado que había llevado a sus otros hermanos a Jerusalén para sus primeras ceremonias de la Pascua, Jesús decidió acompañar a Judá (que acababa de graduarse en la escuela de la sinagoga) en su primera visita al templo.
128:6.4 (1415.4) Fueron a Jerusalén y volvieron por la misma ruta, el valle del Jordán, porque Jesús temía tener algún problema si pasaba con su joven hermano por Samaria. Ya en Nazaret, Judá se había metido en varios líos menores por su carácter impulsivo unido a sus intensos sentimientos patrióticos.
128:6.5 (1415.5) Llegaron a Jerusalén a la hora prevista, y al divisar el templo Judá se emocionó y se conmovió hasta lo más profundo de su alma. Cuando se acercaban para hacer su primera visita se encontraron por casualidad con Lázaro de Betania. Jesús se paró a hablar con su amigo, y mientras se organizaban para celebrar la Pascua juntos, Judá provocaba un desafortunado incidente que trastocó todos los planes. Un guardia romano que se encontraba cerca de ellos hizo algunos comentarios indecorosos sobre una muchacha judía que pasaba, y a Judá, rojo de ira, le faltó tiempo para expresar en alto su indignación por la grosería para que llegara claramente a oídos del soldado. Es bien sabido que los legionarios romanos eran muy sensibles a todo lo que rayara en falta de respeto por parte de los judíos, así que el guardia arrestó inmediatamente a Judá. Esto fue demasiado para el joven patriota, y antes de que Jesús pudiera advertirle prudencia con la mirada, dio rienda suelta a una perorata de sentimientos antirromanos acumulados que solo consiguió empeorar las cosas. Judá, con Jesús a su lado, fue conducido en el acto a la prisión militar.
128:6.6 (1415.6) Jesús hizo todo lo que pudo por conseguir una audiencia inmediata para Judá o al menos que lo liberaran a tiempo para la celebración pascual de esa noche, pero fue inútil. Dado que el día siguiente era de «santa asamblea» en Jerusalén, ni siquiera los romanos se atrevían a oír cargos contra un judío, así que Judá siguió preso hasta la mañana del segundo día después de su arresto y Jesús se quedó con él en la cárcel. No pudieron asistir a la ceremonia de recepción de los hijos de la ley a la plena ciudadanía de Israel. Judá tendría que esperar varios años antes de cumplir con esta ceremonia formal. Lo hizo la siguiente vez que fue a Jerusalén durante la Pascua para hacer propaganda a favor de los zelotes, la organización patriótica en la que militaba activamente.
128:6.7 (1415.7) Después de dos días de cárcel, Jesús compareció a la mañana siguiente ante el juez militar instructor en nombre de Judá. Tras pedir disculpas por la juventud de su hermano y aludir prudente y razonadamente a la provocación que había originado el incidente, Jesús manejó el caso con tal pericia que el juez instructor acabó admitiendo que el joven judío podría haber tenido alguna excusa para su violento arrebato. Después de amonestar a Judá que controlara sus ímpetus los dejó marchar, no sin antes advertir a Jesús: «Harías bien en vigilar al muchacho; es capaz de crearos muchos problemas a todos». El juez romano tenía razón. Judá causó a Jesús innumerables problemas, y siempre por lo mismo: choques con las autoridades civiles por sus arrebatos patrióticos imprudentes e insensatos.
128:6.8 (1416.1) Jesús y Judá caminaron hasta Betania para pasar la noche, explicaron por qué no habían podido llegar a tiempo a la cita de la cena pascual y salieron para Nazaret al día siguiente. Jesús no dijo nada a la familia sobre el arresto de su hermano en Jerusalén, pero tres semanas más tarde tuvo una larga conversación con él sobre lo ocurrido. Después de esta conversación con Jesús el propio Judá se lo contó a la familia, y no olvidaría jamás la paciencia y la tolerancia que su padre-hermano tuvo con él durante aquella penosa experiencia.
128:6.9 (1416.2) Esa fue la última Pascua que Jesús pasó en Jerusalén con algún miembro de su propia familia. El Hijo del Hombre iba a desligarse cada vez más de su estrecha vinculación con los de su propia sangre.
128:6.10 (1416.3) Ese año Rut y sus compañeros de juego se acostumbraron a interrumpir los periodos de profunda meditación de Jesús, pero él estaba siempre dispuesto a aplazar la contemplación de su futuro trabajo por el mundo y el universo para compartir la alegría infantil y la diversión de los pequeños, que no se cansaban nunca de oír contar a Jesús las experiencias de sus diversos viajes a Jerusalén. También disfrutaban mucho con sus historias sobre los animales y la naturaleza.
128:6.11 (1416.4) Los niños eran siempre bienvenidos en el taller de reparaciones. Jesús les ponía arena, trozos de madera y piedras junto al taller, y allí acudían en tropel a entretenerse. Cuando se cansaban de jugar, los más intrépidos se asomaban al taller y si veían a Jesús desocupado, se atrevían a entrar diciendo: «Tío Josué, sal a contarnos un cuento largo». Lo sacaban tirándole de las manos hasta que se sentaba en su piedra favorita junto a la esquina del taller con los niños sentados en semicírculo en el suelo delante de él. Y cuánto disfrutaban los pequeños a su tío Josué. Aprendían a reír, y a reír con ganas. Uno o dos de los más pequeños solían trepar hasta sus rodillas y, sentados sobre ellas, contemplaban maravillados sus facciones expresivas cuando contaba sus historias. Los niños amaban a Jesús y Jesús amaba a los niños.
128:6.12 (1416.5) A sus amigos les costaba comprender la variedad y amplitud de sus actividades intelectuales, su capacidad para pasar plenamente y sin transición de los profundos debates políticos, filosóficos o religiosos a los juegos alegres y despreocupados de los chiquillos de cinco a diez años. Jesús fue teniendo más tiempo libre a medida que iban creciendo sus hermanos, y antes de que llegaran los nietos, dedicó mucha atención a los pequeños de su entorno. En cambio no vivió en la tierra lo suficiente como para disfrutar mucho de los nietos.
128:7.1 (1416.6) Al empezar el año Jesús de Nazaret se hizo muy consciente de la amplitud de poderes potenciales que poseía, pero estaba plenamente convencido de que su personalidad de Hijo del Hombre no debía hacer uso de esos poderes, al menos hasta que llegara su hora.
128:7.2 (1417.1) Durante esta época reflexionó mucho sobre su relación con su Padre del cielo, aunque hablaba poco de ello. Una vez, al orar en la cima de la colina, expresó la conclusión de todas estas reflexiones con estas palabras: «Sea yo quien sea y tenga el poder que tenga, siempre he estado y siempre estaré sometido a la voluntad de mi Padre del Paraíso». Y sin embargo, cuando este hombre iba y venía por Nazaret camino de su trabajo, era literalmente cierto —en lo que a un vasto universo se refiere— que «en él se ocultaban todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento».
128:7.3 (1417.2) Los asuntos de la familia fueron bien durante todo el año, excepto por Judá. Santiago tuvo problemas durante años con su hermano menor, muy remiso a ponerse a trabajar en serio y aportar su parte de los gastos familiares. Aunque vivía en la casa, no se podía contar con él para contribuir de forma responsable al mantenimiento de la familia.
128:7.4 (1417.3) Jesús era un hombre de paz, y más de una vez se sintió abochornado por las actuaciones belicosas y los numerosos estallidos patrióticos de Judá. Santiago y José eran partidarios de echarlo de casa pero Jesús no lo consintió. Cuando llegaban al límite de su paciencia, Jesús siempre les decía: «Sed pacientes. Que vuestros consejos sean sabios y vuestras vidas, ejemplares para que vuestro hermano menor pueda conocer primero el mejor camino y luego se sienta obligado a seguir vuestros pasos por él». Los sabios y amorosos consejos de Jesús evitaron una ruptura familiar. Siguieron juntos, aunque Judá no entraría en razón hasta después de casarse.
128:7.5 (1417.4) María hablaba muy poco de la futura misión de Jesús. Siempre que se mencionaba este asunto, Jesús se limitaba a contestar: «Aún no ha llegado mi hora». Jesús estaba terminando la difícil tarea de desacostumbrar e independizar a su familia de la presencia directa de su personalidad. Se estaba preparando rápidamente para el día en que pudiera alejarse con tranquilidad de la casa de Nazaret y empezar el preludio más activo de su verdadero ministerio hacia los hombres.
128:7.6 (1417.5) No debéis perder de vista que la misión principal de Jesús en su séptimo otorgamiento era adquirir la experiencia de las criaturas, conseguir la soberanía de Nebadon. Y mientras iba acumulando esta experiencia hizo la revelación suprema del Padre del Paraíso a Urantia y a todo su universo local. Paralela e incidentalmente a estos objetivos, se dedicó además a desenredar los complicados asuntos de este planeta que estaban relacionados con la rebelión de Lucifer.
128:7.7 (1417.6) Ese año Jesús estuvo menos ocupado que de costumbre y dedicó mucho tiempo a instruir a Santiago para gestionar el taller de reparaciones y a José para dirigir los asuntos domésticos. María sentía que se estaba preparando para dejarlos. ¿Dejarlos para ir a dónde? ¿Para hacer qué? Ya casi había renunciado a la idea de que sería el Mesías. Era incapaz de entender lo que pasaba por la cabeza de Jesús; sencillamente no podía comprender a su hijo mayor.
128:7.8 (1417.7) Jesús pasó ese año mucho tiempo con cada uno de los miembros de su familia. Solía llevarlos a dar largos paseos a la colina y por el campo. Antes de la cosecha llevó a Judá a casa de su tío granjero al sur de Nazaret, pero Judá se marchó poco después de la cosecha. Se escapó de allí, y Simón lo encontró más tarde con los pescadores del lago. Cuando Simón lo trajo de vuelta a casa, Jesús habló con el muchacho fugitivo, y en vista de que quería ser pescador, lo llevó a Magdala donde lo puso al cuidado de un pariente que era pescador. A partir de entonces Judá trabajó bastante bien y con regularidad hasta que se casó, y siguió siendo pescador después de casarse.
128:7.9 (1418.1) Por fin había llegado el día en que todos los hermanos de Jesús habían elegido su oficio y se habían establecido en la vida. Ya estaba todo dispuesto para que Jesús se marchara de casa.
128:7.10 (1418.2) En noviembre hubo boda doble. Santiago se casó con Esta y Miriam con Jacobo. Fue una ocasión de grandísima alegría. Incluso María volvía a sentirse feliz, excepto cuando se daba cuenta de que Jesús se estaba preparando para marcharse. Sufría bajo el peso de una gran incertidumbre. Cuánto hubiera deseado que Jesús se sentara con ella y se lo contara todo como cuando era un chico. Pero se había vuelto muy reservado y guardaba un profundo silencio sobre el futuro.
128:7.11 (1418.3) Santiago y Esta se instalaron en una agradable casita situada en la zona oeste del pueblo, regalo del padre de la novia. Santiago seguía sosteniendo la casa de su madre, aunque su participación se vio reducida a la mitad por su matrimonio. José fue nombrado formalmente cabeza de familia por Jesús. Para entonces Judá enviaba ya puntualmente su contribución al mantenimiento de la casa todos los meses. Los matrimonios de Santiago y de Miriam tuvieron una influencia muy beneficiosa sobre Judá. Al día siguiente de la doble boda, y antes de salir hacia la zona pesquera, aseguró a José que podía contar con él para «cumplir con todo mi deber, y más si es necesario». Y mantuvo su promesa.
128:7.12 (1418.4) Miriam vivió puerta a puerta con María en casa de Jacobo, pues el padre de Jacobo ya había sido enterrado junto a sus mayores. Marta ocupó el lugar de Miriam en la familia, y antes del final de año la nueva organización funcionaba perfectamente.
128:7.13 (1418.5) Al día siguiente de esta doble boda Jesús tuvo una importante conversación con Santiago. Le contó confidencialmente que se estaba preparando para irse de casa. Le hizo entrega de la plena propiedad del taller de reparaciones, abdicó formal y solemnemente como cabeza de la casa de José y con gran emoción nombró a su hermano Santiago «jefe y protector de la casa de mi padre». Redactó, y ambos firmaron, un pacto secreto en el que se estipulaba que, a cambio de la donación del taller de reparaciones, Santiago asumiría en adelante toda la responsabilidad financiera de la familia y liberaría así a Jesús de cualquier responsabilidad posterior en este asunto. Una vez firmado el contrato y concertado un presupuesto que permitía cubrir los gastos de la familia sin ninguna contribución de Jesús, Jesús añadió: «Hijo mío, seguiré mandándote algo todos los meses hasta que haya llegado mi hora, pero deberás utilizar lo que yo te envíe como las circunstancias aconsejen. Dedica mi dinero a las necesidades o a los placeres de la familia como te parezca conveniente. Úsalo en caso de enfermedad o emergencia inesperada de cualquier miembro de la familia».
128:7.14 (1418.6) Así se preparó Jesús para empezar la segunda fase de su vida adulta lejos de los suyos antes de entrar públicamente en los asuntos de su Padre.
El libro de Urantia
Documento 129
129:0.1 (1419.1) JESÚS se había apartado total y definitivamente de la gestión de los asuntos domésticos de la familia de Nazaret y de la dirección directa de sus miembros. Hasta el mismo día de su bautismo siguió contribuyendo a la economía familiar e interesándose personalmente por el bienestar espiritual de todos y cada uno de sus hermanos. Y estuvo siempre decidido a hacer todo lo humanamente posible por el bienestar y la felicidad de su madre viuda.
129:0.2 (1419.2) El Hijo del Hombre lo tenía ya todo preparado para su separación permanente del hogar de Nazaret, pero no le era fácil. Jesús amaba de forma natural a su gente; amaba a su familia, y ese afecto natural se había intensificado enormemente por su extraordinaria entrega hacia ellos. Cuanto más plenamente nos otorgamos a nuestros semejantes, más llegamos a amarlos, y como Jesús se había dado tanto a su familia, los amaba con afecto grande y ferviente.
129:0.3 (1419.3) Toda la familia había ido despertando lentamente a la idea de que Jesús se estaba preparando para dejarlos. La tristeza de la separación que se avecinaba solo se vio atenuada por el carácter gradual de la preparación para la despedida. Durante más de cuatro años fueron conscientes de que estaba planeando la separación final.
129:1.1 (1419.4) Un lluvioso domingo de enero del año 21 d. C., Jesús se despidió por la mañana de su familia sin ninguna ceremonia; solo les dijo que iba a Tiberiades y luego a visitar otras ciudades en torno al mar de Galilea. Así los dejó, y nunca más volvió a ser parte de esa casa.
129:1.2 (1419.5) Pasó una semana en Tiberiades, la nueva ciudad que pronto sucedería a Séforis como capital de Galilea. Como no encontró casi nada que le interesara, pasó sucesivamente por Magdala y Betsaida hasta llegar a Cafarnaúm donde se detuvo para visitar a Zebedeo, el amigo de su padre. Zebedeo era constructor de embarcaciones y sus hijos, pescadores. Jesús de Nazaret era un experto tanto en diseño como en construcción y un maestro trabajando la madera. Zebedeo conocía de tiempo atrás la pericia del artesano de Nazaret y llevaba años queriendo mejorar la calidad de sus embarcaciones, así que aprovechó la visita del carpintero para exponerle sus planes e invitarlo a asociarse a su proyecto. Jesús no dudó en aceptar.
129:1.3 (1419.6) Jesús solo trabajó con Zebedeo algo más de un año, pero durante ese tiempo creó un nuevo modelo de embarcación e introdujo métodos de fabricación totalmente nuevos. Mediante una técnica superior y métodos muy mejorados de tratar las tablas con vapor, Jesús y Zebedeo empezaron a fabricar embarcaciones muy superiores y mucho más seguras para navegar por el lago que los modelos antiguos. Durante los años que siguieron, la pequeña empresa de Zebedeo se vio desbordada de trabajo por el éxito del nuevo modelo, y en menos de cinco años prácticamente todos los barcos del lago habían salido del taller de Zebedeo en Cafarnaúm. Jesús se hizo famoso entre los pescadores de Galilea como el diseñador de las nuevas embarcaciones.
129:1.4 (1420.1) Zebedeo era un hombre moderadamente rico. Su astillero estaba sobre el lago al sur de Cafarnaúm y tenía su casa a orillas del lago cerca del centro de pesca de Betsaida. Jesús vivió en casa de Zebedeo durante el año largo que estuvo en Cafarnaúm. Después de haber trabajado durante tanto tiempo solo en el mundo, es decir sin padre, disfrutó mucho de esa temporada de trabajo con un socio-padre.
129:1.5 (1420.2) Salomé, la esposa de Zebedeo, era pariente de Anás, antiguo sumo sacerdote de Jerusalén que solo llevaba ocho años jubilado y seguía siendo el más influyente del grupo saduceo. Salomé se convirtió en una gran admiradora de Jesús y llegó a amarlo como a sus propios hijos, Santiago, Juan y David. Por su parte sus cuatro hijas lo consideraban como su hermano mayor. Jesús salía mucho a pescar con Santiago, Juan y David, y enseguida vieron que, además de experto constructor de embarcaciones, era un experto pescador.
129:1.6 (1420.3) Ese año Jesús envió dinero a Santiago todos los meses. En octubre fue a Nazaret para la boda de Marta, y ya no volvió hasta más de dos años después con ocasión de la doble boda de Simón y de Judá.
129:1.7 (1420.4) Jesús estuvo fabricando embarcaciones durante todo el año y siguió observando cómo vivían los hombres en la tierra. Solía visitar a menudo la parada de las caravanas, pues Cafarnaúm estaba en la ruta directa de Damasco hacia el sur. Cafarnaúm era un importante destacamento militar romano, y el oficial al mando de la guarnición era un gentil creyente en Yahvé, «un hombre piadoso», como solían llamar los judíos a estos prosélitos. Este oficial, perteneciente a una rica familia romana, se encargó de construir en Cafarnaúm una hermosa sinagoga que había sido entregada a los judíos poco antes de que Jesús fuera a vivir a casa de Zebedeo. Ese año Jesús dirigió más de la mitad de las veces los oficios en la nueva sinagoga, y cuando daba la casualidad de que asistían miembros de las caravanas, algunos reconocían en él al carpintero de Nazaret.
129:1.8 (1420.5) A la hora de pagar sus impuestos Jesús se inscribió como «artesano cualificado de Cafarnaúm». Desde ese día hasta el final de su vida en la tierra fue conocido como residente de Cafarnaúm. Nunca declaró tener más residencia legal que esa, aunque permitió por diversas razones que otros lo consideraran domiciliado en Damasco, Betania, Nazaret e incluso Alejandría.
129:1.9 (1420.6) Encontró muchos libros nuevos en las arcas de la biblioteca de la sinagoga de Cafarnaúm, y pasaba al menos cinco noches por semana estudiando intensamente. Dedicaba una noche a hacer vida social con los adultos y pasaba otra con los jóvenes. Había algo amable e inspirador en la personalidad de Jesús que atraía invariablemente a los jóvenes. Hacía que se sintieran siempre a gusto en su presencia. Puede que el gran secreto de su buena relación con ellos fuera doble: por un lado se interesaba siempre por lo que estaban haciendo, y por otro no solía darles consejos si no se los pedían.
129:1.10 (1420.7) La familia de Zebedeo casi adoraba a Jesús. Nunca dejaban de asistir a los coloquios que solía mantener a diario después de la cena y antes de irse a estudiar a la sinagoga. Los jóvenes del vecindario acudían a menudo a esas reuniones vespertinas de sobremesa donde Jesús impartía una instrucción variada y avanzada, tan avanzada como ellos eran capaces de comprender. Hablaba con ellos sin reservas y les presentaba sus ideas y sus ideales sobre política, sociología, ciencia y filosofía, pero solo se atrevía a expresarse con autoridad incuestionable cuando hablaba de religión: de la relación del hombre con Dios.
129:1.11 (1421.1) Una vez por semana se reunía con todo el personal que trabajaba en la casa, en el taller y en la ribera del lago —pues Zebedeo tenía muchos empleados— y entre estos trabajadores fue llamado por primera vez «el Maestro». Todos lo amaban. Él disfrutaba trabajando con Zebedeo en Cafarnaúm, pero echaba de menos a los niños que jugaban junto al taller de carpintería de Nazaret.
129:1.12 (1421.2) De los hijos de Zebedeo, Santiago era el que más se interesaba por Jesús como maestro y como filósofo. Juan apreciaba sobre todo sus opiniones y enseñanzas en materia de religión. David lo respetaba como artesano pero le interesaban poco sus ideas religiosas y sus enseñanzas filosóficas.
129:1.13 (1421.3) Judá iba muchos sabbat a escuchar a Jesús hablar en la sinagoga y luego se quedaba charlando con él. Cuanto más veía Judá a su hermano mayor, más se convencía de que Jesús era un hombre verdaderamente grande.
129:1.14 (1421.4) Jesús progresó mucho ese año en el dominio ascendente de su mente humana y alcanzó nuevos niveles superiores de contacto consciente con su Ajustador del Pensamiento interior.
129:1.15 (1421.5) Fue su último año de vida estable. Jesús nunca volvería a pasar un año entero en un mismo lugar o en una misma empresa. Estaba a punto de llegar el momento de sus peregrinaciones por la tierra. Le esperaban periodos de intensa actividad en un futuro no muy lejano, pero entre su vida sencilla aunque intensamente activa del pasado y su futuro ministerio público aún más intenso y agotador, dedicó unos años a viajar constantemente y a diversificar mucho su actividad personal. Necesitaba completar su formación como hombre del mundo antes de iniciar su carrera de enseñanza y predicación como el hombre-Dios perfeccionado de las fases divina y poshumana de su otorgamiento en Urantia.
129:2.1 (1421.6) En marzo del año 22 d. C. Jesús se despidió de Zebedeo y de Cafarnaúm. Pidió una pequeña cantidad de dinero para costear sus gastos de viaje a Jerusalén. Mientras trabajó con Zebedeo solo había percibido pequeñas sumas de dinero que enviaba mensualmente a su familia de Nazaret. Unos meses iba José a Cafarnaúm a buscar el dinero y otros pasaba Judá por Cafarnaúm, recibía el dinero de Jesús y lo llevaba a Nazaret. El centro pesquero donde trabajaba Judá estaba a unos pocos kilómetros al sur de Cafarnaúm.
129:2.2 (1421.7) Cuando Jesús se despidió de la familia de Zebedeo accedió a quedarse en Jerusalén hasta la Pascua, y todos prometieron reunirse para esa ocasión. Además decidieron celebrar juntos la cena pascual. A todos les entristecía que Jesús los dejara, especialmente a las hijas de Zebedeo.
129:2.3 (1421.8) Antes de irse de Cafarnaúm Jesús tuvo una larga conversación con Juan Zebedeo, su nuevo amigo e íntimo compañero. Le dijo que pensaba viajar constantemente hasta que «llegue mi hora» y le pidió que todos los meses enviara en su lugar algún dinero a la familia de Nazaret hasta que se agotaran los fondos que se le debían. Juan le hizo esta promesa: «Maestro mío, dedícate a tus asuntos, haz tu trabajo en el mundo. Yo actuaré por ti en este y en cualquier otro asunto, y velaré por tu familia como si atendiera a mi propia madre y cuidara a mis propios hermanos. Emplearé los fondos que te guarda mi padre tal como has indicado y según se necesiten. Y cuando tu dinero se haya gastado, si no recibo más de ti y tu madre lo necesita, compartiré mis propios ingresos con ella. Sigue tu camino en paz, yo actuaré en tu lugar en todos estos asuntos».
129:2.4 (1422.1) Tras la marcha de Jesús a Jerusalén, Juan preguntó a su padre, Zebedeo, cuánto dinero se le debía y le sorprendió que fuera una cifra tan importante. Como Jesús había dejado el asunto enteramente en sus manos, decidieron invertir esos fondos en una propiedad y emplear las rentas para asistir a la familia de Nazaret. Zebedeo sabía que estaba a la venta una pequeña casa hipotecada en Cafarnaúm y aconsejó a Juan que la comprara con el dinero de Jesús y conservara el título en depósito para su amigo. Juan siguió el consejo de su padre y durante dos años se fue pagando la hipoteca con el arrendamiento de la casa. A esto se unió una importante cantidad adicional de dinero enviada a Juan por Jesús para atender a las necesidades de su familia. La suma de ambas aportaciones era casi suficiente para liquidar la deuda, y Zebedeo suplió la diferencia, de modo que Juan pudo pagar el resto de la hipoteca a su vencimiento y comprar la casa libre de gravámenes. Así se convirtió Jesús sin saberlo en propietario de una casa de dos habitaciones en Cafarnaúm.
129:2.5 (1422.2) Cuando la familia de Nazaret se enteró de que Jesús se había ido de Cafarnaúm, como no sabían nada de su acuerdo financiero con Juan, pensaron que les había llegado el momento de seguir adelante sin la ayuda de Jesús. Santiago recordó su contrato con Jesús y, con la ayuda de sus hermanos, asumió inmediatamente toda la responsabilidad de cuidar de la familia.
129:2.6 (1422.3) Pero volvamos atrás para observar a Jesús en Jerusalén. Durante casi dos meses pasó la mayor parte de su tiempo escuchando los debates del templo, con visitas ocasionales a las distintas escuelas de los rabinos. La mayoría de los sabbat los pasó en Betania.
129:2.7 (1422.4) Jesús fue a Jerusalén con una carta de Salomé dirigida al antiguo sumo sacerdote Anás en la que la esposa de Zebedeo presentaba a Jesús «como si fuera mi propio hijo». Anás le dedicó mucho tiempo y lo llevó personalmente a visitar las numerosas academias de los maestros religiosos de Jerusalén. Jesús examinó a fondo estas escuelas y observó atentamente sus métodos de enseñanza, aunque no hizo ni una sola pregunta en público. Anás se había convencido de que Jesús era un gran hombre, pero no sabía qué aconsejarle: por un lado comprendía que sería estúpido sugerirle que ingresara en alguna de las escuelas de Jerusalén como estudiante, y por otro sabía que nunca le concederían la categoría de maestro titular a no ser que se formara en una de esas escuelas.
129:2.8 (1422.5) Se acercaba la Pascua, y junto con las multitudes procedentes de todos los rincones de la tierra, llegaron a Jerusalén procedentes de Cafarnaúm Zebedeo y toda su familia. Se alojaron todos en la espaciosa casa de Anás donde celebraron la Pascua como una familia feliz.
129:2.9 (1422.6) Durante esa semana pascual y aparentemente por casualidad, Jesús conoció a un hombre muy rico procedente de la India que viajaba con su hijo de unos diecisiete años. En su camino a visitar Roma y otros lugares del Mediterráneo, habían decidido llegar a Jerusalén durante la Pascua con la esperanza de encontrar a alguien a quien pudieran contratar como intérprete para ambos y como tutor para el hijo. El padre insistió mucho en que Jesús viajara con ellos, pero Jesús le habló de su familia y de su miedo a que pasaran necesidad si él se marchaba tan lejos durante casi dos años. Entonces el viajero de Oriente le propuso adelantarle el salario de un año de modo que pudiera confiar ese dinero a sus amigos para preservar a su familia de cualquier necesidad, y Jesús aceptó hacer el viaje.
129:2.10 (1423.1) Jesús entregó esta importante suma a Juan, el hijo de Zebedeo, y ya sabéis cómo empleó Juan ese dinero para liquidar la hipoteca de la propiedad de Cafarnaúm. Jesús informó confidencialmente a Zebedeo sobre su viaje por el Mediterráneo y le encareció que no se lo dijera a nadie, ni siquiera a los de su propia sangre. Durante ese largo periodo de casi dos años, Zebedeo nunca desveló que conocía el paradero de Jesús, y la familia de Nazaret estuvo a punto de darlo por muerto. Solo las aseveraciones de Zebedeo, que acompañó varias veces a su hijo Juan a Nazaret, mantuvieron viva la esperanza en el corazón de María.
129:2.11 (1423.2) La familia de Nazaret se las arregló muy bien durante ese tiempo. Judá había aumentado considerablemente su cuota y mantuvo esta contribución adicional hasta que se casó. Aunque no parecían necesitar ayuda, Juan Zebedeo solía llevar regalos a María y Rut todos los meses conforme a las instrucciones de Jesús.
129:3.1 (1423.3) Todo el vigesimonoveno año de la vida de Jesús transcurrió recorriendo el mundo mediterráneo. Los principales acontecimientos de este viaje están recogidos, hasta donde estamos autorizados a revelarlos, en las narraciones inmediatamente posteriores a este documento.
129:3.2 (1423.4) Durante toda su gira por el mundo romano Jesús fue conocido por muchas razones como el escriba de Damasco. Sin embargo en Corinto y en otras paradas del viaje de vuelta fue conocido como el tutor judío.
129:3.3 (1423.5) Fue un periodo lleno de acontecimientos en la vida de Jesús. Durante este viaje hizo muchos contactos con sus semejantes, pero nunca reveló este aspecto de su vida a ningún miembro de su familia ni a ninguno de los apóstoles. Jesús terminó su vida en la carne y salió de este mundo sin que nadie supiera (salvo Zebedeo de Betsaida) que había hecho este gran viaje. Algunos de sus amigos pensaron que había vuelto a Damasco, otros, que se había ido a la India. Su propia familia se inclinaba a creer que estuvo en Alejandría porque sabían que una vez le habían ofrecido allí un puesto de jazán adjunto.
129:3.4 (1423.6) A su vuelta a Palestina Jesús no hizo nada por cambiar la opinión de su familia de que había ido de Jerusalén a Alejandría. Les dejó que siguieran creyendo que había estado en ese centro de cultura y saber durante toda su ausencia de Palestina. El único que sabía la verdad sobre este asunto era Zebedeo, el constructor de embarcaciones de Betsaida, y no se lo dijo a nadie.
129:3.5 (1423.7) En todos vuestros esfuerzos por descifrar el significado de la vida de Jesús en Urantia, no perdáis de vista la motivación del otorgamiento de Miguel. Si queréis entender el sentido de muchas de sus acciones aparentemente extrañas, debéis considerar el propósito de su estancia en vuestro mundo. Evitó sistemáticamente acaparar la atención con una trayectoria personal demasiado atractiva. No quería emplear procedimientos extraordinarios o irresistibles para atraer a sus semejantes. Estaba dedicado a la obra de revelar al Padre celestial a sus semejantes mortales y consagrado al mismo tiempo a la tarea sublime de vivir su vida mortal en la tierra sometido en todo momento a la voluntad del mismo Padre del Paraíso.
129:3.6 (1424.1) Para comprender mejor la vida de Jesús en la tierra, todos los estudiantes mortales de este otorgamiento divino deben recordar siempre que, aunque vivió esta vida de encarnación en Urantia, la vivió para todo su universo. La vida que vivió en la carne de naturaleza mortal tuvo un significado especial y fue una fuente de inspiración para todas y cada una de las esferas habitadas del universo de Nebadon. Esto también es verdad para todos los mundos que se han vuelto habitables después de la época memorable de su estancia en Urantia, y será igualmente cierto para todos los mundos que lleguen a estar habitados por criaturas con voluntad en toda la historia futura de este universo local.
129:3.7 (1424.2) Durante su gira por el mundo romano y mediante esas experiencias, el Hijo del Hombre completó prácticamente su formación educativa por contacto con la diversidad de pueblos que había en el mundo en su tiempo y generación. Gracias a la formación adquirida en este viaje volvió a Nazaret sabiendo cómo vivían y sacaban adelante su existencia los hombres en Urantia.
129:3.8 (1424.3) El propósito real de este recorrido por la cuenca mediterránea era conocer a los hombres. Se acercó mucho a centenares de miembros del género humano en este viaje. Conoció y amó a toda clase de hombres, ricos y pobres, altos y bajos, negros y blancos, con educación y sin ella, cultos e incultos, animales y espirituales, religiosos y no religiosos, morales e inmorales.
129:3.9 (1424.4) En este viaje por el Mediterráneo Jesús progresó mucho en su tarea humana de dominar la mente mortal y material, y su Ajustador interior progresó mucho en la ascensión y conquista espiritual de este mismo intelecto humano. Al final de esta gira Jesús sabía prácticamente —con toda certeza humana— que era un Hijo de Dios, un Hijo Creador del Padre Universal. El Ajustador era cada vez más capaz de traer a la mente del Hijo del Hombre vagos recuerdos de su experiencia en el Paraíso en compañía de su Padre divino antes de venir a organizar y administrar este universo local de Nebadon. Y así, el Ajustador fue trayendo poco a poco a la consciencia humana de Jesús los recuerdos necesarios de su anterior existencia divina en las diversas épocas de un pasado casi eterno. El último episodio de su experiencia prehumana que le presentó el Ajustador fue su conversación de despedida con Emmanuel de Salvington inmediatamente antes de entregar su personalidad consciente para emprender su encarnación en Urantia. La imagen de este último recuerdo de su existencia prehumana apareció con toda claridad en la consciencia de Jesús el mismo día de su bautismo por Juan en el Jordán.
129:4.1 (1424.5) Para las inteligencias celestiales del universo local que lo observaban, este viaje por el Mediterráneo fue la experiencia más cautivadora de Jesús en la tierra, o al menos de toda su carrera hasta el acontecimiento mismo de su crucifixión y muerte física. Fue el periodo fascinante de su ministerio personal, en contraste con su ministerio público que vendría poco después. Este episodio único fue aún más apasionante porque en ese momento él era todavía el carpintero de Nazaret, el constructor de embarcaciones de Cafarnaúm, el escriba de Damasco; seguía siendo el Hijo del Hombre. No había alcanzado aún el dominio completo de su mente humana; el Ajustador no había dominado plenamente la identidad de mortal ni había hecho su duplicación completa. Seguía siendo un hombre entre los hombres.
129:4.2 (1425.1) La experiencia religiosa puramente humana del Hijo del Hombre —el crecimiento espiritual personal— alcanzó casi la cima del logro durante ese vigesimonoveno año. Esta experiencia de desarrollo espiritual fue un crecimiento gradual sistemático desde el momento en que llegó su Ajustador del Pensamiento hasta el día en que consumó y confirmó esta relación humana natural y normal entre la mente material del hombre y la dotación de mente del espíritu: el fenómeno de hacer de estas dos mentes una. Esta experiencia la alcanzó el Hijo del Hombre de forma completa y definitiva como mortal encarnado del mundo, el día de su bautismo en el Jordán.
129:4.3 (1425.2) Durante esos años no parece que tuviera muchos periodos de comunión formal con su Padre del cielo, en cambio perfeccionó métodos cada vez más eficaces de comunicación personal con la presencia espiritual del Padre del Paraíso que moraba en su interior. Vivió una vida real, una vida plena y una vida en la carne verdaderamente natural, normal y corriente. Él conoce por experiencia personal el equivalente de la actualidad de toda la esencia y sustancia de vivir la vida de los seres humanos en los mundos materiales del tiempo y el espacio.
129:4.4 (1425.3) El Hijo del Hombre experimentó la amplia gama de emociones humanas que va desde la alegría más desbordante a la pena más profunda. Fue un niño alegre y una persona que destacaba por su buen humor, pero fue también «varón de dolores y experimentado en aflicción». En el sentido espiritual atravesó la vida mortal desde lo más bajo hasta lo más alto, desde el principio hasta el fin. Desde el punto de vista material podría parecer que se libró de vivir en los dos extremos sociales de la existencia humana, pero desde el punto de vista intelectual se familiarizó plenamente con la experiencia total y completa de la humanidad.
129:4.5 (1425.4) Jesús conoce los pensamientos y los sentimientos, las necesidades y los impulsos, de los mortales evolutivos y ascendentes de los mundos desde su nacimiento hasta su muerte. Ha vivido la vida humana a partir de los principios del yo físico, intelectual y espiritual, pasando por la infancia, la niñez, la juventud y la madurez hasta incluso la experiencia humana de la muerte. No solo pasó por estos periodos humanos habituales y bien conocidos de avance intelectual y espiritual, sino que experimentó también plenamente los aspectos más altos y más avanzados de conciliación entre el humano y el Ajustador que tan pocos mortales de Urantia llegan a alcanzar. Y así experimentó la vida plena del hombre mortal no solo como se vive en vuestro mundo, sino también como se vive en todos los demás mundos evolutivos del tiempo y el espacio, incluso en los más altos y avanzados de todos los mundos asentados en luz y vida.
129:4.6 (1425.5) Aunque esta vida perfecta que vivió a imagen y semejanza de carne mortal puede no haber recibido la aprobación universal y sin reservas de sus compañeros mortales, de aquellos que coincidieron con él en la tierra, la vida encarnada que Jesús de Nazaret vivió en Urantia sí recibe la aceptación plena y sin reservas del Padre Universal, pues constituye, al mismo tiempo y en una única y misma vida de personalidad, la plenitud de la revelación del Dios eterno al hombre mortal y la presentación de una personalidad humana perfeccionada a satisfacción del Creador Infinito.
129:4.7 (1425.6) Este fue su verdadero y supremo propósito. No bajó a vivir en Urantia como ejemplo perfecto y concreto para ningún niño o adulto, para ningún hombre o mujer de aquella edad ni de cualquier otra. Es indudable que en su vida plena, rica, hermosa y noble todos podemos encontrar muchos ejemplos maravillosos y divinamente inspiradores, pero esto es porque vivió una vida verdadera y auténticamente humana. Jesús no vivió su vida en la tierra para convertirse en el ejemplo a copiar por todos los demás seres humanos. Vivió su vida encarnada mediante el mismo ministerio de misericordia con el que todos podéis vivir vuestra vida en la tierra. Tal como vivió su vida mortal en su tiempo y tal como él era, estableció el ejemplo para que todos nosotros vivamos así nuestra vida en nuestro tiempo y tal como nosotros somos. No podéis aspirar a vivir su vida, pero podéis tomar la decisión de vivir vuestra vida igual y por los mismos medios que él vivió la suya. Jesús puede no ser el ejemplo concreto y detallado para todos los mortales de todas las edades en todos los mundos de este universo local, pero será por siempre la inspiración y guía de todos los peregrinos al Paraíso procedentes de los mundos de ascensión inicial que van subiendo por un universo de universos y por Havona hasta el Paraíso. Jesús es el nuevo camino vivo que va del hombre a Dios, de lo parcial a lo perfecto, de lo terrenal a lo celestial, del tiempo a la eternidad.
129:4.8 (1426.1) A los veintinueve años Jesús de Nazaret casi había terminado de vivir la vida que se exige a los mortales como residentes en la carne. Bajó a la tierra para manifestar al hombre la plenitud de Dios, y ya casi se había convertido en la perfección del hombre que espera la ocasión de manifestarse a Dios. Y todo esto lo hizo antes de cumplir los treinta años.
El libro de Urantia
Documento 130
130:0.1 (1427.1) LA gira por el mundo romano ocupó la mayor parte del año vigesimoctavo y todo el año vigesimonoveno de la vida de Jesús en la tierra. Jesús y los dos nativos de la India —Gonod y su hijo Ganid— salieron de Jerusalén la mañana del domingo 26 de abril del año 22 d. C. Hicieron su viaje tal como lo habían programado, y Jesús se despidió del padre y el hijo en la ciudad de Charax, en el golfo Pérsico, el décimo día de diciembre del año siguiente, el 23 d. C.
130:0.2 (1427.2) Desde Jerusalén fueron a Cesarea pasando por Jope. En Cesarea embarcaron hacia Alejandría. Desde Alejandría navegaron hasta Lasea en Creta. Desde Creta navegaron hacia Cartago con escala en Cirene. En Cartago tomaron un barco hacia Nápoles con paradas en Malta, Siracusa y Mesina. Desde Nápoles fueron a Capua y desde allí a Roma por la Vía Apia.
130:0.3 (1427.3) Tras su estancia en Roma fueron por tierra a Tarento, donde se hicieron a la mar hacia Atenas en Grecia con paradas en Nicópolis y Corinto. Desde Atenas fueron a Éfeso por la ruta de Troas. Desde Éfeso navegaron hacia Chipre con escala en Rodas. Dedicaron bastante tiempo a visitar Chipre y a descansar, y luego navegaron hacia Antioquía en Siria. Desde Antioquía se dirigieron al sur hasta Sidón y luego fueron a Damasco. Desde ahí viajaron en caravana a Mesopotamia pasando por Tápsaco y Larisa. Estuvieron algún tiempo en Babilonia, visitaron Ur y otros lugares, y luego fueron a Susa. Desde Susa se dirigieron a Charax, donde Gonod y Ganid se embarcaron de vuelta a la India.
130:0.4 (1427.4) Jesús había aprendido los rudimentos de la lengua que hablaban Gonod y Ganid durante su estancia en Damasco. En esos cuatro meses trabajó casi todo el tiempo haciendo traducciones del griego a una de las lenguas de la India con la ayuda de un nativo de la región de Gonod.
130:0.5 (1427.5) Durante su periplo mediterráneo Jesús trabajaba más o menos la mitad del día enseñando a Ganid o haciendo de intérprete en los contactos sociales y las conversaciones de negocios de Gonod. Tenía el resto del día a su disposición y lo dedicaba a relacionarse con la gente. Esos estrechos contactos personales con sus semejantes, esas relaciones íntimas con los mortales de este mundo fueron la principal característica de su actividad durante los años inmediatamente anteriores a su ministerio público.
130:0.6 (1427.6) Gracias a estos contactos efectivos y a estas observaciones de primera mano, Jesús pudo conocer la civilización material e intelectual superior de Occidente y del Levante. De Gonod y de su brillante hijo aprendió mucho sobre la civilización y la cultura de la India y de China, pues Gonod, que era ciudadano de la India, había hecho tres grandes viajes al Imperio de la raza amarilla.
130:0.7 (1427.7) El joven Ganid aprendió mucho de Jesús durante esta larga e íntima asociación. Desarrollaron un gran afecto mutuo, y el padre del muchacho intentó muchas veces persuadir a Jesús de irse con ellos a la India, pero Jesús declinó siempre la invitación alegando que debía volver con su familia de Palestina.
130:1.1 (1428.1) En Jope Jesús conoció a Gadía, un intérprete filisteo que trabajaba para un curtidor llamado Simón. Los agentes de Gonod en Mesopotamia habían hecho muchos negocios con este Simón, por eso Gonod y su hijo querían hacerle una visita en su camino a Cesarea. Durante el tiempo que estuvieron en Jope, Jesús y Gadía se hicieron buenos amigos. Este joven filisteo era un buscador de la verdad. Jesús era un dador de la verdad; él era la verdad para esa generación en Urantia. Cuando un gran buscador de la verdad y un gran dador de la verdad se encuentran, el resultado es una iluminación grande y liberadora nacida de la experiencia de la nueva verdad.
130:1.2 (1428.2) Un día Jesús y el joven filisteo paseaban por la orilla del mar después de la cena, y Gadía, sin saber que este «escriba de Damasco» estaba tan versado en las tradiciones hebreas, señaló a Jesús el lugar donde se decía que Jonás había embarcado para su desventurado viaje a Tarsis. Cerró su comentario con esta pregunta: «¿Crees que el gran pez se tragó realmente a Jonás?». Jesús comprendió que esta tradición había ejercido una poderosa influencia sobre la vida del joven y le había inculcado la convicción de que intentar evadirse del deber es una locura. En vista de eso no quiso decir nada que pudiera destruir bruscamente las motivaciones fundamentales que guiaban a Gadía en su vida práctica, y respondió así a su pregunta: «Amigo, todos somos Jonás y debemos vivir nuestra vida conforme a la voluntad de Dios. Siempre que intentamos escapar del deber presente de nuestra vida corriendo tras señuelos lejanos, nos ponemos bajo el control directo de influencias que no están dirigidas por los poderes de la verdad y las fuerzas de la rectitud. Huir del deber es sacrificar la verdad. Evadirse del servicio de luz y vida solo puede conducir a conflictos angustiosos con las temibles ballenas del egoísmo que acaban llevando a la oscuridad y la muerte, a menos que esos jonases que han abandonado a Dios vuelvan su corazón, incluso desde las profundidades mismas de la desesperación, para ir en busca de Dios y de su bondad. Y cuando esas almas desalentadas buscan sinceramente a Dios —con hambre de verdad y sed de rectitud— no hay nada que pueda mantenerlas cautivas. Por muy bajo que puedan haber caído, cuando buscan la luz con todo su corazón, el espíritu del Señor Dios del cielo las liberará de su cautiverio; las malas circunstancias de la vida las vomitarán a la tierra firme de las nuevas oportunidades para un servicio renovado y una vida más sabia».
130:1.3 (1428.3) Gadía se sintió muy conmovido por la enseñanza de Jesús. Se quedaron hablando a la orilla del mar hasta muy entrada la noche, y antes de volver a sus alojamientos rezaron juntos y el uno por el otro. Este mismo Gadía se convirtió más tarde en un profundo creyente en Jesús de Nazaret después de escuchar la predicación de Pedro, y tuvo una polémica memorable con Pedro una noche en casa de Dorcas. Gadía también contribuyó mucho a que Simón, el rico mercader de cueros, terminara abrazando el cristianismo.
130:1.4 (1428.4) (En este relato del trabajo personal de Jesús con sus semejantes mortales durante su gira por el Mediterráneo, traduciremos libremente sus palabras, tal como estamos autorizados, a la fraseología moderna utilizada normalmente en Urantia en el momento de esta presentación.)
130:1.5 (1429.1) La última conversación de Jesús con Gadía trató sobre el bien y el mal. Al joven filisteo le afligía mucho el sentimiento de injusticia que le producía la presencia del mal junto al bien en el mundo, y lo dijo así: «Si Dios es infinitamente bueno, ¿cómo puede permitir que suframos las penas del mal? En último término, ¿quién crea el mal?». En aquel tiempo muchos seguían creyendo que Dios crea tanto el bien como el mal, pero Jesús nunca enseñó semejante error. Esta fue su respuesta: «Hermano, Dios es amor, por lo tanto tiene que ser bueno, y su bondad es tan grande y real que no puede contener las cosas pequeñas e irreales del mal. Dios es tan positivamente bueno que no hay absolutamente ningún lugar en él para el mal negativo. El mal es la elección inmadura y el tropiezo irreflexivo de los que se resisten a la bondad, rechazan la belleza y son desleales a la verdad. El mal no es más que la inadaptación de la inmadurez o la influencia perturbadora y deformadora de la ignorancia. El mal es la oscuridad inevitable que sigue al rechazo imprudente de la luz. El mal es lo que es oscuro y falso, y que, cuando se abraza conscientemente y se refrenda deliberadamente, se convierte en pecado.
130:1.6 (1429.2) «Tu Padre del cielo, al dotarte con el poder de elegir entre la verdad y el error, creó lo negativo potencial del camino positivo de luz y vida, pero esos errores del mal carecen de existencia real hasta el momento en que una criatura inteligente hace que existan cuando elige equivocadamente su manera de vivir. Esos males se elevan después a la categoría de pecado por la elección consciente y deliberada de dicha criatura rebelde y obstinada. Por eso nuestro Padre del cielo permite que el bien y el mal vayan juntos hasta el final de la vida, igual que la naturaleza deja que el trigo y la cizaña crezcan uno junto al otro hasta la siega». Siguieron hablando hasta que el significado real de estas importantes declaraciones estuvo claro en la mente de Gadía y quedó plenamente satisfecho con la respuesta de Jesús a su pregunta.
130:2.1 (1429.3) Jesús y sus amigos pasaron más tiempo del previsto en Cesarea porque se descubrió que uno de los enormes canaletes de gobierno de la nave en la que pensaban embarcar corría peligro de partirse. El capitán decidió quedarse en el puerto mientras fabricaban uno nuevo, y como escaseaban los carpinteros cualificados para este trabajo, Jesús se ofreció voluntario para ayudar. Por las noches Jesús y sus amigos paseaban por el hermoso muro que servía de paseo en torno al puerto. Ganid se interesó mucho por la explicación de Jesús sobre el sistema de canalización de las aguas de la ciudad y la técnica de utilizar las mareas para limpiar las calles y las alcantarillas. Al joven indio le impresionó el templo de Augusto, situado en un alto y rematado por una colosal estatua del emperador romano. El segundo día de su estancia, los tres asistieron por la tarde a una representación en el enorme anfiteatro capaz de sentar a veinte mil personas, y por la noche fueron al teatro a ver una obra griega. Era la primera vez que Ganid presenciaba este tipo de espectáculos y preguntó mucho sobre ellos a Jesús. El tercer día por la mañana hicieron una visita formal al palacio del gobernador, pues Cesarea era la capital de Palestina y la residencia del procurador romano.
130:2.2 (1429.4) En la misma posada que ellos se alojaba un mercader de Mongolia que hablaba bastante bien el griego, y Jesús tuvo varias largas conversaciones con él. A este hombre le impresionó mucho la filosofía de vida de Jesús y no olvidó nunca sus sabias palabras sobre «vivir la vida celestial mientras se está en la tierra mediante la sumisión diaria a la voluntad del Padre celestial». Este mercader era taoísta, y por lo tanto creía firmemente en la doctrina de una Deidad universal. A su vuelta a Mongolia empezó a enseñar estas verdades avanzadas a sus vecinos y a sus asociados de negocios. Como resultado directo de estas actividades, su hijo mayor decidió convertirse en sacerdote taoísta y ejerció una gran influencia en favor de la verdad avanzada durante toda su vida. Fue seguido por un hijo y un nieto que también se consagraron fielmente a la doctrina del Dios Único, el Regidor Supremo del Cielo.
130:2.3 (1430.1) La rama oriental de la primera Iglesia cristiana, con sede en Filadelfia, se mantuvo más fiel a las enseñanzas de Jesús que sus hermanos de Jerusalén, pero es de lamentar que no hubiera nadie como Pedro que fuera a China o como Pablo que entrara en la India, donde el terreno espiritual era entonces tan favorable para plantar la semilla del nuevo evangelio del reino. Estas mismas enseñanzas de Jesús, tal como las mantenían los filadelfianos, habrían suscitado en las mentes de los pueblos asiáticos espiritualmente hambrientos el mismo interés inmediato y efectivo que las predicaciones de Pedro y Pablo en Occidente.
130:2.4 (1430.2) Un día, uno de los jóvenes que trabajaban en la fabricación del canalete se interesó mucho por las palabras que Jesús dejaba caer de vez en cuando mientras se afanaban en el astillero. Cuando Jesús insinuó que el Padre del cielo se interesaba por el bienestar de sus hijos de la tierra, este joven griego llamado Anaxando dijo: «Si los Dioses se interesan por mí, ¿por qué no quitan al capataz injusto y cruel de este taller?». La respuesta de Jesús le sorprendió vivamente: «Puesto que conoces los caminos de la bondad y valoras la justicia, tal vez los Dioses hayan puesto a este hombre errado cerca de ti para que puedas guiarlo por mejor camino. Puede que tú seas la sal que haga a este hermano más agradable para todos los demás hombres, siempre que tú no hayas perdido tu sabor. Ahora te domina este hombre porque sus malos modos te influyen de forma negativa. ¿Por qué no intentas reafirmar tu dominio sobre el mal en virtud del poder de la bondad para convertirte en el que domina todas las relaciones entre vosotros dos? Predigo que el bien que hay en ti podría vencer al mal que hay en él si te dieras una oportunidad activa y justa. No hay aventura más apasionante en la existencia mortal que la euforia de asociarse, en la vida material, a la energía espiritual y a la verdad divina en una de sus luchas triunfantes contra el error y el mal. Convertirse en canal vivo de luz espiritual para iluminar a otros mortales sumidos en las tinieblas espirituales es una experiencia maravillosa y transformadora. Si has sido más favorecido por la verdad que este hombre, su necesidad debería ser un desafío para ti. ¡Estoy seguro de que no te quedarías cobardemente en la orilla mirando cómo se ahoga un compañero que no sabe nadar! ¡Cuánto más valiosa es el alma de este hombre que lucha por mantenerse a flote en la oscuridad que su cuerpo ahogándose en el agua!».
130:2.5 (1430.3) Anaxando se sintió profundamente conmovido por las palabras de Jesús. Enseguida fue a contar a su superior lo que Jesús le había dicho, y esa noche los dos pidieron consejo a Jesús sobre el bienestar de sus almas. Cuando se proclamó años después el mensaje cristiano en Cesarea, estos dos hombres, uno griego y otro romano, creyeron en la predicación de Felipe y se convirtieron en miembros prominentes de la Iglesia que fundó. El joven griego fue nombrado más tarde intendente de un centurión romano llamado Cornelio que se hizo creyente por el ministerio de Pedro. Anaxando siguió llevando la luz a los que estaban en la oscuridad hasta la época en que Pablo fue encarcelado en Cesarea, y murió por accidente mientras atendía a los heridos y moribundos en la gran masacre donde perecieron veinte mil judíos.
130:2.6 (1431.1) Para entonces Ganid había empezado a darse cuenta de que su tutor empleaba su tiempo libre en este insólito ministerio personal a sus semejantes, y quiso averiguar el motivo de esta permanente actividad. Preguntó: «¿Por qué te dedicas todo el tiempo a hablar con extraños?». Jesús respondió: «Ganid, para alguien que conoce a Dios ningún hombre es un extraño. En la experiencia de encontrar al Padre del cielo descubres que todos los hombres son tus hermanos, y ¿qué tiene de raro regocijarse con la compañía de un hermano recién descubierto? Tratar a nuestros hermanos y hermanas, conocer sus problemas y aprender a amarlos es la experiencia suprema del vivir».
130:2.7 (1431.2) En esta conversación, que duró hasta bien entrada la noche, el joven pidió a Jesús que le explicara la diferencia entre la voluntad de Dios y el acto de elegir que realiza la mente humana llamado también voluntad. En sustancia Jesús dijo lo siguiente: La voluntad de Dios es el camino de Dios, alinearse con la elección de Dios frente a cualquier alternativa potencial. Hacer la voluntad de Dios es, por lo tanto, la experiencia progresiva de parecerse cada vez más a Dios, y Dios es la fuente y el destino de todo lo que es bueno, bello y verdadero. La voluntad del hombre es el camino del hombre, la esencia de lo que el mortal elige ser y hacer. La voluntad es la elección deliberada de un ser consciente de sí mismo que conduce a una decisión de conducta basada en la reflexión inteligente.
130:2.8 (1431.3) Aquella tarde Jesús y Ganid se habían divertido jugando con un perro pastor muy inteligente, y Ganid quiso saber si el perro tenía alma, si tenía voluntad. Jesús le respondió así: «El perro tiene una mente que puede conocer al hombre material, a su dueño, pero no puede conocer a Dios que es espíritu; por lo tanto, el perro no posee una naturaleza espiritual y no puede tener una experiencia espiritual. El perro puede poseer una voluntad derivada de su naturaleza y aumentada por el adiestramiento, pero ese poder de su mente no es una fuerza espiritual ni es comparable a la voluntad humana porque no es reflexivo, no es el resultado de discriminar significados morales y superiores o de elegir valores espirituales y eternos. La posesión del poder de discriminación espiritual y de elección de la verdad es lo que convierte al hombre mortal en un ser moral, una criatura dotada de los atributos de la responsabilidad espiritual y del potencial de supervivencia eterna». Jesús siguió explicando que la ausencia de dichos poderes mentales en los animales es lo que hace imposible para siempre que el mundo animal desarrolle un lenguaje en el tiempo o que experimente algo equivalente a la supervivencia de la personalidad en la eternidad. Tras las enseñanzas de ese día, Ganid dejó de creer en la trasmigración de las almas humanas a los cuerpos de los animales.
130:2.9 (1431.4) Al día siguiente Ganid habló de todo esto con su padre, y Gonod también quiso hacer una pregunta a Jesús. En su respuesta Jesús le explicó que «las voluntades humanas que están única y exclusivamente dedicadas a tomar decisiones temporales relacionadas con los problemas materiales de la existencia animal están condenadas a perecer con el tiempo. En cambio las que toman decisiones morales sinceras y hacen elecciones espirituales sin reservas se van identificando progresivamente con el espíritu divino que mora en su interior y así se van transformando cada vez más en valores de supervivencia eterna, de progresión sin fin en el servicio divino».
130:2.10 (1431.5) Ese mismo día oímos por primera vez una verdad de capital importancia que podría enunciarse así en términos modernos: «La voluntad es la manifestación de la mente humana que permite a la consciencia subjetiva expresarse objetivamente y experimentar el fenómeno de aspirar a ser semejante a Dios». Y en este mismo sentido, todo ser humano reflexivo y orientado hacia el espíritu puede hacerse creativo.
130:3.1 (1432.1) Tras esta interesante estancia en Cesarea y una vez reparado el barco, Jesús y sus dos amigos zarparon al mediodía hacia Alejandría en Egipto.
130:3.2 (1432.2) La travesía a Alejandría fue muy agradable. Ganid estaba encantado con el viaje y acribilló a preguntas a Jesús. Al acercarse al puerto de la ciudad el joven se entusiasmó con el gran faro de Faros, una de las siete maravillas del mundo y el precursor de todos los faros posteriores. Estaba situado en una isla que Alejandro había unido a tierra firme mediante un malecón, formando así dos magníficos puertos que hicieron de Alejandría la encrucijada comercial marítima de África, Asia y Europa. Se levantaron por la mañana temprano para contemplar este espléndido dispositivo de salvamento creado por el hombre, y en medio de las exclamaciones de Ganid, Jesús le dijo: «Tú, hijo mío, serás como este faro cuando vuelvas a la India, incluso después de que tu padre descanse en paz. Serás como la luz de vida para los que estén a tu alrededor en la oscuridad y mostrarás a todos los que lo deseen el camino seguro para alcanzar el puerto de la salvación». Ganid respondió estrechando la mano de Jesús: «Así lo haré».
130:3.3 (1432.3) Queremos subrayar de nuevo el grave error que cometieron los primeros maestros de la religión cristiana al centrar tan exclusivamente su atención en la civilización occidental del mundo romano. Las enseñanzas de Jesús, tal como las mantuvieron los creyentes mesopotámicos del siglo primero, habrían sido recibidas de buena gana por los diversos grupos de personas religiosas de Asia.
130:3.4 (1432.4) A las cuatro horas de desembarcar ya estaban instalados cerca del extremo oriental de la larga y amplia avenida de treinta metros de ancho y ocho kilómetros de largo que llegaba hasta el límite occidental de esta ciudad de un millón de habitantes. Después de dar un primer vistazo a las principales atracciones de la ciudad —la universidad (con su museo), la biblioteca, el mausoleo real de Alejandro, el palacio, el templo de Neptuno, el teatro y el gimnasio— Gonod se fue a sus negocios mientras Jesús y Ganid iban a la biblioteca, la más grande del mundo. Había en ella cerca de un millón de manuscritos de todo el mundo civilizado: Grecia, Roma, Palestina, Partia, India, China e incluso Japón. En esta biblioteca, Ganid vio la mayor colección de literatura india del mundo. Durante toda su estancia en Alejandría pasaban todos los días un rato en la biblioteca, y Jesús explicó a Ganid que allí se habían traducido al griego las escrituras hebreas. Hablaban muchas veces sobre todas las religiones del mundo, y Jesús se esforzaba en mostrar a esta joven mente la verdad que había en cada una de ellas, aunque siempre añadía: «Pero Yahvé es el Dios desarrollado a partir de las revelaciones de Melquisedec y de la alianza de Abraham. Los judíos eran los descendientes de Abraham y ocuparon después la misma tierra donde Melquisedec había vivido y enseñado, y desde donde envió maestros a todo el mundo. Su religión acabó reconociendo más claramente que ninguna otra religión del mundo al Señor Dios de Israel como Padre Universal del cielo».
130:3.5 (1432.5) Ganid, dirigido por Jesús, hizo una recopilación de las enseñanzas de todas las religiones del mundo que reconocían a una Deidad Universal, aunque reconocieran también en mayor o menor medida a otras deidades de menor rango. Tras largas conversaciones, Jesús y Ganid convinieron en que los romanos no tenían un Dios real, pues su religión era poco más que un culto al emperador. Llegaron a la conclusión de que los griegos tenían una filosofía, pero no una religión con un Dios personal. Descartaron los cultos de misterio por ser tantos y tan confusos, y porque sus diversos conceptos de la Deidad parecían provenir de otras religiones más antiguas.
130:3.6 (1433.1) Aunque estas traducciones se hicieron en Alejandría, Ganid no terminó de ordenar el material que había seleccionado y de añadir sus propias conclusiones personales hasta cerca del final de su estancia en Roma. Le sorprendió mucho descubrir que los mejores autores de literatura sagrada del mundo reconocían todos más o menos claramente la existencia de un Dios eterno y coincidían bastante sobre su naturaleza y sus relaciones con el hombre mortal.
130:3.7 (1433.2) Jesús y Ganid pasaron mucho tiempo en el museo durante su estancia en Alejandría. Este museo no era una colección de objetos interesantes, sino más bien una universidad de bellas artes, ciencia y literatura. Era el centro intelectual del mundo occidental de entonces. Profesores eruditos daban conferencias a diario y Jesús las interpretaba para Ganid, hasta que un día de la segunda semana el joven no pudo por menos que exclamar: «Maestro Josué, tú sabes más que estos profesores, deberías levantarte y decirles las grandes cosas que me has dicho a mí. Están obnubilados de tanto pensar. Hablaré con mi padre para que lo arregle». Jesús sonrió y dijo: «Tu eres un alumno que me admira, pero estos maestros no están dispuestos a que tú o yo les enseñemos. El orgullo del saber no espiritualizado es traicionero en la experiencia humana. El verdadero maestro conserva su integridad intelectual porque sigue siendo siempre alumno».
130:3.8 (1433.3) Alejandría era la ciudad donde se mezclaban las culturas de Occidente y la más grande y magnífica del mundo después de Roma. Poseía la mayor sinagoga judía del mundo, la sede de gobierno del Sanedrín de Alejandría compuesto por los setenta ancianos.
130:3.9 (1433.4) Entre los muchos contactos de negocios de Gonod había un banquero judío llamado Alejandro cuyo hermano Filón era un famoso filósofo religioso de la época. Filón estaba dedicado a la loable pero dificilísima tarea de armonizar la filosofía griega con la teología hebrea. Ganid y Jesús hablaron mucho sobre las enseñanzas de Filón y esperaban asistir a algunas de sus conferencias, pero el famoso judío helenista estuvo enfermo durante todo el tiempo que pasaron en Alejandría.
130:3.10 (1433.5) Jesús presentó a su alumno muchos aspectos positivos de la filosofía griega y de las doctrinas estoicas, pero también le inculcó la verdad de que estos sistemas de creencias, igual que las enseñanzas imprecisas de algunos paisanos de Ganid, solo eran religiones en la medida en que conducían a los hombres a encontrar a Dios y a disfrutar de una experiencia viva de conocer al Eterno.
130:4.1 (1433.6) La noche antes de dejar Alejandría, Ganid y Jesús tuvieron una larga conversación con uno de los profesores titulares de la universidad, especialista en las enseñanzas de Platón. Jesús hizo de intérprete del docto maestro griego sin aportar ninguna enseñanza propia que refutara la filosofía griega. Aquella noche Gonod estaba dedicado a sus negocios, así que cuando el profesor se marchó, Jesús y su alumno aprovecharon para hablar larga y abiertamente sobre las doctrinas de Platón. Aunque Jesús aceptaba de forma condicionada algunas de las enseñanzas griegas relacionadas con la teoría de que las cosas materiales del mundo son vagos reflejos de unas realidades espirituales invisibles pero más sustanciales, quiso fundamentar el pensamiento del muchacho sobre cimientos más sólidos con una larga disertación sobre la naturaleza de la realidad en el universo. He aquí en esencia y en lenguaje moderno lo que Jesús dijo a Ganid:
130:4.2 (1434.1) La fuente de la realidad del universo es el Infinito. Las cosas materiales de la creación finita son las repercusiones en el espacio-tiempo del Patrón paradisiaco y de la Mente Universal del Dios eterno. La causalidad en el mundo físico, la autoconsciencia en el mundo intelectual y la yoidad progresiva en el mundo espiritual —estas realidades, proyectadas a escala universal, combinadas en una afinidad eterna y experimentadas con perfección de cualidades y divinidad de valores— constituyen la realidad del Supremo. Pero en un universo en cambio permanente, la Personalidad Original de la causalidad, de la inteligencia y de la experiencia espiritual es inmutable, absoluta. Incluso en un universo eterno de valores ilimitados y cualidades divinas, todas las cosas pueden cambiar y lo hacen muchas veces, excepto los Absolutos y aquello que ha alcanzado el estatus físico, el abrazo intelectual o la identidad espiritual que son absolutos.
130:4.3 (1434.2) El nivel más alto que puede alcanzar una criatura finita es el reconocimiento del Padre Universal y el conocimiento del Supremo. E incluso entonces, esos seres destinados a la finalización siguen experimentando cambios en los movimientos del mundo físico y en sus fenómenos materiales. Asimismo, siguen siendo conscientes de la progresión de la yoidad en su continua ascensión por el universo espiritual al tiempo que aumenta la consciencia de su apreciación cada vez más profunda del cosmos intelectual y de su respuesta a él. Solo en la perfección, la armonía y la unanimidad de voluntades puede la criatura hacerse una con el Creador; y ese estado de divinidad solo se logra y se mantiene si la criatura sigue conformando sistemáticamente su voluntad personal finita con la voluntad divina del Creador mientras vive en el tiempo y en la eternidad. El deseo de hacer la voluntad del Padre debe ser siempre supremo en el alma y dominar la mente de un hijo ascendente de Dios.
130:4.4 (1434.3) Un tuerto nunca podrá percibir la profundidad de una perspectiva. Tampoco los científicos materialistas tuertos ni los místicos y alegoristas espirituales tuertos podrán percibir correctamente ni comprender adecuadamente las verdaderas profundidades de la realidad del universo. Todos los valores verdaderos de la experiencia de la criatura están ocultos en la profundidad del reconocimiento.
130:4.5 (1434.4) Una causación sin mente no puede hacer evolucionar lo complejo y refinado a partir de lo simple y rudimentario, como tampoco puede la experiencia sin espíritu hacer evolucionar los caracteres divinos de la supervivencia eterna a partir de las mentes materiales de los mortales del tiempo. El único atributo del universo que caracteriza a la Deidad infinita de modo exclusivo es el perpetuo otorgamiento creativo de una personalidad capaz de sobrevivir en el logro progresivo de la Deidad.
130:4.6 (1434.5) La personalidad es una dotación cósmica, un aspecto de la realidad universal, que puede coexistir con cambios ilimitados y conservar al mismo tiempo su identidad durante todos esos cambios y por siempre después.
130:4.7 (1434.6) La vida es una adaptación de la causalidad cósmica original a las exigencias y a las posibilidades de las situaciones del universo. Surge a la existencia por la acción de la Mente Universal y la activación de la chispa de espíritu de Dios que es espíritu. El significado de la vida es su adaptabilidad; el valor de la vida es su capacidad de progresar incluso hasta las alturas de la consciencia de Dios.
130:4.8 (1434.7) La inadaptación de la vida autoconsciente al universo da como resultado la desarmonía cósmica. Cuando la voluntad de la personalidad diverge definitivamente de la tendencia de los universos, termina por aislarse intelectualmente y queda segregada la personalidad. Al perderse el piloto espiritual que mora en el interior sobreviene el cese espiritual de la existencia. La vida inteligente y progresiva es por lo tanto una prueba irrefutable, en y por sí misma, de la existencia de un universo con propósito que expresa la voluntad de un Creador divino. Esta vida, en su conjunto, lucha por alcanzar valores más altos y tiene como meta final al Padre Universal.
130:4.9 (1435.1) Dejando aparte las funciones superiores y casi espirituales del intelecto, la mente del hombre está por encima del nivel animal solo en grado. Por eso los animales (que no tienen capacidad de adoración ni de sabiduría) no pueden experimentar la superconsciencia, la consciencia de la consciencia. La mente animal solo es consciente del universo objetivo.
130:4.10 (1435.2) El conocimiento es el ámbito de la mente material que percibe los hechos. La verdad es el ámbito del intelecto espiritualmente dotado que es consciente de conocer a Dios. El conocimiento se demuestra; la verdad se experimenta. El conocimiento es posesión de la mente; la verdad, experiencia del alma, del yo que progresa. El conocimiento es una función del nivel no espiritual; la verdad es un aspecto del nivel de espíritu-mente de los universos. El ojo de la mente material capta un mundo de conocimientos factuales; el ojo del intelecto espiritualizado percibe un mundo de valores verdaderos. Estos dos puntos de vista sincronizados y armonizados revelan el mundo de la realidad, en el cual la sabiduría interpreta los fenómenos del universo en términos de experiencia personal progresiva.
130:4.11 (1435.3) El error (el mal) es el precio de la imperfección. Los atributos de la imperfección o los hechos de la inadaptación se descubren en el nivel material mediante la observación crítica y el análisis científico; en el nivel moral, mediante la experiencia humana. La presencia del mal constituye la prueba de las inexactitudes de la mente y de la inmadurez del yo que evoluciona. Por lo tanto el mal es también una medida de la interpretación imperfecta del universo. La posibilidad de cometer errores es inherente a la adquisición de sabiduría, al plan de progreso desde lo parcial y temporal a lo completo y eterno, desde lo relativo e imperfecto a lo final y perfeccionado. El error es la sombra de la incompleción relativa que tiene que cruzarse necesariamente en el camino ascendente del hombre en el universo hacia la perfección paradisiaca. El error (el mal) no es un atributo real del universo; es simplemente la observación de una relatividad en la conexión de la imperfección de lo finito incompleto con los niveles ascendentes del Supremo y del Último.
130:4.12 (1435.4) Aunque Jesús dijo todo esto a Ganid en un lenguaje fácil de entender, al final de la conversación al muchacho se le cerraban los ojos y pronto se quedó dormido. A la mañana siguiente tuvieron que madrugar para tomar el barco rumbo a Lasea en la isla de Creta, y antes de embarcar Ganid ya había hecho más preguntas sobre el mal, a las que Jesús respondió:
130:4.13 (1435.5) El mal es un concepto de relatividad. Surge de la observación de las imperfecciones que aparecen en la sombra proyectada por un universo finito de cosas y seres cuando dicho cosmos oscurece la luz viva de la expresión universal de las realidades eternas del Uno Infinito.
130:4.14 (1435.6) El mal potencial es inherente al estado necesariamente incompleto de la revelación de Dios como expresión, limitada en el espacio-tiempo, de la infinitud y de la eternidad. El hecho de lo parcial en presencia de lo completo constituye la relatividad de la realidad, crea la necesidad de elección intelectual y establece niveles de valores de reconocimiento y respuesta al espíritu. El concepto incompleto y finito de lo Infinito que posee la mente temporal y limitada de la criatura es, en y por sí mismo, el mal potencial. Por otra parte, el creciente error de abstenerse sin motivo justiificado de hacer una rectificación espiritual razonable de esas desarmonías intelectuales e insuficiencias espirituales —inherentes en origen— equivale a cometer el mal actual.
130:4.15 (1436.1) Todos los conceptos estáticos, muertos, son potencialmente malos. La sombra finita de la verdad relativa y viva está en continuo movimiento. Los conceptos estáticos retrasan invariablemente la ciencia, la política, la sociedad y la religión. Los conceptos estáticos pueden representar cierto conocimiento, pero les falta sabiduría y carecen de verdad. Por otra parte, no permitas que el concepto de relatividad te desoriente tanto que te impida reconocer la coordinación del universo bajo la orientación de la mente cósmica y su control estabilizado por la energía y el espíritu del Supremo.
130:5.1 (1436.2) El único plan de los viajeros en Creta era distraerse, pasear por la isla y subir a las montañas. Los cretenses de entonces no tenían buena reputación entre los pueblos vecinos, y sin embargo Jesús y Ganid elevaron a muchas almas a niveles superiores de pensamiento y de vida, y pusieron así los fundamentos para la rápida acogida posterior de las enseñanzas evangélicas cuando llegaron los primeros predicadores desde Jerusalén. Jesús amaba a los cretenses a pesar de las duras palabras que Pablo les dedicaría más adelante cuando envió a Tito a la isla para reorganizar sus Iglesias.
130:5.2 (1436.3) En la ladera de una montaña de Creta Jesús habló largamente de religión con Gonod por primera vez. El padre se quedó muy impresionado y comentó: «No me extraña que el chico crea todo lo que le dices, pero nunca sospeché que tuvieran una religión así en Jerusalén, y mucho menos en Damasco». Durante su estancia en esta isla Gonod propuso por primera vez a Jesús que volviera con ellos a la India, y Ganid se entusiasmó pensando que Jesús aceptaría.
130:5.3 (1436.4) Un día que Ganid le preguntó por qué no se había dedicado a enseñar públicamente, Jesús respondió: «Hijo, todo debe esperar a que llegue su hora. Viniste a este mundo, pero ni la prisa ni la impaciencia te harán crecer, tienes que darle tiempo al tiempo. Solo el tiempo hace madurar la fruta verde en el árbol. Una estación sigue a la otra y el atardecer sigue al amanecer solo con el paso del tiempo. Yo voy ahora camino de Roma contigo y con tu padre, y esto por hoy es suficiente. Mi mañana está enteramente en las manos de mi Padre del cielo». Luego contó a Ganid la historia de Moisés y sus cuarenta años de espera vigilante y preparación continua.
130:5.4 (1436.5) Durante la visita a Buenos Puertos ocurrió un incidente que Ganid no olvidaría jamás, y ese recuerdo le hizo siempre desear hacer algo por cambiar el sistema de castas de su India natal. Un degenerado borracho estaba agrediendo a una muchacha esclava en la vía pública. Jesús al verlo se abalanzó sobre ellos y apartó a la chica del asalto del loco. Mientras la asustada niña se agarraba a él, Jesús mantuvo al hombre enfurecido a una distancia prudencial con su poderoso brazo derecho extendido hasta que el tipo se cansó de lanzar golpes furiosos al aire. Ganid estaba deseando ayudar a Jesús, pero su padre se lo prohibió. Aunque no hablaban el idioma de la muchacha, ella pudo expresarles su sentido agradecimiento por este acto de compasión mientras los tres la acompañaban a su casa. Esto fue probablemente lo más parecido a un enfrentamiento personal con sus semejantes que tuvo nunca Jesús durante toda su vida en la carne, y aquella tarde le costó mucho trabajo intentar explicar a Ganid por qué no había golpeado al borracho. Ganid opinaba que ese hombre tendría que haber recibido por lo menos tantos golpes como él había pegado a la chica.
130:6.1 (1437.1) Jesús tuvo una larga conversación en las montañas con un joven temeroso y abatido que se había refugiado en la soledad de las colinas porque no encontraba valor ni consuelo en la relación con sus semejantes. Este joven había sufrido desde pequeño sentimientos de desamparo e inferioridad, y estas tendencias naturales se habían visto agravadas por muchas circunstancias difíciles durante su crecimiento, sobre todo por la pérdida de su padre a los doce años. Al encontrarse con él, Jesús le dijo: «¡Saludos, amigo!, ¿por qué estás tan abatido en un día tan hermoso? Si te ha sucedido algo triste, quizás pueda yo ayudarte de alguna manera. En cualquier caso, estaré encantado de ofrecerte mi apoyo».
130:6.2 (1437.2) Como el joven no estaba nada dispuesto a hablar, Jesús intentó acercarse a su alma de otra manera: «Entiendo que has subido a estas colinas para apartarte de la gente así que, por supuesto, no quieres hablar conmigo, pero quisiera saber si conoces estas colinas; ¿sabes a dónde llevan los senderos? ¿podrías decirme cómo llegar a Fénix?». El joven conocía muy bien aquellas montañas, y puso tanto interés en mostrar a Jesús el camino a Fénix que dibujó en el suelo todos los senderos y se los explicó con todo detalle. Jesús se despidió e hizo ademán de marcharse, pero luego se volvió bruscamente hacia él y le sorprendió con estas palabras que provocaron su curiosidad: «Sé muy bien que deseas quedarte a solas con tu desconsuelo, pero después de haber recibido tu generosa ayuda para llegar a Fénix, no sería ni amable ni justo que yo siguiera mi camino sin hacer el menor esfuerzo por responder a tu petición de ayuda y orientación. Has venido a la montaña a buscar en tu corazón la mejor ruta hacia la meta de tu destino, y tan bien como conoces tú los senderos que conducen a Fénix por haberlos recorrido muchas veces, conozco yo el camino a la ciudad de tus esperanzas desengañadas y tus ambiciones frustradas. Y puesto que me has pedido ayuda, no te decepcionaré». El joven, ya casi convencido, logró apenas balbucir: «Pero... si no te he pedido nada». Jesús le contestó poniéndole suavemente la mano en el hombro: «No, hijo, no con palabras, pero apelaste a mi corazón con tu mirada anhelante. Muchacho, para alguien que ama a sus semejantes, tu actitud de desesperanza y desaliento es una clara petición de ayuda. Siéntate conmigo y te hablaré de los senderos de servicio y las carreteras de felicidad que conducen desde las penas del yo a las alegrías de las actividades de amor en la hermandad de los hombres y en el servicio del Dios del cielo».
130:6.3 (1437.3) Para entonces el joven ya estaba deseando hablar con Jesús, y se arrodilló a sus pies implorándole que lo ayudara, que le mostrara el camino para escapar de su mundo de penas y fracasos personales. Jesús le dijo: « ¡Levántate, amigo!, ¡Ponte de pie como un hombre! Puede que estés rodeado de pequeños enemigos y que haya muchos obstáculos en tu camino, pero las cosas grandes y las cosas reales de este mundo y del universo están de tu parte. El sol sale todas las mañanas para saludarte a ti exactamente igual que al hombre más próspero y poderoso de la tierra. Mírate: tienes un cuerpo fuerte y unos músculos poderosos, tu físico es superior a la media. Por supuesto, todo eso sirve de muy poco si te quedas aquí sentado en la ladera de la montaña lamentándote de tus desgracias reales o imaginarias. Pero podrías hacer grandes cosas con tu cuerpo si te apresuraras a ir a los lugares donde hay grandes cosas por hacer. Estás intentando huir de tu yo desdichado, pero eso no es posible. Los problemas de tu vida son tan reales como tú y no puedes escapar de ellos mientras vivas. Mírate otra vez: tu mente es clara y capaz, tienes un cuerpo fuerte y una mente inteligente para dirigirlo. Pon tu mente a trabajar para resolver sus problemas, enseña a tu intelecto a trabajar para ti. Niégate a seguir dominado por el miedo como un animal que no razona. Tu mente debería ser tu aliada valerosa para resolver los problemas de tu vida en vez de ser tú, como hasta ahora, un abyecto esclavo del miedo y el siervo encadenado de la depresión y el fracaso. Pero lo más valioso de todo, tu verdadero potencial de logro, está en el espíritu que vive dentro de ti. Este espíritu inspirará y estimulará a tu mente para que se controle a sí misma y active el cuerpo si deseas romper las cadenas del miedo y permitir así a tu naturaleza espiritual que empiece a liberarte de los males de la inacción mediante la poderosa presencia de la fe viva. Enseguida verás cómo vence esta fe tu miedo a los hombres mediante la irresistible presencia de un nuevo amor a tus semejantes que lo dominará todo y pronto llenará tu alma hasta rebosar, porque habrá nacido en tu corazón la consciencia de que eres un hijo de Dios.
130:6.4 (1438.1) «Hijo mío, hoy has de renacer restablecido como hombre de fe y de valor, entregado al servicio de los hombres por amor a Dios. Y cuando te hayas readaptado así a la vida dentro de ti mismo, te habrás readaptado también al universo. Habrás nacido de nuevo —nacido del espíritu— y en adelante toda tu vida será una realización victoriosa. Los problemas te vigorizarán, las decepciones te espolearán, las dificultades serán un desafío para ti y los obstáculos te estimularán. ¡Levántate, joven! Despídete de la vida de miedos rastreros y huidas cobardes. Apresúrate a volver a tu deber y vive tu vida en la carne como un hijo de Dios, como un mortal dedicado al noble servicio del hombre en la tierra y destinado al servicio perpetuo y magnífico de Dios en la eternidad.»
130:6.5 (1438.2) Este joven llamado Fortunato se convirtió con el tiempo en el líder de los cristianos de Creta y colaboró estrechamente con Tito en su labor de elevar a los creyentes cretenses.
130:6.6 (1438.3) Los viajeros, bien descansados y recuperados, zarparon un buen día al final de la mañana hacia Cartago, en el norte de África. Pararon dos días en Cirene donde Jesús y Ganid prestaron los primeros auxilios a un muchacho llamado Rufo, herido al desplomarse una carreta de bueyes cargada. Lo llevaron a su casa con su madre, y su padre Simón jamás pudo imaginar que el hombre cuya cruz llevaría años después por orden de un soldado romano era el extranjero que una vez socorrió a su hijo.
130:7.1 (1438.4) Jesús pasó casi toda la travesía hacia Cartago hablando con sus compañeros de viaje de cuestiones sociales, políticas y comerciales; no se dijo ni una palabra de religión. Gonod y Ganid descubrieron por primera vez que Jesús era un buen narrador y le hacían contar historias de sus primeros años de vida en Galilea. Así se enteraron de que se había criado en Galilea, no en Jerusalén ni en Damasco.
130:7.2 (1438.5) Ganid se había dado cuenta de que la mayoría de las personas con las que se encontraban se sentían atraídas por Jesús, así que le preguntó por la mejor forma de hacer amigos. Esta fue la respuesta de Jesús: «Interésate por tus semejantes; aprende a amarlos y espera la oportunidad de hacer por ellos algo que estás seguro de que desean». Luego citó el antiguo proverbio judío: «Un hombre que quiera tener amigos debe mostrarse amigable».
130:7.3 (1439.1) En Cartago Jesús tuvo una larga y memorable conversación con un sacerdote mitraico sobre la inmortalidad, sobre el tiempo y la eternidad. Este persa educado en Alejandría deseaba realmente aprender de Jesús. He aquí la esencia de las respuestas de Jesús a sus muchas preguntas en palabras de hoy en día:
130:7.4 (1439.2) El tiempo es la corriente de acontecimientos temporales que fluyen percibidos por la consciencia de la criatura. El tiempo es un nombre que se da al orden sucesivo por el cual se identifican y segregan los acontecimientos. El universo del espacio, visto desde cualquier posición interior que esté fuera de la morada fija del Paraíso, es un fenómeno relacionado con el tiempo. El movimiento del tiempo solo se revela como fenómeno del tiempo en relación con algo que no se mueve en el espacio. En el universo de universos, el Paraíso y sus Deidades trascienden tanto el tiempo como el espacio. En los mundos habitados, la personalidad humana (morada en su interior y orientada por el espíritu del Padre del Paraíso) es la única realidad relacionada con lo físico que puede trascender la secuencia material de los acontecimientos temporales.
130:7.5 (1439.3) Los animales no sienten el tiempo igual que el hombre; e incluso para el hombre, debido a su visión parcial y circunscrita, el tiempo aparece como una sucesión de acontecimientos. Pero a medida que el hombre asciende, a medida que progresa hacia dentro, su visión de esta procesión de acontecimientos se va ampliando de manera que la percibe cada vez más en su totalidad. Lo que aparecía antes como una sucesión de acontecimientos se verá ahora como un ciclo entero y perfectamente conexo. Y así, la simultaneidad circular irá desplazando cada vez más a la antigua consciencia de una secuencia lineal de acontecimientos.
130:7.6 (1439.4) Hay siete concepciones diferentes del espacio tal como está condicionado por el tiempo. El espacio se mide por el tiempo y no el tiempo por el espacio. La confusión de los científicos nace de no reconocer la realidad del espacio. El espacio no es solo un concepto intelectual de los cambios de relación entre objetos del universo. El espacio no está vacío, y la única cosa conocida por el hombre que puede trascender, aunque sea parcialmente, el espacio es la mente. La mente puede funcionar con independencia del concepto de la relación de los objetos materiales en el espacio. El espacio es relativa y comparativamente finito para todos los seres con estatus de criatura. Cuanto más se aproxima la consciencia a la percepción de las siete dimensiones cósmicas, más se aproxima el concepto de espacio potencial a la ultimidad. Pero el potencial de espacio solo es verdaderamente último en el nivel absoluto.
130:7.7 (1439.5) Debe quedar claro que la realidad universal tiene un significado cada vez más amplio y siempre relativo en los niveles en ascenso y perfeccionamiento del cosmos. En última instancia, los mortales supervivientes alcanzan la identidad en un universo de siete dimensiones.
130:7.8 (1439.6) El concepto de espacio-tiempo de una mente de origen material está destinado a ampliarse a medida que la personalidad consciente que lo concibe va ascendiendo por los niveles de los universos. Cuando el hombre alcanza el nivel de mente que media entre el plano material de existencia y el espiritual, sus ideas del espacio-tiempo se expanden enormemente en cuanto a calidad de percepción y a cantidad de experiencia. La ampliación de las concepciones cósmicas de una personalidad de espíritu que progresa es fruto tanto de una visión interior más profunda como de un mayor alcance de la consciencia. Y a medida que la personalidad va avanzando hacia arriba y hacia dentro a los niveles trascendentales de semejanza con la Deidad, el concepto del espacio-tiempo se aproximará cada vez más a los conceptos sin tiempo ni espacio de los Absolutos. Estos conceptos del nivel absoluto han de ser vislumbrados por los hijos con destino último de forma relativa y en la medida de sus logros trascendentales.
130:8.1 (1440.1) La primera escala en el camino a Italia fue en la isla de Malta donde tuvo Jesús una larga conversación con un joven abatido y descorazonado llamado Claudio. Tan mal estaba que había considerado quitarse la vida, pero después de hablar con el escriba de Damasco concluyó: «Me enfrentaré a la vida como un hombre; basta ya de hacer el cobarde. Voy a volver con mi gente y empezar de nuevo». Al poco tiempo se hizo predicador entusiasta de los cínicos y más tarde se unió a Pedro para proclamar el cristianismo en Roma y Nápoles. Tras la muerte de Pedro fue a predicar el evangelio a España, pero nunca supo que el hombre que le había inspirado en Malta era el mismo Jesús a quien proclamó más tarde Libertador del mundo.
130:8.2 (1440.2) En Siracusa pasaron una semana completa. El acontecimiento más notable de esta escala fue la rehabilitación de Esdras, el judío no creyente que regentaba la taberna donde se hospedaron Jesús y sus compañeros. Esdras se sintió muy atraído por los planteamientos de Jesús y le pidió que le ayudara a volver a la fe de Israel. Expresó así su desesperanza: «Quiero ser un verdadero hijo de Abraham, pero no consigo encontrar a Dios». Jesús le dijo: «Si quieres de verdad encontrar a Dios, ese deseo es en sí mismo la prueba de que ya lo has encontrado. Tu problema no es que no puedas encontrar a Dios, puesto que el Padre ya te ha encontrado a ti, tu problema es simplemente que no conoces a Dios. ¿Acaso no has leído en el profeta Jeremías: ‘Me buscarás y me encontrarás cuando me busques de todo corazón’? ¿Y no dice también este mismo profeta: ‘Te daré un corazón para que me conozcas, que yo soy el Señor y tú pertenecerás a mi pueblo, y yo seré tu Dios’? ¿Y no has leído también este pasaje de las escrituras: ‘Él contempla a los hombres, y si alguno dijera: ‘He pecado y pervertido lo que era justo, y no me ha aprovechado’, Dios liberará el alma de ese hombre de la oscuridad y verá la luz?’». Así encontró Esdras a Dios para satisfacción de su alma. Este judío se asociaría más tarde con un rico prosélito griego para construir la primera iglesia cristiana de Siracusa.
130:8.3 (1440.3) En Mesina estuvieron solamente un día, pero fue suficiente para cambiar la vida de un chico, un vendedor de frutas a quien Jesús compró fruta y a su vez alimentó con el pan de vida. El muchacho no olvidó nunca las palabras de Jesús ni la bondad de su mirada cuando le puso la mano en el hombro y le dijo: «Adiós, muchacho, sé valiente mientras te haces hombre, y después de alimentar el cuerpo, aprende también a alimentar el alma. Mi Padre del cielo estará contigo y te guiará». El muchacho se hizo devoto de la religión mitraica y más tarde se convirtió a la fe cristiana.
130:8.4 (1440.4) Por fin llegaron a Nápoles y sintieron que ya no estaban lejos de Roma, su destino. Gonod tenía muchos asuntos que tratar en Nápoles, y cuando Jesús no hacía de intérprete, él y Ganid se dedicaban a visitar y explorar la ciudad. Ganid se estaba haciendo experto en avistar a los que parecían necesitados. Encontraron mucha pobreza en esta ciudad y distribuyeron muchas limosnas. Ganid nunca comprendió el significado de las palabras de Jesús cuando, después de dar una moneda a un mendigo de la calle, no quiso pararse a decir al hombre unas palabras de consuelo. Dijo Jesús: «¿Por qué malgastar palabras con alguien que no puede captar el significado de lo que dices? El espíritu del Padre no puede enseñar y salvar a alguien que no tiene capacidad para la filiación». Lo que Jesús quería decir era que ese hombre no tenía una mente normal; que carecía de capacidad de responder a la guía del espíritu.
130:8.5 (1441.1) En Nápoles no ocurrió nada destacable. Jesús y el joven exploraron a fondo la ciudad y repartieron buen ánimo con muchas sonrisas a centenares de hombres, mujeres y niños.
130:8.6 (1441.2) De ahí fueron a Roma por Capua, donde pararon tres días. Siguieron viaje hacia Roma por la Vía Apia junto a sus animales de carga, ansiosos los tres por conocer a esta imperial señora, la ciudad más grande del mundo.
El libro de Urantia
Documento 131
131:0.1 (1442.1) DURANTE la estancia de Jesús, Gonod y Ganid en Alejandría, el joven dedicó mucho tiempo y una importante suma del dinero de su padre a hacer una recopilación de las enseñanzas de las religiones del mundo sobre Dios y sus relaciones con el hombre mortal. Ganid empleó a más de sesenta traductores eruditos para hacer este resumen de las doctrinas religiosas del mundo sobre las Deidades. Y debe quedar muy claro en el presente relato que todas esas enseñanzas de carácter monoteísta provenían en gran medida, directa o indirectamente, de las predicaciones de los misioneros de Maquiventa Melquisedec que salieron de su sede en Salem para propagar la doctrina de un Dios único —el Altísimo— hasta los confines de la tierra.
131:0.2 (1442.2) Presentamos aquí un resumen del manuscrito redactado por Ganid en Alejandría y en Roma, y que se conservó en la India durante cientos de años después de su muerte. Organizó su recopilación bajo los diez encabezamientos que siguen.
131:1.1 (1442.3) Donde mejor se conservaron las enseñanzas residuales de los discípulos de Melquisedec, aparte de las que persistieron en la religión judía, fue en las doctrinas de los cínicos. Ganid seleccionó los extractos siguientes:
131:1.2 (1442.4) «Dios es supremo, es el Altísimo del cielo y de la tierra. Dios es el círculo perfeccionado de la eternidad y rige el universo de universos. Es el único hacedor de los cielos y de la tierra. Cuando decreta una cosa, esa cosa es. Nuestro Dios es un Dios único, y es compasivo y misericordioso. Todo lo que es elevado, santo, verdadero y bello es semejante a nuestro Dios. El Altísimo es la luz del cielo y de la tierra, es el Dios del este, del oeste, del norte y del sur.
131:1.3 (1442.5) «Aunque la tierra desapareciera, el rostro resplandeciente del Supremo permanecería en gloria y majestad. El Altísimo es el primero y el último, el principio y el fin de todas las cosas. No hay más que este Dios único y su nombre es Verdad. Dios existe en sí mismo y no hay en él cólera ni enemistad. Es inmortal e infinito. Nuestro Dios es omnipotente y generoso. Aunque tiene muchas manifestaciones, adoramos solo a Dios mismo. Dios lo sabe todo, lo que proclamamos y lo que guardamos en secreto; sabe también lo que cada uno de nosotros merece. Su poder está a la altura de todas las cosas.
131:1.4 (1442.6) «Dios es un dador de paz y un protector fiel de todos los que le temen y confían en él. Da la salvación a todos los que le sirven. Toda la creación existe por el poder del Altísimo. Su amor divino brota de la santidad de su poder, y su afecto nace del poder de su grandeza. El Altísimo ha decretado la unión del cuerpo y el alma y ha dotado al hombre de su propio espíritu. Lo que hace el hombre tiene un final, pero lo que hace el Creador dura para siempre. En la experiencia humana encontramos conocimientos, pero en la contemplación del Altísimo encontramos sabiduría.
131:1.5 (1443.1) «Dios derrama la lluvia sobre la tierra, hace brillar el sol sobre el grano que brota, nos da la abundante cosecha de las cosas buenas de esta vida y la salvación eterna en el mundo venidero. Nuestro Dios ejerce gran autoridad; su nombre es Excelente y su naturaleza es insondable. Cuando estáis enfermos es el Altísimo quien os sana. Dios está lleno de bondad hacia todos los hombres; el Altísimo es nuestro mejor amigo. Su misericordia llena todos los lugares y su bondad se extiende a todas las almas. El Altísimo es inmutable y nos ayuda en todas nuestras necesidades. Allí donde volváis los ojos para orar, encontraréis el rostro del Altísimo y el oído atento de nuestro Dios. Podéis esconderos de los hombres pero no de Dios. Dios no está muy lejos de nosotros, es omnipresente. Dios llena todos los lugares y vive en el corazón del hombre que teme su santo nombre. La creación está en el Creador y el Creador en su creación. Buscamos al Altísimo y lo encontramos en nuestro corazón. Vais en busca de un amigo querido y lo descubrís dentro de vuestra alma.
131:1.6 (1443.2) «Para el hombre que conoce a Dios todos los hombres son sus iguales, sus hermanos. Los egoístas, los que se desentienden de sus hermanos en la carne, solo encuentran hastío como recompensa. Los que aman a sus semejantes y tienen un corazón puro verán a Dios. Dios no olvida nunca la sinceridad. Guiará a los sinceros de corazón hasta la verdad porque Dios es la verdad.
131:1.7 (1443.3) «Rechazad el error y venced al mal en vuestra vida con el amor de la verdad viva. En todas vuestras relaciones con los hombres devolved bien por mal. El Señor Dios es amante y misericordioso; es indulgente. Amemos a Dios, pues él nos amó primero. Por el amor de Dios y a través de su misericordia seremos salvados. Los pobres y los ricos son hermanos. Dios es su Padre. El mal que no queréis que os hagan, no lo hagáis a los demás.
131:1.8 (1443.4) «Invocad su nombre en todo momento, y en la medida en que creáis en su nombre, vuestra oración será escuchada. ¡Qué gran honor es adorar al Altísimo! Todos los mundos y todos los universos adoran al Altísimo. En todas vuestras oraciones dad gracias, elevaos hasta la adoración. La adoración orante evita el mal e impide el pecado. Alabemos en todo momento el nombre del Altísimo. El hombre que se refugia en el Altísimo oculta sus defectos al universo. Cuando os presentáis ante Dios con un corazón puro, ya no tenéis miedo a nada en toda la creación. El Altísimo es amoroso como un padre y una madre; nos ama realmente a nosotros, sus hijos de la tierra. Nuestro Dios nos perdonará y guiará nuestros pasos por los caminos de la salvación. Nos tomará de la mano y nos conducirá hasta él. Dios salva a los que confían en él; no obliga al hombre a servir su nombre.
131:1.9 (1443.5) «Si la fe del Altísimo ha entrado en vuestro corazón, viviréis libres de temor todos los días de vuestra vida. No os inquietéis por la prosperidad de los impíos, no temáis a los que traman el mal, dejad que el alma se aparte del pecado y poned toda vuestra confianza en el Dios de la salvación. El alma cansada del mortal errante encuentra descanso eterno en los brazos del Altísimo. El hombre sabio está sediento del abrazo divino. El hijo de la tierra anhela la seguridad de los brazos del Padre Universal. El hombre noble busca el estado superior donde el alma del mortal se mezcla con el espíritu del Supremo. Dios es justo: el fruto de nuestra siembra que no cosechamos en este mundo lo recibiremos en el siguiente.»
131:2.1 (1444.1) Los kenitas de Palestina rescataron muchas de las enseñanzas de Melquisedec. Entre esos textos, preservados y modificados por los judíos, Jesús y Ganid eligieron los siguientes:
131:2.2 (1444.2) «En el principio Dios creó los cielos y la tierra y todas las cosas que hay en ellos. Y he aquí que todo lo que había creado era muy bueno. El Señor es Dios; no hay nadie fuera de él, ni arriba en el cielo ni abajo en la tierra. Por eso amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Al igual que las aguas cubren el mar, la tierra se llenará con el saber del Señor. Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento muestra la obra de sus manos. Los días anuncian su palabra uno tras otro, y las noches una tras otra muestran su saber. No hay habla ni idioma en los que no se oiga su voz. La obra del Señor es grande y ha hecho todas las cosas con sabiduría. La grandeza del Señor es inescrutable. Conoce el número de las estrellas y las llama a todas por su nombre.
131:2.3 (1444.3) «El poder del Señor es grande y su entendimiento es infinito. Dice el Señor: ‘Como los cielos son más altos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos y mis pensamientos más altos que vuestros pensamientos’. Dios revela las cosas profundas y secretas porque la luz mora en él. El Señor es misericordioso y clemente; es paciente y rico en bondad y en verdad. El Señor es bueno y recto; guiará a los mansos en el juicio. ¡Probad y ved cuán bueno es el Señor! Bendito es el hombre que confía en Dios. Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
131:2.4 (1444.4) «La misericordia del Señor es desde la eternidad hasta la eternidad para los que le temen, y su rectitud llega hasta los hijos de nuestros hijos. El Señor es clemente y está lleno de compasión. El Señor es bueno con todos, y sus tiernas misericordias se extienden sobre toda su creación; cura a los desconsolados y venda sus heridas. ¿A dónde iré para alejarme del espíritu de Dios? ¿A dónde podré escapar de la presencia divina? Dice así el Alto y Sublime que habita la eternidad y cuyo nombre es Santo: ‘¡Moro en el lugar alto y sagrado, y también con aquel que tiene el corazón contrito y el espíritu humilde!’ Nadie puede esconderse de nuestro Dios, pues llena el cielo y la tierra. Que los cielos se alegren y que la tierra se regocije. Que todas las naciones digan: ¡el Señor reina! Dad gracias a Dios porque su misericordia perdura para siempre.
131:2.5 (1444.5) «Los cielos anuncian la rectitud de Dios, y han visto su gloria todos los pueblos. Es Dios quien nos ha hecho, y no nosotros mismos. Somos su pueblo, las ovejas de sus pastos. Su misericordia es perpetua y su verdad perdura por todas las generaciones. Nuestro Dios gobierna entre las naciones. ¡Que la tierra se llene de su gloria! ¡Que los hombres alaben al Señor por su bondad y por sus dones maravillosos a los hijos de los hombres!
131:2.6 (1444.6) «Dios ha hecho al hombre un poco menos que divino y lo ha coronado de amor y de misericordia. El Señor conoce el camino de los justos pero la vía de los impíos perecerá. El temor del Señor es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Supremo es inteligencia. Dice el Dios Todopoderoso: ‘Camina delante de mí y sé perfecto’. No olvidéis que la soberbia precede a la destrucción y la altivez de espíritu a la caída. El que controla su propio espíritu es más poderoso que el que conquista una ciudad. Dice el Señor Dios, el Santo: ‘Al volver a tu descanso espiritual serás salvado; en la quietud y en la confianza estará tu fuerza’. Los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas, se elevarán con alas como las águilas. Correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán. El Señor sosegará vuestros miedos. Dice el Señor: ‘No temas, porque estoy contigo. No te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de mi justicia’.
131:2.7 (1445.1) «Dios es nuestro Padre; el Señor es nuestro redentor. Dios ha creado las huestes universales y las preserva a todas. Su rectitud es como las montañas y su juicio como el profundo abismo. Nos hace beber en el río de sus placeres, y en su luz veremos la luz. Es bueno dar gracias al Señor y cantar alabanzas al Altísimo, mostrar su bondad amorosa por las mañanas y su fidelidad divina por las noches. El reino de Dios es un reino perpetuo, y su dominio perdura a través de todas las generaciones. El Señor es mi pastor, nada me faltará. En verdes pastos me hace descansar, me conduce a aguas tranquilas. Él restaura mi alma. Me guía por senderos de justicia. Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno porque Dios está conmigo. El bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor moraré para siempre.
131:2.8 (1445.2) «Yahvé es el Dios de mi salvación, por eso pondré mi confianza en el nombre divino. Confiaré en el Señor con todo mi corazón; no me apoyaré en mi propio entendimiento. En todos mis caminos lo reconoceré, y él dirigirá mis pasos. El Señor es fiel, mantiene su palabra con los que le sirven. El justo vivirá por su fe. Si no hacéis el bien es porque el pecado está en la puerta. Los hombres recogen el mal que plantan y el pecado que siembran. No os inquietéis por la culpa de los que hacen el mal. Si consentís la iniquidad en vuestro corazón, el Señor no os escuchará; si pecáis contra Dios haréis daño a vuestra propia alma. Dios llevará a juicio la obra de cada hombre con todos sus secretos, buenos o malos. Tal como piensa en su corazón, así es el hombre.
131:2.9 (1445.3) «El Señor está cerca de todos los que lo invocan con verdad y sinceridad. El llanto puede durar una noche pero el júbilo llega con la mañana. Un corazón alegre cura como una medicina. Dios no negará ninguna cosa buena a los que caminan con rectitud. Temed a Dios y guardad sus mandamientos, pues ese es el único deber del hombre. Esto dice el Señor que creó los cielos y formó la tierra: ‘No hay más Dios que yo, un Dios justo y salvador. Confiad en mí desde todos los confines de la tierra y seréis salvados. Todo el que me busque me encontrará si me busca de todo corazón’. Los mansos heredarán la tierra y se deleitarán en la abundancia de la paz. Todo el que siembre iniquidades cosechará calamidades, todo el que siembre vientos recogerá tempestades.
131:2.10 (1445.4) «‘Venid ahora y razonemos’, dice el Señor: ‘aunque vuestros pecados sean como la grana, serán emblanquecidos como la nieve; aunque sean rojos como el carmesí, quedarán como la lana’. Pero no hay paz para los malvados. Son vuestros propios pecados los que han apartado de vosotros las cosas buenas. Dios es la salud de mi semblante y el júbilo de mi alma. El Dios eterno es mi fuerza. Él es nuestra morada, y debajo están los brazos eternos. El Señor está cerca de los desconsolados. Él salva a todos los que son como niños en espíritu. Muchas son las aflicciones del justo pero de todas ellas lo libra el Señor. Encomienda al Señor tu camino, confía en él, y él actuará. El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.
131:2.11 (1445.5) «Ama a tu prójimo como a ti mismo; no guardes rencor a ningún hombre. No hagas a nadie lo que es odioso para ti. Ama a tu hermano, pues el Señor ha dicho: ‘Amaré a mis hijos a manos llenas’. La senda del justo es como una luz resplandeciente que brilla cada vez más hasta el día perfecto. Los que son sabios tendrán el resplandor del firmamento y los que conducen a muchos hacia el camino recto brillarán como las estrellas por siempre jamás. Que el malvado abandone su mal camino y el inicuo sus pensamientos rebeldes. Dice el Señor: ‘Que vuelvan a mí, y yo tendré misericordia de ellos; perdonaré en abundancia’.
131:2.12 (1446.1) «Dice Dios, el creador del cielo y de la tierra: ‘Mucha paz tienen los que aman mi ley. Mis mandamientos son: Me amarás con todo tu corazón; no tendrás otros dioses delante de mí; no tomarás mi nombre en vano; recuerda el día del sabbat para santificarlo; honra a tu padre y a tu madre; no matarás; no cometerás adulterio; no robarás; no levantarás falso testimonio; no codiciarás’.
131:2.13 (1446.2) «Y a todos los que aman al Señor sobre todas las cosas y a su prójimo como a sí mismos, el Dios del cielo les dice: ‘Os rescataré de la tumba y os redimiré de la muerte. Seré misericordioso con vuestros hijos y también justo. ¿Acaso no he dicho de mis criaturas de la tierra: vosotros sois los hijos del Dios vivo? ¿Y no os he amado con amor perpetuo? ¿No os he invitado a que os hagáis como yo y a moréis conmigo por siempre en el Paraíso?’.»
131:3.1 (1446.3) A Ganid le sorprendió descubrir lo cerca que estuvo el budismo de ser una hermosa y gran religión sin Dios, sin una Deidad personal y universal. Por otra parte, encontró en algunos textos restos de creencias más antiguas influidas por las enseñanzas de los misioneros de Melquisedec que llevaron a cabo su labor en la India hasta los tiempos de Buda. Jesús y Ganid recopilaron las siguientes declaraciones de la literatura budista:
131:3.2 (1446.4) «De un corazón puro brotará la alegría hacia el Infinito. Todo mi ser estará en paz con este regocijo supramortal. Mi alma está llena de contento y mi corazón rebosa de dicha tranquila y confiada. No tengo miedo, estoy libre de ansiedad. Habito en la seguridad y mis enemigos no pueden inquietarme. Estoy satisfecho con los frutos de mi confianza. He encontrado que es fácil acercarse al Inmortal. Rezo para que la fe me sostenga durante el largo viaje y sé que no me faltará la fe que proviene del más allá. Sé que mis hermanos prosperarán si se imbuyen de la fe del Inmortal, la fe que crea modestia, rectitud, sabiduría, valor, conocimiento y perseverancia. Abandonemos la tristeza y repudiemos el miedo. Obtengamos por la fe la rectitud verdadera y la auténtica hombría. Aprendamos a meditar sobre la justicia y la misericordia. La fe es la verdadera riqueza del hombre; es la dotación de virtud y de gloria.
131:3.3 (1446.5) «La injusticia es deleznable y el pecado, despreciable. El mal es degradante tanto de pensamiento como de obra. El dolor y el pesar siguen la senda del mal como el polvo sigue al viento. La tranquilidad y la felicidad siguen al pensamiento puro y a la vida virtuosa como la sombra sigue a la sustancia de las cosas materiales. El mal es el fruto de un pensamiento mal dirigido. Tan malo es ver un pecado donde no lo hay como no verlo donde lo hay. El mal es la senda de las falsas doctrinas. Los que ven las cosas tal como son evitan el mal y se llenan de alegría porque abrazan la verdad. Odiad el pecado y pondréis fin a vuestra miseria. Cuando elevéis vuestra mirada hacia el Noble apartaos del pecado de todo corazón. No disculpéis el mal, no busquéis excusas para el pecado. Con vuestros esfuerzos por enmendar los pecados del pasado os fortalecéis para resistir la tendencia a pecar en el futuro. La resistencia al mal nace del arrepentimiento. No dejéis de confesar ninguna falta al Noble.
131:3.4 (1447.1) «La alegría y el gozo son las recompensas de las buenas obras hechas para gloria del Inmortal. Nadie puede robaros la libertad de vuestra propia mente. Cuando la fe de vuestra religión haya emancipado vuestro corazón, cuando la mente esté asentada y sea inamovible como una montaña, la paz del alma fluirá tranquilamente como las aguas de un río. Los que están seguros de la salvación están para siempre libres de la lujuria, la envidia, el odio y las falsas ilusiones de las riquezas. La fe es la energía de una vida mejor, pero debéis elaborar vuestra propia salvación con perseverancia. Si queréis tener la certeza de vuestra salvación final, buscad sinceramente hacer todo lo que es recto. Cultivad la seguridad que nace dentro del corazón y gozaréis así del éxtasis de la salvación eterna.
131:3.5 (1447.2) «Ninguna persona religiosa puede aspirar a la iluminación de la sabiduría inmortal si persiste en ser perezosa, indolente, débil, ociosa, sinvergüenza y egoísta. Pero todo el que sea prudente, considerado, reflexivo, fervoroso y serio puede —incluso mientras vive aún en la tierra— alcanzar la iluminación suprema de la sabiduría divina en paz y libertad. No olvidéis que todo acto tendrá su retribución. El mal produce pesar y el pecado termina en dolor. El júbilo y la felicidad son el resultado de una vida buena. Incluso el malvado se beneficia de un periodo de gracia antes de que terminen de madurar sus malas acciones, pero llegará el día inevitable de la plena cosecha de su maldad. Que nadie se tome el pecado a la ligera ni se diga en su corazón: ‘No habrá castigo para mis malas obras’. Todo lo que hagáis os será hecho en el juicio de la sabiduría. Las injusticias que cometáis con vuestros semejantes se volverán contra vosotros. La criatura no puede escapar del destino de sus actos.
131:3.6 (1447.3) «El insensato se dice a sí mismo: ‘El mal no me alcanzará’, pero solo se encuentra la seguridad cuando el alma desea ser corregida y la mente busca la sabiduría. El hombre sabio es un alma noble que sabe ser amigable en medio de sus enemigos, tranquila entre los turbulentos y generosa entre los codiciosos. El amor a uno mismo es como la cizaña en un buen sembrado. El egoísmo conduce a la tristeza, la preocupación continua mata. Una mente domada produce felicidad. El guerrero más grande es aquel que se vence y somete a sí mismo. La contención en todas las cosas es buena. Solo es superior la persona que aprecia la virtud y cumple su obligación. No dejéis que la cólera y el odio os dominen. No habléis de nadie con dureza. El contento es la mayor de las riquezas. Lo que se da con prudencia está bien ahorrado. No hagáis a los demás lo que no queréis que os hagan a vosotros. Devolved bien por mal; venced el mal con el bien.
131:3.7 (1447.4) «Un alma recta es más deseable que la soberanía de toda la tierra. La inmortalidad es la meta de la sinceridad, la muerte, el fin de una vida desconsiderada. Los considerados no mueren, los desconsiderados ya están muertos. Benditos aquellos que comprenden el estado de inmortalidad. Los que torturan a los vivos no encontrarán felicidad después de la muerte. Los generosos van al cielo donde se regocijan con la dicha de una liberalidad infinita y siguen creciendo en noble generosidad. Todo mortal que piense rectamente, hable noblemente y actúe desinteresadamente no solo disfrutará de la virtud aquí en esta breve vida, sino que seguirá disfrutando también, tras la disolución del cuerpo, de las delicias del cielo.»
131:4.1 (1447.5) Los misioneros de Melquisedec llevaron consigo las enseñanzas del Dios único en todos sus viajes. Gran parte de esta doctrina monoteísta, unida a otros conceptos anteriores, se incorporaría más adelante a las enseñanzas del hinduismo. Jesús y Ganid recopilaron los siguientes extractos:
131:4.2 (1448.1) «Él es el gran Dios, supremo en todos los sentidos. Él es el Señor que abarca todas las cosas. Él es el Creador y controlador del universo de universos. Dios es un Dios único, está solo y existe por sí mismo. Él es el único. Y este Dios único es nuestro Hacedor y el destino último del alma. El brillo del Supremo es indescriptible. Él es la Luz de Luces, la luz divina que ilumina todos los corazones y todos los mundos. Dios es nuestro protector —permanece al lado de sus criaturas— y los que aprenden a conocerlo se hacen inmortales. Dios es la gran fuente de energía, es la Gran Alma. Ejerce una soberanía universal sobre todo. Este Dios único es amoroso, glorioso y digno de adoración. Nuestro Dios tiene un poder supremo y habita en la morada suprema. Esta Persona verdadera es eterna y divina, es el Señor primordial del cielo. Todos los profetas lo han saludado, y él se nos ha revelado. Lo adoramos. ¡Oh Persona Suprema, origen de los seres, Señor de la creación y soberano del universo, revélanos a nosotros, tus criaturas, el poder por el que permaneces inmanente! Dios ha hecho el Sol y las estrellas. Él es resplandeciente, puro y existe por sí mismo. Su conocimiento eterno es divinamente sabio. El mal no puede penetrar en el Eterno. Puesto que el universo surgió de Dios, él lo gobierna como corresponde. Él es la causa de la creación, por eso todas las cosas están establecidas en él.
131:4.3 (1448.2) «Dios es el refugio seguro de todos los hombres buenos cuando están necesitados. El Inmortal cuida de toda la humanidad. La salvación de Dios es firme y su bondad es amable. Es un protector amoroso y un defensor bendito. Dice el Señor: ‘Moro dentro de sus propias almas como una lámpara de sabiduría. Soy el esplendor de los espléndidos y la bondad de los buenos. Donde dos o tres se reúnen, allí estoy yo también’. La criatura no puede escapar de la presencia del Creador. El Señor cuenta incluso el pestañeo incesante de los ojos de cada uno de los mortales, y adoramos a este Ser divino como nuestro compañero inseparable. Prevalece sobre todo, es munificente, omnipresente e infinitamente bondadoso. El Señor es nuestro soberano, nuestro cobijo y nuestro controlador supremo, y su espíritu primigenio mora dentro del alma del mortal. El Testigo Eterno del vicio y de la virtud mora dentro del corazón del hombre. Meditemos largamente sobre el Vivificador adorable y divino, dejemos que su espíritu dirija por completo nuestros pensamientos. ¡De este mundo irreal condúcenos al real! ¡De la oscuridad llévanos a la luz! ¡De la muerte guíanos a la inmortalidad!
131:4.4 (1448.3) «Habiendo desterrado el odio de nuestros corazones, adoremos al Eterno. Nuestro Dios es el Señor de la oración, él escucha el llanto de sus hijos. Que todos los hombres sometan su voluntad al Resoluto. Gocemos de la liberalidad del Señor de la oración. Haced de la oración vuestra amiga más íntima y de la adoración el sostén de vuestra alma. ‘Solo tenéis que adorarme en el amor’, dice el Eterno, ‘y yo os daré sabiduría para alcanzarme, porque la virtud común a todas las criaturas es adorarme’. Dios ilumina a los ensombrecidos y da fuerzas a los que desfallecen. Ya nada tememos porque Dios es nuestro amigo poderoso. Alabamos el nombre del Conquistador nunca conquistado. Adoramos a Dios porque es el ayudante fiel y eterno del hombre, es nuestro conductor seguro y nuestro guía infalible. Es el gran autor del cielo y de la tierra. Su energía es ilimitada y su sabiduría, infinita; su esplendor es sublime y su belleza, divina. Es el refugio supremo del universo y el guardián inmutable de la ley sempiterna. Nuestro Dios es el Señor de la vida y el Confortador de todos los hombres, es el amante de la humanidad y la ayuda de los afligidos. Él es quien nos da la vida y el Buen Pastor de los rebaños humanos. Dios es nuestro padre, hermano y amigo. Anhelamos conocer a este Dios en lo más profundo de nuestro ser.
131:4.5 (1448.4) «Por el anhelo de nuestro corazón hemos aprendido a alcanzar la fe, refrenando nuestros sentidos hemos logrado la sabiduría y mediante la sabiduría hemos experimentado la paz en el Supremo. Quien está lleno de fe adora de verdad cuando su yo interior está absorto en Dios. Nuestro Dios lleva los cielos como manto y habita también los otros seis extensos universos. Es supremo en todo y sobre todo. Imploramos el perdón del Señor por todas nuestras ofensas a nuestros semejantes y olvidaremos el mal que nos ha hecho nuestro amigo. Nuestro espíritu aborrece todo mal; por eso, oh Señor, líbranos de toda mancha de pecado. Rezamos a Dios como consolador, protector y salvador, como a alguien que nos ama.
131:4.6 (1449.1) «El espíritu del Guardián del Universo entra en el alma de las criaturas sencillas. El hombre que adora al Dios Único es sabio. Los que se esfuerzan por llegar a la perfección deben conocer sin duda al Señor Supremo. Quien conoce la seguridad bienaventurada del Supremo nunca tiene miedo, pues el Supremo dice a los que le sirven: ‘No temáis, porque yo estoy con vosotros’. El Dios de providencia es nuestro Padre. Dios es verdad. Y es deseo de Dios que sus criaturas lo comprendan, que lleguen a conocer plenamente la verdad. La verdad es eterna; sostiene el universo. Nuestro deseo supremo será la unión con el Supremo. El Gran Controlador es el generador de todas las cosas y todo evoluciona a partir de él. He aquí la síntesis del deber: que ningún hombre haga a otro lo que le repugnaría que le hicieran a él; no abriguéis ninguna maldad, no golpeéis a quien os golpea, conquistad la ira con la misericordia y venced el odio con la benevolencia. Todo esto deberíamos hacerlo porque Dios es un amigo bondadoso y un padre clemente que nos perdona todas las ofensas que cometemos en la tierra.
131:4.7 (1449.2) «Dios es nuestro Padre, la tierra nuestra madre y el universo nuestro lugar de nacimiento. Sin Dios el alma está prisionera. Conocer a Dios libera el alma. Mediante la meditación sobre Dios, mediante la unión con él, llega la liberación de las ilusiones del mal y la salvación última de todas las cadenas materiales. Cuando el hombre enrolle el espacio como un pedazo de cuero, llegará el fin del mal porque el hombre habrá encontrado a Dios. ¡Oh Dios, sálvanos de la triple ruina del infierno: la lujuria, la ira y la avaricia! ¡Oh alma, cíñete para la lucha espiritual de la inmortalidad! Cuando llegue el fin de la vida mortal, no dudes en cambiar este cuerpo por una forma más hermosa y apropiada y despertarte en los dominios del Supremo y del Inmortal donde no hay miedo ni pesar, ni hambre ni sed ni muerte. Conocer a Dios es cortar las ataduras de la muerte. El alma que conoce a Dios se eleva en el universo como la nata aparece en la superficie de la leche. Adoramos a Dios, el hacedor de todo, la Gran Alma, que reside siempre en el corazón de sus criaturas. Y los que saben que Dios está entronizado en el corazón humano están destinados a ser inmortales como él. El mal ha de quedarse atrás en este mundo pero la virtud acompaña al alma hasta el cielo.
131:4.8 (1449.3) «Dicen los malvados: El universo no tiene ni verdad ni gobernante, solo sirve para satisfacer nuestras apetencias. Esas almas están engañadas por la mezquindad de su intelecto. Se entregan al disfrute de sus apetitos y privan a sus almas de las alegrías de la virtud y de los placeres de la rectitud. ¿Puede haber mejor experiencia que la salvación del pecado? El hombre que ha visto al Supremo es inmortal. Los amigos del hombre en la carne no pueden sobrevivir a la muerte. Solo la virtud camina junto al hombre en su progresar continuo hacia los campos alegres y soleados del Paraíso.»
131:5.1 (1449.4) Zoroastro tuvo contacto personal con los descendientes de los primeros misioneros de Melquisedec, difusores de la doctrina del Dios único, y esta doctrina se convirtió en la enseñanza central de la religión que fundó en Persia. Fuera del judaísmo, ninguna religión de la época contenía más enseñanzas procedentes de Salem. Ganid hizo el siguiente resumen de los escritos de esta religión:
131:5.2 (1450.1) «Todas las cosas vienen del Dios Único y le pertenecen. Él es omnisciente, bueno, justo, santo, resplandeciente y glorioso. Nuestro Dios es la fuente de toda luminosidad. Es el Creador, el Dios de todos los buenos propósitos y el protector de la justicia del universo. El sabio vive su vida conforme al espíritu de la verdad. Dios lo ve todo y contempla tanto las malas acciones del malvado como las buenas obras del justo; nuestro Dios observa todas las cosas con mirada centelleante. Su toque es el toque de la curación. El Señor es un benefactor todopoderoso. Dios tiende su mano benéfica tanto a los justos como a los malvados. Dios estableció el mundo y ordenó la retribución del bien y del mal. El Dios omnisciente ha prometido la inmortalidad a las almas piadosas que piensan con pureza y actúan con rectitud. Tal como sea tu deseo supremo, así serás. La luz del sol es como la sabiduría para aquellos que perciben a Dios en el universo.
131:5.3 (1450.2) «Alabad a Dios buscando complacer al Sabio. Adorad al Dios de la luz caminando alegremente por las sendas que ordena su religión revelada. No hay más que un Dios Supremo, el Señor de las Luces. Adoramos a aquel que hizo las aguas, las plantas, los animales, la tierra y los cielos. Nuestro Dios es el Señor, el más benéfico. Adoramos al más hermoso, al Inmortal munificente dotado de la luz eterna. Dios es lo más lejano a nosotros y al mismo tiempo lo más cercano porque mora dentro de nuestra alma. Nuestro Dios es el divino y santísimo Espíritu del Paraíso, y sin embargo es más amable con el hombre que la más amable de todas las criaturas. Dios es nuestra mayor ayuda en nuestra principal empresa: llegar a conocerlo. Dios es nuestro amigo más justo y adorable; es nuestra sabiduría, nuestra vida y el vigor de nuestra alma y de nuestro cuerpo. En virtud de nuestros buenos pensamientos, el sabio Creador nos permitirá hacer su voluntad y lograr así la realización de todo lo que es divinamente perfecto.
131:5.4 (1450.3) «Señor, enséñanos a vivir esta vida en la carne mientras nos preparamos para la próxima vida del espíritu. Háblanos, Señor, y haremos lo que nos pidas. Muéstranos los buenos senderos y caminaremos con rectitud. Haz que podamos lograr la unión contigo. Sabemos que una religión es buena cuando conduce a la unión con la rectitud. Dios es nuestra naturaleza sabia, nuestro mejor pensamiento y nuestro acto recto. ¡Que Dios nos conceda la unidad con el espíritu divino y la inmortalidad en él!
131:5.5 (1450.4) «Esta religión del Sabio purifica al creyente de todo mal pensamiento y acto pecaminoso. Me inclino ante el Dios del cielo arrepintiéndome si he ofendido de pensamiento, palabra u obra —con intención o sin ella— y ofrezco oraciones por la misericordia y alabanzas por el perdón. Si al confesarme me propongo no volver a hacer el mal, sé que el pecado será eliminado de mi alma. Sé que el perdón deshace las ataduras del pecado. Los que hacen el mal recibirán su castigo, pero los que siguen la verdad gozarán de la dicha de una salvación eterna. Toma posesión de nosotros por la gracia y dispensa a nuestra alma el poder salvador. Imploramos misericordia porque aspiramos a la perfección; quisiéramos ser como Dios.»
131:6.1 (1450.5) El tercer grupo de creyentes religiosos que mantuvo la doctrina de un Dios único en la India —como supervivencia de las enseñanzas de Melquisedec— fueron los suduanistas. Estos creyentes fueron conocidos más tarde como los seguidores del jainismo. Enseñaban que:
131:6.2 (1450.6) «El Señor del Cielo es supremo. Los que pecan no ascenderán a lo alto, pero los que caminan por las sendas de la rectitud encontrarán un lugar en el cielo. Tenemos asegurada la vida en el más allá si conocemos la verdad. El alma del hombre puede subir hasta el cielo más alto para desarrollar allí su verdadera naturaleza espiritual, para alcanzar la perfección. El estado del cielo libera al hombre de la esclavitud del pecado y lo conduce a las bienaventuranzas finales. El hombre recto ya tiene la experiencia de haber puesto fin al pecado con todas las miserias que lo acompañan. El yo es el enemigo invencible del hombre y se manifiesta como las cuatro grandes pasiones humanas: la ira, el orgullo, el engaño y la codicia. La victoria más grande del hombre es la conquista de sí mismo. Cuando el hombre se vuelve hacia Dios para ser perdonado, y cuando se atreve a tomarse esa libertad, queda liberado del miedo. El hombre debe pasar por la vida tratando a sus semejantes como a él le gustaría ser tratado.»
131:7.1 (1451.1) Hacía poco tiempo que los manuscritos de esta religión del Lejano Oriente habían sido depositados en la biblioteca de Alejandría. Era la única religión del mundo de la que Ganid no había oído hablar nunca. Esta creencia también contenía restos de las primeras enseñanzas de Melquisedec como muestran los extractos siguientes:
131:7.2 (1451.2) «Dice el Señor: ‘Todos sois receptores de mi poder divino; todos los hombres se benefician de mi ministerio de misericordia. Me complace mucho que los justos se multipliquen por todas las tierras. Tanto en las bellezas de la naturaleza como en las virtudes de los hombres busca revelarse el Príncipe del Cielo y mostrar la rectitud de su naturaleza. Puesto que los pueblos antiguos no conocían mi nombre, me manifesté naciendo con existencia visible en el mundo, y me rebajé de ese modo para que el hombre no olvidara mi nombre. Soy el hacedor del cielo y de la tierra; el sol, la luna y todas las estrellas obedecen a mi voluntad. Soy el soberano de todas las criaturas que hay sobre la tierra y en los cuatro mares. Aunque soy grande y supremo, tengo oídos para la oración del más humilde de los hombres. Si una criatura quiere adorarme, escucharé su oración y le concederé el deseo de su corazón’.
131:7.3 (1451.3) «‘Cada vez que el hombre cede a la ansiedad, se aleja un paso de la dirección que le indica el espíritu de su corazón.’ El orgullo oculta a Dios. Si queréis obtener la ayuda celestial apartad vuestro orgullo, porque cualquier indicio de orgullo intercepta la luz salvadora como si fuera una gran nube. Si no sois rectos por dentro, es inútil que recéis por lo que está fuera. ‘Si escucho tus oraciones es porque te presentas ante mí con un corazón limpio, libre de hipocresía y falsedad, con un alma que refleja la verdad como un espejo. Si quieres obtener la inmortalidad, renuncia al mundo y ven a mí.’»
131:8.1 (1451.4) Los mensajeros de Melquisedec llevaron la doctrina del Dios único hasta el corazón de China. El monoteísmo se incorporó a las primeras enseñanzas de varias religiones chinas entre ellas el taoísmo, que contenía más verdad monoteísta que las demás y perduró más que ninguna. Ganid recopiló así las enseñanzas de su fundador:
131:8.2 (1451.5) «¡Qué puro y sereno es el Supremo y a la vez qué fuerte y poderoso, qué profundo e insondable! Este Dios del cielo es el venerado antecesor de todas las cosas. Si conocéis al Eterno sois esclarecidos y sabios. Si no conocéis al Eterno, esa ignorancia se manifiesta como mal y surgen así las pasiones del pecado. Este Ser maravilloso existía antes que los cielos y la tierra. Es verdaderamente espiritual, está solo y no cambia. Es en verdad la madre del mundo, y toda la creación gira en torno a él. Este Gran Único se da a los hombres para que puedan superarse y sobrevivir, e incluso los que tienen pocos conocimientos pueden caminar por los senderos del Supremo, pueden cumplir la voluntad del cielo.
131:8.3 (1452.1) «Todas las buenas obras de servicio verdadero vienen del Supremo. Todas las cosas dependen de la Gran Fuente para tener vida. El Gran Supremo no busca ser honrado por sus otorgamientos. Su poder es supremo, y sin embargo permanece oculto a nuestros ojos. Transmuta constantemente sus atributos al tiempo que perfecciona a sus criaturas. La Razón celestial es lenta y paciente en sus designios pero segura en sus logros. El Supremo recubre el universo y lo sostiene en su totalidad. ¡Qué grande es su influencia desbordante y qué poderosa su fuerza de atracción! La verdadera bondad es como el agua que todo lo bendice y a nada perjudica. Al igual que el agua, la verdadera bondad busca los lugares más bajos, incluso los niveles que los demás evitan, y lo hace así porque tiene afinidad con el Supremo. El Supremo crea todas las cosas, las alimenta en su naturaleza y las perfecciona en su espíritu. De manera misteriosa, el Supremo promueve, protege y perfecciona a las criaturas sin obligarlas. Guía y dirige pero no se impone. Favorece el progreso pero no domina.
131:8.4 (1452.2) «El sabio universaliza su corazón. Tener un poco de conocimiento es peligroso. Los que aspiran a la grandeza deben aprender a humillarse. En la creación el Supremo se convirtió en la madre del mundo. Conocer a nuestra madre es reconocer nuestra filiación. El sabio considera todas las partes desde el punto de vista del todo. Relaciónate con cada hombre como si estuvieras en su lugar. Recompensa el agravio con bondad. Si amas a las personas, se sentirán atraídas hacia ti y no te costará nada ponerlas de tu lado.
131:8.5 (1452.3) «El Gran Supremo lo permea todo. Está a la izquierda y a la derecha, sostiene toda la creación y mora en el interior de todos los seres sinceros. No podéis encontrar al Supremo ni tampoco podéis ir a un lugar donde no esté. Si un hombre reconoce la maldad de sus acciones y se arrepiente de corazón de sus pecados, puede buscar el perdón, puede librarse del castigo y transformar la calamidad en bendición. El Supremo es el refugio seguro de toda la creación, es el guardián y salvador de la humanidad. Si lo buscáis a diario lo encontraréis. Él es verdaderamente valioso para todos los hombres porque puede perdonar los pecados. Recordad siempre que Dios no recompensa al hombre por lo que hace sino por lo que es, por eso debéis ayudar a vuestros semejantes sin esperar recompensa. Haced el bien sin pensar en vuestro propio beneficio.
131:8.6 (1452.4) «Los que conocen las leyes del Eterno son sabios. La ignorancia de la ley divina es desastre y sufrimiento. Los que conocen las leyes de Dios son liberales de pensamiento. Si conocéis al Eterno, aun cuando vuestro cuerpo perezca, vuestra alma sobrevivirá y estará al servicio del espíritu. Sois verdaderamente sabios cuando reconocéis vuestra insignificancia. Si moráis en la luz del Eterno, gozaréis de la iluminación del Supremo. Los que dedican su persona al servicio del Supremo son felices en su búsqueda del Eterno. Cuando el hombre muere, el espíritu despega en su largo vuelo de regreso al hogar.»
131:9.1 (1452.5) Entre las grandes religiones del mundo, incluso la que menos reconocía a Dios aceptó el monoteísmo de los misioneros de Melquisedec y sus perseverantes sucesores. Así resumió Ganid el confucianismo:
131:9.2 (1452.6) «Lo que el Cielo dispone está libre de error. La verdad es real y divina. Todas las cosas se originan en el Cielo, y el Gran Cielo no se puede equivocar. El Cielo ha designado a numerosos subordinados para que ayuden a instruir y elevar a las criaturas inferiores. Grande, muy grande, es el Dios Único que gobierna al hombre desde lo alto. El poder de Dios es majestuoso y terrible su juicio. Pero este Gran Dios ha conferido también un sentido moral a muchas gentes inferiores. La munificencia del Cielo nunca cesa. La benevolencia es el regalo más preciado del Cielo a los hombres. El Cielo ha otorgado su nobleza al alma del hombre, y las virtudes del hombre son el fruto de este otorgamiento de la nobleza del Cielo. El Gran Cielo todo lo percibe y acompaña al hombre en todas sus acciones. Hacemos bien en llamar al Gran Cielo nuestro Padre y nuestra Madre, y así podemos rezar al Cielo con confianza pues somos los servidores de nuestros ancestros divinos. En todo momento y en todas las cosas contemplemos sobrecogidos la majestad del Cielo. Reconocemos, oh Dios, Altísimo y soberano Potentado, que el juicio está en tus manos y que toda misericordia procede del corazón divino.
131:9.3 (1453.1) «Dios está con nosotros, por eso no hay miedo en nuestro corazón. Si hay alguna virtud en mí, es la manifestación del Cielo que habita conmigo. Pero este Cielo que está en mí plantea muchas veces duras exigencias a mi fe. Si Dios está conmigo, estoy decidido a desterrar cualquier duda de mi corazón. La fe tiene que estar muy cerca de la verdad de las cosas, y no veo cómo puede vivir un hombre sin esa fe buena. El bien y el mal no acaecen a los hombres sin causa. El Cielo atiende al alma del hombre según su propósito. Cuando te des cuenta de que has obrado mal, no dudes en confesar tu error y apresúrate a enmendarlo.
131:9.4 (1453.2) «El sabio se dedica a buscar la verdad, no se limita a ganarse la vida. La meta del hombre es lograr la perfección del Cielo. El hombre superior es capaz de autoajustarse y está libre de miedo y ansiedad. Dios está con vosotros, no lo dudéis en vuestro corazón. Toda buena acción tiene su recompensa. El hombre superior no murmura contra el Cielo ni guarda rencor a los hombres. No hagáis a los demás lo que no os gusta que os hagan. Que la compasión forme parte de todo castigo. Esforzaos de todas las maneras posibles por transformar el castigo en bendición, pues así obra el Gran Cielo. Aunque todas las criaturas tienen que morir y volver a la tierra, el espíritu del hombre noble surge para desplegarse en lo alto y ascender a la luz gloriosa del resplandor final.»
131:10.1 (1453.3) Cuando hubo terminado la ardua tarea de recopilar las enseñanzas de las religiones del mundo sobre el Padre del Paraíso, Ganid decidió formular sus propias conclusiones sobre la creencia en Dios que había alcanzado gracias a las enseñanzas de Jesús. El joven indio solía referirse a estas creencias como «nuestra religión» y las resumió así:
131:10.2 (1453.4) «El Señor nuestro Dios es el único Señor, y deberíais amarlo con todo vuestro corazón y toda vuestra mente mientras hacéis todo lo posible por amar a todos sus hijos como os amáis a vosotros mismos. Este Dios único es nuestro Padre celestial, en quien consisten todas las cosas y que mora mediante su espíritu en toda alma humana sincera. Nosotros, que somos los hijos de Dios, deberíamos aprender a confiarle la custodia de nuestra alma como a nuestro fiel Creador. Con nuestro Padre celestial todas las cosas son posibles, y no puede ser de otra manera puesto que él es el Creador que ha hecho todas las cosas y todos los seres. Aunque no podemos ver a Dios podemos conocerlo, y podemos revelarlo a nuestros semejantes viviendo diariamente la voluntad del Padre del cielo.
131:10.3 (1453.5) «Las riquezas divinas del carácter de Dios tienen que ser infinitamente profundas y eternamente sabias. No podemos descubrir a Dios mediante el conocimiento, pero podemos conocerlo en nuestro corazón por experiencia personal. Aunque su justicia sobrepase nuestra comprensión, su misericordia llega hasta el ser más humilde de la tierra. El Padre llena el universo, pero también vive dentro de nuestro corazón. La mente del hombre es humana, mortal, pero el espíritu del hombre es divino, inmortal. Dios no es solo omnipotente sino también omnisciente. Si nuestros padres terrenales inclinados al mal saben amar a sus hijos y darles cosas buenas, cuánto mejor sabrá el buen Padre del cielo amar sabiamente a sus hijos de la tierra y darles las bendiciones que les convienen.
131:10.4 (1454.1) «El Padre del cielo no permitirá que perezca uno solo de sus hijos de la tierra si ese hijo desea encontrar al Padre y anhela de verdad ser como él. Nuestro Padre ama incluso a los malvados y siempre es amable con los ingratos. Solo con que más seres humanos pudieran conocer la bondad de Dios, se arrepentirían sin duda de sus maldades y renunciarían a todo pecado conocido. Todas las cosas buenas provienen del Padre de la luz en quien no hay posibilidad de variación ni sombra de cambio. El espíritu del Dios verdadero está en el corazón del hombre. La intención de Dios es que todos los hombres sean hermanos. Cuando los hombres empiezan a sentir el anhelo de Dios, eso significa que Dios los ha encontrado y que ellos están buscando conocerlo. Vivimos en Dios y Dios mora en nosotros.
131:10.5 (1454.2) «Ya no me conformo con creer que Dios es el Padre de todo mi pueblo; a partir de ahora creeré que también es mi Padre. Procuraré siempre adorar a Dios con la ayuda del Espíritu de la Verdad, que es mi ayudante desde que he llegado realmente a conocer a Dios. Pero antes que nada me propongo adorar a Dios aprendiendo a hacer su voluntad en la tierra, es decir, voy a hacer todo lo posible por tratar a cada uno de mis compañeros mortales como creo que a Dios le gustaría que lo tratara. Cuando vivimos así en la carne podemos pedir muchas cosas a Dios, y él nos concederá los deseos de nuestro corazón para que estemos mejor preparados para servir a nuestros semejantes. Y todo este servicio de amor a los hijos de Dios aumenta nuestra capacidad de recibir y experimentar las alegrías del cielo, los placeres superiores del ministerio del espíritu del cielo.
131:10.6 (1454.3) «Daré gracias a Dios todos los días por sus dádivas inefables, lo alabaré por sus obras maravillosas para los hijos de los hombres. Para mí es el Todopoderoso, el Creador, el Poder y la Misericordia, pero por encima de todo es mi Padre en el espíritu y, como su hijo en la tierra, iré hacia él para verlo algún día. Mi tutor me ha dicho que al buscarlo me iré haciendo como él. Mediante la fe en Dios he logrado la paz con él. Esta nueva religión nuestra está llena de alegría y genera una felicidad duradera. Confío en que seré fiel hasta la muerte y estoy seguro de que recibiré la corona de la vida eterna.
131:10.7 (1454.4) «Estoy aprendiendo a comprobar todas las cosas y a adherirme a lo que es bueno. Haré a mis semejantes todo lo que quisiera que me hicieran a mí. Sé por esta nueva fe que el hombre puede convertirse en hijo de Dios, aunque a veces me aterra pararme a pensar que todos los hombres son mis hermanos. Y sin embargo debe ser verdad. No veo cómo podría regocijarme en la paternidad de Dios y negarme a aceptar la hermandad del hombre. Todo el que invoque el nombre del Señor será salvado, y si esto es verdad, todos los hombres deben ser mis hermanos.
131:10.8 (1454.5) «A partir de ahora haré mis buenas obras en secreto y oraré casi siempre a solas. No juzgaré, porque no quiero ser injusto con mis semejantes. Voy a aprender a amar a mis enemigos aunque todavía no domino bien esta forma de parecerme a Dios. Veo también a Dios en las otras religiones, pero lo encuentro más bello, más amoroso, más misericordioso, más personal y más positivo en ‘nuestra religión’. Lo mejor de todo es que este Ser grande y glorioso es mi Padre espiritual y yo soy su hijo. Solo por mi deseo sincero de ser como él terminaré por encontrarlo y le serviré eternamente. Por fin tengo una religión con un Dios, un Dios maravilloso que es un Dios de salvación eterna.»
El libro de Urantia
Documento 132
132:0.1 (1455.1) PUESTO QUE Gonod traía saludos de los príncipes de la India para Tiberio, el regidor romano, los dos indios y Jesús comparecieron ante él al tercer día de su llegada a Roma. El taciturno emperador estaba excepcionalmente alegre aquel día y charló largo rato con los tres. Cuando se marcharon, el emperador comentó con el auxiliar que estaba a su derecha refiriéndose a Jesús: «Si yo tuviera el porte regio y los modales perfectos de ese hombre, sería un espléndido emperador, ¿no?».
132:0.2 (1455.2) Durante su estancia en Roma, Ganid tenía un horario fijo para estudiar y para visitar los lugares de interés de la ciudad. Su padre tenía muchos negocios que tratar. Deseaba educar a su hijo como digno sucesor suyo en la gestión de sus vastos intereses comerciales y pensó que había llegado el momento de introducir al muchacho en el mundo de los negocios. Había en Roma muchos ciudadanos de la India y uno de los propios empleados de Gonod solía acompañarle como intérprete, de modo que Jesús tuvo días enteros para llegar a conocer a fondo esta ciudad de dos millones de habitantes. Iba mucho al foro, el centro de la vida política, jurídica y comercial. Subía con frecuencia al Capitolio, y mientras contemplaba ese magnífico templo dedicado a Júpiter, Juno y Minerva, reflexionaba sobre la ignorancia que mantenía esclavizados a esos romanos. Pasaba también mucho tiempo en la colina Palatina, sede de la residencia del emperador, del templo de Apolo y de las bibliotecas griega y latina.
132:0.3 (1455.3) El Imperio romano de entonces comprendía todo el sur de Europa, Asia Menor, Siria, Egipto y el noroeste de África, y entre sus habitantes había ciudadanos de todos los países del hemisferio oriental. La razón principal por la que Jesús accedió a hacer este viaje fue su deseo de estudiar a este conjunto cosmopolita de mortales urantianos y de mezclarse con ellos.
132:0.4 (1455.4) Jesús aprendió en Roma muchas cosas sobre los hombres, pero la más valiosa de las múltiples experiencias de sus seis meses de estancia en esa ciudad fue su contacto con los líderes religiosos de la capital del Imperio y su influencia sobre ellos. En menos de una semana había localizado y conocido a los líderes más notables de los cínicos, los estoicos y los cultos de misterio, en particular a los del grupo mitraico. Supiera o no Jesús que los judíos rechazarían su misión, previó con toda seguridad que sus mensajeros no tardarían en ir a Roma a proclamar el reino de los cielos. Por ello se puso a preparar el camino con admirable clarividencia para que su mensaje fuera recibido mejor y con más certeza. Seleccionó a cinco de los estoicos más destacados, once de los cínicos y a dieciséis líderes de los cultos de misterio y pasó gran parte de su tiempo libre en estrecha relación con esos maestros religiosos durante casi seis meses. Su método de instrucción consistió en no combatir ninguno de sus errores ni mostrar los fallos de sus enseñanzas. Seleccionaba en cada caso la verdad de lo que enseñaban y luego embellecía e iluminaba esa verdad en sus mentes de tal manera que en muy poco tiempo esta verdad acrecentada rechazaba por sí misma el error asociado a ella. Así fue como esos hombres y mujeres enseñados por Jesús quedaron preparados para reconocer más adelante otras verdades similares en las enseñanzas de los primeros misioneros cristianos. Y su aceptación inmediata de las enseñanzas de los predicadores del evangelio fue lo que impulsó tan poderosamente la propagación del cristianismo en Roma y desde allí en todo el Imperio.
132:0.5 (1456.1) La relevancia de esta notable iniciativa se hace patente si consideramos que de los treinta y dos líderes religiosos de Roma instruidos por Jesús, solo dos no dieron fruto. Los otros treinta desempeñaron un papel capital en el establecimiento del cristianismo en Roma, y algunos de ellos ayudaron también a convertir el principal templo mitraico en la primera iglesia cristiana de esa ciudad. Nosotros que vemos las actividades humanas desde detrás del escenario y a la luz de los diecinueve siglos transcurridos, solo reconocemos la influencia decisiva de tres factores en la preparación inicial del terreno para la rápida propagación del cristianismo por toda Europa. Son los siguientes:
132:0.6 (1456.2) 1. La elección y mantenimiento de Simón Pedro como apóstol.
132:0.7 (1456.3) 2. La charla en Jerusalén con Esteban, cuya muerte condujo a la conversión de Saulo de Tarso.
132:0.8 (1456.4) 3. La preparación preliminar de los treinta romanos para el liderazgo posterior de la nueva religión en Roma y en todo el Imperio.
132:0.9 (1456.5) Ni Esteban ni los treinta elegidos se dieron nunca cuenta de que habían hablado en su día con el hombre cuyo nombre se convirtió en el sujeto de sus enseñanzas religiosas. La obra de Jesús con los treinta y dos líderes originales fue enteramente personal. El escriba de Damasco no trabajó nunca con más de tres a la vez, pocas veces con más de dos, y casi siempre les enseñaba individualmente. Pudo hacer este gran trabajo de formación religiosa porque esos hombres y mujeres no estaban atados a las tradiciones, no eran víctimas de ideas fijas preconcebidas sobre todos los desarrollos religiosos del futuro.
132:0.10 (1456.6) En los años inmediatamente posteriores Pedro, Pablo y los otros maestros cristianos de Roma oyeron hablar muchas veces sobre este escriba de Damasco que los había precedido y que tan obvia y (según ellos) inconscientemente había preparado el camino para su llegada con el nuevo evangelio. Aunque Pablo no llegó nunca a adivinar realmente la identidad de ese escriba de Damasco, poco antes de su muerte y por la similitud de las descripciones de la persona, llegó a la conclusión de que el «fabricante de tiendas de Antioquía» era también el «escriba de Damasco». Una vez que predicaba en Roma, Simón Pedro oyó una descripción del escriba de Damasco y sospechó que esa persona podría haber sido Jesús, pero desechó rápidamente la idea sabiendo muy bien (eso creía él) que el Maestro no había estado nunca en Roma.
132:1.1 (1456.7) Al principio de su estancia en Roma Jesús pasó toda una noche conversando con Angamon, el líder de los estoicos. Este hombre se hizo posteriormente muy amigo de Pablo y resultó ser uno de los más firmes seguidores de la Iglesia cristiana de Roma. He aquí en esencia y transcrito a un lenguaje moderno lo que Jesús enseñó a Angamon:
132:1.2 (1457.1) La norma de los valores verdaderos ha de buscarse en el mundo espiritual y en los niveles divinos de la realidad eterna. Para un mortal ascendente todas las normas más bajas y materiales han de ser consideradas como transitorias, parciales e inferiores. El científico como tal está limitado a descubrir las conexiones de los hechos materiales. En teoría no tiene derecho a declararse materialista o idealista. Al hacerlo renunciaría a una actitud verdaderamente científica, puesto que todas y cada una de esas tomas de posición son la esencia misma de la filosofía.
132:1.3 (1457.2) El avance ilimitado de una cultura puramente materialista se puede acabar convirtiendo en una amenaza para la civilización si la visión interior moral y el logro espiritual de la humanidad no aumentan en la misma proporción. Una ciencia puramente materialista lleva dentro de sí la semilla potencial de la destrucción de todo esfuerzo científico, pues esta misma actitud es el presagio del colapso final de una civilización que ha abandonado su sentido de los valores morales y ha repudiado su meta de logro espiritual.
132:1.4 (1457.3) El científico materialista y el idealista extremo están destinados a un constante enfrentamiento, pero eso no ocurre cuando científicos e idealistas poseen una norma común de altos valores morales y niveles de prueba espirituales. En toda época, los científicos y las personas religiosas deben reconocer que están siendo probados ante el tribunal de la necesidad humana. Deben abstenerse de pugnar entre sí y esforzarse valerosamente por justificar la continuidad de su supervivencia mediante una mayor entrega al servicio del progreso humano. Si la llamada ciencia o la llamada religión de cualquier edad es falsa, deberá purificar sus actividades o bien desaparecer para dar paso a una ciencia material o una religión espiritual más digna y verdadera.
132:2.1 (1457.4) Mardus era el jefe reconocido de los cínicos de Roma, y se hizo muy amigo del escriba de Damasco. Día tras día conversaba con Jesús, y noche tras noche escuchaba su divina enseñanza. Una de las conversaciones más importantes con Mardus surgió como respuesta a la pregunta de este cínico sincero sobre el bien y el mal. En esencia y en palabras del siglo veinte, Jesús le dijo:
132:2.2 (1457.5) Hermano, el bien y el mal son meras palabras que simbolizan niveles relativos de comprensión humana del universo observable. Si eres éticamente perezoso y socialmente indiferente, puedes tomar como norma del bien los usos sociales corrientes. Si eres espiritualmente indolente y moralmente estático, puedes tomar como norma del bien las prácticas y tradiciones religiosas de tus contemporáneos. Pero el alma que sobrevive al tiempo y emerge en la eternidad debe hacer una elección viva y personal entre el bien y el mal tal como están determinados por los valores verdaderos de las normas espirituales establecidas por el espíritu divino que el Padre del cielo ha enviado a morar en el corazón del hombre. Este espíritu que mora en el interior es la norma de la supervivencia de la personalidad.
132:2.3 (1457.6) La bondad, igual que la verdad, es siempre relativa y contrasta infaliblemente con el mal. La percepción de estas cualidades de bondad y de verdad es lo que permite al alma en evolución de los hombres hacer las elecciones personales que son esenciales para la supervivencia eterna.
132:2.4 (1458.1) La persona espiritualmente ciega que sigue lógicamente los dictados científicos, los usos sociales y los dogmas religiosos se encuentra en grave peligro de sacrificar su independencia moral y perder su libertad espiritual. Un alma así está destinada a convertirse en un papagayo intelectual, un autómata social y un esclavo de la autoridad religiosa.
132:2.5 (1458.2) La bondad está creciendo siempre hacia nuevos niveles de mayor libertad de autorrealización moral y logro de la personalidad espiritual; es el descubrimiento del Ajustador que mora en el interior y la identificación con él. Una experiencia es buena cuando acentúa la apreciación de la belleza, aumenta la voluntad moral, realza la percepción de la verdad, amplía la capacidad de amar y servir a nuestros semejantes, exalta los ideales espirituales y unifica las motivaciones humanas supremas del tiempo con los planes eternos del Ajustador interior. Todo esto conduce directamente a un mayor deseo de hacer la voluntad del Padre y estimula la pasión divina de encontrar a Dios y ser más como él.
132:2.6 (1458.3) A medida que ascendáis por la escala de desarrollo de las criaturas en el universo, encontraréis una bondad creciente y un mal decreciente en perfecta conformidad con vuestra capacidad de experimentar la bondad y percibir la verdad. La aptitud de albergar el error o experimentar el mal no se perderá del todo hasta que el alma humana en ascenso alcance los niveles espirituales finales.
132:2.7 (1458.4) La bondad es viva, relativa, está siempre en progreso; es invariablemente una experiencia personal y está correlacionada a perpetuidad con la percepción de la verdad y de la belleza. La bondad se encuentra en el reconocimiento de los valores positivos de la verdad del nivel espiritual, que deben contrastar en la experiencia humana con su equivalente negativo, las sombras del mal potencial.
132:2.8 (1458.5) Hasta que alcancéis los niveles del Paraíso, la bondad será siempre más una búsqueda que una posesión, más una meta que una experiencia de logro. Pero hambrientos y sedientos de rectitud, experimentaréis una satisfacción creciente en el logro parcial de la bondad. La presencia del bien y del mal en el mundo es de por sí prueba concluyente de la existencia y la realidad de la voluntad moral del hombre, la personalidad que identifica así estos valores y es capaz de elegir entre ellos.
132:2.9 (1458.6) Cuando el mortal ascendente alcanza el Paraíso, su capacidad de identificar el yo con los valores verdaderos del espíritu se ha ampliado hasta el punto de lograr la posesión perfecta de la luz de vida. Dicha personalidad de espíritu perfeccionada se unifica tan completa, divina y espiritualmente con las cualidades positivas y supremas de la bondad, la belleza y la verdad, que no queda ninguna posibilidad de que ese espíritu recto pueda arrojar ni una sombra negativa de mal potencial al ser expuesto al escrutinio fulgurante de la luz divina de los Regidores infinitos del Paraíso. En todas estas personalidades de espíritu la bondad ha dejado de ser parcial, contrastante y relativa; se ha vuelto divinamente completa y espiritualmente repleta; se acerca a la pureza y la perfección del Supremo.
132:2.10 (1458.7) La posibilidad del mal es necesaria para la elección moral, pero su actualidad no lo es. Una sombra solo es real relativamente. El mal actual no es necesario como experiencia personal. En los niveles más bajos de desarrollo espiritual, el mal potencial es igual de eficaz como estímulo de la decisión en el ámbito del progreso moral. El mal solo se hace realidad en la experiencia personal cuando una mente moral lo elige deliberadamente.
132:3.1 (1459.1) Nabón era un judío griego, el dirigente más destacado del culto mitraico, el principal culto de misterio de Roma. Este sumo sacerdote del mitraísmo mantuvo muchas conversaciones con el escriba de Damasco, pero la que más decisivamente le influyó fue la que tuvieron una tarde sobre la verdad y la fe. Nabón tenía intención de convertir a Jesús e incluso le había propuesto volver a Palestina como maestro mitraico. Nunca sospechó que Jesús lo estaba preparando para ser uno de los primeros conversos al evangelio del reino. Esta fue la esencia de la enseñanza de Jesús en palabras modernas:
132:3.2 (1459.2) La verdad no se puede definir con palabras sino solo viviéndola. La verdad es siempre más que conocimiento. El conocimiento concierne a las cosas observadas, pero la verdad trasciende esos niveles puramente materiales porque se relaciona con la sabiduría y abarca imponderables como la experiencia humana e incluso las realidades espirituales vivas. El conocimiento se origina en la ciencia; la sabiduría, en la filosofía verdadera; la verdad, en la experiencia religiosa de la vida espiritual. El conocimiento corresponde a los hechos; la sabiduría, a las relaciones; la verdad, a los valores de la realidad.
132:3.3 (1459.3) El hombre tiende a cristalizar la ciencia, reducir la filosofía a fórmulas y dogmatizar la verdad porque tiene pereza mental para adaptarse a las luchas progresivas de la vida y al mismo tiempo un miedo terrible a lo desconocido. Al hombre normal le cuesta mucho introducir cambios en sus hábitos de pensamiento y en sus modos de vivir.
132:3.4 (1459.4) La verdad revelada, la verdad descubierta personalmente, es el deleite supremo del alma humana. Es la creación conjunta de la mente material y el espíritu que mora en su interior. La salvación eterna del alma que percibe la verdad y ama la belleza está asegurada por el hambre y sed de bondad que llevan a ese mortal a proponerse como único objetivo hacer la voluntad del Padre, encontrar a Dios y hacerse como él. No existe nunca conflicto entre la verdad y el conocimiento verdadero. Puede haber conflicto entre el conocimiento y las creencias humanas, creencias teñidas de prejuicios, distorsionadas por el miedo y dominadas por el temor a enfrentarse con nuevos hechos tanto en el descubrimiento material como en el progreso espiritual.
132:3.5 (1459.5) Pero el hombre no puede llegar nunca a poseer la verdad sin el ejercicio de la fe. Esto es así porque los pensamientos, la sabiduría, la ética y los ideales del hombre no se elevarán nunca por encima de su fe, de su esperanza sublime. Y toda fe verdadera está basada en una reflexión profunda, una autocrítica sincera y una consciencia moral intransigente. La fe es la inspiración de la imaginación creativa imbuida de espíritu.
132:3.6 (1459.6) La fe actúa para desencadenar las actividades sobrehumanas de la chispa divina, el germen inmortal que vive dentro de la mente del hombre y que es el potencial de la supervivencia eterna. Las plantas y los animales sobreviven en el tiempo mediante la técnica de pasar de una generación a otra partículas idénticas de sí mismos. El alma humana del hombre (la personalidad) sobrevive a la muerte física por asociación de identidad con esa chispa de divinidad que mora en su interior, que es inmortal y tiene como función perpetuar la personalidad humana en un nivel más alto de continuación de existencia progresiva en el universo. La semilla oculta del alma humana es un espíritu inmortal. La segunda generación del alma es la primera de una sucesión de manifestaciones de la personalidad en forma de existencias espirituales y progresivas que solo terminan cuando esta entidad divina alcanza la fuente de su existencia, la fuente personal de toda existencia, Dios, el Padre Universal.
132:3.7 (1459.7) La vida humana continúa —sobrevive— porque tiene una función en el universo, la tarea de encontrar a Dios. El alma del hombre activada por la fe no puede detenerse hasta alcanzar esa meta del destino, y una vez que ha logrado su meta divina ya no puede tener fin porque se ha hecho como Dios: eterna.
132:3.8 (1460.1) La evolución espiritual es la experiencia de elegir la bondad de forma creciente y voluntaria, acompañada de una progresiva disminución equivalente de la posibilidad del mal. Cuando se llega a elegir la bondad con carácter final y se logra la plena capacidad para apreciar la verdad, se origina una perfección de belleza y santidad cuya rectitud inhibe eternamente la posibilidad de que aparezca ni siquiera el concepto del mal potencial. Esa alma conocedora de Dios no presenta ni una sombra de duda respecto al mal cuando actúa a tan alto nivel de espíritu de bondad divina.
132:3.9 (1460.2) La presencia del espíritu paradisiaco en la mente del hombre constituye la promesa de revelación y la prenda de fe de una existencia eterna de progresión divina para todas las almas que buscan identificarse con ese fragmento de espíritu inmortal del Padre Universal que mora en su interior.
132:3.10 (1460.3) El progreso en el universo está caracterizado por una independencia creciente de la personalidad porque va unido al logro progresivo de niveles cada vez más altos de comprensión propia con el consiguiente autocontrol voluntario. Lograr la perfección del autocontrol espiritual equivale a consumar la independencia en el universo y la libertad personal. La fe alimenta y mantiene el alma del hombre en medio de la confusión de su orientación inicial en un universo tan inmenso. Por su parte la oración se convierte en el gran unificador de las varias inspiraciones de la imaginación creativa y de los impulsos de la fe de un alma que intenta identificarse con los ideales de espíritu de la divina presencia asociada que mora en su interior.
132:3.11 (1460.4) Nabón quedó profundamente impresionado por estas palabras como le ocurría en todas sus conversaciones con Jesús. Estas verdades siguieron ardiendo dentro de su corazón, y los predicadores del evangelio de Jesús que llegaron más tarde encontraron un gran apoyo en él.
132:4.1 (1460.5) Jesús no pasó todo su tiempo libre en Roma preparando a hombres y mujeres para hacer de ellos futuros discípulos del reino venidero. Dedicó también mucho tiempo a conocer íntimamente a todas las razas y clases de hombres que vivían en la ciudad más grande y cosmopolita del mundo. En cada uno de esos numerosos contactos humanos, Jesús tenía un doble propósito: por un lado conocer las reacciones de su interlocutor ante la vida que estaba viviendo en la carne, y por otro decir o hacer algo que hiciera esa vida más rica y más digna de ser vivida. Sus enseñanzas religiosas durante esas semanas fueron semejantes a las que caracterizaron su vida posterior como maestro de los doce y predicador de multitudes.
132:4.2 (1460.6) La idea central de su mensaje era siempre el hecho del amor del Padre celestial y la verdad de su misericordia, unidos a la buena nueva de que el hombre es hijo por la fe de ese mismo Dios de amor. El método habitual de Jesús en sus contactos sociales era romper el hielo haciendo preguntas para conseguir que la gente hablara con él. Al principio de la conversación él solía hacer las preguntas, y al final eran ellos los que le preguntaban. Era experto en enseñar tanto preguntando como respondiendo. Por regla general enseñaba más a quienes menos decía. Quienes más se beneficiaron de su ministerio personal eran personas agobiadas, preocupadas y abatidas que encontraron mucho alivio en la oportunidad de desahogarse con un oyente amable y comprensivo. Él era todo eso y mucho más. Y cuando esos seres humanos desorientados le habían contado sus problemas, Jesús sabía ofrecerles siempre sugerencias prácticas y útiles para salir al paso de sus dificultades reales, unidas a palabras de alivio presente y consuelo inmediato. A estos mortales afligidos les hablaba invariablemente del amor de Dios y les transmitía, mediante métodos variados y diversos, la información de que eran hijos del Padre amoroso del cielo.
132:4.3 (1461.1) De este modo Jesús tuvo un contacto personal afectuoso y edificante con más de quinientos mortales del planeta durante su estancia en Roma. Obtuvo así un conocimiento de las diferentes razas de la humanidad que nunca habría podido adquirir en Jerusalén y quizás tampoco en Alejandría. Consideró siempre esos seis meses como uno de los periodos más ricos e instructivos de su vida en la tierra.
132:4.4 (1461.2) Como era de esperar, un hombre tan dinámico y polifacético no podía actuar así durante seis meses en la metrópolis del mundo sin ser abordado por numerosas personas que deseaban obtener sus servicios para algún negocio o, más a menudo, para algún proyecto de enseñanza, de reforma social o de movimiento religioso. Recibió más de una docena de proposiciones de este tipo, y utilizó cada una de ellas como oportunidad para transmitir algún pensamiento de ennoblecimiento espiritual mediante palabras bien elegidas o mediante algún favor servicial. A Jesús le gustaba mucho hacer cosas —incluso de poca importancia— para toda clase de gente.
132:4.5 (1461.3) Habló con un senador romano sobre política y el arte de gobernar, y este único contacto con Jesús causó tal impresión en este legislador que pasó el resto de su vida intentando en vano inducir a sus colegas a cambiar el curso de la política reinante, a sustituir la idea de un gobierno que apoyara y alimentara al pueblo por la de un pueblo que apoyara al gobierno. Jesús pasó una tarde con un rico propietario de esclavos hablando del hombre como hijo de Dios, y al día siguiente ese hombre llamado Claudio concedió la libertad a ciento diecisiete esclavos. Charló durante una cena con un médico griego y le dijo que sus pacientes tenían mente y alma además de cuerpo; a partir de ahí ese competente doctor se esforzó por atender con más amplitud a sus semejantes. Habló con todo tipo de gente de toda condición social. El único lugar de Roma que no visitó fueron los baños públicos. Se negó a acompañar a sus amigos a los baños por la promiscuidad sexual allí prevalente.
132:4.6 (1461.4) A un soldado romano, mientras caminaban a lo largo del Tíber, le dijo: «Que tu corazón sea tan valiente como tu brazo. Atrévete a hacer justicia y sé lo suficientemente grande como para mostrar misericordia. Obliga a tu naturaleza más baja a obedecer a tu naturaleza más alta como tú obedeces a tus superiores. Venera la bondad y exalta la verdad. Elige la belleza en lugar de la fealdad. Ama a tus semejantes y busca a Dios con todo tu corazón, pues Dios es tu Padre del cielo».
132:4.7 (1461.5) Al orador del foro le dijo: «Tu elocuencia es agradable, tu lógica es admirable, tu voz es grata, pero tu enseñanza no es conforme a la verdad. Si pudieras tan solo disfrutar de la satisfacción inspiradora de conocer a Dios como tu Padre espiritual podrías emplear tus poderes de orador para liberar a tus semejantes de la servidumbre de las tinieblas y de la esclavitud de la ignorancia». Este fue el mismo Marcos que escuchó predicar a Pedro en Roma y se convirtió en su sucesor. Cuando crucificaron a Simón Pedro fue él quien desafió a los perseguidores romanos y siguió predicando audazmente el nuevo evangelio.
132:4.8 (1462.1) Un día se encontró con un pobre hombre que había sido acusado en falso. Jesús lo acompañó ante el juez y, después de obtener autorización para comparecer en su nombre, pronunció un magnífico discurso en el que dijo: «La justicia hace grande a una nación, y cuanto más grande sea una nación más debe velar por que no se cometa injusticia ni con el más humilde de sus ciudadanos. ¡Ay de la nación en la que solo aquellos que poseen dinero e influencia pueden conseguir una justicia pronta ante sus tribunales! Es deber sagrado de un juez absolver al inocente además de castigar al culpable. La supervivencia de una nación depende de la imparcialidad, la equidad y la integridad de sus tribunales. El gobierno civil se fundamenta en la justicia igual que la religión verdadera se fundamenta en la misericordia». El juez reabrió el caso, y tras examinar cuidadosamente las pruebas, puso en libertad al prisionero. De todas las actividades de Jesús durante ese tiempo de ministerio personal, fue esta la que estuvo más cerca de ser una aparición pública.
132:5.1 (1462.2) Cierto hombre rico, ciudadano romano y estoico, conoció a Jesús por Angamon y llegó a interesarse mucho por sus enseñanzas. Después de muchas conversaciones privadas, este acaudalado ciudadano preguntó a Jesús qué haría él con la riqueza si la tuviera, y Jesús le respondió: «Aplicaría la riqueza material a la mejora de la vida material, igual que utilizaría el conocimiento, la sabiduría y el servicio espiritual para enriquecer la vida intelectual, ennoblecer la vida social y hacer progresar la vida espiritual. Administraría la riqueza material como depositario prudente y efectivo de los recursos de una generación, para beneficio y ennoblecimiento de la generación siguiente y de las venideras».
132:5.2 (1462.3) Pero el hombre rico no quedó totalmente satisfecho con la respuesta de Jesús y tuvo la audacia de volver a preguntar: «¿Pero qué crees que un hombre de mi posición debería hacer con su riqueza? ¿Debería conservarla o repartirla?». Cuando Jesús se dio cuenta de que deseaba realmente conocer mejor la verdad sobre su lealtad a Dios y su deber hacia los hombres, amplió su respuesta: «Amigo mío, veo que buscas sinceramente la sabiduría y amas honradamente la verdad, por eso voy a exponerte mi punto de vista sobre la solución de tus problemas relacionados con las responsabilidades de la riqueza. Lo hago porque me has pedido consejo, y al dártelo, no voy a referirme a la riqueza de ningún otro hombre rico. Mi consejo es solo para ti y para tu orientación personal. Si deseas honradamente considerar tu riqueza como un depósito que te ha sido confiado, si deseas realmente convertirte en administrador prudente y eficaz de tu riqueza acumulada, te aconsejaría que hicieras un análisis de las fuentes de tu riqueza. Pregúntate de dónde procede esa riqueza y haz todo lo posible por encontrar una respuesta franca. Para ayudarte a analizar los orígenes de tu gran fortuna, te sugiero que recuerdes los diez métodos siguientes de acumular bienes materiales:
132:5.3 (1462.4) «1. Riqueza heredada: bienes recibidos de los padres y otros antepasados.
132:5.4 (1462.5) «2. Riqueza descubierta: bienes provenientes de los recursos no explotados de la madre tierra.
132:5.5 (1462.6) «3. Riqueza comercial: bienes obtenidos como beneficio justo en el trueque e intercambio de mercancías materiales.
132:5.6 (1462.7) «4. Riqueza injusta: bienes provenientes de la explotación injusta o de la esclavitud de nuestros semejantes.
132:5.7 (1463.1) «5. Riqueza de intereses: ingresos provenientes de las posibilidades de ganancia justa y equitativa por capitales invertidos.
132:5.8 (1463.2) «6. Riqueza fruto del talento: remuneración a las dotes creativas e inventivas de la mente humana.
132:5.9 (1463.3) «7. Riqueza accidental: bienes provenientes de la generosidad de nuestros semejantes o de las circunstancias de la vida.
132:5.10 (1463.4) «8. Riqueza robada: bienes obtenidos mediante injusticia, falsedad, robo o fraude.
132:5.11 (1463.5) «9. Fondos en depósito: riqueza puesta en tus manos por tus semejantes para algún uso específico presente o futuro.
132:5.12 (1463.6) «10. Riqueza ganada: bienes provenientes directamente de tu propio trabajo personal como remuneración justa y equitativa del esfuerzo cotidiano tanto físico como mental.
132:5.13 (1463.7) «Y así, amigo, si quieres ser administrador fiel y justo de tu gran fortuna ante Dios y al servicio de los hombres, debes dividir aproximadamente tu riqueza en estas diez categorías generales para administrar cada una de ellas según la interpretación prudente y honrada de las leyes de la justicia, la equidad, la honradez y la verdadera eficacia. Y puedes estar seguro de que el Dios del cielo no te condenaría si, en caso de duda, te equivocaras de forma misericordiosa y altruista a favor de las víctimas que soportan las circunstancias desfavorables de la vida mortal. Cuando tengas dudas sinceras sobre la justicia y equidad de una situación material, que tu decisión favorezca a los necesitados, a aquellos que sufren la desgracia de unas privaciones inmerecidas».
132:5.14 (1463.8) Después de hablar de estas cuestiones durante varias horas, el hombre rico le pidió que le instruyera con más detalle. Jesús siguió ampliando sus consejos y le dijo en esencia: «Al hacerte estas nuevas sugerencias respecto a tu actitud hacia la riqueza, te recomiendo que recibas mis consejos como algo destinado exclusivamente para ti y para tu orientación personal. Te hablo como a un amigo que me pide información y lo hago solo en mi nombre. Te ruego que no te dediques a dictar a otros hombres ricos cómo deben considerar su riqueza. Estas son mis recomendaciones:
132:5.15 (1463.9) «1. Como administrador de riquezas heredadas, deberías considerar sus orígenes. Tienes la obligación moral de representar a la generación anterior en la transmisión honrada de una riqueza legítima a las generaciones venideras después de deducir una cantidad justa para beneficio de la generación presente. Pero no estás obligado a perpetuar ningún fraude o injusticia implicados en la acumulación ilegítima de riquezas por parte de tus antepasados. Si resulta que una parte de tu riqueza heredada proviene del fraude o de la deslealtad, puedes distribuirla como te dicten tus convicciones sobre la justicia, la generosidad y la restitución. En cuanto al resto de la fortuna legítima que has heredado, puedes utilizarlo con equidad y transmitirlo con seguridad como depositario de una generación para la siguiente. Y a la hora de legar estos bienes a tus sucesores deberás tomar tus decisiones con prudencia, discernimiento y sensatez.
132:5.16 (1463.10) «2. Todo descubridor de riquezas debería recordar que una persona solo vive en la tierra una corta temporada y tomar las medidas oportunas para compartir esos descubrimientos de manera útil con el mayor número posible de sus semejantes. No se debe negar al descubridor toda recompensa por su trabajo, pero él tampoco debería atreverse a reclamar egoístamente todas las ventajas y beneficios que puedan derivarse del descubrimiento de los recursos atesorados por la naturaleza.
132:5.17 (1464.1) «3. Quienes elijan gestionar sus negocios en el mundo mediante el trueque y el comercio tienen derecho a unos beneficios legítimos y equitativos. Todo comerciante merece un sueldo por sus servicios; al mercader le corresponde su jornal. La equidad en el comercio y el trato honrado a nuestros semejantes en los negocios organizados del mundo crean muchos tipos de beneficio, y todas esas distintas fuentes de riqueza deben valorarse según los principios más elevados de la justicia, la honradez y la equidad. El comerciante honrado no debe dudar en adjudicarse el mismo beneficio que estaría dispuesto a dar a un colega suyo en una transacción similar. Aunque el tipo de ganancia por trabajo individual no es idéntico al de los negocios a gran escala, quien acumula riqueza honradamente tiene mucho que decir a la hora de distribuirla con equidad.
132:5.18 (1464.2) «4. Ningún mortal que conozca a Dios e intente cumplir la voluntad divina podrá rebajarse nunca a oprimir a los demás con su riqueza. Ningún hombre noble puede dedicarse a acumular bienes y amasar poder y riqueza mediante la esclavización o la explotación injusta de sus hermanos en la carne. Las riquezas son una maldición moral y un estigma espiritual cuando provienen del sudor de mortales oprimidos. Toda riqueza de este tipo debería ser restituida a quienes se ha robado de esa manera o a sus hijos y a los hijos de sus hijos. No se puede construir una civilización duradera sobre la práctica de estafar al trabajador en su jornal.
132:5.19 (1464.3) «5. La riqueza honrada tiene derecho a generar intereses. Mientras los hombres presten y pidan prestado, se puede recabar un interés justo siempre que el capital prestado sea una riqueza legítima. Antes de exigir intereses limpia primero tu capital. No te vuelvas tan avaricioso y despreciable como para rebajarte a practicar la usura. No te permitas utilizar egoístamente el poder del dinero como ventaja injusta sobre tus semejantes que pasan necesidad. No caigas nunca en la tentación de ser usurero con el hermano que está en apuros financieros.
132:5.20 (1464.4) «6. Si llegas a hacerte rico gracias a tu talento, si tus bienes proceden del fruto de tus dotes inventivas, no te adjudiques una porción excesiva de dichas remuneraciones. El genio debe algo tanto a sus antepasados como a sus descendientes y está también en deuda con la raza, la nación y las circunstancias de las creaciones de su inventiva. Nunca debe olvidar que trabajó en sus inventos y los sacó adelante como hombre entre los hombres. Pero sería igual de injusto privar al genio de todo el incremento de riqueza que ha producido. Por otra parte, los hombres no podrán nunca establecer reglamentaciones aplicables por igual a todos estos problemas de distribución equitativa de la riqueza. Primero debes reconocer al hombre como hermano tuyo, y si deseas honradamente hacer por él lo que quisieras que él hiciera por ti, los dictados comunes de la justicia, la honradez y la equidad te ayudarán a resolver de manera justa e imparcial todos los inevitables problemas de remuneración y justicia social que se te presenten.
132:5.21 (1464.5) «7. Ningún hombre debería reclamar para sí la riqueza que el tiempo y la suerte hayan podido poner en sus manos; solo le corresponden los honorarios justos y legítimos por su administración. Los bienes fortuitos deberían ser considerados como una especie de depósito para ser empleado en beneficio de nuestro grupo económico o social. Los poseedores de tales bienes deberían tener la voz principal a la hora de distribuir de manera sabia y efectiva esos recursos no ganados. El hombre civilizado no siempre considerará todo lo que controla como propiedad personal y privada.
132:5.22 (1465.1) «8. Si cualquier parte de tu fortuna proviene del fraude intencionado, si algo de tu riqueza se ha acumulado mediante prácticas indignas o métodos desleales, si tus bienes son el producto de tratos injustos con tus semejantes, apresúrate a restituir todas esas ganancias ilícitas a sus legítimos dueños. Haz una reparación plena y deja así limpia tu fortuna de toda riqueza indigna.
132:5.23 (1465.2) «9. Administrar los bienes de otra persona es una responsabilidad solemne y sagrada. No arriesgues ni pongas en peligro ese depósito. Adjudícate en calidad de administrador solo lo que darían por bueno todos los hombres honrados.
132:5.24 (1465.3) «10. La parte de tu fortuna que hayas ganado con tu propio esfuerzo físico y mental —si has hecho tu trabajo con justicia y equidad— es verdaderamente tuya. Nadie puede negarte el derecho a disponer de esa riqueza con toda libertad siempre y cuando el ejercicio de este derecho no perjudique a tus semejantes.»
132:5.25 (1465.4) Cuando Jesús hubo terminado de aconsejarle, el rico romano se levantó de su diván y, al darle las buenas noches, le hizo esta promesa: «Amigo mío, me he convencido de que eres un hombre de gran bondad y sabiduría. Mañana mismo empezaré a administrar mi fortuna según tus consejos».
132:6.1 (1465.5) Fue también en Roma donde ocurrió el conmovedor incidente en el que el Creador de un universo pasó varias horas devolviendo a un niño perdido a su angustiada madre. El chico se había alejado de su casa sin darse cuenta, y Jesús lo encontró llorando desconsoladamente. Jesús y Ganid, que iban camino de las bibliotecas, se dedicaron a llevar al niño a su casa. Ganid no olvidó nunca el comentario de Jesús: «Sabes, Ganid, la mayoría de los seres humanos son como este niño perdido. Pasan mucho tiempo llorando de miedo y sufriendo de pena cuando en realidad están muy cerca del amparo y la seguridad, igual que este niño estaba solo a un paso de su casa. Todos aquellos que conocen el camino de la verdad y disfrutan de la certeza de conocer a Dios deberían considerar como un privilegio y no como un deber orientar a sus semejantes en sus esfuerzos por encontrar las satisfacciones de la vida. ¿Acaso no hemos disfrutado nosotros ayudando al niño a encontrar a su madre? Del mismo modo, los que conducen a los hombres hacia Dios experimentan la satisfacción suprema del servicio humano». Desde aquel día y durante el resto de su vida natural, Ganid estuvo siempre a la búsqueda de niños perdidos para devolverlos a sus hogares.
132:6.2 (1465.6) Había una viuda con cinco hijos cuyo marido había muerto accidentalmente. Jesús contó a Ganid cómo había perdido a su propio padre en un accidente, y fueron muchas veces a consolar a la madre y a los hijos. Ganid consiguió dinero de su padre para proporcionarles ropa y alimento, y no cejaron en sus esfuerzos hasta que encontraron trabajo para el hijo mayor de modo que pudiera ayudar a mantener la familia.
132:6.3 (1465.7) Aquella noche, hablando de esta historia, Gonod dijo cordialmente a Jesús: «Intento hacer de mi hijo un erudito o un hombre de negocios, y ahora te pones tú a convertirlo en un filósofo o un filántropo». Jesús replicó sonriendo: «Quizás hagamos de él las cuatro cosas, así podrá disfrutar cuatro veces más de la vida porque en la melodía humana su oído será capaz de apreciar cuatro tonos en vez de uno». Entonces dijo Gonod: «Veo que eres un auténtico filósofo. Tienes que escribir un libro para las generaciones futuras». Y Jesús respondió: «Un libro no; mi misión es vivir una vida en esta generación y para todas las generaciones, yo...», pero se interrumpió y dijo a Ganid: «Hijo, es hora de acostarse».
132:7.1 (1466.1) Jesús, Gonod y Ganid hicieron cinco excursiones desde Roma a puntos de interés de los alrededores. En su visita a los lagos del norte de Italia, Jesús tuvo una larga charla con Ganid sobre la imposibilidad de hablar de Dios a un hombre que no desea conocer a Dios. De camino hacia los lagos se habían encontrado casualmente con un pagano irreflexivo, y a Ganid le sorprendió que Jesús no siguiera su práctica habitual de entablar conversación con el hombre, lo que les hubiera llevado naturalmente a hablar de cuestiones espirituales. Cuando Ganid preguntó a su maestro por qué había mostrado tan poco interés por ese pagano, Jesús respondió:
132:7.2 (1466.2) «Ganid, ese hombre no tenía hambre de la verdad. No estaba insatisfecho consigo mismo. No estaba preparado para pedir ayuda, y los ojos de su mente no estaban abiertos para recibir la luz destinada al alma. Este hombre no estaba maduro para la cosecha de la salvación. Hay que darle más tiempo para que las pruebas y las dificultades de la vida lo preparen para recibir la sabiduría y el conocimiento más alto. O, si pudiéramos llevarlo a vivir con nosotros, podríamos mostrarle con nuestras vidas al Padre del cielo, y de esa forma se sentiría tan atraído por nuestra vida como hijos de Dios que se vería impulsado a indagar sobre nuestro Padre. No se puede revelar a Dios a quien no lo busca; no se puede conducir a las almas a las alegrías de la salvación contra su voluntad. Es preciso que el hombre llegue a tener hambre de la verdad como consecuencia de las experiencias de la vida o desee conocer a Dios como consecuencia del contacto con las vidas de aquellos que están familiarizados con el Padre divino; solo entonces otro ser humano podrá actuar como medio para conducir a ese compañero mortal hacia el Padre del cielo. Si conocemos a Dios, nuestra verdadera tarea en la tierra es vivir de tal modo que permitamos al Padre revelarse en nuestra vida, y así todas las personas que buscan a Dios verán al Padre y nos pedirán ayuda para averiguar más cosas sobre el Dios que se expresa de ese modo en nuestra vida.»
132:7.3 (1466.3) En la visita a Suiza Jesús estuvo un día entero hablando con el padre y el hijo sobre el budismo. Ganid había hecho muchas veces preguntas directas a Jesús sobre Buda, pero había recibido siempre respuestas más o menos evasivas. Ese día en las montañas y en presencia de su hijo, el padre hizo a Jesús una pregunta directa sobre Buda y recibió una respuesta directa. Gonod dijo: «Me gustaría de verdad saber lo que piensas sobre Buda». Y Jesús contestó:
132:7.4 (1466.4) «Vuestro Buda fue mucho mejor que vuestro budismo. Buda fue un gran hombre e incluso un profeta para su pueblo, pero fue un profeta huérfano. Con eso quiero decir que perdió de vista muy pronto a su Padre espiritual, el Padre del cielo. Su experiencia fue trágica. Trató de vivir y de enseñar como mensajero de Dios, pero sin Dios. Buda guio su nave de salvación hasta el puerto seguro, hasta la entrada misma del refugio de salvación de los mortales, y ahí, por culpa de unas cartas de navegación equivocadas, la buena nave encalló. Ahí lleva inmóvil, varada casi sin remedio durante muchas generaciones. Y ahí se ha quedado también mucha de vuestra gente todos estos años. Viven a tiro de piedra de las aguas seguras del descanso, pero se niegan a entrar porque la noble embarcación del buen Buda tuvo la desgracia de varar justo a la entrada del puerto. Los pueblos budistas no entrarán nunca en ese puerto a menos que abandonen la embarcación filosófica de su profeta y se agarren a su noble espíritu. Si vuestro pueblo hubiera permanecido fiel al espíritu de Buda, hace mucho tiempo que habríais entrado en vuestro refugio de tranquilidad de espíritu, descanso del alma y seguridad de salvación.
132:7.5 (1467.1) «Ya ves, Gonod, Buda conocía a Dios en espíritu, pero no logró descubrirlo con claridad en su mente; los judíos descubrieron a Dios con la mente, pero en su mayoría no lograron conocerlo en espíritu. Hoy los budistas se debaten en una filosofía sin Dios mientras que mi pueblo está lastimosamente encadenado por el miedo a un Dios, sin una filosofía salvadora de vida y de libertad. Vosotros tenéis una filosofía sin Dios; los judíos tienen un Dios pero carecen en buena parte de una filosofía de vida relacionada con él. Buda no logró imaginar a Dios como espíritu y como Padre, por eso no pudo transmitir en su enseñanza la energía moral y el impulso espiritual que necesita una religión para cambiar a una raza y exaltar a una nación.»
132:7.6 (1467.2) Entonces Ganid exclamó: «Maestro, hagamos tú y yo una nueva religión que sea lo suficientemente buena para la India y suficientemente grande para Roma, y quizás podamos ofrecérsela a los judíos a cambio de Yahvé». Pero Jesús replicó: «Ganid, las religiones no se hacen. Las religiones de los hombres se desarrollan durante largos periodos de tiempo, mientras que las revelaciones de Dios destellan sobre la tierra en la vida de los hombres que revelan a Dios a sus semejantes». Pero ellos no comprendieron el significado de estas palabras proféticas.
132:7.7 (1467.3) Cuando se acostaron aquella noche Ganid no pudo conciliar el sueño. Estuvo hablando durante mucho tiempo con su padre y le dijo finalmente: «Sabes, padre, a veces pienso que Josué es un profeta». A lo que su padre solo respondió medio dormido: «Hijo mío, hay otros...».
132:7.8 (1467.4) A partir de ese día, y durante el resto de su vida natural, Ganid siguió desarrollando una religión propia. La amplitud de miras, la equidad y la tolerancia de Jesús le habían impresionado y motivado profundamente. En todas sus conversaciones sobre filosofía y religión, este joven no mostró nunca ningún resentimiento ni tuvo ninguna reacción de antagonismo.
132:7.9 (1467.5) ¡Qué escena para las inteligencias celestiales! ¡Qué espectáculo el del muchacho indio proponiendo al Creador de un universo que hicieran juntos una nueva religión! Y aunque el joven no lo sabía, en aquel momento y lugar estaban haciendo una religión nueva y eterna: un nuevo camino de salvación, la revelación de Dios al hombre a través de Jesús y en Jesús. Lo que más deseaba hacer el muchacho lo estaba haciendo inconscientemente. Y siempre ha sido y será así. Lo que una imaginación humana iluminada y reflexiva, que ha sido guiada y enseñada espiritualmente, desea ser y hacer con entusiasmo y altruismo se vuelve creativo en la medida de la dedicación del mortal al divino cumplimiento de la voluntad del Padre. Cuando el hombre se asocia con Dios pueden suceder y suceden grandes cosas.
El libro de Urantia
Documento 133
133:0.1 (1468.1) JESÚS no se despidió de ninguno de sus amigos al marcharse de Roma. El escriba de Damasco apareció en Roma sin anunciarse y desapareció de la misma manera. Pasaría un año entero antes de que los que lo conocían y lo amaban abandonaran la esperanza de volver a verlo. Antes del final del segundo año se fueron organizando pequeños grupos de personas que lo habían conocido, atraídas entre sí por su interés común en las enseñanzas de Jesús y por los buenos recuerdos de los momentos compartidos con él. Estos pequeños grupos de estoicos, cínicos y miembros de los cultos de misterio siguieron celebrando reuniones esporádicas e informales hasta que hicieron su aparición en Roma los primeros predicadores de la religión cristiana.
133:0.2 (1468.2) Gonod y Ganid habían comprado tantas cosas en Alejandría y Roma que enviaron por delante una recua a Tarento con todas sus pertenencias. Mientras tanto los tres viajeros atravesaron tranquilamente Italia a pie por la gran Vía Apia, y se encontraron con seres humanos de todo tipo durante su viaje. A lo largo de esta calzada vivían muchos nobles ciudadanos romanos y colonos griegos, pero ya empezaba a hacer su aparición la descendencia de un gran número de esclavos inferiores.
133:0.3 (1468.3) Un día pararon a almorzar aproximadamente a medio camino de Tarento, y Ganid preguntó directamente a Jesús su opinión sobre el sistema de castas de la India. Jesús respondió: «Aunque los seres humanos difieren entre sí de muchas maneras, ante Dios y en el mundo espiritual todos los mortales están en igualdad de condiciones. Solo hay dos grupos de mortales a los ojos de Dios: los que desean hacer su voluntad y los que no. Cuando el universo contempla un mundo habitado, distingue igualmente dos grandes clases de mortales: los que conocen a Dios y los que no. Los que no pueden conocer a Dios se cuentan entre los animales de ese mundo. La humanidad se puede clasificar de muchas maneras según diversos criterios, puesto que se puede considerar bajo el punto de vista físico, mental, social, profesional o moral, pero todos esos diferentes tipos de mortales están en igualdad de condiciones ante el tribunal de Dios. Dios, en verdad, no hace acepción de personas. Aunque es inevitable reconocer diferentes aptitudes y dotes humanas en materia intelectual, social y moral, no debería haber ninguna distinción de este tipo en la hermandad espiritual de los hombres cuando se reúnen para adorar en presencia de Dios».
133:1.1 (1468.4) Una tarde, ya cerca de Tarento, ocurrió un incidente muy interesante cuando vieron a un joven tosco y agresivo atacar brutalmente a un muchacho más pequeño al borde del camino. Jesús corrió en ayuda de la víctima y después de liberarlo, sujetó firmemente al mayor hasta que el más pequeño pudo escapar. En cuanto Jesús soltó al matón, Ganid se abalanzó sobre él y empezó a darle una buena paliza, pero Jesús intervino en el acto, contuvo a su pupilo y el chico huyó despavorido. Ganid no se lo esperaba, y exclamó con vehemencia en cuanto recobró el aliento: «No te entiendo, maestro. Si la misericordia exige que rescates al más débil, ¿no exige también la justicia que se castigue al más fuerte por su agresión?». Jesús le contestó:
133:1.2 (1469.1) «Es verdad, Ganid, no lo entiendes. El ministerio de la misericordia siempre es obra del individuo, pero el castigo de la justicia es función de los colectivos administrativos de la sociedad, del gobierno o del universo. Mi obligación como individuo es practicar la misericordia; debo socorrer al agredido y puedo, con total coherencia, emplear la fuerza suficiente para contener al agresor. Eso es exactamente lo que he hecho: he conseguido liberar al muchacho agredido y ahí termina la función de la misericordia. Solo he retenido por la fuerza al agresor el tiempo necesario para permitir escapar a la víctima y luego me he retirado del asunto. No me he puesto a juzgar al agresor, a examinar sus motivos —evaluar todos los elementos de su ataque a un semejante— y a aplicar el castigo dictado por mi mente como justa retribución por su delito. Ganid, la misericordia puede ser generosa, pero la justicia es precisa. ¿No ves que es poco probable que dos personas estén de acuerdo sobre el castigo que satisfaría las exigencias de la justicia? Una consideraría que merece cuarenta latigazos, otra veinte y otra tercera recomendaría una celda de aislamiento como justo castigo. ¿No comprendes que en este mundo es mejor que esas responsabilidades recaigan sobre el colectivo o sean administradas por representantes designados por el colectivo? En el universo la facultad de juzgar corresponde a quienes conocen plenamente los antecedentes de todos los delitos así como sus motivaciones. En una sociedad civilizada y en un universo organizado, la administración de justicia presupone emitir sentencias justas derivadas de juicios justos, y esas prerrogativas recaen sobre los organismos judiciales de los mundos y sobre los administradores omniscientes de los universos superiores de toda la creación.»
133:1.3 (1469.2) Hablaron durante varios días sobre el problema de la misericordia frente a la justicia, y Ganid comprendió hasta cierto punto por qué Jesús se negaba al combate personal. Sin embargo nunca recibió una respuesta realmente satisfactoria a esta última pregunta que hizo a su tutor: «Pero maestro, si una criatura más fuerte que tú te atacara furiosamente y amenazara con destruirte, ¿qué harías? ¿no intentarías defenderte?». Jesús no podía dar al muchacho una respuesta plena y satisfactoria puesto que no estaba dispuesto a desvelarle que él (Jesús) estaba viviendo en la tierra como exponente del amor del Padre del Paraíso ante todo un universo que lo contemplaba, así que le dijo lo siguiente:
133:1.4 (1469.3) «Ganid, comprendo perfectamente que algunos de estos problemas te desconciertan y procuraré contestar a tu pregunta. Ante cualquier posible ataque contra mi persona determinaría primero si el agresor es o no hijo de Dios, mi hermano en la carne. Si pensara que esa criatura no posee juicio moral ni razón espiritual, me defendería sin dudar con todas mis fuerzas sin preocuparme por las consecuencias para el atacante. En cambio no pelearía así contra un semejante con estatus de filiación, ni siquiera en defensa propia. Dicho de otra manera, no lo castigaría por adelantado y sin juicio por haberme agredido. Utilizaría todas las estrategias posibles para evitar el ataque o para mitigarlo si no lograra disuadir al agresor. Ganid, tengo confianza absoluta en la protección de mi Padre celestial. Estoy consagrado a hacer la voluntad de mi Padre del cielo. No creo que me pueda ocurrir ningún daño real; no creo que ningún ataque de mis enemigos pueda poner realmente en peligro la obra de mi vida, y no hay violencia que temer por parte de nuestros amigos. Estoy plenamente convencido de que todo el universo es amigo mío e insisto en creer en esta verdad todopoderosa con una confianza total a pesar de todas las apariencias en contra.»
133:1.5 (1470.1) Pero Ganid no estaba nada convencido, y siguieron hablando mucho sobre estas cosas. Jesús le contó algunas de sus experiencias de muchacho y le habló también de Jacobo, el hijo del albañil. Al enterarse de cómo Jacobo se había erigido en defensor de Jesús, Ganid dijo: «¡Ahora empiezo a entenderlo! Para empezar, sería muy raro que un ser humano normal quisiera atacar a una persona tan bondadosa como tú, y si alguien fuera tan desconsiderado como para hacerlo, es casi seguro que habría algún otro mortal cerca dispuesto a defenderte igual que tú vas siempre a rescatar a cualquiera que está en apuros. En mi corazón estoy de acuerdo contigo, pero en mi cabeza sigo pensando que si yo hubiera sido Jacobo, habría disfrutado castigando a aquellos brutos que se atrevían a atacarte solo porque pensaban que no te defenderías. Supongo que vas bastante seguro en tu viaje por la vida porque dedicas mucho tiempo a ayudar a los demás y a socorrer a tus semejantes, por eso es muy probable que tengas siempre a alguien a mano para defenderte». Jesús replicó: «Ganid, esa prueba no ha llegado aún, y cuando llegue deberemos atenernos a la voluntad del Padre». Esto fue casi todo lo que el muchacho pudo sacar de su maestro sobre el espinoso asunto de la defensa propia y la no resistencia. En otra ocasión consiguió arrancar de Jesús la opinión de que la sociedad organizada tenía todo el derecho a emplear la fuerza para hacer ejecutar sus mandatos justos.
133:2.1 (1470.2) Mientras esperaban en el embarcadero a que el barco descargara, los viajeros vieron a un hombre maltratar a su mujer, y como de costumbre, Jesús intervino en favor de la persona agredida. Se acercó al iracundo marido por detrás y dándole una palmadita en el hombro le dijo: «Amigo, ¿podemos hablar a solas un momento?». El hombre pasó de la furia al desconcierto; tras un momento de vacilación, balbució: «Eh...¿por qué...? sí, ¿qué quieres de mí?». Jesús lo llevó aparte y le dijo: «Amigo, me figuro que te ha ocurrido algo terrible. Quisiera que me contaras qué le ha podido pasar a un hombre tan fuerte como tú para tener que agredir a su esposa, la madre de sus hijos, y encima aquí, a la vista de todo el mundo. Seguro que crees que tienes motivos para atacarla así. ¿Qué ha hecho ella para merecer semejante trato de su marido? Cuando te miro creo adivinar en tu cara que amas la justicia y practicas la misericordia; me atrevo a decir que si me encontraras asaltado por ladrones al borde de un camino, correrías a ayudarme sin dudarlo, y estoy seguro de que has hecho muchas acciones valientes en tu vida. Amigo, dime qué pasa. ¿Ha hecho ella algo malo o has perdido tontamente la cabeza y la has pegado sin pensar?». Conmovido no tanto por las palabras de Jesús como por su mirada amable y su sonrisa comprensiva, el hombre le dijo: «Veo que eres un sacerdote de los cínicos y te agradezco que me hayas frenado. Mi esposa no ha hecho nada realmente malo; es una buena mujer, pero me irrita su tendencia a provocarme en público y pierdo los estribos. Lamento mucho haber perdido el control y prometo intentar vivir según mi antigua promesa a uno de tus hermanos que me enseñó el mejor camino hace muchos años. Te lo prometo».
133:2.2 (1471.1) Jesús le dijo al despedirse: «Hermano, recuerda siempre que el hombre no tiene autoridad legítima sobre la mujer a menos que ella le haya dado esa autoridad de forma libre y voluntaria. Tu esposa se ha comprometido a ir por la vida contigo, a ayudarte en sus luchas y a asumir la mayor parte de la carga de traer al mundo y criar a tus hijos. A cambio de esta contribución especial, es justo que reciba de ti la protección especial que el hombre puede dar a la mujer como a la compañera que debe llevar dentro, dar a luz y criar a los hijos. La atención y la consideración amorosa que un hombre está dispuesto a ofrecer a su esposa y a sus hijos marcan la medida en que ese hombre ha alcanzado niveles superiores de consciencia creativa y espiritual de sí mismo. ¿No sabes que los hombres y las mujeres son colaboradores de Dios en el sentido de que cooperan para crear seres que llegan a poseer la potencialidad de almas inmortales? El Padre del cielo trata a la Madre Espíritu de los hijos del universo como su igual. Compartir tu vida y todo lo relacionado con ella en términos de igualdad con la compañera y madre que comparte tan plenamente contigo la experiencia divina de reproduciros en las vidas de vuestros hijos es parecerse a Dios. Solo con que ames a tus hijos como Dios te ama a ti, amarás y respetarás a tu esposa como el Padre del cielo honra y exalta al Espíritu Infinito, la madre de todos los hijos del espíritu de un vasto universo».
133:2.3 (1471.2) Al subir a bordo se volvieron para contemplar la escena de la pareja abrazada en silencio con lágrimas en los ojos. Tras haber escuchado la última parte del mensaje de Jesús a aquel hombre, Gonod estuvo todo el día meditando sobre ello y tomó la decisión de reorganizar su hogar en cuanto llegara a la India.
133:2.4 (1471.3) El viaje a Nicópolis, con vientos poco favorables, fue agradable pero lento. Los tres pasaron muchas horas reviviendo sus experiencias de Roma y rememorando todo lo que les había sucedido desde que se conocieron en Jerusalén. Ganid, cada vez más imbuido del espíritu del ministerio personal, empezó a ejercerlo con el despensero del barco, pero al segundo día se metió en las aguas profundas de la religión y tuvo que llamar a Josué para que le sacara de apuros.
133:2.5 (1471.4) Pasaron varios días en Nicópolis, la ciudad fundada unos cincuenta años antes por Augusto como «ciudad de la victoria» en conmemoración de la batalla de Actium, pues fue allí donde acampó con su ejército antes de la batalla. Se alojaron en casa de un tal Jerami, un prosélito griego de la fe judía, a quien habían conocido a bordo. Años más tarde, el apóstol Pablo pasaría todo un invierno con el hijo de Jerami en esa misma casa durante su tercer viaje misionero. Desde Nicópolis navegaron en el mismo barco hasta Corinto, la capital de la provincia romana de Acaya.
133:3.1 (1471.5) Para cuando llegaron a Corinto Ganid estaba cada vez más interesado por la religión judía, de modo que al pasar un día por delante de la sinagoga y ver entrar a la gente pidió a Jesús que lo llevara a las ceremonias. Aquel día escucharon a un erudito rabino disertar sobre «El destino de Israel», y después del oficio religioso conocieron a un tal Crispo, el jefe de esa sinagoga. Volvieron muchas veces a las ceremonias de la sinagoga, pero más que nada para encontrarse con Crispo. Ganid llegó a apreciar mucho a Crispo, a su esposa y a sus cinco hijos. Le gustaba observar cómo llevaba un judío su vida de familia.
133:3.2 (1472.1) Mientras Ganid estudiaba la vida de familia, Jesús enseñaba a Crispo los mejores caminos del vivir religioso. Jesús se reunió a hablar más de veinte veces con este judío de miras amplias. Años más tarde Pablo predicaría en esta misma sinagoga, pero los judíos rechazaron su mensaje y decidieron por mayoría prohibirle predicar en la sinagoga. Entonces fue cuando Pablo se dirigió a los gentiles, y no es de extrañar que Crispo y toda su familia abrazaran la nueva religión y se convirtieran en uno de los pilares de la Iglesia cristiana que Pablo organizó después en Corinto.
133:3.3 (1472.2) Durante los dieciocho meses que Pablo estuvo predicando en Corinto, donde luego se unieron a él Silas y Timoteo, se encontró con muchas otras personas que habían sido instruidas por «el tutor judío del hijo de un mercader indio».
133:3.4 (1472.3) En Corinto, la ciudad más cosmopolita del Imperio mediterráneo después de Alejandría y Roma, conocieron a gentes de todas las razas procedentes de tres continentes. Era una ciudad llena de atractivos, y Ganid no se cansaba de visitar la ciudadela que se alzaba casi seiscientos metros por encima del mar. También pasó gran parte de su tiempo libre entre la sinagoga y la casa de Crispo. Al principio le escandalizó el estatus de la mujer en la familia judía pero luego le encantó; fue una revelación para el joven indio.
133:3.5 (1472.4) Otro judío que invitó con frecuencia a Jesús y Ganid a su casa fue Justo, un mercader devoto que vivía junto a la sinagoga. Años más tarde, el apóstol Pablo pasó temporadas en esta misma casa y oyó contar muchas veces las visitas del muchacho indio y su tutor judío. Tanto Pablo como Justo se preguntaron siempre qué habría sido de aquel sabio y brillante maestro hebreo.
133:3.6 (1472.5) Durante la estancia en Roma, Ganid se había dado cuenta de que Jesús evitaba ir con ellos a los baños públicos. Después de eso el joven trató varias veces de inducir a Jesús a opinar más ampliamente sobre las relaciones entre los sexos, pero aunque su tutor contestaba a sus preguntas, nunca parecía estar dispuesto a hablar detenidamente de estos asuntos. Una noche en Corinto, mientras paseaban por la zona donde la muralla de la ciudadela descendía hasta el mar, fueron abordados por dos mujeres públicas. Ganid estaba persuadido, y con razón, de que Jesús era un hombre de ideales superiores que aborrecía todo lo que sonara a impureza o tuviera el sabor del mal, de modo que se dirigió enojadamente a las mujeres e intentó alejarlas con gestos groseros. Jesús al verlo le dijo: «Ganid, tus intenciones son buenas, pero no deberías atreverte a hablar así a unas hijas de Dios aunque dé la casualidad de que sean hijas erradas. ¿Quiénes somos nosotros para juzgar a estas mujeres? ¿Conoces todas las circunstancias que las han llevado a ganarse así la vida? Quedaos aquí conmigo y hablaremos de estas cosas». Las cortesanas al oír esto se quedaron aún más atónitas que Ganid.
133:3.7 (1472.6) Y allí, a la luz de la Luna, Jesús prosiguió: «Dentro de toda mente humana vive un espíritu divino, un don del Padre del cielo. Este espíritu bueno se esfuerza continuamente por conducirnos hacia Dios, por ayudarnos a encontrar a Dios y a conocer a Dios. También existen dentro de los mortales muchas tendencias físicas naturales que el Creador ha puesto en ellos para servir al bienestar del individuo y de la raza. Pero los hombres y las mujeres suelen confundirse a menudo cuando se esfuerzan por comprenderse a sí mismos y lidiar con las múltiples dificultades de ganarse la vida en un mundo tan dominado por el egoísmo y el pecado. Ganid, puedo ver que ninguna de estas mujeres tiene intención de ser mala. Sus caras me dicen que han sufrido mucho a manos de un destino aparentemente cruel. No han elegido intencionadamente esta forma de vivir, sino que se han rendido a la presión del momento. Sumidas en el desaliento y al borde de la desesperación, han aceptado este desagradable modo de ganarse la vida como la mejor solución a una situación que les parecía sin remedio. Es cierto que existen personas realmente malas de corazón que eligen a sabiendas hacer cosas miserables, pero dime, Ganid ¿ves algo malo o perverso en estos rostros ahora bañados en lágrimas?». Mientras Jesús esperaba su respuesta, Ganid solo logró balbucir con un hilo de voz: «No, maestro, no lo veo y me disculpo por mi grosería hacia ellas. Imploro su perdón». Jesús le contestó: «Y yo te digo en su nombre que te han perdonado, como digo en nombre de mi Padre del cielo que él las ha perdonado. Ahora venid todos conmigo a casa de un amigo donde repondremos fuerzas y haremos planes para la vida nueva y mejor que tenemos por delante». Las mujeres, estupefactas, no habían pronunciado palabra; se miraron y siguieron a los hombres en silencio.
133:3.8 (1473.1) Podéis imaginar la sorpresa de la esposa de Justo cuando vio llegar a Jesús a esa hora intempestiva con Ganid y dos desconocidas diciendo: «Perdónanos por aparecer a estas horas, pero Ganid y yo quisiéramos comer algo y compartirlo con estas nuevas amigas que también lo necesitan. Además venimos a verte para pedir tu consejo sobre la mejor manera de ayudar a estas mujeres a empezar una nueva vida. Ellas pueden contarte su historia, pero me figuro que han tenido muchos problemas. Su misma presencia aquí, en tu casa, prueba que están deseando conocer a gente buena y decididas a aprovechar la oportunidad de mostrar a todo el mundo —e incluso a las ángeles del cielo— la clase de mujeres nobles y valientes que pueden llegar a ser».
133:3.9 (1473.2) Cuando Marta, la esposa de Justo, hubo puesto la comida en la mesa, Jesús se despidió de ellos inesperadamente diciendo: «Se ha hecho tarde y el padre de este joven nos estará esperando, así que rogamos nos disculpéis. Os dejamos aquí juntas a tres mujeres —hijas amadas del Altísimo— y rezaré por vuestra orientación espiritual mientras hacéis planes para una vida nueva y mejor en la tierra, y para la vida eterna en el gran más allá».
133:3.10 (1473.3) Así se despidieron Jesús y Ganid de las mujeres. Las dos cortesanas no habían dicho nada hasta ese momento, y Ganid también se había quedado sin habla. A Marta le ocurrió lo mismo por unos instantes, pero enseguida se puso a la altura de las circunstancias e hizo por aquellas desconocidas todo lo que Jesús había esperado. La mayor de las dos murió al poco tiempo con brillantes esperanzas de supervivencia eterna; la más joven trabajó en el negocio de Justo y más tarde se unió de por vida a la primera Iglesia cristiana de Corinto.
133:3.11 (1473.4) Jesús y Ganid se encontraron varias veces en casa de Crispo con un tal Gayo, que se convertiría más tarde en un leal seguidor de Pablo. Durante los dos meses que pasaron en Corinto tuvieron conversaciones íntimas con decenas de personas de valía, y como resultado de estos contactos aparentemente casuales, más de la mitad de esas personas se unirían a la comunidad cristiana posterior.
133:3.12 (1473.5) La primera vez que Pablo fue a Corinto no tenía intención de quedarse mucho tiempo, pero no sabía lo bien que el tutor judío había preparado el terreno para su labor. Por otra parte, descubrió que Aquila y Priscila, una pareja de refugiados judíos procedentes de Roma, ya habían despertado un gran interés por su doctrina en Corinto. Aquila era uno de los cínicos con los que se había relacionado Jesús cuando estuvo en Roma. Aquila y Priscila abrazaron rápidamente las enseñanzas de Pablo, además de alojarlo y trabajar con él porque eran también fabricantes de tiendas. Estas circunstancias hicieron que Pablo prolongara su estancia en Corinto.
133:4.1 (1474.1) Jesús y Ganid vivieron muchas más experiencias interesantes en Corinto. Tuvieron conversaciones íntimas con un gran número de personas que se beneficiaron mucho de la instrucción de Jesús.
133:4.2 (1474.2) A un molinero le enseñó a moler los granos de la verdad en el molino de la experiencia viva para hacer que las cosas difíciles de la vida divina fueran fáciles de aceptar incluso por nuestros semejantes mortales más débiles y limitados. Se lo dijo así: «Da la leche de la verdad a los que están en la infancia de la percepción espiritual. En tu ministerio vivo y amoroso, sirve el alimento espiritual bajo una forma atractiva y adecuada a la capacidad de recepción de cada uno de los que te preguntan».
133:4.3 (1474.3) Al centurión romano le dijo: «Da al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. El servicio sincero a Dios y el servicio leal al César no están en conflicto, a menos que el César se atreva a reclamar para sí el homenaje que solo puede ser debido a la Deidad. La lealtad a Dios, si llegaras a conocerlo, te haría aún más fiel y leal en tu servicio a un emperador digno».
133:4.4 (1474.4) Al líder sincero del culto mitraico le dijo: «Haces bien en buscar una religión de salvación eterna, pero te equivocas si esperas encontrar esa gloriosa verdad entre misterios hechos por los hombres y filosofías humanas. ¿No sabes que el misterio de la salvación eterna mora dentro de tu propia alma? ¿No sabes que el Dios del cielo ha enviado a su espíritu para que viva dentro de ti, y que este espíritu conducirá a todos los mortales que amen la verdad y sirvan a Dios más allá de esta vida y a través de los portales de la muerte hasta las alturas eternas de la luz donde Dios está esperando para recibir a sus hijos? Y no olvides nunca que vosotros, los que conocéis a Dios, sois hijos de Dios si anheláis verdaderamente ser como él».
133:4.5 (1474.5) Al maestro epicúreo le dijo: «Haces bien en elegir lo mejor y apreciar lo bueno, pero ¿eres sabio cuando no eres capaz de percibir elementos superiores de la vida mortal que están encarnados en los ámbitos del espíritu derivados del reconocimiento de la presencia de Dios en el corazón humano? El elemento superior de toda experiencia humana es el reconocimiento de ese Dios cuyo espíritu vive dentro de ti y quiere guiarte en el largo y casi interminable viaje de alcanzar la presencia personal de nuestro Padre común, el Dios de toda la creación, el Señor de los universos».
133:4.6 (1474.6) Al contratista y constructor griego le dijo: «Amigo, al tiempo que construyes las estructuras materiales de los hombres, edifica en ti un carácter espiritual a semejanza del espíritu divino que está dentro de tu alma. No pongas tus éxitos como constructor temporal por delante de tus logros como hijo espiritual del reino de los cielos. Mientras construyes las mansiones del tiempo para otros, no dejes de asegurarte tu propio derecho a las mansiones de la eternidad. Recuerda siempre que hay una ciudad cuyos cimientos son la verdad y la rectitud, y cuyo constructor y hacedor es Dios».
133:4.7 (1474.7) Al juez romano le dijo: «Cuando juzgues a los hombres, recuerda que tú mismo comparecerás un día ante el tribunal de los Regidores de un universo. Juzga con justicia e incluso con misericordia, igual que algún día tú también anhelarás la consideración misericordiosa del Árbitro Supremo. Juzga como quisieras ser juzgado en circunstancias similares, y así serás guiado tanto por el espíritu como por la letra de la ley. En la medida en que impartas una justicia dominada por la equidad a la luz de las necesidades de quienes comparecen ante ti, tendrás derecho a esperar una justicia atemperada por la misericordia cuando comparezcas en su día ante el Juez de toda la tierra».
133:4.8 (1475.1) A la dueña de la posada griega le dijo: «Dispensa tu hospitalidad como quien recibe a los hijos del Altísimo. Eleva la pesadez de tu faena diaria hasta el nivel de un arte mediante la consciencia creciente de que sirves a Dios en las personas en cuyo interior mora su espíritu, que ha descendido a vivir dentro del corazón de los hombres para transformar su mente y llevar su alma a conocer al Padre del Paraíso de todos estos dones otorgados del espíritu divino».
133:4.9 (1475.2) Jesús tuvo muchas conversaciones con un mercader chino y se despidió de él con estos consejos: «Adora solo a Dios, que es tu verdadero antepasado en el espíritu. Recuerda que el espíritu del Padre vive siempre dentro de ti y orienta siempre a tu alma hacia el cielo. Si sigues las directrices inconscientes de este espíritu inmortal, estarás seguro de ir por el camino elevado que lleva a encontrar a Dios. Y cuando logres alcanzar al Padre del cielo será porque al buscarlo te habrás hecho cada vez más como él. Chang, ahora nos despedimos pero solo por un tiempo, porque nos volveremos a encontrar en los mundos de luz donde el Padre de las almas de espíritu ha provisto muchas deliciosas paradas para los que viajan rumbo al Paraíso».
133:4.10 (1475.3) Al viajero que venía de las islas británicas le dijo: «Hermano, percibo que estás buscando la verdad y creo que es muy posible que el espíritu del Padre de toda verdad habite dentro de ti. ¿Te has esforzado alguna vez sinceramente por hablar con el espíritu de tu propia alma? Es algo muy difícil, y casi nunca llegamos a ser conscientes de haberlo logrado. En realidad, siempre que la mente material intenta sinceramente comunicarse con el espíritu que mora en su interior, lo consigue, aunque la mayoría de esas magníficas experiencias humanas tengan que permanecer durante mucho tiempo como registros superconscientes en el alma de esos mortales conocedores de Dios».
133:4.11 (1475.4) Al muchacho fugitivo Jesús le dijo: «Recuerda que hay dos cosas de las que no puedes escapar: Dios y tú mismo. Vayas donde vayas te llevas a ti mismo y al espíritu del Padre celestial que vive dentro de tu corazón. Hijo, deja de intentar engañarte, acostúmbrate a enfrentarte con valor a las realidades de la vida, aférrate a la seguridad de la filiación con Dios y a la certeza de la vida eterna como yo te he enseñado. Proponte ser en adelante un hombre auténtico, un hombre decidido a afrontar la vida con inteligencia y valentía».
133:4.12 (1475.5) Al criminal condenado le dijo en su última hora: «Hermano, has pasado por malos tiempos. Perdiste el buen camino y te enredaste en las redes del crimen. Después de hablar contigo sé que no planeaste hacer lo que está ahora a punto de costarte la vida temporal, pero lo hiciste, y tus semejantes te han declarado culpable; han decidido que debes morir. Ni tú ni yo podemos negarle al Estado el derecho a defenderse de la manera que elija. Parece que no hay forma humana de escapar al castigo de tu delito. Tus semejantes deben juzgarte por lo que hiciste, pero hay un Juez a quien puedes apelar en busca de perdón y que te juzgará por tus motivos reales y tus mejores intenciones. Si de verdad te arrepientes y tu fe es sincera, no tienes por qué temer el juicio de Dios. El hecho de que tu error lleve consigo la pena de muerte impuesta por el hombre no priva a tu alma de la oportunidad de obtener justicia y gozar de misericordia ante los tribunales del cielo».
133:4.13 (1476.1) Jesús tuvo conversaciones íntimas con muchas almas hambrientas, tantas que no cabrían en este relato. Los tres viajeros disfrutaron de sus dos meses de estancia en Corinto. A excepción de Atenas, que tenía más fama como centro educativo, Corinto era entonces la ciudad más importante de Grecia, y un floreciente centro comercial que proporcionó experiencias muy valiosas a los tres. Fue una de las escalas más interesantes en su camino de vuelta de Roma.
133:4.14 (1476.2) Gonod tenía muchos intereses en Corinto, y cuando por fin hubo terminado de despachar todos sus negocios, se embarcaron hacia Atenas. Viajaron en un pequeño barco que podía ser transportado dieciséis kilómetros por vía terrestre desde uno de los puertos de Corinto al otro.
133:5.1 (1476.3) Tardaron poco en llegar al antiguo centro griego de la ciencia y el saber. A Ganid le entusiasmaba la idea de estar en Atenas, de estar en Grecia, en el centro cultural del antiguo Imperio alejandrino que había extendido sus fronteras hasta su propio país de la India. Como Gonod tenía pocos negocios allí, pasó casi todo el tiempo con Jesús y Ganid visitando los muchos lugares de interés y escuchando las interesantes conversaciones entre el muchacho y su polifacético maestro.
133:5.2 (1476.4) Florecía aún en Atenas una gran universidad, y los tres visitaron muchas veces sus aulas. Jesús y Ganid ya habían tratado a fondo sobre las enseñanzas de Platón cuando asistieron a las conferencias en el museo de Alejandría. Todos admiraron las manifestaciones del arte griego que aún podían verse dispersas por la ciudad.
133:5.3 (1476.5) Tanto el padre como el hijo disfrutaron mucho con una conversación sobre la ciencia entre Jesús y un filósofo una noche en la posada. Cuando el pedante griego hubo terminado de disertar durante casi tres horas, Jesús, en términos adaptados al pensamiento moderno, dijo lo siguiente:
133:5.4 (1476.6) Puede que los científicos midan algún día la energía o las manifestaciones de la fuerza, de la gravedad, de la luz y de la electricidad, pero esos mismos científicos nunca podrán deciros (científicamente) qué son estos fenómenos del universo. La ciencia trata sobre las actividades de la energía física, la religión sobre los valores eternos. La verdadera filosofía nace de la sabiduría, que hace lo que puede para correlacionar estas observaciones cuantitativas y cualitativas. Existe siempre el peligro de que el científico puramente físico llegue a estar aquejado de soberbia matemática y de egotismo estadístico, por no mencionar la ceguera espiritual.
133:5.5 (1476.7) La lógica es válida en el mundo material y las matemáticas son de fiar cuando su aplicación se limita a las cosas físicas, pero ninguna de las dos se puede considerar totalmente fiable o infalible cuando se aplican a los problemas de la vida. La vida abarca fenómenos que no son enteramente materiales. La aritmética dice que si un hombre puede esquilar una oveja en diez minutos, diez hombres pueden esquilarla en un minuto. Esto es matemáticamente correcto pero no es verdad; los diez hombres no podrían hacerlo porque se estorbarían tanto que tardarían mucho más.
133:5.6 (1477.1) Las matemáticas afirman que si una persona representa una unidad de valor intelectual y moral determinado, diez personas representarían diez veces ese valor. Pero al tratarse de la personalidad humana, la realidad es que una asociación de personalidades equivale más bien al cuadrado del número de personalidades involucradas que a su simple suma aritmética. Un grupo social de seres humanos que actúa coordinadamente en armonía supone una fuerza mucho mayor que la simple suma de sus partes.
133:5.7 (1477.2) La cantidad puede ser identificada como un hecho, y se convierte así en un factor científico uniforme. La calidad, al estar sujeta a la interpretación de la mente, representa una estimación de valores y por lo tanto nunca dejará de ser una experiencia del individuo. Cuando tanto la ciencia como la religión se vuelvan menos dogmáticas y más tolerantes a la crítica, la filosofía empezará a conseguir una unidad en la comprensión inteligente del universo.
133:5.8 (1477.3) Solo con que pudierais percibir su funcionamiento de hecho, comprobaríais que hay unidad en el universo cósmico. El universo real es amable para cada uno de los hijos del Dios eterno. El verdadero problema está aquí: ¿cómo puede conseguir la mente finita del hombre una unidad de pensamiento lógica, verdadera y correspondiente? Esta mente solo puede alcanzar ese estado de conocimiento del universo si concibe que el hecho cuantitativo y el valor cualitativo tienen una causalidad común en el Padre del Paraíso. Esta concepción de la realidad genera una comprensión más amplia de la unidad intencionada de los fenómenos del universo, e incluso revela una meta espiritual que la personalidad puede alcanzar de modo progresivo. Este es un concepto de unidad que puede percibir el trasfondo inmutable de un universo vivo donde las relaciones impersonales cambian y las relaciones personales evolucionan sin cesar.
133:5.9 (1477.4) La materia, el espíritu y el estado intermedio entre ellos son tres niveles interrelacionados e interasociados de la verdadera unidad del universo real. Por muy divergentes que puedan parecer los fenómenos de los hechos y valores del universo, están unificados en último término en el Supremo.
133:5.10 (1477.5) La realidad de la existencia material conlleva energía no reconocida así como materia visible. Cuando las energías del universo se desaceleran hasta adquirir la lentitud necesaria, entonces, en condiciones favorables, esas mismas energías se convierten en masa. Y no olvidéis que la mente, la única que puede percibir la presencia de las realidades aparentes, es también ella misma real. La causa fundamental de este universo de masa-energía, mente y espíritu, es eterna: existe y consiste en la naturaleza y las reacciones del Padre Universal y de sus iguales absolutos en rango.
133:5.11 (1477.6) Todos estaban más que atónitos ante las palabras de Jesús, y el griego se despidió diciendo: «Por fin han visto mis ojos a un judío que piensa en algo más que en la superioridad racial y que habla de algo más que de religión». Con esto se retiraron por esa noche.
133:5.12 (1477.7) La estancia en Atenas fue agradable y provechosa aunque no muy fructífera en contactos humanos. Demasiados atenienses de aquel tiempo se mostraban intelectualmente orgullosos de su reputación del pasado o eran mentalmente estúpidos e ignorantes, pues descendían de esclavos inferiores traídos en épocas anteriores, cuando había gloria en Grecia y sabiduría en la mente de sus habitantes. A pesar de ello se podían encontrar aún muchas inteligencias agudas entre los ciudadanos de Atenas.
133:6.1 (1477.8) Los viajeros fueron de Atenas a Éfeso, la capital de la provincia romana de Asia, pasando por Troas. Hicieron muchas visitas al famoso templo de Artemisa de los Efesios situado a unos tres kilómetros de la ciudad. Artemisa era la diosa más famosa de toda Asia Menor y perpetuaba el culto anterior a la diosa madre de la antigua Anatolia. Se decía que el tosco ídolo que se exhibía en el enorme templo había caído del cielo. Ganid, educado en el respeto a las imágenes como símbolos de la divinidad, conservaba aún vestigios de su primera formación, así que decidió comprar un pequeño relicario de plata en honor de esta diosa de la fertilidad de Asia Menor. Aquella noche hablaron durante largo rato sobre la adoración a las cosas fabricadas por manos humanas.
133:6.2 (1478.1) Al tercer día de su estancia anduvieron río abajo para observar el dragado de la desembocadura del puerto. A mediodía hablaron con un joven fenicio desalentado que sentía nostalgia de su país y, sobre todo, envidia de otro joven que había sido ascendido por encima de él. Jesús le dijo unas palabras de consuelo y citó el antiguo proverbio hebreo: «El don del hombre le abre camino y lo lleva ante la presencia de los grandes».
133:6.3 (1478.2) De todas las grandes ciudades que visitaron en su gira por el Mediterráneo, fue aquí donde menos pudieron hacer por el trabajo posterior de los misioneros cristianos. Si el cristianismo arraigó en Éfeso fue principalmente gracias a los esfuerzos de Pablo, que viviría allí durante más de dos años fabricando tiendas para ganarse la vida y dando conferencias sobre religión y filosofía todas las noches en el aula principal de la escuela de Tirano.
133:6.4 (1478.3) Había un pensador progresista vinculado a esta escuela local de filosofía, y Jesús tuvo varias entrevistas muy provechosas con él. En estas conversaciones Jesús solía repetir mucho la palabra «alma», hasta que un día el erudito griego acabó preguntándole qué entendía él por «alma». Jesús le respondió:
133:6.5 (1478.4) «El alma es la parte del hombre que reflexiona sobre sí misma, reconoce la verdad y percibe el espíritu, y que eleva para siempre al ser humano por encima del nivel del mundo animal. La consciencia de uno mismo, en y por sí misma, no es el alma. La consciencia moral de uno mismo es la verdadera autorrealización humana y constituye el fundamento del alma humana. El alma es la parte del hombre que representa el valor potencial de supervivencia de la experiencia humana. La elección moral y el logro espiritual, la aptitud para conocer a Dios y el anhelo de ser como él, son las características del alma. El alma del hombre no puede existir sin pensamiento moral y sin actividad espiritual. Un alma estancada es un alma moribunda. Pero el alma del hombre es distinta del espíritu divino que mora dentro de la mente. El espíritu divino llega simultáneamente con la primera actividad moral de la mente humana, y entonces nace el alma.
133:6.6 (1478.5) «La salvación o la perdición de un alma dependen de que la consciencia moral alcance o no el estatus de supervivencia a través de una alianza eterna con su dotación asociada de espíritu inmortal. La salvación es la espiritualización de la autorrealización de la consciencia moral, que adquiere así valor de supervivencia. Todos los conflictos del alma consisten en una falta de armonía entre la consciencia moral o espiritual de uno mismo y la consciencia puramente intelectual de uno mismo.
133:6.7 (1478.6) «Cuando el alma humana madura, se ennoblece y se espiritualiza, se aproxima al estatus celestial porque llega casi a ser una entidad intermedia entre lo material y lo espiritual, entre el yo material y el espíritu divino. El alma en vías de evolución de un ser humano es difícil de describir y aún más difícil de demostrar porque no puede ser descubierta ni por los métodos de investigación material ni por los de comprobación espiritual. La ciencia material no puede demostrar la existencia de un alma, ni tampoco lo puede la prueba puramente espiritual. A pesar de que ni la ciencia material ni los criterios espirituales pueden descubrir la existencia del alma humana, todo mortal moralmente consciente conoce la existencia de su alma como una experiencia personal real y actual.»
133:7.1 (1479.1) Al poco tiempo, los viajeros zarparon hacia Chipre con escala en Rodas. Tras una larga y agradable navegación llegaron a su isla de destino muy descansados de cuerpo y renovados de espíritu.
133:7.2 (1479.2) Como su gira por el Mediterráneo se acercaba a su fin, habían previsto darse unos días de recreo y descanso en su visita a Chipre. En cuanto desembarcaron en Pafos empezaron a hacer acopio de provisiones para pasar varias semanas en las montañas cercanas. Al tercer día de su llegada salieron hacia las colinas con sus animales bien cargados.
133:7.3 (1479.3) Llevaban dos semanas disfrutando al máximo de estas vacaciones cuando, de pronto, el joven Ganid cayó gravemente enfermo. Pasó dos semanas de fiebre altísima con delirios frecuentes, y tanto Jesús como Gonod se dedicaron por completo a atender al muchacho enfermo. Jesús cuidó de él con acierto y ternura, y dejó asombrado al padre tanto por la dulzura de sus cuidados como por su eficacia. Estaban lejos de los núcleos humanos habitados y el muchacho estaba demasiado enfermo como para ser trasladado, así que decidieron hacer todo lo posible para que se recuperara allí mismo, en las montañas.
133:7.4 (1479.4) Durante las tres semanas de convalecencia de Ganid, Jesús le contó muchas cosas interesantes sobre la naturaleza y sus diversas manifestaciones. Se divirtieron mucho vagando por las montañas con el muchacho preguntando, Jesús respondiendo y el padre maravillado por todo lo que ocurría.
133:7.5 (1479.5) La última semana que pasaron en las montañas, Jesús y Ganid tuvieron una larga conversación sobre las funciones de la mente humana. Después de varias horas hablando, el muchacho preguntó: «Pero maestro, ¿qué quieres decir cuando afirmas que el hombre experimenta una forma de consciencia de sí mismo más alta que la que experimentan los animales superiores?». Dicho en lenguaje moderno, Jesús contestó:
133:7.6 (1479.6) Hijo, te he hablado ya mucho sobre la mente del hombre y sobre el espíritu divino que vive en ella, pero déjame ahora insistir en que la consciencia de uno mismo es una realidad. Cuando un animal se vuelve consciente de sí mismo se convierte en un hombre primitivo. Este logro es el resultado de una coordinación de funciones entre la energía impersonal y la mente capaz de concebir el espíritu, y es el fenómeno que justifica el otorgamiento de un punto focal absoluto para la personalidad humana, el espíritu del Padre del cielo.
133:7.7 (1479.7) Las ideas no son un simple registro de sensaciones, las ideas son sensaciones más las interpretaciones reflexivas del yo personal; y el yo es más que la suma de sus sensaciones. Una yoidad que evoluciona empieza a manifestar cierto acercamiento a la unidad, y esa unidad proviene de la presencia interior de una parte de la unidad absoluta que activa espiritualmente a esa mente de origen animal consciente de sí misma.
133:7.8 (1479.8) Un simple animal no puede tener consciencia de sí mismo en el tiempo. Los animales poseen una coordinación fisiológica capaz de asociar el reconocimiento de las sensaciones con su recuerdo, pero ningún animal experimenta un reconocimiento de sensaciones que tenga significado ni muestra una asociación intencionada de estas experiencias físicas combinadas como la que se manifiesta en las conclusiones de las interpretaciones humanas inteligentes y reflexivas. Este hecho de su existencia autoconsciente, unido a la realidad de su experiencia espiritual subsiguiente, hace del hombre un hijo potencial del universo y prefigura su logro futuro de la Unidad Suprema del universo.
133:7.9 (1480.1) Tampoco el yo humano es la mera suma de los estados sucesivos de consciencia. Sin el funcionamiento eficaz de un factor clasificador y asociador de la consciencia, no existiría una unidad suficiente como para justificar la denominación de yoidad. Una mente no unificada no podría alcanzar los niveles conscientes del estatus humano. Si las asociaciones de consciencia fueran meros accidentes, las mentes de todos los hombres mostrarían las asociaciones incontroladas y aleatorias de ciertas fases de la locura mental.
133:7.10 (1480.2) Una mente humana desarrollada únicamente a partir de la consciencia de las sensaciones físicas no podría alcanzar nunca niveles espirituales. Una mente material de este tipo carecería por completo del sentido de los valores morales y del sentido de orientación dominado por el espíritu, que es tan esencial para lograr una unidad armoniosa de la personalidad en el tiempo y que es inseparable de la supervivencia de la personalidad en la eternidad.
133:7.11 (1480.3) La mente humana empieza a manifestar cualidades supramateriales desde muy pronto. El intelecto humano verdaderamente reflexivo no está ligado por completo a los límites del tiempo. El hecho de que las personas individuales sean tan diferentes en las actuaciones de su vida no solo muestra las diversas dotaciones hereditarias y las distintas influencias del entorno, sino también el grado de unificación alcanzado por el yo con el espíritu del Padre que mora en su interior, la medida en que están identificados el uno con el otro.
133:7.12 (1480.4) La mente humana no soporta bien el conflicto de la doble lealtad. La experiencia de esforzarse por servir a la vez al bien y al mal es una tensión muy fuerte para el alma. La mente supremamente feliz y bien unificada es la que está dedicada por entero a hacer la voluntad del Padre del cielo. Los conflictos no resueltos destruyen la unidad y pueden dar lugar a trastornos de la mente. Pero el carácter de supervivencia de un alma no se promueve intentando obtener la paz mental a cualquier precio a base de renunciar a las aspiraciones nobles y transigir con los ideales espirituales. Esa paz se logra más bien afirmando incondicionalmente el triunfo de lo que es verdadero, y esta victoria se consigue venciendo al mal con la fuerza poderosa del bien.
133:7.13 (1480.5) Al día siguiente salieron hacia Salamina donde embarcaron para Antioquía, en la costa siria.
133:8.1 (1480.6) Antioquía era la capital de la provincia romana de Siria y residencia del gobernador imperial. Era la tercera ciudad del Imperio en tamaño, con medio millón de habitantes, y la primera en perversidad y flagrante inmoralidad. Gonod tenía muchos negocios que tratar, de modo que Jesús y Ganid recorrieron esta ciudad políglota por su cuenta. Vieron todo lo que había que ver excepto el bosquecillo de Dafne, y cuando Gonod y Ganid fueron a visitar este conocido santuario de la indecencia, Jesús se negó a acompañarlos. A los indios no les escandalizaban tanto esas escenas, pero eran repulsivas para un hebreo idealista.
133:8.2 (1480.7) Jesús se iba poniendo serio y reflexivo a medida que se acercaba a Palestina y al final de su viaje. Habló con poca gente en Antioquia y paseó muy poco por la ciudad. Sorprendido por esta falta de interés, Ganid no paraba de hacerle preguntas hasta que Jesús acabó por contestar: «Esta ciudad no está lejos de Palestina; puede que vuelva aquí alguna vez».
133:8.3 (1481.1) Ganid tuvo una experiencia muy interesante en Antioquía. El joven había demostrado ser un alumno aventajado y ya empezaba a poner en práctica algunas de las enseñanzas de Jesús. Un empleado indio relacionado con los negocios de su padre en Antioquía se había vuelto tan desagradable y malhumorado que estaban a punto de despedirlo. Cuando Ganid se enteró fue al establecimiento de su padre y tuvo una larga conversación con su compatriota. El hombre no estaba de acuerdo con el puesto que le habían asignado. Ganid le habló del Padre del cielo y amplió su visión de la religión en muchos sentidos. Pero de todo lo que dijo Ganid, lo que más le ayudó fue la cita de un proverbio hebreo con este mensaje de sabiduría: «Todo lo que tenga que hacer tu mano, hazlo con todas tus fuerzas».
133:8.4 (1481.2) Después de preparar su equipaje para la caravana de camellos, siguieron su camino hasta Sidón y desde allí a Damasco. Tres días después se prepararon para la larga caminata a través de las arenas del desierto.
133:9.1 (1481.3) El viaje en caravana por el desierto no era una experiencia nueva para estos hombres tan viajeros. Ganid estuvo observando cómo su maestro ayudaba a cargar los veinte camellos, y cuando le oyó ofrecerse voluntario para conducir su propio animal, no pudo por menos que exclamar: «Maestro, ¿hay algo que no sepas hacer?». Jesús se limitó a sonreír, diciendo: «Un maestro siempre tiene méritos a los ojos de un alumno aplicado». Y así se pusieron en camino hacia la antigua ciudad de Ur.
133:9.2 (1481.4) Jesús se interesó mucho por la historia antigua de Ur, el lugar donde nació Abraham, y tanto le fascinaron las ruinas y tradiciones de Susa que Gonod y Ganid decidieron quedarse tres semanas más en esa zona para darle tiempo de hacer sus investigaciones. Ellos también querían darse tiempo para encontrar la manera de convencerlo de volver con ellos a la India.
133:9.3 (1481.5) Fue en Ur donde Ganid tuvo una larga conversación con Jesús sobre la diferencia entre conocimiento, sabiduría y verdad. Este dicho del sabio hebreo le encantó: «Lo principal es la sabiduría; adquiere, pues, sabiduría. En toda tu búsqueda de conocimiento adquiere comprensión. Estima la sabiduría y ella te engrandecerá. Te honrará si tú la abrazas».
133:9.4 (1481.6) Al fin llegó el día de la separación. Todos, y especialmente el muchacho, se armaron de valor, pero fue una dura prueba. Tenían lágrimas en los ojos y valentía en el corazón. Ganid se despidió así de su maestro: «Adiós, maestro, pero no para siempre. Cuando vuelva a Damasco te buscaré. Te amo porque creo que el Padre del cielo debe parecerse algo a ti; al menos sé que tú te pareces mucho a lo que me has contado de él. Recordaré tus enseñanzas, pero por encima de todo, nunca te olvidaré a ti». El padre dijo: «Adiós a un gran maestro que nos ha hecho mejores y nos ha ayudado a conocer a Dios». Jesús respondió: «La paz esté con vosotros, y que la bendición del Padre del cielo permanezca siempre con vosotros». Jesús se quedó en la orilla contemplando la pequeña barca que los llevaba hasta el barco anclado. Y así se separó el Maestro en Charax de sus amigos de la India para no volver a verlos en este mundo. Ellos tampoco supieron nunca, en este mundo, que el hombre que aparecería más tarde como Jesús de Nazaret era este mismo amigo del que acababan de despedirse: su maestro Josué.
133:9.5 (1481.7) En la India Ganid llegó a convertirse en un hombre influyente, digno sucesor de su eminente padre, y difundió por todas partes muchas de las nobles verdades que había aprendido de Jesús, su amado maestro. Años más tarde, cuando Ganid oyó hablar del extraño maestro de Palestina que terminó su carrera en una cruz, aunque reconoció la similitud entre el evangelio de ese Hijo del Hombre y las enseñanzas de su tutor judío, nunca se le ocurrió pensar que los dos fueran la misma persona.
133:9.6 (1482.1) Así terminó el capítulo de la vida del Hijo del Hombre que bien podría denominarse: La misión del maestro Josué.
El libro de Urantia
Documento 134
134:0.1 (1483.1) DURANTE el viaje por el Mediterráneo Jesús estudió cuidadosamente a las personas que iba conociendo y los países que recorría, y fue por esa época cuando tomó su decisión definitiva sobre el resto de su vida en la tierra. Había considerado en todos sus aspectos, y ahora aceptaba sin reservas, el plan que le hizo nacer de padres judíos en Palestina, por eso volvió deliberadamente a Galilea para esperar el momento de iniciar el trabajo de su vida como maestro público de la verdad. Empezó a hacer planes para una carrera pública en el país del pueblo de su padre José, y lo hizo por su propio libre albedrío.
134:0.2 (1483.2) Por experiencia personal y humana, Jesús había llegado a la conclusión de que Palestina era el mejor lugar de todo el mundo romano para desarrollar los últimos capítulos y representar las escenas finales de su vida en la tierra. Por primera vez se sintió plenamente satisfecho con el programa de manifestar abiertamente su verdadera naturaleza y revelar su identidad divina entre los judíos y los gentiles de su Palestina natal. Decidió con total convicción terminar su vida en la tierra y consumar su carrera de existencia mortal en el mismo país donde había iniciado su experiencia humana como niño indefenso. Su carrera en Urantia había empezado entre los judíos de Palestina, y eligió terminar su vida en Palestina y entre los judíos.
134:1.1 (1483.3) Después de despedirse de Gonod y Ganid en Charax (en diciembre del año 23 d. C.), Jesús tomó la ruta de Ur para volver a Babilonia, donde se unió a una caravana del desierto que se dirigía a Damasco. De Damasco fue hacia Nazaret con unas horas de parada en Cafarnaúm para hacer una visita a la familia de Zebedeo. Allí se encontró con su hermano Santiago que llevaba ya tiempo trabajando en su lugar en el astillero de Zebedeo. Después de hablar con Santiago y con Judá (que estaba también por casualidad en Cafarnaúm), y después de entregar a su hermano Santiago la pequeña casa que Juan Zebedeo había logrado comprar, Jesús siguió hacia Nazaret.
134:1.2 (1483.4) Al final de su viaje por el Mediterráneo Jesús había cobrado dinero suficiente para cubrir sus gastos de subsistencia casi hasta el momento de empezar su ministerio público. Pero aparte de Zebedeo de Cafarnaúm y de las personas que conoció en este extraordinario viaje, el mundo no supo nunca que lo había hecho. Su familia creyó siempre que había pasado ese tiempo estudiando en Alejandría. Jesús no confirmó nunca estas suposiciones ni tampoco las desmintió abiertamente.
134:1.3 (1483.5) Durante su estancia de unas pocas semanas en Nazaret Jesús charló con su familia y sus amigos, pasó algún tiempo en el taller de reparaciones con su hermano José y, sobre todo, dedicó casi toda su atención a María y a Rut. Su hermana pequeña estaba a punto de cumplir los quince años, y esta era su primera oportunidad de hablar largamente con ella desde que se había convertido en una jovencita.
134:1.4 (1484.1) Tanto Simón como Judá querían casarse desde hacía algún tiempo y estaban esperando a que volviera su hermano mayor porque no querían hacerlo sin su consentimiento. Aunque todos consideraban a Santiago como el cabeza de familia en la mayoría de los asuntos, a la hora de casarse querían la bendición de Jesús. Simón y Judá se casaron en una doble boda a principios de marzo de ese año 24 d. C. Ya estaban casados todos los hijos mayores, solo Rut, la pequeña, seguía en casa con María.
134:1.5 (1484.2) Jesús se relacionaba con toda normalidad y naturalidad con cada uno de los miembros de su familia, pero cuando estaban todos reunidos tenía tan poco que decir que llegaron a comentarlo entre ellos. María era la que más se preocupaba por este extraño comportamiento de su hijo mayor.
134:1.6 (1484.3) Cuando Jesús se disponía a marcharse de Nazaret, el conductor de una importante caravana que pasaba por la ciudad cayó gravemente enfermo, y Jesús, que era políglota, se ofreció para sustituirlo. Este trabajo suponía un año de ausencia, y en vista de que todos sus hermanos ya estaban casados y solo quedaban su madre y Rut en la casa, Jesús reunió a la familia y propuso que su madre y Rut se fueran a vivir a la casa de Cafarnaúm que acababa de entregar a Santiago. Y así, a los pocos días de marcharse Jesús con la caravana, María y Rut se trasladaron a la casa de Cafarnaúm que Jesús les había proporcionado y vivieron allí durante el resto de la vida de María. José y su familia se instalaron en la casa familiar de Nazaret.
134:1.7 (1484.4) Ese fue uno de los años más excepcionales de experiencia interior del Hijo del Hombre; hizo grandes progresos en el logro de una armonía funcional entre su mente humana y su Ajustador interior. El Ajustador se había dedicado activamente a reorganizar su pensamiento y preparar su mente para los grandes acontecimientos que le esperaban en un futuro cercano. La personalidad de Jesús se estaba preparando para su gran cambio de actitud hacia el mundo. Eran los tiempos intermedios, la etapa de transición del ser que había empezado a vivir como Dios que aparece como hombre y ahora se preparaba a terminar su carrera en la tierra como hombre que aparece como Dios.
134:2.1 (1484.5) El uno de abril del año 24 d. C., Jesús salió de Nazaret con la caravana hacia la región del mar Caspio. La caravana a la que se incorporó Jesús como conductor iba desde Jerusalén hasta la región sudeste del mar Caspio, pasando por Damasco y el lago Urmía, y a través de Asiria, Media y Partia. Este viaje duró un año entero.
134:2.2 (1484.6) Para Jesús este viaje en caravana era otra aventura de exploración y de ministerio personal. La convivencia con los componentes de la caravana —pasajeros, guardias y camelleros— fue una experiencia interesante para él. Decenas de hombres, mujeres y niños que habitaban a lo largo de la ruta de la caravana vivieron vidas más ricas como consecuencia de su contacto con Jesús, el, para ellos, conductor extraordinario de una caravana ordinaria. No todos los que tuvieron estas oportunidades de beneficiarse de su ministerio personal sacaron provecho de ellas, pero la gran mayoría de los que lo conocieron y hablaron con él se hicieron mejores para el resto de sus vidas en la tierra.
134:2.3 (1484.7) De todos sus viajes por el mundo, este del mar Caspio fue el que llevó a Jesús más cerca del Oriente y le proporcionó una mayor comprensión de los pueblos del Lejano Oriente. Tuvo contactos íntimos y personales con cada una de las razas supervivientes de Urantia excepto la roja. Dispensó su ministerio personal con el mismo gozo a cada una de estas diversas razas y pueblos mezclados, y todos ellos fueron receptivos a la verdad viva que él les comunicaba. Desde los europeos más occidentales hasta los asiáticos más orientales, todos prestaron atención a sus palabras de esperanza y de vida eterna, y a todos les influyó por igual la vida de servicio de amor y ministerio espiritual que tan bondadosamente vivió entre ellos.
134:2.4 (1485.1) Este viaje en caravana fue un éxito en todos los sentidos. Fue uno de los episodios más interesantes de la vida humana de Jesús, pues ejerció durante ese año una tarea de carácter ejecutivo como responsable del material confiado a su cargo y de la seguridad de los viajeros que integraban la caravana. Cumplió con sus múltiples deberes con la máxima fidelidad, eficacia y sabiduría.
134:2.5 (1485.2) Al volver con su caravana de la región del Caspio, Jesús dejó su puesto de director en el lago Urmía donde se quedó algo más de dos semanas. Luego viajó a Damasco como pasajero de otra caravana y declinó la insistente propuesta de los propietarios de los camellos de que se quedara a trabajar para ellos. Siguió su viaje con la comitiva de la caravana hasta Cafarnaúm, donde llegó el uno de abril del año 25 d. C. Ya no consideraba Nazaret como su hogar. Cafarnaúm se había convertido en el hogar de Jesús, Santiago, María y Rut, pero Jesús no volvió nunca más a vivir con su familia. Cuando estaba en Cafarnaúm se alojaba en casa de los Zebedeo.
134:3.1 (1485.3) En el viaje de ida al mar Caspio, Jesús había hecho una parada de varios días de descanso y recuperación en la vieja ciudad persa de Urmía, situada en la orilla occidental del lago Urmía. En la isla más grande de un pequeño archipiélago cercano a la costa de Urmía había un gran edificio —un anfiteatro para conferencias— dedicado al «espíritu de la religión». Esta estructura era en realidad un templo de la filosofía de las religiones.
134:3.2 (1485.4) Este templo de la religión había sido construido por un rico mercader, ciudadano de Urmía, y sus tres hijos. El padre se llamaba Cymboyton, y sus antepasados procedían de una gran variedad de pueblos.
134:3.3 (1485.5) Las conferencias y debates de esta escuela de religión se abrían todos los días de la semana a las 10 de la mañana. Las sesiones de la tarde empezaban a las 3 y los debates nocturnos, a las 8. Cymboyton o uno de sus tres hijos presidía siempre estas sesiones de enseñanza, discusión y debate. El fundador de esta singular escuela de religiones vivió y murió sin desvelar nunca sus creencias religiosas personales.
134:3.4 (1485.6) Jesús participó en varios de esos debates, y cuando se disponía a reanudar la marcha, Cymboyton acordó con él que en su viaje de vuelta pasaría dos semanas con ellos y daría veinticuatro conferencias sobre «la hermandad de los hombres». Jesús aceptó además dirigir doce sesiones nocturnas de preguntas, discusiones y debates sobre sus conferencias en particular y sobre la hermandad de los hombres en general.
134:3.5 (1485.7) Y tal como habían acordado, Jesús paró en Urmía en su viaje de vuelta para dar sus conferencias. Esta fue la más formal y sistemática de todas las enseñanzas del Maestro en Urantia. Nunca, ni antes ni después, dijo tantas cosas sobre un mismo tema como en esas conferencias y debates sobre la hermandad de los hombres. En realidad, estas conferencias trataron sobre el «reino de Dios» y los «reinos de los hombres».
134:3.6 (1486.1) Más de treinta religiones y cultos religiosos estaban representados en el cuerpo docente de este templo de filosofía religiosa. Esos maestros eran elegidos, mantenidos y plenamente acreditados por sus respectivos grupos religiosos. En aquel momento había unos setenta y cinco maestros en el cuerpo docente, y vivían en casitas de campo con cabida para unas doce personas cada una. Estos grupos rotaban por sorteo cada luna nueva. La intolerancia, el espíritu polémico o cualquier otra predisposición a interferir en la buena marcha de la comunidad acarreaba la destitución sumaria e inmediata del infractor. Era despedido sin miramientos y sustituido en el acto por un suplente que estaba en espera.
134:3.7 (1486.2) Estos maestros de las diversas religiones se esforzaban mucho por subrayar los puntos en común que tenían sus religiones en cuanto a las cosas fundamentales de esta vida y de la siguiente. Para poder acceder a este cuerpo docente solo había que aceptar una doctrina: cada maestro debía representar a una religión que reconociera a Dios, a algún tipo de Deidad suprema. Había en la facultad cinco maestros independientes que no representaban a ninguna religión organizada, y en esa calidad de maestro independiente se presentó Jesús ante ellos.
134:3.8 (1486.3) [La primera vez que nosotros, los intermedios, preparamos el resumen de las enseñanzas de Jesús en Urmía, surgió un desacuerdo entre las serafines de las iglesias y las serafines del progreso sobre la conveniencia de incluir estas enseñanzas en la Revelación de Urantia. Las circunstancias que imperan en el siglo veinte, tanto en la religión como en los gobiernos humanos, son tan diferentes de las de la época de Jesús que era realmente difícil adaptar las enseñanzas del Maestro en Urmía a los problemas del reino de Dios y de los reinos de los hombres tal como se dan estas funciones mundiales en el siglo veinte. Nunca pudimos formular una exposición de las enseñanzas del Maestro que fuera aceptable para ambos grupos de serafines del gobierno planetario. Finalmente, el Melquisedec que preside la comisión reveladora nombró una comisión compuesta por tres de nosotros para exponer nuestro punto de vista sobre las enseñanzas del Maestro en Urmía adaptadas a las condiciones religiosas y políticas del siglo veinte en Urantia. Conforme a sus instrucciones, los tres intermedios secundarios hemos elaborado una adaptación de las enseñanzas de Jesús con una nueva formulación de sus declaraciones tal como las aplicaríamos a las condiciones del mundo en el momento presente. Esa es la exposición que presentamos a continuación una vez revisada por el Melquisedec que preside la comisión reveladora.]
134:4.1 (1486.4) La hermandad de los hombres está fundada en la paternidad de Dios. La familia de Dios proviene del amor de Dios. Dios es amor. Dios Padre ama divinamente a sus hijos, a todos ellos.
134:4.2 (1486.5) El reino de los cielos, el gobierno divino, está fundado en el hecho de la soberanía divina. Dios es espíritu. Puesto que Dios es espíritu, este reino es espiritual. El reino de los cielos no es ni material ni meramente intelectual; es una relación espiritual entre Dios y el hombre.
134:4.3 (1486.6) Si diferentes religiones reconocen la soberanía de Dios Padre en el espíritu, todas esas religiones permanecerán en paz. Solo cuando una religión se pretende superior en algún sentido a todas las demás y se arroga una autoridad exclusiva sobre las demás religiones, se atreverá a ser intolerante con las demás religiones o tendrá la osadía de perseguir a sus creyentes.
134:4.4 (1487.1) La paz religiosa —la hermandad— nunca podrá existir a menos que todas las religiones estén dispuestas a despojarse por completo de toda autoridad eclesiástica y a renunciar plenamente a todo concepto de soberanía espiritual. Solo Dios es soberano en el espíritu.
134:4.5 (1487.2) No puede haber igualdad entre las religiones (libertad religiosa) sin guerras religiosas, a menos que todas las religiones consientan en transferir toda soberanía religiosa a algún nivel sobrehumano, a Dios mismo.
134:4.6 (1487.3) El reino de los cielos en el corazón de los hombres creará unidad religiosa (no necesariamente uniformidad) porque todos y cada uno de los grupos religiosos compuestos por esos creyentes religiosos estarán libres de toda noción de autoridad eclesiástica, de soberanía religiosa.
134:4.7 (1487.4) Dios es espíritu, y Dios da un fragmento de su yo de espíritu para que more en el corazón del hombre. Espiritualmente, todos los hombres son iguales. El reino de los cielos está libre de castas, clases, niveles sociales y grupos económicos. Todos sois hermanos.
134:4.8 (1487.5) Pero en el momento en que perdáis de vista la soberanía de Dios Padre en el espíritu, alguna religión empezará a afirmar su superioridad sobre las demás religiones. Entonces en lugar de paz en la tierra y buena voluntad entre los hombres, habrá disensiones, recriminaciones, incluso guerras religiosas, o al menos guerras entre personas religiosas.
134:4.9 (1487.6) Los seres con libre albedrío que se consideran iguales, a menos que se reconozcan mutuamente sometidos a alguna soberanía superior, a alguna autoridad que esté por encima de ellos, caen tarde o temprano en la tentación de poner a prueba su capacidad de imponerse sobre otras personas y otros colectivos. El concepto de igualdad no trae nunca paz, a no ser que exista un reconocimiento mutuo de la influencia sobrecontroladora de una soberanía superior.
134:4.10 (1487.7) Las personas religiosas de Urmía vivían juntas en relativa paz y tranquilidad porque habían renunciado por completo a todas sus nociones de soberanía religiosa. Espiritualmente, todos creían en un Dios soberano; socialmente, estaban sometidos a la autoridad plena e indiscutible de su presidente Cymboyton. Todos sabían muy bien lo que le pasaría a cualquier maestro que se atreviera a ser prepotente con sus colegas. No puede haber paz religiosa duradera en Urantia hasta que todos los grupos religiosos renuncien libremente a todas sus nociones de favor divino, de pueblo elegido y de soberanía religiosa. Solo cuando Dios Padre se convierta en supremo se convertirán los hombres en hermanos religiosos y vivirán juntos en paz religiosa sobre la tierra.
134:5.1 (1487.8) [La enseñanza del Maestro sobre la soberanía de Dios es una verdad (solo complicada por la aparición posterior de la religión sobre su persona entre las religiones del mundo), en cambio sus exposiciones sobre la soberanía política se han complicado enormemente por la evolución política de la vida de las naciones durante los diecinueve últimos siglos. En tiempos de Jesús solo había dos grandes potencias mundiales —el Imperio romano en el oeste y el Imperio Han en el este— muy separadas entre sí por el reino de Partia y por otras tierras intermedias de las regiones del Caspio y del Turquestán. Por este motivo, en la exposición que sigue nos hemos apartado aún más de la sustancia de las enseñanzas del Maestro en Urmía sobre soberanía política para intentar describir la importancia de esas enseñanzas en su aplicación a la etapa particularmente crítica de la evolución de la soberanía política en el siglo veinte después de Cristo.]
134:5.2 (1487.9) Las guerras en Urantia no acabarán nunca mientras las naciones se aferren a las nociones ilusorias de una soberanía nacional ilimitada. Solo existen dos niveles de soberanía relativa en un mundo habitado: el libre albedrío espiritual del mortal individual y la soberanía colectiva de la humanidad como un todo. Entre el nivel del humano individual y el nivel del conjunto de la humanidad, todas las agrupaciones y asociaciones son relativas, transitorias y solo tienen valor en la medida en que aumentan la prosperidad, el bienestar y el progreso del individuo y del gran total planetario, es decir, del hombre y de la humanidad.
134:5.3 (1488.1) Los maestros religiosos deben recordar siempre que la soberanía espiritual de Dios está por encima de todas las lealtades espirituales interpuestas e intermedias. Los gobernantes civiles aprenderán algún día que los Altísimos gobiernan en los reinos de los hombres.
134:5.4 (1488.2) Este gobierno de los Altísimos en los reinos de los hombres no es para beneficio especial de ningún grupo de mortales particularmente favorecido. No hay un «pueblo elegido». El gobierno de los Altísimos, los sobrecontroladores de la evolución política, es un gobierno destinado a promover el mayor bien para el mayor número de todos los hombres y durante el mayor tiempo posible.
134:5.5 (1488.3) La soberanía es poder, y crece por la organización. Este crecimiento de la organización del poder político es bueno y conveniente, pues tiende a abarcar segmentos cada vez mayores del total de la humanidad. Pero este mismo crecimiento de las organizaciones políticas crea un problema en cada etapa intermedia entre la organización inicial y natural del poder político: la familia, y la consumación final del crecimiento político: el gobierno de toda la humanidad, por toda la humanidad y para toda la humanidad.
134:5.6 (1488.4) Partiendo del poder parental en el grupo familiar, la soberanía política evoluciona por organización a medida que las familias se superponen en clanes consanguíneos que se unen por diversas razones en agrupamientos políticos superconsanguíneos o unidades tribales. A partir de ahí, mediante negocios, comercio y conquistas, las tribus se unifican en naciones, y las propias naciones se unifican a veces en imperios.
134:5.7 (1488.5) A medida que la soberanía pasa de grupos más pequeños a grupos más grandes, las guerras disminuyen. Mejor dicho, disminuyen las guerras menores entre naciones pequeñas, pero aumenta el potencial para guerras mayores al hacerse cada vez más grandes las naciones que ejercen la soberanía. Y así, cuando todo el mundo haya sido explorado y ocupado, cuando las naciones sean pocas, fuertes y poderosas, cuando las fronteras de esas grandes naciones supuestamente soberanas lleguen a tocarse, cuando solo las separen los océanos, quedará preparado el escenario para las guerras a gran escala, para los conflictos mundiales. Las llamadas naciones soberanas no pueden codearse sin generar conflictos y provocar guerras.
134:5.8 (1488.6) La dificultad de la evolución de la soberanía política, desde la familia hasta toda la humanidad, reside en la inercia o resistencia que aparece en todos los niveles intermedios. Las familias han desafiado algunas veces a su clan, y a su vez los clanes y las tribus han impugnado con frecuencia la soberanía del Estado territorial. Cada evolución nueva y progresiva de la soberanía política está (y ha estado siempre) estorbada y dificultada por las «fases de andamiaje» de los desarrollos anteriores de la organización política. Esto es así porque las lealtades humanas, una vez movilizadas, son difíciles de cambiar. La misma lealtad que hace posible la evolución de la tribu hace difícil la evolución de la supertribu (el Estado territorial). Y la misma lealtad (el patriotismo) que hace posible la evolución del Estado territorial complica enormemente el desarrollo evolutivo del gobierno de toda la humanidad.
134:5.9 (1488.7) La soberanía política se va creando a partir de la renuncia al autodeterminismo, primero por el individuo dentro de la familia y después por las familias y los clanes con relación a la tribu y a las agrupaciones más grandes. Esta transferencia progresiva de la autodeterminación desde las organizaciones políticas más pequeñas a otras cada vez mayores ha avanzado casi ininterrumpidamente en Oriente desde el establecimiento de las dinastías Ming y Mogol. En Occidente ha imperado durante más de mil años, justo hasta el final de la Guerra Mundial, cuando un desafortunado movimiento retrógrado revirtió temporalmente esta tendencia normal al restablecer la sumergida soberanía política de muchos pequeños colectivos europeos.
134:5.10 (1489.1) Urantia no disfrutará de una paz duradera hasta que las llamadas naciones soberanas cedan plena e inteligentemente sus poderes soberanos a la hermandad de los hombres, al gobierno de la humanidad. El internacionalismo —las ligas de naciones— no podrá traer nunca una paz permanente a la humanidad. Las confederaciones mundiales de naciones impedirán eficazmente las guerras menores y controlarán aceptablemente a las naciones pequeñas, pero no podrán impedir las guerras mundiales ni controlar a los tres, cuatro o cinco gobiernos más poderosos. En situaciones de conflicto real, una de esas potencias mundiales se retirará de la liga y declarará la guerra. No se puede evitar que las naciones se lancen a la guerra mientras sigan infectadas con el virus ilusorio de la soberanía nacional. El internacionalismo es un paso en la buena dirección. Una fuerza policial internacional podrá prevenir muchas guerras menores, pero no será eficaz frente a las guerras a gran escala, los conflictos entre los grandes gobiernos militares de la tierra.
134:5.11 (1489.2) A medida que disminuye el número de naciones verdaderamente soberanas (grandes potencias), aumentan la oportunidad y la necesidad de un gobierno de la humanidad. Cuando solo hay unas pocas (grandes) potencias realmente soberanas, o bien tienen que embarcarse en una lucha a muerte por la supremacía nacional (imperial), o bien renunciar voluntariamente a ciertas prerrogativas de soberanía para crear el núcleo esencial de un poder supranacional que marque el comienzo de la verdadera soberanía de toda la humanidad.
134:5.12 (1489.3) La paz no llegará a Urantia hasta que todas las naciones llamadas soberanas pongan su capacidad de hacer la guerra en manos de un gobierno representativo de toda la humanidad. La soberanía política es innata a los pueblos del mundo. Cuando todos los pueblos de Urantia creen un gobierno mundial, tendrán el derecho y el poder de hacer a ese gobierno SOBERANO. Y cuando ese poder mundial representativo o democrático controle las fuerzas terrestres, aéreas y navales del mundo, la paz en la tierra y la buena voluntad entre los hombres podrá prevalecer, pero no hasta entonces.
134:5.13 (1489.4) A modo de ilustración podemos utilizar un importante ejemplo de los siglos diecinueve y veinte. Los cuarenta y ocho Estados de la Unión Federal Norteamericana viven en paz desde hace mucho tiempo. Ya no hay guerras entre ellos. Han cedido su soberanía al gobierno federal y, mediante el arbitraje de la guerra, han abandonado toda pretensión a las delusiones de la autodeterminación. Cada Estado regula sus asuntos internos sin ocuparse de las relaciones exteriores, los aranceles, la inmigración, los asuntos militares ni el comercio interestatal. Los Estados individuales tampoco se ocupan de las cuestiones de ciudadanía. Los cuarenta y ocho Estados solo sufren los estragos de la guerra cuando la soberanía del gobierno federal peligra en algún sentido.
134:5.14 (1489.5) Habiendo abandonado las sofisterías gemelas de la soberanía y la autodeterminación, estos cuarenta y ocho Estados disfrutan de paz y tranquilidad entre ellos. Así las naciones de Urantia empezarán a disfrutar de paz cuando pongan libremente sus soberanías respectivas en manos de un gobierno global: la soberanía de la hermandad de los hombres. En ese Estado mundial, las naciones pequeñas serán tan poderosas como las grandes, al igual que el pequeño Estado de Rhode Island tiene sus dos senadores en el Congreso norteamericano, exactamente los mismos que el populoso Estado de Nueva York o el extenso Estado de Texas.
134:5.15 (1490.1) La soberanía (estatal) limitada de estos cuarenta y ocho Estados fue creada por los hombres y para los hombres. La soberanía supraestatal (nacional) de la Unión Federal Norteamericana fue creada por los trece Estados originales en su propio beneficio y en beneficio de los hombres. Algún día las naciones crearán igualmente la soberanía supranacional del gobierno planetario de la humanidad en su propio beneficio y en beneficio de todos los hombres.
134:5.16 (1490.2) Los ciudadanos no nacen para beneficio de los gobiernos; los gobiernos son organizaciones creadas y concebidas para beneficio de los hombres. La evolución de la soberanía política no puede tener otro final que la aparición del gobierno de la soberanía de todos los hombres. Todas las demás soberanías tienen un valor relativo, un significado intermedio y un estatus de rango menor.
134:5.17 (1490.3) Con el progreso científico las guerras serán cada vez más devastadoras hasta aproximarse al suicidio racial. ¿Cuántas guerras mundiales tendrán que estallar y cuántas ligas de naciones tendrán que fracasar antes de que los hombres estén dispuestos a establecer el gobierno de la humanidad y empiecen a disfrutar de las bendiciones de una paz permanente y a prosperar en la tranquilidad de la buena voluntad —la buena voluntad mundial— entre los hombres?
134:6.1 (1490.4) Si un hombre tiene ansias de independencia —de libertad— debe recordar que todos los demás hombres anhelan la misma independencia. Los colectivos de mortales amantes de la libertad no pueden vivir juntos en paz sin subordinarse a unas leyes, normas y regulaciones que aseguren a cada persona el mismo grado de independencia, al tiempo que salvaguardan ese mismo grado de independencia para todos sus semejantes mortales. Para que un hombre fuera absolutamente libre, otro tendría que ser absolutamente esclavo. La naturaleza relativa de la libertad es una realidad social, económica y política. La libertad es el regalo de la civilización hecho posible por la fuerza de la LEY.
134:6.2 (1490.5) La religión hace espiritualmente posible la hermandad de los hombres, pero será necesario que un gobierno de la humanidad regule los problemas sociales, económicos y políticos asociados a esa meta de felicidad y eficacia humana.
134:6.3 (1490.6) Habrá guerras y rumores de guerras —se levantará nación contra nación— mientras la soberanía política del mundo esté dividida y retenida injustamente por un grupo de Estados-nación. Inglaterra, Escocia y Gales estuvieron siempre luchando entre sí hasta que renunciaron a sus respectivas soberanías y las depositaron en el Reino Unido.
134:6.4 (1490.7) Otra guerra mundial enseñará a las llamadas naciones soberanas a formar algún tipo de federación, y este mecanismo podrá impedir las guerras a pequeña escala entre las naciones menores. Pero las guerras a gran escala persistirán hasta que se cree el gobierno de la humanidad. Solo la soberanía global impedirá las guerras globales. Ninguna otra cosa puede hacerlo.
134:6.5 (1490.8) Los cuarenta y ocho Estados norteamericanos libres viven juntos en paz. Entre los ciudadanos de estos cuarenta y ocho Estados hay gentes de todas las diversas nacionalidades y razas que en Europa están en guerra permanente. Estos norteamericanos representan a casi todas las religiones, sectas y cultos religiosos del mundo, y sin embargo en Norteamérica conviven en paz. Todo esto ha sido posible porque estos cuarenta y ocho Estados han renunciado a su soberanía y han abandonado toda noción de supuestos derechos de autodeterminación.
134:6.6 (1490.9) No es una cuestión de armamento ni de desarme. Tampoco influye la cuestión del servicio militar obligatorio o voluntario en estos problemas de mantener la paz mundial. Si quitarais a las naciones todo su armamento mecánico moderno y todos sus explosivos, pelearían con puños, piedras y garrotes mientras siguieran aferradas a sus falsas ilusiones del derecho divino a la soberanía nacional.
134:6.7 (1491.1) La guerra no es la gran y terrible enfermedad del hombre; la guerra es un síntoma, un resultado. La verdadera enfermedad es el virus de la soberanía nacional.
134:6.8 (1491.2) Las naciones de Urantia no han poseído nunca una soberanía real; no han tenido una soberanía que pudiera protegerlas de los estragos y devastaciones de las guerras mundiales. Al crear el gobierno global de la humanidad, las naciones no pierden soberanía sino que crean una soberanía mundial real, auténtica y duradera, que a partir de entonces será plenamente capaz de protegerlas de todas las guerras. Los asuntos locales serán gestionados por los gobiernos locales y los asuntos nacionales, por los gobiernos nacionales; los asuntos internacionales serán administrados por el gobierno global.
134:6.9 (1491.3) La paz mundial no se puede mantener a base de tratados, diplomacia, política exterior, alianzas, equilibrios de poder ni cualquier otro tipo de parche o malabarismo para lidiar con las soberanías del nacionalismo. Es necesario instaurar una ley mundial aplicada por un gobierno mundial: la soberanía de toda la humanidad.
134:6.10 (1491.4) Los individuos tendrán mucha más libertad con un gobierno mundial. Hoy en día los ciudadanos de las grandes potencias están gravados con impuestos, regulados y controlados de una manera casi opresiva. Gran parte de esta injerencia en las libertades individuales desaparecerá cuando los gobiernos nacionales estén dispuestos a depositar su soberanía, en materia de asuntos internacionales, en manos de un gobierno global.
134:6.11 (1491.5) Bajo un gobierno mundial los colectivos nacionales tendrán una verdadera oportunidad de hacer realidad las libertades personales de una auténtica democracia y de disfrutar de ellas. La falacia de la autodeterminación habrá terminado. Con una regulación global del dinero y de la industria llegará una nueva era de paz a escala mundial. Podría desarrollarse pronto un idioma mundial, y habrá al menos alguna esperanza de tener un día una religión global, o religiones con un punto de vista global.
134:6.12 (1491.6) La seguridad colectiva nunca podrá garantizar la paz hasta que la colectividad incluya a toda la humanidad.
134:6.13 (1491.7) La soberanía política del gobierno representativo de la humanidad traerá una paz duradera a la tierra, y la hermandad espiritual del hombre asegurará para siempre la buena voluntad entre todos los hombres. No hay otro camino para hacer realidad la paz en la tierra y la buena voluntad entre los hombres.
* * *
134:6.15 (1491.8) Después de la muerte de Cymboyton sus hijos tuvieron muchas dificultades para mantener la paz en la escuela de religión. Las repercusiones de las enseñanzas de Jesús habrían sido mucho mayores si los maestros cristianos que se incorporaron posteriormente al cuerpo docente de Urmía hubieran practicado más la tolerancia y mostrado más sabiduría.
134:6.16 (1491.9) El hijo mayor de Cymboyton pidió ayuda a Abner de Filadelfia, pero Abner no acertó en su elección, y los maestros que envió resultaron ser inflexibles e intransigentes. Estos maestros intentaron imponer su religión sobre las otras creencias. No sospecharon nunca que las conferencias del conductor de caravanas, a las que se referían con tanta frecuencia, habían sido dadas por el propio Jesús.
134:6.17 (1491.10) Tanto aumentó la confusión entre el cuerpo docente que los tres hermanos retiraron su apoyo financiero, y al cabo de cinco años la escuela cerró. Se volvió a abrir más tarde como templo mitraico y acabó incendiándose en una de sus celebraciones orgiásticas.
134:7.1 (1492.1) A su vuelta del mar Caspio Jesús sabía que sus viajes por el mundo estaban a punto de terminar. Ya solo saldría una vez más de Palestina para ir a Siria. Después de pasar por Cafarnaúm, fue a Nazaret donde se quedó unos días haciendo visitas. A mediados de abril salió de Nazaret hacia Tiro. Desde allí viajó hacia el norte y paró unos días en Sidón, pero su destino era Antioquía.
134:7.2 (1492.2) Ese fue el año de las andanzas solitarias de Jesús por Palestina y Siria. Durante todo ese año de viajes, fue conocido por varios nombres en diferentes partes del país: el carpintero de Nazaret, el constructor de embarcaciones de Cafarnaúm, el escriba de Damasco y el maestro de Alejandría.
134:7.3 (1492.3) El Hijo del Hombre vivió más de dos meses en Antioquía trabajando, observando, estudiando, visitando, ministrando y aprendiendo sin cesar cómo vive el hombre, cómo piensa, siente y reacciona al entorno de la existencia humana. Durante tres semanas de este periodo trabajó como fabricante de tiendas. En este viaje estuvo más tiempo en Antioquía que en ningún otro lugar. Diez años después, cuando el apóstol Pablo predicaba en Antioquía y oyó hablar a sus seguidores de las doctrinas del escriba de Damasco, nunca pudo imaginar que sus alumnos habían oído la voz y escuchado las enseñanzas del propio Maestro.
134:7.4 (1492.4) Desde Antioquía Jesús viajó hacia el sur por la costa hasta Cesarea donde pasó unas semanas. Después siguió hasta Jope, y desde allí fue tierra adentro hasta Jamnia, Asdod y Gaza. Luego fue de Gaza a Beerseba por el sendero del interior y pasó allí una semana.
134:7.5 (1492.5) Jesús emprendió entonces su último recorrido como individuo particular por el corazón de Palestina, desde Beerseba en el sur hasta Dan en el norte. En este viaje hacia el norte hizo paradas en Hebrón, Belén (donde vio su lugar de nacimiento), Jerusalén (no visitó Betania), Beerot, Leboná, Sicar, Siquem, Samaria, Geba, Enganim, Endor y Madón. Siguió hacia el norte por Magdala y Cafarnaúm, pasó al este de las aguas de Merón, y por Karahta hasta Dan, o Cesarea de Filipo.
134:7.6 (1492.6) El Ajustador del Pensamiento que moraba en su interior condujo entonces a Jesús a apartarse de los lugares habitados por los hombres y subir al monte Hermón para terminar allí su trabajo de dominar su mente humana y consumar su consagración plena al resto de la obra de su vida en la tierra.
134:7.7 (1492.7) Esta fue una de las épocas inusitadas y extraordinarias de la vida terrenal del Maestro en Urantia. Tuvo otra experiencia muy similar cuando estuvo a solas en las colinas cercanas a Pella inmediatamente después de su bautismo. Este periodo de aislamiento en el monte Hermón marcó el final de su carrera puramente humana, es decir, la conclusión efectiva de su otorgamiento como mortal, mientras que su aislamiento posterior marcaría el comienzo de la fase más divina de su otorgamiento. Jesús vivió a solas con Dios durante seis semanas en las laderas del monte Hermón.
134:8.1 (1492.8) Después de pasar algún tiempo en las inmediaciones de Cesarea de Filipo, Jesús preparó sus provisiones y, tras adquirir una bestia de carga y contratar los servicios de un muchacho llamado Tiglat, llegó por la carretera de Damasco hasta una aldea conocida en otro tiempo como Beit Jenn, en las estribaciones del monte Hermón. Allí estableció su campamento hacia mediados de agosto del año 25 d. C., dejó sus provisiones al cuidado de Tiglat y subió por la solitaria ladera de la montaña. Tiglat acompañó a Jesús el primer día hasta un punto situado a unos 2000 metros sobre el nivel del mar donde construyeron un receptáculo de piedra en el que Tiglat debía depositar alimentos dos veces por semana.
134:8.2 (1493.1) Después de despedirse de Tiglat, Jesús ascendió un breve tramo de la montaña y se detuvo a orar. Entre otras cosas, pidió a su Padre que hiciera volver a su serafín guardiana para «quedarse con Tiglat». Pidió que se le permitiera subir solo a su última lucha con las realidades de la existencia mortal, y le fue concedida su petición. Acudió a la gran prueba con la única guía y ayuda de su Ajustador interior.
134:8.3 (1493.2) Jesús comió frugalmente durante su estancia en la montaña; solo hizo ayuno total un día o dos a la vez. Los seres sobrehumanos que se enfrentaron a él en esa montaña, con quienes luchó en espíritu y a quienes derrotó en poder, eran reales, eran sus enemigos acérrimos en el sistema de Satania. No eran fantasmas de la imaginación, fruto de los desvaríos intelectuales de un mortal debilitado y hambriento, incapaz de distinguir entre la realidad y las visiones de una mente trastornada.
134:8.4 (1493.3) Jesús pasó las tres últimas semanas de agosto y las tres primeras de septiembre en el monte Hermón. Durante estas semanas finalizó su tarea como mortal de conseguir los círculos de comprensión de la mente y de control de la personalidad. Durante todo este periodo de comunión con su Padre celestial, el Ajustador interior completó también los servicios que le habían sido asignados. Allí alcanzó su meta como mortal esta criatura terrestre. Solo quedaba por consumar la fase final de sintonización entre su mente y el Ajustador.
134:8.5 (1493.4) Después de más de cinco semanas de comunión ininterrumpida con su Padre del Paraíso, Jesús estuvo absolutamente seguro de su naturaleza y de la certeza de su triunfo sobre los niveles materiales de manifestación de la personalidad en el espacio-tiempo. Creía plenamente en el predominio de su naturaleza divina sobre su naturaleza humana, y no dudó en afirmarlo.
134:8.6 (1493.5) Cerca del final de su estancia en la montaña, Jesús pidió a su Padre que se le permitiera reunirse con sus enemigos de Satania como Hijo del Hombre, como Josué ben José, y le fue concedida su petición. La gran tentación, la prueba del universo, tuvo lugar durante la última semana en el monte Hermón. Satanás (en representación de Lucifer) y Caligastia, el Príncipe Planetario rebelde, estuvieron allí junto a Jesús, plenamente visibles para él. Esta «tentación», esta prueba definitiva de lealtad humana frente a las tergiversaciones de las personalidades rebeldes, no tuvo nada que ver con alimentos, pináculos del templo ni actos de atrevimiento. No tuvo que ver con los reinos de este mundo, sino con la soberanía de un universo glorioso y poderoso. El simbolismo de vuestros escritos iba dirigido al pensamiento infantil de las edades atrasadas del mundo, pero las generaciones posteriores deberían comprender la gran lucha que mantuvo el Hijo del Hombre aquel memorable día en el monte Hermón.
134:8.7 (1493.6) A las muchas propuestas y contrapropuestas de los emisarios de Lucifer, Jesús se limitaba a responder: «Que la voluntad de mi Padre del Paraíso prevalezca, y a ti, rebelde hijo mío, que los Ancianos de los Días te juzguen de forma divina. Soy tu Padre-creador, no puedo juzgarte con justicia y ya has desdeñado mi misericordia. Te remito al fallo de los Jueces de un universo más grande».
134:8.8 (1494.1) A todas las componendas y artimañas sugeridas por Lucifer, a todas sus proposiciones engañosas sobre el otorgamiento de la encarnación, Jesús se limitaba a responder: «Que se haga la voluntad de mi Padre que está en el Paraíso». Y cuando la dura prueba hubo terminado, la serafín guardiana que había sido apartada volvió para atender a Jesús.
134:8.9 (1494.2) Una tarde del final del verano, entre los árboles y en el silencio de la naturaleza, Miguel de Nebadon ganó la soberanía incuestionable de su universo. Aquel día concluyó la tarea establecida para los Hijos Creadores de vivir hasta la plenitud la vida encarnada a imagen y semejanza de carne mortal en los mundos evolutivos del tiempo y el espacio. El anuncio al universo de este logro trascendental no se hizo hasta unos meses más tarde, el día de su bautismo, pero ocurrió realmente aquel día en la montaña. Cuando Jesús descendió de su estancia en el monte Hermón, la rebelión de Lucifer en Satania y la secesión de Caligastia en Urantia estaban prácticamente liquidadas. Jesús había pagado el último precio exigido para alcanzar la soberanía de su universo, y eso regula de por sí el estatus de todos los rebeldes y determina que toda futura sublevación de ese tipo (si ocurre alguna vez) pueda ser zanjada de forma sumaria y eficaz. Y así podemos constatar que la llamada «gran tentación» de Jesús tuvo lugar algún tiempo antes, y no inmediatamente después, de su bautismo.
134:8.10 (1494.3) Cuando Jesús bajaba de la montaña al final de su estancia, se encontró a medio camino con Tiglat que le subía la comida y le dijo simplemente: «El periodo de descanso ha terminado; debo volver a los asuntos de mi Padre». Parecía muy cambiado y silencioso durante el camino de vuelta a Dan, donde se despidió del muchacho y le regaló el asno. Luego siguió hacia el sur por donde había venido hasta llegar a Cafarnaúm.
134:9.1 (1494.4) El verano llegaba a su fin y se acercaba el día de la expiación y la fiesta de los tabernáculos. Jesús tuvo una reunión familiar en Cafarnaúm durante el sabbat y salió al día siguiente hacia Jerusalén con Juan, el hijo de Zebedeo; fueron por el este del lago y por Gerasa, y luego por el valle del Jordán. Aunque Jesús habló algo durante el camino, Juan notó un gran cambio en él.
134:9.2 (1494.5) Jesús y Juan pararon a pasar la noche en Betania con Lázaro y sus hermanas, y a la mañana siguiente fueron temprano a Jerusalén. Pasaron casi tres semanas en la ciudad y sus alrededores, o por lo menos eso fue lo que hizo Juan. Muchos días iba solo a Jerusalén mientras Jesús paseaba por las colinas cercanas dedicado a la comunión espiritual con su Padre del cielo.
134:9.3 (1494.6) Ambos estuvieron presentes en los solemnes oficios del día de la expiación. Juan quedó muy impresionado por las ceremonias de ese día tan señalado del ritual religioso judío, en cambio Jesús se mantuvo al margen pensativo y silencioso. Para el Hijo del Hombre era un espectáculo patético y lamentable. Lo veía todo como una tergiversación del carácter y los atributos de su Padre del cielo. Consideraba las actividades de ese día como una parodia de los hechos de la justicia divina y de las verdades de la misericordia infinita. Ardía en deseos de desahogarse declarando la auténtica verdad sobre el carácter amoroso y la conducta misericordiosa de su Padre en el universo, pero su fiel Monitor le advirtió que aún no había llegado su hora. Aquella noche en Betania Jesús dejó caer bastantes comentarios que perturbaron mucho a Juan, y Juan nunca llegó a captar del todo la verdadera relevancia de lo que Jesús dijo en su conversación de aquella noche.
134:9.4 (1495.1) Jesús había previsto pasar con Juan toda la semana de la fiesta de los tabernáculos. Esta fiesta era el periodo de descanso anual de toda Palestina, la época de vacaciones de los judíos. Aunque Jesús no participó de la alegría de la ocasión, era evidente que disfrutaba viendo a jóvenes y viejos entregarse a la diversión y a la alegría.
134:9.5 (1495.2) A mediados de la semana y antes de que terminaran las celebraciones, Jesús se despidió de Juan diciendo que deseaba retirarse a las colinas, donde podría comunicarse mejor con su Padre del Paraíso. Juan quería ir con él, pero Jesús insistió en que se quedara hasta el fin de las festividades diciendo: «A ti no te corresponde llevar la carga del Hijo del Hombre; solo el vigilante debe estar en vela mientras la ciudad duerme en paz». Jesús no volvió a Jerusalén. Después de pasar casi una semana solo en las colinas cercanas a Betania, se dirigió a Cafarnaúm. De camino a casa pasó un día y una noche solo en las laderas del Gilboa, cerca del lugar donde el rey Saúl se quitó la vida, y cuando llegó a Cafarnaúm parecía más alegre que cuando dejó a Juan en Jerusalén.
134:9.6 (1495.3) A la mañana siguiente Jesús fue al arcón que se había quedado en el taller de Zebedeo con sus objetos personales, se puso su mandil y se presentó a trabajar diciendo: «Me conviene estar ocupado mientras espero a que llegue mi hora». Trabajó en el astillero varios meses, hasta enero del año siguiente, junto a su hermano Santiago. Después de esta temporada de trabajo con Jesús, por muchas dudas que vinieran a nublar su comprensión de la obra del Hijo del Hombre en esta vida, Santiago nunca volvió a perder por completo su fe en la misión de Jesús.
134:9.7 (1495.4) Durante esta última etapa de trabajo en el taller de embarcaciones Jesús dedicó la mayor parte del tiempo al acabado de interiores de algunos de los barcos más grandes. Ponía mucho interés en todo su trabajo personal y parecía sentir la satisfacción del logro humano cuando salía de sus manos una pieza bien hecha. Aunque no perdía el tiempo en nimiedades, trabajaba meticulosamente los aspectos esenciales de todo lo que hacía.
134:9.8 (1495.5) Con el paso del tiempo llegaron rumores a Cafarnaúm sobre un tal Juan que predicaba y bautizaba a penitentes en el Jordán. Juan decía: «El reino de los cielos está cerca; arrepentíos y sed bautizados». Jesús se mantenía informado del avance de Juan a medida que iba remontando lentamente el valle del Jordán desde el vado del río más próximo a Jerusalén, pero siguió trabajando en el astillero hasta enero del año siguiente, el 26 d. C., cuando Juan llegó a un punto cercano a Pella. Entonces Jesús dejó las herramientas diciendo: «Ha llegado mi hora», y se presentó ante Juan para recibir el bautismo.
134:9.9 (1495.6) Pero en Jesús se había producido un gran cambio. Pocos de los que habían disfrutado de sus palabras y atenciones en sus idas y venidas por el país reconocerían en el maestro público a la misma persona que habían conocido y amado como individuo particular en años anteriores. Había una razón para que sus primeros beneficiarios no lo reconocieran en su papel posterior de maestro público lleno de autoridad: la transformación de su mente y de su espíritu, que había ido progresando gradualmente durante muchos años, se había consumado durante la memorable estancia en el monte Hermón.
El libro de Urantia
Documento 135
135:0.1 (1496.1) JUAN el Bautista nació el 25 de marzo del año 7 a. C. conforme a la promesa que Gabriel había hecho a Isabel en junio del año anterior. Isabel mantuvo en secreto la visitación de Gabriel durante cinco meses. Cuando habló de ello a su marido, Zacarías se inquietó mucho, y no se llegó a creer el relato de su esposa hasta que tuvo un extraño sueño unas seis semanas antes del nacimiento de Juan. Aparte de la visita de Gabriel a Isabel y el sueño de Zacarías, no hubo nada extraño ni sobrenatural en el nacimiento de Juan el Bautista.
135:0.2 (1496.2) Juan fue circuncidado al octavo día según la costumbre judía. Fue creciendo como un niño normal día a día y año a año en la pequeña aldea conocida por entonces como Ciudad de Judá, a unos seis kilómetros al oeste de Jerusalén.
135:0.3 (1496.3) El acontecimiento más destacable de la primera niñez de Juan fue la visita que sus padres hicieron con él a Jesús y a la familia de Nazaret. Esta visita tuvo lugar en el mes de junio del año 1 a. C., cuando tenía poco más de seis años de edad.
135:0.4 (1496.4) A la vuelta de Nazaret los padres de Juan empezaron la educación sistemática del niño. Su pequeña aldea no tenía escuela de la sinagoga, pero Zacarías, al ser sacerdote, era bastante culto, e Isabel era mucho más culta que la media de las mujeres de Judea; ella también pertenecía a la clase sacerdotal porque era descendiente de las «hijas de Aarón». Como Juan era hijo único, sus padres consagraron mucho tiempo a su formación mental y espiritual. Los turnos de servicio de Zacarías en el templo de Jerusalén eran cortos, así que pudo dedicar casi todo su tiempo a enseñar a su hijo.
135:0.5 (1496.5) Zacarías e Isabel tenían una pequeña granja donde criaban ovejas. Con eso apenas ganaban para vivir, pero Zacarías recibía un estipendio regular de los fondos del templo dedicados a los sacerdotes.
135:1.1 (1496.6) Cuando Juan llegó a los catorce años no tenía una escuela donde graduarse, pero sus padres decidieron que ya tenía edad para hacer los votos formales de nazareo y lo llevaron a En-Gedi, junto al mar Muerto. Allí, en la sede sur de la hermandad nazarea, el muchacho fue debidamente admitido en esta orden de forma solemne y para toda la vida. Tras estas ceremonias y una vez hechos los votos de abstenerse de toda bebida embriagadora, dejarse crecer el pelo y no tocar a los muertos, la familia se dirigió a Jerusalén donde Juan terminó de presentar ante el templo de las ofrendas requeridas a los que hacían los votos nazareos.
135:1.2 (1496.7) Juan hizo los mismos votos vitalicios que sus ilustres predecesores Sansón y el profeta Samuel. Un nazareo vitalicio era considerado como una personalidad sacrosanta, y los judíos le profesaban casi el mismo respeto y la misma veneración que al sumo sacerdote. Esto no es de extrañar, puesto que los nazareos consagrados de por vida eran, con los sumos sacerdotes, las únicas personas autorizadas a entrar en el sanctasanctórum del templo.
135:1.3 (1497.1) Juan volvió de Jerusalén a su casa a cuidar de las ovejas de su padre y creció hasta hacerse un hombre fuerte de carácter noble.
135:1.4 (1497.2) A los dieciséis años Juan leyó sobre Elías, y le impresionó tanto el profeta del monte Carmelo que decidió adoptar su manera de vestir. A partir de entonces Juan llevó siempre vestimenta peluda y un cinto de cuero. A los dieciséis años medía ya más de un metro ochenta y había alcanzado casi su pleno desarrollo. Con su largo cabello suelto y su peculiar manera de vestir llamaba realmente la atención. Sus padres esperaban grandes cosas de su hijo único, un niño de la promesa y nazareo de por vida.
135:2.1 (1497.3) Tras varios meses de enfermedad, Zacarías murió en julio del año 12 d. C., cuando su hijo acababa de cumplir los dieciocho años. Fue un momento de gran desconcierto para Juan, pues el voto nazareo prohibía el contacto con los muertos, incluso los de la propia familia. Aunque se había esforzado por cumplir con las restricciones que le imponía su voto en cuanto a la contaminación por los muertos, no estaba seguro de haber acatado perfectamente las exigencias de la orden nazarea, de modo que fue a Jerusalén tras el entierro de su padre y ofreció los sacrificios requeridos para su purificación en el rincón nazareo del patio de las mujeres.
135:2.2 (1497.4) En septiembre de ese año Isabel y Juan viajaron a Nazaret para visitar a María y a Jesús. Juan estaba casi decidido a emprender la obra de su vida, pero las palabras y el ejemplo de Jesús le indujeron a volver a casa, cuidar de su madre y esperar a que llegara «la hora del Padre». Tras esta grata visita, Juan se despidió de Jesús y María y no volvió a ver a Jesús hasta el momento de su bautismo en el Jordán.
135:2.3 (1497.5) Juan e Isabel volvieron a casa y empezaron a planear su futuro. Como Juan se negaba a aceptar el estipendio de sacerdote que le correspondía de los fondos del templo, al cabo de dos años lo habían perdido todo menos su casa, así que decidieron ir hacia el sur con su rebaño de ovejas. El verano en que Juan cumplió los veinte años se trasladaron a Hebrón. Juan cuidó de sus ovejas en el llamado «desierto de Judea», a lo largo de un arroyo tributario de un riachuelo mayor que desembocaba en el mar Muerto a la altura de En-Gedi. Formaban la colonia de En-Gedi no solo nazareos consagrados temporalmente o de por vida, sino también muchos otros pastores ascetas que se congregaban en esta región con sus rebaños y confraternizaban con la hermandad nazarea. Vivían de la cría de ovejas y de los donativos de los judíos ricos a la orden.
135:2.4 (1497.6) Con el paso del tiempo Juan fue volviendo cada vez menos a Hebrón y yendo cada vez más a En-Gedi. Era tan totalmente distinto de la mayoría de los nazareos que le costaba mucho fraternizar a fondo con la hermandad, aunque sentía gran afecto por Abner, el director y jefe reconocido de la colonia de En-Gedi.
135:3.1 (1497.7) A lo largo del valle de este pequeño arroyo, Juan construyó con piedras apiladas no menos de una docena de refugios y corrales para la noche donde proteger y vigilar a sus rebaños de ovejas y cabras. Su vida de pastor le dejaba mucho tiempo para pensar. Hablaba mucho con Ezda, un chico huérfano de Bet-sur a quien había adoptado en cierto modo. Ezda cuidaba de los rebaños cuando Juan iba a Hebrón a ver a su madre y a vender ovejas, y también cuando iba a En-Gedi para los oficios del sabbat. Juan y el muchacho vivían de manera muy simple y subsistían a base de carne de cordero, leche de cabra, miel silvestre y las langostas comestibles de esa región. A veces traían provisiones de Hebrón y En-Gedi para complementar su dieta.
135:3.2 (1498.1) Juan se mantenía al corriente de los asuntos de Palestina y del mundo por Isabel, y estaba cada vez más convencido de que el final del viejo orden se avecinaba rápidamente y de que él se convertiría en el heraldo de una nueva edad: «el reino de los cielos». Este rudo pastor tenía gran predilección por los escritos del profeta Daniel. Había leído mil veces su descripción de la gran imagen que, según le había explicado Zacarías, representaba la historia de los grandes reinos del mundo empezando por Babilonia, luego Persia, Grecia y finalmente Roma. Juan percibía que Roma era ya una mezcla tan políglota de pueblos y razas que nunca podría convertirse en un imperio firmemente unido y consolidado. Incluso entonces veía a Roma dividida en Siria, Egipto, Palestina y otras provincias, y leyó además que «en los días de estos reyes, el Dios del cielo erigirá un reino que jamás será destruido. Y este reino no será entregado a otro pueblo, sino que desmenuzará y pondrá fin a todos esos reinos, y permanecerá para siempre». «Y le fue dado dominio y gloria, y reino para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran. Su dominio es un dominio eterno que nunca pasará, y su reino no será destruido.» «Y el reino y el dominio y la grandeza del reino debajo de todo el cielo serán entregados al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán.»
135:3.3 (1498.2) Juan nunca llegó a superar del todo la confusión que le provocaron las cosas que había a sus padres sobre Jesús y estos pasajes que leía en las Escrituras. En Daniel leyó: «Seguí mirando en las visiones nocturnas, y he aquí uno como el Hijo del Hombre que venía con las nubes del cielo, y le fue dado dominio y gloria y reino». Pero estas palabras del profeta no concordaban con lo que sus padres le habían enseñado. Tampoco la conversación que tuvo con Jesús a los dieciocho años se correspondía con estas afirmaciones de las Escrituras. A pesar de esta confusión y mientras duró su perplejidad, su madre le aseguró siempre que su primo lejano, Jesús de Nazaret, era el verdadero Mesías, que había venido a sentarse en el trono de David, y que él (Juan) se convertiría en su heraldo precursor y su principal apoyo.
135:3.4 (1498.3) Todo lo que había oído sobre el vicio y la perversidad de Roma, el libertinaje y la esterilidad moral del Imperio, y todo lo que sabía de las maldades de Herodes Antipas y los gobernadores de Judea hacía pensar a Juan que se avecinaba el fin de la edad. A este rudo y noble hijo de la naturaleza le parecía que el mundo estaba maduro para el final de la edad del hombre y el amanecer de la nueva edad divina: el reino de los cielos. En el corazón de Juan fue creciendo la convicción de que él había de ser el último de los viejos profetas y el primero de los nuevos. Vibraba con el impulso cada vez más incontenible de salir a proclamar a todos los hombres: «¡Arrepentíos! ¡Poneos a bien con Dios! Estad preparados para el final; preparaos para el nuevo orden eterno de las cosas de la tierra, el reino de los cielos».
135:4.1 (1499.1) El 17 de agosto del año 22 d. C., cuando Juan tenía veintiocho años, su madre falleció repentinamente. Como los amigos de Isabel sabían que el voto nazareo prohibía el contacto con los muertos, incluso los de la propia familia, organizaron el entierro de Isabel antes de avisar a su hijo. Cuando Juan recibió la noticia de la muerte de su madre, mandó a Ezda conducir sus rebaños a En-Gedi y salió hacia Hebrón.
135:4.2 (1499.2) Tras el funeral de su madre volvió a En-Gedi, donó sus rebaños a la hermandad y se apartó del mundo exterior para ayunar y orar durante una temporada. Juan solo conocía los viejos métodos de acercarse a la divinidad; solo conocía las historias de personajes como Elías, Samuel y Daniel. Elías era su ideal como profeta. Elías era el primero de los maestros de Israel que fue considerado como profeta, y Juan estaba realmente convencido de que él iba a ser el último de esa larga e ilustre hilera de mensajeros del cielo.
135:4.3 (1499.3) Juan vivió en En-Gedi durante dos años y medio, y persuadió a casi toda la hermandad de que «se acercaba el fin de la edad», de que «el reino de los cielos estaba a punto de aparecer». Todas sus primeras enseñanzas estaban basadas en el concepto vigente entre los judíos del Mesías prometido como libertador de la nación judía del yugo de sus gobernantes gentiles.
135:4.4 (1499.4) Durante todo este periodo Juan se dedicó a leer los escritos sagrados que encontró en la sede de los nazareos de En-Gedi. Quedó especialmente impresionado por Isaías y también por Malaquías, el último de los profetas hasta ese momento. Leyó y releyó los cinco últimos capítulos de Isaías y creyó en esas profecías. Después leyó en Malaquías: «He aquí, yo os envío a Elías el profeta antes de que venga el día grande y terrible del Señor. Y él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición». Esta promesa de Malaquías sobre el retorno de Elías fue lo único que disuadió a Juan de salir a predicar el advenimiento del reino y a exhortar a sus compatriotas judíos a ponerse a salvo de la ira por venir. Juan estaba listo para proclamar el mensaje del reino venidero, pero esta expectativa de la vuelta de Elías lo frenó durante más de dos años. Sabía que él no era Elías. ¿Qué habría querido decir Malaquías? ¿Era su profecía literal o figurada? ¿Cómo podría Juan conocer la verdad? Finalmente se atrevió a pensar que si el primero de los profetas se había llamado Elías, el último acabaría siendo conocido por el mismo nombre. Pero tenía sus dudas, y estas dudas le hicieron desechar la idea de llamarse a sí mismo Elías.
135:4.5 (1499.5) Por influencia de Elías Juan adoptó sus métodos de ataque franco y directo contra los pecados y los vicios de sus contemporáneos. Intentaba vestirse como Elías y se esforzaba en hablar como Elías; en todos los aspectos externos se parecía al antiguo profeta. Era un hijo de la naturaleza igual de fornido y pintoresco, un predicador de la rectitud igual de intrépido y atrevido. Juan no era analfabeto, conocía bien las sagradas escrituras judías, pero apenas tenía cultura. Era un pensador de ideas claras, un orador poderoso y un acusador ardiente. No se puede decir que fuera un ejemplo para su época, pero sí un reproche elocuente.
135:4.6 (1499.6) Por fin llegó a la conclusión de que el mejor procedimiento para proclamar la nueva edad, el reino de Dios, era convertirse en el heraldo del Mesías. En cuanto tomó esta decisión se disiparon todas sus dudas y salió de En-Gedi un día de marzo del año 25 d. C. para emprender su corta pero brillante carrera como predicador público.
135:5.1 (1500.1) Para poder comprender el mensaje de Juan hay que tener presente el estatus del pueblo judío en el momento de su aparición en escena. Todo Israel llevaba casi cien años sumido en el desconcierto: nadie acertaba a explicar su continuo sometimiento a gobernantes gentiles. ¿No había enseñado Moisés que la rectitud era recompensada siempre con prosperidad y poder? ¿No eran el pueblo elegido de Dios? ¿Por qué estaba desierto y vacante el trono de David? A la luz de las doctrinas mosaicas y de los preceptos de los profetas, los judíos no encontraban explicación para su interminable desolación nacional.
135:5.2 (1500.2) Unos cien años antes de la época de Jesús y de Juan, surgió en Palestina una nueva escuela de maestros religiosos, los apocalípticos. Estos nuevos maestros desarrollaron un sistema de creencias que interpretaba los sufrimientos y humillaciones de los judíos como castigo por los pecados de la nación. Recurrían a las razones bien conocidas que se habían utilizado en el pasado para explicar los cautiverios en Babilonia y en otros lugares. Por otra parte enseñaban que Israel debía recobrar el ánimo, que sus días de aflicción casi habían terminado, que el castigo al pueblo elegido de Dios estaba llegando a su fin y que la paciencia de Dios con los gentiles extranjeros estaba a punto de agotarse. El final del dominio de Roma era sinónimo del final de la edad y, en cierto sentido, del fin del mundo. Los apocalípticos basaban sus enseñanzas en las predicciones de Daniel e insistían en que la creación estaba a punto de entrar en su etapa final; los reinos de este mundo estaban a punto de convertirse en el reino de Dios. Para la mente judía de aquel tiempo, este era el significado de la expresión «el reino de los cielos» utilizada constantemente tanto por Juan como por Jesús en sus enseñanzas. Para los judíos de Palestina, la expresión «el reino de los cielos» solo significaba una cosa: un estado absolutamente justo en el que Dios (el Mesías) gobernaría las naciones de la tierra con la misma perfección de poder con que gobernaba en el cielo, es decir, «Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo».
135:5.3 (1500.3) En tiempos de Juan, todos los judíos se preguntaban con expectación: «¿Cuánto tardará en llegar el reino?». Había un sentimiento general de que el dominio de las naciones gentiles estaba llegando a su fin. Recorría todo el mundo judío la viva esperanza y la intensa expectativa de que la consumación del deseo de los siglos ocurriría durante la vida de aquella generación.
135:5.4 (1500.4) Aunque había grandes discrepancias entre los judíos sobre la naturaleza del reino venidero, todos compartían la convicción de que el acontecimiento era inminente en un futuro próximo o incluso inmediato. Muchos de los que interpretaban literalmente el Antiguo Testamento tenían puesta su esperanza en un nuevo rey de Palestina, en una nación judía regenerada, liberada de sus enemigos y presidida por el sucesor del rey David, el Mesías, que sería reconocido rápidamente como el soberano justo y legítimo de todo el mundo. Había otro colectivo más pequeño de judíos piadosos que tenía una visión muy diferente de este reino de Dios. Enseñaban que el reino venidero no era de este mundo, que el mundo se acercaba a un final seguro y que «un nuevo cielo y una nueva tierra» iban a ser el preludio del establecimiento del reino de Dios; que este reino sería un dominio perpetuo, que se terminaría el pecado y que los ciudadanos del nuevo reino se volverían inmortales para disfrutar de esa dicha sin fin.
135:5.5 (1500.5) Todos estaban de acuerdo en que el establecimiento del nuevo reino en la tierra estaría precedido necesariamente por una purga drástica o un castigo purificador. Los literalistas enseñaban que estallaría una guerra mundial en la que todos los no creyentes serían destruidos y los fieles se impondrían con una aplastante victoria universal y eterna. Los espiritualistas enseñaban que el reino estaría precedido por el gran juicio de Dios que relegaría a los perversos a su merecida condena y destrucción final. Al mismo tiempo, los santos creyentes del pueblo elegido serían elevados a altos puestos de honor y autoridad junto al Hijo del Hombre, que reinaría en nombre de Dios sobre las naciones redimidas. Este último grupo incluso creía que muchos gentiles piadosos podrían ser admitidos en la comunidad del nuevo reino.
135:5.6 (1501.1) Algunos judíos opinaban que Dios podría quizá establecer este nuevo reino por intervención divina directa, pero la inmensa mayoría pensaba que lo haría a través de un representante intermedio, el Mesías. Este era el único significado que podía tener el término Mesías para los judíos de la generación de Juan y de Jesús. Mesías no podía referirse de ningún modo a alguien que se limitara a enseñar la voluntad de Dios o a proclamar la necesidad de vivir rectamente. A todas esas personas santas, los judíos les daban el título de profetas, pero el Mesías había de ser más que un profeta. El Mesías había de traer consigo el establecimiento del nuevo reino, el reino de Dios, y nadie que dejara de hacer esto podría ser el Mesías en el sentido tradicional judío.
135:5.7 (1501.2) ¿Quién sería este Mesías? Aquí también diferían los maestros judíos. Los más antiguos se aferraban a la doctrina del hijo de David. Los más modernos enseñaban que, puesto que el nuevo reino era un reino celestial, el nuevo soberano podría ser también una personalidad divina, alguien que hubiera estado sentado por mucho tiempo a la diestra de Dios en el cielo. Y por extraño que parezca, los que concebían así al soberano del nuevo reino no lo contemplaban como un Mesías humano, como un simple hombre, sino como «el Hijo del Hombre» —un Hijo de Dios— un príncipe celestial que había estado mucho tiempo a la espera de asumir la soberanía de la tierra renovada. Este era el trasfondo religioso del mundo judío cuando Juan salió a proclamar: «¡Arrepentíos, porque el reino de los cielos está cerca!».
135:5.8 (1501.3) Queda claro, por lo tanto, que el reino venidero anunciado por Juan tenía por lo menos media docena de significados distintos para los oyentes de su apasionada predicación. Pero con independencia de su interpretación de las palabras de Juan, los diferentes colectivos que esperaban el reino de los judíos se sentían todos atraídos por las proclamas de este sincero, entusiasta e improvisado predicador de la rectitud y del arrepentimiento que exhortaba tan solemnemente a sus oyentes a «ponerse a salvo de la ira por venir».
135:6.1 (1501.4) A principios del mes de marzo del año 25 d. C., Juan rodeó la costa occidental del mar Muerto y bordeó el río Jordán hasta llegar, a la altura de Jericó, al antiguo vado por donde pasaron Josué y los hijos de Israel cuando entraron por primera vez en la tierra prometida. Cruzó al otro lado del río, se estableció cerca de la entrada del vado y empezó a predicar a la gente que cruzaba el río en ambas direcciones. De todos los pasos del Jordán, este era el más frecuentado.
135:6.2 (1501.5) Todos los que oían a Juan se daban cuenta de que era más que un predicador. La gran mayoría de los que escuchaban a este hombre extraño surgido del desierto de Judea se alejaban pensando que habían oído la voz de un profeta. No es de extrañar que las almas cansadas y expectantes de esos judíos se conmovieran profundamente ante una manifestación así. En toda la historia judía, los piadosos hijos de Abraham nunca habían anhelado tanto «el consuelo de Israel» ni esperado más ardientemente «la restauración del reino». En toda la historia judía, el mensaje de Juan de que «el reino de los cielos está cerca» nunca habría podido causar un impacto tan profundo y universal como en el momento en que apareció tan misteriosamente en la orilla de este paso sur del Jordán.
135:6.3 (1502.1) Era pastor como Amós y se vestía como el antiguo Elías. Las atronadoras amonestaciones de este extraño predicador y sus advertencias lanzadas con el «espíritu y el poder de Elías» no tardaron en crear un enorme revuelo por toda Palestina a medida que los viajeros iban corriendo la voz de su predicación a orillas del Jordán.
135:6.4 (1502.2) La actuación de este predicador nazareo presentaba además una característica nueva: bautizaba a cada uno de sus creyentes en el Jordán «para la remisión de los pecados». Aunque el bautismo no era una ceremonia nueva entre los judíos, nunca habían visto practicarlo como lo estaba haciendo Juan. Era costumbre desde hacía mucho tiempo bautizar así a los prosélitos gentiles para admitirlos en la comunidad del patio exterior del templo, pero nadie había propuesto nunca a los propios judíos que recibieran el bautismo del arrepentimiento. En el corto periodo de quince meses que transcurrió entre el comienzo de su predicación y su arresto y encarcelamiento por instigación de Herodes Antipas, Juan bautizó a muchos más de cien mil penitentes.
135:6.5 (1502.3) Juan predicó durante cuatro meses en el vado de Betania antes de remontar el Jordán hacia el norte. Decenas de miles de oyentes, algunos por curiosidad pero muchos serios y sinceros, acudían a escucharlo de todas partes de Judea, Perea y Samaria, incluso unos cuantos desde Galilea.
135:6.6 (1502.4) En mayo de ese año, cuando aún estaba en el vado de Betania, los sacerdotes y levitas enviaron una delegación para preguntarle si afirmaba ser el Mesías y en virtud de qué autoridad predicaba. Juan respondió así a estos interrogadores: «Id y decid a vuestros señores que habéis oído ‘la voz que clama en el desierto’ tal como anunció el profeta cuando dijo, ‘preparad el camino del Señor, allanad la calzada para nuestro Dios. Todo valle será rellenado y todo monte y collado rebajado; el terreno escabroso se hará llano y lo abrupto se volverá ancho valle; y toda carne verá la salvación de Dios’».
135:6.7 (1502.5) Juan era un predicador heroico pero sin tacto. Un día estaba predicando y bautizando en la orilla occidental del Jordán cuando se le acercó un grupo de fariseos con algunos saduceos y se presentaron para ser bautizados. Antes de conducirlos hasta el agua, Juan se dirigió así al grupo: «¿Quién os ha advertido de que huyáis de la ira que viene como víboras ante el fuego? Os bautizaré, pero os aviso que debéis producir frutos dignos de un arrepentimiento sincero si queréis obtener la remisión de vuestros pecados. Y no me digáis que Abraham es vuestro padre. Yo declaro que Dios es capaz de hacer surgir dignos hijos de Abraham de estas doce piedras que tenéis delante. El hacha ya está puesta en la raíz del árbol. Todo árbol que no dé buen fruto está destinado a ser cortado y arrojado al fuego». (Las doce piedras eran las famosas piedras que erigió Josué para conmemorar el paso de las «doce tribus» por ese mismo punto la primera vez que entraron en la tierra prometida.)
135:6.8 (1502.6) Juan daba clases a sus discípulos para enseñarles los detalles de su nueva vida y se esforzaba por responder a sus muchas preguntas. Aconsejaba a los maestros que instruyeran tanto en el espíritu como en la letra de la ley. Instaba a los ricos a que alimentaran a los pobres. A los recaudadores de impuestos les decía: «No extorsionéis más de lo que se os ha asignado». A los soldados les decía: «No violentéis a nadie ni exijáis nada injustamente; contentaos con vuestro salario». Y a todos les aconsejaba: «Preparaos para el final de la edad. El reino de los cielos está cerca».
135:7.1 (1503.1) Juan no tenía aún las ideas claras sobre el reino venidero ni sobre su rey. Cuanto más predicaba más confuso se sentía, aunque esta incertidumbre intelectual sobre la naturaleza del reino venidero nunca empañó en lo más mínimo su certeza sobre el advenimiento inmediato del reino. Si había confusión en la mente de Juan, nunca la hubo en su espíritu. No tenía ninguna duda sobre la venida del reino, pero no tenía ninguna certeza de que Jesús fuera a ser el soberano de ese reino. Cuando Juan consideraba la idea de la restauración del trono de David, le parecía coherente que Jesús, nacido en la ciudad de David, fuera el esperado libertador, tal como le habían enseñado sus padres. En cambio, cuando se inclinaba más hacia la doctrina de un reino espiritual y el final de la edad temporal en la tierra, le asaltaban grandes dudas sobre el papel de Jesús en esos acontecimientos. A veces lo cuestionaba todo, aunque no por mucho tiempo. Tenía grandes deseos de hablar de todo esto con su primo, pero eso era contrario a lo que habían acordado entre ellos.
135:7.2 (1503.2) Juan pensó mucho en Jesús a medida que iba avanzando hacia el norte. Hizo más de doce paradas al remontar el Jordán y en una de ellas habló por primera vez de «otro que ha de venir después de mí». Ocurrió en Adán cuando sus discípulos le preguntaron directamente:«¿Eres tú el Mesías?». Juan les dijo: «Vendrá tras de mí uno que es más grande que yo, ante quien no soy digno de inclinarme a desatar la correa de su sandalia. Yo os bautizo con agua, pero él os bautizará con el Espíritu Santo. Tiene la pala en la mano para limpiar completamente su era y recoger el trigo en su granero; pero quemará la paja con el fuego del juicio».
135:7.3 (1503.3) Juan siguió ampliando sus enseñanzas en respuesta a las preguntas de sus discípulos y añadiendo de día en día más cosas útiles y reconfortantes en comparación con su críptico mensaje inicial de «Arrepentíos y sed bautizados». Para entonces acudían multitudes de Galilea y de la Decápolis. Decenas de creyentes sinceros permanecían día tras día con su adorado maestro.
135:8.1 (1503.4) En diciembre del año 25 d. C., cuando Juan llegó a los alrededores de Pella en su avance por el Jordán, su fama se había extendido por toda Palestina y su actuación se había convertido en el tema principal de conversación de todas las poblaciones cercanas al lago de Galilea. Como Jesús había hablado favorablemente del mensaje de Juan, muchos habitantes de Cafarnaúm se sintieron impulsados a unirse al culto de arrepentimiento y bautismo de Juan. Poco después de que Juan se instalara a predicar cerca de Pella, Santiago y Juan, los pescadores hijos de Zebedeo, se presentaron para ser bautizados. Iban a ver a Juan una vez por semana y volvían a Jesús con información de primera mano sobre las últimas actuaciones del evangelista.
135:8.2 (1503.5) Santiago y Judá, los hermanos de Jesús, habían hablado de ir a ver a Juan para ser bautizados. El sábado 12 de enero del año 26 d. C., Judá fue a Cafarnaúm para los oficios del sabbat y, después de escuchar el discurso de Jesús en la sinagoga, tanto él como Santiago decidieron pedirle consejo respecto a sus planes. Así lo hicieron esa misma noche, pero Jesús les propuso dejar la conversación para el día siguiente y darles entonces su respuesta. Jesús durmió muy poco esa noche; estuvo en estrecha comunión con el Padre del cielo. Había acordado almorzar con sus hermanos y aconsejarles sobre su intención de ser bautizados por Juan. El domingo por la mañana Jesús estaba trabajando como de costumbre en el astillero cuando llegaron Santiago y Judá con el almuerzo. Se instalaron a esperar en el cuarto de depósito porque aún no era la hora del descanso de mediodía y sabían que su hermano era muy formal para esas cosas.
135:8.3 (1504.1) Justo antes de la pausa de mediodía Jesús dejó las herramientas, se quitó el mandil de trabajo y anunció simplemente a los tres trabajadores que estaban con él en el taller: «Ha llegado mi hora». Salió en busca de sus hermanos Santiago y Judá, y repitió: «Ha llegado mi hora, vamos a ver a Juan». Acto seguido salieron hacia Pella y comieron sobre la marcha. Era el domingo 13 de enero. Pararon a pasar la noche en el valle del Jordán y el lunes hacia mediodía llegaron al lugar donde Juan estaba bautizando.
135:8.4 (1504.2) Juan acababa de empezar a bautizar a los candidatos de ese día. Decenas de arrepentidos hacían cola esperando su turno cuando Jesús y sus dos hermanos se pusieron en esa fila de hombres y mujeres sinceros que habían creído en la predicación de Juan sobre el reino venidero. Juan había preguntado por Jesús a los hijos de Zebedeo, había oído hablar de los comentarios de Jesús sobre su predicación y esperaba verlo llegar todos los días. Lo que no esperaba era recibirlo en la cola de los candidatos al bautismo.
135:8.5 (1504.3) Tan concentrado estaba Juan en bautizar rápidamente a un número tan elevado de conversos que no advirtió la presencia de Jesús hasta que el Hijo del Hombre estuvo justo delante de él. Cuando Juan reconoció a Jesús interrumpió la ceremonia por un momento para saludar a su primo en la carne y preguntarle: «¿Por qué bajas hasta el agua a saludarme?». Jesús respondió: «Para recibir tu bautismo». Juan replicó: «Pero soy yo quien necesita ser bautizado por ti. ¿Por qué vienes a mí?». Jesús le dijo en voz baja: «Hazme caso, porque ahora conviene que demos este ejemplo a mis hermanos que están aquí conmigo, y para que la gente pueda saber que ha llegado mi hora».
135:8.6 (1504.4) Había un tono de indiscutible autoridad en la voz de Jesús. Juan temblaba de emoción cuando se dispuso a bautizar a Jesús de Nazaret en el Jordán el lunes 14 de enero del año 26 d. C. a mediodía. Así bautizó Juan a Jesús y a sus dos hermanos, Santiago y Judá. Y cuando los hubo bautizado a los tres, anunció que los bautismos se suspendían por ese día y se reanudarían al día siguiente a mediodía. Mientras se marchaba la gente, los cuatro hombres, aún de pie en el agua, oyeron un sonido extraño. Entonces vieron por un momento una aparición justo encima de la cabeza de Jesús y oyeron una voz que decía: «Este es mi hijo bienamado en quien me he complacido». Sobrevino un gran cambio en el semblante de Jesús, que salió del agua en silencio, se despidió de ellos y se dirigió hacia las colinas del este. Nadie volvió a verlo durante cuarenta días.
135:8.7 (1504.5) Juan siguió a Jesús durante un trecho para contarle la historia de la visita de Gabriel a su madre antes de que ninguno de los dos hubiera nacido, tal como la había oído tantas veces de labios de su madre. Luego le dejó que siguiera su camino después de decirle: «Ahora sé con certeza que tú eres el Libertador». Pero Jesús no respondió.
135:9.1 (1505.1) Cuando Juan volvió hacia sus discípulos (tenía entonces unos veinticinco o treinta que estaban siempre con él), los encontró comentando con gran intensidad los acontecimientos del bautismo de Jesús. Se quedaron mucho más asombrados cuando les contó la historia de la visitación de Gabriel a María antes de nacer Jesús, y les comentó que Jesús no había dicho ni una sola palabra cuando le habló de ello. Aquella tarde no llovió, y el grupo de unos treinta se quedó hablando bajo las estrellas hasta bien entrada la noche. Se preguntaban a dónde habría ido Jesús y cuándo volverían a verlo.
135:9.2 (1505.2) A partir del acontecimiento de ese día, la predicación de Juan adquirió un nuevo tono de certeza en su proclamación del reino venidero y del Mesías esperado. Los cuarenta días que pasaron a la espera de que Jesús volviera fueron un periodo de tensión, pero Juan siguió predicando con gran fuerza. Hacia esta época sus discípulos empezaron a predicar a las multitudes que se amontonaban alrededor de Juan a orillas del Jordán.
135:9.3 (1505.3) Durante esos cuarenta días de espera circularon muchos rumores por la zona, e incluso hasta Tiberiades y Jerusalén. Miles de personas fueron a conocer al famoso Mesías, la nueva atracción del campamento de Juan, pero ninguno pudo ver a Jesús. Y cuando los discípulos de Juan les explicaban que el extraño hombre de Dios se había ido a las colinas, muchos dudaban de toda la historia.
135:9.4 (1505.4) Unas tres semanas después de la desaparición de Jesús, apareció en Pella una nueva delegación de los sacerdotes y fariseos de Jerusalén para preguntar directamente a Juan si era él Elías o el profeta prometido por Moisés. Cuando Juan les dijo, «No lo soy», se atrevieron a preguntarle, «¿Eres el Mesías?», y Juan respondió: «No lo soy». Entonces los hombres de Jerusalén le dijeron: «Si no eres ni Elías, ni el profeta, ni el Mesías, ¿por qué bautizas a la gente y montas todo este revuelo?». Juan replicó: «Los que me han escuchado y han recibido mi bautismo son los que deberían deciros quién soy, pero os declaro que si yo bautizo con agua, ha estado entre nosotros aquel que volverá para bautizaros con el Espíritu Santo».
135:9.5 (1505.5) Esos cuarenta días fueron una etapa difícil para Juan y sus discípulos. ¿Cuál iba a ser la relación de Juan con Jesús? Se hacían cientos de preguntas, y empezaron a aparecer la política y los intereses egoístas. Surgieron intensos debates en torno a las distintas ideas y concepciones del Mesías. ¿Se convertiría en rey y jefe militar como David? ¿Derrotaría a los ejércitos romanos como hizo Josué con los cananeos? ¿O vendría a establecer un reino espiritual? Juan tendía a pensar, con la minoría, que Jesús había venido a establecer el reino de los cielos, aunque él mismo no tenía del todo claro en qué iba a consistir exactamente esa misión de establecer el reino de los cielos.
135:9.6 (1505.6) Para Juan fue una experiencia agotadora, y oraba por que Jesús volviera. Algunos discípulos de Juan organizaron grupos de búsqueda para localizar a Jesús, pero Juan se lo prohibió diciendo: «Nuestro tiempo está en manos del Dios del cielo; él dirigirá a su Hijo elegido».
135:9.7 (1505.7) El sabbat del 23 de febrero, durante la comida matutina, Juan y sus compañeros vieron venir a Jesús hacia ellos desde el norte. Mientras se acercaba, Juan se subió a una gran roca y alzó su sonora voz diciendo: «¡He aquí el Hijo de Dios, el libertador del mundo! Él es aquel de quien yo dije, ‘Después de mí viene uno que es antes que yo porque era primero que yo’. Por eso salí del desierto para predicar el arrepentimiento y bautizar con agua proclamando que el reino de los cielos está cerca. Y ahora llega aquel que os bautizará con el Espíritu Santo. Yo he visto al espíritu divino descender sobre este hombre y he oído la voz de Dios que decía: ‘Este es mi hijo bienamado en quien me he complacido’».
135:9.8 (1506.1) Jesús les dijo que siguieran comiendo mientras se sentaba a comer con Juan, ya que sus hermanos Santiago y Judá habían vuelto a Cafarnaúm.
135:9.9 (1506.2) Al día siguiente se despidió de Juan y de sus discípulos por la mañana temprano y volvió a Galilea. No les dijo nada sobre cuándo volverían a verlo. A las preguntas de Juan sobre su propia misión y predicación se limitó a contestar: «Mi Padre te guiará ahora y en el futuro como lo ha hecho en el pasado». Y estos dos grandes hombres se separaron aquella mañana a orillas del Jordán, para no volver a verse nunca más en la carne.
135:10.1 (1506.3) Al ver que Jesús había ido en dirección norte hacia Galilea, Juan se sintió impulsado a volver sobre sus pasos hacia el sur, y así lo hizo el domingo 3 de marzo por la mañana con los discípulos que le quedaban. Mientras tanto, alrededor de la cuarta parte de sus seguidores directos se había marchado a Galilea en busca de Jesús. Juan se encontraba sumido en la tristeza de la confusión. Nunca más volvió a predicar como lo hiciera antes de bautizar a Jesús. Sentía de alguna manera que la responsabilidad del reino venidero ya no descansaba sobre sus hombros. Sentía que su trabajo casi había terminado. Estaba triste y solo, pero predicaba, bautizaba y seguía avanzando hacia el sur.
135:10.2 (1506.4) Juan pasó varias semanas cerca de la aldea de Adán, y fue ahí donde lanzó su memorable ataque contra Herodes Antipas por haber tomado ilegalmente a la esposa de otro hombre. En junio de ese año (26 d. C.), estaba de vuelta en Betania, en el vado del Jordán donde más de un año antes había empezado a predicar sobre el reino venidero. Durante las semanas que siguieron al bautismo de Jesús, el carácter de la predicación de Juan fue evolucionando gradualmente hacia una proclamación de misericordia para la gente común, mientras denunciaba con renovada vehemencia a los dirigentes corruptos, tanto políticos como religiosos.
135:10.3 (1506.5) Herodes Antipas, en cuyo territorio había estado predicando Juan, se alarmó ante el temor de que él y sus discípulos organizaran una rebelión. A Herodes le habían molestado también las críticas públicas de Juan sobre sus asuntos domésticos, y en vista de todo esto decidió encarcelarlo. El 12 de junio por la mañana temprano, antes de que llegaran las multitudes a escuchar la predicación y presenciar los bautismos, los agentes de Herodes arrestaron a Juan. Como pasaban las semanas sin que fuera liberado, sus discípulos se dispersaron por toda Palestina, y muchos de ellos fueron a Galilea a unirse a los seguidores de Jesús.
135:11.1 (1506.6) Juan pasó una temporada solitaria y algo amarga en la cárcel. Pocos de sus seguidores fueron autorizados a visitarlo. Anhelaba ver a Jesús, pero tuvo que contentarse con oír hablar de su obra a través de algunos de sus antiguos discípulos que se habían convertido en creyentes en el Hijo del Hombre. A menudo se sentía tentado a dudar de Jesús y de su misión divina. Si Jesús era el Mesías, ¿por qué no hacía nada para liberarlo de ese encarcelamiento insoportable? Este hombre rudo, habituado al aire libre, languideció durante más de año y medio en aquella vil prisión, y esa experiencia fue una gran prueba para su fe en Jesús y su lealtad hacia él. En realidad, toda esa experiencia fue una gran prueba incluso para la fe de Juan en Dios. Muchas veces tuvo tentaciones de dudar hasta de la autenticidad de su propia misión y experiencia.
135:11.2 (1507.1) Llevaba ya varios meses encarcelado cuando fue a verlo un grupo de sus discípulos, y después de informarle sobre las actividades públicas de Jesús, le dijeron: «Así que ya ves, maestro, aquel que estuvo contigo en el alto Jordán prospera y recibe a todos los que van a él. Incluso asiste a banquetes con publicanos y pecadores. Tú diste testimonio valiente de él, y él en cambio no hace nada por liberarte». Pero Juan contestó a sus amigos: «Este hombre no puede hacer nada si no le es dado por su Padre del cielo. Recordad que dije: ‘Yo no soy el Mesías, sino el enviado por delante para prepararle el camino’. Y eso he hecho. El que tiene a la novia es el novio, pero el amigo del novio, que está allí y le oye, se alegra sobremanera con la voz del novio. Por lo tanto, este, mi gozo, es cumplido. Es necesario que él crezca y yo disminuya. Yo soy de esta tierra y he proclamado mi mensaje. Jesús de Nazaret ha bajado a la tierra desde el cielo y está por encima de todos nosotros. El Hijo del Hombre ha descendido de Dios y os proclamará las palabras de Dios, pues el Padre del cielo da el espíritu a su propio Hijo sin medida. El Padre ama a su Hijo y pondrá pronto todas las cosas en las manos de este Hijo. El que cree en el Hijo tiene la vida eterna. Y estas palabras que digo son verdad y permanecen».
135:11.3 (1507.2) La declaración de Juan asombró tanto a esos discípulos que se retiraron en silencio. Por su parte, Juan se alteró mucho porque se dio cuenta de que acababa de pronunciar una profecía. Nunca más volvió a dudar por completo de la misión y de la divinidad de Jesús, pero fue una dolorosa decepción para él que Jesús no le enviara ningún recado, que no fuera a verlo y que no utilizara nada de su gran poder para sacarlo de la cárcel. Jesús sabía todo esto. Tenía un gran amor por Juan, pero entonces ya era consciente de su naturaleza divina y conocía plenamente las grandes cosas que esperaban a Juan cuando dejara este mundo. Sabía también que el trabajo de Juan en la tierra había terminado y se obligó a no intervenir en el desarrollo natural de la carrera de este gran predicador y profeta.
135:11.4 (1507.3) La larga incertidumbre en la cárcel era humanamente insoportable para Juan. Pocos días antes de su muerte, volvió a enviar mensajeros de confianza a Jesús para preguntarle: «¿Está terminado mi trabajo? ¿Por qué tengo que languidecer en la cárcel? ¿Eres tú realmente el Mesías o hemos de esperar a otro?». Cuando los dos discípulos le dieron este mensaje, el Hijo del Hombre respondió: «Volved a Juan y decidle que no me he olvidado de él, pero que soporte esto de mí con paciencia pues nos corresponde cumplir rectamente con todo. Decid a Juan lo que habéis visto y oído —que se predica la buena nueva a los pobres— y decidle finalmente al amado heraldo de mi misión en la tierra que será bendecido abundantemente en la edad por venir si evita dudar y tropezar por causa mía». Estas fueron las últimas palabras que recibió Juan de Jesús. Este mensaje reconfortó mucho a Juan y contribuyó en gran medida a estabilizar su fe y a prepararlo para el trágico final de su vida en la carne que sobrevino poco después de esta memorable ocasión.
135:12.1 (1508.1) Cuando Juan fue arrestado estaba predicando en el sur de Perea. Fue conducido inmediatamente a la fortaleza de Maqueronte, y allí estuvo encarcelado hasta su ejecución. Además de gobernar en Galilea, Herodes era gobernador de Perea, donde mantenía dos residencias, en Julias y en Maqueronte. En Galilea la residencia oficial se había trasladado de Séforis a Tiberiades, la nueva capital.
135:12.2 (1508.2) Herodes no se atrevía a liberar a Juan por miedo a que instigara una rebelión. Tampoco se atrevía a ejecutarlo por miedo a posibles disturbios populares en la capital, pues miles de pereanos creían que Juan era un hombre santo y un profeta. En vista de eso mantenía preso al predicador nazareo sin saber qué hacer con él. Juan había comparecido varias veces ante Herodes, pero nunca quiso acceder a marcharse de los dominios de Herodes ni a abstenerse de toda actividad pública si era liberado. La nueva y creciente agitación en torno a la figura de Jesús de Nazaret advertía a Herodes que no era el momento de soltar a Juan. Por otra parte, Juan era objeto del odio intenso e implacable de Herodías, la esposa ilegítima de Herodes.
135:12.3 (1508.3) Herodes habló muchas veces con Juan sobre el reino de los cielos, y aunque a veces le impresionaba realmente su mensaje, nunca se atrevió a devolverle la libertad.
135:12.4 (1508.4) Herodes pasó mucho tiempo en sus residencias de Perea durante las obras de los nuevos edificios de Tiberiades y tenía gran predilección por la fortaleza de Maqueronte. Hasta varios años más tarde no se terminaron de construir todos los edificios públicos y la residencia oficial de Tiberiades.
135:12.5 (1508.5) Con ocasión de su cumpleaños Herodes organizó una gran fiesta en el palacio de Maqueronte para sus funcionarios principales y demás autoridades de los consejos de gobierno de Galilea y de Perea. Como Herodías no había conseguido convencer directamente a Herodes de ejecutar a Juan, se propuso acabar con él a base de astucia.
135:12.6 (1508.6) Durante las celebraciones y los espectáculos de la velada, Herodías presentó a su hija a bailar ante los comensales. Herodes, muy complacido con la actuación de la joven, la llamó y le dijo: «Eres encantadora. Estoy muy complacido contigo. Pídeme lo que quieras en mi cumpleaños y yo te lo daré, aunque sea la mitad de mi reino». Todo esto lo hizo Herodes bajo los efectos de mucho vino. Ella se apartó para preguntar a su madre qué debía pedir a Herodes. Herodías le dijo: «Ve a Herodes y pídele la cabeza de Juan el Bautista». La joven volvió a la mesa del banquete y dijo a Herodes: «Te pido que me entregues ahora mismo en una fuente la cabeza de Juan el Bautista».
135:12.7 (1508.7) Herodes se llenó de miedo y pesadumbre, pero no quiso negarse porque había dado su palabra delante de todos sus invitados. Entonces Herodes Antipas ordenó a un soldado que trajera la cabeza de Juan, y Juan fue decapitado aquella noche en la cárcel. El soldado entregó a la joven una fuente con la cabeza del profeta en la parte trasera de la sala del banquete, y ella le dio la fuente a su madre. Cuando los discípulos de Juan se enteraron fueron a buscar el cuerpo de Juan a la cárcel, y después de depositarlo en una tumba, fueron a decírselo a Jesús.
El libro de Urantia
Documento 136
136:0.1 (1509.1) JESÚS empezó su ministerio público en pleno apogeo del interés popular por la predicación de Juan y en un tiempo en que el pueblo judío de Palestina esperaba ansiosamente la aparición del Mesías. Había un gran contraste entre Juan y Jesús. Juan era un trabajador impaciente y severo mientras que Jesús era un operario sereno y feliz; pocas veces tuvo prisa en toda su vida. Jesús era un consuelo reconfortante para el mundo, y en cierto modo, un ejemplo. Juan no era precisamente un consuelo ni tampoco un ejemplo. Predicaba sobre el reino de los cielos, pero no le interesaba gran cosa su felicidad. Aunque Jesús decía de Juan que era el más grande de los profetas del viejo orden, añadía también que el más pequeño de los que vieran la gran luz del nuevo camino y entrara así en el reino de los cielos era en verdad más grande que Juan.
136:0.2 (1509.2) Cuando Juan predicaba sobre el reino venidero la esencia de su mensaje era: «¡Arrepentíos! Huid de la ira que viene». Cuando Jesús empezó a predicar mantuvo la exhortación al arrepentimiento, pero este mensaje iba siempre acompañado por el evangelio, por la buena nueva de la alegría y la libertad del nuevo reino.
136:1.1 (1509.3) Existían muchas ideas sobre el libertador esperado entre los judíos, y cada una de las diversas escuelas de enseñanza mesiánica respaldaba sus argumentos con pasajes de las escrituras hebreas. En términos generales los judíos consideraban que su historia nacional empezó con Abraham y había de culminar con el Mesías y la nueva edad del reino de Dios. En los primeros tiempos habían imaginado a este libertador como «el siervo del Señor», luego como «el Hijo del Hombre», mientras que en los últimos tiempos algunos habían llegado incluso a referirse al Mesías como el «Hijo de Dios». Pero ya lo llamaran «simiente de Abraham» o «hijo de David», todos estaban de acuerdo en que iba a ser el Mesías, el «ungido». Así evolucionó el concepto desde «siervo del Señor» a «hijo de David», «Hijo del Hombre» e «Hijo de Dios».
136:1.2 (1509.4) En tiempos de Juan y de Jesús los judíos más doctos habían desarrollado la idea del Mesías venidero como un israelita perfeccionado y representativo que combinaría, en su calidad de «siervo del Señor», el triple cargo de profeta, sacerdote y rey.
136:1.3 (1509.5) Los judíos creían fervientemente que, al igual que Moisés había liberado a sus padres de la esclavitud egipcia mediante prodigios milagrosos, el Mesías venidero liberaría al pueblo judío de la dominación romana mediante milagros de poder aún mayores y maravillas de triunfo racial. Los rabinos habían reunido casi quinientos pasajes de las Escrituras como exponentes proféticos del Mesías venidero a pesar de sus aparentes contradicciones. Y entre todos estos detalles sobre el momento, el modo y la función, perdieron de vista casi por completo la personalidad del Mesías prometido. Esperaban una restauración de la gloria nacional judía —la exaltación temporal de Israel— en lugar de la salvación del mundo. Resulta por lo tanto evidente que Jesús de Nazaret no podía satisfacer de ninguna manera este concepto mesiánico materialista de la mente judía. En cambio, si hubieran visto estas manifestaciones proféticas bajo otra luz, muchas de las predicciones pretendidamente mesiánicas de los judíos habrían preparado de forma muy natural sus mentes para reconocer en Jesús a aquel que había de poner fin a una edad e inaugurar una dispensación nueva y mejor de misericordia y salvación para todas las naciones.
136:1.4 (1510.1) Los judíos habían sido educados para creer en la doctrina de la Shekinah. Pero este pretendido símbolo de la Presencia Divina no era visible en el templo, y creían que sería restaurado con la venida del Mesías. Tenían ideas confusas sobre el pecado racial y la naturaleza supuestamente mala del hombre. Algunos enseñaban que el pecado de Adán había maldecido a la raza humana y que el Mesías acabaría con esta maldición y devolvería al hombre el favor divino. Otros enseñaban que cuando Dios creó al hombre puso dentro de su ser tanto la naturaleza buena como la mala, pero al comprobar luego el resultado de esta combinación quedó muy decepcionado y «se arrepintió de haber hecho así al hombre». Los que enseñaban esto creían que el Mesías había de venir a redimir al hombre de esta naturaleza inherentemente mala.
136:1.5 (1510.2) La mayoría de los judíos creía que seguían languideciendo bajo el dominio romano por culpa de sus pecados nacionales y por la tibieza de los prosélitos gentiles. La nación judía no se había arrepentido de todo corazón, por eso retrasaba el Mesías su venida. Se hablaba mucho de arrepentimiento, de ahí el atractivo poderoso e inmediato de la predicación de Juan: «Arrepentíos y sed bautizados, pues el reino de los cielos está cerca». Y el reino de los cielos solo podía significar una cosa para cualquier judío piadoso: la llegada del Mesías.
136:1.6 (1510.3) Había una característica del otorgamiento de Miguel que era totalmente ajena a la concepción judía del Mesías, y era la unión de las dos naturalezas: la humana y la divina. Los judíos habían concebido al Mesías de varias formas: como humano perfeccionado, como sobrehumano e incluso como divino, pero nunca habían considerado el concepto de la unión de lo humano y lo divino. Y este fue el gran escollo de los primeros discípulos de Jesús. Captaban el concepto humano del Mesías como hijo de David tal como lo habían presentado los primeros profetas. También comprendían al Mesías como Hijo del Hombre, la idea sobrehumana de Daniel y de algunos de los profetas posteriores, e incluso como Hijo de Dios tal como había sido descrito por el autor del Libro de Enoc y otros contemporáneos suyos, pero no consideraron ni por un momento el verdadero concepto de la unión de las dos naturalezas, la humana y la divina, en una misma personalidad de la tierra. La encarnación del Creador en forma de criatura no les había sido revelada de antemano, solo fue revelada en Jesús. El mundo no sabía nada de estas cosas hasta que el Hijo Creador se hizo carne y habitó entre los mortales del mundo.
136:2.1 (1510.4) Jesús fue bautizado en pleno apogeo de la predicación de Juan cuando Palestina estaba inflamada con las expectativas de su mensaje —«el reino de Dios está cerca»—, cuando todo el mundo judío estaba haciendo un serio y solemne examen de conciencia. El sentido judío de solidaridad racial era muy profundo. Los judíos no solo creían que los pecados de un padre podían afligir a sus hijos, sino que además estaban convencidos de que el pecado de un solo individuo podía maldecir a la nación, por eso no todos los que se sometían al bautismo de Juan se consideraban culpables de los pecados específicos que Juan denunciaba. Muchas almas piadosas eran bautizadas por Juan por el bien de Israel. Temían que quizá algún pecado de ignorancia por su parte pudiera retrasar la venida del Mesías. Sentían que pertenecían a una nación culpable y maldita por el pecado y se presentaban al bautismo para poder manifestar así los frutos de una penitencia racial. Es por ello evidente que Jesús no recibió en ningún sentido el bautismo de Juan como un rito de arrepentimiento o para la remisión de sus pecados. Al aceptar el bautismo de manos de Juan, Jesús se limitó a seguir el ejemplo de muchos israelitas piadosos.
136:2.2 (1511.1) Cuando Jesús de Nazaret bajó al Jordán para ser bautizado era un mortal del mundo que había alcanzado la cumbre de la ascensión evolutiva humana en todos los asuntos relacionados con la conquista de la mente y la identificación del yo con el espíritu. Estaba en el Jordán aquel día un mortal perfeccionado de los mundos evolutivos del tiempo y el espacio. Se había establecido una sincronía perfecta y una comunicación plena entre la mente mortal de Jesús y el espíritu Ajustador que moraba en su interior, el don divino de su Padre del Paraíso. Y desde la ascensión de Miguel a la jefatura de su universo, un Ajustador como este habita dentro de todos los seres normales que viven en Urantia, con la única diferencia de que el Ajustador de Jesús fue preparado previamente para esta misión especial cuando habitó de forma similar en el interior de otro ser sobrehumano encarnado a semejanza de carne mortal, Maquiventa Melquisedec.
136:2.3 (1511.2) Cuando un mortal del mundo alcanza esos altos niveles de perfección de la personalidad, suelen producirse habitualmente los fenómenos preliminares de elevación espiritual que terminan en la fusión final del alma madurada del mortal con su Ajustador divino asociado. Parecía probable que se produjera un cambio así en la experiencia de la personalidad de Jesús de Nazaret el día en que bajó al Jordán con sus dos hermanos para ser bautizado por Juan. Esta ceremonia fue el acto final de su vida puramente humana en Urantia, y muchos observadores sobrehumanos esperaban presenciar la fusión del Ajustador con la mente que habitaba, pero no fue así. Ocurrió algo nuevo y aún más grande. Mientras Juan imponía las manos sobre Jesús para bautizarlo, el Ajustador que moraba en su interior se despidió definitivamente del alma humana perfeccionada de Josué ben José. Al cabo de unos instantes, esta entidad divina regresó de Divinington como Ajustador Personalizado y jefe de los de su clase en todo el universo local de Nebadon. Y así Jesús pudo ver cómo descendía sobre él en forma personalizada su propio antiguo espíritu divino que volvía a él, y oyó decir a este mismo espíritu originario del Paraíso: «Este es mi Hijo bienamado en quien me he complacido». Juan y los dos hermanos de Jesús oyeron también estas palabras, pero los discípulos de Juan, que estaban al borde del agua, no las oyeron ni tampoco vieron la aparición del Ajustador Personalizado. Solo contemplaron al Ajustador Personalizado los ojos de Jesús.
136:2.4 (1511.3) El Ajustador Personalizado había vuelto enaltecido, y cuando hubo hablado así reinó el silencio. Mientras los cuatro permanecían en el agua, Jesús levantó los ojos hacia el Ajustador situado junto a él y oró diciendo: «Padre mío que reinas en el cielo, santificado sea tu nombre. ¡Que venga tu reino! Que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo». Cuando terminó de orar «los cielos se abrieron» y el Hijo del Hombre tuvo la visión que le presentó el Ajustador Personalizado de sí mismo como Hijo de Dios tal como era antes de venir a la tierra a semejanza de carne mortal y tal como volvería a ser cuando terminara su vida encarnada. Esta visión celestial la tuvo solo Jesús.
136:2.5 (1512.1) Lo que Juan y Jesús oyeron fue la voz del Ajustador Personalizado que hablaba en nombre del Padre Universal, pues el Ajustador es del Padre del Paraíso y como él. Este Ajustador Personalizado estuvo asociado con Jesús en todas sus labores durante el resto de su vida en la tierra, y Jesús estuvo en comunión constante con este excelso Ajustador.
136:2.6 (1512.2) Cuando Jesús fue bautizado no se arrepintió de ninguna mala acción, no hizo ninguna confesión de pecado. Fue un bautismo de consagración al cumplimiento de la voluntad del Padre celestial. En su bautismo oyó la llamada inequívoca de su Padre, el mandato definitivo de ocuparse de los asuntos de su Padre, y se retiró a solas durante cuarenta días para reflexionar sobre estos múltiples problemas. Al apartarse así durante un tiempo de todo contacto activo de la personalidad con sus compañeros terrenales, Jesús, tal como era y en Urantia, se limitó a seguir el procedimiento habitual en los mundos de la morontia siempre que un mortal ascendente se fusiona con la presencia interior del Padre Universal.
136:2.7 (1512.3) Aquel día del bautismo terminó la vida puramente humana de Jesús. El Hijo divino encontró a su Padre, el Padre Universal encontró a su Hijo encarnado y se hablaron.
136:2.8 (1512.4) (Jesús tenía casi treinta y un años y medio cuando fue bautizado. Aunque Lucas dice que fue bautizado en el decimoquinto año del reinado de Tiberio César, que sería el 29 d. C., pues Augusto murió en el 14 d. C., cabe recordar que Tiberio fue coemperador con Augusto durante dos años y medio antes de la muerte de Augusto, y que se había acuñado moneda en su honor en octubre del 11 d. C. El decimoquinto año de su reinado efectivo fue, por lo tanto, ese mismo año 26 d. C., el del bautismo de Jesús. Ese fue también el año en que Poncio Pilatos empezó su mandato como gobernador de Judea.)
136:3.1 (1512.5) Jesús había superado la gran tentación de su otorgamiento como mortal antes de su bautismo cuando pasó seis semanas bajo el rocío del monte Hermón. Allí en el monte Hermón, como mortal del mundo y sin ninguna ayuda, se enfrentó y derrotó a Caligastia, el príncipe de este mundo, el pretendiente a la soberanía de Urantia. Ese memorable día Jesús de Nazaret se convirtió para los anales del universo en el Príncipe Planetario de Urantia. Este Príncipe de Urantia, que tan pronto iba a ser proclamado Soberano supremo de Nebadon, se retiró durante cuarenta días para elaborar los planes y seleccionar el procedimiento que habría de utilizar para proclamar el nuevo reino de Dios en el corazón de los hombres.
136:3.2 (1512.6) Dedicó los cuarenta días posteriores a su bautismo a adaptarse a los cambios de relación con el mundo y con el universo producidos por la personalización de su Ajustador. Durante este aislamiento en las colinas de Perea, decidió el criterio que seguiría y los métodos que emplearía en la etapa nueva y diferente de su vida terrenal que estaba a punto de iniciar.
136:3.3 (1512.7) Jesús no se retiró para ayunar ni para afligir su alma. No era un asceta, y había venido a destruir para siempre todos esos procedimientos de acercarse a Dios. Sus razones para buscar este retiro eran totalmente distintas de las que habían movido a Moisés y a Elías, e incluso a Juan el Bautista. Jesús era entonces plenamente consciente de su relación con el universo hecho por él mismo, y también con el universo de universos supervisado por el Padre del Paraíso, su Padre del cielo. Ahora recordaba perfectamente el encargo de su otorgamiento y las instrucciones de su hermano mayor Emmanuel antes de empezar su encarnación en Urantia. Ahora comprendía con plena claridad todas estas extensas relaciones, y deseaba apartarse durante un tiempo de meditación tranquila para elaborar sus planes y elegir los procedimientos de desarrollar su obra pública en favor de este mundo y de todos los demás mundos de su universo local.
136:3.4 (1513.1) Mientras buscaba un refugio donde instalarse en las colinas, Jesús se encontró con Gabriel, el jefe ejecutivo de su universo, la Radiante Estrella Matutina de Nebadon. Entonces Gabriel restableció su comunicación personal con el Hijo Creador del universo; era su primer encuentro directo desde que Miguel se despidiera de sus compañeros en Salvington cuando fue a Edentia a prepararse para iniciar su otorgamiento en Urantia. Siguiendo las instrucciones de Emmanuel y con la autorización de los Ancianos de los Días de Uversa, Gabriel transmitió a Jesús la información de que su experiencia de otorgamiento en Urantia estaba prácticamente terminada en todo lo relacionado con alcanzar la soberanía perfeccionada de su universo y acabar con la rebelión de Lucifer. Lo primero ocurrió el día de su bautismo, cuando la personalización de su Ajustador demostró la perfección y compleción de su otorgamiento a semejanza de carne mortal, y lo segundo era ya un hecho histórico el día que bajó del monte Hermón para encontrarse con Tiglat, el muchacho que lo asistía. Y ahora Jesús recibía la confirmación procedente de la más alta autoridad del universo local y del superuniverso de que su obra de otorgamiento estaba terminada en cuanto a su estatus personal de soberanía y en todo lo relacionado con la rebelión. Ya había recibido esta garantía directamente del Paraíso en su visión bautismal y en el fenómeno de la personalización del Ajustador del Pensamiento que moraba en su interior.
136:3.5 (1513.2) Durante esta conversación con Gabriel en la montaña, el Padre de la Constelación de Edentia apareció en persona ante Jesús y Gabriel, y dijo: «Ya se han formalizado los trámites. La soberanía del Miguel número 611 121 sobre su universo de Nebadon reside consumada a la diestra del Padre Universal. De parte de tu hermano Emmanuel, el patrocinador de la encarnación en Urantia, te traigo la liberación de tu otorgamiento. A partir de ahora eres libre de dar por terminado tu otorgamiento de encarnación, en cualquier momento y de la manera que elijas, para ascender a la diestra de tu Padre, recibir tu soberanía y asumir el merecido gobierno incondicional de todo Nebadon. También doy fe de que se han completado, por autorización de los Ancianos de los Días, los expedientes del superuniverso que ponen punto final a toda rebelión pecaminosa en tu universo y te otorgan autoridad plena e ilimitada para intervenir en cualquiera de estas sublevaciones en el futuro. Tu obra en Urantia y en la carne de una criatura mortal está oficialmente terminada. Todo lo que hagas de aquí en adelante dependerá de tu propia elección».
136:3.6 (1513.3) Cuando el Altísimo Padre de Edentia se hubo despedido, Jesús tuvo una larga conversación con Gabriel sobre el bienestar del universo, y al enviar sus saludos a Emmanuel, reiteró su promesa de recordar siempre, en la obra que estaba a punto de emprender en Urantia, los consejos que le dio en Salvington antes del otorgamiento.
136:3.7 (1514.1) Durante estos cuarenta días de aislamiento Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se dedicaron a buscar a Jesús y se acercaron muchas veces a su lugar de retiro, pero nunca lo encontraron.
136:4.1 (1514.2) Jesús fue elaborando día a día en las colinas los planes para el resto de su otorgamiento en Urantia. Su primera decisión fue no enseñar al mismo tiempo que Juan. Se propuso esperar en segundo plano hasta que Juan llevara a cabo su labor o acabara en la cárcel. Jesús sabía muy bien que la predicación audaz y poco diplomática de Juan suscitaría enseguida el miedo y la enemistad de los dirigentes civiles. En vista de la precaria situación de Juan, Jesús empezó a planear decididamente su programa de trabajo público en favor de su pueblo y del mundo, en favor de todos los mundos habitados de todo su vasto universo. El otorgamiento como mortal de Miguel fue en Urantia, pero para todos los mundos de Nebadon.
136:4.2 (1514.3) Lo primero que hizo Jesús después de elaborar el plan general de coordinación de su programa con el movimiento de Juan fue repasar mentalmente las instrucciones de Emmanuel. Reflexionó a fondo sobre los consejos que había recibido respecto a sus métodos de trabajo y a la recomendación de no dejar escritos permanentes en el planeta. A partir de entonces Jesús no volvió a escribir sobre nada que no fuera arena. En su siguiente visita a Nazaret, con gran pena de su hermano José, Jesús destruyó todos sus escritos conservados en tablillas en el taller de carpintería o colgados en las paredes de la vieja casa. También reflexionó mucho sobre los consejos de Emmanuel en cuanto a su actitud en materia económica, social y política hacia el mundo tal como lo encontraría.
136:4.3 (1514.4) Jesús no ayunó durante este aislamiento de cuarenta días. El periodo más largo que pasó sin alimentarse fueron sus dos primeros días en las colinas. Estaba tan ensimismado en sus pensamientos que se olvidó por completo de comer, pero al tercer día se ocupó de buscar comida. Tampoco fue tentado durante este tiempo por espíritus malignos ni por personalidades rebeldes de este mundo ni de cualquier otro mundo.
136:4.4 (1514.5) Durante estos cuarenta días se produjo la reunión definitiva entre su mente humana y su mente divina, o mejor dicho, el primer acto real de funcionamiento de estas dos mentes como una sola. Los resultados de esta memorable temporada de meditación demostraron de forma concluyente que la mente divina se había impuesto espiritualmente de forma triunfal sobre el intelecto humano. A partir de entonces la mente del hombre se convirtió en la mente de Dios, y aunque la yoidad de la mente del hombre estaba presente en todo momento, esta mente humana espiritualizada decía siempre: «Que no se haga mi voluntad sino la tuya».
136:4.5 (1514.6) Los acontecimientos de este periodo memorable no fueron las visiones fantásticas de una mente hambrienta y debilitada, ni tampoco los confusos y pueriles simbolismos documentados más tarde como las «tentaciones de Jesús en el desierto». Fue más bien una temporada dedicada a reflexionar sobre toda la carrera intensa y variada del otorgamiento en Urantia y a planear cuidadosamente su ministerio posterior para servir a este mundo de la mejor manera y contribuir al mismo tiempo al mejoramiento de todas las demás esferas aisladas por rebelión. Jesús analizó todo el lapso de la vida humana en Urantia desde los días de Andon y Fonta, pasando por la falta de Adán, hasta el ministerio del Melquisedec de Salem.
136:4.6 (1514.7) Gabriel había recordado a Jesús que podía manifestarse al mundo de dos maneras en caso de que eligiera quedarse algún tiempo en Urantia, y también se le explicó claramente que lo que decidiera en este sentido no afectaría en nada a su soberanía en el universo ni al final de la rebelión de Lucifer. Las dos maneras de servir al mundo eran las siguientes:
136:4.7 (1515.1) 1. Su propia manera: la manera que pudiera parecerle más agradable y provechosa desde el punto de vista de las necesidades inmediatas de este mundo y de la edificación presente de su propio universo.
136:4.8 (1515.2) 2. La manera del Padre: la ejemplificación de un ideal clarividente de la vida de las criaturas tal como es visto por las altas personalidades de la administración paradisiaca del universo de universos.
136:4.9 (1515.3) Y así se mostró a Jesús que podía orientar de dos maneras el resto de su vida en la tierra. Las dos opciones tenían puntos a su favor a la luz de la situación inmediata. El Hijo del Hombre sabía muy bien que su elección entre estas dos líneas de conducta no afectaría en nada al logro de la soberanía de su universo, pues ya constaba como asunto cerrado y sellado en los archivos del universo de universos, solo pendiente de que la solicitara en persona. Por otra parte, Jesús fue informado de que su hermano paradisiaco Emmanuel vería con muy buenos ojos que él, Jesús, tomara la decisión de finalizar su carrera de encarnación en la tierra tan noblemente como la había empezado: sometido siempre a la voluntad del Padre. Al tercer día de su aislamiento Jesús se prometió que volvería al mundo a finalizar su carrera en la tierra y que siempre que tuviera que decidir entre las dos opciones elegiría la voluntad del Padre. Durante el resto de su vida en la tierra fue fiel a esta resolución; incluso hasta el amargo final, subordinó invariablemente su voluntad soberana a la de su Padre celestial.
136:4.10 (1515.4) Los cuarenta días en el desierto montañoso no fueron un periodo de grandes tentaciones, sino más bien el periodo de las grandes decisiones del Maestro. Durante esos días de comunión solitaria consigo mismo y con la presencia directa de su Padre —el Ajustador Personalizado (pues ya no tenía una guardiana seráfica personal) — llegó, una a una, a las grandes decisiones que habían de dirigir sus criterios y su conducta durante el resto de su carrera en la tierra. Este periodo de aislamiento se asoció posteriormente a la tradición de una gran tentación porque se confundió con relatos fragmentarios de las luchas en el monte Hermón, y además porque la costumbre establecía que todos los grandes profetas y líderes humanos se recogieran en supuestos periodos de ayuno y oración antes de iniciar su carrera pública. Cuando se enfrentaba a decisiones nuevas o importantes, Jesús acostumbraba siempre a retirarse para comulgar con su propio espíritu y buscar así conocer la voluntad de Dios.
136:4.11 (1515.5) En todos sus proyectos para el resto de su vida en la tierra, el corazón humano de Jesús estuvo siempre dividido entre dos líneas de conducta opuestas:
136:4.12 (1515.6) 1. Su intenso deseo de conseguir que su pueblo —y el mundo entero— creyera en él y aceptara su nuevo reino espiritual. Y conocía muy bien las ideas de sus compatriotas respecto al Mesías venidero.
136:4.13 (1515.7) 2. Vivir y obrar como sabía que su Padre aprobaría, llevar a cabo su trabajo en favor de otros mundos necesitados y, al establecer el reino, seguir revelando al Padre y mostrando al mundo su divino carácter de amor.
136:4.14 (1515.8) Durante estos días memorables Jesús vivió en una antigua caverna rocosa, un refugio en la ladera de las colinas cercano a una aldea llamada en otro tiempo Beit Adis. Bebía el agua del pequeño manantial que brotaba en la ladera de la colina cercana a su refugio en la roca.
136:5.1 (1516.1) Al tercer día de empezar este encuentro consigo mismo y con su Ajustador Personalizado, Jesús recibió una visión de todas las huestes celestiales de Nebadon enviada por sus jefes para ponerse a las órdenes de su amado Soberano. Este poderoso ejército constaba de doce legiones de serafines y un número proporcional de todos los órdenes de inteligencias del universo. La primera gran decisión de Jesús en su retiro consistió en determinar si incluiría o no a estas poderosas personalidades en el próximo programa de su obra pública en Urantia.
136:5.2 (1516.2) Jesús decidió que no utilizaría ni a una sola personalidad de este inmenso contingente a menos que fuera evidente que esa era la voluntad de su Padre. A pesar de esta decisión de orden general, este gran ejército permaneció con él durante el resto de su vida en la tierra, dispuesto siempre a cumplir la menor expresión de la voluntad de su Soberano. Aunque Jesús no siempre podía ver con sus ojos humanos a estas personalidades asistentes, su Ajustador Personalizado asociado las veía constantemente y podía comunicarse con todas ellas.
136:5.3 (1516.3) Antes de bajar de sus cuarenta días de retiro en las colinas, Jesús puso a su Ajustador recientemente personalizado al mando directo de esta hueste asistente de personalidades del universo, y durante más de cuatro años del tiempo de Urantia, estas personalidades seleccionadas de todas las divisiones de inteligencias del universo actuaron de forma respetuosa y obediente bajo la sabia orientación de este excelso y experimentado Monitor de Misterio Personalizado. Al asumir el mando de este poderoso contingente, el Ajustador, que había sido parte y esencia del Padre del Paraíso, aseguró a Jesús que en ningún caso se permitiría a estos agentes sobrehumanos intervenir o manifestarse en pro de su carrera en la tierra o en relación con ella a menos que el Padre lo deseara expresamente. Así, mediante una única gran decisión, Jesús se privó voluntariamente de toda cooperación sobrehumana en todos los asuntos relacionados con el resto de su carrera como mortal, a menos que el Padre eligiera por su propia iniciativa participar en algún acto o episodio de la actuación del Hijo en la tierra.
136:5.4 (1516.4) Al aceptar el mando de las huestes del universo al servicio de Cristo Miguel, el Ajustador Personalizado insistió en explicar a Jesús que, aunque este colectivo de criaturas del universo podía estar limitado en sus actividades en el espacio por la autoridad delegada de su Creador, esas restricciones no tendrían efecto en cuanto a las funciones de esas criaturas en el tiempo. El motivo de esta limitación es que los Ajustadores, una vez personalizados, son seres sin tiempo. Por eso Jesús fue advertido de que el control del Ajustador sobre todas las inteligencias vivas situadas bajo su mando sería completo y perfecto en todo lo relacionado con el espacio, pero no se podrían imponer unas restricciones tan perfectas en cuanto al tiempo. El Ajustador le dijo: «Tal como has ordenado, impediré que este ejército asistente de inteligencias del universo intervenga en cualquier cuestión relacionada con tu carrera en la tierra, excepto en aquellos casos en que el Padre del Paraíso me ordene que deje actuar a estos agentes para que pueda cumplirse su voluntad divina, tal como tú hayas elegido. La misma excepción se aplicará a los supuestos en que tu voluntad humano-divina se proponga alguna elección o acción que solo suponga desviaciones del orden natural de la tierra en cuanto al tiempo. En todo ese tipo de acontecimientos yo soy impotente, y tus criaturas reunidas aquí en perfección y unidad de poder son igualmente impotentes. Si tus naturalezas unidas manifiestan alguna vez tales deseos, esos mandatos tuyos serán ejecutados en el acto. En todos esos casos, tu deseo constituirá una abreviación del tiempo, y la cosa proyectada existirá. Esto constituye la máxima limitación que se puede imponer a tu soberanía potencial bajo mi mando. En mi autoconsciencia el tiempo no existe, y por lo tanto no puedo limitar a tus criaturas en nada relacionado con él».
136:5.5 (1517.1) Así fue informado Jesús de cómo se desarrollaría su decisión de seguir viviendo como un hombre entre los hombres. Mediante una sola decisión, había excluido de participar en su próximo ministerio público a todas sus huestes asistentes de inteligencias del universo excepto en los asuntos relacionados exclusivamente con el tiempo. Por lo tanto, cualquier posible manifestación sobrenatural o supuestamente sobrehumana que acompañara al ministerio de Jesús correspondería única y exclusivamente a la eliminación del tiempo, a menos que el Padre del cielo ordenara expresamente lo contrario. Ningún milagro, ministerio de misericordia o cualquier otro posible acontecimiento que ocurriera con relación al resto de la obra de Jesús en la tierra podría tener la naturaleza o el carácter de un acto que trascendiera las leyes naturales establecidas que rigen normalmente los asuntos del hombre en su vida en Urantia, excepto en esta cuestión expresamente mencionada del tiempo. Por supuesto, no se pueden poner límites a las manifestaciones de «la voluntad del Padre». La eliminación del tiempo en cuanto a los deseos expresos de este Soberano potencial de un universo solo se podría evitar mediante un acto directo y explícito de la voluntad de este hombre-Dios a efectos de que el tiempo relacionado con ese acto o acontecimiento concreto no fuera acortado o eliminado. Para impedir la aparición de aparentes milagros del tiempo era necesario que Jesús fuera siempre consciente del tiempo. Cualquier lapsus de su consciencia del tiempo en conexión con un deseo concreto equivalía a hacer efectiva la cosa concebida en la mente de este Hijo Creador, y ello sin intervención del tiempo.
136:5.6 (1517.2) A través del control supervisor de su Ajustador Personalizado y asociado, Miguel podía limitar perfectamente sus actividades personales en la tierra en cuanto al espacio, pero el Hijo del Hombre no tenía la posibilidad de limitar del mismo modo su nuevo estatus en la tierra como Soberano potencial de Nebadon en cuanto al tiempo. Este era el estatus real de Jesús de Nazaret cuando emprendió su ministerio público en Urantia.
136:6.1 (1517.3) Habiendo fijado su línea de conducta respecto a todas las personalidades de todas las clases de inteligencias creadas por él, en la medida en que esto era determinable dado el potencial inherente a su nuevo estatus de divinidad, Jesús dirigió sus pensamientos hacia sí mismo. ¿Qué haría él, el creador ya plenamente autoconsciente de todas las cosas y seres existentes en este universo, con estas prerrogativas de creador en las situaciones recurrentes de la vida que tendría que afrontar en cuanto volviera a Galilea para reanudar su obra entre los hombres? De hecho allí mismo, en esas colinas solitarias, ya se le había presentado con premura este problema a la hora de conseguir comida. Al tercer día de solitaria meditación su cuerpo humano sintió hambre. ¿Debía ir en busca de comida como haría cualquier hombre o simplemente utilizar sus poderes creadores normales para proveerse allí mismo del alimento corporal adecuado? Esta gran decisión del Maestro os ha sido descrita como una tentación, como el reto por parte de supuestos enemigos de «ordenar que estas piedras se conviertan en panes».
136:6.2 (1518.1) Jesús se fijó entonces otra línea de conducta sistemática para el resto de sus labores en la tierra. En cuanto a sus necesidades personales e incluso en sus relaciones con otras personalidades en general, eligió deliberadamente el camino de la existencia terrenal normal y descartó definitivamente trascender, vulnerar o ultrajar con su conducta las leyes naturales establecidas por él mismo. Lo que no pudo prometerse a sí mismo, tal como le había advertido su Ajustador Personalizado, es que esas leyes naturales no pudieran ser considerablemente aceleradas en ciertas circunstancias concebibles. Jesús decidió, en principio, organizar y ejecutar el trabajo de su vida conforme a la ley natural y en armonía con la organización social existente. Y así, el Maestro eligió un programa de vida que entrañaba una decisión en contra de milagros y prodigios. Se decidió una vez más en favor de «la voluntad del Padre» y puso una vez más todas las cosas en manos de su Padre del Paraíso.
136:6.3 (1518.2) La naturaleza humana de Jesús le dictaba que su primer deber era preservarse a sí mismo; esta es la actitud normal del hombre natural en los mundos del tiempo y el espacio, y por consiguiente la reacción legítima de un mortal de Urantia. Pero el interés de Jesús no se limitaba a este mundo y sus criaturas. Estaba viviendo una vida destinada a instruir e inspirar a las múltiples criaturas de un extenso universo.
136:6.4 (1518.3) Antes de su iluminación bautismal había vivido perfectamente sumiso a la voluntad y la orientación de su Padre celestial. Tomó la firme decisión de proseguir su vida mortal con la misma dependencia implícita de la voluntad del Padre. Adoptó una línea de conducta antinatural cuando decidió no intentar preservarse, y mantuvo su negativa a defenderse. Formuló sus conclusiones con estas palabras de las Escrituras tan familiares para su mente humana: «No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios». Al llegar a esta conclusión respecto a las apetencias de la naturaleza física que se expresan como hambre, el Hijo del Hombre adoptaba su postura definitiva respecto a todas las demás exigencias de la carne y los impulsos naturales de la naturaleza humana.
136:6.5 (1518.4) Podría tal vez utilizar su poder sobrehumano para ayudar a otros, pero nunca en beneficio propio. Y se mantuvo fiel a esta línea de conducta hasta el fin, cuando se burlaban de él diciendo: «A otros salvó, a sí mismo no puede salvarse»... porque no quiso.
136:6.6 (1518.5) Los judíos esperaban a un Mesías que había de hacer maravillas aún más grandes que las de Moisés, de quien se decía que había hecho manar agua de la roca en un lugar árido y había alimentado a sus antepasados con maná en el desierto. Jesús conocía la clase de Mesías que esperaban sus compatriotas y poseía todas las prerrogativas y poderes necesarios para estar a la altura de sus más altas expectativas, pero desestimó este magnífico programa de poder y de gloria. Para Jesús, el esperado programa milagroso sería un retroceso a los viejos tiempos de la magia ignorante y las prácticas degradadas de los curanderos salvajes. Podría avenirse a acelerar las leyes naturales para la salvación de sus criaturas, pero en ningún caso trascendería sus propias leyes ni para su propio beneficio ni para impresionar a sus semejantes. Y esta decisión del Maestro fue definitiva.
136:6.7 (1518.6) Jesús se lamentaba por su pueblo; comprendía perfectamente cómo habían sido conducidos a esperar a un Mesías venidero en cuyo tiempo «la tierra dará diez mil veces más frutos, y una vid tendrá mil ramas, y cada rama producirá mil racimos, y cada racimo producirá mil uvas y cada uva producirá un galón de vino». Los judíos creían que el Mesías había de inaugurar una era de milagrosa abundancia. Los hebreos se habían alimentado durante mucho tiempo de tradiciones de milagros y leyendas de prodigios.
136:6.8 (1519.1) Él no era un Mesías que venía a multiplicar el pan y el vino. No venía a atender solo a las necesidades temporales. Venía a hacer la revelación de su Padre del cielo a sus hijos de la tierra mientras intentaba que estos hijos de la tierra se unieran a él en un esfuerzo sincero por vivir conforme a la voluntad del Padre del cielo.
136:6.9 (1519.2) Con esta decisión Jesús de Nazaret mostraba a los espectadores de todo un universo la locura y el pecado que supone prostituir los talentos divinos y las aptitudes dadas por Dios para el engrandecimiento personal o para obtener ventajas y glorificaciones puramente egoístas. Este fue el pecado de Lucifer y de Caligastia.
136:6.10 (1519.3) Esta gran decisión de Jesús ilustra de forma espectacular la verdad de que la satisfacción egoísta y la gratificación sensual por sí solas son incapaces de proporcionar felicidad a los seres humanos en su evolución. Hay valores más altos en la existencia mortal —la maestría intelectual y el logro espiritual— que van mucho más allá de la gratificación necesaria de los apetitos y de las exigencias puramente físicas del hombre. La dotación natural de talento y aptitudes del hombre debería dedicarse principalmente a desarrollar y ennoblecer sus poderes superiores de la mente y el espíritu.
136:6.11 (1519.4) Jesús reveló así a las criaturas de su universo el camino nuevo y mejor, los valores morales superiores del vivir y las satisfacciones espirituales más profundas de la existencia humana evolutiva en los mundos del espacio.
136:7.1 (1519.5) Habiendo decidido sobre todo lo relacionado con la alimentación y las necesidades físicas de su cuerpo material, el cuidado de su propia salud y la de sus compañeros, quedaban otros problemas por resolver. ¿Cómo había de comportarse en caso de peligro personal? Decidió velar de forma normal por su propia seguridad humana y tomar precauciones razonables para evitar una terminación prematura de su carrera en la carne, pero prescindir de toda intervención sobrehumana cuando llegara el momento crítico de su vida en la carne. Jesús tomó esta decisión sentado a la sombra de un árbol en la cornisa sobresaliente de una roca y ante un precipicio. Era perfectamente consciente de que podía lanzarse al vacío desde esa cornisa sin sufrir daño alguno siempre y cuando revocara su primera gran decisión de prescindir de la intervención de sus inteligencias celestiales durante la ejecución de la obra de su vida en Urantia, y siempre y cuando anulara su segunda decisión respecto a su propia preservación.
136:7.2 (1519.6) Jesús sabía que sus compatriotas esperaban a un Mesías que estuviera por encima de la ley natural. Le habían enseñado muy bien el pasaje de la Escritura que dice: «No te sucederá ningún mal, ni plaga se acercará a tu morada. Pues ordenará a sus ángeles que se hagan cargo de ti, que te guarden en todos tus caminos. En sus manos te llevarán para que tu pie no tropiece en piedra». ¿Estaría justificado semejante atrevimiento, semejante desafío a las leyes de la gravedad de su Padre, para protegerse de un posible daño o quizás para ganarse la confianza de su pueblo mal instruido y desorientado? Pero este proceder, por muy gratificante que fuera para los judíos en busca de signos, no sería una revelación de su Padre sino más bien un juego cuestionable con las leyes establecidas en el universo de universos.
136:7.3 (1519.7) Si comprendéis todo esto y sabéis que el Maestro se negó siempre a ir en contra de las leyes de la naturaleza establecidas por él en todo lo referente a su conducta personal, tendréis la certeza de que nunca caminó sobre el agua ni atentó de ningún otro modo contra su orden material de administración del mundo. Por supuesto, sin perder nunca de vista que no se había encontrado aún la forma de poder liberarlo por completo de la falta de control sobre el elemento tiempo en conexión con los asuntos puestos bajo la jurisdicción del Ajustador Personalizado.
136:7.4 (1520.1) Jesús fue leal a esta decisión durante toda su vida en la tierra. Incluso cuando los fariseos se burlaban de él pidiéndole un signo o los espectadores del Calvario lo retaban a bajar de la cruz, él se atuvo firmemente a la decisión que había tomado en la ladera de la montaña.
136:8.1 (1520.2) El siguiente gran problema que tuvo que afrontar este hombre-Dios, y que resolvió enseguida según la voluntad del Padre del cielo, era si debía o no emplear alguno de sus poderes sobrehumanos para atraer la atención y conseguir la adhesión de sus semejantes. ¿Debía acceder de alguna manera a utilizar sus poderes en el universo para satisfacer el ansia de los judíos por lo espectacular y lo maravilloso? Decidió que no lo haría, prescindió de este tipo de prácticas como método de dar a conocer su misión a los hombres y siempre fue consecuente con esta importante decisión. Incluso en las numerosas ocasiones en las que permitió un acortamiento del tiempo para impartir su misericordia, recomendaba casi invariablemente a las personas sanadas por él que no contaran a nadie los beneficios que habían recibido. Y siempre rechazó el desafío sarcástico de sus enemigos cuando le exigían «muéstranos un signo» como prueba y demostración de su divinidad.
136:8.2 (1520.3) Jesús consideraba con mucha razón que los milagros y prodigios solo conseguirían impresionar a la mente material y provocar una lealtad aparente, pero que este tipo de actuaciones nunca podría revelar a Dios ni salvar a los hombres. Se negó a convertirse en un mero hacedor de prodigios. Resolvió ocuparse de una sola tarea: el establecimiento del reino de los cielos.
136:8.3 (1520.4) Durante todo este importantísimo diálogo de Jesús en comunión consigo mismo, estuvo presente el elemento humano con sus interrogantes no exentas de dudas, pues Jesús era hombre además de Dios. Era evidente que no sería recibido nunca como Mesías por los judíos si no obraba prodigios. Por otro lado, si consentía en hacer una sola cosa no natural, la mente humana sabría con certeza que era por subordinación a una mente verdaderamente divina. ¿Sería consecuente con «la voluntad del Padre» que la mente divina hiciera esta concesión a la naturaleza dubitativa de la mente humana? Jesús decidió que no lo sería y citó la presencia del Ajustador Personalizado como prueba suficiente de divinidad asociada con humanidad.
136:8.4 (1520.5) Jesús había viajado mucho; recordaba Roma, Alejandría y Damasco. Conocía los métodos del mundo; sabía que la gente conseguía sus objetivos en la política y en los negocios mediante la diplomacia y las concesiones. ¿Utilizaría estos conocimientos para promover su misión en la tierra? ¡No! Decidió oponerse también a cualquier concesión a la sabiduría del mundo y al poder de la riqueza para establecer el reino. Eligió una vez más depender exclusivamente de la voluntad del Padre.
136:8.5 (1520.6) Jesús era plenamente consciente de las posibilidades que le daban sus poderes de emplear atajos. Hubiera podido atraer inmediatamente la atención de la nación y del mundo entero sobre sí mismo de muchas maneras. Pronto se celebraría la Pascua en Jerusalén y la ciudad estaría atestada de visitantes. Podía subir al pináculo del templo y pasmar a la multitud caminando por el aire; ese era el tipo de Mesías que estaban esperando. Pero luego los desilusionaría, puesto que no había venido a restablecer el trono de David. Además conocía la futilidad del método de Caligastia de intentar adelantarse a la manera natural, lenta y segura de llevar a cabo el propósito divino. Y una vez más, el Hijo del Hombre se inclinó obedientemente ante la manera del Padre, ante la voluntad del Padre.
136:8.6 (1521.1) Jesús eligió establecer el reino de los cielos en los corazones de la humanidad por métodos naturales, ordinarios, dificultosos y duros, los mismos procedimientos que sus hijos de la tierra tendrían que emplear posteriormente en su tarea de ampliar y extender este reino celestial. Pues bien sabía el Hijo del Hombre que «muchos hijos de todos los tiempos entrarían en el reino a través de gran tribulación». Jesús estaba pasando en ese momento por la gran prueba del hombre civilizado: tener poder y negarse rotundamente a utilizarlo para propósitos puramente egoístas o personales.
136:8.7 (1521.2) Cuando se considera la vida y la experiencia del Hijo del Hombre, se debe tener siempre en cuenta que el Hijo de Dios se encarnó en la mente de un ser humano del siglo primero, y no en la mente de un mortal del siglo veinte ni de otro siglo. Con esto queremos transmitir la idea de que Jesús había adquirido sus dotes humanas de forma natural. Jesús era el resultado de los factores hereditarios y ambientales de su tiempo sumados a la influencia de su educación y formación. Su humanidad era auténtica, natural, proveniente por completo de los antecedentes del estatus intelectual y de las condiciones económicas y sociales de su época y generación, y fomentada por ellos. Es cierto que en la experiencia de este hombre-Dios existía siempre la posibilidad de que la mente divina trascendiera al intelecto humano, y sin embargo, siempre que funcionaba su mente humana, actuaba como lo haría una verdadera mente de mortal en las condiciones del entorno humano de aquel tiempo.
136:8.8 (1521.3) Jesús demostró ante todos los mundos de su vasto universo el sinsentido de crear situaciones artificiales caracterizadas por manifestaciones de autoridad arbitraria o poderes excepcionales con el propósito de realzar los valores morales o acelerar el progreso espiritual. Jesús decidió que durante su misión en la tierra no se repetiría la decepción del reinado de los Macabeos. Se negó a prostituir sus atributos divinos para adquirir una popularidad no ganada u obtener prestigio político. No toleraría que se transmutara la energía creativa y divina en poder nacional ni en prestigio internacional. Jesús de Nazaret se negó a contemporizar con el mal, y mucho menos a tener trato con el pecado. El Maestro puso triunfalmente la lealtad a la voluntad de su Padre por encima de todas las demás consideraciones terrenales y temporales.
136:9.1 (1521.4) Después de fijar los criterios a seguir en cuanto a sus relaciones individuales con la ley natural y con el poder espiritual, dirigió su atención hacia los métodos que emplearía para proclamar y establecer el reino de Dios. Juan ya había empezado este trabajo. ¿Cómo podría Jesús seguir transmitiendo el mensaje? ¿Cómo debía asumir la misión de Juan? ¿Cómo debía organizar a sus seguidores para que su esfuerzo fuera eficaz y su cooperación inteligente? Jesús estaba llegando a la decisión final que le impediría seguir considerándose el Mesías judío, al menos tal como se concebía popularmente al Mesías en aquellos días.
136:9.2 (1522.1) Los judíos imaginaban a un libertador que llegaría investido de poder milagroso para derribar a los enemigos de Israel y establecer a los judíos, liberados de la pobreza y la opresión, como dirigentes del mundo. Jesús sabía que esta esperanza nunca se haría realidad. Sabía que el reino de los cielos consistía en derrocar el mal dentro del corazón de los hombres y que era un asunto de orden puramente espiritual. Llegó a plantearse la conveniencia de inaugurar el reino espiritual con un despliegue deslumbrante de poder —cosa enteramente permisible y dentro de las competencias de Miguel— pero descartó la idea por completo. No quería contemporizar con las técnicas revolucionarias de Caligastia. Había ganado potencialmente el mundo sometiéndose a la voluntad del Padre y se propuso finalizar su obra como la había empezado, y como Hijo del Hombre.
136:9.3 (1522.2) ¡No podéis imaginar lo que habría ocurrido en Urantia si este hombre-Dios potencialmente investido de todo el poder del cielo y de la tierra hubiera decidido en algún momento desplegar el estandarte de su soberanía, formar sus batallones hacedores de maravillas en orden de batalla! Pero él se negó a hacer concesiones. Se negó a servir al mal para que no pudiera relacionarse de ningún modo con la adoración a Dios. Se atuvo a la voluntad del Padre y proclamó a un universo que lo observaba: «Adoraréis al Señor vuestro Dios y a él solo serviréis».
136:9.4 (1522.3) A medida que pasaban los días Jesús veía cada vez con mayor claridad cuál iba a ser su forma de revelar la verdad. Percibía que el camino de Dios no iba a ser un camino fácil. Empezó a darse cuenta de que el cáliz del resto de su experiencia humana podría ser amargo, pero decidió beberlo.
136:9.5 (1522.4) Incluso su mente humana está diciendo adiós al trono de David. Paso a paso, esta mente humana sigue la senda de lo divino. La mente humana aún hace preguntas, pero acepta indefectiblemente las respuestas divinas como resoluciones finales de esta existencia conjunta de vivir en el mundo como hombre dedicado siempre y sin reservas a cumplir la voluntad eterna y divina del Padre.
136:9.6 (1522.5) Roma era la señora del mundo occidental. En ese momento de aislamiento y toma de decisiones trascendentales, el Hijo del Hombre, con las huestes del cielo a sus órdenes, representaba la última oportunidad de los judíos de lograr el dominio del mundo. Sin embargo, este judío de nacimiento tan inmensamente sabio y poderoso no quiso utilizar sus dotaciones del universo ni para su propio engrandecimiento ni para entronizar a su pueblo. Veía, por así decirlo, «los reinos de este mundo» y tenía poder para adueñarse de ellos. Los Altísimos de Edentia habían renunciado a estos poderes al ponerlos en sus manos, pero él no los quería. Los reinos de la tierra eran cosas mezquinas, indignas del interés del Creador y Regidor de un universo. Su único objetivo era la nueva revelación de Dios al hombre, el establecimiento del reino, el imperio del Padre celestial en los corazones de la humanidad.
136:9.7 (1522.6) Todo lo relacionado con batallas, contiendas y matanzas repugnaba a Jesús; no quería nada de eso. Aparecería en la tierra como el Príncipe de la Paz para revelar a un Dios de amor. Antes de su bautismo había vuelto a rechazar otra propuesta de los zelotes de encabezar su rebelión contra los opresores romanos, y había llegado el momento de tomar su decisión definitiva respecto a ciertos pasajes de las Escrituras que su madre le había enseñado similares a este: «El Señor me dijo: ‘Mi Hijo eres tú; yo te he engendrado hoy. Pídeme y te daré como heredad a los gentiles, y por posesión tuya los confines de la tierra. Tú los quebrantarás con vara de hierro; los desmenuzarás como vaso de alfarero’».
136:9.8 (1522.7) Jesús de Nazaret llegó a la conclusión de que estas declaraciones no se referían a él. Por fin la mente humana del Hijo del Hombre barrió por completo todas las dificultades y contradicciones mesiánicas —las Escrituras hebreas, la formación recibida de sus padres, las enseñanzas del jazán, las expectativas judías, los ambiciosos anhelos humanos— y estableció su línea de conducta definitiva. Volvería a Galilea para empezar tranquilamente a proclamar el reino, y confiaría en su Padre (el Ajustador Personalizado) para elaborar los detalles del día a día.
136:9.9 (1523.1) Con estas decisiones Jesús estableció un valioso ejemplo para todas las personas de todos los mundos de todo un vasto universo cuando no quiso utilizar pruebas materiales para demostrar problemas espirituales ni tuvo la arrogancia de desafiar las leyes naturales. Y fue un ejemplo inspirador de nobleza moral y lealtad al universo cuando se negó a adueñarse del poder temporal como preludio de la gloria espiritual.
136:9.10 (1523.2) Si el Hijo del Hombre tenía alguna duda sobre la naturaleza de su misión cuando subió a las colinas tras su bautismo, no le quedaba ninguna cuando volvió a relacionarse con la gente después de aquellos cuarenta días de aislamiento y toma de decisiones.
136:9.11 (1523.3) Jesús ya tiene su programa para establecer el reino del Padre. No atenderá a la satisfacción física de la gente. No distribuirá pan a las multitudes como ha visto hacer recientemente en Roma. No atraerá la atención hacia sí mismo obrando prodigios, a pesar de saber que eso es precisamente lo que esperan los judíos de su libertador. Tampoco hará ninguna exhibición de autoridad política o poder temporal para intentar conseguir la aceptación de un mensaje espiritual.
136:9.12 (1523.4) Al rechazar los métodos que engrandecerían el reino esperado a ojos de los judíos, Jesús estaba convencido de que estos mismos judíos acabarían rechazando terminantemente todas sus reivindicaciones de autoridad y divinidad. Sabiendo todo esto, Jesús intentó impedir durante mucho tiempo que sus primeros seguidores se refirieran a él como el Mesías.
136:9.13 (1523.5) Durante todo su ministerio público tuvo que afrontar tres situaciones recurrentes: el clamor de los hambrientos, la insistencia en los milagros y el empeño final de sus seguidores por coronarlo rey. Pero Jesús no se apartó nunca de las decisiones que había tomado durante sus días de aislamiento en las colinas de Perea.
136:10.1 (1523.6) El último día de este memorable aislamiento, antes de empezar a bajar de la montaña para reunirse con Juan y sus discípulos, el Hijo del Hombre tomó su decisión final y se la comunicó al Ajustador Personalizado con estas palabras: «En todas las demás cuestiones, igual que en estas decisiones ya establecidas, me comprometo contigo a someterme a la voluntad de mi Padre». Dicho esto bajó de la montaña, y su rostro resplandecía con la gloria de la victoria espiritual y el éxito moral.
El libro de Urantia
Documento 137
137:0.1 (1524.1) EL SÁBADO 23 de febrero del año 26 d. C. Jesús bajó de las colinas por la mañana temprano para volver a reunirse con el grupo de Juan que acampaba en Pella. Durante todo ese día Jesús se mezcló con la multitud. Atendió a un muchacho que se había lesionado en una caída y lo llevó a aldea vecina de Pella para entregárselo a sus padres.
137:1.1 (1524.2) Ese sabbat dos discípulos destacados de Juan pasaron mucho tiempo con Jesús. De todos los seguidores de Juan el más profundamente impresionado por Jesús era un tal Andrés, que lo acompañó a Pella con el chico lesionado y al volver hacia el campamento de Juan le hizo muchas preguntas. Poco antes de llegar a su destino se pararon a hablar un momento, y entonces Andrés le dijo: «Te llevo observando desde que viniste a Cafarnaúm y estoy convencido de que eres el nuevo maestro. Aunque no comprendo todas tus enseñanzas, estoy totalmente decidido a seguirte; quisiera sentarme a tus pies para aprender toda la verdad sobre el nuevo reino». Jesús recibió cordialmente a Andrés como el primero de sus apóstoles, el primero de los doce hombres que se unirían a su obra de establecer el nuevo reino de Dios en el corazón de los hombres.
137:1.2 (1524.3) Andrés había observado en silencio la obra de Juan y creía sinceramente en ella. Tenía un hermano muy capaz y entusiasta llamado Simón que era uno de los discípulos más destacados de Juan. De hecho, Simón era uno de los principales partidarios de Juan.
137:1.3 (1524.4) En cuanto Jesús y Andrés llegaron al campamento, Andrés fue en busca de su hermano y le contó en privado que estaba convencido de que Jesús era el gran maestro y que se había comprometido a ser su discípulo. Siguió explicándole que Jesús había aceptado su ofrecimiento de trabajar con él y le propuso que fuera él también a unirse a Jesús al servicio del nuevo reino. Simón le dijo: «Llevo pensando que este hombre ha sido enviado por Dios desde que vino a trabajar al taller de Zebedeo, pero ¿qué hacemos con Juan? ¿Hemos de abandonarlo? ¿Sería correcto?». Entonces decidieron ir directamente a hablar de ello con Juan. Juan se entristeció ante la idea de perder a dos de sus consejeros y discípulos más capaces y prometedores pero respondió diciendo valerosamente: «Esto no es más que el principio; mi obra terminará enseguida y todos nos convertiremos en sus discípulos». Entonces Andrés hizo señas a Jesús de que se apartaran a hablar y le anunció que su hermano quería unirse al servicio del nuevo reino. Al recibir a Simón como su segundo apóstol, Jesús le dijo: «Simón, tu entusiasmo es muy loable pero peligroso para el trabajo del reino. Te recomiendo que midas mejor tus palabras. Quisiera cambiar tu nombre por el de Pedro».
137:1.4 (1525.1) Los padres del muchacho lesionado habían rogado a Jesús que pasara la noche con ellos en su casa de Pella, que se considerara como en su propia casa. Jesús se lo había prometido, y al despedirse de Andrés y de su hermano les dijo: «Mañana temprano iremos a Galilea».
137:1.5 (1525.2) Cuando Jesús se hubo marchado a Pella a pasar la noche Andrés y Simón se quedaron hablando sobre la naturaleza de su servicio en el establecimiento del reino venidero. Entonces aparecieron Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, que volvían de su larga e inútil búsqueda de Jesús en las colinas. Al oír a Simón Pedro decir que él y su hermano Andrés se habían convertido en los primeros consejeros aceptados del nuevo reino y que saldrían al día siguiente con su nuevo Maestro hacia Galilea, Santiago y Juan se entristecieron. Conocían y amaban a Jesús desde hacía tiempo, y ahora, después de pasar muchos días buscándolo por las colinas, se enteraban de que otros habían sido elegidos antes que ellos. Averiguaron dónde estaba pasando la noche Jesús y allá fueron rápidamente.
137:1.6 (1525.3) Jesús dormía cuando llegaron a su habitación, pero lo despertaron diciendo: «Mientras te buscábamos por las colinas, ¿por qué has preferido a otros antes que a nosotros, que hemos vivido tanto tiempo contigo, y has elegido a Andrés y a Simón como tus primeros compañeros para el nuevo reino?». Jesús les respondió: «Serenad vuestros corazones y preguntaos: ‘¿quién os mandó que buscárais al Hijo del Hombre mientras se ocupaba de los asuntos de su Padre?’». Cuando le hubieron contado los detalles de su larga búsqueda por las colinas, Jesús añadió: «Deberíais aprender a buscar el secreto del nuevo reino en vuestro corazón y no en las colinas. Lo que buscabais ya estaba presente en vuestra alma. Sois en verdad mis hermanos y no necesitabais que yo os recibiera porque ya erais del reino. Levantad el ánimo y preparaos a venir también con nosotros mañana a Galilea». Entonces Juan se atrevió a preguntar: «Pero, Maestro, ¿seremos Santiago y yo tus compañeros en el nuevo reino igual que Andrés y Simón?». Y Jesús, poniendo una mano en el hombro de cada uno, respondió: «Hermanos, ya estabais conmigo en el espíritu del reino antes de que estos otros pidieran ser recibidos. Vosotros, hermanos, no necesitáis pedir entrar en el reino porque habéis estado conmigo en el reino desde el principio. Puede que otros tengan precedencia sobre vosotros ante los hombres, pero en mi corazón yo contaba con vosotros para los consejos del reino incluso antes de que se os ocurriera pedírmelo. Y aun así, podríais haber sido los primeros ante los hombres si no os hubierais ausentado para dedicaros, con buena intención pero por vuestra propia iniciativa, a buscar a alguien que no estaba perdido. En el reino venidero no estéis pendientes de las cosas que os causan preocupación, sino ocupaos en todo momento de hacer solo la voluntad del Padre que está en el cielo».
137:1.7 (1525.4) Santiago y Juan aceptaron de buen grado la reprimenda y nunca más volvieron a tener envidia de Andrés y Simón. Se dispusieron a salir para Galilea a la mañana siguiente con sus otros dos compañeros apóstoles, y a partir de ese día el término ‘apóstol’ fue empleado para distinguir a la familia elegida de los consejeros de Jesús de la vasta multitud de discípulos creyentes que le seguirían más tarde.
137:1.8 (1525.5) Esa misma noche Santiago, Juan, Andrés y Simón se reunieron a hablar con Juan el Bautista, y con lágrimas en los ojos pero voz firme, el fornido profeta judeo renunció a dos de sus destacados discípulos para que se convirtieran en apóstoles del Príncipe galileo del reino por venir.
137:2.1 (1526.1) El domingo 24 de febrero del año 26 d. C. por la mañana Jesús se despidió de Juan el Bautista a la orilla del río, cerca de Pella, para no volverlo a ver nunca más en la carne.
137:2.2 (1526.2) Aquel día, mientras Jesús y sus cuatro apóstoles-discípulos iban camino de Galilea, hubo un gran tumulto entre los seguidores de Juan. Estaba a punto de producirse la primera gran división. El día anterior Juan había declarado categóricamente a Andrés y a Esdras que Jesús era el Libertador. Andrés decidió seguir a Jesús, pero Esdras rechazó al apacible carpintero de Nazaret con este alegato: «El profeta Daniel declara que el Hijo del Hombre vendrá con las nubes del cielo en poder y majestad. Este carpintero galileo, este fabricante de embarcaciones de Cafarnaúm, no puede ser el Libertador. ¿Puede salir de Nazaret semejante don de Dios? Ese Jesús es pariente de Juan, y nuestro maestro se ha dejado engañar por la bondad de su corazón. Apartémosnos de este falso Mesías». Cuando Juan le reprendió por estas declaraciones, Esdras se separó con muchos discípulos y se dirigieron apresuradamente hacia el sur. Este grupo siguió bautizando en nombre de Juan y fundó con el tiempo una secta de creyentes en Juan que no aceptaban a Jesús. Un resto de esta secta pervive en Mesopotamia a día de hoy.
137:2.3 (1526.3) Mientras se fraguaban estos problemas entre los seguidores de Juan, Jesús y sus cuatro apóstoles-discípulos habían avanzado bastante hacia Galilea. Antes de cruzar el Jordán para dirigirse a Nazaret por Naín, Jesús vio venir hacia ellos por la carretera a un tal Felipe de Betsaida con un amigo. Jesús conocía a Felipe de antiguo, y era también muy conocido por los cuatro nuevos apóstoles. Felipe se dirigía a Pella con su amigo Natanael para visitar a Juan e informarse mejor sobre la anunciada venida del reino de Dios. Felipe había sido admirador de Jesús desde la primera vez que fue a Cafarnaúm y le llenó de alegría encontrarse con él, pero Natanael, que vivía en Caná de Galilea, no conocía a Jesús. Felipe se adelantó a saludar a sus amigos mientras Natanael se quedaba descansando a la sombra de un árbol al borde de la calzada.
137:2.4 (1526.4) Pedro llevó a Felipe a un lado y le explicó cómo él mismo, Andrés, Santiago y Juan se habían asociado a Jesús en el nuevo reino y apremió a Felipe para que se ofreciera al servicio de la causa. Felipe no sabía qué hacer. De pronto y sin previo aviso —al borde de la calzada junto al Jordán— tenía que tomar rápidamente la decisión más importante de su vida. Mientras lo hablaba seriamente con Pedro, Andrés y Juan, Jesús describía a Santiago el viaje a través de Galilea para llegar a Cafarnaúm. Finalmente Andrés propuso a Felipe: «¿Por qué no le preguntas al maestro?».
137:2.5 (1526.5) De pronto, Felipe se dio cuenta de que Jesús era realmente un gran hombre, posiblemente el Mesías, y decidió hacer lo que le dijera; así que fue directamente hacia él y le preguntó: «Maestro, ¿debo ir a Juan o debo unirme a mis amigos que te siguen?». Jesús respondió: «Sígueme», y Felipe se emocionó con la certidumbre de haber encontrado al Libertador.
137:2.6 (1526.6) Entonces Felipe hizo señas al grupo para que se quedaran donde estaban mientras iba corriendo a contarle su decisión a su amigo Natanael, que seguía bajo la morera dando vueltas a las muchas cosas que había oído acerca de Juan el Bautista, el reino venidero y el Mesías esperado. Felipe interrumpió estas meditaciones exclamando: «He encontrado al Libertador, aquel de quien Moisés y los profetas escribieron y a quien Juan ha proclamado». Natanael levantó la vista y preguntó: «¿De dónde viene ese maestro?». Felipe contestó: «Es Jesús de Nazaret, el hijo de José, el carpintero, que ha vivido últimamente en Cafarnaúm». Natanael preguntó sorprendido: «¿Puede algo bueno salir de Nazaret?». Pero Felipe, tomándolo del brazo, dijo: «Ven y verás».
137:2.7 (1527.1) Cuando Felipe le presentó a Natanael, Jesús miró de frente a este escéptico sincero con benevolencia y dijo: «He aquí un auténtico israelita en quien no hay engaño. Sígueme». Natanael se volvió hacia Felipe diciendo: «Tienes razón. Es en verdad un maestro de hombres. Yo también le seguiré, si soy digno». Jesús asintió con la cabeza a Natanael y repitió: «Sígueme».
137:2.8 (1527.2) Jesús había reunido ya a la mitad de su futuro cuerpo de asociados íntimos, cinco que lo conocían desde hacía algún tiempo y un desconocido, Natanael. Sin más dilación, cruzaron el Jordán, pasaron por la aldea de Naín y llegaron a Nazaret al caer la tarde.
137:2.9 (1527.3) Todos pasaron la noche en casa de José, la casa donde se había criado Jesús. A los compañeros de Jesús les costaba comprender por qué su nuevo maestro se dedicaba a destruir sistemáticamente todos los vestigios de sus escritos que permanecían en la casa, tales como los diez mandamientos y otros lemas y dichos. Esta forma de proceder, junto con el hecho de que nunca más lo vieron escribir—excepto en el polvo o la arena— produjo una profunda impresión en sus mentes.
137:3.1 (1527.4) Al día siguiente Jesús envió a sus apóstoles a Caná porque estaban todos invitados a la boda de una destacada joven de aquella ciudad. Mientras tanto, él decidió hacer una rápida visita a su madre en Cafarnaúm, pero paró antes en Magdala para ver a su hermano Judá.
137:3.2 (1527.5) Antes de salir de Nazaret, los nuevos compañeros de Jesús contaron a José y a otros miembros de la familia de Jesús los maravillosos sucesos que acababan de ocurrir y expresaron abiertamente su convicción de que Jesús era el esperado libertador. Los familiares de Jesús hablaron de todo esto, y José dijo: «Puede que al final nuestra madre tuviera razón y que nuestro extraño hermano sea el rey que ha de venir».
137:3.3 (1527.6) Judá estuvo presente en el bautismo de Jesús y se había convertido, junto con su hermano Santiago, en un firme creyente en la misión de Jesús en la tierra, aunque ninguno de los dos alcanzaba a comprender la naturaleza de esta misión. En cambio habían renacido las antiguas esperanzas de María de que Jesús sería el Mesías, el hijo de David, y animaba a sus hijos a tener fe en su hermano como libertador de Israel.
137:3.4 (1527.7) Jesús llegó a Cafarnaúm el lunes por la noche, pero no fue a su propia casa, donde vivían Santiago y su madre, sino directamente a casa de Zebedeo. Todos sus amigos de Cafarnaúm vieron en él un cambio positivo. Parecía otra vez relativamente alegre y más semejante al Jesús de los primeros años en Nazaret. Últimamente, antes de su bautismo y justo antes y después de los periodos de retiro, se había vuelto cada vez más serio y reservado. Ahora volvía a ser el de siempre. Había en su porte algo elevado y majestuoso, pero se mostraba de nuevo alegre y despreocupado.
137:3.5 (1528.1) María se estremecía de expectación. Presentía que se acercaba el cumplimiento de la promesa de Gabriel. Imaginaba el impacto y el asombro que pronto conmocionaría a toda Palestina ante la milagrosa revelación de su hijo como rey sobrenatural de los judíos. Y sin embargo, a todas las preguntas de su madre, Santiago, Judá y Zebedeo Jesús se limitaba a responder sonriendo: «Es mejor que me quede aquí durante un tiempo; tengo que hacer la voluntad de mi Padre que está en el cielo».
137:3.6 (1528.2) Al día siguiente, martes, todos fueron a Caná para la boda de Noemí prevista para el miércoles. A pesar de las repetidas advertencias de Jesús de que no hablaran a nadie de él «hasta que llegara la hora del Padre», no pudo impedir que divulgaran discretamente la noticia de que habían encontrado al Libertador. Todos esperaban confiadamente que Jesús asumiría públicamente su autoridad mesiánica en esta próxima boda de Caná, y que lo haría con gran poder y sublime grandeza. Recordaban lo que les habían contado sobre los fenómenos que acompañaron a su bautismo, y creían que su futura carrera en la tierra estaría marcada por manifestaciones cada vez mayores de maravillas sobrenaturales y demostraciones milagrosas. En consecuencia, toda la región esperaba con impaciencia la fiesta nupcial de Noemí y Johab, el hijo de Natán, en Caná.
137:3.7 (1528.3) Hacía muchos años que María no estaba tan contenta. Viajó a Caná con el ánimo de una reina madre camino de la coronación de su hijo. Desde que Jesús tenía trece años, su familia y sus amigos no lo habían visto tan feliz y despreocupado, tan considerado y comprensivo con los deseos de sus compañeros, tan amable y cariñoso. Todos cuchicheaban en pequeños grupos preguntándose qué iba a ocurrir. ¿Cuál sería el siguiente acto de esta extraña persona? ¿Cómo inauguraría la gloria del reino venidero? Y todos estaban deseando presenciar la revelación de la fuerza y el poder del Dios de Israel.
137:4.1 (1528.4) El miércoles a mediodía ya habían llegado a Caná casi mil comensales, más de cuatro veces más de los previstos para la fiesta nupcial. Era costumbre judía celebrar las bodas los miércoles, y las invitaciones habían sido enviadas un mes antes. Durante la mañana y el principio de la tarde, aquello parecía más una recepción pública en honor de Jesús que una boda. Todos querían saludar a este galileo casi famoso, y él fue sumamente cordial con todos, jóvenes y viejos, judíos y gentiles. Todos se alegraron cuando Jesús accedió a encabezar la procesión nupcial preliminar.
137:4.2 (1528.5) Jesús era ya plenamente consciente de su existencia humana, de su preexistencia divina y del estatus de sus naturalezas humana y divina combinadas o fusionadas. Con perfecto equilibrio podía en todo momento representar el papel humano o asumir inmediatamente las prerrogativas de personalidad de la naturaleza divina.
137:4.3 (1528.6) A medida que pasaba el día, Jesús se fue dando cada vez más cuenta de que la gente esperaba de él algún prodigio. Era particularmente consciente de que su familia y sus seis apóstoles-discípulos daban por hecho que iba a proclamar su próximo reino con alguna manifestación sorprendente y sobrenatural.
137:4.4 (1529.1) Al principio de la tarde María llamó a Santiago y juntos se atrevieron a acercarse a Jesús para averiguar si estaría dispuesto a confiar en ellos hasta el punto de informarles en qué momento y lugar de las ceremonias de la boda tenía pensado manifestarse como «ser sobrenatural». En cuanto sacaron el tema comprendieron que habían provocado la indignación característica de Jesús. Se limitó a decirles: «Si me queréis, estad dispuestos a quedaros conmigo mientras atiendo a la voluntad de mi Padre que está en el cielo», pero la expresión de su rostro reflejaba la intensidad de su reproche.
137:4.5 (1529.2) El Jesús humano se sintió muy decepcionado por esta incitación de su madre a caer en la complacencia de demostrar exteriormente su divinidad, pero su propia reacción le devolvió la serenidad. Esa era precisamente una de las cosas que había decidido no hacer en su reciente retiro en las colinas. María estuvo muy abatida durante varias horas y decía a Santiago: «No puedo comprenderle, ¿qué significa todo esto? ¿No acabará nunca su extraña conducta?». Santiago y Judá intentaron consolar a su madre mientras Jesús se retiraba a solas durante un rato, pero luego se incorporó a la reunión y volvió a mostrarse alegre y feliz.
137:4.6 (1529.3) Durante la ceremonia de la boda reinó un expectante silencio, pero no hubo ni un gesto ni una palabra del invitado de honor. Entonces se empezó a correr el rumor de que el carpintero y constructor de embarcaciones anunciado por Juan como «el Libertador» descubriría su juego durante los festejos de la noche, quizás en la cena nupcial. Jesús apartó cualquier expectativa de este tipo de la mente de sus seis apóstoles-discípulos cuando los reunió justo antes de la cena y les dijo muy seriamente: «No penséis que he venido a este lugar a obrar algún prodigio para satisfacer a los curiosos o convencer a los que dudan. Solo estamos aquí para cumplir la voluntad de nuestro Padre que está en el cielo». Cuando María y los demás vieron que se había reunido con sus asociados, se acabaron de convencer de que algo extraordinario estaba a punto de suceder, y todos se sentaron a disfrutar de la cena nupcial y de una noche de fiesta en buena compañía.
137:4.7 (1529.4) El padre del novio había previsto vino en abundancia para todos los que habían sido invitados a la fiesta nupcial, pero ¿cómo iba a imaginarse que la boda de su hijo se convertiría en un evento tan asociado a la esperada manifestación de Jesús como libertador mesiánico? Estaba encantado de tener el honor de contar al célebre galileo entre sus invitados, pero antes de terminar la cena los criados le trajeron la inquietante noticia de que el vino se estaba acabando. Cuando se terminó la cena oficial y los invitados empezaron a extenderse por el jardín, la madre del novio confió a María que se había agotado la provisión de vino. María le dijo confiadamente: «No te preocupes, hablaré con mi hijo. Él nos ayudará». Y se atrevió a decir eso a pesar del reproche de Jesús pocas horas antes.
137:4.8 (1529.5) Durante muchos años María había recurrido siempre a Jesús en busca de ayuda en todas las crisis de la vida familiar en Nazaret, así que era natural para ella pensar en él en ese momento. Pero esta ambiciosa madre tenía otros motivos para apelar a su hijo mayor en esta ocasión. Jesús estaba solo en un rincón del jardín cuando se le acercó su madre diciendo: «Hijo, no tienen vino». Y Jesús respondió: «Pero mujer, ¿qué tengo yo que ver con eso?». Dijo María: «Pues yo creo que ha llegado tu hora; ¿no puedes ayudarnos?». Jesús replicó: «Vuelvo a repetir que no he venido a hacer las cosas de esa manera. ¿Por qué me vuelves a molestar con estos asuntos?». María, rompiendo a llorar, le suplicó: «Pero hijo, les he prometido que nos ayudarías; ¿no harías algo por mí, por favor?». Entonces Jesús dijo: «Mujer, ¿quién te ha dicho que hagas esas promesas? Mira de no hacerlo otra vez. Debemos, en todas las cosas, cumplir la voluntad del Padre del cielo».
137:4.9 (1530.1) ¡María, la madre de Jesús, quedó hundida y anonadada! Al verla ahí inmóvil ante él, con las lágrimas rodándole por las mejillas, el corazón humano de Jesús se rindió de compasión hacia la mujer que le dio el ser en la carne, e inclinándose hacia ella, le puso tiernamente la mano en la cabeza diciendo: «Vamos, vamos, madre María, mis palabras parecen duras, pero no quiero apenarte con ellas, ¿no te he dicho muchas veces que he venido solo a hacer la voluntad de mi Padre celestial? Con mucho gusto haría lo que me pides si formara parte de la voluntad del Padre...» y Jesús se paró en seco, vacilante. A María le pareció sentir que estaba ocurriendo algo. Se levantó de un salto, le lanzó los brazos al cuello, lo besó y corrió hacia las dependencias de los criados diciendo: «Haced todo lo que mi hijo os diga». Pero Jesús no dijo nada. Se daba cuenta de que ya había dicho —o más bien había deseado— demasiado.
137:4.10 (1530.2) María bailaba de alegría. No sabía cómo se produciría el vino, pero estaba segura de que por fin había logrado inducir a su hijo primogénito a afirmar su autoridad, reivindicar su posición y exhibir su poder mesiánico. Y gracias a la presencia y la asociación de ciertos poderes y personalidades del universo enteramente desconocidos para todos los presentes, no iba a quedar defraudada. El vino que había pedido María y que Jesús, el hombre-Dios, había deseado humanamente por compasión, estaba de camino.
137:4.11 (1530.3) Había allí cerca seis tinajas de piedra llenas de agua con capacidad para unos setenta y cinco litros cada una. El agua estaba destinada a las ceremonias finales de purificación de la celebración nupcial. El trajín de los criados alrededor de esas enormes vasijas de piedra bajo la activa dirección de su madre atrajo la atención de Jesús, y al acercarse observó que estaban sacando de ellas vino a cántaros llenos.
137:4.12 (1530.4) De todos los asistentes a la boda, Jesús era el más sorprendido aunque poco a poco fue cayendo en la cuenta de lo que había pasado. Los otros habían esperado de él un prodigio, pero eso era precisamente lo que se había propuesto no hacer. Entonces el Hijo del Hombre recordó la advertencia de su Ajustador del Pensamiento Personalizado en las colinas. Recordó que el Ajustador le había avisado de que ningún poder o personalidad podía privarlo de la prerrogativa —que poseía como creador— de ser independiente del tiempo. En esta ocasión se habían reunido junto al agua y los demás elementos necesarios los transformadores del poder, los intermedios y todas las demás personalidades requeridas, de modo que, ante el deseo expresado por el Soberano Creador del Universo, la aparición instantánea de vino era inevitable. Y era además doblemente segura, puesto que el Ajustador Personalizado había confirmado que la ejecución del deseo del Hijo no contravenía en modo alguno la voluntad del Padre.
137:4.13 (1530.5) Pero esto no fue un milagro en ningún sentido. No se modificó ni abrogó, ni siquiera se sobrepasó ninguna ley de la naturaleza. Lo único que ocurrió fue que se anuló el tiempo y se suministraron de forma celestial los elementos químicos necesarios para la elaboración del vino. En esta ocasión los agentes del Creador hicieron vino en Caná exactamente igual que lo hacen mediante los procesos naturales ordinarios, excepto que lo hicieron con independencia del tiempo y con la intervención de agentes sobrehumanos para reunir en el espacio los ingredientes químicos necesarios.
137:4.14 (1531.1) Por otra parte, es evidente que este llamado milagro no era contrario a la voluntad del Padre del Paraíso, pues de haberlo sido no hubiera ocurrido, dado que Jesús ya se había sometido en todas las cosas a la voluntad del Padre.
137:4.15 (1531.2) Los criados sacaron el nuevo vino y se lo llevaron al padrino de boda, que hacía de maestro de ceremonias. Cuando lo hubo probado, llamó al novio y le dijo: «Es costumbre servir primero el buen vino y cuando los invitados han bebido bien, sacar el fruto inferior de la vid; pero tú has guardado el mejor vino para el final de la fiesta».
137:4.16 (1531.3) María y los discípulos de Jesús se llenaron de alegría por el supuesto milagro y pensaron que Jesús lo había hecho intencionadamente, pero Jesús se apartó a un rincón protegido del jardín para reflexionar a fondo durante unos minutos. Al final llegó a la conclusión de que, dadas las circunstancias, el episodio había estado más allá de su control personal, y que, al no ser contrario a la voluntad de su Padre, era inevitable. Luego volvió con la gente, y todos lo miraban con temeroso respeto, todos creían que era el Mesías. Pero Jesús estaba profundamente desconcertado porque sabía que solo creían en él por el suceso extraño y accidental que acababan de presenciar, así que volvió a retirarse, esta vez a la azotea de la casa, para poder pensar tranquilamente sobre todo ello.
137:4.17 (1531.4) Entonces Jesús comprendió perfectamente que nunca podría bajar la guardia porque su tendencia a la piedad y la compasión podría provocar muchos incidentes de este tipo. A pesar de ello, ocurrieron muchos acontecimientos similares antes de que el Hijo del Hombre se despidiera finalmente de su vida mortal en la carne.
137:5.1 (1531.5) Aunque muchos de los invitados se quedaron en Caná festejando la boda durante toda la semana, Jesús y sus nuevos apóstoles-discípulos —Santiago, Juan, Andrés, Pedro, Felipe y Natanael— salieron para Cafarnaúm al día siguiente por la mañana temprano, y se fueron sin despedirse de nadie. La familia de Jesús y todos sus amigos de Caná se quedaron desolados por su marcha inesperada, y Judá, su hermano menor, salió en su busca. Jesús y sus apóstoles fueron directamente a casa de Zebedeo en Betsaida. Durante el camino Jesús habló de muchas cosas importantes para el reino venidero con sus nuevos compañeros y les advirtió especialmente que no mencionaran la conversión del agua en vino. Les aconsejó también que evitaran las ciudades de Séforis y Tiberiades en sus actividades futuras.
137:5.2 (1531.6) Aquella noche después de la cena tuvo lugar en casa de Zebedeo y Salomé una de las reuniones más importantes de toda la carrera de Jesús en la tierra. Solo asistieron a ella los seis apóstoles, y al final llegó Judá cuando estaban a punto de terminar. Estos seis hombres elegidos habían ido con Jesús de Caná a Betsaida como caminando por las nubes; estaban llenos de expectación y entusiasmados con la idea de haber sido seleccionados como asociados directos del Hijo del Hombre. Pero cuando Jesús empezó a aclararles quién era él, cuál iba a ser su misión en la tierra y cómo podría terminar, se quedaron estupefactos. No podían captar lo que les decía. Se quedaron mudos, e incluso Pedro estaba demasiado hundido para hablar. Solo Andrés, el pensador profundo, se atrevió a responder algo a las recomendaciones de Jesús. Cuando Jesús se dio cuenta de que no entendían su mensaje, cuando vio lo cristalizadas que estaban sus concepciones sobre el Mesías judío, los envió a descansar y se quedó paseando y conversando con su hermano Judá. Antes de despedirse de Jesús, Judá le dijo con sentida emoción: «Hermano y padre mío, yo nunca te he entendido. No tengo la certeza de que seas lo que mi madre nos ha enseñado ni tampoco comprendo plenamente el reino venidero, pero sí sé que eres un poderoso hombre de Dios. Oí la voz en el Jordán y creo en ti, seas quién seas». Dicho esto se marchó a su casa de Magdala.
137:5.3 (1532.1) Esa noche Jesús no durmió. Se envolvió en sus mantas y se sentó a la orilla del lago a pensar y pensar hasta el amanecer. Durante las largas horas de esa noche de meditación Jesús llegó a comprender claramente que jamás conseguiría que sus seguidores lo vieran bajo otra forma que no fuera la del Mesías esperado. Al final tuvo que reconocer que no había más camino para promulgar su mensaje del reino que cumplir la predicción de Juan y presentarse como el esperado por los judíos. Al fin y al cabo, aunque él no era el Mesías davídico, sí era realmente el cumplimiento de las palabras proféticas de los antiguos videntes más espiritualizados. Nunca más negó por completo que fuera el Mesías. Decidió dejar la tarea de desenredar esta complicada situación en manos de la voluntad del Padre.
137:5.4 (1532.2) A la mañana siguiente Jesús se reunió con sus amigos en el desayuno, pero no había alegría en el ambiente. Charló con ellos, y al terminar de comer los reunió a su alrededor y les dijo: «Es voluntad de mi Padre que nos quedemos por aquí durante un tiempo. Habéis oído decir a Juan que venía a preparar el camino para el reino, y ahora nos corresponde esperar a que Juan termine su predicación. Cuando el precursor del Hijo del Hombre haya finalizado su obra, empezaremos la proclamación de la buena nueva del reino». Ordenó a sus apóstoles que volvieran a sus redes mientras él trabajaba con Zebedeo en el astillero. Al día siguiente era sabbat y Jesús iba a hablar en la sinagoga, así que quedaron en verse allí y reunirse luego esa misma tarde.
137:6.1 (1532.3) La primera aparición pública de Jesús después de su bautismo fue en la sinagoga de Cafarnaúm el sabbat del 2 de marzo del año 26 d. C. La sinagoga estaba llena a rebosar. La historia del bautismo en el Jordán se magnificaba ahora con las recientes noticias de Caná sobre el agua y el vino. Jesús dio asientos de honor a sus seis apóstoles y sentó con ellos a sus hermanos en la carne Santiago y Judá. Su madre había vuelto a Cafarnaúm con Santiago la noche anterior y estaba sentada en la sección de la sinagoga destinada a las mujeres. El auditorio entero estaba en vilo; esperaban presenciar alguna manifestación extraordinaria de poder sobrenatural acorde con la naturaleza y la autoridad de aquel que iba a hablarles ese día. Pero les esperaba una decepción.
137:6.2 (1532.4) Cuando Jesús se levantó el rector de la sinagoga le entregó el rollo de la Escritura, y leyó este pasaje del profeta Isaías: «Dice así el Señor: ‘El cielo es mi trono, y la tierra el estrado de mis pies. ¿Dónde está la casa que habéis construido para mí? ¿Y dónde está el lugar de mi reposo? Todas estas cosas las han hecho mis manos’, dice el Señor. ‘Pero a este hombre miraré, a aquel que es humilde y contrito de espíritu, y que tiembla ante mi palabra’. Oíd la palabra del Señor, vosotros que tembláis y tenéis miedo: ‘Vuestros hermanos os odian y os expulsan por mi nombre’. Pero que el Señor sea glorificado. Se os aparecerá con alegría y todos los demás serán avergonzados. Una voz procedente de la ciudad, una voz procedente del templo, una voz procedente del Señor dice: ‘Antes de pasar penalidades, parió; antes de venirle los dolores, dio a luz a un hijo varón’. ¿Quién ha escuchado tal cosa? ¿Estará la tierra hecha para dar fruto en un solo día? ¿O puede una nación nacer al momento? Pero dice así el Señor: ‘He aquí que extenderé la paz como un río, e incluso la gloria de los gentiles será semejante a un torrente que fluye. Como a alguien a quien su madre conforta, así os confortaré. Y seréis confortados incluso en Jerusalén. Y cuando veáis estas cosas, vuestro corazón se regocijará’».
137:6.3 (1533.1) Cuando terminó de leer Jesús devolvió el rollo a su custodio. Antes de sentarse dijo simplemente: «Sed pacientes y veréis la gloria de Dios; así será para todos aquellos que permanezcan conmigo y aprendan de este modo a hacer la voluntad de mi Padre que está en el cielo». La gente volvió a sus casas preguntándose qué podría significar todo eso.
137:6.4 (1533.2) Aquella tarde Jesús y sus apóstoles se subieron a una embarcación con Santiago y Judá. Se alejaron un poco de la orilla y allí fondearon mientras Jesús les hablaba del reino venidero. Comprendieron más cosas que la noche del jueves.
137:6.5 (1533.3) Jesús les dijo que debían retomar sus obligaciones habituales hasta que «llegue la hora del reino», y para alentarlos él mismo dio el ejemplo de volver a trabajar regularmente en el astillero. Al explicarles que debían dedicar tres horas cada noche a estudiar y prepararse para su futuro trabajo, añadió: «Todos nos quedaremos por aquí cerca hasta que el Padre me indique que os llame. Cada uno de vosotros debe volver ahora a su trabajo normal como si no hubiera pasado nada. No habléis de mí a nadie y recordad que mi reino no ha de venir con pompa y boato, sino más bien a través del gran cambio que mi Padre habrá operado en vuestro corazón y en el corazón de aquellos que serán llamados a unirse a vosotros en los consejos del reino. Ahora sois mis amigos; os amo y confío en vosotros; pronto habéis de convertiros en mis asociados personales. Sed pacientes, sed amables. Sed siempre obedientes a la voluntad del Padre. Preparaos para la llamada del reino. Aunque experimentaréis una gran alegría en el servicio a mi Padre, debéis prepararos también para las dificultades, pues os advierto que solo a través de una gran tribulación entrarán muchos en el reino. Pero para los que hayan encontrado el reino, la alegría será plena y serán llamados los benditos de toda la tierra. No tengáis falsas esperanzas; el mundo tropezará con mis palabras. Incluso vosotros, que sois mis amigos, no acabáis de comprender lo que estoy desvelando a vuestras mentes confundidas. No os equivoquéis; saldremos a trabajar para una generación de buscadores de signos. Exigirán prodigios como prueba de que he sido enviado por mi Padre, y les costará reconocer en la revelación del amor de mi Padre las cartas credenciales de mi misión».
137:6.6 (1533.4) Cuando volvieron a tierra al caer la tarde y antes de separarse, Jesús oró así de pie al borde del agua: «Padre, te doy las gracias por estos pequeños que ya creen a pesar de sus dudas. Por ellos me he apartado para hacer tu voluntad. Que aprendan ahora a ser uno como nosotros somos uno».
137:7.1 (1533.5) Durante los cuatro largos meses —marzo, abril, mayo y junio— que duró este tiempo de espera Jesús organizó más de cien sesiones de formación largas e intensas, aunque alegres y animadas, con sus seis compañeros y su propio hermano Santiago. Judá pudo asistir pocas veces a estas clases porque hubo enfermedades de su familia. Santiago, el hermano de Jesús, no perdió la fe en él, en cambio María estuvo a punto de perder la esperanza en su hijo durante estos meses de demora e inactividad. Su fe, que había alcanzado cotas tan altas en Caná, se hundió a nuevos niveles de depresión. No hacía más que repetir una y otra vez: «No puedo comprenderle. No puedo explicarme qué significa todo esto». Aunque la esposa de Santiago hizo mucho por sostener el ánimo de María.
137:7.2 (1534.1) Durante estos cuatro meses estos siete creyentes, uno de ellos su propio hermano en la carne, fueron conociendo a Jesús; fueron acostumbrándose a la idea de vivir con este hombre-Dios. Aunque lo llamaban Rabí, estaban aprendiendo a no tenerle miedo. Jesús poseía esa gracia incomparable de la personalidad que le permitía vivir entre ellos sin abrumarlos con su divinidad. Les resultaba realmente fácil ser «amigos de Dios», Dios encarnado a semejanza de carne mortal. Este tiempo de espera fue una dura prueba para todo el grupo de creyentes. No sucedió nada, absolutamente nada, milagroso. Día tras día se dedicaban a su trabajo ordinario y noche tras noche se sentaban a los pies de Jesús. Se mantenían unidos por su personalidad incomparable y por las hermosas palabras que solía dirigirles al atardecer.
137:7.3 (1534.2) Este periodo de espera y de enseñanza fue especialmente duro para Simón Pedro. Intentaba una y otra vez persuadir a Jesús de lanzarse a predicar el reino en Galilea mientras Juan seguía predicando en Judea, pero Jesús le respondía invariablemente: «Ten paciencia, Simón. Progresa. Nunca estaremos demasiado preparados cuando el Padre nos llame». A veces Andrés calmaba a Pedro con sus consejos más maduros y filosóficos. A Andrés le impresionaba muchísimo la naturalidad humana de Jesús. No se cansaba nunca de admirar cómo alguien podía vivir tan cerca de Dios y ser al mismo tiempo tan amable y considerado con los hombres.
137:7.4 (1534.3) Durante todo este periodo Jesús solo habló dos veces en la sinagoga. Las largas semanas de espera habían empezado a acallar los rumores sobre su bautismo y el vino de Caná, y se aseguró de que no hubiera más milagros aparentes durante este tiempo. A pesar de su vida discreta en Betsaida, las extrañas actuaciones de Jesús ya habían llegado a oídos de Herodes Antipas, que envió inmediatamente a sus espías para saber a qué se dedicaba. Pero a Herodes le preocupaba más la predicación de Juan. Decidió no molestar a Jesús que seguía sin llamar la atención en Cafarnaúm.
137:7.5 (1534.4) Jesús aprovechó este tiempo de espera para intentar enseñar a sus compañeros cuál debía ser su actitud hacia los diversos grupos religiosos y partidos políticos de Palestina. Las palabras de Jesús eran siempre: «Tratamos de ganarnos a todos, pero no pertenecemos a ninguno».
137:7.6 (1534.5) Los escribas y los rabinos, en conjunto, eran llamados fariseos. Ellos se denominaban a sí mismos los «asociados». En muchos sentidos eran el grupo progresista entre los judíos, pues habían adoptado muchas enseñanzas que no figuraban claramente en las Escrituras hebreas, como la creencia en la resurrección de los muertos, una doctrina mencionada solo por Daniel, un profeta reciente.
137:7.7 (1534.6) Los saduceos estaban compuestos por los sacerdotes y ciertos judíos ricos. No eran tan puristas con los detalles de la aplicación de la ley. En realidad, los fariseos y los saduceos eran partidos religiosos más que sectas.
137:7.8 (1534.7) Los esenios eran una verdadera secta religiosa nacida durante la revuelta de los Macabeos con normas más exigentes que las de los fariseos en algunos aspectos. Habían adoptado muchas creencias y prácticas persas, vivían como una hermandad en monasterios, se abstenían de casarse y ponían todas las cosas en común. Se especializaron en las enseñanzas sobre los ángeles.
137:7.9 (1535.1) Los zelotes eran un ferviente colectivo de patriotas judíos. Justificaban cualquier método en la lucha por sacudirse el yugo romano.
137:7.10 (1535.2) Los herodianos eran un partido puramente político que abogaba por la emancipación del gobierno directo de Roma mediante la restauración de la dinastía herodiana.
137:7.11 (1535.3) En el centro mismo de Palestina vivían los samaritanos, con quienes «los judíos no se trataban» aunque tenían muchos puntos en común con las enseñanzas judías.
137:7.12 (1535.4) Todos estos partidos y sectas, incluyendo la pequeña hermandad nazarea, creían que el Mesías llegaría algún día. Todos esperaban a un libertador nacional, pero Jesús dejó muy claro que ni él ni sus discípulos se aliarían nunca con ninguna de estas escuelas de pensamiento o de práctica. El Hijo del Hombre no iba a ser ni esenio ni nazareo.
137:7.13 (1535.5) Aunque Jesús animaría posteriormente a los apóstoles a salir, como lo había hecho Juan, a predicar el evangelio e instruir a los creyentes, insistía siempre en la proclamación de la «buena nueva del reino de los cielos». Repetía incansablemente a sus compañeros que debían «mostrar amor, compasión y comprensión». Enseñó desde el principio a sus seguidores que el reino de los cielos era una experiencia espiritual consistente en entronizar a Dios en el corazón de los hombres.
137:7.14 (1535.6) Mientras esperaban el momento de embarcarse en su predicación pública activa, Jesús y los siete pasaban dos noches por semana en la sinagoga estudiando las escrituras hebreas. En los años que siguieron, después de intensas temporadas de trabajo público, los apóstoles recordarían estos cuatro meses como los más preciosos y provechosos de toda su asociación con el Maestro. Jesús enseñó a estos hombres todo lo que podían asimilar. No cometió el error de enseñarles en exceso. No los indujo a la confusión presentándoles una verdad que estuviera mucho más allá de su capacidad de comprender.
137:8.1 (1535.7) El sabbat del 22 de junio, poco antes de que iniciaran su primera gira de predicación y unos diez días después del encarcelamiento de Juan, Jesús ocupó el púlpito de la sinagoga por segunda vez desde su llegada a Cafarnaúm con sus apóstoles.
137:8.2 (1535.8) Unos días antes de predicar este sermón sobre «el reino», Jesús estaba trabajando en el astillero cuando Pedro le trajo la noticia del arresto de Juan. Jesús dejó las herramientas una vez más, se quitó el mandil y dijo a Pedro: «La hora del Padre ha llegado. Vayamos a prepararnos para proclamar el evangelio del reino».
137:8.3 (1535.9) Jesús hizo su último trabajo en el banco de carpintero ese martes 18 de junio del año 26 d. C. Pedro salió rápidamente del taller y hacia media tarde había reunido a todos sus compañeros en un bosquecillo junto a la costa. Luego fue en busca de Jesús pero no pudo encontrarlo. El Maestro había ido a orar a otro bosquecillo y no lo vieron hasta bien entrada la noche, cuando regresó a casa de Zebedeo y pidió de comer. Al día siguiente envió a su hermano Santiago a solicitar el privilegio de hablar en la sinagoga el sabbat de esa semana. El rector de la sinagoga se alegró mucho de que Jesús volviera a estar dispuesto a dirigir el oficio.
137:8.4 (1536.1) Antes de su memorable sermón sobre el reino de Dios, el primer esfuerzo ostensible de su carrera pública, Jesús leyó estos pasajes de las Escrituras: «Seréis para mí un reino de sacerdotes, un pueblo santo. Yahvé es nuestro juez, Yahvé es nuestro legislador, Yahvé es nuestro rey; él nos salvará. Yahvé es mi rey y mi Dios. Él es un gran rey para toda la tierra. La bondad amorosa está sobre Israel en este reino. Bendita sea la gloria del Señor, pues él es nuestro Rey».
137:8.5 (1536.2) Cuando terminó de leer, Jesús dijo:
137:8.6 (1536.3) «He venido a proclamar el establecimiento del reino del Padre. Y este reino incluirá a las almas adoradoras de judíos y gentiles, de ricos y pobres, de libres y esclavos, pues mi Padre no hace acepción de personas; su amor y su misericordia están sobre todos.
137:8.7 (1536.4) «El Padre del cielo envía a su espíritu a morar dentro de la mente de los hombres, y cuando yo haya finalizado mi trabajo en la tierra, el Espíritu de la Verdad será derramado igualmente sobre toda carne. El espíritu de mi Padre y el Espíritu de la Verdad os establecerán en el reino venidero de comprensión espiritual y rectitud divina. Mi reino no es de este mundo. El Hijo del Hombre no conducirá ejércitos a la batalla para establecer un trono de poder o un reino de gloria terrenal. Cuando haya llegado mi reino, conoceréis al Hijo del Hombre como Príncipe de la Paz, como la revelación del Padre sempiterno. Los hijos de este mundo luchan por establecer y ampliar los reinos de este mundo, pero mis discípulos entrarán en el reino de los cielos por sus decisiones morales y por sus victorias en el espíritu; y cuando hayan entrado en él encontrarán la alegría, la rectitud y la vida eterna.
137:8.8 (1536.5) «Aquellos que busquen antes que nada entrar en el reino y empiecen así a esforzarse por conseguir una nobleza de carácter como la de mi Padre poseerán pronto todas las demás cosas que necesiten. Pero yo os digo con toda sinceridad: si no intentáis entrar en el reino con la fe y la dependencia confiada de un niño pequeño, no seréis admitidos.
137:8.9 (1536.6) «No os dejéis engañar por aquellos que van diciendo: el reino está aquí o el reino está allá, pues el reino de mi Padre nada tiene que ver con las cosas visibles y materiales. Este reino está ya entre vosotros, pues allí donde el espíritu de Dios enseña y conduce al alma del hombre, está en realidad el reino de los cielos. Y este reino de Dios es rectitud, paz y alegría en el Espíritu Santo.
137:8.10 (1536.7) «Juan os bautizó ciertamente en señal de arrepentimiento y para la remisión de vuestros pecados, pero cuando entréis en el reino celestial, seréis bautizados con el Espíritu Santo.
137:8.11 (1536.8) «En el reino de mi Padre no habrá ni judíos ni gentiles, sino solo los que buscan la perfección mediante el servicio, pues declaro que aquel que quiera ser grande en el reino de mi Padre debe convertirse primero en el servidor de todos. Si estáis dispuestos a servir a vuestros semejantes, os sentaréis conmigo en mi reino, al igual que yo me sentaré dentro de poco con mi Padre en su reino por haber servido a semejanza de criatura.
137:8.12 (1536.9) «Este nuevo reino es como una semilla que crece en un campo con buena tierra. No fructifica rápidamente. Hay un intervalo de tiempo entre el establecimiento del reino en el alma del hombre y el momento en que el reino madura en el fruto pleno de rectitud perpetua y salvación eterna.
137:8.13 (1536.10) «Este reino que os anuncio no es un reinado de poder y abundancia. El reino de los cielos no es cuestión de comida y bebida, sino más bien una vida de rectitud progresiva y de alegría creciente al servicio cada vez más perfecto de mi Padre que está en el cielo. Pues ¿no ha dicho el Padre de sus hijos del mundo: ‘es mi voluntad que lleguen a ser perfectos como yo soy perfecto’?
137:8.14 (1537.1) «He venido a predicar la buena nueva del reino. No he venido a aumentar las pesadas cargas de aquellos que quieran entrar en este reino. Proclamo un camino nuevo y mejor, y aquellos que puedan entrar en el reino venidero disfrutarán del descanso divino. Os cueste lo que os cueste en cosas del mundo, cualquiera que sea el precio que tengáis que pagar por entrar en el reino de los cielos, lo recibiréis multiplicado en alegría y progreso espiritual en este mundo, y en vida eterna en la edad por venir.
137:8.15 (1537.2) «La entrada en el reino del Padre no requiere desplegar ejércitos, ni derribar reinos de este mundo ni romper yugos de cautivos. El reino de los cielos está al alcance de la mano, y todos los que entren en él encontrarán libertad abundante y salvación gozosa.
137:8.16 (1537.3) «Este reino es un dominio perpetuo. Los que entren en el reino ascenderán hasta mi Padre y alcanzarán ciertamente la diestra de su gloria en el Paraíso. Todos los que entren en el reino de los cielos se convertirán en hijos de Dios y ascenderán hasta el Padre en la edad por venir. Yo no he venido a llamar a los aspirantes a justos, sino a los pecadores y a todos los que tienen hambre y sed de la rectitud de la perfección divina.
137:8.17 (1537.4) «Juan vino a predicar el arrepentimiento para prepararos para el reino; ahora vengo yo a proclamar que la fe, el regalo de Dios, es el precio de la entrada en el reino de los cielos. Solo con que creáis que mi Padre os ama con amor infinito, estáis en el reino de Dios».
137:8.18 (1537.5) Dicho esto, Jesús se sentó. Sus palabras dejaron estupefactos a todos los presentes. Sus discípulos se maravillaron, pero la gente no estaba preparada para recibir la buena nueva de labios de este hombre-Dios. Alrededor de un tercio de los que lo escucharon creyó en el mensaje aunque sin comprenderlo del todo; otro tercio se propuso interiormente rechazar un concepto tan puramente espiritual del reino esperado, mientras que el tercio restante no pudo captar su enseñanza y muchos de ellos creyeron realmente que «había perdido el juicio».
El libro de Urantia
Documento 138
138:0.1 (1538.1) DESPUÉS de predicar el sermón sobre «el Reino», Jesús reunió aquella tarde a los seis apóstoles y les empezó a contar sus planes para visitar las ciudades de la costa e inmediaciones del mar de Galilea. A sus hermanos Santiago y Judá les dolió mucho no ser convocados a esta reunión. Hasta ese momento se habían sentido parte del círculo íntimo de los compañeros de Jesús, pero Jesús había decidido no tener parientes cercanos en este grupo de directores apostólicos del reino. El hecho de no incluir a Santiago y Judá entre los pocos elegidos, unido a su aparente desapego hacia su madre desde el episodio de Caná, empezó a abrir una brecha cada vez mayor entre Jesús y su familia. Esta situación de desencuentro se mantuvo durante todo su ministerio público —casi llegaron a rechazarlo— y solo se superó del todo después de su muerte y resurrección. Su madre fluctuaba constantemente entre actitudes de fe y esperanza alternando con emociones cada vez más fuertes de desilusión, humillación y desaliento. Solo Rut, la más joven, se mantuvo inquebrantable en su lealtad a su hermano y padre.
138:0.2 (1538.2) La familia de Jesús participó muy poco en su ministerio hasta después de la resurrección. Nadie es profeta en su tierra ni tampoco en su propia familia.
138:1.1 (1538.3) Al día siguiente, el domingo 23 de junio del año 26 d. C., Jesús dio las últimas instrucciones a los seis. Les mandó que salieran de dos en dos a enseñar la buena nueva del reino. Les prohibió bautizar y les recomendó que no predicaran en público. Añadió que más adelante les permitiría predicar en público, pero quería, por muchas razones, que pasaran primero por un periodo de experiencia práctica en el trato personal con sus semejantes. Jesús se propuso hacer que la primera gira de sus apóstoles fuera enteramente una labor personal. Esta decisión fue algo decepcionante para ellos, aunque comprendieron, al menos en parte, las razones de Jesús para empezar así la proclamación del reino, y salieron con buen ánimo, entusiasmo y confianza. Los envió de dos en dos, Santiago y Juan a Queresa, Andrés y Pedro a Cafarnaúm, Felipe y Natanael a Tariquea.
138:1.2 (1538.4) Antes de que empezaran sus dos primeras semanas de servicio, Jesús les anunció que deseaba ordenar a doce apóstoles para continuar el trabajo del reino después de que él se marchara, y autorizó a cada uno de ellos a elegir entre sus primeros conversos a un hombre para formar parte del proyectado cuerpo de apóstoles. Juan tomó la palabra para preguntar: «Pero, Maestro, ¿esos seis hombres estarán entre nosotros y compartirán todas las cosas en igualdad con nosotros, que hemos estado contigo desde el Jordán y hemos escuchado todas tus enseñanzas de preparación para este primer trabajo nuestro a favor del reino?». Y Jesús respondió: «Sí, Juan, los hombres que elijáis serán uno con nosotros, y vosotros les enseñaréis todo sobre el reino, tal como yo os lo he enseñado». Dicho esto, Jesús se marchó.
138:1.3 (1539.1) Antes de separarse para cumplir su misión, los seis debatieron mucho sobre este mandato de Jesús de que cada uno eligiera un nuevo apóstol. Por fin prevaleció el consejo de Andrés y se pusieron en marcha. En esencia, Andrés dijo lo siguiente: «El Maestro tiene razón; somos demasiado pocos para este trabajo. Se necesitan más maestros, y el Maestro ha mostrado una gran confianza en nosotros al encargarnos de elegir a los seis nuevos apóstoles». Esa mañana todos ocultaban cierto abatimiento cuando se despidieron para emprender su trabajo. Sabían que iban a echar de menos a Jesús y, aparte de su miedo y su timidez, esta forma de inaugurar el reino de los cielos no era la que ellos habían imaginado.
138:1.4 (1539.2) Se había acordado que los seis trabajarían durante dos semanas y luego volverían a reunirse en casa de Zebedeo para hablar. Mientras tanto Jesús fue a Nazaret para ver a José, a Simón y a otros miembros de su familia que vivían en la zona. Jesús hizo todo lo humanamente posible, y compatible con su dedicación a hacer la voluntad de su Padre, para conservar la confianza y el afecto de su familia. En este aspecto cumplió con todo su deber, y más.
138:1.5 (1539.3) Mientras los apóstoles estaban fuera dedicados a su misión, Jesús pensó mucho en Juan encarcelado. Estuvo muy tentado de utilizar sus poderes potenciales para liberarlo, pero se resignó una vez más a «cumplir la voluntad del Padre».
138:2.1 (1539.4) La primera gira misionera de los seis fue todo un éxito. Todos descubrieron el gran valor del contacto directo y personal con los hombres. Cuando volvieron a reunirse con Jesús eran mucho más conscientes de que, en última instancia, la religión es única y exclusivamente una experiencia personal. Empezaban a percibir lo hambrienta que estaba la gente común de oír palabras de consuelo religioso y aliento espiritual. Todos querían hablar a la vez cuando se reunieron en torno a Jesús, pero Andrés asumió el mando y fue dándoles la palabra uno a uno para que presentaran formalmente sus informes al Maestro y sus candidaturas para los seis nuevos apóstoles.
138:2.2 (1539.5) A medida que cada uno presentaba a su candidato a apóstol, Jesús sometía la propuesta a la votación de todos los demás, y así los seis nuevos apóstoles fueron aceptados formalmente por los seis más antiguos. Hecho esto, Jesús anunció que irían todos a visitar a los candidatos para confirmarles el llamamiento al servicio.
138:2.3 (1539.6) Los seis nuevos apóstoles fueron:
138:2.4 (1539.7) 1. Mateo Leví, el recaudador de aduanas de Cafarnaúm que tenía su oficina justo al este de la ciudad, cerca de la frontera con Batanea. Fue elegido por Andrés.
138:2.5 (1539.8) 2. Tomás Dídimo, pescador de Tariquea y anteriormente carpintero y albañil en Gadara. Fue elegido por Felipe.
138:2.6 (1539.9) 3. Santiago Alfeo, pescador y agricultor de Queresa. Fue elegido por Santiago Zebedeo.
138:2.7 (1539.10) 4. Judas Alfeo, hermano gemelo de Santiago Alfeo y también pescador. Fue elegido por Juan Zebedeo.
138:2.8 (1540.1) 5. Simón Zelotes era un alto cargo de la organización patriótica de los zelotes y renunció a este puesto para unirse a los apóstoles de Jesús. Antes de hacerse zelote, Simón había sido mercader. Fue elegido por Pedro.
138:2.9 (1540.2) 6. Judas Iscariote era el hijo único de unos ricos judíos que vivían en Jericó. Sus padres saduceos lo habían repudiado porque se había unido a Juan el Bautista. Estaba buscando empleo en la zona cuando se encontró con los apóstoles de Jesús, y Natanael lo invitó a unirse a ellos principalmente por su experiencia financiera. Judas Iscariote era el único judeo entre los doce apóstoles.
138:2.10 (1540.3) Jesús pasó un día entero con los seis respondiendo a sus preguntas y escuchando sus informes con todo detalle, pues tenían muchas experiencias interesantes y provechosas que contarle. Entonces comprendieron lo que el Maestro había acertado al enviarlos a trabajar de forma callada y personal antes de lanzarse a esfuerzos públicos más ambiciosos.
138:3.1 (1540.4) Al día siguiente Jesús y los seis fueron a ver a Mateo, el recaudador de aduanas. Mateo los estaba esperando después de haber cuadrado sus cuentas y traspasado a su hermano la gestión de la oficina. Cuando estuvieron cerca de la oficina de peaje Andrés se adelantó con Jesús, que miró de frente a Mateo y le dijo: «Sígueme». Mateo se levantó y llevó a Jesús y los apóstoles a su casa.
138:3.2 (1540.5) Mateo dijo a Jesús que había organizado un banquete para esa noche, pues deseaba al menos ofrecer una cena a su familia y sus amigos si Jesús daba su aprobación y aceptaba ser el invitado de honor. Jesús asintió con la cabeza. Entonces Pedro se hizo a un lado con Mateo y le explicó que había invitado a un tal Simón a unirse a los apóstoles, para asegurarse de que Simón fuera también convidado a la fiesta.
138:3.3 (1540.6) Después de almorzar a mediodía en casa de Mateo, se fueron todos con Pedro a ver a Simón el Zelote y lo encontraron en su antiguo centro de trabajo, dirigido ahora por su sobrino. Cuando Pedro condujo a Jesús hasta Simón, el Maestro saludó al ardiente patriota y solo le dijo: «Sígueme».
138:3.4 (1540.7) Todos volvieron a casa de Mateo donde hablaron mucho sobre política y religión hasta la hora de la cena. La familia Leví se dedicaba desde antiguo a los negocios y a la recaudación de impuestos, por eso muchos de los invitados por Mateo a este banquete habrían sido calificados de «publicanos y pecadores» por los fariseos.
138:3.5 (1540.8) En aquel tiempo, cuando se honraba a una persona prominente con banquete formal de este tipo, era costumbre que todo el que estuviera interesado merodeara por la sala del banquete para ver comer a los convidados y escuchar la conversación y los discursos de los invitados de honor. En esta ocasión la mayoría de los fariseos de Cafarnaúm acudieron como espectadores para observar la conducta de Jesús en esta reunión social tan poco corriente.
138:3.6 (1540.9) A medida que avanzaba la cena los comensales se iban animando y el ambiente se volvió cada vez más festivo. Lo estaban pasando todos tan bien que los espectadores fariseos empezaron a criticar a Jesús en su fuero interno por participar en un acto tan alegre y divertido. Cuando llegó el momento de los discursos, uno de los fariseos más malintencionados llegó hasta el punto de criticar la conducta de Jesús diciendo a Pedro: «Cómo te atreves a enseñar que este hombre es recto, cuando come con publicanos y pecadores y se presta a placeres tan frívolos». Justo antes de que Jesús pronunciara la bendición de despedida de la reunión, Pedro le informó en voz baja de estas críticas. Jesús tomó la palabra y dijo: «Al venir aquí esta noche para dar la bienvenida a Mateo y Simón en nuestra hermandad, he presenciado con gusto vuestra alegría y vuestro buen humor, pero deberíais regocijaros aún más porque muchos de vosotros entraréis en el reino venidero del espíritu, donde disfrutaréis más abundantemente de las cosas buenas del reino de los cielos. Y a los que estáis ahí criticándome en vuestro corazón porque he venido a divertirme con estos amigos, os digo que he venido a proclamar gozo a los oprimidos de la sociedad y libertad espiritual a los cautivos morales. ¿Tendré que recordaros que no son los sanos los que necesitan al médico sino los enfermos? No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores».
138:3.7 (1541.1) Era realmente extraño para la sociedad judía ver a un hombre de carácter recto y sentimientos nobles mezclarse libre y alegremente con la gente común, e incluso con una muchedumbre irreligiosa de publicanos y presuntos pecadores amigos de placeres. A Simón Zelotes le hubiera gustado hacer un discurso en esta reunión en casa de Mateo, pero Andrés, sabiendo que Jesús no quería que el reino venidero se confundiera con el movimiento de los zelotes, le convenció de que se abstuviera de hacer comentarios públicos.
138:3.8 (1541.2) Jesús y los apóstoles se quedaron esa noche en casa de Mateo, y la gente solo hablaba de una cosa al volver a sus casas: de la bondad y la amabilidad de Jesús.
138:4.1 (1541.3) A la mañana siguiente los nueve fueron en barca a Queresa para hacer el llamamiento formal a los dos apóstoles siguientes, Santiago y Judas, los hijos gemelos de Alfeo propuestos por Santiago y Juan Zebedeo. Los gemelos pescadores contaban con la llegada de Jesús y sus apóstoles, y los estaban esperando en la orilla. Santiago Zebedeo presentó al Maestro a los pescadores de Queresa. Jesús fijó en ellos su mirada, asintió con la cabeza y dijo: «Seguidme».
138:4.2 (1541.4) Pasaron esa tarde juntos y Jesús les habló mucho sobre la asistencia a reuniones festivas. Concluyó sus instrucciones diciendo: «Todos los hombres son mis hermanos. Mi Padre del cielo no desprecia a ninguna de las criaturas que hemos hecho. El reino de los cielos está abierto a todos los hombres y a todas las mujeres. Nadie puede cerrar la puerta de la misericordia a un alma hambrienta que intenta entrar en él. Nos sentaremos a comer con todos los que quieran oír hablar del reino. A los ojos de nuestro Padre del cielo todos los hombres son iguales. No os neguéis por lo tanto a partir el pan con fariseos o pecadores, saduceos o publicanos, romanos o judíos, ricos o pobres, esclavos o libres. La puerta del reino está abierta de par en par a todos los que deseen conocer la verdad y encontrar a Dios».
138:4.3 (1541.5) Aquella noche durante una sencilla cena en casa de Alfeo, los hermanos gemelos fueron recibidos en la familia apostólica. Más avanzada la noche, Jesús impartió a sus apóstoles su primera lección sobre el origen, la naturaleza y el destino de los espíritus impuros, aunque no pudieron comprender el sentido de lo que les decía. Les resultaba muy fácil amar y admirar a Jesús, pero muy difícil entender muchas de sus enseñanzas.
138:4.4 (1542.1) Después de una noche de descanso todos los miembros del grupo, que ya eran once, embarcaron hacia Tariquea.
138:5.1 (1542.2) Tomás el pescador y Judas el errante se encontraron con Jesús y los apóstoles en el atracadero de pesca de Tariquea. Tomás vivía muy cerca, y llevó al grupo a su casa. Una vez allí, Felipe presentó a Tomás como su candidato para el apostolado y Natanael presentó al suyo, el judeo Judas Iscariote. Jesús miró a Tomás y le dijo: «Tomás, te falta fe, y sin embargo te recibo. Sígueme». A Judas Iscariote el Maestro le dijo: «Judas, todos somos de la misma carne, y al recibirte entre nosotros rezo para que seas siempre leal a tus hermanos galileos. Sígueme».
138:5.2 (1542.3) Después de reponer fuerzas, Jesús se llevó aparte a los doce para rezar con ellos y darles instrucción sobre la naturaleza y la acción del Espíritu Santo, pero una vez más, no lograron comprender casi nada de las maravillosas verdades que se esforzaba por enseñarles. Uno captaba un punto y otro entendía otro, pero ninguno de ellos conseguía abarcar el conjunto de su enseñanza. Cometían siempre el error de intentar encajar el nuevo evangelio de Jesús en sus antiguas formas de creencia religiosa. No podían captar la idea de que Jesús había venido a proclamar un nuevo evangelio de salvación y a establecer una nueva manera de encontrar a Dios. No percibían que él era una nueva revelación del Padre del cielo.
138:5.3 (1542.4) Al día siguiente Jesús dejó a sus doce apóstoles completamente solos. Quería que se conocieran y que pudieran comentar entre ellos lo que les había enseñado. El Maestro volvió para la cena. En la sobremesa les habló sobre el ministerio de las serafines, y algunos de los apóstoles comprendieron su enseñanza. Descansaron esa noche y al día siguiente salieron en barca hacia Cafarnaúm.
138:5.4 (1542.5) Zebedeo y Salomé se habían ido a vivir con su hijo David para poner su amplia casa a disposición de Jesús y sus doce apóstoles. Jesús pasó en ella un sabbat tranquilo con sus mensajeros elegidos. Les describió con detenimiento sus planes para proclamar el reino e insistió mucho en hacerles comprender la importancia de evitar todo enfrentamiento con las autoridades civiles. Les dijo: «Si hay que reprender a los dirigentes civiles, dejádmelo a mí. Cuidaos de no hacer acusaciones contra el César ni sus servidores». Esa misma noche Judas Iscariote llevó aparte a Jesús para averiguar por qué no se hacía nada por sacar a Juan de la cárcel. Y Judas no se quedó del todo satisfecho con la actitud de Jesús.
138:6.1 (1542.6) La semana siguiente estuvo dedicada a un intenso programa de formación. Cada uno de los apóstoles antiguos se hacía cargo diariamente del apóstol que había presentado para repasar a fondo todo lo que habían aprendido y experimentado como preparación para el trabajo del reino. Los seis apóstoles más antiguos repasaron cuidadosamente en beneficio de los seis más nuevos las enseñanzas impartidas por Jesús hasta ese momento. Por la noche se reunían todos en el jardín de Zebedeo para ser instruidos por Jesús.
138:6.2 (1542.7) Fue por esta época cuando Jesús instituyó un día de vacación a media semana, y ellos mantuvieron este programa de descanso y recreo semanal durante todo el resto de la vida material de Jesús. Los miércoles, por regla general, se suspendían todas las actividades regulares y Jesús solía apartarse de ellos diciendo: «Hijos, hoy tenéis el día libre. Descansad del duro trabajo del reino y disfrutad volviendo a vuestras antiguas ocupaciones o descubriendo nuevas formas de diversión». En realidad Jesús no necesitaba este día de descanso durante esa fase de su vida terrenal, pero se amoldó a este plan porque sabía que era lo mejor para sus compañeros humanos. Jesús era el maestro —el Maestro— y sus compañeros eran sus alumnos, sus discípulos.
138:6.3 (1543.1) Jesús se esforzó por aclarar a sus apóstoles la diferencia entre sus enseñanzas y su vida entre ellos, y las enseñanzas que pudieran surgir sobre él en el futuro. Les dijo: «Mi reino y el evangelio relacionado con él serán la esencia de vuestro mensaje. No os desviéis predicando sobre mí y sobre mis enseñanzas. Proclamad el evangelio del reino y describid mi revelación del Padre del cielo, pero no os extraviéis creando leyendas y elaborando un culto dedicado a creencias y enseñanzas sobre mis creencias y enseñanzas». Una vez más, ellos no entendieron por qué les hablaba así, y ninguno se atrevió a preguntarle por qué les decía esas cosas.
138:6.4 (1543.2) En estas primeras enseñanzas Jesús trató de evitar en lo posible controversias con sus apóstoles, excepto cuando tenían conceptos equivocados sobre su Padre del cielo. En todos estos casos no vaciló nunca en corregir las creencias erróneas. Había un único propósito en la vida de Jesús en Urantia tras su bautismo, y era hacer una revelación mejor y más verdadera de su Padre del Paraíso. Él era el pionero del camino nuevo y mejor hacia Dios, el camino de la fe y el amor. Siempre exhortaba así a sus apóstoles: «Id a buscar a los pecadores; encontrad a los abatidos y confortad a los angustiados».
138:6.5 (1543.3) Jesús captaba perfectamente la situación. Poseía un poder ilimitado que podría haber utilizado para impulsar su misión, pero se conformaba con unos medios y unas personalidades que la mayoría de la gente habría considerado inadecuados e incluso insignificantes. Tenía entre manos una misión de enormes posibilidades teatrales, pero eligió ocuparse de los asuntos de su Padre de la manera más callada y menos espectacular, evitando cuidadosamente cualquier despliegue de poder. Se propuso trabajar sin ruido con sus doce apóstoles en las proximidades del mar de Galilea al menos durante varios meses.
138:7.1 (1543.4) Jesús había proyectado una tranquila campaña misionera de cinco meses de labor personal. No dijo a los apóstoles cuánto duraría; trabajaban semana a semana. El primer día de la semana por la mañana temprano, justo cuando estaba a punto de desvelar estos planes a sus doce apóstoles, Simón Pedro, Santiago Zebedeo y Judas Iscariote fueron a hablar con él en privado. Pedro se hizo a un lado con Jesús y se atrevió a decirle: «Maestro, venimos a petición de nuestros compañeros para averiguar si no ha llegado ya el momento de entrar en el reino. ¿Proclamarás el reino en Cafarnaúm o hemos de trasladarnos a Jerusalén? ¿Cuándo sabremos, cada uno de nosotros, los puestos que vamos a ocupar contigo en el establecimiento del reino…» Pedro habría seguido preguntando pero Jesús levantó una mano reprobatoria, y después de indicar por señas a los demás apóstoles que se acercaran, les dijo: «Hijitos, ¡cuánta paciencia habré de tener con vosotros! ¿No os he dejado claro que mi reino no es de este mundo? Os he dicho muchas veces que no he venido a sentarme en el trono de David, ¿por qué preguntáis por el lugar que ocupará cada uno de vosotros en el reino del Padre? ¿No os dais cuenta de que os he llamado como embajadores de un reino espiritual? ¿No entendéis que pronto, muy pronto, me representaréis en el mundo y en la proclamación del reino como yo represento ahora a mi Padre que está en el cielo? ¿Cómo es posible que os haya elegido e instruido como mensajeros del reino, y que sin embargo no comprendáis aún la naturaleza ni la relevancia de este reino venidero de preeminencia divina en el corazón de los hombres? Amigos, escuchadme una vez más. Desterrad de vuestra mente la idea de que mi reino es un imperio de poder o un reinado de gloria. En verdad, todos los poderes del cielo y de la tierra serán puestos pronto en mis manos, pero no es voluntad del Padre que utilicemos esta dotación divina para glorificarnos durante esta edad. En otra edad os sentaréis conmigo en poder y gloria, pero nos corresponde ahora someternos a la voluntad del Padre y salir con humilde obediencia a ejecutar su mandato en la tierra».
138:7.2 (1544.1) Una vez más, sus colaboradores se quedaron consternados, estupefactos. Jesús los envió a orar de dos en dos y les pidió que se reunieran con él al mediodía. Esa mañana crucial cada uno de ellos trató de encontrar a Dios, cada uno de ellos se esforzó por dar ánimos y fortaleza al otro, y luego volvieron a reunirse con Jesús como les había pedido.
138:7.3 (1544.2) Entonces Jesús rememoró para ellos la venida de Juan, el bautismo en el Jordán, la boda en Caná, la reciente elección de los seis y el distanciamiento de sus propios hermanos en la carne, y les advirtió que el enemigo del reino trataría de alejarlos a ellos también. Tras estas breves pero sentidas palabras de Jesús, todos los apóstoles se levantaron liderados por Pedro para afirmar su entrega imperecedera a su Maestro y prometer lealtad inquebrantable al reino; en palabras de Tomás: «a ese reino venidero, sea lo que sea e incluso sin comprenderlo del todo». Todos ellos creían en Jesús de verdad aunque no comprendieran plenamente sus enseñanzas.
138:7.4 (1544.3) Jesús les preguntó después cuánto dinero tenían entre todos, y quiso saber también cómo pensaban mantener a sus familias. Cuando se vio que apenas tenían fondos suficientes para mantenerse durante dos semanas, dijo: «No es voluntad de mi Padre que empecemos nuestra misión en estas condiciones. Nos quedaremos aquí dos semanas junto al mar para pescar o trabajar en lo que encontremos. Mientras tanto os iréis organizando bajo la dirección de Andrés, el primer apóstol elegido, para que podáis disponer de todo lo que necesitéis en vuestro trabajo futuro, tanto en el ministerio personal que ejercéis ahora como cuando os ordene más adelante predicar el evangelio e instruir a los creyentes». Todos se alegraron muchísimo con estas palabras; era la primera vez que Jesús les indicaba de forma clara y positiva que proyectaba emprender más adelante una actividad pública más activa y ambiciosa.
138:7.5 (1544.4) Los apóstoles pasaron el resto del día organizándose y preparando las barcas y las redes para salir a pescar al día siguiente. Todos habían decidido que se dedicarían a la pesca porque la mayoría habían sido pescadores, incluso Jesús era un pescador experto además de fabricante de embarcaciones. Muchas de las embarcaciones que utilizaron en los años siguientes habían sido construidas por Jesús con sus propias manos. Y eran embarcaciones buenas y seguras.
138:7.6 (1544.5) Jesús los animó a dedicarse a la pesca durante dos semanas y añadió: «Más adelante os convertiréis en pescadores de hombres». Se dividieron en tres grupos, y Jesús salía a pescar con un grupo diferente cada noche. ¡Cuánto disfrutaban todos de la compañía de Jesús! Era un buen pescador, un compañero alegre y un amigo inspirador. Cuanto más trabajaban con él, más lo amaban. Como dijo un día Mateo: «Cuanto más entiendes a algunas personas menos las admiras, pero a este hombre cuanto menos lo entiendo más lo amo».
138:7.7 (1545.1) Este plan de pescar durante dos semanas y salir a hacer trabajo personal en favor del reino durante otras dos se mantuvo durante más de cinco meses, hasta finales de ese año 26 d. C., cuando cesaron las persecuciones dirigidas contra los discípulos de Juan tras el encarcelamiento del Bautista.
138:8.1 (1545.2) Después de vender el producto de las dos semanas de pesca, Judas Iscariote, elegido como tesorero de los doce, dividió los fondos apostólicos en seis partes iguales, una vez provistos los fondos necesarios para el mantenimiento de las familias a su cargo. Entonces, hacia mediados de agosto del año 26 d. C., salieron de dos en dos a las campañas de trabajo asignadas por Andrés. Las dos primeras semanas Jesús salió con Andrés y Pedro, las dos segundas, con Santiago y Juan, y así sucesivamente con las otras parejas en el orden en que habían sido elegidos. De este modo pudo salir al menos una vez con cada pareja antes de reunirlos para empezar su ministerio público.
138:8.2 (1545.3) Jesús les enseñó a predicar el perdón de los pecados a través de la fe en Dios, sin sacrificios ni penitencias, y que el Padre del cielo ama a todos sus hijos con el mismo amor eterno. Insistió mucho a sus apóstoles que evitaran hablar sobre:
138:8.3 (1545.4) 1. La obra y el encarcelamiento de Juan el Bautista.
138:8.4 (1545.5) 2. La voz que se oyó en el bautismo. Dijo Jesús: «Solo los que oyeron la voz pueden hablar de ella. Hablad solo de lo que habéis escuchado de mí; no habléis de rumores».
138:8.5 (1545.6) 3. La transformación del agua en vino, en Caná. Jesús les encareció muy seriamente: «No contéis a nadie lo del agua y el vino».
138:8.6 (1545.7) Durante esos cinco o seis meses, los apóstoles pasaron muy buenos momentos. Trabajaban como pescadores cada dos semanas alternas y ganaban así dinero suficiente para mantenerse las otras dos semanas de campaña misionera para el reino.
138:8.7 (1545.8) La gente corriente se maravillaba con las enseñanzas y el ministerio de Jesús y sus apóstoles. Los rabinos habían enseñado durante mucho tiempo a los judíos que los ignorantes no podían ser ni piadosos ni justos. Pero los apóstoles de Jesús eran piadosos y justos, y sin embargo ignoraban alegremente gran parte del saber de los rabinos y de la sabiduría del mundo.
138:8.8 (1545.9) Jesús dejó muy clara a sus apóstoles la diferencia entre el arrepentimiento mediante las llamadas buenas obras, como enseñaban los judíos, y el cambio producido en la mente por la fe —el nuevo nacimiento— que él exigía como precio de entrada en el reino. Enseñó a sus apóstoles que la fe era el único requisito para entrar en el reino del Padre. Juan había predicado: «Arrepentíos, huid de la ira por venir», pero Jesús enseñaba que «la fe es la puerta abierta para entrar en el amor presente, perfecto y eterno de Dios». Jesús no hablaba como un profeta, como alguien que viene a proclamar la palabra de Dios. Parecía hablar de sí mismo como alguien que tiene autoridad. Jesús quería apartar sus mentes de la búsqueda de milagros y llevarlas a descubrir de forma real y personal la satisfacción y la seguridad de que el espíritu de amor y gracia salvadora de Dios moraba en ellos.
138:8.9 (1545.10) Los discípulos aprendieron muy pronto que el Maestro sentía profundo respeto y cordial estima por todos los seres humanos que conocía, y les impresionaba sobremanera la consideración uniforme e invariable que mostraba sistemáticamente hacia toda clase de hombres, mujeres y niños. A veces se paraba en medio de un profundo discurso para salir a la carretera y decir unas palabras de aliento a una mujer que pasaba cargada con el peso de su cuerpo y de su alma. Interrumpía una importante conversación con sus apóstoles para charlar con un niño inoportuno. No parecía haber nada tan importante para Jesús como el ser humano individual con quien se encontraba. Era instructor y maestro pero era más: un amigo, un buen vecino, un camarada comprensivo.
138:8.10 (1546.1) Aunque la enseñanza pública de Jesús consistía principalmente en parábolas y discursos breves, siempre instruía a sus apóstoles mediante preguntas y respuestas, y siempre interrumpió sus discursos públicos posteriores para responder a preguntas sinceras.
138:8.11 (1546.2) Al principio a los apóstoles se escandalizaban por la manera en que Jesús trataba a las mujeres, pero pronto se acostumbraron. Les explicó muy claramente que en el reino se otorgaría a las mujeres los mismos derechos que a los hombres.
138:9.1 (1546.3) Este periodo algo monótono de alternancia entre la pesca y el ministerio personal resultó ser una experiencia agotadora para los doce apóstoles, pero aguantaron la prueba. Con todas sus quejas, dudas e insatisfacciones pasajeras, fueron fieles a su promesa de entrega y lealtad al Maestro. Fue su asociación personal con Jesús durante estos meses de prueba lo que despertó en ellos un cariño tan grande que todos (salvo Judas Iscariote) permanecieron leales y fieles a su persona incluso en las horas oscuras del juicio y la crucifixión. Unos hombres cabales no podían de ninguna manera abandonar a un maestro venerado que había vivido tan cerca de ellos y se había entregado a ellos tanto como Jesús. Durante las horas sombrías de la muerte del Maestro, el corazón de estos apóstoles dejó de lado toda razón, todo juicio y toda lógica para dar paso a una única y extraordinaria emoción humana: el sentimiento supremo de amistad leal. Estos cinco meses de trabajo con Jesús indujeron a sus apóstoles, a cada uno de ellos, a considerarlo como el mejor amigo que tenían en el mundo. Fue este sentimiento humano, y no sus magníficas enseñanzas ni sus hechos maravillosos, lo que los mantuvo unidos hasta después de la resurrección y de la proclamación renovada del evangelio del reino.
138:9.2 (1546.4) Los apóstoles superaron la prueba de estos meses de trabajo callado, pero este periodo de inactividad pública supuso además un gran conflicto para la familia de Jesús. Cuando se disponía a emprender su obra pública, Jesús había sido prácticamente abandonado por toda su familia (excepto Rut). Más adelante intentarían comunicarse alguna vez con él, pero solo para persuadirlo de volver a casa con ellos, pues sospechaban que había perdido el juicio. Eran sencillamente incapaces de interpretar su filosofía o captar sus enseñanzas; todo ello era demasiado para los de su propia carne y sangre.
138:9.3 (1546.5) Los apóstoles prosiguieron su labor personal en Cafarnaúm, Betsaida-Julias, Corazín, Gerasa, Hipos, Magdala, Caná, Belén de Galilea, Jotapata, Ramá, Safed, Giscala, Gadara y Abila. Además de actuar en estas ciudades, trabajaron en muchos pueblos y también en el campo. Al final de este periodo los doce habían establecido planes bastante satisfactorios para atender a las necesidades de sus respectivas familias. Casi todos los apóstoles estaban casados y algunos tenían varios hijos, pero organizaron el mantenimiento de sus familiares de tal forma que, con alguna pequeña asistencia de los fondos apostólicos, pudieron dedicar todas sus energías al trabajo del Maestro sin tener que preocuparse por el bienestar económico de sus familias.
138:10.1 (1547.1) Los apóstoles se organizaron muy pronto de la siguiente manera:
138:10.2 (1547.2) 1. Andrés, el primer apóstol elegido, fue designado presidente y director general de los doce.
138:10.3 (1547.3) 2. Pedro, Santiago y Juan fueron nombrados acompañantes personales de Jesús. Habían de asistirlo día y noche, atender a sus diversas necesidades materiales y acompañarlo en las vigilias nocturnas de oración y comunión misteriosa con el Padre del cielo.
138:10.4 (1547.4) 3. Felipe fue nombrado administrador del grupo. Era el responsable del avituallamiento y debía asegurarse de que los visitantes, y a veces incluso las multitudes de oyentes, tuvieran algo que comer.
138:10.5 (1547.5) 4. Natanael velaba por las necesidades de las familias de los doce. Recibía informes regulares sobre las necesidades de la familia de cada apóstol, pedía los fondos a Judas, el tesorero, y los enviaba cada semana.
138:10.6 (1547.6) 5. Mateo era el agente financiero del cuerpo apostólico, el encargado de velar por que el presupuesto estuviera equilibrado y la tesorería abastecida. En caso de falta de fondos, si no se recibían donaciones suficientes para mantener al colectivo, Mateo estaba facultado para ordenar a los doce que volvieran a sus redes durante un tiempo. Esto nunca fue necesario tras el comienzo del ministerio público, pues hubo siempre tesorería suficiente para financiar las actividades.
138:10.7 (1547.7) 6. Tomás organizaba los itinerarios. Se encargaba de gestionar el alojamiento y seleccionar de manera general los lugares donde enseñar y predicar, para asegurar un programa de desplazamientos coordinado y eficaz.
138:10.8 (1547.8) 7. A Santiago y Judas, los hijos gemelos de Alfeo, se les encomendó la gestión de las multitudes. Su tarea consistía en reclutar un número suficiente de controladores entre los asistentes para mantener el orden público durante la predicación.
138:10.9 (1547.9) 8. Simón Zelotes era el encargado del descanso y la diversión. Organizaba los programas de los miércoles e intentaba también proporcionar unas horas diarias de recreo.
138:10.10 (1547.10) 9. Judas Iscariote fue nombrado tesorero. Portaba la bolsa. Pagaba todos los gastos y llevaba la contabilidad. Presentaba los presupuestos semanales a Mateo y los informes semanales a Andrés. Judas hacía los pagos previa autorización de Andrés.
138:10.11 (1547.11) Así funcionó la organización original de los doce hasta el momento en que tuvieron que reorganizarse por la deserción de Judas, el traidor. El Maestro siguió viviendo de esta manera sencilla con sus apóstoles-discípulos hasta que los reunió el domingo 12 de enero del año 27 d. C. y los ordenó formalmente como embajadores del reino y predicadores de su buena nueva. Poco después se prepararon para salir hacia Jerusalén y Judea en su primera gira de predicación pública.
El libro de Urantia
Documento 139
139:0.1 (1548.1) TAL FUE el atractivo y la rectitud de la vida de Jesús en la tierra que, aunque hizo pedazos una y otra vez las esperanzas de sus apóstoles y destrozó todas sus ambiciones de exaltación personal, solo uno lo abandonó.
139:0.2 (1548.2) Los apóstoles aprendieron de Jesús sobre el reino de los cielos, y Jesús aprendió mucho de ellos sobre el reino de los hombres, sobre cómo vive la naturaleza humana en Urantia y en los otros mundos evolutivos del tiempo y el espacio. Eran doce hombres de temperamento humano muy diverso, y la instrucción recibida no los había hecho semejantes. Muchos de estos pescadores galileos tenían una fuerte proporción de sangre gentil como resultado de la conversión forzosa de la población no judía de Galilea cien años antes.
139:0.3 (1548.3) No cometáis el error de considerar que los apóstoles eran totalmente incultos e ignorantes. Todos salvo los gemelos Alfeo se habían graduado en las escuelas de las sinagogas y habían sido instruidos a fondo en las escrituras hebreas y en gran parte de los conocimientos corrientes de la época. Siete de ellos se habían graduado en la escuela de la sinagoga de Cafarnaúm, la mejor escuela judía de toda Galilea.
139:0.4 (1548.4) Cuando vuestros escritos se refieren a estos mensajeros del reino como «incultos e ignorantes», lo hacen con intención de transmitir la idea de que eran laicos, que no habían aprendido el saber de los rabinos ni se habían educado en los métodos de interpretación rabínica de las Escrituras. Carecían de la llamada educación superior. En los tiempos modernos serían considerados sin duda como personas poco instruidas, y en algunos círculos de la sociedad incluso sin cultura. Una cosa es cierta: no habían pasado todos por un mismo programa de estudios fijo y estereotipado. A partir de la adolescencia sus experiencias de aprendizaje de la vida habían sido muy diferentes.
139:1.1 (1548.5) Andrés, el presidente del cuerpo apostólico del reino, nació en Cafarnaúm. Era el hijo mayor de una familia de cinco: él mismo, su hermano Simón y tres hermanas. Su padre, ya fallecido, había sido socio de Zebedeo en un negocio de desecación de pescado en Betsaida, el puerto pesquero de Cafarnaúm. Cuando se convirtió en apóstol Andrés estaba soltero y vivía en casa de su hermano casado, Simón Pedro. Ambos eran pescadores y socios de Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo.
139:1.2 (1548.6) Cuando fue elegido como apóstol en el año 26 d. C., Andrés tenía 33 años, uno más que Jesús, y era el mayor de los apóstoles. Provenía de una excelente línea de antepasados y era el más capaz de los doce. Excepto en oratoria, estaba a la altura de sus compañeros en casi todas las aptitudes imaginables. Jesús nunca puso a Andrés un apodo, una designación fraternal. Pero igual que no tardaron en llamar Maestro a Jesús, los apóstoles designaban a Andrés con un término equivalente a ‘jefe’.
139:1.3 (1549.1) Andrés era buen organizador y mejor administrador. Formaba parte del círculo íntimo de cuatro apóstoles, pero al ser nombrado por Jesús como cabeza del grupo apostólico, tuvo que cumplir sus funciones con sus hermanos mientras los otros tres disfrutaban de una comunión muy estrecha con el Maestro. Andrés siguió siendo el decano del cuerpo apostólico hasta el final.
139:1.4 (1549.2) Aunque Andrés nunca fue efectivo como predicador, fue muy eficaz en su labor personal. Fue el pionero de los misioneros del reino cuando, al ser elegido como primer apóstol, atrajo inmediatamente a su hermano Simón, que se convertiría en uno de los mejores predicadores del reino. Andrés fue el principal partidario de la política de Jesús de utilizar el programa de trabajo personal como medio para formar a los doce como mensajeros del reino.
139:1.5 (1549.3) Tanto si Jesús enseñaba a los apóstoles en privado como si predicaba a las multitudes, Andrés solía estar al corriente de todo. Era un ejecutivo inteligente y un administrador eficaz. Tomaba decisiones rápidas en todas las cuestiones que se le presentaban a no ser que considerara que el problema sobrepasaba el ámbito de su autoridad, en cuyo caso lo consultaba directamente con Jesús.
139:1.6 (1549.4) Andrés y Pedro eran muy diferentes en carácter y temperamento, pero debe quedar constancia eterna y ejemplar de que se llevaban de maravilla. Andrés nunca tuvo celos de la elocuencia de Pedro. No es frecuente que un hombre mayor del tipo de Andrés ejerza una influencia tan profunda sobre un hermano más joven y dotado de mucho talento. Andrés y Pedro nunca mostraron la menor envidia de las cualidades y los éxitos del otro. Al final de la tarde del día de Pentecostés, cuando se habían incorporado dos mil almas al reino gracias en gran medida a la predicación vigorosa e inspiradora de Pedro, Andrés dijo a su hermano: «Yo no hubiera podido hacerlo, pero estoy muy contento de tener un hermano que puede». A lo cual Pedro respondió: «Si no fuera porque me llevaste al Maestro y por tu tenacidad para mantenerme con él, yo no habría estado aquí para hacerlo». Andrés y Pedro eran la excepción a la regla, la prueba de que incluso los hermanos pueden vivir juntos en paz y trabajar juntos eficazmente.
139:1.7 (1549.5) Después de Pentecostés Pedro se hizo famoso, pero a Andrés, el hermano mayor, nunca le molestó que le presentaran como «el hermano de Simón Pedro» durante el resto de su vida.
139:1.8 (1549.6) De todos los apóstoles, Andrés era el mejor conocedor de hombres. Supo que se estaban fraguando problemas en el corazón de Judas Iscariote antes de que ninguno de los otros sospechara nada malo del tesorero, pero no compartió sus temores con ellos. El gran servicio de Andrés al reino fue asesorar a Pedro, Santiago y Juan en la elección de los primeros misioneros que se enviaron a proclamar el evangelio, y también aconsejar a estos primeros dirigentes sobre la organización de los asuntos administrativos del reino. Andrés tenía un gran don para descubrir los recursos ocultos y los talentos latentes de los jóvenes.
139:1.9 (1549.7) Poco después de la ascensión de Jesús a lo alto, Andrés empezó a escribir una relación personal de muchos de los dichos y hechos de su difunto Maestro. Tras la muerte de Andrés se hicieron copias de este documento privado que circularon profusamente entre los primeros maestros de la Iglesia cristiana. Estas notas informales de Andrés fueron posteriormente corregidas, enmendadas, alteradas y ampliadas hasta convertirse en una narración bastante cronológica de la vida del Maestro en la tierra. La última de esas pocas copias alteradas y enmendadas fue destruida por el fuego en Alejandría unos cien años después de que el primer elegido de los doce apóstoles escribiera el original.
139:1.10 (1550.1) Andrés era un hombre de visión interior clara, pensamiento lógico y decisiones firmes. El punto fuerte de su carácter era su espléndida estabilidad, su desventaja, la falta de entusiasmo. Le faltó muchas veces animar a sus compañeros con alabanzas merecidas, y esta reticencia a elogiar los logros de sus amigos provenía de su odio a la adulación y a la hipocresía. Andrés era uno de esos hombres ecuánimes de una pieza que se hacen a sí mismos y triunfan modestamente en la vida.
139:1.11 (1550.2) Todos los apóstoles amaban a Jesús, pero es verdad que cada uno de los doce se sentía atraído hacia él por alguna característica de su personalidad especialmente atractiva para ese apóstol en particular. Andrés admiraba a Jesús por su sinceridad constante, por su dignidad sin afectación. Una vez que los hombres conocían a Jesús, se sentían impulsados a compartirlo con sus amigos; deseaban realmente que todo el mundo lo conociera.
139:1.12 (1550.3) Cuando las persecuciones posteriores dispersaron a los apóstoles fuera de Jerusalén, Andrés viajó por Armenia, Asia Menor y Macedonia, y después de traer a muchos miles al reino, fue apresado y crucificado finalmente en Patras, en Acaya. Este hombre robusto tardó dos días completos en expirar en la cruz, y durante esas trágicas horas siguió proclamando eficazmente la buena nueva de la salvación del reino de los cielos.
139:2.1 (1550.4) Cuando Simón se unió a los apóstoles tenía treinta años. Estaba casado, tenía tres hijos y vivía en Betsaida, cerca de Cafarnaúm. Su hermano Andrés y la madre de su esposa vivían con él. Tanto Pedro como Andrés eran socios de pesca de los hijos de Zebedeo.
139:2.2 (1550.5) El Maestro conocía a Simón desde algún tiempo antes de que Andrés lo propusiera como el segundo apóstol. Cuando Jesús llamó Pedro a Simón lo hizo con una sonrisa, era una especie de apodo. Simón era bien conocido entre todos sus amigos por su carácter impulsivo e imprevisible. Es verdad que Jesús concedería más adelante una importancia nueva y significativa a este apodo puesto a la ligera.
139:2.3 (1550.6) Simón Pedro era un hombre de impulsos, un optimista. Llevaba desde pequeño dando rienda suelta a sus fuertes sentimientos y se metía en constantes dificultades porque persistía en hablar sin pensar. Esta irreflexión creaba también problemas incesantes a todos sus amigos y compañeros y fue motivo de muchas suaves reprimendas por parte de su Maestro. Y si su hablar atolondrado no le metió en más líos solo fue porque aprendió muy pronto a consultar muchos de sus planes y proyectos con su hermano Andrés antes de aventurarse a proponerlos en público.
139:2.4 (1550.7) Pedro era un orador desenvuelto, elocuente y teatral. Era también un líder nato e inspirador, de pensamiento rápido pero de razonamiento poco profundo. Hacía muchas preguntas, más que todos los apóstoles juntos, y aunque la mayoría de ellas eran buenas y pertinentes, muchas eran irreflexivas y tontas. Pedro no tenía una mente profunda pero conocía su mente bastante bien. Era, por lo tanto, un hombre de decisiones rápidas y acciones repentinas. Mientras los demás comentaban asombrados al ver a Jesús en la playa, Pedro saltó al agua y nadó hacia la orilla al encuentro del Maestro.
139:2.5 (1551.1) El rasgo que más admiraba Pedro en Jesús era su ternura divina. Pedro no se cansaba nunca de contemplar la paciencia de Jesús. No olvidó nunca la lección sobre perdonar al malhechor no solo siete veces, sino setenta veces siete. Pensó mucho sobre estos rasgos del carácter indulgente del Maestro durante los días tristes y sombríos que siguieron inmediatamente a su negación irreflexiva y no deliberada de Jesús en el patio del sumo sacerdote.
139:2.6 (1551.2) Simón Pedro vacilaba de forma lamentable; oscilaba repentinamente de un extremo al otro. Primero se negó a que Jesús le lavara los pies, y luego, ante la respuesta del Maestro, le rogó que le lavara todo el cuerpo. Pero Jesús bien sabía que los defectos de Pedro estaban en la cabeza y no en el corazón. Tenía una de las combinaciones más inexplicables de valor y cobardía que se han visto nunca sobre la tierra. La gran fuerza de su carácter era la lealtad, la amistad. Pedro amaba a Jesús con toda sinceridad, pero a pesar de la poderosa fuerza de su devoción, era tan inconstante e inestable que permitió que una criada le tomara el pelo hasta el punto de negar a su Señor y Maestro. Pedro aguantaba bien la persecución y cualquier otra forma de agresión directa, pero se hundía y encogía ante el ridículo. Era un soldado valiente ante el ataque frontal, pero un cobarde servil cuando lo sorprendían por la retaguardia.
139:2.7 (1551.3) Pedro fue el primer apóstol de Jesús que dio un paso al frente para defender el trabajo de Felipe entre los samaritanos y el de Pablo entre los gentiles. Sin embargo, cuando fue ridiculizado posteriormente por unos judaizantes en Antioquía, dio marcha atrás y se distanció temporalmente de los gentiles con lo que atrajo sobre su cabeza la valiente denuncia de Pablo.
139:2.8 (1551.4) Fue el primero de los apóstoles en reconocer incondicionalmente la humanidad y la divinidad conjuntas de Jesús y el primero en negarle después de Judas. Pedro no era especialmente soñador, pero le disgustaba descender de las nubes del éxtasis y del entusiasmo de su complacencia teatral al mundo ordinario de la realidad terrena.
139:2.9 (1551.5) Al seguir a Jesús —literalmente y en sentido figurado— o bien encabezaba la procesión o bien iba a la zaga «siguiendo de lejos». Pero era el predicador más destacado de los doce. Hizo más que cualquier otro hombre, aparte de Pablo, por establecer el reino y enviar a sus mensajeros a los cuatro puntos cardinales de la tierra en una sola generación.
139:2.10 (1551.6) Después de renegar azoradamente del Maestro, se encontró a sí mismo y, siguiendo los consejos cordiales y comprensivos de Andrés, fue el primero en retomar las redes de pesca mientras los apóstoles permanecían a la espera de averiguar qué sucedería tras la crucifixión. Cuando se convenció de que Jesús lo había perdonado y supo que había sido admitido de nuevo en el redil del Maestro, las llamas del reino ardieron tan vivamente en su alma que se convirtió en una gran luz salvadora para miles de personas que estaban en la oscuridad.
139:2.11 (1551.7) Tras su salida de Jerusalén y antes de que Pablo se convirtiera en el espíritu impulsor de las Iglesias cristianas de los gentiles, Pedro se dedicó a visitar todas las Iglesias desde Babilonia hasta Corinto. Visitó y atendió incluso a muchas Iglesias fundadas por Pablo. Aunque Pedro y Pablo eran muy diferentes en temperamento y educación, incluso en teología, trabajaron juntos en armonía durante sus últimos años para el desarrollo de las Iglesias.
139:2.12 (1552.1) Algo del estilo y de las enseñanzas de Pedro aparece en los sermones parcialmente transcritos por Lucas y en el Evangelio de Marcos. El mejor exponente de su estilo vigoroso era su carta conocida como la Primera Epístola de Pedro, al menos antes de que un discípulo de Pablo la modificara.
139:2.13 (1552.2) Pero Pedro persistió en el error de intentar convencer a los judíos de que Jesús era realmente el auténtico Mesías judío. Hasta el mismo día de su muerte, Simón Pedro siguió confundiendo los conceptos de Jesús como Mesías judío, Cristo como redentor del mundo y el Hijo del Hombre como revelación de Dios, el Padre amoroso de toda la humanidad.
139:2.14 (1552.3) La esposa de Pedro fue una mujer muy capaz. Trabajó satisfactoriamente durante años como miembro del cuerpo de mujeres, y cuando Pedro fue expulsado de Jerusalén lo acompañó en todos sus viajes a las Iglesias y en todos sus recorridos misioneros. El día en que su ilustre marido entregó su vida, ella fue arrojada a las fieras en la arena de Roma.
139:2.15 (1552.4) Y así fue como este hombre, Pedro, un íntimo de Jesús, miembro de su círculo interno, salió de Jerusalén y proclamó la buena nueva del reino con poder y gloria hasta que se hubo cumplido la plenitud de su ministerio. Y consideró que recibía un gran honor cuando sus captores le informaron de que moriría como había muerto su Maestro: en la cruz. Simón Pedro fue crucificado en Roma.
139:3.1 (1552.5) Santiago, el mayor de los dos apóstoles hijos de Zebedeo apodados «hijos del trueno» por Jesús, tenía treinta años cuando se convirtió en apóstol. Estaba casado, tenía cuatro hijos y vivía cerca de sus padres en Betsaida, a las afueras de Cafarnaúm. Era pescador y trabajaba con su hermano menor Juan y sus socios Andrés y Simón. Santiago y su hermano Juan tenían el privilegio de haber conocido a Jesús mucho antes que ninguno de los otros apóstoles.
139:3.2 (1552.6) Este apóstol competente era de temperamento contradictorio; parecía tener dos naturalezas movidas las dos por fuertes sentimientos. Cuando la indignación se apoderaba de él, estallaba con especial vehemencia. Montaba en cólera ante la provocación, y cuando pasaba la tormenta acostumbraba siempre a justificar y disculpar su furia como una manifestación de justa indignación. Aparte de estos arrebatos periódicos de ira, la personalidad de Santiago se parecía mucho a la de Andrés. No poseía la discreción de Andrés ni su comprensión de la naturaleza humana, pero hablaba mucho mejor en público. Después de Pedro y tal vez de Mateo, Santiago era el mejor orador de los doce.
139:3.3 (1552.7) Aunque Santiago no era nada temperamental, podía estar callado y taciturno un día y ser un gran conversador y narrador al día siguiente. Solía hablar libremente con Jesús, pero entre los doce era el que pasaba callado más días seguidos. Esos periodos de silencio inexplicable eran su gran debilidad.
139:3.4 (1552.8) La característica más destacada de la personalidad de Santiago era su capacidad de ver todos los aspectos de cualquier asunto. Fue el que estuvo más cerca de los doce de captar la realidad de la importancia y el significado de la enseñanza de Jesús. También a él le costó al principio comprender el sentido de lo que decía el Maestro, pero antes del final del periodo de formación ya había adquirido un concepto superior del mensaje de Jesús. Santiago era capaz de sintonizar con una amplia gama de naturalezas humanas. Se llevaba bien con el polifacético Andrés, con el impetuoso Pedro y con su reservado hermano Juan.
139:3.5 (1553.1) Aunque Santiago y Juan tenían sus dificultades para trabajar juntos, su buena relación era ejemplar. No llegaba al nivel de la de Andrés y Pedro, pero se llevaban mucho mejor de lo que se podría esperar de dos hermanos, sobre todo de dos hermanos tan decididos y testarudos. Y por extraño que pueda parecer, estos dos hijos de Zebedeo eran mucho más tolerantes el uno con el otro que con el resto de la gente. Habían sido siempre buenos compañeros de juego y se tenían un gran afecto. Fueron estos «hijos del trueno» los que propusieron que bajara fuego del cielo para aniquilar a los samaritanos que se habían atrevido a faltar al respeto a su Maestro. La muerte prematura de Santiago cambió considerablemente el temperamento vehemente de Juan, su hermano menor.
139:3.6 (1553.2) La característica de Jesús que Santiago más admiraba era el afecto cordial del Maestro. El interés comprensivo de Jesús por ricos y pobres, grandes y pequeños le atraía de manera especial.
139:3.7 (1553.3) Santiago Zebedeo era muy equilibrado a la hora de pensar y planificar las cosas. Era uno de los más sensatos del grupo apostólico junto con Andrés. Era una persona enérgica pero nunca tenía prisa. Era un excelente contrapeso para Pedro.
139:3.8 (1553.4) Era modesto y discreto, un servidor cotidiano, un trabajador sin pretensiones que no buscó ningún premio especial una vez que hubo captado algo del significado real del reino. Incluso en la historia de la madre de Santiago y Juan cuando pidió para sus hijos los puestos a la derecha y a la izquierda de Jesús, hay que recordar que fue la madre la que lo pidió. Y cuando declararon que estaban preparados para asumir tales responsabilidades, hay que reconocer que estaban enterados de los peligros que entrañaba la supuesta revuelta del Maestro contra el poder de Roma y que estaban dispuestos a pagar el precio. Cuando Jesús les preguntó si estaban preparados para apurar la copa respondieron que sí. Y en lo que concierne a Santiago fue literalmente cierto, apuró la copa con el Maestro como el primer apóstol que sufrió el martirio, pasado a espada por orden de Herodes Agripa. Santiago fue así el primero de los doce que sacrificó su vida en el nuevo frente de batalla del reino. Herodes Agripa temía a Santiago más que a todos los demás apóstoles. Es cierto que tendía a ser silencioso y desapercibido, pero era valiente y decidido cuando desafiaban y ponían a prueba sus convicciones.
139:3.9 (1553.5) Santiago vivió su vida hasta la plenitud, y cuando llegó el final se comportó con tal gracia y entereza que incluso su propio delator y acusador quedó tan conmovido tras asistir a su juicio y ejecución que salió corriendo del escenario de la muerte de Santiago para unirse a los discípulos de Jesús.
139:4.1 (1553.6) Cuando Juan se convirtió en apóstol tenía veinticuatro años y era el más joven de los doce. No estaba casado y vivía con sus padres en Betsaida. Era pescador y trabajaba con su hermano Santiago como socios de Andrés y Pedro. Antes y después de convertirse en apóstol Juan actuó como representante personal de Jesús en las relaciones con la familia del Maestro y siguió asumiendo esta responsabilidad mientras vivió María, la madre de Jesús.
139:4.2 (1553.7) Al ser el más joven de los doce y estar tan estrechamente vinculado a Jesús en sus asuntos familiares, Juan era muy querido por el Maestro, pero no se puede decir con propiedad que fuera «el discípulo a quien Jesús amaba». Es muy poco probable que una personalidad tan magnánima como la de Jesús fuera sospechosa de favoritismos, de amar a uno de sus apóstoles más que a los demás. El hecho de que Juan fuera uno de los tres auxiliares personales de Jesús dio más credibilidad a esta idea equivocada, aparte de que Juan, junto con su hermano Santiago, había conocido a Jesús mucho antes que el resto.
139:4.3 (1554.1) Pedro, Santiago y Juan fueron designados ayudantes personales de Jesús al poco tiempo de convertirse en apóstoles. Poco después de la selección de los doce, Jesús dijo a Andrés cuando le nombró director del grupo: «Y ahora deseo que designes a dos o tres de tus compañeros para que estén conmigo y permanezcan a mi lado, para que me conforten y atiendan mis necesidades diarias». A Andrés le pareció que lo mejor era seleccionar para este deber especial a los tres primeros apóstoles elegidos después de él. Le hubiera gustado ofrecerse él mismo como voluntario para este bendito servicio, pero el Maestro ya le había dado su cometido, así que indicó inmediatamente a Pedro, Santiago y Juan que se pusieran al servicio de Jesús.
139:4.4 (1554.2) Juan Zebedeo tenía muchos rasgos hermosos de carácter, pero uno menos hermoso era su desmedida vanidad que solía mantener bien oculta. Su larga relación con Jesús cambió mucho su carácter y redujo considerablemente su vanidad, pero cuando envejeció y se volvió un poco infantil, su amor propio reapareció en cierta medida. Así, cuando se encargó de dirigir a Natán en la redacción del evangelio que lleva ahora su nombre, el anciano apóstol no dudó en referirse a sí mismo repetidas veces como el «discípulo a quien Jesús amaba». Juan fue el mortal terrestre que estuvo más cerca de ser el camarada de Jesús, fue su representante personal en innumerables asuntos y no es de extrañar que llegara a considerarse como el «discípulo a quien Jesús amaba», puesto que sabía perfectamente que él era el discípulo en quien Jesús confiaba tan a menudo.
139:4.5 (1554.3) El rasgo más marcado del carácter de Juan era su fiabilidad. Era valeroso y decidido, fiel y entregado. Su mayor defecto era su vanidad característica. Era el miembro más joven de la familia de su padre y el más joven del grupo apostólico. Quizá estuviera un poco mimado, tal vez demasiado consentido. Pero en sus años maduros Juan fue una persona muy distinta del joven arbitrario y pagado de sí mismo que se unió a los apóstoles de Jesús a los veinticuatro años.
139:4.6 (1554.4) Las características de Jesús que más apreciaba Juan eran el amor y el altruismo del Maestro; estos rasgos le impresionaron tanto que toda su vida posterior estuvo dominada por un sentimiento de amor y devoción fraternal. Habló sobre el amor y escribió sobre el amor. Este «hijo del trueno» se convirtió en el «apóstol del amor». En Éfeso, cuando el anciano obispo ya no era capaz de mantenerse de pie en el púlpito para predicar era llevado a la iglesia en una silla, y al terminar el oficio le pedían que dijera algunas palabras a los creyentes; durante años sus únicas palabras fueron: «Hijos míos, amaos los unos a los otros».
139:4.7 (1554.5) Juan era hombre de pocas palabras excepto cuando se enfadaba. Pensaba mucho pero decía poco. Su carácter se suavizó con la edad y aprendió a controlar sus enfados, pero nunca superó su aversión a hablar; siempre se mostró algo reticente en ese aspecto. En cambio estaba dotado de una notable imaginación creativa.
139:4.8 (1555.1) Había en Juan otra faceta inesperada en este tipo de persona callada e introspectiva: era algo sectario y sumamente intolerante. Santiago y él eran muy parecidos en este aspecto; los dos quisieron invocar que el fuego del cielo cayera sobre las cabezas de los samaritanos irreverentes. Cuando Juan se encontraba con desconocidos que enseñaban en nombre de Jesús, se lo prohibía directamente. Pero no fue el único de los doce que estuvo contaminado por esta especie de autosuficiencia y consciencia de superioridad.
139:4.9 (1555.2) La vida de Juan estuvo enormemente influida por la imagen de un Jesús yendo de acá para allá sin hogar, cuando sabía lo fielmente que había asegurado el bienestar de su madre y de su familia. Juan simpatizaba también profundamente con Jesús ante la incomprensión de la familia del Maestro al darse cuenta de que se iban apartando gradualmente de él. Toda esta situación, unida al hecho de que Jesús postergara siempre sus más mínimos deseos ante la voluntad del Padre del cielo y a la confianza implícita que mostraba en su vida diaria, dejaron una impresión tan profunda en Juan que cambiaron su carácter para siempre. Estos importantes cambios de carácter se manifestaron durante toda su vida posterior.
139:4.10 (1555.3) Juan tenía un valor frío y atrevido que pocos de los otros apóstoles poseían. Fue el único apóstol que siguió en todo momento a Jesús la noche de su arresto y que se atrevió a acompañar a su Maestro hasta el umbral mismo de la muerte. Estuvo presente y muy cerca hasta la última hora terrenal de Jesús, fiel a su responsabilidad respecto a la madre de Jesús y dispuesto a cumplir cualquier otra instrucción que pudiera recibir durante los últimos momentos de la existencia mortal del Maestro. Es indudable que Juan era absolutamente digno de confianza. Solía sentarse a la derecha de Jesús cuando los doce comían juntos. Fue el primero de los doce en creer real y plenamente en la resurrección y el primero en reconocer al Maestro cuando iba hacia ellos por la orilla del mar después de su resurrección.
139:4.11 (1555.4) Este hijo de Zebedeo estuvo muy estrechamente ligado a Pedro en las primeras actividades del movimiento cristiano y se convirtió en uno de los principales apoyos de la Iglesia de Jerusalén. Fue la mano derecha de Pedro el día de Pentecostés.
139:4.12 (1555.5) Varios años después del martirio de Santiago, Juan se casó con la viuda de su hermano. Los últimos veinte años de su vida estuvo al cuidado de una amorosa nieta.
139:4.13 (1555.6) Juan estuvo en prisión varias veces y fue desterrado a la Isla de Patmos durante cuatro años hasta que otro emperador subió al poder en Roma. De no haber sido por su tacto y sagacidad, habrían acabado sin duda con su vida como hicieron con su hermano Santiago que se expresaba con más contundencia. Con el paso de los años tanto Juan como Santiago, el hermano del Señor, aprendieron a practicar una prudente conciliación cuando comparecían ante los magistrados civiles. Descubrieron que una «respuesta suave desvía la ira». Aprendieron también a presentar a la Iglesia como una «hermandad espiritual entregada al servicio social de la humanidad» más que como «el reino de los cielos». Enseñaron servicio por amor en lugar de hablar de poder, de reyes y reinos.
139:4.14 (1555.7) Durante su exilio temporal en Patmos Juan escribió el libro del Apocalipsis, que ha llegado hasta vosotros en forma muy abreviada y distorsionada. Este libro del Apocalipsis contiene los fragmentos supervivientes de una gran revelación de la que se perdieron muchas partes; otras fueron eliminadas después de que Juan lo escribiera. La versión que se conserva es fragmentaria y adulterada.
139:4.15 (1555.8) Juan viajó mucho, trabajó incesantemente, y después de convertirse en obispo de las Iglesias de Asia se estableció en Éfeso. Allí dirigió a su colaborador Natán en la redacción del llamado «Evangelio según Juan» cuando tenía noventa y nueve años. Juan Zebedeo terminó siendo el teólogo más sobresaliente de los doce apóstoles. Murió de muerte natural en Éfeso el año 103 d. C. a los ciento un años.
139:5.1 (1556.1) Felipe fue el quinto apóstol elegido. Recibió la llamada cuando Jesús y sus cuatro primeros apóstoles iban hacia Caná de Galilea desde el lugar de reunión de Juan en el Jordán. Como vivía en Betsaida, Felipe había oído hablar de Jesús desde hacía algún tiempo, pero no se le había ocurrido que fuera realmente un gran hombre hasta el día en que Jesús le dijo: «Sígueme» en el valle del Jordán. También influyó algo en la opinión de Felipe el hecho de que Andrés, Pedro, Santiago y Juan hubieran aceptado a Jesús como el Libertador.
139:5.2 (1556.2) Felipe tenía veintisiete años cuando se unió a los apóstoles; estaba recién casado y aún sin hijos. Los apóstoles le pusieron un apodo que significaba «curiosidad». Felipe pedía siempre que le explicaran las cosas. No parecía ver más allá de lo evidente en ninguna cuestión. No era necesariamente torpe, pero le faltaba imaginación. Esa falta de imaginación era la gran debilidad de su carácter. Era una persona corriente y práctica.
139:5.3 (1556.3) Cuando los apóstoles se organizaron para el servicio nombraron a Felipe administrador. Su deber era velar por que no les faltaran provisiones en ningún momento, y fue un buen administrador. Tenía un carácter especialmente metódico y minucioso; era matemático y sistemático al mismo tiempo.
139:5.4 (1556.4) Felipe venía de una familia de siete hermanos, tres chicos y cuatro chicas. Era el segundo, y después de la resurrección bautizó a toda su familia para que entrara en el reino. Los miembros de la familia de Felipe eran pescadores. Su padre era un hombre muy capaz, un pensador profundo, pero su madre procedía de una familia muy mediocre. De Felipe no se podía esperar que hiciera grandes cosas, pero sí era capaz de hacer pequeñas cosas con grandeza, de hacerlas bien y cumplidamente. En cuatro años casi nunca le faltó comida para satisfacer las necesidades de todos, y las muchas emergencias asociadas al tipo de vida que llevaban rara vez lo pillaron desprevenido. El departamento de intendencia de la familia apostólica estaba gestionado de modo inteligente y eficaz.
139:5.5 (1556.5) El punto fuerte de Felipe era su carácter metódico y digno de confianza; el punto débil, su falta total de imaginación, su incapacidad de juntar dos y dos para obtener cuatro. Era matemático en lo abstracto, pero le faltaba imaginación constructiva. Carecía casi por completo de algunos tipos de imaginación. Era el típico hombre medio común y corriente de la calle. Había muchos hombres y mujeres así entre las multitudes que venían a escuchar la enseñanza y la predicación de Jesús, y les reconfortaba ver a alguien como ellos elevado a una posición de honor en el círculo del Maestro; les daba ánimos que alguien como ellos hubiera encontrado ya un alto lugar en los asuntos del reino. Y Jesús aprendió mucho sobre el funcionamiento de algunas mentes humanas a base de escuchar con paciencia las preguntas tontas de Felipe y acceder una y otra vez a las peticiones de su administrador de que «le explicaran las cosas».
139:5.6 (1556.6) La cualidad que Felipe no se cansaba de admirar en Jesús era su inagotable generosidad. Felipe no pudo encontrar nunca en el Maestro nada pequeño, mezquino ni tacaño, y veneraba esa liberalidad permanente e inagotable.
139:5.7 (1557.1) La personalidad de Felipe tenía poco que destacar. Se hablaba de él muchas veces como «Felipe de Betsaida, la ciudad donde viven Andrés y Pedro». Carecía casi por completo de discernimiento en su visión de las cosas; era incapaz de captar las posibilidades dramáticas de una situación determinada. No era pesimista sino simplemente prosaico. Carecía también en gran medida de visión interior espiritual. No dudaba en interrumpir al Maestro en medio de sus más profundos discursos con una pregunta visiblemente tonta. Pero Jesús nunca lo reprendía por esas faltas de consideración; era paciente con él y considerado con su incapacidad para captar los significados más profundos de la enseñanza. Jesús sabía bien que si reprendía una sola vez a Felipe por sus preguntas inoportunas, no solamente heriría a esa alma honrada, sino que la crítica le dolería tanto que nunca más se atrevería a preguntar. Jesús sabía que en sus mundos del espacio había incontables miles de millones de mortales tan lentos de pensamiento como Felipe y quería animarlos a todos a recurrir a él y a sentirse siempre libres de presentarle sus preguntas y problemas. En último término, a Jesús le interesaban más las preguntas tontas de Felipe que el sermón que pudiera estar predicando. Jesús estaba interesado de manera suprema por los hombres, por todos los tipos de hombres.
139:5.8 (1557.2) Aunque el administrador apostólico no hablaba bien en público, era muy persuasivo y obtenía buenos resultados en el trabajo directo con las personas. No se desanimaba fácilmente; trabajaba con dedicación y tenacidad en todo lo que emprendía. Tenía el gran don poco común de saber decir: «Ven». Cuando Natanael, su primer converso, empezó a discutir sobre los méritos y deméritos de Jesús y de Nazaret, la eficaz respuesta de Felipe fue: «Ven y verás». No era un predicador dogmático que exhortaba a sus oyentes a que «fueran» a hacer esto o aquello. Se enfrentaba a todas las situaciones que surgían en su trabajo con un «ven», «ven conmigo, te mostraré el camino». Y este es siempre el método más eficaz en todas las formas y aspectos de la enseñanza. Incluso los padres pueden aprender de Felipe la mejor manera de decir a sus hijos no: «Id a hacer esto, id a hacer aquello», sino más bien: «Venid con nosotros, vamos a mostraros el mejor camino y a compartirlo con vosotros».
139:5.9 (1557.3) La incapacidad de Felipe para adaptarse a situaciones nuevas quedó bien patente cuando unos griegos fueron a buscarlo a Jerusalén para decirle: «Señor, deseamos ver a Jesús». Felipe no habría dudado en contestar: «Ven» a cualquier judío que le hubiera hecho la pregunta, pero aquellos hombres eran extranjeros y Felipe no recordaba ninguna instrucción de sus superiores para un caso como ese. Así que lo único que se le ocurrió fue consultar a su jefe Andrés, y ambos acompañaron a los indagadores griegos hasta Jesús. Del mismo modo, cuando fue a Samaria a predicar y bautizar a los creyentes como le había enseñado su Maestro, no se decidió a imponer las manos sobre sus conversos como símbolo de que habían recibido el Espíritu de la Verdad. Esto tuvieron que hacerlo Pedro y Juan, que llegaron de Jerusalén poco después para observar su labor en nombre de la Iglesia madre.
139:5.10 (1557.4) Felipe se mantuvo firme durante los duros momentos de la muerte del Maestro, participó en la reorganización de los doce y fue el primero en salir a ganar almas para el reino fuera de la comunidad judía inmediata. Tuvo mucho éxito en su trabajo con los samaritanos y en todas sus labores posteriores en pro del evangelio.
139:5.11 (1557.5) La esposa de Felipe, miembro eficiente del cuerpo de mujeres, se asoció activamente al trabajo evangélico de su marido después de huir ambos de las persecuciones de Jerusalén. Era una mujer audaz. Estuvo al pie de la cruz de Felipe animándolo a proclamar la buena nueva incluso a sus asesinos. Cuando a él le fallaron las fuerzas, ella empezó a relatar la historia de la salvación mediante la fe en Jesús y solo la silenciaron cuando los judíos se lanzaron furiosos sobre ella y la mataron a pedradas. Su hija mayor, Lea, continuó la labor de sus padres y se convirtió posteriormente en la célebre profetisa de Hierápolis.
139:5.12 (1558.1) Felipe, el antiguo administrador de los doce, fue un hombre poderoso en el reino que ganaba almas dondequiera que fuera. Fue crucificado finalmente por su fe y enterrado en Hierápolis.
139:6.1 (1558.2) Natanael, el sexto y último apóstol elegido por el propio Maestro, fue llevado a Jesús por su amigo Felipe. Había sido socio de Felipe en varias empresas comerciales, y los dos iban juntos de camino a ver a Juan el Bautista cuando se encontraron con Jesús.
139:6.2 (1558.3) Cuando Natanael se unió a los apóstoles tenía veinticinco años y era el segundo más joven del grupo. Era el menor de una familia de siete hijos, no estaba casado y era el único sostén de sus padres ancianos e inválidos con quienes vivía en Caná. Sus hermanos y su hermana estaban casados o habían fallecido, y ninguno de ellos vivía allí. Natanael y Judas Iscariote eran los más cultos de los doce. Natanael proyectaba hacerse mercader.
139:6.3 (1558.4) Jesús no puso ningún apodo a Natanael, pero los doce pronto empezaron a referirse a él en términos relacionados con la honradez y la sinceridad. Era una persona «sin doblez» y esa era su gran virtud; era honrado y sincero. El punto débil de su carácter era su orgullo; estaba muy orgulloso de su familia, de su ciudad, de su reputación y de su nación, todo lo cual es encomiable si no se lleva demasiado lejos. Pero Natanael era propenso a los extremismos en sus prejuicios personales. Tenía tendencia a prejuzgar a los individuos según sus opiniones personales. Lo primero que preguntó antes de conocer a Jesús fue: «¿Puede algo bueno salir de Nazaret?». Pero Natanael, aunque orgulloso, no era obstinado. Cambió rápidamente de opinión en cuanto miró a Jesús a la cara.
139:6.4 (1558.5) Natanael era en muchos aspectos el genio raro de los doce. Era el filósofo y el soñador apostólico, pero un soñador muy práctico. Alternaba entre periodos de profunda filosofía y fases de humor original y divertido. Cuando estaba de humor era probablemente el mejor narrador de historias de los doce. Jesús disfrutaba mucho escuchando a Natanael disertar sobre lo serio y lo frívolo. Natanael fue tomando cada vez más en serio a Jesús y todo lo referente al reino, pero nunca se tomó en serio a sí mismo.
139:6.5 (1558.6) Todos los apóstoles amaban y respetaban a Natanael, y él se llevaba de maravilla con todos ellos menos Judas Iscariote. Judas opinaba que Natanael no se tomaba lo bastante en serio su apostolado y una vez tuvo la temeridad de ir a quejarse de él a Jesús en secreto. Jesús le dijo: «Judas, vigila tus pasos con cuidado y no exageres tu cargo. ¿Quién de nosotros está capacitado para juzgar a su hermano? No es voluntad del Padre que sus hijos compartan solo las cosas serias de la vida. Déjame que te repita que he venido para que mis hermanos en la carne puedan tener alegría, gozo y vida más abundantes. Anda Judas, haz bien lo que se te ha encomendado y deja que tu hermano Natanael dé cuenta de sí mismo ante Dios». Esta experiencia y muchas otras parecidas se grabaron en la memoria de Judas Iscariote mientras se iba engañando a sí mismo en su corazón.
139:6.6 (1559.1) Muchas veces, cuando Jesús se iba a la montaña con Pedro, Santiago y Juan, y las cosas se ponían tensas y complicadas entre los apóstoles, cuando ni el propio Andrés sabía qué decir a sus hermanos abatidos, Natanael aliviaba la tensión con un poco de filosofía o un destello de humor; y además era humor de calidad.
139:6.7 (1559.2) Natanael era el encargado de velar por las familias de los doce. Muchas veces no podía asistir a los consejos apostólicos porque en cuanto se enteraba de que a alguna de las personas a su cargo le había ocurrido cualquier percance o enfermedad, acudía inmediatamente a su casa. Los doce descansaban tranquilos sabiendo que el bienestar de sus familias estaba en buenas manos con Natanael.
139:6.8 (1559.3) Lo que Natanael más veneraba de Jesús era su tolerancia. No se cansaba nunca de contemplar la amplitud de miras y la generosa simpatía del Hijo del Hombre.
139:6.9 (1559.4) Tras el fallecimiento de su padre (Bartolomé) poco después de Pentecostés, el apóstol se marchó a Mesopotamia y la India a proclamar la buena nueva del reino y bautizar a los creyentes. Sus hermanos no volvieron a saber nunca más del que fuera su filósofo, poeta y humorista. Él también fue un gran hombre en el reino e hizo mucho por difundir las enseñanzas de su Maestro, aunque sin participar en la organización de la Iglesia cristiana posterior. Natanael murió en la India.
139:7.1 (1559.5) Mateo, el séptimo apóstol, fue elegido por Andrés. Mateo pertenecía a una familia de cobradores de impuestos —o publicanos— y él mismo era recaudador de aduanas en Cafarnaúm, donde vivía. Tenía treinta y un años, estaba casado y tenía cuatro hijos. Era moderadamente rico, el único miembro del cuerpo apostólico de posición desahogada. Era un buen hombre de negocios y una persona muy sociable con mucha facilidad para hacer amigos y llevarse muy bien con todo tipo de gente.
139:7.2 (1559.6) Andrés nombró a Mateo representante financiero de los apóstoles. Era en cierto modo el gerente económico y portavoz publicitario de la organización apostólica. Era un buen juez de la naturaleza humana y un propagandista muy eficaz. Es difícil hacerse una idea de su personalidad, pero era un discípulo muy entregado, y su fe en la misión de Jesús y en la certeza del reino fue creciendo gradualmente. Jesús no puso ningún apodo a Leví, pero sus compañeros apóstoles solían referirse a él como «el que consigue dinero».
139:7.3 (1559.7) El punto fuerte de Leví era su entrega de todo corazón a la causa. Que él, un publicano, hubiera sido acogido por Jesús y sus apóstoles llenaba de inmensa gratitud a este antiguo recaudador de impuestos. Sin embargo al resto de los apóstoles, sobre todo a Simón Zelotes y Judas Iscariote, les costó un poco más de tiempo aceptar la presencia del publicano entre ellos. La debilidad de Mateo era su visión miope y materialista de la vida, pero con el transcurso de los meses hizo grandes progresos en todos estos aspectos. Y eso a pesar de que muchas veces no podía asistir a las sesiones de instrucción más valiosas porque tenía que ocuparse de abastecer la tesorería.
139:7.4 (1559.8) Lo que más apreciaba Mateo era la disposición del Maestro a perdonar. No dejaría nunca de repetir que la fe era lo único necesario en el asunto de encontrar a Dios. Le gustaba siempre referirse al reino como «el asunto de encontrar a Dios».
139:7.5 (1560.1) Aunque Mateo tenía un pasado dudoso su imagen era excelente, y con el paso del tiempo sus compañeros llegaron a sentirse orgullosos de las actuaciones del publicano. Fue uno de los apóstoles que más notas tomó de los dichos de Jesús, y esas notas se utilizaron posteriormente como base de la narración de Isador sobre los dichos y hechos de Jesús que ha llegado a conocerse como el Evangelio según Mateo.
139:7.6 (1560.2) La vida grande y útil de Mateo, el hombre de negocios y recaudador de aduanas de Cafarnaúm, ha servido para que miles y miles de hombres de negocios, cargos públicos y políticos de todas las edades posteriores escucharan igual que él la voz encantadora del Maestro que les decía: «Sígueme». Mateo era un político astuto, pero fue intensamente fiel a Jesús y se entregó sin reservas a su tarea de asegurar una financiación adecuada a los mensajeros del reino venidero.
139:7.7 (1560.3) La presencia de Mateo entre los doce fue el medio de mantener las puertas del reino abiertas de par en par a una multitud de almas marginadas y abatidas que llevaban mucho tiempo sintiéndose excluidas del consuelo religioso. Hombres y mujeres marginados y desesperados acudían en masa a escuchar a Jesús, y él no rechazó nunca a ninguno.
139:7.8 (1560.4) Mateo recibía donativos voluntarios de discípulos creyentes y de personas que iban a escuchar las enseñanzas del Maestro, pero nunca solicitó abiertamente fondos a las multitudes. Hizo todo su trabajo financiero de forma discreta y personal, y recaudaba la mayor parte del dinero entre la clase más acaudalada de los creyentes interesados. Entregó prácticamente toda su modesta fortuna a la obra del Maestro y sus apóstoles, pero ellos nunca descubrieron su generosidad, salvo Jesús que estaba enterado de todo. Mateo no se atrevía a contribuir abiertamente a los fondos apostólicos por miedo a que Jesús y sus compañeros pudieran considerar su dinero como contaminado, así que dio mucho de lo suyo bajo el nombre de otros creyentes. Durante los primeros meses, cuando Mateo sabía que estaba en cierto modo a prueba entre los doce, estuvo muy tentado de decirles que su pan de cada día lo pagaba él muchas veces con su dinero, pero no lo hizo. Cuando afloraba el desdén del grupo hacia el publicano, Leví ardía en deseos de hacerles ver su generosidad pero siempre supo contenerse.
139:7.9 (1560.5) Cuando el presupuesto de la semana se quedaba corto, Leví lo complementaba muchas veces con sumas importantes de su dinero personal. Otras veces le interesaban tanto las enseñanzas de Jesús que prefería quedarse a escucharlo, aun sabiendo que tendría que suplir personalmente los fondos necesarios que no había ido a buscar. ¡Y cómo ansiaba Leví que Jesús supiera que gran parte del dinero procedía de su bolsillo! Poco podía suponer que el Maestro estaba enterado de todo. Todos los apóstoles murieron sin saber que Mateo había sido su benefactor hasta el punto de que estaba prácticamente sin un céntimo cuando marchó a proclamar el evangelio del reino al empezar las persecuciones.
139:7.10 (1560.6) Cuando estas persecuciones obligaron a los creyentes a abandonar Jerusalén, Mateo se encaminó hacia el norte predicando el evangelio del reino y bautizando a los creyentes. Sus antiguos compañeros apostólicos perdieron contacto con él, pero él siguió adelante predicando y bautizando en Siria, Capadocia, Galacia, Bitinia y Tracia. Fue en Tracia, en Lisimaquia, donde ciertos judíos no creyentes conspiraron con los soldados romanos para acabar con su vida. Y este publicano regenerado murió triunfante en la fe segura de la salvación infundida en él por las enseñanzas del Maestro durante su reciente estancia en la tierra.
139:8.1 (1561.1) Tomás era el octavo apóstol y fue elegido por Felipe. Ha sido conocido posteriormente como «Tomás el incrédulo», pero sus compañeros apóstoles no lo consideraban ni mucho menos como un incrédulo crónico. Es cierto que su mente era de tipo lógico y escéptico, pero dada la valiente lealtad de su carácter nadie que lo conociera íntimamente podría considerarlo como un escéptico sin fundamento.
139:8.2 (1561.2) Cuando Tomás se unió a los apóstoles tenía veintinueve años, estaba casado y tenía cuatro hijos. Había sido carpintero y albañil, pero luego se hizo pescador y residió en Tariquea, en la ribera oeste del Jordán por donde desagua del mar de Galilea. Era considerado como el ciudadano más destacado de esa pequeña aldea. Había recibido poca educación, pero poseía una mente aguda y racional y era hijo de unos padres excelentes que vivían en Tiberiades. Tomás tenía la única mente verdaderamente analítica de los doce; era el científico del grupo apostólico.
139:8.3 (1561.3) Tomás no tuvo una infancia feliz en su familia; el matrimonio de sus padres no iba del todo bien y eso se repercutió en su vida adulta. Tomás desarrolló al crecer un carácter pendenciero y desagradable, hasta tal punto que su esposa se alegró al ver que se unía a los apóstoles; para ella era un alivio pensar que el pesimista de su marido estaría casi siempre lejos de casa. Tomás tenía además una vena de desconfianza que hacía muy difícil llevarse bien con él. Al principio Pedro estaba muy molesto con Tomás y se quejaba a su hermano Andrés de que Tomás era «antipático, desagradable y siempre desconfiado». Pero a medida que sus compañeros lo fueron conociendo les fue gustando cada vez más. Descubrieron su extraordinaria honradez y su lealtad a toda prueba. Era perfectamente sincero y su veracidad estaba fuera de duda, pero tenía una propensión innata a criticar y se había convertido en un auténtico pesimista. Su mente analítica estaba maldecida por la desconfianza. En el momento de unirse a los doce estaba perdiendo rápidamente la fe en sus semejantes, y en esa situación entró en contacto con el noble carácter de Jesús. En cuanto Tomás se asoció con el Maestro, se empezó a transformar su manera de ser y mejoraron notablemente sus reacciones mentales hacia sus semejantes.
139:8.4 (1561.4) La gran fuerza de Tomás era una poderosa mente analítica unida —una vez tomada su decisión— a un valor inquebrantable. Su gran debilidad eran sus dudas y su desconfianza que nunca llegó a superar del todo durante su vida en la carne.
139:8.5 (1561.5) En la organización de los doce Tomás era el encargado de fijar y organizar los itinerarios, y dirigió con gran eficacia el trabajo y los desplazamientos del cuerpo apostólico. Era un buen ejecutivo, un excelente hombre de negocios, pero estaba limitado por sus constantes cambios de humor; no era la misma persona de un día para otro. Cuando se unió a los apóstoles era muy dado a la melancolía, pero el contacto con Jesús y los apóstoles curó en gran medida su morbosa tendencia a la introspección.
139:8.6 (1561.6) Jesús disfrutaba muchísimo con la compañía de Tomás y tuvo muchas largas conversaciones personales con él. La presencia de Tomás entre los apóstoles fue un gran consuelo para todos los escépticos honrados y animó a muchas mentes atribuladas a entrar en el reino aun cuando no pudieran comprender íntegramente todos los aspectos espirituales y filosóficos de las enseñanzas de Jesús. La presencia de Tomás entre los doce era un testimonio permanente de que Jesús amaba también a los escépticos sinceros.
139:8.7 (1562.1) Los demás apóstoles veneraban a Jesús por algún rasgo especial y destacado de su personalidad perfecta, pero Tomás veneraba a su Maestro por el equilibrio sin par de su carácter. Tomás fue admirando y honrando cada vez más a un ser tan amorosamente misericordioso y sin embargo tan inflexiblemente justo y equitativo; tan firme pero nunca obstinado; tan tranquilo pero nunca indiferente; tan servicial y cordial pero nunca entrometido ni dictatorial; tan fuerte y al mismo tiempo tan dulce; tan positivo pero nunca rudo ni grosero; tan tierno pero nunca vacilante; tan puro e inocente pero al mismo tiempo tan viril, dinámico y enérgico; tan verdaderamente valiente pero nunca precipitado ni imprudente; tan amante de la naturaleza pero tan libre de toda tendencia a venerarla; tan jovial y divertido pero sin ligereza ni frivolidad. Era esta maravillosa simetría de la personalidad del Maestro lo que tanto cautivaba a Tomás. Él era probablemente el que tenía la mejor comprensión intelectual de Jesús y más apreciaba su personalidad de los doce.
139:8.8 (1562.2) En los consejos de los doce Tomás era siempre cauto y daba prioridad a la seguridad, pero si prevalecía la opinión contraria a su conservadurismo, era siempre el primero en lanzarse sin miedo a ejecutar el programa que se había decidido. Se opuso muchas veces a proyectos que consideraba imprudentes o atrevidos y defendía a ultranza su postura, pero si Andrés sometía la propuesta a votación y salía elegida la opción que él se había esforzado tanto en rechazar, Tomás era el primero en decir: «¡Vamos allá!». Tenía buen perder. No guardaba rencor ni alimentaba resentimientos. Se oponía siempre a que Jesús se pusiera en peligro, pero cuando el Maestro decidía correr el riesgo, era siempre Tomás el que congregaba a los apóstoles con palabras valientes: «Compañeros, vayamos también nosotros y muramos con él».
139:8.9 (1562.3) Tomás era como Felipe en algunos aspectos. Él también quería «que le explicaran las cosas», pero las dudas que expresaba provenían de mecanismos intelectuales totalmente distintos. Tomás era analítico, no meramente escéptico. En cuanto a valor físico personal era uno de los más valientes de los doce.
139:8.10 (1562.4) Tomás tenía días muy malos; a veces se encontraba triste y abatido. La pérdida de su hermana gemela a los nueve años había entristecido mucho su juventud y agravó los problemas temperamentales de su vida adulta. Cuando Tomás se descorazonaba unas veces le ayudaba a recuperarse Natanael, otras, Pedro o uno de los gemelos Alfeo. Por desgracia, cuando estaba más deprimido intentaba siempre evitar el contacto directo con Jesús. Pero el Maestro estaba enterado de todo y mostraba una afectuosa comprensión hacia su apóstol cuando le aquejaba la depresión y le acosaban las dudas.
139:8.11 (1562.5) Tomás obtenía a veces permiso de Andrés para marcharse a solas durante un día o dos. Pero pronto descubrió que eso no solucionaba nada y que cuando estaba abatido era mejor aferrarse a su trabajo y quedarse cerca de sus compañeros. Con independencia de los altibajos de su vida emocional, Tomás se mantuvo firme como apóstol. Cuando llegaba el momento de avanzar él era siempre el que decía: «¡Vamos allá!».
139:8.12 (1562.6) Tomás es el gran ejemplo del ser humano que tiene dudas, las afronta y las vence. Era un gran pensador y no un crítico agrio. Era un pensador lógico; era la prueba de fuego para Jesús y sus apóstoles. Si Jesús y su obra no hubieran sido genuinos, no habrían podido nunca retener a un hombre como Tomás desde el principio hasta el final. Tomás tenía un sentido agudo y certero de los hechos, y al primer síntoma de fraude o engaño los habría abandonado a todos. Puede que los científicos no comprendan plenamente todo lo relacionado con Jesús y su trabajo en la tierra, pero hubo un hombre de mente verdaderamente científica —Tomás Dídimo— que vivió y trabajó con el Maestro y sus compañeros humanos. Y él creía en Jesús de Nazaret.
139:8.13 (1563.1) Tomás pasó por momentos difíciles durante los días del juicio y la crucifixión. Estuvo sumido durante un tiempo en los abismos de la desesperación, pero recobró su valor, se mantuvo unido a los apóstoles y estuvo con ellos en el mar de Galilea para recibir a Jesús. Sucumbió durante algún tiempo a su abatimiento escéptico, pero terminó recobrando su fe y su valor. Aconsejó inteligentemente a los apóstoles después de Pentecostés, y cuando la persecución dispersó a los creyentes fue a Chipre, Creta, Sicilia y la costa del norte de África a predicar la buena nueva del reino y bautizar a los creyentes. Siguió predicando y bautizando hasta que fue detenido por agentes del gobierno romano y ejecutado en Malta. Unas semanas antes de su muerte había empezado a escribir el relato de la vida y las enseñanzas de Jesús.
139:10.1 (1563.2) Santiago y Judas, hijos de Alfeo, eran pescadores gemelos que vivían cerca de Queresa. Santiago y Juan Zebedeo los eligieron para ser los apóstoles noveno y décimo. Tenían veintiséis años y estaban casados; Santiago tenía tres hijos, Judas dos.
139:10.2 (1563.3) No hay mucho que decir sobre estos dos pescadores corrientes. Amaban a su Maestro y Jesús los amaba a ellos, pero no interrumpían nunca sus discursos con preguntas. Entendían muy poco de las discusiones filosóficas o de los debates teológicos de los otros apóstoles, pero les alegraba pertenecer a ese grupo de hombres importantes. Estos gemelos eran casi idénticos en apariencia personal, características mentales y en la amplitud de su percepción espiritual. Lo que se diga de uno de ellos se puede aplicar al otro.
139:10.3 (1563.4) Andrés les asignó el trabajo de mantener el orden entre las multitudes. Eran los encargados de instalar al público durante las predicaciones y, en general, los asistentes y recaderos de los doce. Ayudaban a Felipe con los suministros, llevaban dinero a las familias de parte de Natanael y estaban siempre dispuestos a echar una mano a cualquiera de los apóstoles.
139:10.4 (1563.5) Para las multitudes de gente común era un gran estímulo ver a dos de los suyos honrados con puestos entre los apóstoles. Por el mero hecho de haber sido admitidos como apóstoles, estos gemelos del montón fueron el medio de atraer a una multitud de creyentes pusilánimes hacia el reino. Y además a la gente común le gustaba la idea de que los encargados de dirigirlos y organizarlos fueran tan parecidos a ellos mismos.
139:10.5 (1563.6) Santiago y Judas, llamados también Tadeo y Lebeo, no tenían puntos fuertes ni puntos débiles. Los apodos que les dieron los discípulos eran referencias amables a su medianía. Eran «los menores de todos los apóstoles»; lo sabían y estaban conformes y contentos.
139:10.6 (1563.7) Santiago Alfeo amaba especialmente a Jesús por la sencillez del Maestro. Estos gemelos no podían comprender la mente de Jesús, pero sí captaban el vínculo de simpatía entre ellos y el corazón de su Maestro. Sus mentes no eran de orden elevado, se les podría incluso llamar simples con todo respeto, pero tuvieron una experiencia real en su naturaleza espiritual. Creían en Jesús; eran hijos de Dios y miembros del reino.
139:10.7 (1564.1) Judas Alfeo se sentía atraído hacia Jesús por la humildad sin ostentación del Maestro. Tanta humildad unida a tanta dignidad personal ejercía una gran atracción sobre Judas. El hecho de que Jesús insistiera siempre en que guardaran silencio sobre sus extraordinarias actuaciones impresionaba mucho a este sencillo hijo de la naturaleza.
139:10.8 (1564.2) Los gemelos eran asistentes de mente simple y carácter bondadoso muy queridos por todos. Tenían un solo talento, pero Jesús los recibió con los brazos abiertos en su equipo personal y les asignó puestos de honor en el reino porque en los mundos del espacio hay incontables millones de almas igual de sencillas y temerosas a quienes desea recibir también con los brazos abiertos en una comunión activa y creyente con él y con su derramado Espíritu de la Verdad. Jesús no desprecia la pequeñez, solo el mal y el pecado. Santiago y Judas eran pequeños pero también fieles. Eran simples e ignorantes pero tenían un gran corazón amable y generoso.
139:10.9 (1564.3) ¡Y qué orgullosamente agradecidos se sintieron estos hombres humildes el día en que el Maestro se negó a aceptar como evangelista a cierto hombre rico a menos que vendiera sus bienes y ayudara a los pobres! Cuando la gente oyó esto y vio a los gemelos entre los consejeros del Maestro, supo con certeza que Jesús no hacía acepción de personas. Pero solo una institución divina —el reino de los cielos— podría haberse construido sobre fundamentos humanos tan mediocres.
139:10.10 (1564.4) En toda su asociación con Jesús los gemelos solo se atrevieron una o dos veces a hacer preguntas en público. Una vez Judas se lanzó a hacer una pregunta a Jesús cuando el Maestro habló de revelarse abiertamente al mundo. Se sintió un poco decepcionado al pensar que ya no habría secretos reservados a los doce y se atrevió a preguntar: «Pero Maestro, cuando te anuncies así al mundo, ¿cómo nos favorecerás a nosotros con manifestaciones especiales de tu bondad?».
139:10.11 (1564.5) Los gemelos sirvieron fielmente hasta el final, hasta los días negros del juicio, la crucifixión y la desesperación. Nunca perdieron su fe de corazón en Jesús y (salvo Juan) fueron los primeros en creer en su resurrección. Pero no pudieron comprender el establecimiento del reino. Poco después de que su Maestro fuera crucificado volvieron a sus familias y a sus redes. Su trabajo estaba hecho, no tenían capacidad para continuar en las batallas más complejas del reino. Pero vivieron y murieron conscientes de haber sido honrados y bendecidos con cuatro años de estrecha relación personal con un Hijo de Dios, el hacedor soberano de un universo.
139:11.1 (1564.6) Simón Zelotes, el undécimo apóstol, fue elegido por Simón Pedro. Era un hombre capaz, de buena ascendencia, que vivía con su familia en Cafarnaúm. Tenía veintiocho años cuando se unió a los apóstoles. Era un agitador exaltado y hablaba mucho sin pensar. Había sido mercader en Cafarnaúm antes de centrar toda su atención en la organización patriótica de los zelotes.
139:11.2 (1564.7) Simón Zelotes fue encargado del ocio y las diversiones del grupo apostólico, y organizó con gran acierto las actividades recreativas de los doce.
139:11.3 (1564.8) La fuerza de Simón era su lealtad inspiradora. Cuando los apóstoles se encontraban con un hombre o mujer sumidos en la indecisión de entrar o no en el reino, llamaban a Simón. Este entusiasta defensor de la salvación por la fe en Dios no solía necesitar más de un cuarto de hora para despejar todas las dudas y superar cualquier indecisión, para ver nacer a una nueva alma a la «libertad de la fe y la alegría de la salvación».
139:11.4 (1565.1) La gran debilidad de Simón era su mentalidad materialista. Este judío nacionalista no pudo convertirse rápidamente en un internacionalista de mente espiritual. Cuatro años no fueron suficientes para llevar a cabo semejante transformación intelectual y emocional, pero Jesús siempre fue paciente con él.
139:11.5 (1565.2) Lo que más admiraba Simón en Jesús era la serenidad del Maestro, su seguridad, su aplomo y su inexplicable compostura.
139:11.6 (1565.3) Aunque Simón era un revolucionario furibundo y un agitador audaz, fue refrenando gradualmente su naturaleza fogosa hasta convertirse en un predicador poderoso y efectivo de «la paz en la tierra y la buena voluntad entre los hombres». Era un gran polemista y le gustaba discutir. A la hora de plantar cara a las mentes legalistas de los judíos cultos o a las argucias intelectuales de los griegos, la tarea recaía siempre sobre Simón.
139:11.7 (1565.4) Era rebelde por naturaleza e iconoclasta por formación, pero Jesús lo ganó para los conceptos más altos del reino de los cielos. Se había identificado siempre con el partido de la protesta, pero ahora se unía al partido del progreso, del progreso ilimitado y eterno del espíritu y la verdad. Simón era un hombre de lealtades intensas y entregas personales cálidas, y amaba profundamente a Jesús.
139:11.8 (1565.5) Jesús no tenía ningún miedo a identificarse con los hombres de negocios, con los obreros, con los optimistas, con los pesimistas, con los filósofos, con los escépticos, con los publicanos, con los políticos ni con los patriotas.
139:11.9 (1565.6) El Maestro tuvo muchas conversaciones con Simón, pero nunca logró convertir del todo a este ardiente nacionalista judío en internacionalista. Jesús dijo a Simón muchas veces que era legítimo aspirar a mejorar el orden social, económico y político, pero añadía siempre: «Eso no es asunto del reino de los cielos. Debemos dedicarnos a hacer la voluntad del Padre. Nuestra misión es ser embajadores de un gobierno espiritual que está en lo alto y no debemos ocuparnos directamente de nada que no sea representar la voluntad y el carácter del Padre divino que encabeza el gobierno de cuyas cartas credenciales somos portadores». Todo ello era difícil de entender para Simón, aunque empezó a captar gradualmente algo del sentido de la enseñanza del Maestro.
139:11.10 (1565.7) Cuando las persecuciones de Jerusalén los dispersaron Simón se retiró temporalmente. Estaba literalmente deshecho. Había renunciado a su nacionalismo patriótico por las enseñanzas de Jesús y ahora todo estaba perdido. Estaba desesperado, pero unos años después recobró sus esperanzas y salió a proclamar el evangelio del reino.
139:11.11 (1565.8) Fue a Alejandría, y después de remontar el Nilo penetró en el corazón de África predicando por todas partes el evangelio de Jesús y bautizando a los creyentes. Siguió trabajando así el resto de su vida hasta que le fallaron las fuerzas por el peso de la edad. Cuando murió fue enterrado en el corazón de África.
139:12.1 (1565.9) Judas Iscariote, el duodécimo apóstol, fue elegido por Natanael. Nació en Queriot, una pequeña población del sur de Judea. Cuando era un muchacho sus padres se trasladaron a Jericó donde vivió y trabajó en las diversas empresas comerciales de su padre hasta que se interesó por la predicación y la obra de Juan el Bautista. Los padres de Judas eran saduceos, y cuando su hijo se unió a los discípulos de Juan lo repudiaron.
139:12.2 (1566.1) Cuando Natanael se encontró con Judas en Tariquea estaba buscando empleo en una empresa desecadora de pescado en el extremo más bajo del mar de Galilea. Tenía treinta años y no estaba casado cuando se unió a los apóstoles. Era probablemente el más culto de los doce y el único judeo de la familia apostólica del Maestro. Judas no tenía ningún rasgo destacado de fuerza personal, aunque si muchos rasgos externos de cultura y buena educación. Era buen pensador, pero no siempre un pensador verdaderamente honrado. Judas no se entendía realmente a sí mismo; no era realmente sincero consigo mismo.
139:12.3 (1566.2) Andrés nombró a Judas tesorero de los doce, un cargo para el que estaba inmejorablemente preparado, y hasta el momento de traicionar a su Maestro asumió las responsabilidades de su cometido con honradez, fidelidad y suma eficacia.
139:12.4 (1566.3) Judas no admiraba ningún rasgo especial de Jesús, aparte del atractivo general y el encanto exquisito de la personalidad del Maestro. Judas no pudo nunca superar sus prejuicios de judeo contra sus compañeros galileos. Llegó incluso a criticar en su mente muchas cosas de Jesús. Este judeo satisfecho de sí mismo se atrevía a menudo a criticar en su fuero interno a aquel a quien los otros once apóstoles consideraban como el hombre perfecto, el «único totalmente digno de ser amado y el más sobresaliente entre diez mil». Pensaba realmente que Jesús era tímido y que no se atrevía a imponer su poder y autoridad.
139:12.5 (1566.4) Judas era un buen hombre de negocios. Se requería tacto, habilidad y paciencia, además de una esforzada dedicación, para gestionar los asuntos financieros de un idealista como Jesús, y no digamos controlar los métodos caóticos de algunos de sus apóstoles en materia de negocios. Judas era realmente un gran ejecutivo, un financiero capaz y previsor y un defensor de la organización. Ninguno de los doce criticó nunca a Judas. Desde su punto de vista, Judas Iscariote era un tesorero sin igual, un hombre docto, un apóstol leal (aunque a veces crítico) y una gran adición al grupo en todos los sentidos. Los apóstoles amaban a Judas, era realmente uno de ellos. Puede que creyera en Jesús, pero dudamos de que amara realmente al Maestro con todo su corazón. El caso de Judas ilustra la verdad del dicho: «Hay un camino que a un hombre le parece recto, pero cuyo final es la muerte». Es muy posible caer víctima del tranquilo engaño de amoldarse agradablemente a las sendas del pecado y de la muerte. Podéis estar seguros de que Judas fue siempre leal a su Maestro y a sus compañeros apóstoles en cuestiones financieras. El dinero no hubiera podido nunca ser el móvil de su traición al Maestro.
139:12.6 (1566.5) Judas era hijo único, y sus padres lo maleducaron. Era un niño mimado y consentido y fue creciendo con una idea sobrevalorada de su propia importancia. No sabía perder. Tenía ideas vagas y deformadas sobre la equidad; se dejaba llevar fácilmente por el odio y la desconfianza. Era un experto en interpretar mal las palabras y acciones de sus amigos. Cultivó durante toda su vida el hábito de desquitarse de aquellos que, según él, lo habían maltratado. Judas tenía un sentido defectuoso de los valores y las lealtades.
139:12.7 (1566.6) Judas fue para Jesús una aventura de la fe. El Maestro vio perfectamente desde el primer momento la debilidad de este apóstol y conocía bien los peligros de admitirlo en la fraternidad. Pero está en la naturaleza de los Hijos de Dios dar a todos los seres creados una oportunidad igual y plena de supervivencia y salvación. Jesús quería que no solo los mortales de este mundo, sino también los observadores de otros innumerables mundos, supieran que cuando está en duda la sinceridad de una criatura y su entrega incondicional al reino, los Jueces de los hombres aceptan siempre y sin reservas al candidato dudoso. La puerta de la vida eterna está abierta a todos de par en par; «todo el que quiera puede entrar»; no hay más restricción ni limitación que la fe del que viene.
139:12.8 (1567.1) Precisamente por esta razón permitió Jesús que Judas siguiera hasta el final e hizo siempre todo lo posible por transformar y salvar a este apóstol débil y confundido. Pero cuando la luz no es recibida de buena fe y no se vive según la luz, tiende a convertirse en tinieblas dentro del alma. Judas asimiló intelectualmente las enseñanzas de Jesús sobre el reino, pero no progresó en la adquisición de un carácter espiritual como lo hicieron los otros apóstoles. No consiguió progresar personalmente de forma satisfactoria en experiencia espiritual.
139:12.9 (1567.2) Judas se fue convirtiendo cada vez más en un criadero de decepciones personales, y cayó finalmente víctima del rencor. Sus sentimientos habían sido heridos muchas veces, y se fue volviendo anormalmente desconfiado con sus mejores amigos e incluso con el Maestro. Pronto se obsesionó con la idea de desquitarse, de hacer lo que fuera para vengarse. Sí, incluso traicionar a sus compañeros y a su Maestro.
139:12.10 (1567.3) Pero estas perversas y peligrosas ideas no tomaron forma definitiva hasta el día en que una mujer agradecida rompió un valioso tarro de incienso a los pies de Jesús. Esto a Judas le pareció un despilfarro y así lo declaró públicamente. Cuando Jesús, allí mismo y delante de todo el mundo, rechazó rotundamente su protesta, fue demasiado para él. Este suceso desencadenó la movilización de todo el odio, el daño, la maldad, los prejuicios, los celos y los deseos de venganza acumulados durante toda una vida y decidió desquitarse con quien fuera. Pero cristalizó toda la maldad de su naturaleza sobre la única persona inocente en el drama sórdido de su infortunada vida, solo porque Jesús había resultado ser el actor principal del episodio que marcó su paso del reino progresivo de la luz al dominio de las tinieblas elegido por él.
139:12.11 (1567.4) El Maestro había advertido a Judas muchas veces, tanto en público como en privado, de que se estaba desviando, pero las advertencias divinas suelen ser inútiles ante una naturaleza humana amargada. Jesús hizo todo lo posible y compatible con la libertad moral del hombre por impedir que Judas eligiera el camino equivocado, y cuando llegó la gran prueba el hijo del rencor fracasó. Se entregó a los agrios y sórdidos dictados de una mente orgullosa y vengativa cegada por la exageración de su propia importancia y se hundió rápidamente en la confusión, la desesperación y la depravación.
139:12.12 (1567.5) Judas urdió entonces la vil y vergonzosa intriga de traicionar a su Señor y Maestro, y llevó rápidamente a cabo su malvado proyecto. Durante la ejecución de sus planes traidores concebidos en la ira, tuvo momentos de vergüenza y arrepentimiento, y en esos intervalos de lucidez se justificaba cobardemente ante sí mismo con la idea de que Jesús podría ejercer su poder y librarse en el último momento.
139:12.13 (1567.6) Una vez concluido este sórdido y pecaminoso asunto, este mortal renegado, que tan a la ligera había vendido a su amigo por treinta monedas de plata para satisfacer sus viejas ansias de venganza acumuladas, salió corriendo y cometió el acto final del drama de huir de las realidades de la existencia mortal: se suicidó.
139:12.14 (1567.7) Los once apóstoles se quedaron horrorizados, atónitos. Jesús se limitó a mirar al traidor con lástima. A los mundos les ha resultado difícil perdonar a Judas y se evita pronunciar su nombre en todo un extenso universo.
El libro de Urantia
Documento 140
140:0.1 (1568.1) JUSTO antes del mediodía del domingo 12 de enero del año 27 d. C., Jesús reunió a los apóstoles para su ordenación como predicadores públicos del evangelio del reino. Los doce esperaban ser llamados en cualquier momento, así que esa mañana no se alejaron mucho de la costa para pescar. Algunos se quedaron cerca de la orilla reparando sus redes y poniendo a punto sus aparejos de pesca.
140:0.2 (1568.2) Al bajar hacia la orilla para reunir a los apóstoles, Jesús saludó primero a Andrés y Pedro que estaban pescando cerca de la costa. Luego hizo señas a Santiago y Juan que estaban en una embarcación cercana charlando con su padre Zebedeo y reparando sus redes. Fue agrupando a los otros apóstoles de dos en dos, y cuando hubo reunido a los doce, se dirigió con ellos a las tierras altas del norte de Cafarnaúm donde procedió a instruirlos como preparación para su ordenación formal.
140:0.3 (1568.3) Por una vez, reinaba el silencio entre los doce; incluso Pedro estaba pensativo. ¡Por fin había llegado la hora tan largamente esperada! Se apartaban con el Maestro para participar en algún tipo de solemne ceremonia de consagración personal y dedicación colectiva al sagrado trabajo de representar a su Maestro en la proclamación del advenimiento del reino de su Padre.
140:1.1 (1568.4) Antes de la ceremonia formal de ordenación, Jesús se dirigió a los doce que estaban sentados a su alrededor: «Hermanos, ha llegado la hora del reino. Os he traído aquí a solas conmigo para presentaros al Padre como embajadores del reino. Algunos de vosotros me habéis oído hablar de este reino en la sinagoga la primera vez que fuisteis llamados. Cada uno de vosotros ha aprendido más sobre el reino del Padre cuando habéis trabajado conmigo en las ciudades cercanas al mar de Galilea. Pero ahora tengo algo más que deciros sobre este reino.
140:1.2 (1568.5) «El nuevo reino que mi Padre está a punto de instaurar en el corazón de sus hijos de la tierra será un dominio perpetuo. Este gobierno de mi Padre en el corazón de aquellos que desean hacer su voluntad divina no tendrá fin. Os declaro que mi Padre no es ni el Dios de los judíos ni el de los gentiles. Vendrán muchos del este y del oeste a sentarse con nosotros en el reino del Padre, mientras que muchos de los hijos de Abraham se negarán a entrar en esta nueva hermandad del gobierno del espíritu del Padre en el corazón de los hijos de los hombres.
140:1.3 (1568.6) «El poder de este reino no consistirá ni en la fuerza de los ejércitos ni en el poderío de las riquezas, sino más bien en la gloria del espíritu divino que vendrá a instruir las mentes y gobernar los corazones de los ciudadanos renacidos de este reino celestial, los hijos de Dios. Esta es la hermandad del amor donde reina la rectitud y cuyo grito de guerra será: Paz en la tierra y buena voluntad entre todos los hombres. Este reino que muy pronto saldréis a proclamar es el deseo de los hombres buenos de todos los tiempos, la esperanza de toda la tierra y el cumplimiento de las sabias promesas de todos los profetas.
140:1.4 (1569.1) «Pero para vosotros, hijos míos, y para todos los demás que os seguirán en este reino, se ha establecido una dura prueba. Solo la fe os hará atravesar sus portales, pero deberéis producir los frutos del espíritu de mi Padre si queréis seguir ascendiendo en la vida progresiva de la fraternidad divina. En verdad, en verdad os digo que no todo el que dice ‘Señor, Señor’ entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
140:1.5 (1569.2) «Este ha de ser vuestro mensaje para el mundo: Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y cuando lo hayáis encontrado tendréis aseguradas todas las demás cosas esenciales para la supervivencia eterna. Y ahora quisiera haceros comprender que este reino de mi Padre no vendrá con manifestaciones exteriores de poder ni con demostraciones indecorosas. No habéis de proclamar el reino diciendo: ‘está aquí’ o ‘está allí’, pues este reino que predicáis es Dios dentro de vosotros.
140:1.6 (1569.3) «Todo aquel que quiera hacerse grande en el reino de mi Padre deberá atender a todos, y todo aquel que quiera ser el primero entre vosotros ha de convertirse en servidor de sus hermanos. Pero una vez que hayáis sido recibidos como verdaderos ciudadanos del reino celestial, ya no seréis servidores sino hijos, hijos del Dios vivo. Y así progresará este reino en el mundo hasta derribar todas las barreras y llevar a todos los hombres a conocer a mi Padre y a creer en la verdad salvadora que he venido a declarar. El reino ya está cerca, y algunos de vosotros no moriréis sin haber visto llegar el reinado de Dios con gran poder.
140:1.7 (1569.4) «Lo que ven ahora vuestros ojos, este pequeño comienzo de doce hombres corrientes, se multiplicará y crecerá hasta que al final toda la tierra esté llena de alabanzas a mi Padre. Y no será tanto por vuestras palabras sino por vuestra manera de vivir como conocerán los hombres que habéis estado conmigo y que habéis aprendido las realidades del reino. Aunque no quisiera imponer ninguna pesada carga sobre vuestra mente, estoy a punto de depositar sobre vuestra alma la solemne responsabilidad de representarme en el mundo cuando os deje dentro de poco, como yo represento ahora a mi Padre en esta vida que estoy viviendo en la carne». Dicho esto, Jesús se levantó.
140:2.1 (1569.5) Jesús invitó a los doce mortales que acababan de escuchar su declaración sobre el reino a arrodillarse en círculo a su alrededor. Entonces el Maestro impuso las manos sobre la cabeza de cada apóstol, empezando por Judas Iscariote y terminando por Andrés. Cuando los hubo bendecido extendió las manos y oró:
140:2.2 (1569.6) «Padre, aquí te traigo a estos hombres, mis mensajeros. De entre nuestros hijos de la tierra, he elegido a estos doce para que vayan a representarme como yo he venido a representarte a ti. Ámalos y acompáñalos como tú me has amado y acompañado a mí. Así pues, Padre, da a estos hombres sabiduría cuando pongo en sus manos todos los asuntos del reino venidero. Y si es tu voluntad, desearía permanecer algún tiempo en la tierra para ayudarlos en su trabajo por el reino. De nuevo, Padre, te doy las gracias por estos hombres y los confío a tu cuidado mientras termino el trabajo que me has encomendado.»
140:2.3 (1570.1) Cuando Jesús terminó de orar cada uno de los apóstoles permaneció inclinado en su sitio, y pasaron muchos minutos antes de que Pedro se atreviera a levantar los ojos para mirar al Maestro. Uno tras otro abrazaron a Jesús, pero nadie dijo nada. Un gran silencio invadió el lugar mientras una multitud de seres celestiales contemplaba desde arriba esta escena solemne y sagrada: el Creador de un universo poniendo los asuntos de la hermandad divina del hombre bajo la dirección de mentes humanas.
140:3.1 (1570.2) Entonces Jesús tomó la palabra y dijo: «Ahora que sois embajadores del reino de mi Padre, os habéis convertido en una clase de hombres separada y distinta de todos los demás hombres de la tierra. Ya no sois como hombres entre los hombres sino como ciudadanos iluminados de otro país, un país celestial, entre las criaturas ignorantes de este mundo oscuro. Ya no os basta con vivir como hasta ahora, sino que en adelante debéis vivir como quienes han saboreado las glorias de una vida mejor y han sido enviados de vuelta a la tierra como embajadores del Soberano de ese mundo nuevo y mejor. Se espera más del profesor que del alumno; al amo se le exige más que al servidor. Se pide más a los ciudadanos del reino celestial que a los ciudadanos del gobierno terrenal. Algunas de las cosas que estoy a punto de deciros pueden parecer duras, pero habéis elegido representarme en el mundo como yo represento ahora al Padre. Como agentes míos en la tierra, estaréis obligados a ateneros a las enseñanzas y las prácticas que reflejan mis ideales de vida mortal en los mundos del espacio, y a seguir el ejemplo de mi vida terrenal dedicada a revelar al Padre que está en el cielo.
140:3.2 (1570.3) «Os envío a proclamar la libertad a los cautivos espirituales, la alegría a los esclavos del miedo, y a curar a los enfermos conforme a la voluntad de mi Padre del cielo. Cuando encontréis afligidos a mis hijos decidles estas palabras de aliento:
140:3.3 (1570.4) «Dichosos los pobres de espíritu, los humildes, porque de ellos son los tesoros del reino de los cielos.
140:3.4 (1570.5) «Dichosos los que tienen hambre y sed de rectitud, porque ellos serán saciados.
140:3.5 (1570.6) «Dichosos los mansos, porque ellos heredarán la tierra.
140:3.6 (1570.7) «Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
140:3.7 (1570.8) «Y además, consolad espiritualmente a mis hijos con estas otras promesas:
140:3.8 (1570.9) «Dichosos los afligidos, porque ellos serán consolados. Dichosos los que lloran, porque ellos recibirán el espíritu de la alegría.
140:3.9 (1570.10) «Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
140:3.10 (1570.11) «Dichosos los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
140:3.11 (1570.12) «Dichosos los perseguidos por causa de su rectitud, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos seréis cuando los hombres os injurien y os persigan, y digan falsamente toda clase de mal contra vosotros. Regocijaos y alegraos porque vuestra recompensa es grande en los cielos.
140:3.12 (1570.13) «Hermanos, os envío para que seáis la sal de la tierra, una sal con sabor a salvación. Pero si esta sal pierde su sabor, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres.
140:3.13 (1570.14) «Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar. Ni se enciende un candil y se pone debajo del almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Así brille vuestra luz delante de los hombres de tal forma que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
140:3.14 (1571.1) «Os envío al mundo para que me representéis y actuéis como embajadores del reino de mi Padre, y cuando salgáis a proclamar la buena nueva, poned vuestra confianza en el Padre, de quien sois mensajeros. No os resistáis a la injusticia por la fuerza; no pongáis vuestra confianza en el brazo del hombre. Si vuestro prójimo os golpea en la mejilla derecha, presentadle también la otra. Aceptad una injusticia antes que pleitear entre vosotros. Atended con amabilidad y misericordia a todos los afligidos y necesitados.
140:3.15 (1571.2) «Yo os digo: amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen, bendecid a los que os maldicen y orad por los que os calumnian. Y todo lo que creáis que haría yo por los hombres, hacedlo también vosotros.
140:3.16 (1571.3) «Vuestro Padre del cielo hace salir el sol sobre malos y buenos y llover sobre justos e injustos. Sois hijos de Dios, es más, ahora sois los embajadores del reino de mi Padre. Sed misericordiosos como Dios es misericordioso, y en el futuro eterno del reino seréis perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.
140:3.17 (1571.4) «Se os ha encomendado salvar a los hombres, no juzgarlos. Al final de vuestra vida en la tierra todos esperaréis misericordia, por eso os pido que durante vuestra vida mortal mostréis misericordia hacia todos vuestros hermanos en la carne. No cometáis el error de intentar sacar la paja del ojo ajeno cuando hay una viga en el vuestro. Sacad primero la viga de vuestro propio ojo y entonces veréis con claridad para sacar la paja del ojo de vuestro hermano.
140:3.18 (1571.5) «Percibid claramente la verdad, vivid sin miedo una vida recta y así seréis mis apóstoles y los embajadores de mi Padre. Habéis oído decir: ‘Si el ciego conduce al ciego, los dos caerán en la fosa’. Si queréis guiar a otros hacia el reino, debéis caminar vosotros mismos en la luz clara de la verdad viva. En todos los asuntos del reino os exhorto a que mostréis juicio justo y fina sabiduría. No deis lo que es santo a los perros ni arrojéis vuestras perlas a los cerdos, no sea que pisoteen vuestras joyas y se vuelvan para despedazaros.
140:3.19 (1571.6) «Guardaos de los falsos profetas que vendrán a vosotros vestidos de corderos, pero por dentro son como lobos voraces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol maleado lleva malos frutos. El árbol bueno no puede producir frutos malos ni el árbol maleado frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto es cortado y arrojado al fuego. Para merecer entrar en el reino de los cielos, el motivo es lo que cuenta. Mi Padre mira dentro del corazón de los hombres y los juzga por sus deseos internos y sus intenciones sinceras.
140:3.20 (1571.7) «En el gran día del juicio del reino muchos me dirán: ‘¿No profetizamos en tu nombre e hicimos muchas grandezas por tu nombre?’. Pero yo me veré obligado a decirles: ‘Nunca os he conocido; apartaos de mí, pues sois falsos maestros’. Pero todo el que atienda a este encargo y cumpla sinceramente su cometido de representarme ante los hombres como yo he representado a mi Padre ante vosotros entrará ampliamente a mi servicio y en el reino del Padre celestial.»
140:3.21 (1571.8) Los apóstoles no habían oído nunca hablar así a Jesús, pues les había hablado como quien posee suprema autoridad. Bajaron de la montaña al caer el sol y nadie le hizo ninguna pregunta.
140:4.1 (1572.1) El llamado «sermón de la montaña» no es el evangelio de Jesús. Contiene de hecho muchas enseñanzas útiles, pero fue el mandato de Jesús a los doce apóstoles en su ordenación. Fue el encargo personal del Maestro a quienes habrían de seguir predicando el evangelio y aspiraban a representar a Jesús en el mundo de los hombres del mismo modo que él representaba a su Padre con tanta elocuencia y perfección.
140:4.2 (1572.2) «Vosotros sois la sal de la tierra, una sal con sabor a salvación. Pero si esta sal pierde su sabor, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres.»
140:4.3 (1572.3) En tiempos de Jesús la sal era algo muy preciado. Se utilizaba incluso como moneda. La palabra moderna «salario» proviene de sal. La sal no solo da sabor a la comida sino que también la conserva. Hace que otras cosas sean más sabrosas y sirve al ser empleada.
140:4.4 (1572.4) «Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar. Ni se enciende un candil y se pone debajo del almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Así brille vuestra luz delante de los hombres de tal forma que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.»
140:4.5 (1572.5) La luz disipa las tinieblas, pero puede también ser tan «cegadora» como para confundir y frustrar. Se nos advierte que debemos dejar brillar nuestra luz de tal forma que nuestros semejantes sean guiados hacia nuevos caminos divinos de vida más elevada. Nuestra luz debe brillar de forma que no atraiga la atención hacia nosotros mismos. Hasta nuestra vocación personal se puede utilizar como «reflector» eficaz para diseminar esta luz de vida.
140:4.6 (1572.6) Un carácter fuerte no se forma a base de no obrar mal, sino de obrar bien. El altruismo es el distintivo de la grandeza humana. Los niveles más altos de autorrealización se alcanzan mediante la adoración y el servicio. La persona feliz y eficaz no está motivada por el temor a obrar mal, sino por el amor a obrar bien.
140:4.7 (1572.7) «Por sus frutos los conoceréis.» La personalidad básicamente no cambia. Lo que cambia —lo que crece— es el carácter moral. El error principal de las religiones modernas es el negativismo. El árbol que no da fruto es «cortado y arrojado al fuego». La valía moral no puede provenir de la mera represión, de obedecer al mandato «No harás». El miedo y la vergüenza son motivaciones sin valor para el vivir religioso. La religión solo es válida cuando revela la paternidad de Dios y realza la hermandad de los hombres.
140:4.8 (1572.8) Una filosofía de la vida eficaz se forma por una combinación de la visión interior cósmica de uno y la suma total de las reacciones emocionales al entorno social y económico. Si bien es cierto que los impulsos heredados no se pueden modificar fundamentalmente, en cambio sí se pueden cambiar las respuestas emocionales a esos impulsos. Es posible, por lo tanto, modificar la naturaleza moral y mejorar el carácter. En un carácter fuerte las reacciones emocionales están integradas y coordinadas en una personalidad unificada. Una unificación deficiente debilita la naturaleza moral y genera infelicidad.
140:4.9 (1572.9) Sin una meta que valga la pena, la vida no tiene ni objetivo ni provecho y es fuente de mucha infelicidad. El discurso de Jesús en la ordenación de los doce constituye una filosofía maestra de vida. Jesús exhortó a sus seguidores a ejercitar una fe experiencial. Les advirtió que no dependieran del mero asentimiento intelectual, de la credulidad ni de la autoridad establecida.
140:4.10 (1573.1) La educación debería un modo de aprender (descubrir) los mejores métodos de satisfacer nuestros impulsos naturales y heredados. La felicidad es el total resultante de estas prácticas mejoradas de satisfacción emocional. La felicidad depende poco del entorno aunque puede verse muy favorecida por un ambiente agradable.
140:4.11 (1573.2) Todo mortal ansía realmente ser una persona completa, ser perfecto como el Padre del cielo es perfecto, y dicho logro es posible porque en última instancia el «universo es verdaderamente paternal».
140:5.1 (1573.3) Desde el sermón de la montaña hasta el discurso de la Última Cena, Jesús enseñó a sus discípulos a manifestar un amor paternal en lugar de un amor fraternal. El amor fraternal consiste en amar al prójimo como os amáis a vosotros mismos, y esto sería el cumplimiento adecuado de la «regla de oro». Pero el afecto paternal exige que améis a vuestros semejantes mortales como Jesús os ama a vosotros.
140:5.2 (1573.4) Jesús ama a la humanidad con un afecto dual. Vivió en la tierra bajo una doble personalidad humana y divina. Como Hijo de Dios ama al hombre con amor paternal puesto que es el Creador del hombre, es su Padre en el universo. Como Hijo del Hombre ama a los mortales con amor de hermano puesto que fue verdaderamente un hombre entre los hombres.
140:5.3 (1573.5) Jesús no esperaba de sus seguidores una manifestación imposible de amor fraternal, pero sí esperaba que se esforzaran tanto en parecerse a Dios —en ser perfectos como el Padre del cielo es perfecto— que pudieran empezar a considerar a los hombres como Dios considera a sus criaturas y, por lo tanto, pudieran empezar a amar a los hombres como Dios los ama, a manifestar los comienzos de un afecto paternal. En estas exhortaciones a los doce apóstoles, Jesús trató de revelar este nuevo concepto de amor paternal tal como está relacionado con ciertas actitudes emocionales orientadas a realizar numerosos ajustes sociales en el entorno.
140:5.4 (1573.6) El Maestro inició este importantísimo discurso llamando la atención sobre cuatro actitudes de fe, como preludio de la descripción de sus cuatro reacciones trascendentales y supremas de amor paternal, en contraste con las limitaciones del simple amor fraternal.
140:5.5 (1573.7) Habló primero de los pobres de espíritu, de los hambrientos de rectitud, de los mansos y de los limpios de corazón. Se podría esperar que estos mortales capaces de percibir el espíritu alcanzarían tales niveles de desprendimiento divino como para ser capaces de intentar el extraordinario ejercicio del afecto paternal; que, incluso en la aflicción, tendrían el poder de mostrar misericordia, promover la paz y soportar persecuciones, y en todas estas duras situaciones, amar incluso a una humanidad no amorosa con amor paternal. El afecto de un padre puede alcanzar niveles de entrega que trascienden inmensamente el afecto de un hermano.
140:5.6 (1573.8) La fe y el amor de estas bienaventuranzas fortalecen el carácter moral y crean felicidad. El miedo y la ira debilitan el carácter y destruyen la felicidad. Este importantísimo sermón arrancó con una nota de felicidad.
140:5.7 (1573.9) 1. «Dichosos los pobres de espíritu, los humildes.» Para un niño la felicidad es la satisfacción de un ansia de placer inmediato. El adulto está dispuesto a sembrar las semillas de la abnegación con objeto de cosechar una felicidad mayor en el futuro. En tiempos de Jesús y desde entonces, la felicidad se ha asociado demasiadas veces con la idea de poseer riquezas. En la historia del fariseo y el publicano que rezaban en el templo, uno se sentía rico de espíritu, egotista, y el otro se sentía «pobre de espíritu», humilde. Uno era autosuficiente, el otro era receptivo a la enseñanza y buscaba la verdad. Los pobres de espíritu buscan metas de riqueza espiritual, buscan a Dios. Estos buscadores de la verdad no tienen que esperar recompensas en un futuro lejano; son recompensados ahora. Encuentran el reino de los cielos dentro de su propio corazón, y esa felicidad la experimentan ahora.
140:5.8 (1574.1) 2. «Dichosos los que tienen hambre y sed de rectitud, porque ellos serán saciados.» Solo aquellos que se sienten pobres de espíritu tendrán alguna vez hambre de rectitud. Solo los humildes buscan la fuerza divina y ansían el poder espiritual. Sin embargo, es muy peligroso practicar a sabiendas el ayuno espiritual con el fin de aumentar nuestro apetito de dones espirituales. El ayuno físico se vuelve peligroso después de cuatro o cinco días porque uno puede perder todo deseo de alimentarse. El ayuno prolongado, tanto físico como espiritual, tiende a destruir el hambre.
140:5.9 (1574.2) La rectitud experiencial es un placer, no un deber. La rectitud de Jesús es un amor dinámico, un afecto fraterno-paternal. No es el tipo de rectitud negativo del «no harás». ¿Cómo se podría tener hambre de algo negativo, de algo que «no hacer»?
140:5.10 (1574.3) No es fácil enseñar a la mente de un niño estas dos primeras bienaventuranzas, pero una mente madura debería captar su relevancia.
140:5.11 (1574.4) 3. «Dichosos los mansos, porque ellos heredarán la tierra.» La auténtica mansedumbre no está relacionada con el miedo. Es más bien una actitud de cooperación del hombre con Dios: «Hágase tu voluntad». Abarca la paciencia y la tolerancia, y está motivada por una fe inquebrantable en un universo amable y legal. Domina toda tentación de rebelarse contra la guía divina. Jesús fue el hombre manso ideal de Urantia, y heredó un vasto universo.
140:5.12 (1574.5) 4. «Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.» La pureza espiritual no es una cualidad negativa, salvo que carece de recelo y de revancha. Al hablar de pureza Jesús no pretendía centrarse en las actitudes sexuales humanas. Se refería más bien a la fe que el hombre debería tener en sus semejantes, a esa fe que unos padres tienen en su hijo y que hace que el hijo aprenda a amar a sus semejantes como ama un padre. El amor de un padre no necesita consentir y no tolera el mal, pero nunca es desconfiado. El amor paternal tiene un único propósito y busca sacar siempre lo mejor de la persona; esta es la actitud de unos auténticos padres.
140:5.13 (1574.6) Ver a Dios —por la fe— significa adquirir visión interior espiritual verdadera. Dicha visión interior espiritual potencia la guía del Ajustador, y ambos aumentan la consciencia de Dios. Cuando conocéis al Padre os sentís confirmados en la seguridad de vuestra filiación divina y podéis amar cada vez más a cada uno de vuestros hermanos en la carne, no solo como hermano, con amor fraternal, sino también con amor de padre, con afecto paternal.
140:5.14 (1574.7) Este consejo es fácil de entender incluso para un niño. Los niños son confiados por naturaleza, y los padres deberían procurar que no pierdan esta fe sencilla. Al tratar con niños evitad todo engaño y no despertéis su desconfianza. Ayudadles inteligentemente a elegir a sus héroes y a encontrar su trabajo en la vida.
140:5.15 (1574.8) Jesús siguió instruyendo a sus seguidores sobre sobre cómo alcanzar el propósito principal de toda lucha humana: la perfección, el logro mismo de lo divino. Les exhortaba una y otra vez: «Sed perfectos como vuestro Padre del cielo es perfecto». No exhortaba a los doce a amar al prójimo como se amaban a sí mismos. Este hubiera sido un logro muy valioso, pues se habría alcanzado el amor fraternal. Recomendaba más bien a sus apóstoles que amaran a los hombres como él los había amado, con un afecto tanto paternal como fraternal. E ilustró su recomendación mostrando cuatro reacciones supremas de amor paternal:
140:5.16 (1575.1) 1. «Dichosos los afligidos, porque ellos serán consolados.» Ni la mejor lógica ni el llamado sentido común se atreverían a insinuar que la felicidad pueda provenir de la aflicción. Pero Jesús no se refería a la aflicción externa u ostentosa sino a una actitud emocional de enternecimiento. Es un gran error enseñar a los chicos y a los jóvenes que no es varonil mostrar ternura o dejar que se manifiesten de alguna otra manera los sentimientos emotivos o los sufrimientos físicos. La compasión es un atributo valioso tanto en el hombre como en la mujer. No es necesario ser insensible para ser varonil. Esta no es la manera de crear hombres valientes. Los grandes hombres del mundo no han tenido miedo a mostrar tristeza. Moisés, el afligido, fue un hombre más grande que Sansón o Goliat. Moisés fue un magnífico líder pero fue también un hombre de mansedumbre. Ser sensible y saber responder a las necesidades de los hombres genera una felicidad auténtica y duradera, y estas actitudes bondadosas protegen al mismo tiempo al alma de las influencias destructivas de la ira, el odio y el recelo.
140:5.17 (1575.2) 2. «Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.» La misericordia denota aquí la altura, la profundidad y la anchura de la amistad más sincera, la bondad amorosa. La misericordia puede a veces ser pasiva, pero aquí es activa y dinámica, es la suprema cualidad paternal. A unos padres amorosos les cuesta poco perdonar a su hijo, incluso muchas veces. Y en un niño bien educado el impulso de aliviar el sufrimiento es natural. En cuanto tienen edad suficiente para apreciar las condiciones reales, los niños son normalmente bondadosos y compasivos.
140:5.18 (1575.3) 3. «Dichosos los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.» Los oyentes de Jesús deseaban ardientemente una liberación militar, no unos pacificadores. Pero la paz de Jesús no es de tipo pacífico y negativo. Ante las tribulaciones y las persecuciones decía: «Mi paz os dejo». «No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo.» Esta es la paz que previene conflictos ruinosos. La paz personal integra la personalidad. La paz social previene el miedo, la codicia y la ira. La paz política previene los antagonismos raciales, las suspicacias nacionales y las guerras. La pacificación es la cura de la desconfianza y la sospecha.
140:5.19 (1575.4) Los niños aprenden fácilmente a actuar como pacificadores. Disfrutan con las actividades de equipo, les gusta jugar juntos. El Maestro dijo en otra ocasión: «Quien quiera salvar su vida la perderá, pero quien esté dispuesto a perder su vida, la encontrará».
140:5.20 (1575.5) 4. «Dichosos los perseguidos por causa de su rectitud, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos seréis cuando los hombres os injurien y os persigan, y digan falsamente toda clase de mal contra vosotros. Regocijaos y alegraos porque vuestra recompensa es grande en los cielos.»
140:5.21 (1575.6) Muy a menudo la persecución sigue a la paz, pero los jóvenes y los adultos valientes no rehúyen nunca la dificultad o el peligro. «No hay amor más grande que el de dar la vida por los amigos.» Y un amor paternal puede hacer todas estas cosas de buen grado, cosas que el amor fraternal difícilmente puede abarcar. El progreso ha sido siempre la cosecha final de la persecución.
140:5.22 (1575.7) Los niños responden siempre al desafío del valor. La juventud siempre está dispuesta a aceptar un reto. Y todos los niños deberían aprender pronto a sacrificarse.
140:5.23 (1575.8) Y así se revela que las bienaventuranzas del sermón de la montaña están basadas en la fe y el amor, y no en la ley, en la ética y el deber.
140:5.24 (1575.9) Al amor paternal le llena de alegría devolver bien por mal, responder a la injusticia haciendo el bien.
140:6.1 (1576.1) El domingo por la noche Jesús y los doce volvieron a casa de Zebedeo desde las tierras altas del norte de Cafarnaúm y compartieron una cena sencilla. Luego Jesús se fue a dar un paseo por la playa y los doce se quedaron hablando entre ellos. La conversación duró poco. Mientras los gemelos encendían un pequeño fuego para calentarse y tener más luz, Andrés salió en busca de Jesús para decirle: «Maestro, mis hermanos no pueden comprender lo que has dicho sobre el reino. No nos sentimos capaces de empezar este trabajo hasta que nos hayas dado más instrucción. Vengo a pedirte que te reúnas con nosotros en el jardín y nos ayudes a comprender el significado de tus palabras». Jesús volvió con Andrés para reunirse con los apóstoles.
140:6.2 (1576.2) Cuando llegó al jardín reunió a los apóstoles a su alrededor y prosiguió así su enseñanza: «Os resulta difícil recibir mi mensaje porque intentáis construir la nueva enseñanza directamente sobre la antigua, pero yo os digo que debéis renacer. Tenéis que empezar de nuevo como niños pequeños y estar dispuestos a confiar en mi enseñanza y a creer en Dios. No se puede hacer que el nuevo evangelio del reino se amolde a lo que existe. Tenéis ideas equivocadas sobre el Hijo del Hombre y su misión en la tierra. Pero no cometáis el error de pensar que he venido a abolir la ley y los profetas; no he venido a destruir sino a completar, ampliar e iluminar. No he venido a transgredir la ley sino más bien a escribir estos nuevos mandamientos en las tablas de vuestros corazones.
140:6.3 (1576.3) «Espero de vosotros una rectitud muy superior a la rectitud de los que buscan obtener el favor del Padre mediante limosnas, ayunos y oraciones. Si queréis entrar en el reino, vuestra rectitud deberá consistir en amor, misericordia y verdad: el deseo sincero de hacer la voluntad de mi Padre del cielo.»
140:6.4 (1576.4) Entonces Simón Pedro dijo: «Maestro, si tienes un nuevo mandamiento quisiéramos oírlo. Revélanos el nuevo camino». Jesús contestó a Pedro: «Habéis oído decir a los que enseñan la ley: ‘No matarás; y todo aquel que mate será juzgado’. Pero yo miro más allá del acto para descubrir el motivo. Os declaro que todo el que está enfadado con su hermano está en peligro de ser condenado. Quien cultiva el odio en su corazón y planea venganza en su mente corre peligro de ser juzgado. Vosotros debéis juzgar a vuestros semejantes por sus acciones, pero el Padre del cielo juzga por las intenciones.
140:6.5 (1576.5) «Habéis oído decir a los enseñantes de la ley: ‘No cometerás adulterio’. Pero yo os digo que todo hombre que mira a una mujer con intenciones lujuriosas ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. Vosotros solo podéis juzgar a los hombres por sus actos, pero mi Padre mira dentro del corazón de sus hijos y se pronuncia sobre ellos con misericordia según sus intenciones y sus deseos reales.»
140:6.6 (1576.6) Jesús pensaba seguir hablando sobre los otros mandamientos cuando Santiago Zebedeo le interrumpió para preguntarle: «Maestro, ¿qué enseñaremos a la gente sobre el divorcio? ¿Permitiremos a un hombre divorciarse de su esposa como ordenó Moisés?». Al oír esta pregunta Jesús dijo: «No he venido a legislar sino a esclarecer. No he venido a reformar los reinos de este mundo sino a establecer el reino de los cielos. No es voluntad del Padre que ceda a la tentación de enseñaros reglas de gobierno, comercio o comportamiento social que podrían ser buenas para hoy pero distarían mucho de ser convenientes para la sociedad de otra época. Estoy en la tierra solo para consolar a las mentes, liberar a los espíritus y salvar a las almas de los hombres. En cuanto a esta cuestión del divorcio os diré que, aunque Moisés lo tolerara, no fue así en tiempos de Adán ni en el Jardín».
140:6.7 (1577.1) Los apóstoles intercambiaron unas breves palabras entre ellos y Jesús continuó diciendo: «Debéis reconocer siempre los dos puntos de vista de toda conducta mortal: el humano y el divino; los caminos de la carne y el camino del espíritu; el juicio del tiempo y el punto de vista de la eternidad». Y aunque los doce no pudieron comprender todo lo que les enseñaba, se sintieron muy reconfortados por esta instrucción.
140:6.8 (1577.2) Jesús prosiguió: «Pero seguiréis tropezando con mis enseñanzas porque estáis acostumbrados a interpretar mi mensaje al pie de la letra; os cuesta captar el espíritu de mi enseñanza. Debéis recordar de nuevo que sois mis mensajeros; tenéis la obligación de vivir vuestras vidas como yo he vivido la mía en espíritu. Sois mis representantes personales, pero no cometáis el error de esperar que todos los hombres vivan como vosotros en todos los aspectos. Recordad también que tengo ovejas que no son de este rebaño y que también me debo a ellas; debo proporcionarles el modelo a seguir para hacer la voluntad de Dios mientras vivo la vida de la naturaleza mortal».
140:6.9 (1577.3) Entonces Natanael preguntó: «Maestro, ¿no daremos ningún sitio a la justicia? La ley de Moisés dice: ‘ojo por ojo y diente por diente’. ¿Qué diremos nosotros?». Jesús contestó: «Devolveréis bien por mal. Mis mensajeros no deben luchar con los hombres sino tratarlos a todos con dulzura. Vuestra regla no ha de ser medida por medida. Los que gobiernan a los hombres pueden tener esas leyes, pero no es así en el reino; la misericordia determinará siempre vuestro juicio, y el amor vuestra conducta. Y si estas palabras os parecen duras, aun podéis echaros atrás. Si encontráis demasiado duras las exigencias del apostolado, podéis volver al camino menos riguroso de los discípulos».
140:6.10 (1577.4) Muy sorprendidos por las palabras de Jesús, los apóstoles se alejaron para hablar entre ellos pero no tardaron en volver. Pedro dijo: «Maestro, queremos seguir contigo; ninguno de nosotros quiere volverse atrás. Estamos dispuestos a pagar el precio adicional; apuraremos la copa. Queremos ser apóstoles, no solo discípulos».
140:6.11 (1577.5) Jesús respondió al oírlo: «Entonces debéis estar dispuestos a asumir vuestra responsabilidad y seguirme. Haced vuestras buenas obras en secreto; cuando deis limosna, que vuestra mano izquierda no sepa lo que hace la derecha. Cuando oréis hacedlo a solas y no utilicéis repeticiones vanas ni frases sin sentido. Recordad siempre que el Padre sabe lo que necesitáis incluso antes de que se lo pidáis. Y no os pongáis a ayunar en actitud triste para que os vean los hombres. Como mis apóstoles escogidos y reservados ahora para el servicio del reino, no acumuléis tesoros en la tierra. Mediante vuestro generoso servicio acumulad en cambio tesoros en el cielo, porque allí donde estén vuestros tesoros estará también vuestro corazón.
140:6.12 (1577.6) «La lámpara del cuerpo es el ojo; por lo tanto, si vuestro ojo es generoso, todo vuestro cuerpo estará lleno de luz. Pero si vuestro ojo es egoísta, todo vuestro cuerpo estará lleno de tinieblas. Si la luz misma que está en vosotros se convierte en tinieblas, ¡cuán profundas serán esas tinieblas!».
140:6.13 (1577.7) Entonces Tomás preguntó a Jesús si debían «continuar teniéndolo todo en común». El Maestro respondió: «Sí, hermanos, quisiera que viviéramos juntos como una familia bien compenetrada. Se os ha confiado un gran trabajo, y necesito vuestro servicio íntegro. Como muy bien se ha dicho: ‘Nadie puede servir a dos señores’. No podéis adorar sinceramente a Dios y a la vez servir de todo corazón al dinero. Ahora que os habéis enrolado sin reservas en el trabajo del reino, no os inquietéis por vuestra vida ni mucho menos por lo que comeréis o beberéis ni por la ropa que cubrirá vuestro cuerpo. Ya habéis aprendido que unas manos dispuestas y un corazón diligente no pasan hambre. Y cuando os preparáis a consagrar todas vuestras energías al trabajo del reino, estad seguros de que el Padre no se olvidará de vuestras necesidades. Buscad primero el reino de Dios, y cuando hayáis encontrado la entrada, todas las cosas necesarias se os darán por añadidura. Así que no os afanéis por el día de mañana. Bástele a cada día su propio afán».
140:6.14 (1578.1) Cuando Jesús vio que estaban dispuestos a seguir levantados toda la noche haciendo preguntas, les dijo: «Hermanos, sois vasijas de barro; es mejor para vosotros que vayáis a descansar y reponer fuerzas para vuestro trabajo de mañana». Pero el sueño había huido de sus ojos. Pedro se atrevió a pedir a su Maestro «una pequeña conversación privada. No es que quiera yo ocultar secretos a mis hermanos, pero mi espíritu está atribulado, y si acaso mereciera una reprimenda de mi Maestro, lo podría sobrellevar mejor a solas contigo». Jesús le dijo: «Ven conmigo, Pedro» y se encaminó hacia la casa por delante de él. Al ver volver a Pedro lleno de ánimo y mucho más alegre tras su encuentro con su Maestro, Santiago decidió ir a hablar con Jesús. Y así sucesivamente los demás apóstoles fueron a hablar de uno en uno con el Maestro hasta primeras horas de la mañana. Todos tuvieron su conversación personal con él salvo los gemelos, que se habían quedado dormidos, así que Andrés entró a ver a Jesús y le preguntó: «Maestro, los gemelos se han quedado dormidos en el jardín junto a la lumbre ¿debo despertarlos para ver si quieren también hablar contigo?». Jesús le contestó sonriendo: «Hacen bien, no los molestes». Ya había pasado la noche y despuntaba la luz de un nuevo día.
140:7.1 (1578.2) Después de dormir unas horas se reunieron a desayunar y Jesús les dijo: «Ahora empezaréis vuestro trabajo de predicar la buena nueva e instruir a los creyentes. Preparaos para ir a Jerusalén». Al oír esto Tomás se armó de valor para decir: «Ya sé, Maestro, que deberíamos estar preparados para emprender el trabajo, pero temo que aún no seamos capaces de cumplir esta gran misión. ¿Nos permitirías quedarnos unos días más por aquí cerca antes de empezar el trabajo del reino?». Al ver que todos sus apóstoles estaban igual de atemorizados, Jesús accedió: «Se hará como pedís; nos quedaremos aquí hasta después del sabbat».
140:7.2 (1578.3) Desde hacía muchas semanas pequeños grupos de buscadores sinceros de la verdad, y también espectadores curiosos, habían acudido a Betsaida para ver a Jesús. Su reputación se había extendido ya por toda la zona, y venían a conocerlo desde ciudades tan lejanas como Tiro, Sidón, Damasco, Cesarea y Jerusalén. Hasta entonces el Maestro había recibido a esta gente y los había instruido sobre el reino, pero ahora encomendó esta tarea a los doce. Andrés seleccionaba a uno de los apóstoles y le encargaba un grupo de visitantes. A veces los doce estaban ocupados en esto todos a la vez.
140:7.3 (1578.4) Durante dos días se dedicaron a enseñar de día y mantener conversaciones privadas hasta altas horas de la noche. Al tercer día Jesús se fue a ver a Zebedeo y Salomé después de despedir a sus apóstoles diciéndoles: «Id a pescar, a distraeros o a visitar a vuestras familias». Volvieron el jueves para seguir enseñando durante tres días más.
140:7.4 (1578.5) Durante esta semana de ensayo Jesús repitió muchas veces a sus apóstoles los dos grandes motivos de su misión en la tierra tras su bautismo:
140:7.5 (1578.6) 1. Revelar al Padre a los hombres.
140:7.6 (1578.7) 2. Llevar a los hombres a ser conscientes de su filiación, a darse cuenta por la fe de que son los hijos del Altísimo.
140:7.7 (1579.1) Las diversas experiencias de esa semana hicieron mucho bien a los doce; algunos llegaron incluso a sentirse demasiado seguros de sí mismos. En la última conversación de la noche después del sabbat, Pedro y Santiago se acercaron a Jesús y le dijeron: «Ya estamos preparados, vayamos a la conquista del reino». A lo cual Jesús respondió: «Que vuestra sabiduría iguale a vuestro entusiasmo y vuestro valor compense vuestra ignorancia».
140:7.8 (1579.2) Aunque los apóstoles no comprendían muchas de sus enseñanzas, captaban perfectamente la relevancia de la maravillosa vida que vivió con ellos.
140:8.1 (1579.3) Al ver que sus apóstoles no asimilaban satisfactoriamente sus enseñanzas, Jesús decidió instruir de forma especial a Pedro, Santiago y Juan, con la esperanza de que ellos fueran capaces de aclarar las ideas de sus compañeros. Aunque los doce captaban algunos rasgos del concepto de reino espiritual, se obstinaban en vincular directamente estas nuevas enseñanzas espirituales a sus viejos y arraigados conceptos literales de un reino de los cielos consistente en la restauración del trono de David y el restablecimiento de Israel como potencia temporal en la tierra. En vista de esto, el jueves por la tarde Jesús se alejó de la costa en una barca llevando consigo a Pedro, Santiago y Juan para hablar de los asuntos del reino. Fue una conversación instructiva de cuatro horas compuesta por decenas de preguntas y respuestas y que se puede incluir muy provechosamente en este relato. Para ello reorganizaremos el resumen de esa tarde trascendental tal como se lo presentó Simón Pedro a su hermano Andrés a la mañana siguiente.
140:8.2 (1579.4) 1. Hacer la voluntad del Padre. La enseñanza de Jesús de confiar en los cuidados del Padre celestial no era un fatalismo ciego y pasivo. Aquella tarde citó como ejemplo el viejo refrán hebreo que decía: «El que no trabaje, que no coma». Ilustró sus enseñanzas con su propia experiencia. Sus preceptos sobre confiar en el Padre no deben juzgarse por las condiciones sociales o económicas de los tiempos modernos ni de cualquier otra época. Su instrucción abarca los principios ideales de una vida cercana a Dios en todas las épocas y en todos los mundos.
140:8.3 (1579.5) Jesús les explicó bien a los tres la diferencia entre las exigencias de ser apóstol y las de ser discípulo. E incluso entonces no prohibió a los doce el ejercicio de la prudencia y la previsión. Él no predicaba contra la previsión, sino contra la ansiedad y la preocupación. Enseñaba la sumisión activa y alerta a la voluntad de Dios. En respuesta a muchas de sus preguntas sobre el ahorro y la frugalidad, se limitó a recordarles su propia vida de carpintero, fabricante de embarcaciones y pescador, y su cuidadosa organización de los doce. Trató de hacerles comprender que el mundo no debe ser considerado como un enemigo; que las circunstancias de la vida constituyen una aportación divina que actúa junto con los hijos de Dios.
140:8.4 (1579.6) Jesús tuvo muchas dificultades para hacerles comprender su práctica personal de no resistencia. Se negaba absolutamente a defenderse, y los apóstoles pensaban que le hubiera gustado que ellos siguieran la misma política. Les enseñó a no resistirse al mal, a no combatir la injusticia ni la agresión, pero no les enseñó a tolerar pasivamente la maldad. Aquella tarde dejó muy claro que aprobaba el castigo social a criminales y malhechores, y que el gobierno civil debe emplear a veces la fuerza para mantener el orden social y aplicar la justicia.
140:8.5 (1579.7) Jesús no dejó nunca de advertir a sus discípulos contra la mala práctica de la represalia; no toleraba la idea de venganza, de ajustar cuentas. Deploraba que se guardara rencor. Rechazaba la idea del ojo por ojo y diente por diente. Reprobaba todo el concepto de venganza privada y personal, y remitía estas cuestiones al gobierno civil por un lado y al juicio de Dios por el otro. Dejó muy claro a los tres que sus enseñanzas se referían al individuo, no al Estado. Así resumió las instrucciones que les había dado hasta ese momento sobre esta cuestión:
140:8.6 (1580.1) Amad a vuestros enemigos. Recordad las exigencias morales de la hermandad humana.
140:8.7 (1580.2) La futilidad del mal: un agravio no se repara con una venganza. No cometáis el error de combatir el mal con sus propias armas.
140:8.8 (1580.3) Tened fe. Confiad en el triunfo final de la justicia divina y la bondad eterna.
140:8.9 (1580.4) 2. Actitud política. Advirtió a sus apóstoles que fueran discretos en sus comentarios sobre las tensas relaciones que existían entonces entre el pueblo judío y el gobierno romano; les prohibió implicarse de ninguna manera en estas dificultades. Se cuidó siempre de evitar las trampas políticas de sus enemigos y respondía invariablemente: «Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios». Se negaba a desviar la atención de su misión de establecer un nuevo camino de salvación y no se permitía a sí mismo preocuparse por ninguna otra cosa. En su vida personal observaba cumplidamente todas las leyes y regulaciones civiles; en sus enseñanzas públicas dejaba de lado las cuestiones cívicas, sociales y económicas. A sus tres apóstoles les dijo que a él solo le importaban los principios de la vida espiritual interior y personal del hombre.
140:8.10 (1580.5) Jesús no era, por lo tanto, un reformador político. No vino a reorganizar el mundo, y aunque lo hubiera hecho, solo habría sido aplicable a aquella época y generación. Sin embargo mostró al hombre la mejor manera de vivir, y ninguna generación está exenta de la tarea de encontrar la mejor manera de adaptar la vida de Jesús a sus propios problemas. Pero no cometáis nunca el error de identificar las enseñanzas de Jesús con ninguna teoría política o económica, con ningún sistema social o industrial.
140:8.11 (1580.6) 3. Actitud social. Los rabinos judíos habían debatido durante mucho tiempo la cuestión: ¿Quién es mi prójimo? Jesús presentó la idea de una amabilidad activa y espontánea, de un amor tan auténtico a los semejantes que ampliaba el concepto de prójimo hasta incluir al mundo entero y convertir así en prójimos a todos los hombres. Pero a pesar de ello Jesús se interesaba solo por el individuo, no por la masa. Jesús no fue un sociólogo aunque sí se esforzó por destruir todas las formas de aislamiento egoísta. Enseñaba la simpatía pura, la compasión. Miguel de Nebadon es un Hijo dominado por la misericordia. La compasión es la esencia de su naturaleza.
140:8.12 (1580.7) El Maestro nunca dijo que los hombres no debían organizar banquetes para sus amigos, en cambio sí dijo que sus seguidores debían organizar festines para los pobres y los desafortunados. Jesús tenía un sólido sentido de la justicia, pero atemperada siempre por la misericordia. No enseñó a sus apóstoles a dejarse dominar por los parásitos sociales o los mendigos profesionales. Lo más cercano a un comentario sociológico que hizo Jesús fue: «No juzguéis, y no seréis juzgados».
140:8.13 (1580.8) Jesús dejó claro que se puede culpar de muchos males sociales a la beneficencia indiscriminada. Al día siguiente ordenó expresamente a Judas que no se diera ninguna limosna de los fondos apostólicos a no ser que se lo pidiera él o dos de los apóstoles conjuntamente. En todas estas cuestiones solía decir siempre: «Sed prudentes como serpientes e inocentes como palomas». En todas las situaciones sociales parecía tener un solo propósito: enseñar paciencia, tolerancia y perdón.
140:8.14 (1581.1) La familia ocupaba el centro mismo de la filosofía de vida de Jesús ahora y siempre. Basó sus enseñanzas sobre Dios en la familia, al tiempo que intentaba corregir la tendencia de los judíos a honrar excesivamente a los antepasados. Exaltó la vida familiar como el deber humano más alto, pero dejó muy claro que las relaciones familiares no deben interferir con las obligaciones religiosas. Llamó la atención sobre el hecho de que la familia es una institución temporal que no sobrevive a la muerte. Jesús no dudó en renunciar a su familia cuando esta familia fue en contra de la voluntad del Padre. Enseñó la hermandad nueva y más amplia de los hombres: los hijos de Dios. En tiempos de Jesús las prácticas sobre el divorcio eran laxas en Palestina y en todo el Imperio romano. Él se negó repetidas veces a pronunciarse sobre el matrimonio y el divorcio, pero muchos de los primeros seguidores de Jesús tenían opiniones definidas sobre el divorcio y no dudaron en atribuírselas. Todos los escritores del Nuevo Testamento se adhirieron a estas ideas más estrictas y avanzadas sobre el divorcio excepto Juan Marcos.
140:8.15 (1581.2) 4. Actitud económica. Jesús trabajó, vivió y comerció en el mundo tal como lo encontró. No era un reformador económico, aunque llamó muchas veces la atención sobre la injusticia de la distribución desigual de la riqueza. Sin embargo no ofreció ninguna sugerencia para remediarla. Dejó claro a los tres que, aunque sus apóstoles no debían poseer bienes, no predicaba contra la riqueza ni la propiedad, sino simplemente contra su distribución injusta y desigual. Reconocía la necesidad de justicia social y equidad industrial, pero no propuso reglas para llegar a ellas.
140:8.16 (1581.3) No enseñó nunca a sus seguidores a renunciar a las posesiones terrenales, solo a sus doce apóstoles. Lucas, el médico, creía firmemente en la igualdad social y contribuyó mucho a que se interpretaran las palabras de Jesús según sus propias convicciones. Jesús no indicó nunca personalmente a sus seguidores que adoptaran una forma de vida comunal; no se pronunció de ninguna manera sobre estas cuestiones.
140:8.17 (1581.4) Jesús advirtió con frecuencia a sus oyentes contra la codicia, y declaró que «la felicidad de un hombre no consiste en la abundancia de sus posesiones materiales». Repetía una y otra vez: «¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?». No lanzó ningún ataque directo contra la posesión de bienes, pero sí insistió en que es eternamente esencial dar la prioridad a los valores espirituales. En sus enseñanzas posteriores intentó corregir muchas opiniones urantianas erróneas sobre la vida mediante las numerosas parábolas que contó durante su ministerio público. Jesús nunca tuvo la intención de formular teorías económicas; sabía bien que cada época debe desarrollar sus propios remedios para los problemas existentes. Si Jesús viviera hoy en día su vida encarnada en la tierra, sería una gran decepción para la mayoría de los hombres y mujeres buenos por la sencilla razón de que no tomaría partido en las disputas políticas, sociales o económicas. Se mantendría sublimemente al margen enseñándoos a perfeccionar vuestra vida espiritual interior de forma que os volvierais mucho más competentes para resolver vuestros problemas puramente humanos.
140:8.18 (1581.5) Jesús haría a todos los hombres semejantes a Dios, y luego se apartaría para observar compasivamente a estos hijos de Dios dedicados a resolver sus propios problemas políticos, sociales y económicos. No era la riqueza lo que denunciaba Jesús, sino lo que la riqueza hace a la mayoría de sus adictos. Ese jueves por la tarde Jesús dijo por primera vez a sus seguidores que «es más bienaventurado dar que recibir».
140:8.19 (1581.6) 5. Religión personal. Para vosotros, igual que para sus apóstoles, la mejor manera de comprender las enseñanzas de Jesús es contemplar su vida. Vivió en Urantia una vida perfeccionada, y sus enseñanzas únicas solo se pueden comprender cuando se visualiza esa vida en su contexto inmediato. Es su vida, y no sus lecciones a los doce ni sus sermones a las multitudes, lo que ayudará sobre todo a revelar el carácter divino y la personalidad amorosa del Padre.
140:8.20 (1582.1) Jesús no impugnó las enseñanzas de los profetas hebreos ni de los moralistas griegos. El Maestro reconocía las muchas cosas buenas que preconizaban estos grandes pensadores, pero había bajado a la tierra a enseñar algo más: «la conformidad voluntaria de la voluntad del hombre a la voluntad de Dios». Jesús no quería limitarse a promover un hombre religioso, un mortal entregado por completo a sentimientos religiosos y movido únicamente por impulsos espirituales. Con que hubierais podido ver una sola vez a Jesús, habríais sabido que era un hombre real de gran experiencia en las cosas de este mundo. Las enseñanzas de Jesús a este respecto han sido burdamente distorsionadas y muy tergiversadas a lo largo de todos los siglos de la era cristiana. También habéis tenido ideas distorsionadas sobre la mansedumbre y la humildad del Maestro. Lo que se proponía en su vida parece haber sido un magnífico respeto de sí mismo. Aconsejaba a los hombres que se humillaran solo para que pudieran ser verdaderamente enaltecidos; su objetivo real era la humildad verdadera ante Dios. Atribuía un gran valor a la sinceridad, a un corazón puro. La fidelidad era una virtud cardinal en su apreciación del carácter, mientras que el valor era el corazón mismo de sus enseñanzas. «No temáis» era su consigna, y aguantar con paciencia era su ideal de la fortaleza de carácter. Las enseñanzas de Jesús constituyen una religión de valor, coraje y heroísmo. Y precisamente por esto eligió como sus representantes personales a doce hombres corrientes, en su mayoría pescadores rudos y viriles.
140:8.21 (1582.2) Jesús tenía poco que decir sobre los vicios sociales de su tiempo y mencionó rara vez la delincuencia moral. Era un maestro positivo de la virtud verdadera. Evitó cuidadosamente el método negativo de impartir instrucción; se negó a dar publicidad al mal. Ni siquiera fue un reformador moral. Sabía bien, y así se lo enseñó a sus apóstoles, que los impulsos sensuales de la humanidad no se sofocan ni con reprimendas religiosas ni con prohibiciones legales. Sus pocas denuncias se dirigieron principalmente contra el orgullo, la crueldad, la opresión y la hipocresía.
140:8.22 (1582.3) Jesús ni siquiera denunció con vehemencia a los fariseos como había hecho Juan. Sabía que muchos de los escribas y fariseos eran honrados de corazón y comprendía que eran esclavos de las tradiciones religiosas. Jesús puso gran énfasis en «sanar primero el árbol». Insistió mucho en explicar a los tres que él valoraba la vida en su totalidad, no solo ciertas virtudes especiales.
140:8.23 (1582.4) Lo único que aprendió Juan de la enseñanza de ese día fue que el núcleo de la religión de Jesús consistía en adquirir un carácter compasivo unido a una personalidad motivada por el deseo de hacer la voluntad del Padre del cielo.
140:8.24 (1582.5) Pedro captó la idea de que el evangelio que estaban a punto de proclamar era realmente un nuevo comienzo para toda la raza humana. Más adelante transmitiría esta impresión a Pablo, que se basó en ella para formular su doctrina de Cristo como «el segundo Adán».
140:8.25 (1582.6) Santiago captó la apasionante verdad de que Jesús quería que sus hijos de la tierra vivieran como si fueran ya ciudadanos del reino celestial consumado.
140:8.26 (1582.7) Jesús sabía que los hombres eran diferentes y así se lo enseñó a sus apóstoles. Los exhortaba constantemente a que se abstuvieran de moldear a los discípulos y a los creyentes conforme a algún patrón establecido. Quería dejar que cada alma se desarrollara a su manera como un individuo separado que se va perfeccionando ante Dios. En respuesta a una de las muchas preguntas de Pedro, el Maestro dijo: «Quiero liberar a los hombres para que puedan empezar de nuevo como niños pequeños una vida nueva y mejor». Jesús insistía siempre en que la verdadera bondad debe ser inconsciente, en que al hacer caridad la mano izquierda no sepa lo que hace la derecha.
140:8.27 (1583.1) Aquella tarde los tres apóstoles se quedaron impactados cuando se dieron cuenta de que en la religión de su Maestro no estaba previsto ningún examen espiritual de uno mismo. Todas las religiones de antes y después de Jesús, incluido el cristianismo, han previsto cuidadosamente un autoexamen detallado. Pero no así la religión de Jesús de Nazaret. La filosofía de vida de Jesús carece de introspección religiosa. El hijo del carpintero no enseñó nunca formación del carácter sino crecimiento del carácter, y declaró que el reino de los cielos es como un grano de mostaza. Sin embargo Jesús no dijo nada en contra del análisis propio como medio de prevenir el vano egotismo.
140:8.28 (1583.2) El derecho a entrar en el reino está condicionado por la fe, por la creencia personal. El coste de mantenerse en el ascenso progresivo del reino es una perla de gran valor; el hombre vende todo lo que tiene para poseerla.
140:8.29 (1583.3) La enseñanza de Jesús es una religión para todos, no solo para los débiles y los esclavos. Su religión no cristalizó nunca (durante su tiempo) en credos y leyes teológicas; no dejó tras de sí ni una sola línea escrita. Su vida y sus enseñanzas fueron legadas al universo como una herencia inspiradora e idealista, como guía espiritual e instrucción moral para todas las edades y todos los mundos. Y aún hoy, las enseñanzas de Jesús se mantienen al margen de todas las religiones como tales, aunque son la esperanza viva de cada una de ellas.
140:8.30 (1583.4) Jesús no enseñó a sus apóstoles que la religión es la única ocupación terrenal del hombre —esa era la idea que tenían los judíos del servicio a Dios— pero sí insistió en que la religión fuera la ocupación exclusiva de los doce. Jesús no enseñó nada que disuadiera a sus creyentes de buscar la auténtica cultura, solo restó valor a las escuelas religiosas de Jerusalén atadas a la tradición. Era liberal, generoso, culto y tolerante. La piedad afectada no tenía lugar en su filosofía del recto vivir.
140:8.31 (1583.5) El Maestro no ofreció soluciones a los problemas no religiosos de su época ni de épocas posteriores. Jesús deseaba desarrollar una visión interior espiritual acerca de las realidades eternas, y estimular la iniciativa en la originalidad del vivir. Se interesaba exclusivamente en las necesidades espirituales permanentes y subyacentes de la raza humana. Reveló una bondad igual a Dios. Exaltó el amor —la verdad, la belleza y la bondad— como ideal divino y realidad eterna.
140:8.32 (1583.6) El Maestro vino a crear en el hombre un espíritu nuevo, una voluntad nueva —a impartir una capacidad nueva de conocer la verdad, de experimentar la compasión y de elegir la bondad— la voluntad de estar en armonía con la voluntad de Dios unida al impulso eterno de volverse perfecto como el Padre del cielo es perfecto.
140:9.1 (1583.7) Jesús dedicó el sabbat siguiente a sus apóstoles. Volvieron a las tierras altas donde los había ordenado y allí, después de un largo, hermoso y emotivo mensaje personal de aliento procedió a consagrar solemnemente a los doce. Aquel sabbat por la tarde en la ladera del monte, Jesús reunió a los apóstoles en torno a él y los puso en manos de su Padre celestial como preparación para el día en que se viera obligado a dejarlos solos en el mundo. No hubo ninguna enseñanza nueva en esta ocasión, solo conversación y comunión.
140:9.2 (1584.1) Jesús repasó muchos aspectos del sermón de ordenación que había pronunciado en ese mismo lugar y luego los fue llamando ante él uno por uno para encargarles que salieran al mundo como sus representantes. El encargo de consagración del Maestro fue: «Id por todo el mundo y predicad la buena nueva del reino. Liberad a los cautivos espirituales, confortad a los oprimidos y atended a los afligidos. Habéis recibido sin reservas, dad sin reservas».
140:9.3 (1584.2) Jesús les aconsejó que no llevaran ni dinero ni ropa de reserva diciendo: «El obrero merece su salario». Para terminar les dijo: «He aquí que os envío como ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes e inocentes como palomas. Pero cuidaos, pues vuestros enemigos os llevarán ante sus consejos y os censurarán en sus sinagogas. Seréis llevados ante los gobernantes y los potentados porque creéis en este evangelio, y vuestro testimonio me atestiguará ante ellos. Y cuando os conduzcan a juicio, no os preocupéis por lo que diréis, pues el espíritu de mi Padre mora en vuestro interior y en tales momentos hablará a través de vosotros. A algunos os darán muerte, y antes de que establezcáis el reino en la tierra, seréis odiados por muchos pueblos a causa de este evangelio; pero no temáis, yo estaré con vosotros y mi espíritu os precederá por todo el mundo. Y la presencia de mi Padre estará con vosotros cuando os dirijáis primero a los judíos y luego a los gentiles».
140:9.4 (1584.3) Cuando bajaron de la montaña volvieron a su morada en la casa de Zebedeo.
140:10.1 (1584.4) Aquella noche Jesús prosiguió su instrucción dentro de la casa porque había empezado a llover, y habló largamente a los doce intentando mostrarles lo que debían ser, no lo que debían hacer. Ellos solo conocían una religión que imponía hacer ciertas cosas como medio para lograr la rectitud, es decir, la salvación. Pero Jesús les insistía: «En el reino, debéis ser rectos para hacer el trabajo». Les repitió muchas veces: «Sed por lo tanto perfectos como vuestro Padre del cielo es perfecto». El Maestro se esforzó todo el tiempo por explicar a sus desconcertados apóstoles que la salvación que había venido a traer al mundo solo se podía obtener creyendo con fe sencilla y sincera. Les dijo: «Juan predicó un bautismo de arrepentimiento, de pesar por la vieja manera de vivir. Vosotros habéis de proclamar el bautismo de la comunión con Dios. Predicad el arrepentimiento a los que lo necesiten, pero a los que buscan ya entrar sinceramente en el reino, abridles las puertas de par en par e invitadlos a la jubilosa comunión de los hijos de Dios». Pero no era tarea fácil convencer a esos pescadores galileos de que en el reino primero hay que ser recto por la fe y después obrar con rectitud en la vida diaria de los mortales de la tierra.
140:10.2 (1584.5) Otro gran obstáculo en este trabajo de enseñar a los doce era su tendencia a tomar los principios altamente idealistas y espirituales de la verdad religiosa y transformarlos en reglas concretas de conducta personal. Jesús les presentaba el hermoso espíritu de la actitud del alma, pero ellos insistían en traducir estas enseñanzas en reglas de comportamiento personal. Muchas veces, cuando se aseguraban de recordar lo que el Maestro había dicho se olvidaban casi siempre de lo que no había dicho. Pero poco a poco fueron asimilando sus enseñanzas porque Jesús era todo lo que enseñaba. Lo que no pudieron obtener de su instrucción verbal lo adquirieron gradualmente viviendo con él.
140:10.3 (1585.1) Lo que no alcanzaban a percibir los apóstoles era que su Maestro estaba dedicado a vivir una vida de inspiración espiritual para todas las personas de todas las épocas de todos los mundos de un extenso universo. A pesar de que Jesús se lo decía de vez en cuando, los apóstoles no captaron la idea de que estaba haciendo un trabajo en este mundo pero para todos los demás mundos de su vasta creación. Jesús vivió su vida terrestre en Urantia, no para dar un ejemplo personal del vivir mortal a los hombres y mujeres de este mundo, sino para crear un ideal altamente espiritual e inspirador para todos los seres mortales de todos los mundos.
140:10.4 (1585.2) Esa misma noche Tomás preguntó a Jesús: «Maestro, dices que debemos hacernos como niños pequeños antes de poder entrar en el reino del Padre, y sin embargo nos has advertido que no nos dejemos engañar por falsos profetas y que no arrojemos nuestras perlas a los cerdos. Francamente, no lo entiendo; no logro captar tu enseñanza». Jesús respondió a Tomás: «¡Cuánta paciencia voy a necesitar con vosotros! Insistís siempre en entender literalmente todo lo que enseño. Cuando os pedí que os volvierais como niños como precio de entrada en el reino, no me refería a dejarse engañar, creérselo todo ni confiar ingenuamente en la amabilidad de los desconocidos. Lo que intentaba explicaros con este ejemplo era la relación padre-hijo. Tú eres el hijo y buscas entrar en el reino de tu padre. Entre todo niño normal y su padre existe un afecto natural que asegura una relación comprensiva y amorosa, y que excluye para siempre cualquier tendencia a regatear para obtener el amor y la misericordia del Padre. El evangelio que vais a salir a predicar ofrece una salvación que surge de la comprensión por la fe de esta misma y eterna relación padre-hijo».
140:10.5 (1585.3) La característica principal de la enseñanza de Jesús era que la moralidad de su filosofía se originaba en la relación personal del individuo con Dios, en esta misma relación padre-hijo. Jesús ponía el énfasis en el individuo, y no en la raza ni en la nación. Jesús explicó a Mateo mientras cenaban que la moralidad de cualquier acto está determinada por la motivación del individuo. La moralidad de Jesús era siempre positiva. La regla de oro tal como la reformuló Jesús exige un contacto social activo; la antigua regla negativa podía ser cumplida en solitario. Jesús despojó a la moralidad de todas las reglas y ceremonias; la elevó a los niveles majestuosos del pensamiento espiritual y del vivir verdaderamente recto.
140:10.6 (1585.4) Esta nueva religión de Jesús no estaba desprovista de implicaciones prácticas, pero todo lo que se puede encontrar en su enseñanza de valor práctico en el aspecto político, social o económico es consecuencia natural de esta experiencia interior del alma que manifiesta los frutos del espíritu en el ministerio diario espontáneo de una auténtica experiencia religiosa personal.
140:10.7 (1585.5) Cuando Jesús y Mateo terminaron de hablar, Simón Zelotes preguntó: «Pero, Maestro, ¿son todos los hombres hijos de Dios?». Y Jesús contestó: «Sí, Simón, todos los hombres son hijos de Dios, y esa es la buena nueva que vais a proclamar». Sin embargo los apóstoles no lograban captar esta doctrina; era una declaración nueva, extraña y sorprendente. Y precisamente por su deseo de inculcarles esta verdad, Jesús enseñó a sus seguidores a tratar a todos los hombres como hermanos.
140:10.8 (1585.6) En respuesta a una pregunta de Andrés, el Maestro dijo claramente que la moralidad que enseñaba era inseparable de la religión que vivía. Enseñaba moralidad, no a partir de la naturaleza del hombre, sino a partir de la relación del hombre con Dios.
140:10.9 (1585.7) Juan preguntó a Jesús: «Maestro, ¿qué es el reino de los cielos?». Y Jesús contestó: «El reino de los cielos consiste en estos tres factores esenciales: primero, el reconocimiento del hecho de la soberanía de Dios; segundo, la creencia en la verdad de la filiación con Dios; y tercero, la fe en la efectividad del deseo humano supremo de hacer la voluntad de Dios, de ser como Dios. Y he aquí la buena nueva del evangelio: que por la fe todo mortal puede poseer estos factores esenciales de salvación».
140:10.10 (1586.1) Así terminó la semana de espera, y se prepararon para salir al día siguiente hacia Jerusalén.
El libro de Urantia
Documento 141
141:0.1 (1587.1) EL PRIMER día de la semana, el 19 de enero del año 27 d. C., Jesús y los doce apóstoles se prepararon para salir de su sede de Betsaida. Los doce no sabían nada sobre los planes de su Maestro, excepto que irían a Jerusalén para asistir a la fiesta de la Pascua en abril y que se proponía seguir la ruta del valle del Jordán. No salieron de casa de Zebedeo hasta cerca del mediodía porque las familias de los apóstoles y algunos discípulos habían ido a decirles adiós y desearles buena suerte en la empresa que estaban a punto de acometer.
141:0.2 (1587.2) Cuando llegó la hora de salir, los apóstoles echaron de menos al Maestro. Andrés fue a buscarlo y no tardó en encontrar a Jesús sentado en una barca en la playa; estaba llorando. Los doce habían visto muchas veces a su Maestro con aire entristecido y habían sido testigos de sus breves temporadas de seria preocupación mental, pero ninguno de ellos lo había visto llorar nunca. Andrés se sobresaltó un poco al ver al Maestro tan afectado justo antes del viaje a Jerusalén y se aventuró a acercarse para preguntarle: «En este gran día de nuestra marcha a Jerusalén para proclamar el reino del Padre, ¿por qué lloras, Maestro? ¿Quién de nosotros te ha ofendido?». Al volver con él para unirse a los doce, Jesús le contestó: «Ninguno de vosotros me ha causado pena. Solo estoy triste porque nadie de la familia de mi padre José se ha acordado de venir a desearnos buena suerte». En ese momento Rut estaba en Nazaret de visita en casa de su hermano José. Los demás miembros de su familia se mantenían alejados por orgullo, decepción, incomprensiones y pequeños recelos nacidos de sus sentimientos heridos.
141:1.1 (1587.3) Cafarnaúm no estaba lejos de Tiberiades, y la fama de Jesús había empezado a extenderse por toda Galilea e incluso más allá. Jesús sabía que su ministerio público atraería pronto la atención de Herodes, así que le pareció más prudente dirigirse hacia el sur para entrar con sus apóstoles en Judea. Un grupo de más de cien creyentes deseaba ir con ellos, pero Jesús les rogó que no acompañaran al grupo apostólico en su viaje por el valle del Jordán. Aunque consintieron en quedarse atrás, muchos de ellos siguieron al Maestro pocos días después.
141:1.2 (1587.4) El primer día Jesús y los apóstoles viajaron solo hasta Tariquea, donde descansaron durante la noche. Al día siguiente se desplazaron hasta el punto del Jordán cercano a Pella donde Juan había predicado alrededor de un año antes y donde Jesús había recibido el bautismo. Pasaron allí más de dos semanas enseñando y predicando. Al final de la primera semana se habían reunido ya varios cientos de personas en un campamento próximo al lugar donde habitaban Jesús y los doce; habían venido de Galilea, Fenicia, Siria, la Decápolis, Perea y Judea.
141:1.3 (1588.1) Jesús no predicó en público. Andrés dividía a la multitud y asignaba predicadores para las asambleas de la mañana y de la tarde. Jesús hablaba con los doce después de la cena. No les enseñaba nada nuevo sino que repasaba su enseñanza anterior y contestaba a sus muchas preguntas. Una de esas noches contó a los doce algo sobre los cuarenta días que había pasado en las colinas cercanas a ese lugar.
141:1.4 (1588.2) Muchos de los que venían de Perea y de Judea habían sido bautizados por Juan y estaban interesados en saber más sobre las enseñanzas de Jesús. Los apóstoles hicieron muchos progresos enseñando a los discípulos de Juan, dado que no desmerecían en nada la predicación de Juan y además en aquella época ni siquiera bautizaban a sus nuevos discípulos. Pero fue siempre un escollo para los seguidores de Juan que Jesús, si era todo lo que Juan había anunciado, no hubiera hecho nada por sacarlo de la cárcel. Los discípulos de Juan no pudieron nunca comprender por qué Jesús no impidió la cruel muerte de su amado líder.
141:1.5 (1588.3) Noche tras noche, Andrés instruía cuidadosamente a sus compañeros apóstoles en la difícil y delicada tarea de llevarse bien con los seguidores de Juan el Bautista. Durante este primer año de ministerio público de Jesús, más de los tres cuartos de sus seguidores habían seguido previamente a Juan y habían recibido su bautismo. Todo este año 27 d. C. estuvo dedicado a continuar calladamente la obra de Juan en Perea y en Judea.
141:2.1 (1588.4) La noche antes de marcharse de Pella Jesús dio a los apóstoles alguna instrucción adicional sobre el nuevo reino. El Maestro les dijo: «Se os ha enseñado a esperar la venida del reino de Dios, y yo vengo ahora a anunciar que este reino esperado durante tanto tiempo está cerca, que incluso ya está aquí en medio de nosotros. En todo reino tiene que haber un rey sentado en su trono decretando las leyes de ese dominio. Por eso habéis desarrollado un concepto del reino de los cielos como el gobierno glorificado del pueblo judío sobre todos los pueblos de la tierra, con el Mesías sentado en el trono de David y promulgando, desde ese lugar de poder milagroso, las leyes de todo el mundo. Pero, hijos míos, no veis con los ojos de la fe ni oís con el entendimiento del espíritu. Declaro que el reino de los cielos es comprender y reconocer el gobierno de Dios en el corazón de los hombres. Es verdad que hay un Rey en este reino, y ese Rey es mi Padre y vuestro Padre. Somos en verdad sus súbditos leales, pero mucho más allá de este hecho está la verdad transformadora de que somos sus hijos. Esta verdad se hará manifiesta para todos en mi vida. Nuestro Padre se sienta también en un trono, pero ninguna mano lo ha hecho. El trono del Infinito es la morada eterna del Padre en el cielo de los cielos; él llena todas las cosas y proclama sus leyes a universos y universos. Y el Padre gobierna también en el corazón de sus hijos de la tierra mediante el espíritu que ha enviado a vivir dentro del alma de los hombres mortales.
141:2.2 (1588.5) «Al ser súbditos de este reino, tenéis que oír la ley del Soberano Universal, pero cuando el evangelio del reino que he venido a proclamar os lleva a descubrir mediante la fe que sois hijos, ya no os seguiréis considerando criaturas sujetas a la ley de un rey todopoderoso, sino los hijos privilegiados de un Padre amoroso y divino. En verdad, en verdad os digo que cuando la voluntad del Padre es vuestra ley, no estáis en el reino. Pero cuando la voluntad del Padre se convierte verdaderamente en vuestra voluntad, entonces estáis con toda verdad en el reino, porque el reino se ha convertido así en una experiencia establecida en vosotros. Cuando la voluntad de Dios es vuestra ley, sois nobles súbditos esclavos; pero cuando creéis en este nuevo evangelio de filiación divina, la voluntad de mi Padre se convierte en vuestra voluntad y sois elevados a la alta posición de hijos de Dios libres, de hijos liberados del reino.»
141:2.3 (1589.1) Algunos de los apóstoles captaron parte de esta enseñanza aunque ninguno de ellos comprendió la relevancia plena de esta formidable declaración, excepto tal vez Santiago Zebedeo. Pero estas palabras penetraron en sus corazones y resurgirían durante los años posteriores de servicio para alegrar su ministerio.
141:3.1 (1589.2) El Maestro y sus apóstoles estuvieron casi tres semanas cerca de Amatus. Los apóstoles siguieron predicando a la multitud dos veces al día, y Jesús predicó todos los sabbat por la tarde. Resultó imposible mantener los miércoles como día libre, así que Andrés dispuso que dos apóstoles descansaran un día de los seis de la semana y que todos estuvieran en sus funciones durante las ceremonias del sabbat.
141:3.2 (1589.3) Pedro, Santiago y Juan hicieron la mayor parte de la predicación pública. Felipe, Natanael, Tomás y Simón asumieron casi todo el trabajo personal e impartieron clases para grupos especiales de indagadores. Los gemelos siguieron al frente de la supervisión general de vigilancia, mientras que Andrés, Mateo y Judas se organizaron como comité de gestión general, aunque cada uno de ellos hizo también un considerable trabajo religioso.
141:3.3 (1589.4) Andrés estaba muy ocupado resolviendo los constantes desacuerdos y malentendidos entre los discípulos de Juan y los nuevos discípulos de Jesús. Surgía un conflicto cada pocos días, pero Andrés, ayudado por sus compañeros apostólicos, se las arreglaba para inducir a las partes a adoptar algún tipo de acuerdo, al menos temporal. Jesús se negó a participar en ninguna de estas conversaciones; tampoco quiso dar ningún consejo sobre la mejor manera de abordar estas dificultades. No ofreció ni una sola sugerencia sobre cómo deberían resolver los apóstoles estos inquietantes problemas. Cuando Andrés acudía a Jesús con estas cuestiones recibía siempre la misma respuesta: «No es prudente que el anfitrión intervenga en los problemas familiares de sus invitados; un padre prudente nunca toma partido en las riñas menores de sus propios hijos».
141:3.4 (1589.5) El Maestro mostró una gran sabiduría y una perfecta equidad en todos sus tratos con los apóstoles y con todos sus discípulos. Jesús era realmente un maestro de hombres. Ejercía una gran influencia sobre sus semejantes por la combinación de fuerza y encanto de su personalidad. De su vida dura, nómada y sin hogar emanaba una sutil actitud de mando. Había atractivo intelectual y poder de convocatoria espiritual en la autoridad de su manera de enseñar, en su lógica lúcida, en la fuerza de su razonamiento, en su visión interior sagaz, en su mente despierta, en su aplomo incomparable y en su tolerancia sublime. Era sencillo, varonil, honrado e intrépido. A toda esta influencia física e intelectual patente en la presencia del Maestro, se sumaban todos los encantos espirituales que se han asociado a su personalidad: la paciencia, la ternura, la mansedumbre, la dulzura y la humildad.
141:3.5 (1589.6) Jesús de Nazaret era sin duda una personalidad fuerte y enérgica; era una potencia intelectual y una fortaleza espiritual. Su personalidad no solo atraía, entre sus seguidores, a las mujeres inclinadas a la espiritualidad, sino también al culto e intelectual Nicodemo y al endurecido soldado romano, el capitán que estuvo de guardia en la cruz y dijo después de ver morir al Maestro: «Verdaderamente, era un Hijo de Dios». Y los rudos y vigorosos pescadores galileos lo llamaban Maestro.
141:3.6 (1590.1) Los retratos de Jesús han sido muy desafortunados; esas pinturas del Cristo han ejercido una influencia perjudicial sobre la juventud. Es muy poco probable que los mercaderes del templo hubieran huido ante Jesús si hubiera sido el tipo de hombre que han representado la mayoría de vuestros artistas. Era un hombre lleno de dignidad; era bueno pero natural. Jesús no se hacía pasar por un místico afable, dulce, suave y amable. Su enseñanza era dinámica y apasionante. No solo tenía buenas intenciones, sino que realmente iba de un sitio a otro haciendo el bien.
141:3.7 (1590.2) El Maestro no dijo nunca: «Venid a mí todos los que sois indolentes y soñadores». En cambio dijo muchas veces: «Venid a mí todos los que os esforzáis y yo os daré descanso, fuerza espiritual». El yugo del Maestro es ciertamente ligero, pero aun así, no lo impone nunca; cada persona debe tomar este yugo por su propio libre albedrío.
141:3.8 (1590.3) Jesús puso de manifiesto que la conquista era fruto del sacrificio, de sacrificar el orgullo y el egoísmo. Al mostrar misericordia quería ilustrar la liberación espiritual de todos los agravios y rencillas, de la ira y de los apetitos egoístas de poder y venganza. Y cuando dijo: «No resistáis al mal», explicó después que esto no significaba que se consintiera el pecado ni se transigiera con la iniquidad. Lo que pretendía Jesús era enseñar a perdonar, a «no resistirse a los malos tratos contra nuestra personalidad, a las afrentas malintencionadas contra nuestros sentimientos de dignidad personal».
141:4.1 (1590.4) Durante su estancia en Amatus Jesús pasó mucho tiempo enseñando a los apóstoles el nuevo concepto de Dios. Les inculcó una y otra vez que Dios es un Padre, y no un inmenso y supremo tenedor de libros dedicado básicamente a hacer asientos perjudiciales contra sus hijos errados de la tierra, registros de sus pecados y maldades que utilizará contra ellos cuando se siente posteriormente a juzgarlos como justo Juez de toda la creación. Los judíos concebían desde hacía mucho a Dios como un rey de todo, incluso como un Padre de la nación, pero no había precedente de que un número considerable de hombres mortales concibiera a Dios como Padre amoroso del individuo.
141:4.2 (1590.5) En respuesta a la pregunta de Tomás: «¿Quién es este Dios del reino?», Jesús respondió: «Dios es tu Padre, y la religión —mi evangelio— no es ni más ni menos que el reconocimiento creyente de la verdad de que tú eres su hijo. Y yo estoy aquí entre vosotros en la carne para dejar claras estas dos ideas con mi vida y mis enseñanzas».
141:4.3 (1590.6) Jesús se propuso también liberar la mente de sus apóstoles de la idea de que ofrecer sacrificios de animales era un deber religioso. Pero a unos hombres educados en la religión del sacrificio diario les costaba entender lo que quería decir. En cualquier caso, el Maestro no se cansaba de enseñarles. Cuando no conseguía llegar a la mente de todos los apóstoles con un solo ejemplo, volvía a repetir su mensaje utilizando otro tipo de parábola para intentar iluminarlos.
141:4.4 (1590.7) En esta misma época Jesús empezó a instruir a los doce más a fondo sobre la misión «de confortar a los afligidos y cuidar a los enfermos». El Maestro les enseñó muchas cosas sobre el hombre en su totalidad, es decir, la unión de cuerpo, mente y espíritu que forma el individuo, hombre o mujer. Jesús describió a sus compañeros las tres formas de aflicción que iban a encontrar y luego les explicó cómo debían atender a todos los que sufren los dolores de las enfermedades humanas. Les enseñó a reconocer:
141:4.5 (1591.1) 1. Las dolencias de la carne: las aflicciones generalmente consideradas como enfermedades físicas.
141:4.6 (1591.2) 2. Las mentes atribuladas: las aflicciones no físicas consideradas posteriormente como problemas y alteraciones mentales y emocionales.
141:4.7 (1591.3) 3. La posesión por malos espíritus.
141:4.8 (1591.4) Jesús explicó en varias ocasiones a sus apóstoles la naturaleza de estos malos espíritus y algunas cosas sobre su origen. En aquel tiempo se solían llamar también espíritus impuros. El Maestro conocía bien la diferencia entre la posesión por los malos espíritus y la locura, pero los apóstoles no. Y en vista de los conocimientos tan escasos que tenían sobre la primera historia de Urantia, Jesús no pudo hacerles comprender plenamente esta cuestión. En cambio les repitió muchas veces que estos malos espíritus «no volverán a molestar a los hombres cuando yo haya ascendido a mi Padre del cielo y después de que haya derramado mi espíritu sobre toda la carne, cuando venga el reino con gran poder y gloria espiritual».
141:4.9 (1591.5) Semana tras semana y mes tras mes, a medida que avanzaba el año, los apóstoles fueron dedicando cada vez más atención a la curación de los enfermos.
141:5.1 (1591.6) Una de las conversaciones nocturnas más memorables de la estancia en Amatus fue la que trató sobre la unidad espiritual. Santiago Zebedeo había preguntado: «Maestro, ¿cómo podemos aprender a ver las cosas de la misma manera para que haya así más armonía entre nosotros?». Jesús se agitó en su espíritu ante esta pregunta y respondió: «Santiago, Santiago, ¿cuándo os he enseñado que todos debéis ver las cosas de la misma manera? He venido al mundo a proclamar la libertad espiritual con el fin de que los mortales tengan el poder de vivir vidas individuales libres y originales ante Dios. No deseo que la armonía social y la paz fraternal se compren al precio de sacrificar la libertad personal y la originalidad espiritual. Lo que yo pido para vosotros, mis apóstoles, es la unidad en el espíritu que podéis experimentar en la alegría de dedicaros unidos a hacer de todo corazón la voluntad de mi Padre del cielo. No tenéis que ver las cosas de la misma manera ni sentir de la misma manera, ni siquiera pensar de la misma manera, para ser espiritualmente de la misma manera. La unidad espiritual proviene de la consciencia de que cada uno de vosotros está habitado en su interior y dominado cada vez más por el don de espíritu del Padre celestial. Vuestra armonía apostólica debe surgir del hecho de que la esperanza espiritual de cada uno de vosotros es idéntica en origen, naturaleza y destino.
141:5.2 (1591.7) «Así podréis experimentar una unidad perfeccionada de propósito en el espíritu y de comprensión en el espíritu nacida de la consciencia mutua de la identidad de cada uno de los espíritus paradisiacos que moran en vuestro interior; y todos podréis disfrutar de esta profunda unidad espiritual que es compatible con la máxima diversidad de actitudes individuales en cuanto a pensamiento intelectual, sentimientos temperamentales y conducta social. Podréis tener una rica y estimulante diversidad de personalidades, pero al mismo tiempo vuestras naturalezas espirituales y los frutos en el espíritu de vuestra adoración divina y de vuestro amor fraternal estarán tan unificados que todos los que contemplen vuestras vidas reconocerán con toda certeza esta identidad de espíritu y esta unidad de alma. Reconocerán que habéis estado conmigo y que por ello habéis aprendido a hacer de forma aceptable la voluntad del Padre del cielo. Podéis conseguir la unidad en el servicio a Dios, aunque cada uno de vosotros cumpla este servicio conforme a sus propias dotaciones originales de mente, cuerpo y alma.
141:5.3 (1592.1) «Vuestra unidad en el espíritu implica dos cosas que aparecen siempre armonizadas en la vida individual de cada creyente. En primer lugar, poseéis un motivo común para una vida de servicio; todos deseáis por encima de todo hacer la voluntad del Padre del cielo. En segundo lugar, todos tenéis una meta común en la existencia; todos os proponéis encontrar al Padre del cielo y probar con ello al universo que os habéis hecho como él.»
141:5.4 (1592.2) Jesús volvió muchas veces sobre este tema durante la formación de los doce. Les reiteró que no deseaba ver a sus creyentes dogmatizados ni uniformizados bajo ninguna interpretación religiosa, aunque fueran interpretaciones de hombres buenos. Previno a sus apóstoles una y otra vez contra la formulación de credos y la instauración de tradiciones como medio de guiar y controlar a los creyentes en el evangelio del reino.
141:6.1 (1592.3) Cerca del final de la última semana en Amatus, Simón Zelotes llevó ante Jesús a un tal Teherma, un persa que hacía negocios en Damasco. Cuando oyó hablar de Jesús, Teherma había ido a Cafarnaúm a conocerlo, y al enterarse de que se había ido con sus apóstoles hacia Jerusalén por la ruta del Jordán, salió a buscarlo. Andrés había presentado a Teherma a Simón para que lo instruyera. Simón consideraba al persa como un «adorador del fuego», aunque Teherma puso especial cuidado en explicarle que el fuego solo era el símbolo visible de Aquel que es Puro y Santo. Después de hablar con Jesús, el persa declaró que se quedaría varios días para escuchar sus enseñanzas y oír su predicación.
141:6.2 (1592.4) Cuando Simón Zelotes estuvo a solas con Jesús le preguntó: «¿Maestro, por qué no he podido persuadirlo? ¿Por qué se ha resistido tanto conmigo y a ti te ha escuchado tan de buena gana?». Jesús le dijo: «Simón, Simón, ¿cuántas veces te he aconsejado que no intentes eliminar algo del corazón de los que buscan la salvación? ¿Cuántas veces te he dicho que te esfuerces solo por aportar algo a estas almas hambrientas? Conduce a los hombres al reino, y las grandes verdades vivas del reino eliminarán enseguida todo error grave. Cuando hayas anunciado al hombre mortal la buena nueva de que Dios es su Padre, podrás persuadirlo más fácilmente de que es en realidad un hijo de Dios. Y habiendo hecho eso habrás llevado la luz de la salvación al que está en las tinieblas. Simón, la primera vez que el Hijo del Hombre vino a ti, ¿llegó reprobando a Moisés y a los profetas y proclamando un modo de vida nuevo y mejor? No. No he venido a quitaros lo que recibisteis de vuestros antepasados, sino a mostraros la visión perfeccionada de lo que vuestros padres solo vieron en parte. Ve pues, Simón, a enseñar y a predicar el reino, y cuando tengas a un hombre sano y salvo dentro del reino habrá llegado el momento, si esta persona te lo pide, de impartirle la instrucción relacionada con el avance progresivo del alma dentro del reino divino».
141:6.3 (1592.5) Simón se quedó estupefacto ante las palabras de Jesús, pero siguió sus recomendaciones y Teherma el persa fue contado entre aquellos que entraron en el reino.
141:6.4 (1592.6) Aquella noche Jesús habló a los apóstoles sobre la nueva vida en el reino. Les dijo entre otras cosas: «Cuando entráis en el reino, nacéis de nuevo. No podéis enseñar las cosas profundas del espíritu a los que solo han nacido de la carne; procurad primero que los hombres nazcan del espíritu antes de intentar instruirlos en los caminos avanzados del espíritu. No queráis mostrar a los hombres las bellezas del templo antes de que hayan entrado en el templo. Presentad a los hombres a Dios, y presentadlos como hijos de Dios, antes de disertar sobre las doctrinas de la paternidad de Dios y de la filiación de los hombres. No luchéis con los hombres, sed siempre pacientes. El reino no es vuestro, solo sois embajadores. Salid simplemente a proclamar: He aquí el reino de los cielos. Dios es vuestro Padre y vosotros sois sus hijos, y esta buena nueva es vuestra salvación eterna si creéis en ella de todo corazón».
141:6.5 (1593.1) Los apóstoles hicieron grandes progresos durante la estancia en Amatus, aunque les decepcionó mucho que Jesús no les diera ninguna sugerencia para tratar con los discípulos de Juan. Incluso en la importante cuestión del bautismo, se limitó a decir: «Juan bautizó ciertamente con agua, pero cuando entréis en el reino de los cielos seréis bautizados con el Espíritu».
141:7.1 (1593.2) El 26 de febrero Jesús, sus apóstoles y un numeroso grupo de seguidores siguieron el Jordán hasta llegar al vado cercano a la Betania de Perea, el lugar donde Juan proclamó por primera vez el reino venidero. Jesús se quedó allí con sus apóstoles enseñando y predicando durante cuatro semanas antes de seguir hacia Jerusalén.
141:7.2 (1593.3) La segunda semana de su estancia en Betania allende el Jordán, Jesús se fue a descansar durante tres días con Pedro, Santiago y Juan a las colinas situadas al otro lado del río al sur de Jericó. El Maestro enseñó a estos tres hombres muchas verdades nuevas y avanzadas sobre el reino de los cielos. A efectos de este relato hemos reorganizado y clasificado estas enseñanzas como sigue:
141:7.3 (1593.4) Jesús insistió mucho en que sus discípulos, habiendo probado las buenas realidades espirituales del reino, vivieran de tal manera en el mundo que los hombres, al ver su vida, se hicieran conscientes del reino y se sintieran impulsados a preguntar a los creyentes sobre los caminos del reino. Todos los buscadores sinceros de la verdad se alegran siempre al oír la buena nueva del regalo de la fe que asegura su admisión en el reino con sus eternas y divinas realidades de espíritu.
141:7.4 (1593.5) El Maestro quería inculcar en todos los que habían de enseñar el evangelio del reino que lo único que tenían que hacer era revelar al hombre individual que Dios es su Padre —hacer a este hombre consciente de que es hijo— y luego presentar este mismo hombre a Dios como su hijo por la fe. Estas dos revelaciones esenciales se cumplen en Jesús, que se convirtió realmente en «el camino, la verdad y la vida». La religión de Jesús estaba basada por completo en vivir su otorgamiento en la tierra. Cuando Jesús se marchó de este mundo no dejó ni libros, ni leyes ni ninguna otra forma de organización humana que afectara a la vida religiosa del individuo.
141:7.5 (1593.6) Jesús explicó claramente que había venido a establecer con los hombres unas relaciones personales y eternas que tendrían siempre precedencia sobre todas las demás relaciones humanas, e insistió en que esta íntima camaradería espiritual había de extenderse a todos los hombres de todas las edades y condiciones sociales de todos los pueblos. La única recompensa que ofrecía a sus hijos era alegría espiritual y comunión divina en este mundo, y en el siguiente, vida eterna en el progreso de las divinas realidades de espíritu del Padre del Paraíso.
141:7.6 (1593.7) Jesús puso gran énfasis en lo que él llamaba las dos verdades de capital importancia en las enseñanzas del reino, a saber, el logro de la salvación por la fe y solo por la fe, unido a la revolucionaria enseñanza del logro de la libertad humana mediante el reconocimiento sincero de la verdad. «Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres». Jesús era la verdad manifestada en la carne, y prometió enviar su Espíritu de la Verdad al corazón de todos sus hijos tras su retorno al Padre del cielo.
141:7.7 (1594.1) El Maestro enseñaba a estos apóstoles los elementos esenciales de la verdad para toda una edad de la tierra. Muchas de las enseñanzas que ellos escuchaban estaban destinadas en realidad a inspirar y edificar a otros mundos. Ejemplificó un plan de vida nuevo y original. Desde el punto de vista humano era sin duda un judío, pero vivió su vida como mortal del planeta para el mundo entero.
141:7.8 (1594.2) Para asegurarse de que su Padre fuera reconocido en el desarrollo del plan del reino, Jesús explicó que había ignorado a propósito a los «grandes de la tierra». Empezó su trabajo con los pobres, precisamente la clase que había sido tan desatendida por la mayoría de las religiones evolutivas hasta entonces. No despreciaba a nadie; su plan era a escala mundial, incluso universal. Fue tan audaz y categórico en estas declaraciones que incluso Pedro, Santiago y Juan estuvieron tentados de pensar que había perdido el juicio.
141:7.9 (1594.3) Trató de hacer comprender suavemente a estos apóstoles que había venido en esta misión de otorgamiento, no para dar ejemplo a unas pocas criaturas de la tierra, sino para mostrar y establecer un modelo de vida humana para todos los pueblos de todos los mundos de todo su universo. Este modelo se aproximaba a la perfección más alta, incluso a la bondad suprema del Padre Universal, pero los apóstoles no pudieron captar el significado de sus palabras.
141:7.10 (1594.4) Anunció que había venido a actuar como maestro, un maestro enviado del cielo para presentar la verdad espiritual a la mente material. Y esto es exactamente lo que hizo; fue un maestro, no un predicador. Desde el punto de vista humano Pedro era un predicador mucho más eficaz que Jesús. El éxito de la predicación de Jesús se debía a la personalidad única del Maestro más que a una oratoria irresistible o un impacto emocional. Jesús hablaba directamente al alma de los hombres. Enseñaba al espíritu del hombre, pero a través de la mente. Vivía con los hombres.
141:7.11 (1594.5) Fue en esta ocasión cuando Jesús dio a entender a Pedro, Santiago y Juan que su trabajo en la tierra estaba limitado en algunos aspectos por el encargo que le había hecho su «compañero de arriba», refiriéndose a las instrucciones de su hermano paradisiaco Emmanuel antes del otorgamiento. Les dijo que había venido a hacer la voluntad de su Padre y solo la voluntad de su Padre. Al estar tan plenamente motivado por un único propósito, el mal del mundo no podía producirle ni angustia ni preocupación.
141:7.12 (1594.6) Los apóstoles estaban empezando a reconocer la amabilidad sin afectación de Jesús. Aunque era fácil acercarse al Maestro, él vivía siempre con independencia de todos los seres humanos y por encima de ellos. No estuvo dominado ni un momento por ninguna influencia puramente humana ni sujeto al frágil juicio humano. No prestaba ninguna atención a la opinión pública y no le influían los elogios. Rara vez se paró a corregir malentendidos o protestar ante falsedades. Nunca pidió consejo a nadie; nunca solicitó oraciones.
141:7.13 (1594.7) A Santiago le asombraba la manera en que Jesús parecía ver el final desde el principio. El Maestro no parecía sorprenderse casi nunca. Nunca se mostró excitado, molesto ni desconcertado. Nunca se disculpó ante nadie. A veces estaba triste, pero nunca desanimado.
141:7.14 (1594.8) Juan fue el que comprendió mejor que Jesús, a fin de cuentas, era humano a pesar de todos sus atributos divinos. Jesús vivía como un hombre entre los hombres; los entendía, los amaba y sabía cómo tratar con ellos. En su vida personal fue tan humano como intachable, y siempre generoso.
141:7.15 (1595.1) Aunque Pedro, Santiago y Juan no pudieron entender mucho de lo que Jesús dijo en esta ocasión, sus bondadosas palabras se grabaron en sus corazones y resurgieron con fuerza después de la crucifixión y la resurrección para enriquecer y alegrar su ministerio posterior. No es de extrañar que estos apóstoles no comprendieran plenamente las palabras del Maestro, pues estaba proyectando ante ellos el plan de una nueva edad.
141:8.1 (1595.2) Durante las cuatro semanas que estuvieron en Betania allende el Jordán, Andrés enviaba varias veces por semana una pareja de apóstoles a trabajar uno o dos días en Jericó. Juan tenía muchos creyentes en Jericó, y la mayoría de ellos acogieron con gusto las enseñanzas más avanzadas de Jesús y sus apóstoles. En estas visitas a Jericó los apóstoles empezaron a cumplir más específicamente las instrucciones de Jesús de atender a los enfermos; visitaron cada casa de la ciudad y trataron de confortar a todas las personas afligidas.
141:8.2 (1595.3) Los apóstoles hicieron algún trabajo público en Jericó, pero actuaron sobre todo a nivel privado y personal. Descubrieron que la buena nueva del reino era un gran consuelo para los enfermos, que su mensaje llevaba la curación a los afligidos. Fue en Jericó donde los doce pusieron en práctica por primera vez el encargo de Jesús de predicar la buena nueva del reino y atender a los afligidos.
141:8.3 (1595.4) Cuando reanudaron su marcha hacia Jerusalén pararon en Jericó donde fueron alcanzados por una delegación de Mesopotamia que quería hablar con Jesús. Aunque los apóstoles habían previsto quedarse un solo día en Jericó, Jesús pasó tres con estos buscadores de la verdad venidos de Oriente, y ellos volvieron a sus casas del valle del Éufrates con la felicidad de haber conocido las nuevas verdades del reino de los cielos.
141:9.1 (1595.5) Un lunes, el último día de marzo, Jesús y los apóstoles iniciaron la subida por las cuestas que conducían a Jerusalén. Lázaro de Betania había ido dos veces al Jordán a ver a Jesús y lo había organizado todo para que el Maestro y sus apóstoles se instalaran en la casa de Betania donde vivía con sus hermanas durante todo el tiempo que desearan permanecer en Jerusalén.
141:9.2 (1595.6) Los discípulos de Juan se quedaron en Betania allende el Jordán enseñando y bautizando a las multitudes, de modo que Jesús llegó a casa de Lázaro acompañado solo por los doce. Jesús y los apóstoles se quedaron ahí cinco días descansando y reponiéndose antes de seguir hacia Jerusalén para la Pascua. Fue un gran acontecimiento en las vidas de Marta y de María tener al Maestro y a sus apóstoles en casa de su hermano, donde pudieron atender a sus necesidades.
141:9.3 (1595.7) El domingo 6 de abril por la mañana Jesús y los apóstoles llegaron a Jerusalén; era la primera vez que el Maestro y los doce se encontraban ahí todos juntos.
El libro de Urantia
Documento 142
142:0.1 (1596.1) JESÚS y los apóstoles trabajaron en Jerusalén durante el mes de abril, y volvían todas las tardes a Betania para pasar la noche. Jesús, por su parte, se quedaba una o dos noches por semana en Jerusalén en casa de Flavio, un judío griego, donde iban muchos judíos prominentes para entrevistarse con él en secreto.
142:0.2 (1596.2) El primer día que pasó en Jerusalén, Jesús fue a visitar al antiguo sumo sacerdote Anás, su amigo de tiempos pasados y pariente de Salomé, la esposa de Zebedeo. Anás había oído hablar de Jesús y de sus enseñanzas, y cuando Jesús se presentó en casa del sumo sacerdote, fue recibido con mucha reserva. Al ver la frialdad de Anás, Jesús se despidió inmediatamente diciendo: «El miedo es el principal esclavizador del hombre, y el orgullo su mayor debilidad; ¿te venderás al cautiverio de estos dos destructores de la alegría y la libertad?». Pero Anás no respondió. El Maestro no volvió a verlo hasta el momento en que Anás se sentó con su yerno para juzgar al Hijo del Hombre.
142:1.1 (1596.3) Jesús o uno de los apóstoles enseñó diariamente en el templo durante todo este mes. Cuando el gentío pascual era demasiado numeroso para poder asistir a la enseñanza dentro del templo, los apóstoles organizaban muchos grupos de instrucción fuera de los recintos sagrados. Esta era la esencia de su mensaje:
142:1.2 (1596.4) 1. El reino de los cielos está cerca.
142:1.3 (1596.5) 2. Mediante la fe en la paternidad de Dios podéis entrar en el reino de los cielos y convertiros así en hijos de Dios.
142:1.4 (1596.6) 3. El amor es la regla de vida dentro del reino: la entrega suprema a Dios mientras amáis a vuestro prójimo como a vosotros mismos.
142:1.5 (1596.7) 4. La obediencia a la voluntad del Padre, que produce los frutos del espíritu en nuestra vida personal, es la ley del reino.
142:1.6 (1596.8) Las multitudes que venían a celebrar la Pascua oían estas enseñanzas de Jesús y cientos de ellos se regocijaban con la buena nueva. Los jefes de los sacerdotes y los dirigentes de los judíos empezaron a inquietarse mucho por Jesús y sus apóstoles y discutían entre sí lo que habría que hacer con ellos.
142:1.7 (1596.9) Además de enseñar dentro y fuera del templo, los apóstoles y otros creyentes hacían también mucha labor personal entre las multitudes de la Pascua. Los hombres y mujeres que se interesaron por el mensaje de Jesús llevaron la noticia desde esta celebración pascual hasta los puntos más remotos del Imperio romano y también a Oriente. Este fue el comienzo de la propagación del evangelio del reino al mundo exterior. La obra de Jesús ya no quedaría confinada a Palestina.
142:2.1 (1597.1) Un rico negociante judío de Creta llamado Jacobo que asistía a las festividades de la Pascua en Jerusalén se acercó a Andrés pidiendo ver a Jesús en privado. Andrés concertó este encuentro secreto con Jesús para la tarde siguiente en casa de Flavio. Jacobo no alcanzaba a comprender las enseñanzas del Maestro y quería saber más sobre el reino de Dios, así que le preguntó: «Rabino, Moisés y los antiguos profetas nos dicen que Yahvé es un Dios celoso, un Dios iracundo de cólera temible. Los profetas dicen que odia a los malhechores y se venga de los que no obedecen su ley. Tú y tus discípulos nos enseñáis que Dios es un Padre amable y compasivo que ama tanto a todos los hombres que está deseando recibirlos en este nuevo reino de los cielos que tú proclamas tan cercano».
142:2.2 (1597.2) Cuando Jacobo terminó de hablar Jesús le dijo: «Jacobo, has expuesto muy bien las enseñanzas de los antiguos profetas que instruyeron a los hijos de su generación según las luces de su época. Nuestro Padre que está en el Paraíso es inmutable, pero el concepto de su naturaleza se ha ampliado y ha crecido desde los días de Moisés hasta los tiempos de Amós y también hasta la generación del profeta Isaías. Y ahora he venido yo en la carne a revelar al Padre en nueva gloria y a dar a conocer su amor y su misericordia a todos los hombres de todos los mundos. A medida que el evangelio de este reino se extienda por el mundo con su mensaje de buen ánimo y buena voluntad para todos los hombres, surgirán unas relaciones mejoradas y superiores entre las familias de todas las naciones. A medida que pase el tiempo los padres y sus hijos se amarán más entre sí, y esto suscitará una mayor comprensión del amor del Padre del cielo por sus hijos de la tierra. Recuerda, Jacobo, que un buen padre no solo ama a su familia como un todo —como una familia— sino que ama también de verdad y cuida con cariño a cada uno de sus miembros».
142:2.3 (1597.3) Después de hablar mucho sobre el carácter del Padre celestial, Jesús se interrumpió para decir: «Tú, Jacobo, como padre de una familia numerosa, bien sabes que lo que digo es verdad». Jacobo se sorprendió: «Pero Maestro, ¿quién te ha dicho que soy padre de seis hijos? ¿Cómo sabes eso de mí?». Y el Maestro respondió: «Baste con decir que el Padre y el Hijo conocen todas las cosas, pues en verdad lo ven todo. Puesto que amas a tus hijos como un padre de la tierra, tienes que aceptar ahora como una realidad el amor del Padre celestial por ti; no solo por todos los hijos de Abraham, sino por ti, por tu alma individual».
142:2.4 (1597.4) Jesús siguió diciendo: «Cuando tus hijos son muy jóvenes e inmaduros y tienes que reprenderlos, pueden pensar que su padre está enfadado y lleno de ira y rencor. Su inmadurez no les permite ir más allá del castigo para percibir el afecto correctivo y previsor del padre. Pero cuando estos mismos hijos se hacen mayores ¿no sería insensato por su parte aferrarse a esa primera imagen infantil de su padre? Como hombres y mujeres adultos, deberían apreciar el amor de su padre en todas las medidas educativas de su infancia. Y con el paso de los siglos ¿no debería la humanidad llegar a comprender mejor la verdadera naturaleza y el carácter amoroso del Padre del cielo? ¿Qué provecho podréis sacar de la iluminación espiritual de las generaciones sucesivas si persistís en ver a Dios como lo veían Moisés y los profetas? Yo te digo, Jacobo, que a la luz clara de esta hora deberías ver al Padre como ninguno de los que han vivido antes que tú lo ha visto nunca. Al verlo de esta manera deberías regocijarte de entrar en un reino donde rige un Padre tan misericordioso y deberías buscar que, en adelante, su voluntad de amor domine tu vida».
142:2.5 (1598.1) Jacobo contestó: «Rabino, creo; deseo que me conduzcas al reino del Padre».
142:3.1 (1598.2) Casi todos los apóstoles presenciaron esta conversación sobre el carácter de Dios, y aquella noche hicieron muchas preguntas a Jesús sobre el Padre del cielo. Presentaremos las respuestas del Maestro en fraseología moderna mediante el resumen siguiente.
142:3.2 (1598.3) Jesús reprendió suavemente a los doce diciéndoles en esencia: ¿Acaso no conocéis las tradiciones de Israel relacionadas con el crecimiento de la idea de Yahvé e ignoráis la enseñanza de las Escrituras sobre la doctrina de Dios? Y luego el Maestro procedió a instruir a los apóstoles sobre la evolución del concepto de la Deidad durante todo el desarrollo del pueblo judío. Llamó la atención sobre las siguientes fases del crecimiento de la idea de Dios:
142:3.3 (1598.4) 1. Yahvé —el dios de los clanes del Sinaí— era el concepto primitivo de la Deidad que Moisés exaltó al nivel más alto de Señor Dios de Israel. El Padre del cielo nunca deja de aceptar la adoración sincera de sus hijos de la tierra, por muy burdo que sea su concepto de la Deidad o el nombre que simbolice para ellos su naturaleza divina.
142:3.4 (1598.5) 2. El Altísimo. Este concepto del Padre del cielo fue proclamado por Melquisedec a Abraham, y desde Salem fue llevado muy lejos por los que creyeron posteriormente en esta idea ampliada y expandida de la Deidad. Cuando el culto al Sol se estableció en Ur, Abraham y su hermano se marcharon de allí y se hicieron creyentes en El Elyón —el Dios Altísimo— predicado por Melquisedec. Su concepto de Dios era una combinación de sus antiguas ideas mesopotámicas con la doctrina del Altísimo.
142:3.5 (1598.6) 3. El Shaddai. Durante aquellos primeros tiempos muchos hebreos adoraban a El Shaddai, el concepto egipcio del Dios del cielo que habían conocido durante su cautiverio en la tierra del Nilo. Mucho después de los tiempos de Melquisedec, estos tres conceptos de Dios se fundieron en uno para formar la doctrina de la Deidad creadora, el Señor Dios de Israel.
142:3.6 (1598.7) 4. Elohim. La enseñanza sobre la Trinidad del Paraíso ha perdurado desde los tiempos de Adán. ¿No recordáis que las Escrituras empiezan afirmando que «En el principio los Dioses crearon los cielos y la tierra»?. Esto indica que cuando se escribió este pasaje el concepto trinitario de tres Dioses en uno había encontrado lugar en la religión de nuestros antepasados.
142:3.7 (1598.8) 5. El Yahvé supremo. En tiempos de Isaías estas creencias sobre Dios se habían expandido hasta el concepto de un Creador Universal que era a la vez todopoderoso y plenamente misericordioso. Este concepto de Dios, en su proceso de evolución y ampliación, suplantó prácticamente todas las ideas sobre la Deidad que existían antes en la religión de nuestros padres.
142:3.8 (1598.9) 6. El Padre del cielo. Y ahora conocemos a Dios como nuestro Padre del cielo. Nuestra enseñanza presenta una religión en la que el creyente es hijo de Dios. Esta es la buena nueva del evangelio del reino de los cielos. El Hijo y el Espíritu coexisten con el Padre, y la revelación de la naturaleza y el ministerio de estas Deidades del Paraíso se seguirá ampliando e iluminando durante las eras sin fin de la eterna progresión espiritual de los hijos de Dios ascendentes. En todas las edades y todos los tiempos, la adoración verdadera de cualquier ser humano —en lo referente al progreso espiritual individual— es reconocida por el espíritu que mora en su interior como un homenaje que se rinde al Padre del cielo.
142:3.9 (1599.1) Este relato del crecimiento del concepto de Dios en las mentes judías de las generaciones anteriores dejó sin habla a los apóstoles; nunca se habían sentido tan desconcertados y estaban demasiado confusos para hacer preguntas. Permanecieron sentados en silencio delante de Jesús, y el Maestro continuó: «Habríais conocido estas verdades si hubierais leído las Escrituras. ¿No habéis leído a Samuel donde dice: ‘Y la ira del Señor se encendió contra Israel de tal manera que incitó a David contra ellos diciéndole que hiciera un censo de Israel y de Judá’? Y esto no era extraño porque en tiempos de Samuel los hijos de Abraham creían realmente que Yahvé creaba tanto lo bueno como lo malo. Pero más adelante otro escritor narró estos acontecimientos cuando ya se había ampliado el concepto judío sobre la naturaleza de Dios. Este escritor no se atrevió a atribuir nada malo a Yahvé, y por lo tanto dijo: ‘Y Satanás se levantó contra Israel e incitó a David a hacer un censo de Israel’. ¿No os dais cuenta de que estos pasajes de las Escrituras muestran claramente cómo el concepto de la naturaleza de Dios iba creciendo de una generación a otra?
142:3.10 (1599.2) «Y además deberíais haber observado que el aumento de la comprensión de la ley divina está en perfecta consonancia con estos conceptos de la divinidad que se van ampliando. Cuando los hijos de Israel salieron de Egipto en tiempos anteriores a la revelación ampliada de Yahvé, tenían diez mandamientos que les sirvieron de ley hasta la época en que acamparon frente al Sinaí. Estos diez mandamientos eran:
142:3.11 (1599.3) «1. No adoraréis a ningún otro dios, pues el Señor es un Dios celoso.
142:3.12 (1599.4) «2. No haréis imágenes fundidas de dioses.
142:3.13 (1599.5) «3. No dejaréis de guardar la fiesta del pan ácimo.
142:3.14 (1599.6) «4. De todos los machos de hombres y ganado, los primogénitos son míos, dice el Señor.
142:3.15 (1599.7) «5. Seis días podéis trabajar, pero en el séptimo descansaréis.
142:3.16 (1599.8) «6. No dejaréis de observar la fiesta de las primicias y la fiesta de la cosecha al final del año.
142:3.17 (1599.9) «7. No ofreceréis la sangre de ningún sacrificio con pan leudado.
142:3.18 (1599.10) «8. No se dejará que el sacrificio de la fiesta de la Pascua se quede allí hasta la mañana siguiente.
142:3.19 (1599.11) «9. Llevaréis la primera de las primicias de la tierra a la casa del Señor vuestro Dios.
142:3.20 (1599.12) «10. No herviréis un cabrito en la leche de su madre.
142:3.21 (1599.13) «Entonces, entre los truenos y relámpagos del Sinaí, Moisés les dio los nuevos diez mandamientos, y todos coincidiréis conmigo en que son expresiones más dignas de acompañar la ampliación de los conceptos de Yahvé como Deidad. ¿Y no os habéis dado cuenta nunca de que hay dos versiones de estos mandamientos en las Escrituras? En la primera se presenta la liberación de Egipto como el motivo para guardar el sabbat, mientras que en una versión posterior las creencias religiosas más avanzadas de nuestros antepasados impusieron el descanso sabático como un reconocimiento del hecho de la creación.
142:3.22 (1599.14) «Recordaréis además que hubo otro cambio en tiempos de Isaías. En ese momento de mayor iluminación espiritual estos diez mandamientos negativos se convirtieron en la gran ley positiva del amor, en el precepto de amar a Dios de manera suprema y a vuestro prójimo como a vosotros mismos. Y yo también os declaro que todo el deber del hombre consiste en esta ley suprema de amar a Dios y a los hombres.»
142:3.23 (1600.1) Cuando hubo terminado de hablar nadie le preguntó nada. Todos se fueron a dormir.
142:4.1 (1600.2) El judío griego Flavio era un prosélito de la puerta, pues no había sido ni circuncidado ni bautizado. Cuando residía en Jerusalén vivía en un hermoso edificio porque era gran amante de la belleza en arte y escultura. Esta casa estaba exquisitamente decorada con tesoros inestimables que había ido reuniendo en sus viajes por el mundo. Cuando pensó por primera vez en invitar a Jesús a su casa temía que esas llamadas imágenes pudieran ofender al Maestro, pero se llevó una agradable sorpresa porque, en lugar de reprenderlo por tener esos objetos supuestamente idólatras esparcidos por toda la casa, Jesús mostró gran interés por toda la colección y le hizo muchas preguntas elogiosas sobre cada objeto mientras Flavio lo acompañaba de cuarto en cuarto mostrándole sus estatuas favoritas.
142:4.2 (1600.3) El Maestro se dio cuenta de que su actitud favorable hacia el arte había sorprendido a su anfitrión, y cuando hubo terminado de ver toda la colección le dijo: «¿Por qué iba yo a reprocharte que aprecies la belleza de las cosas creadas por mi Padre y modeladas por las manos artísticas del hombre? ¿Por qué han de rechazar todos los hombres la reproducción de la gracia y la belleza solo porque en otra época Moisés intentara combatir la idolatría y la adoración a los falsos dioses? Yo te digo, Flavio, que los hijos de Moisés le han entendido mal, y ahora convierten en falsos dioses sus prohibiciones de imágenes y retratos de las cosas del cielo y de la tierra. Aunque Moisés impusiera esas restricciones a las mentes oscurecidas de aquellos tiempos, ¿qué tiene eso que ver con el tiempo presente en el que el Padre del cielo es revelado como el Regidor Espíritu universal de todas las cosas? Yo te afirmo, Flavio, que en el reino venidero ya no habrá prohibiciones de: ‘No adoréis esto y no adoréis aquello’, ya no habrá órdenes de abstenerse de esto ni de evitar aquello, sino que todos estarán dedicados a un solo deber supremo. Este deber del hombre se expresa en dos grandes privilegios: la adoración sincera al Creador infinito, el Padre del Paraíso, y el servicio de amor a nuestros semejantes. Si amas a tu prójimo como a ti mismo, sabes realmente que eres hijo de Dios.
142:4.3 (1600.4) «En una época en la que mi Padre no era bien comprendido, los intentos de Moisés de resistir a la idolatría estaban justificados, pero en la edad venidera el Padre habrá sido revelado en la vida del Hijo, y esta nueva revelación de Dios hará que no se pueda confundir nunca más al Padre Creador con ídolos de piedra o imágenes de oro y plata. De aquí en adelante los hombres inteligentes podrán disfrutar de los tesoros del arte sin confundir la apreciación material de la belleza con la adoración y el servicio al Padre que está en el Paraíso, el Dios de todas las cosas y de todos los seres.»
142:4.4 (1600.5) Flavio creyó en todas las enseñanzas de Jesús. Al día siguiente se dirigió a Betania allende el Jordán para ser bautizado por los discípulos de Juan. Hizo esto porque los apóstoles de Jesús no bautizaban aún a los creyentes. A su vuelta a Jerusalén, Flavio dio un gran festín para Jesús e invitó a sesenta de sus amigos. Muchos de estos invitados se hicieron también creyentes en el mensaje del reino venidero.
142:5.1 (1601.1) Uno de los grandes sermones que Jesús predicó en el templo durante esta semana de Pascua fue en respuesta a una pregunta que le hizo uno de sus oyentes, un hombre de Damasco. Este hombre preguntó a Jesús: «Pero, Rabino, ¿cómo sabremos con certeza que has sido enviado por Dios y que podemos entrar realmente en ese reino que tú y tus discípulos decís que está tan cerca?». Jesús le contestó:
142:5.2 (1601.2) «En cuanto a mi mensaje y a las enseñanzas de mis discípulos, debéis juzgarlos por sus frutos. Si os proclamamos las verdades del espíritu, el espíritu atestiguará en vuestro corazón que nuestro mensaje es auténtico. Respecto al reino y a la certeza de que seréis aceptados por el Padre celestial, os pregunto: ¿qué padre entre vosotros que sea digno de ese nombre y tenga buen corazón mantendría a su hijo en estado de dudosa ansiedad sobre su situación en la familia o la seguridad del afecto de su padre? ¿Acaso vosotros, los padres terrenales, disfrutáis torturando a vuestros hijos con la duda de si ocupan un lugar de amor permanente en vuestro corazón humano? Tampoco vuestro Padre del cielo deja a sus hijos nacidos en el espíritu por la fe en la incertidumbre sobre su situación en el reino. Si recibís a Dios como vuestro Padre, sois de hecho y en verdad hijos de Dios. Y si sois sus hijos, estáis seguros de la posición y la situación de todo lo que concierne a la filiación eterna y divina. Si creéis en mis palabras creéis en Aquel que me ha enviado, y al creer así en el Padre, habéis asegurado vuestro estatus en la ciudadanía celestial. Si hacéis la voluntad del Padre del cielo, no dejaréis nunca de alcanzar la vida eterna de progreso en el reino divino.
142:5.3 (1601.3) «El Espíritu Supremo testificará junto con vuestro espíritu que sois verdaderamente hijos de Dios. Si sois hijos de Dios habéis nacido del espíritu de Dios, y cualquiera que ha nacido del espíritu tiene en sí mismo el poder de superar toda duda. Esta es la victoria que supera todas las incertidumbres: vuestra propia fe.
142:5.4 (1601.4) «Hablando de esta época, el profeta Isaías dijo: ‘Cuando el espíritu se derrame sobre nosotros desde lo alto, el trabajo de la rectitud se convertirá en paz, tranquilidad y certeza para siempre’. Y para todos los que creen verdaderamente en este evangelio, yo me convertiré en la garantía de que serán recibidos en las bendiciones eternas y en la vida perpetua del reino de mi Padre. Por eso los que escucháis este mensaje y creéis en este evangelio del reino sois hijos de Dios y tenéis vida para siempre. La prueba para el mundo entero de que habéis nacido del espíritu es que os amáis sinceramente los unos a los otros.»
142:5.5 (1601.5) La multitud de oyentes se quedó muchas horas con Jesús haciéndole preguntas y escuchando atentamente sus reconfortantes respuestas. Incluso los apóstoles se sintieron impulsados por las enseñanzas de Jesús a predicar el evangelio del reino con más fuerza y seguridad. Esta experiencia en Jerusalén fue una gran inspiración para los doce. Era su primer contacto con un público tan enorme, y aprendieron muchas valiosas lecciones que les sirvieron de gran ayuda en su trabajo posterior.
142:6.1 (1601.6) Un día al anochecer, un tal Nicodemo fue a ver a Jesús a casa de Flavio. Este rico y anciano miembro del Sanedrín judío había oído hablar mucho sobre las enseñanzas del galileo, así que fue a verlo enseñar una tarde en los patios del templo. Hubiera querido ir más veces a escuchar las lecciones de Jesús pero temía ser visto en público, pues los dirigentes de los judíos estaban ya tan en contra de Jesús que ningún miembro del Sanedrín quería ser identificado abiertamente con él. En vista de eso Nicodemo había concertado con Andrés una entrevista privada con Jesús esa tarde tras la puesta de sol. Pedro, Santiago y Juan estaban en el jardín de Flavio cuando empezó la entrevista, y luego todos entraron en la casa para seguir hablando.
142:6.2 (1602.1) Jesús recibió a Nicodemo sin ninguna deferencia especial; tampoco le hizo concesiones ni se mostró excesivamente persuasivo al hablar con él. El Maestro no intentó rechazar a su visitante clandestino ni fue sarcástico con él. Estuvo digno, serio y tranquilo en todo su trato con su distinguido interlocutor. Nicodemo no era un delegado oficial del Sanedrín; solo fue a ver a Jesús por interés personal sincero en las enseñanzas del Maestro.
142:6.3 (1602.2) Tras ser presentado por Flavio, Nicodemo dijo: «Rabino, sabemos que eres un maestro enviado por Dios porque un simple hombre no podría enseñar así a menos que Dios estuviera con él. Quisiera conocer mejor tus enseñanzas sobre el reino venidero».
142:6.4 (1602.3) Jesús le respondió: «Nicodemo, en verdad, en verdad te digo que el que no nace de arriba no puede ver el reino de Dios». Nicodemo preguntó: «Pero, ¿cómo puede un hombre volver a nacer cuando es viejo? No puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre para nacer».
142:6.5 (1602.4) Jesús dijo: «Y sin embargo te declaro que quien no nazca del espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del espíritu, espíritu es. Pero no deberías maravillarte de que haya dicho que tienes que nacer de arriba. Cuando sopla el viento oyes el susurro de las hojas pero no ves el viento —de dónde viene ni a dónde va— y así es con todo el que nace del espíritu. Con los ojos de la carne puedes contemplar las manifestaciones del espíritu, pero no puedes percibir realmente el espíritu».
142:6.6 (1602.5) Nicodemo respondió: «No lo entiendo, ¿cómo puede ser eso?». Dijo Jesús: «¿Es posible que seas maestro de Israel y desconozcas todo esto? En ese caso es obligación de los que conocen las realidades del espíritu revelar estas cosas a los que solo perciben las manifestaciones del mundo material. Pero ¿nos creerás si te hablamos de las verdades celestiales? Nicodemo, ¿tienes el valor de creer en alguien que ha descendido del cielo, en el propio Hijo del Hombre?».
142:6.7 (1602.6) Nicodemo dijo: «Pero ¿cómo puedo empezar a acogerme a este espíritu que ha de rehacerme como preparación para entrar en el reino?». Jesús contestó: «El espíritu del Padre del cielo mora ya dentro de ti. Si te dejas conducir por este espíritu que viene de arriba, empezarás muy pronto a ver con los ojos del espíritu. Cuando esto ocurra y tú elijas de todo corazón seguir la guía del espíritu, nacerás del espíritu, puesto que el único propósito de tu vida será hacer la voluntad de tu Padre que está en el cielo. Y al verte nacido así del espíritu y feliz en el reino de Dios, empezarás a producir los frutos abundantes del espíritu en tu vida diaria».
142:6.8 (1602.7) Nicodemo era totalmente sincero. Estaba profundamente impresionado pero se marchó perplejo. Nicodemo había logrado un buen desarrollo personal, dominio de sí mismo e incluso altas cualidades morales. Era refinado, egocéntrico y altruista, pero no sabía cómo someter su voluntad a la voluntad del Padre divino como un niño pequeño acepta someterse a la guía y la dirección de un padre terrenal sensato y amoroso, y convertirse así realmente en hijo de Dios y heredero progresivo del reino eterno.
142:6.9 (1603.1) Y sin embargo Nicodemo reunió suficiente fe como para acogerse al reino. Protestó levemente cuando sus colegas del Sanedrín intentaron condenar a Jesús sin una vista. Más tarde reconoció audazmente su fe y se unió a José de Arimatea para reclamar el cuerpo de Jesús cuando incluso la mayoría de los discípulos habían huido aterrados del escenario final de sufrimiento y muerte de su Maestro.
142:7.1 (1603.2) Tras una activa semana de enseñanza y trabajo personal durante la Pascua en Jerusalén, Jesús pasó el miércoles siguiente descansando con sus apóstoles en Betania. Aquella tarde Tomás hizo una pregunta que suscitó una larga e instructiva respuesta. Dijo Tomás: «Maestro, el día que fuimos distinguidos como embajadores del reino nos dijiste muchas cosas y nos diste instrucciones sobre nuestro modo personal de vivir, pero ¿qué enseñaremos a la multitud? ¿Cómo han de vivir estas gentes cuando el reino se haya manifestado con más plenitud? ¿Tendrán esclavos tus discípulos? ¿Buscarán tus creyentes la pobreza y evitarán poseer bienes? ¿Imperará solo la misericordia y dejará de haber tribunales y leyes?». Jesús y los doce pasaron toda la tarde y toda la noche después de cenar debatiendo las preguntas de Tomás. A efectos de esta narración, resumiremos las instrucciones del Maestro como sigue.
142:7.2 (1603.3) Antes que nada, Jesús quiso dejar claro a sus apóstoles que él estaba en la tierra viviendo una vida única en la carne, y que ellos, los doce, habían sido llamados a participar en esa experiencia de otorgamiento del Hijo del Hombre. En su calidad de colaboradores, ellos tenían que compartir también muchas de las restricciones y obligaciones especiales de toda la experiencia de otorgamiento. Hizo una velada alusión al hecho de que el Hijo del Hombre era la única persona que había vivido nunca en la tierra con capacidad de ver simultáneamente dentro del corazón mismo de Dios y en las profundidades del alma humana.
142:7.3 (1603.4) Jesús explicó con toda claridad que el reino de los cielos era una experiencia evolutiva que empezaba aquí en la tierra y progresaba a través de las sucesivas estaciones de vida que conducen al Paraíso. Esa noche afirmó categóricamente que en alguna futura etapa de desarrollo del reino volvería a visitar este mundo en poder espiritual y gloria divina.
142:7.4 (1603.5) Siguió explicando que la «idea del reino» no era la mejor manera de ilustrar la relación del hombre con Dios, pero que empleaba esta metáfora porque el pueblo judío estaba esperando el reino y porque Juan había predicado sobre el reino venidero. Jesús dijo: «Las gentes de otra época comprenderán mejor el evangelio del reino si se presenta en términos que expresen la relación de familia; si el hombre entiende la religión como la enseñanza de la paternidad de Dios y la hermandad del hombre, es decir, la filiación con Dios». Después el Maestro habló con cierta amplitud sobre la familia terrenal como ejemplo de la familia celestial y volvió a recordar las dos leyes fundamentales del vivir: el primer mandamiento de amor al padre, al cabeza de familia, y el segundo mandamiento de amor mutuo entre los hijos, de amar a tu hermano como a ti mismo. Explicó que esta cualidad del cariño fraternal se manifestaba invariablemente en un servicio social amoroso y desinteresado.
142:7.5 (1603.6) Luego vino la memorable exposición de las características fundamentales de la vida de familia y su aplicación a la relación que existe entre Dios y el hombre. Jesús declaró que una verdadera familia está fundada en los siete hechos siguientes:
142:7.6 (1604.1) 1. El hecho de la existencia. Las relaciones de la naturaleza y los fenómenos del parecido físico están ligados a la familia: los niños heredan ciertos rasgos parentales. Los hijos tienen su origen en los padres; la existencia de su personalidad depende del acto de los padres. La relación de padre e hijo es inherente a toda la naturaleza y permea todas las existencias vivas.
142:7.7 (1604.2) 2. La seguridad y el placer. Los auténticos padres experimentan un gran placer atendiendo a las necesidades de sus hijos. Muchos padres no se contentan con proporcionarles lo que necesitan sino que disfrutan también satisfaciendo sus placeres.
142:7.8 (1604.3) 3. La educación y la formación. Los padres sensatos planean cuidadosamente la educación y la formación adecuada de sus hijos e hijas. Los preparan cuando son jóvenes para las responsabilidades mayores de la vida adulta.
142:7.9 (1604.4) 4. La disciplina y la contención. Los padres previsores establecen también la disciplina, guía, corrección, y a veces las restricciones, que necesitan sus hijos jóvenes e inmaduros.
142:7.10 (1604.5) 5. El compañerismo y la lealtad. Un padre afectuoso mantiene una relación íntima y amorosa con sus hijos. Escucha siempre sus peticiones y está dispuesto siempre a compartir sus penas y ayudarlos en sus dificultades. El padre se interesa de manera suprema por el bienestar progresivo de su progenie.
142:7.11 (1604.6) 6. El amor y la misericordia. Un padre compasivo perdona generosamente. Los padres no alimentan sentimientos de venganza contra sus hijos. Los padres no se comportan como jueces, enemigos ni acreedores. Las familias verdaderas se construyen sobre la tolerancia, la paciencia y el perdón.
142:7.12 (1604.7) 7. Las disposiciones para el futuro. A los padres temporales les gusta dejar una herencia a sus hijos. La familia continúa de una generación a otra. La muerte solo pone fin a una generación para marcar el comienzo de la siguiente. La muerte pone fin a una vida individual, pero no necesariamente a la familia.
142:7.13 (1604.8) El Maestro estuvo aplicando durante varias horas estas características de la vida de familia a las relaciones del hombre, el hijo terrenal, con Dios, el Padre del Paraíso. Y esta fue su conclusión: «Conozco a la perfección toda esta relación de un hijo con el Padre, pues todo lo que vosotros tenéis que lograr de filiación en el futuro eterno, yo ya lo he logrado. El Hijo del Hombre está preparado para ascender a la diestra del Padre, de manera que a través de mí está ahora aún más abierto el camino para que todos vosotros veáis a Dios y, antes de que hayáis terminado vuestra progresión gloriosa, os hagáis perfectos como vuestro Padre del cielo es perfecto».
142:7.14 (1604.9) Al oír estas palabras tan asombrosas, los apóstoles recordaron las declaraciones de Juan en el momento del bautismo de Jesús. Y guardarían además un vivo recuerdo de esta experiencia durante su predicación y enseñanza posterior a la muerte y resurrección del Maestro.
142:7.15 (1604.10) Jesús es un Hijo divino que cuenta con toda la confianza del Padre Universal. Había estado con el Padre y le comprendía plenamente. Había vivido ahora su vida terrenal a la entera satisfacción del Padre, y esta vida en la carne le había permitido comprender plenamente a los hombres. Jesús era la perfección como hombre; había alcanzado precisamente la misma perfección que todos los verdaderos creyentes están destinados a alcanzar en él y a través de él. Jesús reveló al hombre a un Dios de perfección, y se presentó a sí mismo a Dios como el hijo perfeccionado de los mundos.
142:7.16 (1605.1) Aunque Jesús les estuvo hablando durante horas, Tomás no quedó satisfecho y dijo: «Pero Maestro, no vemos que el Padre del cielo nos trate siempre con bondad y misericordia. Muchas veces sufrimos amargamente en la tierra y nuestras oraciones no siempre son contestadas. ¿Qué es lo que no logramos captar de tus enseñanzas?».
142:7.17 (1605.2) Jesús respondió: «Tomás, Tomás, ¿cuánto tardarás en ser capaz de escuchar con el oído del espíritu? ¿Cuánto tardarás en darte cuenta de que este reino es un reino espiritual y de que mi Padre es también un ser espiritual? ¿No entiendes que os estoy instruyendo como a hijos espirituales de la familia de espíritu del cielo, cuyo jefe paterno es un espíritu infinito y eterno? ¿No me permitirás utilizar la familia terrestre como ejemplo de las relaciones divinas, sin aplicar tan literalmente mi enseñanza a los asuntos materiales? ¿No podéis separar mentalmente las realidades espirituales del reino de los problemas materiales, sociales, económicos y políticos de la época? Cuando hablo el lenguaje del espíritu, ¿por qué insistís en traducir el sentido de lo que os digo al lenguaje de la carne, simplemente porque utilizo las relaciones materiales comunes para ilustrarlo? Hijos, os imploro que dejéis de aplicar la enseñanza del reino del espíritu a los sórdidos asuntos de la esclavitud, la pobreza, las casas y las tierras, y a los problemas materiales de la equidad y la justicia humana. Esos asuntos temporales interesan a los hombres de este mundo, y aunque afectan en cierto modo a todos los hombres, habéis sido llamados para representarme a mí en el mundo igual que yo represento a mi Padre. Sois los embajadores espirituales de un reino espiritual, los representantes especiales del Padre espíritu. A estas alturas yo ya debería poder instruiros como a adultos del reino espiritual. ¿Tendré que hablaros siempre como a niños? ¿No creceréis nunca en percepción espiritual? Sin embargo os amo y tendré paciencia con vosotros hasta el final de nuestra asociación en la carne, e incluso entonces mi espíritu os precederá por todo el mundo».
142:8.1 (1605.3) Hacia finales de abril la oposición a Jesús por parte de los fariseos y los saduceos se había radicalizado tanto que el Maestro y sus apóstoles decidieron alejarse por un tiempo de Jerusalén y dirigirse hacia el sur para trabajar en Belén y Hebrón. Pasaron todo el mes de mayo haciendo trabajo personal en estas ciudades y entre los habitantes de las aldeas vecinas. No hubo predicación pública durante este viaje, solo visitas de casa en casa. Mientras los apóstoles enseñaban el evangelio y atendían a los enfermos, Jesús y Abner dedicaron una parte de ese tiempo a visitar la colonia nazarea de En-Gedi. Juan el Bautista había salido de este lugar, y Abner había sido el jefe de este grupo. Muchos miembros de la hermandad nazarea se hicieron creyentes en Jesús, aunque la mayoría de estos hombres ascéticos y excéntricos se negaron a aceptarlo como maestro enviado del cielo porque no enseñaba el ayuno y otras formas de renunciamiento.
142:8.2 (1605.4) La gente que vivía en esta región no sabía que Jesús había nacido en Belén. Daban por hecho, como la inmensa mayoría de sus discípulos, que el Maestro había nacido en Nazaret, pero los doce sabían la verdad.
142:8.3 (1605.5) Esta estancia en el sur de Judea fue una temporada fructífera y tranquila en la que se sumaron muchas almas al reino. Hacia primeros de junio la agitación contra Jesús se había calmado tanto en Jerusalén que el Maestro y los apóstoles regresaron para instruir y confortar a los creyentes.
142:8.4 (1606.1) Aunque Jesús y los apóstoles pasaron todo el mes de junio en Jerusalén y sus alrededores, no enseñaron en público durante este periodo. Vivieron la mayor parte del tiempo en tiendas que montaron en un parque o huerto conocido entonces como Getsemaní. Este parque umbrío estaba situado en la ladera occidental del monte de los Olivos, no lejos del arroyo Cedrón. Solían pasar los sabbat con Lázaro y sus hermanas en Betania. Jesús entró pocas veces dentro de los muros de Jerusalén, pero muchas personas interesadas iban hasta Getsemaní para hablar con él. Un viernes al anochecer Nicodemo y un tal José de Arimatea se aventuraron a ir a ver a Jesús, pero cuando llegaron a la entrada de la tienda del Maestro se volvieron atrás por miedo. Y por supuesto, no eran conscientes de que Jesús estaba enterado de todo lo que hacían.
142:8.5 (1606.2) Cuando los dirigentes de los judíos se enteraron de que Jesús había vuelto a Jerusalén se dispusieron a arrestarlo, pero al ver que no predicaba en público, concluyeron que se había asustado por la campaña de rechazo que habían montado contra él y decidieron permitirle que siguiera enseñando en privado sin molestarlo más. Las cosas estuvieron tranquilas hasta que a finales de junio un tal Simón, miembro del Sanedrín, abrazó públicamente las enseñanzas de Jesús después de haber informado de ello a los dirigentes de los judíos. Esto provocó otra campaña para encarcelar a Jesús, y se hizo tan enconada que el Maestro decidió retirarse a las ciudades de Samaria y la Decápolis.
El libro de Urantia
Documento 143
143:0.1 (1607.1) A FINALES de junio del año 27 d. C., ante la creciente oposición de los dirigentes religiosos judíos, Jesús y los doce enviaron a Lázaro sus tiendas y sus escasos efectos personales para que los guardara en su casa de Betania y se marcharon de Jerusalén. Se dirigieron al norte hacia Samaria y pararon a pasar el sabbat en Betel. Estuvieron predicando allí durante varios días a la gente que venía de Gofna y Efraín. Un grupo de ciudadanos procedentes de Arimatea y Tamna invitó a Jesús a visitar sus aldeas. El Maestro y sus apóstoles pasaron más de dos semanas enseñando a los judíos y samaritanos de esta región, muchos de los cuales llegaban desde lugares tan lejanos como Antípatris para escuchar la buena nueva del reino.
143:0.2 (1607.2) Los habitantes del sur de Samaria escucharon con gusto a Jesús, y los apóstoles, salvo Judas Iscariote, lograron superar muchos de sus prejuicios contra los samaritanos. Era muy difícil para Judas amar a esos samaritanos. La última semana de julio Jesús y sus compañeros se prepararon para salir hacia Fasaelis y Arquelais, dos nuevas ciudades griegas próximas al Jordán.
143:1.1 (1607.3) Durante la primera mitad del mes de agosto el grupo apostólico estableció su cuartel general en Arquelais y Fasaelis, donde predicaron por primera vez a un público casi exclusivamente gentil —griegos, romanos y sirios— porque había pocos judíos en estas dos ciudades griegas. Al entrar en contacto con estos ciudadanos romanos, los apóstoles tuvieron que afrontar nuevas dificultades en la proclamación del mensaje del reino venidero y escuchar nuevas objeciones a las enseñanzas de Jesús. En una de las muchas conversaciones nocturnas con sus apóstoles, Jesús se interesó mucho por estas objeciones al evangelio del reino a medida que los doce iban contando los resultados de su labor personal.
143:1.2 (1607.4) Felipe describió sus dificultades con esta pregunta: «Maestro, estos griegos y romanos quitan importancia a nuestro mensaje y dicen que nuestras enseñanzas solo son para débiles y esclavos. Aseguran que la religión de los paganos es superior a nuestra enseñanza porque promueve un carácter fuerte, robusto y dinámico, y que nosotros en cambio convertiríamos a todos los hombres en seres no resistentes, pasivos y debilitados que no tardarían en desaparecer de la faz de la tierra. A ti te aprecian, Maestro, y admiten abiertamente que tu enseñanza es ideal y celestial, pero no quieren tomarnos en serio. Opinan que tu religión no es para este mundo, que los hombres no pueden vivir como tú enseñas. Maestro, ¿qué podemos decir a estos gentiles?».
143:1.3 (1607.5) Después de haber escuchado a Tomás, Natanael, Simón Zelotes y Mateo corroborar estas objeciones al evangelio del reino con experiencias muy parecidas, Jesús dijo a los doce:
143:1.4 (1608.1) «He venido a este mundo a hacer la voluntad de mi Padre y a revelar su carácter amoroso a toda la humanidad. Esta, hermanos, es mi misión, y es lo único que haré por mucho que mis enseñanzas sean malinterpretadas por los judíos o los gentiles de esta época o de cualquier otra generación. Pero no deberíais perder de vista que el amor divino conlleva también su severa disciplina. El amor de un padre por su hijo obliga muchas veces al padre a reprimir las insensateces del hijo inmaduro. El hijo no siempre comprende los motivos prudentes y amorosos de la disciplina de contención del padre. Pero yo os declaro que mi Padre que está en el Paraíso gobierna de hecho un universo de universos mediante el poder persuasivo de su amor. El amor es la más grande de todas las realidades del espíritu. La verdad es una revelación liberadora, pero el amor es la relación suprema. Y sin importar los desatinos que vuestros semejantes humanos cometan en la gestión del mundo de hoy, el evangelio que os proclamo gobernará este mismo mundo en una edad futura. La meta última del progreso humano es el reconocimiento reverente de la paternidad de Dios y la materialización amorosa de la hermandad de los hombres.
143:1.5 (1608.2) «¿Y quién os ha dicho que mi evangelio solo está dirigido a los esclavos y los débiles? ¿Acaso vosotros, los apóstoles que yo he elegido, parecéis débiles? ¿Parecía débil Juan? ¿Me veis esclavizado por el miedo? Es verdad que el evangelio se predica a los pobres y oprimidos de esta generación. Las religiones de este mundo han desatendido a los pobres, pero mi Padre no hace acepción de personas. Además los pobres de nuestro tiempo son los primeros que responden a la llamada al arrepentimiento y aceptan la filiación. El evangelio del reino ha de ser predicado a todos los hombres —judíos y gentiles, griegos y romanos, ricos y pobres, libres y esclavos— ya sean jóvenes o viejos, hombres o mujeres.
143:1.6 (1608.3) «Porque mi Padre sea un Dios de amor y se deleite practicando la misericordia, no creáis que el servicio del reino consistirá en una cómoda rutina. El ascenso al Paraíso es la aventura suprema de todos los tiempos, el logro esforzado de la eternidad. Vosotros y vuestros colaboradores vais a necesitar todo vuestro valor y toda vuestra hombría para servir al reino en la tierra. A muchos os matarán por vuestra lealtad al evangelio de este reino. Es fácil morir en el frente de batalla cuando el valor se ve fortalecido por la presencia de los compañeros de combate, pero se necesita una forma más alta y más profunda de entrega y valentía humana para renunciar a la vida con calma y en completa soledad por el amor a una verdad atesorada en vuestro corazón de mortal.
143:1.7 (1608.4) «Los no creyentes de hoy podrán burlarse de vosotros por predicar un evangelio de no resistencia y vivir vidas de no violencia, pero sois los primeros voluntarios de una larga línea de creyentes sinceros en el evangelio de este reino que asombrarán a toda la humanidad por su heroica entrega a estas enseñanzas. Ningún ejército del mundo ha mostrado nunca más valor y valentía que los que mostraréis vosotros y vuestros leales sucesores cuando salgáis a proclamar al mundo entero la buena nueva: la paternidad de Dios y la hermandad de los hombres. El valor de la carne es la forma más baja de valentía. La valentía de la mente es un tipo más alto de valor humano, pero el más alto y supremo es la lealtad inflexible a la convicción esclarecida en las profundas realidades espirituales. Este valor constituye el heroísmo del hombre que conoce a Dios, y todos vosotros sois hombres que conocéis a Dios. Sois, en toda verdad, los asociados personales del Hijo del Hombre.»
143:1.8 (1608.5) Tras esta introducción, Jesús siguió ampliando e ilustrando sus declaraciones durante mucho tiempo en una de las alocuciones más apasionadas que dirigiera nunca a los doce. Era muy raro que el Maestro mostrara sentimientos intensos cuando hablaba a sus apóstoles, y esta fue una de las pocas veces que les habló con ardor visible y marcada emoción.
143:1.9 (1609.1) El efecto sobre la predicación pública y el ministerio personal de los apóstoles fue inmediato; su mensaje adoptó un nuevo tono de valiente autoridad desde ese mismo día. Los doce siguieron asimilando el espíritu de empuje positivo del nuevo evangelio del reino. A partir de entonces se interesaron menos por predicar las virtudes negativas y los mandatos pasivos de la polifacética enseñanza de su Maestro.
143:2.1 (1609.2) El Maestro era un ejemplo perfecto de autocontrol humano. Cuando fue injuriado no injurió; cuando sufrió no amenazó a sus torturadores; cuando fue denunciado por sus enemigos se limitó a encomendarse al justo juicio del Padre del cielo.
143:2.2 (1609.3) En una de las conversaciones nocturnas Andrés preguntó a Jesús: «Maestro, ¿hemos de practicar el renunciamiento como Juan nos enseñó o hemos de esforzarnos por conseguir el autocontrol que tú enseñas? ¿En qué se diferencia tu enseñanza de la de Juan?». Jesús contestó: «Juan os ha enseñado el camino de la rectitud según las leyes y las luces de sus padres. Él predicaba la religión del examen de conciencia y el renunciamiento, pero yo os traigo un nuevo mensaje de autocontrol y olvido de vosotros mismos. Os muestro el camino de la vida tal como mi Padre del cielo me lo ha revelado.
143:2.3 (1609.4) «En verdad, en verdad os digo que aquel que sabe gobernar su propio yo es más grande que el que conquista una ciudad. El dominio propio es la medida de la naturaleza moral del hombre y el indicador de su desarrollo espiritual. En el antiguo orden ayunabais y orabais; como criaturas nuevas renacidas del espíritu aprendéis a creer y regocijaros. En el reino del Padre habéis de convertiros en criaturas nuevas; las cosas viejas han de desaparecer; mirad, yo os muestro cómo han de hacerse nuevas todas las cosas. Y por el amor que os tenéis los unos a los otros convenceréis al mundo de que habéis pasado de la esclavitud a la libertad, de la muerte a la vida eterna.
143:2.4 (1609.5) «Por la antigua vía buscabais reprimiros, obedecer y conformaros a unas normas de vida; por la nueva vía sois transformados primero por el Espíritu de la Verdad que fortalece vuestra alma interior mediante la constante renovación espiritual de vuestra mente, y así sois dotados con el poder de cumplir de forma cierta y gozosa la voluntad misericordiosa, aceptable y perfecta de Dios. No lo olvidéis: es vuestra fe personal en las grandísimas y preciosísimas promesas de Dios lo que os garantiza que participaréis de la naturaleza divina. Así, mediante vuestra fe y la transformación del espíritu, os convertís en realidad en templos de Dios, y su espíritu mora realmente dentro de vosotros. Si el espíritu mora dentro de vosotros, ya no sois esclavos atados a la carne sino hijos del espíritu libres y liberados. La nueva ley del espíritu os otorga la libertad del dominio de vosotros mismos que sustituye a la antigua ley del renunciamiento autoimpuesto por miedo a la esclavitud del yo.
143:2.5 (1609.6) «Después de obrar mal habéis pensado muchas veces en culpar de vuestros actos a la influencia del maligno, cuando en realidad solo os habéis dejado llevar por vuestras propias tendencias naturales. ¿No os dijo el profeta Jeremías hace mucho tiempo que el corazón humano es lo más engañoso que hay, y a veces incluso extremadamente perverso? ¡Con qué facilidad podéis engañaros a vosotros mismos para caer en miedos absurdos, apetitos desordenados, placeres esclavizantes, malas intenciones, envidias e incluso odios vengativos!
143:2.6 (1610.1) «La salvación se obtiene por la regeneración del espíritu y no mediante actos de la carne de pretendida superioridad moral. Sois justificados por la fe y sois hermanados por la gracia, no por miedo ni por renunciar a la carne, aunque es cierto que los hijos del Padre, que han nacido del espíritu, son siempre y para siempre dueños de su yo y de todo lo relacionado con los deseos de la carne. Cuando sabéis que la fe os salva estáis en paz real con Dios. Y todos los que siguen el camino de esta paz celestial están destinados a ser santificados en el servicio eterno de los hijos en constante avance del Dios eterno. En lo sucesivo ya no será un deber sino más bien un alto privilegio purificaros de todos los males del cuerpo y de la mente mientras buscáis la perfección en el amor de Dios.
143:2.7 (1610.2) «Vuestra filiación está cimentada en la fe, y habéis de permanecer insensibles al miedo. Vuestra alegría nace de la confianza en la palabra divina, y por lo tanto nada os puede hacer dudar de la realidad del amor y la misericordia del Padre. Es la propia bondad de Dios la que lleva a los hombres al verdadero y auténtico arrepentimiento. El secreto de vuestro dominio de vosotros mismos está ligado a la fe en el espíritu que habita dentro de vosotros y opera siempre por amor. Incluso esta fe salvadora no la tenéis por vosotros mismos; es también un regalo de Dios. Y si sois hijos de esta fe viva, ya no sois esclavos del yo sino dueños triunfantes de vosotros mismos, hijos liberados de Dios.
143:2.8 (1610.3) «Por lo tanto, hijos míos, cuando nacéis del espíritu, quedáis liberados para siempre de la esclavitud consciente de una vida de renunciamiento y vigilancia de los deseos de la carne y sois trasladados al alegre reino del espíritu, de donde proceden los frutos del espíritu que manifestáis espontáneamente en vuestra vida diaria. Los frutos del espíritu son la esencia del tipo más elevado de autocontrol gozoso y ennoblecedor, la cima del logro del mortal terrestre: el verdadero dominio de sí mismo.»
143:3.1 (1610.4) Por esta época los apóstoles y sus discípulos inmediatos se encontraron sumidos en una fuerte tensión nerviosa y emocional. No acababan de acostumbrarse a vivir y trabajar juntos; cada vez les costaba más llevarse bien con los discípulos de Juan; el contacto con los gentiles y los samaritanos era una dura prueba para estos judíos y, por si fuera poco, las últimas declaraciones de Jesús habían agravado su desazón mental. Andrés estaba al límite y ya no sabía qué hacer, así que acudió al Maestro con sus preocupaciones. Después de escuchar las dificultades de su jefe apostólico, Jesús le dijo: «Andrés, hablar no resuelve nada cuando las cosas están tan confusas y cuando están implicadas tantas personas con sentimientos tan intensos. No puedo hacer lo que me pides, no voy a intervenir en sus problemas sociales personales, pero en cambio voy a pasar tres días de descanso y relajación con vosotros. Ve a anunciar a tus hermanos que vais a subir todos conmigo al monte Sartaba donde quiero descansar un par de días.
143:3.2 (1610.5) «Ve ahora a hablar en privado con cada uno de tus once hermanos y diles: ‘El Maestro desea que pasemos con él unos días de descanso y tranquilidad. Como todos hemos experimentado mucha irritación de espíritu y mucha desazón mental últimamente, propongo que no se hable de nada de lo que nos preocupa durante estas vacaciones. ¿Puedo contar contigo para esto?’. Dirígete así de forma privada y personal a cada uno de tus hermanos». Y Andrés hizo lo que le había ordenado el Maestro.
143:3.3 (1611.1) Fue una experiencia maravillosa para todos ellos, y no olvidarían nunca esa subida a la montaña. Apenas se dijo una sola palabra de sus problemas durante todo el trayecto. Al llegar a la cima de la montaña Jesús los sentó a su alrededor mientras les decía: «Hermanos, todos debéis aprender el valor del descanso y la eficacia de la diversión. Debéis daros cuenta de que el mejor método para resolver algunos problemas embrollados es olvidarse de ellos durante un tiempo. Y luego, cuando volváis renovados por el descanso o la adoración, seréis capaces de afrontar vuestros problemas con una cabeza más clara, una mano más firme y, sin duda, un corazón más resuelto. Además encontraréis muchas veces que vuestro problema se ha reducido en tamaño y proporciones mientras vuestra mente y vuestro cuerpo estaban descansando».
143:3.4 (1611.2) Al día siguiente Jesús encargó a cada uno de los doce un tema de debate. Dedicaron todo el día a los recuerdos y a hablar de cosas no relacionadas con su actividad religiosa. A su gran sorpresa, Jesús incluso pasó por alto dar gracias —verbalmente— al partir el pan del almuerzo de mediodía. Era la primera vez que descuidaba esta formalidad delante de ellos.
143:3.5 (1611.3) Cuando subieron a la montaña los problemas se agolpaban en la cabeza de Andrés. El corazón de Juan estaba sumido en el desconcierto. El alma de Santiago estaba profundamente atribulada. Mateo veía escasear los fondos como consecuencia de la estancia entre gentiles. Pedro estaba alterado y más temperamental que de costumbre. Judas sufría uno de sus ataques periódicos de susceptibilidad y egoísmo. Para Simón era un grave problema conciliar su patriotismo con el amor de la hermandad humana. Felipe estaba cada vez más confundido por el desarrollo de los acontecimientos. Natanael ya no tenía el mismo sentido del humor desde que estaban en contacto con poblaciones gentiles y Tomás estaba en plena racha de depresión. Solo los gemelos estaban tranquilos y normales. Y ninguno de los doce sabía qué hacer para llevarse bien con los discípulos de Juan.
143:3.6 (1611.4) Al tercer día los doce bajaron muy cambiados de la montaña a su campamento. Habían hecho el importante descubrimiento de que muchas complicaciones humanas en realidad no existen, de que muchos problemas agobiantes son creaciones de un miedo exagerado y fruto de un recelo desmedido. Habían aprendido que todas esas situaciones se manejan mejor alejándose de ellas. Al distanciarse habían dejado que los problemas se resolvieran solos.
143:3.7 (1611.5) A la vuelta de este descanso las relaciones con los seguidores de Juan empezaron a mejorar notablemente. Muchos de los doce se llenaron de alborozo cuando vieron el cambio de estado de ánimo de los demás y comprobaron que tres días de vacaciones lejos de los deberes rutinarios de la vida habían bastado para liberarlos de su estado de irritación nerviosa. Existe siempre el peligro de que la monotonía del contacto humano multiplique considerablemente las complicaciones y exagere las dificultades.
143:3.8 (1611.6) No muchos de los gentiles de las dos ciudades griegas de Fasaelis y Arquelais creyeron en el evangelio, pero este primer periodo de trabajo intenso entre poblaciones exclusivamente gentiles fue una experiencia valiosa para los doce. Un lunes por la mañana hacia mediados de mes, Jesús dijo a Andrés: «Vamos a Samaria», y salieron inmediatamente hacia la ciudad de Sicar cercana al pozo de Jacob.
143:4.1 (1612.1) Durante más de seiscientos años los judíos de Judea, y más tarde también los de Galilea, habían estado enemistados con los samaritanos. El origen de la aversión entre judíos y samaritanos es el siguiente: Unos setecientos años antes de Cristo, Sargón, rey de Asiria, al aplastar una revuelta en Palestina central se llevó cautivos a más de veinticinco mil judíos del reino norte de Israel e instaló en su lugar a un número casi igual de descendientes de los cutitas, sefarvitas y amatitas. Asurbanipal envió posteriormente más colonias a residir en Samaria.
143:4.2 (1612.2) La enemistad religiosa entre judíos y samaritanos databa del retorno de los judíos del cautiverio en Babilonia, cuando los samaritanos trataron de impedir la reconstrucción de Jerusalén. Más adelante ofendieron a los judíos cuando prestaron ayuda a los ejércitos de Alejandro. En recompensa por su apoyo, Alejandro autorizó a los samaritanos a construir un templo en el monte Gerizim, donde adoraron a Yahvé y a sus dioses tribales y ofrecieron sacrificios muy semejantes a los del templo de Jerusalén. Siguieron practicando este culto al menos hasta el tiempo de los macabeos, cuando Juan Hircano destruyó el templo del monte Gerizim. El apóstol Felipe, en sus labores con los samaritanos tras la muerte de Jesús, tuvo muchas reuniones en el emplazamiento de este antiguo templo samaritano.
143:4.3 (1612.3) El histórico antagonismo entre judíos y samaritanos estaba consagrado por el tiempo, y el abismo que los separaba seguía creciendo desde la época de Alejandro. Los doce apóstoles no tenían inconveniente en predicar en las ciudades griegas y en otras ciudades gentiles de Siria y la Decápolis, pero el Maestro puso a prueba su lealtad cuando les dijo: «Vamos a Samaria». Sin embargo, después de más de un año de convivencia con Jesús habían desarrollado una forma de lealtad personal que iba incluso más allá de su fe en las enseñanzas del Maestro y de sus prejuicios contra los samaritanos.
143:5.1 (1612.4) Cuando el Maestro y los doce llegaron al pozo de Jacob, Jesús, cansado del viaje, se quedó junto al pozo mientras Felipe iba a Sicar con los apóstoles en busca de comida y tiendas, pues pensaban pasar algún tiempo en la zona. Pedro y los hijos de Zebedeo querían quedarse con Jesús, pero él les pidió que se fueran con sus hermanos diciendo: «No temáis por mí, estos samaritanos serán amables; solo nuestros hermanos, los judíos, nos quieren hacer daño». Eran casi las seis de aquella tarde de verano cuando Jesús se sentó junto al pozo a esperar a que volvieran los apóstoles.
143:5.2 (1612.5) El pozo de Jacob, menos mineralizado que los de Sicar, era muy apreciado por su agua potable. Jesús tenía sed pero no tenía con qué sacar agua del pozo. Entonces llegó una mujer de Sicar con su cántaro y Jesús le dijo: «Dame de beber». Esta mujer de Samaria supo que Jesús era judío por su aspecto y su vestimenta, y dedujo de su acento que era galileo. Se llamaba Nalda y era bien parecida. Le sorprendió mucho que un hombre judío le hablara así en el pozo y le pidiera agua, porque en aquel tiempo no estaba bien visto que un hombre respetable hablara en público con una mujer, y mucho menos que un judío conversara con una samaritana. Por eso Nalda preguntó a Jesús: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?». Jesús contestó: «Yo te he pedido de beber, pero solo con que pudieras comprender, serías tu quien me pediría un sorbo del agua viva». Entonces dijo Nalda: «Pero Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es profundo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? ¿Eres tú mayor que nuestro padre Jacob que nos dio este pozo, del cual bebió él mismo, y sus hijos, y sus ganados?».
143:5.3 (1613.1) Jesús respondió: «Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed, pero el que beba el agua del espíritu vivo nunca tendrá sed. Y esta agua viva será en él una fuente refrescante que brotará hasta la vida eterna». Nalda dijo entonces: «Dame de esa agua para que no tenga sed ni tenga que venir hasta aquí a sacarla. Además, todo lo que una mujer samaritana pueda recibir de un judío tan digno de elogio será un placer».
143:5.4 (1613.2) Nalda no sabía cómo interpretar la disposición de Jesús a hablar con ella. Contemplaba en el rostro del Maestro el semblante de un hombre recto y santo, pero tomó su cordialidad por familiaridad y malinterpretó su simbolismo como una forma de insinuarse. Al ser una mujer de moral laxa, estaba dispuesta a coquetear cuando Jesús, mirándola directamente a los ojos, le dijo con voz imperiosa: «Mujer, ve a buscar a tu marido y tráelo aquí». Ante esta orden, Nalda volvió a sus cabales. Vio que había juzgado mal la amabilidad del Maestro y había interpretado mal su manera de hablar. Tuvo miedo; empezó a darse cuenta de que estaba en presencia de una persona extraordinaria, y tanteando en su mente una respuesta adecuada, dijo con gran confusión: «Pero, Señor, no puedo llamar a mi marido porque no tengo marido». Entonces dijo Jesús: «Has dicho la verdad, pues aunque puede que una vez tuvieras un marido, ese con quien vives ahora no es tu marido. Sería mejor que dejaras de jugar con mis palabras y buscaras el agua viva que te he ofrecido en este día».
143:5.5 (1613.3) Para entonces Nalda había recobrado la compostura, y se había despertado lo mejor de sí misma. En realidad no era una mujer de vida ligera solo por su propia elección. Su marido la había rechazado injustamente y sin piedad, y en esa situación desesperada había consentido en vivir como la esposa de cierto griego sin casarse. Nalda estaba muy avergonzada de haber hablado tan atolondradamente a Jesús y se dirigió a él en tono compungido: «Señor, me arrepiento de mi manera de hablarte porque me doy cuenta de que eres un hombre santo o quizá un profeta». Y estaba a punto de buscar la ayuda directa y personal del Maestro, cuando hizo lo que tantos han hecho antes y después de ella: esquivar la cuestión de la salvación personal desviando el tema hacia la teología y la filosofía. Convirtió rápidamente la conversación sobre sus propias necesidades en controversia teológica apuntando al monte Gerizim con estas palabras: «Nuestros padres adoraron en este monte, y sin embargo tú dirías que el lugar donde los hombres deben adorar está en Jerusalén; ¿cuál es el lugar apropiado para adorar a Dios?».
143:5.6 (1613.4) Jesús percibió el intento del alma de la mujer por evitar el contacto directo y escrutador con su Hacedor, pero vio también que había en su alma un deseo de conocer el mejor modo de vida. En el fondo del corazón de Nalda había verdadera sed de agua viva, por eso la trató con paciencia y le dijo: «Mujer, déjame decirte que pronto llegará el día en que no adoraréis al Padre ni en esta montaña ni en Jerusalén. Pero ahora adoráis lo que no conocéis, una mezcla de la religión de muchos dioses paganos y de filosofías gentiles. Los judíos saben al menos a quién adoran; han eliminado toda confusión al concentrar su adoración en un solo Dios, Yahvé. Pero debes creerme cuando digo que pronto llegará —que ya está aquí — la hora en que todos los adoradores sinceros adorarán al Padre en espíritu y en verdad, pues esos son precisamente los adoradores que busca el Padre. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben adorarlo en espíritu y en verdad. Tu salvación no viene de saber cómo ni dónde deberían adorar los demás, sino de recibir en tu propio corazón el agua viva que te ofrezco en este momento».
143:5.7 (1614.1) Pero Nalda persistía en evitar la incómoda cuestión de su vida personal en la tierra y del estatus de su alma ante Dios. Volvió a recurrir a las generalidades de religión diciendo: «Sí, ya sé, Señor, que Juan ha predicado sobre la venida del Convertidor, aquel que será llamado el Libertador y que, cuando venga, nos declarará todas estas cosas...». Jesús interrumpió a Nalda para decirle con contundente seguridad: «Soy yo, el que contigo habla».
143:5.8 (1614.2) Esta fue la primera declaración directa, categórica y patente de su naturaleza y filiación divina que hizo Jesús en la tierra. Y se la hizo a una mujer, una mujer samaritana, y una mujer de dudosa moralidad a los ojos de los hombres hasta ese momento, pero una mujer a quien los ojos divinos contemplaban más como una víctima del pecado de los demás que como una pecadora por su propio deseo, y ahora como un alma humana que deseaba la salvación, que la deseaba sinceramente y de todo corazón. Con eso bastaba.
143:5.9 (1614.3) Cuando Nalda estaba a punto de expresar su anhelo real y personal de cosas mejores y de una manera más noble de vivir, justo cuando se disponía a hablar del deseo real de su corazón, los doce apóstoles regresaron de Sicar y se quedaron atónitos al ver a Jesús hablando tan íntimamente con esta mujer —una mujer samaritana— y a solas. Depositaron rápidamente sus provisiones y se apartaron sin que ninguno se atreviera a mostrar su desaprobación, mientras Jesús decía a Nalda: «Mujer, sigue tu camino; Dios te ha perdonado. En adelante vivirás una vida nueva. Has recibido el agua viva; brotará dentro de tu alma una alegría nueva y te convertirás en hija del Altísimo». La mujer, consciente de la desaprobación de los apóstoles, abandonó su cántaro y huyó a la ciudad.
143:5.10 (1614.4) Cuando entró en la ciudad proclamó a todo el que encontró: «Ve al pozo de Jacob, ve rápido y verás allí a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿Será el Convertidor?». Antes de ponerse el sol se había reunido una gran multitud en el pozo de Jacob para escuchar a Jesús, y el Maestro les habló más sobre el agua de vida, el don del espíritu que mora en el interior.
143:5.11 (1614.5) A los apóstoles siempre les extrañó la buena disposición de Jesús a hablar con mujeres, con mujeres de dudosa fama, incluso con mujeres inmorales. Fue muy difícil para Jesús enseñar a sus apóstoles que las mujeres, incluso las llamadas mujeres inmorales, tenían un alma que podía elegir a Dios como Padre y convertirse así en hijas de Dios y candidatas a la vida eterna. Incluso diecinueve siglos más tarde, muchos muestran la misma falta de disposición a captar las enseñanzas del Maestro. La propia religión cristiana se ha construido insistentemente en torno al hecho de la muerte de Cristo en vez de construirse en torno a la verdad de su vida. El mundo debería estar más interesado en su vida feliz y reveladora de Dios que en su triste y trágica muerte.
143:5.12 (1614.6) Al día siguiente Nalda contó toda esta historia al apóstol Juan, pero él nunca se la contó entera a los demás apóstoles ni tampoco Jesús habló de ello detalladamente con los doce.
143:5.13 (1615.1) Nalda contó a Juan que Jesús le había dicho «todo lo que había hecho». Juan quiso muchas veces preguntar a Jesús sobre su conversación con Nalda pero nunca lo hizo. Jesús solo dijo a Nalda una cosa sobre sí misma, pero la mirada que clavó en sus ojos y su manera de tratarla le trajeron a la mente en un instante el panorama de toda su accidentada vida, de tal forma que asoció toda esta autorrevelación de su vida pasada con la mirada y las palabras del Maestro. Jesús nunca le dijo que había tenido cinco maridos. Había vivido con cuatro hombres desde que la dejara su marido, y cuando se dio cuenta de que Jesús era un hombre de Dios, su pasado resurgió ante ella con tal fuerza que luego repitió a Juan que Jesús realmente se lo había dicho todo sobre sí misma.
143:6.1 (1615.2) La tarde en que los habitantes de Sicar animados por Nalda acudieron en masa a ver a Jesús, los doce acababan de llegar con comida y le insistieron mucho en que comiera con ellos en vez de hablar a la gente, porque llevaban todo el día sin comer y tenían hambre. Pero Jesús sabía que pronto se haría de noche y quería hablar con la multitud antes de despedirlos. Cuando Andrés intentó que comiera algo antes de empezar a predicar, Jesús le dijo: «Tengo una comida que vosotros no conocéis». Al oír esto los apóstoles se preguntaban entre ellos: «¿Le habrá traído alguien algo de comer? ¿Le habrá dado comida la mujer además de agua?». Jesús los oyó, y antes de dirigirse a los samaritanos se volvió hacia los doce diciendo: «Mi alimento es hacer la voluntad de Aquel que me envió y llevar a cabo su obra. No sigáis calculando cuánto tiempo falta para la cosecha. Mirad a toda esta gente que sale de una ciudad samaritana para escucharnos; os digo que los campos ya están listos para la cosecha. El que cosecha recibe su salario y recoge este fruto para la vida eterna, por eso los sembradores y los segadores se alegran juntos, y se dice con verdad: ‘uno siembra y el otro recoge’. Os envío ahora a cosechar algo que no habéis sembrado; otros lo sembraron y vosotros estáis a punto de uniros a su labor». Con esto se refería a la predicación de Juan el Bautista.
143:6.2 (1615.3) Jesús y los apóstoles fueron a Sicar y predicaron durante dos días antes de establecer su campamento en el monte Gerizim. Muchos de los moradores de Sicar creyeron en el evangelio y pidieron ser bautizados, pero los apóstoles de Jesús no bautizaban aún.
143:6.3 (1615.4) La primera noche que pasaron en el campamento del monte Gerizim, los apóstoles pensaban que Jesús les reprocharía su actitud hacia la mujer del pozo de Jacob, pero él ni siquiera sacó el tema. En cambio les dio una charla memorable sobre «las realidades que son centrales en el reino de Dios». Es muy fácil que en cualquier religión se pierda la proporción de los valores y que los hechos ocupen el lugar de la verdad en la teología personal. El hecho de la cruz se convirtió en el centro mismo del cristianismo posterior, pero esta no es la verdad central de la religión que tiene su origen en la vida y las enseñanzas de Jesús de Nazaret.
143:6.4 (1615.5) El tema de la enseñanza de Jesús en el monte Gerizim fue que deseaba que todos los hombres vieran a Dios como un amigo-Padre, igual que él (Jesús) es un amigo-hermano. Y les repitió insistentemente que el amor es la relación más grande del mundo —del universo— igual que la verdad es la declaración más grande sobre la observancia de estas relaciones divinas.
143:6.5 (1616.1) Jesús se manifestó tan plenamente a los samaritanos porque podía hacerlo sin peligro y porque sabía que no volvería a visitar el corazón de Samaria para predicar el evangelio del reino.
143:6.6 (1616.2) Jesús y los doce acamparon en el monte Gerizim hasta finales de agosto. Predicaban la buena nueva del reino —la paternidad de Dios— a los samaritanos en las ciudades durante el día y pasaban las noches en el campamento. La actuación de Jesús y los doce en estas ciudades samaritanas llevó a muchas almas al reino y contribuyó considerablemente a preparar el terreno para la magnífica labor de Felipe en estas regiones tras la muerte y resurrección de Jesús, cuando se dispersaron los apóstoles hasta los confines de la tierra a raíz de la encarnizada persecución de los creyentes en Jerusalén.
143:7.1 (1616.3) Jesús enseñó muchas grandes verdades en las conversaciones nocturnas en el monte Gerizim, y puso especial énfasis en las siguientes:
143:7.2 (1616.4) La verdadera religión es el acto del alma individual en el contexto de sus relaciones conscientes con el Creador. La religión organizada es el intento del hombre por socializar la adoración de las personas religiosas individuales.
143:7.3 (1616.5) La adoración —la contemplación de lo espiritual— debe alternar con el servicio, el contacto con la realidad material. El trabajo debería alternar con el juego; la religión debería estar contrapesada por el humor. La filosofía profunda debería aliviarse con poesía rítmica. La presión del vivir —la tensión de la personalidad en el tiempo— debería relajarse con el descanso de la adoración. Los sentimientos de inseguridad que surgen del miedo al aislamiento de la personalidad en el universo deberían tener como antídotos la contemplación del Padre mediante la fe y el intento de comprender al Supremo.
143:7.4 (1616.6) La oración está destinada a hacer que el hombre piense menos pero comprenda más. No está destinada a incrementar el conocimiento sino a expandir la visión interior.
143:7.5 (1616.7) La adoración tiene por objeto anticipar la vida mejor que tenemos por delante y reflejar luego estas nuevas significaciones espirituales sobre nuestra vida presente. La oración nos sostiene espiritualmente, pero la adoración es creativa de manera divina.
143:7.6 (1616.8) La adoración es el procedimiento de buscar en el Uno la inspiración para servir a los muchos. La adoración es la vara que mide el grado de desprendimiento del universo material alcanzado por el alma y su vinculación firme y simultánea a las realidades espirituales de toda la creación.
143:7.7 (1616.9) La oración es el recordatorio de uno mismo: un pensamiento sublime. La adoración es el olvido de uno mismo: un superpensamiento. La adoración es atención sin esfuerzo, el descanso ideal y verdadero del alma, una forma relajante de ejercicio espiritual.
143:7.8 (1616.10) La adoración es el acto de la parte que se identifica con el Todo; lo finito, con el Infinito; el hijo, con el Padre; el tiempo que se pone al ritmo de la eternidad. La adoración es el acto de comunión personal del hijo con el Padre divino, la asunción de actitudes reparadoras, creativas, fraternales y románticas por parte del alma-espíritu del hombre.
143:7.9 (1616.11) Aunque los apóstoles solo pudieron captar una pequeña parte de las enseñanzas de Jesús en el campamento, otros mundos las entendieron y otras generaciones de la tierra las entenderán.
El libro de Urantia
Documento 144
144:0.1 (1617.1) DURANTE los meses de septiembre y octubre estuvieron retirados en un campamento aislado en las laderas del monte Gilboa. Jesús pasó ahí el mes de septiembre a solas con sus apóstoles dedicado a enseñarles e instruirles sobre las verdades del reino.
144:0.2 (1617.2) Jesús y sus apóstoles se retiraron en ese momento a los límites de Samaria y la Decápolis por varias razones. Los dirigentes religiosos de Jerusalén eran muy hostiles. Herodes Antipas seguía manteniendo preso a Juan sin atreverse ni a liberarlo ni a ejecutarlo, y seguía sospechando que Juan y Jesús estaban asociados de alguna manera. Estas circunstancias desaconsejaban cualquier actuación tanto en Judea como en Galilea. Había una tercera razón: la creciente tensión entre los líderes de los discípulos de Juan y los apóstoles de Jesús, que iba empeorando a medida que crecía el número de creyentes.
144:0.3 (1617.3) Jesús sabía que su trabajo preliminar de enseñanza y predicación casi había terminado, que el siguiente paso sería el comienzo del esfuerzo pleno y final de su vida en la tierra, y no quería causar ningún tipo de tensión o malestar a Juan el Bautista al poner en marcha su misión. Por eso había decidido pasar algún tiempo retirado preparando a sus apóstoles, y hacer después algún trabajo silencioso en las ciudades de la Decápolis hasta que Juan fuera o bien ejecutado o bien liberado para unirse a ellos en un esfuerzo conjunto.
144:1.1 (1617.4) A medida que pasaba el tiempo los doce se fueron entregando más a Jesús y comprometiendo de forma creciente con el trabajo del reino. Su entrega era más que nada pura lealtad personal. No podían captar sus complejas enseñanzas; no alcanzaban a comprender la naturaleza de Jesús ni la importancia de su otorgamiento en la tierra.
144:1.2 (1617.5) Jesús explicó claramente a sus apóstoles que se habían retirado por tres razones:
144:1.3 (1617.6) 1. Para confirmar su comprensión del evangelio del reino y su fe en ese evangelio.
144:1.4 (1617.7) 2. Para dar tiempo a que se calmara la oposición a su actividad, tanto en Judea como en Galilea.
144:1.5 (1617.8) 3. Para esperar el destino de Juan el Bautista.
144:1.6 (1617.9) Durante esta temporada en Gilboa, Jesús contó a los doce muchas cosas sobre sus primeros años de vida y sobre sus experiencias en el monte Hermón. También les reveló algo de lo que sucedió en las colinas durante los cuarenta días siguientes a su bautismo, y les recomendó expresamente que no contaran a nadie estas experiencias hasta después de su regreso al Padre.
144:1.7 (1618.1) Aprovecharon esas semanas de septiembre para descansar, charlar y recordar sus experiencias desde que Jesús los llamó para el servicio. También hicieron un verdadero esfuerzo por coordinar lo que el Maestro les había enseñado hasta entonces. En cierta medida, todos tenían la sensación de que esa sería su última temporada larga de descanso. Se daban cuenta de que su siguiente actuación pública, bien en Judea o bien en Galilea, marcaría el comienzo de la proclamación final del reino venidero, pero tenían poca o ninguna idea de lo que sería este reino cuando llegara. Juan y Andrés pensaban que el reino ya había llegado. Pedro y Santiago creían que estaba aún por llegar. Natanael y Tomás se declaraban francamente preocupados. Mateo, Felipe y Simón Zelotes estaban confusos e indecisos. Los gemelos se mantenían felizmente al margen de la controversia y Judas Iscariote guardaba un evasivo silencio.
144:1.8 (1618.2) Jesús pasó gran parte de este tiempo a solas en la montaña cercana al campamento. A veces se llevaba a Pedro, Santiago o Juan, pero casi siempre se iba a orar o comulgar en soledad. Tras el bautismo de Jesús y los cuarenta días en las colinas de Perea, no se puede decir que estos periodos de comunión con su Padre fueran de oración ni tampoco que Jesús estuviera adorando, en cambio es totalmente correcto considerarlos como periodos de comunión personal con su Padre.
144:1.9 (1618.3) El tema central de las conversaciones de todo el mes de septiembre fue la oración y la adoración. Después de haber hablado de la adoración durante varios días, Jesús terminó pronunciando su memorable discurso sobre la oración en respuesta a la petición de Tomás: «Maestro, enséñanos a orar».
144:1.10 (1618.4) Juan había enseñado una oración a sus discípulos, una oración para la salvación en el reino venidero. Aunque Jesús nunca prohibió a sus seguidores que emplearan la forma de orar de Juan, los apóstoles notaron muy pronto que su Maestro no era muy partidario de orar con expresiones establecidas y oraciones formales. Sin embargo los creyentes les pedían constantemente que les enseñaran a orar, y los doce estaban deseando saber qué forma de petición le parecería bien a Jesús. Precisamente por esta necesidad de una petición sencilla para la gente corriente, Jesús consintió en ese momento en responder al requerimiento de Tomás y enseñarles una forma sugestiva de oración. El Maestro les dio esta lección una tarde de la tercera semana de su estancia en el monte Gilboa.
144:2.1 (1618.5) «Juan os enseñó una forma sencilla de oración: ‘¡Oh Padre, límpianos de pecado, muéstranos tu gloria, revela tu amor y haz que tu espíritu santifique nuestros corazones para siempre, amén!’. Os enseñó esta oración para que tuvierais algo que enseñar a la multitud. Su intención no era que utilizarais esta petición establecida y formal como expresión de vuestra propia alma en oración.
144:2.2 (1618.6) «La oración es una expresión enteramente espontánea y personal de la actitud del alma hacia el espíritu; la oración debería ser una comunión de filiación y una expresión de camaradería. La oración, cuando está dictada por el espíritu, conduce al progreso espiritual cooperativo. La oración ideal es una forma de comunión espiritual que conduce a la adoración inteligente. El rezo verdadero es la actitud sincera de extender la mano hacia el cielo para alcanzar vuestros ideales.
144:2.3 (1619.1) «La oración es el aliento del alma y debería conduciros a perseverar en el intento de descubrir la voluntad del Padre. Si alguno de vosotros llama a casa de su vecino a media noche diciendo: ‘Amigo, préstame tres panes porque ha venido a verme un amigo mío que está de viaje y no tengo nada que ofrecerle’, y vuestro vecino responde: ‘No me molestes, la puerta ya está cerrada, mis hijos y yo estamos acostados y no puedo levantarme a darte pan’, vosotros insistiréis explicándole que vuestro amigo tiene hambre y que no tenéis nada que darle. Os digo que aunque vuestro vecino no se levante para daros el pan por ser amigo vuestro, se levantará para que dejéis de molestarlo y os dará tantos panes como necesitéis. Por lo tanto, si la insistencia consigue los favores incluso del hombre mortal, cuánto más vuestra insistencia en el espíritu conseguirá para vosotros el pan de vida de las manos generosas del Padre del cielo. Os lo repito: pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe, el que busca encuentra y al que llama a la puerta de la salvación se le abrirá.
144:2.4 (1619.2) «¿Qué padre de entre vosotros, si su hijo le hace una petición poco razonable, no le dará lo que sabe como padre que conviene al hijo en vez de atender a su petición insensata? Si el niño necesita un pan, ¿le daréis una piedra solo porque os la ha pedido sin saber? Si vuestro hijo necesita un pez, ¿le daréis una serpiente de agua porque resulta que ha aparecido una en la red con el pescado y el niño la pide tontamente? Si vosotros que sois mortales y finitos sabéis cómo responder a las peticiones y dais a vuestros hijos cosas buenas y convenientes, ¡¿cuánto más dará vuestro Padre celestial el espíritu y muchas bendiciones adicionales a aquellos que se lo pidan?! Los hombres deben orar siempre sin desanimarse nunca.
144:2.5 (1619.3) «Dejadme contaros la historia de cierto juez que vivía en una ciudad perversa. Este juez no temía a Dios ni respetaba a los hombres. En esa ciudad vivía una viuda necesitada que acudía constantemente a este juez injusto para decirle: ‘Protégeme de mi adversario’. Durante algún tiempo no quiso atenderla, pero luego se dijo para sus adentros: ‘Aunque ni temo a Dios ni respeto a los hombres, será mejor que haga justicia con esta viuda para que deje ya de cansarme con sus continuas reclamaciones’. Os cuento estas historias para animaros a perseverar en la oración, no para daros la idea de que vuestras peticiones pueden hacer cambiar al Padre justo y recto de arriba. Vuestra perseverancia no es para ganar el favor de Dios sino para cambiar vuestra actitud en la tierra y ampliar la receptividad de vuestra alma al espíritu.
144:2.6 (1619.4) «Pero cuando oráis, ponéis tan poca fe. Una fe auténtica moverá las montañas de las dificultades materiales que pudiera haber en el sendero de la expansión del alma y del progreso espiritual.»
144:3.1 (1619.5) Pero los apóstoles aún no estaban satisfechos; querían que Jesús les diera una oración modelo que pudieran enseñar a los nuevos discípulos. Después de escuchar este discurso sobre la oración, Santiago Zebedeo dijo: «Muy bien, Maestro, pero la forma de oración que necesitamos no es tanto para nosotros como para los nuevos creyentes que nos la piden sin cesar: ‘Enseñadnos orar de forma que sea aceptable al Padre del cielo’».
144:3.2 (1619.6) Cuando Santiago hubo terminado de hablar, Jesús dijo: «Si eso es lo que deseáis, voy a daros la oración que enseñé a mis hermanos y hermanas en Nazaret»:
144:3.3 (1620.1) Padre nuestro que estás en los cielos,
144:3.4 (1620.2) Santificado sea tu nombre.
144:3.5 (1620.3) Que venga tu reino; que se haga tu voluntad
144:3.6 (1620.4) En la tierra como en el cielo.
144:3.7 (1620.5) Danos hoy nuestro pan para mañana;
144:3.8 (1620.6) Refresca nuestras almas con el agua de vida.
144:3.9 (1620.7) Y perdónanos nuestras deudas
144:3.10 (1620.8) Como nosotros también hemos perdonado a nuestros deudores.
144:3.11 (1620.9) Sálvanos de la tentación, líbranos del mal,
144:3.12 (1620.10) Y haznos cada vez más perfectos como tú mismo.
144:3.13 (1620.11) No es de extrañar que los apóstoles quisieran que Jesús les enseñara una oración modelo para los creyentes. Juan el Bautista había enseñado a sus seguidores varias oraciones; todos los grandes maestros habían formulado oraciones para sus alumnos. Los maestros religiosos de los judíos tenían unas veinticinco o treinta oraciones establecidas que recitaban en las sinagogas e incluso en las esquinas de las calles. Jesús era particularmente reacio a orar en público; los doce le habían oído orar muy pocas veces hasta ese momento. Observaban que pasaba noches enteras orando o adorando y tenían mucha curiosidad por conocer su método o su forma de orar. Se encontraban en verdaderos apuros cuando las multitudes les pedían que les enseñaran a orar como Juan había enseñado a sus discípulos.
144:3.14 (1620.12) Jesús enseñó a los doce a orar siempre en secreto; a apartarse para orar en algún lugar tranquilo de la naturaleza o a solas en sus habitaciones con la puerta cerrada.
144:3.15 (1620.13) Después de la muerte de Jesús y de su ascensión al Padre, se convirtió en práctica de muchos creyentes terminar el llamado padrenuestro añadiendo: «En el nombre de nuestro Señor Jesucristo». Más tarde se perdieron dos líneas en las copias y se añadió a esta oración una frase que decía: «Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria para siempre».
144:3.16 (1620.14) Jesús dio esta oración a los apóstoles de forma colectiva, tal como la había rezado la familia de Nazaret. Nunca enseñó una oración personal formal, solo peticiones grupales, familiares o sociales, y nunca lo hizo por su propia iniciativa.
144:3.17 (1620.15) Jesús enseñó que la oración eficaz debe ser:
144:3.18 (1620.16) 1. Altruista: no solamente para uno mismo.
144:3.19 (1620.17) 2. Creyente: conforme a la fe.
144:3.20 (1620.18) 3. Sincera: honrada de corazón.
144:3.21 (1620.19) 4. Inteligente: según la luz.
144:3.22 (1620.20) 5. Confiada: sometida a la voluntad infinitamente sabia del Padre.
144:3.23 (1620.21) Cuando Jesús pasaba noches enteras orando en la montaña, oraba sobre todo por sus discípulos, y en especial por los doce. El Maestro oraba muy poco por sí mismo, aunque practicaba mucho una adoración cuya naturaleza era la comunión comprensiva con su Padre del Paraíso.
144:4.1 (1620.22) Después del discurso sobre la oración los apóstoles siguieron haciendo preguntas al Maestro durante muchos días sobre esta importantísima práctica de adoración. La instrucción que dio Jesús esos días a los apóstoles sobre la oración y la adoración se podría resumir y exponer en lenguaje moderno como sigue:
144:4.2 (1621.1) La repetición ferviente y anhelante de cualquier súplica, cuando esa oración es la expresión sincera de un hijo de Dios y es rezada con fe, por muy desatinada o imposible de atender que sea, no deja nunca de expandir la receptividad espiritual del alma.
144:4.3 (1621.2) Recordad en todos vuestros rezos que la filiación es un don. Ningún niño tiene que hacer nada para ganar el estatus de hijo o hija. El hijo terrestre llega a la existencia por voluntad de sus padres. De la misma manera, el hijo de Dios llega a la gracia y a la nueva vida del espíritu por voluntad del Padre del cielo. Por eso el reino de los cielos —la filiación divina— se debe recibir como lo haría un niño pequeño. La rectitud —el desarrollo progresivo del carácter— se gana, pero la filiación se recibe por la gracia y a través de la fe.
144:4.4 (1621.3) La oración condujo a Jesús a la supercomunión de su alma con los Regidores Supremos del universo de universos. La oración conducirá a los mortales de la tierra a la comunión de la verdadera adoración. La capacidad espiritual de receptividad del alma determina la cantidad de bendiciones celestiales que uno puede hacer suyas y comprender conscientemente como respuesta a la oración.
144:4.5 (1621.4) La oración, junto con la adoración que la acompaña, es un método de despegarse de la rutina diaria de la vida, del monótono trajín de la existencia material. Es una vía para acercarse a la realización espiritualizada de uno mismo y al logro de una individualidad intelectual y religiosa.
144:4.6 (1621.5) La oración es un antídoto contra la introspección nociva. La oración tal como la enseñó el Maestro aporta al alma por lo menos este beneficio. Jesús utilizó siempre la benéfica influencia de orar por sus semejantes. El Maestro solía orar normalmente en plural, no en singular. Jesús solo oró por sí mismo en los grandes momentos de crisis de su vida terrenal.
144:4.7 (1621.6) La oración es el aliento de la vida del espíritu en medio de la civilización material de las razas de la humanidad. La adoración es la salvación para las generaciones de mortales en busca de placer.
144:4.8 (1621.7) Se podría decir que orar equivale a recargar las baterías espirituales del alma, y en cambio adorar sería sintonizar el alma para captar las difusiones en el universo del espíritu infinito del Padre Universal.
144:4.9 (1621.8) La oración es la mirada sincera y anhelante del hijo hacia su Padre espíritu; es un proceso psicológico que consiste en sustituir la voluntad humana por la voluntad divina. La oración forma parte del plan divino de transformar lo que es en lo que debería ser.
144:4.10 (1621.9) Una de las razones por las cuales Pedro, Santiago y Juan, que acompañaron tantas veces a Jesús en sus largas noches de vigilia, nunca le oyeron rezar es que su Maestro casi nunca ponía sus oraciones en palabras habladas. Jesús hacía casi toda su oración en silencio: en su espíritu y en su corazón.
144:4.11 (1621.10) De todos los apóstoles, Pedro y Santiago son los que estuvieron más cerca de comprender las enseñanzas del Maestro sobre la oración y la adoración.
144:5.1 (1621.11) Durante el resto de su estancia en la tierra Jesús habló algunas veces a los apóstoles sobre otras formas de oración, pero solo lo hizo para ilustrar otras cuestiones y les insistió en que no enseñaran a las multitudes estas «oraciones parábola». Muchas de ellas provenían de otros planetas habitados, aunque Jesús no reveló este hecho a los doce. Entre estas oraciones estaban las siguientes:
144:5.2 (1622.1) Padre nuestro en quien consisten los dominios del universo,
144:5.3 (1622.2) Ensalzado sea tu nombre y glorificado tu carácter.
144:5.4 (1622.3) Tu presencia nos envuelve y tu gloria se manifiesta
144:5.5 (1622.4) Imperfectamente a través de nosotros, así como se muestra perfecta en lo alto.
144:5.6 (1622.5) Danos las fuerzas vivificantes de la luz en este día,
144:5.7 (1622.6) Y no nos dejes errar por las sendas perversas de nuestra imaginación,
144:5.8 (1622.7) Pues tuya es la gloriosa presencia interior, el poder perpetuo,
144:5.9 (1622.8) Y para nosotros, el don eterno del amor infinito de tu Hijo.
144:5.10 (1622.9) Así sea y es en verdad para siempre.
* * *
144:5.12 (1622.10) Progenitor y creador nuestro que estás en el centro del universo,
144:5.13 (1622.11) Otórganos tu naturaleza y danos tu carácter.
144:5.14 (1622.12) Haznos tus hijos e hijas por la gracia
144:5.15 (1622.13) Y glorifica tu nombre por nuestro logro eterno.
144:5.16 (1622.14) Danos tu espíritu ajustador y controlador para que viva y habite dentro de nosotros
144:5.17 (1622.15) Para que podamos hacer tu voluntad en esta esfera así como las ángeles cumplen tus mandatos en la luz.
144:5.18 (1622.16) Susténtanos en nuestro progreso por la senda de la verdad en este día.
144:5.19 (1622.17) Líbranos de la inercia, del mal y de toda transgresión pecaminosa.
144:5.20 (1622.18) Sé paciente con nosotros así como nosotros mostramos amor y bondad hacia nuestros semejantes.
144:5.21 (1622.19) Derrama en nuestro corazón de criaturas el espíritu de tu misericordia.
144:5.22 (1622.20) Condúcenos con tu propia mano, paso a paso, por el incierto laberinto de la vida,
144:5.23 (1622.21) Y cuando llegue nuestro final, acoge en tu propio seno nuestro espíritu fiel.
144:5.24 (1622.22) Así sea, que se haga tu voluntad y no nuestros deseos.
* * *
144:5.26 (1622.23) Padre nuestro celestial, perfecto y justo,
144:5.27 (1622.24) Guía y dirige nuestro viaje en este día.
144:5.28 (1622.25) Santifica nuestros pasos y coordina nuestros pensamientos.
144:5.29 (1622.26) Condúcenos siempre por los caminos del progreso eterno.
144:5.30 (1622.27) Llénanos de sabiduría hasta la plenitud del poder
144:5.31 (1622.28) Y vitalízanos con tu energía infinita.
144:5.32 (1622.29) Inspíranos con la consciencia divina de
144:5.33 (1622.30) La presencia y la guía de las huestes seráficas.
144:5.34 (1622.31) Guíanos siempre hacia arriba por el sendero de la luz;
144:5.35 (1622.32) Justifícanos plenamente el día del gran juicio.
144:5.36 (1622.33) Haznos semejantes a ti en gloria eterna
144:5.37 (1622.34) Y recíbenos en tu servicio sin fin en lo alto.
* * *
144:5.39 (1622.35) Padre nuestro que estás en el misterio,
144:5.40 (1622.36) Revélanos tu carácter santo.
144:5.41 (1622.37) Concede a tus hijos de la tierra
144:5.42 (1622.38) Ver el camino, la luz y la verdad en este día.
144:5.43 (1622.39) Muéstranos el sendero del progreso eterno,
144:5.44 (1622.40) Y danos la voluntad de caminar por él.
144:5.45 (1622.41) Establece dentro de nosotros tu reinado divino
144:5.46 (1622.42) Y otórganos así el pleno dominio de nuestro yo.
144:5.47 (1622.43) No dejes que nos extraviemos por sendas de tinieblas y de muerte;
144:5.48 (1622.44) Llévanos junto a las aguas de vida para siempre.
144:5.49 (1622.45) Escucha estas oraciones nuestras por tu propio bien;
144:5.50 (1622.46) Complácete en hacernos cada vez más semejantes a ti.
144:5.51 (1623.1) Al final, en nombre del Hijo divino,
144:5.52 (1623.2) Recíbenos en los brazos eternos.
144:5.53 (1623.3) Así sea, que se haga tu voluntad y no la nuestra.
* * *
144:5.55 (1623.4) Glorioso Padre y Madre aunados en un solo progenitor,
144:5.56 (1623.5) Que seamos leales a tu naturaleza divina.
144:5.57 (1623.6) Que tu propio yo viva de nuevo en nosotros y a través de nosotros
144:5.58 (1623.7) Mediante el don y el otorgamiento de tu espíritu divino.
144:5.59 (1623.8) Te reproduciremos imperfectamente en esta esfera
144:5.60 (1623.9) Así como te muestras arriba en perfección y majestad.
144:5.61 (1623.10) Danos tu dulce ministerio de hermandad día tras día
144:5.62 (1623.11) Y condúcenos en todo momento por la senda del servicio por amor.
144:5.63 (1623.12) Que tu paciencia hacia nosotros sea siempre inagotable
144:5.64 (1623.13) Así como nosotros manifestamos tu paciencia a nuestros hijos.
144:5.65 (1623.14) Danos la sabiduría divina que hace bien todas las cosas,
144:5.66 (1623.15) Y el amor infinito que es amable con todas las criaturas.
144:5.67 (1623.16) Otórganos tu paciencia y tu amorosa benevolencia,
144:5.68 (1623.17) Para que nuestra caridad envuelva a los débiles del mundo.
144:5.69 (1623.18) Y cuando finalice nuestra carrera, haz de ella un honor para tu nombre,
144:5.70 (1623.19) Un placer para tu buen espíritu y una satisfacción para los que ayudan a nuestra alma.
144:5.71 (1623.20) Padre amoroso, que el bien eterno de tus hijos mortales no sea el que queremos nosotros sino el que tú deseas.
144:5.72 (1623.21) Así sea.
* * *
144:5.74 (1623.22) Fuente siempre fiel y todopoderoso Centro nuestro,
144:5.75 (1623.23) Venerado y santificado sea el nombre de tu Hijo misericordioso.
144:5.76 (1623.24) Tu generosidad y tus bendiciones han descendido sobre nosotros,
144:5.77 (1623.25) Para que podamos hacer tu voluntad y cumplir tus mandatos.
144:5.78 (1623.26) Danos en todo momento el sustento del árbol de la vida;
144:5.79 (1623.27) Refréscanos día tras día con las aguas vivas de ese río.
144:5.80 (1623.28) Condúcenos paso a paso fuera de las tinieblas y hacia la luz divina.
144:5.81 (1623.29) Renueva nuestra mente por las transformaciones del espíritu que mora en nuestro interior,
144:5.82 (1623.30) Y cuando nos llegue nuestro final como mortales,
144:5.83 (1623.31) Acógenos en ti y envíanos a la eternidad.
144:5.84 (1623.32) Corónanos con las diademas celestiales del servicio fructífero,
144:5.85 (1623.33) Y glorificaremos al Padre, al Hijo y a la Santa Influencia.
144:5.86 (1623.34) Que así sea, en todo un universo sin fin.
* * *
144:5.88 (1623.35) Padre nuestro que habitas en los lugares secretos del universo,
144:5.89 (1623.36) Honrado sea tu nombre, venerada tu misericordia y respetado tu juicio.
144:5.90 (1623.37) Que el sol de la rectitud brille sobre nosotros al mediodía,
144:5.91 (1623.38) Y también te suplicamos que guíes nuestros pasos inseguros al anochecer.
144:5.92 (1623.39) Condúcenos de la mano por los caminos que tú elijas,
144:5.93 (1623.40) Y no nos abandones cuando el camino sea difícil y las horas oscuras.
144:5.94 (1623.41) No nos olvides como nosotros tantas veces te olvidamos.
144:5.95 (1623.42) Pero sé misericordioso y ámanos como nosotros deseamos amarte.
144:5.96 (1623.43) Míranos desde arriba con benevolencia y perdónanos con misericordia
144:5.97 (1623.44) Así como nosotros perdonamos en justicia a los que nos afligen y nos hieren.
144:5.98 (1624.1) Que el amor, la entrega y el otorgamiento del Hijo majestuoso,
144:5.99 (1624.2) Nos lleven a la vida eterna con tu misericordia y tu amor sin fin.
144:5.100 (1624.3) Que el Dios de los universos nos otorgue la medida plena de su espíritu;
144:5.101 (1624.4) Danos la gracia de someternos a las directrices de este espíritu.
144:5.102 (1624.5) Por el ministerio de amor de las dedicadas huestes seráficas
144:5.103 (1624.6) Que el Hijo nos guíe y nos conduzca hasta el final de la edad.
144:5.104 (1624.7) Haznos cada vez más semejantes a ti
144:5.105 (1624.8) Y cuando llegue nuestro final recíbenos en el abrazo eterno del Paraíso.
144:5.106 (1624.9) Que así sea, en nombre del Hijo de otorgamiento
144:5.107 (1624.10) Y para honor y gloria del Padre Supremo.
144:5.108 (1624.11) Aunque los apóstoles no estaban autorizados a utilizar estas lecciones sobre la oración en sus enseñanzas públicas, se beneficiaron mucho de todas estas revelaciones en su experiencia religiosa personal. Jesús empleó estos y otros modelos de oración como ejemplos para la instrucción íntima de los doce, y hemos sido expresamente autorizados a transcribir estos siete modelos de oración en este relato.
144:6.1 (1624.12) Hacia principios de octubre Felipe y otros apóstoles fueron a comprar comida a una aldea cercana y se encontraron allí con algunos de los apóstoles de Juan el Bautista, pues Juan, siguiendo el precedente de Jesús y ante la insistencia de Abner, el jefe de sus leales partidarios, acababa de nombrar apóstoles a doce de sus principales discípulos. Este encuentro fortuito en la plaza del mercado tuvo como resultado una conferencia de tres semanas en el campamento de Gilboa entre los apóstoles de Jesús y los de Juan. Jesús estuvo presente durante toda la primera semana de esta conferencia conjunta, pero se ausentó de Gilboa durante las dos últimas.
144:6.2 (1624.13) Para el comienzo de la segunda semana de octubre Abner había congregado a los demás apóstoles de Juan en el campamento de Gilboa y estaba preparado para reunirse en consejo con los de Jesús. Durante tres semanas, estos veinticuatro hombres se reunieron tres veces al día y seis días por semana. La primera semana Jesús se mezclaba con ellos durante los recesos entre las sesiones de mañana, tarde y noche. Ellos hubieran querido que el Maestro estuviera en las reuniones y presidiera sus deliberaciones conjuntas, pero él se negó rotundamente a participar en sus debates aunque accedió a hablarles en tres ocasiones. Estas alocuciones de Jesús a los veinticuatro trataron sobre empatía, cooperación y tolerancia.
144:6.3 (1624.14) Andrés y Abner presidieron alternativamente estas reuniones conjuntas de los dos grupos apostólicos llenas de dificultades que debatir y problemas que resolver. Los apóstoles acudían una y otra vez a Jesús con estos conflictos, pero él se limitaba a decir: «Yo solo me ocupo de vuestros problemas personales y puramente religiosos. Soy el representante del Padre para los individuos, no para los grupos. Si tenéis dificultades personales en vuestras relaciones con Dios, venid a mí; os escucharé y os aconsejaré para solucionar vuestro problema. En cambio, a la hora de coordinar interpretaciones humanas divergentes de las cuestiones religiosas y socializar la religión, os toca a vosotros resolver todos los problemas que surjan, aunque tendréis siempre mi interés y mi comprensión. Cuando lleguéis a vuestras conclusiones sobre estos asuntos carentes de importancia espiritual, y siempre que estéis todos de acuerdo, os prometo de antemano mi aprobación plena y toda mi cooperación. Ahora me iré de aquí durante dos semanas para no estorbaros en vuestras deliberaciones. No os inquietéis por mí, volveré con vosotros. Estaré ocupado en los asuntos de mi Padre, pues tenemos otros mundos además de este».
144:6.4 (1625.1) Dicho esto, Jesús bajó por la ladera de la montaña y no volvieron a verlo en dos semanas. Nunca supieron dónde fue ni qué hizo durante ese tiempo. Al principio los veinticuatro se encontraron tan desconcertados por la ausencia del Maestro que fueron incapaces de centrarse seriamente en sus problemas, pero al cabo de una semana estaban otra vez enfrascados en las discusiones sin poder recurrir a la ayuda de Jesús.
144:6.5 (1625.2) El primer acuerdo de la conferencia fue adoptar la oración que Jesús acababa de enseñarles. Votaron por unanimidad que esta sería la oración que ambos grupos de apóstoles enseñarían a los creyentes.
144:6.6 (1625.3) Luego decidieron que mientras Juan viviera, libre o encarcelado, ambos grupos de doce apóstoles seguirían haciendo su labor por separado y que celebrarían reuniones conjuntas de una semana cada tres meses en lugares por acordar en su momento.
144:6.7 (1625.4) Pero su principal problema era la cuestión del bautismo, que se había complicado todavía más cuando Jesús se negó a pronunciarse al respecto. Por fin acordaron que mientras Juan viviera —o hasta que modificaran esta decisión de manera conjunta— solo los apóstoles de Juan bautizarían a los creyentes y solo los apóstoles de Jesús darían la instrucción final a los nuevos discípulos. En consecuencia, desde aquel momento hasta la muerte de Juan, dos apóstoles de Juan acompañaron a Jesús y a sus apóstoles para bautizar a los creyentes, pues el consejo conjunto había votado por unanimidad que el bautismo había de convertirse en el paso inicial y signo exterior de la alianza con los asuntos del reino.
144:6.8 (1625.5) Acto seguido acordaron que, en caso de morir Juan, sus apóstoles se presentarían ante Jesús para ponerse bajo su dirección y que no seguirían bautizando a menos que fueran autorizados por Jesús o sus apóstoles.
144:6.9 (1625.6) Después votaron que, en caso de morir Juan, los apóstoles de Jesús empezarían a bautizar con agua como emblema del bautismo del Espíritu divino. La cuestión de si el arrepentimiento debía ligarse o no a la predicación del bautismo, se dejó como opcional y no se tomó ninguna decisión vinculante para ambos grupos. Los apóstoles de Juan predicaban: «Arrepentíos y sed bautizados», y los apóstoles de Jesús proclamaban: «Creed y sed bautizados».
144:6.10 (1625.7) Esta es la historia del primer intento de los seguidores de Jesús por coordinar esfuerzos divergentes, conciliar diferencias de opinión, organizar proyectos colectivos, legislar las observancias externas y socializar las prácticas religiosas personales.
144:6.11 (1625.8) En estas reuniones se consideraron muchas otras cuestiones de menor importancia y se resolvieron por unanimidad. Esas dos semanas fueron una experiencia verdaderamente notable para los veinticuatro hombres que se vieron obligados a afrontar problemas y solucionar dificultades sin Jesús. Aprendieron a diferir, debatir, contender, orar y transigir, a respetar el punto de vista del otro y a practicar al menos algún grado de tolerancia hacia sus opiniones de buena fe.
144:6.12 (1625.9) La tarde de su debate final sobre asuntos financieros regresó Jesús. Después de enterarse de sus deliberaciones y escuchar sus decisiones dijo: «Estas son vuestras conclusiones, y yo os ayudaré a cada uno a poner en práctica el espíritu de vuestras decisiones conjuntas».
144:6.13 (1626.1) A los dos meses y medio fue ejecutado Juan, y hasta entonces sus apóstoles permanecieron con Jesús y los doce. Todos trabajaron juntos y bautizaron a los creyentes en las ciudades de la Decápolis durante este periodo. El 2 de noviembre del año 27 d. C. desmontaron el campamento de Gilboa.
144:7.1 (1626.2) Durante los meses de noviembre y diciembre Jesús y los veinticuatro trabajaron calladamente en las ciudades griegas de la Decápolis, principalmente en Escitópolis, Gerasa, Abila y Gadara. Este fue realmente el final del periodo preliminar en el que se hicieron cargo del trabajo y de la organización de Juan. La religión socializada de una nueva revelación paga siempre el precio de transigir con las formas y costumbres establecidas por la religión precedente que intenta salvar. El bautismo fue el precio que pagaron los discípulos de Jesús por adoptar como grupo religioso socializado a los seguidores de Juan el Bautista. Los seguidores de Juan, al unirse a los de Jesús, renunciaron a casi todo excepto al bautismo con agua.
144:7.2 (1626.3) En esta misión por las ciudades de la Decápolis Jesús hizo poca predicación pública. Dedicó casi todo el tiempo a instruir a los veinticuatro y mantuvo muchas reuniones exclusivas con los doce apóstoles de Juan. Poco a poco fueron entendiendo mejor por qué Jesús no iba a visitar a Juan a la cárcel ni se esforzaba por conseguir su libertad, en cambio nunca lograron comprender por qué se negaba a hacer obras maravillosas y a mostrar los signos externos de su autoridad divina. Antes de ir al campamento del Gilboa habían creído en Jesús sobre todo por el testimonio de Juan, pero pronto empezaron a creer como resultado de su contacto personal con el Maestro y sus enseñanzas.
144:7.3 (1626.4) Durante esos dos meses los apóstoles trabajaron casi siempre de dos en dos, uno de Jesús con uno de Juan. El apóstol de Juan bautizaba, el apóstol de Jesús instruía y ambos predicaban el evangelio del reino tal como ellos lo entendían. Así ganaron muchas almas entre aquellos gentiles y judíos apóstatas.
144:7.4 (1626.5) Abner, el jefe de los apóstoles de Juan, se convirtió en fervoroso creyente en Jesús, y más tarde fue nombrado director de un grupo de setenta maestros encargados por el Maestro de predicar el evangelio.
144:8.1 (1626.6) A finales de diciembre se instalaron todos cerca del Jordán a la altura de Pella, donde reanudaron la enseñanza y la predicación. A este campamento acudían tanto judíos como gentiles a escuchar el evangelio. Una tarde, mientras Jesús enseñaba a la multitud, unos amigos íntimos de Juan trajeron al Maestro el último mensaje que recibiría del Bautista.
144:8.2 (1626.7) Juan llevaba ya año y medio encarcelado, y Jesús había actuado con mucha discreción durante casi todo este tiempo, por eso no era de extrañar que Juan se preguntara qué estaba pasando con el reino. Los amigos de Juan interrumpieron la enseñanza de Jesús para decirle: «Juan el Bautista nos envía a preguntarte: ¿eres tú verdaderamente el Libertador o hemos de esperar a otro?».
144:8.3 (1626.8) Jesús hizo una pausa para responder a los amigos de Juan: «Volved y decid a Juan que no ha sido olvidado. Decidle lo que habéis visto y oído, que se predica a los pobres la buena nueva». Después de hablar un poco más con los mensajeros de Juan, Jesús se volvió hacia la multitud y dijo: «No creáis que Juan duda del evangelio del reino. Solo se informa para dar seguridad a sus discípulos, que son también mis discípulos. Juan no es débil. A vosotros que oísteis predicar a Juan antes de que Herodes lo encarcelara os pregunto: ¿Qué visteis en Juan? ¿Un junco sacudido por el viento? ¿Un hombre de humor caprichoso vestido con finos ropajes? Los que viven regaladamente y van lujosamente ataviados suelen estar en las cortes de los reyes y en las mansiones de los ricos. Pero ¿qué visteis al contemplar a Juan? ¿Un profeta? Sí, yo os lo digo, y mucho más que un profeta. De Juan estaba escrito: ‘He aquí que envío a mi mensajero delante de tu faz; él preparará el camino delante de ti’.
144:8.4 (1627.1) «En verdad, en verdad os digo que entre los nacidos de mujer no hay nadie más grande que Juan el Bautista; sin embargo, incluso el más pequeño en el reino de los cielos es más grande, porque ha nacido del espíritu y sabe que se ha convertido en hijo de Dios.»
144:8.5 (1627.2) Muchos de los que escucharon a Jesús ese día recibieron el bautismo de Juan y dieron así testimonio público de su entrada en el reino. A partir de aquel día los apóstoles de Juan se adhirieron firmemente a Jesús. Este suceso marcó la unión real entre los seguidores de Juan y los de Jesús.
144:8.6 (1627.3) Después de hablar con Abner, los mensajeros volvieron hacia Maqueronte para contárselo todo a Juan. Al oír las palabras que le había dedicado Jesús y el mensaje de Abner, Juan se sintió muy reconfortado y fortalecido en su fe.
144:8.7 (1627.4) Esa misma tarde Jesús prosiguió su enseñanza, diciendo: «¿Con qué compararé a esta generación? Muchos de vosotros no recibiréis ni el mensaje de Juan ni mi enseñanza. Sois como niños jugando en la plaza del mercado que dan voces a sus compañeros y les dicen: ‘Tocamos la flauta para vosotros y no bailasteis; plañimos y no llorasteis’. Lo mismo sucede con algunos de vosotros. Juan no comía ni bebía, y dijeron que tenía un diablo. El Hijo del Hombre come y bebe, y esa misma gente dice: ‘¡Mirad, es glotón y bebedor, amigo de publicanos y pecadores!’. En verdad, la sabiduría es justificada por sus hijos.
144:8.8 (1627.5) «Parece que el Padre del cielo ha ocultado algunas de estas verdades a los sabios y altivos, y las ha revelado a los niños pequeños. Pero el Padre hace bien todas las cosas; el Padre elige sus propios métodos para revelarse al universo. Venid pues, todos los que estáis cansados y agobiados, y encontraréis descanso para vuestras almas. Haced vuestro el yugo divino y experimentaréis la paz de Dios que sobrepasa toda comprensión.»
144:9.1 (1627.6) Juan el Bautista fue ejecutado por orden de Herodes Antipas la noche del 10 de enero del año 28 d. C. Algunos discípulos de Juan que habían ido a Maqueronte se enteraron al día siguiente y fueron a pedir a Herodes el cuerpo de Juan. Lo depositaron primero en un sepulcro para enterrarlo más tarde en Sebaste, el pueblo de Abner. El 12 de enero salieron hacia el norte en dirección al campamento de los apóstoles de Juan y Jesús cerca de Pella y contaron a Jesús la muerte de Juan. Al oír la noticia Jesús despidió a la multitud, reunió a los veinticuatro y les dijo: «Juan ha muerto decapitado por orden de Herodes. Reuníos esta noche en consejo y arreglad vuestros asuntos como corresponde. Ya no habrá más dilación. Ha llegado la hora de proclamar el reino abiertamente y con poder. Mañana saldremos para Galilea»
144:9.2 (1627.7) Y así, el 13 de enero del año 28 d. C., Jesús y los apóstoles, acompañados por unos veinticinco discípulos, salieron por la mañana temprano hacia Cafarnaúm y se alojaron esa noche en casa de Zebedeo.
El libro de Urantia
Documento 145
145:0.1 (1628.1) JESÚS y los apóstoles llegaron a Cafarnaúm el martes 13 de enero por la tarde. Como de costumbre, establecieron su cuartel general en Betsaida, en casa de Zebedeo. Ahora que Juan el Bautista había sido ejecutado, Jesús se preparó para lanzarse a su primera gira de predicación pública en Galilea. La noticia del retorno de Jesús se extendió enseguida por toda la ciudad, y a primeras horas del día siguiente María, la madre de Jesús, salió apresuradamente hacia Nazaret para visitar a su hijo José.
145:0.2 (1628.2) Jesús pasó el miércoles, jueves y viernes en casa de Zebedeo instruyendo y preparando a sus apóstoles para su primera gran gira de predicación pública. También recibió y enseñó, tanto individualmente como en grupos, a muchas personas interesadas. A través de Andrés, se organizó para hablar en la sinagoga el sabbat siguiente.
145:0.3 (1628.3) Al final de la tarde del viernes Rut, la hermana menor de Jesús, le hizo una visita en secreto. Pasaron casi una hora juntos en una barca anclada a poca distancia de la costa. Ningún ser humano salvo Juan Zebedeo supo nunca de esta visita, y se le advirtió de que no se lo dijera a nadie. Rut fue el único miembro de la familia de Jesús que creyó sistemática e inquebrantablemente en la divinidad de su misión en la tierra desde que se despertó en ella la consciencia espiritual y durante todos los intensos episodios de su ministerio, muerte, resurrección y ascensión. Rut pasó finalmente a los mundos del más allá sin haber dudado nunca del carácter sobrenatural de la misión de su hermano-padre en la carne. La pequeña Rut fue el principal consuelo de Jesús por parte de su familia terrenal durante las penosas pruebas de su juicio, rechazo y crucifixión.
145:1.1 (1628.4) El viernes por la mañana de esa misma semana Jesús estaba enseñando a la orilla del mar y la gente se agolpaba tanto a su alrededor que lo empujaba hacia el agua. Entonces llamó por señas a unos pescadores, se subió a su barca y siguió predicando a la multitud durante más de dos horas. La embarcación se llamaba «Simón»; era la antigua nave de pesca de Simón Pedro y había sido construida por las propias manos de Jesús. Esa mañana iba tripulada por David Zebedeo y dos compañeros, que acababan de volver a la costa tras una noche infructuosa de pesca en el lago. Estaban limpiando y reparando sus redes cuando Jesús les pidió ayuda.
145:1.2 (1628.5) Cuando Jesús hubo terminado de enseñar a la gente dijo a David: «Has perdido tu tiempo por ayudarme, así que ahora me toca a mí trabajar contigo. Vamos a pescar hacia aquella parte profunda. Echad ahí las redes y hallaréis pesca». Simón, uno de los ayudantes de David, contestó: «Maestro, es inútil. Hemos faenado toda la noche y no hemos pescado nada, pero si tú lo dices saldremos y echaremos las redes». Simón consintió en seguir las indicaciones de Jesús porque David, su patrón, se lo ordenó con un gesto. Al llegar al lugar designado por Jesús echaron las redes y juntaron tal cantidad de peces que temían romper las redes; tanto es así que tuvieron que pedir ayuda por señas a sus compañeros de la costa. Cuando hubieron llenado tres barcas de peces hasta casi hundirlas, este Simón se postró a los pies de Jesús diciendo: «Apártate de mí, Maestro, porque soy un pecador». Simón y todos los implicados en este episodio se quedaron atónitos con esta redada de peces. A partir de aquel día, David Zebedeo, este Simón y sus compañeros abandonaron sus redes y siguieron a Jesús.
145:1.3 (1629.1) Pero este episodio no fue ninguna pesca milagrosa. Jesús era un observador atento de la naturaleza; era un experto pescador y conocía los hábitos de los peces del mar de Galilea. En esta ocasión se limitó a dirigir a esos hombres hacia el lugar donde los peces solían juntarse habitualmente a aquella hora del día. Sin embargo los seguidores de Jesús lo consideraron siempre un milagro.
145:2.1 (1629.2) El sabbat siguiente Jesús predicó su sermón sobre «La voluntad del Padre del cielo» en el oficio de la tarde en la sinagoga. Por la mañana Simón Pedro había predicado sobre «El reino». En la reunión del jueves por la noche en la sinagoga Andrés había enseñado sobre «El nuevo camino». En aquel momento había en Cafarnaúm más gente que creía en Jesús que en cualquier otra ciudad de la tierra.
145:2.2 (1629.3) Esa tarde de sabbat en la sinagoga Jesús, siguiendo la costumbre, tomó el primer texto de la ley y leyó del libro del Éxodo: «Y servirás al Señor tu Dios, y él bendecirá tu pan y tu agua, y toda enfermedad será apartada de ti». El segundo texto lo escogió de los Profetas y leyó de Isaías: «Levántate y resplandece, porque ha llegado tu luz y la gloria del Señor ha amanecido sobre ti. La oscuridad podrá cubrir la tierra y las tinieblas profundas a la gente, pero el espíritu del Señor se levantará sobre ti y verán que la gloria divina te acompaña. Incluso los gentiles vendrán hacia esta luz y muchos grandes pensadores se rendirán ante su resplandor».
145:2.3 (1629.4) Este sermón fue un esfuerzo por parte de Jesús de dejar claro el hecho de que la religión es una experiencia personal. El Maestro dijo entre otras cosas:
145:2.4 (1629.5) «Es bien sabido que si un padre cariñoso ama a su familia como conjunto y la considera como grupo, se debe al profundo afecto que siente por cada uno de los miembros de esa familia. Ya no tenéis que acercaros al Padre del cielo como hijos de Israel sino como hijos de Dios. Como grupo sois sin duda los hijos de Israel, pero como individuo cada uno de vosotros es un hijo de Dios. Yo no he venido para revelar al Padre a los hijos de Israel sino para traer a cada creyente concreto este conocimiento de Dios y la revelación de su amor y su misericordia como una auténtica experiencia personal. Todos los profetas os han enseñado que Yahvé cuida de su pueblo, que Dios ama a Israel. Pero yo he venido a vosotros para proclamar una verdad más grande, una verdad que muchos de los últimos profetas también captaron, la verdad de que Dios ama —a cada uno de vosotros— como individuos. Durante todas estas generaciones habéis tenido una religión nacional o racial; yo vengo ahora a daros una religión personal.
145:2.5 (1630.1) «Pero esta idea no es nueva. Muchos de los que tenéis inclinaciones espirituales habéis conocido esta verdad porque algunos profetas os la han enseñado. ¿No habéis leído en las Escrituras este pasaje del profeta Jeremías?: ‘En aquellos días ya no volverán a decir: los padres comieron uvas agrias y los hijos tienen dentera. Cada cual morirá por su propia iniquidad; todo hombre que coma uvas agrias tendrá dentera. Mirad, llega el día en que haré una nueva alianza con mi pueblo, no como la alianza que hice con sus padres cuando los saqué de la tierra de Egipto, sino conforme al nuevo camino. Incluso escribiré mi ley en sus corazones. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ese día ningún hombre preguntará a su vecino: ¿conoces al Señor? ¡No! Porque todos ellos me conocerán personalmente, desde el más pequeño hasta el más grande’.
145:2.6 (1630.2) «¿No habéis leído estas promesas? ¿No creéis en las Escrituras? ¿No entendéis que las palabras del profeta se están cumpliendo en lo que estáis viendo hoy mismo? ¿No os ha exhortado Jeremías a que hagáis de la religión un asunto del corazón, a que os relacionéis con Dios como individuos? ¿No os ha dicho el profeta que el Dios del cielo escudriñará el corazón de cada uno de vosotros? ¿Y no se os ha advertido que el corazón humano es, por naturaleza, más engañoso que nada y a menudo extremadamente perverso?
145:2.7 (1630.3) «¿No habéis leído también el pasaje donde Ezequiel enseñó en su día a vuestros padres que la religión debe hacerse realidad en vuestra experiencia individual? Nunca más tendréis por qué usar el proverbio que dice: ‘Los padres comieron uvas agrias y los hijos tienen dentera’. ‘Vivo yo’, dice el Señor Dios, ‘ved que todas las almas son mías; tanto el alma del padre como el alma del hijo. Solo el alma que peque morirá’. Y luego Ezequiel predijo incluso el día de hoy cuando habló en nombre de Dios diciendo: ‘Os daré también un corazón nuevo y pondré dentro de vosotros un espíritu nuevo’.
145:2.8 (1630.4) «Dejad de temer que Dios castigue a una nación por el pecado de un individuo. El Padre del cielo tampoco castigará a uno de sus hijos creyentes por los pecados de una nación, si bien es cierto que cada integrante de una familia sufre a menudo las consecuencias materiales de los errores de la familia y de las transgresiones del grupo. ¿No os dais cuenta de que la esperanza de una nación mejor —o de un mundo mejor— está ligada al progreso y al esclarecimiento del individuo?»
145:2.9 (1630.5) El Maestro terminó explicando que, una vez que el hombre ha percibido esta libertad espiritual, el Padre del cielo quiere que sus hijos de la tierra empiecen la ascensión eterna de la carrera al Paraíso, que consiste en una respuesta consciente de la criatura al divino afán del espíritu que mora en su interior por encontrar al Creador, conocer a Dios y hacerse como él.
145:2.10 (1630.6) Este sermón fue de gran ayuda para los apóstoles. Todos comprendieron mucho mejor que el evangelio del reino es un mensaje dirigido al individuo, no a la nación.
145:2.11 (1630.7) Aunque los habitantes de Cafarnaúm ya conocían las enseñanzas de Jesús, este sermón del sabbat los dejó impresionados. Enseñó realmente como quien tiene autoridad, no como los escribas.
145:2.12 (1630.8) Cuando Jesús terminó de hablar, un joven oyente que se había sentido muy alterado por sus palabras sufrió un violento ataque epiléptico acompañado de fuertes gritos. Al final de la crisis, mientras recobraba la consciencia, habló en estado de ensoñación y dijo: «¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús de Nazaret? Eres el santo de Dios; ¿has venido a destruirnos?» Jesús pidió calma a la gente y tomó al joven de la mano diciéndole: «Vuelve en ti», y el enfermo se despertó en el acto.
145:2.13 (1631.1) Se trataba de un caso de epilepsia ordinaria; el joven no estaba poseído por ningún demonio o espíritu impuro, pero le habían enseñado que un espíritu maligno le provocaba esos ataques. Él así lo creía y así se comportaba en todo lo referente a su enfermedad. Todo el mundo creía que esos fenómenos estaban causados directamente por la presencia de espíritus impuros, y la gente pensó naturalmente que Jesús había expulsado un demonio de este hombre. Sin embargo Jesús no curó su epilepsia en ese momento. El joven fue sanado realmente aquel día, pero eso ocurrió más tarde, después de la puesta del sol. El apóstol Juan fue el último que escribió sobre los hechos de Jesús, y lo hizo mucho después del día de Pentecostés. Juan evitó en sus escritos toda referencia a estas supuestas «expulsiones de demonios» en vista del hecho de que no volvió a haber ningún caso de posesión demoníaca después de Pentecostés.
145:2.14 (1631.2) Como resultado de este trivial incidente no tardó en difundirse por todo Cafarnaúm la noticia de que Jesús había expulsado a un demonio de un hombre y lo había sanado milagrosamente en la sinagoga al final de su sermón de la tarde. El sabbat era el día más indicado para que se propagara rápidamente un rumor tan llamativo. La noticia llegó también hasta los asentamientos más pequeños que rodeaban Cafarnaúm y se la creyó mucha gente.
145:2.15 (1631.3) En la amplia casa de Zebedeo convertida en cuartel general de Jesús y los doce, la esposa y la suegra de Simón Pedro se encargaban de hacer la comida y casi todo el trabajo doméstico. La casa de Pedro estaba cerca de la de Zebedeo, y al volver de la sinagoga, Jesús y sus amigos fueron a visitar a la suegra de Pedro que llevaba varios días postrada con fiebre y escalofríos. Durante esa visita dio la casualidad de que le desapareció la fiebre coincidiendo más o menos con el rato en que Jesús estuvo junto a la enferma agarrándole la mano y acariciándole la frente con palabras de consuelo y aliento. Jesús no había tenido tiempo de explicar a sus apóstoles que no se había obrado ningún milagro en la sinagoga, y ellos, con ese incidente tan fresco en la memoria unido al recuerdo del agua y el vino de Caná, interpretaron esta última coincidencia como otro milagro. Algunos salieron apresuradamente a difundir la noticia por toda la ciudad.
145:2.16 (1631.4) Amata, la suegra de Pedro, tenía paludismo. Jesús no la curó milagrosamente durante su visita sino que fue curada unas horas más tarde durante el extraordinario acontecimiento que tuvo lugar en el patio delantero de la casa de Zebedeo tras la puesta del sol.
145:2.17 (1631.5) Estos casos muestran cómo una generación aficionada a los prodigios y un pueblo inclinado a los milagros se aferraban sistemáticamente a todas estas coincidencias como pretexto para proclamar que Jesús había obrado otro milagro.
145:3.1 (1631.6) Al final de este intenso sabbat, cuando Jesús y sus apóstoles se disponían a cenar, todo Cafarnaúm y sus alrededores rebosaba de expectación por las supuestas curaciones milagrosas y todos los enfermos y lisiados de la zona se preparaban para llegar hasta Jesús o hacer que los llevaran sus amigos en cuanto se pusiera el sol. Según las enseñanzas judías, ni siquiera estaba permitido ir en busca de curación durante las horas sagradas del sabbat.
145:3.2 (1632.1) Por eso, en cuanto el sol se hundió en el horizonte decenas de dolientes —hombres, mujeres y niños— se encaminaron hacia la casa de Zebedeo en Betsaida. Un hombre salió con su hija paralítica en cuanto se ocultó el sol por detrás de la casa de su vecino.
145:3.3 (1632.2) Los acontecimientos del día habían preparado el escenario para este extraordinario espectáculo al anochecer. ¡Hasta el texto que Jesús había utilizado en su sermón de la tarde insinuaba que la enfermedad sería desterrada, y había hablado con un poder y una autoridad sin precedentes! ¡No había apelado a la autoridad humana, sino que había hablado directamente a la conciencia y el alma de los hombres con un mensaje irresistible! No había recurrido a la lógica ni a subterfugios legales ni a dichos ingeniosos, sino que había apelado de forma poderosa, directa, clara y personal al corazón de sus oyentes.
145:3.4 (1632.3) Aquel sabbat fue un gran día en la vida terrenal de Jesús y también en la vida de un universo. A todos los efectos prácticos del universo local, la pequeña ciudad judía de Cafarnaúm fue la capital real de Nebadon. El puñado de judíos presentes en la sinagoga de Cafarnaúm no fueron los únicos seres que escucharon la importantísima declaración que cerró el sermón de Jesús: «El odio es la sombra del miedo y la venganza, la máscara de la cobardía». Sus oyentes tampoco olvidarían sus benditas palabras cuando dijo: «El hombre es hijo de Dios, no vástago del diablo».
145:3.5 (1632.4) Poco después de ponerse el sol, Jesús y los apóstoles estaban aún de sobremesa cuando la esposa de Pedro oyó voces en el patio delantero. Al asomarse a la puerta vio que se estaba congregando una multitud de enfermos ante la casa, y muchos más se acercaban por el abarrotado camino de Cafarnaúm en busca de curación a manos de Jesús. Ante este espectáculo avisó inmediatamente a su marido, y Pedro se lo dijo a Jesús.
145:3.6 (1632.5) Cuando el Maestro apareció en la entrada principal de la casa de Zebedeo, una masa humana doliente y afligida se desplegó ante sus ojos. Había por lo menos mil seres humanos enfermos y achacosos reunidos delante de él, aunque no todos estaban aquejados de alguna dolencia; algunos acompañaban a sus seres queridos en este esfuerzo por curarse.
145:3.7 (1632.6) El espectáculo de esos mortales dolientes —hombres, mujeres y niños— que sufrían en gran parte por culpa de los errores y desmanes de sus propios Hijos encargados de la administración del universo, conmovió de forma especial el corazón humano de Jesús y fue un reto para la misericordia divina de este benévolo Hijo Creador. Pero Jesús sabía muy bien que no podría construir nunca un movimiento espiritual duradero sobre el fundamento de unos prodigios puramente materiales, por eso se había abstenido sistemáticamente de exhibir sus prerrogativas de creador. Desde Caná no se había visto nada sobrenatural ni milagroso asociado a sus enseñanzas, y sin embargo esa multitud doliente enterneció su corazón compasivo y apeló poderosamente a su cariñosa comprensión.
145:3.8 (1632.7) Una voz procedente del patio delantero exclamó: «Maestro, di la palabra, devuélvenos la salud, sana nuestras enfermedades y salva nuestras almas». Apenas se hubieron pronunciado estas palabras, la vasta comitiva de serafines, controladores físicos, Portadores de Vida e intermedios que acompañaban siempre a este Creador encarnado de un universo se preparó para actuar con poder creativo si su Soberano daba la señal. Este fue uno de los momentos de la carrera terrenal de Jesús en los que la sabiduría divina y la compasión humana se entrelazaron tanto en el juicio del Hijo del Hombre que se refugió en la apelación a la voluntad de su Padre.
145:3.9 (1632.8) Cuando Pedro imploró al Maestro que atendiera a esta llamada de socorro, Jesús, mirando a la muchedumbre de afligidos, contestó: «He venido al mundo a revelar al Padre y establecer su reino. Con este propósito he vivido mi vida hasta ahora. Por lo tanto, si fuera la voluntad de Aquel que me ha enviado y no es incompatible con mi dedicación a proclamar el evangelio del reino de los cielos, desearía ver sanados a mis hijos... y...» pero el resto de sus palabras se perdió en el tumulto.
145:3.10 (1633.1) Jesús había transferido a su Padre la responsabilidad de esta decisión de curar. Es evidente que la voluntad del Padre no puso ninguna objeción, pues apenas fueron pronunciadas estas palabras del Maestro, el conjunto de personalidades celestiales que servían bajo las órdenes del Ajustador del Pensamiento Personalizado de Jesús se movilizó poderosamente. La vasta comitiva descendió hasta aquella muchedumbre heterogénea de mortales afligidos, y en un instante 683 hombres, mujeres y niños fueron sanados, fueron perfectamente curados de todas sus enfermedades físicas y de demás trastornos corporales. Ni antes ni después de aquel día se ha visto nunca en la tierra una escena semejante, y para aquellos de nosotros que estuvimos presentes contemplando esta oleada creativa de curaciones fue un espectáculo apasionante.
145:3.11 (1633.2) Pero de todos los seres que contemplaron asombrados esta explosión repentina e inesperada de sanación sobrenatural, Jesús fue el más sorprendido. En un momento en que todo su interés de hombre compasivo estaba concentrado en la escena de dolor y sufrimiento desplegada ante sus ojos, su mente humana descuidó los avisos de su Ajustador Personalizado que le había advertido de que, en ciertas circunstancias y bajo ciertas condiciones, era imposible limitar el elemento tiempo en las prerrogativas creadoras de un Hijo Creador. Jesús deseaba ver curados a esos mortales que sufrían, siempre que ello no fuera contrario a la voluntad de su Padre. El Ajustador Personalizado de Jesús dictaminó instantáneamente que realizar ese acto de energía creativa en aquel momento no transgrediría la voluntad del Padre del Paraíso, y por esta decisión —en vista del deseo sanador que acababa de expresar Jesús— el acto creativo fue. Lo que un Hijo Creador desea y su Padre quiere ES. Durante el resto de la vida de Jesús en la tierra no se hubo ninguna otra sanación corporal masiva de mortales.
145:3.12 (1633.3) Como es natural, la noticia de la curación a la puesta de sol en Betsaida de Cafarnaúm se difundió a lo largo y ancho de Galilea y Judea y más allá. Volvieron a despertarse los temores de Herodes, que mandó observadores a informarse sobre el trabajo y las enseñanzas de Jesús y a averiguar si se trataba del antiguo carpintero de Nazaret o de Juan el Bautista resucitado de entre los muertos.
145:3.13 (1633.4) A partir de esta demostración accidental de sanación física, Jesús se convirtió tanto en médico como en predicador durante el resto de su carrera en la tierra. Es cierto que siguió enseñando, pero su labor personal consistió principalmente en atender a los enfermos y afligidos mientras sus apóstoles se encargaban de predicar al público y bautizar a los creyentes.
145:3.14 (1633.5) La mayoría de los que fueron curados de forma sobrenatural o creativa mediante esta demostración de energía divina no sacaron ningún beneficio espiritual permanente de esa extraordinaria manifestación de misericordia. Unos pocos se sintieron verdaderamente edificados por este ministerio físico, pero el increíble despliegue de sanación creativa atemporal que se produjo esa tarde al caer el sol no hizo progresar el reino espiritual en el corazón de los hombres.
145:3.15 (1633.6) Las curaciones milagrosas que jalonaron la misión de Jesús en la tierra no formaban parte de su plan de proclamación del reino. Eran incidentalmente inherentes a la existencia en la tierra de un ser divino con prerrogativas casi ilimitadas de creador unidas a una combinación sin precedentes de misericordia divina y compasión humana. Esos llamados milagros, con su inevitable publicidad, dieron muchos problemas a Jesús pues generaron prejuicios y una notoriedad que no deseaba.
145:4.1 (1634.1) Tras la gran oleada de curaciones, la casa de Zebedeo fue invadida durante toda la velada por una muchedumbre jubilosa y feliz, y el entusiasmo emocional de los apóstoles de Jesús llegó a su cima. Desde el punto de vista humano este fue probablemente el día más grande de todos los días grandes de su asociación con Jesús. En ningún momento anterior ni posterior alcanzaron sus esperanzas tales alturas de expectativa. Pocos días antes, cuando estaban aún dentro de las fronteras de Samaria, Jesús les había dicho que había llegado la hora en que el reino sería proclamado con poder, y ellos daban por hecho que lo que acababan de ver con sus ojos era el cumplimiento de esa promesa. Les entusiasmaba la idea de lo que podría venir después si esta impresionante manifestación de poder sanador no era más que el principio. Sus dudas recurrentes sobre la divinidad de Jesús se habían desvanecido. Estaban literalmente embriagados por el éxtasis de su asombro.
145:4.2 (1634.2) Pero cuando fueron a buscar a Jesús no pudieron encontrarlo. El Maestro estaba muy perturbado por lo ocurrido. Los hombres, mujeres y niños que habían sido curados de diversas enfermedades se quedaron hasta bien entrada la noche esperando que Jesús volviera para darle las gracias. Pero las horas pasaban, el Maestro seguía oculto y los apóstoles no podían comprender esta conducta; su alegría habría sido plena y perfecta de no haber sido por esta prolongada ausencia. Cuando Jesús por fin regresó era ya muy tarde y casi todos los beneficiados habían vuelto a sus casas. Jesús no aceptó ni felicitaciones ni intentos de adoración por parte de los doce y de los que se habían quedado para saludarlo. Se limitó a decir: «No os regocijéis porque mi Padre tenga poder de sanar el cuerpo sino porque tiene poder de salvar el alma. Vayamos a descansar porque mañana tendremos que ocuparnos de los asuntos del Padre».
145:4.3 (1634.3) Y una vez más, los doce se fueron a descansar tristes, confusos y decepcionados; salvo los gemelos, pocos pudieron dormir esa noche. En cuanto el Maestro hacía algo que reconfortaba el alma y llenaba de alegría el corazón de sus apóstoles, parecía que le faltaba tiempo para hacer añicos sus esperanzas y destrozar los fundamentos de su valor y su entusiasmo. Cuando estos desconcertados pescadores se miraban entre sí, todos pensaban lo mismo: «No podemos comprenderle. ¿Qué significa todo esto?».
145:5.1 (1634.4) Jesús tampoco durmió mucho aquel sábado por la noche. Se dio cuenta de que el mundo estaba lleno de sufrimiento físico y plagado de dificultades materiales. Previó el gran peligro de verse obligado a dedicar tanto de su tiempo al cuidado de los enfermos y afligidos que su misión de establecer el reino espiritual en el corazón de los hombres se viera obstaculizada por el ministerio de las cosas físicas, o al menos subordinada a él. Estos pensamientos y otros parecidos ocuparon la mente mortal de Jesús durante la noche, así que se levantó aquel domingo mucho antes del amanecer y se fue a comulgar con el Padre a uno de sus lugares de retiro preferidos. La oración de Jesús de esa madrugada de domingo trató sobre la sabiduría y el juicio necesarios para no permitir que su compasión humana, unida a su misericordia divina, se conmovieran ante el sufrimiento de los mortales hasta el punto de dedicar todo su tiempo al ministerio físico y descuidar el espiritual. Aunque no quería dejar por completo de atender a los enfermos, sabía que su labor más importante era de enseñanza espiritual y formación religiosa.
145:5.2 (1635.1) Jesús iba tan a menudo a orar a las colinas porque no había habitaciones privadas adecuadas para sus devociones personales.
145:5.3 (1635.2) Pedro no pudo dormir aquella noche. Poco después de que Jesús saliera a orar despertó a Santiago y a Juan, y los tres fueron a buscar a su Maestro. Encontraron a Jesús después de buscarlo durante más de una hora y le rogaron que les explicara la razón de su extraña conducta. Deseaban saber por qué parecía tan preocupado por el poderoso derramamiento del espíritu de curación cuando toda la gente estaba alborozada y sus apóstoles tan llenos de alegría.
145:5.4 (1635.3) Jesús se esforzó durante más de cuatro horas por explicar a estos tres apóstoles lo que había pasado. Les enseñó lo que había ocurrido y les mostró los peligros de ese tipo de manifestaciones. Jesús les confió la razón por la que había salido a orar. Intentó explicar claramente a sus compañeros personales las verdaderas razones por las que el reino del Padre no se podía construir sobre prodigios ni sanaciones físicas. Pero ellos no pudieron comprender su enseñanza.
145:5.5 (1635.4) Mientras tanto, desde las primeras horas de esa mañana de domingo, otra multitud de almas afligidas y muchos curiosos habían empezado a congregarse alrededor de la casa de Zebedeo. Clamaban que querían ver a Jesús. Andrés y los apóstoles estaban tan desorientados que, mientras Simón Zelotes hablaba al público, Andrés y otros compañeros fueron en busca de Jesús. Cuando Andrés hubo localizado a Jesús en compañía de los tres, le dijo: «Maestro, ¿por qué nos dejas solos con la multitud? Mira, todo el mundo te busca; nunca tantos han buscado tus enseñanzas. En este mismo momento la casa está rodeada de personas que han venido de cerca y de lejos atraídas por tus poderosas obras. ¿No vas a volver con nosotros para atenderlos?».
145:5.6 (1635.5) Al oír esto Jesús contestó: «Andrés, ¿no te he enseñado a ti y a estos otros que mi misión en la tierra es revelar al Padre y mi mensaje proclamar el reino de los cielos? ¿Entonces por qué quieres que me desvíe de mi trabajo para contentar a los curiosos y satisfacer a los que buscan signos y prodigios? ¿No hemos estado entre esa gente todos estos meses? ¿Acaso han venido en multitudes para oír la buena nueva del reino? ¿Por qué vienen ahora a asediarnos? ¿No será para buscar la curación de sus cuerpos físicos, en vez de la verdad espiritual para la salvación de sus almas? Cuando los hombres son atraídos hacia nosotros por manifestaciones extraordinarias, muchos de ellos no vienen buscando la verdad y la salvación sino la curación de sus dolencias físicas y la solución de sus dificultades materiales.
145:5.7 (1635.6) «He estado todo este tiempo en Cafarnaúm y he proclamado la buena nueva del reino, tanto en la sinagoga como a la orilla del mar, a todos los que tenían oídos para oír y corazón para recibir la verdad. No es voluntad de mi Padre que vaya con vosotros para satisfacer a esos curiosos y ocuparme del ministerio de las cosas físicas con exclusión de las espirituales. Os he ordenado para que prediquéis el evangelio y atendáis a los enfermos, pero yo no debo dejarme absorber por las curaciones y desatender mi enseñanza. No, Andrés, no voy a volver con vosotros. Id y decid a la gente que crean en lo que les hemos enseñado y que se regocijen en la libertad de los hijos de Dios. Y ahora saldremos hacia las otras ciudades de Galilea, donde el camino ya ha sido preparado para la predicación de la buena nueva del reino. Con este propósito he venido del Padre. Id pues y preparadlo todo para salir de viaje cuanto antes mientras yo os espero aquí.»
145:5.8 (1636.1) Tras estas palabras de Jesús, Andrés y los otros apóstoles volvieron tristemente a casa de Zebedeo, despidieron a la multitud reunida y se prepararon rápidamente para el viaje, tal como Jesús les había ordenado. Y así, ese domingo por la tarde, el 18 de enero del año 28 d. C., Jesús y los apóstoles iniciaron su primera gira de predicación realmente pública y abierta por las ciudades de Galilea. En esta primera gira predicaron el evangelio del reino en muchas ciudades pero no fueron a Nazaret.
145:5.9 (1636.2) Aquel domingo por la tarde, poco después de que Jesús saliera hacia Rimón con sus apóstoles, sus hermanos Santiago y Judá se presentaron en casa de Zebedeo para verlo. Judá había ido a buscar a Santiago hacia mediodía para insistirle en que fueran juntos a ver a Jesús, pero cuando Santiago consintió por fin en acompañar a Judá, Jesús ya se había ido.
145:5.10 (1636.3) Los apóstoles se resistían a desaprovechar el gran interés que se había despertado en Cafarnaúm. Pedro calculaba que podían haber sido bautizados no menos de mil creyentes para el reino. Jesús los escuchó con paciencia pero se negó a volver. Entonces hubo un largo silencio hasta que Tomás se dirigió así a sus compañeros apóstoles: «¡Vamos! El Maestro ha hablado. Aunque no podamos comprender del todo los misterios del reino de los cielos, de una cosa sí estamos seguros: seguimos a un maestro que no busca ninguna gloria para sí mismo». Y salieron a regañadientes a predicar la buena nueva por las ciudades de Galilea.
El libro de Urantia
Documento 146
146:0.1 (1637.1) LA primera gira de predicación pública por Galilea empezó el domingo 18 de enero del año 28 d. C. Jesús y los doce estuvieron predicando cerca de dos meses hasta que volvieron a Cafarnaúm el 17 de marzo. Con ayuda de los antiguos apóstoles de Juan, predicaron el evangelio y bautizaron a los creyentes en Rimón, Jotapata, Ramá, Zabulón, Irón, Giscala, Corazín, Madón, Caná, Naín y Endor. Se pararon a enseñar en estas ciudades, y además fueron proclamando el evangelio del reino a su paso por otras muchas poblaciones más pequeñas.
146:0.2 (1637.2) Esta fue la primera vez que Jesús permitió predicar libremente a sus compañeros. En esta gira solo les recomendó tres cosas: que no fueran a Nazaret y que pasaran discretamente por Cafarnaúm y Tiberiades. Para los apóstoles fue una gran satisfacción sentir por fin que tenían libertad para predicar y enseñar sin restricciones, y se lanzaron con entusiasmo y alegría al trabajo de predicar el evangelio, atender a los enfermos y bautizar a los creyentes.
146:1.1 (1637.3) La pequeña ciudad de Rimón estuvo dedicada en su día al culto a Raman, un dios babilónico del aire. Las creencias de los rimonitas contenían todavía muchas enseñanzas babilónicas primitivas y otras posteriores de Zoroastro, por eso Jesús y los veinticuatro dedicaron mucho tiempo a explicarles claramente la diferencia entre aquellas creencias más antiguas y el nuevo evangelio del reino. Pedro les predicó sobre «Aarón y el becerro de oro», uno de los primeros grandes sermones de su carrera.
146:1.2 (1637.4) Aunque muchos habitantes de Rimón se hicieron creyentes en las enseñanzas de Jesús, crearon más tarde grandes problemas a sus hermanos. Es difícil que en el corto espacio de una sola vida unos adoradores de la naturaleza se integren plenamente en la comunión de adoración de un ideal espiritual.
146:1.3 (1637.5) Muchas de las mejores ideas babilónicas y persas sobre la luz y la oscuridad, el bien y el mal, el tiempo y la eternidad fueron incorporadas más tarde a las doctrinas del llamado cristianismo, y su inclusión hizo más aceptables las enseñanzas cristianas para los pueblos del Cercano Oriente. Del mismo modo, la incorporación de muchas teorías de Platón sobre el espíritu ideal o los patrones invisibles de todas las cosas visibles y materiales, tal como Filón las adaptó posteriormente a la teología hebrea, hizo que las enseñanzas cristianas de Pablo fueran más fáciles de aceptar para los griegos occidentales.
146:1.4 (1637.6) Fue en Rimón donde Todan oyó por primera vez el evangelio del reino, y más tarde llevó este mensaje a Mesopotamia y mucho más allá. Él fue uno de los primeros que predicaron la buena nueva a los habitantes de más allá del Éufrates.
146:2.1 (1638.1) La gente común y corriente de Jotapata escuchó con gusto a Jesús y sus apóstoles, y muchos aceptaron el evangelio del reino, pero lo más sobresaliente de esta misión en Jotapata fue el discurso de Jesús a los veinticuatro la segunda noche de su estancia en esta pequeña ciudad. Natanael pidió al Maestro que le aclarara sus enseñanzas sobre la oración, la acción de gracias y la adoración, y Jesús respondió a su pregunta con una amplia explicación. Este discurso se puede resumir en lenguaje moderno haciendo hincapié en los puntos siguientes:
146:2.2 (1638.2) 1. Cuando el corazón del hombre cultiva la iniquidad de forma consciente y obstinada se destruye gradualmente la conexión de oración del alma humana con los circuitos espirituales de comunicación entre el hombre y su Hacedor. Dios oye sin duda la súplica de su hijo, pero cuando el corazón humano alberga conceptos de iniquidad persistentes y deliberados, se va perdiendo gradualmente la comunión personal entre el hijo de la tierra y su Padre celestial.
146:2.3 (1638.3) 2. Una oración que va en contra de las leyes conocidas y establecidas por Dios es una abominación para las Deidades del Paraíso. Si el hombre no quiere escuchar a los Dioses que hablan a su creación con las leyes del espíritu, la mente y la materia, ese mismo acto de desdén deliberado y consciente por parte de la criatura hace que las personalidades de espíritu dejen de escuchar las peticiones personales de esos mortales desobedientes y sin ley. Jesús citó a sus apóstoles las palabras del profeta Zacarías: «Pero ellos se negaron a escuchar y les volvieron la espalda y se taparon los oídos para no oír. Sí, endurecieron sus corazones como el diamante para no oír mi ley ni las palabras que yo les enviaba por mi espíritu a través de los profetas; por eso los resultados de sus malos pensamientos cayeron como gran ira sobre sus cabezas culpables. Y sucedió que clamaron misericordia, pero ningún oído los escuchaba». Jesús citó a continuación el proverbio del sabio que decía: «Si alguno aparta su oído para no oír la ley divina, incluso su oración será una abominación».
146:2.4 (1638.4) 3. Al abrir el extremo humano del canal de comunicación entre Dios y el hombre, los mortales acceden en el acto a la corriente del ministerio divino que fluye constantemente hacia las criaturas de los mundos. Cuando el hombre oye al espíritu de Dios hablar dentro de su corazón humano, el hecho inherente a esta experiencia es que Dios escucha simultáneamente la oración de ese hombre. El perdón del pecado opera también de esta misma manera infalible. El Padre del cielo os ha perdonado incluso antes de que hayáis pensado en pedírselo, pero no podéis acceder a ese perdón en vuestra experiencia religiosa personal hasta que no hayáis perdonado a vuestros semejantes. El perdón de Dios como hecho no está condicionado a vuestro perdón a vuestros semejantes, pero como experiencia está sujeto precisamente a esa condición. Y esta sincronía del perdón divino y el perdón humano está reconocida e integrada en la oración que Jesús enseñó a los apóstoles.
146:2.5 (1638.5) 4. Hay una ley básica de justicia en el universo que la misericordia no tiene poder de eludir. Las glorias no egoístas del Paraíso no pueden ser recibidas por una criatura totalmente egoísta de los mundos del tiempo y el espacio. Ni siquiera el amor infinito de Dios puede imponer la salvación de la supervivencia eterna a una criatura mortal que no elige sobrevivir. La misericordia tiene una amplia capacidad de otorgamiento, pero en último término hay mandatos de la justicia que ni siquiera el amor unido a la misericordia pueden derogar eficazmente. Jesús citó de nuevo las escrituras hebreas: «He llamado y no quisisteis oír; he extendido mi mano y nadie ha hecho caso. Habéis desatendido todos mis consejos y habéis rechazado mi reprensión, y por esta actitud rebelde se ha hecho inevitable que me invoquéis y no recibáis respuesta. Al haber rechazado el camino de la vida, podréis buscarme con diligencia en vuestros momentos de sufrimiento, pero no me encontraréis».
146:2.6 (1639.1) 5. Los que quieran recibir misericordia deben mostrar misericordia; no juzguéis y no seréis juzgados. Con el espíritu con que juzguéis a los demás seréis juzgados. La misericordia no anula por completo la equidad del universo. Al final resultará cierto que «El que cierra su oído al clamor del pobre, también él clamará algún día y no será oído». La sinceridad de cualquier oración es la garantía de que será escuchada; la sabiduría espiritual y la coherencia con el universo de cualquier petición determinarán el momento, la manera y el grado de la respuesta. Un padre sabio no responde literalmente a las oraciones tontas de sus hijos ignorantes e inexpertos, aunque también es verdad que los hijos pueden obtener mucho placer y satisfacción real del alma al hacer esas peticiones absurdas.
146:2.7 (1639.2) 6. Cuando estéis enteramente dedicados a hacer la voluntad del Padre del cielo, todas vuestras peticiones os serán concedidas porque vuestras oraciones serán plenamente conformes con la voluntad del Padre, y la voluntad del Padre se manifiesta siempre en todo su vasto universo. Lo que un verdadero hijo desea y el Padre infinito quiere, ES. Una oración así no puede quedar sin respuesta, y ningún otro tipo de petición puede ser plenamente concedida.
146:2.8 (1639.3) 7. La súplica del justo es el acto de fe de un hijo de Dios que abre la puerta del almacén de bondad, verdad y misericordia del Padre. Estos buenos dones llevan mucho tiempo esperando a que el hijo se acerque y se apropie de ellos personalmente. La oración no cambia la actitud divina hacia el hombre, pero sí cambia la actitud del hombre hacia el Padre inmutable. El móvil de una oración es lo que le da acceso al oído divino, no el estatus social, económico o externamente religioso del orante.
146:2.9 (1639.4) 8. La oración no se puede emplear para eludir las demoras del tiempo ni para trascender los obstáculos del espacio. La oración no es una práctica diseñada para engrandecer el yo ni obtener una ventaja injusta sobre los semejantes. Un alma totalmente egoísta no puede rezar en el verdadero sentido de la palabra. Dijo Jesús: «Que vuestro deleite supremo esté en el carácter de Dios, y él os concederá con toda seguridad los deseos sinceros de vuestro corazón». «Encomienda al Señor tu camino, confía en él, que él actuará.» «Pues el Señor escucha la súplica del menesteroso y tendrá en cuenta la oración del necesitado.»
146:2.10 (1639.5) 9. «Yo he venido del Padre; por lo tanto, si alguna vez tenéis dudas sobre lo que pediréis al Padre, pedidlo en mi nombre, y yo presentaré vuestra petición según vuestras necesidades y deseos reales y conforme a la voluntad de mi Padre.» Guardaos contra el gran peligro de volveros egocéntricos en vuestras oraciones. Evitad orar mucho por vosotros; orad más por el progreso espiritual de vuestros hermanos. Evitad las oraciones materialistas; orad en espíritu y por la abundancia de los dones del espíritu.
146:2.11 (1639.6) 10. Cuando oréis por los enfermos y afligidos, no esperéis que vuestras peticiones sustituyan los cuidados amorosos e inteligentes que necesitan esos afligidos. Orad por el bienestar de vuestras familias, amigos y compañeros, pero orad especialmente por los que os maldicen y haced peticiones amorosas por los que os persiguen. «Pero no os diré cuándo debéis orar. Solo el espíritu que mora dentro de vosotros puede moveros a hacer las peticiones que expresen vuestra relación interior con el Padre de los espíritus.»
146:2.12 (1640.1) 11. Muchos recurren a la oración solo cuando tienen problemas, pero es una costumbre engañosa y desconsiderada. Es verdad que hacéis bien en orar cuando estáis agobiados, pero debéis también acordaros de hablar con vuestro Padre como hijos cuando todo va bien en vuestra alma. Haced siempre en secreto vuestras peticiones reales. No dejéis que los hombres oigan vuestras oraciones personales. Las oraciones de acción de gracias son convenientes para los grupos de adoradores, pero la oración del alma es un asunto personal. La única forma de orar adecuada para todos los hijos de Dios es: «Y sin embargo, que se haga tu voluntad».
146:2.13 (1640.2) 12. Todos los que creen en este evangelio deberían orar sinceramente por la expansión del reino de los cielos. Entre todas las oraciones de las Escrituras hebreas, Jesús destacó esta petición del salmista: «Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu recto dentro de mí. Purifícame de los pecados secretos y mantén a tu servidor alejado de las transgresiones de la soberbia». Jesús hizo un largo comentario sobre la relación entre la oración y el hablar descuidado y ofensivo, y citó este pasaje: «Pon, oh Señor, guarda a mi boca; vigila la puerta de mis labios». «La lengua humana», dijo Jesús, «es un órgano que muy pocos hombres pueden domar, pero el espíritu interior puede transformar este órgano rebelde en una amable voz de tolerancia y en un ministro inspirador de misericordia».
146:2.14 (1640.3) 13. Jesús enseñó que, en orden de importancia, orar para recibir la guía divina por el sendero de la vida terrenal ocupa el segundo lugar por detrás de orar para conocer la voluntad del Padre. Esto significa en realidad orar pidiendo la sabiduría divina. Jesús no enseñó nunca que se pudieran obtener conocimientos humanos ni talentos especiales por medio de la oración, en cambio enseñó que la oración contribuye a ampliar nuestra capacidad de recibir la presencia del espíritu divino. Cuando Jesús enseñó a sus seguidores a orar en espíritu y en verdad, les explicó que se refería a que oraran con sinceridad y según las luces de cada uno, a que oraran de todo corazón y con inteligencia, seriedad y perseverancia.
146:2.15 (1640.4) 14. Jesús advirtió a sus seguidores que sus oraciones no se volverían más eficaces mediante repeticiones floridas, frases elocuentes, ayunos, sacrificios o penitencias. En cambio exhortó a sus creyentes a utilizar la oración como medio para elevarse a la verdadera adoración a través de la acción de gracias. Jesús deploraba que hubiera tan poco espíritu de acción de gracias en las oraciones y la adoración de sus seguidores, y citó este pasaje de las Escrituras: «Bueno es dar gracias al Señor y cantar alabanzas al nombre del Altísimo, anunciar por la mañana su bondad y su fidelidad por las noches, porque Dios me ha alegrado con sus obras. Daré gracias por todas las cosas conforme a la voluntad de Dios».
146:2.16 (1640.5) 15. Y siguió diciendo: «No os preocupéis demasiado por vuestras necesidades diarias; no os inquietéis por los problemas de vuestra existencia terrenal. En todas estas cosas exponed vuestras necesidades ante vuestro Padre del cielo mediante la oración y la súplica con espíritu de sincero agradecimiento». Después citó las Escrituras: «Alabaré el nombre de Dios con cántico y lo ensalzaré con acción de gracias. Y esto agradará más al Señor que el sacrificio de un buey o de un novillo con cuernos y pezuñas».
146:2.17 (1641.1) 16. Jesús aconsejó a sus seguidores que después de hacer sus oraciones al Padre permanecieran algún tiempo en estado de receptividad silenciosa para dar al espíritu interior una oportunidad mejor de hablar a su alma atenta. El espíritu del Padre habla mejor al hombre cuando la mente humana está en actitud de verdadera adoración. Adoramos a Dios gracias al espíritu del Padre que mora en el interior y a la iluminación de la mente humana por el ministerio de la verdad. Jesús enseñó que la adoración nos hace cada vez más semejantes al ser que adoramos. La adoración es una experiencia transformadora por la cual lo finito se va acercando gradualmente a la presencia del Infinito y finalmente la alcanza.
146:2.18 (1641.2) Jesús dijo a sus apóstoles muchas otras verdades sobre la comunión del hombre con Dios, pero pocos de ellos pudieron captar plenamente su enseñanza.
146:3.1 (1641.3) Jesús tuvo en Ramá una conversación memorable con un anciano filósofo griego que enseñaba que la ciencia y la filosofía eran suficientes para satisfacer las necesidades de la experiencia humana. Jesús escuchó con paciencia y simpatía a este maestro griego y admitió la verdad de muchas de las cosas que decía, pero cuando hubo terminado su exposición le señaló que no había logrado explicar «el de dónde, el por qué y el a dónde» de la existencia humana. Y añadió: «Donde tú terminas, nosotros empezamos. La religión es una revelación al alma humana que trata de realidades espirituales que la mente sola nunca podría descubrir ni penetrar plenamente. Los esfuerzos intelectuales pueden revelar los hechos de la vida, pero el evangelio del reino descubre las verdades de la existencia. Tú has hablado sobre las sombras materiales de la verdad, ¿quieres escucharme ahora mientras te hablo sobre las realidades eternas y espirituales que proyectan esas sombras temporales transitorias que constituyen los hechos materiales de la existencia mortal?». Durante más de una hora, Jesús enseñó a este griego las verdades salvadoras del evangelio del reino. La forma de acercamiento del Maestro encontró eco en el anciano filósofo, y como era sincero y honrado de corazón creyó rápidamente en este evangelio de salvación.
146:3.2 (1641.4) Los apóstoles estaban un poco desconcertados por la manera abierta con que Jesús había asentido a muchas de las proposiciones del griego, pero Jesús les dijo más tarde en privado: «Hijos, no os extrañe que haya sido tolerante con la filosofía del griego. La verdadera y auténtica certeza interior nunca teme el análisis exterior, ni tampoco se resiente la verdad por una crítica honrada. No olvidéis nunca que la intolerancia es la máscara que cubre las dudas secretas del hombre sobre la autenticidad de sus creencias. A nadie le inquieta nunca la actitud de su vecino cuando tiene confianza perfecta en la verdad de lo que cree de todo corazón. El valor es la confianza en la honradez total de lo que profesamos creer. Los hombres sinceros no temen al examen crítico de sus verdaderas convicciones y de sus nobles ideales».
146:3.3 (1641.5) La segunda noche en Ramá Tomás hizo esta pregunta a Jesús: «Maestro, ¿cómo puede un nuevo creyente en tus enseñanzas saber realmente, estar realmente seguro, de la verdad de este evangelio del reino?».
146:3.4 (1641.6) Jesús respondió a Tomás: «La seguridad de que has entrado en la familia del reino del Padre y de que sobrevivirás eternamente con los hijos del reino es fruto exclusivo de la experiencia personal, de la fe en la palabra de la verdad. La seguridad espiritual equivale a tu experiencia religiosa personal en las realidades eternas de la verdad divina. Dicho de otro modo, es igual a tu comprensión inteligente de las realidades de la verdad, más tu fe espiritual, menos tus dudas sinceras.
146:3.5 (1642.1) «El Hijo está dotado naturalmente de la vida del Padre. Por haber sido dotados del espíritu vivo del Padre sois hijos de Dios. Sobreviviréis a vuestra vida en el mundo material de la carne porque estáis identificados con el espíritu vivo del Padre, el don de la vida eterna. Es cierto que muchos tenían esta vida antes de que yo viniera del Padre, y muchos más han recibido este espíritu porque creyeron en mi palabra, pero yo os declaro que cuando regrese al Padre él enviará su espíritu al corazón de todos los hombres.
146:3.6 (1642.2) «Aunque no podéis observar cómo opera en vuestra mente el espíritu divino, hay un método práctico de descubrir hasta qué punto habéis entregado el control de los poderes de vuestra alma a la guía y enseñanza de este espíritu del Padre celestial que mora en vosotros, y es vuestro grado de amor al prójimo. Este espíritu del Padre participa del amor del Padre, y a medida que domina al hombre lo conduce indefectiblemente hacia la adoración divina y la consideración amorosa por sus semejantes. Al principio creéis que sois hijos de Dios porque mi enseñanza os ha hecho más conscientes de las directrices interiores de la presencia del Padre que habita en vosotros, pero dentro de poco el Espíritu de la Verdad será derramado sobre toda carne. Vivirá entre los hombres y enseñará a todos los hombres, igual que yo vivo ahora entre vosotros y os digo palabras de verdad. Este Espíritu de la Verdad, que habla a la dotación espiritual de vuestra alma, os ayudará a saber que sois hijos de Dios. Dará testimonio indefectible de la presencia del Padre que habita dentro de vosotros, vuestro espíritu, que habitará entonces en todos los hombres como ahora habita en algunos, y os dirá que sois en realidad hijos de Dios.
146:3.7 (1642.3) «Todo hijo terrenal que siga las directrices de este espíritu acabará conociendo la voluntad de Dios, y el que se entregue a la voluntad de mi Padre vivirá para siempre. No se os ha indicado claramente cuál es el camino que va desde la vida en la tierra al estado eterno, pero hay un camino y siempre lo ha habido, y yo he venido a hacer de ese camino algo nuevo y vivo. El que entra en el reino ya tiene la vida eterna y nunca perecerá. Pero comprenderéis mejor muchas de estas cosas cuando yo haya regresado al Padre y seáis capaces de ver vuestras experiencias presentes en retrospectiva.»
146:3.8 (1642.4) Todos los que escucharon estas benditas palabras se llenaron de alegría. Las enseñanzas judías sobre la supervivencia de los justos eran inciertas y confusas, por eso los seguidores de Jesús se sintieron inspirados y reconfortados cuando le oyeron asegurar de forma tan categórica la supervivencia eterna de todos los creyentes verdaderos.
146:3.9 (1642.5) Los apóstoles siguieron predicando y bautizando a los creyentes, además de ir de casa en casa consolando a los abatidos y atendiendo a los enfermos y afligidos. La organización apostólica se había ampliado en el sentido de que cada apóstol de Jesús tenía ahora a uno de Juan como compañero; Abner era el compañero de Andrés. Este sistema se mantuvo hasta que fueron a Jerusalén para la Pascua siguiente.
146:3.10 (1642.6) Durante la estancia en Zabulón la instrucción especial de Jesús consistió principalmente en nuevos debates sobre las obligaciones mutuas del reino. Fue una enseñanza dirigida a aclarar las diferencias entre la experiencia religiosa personal y su relación armoniosa con las obligaciones religiosas sociales. Esta fue una de las pocas veces que el Maestro habló de los aspectos sociales de la religión. Durante su vida en la tierra Jesús instruyó muy poco a sus seguidores sobre la socialización de la religión.
146:3.11 (1643.1) Los habitantes de Zabulón eran de raza mestiza, ni judíos ni gentiles, y pocos de ellos creyeron realmente en Jesús a pesar de que habían oído hablar de las curaciones de Cafarnaúm.
146:4.1 (1643.2) En Irón, como en muchas ciudades de Galilea y Judea, incluso en las más pequeñas, había una sinagoga, y durante los primeros tiempos de su ministerio Jesús acostumbraba a hablar en estas sinagogas los días del sabbat. Algunas veces hablaba en los oficios de la mañana, y Pedro u otro apóstol predicaba por la tarde. Jesús y los apóstoles solían enseñar y predicar también entre semana en las asambleas vespertinas de las sinagogas. Aunque los líderes religiosos de Jerusalén eran cada vez más hostiles a Jesús, no ejercían ningún control directo sobre las sinagogas de otros lugares. Con el tiempo conseguirían crear un sentimiento tan generalizado contra él como para provocar el cierre casi generalizado de las sinagogas a sus enseñanzas, pero en este momento de su ministerio público todas las sinagogas de Galilea y Judea estaban abiertas para él.
146:4.2 (1643.3) Irón era un centro minero importante para la época, y como Jesús no había compartido nunca la vida de los mineros, pasó la mayor parte de su estancia en Irón en las minas. Mientras los apóstoles visitaban a las familias y predicaban en los lugares públicos, Jesús trabajaba en las minas con estos obreros subterráneos. La fama de Jesús como sanador se había propagado hasta esta aldea remota, y muchos enfermos y lisiados le pidieron ayuda. Muchos se beneficiaron de su ministerio curativo, pero en ninguno de esos casos realizó el Maestro una curación supuestamente milagrosa, salvo en el del leproso.
146:4.3 (1643.4) El tercer día de la estancia en Irón, cuando Jesús volvía de las minas a su alojamiento al caer la tarde, fue a pasar por una angosta calle lateral donde vivía un leproso que había oído hablar de su fama como sanador. Al ver a Jesús acercarse a su miserable choza, el hombre salió a la puerta y se atrevió a abordarlo arrodillado ante él y diciendo: «Señor, si quieres puedes limpiarme. He oído el mensaje de tus instructores y quisiera entrar en el reino si pudiera estar limpio». El leproso dijo esto porque entre los judíos los leprosos tenían prohibido incluso asistir a la sinagoga o practicar cualquier otro tipo de culto en público. Este hombre creía realmente que no podría ser recibido en el reino venidero si no se curaba de su lepra. Cuando Jesús vio su aflicción y la tenacidad de su fe, su corazón humano se conmovió y su mente divina se llenó de compasión. Bajo la mirada de Jesús, el hombre se postró ante él y lo adoró. Entonces el Maestro alargó la mano y lo tocó diciendo: «Quiero; sé limpio». El hombre se curó al instante y no volvió a estar aquejado de lepra.
146:4.4 (1643.5) Jesús levantó al hombre del suelo y le advirtió: «Mira, no digas nada a nadie de tu curación y dedícate a tus asuntos. Ve a mostrarte al sacerdote y presenta la ofrenda que ordenó Moisés como testimonio de tu curación», pero el hombre no le hizo caso. Empezó a publicar a los cuatro vientos que Jesús lo había curado de su lepra, y como era conocido en toda la aldea, la gente pudo ver claramente que había sido limpiado de su enfermedad. Tampoco se presentó a los sacerdotes como Jesús le había aconsejado. Al divulgarse la noticia de la curación, el Maestro estuvo tan asediado por los enfermos que se vio forzado a marcharse del pueblo a primera hora del día siguiente. Aunque Jesús no volvió a entrar en la población, se quedó dos días en las afueras cerca de las minas donde siguió instruyendo a los mineros creyentes sobre el evangelio del reino.
146:4.5 (1644.1) Esta curación del leproso fue el primero de los llamados milagros que Jesús realizó intencionada y deliberadamente hasta ese momento. Y fue un auténtico caso de lepra.
146:4.6 (1644.2) Desde Irón fueron a Giscala donde pasaron dos días proclamando el evangelio. Luego siguieron hacia Corazín, y aunque estuvieron allí casi una semana predicando la buena nueva, no pudieron ganar muchos creyentes para el reino. De todos los lugares donde había enseñado Jesús, en ninguno encontró un rechazo tan general a su mensaje. La estancia en Corazín fue muy deprimente para la mayoría de los apóstoles, y Andrés y Abner tuvieron que esforzarse mucho por levantar el ánimo de sus compañeros. Después atravesaron Cafarnaúm sin llamar la atención y siguieron hasta la aldea de Madón donde les fue algo mejor. Casi todos los apóstoles estaban convencidos de que habían fracasado en estas últimas poblaciones porque Jesús no les permitía mencionar las curaciones en su predicación. ¡Estaban deseando que limpiara a otro leproso o que manifestara su poder de alguna otra manera para atraer la atención de la gente! Pero el Maestro se mantuvo impasible ante sus insistencias.
146:5.1 (1644.3) El grupo apostólico se alegró enormemente cuando Jesús anunció: «Mañana nos vamos a Caná». Sabían que en Caná tendrían un público receptivo porque Jesús era muy conocido allí. Después de dos días muy positivos para el trabajo del reino, se presentó en Caná un ciudadano prominente de Cafarnaúm llamado Tito que era creyente a medias. El hijo de Tito estaba gravemente enfermo, y cuando su padre oyó que Jesús estaba en Caná corrió a verlo. Los creyentes de Cafarnaúm pensaban que Jesús podía curar cualquier enfermedad.
146:5.2 (1644.4) Tras localizar a Jesús en Caná, el noble Tito le suplicó que fuera rápidamente a Cafarnaúm a curar a su hijo enfermo. Ante la anhelante expectación de los apóstoles, Jesús miró al padre del muchacho enfermo y dijo: «¿Cuánta paciencia habré de tener con vosotros? El poder de Dios está entre vosotros, pero si no veis signos y contempláis maravillas, os negáis a creer». El noble suplicaba a Jesús, diciendo: «Señor, yo creo, pero ven antes de que mi hijo perezca, porque ya estaba a punto de morir cuando lo dejé». Jesús bajó la cabeza en silencio, meditó por un momento y dijo de pronto: «Vuelve a tu casa; tu hijo vivirá». Tito creyó en la palabra de Jesús y volvió rápidamente a Cafarnaúm. Cuando estaba llegando, sus sirvientes salieron a su encuentro para decirle: «Alégrate porque tu hijo ha mejorado, está vivo». Tito les preguntó a qué hora había empezado a recuperarse el muchacho, y cuando los criados contestaron «ayer hacia la hora séptima le bajó la fiebre», el padre recordó que fue hacia esa hora cuando Jesús había dicho: «Tu hijo vivirá». A partir de entonces Tito creyó de todo corazón y creyó también toda su familia. Su hijo llegó a ser un poderoso servidor del reino y más tarde entregó su vida con los que sufrían en Roma. Aunque todos los familiares de Tito, sus amigos e incluso los apóstoles consideraron este episodio como un milagro, no lo fue. Al menos no fue un milagro de curación de una enfermedad física. Fue simplemente un caso de preconocimiento de los procesos de la ley natural, el tipo de conocimiento previo al que Jesús recurrió con frecuencia después de su bautismo.
146:5.3 (1645.1) Una vez más, Jesús tuvo que salir a toda prisa de Caná porque el segundo episodio de este tipo ocurrido en esta aldea había llamado excesivamente la atención. Los vecinos del pueblo recordaron el del agua y el vino, y ahora que creían que Jesús había curado al hijo del noble desde tan lejos, no solo le llevaban a los enfermos y lisiados sino que le enviaban mensajeros para rogarle que sanara a los enfermos a distancia. Cuando Jesús vio el revuelo que se había organizado en toda la comarca dijo: «Nos vamos a Naín».
146:6.1 (1645.2) Aquella gente creía en los signos; era una generación buscadora de prodigios. Para entonces, las gentes del centro y sur de Galilea asociaban a Jesús y su ministerio personal con los milagros. Decenas, centenares de personas honradas afectadas por desórdenes puramente nerviosos o afligidas por trastornos emocionales se presentaban ante Jesús y luego volvían a sus casas anunciando a sus amigos que Jesús las había curado. Esa gente simple e ignorante consideraba esos casos de curación mental como curaciones físicas, recuperaciones milagrosas.
146:6.2 (1645.3) Jesús salió de Caná hacia Naín seguido por una gran multitud de creyentes y mucha gente curiosa. Estaban decididos a contemplar milagros y prodigios, y no iban a quedar decepcionados. Cuando Jesús y sus apóstoles se acercaban a la puerta de la ciudad, se encontraron con una procesión fúnebre que se dirigía al cementerio cercano para enterrar al hijo único de una viuda de Naín. Como era una mujer muy respetada, medio pueblo seguía a los portadores del féretro del muchacho supuestamente muerto. Cuando la procesión fúnebre llegó a la altura de Jesús y sus seguidores, la viuda y sus amigos reconocieron al Maestro y le suplicaron que devolviera la vida al hijo. Sus expectativas de milagros habían llegado a tal extremo que creían que Jesús podía curar cualquier enfermedad humana, ¿y por qué no iba a poder un sanador como él resucitar incluso a los muertos? Jesús, importunado así por la gente, se acercó al ataúd, levantó la tapa y examinó al muchacho. Al descubrir que el joven no estaba realmente muerto, percibió la tragedia que su presencia estaba a punto de evitar y dijo a la madre: «No llores, tu hijo no está muerto sino dormido. Te será devuelto». Luego tomó al joven de la mano y le dijo: «Despierta y levántate». El joven supuestamente muerto se incorporó enseguida y empezó a hablar. Jesús los envió de vuelta a sus casas.
146:6.3 (1645.4) Jesús se esforzó por calmar a la multitud e intentó en vano explicarles que el muchacho no estaba realmente muerto, que no lo había sacado de la tumba, pero fue inútil. La multitud que lo seguía y toda la aldea de Naín habían llegado al grado máximo de frenesí emocional. El miedo se apoderó de muchos y el pánico, de otros, mientras otros se ponían a rezar y gemir por sus pecados. Hasta mucho después de la caída de la noche no se pudo dispersar a la clamorosa multitud. Y, por supuesto, a pesar de la afirmación de Jesús de que el muchacho no estaba muerto, todos insistían en que se había obrado un milagro y el muerto había sido resucitado. Cuando Jesús les dijo que el muchacho solo estaba profundamente dormido, explicaron que esa era la forma de expresarse de Jesús y llamaron la atención sobre el hecho de que siempre trataba de ocultar sus milagros con gran modestia.
146:6.4 (1646.1) Y así, la noticia de que Jesús había resucitado de entre los muertos al hijo de la viuda se extendió por toda Galilea y Judea, y muchos de los que la oyeron la creyeron. Jesús ni siquiera pudo convencer plenamente a todos sus apóstoles de que el hijo de la viuda no estaba realmente muerto cuando le mandó despertar y levantarse, aunque su insistencia fue suficiente para impedir que este supuesto milagro fuera incorporado a los escritos posteriores, salvo el de Lucas, que relató el suceso tal como se lo habían contado. Una vez más, Jesús se encontró tan asediado como médico que tuvo que salir hacia Endor a primera hora del día siguiente.
146:7.1 (1646.2) En Endor Jesús se libró durante unos días del clamor de las multitudes por las curaciones físicas. Durante su estancia en este lugar el Maestro instruyó a los apóstoles con la historia del rey Saúl y la bruja de Endor. Jesús explicó claramente a sus apóstoles que los intermedios descarriados y rebeldes que tantas veces se habían hecho pasar por supuestos espíritus de muertos estarían pronto bajo control y no podrían hacer esas extrañas cosas nunca más. Aseguró a sus seguidores que cuando él volviera al Padre ambos derramarían su espíritu sobre toda carne, y a partir de entonces esos seres semiespirituales —llamados espíritus impuros— ya no podrían poseer a mortales de mente perversa o deficiente.
146:7.2 (1646.3) Jesús explicó además a sus apóstoles que los espíritus de los seres humanos difuntos no vuelven a su mundo de origen para comunicarse con sus semejantes vivos. Al espíritu del hombre que progresa solo le sería posible volver a la tierra después de haber transcurrido una edad dispensacional, e incluso entonces solo sería en casos excepcionales y como parte de la administración espiritual del planeta.
146:7.3 (1646.4) Después de descansar dos días, Jesús dijo a sus apóstoles: «Mañana volveremos a Cafarnaúm y nos quedaremos allí enseñando mientras se tranquiliza la comarca. Esperemos que en casa se hayan recuperado ya, al menos en parte, de todo este alboroto».
El libro de Urantia
Documento 147
147:0.1 (1647.1) JESÚS y los apóstoles llegaron a Cafarnaúm el miércoles 17 de marzo y pasaron dos semanas en su cuartel general de Betsaida antes de salir hacia Jerusalén. Durante estas dos semanas los apóstoles enseñaron a la gente a la orilla del mar mientras Jesús pasaba mucho tiempo solo en las colinas dedicado a los asuntos de su Padre. En este periodo Jesús, acompañado por Santiago y Juan Zebedeo, hizo dos viajes secretos a Tiberiades, donde se reunieron con los creyentes y los instruyeron en el evangelio del reino.
147:0.2 (1647.2) Muchos miembros de la casa de Herodes creían en Jesús y asistieron a esas reuniones. La influencia de estos creyentes sobre la familia oficial de Herodes contribuyó a atenuar la hostilidad de este gobernante hacia Jesús. Estos creyentes de Tiberiades habían explicado claramente a Herodes que el «reino» que proclamaba Jesús era de naturaleza espiritual, no un proyecto político. Herodes daba bastante crédito a esos miembros de su propia casa y por eso no se alarmó demasiado cuando llegaron a sus oídos noticias sobre la predicación y las curaciones de Jesús. No tenía nada que objetar contra la labor de Jesús como sanador o maestro religioso. A pesar de la actitud favorable de muchos consejeros de Herodes, e incluso del propio Herodes, había entre sus subordinados un grupo tan influido por los líderes religiosos de Jerusalén que siguieron siendo enemigos encarnizados y amenazantes de Jesús y los apóstoles, y dificultarían considerablemente sus futuras actividades públicas. El mayor peligro para Jesús no estaba en Herodes sino en los líderes religiosos de Jerusalén, y precisamente por eso Jesús y los apóstoles pasaron tanto tiempo en Galilea e hicieron allí la mayor parte de su predicación pública en vez de hacerlo en Judea y Jerusalén.
147:1.1 (1647.3) La víspera del día de los preparativos para ir a Jerusalén a la fiesta de la Pascua, Mangus, un centurión o capitán de la guardia romana estacionada en Cafarnaúm, fue a los dirigentes de la sinagoga y les dijo: «Mi fiel ordenanza está enfermo y a punto de morir, ¿podríais ir a ver a Jesús en mi nombre para suplicarle que cure a mi siervo?». El capitán romano hizo esto porque pensó que los líderes judíos tendrían más influencia sobre Jesús. Los ancianos fueron, pues, a ver a Jesús y su portavoz le dijo: «Maestro, te rogamos encarecidamente que vayas a Cafarnaúm y salves al siervo predilecto del centurión romano. Este capitán es digno de tu atención porque ama a nuestra nación e incluso nos ha construido la sinagoga donde has hablado tantas veces».
147:1.2 (1647.4) Jesús atendió a sus palabras y les dijo: «Iré con vosotros». Al llegar a la casa del centurión y antes de que entraran en su patio, el militar romano envió a sus amigos a saludar a Jesús con instrucciones de decirle: «Señor, no te molestes en entrar en mi casa, porque no soy digno de que estés bajo mi techo. Tampoco me he considerado yo digno de ir a ti, por eso he enviado a los ancianos de tu propio pueblo. Pero sé que puedes decir la palabra desde donde estás y mi siervo será sanado. Pues yo también estoy bajo las órdenes de otros, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a este: ‘Ve’, y va; y al otro: ‘Ven’, y viene; y a mi siervo: ‘Haz esto o aquello’, y lo hace».
147:1.3 (1648.1) Al oír esto Jesús se volvió hacia sus apóstoles y los que estaban con ellos y les dijo: «Me maravilla la confianza de este gentil. En verdad, en verdad os digo que no he encontrado una fe tan grande en todo Israel». Luego volvió la espalda a la casa diciendo: «Vámonos, pues». Los amigos del centurión entraron en la casa y contaron a Mangus lo que Jesús había dicho. A partir de entonces empezó a curarse el siervo y acabó recuperando su salud y utilidad de siempre.
147:1.4 (1648.2) Pero nosotros no hemos sabido nunca qué ocurrió exactamente en esa ocasión. Nos limitamos a constatar el hecho. A los acompañantes de Jesús no les fue revelado si intervinieron o no seres invisibles en la curación del siervo del centurión. Solo sabemos que, de hecho, se recuperó por completo.
147:2.1 (1648.3) El martes 30 de marzo por la mañana temprano Jesús y el grupo apostólico iniciaron su viaje a Jerusalén para la Pascua por la ruta del valle del Jordán. Llegaron el viernes 2 de abril por la tarde y se establecieron como siempre en Betania. Al pasar por Jericó pararon a descansar mientras Judas depositaba una parte de los fondos comunes en el banco de un amigo de su familia. Era la primera vez que Judas disponía de dinero sobrante, y este depósito no se tocó hasta que volvieron a pasar por Jericó en su último y memorable viaje a Jerusalén justo antes del juicio y la muerte de Jesús.
147:2.2 (1648.4) No hubo incidentes durante el viaje a Jerusalén, pero en cuanto se instalaron en Betania empezaron a acudir, desde cerca y desde lejos, personas en busca de curación para su cuerpo, consuelo para su mente afligida y salvación para su alma. Eran tantos que Jesús casi no podía descansar, así que montaron las tiendas en Getsemaní y el Maestro iba y venía de Betania a Getsemaní para evitar el asedio de las multitudes. El grupo apostólico pasó casi tres semanas en Jerusalén, pero Jesús les insistió en que no predicaran en público y se limitaran a la enseñanza en privado y al contacto personal.
147:2.3 (1648.5) Celebraron la Pascua tranquilamente en Betania. Era la primera vez que Jesús y los doce al completo compartían la cena pascual sin derramamiento de sangre. Los apóstoles de Juan no comieron la Pascua con Jesús y sus apóstoles; celebraron la fiesta con Abner y muchos de los primeros creyentes en las predicaciones de Juan. Esta fue la segunda Pascua que Jesús celebró con sus apóstoles en Jerusalén.
147:2.4 (1648.6) Cuando Jesús y los doce salieron hacia Cafarnaúm los apóstoles de Juan no fueron con ellos. Se quedaron en Jerusalén y sus alrededores trabajando calladamente por la expansión del reino bajo la dirección de Abner, mientras Jesús y los doce retomaban su labor en Galilea. Los veinticuatro no volvieron a estar juntos hasta poco antes de que los setenta evangelistas fueran nombrados y enviados a su misión. Pero los dos grupos cooperaban entre sí, y a pesar de sus diferencias de opinión prevalecieron siempre los mejores sentimientos.
147:3.1 (1649.1) La tarde del segundo sabbat que pasaron en Jerusalén, cuando el Maestro y los apóstoles estaban a punto de participar en los oficios del templo, Juan dijo a Jesús: «Ven conmigo, quisiera enseñarte una cosa». Juan llevó a Jesús por una de las puertas de Jerusalén hasta un estanque de agua llamado Betesda. Alrededor de este estanque había una estructura de cinco pórticos donde acudían muchos enfermos en busca de curación. Era un manantial de agua cálida y rojiza que borboteaba a intervalos irregulares por efecto de las acumulaciones de gases en las cavernas rocosas de debajo del estanque. Muchos creían que esta perturbación periódica de las aguas calientes se debía a influencias sobrenaturales, y era creencia popular que la primera persona que entrara en el agua después de una de esas perturbaciones se curaría de cualquier enfermedad.
147:3.2 (1649.2) Las restricciones impuestas por Jesús inquietaban bastante a los apóstoles y muy especialmente a Juan, el más joven de los doce. Había llevado a Jesús al estanque pensando que el espectáculo de los enfermos reunidos inspiraría tanta compasión al Maestro que se sentiría movido a hacer un milagro de sanación, y así todo Jerusalén estupefacto empezaría a creer inmediatamente en el evangelio del reino. Juan dijo a Jesús: «Maestro, mira a todos estos que sufren; ¿no hay nada que podamos hacer por ellos?». Jesús le respondió: «Juan, ¿por qué me tientas para que me aparte del camino que he elegido? ¿Por qué sigues deseando sustituir la proclamación del evangelio de la verdad eterna por prodigios y curaciones de enfermos? Hijo, no puedo hacer lo que deseas, pero reúne a estos enfermos y afligidos para que les diga unas palabras de aliento y consuelo eterno».
147:3.3 (1649.3) Jesús habló así a los reunidos: «Muchos de vosotros estáis aquí enfermos y afligidos porque habéis vivido muchos años por el mal camino. Unos sufren los accidentes del tiempo, otros las consecuencias de los errores de sus antepasados, y algunos de vosotros lucháis contra los obstáculos de las condiciones imperfectas de vuestra existencia temporal. Pero mi Padre trabaja, y yo quisiera trabajar, para mejorar vuestra situación en la tierra y sobre todo para asegurar vuestro estado eterno. Ninguno de nosotros podemos hacer mucho por cambiar las dificultades de la vida a menos que descubramos que el Padre del cielo así lo quiere. Al fin y al cabo, todos tenemos el deber de hacer la voluntad del Eterno. Si todos vosotros pudierais ser curados de vuestras dolencias físicas os quedaríais maravillados, pero es aun más grande que seáis limpiados de toda enfermedad espiritual y que os veáis curados de todas las dolencias morales. Todos sois hijos de Dios; sois los hijos del Padre celestial. Puede parecer que las cadenas del tiempo os afligen, pero el Dios de la eternidad os ama. Y cuando llegue la hora del juicio, no temáis, pues todos encontraréis no solo justicia, sino abundancia de misericordia. En verdad, en verdad os digo que aquel que escucha el evangelio del reino y cree en esta enseñanza de la filiación con Dios tiene la vida eterna. Estos creyentes han pasado ya del juicio y la muerte a la luz y la vida. Y se acerca la hora en que incluso los que están en las tumbas oirán la voz de la resurrección».
147:3.4 (1649.4) Muchos de los oyentes creyeron en el evangelio del reino. Algunos de los afligidos se sintieron tan inspirados y revivificados espiritualmente que se dedicaron a proclamar que ellos también habían sido curados de sus dolencias físicas.
147:3.5 (1649.5) Un hombre que llevaba muchos años deprimido y angustiado por los trastornos de su mente atribulada se animó tanto con las palabras de Jesús que recogió su cama y salió andando hacia su casa a pesar de que era sabbat. Este hombre afligido llevaba esperando todos esos años a que alguien lo ayudara. Estaba tan dominado por el sentimiento de su propia incapacidad que no se había planteado nunca la idea de ayudarse a sí mismo, aunque resultó ser la única cosa que tenía que hacer para recuperarse: recoger su cama y echar a andar.
147:3.6 (1650.1) Entonces Jesús dijo a Juan: «Vámonos de aquí antes de que aparezcan los jefes de los sacerdotes y los escribas y se ofendan porque hemos dirigido unas palabras de vida a estos afligidos». Volvieron al templo a reunirse con sus compañeros y luego fueron todos juntos a Betania para pasar la noche. Juan nunca contó a los demás apóstoles la visita que había hecho con Jesús esa tarde de sabbat al estanque de Betesda.
147:4.1 (1650.2) Ese mismo sabbat al anochecer, Jesús, los doce y un grupo de creyentes estaban reunidos alrededor del fuego en el jardín de Lázaro en Betania cuando Natanael hizo esta pregunta a Jesús: «Maestro, aunque nos has enseñado la versión positiva de la antigua regla de vida que dice que debemos hacer a los demás lo que deseamos que nos hagan a nosotros, no acabo de comprender cómo podemos seguir siempre este mandato. Permíteme ilustrar mi pregunta con el ejemplo de un hombre lujurioso que mira con intenciones deshonestas a su proyectada compañera de pecado. ¿Cómo podemos enseñar que ese hombre malintencionado debería hacer a los demás lo que quisiera que le hicieran a él?».
147:4.2 (1650.3) En cuanto oyó esta pregunta Jesús se levantó, y apuntando al apóstol con el dedo le dijo: «¡Natanael, Natanael! ¿Cómo puedes pensar así en tu corazón? ¿No recibes mis enseñanzas como alguien que ha nacido del espíritu? ¿Acaso no escucháis la verdad como hombres de sabiduría y comprensión espiritual? Cuando os aconsejé hacer a los demás lo que queréis que os hagan a vosotros, me dirigía a hombres de ideales elevados que nunca se atreverían a tergiversar mi enseñanza y convertirla en licencia para obrar mal».
147:4.3 (1650.4) Al oír esto, Natanael se puso también de pie diciendo: «Maestro, no creas que estoy de acuerdo con semejante interpretación de tu enseñanza. Solo he hecho la pregunta porque supongo que muchos de esos hombres podrían juzgar mal tu consejo, y esperaba que nos dieras más instrucción sobre estas cuestiones». Y cuando Natanael se sentó Jesús siguió hablando: «Sé muy bien, Natanael, que no estás de acuerdo con ninguna idea mala, pero me decepciona que seáis tan poco capaces de interpretar de forma verdaderamente espiritual las enseñanzas corrientes que debo daros en lenguaje humano, tal y como hablan los hombres. Y ahora os instruiré sobre los diferentes niveles de interpretación de esta regla del vivir que consiste en ‘hacer a los demás lo que deseáis que los demás os hagan a vosotros’:
147:4.4 (1650.5) «1. El nivel de la carne. Tu pregunta es un buen ejemplo de esta interpretación puramente egoísta y lujuriosa.
147:4.5 (1650.6) «2. El nivel de los sentimientos. Este plano se sitúa en el nivel inmediatamente superior al de la carne e implica que la interpretación personal de esta regla del vivir está realzada por la piedad y la compasión.
147:4.6 (1650.7) «3. El nivel de la mente. Aquí entran en juego la razón de la mente y la inteligencia de la experiencia. El buen juicio dicta que esta regla del vivir debe ser interpretada en consonancia con el más alto idealismo plasmado en la nobleza de un profundo respeto a uno mismo.
147:4.7 (1651.1) «4. El nivel del amor fraternal. Aún más arriba se encuentra el nivel de la entrega desinteresada al bienestar de nuestros semejantes. En este plano más alto de servicio social entusiasta que nace de la consciencia de la paternidad de Dios y del consiguiente reconocimiento de la hermandad de los hombres, se descubre una interpretación nueva y mucho más hermosa de esta regla básica de vida.
147:4.8 (1651.2) «5. El nivel moral. Y entonces, cuando logréis unos verdaderos niveles filosóficos de interpretación, cuando tengáis una visión interior real sobre la bondad y la maldad de las cosas, cuando percibáis la validez eterna de las relaciones humanas, empezaréis a considerar este problema de interpretación como imaginaríais que una tercera persona de pensamientos elevados, idealista, sabia e imparcial consideraría e interpretaría el mandato y lo aplicaría a vuestros problemas personales de adaptación a las situaciones de vuestra vida.
147:4.9 (1651.3) «6. El nivel espiritual. Llegamos por fin al nivel último y más grande, el nivel de la visión interior del espíritu y de la interpretación espiritual que nos impele a reconocer en esta regla de vida el mandamiento divino de tratar a todos los hombres como concebimos que Dios los trataría. Este es el ideal de las relaciones humanas en el universo y esta es vuestra actitud ante todos esos problemas cuando vuestro deseo supremo es hacer siempre la voluntad del Padre. Quisiera por lo tanto que hicierais a todos los hombres lo que sabéis que yo haría por ellos en circunstancias semejantes.»
147:4.10 (1651.4) Nada de lo que Jesús había dicho a los apóstoles hasta ese momento les había impresionado tanto. Siguieron hablando de las palabras del Maestro hasta mucho después de que él se hubiera retirado. A Natanael le costó recuperarse de la impresión de que Jesús no había interpretado bien el sentido de su pregunta, pero los demás estaban más que agradecidos de que su filosófico compañero hubiera tenido el valor de hacer una pregunta tan enriquecedora.
147:5.1 (1651.5) Aunque Simón no era miembro del Sanedrín judío, era un fariseo influyente de Jerusalén. Era un creyente a medias, pero se atrevió a invitar a Jesús y a sus colaboradores personales, Pedro, Santiago y Juan, a un banquete en su casa, aun sabiendo que podría ser criticado duramente por ello. Después de haber observado al Maestro durante mucho tiempo, Simón estaba muy impresionado por sus enseñanzas y más aun por su personalidad.
147:5.2 (1651.6) Los fariseos ricos eran muy dados a hacer limosnas y no ocultaban su filantropía. A veces incluso tocaban una trompeta cuando iban a ofrecer su caridad a algún mendigo. Cuando estos fariseos daban un banquete con invitados distinguidos acostumbraban a dejar abiertas las puertas de la casa de manera que pudieran entrar incluso los mendigos de la calle; estos mendigos se quedaban de pie junto a las paredes de la sala, detrás de los lechos de los invitados, bien situados para recibir las porciones de comida que quisieran lanzarles los comensales.
147:5.3 (1651.7) En esta ocasión había entrado en la casa de Simón con la gente de la calle una mujer de mala reputación que acababa de hacerse creyente en la buena nueva del evangelio del reino. Esta mujer era bien conocida en todo Jerusalén por haber regentado uno de los llamados prostíbulos de alta categoría situados junto al patio de los gentiles del templo. Cuando aceptó las enseñanzas de Jesús cerró su indigno negocio y animó a la mayoría de sus compañeras a aceptar el evangelio y cambiar su forma de vida. A pesar de ello seguía siendo muy desdeñada por los fariseos y estaba obligada a llevar el cabello suelto (el distintivo de la prostitución). Esta mujer anónima había traído un gran frasco de loción perfumada, y cuando Jesús se recostó para comer, se puso a ungirle los pies mientras los mojaba con lágrimas de gratitud y los secaba con sus cabellos. Después de esta unción siguió llorando y besándole los pies.
147:5.4 (1652.1) Al ver esto Simón se dijo para sus adentros: «Si este fuera profeta sabría quién y qué clase de mujer es la que lo está tocando, una conocida pecadora». Jesús, sabiendo lo que le rondaba a Simón por la cabeza, tomó la palabra y dijo: «Simón, tengo algo que decirte». Simón respondió: «Di, maestro». Entonces Jesús le dijo: «Cierto prestamista rico tenía dos deudores. Uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta, y como ninguno tenía con qué pagarle les perdonó la deuda a los dos. ¿Cuál de ellos crees que lo amará más?». Simón contestó: «Supongo que aquel a quien le perdonó más». Jesús le dijo: «Has juzgado correctamente», y señalando a la mujer continuó: «Simón, mira bien a esta mujer. Entré en tu casa como invitado y no me diste agua para los pies. Esta mujer agradecida me ha lavado los pies con lágrimas y los ha secado con sus cabellos. No me recibiste con un beso de bienvenida, en cambio esta mujer no ha dejado de besarme los pies desde que entró. No me ungiste la cabeza con aceite, pero ella ha ungido mis pies con lociones preciosas. ¿Qué significa todo esto? Simplemente que sus muchos pecados han sido perdonados y eso la ha llevado a amar mucho. Pero los que solo han recibido un poco de perdón a veces aman solo un poco». Luego se volvió hacia la mujer, la levantó tomándola de la mano y le dijo: «En verdad te has arrepentido de tus pecados y están perdonados. No permitas que la actitud incomprensiva y antipática de tus semejantes te desanime; sigue avanzando en la alegría y la libertad del reino de los cielos».
147:5.5 (1652.2) Cuando Simón y sus amigos que estaban con él a la mesa oyeron estas palabras se sorprendieron aún más y empezaron a comentar entre ellos: «¿Quién es este que se atreve incluso a perdonar los pecados?». Al oír cómo murmuraban, Jesús se volvió para despedir a la mujer y le dijo: «Mujer, tu fe te ha salvado, vete en paz».
147:5.6 (1652.3) Cuando Jesús se levantó con sus amigos para despedirse, se volvió hacia Simón y le dijo: «Conozco tu corazón, Simón. Sé lo desgarrado que estás entre la fe y las dudas, lo acosado que estás por el miedo y perturbado por el orgullo, pero rezo por ti para que te entregues a la luz y puedas experimentar en tu posición en la vida unas poderosas transformaciones de mente y espíritu comparables a los enormes cambios que el evangelio del reino ha obrado ya en el corazón de esta visitante no invitada ni bienvenida. Yo os declaro a todos que el Padre ha abierto las puertas del reino celestial a todos los que tienen fe para entrar, y ningún hombre ni asociación de hombres podrá cerrar esas puertas ni siquiera al alma más humilde o al más flagrante de los pecadores de la tierra si buscan sinceramente entrar». Jesús, Pedro, Santiago y Juan se despidieron de su anfitrión y fueron a reunirse con el resto de los apóstoles en el campamento del jardín de Getsemaní.
147:5.7 (1653.1) Aquella misma noche Jesús dio a los apóstoles el inolvidable discurso sobre el valor relativo del estatus ante Dios y del progreso en la ascensión eterna hacia el Paraíso. Jesús dijo: «Hijos, si existe una verdadera conexión viva entre el hijo y el Padre, existe la certeza de que el hijo progresará continuamente hacia los ideales del Padre. Es verdad que al principio el progreso del hijo puede ser lento pero no es por ello menos seguro. Lo importante no es la rapidez de vuestro progreso sino su certidumbre. Vuestros logros no son tan importantes como el hecho de que la dirección de vuestro progreso es hacia Dios. Aquello en lo que os estáis convirtiendo día a día es infinitamente más importante que lo que sois hoy.
147:5.8 (1653.2) «La mujer transformada que algunos de vosotros habéis visto hoy en casa de Simón vive en este momento en un nivel muy inferior al de Simón y sus bienintencionados compañeros, y sin embargo, mientras estos fariseos se dedican a engañarse con la ficción de un falso progreso basado en ceremoniales sin sentido, esta mujer ha empezado con plena determinación la larga y azarosa búsqueda de Dios, y su senda hacia el cielo no está bloqueada por el orgullo espiritual ni por la autosatisfacción moral. Esta mujer está, humanamente hablando, mucho más lejos de Dios que Simón, pero su alma está en movimiento progresivo; está en el camino hacia una meta eterna. Hay en esta mujer enormes posibilidades espirituales para el futuro. Algunos de vosotros podéis no estar en niveles elevados de alma y de espíritu, pero progresáis diariamente por el camino vivo abierto hacia Dios por la fe. En cada uno de vosotros hay posibilidades enormes para el futuro. Es mucho mejor tener una fe pequeña pero viva y creciente que poseer un gran intelecto con sus depósitos muertos llenos de sabiduría mundana y descreimiento espiritual.»
147:5.9 (1653.3) Jesús advirtió seriamente a sus apóstoles contra la insensatez del hijo de Dios que abusa del amor del Padre. Declaró que el Padre celestial no es un padre blando, descuidado o tontamente indulgente que está siempre dispuesto a condonar el pecado y perdonar la insensatez. Advirtió a sus oyentes que no aplicaran equivocadamente sus ejemplos de padre e hijo de manera que pudiera parecer que Dios es como uno de esos padres demasiado condescendientes y faltos de criterio que conspiran con la estupidez de la tierra para provocar la ruina moral de sus hijos inmaduros y contribuyen con ello de forma directa e incuestionable a la delincuencia y desmoralización temprana de su propia descendencia. Dijo Jesús: «Mi Padre no condona indulgentemente las acciones y prácticas de sus hijos cuando son autodestructivas y suicidas para todo crecimiento moral y progreso espiritual. Esas prácticas pecaminosas son una abominación a los ojos de Dios».
147:5.10 (1653.4) Jesús asistió a muchas otras reuniones y banquetes semiprivados con los grandes y los humildes, los ricos y los pobres de Jerusalén antes de salir hacia Cafarnaúm con sus apóstoles. Muchos se hicieron creyentes en el evangelio del reino y fueron bautizados posteriormente por Abner y sus compañeros, que se quedaron atrás para fomentar los intereses del reino en Jerusalén y sus alrededores.
147:6.1 (1653.5) La última semana de abril Jesús y los doce salieron de su cuartel general de Betania cerca de Jerusalén, y se pusieron de camino hacia Cafarnaúm por Jericó y el Jordán.
147:6.2 (1654.1) Los jefes de los sacerdotes y los líderes religiosos de los judíos se habían reunido muchas veces en secreto para decidir qué hacer con Jesús. Todos estaban de acuerdo en que había que hacer algo para acabar con su enseñanza, pero no lograban ponerse de acuerdo en el método. Habían esperado en un primer momento que las autoridades civiles se desharían de él igual que Herodes había acabado con Juan, pero descubrieron que a los dirigentes romanos no les preocupaba gran cosa la forma de actuar de Jesús ni su predicación. En vista de eso, se reunieron el día antes de que Jesús saliera para Cafarnaúm y decidieron que tendría que ser arrestado por delito religioso y juzgado por el Sanedrín. Para ello nombraron a una comisión de seis espías secretos con instrucciones de seguir a Jesús, observar todos sus dichos y hechos, y presentar un informe en Jerusalén cuando hubieran acumulado suficientes pruebas de blasfemias e infracciones de la ley. Estos seis judíos alcanzaron al grupo apostólico —unos treinta— en Jericó y se unieron a la familia de seguidores de Jesús so pretexto de hacerse discípulos. Permanecieron con el grupo hasta que empezó la segunda gira de predicación por Galilea, y entonces tres de ellos volvieron a Jerusalén para presentar su informe a los jefes de los sacerdotes y al Sanedrín.
147:6.3 (1654.2) Pedro predicó a la multitud reunida en el cruce del Jordán, y a la mañana siguiente subieron por el río hacia Amatus. Querían ir directamente hasta Cafarnaúm, pero se había reunido tal gentío que se quedaron allí tres días predicando, enseñando y bautizando. Por fin emprendieron la marcha hacia su destino el primer día de mayo, que era sabbat, por la mañana temprano. Los espías de Jerusalén se frotaban las manos pensando que ya tenían su primera acusación contra Jesús —la de quebrantar el sabbat— por atreverse a viajar ese día, pero se llevaron una decepción cuando Jesús llamó a Andrés justo antes de salir y le dio instrucciones delante de todos de avanzar solo unos mil metros, la distancia legal de viaje de los judíos el día del sabbat.
147:6.4 (1654.3) Los espías no tardaron en encontrar otra oportunidad de acusar a Jesús y sus compañeros de quebrantar el sabbat. Al pasar el grupo por un camino estrecho bordeado de trigo en plena maduración al alcance de la mano, algunos de los apóstoles que tenían hambre arrancaron el grano maduro y se lo comieron. Los viajeros de entonces acostumbraban a arrancar espigas al borde de los caminos y nadie veía en ello nada condenable, pero los espías lo aprovecharon como pretexto para atacar a Jesús. Cuando vieron a Andrés desgranar las espigas en la mano se acercaron para decirle: «¿No sabes que es ilícito arrancar y desgranar espigas el día del sabbat?». Andrés respondió: «Pero tenemos hambre y solo arrancamos lo suficiente para nuestras necesidades. ¿Y desde cuándo es pecado comer grano el día del sabbat?». Los fariseos replicaron: «No hay nada malo en comerlo, pero quebrantas la ley al arrancar y restregar el grano con las manos; seguro que tu Maestro no lo aprobaría». Entonces Andrés les dijo: «Si es lícito comer el grano, frotarlo con las manos no es mucho más trabajoso que masticarlo, y eso en cambio lo permitís, ¿por qué os andáis con esos remilgos?». Cuando Andrés dio a entender que eran remilgados se indignaron, y fueron a toda prisa hacia donde Jesús caminaba charlando con Mateo y protestaron diciendo: «Mira, maestro, tus apóstoles hacen lo que es ilícito el día del sabbat; arrancan espigas, las frotan y se comen el grano. Estamos seguros de que les ordenarás que dejen de hacerlo». Jesús respondió a los acusadores: «Sois realmente celosos de la ley, y hacéis bien en recordar el día del sabbat para santificarlo, ¿pero acaso no habéis leído nunca en las Escrituras que un día que David tenía hambre entraron él y los que iban con él en la casa de Dios y se comieron los panes consagrados que solo era lícito comer para los sacerdotes? Y David dio también de ese pan a los que estaban con él. ¿Y no habéis leído en nuestra ley que es lícito hacer muchas cosas necesarias el día del sabbat? ¿No os veré comer, antes de que termine el día, lo que habéis traído con vosotros para vuestras necesidades de hoy? Amigos míos, hacéis bien en velar por el sabbat, pero haríais mejor en proteger la salud y el bienestar de vuestros semejantes. Declaro que el sabbat fue hecho para el hombre, y no el hombre para el sabbat. Y si estáis aquí con nosotros para vigilar mis palabras, entonces proclamaré abiertamente que el Hijo del Hombre es señor incluso del sabbat».
147:6.5 (1655.1) Los fariseos quedaron asombrados y confundidos por sus palabras de discernimiento y sabiduría. Se mantuvieron apartados durante el resto del día y no se atrevieron a hacer más preguntas.
147:6.6 (1655.2) El antagonismo de Jesús hacia las tradiciones judías y los ceremoniales serviles era siempre positivo. Consistía en lo que él hacía y afirmaba. El Maestro perdió poco tiempo en hacer denuncias negativas. Enseñaba que aquellos que conocen a Dios pueden gozar de la libertad de vivir sin engañarse a sí mismos con las licencias del pecado. Jesús dijo a los apóstoles: «Amigos, si estáis iluminados por la verdad y sabéis realmente lo que estáis haciendo, sois bienaventurados; pero si no conocéis el camino divino, sois desgraciados y estáis ya quebrantando la ley».
147:7.1 (1655.3) El lunes 3 de mayo hacia el mediodía Jesús y los doce llegaron a Betsaida en barco desde Tariquea. Se embarcaron para librarse de los que viajaban con ellos, pero al día siguiente todos ellos, incluyendo los espías oficiales de Jerusalén, habían vuelto a encontrar a Jesús.
147:7.2 (1655.4) El martes por la tarde, en una de las clases de preguntas y respuestas que solía dar Jesús, el líder de los seis espías le dijo: «He estado hablando antes con uno de los discípulos de Juan que está aquí escuchando tu enseñanza, y no nos explicábamos por qué nunca ordenas a tus discípulos que ayunen y oren como nosotros los fariseos ayunamos y como Juan ordenó a sus seguidores». Jesús, haciendo referencia a una declaración de Juan, respondió: «¿Acaso ayunan los acompañantes del novio cuando el novio está con ellos? Mientras el novio permanece con ellos no es momento de ayunar, pero se acerca la hora en que se llevarán al novio, y entonces sin duda ayunarán y orarán. Orar es natural para los hijos de la luz, pero el ayuno no forma parte del evangelio del reino de los cielos. Recordad que un buen sastre no pone un remiendo de paño nuevo en un vestido viejo, no sea que encoja cuando se moje y se rompa más. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, no sea que el vino nuevo reviente los odres y se pierda el vino y también los odres. El hombre inteligente pone el vino nuevo en odres nuevos, por eso mis discípulos demuestran sabiduría al no incorporar demasiadas cosas del viejo orden a la nueva enseñanza del evangelio del reino. Puede estar justificado que los que habéis perdido a vuestro maestro ayunéis durante un tiempo. El ayuno puede ser una parte conveniente de la ley de Moisés, pero en el reino venidero los hijos de Dios estarán libres de miedos y experimentarán la alegría en el espíritu divino». Los discípulos de Juan se sintieron confortados al escuchar estas palabras, en cambio los fariseos quedaron aun más confundidos.
147:7.3 (1656.1) Tras esta respuesta el Maestro advirtió a sus oyentes contra la sustitución sistemática de las antiguas enseñanzas por nuevas doctrinas. Dijo Jesús: «Lo que es antiguo y verdadero debe permanecer, igual que debe ser rechazado lo que es nuevo pero falso. En cambio debéis tener la fe y el valor de aceptar lo que es nuevo y verdadero. Recordad que está escrito: ‘No abandones a un viejo amigo porque el nuevo no es comparable a él. Un amigo nuevo es como un vino nuevo: cuando se haga viejo lo beberás con gozo’».
147:8.1 (1656.2) Aquella noche Jesús siguió instruyendo a sus apóstoles mucho después de que los oyentes habituales se hubieran marchado. Empezó esta lección especial citando al profeta Isaías:
147:8.2 (1656.3) «’¿Por qué habéis ayunado? ¿Por qué razón afligís vuestra alma mientras seguís encontrando placer en la opresión y deleitándoos con la injusticia? He aquí que ayunáis para contiendas y riñas, y para herir con un puño malvado. No ayunéis de esta manera para que vuestra voz sea oída en lo alto.
147:8.3 (1656.4) «’¿Es este el ayuno que yo escogí, un día para que el hombre aflija su alma? ¿Para que encorve la cabeza como un junco y se humille en saco y ceniza? ¿Os atreveréis a llamar a esto ayuno y día agradable a los ojos del Señor? ¿No sería este otro el ayuno que yo escogería: desatar las ligaduras de la maldad, deshacer los nudos de las pesadas cargas, dejar libres a los oprimidos y romper todos los yugos? ¿No sería compartir mi pan con el hambriento y traer a mi casa a los pobres sin hogar? Y cuando vea al desnudo lo vestiré.
147:8.4 (1656.5) «’Entonces nacerá vuestra luz como la aurora y vuestra salud brotará con rapidez. Vuestra justicia irá delante de vosotros, y la gloria del Señor será vuestra retaguardia. Entonces invocaréis al Señor y él os responderá; clamaréis y él dirá: Aquí estoy. Y hará todo esto si dejáis de oprimir, de condenar y de envaneceros. El Padre desea en cambio que ofrezcáis vuestro corazón al hambriento y saciéis el deseo del afligido; entonces brillará vuestra luz en las tinieblas, y hasta vuestra oscuridad será como el mediodía. Y el Señor os guiará continuamente, saciará vuestra alma y renovará vuestras fuerzas. Seréis como un huerto regado, como un manantial cuyas aguas nunca faltan. Y los que hagan estas cosas restablecerán las glorias perdidas; levantarán los cimientos de muchas generaciones; serán llamados reparadores de brechas, restauradores de caminos seguros donde habitar.’»
147:8.5 (1656.6) Y luego, hasta muy entrada la noche, Jesús expuso a sus apóstoles la verdad de que era su fe la que les daba seguridad en el reino del presente y del futuro, y no la aflicción de su alma ni el ayuno de su cuerpo. Exhortó a los apóstoles a estar por lo menos a la altura de las ideas del profeta de antaño, y les manifestó su esperanza de que progresarían mucho más allá de los ideales de Isaías y de los antiguos profetas. Sus últimas palabras de aquella noche fueron: «Creced en la gracia por medio de esa fe viva que capta el hecho de que sois hijos de Dios y reconoce al mismo tiempo a cada hombre como un hermano».
147:8.6 (1656.7) Eran más de las dos de la mañana cuando Jesús dejó de hablar y todos se retiraron a dormir.
El libro de Urantia
Documento 148
148:0.1 (1657.1) ENTRE el 3 de mayo y el 3 de octubre del año 28 d. C. Jesús y sus apóstoles se alojaron en la casa de Zebedeo en Betsaida, que se había ampliado considerablemente para acomodar a la creciente familia de Jesús. Durante este periodo de cinco meses de estación seca se montó un enorme campamento a la orilla del mar cerca de la residencia de Zebedeo. Este campamento, ocupado por una población muy volátil de buscadores de la verdad, candidatos a la curación y adictos a la curiosidad, alojó desde quinientas hasta mil quinientas personas. Esta ciudad de tiendas estaba bajo la supervisión general de David Zebedeo asistido por los gemelos Alfeo. El campamento era un modelo de orden, salubridad y buena administración general. Los distintos tipos de enfermos estaban segregados en grupos y supervisados por un médico sirio creyente llamado Elman.
148:0.2 (1657.2) Durante todo este periodo los apóstoles salían a pescar al menos un día por semana y vendían sus capturas a David para el consumo del campamento. Los fondos obtenidos se destinaban a la tesorería del grupo. Los doce tenían permiso para pasar una semana al mes con sus familiares o amigos.
148:0.3 (1657.3) Aunque Andrés seguía siendo el responsable general de la actividad apostólica, la escuela de los evangelistas era plena competencia de Pedro. Por las mañanas todos los apóstoles colaboraban a la instrucción de los grupos de evangelistas, y por las tardes tanto los maestros como los alumnos enseñaban a la gente. Los apóstoles organizaban coloquios de preguntas y respuestas para instrucción de los evangelistas cinco noches por semana después de la cena. Una vez por semana Jesús presidía este coloquio y contestaba a las preguntas que habían quedado pendientes en las sesiones anteriores.
148:0.4 (1657.4) En cinco meses pasaron por este campamento varios miles de personas. Muchos de los asistentes procedían de todos los rincones del Imperio Romano y de las tierras situadas al este del Éufrates. Este fue el periodo más largo de la actividad de enseñanza del Maestro con un marco estable y bien organizado. La familia directa de Jesús pasó la mayor parte de este tiempo en Nazaret o en Caná.
148:0.5 (1657.5) El campamento no estaba organizado como una colectividad de intereses comunes al modo de la familia apostólica. David Zebedeo gestionó esta gran ciudad de tiendas de forma que se convirtió en una empresa capaz de autoabastecerse, pese a que nunca se rechazó a nadie. Este campamento en continuo cambio fue un elemento indispensable de la escuela de formación evangélica de Pedro.
148:1.1 (1657.6) Pedro, Santiago y Andrés formaban el comité designado por Jesús para evaluar a los candidatos a la escuela de evangelistas. Todas las razas y nacionalidades del mundo romano y de oriente, incluso hasta la India, estaban representadas entre los estudiantes de esta nueva escuela de profetas. El método de esta escuela era aprender y hacer. Lo que los alumnos aprendían por la mañana lo enseñaban por la tarde al público reunido a la orilla del mar. Después de la cena debatían libremente sobre lo que habían aprendido por la mañana y lo que habían enseñado por la tarde.
148:1.2 (1658.1) Cada uno de los maestros apostólicos enseñaba su propio punto de vista sobre el evangelio del reino. No hacían ningún esfuerzo por igualar sus enseñanzas; no había una formulación uniformizada o dogmática de las doctrinas teológicas. Aunque todos enseñaban la misma verdad, cada apóstol presentaba su propia interpretación personal de las enseñanzas del Maestro. Jesús respaldaba esta representación de la diversidad de experiencias personales en las cosas del reino, y en las sesiones semanales de preguntas armonizaba y coordinaba siempre las múltiples visiones divergentes del evangelio. A pesar de este alto grado de libertad personal en materia de enseñanza, la teología de la escuela de evangelistas tendía a estar dominada por Simón Pedro. Santiago Zebedeo era el que más influencia personal ejercía después de Pedro.
148:1.3 (1658.2) Los más de cien evangelistas formados durante estos cinco meses a la orilla del mar constituyeron (junto con Abner y los apóstoles de Juan) la cantera de donde saldrían más tarde los setenta maestros y predicadores del evangelio. En la escuela de evangelistas no se ponía todo en común en el mismo grado que entre los doce.
148:1.4 (1658.3) Estos evangelistas, aunque enseñaban y predicaban el evangelio, no bautizaron creyentes hasta más tarde, cuando fueron ordenados por Jesús y enviados como los setenta mensajeros del reino. Entre los muchos enfermos que fueron sanados un memorable sabbat al caer el sol en este mismo lugar, solo siete se convirtieron en aspirantes a evangelistas tras su curación. El hijo del noble de Cafarnaúm fue uno de los que se formaron para el servicio evangélico en la escuela de Pedro.
148:2.1 (1658.4) Como complemento del campamento junto al mar, el médico sirio Elman organizó y dirigió durante cuatro meses lo que se puede considerar como el primer hospital del reino, con la colaboración de un equipo de veinticinco mujeres jóvenes y doce hombres. En esta enfermería situada cerca del límite sur de la ciudad principal de tiendas, los enfermos eran atendidos con todos los métodos materiales conocidos, además de las prácticas espirituales de la oración y el aliento de la fe. Jesús visitaba a los enfermos de este campamento no menos de tres veces por semana y tenía contacto personal con cada uno de ellos. Que nosotros sepamos, no ocurrió ningún supuesto milagro de curación sobrenatural entre las mil personas dolientes que salieron curadas o mejoradas de esta enfermería, y sin embargo la inmensa mayoría de los beneficiados no dejaba de proclamar que Jesús los había sanado.
148:2.2 (1658.5) Muchas de las curaciones que hizo Jesús en su ministerio a los pacientes de Elman parecían verdaderos milagros, pero según nuestras informaciones solo se trataba de transformaciones de la mente y del espíritu como pueden darse a veces en personas llenas de esperanza y dominadas por la fe cuando se encuentran bajo la influencia directa e inspiradora de una personalidad fuerte, positiva y benéfica cuyo ministerio elimina el miedo y destruye la ansiedad.
148:2.3 (1658.6) Elman y sus colaboradores procuraron enseñar a estos enfermos la verdad sobre la «posesión por espíritus malignos», aunque con poco éxito. La creencia de que las enfermedades físicas y los desórdenes mentales podían ser causados por la presencia de uno de los llamados espíritus impuros en la mente o en el cuerpo de la persona afectada era casi universal.
148:2.4 (1659.1) En todos sus contactos con los enfermos y afligidos, a la hora de aplicar el tratamiento o de revelar las causas desconocidas de una enfermedad, Jesús se atenía a las instrucciones que le había dado su hermano paradisiaco Emmanuel justo antes de iniciar la aventura de su encarnación en Urantia. A pesar de esto, los que atendían a los enfermos aprendieron muchas lecciones útiles observando la manera en que Jesús inspiraba fe y confianza a los enfermos y dolientes.
148:2.5 (1659.2) El campamento se desmontó poco antes de la llegada de la estación más propensa a las fiebres y los resfriados.
148:3.1 (1659.3) Durante todo este periodo Jesús dirigió menos de una docena de ceremonias públicas en el campamento y habló una sola vez en la sinagoga de Cafarnaúm. Hizo esta intervención en la sinagoga el segundo sabbat antes de iniciar su segunda gira de predicación pública por Galilea con los evangelistas recién instruidos.
148:3.2 (1659.4) Desde su bautismo, el Maestro no había pasado tanto tiempo solo como durante este periodo de formación de los evangelistas en el campamento de Betsaida. Cada vez que uno de los apóstoles se aventuraba a preguntarle por qué se ausentaba tanto, Jesús contestaba invariablemente que estaba «ocupado en los asuntos del Padre».
148:3.3 (1659.5) Durante estos periodos de ausencia Jesús iba acompañado solo por dos apóstoles. Había liberado temporalmente a Pedro, Santiago y Juan de su función de acompañantes personales para que ellos también pudieran participar en la formación de los nuevos candidatos a evangelistas, que ya superaban los cien. Cuando el Maestro quería ir a las colinas para ocuparse de los asuntos del Padre, llamaba como acompañantes a dos apóstoles cualquiera que estuvieran libres. Y así, cada uno de los doce tuvo la oportunidad de disfrutar de una asociación estrecha y un contacto íntimo con Jesús.
148:3.4 (1659.6) Aunque no nos ha sido revelado a efectos de esta narración, hemos llegado a la conclusión de que en la soledad de las colinas el Maestro estuvo muchas veces en asociación directa y ejecutiva con muchos de los principales directores de los asuntos de su universo. Desde la época de su bautismo este Soberano encarnado de nuestro universo había empezado a tomar conscientemente una parte cada vez más activa en la dirección de ciertos aspectos de la administración del universo. Siempre hemos creído que durante estas semanas de menor participación en los asuntos de la tierra, y de alguna manera no revelada a sus colaboradores directos, se dedicó a dirigir a las altas inteligencias de espíritu que estaban a cargo del funcionamiento de un vasto universo, y que el Jesús humano eligió referirse a esas actividades suyas como «ocuparse de los asuntos de su Padre».
148:3.5 (1659.7) Durante esas largas horas de soledad, los dos apóstoles acompañantes pudieron observar muchas veces una infinidad de rápidos cambios en su rostro, aunque nunca le oyeron decir una palabra. Tampoco observaron ninguna manifestación visible de seres celestiales que pudieran haber estado en comunicación con su Maestro, como la que algunos apóstoles presenciarían más adelante.
148:4.1 (1659.8) En un rincón aislado y protegido del jardín de Zebedeo, Jesús solía reservar dos noches por semana para personas que deseaban hablar con él en privado. En una de estas conversaciones vespertinas Tomás hizo esta pregunta al Maestro: «¿Por qué es necesario que los hombres nazcan del espíritu para entrar en el reino? ¿Es necesario renacer para escapar del control del maligno? Maestro, ¿qué es el mal?». Jesús respondió así a las preguntas de Tomás:
148:4.2 (1660.1) «No cometas el error de confundir el mal con el maligno, mejor llamado el inicuo. Aquel a quien llamas el maligno es hijo del amor a sí mismo, el alto administrador que con pleno conocimiento se rebeló deliberadamente contra el gobierno de mi Padre y de sus Hijos leales. Pero yo ya he vencido a estos rebeldes pecadores. Debes discernir con claridad estas actitudes diferentes hacia el Padre y su universo. No olvides nunca las leyes siguientes que regulan las relaciones con la voluntad del Padre:
148:4.3 (1660.2) «El mal es la transgresión inconsciente o involuntaria de la ley divina, de la voluntad del Padre. El mal es asimismo la medida de la imperfección con que se obedece a la voluntad del Padre.
148:4.4 (1660.3) «El pecado es la transgresión consciente, a sabiendas y deliberada de la ley divina, de la voluntad del Padre. El pecado es la medida de la negativa a dejarse conducir divinamente y dirigir espiritualmente.
148:4.5 (1660.4) «La iniquidad es la transgresión deliberada, decidida y persistente de la ley divina, de la voluntad del Padre. La iniquidad es la medida del rechazo continuo del plan amoroso del Padre para la supervivencia de la personalidad y del ministerio misericordioso de salvación de los Hijos.
148:4.6 (1660.5) «Antes de renacer del espíritu, el hombre mortal está sujeto por naturaleza a sus malas tendencias inherentes, pero esas imperfecciones naturales del comportamiento no son ni pecado ni iniquidad. El hombre mortal acaba de empezar su largo ascenso hacia la perfección del Padre que está en el Paraíso. Tener una dotación natural imperfecta o parcial no es pecado. Es cierto que el hombre está sujeto al mal, pero no es hijo del maligno en ningún sentido, a menos que haya elegido a sabiendas y deliberadamente seguir la senda del pecado y vivir en la iniquidad. El mal es inherente al orden natural de este mundo, en cambio el pecado es una actitud de rebelión consciente que fue traída a este mundo por los que cayeron desde la luz espiritual hasta la más negra oscuridad.
148:4.7 (1660.6) «Tú, Tomás, estás confundido por las doctrinas de los griegos y los errores de los persas. No comprendes las relaciones entre el mal y el pecado porque consideras que la humanidad empezó en la tierra con un Adán perfecto y fue degenerando rápidamente por el pecado hasta el deplorable estado presente del hombre. ¿Por qué te niegas a comprender el significado del relato donde Caín, el hijo de Adán, fue a la tierra de Nod y eligió allí esposa? ¿Y por qué te niegas a interpretar el significado del escrito que describe cómo los hijos de Dios encontraron esposas entre las hijas de los hombres?
148:4.8 (1660.7) «Es cierto que los hombres son malos por naturaleza, pero no necesariamente pecadores. El nuevo nacimiento —el bautismo del espíritu— es esencial para liberarse del mal y necesario para entrar en el reino de los cielos, pero nada de esto resta valor al hecho de que el hombre es hijo de Dios. La presencia inherente del mal potencial tampoco significa que el hombre esté misteriosamente distanciado del Padre del cielo hasta el punto de tener que buscar la manera de que el Padre lo adopte legalmente como si fuera un extraño, un extranjero o un hijastro. Todas estas nociones han nacido, primero, de vuestra comprensión deficiente del Padre, y segundo, de vuestra ignorancia sobre el origen, la naturaleza y el destino del hombre.
148:4.9 (1660.8) «Los griegos y otros os han enseñado que el hombre va decayendo imparablemente desde la perfección divina hacia el olvido o la destrucción. Yo he venido a mostrar que cuando el hombre entra en el reino asciende de manera cierta y segura hacia Dios y la perfección divina. Todo ser que no alcance de algún modo los ideales divinos y espirituales de la voluntad del Padre eterno es potencialmente malo, pero esos seres no son en ningún sentido pecadores, y mucho menos inicuos.
148:4.10 (1661.1) «Tomás, ¿no has leído sobre esto en las Escrituras donde está escrito: ‘Sois hijos del Señor vuestro Dios’. ‘Yo seré su Padre y él será mi hijo.’ ‘Lo he elegido para que sea mi hijo, yo seré su Padre.’ ‘Trae a mis hijos desde lejos y a mis hijas desde los confines de la tierra, y a todos los que son llamados por mi nombre, pues los he creado para gloria mía.’ ‘Sois hijos del Dios vivo.’ ‘Los que tienen el espíritu de Dios son en verdad hijos de Dios’? De la misma manera que hay una parte material del padre humano en el hijo engendrado, hay una parte espiritual del Padre celestial en cada hijo por la fe del reino.»
148:4.11 (1661.2) Jesús dijo todo esto y mucho más a Tomás, y el apóstol lo comprendió en buena parte, aunque Jesús le advirtió: «no hables con los demás sobre estos asuntos hasta que yo haya regresado al Padre». Y Tomás nunca mencionó esta conversación hasta después de que el Maestro dejara este mundo.
148:5.1 (1661.3) En otra de estas entrevistas privadas en el jardín, Natanael preguntó a Jesús: «Maestro, aunque empiezo a comprender por qué te niegas a hacer curaciones indiscriminadas, sigo siendo incapaz de concebir cómo puede permitir el Padre amoroso del cielo que tantos hijos suyos de la tierra sufran tantas aflicciones». El Maestro respondió así a Natanael:
148:5.2 (1661.4) «Natanael, tú y muchos otros estáis tan confusos porque no comprendéis que el orden natural de este mundo ha sido alterado repetidas veces por las aventuras pecaminosas de ciertos traidores rebeldes a la voluntad del Padre. Yo he venido a empezar a poner en orden estas cosas, pero serán necesarias muchas edades para reconducir esta parte del universo por sus antiguos caminos y liberar así a los hijos de los hombres de las cargas añadidas del pecado y la rebelión. La mera presencia del mal es suficiente para poner a prueba al hombre en su ascensión; el pecado no es esencial para la supervivencia.
148:5.3 (1661.5) «Pero hijo mío, deberías saber que el Padre no aflige intencionadamente a sus hijos. El hombre atrae sobre sí aflicciones innecesarias por su obstinada negativa a seguir el buen camino de la voluntad divina. La aflicción está en potencia en el mal, pero gran parte de ella es fruto del pecado y la iniquidad. En este mundo han ocurrido muchos acontecimientos anormales, y no es de extrañar que cualquiera que se ponga a pensar se sienta confundido ante tantas escenas de sufrimiento y aflicción. Pero puedes estar seguro de una cosa: el Padre no envía la aflicción como castigo arbitrario por haber obrado mal. Las imperfecciones y los obstáculos del mal son inherentes; los castigos del pecado son inevitables; las consecuencias destructivas de la iniquidad son inexorables. El hombre no debería culpar a Dios de las aflicciones que son el resultado natural de la vida que elige vivir; el hombre tampoco debería quejarse de las experiencias que forman parte de la vida tal como se vive en este mundo. Es voluntad del Padre que el hombre mortal trabaje con firmeza y perseverancia para mejorar su situación en la tierra. Mediante una dedicación inteligente el hombre debería ser capaz de superar gran parte de su miseria terrenal.
148:5.4 (1662.1) «Natanael, nuestra misión es ayudar a los hombres a resolver sus problemas espirituales y así avivar sus mentes de manera que se encuentren mejor preparados y más motivados para resolver sus múltiples problemas materiales. Sé que estás confundido después de haber leído las Escrituras, pues en ellas prevalece una tendencia excesiva a atribuir a Dios la responsabilidad de todo lo que el hombre ignorante no alcanza a comprender. El Padre no es personalmente responsable de todo lo que no podéis comprender. No dudes del amor del Padre solo porque te veas penalizado por haber transgredido, inocente o deliberadamente, alguna ley justa y sabia decretada por él.
148:5.5 (1662.2) «Pero Natanael, hay muchas cosas en las Escrituras que te habrían instruido si hubieras leído con discernimiento. ¿No recuerdas que está escrito: ‘No deseches, hijo mío, el castigo del Señor ni aborrezcas su reprensión, porque el Señor reprende a quien ama, como un padre al hijo en quien se deleita.’? ‘El Señor no castiga de buen grado.’ ‘Antes de que fuera afligido, yo me descarrié, pero ahora cumplo la ley. Bueno es para mí ser afligido, para que aprenda los estatutos divinos.’ ‘Conozco tus pesares. El eterno Dios es tu refugio, y debajo están los brazos eternos.’ ‘Será también el Señor refugio para el oprimido, puerto de descanso para el tiempo de angustia.’ ‘El Señor lo sustentará sobre el lecho del dolor; el Señor no olvidará a los enfermos.’ ‘Como un padre se compadece de sus hijos, así se compadece el Señor de los que lo temen. Él conoce vuestro cuerpo; él se acuerda de que sois polvo.’ ‘Sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas.’ ‘Es la esperanza del pobre, la fuerza del necesitado en su angustia, un refugio en la tormenta y una sombra contra el calor sofocante.’ ‘Da fuerzas al fatigado y aumenta el vigor del que no tiene fuerzas.’ ‘No quebrará la caña cascada, ni apagará la mecha que humea.’ ‘Cuando pases por las aguas de la aflicción, yo estaré contigo, y cuando los ríos de la adversidad te aneguen, no te abandonaré.’ ‘Él me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar la libertad a los cautivos y consolar a todos los que están de luto.’ ‘Hay enmienda en el sufrimiento; la aflicción no brota del polvo.’»
148:6.1 (1662.3) Esa misma tarde en Betsaida, Juan también preguntó a Jesús por qué tantas personas aparentemente inocentes sufrían tantas enfermedades y aflicciones. El Maestro le respondió entre muchas otras cosas:
148:6.2 (1662.4) «Hijo, no comprendes el significado de la adversidad ni la misión del sufrimiento. ¿No has leído la historia de las aflicciones de Job, esa obra maestra de la literatura semita que está en las Escrituras? ¿No recuerdas que esta maravillosa parábola empieza con el relato de la prosperidad material del servidor del Señor? Como bien sabes, Job fue bendecido con hijos, riquezas, dignidad, posición, salud y todas las demás cosas que los hombres valoran en esta vida temporal. Según las enseñanzas tradicionales de los hijos de Abraham, esa prosperidad material era prueba indiscutible del favor divino. Sin embargo, la prosperidad temporal y las posesiones materiales no son ninguna prueba del favor de Dios. Mi Padre del cielo ama a los pobres tanto como a los ricos; él no hace acepción de personas.
148:6.3 (1663.1) «Aunque la transgresión de la ley divina recibe tarde o temprano su castigo, y aunque los hombres terminan ciertamente por recolectar lo que han sembrado, deberías saber que el sufrimiento humano no siempre es el castigo de un pecado anterior. Tanto Job como sus amigos se encontraron sin una verdadera respuesta a sus perplejidades. Y a la luz de los conocimientos que ahora tienes, sería difícil asignar a Satanás o a Dios los papeles que desempeñan en esta parábola única. Job no encontró la solución de sus problemas intelectuales ni de sus dificultades filosóficas a través del sufrimiento, aunque consiguió grandes victorias. Ante el derrumbamiento de sus defensas teológicas, ascendió a unas alturas espirituales en las que pudo decir sinceramente: ‘Me aborrezco’, y entonces le fue concedida la salvación de una visión de Dios. Así, incluso a través de un sufrimiento mal entendido, Job ascendió a un plano sobrehumano de comprensión moral y visión interior espiritual. Cuando el siervo que sufre recibe una visión de Dios, se produce en el alma una paz que sobrepasa todo entendimiento humano.
148:6.4 (1663.2) «El primer amigo del atribulado Job, Elifaz, le exhortó a mostrar la misma entereza en la aflicción que él había recomendado a otros en sus tiempos de prosperidad. Este falso consolador le dijo: ‘Confía en tu religión, Job; recuerda que los que sufren no son los justos sino los malvados. Si no hubieras merecido este castigo, no habría caído sobre ti. Bien sabes que ningún hombre puede ser justo a los ojos de Dios. Sabes que los malvados nunca prosperan de verdad. En cualquier caso, parece que el hombre está predestinado a sufrir, y puede que el Señor te esté castigando por tu propio bien’. Esta interpretación del problema del sufrimiento humano debió de ser un flaco consuelo para el pobre Job.
148:6.5 (1663.3) «El consejo de su segundo amigo, Bildad, aunque impecable desde el punto de vista de la teología aceptada en aquella época, fue aun más deprimente. Bildad le dijo: ‘Dios no puede ser injusto. Tus hijos tienen que haber pecado puesto que han perecido; tienes que estar errado, pues de lo contrario no estarías tan afligido. Y si de verdad eres justo, Dios te liberará seguro de tu sufrimiento. La historia de las relaciones de Dios con el hombre debe enseñarte que el Todopoderoso solo destruye a los malvados’.
148:6.6 (1663.4) «Sin duda recordarás que Job respondió así a sus amigos: ‘Bien sé que Dios no escucha mi grito de auxilio. ¿Cómo puede Dios ser justo y al mismo tiempo despreciar por completo mi inocencia? Me estoy dando cuenta de que no puedo obtener satisfacción apelando al Todopoderoso. ¿Acaso no veis que Dios tolera que los malvados persigan a los buenos? Y puesto que el hombre es tan débil, ¿qué posibilidades tiene de que un Dios omnipotente lo tome en cuenta? Dios me ha hecho tal como soy, y cuando se vuelve así contra mí no tengo defensa. ¿Por qué me ha creado Dios solo para sufrir tan miserablemente?’.
148:6.7 (1663.5) «¿Quién podría cuestionar la actitud de Job a la vista de los consejos de sus amigos y de sus propias ideas erróneas sobre Dios? ¿No ves que Job ansiaba un Dios humano, que tenía sed de estar en comunicación con un Ser divino que conociera el estado mortal del hombre y comprendiera que el sufrimiento de los justos, aun siendo inocentes, forma parte muchas veces de esta primera vida del largo ascenso al Paraíso? Por eso el Hijo del Hombre ha venido del Padre a vivir en la carne, para poder consolar y socorrer a todos los que han de ser llamados a partir de ahora a soportar las aflicciones de Job.
148:6.8 (1663.6) «El tercer amigo de Job, Zofar, dijo entonces unas palabras aún menos reconfortantes: ‘Con todo lo que estás sufriendo, eres necio si te declaras justo, aunque admito que es imposible entender los caminos de Dios. Quizás haya un propósito oculto en todos tus sufrimientos’. Después de escuchar a sus tres amigos, Job pidió a Dios directamente que acudiera en su ayuda, alegando que ‘el hombre, nacido de mujer, vive pocos días y llenos de tribulaciones’.
148:6.9 (1664.1) «Job tuvo después una segunda conversación con sus amigos. Elifaz se puso más severo, acusador y sarcástico. Bildad se indignó por el desprecio de Job hacia sus amigos. Zofar reiteró sus consejos melancólicos. Para entonces Job se había hartado de sus amigos y apeló de nuevo a Dios; esta vez apeló a un Dios justo contra el Dios de injusticia personificado en la filosofía de sus amigos e incluso consagrado en la actitud religiosa del propio Job. A continuación buscó refugio en el consuelo de una vida futura en la que las desigualdades de la existencia mortal pudieran ser rectificadas con más justicia. El hecho de no encontrar ayuda entre los hombres empuja a Job hacia Dios. Luego viene la gran lucha de su corazón entre la fe y la duda. El humano que sufre empieza por fin a percibir la luz de la vida; su alma torturada asciende a nuevas alturas de esperanza y de valor. Puede que siga sufriendo e incluso que muera, pero su alma iluminada lanza ahora este grito de triunfo: ‘¡Mi Vindicador vive!’.
148:6.10 (1664.2) «Job tenía toda la razón al cuestionar la doctrina de que Dios aflige a los hijos para castigar a sus padres. Job estaba siempre dispuesto a admitir que Dios es recto, pero anhelaba una revelación del carácter personal del Eterno que satisficiera su alma. Y esa es nuestra misión en la tierra. No se debe seguir negando a los mortales el consuelo de conocer el amor de Dios y comprender la misericordia del Padre del cielo. Es cierto que el discurso de Dios desde el torbellino era un concepto majestuoso para la época en que se pronunció, pero vosotros habéis aprendido ya que el Padre no se revela de esa manera sino que habla dentro del corazón humano como una vocecita suave que dice: ‘Este es el camino, síguelo’. ¡¿No comprendes que Dios habita dentro de ti, que se ha convertido en lo que tú eres para poder hacer de ti lo que él es?!»
148:6.11 (1664.3) Jesús hizo entonces su declaración final: «El Padre del cielo no aflige de buen grado a los hijos de los hombres. El hombre sufre en primer lugar por los accidentes del tiempo y las imperfecciones del mal de una existencia física inmadura. En segundo lugar sufre las consecuencias inexorables del pecado, de la transgresión de las leyes de vida y luz. Y finalmente, el hombre recolecta la cosecha de su inicuo empeño en rebelarse contra el recto gobierno del cielo en la tierra. Pero las miserias del hombre no son un escarmiento personal del juicio divino. El hombre puede hacer y hará mucho por reducir sus sufrimientos temporales. Debes liberarte de una vez para siempre de la superstición de que Dios aflige al hombre a instancias del maligno. Estudia el Libro de Job y descubrirás cuántas ideas equivocadas sobre Dios pueden concebir honradamente incluso los hombres de bien; luego comprobarás cómo el propio el Job, tan dolorosamente atribulado, encontró al Dios del consuelo y de la salvación a pesar de esas enseñanzas erróneas. Al final su fe traspasó las nubes del sufrimiento para percibir la luz de la vida derramada por el Padre como misericordia curativa y rectitud sempiterna».
148:6.12 (1664.4) Juan consideró estas palabras en su corazón durante muchos días. Esta conversación con el Maestro en el jardín cambió su vida para siempre, y más adelante el propio Juan contribuyó mucho a cambiar el punto de vista de los demás apóstoles sobre el origen, la naturaleza y el propósito del sufrimiento humano ordinario. Pero Juan no habló nunca de esta entrevista antes de que el Maestro dejara este mundo.
148:7.1 (1664.5) El segundo sabbat antes de iniciar su segunda gira de predicación pública por Galilea con los apóstoles y el nuevo cuerpo de evangelistas, Jesús habló en la sinagoga de Cafarnaúm sobre «Las alegrías de la vida recta». Cuando Jesús hubo terminado de hablar, un grupo grande de mutilados, lisiados, enfermos y afligidos en busca de curación se agolpó a su alrededor. Entre ellos estaban también los apóstoles, muchos de los nuevos evangelistas y los espías fariseos de Jerusalén. Fuera donde fuera Jesús (excepto cuando estaba en las colinas con los asuntos del Padre) no podían faltar los seis espías de Jerusalén.
148:7.2 (1665.1) Mientras Jesús hablaba con la gente, el líder de los espías fariseos incitó a un hombre que tenía una mano seca a dirigirse al Maestro para preguntarle si era lícito ser curado el día del sabbat o si debía pedir ayuda otro día. Cuando Jesús vio al hombre, oyó sus palabras y se dio cuenta de que había sido enviado por los fariseos, le dijo: «Ven, quiero hacerte una pregunta. Si tuvieras una oveja y se cayera a un hoyo el día del sabbat, ¿le echarías mano para sacarla? ¿Es lícito hacer eso el día del sabbat?». El hombre contestó: «Sí, Maestro, sería lícito hacer esa buena acción el día del sabbat». Entonces Jesús se dirigió a todos ellos diciendo: «Sé por qué me habéis enviado a este hombre. Intentáis tentarme a ejercer misericordia el día del sabbat para encontrar un motivo de acusación contra mí. Todos habéis admitido con vuestro silencio que es lícito sacar del hoyo a la pobre oveja aunque sea sabbat, y yo os pongo por testigos de que es lícito mostrar bondad el día del sabbat no solo hacia los animales, sino también hacia los hombres. ¡Cuánto más vale un hombre que una oveja! Proclamo que es lícito hacer el bien a los hombres el día del sabbat». Y mientras todos permanecían callados delante de él, Jesús se dirigió al hombre de la mano seca y le dijo: «Ponte aquí a mi lado para que todos puedan verte. Y ahora, para que sepas que es voluntad de mi Padre que hagas el bien el día del sabbat, y si tienes fe para ser curado, te pido que extiendas la mano».
148:7.3 (1665.2) Entonces el hombre extendió su mano seca y quedó curada. La gente estuvo a punto de volverse contra los fariseos, pero Jesús les pidió calma diciendo: «Acabo de deciros que es lícito hacer el bien en día de sabbat, salvar una vida, pero no os he dicho que hagáis daño ni cedáis al deseo de matar». Los fariseos se marcharon furiosos, y a pesar de ser día de sabbat, salieron inmediatamente hacia Tiberiades para pedir consejo a Herodes. Intentaron por todos los medios despertar sus inquietudes para conseguir la alianza de los herodianos contra Jesús, pero Herodes se negó a tomar medidas contra él, y les aconsejó que llevaran sus quejas a Jerusalén.
148:7.4 (1665.3) Este fue el primer caso de un milagro obrado por Jesús en respuesta al reto de sus enemigos. El Maestro hizo este llamado milagro, no como demostración de su poder sanador, sino como protesta efectiva contra la interpretación del descanso religioso del sabbat como una auténtica esclavitud de restricciones sin sentido para toda la humanidad. Este hombre retomó su trabajo de albañil y vivió una vida de rectitud y acción de gracias tras su curación.
148:8.1 (1665.4) Durante la última semana en Betsaida hubo división de opiniones entre los espías de Jerusalén respecto a Jesús y sus enseñanzas. Tres de estos fariseos estaban enormemente impresionados por lo que habían visto y oído. Mientras tanto en Jerusalén, un joven miembro muy influyente del Sanedrín llamado Abraham abrazó públicamente las enseñanzas de Jesús y fue bautizado por Abner en el estanque de Siloam. En todo Jerusalén no se hablaba de otra cosa, y se enviaron inmediatamente mensajeros a Betsaida para llamar de vuelta a los seis espías fariseos.
148:8.2 (1666.1) El filósofo griego que había creído en el reino durante la gira anterior por Galilea volvió con ciertos judíos ricos de Alejandría. Una vez más, invitaron a Jesús a su ciudad para establecer allí una escuela conjunta de filosofía y religión, así como un hospital para los enfermos, pero Jesús declinó cortésmente la invitación.
148:8.3 (1666.2) Hacia esta época llegó al campamento de Betsaida procedente de Bagdad un tal Kirmeth que profetizaba en estado de trance. Este supuesto profeta tenía visiones peculiares cuando estaba en trance y sueños fantásticos cuando se perturbaba su descanso. Creó un revuelo considerable en el campamento, y Simón Zelotes era partidario de tratar con cierta rudeza a este pretendido profeta que se engañaba a sí mismo, pero intervino Jesús y le concedió plena libertad de acción durante unos días. Todos los que escucharon su predicación se dieron cuenta enseguida de que su enseñanza no estaba bien fundada a la luz del evangelio del reino. Al poco tiempo regresó a Bagdad seguido solo por media docena de almas erráticas e inestables. Pero antes de que Jesús intercediera por el profeta de Bagdad, David Zebedeo había llevado a Kirmeth al lago ayudado por un comité de voluntarios, y después de sumergirlo varias veces en el agua, le habían aconsejado que se fuera de allí y organizara su propio campamento en otro sitio.
148:8.4 (1666.3) Ese mismo día una mujer fenicia llamada Bet-Marión se volvió tan fanática que perdió la cabeza, y después de casi ahogarse al intentar caminar sobre el agua, fue expulsada por sus amigos.
148:8.5 (1666.4) Abraham el fariseo, el nuevo converso de Jerusalén, había donado todos sus bienes materiales al tesoro apostólico, y gracias a esta contribución los cien evangelistas recién instruidos pudieron emprender inmediatamente su misión. Andrés había anunciado ya el cierre del campamento, y todos se prepararon para irse a sus casas o para acompañar a los evangelistas a Galilea.
148:9.1 (1666.5) El viernes 1 de octubre por la tarde, durante la última reunión de Jesús con los apóstoles, los evangelistas y otros líderes del campamento en fase de disolución, ocurrió uno de los episodios más extraños y singulares de toda la vida de Jesús en la tierra. La asamblea se celebraba en la espaciosa habitación delantera de la casa de Zebedeo, que había sido ampliada para acoger estas reuniones durante la estación lluviosa. El Maestro hablaba de pie en el centro de la gran habitación, los seis fariseos de Jerusalén estaban sentados en primera fila, y la casa estaba totalmente rodeada por una multitud de personas que aguzaban el oído para captar algo del discurso de Jesús.
148:9.2 (1666.6) Estando así la casa abarrotada de gente y enteramente rodeada por una expectante masa de oyentes, un hombre que llevaba paralizado mucho tiempo llegó en una pequeña litera transportada por sus amigos desde Cafarnaúm. Este paralítico había oído que Jesús estaba a punto de marcharse de Betsaida, y después de hablar con Aarón, el albañil recién sanado, decidió acudir a Jesús en busca de curación. Sus amigos intentaron entrar en la casa de Zebedeo por la puerta de delante y por la de atrás, pero había demasiada gente aglomerada. Lejos de darse por vencido, el paralítico pidió a sus amigos que consiguieran unas escaleras con las que subieron al tejado de la habitación en la que Jesús estaba hablando, y después de aflojar las tejas, bajaron audazmente al enfermo en su litera con unas cuerdas hasta depositarla en el suelo justo delante del Maestro. Jesús paró de hablar al verlo, y los que estaban con él en la habitación se maravillaron de la perseverancia del enfermo y de sus amigos. El paralítico dijo a Jesús: «Maestro, lamento interrumpirte, pero estoy decidido a curarme. Yo no soy como los que fueron sanados y se olvidaron inmediatamente de tus enseñanzas. Quisiera ser curado para poder servir en el reino de los cielos». Y aunque la situación de ese hombre era consecuencia de su propia vida disipada, Jesús, al ver su fe, dijo al paralítico: «Hijo, no temas, tus pecados están perdonados. Tu fe te salvará».
148:9.3 (1667.1) Cuando los fariseos de Jerusalén, junto con otros escribas y hombres de leyes que estaban sentados con ellos, oyeron esta declaración de Jesús, empezaron a decirse entre ellos: «¿Cómo se atreve este hombre a hablar así? ¿No ve que blasfema? ¿Quién puede perdonar los pecados sino Dios?». Jesús, conociendo en su espíritu que razonaban de esta manera dentro de sí mismos y entre ellos, les dijo: «¿Por qué pensáis así en vuestros corazones? ¿Quiénes sois vosotros para juzgarme? ¿Cuál es la diferencia entre decirle a este paralítico: ‘Tus pecados están perdonados’ o decirle ‘Levántate, toma tu camilla y anda’? Pues para que vosotros que sois testigos de todo esto sepáis definitivamente que el Hijo del Hombre tiene autoridad y poder en la tierra para perdonar los pecados, le diré a este inválido: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa». En cuanto Jesús dijo esto el paralítico se levantó, el público le abrió camino y salió pasando por delante de todos ellos. Los que vieron estas cosas se quedaron atónitos. Pedro despidió la asamblea mientras muchos rezaban y glorificaban a Dios confesando que nunca habían visto tan extraños acontecimientos.
148:9.4 (1667.2) Hacia ese momento llegaron los mensajeros del Sanedrín para ordenar a los seis espías que regresaran a Jerusalén. Cuando recibieron este mensaje se pusieron a hablar muy seriamente entre ellos, y al final del debate el líder y dos de sus compañeros volvieron a Jerusalén con los mensajeros. Los otros tres espías fariseos confesaron su fe en Jesús y se dirigieron inmediatamente al lago, donde fueron bautizados por Pedro y admitidos por los apóstoles como hijos del reino.
El libro de Urantia
Documento 149
149:0.1 (1668.1) LA segunda gira de predicación pública por Galilea empezó el domingo 3 de octubre del año 28 d. C. y duró casi tres meses, hasta el 30 de diciembre. Participaron en esta empresa Jesús y sus doce apóstoles asistidos por el cuerpo recién reclutado de 117 evangelistas y muchas otras personas interesadas. En esta gira visitaron Gadara, Tolemaida, Jafia, Dabarita, Meguido, Jezreel, Escitópolis, Tariquea, Hipos, Gamala, Betsaida-Julias y otras muchas aldeas y ciudades.
149:0.2 (1668.2) Antes de emprender la marcha ese domingo por la mañana, Andrés y Pedro pidieron a Jesús que asignara a los nuevos evangelistas sus obligaciones definitivas, pero el Maestro les dijo que a él no le correspondían las cosas que otros podían hacer aceptablemente. Tras las debidas deliberaciones Santiago Zebedeo quedó encargado de hacer las asignaciones. Cuando Santiago concluyó sus comentarios Jesús dijo a los evangelistas: «Id ahora a hacer el trabajo que os ha sido encomendado, y más adelante, cuando hayáis demostrado vuestra competencia y fidelidad, os ordenaré para que prediquéis el evangelio del reino».
149:0.3 (1668.3) En esta gira solo Santiago y Juan viajaron con Jesús. Pedro y los demás apóstoles se llevaron consigo a unos doce evangelistas cada uno y permanecieron en estrecho contacto con ellos mientras llevaban a cabo su trabajo de enseñanza y predicación. En cuanto los creyentes estaban preparados para entrar en el reino, los apóstoles les administraban el bautismo. Jesús y sus dos acompañantes viajaron constantemente durante estos tres meses, y muchas veces visitaban dos ciudades el mismo día para observar el trabajo de los evangelistas y animarlos en sus esfuerzos por establecer el reino. El objetivo principal de esta segunda gira de predicación era proporcionar experiencia práctica al cuerpo de 117 evangelistas recién instruidos.
149:0.4 (1668.4) Durante estos tres meses y los posteriores, hasta que Jesús y los doce hicieron su último viaje a Jerusalén, David Zebedeo estableció un cuartel general permanente para la obra del reino en la casa de su padre en Betsaida. Era la sede central de las operaciones de Jesús en la tierra y la estación de relevo del servicio de mensajeros organizado por David para coordinar a los evangelistas que trabajaban en las distintas zonas de Palestina y regiones adyacentes. Todo esto lo hizo por iniciativa propia pero con la aprobación de Andrés. David empleó entre cuarenta y cincuenta mensajeros en este departamento de inteligencia al servicio de la obra del reino que se expandía rápidamente. Y mientras se dedicaba a esto, se ganaba parcialmente la vida con su antiguo oficio de pescador.
149:1.1 (1668.5) Cuando se desmontó el campamento de Betsaida la fama de Jesús, sobre todo como sanador, ya se había extendido por todas las regiones de Palestina y por toda Siria y los países vecinos. Durante muchas semanas siguieron llegando enfermos a Betsaida pero el Maestro ya no estaba. Al no encontrarlo, se enteraban por David de su paradero y se iban tras de él. En esta gira Jesús no realizó de forma deliberada ninguno de los llamados milagros de curación. Sin embargo numerosos afligidos recuperaron la salud y la felicidad como resultado del poder reconstituyente de la intensa fe que los impulsaba a buscar la curación.
149:1.2 (1669.1) Hacia la época de esta misión empezaron a aparecer —y continuaron durante el resto de la vida de Jesús en la tierra— una serie de fenómenos peculiares e inexplicables de curación. Durante esta gira de tres meses más de cien hombres, mujeres y niños de Judea, Idumea, Galilea, Siria, Tiro y Sidón, y de más allá del Jordán se beneficiaron de estas curaciones realizadas por Jesús de forma inconsciente, y al volver a sus casas contribuyeron a aumentar la fama del Maestro. Y lo hicieron a pesar de que Jesús, cada vez que observaba uno de estos casos de curación espontánea, advertía directamente al beneficiario que «no se lo contara a nadie».
149:1.3 (1669.2) Nunca se nos ha revelado qué ocurría exactamente en estos casos de curación espontánea o inconsciente. Como única explicación sobre cómo se efectuaban estas curaciones, el Maestro se limitó a decir varias veces a sus apóstoles: «Percibo que ha salido poder de mí». En una ocasión fue tocado por un niño enfermo y comentó: «Percibo que ha salido vida de mí».
149:1.4 (1669.3) A falta de información directa del Maestro sobre la naturaleza de estos casos de curación espontánea, sería un atrevimiento por nuestra parte intentar explicar cómo se llevaron a cabo, pero sí es permisible que dejemos constancia de nuestra opinión sobre todos estos fenómenos de curación. Creemos que muchos de los aparentes milagros de curación que ocurrieron durante el ministerio de Jesús en la tierra fueron el resultado de la coexistencia de estas tres poderosas influencias asociadas:
149:1.5 (1669.4) 1. La presencia de una fe fuerte, dominante y viva en el corazón del ser humano que buscaba con insistencia la curación, unida al hecho de desear dicha curación más por sus beneficios espirituales que por un restablecimiento puramente físico.
149:1.6 (1669.5) 2. La existencia, concomitante con esta fe humana, de una gran solidaridad y compasión en el Hijo Creador de Dios encarnado y dominado por la misericordia, que poseía realmente en su persona prerrogativas y poderes creativos de curación casi ilimitados e independientes del tiempo.
149:1.7 (1669.6) 3. Junto con la fe de la criatura y la vida del Creador, hay que tener presente además que este Dios-hombre era la expresión personificada de la voluntad del Padre. Si al entrar en contacto la necesidad humana con el poder divino capaz de satisfacerla, el Padre no deseaba otra cosa, los dos se hacían uno y la curación se producía de forma inconsciente para el Jesús humano, aunque era reconocida en el acto por su naturaleza divina. Por lo tanto, la explicación de muchos de estos casos de curación tiene que estar en una gran ley conocida por nosotros desde hace mucho, a saber: lo que el Hijo Creador desea y el Padre eterno quiere ES.
149:1.8 (1669.7) Opinamos, pues, que ante la presencia personal de Jesús, ciertas formas de fe humana profunda forzaban literal y verdaderamente a que se manifestara la curación mediante ciertas fuerzas y personalidades creativas del universo muy íntimamente asociadas al Hijo del Hombre en aquel momento. Y así queda constatado el hecho de que Jesús permitía con frecuencia que los hombres se curaran a sí mismos en su presencia gracias a la poderosa fe personal de esos enfermos.
149:1.9 (1670.1) Otros muchos buscaban la curación con propósitos puramente egoístas. Una rica viuda de Tiro apareció con su séquito buscando la curación de sus enfermedades, que eran muchas. Iba siguiendo a Jesús por toda Galilea y ofreciéndole cada vez más dinero, como si el poder de Dios pudiera comprarse al mejor postor. Pero nunca se llegó a interesar por el evangelio del reino, solo buscaba la curación de sus dolencias físicas.
149:2.1 (1670.2) Jesús entendía la mente de los hombres y sabía lo que había en el corazón del hombre. Si sus enseñanzas se hubieran dejado como él las presentó, con la interpretación inspiradora de su vida terrenal como único comentario, todas las naciones y todas las religiones del mundo habrían abrazado rápidamente el evangelio del reino. Los esfuerzos bienintencionados de los primeros seguidores de Jesús por reformular sus enseñanzas a fin de hacerlas más aceptables para ciertas naciones, razas y religiones solo consiguieron hacer dichas enseñanzas menos aceptables para todas las demás naciones, razas y religiones.
149:2.2 (1670.3) El apóstol Pablo, en su esfuerzo por atraer a ciertos colectivos de su tiempo hacia las enseñanzas de Jesús, escribió muchas cartas de instrucciones y consejos. Otros maestros del evangelio de Jesús hicieron lo mismo, aunque ninguno sospechó que algunos de estos escritos serían reunidos más adelante y presentados como la materialización de las enseñanzas de Jesús. Y así, aunque el llamado cristianismo contiene más del evangelio del Maestro que ninguna otra religión, contiene también mucho que Jesús no enseñó. Con independencia de la incorporación de muchas enseñanzas de los misterios persas y mucha filosofía griega al cristianismo primitivo, se cometieron dos grandes errores:
149:2.3 (1670.4) 1. El esfuerzo por conectar la enseñanza del evangelio directamente con la teología judía, como se ilustra en las doctrinas cristianas de la expiación: la enseñanza de que Jesús era el Hijo sacrificado para satisfacer la severa justicia del Padre y aplacar la ira divina. Estas enseñanzas, nacidas del loable esfuerzo de hacer el evangelio del reino más aceptable para los judíos incrédulos, no lograron su objetivo de ganarse a los judíos y consiguieron confundir y alejar a muchas almas sinceras de todas las generaciones posteriores.
149:2.4 (1670.5) 2. El segundo gran error de los primeros seguidores del Maestro, error perpetuado por todas las generaciones posteriores, fue organizar tan enteramente la enseñanza cristiana en torno a la persona de Jesús. Este énfasis excesivo de la teología del cristianismo en la personalidad de Jesús ha contribuido a oscurecer sus enseñanzas. Todo esto ha hecho cada vez más difícil que los judíos, los mahometanos, los hindúes y otras personas religiosas orientales acepten las enseñanzas de Jesús. No queremos restar importancia al lugar que ocupa la persona de Jesús en una religión que podría llevar su nombre, pero tampoco podemos admitir que dicha consideración eclipse su vida inspirada o suplante su mensaje salvador: la paternidad de Dios y la hermandad del hombre.
149:2.5 (1670.6) Los maestros de la religión de Jesús deberían acercarse a otras religiones reconociendo las verdades que tienen en común (muchas de las cuales vienen directa o indirectamente del mensaje de Jesús) en vez de subrayar las diferencias.
149:2.6 (1671.1) La fama de Jesús en aquel momento se basaba principalmente en su reputación como sanador, pero eso no significa que fuera siempre así. Con el paso del tiempo era buscado cada vez más por su ayuda espiritual, aunque el atractivo más directo e inmediato sobre la gente común lo ejercieran las curaciones físicas. Las víctimas de la esclavitud moral y el acoso mental recurrían cada vez más a Jesús, y él les mostraba invariablemente el camino de la liberación. Los padres le pedían consejo sobre la dirección de sus hijos y las madres ayuda para guiar a sus hijas. Los que estaban sumidos en las tinieblas acudían a él, y él les revelaba la luz de la vida. Prestaba siempre oídos a los pesares de la humanidad y ayudaba a todo el que buscaba su ministerio.
149:2.7 (1671.2) Cuando el Creador mismo estuvo en la tierra encarnado a imagen y semejanza de carne mortal, fue inevitable que sucedieran algunas cosas extraordinarias, pero nunca deberíais acercaros a Jesús a través de esos acontecimientos llamados milagrosos. Aprended a acercaros al milagro a través de Jesús, pero no cometáis el error de acercaros a Jesús a través del milagro. Esta recomendación está justificada a pesar de que Jesús de Nazaret es el único fundador de una religión que realizó actos supramateriales en la tierra.
149:2.8 (1671.3) La característica más sorprendente y revolucionaria de la misión de Miguel en la tierra fue su actitud hacia las mujeres. En una época y generación en la que estaba mal visto que un hombre saludara incluso a su propia esposa en un lugar público, Jesús se atrevió a llevar consigo a mujeres como maestras del evangelio en su tercera gira por Galilea. Y tuvo el consumado valor de hacerlo frente a la enseñanza rabínica que declaraba que era «mejor quemar las palabras de la ley que entregárselas a mujeres».
149:2.9 (1671.4) En una sola generación Jesús sacó a las mujeres del olvido irrespetuoso y la penosidad servil de siglos. La gran vergüenza de la religión que se atrevió a tomar para sí el nombre de Jesús es que le haya faltado el valor moral de seguir este noble ejemplo en su actitud posterior hacia las mujeres.
149:2.10 (1671.5) Cuando Jesús se mezclaba con la gente se mostraba totalmente libre de las supersticiones de aquella época. Carecía de prejuicios religiosos; no era nunca intolerante. No había lugar en su corazón para el antagonismo social. Aunque acataba lo que había de bueno en la religión de sus padres, no vacilaba en prescindir de las tradiciones de superstición y sometimiento creadas por el hombre. Se atrevió a enseñar que las catástrofes de la naturaleza, los accidentes del tiempo y otros acontecimientos calamitosos no son escarmientos del juicio divino ni decretos misteriosos de la Providencia. Denunció la devoción servil a ceremoniales vacíos y desenmascaró la falacia del culto materialista. Proclamó audazmente la libertad espiritual del hombre y se atrevió a enseñar que los mortales que viven en la carne son, de hecho y en verdad, hijos del Dios vivo.
149:2.11 (1671.6) Jesús superó todas las enseñanzas de sus antepasados cuando sustituyó audazmente las manos limpias por corazones limpios como signo de la religión verdadera. Puso la realidad en el lugar de la tradición y barrió todas las pretensiones de la hipocresía y la vanidad. Y sin embargo este intrépido hombre de Dios no cayó nunca en la crítica destructiva ni mostró total desdén hacia los usos religiosos, sociales, económicos y políticos de su época. No fue un revolucionario militante; fue un evolucionista progresivo. Solo se proponía destruir lo que era cuando podía ofrecer simultáneamente a sus semejantes la cosa superior que debía ser.
149:2.12 (1672.1) Jesús inspiraba obediencia a sus seguidores sin exigirla. Solo tres hombres que recibieron su llamada personal se negaron a aceptar la invitación a ser discípulos suyos. Ejercía un especial poder de atracción sobre los hombres sin ser dictatorial. Inspiraba confianza y nadie se molestó nunca por una orden suya. Tenía autoridad absoluta sobre sus discípulos y ninguno puso nunca ninguna objeción. Permitía que sus seguidores lo llamaran Maestro.
149:2.13 (1672.2) Todos los que conocían al Maestro lo admiraban, excepto los que tenían prejuicios religiosos muy arraigados o los que creían percibir un peligro político en sus enseñanzas. Los hombres se asombraban por la originalidad y la autoridad de su enseñanza. Se maravillaban de su paciencia ante las preguntas de personas molestas o retrasadas. Inspiraba esperanza y confianza en el corazón de todos los que recibían su ministerio. Solo le temían los que no lo conocían, y solo fue odiado por los que veían en él al paladín de una verdad destinada a destruir el mal y el error que estaban decididos a mantener a toda costa en sus corazones.
149:2.14 (1672.3) Ejercía una influencia poderosa y particularmente fascinante tanto sobre sus amigos como sobre sus enemigos. Las multitudes lo seguían durante semanas solo para escuchar sus palabras benévolas y contemplar su vida sencilla. Hombres y mujeres leales amaban a Jesús con un afecto casi sobrehumano, y cuanto más lo conocían más lo amaban. Todo esto sigue siendo verdad. Incluso hoy en día y en todas las edades futuras, cuanto más llegue el hombre a conocer a este hombre-Dios más lo amará y lo seguirá.
149:3.1 (1672.4) Mientras la gente común acogía favorablemente a Jesús y sus enseñanzas, crecía la alarma y la hostilidad entre los líderes religiosos de Jerusalén. Los fariseos habían formulado una teología sistemática y dogmática. Jesús enseñaba cuando se presentaba la ocasión; no era un maestro sistemático. Jesús enseñaba no tanto a partir de la ley como a partir de la vida, mediante parábolas. (Y cuando empleaba una parábola para ilustrar su mensaje, solo utilizaba un rasgo de la historia con esa finalidad. Es posible llegar a muchas conclusiones erróneas sobre las enseñanzas de Jesús si se intenta interpretar sus parábolas como alegorías.)
149:3.2 (1672.5) Los líderes religiosos de Jerusalén se estaban poniendo frenéticos tras la reciente conversión del joven Abraham seguida por la deserción de los tres espías, que habían sido bautizados por Pedro y se habían unido a los evangelistas en esta segunda gira de predicación por Galilea. Los líderes judíos, cada vez más cegados por el miedo y los prejuicios, endurecían sus corazones a fuerza de rechazar a las atrayentes verdades del evangelio del reino. Cuando los hombres se cierran a la llamada del espíritu que mora en su interior, poco se puede hacer para modificar su actitud.
149:3.3 (1672.6) La primera vez que Jesús se reunió con los evangelistas en el campamento de Betsaida terminó su discurso con estas palabras: «No olvidéis que tanto en cuerpo como en mente —es decir, a nivel emocional— cada hombre reacciona individualmente. La única cosa uniforme que hay en los hombres es el espíritu que mora en su interior. Aunque los espíritus divinos pueden variar algo en cuanto a la naturaleza y el grado de su experiencia, reaccionan uniformemente a todas las llamadas espirituales. Solo a través de este espíritu, y apelando a él, puede la humanidad alcanzar algún día la unidad y la hermandad». Pero muchos de los líderes de los judíos habían cerrado las puertas de su corazón a la llamada espiritual del evangelio. Desde ese día no dejaron de planear y conspirar para destruir al Maestro. Estaban convencidos de que Jesús tenía que ser detenido, condenado y ejecutado como delincuente religioso, como violador de las enseñanzas cardinales de la ley sagrada de los judíos.
149:4.1 (1673.1) Jesús hizo muy poco trabajo público durante esta gira de predicación y se dedicó principalmente a dirigir clases vespertinas para los creyentes en la mayoría de las ciudades y pueblos donde residía a la sazón con Santiago y Juan. En una de estas sesiones vespertinas uno de los evangelistas más jóvenes hizo a Jesús una pregunta sobre la ira, y el Maestro le respondió entre otras cosas:
149:4.2 (1673.2) «La ira es una manifestación material que representa de modo general la medida en que la naturaleza espiritual no logra ejercer control sobre la combinación de las naturalezas física e intelectual. La ira es la demostración de vuestra falta de amor fraternal tolerante unida a vuestra falta de dignidad y autocontrol. La ira consume la salud, envilece la mente y obstaculiza al maestro de espíritu que hay en el alma del hombre. ¿No habéis leído en las Escrituras que ‘al necio lo mata la ira’ y que el hombre ‘se desgarra a sí mismo en su ira’? ¿Que ‘el que tarda en airarse es grande en entendimiento’, mientras que ‘el que es irascible enaltece la necedad’? Todos sabéis que ‘la suave respuesta aparta el furor’, y que ‘la palabra áspera hace subir la ira’. ‘La discreción del hombre retrasa la ira’, mientras que ‘como ciudad derribada y sin muro es el hombre que no domina su espíritu’. ‘Cruel es la ira e impetuoso el furor’. ‘El hombre iracundo levanta contiendas, y el furioso abunda en transgresiones’. ‘No te apresures en tu espíritu, porque la ira reposa en el seno de los necios’.» Jesús concluyó diciendo: «Haced que vuestro corazón esté tan dominado por el amor que vuestro guía de espíritu pueda liberaros fácilmente de la tendencia a dejaros llevar por esos ataques de ira animal que son incompatibles con el estatus de filiación divina».
149:4.3 (1673.3) En esta misma ocasión el Maestro les habló sobre la conveniencia de poseer un carácter equilibrado. Reconoció que la mayoría de los hombres necesitan dedicarse a dominar alguna profesión, aunque deploraba toda tendencia a la especialización excesiva que pudiera estrechar las miras y circunscribir las actividades de la vida. Llamó la atención sobre el hecho de que cualquier virtud llevada al extremo puede convertirse en vicio. Jesús predicaba siempre templanza y enseñaba coherencia: el ajuste proporcionado de los problemas de la vida. Precisó que un exceso de piedad y compasión puede degenerar en una grave inestabilidad emocional; que el entusiasmo puede llevar al fanatismo. Habló de uno de sus antiguos compañeros cuya imaginación lo había conducido a empresas visionarias e inviables, y les previno al mismo tiempo contra el peligro de estancarse en una mediocridad demasiado conservadora.
149:4.4 (1673.4) Jesús les habló después sobre los peligros de la fe y la valentía, que pueden conducir al alma no reflexiva a la temeridad y la arrogancia. Les mostró asimismo que la prudencia y la discreción llevadas demasiado lejos conducen a la cobardía y al fracaso. Exhortó a sus oyentes a ser originales, pero evitando siempre toda tendencia a la excentricidad. Defendió la compasión sin sentimentalismos, la piedad sin mojigatería. Enseñó a venerar sin miedos ni supersticiones.
149:4.5 (1674.1) Lo que más impresionaba a los compañeros de Jesús no era tanto lo que enseñaba sobre el carácter equilibrado como el hecho de que su propia vida fuera un ejemplo tan elocuente de su enseñanza. Vivió entre tormentas y tensiones, pero no vaciló nunca. Sus enemigos le tendían continuas trampas, pero nunca cayó en ellas. Los sabios y eruditos intentaban ponerle zancadillas, pero no tropezó. Trataban de enredarlo en controversias, pero sus respuestas eran siempre esclarecedoras, dignas y definitivas. Cuando interrumpían sus discursos con innumerables preguntas, sus respuestas eran siempre concluyentes y significativas. No recurrió nunca a tácticas innobles para afrontar la continua presión de sus enemigos, que no dudaban en emplear todo tipo de ataques falsos, injustos y tramposos contra él.
149:4.6 (1674.2) Es cierto que muchos hombres y mujeres deben concentrase asiduamente en una actividad determinada como medio de ganarse la vida, pero no deja de ser muy deseable que los seres humanos cultiven una amplia variedad de conocimientos culturales sobre la vida tal como se vive en la tierra. Las personas verdaderamente cultas no se conforman con permanecer en la ignorancia sobre la vida y las actividades de sus semejantes.
149:5.1 (1674.3) Cuando Jesús fue a visitar al grupo de evangelistas supervisado por Simón Zelotes, durante la charla nocturna Simón preguntó al Maestro: «¿Por qué algunas personas están mucho más felices y contentas que otras? ¿Qué tiene que ver el contentamiento con la experiencia religiosa?». Jesús le respondió entre otras cosas:
149:5.2 (1674.4) «Simón, algunas personas son por naturaleza más felices que otras. Eso depende muchísimo de la buena disposición del hombre a dejarse guiar y dirigir por el espíritu del Padre que vive dentro de él. ¿No has leído en las Escrituras las palabras del sabio: ‘El espíritu del hombre es la vela del Señor que escudriña lo más profundo de su ser’? Y también que estos mortales conducidos por el espíritu dicen: ‘Las cuerdas cayeron para mí en lugares deleitosos, y es hermosa la heredad que me ha tocado’. ‘Mejor es lo poco del justo que la abundancia de muchos impíos’, pues ‘el hombre bueno encuentra satisfacción dentro de sí mismo’. ‘El corazón alegre hermosea el rostro y es una fiesta constante. Mejor es lo poco con el temor al Señor, que el gran tesoro donde hay turbación. Mejor es la comida de legumbres donde hay amor, que de buey engordado donde hay odio. Mejor es poco con justicia que gran ganancia con injusticia.’ ‘El corazón alegre es buena medicina.’ ‘Es mejor un puñado con serenidad que una sobreabundancia con penas e irritación del espíritu.’
149:5.3 (1674.5) «Gran parte de la pena del hombre nace de la frustración de sus ambiciones y de las heridas de su orgullo. Aunque los hombres se deben a sí mismos llevar la mejor vida posible en la tierra, una vez que lo han intentado con todo empeño, deberían aceptar su suerte alegremente y ejercitar su ingenio para sacar el máximo partido a lo que ha caído en sus manos. El origen de muchísimos problemas de los hombres está en el fondo de miedo que tiene por naturaleza su propio corazón. ‘Huye el impío sin que nadie lo persiga.’ ‘Los impíos son como un mar agitado, que no puede estar quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo; no hay paz, dice Dios, para los impíos.’
149:5.4 (1674.6) «No busquéis, pues, la paz falsa y el gozo pasajero sino la seguridad de la fe y las garantías de la filiación divina que dan serenidad, contentamiento y gozo supremo en el espíritu.»
149:5.5 (1675.1) Jesús no consideraba este mundo precisamente como un «valle de lágrimas». Lo veía más bien como la esfera de nacimiento de los espíritus eternos e inmortales destinados a ascender al Paraíso, como «el valle donde se hacen las almas».
149:6.1 (1675.2) Fue en Gamala, durante la charla vespertina, donde Felipe preguntó a Jesús: «Maestro, ¿por qué nos enseñan las Escrituras a ‘temer al Señor’ mientras tú nos dices que miremos al Padre del cielo sin temor? ¿Cómo podemos armonizar estas enseñanzas?». Jesús respondió a Felipe, diciendo:
149:6.2 (1675.3) «Hijos, no me sorprende que hagáis estas preguntas. Al principio el hombre solo podía aprender a venerar por miedo, pero yo he venido a revelar el amor del Padre de forma que os sintáis llevados a adorar al Eterno mediante el poder de atracción del reconocimiento afectuoso de un hijo y la reciprocidad del amor profundo y perfecto del Padre. Quisiera liberaros del cautiverio de sentiros obligados por la esclavitud del miedo al servicio fastidioso de un Dios-Rey celoso e iracundo. Quisiera instruiros en la relación de Padre a hijo entre Dios y el hombre para que podáis ser conducidos alegremente a la libre adoración sublime y superna a un Padre-Dios amoroso, justo y misericordioso.
149:6.3 (1675.4) «El ‘temor al Señor’ ha tenido diferentes significados a través de los tiempos; empezó como miedo, pasó por la angustia y el terror, y llegó hasta el pavor y la veneración. Ahora yo quisiera elevaros desde la veneración hasta el amor mediante el reconocimiento, la comprensión y la apreciación. Cuando el hombre solo reconoce las obras de Dios, es inducido a temer al Supremo; pero cuando empieza a entender y experimentar la personalidad y el carácter del Dios vivo, es llevado a amar cada vez más a este Padre bueno y perfecto, universal y eterno. Y es precisamente este cambio de relación entre el hombre y Dios lo que constituye la misión del Hijo del Hombre en la tierra.
149:6.4 (1675.5) «Los hijos inteligentes no temen a su padre para poder recibir buenos dones de sus manos. Una vez que ya han recibido en abundancia las cosas buenas otorgadas por los dictados del afecto del padre hacia sus hijos e hijas, estos hijos muy amados se sienten inducidos a amar a su padre como respuesta de reconocimiento y apreciación por su generosa beneficencia. La bondad de Dios conduce al arrepentimiento; la beneficencia de Dios conduce al servicio; la misericordia de Dios conduce a la salvación; mientras que el amor de Dios conduce a la adoración inteligente y espontánea.
149:6.5 (1675.6) «Vuestros antepasados temían a Dios porque era poderoso y misterioso. Vosotros lo adoraréis porque es magnífico en el amor, abundante en la misericordia y glorioso en la verdad. El poder de Dios engendra temor en el corazón del hombre, pero la nobleza y la rectitud de su personalidad provocan veneración, amor y adoración voluntaria. Un hijo cumplidor y afectuoso no tiene miedo ni terror a su padre por muy poderoso y noble que sea. He venido al mundo a poner amor en lugar de temor, alegría en lugar de tristeza, confianza en lugar de terror, servicio por amor y adoración agradecida en lugar de esclavitud servil y ceremonias sin sentido. Para los que están en tinieblas sigue siendo verdad que ‘el temor al Señor es el principio de la sabiduría’, pero cuando la luz venga más plenamente, los hijos de Dios serán conducidos a alabar al Infinito por lo que es, en lugar de temerlo por lo que hace.
149:6.6 (1675.7) «Cuando los hijos son pequeños y no razonan hay que obligarles necesariamente a respetar a sus padres; pero cuando crecen y empiezan a apreciar mejor los beneficios del cuidado y la protección de sus padres, se va desarrollando en ellos un respeto comprensivo y un afecto creciente que los elevan hasta un nivel de experiencia en el que aman realmente a sus padres por lo que son más que por lo que han hecho. El padre ama de manera natural a su hijo, pero el hijo debe desarrollar su amor por el padre empezando por el temor a lo que el padre pueda hacer, pasando por el respeto reverencial, el terror, la dependencia y la veneración, hasta llegar a la consideración agradecida y afectuosa del amor.
149:6.7 (1676.1) «Se os ha enseñado que debéis ‘temer a Dios y guardar sus mandamientos, pues ese es todo el deber del hombre’. Pero yo he venido a daros un mandamiento nuevo y más alto. Quisiera enseñaros a ‘amar a Dios y aprender a hacer su voluntad, pues ese es el máximo privilegio de los hijos liberados de Dios’. A vuestros padres les enseñaron a ‘temer a Dios, al Rey Todopoderoso’. Yo os enseño: ‘Amad a Dios, al Padre infinitamente misericordioso’.
149:6.8 (1676.2) «En el reino de los cielos que he venido a proclamar no hay ningún gran rey poderoso; este reino es una familia divina. El centro y cabeza universalmente reconocido y adorado sin reservas de esta extensa hermandad de seres inteligentes es mi Padre y vuestro Padre. Yo soy su Hijo, y vosotros sois también sus hijos. Por eso es eternamente cierto que vosotros y yo somos hermanos en el estado celestial, y mucho más desde que nos hemos convertido en hermanos en la carne en la vida terrenal. Dejad pues de temer a Dios como a un rey o de servirle como a un amo; aprended a venerarlo como al Creador, a honrarlo como al Padre de vuestra juventud en el espíritu, a amarlo como a un defensor misericordioso y a adorarlo en última instancia como al Padre amoroso e infinitamente sabio de esta fase más madura de vuestra comprensión y apreciación espiritual.
149:6.9 (1676.3) «De vuestros conceptos equivocados del Padre del cielo nacen vuestras ideas falsas sobre la humildad y surge gran parte de vuestra hipocresía. El hombre puede ser un gusano de tierra por su naturaleza y origen, pero cuando pasa a ser habitado por el espíritu de mi Padre, ese hombre se hace divino en cuanto a su destino. El espíritu otorgado de mi Padre regresará con toda seguridad a la fuente divina y al nivel de su origen en el universo, y el alma humana del hombre mortal, que se habrá convertido en la hija renacida de este espíritu que mora en su interior, ascenderá ciertamente con el espíritu divino hasta la presencia misma del Padre eterno.
149:6.10 (1676.4) «La humildad es una actitud conveniente en el hombre mortal que recibe todos estos regalos del Padre del cielo, aunque sin perder de vista que hay una dignidad divina incorporada a todos esos candidatos por la fe al ascenso eterno al reino celestial. Las prácticas serviles y carentes de sentido de una humildad falsa y ostentosa son incompatibles con el debido aprecio a la fuente de vuestra salvación y con el reconocimiento del destino de vuestras almas nacidas del espíritu. Es muy apropiado que seáis humildes ante Dios en el fondo de vuestro corazón; la mansedumbre ante los hombres es encomiable, pero la hipocresía de una humildad estudiada para llamar la atención es infantil e indigna de los hijos esclarecidos del reino.
149:6.11 (1676.5) «Hacéis bien en ser mansos ante Dios y ecuánimes ante los hombres, pero que vuestra mansedumbre sea de origen espiritual y no un alarde autoengañoso de pretendida superioridad moral. El profeta habló con acierto cuando dijo: ‘Caminad humildemente con Dios’, porque el Padre del cielo, a pesar de ser el Infinito y el Eterno, mora también ‘en aquel que tiene una mente contrita y un espíritu humilde’. Mi Padre desdeña el orgullo, detesta la hipocresía y aborrece la iniquidad. Precisamente para recalcar el valor de la sinceridad y de la confianza perfecta en el sostén amoroso y la guía fiel del Padre celestial, me he referido tantas veces a los niños pequeños como ilustraciones de la actitud de la mente y la respuesta del espíritu que son tan esenciales para que el hombre mortal entre en las realidades de espíritu del reino de los cielos.
149:6.12 (1677.1) «El profeta Jeremías describió bien a muchos mortales cuando dijo: ‘Estáis cerca de Dios con los labios, pero lejos en el corazón’. ¿Y no habéis leído también la grave advertencia del profeta que dijo: ‘Sus sacerdotes enseñan por precio y sus profetas adivinan por dinero. Al mismo tiempo, profesan piedad y proclaman que el Señor está con ellos’? ¿No se os ha advertido claramente contra los que ‘hablan de paz con sus vecinos mientras hay maldad en su corazón’, contra los que ‘hablan con labios lisonjeros y doblez de corazón’? De todas las penas de un hombre confiado, ninguna es tan terrible como ‘ser herido en la casa de un amigo en quien confía’.»
149:7.1 (1677.2) Tras consultar con Simón Pedro y con la aprobación de Jesús, Andrés había encargado a David en Betsaida que enviara mensajeros a los diversos grupos de predicación con instrucciones de terminar la gira y regresar a Betsaida durante la jornada del jueves 30 de diciembre. A la hora de la cena de aquel día lluvioso, todo el equipo apostólico y los instructores evangelistas habían llegado a casa de Zebedeo.
149:7.2 (1677.3) Siguieron todos juntos hasta el día del sabbat alojados en casas de Betsaida y de la cercana Cafarnaúm, y después todo el grupo tuvo dos semanas libres para estar con sus familias, visitar a sus amigos o ir a pescar. Los dos o tres días que estuvieron juntos en Betsaida fueron verdaderamente estimulantes e inspiradores; hasta los maestros más antiguos se sintieron edificados al oír a los predicadores jóvenes contar sus experiencias.
149:7.3 (1677.4) De los 117 evangelistas que participaron en esta segunda gira de predicación por Galilea, solo unos setenta y cinco superaron la prueba de la experiencia y estuvieron disponibles para nuevos cometidos al final de las dos semanas de descanso. Jesús se quedó en casa de Zebedeo con Andrés, Pedro, Santiago y Juan, y pasaron mucho tiempo hablando del bienestar y la expansión del reino.
El libro de Urantia
Documento 150
150:0.1 (1678.1) EL DOMINGO 16 de enero del año 29 d. C., Abner y los apóstoles de Juan llegaron a Betsaida por la tarde y se reunieron al día siguiente con Andrés y los apóstoles de Jesús. Abner y sus compañeros establecieron su cuartel general en Hebrón y solían ir periódicamente a Betsaida para estas reuniones.
150:0.2 (1678.2) Uno de los muchos asuntos que se trataron en esta conversación conjunta fue la práctica de ungir a los enfermos con ciertos tipos de aceite mientras se rezaban oraciones por su curación. Jesús se negó una vez más a participar en sus debates u opinar sobre sus conclusiones. Los apóstoles de Juan habían usado siempre el aceite de ungir en su ministerio a los enfermos y afligidos, y trataron de hacer extensiva esta práctica a ambos grupos por igual, pero los apóstoles de Jesús se negaron a adoptar esta norma.
150:0.3 (1678.3) El martes 18 de enero los veinticuatro se reunieron con los evangelistas aprobados, unos setenta y cinco, en casa de Zebedeo en Betsaida, como preparación para ser enviados a la tercera gira de predicación por Galilea. Esta tercera misión duró siete semanas.
150:0.4 (1678.4) Los evangelistas fueron enviados en grupos de cinco, en cambio Jesús y los doce viajaron juntos la mayor parte del tiempo. Los apóstoles salían de dos en dos a bautizar creyentes cuando era necesario. Abner y sus compañeros trabajaron también con los grupos de evangelistas durante casi tres semanas aconsejándolos y bautizando creyentes. Visitaron Magdala, Tiberiades, Nazaret y todas las principales ciudades y pueblos del centro y sur de Galilea, todos los lugares visitados anteriormente y muchos más. Este fue su último mensaje para Galilea, excepto las regiones del norte.
150:1.1 (1678.5) De todas las audacias de la carrera de Jesús en la tierra, la más asombrosa fue el anuncio inesperado que hizo el 16 de enero al caer la tarde: «Mañana elegiremos a diez mujeres para trabajar en el ministerio del reino». Cuando los apóstoles y evangelistas se marcharon de Betsaida para tomarse sus dos semanas de vacaciones, Jesús había pedido a David que llamara a sus padres para que volvieran a su casa y que enviara mensajeros para convocar en Betsaida a diez mujeres devotas que habían servido en la administración del antiguo campamento y su enfermería. Todas estas mujeres habían escuchado la instrucción dada a los jóvenes evangelistas, pero nunca se les había ocurrido ni a ellas ni a sus maestros que Jesús se atrevería a encargar a unas mujeres que enseñaran el evangelio del reino y atendieran a los enfermos. Estas fueron las diez mujeres elegidas y nombradas por Jesús: Susana, la hija del antiguo jazán de la sinagoga de Nazaret; Juana, la esposa de Chuza, el administrador de Herodes Antipas; Isabel, la hija de un judío rico de Tiberiades y Séforis; Marta, la hermana mayor de Andrés y Pedro; Raquel, la cuñada de Judá, el hermano del Maestro en la carne; Nasanta, la hija de Elman, el médico sirio; Milca, una prima del apóstol Tomás; Rut, la hija mayor de Mateo Leví; Celta, la hija de un centurión romano; y Agaman, una viuda de Damasco. Jesús añadiría más tarde otras dos mujeres a este grupo: María Magdalena y Rebeca, la hija de José de Arimatea.
150:1.2 (1679.1) Jesús autorizó a estas mujeres a establecer su propia organización y encargó a Judas que les proporcionara fondos para equiparse y comprar animales de carga. Las diez eligieron a Susana como jefa y a Juana como tesorera. De ahí en adelante se abastecieron por sí mismas y nunca más recurrieron al apoyo monetario de Judas.
150:1.3 (1679.2) En aquellos días en los que ni siquiera se permitía a las mujeres acceder al piso principal de la sinagoga (estaban confinadas a la galería de las mujeres), era francamente chocante que fueran reconocidas como maestras autorizadas del nuevo evangelio del reino. El encargo que Jesús dio a estas diez mujeres al elegirlas para la enseñanza y el ministerio del evangelio era la proclamación de la emancipación que hacía libres a todas las mujeres para todos los tiempos. El hombre ya no debía seguir considerando a la mujer como espiritualmente inferior a él. Esto causó una auténtica conmoción incluso entre los doce apóstoles. A pesar de que habían oído decir muchas veces al Maestro que «en el reino de los cielos no hay ni ricos ni pobres, ni libres ni esclavos, ni hombres ni mujeres, todos son por igual hijos e hijas de Dios», se quedaron literalmente anonadados cuando propuso nombrar formalmente a estas diez mujeres como maestras religiosas y permitirles incluso viajar con ellos. Todo el país se agitó ante esta iniciativa de Jesús, y sus enemigos le sacaron mucho partido, pero las mujeres que creían en la buena nueva apoyaron decididamente y en todas partes a sus hermanas elegidas y dieron su plena aprobación a este reconocimiento tardío del lugar de la mujer en la actividad religiosa. Esta liberación de las mujeres, con su debido reconocimiento, fue practicada por los apóstoles inmediatamente después de la partida del Maestro, aunque las generaciones posteriores volvieron a caer en las antiguas costumbres. Durante los primeros tiempos de la Iglesia cristiana las mujeres maestras y ministradoras fueron llamadas diaconisas, y gozaban de reconocimiento general. Pablo, por su parte, aceptaba todo esto en teoría pero nunca llegó a incorporarlo de verdad a su propia actitud y le costaba trabajo ponerlo en práctica personalmente.
150:2.1 (1679.3) Cuando el grupo apostólico salió de Betsaida las mujeres iban al final de la comitiva. Durante las conferencias se sentaban siempre juntas, enfrente y a la derecha del orador. El número de mujeres creyentes en el evangelio del reino era cada vez mayor, y su deseo de hablar personalmente con Jesús o con uno de los apóstoles había creado muchas complicaciones y un sinfín de situaciones embarazosas en el pasado. En cambio ahora, cuando una mujer creyente deseaba ver al Maestro o consultar algo con los apóstoles, iba a ver a Susana, y una de las doce mujeres evangelistas la acompañaba enseguida ante el Maestro o uno de sus apóstoles.
150:2.2 (1680.1) Fue en Magdala donde las mujeres demostraron por primera vez su utilidad y justificaron el acierto de haberlas elegido. Andrés había impuesto a sus compañeros unas reglas bastante estrictas sobre el trabajo personal con las mujeres, sobre todo con las de dudosa moralidad. Cuando el grupo apostólico llegó a Magdala, estas diez mujeres evangelistas pudieron entrar libremente en las casas de mal vivir y predicar directamente la buena nueva a todas sus ocupantes. Y cuando visitaban a los enfermos, estas mujeres podían atender de manera mucho más cercana a sus hermanas aquejadas. Como resultado de la labor de estas diez mujeres (más tarde conocidas como las doce mujeres) en esta ciudad, María Magdalena encontró el camino del reino. Por una sucesión de infortunios y como consecuencia de la actitud de la sociedad respetable hacia las mujeres que cometían tales errores de juicio, esta mujer había ido a parar a uno de los prostíbulos de Magdala. Fueron Marta y Raquel quienes hicieron ver a María que las puertas del reino estaban abiertas incluso a personas como ella. María creyó en la buena nueva y fue bautizada por Pedro al día siguiente.
150:2.3 (1680.2) María Magdalena se convirtió en la maestra más eficaz de este grupo de doce mujeres evangelistas. Fue elegida para esta labor, junto con Rebeca, en Jotapata unas cuatro semanas después de su conversión. María, Rebeca y las demás mujeres de este grupo siguieron trabajando con eficacia y fidelidad para iluminar y elevar a sus hermanas oprimidas durante el resto de la vida de Jesús en la tierra. Cuando llegó la hora del último y trágico episodio del drama de la vida de Jesús, y a pesar de que todos los apóstoles menos uno habían huido, todas estas mujeres estuvieron presentes y ninguna de ellas negó ni traicionó al Maestro.
150:3.1 (1680.3) Siguiendo las instrucciones de Jesús, Andrés había encargado a las mujeres los oficios del sabbat del grupo apostólico. Esto significaba, por supuesto, que no se podían celebrar en la nueva sinagoga. Las mujeres eligieron a Juana para dirigir el acto, y la reunión tuvo lugar en la sala de banquetes del palacio nuevo de Herodes, que estaba entonces en su residencia de Julias, en Perea. Juana leyó pasajes de las Escrituras sobre la contribución de la mujer a la vida religiosa de Israel que hacían referencia a Miriam, Débora, Ester y otras.
150:3.2 (1680.4) Esa misma noche Jesús dio al grupo reunido una charla memorable sobre «La magia y la superstición». En aquel tiempo, la aparición de una estrella brillante y supuestamente nueva era considerada como el signo de que acababa de nacer un gran hombre en la tierra. Como se había visto una estrella de este tipo por esas fechas, Andrés preguntó a Jesús si estas creencias estaban bien fundamentadas. En su larga respuesta a la pregunta de Andrés, el Maestro trató en profundidad sobre la superstición humana. La exposición que hizo Jesús en esta ocasión se puede resumir en lenguaje moderno como sigue:
150:3.3 (1680.5) 1. El curso de las estrellas en los cielos no tiene nada que ver con los acontecimientos de la vida humana en la tierra. La astronomía es una ocupación adecuada para la ciencia, pero la astrología es un cúmulo de errores supersticiosos que no tiene sitio en el evangelio del reino.
150:3.4 (1680.6) 2. El examen de los órganos internos de un animal recién sacrificado no puede revelar nada sobre el clima, los acontecimientos futuros o el desenlace de los asuntos humanos.
150:3.5 (1680.7) 3. Los espíritus de los muertos no vuelven a esta vida para comunicarse con su familia ni sus antiguos amigos.
150:3.6 (1681.1) 4. Los amuletos y las reliquias no pueden curar enfermedades, proteger de desastres o influir en los malos espíritus. La creencia de que todos estos medios materiales influyen en el mundo espiritual no es más que una burda superstición.
150:3.7 (1681.2) 5. Echar a suertes puede ser una forma conveniente de resolver muchas dificultades menores, pero no es un método adecuado para desvelar la voluntad divina. Los resultados así obtenidos son simples casualidades de orden material. El único medio de comunión con el mundo espiritual reside en la dotación de espíritu de la humanidad: el espíritu del Padre que mora en el interior, junto con el espíritu derramado por el Hijo y la influencia omnipresente del Espíritu Infinito.
150:3.8 (1681.3) 6. La adivinación, la hechicería y la brujería son supersticiones de mentes ignorantes, igual que los engaños de la magia. La creencia en números mágicos, augurios de buena suerte y presagios de mala suerte son pura superstición sin fundamento.
150:3.9 (1681.4) 7. La interpretación de los sueños es, en la mayoría de los casos, un sistema supersticioso e infundado de especulación ignorante y fantasiosa. El evangelio del reino no debe tener nada en común con los sacerdotes adivinos de la religión primitiva.
150:3.10 (1681.5) 8. Los espíritus del bien o del mal no pueden morar dentro de símbolos materiales de arcilla, madera o metal. Los ídolos no son nada más que el material con el que están hechos.
150:3.11 (1681.6) 9. Las prácticas de los encantadores, los brujos, los magos y los hechiceros provienen de las supersticiones de los egipcios, los asirios, los babilonios y los antiguos cananeos. Los amuletos y conjuros de todo tipo son inútiles tanto para conseguir la protección de los buenos espíritus como para ahuyentar a los supuestos malos espíritus.
150:3.12 (1681.7) 10. Jesús desenmascaró y condenó las creencias de sus oyentes en ensalmos, ordalías, hechizos, maldiciones, signos, mandrágoras, cuerdas anudadas y todas las demás formas de superstición ignorante y servil.
150:4.1 (1681.8) La tarde siguiente Jesús reunió a los doce apóstoles, a los apóstoles de Juan y al grupo de mujeres recién nombrado y les dijo: «Ya veis con vuestros propios ojos que la cosecha es abundante, mas los obreros pocos. Oremos pues todos al Señor de la cosecha para que envíe más obreros a su mies. Mientras yo me quedo para alentar e instruir a los más jóvenes, enviaré a los más antiguos de dos en dos para que recorran rápidamente toda Galilea predicando el evangelio del reino mientras la situación siga siendo favorable y se pueda hacer de forma pacífica». Luego organizó las parejas de apóstoles tal como él quería que trabajaran juntos: Andrés y Pedro, Santiago y Juan Zebedeo, Felipe y Natanael, Tomás y Mateo, Santiago y Judas Alfeo, Simón Zelotes y Judas Iscariote.
150:4.2 (1681.9) Jesús fijó la fecha de reunión de los doce en Nazaret y les dijo al despedirse: «Durante esta misión no vayáis a ninguna ciudad de los gentiles ni vayáis a Samaria, id más bien en busca de las ovejas perdidas de la casa de Israel. Predicad el evangelio del reino y proclamad la verdad salvadora de que el hombre es hijo de Dios. Recordad que el discípulo no es más que su maestro ni el siervo más que su señor. Le basta al discípulo ser como su maestro y al siervo como su señor. Si algunos se han atrevido a llamar al dueño de la casa amigo de Belcebú, ¡cuánto más a los de su casa! Pero no temáis a esos enemigos incrédulos, porque que nada hay encubierto que no haya de ser revelado; no hay nada oculto que no haya de saberse. Lo que os he enseñado en privado, predicadlo abiertamente con sabiduría. Lo que os he revelado dentro de la casa, proclamadlo desde las azoteas a su debido tiempo. Y yo os digo, amigos y discípulos míos, no temáis a los que pueden matar el cuerpo pero no pueden destruir el alma; poned más bien vuestra confianza en Aquel que puede sostener el cuerpo y salvar el alma.
150:4.3 (1682.1) «¿No se venden dos pajarillos por un céntimo? Y aun así declaro que ninguno de ellos está olvidado a los ojos de Dios. ¿No sabéis que hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados? Así que no temáis; vosotros valéis más que muchos pajarillos. No os avergoncéis de mis enseñanzas; salid a proclamar la paz y la buena voluntad, pero no os engañéis, la paz no siempre acompañará vuestra predicación. He venido a traer la paz a la tierra, pero cuando los hombres rechazan mi regalo se producen conflictos y divisiones. Cuando todos los miembros de una familia reciben el evangelio del reino, la paz habita en esa casa; pero cuando algunos miembros de la familia entran en el reino y otros rechazan el evangelio, esa división solo puede producir pena y tristeza. Esforzaos seriamente por salvar a toda la familia, no vaya a ser que los enemigos de un hombre lleguen a ser los de su propia casa. Pero una vez que hayáis hecho todo lo posible por todos los de cada familia, os declaro que el que ama a su padre o a su madre más que a este evangelio no es digno del reino.»
150:4.4 (1682.2) Después de escuchar estas palabras los doce se pusieron en marcha, y no volvieron a verse hasta el momento en que se reunieron en Nazaret para encontrarse con Jesús y los otros discípulos, tal como lo había dispuesto el Maestro.
150:5.1 (1682.3) Una tarde en Sunem, cuando los apóstoles de Juan ya habían vuelto a Hebrón y los apóstoles de Jesús ya habían salido de dos en dos, el Maestro estaba instruyendo a doce de los evangelistas más jóvenes, que trabajaban bajo la dirección de Jacobo, y a las doce mujeres. Entonces Raquel le preguntó: «Maestro, ¿qué debemos responder cuando las mujeres nos preguntan: Qué debo hacer para salvarme?». Jesús le contestó:
150:5.2 (1682.4) «Cuando los hombres y las mujeres os pregunten qué deben hacer para salvarse, contestaréis: Creed en este evangelio del reino; aceptad el perdón divino. Reconoced por la fe al espíritu de Dios que mora dentro de vosotros, cuya aceptación os hace hijos de Dios. ¿No habéis leído en las Escrituras el pasaje que dice: ‘En el Señor está la justicia y la fuerza’? Y también aquel en el que el Padre dice: ‘Cerca está mi justicia, ha salido mi salvación y mis brazos envolverán a mi pueblo’. ‘Mi alma se alegrará en el amor de mi Dios, pues él me ha vestido con ropas de salvación y me ha envuelto en manto de justicia.’ ¿No habéis leído también del Padre que por su nombre ‘será llamado el Señor, justicia nuestra’? ‘Quitaos los sucios harapos de la superioridad moral y vestid a mi hijo con la túnica de la rectitud divina y la salvación eterna.’ Es cierto para siempre que ‘el justo por su fe vivirá’. La entrada en el reino del Padre es totalmente libre, pero el progreso —el crecimiento en la gracia—es esencial para continuar en él.
150:5.3 (1682.5) «La salvación es el regalo del Padre y está revelada por sus Hijos. Al aceptarla por la fe os hacéis partícipes de la naturaleza divina, hijos o hijas de Dios. Por la fe sois justificados; por la fe sois salvados; y por esta misma fe avanzáis eternamente en el camino de la perfección progresiva y divina. Por la fe fue justificado Abraham, y se hizo consciente de la salvación por las enseñanzas de Melquisedec. Esta misma fe ha salvado a los hijos de los hombres durante todos los tiempos, pero ahora un Hijo ha venido del Padre para hacer más real y aceptable la salvación.»
150:5.4 (1683.1) Cuando Jesús dejó de hablar hubo gran regocijo entre los que habían escuchado sus bondadosas palabras, y todos siguieron proclamando el evangelio del reino con nuevo poder y renovado entusiasmo. Las mujeres se alegraron aún más al saber que estaban incluidas en estos planes para establecer el reino en la tierra.
150:5.5 (1683.2) Al resumir su declaración final Jesús dijo: «No podéis comprar la salvación; no podéis ganar la rectitud. La salvación es un regalo de Dios y la rectitud es el fruto natural de la vida nacida del espíritu, la vida de filiación en el reino. No seréis salvados porque viváis una vida de rectitud, sino que viviréis una vida de rectitud porque ya habéis sido salvados, habéis reconocido la filiación como un regalo de Dios y el servicio al reino como el deleite supremo de la vida en la tierra. Cuando los hombres creen en este evangelio, que es una revelación de la bondad de Dios, se sienten inducidos a arrepentirse voluntariamente de todo pecado conocido. Ser consciente de la filiación es incompatible con el deseo de pecar. Los creyentes en el reino tienen hambre de rectitud y sed de perfección divina».
150:6.1 (1683.3) Jesús trató muchos temas en las conversaciones de la tarde. Durante el resto de esta gira —antes de que todos se reunieran en Nazaret— habló sobre «El amor de Dios», «Los sueños y las visiones», «La malevolencia», «La humildad y la mansedumbre», «El valor y la lealtad», «La música y la adoración», «El servicio y la obediencia», «El orgullo y el atrevimiento», «El perdón en relación con el arrepentimiento», «La paz y la perfección», «La envidia y la maledicencia», «El mal, el pecado y la tentación», «Las dudas y la incredulidad», «La sabiduría y la adoración». En ausencia de los apóstoles más antiguos, los hombres y mujeres incorporados más recientemente pudieron participar con más libertad en estas conversaciones con el Maestro.
150:6.2 (1683.4) Después de pasar dos o tres días con un grupo de doce evangelistas, Jesús iba a reunirse con otro grupo, y era informado del paradero y los movimientos de todos estos trabajadores por los mensajeros de David. Al ser esta su primera gira, las mujeres se quedaron casi todo el tiempo con Jesús. Gracias a la organización de mensajeros, cada uno de estos grupos se mantenía plenamente informado sobre el progreso de la gira, y las noticias de los demás grupos eran siempre fuente de estímulo para estos evangelistas dispersos y separados.
150:6.3 (1683.5) Antes de dispersarse se había acordado que los doce apóstoles, los evangelistas y el cuerpo de mujeres volverían a reunirse con el Maestro en Nazaret el viernes 4 de marzo, y así, los diversos grupos de apóstoles y evangelistas empezaron a dirigirse hacia Nazaret desde todos los puntos del centro y sur de Galilea en torno a esta fecha. Los primeros en llegar montaron el campamento en las tierras altas del norte de la ciudad, y los últimos fueron Andrés y Pedro, que llegaron a media tarde. Era la primera vez que Jesús visitaba Nazaret desde el comienzo de su ministerio público.
150:7.1 (1683.6) Ese viernes por la tarde Jesús paseó por Nazaret sin ser observado ni reconocido por nadie. Pasó por la casa de su niñez y por el taller de carpintería, y estuvo media hora en la colina donde tanto disfrutaba cuando era un muchacho. El alma del Hijo del Hombre no se había sentido conmovida por tal marea de emociones humanas desde el día de su bautismo por Juan en el Jordán. Al bajar de la montaña oyó el sonido familiar de la trompeta que anunciaba la puesta del sol, como lo había oído tantísimas veces de niño en Nazaret. Antes de volver al campamento pasó por la sinagoga que había sido su escuela y se sumió en muchos recuerdos de su edad infantil. Horas antes, Jesús había encargado a Tomás que se pusiera de acuerdo con el dirigente de la sinagoga para poder predicar en el oficio matutino del sabbat.
150:7.2 (1684.1) El pueblo de Nazaret nunca había sido famoso por su piedad ni su rectitud de vida. Con el paso de los años la población se había ido contaminando con la baja moralidad de la cercana ciudad de Séforis. Durante toda la juventud y los primeros años de la vida adulta de Jesús hubo división de opiniones sobre él en Nazaret, y su decisión de trasladarse a Cafarnaúm provocó bastante resentimiento. Los habitantes de Nazaret habían oído hablar mucho de las actividades de su antiguo carpintero y les ofendía que no hubiera incluido su aldea natal en ninguna de sus giras de predicación anteriores. Por supuesto, habían oído hablar de la fama de Jesús, pero la mayoría de los ciudadanos no podía tolerar que no hubiera realizado ninguna de sus grandes obras en la ciudad de su juventud. La gente de Nazaret llevaba muchos meses hablando de Jesús con opiniones desfavorables en la mayoría de los casos.
150:7.3 (1684.2) Y así, lejos de recibir una cordial bienvenida de vuelta a casa, el Maestro se encontró en un entorno decididamente hostil e hipercrítico. Es más, sus enemigos, sabiendo que iba a pasar ese día del sabbat en Nazaret y suponiendo que hablaría en la sinagoga, habían contratado a un buen número de hombres rudos y agresivos para hostigarlo y causarle todas las dificultades posibles.
150:7.4 (1684.3) La mayoría de los antiguos amigos de Jesús, incluido el jazán que lo adoraba y que había sido su profesor de juventud, habían muerto o ya no vivían en Nazaret, y la generación más joven tendía a sentir resentimiento y una profunda envidia por su fama. Nadie recordaba ya su anterior dedicación a la familia de su padre y lo criticaban duramente por no visitar a su hermano y a sus hermanas casadas que vivían en Nazaret. Esta antipatía de la población se había visto aumentado por la actitud de la familia de Jesús hacia él. Los judíos más ortodoxos llegaron incluso a criticar a Jesús por ir andando demasiado deprisa hacia la sinagoga ese sabbat por la mañana.
150:8.1 (1684.4) Ese sabbat hizo un día magnífico, y todo Nazaret, amigos y enemigos, salió a escuchar lo que este antiguo ciudadano de su pueblo iba a decir en la sinagoga. Gran parte del séquito apostólico tuvo que quedarse fuera del recinto, pues no había sitio para todos los que habían acudido a oír sus palabras. Jesús había hablado muchas veces de joven en este lugar de culto, y esa mañana, cuando el dirigente de la sinagoga le entregó el rollo de los escritos sagrados del que iba a leer la lección de las Escrituras, ninguno de los presentes pareció recordar que ese manuscrito se lo había regalado el propio Jesús a esa sinagoga.
150:8.2 (1684.5) Los oficios de este día se celebraron exactamente igual que cuando Jesús asistía de muchacho. Subió al estrado de los oradores con el dirigente de la sinagoga, y el oficio empezó con dos oraciones: «Bendito sea el Señor, Rey del mundo, que forma la luz y crea las tinieblas, que hace la paz y crea todas las cosas; que en su misericordia da luz a la tierra y a los que habitan en ella y que en su bondad, día a día y todos los días, renueva la obra de la creación. Bendito sea el Señor nuestro Dios por la gloria de las obras de sus manos y por las luces iluminadoras que ha hecho para su alabanza. Selah. Bendito sea el Señor nuestro Dios que ha formado las luces».
150:8.3 (1685.1) Tras una breve pausa siguieron orando: «Con gran amor el Señor nuestro Dios nos ha amado, y con piedad desbordante se ha apiadado de nosotros nuestro Padre y nuestro Rey, por amor a nuestros padres que confiaron en él. Tú les enseñaste las leyes de la vida; ten misericordia de nosotros y enséñanos. Ilumina nuestros ojos con la ley; haz que nuestros corazones se ajusten a tus mandamientos; une nuestros corazones para que amemos y temamos tu nombre, y no seremos avergonzados, por los siglos de los siglos. Pues tú eres un Dios que prepara la salvación, y nos has escogido entre todas las naciones y todas las lenguas, y en verdad nos has acercado a tu gran nombre —selah— para que podamos alabar tu unidad con amor. Bendito sea el Señor que en su amor eligió a su pueblo Israel».
150:8.4 (1685.2) Los fieles recitaron luego el Shemá, el credo de la fe judía. Este ritual consistía en repetir numerosos pasajes de la ley e indicaba que los fieles aceptaban el yugo del reino de los cielos, y también el yugo de los mandamientos tal como debían cumplirlos de día y de noche.
150:8.5 (1685.3) Y luego venía la tercera oración: «Tú eres en verdad Yahvé, nuestro Dios y el Dios de nuestros padres, nuestro Rey y el Rey de nuestros padres, nuestro Salvador y el Salvador de nuestros padres, nuestro Creador y la roca de nuestra salvación, nuestra ayuda y nuestro libertador. Tu nombre existe desde la eternidad, y no hay más Dios que tú. Los que fueron liberados cantaron un nuevo cántico en tu nombre a la orilla del mar; todos juntos te alabaron y te reconocieron como Rey y dijeron: Yahvé reinará por los siglos de los siglos. Bendito sea el Señor que salva a Israel».
150:8.6 (1685.4) El dirigente de la sinagoga se puso entonces en su puesto delante del arca o cofre que contenía las escrituras sagradas y empezó a recitar las diecinueve oraciones de elogio o bendiciones. Como en esa ocasión convenía abreviar el oficio para dar más tiempo para su discurso al invitado de honor, solo se recitó la primera y la última bendición. La primera era: «Bendito sea el Señor nuestro Dios y el Dios de nuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob; el Dios grande, poderoso y terrible, que muestra misericordia y bondad, que crea todas las cosas, que recuerda sus promesas clementes a nuestros padres y envía con amor a un salvador a los hijos de sus hijos para gloria de su nombre. ¡Oh Rey, socorredor, salvador y escudo! Bendito eres tú, oh Yahvé, escudo de Abraham».
150:8.7 (1685.5) Siguió entonces la última bendición: «Otorga a tu pueblo Israel una gran paz para siempre, pues tú eres el Rey y el Señor de toda paz. Y es bueno a tus ojos bendecir a Israel con la paz en todo momento y a toda hora. Bendito seas, Yahvé, que bendices a tu pueblo Israel con la paz». Los fieles no miraban al dirigente mientras recitaba las bendiciones. Tras las bendiciones pronunció una oración informal adaptada a la ocasión, y al final todos los fieles se unieron para decir amén.
150:8.8 (1685.6) Entonces el jazán se acercó al arca y sacó un rollo que entregó a Jesús para que leyera la lección de las Escrituras. Era costumbre llamar a siete personas para que leyeran al menos tres versos de la ley, pero en esa ocasión se permitió leer al visitante la lección elegida por él. Jesús tomó el rollo, se puso en pie y empezó a leer del Deuteronomio: «Porque este mandamiento que te ordeno hoy no te es encubierto, ni está lejos. No está en el cielo, para que no digas: ¿quién subirá por nosotros al cielo y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos? Ni está al otro lado del mar, para que no digas: ¿quién pasará por nosotros el mar para que nos lo traiga y nos lo haga oír a fin de que lo cumplamos? No, la palabra de vida está muy cerca de ti, incluso en tu presencia y en tu corazón, para que puedas conocerla y obedecerla».
150:8.9 (1686.1) Cuando Jesús terminó de leer del libro de la ley, pasó a Isaías y leyó: «El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para predicar la buena nueva a los pobres. Me ha enviado para proclamar la liberación de los cautivos y devolver la vista a los ciegos, para poner en libertad a los que están doloridos y para proclamar el año favorable del Señor».
150:8.10 (1686.2) Jesús cerró el libro, se lo devolvió al dirigente de la sinagoga, se sentó y se dirigió a la gente. Empezó diciendo: «Hoy se han cumplido estas Escrituras». Luego habló durante casi quince minutos sobre «Los hijos y las hijas de Dios». Lo que dijo gustó a muchos de los asistentes, que se maravillaron de su gracia y su sabiduría.
150:8.11 (1686.3) Era costumbre que el orador se quedara en la sinagoga después del oficio para atender a las preguntas de las personas interesadas, y así lo hizo Jesús esa mañana de sabbat. Bajó de la tarima y se mezcló con la multitud que se adelantaba para hacerle preguntas, pero entre ellos había muchos malintencionados, y alrededor del gentío merodeaban los alborotadores que habían sido contratados para armar bronca. Muchos discípulos y evangelistas que se habían quedado fuera empezaron a forcejear para entrar en la sinagoga y comprendieron enseguida que se estaba fraguando un conflicto. Intentaron sacar de allí al Maestro, pero él no quiso ir con ellos.
150:9.1 (1686.4) Jesús se encontró en la sinagoga rodeado por una muchedumbre de enemigos y muy pocos de sus propios seguidores. Como respuesta a sus groseras preguntas y a sus burlas siniestras, comentó medio en broma: «Sí, soy el hijo de José; soy el carpintero, y no me sorprende que me recordéis el proverbio ‘Médico, cúrate a ti mismo’, ni que me desafiéis a que haga en Nazaret lo que habéis oído decir que hice en Cafarnaúm. Pero os pongo por testigos de que incluso las Escrituras declaran que ‘nadie es profeta en su tierra ni entre su propia gente’».
150:9.2 (1686.5) Pero ellos le daban empujones y le decían apuntando con un dedo acusador: «Te crees mejor que la gente de Nazaret; tú te marchaste, pero tu hermano es un trabajador común y tus hermanas siguen viviendo entre nosotros. Conocemos a María tu madre. ¿Dónde están hoy? Hemos oído grandes cosas sobre ti, pero vemos que no haces ningún prodigio al volver aquí». Jesús les contestó: «Amo a la gente que vive en la ciudad donde crecí, y me alegraría veros entrar a todos en el reino de los cielos, pero no me corresponde a mí determinar la realización de las obras de Dios. Las transformaciones de la gracia se producen como respuesta a la fe viva de los que son sus beneficiarios».
150:9.3 (1686.6) Jesús habría manejado amablemente a la multitud y habría desarmado eficazmente incluso a sus enemigos violentos de no haber sido por el garrafal error táctico de uno de sus propios apóstoles, Simón Zelotes. Con ayuda de Nacor, uno de los evangelistas más jóvenes, Simón había reunido a un grupo de amigos de Jesús entre el gentío y empezaron a amenazar a los enemigos del Maestro para que se fueran de allí. Jesús llevaba mucho tiempo enseñando a los apóstoles que una respuesta suave aparta la ira, pero sus seguidores no estaban acostumbrados a ver a su amado y respetado Maestro tratado con tanto menosprecio y semejante grosería. No pudieron soportarlo. Dieron rienda suelta a su indignación, pero solo consiguieron despertar el espíritu de turba de aquel populacho impío. Y así, aquellos rufianes liderados por mercenarios arrastraron a Jesús desde la sinagoga hasta la cima de una escarpada colina cercana con intención de despeñarlo. Cuando estaban a punto de lanzarlo al precipicio, Jesús se volvió de pronto hacia sus atacantes y, dándoles la cara, se cruzó tranquilamente de brazos. No dijo nada, pero cuando empezó a avanzar la turba se apartó y le dio paso sin hacerle ningún daño ante la estupefacción de los amigos del Maestro.
150:9.4 (1687.1) Jesús, seguido de sus discípulos, se dirigió a su campamento, donde hablaron de todo lo que había ocurrido. Esa misma tarde se prepararon para volver a Cafarnaúm a la mañana siguiente como había ordenado Jesús. Este turbulento final de la tercera gira de predicación pública fue muy aleccionador para todos los seguidores de Jesús. Empezaban a comprender el significado de algunas enseñanzas del Maestro; empezaban a darse cuenta de que el reino solo llegaría a través de muchas penalidades y muchas amargas desilusiones.
150:9.5 (1687.2) Salieron temprano de Nazaret aquel domingo por diferentes rutas y se encontraron todos en Betsaida el jueves 10 de marzo al mediodía. Se reunieron como un grupo serio y desilusionado de predicadores del evangelio de la verdad, y no como una banda entusiasta y triunfadora de cruzados victoriosos.
El libro de Urantia
Documento 151
151:0.1 (1688.1) EL 10 DE MARZO ya estaban todos los grupos de predicadores e instructores reunidos en Betsaida. Muchos de ellos salieron a pescar el jueves por la noche y el viernes, y el día del sabbat escucharon en la sinagoga el discurso de un anciano judío de Damasco sobre la gloria del padre Abraham. Jesús pasó la mayor parte de ese sabbat a solas en las colinas. Ese sábado por la noche habló durante más de una hora a los grupos reunidos sobre «la misión de la adversidad y el valor espiritual de la decepción». Fue una reunión memorable, y sus oyentes no olvidaron nunca esta lección del Maestro.
151:0.2 (1688.2) Jesús no se había recuperado del todo de la pena de su reciente rechazo en Nazaret; los apóstoles observaban cierta tristeza en su actitud normalmente alegre. Santiago y Juan estuvieron con él casi todo el tiempo, ya que Pedro estaba demasiado ocupado con las muchas responsabilidades relacionadas con el bienestar y la dirección del nuevo cuerpo de evangelistas. Durante este tiempo de espera antes de salir hacia Jerusalén para celebrar la Pascua, las mujeres se dedicaron a ir de casa en casa por Cafarnaúm y sus alrededores enseñando el evangelio y atendiendo a los enfermos.
151:1.1 (1688.3) Hacia esta época Jesús empezó a emplear el método de las parábolas para enseñar a las multitudes que solían reunirse a su alrededor. Ese domingo no madrugó casi nadie del grupo porque se habían quedado hablando con el Maestro hasta muy entrada la noche, así que Jesús se fue hasta la orilla del mar y se sentó en una barca, la vieja barca de pesca de Andrés y Pedro que estaba siempre a su disposición, para meditar sobre el siguiente paso en el trabajo de extender el reino. Pero el Maestro no iba a estar solo mucho tiempo porque enseguida empezó a llegar la gente de Cafarnaúm y de los pueblos cercanos. Para las diez de la mañana había casi mil personas cerca de la embarcación de Jesús pidiendo a voces su atención. Pedro, que ya se había levantado, se abrió paso hasta la barca para preguntar a Jesús: «Maestro, ¿les hablo?». Jesús respondió: «No, Pedro, les voy a contar una historia». Entonces empezó a exponer la parábola del sembrador, una de las primeras de una larga serie de parábolas destinadas a las multitudes que lo seguían. Esta embarcación tenía un asiento elevado y Jesús se sentó en él, pues era costumbre sentarse para enseñar. Pedro pronunció primero unas breves palabras y luego Jesús se dirigió así a la multitud congregada en la orilla:
151:1.2 (1688.4) «Un sembrador salió a sembrar, y al sembrar, algunas semillas cayeron al borde del camino, donde fueron pisoteadas y se las comieron las aves. Otras semillas cayeron en pedregales donde había poca tierra y brotaron inmediatamente porque no tenían profundidad de tierra, pero cuando salió el sol se secaron porque no tenían raíces para absorber humedad. Otras semillas cayeron entre espinos, y los espinos crecieron con ellas y las ahogaron, de modo que no dieron fruto. Otras semillas cayeron en tierra buena y crecieron, y unas produjeron treinta, otras sesenta y otras ciento por uno.» Al terminar la parábola dijo a la multitud: «El que tenga oídos para oír, que oiga».
151:1.3 (1689.1) Cuando oyeron a Jesús enseñar así a la gente los apóstoles y los que estaban con ellos se extrañaron mucho, y después de comentarlo entre ellos durante todo el día, Mateo preguntó a Jesús al caer la tarde en el jardín de Zebedeo: «Maestro, ¿cuál es el significado de las oscuras palabras que diriges a la multitud? ¿Por qué hablas en parábolas a los que buscan la verdad?». Jesús contestó:
151:1.4 (1689.2) «Todo este tiempo os he instruido con paciencia. A vosotros se os ha concedido conocer los misterios del reino de los cielos, pero a las multitudes sin discernimiento y a los que buscan nuestra destrucción los misterios del reino les serán presentados en parábolas a partir de ahora. Lo haremos así para que los que desean realmente entrar en el reino puedan captar el significado de la enseñanza y encontrar la salvación, mientras que los que escuchan solo para atraparnos se vean más confundidos, puesto que verán sin ver y oirán sin oír. Hijos, ¿no percibís la ley del espíritu que dicta que al que tiene se le dará para que tenga en abundancia, pero al que no tiene aun lo que tiene se le quitará? Por eso en adelante hablaré mucho a la gente en parábolas, de manera que nuestros amigos y los que desean conocer la verdad encuentren lo que buscan, mientras que nuestros enemigos y los que no aman la verdad escuchen sin entender. Mucha de esta gente no sigue el camino de la verdad. El profeta describió bien a todas esas almas sin discernimiento cuando dijo: ‘Porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible, son duros de oído y han cerrado sus ojos para no percibir la verdad y comprenderla en su corazón’.»
151:1.5 (1689.3) Los apóstoles no entendieron del todo el significado de las palabras del Maestro. Mientras Andrés y Tomás seguían hablando con Jesús, Pedro y los demás apóstoles se reunieron en otra parte del jardín para comentar a fondo sobre este asunto.
151:2.1 (1689.4) Pedro y su grupo llegaron a la conclusión de que la parábola del sembrador era una alegoría con un significado oculto en cada uno de sus elementos, así que decidieron pedir a Jesús que se la explicara. Pedro se acercó al Maestro y le dijo: «No podemos captar el significado de esta parábola y deseamos que nos la expliques, puesto que dices que se nos han dado a conocer los misterios del reino». Jesús respondió así a Pedro: «Hijo, no deseo ocultarte nada, pero prefiero que me cuentes primero lo qué habéis estado hablando; ¿cuál es tu interpretación de la parábola?».
151:2.2 (1689.5) Después de un momento de silencio Pedro dijo: «Maestro, hemos hablado mucho sobre la parábola, y he llegado a esta interpretación: El sembrador es el predicador del evangelio; la semilla es la palabra de Dios. La semilla que cayó al borde del camino representa a los que no entienden la enseñanza del evangelio. Los pájaros que se comieron la semilla sobre la tierra endurecida representan a Satanás, o el maligno, que arrebata lo que se ha sembrado en el corazón de estos ignorantes. La semilla caída en el pedregal, que nace rápidamente, representa a las personas superficiales y poco reflexivas que reciben con gozo el mensaje de la buena nueva, pero la verdad no echa raíces en su comprensión más profunda. Su devoción dura poco ante las aflicciones y persecuciones. Estos creyentes tropiezan cuando aparecen los problemas; sucumben en el momento de la tentación. La semilla caída entre espinos representa a los que escuchan la palabra de buena gana, pero los afanes de este mundo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra de la verdad y no da fruto. En cambio la semilla caída en tierra buena, que rinde treinta, sesenta o ciento por uno, representa a los que, al oír la verdad, la reciben con distintos grados de aprecio —según sus diversas dotes intelectuales— y por eso manifiestan distintos grados de experiencia religiosa».
151:2.3 (1690.1) Tras escuchar la interpretación de Pedro, Jesús preguntó a los demás apóstoles si tenían otras sugerencias sobre la parábola. El único que respondió a esta invitación fue Natanael diciendo: «Maestro, aunque veo muchas cosas buenas en la interpretación de Simón Pedro, no estoy de acuerdo en todo. Mi idea de esta parábola sería: La semilla representa al evangelio del reino y el sembrador simboliza a los mensajeros del reino. Las semillas que cayeron en tierra dura al borde del camino representan a los que han oído hablar poco del evangelio, a los que son indiferentes al mensaje y a los que han endurecido sus corazones. Los pájaros del cielo que se comieron las semillas al borde del camino representan nuestros hábitos de vida, la tentación del mal y los deseos de la carne. Las semillas que cayeron en terreno pedregoso simbolizan a las personas impresionables que reciben rápidamente la nueva enseñanza y abandonan la verdad con la misma rapidez cuando se enfrentan a las dificultades y las realidades de vivir conforme a esta verdad; les falta percepción espiritual. Las semillas que cayeron entre espinos representan a los que se sienten atraídos por las verdades del evangelio; están dispuestos a seguir sus enseñanzas, pero el orgullo del mundo, los celos, la envidia y las angustias de la existencia humana se lo impiden. Las semillas que cayeron en tierra buena y dieron, unas treinta, otras sesenta y otras ciento por uno representan los diversos grados naturales de aptitud para comprender la verdad y responder a sus enseñanzas espirituales por parte de hombres y mujeres que poseen diferentes dotaciones de iluminación espiritual».
151:2.4 (1690.2) Cuando Natanael hubo terminado de hablar, los apóstoles y sus compañeros entablaron un acalorado debate, unos a favor de la interpretación de Pedro y otros, casi igual de numerosos, de la de Natanael. Mientras tanto, Pedro y Natanael se habían retirado a la casa, donde se enzarzaron en una intensa discusión para convencer al otro y hacerle cambiar de opinión.
151:2.5 (1690.3) El Maestro dejó que la confusión alcanzara su punto de máxima expresión y luego los convocó con unas palmadas. Cuando estuvieron todos reunidos en torno a él, les dijo: «Antes de comentaros esta parábola, ¿tiene alguno de vosotros algo que decir?». Hubo un momento de silencio, y Tomás dijo: «Sí, Maestro, quiero decir unas palabras. Recuerdo que una vez nos previniste contra esto mismo. Nos recomendaste que empleáramos historias verdaderas, no fábulas, como ejemplos en nuestra predicación; que eligiéramos la historia más adecuada para ilustrar únicamente la verdad central y esencial que queríamos enseñar a la gente, y que, después de haber utilizado así la historia, no intentáramos hacer una aplicación espiritual de todos los detalles menores contenidos en la historia que habíamos contado. Opino que tanto Pedro como Natanael se equivocan al intentar interpretar esta parábola. Admiro su habilidad para estas cosas, pero estoy convencido de que todos esos intentos de reflejar todos los aspectos de una parábola natural en analogías espirituales solo pueden crear confusión y distorsionar considerablemente la comprensión del verdadero propósito de la parábola. Y esto lo prueba claramente el hecho de que hace una hora estábamos todos de acuerdo y ahora estamos divididos en dos grupos enfrentados por opiniones diferentes sobre esta parábola. A mi modo de ver, cada grupo se agarra tanto a su opinión que se nubla nuestra capacidad de captar plenamente la gran verdad que querías transmitir cuando presentaste esta parábola a la multitud y nos pediste después que la comentáramos».
151:2.6 (1691.1) Las palabras de Tomás calmaron los ánimos de todos y les recordaron lo que Jesús les había enseñado en ocasiones anteriores. Antes de que Jesús tomara la palabra, Andrés se levantó y dijo: «Estoy convencido de que Tomás tiene razón, y me gustaría que nos dijera lo que significa para él la parábola del sembrador». Jesús asintió con un gesto, y Tomás dijo: «Hermanos, no quisiera prolongar esta discusión, pero si así lo deseáis, os diré que pienso que esta parábola fue dicha para enseñarnos una gran verdad. Y es que, por mucho que nos esforcemos en ejecutar nuestra misión divina con eficacia y fidelidad, el éxito de nuestra enseñanza del evangelio del reino será muy variable, y que todas estas diferencias de resultado serán consecuencia directa de las condiciones inherentes a las circunstancias de nuestro ministerio, condiciones sobre las que tenemos poco o ningún control».
151:2.7 (1691.2) Esta explicación de Tomás dejó prácticamente convencidos a casi todos sus compañeros de predicación, e incluso Pedro y Natanael iban a hablar con él, cuando Jesús se levantó y dijo: «Muy bien Tomás, has captado el verdadero significado de las parábolas, pero Pedro y Natanael os han hecho a todos el mismo bien al mostraros de forma real el peligro de intentar convertir mis parábolas en alegorías. Podéis dejar volar la imaginación especulativa dentro de vuestro corazón y muchas veces será provechoso, pero cometeréis un error si intentáis incorporar esas conclusiones a vuestra enseñanza pública».
151:2.8 (1691.3) Una vez disipada la tensión, Pedro y Natanael se felicitaron mutuamente por sus interpretaciones, y todos los apóstoles menos los gemelos Alfeo se aventuraron a hacer una interpretación de la parábola del sembrador antes de retirarse a dormir. Incluso Judas Iscariote ofreció una interpretación muy verosímil. Los doce solían intentar muchas veces descifrar entre ellos las parábolas del Maestro como si fueran alegorías, pero nunca más volvieron a tomarse en serio esas especulaciones. Fue una sesión muy provechosa para los apóstoles y sus compañeros, sobre todo porque a partir de entonces Jesús emplearía cada vez más parábolas en su enseñanza pública.
151:3.1 (1691.4) El método de la parábola encajaba muy bien con la mentalidad de los apóstoles, tanto es así que se pasaron toda la tarde siguiente hablando de parábolas. Jesús inició la conversación de la noche diciendo: «Amados míos, cuando enseñéis debéis adaptar siempre vuestra presentación de la verdad a la mente y el corazón de los que os escuchan. Cuando os encontréis ante una multitud de intelectos y temperamentos variados no podréis emplear palabras diferentes para cada clase de oyente, pero sí podréis contar una historia para transmitir vuestra enseñanza. Y así cada grupo, incluso cada individuo, podrá hacer su propia interpretación de vuestra parábola según sus propias dotes intelectuales y espirituales. Haced que vuestra luz brille, pero hacedlo con sabiduría y buen criterio. Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija o la pone debajo de una cama, sino sobre un candelero para que todos puedan ver la luz. Os diré que no hay nada oculto en el reino de los cielos que no haya de ser manifestado; ni tampoco hay secretos que al final no se den a conocer. Todas esas cosas acabarán saliendo a la luz. No penséis solo en las multitudes y en su forma de escuchar la verdad; prestad también atención a vuestra propia forma de escuchar. Recordad lo que os he dicho muchas veces: Al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará incluso lo que cree que tiene».
151:3.2 (1692.1) Esta continuación de las conversaciones sobre el tema de las parábolas y las instrucciones adicionales sobre su interpretación se pueden resumir y expresar en términos modernos como sigue:
151:3.3 (1692.2) 1. Jesús no era partidario de emplear fábulas ni alegorías para enseñar las verdades del evangelio, en cambio recomendó la libre utilización de parábolas, y en especial de parábolas tomadas de la naturaleza. Insistió sobre el valor de utilizar la analogía existente entre el mundo natural y el espiritual como uno de los medios de enseñar la verdad. Aludió con frecuencia a lo natural como «la sombra irreal y fugaz de las realidades del espíritu».
151:3.4 (1692.3) 2. Jesús narró tres o cuatro parábolas tomadas de las escrituras hebreas, y llamó la atención sobre el hecho de que este método de enseñanza no era del todo nuevo. Sin embargo, él lo renovó por su forma de emplearlo a partir de entonces.
151:3.5 (1692.4) 3. Al enseñar a los apóstoles el valor de las parábolas, Jesús subrayó los aspectos siguientes:
151:3.6 (1692.5) La parábola hace un llamamiento simultáneo a niveles muy distintos de la mente y el espíritu. La parábola estimula la imaginación, desafía al discernimiento y provoca el pensamiento crítico; promueve la simpatía sin despertar antagonismos.
151:3.7 (1692.6) La parábola lleva a la percepción de lo desconocido partiendo de cosas conocidas. La parábola utiliza lo material y lo natural como medio de presentar lo espiritual y lo supramaterial.
151:3.8 (1692.7) Las parábolas favorecen la toma de decisiones morales imparciales. La parábola salva muchos prejuicios e introduce con elegancia nuevas verdades en la mente, y todo ello despertando un mínimo de reacciones defensivas de resentimiento personal.
151:3.9 (1692.8) Rechazar la verdad contenida en la analogía de una parábola requiere una acción intelectual consciente que se oponga directamente al juicio recto y la decisión equitativa de la persona. La parábola conduce a forzar el pensamiento a través del sentido del oído.
151:3.10 (1692.9) El uso de la parábola como medio de enseñanza permite al maestro presentar verdades nuevas e incluso sorprendentes, evitando al mismo tiempo en gran medida toda controversia y todo conflicto externo con la tradición y la autoridad establecida.
151:3.11 (1693.1) La parábola posee además la ventaja de estimular en el oyente el recuerdo de la verdad contenida en su enseñanza cuando se encuentre más adelante con las mismas escenas que le son familiares.
151:3.12 (1693.2) Jesús intentó así dar a conocer a sus seguidores muchas de las razones que le llevaban a utilizar cada vez más las parábolas en su enseñanza pública.
151:3.13 (1693.3) Hacia el final de la lección de la noche Jesús hizo su primer comentario sobre la parábola del sembrador. Dijo que la parábola se refería a dos cosas. En primer lugar, era una revisión de su propio ministerio hasta ese momento y un pronóstico de lo que le esperaba durante el resto de su vida en la tierra. En segundo lugar, era también una alusión a lo que los apóstoles y otros mensajeros del reino podían esperar en su ministerio, de generación en generación, con el paso del tiempo.
151:3.14 (1693.4) Jesús recurrió también a las parábolas como la mejor manera de refutar las elaboradas afirmaciones de los líderes religiosos de Jerusalén empeñados en demostrar que contaba con la colaboración de los demonios y del príncipe de los diablos. La asociación con la naturaleza echaba por tierra esta acusación porque la gente de entonces consideraba que todos los fenómenos naturales provenían de la acción directa de seres espirituales y fuerzas sobrenaturales. Además, este método de enseñanza le permitía proclamar verdades esenciales a los que deseaban conocer el mejor camino, al tiempo que proporcionaba a sus enemigos menos oportunidades de encontrar motivos de ofensa y acusación.
151:3.15 (1693.5) Antes de despedir al grupo para pasar la noche, Jesús dijo: «Os voy a contar ahora la última parte de la parábola del sembrador. Quiero probaros para saber cómo recibiréis esto: El reino de los cielos es también como un hombre que echó buena semilla en la tierra, y mientras dormía de noche y se afanaba de día, la semilla brotó y creció, y aunque no sabía cómo había ocurrido, la planta dio fruto. Primero salió la hoja, luego la espiga y luego el grano entero en la espiga. Y cuando el grano estuvo maduro, metió la hoz y recogió la cosecha. El que tenga oídos para oír, que oiga».
151:3.16 (1693.6) Los apóstoles dieron muchas vueltas en la cabeza a estas palabras, pero el Maestro nunca volvió a referirse a este epílogo de la parábola del sembrador.
151:4.1 (1693.7) Al día siguiente Jesús volvió a predicar a la gente desde la embarcación y dijo: «El reino de los cielos es como un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormía, vino su enemigo y sembró malas hierbas entre el trigo y huyó. Cuando el trigo brotó y produjo grano aparecieron también las malas hierbas, y entonces los siervos del dueño fueron a decirle: ‘Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿de dónde, pues, tiene malas hierbas?’ El dueño les respondió: ‘Un enemigo ha hecho esto’. Y los siervos le dijeron: ‘¿Quieres que vayamos y arranquemos las malas hierbas?’. Pero él les dijo: ‘No, no sea que al recogerlas arranquéis también el trigo. Dejad que ambas crezcan juntas hasta la cosecha, y al tiempo de la siega diré a los segadores: recoged primero las malas hierbas y atadlas en manojos para quemarlas, pero el trigo recogedlo en mi granero’».
151:4.2 (1693.8) Después de algunas preguntas de la gente, Jesús contó otra parábola: «El reino de los cielos es como un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo. La semilla de mostaza es en verdad la más pequeña de todas las simientes, pero cuando ha crecido es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de modo que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas».
151:4.3 (1694.1) «El reino de los cielos es también semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo quedó fermentado.»
151:4.4 (1694.2) «El reino de los cielos es también como un tesoro escondido en un campo que un hombre descubrió. Lleno de gozo fue a vender todo lo que poseía para tener dinero para comprar el campo.»
151:4.5 (1694.3) «El reino de los cielos es también como un mercader que busca perlas finas, y al encontrar una perla de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía para poder comprar la perla extraordinaria.»
151:4.6 (1694.4) «Asimismo, el reino de los cielos es semejante a una red barredera que fue echada al mar y recogió peces de toda clase. Cuando se llenó los pescadores la sacaron a la playa, donde se sentaron para escoger el pescado, y recogieron los buenos en canastas pero echaron fuera los malos.»
151:4.7 (1694.5) Jesús contó a las multitudes muchas otras parábolas. De hecho, a partir de esa época casi siempre empleó este método para enseñar a las masas. Después de hablar en parábolas al público, aprovechaba las clases vespertinas para explicar sus enseñanzas con más profundidad y detenimiento a los apóstoles y evangelistas.
151:5.1 (1694.6) La muchedumbre siguió creciendo a lo largo de la semana. El sabbat, Jesús se retiró rápidamente a las colinas, pero el domingo por la mañana volvió el gentío. Jesús les habló al comienzo de la tarde, después de la predicación de Pedro, y al terminar dijo a sus apóstoles: «Estoy cansado de las multitudes; crucemos a la otra orilla para poder descansar un día».
151:5.2 (1694.7) Mientras atravesaban el lago se levantó una de las tempestades violentas y repentinas que son características del mar de Galilea, sobre todo en esa época del año. Esta masa de agua está a unos doscientos metros por debajo del nivel del mar, rodeada por riberas altas, sobre todo hacia el oeste, con gargantas abruptas que van desde las colinas hasta el lago. Durante el día se forma una bolsa de aire caliente sobre el lago, y al ponerse el sol el aire frío de las gargantas tiene tendencia a precipitarse sobre el lago. Estos vendavales se forman de repente y a veces se desvanecen con la misma rapidez.
151:5.3 (1694.8) Fue precisamente uno de estos vendavales vespertinos lo que sorprendió a la embarcación que llevaba a Jesús a la otra orilla esa tarde de domingo. Otras tres embarcaciones con algunos de los evangelistas más jóvenes le iban a la zaga. La tempestad era intensa, aunque muy localizada en esa zona del lago, pues no había indicio de tormenta en la costa oeste. El viento era tan fuerte que las olas empezaron a barrer la embarcación. El fuerte viento había arrancado la vela antes de que los apóstoles pudieran recogerla, y ahora dependían enteramente de sus remos mientras bogaban penosamente hacia la costa, que estaba a unos dos kilómetros y medio de distancia.
151:5.4 (1694.9) Jesús, mientras tanto, dormía en la popa bajo un pequeño cobertizo. El Maestro estaba cansado cuando salieron de Betsaida, y les había propuesto pasar a la otra orilla para poder descansar. Estos antiguos pescadores, remeros fuertes y experimentados, peleaban contra uno de los peores temporales de su vida; el viento y las olas zarandeaban la embarcación como un barco de juguete, pero Jesús seguía durmiendo tranquilamente. Pedro estaba en el remo de la derecha cerca de la popa, y al ver que la barca se llenaba de agua, soltó el remo y fue al cobertizo a zarandear a Jesús. Al despertarlo le dijo: «Maestro, ¿no ves que estamos en plena tormenta? Si no nos salvas, pereceremos todos».
151:5.5 (1695.1) Jesús salió de su cobertizo a la lluvia, miró primero a Pedro, y luego escudriñó la oscuridad hacia los esforzados remeros y volvió otra vez la mirada hacia Simón Pedro, que en su agitación aún no había retomado el remo. Jesús dijo a Pedro: «¿Por qué tenéis todos tanto miedo? ¿Dónde está vuestra fe? Paz, estad tranquilos». Apenas había hecho Jesús este reproche a Pedro y a los demás apóstoles, apenas había insistido a Pedro en que buscara la paz y tranquilizara su alma atribulada, la atmósfera recuperó su equilibrio y sobrevino una gran calma. Las olas furiosas se aplacaron de inmediato, desaparecieron los oscuros nubarrones tras el aguacero y las estrellas del cielo brillaron en lo alto. A nuestro juicio, todo esto fue pura coincidencia pero los apóstoles, y en especial Simón Pedro, nunca dejaron de considerar el episodio como un milagro de la naturaleza. Era muy fácil para los hombres de aquel tiempo creer en milagros de la naturaleza, puesto que creían firmemente que toda la naturaleza era un fenómeno controlado directamente por fuerzas espirituales y seres sobrenaturales.
151:5.6 (1695.2) Jesús explicó claramente a los doce que había hablado a sus espíritus atribulados y se había dirigido a sus mentes sacudidas por el miedo, que no había dado ninguna orden a los elementos, pero fue inútil. Los seguidores del Maestro se empeñaron siempre en interpretar a su manera todos estos acontecimientos fortuitos. A partir de ese día persistieron en considerar que el Maestro tenía poder absoluto sobre los elementos naturales. Pedro no se cansó nunca de contar que «hasta el viento y el mar le obedecían».
151:5.7 (1695.3) Ya bien entrada la noche, Jesús y sus compañeros alcanzaron la orilla. Como la noche estaba tranquila y hermosa, todos se quedaron a descansar en las barcas y no fueron a tierra hasta que salió el sol. Cuando se hubieron reunido, unos cuarenta en total, Jesús dijo: «Iremos a aquellas colinas y nos quedaremos unos días para reflexionar sobre los problemas del reino del Padre».
151:6.1 (1695.4) Aunque la mayor parte de la costa este del lago subía en pendiente suave hacia las tierras altas, en ese punto concreto había una ladera empinada, y en algunos lugares la costa caía a pique hasta el lago. Jesús apuntó hacia la falda de la colina cercana diciendo: «Subamos por esa ladera para desayunar, y podremos descansar y hablar en alguno de los refugios».
151:6.2 (1695.5) Toda esta ladera estaba llena de cavernas excavadas en la roca, y muchos de estos nichos eran antiguos sepulcros. Hacia la mitad de la ladera, en una pequeña planicie relativamente llana, estaba el cementerio de la pequeña aldea de Queresa. Cuando el grupo de Jesús pasó cerca de este cementerio, un lunático que vivía en las cavernas de la ladera corrió hacia ellos. Este demente, muy conocido en aquellos parajes, estuvo en otro tiempo encadenado en una de las grutas, pero hacía mucho que había roto sus ataduras y vagaba a su antojo entre las tumbas y los sepulcros abandonados.
151:6.3 (1696.1) Este hombre, llamado Amós, padecía locura intermitente. Tenía periodos relativamente largos en los que se ponía ropa y se comportaba bastante bien con sus semejantes. En uno de esos intervalos de lucidez había ido a Betsaida, donde escuchó la predicación de Jesús y los apóstoles y empezó a creer a medias en el evangelio del reino. Pero luego volvió a entrar en la fase trastornada de su enfermedad y huyó hacia las tumbas, donde gemía, clamaba a gritos y aterrorizaba a todo el que pasaba por ahí.
151:6.4 (1696.2) Cuando Amós reconoció a Jesús cayó a sus pies y exclamó: «Te conozco, Jesús, pero estoy poseído por muchos demonios y te suplico que no me atormentes». Este hombre estaba convencido de que sus crisis mentales periódicas se debían a la acción de espíritus malignos o impuros que entraban en él y dominaban su mente y su cuerpo. Pero sus trastornos eran más que nada emocionales, su cerebro no estaba gravemente enfermo.
151:6.5 (1696.3) Jesús bajó la mirada hacia el hombre agazapado como un animal a sus pies, se inclinó, lo tomó de la mano, lo levantó y le dijo: «Amós, no estás poseído por ningún demonio; ya has oído la buena nueva de que eres hijo de Dios. Te ordeno que salgas de esta crisis». Cuando Amós oyó a Jesús decir estas palabras, se produjo tal transformación en su intelecto que recobró inmediatamente el juicio y el control normal de sus emociones. Para entonces se había congregado ya un buen número de personas procedentes de la aldea cercana, y también se unieron al público unos porqueros que venían de las tierras altas situadas más arriba. Todos se sorprendieron al ver al lunático en su sano juicio sentado con Jesús y sus seguidores y conversando libremente con ellos.
151:6.6 (1696.4) Mientras los porqueros corrían hacia la aldea para divulgar la noticia de que el lunático había sido amansado, los perros cargaron contra una pequeña piara de unos treinta cerdos que se había quedado sin guarda y los empujaron hacia el precipicio, de modo que la mayoría cayeron al mar. Este acontecimiento fortuito, unido a la presencia de Jesús y a la curación supuestamente milagrosa del lunático, dio origen a la leyenda de que Jesús había curado a Amós expulsando de él a una legión de demonios, y que esos demonios se habían metido en la piara de cerdos y los habían despeñado en el mar. Antes del final del día los porqueros habían publicado la noticia a los cuatro vientos y toda la aldea la creyó. Amós se creyó la historia sin la menor duda, porque vio a los cerdos caer por el precipicio poco después de haber recuperado su equilibrio mental, y se convenció definitivamente de que se habían llevado consigo a los mismos espíritus malignos que lo habían atormentado y afligido durante tanto tiempo. Esto contribuyó en gran medida a que su curación fuera permanente. Es igualmente cierto que todos los apóstoles de Jesús (salvo Tomás) creyeron que el episodio de los cerdos estaba directamente relacionado con la curación de Amós.
151:6.7 (1696.5) Jesús no consiguió descansar como pretendía. Estuvo asediado casi todo el día por los que acudieron atraídos por la noticia de la curación de Amós, y por la historia de que los demonios habían salido del lunático para meterse en la piara de cerdos. Y así, el martes por la mañana temprano después de una sola noche de descanso, Jesús y sus amigos fueron despertados por una delegación de los criadores de cerdos para pedirles que se marcharan. El portavoz de estos gentiles dijo a Pedro y Andrés: «Pescadores de Galilea, alejaos de nosotros y llevaos a vuestro profeta. Sabemos que es un hombre santo, pero los dioses de nuestro país no lo conocen, y corremos el riesgo de perder muchos cerdos. Vuestra presencia nos da miedo, por eso os rogamos que os vayáis de aquí». Al oír esto, Jesús dijo a Andrés: «Volvamos a casa».
151:6.8 (1697.1) Cuando estaban a punto de marcharse, Amós suplicó a Jesús que le permitiera volver con ellos, pero el Maestro no accedió. Jesús dijo a Amós: «No olvides que eres hijo de Dios. Vuelve con tu gente y muéstrales las grandes cosas que Dios ha hecho por ti». Y Amós fue publicando por todas partes que Jesús había expulsado a una legión de demonios de su alma atribulada, y que estos espíritus malignos se habían metido en una piara de cerdos y los habían arrastrado a su destrucción inmediata. No paró hasta que hubo publicado en todas las ciudades de la Decápolis las grandes cosas que Jesús había hecho por él.
El libro de Urantia
Documento 152
152:0.1 (1698.1) LA historia de la curación de Amós, el lunático de Queresa, había llegado ya hasta Betsaida y Cafarnaúm, de manera que un gran gentío estaba esperando a Jesús cuando su embarcación tocó tierra aquel martes por la mañana. Entre la multitud estaban los nuevos observadores del Sanedrín de Jerusalén que habían ido a Cafarnaúm en busca de motivos para apresar y condenar al Maestro. Mientras Jesús hablaba con los que se habían reunido para saludarlo, Jairo, uno de los rectores de la sinagoga, se abrió paso entre la gente y, cayendo a sus pies, lo tomó de la mano y le imploró que fuera con él de inmediato, diciendo: «Maestro, mi pequeña hija, mi única hija, yace en mi casa a punto de morir. Te ruego que vengas a curarla». Al oír la petición de ese padre, Jesús dijo: «Iré contigo».
152:0.2 (1698.2) El gentío había oído la súplica de Jairo y los siguió para ver qué ocurriría. Poco antes de llegar a la casa del rector, Jesús se apresuraba por una calle estrecha empujado por la muchedumbre cuando se paró de pronto y exclamó: «Alguien me ha tocado». Los que estaban cerca de él negaron haberlo tocado, y Pedro dijo: «Maestro, ya ves que la gente te oprime y amenaza con aplastarnos, y aun así dices ‘alguien me ha tocado’ ¿qué quieres decir?». Jesús dijo: «He preguntado quién me ha tocado, porque he sentido que una energía viva salía de mí». Al mirar Jesús a su alrededor, sus ojos se posaron en una mujer que se adelantó y se arrodilló a sus pies diciendo: «Llevo muchos años padeciendo flujo de sangre. He sufrido mucho en manos de muchos médicos y he gastado en ellos todo lo que tenía, pero ninguno ha podido curarme. Entonces oí hablar de ti y pensé que solo con que pudiera tocar el borde de tu manto sanaría. Por eso me abrí paso entre el gentío hasta que llegué hasta ti, Maestro, toqué el orillo de tu ropa y fui curada. Sé que he sido curada de mi enfermedad».
152:0.3 (1698.3) Al oírlo, Jesús tomó a la mujer de la mano, la levantó y le dijo: «Hija, tu fe te ha curado; vete en paz». Era su fe, y no su contacto, lo que la había curado. Este caso es un buen ejemplo de muchas curas aparentemente milagrosas que jalonaron la carrera de Jesús en la tierra pero que él no deseó conscientemente en ningún sentido. Con el tiempo se demostró que esa mujer se había curado realmente de su mal. Su tipo de fe era capaz de captar directamente el poder creativo contenido en la persona del Maestro. Con la fe que ella tenía solo necesitaba acercarse a la persona del Maestro, no necesitaba para nada tocar su ropa; esa no era más que la parte supersticiosa de su creencia. Esa mujer de Cesarea de Filipo se llamaba Verónica, y Jesús hizo que se presentara ante él para evitar dos errores que podrían haber persistido en su mente o en la mente de los testigos de su curación. No quería que Verónica se fuera creyendo que se había curado gracias a su intento vergonzante de robar su curación ni la superstición de tocar la ropa de Jesús. Quería que todos supieran que la única causa de la curación había sido la fe pura y viva de Verónica.
152:1.1 (1699.1) Como es natural, este retraso aumentó el nerviosismo de Jairo por llegar a su casa; así que apretaron el paso, pero antes de que entraran en el patio del rector, uno de sus siervos salió a decirle: «Tu hija ha muerto, no molestes más al Maestro». Jesús pareció no oír las palabras del sirviente, y tomando consigo a Pedro, Santiago y Juan, se volvió hacia el desolado padre diciendo: «No temas; solo cree». Al entrar en la casa encontró que ya estaban allí los flautistas, y las plañideras montaban un alboroto indecoroso; los parientes ya se habían puesto a llorar y lamentarse. Jesús hizo salir de la habitación a los dolientes y las plañideras, que se burlaron de él cuando les dijo que la niña no estaba muerta. Entró con el padre, la madre y sus tres apóstoles, y dijo a la madre: «Tu hija no está muerta, solo duerme». Y cuando la casa se hubo calmado, Jesús fue a donde yacía la niña, la tomó de la mano y le dijo: «Hija, yo te lo digo, ¡despierta y levántate!». Al oír estas palabras, la muchacha se levantó inmediatamente y caminó por la habitación. Cuando se hubo recuperado de su aturdimiento, Jesús mandó que le dieran de comer, pues llevaba mucho tiempo sin alimento.
152:1.2 (1699.2) Como había mucha agitación en Cafarnaúm contra él, Jesús reunió a la familia y les explicó que la niña había estado en coma después de una larga fiebre y que solo se había limitado a despertarla, que no la había resucitado de entre los muertos. A sus apóstoles les dio la misma explicación, pero fue inútil; todos creían que había resucitado a la muchacha de entre los muertos. Lo que Jesús decía para explicar muchos de estos milagros aparentes tenía poco efecto sobre sus seguidores. Eran propensos a ver milagros, y no perdían ninguna oportunidad de atribuir a Jesús un nuevo prodigio. Jesús y los apóstoles volvieron a Betsaida después de haber encargado específicamente a todos ellos que no se lo dijeran a nadie.
152:1.3 (1699.3) Cuando salió de la casa de Jairo, dos ciegos guiados por un muchacho mudo lo siguieron pidiendo a gritos que los curara. Por esta época la reputación de Jesús como sanador estaba en su apogeo. Fuera donde fuera, los enfermos y afligidos lo esperaban. El Maestro parecía exhausto, y todos sus amigos empezaron a temer que siguiera curando y enseñando hasta el punto de derrumbarse de verdad.
152:1.4 (1699.4) Los apóstoles de Jesús, y no digamos la gente común, no podían comprender la naturaleza y los atributos de este hombre-Dios. Tampoco ha podido ninguna generación posterior evaluar lo que ocurrió en la tierra en la persona de Jesús de Nazaret. Y ni la ciencia ni la religión tendrán nunca la oportunidad de examinar aquellos notables acontecimientos, por la sencilla razón de que una situación tan extraordinaria no volverá a darse nunca ni en este mundo ni en ningún otro mundo de Nebadon. Nunca más volverá a aparecer a imagen y semejanza de carne mortal, en ningún mundo de todo este universo, un ser que personifique al mismo tiempo todos los atributos de la energía creativa combinados con las dotes espirituales que trascienden el tiempo y casi todas las demás limitaciones materiales.
152:1.5 (1700.1) Ni antes de que Jesús estuviera en la tierra, ni tampoco desde entonces, ha sido posible obtener de manera tan gráfica y directa los resultados que acompañan a la fe fuerte y viva de hombres y mujeres mortales. Para que esos fenómenos se repitieran habríamos de estar en presencia directa de Miguel, el Creador, en la misma calidad de Hijo del Hombre que tuvo en aquellos días. Es cierto que hoy en día su ausencia impide estas manifestaciones materiales, pero no debéis poner ningún tipo de limitación a las posibles demostraciones de su poder espiritual. Aunque el Maestro está ausente como ser material, está presente como influencia espiritual en el corazón de los hombres. Al irse de este mundo Jesús hizo posible que su espíritu viviera al lado del de su Padre, que mora en el interior de las mentes de toda la humanidad.
152:2.1 (1700.2) Jesús siguió enseñando a la gente durante el día mientras instruía a los apóstoles y a los evangelistas por la noche. El viernes decretó una semana de vacaciones para que todos sus seguidores pudieran pasar unos días en sus casas o con sus amigos antes de prepararse para la Pascua en Jerusalén, pero más de la mitad de sus discípulos prefirieron quedarse con él. La multitud iba creciendo diariamente hasta tal punto que David Zebedeo propuso establecer un nuevo campamento, pero Jesús se negó. El Maestro había descansado tan poco durante el sabbat que el domingo 27 de marzo quiso alejarse de la gente por la mañana temprano. Algunos evangelistas quedaron encargados de hablar a la multitud mientras Jesús y los doce intentaban cruzar el lago sin ser vistos para encontrar el descanso que tanto necesitaban en un hermoso parque al sur de Betsaida-Julias. Esta región era uno de los lugares de paseo favoritos de las gentes de Cafarnaúm, y los parques de la costa oriental eran bien conocidos por todos.
152:2.2 (1700.3) Pero la gente no lo permitió. Al ver la dirección que tomaba la barca de Jesús, alquilaron todos los barcos disponibles y salieron tras él. Los que no pudieron conseguir embarcación salieron a pie para rodear el extremo superior del lago.
152:2.3 (1700.4) Al caer la tarde más de mil personas habían localizado al Maestro en uno de los parques. Él les habló brevemente y Pedro tomó el relevo. Mucha de esta gente había traído comida, y después de cenar, se reunieron en pequeños grupos mientras los apóstoles y discípulos de Jesús les enseñaban.
152:2.4 (1700.5) El lunes por la tarde la multitud había aumentado a más de tres mil personas y siguieron llegando hasta muy entrada la noche. Muchos traían a enfermos de todo tipo. Cientos de personas interesadas habían planeado parar en Cafarnaúm de camino a la Pascua para ver y escuchar a Jesús, y estaban decididos a lograrlo. Para el miércoles a mediodía ya se habían congregado alrededor de cinco mil hombres, mujeres y niños en ese parque al sur de Betsaida-Julias. El tiempo era agradable, pues se acercaba el final de la estación de las lluvias en esa región.
152:2.5 (1700.6) Felipe había previsto provisiones para alimentar a Jesús y los doce durante tres días, y había encargado de su custodia al joven Marcos, su asistente en todas las tareas. Esa tarde era la tercera que pasaba allí casi la mitad de la multitud, y la comida que habían traído estaba a punto de agotarse. David Zebedeo no tenía una ciudad de tiendas donde alojar y alimentar a las muchedumbres, ni Felipe provisiones para tantos. La gente tenía hambre pero no quería marcharse. Se rumoreaba en voz baja que Jesús, para evitar problemas tanto con Herodes como con los líderes de Jerusalén, había elegido ese paraje tranquilo, fuera de la jurisdicción de todos sus enemigos, para ser coronado rey. El entusiasmo de la gente aumentaba de hora en hora. A Jesús nadie le decía ni una palabra de esto, aunque él, por supuesto, sabía todo lo que estaba pasando. Hasta los doce apóstoles se habían contagiado de estas ideas, y sobre todo los evangelistas más jóvenes. Los apóstoles que estaban a favor de este intento de proclamar rey a Jesús eran Pedro, Juan, Simón Zelotes y Judas Iscariote. Los que se oponían al plan eran Andrés, Santiago, Natanael y Tomás. Mateo, Felipe y los gemelos Alfeo no tomaron partido. El cabecilla de esta conspiración para hacerle rey era Joab, uno de los evangelistas jóvenes.
152:2.6 (1701.1) Esa era la situación el miércoles hacia las cinco de la tarde cuando Jesús pidió a Santiago Alfeo que llamara a Andrés y a Felipe. Jesús les dijo: «¿Qué haremos con la multitud? Llevan ya tres días con nosotros y muchos tienen hambre. No tienen comida». Felipe y Andrés se miraron, y Felipe contestó: «Maestro, deberías despachar a esta gente para que vaya a los pueblos de los alrededores a comprar comida». Y Andrés, temiendo que se materializara la conspiración para coronarlo rey, apoyó rápidamente a Felipe diciendo: «Sí, Maestro, creo que es mejor que despidas a la multitud para que puedan ir a comprar comida y tú consigas descansar un poco». Para entonces otros apóstoles se habían unido a la conversación. Jesús les dijo: «Pero no quiero que se vayan hambrientos; ¿no podéis darles de comer?». Esto fue demasiado para Felipe, que no pudo por menos que exclamar: «Maestro, ¿dónde podemos comprar pan para esta multitud en pleno campo? Doscientos denarios no bastarían para un almuerzo».
152:2.7 (1701.2) Sin dar tiempo a los apóstoles para opinar, Jesús se volvió hacia Andrés y Felipe y les dijo: «No quiero despachar a esta gente. Están aquí como ovejas sin pastor. Quisiera darles de comer. ¿Cuánta comida tenemos?». Mientras Felipe comentaba con Mateo y Judas, Andrés fue a buscar al joven Marcos para averiguar cuánto quedaba en la reserva y volvió a Jesús diciendo: «Al muchacho solo le quedan cinco panes de cebada y dos peces secos»; y Pedro se apresuró a añadir: «Y eso que aún no hemos cenado».
152:2.8 (1701.3) Jesús calló durante un momento con una expresión lejana en los ojos. Los apóstoles no decían nada. De pronto Jesús se volvió hacia Andrés diciendo: «Tráeme los panes y los peces». Y cuando Andrés le llevó la canasta el Maestro dijo: «Ordena a la gente que se siente en la hierba en grupos de cien y que elijan a un jefe para cada grupo, y reúne mientras tanto a todos los evangelistas aquí con nosotros».
152:2.9 (1701.4) Jesús tomó los panes en sus manos, y después de dar gracias, partió el pan y se lo dio a sus apóstoles, que se lo pasaron a sus compañeros, quienes a su vez lo llevaron a la multitud. Jesús partió y distribuyó los peces de la misma manera. La multitud comió hasta saciarse, y cuando hubieron terminado de comer Jesús dijo a los discípulos: «Recoged los trozos que quedan para que no se pierda nada». Cuando terminaron de recoger los restos, tenían doce canastas llenas. Alrededor de cinco mil hombres, mujeres y niños comieron en este banquete extraordinario.
152:2.10 (1702.1) Este fue el primer y único milagro de la naturaleza que fue planificado conscientemente por Jesús. Es verdad que sus discípulos eran propensos a llamar milagros a muchas cosas que no lo eran, pero esta fue una auténtica ministración sobrenatural. Se nos ha enseñado que en este caso Miguel multiplicó los elementos alimenticios como lo hace siempre, excepto que eliminó el factor tiempo y el cauce visible de la vida.
152:3.1 (1702.2) Este fue otro de los casos en los que la piedad humana se sumó al poder creativo, y así se provocó el acontecimiento de alimentar a cinco mil personas mediante energía sobrenatural. Una vez saciada la multitud, y con el consiguiente aumento de la fama de Jesús por el portento, el proyecto de hacerse con el Maestro y proclamarlo rey ya no necesitaba cabecilla. La idea pareció propagarse contagiosamente entre el gentío. La reacción de la multitud ante esta satisfacción repentina y espectacular de sus necesidades físicas fue profunda y arrolladora. A los judíos se les había enseñado durante mucho tiempo que cuando viniera el Mesías, el hijo de David, haría manar de nuevo leche y la miel de la tierra, y que les sería otorgado el pan de vida igual que se suponía que había caído el maná del cielo sobre sus antepasados en el desierto. ¿Y no acababan de cumplirse todas estas expectativas ante sus propios ojos? Cuando aquella multitud hambrienta y desnutrida se hartó del todo con el alimento milagroso, no hubo más que una reacción unánime: «He aquí a nuestro rey». Había llegado el libertador de Israel hacedor de prodigios. A los ojos de esa gente sencilla el poder de alimentar llevaba consigo el derecho a gobernar, por eso no es de extrañar que la multitud saciada se levantara como un solo hombre, gritando: «¡Sea rey!».
152:3.2 (1702.3) Este potente griterío entusiasmó a Pedro y a aquellos de los apóstoles que aún conservaban la esperanza de que Jesús hiciera valer su derecho a gobernar. Pero estas falsas esperanzas duraron poco. Apenas dejó de resonar el potente griterío de la multitud en las rocas cercanas, Jesús subió a una gran piedra, pidió atención levantando la mano derecha y les dijo: «Hijos, vuestras intenciones son buenas, pero vuestra vista es corta y vuestros intereses son materiales». Hubo una breve pausa; el fornido galileo erguido majestuosamente contra el resplandor difuso del hermoso crepúsculo oriental parecía un rey de la cabeza a los pies. La multitud contenía la respiración mientras proseguía: «Queréis hacerme rey, no porque vuestras almas se hayan iluminado con una gran verdad, sino porque vuestros estómagos se han llenado de pan. ¿Cuántas veces os he dicho que mi reino no es de este mundo? El reino de los cielos que nosotros proclamamos es una hermandad espiritual, y nadie lo gobierna sentado en un trono material. Mi Padre del cielo es el Soberano infinitamente sabio y poderoso de esta hermandad espiritual de los hijos de Dios en la tierra. ¡¿Tan mal os he revelado al Padre de los espíritus que queréis hacer rey a su Hijo en la carne?! Volved ahora todos a vuestras casas. Si habéis de tener rey, que el Padre de las luces sea entronizado en el corazón de cada uno de vosotros como Soberano en espíritu de todas las cosas».
152:3.3 (1702.4) La multitud se marchó atónita y descorazonada ante estas palabras de Jesús. Muchos de los que habían creído en él se echaron atrás y dejaron de seguirlo desde ese día. Los apóstoles estaban sin habla; se quedaron mudos alrededor de las doce canastas con los restos de la comida; solo Marcos, el muchacho asistente, dijo: «No ha querido ser nuestro rey». Jesús, antes de marcharse a las colinas para estar solo, se volvió hacia Andrés y le dijo: «Lleva a tus hermanos de vuelta a la casa de Zebedeo y reza con ellos, sobre todo por tu hermano Simón Pedro».
152:4.1 (1703.1) Los apóstoles subieron a la barca y empezaron a remar en silencio hacia la orilla occidental del lago para volver a Betsaida sin su Maestro que los había dejado solos. Ninguno de los doce estaba tan destrozado y abatido como Simón Pedro. Apenas pronunciaron palabra; todos pensaban en el Maestro, él solo en las colinas. ¿Los había abandonado? Nunca los había despachado a todos y se había negado a ir con ellos. ¿Qué significaba todo esto?
152:4.2 (1703.2) Soplaba un fuerte viento en contra que les impedía avanzar, y la oscuridad cayó sobre ellos. Con el paso de las horas de oscuridad y duro remar, Pedro se agotó y cayó en un profundo sueño. Andrés y Santiago lo tumbaron a descansar en el asiento acolchado de la popa de la embarcación. Mientras los demás apóstoles luchaban contra el viento y las olas, Pedro tuvo un sueño; tuvo una visión de Jesús que venía hacia ellos caminando sobre el mar. Cuando el Maestro pareció pasar cerca de la embarcación, Pedro gritó: «Sálvanos, Maestro, sálvanos». Y los que estaban cerca de la popa le oyeron decir algunas de estas palabras. Esta aparición nocturna prosiguió en la mente de Pedro, y soñó que Jesús decía: «Tened ánimo; soy yo; no temáis». Esto fue como bálsamo de Galaad para el alma atribulada de Pedro y tranquilizó su espíritu inquieto, de modo que (en su sueño) gritó al Maestro: «Señor, si eres realmente tú, mándame que camine contigo sobre las aguas». Cuando Pedro empezó a caminar sobre el agua, las olas embravecidas lo asustaron, y a punto de hundirse, gritó: «Señor, ¡sálvame!». Muchos de los doce le oyeron gritar así. Entonces Pedro soñó que Jesús venía a rescatarlo, le tendía la mano y lo sostenía diciendo: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?».
152:4.3 (1703.3) Impulsado por la última parte de su sueño, Pedro se levantó del asiento donde dormía y saltó realmente al agua. Se despertó de su sueño en el momento en que Andrés, Santiago y Juan se inclinaban por la borda y lo sacaban del mar.
152:4.4 (1703.4) Para Pedro esta experiencia fue siempre real. Creía sinceramente que Jesús había ido hacia ellos aquella noche. Solo pudo convencer en parte a Juan Marcos, y eso explica por qué Marcos omitió en su narración una parte de la historia. Por su parte Lucas, el médico, después de investigar cuidadosamente sobre el asunto, concluyó que había sido una visión de Pedro y no incluyó el episodio en el relato que estaba preparando.
152:5.1 (1703.5) El jueves antes del amanecer fondearon la embarcación junto a la costa cerca de la casa de Zebedeo e intentaron dormir hasta alrededor del mediodía. Andrés, el primero en levantarse, fue a dar un paseo por la orilla y se encontró con Jesús sentado en una piedra al borde del agua en compañía de Marcos, el chico asistente. Mientras muchos seguidores y jóvenes evangelistas buscaban a Jesús durante toda la noche y gran parte del día siguiente en las colinas orientales, él y Marcos habían salido a pie poco después de medianoche para volver a Betsaida rodeando el lago y cruzando el río.
152:5.2 (1704.1) De las cinco mil personas que habían sido alimentadas milagrosamente y que, con el estómago lleno y el corazón vacío, habían querido proclamarlo rey, solo quedaban ya unas quinientas decididas a seguirlo. Pero antes de que se enteraran de que había vuelto a Betsaida, Jesús pidió a Andrés que congregara a los doce apóstoles y a sus compañeros, tanto hombres como mujeres, diciendo: «Deseo hablar con ellos». Y cuando todos estuvieron atentos Jesús les dijo:
152:5.3 (1704.2) «¿Cuánta paciencia habré de tener con vosotros? ¿Sois todos lentos de comprensión espiritual y faltos de fe viva? Todos estos meses os he enseñado las verdades del reino, y sin embargo seguís dominados por móviles materiales en vez de consideraciones espirituales. ¿No habéis leído en las Escrituras que Moisés exhortaba a los hijos incrédulos de Israel diciendo: ‘No temáis, quedaos quietos y ved la salvación del Señor’? Dijo el salmista: ‘Poned vuestra confianza en el Señor’. ‘Sed pacientes, esperad en el Señor y tened buen ánimo. Él alentará vuestro corazón.’ ‘Echad vuestra carga sobre el Señor, y él os sostendrá. Confiad en él en todo momento y abridle vuestro corazón, pues Dios es vuestro refugio.’ ‘El que mora en el lugar secreto del Altísimo, vivirá bajo la sombra del Todopoderoso.’ ‘Es mejor confiar en el Señor que poner la confianza en los príncipes humanos.’
152:5.4 (1704.3) «¿Comprendéis ahora todos que hacer milagros y prodigios materiales no gana almas para el reino espiritual? Hemos alimentado a la multitud, pero eso no les ha dado hambre del pan de vida ni sed de las aguas de la rectitud espiritual. Una vez satisfecha su hambre no buscaron entrar en el reino de los cielos sino que intentaron proclamar rey al Hijo del Hombre a la manera de los reyes de este mundo, solo para poder seguir comiendo pan sin tener que trabajar para ganarlo. Y todo esto, en lo que muchos de vosotros participasteis en mayor o menor grado, no contribuye en nada a revelar al Padre celestial ni a hacer avanzar su reino en la tierra. ¿No tenemos ya bastantes enemigos entre los líderes religiosos del país como para enemistarnos además con los dirigentes civiles? Ruego al Padre que unja vuestros ojos para que podáis ver y abra vuestros oídos para que podáis oír, a fin de que tengáis una fe plena en el evangelio que os he enseñado.»
152:5.5 (1704.4) Jesús anunció entonces que deseaba retirarse unos días a descansar con sus apóstoles antes de prepararse a ir a Jerusalén para la Pascua. Prohibió a todos los discípulos y a la multitud que lo siguieran y se embarcó con los doce hacia la región de Genesaret para descansar y dormir durante dos o tres días. Jesús se estaba preparando para una gran crisis de su vida en la tierra, por eso pasó mucho tiempo en comunión con el Padre del cielo.
152:5.6 (1704.5) La noticia de la comida a los cinco mil y del intento de hacer rey a Jesús despertó una curiosidad generalizada y reavivó los temores tanto de los líderes religiosos como de los dirigentes civiles de toda Galilea y Judea. Aunque este gran milagro no hizo nada por fomentar el evangelio del reino en el alma de los creyentes tibios y propensos al materialismo, sí sirvió para poner en entredicho la proclividad de la familia directa de apóstoles de Jesús y de sus discípulos más cercanos a buscar milagros y a desear un rey. Este espectacular episodio puso fin a la primera era de enseñanza, formación y curaciones, y preparó así el camino para la inauguración del último año dedicado a proclamar los aspectos más altos y más espirituales del nuevo evangelio del reino: la filiación divina, la libertad espiritual y la salvación eterna.
152:6.1 (1705.1) Mientras descansaba en casa de un creyente rico de la región de Genesaret, Jesús tuvo conversaciones informales con los doce todas las tardes. Los embajadores del reino formaban un grupo serio, sobrio y escarmentado de hombres desilusionados. Pero incluso después de todo lo ocurrido, y tal como quedó demostrado en los acontecimientos posteriores, estos doce hombres no se habían liberado aún del todo de sus nociones heredadas y largo tiempo acariciadas sobre la venida del Mesías judío. Los acontecimientos de las semanas anteriores se habían desarrollado demasiado rápido como para que estos asombrados pescadores pudieran captar su plena relevancia. Se necesita tiempo para que los hombres y las mujeres hagan cambios radicales y amplios en sus conceptos básicos y fundamentales sobre la conducta social, las actitudes filosóficas y las convicciones religiosas.
152:6.2 (1705.2) Mientras Jesús y los doce descansaban en Genesaret las multitudes se dispersaron; unos volvieron a sus casas y otros siguieron su camino hacia Jerusalén para la Pascua. En menos de un mes, los que se habían declarado seguidores entusiastas de Jesús, que ascendían a más de cincuenta mil solo en Galilea, se redujeron a menos de quinientos. Jesús quería que sus apóstoles experimentaran personalmente la versatilidad de la aclamación popular para que no confiaran en ese tipo de manifestaciones de histeria religiosa transitoria cuando él los dejara solos en el trabajo del reino, pero solo lo consiguió en parte.
152:6.3 (1705.3) La segunda noche de su estancia en Genesaret el Maestro volvió a contar a los apóstoles la parábola del sembrador y añadió estas palabras: «Ya veis, hijos míos, que el resultado de apelar a los sentimientos humanos es transitorio y totalmente decepcionante; apelar exclusivamente al intelecto del hombre es igual de estéril y vacío; solo apelando al espíritu que vive dentro de la mente humana podéis aspirar a un éxito duradero y a realizar las maravillosas transformaciones del carácter humano que se manifiestan enseguida en la producción abundante de los auténticos frutos del espíritu en la vida diaria de todos los que se liberan así de las tinieblas de la duda mediante el nacimiento del espíritu a la luz de la fe, al reino de los cielos».
152:6.4 (1705.4) Jesús enseñó a apelar a las emociones como procedimiento para captar y concentrar la atención intelectual. A la mente avivada y estimulada de este modo la denominó la puerta de entrada al alma. Ahí es donde reside la naturaleza espiritual del hombre que debe reconocer la verdad y responder a la llamada espiritual del evangelio para producir los resultados permanentes de las verdaderas transformaciones del carácter.
152:6.5 (1705.5) Jesús se esforzó así por preparar a los apóstoles para una conmoción inminente: la crisis de la actitud pública hacia él que había de producirse pocos días después. Explicó a los doce que los dirigentes religiosos de Jerusalén conspirarían con Herodes Antipas para destruirlos. Los doce empezaron a comprender mejor (aunque no definitivamente) que Jesús no se sentaría en el trono de David. Vieron con más claridad que la verdad espiritual no avanzaría mediante prodigios materiales. Empezaron a darse cuenta de que la comida a los cinco mil y el movimiento popular para hacer rey a Jesús fueron la cúspide de las expectativas del pueblo por milagros y prodigios, y el punto culminante de la aclamación de Jesús por el pueblo. Percibían y anticipaban vagamente los tiempos de criba espiritual y cruel adversidad que se aproximaban. Estos doce hombres iban despertando lentamente a la comprensión de la naturaleza real de su tarea como embajadores del reino y empezaban a prepararse para las duras y rigurosas pruebas del último año de la misión del Maestro en la tierra.
152:6.6 (1706.1) Al final de la estancia en Genesaret Jesús los instruyó sobre la comida milagrosa a los cinco mil. Les explicó exactamente por qué había realizado esa extraordinaria manifestación de poder creativo y les reiteró que antes de ceder a su compasión por la multitud se había asegurado de que era «conforme a la voluntad del Padre».
152:7.1 (1706.2) El domingo 3 de abril, Jesús, acompañado únicamente por los doce apóstoles, salió de Betsaida hacia Jerusalén. Para evitar las multitudes y atraer la menor atención posible fueron por Gerasa y Filadelfia. Les prohibió hacer ningún tipo de enseñanza pública durante el viaje y tampoco les permitió enseñar ni predicar durante la estancia en Jerusalén. Llegaron a Betania, cerca de Jerusalén, el miércoles 6 de abril al anochecer. Pasaron solo esa noche en casa de Lázaro, Marta y María, y al día siguiente se separaron. Jesús se hospedó con Juan en casa de un creyente llamado Simón, cerca de la casa de Lázaro en Betania. Judas Iscariote y Simón Zelotes se quedaron con unos amigos en Jerusalén, y los demás apóstoles se alojaron de dos en dos en distintas casas.
152:7.2 (1706.3) Jesús entró solo una vez en Jerusalén durante esta Pascua, y lo hizo el día grande de la fiesta. Abner llevó a muchos de los creyentes de Jerusalén a encontrarse con Jesús en Betania. Durante esta estancia en Jerusalén los doce se dieron cuenta de lo mucho que se estaban agriando los ánimos contra su Maestro. Todos se marcharon de Jerusalén convencidos de que la crisis era inminente.
152:7.3 (1706.4) El domingo 24 de abril Jesús y los apóstoles salieron de Jerusalén hacia Betsaida pasando por las ciudades costeras de Jope, Cesarea y Tolemaida. De allí fueron por el interior a Ramá y Corazín, y llegaron a Betsaida el viernes 29 de abril. En cuanto llegaron, Jesús envió a Andrés a pedir permiso al rector de la sinagoga para hablar al día siguiente, que era sabbat, en el oficio de la tarde. Bien sabía Jesús que esa sería la última vez que se le permitiría hablar en la sinagoga de Cafarnaúm.
El libro de Urantia
Documento 153
153:0.1 (1707.1) EL VIERNES por la noche, el día que llegaron a Betsaida, y el sabbat por la mañana los apóstoles notaron a Jesús absorto en algún problema serio; era evidente que un asunto importante acaparaba la atención del Maestro. No desayunó y apenas comió al mediodía. Los doce y sus compañeros pasaron todo el sabbat por la mañana y la noche anterior reunidos en pequeños grupos por la casa, en el jardín y a la orilla del mar. Flotaban en el aire presentimientos inquietantes, y una tensa incertidumbre pesaba sobre todos. Jesús no les había dicho casi nada desde que salieron de Jerusalén.
153:0.2 (1707.2) Hacía meses que no veían tan silencioso y preocupado al Maestro. Hasta Simón Pedro estaba deprimido, por no decir desolado. Andrés no sabía qué hacer para animar a sus compañeros. Natanael dijo que estaban «en la calma que precede a la tempestad». Tomás opinaba que algo extraordinario está a punto de ocurrir. Felipe aconsejó a David Zebedeo: «no hagas más planes para alimentar y alojar a la multitud hasta que sepamos en qué está pensando el Maestro». Mateo renovaba sus esfuerzos por reponer la tesorería. Santiago y Juan hablaban del próximo sermón en la sinagoga y hacían conjeturas sobre su alcance y su naturaleza. Simón Zelotes creía, o más bien esperaba, que «el Padre del cielo pudiera estar a punto de intervenir de alguna manera imprevista para reivindicar y apoyar a su Hijo», mientras que Judas Iscariote se atrevía a especular con la idea de que Jesús pudiera estar lamentando «no haber tenido la audacia y el valor de dejarse proclamar rey de los judíos por los cinco mil».
153:0.3 (1707.3) Así de pesimistas y deprimidos estaban los seguidores de Jesús cuando su Maestro los dejó aquella hermosa tarde de sabbat para ir a predicar su histórico sermón en la sinagoga de Cafarnaúm. El único de sus seguidores directos que lo despidió con palabras de ánimo fue uno de los inocentes gemelos Alfeo, que le dijo alegremente cuando salía de casa camino de la sinagoga: «Rezamos para que el Padre te ayude, y para que vengan a nosotros multitudes más grandes que nunca».
153:1.1 (1707.4) Una distinguida congregación de fieles recibió a Jesús a las tres en punto de esa preciosa tarde de sabbat en la sinagoga nueva de Cafarnaúm. Presidía Jairo, y entregó a Jesús las Escrituras para la lectura. El día anterior habían llegado de Jerusalén cincuenta y tres fariseos y saduceos; también estaban presentes más de treinta dirigentes y rectores de las sinagogas vecinas. Estos líderes religiosos judíos actuaban directamente bajo las órdenes del Sanedrín de Jerusalén y constituían la vanguardia ortodoxa dispuesta a declarar la guerra abierta contra Jesús y sus discípulos. Al lado de estos líderes judíos estaban sentados en los asientos de honor de la sinagoga los observadores oficiales de Herodes Antipas, enviados para averiguar la verdad sobre las inquietantes noticias de que había habido un intento por parte del pueblo de proclamar a Jesús rey de los judíos en los dominios de su hermano Felipe.
153:1.2 (1708.1) Jesús comprendía que sus enemigos, cada vez más numerosos, estaban a punto de declararle la guerra abierta y decidió audazmente tomar la ofensiva. El día que dio de comer a los cinco mil había echado por tierra sus ideas sobre el Mesías material; esa tarde optó por impugnar de nuevo su concepto del libertador judío. Esta crisis, que empezó con la comida a los cinco mil y terminó con este sermón del sabbat, puso de manifiesto el cambio de dirección de la corriente de fama y aclamación popular. En adelante el trabajo del reino estaría cada vez más dedicado a la tarea principal de ganar conversos espirituales duraderos para la hermandad verdaderamente religiosa de la humanidad. Este sermón marcó la crisis de la transición desde el periodo de debate, controversia y decisión, al de guerra abierta y aceptación final o rechazo final.
153:1.3 (1708.2) El Maestro sabía que muchos de sus seguidores se estaban preparando de forma lenta pero segura para rechazarlo definitivamente. También sabía que muchos de sus discípulos estaban pasando con la misma lentitud y seguridad por una fase de formación de la mente y disciplina del alma que los haría capaces de triunfar sobre la duda y afirmar valientemente su fe plena en el evangelio del reino. Jesús comprendía perfectamente que los hombres se preparan para tomar decisiones y hacer elecciones rápidas y valientes en momentos de crisis mediante el lento proceso de elegir una y otra vez entre el bien y el mal en situaciones recurrentes. Él preparó a sus mensajeros mediante continuas decepciones y los puso a prueba muchas veces para darles la oportunidad de elegir entre la manera buena y la mala de afrontar las dificultades espirituales. Sabía que cuando sus seguidores tuvieran que afrontar la prueba final, tomarían sus decisiones vitales en consonancia con actitudes mentales y reacciones espirituales previamente adquiridas y ya habituales en ellos.
153:1.4 (1708.3) Esta crisis en la vida terrenal de Jesús empezó con la comida a los cinco mil y terminó con este sermón en la sinagoga. La crisis en las vidas de los apóstoles empezó con este sermón en la sinagoga, duró todo un año, y solo terminó con el juicio y la crucifixión del Maestro.
153:1.5 (1708.4) Todos los que estaban sentados aquella tarde en la sinagoga esperando a que Jesús empezara a hablar tenían la misma gran incógnita y se hacían la misma pregunta suprema. Tanto sus amigos como sus enemigos daban vueltas en la cabeza a un solo pensamiento: «¿Por qué sofocó él mismo tan deliberada y rotundamente la oleada de entusiasmo popular?». Inmediatamente antes e inmediatamente después de este sermón, las dudas y decepciones de sus partidarios contrariados se convirtieron en una oposición inconsciente que acabaría transformándose en auténtico odio. Tras este sermón de la sinagoga Judas Iscariote tuvo su primera idea consciente de desertar, pero de momento consiguió mantener a raya este tipo de inclinaciones.
153:1.6 (1708.5) Todos estaban desconcertados. Jesús los había dejado atónitos y confundidos. Acababa de realizar la mayor demostración de poder sobrenatural de toda su carrera. Dar de comer a los cinco mil era el acontecimiento de su vida en la tierra que mejor sintonizaba con el concepto judío del Mesías esperado, pero había desperdiciado esa ventaja extraordinaria con su inmediata y rotunda negativa a ser proclamado rey.
153:1.7 (1709.1) El viernes por la noche y durante toda la mañana del sabbat los líderes de Jerusalén habían intentado por todos los medios conseguir que Jairo impidiera hablar a Jesús en la sinagoga, pero fue en vano. La única respuesta de Jairo ante tanta insistencia fue: «He concedido esta petición, y no faltaré a mi palabra».
153:2.1 (1709.2) Jesús abrió su sermón leyendo de la ley este pasaje del Deuteronomio: «Pero acontecerá, si este pueblo no escucha la voz de Dios, que vendrán sobre ellos con seguridad las maldiciones de la transgresión. El Señor hará que os golpeen vuestros enemigos; seréis llevados a todos los reinos de la tierra. Y el Señor os pondrá, a vosotros y al rey que hayáis puesto sobre vosotros, en manos de una nación extranjera. Os convertiréis en asombro, proverbio y burla de todas las naciones. Vuestros hijos y vuestras hijas irán al cautiverio. Los extranjeros que estén entre vosotros se elevarán en autoridad y vosotros descenderéis muy bajo. Y estas cosas caerán sobre vosotros y vuestra simiente para siempre, porque no habéis querido escuchar la palabra del Señor. Por lo tanto, serviréis a vuestros enemigos que vendrán contra vosotros. Tendréis hambre y sed, y llevaréis este yugo extranjero de hierro. El Señor levantará contra vosotros a una nación venida de lejos, desde el extremo de la tierra, una nación cuya lengua no entenderéis, una nación de rostro fiero, una nación que no tendrá consideración con vosotros. Y os pondrán cerco en todas vuestras ciudades hasta que caigan los muros altos y fortificados en los que habéis confiado; y todo el país caerá en sus manos. Entonces llegaréis a comeros el fruto de vuestro vientre, la carne de vuestros hijos y vuestras hijas, en el asedio y en la angustia con que os oprimirán vuestros enemigos».
153:2.2 (1709.3) Cuando hubo terminado esta lectura, Jesús pasó a los Profetas y leyó de Jeremías: «’Si no queréis escuchar las palabras de mis servidores, los profetas que os he enviado, pondré esta casa como Siloh, y pondré esta ciudad por maldición para todas las naciones de la tierra’. Los sacerdotes y los instructores oyeron a Jeremías decir estas palabras en la casa del Señor. Y sucedió que, cuando Jeremías terminó de decir todo lo que el Señor le había mandado que dijera a todo el pueblo, los sacerdotes e instructores lo apresaron, diciendo: ‘De cierto morirás’. Y todo el pueblo se juntó contra Jeremías en la casa del Señor. Cuando los príncipes de Judá oyeron estas cosas, se sentaron a juzgar a Jeremías. Entonces los sacerdotes y los instructores hablaron a los príncipes y a todo el pueblo diciendo: ‘En pena de muerte ha incurrido este hombre, pues ha profetizado contra nuestra ciudad, y vosotros lo habéis oído con vuestros propios oídos’. Entonces Jeremías habló a todos los príncipes y a todo el pueblo diciendo: ‘El Señor me envió a profetizar contra esta casa y contra esta ciudad todas las palabras que habéis oído. Y ahora, enmendad vuestros caminos y vuestras obras, y obedeced a la voz del Señor vuestro Dios para que podáis libraros del mal que ha sido pronunciado contra vosotros. En cuanto a mí, heme aquí en vuestras manos. Haced conmigo como mejor y más recto sea a vuestros ojos. Pero sabed de cierto que si me matáis, echaréis sobre vosotros y sobre este pueblo sangre inocente, porque en verdad me ha enviado el Señor para hablar todas estas palabras en vuestros oídos’.
153:2.3 (1710.1) «Los sacerdotes y los maestros de aquel tiempo intentaron matar a Jeremías, pero los jueces no lo consintieron. Entonces, en castigo por sus palabras de advertencia, lo bajaron con cuerdas a una mazmorra inmunda hasta que se hundió en el lodo hasta las axilas. Así trató este pueblo al profeta Jeremías por obedecer al mandato del Señor de advertir a sus hermanos sobre su inminente caída política; y yo hoy os pregunto: ¿Qué harán los jefes de los sacerdotes y los dirigentes religiosos de este pueblo con el hombre que se atreve a advertirles del día de su perdición espiritual? ¿Intentaréis también dar muerte al maestro que se atreve a proclamar la palabra del Señor y no teme deciros que os negáis a andar por el camino de la luz que lleva a la entrada del reino de los cielos?
153:2.4 (1710.2) «¿Qué buscáis como prueba de mi misión en la tierra? Os hemos dejado tranquilos en vuestras posiciones de influencia y de poder mientras nosotros predicábamos la buena nueva a los pobres y a los marginados. No hemos lanzado ningún ataque contra lo que vosotros veneráis, sino que hemos proclamando una libertad nueva para el alma del hombre dominada por el miedo. Yo he venido al mundo para revelar a mi Padre y establecer en la tierra la hermandad espiritual de los hijos de Dios, el reino de los cielos. Y a pesar de que os he recordado tantas veces que mi reino no es de este mundo, mi Padre ha querido concederos muchas manifestaciones de prodigios materiales, además de transformaciones y regeneraciones espirituales más evidentes.
153:2.5 (1710.3) «¿Qué nuevo signo esperáis de mí? Declaro que ya tenéis pruebas suficientes para poder tomar vuestra decisión. En verdad, en verdad os digo a muchos de los que os sentáis hoy ante mí que os enfrentáis a la necesidad de elegir el camino que seguiréis. Igual que Josué dijo a vuestros antepasados: ‘elegid en este día a quién serviréis’, yo os lo digo hoy a vosotros, porque muchos estáis en el cruce de los caminos.
153:2.6 (1710.4) «Cuando oísteis que di de comer a la multitud en la otra orilla del lago, algunos de vosotros alquilasteis la flota pesquera de Tiberiades —que la semana anterior se había refugiado allí cerca durante una tormenta— y fuisteis a buscarme. ¿Para qué? No por la verdad y la rectitud, ni para aprender a servir y atender mejor a vuestros semejantes. ¡No!, me buscabais para comer más pan sin habéroslo ganado; no para llenar vuestras almas con la palabra de vida, sino solo para llenaros la barriga con el pan de la facilidad. Se os ha dicho desde hace mucho tiempo que el Mesías, cuando venga, obrará prodigios que harán la vida fácil y agradable a todo el pueblo elegido, por eso no es de extrañar que aspiréis a recibir panes y peces. Pero yo os declaro que no es esa la misión del Hijo del Hombre. He venido a proclamar la libertad espiritual, a enseñar la verdad eterna y a fomentar la fe viva.
153:2.7 (1710.5) «Hermanos, no ansiéis la comida que perece, buscad más bien el alimento espiritual que nutre hasta la vida eterna. Es el pan de vida que el Hijo da a todos los que quieran tomarlo y comerlo, pues el Padre ha dado esta vida al Hijo sin medida. Y cuando me preguntabais: ‘¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?’ os lo he dicho claramente: ‘La obra de Dios es que creáis en aquel a quien él ha enviado’.»
153:2.8 (1710.6) Entonces Jesús señaló hacia la imagen de una vasija de maná adornada con racimos de uva que decoraba el dintel de esta nueva sinagoga y dijo: «Habéis creído que vuestros antepasados comieron el maná —el pan del cielo— en el desierto, pero yo os digo que aquello era pan de la tierra. Moisés no dio a vuestros padres pan del cielo, pero mi Padre está dispuesto ahora a daros el verdadero pan de vida. El pan del cielo es el que desciende de Dios y da la vida eterna a los hombres del mundo. Y cuando me digáis: Danos de ese pan vivo, yo contestaré: Yo soy ese pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed. Me habéis visto, habéis vivido conmigo y habéis contemplado mis obras, y sin embargo no creéis que yo venga del Padre. Pero los que sí creen no tienen nada que temer. Todos los que son conducidos por el Padre vendrán a mí, y el que venga a mí nunca será rechazado.
153:2.9 (1711.1) «Y ahora os declaro de una vez por todas que he bajado a la tierra no para hacer mi propia voluntad, sino la voluntad de Aquel que me envió. Y es la voluntad final de Aquel que me envió que yo no pierda a ninguno de los que él me ha dado. Esta es la voluntad del Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él tenga la vida eterna. Ayer mismo os alimenté con pan para vuestros cuerpos; hoy os ofrezco el pan de vida para vuestras almas hambrientas. ¿Tomaréis ahora el pan del espíritu como comisteis entonces de tan buena gana el pan de este mundo?»
153:2.10 (1711.2) Jesús hizo una pausa para mirar a los fieles, y entonces uno de los instructores de Jerusalén (miembro del Sanedrín) se levantó y preguntó: «¿Debo entender de tus palabras que eres el pan que baja del cielo, y que el maná que Moisés dio a nuestros padres en el desierto no lo era?». Jesús respondió al fariseo: «Has entendido bien». Entonces dijo el fariseo: «Pero, ¿no eres Jesús de Nazaret, el hijo de José el carpintero? ¿No son tu padre y tu madre, igual que tus hermanos y tus hermanas, bien conocidos por muchos de nosotros? ¿Cómo es que ahora te presentas aquí en la casa de Dios y afirmas que has bajado del cielo?».
153:2.11 (1711.3) Para entonces había un murmullo creciente en la sinagoga, y amenazaba con formarse tal tumulto que Jesús se puso de pie y dijo: «Seamos pacientes; la verdad no tiene nada que temer de un examen honrado. Soy todo lo que dices y más. El Padre y yo somos uno; el Hijo hace solo lo que el Padre le enseña, y todos los que son dados al Hijo por el Padre, el Hijo los recibirá para sí. Habéis leído lo que está escrito en los Profetas: ‘Todos seréis enseñados por Dios’, y ‘Aquellos a quienes el Padre enseña escucharán también a su Hijo’. Todo el que se entrega a la enseñanza del espíritu del Padre que mora en su interior acabará por venir a mí. Ningún hombre ha visto al Padre, pero el espíritu del Padre sí vive dentro del hombre. El Hijo que ha bajado del cielo ha visto ciertamente al Padre, y los que creen verdaderamente en este Hijo ya tienen la vida eterna.
153:2.12 (1711.4) «Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron maná en el desierto y murieron. Pero este pan que baja de Dios, si un hombre lo come, no morirá nunca en espíritu. Os repito que yo soy ese pan vivo, y toda alma que logra hacer realidad esta naturaleza unida de Dios y hombre vivirá para siempre. El pan de vida que doy a todos los que quieran recibirlo es mi propia naturaleza viva y combinada. El Padre está en el Hijo, y el Hijo es uno con el Padre. Esa es mi revelación que da la vida al mundo y mi regalo de salvación para todas las naciones.»
153:2.13 (1711.5) Cuando Jesús terminó de hablar, el rector de la sinagoga despidió a los fieles pero no se marcharon. Se agolparon alrededor de Jesús para hacerle más preguntas mientras otros murmuraban y discutían entre ellos. Esta situación duró más de tres horas, hasta que por fin se dispersó el auditorio bien entradas las siete de la tarde.
153:3.1 (1712.1) Muchas fueron las preguntas que le hicieron a Jesús después de su sermón. Algunas se las hicieron sus desconcertados discípulos, pero los que más preguntaron fueron sus críticos descreídos que solo buscaban poner a Jesús en apuros y tenderle trampas.
153:3.2 (1712.2) Uno de los fariseos visitantes se subió al pedestal de una lámpara y le gritó: «Nos dices que eres el pan de vida. ¿Cómo puedes darnos a comer tu carne o a beber tu sangre? ¿De qué vale tu enseñanza si no se puede realizar?». Jesús contestó a esta pregunta diciendo: «Yo no os he enseñado que mi carne sea el pan de vida ni mi sangre el agua de vida. Lo que sí he dicho es que mi vida en la carne es un otorgamiento del pan del cielo. El hecho de la Palabra de Dios otorgada en la carne y el fenómeno del Hijo del Hombre sometido a la voluntad de Dios constituyen una realidad de la experiencia que equivale al sustento divino. No podéis comer mi carne ni beber mi sangre, pero podéis haceros uno conmigo en espíritu, igual que yo soy uno en espíritu con el Padre. Podéis ser alimentados por la palabra eterna de Dios, que es realmente el pan de vida y se ha otorgado a semejanza de carne mortal; y vuestra alma puede ser regada por el espíritu divino, que es en verdad el agua de vida. El Padre me ha enviado al mundo para mostrar cómo desea habitar en el interior de todos los hombres y dirigirlos, y yo he vivido esta vida en la carne con el propósito de inspirar de tal modo a todos los hombres que busquen en todo momento conocer y hacer la voluntad del Padre celestial que mora dentro de ellos».
153:3.3 (1712.3) Entonces uno de los espías de Jerusalén que había estado observando a Jesús y a sus apóstoles dijo: «Hemos visto que ni tú ni tus apóstoles os laváis las manos como es debido antes de comer pan, cuando sabéis muy bien que al comer con las manos sucias y sin lavar quebrantáis la ley de los ancianos. Tampoco laváis correctamente los recipientes donde coméis y bebéis. ¿Por qué mostráis tan poco respeto a las tradiciones de los padres y las leyes de nuestros ancianos?». Al oír esto, Jesús contestó: «¿Por qué quebrantáis los mandamientos de Dios con las leyes de vuestra tradición? El mandamiento dice: ‘Honrarás a tu padre y a tu madre’ y os ordena compartir con ellos vuestros bienes si es necesario, pero vosotros habéis promulgado una ley basada en la tradición que permite a los hijos desleales decir que el dinero que podrían haber utilizado para asistir a sus padres ha sido ‘dado a Dios’. La ley de los ancianos libera así de su responsabilidad a estos hijos astutos, aunque luego utilicen todo ese dinero para su propio bienestar. ¿Por qué anuláis así el mandamiento con vuestra propia tradición? ¿Por qué anuláis así el mandamiento con vuestra propia tradición? Isaías profetizó muy bien sobre vosotros, hipócritas, cuando dijo: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. Me rinden culto en vano, pues enseñan como doctrinas los preceptos de los hombres’.
153:3.4 (1712.4) «Y así, abandonáis el mandamiento para aferraros a las tradiciones de los hombres. No dudáis en rechazar la palabra de Dios mientras mantenéis vuestras propias tradiciones, y os atrevéis de otras muchas maneras a poner vuestras propias enseñanzas por encima de la ley y los profetas.»
153:3.5 (1712.5) Dicho esto, Jesús se dirigió a todos los presentes: «Escuchadme todos, no es lo que entra en la boca lo que contamina espiritualmente al hombre, sino lo que sale de la boca y del corazón». Pero ni siquiera los apóstoles lograban captar plenamente el significado de sus palabras, y Simón Pedro le pidió: «¿Podrías explicarnos el significado de estas palabras para que algunos de tus oyentes no se sientan ofendidos sin necesidad?». Entonces Jesús dijo a Pedro: «¿También tú eres duro de entendimiento? ¿No sabes que toda planta que mi Padre celestial no haya plantado será arrancada? Vuelve tu atención hacia los que quieren conocer la verdad. No puedes obligar a los hombres a amar la verdad. Muchos de estos instructores son guías ciegos, y ya sabes que si un ciego conduce a otro ciego ambos caerán en el hoyo. Escucha la verdad que te digo sobre las cosas que corrompen moralmente y contaminan espiritualmente a los hombres. Yo declaro que no es lo que entra en el cuerpo por la boca o llega a la mente por los ojos y los oídos lo que corrompe al hombre. El hombre solo se corrompe por el mal que se puede originar dentro de su corazón, y que se expresa en las palabras y en las obras de esas personas impías. ¿No sabes que es del corazón de donde proceden los malos pensamientos, los proyectos malvados de asesinato, robo y adulterio, así como la envidia, el orgullo, la ira, la venganza, las injurias y los falsos testimonios? Estas son las cosas que corrompen a los hombres, pero comer sin lavarse las manos no contamina al hombre».
153:3.6 (1713.1) Los fariseos comisionados por el Sanedrín de Jerusalén estaban ya casi convencidos de que Jesús debía ser detenido por blasfemia o por desacato abierto a la ley sagrada de los judíos, de ahí su estrategia de hacerle hablar sobre algunas de las tradiciones de los ancianos o sobre las llamadas leyes orales de la nación para darle la oportunidad de criticarlas. Por mucho que escaseara el agua, aquellos judíos esclavos de la tradición no dejaban nunca de cumplir con la ceremonia de lavarse las manos antes de cada comida. Vivían bajo la creencia de que «es mejor morir que transgredir los mandamientos de los ancianos». Los espías hicieron esta pregunta porque estaban informados de que Jesús había dicho: «La salvación no es una cuestión de manos limpias sino de corazones limpios». Pero las creencias son difíciles de eliminar cuando llegan a formar parte de la religión de una persona. Incluso muchos años más tarde, el apóstol Pedro seguía atado por el miedo a muchas de aquellas tradiciones sobre cosas puras e impuras, y al final solo consiguió liberarse cuando tuvo un sueño de una claridad extraordinaria. Para comprender mejor todo esto cabe recordar que aquellos judíos daban la misma importancia a comer sin lavarse las manos que a comerciar con una ramera, y que ambas cosas podían ser castigadas con la excomunión.
153:3.7 (1713.2) Por eso decidió el Maestro exponer y denunciar la insensatez de toda la normativa de regulaciones rabínicas que estaba representada en la ley oral —las tradiciones de los ancianos—, considerada como más sagrada y vinculante para los judíos que las propias enseñanzas de las Escrituras. Y Jesús se expresó con menos reserva porque sabía que había llegado la hora en que ya no podía hacer nada por evitar una ruptura abierta de relaciones con los dirigentes religiosos.
153:4.1 (1713.3) Durante los debates de esta reunión posterior, apareció uno de los fariseos de Jerusalén con un joven perturbado que estaba poseído por un espíritu indómito y rebelde. Al presentarle a este muchacho demente, el fariseo dijo a Jesús: «¿Qué puedes hacer por una desgracia como esta? ¿Puedes expulsar demonios?». El Maestro se conmovió de compasión al ver al joven, le indicó por señas que se acercara y tomándole de la mano dijo: «Tú sabes quién soy, sal de él; y encargo a uno de tus semejantes leales que no te permita volver». El joven recuperó en el acto la normalidad y volvió a su sano juicio. Esta fue la primera vez que Jesús expulsó realmente a un «espíritu maligno» de un ser humano. Todos los casos anteriores solo habían sido supuestas posesiones del diablo, pero este fue un caso de auténtica posesión demoníaca tal como ocurría a veces en aquella época. A partir del día de Pentecostés, el espíritu del Maestro derramado sobre toda carne haría imposible para siempre que estos pocos rebeldes celestiales se aprovecharan de ciertos tipos inestables de seres humanos.
153:4.2 (1714.1) Cuando el pueblo se maravilló, uno de los fariseos se levantó y acusó a Jesús de tener poder para hacer estas cosas porque estaba aliado con los demonios. Explicó que el lenguaje que había empleado Jesús para expulsar a ese diablo demostraba que se conocían mutuamente, y añadió que los instructores y los dirigentes religiosos de Jerusalén habían llegado a la conclusión de que Jesús hacía todos sus supuestos milagros por el poder de Belcebú, el príncipe de los demonios. Dijo el fariseo: «Apartaos de este hombre porque es socio de Satanás».
153:4.3 (1714.2) A esto respondió Jesús: «¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Todo reino dividido contra sí mismo no puede perdurar; y toda casa dividida contra sí misma será asolada. ¿Puede una ciudad resistir un asedio si no está unida? Si Satanás expulsa a Satanás, está dividido contra sí mismo; ¿cómo puede entonces perdurar su reino? Pero deberíais saber que nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes si no ata primero al hombre fuerte. Y si yo expulso demonios por el poder de Belcebú, ¿por quién los expulsan vuestros hijos? Por lo tanto, ellos serán vuestros jueces. Pero si yo expulso demonios por el espíritu de Dios, entonces el reino de Dios ha llegado ciertamente a vosotros. Si no estuvierais cegados por los prejuicios y engañados por el orgullo y el miedo, percibiríais fácilmente que está entre vosotros alguien que es más grande que los demonios. Me obligáis a declarar que el que no está conmigo está contra mí, y que el que no recoge conmigo desparrama. ¡Esta es una advertencia solemne a vosotros que, con los ojos abiertos y malicia premeditada, os atrevéis a atribuir a sabiendas las obras de Dios a los actos de los demonios! En verdad, en verdad os digo que todos vuestros pecados serán perdonados, incluso todas vuestras blasfemias, pero quien blasfeme deliberadamente contra Dios con intención perversa no será nunca perdonado. Puesto que esos autores pertinaces de la iniquidad no buscarán ni recibirán nunca el perdón, son culpables del pecado de rechazar eternamente el perdón divino.
153:4.4 (1714.3) «Muchos de vosotros habéis llegado hoy al cruce de los caminos; os ha llegado el momento de empezar a hacer la elección inevitable entre la voluntad del Padre y los caminos de las tinieblas elegidos por vosotros mismos. Y lo que elijáis ahora es lo que acabaréis siendo. O bien mejoráis el árbol y su fruto o de lo contrario el árbol y su fruto se corromperán. Declaro que en el reino eterno de mi Padre se conoce al árbol por sus frutos. Pero algunos de vosotros que sois como víboras y ya habéis elegido el mal ¿cómo podéis dar buenos frutos? Al fin y al cabo, la abundancia de mal que hay en vuestro corazón habla por vuestra boca.»
153:4.5 (1714.4) Entonces se levantó otro fariseo y le dijo: «Maestro, quisiéramos que nos dieras un signo predeterminado que nosotros aceptaríamos como prueba de tu autoridad y tu derecho a enseñar. ¿Estarías de acuerdo?». Jesús respondió al oír esto: «Esta generación sin fe y buscadora de signos quiere una señal, pero no se os darán más señales que las que ya tenéis y las que veréis cuando el Hijo del Hombre se marche de entre vosotros».
153:4.6 (1714.5) Cuando terminó de hablar los apóstoles lo rodearon y escoltaron fuera de la sinagoga. Recorrieron con él en silencio el camino de vuelta a la casa de Betsaida. Todos estaban atónitos y algo aterrados por el repentino cambio de táctica de enseñanza del Maestro. No estaban nada acostumbrados a actuaciones tan militantes.
153:5.1 (1715.1) Jesús había hecho añicos una y otra vez las esperanzas de sus apóstoles, había destrozado repetidamente sus más ansiadas expectativas, pero nunca habían pasado un momento de desilusión ni un periodo de tristeza semejante. Y ahora se sumaba a su abatimiento un miedo real por su seguridad. Todos estaban sorprendidos y alarmados por la deserción tan completa y repentina de las masas. Estaban también algo asustados y desconcertados por la inesperada audacia y la firme determinación que habían mostrado los fariseos venidos de Jerusalén. Pero lo que más les preocupaba era el repentino cambio de táctica de Jesús. En circunstancias normales habrían aplaudido la aparición de esta actitud más militante, pero al coincidir con tantas cosas inesperadas solo les causó más inquietud.
153:5.2 (1715.2) Y para colmo de preocupaciones, cuando llegaron a casa Jesús se negó a comer y se aisló durante horas en una de las habitaciones de arriba. Era casi medianoche cuando llegó Joab, el líder de los evangelistas, con la noticia de que alrededor de un tercio de sus compañeros habían abandonado la causa. Los discípulos leales estuvieron yendo y viniendo durante toda la noche, informando de que el cambio repentino de sentimientos hacia el Maestro era general en Cafarnaúm. Los líderes de Jerusalén se apresuraron a alimentar este sentimiento de desafección y promovieron de todas las formas posibles el movimiento de rechazo a Jesús y sus enseñanzas. Durante estas horas difíciles las doce mujeres estuvieron reunidas en casa de Pedro. Estaban muy alteradas pero ninguna desertó.
153:5.3 (1715.3) Poco después de la medianoche Jesús bajó de la habitación de arriba a reunirse con los doce y sus compañeros, unos treinta en total, y les dijo: «Soy consciente de que esta criba del reino os aflige, pero es inevitable. Por otra parte, después de toda la formación que habéis recibido, ¿teníais alguna buena razón para tropezar con mis palabras? ¿Por qué os llenáis de miedo y consternación al ver que el reino se está despojando de las multitudes tibias y los discípulos indiferentes? ¿Por qué os apenáis cuando está amaneciendo un nuevo día en el que las enseñanzas espirituales del reino de los cielos brillarán con gloria renovada? Si esta prueba os parece difícil de soportar, ¿qué haréis cuando el Hijo del Hombre regrese al Padre? ¿Cuándo y cómo os prepararéis para el momento en que yo ascienda al lugar de donde vine a este mundo?
153:5.4 (1715.4) «Amados míos, debéis recordar que es el espíritu quien vivifica; la carne y todo lo que tiene que ver con ella es de poco provecho. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. ¡Tened buen ánimo, no os he abandonado! Muchos se sentirán ofendidos por la claridad de mis palabras de estos días. Ya habéis oído que muchos de mis discípulos se han vuelto atrás, ya no caminan conmigo. Yo sabía desde el principio que esos creyentes tibios se quedarían por el camino. ¿No os elegí a vosotros doce y os distinguí como embajadores del reino? Y ahora, en un momento como este, ¿desertaréis también vosotros? Que cada uno recurra a su propia fe, pues uno de vosotros está en grave peligro.» Cuando Jesús terminó de hablar Simón Pedro dijo: «Sí, Señor, estamos tristes y desconcertados, pero nunca te abandonaremos. Tú nos has enseñado las palabras de la vida eterna. Hemos creído en ti y te hemos seguido todo este tiempo. No nos volveremos atrás porque sabemos que has sido enviado por Dios». Cuando Pedro terminó de hablar todos asintieron con la cabeza para corroborar de común acuerdo la promesa de lealtad de Pedro.
153:5.5 (1716.1) Entonces Jesús les dijo: «Id a descansar porque vamos a tener mucho que hacer; los próximos días van a ser muy activos».
El libro de Urantia
Documento 154
154:0.1 (1717.1) ESA NOCHE memorable del sábado 30 de abril, mientras Jesús consolaba y animaba a sus abatidos y desconcertados discípulos, Herodes Antipas recibía en Tiberiades a un grupo de comisionados especiales que representaban al Sanedrín de Jerusalén. Estos escribas y fariseos urgieron a Herodes a arrestar a Jesús. Intentaron convencerlo por todos los medios de que Jesús estaba incitando al pueblo a la disensión e incluso a la rebelión, pero Herodes se negó a emprender ninguna acción contra él como transgresor político. Los consejeros de Herodes le habían informado correctamente de los hechos ocurridos al otro lado del lago, cuando la gente quiso proclamar rey a Jesús y él no aceptó.
154:0.2 (1717.2) Un miembro de la familia oficial de Herodes llamado Chuza, cuya esposa pertenecía al cuerpo ministrante de mujeres, le había informado de que Jesús no se proponía entrometerse en cuestiones de gobierno terrenal y solo estaba interesado por establecer la hermandad espiritual de sus creyentes, una hermandad que él llamaba el reino de los cielos. Herodes se fiaba de la información de Chuza, de modo que se negó a interferir en las actividades de Jesús. También influyó en la actitud de Herodes su miedo supersticioso a Juan el Bautista. Herodes era uno de esos judíos apóstatas que no creía en nada pero tenía miedo a todo. Tenía mala conciencia por haber matado a Juan y no quería enredarse en esas intrigas contra Jesús. Había oído hablar de muchos enfermos curados aparentemente por Jesús, y lo consideraba como un profeta o un fanático religioso relativamente inofensivo.
154:0.3 (1717.3) Cuando los judíos lo amenazaron con informar al César de que estaba amparando a un súbdito traidor, Herodes los expulsó de su cámara de consejos. Así quedaron las cosas durante una semana, y en ese tiempo Jesús preparó a sus seguidores para una dispersión inminente.
154:1.1 (1717.4) Del 1 al 7 de mayo Jesús se reunió en privado con sus seguidores en casa de Zebedeo. A esas reuniones solo fueron admitidos los discípulos de probada confianza. En ese momento solo unos cien discípulos tenían el valor moral de hacer frente a la oposición de los fariseos y declarar abiertamente su adhesión al Maestro. Jesús se reunió con ellos por la mañana, por la tarde y por la noche. Todas las tardes acudían pequeños grupos de personas interesadas a la orilla del mar, donde alguno de los apóstoles o de los evangelistas les hablaba. Estos grupos no solían ser de más de cincuenta.
154:1.2 (1717.5) El viernes de esa semana los dirigentes de la sinagoga de Cafarnaúm, instigados por los fariseos de Jerusalén, tomaron medidas oficiales para cerrar la casa de Dios a Jesús y a todos sus seguidores. Jairo dimitió como dirigente principal y se alineó abiertamente con Jesús.
154:1.3 (1718.1) La última de las reuniones a la orilla del mar tuvo lugar la tarde del sabbat del 7 de mayo. Jesús habló a menos de ciento cincuenta personas congregadas en aquel momento. Ese sábado la estimación popular hacia Jesús y sus enseñanzas tocó fondo. A partir de entonces los sentimientos favorables fueron creciendo continuamente de forma lenta pero más segura y fiable. Se formó un nuevo grupo de seguidores mejor fundamentado en la fe espiritual y en la experiencia religiosa verdadera. Se había cerrado la etapa mixta y más o menos acomodaticia de transición entre los conceptos materialistas de los seguidores del Maestro sobre el reino y los conceptos más idealistas y espirituales que Jesús enseñaba. En adelante se proclamaría más abiertamente el evangelio del reino en su alcance más amplio y con sus vastas implicaciones espirituales.
154:2.1 (1718.2) El domingo 8 de mayo del año 29 d. C. el Sanedrín aprobó en Jerusalén un decreto que cerraba todas las sinagogas de Palestina a Jesús y a sus seguidores. Fue una usurpación de autoridad nueva y sin precedentes por parte del Sanedrín de Jerusalén. Hasta ese momento cada sinagoga había existido y funcionado como una congregación independiente de fieles sujeta al gobierno y la dirección de su propia junta rectora. Solo estaban sujetas a la autoridad del Sanedrín las sinagogas de Jerusalén. Esta acción sumaria del Sanedrín provocó la dimisión inmediata de cinco de sus miembros. Acto seguido se enviaron cien mensajeros para transmitir e imponer este decreto. En el corto espacio de dos semanas todas las sinagogas de Palestina se habían plegado a esta decisión del Sanedrín, excepto la de Hebrón. Los dirigentes de la sinagoga de Hebrón rechazaron el derecho del Sanedrín a ejercer semejante jurisdicción sobre su asamblea. Esta negativa a aceptar el decreto de Jerusalén era una defensa de la autonomía de su congregación más que una manifestación de simpatía por la causa de Jesús. La sinagoga de Hebrón fue destruida por un incendio al poco tiempo.
154:2.2 (1718.3) Ese mismo domingo por la mañana Jesús decretó una semana de vacaciones y animó a todos sus discípulos a volver con sus familias o sus amigos para dar descanso a sus almas atribuladas y decir palabras de aliento a sus seres queridos. Les dijo: «Id a vuestras casas para distraeros o pescar mientras oráis por la extensión del reino».
154:2.3 (1718.4) Jesús aprovechó esta semana de descanso para visitar a muchas familias y grupos de personas por la zona de la costa. Aparte de salir a pescar varias veces con David Zebedeo, anduvo solo la mayor parte del tiempo aunque siempre vigilado de cerca por dos o tres de los mensajeros de mayor confianza de David, que tenían órdenes precisas de su jefe de velar por la seguridad de Jesús. No hubo ningún tipo de enseñanza pública durante esta semana de descanso.
154:2.4 (1718.5) Esa misma semana Natanael y Santiago Zebedeo tuvieron un trastorno digestivo agudo y estuvieron postrados durante tres días y tres noches con fuertes dolores. La tercera noche Jesús mandó a descansar a Salomé, la madre de Santiago, mientras él atendía a sus apóstoles. Por supuesto, Jesús podría haber curado instantáneamente a los dos hombres, pero este no es el procedimiento que emplean ni el Hijo ni el Padre para tratar las dolencias y dificultades comunes de los hijos de los hombres en los mundos evolutivos del tiempo y el espacio. Durante toda su intensa vida en la carne, Jesús no recurrió ni una sola vez a ningún tipo de ministración sobrenatural para beneficiar a ningún miembro de su familia terrenal ni a ninguno de sus seguidores directos.
154:2.5 (1719.1) Afrontar las dificultades del universo y aprender a superar los obstáculos planetarios es parte de la formación experiencial necesaria para el crecimiento y el desarrollo, para la perfección progresiva, del alma en vías de evolución de las criaturas mortales. La espiritualización del alma humana requiere una experiencia íntima del proceso educativo de resolver un amplio abanico de problemas reales del universo. La naturaleza animal y los tipos inferiores de criaturas volitivas no progresan favorablemente en un entorno fácil. Las situaciones problemáticas combinadas con los estímulos al esfuerzo se asocian para desencadenar las actividades de la mente, del alma y del espíritu que contribuyen poderosamente a lograr objetivos valiosos de progresión del mortal y alcanzar niveles superiores de destino espiritual.
154:3.1 (1719.2) El 16 de mayo se convocó en Tiberiades la segunda audiencia de Herodes Antipas a las autoridades de Jerusalén. Asistieron tanto los líderes religiosos como políticos de Jerusalén. Los líderes judíos pudieron informar a Herodes de que prácticamente todas las sinagogas de Galilea y Judea estaban cerradas a las enseñanzas de Jesús. Volvieron a esforzarse por convencer a Herodes de arrestar a Jesús, pero él se negó a acceder a esta petición. En cambio, el 18 de mayo Herodes aprobó un plan que permitía a las autoridades del Sanedrín detener a Jesús y llevarlo a Jerusalén para ser juzgado por delitos religiosos, siempre y cuando el gobernador romano de Judea estuviera de acuerdo. Mientras tanto, los enemigos de Jesús no perdieron tiempo en propagar por toda Galilea el rumor de que Herodes se había vuelto hostil a Jesús y tenía la intención de exterminar a todos los que creían en sus enseñanzas.
154:3.2 (1719.3) El sábado 21 de mayo por la noche llegó a Tiberiades la noticia de que las autoridades civiles de Jerusalén no ponían ninguna objeción al acuerdo entre Herodes y los fariseos que les permitía apresar a Jesús y llevarlo a Jerusalén para ser juzgado ante el Sanedrín por desacato abierto a las leyes sagradas de la nación judía. Ese mismo día Herodes firmó justo antes de medianoche el decreto que autorizaba a los agentes del Sanedrín a detener a Jesús dentro de los dominios de Herodes y llevarlo a Jerusalén por la fuerza para ser juzgado. Herodes había recibido fuertes presiones desde muchos sectores antes de decidirse a conceder este permiso, y sabía muy bien que Jesús no podía esperar un juicio justo de sus encarnizados enemigos de Jerusalén.
154:4.1 (1719.4) Ese mismo sábado por la noche se reunió en la sinagoga de Cafarnaúm un grupo de cincuenta destacados ciudadanos para tratar sobre la importante cuestión: «¿Qué haremos con Jesús?». Hablaron y debatieron hasta pasada la medianoche, pero no pudieron encontrar ningún terreno de consenso. Aparte de unos pocos que se inclinaban a pensar que Jesús podría ser el Mesías o al menos un hombre santo, o quizás un profeta, los reunidos estaban divididos en cuatro grupos casi iguales que sostenían las siguientes opiniones sobre Jesús:
154:4.2 (1719.5) 1. Que era un fanático religioso iluso e inofensivo.
154:4.3 (1719.6) 2. Que era un agitador peligroso e intrigante, capaz de incitar a la rebelión.
154:4.4 (1720.1) 3. Que estaba aliado con los demonios, y que podía ser incluso un príncipe de los demonios.
154:4.5 (1720.2) 4. Que era un demente, un loco, un desequilibrado mental.
154:4.6 (1720.3) Se habló mucho sobre las doctrinas que Jesús predicaba y su efecto perturbador sobre la gente corriente. Sus enemigos sostenían que sus enseñanzas eran impracticables, que todo saltaría en pedazos si todo el mundo se esforzara realmente por vivir según esas ideas. Y lo mismo se ha dicho en muchas generaciones posteriores. Incluso en la época más ilustrada de estas revelaciones, muchos hombres inteligentes sostienen con la mejor intención que la civilización moderna no podría haberse construido sobre las enseñanzas de Jesús, y en parte tienen razón. Pero todos estos escépticos olvidan que se podría haber construido una civilización mucho mejor sobre sus enseñanzas, y que en algún momento se construirá. Este mundo no ha intentado nunca seriamente poner en práctica a gran escala las enseñanzas de Jesús, aunque haya habido muchos intentos a medias de seguir las doctrinas del llamado cristianismo.
154:5.1 (1720.4) El domingo 22 de mayo fue un día muy movido en la vida de Jesús. Antes del amanecer uno de los mensajeros de David llegó a toda prisa de Tiberiades con la noticia de que Herodes había autorizado, o estaba a punto de autorizar, la detención de Jesús por los agentes del Sanedrín. En cuanto David Zebedeo se enteró del inminente peligro despertó a sus mensajeros y los envió a todos los grupos locales de discípulos para convocarlos a un consejo de emergencia a las siete de esa misma mañana. Cuando la cuñada de Judá (el hermano de Jesús) oyó la alarmante noticia avisó rápidamente a todos los miembros de la familia de Jesús que vivían por la zona para que se reunieran inmediatamente en casa de Zebedeo. María, Santiago, José, Judá y Rut no tardaron en responder a la urgente llamada.
154:5.2 (1720.5) En esta reunión matutina Jesús dio sus instrucciones de despedida a los discípulos reunidos y se despidió de ellos temporalmente, pues sabía que pronto se dispersarían y serían expulsados de Cafarnaúm. Recomendó a todos que buscaran la guía de Dios y siguieran trabajando por el reino fueran las que fueran las consecuencias. Pidió a los evangelistas que hicieran su labor como creyeran conveniente hasta que llegara el momento de llamarlos. Eligió a doce evangelistas para que lo acompañaran y ordenó a los doce apóstoles que se quedaran con él pasara lo que pasara. Indicó a las doce mujeres que permanecieran en las casas de Zebedeo y Pedro hasta que mandara a buscarlas.
154:5.3 (1720.6) Jesús autorizó a David Zebedeo a mantener su organización de mensajeros en todo el país. David se despidió del Maestro diciendo: «Ve a hacer tu obra, Maestro. No te dejes atrapar por los fanáticos y no dudes nunca de que los mensajeros seguirán tus pasos. Mis hombres no perderán nunca contacto contigo; sabrás por ellos cómo va el reino en otras partes, y por ellos todos sabremos de ti. Nada que pueda ocurrirme interrumpirá este servicio porque he nombrado un primer, un segundo e incluso un tercer jefe. Yo no soy ni maestro ni predicador, pero el corazón me pide que haga esto y nada ni nadie podrá impedirlo».
154:5.4 (1720.7) Hacia las siete y media de esa mañana Jesús empezó su alocución de despedida al casi centenar de creyentes que se había aglomerado dentro de la casa para escucharlo. Fue una ocasión solemne para todos los presentes, pero Jesús parecía especialmente alegre; una vez más volvía a ser el mismo de siempre. La seriedad de las últimas semanas había desaparecido, y sus palabras de fe, valor y esperanza fueron una inspiración para todos.
154:6.1 (1721.1) Sobre las ocho de la mañana de ese domingo llegaron los cinco miembros de la familia terrenal de Jesús en respuesta al llamamiento urgente de la cuñada de Judá. De todos los miembros de su familia en la carne, solo Rut había creído siempre y de todo corazón en la divinidad de su misión en la tierra. Judá y Santiago, e incluso José, seguían conservando gran parte de su fe en Jesús, pero habían permitido que el orgullo interfiriera con su mejor criterio y sus verdaderas inclinaciones espirituales. María estaba desgarrada por igual entre el amor y el miedo, entre el amor de madre y el orgullo de la familia. Aunque acosada por las dudas, no había olvidado del todo la visita de Gabriel antes de nacer Jesús. Los fariseos habían intentado por todos los medios convencer a María de que Jesús había perdido el juicio, de que era un demente. Le insistían en que fuera con sus hijos a disuadirlo de seguir enseñando en público. Aseguraban a María que la salud de Jesús estaba a punto de quebrantarse y que si se le permitía seguir por ese camino, el deshonor y la ignominia acabarían recayendo sobre toda la familia. Y así, cuando llegó el aviso de la cuñada de Judá, los cinco salieron inmediatamente hacia la casa de Zebedeo desde la casa de María, donde se encontraban todos porque se habían reunido allí con los fariseos la víspera. La conversación con los dirigentes de Jerusalén se había prolongado hasta muy entrada la noche, y todos estaban más o menos convencidos de que Jesús estaba actuando de manera extraña y llevaba así algún tiempo. Aunque Rut no podía explicar todas sus actuaciones, insistió en que Jesús siempre se había portado bien con su familia y se opuso al plan de intentar que abandonara su obra.
154:6.2 (1721.2) De camino hacia la casa de Zebedeo fueron hablando de estas cosas y decidieron intentar persuadir a Jesús de volver a casa con ellos, porque María decía: «Sé que podría influir en mi hijo solo con que viniera a casa y me escuchara». Santiago y Judá habían oído rumores sobre los planes para arrestar a Jesús y llevarlo a Jerusalén para juzgarlo, y temían además por su propia seguridad. Mientras Jesús fue una figura popular para la gente, su familia había dejado que las cosas siguieran su curso, pero ahora que la población de Cafarnaúm y los líderes de Jerusalén se habían vuelto contra él, empezaban a sentir en lo más vivo la supuesta ignominia de su incómoda situación.
154:6.3 (1721.3) Esperaban encontrarse con Jesús, llevarlo aparte e insistir en que volviera a casa con ellos. Pensaban asegurarle que olvidarían su desatención hacia ellos —que perdonarían y olvidarían— solo con que renunciara a la insensatez de intentar predicar una nueva religión que solo traería problemas para él y deshonor para su familia. En cambio Rut no se cansaba de repetir: «Le diré a mi hermano que pienso que es un hombre de Dios y espero que esté dispuesto a morir antes que permitir que esos malvados fariseos le impidan predicar». José prometió mantener callada a Rut mientras los demás trataban de convencer a Jesús.
154:6.4 (1721.4) Cuando llegaron a casa de Zebedeo Jesús estaba en plena alocución de despedida a los discípulos. La casa estaba tan desbordada de gente que no pudieron entrar, así que se instalaron en el pórtico trasero y pasaron a Jesús de boca en boca la noticia de su llegada. Cuando Simón Pedro la recibió, interrumpió el discurso de Jesús y le dijo al oído: «Tu madre y tus hermanos están fuera, y están deseando hablar contigo». A su madre no se le había ocurrido pensar en la importancia de ese mensaje de despedida a sus seguidores, ni tampoco sabía que podía ser interrumpido en cualquier momento por la llegada de sus captores. María estaba convencida de que después de un distanciamiento tan largo y evidente, y en vista del gesto que habían tenido ella y sus hermanos de llegar hasta él, Jesús pararía de hablar e iría hacia ellos en cuanto recibiera el aviso de que lo estaban esperando.
154:6.5 (1722.1) Este fue otro de los casos en los que su familia terrenal no pudo comprender que Jesús debía ocuparse de los asuntos de su Padre. Y así, María y sus hermanos se sintieron profundamente heridos cuando Jesús hizo una pausa en su discurso para recibir el mensaje, y en vez de correr a saludarlos, oyeron su melodiosa voz que decía en tono más alto: «Decid a mi madre y a mis hermanos que no teman por mí. El Padre que me ha enviado al mundo no me abandonará, ni tampoco caerá ningún daño sobre mi familia. Pedidles que tengan buen ánimo y que pongan su confianza en el Padre del reino. Pero en realidad, ¿quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?». Y extendiendo las manos hacia todos sus discípulos reunidos en la sala, dijo: «No tengo madre, no tengo hermanos. ¡He aquí mi madre y he aquí mis hermanos! Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre».
154:6.6 (1722.2) Al oír estas palabras, María se desplomó en los brazos de Judá. La sacaron al jardín para reanimarla mientras Jesús concluía su mensaje de despedida. Tenía la intención de salir después a encontrarse con su madre y sus hermanos, pero entonces llegó a toda prisa un mensajero desde Tiberiades con la noticia de que los agentes del Sanedrín estaban de camino con autoridad para arrestarlo y llevarlo a Jerusalén. Andrés recibió este mensaje e interrumpió a Jesús para decírselo.
154:6.7 (1722.3) Andrés no recordaba que David había apostado unos veinticinco centinelas alrededor de la casa de Zebedeo y que nadie podía tomarlos por sorpresa, así que preguntó a Jesús qué debían hacer. El Maestro se quedó callado mientras su madre, que le había oído decir «No tengo madre», se recuperaba de la conmoción en el jardín. En ese preciso momento se levantó una mujer entre el público y exclamó: «Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron». Jesús interrumpió un momento su conversación con Andrés para responder a esta mujer: «Antes bienaventurado es el que oye la palabra de Dios y se atreve a obedecerla».
154:6.8 (1722.4) María y los hermanos de Jesús pensaban que Jesús no los comprendía, que ya no se interesaba por ellos, sin darse cuenta de que eran ellos los que no lograban comprenderlo. Jesús entendía perfectamente lo difícil que es para los hombres romper con su pasado. Sabía cómo arrastra a los seres humanos la elocuencia de un predicador, y cómo responde la conciencia humana a la llamada emocional igual que responde su mente a la lógica y la razón, y sabía, en cambio, que es muchísimo más difícil persuadir a los hombres de que repudien su pasado.
154:6.9 (1722.5) Es por siempre cierto que todo el que se sienta mal apreciado o incomprendido tiene en Jesús a un amigo compasivo y un consejero comprensivo. Había advertido a sus apóstoles que los enemigos de un hombre pueden ser los de su propia casa, pero no sospechaba cuánto llegaría a acercarse esta predicción a su propia experiencia. Jesús no abandonó a su familia de la tierra para hacer el trabajo de su Padre, fueron ellos quienes lo abandonaron. Cuando más adelante Santiago se unió al movimiento cristiano primitivo tras la muerte y resurrección del Maestro, sufrió enormemente por no haber sabido disfrutar de esa primera asociación con Jesús y sus discípulos.
154:6.10 (1723.1) En el transcurso de estos acontecimientos, Jesús eligió dejarse guiar por el conocimiento limitado de su mente humana. Quería vivir esa experiencia con sus compañeros como un hombre más. La idea humana de Jesús era ver a su familia antes de irse. No quiso pararse en pleno discurso para no convertir en espectáculo público su primer encuentro después de una separación tan larga. Pensaba terminar el discurso y luego ir a hablar con ellos antes de marcharse, pero las circunstancias lo impidieron.
154:6.11 (1723.2) La llegada de un grupo de mensajeros de David a la puerta trasera de la casa de Zebedeo precipitó la huida. Los apóstoles se asustaron por el revuelo que se formó, y temiendo que fueran sus perseguidores, se precipitaron por la puerta delantera hacia la embarcación preparada para la fuga. Todo esto explica por qué Jesús no pudo ver a su familia que lo esperaba en el pórtico trasero.
154:6.12 (1723.3) Pero al subir a la embarcación para huir, dijo a David Zebedeo: «Di a mi madre y a mis hermanos que les agradezco que hayan venido y que tenía la intención de verlos. Aconséjales que no vean ofensa en mí, sino que busquen más bien conocer la voluntad de Dios y la gracia y el valor necesarios para cumplir esa voluntad».
154:7.1 (1723.4) Y así fue como el 22 de mayo del año 29 d. C. Jesús, con sus doce apóstoles y los doce evangelistas, huyó de los agentes del Sanedrín que se dirigían a Betsaida con autorización de Herodes Antipas para arrestarlo y llevarlo a Jerusalén para ser juzgado por blasfemia y otras violaciones de las leyes sagradas de los judíos. Eran casi las ocho y media de aquella hermosa mañana de domingo cuando los veinticinco salieron a remo hacia la costa oriental del mar de Galilea.
154:7.2 (1723.5) Seis mensajeros de David seguían de cerca al barco del Maestro en otro más pequeño con instrucciones de no perder contacto con el grupo de Jesús y de enviar regularmente información sobre su paradero y su seguridad a la casa de Zebedeo en Betsaida, que había servido durante algún tiempo como cuartel general para la obra del reino. Pero Jesús no volvería a vivir en la casa de Zebedeo. A partir de entonces y durante el resto de su vida en la tierra, el Maestro no tuvo en verdad «dónde recostar la cabeza». No volvió a tener nada parecido a un domicilio estable.
154:7.3 (1723.6) Remaron hasta cerca de la aldea de Queresa, dejaron su barca al cuidado de unos amigos y empezaron las andanzas de este último y memorable año de la vida del Maestro en la tierra. Se quedaron algún tiempo en los dominios de Felipe, entre Queresa y Cesarea de Filipo, y desde allí se dirigieron hacia la costa de Fenicia.
154:7.4 (1723.7) La muchedumbre se quedó mirando cerca de la casa de Zebedeo hasta que las dos embarcaciones desaparecieron de su vista hacia la orilla este del lago, y ya estaban lejos cuando los agentes de Jerusalén llegaron a toda prisa y se pusieron a buscar a Jesús. Se negaron a admitir que se les había escapado, y mientras Jesús y los suyos viajaban hacia el norte por Batanea, los fariseos y sus secuaces pasaron casi una semana buscándolo en vano por los alrededores de Cafarnaúm.
154:7.5 (1724.1) La familia de Jesús volvió a su casa de Cafarnaúm donde pasaron casi una semana hablando, discutiendo y orando. Estaban confusos y consternados. No recobraron la tranquilidad hasta que Rut fue a casa de Zebedeo el jueves por la tarde, donde supo por David que su hermano-padre estaba sano y salvo de camino hacia la costa fenicia.
El libro de Urantia
Documento 155
155:0.1 (1725.1) POCO después de desembarcar cerca de Queresa aquel azaroso domingo, Jesús y los veinticuatro avanzaron un poco hacia el norte y pasaron la noche en un hermoso parque al sur de Betsaida-Julias. Conocían bien este lugar de acampada porque habían parado allí en el pasado. Antes de retirarse a dormir el Maestro reunió a sus seguidores para comentar con ellos los planes de la gira proyectada por Batanea y el norte de Galilea hasta la costa fenicia.
155:1.1 (1725.2) Jesús les dijo: «Todos deberíais recordar cómo habló el salmista sobre estos tiempos cuando dijo: ‘¿Por qué se enfurecen los paganos y los pueblos conspiran en vano? Los reyes de la tierra se establecen a sí mismos, y los dirigentes del pueblo se aconsejan entre sí, en contra del Señor y en contra de su ungido, diciendo: Rompamos los vínculos de la misericordia y desechemos las ataduras del amor’.
155:1.2 (1725.3) «Hoy veis cumplirse esto ante vuestros ojos, pero no veréis cumplirse el resto de la profecía del salmista porque tenía ideas erróneas sobre el Hijo del Hombre y su misión en la tierra. Mi reino está fundado en el amor, proclamado con misericordia y establecido mediante el servicio generoso. Mi Padre no está sentado en el cielo riéndose de los paganos con desprecio. No está descontento y lleno de ira. Es verdad la promesa de que el Hijo recibirá como herencia a los llamados paganos (que son en realidad sus hermanos ignorantes y faltos de instrucción). Yo recibiré a esos gentiles con brazos abiertos de afecto y misericordia. Se ofrecerá toda esta bondad amorosa a los llamados paganos, a pesar de la desacertada declaración de la escritura que da a entender que el Hijo triunfante ‘los quebrantará con vara de hierro y los hará añicos como vasija de alfarero’. El salmista os exhortaba a ‘servir al Señor con temor’; yo os pido que accedáis por la fe a los privilegios excelsos de la filiación divina. Él os ordena que os regocijéis temblando; yo os pido que os regocijéis en la seguridad. Él dice: ‘Besad al Hijo para que no se enoje, y perezcáis cuando se encienda su furor’, pero vosotros, que habéis vivido conmigo, sabéis muy bien que la ira y la cólera no forman parte de la instauración del reino de los cielos en el corazón de los hombres. En cambio el salmista vislumbró la verdadera luz cuando dijo al final de esta exhortación: ‘Bienaventurados son los que ponen su confianza en este Hijo’.»
155:1.3 (1725.4) Jesús siguió instruyendo así a los veinticuatro: «Los paganos tienen sus razones para estar furiosos con nosotros. Como su punto de vista es estrecho y limitado, pueden concentrar sus energías con entusiasmo. Su objetivo es cercano y más o menos visible, por eso se esfuerzan por alcanzarlo de forma valiente y eficaz. Vosotros, que habéis profesado la entrada en el reino de los cielos, os mostráis demasiado vacilantes e imprecisos a la hora de enseñar. Los paganos atacan directamente para conseguir sus objetivos; vosotros pecáis de anhelo crónico excesivo. Si deseáis entrar en el reino, ¿por qué no lo tomáis por asalto espiritual igual que los paganos toman una ciudad sitiada? No seréis dignos del reino si vuestro servicio consiste más que nada en lamentar el pasado, llorar sobre el presente y tener una esperanza vana en el futuro. ¿Por qué se enfurecen los paganos? Porque no conocen la verdad. ¿Por qué languidecéis en un anhelo fútil? Porque no obedecéis a la verdad. Cesad en vuestros anhelos inútiles y salid a hacer valientemente lo que sea necesario para el establecimiento del reino.
155:1.4 (1726.1) «En todo lo que hagáis, no os volváis parciales ni demasiado especializados. Los fariseos que buscan nuestra destrucción creen realmente que están sirviendo a Dios. La tradición los ha limitado tanto que están cegados por los prejuicios y endurecidos por el miedo. Considerad a los griegos, que tienen una ciencia sin religión, mientras que los judíos tienen una religión sin ciencia. Cuando los hombres llegan a extraviarse de este modo y aceptan una desintegración estrecha y confusa de la verdad, su única esperanza de salvación está en coordinarse con la verdad, en convertirse.
155:1.5 (1726.2) «Permitid que os declare solemnemente esta verdad eterna: si vosotros, en coordinación con la verdad, aprendéis a hacer de vuestras vidas un ejemplo hermoso y total de rectitud, vuestros semejantes os buscarán para conseguir lo que habéis adquirido de este modo. La medida en la que los buscadores de la verdad se sientan atraídos hacia vosotros será la medida de vuestra dotación de verdad, de vuestra rectitud. La medida en la que tengáis que llevar vuestro mensaje a la gente será, en cierto modo, la medida de vuestro fracaso en vivir una vida completa o recta, una vida coordinada con la verdad.»
155:1.6 (1726.3) El Maestro enseñó muchas más cosas a sus apóstoles y a los evangelistas antes de que le dieran las buenas noches y se retiraran a descansar.
155:2.1 (1726.4) El lunes 23 de mayo por la mañana Jesús envió a Pedro a Corazín con los doce evangelistas y él salió con los once hacia Cesarea de Filipo. Tomaron la ruta del Jordán hasta la calzada que va de Damasco a Cafarnaúm, y desde allí siguieron en dirección noreste hasta la unión con la calzada a Cesarea de Filipo. Llegaron el martes 24 de mayo por la tarde y se quedaron allí enseñando durante dos semanas.
155:2.2 (1726.5) Pedro y los evangelistas se quedaron en Corazín dos semanas predicando el evangelio del reino a un grupo de creyentes poco numeroso pero serio, aunque no pudieron conseguir muchos nuevos conversos. Ninguna otra ciudad de Galilea dio tan pocas almas al reino como Corazín. Siguiendo las instrucciones de Pedro, los doce evangelistas hablaron menos de curaciones —de cosas físicas— y pusieron mucho más énfasis en las verdades espirituales del reino celestial. Esas dos semanas en Corazín constituyeron un verdadero bautismo de adversidad para los doce evangelistas, pues fue el periodo más difícil e improductivo de sus carreras hasta ese momento. Al verse privados así de la satisfacción de ganar almas para el reino, cada uno de ellos tuvo la oportunidad de evaluar con toda honradez y sinceridad el estado de su propia alma y su progreso en las sendas espirituales de la nueva vida.
155:2.3 (1726.6) Como parecía que no había más gente interesada por entrar en el reino, Pedro convocó a sus compañeros el martes 7 de junio y salieron hacia Cesarea de Filipo para reunirse con Jesús y los apóstoles. Llegaron el miércoles hacia el mediodía y pasaron toda la tarde contando sus experiencias entre los incrédulos de Corazín. En estas conversaciones Jesús volvió a referirse a la parábola del sembrador y les enseñó muchas cosas sobre el significado del fracaso aparente en las empresas de la vida.
155:3.1 (1727.1) Aunque Jesús no enseñó en público durante las dos semanas que estuvieron cerca de Cesarea de Filipo, los apóstoles organizaron muchas reuniones tranquilas en la ciudad al caer la tarde. Muchos de los que ya eran creyentes acudieron al campamento a hablar con el Maestro, pero se ganaron muy pocos nuevos creyentes durante esta visita. Jesús hablaba con los apóstoles todos los días, y vieron con más claridad que estaban entrando en una nueva fase de la predicación del reino de los cielos. Empezaban a comprender que el «reino de los cielos no es comida ni bebida, sino caer en la cuenta de la alegría espiritual de aceptar la filiación divina».
155:3.2 (1727.2) La estancia en Cesarea de Filipo fue una prueba real para los once apóstoles; fueron dos semanas duras para todos. Estaban al borde de la depresión y echaban de menos el estímulo periódico de la personalidad entusiasta de Pedro. En aquellos momentos creer en Jesús y ponerse a seguirlo era una verdadera prueba y una gran aventura. Consiguieron pocas conversiones durante esas dos semanas, pero en cambio aprendieron muchas cosas muy provechosas en sus conversaciones diarias con el Maestro.
155:3.3 (1727.3) Los apóstoles aprendieron que los judíos estaban espiritualmente estancados y moribundos porque habían cristalizado la verdad en un credo; que cuando la verdad se formula como una línea divisoria de exclusivismo biempensante, en lugar de servir como poste orientador del progreso espiritual, esas enseñanzas pierden su poder creativo y dador de vida y acaban por volverse meramente preservadoras y fosilizantes.
155:3.4 (1727.4) Fueron aprendiendo de Jesús a considerar a las personalidades humanas bajo el prisma de sus posibilidades en el tiempo y en la eternidad. Aprendieron que muchas almas pueden ser conducidas mejor a amar al Dios invisible si se les enseña primero a amar a sus hermanos a quienes sí pueden ver. Y en relación con esto se atribuyó un nuevo significado a la declaración del Maestro sobre el servicio generoso a los semejantes: «En cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis».
155:3.5 (1727.5) Una de las grandes lecciones de esta estancia en Cesarea versó sobre el origen de las tradiciones religiosas y el grave peligro de atribuir un carácter sagrado a cosas no sagradas, ideas comunes o acontecimientos cotidianos. De una de las conversaciones con el Maestro aprendieron que la religión verdadera es la lealtad sincera del hombre a sus convicciones más altas y verdaderas.
155:3.6 (1727.6) Jesús advirtió a sus creyentes que, si sus anhelos religiosos eran solo materiales, acabarían por perder la fe en Dios a medida que el conocimiento creciente de la naturaleza fuera negando progresivamente el origen supuestamente sobrenatural de las cosas. En cambio, si su religión era espiritual, el progreso de la ciencia física no podría alterar nunca su fe en las realidades eternas y los valores divinos.
155:3.7 (1727.7) Aprendieron que la religión, cuando tiene una motivación enteramente espiritual, hace que toda la vida valga más la pena: la llena de propósitos elevados, la dignifica con valores transcendentales, la inspira con motivaciones magníficas y reconforta al alma humana en todo momento con una esperanza sublime y vigorizante. La verdadera religión está destinada a disminuir las tensiones de la existencia; proporciona fe y valor para la vida diaria y el servicio generoso. La fe promueve la vitalidad espiritual y la fecundidad de la rectitud.
155:3.8 (1727.8) Jesús enseñó una y otra vez a sus apóstoles que ninguna civilización puede sobrevivir mucho tiempo a la pérdida de los mejores aspectos de su religión. No se cansó nunca de advertir a los doce del gran peligro de aceptar los símbolos y las ceremonias de la religión como sustitutos de la experiencia religiosa. Dedicó sistemáticamente toda su vida en la tierra a la misión de derretir las formas congeladas de la religión hasta convertirlas en las libertades líquidas de una filiación iluminada.
155:4.1 (1728.1) El jueves 9 de junio por la mañana, después de recibir las noticias sobre el progreso del reino que les trajeron de Betsaida los mensajeros de David, este grupo de veinticinco maestros de la verdad salió de Cesarea de Filipo hacia la costa de Fenicia. Rodearon la región pantanosa pasando por Luz hasta empalmar con el camino que va de Magdala al monte Líbano, y de allí hasta el cruce con la carretera a Sidón. Llegaron a Sidón el viernes por la tarde.
155:4.2 (1728.2) Cuando pararon a almorzar a la sombra de un saliente rocoso cerca de Luz, los apóstoles tuvieron la ocasión de escuchar uno de los discursos más notables de todos sus años de asociación con Jesús. Acababan de sentarse a partir el pan cuando Simón Pedro preguntó a Jesús: «Maestro, si el Padre del cielo conoce todas las cosas, y si su espíritu es nuestro apoyo en el establecimiento del reino de los cielos en la tierra, ¿por qué huimos de las amenazas de nuestros enemigos?, ¿por qué evitamos enfrentarnos a los enemigos de la verdad?». Antes de que Jesús empezara a contestar a Pedro, Tomás irrumpió con otra pregunta: «Maestro, quisiera saber exactamente dónde está el error de nuestros enemigos de Jerusalén. ¿Cuál es la diferencia real entre su religión y la nuestra? ¿Cómo es posible que tengamos tantas divergencias cuando todos profesamos servir al mismo Dios?». A esto respondió Jesús: «No dejaré de responder a la pregunta de Pedro porque sé muy bien lo fácil que es interpretar mal mis motivos para evitar un choque abierto con los dirigentes de los judíos en este preciso momento, pero me parece que será más útil para todos vosotros contestar primero a la pregunta de Tomás. Lo haré en cuanto terminéis de almorzar».
155:5.1 (1728.3) Este memorable discurso sobre la religión, resumido y expuesto en lenguaje moderno, contenía las verdades siguientes:
155:5.2 (1728.4) Aunque las religiones del mundo tienen un origen doble —natural y revelado— en cualquier momento y en cualquier pueblo se pueden encontrar tres formas distintas de devoción religiosa. Estas tres manifestaciones de la compulsión religiosa son:
155:5.3 (1728.5) 1. La religión primitiva. La compulsión seminatural e instintiva a temer a las energías misteriosas y adorar a las fuerzas superiores; es ante todo una religión de la naturaleza física, la religión del miedo.
155:5.4 (1728.6) 2. La religión de la civilización. Los conceptos y las prácticas religiosas que avanzan a medida que las razas se van civilizando. Es la religión de la mente, la teología intelectual basada en la autoridad de la tradición religiosa establecida.
155:5.5 (1728.7) 3. La verdadera religión, la religión de la revelación. La revelación de los valores sobrenaturales, una visión interior parcial de las realidades eternas, un atisbo de la belleza y la bondad del carácter infinito del Padre del cielo. Es la religión del espíritu tal como se manifiesta en la experiencia humana.
155:5.6 (1729.1) El Maestro no quiso menospreciar la religión de los sentidos físicos y los miedos supersticiosos del hombre natural, aunque deploró el hecho de que sobrevivieran tantos aspectos de esta forma primitiva de culto en las prácticas religiosas de las razas más inteligentes de la humanidad. Jesús dejó claro que la gran diferencia entre la religión de la mente y la religión del espíritu es que la primera la mantiene la autoridad eclesiástica y en cambio la segunda está basada por completo en la experiencia humana.
155:5.7 (1729.2) El Maestro prosiguió su enseñanza aclarando estas verdades:
155:5.8 (1729.3) Hasta que las razas se vuelvan muy inteligentes y mucho más civilizadas, perdurarán muchas de las ceremonias infantiles y supersticiosas que son tan características de las prácticas religiosas evolutivas de los pueblos primitivos y atrasados. Mientras la raza humana no haya progresado hasta el nivel de un reconocimiento más alto y más general de las realidades de la experiencia espiritual, muchos hombres y mujeres seguirán teniendo preferencia personal por las religiones de autoridad que solo exigen asentimiento intelectual, en contraste con la religión del espíritu que conlleva una participación activa de la mente y el alma en la aventura de lidiar por la fe con las rigurosas realidades de la experiencia humana progresiva.
155:5.9 (1729.4) La aceptación de las religiones de autoridad tradicionales constituye la salida fácil para la compulsión del hombre de satisfacer los anhelos de su naturaleza espiritual. Las religiones de autoridad, asentadas, cristalizadas y establecidas, ofrecen un refugio ya preparado donde el alma angustiada y desorientada del hombre puede huir cuando se siente acosada por el miedo y atormentada por la incertidumbre. Estas religiones solo exigen a sus devotos, como precio por el contento y la seguridad que proporcionan, un asentimiento pasivo y puramente intelectual.
155:5.10 (1729.5) Seguirá habiendo durante mucho tiempo en la tierra individuos apocados, temerosos y vacilantes que preferirán asegurarse así el consuelo religioso, aunque al unir su suerte con las religiones de autoridad comprometan la soberanía de su personalidad, degraden la dignidad del respeto de sí mismos y renuncien por completo al derecho a participar en la más apasionante e inspiradora de todas las experiencias humanas posibles: la búsqueda personal de la verdad, la emoción incomparable de hacer frente a los peligros del descubrimiento intelectual, la determinación de explorar las realidades de la experiencia religiosa personal, la satisfacción suprema de experimentar el triunfo personal de hacer realidad la victoria de la fe espiritual sobre las dudas intelectuales. Esta victoria se gana honradamente en la aventura suprema de toda existencia humana: el hombre que busca a Dios en tanto que Dios mismo y tal como es, y lo encuentra.
155:5.11 (1729.6) La religión del espíritu significa esfuerzo, lucha, conflicto, fe, determinación, amor, lealtad y progreso. La religión de la mente —la teología de la autoridad— exige pocos o ninguno de estos esfuerzos a sus creyentes formales. La tradición es un refugio seguro y un sendero fácil para las almas temerosas y apocadas que evitan instintivamente las luchas espirituales y las incertidumbres mentales asociadas a esos viajes de fe y audaz aventura por los mares abiertos de la verdad inexplorada en busca de las lejanas orillas de las realidades espirituales, tal como pueden ser descubiertas por la mente humana progresiva y experimentadas por el alma humana en vías de evolución.
155:5.12 (1729.7) Jesús prosiguió: «Los líderes religiosos de Jerusalén han formulado un sistema establecido de creencias intelectuales, una religión de autoridad, a partir de las diversas doctrinas de sus maestros tradicionales y de los profetas de otros tiempos. Todas esas religiones llaman ante todo a la mente, y nosotros estamos ahora a punto de entrar en grave conflicto con una de ellas porque pronto empezaremos a proclamar audazmente una nueva religión. Esta religión no es una religión en el sentido que tiene la palabra hoy en día, es una religión que llama principalmente al espíritu divino de mi Padre que reside en la mente del hombre. La autoridad de esta religión provendrá de los frutos de su aceptación, y esos frutos aparecerán con toda seguridad en la experiencia personal de todos aquellos que lleguen a creer realmente en las verdades de esta comunión espiritual superior».
155:5.13 (1730.1) Entonces Jesús señaló a cada uno de los veinticuatro, los llamó por su nombre y les dijo: «Y ahora, ¿quién de vosotros preferirá seguir el camino fácil de la conformidad con una religión establecida y fosilizada como la que defienden los fariseos de Jerusalén, en vez de sufrir las dificultades y persecuciones que lleva consigo la misión de proclamar un camino mejor de salvación para los hombres, y tener al mismo tiempo la satisfacción de descubrir por vosotros mismos las bellezas de las realidades de una experiencia viva y personal en las verdades eternas y en las grandezas supremas del reino de los cielos? ¿Sois miedosos, comodones y amigos de lo fácil? ¿Os asusta poner vuestro futuro en manos del Dios de la verdad, de quien sois hijos? ¿Desconfiáis del Padre, de quien sois hijos? ¿Volveréis al camino fácil de la certidumbre y la estabilidad intelectual de una religión de autoridad tradicional o queréis prepararos para avanzar conmigo hacia el futuro incierto y problemático de proclamar las verdades nuevas de la religión del espíritu, el reino de los cielos en el corazón de los hombres?».
155:5.14 (1730.2) Los veinticuatro oyentes se pusieron en pie para responder lealmente todos a una a este emotivo llamamiento, uno de los pocos que les hizo Jesús, pero él levantó la mano para impedirlo y les dijo: «Separaos ahora, y que cada uno se quede a solas con el Padre para buscar una respuesta no emocional a mi pregunta. Cuando hayáis encontrado esa actitud sincera y verdadera en vuestra alma, dad esa respuesta libre y audaz a mi Padre y vuestro Padre, cuya vida infinita de amor es el espíritu mismo de la religión que proclamamos».
155:5.15 (1730.3) Los evangelistas y los apóstoles se separaron durante un rato. Las palabras de Jesús habían elevado su espíritu, inspirado su mente y estimulado sus emociones, pero cuando Andrés los volvió a reunir, el Maestro se limitó a decir: «Vamos a seguir nuestro viaje; pasaremos una temporada en Fenicia, y todos deberíais pedir al Padre que transforme vuestras emociones mentales y corporales en las lealtades superiores de la mente y las experiencias más satisfactorias del espíritu».
155:5.16 (1730.4) Los veinticuatro empezaron a caminar en silencio, luego empezaron a hablar entre ellos, y a las tres de la tarde ya no aguantaron más. Se pararon y Pedro se acercó a Jesús para decirle: «Maestro, nos has dicho palabras de verdad y de vida, pero nosotros quisiéramos oír más; te rogamos que nos sigas hablando de estas cosas».
155:6.1 (1730.5) Entonces se sentaron a la sombra de una ladera y Jesús siguió hablándoles sobre la religión del espíritu. En esencia les dijo:
155:6.2 (1730.6) Habéis surgido de un colectivo que se declara satisfecho con una religión de la mente, que ansía seguridad y prefiere el conformismo. Habéis elegido cambiar vuestros sentimientos de certeza autoritaria por las seguridades del espíritu de una fe aventurera y progresiva. Os habéis atrevido a protestar contra la penosa esclavitud de la religión institucional y a rechazar la autoridad de las tradiciones escritas que se consideran ahora palabra de Dios. Nuestro Padre habló en verdad a través de Moisés, Elías, Isaías, Amós y Oseas, pero no ha dejado de ofrecer al mundo palabras de verdad después de los tiempos de aquellos profetas de la antigüedad. Mi Padre no hace acepción de razas ni de generaciones, no concede la palabra de la verdad a una época y se la oculta a otra. No cometáis la locura de llamar divino a lo que es enteramente humano, y no dejéis de discernir las palabras de la verdad aunque no provengan de la supuesta inspiración de los oráculos tradicionales.
155:6.3 (1731.1) Os he llamado para que nazcáis de nuevo, para que nazcáis del espíritu. Os he llamado para que salgáis de las sombras de la autoridad y del letargo de la tradición, y entréis en la luz trascendente que os hará comprender la posibilidad de hacer por vosotros mismos el mayor descubrimiento que puede hacer el alma humana: la experiencia superna de encontrar a Dios por vosotros mismos, en vosotros mismos y para vosotros mismos, y de hacer todo esto como un hecho de vuestra propia experiencia personal. Así podréis pasar de la muerte a la vida, de la autoridad de la tradición a la experiencia de conocer a Dios; pasaréis de la oscuridad a la luz, de una fe racial heredada a una fe personal obtenida por experiencia. Con ello progresaréis desde una teología de la mente transmitida por vuestros antepasados hasta una verdadera religión del espíritu que será edificada en vuestra alma como dotación eterna.
155:6.4 (1731.2) Vuestra religión dejará de ser la mera creencia intelectual en una autoridad tradicional para convertirse en la experiencia efectiva de una fe viva capaz de captar la realidad de Dios y de todo lo relacionado con el espíritu divino del Padre. La religión de la mente os ata irremediablemente al pasado; la religión del espíritu consiste en una revelación progresiva que os invita sin cesar hacia logros más altos y más santos en los ideales espirituales y en las realidades eternas.
155:6.5 (1731.3) La religión de autoridad puede dar una sensación inmediata de seguridad estable, pero pagáis por esa satisfacción transitoria el precio de perder vuestra independencia espiritual y vuestra libertad religiosa. Mi Padre no exige de vosotros como precio para entrar en el reino de los cielos que os obliguéis a creer en cosas espiritualmente repugnantes, impías o falsas. No se exige de vosotros que ultrajéis vuestro propio sentido de la misericordia, de la justicia y de la verdad sometiéndoos a un sistema desfasado de formas y ceremonias religiosas. La religión del espíritu os deja libres en todo momento para seguir la verdad dondequiera que os lleven las directrices del espíritu. ¿Y quién puede juzgar? Quizás este espíritu tenga algo que impartir a esta generación que otras generaciones se han negado a oír.
155:6.6 (1731.4) ¡Vergüenza deberían sentir los falsos maestros religiosos que pretenden arrastrar a las almas hambrientas al oscuro y lejano pasado para abandonarlas allí! Esas desafortunadas personas están condenadas a sentir miedo ante todo nuevo descubrimiento y desconcierto ante toda nueva revelación de la verdad. El profeta que dijo: «Aquel cuya mente se queda en Dios será conservado en paz perfecta» no se limitaba a creer intelectualmente en una teología autoritaria. Ese humano conocedor de la verdad había descubierto a Dios; no solo hablaba de Dios.
155:6.7 (1731.5) Os recomiendo que perdáis la costumbre de citar siempre a los profetas de la antigüedad y alabar a los héroes de Israel, y aspiréis en cambio a convertiros en profetas vivos del Altísimo y héroes espirituales del reino venidero. Puede que realmente merezca la pena honrar a los líderes que conocieron a Dios en el pasado, pero ¿por qué tendríais que sacrificar al hacerlo la experiencia suprema de la existencia humana: encontrar a Dios por vosotros mismos y conocerlo en vuestra propia alma?
155:6.8 (1732.1) Cada raza de la humanidad tiene su propia actitud mental ante la existencia humana, por eso las religiones de la mente están siempre en consonancia con los diversos puntos de vista raciales. Las religiones de autoridad no podrán nunca llegar a unificarse. La unidad humana y la hermandad de los mortales solo se pueden conseguir por medio y a través de la superdotación de la religión del espíritu. Las mentes pueden variar de una raza a otra, pero toda la humanidad está habitada por el mismo espíritu divino y eterno. La esperanza de la hermandad humana solo puede hacerse realidad cuando y en la medida en que las distintas religiones mentales de autoridad sean impregnadas con la religión unificadora y ennoblecedora del espíritu —la religión de la experiencia espiritual personal— y eclipsadas por ella.
155:6.9 (1732.2) Las religiones de autoridad solo pueden dividir a los hombres y provocar enfrentamientos entre ellos; la religión del espíritu empujará progresivamente a los hombres a unirse y fomentará las actitudes abiertas y comprensivas. Las religiones de autoridad exigen a los hombres uniformidad de creencias, pero esto es imposible en el estado presente del mundo. La religión del espíritu solo pide unidad de experiencia —uniformidad de destino— y acepta plenamente la diversidad de creencias. La religión del espíritu no exige uniformidad de perspectivas ni de puntos de vista sino solo uniformidad de visión interior. La religión del espíritu no exige opiniones intelectuales uniformes, sino solo unidad de sentimiento espiritual. Las religiones de autoridad se cristalizan en credos sin vida; la religión del espíritu se convierte en la alegría y la libertad cada vez mayor que llevan consigo las acciones ennoblecedoras de servicio por amor y de cuidado misericordioso.
155:6.10 (1732.3) Pero guardaos de mirar con desdén a los hijos de Abraham porque les haya tocado vivir en estos malos tiempos de esterilidad tradicional. Nuestros antepasados se entregaron a la búsqueda tenaz y apasionada de Dios, y lo descubrieron como ninguna otra raza humana completa lo ha conocido nunca desde los tiempos de Adán, que sabía muchas de estas cosas, porque él mismo era un Hijo de Dios. A mi Padre no le ha pasado nunca desapercibida la larga e incansable lucha de Israel, desde los días de Moisés, por descubrir a Dios y conocerlo. Durante largas generaciones, los judíos no han dejado de esforzarse, sudar, gemir, penar y soportar los sufrimientos y pesares de un pueblo incomprendido y despreciado; y todo ello para poder acercarse un poco más al descubrimiento de la verdad sobre Dios. A pesar de todos los fracasos y titubeos de Israel, nuestros padres, desde Moisés hasta los tiempos de Amós y Oseas, revelaron progresivamente a todo el mundo una imagen cada vez más clara y verdadera del Dios eterno. Y así se preparó el camino para esta revelación aún más grande del Padre que habéis sido llamados a compartir.
155:6.11 (1732.4) No olvidéis nunca que solo hay una aventura más apasionante y satisfactoria que el intento de descubrir la voluntad del Dios vivo, y es la experiencia suprema de intentar hacer honradamente esa voluntad divina. Y tened siempre presente que la voluntad de Dios se puede hacer en cualquier ocupación terrenal. No hay profesiones santas y profesiones seculares. Todas las cosas son sagradas en la vida de los que están guiados por el espíritu, es decir, subordinados a la verdad, ennoblecidos por el amor, dominados por la misericordia y refrenados por la equidad, por la justicia. El espíritu que mi Padre y yo enviaremos al mundo no es solo el Espíritu de la Verdad, sino también el espíritu de la belleza idealista.
155:6.12 (1732.5) No sigáis buscando la palabra de Dios únicamente en las páginas de los viejos escritos dotados oficialmente de autoridad teológica. A partir de ahora los que han nacido del espíritu de Dios percibirán la palabra de Dios sin importar de dónde parezca provenir. No se debe descartar la verdad divina porque haya sido otorgada por un canal aparentemente humano. Muchos de vuestros hermanos aceptan mentalmente la teoría de Dios pero no consiguen captar espiritualmente la presencia de Dios. Por esta misma razón me habéis oído deciros tantas veces que para comprender el reino de los cielos lo mejor es adoptar la actitud espiritual de un niño sincero. No es la inmadurez mental del niño lo que os recomiendo, sino la simplicidad espiritual de un pequeño que cree con facilidad y confía plenamente. No es tan importante que conozcáis el hecho de Dios como que vayáis desarrollando la capacidad de sentir la presencia de Dios.
155:6.13 (1733.1) Una vez que empecéis a descubrir a Dios en vuestra alma, empezaréis enseguida a descubrirlo en el alma de otros hombres y a la larga en todas las criaturas y creaciones de un poderoso universo. Pero ¿podrá aparecer el Padre como un Dios de lealtades supremas e ideales divinos en el alma de unos hombres que dedican poco o ningún tiempo a la contemplación reflexiva de esas realidades eternas? Aunque la mente no es el asiento de la naturaleza espiritual, no deja de ser su puerta de entrada.
155:6.14 (1733.2) Sin embargo, no cometáis el error de intentar demostrar a otros hombres que habéis encontrado a Dios porque no podréis aportar conscientemente ninguna prueba válida. En cambio hay dos demostraciones claras y concluyentes del hecho de que conocéis a Dios:
155:6.15 (1733.3) 1. Los frutos del espíritu de Dios que se muestran en vuestra vida cotidiana.
155:6.16 (1733.4) 2. El hecho de que todo vuestro plan de vida es una prueba clara de que habéis arriesgado sin reservas todo lo que sois y tenéis en la aventura de la supervivencia después de la muerte, en la esperanza de encontrar al Dios de la eternidad cuya presencia habéis saboreado anticipadamente en el tiempo.
155:6.17 (1733.5) Pero no os equivoquéis, mi Padre responderá siempre a la más tenue llama de fe. Él toma nota de las emociones físicas y supersticiosas del hombre primitivo. Y con esas almas honradas pero temerosas, cuya fe es tan débil que no pasa de ser conformidad intelectual con una actitud de asentimiento pasivo a las religiones de autoridad, el Padre está siempre alerta para honrar e incluso fomentar todos esos débiles intentos de llegar hasta él. Pero se espera de vosotros, que habéis sido llamados a salir de la oscuridad y traídos a la luz, que creáis de todo corazón; vuestra fe dominará las actitudes conjuntas del cuerpo, la mente y el espíritu.
155:6.18 (1733.6) Sois mis apóstoles, y para vosotros la religión no debe convertirse en un refugio teológico al que podáis huir cuando temáis enfrentaros a las duras realidades del progreso espiritual y de la aventura idealista. Vuestra religión se debe convertir más bien en una experiencia real que atestigüe que Dios os ha encontrado, idealizado, ennoblecido y espiritualizado, y que os habéis embarcado en la aventura eterna de encontrar al Dios que os ha encontrado a vosotros y os ha hecho sus hijos.
155:6.19 (1733.7) Cuando Jesús terminó de hablar hizo una seña a Andrés, y apuntando hacia el oeste en dirección a Fenicia, dijo: «Sigamos nuestro camino».
El libro de Urantia
Documento 156
156:0.1 (1734.1) EL VIERNES 10 de junio por la tarde Jesús y sus compañeros llegaron a los alrededores de Sidón, donde pararon en casa de una mujer rica que había sido paciente en el hospital de Betsaida cuando Jesús estaba en la cumbre del favor popular. Los evangelistas y los apóstoles se alojaron con amigos de ella que vivían cerca y descansaron el día del sabbat en este entorno reparador. Pasaron casi dos semanas y media en Sidón y sus alrededores antes de prepararse para visitar las ciudades costeras del norte.
156:0.2 (1734.2) Este sabbat de junio fue muy tranquilo para ellos. Los evangelistas y los apóstoles se concentraron en meditar lo que les había enseñado el Maestro sobre religión en el camino a Sidón. Todos eran capaces de entender algo de lo que les había dicho, pero ninguno captaba plenamente la trascendencia de sus enseñanzas.
156:1.1 (1734.3) Cerca de la casa de Karuska donde se alojaba el Maestro, vivía una mujer siria que había oído hablar mucho de Jesús como gran sanador y maestro. Esta mujer decidió ir a verlo ese sabbat por la tarde con su hija de unos doce años que estaba aquejada de un grave trastorno nervioso caracterizado por convulsiones y otras manifestaciones angustiosas.
156:1.2 (1734.4) Jesús había encargado a sus compañeros que no dijeran a nadie que estaba en la casa de Karuska, y les explicó que quería descansar. Ellos habían obedecido las instrucciones de su Maestro, pero la criada de Karuska había informado a esta mujer siria, llamada Norana, de que Jesús se alojaba en la casa de su señora y había convencido a la preocupada madre de que fuera a él con su hija enferma para que la curara. La madre, por supuesto, creía que su hija estaba poseída por un demonio, un espíritu impuro.
156:1.3 (1734.5) Cuando Norana llegó con su hija, los gemelos Alfeo le explicaron a través de un intérprete que el Maestro estaba descansando y no se le podía molestar, a lo cual Norana respondió que ella y su hija esperarían ahí hasta que terminara su descanso. También Pedro intentó razonar con ella para que volviera a su casa. Le explicó que Jesús estaba agotado de tanto enseñar y curar, y que había venido a Fenicia en busca de descanso y tranquilidad, pero fue inútil; Norana no quiso irse. Se limitaba a responder a Pedro: «No me marcharé de aquí hasta que haya visto a tu Maestro. Sé que puede expulsar al demonio de mi niña, y no me iré hasta que el sanador haya visto a mi hija».
156:1.4 (1734.6) Entonces Tomás intentó echar a la mujer pero tampoco lo consiguió. Ella le dijo: «Tengo fe en que tu Maestro puede expulsar a este demonio que atormenta a mi niña. He oído hablar de sus poderosas obras en Galilea, y creo en él. ¿Qué os ha pasado a vosotros, sus discípulos, para que queráis echar a los que vienen buscando la ayuda de vuestro Maestro?». Tomás se retiró al oír esto.
156:1.5 (1735.1) Luego se adelantó Simón Zelotes para reprochar a Norana su actitud. Simón le dijo: «Mujer, eres una gentil que habla griego. No es justo que esperes que el Maestro tome el pan destinado a los hijos de la casa favorecida y se lo eche a los perros». Pero Norana no se dejó ofender por el ataque de Simón y se limitó a replicar: «Sí, maestro, entiendo tus palabras. No soy más que un perro a los ojos de los judíos, pero en lo que respecta a tu Maestro, soy un perro creyente. Estoy decidida a que vea a mi hija, porque estoy segura de que solo con mirarla la curará. Y ni siquiera tú, buen hombre, te atreverías a privar a los perros del privilegio de comer las migajas que puedan caer de la mesa de los hijos».
156:1.6 (1735.2) Justo en ese momento la niña sufrió una violenta convulsión delante de todos ellos, y la madre gritó: «Ya lo veis, mi niña está poseída por un espíritu maligno. Si nuestra necesidad no os conmueve, sí conmoverá a vuestro Maestro, que me han dicho que ama a todos los hombres y se atreve incluso a curar a los gentiles cuando creen. No sois dignos de ser sus discípulos. No me iré hasta que mi niña sea curada».
156:1.7 (1735.3) Jesús, que había oído toda la conversación por una ventana abierta, salió en ese momento a la gran sorpresa de todos y dijo: «Oh mujer, grande es tu fe, tan grande que no puedo negarte lo que deseas; vete en paz. Tu hija ya está curada». A partir de ese momento la niña se sintió bien. Cuando Norana y su hija se despidieron, Jesús les pidió encarecidamente que no contaran a nadie lo que había ocurrido, pero esto solo lo cumplieron los compañeros de Jesús. La madre y la niña no dejaron de proclamar la curación por toda la zona e incluso en Sidón, de modo que a los pocos días Jesús decidió cambiar de alojamiento.
156:1.8 (1735.4) Al día siguiente Jesús hizo este comentario a sus apóstoles sobre la curación de la hija de la mujer siria: «Así ha sido desde siempre. Habéis visto por vosotros mismos que los gentiles son capaces de ejercer la fe salvadora en las enseñanzas del evangelio del reino de los cielos. En verdad, en verdad os digo que los gentiles tomarán posesión del reino del Padre si los hijos de Abraham no están dispuestos a mostrar suficiente fe como para entrar en él».
156:2.1 (1735.5) Al entrar en Sidón Jesús y sus compañeros pasaron por un puente. Era el primero que muchos de ellos habían visto nunca, y mientras lo cruzaban Jesús dijo entre otras cosas: «Este mundo no es más que un puente; podéis pasar por él, pero no debéis pensar en construir sobre él una morada».
156:2.2 (1735.6) Cuando los veinticuatro empezaron su labor en Sidón, Jesús se alojó en una casa situada justo al norte de la ciudad donde vivían Justa y su madre Berenice. Jesús enseñaba todas las mañanas a los veinticuatro en casa de Justa, y por la tarde ellos salían a enseñar y predicar en Sidón hasta caer la noche.
156:2.3 (1735.7) Los apóstoles y los evangelistas se animaron mucho por la manera en que los gentiles de Sidón recibieron su mensaje; muchos se unieron al reino durante su corta estancia. Este periodo de unas seis semanas en Fenicia fue muy fructífero para ganar almas, aunque los escritores judíos que redactaron más tarde los evangelios prefirieron pasar por alto esta cálida acogida de los gentiles a las enseñanzas de Jesús en el preciso momento en que tantos de su propio pueblo se alineaban hostilmente contra él.
156:2.4 (1736.1) Estos creyentes gentiles apreciaron las enseñanzas de Jesús más plenamente que los judíos en muchos aspectos. Muchos de esos sirofenicios de habla griega no solo llegaron a saber que Jesús era como Dios, sino también que Dios era como Jesús. Esos llamados paganos alcanzaron a comprender bien las enseñanzas del Maestro sobre la uniformidad de las leyes de este mundo y de todo el universo. Captaron la enseñanza de que Dios no hace acepción de personas, razas ni naciones; de que no hay favoritismos con el Padre Universal; de que el universo es siempre perfectamente respetuoso con la ley y plenamente confiable. Esos gentiles no tuvieron miedo de Jesús; se atrevieron a aceptar su mensaje. No es que los hombres hayan sido incapaces de entender a Jesús a lo largo de los siglos, es que han tenido miedo de hacerlo.
156:2.5 (1736.2) Jesús dejó claro a los veinticuatro que no había huido de Galilea porque le faltara valor para enfrentarse a sus enemigos. Comprendieron que no estaba preparado aún para un choque abierto con la religión establecida y que no buscaba convertirse en mártir. Fue durante una de estas conversaciones en casa de Justa cuando el Maestro dijo por primera vez a sus discípulos que «aunque pasen el cielo y la tierra, mis palabras de verdad no pasarán».
156:2.6 (1736.3) El tema de la enseñanza de Jesús durante la estancia en Sidón fue la progresión espiritual. Les dijo que no podían permanecer estáticos; que tenían que avanzar en rectitud o retroceder hacia el mal y el pecado. Les recomendó que «se olvidaran de las cosas del pasado y siguieran adelante hasta abrazar las realidades más grandes del reino». Les pidió que no se contentaran con seguir siendo niños en el evangelio, sino que se esforzaran por alcanzar la plena estatura de la filiación divina en la comunión del espíritu y en la comunidad de los creyentes.
156:2.7 (1736.4) Jesús les dijo: «Mis discípulos no solo deben dejar de hacer el mal, sino aprender a hacer el bien. No solo debéis purificaros de todo pecado consciente, sino que debéis negaros a albergar sentimientos de culpa. Si confesáis vuestros pecados, están perdonados; por lo tanto debéis mantener una conciencia libre de faltas».
156:2.8 (1736.5) A Jesús le gustaba mucho el agudo sentido del humor de aquellos gentiles. Fue el sentido del humor demostrado por Norana, la mujer siria, unido a su fe grande y tenaz, lo que conmovió tanto el corazón del Maestro y atrajo su misericordia. Jesús lamentaba mucho que su pueblo —los judíos— estuvieran tan faltos de humor. Una vez comentó con Tomás: «Mi pueblo se toma a sí mismo demasiado en serio; carecen casi totalmente de aprecio por el humor. La pesada religión de los fariseos no podría haber nacido nunca en un pueblo con sentido del humor. También les falta coherencia: filtran los mosquitos y se tragan los camellos».
156:3.1 (1736.6) El martes 28 de junio el Maestro y sus compañeros salieron de Sidón y llegaron a Porfireón y Heldua por la costa. Fueron bien recibidos por los gentiles, muchos de los cuales se incorporaron al reino durante esta semana de enseñanza y predicación. Los apóstoles predicaron en Porfireón y los evangelistas enseñaron en Heldua. Mientras los veinticuatro se dedicaban a su tarea, Jesús los dejó durante tres o cuatro días para ir a la ciudad costera de Beirut donde se reunió con un sirio llamado Malac que era creyente y había estado en Betsaida el año anterior.
156:3.2 (1737.1) El miércoles 6 de julio todos volvieron a Sidón y se alojaron en casa de Justa. El domingo por la mañana salieron hacia Tiro por la costa hacia el sur pasando por Sarepta. Llegaron a Tiro el lunes 11 de julio. Los apóstoles y los evangelistas ya se estaban acostumbrando a trabajar entre los llamados gentiles, que descendían de hecho en su mayoría de las primeras tribus cananeas cuyo origen semítico era aún más antiguo. Todas esas gentes hablaban la lengua griega. El entusiasmo con que estos gentiles escuchaban el evangelio y la buena disposición a creer de muchos de ellos fue una gran sorpresa para los apóstoles y los evangelistas.
156:4.1 (1737.2) Enseñaron en Tiro del 11 al 24 de julio. Cada uno de los apóstoles se llevó consigo a uno de los evangelistas y así, de dos en dos, enseñaron y predicaron en todo Tiro y sus alrededores. La población políglota de este concurrido puerto marítimo los escuchó con agrado, y muchos fueron bautizados y entraron en la comunidad externa del reino. Jesús estableció su cuartel general en casa de un judío creyente llamado José que vivía cinco o seis kilómetros al sur de Tiro, no lejos de la tumba de Hiram, que fue rey de la ciudad-estado de Tiro en tiempos de David y Salomón.
156:4.2 (1737.3) Durante este periodo de dos semanas los apóstoles y los evangelistas entraban diariamente en Tiro pasando por el malecón de Alejandro para organizar pequeñas reuniones, y casi todos volvían por la noche al campamento de la casa de José, al sur de la ciudad. Muchos creyentes salían de la ciudad todos los días para ir a hablar con Jesús a su lugar de descanso. El Maestro habló en Tiro solo una vez, el 20 de julio por la tarde, y centró su enseñanza en el amor del Padre por toda la humanidad y en la misión del Hijo de revelar al Padre a todas las razas de los hombres. Había tal interés por el evangelio del reino entre esos gentiles que le abrieron las puertas del templo de Melcart para la ocasión. Es interesante dejar constancia de que en años posteriores se construyó una iglesia cristiana en el mismo lugar de ese antiguo templo.
156:4.3 (1737.4) Muchos de los líderes de la industria manufacturera de púrpura de Tiro, el colorante que hizo famosas a Tiro y a Sidón en el mundo entero y que tanto contribuyó a su comercio mundial y a su consiguiente enriquecimiento, creyeron en el reino. Cuando al poco tiempo empezó a disminuir la población de animales marinos de los que se extraía este colorante, esos fabricantes de tinte salieron en busca de nuevos hábitats de estos mariscos. Emigraron así hasta los confines de la tierra llevando consigo el mensaje de la paternidad de Dios y la hermandad de los hombres: el evangelio del reino.
156:5.1 (1737.5) Lo primero que contó Jesús a sus seguidores en su alocución de ese miércoles por la tarde fue la historia del lirio blanco que alza su cabeza pura y nevada hacia el sol mientras sus raíces están enterradas en el lodo y el estiércol del suelo tenebroso. «Del mismo modo, aunque el hombre mortal tiene las raíces de su origen y de su ser en el suelo animal de la naturaleza humana, puede alzar mediante la fe su naturaleza espiritual hacia el sol de la verdad celestial y llegar a producir los frutos nobles del espíritu».
156:5.2 (1738.1) En este mismo sermón Jesús empleó por primera y única vez una parábola relacionada con su propio oficio: la carpintería. Al hablar de «construir bien los cimientos sobre los que hacer crecer un carácter noble lleno de cualidades espirituales», dijo: «Para producir los frutos del espíritu tenéis que nacer del espíritu. El espíritu es quien debe enseñaros y el espíritu es quien debe conduciros si queréis vivir entre vuestros semejantes una vida colmada de espíritu. Pero no cometáis el error del carpintero necio que malgasta un tiempo valioso escuadrando, midiendo y puliendo un madero carcomido y podrido por dentro, y después de haber dedicado tanto trabajo a esa viga endeble tiene que rechazarla porque no sirve para los cimientos de un edificio capaz de resistir los embates del tiempo y las tormentas. Que todo hombre se asegure de que los cimientos intelectuales y morales de su carácter tengan la solidez necesaria para sostener adecuadamente la superestructura de una naturaleza espiritual que aumenta y se ennoblece, que ha de transformar así la mente mortal y luego, en asociación con esa mente recreada, ha de conseguir la evolución del alma cuyo destino es inmortal. Vuestra naturaleza de espíritu —el alma creada conjuntamente— es un brote vivo, pero la mente y la moralidad del individuo son el suelo de donde deben brotar estas manifestaciones más altas de desarrollo humano y de destino divino. El suelo del alma en vías de evolución es humano y material, pero el destino de esta criatura combinada de mente y espíritu es espiritual y divino».
156:5.3 (1738.2) Esa misma tarde Natanael preguntó a Jesús: «Maestro, ¿por qué rezamos para que Dios no nos conduzca a la tentación cuando sabemos muy bien por tu revelación del Padre que él no hace nunca esas cosas?». Jesús respondió así a Natanael:
156:5.4 (1738.3) «No me extraña que preguntes esto, puesto que estás empezando a conocer al Padre como yo lo conozco y no tan veladamente como lo veían los primeros profetas hebreos. Sabes bien que nuestros antepasados tenían tendencia a ver a Dios en casi todo lo que ocurría. Buscaban la mano de Dios en todos los acontecimientos naturales y en todos los episodios extraordinarios de la experiencia humana. Relacionaban a Dios tanto con el bien como con el mal. Pensaban que Dios había ablandado el corazón de Moisés y endurecido el del faraón. Cuando el hombre sentía una fuerte compulsión por hacer algo, bueno o malo, acostumbraba a explicarse así esas emociones extraordinarias: ‘El Señor me ha hablado para decirme: haz esto o haz aquello, ven aquí o ve allí’. Y como los hombres se topaban tantas veces con fuertes tentaciones, nuestros antepasados se acostumbraron a creer que Dios los ponía frente a la tentación para probarlos, castigarlos o fortalecerlos. Pero tú ahora sabes más que ellos. Sabes que los hombres son llevados demasiadas veces a la tentación por el tirón de su propio egoísmo y los impulsos de su naturaleza animal. Cuando te sientas tentado de esta manera, te recomiendo que identifiques sincera y honradamente la tentación como tentación y reorientes inteligentemente, hacia canales más altos y metas más idealistas, esas energías del espíritu, la mente y el cuerpo que buscan expresarse. Así podrás transformar tus tentaciones en formas superiores de servicio humano inspirador y evitar casi por completo esos conflictos inútiles y debilitantes entre la naturaleza animal y la naturaleza espiritual.
156:5.5 (1738.4) «Pero no caigas en la locura de intentar vencer la tentación a base de obligarte, por pura fuerza de voluntad humana, a sustituir un deseo por otro que consideras superior. Si quieres triunfar verdaderamente sobre las tentaciones de la naturaleza más baja e inferior, debes llegar a una posición de ventaja espiritual en la que habrás desarrollado un verdadero amor y un interés real por las formas de conducta superiores y más idealistas que tu mente quiere adoptar en lugar de los hábitos de comportamiento inferiores y menos idealistas que reconoces como tentaciones. De este modo te liberarás mediante una transformación espiritual, en vez de sobrecargarte con intentos engañosos de reprimir los deseos propios de los mortales. Lo antiguo e inferior quedarán olvidados en el amor por lo nuevo y superior. La belleza siempre triunfa sobre la fealdad en el corazón de todos los que están iluminados por el amor a la verdad. Todo afecto espiritual nuevo y sincero lleva consigo una poderosa energía expulsora. Y te lo repito, no te dejes vencer por el mal sino vence al mal con el bien.»
156:5.6 (1739.1) Los apóstoles y los evangelistas siguieron haciendo preguntas hasta muy entrada la noche. Entre las muchas respuestas de Jesús destacaremos los pensamientos siguientes expuestos en términos modernos:
156:5.7 (1739.2) Una ambición fuerte, un juicio inteligente y una sabiduría curtida son los factores esenciales del éxito material. El liderazgo es fruto de la aptitud natural, de la discreción, del poder de la voluntad y de la determinación. El destino espiritual es fruto de la fe, el amor y la entrega a la verdad —tener hambre y sed de rectitud— y del deseo de todo corazón de encontrar a Dios y ser como él.
156:5.8 (1739.3) No os dejéis desanimar por el descubrimiento de que sois humanos. La naturaleza humana puede tender hacia el mal, pero no es pecaminosa de por sí. No os sintáis abatidos por vuestra incapacidad de olvidar por completo algunas actuaciones vuestras que ahora lamentáis. Los errores que no consigáis olvidar en el tiempo serán olvidados en la eternidad. Aligeraréis las cargas de vuestra alma si adquirís rápidamente una visión de vuestro destino a largo plazo, de la expansión de vuestra carrera en el universo.
156:5.9 (1739.4) No cometáis el error de apreciar el valor del alma por las imperfecciones de la mente o por los apetitos del cuerpo. No juzguéis al alma ni evaluéis su destino sobre la base de un solo episodio humano reprobable. Vuestro destino espiritual solo está condicionado por vuestros anhelos y propósitos espirituales.
156:5.10 (1739.5) La religión es la experiencia exclusivamente espiritual del alma inmortal en vías de evolución del hombre conocedor de Dios, pero el poder moral y la energía espiritual son fuerzas poderosas que se pueden utilizar también para abordar situaciones sociales difíciles y resolver problemas económicos complejos. Estas dotes morales y espirituales enriquecen el vivir humano y aumentan su sentido a todos los niveles.
156:5.11 (1739.6) Si os limitáis a amar solo a los que os aman estáis destinados a vivir una vida estrecha y mezquina. El amor humano puede ser sin duda recíproco, pero el amor divino busca siempre satisfacerse hacia fuera. Cuanto menos amor hay en la naturaleza de una criatura más amor necesita, y más busca el amor divino satisfacer esa necesidad. El amor no se busca nunca a sí mismo y no puede ser dirigido hacia uno mismo. El amor divino no puede ser autosuficiente, necesita otorgarse generosamente.
156:5.12 (1739.7) Los que creen en el reino deberían tener fe implícita, creer con toda el alma, en el triunfo seguro de la rectitud. Los constructores del reino no deben dudar de la verdad del evangelio de eterna salvación. Los creyentes deben ir aprendiendo progresivamente a apartarse de las prisas de la vida —a escapar del acoso de la existencia material— al tiempo que van refrescando el alma, inspirando la mente y renovando el espíritu en una comunión de adoración.
156:5.13 (1739.8) Las personas que conocen a Dios no se desalientan por las desgracias ni se dejan abatir por las decepciones. Los creyentes son inmunes a las depresiones producidas por trastornos puramente materiales; los que viven en el espíritu no se inquietan por los sucesos del mundo material. Los candidatos a la vida eterna practican un modo vigorizante y constructivo de afrontar todos los acosos y vicisitudes de la vida mortal. Para el verdadero creyente es más fácil hacer lo correcto cada día que vive.
156:5.14 (1740.1) Vivir espiritualmente promueve la verdadera autoestima. Pero la autoestima no es admiración por uno mismo. La autoestima está siempre coordinada con el amor y el servicio a los semejantes. No es posible estimarse a sí mismo más de lo que se ama al prójimo; lo uno es la medida de la capacidad para lo otro.
156:5.15 (1740.2) Con el paso del tiempo todo el que cree de verdad va aprendiendo mejor a atraer a sus semejantes hacia el amor a la verdad eterna. ¿Estáis hoy mejor capacitados que ayer para revelar la bondad a la humanidad? ¿Promovéis con más eficacia la rectitud este año que el año pasado? ¿Estáis perfeccionando vuestros métodos de conducir a las almas hambrientas hacia el reino espiritual?
156:5.16 (1740.3) ¿Tenéis ideales lo bastante elevados como para asegurar vuestra salvación eterna y al mismo tiempo ideas tan prácticas como para ser ciudadanos útiles que colaboran provechosamente con sus compañeros mortales en la tierra? En el espíritu vuestra ciudadanía está en los cielos; en la carne sois todavía ciudadanos de los reinos de la tierra. Dad a los césares las cosas que son materiales y a Dios las que son espirituales.
156:5.17 (1740.4) La medida de la capacidad espiritual del alma que evoluciona es vuestra fe en la verdad y vuestro amor a los hombres, pero la medida de la fortaleza de vuestro carácter humano es vuestra capacidad de no guardar rencor y de superar la amargura ante una pena profunda. La derrota es el verdadero espejo donde podéis examinar honradamente vuestro yo real.
156:5.18 (1740.5) A medida que vais teniendo más años y más experiencia en los asuntos del reino, ¿estáis adquiriendo más tacto en el trato con mortales conflictivos y más tolerancia en la convivencia con vuestros compañeros obstinados? El tacto es el fulcro de la palanca social y la tolerancia es el distintivo de un alma grande. Si poseéis estos dones raros que cautivan a la gente, con el paso del tiempo llegaréis a ser más expertos y eficaces en vuestros valiosos esfuerzos por evitar todos los malentendidos sociales innecesarios. Esas almas prudentes son capaces de evitar muchos de los problemas que aquejan a todos los que sufren desajustes emocionales, los que se niegan a crecer y los que no saben envejecer con dignidad.
156:5.19 (1740.6) Siempre que prediquéis la verdad y proclaméis el evangelio, huid de toda injusticia o falta de honradez. No busquéis un reconocimiento no ganado y no aspiréis a una consideración inmerecida. Aceptad sin limitaciones todo el amor que os llegue tanto de fuentes divinas como humanas, aunque no lo merezcáis, y amad a cambio sin limitaciones. Pero en todo lo relacionado con honores y alabanzas, buscad solo lo que honradamente os corresponda.
156:5.20 (1740.7) El mortal consciente de Dios está seguro de salvarse; no teme a la vida; es honrado y consecuente. Sabe soportar valientemente los sufrimientos inevitables y no se queja cuando se enfrenta a penalidades ineludibles.
156:5.21 (1740.8) El verdadero creyente no se cansa de hacer el bien cuando encuentra oposición. Las dificultades inflaman el ardor de los amantes de la verdad y los obstáculos no son más que retos a superar para los esforzados constructores del reino.
156:5.22 (1740.9) Jesús les enseñó muchas otras cosas hasta que llegó el momento de marcharse de Tiro.
156:5.23 (1740.10) El día antes de salir de Tiro para regresar a la región del mar de Galilea, Jesús reunió a sus seguidores y ordenó a los doce evangelistas que fueran por un camino distinto del que pensaba tomar él con los doce apóstoles. Después de separarse de Jesús en Tiro los evangelistas no volvieron a estar nunca más tan íntimamente asociados con él.
156:6.1 (1741.1) El domingo 24 de julio Jesús y los doce salieron hacia el mediodía de la casa de José, situada al sur de Tiro. Fueron por la costa hasta Tolemaida, donde pasaron un día y dirigieron palabras de consuelo al grupo de creyentes de esa ciudad. Pedro predicó para ellos el 25 de julio por la noche.
156:6.2 (1741.2) El martes salieron de Tolemaida hacia el este por el interior hasta cerca de Jotapata siguiendo la calzada de Tiberiades. El miércoles pararon en Jotapata donde instruyeron a los creyentes en las cosas del reino. El jueves salieron de Jotapata hacia el norte por el sendero de Nazaret al monte Líbano para ir a la aldea de Zabulón pasando por Ramá. El viernes organizaron varias reuniones en Ramá donde se quedaron a pasar el sabbat. Llegaron a Zabulón el domingo 31, tuvieron una reunión esa misma noche y siguieron viaje a la mañana siguiente.
156:6.3 (1741.3) De Zabulón llegaron hasta el cruce con la calzada de Magdala a Sidón, cerca de Giscala, y desde allí se dirigieron a Genesaret en la costa occidental del lago de Galilea, al sur de Cafarnaúm, donde se habían citado con David Zebedeo para deliberar sobre el siguiente paso en la predicación del evangelio del reino.
156:6.4 (1741.4) David no tardó en informarles de que había muchos líderes reunidos en ese momento en la orilla opuesta del lago, cerca de Queresa, de modo que esa misma noche se embarcaron hacia el otro lado. Descansaron tranquilamente en las colinas durante un día, y a la mañana siguiente se dirigieron al parque cercano donde el Maestro había alimentado a los cinco mil. Pasaron ahí tres días de descanso y se reunieron diariamente con unos cincuenta hombres y mujeres, los restos del numeroso colectivo de creyentes que hubo en su día en Cafarnaúm y sus alrededores.
156:6.5 (1741.5) Durante la estancia de Jesús en Fenicia, mientras estuvo lejos de Cafarnaúm y de Galilea, sus enemigos consideraron que todo el movimiento se había desintegrado, y llegaron a la conclusión de que Jesús había huido a toda prisa porque estaba tan asustado que probablemente no volvería a molestarlos nunca más. La oposición activa a sus enseñanzas se había calmado mucho, los creyentes empezaban a reunirse en público otra vez y se estaba produciendo una consolidación gradual pero efectiva de los supervivientes que habían demostrado su fidelidad en la gran criba por la que acababan de pasar los creyentes del evangelio.
156:6.6 (1741.6) Felipe, el hermano de Herodes, se había hecho creyente a medias en Jesús y envió recado de que el Maestro era libre de vivir y trabajar en sus dominios.
156:6.7 (1741.7) El mandato de cerrar las sinagogas de todo el mundo judío a las enseñanzas de Jesús y sus seguidores se había vuelto en contra de los escribas y fariseos. En cuanto Jesús se quitó de en medio como objeto de controversia, se produjo una reacción en todo el pueblo judío y hubo un resentimiento generalizado contra los fariseos y los líderes del Sanedrín de Jerusalén. Muchos dirigentes de las sinagogas empezaron a abrir subrepticiamente sus puertas a Abner y sus compañeros, alegando que estos maestros eran seguidores de Juan y no discípulos de Jesús.
156:6.8 (1741.8) Incluso Herodes Antipas había cambiado de sentir. Cuando se enteró de que Jesús estaba residiendo al otro lado del lago en el territorio de su hermano Felipe, le envió recado de que, a pesar de haber firmado órdenes para que lo arrestaran en Galilea, no había autorizado su arresto en Perea. Con esto Herodes quiso dejar claro que Jesús no sería molestado si se quedaba fuera de Galilea, y comunicó esta misma resolución a los judíos de Jerusalén.
156:6.9 (1742.1) Esta era la situación a principios de agosto del año 29 d. C., cuando el Maestro volvió de su misión en Fenicia y empezó a reorganizar sus fuerzas dispersas, puestas a prueba y mermadas, para el último y memorable año de su misión en la tierra.
156:6.10 (1742.2) Las cuestiones en liza están claras cuando el Maestro y sus seguidores se preparan para empezar a proclamar una nueva religión, la religión del espíritu del Dios vivo que mora en la mente de los hombres.
El libro de Urantia
Documento 157
157:0.1 (1743.1) ANTES DE IR a pasar unos días con los doce cerca de Cesarea de Filipo, Jesús había planeado, con ayuda de los mensajeros de David, ir a Cafarnaúm a reunirse con su familia el domingo 7 de agosto en el taller de embarcaciones de Zebedeo. David Zebedeo había convocado a través de Judá, el hermano de Jesús, a toda la familia de Nazaret —María y todos los hermanos y hermanas de Jesús—, y Jesús pensaba ir acompañado por Andrés y Pedro. María y sus hijos tenían toda la intención de acudir a la cita, pero dio la coincidencia de que unos fariseos, sabiendo que Jesús estaba al otro lado del lago en los dominios de Felipe, fueron a ver a María para intentar averiguar algo sobre su paradero. La llegada de estos emisarios de Jerusalén inquietó muchísimo a María, y cuando los fariseos observaron la tensión y el nerviosismo de toda la familia, concluyeron que debían de estar esperando una visita de Jesús. En vista de eso pidieron refuerzos y se instalaron en casa de María a esperar pacientemente la llegada de Jesús, de modo que ningún miembro de la familia pudo ir a reunirse con él. Tanto Judá como Rut estuvieron todo el día intentando burlar la vigilancia de los fariseos para enviar recado a Jesús, pero no lo consiguieron.
157:0.2 (1743.2) Al principio de la tarde los mensajeros de David informaron a Jesús de que los fariseos estaban acampados a la puerta de la casa de su madre, así que Jesús no pudo hacer ningún intento de visitar a su familia. Una vez más, sin culpa de ninguna de las partes, Jesús y su familia terrenal no consiguieron reunirse.
157:1.1 (1743.3) Mientras Jesús esperaba en el lago con Andrés y Pedro cerca del taller de embarcaciones, un recaudador de impuestos del templo se acercó a ellos, y al reconocer a Jesús llamó a Pedro aparte y le dijo: «¿No paga tu Maestro el impuesto del templo?». Pedro estuvo a punto de mostrar su indignación ante la exigencia de que Jesús contribuyera al mantenimiento de las actividades religiosas de sus enemigos declarados, pero al observar la expresión del recaudador dedujo correctamente que les estaba tendiendo una trampa para poder acusarlos de negarse a pagar el medio siclo establecido para contribuir a mantener los servicios del templo de Jerusalén. En vista de eso replicó: «Por supuesto que el Maestro paga el impuesto del templo. Espera en la puerta, enseguida vuelvo con el dinero».
157:1.2 (1743.4) Pero Pedro había hablado sin pensar. Judas era el que llevaba los fondos del grupo y estaba al otro lado del lago. Ni él, ni su hermano ni Jesús llevaban ningún dinero encima, y no sería prudente ir a Betsaida a conseguirlo sabiendo que los fariseos los estaban buscando. Cuando Pedro le contó a Jesús lo del recaudador y que le había prometido el dinero, Jesús dijo: «Si has prometido debes pagar, pero ¿con qué cumplirás tu promesa? ¿te harás de nuevo pescador para hacer honor a tu palabra? En cualquier caso, está bien que paguemos el impuesto dadas las circunstancias. No demos a esos hombres la oportunidad de ofenderse por nuestra actitud. Esperaremos aquí mientras sales en la barca y echas la red, y cuando hayas vendido los peces en aquel mercado, paga al recaudador por nosotros tres».
157:1.3 (1744.1) El mensajero secreto de David estaba cerca y lo oyó todo, de modo que llamó por señas a un compañero que estaba pescando cerca de la orilla para que viniera enseguida. Cuando Pedro ya estaba preparado para salir a pescar, este mensajero y su amigo pescador le entregaron varios cestos grandes de peces y le ayudaron a llevarlos a vender al comerciante de pescado más cercano. El importe de la pesca, unido al dinero que añadió el mensajero de David, fue suficiente para pagar el impuesto de los tres al templo. El recaudador aceptó el impuesto sin cobrarles la multa por demora porque habían estado algún tiempo fuera de Galilea.
157:1.4 (1744.2) No es de extrañar que en uno de vuestros relatos Pedro pesque un pez con un siclo en la boca. En aquellos días circulaban muchas historias de tesoros en la boca de los peces; esos cuentos casi milagrosos eran muy corrientes. Cuando Pedro iba hacia la barca Jesús comentó medio en broma: «Es curioso que los hijos del rey tengan que pagar tributos; los que pagan los impuestos para mantener la corte suelen ser los extranjeros, pero no nos toca a nosotros poner impedimentos a las autoridades. ¡Ve pues! Y a ver si pescas el pez del siclo en la boca». Como Jesús dijo esto y Pedro volvió tan rápido con el impuesto del templo, es bastante natural que el episodio se exagerara más tarde hasta convertirse en el milagro que cuenta el escritor del evangelio de Mateo.
157:1.5 (1744.3) Jesús, Andrés y Pedro esperaron a la orilla del mar casi hasta la puesta del sol. Entonces los mensajeros les confirmaron que la casa de María seguía bajo vigilancia, así que los tres volvieron a su barca al caer la noche y se fueron remando lentamente hacia la costa oriental del mar de Galilea.
157:2.1 (1744.4) El lunes 8 de agosto, mientras Jesús y los doce apóstoles estaban acampados en el parque de Magadán, cerca de Betsaida-Julias, más de cien creyentes, los evangelistas, el cuerpo de mujeres y otros interesados en el establecimiento del reino llegaron de Cafarnaúm para reunirse con él. También acudieron muchos fariseos al enterarse de que Jesús estaba allí. Por entonces algunos saduceos se habían unido a los fariseos en sus esfuerzos por tender trampas a Jesús. Antes de empezar la reunión a puerta cerrada con los creyentes, Jesús se dirigió a todo el público, y allí estuvieron los fariseos interrumpiendo al Maestro e intentando reventar la asamblea por otros medios. El líder de los perturbadores dijo: «Maestro, nos gustaría que nos dieras un signo de tu autoridad para enseñar, y así cuando eso suceda, todos los hombres sabrán que has sido enviado por Dios». Jesús les contestó: «Al caer la tarde decís que hará buen tiempo porque el cielo está rojo; por la mañana decís que hará mal tiempo porque el cielo está rojizo y encapotado. Cuando veis que una nube se levanta por el oeste, decís que habrá chubascos; cuando el viento sopla del sur, decís que hará un calor abrasador. ¿Cómo es que sabéis discernir tan bien el aspecto del cielo pero sois tan incapaces de discernir los signos de los tiempos? A aquellos que quieren conocer la verdad ya se les ha dado un signo, pero no se dará ningún signo a una generación hipócrita y perversa».
157:2.2 (1745.1) Dicho esto, Jesús se retiró para preparar la reunión nocturna con sus seguidores. En esta conferencia se tomó la decisión de emprender una misión conjunta por todas las ciudades y pueblos de la Decápolis en cuanto Jesús y los doce volvieran de su próxima visita a Cesarea de Filipo. El Maestro contribuyó a planificar la misión en la Decápolis, y cerró la reunión con estas palabras: «Estad atentos y guardaos de la levadura de los fariseos y los saduceos. No os dejéis engañar por las demostraciones de su mucho saber y por su profunda lealtad a las formas de la religión. Ocupaos solo del espíritu de la verdad viva y del poder de la religión verdadera. No es el miedo de una religión muerta lo que os salvará, sino vuestra fe en una experiencia viva de las realidades espirituales del reino. No os dejéis cegar por los prejuicios ni paralizar por el miedo. No permitáis tampoco que el respeto a la tradición deforme tanto vuestra comprensión que vuestros ojos no vean y vuestros oídos no oigan. El propósito de la religión verdadera no es solo traer paz, sino más bien asegurar el progreso. Y no puede haber paz en el corazón ni progreso en la mente a menos que os enamoréis de todo corazón de la verdad, de los ideales de las realidades eternas. Las cuestiones de la vida y de la muerte —los placeres pecaminosos del tiempo contra las realidades justas de la eternidad— se han presentado ante vosotros. Deberíais empezar a sentiros liberados de la esclavitud del miedo y de la duda desde este mismo momento en el que empezáis a vivir la nueva vida de fe y esperanza. Y cuando surjan dentro de vuestra alma sentimientos de servicio a vuestros semejantes humanos, no los sofoquéis; cuando broten dentro de vuestro corazón emociones de amor a vuestro prójimo, expresad esos impulsos de afecto atendiendo inteligentemente a las necesidades reales de vuestros semejantes».
157:3.1 (1745.2) El martes por la mañana temprano Jesús y los doce apóstoles salieron del parque de Magadán hacia Cesarea de Filipo, la capital del dominio del tetrarca Felipe. Cesarea de Filipo estaba situada en una región de una maravillosa belleza, un valle encantador entre colinas pintorescas donde manaba el Jordán de una gruta subterránea. Hacia el norte se podían contemplar las cumbres del monte Hermón, y desde las colinas del sur había una vista espléndida del alto Jordán y el mar de Galilea.
157:3.2 (1745.3) Jesús había subido al monte Hermón durante su primera experiencia en los asuntos del reino, y ahora que entraba en la fase final de su obra, quería volver a este monte de pruebas y triunfos donde esperaba que los apóstoles pudieran alcanzar una nueva visión de sus responsabilidades y renovar sus fuerzas para los tiempos difíciles que se avecinaban. Cuando iban caminando al sur de las aguas de Merón, los apóstoles se pusieron a hablar entre ellos de sus últimas experiencias en Fenicia y en otros lugares, y a recordar cómo había sido recibido su mensaje y cómo era considerado su Maestro entre las distintas poblaciones.
157:3.3 (1745.4) Durante la pausa del almuerzo Jesús hizo por primera vez una pregunta sobre sí mismo a sus apóstoles. Los doce se sorprendieron cuando les preguntó de pronto: «¿Quién dicen los hombres que soy?».
157:3.4 (1746.1) Jesús había pasado muchos meses instruyendo a estos apóstoles sobre la naturaleza y el carácter del reino de los cielos, y sabía que había llegado el momento de empezar a enseñarles más cosas sobre su propia naturaleza y su relación personal con el reino. Y allí, a la sombra de unas moreras, el Maestro tuvo una de las conversaciones más trascendentales de su larga asociación con los apóstoles elegidos por él.
157:3.5 (1746.2) Más de la mitad de los apóstoles respondieron a la pregunta de Jesús. Le dijeron que era considerado como un profeta o un hombre extraordinario por todos los que lo conocían; que incluso sus enemigos le tenían miedo y atribuían sus poderes a una alianza con el príncipe de los demonios. Comentaron que en Judea y Samaria algunos que no lo conocían personalmente creían que era Juan el Bautista resucitado de entre los muertos. Pedro añadió que había oído a distintas personas comparar a Jesús en varias ocasiones con Moisés, Elías, Isaías y Jeremías. Después de escuchar todo esto Jesús se levantó, miró a los doce sentados en semicírculo a su alrededor, y señalándolos a todos con un gesto ampuloso de la mano, les preguntó enfáticamente: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?». Los doce clavaron los ojos en el Maestro y hubo un tenso momento de silencio, hasta que Simón Pedro se levantó de un salto y exclamó: «Tú eres el Libertador, el Hijo del Dios vivo». Los otros once se pusieron en pie al instante para indicar que Pedro había hablado por todos ellos.
157:3.6 (1746.3) Jesús, de pie ante ellos, les indicó con un gesto que volvieran a sentarse y les dijo: «Esto os lo ha revelado mi Padre. Ha llegado la hora de que sepáis la verdad sobre mí, pero os encargo que no habléis de esto a nadie por ahora. Sigamos nuestro camino».
157:3.7 (1746.4) Llegaron al final de la tarde a Cesarea de Filipo donde los estaba esperando Celso para alojarlos en su casa. Los apóstoles durmieron poco aquella noche; tenían la impresión de que había ocurrido un gran acontecimiento en sus vidas y en la obra del reino.
157:4.1 (1746.5) A partir del bautismo de Jesús por Juan y la transformación del agua en vino en Caná, los apóstoles habían aceptado virtualmente a Jesús como el Mesías en algunos momentos puntuales. Algunos de ellos habían llegado a creer durante breves periodos que era el Libertador esperado, pero apenas surgían estas esperanzas en sus corazones, el Maestro las hacía añicos con alguna palabra aplastante o algún hecho decepcionante. Llevaban ya mucho tiempo debatiéndose en el conflicto entre los conceptos del Mesías esperado que llevaban en la mente y la experiencia de su extraordinaria asociación con este hombre extraordinario que llevaban en el corazón.
157:4.2 (1746.6) Era ya el final de la mañana de ese miércoles cuando los apóstoles se reunieron en el jardín de Celso para almorzar. Durante la mayor parte de la noche anterior y toda esa mañana, Simón Pedro y Simón Zelotes habían estado haciendo todo lo posible por convencer a los demás de que aceptaran de todo corazón al Maestro, no solo como Mesías, sino también como Hijo divino del Dios vivo. Los dos Simones coincidían casi por completo en su apreciación de Jesús y se esforzaban al máximo por transmitir esta opinión a sus hermanos. Aunque Andrés seguía siendo el director general del cuerpo apostólico, su hermano Simón Pedro estaba asumiendo gradualmente y por común acuerdo el papel de portavoz de los doce.
157:4.3 (1747.1) Estaban todos sentados en el jardín hacia el mediodía cuando apareció el Maestro. Los doce habían adoptado una actitud de solemne dignidad, y todos se pusieron en pie cuando se les acercó. Jesús relajó la tensión con esa sonrisa amistosa y fraternal tan característica suya siempre que sus seguidores se tomaban a sí mismos o a algo relacionado con ellos demasiado en serio. Les mandó sentarse con gesto imperioso, y los apóstoles, al ver que esa muestra exterior de respeto no le gustaba, no volvieron a levantarse nunca más a la llegada de su Maestro.
157:4.4 (1747.2) Después de almorzar y hacer planes para su próxima gira por la Decápolis, Jesús los miró de pronto a la cara y les dijo: «Ahora que ha pasado un día entero desde que aceptasteis la declaración de Simón Pedro sobre la identidad del Hijo del Hombre, quiero preguntaros: ¿Seguís manteniendo vuestra decisión?». Al oír esto los doce se pusieron de pie, y Simón Pedro dio unos pasos hacia Jesús diciendo: «Sí, Maestro, la mantenemos. Creemos que eres el Hijo del Dios vivo». Luego volvió a sentarse con sus hermanos.
157:4.5 (1747.3) Jesús siguió de pie y dijo a los doce: «Sois mis embajadores elegidos, pero sé que en las circunstancias presentes esta creencia vuestra no puede provenir del simple conocimiento humano, sino que es una revelación del espíritu de mi Padre a lo más profundo de vuestra alma. Y dado que hacéis esta confesión gracias a la visión interior del espíritu de mi Padre que mora dentro de vosotros, os he de declarar que sobre estos cimientos construiré la hermandad del reino de los cielos. Sobre esta roca de realidad espiritual, edificaré el templo vivo de la comunión espiritual en las realidades eternas del reino de mi Padre. Ni todas las fuerzas del mal ni todas las huestes del pecado prevalecerán contra esta fraternidad humana del espíritu divino. Y aunque el espíritu de mi Padre será siempre el guía y el mentor divino de todos los que se vinculen a esta comunión espiritual, os entrego ahora, a vosotros y a vuestros sucesores, las llaves del reino exterior —la autoridad sobre las cosas temporales—, los aspectos sociales y económicos de esta asociación de hombres y mujeres como miembros del reino». Y les volvió a encargar que no dijeran a nadie de momento que él era el Hijo de Dios.
157:4.6 (1747.4) Jesús estaba empezando a tener fe en la integridad y la lealtad de sus apóstoles. El Maestro pensaba que una fe capaz de resistir lo que sus representantes elegidos habían pasado recientemente podría soportar sin duda las duras pruebas que se avecinaban y emerger del naufragio aparente de todas sus esperanzas a la nueva luz de una nueva dispensación. Entonces serían capaces de salir a iluminar a un mundo sumido en las tinieblas. Ese día el Maestro empezó a creer en la fe de todos sus apóstoles menos uno.
157:4.7 (1747.5) Y desde aquel día este mismo Jesús ha estado construyendo ese templo vivo sobre los mismos cimientos eternos de su filiación divina. Los que se hacen así conscientes de ser hijos de Dios son las piedras humanas que constituyen este templo vivo de filiación que se está erigiendo para honor y gloria de la sabiduría y el amor del Padre eterno de los espíritus.
157:4.8 (1747.6) Dicho esto, Jesús recomendó a los doce que se retiraran a las colinas hasta la hora de la cena para buscar sabiduría, fuerza y guía espiritual a solas consigo mismos. Ellos hicieron lo que el Maestro les había aconsejado.
157:5.1 (1748.1) La característica nueva y esencial de la confesión de Pedro fue el reconocimiento claro de que Jesús era Hijo de Dios, de su divinidad incuestionable. Desde su bautismo y las bodas de Caná, estos apóstoles lo habían considerado, de una u otra forma, como el Mesías, pero no formaba parte del concepto judío del libertador nacional que fuera divino. Los judíos no habían enseñado que el Mesías fuera a surgir de la divinidad; iba a ser «el ungido», pero no habían contemplado que fuera a ser «Hijo de Dios». En la segunda confesión se puso más énfasis en la naturaleza combinada de Jesús, en el hecho superno de que era Hijo del Hombre e Hijo de Dios. Y Jesús declaró que construiría el reino de los cielos sobre esta gran verdad de la unión de la naturaleza humana con la naturaleza divina.
157:5.2 (1748.2) Jesús había tratado de vivir su vida en la tierra y consumar su misión de otorgamiento como Hijo del Hombre. Sus seguidores estaban dispuestos a considerarlo como el Mesías esperado. Sabiendo que nunca podría colmar sus expectativas mesiánicas, había intentado modificar su concepto del Mesías de modo que le permitiera satisfacer parcialmente sus expectativas. Pero ahora se daba cuenta de que este plan no podía tener éxito y tomó la audaz decisión de desvelar su tercer plan: anunciar abiertamente su divinidad, reconocer la veracidad de la confesión de Pedro y proclamar directamente a los doce que él era un Hijo de Dios.
157:5.3 (1748.3) Jesús había pasado tres años proclamando que era el «Hijo del Hombre», y durante esos mismos tres años los apóstoles se habían empeñado cada vez más en que era el Mesías judío esperado. Al desvelarles ahora que era Hijo de Dios, tomó la determinación de construir el reino de los cielos sobre el concepto de la naturaleza combinada de Hijo del Hombre e Hijo de Dios. Ya no volvería a intentar convencerlos de que no era el Mesías. Se propuso revelarles audazmente lo que él es, y no tomar en cuenta su empeño en considerarlo como el Mesías.
157:6.1 (1748.4) Jesús y los apóstoles se quedaron un día más en casa de Celso esperando a que llegaran los mensajeros de David Zebedeo con fondos. El colapso de la popularidad de Jesús entre las masas había provocado una importante caída de los ingresos, y cuando llegaron a Cesarea de Filipo la tesorería estaba vacía. Mateo se resistía a dejar a Jesús y a sus hermanos en esa situación, pero ya no tenía fondos de su propiedad para entregárselos a Judas como había hecho tantas veces en el pasado. Por su parte, David Zebedeo había previsto la probable reducción de los ingresos y había encargado a sus mensajeros que a su paso por Judea, Samaria y Galilea fueran recaudando dinero para sostener a los apóstoles y su Maestro durante el exilio. Y así, los mensajeros de Betsaida llegaron esa misma noche con fondos suficientes para mantener a los apóstoles hasta su regreso antes de iniciar la gira por la Decápolis. Para entonces Mateo esperaba tener el dinero de la venta de la última propiedad que le quedaba en Cafarnaúm, y lo había dispuesto todo para que ese dinero fuera entregado anónimamente a Judas.
157:6.2 (1749.1) Ni Pedro ni los demás apóstoles podían concebir adecuadamente la divinidad de Jesús. No se daban cuenta de que había empezado una nueva etapa de la carrera terrenal de su Maestro en la que el maestro-sanador se había de convertir en el Mesías conforme a un concepto nuevo: el de Hijo de Dios. A partir de ese momento el mensaje del Maestro adquirió un tono nuevo. En adelante su único ideal de vida sería la revelación del Padre, y el único objetivo de su enseñanza, presentar a su universo la personificación de esa sabiduría suprema que solo se puede entender al vivirla. Vino para que todos pudiéramos tener vida, y tenerla en abundancia.
157:6.3 (1749.2) Jesús acababa de iniciar la cuarta y última etapa de su vida humana en la carne. La primera fue la de su niñez, cuando solo tenía una consciencia difusa de su origen, naturaleza y destino como ser humano. La segunda etapa fue la de sus años de juventud y entrada en la edad adulta, durante los cuales fue aumentando gradualmente su consciencia de sí mismo y llegó a comprender con más claridad su naturaleza divina y su misión humana. Esta segunda etapa terminó con las experiencias y revelaciones asociadas a su bautismo. La tercera etapa de la experiencia del Maestro en la tierra se extendió desde su bautismo, pasando por los años de su ministerio como maestro y sanador, hasta el momento trascendental de la confesión de Pedro en Cesarea de Filipo. Durante este tercer periodo fue conocido como el Hijo del Hombre por sus apóstoles y discípulos directos y considerado por ellos como el Mesías. El cuarto y último periodo de su carrera en la tierra empezó allí, en Cesarea de Filipo, y llegó hasta la crucifixión. Esta etapa de su ministerio se caracterizó por el reconocimiento de su divinidad y abarcó las obras de su último año en la carne. Durante este cuarto periodo, aunque seguía siendo considerado como el Mesías por la mayoría de sus seguidores, pasó a ser conocido por los apóstoles como el Hijo de Dios. La confesión de Pedro marcó el comienzo del nuevo periodo de comprensión más completa de la verdad de su ministerio supremo como Hijo de otorgamiento en Urantia y para todo un universo, y el reconocimiento, al menos borroso, de este hecho por sus embajadores elegidos.
157:6.4 (1749.3) Jesús dio así ejemplo en su vida de lo que enseñaba en su religión: el crecimiento de la naturaleza espiritual mediante el progreso en el vivir. No hizo hincapié, como harían más tarde sus seguidores, en la lucha incesante entre el alma y el cuerpo. Enseñó más bien que el espíritu vence fácilmente a ambos y concilia eficaz y provechosamente muchos de los elementos de esta guerra entre instinto e intelecto.
157:6.5 (1749.4) A partir de ese momento todas las enseñanzas de Jesús adquieren una significación nueva. Antes de Cesarea de Filipo se presentaba como el maestro principal del evangelio del reino. Después de Cesarea de Filipo apareció no solo como maestro sino además como representante divino del Padre eterno, que es el centro y la circunferencia de este reino espiritual. Y era necesario que hiciera todo esto como ser humano, como el Hijo del Hombre.
157:6.6 (1749.5) Jesús se había esforzado sinceramente por guiar a sus seguidores hacia el reino espiritual, primero como maestro y luego como maestro-sanador, pero no hicieron caso. Sabía muy bien que su misión en la tierra no podría nunca satisfacer las expectativas mesiánicas del pueblo judío; los antiguos profetas habían descrito a un Mesías que él nunca podría ser. Intentó establecer el reino del Padre como Hijo del Hombre, pero sus seguidores no quisieron lanzarse a esta aventura. Entonces decidió salir al encuentro de sus creyentes, y al hacerlo se preparó para asumir abiertamente el papel de Hijo de Dios de otorgamiento.
157:6.7 (1750.1) Ese día los apóstoles oyeron muchas cosas nuevas cuando Jesús les habló en el jardín, y algunas de las cosas que dijo les sonaron extrañas incluso a ellos. Estas fueron algunas de sus declaraciones más impactantes:
157:6.8 (1750.2) «De ahora en adelante si algún hombre quiere unirse a nuestra comunidad, que asuma las obligaciones de la filiación y me siga. Y cuando yo ya no esté con vosotros no penséis que el mundo os tratará mejor de lo que trató a vuestro Maestro. Si me amáis, preparaos a demostrar ese afecto aceptando hacer el sacrificio supremo.»
157:6.9 (1750.3) «Escuchadme bien: No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores. El Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a otorgar su vida como regalo para todos. Yo os declaro que he venido a buscar y a salvar a los que están perdidos.»
157:6.10 (1750.4) «Ningún hombre de este mundo ve ahora al Padre excepto el Hijo que viene del Padre. Pero si el Hijo es elevado, atraerá a todos los hombres hacia sí, y todo aquel que crea esta verdad de la naturaleza combinada del Hijo será dotado de una vida que dura más que las edades.»
157:6.11 (1750.5) «Aún no podemos proclamar abiertamente que el Hijo del Hombre es el Hijo de Dios, pero a vosotros ya os ha sido revelado; por eso os hablo claramente de estos misterios. Aunque estoy delante de vosotros bajo esta presencia física, vengo de Dios Padre. Antes de que Abraham fuera, soy yo. Vine del Padre a este mundo tal como me habéis conocido, y os declaro que tendré que dejar pronto este mundo y volver a la obra de mi Padre.»
157:6.12 (1750.6) «Y ahora, ¿podrá entender vuestra fe la verdad de estas declaraciones después de advertiros que el Hijo del Hombre no cumplirá las expectativas de vuestros padres tal como concebían ellos al Mesías? Mi reino no es de este mundo. ¿Podréis creer la verdad sobre mí ante el hecho de que los zorros tienen guaridas y las aves del cielo nidos, pero yo no tengo dónde recostar la cabeza?»
157:6.13 (1750.7) «Os digo, sin embargo, que el Padre y yo somos uno. El que me ha visto a mí ha visto al Padre. Mi Padre trabaja conmigo en todas estas cosas y no me dejará nunca solo en mi misión, igual que yo no os abandonaré nunca cuando salgáis dentro de poco a proclamar este evangelio por todo el mundo.
157:6.14 (1750.8) «Y ahora os he traído a pasar un poco de tiempo a solas conmigo para que podáis entender la gloria y captar la grandeza de la vida a la que os he llamado: la aventura de establecer el reino de mi Padre en el corazón de los hombres por la fe, de construir mi comunidad de asociación viva con las almas de todos los que creen en este evangelio.»
157:6.15 (1750.9) Los apóstoles escucharon en silencio estas declaraciones sorprendentes y atrevidas. Estaban atónitos. Se dispersaron en pequeños grupos para comentar y ponderar las palabras del Maestro. Habían confesado que Jesús era el Hijo de Dios, pero no podían captar todo el significado de lo que habían sido inducidos a hacer.
157:7.1 (1750.10) Aquella noche Andrés se encargó de hablar a fondo con cada uno de sus hermanos y tuvo conversaciones personales muy provechosas y alentadoras con todos sus compañeros salvo Judas Iscariote. La relación de Andrés con Judas no había sido nunca tan íntima como con los demás apóstoles, y por eso no había dado importancia al hecho de que Judas nunca se hubiera dirigido a él con libertad y confianza como cabeza del cuerpo apostólico. Pero esa noche le preocupó tanto la actitud de Judas que cuando todos los apóstoles estuvieron dormidos fue a contar sus inquietudes al Maestro. Jesús le dijo: «Andrés, has hecho bien en venir a mí con este asunto, pero ya no podemos hacer nada más. Sigue poniendo la máxima confianza en este apóstol y no digas nada a sus hermanos sobre lo que acabamos de hablar».
157:7.2 (1751.1) Esto fue todo lo que Andrés pudo sacar de Jesús. Siempre había habido cierto distanciamiento entre este judeo y sus hermanos galileos. Judas se había sentido conmocionado por la muerte de Juan el Bautista, profundamente dolido por algunas reprimendas del Maestro, decepcionado cuando Jesús no quiso ser proclamado rey, humillado cuando huyó de los fariseos, disgustado cuando no aceptó el desafío de los fariseos que le pedían un signo, desconcertado por la negativa de su Maestro a recurrir a manifestaciones de poder, y últimamente, deprimido y a veces desalentado por una tesorería vacía. Además, Judas echaba de menos el estímulo de las multitudes.
157:7.3 (1751.2) Todos los demás apóstoles se habían sentido afectados en mayor o menor medida por estas mismas pruebas y tribulaciones, pero amaban a Jesús. Al menos debieron de amar al Maestro más que Judas porque siguieron con él hasta el amargo final.
157:7.4 (1751.3) Al ser de Judea, Judas tomó como ofensa personal la reciente advertencia de Jesús a los apóstoles de «guardaos de la levadura de los fariseos»; tenía tendencia a considerar esta afirmación como una velada referencia a sí mismo. Pero el gran error de Judas fue el siguiente: cuando Jesús enviaba a sus apóstoles a rezar a solas, Judas, en vez de buscar una comunión sincera con las fuerzas espirituales del universo, se permitía una y otra vez pensamientos de miedo humano, además de alimentar dudas sutiles sobre la misión de Jesús y dejarse llevar por su desafortunada tendencia a los sentimientos de revancha.
157:7.5 (1751.4) Jesús había decidido inaugurar la cuarta fase de su ministerio terrenal como Hijo de Dios en el monte Hermón y quería llevar consigo a sus apóstoles. Algunos estuvieron presentes en su bautismo en el Jordán y fueron testigos del comienzo de su carrera como Hijo del Hombre, y ahora deseaba que algunos presenciaran también su investidura de autoridad para asumir el nuevo papel público de Hijo de Dios. Por eso la mañana del viernes 12 de agosto dijo a los doce: «Comprad provisiones y preparaos para un viaje a aquella montaña. El espíritu me pide que vaya allí a recibir la dotación necesaria para terminar mi obra en la tierra, y quiero que vengan mis hermanos para que también ellos puedan ser fortalecidos para los tiempos difíciles que les esperan cuando pasen conmigo por esa experiencia».
El libro de Urantia
Documento 158
158:0.1 (1752.1) EL viernes 12 de agosto del año 29 d. C. Jesús y sus compañeros llegaron al pie del monte Hermón al caer el sol. Se instalaron cerca del lugar donde el joven Tiglat se quedó esperando años atrás cuando el Maestro subió solo a la montaña para asentar los destinos espirituales de Urantia y terminar formalmente con la rebelión de Lucifer. Pasaron ahí dos días preparándose espiritualmente para los próximos acontecimientos.
158:0.2 (1752.2) En líneas generales, Jesús sabía de antemano lo que iba a suceder en la montaña y hubiera querido compartir esa experiencia con todos sus apóstoles, por eso dedicó los dos días que pasaron al pie de la montaña a prepararlos para esa revelación de sí mismo. Pero ellos no alcanzaron los niveles espirituales necesarios para experimentar la visitación completa de los seres celestiales que estaban a punto de aparecer en el planeta, y como no podía llevar consigo a todos sus compañeros, decidió llevar solo a los tres que solían acompañarlo en esas vigilias especiales. Y así, los únicos que compartieron con el Maestro, aunque de forma parcial, esa experiencia única fueron Pedro, Santiago y Juan.
158:1.1 (1752.3) El lunes 15 de agosto por la mañana temprano Jesús y los tres apóstoles empezaron a subir al monte Hermón. Habían pasado seis días desde la memorable confesión de Pedro al mediodía bajo unas moreras al borde de un camino.
158:1.2 (1752.4) Jesús había sido convocado a subir él solo a la montaña para tratar sobre algunos asuntos importantes referentes al progreso de su otorgamiento en la carne en los aspectos relacionados con el universo creado por él. Es significativo que este acontecimiento extraordinario hubiera sido programado para un momento en que Jesús y los apóstoles se encontraban en tierras gentiles, y que de hecho ocurriera en una montaña de los gentiles.
158:1.3 (1752.5) Poco antes del mediodía llegaron a su destino, aproximadamente a medio camino de la cima. Mientras almorzaban Jesús contó a los tres apóstoles algo de su experiencia en las colinas al este del Jordán tras su bautismo, y les dijo también algunas cosas sobre su experiencia en el monte Hermón durante su estancia anterior en este retiro solitario.
158:1.4 (1752.6) Jesús solía subir de pequeño a la colina cercana a su casa y soñar con las batallas que los ejércitos de los imperios habían librado en la llanura de Esdraelón. Ahora subía al monte Hermón a recibir la dotación que había de prepararlo para bajar a las llanuras del Jordán y representar las escenas finales del drama de su otorgamiento en Urantia. Ese día en el monte Hermón el Maestro hubiera podido renunciar a la lucha y retomar directamente el gobierno de sus dominios del universo, pero no solo eligió cumplir con los requisitos de su orden de filiación divina comprendidos en el mandato del Hijo Eterno del Paraíso, sino que decidió también cumplir plenamente y hasta sus últimas consecuencias la voluntad presente de su Padre del Paraíso. Ese día de agosto tres de sus apóstoles presenciaron su negativa a ser investido con la autoridad plena de su universo. Vieron estupefactos cómo se marchaban los mensajeros celestiales y lo dejaban solo para consumar su vida en la tierra como Hijo del Hombre e Hijo de Dios.
158:1.5 (1753.1) La fe de los apóstoles estuvo en auge cuando Jesús dio de comer a los cinco mil y luego cayó en picado casi hasta cero. Ahora que el Maestro había declarado su divinidad, la vacilante fe de los doce volvió a alcanzar máximos durante unas semanas para luego decaer progresivamente. El tercer resurgimiento de su fe no se produjo hasta después de la resurrección del Maestro.
158:1.6 (1753.2) Hacia las tres de aquella hermosa tarde Jesús se despidió de sus tres apóstoles diciendo: «Me voy yo solo para entrar en comunión con el Padre y sus mensajeros. Quedaos aquí y rezad mientras tanto para que se haga la voluntad del Padre en toda vuestra experiencia relacionada con el resto de la misión de otorgamiento del Hijo del Hombre». Dicho esto, Jesús se retiró para reunirse durante largo rato con Gabriel y el Padre Melquisedec, y no volvió hasta alrededor de las seis. Al ver a los tres apóstoles inquietos y angustiados por su larga ausencia, Jesús les dijo: «¿Por qué teníais miedo? Si sabéis que debo ocuparme de los asuntos de mi Padre ¿por qué dudáis cuando no estoy con vosotros? Os declaro ahora que el Hijo del Hombre ha elegido pasar su vida completa entre vosotros y como uno de vosotros. Estad alegres; no os dejaré hasta que haya terminado mi obra».
158:1.7 (1753.3) Durante la escasa cena que compartieron esa noche, Pedro preguntó al Maestro: «¿Cuánto tiempo nos quedaremos en esta montaña lejos de nuestros hermanos?». Jesús contestó: «Hasta que veáis la gloria del Hijo del Hombre y sepáis que todo lo que os he declarado es verdad». Después hablaron sobre la rebelión de Lucifer sentados en torno a las brasas hasta que los envolvió la oscuridad y a los apóstoles se les cerraron los ojos, pues habían salido muy temprano esa mañana.
158:1.8 (1753.4) Los tres llevaban cerca de media hora profundamente dormidos cuando un violento chasquido los despertó, y cuál no sería su asombro y desconcierto al ver a Jesús conversar familiarmente con dos seres brillantes ataviados con las vestiduras de luz del mundo celestial. El rostro y la forma de Jesús brillaban también con luz celestial. Los tres hablaban en un lenguaje extraño, y por ciertas cosas que dijeron, Pedro entendió equivocadamente que los seres que estaban con Jesús eran Moisés y Elías, cuando eran en realidad Gabriel y el Padre Melquisedec. Los apóstoles pudieron presenciar esta escena gracias a la intervención de los controladores físicos a petición de Jesús.
158:1.9 (1753.5) Los tres apóstoles estaban tan asustados que tardaron en recuperarse. Cuando la deslumbrante visión se hubo desvanecido y Jesús se quedó solo, Pedro fue el primero en reaccionar diciendo: «Jesús, Maestro, es bueno haber estado aquí. Nos regocijamos de haber visto esta gloria y no queremos volver a la bajeza del mundo. Si te parece bien, podemos quedarnos aquí y haremos tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». Pedro dijo esto por la confusión que tenía y porque no se le ocurrió otra cosa en ese momento.
158:1.10 (1753.6) Todavía estaba hablando Pedro cuando una nube plateada se acercó a los cuatro y los cubrió con su sombra. Esta vez los apóstoles se asustaron de verdad, cayeron sobre sus rostros para adorar y oyeron una voz que decía: «Este es mi Hijo amado; escuchadlo». Era la misma voz que había hablado en el bautismo de Jesús. Luego se disipó la nube y Jesús volvió a estar solo con los tres. Ellos seguían postrados, así que se inclinó y los tocó, diciendo: «Levantaos y no temáis; veréis cosas más grandes que esta». Pero los apóstoles estaban realmente asustados. Poco antes de la medianoche empezaron a bajar de la montaña reflexionando en silencio sobre lo ocurrido.
158:2.1 (1754.1) Nadie habló durante la primera parte de la bajada hasta que Jesús rompió el silencio con este aviso: «No digáis a nadie, ni siquiera a vuestros hermanos, lo que habéis visto y oído en esta montaña hasta que el Hijo del Hombre se haya levantado de entre los muertos». Las palabras del Maestro «hasta que el Hijo del Hombre se haya levantado de entre los muertos» consternaron profundamente a los tres apóstoles. Habían reafirmado poco antes su fe en él como Libertador, como Hijo de Dios, y acababan de contemplarlo transfigurado en gloria ante sus propios ojos; ¡¿a qué venía ahora lo de «levantarse de entre los muertos»?!
158:2.2 (1754.2) Pedro se estremeció al pensar en la muerte del Maestro; la idea era demasiado desagradable. Temiendo que Santiago o Juan pudieran preguntar algo sobre este asunto, decidió desviar la conversación y dijo lo primero que le vino a la cabeza, que fue: «Maestro, ¿por qué dicen los escribas que tiene que venir Elías antes de que aparezca el Mesías?». Jesús, sabiendo que Pedro intentaba evitar el tema de su muerte y resurrección, contestó: «Es cierto que Elías viene primero para preparar el camino del Hijo del Hombre, que debe padecer mucho y ser rechazado al final. Pero yo os digo que Elías ya ha venido y que no lo recibieron sino que le hicieron todo lo que quisieron». Entonces los tres apóstoles se dieron cuenta de que se refería a Juan el Bautista al hablar de Elías. Jesús sabía que si ellos insistían en considerarlo como el Mesías, Juan tenía que ser el Elías de la profecía.
158:2.3 (1754.3) Jesús les insistió en que guardaran silencio sobre esta visión anticipada de su gloria posterior a la resurrección porque no quería corroborar de ninguna manera, ahora que era recibido como el Mesías, sus conceptos erróneos de un libertador hacedor de prodigios. Pedro, Santiago y Juan reflexionaron mucho sobre todas estas cosas, pero no hablaron de ello a nadie hasta después de la resurrección del Maestro.
158:2.4 (1754.4) Mientras seguían bajando por la montaña Jesús les dijo: «No habéis querido recibirme como Hijo del Hombre, por eso he consentido en ser recibido conforme a vuestra idea preestablecida. Pero no os engañéis, la voluntad de mi Padre tiene que prevalecer. Si optáis por seguir la inclinación de vuestra propia voluntad, preparaos a afrontar muchas pruebas y a llevaros muchas decepciones, aunque la formación que os he dado debería bastaros para salir airosos de esos pesares que vosotros mismos habréis elegido».
158:2.5 (1754.5) Jesús no llevó a Pedro, Santiago y Juan al monte de la transfiguración porque estuvieran mejor preparados que los demás apóstoles para presenciar lo que sucedió ni porque tuvieran más aptitudes espirituales para disfrutar de tan extraordinario privilegio. Ni mucho menos. Él sabía muy bien que ninguno de los doce estaba cualificado espiritualmente para esta experiencia, por eso se limitó a llevar consigo a los tres apóstoles que tenía asignados como acompañantes habituales para sus momentos de retiro y comunión solitaria.
158:3.1 (1755.1) Lo que vieron Pedro, Santiago y Juan en el monte de la transfiguración fue un momento fugaz del espectáculo celestial que tuvo lugar aquel memorable día en el monte Hermón. La transfiguración puso de manifiesto lo siguiente:
158:3.2 (1755.2) 1. La aprobación por parte del Hijo-Madre Eterno del Paraíso de la plenitud del otorgamiento de la vida encarnada de Miguel en Urantia. Jesús recibió entonces la garantía de haber cumplido los requisitos del Hijo Eterno, y Gabriel trajo a Jesús esa garantía.
158:3.3 (1755.3) 2. El testimonio de la satisfacción del Espíritu Infinito en cuanto a la plenitud del otorgamiento en Urantia a semejanza de carne mortal. La representante del Espíritu Infinito en el universo, compañera directa y colaboradora permanente de Miguel en Salvington, habló en esta ocasión a través del Padre Melquisedec.
158:3.4 (1755.4) Jesús recibió con agrado estos testimonios sobre el éxito de su misión en la tierra presentados por los mensajeros del Hijo Eterno y del Espíritu Infinito, pero advirtió que su Padre no había indicado que el otorgamiento en Urantia estuviera terminado. La presencia invisible del Padre solo dio testimonio a través del Ajustador Personalizado de Jesús con estas palabras: «Este es mi hijo amado; escuchadlo». Y fueron dichas de modo que los tres apóstoles pudieran oírlas.
158:3.5 (1755.5) Tras esta visitación celestial Jesús intentó conocer la voluntad de su Padre y tomó la decisión de llegar hasta el fin natural de su otorgamiento como mortal. Este fue el significado de la transfiguración para Jesús. Para los tres apóstoles fue el acontecimiento que marcó la entrada del Maestro en la fase final de su carrera en la tierra como Hijo de Dios e Hijo del Hombre.
158:3.6 (1755.6) Cuando Gabriel y el Padre Melquisedec concluyeron su visitación formal, Jesús habló informalmente con estos Hijos ayudantes suyos y trataron sobre los asuntos del universo.
158:4.1 (1755.7) Jesús y sus acompañantes llegaron al campamento apostólico ese martes poco antes de la hora del desayuno. Al acercarse vieron a mucha gente reunida en torno a los apóstoles y pronto empezaron a oír las voces de una ruidosa discusión. Habría en total unas cincuenta personas incluyendo a los nueve apóstoles. La concurrencia estaba dividida a partes iguales entre escribas de Jerusalén y discípulos creyentes que habían seguido a Jesús y sus compañeros desde Magadán.
158:4.2 (1755.8) Entre las muchas y acaloradas discusiones de los asistentes, la polémica principal se centraba en torno a cierto ciudadano de Tiberiades que había llegado la víspera buscando a Jesús. Este hombre, Santiago de Safed, tenía un hijo único de unos catorce años aquejado de epilepsia grave. Además de padecer esta enfermedad nerviosa, el muchacho había sido poseído por uno de esos intermedios rebeldes y malévolos que vagaban sin control en aquel tiempo por el planeta. Se trataba, pues, de un joven epiléptico y a la vez poseído por un demonio.
158:4.3 (1755.9) Su angustiado padre, funcionario subalterno de Herodes Antipas, había deambulado durante casi dos semanas por las fronteras occidentales de los dominios de Felipe buscando a Jesús para suplicarle que curara a su hijo enfermo. Consiguió alcanzar al grupo apostólico alrededor del mediodía, cuando Jesús estaba en la montaña con los tres apóstoles.
158:4.4 (1756.1) Los nueve apóstoles se sorprendieron e inquietaron considerablemente ante la inesperada aparición de este hombre acompañado de casi cuarenta personas más que buscaban a Jesús. En ese momento los nueve apóstoles, o al menos la mayoría de ellos, habían sucumbido a su vieja tentación de debatir sobre quién sería el más grande en el reino venidero. Estaban discutiendo afanosamente sobre el puesto probable que ocuparía cada apóstol. Eran sencillamente incapaces de liberarse por completo de la idea tanto tiempo acariciada de la misión material del Mesías. Y ahora que el propio Jesús había reconocido que él era realmente el Libertador —o admitido al menos el hecho de su divinidad— ¿no era de lo más natural que, en ausencia del Maestro, se pusieran a hablar de las esperanzas y ambiciones que predominaban en sus corazones? Estaban entretenidos con estos debates cuando Santiago de Safed y los otros que iban buscando a Jesús dieron con ellos.
158:4.5 (1756.2) Andrés se levantó a saludar al padre y al hijo diciendo: «¿A quién buscáis?». Santiago contestó: «Buen hombre, busco a tu Maestro. Busco la curación para mi hijo enfermo. Vengo a pedir a Jesús que expulse al diablo que posee a mi hijo». Entonces el padre empezó a explicar a los apóstoles la tremenda situación de su hijo y cómo había estado muchas veces a punto de perder la vida en esos ataques malignos.
158:4.6 (1756.3) Mientras los apóstoles escuchaban al padre, Simón Zelotes y Judas Iscariote se adelantaron hacia él y le dijeron: «Nosotros podemos curarlo, no necesitas esperar a que vuelva el Maestro. Somos embajadores del reino; ya no mantenemos estas cosas en secreto. Jesús es el Libertador y se nos han entregado las llaves del reino». En ese momento Andrés y Tomás se habían apartado del grupo para hablar del asunto. Natanael y los demás miraban atónitos, horrorizados ante el atrevimiento, por no decir descaro, de Simón y Judas. El padre les pidió: «Si os ha sido dado hacer estas obras, os ruego que digáis las palabras que liberarán a mi hijo de esta esclavitud». Entonces Simón se adelantó, y poniendo la mano sobre la cabeza del niño, lo miró fijamente a los ojos y ordenó: «Sal de él, espíritu impuro; en nombre de Jesús, obedéceme». Pero solo consiguió que el muchacho tuviera un ataque más violento, mientras los escribas se mofaban de los apóstoles y los creyentes decepcionados tenían que soportar la irrisión y la hostilidad de estos críticos.
158:4.7 (1756.4) Andrés, profundamente disgustado por el desatinado intento y el estrepitoso fracaso, reunió aparte a los apóstoles para conversar y orar. Tras este rato de reflexión, sintiendo en lo más vivo la punzada de la derrota y la humillación que caía sobre todos ellos, Andrés hizo un segundo intento, tan inútil como el primero, de expulsar al demonio. Entonces reconoció francamente su derrota y pidió al padre que se quedara con ellos a pasar la noche, o hasta que Jesús volviera, diciendo: «Puede que los demonios de esta clase solo se vayan por orden personal del Maestro».
158:4.8 (1756.5) Y así, mientras Jesús bajaba de la montaña con Pedro, Santiago y Juan exuberantes y extasiados, sus nueve hermanos pasaban también la noche en vela sumidos en la confusión, la humillación y el desaliento. Ellos estaban abatidos y escarmentados, pero Santiago de Safed no se daba por vencido. Aunque nadie sabía decirle cuánto tardaría Jesús, decidió quedarse hasta que volviera.
158:5.1 (1757.1) Los nueve apóstoles recibieron a Jesús con inmenso alivio, y se les levantó el ánimo ante el buen humor y el entusiasmo especial que leían en los rostros de Pedro, Santiago y Juan. Todos se abalanzaron a saludar a Jesús y a sus tres hermanos. La gente se fue acercando mientras se saludaban, y Jesús preguntó: «¿De qué discutíais cuando estábamos llegando?». Antes de que los apóstoles pudieran responder, confusos y humillados, a la pregunta del Maestro, el padre del muchacho enfermo se arrodilló a los pies de Jesús y le suplicó: «Maestro, tengo un hijo, mi único hijo, que está poseído por un espíritu maligno. No solo grita de terror, echa espuma por la boca y cae como muerto cuando tiene un ataque, sino que el espíritu maligno que lo posee le provoca convulsiones desgarradoras y a veces lo arroja al agua e incluso al fuego. Mi hijo se consume rechinando los dientes y lleno de heridas. Su vida es peor que la muerte; su madre y yo tenemos el espíritu deshecho y el corazón destrozado. Ayer me encontré con tus discípulos hacia el mediodía, y mientras te esperábamos tus apóstoles intentaron echar a este demonio pero no pudieron. ¿Lo harás tú Maestro?, ¿querrás hacerlo por nosotros?, ¿curarás a mi hijo?».
158:5.2 (1757.2) Después de escuchar su petición, Jesús tocó al padre arrodillado y le pidió que se levantara mientras lanzaba una mirada escrutadora a los apóstoles. Entonces se dirigió así a todos los presentes: «Oh generación incrédula y perversa, ¿hasta cuándo os he de soportar? ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Cuánto tiempo ha de pasar hasta que aprendáis que las obras de la fe no se manifiestan ante la duda y la incredulidad?». Luego apuntó con el dedo al padre estupefacto y le dijo: «Trae aquí a tu hijo». Cuando tuvo delante al muchacho Jesús preguntó: «¿Desde cuándo le ocurre esto?». El padre contestó: «Desde muy pequeño». Mientras estaban hablando, el joven empezó a revolcarse por el suelo rechinando los dientes y echando espumarajos preso de un violento ataque. Después de una serie de fuertes convulsiones se quedó tendido ante ellos como muerto. El padre volvió a arrodillarse a los pies de Jesús y le imploraba diciendo: «Si tú puedes curarlo, te suplico que tengas compasión de nosotros y nos libres de esta aflicción». Jesús bajó la mirada hacia el rostro angustiado del padre y le dijo: «No pongas en duda el poder del amor de mi Padre, sino solo la sinceridad y el alcance de tu fe. Para el que cree de verdad todo es posible». Entonces Santiago de Safed dijo estas inolvidables palabras, mezcla de fe y de duda: «Creo, Señor, ayuda a mi incredulidad».
158:5.3 (1757.3) Al oír esta declaración Jesús se adelantó, tomó al niño de la mano y dijo: «Voy a hacer esto conforme a la voluntad de mi Padre y en honor a la fe viva. ¡Hijo, levántate! Espíritu desobediente, sal de él y no vuelvas a entrar en él». Luego puso la mano del muchacho en la de su padre diciendo: «Sigue tu camino. El Padre ha concedido el deseo de tu alma». Todos los presentes, incluso los enemigos de Jesús, se quedaron atónitos ante lo que acababan de ver.
158:5.4 (1757.4) Para los tres apóstoles, que venían de probar el éxtasis espiritual de las escenas y las experiencias de la transfiguración, fue muy desilusionante volver tan pronto a la escena del fracaso y la confusión de los demás apóstoles. Pero siempre fue así para estos doce embajadores del reino: nunca dejaron de alternar entre la exaltación y la humillación en las experiencias de su vida.
158:5.5 (1758.1) Ese día Jesús hizo una auténtica curación doble: curó una dolencia física y una enfermedad de espíritu, y el chico quedó curado desde entonces. Cuando Santiago y su hijo se marcharon Jesús dijo: «Nos vamos a Cesarea de Filipo; preparaos enseguida». Salieron en silencio hacia el sur seguidos por la muchedumbre.
158:6.1 (1758.2) Pasaron la noche en casa de Celso. Aquella tarde en el jardín, después de haber comido y descansado, los doce se reunieron en torno a Jesús y Tomás dijo: «Maestro, los que nos quedamos atrás seguimos sin saber qué ocurrió en la montaña para animar tanto a nuestros hermanos que estaban contigo, pero vemos que esas cosas no se pueden desvelar en este momento. En cambio estamos deseando que nos hables de nuestro fracaso y nos instruyas en estas cuestiones».
158:6.2 (1758.3) Jesús respondió a Tomás: «Todo lo que vuestros hermanos oyeron en la montaña os será revelado a su debido tiempo. Voy a explicaros ahora por qué fracasasteis en ese intento tan imprudente. Mientras vuestro Maestro y sus acompañantes, vuestros hermanos, subían ayer a aquella montaña a buscar un conocimiento más amplio de la voluntad del Padre y a pedir una dotación más rica de sabiduría para cumplir efectivamente esa voluntad divina, vosotros os quedasteis aquí de vigilancia con instrucciones de esforzaros por llevar vuestra mente hacia una visión interior espiritual y de rezar con nosotros para obtener una revelación más plena de la voluntad del Padre. Pero en lugar de ejercer la fe que está a vuestra disposición, cedisteis a la tentación y caísteis en vuestras viejas malas tendencias de buscar para vosotros puestos de preferencia en el reino de los cielos, en ese reino material y temporal que os empeñáis en imaginar. Y os aferráis a estos conceptos erróneos a pesar de que os he declarado ya muchas veces que mi reino no es de este mundo.
158:6.3 (1758.4) «En cuanto vuestra fe capta la identidad del Hijo del Hombre, vuestro deseo egoísta de promoción mundana os arrastra de nuevo y empezáis a debatir entre vosotros quién deber ser el más grande en el reino de los cielos, un reino que no existe ni existirá nunca tal como os empeñáis en concebirlo. ¿No os he dicho que el que quiera ser el más grande en el reino de la hermandad espiritual de mi Padre debe hacerse pequeño ante sí mismo y convertirse así en el servidor de sus hermanos? La grandeza espiritual consiste en un amor comprensivo semejante al amor de Dios, y no en el placer de ejercer el poder material para la exaltación del yo. En ese intento vuestro, que fue un fracaso total, vuestro propósito no era puro. Vuestro móvil no era divino. Vuestro ideal no era espiritual. Vuestra ambición no era altruista. Vuestro proceder no estaba basado en el amor, y la meta que queríais alcanzar no era la voluntad del Padre del cielo.
158:6.4 (1758.5) «¿Cuánto tardaréis en aprender que no podéis acortar el tiempo en el curso de los fenómenos naturales establecidos si no es de acuerdo con la voluntad del Padre? Tampoco podéis hacer una obra espiritual sin poder espiritual. Y no podéis hacer ninguna de estas cosas, aun cuando su potencial esté presente, si os falta el tercer factor humano esencial: la experiencia personal de poseer una fe viva. ¿Necesitaréis siempre manifestaciones materiales para sentiros atraídos hacia las realidades espirituales del reino? ¿No seréis capaces de captar la importancia espiritual de mi misión sin la exhibición visible de obras excepcionales? ¿Cuándo se podrá contar con vuestra adhesión a las realidades espirituales más altas del reino sin que estéis pendientes de la apariencia exterior de todas las manifestaciones materiales?»
158:6.5 (1759.1) Después de decir esto a los doce, Jesús añadió: «Y ahora id a descansar pues mañana volveremos a Magadán donde deliberaremos sobre nuestra misión en las ciudades y pueblos de la Decápolis. Y como conclusión de la experiencia de hoy, quiero deciros a todos y cada uno de vosotros lo que dije a vuestros hermanos en la montaña para que grabéis profundamente estas palabras en vuestro corazón: el Hijo del Hombre emprende ahora la última fase de su otorgamiento. Estamos a punto de iniciar las acciones que conducirán dentro de poco a la gran prueba final de vuestra fe y vuestra entrega, cuando sea puesto en manos de los hombres que buscan mi destrucción. Y recordad lo que os digo: matarán al Hijo del Hombre, pero resucitará».
158:6.6 (1759.2) Se retiraron tristemente a pasar la noche sin saber qué pensar. No podían comprender estas palabras y les daba miedo preguntar nada sobre lo que Jesús había dicho, pero lo recordaron todo perfectamente después de la resurrección.
158:7.1 (1759.3) Ese miércoles por la mañana temprano Jesús y los doce salieron de Cesarea de Filipo hacia el parque de Magadán, cerca de Betsaida-Julias. Los apóstoles habían dormido muy poco aquella noche, así que estuvieron listos para salir a primera hora. Hasta los impasibles gemelos Alfeo estaban consternados por la conversación sobre la muerte de Jesús. Se dirigieron hacia el sur, y al llegar a la calzada de Damasco un poco más allá de las aguas de Merón, Jesús decidió seguir hasta Cafarnaúm por la calzada de Damasco que atraviesa Galilea para intentar esquivar a los escribas y a toda la gente que iba tras él. Sabía que ellos tomarían la calzada del este del Jordán dando por hecho que Jesús y los apóstoles no se atreverían a atravesar el territorio de Herodes Antipas. Jesús quería despistar a sus críticos y a la muchedumbre que lo seguía para poder estar a solas con sus apóstoles este día.
158:7.2 (1759.4) Llevaban caminando a través de Galilea hasta bien pasada la hora del almuerzo cuando se pararon bajo una sombra para reponer fuerzas. Terminada la comida, Andrés dijo a Jesús: «Maestro, mis hermanos no entienden tus oscuras palabras. Hemos llegado a creer plenamente que eres el Hijo de Dios, y ahora te oímos decir cosas extrañas sobre morir y dejarnos. No comprendemos tu enseñanza. ¿Nos estás hablando en parábolas? Te rogamos que nos hables abiertamente y sin rodeos».
158:7.3 (1759.5) Jesús respondió así a la petición de Andrés: «Hermanos, puesto que habéis confesado que soy el Hijo de Dios, me veo obligado a empezar a exponeros la verdad sobre el final del otorgamiento del Hijo del Hombre en la tierra. Insistís en aferraros a la creencia de que soy el Mesías y no queréis abandonar la idea de que el Mesías debe sentarse en un trono en Jerusalén. Por eso insisto en deciros que el Hijo del Hombre tiene que ir dentro de poco a Jerusalén, padecer mucho, ser rechazado por los escribas, los ancianos y los jefes de los sacerdotes, y después de todo eso lo matarán y resucitará de entre los muertos. Esto no es ninguna parábola, os estoy diciendo la verdad para que estéis preparados cuando caigan sobre nosotros estas cosas». Aún estaba hablando Jesús, cuando Simón Pedro corrió impetuosamente hacia él y le puso la mano en el hombro diciendo: «Maestro, lejos de nosotros discutir contigo, pero declaro que eso nunca te pasará».
158:7.4 (1760.1) Pedro dijo esto porque amaba a Jesús, pero la naturaleza humana del Maestro percibió en estas palabras de afecto bienintencionado la sutil tentación de cambiar el plan de llevar hasta el final su otorgamiento en la tierra conforme a la voluntad de su Padre del Paraíso. Y precisamente porque detectó el peligro de dejarse disuadir por las sugerencias de sus propios amigos afectuosos y leales, Jesús se volvió hacia Pedro y los demás apóstoles, diciendo: «Apartaos. Presiento en vosotros el espíritu del adversario, del tentador. Cuando habláis así no estáis de mi lado sino del lado de nuestro enemigo, y hacéis de vuestro amor por mí un obstáculo en el cumplimiento de la voluntad del Padre. No sigáis los caminos de los hombres sino atended más bien a la voluntad de Dios».
158:7.5 (1760.2) Cuando se hubieron recuperado del primer impacto de la dura regañina de Jesús, y antes de seguir viaje, el Maestro añadió: «Si alguien quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que cargue con su responsabilidad diaria y que me siga. Porque el que quiera salvar su vida egoístamente la perderá, pero el que pierda su vida por causa mía y del evangelio la salvará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero si pierde su alma? ¿Qué podría dar un hombre a cambio de la vida eterna? No os avergoncéis de mí y de mis palabras en esta generación hipócrita y pecaminosa, igual que yo no me avergonzaré de reconoceros cuando aparezca con gloria ante mi Padre en presencia de todas las huestes celestiales. Sin embargo, muchos de los que estáis ahora ante mí no probaréis la muerte hasta que hayáis visto llegar este reino de Dios con poder».
158:7.6 (1760.3) Jesús dejó así claro a los doce que el camino de sus seguidores sería doloroso y conflictivo. ¡Qué impresión debieron causar estas palabras en unos pescadores galileos empeñados en soñar con un reino terrenal en el que los puestos de honor serían para ellos mismos! Pero el valeroso llamamiento de Jesús conmovió sus corazones leales y ninguno de ellos pensó en abandonarlo. Jesús no los enviaba solos al conflicto; él los conducía. Solo les pedía que tuvieran el valor de seguirlo.
158:7.7 (1760.4) Los doce iban asimilando poco a poco la idea de que Jesús les estaba diciendo algo sobre la posibilidad de su muerte. Solo entendían vagamente lo que les decía sobre su muerte y no consiguieron captar nada sobre su resurrección de entre los muertos. Con el paso de los días Pedro, Santiago y Juan llegaron a comprender mejor algunas de estas cosas al recordar su experiencia en el monte de la transfiguración.
158:7.8 (1760.5) En toda su relación con el Maestro, los doce tuvieron pocas ocasiones de ver esa mirada centelleante y oír palabras de reproche tan contundentes como las que dirigió ese día a Pedro y al resto de los apóstoles. Jesús había sido siempre paciente con sus imperfecciones humanas, pero no lo fue cuando sintió amenazado su programa de llevar a cabo implícitamente la voluntad de su Padre durante el resto de su carrera en la tierra. Los apóstoles se quedaron estupefactos; estaban atónitos y horrorizados. No encontraban palabras para expresar su congoja. Empezaban a darse cuenta lentamente de lo que el Maestro tendría que soportar y de que tendrían que pasar por esas experiencias con él, aunque no despertaron a la realidad de esos acontecimientos venideros hasta mucho después de estas primeras insinuaciones sobre la tragedia que amenazaba sus últimos días.
158:7.9 (1761.1) Jesús y los doce siguieron su camino en silencio hacia su campamento del parque de Magadán pasando por Cafarnaúm. No hablaron con Jesús durante esa tarde, pero sí entre ellos mientras Andrés conversaba con el Maestro.
158:8.1 (1761.2) Entraron en Cafarnaúm con el crepúsculo y fueron por vías poco frecuentadas directamente a casa de Simón Pedro para cenar. Mientras esperaban en casa de Simón a David Zebedeo para llevarlos al otro lado del lago, Jesús miró a Pedro y a los demás apóstoles y les preguntó: «¿De qué hablabais con tanto interés cuando caminabais juntos esta tarde?». Los apóstoles callaron porque muchos de ellos habían seguido con la misma discusión que empezaron junto al monte Hermón sobre los puestos que iban a tener en el reino venidero, quién sería el mayor entre ellos y cosas así. Jesús sabía que tenían esas ideas en la cabeza, así que llamó con un gesto a uno de los hijos pequeños de Pedro, lo sentó entre ellos y dijo: «En verdad, en verdad os digo que si no cambiáis y os hacéis más como este niño, progresaréis poco en el reino de los cielos. Todo aquel que se humille y se haga como este niño será el más grande en el reino de los cielos. El que reciba a un niño como este a mí me recibe, y el que me recibe a mí recibe también a Aquel que me envió. Si queréis ser los primeros en el reino, tratad de ofrecer estas buenas verdades a vuestros hermanos en la carne. Pero al que haga tropezar a uno de estos pequeños, mejor sería que le colgaran al cuello una piedra de molino y lo echaran al mar. Si las cosas que hacéis con vuestras manos o las cosas que veis con vuestros ojos son una ofensa en el progreso del reino, sacrificad esos ídolos amados, pues es mejor entrar en el reino sin muchas de las cosas amadas de la vida que aferrarse a esos ídolos y encontrarse fuera del reino. Pero sobre todo, mirad que no despreciéis ni a uno solo de estos pequeños porque sus ángeles contemplan siempre los rostros de las huestes celestiales».
158:8.2 (1761.3) Cuando Jesús hubo terminado de hablar, subieron a la embarcación y atravesaron el lago hacia Magadán.
El libro de Urantia
Documento 159
159:0.1 (1762.1) CUANDO Jesús y los doce llegaron al parque de Magadán encontraron esperándolos a un grupo de casi cien evangelistas y discípulos, entre ellos el cuerpo de mujeres, preparados para empezar inmediatamente la gira de enseñanza y predicación por las ciudades de la Decápolis.
159:0.2 (1762.2) Ese jueves 18 de agosto por la mañana el Maestro convocó a sus seguidores y ordenó a cada uno de los apóstoles que se uniera a uno de los doce evangelistas para formar doce grupos junto con otros evangelistas y salir a trabajar en las ciudades y pueblos de la Decápolis. Al cuerpo de mujeres y a los demás discípulos les mandó que se quedaran con él. El tiempo previsto por Jesús para esta gira era de cuatro semanas, prometió visitarlos a menudo durante ese tiempo y los citó de vuelta en Magadán no más tarde del viernes 16 de septiembre. Los doce grupos actuaron en Gerasa, Gamala, Hipos, Zafón, Gadara, Abila, Edrei, Filadelfia, Hesbón, Dium, Escitópolis y muchas otras ciudades. No hubo curaciones milagrosas ni ningún otro acontecimiento extraordinario durante esta gira.
159:1.1 (1762.3) Jesús enseñó la lección sobre el perdón una tarde en Hipos en respuesta a la pregunta de un discípulo. Esto dijo el Maestro:
159:1.2 (1762.4) «Si un hombre de buen corazón tiene cien ovejas y una de ellas se pierde, ¿no dejará a las otras noventa y nueve y saldrá a buscar a la que se ha perdido? Y si es un buen pastor, ¿no seguirá buscando a la oveja perdida hasta que la encuentre? Y al encontrarla la pone gozoso sobre sus hombros, y cuando llega a su casa reúne con regocijo a sus amigos y a sus vecinos diciéndoles: ‘Alegraos conmigo porque he hallado a mi oveja que se había perdido’. Os digo que hay más alegría en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento. Y así, no es la voluntad de mi Padre del cielo que se extravíe ni uno solo de estos pequeños, y mucho menos que perezca. En vuestra religión Dios puede recibir a los pecadores arrepentidos; en el evangelio del reino el Padre sale a buscarlos incluso antes de que hayan pensado seriamente en arrepentirse.
159:1.3 (1762.5) «El Padre del cielo ama a sus hijos, y por lo tanto deberíais aprender a amaros los unos a los otros. El Padre del cielo perdona vuestros pecados, por lo tanto deberíais aprender a perdonaros los unos a los otros. Si tu hermano peca contra ti, ve a hablar con él a solas y muéstrale su falta con paciencia y discreción. Si te escucha, te habrás ganado a tu hermano. Pero si tu hermano no quiere escucharte, si persiste en el error, ve otra vez a hablar con él y lleva contigo a uno o dos amigos comunes para que tengas dos o incluso tres testigos que confirmen tu testimonio y hagan constar que has tratado con justicia y misericordia al hermano que te ha ofendido. Si se niega a escuchar a tus hermanos, puedes contar toda la historia a tu congregación, y si se niega a escuchar a la hermandad, ellos actuarán como estimen conveniente; deja que ese miembro rebelde se convierta en un marginado del reino. No podéis pretender juzgar las almas de vuestros semejantes ni tampoco podéis perdonar los pecados ni atreveros a usurpar de ninguna otra manera las prerrogativas de los supervisores de las huestes celestiales, pero sí os corresponde mantener el orden temporal del reino en la tierra. Aunque no podéis entrometeros en los decretos divinos referentes a la vida eterna, decidiréis sobre las cuestiones de conducta referentes al bienestar temporal de la hermandad en la tierra. Y así, en todos los asuntos relacionados con la disciplina de la hermandad, todo lo que decretéis en la tierra será reconocido en el cielo. Aunque no podéis decidir el destino eterno del individuo, podéis legislar sobre la conducta del grupo, porque cuando dos o tres de vosotros estéis de acuerdo sobre alguna de estas cosas y me la pidáis, si vuestra petición no es incompatible con la voluntad de mi Padre del cielo, se os concederá. Y todo esto será por siempre verdad, porque donde haya dos o tres creyentes reunidos, allí estaré yo entre ellos.»
159:1.4 (1763.1) Simón Pedro era el apóstol encargado de los que trabajaban en Hipos, y cuando oyó decir esto a Jesús, preguntó: «Señor, ¿cuántas veces he de perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces?». Jesús respondió a Pedro: «No solo siete veces, sino hasta setenta veces y siete más. Por eso el reino de los cielos se puede comparar a cierto rey que ordenó poner al día las cuentas de sus administradores. Cuando empezaron a inspeccionar las cuentas, llevaron ante él a uno de los funcionarios principales de la corte que confesó que debía a su rey diez mil talentos y no tenía con qué pagar su obligación pues estaba pasando por malos tiempos. El rey mandó confiscar sus propiedades y vender a sus hijos para pagar la deuda. Al oír la dura sentencia, este administrador principal cayó de bruces ante el rey implorando misericordia y suplicando: ‘Señor, ten un poco más de paciencia conmigo y te lo pagaré todo’. El rey se compadeció de este servidor negligente y de su familia, ordenó que fuera liberado y le perdonó toda la deuda.
159:1.5 (1763.2) «Habiendo recibido así la misericordia y el perdón del rey, el administrador principal volvió a sus asuntos, y al encontrarse con uno de sus subordinados que solo le debía cien denarios, lo agarró por el cuello y le dijo: ‘Págame todo lo que me debes’. El subordinado se postró ante él y le suplicaba diciendo: ‘Ten un poco de paciencia conmigo y pronto podré pagarte’. Pero el administrador principal no quiso mostrar misericordia hacia su compañero y lo mandó encarcelar hasta que pagara su deuda. Al ver esto, los demás servidores se indignaron tanto que fueron a contárselo al rey, su dueño y señor. Cuando el rey se enteró del comportamiento despiadado de su administrador principal, ordenó que compareciera ante él y le dijo: ‘Administrador indigno y malvado, yo te perdoné generosamente toda tu deuda cuando me pediste compasión, ¿por qué no has tenido misericordia con tu compañero como yo la tuve contigo?’. El rey estaba tan furioso que entregó al administrador desagradecido a los carceleros hasta que pagara todo lo que debía. Del mismo modo, mi Padre celestial mostrará más misericordia hacia los que sean misericordiosos con sus semejantes. ¿Cómo podéis pedir a Dios que sea tolerante con vuestros defectos cuando os dedicáis a castigar a vuestros hermanos por esas mismas debilidades humanas? Oídme todos: habéis recibido generosamente las cosas buenas del reino; dad pues generosamente a vuestros compañeros de la tierra.»
159:1.6 (1764.1) Jesús enseñó así los peligros e ilustró la injusticia de emitir un juicio personal sobre nuestros semejantes. Hay que mantener la disciplina, hay que administrar justicia, pero en todos estos asuntos debería prevalecer la sabiduría de la hermandad. Jesús invistió con autoridad legislativa y judicial al colectivo, no al individuo, y esta autoridad que recae sobre el colectivo no debe ser ejercida como una autoridad personal. Siempre hay peligro de que el veredicto de un individuo esté deformado por los prejuicios o distorsionado por la pasión. El juicio colectivo tiene más posibilidades de evitar los peligros y eliminar la parcialidad de las propensiones personales. Jesús buscaba siempre minimizar los elementos de injusticia, represalia y venganza.
159:1.7 (1764.2) [El uso de la cifra setenta y siete como ejemplo de misericordia y tolerancia se remonta al pasaje de las Escrituras que narra el entusiasmo de Lamec ante las armas de metal de su hijo Tubalcaín. Al comparar estos instrumentos superiores con los de sus enemigos, Lamec exclamó: «Si Caín fue vengado siete veces sin armas en la mano, yo seré vengado ahora setenta y siete».]
159:2.1 (1764.3) Jesús fue a Gamala a visitar a Juan y a los que trabajaban allí con él. Aquella noche, después de la sesión de preguntas y respuestas, Juan dijo a Jesús: «Maestro, ayer fui a Astarot a ver a un hombre que enseñaba en nombre tuyo e incluso se decía capaz de expulsar demonios, pero este hombre nunca ha estado con nosotros ni tampoco nos sigue, así que le he prohibido hacer esas cosas». Jesús respondió: «No se lo prohíbas. ¿No ves que este evangelio del reino será proclamado dentro de poco en todo el mundo? ¿Cómo puedes esperar que todos los que crean en el evangelio estén bajo vuestra dirección? Alégrate de que nuestras enseñanzas hayan empezado ya a manifestarse más allá de los límites de nuestra influencia personal. ¿No ves, Juan, que los que se precian de hacer grandes obras en mi nombre acabarán apoyando nuestra causa? O por lo menos no se dedicarán a hablar mal de mí. Hijo, en estas cosas sería mejor que consideraras que quien no está contra nosotros está con nosotros. En las generaciones venideras muchos que no son enteramente dignos harán muchas cosas extrañas en mi nombre, pero no se lo prohibiré. Te digo que incluso cuando se da un simple vaso de agua fría a un alma sedienta, los mensajeros del Padre siempre toman nota de ese acto de amor».
159:2.2 (1764.4) Juan se quedó muy desconcertado ante estas palabras del Maestro. ¿Acaso no le había oído decir: «Quien no está conmigo está contra mí»? No se dio cuenta de que en aquel caso Jesús se estaba refiriendo a la relación personal del hombre con las enseñanzas espirituales del reino, mientras que en el caso presente hablaba de las extensas relaciones sociales externas entre creyentes en materia de control administrativo y de jurisdicción de un grupo de creyentes sobre la labor de otros grupos que acabarían por constituir la futura hermandad mundial.
159:2.3 (1765.1) Juan recordaría muchas veces esta experiencia en su futura labor a favor del reino. Sin embargo, los apóstoles solían ofenderse con los que tenían la audacia de enseñar en nombre del Maestro. Siempre les pareció incorrecto que los que nunca se habían sentado a los pies de Jesús se atrevieran a enseñar en su nombre.
159:2.4 (1765.2) El hombre a quien Juan había prohibido enseñar y trabajar en nombre de Jesús hizo caso omiso de la orden del apóstol. Siguió adelante en su empeño y reunió en Canata a un grupo considerable de creyentes antes de proseguir hacia Mesopotamia. Este hombre llamado Aden había descubierto a Jesús gracias al testimonio del demente curado cerca de Queresa, que seguía convencido de que los supuestos malos espíritus que el Maestro había expulsado de él entraron en la piara de cerdos y los despeñaron por el acantilado.
159:3.1 (1765.3) Jesús pasó un día y una noche en Edrei, donde estaban operando Tomás y sus colaboradores. Al caer la tarde les explicó los principios que debían guiar a los que predican la verdad y motivar a todos los que enseñan el evangelio del reino. Estas enseñanzas pueden resumirse así en lenguaje moderno:
159:3.2 (1765.4) Respetad siempre la personalidad del hombre. Una causa justa no se debe promover nunca por la fuerza. Las victorias espirituales solo se pueden ganar con poder espiritual. Este mandato contra el empleo de influencias materiales se refiere tanto a la presión psíquica como a la fuerza física. No se debe coaccionar a los hombres y mujeres a entrar en el reino con argumentos arrolladores ni a fuerza de superioridad mental. La mente humana no debe ser aplastada con el solo peso de la lógica, ni intimidada con astuta elocuencia. Si bien es cierto que no se puede eliminar por completo la emoción como factor de las decisiones humanas, no se debe apelar directamente a ella en las enseñanzas de los que buscan promover la causa del reino. Apelad directamente al espíritu divino que mora en la mente de los hombres, no apeléis al miedo, a la lástima ni al mero sentimiento. Al apelar a los hombres sed equitativos; practicad el dominio propio y mostrad la prudencia debida; respetad la personalidad de vuestros alumnos. Recordad lo que he dicho: «He aquí que estoy a la puerta y llamo, y si alguno quiere abrir, entraré».
159:3.3 (1765.5) Al llevar a los hombres hacia el reino no disminuyáis ni destruyáis su autoestima. Un exceso de autoestima puede destruir la humildad necesaria y terminar en orgullo, engreimiento y arrogancia, pero la pérdida de la autoestima suele acabar paralizando la voluntad. Es propósito de este evangelio que los que han perdido su autoestima la recuperen y que los que la tienen la refrenen. No cometáis el error de limitaros a condenar los fallos que veáis en la vida de vuestros alumnos; acordaos también de reconocer generosamente las cosas más dignas de elogio que hay en sus vidas. No olvidéis que nada me impedirá devolver su autoestima a los que la han perdido y desean realmente recuperarla.
159:3.4 (1765.6) Tened cuidado de no herir la autoestima de las almas tímidas y temerosas. No os permitáis ser sarcásticos a expensas de mis hermanos más ingenuos. No seáis cínicos con mis hijos atormentados por el miedo. La ociosidad destruye la autoestima, por lo tanto recomendad a vuestros hermanos que se mantengan siempre ocupados en las tareas que hayan elegido y se esfuercen al máximo por encontrar trabajo para los que no lo tengan.
159:3.5 (1766.1) No utilicéis nunca tácticas indignas como intentar atemorizar a los hombres y las mujeres para que entren en el reino. Un padre amoroso no atemoriza a sus hijos para que obedezcan a sus justas exigencias.
159:3.6 (1766.2) Los hijos del reino comprenderán algún día que las sensaciones emotivas intensas no son equivalentes a las directrices del espíritu divino. Sentir un impulso fuerte y extraño por hacer algo o ir a cierto lugar no significa necesariamente que esos impulsos sean directrices del espíritu que mora en el interior.
159:3.7 (1766.3) Advertid a todos los creyentes sobre la zona de conflicto que han de atravesar todos los que pasan de la vida que se vive en la carne a la vida más alta que se vive en el espíritu. Para los que viven enteramente en uno de los dos ámbitos hay poco conflicto o confusión, pero todos están destinados a experimentar un grado mayor o menor de incertidumbre durante el periodo de transición entre los dos niveles del vivir. Al entrar en el reino ya no podréis libraros de sus responsabilidades ni evitar sus obligaciones, pero recordad que el yugo del evangelio es fácil de llevar y la carga de la verdad es liviana.
159:3.8 (1766.4) El mundo está lleno de almas hambrientas que mueren de hambre ante la presencia misma del pan de vida. Los hombres mueren buscando al mismo Dios que vive dentro de ellos. Los hombres buscan los tesoros del reino con corazones anhelantes y pasos fatigados cuando todos ellos están al alcance inmediato de la fe viva. La fe es a la religión lo que las velas a un barco: una potencia añadida, no una carga en la vida. No hay más que una lucha para los que entran en el reino, y es la de pelear el buen combate de la fe. La única batalla del creyente es contra la duda, contra la incredulidad.
159:3.9 (1766.5) Al predicar el evangelio del reino enseñaréis simplemente la amistad con Dios, y esta camaradería atraerá a hombres y mujeres por igual porque ambos encontrarán lo que colma de verdad sus anhelos e ideales característicos. Decid a mis hijos que no solo soy sensible a sus sentimientos y paciente con sus flaquezas, sino también implacable con el pecado e intolerante con la iniquidad. Soy en verdad manso y humilde en presencia de mi Padre y al mismo tiempo inexorablemente implacable ante toda maldad deliberada o rebelión pecaminosa contra la voluntad de mi Padre del cielo.
159:3.10 (1766.6) No describáis a vuestro maestro como un hombre de penas. Las generaciones futuras deben conocer también el resplandor de nuestro gozo, el optimismo de nuestra buena voluntad y la inspiración de nuestro buen humor. Proclamamos un mensaje de buenas noticias cuyo poder transformador es contagioso. Nuestra religión palpita con nueva vida y nuevos significados. Los que aceptan esta enseñanza se llenan de gozo y su corazón los impulsa a alegrarse eternamente. Todos los que están seguros de Dios experimentan siempre una felicidad creciente.
159:3.11 (1766.7) Enseñad a todos los creyentes a no apoyarse en los soportes inseguros de la falsa compasión. Los caracteres fuertes no se desarrollan sobre la base de la autocompasión. Esforzaos sinceramente por evitar la influencia engañosa del mero compañerismo en el sufrimiento. Apoyad a los valientes y decididos, y no mostréis demasiada conmiseración por los pusilánimes que se limitan a soportar sin entusiasmo las pruebas de la vida. No ofrezcáis consuelo a los que se tumban ante las dificultades sin luchar. No simpaticéis con vuestros semejantes solo para que ellos a cambio simpaticen con vosotros.
159:3.12 (1766.8) Cuando mis hijos se vuelvan conscientes de la certeza de la presencia divina, esa fe expandirá su mente, ennoblecerá su alma, reforzará su personalidad, aumentará su felicidad, profundizará su percepción de espíritu y potenciará su capacidad de amar y ser amados.
159:3.13 (1767.1) Enseñad a todos los creyentes que los que entran en el reino no se vuelven inmunes a los accidentes del tiempo ni a las catástrofes ordinarias de la naturaleza. La creencia en el evangelio no impedirá que tengáis problemas, pero sí os dará la seguridad de que no tendréis miedo cuando los problemas se presenten. Si os atrevéis a creer en mí y empezáis a seguirme de todo corazón os encaminaréis seguro por la senda de las dificultades. No os prometo libraros de las aguas de la adversidad, pero sí os prometo atravesarlas con vosotros.
159:3.14 (1767.2) Jesús enseñó muchas más cosas a este grupo de creyentes antes de que se retiraran a dormir. Los que oyeron estas palabras las atesoraron en su corazón y las repitieron con frecuencia para edificación de los apóstoles y discípulos que no estuvieron presentes esa tarde.
159:4.1 (1767.3) Jesús fue después a Abila, y allí se reunió con Natanael y sus compañeros. Natanael estaba muy preocupado por algunas declaraciones de Jesús que parecían menoscabar la autoridad de las escrituras hebreas reconocidas. Por eso aquella noche, después de la sesión habitual de preguntas y respuestas, Natanael apartó a Jesús de los demás y le preguntó: «Maestro, ¿tendrías suficiente confianza en mí como para decirme la verdad sobre las Escrituras? He observado que nos enseñas solo una parte de los escritos sagrados —la mejor, en mi opinión— y deduzco que rechazas las enseñanzas de los rabinos que afirman que las palabras de la ley son las palabras mismas de Dios, que han estado con Dios en el cielo incluso desde antes de los tiempos de Abraham y de Moisés. ¿Cuál es la verdad sobre las Escrituras?». Jesús respondió así a esta inquietud de su apóstol:
159:4.2 (1767.4) «Dices bien, Natanael, yo no considero las Escrituras igual que los rabinos. Te hablaré de este asunto a condición de que no comentes estas cosas con tus hermanos, pues no todos están preparados para recibir esta enseñanza. Las palabras de la ley de Moisés y las enseñanzas de las Escrituras no existían antes de Abraham. Las Escrituras tal como las conocemos ahora son una recopilación reciente. Contienen lo mejor de las ideas y los anhelos más altos del pueblo judío, pero también muchas cosas que están muy lejos de representar el carácter y las enseñanzas del Padre del cielo. Por eso tengo que elegir entre las mejores enseñanzas de las Escrituras las verdades que se han de recoger para el evangelio del reino.
159:4.3 (1767.5) «Estos escritos son obra de los hombres, unos santos y otros no tan santos. Las enseñanzas de estos libros representan los puntos de vista y el grado de iluminación de la época en que se originaron. Los últimos son más dignos de confianza que los primeros en lo que respecta a la revelación de la verdad. Las Escrituras son imperfectas y su origen es enteramente humano, pero ten la certeza de que constituyen la mejor recopilación de sabiduría religiosa y verdad espiritual que existe en este momento en el mundo entero.
159:4.4 (1767.6) «Muchos de estos libros no fueron escritos por las personas que les han dado su nombre, pero eso no quita ningún valor a las verdades que contienen. Si la historia de Jonás no fuera un hecho, incluso aunque Jonás no hubiera vivido nunca, la profunda verdad de esta narración, el amor de Dios por Nínive y por los llamados paganos, no sería por ello menos preciosa a los ojos de todos los que aman a sus semejantes. Las Escrituras son sagradas porque presentan los pensamientos y los actos de hombres que buscaban a Dios y nos dejaron en estos escritos sus conceptos más altos de rectitud, verdad y santidad. Las Escrituras contienen muchísimas cosas que son verdad, pero a la luz de la enseñanza que estás recibiendo ahora, sabes que contienen también muchas cosas que deforman la imagen del Padre del cielo, el Dios de amor que he venido a revelar a todos los mundos.
159:4.5 (1768.1) «Natanael, no creas ni por un instante en los relatos de las Escrituras que describen al Dios de amor incitando a tus antepasados a la guerra para matar a todos sus enemigos, hombres, mujeres y niños. Esas narraciones no son la palabra de Dios sino palabras de hombres, y de hombres no muy santos. Las Escrituras siempre han reflejado y siempre reflejarán el nivel intelectual, moral y espiritual de sus autores. ¿No has observado cómo van creciendo en belleza y gloria los conceptos de Yahvé a través de los escritos de los profetas, desde Samuel hasta Isaías? No olvides además que las Escrituras están dirigidas a la instrucción religiosa y a la guía espiritual. No son obra de historiadores ni de filósofos.
159:4.6 (1768.2) «Lo más deplorable no es esta idea equivocada de que el contenido de las Escrituras es absolutamente perfecto y sus enseñanzas, infalibles, sino la confusión creada por los escribas y fariseos de Jerusalén, esclavos de la tradición, con su interpretación tergiversada de los escritos sagrados. Y ahora, en su empeño por oponerse a las nuevas enseñanzas del evangelio del reino, sostendrán que tanto las Escrituras como sus propias malinterpretaciones son inspiradas por Dios. Natanael no olvides nunca que el Padre no limita la revelación de la verdad a una generación concreta ni a un determinado pueblo. Muchos buscadores sinceros de la verdad se han sentido y se seguirán sintiendo confundidos y desalentados por estas doctrinas sobre la perfección de las Escrituras.
159:4.7 (1768.3) «La autoridad de la verdad es el espíritu mismo que mora en sus manifestaciones vivas, y no las palabras muertas de hombres menos iluminados de otra generación supuestamente inspirados. Aunque aquellos santos varones de la antigüedad vivieran vidas inspiradas y colmadas de espíritu, eso no significa que sus palabras estuvieran igualmente inspiradas por el espíritu. En cuanto a las enseñanzas de este evangelio del reino, no las estamos recogiendo por escrito para evitar que en cuanto yo me haya ido os dividáis en varios grupos y compitáis por la verdad según vuestras distintas interpretaciones de mis enseñanzas. Para esta generación es mejor que vivamos estas verdades y no dejemos documentos escritos.
159:4.8 (1768.4) «Natanael, ten siempre presente lo que te voy a decir: nada de lo que haya tocado la naturaleza humana se puede considerar infalible. La verdad divina puede brillar sin duda a través de la mente humana, pero siempre con divinidad parcial y pureza relativa. La criatura puede ansiar la infalibilidad pero solo los Creadores la poseen.
159:4.9 (1768.5) «La enseñanza más equivocada sobre las Escrituras es la doctrina de que son libros precintados de sabiduría y misterio que solo las mentes sabias de la nación pueden atreverse a interpretar. Las revelaciones de la verdad divina no están precintadas más que por la ignorancia, el fanatismo y la estrechez de miras de los humanos. La luz de las Escrituras solo puede ser atenuada por los prejuicios y oscurecida por la superstición. Un falso miedo a lo sagrado ha impedido que la religión esté salvaguardada por el sentido común. El miedo a la autoridad de los escritos sagrados del pasado impide efectivamente que las almas honradas de hoy acepten la nueva luz del evangelio, esa luz que tanto anhelaron ver aquellos mismos hombres conocedores de Dios de otras generaciones.
159:4.10 (1769.1) «Pero lo más triste del caso es que algunos de los que defienden el sagrado tradicionalismo de las Escrituras saben que lo que digo es verdad. Son conscientes en mayor o menor grado de estas limitaciones de las Escrituras, pero les falta honradez intelectual y les sobra cobardía moral. Conocen la realidad de los escritos sagrados, pero prefieren ocultar al pueblo estos hechos perturbadores. Y así, pervierten y distorsionan las Escrituras haciendo de ellas una guía de detalles esclavizantes para la vida diaria y una autoridad para las cosas no espirituales, en vez de considerar los escritos sagrados como el depósito de sabiduría moral, inspiración religiosa y enseñanza espiritual de los hombres conocedores de Dios de otras generaciones.»
159:4.11 (1769.2) Natanael se sintió impactado e iluminado por las palabras del Maestro. Meditó mucho sobre esta conversación en el fondo de su alma pero no habló de ello a nadie hasta después de la ascensión de Jesús, y ni siquiera entonces se atrevió a transmitir esta instrucción del Maestro en su totalidad.
159:5.1 (1769.3) En Filadelfia, donde estaba trabajando Santiago, Jesús instruyó a los discípulos sobre la naturaleza positiva del evangelio del reino. Dio a entender en sus comentarios que unas partes de las Escrituras contenían más verdad que otras y aconsejó a sus oyentes que eligieran para sus almas el mejor alimento espiritual. Entonces Santiago interrumpió al Maestro con esta pregunta: «Maestro, ¿tendrías la bondad de explicarnos cómo podemos elegir los mejores pasajes de las Escrituras para nuestra edificación personal?». Jesús respondió: «Sí, Santiago; cuando leáis las Escrituras buscad las enseñanzas que transmiten hermosura divina y verdad eterna, como estas:
159:5.2 (1769.4) «Señor, crea en mi un corazón limpio.
159:5.3 (1769.5) «El Señor es mi pastor; nada me faltará.
159:5.4 (1769.6) «Ama a tu prójimo como a ti mismo.
159:5.5 (1769.7) «Pues yo, el Señor tu Dios, sostendré tu mano derecha diciendo: no temas, yo te ayudaré.
159:5.6 (1769.8) «Ni tampoco las naciones aprenderán ya a hacer la guerra.»
159:5.7 (1769.9) Esto ilustra la manera en que Jesús se iba apropiando día tras día de lo mejor de las Escrituras hebreas para instruir a sus seguidores y para incluirlo en las enseñanzas del nuevo evangelio del reino. La idea de la cercanía de Dios con el hombre había aparecido ya en otras religiones, pero Jesús igualó el cuidado de Dios por el hombre con el cuidado de un padre amoroso por el bienestar de los hijos que dependen de él, y convirtió luego esta enseñanza en la piedra angular de su religión. Y así, la doctrina de la paternidad de Dios hizo imperativa la práctica de la hermandad del hombre. La adoración a Dios y el servicio al hombre se convirtieron en la esencia de su religión. Jesús tomó lo mejor de la religión judía y lo integró en el valioso conjunto de las nuevas enseñanzas del evangelio del reino.
159:5.8 (1769.10) Jesús introdujo el espíritu de la acción positiva en las doctrinas pasivas de la religión judía. Sustituyó la sumisión negativa a unos requisitos ceremoniales por la acción positiva que su nueva religión exigía a los que la aceptaban. La religión de Jesús no consistía simplemente en creer, sino en hacer las cosas que mandaba el evangelio. No enseñó que la esencia de su religión fuera el servicio social, sino que el servicio social era una de las consecuencias seguras de poseer el espíritu de la verdadera religión.
159:5.9 (1770.1) Jesús no vacilaba en apropiarse de la mejor mitad de un pasaje de las Escrituras y rechazar al mismo tiempo la parte inferior. Su gran exhortación, «Ama a tu prójimo como a ti mismo», la tomó del pasaje de las Escrituras que dice: «No te vengarás de los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo». Jesús adoptó la parte positiva de este pasaje y rechazó la negativa. Se oponía incluso a la no resistencia negativa o puramente pasiva, como cuando dijo: «Si un enemigo te golpea en una mejilla, no te quedes mudo y pasivo, sino preséntale la otra mejilla con actitud positiva; es decir, haz activamente todo lo posible por sacar a tu hermano errado del mal camino y llevarlo hacia el camino mejor de una vida recta». Jesús animaba a sus seguidores a reaccionar de forma dinámica y positiva en todas las situaciones de la vida. El hecho de presentar la otra mejilla, o cualquier otro gesto de este tipo, requiere iniciativa y supone una expresión vigorosa, activa y valerosa de la personalidad del creyente.
159:5.10 (1770.2) Jesús no aconsejaba a sus seguidores que se sometieran negativamente a los ultrajes de quienes abusan intencionadamente de los partidarios de la no resistencia al mal, sino que fueran sensatos y estuvieran alerta para responder de forma rápida y positiva haciendo todo lo posible por vencer al mal con el bien. No olvidéis que el verdadero bien es invariablemente más poderoso que el mal más maligno. El Maestro enseñó esta norma positiva de rectitud: «Todo aquel que quiera ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, que asuma todas sus responsabilidades de cada día y que me siga». Y él mismo vivió así, pues «anduvo haciendo el bien». Este aspecto del evangelio fue bien ilustrado por las muchas parábolas que contó más adelante a sus seguidores. No exhortó nunca a sus discípulos a soportar pacientemente sus obligaciones, sino a asumir con entusiasmo y energía la totalidad de sus responsabilidades humanas y sus privilegios divinos en el reino de Dios.
159:5.11 (1770.3) Cuando Jesús recomendó a sus apóstoles que si alguien les quitaba injustamente la capa le ofrecieran la túnica, no quería decir que ofrecieran literalmente su otra prenda de vestir. Quería ilustrar la idea de hacer algo positivo por salvar al malhechor en lugar de seguir el viejo principio de la represalia, el «ojo por ojo» que no resuelve nada. Jesús aborrecía tanto la idea de vengarse como la de resignarse a ser un simple sufridor o víctima pasiva de la injusticia. Ese día les enseñó las tres maneras de enfrentarse al mal y resistirse a él:
159:5.12 (1770.4) 1. Devolver mal por mal, un método positivo pero injustificable.
159:5.13 (1770.5) 2. Sufrir el mal sin queja y sin resistencia, un método puramente negativo.
159:5.14 (1770.6) 3. Devolver bien por mal, afirmar la voluntad de convertirse así en dueño de la situación, de vencer al mal con el bien, un método bueno y positivo.
159:5.15 (1770.7) Uno de los apóstoles preguntó una vez: «Maestro, ¿qué debería hacer si un extraño me forzara a llevar su carga durante una milla?». Jesús contestó: «No te sientes y sueltes un suspiro de alivio mientras se lo reprochas al extraño para tus adentros. Esas actitudes pasivas no conducen a la justicia. Si no se te ocurre nada más positivo que hacer, puedes al menos llevar la carga otra milla más. Seguro que así darás que pensar a ese extraño injusto e impío».
159:5.16 (1770.8) Los judíos habían oído hablar de un Dios que perdonaría a los pecadores arrepentidos e intentaría olvidar sus delitos, pero hasta que llegó Jesús los hombres no habían oído hablar nunca de un Dios que fuera a buscar a la oveja perdida, que tomara la iniciativa de buscar a los pecadores y se regocijara cuando los encontraba dispuestos a volver a la casa del Padre. Jesús dio a sus oraciones este mismo tono positivo característico de su religión y convirtió la regla de oro negativa en una recomendación positiva de equidad humana.
159:5.17 (1771.1) Jesús excluyó sistemáticamente de sus enseñanzas cualquier detalle que pudiera distraer la atención. Evitó el lenguaje florido, los recursos meramente poéticos y los juegos de palabras. Solía encerrar grandes significados en expresiones pequeñas. Para ilustrar sus ideas invertía el significado corriente de muchos términos como sal, levadura, pesca y niños pequeños. Empleaba muy eficazmente la antítesis al comparar, por ejemplo, lo diminuto con lo infinito. Utilizaba imágenes de gran impacto como la del «ciego que guía a otro ciego», pero la fuerza principal de su enseñanza ilustrativa era su naturalidad. Jesús hizo descender la filosofía de la religión del cielo a la tierra. Describía las necesidades elementales del alma con una visión interior nueva y un nuevo otorgamiento de afecto.
159:6.1 (1771.2) La misión de cuatro semanas en la Decápolis tuvo un éxito moderado. Cientos de almas fueron recibidas en el reino y fue una valiosa experiencia para los apóstoles y los evangelistas, que tuvieron que hacer su trabajo sin la inspiración de la presencia personal directa de Jesús.
159:6.2 (1771.3) El viernes 16 de septiembre todo el cuerpo de evangelizadores se congregó en el parque de Magadán tal como habían convenido de antemano. El día del sabbat se reunió un consejo de más de cien creyentes en el que se consideraron a fondo los futuros planes para extender la obra del reino. Asistieron los mensajeros de David, que informaron sobre la situación de los creyentes en Judea, Samaria, Galilea y regiones colindantes.
159:6.3 (1771.4) Solo unos pocos seguidores de Jesús apreciaban en su justo valor los servicios del inestimable cuerpo de mensajeros. Los mensajeros no solo mantenían en contacto a los creyentes entre sí y con Jesús y los apóstoles en toda Palestina, sino que hicieron también de recaudadores de fondos durante aquel periodo adverso. Reunían el dinero necesario para sustentar a Jesús y sus compañeros y para ayudar a las familias de los doce apóstoles y los doce evangelistas.
159:6.4 (1771.5) Hacia esta época Abner trasladó su centro de operaciones de Hebrón a Belén, donde estaba también el cuartel general de los mensajeros de David en Judea. David mantenía un servicio nocturno de relevos de mensajeros entre Jerusalén y Betsaida. Estos corredores salían de Jerusalén todas las tardes, se relevaban en Sicar y Escitópolis, y llegaban a Betsaida a la hora del desayuno de la mañana siguiente.
159:6.5 (1771.6) Jesús y sus compañeros habían previsto una semana de descanso antes de acometer la última etapa de su obra en favor del reino. Este fue su último descanso, pues la misión en Perea se transformó en una campaña de enseñanza y predicación que duró hasta el momento mismo de su llegada a Jerusalén, el escenario de los episodios finales de la carrera de Jesús en la tierra.
El libro de Urantia
Documento 160
160:0.1 (1772.1) EL DOMINGO 18 de septiembre por la mañana Andrés anunció que no había ningún trabajo previsto para la semana siguiente. Todos los apóstoles, excepto Tomás y Natanael, se fueron a sus casas a ver a sus familias o a estar con sus amigos. Jesús dedicó casi todo el tiempo de esa semana a descansar; en cambio Tomás y Natanael estuvieron muy ocupados intercambiando ideas con un filósofo griego de Alejandría llamado Rodan. Este griego acababa de hacerse discípulo de Jesús siguiendo las enseñanzas de uno de los compañeros de Abner que había llevado a cabo una misión en Alejandría. La gran aspiración de Rodan en ese momento era armonizar su filosofía de vida con las nuevas enseñanzas religiosas de Jesús, y había viajado hasta Magadán con la esperanza de que el Maestro accediera a hablar con él de estos problemas. Deseaba también obtener una versión directa y autorizada del evangelio de labios de Jesús o de uno de sus apóstoles. Aunque el Maestro no quiso participar en las conversaciones con Rodan, lo recibió amablemente y encargó a Tomás y Natanael que escucharan todo lo que tuviera que decir y que ellos a su vez le hablaran del evangelio.
160:1.1 (1772.2) El lunes por la mañana temprano Rodan inició el primero de una serie de diez coloquios con Natanael, Tomás y un grupo de una veintena de creyentes que se encontraban casualmente en Magadán. Estas charlas, resumidas, combinadas y expresadas en lenguaje moderno, plantean las reflexiones siguientes:
160:1.2 (1772.3) La vida humana se compone de tres grandes estímulos: impulsos, deseos y alicientes. Solo se puede adquirir un carácter fuerte, una personalidad dominante, cuando se convierten los impulsos naturales de la vida en el arte social del vivir y se transforman los deseos presentes en anhelos más altos capaces de logros duraderos. Al mismo tiempo hay que elevar el aliciente común de la existencia desde las propias ideas convencionales y establecidas hasta los campos más altos de las ideas no exploradas y los ideales no descubiertos.
160:1.3 (1772.4) Cuanto más compleja se vuelva la civilización, más difícil será el arte de vivir. Cuanto más rápidos sean los cambios en los usos sociales, más complicada será la tarea de desarrollar el carácter. La humanidad tiene que volver a aprender cada diez generaciones el arte de vivir para seguir progresando. Y si el hombre se vuelve tan ingenioso que aumenta más deprisa las complejidades de la sociedad, necesitará volver a aprender el arte de vivir en menos tiempo, quizás en cada generación. Si la evolución del arte de vivir no logra progresar al ritmo de la técnica de la existencia, la humanidad volverá rápidamente al simple impulso de vivir, de satisfacer los deseos del presente. Y así, la humanidad seguirá siendo inmadura, no logrará alcanzar su plena madurez.
160:1.4 (1773.1) La madurez social equivale a la medida en que el hombre está dispuesto a renunciar a sus meros deseos pasajeros e inmediatos para cultivar aspiraciones superiores, y es en la lucha por lograr estos anhelos donde encuentra las satisfacciones más abundantes del avance progresivo hacia metas permanentes. Pero el verdadero distintivo de la madurez social es la voluntad de un pueblo de renunciar a su derecho a vivir tranquilo y satisfecho bajo el cómodo señuelo de las ideas convencionales y las creencias establecidas para movilizar sus energías tras el reclamo inquietante de las posibilidades inexploradas de alcanzar metas no descubiertas de realidades espirituales idealistas.
160:1.5 (1773.2) Los animales responden noblemente al impulso de la vida, pero solo el hombre puede alcanzar el arte de vivir, aunque la mayor parte de la humanidad se limite de hecho a experimentar el impulso animal de vivir. Los animales solo conocen este impulso ciego e instintivo; el hombre es capaz de trascender ese impulso de las funciones naturales. El hombre puede elegir vivir en el plano elevado del arte inteligente, e incluso en el de la alegría celestial y el éxtasis espiritual. Los animales no se preguntan cuál es el propósito de la vida, por eso nunca se preocupan ni tampoco se suicidan. El suicidio entre los hombres atestigua que estos seres han emergido de la etapa de existencia puramente animal y también que los esfuerzos exploratorios de dichos seres humanos no han logrado alcanzar los niveles en los que la experiencia mortal se vuelve arte. Los animales no conocen el significado de la vida. El hombre no solo posee la capacidad de reconocer los valores y comprender los significados, sino que tiene también consciencia del significado de los significados: es consciente de su propia comprensión.
160:1.6 (1773.3) Cuando los hombres se atreven a abandonar una vida de ansias naturales por otra de arte aventurado y lógica incierta, deben saber que se exponen a los correspondientes trastornos emocionales —conflictos, infelicidad e incertidumbre— al menos hasta el momento en que alcancen algún grado de madurez intelectual y emocional. El desaliento, la preocupación y la indolencia son prueba inconfundible de inmadurez moral. La sociedad humana se enfrenta a dos problemas: lograr la madurez del individuo y lograr la madurez de la raza. El ser humano maduro empieza enseguida a considerar a todos los demás mortales con sentimientos de ternura y emociones de tolerancia. Los hombres maduros ven a los inmaduros con el amor y la consideración que los padres muestran por sus hijos.
160:1.7 (1773.4) El éxito en la vida no es ni más ni menos que el arte de saber utilizar métodos fiables para solucionar problemas corrientes. El primer paso para solucionar cualquier problema es localizar la dificultad, aislar el problema y reconocer francamente su naturaleza y gravedad. Cuando los problemas de la vida despiertan nuestros temores profundos, el gran error es que nos neguemos a reconocerlos. De igual modo, cuando reconocer nuestras dificultades supone moderar nuestra hinchada vanidad, admitir que somos envidiosos o abandonar prejuicios profundamente arraigados, la persona media prefiere aferrarse a sus viejas ilusiones de seguridad y a los falsos sentimientos de protección que lleva tanto tiempo cultivando. Solo una persona valiente está dispuesta a admitir honradamente lo que descubre una mente lógica y sincera y a enfrentarse a ello sin temor.
160:1.8 (1773.5) La solución sensata y efectiva de cualquier problema exige una mente libre de sesgo, de pasión y de todos los demás prejuicios puramente personales que pudieran interferir en el estudio imparcial de los factores reales que constituyen el problema a resolver. La solución de los problemas de la vida requiere valor y sinceridad. Solo las personas honradas y valerosas son capaces de avanzar valientemente por el confuso y desconcertante laberinto del vivir hasta donde las lleve la lógica de una mente sin miedo. Y esta emancipación de la mente y el alma nunca puede producirse sin la fuerza impulsora de un entusiasmo inteligente rayano en el fervor religioso. Se necesita el aliciente de un gran ideal para impulsar al hombre en pos de una meta erizada de arduos problemas materiales y múltiples riesgos intelectuales.
160:1.9 (1774.1) Aunque estéis bien armados para afrontar las situaciones difíciles de la vida, no esperéis triunfar si no poseéis la sabiduría mental y el encanto personal necesarios para ganaros el apoyo y la cooperación sincera de vuestros semejantes. No podéis aspirar a grandes éxitos en el trabajo, ni religioso ni secular, a menos que aprendáis a persuadir a vuestros semejantes, a convencer a los demás. El tacto y la tolerancia son indispensables.
160:1.10 (1774.2) Pero el mejor de todos los métodos de resolver problemas lo he aprendido de Jesús, vuestro Maestro. Me refiero a lo que él practica con tanta perseverancia y tan fielmente os ha enseñado: la meditación adoradora en soledad. En esta costumbre de Jesús de retirarse con frecuencia a comulgar con el Padre del cielo se halla el medio que nos permite, no solo cobrar fuerzas y sabiduría para los conflictos ordinarios del vivir, sino también apropiarnos de la energía necesaria para solucionar los problemas más altos de naturaleza moral y espiritual. Sin embargo, los métodos correctos de resolver problemas no pueden por sí mismos contrarrestar los defectos inherentes de la personalidad ni compensar la falta de hambre y sed de verdadera rectitud.
160:1.11 (1774.3) Me impresiona profundamente la costumbre de Jesús de marcharse a solas para estudiar en solitario los problemas del vivir; para buscar nuevas reservas de energía y sabiduría con que afrontar las múltiples demandas del servicio social; para avivar y profundizar el propósito supremo del vivir mediante el sometimiento efectivo de su personalidad total a la consciencia del contacto con la divinidad; para buscar métodos nuevos y mejores de adaptarse a las situaciones siempre cambiantes de la existencia viva; para reajustar y reconstruir vitalmente las actitudes personales que son esenciales para una comprensión profunda de todo lo que es válido y real. Y hacerlo todo con la sola mira de la gloria de Dios, pronunciando sinceramente la oración preferida de vuestro Maestro: «Que no se haga mi voluntad sino la tuya».
160:1.12 (1774.4) Esta práctica de adoración de vuestro Maestro aporta la relajación que renueva la mente, la iluminación que inspira el alma, el valor para afrontar los propios problemas, la comprensión de uno mismo que oblitera el miedo debilitador y la consciencia de unión con la divinidad que proporciona al hombre la seguridad necesaria para atreverse a ser como Dios. El relajamiento que produce la adoración o comunión espiritual tal como la practica el Maestro alivia tensiones, elimina conflictos y aumenta poderosamente los recursos totales de la personalidad. Toda esta filosofía, más el evangelio del reino, constituye la nueva religión tal como yo la entiendo.
160:1.13 (1774.5) Los prejuicios ciegan el alma y le impiden reconocer la verdad. Los prejuicios solo se pueden eliminar mediante la entrega sincera del alma a la adoración de una causa que abarque e incluya a todos nuestros semejantes. Los prejuicios están inseparablemente unidos al egoísmo y solo se pueden superar cuando se abandona la búsqueda de uno mismo y se sustituye por la búsqueda de la satisfacción de servir a una causa que no solo es más grande que uno, sino más grande incluso que toda la humanidad: la búsqueda de Dios, el logro de la divinidad. La prueba de madurez de la personalidad consiste en transformar el deseo humano en una búsqueda constante de la realización de los valores más altos y más divinamente reales.
160:1.14 (1774.6) En un mundo que cambia sin cesar y en medio de un orden social en evolución, es imposible mantener metas de destino asentadas y establecidas. Solo pueden experimentar la estabilidad de la personalidad quienes han descubierto y abrazado al Dios vivo como meta eterna del logro infinito. Para transferir así su meta del tiempo a la eternidad, de la tierra al Paraíso, de lo humano a lo divino, es necesario que el hombre se regenere, se convierta, nazca de nuevo; que se convierta en el hijo recreado del espíritu divino; que consiga entrar en la hermandad del reino de los cielos. Todas las filosofías y religiones que estén por debajo de estos ideales son inmaduras. La filosofía que yo enseño, unida al evangelio que vosotros predicáis, representa la nueva religión de la madurez, el ideal de todas las generaciones futuras. Y esto es verdad porque nuestro ideal es final, infalible, eterno, universal, absoluto e infinito.
160:1.15 (1775.1) Mi filosofía me impulsó a buscar las realidades del verdadero logro, la meta de la madurez, pero era un deseo impotente. Mi búsqueda carecía de fuerza motriz, mis indagaciones adolecían de falta de rumbo. Estas deficiencias han sido suplidas con creces por el nuevo evangelio de Jesús, que ha esclarecido las percepciones, elevado los ideales y estabilizado las metas. Y ahora, sin más dudas ni recelos, puedo emprender de todo corazón la aventura eterna.
160:2.1 (1775.2) Los mortales solo tienen dos modos de vivir juntos: el modo material o animal y el modo espiritual o humano. Los animales son capaces de comunicarse entre sí de modo limitado mediante signos y sonidos. Pero esas formas de comunicación no transmiten significados, ideas ni valores. La única diferencia entre el hombre y el animal es que el hombre puede comunicarse con sus semejantes por medio de símbolos que designan e identifican con toda certeza significados, ideas, valores e incluso ideales.
160:2.2 (1775.3) Los animales, al no poder comunicarse ideas entre sí, no pueden desarrollar una personalidad. En cambio el hombre desarrolla su personalidad porque se puede comunicar con sus semejantes tanto sobre ideas como sobre ideales.
160:2.3 (1775.4) Esta capacidad de comunicar y compartir significados es lo que constituye la cultura humana y permite al hombre, mediante asociaciones sociales, construir civilizaciones. El conocimiento y la sabiduría se vuelven acumulativos gracias a la capacidad del hombre de comunicar estas adquisiciones a las generaciones siguientes, y surgen así las actividades culturales de la raza: el arte, la ciencia, la religión y la filosofía.
160:2.4 (1775.5) La comunicación mediante símbolos entre los seres humanos predetermina la aparición de grupos sociales. El más efectivo de todos los grupos sociales es la familia, y más concretamente los dos padres. El afecto personal es el lazo espiritual que mantiene la unión en estas asociaciones materiales. Una relación tan efectiva se puede dar también entre dos personas del mismo sexo, como se ve con frecuencia en la entrega mutua de las amistades auténticas.
160:2.5 (1775.6) Estas asociaciones basadas en la amistad y el afecto mutuo son socializadoras y ennoblecedoras porque alientan y facilitan los siguientes factores esenciales de los niveles superiores del arte de vivir:
160:2.6 (1775.7) 1. La mutua expresión y comprensión. Muchos nobles impulsos humanos mueren porque no hay nadie que escuche a quien los expresa. En verdad no es bueno que el hombre esté solo. Para el desarrollo del carácter humano es esencial que exista algún grado de reconocimiento y cierta cantidad de aprecio. Sin el amor genuino de un hogar, ningún niño puede conseguir el desarrollo pleno de un carácter normal. El carácter es algo más que mera mente y moralidad. De todas las relaciones sociales pensadas para desarrollar el carácter, la más efectiva e ideal es la amistad afectuosa y comprensiva del hombre y la mujer en el abrazo mutuo de un matrimonio inteligente. El matrimonio, con sus múltiples relaciones, está inmejorablemente diseñado para hacer surgir los valiosos impulsos y las motivaciones superiores que son indispensables para el desarrollo de un carácter fuerte. No vacilo en glorificar así la vida de familia, pues vuestro Maestro ha elegido sabiamente la relación padre-hijo como piedra angular de este nuevo evangelio del reino. Y esa incomparable comunidad de relaciones, el hombre y la mujer en el abrazo cariñoso de los ideales más elevados del tiempo, es una experiencia tan valiosa y satisfactoria que vale la pena cualquier precio, cualquier sacrificio para conseguirla.
160:2.7 (1776.1) 2. La unión de las almas, la movilización de la sabiduría. Todo ser humano adquiere tarde o temprano cierto concepto de este mundo y cierta visión del siguiente. Por otra parte, es posible unir estos puntos de vista sobre la existencia temporal y las perspectivas eternas mediante la asociación de personalidades, de modo que los valores espirituales de una de las mentes se vean aumentados por una parte importante de la comprensión de la otra. Los hombres enriquecen así su alma poniendo en común sus respectivas posesiones espirituales. Y esto además ayuda al hombre a sortear el riesgo permanente de caer en visiones distorsionadas, puntos de vista prejuiciados y juicios estrechos. El miedo, la envidia y la vanidad solo se evitan gracias al contacto íntimo con otras mentes. Llamo vuestra atención sobre el hecho de que el Maestro no os envía nunca solos a trabajar para extender el reino, siempre os envía de dos en dos. Y puesto que la sabiduría es un superconocimiento, cuando el grupo social, grande o pequeño, une su sabiduría, comparte automáticamente todo el conocimiento.
160:2.8 (1776.2) 3. El entusiasmo por vivir. El aislamiento tiende a agotar la carga de energía del alma. La asociación con nuestros semejantes es esencial para renovar el entusiasmo por la vida y es indispensable para alimentar el valor necesario en las batallas que conlleva el ascenso a los niveles más altos del vivir humano. La amistad realza las alegrías y glorifica los triunfos de la vida. Las asociaciones humanas íntimas y amorosas tienden a quitar tristeza al sufrimiento y amargura a las privaciones. La presencia de un amigo realza toda belleza y exalta toda bondad. El hombre puede avivar y ampliar mediante símbolos inteligentes las capacidades apreciativas de sus amigos. Una de las glorias supremas de la amistad humana es este poder y esta posibilidad de estimulación mutua de la imaginación. Hay un gran poder espiritual inherente a la consciencia de una entrega incondicional a una causa común, de la mutua lealtad a una Deidad cósmica.
160:2.9 (1776.3) 4. La mejor defensa contra todo mal. La asociación de personalidades y el afecto mutuo son un seguro eficaz contra el mal. Las dificultades, la pena, la decepción y la derrota son más dolorosas y descorazonadoras cuando se sufren a solas. La asociación no transforma el mal en rectitud, pero ayuda mucho a aliviar sus heridas. Como dijo vuestro Maestro: «Bienaventurados los que se lamentan»... si tienen un amigo a mano para consolarlos. Hay una fuerza positiva en el conocimiento de que vivís para el bienestar de los demás y que los demás viven igualmente para vuestro bienestar y vuestro progreso. El hombre languidece en el aislamiento. Los seres humanos se desaniman inevitablemente cuando ven solo los movimientos transitorios del tiempo. El presente se vuelve exasperantemente trivial cuando está separado del pasado y del futuro. Solo vislumbrar el círculo de la eternidad puede inspirar al hombre a esforzarse al máximo e incitar a lo mejor que hay en él a darlo todo. Y cuando el hombre pone así lo mejor de sí mismo, vive con toda generosidad para el bien de los demás, sus compañeros de viaje en el tiempo y la eternidad.
160:2.10 (1777.1) Repito que esta asociación inspiradora y ennoblecedora encuentra sus posibilidades ideales en la relación del matrimonio humano. Es verdad que se logra mucho fuera del matrimonio y que muchísimos matrimonios no consiguen producir en absoluto esos frutos morales y espirituales. Las parejas que contraen matrimonio buscan demasiadas veces otros valores más bajos que estos corolarios superiores de la madurez humana. El matrimonio ideal tiene que estar fundamentado en algo más estable que las fluctuaciones del sentimiento y la volubilidad de la mera atracción sexual; tiene que basarse en una entrega personal mutua y auténtica. Y si lográis construir así pequeñas unidades de asociación humana fiables y efectivas, cuando estas se reúnan en un conjunto, el mundo contemplará una estructura social grande y glorificada, la civilización de la madurez de los mortales. Una raza así podría empezar a hacer realidad una parte del ideal de vuestro Maestro de «paz en la tierra y buena voluntad entre los hombres». Una sociedad así no sería perfecta ni estaría enteramente libre de mal, pero al menos se acercaría a la estabilización de la madurez.
160:3.1 (1777.2) El esfuerzo por conseguir la madurez exige trabajo, y el trabajo requiere energía. ¿De dónde sale el poder para realizar todo esto? Las cosas físicas se pueden dar por sentadas, pero el Maestro ha dicho con verdad que «no solo de pan vive el hombre». En el supuesto de poseer un cuerpo normal y una salud razonablemente buena, hay que buscar los alicientes que estimulen el despertar de las fuerzas espirituales adormecidas del hombre. Si Jesús nos ha enseñado que Dios vive en el hombre, ¿cómo podemos inducir al hombre a liberar estos poderes de la divinidad y la infinitud ligados a su alma? ¿Cómo induciremos a los hombres a dejar obrar a Dios de modo que pueda brotar y refrescar nuestra propia alma al pasar hacia el exterior para esclarecer, elevar y bendecir a otras innumerables almas? ¿Cuál es la mejor manera de despertar los poderes latentes del bien que yacen dormidos en vuestras almas? De una cosa estoy seguro: la excitación de las emociones no es el estímulo espiritual ideal. La excitación no aumenta la energía, más bien agota las fuerzas del cuerpo y de la mente. ¿De dónde viene entonces la energía para hacer estas grandes cosas? Observad a vuestro Maestro. En este mismo momento está allá fuera en las colinas recibiendo fuerza mientras nosotros estamos aquí gastando energía. El secreto de todo este problema está oculto en la comunión espiritual, en la adoración. Desde el punto de vista humano se trata de combinar la meditación y la relajación. La meditación pone a la mente en contacto con el espíritu, la relajación establece la capacidad de receptividad espiritual. Y este intercambio de debilidad por fuerza, de miedo por valor, de la mente del yo por la voluntad de Dios, constituye la adoración. Al menos así es como lo considera el filósofo.
160:3.2 (1777.3) Cuando estas experiencias se repiten con frecuencia cristalizan en hábitos. Estos hábitos de adoración dan fuerza y se traducen a la larga en la formación de un carácter espiritual que acaba siendo reconocido por nuestros semejantes como una personalidad madura. Estas prácticas son difíciles al principio y llevan mucho tiempo, pero cuando se vuelven habituales se convierten en fuente de descanso y ahorran tiempo. Cuanto más compleja se vuelva la sociedad, cuanto más se multipliquen los alicientes de la civilización, con más urgencia necesitarán las personas conocedoras de Dios adquirir estos hábitos protectores para poder conservar y aumentar sus energías espirituales.
160:3.3 (1778.1) Otro requisito para lograr madurez es la adaptación cooperativa de los grupos sociales a un entorno en cambio permanente. El individuo inmaduro despierta el antagonismo de sus semejantes; el hombre maduro se gana la cooperación cordial de sus compañeros y multiplica así considerablemente los frutos de sus esfuerzos en la vida.
160:3.4 (1778.2) Mi filosofía me dice que, en caso necesario, hay momentos en los que debo luchar por defender mi concepto de la rectitud, pero estoy seguro de que la personalidad más madura del Maestro no tendría ninguna dificultad en ganarse amablemente al adversario con su actitud superior e irresistible de tacto y tolerancia. Cuando luchamos por lo correcto es muy frecuente que tanto el vencedor como el vencido acaben derrotados. Ayer mismo oí decir al Maestro que «cuando un hombre sabio intenta entrar por una puerta cerrada no rompe la puerta sino que busca la llave». Demasiadas veces nos ponemos a luchar solo para convencernos de que no tenemos miedo.
160:3.5 (1778.3) Este nuevo evangelio del reino presta un gran servicio al arte de vivir porque proporciona un nuevo incentivo más rico para una forma de vida más alta. Presenta una meta de destino nueva y excelsa, un propósito supremo para la vida. Y estos nuevos conceptos de la meta eterna y divina de la existencia son en sí mismos estímulos trascendentes que provocan la reacción de lo mejor que hay en la naturaleza más alta del hombre. En la cima de todo pensamiento intelectual se encuentra reposo para la mente, fuerza para el alma y comunión para el espíritu. Desde esa perspectiva ventajosa del vivir elevado, el hombre es capaz de trascender las irritaciones materiales de los niveles más bajos del pensamiento: la preocupación, los celos, la envidia, la venganza y el orgullo de una personalidad inmadura. Las almas que escalan a esas alturas se liberan así de una multitud de conflictos enredados a contracorriente en las nimiedades del vivir y se hacen libres para tomar consciencia de las corrientes superiores de los conceptos de espíritu y de comunicación celestial. Pero el propósito de la vida debe ser celosamente protegido contra la tentación de buscar logros fáciles y pasajeros e inmunizado cuidadosamente contra los peligros desastrosos del fanatismo.
160:4.1 (1778.4) Mientras tenéis la vista puesta en alcanzar las realidades eternas debéis atender también a las necesidades de la vida temporal. El espíritu es nuestra meta, pero la carne es un hecho. Las cosas que necesitamos para vivir puede que caigan alguna vez en nuestras manos por casualidad, pero en general tenemos que trabajar inteligentemente para obtenerlas. Los dos problemas principales de la vida son ganarse la vida temporal y lograr la supervivencia eterna, pero incluso para encontrar la solución ideal del problema de ganarse la vida también es necesaria la religión. Ambos problemas son muy personales. De hecho, la verdadera religión no es operativa separadamente del individuo.
160:4.2 (1778.5) Estos son los factores esenciales de la vida temporal tal como yo los veo:
160:4.3 (1778.6) 1. Una buena salud física.
160:4.4 (1778.7) 2. Un pensamiento claro y limpio.
160:4.5 (1778.8) 3. Capacidad y destreza.
160:4.6 (1778.9) 4. Riqueza: los bienes de la vida.
160:4.7 (1778.10) 5. Capacidad de soportar la derrota.
160:4.8 (1778.11) 6. Cultura: educación y sabiduría.
160:4.9 (1779.1) Incluso los problemas físicos de salud y buen funcionamiento corporal se solucionan mejor cuando se consideran desde el punto de vista religioso de las enseñanzas de nuestro Maestro: el cuerpo y la mente del hombre son la morada del don de los Dioses, el espíritu de Dios que se va convirtiendo en el espíritu del hombre. La mente del hombre se convierte así en la mediadora entre las cosas materiales y las realidades espirituales.
160:4.10 (1779.2) Hay que ser inteligentes para conseguir nuestra porción de las cosas deseables de la vida. Quien da por hecho que se hará rico a base de hacer fielmente su trabajo diario está muy equivocado. Salvo en casos excepcionales de enriquecimiento casual, es evidente que las recompensas materiales de la vida temporal fluyen por ciertos canales bien organizados, y solo los que tienen acceso a esos canales pueden esperar ser bien recompensados por sus esfuerzos temporales. La pobreza será siempre el destino de todos los que buscan la riqueza en canales aislados e individuales. Por eso lo más importante para prosperar en el mundo es una planificación acertada. No basta con entregarnos a nuestro trabajo para triunfar, sino que necesitamos actuar en alguno de los canales de la riqueza material. Si no obráis con acierto puede que entreguéis la vida a vuestra generación sin recompensa material alguna, en cambio si entráis por casualidad en el flujo de riqueza, podréis nadar en el lujo sin haber hecho nada útil por vuestros semejantes.
160:4.11 (1779.3) La capacidad se hereda mientras que la destreza se adquiere. La vida no es real para quien no sepa hacer bien —de forma competente— al menos una cosa. La destreza es una de las fuentes reales de satisfacción en la vida. La capacidad implica el don de la previsión, visión a largo plazo. No os dejéis engañar por tentadoras recompensas a la falta de honradez; estad dispuestos a trabajar duro por las ganancias que reporta a la larga el esfuerzo honrado. El hombre sabio es capaz de distinguir entre fines y medios. Por otra parte, planificar el futuro en exceso puede hacer fracasar los elevados objetivos del propio empeño. Como buscadores de placeres deberíais aspirar siempre a ser productores igual que consumidores.
160:4.12 (1779.4) Entrenad vuestra memoria a mantener como depósito sagrado los episodios valiosos y fortalecedores de la vida, y podréis recordarlos a voluntad para vuestro placer y edificación. Construid así, para vosotros y en vosotros, un museo de belleza, bondad y grandeza artística. Los recuerdos más nobles que podéis atesorar son los grandes momentos de una profunda amistad. Todos estos tesoros de la memoria irradian sus influencias más preciosas y exaltadoras bajo el toque liberador de la adoración espiritual.
160:4.13 (1779.5) Pero la vida se convertirá en una carga si no aprendéis a fracasar con elegancia. Aceptar las derrotas es un arte, y las almas nobles lo adquieren siempre. Hay que saber perder con alegría y no tener miedo a las decepciones. No dudéis nunca en admitir un fracaso, no intentéis disimularlo con sonrisas engañosas ni ocultarlo tras un radiante optimismo. Queda bien aparentar que triunfamos en todo, pero los resultados finales son deplorables. Esa actitud conduce directamente a la creación de un mundo irreal y al derrumbamiento inevitable de la desilusión final.
160:4.14 (1779.6) El éxito puede generar valor y promover confianza, pero la sabiduría solo nace de la experiencia de adaptarse a los resultados de los propios fracasos. Los hombres que prefieren las ilusiones optimistas a la realidad nunca llegarán a ser sabios. Solo los que afrontan los hechos y los adaptan a los ideales pueden conseguir sabiduría. La sabiduría abarca tanto hechos como ideales y por eso libra a quienes la practican de los dos extremos estériles de la filosofía: el idealista que descarta los hechos y el materialista desprovisto de perspectiva espiritual. Las almas tímidas que no saben luchar en la vida sin apoyarse continuamente en falsas ilusiones de éxito están condenadas al fracaso y a la derrota cuando despierten por fin del mundo ilusorio de sus propias imaginaciones.
160:4.15 (1780.1) Y a la hora de enfrentarse al fracaso y adaptarse a la derrota es cuando la visión de gran alcance de la religión ejerce su influencia suprema. En la experiencia del hombre que busca a Dios y se ha embarcado en la aventura eterna de explorar un universo, el fracaso es simplemente un episodio educativo, un experimento cultural en la adquisición de sabiduría. Para estos hombres la derrota solo es un instrumento más en su empeño por conseguir niveles más altos de realidad universal.
160:4.16 (1780.2) La carrera de un hombre que busca a Dios puede resultar un gran éxito a la luz de la eternidad aunque su vida temporal pueda parecer un fracaso aplastante, siempre que cada fracaso de su vida le haya servido para cultivar la sabiduría y el logro de espíritu. No cometáis el error de confundir conocimiento, cultura y sabiduría. Los tres están relacionados en la vida, pero representan valores de espíritu muy diferentes. La sabiduría domina siempre al conocimiento y glorifica siempre a la cultura.
160:5.1 (1780.3) Me habéis dicho que para vuestro Maestro la auténtica religión humana es la experiencia del individuo con las realidades espirituales. Para mí, la religión es la experiencia del hombre que reacciona ante algo que considera digno del homenaje y la entrega de toda la humanidad. En este sentido la religión simboliza nuestra entrega suprema a aquello que representa nuestro concepto más alto de los ideales de la realidad y el límite máximo que pueden alcanzar nuestras mentes en su búsqueda de las posibilidades eternas de logro espiritual.
160:5.2 (1780.4) Cuando los hombres reaccionan ante la religión en sentido tribal, nacional o racial, es porque consideran que los de fuera de su grupo no son verdaderamente humanos. Nosotros consideramos siempre que el objeto de nuestra lealtad religiosa es digno de ser reverenciado por todos los hombres. La religión no puede ser nunca una mera cuestión de creencia intelectual o razonamiento filosófico. La religión es siempre y para siempre un modo de reaccionar ante las situaciones de la vida; es una forma de comportamiento. La religión consiste en pensar, sentir y actuar reverentemente hacia alguna realidad que consideramos digna de adoración universal.
160:5.3 (1780.5) Si en vuestra experiencia algo se ha convertido en religión, es evidente que os habéis convertido ya en evangelistas activos de esa religión puesto que consideráis que el concepto supremo de vuestra religión es digno de la adoración de toda la humanidad, de todas las inteligencias del universo. Si no sois evangelistas convencidos y misioneros de vuestra religión, os engañáis a vosotros mismos en el sentido de que aquello que llamáis religión no es más que una creencia tradicional o un mero sistema de filosofía intelectual. Si vuestra religión es una experiencia espiritual, el objeto de vuestra adoración debe ser la realidad universal de espíritu y el ideal de todos vuestros conceptos espiritualizados. Llamo religiones intelectuales a todas las que se fundamentan en el miedo, la emoción, la tradición y la filosofía, y llamaría religiones verdaderas a las fundamentadas en la verdadera experiencia de espíritu. El objeto de la devoción religiosa puede ser material o espiritual, verdadero o falso, real o irreal, humano o divino. Por eso las religiones pueden ser buenas o malas.
160:5.4 (1780.6) La moralidad y la religión no son necesariamente lo mismo. Cuando un sistema de moralidad adopta un objeto de adoración puede convertirse en una religión. Cuando una religión pierde su llamamiento universal a la lealtad y a la devoción suprema puede transformarse en un sistema de filosofía o en un código de moralidad. Esa cosa, ser, estado, orden de existencia o posibilidad de logro que constituye el ideal supremo de la lealtad religiosa y es el receptor de la devoción religiosa de los adoradores es Dios. Bajo cualquier nombre que se le atribuya, este ideal de realidad de espíritu es Dios.
160:5.5 (1781.1) Lo que caracteriza socialmente a una verdadera religión es el hecho invariable de intentar convertir al individuo y transformar al mundo. La religión implica la existencia de ideales no descubiertos que trascienden en mucho las normas éticas y morales conocidas e incorporadas a los usos sociales, incluso los más altos, de las instituciones más maduras de la civilización. La religión aspira a alcanzar ideales no descubiertos, realidades inexploradas, valores sobrehumanos, sabiduría divina y verdadero logro de espíritu. La verdadera religión hace todo esto; todas las demás creencias no son dignas de este nombre. No podéis tener una auténtica religión espiritual sin el ideal supremo y elevado de un Dios eterno. Una religión sin este Dios es una invención del hombre, una institución humana de creencias intelectuales sin vida y ceremonias emocionales sin sentido. Una religión puede pretender tener un gran ideal como objeto de su devoción, pero esos ideales irreales son inalcanzables y el concepto, ilusorio. Los únicos ideales que puede alcanzar el hombre son las realidades divinas de los valores infinitos que residen en el hecho espiritual del Dios eterno.
160:5.6 (1781.2) La palabra Dios, la idea de Dios en contraposición con el ideal de Dios, puede convertirse en parte de cualquier religión, por muy falsa o pueril que sea esa religión. Y los que conciben esa idea de Dios pueden diseñarla a su gusto. Las religiones inferiores modelan sus ideas de Dios para satisfacer el estado natural del corazón humano; las religiones superiores exigen que el corazón humano cambie para satisfacer las demandas de los ideales de la verdadera religión.
160:5.7 (1781.3) La religión de Jesús trasciende todos nuestros conceptos anteriores de la idea de adoración en el sentido de que no solo describe a su Padre como el ideal de la realidad infinita, sino que declara categóricamente que esta fuente divina de valores y este centro eterno del universo es verdadera y personalmente alcanzable por cada criatura mortal que elija entrar en el reino de los cielos en la tierra y reconozca de ese modo que acepta la filiación con Dios y la hermandad con el hombre. En mi opinión, este es el concepto más elevado de religión que ha conocido jamás el mundo, y sostengo que no podrá haber nunca un concepto más alto, puesto que este evangelio abarca la infinitud de las realidades, la divinidad de los valores y la eternidad de los logros universales. Un concepto así constituye la consecución de la experiencia del idealismo de lo supremo y lo último.
160:5.8 (1781.4) Además de sentirme atraído por los consumados ideales de esta religión de vuestro Maestro, siento el fuerte impulso de confesar que le creo cuando nos anuncia que podemos alcanzar estos ideales de las realidades de espíritu; que vosotros y yo podemos emprender esta larga y eterna aventura bajo su garantía de que acabaremos llegando con toda seguridad a los portales del Paraíso. Hermanos, soy creyente, me he embarcado, voy de camino con vosotros en esta aventura eterna. El Maestro dice que vino del Padre y que nos mostrará el camino. Estoy persuadido de que dice la verdad. Estoy definitivamente convencido de que no se pueden alcanzar ideales de realidad ni valores de perfección fuera del Padre Universal y eterno.
160:5.9 (1781.5) Vengo pues a adorar no solo al Dios de las existencias, sino al Dios de la posibilidad de todas las existencias futuras. Por lo tanto vuestra entrega a un ideal supremo, si ese ideal es real, debe ser una entrega a este Dios de los universos de seres y cosas presentes, pasados y futuros. Y no hay otro Dios, pues no es posible que haya ningún otro Dios. Todos los demás dioses son productos de la imaginación, ilusiones de la mente mortal, distorsiones de la falsa lógica e ídolos del autoengaño de sus creadores. Sí, podéis tener una religión sin este Dios, pero no significará nada. Y si intentáis sustituir la realidad de este ideal del Dios vivo por la palabra Dios, solo conseguiréis engañaros a vosotros mismos al poner una idea en el lugar de un ideal, de una realidad divina. Las creencias de este tipo son simples religiones quiméricas.
160:5.10 (1782.1) En las enseñanzas de Jesús encuentro la mejor expresión de la religión. Este evangelio nos da la posibilidad de buscar al Dios verdadero y encontrarlo. Pero ¿estamos dispuestos a pagar el precio de esta entrada en el reino de los cielos? ¿Estamos dispuestos a nacer de nuevo, a ser rehechos? ¿Estamos dispuestos a someternos al proceso duro y exigente de destrucción del yo y reconstrucción del alma? ¿Acaso no ha dicho el Maestro: «Quien quiera salvar su vida debe perderla. No penséis que he venido a traer la paz, sino más bien una lucha del alma»? Pero también es cierto que después de pagar el precio de la dedicación a la voluntad del Padre experimentamos una gran paz siempre que sigamos caminando por los senderos espirituales de la vida consagrada.
160:5.11 (1782.2) Los alicientes del orden de existencia conocido ya no nos interesan, y estamos plenamente dedicados a buscar los alicientes del orden de existencia desconocido e inexplorado de una vida futura de aventura en los mundos de espíritu del idealismo superior de la realidad divina. Buscamos símbolos de significados para poder trasmitir a nuestros semejantes los conceptos de la realidad del idealismo de la religión de Jesús, y no dejaremos de rezar por el día en que toda la humanidad se conmueva ante la visión común de esta verdad suprema. En este momento nuestro concepto focalizado del Padre, tal como lo tenemos en nuestros corazones, es que Dios es espíritu y tal como lo trasmitimos a nuestros semejantes, es que Dios es amor.
160:5.12 (1782.3) La religión de Jesús exige una experiencia viva y espiritual. Otras religiones podrán consistir en creencias tradicionales, sentimientos emotivos, consciencias filosóficas y todo eso, pero la enseñanza del Maestro exige alcanzar niveles reales de progresión de espíritu.
160:5.13 (1782.4) La consciencia del impulso de ser como Dios no es verdadera religión. Los sentimientos de la emoción de adorar a Dios no son verdadera religión. La convicción consciente de renunciar al yo para servir a Dios no es verdadera religión. La sabiduría de razonar que esta religión es la mejor de todas no es religión como experiencia personal y espiritual. La verdadera religión concierne al destino y a la realidad del logro así como a la realidad y al idealismo de lo que se acepta de todo corazón por la fe. Y todo esto tiene que hacerse personal para nosotros mediante la revelación del Espíritu de la Verdad.
160:5.14 (1782.5) Aquí terminan las disertaciones del filósofo griego, uno de los más grandes de su raza, que creyó en el evangelio de Jesús.
El libro de Urantia
Documento 161
161:0.1 (1783.1) EL DOMINGO 25 de septiembre del año 29 d. C. los apóstoles y los evangelistas se reunieron en Magadán. Aquella tarde, después de una larga conversación con sus compañeros, Jesús los sorprendió a todos anunciando que a la mañana siguiente él y los doce apóstoles se pondrían en marcha hacia Jerusalén para asistir a la fiesta de los tabernáculos. Ordenó a los evangelistas que visitaran a los creyentes de Galilea, y al cuerpo de mujeres que volvieran a Betsaida durante un tiempo.
161:0.2 (1783.2) Cuando llegó la hora de salir hacia Jerusalén, Natanael y Tomás estaban aún en plena discusión con Rodan de Alejandría y pidieron permiso para quedarse unos días más en Magadán. Jesús se lo dio y se encaminó con los otros diez apóstoles hacia Jerusalén mientras Natanael y Tomás seguían enfrascados en su debate con Rodan. Durante la semana anterior, Rodan había expuesto su filosofía y ambos apóstoles se habían turnado para presentar el evangelio del reino al filósofo griego. Rodan descubrió que había sido bien instruido en las enseñanzas de Jesús por uno de los antiguos apóstoles de Juan el Bautista que había sido su profesor en Alejandría.
161:1.1 (1783.3) Había un punto de desacuerdo importante entre Rodan y los dos apóstoles, y era la personalidad de Dios. Rodan no tuvo inconveniente en aceptar todo lo relacionado con los atributos de Dios, pero sostenía que el Padre del cielo no es, no puede ser, una persona tal como el hombre concibe la personalidad. Si los apóstoles tuvieron dificultades para intentar probar que Dios es una persona, Rodan encontró aun más difícil probar que no es una persona.
161:1.2 (1783.4) Rodan sostenía que el hecho de la personalidad consiste en el hecho simultáneo de una comunicación plena y mutua entre seres que están en plano de igualdad y son capaces de entenderse con afinidad. Rodan lo planteaba así: «Para ser una persona, Dios debe tener símbolos de comunicación en espíritu que le permitan ser plenamente comprendido por los que entran en contacto con él. Pero puesto que Dios es infinito y eterno, y es el Creador de todos los demás seres, se desprende que, en su mismo plano de igualdad, Dios está solo en el universo. No hay nadie igual a él; no hay nadie con quien pueda comunicarse de igual a igual. Dios puede ser la fuente de toda personalidad, pero al serlo trasciende a la personalidad, igual que el Creador está por encima y más allá de la criatura».
161:1.3 (1783.5) Este desacuerdo preocupaba tanto a Tomás y Natanael que habían pedido a Jesús que les echara una mano, pero el Maestro se negó a intervenir. En cambio dijo a Tomás: «Poco importa la idea que tengas del Padre mientras conozcas espiritualmente el ideal de su naturaleza infinita y eterna».
161:1.4 (1784.1) Tomás afirmaba que Dios se comunica con el hombre y que por lo tanto el Padre es una persona incluso según la definición de Rodan. El griego rechazó este argumento alegando que Dios no se revela en persona sino que sigue siendo un misterio. Entonces Natanael recurrió a su propia experiencia personal con Dios y Rodan admitió que él había tenido recientemente experiencias similares, pero insistía en que estas experiencias solo probaban la realidad de Dios, no su personalidad.
161:1.5 (1784.2) El lunes por la noche Tomás se rindió, pero para el martes por la noche Rodan había aceptado creer en la personalidad del Padre. Natanael consiguió hacerle cambiar de opinión con los siguientes pasos de razonamiento:
161:1.6 (1784.3) 1. El Padre que está en el Paraíso se comunica en plano de igualdad con al menos otros dos seres que son plenamente iguales y totalmente semejantes a él: el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito. Ante la doctrina de la Trinidad el griego se vio obligado a admitir la posibilidad de que el Padre Universal tuviera personalidad. (El repaso posterior de estas conversaciones llevó a los doce apóstoles a ampliar su concepto de la Trinidad. Por supuesto, era creencia general que Jesús era el Hijo Eterno.)
161:1.7 (1784.4) 2. Puesto que Jesús era igual al Padre y puesto que este Hijo había conseguido manifestar su personalidad a sus hijos de la tierra, este fenómeno probaba el hecho de que las tres Divinidades poseían personalidad y demostraba su posibilidad. Quedaba así resuelta para siempre la cuestión sobre la capacidad de Dios para comunicarse con el hombre y la posibilidad del hombre de comunicarse con Dios.
161:1.8 (1784.5) 3. Jesús estaba en términos de asociación mutua y comunicación perfecta con el hombre; Jesús era el Hijo de Dios. La relación entre el Hijo y el Padre presupone una igualdad de comunicación y una comprensión de mutua afinidad; Jesús y el Padre eran uno. Jesús mantenía una comunicación comprensiva con Dios y con el hombre al mismo tiempo, y puesto que ambos, Dios y hombre, entendían el significado de los símbolos de la comunicación de Jesús, tanto Dios como el hombre poseían los atributos de personalidad necesarios para poder intercomunicarse. La personalidad de Jesús demostraba la personalidad de Dios y probaba al mismo tiempo de manera concluyente la presencia de Dios en el hombre. Dos cosas relacionadas con una tercera están relacionadas entre sí.
161:1.9 (1784.6) 4. La personalidad representa el concepto más alto de realidad humana y de valores divinos que tiene el hombre; Dios también representa el concepto más alto de realidad divina y de valores infinitos que tiene el hombre; Dios tiene que ser, por lo tanto, una personalidad divina e infinita, una personalidad en la realidad aunque trascienda infinita y eternamente el concepto y la definición de personalidad que tiene el hombre; a pesar de ello sigue siendo siempre y universalmente una personalidad.
161:1.10 (1784.7) 5. Dios tiene que ser una personalidad puesto que es el Creador de toda personalidad y el destino de toda personalidad. La enseñanza de Jesús: «Sed pues perfectos como vuestro Padre del cielo es perfecto» tuvo una enorme influencia sobre Rodan.
161:1.11 (1784.8) Después de escuchar estos razonamientos Rodan declaró: «Me he convencido. Confesaré que Dios es una persona si me permitís matizar la expresión de mi creencia adscribiendo al significado de personalidad un conjunto de valores más amplios como sobrehumano, trascendental, supremo, infinito, eterno, final y universal. Estoy convencido ahora de que Dios tiene que ser infinitamente más que una personalidad pero no puede ser nada menos. Estoy de acuerdo en dar por cerrada la discusión y aceptar a Jesús como la revelación personal del Padre y como la satisfacción de todas las insatisfacciones de la lógica, la razón y la filosofía».
161:2.1 (1785.1) En vista de que Natanael y Tomás coincidían en todo con las opiniones de Rodan sobre el evangelio del reino, ya solo quedaba un punto por considerar: la enseñanza relacionada con la naturaleza divina de Jesús, una doctrina recién anunciada en público. Natanael y Tomás presentaron conjuntamente sus opiniones sobre la naturaleza divina del Maestro en una exposición que ha sido condensada, reordenada y reformulada como sigue:
161:2.2 (1785.2) 1. Jesús ha admitido su divinidad y nosotros le creemos. Han sucedido muchas cosas notables relacionadas con su ministerio que solo podemos comprender si creemos que él es a la vez el Hijo de Dios y el Hijo del Hombre.
161:2.3 (1785.3) 2. Su relación con nosotros representa el ideal de la amistad humana; solo un ser divino podría ser un amigo humano tan extraordinario. Es la persona más auténticamente generosa que hemos conocido jamás. Es amigo incluso de los pecadores; se atreve a amar a sus enemigos. Es muy leal con nosotros. Aunque no duda en reprendernos, todos estamos seguros de que nos ama de verdad. Cuanto mejor lo conoces más lo amas. Te encantará su inquebrantable entrega. Durante todos estos años en los que no hemos logrado entender su misión, ha sido un amigo leal. No hace nunca halagos, pero nos trata a todos con la misma amabilidad; es invariablemente tierno y compasivo. Ha compartido su vida y todo lo demás con nosotros. Somos una comunidad feliz; lo compartimos todo. No creemos que un simple ser humano pueda vivir una vida tan intachable en unas circunstancias tan duras.
161:2.4 (1785.4) 3. Pensamos que Jesús es divino porque nunca hace el mal; no comete errores. Su sabiduría es extraordinaria y su piedad, magnífica. Vive a diario en perfecta armonía con la voluntad del Padre. Nunca se arrepiente de haber obrado mal porque no transgrede ninguna de las leyes del Padre. Reza por nosotros y con nosotros, pero nunca nos pide que recemos por él. Creemos que está permanentemente libre de pecado. No pensamos que alguien que sea solo humano se haya preciado nunca de vivir una vida así. Afirma que vive una vida perfecta, y nosotros reconocemos que lo hace. Nuestra piedad brota del arrepentimiento, en cambio la suya brota de la rectitud. Cura realmente las enfermedades e incluso declara que perdona los pecados. Ningún hombre en su sano juicio se preciaría de perdonar los pecados, porque eso es prerrogativa divina. Desde el primer momento de nuestro contacto con él ha mostrado la misma perfección de rectitud. Nosotros crecemos en gracia y conocimiento de la verdad, pero nuestro Maestro mostró la madurez de su rectitud desde el principio. Todos los hombres, buenos o malos, reconocen estos elementos de bondad en Jesús. Y sin embargo su piedad nunca es ostentosa ni inoportuna. Es manso y audaz a la vez. Parece aprobar nuestra creencia en su divinidad. Si no es lo que afirma ser, es el mayor hipócrita e impostor que ha habido nunca en el mundo, pero nosotros estamos convencidos de que él es exactamente lo que dice que es.
161:2.5 (1785.5) 4. La singularidad de su carácter y la perfección de su control emocional nos convencen de que es una combinación de humanidad y divinidad. Responde indefectiblemente ante el espectáculo de la necesidad humana; nunca deja de conmoverse ante el sufrimiento. Tanto el sufrimiento físico como la angustia mental y el dolor espiritual despiertan su compasión. Reconoce rápida y generosamente la presencia de la fe o de cualquier otra gracia en sus semejantes. Es tan justo y equitativo como misericordioso y considerado. Se entristece ante la obstinación espiritual de la gente y se alegra cuando aceptan la luz de la verdad.
161:2.6 (1786.1) 5. Parece conocer los pensamientos de los hombres y comprender los anhelos de su corazón, y es siempre compasivo con nuestros espíritus atribulados. Parece poseer todas nuestras emociones humanas, pero magníficamente glorificadas. Ama profundamente la bondad y odia el pecado con la misma intensidad. Posee una consciencia sobrehumana de la presencia de la Deidad. Reza como un hombre y actúa como un Dios. Parece conocer las cosas de antemano; ya desde ahora se atreve a hablar de su muerte con alguna referencia mística a su futura glorificación. Es amable pero también valiente y audaz. No vacila nunca en cumplir con su deber.
161:2.7 (1786.2) 6. Nunca deja de impresionarnos el fenómeno de su conocimiento sobrehumano. No pasa un día sin que ocurra algo que demuestre que el Maestro sabe lo que sucede fuera de su presencia. También parece saber lo que piensan los que están con él. Está seguramente en comunión con personalidades celestiales; vive sin duda en un plano espiritual muy por encima del resto de nosotros. Todo parece estar al alcance de su comprensión excepcional. Nos hace preguntas para estimularnos, no para obtener información.
161:2.8 (1786.3) 7. Últimamente el Maestro no duda en afirmar su carácter sobrehumano. Desde el día de nuestra ordenación como apóstoles hasta ahora, no ha negado nunca que proviene del Padre del cielo. Habla con la autoridad de un maestro divino. El Maestro no vacila en refutar las enseñanzas religiosas de hoy en día y proclamar el nuevo evangelio con autoridad segura. Es firme, positivo y está lleno de autoridad. Incluso Juan el Bautista, cuando oyó hablar a Jesús, declaró que era el Hijo de Dios. Parece bastarse a sí mismo. No busca el apoyo de la multitud; es indiferente a las opiniones de los hombres. Es valiente, y sin embargo está enteramente libre de orgullo.
161:2.9 (1786.4) 8. Habla de Dios sin cesar como de un compañero siempre presente en todo lo que hace. Va de un lado para otro haciendo el bien, pues Dios parece estar en él. Afirma las cosas más increíbles sobre sí mismo y sobre su misión en la tierra, unas declaraciones que serían absurdas si no fuera divino. Una vez declaró: «Antes de que Abraham fuera, yo soy». Ha reivindicado definitivamente su divinidad; se precia de estar en asociación con Dios. Agota las posibilidades del lenguaje para insistir en su asociación íntima con el Padre celestial. Se atreve incluso a afirmar que él y el Padre son uno. Dice que todo el que lo ha visto a él ha visto al Padre. Y dice y hace todas estas cosas extraordinarias con la naturalidad de un niño. Habla de su asociación con el Padre igual que habla de su asociación con nosotros. Parece estar muy seguro de Dios y habla de estas relaciones con toda naturalidad.
161:2.10 (1786.5) 9. En su vida de oración parece comunicarse directamente con su Padre. Hemos oído pocas oraciones suyas, pero esas pocas nos dan a entender que habla con Dios, por así decirlo, cara a cara. Parece conocer tanto el futuro como el pasado. Está claro que no podría ser todo esto y hacer todas esas cosas extraordinarias si no fuera algo más que humano. Sabemos que es humano, estamos seguros de ello, pero estamos casi igualmente seguros de que es también divino. Creemos que es divino. Estamos convencidos de que es el Hijo del Hombre y el Hijo de Dios.
161:2.11 (1787.1) En cuanto Natanael y Tomás terminaron sus conversaciones con Rodan, se pusieron rápidamente en camino para unirse al grupo apostólico en Jerusalén, a donde llegaron el viernes de esa semana. Estas conversaciones fueron una experiencia importante en las vidas de estos tres creyentes, y los demás apóstoles aprendieron mucho cuando Natanael y Tomás se las contaron.
161:2.12 (1787.2) Rodan volvió a Alejandría donde enseñó durante mucho tiempo su filosofía en la escuela de Meganta. Llegó a ser un personaje importante en los asuntos posteriores del reino de los cielos. Fue fiel a su fe hasta el final de sus días en la tierra y entregó su vida en Grecia con otros creyentes durante el apogeo de las persecuciones.
161:3.1 (1787.3) La consciencia de su divinidad fue creciendo gradualmente en la mente de Jesús hasta el día de su bautismo. Una vez que se hizo plenamente consciente de su naturaleza divina, de su existencia prehumana y de sus prerrogativas en el universo, parece haber poseído el poder de limitar de maneras distintas la consciencia humana de su propia divinidad. A nosotros nos parece que, desde su bautismo hasta la crucifixión, Jesús pudo optar siempre entre depender solo de la mente humana o utilizar a la vez el conocimiento de ambas mentes humana y divina. Unas veces parecía valerse exclusivamente de la información que poseía su intelecto humano. En otras ocasiones parecía actuar con tal plenitud de conocimiento y sabiduría que solo podía provenir del contenido sobrehumano de su consciencia divina.
161:3.2 (1787.4) Solo podemos comprender sus actuaciones únicas si aceptamos la teoría de que podía limitar a voluntad su propia consciencia de divinidad. Sabemos muy bien que ocultaba muchas veces a sus compañeros su conocimiento previo de las cosas que iban a suceder, y tampoco les decía que conocía la naturaleza de sus pensamientos y proyectos. Comprendemos que no deseara que sus seguidores se dieran demasiada cuenta de que era capaz de percibir sus pensamientos y penetrar en sus planes. No quería ir mucho más allá del concepto de lo humano que tenían sus apóstoles y discípulos.
161:3.3 (1787.5) Nos resulta imposible distinguir entre su práctica de limitar su propia consciencia divina y la de ocultar a sus compañeros humanos su conocimiento previo y su percepción del pensamiento. Estamos convencidos de que utilizaba ambos procedimientos, pero no siempre somos capaces de especificar el método que pudo haber empleado en cada caso concreto. Muchas veces veíamos que actuaba solo con la parte humana de su consciencia; en otros momentos percibíamos el funcionamiento indudable de su mente divina cuando hablaba con los directores de las huestes celestiales del universo. Y en otras muchas ocasiones vimos operar a esta personalidad combinada de hombre y Dios activada por la unión claramente perfecta de su mente humana con su mente divina. Este es el límite de nuestro conocimiento de estos fenómenos; en realidad no sabemos toda la verdad sobre este misterio.
El libro de Urantia
Documento 162
162:0.1 (1788.1) CUANDO Jesús salió hacia Jerusalén con los diez apóstoles pensaba tomar el camino más corto pasando por Samaria, así que siguieron la costa este del lago y entraron en Samaria por Escitópolis. Al anochecer Jesús envió a Felipe y Mateo a buscar alojamiento para todo el grupo en una aldea situada en la ladera oriental del monte Gilboa. Resultó que los habitantes de esa zona sentían especial antipatía por los judíos, más de lo normal incluso entre samaritanos, y esa hostilidad se exacerbaba por esas fechas porque muchos judíos pasaban por ahí de camino hacia la fiesta de los tabernáculos. Aquellos samaritanos sabían muy poco sobre Jesús, y se negaron a darle alojamiento porque él y sus compañeros eran judíos. Cuando Mateo y Felipe les respondieron indignados que estaban negando la hospitalidad al Santo de Israel, los enfurecidos aldeanos los echaron del pueblo a palos y pedradas.
162:0.2 (1788.2) Felipe y Mateo volvieron con sus compañeros y les contaron cómo los habían expulsado de la aldea. Al oírlo, Santiago y Juan se adelantaron hacia Jesús diciendo: «Maestro, te rogamos que nos autorices a ordenar que baje fuego del cielo y devore a esos samaritanos insolentes y obcecados». Ante estas expresiones de venganza, Jesús se volvió hacia los hijos de Zebedeo y los reprendió severamente: «No sabéis lo que decís. No hay lugar para la venganza en el reino de los cielos. En vez de discutir nos iremos al pueblito que está junto al vado del Jordán». Y así, por culpa de sus prejuicios sectarios, aquellos samaritanos se vieron privados del honor de ofrecer su hospitalidad al Hijo Creador de un universo.
162:0.3 (1788.3) Jesús y los diez pasaron la noche en la aldea cercana al vado del Jordán. A la mañana siguiente cruzaron el río para seguir hacia Jerusalén por la carretera del este del Jordán y llegaron a Betania al final de la tarde del miércoles. Tomás y Natanael, que se habían quedado atrás para terminar de hablar con Rodan, llegaron el viernes.
162:0.4 (1788.4) Jesús y los doce permanecieron en las inmediaciones de Jerusalén unas cuatro semanas y media, hasta el final del mes siguiente (octubre). Jesús entró unas pocas veces en la ciudad durante los días de la fiesta de los tabernáculos, y solo por poco tiempo. Pasó gran parte del mes de octubre en Belén con Abner y sus compañeros.
162:1.1 (1788.5) Mucho antes de que huyeran de Galilea, los seguidores de Jesús le habían implorado que fuera a Jerusalén a proclamar el evangelio del reino para que su mensaje pudiera tener así el prestigio de haber sido predicado en el centro de la cultura y el saber de los judíos, pero ahora que había ido por fin a enseñar a Jerusalén temían por su vida. Sabiendo que el Sanedrín intentaba llevar a Jesús a Jerusalén para juzgarlo, y recordando las recientes y reiteradas declaraciones del Maestro de que le darían muerte, los apóstoles se habían quedado estupefactos cuando decidió de pronto asistir a la fiesta de los tabernáculos. A todas sus peticiones anteriores de que fuera a Jerusalén, Jesús había contestado invariablemente: «Aún no ha llegado la hora», y ahora, ante sus avisos de peligro, se limitaba a contestar: «Pero ha llegado la hora».
162:1.2 (1789.1) Durante la fiesta de los tabernáculos Jesús tuvo la audacia de entrar varias veces en Jerusalén y enseñar públicamente en el templo. Hizo esto a pesar de los esfuerzos de sus apóstoles por disuadirlo. Antes le habían insistido mucho en que fuera a Jerusalén a proclamar su mensaje, pero ahora, sabiendo muy bien que los escribas y fariseos se habían propuesto acabar con su vida, temían que entrara en la ciudad.
162:1.3 (1789.2) La audaz aparición de Jesús en Jerusalén confundió a sus seguidores más que nunca. Muchos de sus discípulos, e incluso el apóstol Judas Iscariote, se habían atrevido a pensar que Jesús había huido a Fenicia por miedo a los dirigentes judíos y a Herodes Antipas. No lograban entender el sentido de los movimientos del Maestro. Su presencia en Jerusalén durante la fiesta de los tabernáculos, aun en contra de los consejos de sus seguidores, terminó para siempre con cualquier rumor o sospecha de miedo o cobardía.
162:1.4 (1789.3) Durante la fiesta de los tabernáculos miles de creyentes de todas las partes del Imperio romano vieron a Jesús y le oyeron enseñar. Muchos de ellos fueron incluso a Betania para hablar con él sobre el progreso del reino en sus regiones de origen.
162:1.5 (1789.4) Hubo varias razones por las que Jesús pudo predicar públicamente en los patios del templo durante los días de la fiesta, y la principal era el miedo que se había apoderado de los dirigentes del Sanedrín ante la división encubierta de opiniones dentro de sus propias filas. De hecho, muchos miembros del Sanedrín o creían secretamente en Jesús o se oponían abiertamente a apresarlo durante la fiesta con Jerusalén lleno de gente, pues sabían que muchos de esos visitantes creían en él o al menos simpatizaban con el movimiento espiritual que patrocinaba.
162:1.6 (1789.5) Los esfuerzos de Abner y sus compañeros por toda Judea también habían contribuido mucho a consolidar un sentimiento favorable hacia el reino, tanto que los enemigos de Jesús no se atrevían a oponerse demasiado abiertamente. Esta fue una de las razones por las que Jesús pudo mostrarse en público en Jerusalén y salir con vida. Uno o dos meses antes, esta visita le habría costado una muerte segura.
162:1.7 (1789.6) El atrevimiento de Jesús al presentarse públicamente en Jerusalén intimidó a sus enemigos; no estaban preparados para semejante desafío. Los débiles intentos del Sanedrín por detener al Maestro durante ese mes fracasaron. La inesperada aparición de Jesús en Jerusalén desconcertó tanto a sus enemigos que imaginaron que las autoridades romanas le habrían prometido protección. Sabiendo que Felipe (el hermano de Herodes Antipas) era casi discípulo de Jesús, los miembros del Sanedrín dieron por hecho que Felipe habría conseguido para Jesús promesas de protección contra sus enemigos. Cuando se dieron cuenta de su error al suponer que la inesperada aparición del Maestro en Jerusalén era fruto de un acuerdo secreto con los funcionarios romanos, Jesús estaba ya fuera de su jurisdicción.
162:1.8 (1789.7) Al salir de Magadán solo los doce apóstoles sabían que Jesús tenía intención de asistir a la fiesta de los tabernáculos. Los demás seguidores del Maestro se asombraron mucho cuando apareció en los patios del templo y empezó a enseñar en público. En cuanto a las autoridades judías, su sorpresa fue indescriptible cuando se enteraron de que estaba enseñando en el templo.
162:1.9 (1790.1) Aunque sus discípulos no esperaban que Jesús asistiera a la fiesta, la inmensa mayoría de los peregrinos venidos de lejos que habían oído hablar de él tenían la esperanza de poder verlo en Jerusalén. Y no quedaron decepcionados, pues enseñó varias veces en el pórtico de Salomón y en los patios del templo. Estas enseñanzas fueron en realidad la proclamación formal y oficial de la divinidad de Jesús al pueblo judío y al mundo entero.
162:1.10 (1790.2) Las opiniones de las multitudes que escuchaban las enseñanzas del Maestro estaban divididas. Unos decían que era un hombre bueno; otros, que era un profeta; otros, que era en verdad el Mesías; otros decían que era un intrigante dañino que llevaba a la gente por el mal camino con sus extrañas doctrinas. Sus enemigos no se atrevían a denunciarlo abiertamente por miedo a sus seguidores más fervorosos, mientras que sus amigos, sabiendo que el Sanedrín había decidido acabar con él, temían reconocerlo abiertamente por miedo a los líderes judíos. Pero incluso sus enemigos se maravillaban de su enseñanza, pues sabían que no había sido instruido en las escuelas de los rabinos.
162:1.11 (1790.3) Cada vez que Jesús iba a Jerusalén sus apóstoles se aterrorizaban. Su miedo aumentaba día a día al oír sus declaraciones cada vez más audaces sobre la naturaleza de su misión en la tierra. No estaban acostumbrados a escuchar reivindicaciones tan rotundas y afirmaciones tan sorprendentes, ni siquiera cuando Jesús predicaba entre sus amigos.
162:2.1 (1790.4) La primera tarde que enseñó en el templo, Jesús estaba describiendo al numeroso público sentado ante él la libertad del nuevo evangelio y la alegría de los que creen en la buena nueva, cuando un oyente curioso interrumpió para preguntarle: «Maestro, ¿cómo puedes citar las Escrituras y enseñar a la gente con tanta soltura cuando me dicen que no tienes instrucción en el saber de los rabinos?». Jesús respondió: «Ningún hombre me ha enseñado las verdades que os declaro. Esta enseñanza no es mía, sino de Aquel que me ha enviado. Todo el que desee realmente hacer la voluntad de mi Padre sabrá con certeza si mi enseñanza viene de Dios o si hablo por mí mismo. El que habla por sí mismo busca su propia gloria, en cambio yo, cuando proclamo las palabras del Padre, busco la gloria del que me ha enviado. Pero antes de intentar entrar en la nueva luz, ¿no deberíais seguir más bien la luz que ya tenéis? Moisés os dio la ley, y sin embargo, ¿cuántos de vosotros buscan honradamente cumplir sus exigencias? Moisés en esa ley os ordena: ‘No matarás’, y a pesar de este mandamiento algunos de vosotros buscáis matar al Hijo del Hombre».
162:2.2 (1790.5) Cuando la multitud oyó estas palabras empezaron a discutir entre ellos. Unos decían que estaba loco o que tenía un demonio. Otros decían que era sin duda el profeta de Galilea a quien los escribas y fariseos intentaban matar desde hacía tiempo. Algunos decían que las autoridades religiosas no se atrevían a meterse con él, otros pensaban que no le ponían la mano encima porque se habían hecho creyentes suyos. Después de mucho debatir, uno de ellos se adelantó y preguntó a Jesús: «¿Por qué intentan matarte los dirigentes?». Él respondió: «Los dirigentes intentan matarme porque les molesta mi enseñanza sobre la buena nueva del reino, un evangelio que libera a los hombres de las pesadas tradiciones de una religión formalista de ceremonias que esos maestros están empeñados en mantener a toda costa. Circuncidan el día del sabbat conforme a la ley, pero quieren matarme porque un sabbat liberé a un hombre de la esclavitud de la enfermedad. Me siguen el día del sabbat para espiarme y quieren matarme porque otro sabbat decidí sanar por completo a un hombre que estaba gravemente enfermo. Buscan matarme porque saben muy bien que si creéis honradamente en mi enseñanza y os atrevéis a aceptarla, su sistema de religión tradicional se derrumbará para siempre. Entonces perderán su autoridad sobre aquello a lo que han dedicado sus vidas, puesto que se niegan rotundamente a aceptar este nuevo evangelio más glorioso del reino de Dios. Y ahora os pido a cada uno de vosotros: no juzguéis por las apariencias exteriores, juzgad más bien por el verdadero espíritu de estas enseñanzas; juzgad con rectitud».
162:2.3 (1791.1) Otro de los oyentes se dirigió así a Jesús: «Sí, maestro, buscamos al Mesías y sabemos que aparecerá misteriosamente cuando llegue, pero sabemos de dónde eres tú; has estado entre tus hermanos desde el principio. El libertador vendrá con poder a restaurar el trono del reino de David. ¿Declaras realmente que eres el Mesías?». Jesús respondió: «Afirmas que me conoces y que sabes de dónde soy. Ojalá fuera cierto lo que dices, pues encontrarías vida abundante en ese conocimiento. Pero yo os declaro que no he venido a vosotros por mí mismo sino que he sido enviado por el Padre, y aquel que me ha enviado es fiel y leal. Si os negáis a escucharme, os negáis a recibir a Aquel que me envía. Si recibís este evangelio, llegaréis a conocer a Aquel que me ha enviado. Yo conozco al Padre, pues he venido del Padre para proclamarlo y revelarlo a vosotros».
162:2.4 (1791.2) Los agentes de los escribas querían prenderlo, pero tenían miedo a la multitud porque muchos creían en él. La obra de Jesús desde su bautismo era bien conocida en toda la sociedad judía, y muchos de ellos comentaban al hablar de estas cosas: «Aunque este maestro sea de Galilea y aunque no responda a todas nuestras expectativas sobre el Mesías, ¿podrá realmente el libertador, cuando llegue, hacer nada más maravilloso que lo que ha hecho ya este Jesús de Nazaret?».
162:2.5 (1791.3) Cuando los fariseos y sus agentes oyeron hablar así al pueblo, consultaron a sus dirigentes y decidieron acabar inmediatamente con las apariciones públicas de Jesús en los patios del templo. En principio, los dirigentes de los judíos preferían evitar un enfrentamiento con Jesús porque creían que las autoridades romanas le habían prometido inmunidad; no encontraban otra explicación para su osadía de aparecer en ese momento en Jerusalén. En cambio los funcionarios del Sanedrín no estaban tan seguros. Opinaban que los gobernantes romanos no habrían hecho algo así en secreto y sin comunicárselo al máximo organismo rector de la nación judía.
162:2.6 (1791.4) En vista de ello el Sanedrín envió a Eber, el funcionario competente, con dos ayudantes para arrestar a Jesús. Cuando Eber avanzó hacia él, el Maestro le dijo: «No temas dirigirte a mí. Acércate y escucha mi enseñanza. Sé que te han enviado a detenerme, pero debes comprender que al Hijo del Hombre no le sucederá nada hasta que llegue su hora. Tú no estás contra mí, solo vienes a ejecutar la orden de tus superiores, e incluso esos dirigentes de los judíos creen de verdad que están sirviendo a Dios cuando buscan secretamente mi destrucción.
162:2.7 (1792.1) «No os guardo rencor a ninguno. El Padre os ama, y por eso deseo que os liberéis de la servidumbre de los prejuicios y de las tinieblas de la tradición. Os ofrezco la libertad de la vida y la alegría de la salvación. Proclamo el nuevo camino vivo, la liberación del mal y la ruptura de la servidumbre del pecado. He venido para que podáis tener vida y tenerla eternamente. Buscáis deshaceros de mí y de mis enseñanzas inquietantes. ¡Si pudierais daros cuenta del poco tiempo que me queda con vosotros! Dentro de muy poco volveré a Aquél que me envió a este mundo. Entonces muchos de vosotros me buscaréis por todas partes pero no descubriréis mi presencia, pues a donde yo estoy a punto de ir vosotros no podéis venir. Pero todos los que intenten de verdad encontrarme alcanzarán un día la vida que conduce a la presencia de mi Padre.»
162:2.8 (1792.2) Algunos de los que se burlaban decían entre ellos: «¿A dónde irá este hombre para que no podamos encontrarlo? ¿Se irá a vivir con los griegos? ¿Se quitará la vida? ¿Qué quiere decir con eso de que pronto nos dejará y no podremos ir a donde vaya él?».
162:2.9 (1792.3) Eber y sus asistentes se negaron a detener a Jesús y se marcharon sin él. Cuando los jefes de los sacerdotes y los fariseos les reprocharon que no hubieran vuelto con Jesús, Eber se limitó a contestar: «No nos hemos atrevido a arrestarlo en medio de la multitud porque muchos creen en él. Además, no hemos oído nunca a nadie hablar como habla este hombre. Hay algo especial en ese maestro, y todos haríais bien en ir a escucharlo». Los dirigentes no esperaban oír esto y empezaron a meterse con Eber diciéndole con sorna: «¿También tú te has extraviado? ¿Estás a punto de creer en ese impostor? ¿Has oído que alguno de nuestros sabios o de nuestros rectores crea en él? ¿Algún escriba o fariseo ha sido engañado por sus astutas enseñanzas? ¿Cómo es posible que imites el comportamiento de esa multitud ignorante que no conoce ni la ley ni los profetas? ¿No sabes que esa gente ignorante está maldita?». Eber respondió: «Y sin embargo, señores, ese hombre habla a la multitud con palabras de misericordia y esperanza. Anima a los abatidos y sus palabras fueron consoladoras incluso para nuestras almas. ¿Qué puede haber de malo en esas enseñanzas aunque él no sea el Mesías de las Escrituras? En cualquier caso, ¿no exige nuestra ley que obremos con justicia? ¿Condenamos a un hombre antes de escucharlo?». Entonces el jefe del Sanedrín se volvió furiosamente hacia Eber y le dijo: «¿Te has vuelto loco? ¿Acaso eres tú también de Galilea? Busca en las Escrituras y verás que de Galilea no puede salir ningún profeta, y mucho menos el Mesías».
162:2.10 (1792.4) El Sanedrín se dispersó sumido en la confusión, y Jesús se retiró a Betania para pasar la noche.
162:3.1 (1792.5) Fue durante esta visita a Jerusalén cuando los enemigos de Jesús presentaron ante él el caso de cierta mujer de mala reputación acusada por ellos de adulterio. En el relato distorsionado que tenéis de este episodio, la mujer fue llevada ante Jesús por los escribas y fariseos, y la respuesta de Jesús da a entender que los propios líderes religiosos de los judíos podrían haber sido culpables de inmoralidad. Sin embargo Jesús sabía que esos escribas y fariseos, aunque ciegos espiritualmente y llenos de prejuicios intelectuales por su apego a la tradición, se contaban entre los hombres más estrictamente morales de aquella época y generación.
162:3.2 (1793.1) Esto fue lo que sucedió realmente. Cuando Jesús se dirigía al templo a primeras horas de la tercera mañana de la fiesta, fue a su encuentro un grupo de agentes a sueldo del Sanedrín que arrastraban a una mujer. Cuando se acercaron a Jesús el portavoz dijo: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en adulterio y la ley de Moisés ordena que una mujer así sea lapidada. ¿Qué dices tú que se debe hacer con ella?».
162:3.3 (1793.2) Los enemigos de Jesús habían tramado que si ratificaba la ley de Moisés y aprobaba la lapidación de la transgresora confesa, tendría problemas con los gobernantes romanos que negaban a los judíos el derecho a aplicar la pena de muerte sin la aprobación de un tribunal romano. Si prohibía lapidar a la mujer lo acusarían ante el Sanedrín de ponerse por encima de Moisés y de la ley judía. Y si callaba lo acusarían de cobardía. Pero el Maestro manejó la situación de tal manera que el complot saltó en pedazos por el peso de su propia sordidez.
162:3.4 (1793.3) Esta mujer, en otro tiempo bien parecida, era la esposa de un ciudadano inferior de Nazaret, un personaje que había creado problemas a Jesús durante toda su juventud. Tras casarse con esta mujer, el hombre la obligó de la manera más vergonzosa a ganarse la vida de los dos comerciando con su cuerpo. Había acudido a la fiesta de Jerusalén para que su mujer pudiera prostituir sus encantos físicos y obtener un beneficio económico. Había hecho un trato con los mercenarios de los dirigentes judíos para traicionar así a su propia esposa en su vicioso comercio. Y ahí estaban todos con la mujer y su compañero de delito tendiendo a Jesús la trampa de hacer alguna declaración que pudiera ser utilizada contra él en caso de ser arrestado.
162:3.5 (1793.4) Jesús observó al grupo y vio al marido detrás de los demás. Sabía el tipo de persona que era y percibió el papel que desempeñaba en esta despreciable transacción. Jesús caminó primero alrededor del grupo hasta acercarse al lugar donde estaba el marido depravado y escribió unas palabras en la arena. El hombre se marchó rápidamente en cuanto las leyó. Luego volvió ante la mujer y escribió otra vez en el suelo para que lo leyeran sus acusadores, y a medida que iban leyendo se fueron marchando uno tras otro. El Maestro escribió en la arena por tercera vez y el compañero de delito de la mujer también se retiró, de modo que cuando el Maestro se incorporó después de escribir vio a la mujer sola delante de él. Jesús dijo: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿No queda nadie para lapidarte?». La mujer levantó la mirada y respondió: «Nadie, Señor». Entonces Jesús le dijo: «Yo sé de ti y tampoco te condeno. Vete en paz». Y esta mujer llamada Hildana abandonó a su indigno marido y se unió a los discípulos del reino.
162:4.1 (1793.5) La presencia de gente de todo el mundo conocido, de España a la India, hacía de la fiesta de los tabernáculos una ocasión ideal para que Jesús proclamara por primera vez públicamente la totalidad de su evangelio en Jerusalén. Durante esta fiesta la gente vivía prácticamente al aire libre en cabañas hechas con ramas. Era la fiesta de la recolección, y al coincidir con el frescor de los meses de otoño, los judíos del mundo acudían más numerosos que a la fiesta de la Pascua al final del invierno o a la de Pentecostés al principio del verano. Por fin los apóstoles podían ver a su Maestro proclamar audazmente su misión en la tierra, por así decirlo, ante el mundo entero.
162:4.2 (1794.1) Era la fiesta de las fiestas, puesto que todo sacrificio no hecho en las otras festividades se podía hacer en ese momento. Era la ocasión en que se recibían las ofrendas al templo; era una combinación de los placeres de las vacaciones con los ritos solemnes del culto religioso. Era un momento de regocijo racial mezclado con sacrificios, cantos levíticos y el toque solemne de las trompetas plateadas de los sacerdotes. Por la noche el impresionante espectáculo del templo con su muchedumbre de peregrinos estaba brillantemente iluminado por los grandes candelabros que ardían en el patio de las mujeres y por el resplandor de decenas de antorchas repartidas por los patios del templo. Toda la ciudad estaba alegremente engalanada salvo el castillo romano de Antonia que dominaba en sombrío contraste esta escena de culto y festividad. ¡Y cuánto odiaban los judíos este recordatorio permanente del yugo romano!
162:4.3 (1794.2) Durante la fiesta se sacrificaban setenta bueyes que simbolizaban a las setenta naciones del mundo pagano. La ceremonia de derramamiento del agua simbolizaba el derramamiento del espíritu divino. Esta ceremonia del agua seguía a la procesión de los sacerdotes y los levitas al salir el sol. Los fieles bajaban por la escalinata que conducía desde el patio de Israel hasta el patio de las mujeres al son de los toques sucesivos de las trompetas de plata. Luego los fieles seguían avanzando hacia la hermosa puerta que se abría al patio de los gentiles. Allí daban media vuelta para ponerse mirando al oeste, repetir sus cánticos y proseguir su marcha hacia el agua simbólica.
162:4.4 (1794.3) El último día de la fiesta oficiaban casi cuatrocientos cincuenta sacerdotes con el correspondiente número de levitas. Al amanecer se reunían los peregrinos desde todos los puntos de la ciudad. Cada uno llevaba un manojo de mirto, sauce y ramas de palma en la mano derecha, y en la izquierda, una rama de la manzana del paraíso, la cidra o «fruta prohibida». Los peregrinos se dividían en tres grupos para esta ceremonia matutina. Un grupo se quedaba en el templo para asistir a los sacrificios de la mañana. Otro grupo bajaba desde Jerusalén hasta cerca de Maza para cortar las ramas de sauce con las que adornar el altar de los sacrificios. El tercer grupo salía en procesión desde el templo detrás del sacerdote del agua que, al son de las trompetas plateadas, llevaba la jarra de oro que iba a contener el agua simbólica. Salían del templo por Ofel y llegaban hasta cerca de Siloé, donde estaba la puerta de la fuente. Después de haber llenado la jarra de oro en el estanque de Siloé, la procesión volvía al templo por la puerta del agua y llegaba directamente al patio de los sacerdotes, donde el sacerdote que llevaba la jarra de agua se unía al sacerdote que llevaba el vino para la ofrenda de la bebida. Los dos sacerdotes se dirigían luego a los embudos de plata que conducían a la base del altar y vertían en ellos el contenido de las jarras. La ejecución de este rito de verter el vino y el agua señalaba el momento en que los peregrinos empezaban a salmodiar, alternando con los levitas, los salmos 113 al 118 inclusive, y ondeaban sus manojos hacia el altar al ritmo de la cadencia de los versos. Después se ofrecían los sacrificios del día acompañados por la repetición del salmo del día. El salmo del último día de la fiesta era el ochenta y dos a partir del quinto verso.
162:5.1 (1794.4) Al atardecer del penúltimo día de la fiesta, bajo el resplandor de los candelabros y las antorchas, Jesús se puso en pie entre la multitud reunida y dijo:
162:5.2 (1795.1) «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas sino que tendrá la luz de la vida. Después de haberos atrevido a juzgarme y asumir el papel de jueces, declaráis que si doy testimonio de mí mismo mi testimonio no puede ser verdadero. Pero la criatura no puede nunca juzgar al Creador. Yo doy testimonio de mí mismo y mi testimonio es verdadero para siempre porque sé de dónde vengo, quién soy y a dónde voy. Vosotros que queréis matar al Hijo del Hombre no sabéis de dónde vengo, quién soy ni a dónde voy. Solo juzgáis por las apariencias de la carne; no percibís las realidades del espíritu. Yo no juzgo a nadie, ni siquiera a mi mayor enemigo. Pero si eligiera juzgar, mi juicio sería veraz y recto porque yo no juzgaría solo sino en asociación con mi Padre que me envió al mundo y que es la fuente de todo juicio verdadero. Vosotros admitís que el testimonio de dos personas dignas de confianza es válido, pues bien, yo doy testimonio de estas verdades y también lo hace mi Padre del cielo. Cuando ayer os dije esto, me preguntasteis en vuestra oscuridad: ‘¿Dónde está tu Padre?’. En verdad no me conocéis ni a mí ni a mi Padre, pues si me conocierais a mí conoceríais también al Padre.
162:5.3 (1795.2) «Ya os he dicho que me iré y que me buscaréis pero no me encontraréis, porque a donde yo voy vosotros no podéis venir. Vosotros, los que queréis rechazar esta luz, sois de abajo; yo soy de arriba. Vosotros, los que preferís permanecer en la oscuridad, sois de este mundo; yo no soy de este mundo y vivo en la luz eterna del Padre de las luces. Todos habéis tenido oportunidades abundantes de saber quién soy, y tendréis aún más pruebas que confirmarán la identidad del Hijo del Hombre. Yo soy la luz de la vida, y todo aquel que rechace deliberadamente y a sabiendas esta luz salvadora morirá en sus pecados. Tengo muchas cosas que deciros, pero sois incapaces de recibir mis palabras. Sin embargo, aquel que me envió es fiel y leal; mi Padre ama incluso a sus hijos errados. Y todo lo que mi Padre ha dicho yo lo proclamo también al mundo.
162:5.4 (1795.3) «Cuando el Hijo del Hombre sea levantado todos vosotros sabréis que soy yo y que no he hecho nada por mí mismo, sino solo lo que el Padre me ha enseñado. Os digo estas palabras a vosotros y a vuestros hijos. Aquel que me envió está también ahora conmigo, no me ha dejado solo, pues yo hago siempre lo que es agradable a sus ojos.»
162:5.5 (1795.4) Cuando Jesús enseñaba así a los peregrinos en los patios del templo, muchos creyeron. Y nadie se atrevió a ponerle la mano encima.
162:6.1 (1795.5) El último día, el gran día de la fiesta, cuando la procesión procedente del estanque de Siloé pasaba por los patios del templo y justo después de que los sacerdotes hubieran vertido el agua y el vino en el altar, Jesús, puesto en pie entre los peregrinos, dijo: «Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba. Traigo a este mundo el agua de vida que procede del Padre de arriba. El que cree en mí se llenará con el espíritu que esta agua representa, pues incluso las Escrituras han dicho: ‘De él manarán ríos de agua viva’. Cuando el Hijo del Hombre haya terminado su obra en la tierra, se derramará sobre toda carne el Espíritu vivo de la Verdad. Quienes reciban este espíritu no conocerán nunca la sed espiritual».
162:6.2 (1795.6) Jesús no interrumpió el servicio para decir estas palabras. Se dirigió a los fieles inmediatamente después de la salmodia del Halel, la lectura responsorial de los salmos acompañada por el ondear de las ramas ante el altar. En ese momento se hacía una pausa mientras se preparaban los sacrificios, y fue entonces cuando los peregrinos oyeron la fascinante voz del Maestro declarar que él era el dador del agua viva para todas las almas sedientas de espíritu.
162:6.3 (1796.1) Terminado el oficio matutino, Jesús siguió enseñando así a la multitud: «¿No habéis leído en las Escrituras: ‘Mirad, igual que las aguas se derraman en la tierra seca y se extienden sobre el suelo agostado, así os daré el espíritu de santidad para que se derrame como bendición sobre vuestros hijos y hasta los hijos de vuestros hijos’? ¿Por qué estáis sedientos del ministerio del espíritu mientras intentáis regar vuestras almas con las tradiciones de los hombres conservadas en las jarras rotas de los ritos ceremoniales? Lo que estáis viendo en este templo es la forma en que vuestros padres quisieron simbolizar el otorgamiento del espíritu divino a los hijos de la fe, y habéis hecho bien en perpetuar estos símbolos hasta el día de hoy. Pero ahora ha llegado a esta generación la revelación del Padre de los espíritus a través del otorgamiento de su Hijo, y después de todo esto el espíritu del Padre y el Hijo será otorgado con toda seguridad a los hijos de los hombres. Todo el que tiene fe encontrará en ese otorgamiento del espíritu el verdadero camino que conduce a la vida eterna, a las verdaderas aguas de vida en el reino del cielo en la tierra, y más allá en el Paraíso del Padre».
162:6.4 (1796.2) Jesús siguió respondiendo a las preguntas de la multitud y también a las de los fariseos. Algunos pensaban que era un profeta, otros creían que era el Mesías, otros decían que no podía ser el Cristo puesto que venía de Galilea y el Mesías debía restaurar el trono de David. En cualquier caso, nadie se atrevió a arrestarlo.
162:7.1 (1796.3) La tarde del último día de la fiesta Jesús volvió al templo para enseñar, a pesar de todos los intentos de los apóstoles de que huyera de Jerusalén. Encontró a un gran grupo de creyentes reunidos en el pórtico de Salomón y les habló así:
162:7.2 (1796.4) «Si mis palabras permanecen en vosotros y estáis dispuestos a hacer la voluntad de mi Padre, seréis realmente discípulos míos. Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres. Ya sé que me vais a decir: Somos los hijos de Abraham y no somos esclavos de nadie, ¿cómo, pues, podremos ser liberados? Ved que no os hablo de un sometimiento exterior al dominio de otro; me refiero a las libertades del alma. En verdad, en verdad os digo que todo aquel que comete pecado es esclavo del pecado. Y sabéis que no es probable que el esclavo more para siempre en la casa del amo. Sabéis también que el hijo permanece en casa de su padre. Por lo tanto, si el Hijo os libera, os hace hijos, seréis en verdad libres.
162:7.3 (1796.5) «Sé que sois la semilla de Abraham, y sin embargo vuestros dirigentes quieren matarme porque no han permitido que mi palabra ejerza su influencia transformadora en sus corazones. Sus almas están selladas por los prejuicios y cegadas por el orgullo de la venganza. Yo os declaro la verdad que me muestra el Padre eterno, mientras que esos maestros engañados solo buscan hacer las cosas que han aprendido de sus padres temporales. Y cuando me respondéis que Abraham es vuestro padre, yo os digo que si fuerais hijos de Abraham haríais las obras de Abraham. Algunos de vosotros creéis en mi enseñanza, pero otros tratáis de destruirme porque os he dicho la verdad que he recibido de Dios. En cambio Abraham no hizo eso con la verdad de Dios. Ya sé que algunos de vosotros estáis decididos a hacer las obras del maligno. Si Dios fuera vuestro Padre me conoceríais y amaríais la verdad que revelo. ¿No veis que vengo del Padre, que he sido enviado por Dios, que no estoy haciendo esta obra por mí mismo? ¿Por qué no comprendéis mis palabras? ¿No será porque habéis elegido convertiros en hijos del mal? Si sois hijos de las tinieblas no podréis caminar a la luz de la verdad que yo revelo. Los hijos del mal solo siguen los caminos de su padre, que era un impostor y no defendió la verdad porque llegó a no haber ninguna verdad en él. Y ahora que viene el Hijo del Hombre diciendo y viviendo la verdad, muchos de vosotros os negáis a creer.
162:7.4 (1797.1) «¿Quién de vosotros me declara culpable de pecado? Y si proclamo y vivo la verdad que me muestra el Padre, ¿por qué no creéis? El que es de Dios escucha las palabras de Dios con alegría; por eso muchos de vosotros no escucháis mis palabras, porque no sois de Dios. Vuestros maestros se han atrevido incluso a decir que actúo por el poder del príncipe de los demonios. Uno que está aquí cerca acaba de decir que estoy poseído por un demonio, que soy un hijo del demonio. Pero todos aquellos de vosotros que tenéis una relación sincera con vuestra propia alma sabéis muy bien que no soy un demonio. Sabéis que honro al Padre, incluso aunque vosotros me deshonréis. No busco mi propia gloria sino únicamente la gloria de mi Padre del Paraíso. Y no os juzgo, pues hay alguien que juzga por mí.
162:7.5 (1797.2) «En verdad, en verdad os digo a vosotros que creéis en el evangelio que si un hombre guarda viva en su corazón esta palabra de verdad no probará nunca la muerte. Aquí a mi lado, un escriba acaba de decir que esta afirmación prueba que tengo un demonio, dado que Abraham está muerto y los profetas también. Y pregunta: ‘¿Eres tú acaso mayor que Abraham y los profetas para atreverte a decir que el que guarda tu palabra no probará la muerte? ¿Quién te crees que eres para decir tales blasfemias?’. A todos ellos les digo que si me glorifico a mí mismo mi gloria no vale nada, pero es el Padre quien me glorificará, el mismo Padre a quien llamáis Dios. Vosotros no habéis conseguido conocer al que es vuestro Dios y mi Padre, y yo he venido a reuniros con él, a mostraros cómo convertiros de verdad en hijos de Dios. Aunque vosotros no conocéis al Padre, yo sí lo conozco de verdad. Incluso Abraham se regocijó al ver mi día, lo vio por la fe y se alegró.»
162:7.6 (1797.3) Para entonces se habían ido congregando los judíos incrédulos y los agentes del Sanedrín, y al oír estas palabras provocaron un tumulto gritando: «No tienes cincuenta años y hablas de ver a Abraham; ¡eres un hijo del demonio!». Jesús no pudo continuar con su discurso y se limitó a decir al marcharse: «En verdad, en verdad os digo, antes de que Abraham fuera, yo soy». Muchos de los incrédulos corrieron a buscar piedras para tirárselas y los agentes del Sanedrín intentaron arrestarlo, pero el Maestro se escabulló rápidamente por los corredores del templo y huyó a un punto secreto de reunión cerca de Betania donde lo esperaban Marta, María y Lázaro.
162:8.1 (1797.4) Como medida de precaución, se decidió que Jesús se alojaría con Lázaro y sus hermanas en casa de un amigo y que los apóstoles se diseminarían en pequeños grupos. Se tomaron estas precauciones porque las autoridades judías estaban volviendo a envalentonarse en su propósito de arrestar a Jesús.
162:8.2 (1797.5) Siempre que Jesús les hacía una visita, los tres hermanos acostumbraban a dejarlo todo para escuchar sus enseñanzas, pero esta vez no fue así. Tras la pérdida de sus padres Marta había asumido las responsabilidades de la casa, de modo que mientras Lázaro y María absorbían las enseñanzas vivificantes de Jesús sentados a sus pies, ella estaba dedicada a preparar la cena. Conviene aclarar que Marta tenía tendencia a dispersarse con numerosas tareas innecesarias y a agobiarse con preocupaciones triviales; era su manera de ser.
162:8.3 (1798.1) Mientras Marta se atareaba en todos esos supuestos deberes le molestaba que María no hiciera nada por ayudarla, por eso se dirigió hacia Jesús y le dijo: «Maestro, ¿no te importa que mi hermana me deje servir sola? ¿No le pedirás que me ayude?». Jesús contestó: «Marta, Marta, ¿por qué estás siempre inquieta por tantas cosas y preocupada por tantas pequeñeces? Solo hay una cosa que vale realmente la pena, y puesto que María ha elegido esa parte buena y necesaria, no se la quitaré. Pero, ¿cuándo aprenderéis las dos a vivir como os he enseñado, cooperando en el trabajo y refrescando vuestras almas al unísono? ¿No podéis aprender que hay un tiempo para cada cosa, que los asuntos menores de la vida deberían dejar paso a las cosas más grandes del reino celestial?».
162:9.1 (1798.2) Durante la semana que siguió a la fiesta de los tabernáculos decenas de creyentes se reunieron en Betania y para ser instruidos por los doce apóstoles. El Sanedrín no hizo nada contra estas reuniones, puesto que no estaba Jesús. El Maestro pasó todo ese tiempo con Abner y sus compañeros en Belén. Salió hacia Betania al día siguiente del final de la fiesta y no volvió a enseñar en el templo durante esa visita a Jerusalén.
162:9.2 (1798.3) En esta época Abner tenía su cuartel general en Belén, y desde ahí se habían enviado muchos discípulos a las ciudades de Judea y del sur de Samaria, e incluso a Alejandría. A los pocos días de su llegada, Jesús tomó con Abner las medidas necesarias para consolidar la obra de los dos grupos de apóstoles.
162:9.3 (1798.4) Durante el periodo de la fiesta de los tabernáculos Jesús había repartido su tiempo casi por igual entre Betania y Belén. En Betania pasó mucho tiempo con sus apóstoles; en Belén se dedicó a instruir a Abner y a los otros antiguos apóstoles de Juan, que acabaron creyendo en él gracias a este contacto íntimo. A estos antiguos apóstoles de Juan el Bautista les influyó su valentía cuando enseñó públicamente en Jerusalén y su amable comprensión cuando les enseñó a ellos privadamente en Belén. Estas influencias fueron decisivas para mover a todos y cada uno de los compañeros de Abner a aceptar el reino de todo corazón y con todas sus consecuencias.
162:9.4 (1798.5) Antes de salir de Belén por última vez, el Maestro dispuso que todos se sumaran a él en el esfuerzo unido que iba a preceder al final de su carrera terrenal en la carne. Se acordó que Abner y sus compañeros se reunirían pronto con Jesús y los doce en el parque de Magadán.
162:9.5 (1798.6) A principios de noviembre, conforme a lo acordado, Abner y sus once apóstoles se unieron a Jesús y los doce y actuaron con ellos como una única organización hasta el momento mismo de la crucifixión.
162:9.6 (1798.7) A finales de octubre Jesús y los doce se alejaron del entorno de Jerusalén. El domingo 30 de octubre salieron de la ciudad de Efraín, donde el Maestro había pasado unos días de descanso y aislamiento, y tomaron la calzada del oeste del Jordán hacia el parque de Magadán. Llegaron al parque el miércoles 2 de noviembre al caer la tarde.
162:9.7 (1799.1) Los apóstoles se sintieron enormemente aliviados de tener al Maestro otra vez en suelo amigo. Nunca más le volvieron a proponer que fuera a proclamar el evangelio del reino en Jerusalén.
El libro de Urantia
Documento 163
163:0.1 (1800.1) UNOS días después de que Jesús y los doce llegaran a Magadán desde Jerusalén, llegó Abner desde Belén con un grupo de unos cincuenta discípulos. En ese momento se habían reunido también en el campamento de Magadán el cuerpo de evangelistas, el cuerpo de mujeres y otros ciento cincuenta discípulos de probada lealtad procedentes de toda Palestina. Después de dedicar unos días a los contactos personales y la reorganización del campamento, Jesús y los doce impartieron un curso de formación intensiva a este conjunto especial de creyentes. Al final del curso el Maestro eligió a setenta maestros entre estos discípulos bien formados y experimentados y los envió a proclamar el evangelio del reino. Esta instrucción regular empezó el viernes 4 de noviembre y duró hasta el sábado 19 de noviembre.
163:0.2 (1800.2) Jesús hablaba al grupo todas las mañanas. Pedro enseñaba los métodos de predicación pública, Natanael los instruía en el arte de enseñar, Tomás explicaba cómo contestar preguntas y Mateo dirigía la organización de sus finanzas colectivas. Los demás apóstoles también contribuían a la formación del grupo según su experiencia particular y sus talentos naturales.
163:1.1 (1800.3) Jesús ordenó a los setenta la tarde del sabbat 19 de noviembre en el campamento de Magadán y puso a Abner al frente de estos predicadores y maestros del evangelio. Este cuerpo de los setenta estaba formado por Abner y diez de los antiguos apóstoles de Juan, cincuenta y uno de los primeros evangelistas y otros ocho discípulos que se habían distinguido en el servicio del reino.
163:1.2 (1800.4) Hacia las dos de la tarde de este sabbat se congregó entre aguaceros un grupo de creyentes a la orilla del lago de Galilea para presenciar la ordenación de los setenta. Cuando apareció David con la mayoría de su cuerpo de mensajeros el número de asistentes al acto pasó de cuatrocientos.
163:1.3 (1800.5) Antes de imponer las manos sobre las cabezas de los setenta para distinguirlos como mensajeros del evangelio, Jesús les dirigió estas palabras: «En verdad la mies es mucha pero los obreros pocos; rogad por tanto al Señor de la mies que envíe obreros a su mies. Estoy a punto de distinguiros como mensajeros del reino; mirad que os envío a los judíos y a los gentiles como corderos en medio de lobos. Cuando emprendáis vuestro camino de dos en dos, no llevéis ni bolsa de dinero ni ropa de recambio, pues esta primera misión será corta. No saludéis a nadie por el camino y atended solo a vuestra labor. Siempre que vayáis a alojaros en una casa decid primero: Paz a esta casa. Si los que viven allí aman la paz permaneceréis, si no, os iréis. Cuando hayáis elegido una casa quedaos en ella mientras estéis en esa ciudad y comed y bebed lo que os den, porque el obrero merece su sustento. No vayáis de casa en casa buscando un alojamiento mejor. No olvidéis que al salir a proclamar la paz en la tierra y la buena voluntad entre los hombres tendréis que enfrentaros a enemigos encarnizados que se engañan a sí mismos. Sed pues prudentes como serpientes e inocentes como palomas.
163:1.4 (1801.1) «Dondequiera que vayáis predicad diciendo: ‘El reino de los cielos está cerca’ y atended a todos los enfermos tanto de mente como de cuerpo. Habéis recibido en abundancia las cosas buenas del reino; dad en abundancia. Si la gente de una ciudad os recibe, encontrarán una amplia entrada en el reino del Padre. Si la gente de una ciudad se niega a recibir este evangelio, también proclamaréis vuestro mensaje a esa comunidad incrédula, y a los que rechazan vuestra enseñanza les diréis al marcharos: ‘A pesar de que rechazáis la verdad, el reino de Dios se ha acercado a vosotros’. El que os escucha me escucha a mí, y el que me escucha a mí escucha a Aquel que me ha enviado. El que rechaza vuestro mensaje del evangelio me rechaza a mí, y el que me rechaza a mí rechaza a Aquel que me ha enviado.»
163:1.5 (1801.2) Cuando Jesús terminó de hablar, los setenta se arrodillaron en círculo a su alrededor y fue imponiendo las manos sobre la cabeza de cada uno empezando por Abner.
163:1.6 (1801.3) A primera hora del día siguiente Abner envió a los setenta mensajeros a todas las ciudades de Galilea, Samaria y Judea. Las treinta y cinco parejas salieron a predicar y enseñar durante unas seis semanas, y todos volvieron el viernes 30 de diciembre al nuevo campamento situado cerca de Pella, en Perea.
163:2.1 (1801.4) Más de cincuenta discípulos que aspiraban a ordenarse y ser admitidos entre los setenta fueron rechazados por el comité designado por Jesús para seleccionar a los candidatos. Formaban este comité Andrés, Abner y el jefe en funciones del cuerpo de evangelistas. Cuando no había acuerdo unánime entre los tres miembros del comité, llevaban al candidato ante Jesús, y aunque el Maestro no rechazó nunca a nadie que anhelara ordenarse como mensajero del evangelio, más de doce aspirantes abandonaron la idea de convertirse en mensajeros del evangelio después de hablar con Jesús.
163:2.2 (1801.5) Un discípulo ferviente fue a Jesús y le dijo: «Maestro, quisiera ser uno de tus nuevos apóstoles, pero mi padre es muy anciano y pronto morirá; ¿podré volver a mi casa para enterrarlo?». Jesús le respondió: «Hijo, los zorros tienen madrigueras y los pájaros del cielo tienen nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene donde recostar la cabeza. Eres un discípulo fiel y puedes seguir siéndolo cuando vuelvas a tu casa para atender a tus seres queridos, pero no ocurre lo mismo con los mensajeros de mi evangelio. Ellos han renunciado a todo para seguirme y proclamar el reino. Si quieres ser ordenado maestro, tendrás que dejar que otros entierren a los muertos mientras tú sales a anunciar la buena nueva». El hombre se alejó muy desilusionado.
163:2.3 (1801.6) Otro discípulo fue a ver al Maestro y le dijo: «Quisiera ser ordenado como mensajero pero me gustaría pasar un poco de tiempo en mi casa para consolar a mi familia». Jesús le dijo: «Si deseas ser ordenado tienes que estar dispuesto a renunciar a todo. Los mensajeros del evangelio no pueden tener su afecto dividido. Nadie que pone la mano en el arado y mira atrás es digno de convertirse en mensajero del reino».
163:2.4 (1801.7) Entonces Andrés llevó ante Jesús a cierto joven rico que era un creyente devoto y deseaba recibir la ordenación. Este joven llamado Matadormus era miembro del Sanedrín de Jerusalén, había oído enseñar a Jesús y luego había sido instruido en el evangelio del reino por Pedro y los demás apóstoles. Jesús habló con Matadormus sobre las exigencias de la ordenación y le pidió que no tomara ninguna decisión hasta haber pensado más a fondo sobre el asunto. A primeras horas del día siguiente el joven abordó a Jesús cuando salía a dar un paseo y le dijo: «Maestro, quisiera conocer de ti las garantías de la vida eterna. He guardado todos los mandamientos desde mi juventud y me gustaría saber qué más debo hacer para alcanzar la vida eterna». Jesús respondió así a su pregunta: «Si guardas todos los mandamientos —no cometes adulterio, no matas, no robas, no das falso testimonio, no engañas, honras a tus padres— haces bien, pero la salvación es la recompensa de la fe, no simplemente de las obras. ¿Crees en este evangelio del reino?». Matadormus contestó: «Sí, Maestro, creo todo lo que tú y tus apóstoles me habéis enseñado». Jesús le dijo: «Entonces eres en verdad mi discípulo y un hijo del reino».
163:2.5 (1802.1) Pero el joven insistió: «Maestro, no me conformo con ser tu discípulo; quisiera ser uno de tus nuevos mensajeros». Al oír esto Jesús lo miró con gran amor y le dijo: «Te aceptaré como uno de mis mensajeros si estás dispuesto a pagar el precio; solo te falta una cosa». Matadormus respondió: «Maestro, haré lo que sea para poder seguirte». Jesús besó en la frente al joven arrodillado y le dijo: «Si quieres ser mi mensajero vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres o a tus hermanos, después ven y sígueme, y tendrás un tesoro en el reino de los cielos».
163:2.6 (1802.2) Al oír esto Matadormus cambió de expresión. Se levantó y se alejó tristemente, pues tenía grandes posesiones. Este joven fariseo rico había sido educado en la creencia de que la riqueza era el signo del favor de Dios. Jesús sabía que Matadormus no estaba libre del amor a sí mismo y a sus riquezas. El Maestro quería librarlo del amor a la riqueza, no necesariamente de la riqueza misma. Aunque los discípulos de Jesús no se desprendían de todos sus bienes terrenales, los apóstoles y los setenta sí lo hicieron. Matadormus deseaba ser uno de los setenta nuevos mensajeros, y por este motivo le pidió Jesús que se desprendiera de todas sus posesiones temporales.
163:2.7 (1802.3) Casi todos los seres humanos se aferran a algo como su mal más querido y han de renunciar a ello como parte del precio para ser admitidos en el reino de los cielos. Si Matadormus se hubiera desprendido de su riqueza, probablemente habría sido puesta de nuevo en sus manos para que la administrara como tesorero de los setenta. De hecho, cuando se estableció más adelante la Iglesia en Jerusalén, sí cumplió el mandato del Maestro —aunque ya era demasiado tarde para ser miembro de los setenta— y se convirtió en el tesorero de la Iglesia de Jerusalén cuya cabeza era Santiago, el hermano del Señor en la carne.
163:2.8 (1802.4) Así ha sido siempre y así será: los hombres tienen que tomar sus propias decisiones. Los mortales pueden ejercer cierto grado de libertad de elección. Las fuerzas del mundo espiritual no coaccionan al hombre sino que le permiten seguir el camino que él mismo ha elegido.
163:2.9 (1802.5) Jesús preveía que Matadormus con sus riquezas no podría ser ordenado como compañero de hombres que habían renunciado a todo por el evangelio. Al mismo tiempo veía que sin sus riquezas se habría convertido en el líder máximo de todos ellos. Pero igual que ocurrió con los propios hermanos de Jesús, Matadormus nunca llegó a ser grande en el reino porque él mismo se privó de la asociación estrecha y personal con el Maestro que podría haber tenido si hubiera estado dispuesto a hacer en ese momento lo que Jesús le pedía y que luego hizo varios años después.
163:2.10 (1803.1) Las riquezas no tienen ninguna relación directa con la entrada en el reino de los cielos, pero el amor a la riqueza sí. Las lealtades espirituales hacia el reino son incompatibles con el servilismo al dios de la riqueza material. El hombre no puede compartir su lealtad suprema a un ideal espiritual con el apego a lo material.
163:2.11 (1803.2) Jesús no dijo nunca que fuera malo tener riquezas. Solo a los doce y a los setenta les pidió que dedicaran todas sus posesiones terrenales a la causa común, e incluso entonces se aseguró de que sus propiedades se liquidaran ventajosamente, como en el caso del apóstol Mateo. Jesús daba a sus discípulos acomodados los mismos consejos que al hombre rico de Roma. El Maestro consideraba la inversión inteligente de las ganancias excedentes como una forma legítima de asegurarse contra alguna inevitable adversidad futura. Cuando la tesorería apostólica era excedentaria Judas ponía fondos en depósito para prevenir futuros periodos de escasez, y esto lo hacía después de consultarlo con Andrés. Jesús no tuvo nunca nada que ver personalmente con las finanzas apostólicas salvo para dar limosnas. Lo que sí condenó repetidas veces como abuso económico es la explotación injusta de los débiles, ignorantes y menos afortunados por sus semejantes fuertes, ambiciosos y más inteligentes. Jesús declaró que este trato inhumano a hombres, mujeres y niños era incompatible con los ideales de la hermandad del reino de los cielos.
163:3.1 (1803.3) Pedro y algunos de los apóstoles se fueron reuniendo alrededor de Jesús mientras hablaba con Matadormus, y al marcharse el joven rico el Maestro se volvió hacia los apóstoles y les dijo: «¡Ya veis lo difícil que es entrar plenamente en el reino de Dios para los que tienen riquezas! La adoración espiritual no se puede compartir con las lealtades materiales; nadie puede servir a dos señores. Habéis oído el dicho de que ‘es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para los paganos heredar la vida eterna’. Y yo os digo que es tan fácil que ese camello pase por el ojo de la aguja como que los ricos satisfechos de sí mismos entren en el reino de los cielos».
163:3.2 (1803.4) Pedro y los apóstoles se sorprendieron muchísimo al oír estas palabras, tanto que Pedro dijo: «Entonces, Señor, ¿quién puede salvarse? ¿Quedarán fuera del reino todos los que tienen riquezas?». Jesús respondió: «No, Pedro, pero todos los que ponen su confianza en las riquezas tienen pocas probabilidades de entrar en la vida espiritual que conduce al progreso eterno. Sin embargo hay muchas cosas imposibles para el hombre que no están fuera del alcance del Padre del cielo; deberíamos reconocer más bien que con Dios todo es posible».
163:3.3 (1803.5) Cuando Jesús se quedó solo con los apóstoles le dio pena que Matadormus no se hubiera quedado con ellos pues lo amaba mucho. Luego bajaron paseando hasta el lago, se sentaron junto al agua y Pedro hablando por los doce (que estaban todos presentes) dijo: «Estamos preocupados por lo que le has dicho a ese joven rico. ¿Tenemos que pedir a los que quieran seguirte que renuncien a todas sus riquezas del mundo?». Jesús respondió: «No, Pedro, solo a los que quieran convertirse en apóstoles y deseen vivir conmigo como vosotros lo hacéis, como una sola familia. Pero el Padre exige que el afecto de sus hijos sea puro e indiviso. Cualquier cosa o persona que se interponga entre vosotros y el amor a las verdades del reino debe ser abandonada, pero cuando la riqueza no invade los recintos del alma no tiene ninguna consecuencia en la vida espiritual de los que desean entrar en el reino».
163:3.4 (1804.1) Entonces Pedro dijo: «Pero, Maestro, ¿qué tendremos nosotros que lo hemos dejado todo para seguirte?». Jesús se dirigió a los doce y respondió: «En verdad, en verdad os digo que no hay nadie que haya dejado fortuna, hogar, esposa, hermanos, padres o hijos, por mí y por el reino de los cielos que no reciba mucho más en este mundo, quizá con algunas persecuciones, y la vida eterna en el mundo venidero. Pero muchas veces los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros. El Padre trata a sus criaturas según sus necesidades y conforme a sus justas leyes de consideración amorosa y misericordiosa por el bienestar de un universo.
163:3.5 (1804.2) «El reino de los cielos es como un hacendado que empleaba a muchos trabajadores y salió muy de mañana a contratar obreros para su viña. Habiendo convenido con los obreros pagarles un denario al día, los envió a la viña. Volvió a salir hacia las nueve, y al ver a otros parados en la plaza del mercado sin hacer nada, les dijo: ‘Id también vosotros a trabajar a mi viña, y os pagaré lo que sea justo’. Y ellos fueron. Volvió a salir hacia las doce y hacia las tres e hizo lo mismo. Hacia las cinco de la tarde fue otra vez a la plaza del mercado, encontró a otros parados y les preguntó: ‘¿Por qué estáis aquí ociosos todo el día?’. Ellos le dijeron: ‘Porque nadie nos ha contratado’. Él les dijo: ‘Id también vosotros a trabajar a mi viña, y recibiréis lo que sea justo’.
163:3.6 (1804.3) «Al caer la tarde, el dueño de la viña dijo a su administrador: ‘Llama a los obreros y págales su jornal, empezando por los últimos contratados y terminando por los primeros’. Cuando llegaron los que habían sido contratados hacia las cinco, recibieron un denario cada uno, y así fue con todos los demás trabajadores. Cuando los hombres que habían sido contratados al principio del día vieron lo que se había pagado a los últimos en llegar, pensaron que recibirían más que la cantidad acordada; pero ellos también recibieron un denario cada uno. Y cuando todos recibieron su paga, se quejaron al dueño de la casa, diciendo: ‘Los hombres que contrataste al final han trabajado solo una hora, y tú les has pagado lo mismo que a nosotros que hemos soportado el peso de todo el día bajo el sol abrasador’.
163:3.7 (1804.4) «Entonces el dueño de la casa contestó: ‘Amigos, no os hago ningún agravio. ¿No aceptasteis todos vosotros trabajar por un denario al día? Tomad lo que es vuestro y seguid vuestro camino. Si quiero dar a los que llegaron los últimos tanto como a vosotros, ¿no me es lícito hacer lo que quiera con lo que es mío? ¿Acaso me reprocháis mi generosidad porque deseo ser bueno y mostrar misericordia?’.»
163:4.1 (1804.5) El día en que los setenta salieron a su primera misión fue muy emotivo en el campamento de Magadán. Por la mañana temprano Jesús dio su última charla a los setenta e insistió en los puntos siguientes:
163:4.2 (1804.6) 1. El evangelio del reino tiene que ser proclamado a todo el mundo, tanto a los gentiles como a los judíos.
163:4.3 (1804.7) 2. Cuando atendáis a los enfermos no les enseñéis a esperar milagros.
163:4.4 (1805.1) 3. Proclamad la hermandad espiritual de los hijos de Dios y no un reino exterior de poder terrenal y gloria material.
163:4.5 (1805.2) 4. No perdáis el tiempo con un exceso de actividades sociales y otras trivialidades que podrían distraeros de vuestra entrega entusiasta a predicar el evangelio.
163:4.6 (1805.3) 5. Si la primera casa que elijáis como cuartel general resulta ser una morada digna quedaos en ella durante toda vuestra estancia en esa ciudad.
163:4.7 (1805.4) 6. Dejad claro a todos los creyentes fieles que ha llegado ya la hora de romper abiertamente con los dirigentes religiosos de los judíos de Jerusalén.
163:4.8 (1805.5) 7. Enseñad que todo el deber del hombre se resume en este mandamiento único: Ama al Señor tu Dios con toda tu mente y toda tu alma, y a tu prójimo como a ti mismo. (En lugar de las 613 reglas de vida que predican los fariseos, deberían enseñar esto como todo el deber del hombre.)
163:4.9 (1805.6) Jesús habló así a los setenta delante de todos los apóstoles y discípulos. Después Simón Pedro se los llevó aparte y les predicó su sermón de ordenación, que era una ampliación del encargo que les había dado el Maestro cuando les impuso las manos para distinguirlos como mensajeros del reino. Pedro exhortó a los setenta a cultivar en su vida las virtudes siguientes:
163:4.10 (1805.7) 1. La entrega consagrada. Orar siempre para que más obreros sean enviados a la cosecha evangélica. Les explicó que cuando alguien reza así es muy probable que diga: «Aquí estoy, envíame». Les recomendó que no descuidaran su adoración diaria.
163:4.11 (1805.8) 2. La verdadera valentía. Les advirtió que serían recibidos con hostilidad y que estuvieran preparados a afrontar persecuciones. Pedro les dijo que su misión no era una empresa para cobardes y aconsejó a los que tuvieran miedo que se retiraran antes de empezar. Pero ninguno lo hizo.
163:4.12 (1805.9) 3. La fe y la confianza. Debían emprender esta corta misión sin provisiones de ningún tipo. Debían confiar en que el Padre les proporcionaría comida, techo y todas las demás cosas necesarias.
163:4.13 (1805.10) 4. El celo y la iniciativa. Debían estar poseídos por el fervor y llenos de entusiasmo inteligente; debían ocuparse exclusivamente de los asuntos de su Maestro. El saludo oriental era una ceremonia larga y elaborada, por eso Jesús les había recomendado que «no saludaran a nadie por el camino». Esto era lo que se solía decir para aconsejar a alguien que se dedicara de sus asuntos sin perder el tiempo; no tenía nada que ver con saludar amablemente.
163:4.14 (1805.11) 5. La amabilidad y la cortesía. El Maestro les había dicho que evitaran perder el tiempo innecesariamente en ceremonias sociales, pero les recomendó cortesía hacia todos aquellos con quienes se pusieran en contacto. Debían mostrarse especialmente amables con las personas que los hospedaban en sus casas, y se les insistió mucho en que no cambiaran nunca una casa modesta por otra más cómoda o más influyente.
163:4.15 (1805.12) 6. La atención a los enfermos. Pedro encargó a los setenta que buscaran a los enfermos de mente y de cuerpo y que hicieran todo lo posible por aliviar o curar sus dolencias.
163:4.16 (1805.13) Una vez recibido el encargo y las instrucciones, se fueron de dos en dos a emprender su misión en Galilea, Samaria y Judea.
163:4.17 (1806.1) Aunque los judíos tenían especial consideración por el número setenta y a veces pensaban que las naciones del mundo pagano sumaban setenta, y aunque estos setenta mensajeros iban a llevar el evangelio al mundo entero, todo parece indicar que fue una simple coincidencia que este grupo tuviera precisamente setenta miembros. Lo cierto es que Jesús habría aceptado por lo menos a seis más, pero ellos no estaban dispuestos a pagar el precio de renunciar a sus riquezas o a sus familias.
163:5.1 (1806.2) Jesús y los doce empezaron a prepararse para establecer su último cuartel general en Perea, cerca de Pella, donde fue bautizado el Maestro en el Jordán. Pasaron los diez últimos días de noviembre deliberando en Magadán, y al amanecer del martes 6 de diciembre el grupo entero de casi trescientas personas salió con todo su equipaje para alojarse esa misma noche junto al río cerca de Pella. Se instalaron junto al manantial, en el mismo lugar que había ocupado varios años antes el campamento de Juan el Bautista.
163:5.2 (1806.3) En cuanto se levantó el campamento de Magadán David Zebedeo volvió a Betsaida y empezó a reducir el servicio de mensajeros. El reino estaba entrando en una nueva fase. Los peregrinos llegaban a diario de toda Palestina e incluso de regiones remotas del Imperio romano. A veces venían creyentes de Mesopotamia y de las tierras del este del Tigris. Ante esta nueva situación, el domingo 18 de diciembre David, ayudado por sus mensajeros, cargó en los animales de transporte el equipamiento de acampada que había utilizado en su día para montar el campamento de Betsaida junto al lago y que estaba almacenado en casa de su padre. Después de despedirse de Betsaida por un tiempo, fue bordeando el lago y luego el Jordán hasta llegar a un punto situado unos ochocientos metros al norte del campamento apostólico. En menos de una semana lo había preparado todo para ofrecer hospitalidad a cerca de mil quinientos visitantes peregrinos. El campamento apostólico podía alojar a unas quinientas personas. Palestina estaba en plena época lluviosa, y todas estas instalaciones eran necesarias para atender al creciente número de interesados, en su mayoría sinceros, que viajaban hasta Perea para ver a Jesús y escuchar sus enseñanzas.
163:5.3 (1806.4) David hizo todo esto por su propia iniciativa, aunque se había asesorado con Felipe y Mateo en Magadán. Empleó como ayudantes a la mayor parte de su anterior cuerpo de mensajeros para dirigir este campamento, y dejó reducido el servicio regular de mensajeros a menos de veinte hombres. Hacia finales de diciembre y antes de que volvieran los setenta, se habían reunido casi ochocientos visitantes en torno al Maestro, y encontraron alojamiento en el campamento de David.
163:6.1 (1806.5) El viernes 30 de diciembre mientras Jesús estaba en las colinas cercanas con Pedro, Santiago y Juan, los setenta mensajeros fueron llegando de dos en dos al cuartel general de Pella acompañados por numerosos creyentes. Cuando Jesús volvió al campamento hacia las cinco de la tarde, los setenta estaban reunidos en el lugar dedicado a la enseñanza. La cena se retrasó más de una hora mientras estos entusiastas del evangelio del reino terminaban de contar sus experiencias. Los mensajeros de David habían traído a los apóstoles muchas de estas noticias durante las semanas anteriores, pero fue realmente inspirador oír a estos maestros del evangelio recién ordenados contar personalmente cómo había sido recibido su mensaje por una audiencia hambrienta tanto de judíos como de gentiles. Por fin Jesús podía ver a unos hombres que salían a difundir la buena nueva sin su presencia personal. El Maestro supo entonces que podría dejar este mundo sin dificultar demasiado el progreso del reino.
163:6.2 (1807.1) Cuando los setenta contaron que «hasta los demonios se sometían» a ellos, se referían a las curas maravillosas que habían realizado con víctimas de trastornos nerviosos. Sin embargo, habían aliviado también a algunos poseídos realmente por espíritus, y Jesús comentó refiriéndose a estos pocos casos: «No es de extrañar que esos espíritus menores desobedientes se sometan a vosotros, puesto que he visto a Satanás caer del cielo como un rayo. Pero no os regocijéis tanto por esto, pues os declaro que en cuanto regrese a mi Padre enviaremos nuestro espíritu a la mente misma de los hombres para que esos pocos espíritus perdidos no puedan entrar nunca más en la mente de mortales desventurados. Me regocijo con vosotros de que tengáis influencia sobre los hombres pero no os encumbréis por ello. Alegraos más bien de que se hayan escrito vuestros nombres en las listas del cielo y podáis avanzar así en una carrera sin fin de conquistas espirituales».
163:6.3 (1807.2) Fue en ese momento, justo antes de compartir la cena, cuando Jesús experimentó uno de los pocos momentos de éxtasis emocional que sus seguidores tuvieron la ocasión de presenciar. Dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque aunque este evangelio maravilloso se oculta a los sabios y engreídos, el espíritu ha revelado estas glorias espirituales a estos hijos del reino. Sí, Padre, porque ha sido de tu agrado hacer esto, y me regocijo al saber que la buena nueva se difundirá al mundo entero incluso después de que haya regresado a ti y al trabajo que me has encomendado. Me conmueve profundamente darme cuenta de que estás a punto de poner en mis manos toda la autoridad, de que solo tú sabes realmente quién soy y de que solo yo te conozco realmente y aquellos a quienes te he revelado. Y cuando haya completado esta revelación a mis hermanos en la carne, seguiré revelándola a tus criaturas de lo alto».
163:6.4 (1807.3) Después de hablar así al Padre, Jesús se volvió hacia sus apóstoles y emisarios para decirles: «Dichosos los ojos que ven y los oídos que oyen estas cosas. Os digo que muchos profetas y muchos grandes hombres de edades pasadas desearon contemplar lo que vosotros veis ahora, pero no les fue concedido. Y muchas generaciones de hijos de la luz que están aún por venir os envidiarán cuando oigan hablar de estas cosas porque las habéis visto y oído».
163:6.5 (1807.4) Luego se dirigió a todos los discípulos y les dijo: «Ya habéis oído cuántas ciudades y pueblos han recibido la buena nueva del reino y cómo han sido recibidos mis maestros y emisarios tanto por los judíos como por los gentiles. Benditas son en verdad estas comunidades que han elegido creer en el evangelio del reino. Pero ay de los habitantes de Corazín, Betsaida-Julias y Cafarnaúm que han rechazado la luz, las ciudades que no han recibido bien a estos mensajeros. Declaro que si las obras poderosas que se han hecho en estos lugares se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, las gentes de esas ciudades llamadas paganas hace mucho que se habrían arrepentido en saco y ceniza. Por eso os digo que el día del juicio será más llevadero para Tiro y Sidón».
163:6.6 (1807.5) Como el día siguiente era sabbat, Jesús se reunió aparte con los setenta y les dijo: «Me he regocijado realmente con vosotros cuando habéis vuelto trayendo las buenas noticias de la acogida del evangelio del reino por tanta gente en toda Galilea, Samaria y Judea. Pero, ¿por qué estáis tan eufóricos y sorprendidos? ¿No esperabais que vuestro mensaje se manifestaría con poder? ¿Salisteis con tan poca fe en este evangelio que volvéis sorprendidos por su eficacia? Y ahora, sin querer enfriar el regocijo de vuestro espíritu, quiero preveniros seriamente contra las sutilezas del orgullo, del orgullo espiritual. Si pudierais comprender la caída de Lucifer el inicuo, rechazaríais solemnemente cualquier forma de orgullo espiritual.
163:6.7 (1808.1) «Habéis emprendido la gran obra de enseñar al hombre mortal que es un hijo de Dios. Os he mostrado el camino; id a cumplir con vuestro deber y no os canséis de hacer el bien. A vosotros y a todos los que seguirán vuestros pasos a lo largo de los siglos dejadme que os diga que estoy siempre cerca y que mi llamamiento es y será siempre: Venid a mí todos los que estáis cansados y cargados, y yo os daré descanso. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí que soy fiel y leal, y hallaréis descanso espiritual para vuestra alma.»
163:6.8 (1808.2) Comprobaron que las palabras del Maestro eran verdad cuando pusieron a prueba sus promesas. Y desde aquel día innumerables personas han probado y comprobado la certeza de estas mismas promesas.
163:7.1 (1808.3) Los días siguientes hubo mucha actividad en el campamento de Pella con los preparativos de la misión en Perea. Jesús y sus compañeros estaban a punto de emprender su última misión, la gira de tres meses por toda Perea que terminaría con la entrada del Maestro en Jerusalén para finalizar su obra en la tierra. Durante todo este tiempo el cuartel general de Jesús y los doce apóstoles se mantuvo en el campamento de Pella.
163:7.2 (1808.4) Ya no era necesario que Jesús saliera a enseñar a la gente. Ahora la gente acudía a él más numerosa cada semana y de todas partes, no solo de Palestina sino también de todo el mundo romano y de Oriente Próximo. Aunque el Maestro participó con los setenta en la gira por Perea, pasó gran parte de su tiempo en el campamento de Pella enseñando a la multitud e instruyendo a los doce. Durante este periodo de tres meses al menos diez de los apóstoles permanecieron con Jesús.
163:7.3 (1808.5) El cuerpo de mujeres se preparó también para salir de dos en dos con los setenta a evangelizar en las ciudades más grandes de Perea. El grupo original de doce mujeres había formado recientemente a un cuerpo más grande de otras cincuenta en la labor de visitar hogares y en el arte de atender a los enfermos y afligidos. Perpetua, la esposa de Simón Pedro, se hizo miembro de esta nueva división del cuerpo de mujeres y asumió el liderazgo de esta actuación femenina más amplia bajo las órdenes de Abner. Después de Pentecostés permaneció con su ilustre marido y lo acompañó en todas sus giras misioneras. El día en que Pedro fue crucificado en Roma, ella fue arrojada a las fieras en la arena. Este nuevo cuerpo de mujeres tenía también entre sus miembros a las esposas de Felipe y de Mateo y a la madre de Santiago y Juan.
163:7.4 (1808.6) La obra del reino se preparaba para entrar en su fase final bajo el liderazgo personal de Jesús. Fue una fase de profundidad espiritual en contraste con la época en que las multitudes seguían al Maestro en busca de milagros y prodigios durante sus primeros tiempos de popularidad en Galilea. Y sin embargo algunos seguidores conservaban su mentalidad materialista y no conseguían captar la verdad de que el reino de los cielos es la hermandad espiritual del hombre fundamentada en el hecho eterno de la paternidad universal de Dios.
El libro de Urantia
Documento 164
164:0.1 (1809.1) MIENTRAS se instalaba el campamento en Pella, Jesús tomó consigo a Tomás y Natanael y se encaminó en secreto hacia Jerusalén para asistir a la fiesta de la consagración. Los dos apóstoles no se dieron cuenta de que su Maestro iba a Jerusalén hasta que atravesaron el Jordán por el vado de Betania. Cuando comprendieron que tenía realmente la intención de estar presente en la fiesta de la consagración protestaron enérgicamente e intentaron disuadirlo utilizando todo tipo de argumentos, pero él estaba decidido a ir a Jerusalén. A todas sus súplicas y a todos sus esfuerzos por hacerle ver la locura y el peligro de ponerse él mismo en manos del Sanedrín, Jesús se limitaba a responder: «Quisiera dar a esos maestros de Israel una oportunidad más de ver la luz antes de que llegue mi hora».
164:0.2 (1809.2) De camino a Jerusalén los dos apóstoles no pararon de expresar sus temores y sus dudas sobre la sensatez de correr semejante riesgo. Llegaron a Jericó hacia las cuatro y media y decidieron pasar allí la noche.
164:1.1 (1809.3) Al anochecer se reunió un grupo cuantioso alrededor de Jesús y los dos apóstoles para hacerles preguntas. Muchas las respondieron los apóstoles mientras que el Maestro contestó otras. En el transcurso de la velada cierto jurista intentó enredar a Jesús en un debate comprometedor diciendo: «Maestro, quisiera preguntarte qué debo hacer exactamente para heredar la vida eterna». Jesús respondió: «¿Qué está escrito en la ley y los profetas? ¿Qué lees en las Escrituras?». El jurista, que conocía las enseñanzas tanto de Jesús como de los fariseos, contestó: «Amar al Señor Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con toda tu fuerza, y a tu prójimo como a ti mismo». Jesús le dijo: «Has respondido bien. Si lo haces realmente, eso te llevará a la vida eterna».
164:1.2 (1809.4) Pero el jurista no era del todo sincero al hacer esta pregunta. Deseando justificarse y poner además a Jesús en un compromiso, se acercó un poco más a él y siguió preguntando: «¿Y quién es mi prójimo?». El jurista esperaba que Jesús cayera en la trampa de hacer alguna afirmación contraria a la ley judía, que definía al prójimo como «los hijos del pueblo propio». Los judíos consideraban a todos los demás como «perros gentiles». Este jurista tenía algún conocimiento de las enseñanzas de Jesús y sabía que el Maestro no pensaba así; por eso intentaba hacerle decir algo que se pudiera interpretar como un ataque a la ley sagrada.
164:1.3 (1810.1) Jesús conocía las intenciones del jurista, y en vez de caer en la trampa procedió a contar una historia a sus oyentes, una historia que podía ser plenamente apreciada por cualquier audiencia de Jericó: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos crueles bandidos que le robaron, le quitaron la ropa, lo molieron a palos y se fueron dejándolo medio muerto. Pasó poco después un sacerdote por ese mismo camino, y al ver el lamentable estado del herido cruzó al otro lado y pasó de largo. También pasó un levita, y cuando vio al hombre cambió al otro lado del camino. Por entonces un samaritano que viajaba a Jericó se encontró con el herido, y al ver cómo le habían robado y maltratado tuvo compasión. Le vendó las heridas, derramó sobre ellas aceite y vino, lo montó en su propia cabalgadura y lo trajo aquí a la posada para cuidarlo. A la mañana siguiente sacó algo de dinero y se lo dio al posadero diciendo: ‘Cuida bien de mi amigo, y todo lo que te gastes de más te lo pagaré a mi vuelta’. Y ahora permíteme preguntarte: ¿Cuál de los tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?». El jurista, viendo que había caído en su propia trampa, respondió: «El que tuvo misericordia con él». Y Jesús dijo: «Ve y haz tú lo mismo».
164:1.4 (1810.2) El jurista contestó «el que tuvo misericordia con él» para no tener que pronunciar la odiada palabra «samaritano». A la pregunta «¿Quién es mi prójimo?» el jurista se vio forzado a dar la misma respuesta que Jesús quería, y que si la hubiera dado él habría sido acusado directamente de herejía. Jesús no solo confundió al jurista malintencionado, sino que contó a sus oyentes una historia que era al mismo tiempo un hermoso recordatorio para todos sus seguidores y un reproche contundente a todos los judíos por su actitud hacia los samaritanos. Y esta historia ha seguido promoviendo el amor fraternal entre todos los que han creído posteriormente en el evangelio de Jesús.
164:2.1 (1810.3) Jesús había asistido a la fiesta de los tabernáculos para poder proclamar el evangelio a los peregrinos procedentes de todas las partes del Imperio. Ahora iba a la fiesta de la consagración con el único propósito de dar al Sanedrín y a los líderes judíos otra oportunidad de ver la luz. El acontecimiento principal de estos días que pasó en Jerusalén tuvo lugar el viernes por la noche en casa de Nicodemo. Se habían reunido en esa casa unos veinticinco líderes judíos que creían en la enseñanza de Jesús, catorce de los cuales eran entonces o habían sido recientemente miembros del Sanedrín. Asistieron a esta reunión Eber, Matadormus y José de Arimatea.
164:2.2 (1810.4) En esta ocasión todos los oyentes de Jesús eran hombres doctos, y tanto ellos como los dos apóstoles se asombraron de la amplitud y la profundidad de las observaciones que hizo el Maestro a este distinguido auditorio. Desde la época de sus enseñanzas en Alejandría, Roma y las islas del Mediterráneo, Jesús no había desplegado tanta erudición ni mostrado tal comprensión de los asuntos de los hombres, tanto religiosos como seculares.
164:2.3 (1810.5) Todos los que asistieron a esta pequeña reunión se fueron impactados por la personalidad del Maestro, encantados por la amabilidad de su trato y enamorados del hombre. Habían intentado asesorar a Jesús sobre el modo de ganarse a los restantes miembros del Sanedrín. El Maestro había escuchado atentamente todas sus propuestas aunque sin decir palabra; sabía que no funcionaría ninguno de los planes que le proponían. Sospechaba que la mayoría de los dirigentes judíos no aceptaría nunca el evangelio del reino y sin embargo les dio a todos esta nueva oportunidad de elegir. Pero aquella noche, al volver con Tomás y Natanael a su alojamiento del monte de los Olivos, aún no había decidido qué método emplearía para atraer una vez más la atención del Sanedrín hacia su obra.
164:2.4 (1811.1) Tomás y Natanael durmieron poco esa noche; estaban demasiado impresionados por lo que habían oído en casa de Nicodemo. Pensaron mucho en el comentario final de Jesús a estos miembros y exmiembros del Sanedrín cuando le ofrecieron presentarse con él ante los setenta. El Maestro les dijo: «No, hermanos, no serviría de nada. Multiplicaríais su cólera, que caería sobre vuestras cabezas, pero no aplacaríais en lo más mínimo el odio que me tienen. Id a ocuparos cada uno de los asuntos del Padre tal como os guíe el espíritu, y yo les daré otra oportunidad de conocer el reino por el procedimiento que me indique mi Padre».
164:3.1 (1811.2) A la mañana siguiente los tres fueron a desayunar a casa de Marta en Betania y desde allí siguieron directamente a Jerusalén. Al acercarse al templo ese sabbat Jesús y sus dos apóstoles se encontraron con un mendigo muy conocido, un hombre que había nacido ciego, sentado en su lugar habitual. Aunque estos mendicantes no podían pedir ni recibir limosnas el día del sabbat, se les permitía sentarse en sus lugares habituales. Jesús se paró a mirar al mendigo ciego de nacimiento, y entonces se le ocurrió el procedimiento que iba a utilizar para dar a conocer una vez más su misión en la tierra al Sanedrín y a los demás dirigentes y maestros religiosos judíos.
164:3.2 (1811.3) Mientras el Maestro estaba delante del ciego absorto en sus pensamientos, Natanael, especulando sobre la posible causa de esa ceguera, preguntó: «Maestro, ¿quién pecó, este o sus padres, para que naciera ciego?».
164:3.3 (1811.4) Los rabinos enseñaban que todos estos casos de ceguera de nacimiento eran consecuencia del pecado. No solo los niños eran concebidos y nacían en pecado, sino que un niño podía también nacer ciego como castigo por algún pecado concreto cometido por su padre. Enseñaban incluso que el propio niño podía pecar antes de llegar al mundo. Enseñaban también que estos defectos podían ser causados por algún pecado o complacencia indebida de la madre durante el embarazo.
164:3.4 (1811.5) En todas estas regiones sobrevivían restos de una creencia en la reencarnación. Los antiguos maestros judíos, junto con Platón, Filón y muchos de los esenios, toleraban la teoría de que los hombres podían cosechar en una encarnación lo que habían sembrado en una existencia anterior, de modo que expiaban en una vida los pecados cometidos en vidas anteriores. Al Maestro le costó hacer creer a los hombres que su alma no había tenido existencias anteriores.
164:3.5 (1811.6) Sin embargo, por incoherente que parezca, aunque se suponía que este tipo de ceguera era el resultado del pecado, los judíos tenían por muy meritorio dar limosnas a estos mendigos ciegos. Estos ciegos tenían la costumbre de salmodiar constantemente a los que pasaban: «Oh tiernos de corazón, ganad méritos ayudando a los ciegos».
164:3.6 (1811.7) Jesús explicó el caso de este ciego a Tomás y Natanael no solo porque ya había decidido utilizarlo ese mismo día como medio de atraer de nuevo la atención de los líderes judíos hacia su misión, sino también porque animaba siempre a sus apóstoles a buscar las verdaderas causas de todos los fenómenos naturales o espirituales. Les había prevenido muchas veces contra la tendencia habitual de atribuir causas espirituales a los fenómenos físicos comunes.
164:3.7 (1812.1) Jesús había decidido incluir a este mendigo en su plan de acción para ese día, pero antes de hacer nada por el ciego, llamado Josías, respondió a la pregunta de Natanael: «Ni este hombre pecó ni pecaron sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. Esta ceguera le ha sobrevenido en el curso natural de los acontecimientos, pero ahora debemos hacer las obras de Aquel que me envió mientras aún es de día, porque la noche llegará seguro y entonces la obra que estamos a punto de hacer será imposible. Mientras estoy en el mundo, yo soy la luz del mundo, pero dentro de poco ya no estaré con vosotros».
164:3.8 (1812.2) Dicho esto, explicó a Tomás y Natanael: «Vamos a crear la vista de este ciego en día del sabbat para dar a los escribas y fariseos la oportunidad que buscan de acusar al Hijo del Hombre». Entonces se inclinó para escupir en el suelo e hizo barro con la saliva, al tiempo que explicaba en voz alta todo lo que hacía para que el ciego pudiera oírlo. Luego se acercó a Josías y untó con el barro sus ojos sin vista diciendo: «Hijo, ve a lavar este barro en el estanque de Siloé y recibirás inmediatamente la vista». Josías se lavó en el estanque de Siloé, y al volver con su familia y sus amigos veía.
164:3.9 (1812.3) Como había sido siempre mendigo y no sabía hacer otra cosa, en cuanto se le pasó el entusiasmo inicial volvió a su sitio de siempre a pedir limosna. Cuando sus amigos, sus vecinos y todos los que lo conocían de antes se dieron cuenta de que veía, comentaron: «¿No es este Josías, el mendigo ciego?». Unos afirmaban que sí y otros decían: «No, es uno que se le parece pero puede ver». Cuando se lo preguntaron a él, Josías contestó: «Sí, soy yo».
164:3.10 (1812.4) Cuando empezaron a preguntarle cómo era posible que viera, él les dijo: «Un hombre llamado Jesús pasó por aquí, y mientras hablaba de mí con sus amigos, hizo barro con su saliva, me ungió los ojos y me dijo que fuera a lavármelos en el estanque de Siloé. Hice lo que me mandó y recibí la vista inmediatamente. Esto fue hace unas horas, y aún no conozco el significado de muchas cosas que veo». La gente empezó a reunirse a su alrededor para preguntarle dónde podrían encontrar al desconocido que lo había curado, pero Josías solo pudo contestar que no lo sabía.
164:3.11 (1812.5) De todos los milagros del Maestro, este fue uno de los más extraños. El ciego no había pedido ser curado. No sabía que ese Jesús que le había mandado lavarse en Siloé y le había prometido que vería era el profeta de Galilea que había predicado en Jerusalén durante la fiesta de los tabernáculos. Josías tenía muy pocas esperanzas de recibir la vista, pero la gente de aquella época tenía mucha fe en la eficacia de la saliva de un hombre grande o santo, y de la conversación de Jesús con Tomás y Natanael había deducido que su posible benefactor era un hombre grande, un maestro sabio o un profeta santo; por eso hizo lo que Jesús le había indicado.
164:3.12 (1812.6) Jesús utilizó tierra y saliva, y le mandó lavarse en el estanque simbólico de Siloé por tres razones:
164:3.13 (1812.7) 1. Esta curación no fue una respuesta milagrosa a la fe de una persona. Jesús realizó este prodigio con un objetivo elegido por él y aprovechó al mismo tiempo para beneficiar a aquel hombre de forma permanente.
164:3.14 (1813.1) 2. Como Josías no había pedido la curación, y puesto que su fe era escasa, los ingredientes materiales del milagro estaban pensados para motivarlo. Él sí creía en la superstición del poder de la saliva, y sabía que el estanque de Siloé era un lugar semisagrado, pero no habría ido allí si no hubiera necesitado lavarse el barro de la unción. Había suficiente protocolo ceremonial en la actuación de Jesús como para inducir al ciego a actuar.
164:3.15 (1813.2) 3. Pero Jesús tenía un tercer motivo para recurrir a medios materiales en esta actuación excepcional. Hizo este milagro en virtud de su sola decisión, y quería que sirviera para enseñar a sus seguidores de aquel tiempo y de todos los siglos posteriores a no despreciar ni descuidar los medios materiales en la curación de los enfermos. Quería que dejaran de pensar que los milagros eran el único método de curar las enfermedades humanas.
164:3.16 (1813.3) Ese sabbat por la mañana Jesús concedió milagrosamente la vista a un hombre junto al templo de Jerusalén con intención de hacer de este acto un desafío abierto al Sanedrín y a todos los maestros y dirigentes religiosos judíos. Fue su manera de romper abiertamente con los fariseos. Jesús era siempre positivo en todo lo que hacía y quería atraer la atención del Sanedrín sobre este asunto, por eso a primera hora de esa tarde de sabbat fue con sus dos apóstoles al lugar donde estaba ese hombre y provocó deliberadamente los debates que obligaron a los fariseos a interesarse por el milagro.
164:4.1 (1813.4) A media tarde la curación de Josías había levantado tanta controversia en los alrededores del templo que los dirigentes del Sanedrín decidieron convocar un consejo en su lugar habitual de reunión en el templo, y al hacerlo vulneraron una norma establecida que prohibía las reuniones del Sanedrín los días de sabbat. Jesús sabía que el quebrantamiento del sabbat sería uno de los cargos principales que se formularían contra él cuando llegara la prueba final y deseaba comparecer ante el Sanedrín bajo la acusación de haber curado en sabbat a un ciego, en la misma sesión en que el alto tribunal judío quebrantaba directamente sus propias leyes autoimpuestas al reunirse en sabbat para juzgarlo por este acto de misericordia.
164:4.2 (1813.5) Pero ellos no se atrevieron a convocar a Jesús sino que mandaron a buscar inmediatamente a Josías. Después de algunas preguntas preliminares el portavoz del Sanedrín (en presencia de unos cincuenta miembros) pidió a Josías que les contara lo que le había sucedido. Desde el momento de su curación aquella mañana, Josías había oído comentar a Tomás, Natanael y a otros que los fariseos se habían indignado de que hubiera sido curado en sabbat y probablemente causarían problemas a todos los implicados. Pero Josías aún no se había dado cuenta de que Jesús era aquel a quien llamaban el Libertador y respondió así a la pregunta de los fariseos: «Ese hombre llegó, me puso barro sobre los ojos, me dijo que fuera a lavarme a Siloé y ahora veo».
164:4.3 (1813.6) Uno de los fariseos de más edad pronunció un largo discurso y concluyó: «Ese hombre no puede venir de Dios porque hemos visto que no guarda el sabbat. Primero quebranta la ley al preparar el barro, y luego al enviar a este mendigo a Siloé a lavarse en día de sabbat. Un hombre así no puede ser un maestro enviado por Dios».
164:4.4 (1813.7) Entonces uno de los más jóvenes, que creía secretamente en Jesús, dijo: «Si ese hombre no ha sido enviado por Dios, ¿cómo puede hacer estas cosas? Sabemos que un vulgar pecador no puede hacer tales milagros. Todos conocemos a este mendigo y sabemos que nació ciego, pero ahora ve. ¿Vais a seguir diciendo que ese profeta hace todos estos prodigios por el poder del príncipe de los demonios?». Y por cada fariseo que se atrevía a acusar y denunciar a Jesús, se levantaba otro a hacer preguntas incómodas y problemáticas, de modo que se produjo una grave división entre ellos. Al ver cómo se enredaba el debate, el presidente decidió hacer más preguntas al interesado para apaciguar la discusión. Se volvió hacia Josías y dijo: «¿Qué piensas tú de ese hombre, ese Jesús, que dices que te abrió los ojos?». Josías contestó: «Creo que es un profeta».
164:4.5 (1814.1) Los dirigentes, cada vez más inquietos, no sabían qué hacer. Solo se les ocurrió mandar llamar a los padres de Josías para saber si realmente había nacido ciego. No querían creer que el mendigo hubiera sido sanado.
164:4.6 (1814.2) Era bien sabido en Jerusalén que no solo se había negado a Jesús la entrada en todas las sinagogas, sino que todos los que creían en su enseñanza estaban también expulsados, excomulgados de la congregación de Israel. Esto significaba que perdían todos sus derechos y privilegios en todo el mundo judío salvo el derecho a comprar lo necesario para vivir.
164:4.7 (1814.3) Por eso cuando los padres de Josías comparecieron humildes y atemorizados ante el augusto Sanedrín, no se atrevieron a hablar libremente. El portavoz del tribunal les preguntó: «¿Es este vuestro hijo, el que vosotros decís que nació ciego? Si eso es verdad, ¿cómo es que ahora ve?». El padre de Josías, apoyado por la madre, respondió: «Sabemos que este es nuestro hijo y que nació ciego, pero cómo es que ahora ve o quién le ha abierto los ojos, no lo sabemos. Preguntadle a él; ya es mayor de edad, que hable por sí mismo».
164:4.8 (1814.4) Entonces hicieron comparecer por segunda vez a Josías. No avanzaban en su plan de celebrar un juicio formal y algunos empezaban a sentirse incómodos de hacerlo en sabbat, de modo que cambiaron de táctica para intentar hacerle caer en una trampa. El secretario del tribunal se dirigió así al que hasta entonces fuera ciego: «¿Por qué no das gloria a Dios por esto? ¿Por qué no nos dices toda la verdad sobre lo que sucedió? Todos sabemos que ese hombre es un pecador. ¿Por qué te niegas a ver la verdad? Sabes que tanto tú como ese hombre sois culpables de quebrantar el sabbat. Si persistes en afirmar que tus ojos se han abierto en el día de hoy, ¿no quieres expiar tu pecado reconociendo que Dios es tu sanador?».
164:4.9 (1814.5) Pero Josías no era tonto ni carecía de sentido del humor, así que respondió al secretario del tribunal: «Si es pecador no lo sé, pero una cosa sé: que yo era ciego y ahora veo». Y como no conseguían atraparlo siguieron interrogándolo: «¿Cómo te abrió los ojos? ¿Qué te hizo realmente? ¿Qué te dijo? ¿Te pidió que creyeras en él?».
164:4.10 (1814.6) Josías respondió con cierta impaciencia: «Os he dicho exactamente cómo pasó todo, y si no creéis mi testimonio ¿por qué queréis oírlo otra vez? ¿Acaso queréis también haceros discípulos suyos?». Estas palabras de Josías provocaron un revuelo y el Sanedrín se disolvió al borde de la violencia, pues los líderes se abalanzaron sobre Josías gritando furiosamente: «Tú serás discípulo de ese hombre, pero nosotros somos discípulos de Moisés, y somos los maestros de las leyes de Dios. Sabemos que Dios habló por Moisés, pero ese Jesús no sabemos de dónde es».
164:4.11 (1814.7) Entonces Josías se subió a un taburete y dijo con voz potente a cuantos pudieran oír: «Escuchad, vosotros que afirmáis ser los maestros de todo Israel, yo os declaro que en esto hay una gran maravilla puesto que confesáis que no sabéis de dónde es este hombre y sin embargo sabéis con certeza por el testimonio que habéis escuchado que me ha abierto los ojos. Todos sabemos que Dios no hace estas obras para los impíos; que Dios solo haría una cosa así a petición de un verdadero adorador, para alguien que es santo y justo. Sabéis que desde el principio del mundo jamás se ha oído decir que alguien abriera los ojos a un ciego de nacimiento. ¡Miradme todos y daos cuenta de lo que se ha hecho hoy en Jerusalén! Os digo que si ese hombre no viniera de Dios no podría haberlo hecho». Los miembros del Sanedrín, llenos de ira y desconcierto, le gritaban al marcharse: «Naciste todo tú en pecado, ¿y ahora pretendes enseñarnos? Puede que no nacieras realmente ciego, e incluso aunque te hayan abierto los ojos en día de sabbat, lo han hecho por el poder del príncipe de los demonios». Y fueron directamente a la sinagoga para expulsar a Josías.
164:4.12 (1815.1) Cuando Josías fue llamado a comparecer tenía escasas nociones sobre Jesús y sobre la naturaleza de su curación. La mayor parte de su acertado y valiente testimonio se fue desarrollando en su mente a medida que avanzaba la vista, ante el proceder parcial e injusto del tribunal supremo de Israel.
164:5.1 (1815.2) Mientras el Sanedrín quebrantaba el sabbat en una de las cámaras del templo, Jesús se paseaba por los alrededores y enseñaba a la gente en el pórtico de Salomón. Esperaba ser convocado ante el Sanedrín para poder hablarles de la buena nueva de la libertad y la alegría de la filiación divina en el reino de Dios, pero ellos no se atrevieron a mandar a buscarlo. Siempre se habían sentido desconcertados por las repentinas apariciones públicas de Jesús en Jerusalén, y ahora que él les daba la oportunidad que tanto habían buscado, les dio miedo hacerle comparecer ante el Sanedrín, incluso como testigo, y aún más miedo arrestarlo.
164:5.2 (1815.3) Jerusalén estaba en pleno invierno, y la gente buscaba el abrigo parcial del pórtico de Salomón. Mientras Jesús estaba ahí esperando le hicieron muchas preguntas y él enseñó durante más de dos horas a la multitud. Unos maestros judíos le preguntaron delante de todos para tenderle una trampa: «¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si eres el Mesías, dínoslo claramente». Jesús les respondió: «Os he hablado muchas veces de mí y de mi Padre, pero no queréis creerme. ¿No veis que las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí? Pero muchos de vosotros no creéis porque no sois de mi redil. El maestro de la verdad atrae solo a los que tienen hambre de verdad y sed de rectitud. Mis ovejas oyen mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. Y a todos los que siguen mi enseñanza les doy la vida eterna; jamás perecerán y nadie me los arrebatará de las manos. Mi Padre que me ha dado estos hijos es más grande que todos, y nadie los puede arrebatar de la mano de mi Padre. El Padre y yo somos uno». Algunos judíos incrédulos corrieron hacia una zona del templo que estaba en obras a buscar piedras para tirárselas a Jesús, pero los creyentes se lo impidieron.
164:5.3 (1815.4) Jesús prosiguió: «Os he mostrado muchas obras de amor del Padre, ¿por cuál de ellas pensáis apedrearme?». Uno de los fariseos dijo: «No queremos apedrearte por ninguna buena obra, sino por blasfemia, porque tú, siendo un hombre, te atreves a igualarte a Dios». Y Jesús contestó: «Acusáis al Hijo del Hombre de blasfemia porque os negasteis a creerme cuando declaré que fui enviado por Dios. Si no hago las obras de Dios, no me creáis, pero si hago las obras de Dios, aunque a mí no me creáis, creed en mis obras. Para que podías estar seguros de lo que proclamo, os vuelvo a afirmar que el Padre está en mí y yo en el Padre, y que así como el Padre mora en mí, yo moraré en cada uno de los que crean en este evangelio». Al oír esto muchos fueron corriendo a buscar las piedras para tirárselas, pero él se escapó por los recintos del templo y se reunió con Tomás y Natanael que habían asistido a la sesión del Sanedrín. Los tres esperaron cerca del templo a que Josías saliera de la cámara del consejo.
164:5.4 (1816.1) Jesús y los dos apóstoles no fueron a buscar a Josías a su casa hasta que oyeron que había sido expulsado de la sinagoga. Al llegar a su casa Tomás lo llamó para que saliera al patio y Jesús le dijo: «Josías, ¿crees en el Hijo de Dios?». Él respondió: «¿Quién es, Señor, para que crea en él?». Jesús dijo: «Lo has visto y oído, es el que habla contigo». Y Josías dijo: «Creo, Señor», y cayendo de rodillas lo adoró.
164:5.5 (1816.2) Cuando Josías se enteró de que había sido expulsado de la sinagoga se quedó muy abatido, pero se llenó de ánimo cuando Jesús le dijo que se preparara inmediatamente para ir con ellos al campamento de Pella. Este hombre sencillo de Jerusalén había sido expulsado de una sinagoga judía, pero he aquí que el Creador de un universo lo llevaba ahora a asociarse con la nobleza espiritual de aquel tiempo y aquella generación.
164:5.6 (1816.3) Entonces Jesús salió de Jerusalén para no volver hasta poco antes del momento de dejar este mundo. El Maestro se dirigió a Pella con Josías y los dos apóstoles, y Josías resultó ser uno de los beneficiarios del ministerio milagroso del Maestro que dieron fruto, pues dedicó el resto de su vida a predicar el evangelio del reino.
El libro de Urantia
Documento 165
165:0.1 (1817.1) EL MARTES 3 de enero del año 30 d. C. Abner, el que fuera jefe de los doce apóstoles de Juan el Bautista, en su día jefe de la escuela nazarea de En-Gedi y ahora jefe de los setenta mensajeros del reino, convocó a sus compañeros y les dio las instrucciones finales antes de enviarlos a todas las ciudades y pueblos de Perea. Esta misión en Perea duró casi tres meses y fue el último ministerio del Maestro. Después Jesús fue directamente a Jerusalén a pasar por las experiencias finales de su encarnación. Los setenta, apoyados periódicamente por Jesús y los doce apóstoles, actuaron en las siguientes ciudades y poblaciones: Zafón, Gadara, Macad, Arbela, Ramat, Edrei, Bosora, Caspin, Mispá, Gerasa, Ragaba, Sucot, Amatus, Adam, Penuel, Capitolias, Dion, Hatita, Gada, Filadelfia, Jogbeha, Gilead, Bet-Nimra, Tiro, Eleale, Livias, Hesbón, Callirhoe, Bet-Peor, Sitim, Sibma, Medeba, Bet-Meón, Areópolis, Aroer y en unas cincuenta aldeas más.
165:0.2 (1817.2) Durante toda esta gira por Perea el cuerpo de mujeres, que contaba ya con sesenta y dos miembros, se hizo cargo de casi todo el trabajo de atención a los enfermos. Este fue el periodo final del desarrollo de los aspectos espirituales superiores del evangelio del reino, y por eso no hubo obras milagrosas. En ninguna otra parte de Palestina los apóstoles y discípulos de Jesús se emplearon tan a fondo, y en ninguna otra zona fueron tan bien acogidas las enseñanzas del Maestro entre los mejores sectores de la población.
165:0.3 (1817.3) En aquella época Perea estaba habitada casi a partes iguales por gentiles y judíos, ya que los muchos colectivos judíos habían sido desalojados de estas regiones en tiempos de Judas Macabeo. Perea era la provincia más bella y pintoresca de Palestina. Los judíos solían referirse a ella como «la tierra de allende el Jordán».
165:0.4 (1817.4) Durante este periodo Jesús repartió su tiempo entre enseñar en el campamento de Pella y viajar con los doce para dar apoyo a los setenta en las distintas ciudades donde enseñaban y predicaban. Siguiendo las instrucciones de Abner los setenta bautizaban a todos los creyentes aunque Jesús no les había encargado que lo hicieran.
165:1.1 (1817.5) Para mediados de enero se habían reunido en Pella más de mil doscientas personas. Cuando Jesús residía en el campamento enseñaba a esta multitud al menos una vez al día; solía hablarles a las nueve de la mañana si la lluvia no lo impedía. Pedro y los demás apóstoles enseñaban por las tardes. Jesús reservaba las noches para las sesiones habituales de preguntas y respuestas con los doce y otros discípulos avanzados. La media de los grupos nocturnos era de unas cincuenta personas.
165:1.2 (1817.6) A mediados de marzo, cuando Jesús empezó su viaje hacia Jerusalén, más de cuatro mil personas escuchaban todas las mañanas la predicación de Jesús o de Pedro. El Maestro eligió terminar su obra en la tierra cuando el interés por su mensaje estaba en un punto alto, el más alto de esta segunda fase de progreso del reino en la que no hubo milagros. Las tres cuartas partes de esta multitud de oyentes eran buscadores de la verdad, pero había también un buen número de fariseos de Jerusalén y de otros lugares, y otros muchos escépticos e indecisos.
165:1.3 (1818.1) Jesús y los doce apóstoles dedicaron gran parte de su tiempo a la multitud reunida en el campamento de Pella. Los doce prestaron poca o ninguna atención al trabajo de campo; se limitaron a ir con Jesús a visitar a los compañeros de Abner. Abner conocía bien la región de Perea porque ese era el terreno donde su anterior maestro, Juan el Bautista, había hecho casi toda su labor. Después de emprender la misión en Perea, Abner y los setenta no volvieron nunca más al campamento de Pella.
165:2.1 (1818.2) Cuando Jesús se encaminó hacia el norte tras la fiesta de la consagración para salir cuanto antes de la jurisdicción de los dirigentes judíos, le siguió hasta Pella un grupo de más de trescientos habitantes de Jerusalén, fariseos y otros. Y fueron estos maestros y líderes judíos, junto con los doce apóstoles, los que escucharon el sermón del «Buen Pastor». Después de media hora de conversación informal, Jesús se dirigió así a un centenar de oyentes:
165:2.2 (1818.3) «Esta noche tengo muchas cosas que deciros. Puesto que muchos de vosotros sois mis discípulos y otros mis enemigos acérrimos, presentaré mi enseñanza en forma de parábola para que cada uno tome para sí lo que encuentre acogida en su corazón.
165:2.3 (1818.4) «Esta noche hay aquí ante mí hombres que estarían dispuestos a morir por mí y por este evangelio del reino, y algunos de ellos harán esta ofrenda en los años por venir. También estáis aquí algunos esclavos de la tradición que me habéis seguido desde Jerusalén y que, sumidos igual que vuestros jefes en las tinieblas del engaño, buscáis la muerte del Hijo del Hombre. La vida que vivo ahora en la carne os juzgará a ambos, a los verdaderos pastores y a los falsos pastores. Si los falsos pastores fueran ciegos no tendrían pecado, pero vosotros decís que veis; os preciáis de ser maestros de Israel, por eso vuestro pecado permanece en vosotros.
165:2.4 (1818.5) «El buen pastor reúne a su rebaño en el redil por la noche en tiempo de peligro. Cuando llega la mañana entra en el redil por la puerta, y las ovejas conocen su voz cuando las llama. Todo pastor que no entra por la puerta en el redil de las ovejas es un ladrón y un salteador. El verdadero pastor entra en el redil cuando el guardián le abre la puerta, y sus ovejas, que conocen su voz, salen cuando las llama; y cuando todas las que son suyas están fuera, el verdadero pastor va delante de ellas, abre camino y las ovejas lo siguen. Sus ovejas lo siguen porque conocen su voz, no seguirán a un extraño. Huirán del extraño porque no conocen su voz. Esta multitud que se ha reunido aquí alrededor de nosotros son como ovejas sin pastor, pero cuando les hablamos, conocen la voz del pastor y nos siguen; al menos nos siguen los que tienen hambre de verdad y sed de rectitud. Algunos de vosotros no sois de mi redil, no conocéis mi voz y no me seguís. Y como sois falsos pastores, las ovejas no conocen vuestra voz y no os seguirán.»
165:2.5 (1819.1) Cuando Jesús terminó de contar esta parábola nadie le preguntó nada. Entonces comentó así la parábola:
165:2.6 (1819.2) «Vosotros que aspiráis a ser pastores ayudantes de los rebaños de mi Padre, además de ser jefes dignos, tenéis que alimentar al rebaño con buena comida. Solo seréis verdaderos pastores si lleváis a vuestros rebaños a pastos verdes junto a aguas tranquilas.
165:2.7 (1819.3) «Y ahora, por si a alguno le parece demasiado fácil entender esta parábola, yo os declaro que soy la puerta del redil del Padre y al mismo tiempo el verdadero pastor de los rebaños de mi Padre. Todo pastor que intente entrar sin mí en el redil fracasará, y las ovejas no escucharán su voz. Yo soy la puerta junto con aquellos que ministran conmigo. Toda alma que entre en el camino eterno por los medios que he creado y ordenado será salvada y podrá proseguir hasta las praderas eternas del Paraíso.
165:2.8 (1819.4) «Y además soy el verdadero pastor que está dispuesto a dar hasta su vida por las ovejas. El ladrón se mete en el redil solo para robar, matar y destruir, pero yo he venido para que todos tengáis vida y la tengáis en abundancia. El asalariado huye cuando llega el peligro y deja que las ovejas se dispersen y perezcan, pero el verdadero pastor no huye cuando viene el lobo sino que protege a su rebaño, y si es necesario da la vida por sus ovejas. En verdad, en verdad os digo, amigos y enemigos, que yo soy el verdadero pastor, conozco a los míos y los míos me conocen. No huiré ante el peligro. Terminaré este servicio, cumpliré la voluntad de mi Padre y no abandonaré al rebaño que el Padre ha puesto a mi cuidado.
165:2.9 (1819.5) «Pero tengo muchas otras ovejas que no son de este redil, y mis palabras son verdad no solo para este mundo. Esas otras ovejas también escuchan y conocen mi voz, y he prometido al Padre que serán reunidas todas en un solo redil, en una sola hermandad de hijos de Dios. Entonces todos vosotros conoceréis la voz de un solo pastor, el pastor verdadero, y todos aceptaréis la paternidad de Dios.
165:2.10 (1819.6) «Y así sabréis por qué el Padre me ama y ha puesto en mis manos todos sus rebaños de este dominio para que los cuide; es porque el Padre sabe que no flaquearé en la defensa del redil, que no abandonaré a mis ovejas y que si fuera necesario, no dudaré en entregar mi vida por sus múltiples rebaños. Pero sabed que si doy mi vida la recuperaré. Ningún hombre ni ninguna otra criatura puede quitarme la vida. Tengo el derecho y el poder de entregar mi vida y tengo el mismo poder y el mismo derecho de recuperarla. Vosotros no podéis comprenderlo, pero yo recibí esa autoridad de mi Padre incluso antes de que este mundo fuera.»
165:2.11 (1819.7) Estas palabras dejaron confundidos a sus apóstoles y atónitos a sus discípulos. Por su parte, los fariseos procedentes de Jerusalén y sus alrededores salieron a la noche comentando: «O está loco o tiene un demonio dentro». Pero incluso algunos de los maestros de Jerusalén decían: «Habla como quien tiene autoridad. Además, ¿quién ha visto nunca a un endemoniado abrir los ojos a un ciego de nacimiento y hacer todas las cosas maravillosas que este hombre ha hecho?».
165:2.12 (1819.8) A la mañana siguiente cerca de la mitad de estos maestros judíos de la zona de Jerusalén se declararon creyentes en Jesús, y los demás volvieron consternados a sus casas.
165:3.1 (1819.9) A finales de enero se reunían casi tres mil personas las tardes de sabbat. El sábado 28 de enero Jesús predicó el memorable sermón sobre «La confianza y la preparación espiritual». Simón Pedro hizo unas observaciones preliminares y luego habló así el Maestro:
165:3.2 (1820.1) «Lo que he dicho muchas veces a mis apóstoles y a mis discípulos lo proclamo ahora ante esta multitud: Guardaos de la levadura de los fariseos que es hipocresía nacida de los prejuicios y alimentada por la esclavitud a las tradiciones, aunque también es cierto que muchos de esos fariseos son rectos de corazón y algunos de ellos están aquí como discípulos míos. Dentro de poco todos comprenderéis mi enseñanza, pues no hay nada encubierto que no haya de ser revelado. Lo que ahora está oculto a vuestros ojos se dará a conocer cuando el Hijo del Hombre haya consumado su misión en la tierra y en la carne.
165:3.3 (1820.2) «Pronto, muy pronto, las cosas que nuestros enemigos están tramando ahora en secreto y en la oscuridad saldrán a la luz y se proclamarán desde las azoteas. Pero yo os digo, amigos, que no les tengáis miedo cuando intenten destruir al Hijo del Hombre. No temáis a los que pueden matar el cuerpo pero después ya no tienen ningún poder sobre vosotros. Os advierto que no temáis a nadie ni en el cielo ni en la tierra, sino que os regocijéis en el conocimiento de Aquel que tiene el poder de liberaros de toda injusticia y de presentaros sin culpa ante el tribunal de un universo.
165:3.4 (1820.3) «¿No se venden cinco gorriones por dos céntimos? Y sin embargo cuando esos pajaritos revolotean en busca de alimento, ni uno de ellos existe sin que lo sepa el Padre, la fuente de toda vida. Para las guardianas seráficas hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados. Si todo esto es verdad, ¿por qué vivís asustados por las muchas pequeñeces que surgen en vuestra vida diaria? Pero yo os digo: no tengáis miedo, valéis mucho más que muchos gorriones juntos.
165:3.5 (1820.4) «A todos los que habéis tenido el valor de confesar ante los hombres vuestra fe en mi evangelio yo os reconoceré dentro de poco ante las ángeles del cielo. Pero el que niegue a sabiendas ante los hombres la verdad de mis enseñanzas será negado por su guardiana del destino incluso ante las ángeles del cielo.
165:3.6 (1820.5) «Digáis lo que digáis contra el Hijo del Hombre, os será perdonado; pero quien se atreva a blasfemar contra Dios no hallará perdón. Cuando los hombres llegan hasta el extremo de atribuir a sabiendas los actos de Dios a las fuerzas del mal, esos rebeldes intencionados no buscarán el perdón de sus pecados.
165:3.7 (1820.6) «Y cuando nuestros enemigos os lleven ante los jefes de las sinagogas y ante otras altas autoridades, no os preocupéis por lo que diréis ni os inquietéis por la manera de responder a sus preguntas, porque el espíritu que mora dentro de vosotros os enseñará en ese mismo momento lo que habréis de decir en honor del evangelio del reino.
165:3.8 (1820.7) «¿Cuánto tiempo perderéis en el valle de la decisión? ¿Por qué os quedáis parados entre dos opiniones? ¿Por qué habría de dudar un judío o un gentil a la hora de aceptar la buena nueva de que es hijo del Dios eterno? ¿Cuánto tardaremos en convenceros de que toméis posesión con alegría de vuestra herencia espiritual? He venido a este mundo a revelaros al Padre y a conduciros al Padre. Lo primero ya lo he hecho, pero no puedo hacer lo segundo sin vuestro consentimiento; el Padre nunca obliga a nadie a entrar en el reino. La invitación ha sido y será siempre: Que venga todo el que quiera y participe libremente del agua de vida.»
165:3.9 (1820.8) Cuando Jesús terminó de hablar muchos se encaminaron al Jordán para ser bautizados por los apóstoles mientras Jesús atendía a las preguntas de los que se quedaron.
165:4.1 (1821.1) Mientras los apóstoles bautizaban a los creyentes, otros se quedaron hablando con el Maestro. Cierto joven le dijo: «Maestro, mi padre nos dejó al morir muchas propiedades a mi hermano y a mí, pero mi hermano no quiere darme lo que es mío. ¿Podrías ordenar a mi hermano que reparta la herencia conmigo?». A Jesús le indignó un poco que este joven propenso al materialismo trajera a colación una disputa económica, pero decidió aprovechar la oportunidad para ampliar sus enseñanzas y le respondió: «Dime, ¿quién me ha nombrado partidor de lo vuestro? ¿De dónde has sacado la idea de que me intereso por los asuntos materiales de este mundo?». Luego se volvió hacia todos los presentes y dijo: «Cuidad de manteneros libres de codicia; la vida de un hombre no consiste en poseer muchas cosas. La felicidad no nace del poder de la riqueza y la alegría no surge de los bienes materiales. Los bienes en sí mismos no son una maldición, pero el amor a la riqueza provoca muchas veces una entrega tal a las cosas de este mundo que el alma se vuelve ciega a los hermosos atractivos de las realidades espirituales del reino de Dios en la tierra y a las alegrías de la vida eterna en el cielo.
165:4.2 (1821.2) «Voy a contaros la historia de cierto hombre rico cuyas tierras producían mucho. Cuando se hizo muy rico empezó a decirse: ‘¿Qué haré con todas mis riquezas? Tengo tantas que ya no tengo sitio donde almacenar mi fortuna’. Después de reflexionar sobre este problema decidió: ‘Derribaré mis graneros y construiré otros más grandes, y así tendré sitio suficiente para almacenar mis frutos y mis bienes. Entonces podré decir a mi alma: alma, tienes una gran fortuna acumulada para muchos años, ya puedes descansar; come, bebe y diviértete porque eres rica y tus bienes aumentan’.
165:4.3 (1821.3) «Pero este hombre además de rico era necio. Mientras atendía a las necesidades materiales de su mente y de su cuerpo, no se ocupó de acumular tesoros en el cielo para la satisfacción del espíritu y la salvación del alma. Y ni siquiera pudo disfrutar del placer de consumir las riquezas que había acumulado porque esa misma noche le fue requerida el alma. Esa noche irrumpieron en su casa unos bandidos y lo mataron, y después de saquear sus graneros quemaron lo que quedaba. Las propiedades que se salvaron de los ladrones se las disputaron sus herederos. Este hombre había acumulado tesoros para sí en la tierra, pero no era rico ante Dios.»
165:4.4 (1821.4) Jesús respondió así al joven sobre su herencia porque sabía que su problema era la codicia. Pero aunque no hubiera existido este problema, el Maestro tampoco habría intervenido porque nunca se entrometía en los asuntos temporales, ni siquiera en los de sus apóstoles y mucho menos en los de sus discípulos.
165:4.5 (1821.5) Cuando Jesús terminó de contar su historia se levantó otro oyente y le preguntó: «Maestro, sé que tus apóstoles han vendido todas sus posesiones terrenales para seguirte y tienen todas las cosas en común igual que los esenios. ¿Quieres que todos los que somos discípulos tuyos hagamos lo mismo? ¿Es pecado poseer una fortuna honrada?». Jesús respondió así a esta pregunta: «Amigo, no es pecado tener una fortuna honorable, pero sí es pecado convertir la riqueza de las posesiones materiales en tesoros que absorban tu interés y desvíen tus afectos de la dedicación a los objetivos espirituales del reino. No hay pecado en tener posesiones honradas en la tierra con tal de que tu tesoro esté en el cielo, pues allí donde esté tu tesoro estará también tu corazón. Hay una gran diferencia entre la riqueza que conduce a la avaricia y al egoísmo, y la que poseen y administran con espíritu de gestión los que tienen bienes abundantes en este mundo y contribuyen con tanta liberalidad a sostener a los que consagran todas sus energías al trabajo del reino. Muchos de los que estáis aquí y no tenéis dinero sois alojados y alimentados en esa ciudad de tiendas porque hombres y mujeres ricos y generosos han proporcionado el dinero necesario a vuestro anfitrión David Zebedeo.
165:4.6 (1822.1) «Y no olvidéis nunca que, a fin de cuentas, la riqueza es perecedera. El amor a las riquezas oscurece e incluso destruye demasiadas veces la visión espiritual. No perdáis nunca de vista el peligro de que el dinero, en vez de ser vuestro servidor, se convierta en vuestro amo».
165:4.7 (1822.2) Jesús no enseñó ni toleró la ociosidad ni la imprevisión, ni tampoco aceptó nunca desatender a las necesidades materiales de la propia familia o depender de limosnas. Lo que enseñó es que lo material y temporal debe estar subordinado al bienestar del alma y al progreso de la naturaleza espiritual en el reino de los cielos.
165:4.8 (1822.3) Mientras la gente bajaba al río para presenciar los bautismos, el primer joven fue a hablar con Jesús en privado sobre el tema de su herencia porque consideraba que Jesús había sido demasiado duro con él. Después de escuchar otra vez su caso, el Maestro le dijo: «Hijo, ¿por qué te dejas llevar por tu tendencia a la codicia en un día como este, y pierdes la oportunidad de alimentarte con el pan de vida? ¿No sabes que las leyes de sucesión judías se aplicarán con justicia si vas con tu queja al tribunal de la sinagoga? ¿No ves que yo estoy aquí para asegurar que conozcas tu herencia celestial? ¿No has leído en las Escrituras: ‘Hay quien acumula riquezas con cautela y sacrificio, y esta es la porción de su recompensa, pues dice para sí: ya hallé reposo y ahora podré comer siempre de mis bienes, pero no sabe lo que el tiempo le traerá, ni tampoco que tendrá que dejar todas esas cosas a otros cuando muera’? ¿No has leído el mandamiento: ‘No codiciarás’. Y también: ‘Comieron hasta hartarse y engordaron, y entonces se volvieron hacia otros dioses’? ¿Has leído en los Salmos que ‘el Señor aborrece a los codiciosos’ y que ‘mejor es lo poco del justo que la abundancia de muchos impíos’. ‘Si aumentan las riquezas, no pongas el corazón en ellas’? ¿Has leído lo que dice Jeremías: ‘Que el rico no se gloríe de su riqueza’?; y Ezequiel habló con verdad cuando dijo: ‘Hacen alarde de amor con los labios, pero sus corazones andan tras sus ganancias’».
165:4.9 (1822.4) Jesús despidió al joven con estas palabras: «Hijo, ¿de qué te servirá ganar el mundo entero, si pierdes tu alma?».
165:4.10 (1822.5) Otro oyente preguntó cómo serían tratados los ricos el día del juicio y Jesús respondió: «No he venido a juzgar ni a pobres ni a ricos, sino que todos los hombres serán juzgados por su forma de vivir. En lo que respecta al juicio de los ricos, todos los que hayan adquirido grandes riquezas deberán responder por lo menos a estas tres preguntas:
165:4.11 (1822.6) «1. ¿Cuánta riqueza has acumulado?
165:4.12 (1822.7) «2. ¿Cómo conseguiste esa riqueza?
165:4.13 (1822.8) «3. ¿Cómo empleaste tu riqueza?»
165:4.14 (1822.9) Luego Jesús se fue a descansar un rato en su tienda antes de la cena. Cuando los apóstoles terminaron de bautizar fueron a hablar con él sobre las riquezas en la tierra y el tesoro en el cielo, pero estaba dormido.
165:5.1 (1823.1) Después de cenar esa noche Jesús y los doce se reunieron para hablar como de costumbre, y Andrés preguntó: «Maestro, mientras nosotros bautizábamos a los creyentes dijiste muchas cosas a la gente que se quedó contigo y no pudimos oírlas. ¿Podrías repetir esas palabras para nosotros?». Jesús le contestó:
165:5.2 (1823.2) «Sí, Andrés, os hablaré de la riqueza y los medios de subsistencia, pero a vosotros, mis apóstoles, no puedo hablaros exactamente igual que a los discípulos y a la multitud, puesto que vosotros lo habéis dejado todo, no solo para seguirme, sino para ser ordenados embajadores del reino. Tenéis ya varios años de experiencia y sabéis que el Padre cuyo reino proclamáis no os abandonará. Habéis dedicado vuestras vidas al ministerio del reino, por lo tanto no os inquietéis ni os preocupéis por las cosas de la vida temporal, por lo que comeréis, ni tampoco por vuestro cuerpo y la ropa que llevaréis. El bienestar del alma vale más que la comida y la bebida; el progreso en el espíritu está muy por encima de la vestimenta. Cuando tengáis tentaciones de poner en duda la seguridad de vuestro pan, mirad a los cuervos que ni siembran ni siegan ni recogen en graneros, y sin embargo el Padre proporciona comida a todos los que la buscan. ¡Cuánto más valéis vosotros que muchas aves juntas! Además, ni vuestras preocupaciones ni las dudas que os corroen pueden hacer nada por satisfacer vuestras necesidades materiales. ¿Quién de vosotros, a fuerza de preocuparse, puede añadir un palmo a su estatura o un día a su vida? Puesto que esas cosas no están en vuestras manos, ¿por qué os agobiáis por esos problemas?
165:5.3 (1823.3) «Mirad cómo crecen los lirios: no trabajan ni hilan, pero yo os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos. Si Dios viste así a la hierba del campo que hoy está viva y mañana será segada y echada al fuego, cuánto mejor os vestirá a vosotros, los embajadores del reino celestial. ¡Hombres de poca fe!, dado que os dedicáis de todo corazón a proclamar el evangelio del reino no deberíais tener dudas sobre vuestro sustento ni el de las familias que habéis dejado atrás. Si dais verdaderamente vuestras vidas al evangelio, viviréis del evangelio. Si sois solo discípulos creyentes tendréis que ganaros el pan y contribuir al sostenimiento de todos los que enseñan, predican y sanan. Si vivís angustiados por vuestro pan y vuestra agua, ¿en qué os diferenciaréis de las naciones del mundo que tanto se afanan por esas necesidades? Entregaos a vuestro trabajo convencidos de que tanto el Padre como yo sabemos que necesitáis todas esas cosas. Puedo aseguraros de una vez por todas que si dedicáis vuestra vida al trabajo del reino todas vuestras necesidades reales serán satisfechas. Buscad lo más grande y dentro encontraréis lo más pequeño; pedid lo celestial y estará incluido lo terrenal. La sombra sigue siempre a la sustancia.
165:5.4 (1823.4) «No sois más que un grupo pequeño, pero si tenéis fe, si el miedo no os hace tropezar, declaro que mi Padre os dará muy gustosamente este reino. Habéis guardado vuestros tesoros donde la bolsa no envejece, donde ningún ladrón os la puede robar y donde ninguna polilla la puede destruir. Y como dije antes a la gente, donde esté vuestro tesoro allí estará también vuestro corazón.
165:5.5 (1824.1) «Pero en el trabajo que nos espera inmediatamente y en el que quedará para vosotros después de que yo vaya al Padre seréis probados con rigor. Todos tendréis que estar alerta contra las dudas y el miedo. Que cada uno de vosotros ciña los lomos de su mente y mantenga encendida su lámpara. Comportaos como hombres que están esperando a que vuelva su señor de la fiesta nupcial para que podáis abrirle en el acto cuando llegue y llame a la puerta. El amo bendecirá a estos servidores atentos por su lealtad en un momento tan importante. Entonces el amo hará que sus servidores se sienten, y él mismo se pondrá a servirles. En verdad, en verdad os digo que se avecina una crisis en vuestras vidas; velad pues y estad preparados.
165:5.6 (1824.2) «Es evidente que ningún hombre dejaría que entrara en su casa el ladrón si supiera a qué hora iba a venir. Velad también por vosotros mismos, porque a la hora que menos sospechéis y de una manera que no imagináis se irá el Hijo del Hombre.»
165:5.7 (1824.3) Los doce se quedaron sentados en silencio durante algunos minutos. Algunas de estas advertencias las habían oído antes, pero no en el contexto en que el Maestro las presentó esa noche.
165:6.1 (1824.4) Mientras permanecían sentados pensativamente, Simón Pedro preguntó: «¿Esta parábola nos la cuentas solo a nosotros, tus apóstoles, o es para todos los discípulos?». Y Jesús contestó:
165:6.2 (1824.5) «El alma del hombre se revela a la hora de la prueba; las pruebas sacan a relucir lo que hay realmente en el corazón. Cuando el sirviente ha pasado la prueba, el señor de la casa puede confiar a ese sirviente el gobierno de la casa con la tranquilidad de que ese mayordomo fiel velará por que sus hijos estén bien cuidados y alimentados. Del mismo modo, yo sabré pronto a quién podré confiar el bienestar de mis hijos cuando haya regresado al Padre. Igual que el señor de la casa pondrá al servidor de probada fidelidad al frente de los asuntos de su familia, yo también exaltaré a los que superen las pruebas de esta hora en los asuntos de mi reino.
165:6.3 (1824.6) «Pero si el criado es holgazán y empieza a decirse: ‘Mi señor tardará en volver’, y empieza a maltratar a los demás sirvientes y a comer y a beber con los borrachos, su señor llegará cuando menos lo espere, comprobará que no es de fiar y lo despedirá con ignominia. Estad pues preparados para el día en que seáis visitados de pronto y sin aviso. Recordad que se os ha dado mucho y por eso se os exigirá mucho. Se avecinan duras pruebas para vosotros. Yo he de ser bautizado, y estaré alerta hasta que se cumpla este bautismo. Vosotros predicáis paz en la tierra, pero mi misión no traerá paz a los asuntos materiales de los hombres, al menos durante un tiempo. Si dos miembros de una familia creen en mí y otros tres rechazan este evangelio, la división será inevitable. Los amigos, los parientes y los seres queridos se levantarán los unos contra los otros a causa del evangelio que predicáis. Es verdad que cada uno de los creyentes gozará de una paz grande y duradera en su propio corazón, pero la paz en la tierra no llegará hasta que todos estén dispuestos a creer en la gloriosa herencia de su filiación con Dios y a acceder a ella. No obstante, id por todo el mundo a proclamar este evangelio a todas las naciones, a todos los hombres, mujeres y niños.»
165:6.4 (1824.7) Y así terminó este largo e intenso día de sabbat. A la mañana siguiente Jesús y los doce se fueron a las ciudades del norte de Perea para encontrarse con los setenta que estaban trabajando en estas regiones bajo la supervisión de Abner.
El libro de Urantia
Documento 166
166:0.1 (1825.1) DEL 11 al 20 de febrero Jesús y los doce recorrieron todas las ciudades y pueblos del norte de Perea donde estaban evangelizando los compañeros de Abner y los miembros del cuerpo de mujeres. Pudieron comprobar que estos mensajeros del evangelio estaban consiguiendo buenos resultados, y Jesús aprovechó para insistir una y otra vez a sus apóstoles en que el evangelio del reino se podía difundir sin necesidad de milagros ni prodigios.
166:0.2 (1825.2) Esta misión en Perea duró tres meses, fue todo un éxito y en ella intervinieron poco los doce apóstoles. A partir de entonces el mensaje del evangelio se centró más en las enseñanzas de Jesús que en su personalidad, pero sus seguidores no se atuvieron durante mucho tiempo a sus instrucciones. Poco después de la muerte y resurrección de Jesús se desviaron de sus enseñanzas y empezaron a construir la Iglesia primitiva en torno a conceptos milagrosos y recuerdos glorificados de su personalidad humano-divina.
166:1.1 (1825.3) El sabbat del 18 de febrero Jesús estaba en Ragaba donde vivía un rico fariseo llamado Natanael. Sabiendo que un grupo de fariseos seguía a Jesús y a los doce por todo el país, Natanael organizó ese sabbat un desayuno para todos ellos, unos veinte, e invitó a Jesús como huésped de honor.
166:1.2 (1825.4) Cuando llegó Jesús a este desayuno la mayoría de los fariseos, junto con dos o tres juristas, estaban ya sentados a la mesa. El Maestro se sentó inmediatamente a la izquierda de Natanael sin ir a lavarse las manos en las jofainas. Muchos fariseos, sobre todo los que estaban a favor de las enseñanzas de Jesús, sabían que solo se lavaba las manos para asearse y que detestaba esas exhibiciones puramente ceremoniales, así que no les sorprendió que se sentara directamente a la mesa sin lavarse dos veces las manos. En cambio Natanael se escandalizó de que el Maestro no observara la estricta normativa farisea. Jesús tampoco se lavaba las manos después de cada plato como hacían los fariseos, ni al final de la comida.
166:1.3 (1825.5) Después de mucho cuchicheo entre Natanael y un fariseo hostil que estaba a su derecha y muchas muecas de asombro y desdén de los que estaban sentados frente al Maestro, Jesús terminó por decir: «Pensaba que me habíais invitado a esta casa para partir el pan con vosotros y tal vez para hacerme preguntas sobre la proclamación del nuevo evangelio del reino de Dios, pero veo que me habéis traído aquí para asistir a una exhibición de apego ceremonial a vuestra propia autocomplacencia. Ya habéis hecho vuestro alarde, ¿qué más tenéis que ofrecer a vuestro invitado de honor?».
166:1.4 (1826.1) Todos bajaron los ojos hacia la mesa al oír esto, y como nadie decía nada, Jesús prosiguió: «Muchos de vosotros, fariseos, estáis aquí conmigo como amigos, algunos sois incluso mis discípulos, pero la mayoría de los fariseos siguen negándose a ver la luz y a reconocer la verdad, a pesar de que se les ha presentado con gran poder la obra del evangelio. ¡Con cuánto cuidado limpiáis las copas y los platos por fuera, mientras tenéis contaminados y asquerosos los recipientes del alimento espiritual! Os esmeráis por mostraros santos y piadosos ante la gente, pero el interior de vuestra alma está lleno de hipocresía, codicia, extorsión y todo tipo de maldad espiritual. Vuestros líderes se atreven incluso a tramar y planear el asesinato del Hijo del Hombre. ¿No comprendéis, insensatos, que el Dios del cielo ve las motivaciones internas de vuestra alma igual que ve vuestras simulaciones externas y vuestras exhibiciones de piedad? No penséis que el hecho de dar limosnas y pagar los diezmos os limpiará de vuestra injusticia y os hará aparecer puros ante el Juez de todos los hombres. ¡Ay de vosotros, fariseos, que habéis insistido en rechazar la luz de vida! Pagáis el diezmo con exactitud y dais limosna con ostentación, pero desdeñáis a sabiendas la visitación de Dios y rechazáis la revelación de su amor. Aunque hacéis bien en atender a esos deberes menores, no deberíais haber desatendido estos otros requisitos más importantes. ¡Ay de todos aquellos que rehúyen la justicia, desdeñan la misericordia y rechazan la verdad! ¡Ay de todos aquellos que desprecian la revelación del Padre mientras buscan los asientos principales en la sinagoga y salen a recibir saludos aduladores en las plazas de los mercados!».
166:1.5 (1826.2) Cuando Jesús estaba a punto de marcharse, uno de los juristas sentados a la mesa le preguntó: «Pero Maestro, en algunas de tus declaraciones también nos haces reproches a nosotros. ¿No hay nada bueno en los escribas, los fariseos o los juristas?». Jesús se levantó y respondió al jurista: «Vosotros, como los fariseos, os deleitáis ocupando los mejores lugares en las fiestas y luciendo largas vestimentas mientras colocáis cargas duras de soportar sobre los hombros de la gente. Y cuando las almas de los hombres se tambalean bajo esas pesadas cargas no movéis ni un dedo para aliviarlas. ¡Ay de vosotros que os gloriáis de edificar tumbas en honor de los profetas a quienes mataron vuestros padres! Ahora demostráis que estáis de acuerdo con lo que hicieron vuestros padres puesto que planeáis matar a los que vienen a hacer hoy lo que hicieron los profetas en su día: proclamar la justicia de Dios y revelar la misericordia del Padre celestial. Pero de todas las generaciones pasadas, será a esta generación perversa e hipócrita a la que se le exigirá la sangre de los profetas y los apóstoles. ¡Ay de todos vosotros, juristas, que habéis arrebatado la llave del conocimiento a la gente común! Vosotros os negáis a tomar el camino de la verdad y pretendéis al mismo tiempo impedir el paso a todos los que intentan ir por ese camino. Pero no podéis cerrar así las puertas del reino de los cielos. Se las hemos abierto a todos los que tienen la fe de entrar, y estos portales de misericordia no podrán cerrarlos ni los prejuicios ni la arrogancia de falsos maestros y malos pastores que son como sepulcros blanqueados, hermosos por fuera pero llenos por dentro de huesos de muertos y de toda inmundicia espiritual».
166:1.6 (1826.3) En cuanto Jesús terminó de hablar en la mesa de Natanael salió de la casa sin haber comido nada. Algunos de los fariseos que escucharon sus palabras creyeron en su enseñanza y entraron en el reino, pero fueron muchos más los que persistieron en el camino de la oscuridad, cada vez más decididos a esperar el momento de conseguir algunas palabras del Maestro que pudieran utilizar para llevarlo a juicio ante el Sanedrín de Jerusalén.
166:1.7 (1827.1) Los fariseos daban especial importancia a estas tres cosas:
166:1.8 (1827.2) 1. Pagar estrictamente el diezmo.
166:1.9 (1827.3) 2. Observar escrupulosamente las normas de purificación.
166:1.10 (1827.4) 3. Evitar asociarse con todo el que no fuera fariseo.
166:1.11 (1827.5) En esta ocasión Jesús intentó poner en evidencia la esterilidad espiritual de las dos primeras prácticas. En cuanto al rechazo de los fariseos al trato social con no fariseos, el Maestro reservó su reprimenda para más adelante, en otra comida con muchos de estos mismos comensales.
166:2.1 (1827.6) Al día siguiente Jesús fue con los doce a Amatus, que estaba cerca de la frontera con Samaria. Al acercarse a la ciudad se encontraron con un grupo de diez leprosos que se habían instalado temporalmente cerca de ese lugar. Nueve de ellos eran judíos y uno samaritano. Normalmente esos judíos habrían evitado todo contacto o asociación con este samaritano, pero la desgracia que compartían era más que suficiente para superar todos los prejuicios religiosos. Habían oído hablar mucho de Jesús y de sus primeras curaciones milagrosas, y se habían enterado de que se le esperaba por las inmediaciones hacia esa hora porque los setenta tenían la costumbre de anunciar la llegada del Maestro cuando iba a visitarlos con los doce. Los diez leprosos se habían apostado a las afueras de la ciudad, donde esperaban atraer su atención y pedirle que los curara. Cuando vieron llegar a Jesús no se atrevieron a acercarse a él y le gritaron desde lejos: «Maestro, ten misericordia de nosotros; límpianos de nuestro padecimiento. Cúranos como has curado a otros».
166:2.2 (1827.7) Jesús acababa de explicar a los doce por qué los gentiles de Perea y los judíos menos ortodoxos estaban más dispuestos a creer en el evangelio predicado por los setenta que los judíos de Judea, más ortodoxos y más atados a la tradición. También les había recordado que su mensaje había sido mejor recibido por los galileos e incluso por los samaritanos, pero los doce apóstoles aún no estaban dispuestos a ver con buenos ojos a los samaritanos a los que habían despreciado durante tanto tiempo.
166:2.3 (1827.8) Por eso cuando Simón Zelotes vio que había un samaritano entre los leprosos intentó incitar al Maestro a pasar de largo hasta la ciudad sin perder ni un minuto en saludarlos. Pero Jesús dijo a Simón: «¿Y si el samaritano ama a Dios tanto como los judíos? ¿Vamos a juzgar a nuestros semejantes? ¿Quién sabe?, si curamos a estos diez hombres puede que el samaritano resulte ser más agradecido incluso que los judíos. ¿Tan seguro estás de tus opiniones, Simón?». Simón replicó: «Si los limpias, pronto lo sabrás». Y Jesús respondió: «Así será, Simón, y tú pronto sabrás la verdad sobre la gratitud de los hombres y el amor misericordioso de Dios».
166:2.4 (1827.9) Jesús llegó hasta los leprosos y les dijo: «Si queréis ser curados id a mostraros inmediatamente a los sacerdotes como manda la ley de Moisés». Y mientras iban quedaron limpios. El samaritano al verse curado dio la vuelta y fue en busca de Jesús glorificando a Dios en alta voz, y cuando hubo encontrado al Maestro cayó de rodillas a sus pies y le dio las gracias. Los otros nueve, los judíos, también se dieron cuenta de que habían sido curados, y aunque también estaban agradecidos, siguieron su camino para mostrarse ante los sacerdotes.
166:2.5 (1828.1) Mientras el samaritano permanecía arrodillado a los pies de Jesús, el Maestro paseó la mirada sobre los doce, en especial sobre Simón Zelotes, y dijo: «¿No fueron diez los que quedaron limpios? ¿Dónde están los otros nueve, los judíos? No ha vuelto ninguno para dar gloria a Dios salvo este extranjero». Luego le dijo al samaritano: «Levántate y vete; tu fe te ha sanado».
166:2.6 (1828.2) Jesús miró de nuevo a sus apóstoles mientras el extranjero se alejaba, y todos los apóstoles miraron a Jesús menos Simón Zelotes que bajaba los ojos. Ninguno de los doce dijo una palabra. Tampoco Jesús habló; no era necesario que lo hiciera.
166:2.7 (1828.3) Aunque los diez hombres creían que tenían la lepra, solo cuatro eran leprosos. Los otros seis fueron curados de una enfermedad de la piel que se había confundido con la lepra. Pero el samaritano tenía realmente la lepra.
166:2.8 (1828.4) Jesús ordenó a los doce que no dijeran nada sobre la curación de los leprosos, y cuando entraban en Amatus comentó: «Ya veis cómo los hijos de la casa, aunque no acaten la voluntad de su Padre, dan por sentadas sus bendiciones y no ven la necesidad de dar las gracias cuando el Padre les otorga la curación. En cambio los extranjeros se llenan de admiración cuando reciben los regalos del dueño de la casa y se sienten obligados a dar gracias en reconocimiento por las cosas buenas que les han sido otorgadas». Los apóstoles siguieron callados, sin responder nada a las palabras del Maestro.
166:3.1 (1828.5) Cuando Jesús y los doce conversaban con los mensajeros del reino en Gerasa, uno de los fariseos que creían en él hizo esta pregunta: «Señor, ¿serán pocos o muchos los que se salven realmente?». Y Jesús le contestó:
166:3.2 (1828.6) «Os han enseñado que solo los hijos de Abraham se salvarán y que solo los gentiles de adopción pueden esperar la salvación. Dicen las Escrituras que de toda la multitud que salió de Egipto solo Caleb y Josué llegaron a entrar en la tierra prometida, por eso algunos de vosotros habéis llegado a la conclusión de que solo unos pocos de los que buscan el reino de los cielos podrán entrar en él.
166:3.3 (1828.7) «Decís muchas veces con verdad que el camino que conduce a la vida eterna es estrecho y recto, que la puerta de entrada también es estrecha, de modo que pocos de los que buscan la salvación consiguen pasar por esa puerta. Tenéis también una enseñanza que dice que el camino que conduce a la destrucción es amplio, que la entrada es ancha y que hay muchos que eligen seguir este camino. Estos dichos no carecen de sentido, pero yo declaro que la salvación es ante todo fruto de una elección personal. Aunque la puerta del camino de la vida sea estrecha, es lo bastante ancha como para admitir a todos los que intentan entrar sinceramente. Y el Hijo nunca negará la entrada a ningún hijo del universo que busque, por la fe, encontrar al Padre a través del Hijo.
166:3.4 (1829.1) «Pero he aquí el peligro para todos los que quisieran aplazar su entrada en el reino mientras siguen persiguiendo los placeres de la inmadurez y entregándose a las satisfacciones del egoísmo. Después de haberse negado a entrar en el reino como experiencia espiritual, puede que intenten entrar en él más tarde cuando la gloria del mejor camino sea revelada en la edad por venir. A aquellos egoístas que desdeñaron el reino cuando yo vine a imagen y semejanza de la humanidad y quieran entrar en él cuando se revele a imagen y semejanza de la divinidad, yo les diré: No sé de dónde sois. Tuvisteis vuestra oportunidad de prepararos para esta ciudadanía celestial, pero os negasteis a aceptar todas las ofertas de misericordia. Rechazasteis todas las invitaciones a entrar cuando la puerta estaba abierta, y ahora la puerta está cerrada a los que habéis rechazado la salvación. Esta puerta no está abierta a los que buscan entrar en el reino para su propia gloria. La salvación no es para los que no quieren pagar el precio de dedicarse sin reservas a hacer la voluntad de mi Padre. Cuando habéis vuelto la espalda al reino del Padre en alma y en espíritu, es inútil que permanezcáis ante esta puerta en mente y cuerpo y llaméis diciendo: ‘Señor, ábrenos; nosotros también queremos ser grandes en el reino’. Entonces declararé que no sois de mi redil. No os recibiré para incluiros entre los que han librado el buen combate de la fe y han ganado la recompensa del servicio desinteresado al reino en la tierra. Y cuando digáis: ‘¿No comimos y bebimos contigo, y no enseñaste en nuestras calles?’, yo volveré a declarar que sois extranjeros espirituales, que no hemos servido juntos en el ministerio de misericordia del Padre en la tierra, que no os conozco. Y entonces el Juez de toda la tierra os dirá: ‘Apartaos de nosotros todos los que os habéis gozado en las obras de la iniquidad’.
166:3.5 (1829.2) «Pero no temáis, todo el que desee sinceramente entrar en el reino de Dios y encontrar la vida eterna encontrará en verdad la salvación sempiterna. Y vosotros, los que rechazáis esta salvación, veréis algún día a los profetas de la semilla de Abraham sentarse con los creyentes de las naciones gentiles en este reino glorificado para compartir el pan de vida y refrescarse con el agua de vida. Los que ocupen así el reino con poder espiritual mediante los asaltos perseverantes de la fe viva vendrán del norte y del sur, del este y del oeste. Y he aquí que muchos de los que están los primeros serán los últimos, y los que están los últimos serán muchas veces los primeros.»
166:3.6 (1829.3) Esta fue una versión realmente nueva e insólita de la vieja y conocida imagen del camino estrecho y recto.
166:3.7 (1829.4) Los apóstoles y muchos discípulos estaban aprendiendo poco a poco el significado de la declaración inicial de Jesús: «Si no nacéis de nuevo, si no nacéis del espíritu, no podréis entrar en el reino de Dios». Sin embargo, para todos los hombres de fe sincera y corazón honrado las palabras siguientes son eterna verdad: «Ved que yo estoy ante la puerta del corazón de los hombres y llamo, y si alguno me abre entraré y cenaré con él y lo alimentaré con el pan de vida, seremos uno en espíritu y en propósito, y así seremos siempre hermanos en la larga y fecunda tarea de buscar al Padre del Paraíso». Por eso el que muchos o pocos se salven dependerá enteramente de que muchos o pocos respondan a esta invitación: «Yo soy la puerta, soy el nuevo camino vivo, y todo el que quiera puede entrar para embarcarse en la búsqueda sin fin de la verdad para toda la vida eterna».
166:3.8 (1829.5) Incluso los apóstoles fueron incapaces de captar plenamente su enseñanza sobre la necesidad de utilizar la fuerza espiritual para derribar todas las resistencias materiales y superar todos los obstáculos terrenales que pudieran impedir la comprensión de los importantísimos valores espirituales de la nueva vida en el espíritu como hijos liberados de Dios.
166:4.1 (1830.1) Aunque la mayoría de los palestinos solo hacían dos comidas al día, cuando Jesús y los apóstoles estaban de viaje tenían la costumbre de parar al mediodía para descansar y comer algo. En una de esas paradas en el camino a Filadelfia Tomás preguntó a Jesús: «Maestro, a raíz de lo que has comentado esta mañana por el camino, me gustaría saber si los seres espirituales provocan acontecimientos extraños y extraordinarios del mundo material; quisiera preguntarte además si las ángeles y otros seres de espíritu son capaces de impedir los accidentes».
166:4.2 (1830.2) Jesús respondió así a las preguntas de Tomás: «¿Después de todo este tiempo con vosotros me seguís preguntando estas cosas? ¿No habéis visto que el Hijo del Hombre vive como uno de vosotros y se niega sistemáticamente a emplear las fuerzas del cielo para su asistencia personal? ¿No vivimos todos con los mismos recursos que emplean todos los hombres? ¿Veis acaso manifestarse el poder del mundo espiritual en la vida material de este mundo, salvo para la revelación del Padre y la curación ocasional de sus hijos enfermos?
166:4.3 (1830.3) «Vuestros padres han creído durante demasiado tiempo que la prosperidad era el signo de la aprobación divina y el infortunio era la muestra del desagrado de Dios. Yo os digo que estas creencias son supersticiones. ¿No veis que son muchos más los pobres que reciben con júbilo el evangelio y entran inmediatamente en el reino? Si la riqueza es prueba del favor divino, ¿por qué se niegan tantas veces los ricos a creer en esta buena nueva procedente del cielo?.
166:4.4 (1830.4) «El Padre hace llover sobre justos e injustos y hace salir el sol sobre buenos y malos. Habéis oído hablar de los galileos cuya sangre mezcló Pilatos con la de los sacrificios, y yo os digo que esos galileos no eran más pecadores que sus semejantes solo porque eso les ocurriera a ellos. Sabéis también que murieron dieciocho hombres al derrumbarse la torre de Siloé. No penséis que los hombres que perecieron así eran más pecadores que sus hermanos de Jerusalén. Esas personas fueron simplemente víctimas inocentes de uno de los accidentes del tiempo.
166:4.5 (1830.5) «En vuestra vida pueden ocurrir tres tipos de sucesos:
166:4.6 (1830.6) «1. Podéis participar en los acontecimientos normales que son parte de la vida que vosotros y vuestros semejantes vivís sobre la faz de la tierra.
166:4.7 (1830.7) «2. Podéis ser víctimas casuales de un accidente de la naturaleza, de un infortunio humano, y sabéis muy bien que esos sucesos no están predeterminados de ningún modo ni provocados en ningún otro sentido por las fuerzas espirituales del planeta.
166:4.8 (1830.8) «3. Podéis recoger los frutos de vuestros esfuerzos directos por acatar las leyes naturales que gobiernan el mundo.
166:4.9 (1830.9) «Un hombre plantó una higuera en su patio, y después de haber ido muchas veces a buscar sus frutos sin encontrar ninguno, llamó a los viñadores y les dijo: ‘Llevo tres temporadas viniendo a buscar los frutos de esta higuera y no he encontrado ninguno. Talad este árbol estéril; ¿por qué ha de cansar la tierra?’. Pero el jardinero jefe respondió a su señor: ‘Déjala por este año para que yo la excave y la abone, y si el año que viene no da fruto la talaremos’. Y cuando acataron así las leyes de la fertilidad, como el árbol estaba vivo y sano, fueron recompensados con una buena cosecha.
166:4.10 (1831.1) «En materia de salud y enfermedad deberíais saber que esos estados del cuerpo son consecuencia de causas materiales. La salud no es la sonrisa del cielo ni la enfermedad, el ceño de Dios.
166:4.11 (1831.2) «Todos los hijos humanos del Padre tienen la misma capacidad para recibir las bendiciones materiales, por eso él concede las cosas físicas a los hijos de los hombres sin discriminación. En cuanto al otorgamiento de regalos espirituales, el Padre está limitado por la capacidad del hombre para recibir esos dones divinos. Aunque el Padre no hace acepción de personas, a la hora de otorgar regalos espirituales está limitado por la fe del hombre y por su disposición a atenerse siempre a la voluntad del Padre.»
166:4.12 (1831.3) Cuando reanudaron la marcha hacia Filadelfia Jesús siguió enseñándoles y respondiendo a sus preguntas sobre los accidentes, las enfermedades y los milagros, pero no pudieron comprender plenamente esta instrucción. Una hora de enseñanza no cambia por completo las creencias de toda una vida, por eso Jesús insistía en repetir su mensaje y en explicarles una y otra vez lo que quería que entendieran. Y aun así no lograron captar el significado de su misión en la tierra hasta después de su muerte y resurrección.
166:5.1 (1831.4) Jesús y los doce iban a visitar a Abner y sus compañeros que estaban predicando y enseñando en Filadelfia. De todas las ciudades de Perea fue en Filadelfia donde más judíos y gentiles, ricos y pobres, doctos e ignorantes aceptaron las enseñanzas de los setenta y entraron así en el reino de los cielos. La sinagoga de Filadelfia no había estado nunca sujeta a la supervisión del Sanedrín de Jerusalén, por eso no había estado nunca cerrada a las enseñanzas de Jesús y sus seguidores. En aquel mismo momento Abner enseñaba tres veces al día en la sinagoga de Filadelfia.
166:5.2 (1831.5) Esta misma sinagoga se convertiría más tarde en una iglesia cristiana y fue el cuartel general de los misioneros que promulgaron el evangelio por las regiones del este. Fue durante mucho tiempo la plaza fuerte de las enseñanzas del Maestro y se mantuvo sola en esta región como centro del saber cristiano durante siglos.
166:5.3 (1831.6) Los judíos de Jerusalén nunca se habían llevado bien con los judíos de Filadelfia. Después de la muerte y resurrección de Jesús la Iglesia de Jerusalén encabezada por Santiago, el hermano del Señor, empezó a tener desencuentros importantes con la asamblea de creyentes de Filadelfia. Abner se convirtió en el jefe de la Iglesia de Filadelfia y siguió siéndolo hasta su muerte. Este distanciamiento con Jerusalén explica por qué no se dice nada sobre Abner y su obra en los relatos evangélicos del Nuevo Testamento. La enemistad entre Jerusalén y Filadelfia duró toda la vida de Santiago y Abner, y se prolongó durante algún tiempo después de la destrucción de Jerusalén. Filadelfia fue realmente el cuartel general de la Iglesia primitiva en el sur y el este, como lo fue Antioquía en el norte y el oeste.
166:5.4 (1831.7) Todo parece indicar que Abner tuvo la mala fortuna de estar en desacuerdo con todos los líderes de la Iglesia cristiana primitiva. Se peleó con Pedro y con Santiago (el hermano de Jesús) por cuestiones relativas a la administración y la jurisdicción de la Iglesia de Jerusalén. Se separó de Pablo por discrepancias filosóficas y teológicas. Abner era más babilónico que helenista en su filosofía y se opuso obstinadamente a todos los intentos de Pablo por adaptar las enseñanzas de Jesús para hacerlas menos inaceptables, primero entre los judíos y luego entre a los grecorromanos que creían en los misterios.
166:5.5 (1832.1) Y así, Abner se vio obligado a vivir una vida de aislamiento. Era el jefe de una Iglesia que no tenía prestigio en Jerusalén. Se había atrevido a desafiar a Santiago, el hermano del Señor, que fue apoyado después por Pedro. Esta conducta lo apartó efectivamente de todos sus antiguos compañeros. Después se atrevió a oponerse a Pablo. Aunque estaba muy de acuerdo con la misión de Pablo entre los gentiles y aunque lo apoyaba en sus disputas con la Iglesia de Jerusalén, se oponía rotundamente a la versión de las enseñanzas de Jesús que Pablo eligió predicar. En sus últimos años Abner denunció a Pablo como «el hábil corruptor de las enseñanzas que dio en vida Jesús de Nazaret, el Hijo del Dios vivo».
166:5.6 (1832.2) Durante los últimos años de Abner y hasta algún tiempo después de su muerte, los creyentes de Filadelfia mantuvieron con más exactitud que ningún otro colectivo de la tierra la religión de Jesús tal como la vivió y enseñó el Maestro.
166:5.7 (1832.3) Abner vivió hasta los 89 años de edad y murió en Filadelfia el 21 de noviembre del año 74 d. C. Hasta el último momento de su vida creyó en el evangelio del reino celestial y lo enseñó con toda fidelidad.
El libro de Urantia
Documento 167
167:0.1 (1833.1) DURANTE TODO este periodo de ministerio en Perea cabe recordar que solo diez de los doce apóstoles solían ir con Jesús a visitar las diversas localidades donde operaban los setenta, pues tenían la costumbre de dejar al menos a dos apóstoles en Pella para instruir a la multitud. Y así, mientras Jesús se preparaba para ir a Filadelfia, Simón Pedro y su hermano Andrés volvieron al campamento de Pella para enseñar a la muchedumbre congregada allí. Cuando el Maestro salía del campamento de Pella para hacer visitas por Perea no era raro que salieran detrás de él entre trescientos y quinientos de los acampados. Esta vez llegó a Filadelfia acompañado por más de seiscientos seguidores.
167:0.2 (1833.2) En la reciente gira de predicación por la Decápolis no había habido milagros, y hasta el momento tampoco había habido milagros en esta misión por Perea salvo la curación de los diez leprosos. Fue un periodo en el que se proclamó el evangelio con poder, sin milagros y la mayoría de las veces sin la presencia personal de Jesús, ni siquiera de sus apóstoles.
167:0.3 (1833.3) Jesús y los diez apóstoles llegaron a Filadelfia el miércoles 22 de febrero y dedicaron el jueves y el viernes a descansar de sus viajes y actividades recientes. Ese viernes por la noche Santiago habló en la sinagoga y se convocó un consejo general para la noche siguiente. Hubo gran alegría por el progreso del evangelio en Filadelfia y en los pueblos cercanos. Los mensajeros de David informaron sobre el creciente avance del reino por toda Palestina y trajeron también buenas noticias de Damasco y Alejandría.
167:1.1 (1833.4) Un fariseo de Filadelfia muy rico e influyente que había aceptado las enseñanzas de Abner invitó a Jesús a desayunar el sabbat en su casa. Al enterarse de que Jesús estaría en Filadelfia por esas fechas, habían acudido muchos visitantes desde Jerusalén y otros lugares, entre ellos muchos fariseos. Alrededor de cuarenta de estos dirigentes y algunos juristas fueron invitados al desayuno organizado en honor del Maestro.
167:1.2 (1833.5) Mientras Jesús se paraba a hablar con Abner cerca de la puerta y una vez que se hubo sentado el anfitrión, entró en la sala un fariseo muy principal de Jerusalén, miembro del Sanedrín, y se dirigió directamente al asiento de honor a la izquierda del anfitrión como era su costumbre. Pero ese lugar había sido reservado para el Maestro y el de la derecha para Abner, de modo que el anfitrión indicó por señas al fariseo de Jerusalén que se sentara en el cuarto asiento de la izquierda. El dignatario tomó como gran ofensa el no estar en el asiento de honor.
167:1.3 (1834.1) Pronto estuvieron todos sentados y en animada conversación, puesto que la mayoría de los presentes eran discípulos de Jesús o simpatizantes del evangelio. Solo sus enemigos tomaron buena nota de que el Maestro no cumplió el ritual de lavarse las manos antes de sentarse a comer. Abner se lavó las manos al principio de la comida, pero no entre platos.
167:1.4 (1834.2) Cerca del final de la comida llegó de la calle un hombre que tenía una enfermedad crónica desde hacía mucho tiempo con graves síntomas de hidropesía. Este hombre era creyente y acababa de ser bautizado por los compañeros de Abner. No pidió a Jesús que lo curara, pero el Maestro sabía muy bien que el enfermo se había presentado en el desayuno para esquivar a las multitudes que se agolpaban a su alrededor y tener más posibilidades de atraer su atención. El hombre sabía que se hacían pocos milagros en ese momento, pero pensaba en su fuero interno que su penoso estado podría atraer la compasión del Maestro. Y no se equivocaba, porque en cuanto entró en la sala tanto Jesús como el presuntuoso fariseo de Jerusalén advirtieron su presencia. Al fariseo le faltó tiempo para expresar su indignación porque se permitiera entrar a un individuo así, en cambio Jesús miró al enfermo y le sonrió con tanta benevolencia que el hombre se acercó a él y se sentó en el suelo. Al terminar la comida el Maestro paseó los ojos por los demás invitados, lanzó una mirada significativa al hidrópico y dijo: «Amigos, maestros de Israel y doctos juristas, me gustaría haceros una pregunta: ¿Es lícito o no curar a los enfermos y afligidos en día de sabbat?». Pero los presentes conocían muy bien a Jesús; guardaron silencio y no respondieron a su pregunta.
167:1.5 (1834.3) Entonces Jesús fue a donde estaba sentado el enfermo, lo tomó de la mano y dijo: «Levántate y sigue tu camino. No has pedido ser curado, pero conozco el deseo de tu corazón y la fe de tu alma». Antes de que el hombre saliera de la habitación, Jesús volvió a su asiento y dijo a los comensales: «Mi Padre hace estas obras, no para incitaros a entrar en el reino, sino para revelarse a los que están ya en el reino. Podréis comprender que es propio del Padre hacer estas cosas, porque ¿quién de vosotros, si uno de sus animales predilectos se cae al pozo en día de sabbat, no va inmediatamente a sacarlo?». Como nadie le contestaba, y dado que su anfitrión aprobaba de forma evidente lo que estaba pasando, Jesús se puso en pie y habló así a todos los presentes: «Hermanos, cuando seáis invitados a un banquete de bodas no os sentéis en el asiento principal, no sea que haya un invitado más ilustre que vosotros y el anfitrión tenga que venir a pediros que cedáis el sitio a ese huésped de honor, y entonces, avergonzados, tengáis que ir a sentaros en un puesto inferior de la mesa. Cuando estéis invitados a una fiesta sería más prudente que al llegar a la mesa fuerais a sentaros en el último lugar, de modo que cuando el anfitrión mire a los invitados, pueda deciros: ‘Amigo, ¿por qué te sientas en el asiento del último? Ven más arriba’; y así ese hombre será glorificado en presencia de los demás invitados. No olvidéis que el que se exalta será humillado y el que se humilla con sinceridad será exaltado. Por eso cuando invitéis a comer o deis una cena, no llaméis siempre a vuestros amigos, a vuestros hermanos, a vuestros parientes o a vuestros vecinos ricos para que ellos puedan invitaros a cambio a sus fiestas y seáis así recompensados. Cuando deis un banquete invitad alguna vez a los pobres, a los mutilados y a los ciegos, y así seréis bienaventurados de corazón porque sabéis muy bien que los cojos y los lisiados no pueden devolveros vuestra atención amorosa».
167:2.1 (1835.1) Cuando Jesús hubo terminado de hablar en la mesa del desayuno del fariseo, uno de los juristas presentes intentó romper el silencio diciendo de forma maquinal: «Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios» (un dicho muy corriente en aquel tiempo). Entonces Jesús contó esta parábola, que dio mucho que pensar incluso a su cordial anfitrión:
167:2.2 (1835.2) «Cierto gobernante dio una gran cena e invitó a muchos. Cuando llegó la hora de la cena envió a sus sirvientes a decir a los que habían sido invitados: ‘Venid, que ya está todo preparado’. Pero empezaron a excusarse todos a una. El primero dijo: ‘Acabo de comprar un terreno y tengo que ir a verlo; te ruego que me excuses’. Otro dijo: ‘He comprado cinco yuntas de bueyes y tengo que ir a recibirlas; te ruego que me excuses’. Y otro dijo: ‘Acabo de casarme, por eso no puedo ir’. De modo que los criados volvieron e informaron de esto a su señor. Cuando el dueño de la casa lo oyó se enfadó mucho y dijo a sus sirvientes: ‘He organizado este banquete de bodas; ya se han matado los animales cebados y todo está preparado para mis convidados, pero han desdeñado mi invitación; cada cual ha ido a atender a sus tierras y a sus asuntos, e incluso han faltado al respeto a mis sirvientes que les pedían que vinieran a mi fiesta. Id pues rápidamente por las calles y callejas de la ciudad, por las carreteras y los caminos, y traed a los pobres y a los marginados, a los ciegos y a los cojos, para que haya invitados en el festín de la boda’. Los criados hicieron como les había ordenado su señor, pero aún quedaba sitio para más invitados; entonces el señor dijo a sus sirvientes: ‘Salid por los caminos y por los campos, y obligad a venir a cuantos encontréis para que se llene mi casa. Yo os digo que ninguno de los que fueron invitados primero probará mi cena’. Los sirvientes hicieron lo que les había ordenado su señor, y la casa se llenó.»
167:2.3 (1835.3) Todos se marcharon después de oír estas palabras y cada uno volvió a su casa. Por lo menos uno de los despectivos fariseos presentes esa mañana comprendió el significado de esta parábola, pues fue bautizado ese mismo día y confesó públicamente su fe en el evangelio del reino. Abner predicó sobre esta parábola aquella noche en el consejo general de los creyentes.
167:2.4 (1835.4) Al día siguiente todos los apóstoles se dedicaron al ejercicio filosófico de interpretar el significado de esta parábola de la gran cena. Aunque Jesús escuchó con interés sus distintas interpretaciones, se negó en redondo a ayudarles a comprender la parábola. Se limitó a decir: «Que cada uno encuentre el significado por sí mismo y en su propia alma».
167:3.1 (1835.5) Abner lo había organizado todo para que el Maestro enseñara en la sinagoga ese sabbat. Era la primera vez que Jesús aparecía en una sinagoga desde que todas se cerraran a sus enseñanzas por orden del Sanedrín. Terminado el oficio, Jesús se fijó en una anciana muy encorvada de aspecto abatido. Esta mujer llevaba mucho tiempo dominada por el miedo, y había perdido toda la alegría de vivir. Cuando Jesús bajó del púlpito se acercó a ella, tocó su hombro encorvado y le dijo: «Mujer, solo con que creyeras te liberarías por completo de tu abatimiento». Y esta mujer, que llevaba encorvada más de dieciocho años, atenazada por las depresiones del miedo, creyó en las palabras del Maestro y se enderezó inmediatamente por obra de la fe. Al verse erguida la mujer alzó la voz glorificando a Dios.
167:3.2 (1836.1) Aunque el problema de esa mujer era puramente mental y su encorvamiento era producto de su mente deprimida, la gente creyó que Jesús había curado un desorden físico real. La asamblea de fieles de la sinagoga de Filadelfia simpatizaba con las enseñanzas de Jesús, pero no así el rector principal de la sinagoga. Este fariseo poco favorable al Maestro compartía la opinión general de que Jesús había curado un desorden físico y le indignó que se hubiera atrevido a hacer una cosa así en sabbat, de modo que se puso de pie ante la asamblea de fieles y dijo: «¿No hay seis días en los que se debe trabajar? Venid pues a ser curados esos días de trabajo, pero no el día del sabbat».
167:3.3 (1836.2) Entonces Jesús volvió a la tribuna de oradores y replicó así a la censura del rector: «¿Por qué jugar a ser hipócritas? ¿No sacáis todos vosotros a vuestro buey del establo el sabbat para llevarlo al abrevadero? Si es permisible hacer eso en día de sabbat, ¿no debería esta mujer, hija de Abraham, que ha estado atada por el mal durante estos dieciocho años ser liberada de esa esclavitud y llevada a compartir las aguas de la libertad y de la vida, incluso este día de sabbat?». Y mientras la mujer seguía glorificando a Dios, la asamblea de fieles se regocijó con ella de su curación y el detractor de Jesús quedó avergonzado.
167:3.4 (1836.3) Como consecuencia de haber criticado públicamente a Jesús ese sabbat, el rector de la sinagoga fue depuesto y sustituido por un seguidor de Jesús.
167:3.5 (1836.4) Jesús liberaba a menudo de su abatimiento y su depresión mental a las víctimas del miedo, pero la gente creía que todas esas aflicciones eran o bien desórdenes físicos o bien posesiones de espíritus malignos.
167:3.6 (1836.5) Jesús volvió a enseñar en la sinagoga el domingo, y ese mediodía muchos fueron bautizados por Abner en el río que corría al sur de la ciudad. Jesús y los diez apóstoles habrían salido al día siguiente hacia el campamento de Pella de no haber sido por la llegada de uno de los mensajeros de David con un mensaje urgente para Jesús de sus amigos de Betania, la cercana a Jerusalén.
167:4.1 (1836.6) El domingo 26 de febrero por la noche llegó a Filadelfia un corredor procedente de Betania con un mensaje de Marta y María que decía: «Señor, aquel a quien amas está muy enfermo». Jesús recibió el mensaje al final de la reunión vespertina, justo cuando se despedía de los apóstoles para pasar la noche. Al principio Jesús no dijo nada. Hubo uno de esos extraños intervalos en los que parecía estar en comunicación con algo fuera de él y más allá. Luego levantó los ojos y dijo al mensajero de forma que pudieran oírle los apóstoles: «Esta enfermedad no es para la muerte, será sin duda para glorificar a Dios y exaltar al Hijo».
167:4.2 (1837.1) Jesús quería mucho a Marta, María y su hermano Lázaro; los amaba con profundo afecto. Su primer pensamiento humano fue acudir inmediatamente en su ayuda, pero surgió otra idea en su mente combinada. Había perdido casi por completo la esperanza de que los dirigentes judíos de Jerusalén aceptaran alguna vez el reino, pero él seguía amando a su pueblo, y en ese momento se le ocurrió un plan que daría a los escribas y fariseos de Jerusalén una nueva oportunidad de aceptar sus enseñanzas. Decidió, si era conforme con la voluntad del Padre, hacer de este último llamamiento a Jerusalén la manifestación más portentosa y significativa de toda su carrera terrenal. Los judíos se aferraban a la idea de un liberador hacedor de milagros, y aunque el Maestro se negaba a plegarse a sus expectativas a base de prodigios materiales y exhibiciones temporales de poder político, pidió ahora el consentimiento del Padre para manifestar su poder aún no demostrado sobre la vida y la muerte.
167:4.3 (1837.2) Los judíos tenían la costumbre de enterrar a sus muertos el mismo día del fallecimiento. Era una práctica necesaria en un clima tan cálido, y no era raro que pusieran en la tumba a alguien que simplemente estaba en coma, de forma que al segundo, o incluso al tercer día, esa persona salía de la tumba. Según la creencia judía el espíritu o el alma podía permanecer cerca del cuerpo durante dos o tres días, pero nunca se quedaba después del tercer día. Consideraban que para el cuarto día el proceso de putrefacción ya estaba muy avanzado y que nadie regresaba nunca de la tumba después de ese tiempo. Por estas razones, Jesús se quedó dos días más en Filadelfia antes de prepararse para salir hacia Betania.
167:4.4 (1837.3) El miércoles por la mañana temprano dijo a sus apóstoles: «Vamos a prepararnos rápidamente para volver otra vez a Judea». En cuanto le oyeron decir esto, los apóstoles se apartaron para intercambiar opiniones. Santiago dirigió la reunión, y coincidieron en que sería una locura permitir que Jesús volviera a Judea, así que fueron todos a una a comunicárselo a su Maestro. Santiago le dijo: «Maestro, cuando estuviste en Jerusalén hace unas semanas los dirigentes querían matarte y el pueblo quería apedrearte. Ya les diste a esos hombres su oportunidad de recibir la verdad en aquel momento, así que no te dejaremos volver a Judea».
167:4.5 (1837.4) Jesús les respondió: «¿No entendéis que hay doce horas en el día en las que se puede hacer el trabajo de forma segura? Si un hombre camina de día no tropieza puesto que tiene luz. Si camina de noche puede que tropiece porque no tiene luz. Mientras dure mi día no temo entrar en Judea. Quisiera hacer otra obra poderosa por esos judíos. Quisiera darles una oportunidad más de creer, y hacerlo como ellos prefieren: con gloria externa y como manifestación visible del poder del Padre y del amor del Hijo. Además, ¡¿no os dais cuenta de que nuestro amigo Lázaro se ha dormido y quiero ir a despertarlo de su sueño?!».
167:4.6 (1837.5) Uno de los apóstoles comentó: «Pero Maestro, si Lázaro se ha dormido, seguro que se recuperará». Los judíos de aquel tiempo solían referirse a la muerte como una forma de sueño, pero al ver que los apóstoles no habían entendido que Lázaro había dejado este mundo, Jesús les dijo claramente: «Lázaro ha muerto. Y me alegro por vosotros de no haber estado allí, incluso aunque los demás no se salven por ello, porque así tendréis otro motivo más para creer en mí. Lo que vais a ver os fortalecerá a todos y os preparará para el día en que me despida de vosotros y vaya al Padre».
167:4.7 (1838.1) Era imposible convencer a Jesús de que no fuera a Judea, y como algunos apóstoles se resistían a ir con él, Tomás habló así a sus compañeros: «Ya le hemos explicado nuestros temores al Maestro, pero él está decidido a ir a Betania. Estoy convencido de que será el final porque seguramente lo matarán, pero si así lo ha elegido el Maestro, vayamos con él como valientes y muramos con él». Siempre fue así: cuando hacía falta mostrar valor deliberado y sostenido, Tomás era el puntal de los doce apóstoles.
167:5.1 (1838.2) Un grupo de casi cincuenta amigos y enemigos siguió a Jesús hacia Judea. El miércoles en la comida del mediodía el Maestro habló a sus apóstoles y al grupo de seguidores sobre «Las condiciones de la salvación». Al final de esta lección contó la parábola del fariseo y el publicano (un recaudador de impuestos) diciendo así: «Ya veis, pues, que el Padre da la salvación a los hijos de los hombres y esta salvación es un regalo gratuito para todos los que tienen la fe necesaria para recibir la filiación en la familia divina. No hay nada que el hombre pueda hacer para ganar esta salvación. Las obras de autocomplacencia no pueden comprar el favor de Dios, y mucho rezar en público no puede compensar la falta de fe viva en el corazón. Podéis engañar a los hombres con vuestro comportamiento externo, pero Dios ve dentro de vuestra alma. Esto que os digo queda bien ilustrado con el ejemplo de los dos hombres que fueron al templo a orar, uno fariseo y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, rezaba para sí de esta manera: ‘Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, ladrones, ignorantes, injustos, adúlteros o incluso como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y doy el diezmo de todo lo que gano’. En cambio el publicano se quedó más atrás y ni siquiera alzaba los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: ‘Dios, ten piedad de mí, pecador’. Yo os digo que el publicano volvió a su casa con la aprobación de Dios, pero no el fariseo, pues el que se exalta será humillado y el que se humilla será exaltado».
167:5.2 (1838.3) Aquella noche en Jericó los fariseos hostiles quisieron tender una trampa al Maestro y enredarlo en discusiones sobre el matrimonio y el divorcio como hicieron en el pasado otros fariseos en Galilea, pero Jesús esquivó hábilmente sus intentos de hacerle entrar en conflicto con sus leyes sobre el divorcio. Del mismo modo que el publicano y el fariseo ilustraban la buena y la mala religión, sus prácticas en materia de divorcio servían para contrastar las mejores leyes matrimoniales del código judío con la vergonzosa laxitud de las interpretaciones que hacían los fariseos de las reglas mosaicas sobre el divorcio. El fariseo se juzgaba a sí mismo por el rasero más bajo; el publicano se medía por el ideal más alto. Para el fariseo la devoción era un medio de estancarse en una inactividad autocomplaciente y en la confianza de una falsa seguridad espiritual. Para el publicano la devoción era un medio de estimular su alma para llegar a comprender la necesidad de arrepentirse, de confesarse y de aceptar por la fe un perdón misericordioso. El fariseo buscaba justicia, el publicano buscaba misericordia. La ley del universo es: pedid y recibiréis; buscad y hallaréis.
167:5.3 (1838.4) Aunque Jesús se negó a dejarse atrapar en una controversia sobre el divorcio con los fariseos, sí proclamó una enseñanza positiva de los ideales más altos del matrimonio. Exaltó el matrimonio como la más alta y más ideal de todas las relaciones humanas y dio a entender al mismo tiempo su rechazo categórico a las prácticas de divorcio laxas e injustas de los judíos de Jerusalén que permitían en aquel tiempo a un hombre divorciarse de su esposa por razones insignificantes, como guisar mal o cuidar mal de la casa, o simplemente por haberse encaprichado de otra mujer más atractiva.
167:5.4 (1839.1) Los fariseos habían llegado incluso a enseñar que esta modalidad de divorcio fácil era una dispensa especial concedida al pueblo judío y a los fariseos en particular. Por eso, aunque Jesús se negó a hacer declaraciones relacionadas con el matrimonio y el divorcio, no vaciló a la hora de denunciar muy duramente estas burlas vergonzosas de la relación matrimonial y destacar su injusticia hacia las mujeres y los niños. No sancionó nunca ninguna práctica de divorcio que diera ventaja al hombre sobre la mujer; el Maestro solo admitía las enseñanzas que daban a las mujeres igualdad con los hombres.
167:5.5 (1839.2) Jesús no introdujo nuevos preceptos para regir el matrimonio y el divorcio, pero sí exhortó a los judíos a vivir conforme a sus propias leyes y enseñanzas superiores. Apelaba continuamente a las Escrituras en su esfuerzo por hacerles mejorar sus prácticas según los criterios sociales contenidos en ellas. Mientras ratificaba así los conceptos superiores e ideales del matrimonio, Jesús evitó hábilmente contradecir a sus interrogadores sobre las prácticas sociales representadas tanto por sus leyes escritas como por sus preciados privilegios de divorcio.
167:5.6 (1839.3) A los apóstoles les costaba comprender la resistencia del Maestro a hacer declaraciones categóricas sobre cuestiones científicas, sociales, económicas o políticas. No acababan de darse cuenta de que su misión en la tierra estaba dedicada exclusivamente a la revelación de verdades espirituales y religiosas.
167:5.7 (1839.4) Aquella misma noche, después de que Jesús hubiera hablado sobre el matrimonio y el divorcio, sus apóstoles le hicieron muchas más preguntas en privado, y las respuestas del Maestro liberaron sus mentes de muchas ideas equivocadas. Al terminar la conversación Jesús dijo: «El matrimonio es honorable y todos los hombres deberían desearlo. El hecho de que el Hijo del Hombre lleve a cabo él solo su misión en la tierra no hace menos deseable el matrimonio. Es voluntad del Padre que yo actúe así, pero este mismo Padre ha ordenado la creación del macho y la hembra, y es voluntad divina que los hombres y las mujeres encuentren su servicio más alto con su correspondiente alegría en crear hogares para recibir y formar a los hijos, convirtiéndose así en copartícipes de los Hacedores del cielo y de la tierra. Por esta razón dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos se harán como uno solo».
167:5.8 (1839.5) Jesús liberó así a los apóstoles de muchas preocupaciones sobre el matrimonio y aclaró muchos malentendidos sobre el divorcio. Al mismo tiempo hizo mucho por exaltar sus ideales de unión social y aumentar su respeto por las mujeres, los niños y el hogar.
167:6.1 (1839.6) El mensaje que dio Jesús esa tarde sobre el matrimonio y sobre la bendición que suponen los niños se difundió por todo Jericó, de manera que a la mañana siguiente, mucho antes de que Jesús y los apóstoles se prepararan para marcharse, incluso antes de la hora del desayuno, decenas de madres llegaron con sus hijos en brazos o de la mano al lugar donde se alojaba Jesús para que bendijera a los pequeños. Cuando los apóstoles salieron y vieron a esta aglomeración de madres con sus hijos intentaron echarlas, pero ellas se negaron a irse sin que el Maestro impusiera las manos sobre sus hijos y los bendijera. Los apóstoles increparon ruidosamente a las madres, y entonces salió Jesús al oír el alboroto y reprendió indignado a sus apóstoles diciendo: «Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis, porque de los que son como ellos es el reino de los cielos. En verdad, en verdad os digo que el que no reciba el reino de Dios como un niño no entrará en él para poder crecer hasta la estatura plena de la madurez espiritual».
167:6.2 (1840.1) Dicho esto, el Maestro recibió a todos los niños y les impuso las manos mientras decía palabras de ánimo y esperanza a sus madres.
167:6.3 (1840.2) Jesús hablaba a menudo a sus apóstoles de las mansiones celestiales y les enseñaba que los hijos de Dios al avanzar deben crecer espiritualmente en ellas igual que los niños crecen físicamente en este mundo. Muchas veces lo sagrado se presenta como lo más sencillo, y así aquel día ni los niños ni sus madres se dieron cuenta de que las inteligencias espectadoras de Nebadon estaban contemplando cómo jugaban los niños de Jericó con el Creador de un universo.
167:6.4 (1840.3) La condición de la mujer en Palestina mejoró mucho gracias a las enseñanzas de Jesús, y así habría sido en todo el mundo si sus seguidores no se hubieran apartado tanto de lo que él se esforzó en enseñarles.
167:6.5 (1840.4) También en Jericó, cuando estaban hablando de formar religiosamente a los niños desde pequeños en los hábitos de la adoración divina, Jesús explicó a sus apóstoles el gran valor de la belleza como influencia que despierta el deseo de adorar, sobre todo en los niños. Con su ejemplo y sus preceptos el Maestro enseñó el valor de la adoración al Creador en el entorno natural de la creación. Prefería comulgar con el Padre celestial entre árboles y entre las criaturas humildes del mundo natural. Se regocijaba contemplando al Padre en el espectáculo inspirador de los dominios cuajados de estrellas de los Hijos Creadores.
167:6.6 (1840.5) Cuando no es posible adorar a Dios en los tabernáculos de la naturaleza, los hombres deberían hacer todo lo posible por construir hermosos edificios, santuarios sencillos y atractivos llenos de belleza artística capaces de despertar las más altas emociones humanas asociadas a la faceta intelectual de la comunión espiritual con Dios. La verdad, la belleza y la santidad son ayudas poderosas y eficaces para la verdadera adoración. Pero ni la mera ornamentación masiva ni los excesos decorativos de un arte humano elaborado y ostentoso promueven la comunión espiritual. La belleza es tanto más religiosa cuanto más sencilla y semejante a la naturaleza. ¡Es una pena que los niños pequeños tengan su primer contacto con los conceptos de la adoración pública en salas frías y estériles, tan desprovistas del atractivo de la belleza y tan vacías de toda sugerencia de alegría y de santidad inspiradora! La iniciación del niño a la adoración debería tener lugar en la naturaleza, al aire libre, y después podrá acompañar a sus padres a las asambleas religiosas en edificios públicos que deberían tener al menos tanto atractivo material y tanta belleza artística como la casa donde vive.
167:7.1 (1840.6) Durante la subida de Jericó a Betania Natanael caminó casi todo el tiempo junto a Jesús. Hablaron mucho sobre los niños y su relación con el reino de los cielos, y de ahí la conversación derivó hacia el ministerio de las ángeles. Entonces Natanael preguntó al Maestro: «Dado que el sumo sacerdote es saduceo, y dado que los saduceos no creen en las ángeles, ¿qué hemos de enseñar a la gente sobre las ministras celestiales?». Jesús respondió entre otras cosas:
167:7.2 (1841.1) «Las huestes angélicas son un orden diferenciado de seres creados. Son totalmente diferentes del orden material de las criaturas mortales y actúan como un grupo separado de inteligencias del universo. Las ángeles no pertenecen al colectivo de las criaturas llamadas ‘Hijos de Dios’ en las Escrituras. Tampoco son los espíritus glorificados de los mortales que han seguido progresando en las mansiones de lo alto. Las ángeles son una creación directa y no se reproducen. El parentesco de las huestes angélicas con la raza humana es exclusivamente espiritual. En su viaje progresivo hacia el Padre que está en el Paraíso, el hombre pasa en un momento dado por un estado análogo al estado de las ángeles, pero el hombre mortal nunca se convierte en ángel.
167:7.3 (1841.2) «Las ángeles nunca mueren como mueren los hombres. Las ángeles son inmortales a menos que se impliquen en el pecado como hicieron algunas de ellas engañadas por Lucifer. Las ángeles son las servidoras espirituales del cielo y no son ni omnipotentes ni omniscientes. Pero todas las ángeles leales son verdaderamente puras y santas.
167:7.4 (1841.3) «¿No recuerdas que os dije una vez que si vuestros ojos espirituales estuvieran ungidos veríais los cielos abiertos y podríais contemplar cómo ascienden y descienden las ángeles de Dios? Un mundo se puede mantener en contacto con otros mundos gracias al ministerio de las ángeles, pues ¿no os he dicho muchas veces que tengo otras ovejas que no son de este redil? Pero estas ángeles no son las espías del mundo espiritual que os vigilan y van luego a contarle al Padre los pensamientos de vuestro corazón y a informarle sobre los hechos de la carne. El Padre no necesita ese tipo de servicio, puesto que su propio espíritu vive dentro de vosotros. Lo que hacen estos espíritus angélicos es mantener a una parte de la creación celestial informada sobre las actividades que ocurren en otras partes lejanas del universo. Muchas ángeles están asignadas al servicio de las razas humanas mientras trabajan en el gobierno del Padre y en los universos de los Hijos. Cuando os dije que muchas de estas serafines eran espíritus ministrantes no hablaba en lenguaje figurado ni en tonos poéticos. Y todo esto es verdad por mucho que os cueste comprender estas cosas.
167:7.5 (1841.4) «Muchas de estas ángeles están dedicadas a la tarea de salvar hombres. ¿No os he hablado de la alegría seráfica que se produce cuando un alma elige abandonar el pecado y empezar a buscar a Dios? Os he hablado también de la alegría que se produce en presencia de las ángeles del cielo cuando un pecador se arrepiente; esto da a entender que existen otros órdenes más altos de seres celestiales que también se ocupan del bienestar espiritual y el progreso divino del hombre mortal.
167:7.6 (1841.5) «Estas ángeles están también muy involucradas en el proceso mediante el cual el espíritu del hombre es liberado de los tabernáculos de la carne y su alma es escoltada a las mansiones del cielo. Las ángeles son las guías celestiales seguras del alma del hombre durante el periodo de tiempo indefinido e inexplorado que media entre la muerte de la carne y la nueva vida en las moradas espirituales.»
167:7.7 (1841.6) Jesús habría seguido hablando con Natanael sobre el ministerio de las ángeles, pero fue interrumpido por la llegada de Marta. Unos amigos que habían visto subir a Jesús por las cuestas del este habían informado a Marta de que Jesús se acercaba a Betania, y ella había salido corriendo al encuentro del Maestro.
El libro de Urantia
Documento 168
168:0.1 (1842.1) ERA poco después del mediodía cuando Marta salió al encuentro de Jesús que estaba coronando la cuesta cercana a Betania. Su hermano Lázaro llevaba muerto cuatro días y lo habían depositado al final de la tarde del domingo en la tumba privada de la familia al fondo del jardín. Ese mismo jueves por la mañana habían hecho rodar la piedra que cerraba la tumba.
168:0.2 (1842.2) Cuando Marta y María mandaron recado a Jesús de que Lázaro estaba enfermo, confiaban en que el Maestro haría algo. Sabían que su hermano estaba muy grave, y aunque apenas se atrevían a esperar que Jesús dejara su actividad de enseñanza y predicación para ir en su ayuda, tenían tanta confianza en su poder de sanación que pensaron que le bastaría con pronunciar las palabras curativas y Lázaro recuperaría inmediatamente la salud. Cuando Lázaro murió pocas horas después de que el mensajero saliera de Betania hacia Filadelfia, razonaron que el Maestro no se había enterado de la enfermedad de su hermano hasta que fue demasiado tarde, cuando ya llevaba muerto varias horas.
168:0.3 (1842.3) Por eso, tanto ellas como sus amigos creyentes, se quedaron perplejos con el mensaje que el corredor trajo a Betania el martes por la mañana. El mensajero insistió en que había oído decir a Jesús: «... esta enfermedad no es para la muerte». Tampoco podían comprender por qué Jesús no les había mandado ningún recado ni les había ofrecido ayuda.
168:0.4 (1842.4) Muchos amigos de los poblados cercanos y otros de Jerusalén habían ido a acompañar a las hermanas en su duelo. Lázaro y sus hermanas eran hijos de un rico judío honorable que había sido el vecino principal de la pequeña aldea de Betania, y a pesar de que los tres eran fervientes seguidores de Jesús desde hacía tiempo, eran muy respetados por todos los que los conocían. Habían heredado extensos viñedos y olivares en las inmediaciones, y el hecho de que pudieran permitirse un sepulcro privado en el recinto de su casa era una prueba más de su riqueza. Sus padres yacían en ese sepulcro.
168:0.5 (1842.5) María había dejado de pensar que Jesús vendría y se había abandonado a su dolor, en cambio Marta se aferró a la esperanza de que Jesús acabaría llegando hasta esa misma mañana, cuando cerraron la tumba con la piedra y sellaron la entrada. E incluso entonces pidió a un muchacho vecino que subiera a la colina que había al este de Betania para vigilar la calzada de Jericó, y fue este muchacho quien avisó a Marta de que Jesús y sus amigos se acercaban.
168:0.6 (1842.6) Cuando Marta se encontró con Jesús cayó a sus pies exclamando: «¡Maestro, si hubieras estado aquí mi hermano no habría muerto!». Por la cabeza de Marta cruzaban muchos miedos, pero no expresó ninguna duda ni se aventuró a criticar o cuestionar la conducta del Maestro ante la muerte de Lázaro. Cuando Marta calló, Jesús se inclinó para levantarla y le dijo: «Solo ten fe, Marta, y tu hermano resucitará». Marta le contestó: «Sé que se resucitará en la resurrección del último día, y también sé que todo lo que pidas a Dios, nuestro Padre te lo dará».
168:0.7 (1843.1) Entonces Jesús miró a Marta a los ojos y dijo: «Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque muera, vivirá. En verdad, todo el que vive y cree en mí no morirá jamás realmente. Marta, ¿crees esto?». Y Marta contestó al Maestro: «Sí, creo desde hace mucho que tú eres el Libertador, el Hijo del Dios vivo que había de venir a este mundo».
168:0.8 (1843.2) Como Jesús preguntó por María, Marta fue directamente a la casa y dijo a su hermana al oído: «El Maestro está aquí y te llama». En cuanto María lo oyó se levantó rápidamente y fue a encontrarse con Jesús, que se había quedado a cierta distancia de la casa en el lugar donde se había encontrado con Marta. Los amigos que estaban intentando consolar a María, al ver que se levantaba y salía a toda prisa, salieron con ella pensando que iba a llorar a la tumba.
168:0.9 (1843.3) Muchos de los presentes eran enemigos encarnizados de Jesús. Por eso Marta había salido a encontrarse con él a solas, y también por eso había entrado a informar en secreto a María de que el Maestro había preguntado por ella. Marta estaba deseando ver a Jesús, pero quería evitar cualquier situación desagradable que pudiera producirse si Jesús se encontraba de pronto en medio de un gran grupo de sus enemigos de Jerusalén. Marta tenía intención de quedarse en la casa con sus amigos mientras María iba a saludar a Jesús, pero no lo consiguió porque todos siguieron a María y se encontraron inesperadamente en presencia del Maestro.
168:0.10 (1843.4) Marta llevó a su hermana ante Jesús, y cuando María lo vio, cayó a sus pies, exclamando: «¡Solo con que hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto!». Cuando Jesús vio cuánto les dolía a todos la muerte de Lázaro, su alma se llenó de compasión.
168:0.11 (1843.5) Al ver que María había ido a saludar a Jesús, los acompañantes del duelo se apartaron un poco mientras Marta y María hablaban con el Maestro. Él siguió diciéndoles palabras de consuelo y las exhortó a mantenerse firmes en su fe en el Padre y aceptar por completo la voluntad divina.
168:0.12 (1843.6) La mente humana de Jesús se encontró profundamente afectada por el conflicto entre su amor por Lázaro y sus desconsoladas hermanas, y el desprecio y desdén que le inspiraban las muestras exteriores de afecto de algunos de aquellos judíos incrédulos que tramaban su asesinato. A Jesús le indignaba que esos pretendidos amigos hicieran un despliegue externo y forzado de duelo por Lázaro cuando esa falsa pena estaba asociada en sus corazones a una enemistad tan implacable contra él. Sin embargo, algunos de esos judíos eran sinceros en su luto porque eran verdaderos amigos de la familia.
168:1.1 (1843.7) Después de consolar durante unos momentos a Marta y María apartados de los acompañantes del duelo, Jesús preguntó: «¿Dónde lo habéis puesto?». Marta contestó: «Ven y verás». El Maestro siguió en silencio a las dos hermanas afligidas y lloró. Los judíos amigos que los seguían vieron sus lágrimas, y uno de ellos dijo: «Mirad cómo lo amaba. ¿No podía este que abrió los ojos del ciego haber impedido que este hombre muriera?». Para entonces estaban ya ante la tumba familiar, una pequeña cueva natural o declive en un saliente de roca de unos diez metros de altura en el extremo más alejado del jardín.
168:1.2 (1844.1) No es fácil explicar a la mente humana por qué lloró Jesús exactamente. Tenemos acceso al registro de las emociones humanas y los pensamientos divinos combinados tal como constan en la mente del Ajustador Personalizado, pero no estamos del todo seguros de la causa real de estas manifestaciones emocionales. Nos inclinamos a creer que Jesús lloró a consecuencia de una serie de pensamientos y sentimientos que pasaban por su mente en ese momento, como los siguientes:
168:1.3 (1844.2) 1. Estaba triste y lleno de compasión sincera por Marta y María. Sentía un afecto humano real y profundo por estas hermanas que habían perdido a su hermano.
168:1.4 (1844.3) 2. Le inquietaba la presencia de la multitud de acompañantes del duelo, algunos sinceros y otros fingidos. Siempre le molestaron esas exhibiciones externas de duelo. Sabía que las hermanas amaban a su hermano y tenían fe en la supervivencia de los creyentes. Estas emociones contradictorias podrían explicar por qué gimió cuando se acercaban a la tumba.
168:1.5 (1844.4) 3. Tenía verdaderas dudas sobre devolver a Lázaro la vida mortal. Es cierto que sus hermanas lo necesitaban, pero Jesús lamentaba tener que llamar a su amigo a este mundo para sufrir persecuciones, porque sabía que Lázaro sería perseguido por haber sido el protagonista de la mayor demostración de poder divino del Hijo del Hombre.
168:1.6 (1844.5) Aunque este relato se desarrolla en apariencia como un acontecimiento humano normal y natural, tiene algunos aspectos colaterales muy interesantes como el dato que vamos a señalar ahora. El domingo el mensajero avisó a Jesús de que Lázaro estaba enfermo. Jesús mandó recado de que «no era para la muerte», y sin embargo fue a Betania en persona e incluso preguntó a las hermanas: «¿Dónde lo habéis puesto?». Hasta aquí todo parece indicar que el Maestro actuaba al modo de este mundo y según los conocimientos limitados de la mente humana, y sin embargo los archivos del universo revelan que el Ajustador Personalizado de Jesús dio la orden de que el Ajustador del Pensamiento de Lázaro fuera retenido en el planeta tras la muerte de Lázaro por un tiempo indefinido. Esta orden está registrada quince minutos antes de que Lázaro expirara.
168:1.7 (1844.6) ¿Sabía la mente divina de Jesús, incluso antes de que Lázaro muriera, que lo resucitaría de entre los muertos? No lo sabemos. Solo sabemos lo que narramos aquí.
168:1.8 (1844.7) Muchos enemigos de Jesús se burlaban de sus manifestaciones de afecto y se decían entre sí: «Si apreciaba tanto a este hombre, ¿por qué esperó tanto para venir a Betania? Si es lo que dicen que es, ¿por qué no ha salvado a su amigo querido? ¿De qué sirve curar a desconocidos en Galilea si no puede salvar a los que ama?». Y hacían muchas otras burlas, y desestimaban las enseñanzas y las obras de Jesús.
168:1.9 (1844.8) Y así, hacia las dos y media de la tarde de aquel jueves quedó preparado el escenario en la pequeña aldea de Betania para la representación de la más grande de todas las obras relacionadas con el ministerio de Miguel de Nebadon en la tierra, la mayor manifestación de poder divino de su encarnación en la carne (puesto que su propia resurrección tuvo lugar después de que hubiera sido liberado de las ataduras de la morada mortal).
168:1.10 (1845.1) El pequeño grupo reunido ante la tumba de Lázaro no podía imaginar que se había congregado allí cerca un vasto conjunto de seres celestiales de todos los órdenes bajo el liderazgo de Gabriel. Estaban a la espera de las directrices del Ajustador Personalizado de Jesús, vibrando de expectación y dispuestos a ejecutar las peticiones de su amado Soberano.
168:1.11 (1845.2) Cuando Jesús ordenó: «Quitad la piedra», las huestes celestiales reunidas se dispusieron a representar el drama de la resurrección de Lázaro a semejanza de su carne mortal. Esta forma de resurrección implica dificultades de ejecución que trascienden con mucho la técnica de resurrección habitual de las criaturas mortales a una forma de morontia, y requiere la presencia de muchas más personalidades celestiales y una movilización mucho mayor de recursos del universo.
168:1.12 (1845.3) Al oír la orden de Jesús de quitar la piedra que cerraba la tumba, Marta y María se llenaron de emociones contradictorias. María esperaba que Lázaro fuera resucitado de entre los muertos, pero Marta, aunque compartía hasta cierto punto la fe de su hermana, temía que la apariencia de Lázaro no fuera presentable para Jesús, los apóstoles y sus amigos. Marta dijo: «¿Tenemos realmente que quitar la piedra? Hace cuatro días que murió mi hermano, y el cuerpo ya habrá empezado a descomponerse». Marta también dijo esto porque no estaba segura de por qué había pedido el Maestro que se quitara la piedra; pensó que quizás Jesús solo quisiera ver a Lázaro por última vez. La actitud de Marta no era ni clara ni firme. Al ver que tenían dudas sobre quitar la piedra, Jesús dijo: «¿No os dije desde el principio que esta enfermedad no era para la muerte? ¿No he venido a cumplir mi promesa? Y después de llegar hasta vosotras, ¿no he dicho que si creéis veréis la gloria de Dios? ¿Por qué dudáis? ¿Cuánto tiempo necesitáis para creer y obedecer?».
168:1.13 (1845.4) Cuando Jesús terminó de hablar, sus apóstoles ayudados por unos vecinos empujaron la piedra y la hicieron rodar hasta despejar la entrada de la tumba.
168:1.14 (1845.5) Era creencia común entre los judíos que la gota de hiel que llevaba el ángel de la muerte en la punta de la espada empezaba a actuar al final del tercer día y hacía pleno efecto el cuarto. Admitían que el alma humana podía permanecer en los alrededores de la tumba intentando reanimar el cuerpo muerto hasta el final del tercer día, pero creían firmemente que esa alma se marchaba a la morada de los espíritus difuntos antes de amanecer el cuarto día.
168:1.15 (1845.6) Estas creencias y opiniones sobre los muertos y sobre la marcha definitiva de sus espíritus sirvieron para que todos los presentes ante la tumba de Lázaro en ese momento y todos los que en el futuro pudieran tener noticia de lo que estaba a punto de ocurrir no tuvieran ninguna duda de que se trataba de un caso real de resurrección de entre los muertos por obra personal de aquel que había declarado: «Yo soy la resurrección y la vida».
168:2.1 (1845.7) Había unos cuarenta y cinco mortales delante la tumba, y pudieron ver vagamente la figura de Lázaro que yacía en el nicho inferior derecho de la cueva funeraria envuelta en vendajes de lino. Mientras estas criaturas terrenales contenían la respiración en silencio, una gran hueste de seres celestiales liderada por Gabriel ocupaba sus puestos y se preparaba para entrar en acción en cuanto su jefe diera la señal.
168:2.2 (1846.1) Jesús alzó los ojos y dijo: «Padre, te doy gracias porque me has oído y has concedido mi petición. Yo sé que siempre me escuchas, pero lo digo por los que están aquí conmigo, para que crean que tú me has enviado al mundo y puedan saber que estás actuando conmigo en lo que estamos a punto de hacer». Y después de orar dijo en voz alta: «¡Lázaro, sal fuera!».
168:2.3 (1846.2) Mientras los observadores humanos permanecían inmóviles, la vasta hueste celestial se activó al unísono obedeciendo a la palabra del Creador. Solo habían transcurrido doce segundos del tiempo del planeta cuando la figura hasta entonces inerte de Lázaro empezó a moverse y al poco se sentó en el borde de la repisa de piedra donde había yacido. Su cuerpo estaba amortajado y su rostro cubierto con un sudario. Cuando se puso de pie —vivo— ante ellos Jesús dijo: «Desatadlo y dejadlo ir».
168:2.4 (1846.3) Todos, excepto los apóstoles, Marta y María, huyeron hacia la casa. Estaban pálidos de terror y estupefactos. Algunos se quedaron, pero muchos volvieron a toda prisa a sus casas.
168:2.5 (1846.4) Después de saludar a Jesús y a los apóstoles, Lázaro preguntó por qué llevaba esas mortajas y por qué se había despertado en el jardín. Jesús y los apóstoles se apartaron mientras Marta le contaba a su hermano su muerte, entierro y resurrección. Tuvo que explicarle que había muerto el domingo anterior y que había sido devuelto ese jueves a la vida, puesto que Lázaro no había tenido consciencia del tiempo desde que entró en el sueño de la muerte.
168:2.6 (1846.5) Mientras Lázaro salía de la tumba, el Ajustador Personalizado de Jesús —convertido ya en el jefe de su orden en este universo local— llamó al antiguo Ajustador de Lázaro, que estaba a la espera, para que volviera a residir en la mente y el alma del resucitado.
168:2.7 (1846.6) Entonces Lázaro se acercó a Jesús y se arrodilló a los pies del Maestro junto con sus hermanas para dar gracias y alabar a Dios. Jesús tomó a Lázaro de la mano y lo levantó diciendo: «Hijo, lo que te ha ocurrido les ocurrirá también a todos los que creen en este evangelio, con la diferencia de que serán resucitados en una forma más gloriosa. Tú serás testigo viviente de la verdad que he proclamado: yo soy la resurrección y la vida. Y ahora entremos todos en la casa para alimentar a nuestros cuerpos físicos».
168:2.8 (1846.7) Mientras iban hacia la casa Gabriel disolvió los contingentes de reserva de las huestes celestiales y procedió a anotar en los archivos el primer y último caso de resurrección de una criatura mortal a semejanza de su cuerpo físico fallecido que se haya producido nunca en Urantia.
168:2.9 (1846.8) Lázaro apenas podía comprender lo que había ocurrido. Sabía que había estado muy enfermo, pero solo podía recordar que se había dormido y había sido despertado. Nunca pudo decir nada sobre los cuatro días que pasó en la tumba porque había estado totalmente inconsciente. El tiempo no existe para los que duermen el sueño de la muerte.
168:2.10 (1846.9) Aunque muchos creyeron en Jesús a raíz de esta poderosa obra, otros solo endurecieron su corazón para rechazarlo todavía más. La noticia corrió por todo Jerusalén, y al mediodía del día siguiente no se hablaba de otra cosa. Decenas de hombres y mujeres fueron a Betania para ver de cerca a Lázaro y hablar con él. Los fariseos, alarmados y desconcertados, convocaron una reunión urgente del Sanedrín para decidir las medidas a adoptar ante los nuevos acontecimientos.
168:3.1 (1847.1) El testimonio de este hombre resucitado de entre los muertos contribuyó mucho a consolidar la fe del colectivo de creyentes en el evangelio del reino, pero tuvo poca o ninguna influencia sobre la actitud de los líderes y dirigentes religiosos de Jerusalén, aparte de acelerar su decisión de acabar con Jesús y poner fin a su obra.
168:3.2 (1847.2) A la una del día siguiente, viernes, el Sanedrín se reunió con un único punto que tratar: «¿Qué haremos con Jesús de Nazaret?». Después de más de dos horas de enconado debate, cierto fariseo propuso una resolución que exigía la muerte inmediata de Jesús, alegando que era una amenaza para todo Israel y obligaba por ello formalmente al Sanedrín a decretar su muerte sin juicio en una decisión sin precedentes.
168:3.3 (1847.3) Este augusto cuerpo de dirigentes judíos había decretado una y otra vez que Jesús debía ser apresado y juzgado por blasfemia y otras muchas acusaciones de desacato a la ley sagrada de los judíos. En una ocasión anterior habían llegado a declarar que debía morir, pero esta era la primera vez que el Sanedrín dejaba constancia de la intención de decretar su muerte sin juicio previo. Sin embargo, la resolución no fue sometida a votación porque catorce miembros del Sanedrín dimitieron en bloque cuando se propuso una acción tan inaudita, y aunque estas dimisiones tardaron casi dos semanas en ser ratificadas oficialmente, esas catorce personas se retiraron aquel día para no volver a sentarse nunca más en el consejo del Sanedrín. El día en que se ratificaron las dimisiones fueron expulsados otros cinco miembros considerados como simpatizantes de Jesús. Con la eliminación de esos diecinueve hombres el Sanedrín estaba en disposición de juzgar y condenar a Jesús con un acuerdo que rozaba la unanimidad.
168:3.4 (1847.4) Lázaro y sus hermanas fueron llamados a comparecer ante el Sanedrín la semana siguiente, y después de escuchar sus testimonios no le cupo a nadie la menor duda de que Lázaro había sido resucitado de entre los muertos. Aunque las actas del Sanedrín admitieron en la práctica la resurrección de Lázaro, en la anotación correspondiente se atribuían este y todos los demás prodigios obrados por Jesús al poder del príncipe de los demonios, el aliado de Jesús.
168:3.5 (1847.5) Fuera cual fuere la fuente de su poder para hacer prodigios, los líderes judíos estaban convencidos de que si no paraban a Jesús inmediatamente, muy pronto creería en él todo el pueblo, y además surgirían graves complicaciones con las autoridades romanas, puesto que muchos de sus creyentes lo consideraban como el Mesías, el libertador de Israel.
168:3.6 (1847.6) En esa misma reunión del Sanedrín el sumo sacerdote Caifás trajo por primera vez a colación el viejo adagio judío que repetiría tantas veces: «Es más conveniente que un hombre muera, y no que perezca la comunidad».
168:3.7 (1847.7) Jesús recibió aviso de las maquinaciones del Sanedrín ese negro viernes por la tarde, pero no se inquietó en lo más mínimo y pasó todo el sábado descansando con unos amigos en Betfagé, un poblado cercano a Betania. El domingo por la mañana temprano Jesús y los apóstoles se reunieron en casa de Lázaro como habían acordado, se despidieron de la familia de Betania y emprendieron el viaje de vuelta al campamento de Pella.
168:4.1 (1848.1) En el camino de Betania a Pella los apóstoles hicieron muchas preguntas a Jesús y el Maestro respondió abiertamente a todas menos a las relacionadas con los detalles de la resurrección de los muertos. Esos problemas estaban más allá de la capacidad de comprensión de sus apóstoles, por eso el Maestro se negó a comentarlos con ellos. Iban solos porque habían salido de Betania en secreto, y Jesús aprovechó la oportunidad para decir a los diez muchas cosas que pensaba que podrían prepararlos para los días difíciles que se avecinaban.
168:4.2 (1848.2) Los apóstoles se encontraban en estado de fuerte agitación mental y pasaron mucho tiempo hablando de sus experiencias recientes relacionadas con la oración y la respuesta a la oración. Todos recordaban cómo Jesús le había dicho claramente al mensajero de Betania en Filadelfia: «Esta enfermedad no es para la muerte». Y sin embargo Lázaro murió a pesar de esta promesa. Estuvieron todo el día dándole vueltas a la cuestión de la respuesta a la oración.
168:4.3 (1848.3) Las respuestas de Jesús a sus muchas preguntas se pueden resumir como sigue:
168:4.4 (1848.4) 1. La oración es una expresión de la mente finita que se esfuerza por acercarse a lo Infinito, por eso la formulación de una oración está necesariamente limitada por el conocimiento, la sabiduría y los atributos de lo finito. De igual forma, la respuesta ha de estar condicionada por la visión, los objetivos, los ideales y las prerrogativas de lo Infinito. Nunca se podrá observar una continuidad ininterrumpida de fenómenos materiales entre la formulación de una oración y la recepción de la plena respuesta espiritual a dicha oración.
168:4.5 (1848.5) 2. Cuando una oración queda aparentemente sin respuesta ese retraso presagia muchas veces una respuesta mejor, aunque por alguna buena razón sea un retraso considerable. Cuando Jesús dijo que la enfermedad de Lázaro no era realmente para la muerte, llevaba once horas muerto. Ninguna oración sincera se queda sin respuesta a no ser que el punto de vista superior del mundo espiritual haya concebido una respuesta mejor, una respuesta que satisface la petición del espíritu del hombre y no se limita a atender solo a la oración de su mente.
168:4.6 (1848.6) 3. Las oraciones del tiempo, cuando son dictadas por el espíritu y expresadas con fe, a menudo son tan amplias y abarcan tanto que solo pueden recibir respuesta en la eternidad. A veces la súplica finita está tan llena del deseo de captar lo Infinito que su respuesta debe ser aplazada durante largo tiempo, hasta que se cree la capacidad adecuada para recibirla. Puede que la oración de la fe abarque tanto que solo sea posible recibir la respuesta en el Paraíso.
168:4.7 (1848.7) 4. Las respuestas a la oración de la mente mortal suelen ser de tal naturaleza que la mente orante solo puede recibirlas y reconocerlas cuando ha alcanzado el estado de inmortalidad. Muchas veces la oración de un ser material solo puede recibir respuesta cuando ese ser ha progresado hasta el nivel de espíritu.
168:4.8 (1848.8) 5. La oración de una persona conocedora de Dios puede estar tan distorsionada por la ignorancia y tan deformada por la superstición que no sería bueno atender a su petición. Los seres intermediarios de espíritu tienen que traducir de tal manera esa oración que cuando llega la respuesta, el peticionario no puede reconocerla como la respuesta a su oración.
168:4.9 (1848.9) 6. Todas las oraciones verdaderas son dirigidas a seres espirituales y todas esas peticiones deben ser atendidas en términos espirituales; todas esas respuestas deben consistir en realidades espirituales. Los seres de espíritu no pueden ofrecer respuestas materiales a las peticiones de espíritu, aunque estas provengan de seres materiales. Los seres materiales solo pueden rezar eficazmente cuando «rezan en espíritu».
168:4.10 (1849.1) 7. Ninguna oración puede esperar respuesta a menos que haya nacido del espíritu y se haya alimentado con la fe. Vuestra fe sincera implica que habéis concedido de antemano a los que escuchan vuestra oración el pleno derecho de atender a vuestras peticiones según la sabiduría suprema y el amor divino que, como afirma vuestra fe, motivan siempre a los seres a quienes oráis.
168:4.11 (1849.2) 8. El niño siempre tiene el derecho de atreverse a pedir a sus padres, y los padres cumplen siempre con sus obligaciones parentales hacia el niño inmaduro cuando su sabiduría superior les dicta que retrasen la respuesta a la petición del niño, la modifiquen, la segreguen, la trasciendan o la pospongan hasta otra etapa de su ascensión espiritual.
168:4.12 (1849.3) 9. No vaciléis en formular oraciones procedentes del anhelo del espíritu y no tengáis duda de que recibiréis respuesta a vuestras peticiones. Esas respuestas quedarán en depósito, a la espera que alcancéis efectivamente, en este mundo o en otros, los futuros niveles espirituales de logro cósmico en los que seréis capaces de reconocer y asimilar las respuestas aplazadas a vuestras antiguas peticiones intempestivas.
168:4.13 (1849.4) 10. Todas las peticiones nacidas verdaderamente del espíritu recibirán respuesta. Pedid y recibiréis, pero no olvidéis que sois criaturas progresivas del tiempo y el espacio. No perdáis nunca de vista el factor espacio-tiempo en la experiencia de recibir personalmente las respuestas completas a vuestras diversas oraciones y peticiones.
168:5.1 (1849.5) Lázaro siguió viviendo en su casa de Betania y fue centro de gran interés para muchos creyentes sinceros y para muchos curiosos hasta la semana de la crucifixión de Jesús, cuando le avisaron de que el Sanedrín había decretado su muerte. Los dirigentes de los judíos estaban decididos a acabar con la difusión de las enseñanzas de Jesús y opinaban con razón que sería inútil matar a Jesús si dejaban que Lázaro, que personificaba el apogeo de sus obras prodigiosas, viviera para dar testimonio de que Jesús lo había resucitado de entre los muertos. Lázaro ya había sido duramente perseguido por ellos.
168:5.2 (1849.6) Y así, Lázaro se despidió a toda prisa de sus hermanas en Betania, huyó hacia Jericó, atravesó el Jordán y siguió prácticamente sin descanso hasta llegar a Filadelfia. Lázaro conocía bien a Abner y ahí se sentía a salvo de las intrigas asesinas del malvado Sanedrín.
168:5.3 (1849.7) Poco después Marta y María vendieron sus tierras de Betania y se reunieron con su hermano en Perea. Lázaro se había convertido entretanto en el tesorero de la Iglesia de Filadelfia. Apoyó firmemente a Abner en su controversia con Pablo y la Iglesia de Jerusalén, y murió a los 67 años de edad de la misma enfermedad que se lo había llevado años antes en Betania.
El libro de Urantia
Documento 169
169:0.1 (1850.1) JESÚS y los diez apóstoles llegaron al campamento de Pella el lunes 6 de marzo al caer la tarde. Esa fue la última semana que Jesús pasó allí, y se dedicó activamente a enseñar a la multitud e instruir a los apóstoles. Predicaba todas las tardes a la gente y respondía todas las noches a las preguntas de los apóstoles y de algunos discípulos más avanzados que vivían en el campamento.
169:0.2 (1850.2) La noticia de la resurrección de Lázaro había llegado al campamento dos días antes de la llegada del Maestro, y todos ardían de curiosidad. Desde el día en que Jesús dio de comer a los cinco mil no había ocurrido nada que despertara tanto la imaginación de la gente. Y así, en el apogeo de la segunda fase del ministerio público del reino, Jesús decidió enseñar durante una breve semana en Pella y luego empezar la gira por el sur de Perea que llevaría directamente a las trágicas experiencias finales de la última semana en Jerusalén.
169:0.3 (1850.3) Los fariseos y los jefes de los sacerdotes habían empezado a formular sus cargos y cristalizar sus acusaciones. Sus objeciones a las enseñanzas del Maestro se basaban en los motivos siguientes:
169:0.4 (1850.4) 1. Es amigo de publicanos y pecadores, recibe a los impíos e incluso come con ellos.
169:0.5 (1850.5) 2. Es un blasfemo, dice que Dios es su Padre y se cree igual a Dios.
169:0.6 (1850.6) 3. Vulnera la ley. Cura enfermedades en sabbat y burla de otras muchas maneras la sagrada ley de Israel.
169:0.7 (1850.7) 4. Está aliado con los demonios. Hace obras portentosas y milagros aparentes por el poder de Belcebú, el príncipe de los demonios.
169:1.1 (1850.8) El jueves por la tarde Jesús habló a la multitud sobre la «gracia de la salvación». En este sermón volvió a contar las parábolas de la oveja perdida y de la moneda perdida, y luego añadió su favorita, la del hijo pródigo, diciendo así:
169:1.2 (1850.9) «Desde Samuel hasta Juan, los profetas os han advertido que busquéis a Dios, que busquéis la verdad. Han dicho siempre: ‘Buscad al Señor mientras pueda ser encontrado’. Y todas estas enseñanzas deben tomarse en serio. Pero yo he venido a mostraros que mientras vosotros intentáis encontrar a Dios, Dios intenta también encontraros a vosotros. Os he contado muchas veces la historia del buen pastor que dejó a las noventa y nueve ovejas en el redil mientras salía a buscar a la que se había perdido, y cuando hubo encontrado a la oveja extraviada se la echó al hombro y la llevó tiernamente al redil. Y cuando la oveja perdida fue devuelta al redil, recordaréis que el buen pastor llamó a sus amigos y les invitó a alegrarse con él por haber encontrado a la oveja que se había perdido. Os repito que hay más alegría en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento. El hecho de que haya almas perdidas no hace más que aumentar el interés del Padre celestial. He venido a este mundo a hacer lo que mi Padre me ha pedido, y se ha dicho con verdad del Hijo del Hombre que es amigo de publicanos y pecadores.
169:1.3 (1851.1) «Se os ha enseñado que la aceptación divina llega después de haberos arrepentido y como consecuencia de todas vuestras obras de sacrificio y penitencia, pero yo os aseguro que el Padre os acepta incluso antes de que os hayáis arrepentido y envía al Hijo y a sus asociados para que os encuentren y os traigan jubilosamente de vuelta al redil, al reino de la filiación y del progreso espiritual. Todos sois como ovejas que se han descarriado, y yo he venido a buscar y a salvar a los que están perdidos.
169:1.4 (1851.2) «Recordad también la historia de la mujer que se hizo fabricar un collar con diez monedas de plata y perdió una de las monedas. Entonces encendió la lámpara, barrió diligentemente la casa y siguió buscando hasta que encontró la moneda perdida, y en cuanto la encontró reunió a sus amigos y vecinos y les dijo: ‘Alegraos conmigo porque he hallado la moneda que estaba perdida’. Y os vuelvo a repetir que siempre hay alegría en presencia de las ángeles del cielo por un pecador que se arrepiente y vuelve al redil del Padre. Os cuento esta historia para convenceros de que el Padre y su Hijo salimos a buscar a los que se han perdido, y en esta búsqueda empleamos todas las influencias capaces de ayudarnos en nuestro afán diligente por encontrar a los que están perdidos, a los que necesitan ser salvados. Y así, el Hijo del Hombre sale al páramo a buscar a la oveja descarriada, pero también busca la moneda que se ha perdido en la casa. La oveja se extravía involuntariamente; la moneda está cubierta por el polvo del tiempo y oculta bajo la acumulación de las cosas humanas.
169:1.5 (1851.3) «Y ahora voy a contaros la historia del hijo desconsiderado de un rico propietario que dejó deliberadamente la casa de su padre y se fue a un país extranjero donde pasó muchas tribulaciones. Recordáis que la oveja se extravió sin querer, en cambio este joven se marchó de casa con premeditación. Esto fue lo que ocurrió:
169:1.6 (1851.4) «Un hombre tenía dos hijos. El más joven era jovial y despreocupado, siempre dispuesto a pasarlo bien y esquivar responsabilidades, mientras que su hermano mayor era serio, trabajador y responsable. Los hermanos no se entendían y estaban siempre discutiendo y peleando. El menor era alegre y animado, pero vago e informal; el mayor era sensato y diligente, pero al mismo tiempo egocéntrico, hosco y engreído. Al menor le gustaba divertirse y trabajaba lo menos posible; el mayor se entregaba al trabajo y se divertía poco. Sus relaciones se volvieron tan desagradables que el hijo menor fue a ver a su padre y le dijo: ‘Padre, dame la tercera parte de tu hacienda que me correspondería y permíteme salir al mundo a buscar fortuna’. Ante esta petición de su hijo pequeño, y sabiendo lo mal que se llevaba en casa con el mayor, el padre dividió sus bienes y dio al joven su parte.
169:1.7 (1851.5) «El joven reunió todos sus fondos en pocas semanas y se marchó a un país lejano, y como no encontró nada provechoso que hacer que fuera también agradable, malgastó pronto toda su herencia viviendo perdidamente. Cuando lo hubo gastado todo, una gran hambre asoló aquella tierra y empezó a pasar necesidad. Se encontró hambriento y desesperado, y tuvo que pedir trabajo a un ciudadano de aquel país que lo mandó a sus campos a apacentar cerdos. El joven hubiera querido llenarse el estómago con las cáscaras que comían los cerdos, pero nadie le daba nada.
169:1.8 (1852.1) «Un día que tenía mucha hambre se puso a pensar y se dijo: ‘¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan de sobra mientras yo perezco de hambre alimentando cerdos en un país extranjero! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo; hazme solo como a uno de tus jornaleros’. En cuanto el joven llegó a esta decisión se levantó y salió hacia la casa de su padre.
169:1.9 (1852.2) «El padre había pasado mucha pena por su hijo; echaba de menos al alegre aunque atolondrado muchacho. Este padre amaba a este hijo y estaba siempre vigilando por si volvía, así que el día en que el hijo se acercaba a su casa el padre lo vio desde muy lejos y corrió a recibirlo lleno de amor compasivo, lo abrazó y lo besó. Después de este encuentro, el hijo levantó los ojos hacia el rostro bañado en lágrimas de su padre y dijo: ‘Padre, he pecado contra el cielo y a tus ojos, ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo...’, pero el muchacho no pudo terminar su confesión porque el padre rebosante de alegría dijo a los criados que habían llegado corriendo: ‘Traed enseguida su mejor túnica, la que yo guardé, y ponédsela, poned en su mano el anillo de hijo e id a buscar unas sandalias para sus pies’.
169:1.10 (1852.3) «Y luego el feliz padre, después de conducir hasta la casa al muchacho agotado y dolorido de pies, dijo a sus sirvientes: ‘Traed al becerro cebado, matadlo, y comamos y celebremos, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido hallado’. Todos se reunieron alrededor del padre para regocijarse con él porque había recuperado a su hijo.
169:1.11 (1852.4) «Mientras estaban celebrando el hijo mayor volvió de trabajar en el campo y oyó la música y las danzas al acercarse a la casa. Cuando llegó a la puerta de atrás llamó a uno de los sirvientes y preguntó por el motivo de tanta fiesta. El criado le dijo: ‘Tu hermano perdido desde hace tanto tiempo ha vuelto a casa y tu padre ha matado al becerro cebado para celebrar que su hijo está sano y salvo. Entra para saludar tú también a tu hermano y recibirlo de vuelta en casa de tu padre’.
169:1.12 (1852.5) «Al oír esto, el hermano mayor se sintió tan dolido y enojado que no quiso entrar en la casa. Cuando su padre se enteró de que estaba resentido por el recibimiento dado a su hermano menor salió a rogarle que entrara, pero el hijo mayor no se dejó convencer por su padre y le dijo: ‘Te he servido aquí durante todos estos años sin desobedecer la menor de tus órdenes y sin embargo no me has dado nunca ni siquiera un cabrito para divertirme con mis amigos. Me he quedado aquí cuidándote todos estos años y no has hecho nunca una fiesta por mi servicio fiel, pero cuando vuelve este hijo tuyo que ha derrochado tus bienes con rameras, te apresuras a matar al becerro cebado y festejar’.
169:1.13 (1852.6) «Como el padre amaba realmente a sus dos hijos intentó razonar con el mayor: ‘Pero hijo, has estado todo este tiempo conmigo y todo lo mío es tuyo. Podrías haber tenido un cabrito en cualquier momento en que hubieras hecho amigos para festejar con ellos. Ahora lo natural es que te unas a mi alegría y celebremos la vuelta de tu hermano. Piénsalo, hijo mío, tu hermano estaba perdido y ha sido hallado; ¡ha vuelto vivo a nosotros!’».
169:1.14 (1853.1) Esta fue una de las parábolas más conmovedoras y eficaces de todas las que Jesús contó para hacer comprender a sus oyentes que el Padre está deseando recibir a todos los que buscan entrar en el reino de los cielos.
169:1.15 (1853.2) Jesús tenía predilección por contar estas tres historias al mismo tiempo. Presentaba la historia de la oveja perdida para mostrar que cuando los hombres se apartan involuntariamente del sendero de la vida, el Padre está pendiente de esos hijos perdidos y sale con sus Hijos, los verdaderos pastores del rebaño, a buscar a las ovejas perdidas. Luego hablaba de la moneda perdida en la casa para ilustrar con cuánto cuidado se lleva a cabo la búsqueda divina de todos los que están confusos, confundidos o cegados espiritualmente por las preocupaciones materiales y las acumulaciones de la vida. Y para terminar, Jesús mostraba con la parábola del retorno y la acogida del hijo pródigo lo completo que es el restablecimiento del hijo perdido en la casa y en el corazón de su Padre.
169:1.16 (1853.3) Durante sus años de enseñanza Jesús contó y volvió a contar muchísimas veces la historia del hijo pródigo. Esta parábola y la del buen samaritano eran sus medios preferidos de enseñar el amor del Padre y las buenas relaciones entre los hombres.
169:2.1 (1853.4) Una tarde, comentando una declaración de Jesús, Simón Zelotes preguntó: «Maestro, ¿qué querías decir cuando afirmaste hoy que muchos de los hijos del mundo son más inteligentes en su generación que los hijos del reino porque tienen habilidad para obtener riquezas injustas?». Jesús contestó:
169:2.2 (1853.5) «Antes de entrar en el reino algunos de vosotros erais muy astutos en el trato con vuestros socios comerciales. Puede que fuerais injustos y a menudo incorrectos pero erais prudentes y previsores, pues hacíais vuestros negocios con el ojo puesto en vuestro beneficio presente y vuestra seguridad futura. Del mismo modo, deberíais ordenar ahora vuestra vida en el reino de forma que os proporcione alegría en el presente y os asegure además el disfrute futuro de los tesoros acumulados en el cielo. Si erais tan diligentes en acumular ganancias cuando trabajabais para vosotros mismos, ¿por qué tendríais que mostrar menos diligencia en la labor de ganar almas para el reino ahora que sois servidores de la hermandad de los hombres y administradores de Dios?
169:2.3 (1853.6) «Todos podéis sacar provecho de la historia de cierto hombre rico que tenía un administrador hábil pero injusto. Este administrador no solo había exprimido a los clientes de su amo para su beneficio personal, sino que había malgastado y derrochado directamente los fondos de su amo. Todo esto llegó por fin a oídos del amo que convocó al administrador para pedirle explicaciones sobre los rumores. Le exigió que rindiera cuentas inmediatamente y le advirtió que se preparara para dejar su puesto a otro.
169:2.4 (1853.7) «El administrador infiel empezó a pensar para sus adentros: ‘¿Qué haré cuando pierda esta administración? No tengo fuerzas para cavar y me da vergüenza mendigar. Ya sé lo que haré para asegurarme de que me reciban bien en las casas de todos los socios de mi amo cuando me hayan despedido’. Entonces se puso a llamar a cada uno de los deudores de su señor y dijo al primero: ‘¿Cuánto debes a mi señor?’. El deudor respondió: ‘Cien medidas de aceite’. El administrador le dijo: ‘Toma tu tablilla de cera, siéntate rápido y pon cincuenta en el pagaré’. Luego dijo a otro deudor: ‘Y tú, ¿cuánto debes?’. Él replicó: ‘Cien medidas de trigo’. El administrador le dijo: ‘Toma tu pagaré y escribe ochenta’. Y siguió haciendo esto con muchos más deudores. Este administrador infiel trató así de hacerse amigos para cuando fuera despedido de su administración. Incluso su amo y señor, cuando se enteró más tarde, tuvo que reconocer que su administrador infiel por lo menos había sido sagaz en su forma de prepararse para futuros tiempos de pobreza y adversidad.
169:2.5 (1854.1) «Y así, los hijos de este mundo preparan algunas veces su futuro con más sabiduría que los hijos de la luz. Os digo a vosotros que aspiráis a adquirir un tesoro en el cielo: Aprended de los que hacen amigos con riquezas conseguidas injustamente y conducid vuestra vida de tal manera que hagáis amistad eterna con las fuerzas de la rectitud, para que cuando fallen todas las cosas terrenales seáis recibidos con júbilo en las moradas eternas.
169:2.6 (1854.2) «Yo os aseguro que el que es fiel en lo poco es fiel también en lo mucho, y el que no es recto en lo poco tampoco lo será en lo mucho. Si no habéis mostrado integridad ni previsión en los asuntos de este mundo, ¿cómo podéis esperar ser fieles y prudentes cuando os sea confiada la administración de las verdaderas riquezas del reino celestial? Si no sois buenos administradores y banqueros fieles, si no habéis sido fieles con los bienes de otros, ¿quién será tan necio como para poner un gran tesoro a vuestro nombre?
169:2.7 (1854.3) «Y vuelvo a repetiros que nadie puede servir a dos señores. O bien odiará a uno y amará al otro, o bien se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.»
169:2.8 (1854.4) Cuando los fariseos que estaban presentes oyeron esto empezaron a burlarse y hacer gestos de desprecio porque eran muy dados a adquirir riquezas. Estos oyentes hostiles intentaron enredar a Jesús en discusiones estériles, pero él se negó a debatir con sus enemigos. Cuando los fariseos se pusieron a discutir entre ellos sus fuertes voces atrajeron a muchos de los que estaban acampados en los alrededores, y cuando se acaloró la disputa Jesús se retiró a su tienda para pasar la noche.
169:3.1 (1854.5) Cuando la reunión se volvió demasiado ruidosa, Simón Pedro se levantó y tomó el control de la situación diciendo: «Amigos y hermanos, es indecoroso que discutáis así entre vosotros. El Maestro ha hablado y hacéis bien en reflexionar sobre sus palabras, pero la doctrina que os ha presentado no es nueva. ¿No habéis oído nunca la alegoría de los nazareos sobre el rico y el mendigo? Algunos de nosotros oímos a Juan el Bautista contar esta parábola con voz atronadora como advertencia a todos los que aman las riquezas y codician bienes fraudulentos. Y aunque esta antigua parábola no es conforme con el evangelio que predicamos, a todos os convendría atender a sus lecciones hasta el momento en que podáis comprender la nueva luz del reino de los cielos. La historia, tal como Juan la contaba, era así:
169:3.2 (1854.6) «Había un hombre rico llamado Dives que se vestía de púrpura y lino fino, y vivía todos los días en el lujo y la diversión. Había un mendigo llamado Lázaro que yacía a la puerta de este rico cubierto de llagas y deseando saciarse con las migajas que caían de la mesa del rico; y hasta los perros venían a lamerle las llagas. Y sucedió que murió el mendigo y fue llevado por las ángeles a descansar en el seno de Abraham. Poco después murió también el rico y fue enterrado con gran pompa y esplendor. Cuando el rico dejó este mundo se despertó en el Hades, y al encontrarse en el tormento alzó los ojos y vio a Abraham a lo lejos y a Lázaro en su seno. Entonces Dives gritó: ‘Padre Abraham, ten misericordia de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y me refresque la lengua, pues estoy atormentado en mi castigo’. Y Abraham respondió: ‘Hijo, recuerda que disfrutaste de las cosas buenas durante tu vida mientras Lázaro soportaba las malas. Pero ahora todo ha cambiado, Lázaro es consolado y tú atormentado. Y además hay un gran abismo entre nosotros y vosotros, de manera que no podemos pasar de aquí a vosotros ni vosotros podéis venir hasta nosotros’. Entonces Dives dijo a Abraham: ‘Te ruego que envíes a Lázaro a la casa de mi padre pues tengo cinco hermanos, para que pueda evitar con su testimonio que vengan mis hermanos a este lugar de tormento’. Pero Abraham dijo: ‘Hijo, tienen a Moisés y a los profetas; que los oigan a ellos’. Dives contestó: ‘¡No, no, padre Abraham! pero si va a ellos uno de entre los muertos, se arrepentirán’. Y entonces dijo Abraham: ‘Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán ni aunque alguno se levante de entre los muertos’.»
169:3.3 (1855.1) Cuando Pedro terminó de contar esta antigua parábola de la hermandad nazarea la multitud se había calmado y Andrés levantó la sesión para pasar la noche. Tanto los apóstoles como los discípulos preguntaron en muchas ocasiones a Jesús sobre la parábola de Dives y Lázaro, pero él nunca accedió a comentar sobre ella.
169:4.1 (1855.2) Jesús siempre tuvo dificultades para explicar a los apóstoles que aunque proclamaban el establecimiento del reino de Dios, el Padre del cielo no era un rey. En la época en que Jesús vivió en la tierra y enseñó en la carne las gentes de Urantia solían asociar el gobierno de las naciones con reyes y emperadores, y los judíos llevaban mucho tiempo esperando la llegada del reino de Dios. Por estas y otras razones, el Maestro pensó que era mejor llamar reino de los cielos a la hermandad espiritual de los hombres y Padre del cielo al espíritu que encabeza esta hermandad. Jesús no se refirió nunca a su Padre como rey. En sus charlas íntimas con los apóstoles se refería siempre a sí mismo como el Hijo del Hombre y como su hermano mayor. Describía a todos sus seguidores como servidores de la humanidad y mensajeros del evangelio del reino.
169:4.2 (1855.3) Jesús no dio nunca a sus apóstoles lecciones sistemáticas sobre la personalidad y los atributos del Padre del cielo. No pidió nunca a los hombres que creyeran en su Padre; daba por sentado que lo hacían. Jesús nunca se rebajó a presentar argumentos para demostrar la realidad del Padre. Toda su enseñanza sobre el Padre se centraba en la declaración de que él y el Padre eran uno; que aquel que ha visto al Hijo ha visto al Padre; que el Padre, al igual que el Hijo, conoce todas las cosas; que solo el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo revela, conoce realmente al Padre; que aquel que conoce al Hijo conoce también al Padre; y que el Padre lo envió al mundo a revelar sus naturalezas combinadas y dar a conocer su trabajo conjunto. No hizo ninguna otra declaración sobre su Padre, excepto a la mujer de Samaria cuando afirmó junto al pozo de Jacob: «Dios es espíritu».
169:4.3 (1856.1) Aprendéis sobre Dios a través de Jesús observando la divinidad de su vida, no dependiendo de sus enseñanzas. De la vida del Maestro cada uno de vosotros puede asimilar el concepto de Dios que representa la medida de vuestra capacidad para percibir las realidades espirituales y divinas, las verdades reales y eternas. Lo finito no puede esperar nunca comprender lo Infinito, excepto cuando lo Infinito estuvo focalizado en la personalidad espacio-temporal de la experiencia finita de la vida humana de Jesús de Nazaret.
169:4.4 (1856.2) Jesús sabía muy bien que Dios solo puede ser conocido mediante las realidades de la experiencia; nunca puede ser comprendido mediante la sola enseñanza de la mente. Jesús enseñó a sus apóstoles que aunque nunca podrían comprender plenamente a Dios, podrían sin duda conocerlo igual que habían conocido al Hijo del Hombre. Podéis conocer a Dios, no a base de comprender lo que decía Jesús, sino a base de saber lo que era Jesús. Jesús era una revelación de Dios.
169:4.5 (1856.3) Excepto cuando citaba las escrituras hebreas, Jesús se refería a la Deidad solo por dos nombres: Dios y Padre. Y cuando el Maestro hacía referencia a su Padre como Dios, solía emplear la palabra hebrea que significa el Dios plural (la Trinidad) y no la palabra Yahvé, que representaba el concepto progresivo del Dios tribal de los judíos.
169:4.6 (1856.4) Jesús no llamó nunca rey al Padre y lamentaba mucho que la esperanza de los judíos en la restauración de su reino y la proclamación que hizo Juan sobre un reino venidero le hubieran obligado a denominar reino de los cielos a la hermandad espiritual que se proponía establecer. Con una sola excepción —la declaración de que «Dios es espíritu»— Jesús no se refirió nunca a la Deidad en términos que no fueran los que describen su propia relación personal con la Primera Fuente y Centro del Paraíso.
169:4.7 (1856.5) Jesús empleó la palabra Dios para designar la idea de Deidad y la palabra Padre para designar la experiencia de conocer a Dios. Cuando se utiliza la palabra Padre para significar Dios, se debe entender en su sentido más amplio posible. La palabra Dios no se puede definir y representa por lo tanto el concepto infinito del Padre, mientras que el término Padre, que admite una definición parcial, se puede utilizar para representar el concepto humano del Padre divino en su asociación con el hombre durante la existencia mortal.
169:4.8 (1856.6) Para los judíos Elohim era el Dios de dioses, mientras que Yahvé era el Dios de Israel. Jesús aceptaba el concepto de Elohim y llamaba Dios a este grupo supremo de seres. En lugar del concepto de Yahvé, la deidad racial, introdujo la idea de la paternidad de Dios y la hermandad mundial de los hombres. Exaltó el concepto de Yahvé como Padre racial deificado hasta la idea de un Padre de todos los hijos de los hombres, un Padre divino del creyente individual. Y enseñó además que este Dios de los universos y este Padre de todos los hombres eran la misma y única Deidad del Paraíso.
169:4.9 (1856.7) Jesús no se presentó nunca como la manifestación de Elohim (Dios) en la carne. No declaró nunca que fuera una revelación de Elohim (Dios) a los mundos. No enseñó nunca que quien lo hubiera visto había visto a Elohim (Dios). En cambio se proclamó a sí mismo como la revelación del Padre en la carne y dijo que quien lo hubiera visto había visto al Padre. Como Hijo divino afirmó que representaba solo al Padre.
169:4.10 (1857.1) Él era realmente Hijo del Dios Elohim, pero durante su encarnación como mortal y para los hijos mortales de Dios, eligió limitar la revelación de su vida a la descripción del carácter de su Padre hasta donde dicha revelación pudiera ser comprensible para el hombre mortal. En lo que se refiere al carácter de las otras personas de la Trinidad del Paraíso habremos de contentarnos con la enseñanza de que son enteramente como el Padre, cuyo retrato personal ha sido revelado en la vida de su Hijo encarnado, Jesús de Nazaret.
169:4.11 (1857.2) Aunque Jesús reveló en su vida terrenal la verdadera naturaleza del Padre celestial, enseñó pocas cosas sobre él. De hecho, solo enseñó dos cosas: que Dios en sí es espíritu y que en todas sus relaciones con sus criaturas es un Padre. Aquella noche Jesús hizo la afirmación final de su relación con Dios cuando declaró: «Salí del Padre y he venido al mundo; ahora dejaré el mundo y volveré al Padre».
169:4.12 (1857.3) ¡Pero cuidado!, Jesús no dijo nunca: «Quien me haya oído ha oído a Dios». Lo que dijo fue: «Aquel que me haya visto, ha visto al Padre». Oír las enseñanzas de Jesús no equivale a conocer a Dios, pero ver a Jesús es una experiencia que es en sí misma una revelación del Padre al alma. El Dios de los universos gobierna la inmensa creación, pero es el Padre del cielo el que envía a su espíritu para que more dentro de vuestra mente.
169:4.13 (1857.4) Jesús bajo forma humana es la lente espiritual que hace visible para la criatura material a Aquel que es invisible. Es vuestro hermano mayor que os da a conocer en la carne a un Ser de atributos infinitos a quien ni siquiera las huestes celestiales se atreven a considerar que comprenden plenamente. Todo esto constituye la experiencia personal del creyente individual. Dios, que es espíritu, solo puede ser conocido como experiencia espiritual. Dios solo puede ser revelado como un Padre a los hijos finitos de los mundos materiales por el Hijo divino de los dominios espirituales. Podéis conocer al Eterno como Padre; podéis adorarlo como el Dios de los universos, el Creador infinito de todas las existencias.
El libro de Urantia
Documento 170
170:0.1 (1858.1) EL SÁBADO 11 de marzo por la tarde Jesús predicó su último sermón en Pella. Esta alocución, una de las más notables de su ministerio público, trató de forma amplia y completa sobre el reino de los cielos. El Maestro se daba cuenta de la confusión que existía en la mente de sus apóstoles y discípulos sobre la trascendencia y el significado de las expresiones «reino de los cielos» y «reino de Dios», que él utilizaba indistintamente para designar su misión de otorgamiento. Aunque la propia expresión «reino de los cielos» debería haber sido suficiente para disociar su significado de cualquier relación con los reinos terrenales y los gobiernos temporales, no lo era. La idea de un rey temporal tenía raíces demasiado profundas en la mente de los judíos como para poder desalojarla en una sola generación. Por eso al principio Jesús no se opuso abiertamente a este concepto del reino que llevaban tanto tiempo cultivando.
170:0.2 (1858.2) Aquella tarde el Maestro intentó dejar muy clara la enseñanza sobre el reino de los cielos. Trató el tema desde todos los puntos de vista y se esforzó por explicar los muchos sentidos diferentes en los que se había utilizado esta expresión. En esta exposición ampliaremos su discurso añadiendo numerosas afirmaciones hechas por Jesús en ocasiones anteriores e incluiremos algunas observaciones que hizo solo a los apóstoles en la conversación vespertina de ese mismo sábado. Haremos también ciertos comentarios sobre el desarrollo subsiguiente de la idea del reino en la Iglesia cristiana posterior.
170:1.1 (1858.3) En relación con el relato del sermón de Jesús cabe señalar que en todas las escrituras hebreas había un concepto dual del reino de los cielos. Los profetas presentaban el reino de Dios como:
170:1.2 (1858.4) 1. Una realidad presente.
170:1.3 (1858.5) 2. Una esperanza futura cuando el reino se hiciera realidad en su plenitud con la aparición del Mesías. Este es el concepto del reino que enseñó Juan el Bautista.
170:1.4 (1858.6) Jesús y los apóstoles enseñaron estos dos conceptos desde el primer momento, y no olvidemos que existían además otras dos ideas del reino:
170:1.5 (1858.7) 3. El concepto judío más tardío de un reino mundial y trascendental de origen sobrenatural que había de inaugurarse milagrosamente.
170:1.6 (1858.8) 4. Las enseñanzas persas que describían el establecimiento de un reino divino al fin del mundo como resultado del triunfo del bien sobre el mal.
170:1.7 (1858.9) Justo antes del advenimiento de Jesús a la tierra, los judíos combinaban y confundían todas estas ideas del reino en su concepto apocalíptico de la llegada del Mesías que había de inaugurar la edad del triunfo judío, la edad eterna del reinado supremo de Dios en la tierra, el nuevo mundo, la era en la que toda la humanidad adoraría a Yahvé. Cuando Jesús decidió utilizar este concepto del reino de los cielos, optó por apropiarse de la herencia más vital y culminante tanto de la religión judía como de la persa.
170:1.8 (1859.1) El reino de los cielos, tal como ha sido entendido y malentendido a lo largo de los siglos de la era cristiana, englobaba cuatro diferentes grupos de ideas:
170:1.9 (1859.2) 1. El concepto de los judíos.
170:1.10 (1859.3) 2. El concepto de los persas.
170:1.11 (1859.4) 3. El concepto de la experiencia personal de Jesús: «el reino de los cielos dentro de vosotros».
170:1.12 (1859.5) 4. Los conceptos compuestos y confusos que los fundadores y promulgadores del cristianismo han intentado inculcar al mundo.
170:1.13 (1859.6) En distintos momentos y circunstancias parece que Jesús pudo haber presentado muchos conceptos del «reino» en sus enseñanzas públicas, pero siempre enseñó a sus apóstoles que el reino consistía en la experiencia personal del hombre con sus semejantes de la tierra y con el Padre del cielo. Siempre que hablaba del reino terminaba diciendo: «El reino está dentro de vosotros».
170:1.14 (1859.7) Tres factores han sido los causantes de muchos siglos de confusión sobre el significado de la expresión «reino de los cielos»:
170:1.15 (1859.8) 1. La confusión que se produjo al observar que la idea del «reino» pasaba por varias fases progresivas de replanteamiento por parte de Jesús y sus apóstoles.
170:1.16 (1859.9) 2. La confusión que acompañó inevitablemente al trasplante del cristianismo primitivo del terreno judío al gentil.
170:1.17 (1859.10) 3. La confusión inherente al hecho de que el cristianismo se convirtió en una religión organizada en torno a la idea central de la persona de Jesús. El evangelio del reino se fue convirtiendo cada vez más en una religión sobre Jesús.
170:2.1 (1859.11) El Maestro dejó muy claro que el reino de los cielos debe empezar por el concepto dual de la verdad de la paternidad de Dios y el hecho correlativo de la hermandad de los hombres, y debe estar centrado en dicho concepto. Jesús afirmó que la aceptación de esta enseñanza liberaría a los hombres de la esclavitud multisecular del miedo animal y enriquecería al mismo tiempo el vivir humano con las siguientes dotaciones de la nueva vida de libertad espiritual:
170:2.2 (1859.12) 1. Una valentía nueva y un poder espiritual mayor. El evangelio del reino había de hacer libre al hombre e inspirarlo para atreverse a esperar en la vida eterna.
170:2.3 (1859.13) 2. El evangelio llevaba un mensaje de nueva confianza y consuelo verdadero para todos los hombres, incluso para los pobres.
170:2.4 (1859.14) 3. Era en sí mismo un nuevo criterio de valores morales, una nueva vara ética con la que medir la conducta humana. Describía el ideal de un nuevo orden de sociedad humana que había de resultar de él.
170:2.5 (1859.15) 4. Enseñaba la preeminencia de lo espiritual frente a lo material, glorificaba las realidades espirituales y exaltaba los ideales sobrehumanos.
170:2.6 (1860.1) 5. Este nuevo evangelio presentaba el logro espiritual como la verdadera meta del vivir. La vida humana recibía una nueva dotación de valor moral y dignidad divina.
170:2.7 (1860.2) 6. Jesús enseñó que las realidades eternas eran el resultado (la recompensa) del esfuerzo por vivir rectamente en la tierra. La estancia mortal del hombre en la tierra adquirió nuevos significados como consecuencia del reconocimiento de un destino noble.
170:2.8 (1860.3) 7. El nuevo evangelio afirmaba que la salvación humana es la revelación de un propósito divino de largo alcance que ha de cumplirse y realizarse en el destino futuro del servicio sin fin de los hijos salvados de Dios.
170:2.9 (1860.4) Estas enseñanzas constituyen la idea ampliada del reino que Jesús enseñó. Este gran concepto no estaba contenido en las enseñanzas confusas y elementales de Juan el Bautista sobre el reino.
170:2.10 (1860.5) Los apóstoles no pudieron captar el significado real de las declaraciones del Maestro sobre el reino. La distorsión posterior de las enseñanzas de Jesús, tal como las recoge el Nuevo Testamento, se debe a que el concepto de los escritores del evangelio estaba teñido por la creencia de que Jesús se había ausentado del mundo por poco tiempo y volvería pronto para establecer el reino en poder y gloria. Esta era la idea que tenían mientras Jesús estuvo con ellos en la carne. Pero Jesús nunca relacionó el establecimiento del reino con la idea de su retorno a este mundo. Que hayan pasado los siglos sin ningún signo de la aparición de la «Nueva Edad» no contradice en nada las enseñanzas de Jesús.
170:2.11 (1860.6) Este sermón fue el gran esfuerzo de Jesús por transformar el concepto del reino de los cielos en el ideal de hacer la voluntad de Dios. Hacía tiempo que el Maestro había enseñado a sus seguidores a rezar: «Que venga tu reino; que se haga tu voluntad», y en ese momento puso todo su empeño en intentar que sustituyeran la expresión reino de Dios por su equivalente más práctico: la voluntad de Dios. Pero no lo consiguió.
170:2.12 (1860.7) Jesús deseaba sustituir la idea de reino, rey y súbditos por el concepto de familia celestial, de Padre celestial e hijos liberados de Dios dedicados al servicio jubiloso y voluntario a sus semejantes y a la adoración sublime e inteligente de Dios Padre.
170:2.13 (1860.8) Hasta ese momento los apóstoles habían adquirido un punto de vista doble sobre el reino. Lo consideraban como:
170:2.14 (1860.9) 1. Una experiencia personal que tenía lugar en el corazón de los verdaderos creyentes.
170:2.15 (1860.10) 2. Una serie de fenómenos raciales o mundiales. El reino estaba en el futuro, era una expectativa ilusionante.
170:2.16 (1860.11) Consideraban la venida del reino al corazón de los hombres como un desarrollo gradual semejante a la levadura en la masa o el crecimiento de la semilla de mostaza. En cambio pensaban que la venida del reino en el sentido racial o mundial sería repentina y espectacular. Jesús no se cansó nunca de repetirles que el reino de los cielos era su propia experiencia personal de darse cuenta de las cualidades más altas del vivir espiritual, y que estas realidades de la experiencia de espíritu se traducen progresivamente en niveles nuevos y más altos de certidumbre divina y grandeza eterna.
170:2.17 (1860.12) Aquella tarde el Maestro explicó claramente un nuevo concepto de la doble naturaleza del reino cuando describió los dos aspectos siguientes:
170:2.18 (1860.13) «Primero: el reino de Dios en este mundo, el deseo supremo de hacer la voluntad de Dios, el amor desinteresado de los hombres que produce los buenos frutos de una mejor conducta ética y moral.
170:2.19 (1861.1) «Segundo: el reino de Dios en el cielo, la meta de los creyentes mortales, el estado en el que el amor a Dios se ha perfeccionado y en el que se hace la voluntad de Dios de manera más divina.»
170:2.20 (1861.2) Jesús enseñó que el creyente entra desde ahora mismo en el reino por la fe. En sus diversos discursos explicó que hay dos cosas esenciales para entrar en el reino por la fe:
170:2.21 (1861.3) 1. Tener fe y sinceridad. Llegar como un niño pequeño y recibir el don de la filiación como un regalo; someterse a cumplir la voluntad del Padre sin cuestionarla, con plena seguridad y confianza sincera en la sabiduría del Padre; entrar en el reino libre de prejuicios e ideas preconcebidas; ser de mentalidad abierta y estar dispuesto a aprender como un niño no consentido.
170:2.22 (1861.4) 2. Tener hambre de verdad. La sed de rectitud supone cambiar de mentalidad y adquirir la motivación de ser como Dios y de encontrar a Dios.
170:2.23 (1861.5) Jesús enseñó que el pecado no es producto de una naturaleza imperfecta, sino más bien fruto de una mente consciente dominada por una voluntad insumisa. Con respecto al pecado, enseñó que Dios ya ha perdonado y que ponemos dicho perdón a nuestra disposición personal mediante el acto de perdonar a nuestros semejantes. Cuando perdonáis a vuestro hermano en la carne creáis en vuestra propia alma la capacidad de recibir la realidad del perdón de Dios por vuestras propias malas acciones.
170:2.24 (1861.6) En el momento en que el apóstol Juan empezaba a escribir la historia de la vida y enseñanzas de Jesús, la idea del reino de Dios había provocado tantas persecuciones a los primeros cristianos que habían dejado de utilizar la expresión casi por completo. Juan habla mucho sobre la «vida eterna». Jesús habló mucho del «reino de la vida». También aludió con frecuencia al «reino de Dios dentro de vosotros». Una vez calificó esta experiencia de «comunión familiar con Dios Padre». Jesús intentaba sustituir la palabra ‘reino’ por otros muchos términos, aunque nunca lo consiguió. Utilizó entre otros: la familia de Dios, la voluntad del Padre, los amigos de Dios, la comunidad de creyentes, la hermandad de los hombres, el redil del Padre, los hijos de Dios, la comunidad de los fieles, el servicio del Padre y los hijos liberados de Dios.
170:2.25 (1861.7) Pero no pudo evitar que se utilizara la idea de reino. No fue hasta más de cincuenta años más tarde, después de la destrucción de Jerusalén por los ejércitos romanos, cuando este concepto del reino empezó a transformarse en el culto de la vida eterna, al tiempo que sus aspectos sociales e institucionales eran asumidos por la rápida expansión y cristalización de la Iglesia cristiana.
170:3.1 (1861.8) Jesús estaba siempre intentando inculcar a sus apóstoles y discípulos que debían adquirir, por la fe, una rectitud que sobrepasara la rectitud de las obras serviles de las que tanto se vanagloriaban ante el mundo algunos escribas y fariseos.
170:3.2 (1861.9) Jesús enseñó que la fe, creer con la sencillez de un niño, es la llave de la puerta del reino. Enseñó también que después de pasar la puerta están los peldaños progresivos de rectitud que todo niño creyente debe ascender para crecer hasta la estatura plena de los hijos vigorosos de Dios.
170:3.3 (1861.10) En la manera de recibir el perdón de Dios es donde se revela el modo de alcanzar la rectitud del reino. La fe es el precio que pagáis por entrar en la familia de Dios, pero el perdón es el acto de Dios que acepta vuestra fe como precio de admisión. Para un creyente en el reino recibir el perdón de Dios supone una experiencia concreta y real compuesta por los cuatro pasos siguientes, que son los peldaños del reino hacia la rectitud interior:
170:3.4 (1862.1) 1. El hombre puede disponer efectivamente del perdón de Dios y experimentarlo personalmente en la misma medida en que perdona a sus semejantes.
170:3.5 (1862.2) 2. El hombre no perdonará de verdad a sus semejantes a menos que los ame como a sí mismo.
170:3.6 (1862.3) 3. Amar así al prójimo como a uno mismo es la ética más elevada.
170:3.7 (1862.4) 4. La conducta moral, la rectitud verdadera, será por lo tanto el resultado natural de ese amor.
170:3.8 (1862.5) Se hace así patente que la verdadera religión interior del reino tiende a manifestarse de forma creciente e indefectible en las vías prácticas del servicio social. Jesús enseñó una religión viva que impulsaba a sus creyentes a dedicarse a servir por amor. Pero Jesús no puso la ética en el lugar de la religión. Enseñó que la religión era la causa y la ética, el resultado.
170:3.9 (1862.6) La rectitud de cualquier acto se mide por su motivación; las formas más altas del bien son por lo tanto inconscientes. Jesús no se interesó nunca por la ética ni por la moralidad en sí mismas. Estaba dedicado a la comunión interior y espiritual con Dios Padre que se manifiesta tan cierta y directamente en el servicio externo de amor a los hombres. Enseñó que la religión del reino es una auténtica experiencia personal que nadie puede reservar para sí; que la consciencia de pertenecer a la familia de los creyentes lleva inevitablemente a cumplir los preceptos de conducta de la familia, el servicio a nuestros hermanos y hermanas en un esfuerzo por realzar y ampliar la hermandad.
170:3.10 (1862.7) La religión del reino es personal, individual; sus frutos, sus resultados, son familiares, sociales. Jesús no dejó nunca de exaltar el carácter sagrado del individuo en contraste con la comunidad. Pero reconocía también que el hombre desarrolla su carácter mediante el servicio desinteresado y que despliega su naturaleza moral en sus relaciones de amor con sus semejantes.
170:3.11 (1862.8) Al enseñar que el reino está dentro de nosotros, al exaltar al individuo, Jesús dio el golpe de gracia al viejo orden social y abrió paso a la nueva dispensación de la verdadera rectitud social. El mundo ha conocido poco este nuevo orden social porque se ha negado a practicar los principios del evangelio del reino de los cielos. Y cuando este reino de preeminencia espiritual venga a la tierra, no se manifestará en una mera mejora de las condiciones sociales y materiales, sino más bien en las glorias de los valores espirituales realzados y enriquecidos que caracterizarán la edad de mejores relaciones humanas y logros espirituales progresivos que se aproxima.
170:4.1 (1862.9) Jesús no dio nunca una definición precisa del reino. Unas veces disertaba sobre una faceta del reino y otras hablaba de un aspecto diferente de la hermandad del reinado de Dios en el corazón de los hombres. Durante el sermón de esa tarde de sabbat Jesús habló por lo menos de cinco fases o épocas del reino, que fueron las siguientes:
170:4.2 (1862.10) 1. La experiencia personal interna de la vida espiritual de cada creyente en comunión individual con Dios Padre.
170:4.3 (1863.1) 2. La hermandad creciente de los que creen en el evangelio, los aspectos sociales del avance moral y el estímulo ético que resultan del reinado del espíritu de Dios en el corazón de los creyentes individuales.
170:4.4 (1863.2) 3. La hermandad supramortal de los seres espirituales invisibles que prevalece en la tierra y en el cielo, el reino sobrehumano de Dios.
170:4.5 (1863.3) 4. La perspectiva de un cumplimiento más perfecto de la voluntad de Dios, el avance hacia el amanecer de un nuevo orden social en conexión con un vivir espiritual mejorado, la siguiente edad del hombre.
170:4.6 (1863.4) 5. El reino en su plenitud, la futura edad espiritual de luz y vida en el planeta.
170:4.7 (1863.5) Por eso hemos de examinar siempre la enseñanza del Maestro para determinar a cuál de estas cinco fases puede estar haciendo referencia cuando utiliza la expresión «reino de los cielos». Mediante este proceso de cambiar gradualmente la voluntad del hombre, con su correspondiente influencia sobre las decisiones humanas, Miguel y sus asociados están cambiando de forma gradual pero cierta todo el curso de la evolución humana, socialmente y en otros aspectos.
170:4.8 (1863.6) En esta ocasión el Maestro puso énfasis en los cinco puntos siguientes en cuanto que representan los rasgos cardinales del evangelio del reino:
170:4.9 (1863.7) 1. La preeminencia del individuo.
170:4.10 (1863.8) 2. La voluntad como factor determinante en la experiencia humana.
170:4.11 (1863.9) 3. La comunidad espiritual con Dios Padre.
170:4.12 (1863.10) 4. Las satisfacciones supremas de servir a los hombres con amor.
170:4.13 (1863.11) 5. La trascendencia de lo espiritual sobre lo material en la personalidad humana.
170:4.14 (1863.12) Este mundo no ha puesto nunca a prueba seria, sincera y honradamente estas ideas dinámicas y estos ideales divinos de la doctrina de Jesús sobre el reino de los cielos. Pero no deberíais desanimaros por el progreso aparentemente lento de la idea del reino en Urantia. Recordad que el orden de la evolución progresiva está sujeto a cambios periódicos repentinos e inesperados tanto en el mundo material como en el espiritual. El otorgamiento de Jesús como Hijo encarnado fue precisamente uno de esos acontecimientos extraños e inesperados en la vida espiritual del mundo. Ni tampoco cometáis el error fatal de buscar la manifestación del reino en vuestra época y olvidaros de establecerlo en vuestra propia alma.
170:4.15 (1863.13) Aunque Jesús se refirió a una fase del reino situada en el futuro e insinuó en numerosas ocasiones que ese acontecimiento podría aparecer como parte de una crisis mundial, y aunque también prometió claramente, con toda certeza y en diversas ocasiones volver a Urantia alguna vez, hay que dejar constancia de que nunca asoció explícitamente estas dos ideas. Prometió una nueva revelación del reino en la tierra en algún momento futuro, prometió también volver alguna vez a este mundo en persona, pero nunca dijo que esos dos acontecimientos coincidirían. Que nosotros sepamos, estas promesas podrían referirse o no al mismo acontecimiento.
170:4.16 (1863.14) Pero es indudable que sus apóstoles y discípulos relacionaron estas dos enseñanzas. Cuando el reino no se materializó como esperaban, recordaron la enseñanza del Maestro sobre un reino futuro y la asociaron a su promesa de que volvería hasta llegar a la conclusión de que ambas promesas se referían al mismo acontecimiento. Por eso vivieron esperando esa inminente segunda venida en la que habría de establecerse el reino en su plenitud con poder y majestad, y así han vivido en la tierra las generaciones sucesivas de creyentes, con la misma inspiradora pero decepcionante esperanza.
170:5.1 (1864.1) Al final de este resumen de las enseñanzas de Jesús sobre el reino de los cielos hemos sido autorizados a exponer ciertas ideas posteriores que se asociaron al concepto del reino y a hacer un pronóstico profético sobre la posible evolución del reino en la edad por venir.
170:5.2 (1864.2) Durante los primeros siglos de la propaganda cristiana la idea del reino de los cielos estuvo enormemente influida por las nociones del idealismo griego que estaba entonces en plena difusión: la idea de lo natural como sombra de lo espiritual, lo temporal como sombra de lo eterno en el tiempo.
170:5.3 (1864.3) Pero el gran paso que marcó el trasplante de las enseñanzas de Jesús del terreno judío al terreno gentil consistió en convertir al Mesías del reino en el Redentor de la Iglesia, una organización religiosa y social que surgió de las actividades de Pablo y sus sucesores y se fundamentó en las enseñanzas de Jesús complementadas por las ideas de Filón y las doctrinas persas del bien y del mal.
170:5.4 (1864.4) Las ideas y los ideales de Jesús recogidos en la enseñanza del evangelio del reino estuvieron a punto de perderse a medida que sus seguidores iban distorsionando progresivamente sus declaraciones. El concepto del reino presentado por el Maestro fue modificado notablemente por dos grandes tendencias:
170:5.5 (1864.5) 1. Los creyentes judíos siguieron considerando a Jesús como el Mesías. Creían que volvería muy pronto para establecer de hecho un reino mundial más o menos material.
170:5.6 (1864.6) 2. Los cristianos gentiles empezaron a aceptar enseguida las doctrinas de Pablo que condujeron cada vez más a la creencia general de que Jesús era el Redentor de los hijos de la Iglesia, la nueva sucesora institucional del concepto anterior de hermandad puramente espiritual del reino.
170:5.7 (1864.7) La Iglesia como consecuencia social del reino habría sido enteramente natural e incluso deseable. El mal de la Iglesia no fue su existencia, sino que suplantó casi por completo el concepto de Jesús sobre el reino. La Iglesia institucionalizada de Pablo se convirtió en el sustituto virtual del reino de los cielos que Jesús había proclamado.
170:5.8 (1864.8) Pero el Maestro enseñó que el reino de los cielos existe dentro del corazón del creyente, y no dudéis que este mismo reino de los cielos ha de ser proclamado todavía a la Iglesia cristiana, así como a todas las demás religiones, razas y naciones del planeta, incluso a cada individuo.
170:5.9 (1864.9) El reino que enseñó Jesús —el ideal espiritual de rectitud individual y el concepto de comunión divina del hombre con Dios— se sumergió gradualmente en la concepción mística de la persona de Jesús como Creador-Redentor y cabeza espiritual de una comunidad religiosa socializada. Así fue como la hermandad del reino guiada individuo a individuo por el espíritu fue sustituida por una Iglesia formal e institucional.
170:5.10 (1864.10) La Iglesia fue un resultado social inevitable y útil de la vida y las enseñanzas de Jesús. La tragedia estuvo en el hecho de que esta reacción social a las enseñanzas sobre el reino desplazara tan completamente el concepto espiritual del reino real tal como lo vivió y enseñó Jesús.
170:5.11 (1865.1) Para los judíos el reino era la comunidad israelita, para los gentiles se convirtió en la Iglesia cristiana. Para Jesús el reino era la suma de las personas que habían confesado su fe en la paternidad de Dios y al hacerlo se consagraban sin reservas a hacer la voluntad de Dios y se convertían en miembros de la hermandad espiritual del hombre.
170:5.12 (1865.2) El Maestro se daba perfecta cuenta de que aparecerían ciertos resultados sociales en el mundo como consecuencia de la difusión del evangelio del reino, pero su intención era que todas esas manifestaciones sociales deseables aparecieran como productos inconscientes e inevitables de la experiencia personal interna de cada creyente individual, como frutos naturales de la camaradería y la comunión puramente espiritual con el espíritu divino que mora dentro de todos esos creyentes y los activa.
170:5.13 (1865.3) Jesús preveía que una organización social o Iglesia seguiría al progreso del verdadero reino espiritual y por eso no se opuso nunca a que los apóstoles practicaran el rito del bautismo de Juan. El Maestro enseñaba que el alma que ama la verdad, el alma que tiene hambre y sed de rectitud, de Dios, es admitida por la fe en el reino espiritual; los apóstoles enseñaban al mismo tiempo que ese creyente es admitido en la organización social de los discípulos mediante el rito externo del bautismo.
170:5.14 (1865.4) Cuando los seguidores directos de Jesús reconocieron que habían fracasado parcialmente en hacer realidad el ideal del Maestro de establecer el reino en el corazón de los hombres mediante la dominación y guía del espíritu en cada creyente individual, intentaron evitar que se perdieran totalmente sus enseñanzas sustituyendo el ideal del reino que tenía el Maestro por la creación gradual de una organización social visible: la Iglesia cristiana. Después de llevar a cabo este programa de sustitución optaron por situar el reino en el futuro, a fin de mantener la coherencia y asegurar el reconocimiento de las enseñanzas del Maestro sobre el hecho del reino. En cuanto la Iglesia estuvo bien establecida empezó a enseñar que el reino aparecería en realidad cuando culminara la era cristiana con la segunda venida de Cristo.
170:5.15 (1865.5) Y así se convirtió el reino en el concepto de una edad, en la idea de una visitación futura y en el ideal de la redención final de los santos del Altísimo. Los primeros cristianos (y demasiados de los que vinieron después) perdieron generalmente de vista la idea de Padre e hijo incorporada en la enseñanza de Jesús sobre el reino y pusieron en su lugar la comunidad social bien organizada de la Iglesia. La Iglesia se convirtió principalmente en una hermandad social, que desplazó efectivamente el concepto y el ideal de Jesús de una hermandad espiritual.
170:5.16 (1865.6) El concepto ideal de Jesús fracasó en gran parte, pero sobre los fundamentos de la vida y las enseñanzas personales del Maestro, complementados con los conceptos griegos y persas de la vida eterna y acrecentados por la doctrina de Filón sobre el contraste de lo temporal con lo espiritual, Pablo se puso a construir una de las sociedades humanas más progresivas que han existido jamás en Urantia.
170:5.17 (1865.7) El concepto de Jesús está aún vivo en las religiones avanzadas del mundo. La Iglesia cristiana de Pablo es la sombra socializada y humanizada de lo que Jesús quería que fuera el reino de los cielos y que con toda certeza llegará a ser. Pablo y sus sucesores transfirieron parcialmente las cuestiones de la vida eterna del individuo a la Iglesia. Cristo se convirtió así en la cabeza de la Iglesia en vez del hermano mayor de cada creyente individual en la familia del reino del Padre. Pablo y sus contemporáneos atribuyeron a la Iglesia como grupo de creyentes todas las implicaciones espirituales de Jesús sobre sí mismo y sobre el creyente individual, y al hacerlo asestaron un golpe mortal al concepto de Jesús sobre el reino divino en el corazón de cada creyente.
170:5.18 (1866.1) Por eso la Iglesia cristiana se ha visto muy incomodada en su labor a lo largo de los siglos, porque se atrevió a atribuirse los misteriosos poderes y privilegios del reino, poderes y privilegios que solo pueden ser ejercidos y experimentados entre Jesús y los creyentes, sus hermanos espirituales. Y se hace así patente que la pertenencia a la Iglesia no significa necesariamente comunión en el reino; una es espiritual, la otra, principalmente social.
170:5.19 (1866.2) Tarde o temprano surgirá otro Juan el Bautista más grande que proclamará que «el reino de Dios está cerca» —con el significado de un retorno al concepto espiritual superior de Jesús que proclamó que el reino es la voluntad dominante y trascendente de su Padre celestial en el corazón del creyente— y hará todo esto sin referirse de ningún modo ni a la Iglesia visible en la tierra ni a la anticipada segunda venida de Cristo. Tiene que producirse un renacimiento de las enseñanzas auténticas de Jesús, una nueva exposición de su doctrina para deshacer la obra de sus primeros seguidores que se dedicaron a crear un sistema sociofilosófico de creencias sobre el hecho de la estancia de Miguel en la tierra. Esta historia sobre Jesús tardó poco en suplantar casi por completo la predicación del evangelio de Jesús sobre el reino. De esta manera una religión histórica desplazó la enseñanza en la que Jesús había combinado las ideas morales y los ideales espirituales más altos del hombre con sus esperanzas más sublimes para el futuro: la vida eterna. Y ese era el evangelio del reino.
170:5.20 (1866.3) El evangelio de Jesús tenía tantas facetas que a los pocos siglos los estudiosos de los textos de sus enseñanzas estaban divididos en innumerables cultos y sectas. Esta lamentable subdivisión de los creyentes cristianos se debe a su incapacidad de percibir en las múltiples enseñanzas del Maestro la unicidad divina de su vida incomparable. Pero algún día los verdaderos creyentes en Jesús no mostrarán esta actitud de división espiritual ante los no creyentes. Podremos tener siempre diferencias de comprensión e interpretación intelectual, incluso distintos grados de socialización, pero la falta de hermandad espiritual es reprensible e inexcusable.
170:5.21 (1866.4) ¡No os equivoquéis! En las enseñanzas de Jesús hay una naturaleza eterna que no permitirá que permanezcan improductivas para siempre en el corazón de las personas inteligentes. El reino tal como Jesús lo concebía ha fracasado considerablemente en la tierra. Una Iglesia externa ocupa por ahora su lugar, pero deberíais comprender que esta Iglesia no es más que la etapa larvaria del frustrado reino espiritual que lo transportará a través de esta edad material y lo conducirá hasta una dispensación más espiritual en la que las enseñanzas del Maestro tendrán la oportunidad de desarrollarse con más plenitud. La llamada Iglesia cristiana se convierte así en el capullo donde dormita ahora el concepto de Jesús sobre el reino. El reino de la hermandad divina sigue vivo y terminará saliendo de su larga sumersión con la misma seguridad que emerge la mariposa como el hermoso desarrollo de una tosca crisálida.
El libro de Urantia
Documento 171
171:0.1 (1867.1) EL día después del memorable sermón sobre «el reino de los cielos», Jesús anunció que saldría hacia Jerusalén con los apóstoles al día siguiente para pasar allí la Pascua y que visitarían muchas ciudades del sur de Perea por el camino.
171:0.2 (1867.2) El discurso sobre el reino y el anuncio de que asistiría a la Pascua hicieron pensar a todos sus seguidores que iba a Jerusalén para inaugurar el reino temporal de la supremacía judía. Por mucho que Jesús insistiera sobre el carácter no material del reino, nunca pudo quitar de la cabeza a sus oyentes judíos que el Mesías había de establecer algún tipo de gobierno nacionalista con sede en Jerusalén.
171:0.3 (1867.3) Lo que Jesús dijo en su sermón del sabbat solo contribuyó a confundir a la mayoría de sus seguidores; el discurso del Maestro fue esclarecedor para muy pocos. Los más avanzados comprendieron algo de sus enseñanzas sobre el reino interior —«el reino de los cielos dentro de vosotros»— pero sabían también que había hablado sobre otro reino futuro y creían que ese era el reino que iba a establecer ahora en Jerusalén. Cuando esta expectativa se vio defraudada, cuando Jesús fue rechazado por los judíos y cuando más adelante Jerusalén quedó literalmente destruida, siguieron aferrados a esta esperanza, sinceramente convencidos de que el Maestro volvería pronto al mundo con gran poder y majestad para establecer el reino prometido.
171:0.4 (1867.4) Ese domingo por la tarde Salomé, la madre de Santiago y Juan Zebedeo, se acercó a Jesús con sus dos hijos apóstoles, y dirigiéndose a él como si fuera un potentado oriental, intentó que Jesús le prometiera concederle cualquier petición que ella le hiciera. Pero el Maestro no quiso prometer nada y le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?». Salomé respondió: «Maestro, ahora que vas a Jerusalén a establecer el reino quisiera pedirte que me prometas por adelantado que estos hijos míos serán honrados contigo y que se sentarán uno a tu derecha y el otro a tu izquierda en tu reino».
171:0.5 (1867.5) Jesús respondió a Salomé: «Mujer, no sabes lo que pides», y clavando los ojos en los dos aspirantes a honores les dijo: «Porque os conozco y os amo desde hace mucho e incluso he vivido en la casa de vuestra madre, porque Andrés os ha encargado que estéis conmigo en todo momento, por todo esto permitís que vuestra madre venga a hacerme en secreto esta petición tan inadmisible. Y ahora yo os pregunto: ¿Sois capaces de beber la copa que estoy a punto de beber?». Santiago y Juan contestaron sin pensarlo dos veces: «Sí Maestro, somos capaces». Jesús dijo: «Me entristece que no sepáis por qué vamos a Jerusalén, me apena que no entendáis la naturaleza de mi reino, me decepciona que traigáis a vuestra madre a hacerme esta petición, pero yo sé que me amáis en vuestro corazón y por ello declaro que mi copa de amargura la beberéis y compartiréis mi humillación. Pero el que os sentéis a mi derecha o a mi izquierda no es mío concederlo, sino que será dado a los que han sido designados por mi Padre».
171:0.6 (1868.1) Para entonces Pedro y los demás apóstoles habían tenido noticia de esta conversación y les indignó mucho que Santiago y Juan buscaran ser preferidos antes que ellos y hubieran ido en secreto con su madre a hacer esa petición. Cuando se pusieron a discutir entre ellos Jesús los reunió y les dijo: «Ya veis cómo los gobernantes de los gentiles dominan a sus súbditos y cómo los que son grandes ejercen su autoridad. Pero no ha de ser así en el reino de los cielos. Todo el que quiera ser grande entre vosotros que se convierta primero en vuestro servidor. Quien quiera ser el primero en el reino que sea vuestro siervo. Yo os digo que el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido sino a servir, y ahora voy a Jerusalén a dar mi vida para hacer la voluntad del Padre y servir a mis hermanos». Después de escuchar estas palabras los apóstoles se retiraron a orar a solas. Al final de la tarde y gracias a los esfuerzos de Pedro, Santiago y Juan se disculparon debidamente ante los diez y restablecieron las buenas relaciones con sus hermanos.
171:0.7 (1868.2) Al pedir puestos a la derecha y a la izquierda de Jesús en Jerusalén, poco podían imaginar los hijos de Zebedeo que en menos de un mes su amado maestro estaría colgado de una cruz romana con un ladrón moribundo a un lado y un malhechor al otro. Salomé estuvo presente en la crucifixión y recordaría muy bien la insensata petición que hizo a Jesús en Pella sobre los honores que ambicionaba para sus hijos apóstoles.
171:1.1 (1868.3) El lunes 13 de marzo por la mañana Jesús y sus doce apóstoles se despidieron definitivamente del campamento de Pella y salieron hacia el sur en su gira por las ciudades del sur de Perea donde estaban trabajando los compañeros de Abner. Pasaron más de dos semanas visitando a los setenta y luego fueron directamente a Jerusalén para la Pascua.
171:1.2 (1868.4) Cuando el Maestro salió de Pella salieron detrás de él los alrededor de mil discípulos que estaban acampados con los apóstoles. Al enterarse de que se dirigía a Hesbón, casi la mitad de estos seguidores cambiaron de ruta después de escuchar su sermón sobre «El cálculo del coste». Se separaron de él en el vado del Jordán camino de Jericó y fueron hacia Jerusalén. Los demás siguieron con él durante dos semanas por las ciudades del sur de Perea.
171:1.3 (1868.5) Casi todos los seguidores directos de Jesús entendieron que el campamento de Pella había sido abandonado, pero en realidad pensaron que esto significaba que su Maestro había decidido por fin ir a Jerusalén a reclamar el trono de David. La inmensa mayoría de sus seguidores nunca fue capaz de captar otro concepto del reino de los cielos. Dijera lo que dijera Jesús, ellos se aferraban a la idea judía del reino.
171:1.4 (1868.6) Siguiendo las instrucciones del apóstol Andrés, David Zebedeo cerró el campamento de visitantes de Pella el miércoles 15 de marzo. En aquel momento residían allí cerca de cuatro mil visitantes sin contar a las más de mil personas que vivían con los apóstoles en el llamado campamento de los maestros y siguieron a Jesús y los doce hacia el sur. Muy a su pesar, David vendió todo el equipamiento a diversos compradores y se dirigió a Jerusalén con el dinero de la venta que entregó después a Judas Iscariote.
171:1.5 (1869.1) David estuvo presente en Jerusalén durante la trágica semana final, y después de la crucifixión se llevó a su madre con él a Betsaida. Mientras esperaba la llegada de Jesús y los apóstoles, David vivió en casa de Lázaro en Betania y vio con enorme preocupación cómo era acosado y perseguido por los fariseos desde su resurrección. Andrés había ordenado a David que suspendiera el servicio de mensajeros, y todos interpretaron esto como una señal de que pronto se establecería el reino en Jerusalén. David se encontró sin trabajo, tan inquieto e indignado por los ataques de los fariseos que estuvo a punto de autonombrarse defensor de Lázaro, pero al poco tiempo el propio Lázaro huyó precipitadamente a Filadelfia. Entonces David ayudó a Marta y María a vender sus propiedades, y tras la muerte de su madre se trasladó a Filadelfia después de la resurrección de Jesús. Allí pasó el resto de su vida asociado a Abner y Lázaro como supervisor financiero de los múltiples asuntos del reino que se desarrollaron en Filadelfia durante la vida de Abner.
171:1.6 (1869.2) Poco después de la destrucción de Jerusalén, Antioquía se convirtió en la sede del cristianismo paulino, mientras Filadelfia seguía siendo el centro del reino de los cielos abneriano. Desde Antioquía la versión paulina de las enseñanzas de Jesús y sobre Jesús se extendió a todo el mundo occidental. Desde Filadelfia los misioneros de la versión abneriana del reino de los cielos se extendieron por Mesopotamia y Arabia; estos inflexibles emisarios transmitieron sin concesiones las enseñanzas de Jesús hasta que fueron arrollados por el súbito ascenso del islam.
171:2.1 (1869.3) Cuando Jesús y sus casi mil seguidores llegaron al vado de Betania en el Jordán, llamado también Betábara, sus discípulos empezaron a darse cuenta de que no iba directamente a Jerusalén. Mientras dudaban y discutían entre ellos, Jesús se subió a una gran roca y pronunció el discurso conocido como «El cálculo del coste». El Maestro dijo:
171:2.2 (1869.4) «De ahora en adelante, todo el que quiera seguirme debe pagar el precio de una dedicación incondicional a hacer la voluntad de mi Padre. Si queréis ser mis discípulos debéis estar dispuestos a abandonar padre, madre, esposa, hijos, hermanos y hermanas. Si alguno de vosotros quiere ser ahora mi discípulo debe estar dispuesto a renunciar incluso a su vida, igual que el Hijo del Hombre está a punto de ofrecer su vida para consumar su misión de hacer la voluntad del Padre en la tierra y en la carne.
171:2.3 (1869.5) «Si no estáis dispuestos a pagar todo el precio no podréis ser mis discípulos. Antes de seguir adelante cada uno de vosotros debería sentarse a calcular el coste de ser mi discípulo. ¿Quién de vosotros se pondría a construir una torre de vigilancia en sus tierras sin sentarse primero a sumar los gastos para ver si tiene suficiente dinero para terminarla? Si no calculáis así el coste, puede que después de haber puesto los cimientos descubráis que no sois capaces de terminar lo que habéis empezado, y todos vuestros vecinos se burlarán de vosotros diciendo: ‘Mirad, este hombre empezó a construir pero no pudo terminar su obra’. ¿O qué rey cuando se prepara para batallar contra otro rey no se sienta primero a asesorarse sobre sus posibilidades de enfrentarse con diez mil hombres al que viene contra él con veinte mil? Si el rey no tiene medios suficientes para enfrentarse a su enemigo, envía una delegación al otro rey cuando aún está lejos y pide condiciones de paz.
171:2.4 (1870.1) «Y así, cada uno de vosotros debe sentarse a calcular el coste de ser mi discípulo. A partir de ahora ya no podréis seguirnos para escuchar la enseñanza y contemplar las obras. Tendréis que afrontar persecuciones encarnizadas y dar testimonio de este evangelio en medio de aplastantes decepciones. Si no estáis dispuestos a renunciar a todo lo que sois y a dedicar todo lo que tenéis, no sois dignos de ser mis discípulos. Si ya os habéis conquistado a vosotros mismos dentro de vuestro propio corazón, no temáis ganar la batalla externa que pronto os espera cuando el Hijo del Hombre sea rechazado por los jefes de los sacerdotes y los saduceos y entregado al escarnio de los no creyentes.
171:2.5 (1870.2) «Ahora debéis examinaros y descubrir vuestra motivación para ser mis discípulos. Si buscáis honores y gloria, si tenéis inclinaciones mundanas, sois como la sal que ha perdido su sabor. Y cuando lo que se aprecia por su sabor salado ha perdido su sabor, ¿con qué se volverá a salar? Un condimento así es inútil, solo sirve para ser tirado a la basura. Ya os he aconsejado que volváis en paz a vuestras casas si no estáis dispuestos a beber conmigo la copa que se está preparando. Os he dicho una y otra vez que mi reino no es de este mundo, pero no queréis creerme. El que tenga oídos para oír, que oiga lo que digo.»
171:2.6 (1870.3) En cuanto terminó de decir estas palabras, Jesús salió hacia Hesbón seguido por los doce y unas quinientas personas. Poco después la otra mitad de la multitud se dirigió hacia Jerusalén. Tanto los apóstoles como los discípulos destacados reflexionaron mucho sobre el discurso de Jesús, aunque seguían aferrados a la creencia de que, tras un breve periodo de prueba y adversidad, el reino sería sin duda establecido y respondería de algún modo a sus más arraigadas esperanzas.
171:3.1 (1870.4) Durante más de dos semanas Jesús y los doce viajaron por el sur de Perea seguidos por varios centenares de discípulos y visitaron todas las ciudades donde operaban los setenta. En esa región vivían muchos gentiles, y como eran pocos los que iban a celebrar la Pascua a Jerusalén, los mensajeros del reino pudieron seguir enseñando y predicando sin interrupción.
171:3.2 (1870.5) Jesús se encontró con Abner en Hesbón, y Andrés ordenó que no se interrumpieran las labores de los setenta por la fiesta de la Pascua; Jesús aconsejó a los mensajeros que siguieran con su actividad sin prestar ninguna atención a lo que estaba a punto de suceder en Jerusalén. Aconsejó también a Abner que permitiera al cuerpo de mujeres, al menos a las que lo desearan, ir a Jerusalén para la Pascua. Esta fue la última vez que Abner vio a Jesús en la carne. Se despidió de Abner diciéndole: «Hijo, sé que serás fiel al reino y ruego al Padre que te conceda sabiduría para que puedas amar y comprender a tus hermanos».
171:3.3 (1870.6) A medida que iban pasando de ciudad en ciudad muchos de sus seguidores los fueron abandonando para dirigirse a Jerusalén, de forma que cuando Jesús se encaminó a su vez hacia la Pascua el número de los que seguían con ellos día tras día se había reducido a menos de doscientos.
171:3.4 (1871.1) Los apóstoles sabían que Jesús iba a Jerusalén para la Pascua. Conocían el mensaje que el Sanedrín había difundido por todo Israel condenando a muerte a Jesús con órdenes de informar de su paradero al Sanedrín, y sin embargo no estaban tan alarmados como cuando Jesús les anunció en Filadelfia que iba a Betania a ver a Lázaro. Este cambio de actitud de un miedo intenso a un estado de silenciosa expectativa se debía principalmente a la resurrección de Lázaro. Habían llegado a la conclusión de que Jesús podría hacer valer su poder divino en caso de emergencia y avergonzar a sus enemigos. Esta esperanza, unida a su fe más madura y profunda en la supremacía espiritual de su Maestro, explica el valor externo demostrado en ese momento por sus seguidores directos, que se disponían a ir con él a Jerusalén y arrostrar la decisión pública del Sanedrín de acabar con su vida.
171:3.5 (1871.2) La mayoría de los apóstoles y muchos de sus discípulos más cercanos no creían que Jesús pudiera morir. Como creían que era «la resurrección y la vida» consideraban que era inmortal y que había triunfado ya sobre la muerte.
171:4.1 (1871.3) El miércoles 29 de marzo al atardecer Jesús y sus seguidores acamparon en Livias de camino a Jerusalén después de haber terminado su gira por las ciudades del sur de Perea. Durante esa noche en Livias Simón Zelotes y Simón Pedro, que se habían confabulado para que les entregaran más de cien espadas en ese lugar, recibieron y distribuyeron estas armas a todos los que quisieron aceptarlas y llevarlas ocultas bajo sus mantos. Simón Pedro seguía llevando su espada la noche en que el Maestro fue traicionado en el jardín.
171:4.2 (1871.4) El jueves por la mañana temprano mientras todos dormían Jesús llamó a Andrés y le dijo: «¡Despierta a tus hermanos tengo algo que decirles!». Jesús sabía lo de las espadas y cuáles de sus apóstoles llevaban estas armas, pero nunca les desveló que conocía esas cosas. Andrés despertó a sus compañeros, y cuando estuvieron reunidos Jesús les dijo: «Hijos, habéis estado conmigo mucho tiempo y os he enseñado muchas cosas necesarias para esta época, pero ahora quiero advertiros que no pongáis vuestra confianza en las incertidumbres de la carne ni en las flaquezas de la defensa humana contra las pruebas que nos esperan. Os he reunido solo a vosotros para poder deciros claramente una vez más que vamos a Jerusalén donde sabéis que el Hijo del Hombre ya ha sido condenado a muerte. Os repito que el Hijo del Hombre será entregado a los gobernantes religiosos y a los jefes de los sacerdotes que lo condenarán y luego lo pondrán en manos de los gentiles. Y entonces se burlarán del Hijo del Hombre, incluso le escupirán y lo azotarán, y lo entregarán a la muerte. Y cuando maten al Hijo del Hombre no desfallezcáis, pues declaro que al tercer día se levantará. Cuidad de vosotros y recordad que os he prevenido».
171:4.3 (1871.5) Los apóstoles se quedaron atónitos una vez más, pero no fueron capaces de interpretar literalmente sus palabras, no pudieron entender que el Maestro quería decir exactamente lo que había dicho. Estaban tan cegados por su arraigada creencia en un reino temporal en la tierra con sede en Jerusalén que simplemente no podían —no querían— permitirse aceptar literalmente las palabras de Jesús. Pasaron todo el día pensando qué habría querido decir el Maestro con esas extrañas declaraciones, pero ninguno se atrevió a preguntarle nada sobre ellas. Hasta después de la muerte del Maestro, los desorientados apóstoles no se dieron cuenta de que les había anticipado simple y llanamente su crucifixión.
171:4.4 (1872.1) Poco después del desayuno llegaron a Livias unos fariseos amigos para decir a Jesús: «Huye rápido de aquí. Herodes ahora quiere matarte igual que mató a Juan porque teme un levantamiento del pueblo y ha decidido acabar contigo. Hemos venido a avisarte para que puedas escapar».
171:4.5 (1872.2) Esto era cierto en parte. La resurrección de Lázaro había alarmado mucho a Herodes, y sabiendo que el Sanedrín se había atrevido a condenar a Jesús incluso antes de juzgarlo, Herodes había decidido matar a Jesús o echarlo de sus dominios. Lo que realmente deseaba era expulsarlo porque le tenía tanto miedo que esperaba no verse obligado a ejecutarlo.
171:4.6 (1872.3) Jesús respondió así al aviso de los fariseos: «Conozco bien a Herodes y sé el miedo que tiene a este evangelio del reino. Pero no os engañéis, él preferiría sobre todo que el Hijo del Hombre fuera a Jerusalén a sufrir y morir a manos de los jefes de los sacerdotes. Como se ha manchado las manos con la sangre de Juan, no quiere ser también responsable de la muerte del Hijo del Hombre. Id a decirle a ese zorro que el Hijo del Hombre predica hoy en Perea, mañana irá a Judea y dentro de unos días habrá cumplido su misión en la tierra y estará preparado para ascender al Padre».
171:4.7 (1872.4) Después se volvió hacia sus apóstoles y les dijo: «Los profetas han perecido en Jerusalén desde antiguo, y es perfectamente adecuado que el Hijo del Hombre vaya a la ciudad de la casa del Padre para ser ofrecido como precio de la intolerancia humana y como consecuencia de los prejuicios religiosos y de la ceguera espiritual. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los maestros de la verdad! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina junta a sus polluelos bajo sus alas, pero no me dejaste!; ¡he aquí que están a punto de dejarte la casa desolada! Desearás muchas veces verme pero no podrás. Entonces me buscarás pero no me encontrarás». Y luego añadió volviéndose hacia los presentes: «A pesar de todo, vayamos a Jerusalén para asistir a la Pascua y hacer lo que nos corresponda para cumplir la voluntad del Padre del cielo».
171:4.8 (1872.5) Jesús salió hacia Jericó seguido por un grupo de creyentes confundidos y desorientados. Lo único que los apóstoles habían captado de las declaraciones de Jesús sobre el reino era la certeza del triunfo final. Eran sencillamente incapaces de resignarse a aceptar las advertencias del duro golpe que se avecinaba. Cuando Jesús habló de «levantarse al tercer día» se empeñaron en interpretar esta afirmación como un triunfo seguro del reino tras una desagradable escaramuza previa con los líderes religiosos de los judíos. El «tercer día» era una expresión corriente entre los judíos que significaba «pronto» o «poco después». Cuando Jesús habló de «levantarse», pensaron que quería decir que «el reino se levantaría».
171:4.9 (1872.6) Estos creyentes habían aceptado a Jesús como el Mesías, y los judíos sabían poco o nada de un Mesías sufriente. No comprendían que Jesús iba a conseguir con su muerte muchas cosas que nunca podría haber logrado con su vida. La resurrección de Lázaro había armado de valor a los apóstoles para entrar en Jerusalén, pero fue el recuerdo de la transfiguración lo que sostuvo al Maestro en esta dura fase de su otorgamiento.
171:5.1 (1873.1) El jueves 30 de marzo a última hora de la tarde Jesús y sus apóstoles llegaron a los muros de Jericó acompañados por unos doscientos seguidores. Al acercarse a la puerta de la ciudad se encontraron con una multitud de mendigos, entre ellos un tal Bartimeo, un hombre de edad avanzada que estaba ciego desde su juventud. Este mendigo ciego había oído hablar mucho de Jesús y lo sabía todo sobre la curación del ciego Josías en Jerusalén. La última vez que Jesús estuvo en Jericó, Bartimeo se enteró tarde, cuando Jesús ya se había ido a Betania, y entonces decidió que no dejaría escapar ninguna otra oportunidad de que Jesús volviera a Jericó para pedirle que le devolviera la vista.
171:5.2 (1873.2) La noticia de la llegada de Jesús se había difundido por todo Jericó, y cientos de habitantes habían salido en tropel a su encuentro. Cuando este gran gentío volvió escoltando al Maestro por la ciudad, Bartimeo supo por el ruido de las pisadas que eso no era normal y preguntó qué ocurría. Uno de los mendigos le dijo: «Está pasando Jesús de Nazaret». Cuando Bartimeo oyó que Jesús estaba cerca, alzó la voz y empezó a gritar: «¡Jesús, Jesús, ten misericordia de mí!». Y como no paraba de gritar, algunos de los que estaban cerca de Jesús fueron a llamarle la atención y a pedirle que se callara, pero fue inútil porque siguió gritando cada vez más fuerte.
171:5.3 (1873.3) Jesús se paró al oír los gritos del ciego, y cuando lo vio dijo a sus amigos: «Traedme a ese hombre». Ellos se acercaron a Bartimeo y le dijeron: «Alégrate y ven con nosotros porque el Maestro te llama». Al oír esto Bartimeo arrojó su manto y saltó hacia el centro de la calzada mientras los que estaban cerca lo guiaban hacia Jesús. Cuando estuvo ante él, Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?». Y el ciego contestó: «Quisiera recobrar la vista». Cuando oyó su petición y vio su fe, Jesús le dijo: «Recibirás la vista; sigue tu camino, tu fe te ha curado». Bartimeo recibió la vista en el acto, y se quedó cerca de Jesús glorificando a Dios hasta que el Maestro salió al día siguiente hacia Jerusalén. Entonces se puso en cabeza de la multitud de seguidores y fue proclamando a todo el mundo que había recuperado la vista en Jericó.
171:6.1 (1873.4) Cuando la procesión del Maestro entraba en Jericó estaba a punto de ponerse el sol y Jesús decidió parar a hacer noche. Al pasar Jesús por delante de la aduana dio la casualidad de que estaba ahí el jefe publicano o recaudador de impuestos, un hombre muy rico llamado Zaqueo que estaba deseando ver a Jesús. Este jefe publicano había oído hablar mucho del profeta de Galilea y se había propuesto averiguar qué clase de hombre era la próxima vez que Jesús fuera a Jericó. Zaqueo intentó abrirse paso entre el apretado gentío, pero era bajo de estatura y no alcanzaba a ver por encima de las cabezas, así que siguió a la muchedumbre hasta que llegaron al centro de la ciudad, no lejos de la casa donde él vivía. Como vio que no conseguiría atravesar la multitud, y temiendo que Jesús pasara de largo por la ciudad, se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro cuyas ramas sobresalían por encima de la calzada. Sabía que así podría ver muy bien al Maestro cuando pasara, y no se vio defraudado. Al llegar al árbol Jesús se paró, miró hacia arriba y dijo: «Zaqueo, baja rápido porque esta noche me alojaré en tu casa». Zaqueo se llevó tal sorpresa que estuvo a punto de caerse del árbol en su prisa por bajar, y acercándose al Maestro le expresó su inmensa alegría porque quisiera parar en su casa.
171:6.2 (1874.1) Fueron directamente a casa de Zaqueo, y a los habitantes de Jericó les sorprendió mucho que Jesús consintiera en alojarse con el jefe publicano. Mientras el Maestro y sus apóstoles charlaban un rato con Zaqueo ante la puerta de su casa, uno de los fariseos de Jericó que estaba cerca comentó: «Ya veis cómo este hombre ha ido a hospedarse con un pecador, un hijo apóstata de Abraham que roba y extorsiona a su propio pueblo». Jesús al oírlo miró a Zaqueo y sonrió. Entonces Zaqueo se subió a un taburete y dijo: «¡Oíd, gentes de Jericó! Puede que yo sea publicano y pecador pero el gran maestro ha venido a alojarse en mi casa. Antes de que entre os digo que voy a dar la mitad de todos mis bienes a los pobres, y a partir de mañana, si he extorsionado a alguien se lo devolveré cuadruplicado. Voy a buscar la salvación con todo mi corazón y a aprender a actuar con rectitud a los ojos de Dios».
171:6.3 (1874.2) Cuando Zaqueo terminó de hablar Jesús le dijo: «Hoy ha venido la salvación a esta casa y tú te has convertido en verdad en un hijo de Abraham». Luego se volvió hacia la multitud reunida alrededor de ellos y dijo: «No os asombréis por lo que digo ni os ofendáis por lo que hacemos, pues he declarado desde el principio que el Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que está perdido».
171:6.4 (1874.3) Pasaron la noche en casa de Zaqueo. A la mañana siguiente salieron hacia Betania por la «calzada de los ladrones» camino de la Pascua en Jerusalén.
171:7.1 (1874.4) Jesús iba sembrando alegría a su paso. Estaba lleno de gracia y de verdad. Sus compañeros nunca dejaron de sentirse maravillados por la benevolencia de sus palabras. La amabilidad se puede cultivar, pero la benevolencia, que es el aroma de la amistad, emana de un alma saturada de amor.
171:7.2 (1874.5) La bondad impone siempre respeto, pero cuando está desprovista de gracia no suele inspirar afecto. La bondad solo es universalmente atractiva cuando es benévola. La bondad solo es eficaz cuando es atractiva.
171:7.3 (1874.6) Jesús comprendía realmente a los hombres; por eso podía manifestar auténtica simpatía y mostrar compasión sincera, aunque pocas veces cedía a la lástima. Su compasión era ilimitada, en cambio su simpatía era práctica, personal y constructiva. Su familiaridad con el sufrimiento nunca se convirtió en indiferencia, y sabía ayudar a las almas afligidas sin fomentar en ellas la autocompasión.
171:7.4 (1874.7) Jesús podía ayudar tanto a los hombres porque los amaba sinceramente. Amaba de verdad a cada hombre, a cada mujer y a cada niño. Podía ser un amigo tan auténtico debido a su singular visión interior; sabía enteramente lo que había en el corazón y en la mente del hombre. Era un observador agudo y lleno de interés. Era experto en comprender las necesidades humanas, hábil en detectar los anhelos humanos.
171:7.5 (1874.8) Jesús nunca tenía prisa. Tenía tiempo para consolar a sus semejantes «a su paso». Se las arreglaba siempre para que sus amigos se sintieran a gusto. Era un oyente encantador. Nunca se entrometió indiscretamente en las almas de sus compañeros. Cuando consolaba a las mentes hambrientas y atendía a las sedientas, los que recibían su misericordia no tenían la sensación de confesarse con él sino más bien de conversar con él. Su confianza en él era ilimitada porque veían la gran fe que él tenía en ellos.
171:7.6 (1875.1) Nunca parecía tener curiosidad por la gente y nunca manifestaba deseos de dirigir, manipular o investigar a los demás. Inspiraba una profunda confianza en sí mismos y una sólida valentía a cuantos disfrutaban de su compañía. Cuando sonreía a un hombre, ese mortal sentía crecer su capacidad de resolver sus múltiples problemas.
171:7.7 (1875.2) Jesús amaba tanto y tan sabiamente a los hombres que no dudaba nunca en ser severo con ellos cuando la ocasión lo exigía. Cuando iba a ayudar a una persona empezaba muchas veces por pedirle ayuda; de este modo suscitaba su interés y apelaba a lo mejor de la naturaleza humana.
171:7.8 (1875.3) El Maestro pudo percibir la fe salvadora en la burda superstición de la mujer que buscaba la curación tocándole el dobladillo del manto. Estaba siempre dispuesto a interrumpir un sermón o hacer esperar a una multitud mientras atendía a las necesidades de una sola persona o incluso de un niño pequeño. Ocurrieron grandes cosas no solo porque la gente tenía fe en Jesús sino también por la gran fe que Jesús tenía en ellos.
171:7.9 (1875.4) La mayoría de las cosas realmente importantes que dijo o hizo Jesús parecieron ocurrir «a su paso» por casualidad. Había muy poco de profesional, planificado o premeditado en el ministerio terrenal del Maestro. Dispensó salud y repartió felicidad con gracia y naturalidad mientras viajaba por la vida. Fue literalmente cierto que «anduvo haciendo el bien».
171:7.10 (1875.5) Y corresponde a los seguidores del Maestro de todos los tiempos aprender a servir «a su paso», a hacer el bien desinteresadamente mientras atienden a sus obligaciones diarias.
171:8.1 (1875.6) Hasta cerca del mediodía no salieron de Jericó, pues la noche anterior se habían quedado levantados hasta tarde mientras Jesús enseñaba el evangelio del reino a Zaqueo y a su familia. El grupo paró a almorzar más o menos a medio camino de la subida a Betania, mientras la multitud seguía hacia Jerusalén sin saber que Jesús y los apóstoles iban a pasar aquella noche en el monte de los Olivos.
171:8.2 (1875.7) A diferencia de la parábola de los talentos que estaba dirigida a todos los discípulos, Jesús reservó la parábola de las minas más exclusivamente para los apóstoles. Hacía referencia a la historia de Arquelao y su frustrado intento de adjudicarse el gobierno del reino de Judea, y es una de las pocas parábolas del Maestro basada en un personaje histórico real. Era muy natural que tuvieran presente a Arquelao, ya que la casa de Zaqueo en Jericó estaba muy cerca del suntuoso palacio de Arquelao, y su acueducto corría paralelo a la calzada por la que habían salido de la ciudad.
171:8.3 (1875.8) Jesús les dijo: «Creéis que el Hijo del Hombre va a Jerusalén a recibir un reino, pero yo os digo que os espera una decepción. ¿No recordáis la historia del príncipe que fue a un país lejano a recibir un reino pero había sido rechazado por sus habitantes? Antes de que pudiera volver, los ciudadanos que estaban bajo su competencia enviaron una delegación tras él para decir: ‘No queremos que este reine sobre nosotros’. De la misma manera que fue rechazado el gobierno temporal de ese rey, va a ser rechazado el gobierno espiritual del Hijo del Hombre. Vuelvo a declarar que mi reino no es de este mundo, pero si al Hijo del Hombre se le hubiera conferido el gobierno espiritual de su pueblo, habría aceptado ese reino de almas humanas y habría reinado sobre ese dominio de corazones humanos. A pesar de que rechazan mi gobierno espiritual, volveré para recibir de otros ese reino del espíritu que ahora me niegan. Ahora vais a ver rechazado al Hijo del Hombre, pero lo que los hijos de Abraham rechazan ahora será recibido y exaltado en otra edad.
171:8.4 (1876.1) «Y ahora, como el príncipe rechazado de esta parábola, convocaré a mis doce servidores, a mis administradores especiales, para entregaros a cada uno la suma de una mina. Os recomiendo que atendáis a mis instrucciones de negociar bien con el capital que se os ha confiado durante mi ausencia para que tengáis con qué justificar vuestra gestión cuando yo vuelva y os pida cuentas.
171:8.5 (1876.2) «Y aunque este Hijo rechazado no volviera, será enviado otro Hijo a recibir ese reino, y ese Hijo os mandará a buscar a todos para recibir vuestro informe de gestión y alegrarse por vuestras ganancias.
171:8.6 (1876.3) «Cuando llegó el momento de rendir cuentas el príncipe convocó a los administradores. El primero se presentó ante él y le dijo: ‘Señor, con tu mina he ganado diez minas más’. Y su señor le respondió: ‘Bien hecho, eres un buen siervo; como te has mostrado fiel en este asunto te daré potestad sobre diez ciudades’. Luego vino el segundo diciendo: ‘Señor, la mina que me dejaste ha ganado cinco’. Y el señor dijo: ‘Tú regirás sobre cinco ciudades’. Y así sucesivamente con todos los demás hasta que el último servidor llegó diciendo: ‘Señor, aquí tienes tu mina que he conservado envuelta en este paño. La he guardado por miedo a ti, que eres hombre exigente y quieres recoger lo que no has puesto y cosechar donde no has sembrado’. Entonces dijo su señor: ‘Siervo inútil y desleal, por tus propias palabras te voy a juzgar. Si sabías que cosecho donde parece que no he sembrado sabías que te pediría cuentas, así que podrías al menos haber entregado mi dinero al banquero para recuperarlo con los debidos intereses a mi vuelta’.
171:8.7 (1876.4) «Entonces el regidor dijo a los que estaban con él: ‘Quitad el dinero a este siervo holgazán y dádselo al que tiene diez minas’. Y cuando le recordaron que este ya tenía diez, contestó: ‘Al que tiene se le dará, pero al que no tiene, incluso lo que tiene se le quitará’.»
171:8.8 (1876.5) Cuando Jesús terminó de hablar, los apóstoles le hicieron muchas preguntas sobre la diferencia entre el significado de esta parábola y el de la parábola anterior de los talentos, pero el Maestro se limitó a decirles: «Meditad bien estas palabras en vuestro corazón y que cada uno descubra su verdadero significado».
171:8.9 (1876.6) Natanael, que tan bien enseñó el significado de estas dos parábolas en los años siguientes, resumió sus enseñanzas en estas conclusiones:
171:8.10 (1876.7) 1. La capacidad es la medida práctica de las oportunidades de la vida. Nunca se os exigirán responsabilidades por algo que sobrepase vuestra capacidad.
171:8.11 (1876.8) 2. La fidelidad es la medida infalible de la fiabilidad humana. El que es fiel en las cosas pequeñas se mostrará probablemente fiel en todo lo que sea compatible con sus dotes.
171:8.12 (1876.9) 3. El Maestro otorga una recompensa menor por una fidelidad menor cuando la oportunidad es igual.
171:8.13 (1877.1) 4. Otorga una recompensa igual por una fidelidad igual cuando la oportunidad es menor.
171:8.14 (1877.2) Cuando terminaron de comer y la multitud de seguidores ya había seguido por delante hacia Jerusalén, Jesús se puso en pie ante los apóstoles a la sombra de una roca que sobresalía por encima del camino. Con gesto alegre y majestuoso a la vez, apuntó con el dedo hacia el oeste diciendo: «Vamos hermanos, entremos en Jerusalén para recibir lo que nos espera. Así cumpliremos la voluntad del Padre celestial en todas las cosas».
171:8.15 (1877.3) Y así, Jesús y sus apóstoles reanudaron este viaje, el último del Maestro a Jerusalén bajo la semejanza de la carne del hombre mortal.
El libro de Urantia
Documento 172
172:0.1 (1878.1) EL viernes 31 de marzo del año 30 d. C. poco después de las cuatro de la tarde, Jesús y los apóstoles llegaron a Betania donde los esperaban Lázaro, sus hermanas y sus amigos. Como iba tanta gente todos los días a casa de Lázaro para hablar con él sobre su resurrección, decidieron alojar a Jesús en casa de un creyente vecino llamado Simón que era el ciudadano principal de la pequeña aldea desde la muerte del padre de Lázaro.
172:0.2 (1878.2) Muchos fueron a visitar a Jesús aquella tarde, y la gente común de Betania y Betfagé hizo todo lo posible para que se sintiera bienvenido. Aunque muchos creían que Jesús iba a Jerusalén para proclamarse rey de los judíos en abierto desafío al decreto de muerte del Sanedrín, la familia de Betania —Lázaro, Marta y María— se daba más cuenta de que el Maestro no era esa clase de rey; sentían vagamente que esta podría ser su última visita a Betania y Jerusalén.
172:0.3 (1878.3) Los jefes de los sacerdotes fueron informados de que Jesús se alojaba en Betania, pero les pareció mejor no intentar capturarlo entre sus amigos; decidieron esperar a que llegara a Jerusalén. Aunque Jesús sabía todo esto, se comportaba con majestuosa tranquilidad; sus amigos no lo habían visto nunca tan simpático y sereno, y los apóstoles no podían creer que estuviera tan despreocupado cuando el Sanedrín había hecho un llamamiento a toda la población judía para que lo entregaran. Aquella noche los apóstoles velaron de dos en dos mientras el Maestro dormía, y muchos de ellos se habían ceñido las espadas. A la mañana siguiente fueron despertados a primera hora por cientos de peregrinos que, a pesar de ser sabbat, habían salido de Jerusalén para ver a Jesús y a Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos.
172:1.1 (1878.4) Los peregrinos procedentes de fuera de Judea así como las autoridades judías se habían hecho todos la misma pregunta: «¿Creéis que vendrá Jesús a la fiesta?». Por eso la gente se alegró cuando se enteraron de que Jesús estaba en Betania, aunque los jefes de los sacerdotes y los fariseos no sabían qué pensar. Preferían tenerlo bajo su jurisdicción pero les preocupaba un poco su atrevimiento. No olvidaban que en su visita anterior a Betania Lázaro había sido resucitado de entre los muertos, y Lázaro se estaba convirtiendo en un problema serio para los enemigos de Jesús.
172:1.2 (1878.5) Seis días antes de la Pascua, la noche de después del sabbat, todo Betania y todo Betfagé se reunió para celebrar la llegada de Jesús con un banquete público en casa de Simón. Esta cena en honor de Jesús y de Lázaro era un auténtico desafío al Sanedrín. Marta dirigía el servicio de la comida. Su hermana María estaba entre las espectadoras, pues era contrario a la costumbre de los judíos que una mujer tomara parte en un banquete público. Estaban presentes los agentes del Sanedrín, pero no se atrevieron a detener a Jesús en medio de sus amigos.
172:1.3 (1879.1) Jesús habló con Simón sobre el Josué de antaño, cuyo nombre llevaba, y contó cómo Josué y los israelitas habían llegado a Jerusalén pasando por Jericó. Al comentar la leyenda de la caída de las murallas de Jericó, Jesús dijo: «Los muros de piedra y ladrillo no me preocupan, pero quisiera que los muros del odio, los prejuicios y la intolerancia se derrumbaran ante esta predicación del amor del Padre por todos los hombres».
172:1.4 (1879.2) El ambiente del banquete era alegre y normal, salvo que todos los apóstoles estaban más serios que de costumbre. Jesús estaba excepcionalmente alegre y había jugado con los niños hasta el momento de sentarse a la mesa.
172:1.5 (1879.3) No ocurrió nada fuera de lo corriente hasta cerca del final del festín, cuando María, la hermana de Lázaro, salió del grupo de mujeres espectadoras, avanzó hacia el puesto del huésped de honor donde estaba reclinado Jesús y abrió un gran frasco de alabastro que contenía un ungüento muy raro y costoso. Después de ungir la cabeza del Maestro, empezó a verterlo sobre sus pies y se soltó el cabello para secárselos con él. La fragancia del perfume impregnó toda la casa, y todos los presentes se asombraron de lo que María había hecho. Lázaro no dijo nada, pero cuando algunos murmuraron indignados que un ungüento tan caro no debía utilizarse de ese modo, Judas Iscariote se acercó al lugar donde estaba reclinado Andrés y dijo: «¿Por qué no se ha vendido este ungüento y se ha empleado el dinero para alimentar a los pobres? Deberías decirle al Maestro que repruebe este derroche».
172:1.6 (1879.4) Jesús, sabiendo lo que pensaban y oyendo lo que decían, puso su mano sobre la cabeza de María que estaba arrodillada a su lado y dijo con expresión bondadosa: «Dejadla todos en paz. ¿Por qué la molestáis por esto cuando ha hecho algo bueno según su corazón? A vosotros que murmuráis y decís que este ungüento se debería haber vendido para dar el dinero a los pobres, os diré que a los pobres los tendréis siempre con vosotros y podéis ayudarlos cuando os parezca bien, pero a mí no siempre me tendréis; pronto iré a mi Padre. Esta mujer ha guardado durante mucho tiempo este ungüento para mi cuerpo el día de mi sepultura, y si ahora le parece bien ungirme en anticipación de mi muerte, no le será denegada esa satisfacción. Al hacer esto María os ha dado a todos una lección porque manifiesta su fe en lo que he dicho sobre mi muerte y ascensión a mi Padre del cielo. Esta mujer no será recriminada por lo que ha hecho esta noche; os digo más bien que en los tiempos por venir, dondequiera que este evangelio se predique en el mundo entero, se hablará de lo que ella ha hecho en memoria suya».
172:1.7 (1879.5) Esta reprimenda, que tomó como una reprobación personal, indujo definitivamente a Judas Iscariote a buscar venganza para sus sentimientos heridos. Este tipo de ideas habían pasado muchas veces por su subconsciente, pero ahora se atrevía a considerar de forma consciente y abierta esos pensamientos malvados. Y vio reforzada su actitud por las críticas de muchos, dado que el precio de ese ungüento equivalía a lo que ganaba un hombre al año (suficiente para abastecer de pan a cinco mil personas). Pero María amaba a Jesús; había adquirido el precioso ungüento para embalsamar su cuerpo después de muerto porque creyó en sus palabras cuando les dijo que tenía que morir. Y si ahora había cambiado de idea y prefería hacer esta ofrenda al Maestro mientras aún estaba vivo, nadie se lo iba a impedir.
172:1.8 (1879.6) Tanto Lázaro como Marta sabían que María llevaba tiempo ahorrando el dinero necesario para comprar ese frasco de nardo, y les parecía muy bien que su hermana actuara en esto según los deseos de su corazón porque eran gente adinerada y podían permitirse fácilmente hacer una ofrenda así.
172:1.9 (1880.1) Cuando los jefes de los sacerdotes oyeron hablar de esta cena celebrada en Betania en honor de Jesús y de Lázaro, se pusieron a deliberar sobre qué hacer con Lázaro y enseguida decidieron que Lázaro también debía morir. Concluyeron acertadamente que sería inútil matar a Jesús y dejar vivir a Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos.
172:2.1 (1880.2) Aquel domingo por la mañana el Maestro reunió en torno suyo a los doce apóstoles en el hermoso jardín de Simón y les dio las últimas instrucciones antes de entrar en Jerusalén. Les dijo que probablemente pronunciaría muchos discursos y enseñaría muchas lecciones antes de volver al Padre, pero recomendó a los apóstoles que evitaran toda actuación pública durante esa Pascua en Jerusalén. Les indicó que se quedaran cerca de él y que «velaran y oraran». Jesús sabía que en ese mismo momento muchos de sus apóstoles y seguidores directos llevaban espadas ocultas, pero no habló de ello.
172:2.2 (1880.3) En esta reunión matutina Jesús hizo un breve repaso del ministerio de los apóstoles desde el día de su ordenación cerca de Cafarnaúm hasta ese momento en el que se preparaban para entrar en Jerusalén. Los apóstoles escucharon en silencio y no hicieron ninguna pregunta.
172:2.3 (1880.4) A primera hora de esa mañana David Zebedeo había entregado a Judas los fondos obtenidos con la venta del material del campamento de Pella, y Judas había puesto la mayor parte de este dinero en manos de Simón, su anfitrión, para que lo guardara en lugar seguro en previsión de las necesidades de su entrada en Jerusalén.
172:2.4 (1880.5) Después de la conversación con los apóstoles Jesús habló con Lázaro y le recomendó que no sacrificara su vida a la sed de venganza del Sanedrín. Lázaro siguió su consejo y huyó a Filadelfia cuando los funcionarios del Sanedrín enviaron agentes a arrestarlo unos días después.
172:2.5 (1880.6) En cierto modo todos los seguidores de Jesús sentían que la crisis era inminente, pero el Maestro se mostraba tan animado y de tan buen humor que no se dieron verdadera cuenta de la gravedad de la situación.
172:3.1 (1880.7) Ese domingo a la una y media de la tarde Jesús se preparó para salir hacia Jerusalén desde Betania, que estaba a unos tres kilómetros del templo. Sentía un profundo cariño por Betania y su gente sencilla. Nazaret, Cafarnaúm y Jerusalén lo habían rechazado, en cambio Betania lo había aceptado, había creído en él. Y en esta pequeña aldea en la que casi todos los hombres, mujeres y niños eran creyentes, Jesús eligió realizar la obra más poderosa de su otorgamiento en la tierra: la resurrección de Lázaro. No resucitó a Lázaro para que sus habitantes creyeran, sino más bien porque ya creían.
172:3.2 (1880.8) Jesús había estado pensando toda la mañana en su entrada en Jerusalén. Hasta ese momento se había esforzado siempre por impedir cualquier intento de aclamación pública como Mesías, pero ahora era diferente. Se estaba acercando al final de su carrera en la carne, el Sanedrín había decretado su muerte y no pasaba nada por permitir que sus discípulos dieran rienda suelta a sus sentimientos, cosa que probablemente ocurriría si decidía hacer una entrada pública y oficial en la ciudad.
172:3.3 (1881.1) Jesús no decidió hacer esta entrada pública en Jerusalén como una última llamada al favor popular ni como un intento final de ganar poder. Tampoco lo hizo para satisfacer los anhelos humanos de sus apóstoles y discípulos. Jesús no se hacía ninguna de las ilusiones de un soñador y sabía muy bien cuál iba a ser el desenlace de esta visita.
172:3.4 (1881.2) Cuando hubo decidido entrar públicamente en Jerusalén, el Maestro tuvo que elegir la manera apropiada de hacerlo. Después de repasar las numerosas y más o menos contradictorias profecías llamadas mesiánicas, solo encontró una que podría seguir con cierta coherencia. La mayoría de estas declaraciones proféticas describían a un rey enérgico y audaz, hijo y sucesor de David, que liberaría temporalmente a todo Israel del yugo de la dominación extranjera. Pero había un pasaje de las Escrituras asociado a veces al Mesías por aquellos que mantenían el concepto más espiritual de su misión, y a Jesús le pareció consecuente tomarlo como guía de su proyectada entrada en Jerusalén. Era un pasaje de Zacarías que decía: «Regocíjate sobremanera, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén. He aquí que tu rey viene a ti. Es justo y salvador. Viene como el humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de asna».
172:3.5 (1881.3) Un rey guerrero entraba siempre en una ciudad montado en un caballo; un rey en misión de paz y amistad entraba siempre montado en un asno. Jesús no quería entrar en Jerusalén a lomos de un caballo, pero sí estaba dispuesto a entrar pacíficamente y con buena voluntad, como Hijo del Hombre, en un burro.
172:3.6 (1881.4) Jesús llevaba mucho tiempo intentando inculcar por enseñanza directa a sus apóstoles y a sus discípulos que su reino no era de este mundo, que era algo puramente espiritual, pero no lo había conseguido. Quería intentar ahora con un gesto simbólico lo que no había podido hacer con la simple enseñanza personal. Y así, en cuanto terminaron el almuerzo del mediodía pidió a Pedro y a Juan que fueran a Betfagé, una aldea cercana situada al noroeste de Betania algo apartada de calzada principal, con estas instrucciones: «Id a Betfagé, y cuando lleguéis al cruce de caminos encontraréis un pollino atado. Desatadlo y traedlo con vosotros. Si alguno os pregunta por qué hacéis eso, decid solo: ‘El Maestro lo necesita’». Los dos apóstoles fueron a Betfagé como el Maestro les había indicado y encontraron al pollino atado en la calle al lado de su madre cerca de una casa que hacía esquina. Cuando Pedro se puso a desatar al pollino llegó el dueño preguntando por qué lo hacían. Pedro le contestó lo que Jesús les había indicado y el hombre dijo: «Si vuestro Maestro es Jesús de Galilea, llevadle el pollino». Y ellos volvieron con el pollino.
172:3.7 (1881.5) Para entonces se habían reunido varios cientos de peregrinos en torno a Jesús y sus apóstoles, ya que los visitantes que pasaban camino de la Pascua se habían ido quedando allí desde media mañana. Mientras tanto David Zebedeo y algunos de sus antiguos mensajeros fueron rápidamente a Jerusalén por su propia iniciativa y corrieron eficazmente la voz de que Jesús de Nazaret iba a hacer una entrada triunfal en la ciudad. Ante esta noticia, varios miles de los visitantes que estaban alrededor del templo salieron a recibir al profeta hacedor de prodigios del que tanto se hablaba y que algunos creían que era el Mesías. La multitud que salía de Jerusalén se encontró con Jesús y el gentío que llegaba con él cuando estos acababan de coronar el Olivete y empezaban a bajar hacia la ciudad.
172:3.8 (1882.1) La procesión salió de Betania entre el entusiasmo festivo de la multitud de discípulos, creyentes y peregrinos, muchos de ellos procedentes de Galilea y Perea. Justo antes de salir llegaron las doce mujeres del cuerpo original de mujeres con algunas de sus colaboradoras y se unieron a la singular procesión que se dirigía alegremente hacia la ciudad.
172:3.9 (1882.2) Antes de emprender la marcha los gemelos Alfeo colocaron sus mantos sobre el asno y lo sujetaron mientras el Maestro se subía. A medida que la procesión avanzaba hacia la cima del Olivete, la gente alborozada tendía sus vestimentas en el camino y traía ramas de los árboles cercanos para hacerle una alfombra de honor al asno que llevaba al Hijo real, el Mesías prometido. Al aproximarse a Jerusalén la jubilosa multitud empezó a cantar, o más bien a gritar al unísono, el salmo: «Hosanna al hijo de David; bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en las alturas. Bendito sea el reino que baja del cielo».
172:3.10 (1882.3) Jesús estuvo alegre y jovial hasta que llegaron a la cumbre del Olivete con su vista panorámica de la ciudad y las torres del templo. El Maestro detuvo allí la procesión, y un gran silencio se apoderó de todos cuando lo vieron llorar. Posando la mirada sobre la muchedumbre que salía de la ciudad para recibirlo, el Maestro exclamó con gran emoción y lágrimas en la voz: «¡Oh Jerusalén, si tú también hubieras conocido, al menos en este tu día, las cosas que conducen a tu paz y que hubieras podido tener con tanta abundancia! Pero ahora estas glorias están a punto de ocultarse a tus ojos. Estás a punto de rechazar al Hijo de la Paz y de volver la espalda al evangelio de la salvación. Pronto vendrán días sobre ti en que tus enemigos abrirán una trinchera a tu alrededor y te sitiarán por todos lados; te derribarán a tierra y no dejarán en ti piedra sobre piedra. Y todo esto caerá sobre ti porque no conociste el tiempo de tu visitación divina. Estás a punto de rechazar el regalo de Dios, y todos los hombres te rechazarán a ti».
172:3.11 (1882.4) Cuando hubo terminado de hablar empezaron la bajada del Olivete y pronto se reunieron con la multitud de visitantes que había salido de Jerusalén ondeando ramas de palmera, gritando hosannas y expresando su regocijo y buena hermandad de muchas otras maneras. El Maestro no había planeado que saliera de Jerusalén ese gentío a encontrarse con ellos; eso fue obra de otros. Él nunca proyectó nada que fuera teatral.
172:3.12 (1882.5) Entre la multitud que salía en tropel a recibir al Maestro había también muchos fariseos y otros enemigos suyos. Estaban tan alterados por este estallido súbito e inesperado de aclamación popular que no se atrevieron a detenerlo por miedo a provocar una revuelta. Les preocupaba sobre todo la actitud de los numerosos visitantes que habían oído hablar de Jesús, muchos de los cuales creían en él.
172:3.13 (1882.6) A medida que se acercaban a Jerusalén iba creciendo el entusiasmo de la multitud, tanto que algunos fariseos se abrieron paso hasta Jesús y le dijeron: «Maestro, deberías reprender a tus discípulos y exhortarlos a comportarse con más decoro». Jesús contestó: «Es más que adecuado que estos hijos den la bienvenida al Hijo de la Paz que ha sido rechazado por los jefes de los sacerdotes. Sería inútil impedirlo, porque si ellos callan las piedras clamarán».
172:3.14 (1882.7) Los fariseos se adelantaron rápidamente a la procesión para volver al Sanedrín, que estaba reunido en el templo, e informar: «Sabed que todo lo que hacemos es inútil; este galileo lo trastorna todo. La gente se vuelve loca por él; si no paramos a esos ignorantes todo el mundo se irá con él».
172:3.15 (1883.1) En realidad no había que dar mucha importancia a ese estallido espontáneo y superficial de entusiasmo popular. Esa bienvenida, aunque jubilosa y sincera, no correspondía a ninguna convicción real ni profundamente arraigada en el corazón de aquella multitud festiva, la misma multitud que no dudaría en rechazar a Jesús esa misma semana cuando el Sanedrín adoptó una postura firme y decidida contra él, y ellos se desilusionaron al darse cuenta de que Jesús no iba a establecer el reino conforme a sus ansiadas expectativas.
172:3.16 (1883.2) Sin embargo la ciudad estaba conmocionada hasta el punto de que todos preguntaban: «¿Quién es este?». Y la multitud contestaba: «Es el profeta de Galilea, Jesús de Nazaret».
172:4.1 (1883.3) Mientras los gemelos Alfeo devolvían el asno a su dueño, Jesús y los diez apóstoles se separaron de sus colaboradores más próximos y dieron un paseo por el templo observando los preparativos para la Pascua. No hubo ningún intento de atacar a Jesús porque el Sanedrín temía mucho al pueblo, y esa era una de las razones por las que Jesús había permitido que la multitud lo aclamara de ese modo. Los apóstoles casi no se dieron cuenta de que esa era la única forma humana de impedir el arresto inmediato de Jesús al entrar en la ciudad. El Maestro deseaba dar a los habitantes de Jerusalén, tanto humildes como poderosos, así como a las decenas de miles de asistentes a la Pascua, una nueva y última oportunidad de escuchar el evangelio y recibir al Hijo de la Paz si así lo deseaban.
172:4.2 (1883.4) Al caer la tarde, cuando la multitud se dispersó para ir a comer, Jesús y sus seguidores directos se quedaron solos. ¡Qué extraño había sido el día! Los apóstoles estaban silenciosos y pensativos. No recordaban un día como ese en todos sus años de asociación con Jesús. Se sentaron un momento al lado del tesoro y observaron cómo depositaba la gente sus ofrendas: los ricos echaban mucho dinero y todos aportaban en la medida de sus posibilidades. Al final llegó una viuda pobre miserablemente vestida y vieron que echaba dos óbolos (pequeñas monedas de cobre) en el embudo. Entonces Jesús llamó la atención de los apóstoles sobre la viuda diciendo: «Fijaos bien en lo que acabáis de ver. Esta viuda tan pobre ha echado más que todos ellos. Los demás han echado como donativo una pequeña parte de lo que les sobraba, pero ella en su pobreza ha dado todo lo que tenía, incluso su sustento».
172:4.3 (1883.5) Siguió anocheciendo mientras paseaban en silencio por los patios del templo. Después de contemplar una vez más esas escenas familiares y revivir sus emociones de visitas anteriores, sin olvidar las primeras, Jesús dijo: «Volvamos a Betania a descansar». Jesús, Pedro y Juan fueron a casa de Simón, y los demás apóstoles se alojaron con sus amigos de Betania y Betfagé.
172:5.1 (1883.6) Aquel domingo por la noche Jesús volvió a Betania caminando por delante de los apóstoles. No se habló ni una palabra hasta que se despidieron delante de la casa de Simón. No ha habido nunca doce seres humanos que hayan sentido tantas y tan inexplicables emociones como las que bullían n la mente y en el alma de estos embajadores del reino. Estos robustos galileos estaban confusos y desconcertados; no sabían qué podría ocurrir después, pero estaban más sorprendidos que asustados. Desconocían por completo los planes del Maestro para el día siguiente y no hicieron preguntas. Se retiraron a sus alojamientos y, salvo los gemelos, no pudieron dormir gran cosa. Sin embargo no organizaron turnos de vigilancia armada sobre Jesús en casa de Simón.
172:5.2 (1884.1) Andrés estaba sumido en el desconcierto y al borde de la confusión. Fue el único apóstol que no se planteó evaluar el estallido de aclamación popular. Estaba demasiado preocupado por su responsabilidad como jefe del cuerpo apostólico como para considerar seriamente el sentido o la relevancia de los ruidosos hosannas de la multitud. Andrés se dedicó a vigilar a algunos de sus compañeros temiendo que se dejaran llevar por sus emociones ante la euforia popular, sobre todo Pedro, Santiago, Juan y Simón Zelotes. Durante todo ese día y los siguientes estuvo asaltado por serias dudas, aunque nunca manifestó estos recelos a sus compañeros apostólicos. Le inquietaba la actitud de algunos de los doce que sabía que llevaban espadas, sin saber que su propio hermano Pedro era uno de ellos. La procesión a Jerusalén produjo en Andrés una impresión relativamente superficial porque estaba demasiado concentrado en las responsabilidades de su cargo como para interesarse por otras cosas.
172:5.3 (1884.2) Al principio Simón Pedro estuvo a punto de dejarse arrastrar por el entusiasmo de la manifestación popular, pero a la hora de volver a Betania por la noche se había serenado bastante. Pedro era sencillamente incapaz de descifrar qué pretendía el Maestro. Estaba tremendamente desilusionado de que Jesús no hubiera culminado esta oleada de favor popular con algún tipo de declaración. No podía comprender por qué Jesús no había hablado a la multitud cuando llegaron al templo, o permitido al menos que uno de los apóstoles se dirigiera al gentío. Pedro era un gran predicador y le disgustaba ver desaprovechado un auditorio tan amplio, entusiasta y receptivo. Le hubiera encantado predicar el evangelio del reino a esa muchedumbre allí en el templo, pero el Maestro les había pedido expresamente que no enseñaran ni predicaran en Jerusalén durante esa semana de Pascua. La reacción tras la espectacular procesión hacia la ciudad fue desastrosa para Simón Pedro. Al caer la noche había recuperado la sensatez pero sentía una tristeza indescriptible.
172:5.4 (1884.3) Santiago Zebedeo vivió ese domingo con profunda confusión; no conseguía captar el sentido de lo que estaba pasando; no podía comprender el propósito del Maestro al dejarse aclamar de forma tan desmedida y negarse luego a decir una palabra a la gente cuando llegaron al templo. Mientras la procesión iba bajando del Olivete hacia Jerusalén, y especialmente cuando se encontraron con los miles de peregrinos que salían en tropel a recibir al Maestro, Santiago se sintió desgarrado entre emociones de euforia y satisfacción por lo que veía y un profundo sentimiento de miedo a lo que podía ocurrir cuando llegaran al templo. Y luego cuando Jesús se bajó del asno y se puso a pasear tranquilamente por los patios del templo, se sintió hundido y decepcionado. Santiago no podía comprender la razón de desperdiciar una oportunidad tan magnífica de proclamar el reino. Esa noche se apoderó de su mente una horrible y angustiosa incertidumbre.
172:5.5 (1884.4) Juan Zebedeo estuvo a punto de comprender por qué Jesús hizo las cosas así; por lo menos captó en parte la relevancia espiritual de la llamada entrada triunfal en Jerusalén. Al observar a su Maestro a horcajadas sobre el pollino mientras la multitud avanzaba hacia el templo, Juan recordó haber oído a Jesús citar el pasaje de las Escrituras donde Zacarías describe la llegada del Mesías a Jerusalén como hombre de paz a lomos de un asno. A medida que Juan daba vueltas en la cabeza a esta Escritura, iba empezando a entender la importancia simbólica del espectáculo de esa tarde de domingo. Por lo menos captó lo suficiente del significado de esta Escritura como para poder disfrutar algo del episodio y no deprimirse demasiado por el final aparentemente inútil de la procesión triunfal. Juan tenía un tipo de mente que tendía de manera natural a pensar y sentir en símbolos.
172:5.6 (1885.1) Felipe se encontró totalmente descentrado por lo repentino y espontáneo del estallido. Durante la bajada del Olivete no consiguió ordenar sus pensamientos para poder determinar el significado de toda esa manifestación. En cierto modo, disfrutó del espectáculo porque su Maestro estaba siendo honrado. Al acercarse al templo le empezó a preocupar que Jesús pudiera pedirle que alimentara a la multitud, así que la decisión de Jesús de apartarse tranquilamente del gentío, que tanto decepcionó a la mayoría de los apóstoles, fue un gran alivio para Felipe. Las multitudes habían supuesto más de una vez un quebradero de cabeza para el administrador de los doce. Cuando se hubo liberado de sus temores personales sobre las necesidades materiales del gentío, Felipe se unió a la desilusión de Pedro porque no se hubiera hecho nada por enseñar a la multitud. Por la noche de puso a dar vueltas a todo lo ocurrido y estuvo tentado de poner en duda toda la idea del reino; se preguntaba sinceramente qué podrían significar todas esas cosas, aunque no comentó sus dudas con nadie; amaba demasiado a Jesús. Felipe tenía una gran fe personal en el Maestro.
172:5.7 (1885.2) Natanael, además de apreciar los aspectos simbólicos y proféticos, fue el que más cerca estuvo de entender las razones que tenía el Maestro para movilizar el apoyo popular de los peregrinos pascuales. Antes de llegar al templo ya tenía claro que sin esta llamativa entrada en Jerusalén Jesús habría sido arrestado y encarcelado por los funcionarios del Sanedrín en el momento mismo en que se hubiera atrevido a entrar en la ciudad. Por eso no le sorprendió en lo más mínimo que una vez dentro de los muros de la ciudad el Maestro no siguiera utilizando la aclamación de las masas que tanto había impactado a los líderes judíos hasta el punto de impedir que lo arrestaran en el acto. Como Natanael comprendía el verdadero motivo del Maestro para entrar de esa forma en la ciudad, es natural que viviera la situación con más serenidad y se sintiera menos perturbado y decepcionado que los demás apóstoles por la conducta posterior de Jesús. Natanael tenía mucha confianza en la capacidad de Jesús de comprender a los hombres y también en su sagacidad y su habilidad para manejar situaciones difíciles.
172:5.8 (1885.3) Al principio Mateo contempló absorto el espectáculo que se desarrollaba ante sus ojos. No captó el significado de lo que veía hasta que él también recordó el pasaje de Zacarías sobre el regocijo de Jerusalén por la llegada de su rey que traía la salvación montado en el pollino de un burro. Observó extasiado cómo avanzaba la procesión hacia la ciudad y luego se acercaba al templo; estaba seguro de que iba a suceder algo extraordinario cuando el Maestro llegara al templo en la cabeza de la multitud vociferante. Cuando uno de los fariseos se burló de Jesús diciendo: «¡Mirad todos, ved quién viene, el rey de los judíos montado en un asno!», Mateo tuvo que hacer un gran esfuerzo para no ponerle la mano encima. Al volver a Betania aquella tarde ninguno de los doce estaba más deprimido que él. Después de Simón Pedro y Simón Zelotes fue el que sufrió mayor tensión nerviosa, y llegó a la noche en estado de agotamiento. Pero Mateo era buen perdedor y amaneció mucho más animado a la mañana siguiente.
172:5.9 (1886.1) Pero el más sorprendido y desconcertado de los doce fue sin duda Tomás. Se limitó a seguir a los demás contemplando el espectáculo y preguntándose honradamente cuál podía ser el motivo del Maestro para tomar parte en esa extraña manifestación. En el fondo de su corazón todo el espectáculo le parecía un poco infantil, si no perfectamente estúpido. No había visto nunca a Jesús hacer nada semejante y no sabía cómo explicarse su insólita actuación de ese domingo, pero a medida que se acercaban al templo fue llegando a la conclusión de que lo que Jesús se proponía con ese despliegue de popularidad era asustar de tal manera al Sanedrín que no se atreviera a arrestarlo inmediatamente. Tomás volvió a Betania reflexionando en silencio durante todo el camino, y a la hora de acostarse la habilidad del Maestro para poner en escena la tumultuosa entrada en Jerusalén había empezado a apelar a su sentido del humor. Esta constatación le levantó mucho el ánimo.
172:5.10 (1886.2) Ese domingo empezó como un gran día para Simón Zelotes. Tuvo visiones de actuaciones extraordinarias en Jerusalén los próximos días, y en esto tenía razón, pero él soñaba con la instauración de la nueva soberanía nacional de los judíos y Jesús sentado en el trono de David. Simón veía a los nacionalistas entrar en acción en cuanto se proclamara el reino, y se veía a sí mismo al mando supremo de las nacientes fuerzas militares del nuevo reino. Mientras bajaban del Olivete llegó incluso a imaginar que el Sanedrín y todos sus partidarios estarían muertos ese mismo día antes de la puesta de sol. Creía realmente que iba a suceder algo grande y era el que más ruido hacía de toda la multitud. Sin embargo, a las cinco de la tarde solo era un apóstol mudo, hundido y desilusionado. Nunca se recuperó del todo de la depresión que se abatió sobre él ese domingo, o por lo menos tardó en recuperarse hasta mucho después de la resurrección del Maestro.
172:5.11 (1886.3) Para los gemelos Alfeo fue un día perfecto. Disfrutaron a fondo de todo, y como no estuvieron presentes durante la sosegada visita al templo, se libraron del bajón que siguió al entusiasmo popular. No podían comprender de ninguna manera el abatimiento de los demás apóstoles al volver a Betania aquella noche. En el recuerdo de los gemelos ese fue siempre el día en que estuvieron más cerca del cielo en la tierra. Ese día fue la culminación satisfactoria de toda su carrera como apóstoles, y el recuerdo de la euforia de ese domingo los sostuvo durante toda la tragedia de aquella semana memorable hasta el momento mismo de la crucifixión. Los gemelos no hubieran podido concebir una entrada más apropiada para el rey y disfrutaron de cada momento del espectáculo. Se identificaron plenamente con todo lo que vieron y atesoraron ese recuerdo durante mucho tiempo.
172:5.12 (1886.4) De todos los apóstoles Judas Iscariote fue el peor afectado por esta entrada procesional en Jerusalén. Estaba muy resentido en su fuero interno por la reprensión del Maestro la víspera tras la unción de María en el festín de Simón. A Judas le repugnaba todo el espectáculo. Le parecía infantil, por no decir francamente ridículo. Cuando este apóstol vengativo consideraba los acontecimientos de aquel domingo Jesús le parecía más un payaso que un rey. Todo el espectáculo le inspiraba un profundo rechazo. Coincidía con los griegos y los romanos en menospreciar a todo el que se rebajaba a montar en asno o en pollino. Cuando la procesión triunfal entró en la ciudad Judas casi había decidido abandonar la idea de semejante reino. Estaba a punto de renunciar a esos absurdos intentos de establecer el reino de los cielos, pero entonces recordó la resurrección de Lázaro entre muchas otras cosas y decidió seguir con los doce por lo menos otro día. Además llevaba la bolsa y no quería desertar con los fondos apostólicos en su poder. Al volver a Betania aquella noche su comportamiento no extrañó a nadie porque todos los apóstoles iban igual de abatidos y silenciosos.
172:5.13 (1887.1) A Judas le influyeron enormemente las burlas de sus amigos saduceos. El episodio concreto que más pesó en su decisión final de abandonar a Jesús y a sus compañeros apóstoles ocurrió cuando Jesús llegaba a la puerta de la ciudad. Un prominente saduceo amigo de la familia de Judas corrió a darle una palmada en la espalda y le dijo burlonamente: «¿Por qué vas tan deprimido? Anímate, amigo, y únete a nosotros para aclamar a este Jesús de Nazaret, el rey de los judíos, que atraviesa las puertas de Jerusalén subido en un burro». Judas no había retrocedido nunca ante las persecuciones pero no podía soportar este tipo de burlas. Al sentimiento de venganza que llevaba tanto tiempo cultivando se sumaba ahora un miedo mortal al ridículo, la horrible sensación de avergonzarse de su Maestro y de sus compañeros apostólicos. Este embajador ordenado del reino era ya un desertor en su corazón; solo le faltaba encontrar una excusa plausible para romper abiertamente con el Maestro.
El libro de Urantia
Documento 173
173:0.1 (1888.1) TAL COMO habían acordado, Jesús y los apóstoles se reunieron el lunes por la mañana temprano en la casa de Simón en Betania y después de una breve conversación, salieron hacia Jerusalén. Los doce caminaban hacia el templo en extraño silencio; no se habían recuperado de la experiencia del día anterior. Estaban expectantes, temerosos y profundamente afectados por cierto sentimiento de desapego que tenía su origen en el repentino cambio de táctica del Maestro unido a sus instrucciones de no impartir ningún tipo de enseñanza pública durante toda la semana de Pascua.
173:0.2 (1888.2) Bajaron el monte Olivete con Jesús en cabeza seguido de cerca por los apóstoles silenciosos y meditabundos. Todos menos Judas Iscariote se hacían la misma pregunta: ¿Qué hará el Maestro hoy? En cambio Judas se preguntaba: ¿Qué haré? ¿Seguir con Jesús y mis compañeros o irme? Y si me voy, ¿cómo romperé con ellos?
173:0.3 (1888.3) Alrededor de las nueve de esa hermosa mañana llegaron al templo. Fueron directamente al gran patio donde Jesús solía enseñar, y después de saludar a los creyentes que estaban esperando su llegada, Jesús se subió a una de las tribunas de enseñanza y empezó a dirigirse a la gente que se iba congregando. Los apóstoles se apartaron un poco para observar los acontecimientos.
173:1.1 (1888.4) Con el paso del tiempo se había desarrollado en el templo un enorme tráfico comercial asociado a los servicios y las ceremonias del culto. Estaba el negocio de suministrar animales adecuados para los diversos sacrificios. Aunque los fieles podían llevar su propio sacrificio, era condición indispensable que los animales estuvieran libres de toda «tacha» según los criterios de la ley levítica y su interpretación por los inspectores oficiales del templo. Muchos de los fieles habían sufrido la humillación de ver rechazado su animal, que ellos consideraban perfecto, por los examinadores del templo. Por eso se había generalizado la práctica de comprar los animales propiciatorios en el templo, y aunque había varios puestos donde se podían comprar en los alrededores del Olivete, se había puesto de moda comprarlos directamente en los corrales del templo. Esta costumbre de vender todo tipo de animales propiciatorios en los patios del templo había ido creciendo gradualmente y se había creado un importante comercio que generaba enormes beneficios. Una parte de estas ganancias se reservaba para el tesoro del templo, pero la mayor parte iba a parar indirectamente a las manos de las familias de los altos sacerdotes dirigentes.
173:1.2 (1888.5) Esta venta de animales en el templo prosperó porque cuando un fiel compraba uno de aquellos animales, aunque el precio fuera algo más alto, no tenía que pagar otros derechos y podía estar seguro de que su sacrificio no sería rechazado por imperfecciones reales o imaginarias del animal. En algunas ocasiones se aprovechaban de la gente corriente aplicando sobreprecios exorbitantes, sobre todo en las grandes fiestas nacionales. En una ocasión los codiciosos sacerdotes llegaron a exigir el equivalente al salario de una semana por un par de palomas que deberían haberse vendido a los pobres por unos pocos céntimos. Los «hijos de Anás» ya habían empezado a establecer sus bazares en los recintos del templo, y esos puestos de abastecimiento perduraron hasta que fueron finalmente derribados por las turbas tres años antes de la destrucción del propio templo.
173:1.3 (1889.1) Pero los patios del templo no eran profanados solo por el tráfico de animales propiciatorios y otras mercancías. Se había desarrollado por entonces un complejo sistema de intercambio bancario y comercial que operaba directamente dentro de los recintos del templo y tenía el siguiente origen: durante la dinastía de los Asmoneos los judíos acuñaron su propia moneda de plata, y se había instaurado la práctica de exigir que la cuota de medio siclo y todos los demás estipendios del templo se pagaran en esta moneda judía. Esta norma hizo necesaria la acreditación de cambistas con licencia para cambiar los muchos tipos de monedas que circulaban en Palestina y otras provincias del Imperio romano por el siclo ortodoxo de acuñación judía. El impuesto individual del templo, exigible a todos excepto mujeres, esclavos y menores, era de medio siclo, una moneda del tamaño aproximado de la de diez céntimos, pero de doble grosor. En tiempos de Jesús los sacerdotes estaban también exentos de pagar las cuotas del templo. Por consiguiente, entre los días 15 y 25 del mes anterior a la Pascua los cambistas acreditados instalaban sus puestos en las principales ciudades de Palestina para proporcionar al pueblo judío la moneda adecuada para pagar las cuotas del templo cuando llegaran a Jerusalén. Transcurridos estos diez días, los cambistas se trasladaban a Jerusalén donde montaban sus mesas de cambio en los patios del templo. Estaban autorizados a cobrar una comisión equivalente a tres o cuatro céntimos por el cambio de una moneda valorada en unos diez céntimos, y en el caso de monedas de más valor se les permitía duplicar la comisión. Estos banqueros del templo se lucraban además cambiando todo el dinero destinado a la compra de animales propiciatorios y al pago de votos y ofrendas.
173:1.4 (1889.2) El negocio de estos cambistas del templo no se limitaba a obtener beneficios por el cambio de los más de veinte tipos de monedas que los peregrinos visitantes llevaban periódicamente a Jerusalén, sino que se dedicaban también a todas las demás transacciones propias del negocio bancario. Tanto el tesoro del templo como sus dirigentes obtenían enormes beneficios de estas actividades comerciales. No era raro que la tesorería del templo superara los diez millones de dólares mientras la gente corriente languidecía en la pobreza y seguía pagando estas exacciones injustas.
173:1.5 (1889.3) Ese lunes por la mañana Jesús intentaba enseñar el evangelio del reino celestial en medio de esta ruidosa multitud de cambistas, comerciantes y vendedores de ganado. No era el único ofendido por esta profanación del templo; a la gente corriente, sobre todo a los visitantes judíos procedentes de provincias extranjeras, le disgustaba profundamente esta profanación especulativa de su templo nacional de culto. El propio Sanedrín celebraba por entonces sus reuniones regulares en una sala rodeada por toda esa algarabía de comercio y mercadeo.
173:1.6 (1890.1) Cuando Jesús estaba a punto de empezar su discurso dos incidentes atrajeron su atención. En el puesto de un cambista cercano estalló una acalorada y disputa con un judío de Alejandría sobre su comisión, mientras los mugidos de un centenar de bueyes trasladados de un corral a otro atronaban el ambiente. Jesús se detuvo a contemplar esta escena de comercio y confusión en pensativo silencio, al tiempo que observaba allí mismo cómo un galileo de pocas luces, un hombre con quien había hablado una vez en Irón, era zarandeado y ridiculizado por unos arrogantes judeos convencidos de su superioridad. Todo esto se combinó para producir en el alma de Jesús uno de sus extraños arrebatos periódicos de indignada emoción.
173:1.7 (1890.2) Al gran asombro de sus apóstoles, que se quedaron allí cerca sin participar en nada de lo que pasó luego, Jesús bajó de la tribuna de enseñanza, fue hacia el muchacho que conducía el ganado por el patio, le quitó el látigo de cuerdas y sacó rápidamente a los animales del templo. Pero esto no fue todo. Ante la mirada incrédula de las miles de personas reunidas en el patio del templo, se dirigió a majestuosas zancadas hacia el corral más alejado, abrió las puertas de cada uno de los establos y ahuyentó a los animales encerrados. Para entonces los peregrinos reunidos estaban ya electrizados, y avanzando hacia los bazares con estrepitoso griterío empezaron a volcar las mesas de los cambistas. En menos de cinco minutos todo comercio había sido barrido del templo. Cuando aparecieron los guardias romanos de la zona todo estaba tranquilo y el gentío había recuperado la calma. Jesús se volvió a subir a la tribuna de los oradores y dijo a la multitud: «Hoy habéis presenciado lo que está escrito en las Escrituras: ‘Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones, pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones'».
173:1.8 (1890.3) Antes de que pudiera decir una palabra más, la numerosa concurrencia estalló en hosannas de alabanza, y al poco salió del gentío un gran grupo de jóvenes para cantar himnos de gratitud por la expulsión del templo sagrado de los irreverentes y aprovechados mercaderes. Para entonces habían llegado algunos sacerdotes, y uno de ellos dijo a Jesús: «¿No oyes lo que dicen los hijos de los levitas?». El Maestro respondió: «¿No has leído nunca que ‘de la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza’?». Durante todo el resto del día, mientras Jesús enseñaba, guardianes puestos por la gente vigilaron todas las arcadas y no permitieron que nadie transportara ni siquiera una vasija vacía por los patios del templo.
173:1.9 (1890.4) Cuando los jefes de los sacerdotes y los escribas tuvieron noticia de lo ocurrido se quedaron anonadados. Cuanto más temían al Maestro, más decididos estaban a acabar con él, pero no sabían cómo hacerlo por miedo a las multitudes que habían apoyado tan abiertamente la expulsión de los especuladores. Durante todo ese día, un día de paz y calma en los patios del templo, el pueblo escuchó las enseñanzas de Jesús y estuvo literalmente colgado de sus palabras.
173:1.10 (1890.5) Esta sorprendente actuación de Jesús fue totalmente incomprensible para sus apóstoles. La repentina e inesperada reacción de su Maestro los dejó tan estupefactos que se quedaron todo el tiempo apiñados unos contra otros junto a la tribuna de los oradores sin levantar un dedo para contribuir a limpiar el templo. Si este espectacular suceso hubiera ocurrido el día anterior en el momento de la triunfante llegada de Jesús al templo tras la tumultuosa procesión por las puertas de la ciudad aclamado a gritos por la multitud, habrían estado dispuestos a ello, pero tal como ocurrió no estaban preparados para participar.
173:1.11 (1891.1) Esta limpia del templo pone de manifiesto la postura del Maestro frente a la comercialización de las prácticas de la religión, así como su rechazo a cualquier tipo de injusticia y especulación a costa de los pobres y los ignorantes. Este episodio demuestra también que Jesús no veía con buenos ojos la negativa a utilizar la fuerza para proteger a la mayoría de un grupo humano concreto contra las prácticas abusivas y esclavizantes de minorías injustas capaces de atrincherarse detrás del poder político, financiero o eclesiástico. No se debe permitir que hombres astutos, malvados e intrigantes se organicen para explotar y oprimir a los que, por idealismo, no están dispuestos a recurrir a la violencia para protegerse o para promover proyectos de vida dignos de alabanza.
173:2.1 (1891.2) La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén el domingo intimidó tanto a los líderes judíos que no se atrevieron a arrestarlo. El lunes la espectacular limpia del templo tuvo el mismo efecto de posponer la captura del Maestro. Día tras día los dirigentes de los judíos se ratificaban en su decisión de acabar con él, pero dos temores se conjugaron para retrasar la hora de asestar el golpe: los jefes de los sacerdotes y los escribas no querían apresar a Jesús en público porque temían que la multitud furiosa se volviera contra ellos, y les aterraba la idea de que los guardias romanos tuvieran que sofocar un alzamiento popular.
173:2.2 (1891.3) En la sesión del mediodía del Sanedrín se acordó por unanimidad acabar con Jesús cuanto antes —puesto que ningún amigo del Maestro asistió a esa reunión— aunque no pudieron ponerse de acuerdo sobre cuándo ni cómo detenerlo. Al final designaron a cinco grupos para que se mezclaran con la gente e intentaran tenderle trampas o desacreditarlo de cualquier otro modo ante los que escuchaban su instrucción. Y así, hacia las dos de la tarde, cuando Jesús acababa de empezar su discurso sobre «La libertad de la filiación», un grupo de estos ancianos de Israel se abrió paso hasta Jesús e interrumpió su discurso como tenían por costumbre para preguntarle: «¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Quién te dio esa autoridad?».
173:2.3 (1891.4) Los dirigentes del templo y los funcionarios del Sanedrín judío estaban en su perfecto derecho de hacer esta pregunta a todo el que pretendiera enseñar y actuar de la manera extraordinaria que caracterizaba a Jesús, sobre todo a raíz de su última iniciativa de eliminar del templo toda actividad comercial. Esos mercaderes y cambistas operaban todos con licencia directa de los dirigentes supremos, y se daba por hecho que un porcentaje de sus ganancias iba directamente al tesoro del templo. No olvidéis que la autoridad era la consigna de toda la sociedad judía. Los profetas siempre provocaban problemas porque tenían la audacia de pretender enseñar sin autoridad, sin haber sido debidamente instruidos en las academias rabínicas y ordenados luego de forma regular por el Sanedrín. Enseñar en público sin esta autoridad solo se podía interpretar como un acto de atrevida ignorancia o de abierta rebelión. En aquella época solo el Sanedrín podía ordenar a un anciano o a un maestro, y esa ceremonia había de celebrarse en presencia de al menos tres personas que hubieran sido ordenadas previamente del mismo modo. Esta ordenación confería al maestro el título de «rabino» y lo cualificaba también para actuar como juez, «atando y desatando las cuestiones sometidas a su decisión».
173:2.4 (1892.1) Los dirigentes del templo se presentaron ante Jesús esa tarde para poner en entredicho no solo su enseñanza sino también sus actos. Jesús sabía muy bien que esos mismos hombres habían enseñado públicamente durante mucho tiempo que su autoridad para enseñar era satánica y que todas sus poderosas obras habían sido realizadas por el poder del príncipe de los demonios. Por eso el Maestro empezó por responder a la pregunta de los dirigentes con esta otra pregunta: «Yo también os haré una pregunta, y si me la contestáis, yo también os diré con qué autoridad hago estas cosas. ¿De dónde venía el bautismo de Juan? ¿Recibió Juan su autoridad del cielo o de los hombres?».
173:2.5 (1892.2) Los interrogadores tuvieron que retirarse ante esta pregunta para acordar una respuesta entre ellos. Habían intentado poner a Jesús en un compromiso ante la multitud, y ahora eran ellos los que se mostraban confundidos ante todos los presentes en el patio del templo. Y quedaron claramente abochornados cuando tuvieron que volver ante Jesús con esta repuesta: «Sobre el bautismo de Juan no podemos contestar; no lo sabemos». Respondieron esto porque habían razonado así entre ellos: Si decimos que venía del cielo, dirá: ¿Por qué no creísteis en él?, e incluso podría decir que él ha recibido su autoridad de Juan; y si decimos que venía de los hombres, la multitud podría volverse contra nosotros porque casi todos piensan que Juan era un profeta. Y así se vieron obligados a reconocer ante Jesús y ante la gente que ellos, los maestros y líderes religiosos de Israel, no podían (o no querían) expresar una opinión sobre la misión de Juan. Entonces Jesús bajó la mirada hacia ellos y les dijo: «Yo tampoco os diré con qué autoridad hago estas cosas».
173:2.6 (1892.3) Jesús no tuvo nunca intención de recurrir a Juan para respaldar su autoridad. Juan no había sido ordenado nunca por el Sanedrín. La autoridad de Jesús estaba en sí mismo y en la supremacía eterna de su Padre.
173:2.7 (1892.4) Al emplear este método para tratar a sus adversarios, Jesús no pretendía esquivar la pregunta. Podría parecer a primera vista que había eludido magistralmente la cuestión, pero no fue así. Nunca estuvo en el ánimo de Jesús aprovecharse injustamente de nadie, ni siquiera de sus enemigos. Esta aparente evasiva dio en realidad a todos sus oyentes la respuesta a la pregunta de los fariseos sobre la autoridad que había detrás de su misión. Ellos habían afirmado que Jesús actuaba con la autoridad del príncipe de los demonios. Jesús había afirmado repetidamente que todas sus obras y enseñanzas las realizaba con el poder y la autoridad de su Padre del cielo. Los dirigentes judíos se negaban a aceptar esto y estaban tratando de acorralarlo para obligarle a reconocer que era un maestro irregular, puesto que no había sido sancionado nunca por el Sanedrín. Al contestarles como lo hizo, aunque no afirmó que su autoridad proviniera de Juan, hizo ver a la gente que la trampa que le habían tendido sus enemigos se volvía contra ellos y los desacreditaba ante los ojos de todos los presentes.
173:2.8 (1892.5) Este talento del Maestro para lidiar con sus adversarios era lo que tanto los asustaba. Aquel día ya no intentaron hacer más preguntas; se retiraron para seguir confabulando entre ellos. Pero la gente vio enseguida la malicia y la doblez que había en las preguntas de los dirigentes judíos. Ni siquiera el pueblo llano podía dejar de distinguir entre la majestad moral del Maestro y la insidiosa hipocresía de sus enemigos. Pero la limpia del templo había impulsado a los saduceos a unirse a los fariseos en el proyecto de acabar con Jesús. Y los saduceos ya eran la mayoría en el Sanedrín.
173:3.1 (1893.1) Mientras los fariseos discrepantes callaban ante él, Jesús bajó la mirada hacia ellos y les dijo: «Puesto que dudáis de la misión de Juan y os presentáis como enemigos de la enseñanza y las obras del Hijo del Hombre, escuchad esta parábola: Un gran terrateniente muy respetado tenía dos hijos y quería que sus hijos colaboraran en la gestión de sus vastas propiedades. Fue a ver a uno de ellos y le dijo: ‘Hijo, ve hoy a trabajar a mi viña’. Este hijo atolondrado contestó a su padre: ‘No quiero’, pero luego se arrepintió y fue. El padre fue después a ver a su hijo mayor y le dijo también: ‘Hijo, ve a trabajar a mi viña’. Este hijo hipócrita y desleal contestó: ‘Sí, padre, ya voy’. Pero cuando se marchó su padre no fue. Y ahora yo os pregunto, ¿cuál de los dos hizo realmente la voluntad de su padre?».
173:3.2 (1893.2) La gente respondió al unísono: «El primero». Entonces dijo Jesús: «Así es; y ahora os declaro que los publicanos y las rameras, aunque parezca que rechazan la llamada al arrepentimiento, verán el error de su forma de vida y entrarán en el reino de Dios antes que vosotros, que hacéis mucha ostentación de servir al Padre del cielo mientras os negáis a hacer las obras del Padre. No fuisteis vosotros, los fariseos y los escribas, los que creísteis en Juan, sino los publicanos y los pecadores. Tampoco creéis en mi enseñanza, en cambio la gente corriente escucha mis palabras con alegría».
173:3.3 (1893.3) Jesús no despreciaba a los fariseos y saduceos como personas. Solo trataba de desacreditar sus prácticas y sus métodos de enseñanza. Él no sentía hostilidad hacia nadie, pero se estaba produciendo en aquel lugar la colisión inevitable entre una religión del espíritu viva y nueva, y la antigua religión de las ceremonias, la tradición y la autoridad.
173:3.4 (1893.4) Los doce apóstoles estuvieron todo el tiempo cerca del Maestro sin participar en ninguna de estas actuaciones. Cada uno de los doce reaccionaba a su manera personal ante los acontecimientos de aquellos últimos días del ministerio de Jesús en la carne, y todos obedecían al mandato del Maestro de no enseñar ni predicar en público durante esa semana de Pascua.
173:4.1 (1893.5) Después de escuchar la parábola de los dos hijos, los jefes de los fariseos y los escribas que habían intentado comprometer a Jesús se retiraron en busca de asesoramiento. Entonces el Maestro se dirigió hacia la multitud de oyentes y les contó otra parábola:
173:4.2 (1893.6) «Había un hombre bueno que era propietario y plantó una viña. La cercó con un seto, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia para los guardas. Luego arrendó su viña a unos labradores y se fue a hacer un largo viaje a otro país. Llegado el tiempo de la cosecha, envió a sus siervos a los arrendatarios para percibir la renta, pero los arrendatarios se pusieron de acuerdo para atacar a estos siervos en vez de entregarles los frutos que debían a su señor; golpearon a uno, apedrearon a otro y despidieron a los demás con las manos vacías. Cuando el dueño se enteró de todo esto, envió a otros siervos de más confianza para ajustar cuentas con esos malvados arrendatarios, y ellos también fueron agredidos y tratados vergonzosamente. Entonces el dueño envió a su siervo predilecto, su administrador, y a este lo mataron. A pesar de ello, con gran paciencia y tolerancia, envió a muchos más siervos, pero ellos no quisieron recibir a ninguno; a unos los golpearon y a otros los mataron. Ante este comportamiento, el propietario decidió enviar a su hijo diciéndose: ‘Podrán maltratar a mis servidores, pero seguro que respetarán a mi amado hijo’. Cuando aquellos arrendatarios contumaces y malvados vieron al hijo, dijeron entre sí: ‘Este es el heredero. Ea, matémoslo y la herencia será nuestra’. Y entonces le echaron mano, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando el señor de esta viña tenga noticia de cómo han rechazado y matado a su hijo, ¿qué hará con esos arrendatarios perversos y desagradecidos?».
173:4.3 (1894.1) Después de escuchar esta parábola, la gente respondió a la pregunta de Jesús: «Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros labradores honrados que le paguen el fruto a su tiempo». Algunos de los oyentes comprendieron que esta parábola se refería a la nación judía, a su trato a los profetas y al inminente rechazo a Jesús y al evangelio del reino, y dijeron con pesar: «Dios nos libre de seguir haciendo semejantes cosas».
173:4.4 (1894.2) Jesús vio que un grupo de saduceos y fariseos se abría paso a través del gentío y se calló un momento hasta que se acercaron a él; entonces dijo: «Sabéis que vuestros padres rechazaron a los profetas, y bien sabéis que habéis decidido en vuestro corazón rechazar al Hijo del Hombre». Y clavando la mirada en los sacerdotes y los ancianos que estaban cerca de él, prosiguió: «¿No habéis leído nunca en las Escrituras sobre la piedra que rechazaron los constructores y que se convirtió en la piedra angular cuando la gente la descubrió? Os advierto una vez más que si seguís rechazando este evangelio, el reino de Dios os será quitado y será dado a un pueblo deseoso de recibir la buena nueva y producir los frutos del espíritu. Hay un misterio en esta piedra, pues quien caiga sobre ella, aunque se haga pedazos, se salvará; pero aquel sobre quien caiga esta piedra será convertido en polvo y sus cenizas dispersadas a los cuatro vientos».
173:4.5 (1894.3) Los fariseos comprendieron al oír esto que Jesús se refería a ellos y a los demás líderes judíos y tuvieron grandes deseos de apresarlo allí mismo, pero temían a la multitud. Estaban tan furiosos por las palabras del Maestro que volvieron a reunirse para buscar la forma de acabar con él. Aquella noche los saduceos y los fariseos se pusieron de acuerdo para tenderle una trampa al día siguiente.
173:5.1 (1894.4) Cuando los escribas y los dirigentes se marcharon, Jesús se dirigió de nuevo a la multitud reunida y contó la parábola del banquete de boda:
173:5.2 (1894.5) «El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo un banquete de boda para su hijo y envió mensajeros a llamar así a los que habían sido invitados previamente a la fiesta: ‘Todo está preparado para la cena de boda en el palacio del rey’. Sin embargo, muchos de los que prometieron asistir en su día esta vez se negaron a ir. Cuando el rey oyó que rechazaban su invitación, envió a más siervos y mensajeros con estas palabras: ‘Decid que vengan todos los que estaban invitados, pues ved que mi cena está preparada. Mis bueyes y mis cebones ya han sido matados y todo está dispuesto para celebrar la próxima boda de mi hijo’. Pero aquellos invitados desconsiderados volvieron a desatender la llamada de su rey y se dedicaron a sus asuntos, uno a sus campos, otro a su alfarería y otro a sus negocios. Hubo otros que no se contentaron con despreciar así la llamada del rey sino que, en abierta rebeldía, atacaron a los mensajeros del rey, los maltrataron vergonzosamente e incluso mataron a algunos de ellos. Cuando el rey cayó en la cuenta de que sus convidados elegidos, incluso los que habían aceptado su invitación preliminar y prometido asistir al banquete de boda, habían rechazado definitivamente su llamada, se habían rebelado y habían agredido y asesinado a sus mensajeros elegidos, montó en cólera. Entonces este rey injuriado movilizó sus ejércitos y los ejércitos de sus aliados y les dio orden de acabar con aquellos rebeldes asesinos e incendiar su ciudad.
173:5.3 (1895.1) «Cuando hubo castigado a los que habían desdeñado su invitación, fijó un nuevo día para el banquete de boda y dijo a sus mensajeros: ‘Los primeros invitados a la boda no eran dignos; id pues ahora a los cruces de los caminos y a las carreteras, e incluso más allá de los límites de la ciudad, e invitad a todos los que encontréis, incluso a los extranjeros, a este banquete de boda’. Aquellos siervos salieron a las carreteras y a los lugares apartados y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, ricos y pobres, de modo que el salón de bodas se llenó por fin de invitados bien dispuestos. Cuando todo estuvo preparado el rey entró a ver a sus invitados y se sorprendió mucho al ver allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Como el rey había proporcionado generosamente ropa de boda a todos sus convidados, se dirigió a este hombre y le dijo: ‘Amigo, ¿cómo entras en mi sala de invitados para esta celebración sin ropa de boda?’. Y el hombre que no estaba preparado enmudeció. Entonces el rey dijo a sus siervos: ‘Echad de mi casa a este invitado desconsiderado para que corra la misma suerte que todos los otros que desdeñaron mi hospitalidad y rechazaron mi llamada. Solo quiero tener aquí a los que aceptan mi invitación llenos de alegría y me hacen el honor de llevar la ropa de gala que tan generosamente se ha proporcionado a todos’.»
173:5.4 (1895.2) Cuando terminó de contar esta parábola, Jesús estaba a punto de despedir a la multitud cuando un creyente simpatizante se abrió paso hasta él a través del gentío y le preguntó: «Pero, Maestro, ¿cómo nos enteraremos de estas cosas? ¿Cómo estaremos preparados para la invitación del rey? ¿Qué signo nos darás para que sepamos que eres el Hijo de Dios?». El Maestro respondió así a esta pregunta: «Solo se os dará un signo», y señalando a su propio cuerpo prosiguió: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré». Pero ellos no le entendieron y comentaban entre sí al marcharse: «Este templo lleva en construcción casi cincuenta años, y dice que lo destruirá y lo levantará en tres días». Ni siquiera sus propios apóstoles entendieron el significado de esta frase, pero después de su resurrección recordaron lo que había dicho.
173:5.5 (1895.3) Hacia las cuatro de esa tarde Jesús llamó por señas a sus apóstoles y les dijo que quería salir del templo y volver a Betania para cenar y pasar la noche. Mientras subían el Olivete pidió a Andrés, Felipe y Tomás que montaran al día siguiente un campamento más cerca de la ciudad para alojarse el resto de la semana de Pascua. Ellos siguieron las instrucciones de Jesús y a la mañana siguiente armaron sus tiendas en una quebrada de la ladera que dominaba el parque público de acampada de Getsemaní. Se instalaron en un terreno que pertenecía a Simón de Betania.
173:5.6 (1896.1) Una vez más, el grupo de judíos que subió por la ladera oeste del Olivete aquel lunes por la noche caminó en silencio. Los doce hombres empezaban a presentir más que nunca que algo trágico se avencinaba. Aunque la espectacular limpia del templo despertó por la mañana sus esperanzas de ver al Maestro imponerse y manifestar sus grandes poderes, los acontecimientos de la tarde fueron una constante desilusión, pues todos presagiaban que las autoridades judías rechazarían sin lugar a dudas las enseñanzas de Jesús. Los apóstoles estaban atenazados por la tensión y sumidos en una terrible incertidumbre. Se daban cuenta de que podría mediar muy poco tiempo entre los acontecimientos del día que terminaba y el estallido de una inminente fatalidad. Todos sentían que estaba a punto de ocurrir algo formidable, pero no sabían qué esperar. Se retiraron a sus respectivos cobijos para descansar pero durmieron muy poco. Incluso los gemelos Alfeo empezaban a comprender por fin que los acontecimientos de la vida del Maestro se dirigían rápidamente hacia su culminación final.
El libro de Urantia
Documento 174
174:0.1 (1897.1) ESE MARTES hacia las siete de la mañana Jesús se reunió en casa de Simón con los apóstoles, el cuerpo de mujeres y alrededor de veinticuatro discípulos destacados. En esta reunión se despidió de Lázaro y le aconsejó que huyera cuanto antes a Filadelfia en Perea, donde se unió más tarde al movimiento misionero que tenía su sede en esa ciudad. Jesús dijo también adiós al anciano Simón y dio sus consejos de despedida al cuerpo de mujeres. Fue la última vez que se dirigió a ellas de manera oficial.
174:0.2 (1897.2) Aquella mañana dedicó un saludo personal a cada uno de los doce. A Andrés le dijo: «No te dejes desanimar por las cosas que están a punto de ocurrir. Controla firmemente a tus hermanos y procura que no te vean abatido». A Pedro le dijo: «No pongas tu confianza en el vigor de tu brazo ni en las armas de acero. Asiéntate sobre los cimientos espirituales de las rocas eternas». A Santiago le dijo: «Que las apariencias externas no te hagan dudar. Mantente firme en tu fe y pronto conocerás la realidad de aquello en lo que crees». A Juan le dijo: «Sé amable; ama incluso a tus enemigos; sé tolerante. Y recuerda que te he confiado muchas cosas». A Natanael le dijo: «No juzgues por las apariencias; cuando todo parezca desvanecerse sigue firme en tu fe; sé fiel a tu misión de embajador del reino». A Felipe le dijo: «No te dejes afectar por los próximos acontecimientos. Aguanta impasible aunque no puedas ver el camino. Sé leal a tu juramento de consagración». A Mateo le dijo: «No olvides la misericordia que te recibió en el reino. No dejes que nadie te engañe y te prive de tu recompensa eterna. Igual que has resistido a las tendencias de la naturaleza humana, sé firme ahora». A Tomás le dijo: «Por muy difícil que sea, ahora es cuando tienes que guiarte por la fe y no por la vista. Nunca dudes que seré capaz de terminar la obra que he empezado y veré finalmente a todos mis fieles embajadores en el reino del más allá». A los gemelos Alfeo les dijo: «No dejéis que las cosas que no podéis entender os aplasten. Sed fieles a los afectos de vuestro corazón y no pongáis vuestra confianza ni en los grandes hombres ni en la actitud cambiante de la gente. Apoyad a vuestros hermanos». A Simón Zelotes le dijo: «Simón, puede que te aplaste la decepción, pero tu espíritu se elevará por encima de todo lo que pueda caer sobre ti. Lo que no hayas conseguido aprender de mí, mi espíritu te lo enseñará. Busca las verdaderas realidades del espíritu y deja de interesarte por las sombras irreales de lo material». Y a Judas Iscariote le dijo: «Judas, te he amado y he orado para que ames a tus hermanos. No te canses de hacer el bien. Te recomiendo que desconfíes de los senderos resbaladizos de la adulación y los dardos envenenados del ridículo».
174:0.3 (1897.3) Después de saludar así a todos sus apóstoles, Jesús salió hacia Jerusalén con Andrés, Pedro, Santiago y Juan. Los demás apóstoles se dedicaron a montar el campamento de Getsemaní donde iban a alojarse esa noche y durante el resto de la vida del Maestro en la carne. A mitad de la bajada del Olivete Jesús se paró a hablar durante más de una hora con los cuatro apóstoles.
174:1.1 (1898.1) Pedro y Santiago interpretaban de forma diferente la enseñanza del Maestro sobre el perdón de los pecados, y después de comparar opiniones durante varios días habían acordado plantear el asunto a Jesús. A Pedro le pareció que ese era un buen momento para hacerlo, de modo que interrumpió la conversación cuando se hablaba de las diferencias entre la alabanza y la adoración, y preguntó: «Maestro, Santiago y yo no entendemos igual tus enseñanzas sobre el perdón de los pecados. Santiago dice que tú enseñas que el Padre nos perdona antes incluso de que se lo pidamos, pero yo pienso que antes del perdón tiene que haber arrepentimiento y confesión. ¿Quién tiene razón? ¿Qué dices tú?».
174:1.2 (1898.2) Después de un breve silencio Jesús lanzó una mirada significativa a los cuatro y contestó: «Hermanos, os equivocáis en vuestras opiniones porque no entendéis la naturaleza de las relaciones íntimas y amorosas entre la criatura y el Creador, entre el hombre y Dios. No lográis captar la compasión comprensiva de un padre sabio hacia su hijo inmaduro y a veces errado. Es muy poco probable que unos padres inteligentes y cariñosos se encuentren alguna vez en la situación de tener que perdonar a un hijo normal y corriente. Las relaciones comprensivas asociadas a las actitudes de amor impiden eficazmente que se produzcan todos esos distanciamientos que luego exigen el arrepentimiento del hijo y el perdón del padre para ser superados.
174:1.3 (1898.3) «Una parte de cada padre vive en el hijo. El padre goza de prioridad y superioridad de comprensión en todo lo referente a las relaciones entre padres e hijos. Los padres son capaces de ver la inmadurez del hijo a la luz de su madurez parental más avanzada, de la experiencia más madura que posee el compañero de más edad. En el caso del hijo terrenal y el Padre celestial, el progenitor divino posee una compasión infinita y divina y una capacidad infinita y divina de comprensión amorosa. El perdón divino es inevitable; es inherente a la comprensión infinita e inalienable de Dios, a su conocimiento perfecto de todo lo relacionado con el juicio erróneo y la elección equivocada del hijo. La justicia divina es tan eternamente equitativa que lleva en sí necesariamente una misericordia comprensiva.
174:1.4 (1898.4) «Cuando un hombre sensato comprende los impulsos interiores de sus semejantes llega a amarlos. Y cuando amáis a vuestro hermano ya lo habéis perdonado. Esta capacidad de comprender la naturaleza del hombre y perdonar sus aparentes ofensas es semejanza con Dios. Si sois padres sensatos esta será la forma en que amaréis y comprenderéis a vuestros hijos, e incluso los perdonaréis cuando parezca que los malentendidos pasajeros os han separado. El hijo es inmaduro y no alcanza a comprender bien la profundidad de la relación padre-hijo, por eso experimenta muchas veces un sentimiento de separación culpable cuando no tiene la plena aprobación de su padre; en cambio el verdadero padre nunca es consciente de ninguna de esas situaciones de separación. El pecado es una experiencia de la consciencia de la criatura; no forma parte de la consciencia de Dios.
174:1.5 (1898.5) «Vuestra incapacidad o falta de deseo de perdonar a vuestros semejantes es la medida de vuestra inmadurez, de vuestro fracaso en lograr la compasión, la comprensión y el amor del adulto. Guardáis rencores y alimentáis ideas de venganza en proporción directa a vuestra ignorancia de la naturaleza interior y de los verdaderos anhelos de vuestros hijos y de vuestros semejantes. El amor es la manifestación del impulso de vida interno y divino. Está fundado en la comprensión, alimentado por el servicio generoso y perfeccionado en la sabiduría.»
174:2.1 (1899.1) El lunes por la noche se había reunido el Sanedrín con otros cincuenta líderes elegidos entre los escribas, los fariseos y los saduceos. En esta reunión se llegó a la conclusión de que sería peligroso arrestar a Jesús en público por el afecto que le tenía la gente común. Casi todos eran partidarios de concentrar sus esfuerzos en desacreditarlo a los ojos de la multitud antes de arrestarlo y llevarlo a juicio. Para ello designaron a varios grupos de hombres doctos que debían ir al templo la mañana siguiente a tenderle trampas con preguntas capciosas e intentar por todos los medios ponerlo en entredicho ante la gente. Al final los fariseos, los saduceos y hasta los herodianos se unieron todos en este esfuerzo por desacreditar a Jesús ante las multitudes pascuales.
174:2.2 (1899.2) El martes por la mañana en cuanto Jesús llegó al patio del templo y empezó a enseñar, fue interrumpido en su primera frase por un grupo de estudiantes de las academias. Estos estudiantes, elegidos entre los más jóvenes y debidamente aleccionados, avanzaron hacia él y le dijeron a través de su portavoz: «Maestro, sabemos que enseñas con rectitud y proclamas los caminos de la verdad, y que solo sirves a Dios, pues no temes a ningún hombre y no haces acepción de personas. Somos unos simples estudiantes que deseamos saber la verdad sobre una cuestión que nos preocupa; nuestro dilema es este: ¿Es lícito que paguemos tributo al césar? ¿Debemos pagarlo o no?». Conociendo su malicia y su hipocresía, Jesús les dijo: «¿Por qué venís a ponerme a prueba? Mostradme la moneda del tributo y os contestaré». Y cuando le trajeron un denario lo miró y preguntó: «¿De quién es la imagen y la inscripción que lleva esta moneda?». Ellos contestaron: «Del césar». Entonces Jesús les dijo: «Pues dad al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios».
174:2.3 (1899.3) Tras esta respuesta los jóvenes escribas y sus cómplices herodianos se retiraron, y todos los presentes, incluso los saduceos, se alegraron de su fracaso. Los propios jóvenes que le habían tendido la trampa quedaron muy maravillados por la inesperada sagacidad de la respuesta del Maestro.
174:2.4 (1899.4) El día anterior los dirigentes habían intentado sin éxito hacer tropezar a Jesús ante la gente en cuestiones de autoridad eclesiástica, y ahora intentaban cazarlo en el vidrioso terreno de la autoridad civil. Tanto Pilatos como Herodes estaban en Jerusalén en aquel momento, y los enemigos de Jesús daban por hecho que si se atrevía a aconsejar que no se pagara el tributo al césar, podrían acudir inmediatamente a las autoridades romanas y acusarlo de sedición. Por otra parte calculaban con razón que si aconsejaba expresamente pagar el tributo, esa declaración heriría profundamente el orgullo nacional de sus oyentes judíos con la consiguiente pérdida de aprecio y cariño popular.
174:2.5 (1899.5) Estas tretas de los enemigos de Jesús se vieron frustradas porque una norma bien conocida del Sanedrín, pensada para guiar a los judíos dispersos por las naciones gentiles, establecía que el «derecho de acuñar moneda conlleva el derecho de recaudar impuestos». Jesús esquivó así la trampa. Haber contestado «no» a la pregunta se habría interpretado como incitar a la rebelión; haber contestado «sí» habría ultrajado los sentimientos nacionalistas profundamente arraigados de aquella época. El Maestro no eludió la pregunta, simplemente tuvo la inteligencia de dar una respuesta doble. Jesús no era nunca evasivo, pero siempre utilizó la inteligencia para afrontar a los que intentaban acosarlo y acabar con él.
174:3.1 (1900.1) Antes de que Jesús pudiera empezar su enseñanza se adelantó otro grupo para hacerle preguntas, esta vez unos astutos y eruditos saduceos. Su portavoz se le acercó diciendo: «Maestro, Moisés dijo que si un hombre casado moría sin dejar hijos, su hermano tomaría a la esposa y engendraría descendencia para el hermano difunto. Pues bien, hubo un hombre que tenía seis hermanos y murió sin hijos; el segundo hermano tomó a su esposa pero pronto murió sin dejar hijos. El siguiente hermano tomó a la esposa y también murió sin descendencia, y así sucesivamente hasta que los seis hermanos se casaron con ella y los seis fallecieron sin dejar hijos. Al final murió la mujer después de todos ellos. Lo que queremos preguntarte es lo siguiente: en la resurrección, ¿de cuál de los siete será la esposa puesto que todos la tuvieron?».
174:3.2 (1900.2) Jesús sabía, y la gente también, que esos saduceos no eran sinceros al preguntar esto porque no era probable que ocurriera realmente un caso así; y además la costumbre de que los hermanos de un muerto trataran de engendrar hijos para él ya era prácticamente letra muerta entre los judíos de esa época. A pesar de ello condescendió a responder a su maliciosa pregunta, y lo hizo así: «Todos erráis al preguntar estas cosas porque no conocéis ni las Escrituras ni el poder vivo de Dios. Sabéis que los hijos de este mundo se casan y son dados en matrimonio, pero no parecéis comprender que los que son tenidos por dignos de alcanzar los mundos por venir mediante la resurrección de los justos ni se casan ni son dados en matrimonio. Los que experimentan la resurrección de entre los muertos son más como ángeles del cielo y ya no pueden morir. Estos resucitados son hijos de Dios eternamente. Son hijos de la luz resucitados para progresar en la vida eterna. Incluso vuestro padre Moisés comprendió esto cuando estaba frente a la zarza ardiente y oyó decir al Padre: ‘Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob’. Y así, junto con Moisés yo declaro que mi Padre no es Dios de muertos, sino de vivos. En él todos vivís, os reproducís y poseéis vuestra existencia mortal».
174:3.3 (1900.3) Los saduceos se retiraron cuando Jesús terminó de responder a sus preguntas, y algunos de los fariseos se dejaron llevar hasta tal punto que exclamaron: «Es verdad, es verdad, Maestro, has contestado bien a esos saduceos incrédulos». Los saduceos no se atrevieron a preguntarle nada más, y la gente corriente se maravilló de la sabiduría de su enseñanza.
174:3.4 (1900.4) Jesús apeló solo a Moisés en su confrontración con los saduceos porque esta secta político-religiosa solo reconocía la validez de los llamados cinco libros de Moisés; no admitía las enseñanzas de los profetas como base para los dogmas doctrinales. El Maestro afirmó categóricamente en su respuesta la realidad de la supervivencia de las criaturas mortales mediante la resurrección, pero no dio su aprobación en ningún sentido a la creencia de los fariseos en la resurrección literal del cuerpo humano. Lo que Jesús quería poner de relieve era que el Padre había dicho: «Yo soy —y no yo era— el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob».
174:3.5 (1900.5) Los saduceos habían intentado desacreditar a Jesús a base de ponerlo en ridículo, pues sabían muy bien que cualquier ataque público contra él pondría a la gente más a su favor.
174:4.1 (1901.1) Otro grupo de saduceos había recibido instrucciones de hacer a Jesús preguntas capciosas sobre las ángeles, pero al ver la suerte que corrieron sus colegas cuando intentaron ridiculizarlo con preguntas sobre la resurrección, tuvieron la prudencia de callarse y se retiraron sin preguntar nada. El plan acordado de antemano por la alianza de fariseos, escribas, saduceos y herodianos era pasarse todo el día acosando a Jesús con preguntas capciosas. Con ello pretendían desacreditar al Maestro ante la gente y a la vez quitarle tiempo para proclamar sus inquietantes enseñanzas.
174:4.2 (1901.2) Entonces se adelantó uno de los grupos de fariseos decididos a hostigarlo a preguntas. Su portavoz hizo una seña a Jesús y dijo: «Maestro, soy jurista y quisiera preguntarte: ¿En tu opinión, cuál es el mandamiento más grande?». Jesús respondió: «No hay más que un mandamiento, que es el mayor de todos, y ese mandamiento es: ‘Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor es uno; y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas’. Este es el primer gran mandamiento. Y el segundo mandamiento es como el primero; en verdad, brota directamente de él, y es: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. No hay otro mandamiento mayor que estos; de estos dos mandamientos penden toda la ley y los profetas».
174:4.3 (1901.3) Como vio que Jesús no solo había contestado conforme al concepto más alto de la religión judía, sino que había contestado también sabiamente a los ojos de la multitud reunida, el jurista pensó que sería más conveniente elogiar la respuesta del Maestro. Por eso dijo: «Muy bien, Maestro, con verdad has dicho que Dios es uno y no hay otro fuera de él, y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y también amar al prójimo como a uno mismo, es el primer gran mandamiento. Y estamos de acuerdo en que este gran mandamiento tiene mucho más valor que todos los holocaustos y sacrificios». Y al ver que contestaba con tanta discreción, Jesús fijó los ojos en el jurista y le dijo: «Amigo, percibo que no estás lejos del reino de Dios».
174:4.4 (1901.4) Jesús tenía razón cuando dijo que este jurista no estaba «lejos del reino», pues aquella misma noche fue al campamento del Maestro, cerca de Getsemaní, profesó su fe en el evangelio del reino y fue bautizado por Josías, uno de los discípulos de Abner.
174:4.5 (1901.5) Había entre los presentes dos o tres grupos más de escribas y fariseos con intención de hacerle preguntas, pero se sintieron desarmados por la respuesta de Jesús al jurista o bien desanimados por la derrota de todos los que habían intentado tenderle trampas. Después de esto nadie se atrevió a hacerle más preguntas en público.
174:4.6 (1901.6) Como no había más preguntas y era ya cerca del mediodía, Jesús no reanudó su enseñanza sino que se limitó a preguntar a los fariseos y sus aliados: «Puesto que no hacéis más preguntas, yo os haré una: ¿Qué pensáis del Libertador? ¿De quién es hijo?». Tras una breve pausa uno de los escribas contestó: «El Mesías es hijo de David». Y sabiendo Jesús que había habido un gran debate, incluso entre sus propios discípulos, sobre si era o no hijo de David, hizo esta otra pregunta: «Si el Libertador es en verdad hijo de David, ¿cómo es que en el salmo que atribuís a David, él mismo dice hablando por el espíritu: ‘Dijo el Señor a mi señor: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos como escabel bajo tus pies’? Si David lo llama Señor, ¿cómo puede ser su hijo?». Los dirigentes, los escribas y los jefes de los sacerdotes no respondieron a esta pregunta y renunciaron a hacerle más preguntas capciosas. Nunca respondieron a esta pregunta que Jesús les había hecho, aunque después de la muerte del Maestro intentaron salvar la dificultad cambiando la interpretación del salmo para que se refiriera a Abraham en lugar de al Mesías. Otros trataron de eludir el problema negando que David fuera el autor de este salmo llamado mesiánico.
174:4.7 (1902.1) Un poco antes los fariseos se habían divertido viendo cómo el Maestro hacía callar a los saduceos. Ahora eran los saduceos los que se alegraban del fracaso de los fariseos, aunque esta rivalidad fue solo momentánea y olvidaron rápidamente sus tradicionales diferencias en su esfuerzo conjunto por acabar con las obras y enseñanzas de Jesús. Por su parte, el pueblo llano escuchaba siempre con gusto al Maestro en estas ocasiones.
174:5.1 (1902.2) Hacia el mediodía Felipe estaba comprando provisiones para el nuevo campamento que estaban montando cerca de Getsemaní, cuando fue abordado por una delegación de extranjeros, un grupo de creyentes griegos de Alejandría, Atenas y Roma. Su portavoz dijo al apóstol: «Señor, deseamos ver a Jesús, tu Maestro; los que te conocen nos han dicho que nos dirijamos a ti». Felipe se encontró desprevenido en la plaza del mercado frente a estos griegos eminentes e inquisitivos, y como Jesús había insistido tan expresamente a los doce en que no hicieran ninguna enseñanza pública durante la semana de Pascua, no supo qué hacer. El hecho de que aquellos hombres fueran gentiles extranjeros complicaba más las cosas; si hubieran sido judíos o gentiles conocidos de los alrededores, no habría dudado tanto. Al final decidió pedir a los griegos que se quedaran donde estaban y se marchó a toda prisa. Ellos supusieron que iba a buscar a Jesús, pero en realidad corrió a casa de José donde sabía que estaban almorzando Andrés y los demás apóstoles; llamó a Andrés para que saliera, le explicó el motivo de su venida y volvieron juntos al lugar donde esperaban los griegos.
174:5.2 (1902.3) Como Felipe casi había terminado de comprar las provisiones, volvió con Andrés y los griegos a casa de José donde los recibió Jesús. Se sentaron cerca de él mientras hablaba a sus apóstoles y a un grupo de discípulos destacados reunidos para este almuerzo. Jesús dijo:
174:5.3 (1902.4) «Mi Padre me envió a este mundo a revelar su amorosa benevolencia a los hijos de los hombres, pero aquellos a quienes primero he venido se han negado a recibirme. Es verdad que muchos de vosotros habéis creído en mi evangelio por vosotros mismos, pero los hijos de Abraham y sus dirigentes están a punto de rechazarme, y al hacerlo rechazarán a Aquel que me envió. He proclamado sin reservas el evangelio de la salvación a este pueblo; les he hablado de la filiación que conlleva alegría, libertad y una vida más abundante en el espíritu. Mi Padre ha hecho muchas obras maravillosas entre estos hijos de los hombres esclavos del miedo. Pero el profeta Isaías se refería en verdad a este pueblo cuando escribió: ‘Señor, ¿quién ha creído en nuestras enseñanzas? ¿Y a quién se ha revelado el Señor?’. Los líderes de mi pueblo han cegado deliberadamente sus ojos para no ver y han endurecido su corazón por miedo a creer y ser salvados. Todos estos años he intentado curarlos de su incredulidad para que pudieran recibir la salvación eterna del Padre. Sé que no todos me han fallado; algunos de vosotros habéis creído realmente en mi mensaje. En esta sala hay ahora una veintena de hombres que fueron en su día miembros del Sanedrín o que ocuparon puestos importantes en los consejos de la nación, aunque algunos no os atrevéis a confesar abiertamente la verdad por miedo a ser expulsados de la sinagoga. Algunos estáis tentados de amar más la gloria de los hombres que la gloria de Dios. Pero me veo obligado a tener paciencia, pues temo incluso por la seguridad y la lealtad de algunos de los que han estado tanto tiempo cerca de mí y han vivido a mi lado.
174:5.4 (1903.1) «En esta sala de banquetes estáis reunidos judíos y gentiles casi a partes iguales. Quisiera dirigirme a vosotros como al primer y último grupo de este tipo que voy a instruir en los asuntos del reino antes de ir a mi Padre.»
174:5.5 (1903.2) Estos griegos habían estado asistiendo fielmente a las enseñanzas de Jesús en el templo. El lunes por la noche se habían reunido en casa de Nicodemo hasta el amanecer, y treinta de ellos habían elegido entrar en el reino.
174:5.6 (1903.3) Cuando Jesús estaba de pie ante ellos, percibió en aquel momento que se terminaba una dispensación y empezaba otra. Volviendo su atención hacia los griegos, el Maestro dijo:
174:5.7 (1903.4) «El que cree en este evangelio no cree solo en mí sino también en Aquel que me envió. Cuando me miráis a mí no veis solo al Hijo del Hombre sino también a Aquel que me envió. Yo soy la luz del mundo y el que crea en mi enseñanza no andará en tinieblas. Si vosotros, los gentiles, queréis escucharme, recibiréis las palabras de vida y entraréis inmediatamente en la gozosa libertad de la verdad de la filiación con Dios. Si mis compatriotas, los judíos, optan por rechazarme y negar mis enseñanzas, yo no los juzgaré, pues no he venido a juzgar el mundo sino a ofrecerle la salvación. Pero los que me rechacen y se nieguen a recibir mi enseñanza serán llevados a juicio a su debido tiempo por mi Padre y por los que han sido designados por él para juzgar a los que rechazan el regalo de la misericordia y las verdades de la salvación. Recordad todos que no hablo por mí mismo, sino que he proclamado fielmente lo que el Padre me ordenó revelar a los hijos de los hombres. Y estas palabras que el Padre me mandó decir al mundo son palabras de verdad divina, de misericordia perpetua y de vida eterna.
174:5.8 (1903.5) «Pero yo declaro tanto a los judíos como a los gentiles que está a punto de llegar la hora en que el Hijo del Hombre será glorificado. Bien sabéis que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere en buena tierra, brota de nuevo a la vida y produce mucho fruto. El que ama egoístamente su vida corre el riesgo de perderla; pero el que está dispuesto a dar su vida por causa de mí y del evangelio gozará de una existencia más abundante en la tierra y de la vida eterna en el cielo. Si queréis seguirme de verdad, incluso después de que me haya ido al Padre, seréis mis discípulos y los servidores sinceros de vuestros semejantes.
174:5.9 (1903.6) «Sé que se acerca mi hora y estoy preocupado. Percibo que mi pueblo está decidido a rechazar el reino, pero me alegra recibir a estos gentiles que buscan la verdad y que han venido hoy aquí para preguntar por el camino de la luz. Sin embargo mi corazón se duele por mi pueblo y mi alma está angustiada por lo que me espera. ¿Qué puedo decir cuando miro hacia adelante y percibo lo que está a punto de sucederme? ¿Acaso diré: Padre, sálvame de esta espantosa hora? ¡No! Precisamente para eso vine al mundo y he llegado a esta hora. Diré más bien, y oraré para que os unáis a mí: Padre, glorifica tu nombre y que se haga tu voluntad.»
174:5.10 (1904.1) Cuando Jesús hubo dicho esto, el Ajustador Personalizado que había morado en él antes de su bautismo apareció ante él. Jesús hizo una pausa que todos notaron, y este espíritu ahora poderoso que representaba al Padre habló a Jesús de Nazaret diciendo: «He glorificado mi nombre muchas veces en tus otorgamientos, y lo glorificaré de nuevo».
174:5.11 (1904.2) Los judíos y gentiles allí reunidos no oyeron ninguna voz pero no pudieron dejar de percibir que el Maestro se había detenido en su discurso mientras le llegaba un mensaje de alguna fuente sobrehumana. Todos los asistentes comentaron entre ellos: «Una ángel le ha hablado».
174:5.12 (1904.3) Jesús prosiguió diciendo: «Todo esto no ha sucedido por causa mía, sino por causa de vosotros. Sé con certeza que el Padre me recibirá y aceptará mi misión en vuestro favor, pero es necesario que seáis alentados y preparados para la dura prueba que se avecina. Puedo aseguraros que la victoria acabará coronando nuestros esfuerzos unidos por iluminar el mundo y liberar a la humanidad. El antiguo orden de cosas se está presentando a juicio. He derrocado al Príncipe de este mundo, y todos los hombres llegarán a ser libres gracias a la luz del espíritu que derramaré sobre toda carne cuando haya ascendido a mi Padre del cielo.
174:5.13 (1904.4) «Y ahora os declaro que si soy levantado sobre la tierra y en vuestras vidas, atraeré a todos los hombres hacia mí y hacia la comunión de mi Padre. Habéis creído que el Libertador moraría en la tierra para siempre, pero yo declaro que el Hijo del Hombre será rechazado por los hombres y volverá al Padre. Dentro de poco ya no estaré con vosotros; la luz viviente estará poco tiempo en medio de esta generación ensombrecida. Caminad mientras tenéis esta luz para que no os sorprendan las tinieblas y la confusión que viene. El que camina en la oscuridad no sabe a dónde va, pero si elegís caminar en la luz todos os convertiréis en verdad en hijos liberados de Dios. Y ahora venid todos conmigo y volvamos al templo, pues voy a decir mis palabras de despedida a los jefes de los sacerdotes, a los escribas, a los fariseos, a los saduceos, a los herodianos y a los dirigentes de Israel sumidos en la ignorancia.»
174:5.14 (1904.5) Dicho esto, Jesús tomó el camino de vuelta al templo delante de ellos por las estrechas calles de Jerusalén. Acababan de oír decir al Maestro que iba a hacer su discurso de despedida en el templo, y lo siguieron en silencio y profunda meditación.
El libro de Urantia
Documento 175
175:0.1 (1905.1) POCO después de las dos de la tarde de ese martes, Jesús llegó al templo acompañado de once apóstoles, José de Arimatea, los treinta griegos y algunos otros discípulos, y empezó a pronunciar su última alocución en los patios del edificio sagrado. Jesús quiso hacer de este discurso su último llamamiento al pueblo judío y la acusación final contra los vehementes enemigos dispuestos a acabar con él: escribas, fariseos, saduceos y los máximos dirigentes de Israel. Durante toda la mañana los diversos grupos habían tenido la oportunidad de hacer preguntas a Jesús; esa tarde nadie le preguntó nada.
175:0.2 (1905.2) Cuando el Maestro empezó a hablar el patio del templo estaba tranquilo y en orden. Ni los comerciantes ni los cambistas se habían atrevido a volver al templo después de ser expulsados la víspera por Jesús y la multitud enardecida. Antes de empezar su discurso de despedida Jesús miró con ternura al auditorio que estaba a punto de recibir su mensaje público de misericordia a la humanidad. Sería también su última denuncia contra los falsos maestros y contra el sectarismo de los dirigentes de los judíos.
175:1.1 (1905.3) «He estado con vosotros durante todo este tiempo y he recorrido todo el país proclamando el amor del Padre por los hijos de los hombres. Muchos han visto la luz y han entrado por la fe en el reino de los cielos. Junto con esta predicación y esta enseñanza, el Padre ha hecho muchas obras maravillosas, incluso hasta resucitar a los muertos. Muchos enfermos y afligidos se han recuperado porque han creído. Pero todas estas proclamaciones de la verdad y todas estas curaciones no han abierto los ojos de los que se niegan a ver la luz, de los que están decididos a rechazar este evangelio del reino.
175:1.2 (1905.4) «Mis apóstoles y yo nos hemos esforzado, en todo lo compatible con hacer la voluntad de mi Padre, por vivir en paz con nuestros hermanos, por cumplir con las exigencias razonables de las leyes de Moisés y de las tradiciones de Israel. Hemos buscado incansablemente la paz, pero los líderes de Israel no la quieren. Al rechazar la verdad de Dios y la luz del cielo se ponen del lado del error y de la oscuridad. No puede haber paz entre la luz y la oscuridad, entre la vida y la muerte, entre la verdad y el error.
175:1.3 (1905.5) «Muchos de vosotros os habéis atrevido a creer en mis enseñanzas y habéis entrado ya en el gozo y la libertad de la consciencia de vuestra filiación con Dios. Y sois testigos de que he ofrecido esta misma filiación con Dios a toda la nación judía, incluso a los propios hombres que ahora me quieren destruir. Incluso ahora recibiría mi Padre a esos maestros ciegos y a esos líderes hipócritas solo con que se volvieran hacia él y aceptaran su misericordia. Incluso ahora no es demasiado tarde para que este pueblo reciba la palabra del cielo y dé la bienvenida al Hijo del Hombre.
175:1.4 (1906.1) «Mi Padre ha tratado a este pueblo con misericordia durante mucho tiempo. Generación tras generación hemos enviado a nuestros profetas a enseñarles y advertirles, y generación tras generación han matado a estos maestros enviados por el cielo. Y ahora vuestros sumos sacerdotes y dirigentes, tercos y obstinados, siguen haciendo exactamente lo mismo. Igual que Herodes provocó la muerte de Juan, os estáis preparando vosotros para acabar con el Hijo del Hombre.
175:1.5 (1906.2) «Mientras haya una posibilidad de que los judíos se vuelvan hacia mi Padre y busquen la salvación, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob mantendrá extendidas hacia vosotros sus manos de misericordia, pero una vez que hayáis colmado vuestra copa de impenitencia y hayáis rechazado definitivamente la misericordia de mi Padre, esta nación será abandonada a sí misma y llegará rápidamente a un final ignominioso. Este pueblo estaba llamado a convertirse en la luz del mundo, a presentar al mundo la gloria espiritual de una raza conocedora de Dios, pero os habéis alejado tanto de corresponder a vuestros privilegios divinos que vuestros líderes se disponen a cometer la locura suprema de todos los tiempos. Están a punto de rechazar definitivamente el regalo de Dios a todos los hombres y para todos los tiempos: la revelación del amor del Padre del cielo por todas sus criaturas de la tierra.
175:1.6 (1906.3) «Y cuando hayáis rechazado esta revelación de Dios al hombre, el reino de los cielos será entregado a otros pueblos, a aquellos que lo reciban con gozo y alegría. En nombre del Padre que me envió os advierto solemnemente que estáis a punto de perder vuestra posición en el mundo como portaestandartes de la verdad eterna y custodios de la ley divina. Os estoy ofreciendo vuestra última oportunidad de dar un paso adelante y arrepentiros, de manifestar vuestra intención de buscar a Dios con todo vuestro corazón y entrar como niños pequeños mediante la fe sincera en la seguridad y la salvación del reino de los cielos.
175:1.7 (1906.4) «Mi Padre se ha esforzado durante mucho tiempo por vuestra salvación, y yo he bajado a vivir entre vosotros para mostraros personalmente el camino. Muchos judíos y samaritanos, e incluso gentiles, han creído en el evangelio del reino, pero los que deberían haber sido los primeros en dar un paso adelante y aceptar la luz del cielo se han negado obstinadamente a creer en la revelación de la verdad de Dios: Dios revelado en el hombre y el hombre elevado hasta Dios.
175:1.8 (1906.5) «Mis apóstoles están aquí esta tarde ante vosotros en silencio, pero pronto oiréis resonar sus voces con la llamada a la salvación y la exhortación a formar parte del reino celestial como hijos del Dios vivo. Y ahora pongo por testigos a estos discípulos míos y a estos creyentes en el evangelio del reino, así como a los mensajeros invisibles que están junto a ellos, de que he ofrecido una vez más a Israel y a sus dirigentes la liberación y la salvación. Pero todos podéis comprobar que la misericordia del Padre es desdeñada y los mensajeros de la verdad son rechazados. Os recuerdo, sin embargo, que estos escribas y fariseos siguen sentados en la cátedra de Moisés y por lo tanto, hasta que los Altísimos que rigen los reinos de los hombres hayan derrocado finalmente a esta nación y destruido el lugar de estos dirigentes, os pido que cooperéis con los ancianos de Israel. No se os pide que os unáis a ellos en sus planes para destruir al Hijo del Hombre, pero en todo lo relacionado con la paz de Israel habéis de someteros a ellos. En todas estas cuestiones haced todo lo que os digan y cumplid con la esencia de la ley, pero no imitéis sus malas obras. Recordad que el pecado de estos dirigentes es que dicen lo que está bien pero no lo hacen. Bien sabéis que atan cargas pesadas y difíciles de llevar sobre vuestros hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para ayudaros a llevarlas. Os han oprimido con ceremonias y esclavizado con tradiciones.
175:1.9 (1907.1) «Además, estos dirigentes pagados de sí mismos se deleitan en hacer sus buenas obras para ser vistos por los hombres. Ensanchan sus filacterias y agrandan las orlas de sus vestiduras. Codician el lugar de honor en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas; aman los saludos elogiosos en las plazas y ser llamados por los hombres rabí. Y mientras buscan ser honrados así por los hombres, se apoderan en secreto de las casas de las viudas y sacan provecho de los servicios del templo sagrado. Estos hipócritas fingen hacer largas oraciones en público y dan limosnas para llamar la atención de sus semejantes.
175:1.10 (1907.2) «Aunque debéis honrar a vuestros dirigentes y respetar a vuestros maestros, no llaméis Padre a ningún hombre en sentido espiritual, porque uno es vuestro Padre, y ese es Dios. Tampoco busquéis imponeros sobre vuestros hermanos en el reino. Recordad que os he enseñado que quien quiera ser el más grande entre vosotros sea el servidor de todos. Si os atrevéis a exaltaros ante Dios, sin duda seréis humillados, pero el que se humilla sinceramente será exaltado con toda seguridad. En vuestra vida diaria no busquéis vuestra propia glorificación sino la gloria de Dios. Subordinad inteligentemente vuestra propia voluntad a la voluntad del Padre del cielo.
175:1.11 (1907.3) «No interpretéis mal mis palabras. No guardo ningún rencor a los jefes de los sacerdotes ni a los dirigentes que están buscando mi destrucción en este momento; no siento ninguna enemistad por los escribas y fariseos que rechazan mis enseñanzas. Sé que muchos de vosotros creéis en secreto y sé que profesaréis abiertamente vuestra lealtad al reino cuando llegue mi hora. ¿Pero cómo se justificarán vuestros rabinos que se precian de hablar con Dios y luego se atreven a rechazar y destruir a aquel que viene a revelar al Padre a los mundos?
175:1.12 (1907.4) «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Queréis cerrar las puertas del reino de los cielos a los hombres sinceros solo porque desconocen el contenido de vuestra enseñanza. Os negáis a entrar en el reino y hacéis todo lo posible para impedir que entren los demás. Os ponéis de espaldas a las puertas de la salvación y lucháis contra todos los que quieren entrar.
175:1.13 (1907.5) «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos! Sois tan hipócritas que recorréis el mar y la tierra para hacer un prosélito, y cuando ya lo tenéis, no os conformáis hasta que conseguís que sea dos veces peor que cuando era hijo de los paganos.
175:1.14 (1907.6) «¡Ay de vosotros, dirigentes y jefes de los sacerdotes, que os apoderáis de los bienes de los pobres y exigís tasas costosas a los que desean servir a Dios como creen que ordenó Moisés! Vosotros que os negáis a mostrar misericordia, ¿podéis esperar misericordia en los mundos venideros?
175:1.15 (1907.7) «¡Ay de vosotros, falsos maestros, guías ciegos! ¿Qué se puede esperar de una nación en la que el ciego conduce al ciego? Ambos tropezarán y caerán en el abismo de la destrucción.
175:1.16 (1907.8) «¡Ay de vosotros que fingís cuando prestáis juramento! Sois unos falsarios que enseñáis que un hombre puede jurar por el templo y quebrantar su juramento, pero cualquiera que jure por el oro del templo contrae obligación. Sois todos ciegos e insensatos. Ni siquiera tiene lógica vuestra falsedad, pues ¿qué es más grande, el oro o el templo que se supone que santificó al oro? También decís que no es nada que un hombre jure por el altar, pero si alguno jura por la ofrenda que está sobre el altar contrae obligación. Y una vez más estáis ciegos ante la verdad, pues ¿qué es más grande, la ofrenda o el altar que santifica la ofrenda? ¿Cómo podéis justificar tanta hipocresía y tanta falsedad ante los ojos del Dios del cielo?
175:1.17 (1908.1) «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos y todos los demás hipócritas que os aseguráis de pagar el diezmo de la menta, el eneldo y el comino, pero habéis descuidado lo más importante de la ley: la fe, la misericordia y el juicio! Está bien hacer lo primero dentro de lo razonable, pero sin dejar de hacer lo segundo. Sois en verdad guías ciegos y maestros necios; coláis el mosquito y os tragáis el camello.
175:1.18 (1908.2) «¡Ay de vosotros, escribas, fariseos e hipócritas! Limpiáis escrupulosamente el exterior de la copa y del plato, pero dejáis dentro la mugre de la extorsión, los excesos y el engaño. Estáis ciegos espiritualmente. ¿No veis cuánto mejor sería limpiar primero la copa por dentro para que se limpie por fuera con lo que rebosa? ¡Réprobos malvados! ajustáis las prácticas externas de vuestra religión a la letra de vuestra interpretación de la ley de Moisés, mientras vuestras almas están sumidas en la iniquidad y llenas de intenciones asesinas.
175:1.19 (1908.3) «¡Ay de todos los que rechazáis la verdad y desdeñáis la misericordia! Muchos sois como sepulcros blanqueados que parecen hermosos por fuera pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Y así vosotros, que rechazáis a sabiendas los consejos de Dios, aparecéis exteriormente ante los hombres como santos y rectos pero estáis llenos de hipocresía e iniquidad en vuestros corazones.
175:1.20 (1908.4) «¡Ay de vosotros, guías falsos de una nación! Habéis levantado allí un monumento a los profetas mártires de antaño mientras conspiráis para destruir a Aquel de quien ellos hablaban. Adornáis las tumbas de los justos y os jactáis de que si hubierais vivido en los tiempos de vuestros padres no habríais matado a los profetas; y luego, llenos de autocomplacencia, os disponéis a asesinar a aquel de quien hablaron los profetas, al Hijo del Hombre. En la medida en que hacéis estas cosas dais testimonio contra vosotros mismos de que sois los hijos malvados de aquellos que asesinaron a los profetas. ¡Id pues y colmad la copa de vuestra condenación!
175:1.21 (1908.5) «¡Ay de vosotros, hijos del mal! Juan os llamó con razón camada de víboras, y yo os pregunto: ¿cómo podréis escapar al juicio que Juan emitió contra vosotros?
175:1.22 (1908.6) «Pero todavía os sigo ofreciendo misericordia y perdón en nombre de mi Padre; incluso ahora mismo os tiendo la mano amorosa de la comunión eterna. Mi Padre os ha enviado a sabios y profetas; habéis perseguido a unos y matado a otros. Después apareció Juan proclamando la venida del Hijo del Hombre y muchos creyeron en sus enseñanzas, pero acabasteis con él. Y ahora os disponéis a derramar más sangre inocente. ¿No comprendéis que llegará el día terrible de la rendición de cuentas, cuando el Juez de toda la tierra pida explicaciones a este pueblo por la forma en que ha rechazado, perseguido y eliminado a estos mensajeros del cielo? ¿No entendéis que tendréis que rendir cuentas de toda esa sangre justa, desde el primer profeta asesinado hasta los tiempos de Zacarías, que fue asesinado entre el santuario y el altar? Y si seguís por vuestros caminos malvados, puede que sea llamada a rendir cuentas esta misma generación.
175:1.23 (1908.7) «¡Oh Jerusalén, oh hijos de Abraham, que apedreáis a los profetas y matáis a los maestros que os son enviados! Incluso ahora mismo quisiera reunir a vuestros hijos como la gallina junta a sus polluelos bajo sus alas, pero no queréis.
175:1.24 (1908.8) «Y ahora me despido de vosotros. Habéis escuchado mi mensaje y habéis tomado vuestra decisión. Los que han creído en mi evangelio están ya a salvo en el reino de Dios. A los que habéis optado por rechazar el regalo de Dios os digo que ya no volveréis a verme enseñar en el templo. Mi obra por vosotros ya está hecha. ¡Ved que ahora me marcho con mis hijos y vuestra casa queda desolada!».
175:1.25 (1908.9) Entonces el Maestro hizo una seña a sus seguidores para que salieran del templo.
175:2.1 (1909.1) El hecho de que los líderes espirituales y los maestros religiosos de la nación judía rechazaran en su día las enseñanzas de Jesús y conspiraran para provocar su muerte cruel no afecta en modo alguno al estatus individual de ningún judío ante Dios. Este hecho no es motivo para que los que se precian de ser seguidores de Cristo sientan predisposición contra los judíos como compañeros mortales. Los judíos como nación, como grupo sociopolítico, pagaron íntegramente el precio terrible de haber rechazado al Príncipe de la Paz. Hace mucho tiempo que dejaron de ser los abanderados espirituales de la verdad divina para las razas de la humanidad, pero eso no justifica de ninguna manera las persecuciones que han sufrido los descendientes individuales de aquellos judíos de antaño a manos de pretendidos seguidores intolerantes, indignos y sectarios de Jesús de Nazaret, que era judío de nacimiento.
175:2.2 (1909.2) Este odio y esta persecución tan irracionales y tan opuestos al espíritu de Cristo contra los judíos modernos han acarreado mucha muerte y sufrimiento a judíos inocentes e inofensivos cuyos antepasados coetáneos de Jesús aceptaron con entusiasmo su evangelio y no vacilaron en morir por esa verdad en la que creían de todo corazón. ¡Qué estremecimiento de horror recorre a los seres celestiales que os observan cuando ven a quienes se declaran seguidores de Jesús perseguir, acosar e incluso asesinar a los descendientes de Pedro, Felipe y Mateo, y de otros judíos palestinos que tan gloriosamente entregaron sus vidas como primeros mártires del evangelio del reino celestial!
175:2.3 (1909.3) ¡Qué cruel e irracional es hacer sufrir a hijos inocentes por los pecados de sus padres, por delitos que desconocen por completo y de los que no pueden ser responsables de ninguna manera! ¡Y estas perversidades las hacen en nombre de quien enseñó a sus discípulos a amar incluso a sus enemigos! En este relato de la vida de Jesús ha sido necesario describir la manera en que algunos de sus compatriotas judíos lo rechazaron y conspiraron para provocar su ignominiosa muerte, pero queremos advertir a todos los que lo lean que la presentación de ese relato histórico no justifica en modo alguno el odio ni los prejuicios injustos que tantos que se declaran cristianos han mantenido durante muchos siglos contra las personas judías. Los creyentes en el reino, los que siguen las enseñanzas de Jesús, deben dejar de maltratar a las personas judías como si fueran culpables de rechazar y crucificar a Jesús. El Padre y su Hijo Creador nunca han dejado de amar a los judíos. Dios no hace acepción de personas y la salvación es para todos: judíos y gentiles.
175:3.1 (1909.4) La reunión decisiva del Sanedrín se abrió aquel martes a las ocho de la tarde. Esta corte suprema de la nación judía había decretado ya muchas veces de forma oficiosa la muerte de Jesús. Este augusto cuerpo rector estaba decidido a poner fin a la obra del Maestro, pero fue en esa sesión cuando resolvió terminantemente detenerlo y matarlo a toda costa. Poco antes de la medianoche del martes 4 de abril del año 30 d. C., el Sanedrín, tal como estaba constituido en ese momento, votó oficialmente y por unanimidad imponer la sentencia de muerte tanto a Jesús como a Lázaro. Esa fue la respuesta al último llamamiento que había hecho el Maestro unas horas antes en el templo a los dirigentes de los judíos. Era la reacción de amargo rencor por la última y enérgica acusación de Jesús contra esos mismos jefes religiosos, fariseos y saduceos impenitentes. La sentencia de muerte al Hijo de Dios (antes de ser juzgado) fue la respuesta del Sanedrín a la última oferta de misericordia celestial presentada a la nación judía como tal.
175:3.2 (1910.1) A partir de ese momento los judíos fueron dejados a su estatus puramente humano entre las naciones de Urantia durante el poco tiempo de vida nacional que les quedaba. Israel había repudiado al Hijo del Dios de la alianza con Abraham, y se había hecho añicos el plan de que los hijos de Abraham fueran los abanderados de la verdad en el mundo. La alianza divina había sido abrogada y el final de la nación hebrea se acercaba rápidamente.
175:3.3 (1910.2) A primera hora de la mañana siguiente los funcionarios del Sanedrín recibieron instrucciones de arrestar a Jesús, pero con cuidado de no hacerlo en público. El objetivo era capturarlo en secreto, a poder ser de noche y por sorpresa. Como sospechaban que no volvería a enseñar en el templo ese día (miércoles), los rectores del Sanedrín dieron la orden de «hacer comparecer a Jesús ante el alto tribunal judío antes del jueves a medianoche».
175:4.1 (1910.3) El último discurso de Jesús en el templo volvió a dejar confusos y consternados a los apóstoles. Judas había vuelto al templo antes de que el Maestro empezara su terrible denuncia contra los dirigentes judíos, de modo que los doce escucharon todos la segunda mitad del último discurso de Jesús en el templo. Fue una pena que Judas Iscariote no escuchara la primera mitad de esta despedida en la que Jesús ofrecía misericordia. No pudo oír esta última oferta de misericordia a los dirigentes judíos porque se había reunido a almorzar con un grupo de parientes y amigos saduceos y seguía hablando con ellos en ese momento sobre la mejor manera de separarse de Jesús y de sus compañeros apóstoles. Cuando Judas oyó la acusación final del Maestro contra los líderes y dirigentes judíos decidió definitivamente abandonar el movimiento evangélico y lavarse las manos de todo el asunto. A pesar de eso, salió del templo en compañía de los doce y fue con ellos al monte Olivete donde escuchó con los demás apóstoles el discurso fatídico sobre la destrucción de Jerusalén y el fin de la nación judía. Ese martes pasó la noche con ellos en el nuevo campamento cerca de Getsemaní.
175:4.2 (1910.4) La multitud quedó atónita y desconcertada cuando oyó a Jesús pasar repentinamente de su llamamiento misericordioso a los líderes judíos a una mordaz reprimenda, cuando no implacable acusación. Esa noche, mientras el Sanedrín emitía su sentencia de muerte contra Jesús y mientras el Maestro, reunido con sus apóstoles y algunos de sus discípulos en el monte de los Olivos, predecía la muerte de la nación judía, todo Jerusalén se hacía discreta y seriamente una única pregunta: «¿Qué van a hacer con Jesús?».
175:4.3 (1910.5) Más de treinta notables judíos que creían secretamente en el reino se reunieron en casa de Nicodemo para decidir la actitud a adoptar en caso de ruptura abierta con el Sanedrín. Todos los presentes acordaron que reconocerían abiertamente su lealtad al Maestro en el momento mismo en que tuvieran noticia de su arresto. Y eso fue exactamente lo que hicieron.
175:4.4 (1911.1) Los saduceos, que controlaban y dominaban el Sanedrín en ese momento, estaban decididos a eliminar a Jesús por las razones siguientes:
175:4.5 (1911.2) 1. Temían que el creciente favor popular de la multitud hacia Jesús pusiera en peligro la existencia de la nación judía por posibles complicaciones con las autoridades romanas.
175:4.6 (1911.3) 2. El celo de Jesús por la reforma del templo reducía directamente sus ingresos; la limpia del templo afectaba a sus bolsillos.
175:4.7 (1911.4) 3. Se sentían responsables de preservar el orden social y temían las consecuencias de una mayor difusión de la nueva y extraña doctrina de Jesús sobre la hermandad de los hombres.
175:4.8 (1911.5) Los fariseos tenían otros motivos para querer ver muerto a Jesús. Le tenían miedo porque:
175:4.9 (1911.6) 1. Se había opuesto abiertamente a su tradicional control sobre el pueblo. Los fariseos eran ultraconservadores y les indignaban esos ataques supuestamente radicales contra su consagrado prestigio como maestros religiosos.
175:4.10 (1911.7) 2. Consideraban que Jesús infringía la ley, pues había mostrado un desprecio total por el sabbat y por muchos otros requisitos legales y ceremoniales.
175:4.11 (1911.8) 3. Lo acusaban de blasfemo porque aludía a Dios como su Padre.
175:4.12 (1911.9) 4. Y además estaban furiosos con él por haber terminado su discurso de despedida en el templo con una implacable acusación contra ellos ese mismo día.
175:4.13 (1911.10) El Sanedrín levantó la sesión cerca de la medianoche de ese martes después de decretar formalmente la muerte de Jesús y ordenar su arresto. La siguiente sesión quedó convocada para las diez de la mañana del día siguiente en casa del sumo sacerdote Caifás con objeto de formular los cargos por los que Jesús había de ser juzgado.
175:4.14 (1911.11) Algunos saduceos eran partidarios de eliminar a Jesús por asesinato directo, pero los fariseos se negaron terminantemente a aprobar ese procedimiento.
175:4.15 (1911.12) Esta era la situación en Jerusalén y entre los hombres aquel azaroso día. Sobre la escena trascendental que se estaba desarrollando en el planeta planeaba una vasta multitud de seres celestiales deseando hacer algo por ayudar a su amado Soberano, pero sin poder intervenir por prohibición expresa de sus superiores.
El libro de Urantia
Documento 176
176:0.1 (1912.1) CUANDO Jesús y los apóstoles salían del templo hacia el campamento de Getsemaní ese martes por la tarde, Mateo llamó la atención sobre la estructura del templo diciendo: «Maestro, mira qué hermosos edificios. Observa las sólidas piedras y los bellos adornos; ¿cómo es posible que estos edificios vayan a ser destruidos?». Mientras iban hacia el Olivete Jesús respondió: «¿Veis estas piedras y este enorme templo? En verdad, en verdad os digo que pronto no quedará aquí piedra sobre piedra. Todas serán derribadas». Estos comentarios sobre la destrucción del sagrado templo despertaron la curiosidad de los apóstoles que caminaban detrás del Maestro. Aparte del fin del mundo, no podían concebir ningún acontecimiento capaz de provocar la destrucción del templo.
176:0.2 (1912.2) Para esquivar a las multitudes que pasaban por el valle de Cedrón hacia Getsemaní, Jesús y sus compañeros decidieron trepar un poco por la ladera occidental del Olivete hasta llegar a un sendero que llevaba a su campamento particular situado cerca de Getsemaní, un poco por encima del terreno público de acampada. Al desviarse de la calzada que conducía a Betania admiraron el templo glorificado por los rayos del sol poniente, y luego se pararon en el monte cuando vieron aparecer las luces de la ciudad para contemplar la belleza del templo iluminado. Jesús y los doce se sentaron allí bajo la tenue luz de la luna llena y el Maestro se puso a conversar con ellos. Entonces Natanael preguntó: «Dinos Maestro, ¿cómo sabremos que esos acontecimientos están a punto de suceder?».
176:1.1 (1912.3) Jesús respondió así a la pregunta de Natanael: «Sí, voy a hablaros de los tiempos en los que este pueblo habrá colmado la copa de su iniquidad, cuando la justicia caerá rápidamente sobre esta ciudad de nuestros padres. Estoy a punto de dejaros; voy al Padre. Después de que yo os deje, tened cuidado de que nadie os engañe, pues muchos vendrán como libertadores y engañarán a muchos. Cuando oigáis de guerras y de rumores de guerras no os alarméis, porque es necesario que todo esto suceda, pero el fin de Jerusalén aún no estará cerca. No deben perturbaros la hambruna ni los terremotos; tampoco debéis inquietaros cuando seáis entregados a las autoridades civiles y perseguidos a causa del evangelio. Seréis expulsados de la sinagoga y encarcelados por mi causa, y a algunos de vosotros os matarán. Cuando seáis llevados ante los dirigentes y los gobernadores tendréis la oportunidad de dar testimonio de vuestra fe y mostrar vuestra firmeza en el evangelio del reino. Y cuando estéis ante los jueces no os preocupéis de antemano por lo que diréis, pues el espíritu os enseñará en esa misma hora lo que habéis de responder a vuestros adversarios. En esos días de tribulación, hasta vuestros propios parientes, dirigidos por los que han rechazado al Hijo del Hombre, os entregarán a la cárcel y a la muerte. Durante un tiempo seréis aborrecidos de todos por mi causa, pero incluso durante esas persecuciones, no os abandonaré; mi espíritu no os dejará solos. ¡Tened paciencia! No dudéis de que este evangelio del reino triunfará sobre todos sus enemigos y acabará siendo proclamado a todas las naciones».
176:1.2 (1913.1) Jesús hizo una pausa mientras contemplaba la ciudad. El Maestro se daba cuenta de que el rechazo del concepto espiritual del Mesías, la determinación de aferrarse con ciega insistencia a la misión material del libertador esperado, llevaría pronto a los judíos a un conflicto directo con los poderosos ejércitos romanos, y el resultado de ese enfrentamiento solo podría ser el derrocamiento final y completo de la nación judía. Cuando el pueblo de Jesús rechazó su otorgamiento espiritual y se negó a recibir la luz del cielo que tan misericordiosamente brillaba sobre ellos, selló su ruina como pueblo independiente con una misión espiritual especial en el planeta. Los propios dirigentes judíos reconocerían más tarde que el concepto secular del Mesías fue el responsable directo de las revueltas que terminaron acarreando su destrucción.
176:1.3 (1913.2) Puesto que Jerusalén había de convertirse en la cuna del movimiento evangélico primitivo, Jesús no quería que sus maestros y predicadores perecieran en la terrible masacre del pueblo judío durante la destrucción de Jerusalén, y por eso previno a sus seguidores. A Jesús le preocupaba mucho que algunos de sus discípulos tomaran parte en las revueltas que se estaban fraguando y murieran en la caída de Jerusalén.
176:1.4 (1913.3) Andrés preguntó: «Pero, Maestro, si la Ciudad Santa y el templo van a ser destruidos, y si tú no estás aquí para dirigirnos, ¿cuándo deberemos abandonar Jerusalén?». Jesús dijo: «Podéis quedaros en la ciudad después de que yo me haya ido, incluso durante los duros tiempos de las persecuciones, pero cuando veáis finalmente que los ejércitos romanos empiezan a rodear Jerusalén después de la revuelta de los falsos profetas, sabréis que su desolación está cerca; entonces huid a las montañas. Que nadie que esté en la ciudad y sus alrededores se entretenga en salvar nada, y que los que estén fuera no se atrevan a entrar. Habrá una gran tribulación, pues esos serán los días de la venganza de los gentiles. Y después de que hayáis abandonado la ciudad, este pueblo desobediente caerá bajo el filo de la espada y será llevado cautivo a todas las naciones, y así Jerusalén será pisoteada por los gentiles. Mientras tanto, os lo advierto, no os dejéis engañar. Si alguien viene a vosotros diciendo: ‘Mirad, aquí está el Libertador’, o ‘Mirad, está allí’, no le creáis, pues aparecerán muchos falsos maestros y engañarán a muchos. Pero vosotros no debéis dejaros engañar; ved que os lo he dicho todo de antemano».
176:1.5 (1913.4) Los apóstoles permanecieron sentados largo tiempo en silencio a la luz de la luna mientras las tremendas predicciones del Maestro iban calando en sus mentes atónitas. Gracias a esta advertencia, casi todo el colectivo de creyentes y discípulos huyó de Jerusalén hacia el norte en cuanto aparecieron las primeras tropas romanas y encontró un refugio seguro en Pella.
176:1.6 (1913.5) Incluso después de esta advertencia explícita, muchos seguidores de Jesús interpretaron que estas predicciones se referían a los cambios que habían de producirse necesariamente en Jerusalén cuando volviera a aparecer el Mesías para establecer la Nueva Jerusalén y ampliar la ciudad hasta convertirla en la capital del mundo. Aquellos judíos estaban decididos a asociar mentalmente la destrucción del templo al «fin del mundo». Creían que esa Nueva Jerusalén ocuparía todo Palestina y que tras el fin del mundo aparecerían inmediatamente los «nuevos cielos y la nueva tierra». Por eso no es de extrañar que Pedro dijera: «Maestro, sabemos que todas las cosas desaparecerán cuando aparezcan los nuevos cielos y la nueva tierra, ¿pero cómo sabremos cuándo volverás para hacer todo esto?».
176:1.7 (1914.1) Al oír esto, Jesús se quedó pensativo unos momentos y luego dijo: «Os equivocáis siempre porque intentáis relacionar la nueva enseñanza con la vieja. Estáis decididos a tergiversar todo lo que os enseño; insistís en interpretar el evangelio según vuestras creencias establecidas. Sin embargo, procuraré esclareceros».
176:2.1 (1914.2) En varias ocasiones los oyentes de Jesús habían deducido de sus declaraciones que, aunque pronto dejaría este mundo, había de volver con toda certeza para consumar la obra del reino celestial. A medida que sus seguidores se iban convenciendo de que los iba a dejar, y una vez que dejó este mundo, era muy natural que todos los creyentes se aferraran a estas promesas de volver. La doctrina de la segunda venida de Cristo se incorporó así muy pronto a las enseñanzas de los cristianos, y casi todas las generaciones posteriores de discípulos han creído devotamente en esta verdad y esperado confiadamente que Jesús volvería algún día.
176:2.2 (1914.3) Cuanto más se iban convenciendo de que tendrían que separarse de su Maestro, tanto más se aferraban estos primeros discípulos y los apóstoles a su promesa de regresar, y les faltó tiempo para asociar la vaticinada destrucción de Jerusalén con la promesa de la segunda venida. Persistieron en interpretar así sus palabras a pesar de que el Maestro se esforzó al máximo durante su instrucción vespertina en el monte Olivete por prevenir precisamente este error.
176:2.3 (1914.4) Jesús prosiguió así su respuesta a Pedro: «¿Por qué seguís creyendo que el Hijo del Hombre se sentará en el trono de David y esperando que se cumplirán los sueños materiales de los judíos? ¿No os he dicho todos estos años que mi reino no es de este mundo? Las cosas que contempláis ahora están llegando a su fin, pero este final será el nuevo comienzo a partir del cual el evangelio del reino irá a todo el mundo y esta salvación se difundirá a todos los pueblos. Y cuando el reino haya llegado a su plena madurez, estad seguros de que el Padre del cielo no dejará de visitaros con una revelación más amplia de la verdad y una manifestación superior de la rectitud. En su día otorgó a este mundo a aquel que se convirtió en el príncipe de las tinieblas, luego le otorgó a Adán, seguido por Melquisedec, y ahora le otorga al Hijo del Hombre. Mi Padre seguirá manifestando así su amor y su misericordia incluso a este mundo oscuro y malvado. Y también yo, cuando mi Padre me haya investido con todo el poder y toda la autoridad, seguiré atento a vuestra suerte y os guiaré en los asuntos del reino mediante la presencia de mi espíritu que pronto será derramado sobre toda carne. Y no solo estaré presente entre vosotros en espíritu, sino que os prometo además que volveré algún día a este mundo en el que he vivido esta vida en la carne y adquirido la experiencia simultánea de revelar a Dios a los hombres y conducir a los hombres hacia Dios. Debo dejaros muy pronto para reanudar el trabajo que el Padre ha puesto en mis manos, pero tened buen ánimo porque un día volveré. Mientras tanto os guiará y confortará mi Espíritu de la Verdad de un universo.
176:2.4 (1915.1) «Me veis ahora débil y en la carne, pero cuando vuelva será en el espíritu y con poder. Los ojos de la carne ven al Hijo del Hombre en la carne, pero solo los ojos del espíritu podrán ver al Hijo del Hombre glorificado por el Padre cuando aparezca en la tierra en su propio nombre.
176:2.5 (1915.2) «El momento de la reaparición del Hijo del Hombre solo es conocido en los consejos del Paraíso; ni siquiera las ángeles del cielo saben cuándo ocurrirá. Sin embargo debéis saber que cuando este evangelio del reino haya sido proclamado a todo el mundo para la salvación de todos los pueblos, y cuando haya llegado la plenitud de la edad, el Padre os enviará otro otorgamiento dispensacional, o si no, volverá el Hijo del Hombre para juzgar la edad.
176:2.6 (1915.3) «En cuanto a las penalidades de Jerusalén que os he anunciado, ni siquiera pasará esta generación sin que se cumplan mis palabras. En cambio nadie puede atreverse a hablar, ni en el cielo ni en la tierra, sobre el momento de la nueva venida del Hijo del Hombre. Por otra parte, podréis saber que una edad está madurando si sois sabios y estáis alerta para percibir los signos de los tiempos. Aprended de la higuera: cuando ya sus ramas se ponen tiernas y echa las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando el mundo haya pasado por el largo invierno de la mentalidad materialista y percibáis la llegada de la primavera espiritual de una nueva dispensación, deberíais saber que se acerca el verano de una nueva visitación.
176:2.7 (1915.4) «¿Pero qué importancia tiene esta enseñanza sobre la venida de los Hijos de Dios? ¿No comprendéis que cuando cada uno de vosotros sea llamado a dejar atrás la lucha de la vida y atravesar el portal de la muerte, estará en presencia inmediata de su juicio y se encontrará frente a frente con los hechos de una nueva dispensación de servicio en el plan eterno del Padre infinito? Lo que el mundo entero tiene que afrontar como un hecho literal al final de una edad, cada uno de vosotros lo tendrá que afrontar sin duda individualmente como experiencia personal cuando lleguéis al final de vuestra vida natural y os encontréis ante las condiciones y exigencias inherentes a la siguiente revelación de la progresión eterna del reino del Padre.»
176:2.8 (1915.5) De todos los discursos que el Maestro dedicó a sus apóstoles ninguno creó tanta confusión en sus mentes como el que escucharon ese martes al anochecer en el monte de los Olivos con el doble contenido de la destrucción de Jerusalén y la segunda venida de Jesús. Por este motivo las versiones escritas posteriores basadas en los recuerdos de lo que el Maestro dijo en aquella ocasión extraordinaria concuerdan poco, y al no quedar constancia de gran parte de lo que se dijo aquel martes, surgieron muchas tradiciones. A comienzos del siglo segundo un apocalipsis judío sobre el Mesías escrito por un tal Selta, que estaba adscrito a la corte del emperador Calígula, fue copiado íntegramente en el Evangelio de Mateo, y más tarde se incorporó en parte a los escritos de Marcos y Lucas. Fue en estos escritos de Selta donde apareció la parábola de las diez vírgenes. Ninguna otra parte de los escritos evangélicos ha sido tergiversada de forma tan confusa como la enseñanza de aquella noche. Pero el apóstol Juan nunca cayó en esa confusión.
176:2.9 (1915.6) Los trece reanudaron su camino hacia el campamento sin pronunciar palabra y en estado de gran tensión emocional. Judas se había ratificado definitivamente en su decisión de abandonar a sus compañeros. Ya era tarde cuando David Zebedeo, Juan Marcos y algunos discípulos destacados recibieron a Jesús y a los doce en el nuevo campamento, pero los apóstoles no querían dormir; querían saber más sobre la destrucción de Jerusalén, la partida del Maestro y el fin del mundo.
176:3.1 (1916.1) Una veintena de los acampados se reunieron en torno a la hoguera y Tomás preguntó: «Puesto que vas a volver para terminar la obra del reino, ¿cuál debe ser nuestra actitud mientras estás fuera dedicado a los asuntos del Padre?». Jesús los miró a todos a la luz del fuego y respondió:
176:3.2 (1916.2) «Tampoco tú, Tomás, has logrado comprender lo que he estado diciendo. ¿No te he enseñado todo este tiempo que tu relación con el reino es espiritual e individual, que es una experiencia puramente personal en el espíritu mediante la comprensión por la fe de que eres un hijo de Dios? ¿Qué más puedo decir? La caída de las naciones, el derrumbamiento de los imperios, la destrucción de los judíos no creyentes, el final de una edad, incluso el fin del mundo... ¿qué sentido pueden tener estas cosas para alguien que cree en este evangelio y ha resguardado su vida en la seguridad del reino eterno? Vosotros que conocéis a Dios y creéis en el evangelio habéis recibido ya las garantías de la vida eterna. Puesto que vuestra vida ha sido vivida en el espíritu y para el Padre, nada os puede preocupar seriamente. Los constructores del reino, los ciudadanos acreditados de los mundos celestiales, no deben inquietarse por las convulsiones temporales ni perturbarse por los cataclismos terrestres. ¿Qué os importa a los que creéis en este evangelio del reino que se derroquen naciones, que termine la edad o que caigan todas las cosas visibles, cuando sabéis que vuestra vida es regalo del Hijo y está eternamente segura en el Padre? Habiendo vivido la vida temporal mediante la fe y habiendo producido los frutos del espíritu en la rectitud de servir a vuestros semejantes por amor, podéis contemplar confiadamente el siguiente paso de la carrera eterna con la misma fe en la supervivencia que os ha sostenido a través de vuestra primera aventura terrenal de filiación con Dios.
176:3.3 (1916.3) «Cada generación de creyentes debe asumir su tarea de cara al posible regreso del Hijo del Hombre, igual que cada creyente individual lleva adelante su trabajo en la vida ante la inevitable y cada vez más inminente muerte natural. Una vez que os habéis establecido como hijos de Dios por la fe, ninguna otra cosa tiene importancia para la seguridad de la supervivencia. ¡Pero no os engañéis!, esta fe de supervivencia es una fe viva, y manifiesta de forma creciente los frutos del espíritu divino que la inspiró por primera vez en el corazón humano. El que hayáis aceptado en un momento dado la filiación en el reino celestial no os salvará si rechazáis consciente y obstinadamente las verdades relacionadas con la fecundidad espiritual progresiva de los hijos de Dios en la carne. Incluso vosotros, los que habéis estado conmigo en los asuntos del Padre en la tierra, aún podéis abandonar el reino si descubrís que no amáis el camino del Padre de servicio a la humanidad.
176:3.4 (1916.4) «Como individuos y como generación de creyentes, atended a la parábola que os voy a contar. Había un hombre importante que antes de emprender un largo viaje a otro país convocó a todos sus siervos de confianza y les encomendó todos sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno. Así fue poniendo sus bienes en manos de todos sus administradores de confianza según las aptitudes de cada uno, y luego salió de viaje. Cuando el señor se marchó los siervos se pusieron a trabajar para sacar provecho a las riquezas puestas a su cargo. El que había recibido cinco talentos empezó inmediatamente a negociar con ellos y no tardó en ganar otros cinco. Lo mismo hizo el que había recibido dos talentos, y pronto tuvo dos más. Y así, todos estos siervos obtuvieron beneficios para su amo excepto el que había recibido un talento, que se fue a un lugar solitario, cavó un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al poco tiempo volvió inesperadamente el señor de aquellos siervos y convocó a sus administradores para pedirles cuentas. Cuando todos estuvieron ante su amo, el que había recibido los cinco talentos se adelantó con el dinero que se le había confiado y presentó cinco talentos más diciendo: ‘Señor, me diste cinco talentos para invertir y me alegra entregarte otros cinco talentos que he ganado’. Su señor le dijo: ‘Bien, siervo bueno y fiel, en lo poco fuiste fiel, sobre lo mucho te pondré; entra ahora mismo en el gozo de tu señor’. Luego llegó el de los dos talentos y dijo: ‘Señor, me entregaste dos talentos; mira, he ganado otros dos talentos’. Su señor le dijo: ‘Bien, siervo bueno y fiel; tú también fuiste fiel en lo poco y ahora te pondré a cargo de lo mucho; entra en el gozo de tu señor’. Cuando le llegó el turno de rendir cuentas al que había recibido un solo talento, este servidor se adelantó y dijo: ‘Señor, te conocía y sabía que eres un hombre astuto, pues esperas sacar beneficios de lo que no has trabajado personalmente. Por eso temí arriesgar lo que se me había confiado y enterré tu talento en un lugar seguro. Mira, aquí tienes lo que es tuyo’. Pero su señor respondió: ‘Eres mal administrador y holgazán. Tú mismo reconoces que sabías que yo te exigiría unos beneficios razonables como los que me han presentado hoy tus diligentes compañeros. Sabiendo esto, por lo menos podrías haber entregado mi dinero a los banqueros, y al volver yo hubiera recibido lo que es mío con intereses’. Entonces el señor dijo al administrador principal: ‘Quítale el talento a este siervo inútil y dáselo al que tiene diez talentos’.
176:3.5 (1917.1) «A todo el que tiene se le dará más y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. No podéis quedaros parados en los asuntos del reino eterno. Mi Padre exige que todos sus hijos crezcan en gracia y conocimiento de la verdad. Vosotros, que conocéis estas verdades, debéis producir cada vez más frutos del espíritu y manifestar una entrega creciente al servicio desinteresado de los compañeros que sirven con vosotros. Y recordad que en la medida en que sirváis al más humilde de mis hermanos me habréis servido a mí.
176:3.6 (1917.2) «Y así debéis ocuparos de los asuntos del Padre de ahora en adelante y por siempre jamás. Perseverad hasta que yo venga. Haced fielmente lo que se os ha confiado y estaréis preparados para rendir cuentas cuando os llame la muerte. Y habiendo vivido así para la gloria del Padre y la satisfacción del Hijo, entraréis con alegría e inmenso placer en el servicio eterno del reino perpetuo.»
176:3.7 (1917.3) La verdad está viva; el Espíritu de la Verdad está conduciendo siempre a los hijos de la luz a nuevos dominios de realidad espiritual y de servicio divino. La verdad no se os da para que la cristalicéis en formas asentadas, seguras y veneradas. Vuestra revelación de la verdad debe realzarse de tal manera al pasar por vuestra experiencia personal que desvele una nueva belleza y beneficios espirituales efectivos, de modo que todos los que vean vuestros frutos espirituales se sientan impulsados a glorificar al Padre del cielo. Solo los servidores leales que crecen en el conocimiento de la verdad y desarrollan así la capacidad de apreciación divina de las realidades espirituales pueden esperar «entrar plenamente en el gozo de su Señor». Es muy lamentable que generaciones sucesivas de seguidores profesos de Jesús rindan cuentas de su administración de la verdad divina diciendo: «Maestro, aquí tienes la verdad que nos confiaste hace cien o hace mil años. No hemos perdido nada, hemos conservado fielmente todo lo que nos diste, no hemos permitido que se haga ningún cambio en lo que nos enseñaste. Aquí está la verdad que nos diste». Pero este alegato de indolencia espiritual no justificará al administrador estéril de la verdad a los ojos del Maestro. El Maestro de la verdad os exigirá que rindáis cuentas con arreglo a la verdad que ha sido puesta en vuestras manos.
176:3.8 (1918.1) En el próximo mundo se os pedirá que rindáis cuentas de vuestros dones y de vuestra forma de administrarlos en este mundo. Ya sean pocos o muchos vuestros talentos innatos, seréis evaluados con justicia y misericordia. Los administradores egoístas que solo empleen sus dotes con fines egoístas y que no atiendan al deber superior de aumentar su producción de frutos del espíritu —tal como estos se manifiestan en la adoración a Dios y en un servicio cada vez mayor a los hombres— tendrán que aceptar las consecuencias de su elección deliberada.
176:3.9 (1918.2) ¡Cuánto se parece el servidor infiel de un solo talento a todos los mortales egoístas cuando culpa directamente a su señor de su propia pereza! Cuando el hombre se enfrenta a sus propios fracasos tiene tendencia a echar la culpa a otros, muchas veces a quienes menos lo merecen.
176:3.10 (1918.3) Al retirarse a descansar aquella noche Jesús les dijo: «Habéis recibido en abundancia, por eso debéis dar en abundancia la verdad del cielo, y al darla, esta verdad se multiplicará y mostrará la luz creciente de la gracia salvadora en la misma medida en que la dispenséis».
176:4.1 (1918.4) De todas las enseñanzas del Maestro, ningún aspecto ha sido tan mal interpretado como su promesa de volver un día en persona a este mundo. No es de extrañar que Miguel esté interesado en volver algún día al planeta donde experimentó su séptimo y último otorgamiento como mortal del mundo. Es muy natural pensar que a Jesús de Nazaret, convertido en el soberano de un vasto universo, le gustaría volver, no una sino muchas veces, al mundo donde vivió una vida tan única y ganó para sí definitivamente el poder y la autoridad del universo que el Padre le otorgó sin limitación. Urantia será eternamente una de las siete esferas de natividad de Miguel en su conquista de la soberanía de un universo.
176:4.2 (1918.5) Jesús declaró muchas veces y a muchas personas su intención de volver a este mundo. A medida que sus seguidores iban comprendiendo que su Maestro no actuaría como libertador temporal y escuchaban sus predicciones sobre el derrocamiento de Jerusalén y la caída de la nación judía, empezaron a asociar de forma muy natural su prometido retorno con estos acontecimientos catastróficos. Pero una vez que los ejércitos romanos hubieron derribado los muros de Jerusalén, destruido el templo y dispersado a los judíos de Judea, como el Maestro seguía sin revelarse en poder y gloria, sus seguidores empezaron a elaborar la creencia que acabó por asociar la segunda venida de Cristo con el final de la edad e incluso con el fin del mundo.
176:4.3 (1918.6) Jesús prometió hacer dos cosas después de ascender al Padre y ser investido con todo el poder del cielo y de la tierra. Prometió primero enviar al mundo en su lugar a otro maestro, el Espíritu de la Verdad, y así lo hizo el día de Pentecostés. La segunda promesa que hizo a sus seguidores fue que volvería algún día a este mundo en persona. Prometió hacerlo con toda seguridad, pero no dijo ni cómo, ni dónde ni cuándo volvería a visitar este planeta donde vivió su otorgamiento en la carne. Una vez dio a entender que aunque los ojos materiales lo habían visto durante su vida en la carne, a su retorno (o al menos en una de sus posibles visitas) solo sería percibido por el ojo de la fe espiritual.
176:4.4 (1919.1) Muchos de nosotros tendemos a pensar que Jesús volverá muchas veces a Urantia durante las edades por venir. No tenemos su promesa explícita de que hará esas visitas, pero parece muy probable que aquel que lleva entre sus títulos del universo el de Príncipe Planetario de Urantia visite muchas veces el mundo cuya conquista le confirió un título tan singular.
176:4.5 (1919.2) Estamos convencidos de que Miguel volverá a Urantia en persona, pero no tenemos la menor idea de cuándo ni cómo elegirá hacerlo. ¿Se hará coincidir su segundo advenimiento al planeta con el juicio terminal de la edad presente, con o sin la aparición asociada de un Hijo Magistrado? ¿Vendrá al término de alguna edad urantiana posterior? ¿Vendrá sin anunciarse y como un acontecimiento aislado? No lo sabemos. Solo estamos seguros de una cosa, y es que cuando vuelva se enterará probablemente el mundo entero, pues habrá de venir como dirigente supremo de un universo y no como el niño desconocido de Belén. Pero si ha de ser visto por todos los ojos y si solo los ojos espirituales serán capaces de percibir su presencia, entonces aún falta mucho tiempo para su venida.
176:4.6 (1919.3) En vista de esto, es inútil que intentéis relacionar el retorno personal del Maestro al planeta con ningún acontecimiento previsto ni con ninguna época concreta. Solo estamos seguros de una cosa: ha prometido volver. No tenemos ni idea de cuándo cumplirá esta promesa ni en qué circunstancias. Que nosotros sepamos, podría aparecer en el planeta en cualquier momento o podría no venir hasta que hayan transcurrido muchas edades y todas hayan sido debidamente juzgadas por sus asociados del cuerpo paradisiaco de Hijos.
176:4.7 (1919.4) La segunda venida de Miguel al planeta es un acontecimiento de enorme valor sentimental tanto para los intermedios como para los humanos, pero aparte de eso no tiene ninguna trascendencia inmediata para los intermedios ni mayor importancia práctica para los seres humanos que el suceso ordinario de la muerte. La muerte natural pone de pronto al hombre mortal bajo el control inmediato de una serie de acontecimientos del universo que lo llevan directamente a la presencia de este mismo Jesús, el soberano de nuestro universo. Todos los hijos de la luz están destinados a verlo, y es bastante irrelevante que seamos nosotros los que vayamos hacia él o que se dé el caso de que él venga primero hacia nosotros. Estad pues siempre dispuestos a recibirlo en la tierra igual que él está dispuesto a recibiros en el cielo. Esperamos confiadamente su aparición gloriosa, e incluso que venga más veces, pero desconocemos por completo cuándo, cómo y en qué circunstancias está destinado a aparecer.
El libro de Urantia
Documento 177
177:0.1 (1920.1) CUANDO su tarea de enseñar a la gente se lo permitía, Jesús y sus apóstoles tenían la costumbre de tomar los miércoles como día de descanso. Aquel miércoles flotaba un ominoso silencio sobre el campamento cuando se sentaron a desayunar un poco más tarde de lo normal. Empezaron a comer casi sin pronunciar palabra hasta que Jesús les dijo: «Hoy quiero que descanséis. Dedicad tiempo a pensar sobre todo lo que ha ocurrido desde que llegamos a Jerusalén y a meditar sobre lo que ya os he explicado que está a punto de ocurrir. Aseguraos de que la verdad mora en vuestra vida y de que crecéis en gracia cada día».
177:0.2 (1920.2) Después del desayuno el Maestro informó a Andrés que pensaba ausentarse durante todo el día y propuso que los apóstoles hicieran lo que quisieran menos entrar en Jerusalén. No debían cruzar las puertas de la ciudad bajo ninguna circunstancia.
177:0.3 (1920.3) Cuando Jesús se estaba preparando para subir él solo a las colinas, David Zebedeo fue a decirle: «Maestro, sabes muy bien que los fariseos y los dirigentes están intentando acabar contigo. Es una locura que vayas solo a las colinas, así que voy a mandar que te acompañen tres hombres bien preparados para que nadie pueda hacerte daño». Jesús miró a los fornidos galileos armados hasta los dientes y dijo a David: «Tienes buena intención pero estás equivocado; no entiendes que el Hijo del Hombre no necesita que nadie lo defienda. Nadie me pondrá la mano encima hasta el momento en que esté preparado para entregar mi vida conforme a la voluntad de mi Padre. Estos hombres no me acompañarán. Quiero ir solo para poder estar en comunión con el Padre».
177:0.4 (1920.4) Ante esta respuesta David y sus guardias armados se retiraron. Cuando Jesús ya se estaba marchando solo, Juan Marcos se le acercó con una pequeña cesta de provisiones y comentó que si pensaba pasar todo el día fuera podría tener hambre. El Maestro le sonrió y extendió la mano para tomar la cesta.
177:1.1 (1920.5) Cuando Jesús estaba a punto de quitarle la cesta de las manos, Juan se aventuró a decir: «Maestro, si dejas la cesta en el suelo para ponerte a orar podrías olvidarla y dejarla atrás. Además, si permites que te acompañe para llevar el almuerzo estarás más libre para adorar. Prometo estar callado, no haré preguntas y me quedaré con la cesta cuando te vayas a orar a solas».
177:1.2 (1920.6) Juan se atrevió a retener la cesta al decir esto, y su temeridad asombró a algunos de los presentes. Allí estaban los dos, Juan y Jesús, agarrados a la cesta. Al poco el Maestro la soltó y miró al muchacho diciendo: «Puesto que tanto deseas venir conmigo, no te será negado. Nos iremos juntos y pasaremos un buen día. Podrás hacerme cualquier pregunta que surja en tu corazón y nos confortaremos y consolaremos el uno al otro. Puedes empezar llevando tú el almuerzo, y cuando te canses yo te ayudaré. Sígueme».
177:1.3 (1921.1) Esa noche Jesús no volvió al campamento hasta después de la puesta del sol. El Maestro pasó su último día de tranquilidad en la tierra charlando con un joven hambriento de verdad y hablando con su Padre del Paraíso. Este acontecimiento es conocido en las alturas como «el día un joven pasó con Dios en las colinas». Este episodio ilustra para siempre la disposición del Creador a hermanarse con la criatura. Hasta un adolescente, si el deseo de su corazón es realmente supremo, puede atraer la atención del Dios de un universo y disfrutar del amor de su compañía, puede conocer de hecho el éxtasis inolvidable de estar a solas con Dios en las colinas durante todo un día. Aquel miércoles Juan Marcos vivió esta experiencia única en las colinas de Judea.
177:1.4 (1921.2) Jesús conversó mucho con Juan y le habló abiertamente sobre las cosas de este mundo y del siguiente. Juan dijo a Jesús que sentía mucho no haber tenido edad suficiente para ser uno de sus apóstoles y agradeció que le hubieran permitido seguir al grupo apostólico (salvo en el viaje a Fenicia) desde la primera vez que predicaron en el vado del Jordán cerca de Jericó. Jesús advirtió al muchacho que no se desanimara por los acontecimientos inminentes y le aseguró que se convertiría en un poderoso mensajero del reino.
177:1.5 (1921.3) Juan Marcos conservó siempre un emocionado recuerdo de aquel día con Jesús en las colinas, y no olvidaría nunca las últimas palabras que le dijo el Maestro cuando estaban a punto de volver al campamento de Getsemaní: «Bueno Juan, hemos tenido una buena conversación y ha sido un verdadero día de descanso, pero procura no contar a nadie las cosas que te he dicho». Juan Marcos no reveló nunca nada de lo que sucedió el día que pasó con Jesús en las colinas.
177:1.6 (1921.4) Durante las pocas horas que le quedaban a Jesús por vivir en la tierra, Juan Marcos nunca dejó que el Maestro estuviera mucho tiempo fuera de su vista. El muchacho estuvo siempre escondido cerca de él y solo durmió cuando Jesús dormía.
177:2.1 (1921.5) El día que compartió con Juan Marcos, Jesús estuvo bastante tiempo comparando las experiencias de ambos como niños y como muchachos. Aunque los padres de Juan poseían más bienes terrenales que los de Jesús, las experiencias de su niñez habían sido muy parecidas. Jesús dijo muchas cosas que ayudaron a Juan a comprender mejor a sus padres y a otros miembros de su familia. Cuando el joven preguntó al Maestro cómo podía saber que él se iba a convertir en un «poderoso mensajero del reino», Jesús le dijo:
177:2.2 (1921.6) «Sé que serás leal al evangelio del reino porque puedo contar con la fe y el amor que tienes ahora, y estas cualidades son fruto de la formación que recibiste en tu casa desde pequeño. Eres el producto de una familia en la que los padres se tienen afecto sincero, por eso no has recibido un amor tan excesivo como para exaltar de forma perjudicial el concepto de tu propia importancia. Tampoco se ha visto distorsionada tu personalidad por las maniobras sin amor de unos padres enfrentados que rivalizan por ganarse la confianza y la lealtad del hijo. Tus padres han sabido darte el tipo de amor que genera una estimable confianza en uno mismo y fomenta sentimientos normales de seguridad. Además has sido afortunado porque tus padres, además de amarte, lo han hecho con sabiduría. Esta sabiduría les impidió darte la mayoría de los lujos y caprichos que la riqueza puede comprar. En vez de eso te mandaron a la escuela de la sinagoga con los demás chicos de tu barrio, y además te han permitido aprender a vivir en este mundo mediante tus propias experiencias. Cuando nosotros estábamos predicando en el Jordán, y los discípulos de Juan bautizaban, viniste un día con tu amigo Amós. Los dos queríais seguir con nosotros, así que volvisteis a Jerusalén para pedir autorización a vuestros padres. Tus padres te la dieron, y en cambio los de Amós no se lo permitieron; amaban tanto a su hijo que le negaron la experiencia bendita que tú has tenido y la misma que estás viviendo hoy. Amós podría haberse escapado de casa para unirse a nosotros, pero al hacerlo habría herido su amor y sacrificado su lealtad. Y aun en el caso de que esa fuera la decisión correcta, habría tenido que pagar un precio terrible por la experiencia, la independencia y la libertad. Los padres inteligentes como los tuyos procuran que sus hijos no tengan que herir el amor ni faltar a la lealtad para desarrollar su independencia y disfrutar de una libertad estimulante cuando llegan a tu edad.
177:2.3 (1922.1) «El amor, Juan, es la realidad suprema del universo cuando es otorgado por seres plenamente sabios, pero tal como se manifiesta en la experiencia de los padres mortales es un rasgo peligroso y a veces semiegoísta. Cuando te cases y tengas que educar a tus propios hijos asegúrate de que tu amor esté guiado por la inteligencia y asesorado por la sabiduría.
177:2.4 (1922.2) «Tu joven amigo Amós cree en este evangelio del reino tanto como tú, pero no puedo contar plenamente con él; no estoy seguro de lo que hará en los años venideros. Su familia no le dio el tipo de infancia que forma personas totalmente de fiar. Amós se parece demasiado a uno de los apóstoles, que no recibió una educación familiar normal, amorosa e inteligente. Toda tu vida futura será más feliz y digna de confianza porque pasaste tus ocho primeros años en un hogar normal y bien regulado. Posees un carácter fuerte y equilibrado porque creciste en una familia en la que prevalecía el amor y reinaba la sabiduría. Una formación así en la niñez crea un tipo de lealtad que me garantiza que perseverarás en el camino que has iniciado.»
177:2.5 (1922.3) Jesús y Juan estuvieron hablando más de una hora sobre la vida en familia. El Maestro siguió explicando a Juan que para formar sus primeros conceptos sobre todo lo intelectual, social, moral e incluso espiritual, un niño depende enteramente de sus padres y de la vida hogareña creada por ellos, puesto que la familia representa para el niño pequeño todo lo que puede conocer al principio de su vida sobre las relaciones tanto humanas como divinas. El niño ha de obtener sus primeras impresiones sobre el universo de los cuidados de su madre; depende por completo de su padre terrenal para hacerse sus primeras ideas sobre el Padre celestial. La vida mental y emocional de los primeros años, condicionada por las relaciones sociales y espirituales de la familia, determina si la vida posterior del niño será feliz o infeliz, fácil o difícil. Toda la vida de un ser humano en el más allá se verá enormemente influida por lo que suceda durante los primeros años de su existencia.
177:2.6 (1922.4) Creemos sinceramente que el evangelio de las enseñanzas de Jesús, fundamentado como está en la relación padre-hijo, no podrá tener aceptación mundial hasta el momento en que la vida en familia de los pueblos modernos civilizados contenga más amor y sabiduría. A pesar de que los padres del siglo veinte poseen muchos conocimientos y mayores verdades para mejorar y ennoblecer la vida hogareña, sigue siendo cierto que muy pocas familias modernas son tan buenas para educar a niños y niñas como la de Jesús en Galilea y la de Juan Marcos en Judea. Por otra parte, la aceptación del evangelio de Jesús traerá consigo una mejora inmediata de la vida en familia. El amor sabio de una familia y la entrega leal a la religión verdadera se potencian mutuamente. Una buena vida familiar realza la religión, y la religión auténtica glorifica siempre a la familia.
177:2.7 (1923.1) Es cierto que muchas restricciones reprobables y otras rémoras paralizantes de aquellos antiguos hogares judíos han sido prácticamente eliminadas de muchos hogares modernos mejor regulados. Existe sin duda más libertad espontánea y mucha más independencia personal, pero esta libertad no está refrenada por el amor, motivada por la lealtad ni dirigida por la disciplina inteligente de la sabiduría. Cuando enseñamos al niño a rezar «Padre nuestro que estás en los cielos», recae sobre todos los padres terrenales la enorme responsabilidad de vivir y de organizar sus familias de forma que la palabra padre quede dignamente atesorada en la mente y el corazón de todos los niños que están creciendo.
177:3.1 (1923.2) Los apóstoles pasaron la mayor parte de ese miércoles paseando por el monte Olivete y charlando con los discípulos que acampaban con ellos, pero al comienzo de la tarde empezaron a echar de menos a Jesús. A medida que pasaban las horas se fueron inquietando cada vez más por su seguridad; se sentían inexpresablemente solos sin él. Discutieron mucho durante todo el día sobre si no deberían haber impedido que el Maestro se fuera a las colinas acompañado únicamente por el chico de los recados. Aunque ninguno lo dijo en alto, todos menos Judas Iscariote hubieran querido estar en el lugar de Juan Marcos.
177:3.2 (1923.3) Hacia media tarde Natanael se dirigió a unos seis apóstoles y otros tantos discípulos para hablarles sobre el «Deseo supremo» y terminó así su discurso: «Lo que nos pasa a la mayoría de nosotros es que nos falta entusiasmo. No amamos al Maestro como él nos ama a nosotros. Si todos hubiéramos querido ir con él tanto como Juan Marcos, seguramente nos habría llevado a todos. Nos quedamos mirando mientras se acercaba al Maestro y le ofrecía la cesta, pero cuando el Maestro la agarró el chico no la soltó. De modo que el Maestro nos dejó a nosotros aquí y se fue a las colinas con la cesta y el chico incluido».
177:3.3 (1923.4) Hacia las cuatro unos mensajeros procedentes de Betsaida trajeron a David Zebedeo noticias de su madre y de la madre de Jesús. Unos días antes David había llegado a la conclusión de que los jefes de los sacerdotes y los dirigentes iban a matar a Jesús. David sabía que ya habían decidido acabar con el Maestro y estaba casi convencido de que Jesús ni ejercería su poder divino para salvarse ni permitiría que sus seguidores emplearan la fuerza para defenderlo. En cuanto llegó a estas conclusiones envió a un mensajero para urgir a su madre a que fuera cuanto antes a Jerusalén y llevara a María, la madre de Jesús, y a todos los miembros de su familia.
177:3.4 (1923.5) La madre de David hizo lo que le había pedido su hijo, y los mensajeros comunicaron a David que Salomé y toda la familia de Jesús habían salido ya para Jerusalén y llegarían al final del día siguiente o al otro por la mañana temprano. Como David había hecho esto por iniciativa propia, le pareció más prudente guardarse la información y no dijo a nadie que la familia de Jesús iba camino de Jerusalén.
177:3.5 (1924.1) Poco después del mediodía llegaron al campamento más de veinte de los griegos que se habían encontrado con Jesús y los doce en casa de José de Arimatea. Pedro y Juan estuvieron varias horas hablando con ellos. Estos griegos, o al menos algunos de ellos, tenían un buen conocimiento del reino porque habían sido instruidos por Rodan en Alejandría.
177:3.6 (1924.2) Cuando Jesús volvió aquella noche al campamento, estuvo conversando con los griegos. Le hubiera gustado ordenar a esos veinte griegos como lo había hecho con los setenta, y si no lo hizo fue porque sabía que eso habría molestado profundamente a sus apóstoles y a muchos de sus discípulos principales.
177:3.7 (1924.3) Mientras esto ocurría en el campamento, en Jerusalén los jefes de los sacerdotes y los ancianos se extrañaban de que Jesús no hubiera vuelto para arengar a las multitudes. Es verdad que la víspera había dicho al salir del templo: «Os dejo vuestra casa desolada», pero no podían comprender por qué renunciaba a la gran ventaja que había conseguido con la actitud favorable de las muchedumbres. Aunque ellos temían que pudiera levantar un tumulto entre el pueblo, las últimas palabras del Maestro a la multitud habían sido una exhortación a acatar, dentro de lo razonablemente posible, la autoridad de aquellos «que se sientan en la cátedra de Moisés». En cualquier caso, aquel día estuvieron muy ocupados preparándose para la Pascua a la vez que ponían a punto sus planes para destruir a Jesús.
177:3.8 (1924.4) Al campamento no iba mucha gente porque su ubicación era un secreto bien guardado por todos los que sabían que Jesús había decidido alojarse allí en vez de volver a Betania todas las noches.
177:4.1 (1924.5) Poco después de que Jesús y Juan Marcos salieran del campamento, Judas Iscariote desapareció de entre sus hermanos y no volvió hasta el final de la tarde. Este apóstol descontento y confundido hizo caso omiso de la recomendación expresa de su Maestro de no entrar en Jerusalén y se dirigió a toda prisa a casa del sumo sacerdote Caifás donde estaba citado con los enemigos de Jesús. Se trataba de una reunión oficiosa del Sanedrín convocada para poco después de las diez de aquella mañana con el doble objetivo de estudiar las acusaciones que se iban a presentar contra Jesús y decidir el procedimiento a seguir para llevarlo ante las autoridades romanas a fin de obtener la necesaria confirmación civil de la sentencia de muerte que ya habían decretado.
177:4.2 (1924.6) El día anterior Judas había comunicado a algunos de sus parientes y a ciertos amigos saduceos de la familia de su padre que había llegado a la conclusión de que aunque Jesús era un soñador y un idealista bienintencionado, no era el esperado libertador de Israel. Judas declaró que le gustaría mucho encontrar una manera de retirarse dignamente de todo el movimiento. Sus amigos le halagaron los oídos diciendo que su retirada sería saludada como un gran acontecimiento por los dirigentes judíos y que le darían todo lo que quisiera. Le aseguraron que recibiría inmediatamente grandes honores del Sanedrín y que podría por fin borrar el estigma de su bienintencionada pero «desafortunada asociación con esos galileos incultos».
177:4.3 (1924.7) Judas no estaba nada convencido de que las formidables obras del Maestro fueran producto del poder del príncipe de los demonios, en cambio estaba totalmente seguro de que Jesús no utilizaría su poder para engrandecerse. Por fin había comprendido que Jesús se dejaría destruir por los dirigentes judíos y no podía soportar la humillación de ser identificado con un movimiento destinado al fracaso. Se negaba a considerar la idea de fracaso aparente. Conocía perfectamente el carácter recio de su Maestro y la agudeza de su mente majestuosa y misericordiosa, y sin embargo le causaba satisfacción coincidir, aunque fuera solo en parte, con uno de sus parientes que opinaba que Jesús, además de ser un fanático bienintencionado, no estaba del todo en sus cabales y había sido siempre una persona extraña e incomprendida.
177:4.4 (1925.1) Y entonces empezó a invadir a Judas un extraño resentimiento porque Jesús no le hubiera asignado nunca una posición de mayor honor. Había estimado siempre el honor de ser el tesorero apostólico, pero ahora empezaba a sentir que no era apreciado, que no se valoraban sus cualidades. De pronto le indignó que Pedro, Santiago y Juan hubieran sido honrados con una mayor cercanía a Jesús, y se dirigió a la casa del sumo sacerdote más impulsado por el afán de desquitarse de Pedro, Santiago y Juan que por ninguna idea de traicionar a Jesús. Por encima de todo lo demás, su mente consciente se vio dominada en ese momento por un nuevo propósito: quería honores para sí mismo, y si podía vengarse al mismo tiempo de los que habían contribuido a la mayor desilusión de su vida, mejor que mejor. Cayó en una terrible trama de confusión, desesperación, obstinación y orgullo. Y así, debe quedar claro que Judas no iba hacia la casa de Caifás para traicionar a Jesús por dinero.
177:4.5 (1925.2) Ya cerca de la casa de Caifás, Judas tomó la decisión definitiva de abandonar a Jesús y a sus compañeros apóstoles. Una vez resuelto a desertar de la causa del reino de los cielos, se propuso adjudicarse el máximo posible del honor y la gloria que había aspirado a alcanzar algún día la primera vez que se identificó con Jesús y su nuevo evangelio del reino. Todos los apóstoles tuvieron al principio la misma ambición que Judas, pero habían aprendido con el tiempo a admirar la verdad y amar a Jesús, por lo menos más que Judas.
177:4.6 (1925.3) El traidor fue presentado a Caifás y a los dirigentes judíos por su primo, que habló en su nombre. Explicó que Judas había descubierto su error de dejarse engañar por la sutil enseñanza de Jesús y deseaba renunciar de forma pública y oficial a su asociación con el galileo y recuperar al mismo tiempo la confianza y la fraternidad de sus hermanos judeos. El portavoz añadió que Judas reconocía la conveniencia de que Jesús fuera detenido para la paz de Israel, y como muestra de su arrepentimiento por haber tomado parte en un movimiento erróneo y prueba de la sinceridad de su retorno a las enseñanzas de Moisés, había venido a ofrecerse al Sanedrín para colaborar con el capitán encargado de arrestar a Jesús. De este modo podrían detenerlo discretamente sin riesgo de agitar a las multitudes y sin necesidad de aplazar su arresto hasta después de la Pascua.
177:4.7 (1925.4) Tras esta presentación de su primo, Judas se acercó al sumo sacerdote y dijo: «Haré todo lo que mi primo acaba de prometeros, ¿pero qué estáis dispuestos a darme por este servicio?». Judas no pareció notar la expresión de desdén, e incluso de asco, que cruzó el rostro del vanidoso y despiadado Caifás; el corazón de Judas estaba demasiado centrado en su propia gloria y en el ansia de satisfacer su propia exaltación.
177:4.8 (1926.1) Caifás bajó la vista hacia el traidor diciendo: «Judas, tú vete con el capitán de la guardia y ponte de acuerdo con él para traernos a tu Maestro esta noche o mañana por la noche, y cuando nos lo hayas entregado recibirás tu recompensa por ese servicio». Oído esto, Judas se fue a planear con el capitán de los guardias del templo la mejor manera de apresar a Jesús. Judas sabía que Jesús estaba fuera del campamento y no tenía ni idea de cuándo volvería aquella noche, así que acordaron arrestar a Jesús la noche siguiente (jueves) cuando el pueblo de Jerusalén y todos los peregrinos se hubieran retirado a descansar.
177:4.9 (1926.2) Judas volvió al campamento y se reunió con sus compañeros embriagado con sueños de gloria y grandeza que no había tenido desde hacía mucho tiempo. Se había enrolado con Jesús esperando convertirse algún día en un gran hombre del nuevo reino, y al final se había dado cuenta de que no habría ningún nuevo reino como el que él había previsto. Pero ahora se felicitaba por haber tenido la sagacidad de compensar la decepción de no encontrar gloria en un hipotético nuevo reino con el logro inmediato de honores y recompensas en el viejo orden de cosas. Creía que el viejo orden sobreviviría y estaba seguro de que acabaría con Jesús y todo lo que Jesús representaba. En la motivación última de su intención consciente, la traición de Judas a Jesús fue el acto cobarde de un desertor egoísta que solo pensaba en su seguridad y en su propia glorificación sin importarle las consecuencias de su conducta para su Maestro y sus antiguos compañeros.
177:4.10 (1926.3) Pero siempre había sido así. De forma deliberada, obstinada, egoísta y vengativa, Judas llevaba mucho tiempo cultivando conscientemente y albergando en su corazón estos deseos odiosos y malvados de venganza y deslealtad. Jesús amaba a Judas y confiaba en él igual que lo hacía con los demás apóstoles, pero Judas no supo corresponder a esta confianza con lealtad ni sentir a cambio un amor incondicional. ¡Y qué peligrosa puede llegar a ser la ambición cuando está ligada al egoísmo y tiene como motivación suprema oscuros deseos de venganza reprimidos durante largo tiempo! Qué demoledora es la decepción en la vida de las personas insensatas que, por fijar la vista en los atractivos borrosos y evanescentes del tiempo, se vuelven ciegas al logro más alto y más real de alcanzar para siempre los mundos eternos de los valores divinos y de las verdaderas realidades espirituales. Judas anhelaba mentalmente honores mundanos y llegó a amar este deseo con todo su corazón; los otros apóstoles anhelaban mentalmente los mismos honores mundanos, pero amaban a Jesús con el corazón y hacían todo lo posible por aprender a amar las verdades que él les enseñaba.
177:4.11 (1926.4) Judas no se daba cuenta en aquel momento de que llevaba criticando de forma subconsciente a Jesús desde la degollación de Juan el Bautista por Herodes. En el fondo de su corazón Judas siempre le reprochó que no salvara a Juan. No hay que olvidar que Judas había sido discípulo de Juan antes de seguir a Jesús. Toda la acumulación de ofensas humanas y amargas decepciones teñidas de odio que Judas conservaba en el alma estaba ya bien organizada en su mente subconsciente, lista para aflorar y devorarlo en cuanto se atreviera a separarse de la influencia protectora de sus hermanos y quedara expuesto a las burlas sutiles y las hábiles insinuaciones de los enemigos de Jesús. Cada vez que Judas daba rienda suelta a sus esperanzas y Jesús decía o hacía algo que las destrozaba, quedaba en el corazón de Judas una amarga cicatriz; y al multiplicarse las cicatrices, ese corazón herido repetidas veces acabó perdiendo todo afecto real por aquel que imponía esa desagradable experiencia a su personalidad bienintencionada pero cobarde y egocéntrica. Judas no se daba cuenta, pero era un cobarde. Por eso siempre interpretó como cobardía el hecho de que Jesús se negara tantas veces a acceder al poder y la gloria cuando parecía tenerlos al alcance de la mano. Y todo hombre mortal sabe muy bien que las decepciones, los celos y el sentimiento de agravio permanente pueden acabar transformando un amor que empezó siendo sincero en auténtico odio.
177:4.12 (1927.1) Por fin los jefes de los sacerdotes y los ancianos pudieron respirar tranquilos durante algunas horas. Ya no tendrían que arrestar a Jesús en público, y su alianza con el traidor les aseguraba que Jesús no escaparía de su jurisdicción como había hecho tantas veces en el pasado.
177:5.1 (1927.2) Puesto que era miércoles, hubo tertulia en el campamento al anochecer. El Maestro se esforzó por levantar el ánimo de sus apóstoles, pero era prácticamente imposible. Todos empezaban a darse cuenta de que se avecinaban acontecimientos alarmantes y demoledores. Ni siquiera pudieron alegrarse cuando el Maestro les recordó los años llenos de acontecimientos de su cordial asociación. Jesús preguntó con mucho interés a todos los apóstoles por sus familias; luego se volvió hacia David Zebedeo y preguntó si alguien tenía noticias recientes de su madre, de su hermana pequeña o de otros miembros de su familia. David bajó los ojos y no se atrevió a contestar.
177:5.2 (1927.3) Durante esta velada Jesús advirtió a sus seguidores que desconfiaran de la adhesión de las masas. Recordó sus experiencias en Galilea cuando las grandes muchedumbres que los habían seguido a todas partes con entusiasmo se volvieron contra ellos con el mismo ardor y retomaron sus antiguas creencias y formas de vida. Y añadió: «Así que no os dejéis engañar por las grandes muchedumbres que nos escuchaban en el templo y parecían creer en nuestras enseñanzas. Esas multitudes oyen la verdad y creen en ella de forma superficial con la mente, pero pocos permiten que la palabra de la verdad penetre en su corazón con raíces vivas. A la hora de la adversidad no se puede contar con el apoyo de los que solo conocen el evangelio con la mente y no lo han experimentado en el corazón. Cuando los dirigentes de los judíos se pongan de acuerdo para destruir al Hijo del Hombre y golpeen todos a una, veréis que la multitud huye despavorida o se limita a observar muda y estupefacta cómo esos líderes ciegos y enloquecidos llevan a la muerte a los maestros de la verdad del evangelio. Y luego, cuando las persecuciones y las adversidades caigan sobre vosotros, algunos de los que creéis que aman la verdad se dispersarán e incluso renunciarán al evangelio y os abandonarán. Algunos que han estado muy cerca de nosotros ya han tomado la decisión de desertar. Hoy habéis descansado como preparación para lo que nos espera. Velad pues y orad para poder afrontar con fortaleza los próximos días».
177:5.3 (1927.4) Una tensión inexplicable se cernía sobre el campamento. Mensajeros silenciosos iban y venían, y solo se comunicaban con David Zebedeo. Antes del final de la velada algunos se enteraron de que Lázaro había huido precipitadamente de Betania. Juan Marcos guardaba un silencio inquietante a su vuelta al campamento, a pesar de haber pasado todo el día en compañía del Maestro. Todos los intentos de hacerle hablar llevaban a la conclusión de que Jesús le había dicho que no hablara.
177:5.4 (1928.1) Hasta el buen humor y la camaradería inusual del Maestro les daba miedo. Todos sentían la inminencia del terrible aislamiento que estaba a punto de aplastarlos y sumirlos en el terror. Sospechaban vagamente lo que venía y ninguno se sentía preparado para afrontar la prueba. El Maestro había estado fuera todo el día y lo habían echado muchísimo de menos.
177:5.5 (1928.2) Aquel miércoles por la noche la condición espiritual de los acampados tocó su punto más bajo hasta el momento mismo de la muerte del Maestro. Aunque el día siguiente los acercaba más al viernes trágico, esas horas de ansiedad fueron más llevaderas porque él estaba con ellos.
177:5.6 (1928.3) Jesús, sabiendo que esa sería la última noche que dormiría con la familia que había elegido en la tierra, los despidió así justo antes de la medianoche: «Id a dormir, hermanos, y que la paz sea con vosotros hasta que nos levantemos con el nuevo día, un día más para hacer la voluntad del Padre y sentir la alegría de saber que somos sus hijos».
El libro de Urantia
Documento 178
178:0.1 (1929.1) JESÚS había planeado pasar ese jueves, su último día de libertad en la tierra como Hijo divino encarnado, con sus apóstoles y unos pocos discípulos fervientes y leales. Hacía una hermosa mañana, y poco después del desayuno el Maestro los llevó a un lugar solitario situado un poco por encima del campamento donde les enseñó muchas verdades nuevas. El Maestro dirigió otros discursos a los apóstoles durante las primeras horas de la tarde del jueves, pero el de la mañana fue su despedida a todo el grupo del campamento compuesto por los apóstoles y una serie de discípulos elegidos, tanto judíos como gentiles. Los apóstoles estaban todos menos Judas, y Pedro y varios de los apóstoles advirtieron su ausencia. Algunos pensaron que Jesús lo habría enviado a la ciudad para ocuparse de algo relacionado probablemente con la celebración de la Pascua. Judas no volvió al campamento hasta media tarde, poco antes de que Jesús saliera hacia Jerusalén con los doce para compartir la Última Cena.
178:1.1 (1929.2) Jesús estuvo hablando durante casi dos horas a unos cincuenta seguidores de confianza y respondió a una veintena de preguntas sobre la relación entre el reino de los cielos y los reinos de este mundo, y sobre la relación entre la filiación con Dios y la ciudadanía en los gobiernos terrenales. Este discurso, junto con sus respuestas a las preguntas, se puede resumir en lenguaje moderno como sigue:
178:1.2 (1929.3) Los reinos de este mundo, al ser materiales, pueden verse muchas veces en la necesidad de emplear la fuerza física para hacer cumplir sus leyes y mantener el orden. En el reino de los cielos los verdaderos creyentes no han de recurrir al empleo de la fuerza física. El reino de los cielos, al ser una hermandad espiritual de hijos de Dios nacidos del espíritu, solo puede ser promulgado por el poder del espíritu. Esta diferencia de procedimiento se refiere a las relaciones entre el reino de los creyentes y los reinos de gobierno secular, y no anula el derecho de los colectivos de creyentes a mantener su propio orden interno y administrar disciplina a sus miembros indignos o ingobernables.
178:1.3 (1929.4) No hay nada incompatible entre la filiación en el reino espiritual y la ciudadanía en un gobierno civil o secular. Es deber del creyente dar al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios. No puede haber ningún conflicto entre estos dos deberes puesto que uno es material y el otro espiritual, a menos que un césar se atreva a usurpar las prerrogativas de Dios y exija para sí homenaje espiritual y culto supremo. En tal caso debéis adorar solo a Dios e intentar iluminar al mismo tiempo a esos dirigentes terrenales errados para que reconozcan también ellos al Padre del cielo. No daréis culto espiritual a los dirigentes terrenales. Tampoco emplearéis la fuerza física de los gobiernos terrenales, cuyos dirigentes pueden volverse creyentes algún día, en la tarea de promover la misión del reino espiritual.
178:1.4 (1930.1) Desde el punto de vista de una civilización que progresa, la filiación en el reino os debería ayudar a convertiros en los ciudadanos ideales de los reinos de este mundo, puesto que la hermandad y el servicio son las piedras angulares del evangelio del reino. La llamada al amor del reino espiritual debería llegar a ser el antídoto efectivo contra la tendencia al odio de los ciudadanos belicosos y descreídos de los reinos terrenales. Pero esos hijos materialistas que viven en las tinieblas no tendrán conocimiento de vuestra luz espiritual de la verdad a menos que os acerquéis mucho a ellos mediante el servicio social desinteresado que es la consecuencia natural del desarrollo de los frutos del espíritu en la experiencia de vida de cada creyente individual.
178:1.5 (1930.2) Como hombres mortales y materiales sois de hecho ciudadanos de los reinos terrenales y deberíais ser buenos ciudadanos, sobre todo después de haberos convertido en hijos del reino celestial renacidos en el espíritu. Como hijos del reino de los cielos iluminados por la fe y liberados por el espíritu, afrontáis la doble responsabilidad del deber hacia los hombres y el deber hacia Dios, y asumís voluntariamente al mismo tiempo una tercera obligación sagrada: servir a la hermandad de los creyentes conocedores de Dios.
178:1.6 (1930.3) No debéis adorar a vuestros gobernantes temporales y no debéis emplear el poder temporal para promover el reino espiritual, pero debéis dispensar el mismo recto servicio por amor tanto a creyentes como a no creyentes. El poderoso Espíritu de la Verdad reside en el evangelio del reino, y dentro de poco yo derramaré este mismo espíritu sobre toda carne. Los frutos del espíritu —vuestro servicio sincero por amor— son la poderosa palanca social que eleva a las razas que están en las tinieblas, y este Espíritu de la Verdad se convertirá en el fulcro que multiplicará vuestro poder.
178:1.7 (1930.4) En vuestras relaciones con los dirigentes civiles no creyentes comportaos con inteligencia y sagacidad. Mostrad con vuestra discreción que sois expertos en allanar desacuerdos menores y deshacer malentendidos sin importancia. En todo lo que no sea vuestra lealtad espiritual a los dirigentes del universo, intentad por todos los medios vivir en paz con todos los hombres. Sed siempre prudentes como serpientes e inocentes como palomas.
178:1.8 (1930.5) Vuestra condición de hijos esclarecidos del reino debería convertiros en ciudadanos mucho mejores de un estado secular. Del mismo modo, los dirigentes de los estados terrenales gestionarán mucho mejor los asuntos civiles por el hecho de creer en este evangelio del reino celestial. La actitud de servicio desinteresado a los hombres y de adoración inteligente a Dios debería convertir a todos los que creen en el reino en mejores ciudadanos del mundo. Por otra parte, el hecho de ser un ciudadano honrado y entregado sinceramente a sus deberes temporales debería hacer a ese ciudadano más receptivo a la llamada del espíritu a la filiación en el reino celestial.
178:1.9 (1930.6) Mientras los dirigentes de los gobiernos terrenales pretendan ejercer la autoridad de dictadores religiosos, vosotros que creéis en este evangelio solo podéis esperar dificultades, persecuciones e incluso la muerte. Pero la luz que lleváis al mundo e incluso la manera en que sufriréis y moriréis por este evangelio del reino iluminarán a la larga por sí mismas al mundo entero y acabarán separando gradualmente la política de la religión. La predicación perseverante de este evangelio del reino traerá algún día a todas las naciones una nueva e increíble liberación: la independencia intelectual y la libertad religiosa.
178:1.10 (1931.1) Bajo las persecuciones que os esperan por parte de los que odian este evangelio de alegría y libertad, vosotros floreceréis y el reino prosperará. Pero más adelante correréis graves peligros cuando la mayoría de la gente hable bien de los que creen en el reino y muchos altos cargos acepten formalmente el evangelio del reino celestial. Aprended a ser fieles al reino incluso en tiempos de paz y prosperidad. No incitéis a las ángeles que os supervisan a enviaros tribulaciones como disciplina amorosa para salvar vuestra alma indolente.
178:1.11 (1931.2) Recordad que se os ha encomendado predicar este evangelio del reino —el deseo supremo de hacer la voluntad del Padre unido a la alegría suprema de comprender por la fe que sois hijos de Dios— y no debéis permitir que nada desvíe vuestra entrega a este único deber. Que toda la humanidad se beneficie del desbordamiento de vuestro ministerio espiritual amoroso, de vuestra comunión intelectual iluminadora y de vuestro servicio social edificante. Pero no permitáis que ninguna de estas labores humanitarias, ni todas ellas, sustituyan a la proclamación del evangelio. Estas poderosas ministraciones son subproductos sociales de las aún más poderosas y sublimes ministraciones y transformaciones obradas en el corazón de los que creen en el reino por el Espíritu vivo de la Verdad y por la comprensión personal de que la fe de un hombre nacido del espíritu confiere la seguridad de una comunión viva con el Dios eterno.
178:1.12 (1931.3) No busquéis divulgar la verdad ni establecer la rectitud mediante el poder de gobiernos civiles ni la promulgación de leyes seculares. Podéis esforzaros siempre por convencer mentalmente a los hombres, pero no os atreváis nunca a forzarlos. No olvidéis la gran ley de la equidad humana que os he enseñado en su forma positiva: todo lo que queráis que los hombres hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos.
178:1.13 (1931.4) Cuando un creyente en el reino sea llamado a servir al gobierno civil, que preste ese servicio como ciudadano temporal de dicho gobierno. Ese creyente debería mostrar en su labor civil todas las características normales de la ciudadanía, pero realzadas por la iluminación espiritual de la asociación ennoblecedora de la mente del hombre mortal con el espíritu del Dios eterno que mora en su interior. Si un no creyente puede ser calificado funcionario público superior, deberíais preguntaros seriamente si las raíces de la verdad se han secado en vuestro corazón por carecer de las aguas vivas de la comunión espiritual combinada con el servicio a la sociedad. La consciencia de la filiación con Dios debería avivar toda la vida de servicio de cada hombre, mujer y niño que posea este gran estimulante de todos los poderes inherentes a la personalidad humana.
178:1.14 (1931.5) No seáis místicos pasivos ni ascetas desabridos; no os convirtáis en soñadores ni vagabundeéis por la vida confiando lánguidamente en que una Providencia ficticia os resuelva incluso las necesidades básicas. Debéis sin duda ser dulces en vuestras relaciones con los mortales errados, pacientes en vuestro trato con los ignorantes y serenos ante la provocación; pero también debéis ser valientes en la defensa de la rectitud, convincentes en la promulgación de la verdad y enérgicos en la predicación de este evangelio del reino hasta los confines de la tierra.
178:1.15 (1931.6) Este evangelio del reino es una verdad viva. Os he dicho que es como la levadura en la masa, como el grano de la semilla de mostaza. Y ahora declaro que es como la semilla del ser vivo que sigue siendo la misma semilla viva de generación en generación, pero se despliega indefectiblemente en nuevas manifestaciones y crece aceptablemente por nuevas vías de adaptación a las condiciones y necesidades propias de cada generación sucesiva. La revelación que os he hecho es una revelación viva, y deseo que produzca los frutos apropiados en cada individuo y en cada generación conforme a las leyes del crecimiento espiritual, del aumento y del desarrollo adaptativo. De generación en generación este evangelio debe mostrar una vitalidad creciente y un poder espiritual cada vez más profundo. No hay que permitir que se convierta en un simple recuerdo sagrado, una mera tradición acerca de mí y de la época que estamos viviendo.
178:1.16 (1932.1) Y no olvidéis que no hemos atacado directamente a las personas que se sientan en la cátedra de Moisés ni hemos impugnado su autoridad, solo les hemos ofrecido la nueva luz que han rechazado tan rotundamente. Los hemos atacado solo para denunciar su deslealtad espiritual hacia las mismas verdades que se precian de enseñar y salvaguardar. Hemos chocado con estos jefes y dirigentes establecidos y reconocidos solo cuando se han opuesto directamente a la predicación del evangelio del reino a los hijos de los hombres. E incluso ahora no somos nosotros los que los atacamos sino ellos los que quieren destruirnos. No olvidéis que vuestro mandato se limita a salir a predicar la buena nueva. No debéis atacar las viejas costumbres sino poner hábilmente la levadura de la nueva verdad en medio de las antiguas creencias. Dejad que el Espíritu de la Verdad haga su propio trabajo. No os metáis en controversias más que si os veis forzados a hacerlo por los que desprecian la verdad, y cuando os ataque el no creyente obstinado no dudéis en defender con todas vuestras fuerzas la verdad que os ha salvado y santificado.
178:1.17 (1932.2) En todas las vicisitudes de la vida recordad siempre que debéis amaros los unos a los otros. No luchéis contra los hombres, ni siquiera contra los no creyentes. Mostrad misericordia incluso con los que os maltratan vilmente. Sed ciudadanos leales, artesanos honorables, buenos vecinos, parientes fieles, padres comprensivos y creyentes sinceros en la hermandad del reino del Padre. Y mi espíritu estará con vosotros ahora y hasta el fin del mundo.
178:1.18 (1932.3) Era casi la una cuando Jesús terminó su enseñanza así que volvieron inmediatamente al campamento donde David y sus compañeros les habían preparado el almuerzo.
178:2.1 (1932.4) Muy pocos oyentes del Maestro fueron capaces de asimilar, ni siquiera en parte, su instrucción de la mañana. De todos los que la escucharon, los griegos fueron quienes mejor la entendieron. Incluso los once apóstoles se sintieron desorientados por sus alusiones a futuros reinos políticos y a generaciones sucesivas de creyentes en el reino. Los seguidores más fervientes de Jesús no podían conciliar el final inminente de su ministerio terrenal con esas referencias a un largo futuro de actividades evangélicas. Algunos de estos creyentes judíos empezaban a sentir que estaba a punto de desencadenarse la tragedia más grande de la tierra, pero no podían conciliar ese desastre inminente con la actitud alegre e indiferente del Maestro ni con su discurso de la mañana, en el que había aludido repetidas veces a actividades futuras del reino celestial muy extendidas en el tiempo y relacionadas con muchos reinos temporales sucesivos en la tierra.
178:2.2 (1932.5) Ese mediodía todos los apóstoles y discípulos supieron que Lázaro había huido precipitadamente de Betania y empezaron a percibir la implacable resolución de los dirigentes judíos decididos a exterminar a Jesús y sus enseñanzas.
178:2.3 (1932.6) Los agentes secretos de David Zebedeo en Jerusalén informaban con todo detalle a su jefe sobre los progresos del plan para detener y matar a Jesús. David conocía perfectamente el papel de Judas en el complot, pero nunca habló de ello con los otros apóstoles ni con ninguno de los discípulos. Poco después del almuerzo llevó a Jesús aparte y se atrevió a preguntarle si sabía... pero no pudo terminar la pregunta. El Maestro levantó la mano para que callara y dijo: «Sí, David, lo sé todo y sé que tú lo sabes, pero procura no decírselo a nadie. Y nunca dudes en tu corazón de que al final prevalecerá la voluntad de Dios».
178:2.4 (1933.1) Esta conversación con David fue interrumpida por la llegada de un mensajero de Filadelfia enviado por Abner, que se había enterado del complot para matar a Jesús y preguntaba si debía acudir a Jerusalén. El mensajero volvió rápidamente a Filadelfia con este recado para Abner: «Prosigue con tu labor. Si me aparto de vosotros en la carne es solo para poder volver en el espíritu. No os abandonaré. Estaré con vosotros hasta el final».
178:2.5 (1933.2) En ese momento se acercó Felipe y preguntó al Maestro: «Maestro, ya va llegando la Pascua, ¿dónde quieres que la celebremos?». Jesús respondió así a la pregunta de Felipe: «Ve a buscar a Pedro y a Juan, y os daré instrucciones para la cena que vamos a compartir esta noche. En cuanto a la Pascua, habréis de pensarlo después de que hayamos hecho esto».
178:2.6 (1933.3) Cuando Judas oyó al Maestro hablar de estas cosas con Felipe se acercó para intentar escuchar la conversación, pero lo impidió David Zebedeo que estaba allí cerca. David se adelantó y se puso a hablar con Judas mientras Felipe, Pedro y Juan se apartaban para hablar con el Maestro.
178:2.7 (1933.4) Jesús dijo a los tres apóstoles: «Id ahora mismo a Jerusalén, y al pasar la puerta veréis a un hombre con un cántaro de agua. Él os hablará y vosotros iréis con él hasta una casa. Entrad detrás de él y preguntad al dueño de esa casa: ‘¿Dónde está la sala de invitados donde el Maestro ha de cenar con sus apóstoles?’. Entonces ese buen hombre os enseñará una gran habitación en el piso de arriba amueblada y preparada para nosotros».
178:2.8 (1933.5) Cuando los apóstoles llegaron a la ciudad encontraron al hombre con el cántaro de agua cerca de la puerta y siguieron tras él hasta la casa de Juan Marcos, donde el padre del muchacho los recibió y les enseñó la habitación de arriba preparada para la cena.
178:2.9 (1933.6) Todo esto lo habían acordado el Maestro y Juan Marcos el miércoles por la tarde cuando estuvieron solos en las colinas. Jesús lo organizó en secreto con el muchacho porque quería estar seguro de comer tranquilamente por última vez con sus apóstoles y pensaba que si Judas conocía de antemano el lugar de la reunión podría llevar a sus enemigos a apresarlo allí. De este modo Judas no se enteró del lugar de reunión hasta más tarde, cuando llegó con Jesús y los demás apóstoles.
178:2.10 (1933.7) David Zebedeo no tuvo dificultad en impedir que Judas siguiera a Pedro, Juan y Felipe, como hubiera querido, porque tenía muchos asuntos que tratar con el tesorero. Cuando Judas dio a David una suma de dinero para provisiones, David le dijo: «Judas, dadas las circunstancias ¿no convendría que me adelantaras un poco de dinero en previsión de futuras necesidades?». Judas reflexionó un momento y contestó: «Sí, David, creo que sería prudente. De hecho, en vista de la agitación que hay en Jerusalén, lo mejor sería que te entregara todo el dinero. Conspiran contra el Maestro, y así no tendrías problemas si a mí me ocurriera algo».
178:2.11 (1934.1) Acto seguido David recibió todos los fondos apostólicos en efectivo y los recibos del dinero en depósito. Los apóstoles no se enteraron de esta transacción hasta el día siguiente por la noche.
178:2.12 (1934.2) Hacia las cuatro y media volvieron los tres apóstoles y comunicaron a Jesús que todo estaba dispuesto para la cena. El Maestro se preparó inmediatamente para conducir a sus doce apóstoles por el sendero que llevaba a la calzada de Betania y desde allí hasta Jerusalén. Este fue el último desplazamiento que hizo con los doce.
178:3.1 (1934.3) Una vez más Jesús y los doce quisieron evitar a las multitudes que circulaban por el valle de Cedrón entre el parque de Getsemaní y Jerusalén, de modo que subieron por la cresta occidental del monte Olivete para encontrarse con la calzada que bajaba de Betania a la ciudad. Al llegar al lugar donde Jesús estuvo hablando la noche anterior sobre la destrucción de Jerusalén se pararon inconscientemente y contemplaron la ciudad en silencio. Como era un poco temprano y Jesús no quería pasar por la ciudad antes de la puesta del sol, dijo a sus compañeros:
178:3.2 (1934.4) «Sentaos y descansad mientras os hablo de lo que pronto ha de ocurrir. He vivido con vosotros todos estos años como hermanos, os he enseñado la verdad sobre el reino de los cielos y os he revelado sus misterios. Mi padre ha hecho en verdad muchas obras maravillosas relacionadas con mi misión en la tierra. Habéis sido testigos de todo esto y habéis participado en la experiencia de trabajar junto con Dios. También sois testigos de que os vengo advirtiendo desde hace algún tiempo que dentro de poco debo retornar a la obra que el Padre me ha encomendado. Os he dicho claramente que debo dejaros en el mundo para proseguir la obra del reino. Para este propósito os escogí en las colinas de Cafarnaúm, y ahora debéis prepararos para compartir con otros la experiencia que habéis tenido conmigo. Como el Padre me envió a este mundo, estoy a punto de enviaros para que me representéis y terminéis la obra que he empezado.
178:3.3 (1934.5) «Contempláis con tristeza esa ciudad ahí abajo porque me habéis oído anunciaros el final de Jerusalén. Os he prevenido para que no perezcáis en su destrucción y no se retrase así la proclamación del evangelio del reino. Os advierto también que tengáis cuidado y no os pongáis inútilmente en peligro cuando vengan a llevarse al Hijo del Hombre. Yo he de irme, pero vosotros tenéis que quedaros para dar testimonio de este evangelio cuando yo me haya ido; por eso aconsejé a Lázaro que huyera de la ira de los hombres para que pudiera vivir y dar a conocer la gloria de Dios. Si es voluntad del Padre que yo me vaya, nada de lo que hagáis podrá frustrar el plan divino. Cuidad de que no os maten a vosotros también. Que vuestras almas sean valientes en defensa del evangelio con el poder del espíritu, pero no os equivoquéis intentando defender tontamente al Hijo del Hombre. No necesito ninguna protección humana, los ejércitos del cielo están ahora mismo al alcance de mi mano. Pero estoy decidido a hacer la voluntad de mi Padre del cielo, y por eso nos hemos de someter a lo que está a punto de acaecernos.
178:3.4 (1934.6) «Cuando veáis esta ciudad destruida no olvidéis que ya habéis entrado en la vida eterna de servicio sin fin en el reino del cielo que avanza sin cesar, e incluso del cielo de los cielos. Deberíais saber que en el universo de mi Padre y en el mío hay muchas moradas, y que a los hijos de la luz les espera en ellas la revelación de ciudades cuyo constructor es Dios y de mundos cuyo hábito de vida es la rectitud y la alegría en la verdad. Os he traído el reino de los cielos aquí a la tierra, pero declaro que todos aquellos de vosotros que entren en él por la fe y permanezcan en él por el servicio vivo de la verdad ascenderán con toda seguridad a los mundos de lo alto y se sentarán conmigo en el reino de espíritu de nuestro Padre. Pero primero debéis ceñiros los cinturones y completar la obra que habéis empezado conmigo. Tenéis que pasar primero por muchas tribulaciones y soportar muchas penas —y estas pruebas están ahora mismo sobre nosotros— y cuando hayáis terminado vuestro trabajo en la tierra vendréis a mi alegría, igual que yo he terminado la obra de mi Padre en la tierra y estoy a punto de volver a su abrazo.»
178:3.5 (1935.1) Dicho esto, el Maestro se levantó y todos bajaron tras él por el Olivete hacia la ciudad. Solo tres de los apóstoles sabían a dónde iban mientras caminaban por las callejuelas al caer la noche. Los empujaba el gentío, pero nadie los reconoció ni supo que el Hijo de Dios pasaba cerca de ellos de camino a su última reunión como mortal con sus embajadores elegidos del reino. Y tampoco sabían los apóstoles que uno de ellos estaba conspirando para traicionar al Maestro y ponerlo en manos de sus enemigos.
178:3.6 (1935.2) Juan Marcos los había seguido todo el camino hasta entrar en la ciudad. En cuanto pasaron la puerta atajó corriendo por otra calle, y cuando llegaron los estaba esperando para recibirlos en casa de su padre.
El libro de Urantia
Documento 179
179:0.1 (1936.1) ESE JUEVES por la tarde, cuando Felipe recordó al Maestro que se acercaba la Pascua y le preguntó sobre sus planes para celebrarla se refería a la cena de Pascua que debía tener lugar al día siguiente, el viernes por la noche. Era costumbre empezar los preparativos para la Pascua el día anterior antes del mediodía. Y como los judíos consideraban que el día empezaba con la puesta del sol, la cena pascual del sábado se celebraba el viernes poco antes de medianoche.
179:0.2 (1936.2) Por eso los apóstoles no entendían por qué había dicho el Maestro que celebrarían la Pascua un día antes. Algunos pensaron que sabía que sería detenido antes de la cena pascual del viernes por la noche y por eso quería reunirlos el jueves en una cena especial. Otros creían que solo iba a ser una comida solemne antes de la celebración oficial de la Pascua.
179:0.3 (1936.3) Los apóstoles sabían que Jesús había celebrado otras pascuas sin cordero y sabían que no tomaba parte personalmente en ningún rito sacrificial del sistema judío. Había comido muchas veces el cordero pascual como invitado, pero cuando el anfitrión era él no se servía cordero. A los apóstoles no les habría extrañado nada que no hubiera cordero en la cena de Pascua, y mucho menos en la de la víspera.
179:0.4 (1936.4) Después de responder a los saludos de bienvenida del padre y la madre de Juan Marcos, los apóstoles subieron directamente a la sala de arriba mientras Jesús se quedaba hablando con la familia.
179:0.5 (1936.5) Habían acordado de antemano que el Maestro haría esta celebración a solas con sus doce apóstoles y por lo tanto no habría criados para servirles.
179:1.1 (1936.6) Juan Marcos acompañó a los apóstoles al piso de arriba y les enseñó una amplia sala perfectamente dispuesta para la cena, con el pan, el vino, el agua y las hierbas preparados en un extremo de la mesa. Salvo en ese extremo donde estaban el pan y el vino, la larga mesa estaba rodeada por trece divanes tal como se habría preparado para celebrar la Pascua en una casa judía acomodada.
179:1.2 (1936.7) Al entrar en la habitación los apóstoles vieron junto a la puerta los jarros de agua, las palanganas y las toallas destinados a lavar sus pies polvorientos, y como no se habían previsto criados para prestar este servicio, en cuanto Juan Marcos se marchó empezaron a mirarse unos a otros pensando para sus adentros: ¿Quién va a lavarnos los pies? Y cada uno de ellos se dijo que no sería él quien se pusiera a hacer de criado de los otros.
179:1.3 (1937.1) Mientras deliberaban sobre esto en su fuero interno, examinaron la distribución de los asientos y observaron que había un diván más elevado para el anfitrión con otro a su derecha, y los once restantes dispuestos alrededor de la mesa hasta llegar en el lado opuesto a este segundo asiento de honor situado a la derecha del anfitrión.
179:1.4 (1937.2) Esperaban que el Maestro llegaría en cualquier momento pero no sabían si debían sentarse o esperar a que viniera y les asignara sus sitios. Mientras dudaban, Judas avanzó hasta el asiento de honor a la izquierda del anfitrión y dio a entender que tenía la intención de recostarse en él como invitado preferente. Este acto de Judas suscitó inmediatamente una acalorada disputa entre los demás apóstoles. En cuanto Judas se apoderó del asiento de honor, Juan Zebedeo se adjudicó el segundo asiento preferente situado a la derecha del anfitrión. Los demás apóstoles no podían ocultar su irritación. A Simón Pedro le enfadó tanto que Judas y Juan se atribuyeran los primeros puestos que dio la vuelta a la mesa y se asignó el último puesto, el diván de menor categoría situado justo enfrente del que había elegido Juan Zebedeo. Al ver que otros se habían apoderado de los asientos altos, Pedro decidió elegir el más bajo, y lo hizo no solo para protestar contra la indecorosa vanidad de sus hermanos, sino también con la esperanza de que cuando llegara Jesús y viera que estaba en el último puesto le hiciera subir más alto e hiciera bajar a otro que se hubiera atrevido a honrarse a sí mismo.
179:1.5 (1937.3) Una vez ocupados los puestos más altos y el más bajo, los demás apóstoles fueron eligiendo el suyo, unos cerca de Judas y otros cerca de Pedro hasta que todos estuvieron situados alrededor de la mesa en forma de U. Se instalaron en sus divanes en este orden: a la derecha del Maestro, Juan; a la izquierda, Judas, Simón Celotes, Mateo, Santiago Zebedeo, Andrés, los gemelos Alfeo, Felipe, Natanael, Tomás y Simón Pedro.
179:1.6 (1937.4) Están reunidos para celebrar, al menos en espíritu, una institución incluso anterior a Moisés relacionada con los tiempos en que sus padres fueron esclavos en Egipto. Esta cena es su último encuentro con Jesús, y hasta en un marco tan solemne los apóstoles, arrastrados por la conducta de Judas, han cedido una vez más a su vieja predilección por los honores, las preferencias y la exaltación personal.
179:1.7 (1937.5) Estaban aún recriminándose airadamente unos a otros cuando el Maestro apareció en la puerta. Titubeó un momento mientras la decepción se iba dibujando en su rostro, y luego se dirigió a su sitio sin decir nada ni cambiar la distribución de los asientos.
179:1.8 (1937.6) Ya estaban preparados para empezar la cena, salvo que aún no se habían lavado los pies y que su estado de ánimo era todo menos cordial. Cuando el Maestro llegó seguían lanzándose comentarios peyorativos unos a otros, por no hablar de los pensamientos de algunos que tenían el suficiente control emocional como para no expresar sus sentimientos en público.
179:2.1 (1937.7) Cuando el Maestro ocupó su sitio no se dijo una palabra durante unos momentos. Jesús paseó la mirada sobre ellos y alivió la tensión con una sonrisa. Luego dijo: «He deseado mucho celebrar esta Pascua con vosotros. Quería comer una vez más con vosotros antes de mi sufrimiento, y sabiendo que ha llegado mi hora he organizado esta cena para esta noche. En cuanto a mañana, estamos todos en manos del Padre cuya voluntad he venido a cumplir. No volveré a comer con vosotros hasta que os sentéis conmigo en el reino que mi Padre me dará cuando haya consumado aquello para lo que él me envió a este mundo».
179:2.2 (1938.1) Después de mezclar el agua y el vino llevaron la copa a Jesús que la recibió de manos de Tadeo y la sostuvo dando gracias. Cuando hubo terminado de dar gracias dijo: «Tomad esta copa y repartidla entre vosotros, y cuando la hayáis compartido sabed que no volveré a beber con vosotros el fruto de la vid puesto que esta es nuestra última cena. Cuando nos volvamos a sentar de esta manera será en el reino venidero».
179:2.3 (1938.2) Jesús empezó a hablar así a sus apóstoles porque sabía que había llegado su hora. Entendía que había llegado el momento en que había de volver al Padre y que su trabajo en la tierra estaba casi terminado. El Maestro sabía que había revelado a la tierra el amor del Padre y había mostrado su misericordia a la humanidad, y que había cumplido lo que había venido a hacer al mundo hasta el punto de recibir todo el poder y toda la autoridad del cielo y de la tierra. Sabía también que Judas Iscariote había tomado su decisión definitiva de entregarlo esa noche a sus enemigos. Se daba perfecta cuenta de que esa vil traición era obra de Judas pero complacía al mismo tiempo a Lucifer, a Satanás y a Caligastia, el príncipe de las tinieblas. Jesús no temía a ninguno de los que buscaban su derrota espiritual y mucho menos a los que querían su muerte física; solo le preocupaba la seguridad y la salvación de sus seguidores elegidos. Y así, sabiendo plenamente que el Padre había puesto todas las cosas bajo su autoridad, el Maestro se dispuso a representar la parábola del amor fraterno.
179:3.1 (1938.3) Según la costumbre judía, el anfitrión se levantaba de la mesa y se lavaba las manos después de beber la primera copa de la Pascua. Durante la comida todos los invitados se levantaban después de la segunda copa para lavarse también las manos. Los apóstoles sabían que su Maestro nunca observaba estos ritos de lavado ceremonial de las manos, por eso les extrañó que después de compartir la primera copa se levantara de la mesa sin decir nada y se dirigiera hacia la puerta donde estaban los jarros de agua, las palanganas y las toallas. Su curiosidad se transformó en estupefacción cuando vieron que se quitaba el manto, se ceñía una toalla y empezaba a echar agua en una de las palanganas para los pies. Imaginad el asombro de estos doce hombres, que se acababan de negar a lavarse los pies unos a otros y se habían enzarzado en disputas mezquinas sobre las posiciones de honor en la mesa, cuando vieron a Jesús rodear el extremo libre de la mesa hasta llegar al puesto de menor rango del banquete donde estaba reclinado Simón Pedro y arrodillarse como un criado para lavarle los pies. Cuando el Maestro se arrodilló los doce se pusieron en pie todos a una; incluso el traidor Judas olvidó por un momento su infamia y se levantó con sus compañeros en esta expresión de sorpresa, respeto y asombro total.
179:3.2 (1938.4) Simón Pedro se encontró de pie contemplando el rostro alzado de su Maestro. Jesús no dijo nada; no era necesario que hablara. Su actitud decía claramente que se proponía lavar los pies de Simón Pedro. A pesar de las flaquezas de la carne, Pedro amaba al Maestro. Este pescador galileo fue el primer ser humano que creyó de todo corazón en la divinidad de Jesús y que hizo una confesión plena y pública de esta creencia. Desde entonces Pedro nunca había dudado realmente de la naturaleza divina del Maestro. Y como Pedro veneraba y honraba a Jesús de todo corazón, no podía aceptar que estuviera arrodillado ante él como un simple criado para lavarle los pies como lo hubiera hecho un esclavo. En cuanto se hubo recuperado lo suficiente como para dirigirse al Maestro, Pedro expresó el sentir de todos los apóstoles.
179:3.3 (1939.1) Tras unos momentos muy incómodos Pedro dijo: «Maestro, ¿piensas realmente lavarme los pies?». Jesús levantó los ojos hacia el rostro de Pedro y contestó: «Puede que no entiendas del todo lo que estoy a punto de hacer, pero más adelante conocerás el significado de todas estas cosas». Entonces Simón Pedro respiró hondo y dijo: «¡Maestro, tú jamás me lavarás los pies!». Todos los apóstoles asintieron con la cabeza ante la firme negativa de Pedro a permitir que Jesús se humillara ante ellos de esa manera.
179:3.4 (1939.2) El atractivo dramático de esta insólita escena llegó a tocar el corazón de Judas Iscariote en un primer momento. Pero cuando su intelecto envanecido juzgó el espectáculo, concluyó que este gesto de humildad demostraba una vez más que Jesús no estaría cualificado nunca para ser el libertador de Israel y que él no se equivocaba al abandonar la causa del Maestro.
179:3.5 (1939.3) Mientras todos estaban allí de pie con la respiración contenida por el asombro Jesús dijo: «Pedro, yo declaro que si no te lavo los pies no tendrás parte conmigo en lo que estoy a punto de hacer». Ante esta declaración, unida al hecho de que Jesús seguía arrodillado a sus pies, Pedro tomó una decisión de aquiescencia ciega al deseo de alguien a quien amaba y respetaba. Cuando Simón Pedro empezó a darse cuenta de que la demostración de servicio que Jesús se proponía comportaba algún significado que determinaría la relación futura de cada uno con la obra del Maestro, no solo se resignó a aceptar que Jesús le lavara los pies, sino que añadió con su impetuosidad característica: «Maestro, entonces no solo los pies, sino también las manos y la cabeza».
179:3.6 (1939.4) Antes de empezar a lavar los pies de Pedro el Maestro dijo: «El que ya está limpio solo necesita que le laven los pies. Los que os sentáis conmigo esta noche estáis limpios —pero no todos—, y sin embargo el polvo de vuestros pies debería haberse lavado antes de sentaros a cenar conmigo. Además quiero haceros este servicio como parábola que ilustre el significado de un nuevo mandamiento que pronto os daré».
179:3.7 (1939.5) El Maestro fue rodeando la mesa en silencio y lavó los pies de sus doce apóstoles sin excluir a Judas. Cuando hubo terminado de lavar los pies a los doce se puso el manto, volvió a su puesto de anfitrión, paseó la vista sobre sus desconcertados apóstoles y dijo:
179:3.8 (1939.6) «¿Entendéis realmente lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro, y decís bien porque lo soy. Si el Maestro os ha lavado los pies, ¿por qué no estabais dispuestos a lavaros los pies unos a otros? ¿Qué lección deberíais aprender de esta parábola en la que el Maestro hace tan gustosamente el servicio que sus hermanos no querían hacerse entre ellos? En verdad, en verdad os digo que un siervo no es mayor que su señor, ni tampoco un enviado es mayor que el que lo envió. Habéis visto en mi vida entre vosotros cómo se ha de servir, y benditos sean los que tengan el valor y la benevolencia de servir así. ¿Pero por qué os cuesta tanto aprender que el secreto de la grandeza en el reino espiritual no se parece a los métodos de poder del mundo material?
179:3.9 (1940.1) «Cuando entré esta noche en esta sala, no solo os negabais orgullosamente a lavaros los pies unos a otros, sino que estabais discutiendo entre vosotros sobre quiénes ocuparían los lugares de honor en mi mesa. Esos honores los buscan los fariseos y los hijos de este mundo, pero no debería ser así entre los embajadores del reino celestial. ¿No sabéis que no puede haber ningún lugar preferente en mi mesa? ¿No entendéis que os amo a cada uno de vosotros como amo a los demás? ¿No sabéis que el asiento más cercano a mí, considerado como un honor por los hombres, no significa nada en cuanto a vuestra posición en el reino de los cielos? Sabéis que los reyes de los gentiles se enseñorean de sus súbditos, y quienes ejercen esta potestad son llamados a veces bienhechores. Pero no ha de ser así en el reino de los cielos. El que quiera ser grande entre vosotros hágase como el menor, y el que quiera ser jefe, como el que sirve. ¿Quién es más grande, el que se sienta a comer o el que sirve? ¿No se suele considerar al que se sienta a comer como el más grande? Pero ya veis que estoy entre vosotros como el que sirve. Si estáis dispuestos a convertiros en siervos conmigo para hacer la voluntad del Padre, os sentaréis conmigo con poder en el reino venidero y seguiréis haciendo la voluntad del Padre en la gloria futura.»
179:3.10 (1940.2) Cuando Jesús terminó de hablar, los gemelos Alfeo trajeron el pan y el vino con las hierbas amargas y la pasta de frutos secos que eran el siguiente plato de la Última Cena.
179:4.1 (1940.3) Los apóstoles comieron en silencio durante algunos minutos, pero pronto se pusieron a charlar animados por la actitud alegre del Maestro y la cena transcurrió como si no hubiera ocurrido nada fuera de lo normal para empañar el buen humor y la armonía social de aquella ocasión extraordinaria. Al cabo de un rato, hacia la mitad de esta segunda parte de la comida, Jesús se dirigió a todos con estas palabras: «Os he dicho ya cuánto deseaba tener esta cena con vosotros, y sabiendo cómo han conspirado las fuerzas malignas de las tinieblas para matar al Hijo del Hombre, decidí cenar con vosotros en esta sala secreta un día antes de la Pascua porque mañana por la noche a esta hora ya no estaré con vosotros. Os he repetido muchas veces que tengo que volver al Padre, y ya ha llegado mi hora. Pero no era necesario que uno de vosotros me traicionara para entregarme a mis enemigos».
179:4.2 (1940.4) Al oír esto los doce, que ya estaban en una actitud mucho más humilde después de la parábola del lavatorio de los pies y del discurso posterior del Maestro, empezaron a mirarse unos a otros desconcertados y preguntaban vacilantes: «¿Seré yo acaso?». Y cuando todos hubieron preguntado lo mismo Jesús respondió: «Aunque es necesario que vaya al Padre, para cumplir la voluntad del Padre no hacía falta que uno de vosotros se convirtiera en traidor. Así ha madurado el mal oculto en el corazón de uno de vosotros que no ha logrado amar la verdad con toda su alma. ¡Qué engañoso es el orgullo intelectual que precede a la caída espiritual! Mi amigo de muchos años que ahora mismo come mi pan está dispuesto a traicionarme al tiempo que mete conmigo la mano en el plato».
179:4.3 (1940.5) Entonces todos empezaron a preguntar otra vez: «¿Acaso soy yo?». Y cuando Judas, que estaba sentado a la izquierda de su Maestro, volvió a preguntar: «¿Acaso soy yo?», Jesús untó el pan en el plato de hierbas y se lo pasó a Judas diciendo: «Tú lo has dicho». Pero los demás no oyeron a Jesús decir esto a Judas. Juan, que estaba a la derecha de Jesús, se inclinó hacia él y le preguntó: «¿Quién es, Maestro? Deberíamos saber quién es el que ha traicionado tu confianza». Jesús contestó: «Ya os lo he dicho, el mismo a quien le he dado el pan untado». Pero aunque el Maestro lo dijo tan claramente, era tan natural que el anfitrión diera pan untado al que se sentaba justo a su izquierda que nadie se dio cuenta. Solo Judas era dolorosamente consciente del significado de las palabras del Maestro cuando le dio el pan, y empezó a temer que sus hermanos comprendieran que él era el traidor.
179:4.4 (1941.1) Pedro, muy alterado por lo que había oído, se inclinó hacia adelante sobre la mesa y dijo a Juan: «Pregúntale quién es, o si te lo ha dicho, dime quién es el traidor».
179:4.5 (1941.2) Jesús puso fin a sus cuchicheos diciendo: «Me entristece que haya ocurrido este mal y he esperado hasta este momento que el poder de la verdad podría triunfar sobre los engaños del mal, pero no se pueden ganar victorias así sin la fe del amor sincero a la verdad. Habría preferido no tener que deciros estas cosas en nuestra última cena, pero quiero advertiros de estas penas y prepararos así para cuando nos sobrevengan. Os he hablado de esto porque quiero que recordéis cuando yo me haya ido que conocía todas estas perversas conspiraciones y que os previne de que iba a ser traicionado. Hago todo esto solo para fortaleceros ante las pruebas y las tentaciones que nos esperan».
179:4.6 (1941.3) Dicho esto, Jesús se inclinó hacia Judas y le dijo: «Lo que has de hacer, hazlo pronto». En cuanto Judas lo oyó, se levantó de la mesa y salió a la noche para hacer lo que había decidido. Cuando los demás apóstoles vieron que Judas salía rápidamente de la habitación después de que Jesús le hablara, pensaron que iría a comprar algo más para la cena o a hacer algún otro encargo para el Maestro, puesto que creían que seguía llevando la bolsa.
179:4.7 (1941.4) Jesús sabía que ya no se podía hacer nada para impedir que Judas se convirtiera en traidor. Había empezado con doce y ahora tenía once. Él había elegido personalmente a seis de sus apóstoles, y aunque Judas era uno de los nombrados por esos seis primeros, el Maestro lo había aceptado y hasta ese mismo momento había hecho todo lo posible por santificarlo y salvarlo igual que había trabajado por la paz y la salvación de los demás.
179:4.8 (1941.5) Con sus momentos entrañables y sus gestos de ternura, esta cena fue el último llamamiento de Jesús al desertor Judas. Pero fue en vano. Por regla general las advertencias, aunque se hagan con todo el cariño y el tacto del mundo, cuando el amor está realmente muerto solo consiguen intensificar el odio y avivar la malvada decisión de culminar los propios proyectos egoístas.
179:5.1 (1941.6) Cuando llevaron a Jesús la tercera copa de vino, la «copa de la bendición», se levantó del diván y tomando la copa en sus manos, la bendijo diciendo: «Tomad todos esta copa y bebed de ella. Esta será la copa de mi recuerdo. Esta es la copa de la bendición de una nueva dispensación de gracia y de verdad. Será para vosotros el emblema del otorgamiento y del ministerio del divino Espíritu de la Verdad. No volveré a beber esta copa con vosotros hasta que beba de una forma nueva con vosotros en el reino eterno del Padre».
179:5.2 (1942.1) Mientras bebían de esta copa de la bendición con profunda reverencia y en perfecto silencio, todos los apóstoles sintieron que estaba ocurriendo algo extraordinario. La vieja Pascua conmemoraba el paso de sus padres de un estado de esclavitud racial al de libertad individual. El Maestro estaba instaurando ahora una nueva cena del recuerdo como símbolo de la nueva dispensación en la que el individuo esclavo del egoísmo y del ceremonial sale de su cautiverio hacia la alegría espiritual de la hermandad y la comunión de los hijos por la fe liberados del Dios vivo.
179:5.3 (1942.2) Cuando terminaron de beber esta nueva copa del recuerdo, el Maestro tomó el pan, y después de dar gracias lo partió en pedazos y se lo dio para que se lo pasaran entre ellos, diciendo: «Tomad y comed este pan del recuerdo. Os he dicho que yo soy el pan de vida, y este pan de vida es la vida unida del Padre y el Hijo en una sola ofrenda. El verbo del Padre, tal como se revela en el Hijo, es en verdad el pan de vida». Cuando hubieron compartido el pan del recuerdo, símbolo del verbo vivo de la verdad encarnado a imagen y semejanza de carne mortal, todos se sentaron.
179:5.4 (1942.3) Al instaurar esta cena del recuerdo, el Maestro recurrió como era su costumbre a los símbolos y las parábolas. Empleó símbolos porque quería enseñar ciertas grandes verdades espirituales de modo que fuera difícil para sus sucesores atribuir a sus palabras interpretaciones precisas y significados fijos. Intentaba impedir así que las generaciones sucesivas cristalizaran su enseñanza y ataran sus significados espirituales con las cadenas muertas de la tradición y el dogma. Al establecer la única ceremonia o sacramento que asoció a la totalidad de su misión en la vida, Jesús puso especial cuidado en sugerir sus significados en lugar de recurrir a definiciones precisas. No quería destruir el concepto individual de la comunión divina mediante el establecimiento una forma precisa; tampoco quería limitar la imaginación espiritual del creyente entorpeciéndola con formulismos. Buscaba más bien liberar el alma renacida del hombre para que pudiera emprender el vuelo con las gozosas alas de una nueva libertad espiritual viva.
179:5.5 (1942.4) A pesar del esfuerzo del Maestro por establecer así este nuevo sacramento del recuerdo, sus seguidores se encargaron de frustrar su deseo expreso en los siglos posteriores. Y así, el simple simbolismo espiritual de aquella última noche en la carne se ha visto reducido a interpretaciones estrictas y sometido a la precisión casi matemática de una fórmula fija. De todas las enseñanzas de Jesús, ninguna ha llegado a estar más tipificada por la tradición.
179:5.6 (1942.5) Cuando esta cena del recuerdo es compartida por los que creen en el Hijo y conocen a Dios, no es necesario asociar a su simbolismo ninguna de las interpretaciones erróneas y pueriles del hombre sobre el significado de la presencia divina, pues en todas esas ocasiones el Maestro está realmente presente. La cena del recuerdo es el encuentro simbólico del creyente con Miguel. Cuando os volvéis así conscientes del espíritu, el Hijo está realmente presente y su espíritu fraterniza con el fragmento de su Padre que mora en vuestro interior.
179:5.7 (1942.6) Todos se quedaron meditando por unos momentos y luego Jesús prosiguió: «Cuando hagáis estas cosas, recordad la vida que he vivido en la tierra entre vosotros y regocijaos de que vaya a seguir viviendo en la tierra con vosotros y sirviendo a través de vosotros. Como individuos no compitáis entre vosotros sobre quién será el más grande. Sed todos como hermanos. Y cuando el reino crezca hasta abarcar a grandes grupos de creyentes, tampoco compitáis por la grandeza ni busquéis la promoción entre esos grupos».
179:5.8 (1943.1) Este magno acontecimiento tuvo lugar en la habitación de arriba de la casa de un amigo. No había nada de sagrado en la cena ni en el edificio, ni tampoco hubo ninguna ceremonia de consagración. La cena del recuerdo fue instaurada sin sanción eclesiástica.
179:5.9 (1943.2) Cuando hubo instaurado así la cena del recuerdo Jesús dijo a los apóstoles: «Cada vez que hagáis esto, hacedlo en memoria de mí. Y cuando os acordéis de mí pensad primero en mi vida en la carne, recordad que una vez estuve con vosotros y luego percibid por la fe que todos cenaréis conmigo algún día en el reino eterno del Padre. Esta es la nueva Pascua que os dejo, el recuerdo mismo de mi vida de otorgamiento, el verbo de la verdad eterna. Y de mi amor por vosotros os dejo el derramamiento de mi Espíritu de la Verdad sobre toda carne».
179:5.10 (1943.3) Y terminaron esta celebración incruenta de la antigua Pascua en la que se instauró la nueva cena del recuerdo, cantando todos juntos el salmo ciento dieciocho.
El libro de Urantia
Documento 180
180:0.1 (1944.1) DESPUÉS de cantar el salmo al final de la Última Cena, los apóstoles pensaron que Jesús tendría la intención de volver inmediatamente al campamento, pero el Maestro les pidió que se sentaran y les dijo:
180:0.2 (1944.2) «Una vez os envié sin alforjas ni dinero e incluso os aconsejé que no llevarais ropa de recambio, y recordaréis que no os faltó de nada. Pero ahora han llegado tiempos de tribulación. Ya no podéis contar con la buena voluntad de las multitudes. A partir de ahora el que tenga bolsa que la lleve con él. Cuando salgáis al mundo a proclamar este evangelio velad por vuestra manutención como os parezca más conveniente. He venido a traer paz, pero no aparecerá durante algún tiempo.
180:0.3 (1944.3) «Ha llegado la hora de que el Hijo del Hombre sea glorificado, y el Padre será glorificado en mí. Amigos, solo estaré un poco más con vosotros. Pronto me buscaréis y no me encontraréis, porque a donde yo voy vosotros en este momento no podéis venir. Pero cuando hayáis terminado vuestra obra en la tierra como yo he terminado la mía, vendréis a mí como yo me preparo ahora para ir a mi Padre. Muy pronto he de dejaros y no me volveréis a ver en la tierra, pero todos me veréis en la edad por venir cuando ascendáis al reino que me ha dado mi Padre.»
180:1.1 (1944.4) Después de estas palabras hubo unos minutos de conversación informal hasta que Jesús se levantó y dijo: «Esta noche he representado ante vosotros una parábola para indicaros cómo debéis estar dispuestos a serviros los unos a los otros. Entonces dije que deseaba daros un nuevo mandamiento, y voy a hacerlo ahora que estoy a punto de dejaros. Conocéis bien el mandamiento que dice que os améis los unos a los otros y que améis a vuestro prójimo como a vosotros mismos. Pero ni siquiera esta entrega sincera por parte de mis hijos me satisface por completo. Quisiera que hicierais actos de amor aún mayores en el reino de la hermandad de los creyentes. Por eso os doy un nuevo mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Y si os amáis así los unos a los otros, en eso conocerán todos que sois mis discípulos.
180:1.2 (1944.5) «Al daros este nuevo mandamiento no pongo ninguna nueva carga sobre vuestra alma; os traigo más bien una nueva alegría y os doy la posibilidad de conocer el nuevo gozo de otorgar el afecto de vuestro corazón a vuestros semejantes. Yo estoy a punto de experimentar la alegría suprema, incluso soportando dolor externo, de otorgaros mi afecto a vosotros y a vuestros semejantes mortales.
180:1.3 (1944.6) «Cuando os invito a que os améis los unos a los otros como yo os he amado pongo ante vosotros la medida suprema del verdadero afecto, pues nadie tiene un amor mayor que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, y seguiréis siendo mis amigos si estáis dispuestos a hacer lo que os he enseñado. Me habéis llamado Maestro, pero yo no os llamo siervos. Solo con que os améis los unos a los otros como yo os amo seréis mis amigos y siempre os hablaré de lo que el Padre me revela.
180:1.4 (1945.1) «No solo me habéis elegido vosotros a mí sino que yo también os elegí a vosotros, y os he ordenado para que salgáis al mundo a servir a vuestros semejantes por amor igual que yo he vivido entre vosotros y os he revelado al Padre. El Padre y yo trabajaremos con vosotros y vosotros experimentaréis la plenitud divina de la alegría solo con que obedezcáis mi mandamiento de amaros los unos a los otros como yo os he amado.»
180:1.5 (1945.2) Si queréis compartir la alegría del Maestro tenéis que compartir su amor, y compartir su amor significa que habéis compartido su servicio. Esta experiencia de amor no os liberará de las dificultades de este mundo, no creará un mundo nuevo, pero seguro que hará nuevo al viejo mundo.
180:1.6 (1945.3) Tened presente que lo que Jesús pide es lealtad y no sacrificio. La consciencia de sacrificio implica ausencia del afecto incondicional que habría convertido en alegría suprema ese servicio por amor. La idea de deber significa que tenéis mentalidad de servidores y por ello os falta la poderosa emoción de hacer vuestro servicio como amigo para un amigo. El impulso de la amistad trasciende todos los convencimientos del deber, y el servicio de un amigo para un amigo no puede llamarse nunca sacrificio. El Maestro ha enseñado a los apóstoles que son hijos de Dios. Los ha llamado hermanos, y ahora antes de irse los llama sus amigos.
180:2.1 (1945.4) Jesús se levantó de nuevo y siguió instruyendo así a sus apóstoles: «Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador. Yo soy la vid y vosotros los sarmientos, y el Padre solo me pide que deis muchos frutos. La vid solo se poda para que sus sarmientos produzcan más. Todo sarmiento que sale en mí y no dé fruto, el Padre lo cortará. Todo sarmiento que dé fruto, el Padre lo limpiará para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado pero debéis seguir limpios. Permaneced en mí y yo en vosotros. El sarmiento muere si se separa de la vid. Como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco vosotros podéis dar los frutos del servicio por amor si no permanecéis en mí. No olvidéis que yo soy la vid verdadera y vosotros los sarmientos vivos. El que vive en mí y yo en él dará muchos frutos del espíritu y experimentará la alegría suprema de producir esa cosecha espiritual. Si mantenéis esta conexión espiritual viva conmigo daréis frutos abundantes. Si permanecéis en mí y mis palabras viven en vosotros podréis comulgar profusamente conmigo, y entonces mi espíritu vivo se infiltrará en vosotros de tal forma que pediréis todo lo que mi espíritu desea y lo haréis con la seguridad de que el Padre nos concederá nuestra petición. El Padre es glorificado cuando la vid tiene muchos sarmientos vivos y cada sarmiento da muchos frutos. Y cuando el mundo vea estos sarmientos llenos de fruto —mis amigos que se aman los unos a los otros como yo los he amado— todos los hombres sabrán que sois en verdad discípulos míos.
180:2.2 (1945.5) «Como el Padre me ha amado os he amado yo. Vivid en mi amor como yo vivo en el amor del Padre. Si hacéis lo que os he enseñado permaneceréis en mi amor igual que yo he guardado la palabra del Padre y permanezco eternamente en su amor.»
180:2.3 (1946.1) Los judíos habían enseñado desde antiguo que el Mesías sería «un tallo que brotaría de la vid» de los antepasados de David. En conmemoración de esta antigua enseñanza un gran emblema de la uva unida a su vid decoraba la entrada del templo de Herodes. Todos los apóstoles recordaron estas cosas mientras el Maestro les hablaba aquella noche en la habitación de arriba.
180:2.4 (1946.2) Pero hubo un mala interpretación posterior de las conclusiones del Maestro sobre la oración que trajo consigo mucha pesadumbre. Si se hubieran recordado las palabras exactas del Maestro y se hubieran transcrito fielmente, se habrían entendido sin dificultad. Pero se pusieron por escrito de una forma que llevó a los creyentes a considerar la oración en nombre de Jesús como una especie de magia suprema, y pensaron que recibirían del Padre todo lo que pidieran en nombre del Hijo. Durante siglos la fe de muchas almas sinceras ha naufragado contra este escollo. ¿Cuánto tiempo será necesario para que el mundo de los creyentes entienda que la oración no es un procedimiento para conseguir lo que se quiere sino un programa para seguir el camino de Dios, una experiencia para aprender a reconocer y cumplir la voluntad del Padre? Es del todo cierto que cuando vuestra voluntad está verdaderamente alineada con la suya podéis pedir cualquier cosa que conciba esta unión de voluntades y os será concedida. Esta unión de voluntades se lleva a cabo por y a través de Jesús, igual que la vida de la vid fluye hacia los sarmientos vivos y los recorre.
180:2.5 (1946.3) Cuando existe esta conexión viva entre la divinidad y la humanidad, la oración ignorante e irreflexiva del ser humano que pide por su bienestar egoísta y los logros de su vanidad solo puede recibir una respuesta divina: una mayor y mejor producción de frutos del espíritu en los tallos de los sarmientos vivos. Cuando el sarmiento de la vid está vivo no puede haber más que una respuesta a cualquiera de sus peticiones: más producción de uva. De hecho, el sarmiento existe solo para producir frutos y no puede hacer otra cosa que dar uvas. Del mismo modo, el verdadero creyente solo existe para producir los frutos del espíritu: amar a los hombres como él mismo ha sido amado por Dios, es decir, que nos amemos los unos a los otros como Jesús nos ha amado.
180:2.6 (1946.4) Y cuando el Padre pone su mano de disciplina sobre la vid lo hace con amor para que los sarmientos puedan producir mucho fruto. El buen viñador corta solo los sarmientos muertos e improductivos.
180:2.7 (1946.5) Jesús tuvo grandes dificultades para hacer ver incluso a sus apóstoles que la oración es una función de los creyentes nacidos del espíritu en un reino dominado por el espíritu.
180:3.1 (1946.6) En cuanto los once terminaron de hacer sus comentarios sobre el discurso de la vid el Maestro les indicó que quería seguir hablándoles, y como sabía que le quedaba poco tiempo les dijo: «Que la enemistad del mundo no os desanime cuando yo os haya dejado. No os dejéis abatir aunque haya creyentes acobardados que se vuelvan contra vosotros y se unan a los enemigos del reino. Si el mundo os odia no olvidéis que antes que a vosotros me ha odiado a mí. Si fuerais de este mundo el mundo amaría lo que es suyo pero como no lo sois, el mundo se niega a amaros. Estáis en este mundo pero no debéis vivir a la manera del mundo. Os he elegido y apartado del mundo para que representéis al espíritu de otro mundo ante este mundo del que habéis sido seleccionados. Pero recordad siempre mis palabras: el siervo no es mayor que su señor. Si se atreven a perseguirme a mí, también os perseguirán a vosotros. Si mis palabras ofenden a los no creyentes, también vuestras palabras ofenderán a los impíos. Y os harán todo esto porque no creen ni en mí ni en Aquel que me ha enviado, de modo que sufriréis muchas cosas por causa de mi evangelio. Pero cuando soportéis esas tribulaciones recordad que también yo sufrí antes que vosotros por causa de este evangelio del reino celestial.
180:3.2 (1947.1) «Muchos os atacarán porque desconocen la luz del cielo, pero ese no es el caso de algunos que ahora nos persiguen. Si no les hubiéramos enseñado la verdad podrían hacer muchas cosas extrañas sin merecer condena, pero dado que han conocido la luz y se han atrevido a rechazarla, su actitud ya no tiene excusa. El que me odia a mí odia a mi Padre. No puede ser de otra manera: la luz que podría salvaros si la aceptarais solo puede condenaros si la rechazáis a sabiendas. ¿Qué les he hecho yo a esos hombres para que me odien con un odio tan terrible? Nada, salvo ofrecerles compañerismo en la tierra y salvación en el cielo. ¿Pero no habéis leído en las Escrituras donde dice: ‘Y me odiaron sin causa’?
180:3.3 (1947.2) «No os dejaré solos en el mundo. Cuando me haya ido os enviaré enseguida a un ayudante de espíritu. Tendréis a alguien que ocupará mi lugar entre vosotros, que os seguirá enseñando el camino de la verdad y que incluso os confortará.
180:3.4 (1947.3) «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. Aunque tengo que dejaros no estaré lejos de vosotros. Ya os he dicho que en el universo de mi Padre hay muchas moradas. Si esto no fuera verdad no os habría hablado tantas veces de ellas. Voy a regresar a esos mundos de luz que son estaciones en el cielo del Padre a las que vosotros ascenderéis algún día. Desde esos lugares vine a este mundo, y ahora está próxima la hora en que debo volver al trabajo de mi Padre en las esferas de lo alto.
180:3.5 (1947.4) «Si voy por delante de vosotros al reino celestial del Padre, no dudéis de que mandaré a buscaros para que podáis estar conmigo en los lugares preparados para los hijos mortales de Dios antes de que este mundo fuera. Aunque debo dejaros estaré presente con vosotros en espíritu, y terminaréis estando conmigo en persona cuando hayáis ascendido hasta mí en mi universo igual que yo estoy a punto de ascender a mi Padre en su universo más grande. Lo que os he dicho es verdadero y eterno aunque no podáis comprenderlo plenamente. Voy al Padre, y aunque ahora no podáis seguirme, estad seguros de que me seguiréis en las edades por venir.»
180:3.6 (1947.5) Cuando Jesús se sentó Tomás se levantó y dijo: «Maestro, no sabemos a dónde vas, así que no conocemos el camino. Pero te seguiremos esta misma noche si nos muestras el camino».
180:3.7 (1947.6) Jesús le respondió: «Tomás, yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí y todo el que encuentra al Padre me encuentra primero a mí. Si me conocéis a mí conocéis el camino hacia el Padre. Y me conocéis, pues habéis vivido conmigo y ahora me veis».
180:3.8 (1947.7) Pero esta enseñanza era demasiado profunda para muchos de los apóstoles, sobre todo para Felipe, que después de hablar un momento con Natanael se levantó y dijo: «Maestro, muéstranos al Padre y todo lo que has dicho se aclarará».
180:3.9 (1947.8) Jesús le respondió así: «¿Tanto tiempo he estado con vosotros y todavía no me conoces, Felipe? Vuelvo a repetiros que el que me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo puedes decir entonces: muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? ¿No os he enseñado que las palabras que digo no son mis palabras sino las palabras del Padre? Hablo por el Padre y no por mí. Estoy en este mundo para hacer la voluntad del Padre, y eso es lo que he hecho. Mi Padre mora en mí y obra a través de mí. Creedme cuando digo que el Padre está en mí y que yo estoy en el Padre, o si no, creedme por la vida que he vivido, por mi obra».
180:3.10 (1948.1) Mientras el Maestro se iba a beber agua, los once empezaron a discutir animadamente sobre estas enseñanzas, y Pedro estaba a punto de abrir un largo discurso cuando volvió Jesús y les hizo una seña para que se sentaran.
180:4.1 (1948.2) Jesús prosiguió su enseñanza diciendo: «Cuando me haya ido al Padre y una vez que él haya aceptado plenamente la obra que he hecho por vosotros en la tierra y yo haya recibido la soberanía definitiva sobre mi propio dominio, diré a mi Padre: He dejado solos a mis hijos de la tierra y ahora me corresponde cumplir mi promesa de enviarles a otro maestro. Y cuando el Padre lo apruebe derramaré el Espíritu de la Verdad sobre toda carne. El espíritu de mi Padre está ya dentro de vuestro corazón, pero cuando llegue ese día me tendréis también a mí con vosotros como tenéis ahora al Padre. Este nuevo don es el espíritu de la verdad viva. Los no creyentes no escucharán al principio las enseñanzas de este espíritu, pero todos los hijos de la luz lo recibirán con alegría y de todo corazón. Cuando llegue este espíritu lo conoceréis igual que me habéis conocido a mí. Recibiréis este regalo en vuestro corazón y él permanecerá con vosotros. Ya veis que no voy a dejaros sin ayuda ni guía. No os dejaré desamparados. Hoy solo puedo estar con vosotros en persona, pero llega el tiempo en que estaré con vosotros y con todos los demás hombres que deseen mi presencia, dondequiera que estéis y con cada uno al mismo tiempo. ¿No os dais cuenta de que conviene que me vaya, que os deje en la carne para poder estar con vosotros mejor y más plenamente en el espíritu?
180:4.2 (1948.3) «Dentro de pocas horas el mundo ya no me verá, pero vosotros seguiréis conociéndome en vuestro corazón hasta que os envíe a este nuevo maestro, el Espíritu de la Verdad. Igual que he vivido en persona con vosotros, viviré entonces en vosotros y seré uno con vuestra experiencia personal en el reino del espíritu. Y cuando esto haya sucedido sabréis con toda certeza que estoy en el Padre y que, al estar vuestra vida oculta en mí con el Padre, también estoy en vosotros. He amado al Padre y he cumplido su palabra; vosotros me habéis amado y cumpliréis mi palabra. Igual que mi Padre me ha dado de su espíritu yo os daré del mío. Este Espíritu de la Verdad que os otorgaré os guiará y confortará, y al final os conducirá a toda la verdad.
180:4.3 (1948.4) «Os digo estas cosas mientras estoy aún con vosotros para que estéis mejor preparados para soportar las pruebas que ya tenemos encima. Y cuando llegue ese nuevo día, estaréis habitados tanto por el Hijo como por el Padre. Estos dones del cielo obrarán siempre el uno con el otro igual que el Padre y yo hemos actuado en la tierra ante vuestros propios ojos como una sola persona: el Hijo del Hombre. Y este amigo de espíritu os recordará todo lo que os he enseñado.»
180:4.4 (1948.5) El Maestro hizo una pausa, y entonces Judas Alfeo se atrevió a hacer una de las pocas preguntas que él o su hermano hicieron nunca a Jesús en público. Judas dijo: «Maestro, has vivido siempre entre nosotros como un amigo; ¿cómo te conoceremos cuando ya solo te manifiestes a nosotros por ese espíritu? Si el mundo no te ve, ¿cómo estaremos seguros de ti? ¿Cómo te mostrarás a nosotros?».
180:4.5 (1949.1) Jesús los miró a todos con una sonrisa y dijo: «Hijitos, me voy, vuelvo a mi Padre. Dentro de poco ya no me veréis como me veis ahora en carne y hueso. Muy pronto os enviaré a mi espíritu, que es como yo salvo por este cuerpo material. Este nuevo maestro es el Espíritu de la Verdad que vivirá en el corazón de cada uno de vosotros, y así todos los hijos de la luz se harán uno y serán atraídos los unos hacia los otros. De este mismo modo, mi Padre y yo podremos vivir en el alma de cada uno de vosotros y también en el corazón de todos los demás hombres que nos aman y hacen real ese amor en sus experiencias amándose los unos a los otros como yo os amo ahora».
180:4.6 (1949.2) Judas Alfeo no entendió del todo lo que dijo el Maestro pero captó la promesa de un nuevo maestro, y por la expresión de la cara de Andrés dedujo que la respuesta a su pregunta había sido satisfactoria.
180:5.1 (1949.3) El nuevo ayudante que Jesús prometió enviar al corazón de los creyentes —derramar sobre toda carne— es el Espíritu de la Verdad. Esta dotación divina no es la letra ni la ley de la verdad, ni tampoco actúa como la forma o la expresión de la verdad. El nuevo maestro es la convicción de la verdad, la consciencia y la seguridad de los significados verdaderos en los niveles reales de espíritu. Este nuevo maestro es el espíritu de la verdad viva y creciente, de la verdad que se expande, se despliega y se adapta.
180:5.2 (1949.4) La verdad divina es una realidad viva percibida por el espíritu. La verdad solo existe en los niveles espirituales superiores de la comprensión de la divinidad y la consciencia de la comunión con Dios. Podéis conocer la verdad y podéis vivir la verdad, podéis experimentar el crecimiento de la verdad en el alma y disfrutar de la libertad de su esclarecimiento en la mente, pero no podéis aprisionar la verdad en fórmulas, códigos, credos ni patrones intelectuales de conducta humana. La verdad divina muere rápidamente cuando la formuláis al modo humano. Del salvamento póstumo de la verdad encarcelada solo puede resultar en el mejor de los casos una forma peculiar de sabiduría intelectualizada y glorificada. La verdad estática es verdad muerta, y solo la verdad muerta se puede formular como teoría. La verdad viva es dinámica y solo puede tener una existencia experiencial en la mente humana.
180:5.3 (1949.5) La inteligencia nace de una existencia material iluminada por la presencia de la mente cósmica. La sabiduría consiste en la consciencia del conocimiento elevada a nuevos niveles de significado y activada por la presencia de la dotación universal del adjutor de sabiduría. La verdad es un valor de la realidad espiritual que solo es experimentado por los seres dotados de espíritu que actúan en los niveles supramateriales de consciencia del universo y que después de reconocer la verdad permiten que su espíritu activador viva y reine dentro de su alma.
180:5.4 (1949.6) El verdadero hijo con visión interior del universo busca al Espíritu vivo de la Verdad en toda palabra sabia. La persona conocedora de Dios eleva constantemente la sabiduría a los niveles de verdad viva de logro de la divinidad. El alma que no progresa espiritualmente va arrastrando la verdad viva a los niveles muertos de la sabiduría y al terreno del mero conocimiento ensalzado.
180:5.5 (1949.7) Cuando la regla de oro es despojada de la visión interior sobrehumana del Espíritu de la Verdad se convierte en una mera norma de conducta ética elevada. La regla de oro interpretada de forma literal puede convertirse en un instrumento muy ofensivo para nuestros semejantes. Si no interpretáis la regla de oro de la sabiduría a la luz del espíritu, podríais razonar que puesto que deseáis que todos los hombres os digan con franqueza todo lo que piensan, vosotros debéis decir con la misma franqueza a vuestros semejantes todo lo que se os pasa por la cabeza. Esa interpretación no espiritual de la regla de oro podría ser una fuente de infelicidad y de disgustos sin fin.
180:5.6 (1950.1) Algunas personas perciben e interpretan la regla de oro como una afirmación puramente intelectual de la fraternidad humana. Otras experimentan esta expresión de las relaciones humanas como una satisfacción emocional de los sentimientos tiernos de la personalidad humana. Otros mortales toman esta misma regla de oro como la vara de medir para todas las relaciones sociales, el patrón de la conducta social. Y otros más consideran que es el mandato positivo de un gran maestro moral que incorporó a esta afirmación el concepto más alto de obligación moral para todas las relaciones fraternales. La regla de oro es fuente de sabiduría en la vida de esos seres morales como centro y circunferencia de toda su filosofía.
180:5.7 (1950.2) En el reino de la hermandad de los creyentes que aman la verdad y conocen a Dios esta regla de oro adquiere cualidades vivas que se hacen realidad espiritualmente en los niveles más altos de interpretación. Según esta interpretación superior, los hijos mortales de Dios consideran que este mandato del Maestro les exige tratar al prójimo de tal forma que sus semejantes reciban el mayor bien posible de su contacto con los creyentes. Esta es la esencia de la verdadera religión: que améis a vuestro prójimo como a vosotros mismos.
180:5.8 (1950.3) Pero la comprensión más alta y la interpretación más verdadera de la regla de oro se da cuando el espíritu es consciente de la realidad viva y perdurable de esa declaración divina. El verdadero significado cósmico de esta norma de relación universal solo se revela en su comprensión espiritual, en la interpretación de la ley de la conducta por parte del espíritu Hijo al espíritu del Padre que mora en el alma del hombre mortal. Y cuando esos mortales guiados por el espíritu se dan cuenta del verdadero significado de esta regla de oro se sienten pletóricos por la certeza de ser ciudadanos de un universo cordial y solo ven satisfechos sus ideales de realidad del espíritu cuando aman a sus semejantes como Jesús nos amó a todos. Esta es la realidad de la comprensión del amor a Dios.
180:5.9 (1950.4) Solo a la luz de esta misma filosofía de flexibilidad viva y adaptabilidad cósmica de la verdad divina a las necesidades y capacidades individuales de cada hijo de Dios, podréis comprender la enseñanza y la práctica del Maestro de la no resistencia al mal. La enseñanza del Maestro es básicamente una declaración espiritual. Ni siquiera las implicaciones materiales de su filosofía pueden ser de utilidad sin sus correlaciones espirituales. El espíritu del mandato del Maestro consiste en no oponer resistencia a ninguna de las reacciones egoístas hacia el universo y alcanzar al mismo tiempo de forma dinámica y progresiva los niveles de rectitud de los verdaderos valores del espíritu: la belleza divina, la bondad infinita y la verdad eterna; es decir, conocer a Dios y hacerse cada vez más como él.
180:5.10 (1950.5) El amor, el altruismo, debe renovar de forma viva y constante su interpretación de las relaciones conforme a las directrices del Espíritu de la Verdad. El amor debe captar así la ampliación y el cambio constante de los conceptos de máximo bien cósmico para la persona que es amada. Y luego el amor sigue adoptando esta misma actitud con todas las demás personas que pudieran ser influidas por la relación viva y creciente del amor de un mortal guiado por el espíritu hacia otros ciudadanos del universo. Toda esta adaptación viva del amor debe tener en cuenta tanto el entorno del mal presente como la meta eterna de la perfección del destino divino.
180:5.11 (1950.6) Y así, hemos de reconocer claramente que ni la regla de oro ni la no resistencia se pueden interpretar nunca como dogmas ni como preceptos. Solo se pueden comprender viviéndolas, captando sus significados en la interpretación viva del Espíritu de la Verdad que dirige las relaciones de amor entre los seres humanos.
180:5.12 (1951.1) Todo esto muestra claramente la diferencia entre la religión antigua y la nueva. La religión antigua enseñaba a sacrificarse; la nueva religión solo enseña a olvidarse de sí mismo, a buscar una mayor autorrealización en el servicio social unido a la comprensión del universo. La religión antigua estaba motivada por la consciencia del miedo; el nuevo evangelio del reino está dominado por el convencimiento de la verdad, por el espíritu de la verdad eterna y universal. Y en la experiencia vital de los que creen en el reino, no hay piedad ni lealtad a un credo que puedan compensar la ausencia de esa cordialidad espontánea, generosa y sincera que caracteriza a los hijos del Dios vivo nacidos del espíritu. Ni la tradición ni un sistema ceremonial de culto formal pueden compensar la falta de compasión auténtica hacia nuestros semejantes.
180:6.1 (1951.2) Después de responder a las numerosas preguntas de Pedro, Santiago, Juan y Mateo, el Maestro prosiguió así su discurso de despedida: «Os digo todo esto antes de dejaros para que estéis preparados y no caigáis en errores graves. Las autoridades no se contentarán con expulsaros de las sinagogas; os advierto que se acerca la hora en que cualquiera que os mate pensará que rinde servicio a Dios. Y os harán todas estas cosas a vosotros y a los que conduzcáis al reino de los cielos porque no conocen al Padre. Al negarse a recibirme se han negado a conocer al Padre; y se negarán a recibirme cuando os rechacen a vosotros siempre que hayáis cumplido mi nuevo mandamiento de amaros los unos a los otros como yo os he amado. Os digo estas cosas de antemano para que cuando llegue vuestra hora, como ya ha llegado la mía, os sintáis fortalecidos sabiendo que yo conocía todo esto y que mi espíritu estará con vosotros en todo vuestros sufrimientos por mi causa y la del evangelio. Por este motivo os he hablado tan claramente desde el principio. Incluso os he advertido que los enemigos de un hombre pueden ser los de su propia casa. Aunque este evangelio del reino nunca deja de llenar de paz el alma de cada creyente, no traerá paz a la tierra hasta que el hombre esté dispuesto a creer de todo corazón en mis enseñanzas y establecer la práctica de cumplir la voluntad del Padre como el principal objetivo de su vida mortal.
180:6.2 (1951.3) «Ahora que estoy a punto de dejaros para ir al Padre, me sorprende que ninguno de vosotros me haya preguntado: ¿Por qué nos dejas? Pero sé que os lo preguntáis en vuestro corazón y os lo diré claramente de amigo a amigo. Os conviene que yo me vaya porque si no me voy el nuevo maestro no podrá venir a vuestros corazones. Debo ser despojado de este cuerpo mortal y restablecido en mi lugar en lo alto para poder enviar a este maestro de espíritu a vivir en vuestra alma y guiar vuestro espíritu hacia la verdad. Y cuando mi espíritu more en vosotros, iluminará la diferencia entre pecado y rectitud y os hará capaces de juzgar sabiamente ambas cosas en vuestro corazón.
180:6.3 (1951.4) «Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no podéis soportar ninguna más. En cambio, cuando venga el Espíritu de la Verdad, él os conducirá finalmente a toda la verdad a medida que vayáis pasando por las muchas moradas del universo de mi Padre.
180:6.4 (1951.5) «Este espíritu no hablará de sí mismo, sino que os declarará lo que el Padre ha revelado al Hijo y os mostrará incluso cosas por venir. Me glorificará como yo he glorificado a mi Padre. Este espíritu sale de mí y os revelará mi verdad. Todo lo que el Padre tiene en este dominio ahora es mío, por eso os he dicho que este nuevo maestro tomará de lo que es mío y os lo revelará.
180:6.5 (1952.1) «Dentro de muy poco os dejaré por poco tiempo. Después, cuando volváis a verme, no será por mucho tiempo porque ya estaré de camino al Padre.»
180:6.6 (1952.2) Jesús hizo una pausa y los apóstoles aprovecharon para decirse entre ellos: «¿Qué significa esto? ‘Dentro de muy poco os dejaré’ y ‘cuando volváis a verme no será por mucho tiempo pues estaré de camino al Padre’. ¿Qué quiere decir ‘dentro de muy poco’ y ‘no por mucho tiempo’? No sabemos de qué habla».
180:6.7 (1952.3) Sabiendo que se hacían estas preguntas, Jesús dijo: «¿Os preguntáis qué he querido decir cuando dije que dentro de poco no estaré con vosotros y que cuando volváis a verme estaré camino del Padre? Os he dicho claramente que el Hijo del Hombre tiene que morir pero resucitará. ¿No captáis el significado de mis palabras? Primero estaréis afligidos, pero después os regocijaréis con otros muchos que comprenderán estas cosas después de que hayan ocurrido. La mujer cuando pare tiene dolor, pero después de dar a luz a su hijo ya no se acuerda de la angustia por la alegría de que haya nacido un niño al mundo. Vosotros estáis a punto de afligiros porque me voy, pero pronto os volveré a ver y entonces vuestra tristeza se tornará en gozo y os llegará una nueva revelación de la salvación de Dios que nadie os podrá quitar. Y todos los mundos serán bendecidos con esta misma revelación de la vida triunfante sobre la muerte. Hasta ahora habéis hecho todas vuestras peticiones en nombre de mi Padre; cuando me volváis a ver podréis pedir también en mi nombre y yo os escucharé.
180:6.8 (1952.4) «Aquí abajo os he enseñado con proverbios y os he hablado en parábolas. Lo he hecho así porque erais solo niños en el espíritu, pero se acerca el momento en que os hablaré claramente sobre el Padre y su reino. Y lo haré porque el Padre os ama y desea ser revelado más plenamente a vosotros. El hombre mortal no puede ver al Padre espíritu, por eso he venido al mundo a mostrar al Padre a vuestros ojos de criatura. Pero cuando se haya perfeccionado vuestro crecimiento en el espíritu veréis al Padre.»
180:6.9 (1952.5) Cuando los once oyeron que hablaba así se dijeron unos a otros: «Ahora nos habla claramente. Es seguro que el Maestro ha salido de Dios, ¿pero por qué dice que tiene que volver al Padre?». Y Jesús vio que seguían sin comprenderle. Estos once hombres no podían deshacerse de las ideas que habían cultivado durante tanto tiempo sobre el concepto judío del Mesías. Cuanto más plenamente creían en Jesús como Mesías, más conflictivas se volvían esas nociones profundamente arraigadas sobre el glorioso triunfo material del reino en la tierra.
El libro de Urantia
Documento 181
181:0.1 (1953.1) CUANDO hubo terminado su discurso de despedida a los once, Jesús tuvo una conversación familiar con ellos y recordó muchas experiencias tanto individuales como colectivas que habían vivido juntos. Aquellos galileos empezaban por fin a caer en la cuenta de que su maestro y amigo iba a dejarlos. Sus esperanzas se aferraban a la promesa de que pronto volvería a estar con ellos, pero tendían a olvidar que sería por poco tiempo. Muchos de los apóstoles y de los discípulos principales creían realmente que esta promesa de regresar por poco tiempo (el intervalo entre la resurrección y la ascensión) significaba que Jesús solo se iba para un breve encuentro con su Padre y que volvería después para establecer el reino. Esta interpretación satisfacía tanto sus creencias preconcebidas como sus más ardientes esperanzas. Y dado que las creencias de toda su vida y las esperanzas de ver cumplidos sus deseos coincidían, no les fue difícil encontrar una interpretación de las palabras del Maestro que justificara sus anhelos.
181:0.2 (1953.2) Jesús dio un tiempo a los apóstoles para comentar entre ellos el discurso de despedida, y cuando empezaban a asimilarlo los volvió a llamar al orden para darles sus advertencias y exhortaciones finales.
181:1.1 (1953.3) Los apóstoles se sentaron y Jesús se puso de pie para decirles: «Mientras esté con vosotros en la carne solo puedo ser una persona entre vosotros o en el mundo entero, pero cuando haya sido liberado de esta envoltura de naturaleza mortal podré volver para morar en espíritu dentro de cada uno de vosotros y de todos los que crean en este evangelio del reino. Y así, el Hijo del Hombre se convertirá en una encarnación espiritual en el alma de todos los verdaderos creyentes.
181:1.2 (1953.4) «Cuando haya regresado para vivir en vosotros y obrar a través de vosotros, podré conduciros mejor por esta vida y guiaros por las muchas moradas de la vida futura en el cielo de los cielos. La vida en la creación eterna del Padre no consiste en descansar para siempre en una ociosidad egoísta, sino en progresar incesantemente en gracia, verdad y gloria. Cada una de las muchísimas estaciones de la casa de mi Padre es una parada, una vida destinada a prepararos para la siguiente. Y los hijos de la luz seguirán así de gloria en gloria hasta alcanzar el estado divino en el que estarán perfeccionados espiritualmente como el Padre es perfecto en todas las cosas.
181:1.3 (1953.5) «Si queréis seguirme cuando os haya dejado, poned vuestro esfuerzo más sincero en vivir conforme al espíritu de mis enseñanzas y al ideal de mi vida: hacer la voluntad de mi Padre. Haced esto en lugar de intentar imitar la vida en la carne que las circunstancias me han llevado a vivir en este mundo.
181:1.4 (1954.1) «El Padre me envió a este mundo, pero sois pocos los que habéis elegido recibirme sin reservas. Derramaré mi espíritu sobre toda carne, aunque no todos los hombres elegirán recibir a este nuevo maestro como guía y consejero del alma. Pero todos los que lo reciban serán iluminados, purificados y consolados. Y este Espíritu de la Verdad se convertirá en ellos en una fuente de agua viva que brotará hasta la vida eterna.
181:1.5 (1954.2) «Y ahora que estoy a punto de dejaros os diré unas palabras de consuelo. La paz os dejo, mi paz os doy. No os doy estos dones como los da el mundo —por medidas— sino que os doy a cada uno todo lo que queráis recibir. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo. He vencido al mundo, y en mí todos vosotros triunfaréis por la fe. Os he advertido de que matarán al Hijo del Hombre, pero os aseguro que volveré antes de que me vaya al Padre aunque solo sea por poco tiempo. Y cuando haya ascendido al Padre podéis estar seguros de que enviaré al nuevo maestro para que esté con vosotros y resida en vuestro corazón. Cuando veáis que sucede todo esto no os desalentéis sino más bien creed, puesto que lo sabíais todo de antemano. Os he amado con gran afecto y no quisiera dejaros, pero esa es la voluntad del Padre. Ha llegado mi hora.
181:1.6 (1954.3) «No dudéis de ninguna de estas verdades, ni siquiera cuando os encontréis dispersos por las persecuciones y abatidos por la tristeza. Cuando os sintáis solos en el mundo yo conoceré vuestra soledad, igual que vosotros conoceréis la mía cuando os hayáis dispersado cada uno por vuestro lado y el Hijo del Hombre haya caído en manos de sus enemigos. Pero yo nunca estoy solo, el Padre siempre está conmigo. Incluso en esos momentos oraré por vosotros. Y os he dicho todas estas cosas para que tengáis paz y la tengáis en abundancia. Sufriréis tribulaciones en este mundo pero tened buen ánimo; yo he triunfado en el mundo y os he mostrado el camino al júbilo eterno y al servicio perpetuo.»
181:1.7 (1954.4) Jesús da la paz a los que cumplen con él la voluntad de Dios, pero no es el tipo de paz que corresponde a las alegrías y satisfacciones de este mundo material. Los no creyentes, tanto materialistas como fatalistas, solo pueden esperar dos tipos de paz y consuelo para el alma: el de los estoicos, firmemente decididos a afrontar lo inevitable y a soportar lo peor, o el de los optimistas, que se contentan siempre con la esperanza que brota perpetuamente en el pecho del hombre y anhelan en vano una paz que nunca llega.
181:1.8 (1954.5) Tanto el estoicismo como el optimismo en su justa medida son útiles para vivir en la tierra, pero ninguno de los dos tiene nada que ver con la paz espléndida que el Hijo de Dios otorga a sus hermanos en la carne. La paz que da Miguel a sus hijos de la tierra es la misma paz que llenaba su propia alma cuando vivía su vida mortal encarnado en este mismo mundo. La paz de Jesús es la alegría y la satisfacción de una persona conocedora de Dios que ha logrado el triunfo de aprender a hacer plenamente la voluntad de Dios mientras vive la vida mortal en la carne. La paz mental de Jesús estaba fundada en una fe humana absoluta en el cuidado sabio y compasivo del Padre divino. Jesús tuvo dificultades en la tierra, ha sido incluso llamado impropiamente «varón de dolores», pero en todas esas experiencias tuvo el consuelo de una confianza que siempre le dio fuerzas para seguir adelante con el propósito de su vida en la plena seguridad de que estaba cumpliendo la voluntad del Padre.
181:1.9 (1954.6) Jesús era resuelto, perseverante y estaba enteramente dedicado a cumplir su misión, pero no era un estoico insensible y endurecido. Buscaba siempre los aspectos alegres en sus experiencias en la vida, pero no era un optimista iluso y ciego. El Maestro sabía todo lo que le esperaba y no tenía miedo. Después de haber otorgado esa misma paz a cada uno de sus seguidores podía decirles con toda coherencia: «No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo».
181:1.10 (1955.1) Y así, la paz de Jesús es la paz y la seguridad de un hijo convencido de que su carrera en el tiempo y en la eternidad está a salvo bajo el cuidado y la vigilancia de un Padre espíritu infinitamente sabio, amante y poderoso. Esta paz sobrepasa en verdad todo entendimiento mortal, pero el corazón humano creyente puede gozar plenamente de ella.
181:2.1 (1955.2) Cuando hubo terminado de dar sus instrucciones y exhortaciones finales a los apóstoles como colectivo, el Maestro se dirigió a cada uno para decirle adiós individualmente y darle un consejo personal con su bendición de despedida. Los apóstoles seguían sentados en sus mismos puestos de la Última Cena, y el Maestro fue rodeando la mesa para hablar con cada uno. El apóstol a quien Jesús se dirigía se ponía de pie.
181:2.2 (1955.3) Primero se dirigió a Juan y le dijo: «Tú, Juan, eres el más joven de mis hermanos y has estado muy cerca de mí. Os amo a todos con el mismo amor que un padre otorga a sus hijos, pero fuiste designado por Andrés como uno de los tres que debían estar siempre junto a mí. Además has actuado en mi nombre en muchos asuntos de mi familia terrenal y debes seguir haciéndolo. Juan, voy al Padre con plena confianza de que seguirás cuidando de los que son míos en la carne. En este momento están confundidos sobre mi misión, pero eso no debe impedir de ninguna manera que sigas dándoles toda la simpatía, el consejo y la ayuda que sabes que yo les daría si me quedara en la carne. Y cuando lleguen a ver la luz y entren plenamente en el reino, aunque sé que todos los recibiréis con alegría, cuento contigo para que les des la bienvenida en mi nombre.
181:2.3 (1955.4) «Y ahora que entro en las horas finales de mi carrera en la tierra, quédate cerca de mí para que pueda darte cualquier mensaje relacionado con mi familia. La obra que me encomendó el Padre ya está terminada a falta de mi muerte en la carne, y estoy preparado para beber esa última copa. En cuanto a las responsabilidades que me dejó José, mi padre en la tierra, las he asumido durante mi vida, y ahora cuento contigo para que actúes en mi lugar en todos esos asuntos. Juan, te he elegido a ti para hacer esto por mí porque eres el más joven y es muy probable que sobrevivas a los demás apóstoles.
181:2.4 (1955.5) «Antes os llamábamos a ti y a tu hermano los hijos del trueno. Eras intolerante y testarudo cuando empezaste con nosotros, pero has cambiado mucho desde el día en que querías que hiciera bajar fuego sobre las cabezas de los incrédulos ignorantes. Y todavía tienes que cambiar más. Deberías convertirte en el apóstol del nuevo mandamiento que os he dado esta noche. Dedica tu vida a enseñar a tus hermanos a amarse los unos a los otros como yo os he amado.»
181:2.5 (1955.6) Juan Zebedeo, de pie en la habitación de arriba con las mejillas bañadas en lágrimas, miró de frente al Maestro y dijo: «Así lo haré, Maestro, pero, ¿cómo puedo aprender a amar más a mis hermanos?». Jesús respondió: «Aprenderás a amar más a tus hermanos cuando aprendas primero a amar más a su Padre del cielo y cuando te intereses sinceramente por su bienestar en el tiempo y en la eternidad. Ese interés humano se alimenta de comprensión compasiva, servicio desinteresado y perdón sin límites. Nadie debería despreciar tu juventud, pero no pierdas nunca de vista que la edad conlleva muchas veces experiencia y que nada puede sustituir a la experiencia en los asuntos humanos. Lucha por vivir en paz con todos los hombres, en especial con tus amigos de la hermandad del reino celestial. Y recuerda siempre, Juan: no porfíes con las almas que quieras ganar para el reino».
181:2.6 (1956.1) Después el Maestro rodeó su propio asiento y se paró un momento junto al de Judas Iscariote. Los apóstoles estaban bastante sorprendidos de que Judas no hubiera vuelto y les produjo gran curiosidad el semblante triste de Jesús cuando se detuvo junto al asiento vacío del traidor. Pero ninguno de ellos, salvo quizá Andrés, sospechaba ni remotamente que su tesorero había salido a traicionar a su Maestro tal como Jesús había dado a entender esa tarde y durante la cena. Habían pasado tantas cosas que habían olvidado de momento el aviso del Maestro de que uno de ellos lo traicionaría.
181:2.7 (1956.2) Jesús se acercó luego a Simón Zelotes que se levantó para escuchar la exhortación siguiente: «Eres un verdadero hijo de Abraham, pero me ha costado mucho intentar convertirte en un hijo de este reino celestial. Te amo, y también te aman todos tus hermanos. Simón, sé que me amas y que amas al reino, pero sigues empeñado en hacer que el reino venga como a ti te gusta. Sé muy bien que acabarás por captar la naturaleza espiritual y el significado espiritual de mi evangelio y que lo proclamarás con valentía, pero me preocupa lo que te pueda ocurrir cuando yo me vaya. Me alegraría saber que no flaquearás; me haría feliz saber que cuando me vaya al Padre no dejarás de ser mi apóstol y te comportarás aceptablemente como embajador del reino celestial».
181:2.8 (1956.3) Sin dejar casi tiempo a Jesús de terminar de hablar, el ardiente patriota respondió secándose los ojos: «Maestro, no temas por mi lealtad. He dado la espalda a todo para poder dedicar mi vida a establecer tu reino en la tierra y no flaquearé. Hasta ahora he sobrevivido a todas las decepciones y no te abandonaré».
181:2.9 (1956.4) Jesús puso la mano en el hombro de Simón y dijo: «Me reconforta oírte hablar así, y más en un momento como este, pero no sabes de lo que hablas, querido amigo. No dudo ni por un instante de tu lealtad, de tu entrega; sé que no vacilarías en salir a pelear y a morir por mí como lo harían todos los demás (todos asintieron enérgicamente con la cabeza), pero eso no es lo que se exigirá de ti. Te he repetido sin cesar que mi reino no es de este mundo y que mis discípulos no pelearán para establecerlo. Te lo he dicho muchas veces, Simón, pero te niegas a mirar la verdad de frente. Estoy seguro de tu lealtad hacia mí y hacia el reino, ¿pero qué harás cuando yo me haya ido y comprendas por fin que no has conseguido captar el significado de mi enseñanza y que tienes que adaptar tus malas interpretaciones a la realidad del carácter espiritual de los asuntos del reino?».
181:2.10 (1956.5) Simón quiso volver a hablar, pero Jesús levantó la mano para impedírselo y siguió diciendo: «Ninguno de mis apóstoles tiene un corazón más sincero y honrado que tú, pero ninguno estará tan destrozado y desalentado como tú cuando yo me haya ido. Durante todo tu desánimo mi espíritu estará contigo y estos hermanos tuyos no te abandonarán. No olvides lo que te he enseñado sobre la relación de la ciudadanía en la tierra con la filiación en el reino espiritual del Padre. Piensa bien en todo lo que te he dicho sobre dar al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios. Dedica tu vida, Simón, a demostrar que el hombre mortal puede cumplir muy aceptablemente mi mandato de reconocer a la vez el deber temporal hacia los poderes civiles y el servicio espiritual en la hermandad del reino. Si te dejas enseñar por el Espíritu de la Verdad, no habrá nunca conflicto entre las exigencias de la ciudadanía en la tierra y las de la filiación en el cielo, a menos que los dirigentes temporales se atrevan a exigirte el homenaje y la adoración que solo pertenecen a Dios.
181:2.11 (1957.1) «Y cuando comprendas por fin todo esto, superes tu depresión y salgas a proclamar con fuerza este evangelio, no olvides nunca que estuve contigo durante todo tu periodo de desánimo y seguiré contigo hasta el final. Siempre serás mi apóstol; y una vez que estés dispuesto a ver con los ojos del espíritu y a rendir más plenamente tu voluntad a la voluntad del Padre del cielo, volverás a ser mi embajador y nadie te quitará la autoridad que te he conferido porque hayas sido lento en comprender las verdades que te he enseñado. Simón, te recuerdo una vez más que los que luchan con la espada perecen por la espada, mientras que los que obran en el espíritu consiguen vida sin fin en el reino por venir, y paz y alegría en el reino presente. Y cuando hayas terminado la misión que te ha sido encomendada en la tierra, tú, Simón, te sentarás conmigo en mi reino del más allá. Verás realmente el reino que has anhelado, pero no en esta vida. Sigue creyendo en mí y en lo que te he revelado, y recibirás el regalo de la vida eterna.»
181:2.12 (1957.2) Después de hablar a Simón Zelotes, Jesús avanzó hasta Mateo Leví y le dijo: «Ya no te incumbirá abastecer la tesorería del grupo apostólico. Pronto, muy pronto, os dispersaréis y no tendrás el apoyo ni el consuelo de la compañía de ninguno de tus hermanos. Cuando sigáis predicando este evangelio del reino tendréis que buscar nuevos compañeros. Durante vuestra formación os envié de dos en dos, pero ahora que os dejo, cuando os hayáis recuperado del golpe, iréis solos a proclamar esta buena nueva hasta los confines del planeta: que los mortales estimulados por la fe son hijos de Dios.»
181:2.13 (1957.3) Mateo dijo: «Pero Maestro, ¿quién nos va a enviar y cómo sabremos adónde ir? ¿Nos mostrará Andrés el camino?». Jesús contestó: «No Leví, Andrés ya no os dirigirá para proclamar el evangelio. Seguirá siendo vuestro amigo y consejero hasta que llegue el nuevo maestro, y entonces el Espíritu de la Verdad os guiará a cada uno de vosotros para que vayáis a extender el reino a otras regiones. Has cambiado mucho desde el día en que empezaste a seguirme en la aduana, y deberás cambiar mucho más para que puedas tener la visión de una hermandad en la que los gentiles se sienten en asociación fraternal con los judíos. Pero sigue intentando ganar a tus hermanos judíos hasta que estés plenamente satisfecho, y entonces vuélvete con fuerza hacia los gentiles. De una cosa puedes estar seguro, Leví: te has ganado la confianza y el afecto de tus hermanos; todos te aman. (Y los diez corroboraron las palabras del Maestro.)
181:2.14 (1958.1) «Leví, sé muchas cosas que tus hermanos no conocen sobre tus desvelos, esfuerzos y sacrificios por mantener abastecida la tesorería, y aunque el que llevaba la bolsa esté ausente, me alegra que el embajador publicano esté aquí en mi reunión de despedida con los mensajeros del reino. Ruego para que puedas percibir el significado de mi enseñanza con los ojos del espíritu. Y cuando llegue el nuevo maestro a tu corazón, ve adonde él te guíe para mostrar a tus hermanos —y al mundo entero— lo que el Padre puede hacer por un odiado recaudador de impuestos que se ha atrevido a seguir al Hijo del Hombre y a creer en el evangelio del reino. Leví, te he amado desde el principio como he amado a estos otros galileos, y sabiendo como sabes que ni el Padre ni el Hijo hacen acepción de personas, procura no hacer ese tipo de distinciones entre los que se hagan creyentes en el evangelio gracias a tu ministerio. Y así, Mateo, dedica toda tu futura vida de servicio a demostrar a todos los hombres que Dios no hace acepción de personas, que a los ojos de Dios y en la comunión del reino todos los hombres son iguales, todos los creyentes son hijos de Dios.»
181:2.15 (1958.2) Jesús se dirigió después a Santiago Zebedeo que escuchó de pie en silencio estas palabras del Maestro: «Santiago, cuando tú y tu hermano menor me pedisteis un día preferencia en los honores del reino, os dije que correspondía al Padre otorgar esos honores y os pregunté si erais capaces de beber mi copa. Los dos me contestasteis que sí. Aunque entonces no erais capaces de hacerlo ni tampoco lo seáis ahora, pronto estaréis preparados para ese servicio gracias a la experiencia que estáis a punto de adquirir. Ese día tu comportamiento indignó a tus hermanos, y si aún no te han perdonado del todo, lo harán cuando te vean beber mi copa. Sea tu ministerio largo o corto, domina tu alma con paciencia. Cuando venga el nuevo maestro, deja que te enseñe el comportamiento tolerante y compasivo que nace de la confianza sublime en mí y de la sumisión perfecta a la voluntad del Padre. Dedica tu vida a manifestar la combinación de afecto humano y dignidad divina que caracteriza a los discípulos que conocen a Dios y creen en el Hijo. Todos los que viven así revelarán el evangelio incluso en su manera de morir. Tú y tu hermano Juan seguiréis caminos diferentes y es posible que uno de los dos se siente conmigo en el reino eterno mucho antes que el otro. Te vendría muy bien aprender que la verdadera sabiduría se compone a la vez de discreción y valentía. Deberías aprender a atemperar tu empuje con la sagacidad. Llegarán los momentos supremos en los que mis discípulos no vacilarán en entregar su vida por este evangelio, pero en todas las circunstancias ordinarias será siempre preferible aplacar la ira de los no creyentes para poder vivir y seguir predicando la buena nueva. En lo que de ti dependa, vive muchos años en la tierra para que tu larga vida pueda ganar muchas almas para el reino celestial».
181:2.16 (1958.3) Después de hablar a Santiago Zebedeo el Maestro rodeó el extremo de la mesa donde se sentaba Andrés, miró a los ojos a su fiel ayudante y le dijo: «Andrés, me has representado lealmente como director de los embajadores del reino celestial. Aunque has dudado algunas veces y otras has mostrado una timidez peligrosa, has sido siempre sinceramente justo y sumamente equitativo en el trato con tus compañeros. Desde tu ordenación y la de tus hermanos como mensajeros del reino os habéis gobernado a vosotros mismos en todos los asuntos administrativos del grupo, con la única excepción de tu nombramiento como director en funciones de estos elegidos. No he intervenido en ninguna otra cuestión temporal para dirigir tus decisiones ni influir en ellas. Lo hice así para dejar establecido que hubiera un líder que dirigiera todas vuestras deliberaciones posteriores como colectivo. En mi universo y en el universo de universos de mi Padre nuestros hijos-hermanos son tratados como individuos en todas sus relaciones espirituales, pero en todas las relaciones colectivas establecemos siempre un liderazgo definido. Nuestro reino es un ámbito de orden, y cuando dos o más criaturas con voluntad actúan en cooperación se establece siempre la autoridad de un líder.
181:2.17 (1959.1) «Andrés, yo te nombré jefe de tus hermanos y con esa autoridad has servido como mi representante personal, pero ahora que estoy a punto de dejaros para ir a mi Padre te libero de toda responsabilidad relacionada con esos asuntos temporales y administrativos. En adelante ya no ejercerás ninguna jurisdicción sobre tus hermanos salvo la que tú te hayas ganado como líder espiritual y ellos libremente te reconozcan. A partir de este momento no puedes ejercer ninguna autoridad sobre tus hermanos a menos que ellos te restituyan esa jurisdicción mediante un acto legislativo categórico después de que me haya ido al Padre. Pero esta liberación de tus responsabilidades como director administrativo de este grupo no rebaja de ninguna manera tu responsabilidad moral de hacer todo lo que esté en tu poder para mantener juntos a tus hermanos con mano firme y amorosa durante el difícil periodo que se avecina, los días que transcurrirán entre mi partida de la carne y el envío del nuevo maestro que vivirá en vuestro corazón y os conducirá finalmente hasta toda la verdad. Cuando me preparo para dejaros quiero liberarte de toda responsabilidad administrativa que haya tenido su origen y autoridad en mi presencia como uno de vosotros. De ahora en adelante solo ejerceré una autoridad espiritual sobre vosotros y entre vosotros.
181:2.18 (1959.2) «Si tus hermanos desean conservarte como consejero, te exhorto a que en todos los asuntos temporales y espirituales des lo mejor de ti para promover la paz y la armonía entre los diversos grupos de creyentes sinceros en el evangelio. Dedica el resto de tu vida a promover los aspectos prácticos del amor fraternal entre tus hermanos. Sé amable con mis hermanos en la carne cuando lleguen a creer plenamente en este evangelio; manifiesta una entrega amorosa e imparcial a los griegos en el oeste y a Abner en el este. Aunque estos mis apóstoles se van a dispersar pronto por todos los rincones del planeta donde proclamarán la buena nueva de la salvación de la filiación con Dios, has de mantenerlos unidos durante las difíciles horas que se avecinan, el periodo de intensa prueba durante el cual deberéis aprender a creer en este evangelio sin mi presencia personal mientras esperáis con paciencia la llegada del nuevo maestro, el Espíritu de la Verdad. Y así, Andrés, aunque puede que no te corresponda hacer grandes obras a los ojos de los hombres, conténtate con ser el maestro y consejero de los que las hacen. Prosigue tu labor en la tierra hasta el fin, y luego continuarás este ministerio en el reino eterno, pues ¿no te he dicho muchas veces que tengo otras ovejas que no son de este rebaño?»
181:2.19 (1959.3) Jesús se dirigió después hacia los gemelos Alfeo, se colocó entre ellos y les dijo: «Hijos míos, sois una de las tres parejas de hermanos que eligieron seguirme. Los seis habéis trabajado bien y en paz con los de vuestra propia sangre, pero ninguno mejor que vosotros. Tenemos tiempos duros por delante. Puede que no entendáis todo lo que os sucederá a vosotros y a vuestros hermanos, pero no dudéis nunca de que fuisteis llamados un día para la obra del reino. Durante algún tiempo no habrá multitudes que dirigir, pero no os desaniméis. Cuando vuestro trabajo en la vida haya terminado os recibiré en lo alto donde hablaréis con gloria de vuestra salvación a las huestes seráficas y a las multitudes de los altos Hijos de Dios. Dedicad vuestra vida a engrandecer la faena diaria. Mostrad a todos los hombres de la tierra y a las ángeles del cielo con cuánto coraje y alegría puede un hombre mortal volver a sus antiguas ocupaciones después de haber sido llamado a trabajar durante una temporada en el servicio especial de Dios. Si vuestra tarea en los asuntos externos del reino ha terminado por el momento, volved a vuestro trabajo anterior con el nuevo esclarecimiento de la experiencia de la filiación con Dios y con la comprensión sublime de que para aquel que conoce a Dios no hay labores vulgares ni esfuerzos terrenales. Para vosotros que habéis trabajado conmigo todas las cosas se han hecho sagradas y toda labor material se ha convertido en servicio al propio Dios Padre. Cuando os lleguen las noticias de los hechos de vuestros antiguos compañeros apostólicos, regocijaos con ellos y seguid con vuestro trabajo diario como quienes sirven a Dios y trabajan mientras esperan. Habéis sido mis apóstoles y lo seréis siempre, y me acordaré de vosotros en el reino venidero».
181:2.20 (1960.1) Jesús se acercó luego a Felipe, que se levantó para escuchar estas palabras de su Maestro: «Felipe, me has hecho muchas preguntas tontas y he procurado siempre responder a todas. En tu mente totalmente sincera pero muy poco espiritual acaba de surgir la última de estas preguntas y quisiera contestarla ahora. Durante todo el tiempo que he tardado en rodear la mesa hasta llegar a ti, te has estado preguntando: ‘¿Qué voy a hacer si el Maestro se va y nos deja solos en el mundo?’. ¡Hombre de poca fe! Y sin embargo tienes casi tanta como muchos de tus hermanos. Has sido un buen administrador, nos has fallado muy pocas veces y uno de esos fallos lo utilizamos para manifestar la gloria del Padre. Tu cargo de administrador está a punto de terminar y pronto tendrás que dedicarte más a la obra para la que fuiste llamado: predicar este evangelio del reino. Felipe, siempre has querido demostraciones y muy pronto verás grandes cosas. Hubiera sido mucho mejor que las vieras por la fe, pero vivirás para ver que se cumplen mis palabras porque fuiste sincero incluso en tu visión material. Y cuando seas bendecido con la visión espiritual sal a hacer tu obra y dedica tu vida a la causa de llevar a la humanidad a buscar a Dios y a percibir las realidades eternas con el ojo de la fe espiritual, no con los ojos de la mente material. Recuerda, Felipe, que tienes una gran misión en la tierra porque el mundo está lleno de personas que tienden a ver la vida exactamente igual que tú. Te espera una gran tarea, y cuando esté terminada en la fe vendrás a mí en mi reino donde tendré el gran placer de mostrarte lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó ni la mente mortal concibió. Mientras tanto sé como un niño pequeño en el reino del espíritu y permite que, en el espíritu del nuevo maestro, yo te conduzca hacia adelante en el reino espiritual. Así podré hacer por ti muchas cosas que no pude hacer mientras vivía contigo como mortal del mundo. Y no olvides nunca, Felipe, que el que me ha visto a mí ha visto al Padre».
181:2.21 (1960.2) El Maestro siguió avanzando hasta el puesto de Natanael. Cuando Natanael se puso en pie le pidió que se sentara, se sentó a su lado y le dijo: «Natanael, desde que te convertiste en mi apóstol has aprendido a vivir por encima de los prejuicios y a ser cada vez más tolerante aunque te queda mucho que aprender. Tu constante sinceridad ha sido una bendición para tus compañeros porque les ha servido siempre de aviso, pero puede que tu franqueza dificulte tus relaciones con tus hermanos, tanto con los antiguos como con los nuevos, cuando yo me haya ido. Deberías aprender a modular incluso la expresión de un pensamiento bueno según el estatus intelectual y el desarrollo espiritual de tu interlocutor. La sinceridad es muy útil en el trabajo del reino cuando está unida a la discreción.
181:2.22 (1961.1) «Si quisieras aprender a trabajar con tus hermanos podrías hacer cosas más duraderas, pero quizá prefieras buscar a personas que piensen como tú. En ese caso dedica tu vida a demostrar que el discípulo conocedor de Dios puede convertirse en un constructor del reino aunque esté solo en el mundo y aislado por completo de los demás creyentes. Sé que serás fiel hasta el final y algún día te daré la bienvenida al servicio más amplio de mi reino del cielo.»
181:2.23 (1961.2) Natanael respondió así a Jesús: «Llevo escuchando todas tus enseñanzas desde que me llamaste al servicio de este reino, pero tengo que decir con toda sinceridad que no acabo de comprender el significado de lo que nos dices. No sé qué debo esperar ahora y creo que la mayoría de mis hermanos tampoco, aunque ellos no se atreven a confesar su confusión. ¿Puedes ayudarme?». Jesús le puso la mano en el hombro diciendo: «Amigo, no me extraña que te cueste captar el significado de mis enseñanzas espirituales porque estás muy limitado por las ideas preconcebidas que has recibido de la tradición judía y muy confundido por tu marcada tendencia a interpretar mi evangelio según las enseñanzas de los escribas y fariseos.
181:2.24 (1961.3) «Os he enseñado muchas cosas de palabra y he vivido mi vida entre vosotros. He hecho todo lo que se puede hacer por esclarecer vuestras mentes y liberar vuestras almas, y lo que no habéis podido aprender de mis enseñanzas y de mi vida debéis prepararos ahora a adquirirlo de la mano de la maestra de todos los maestros: la experiencia. En toda esta nueva experiencia que ahora os espera iré delante de vosotros y el Espíritu de la Verdad estará con vosotros. No temáis; lo que ahora no logréis comprender os lo revelará el nuevo maestro durante el resto de vuestra vida en la tierra y durante toda vuestra formación en las edades eternas.»
181:2.25 (1961.4) Entonces el Maestro se volvió hacia todos los apóstoles y les dijo: «No os desaniméis si no conseguís captar todo el significado del evangelio. No sois más que seres finitos, hombres mortales, y lo que os he enseñado es infinito, divino y eterno. Sed pacientes y valerosos, pues tenéis ante vosotros las edades eternas para seguir progresando en la experiencia de haceros perfectos como vuestro Padre que está en el Paraíso es perfecto».
181:2.26 (1961.5) Después le tocó el turno a Tomás que escuchó de pie estas palabras del Maestro: «Tomás, te ha faltado fe muchas veces, pero nunca te ha faltado valor en esos momentos de duda. Sé muy bien que los falsos maestros y profetas no te engañarán. Cuando yo me haya ido tus hermanos apreciarán mucho más tu manera crítica de ver las nuevas enseñanzas. Y cuando más adelante os disperséis todos hasta los confines de la tierra, recuerda que sigues siendo mi embajador. Dedica tu vida a la gran empresa de mostrar que la mente material crítica del hombre puede triunfar sobre la inercia de la duda intelectual cuando se encuentra ante la manifestación de la verdad viva en la experiencia de los hombres y mujeres nacidos del espíritu que producen los frutos del espíritu en su vida y se aman los unos a los otros como yo os he amado. Tomás, me alegro de que te unieras a nosotros y sé que después de un corto tiempo de duda seguirás al servicio del reino. Tus dudas han desconcertado a tus hermanos pero a mí nunca me han preocupado. Tengo confianza en ti e iré delante de ti hasta los rincones más lejanos de la tierra».
181:2.27 (1962.1) Por último el Maestro llegó al puesto de Simón Pedro que se levantó cuando Jesús se dirigió a él: «Pedro, sé que me amas y que dedicarás tu vida a proclamar públicamente este evangelio del reino a judíos y gentiles, pero me preocupa que después de estos años de estrecha asociación conmigo sigas hablando sin pensar. ¿Qué te tiene que pasar para que aprendas a vigilar tu lengua? ¡Cuántos problemas nos ha acarreado tu hablar irreflexivo y tu impertinente confianza en ti mismo! Y te crearás muchos más si no dominas esta flaqueza. Sabes que tus hermanos te aman a pesar de esa debilidad, y debes comprender también que este defecto no empaña en modo alguno mi afecto por ti, aunque sí disminuye tu utilidad y no deja nunca de crearte problemas. Pero la experiencia que vas a vivir esta misma noche será sin duda de gran ayuda para ti. Y lo que ahora voy a decirte, Simón Pedro, se lo digo igualmente a todos tus hermanos aquí reunidos: esta noche todos correréis el gran peligro de tropezar por mi causa. Sabéis que está escrito: ‘Herirán al pastor y se dispersarán las ovejas’. Cuando yo no esté habrá mucho peligro de que algunos de vosotros sucumban a las dudas y tropiecen a causa de lo que me va a suceder. Pero os prometo desde ahora que volveré por poco tiempo y que iré delante de vosotros a Galilea».
181:2.28 (1962.2) Entonces Pedro puso la mano en el hombro de Jesús y dijo: «Aunque todos mis hermanos sucumban a las dudas por tu causa, yo te prometo que no tropezaré por nada de lo que puedas hacer. Iré contigo y moriré por ti si es necesario».
181:2.29 (1962.3) Pedro, de pie ante su Maestro, temblaba de arriba a abajo de intensa emoción y rebosaba de amor sincero por él. Jesús clavó la mirada en esos ojos empañados en lágrimas y dijo: «Pedro, en verdad, en verdad te digo que esta misma noche antes de que el gallo cante me negarás tres o cuatro veces. Y así, lo que no has aprendido durante tu asociación pacífica conmigo lo aprenderás con gran tristeza y mucho sufrimiento. Y cuando hayas aprendido de verdad esta lección indispensable, deberás fortalecer a tus hermanos y seguir viviendo una vida dedicada a la predicación de este evangelio, aunque termines en la cárcel y quizá sigas mis pasos cuando pagues el precio supremo del servicio por amor en la construcción del reino del Padre.
181:2.30 (1962.4) «Pero recuerda mi promesa: cuando haya resucitado me quedaré algún tiempo con vosotros antes de ir al Padre. Esta misma noche suplicaré al Padre que fortalezca a cada uno de vosotros para la prueba que os espera. Os amo a todos con el mismo amor con que el Padre me ama, y por eso de ahora en adelante debéis amaros los unos a los otros como yo os he amado.»
181:2.31 (1962.5) Después de haber cantado un himno, salieron hacia el campamento del monte de los Olivos.
El libro de Urantia
Documento 182
182:0.1 (1963.1) AQUEL JUEVES hacia a las diez de la noche Jesús volvió con los once apóstoles de la casa de Elías y María Marcos al campamento de Getsemaní. Desde el día que pasaron en las colinas Juan Marcos se había encargado de vigilar de cerca a Jesús. Como necesitaba dormir, aprovechó para descansar varias horas durante la reunión del Maestro con sus apóstoles en la habitación de arriba. Cuando oyó que bajaban las escaleras se levantó, se echó rápidamente una sábana por encima y los siguió por la ciudad. Luego cruzó el arroyo Cedrón y llegó detrás de ellos hasta su campamento particular colindante con el parque de Getsemaní. Juan Marcos estuvo tan cerca del Maestro esa noche y al día siguiente que lo presenció todo y pudo oír muchas cosas que el Maestro dijo entre ese momento y la hora de la crucifixión.
182:0.2 (1963.2) En el camino de vuelta al campamento los apóstoles empezaron a extrañarse por la prolongada ausencia de Judas; comentaron entre ellos la predicción del Maestro de que uno de ellos lo traicionaría y sospecharon por primera vez que algo pasaba con Judas Iscariote. Sus sospechas se agravaron cuando llegaron al campamento y vieron que no estaba allí. Entonces empezaron a hablar de él abiertamente. Todos asediaron a Andrés para saber qué había sido de Judas, pero su jefe se limitó a comentar: «No sé dónde estará Judas, pero me temo que nos ha abandonado».
182:1.1 (1963.3) Poco después de llegar al campamento Jesús les dijo: «Amigos y hermanos, me queda muy poco tiempo de estar con vosotros y deseo que nos apartemos para rogar a nuestro Padre del cielo que nos dé fuerzas para sostenernos en esta hora y de aquí en adelante en toda la obra que tenemos que hacer en su nombre».
182:1.2 (1963.4) Dicho esto, Jesús subió con ellos un corto trecho por el Olivete hasta llegar a una amplia plataforma rocosa desde donde se divisaba todo Jerusalén. Allí les pidió que se arrodillaran sobre la roca plana formando un círculo a su alrededor como habían hecho el día de su ordenación y se quedó de pie en medio de ellos iluminado por la suave luz de la luna. Entonces levantó los ojos al cielo y oró:
182:1.3 (1963.5) «Padre, ha llegado mi hora; glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique a ti. Sé que me has dado plena autoridad sobre todas las criaturas vivientes de mi dominio, y yo daré la vida eterna a todos los que se hagan hijos de Dios por la fe. La vida eterna es que mis criaturas te conozcan como el único Dios verdadero y Padre de todos, y que crean en aquel a quien tú enviaste al mundo. Padre, te he exaltado en la tierra y he cumplido la tarea que me encomendaste. Estoy a punto de terminar mi otorgamiento a los hijos de nuestra propia creación; solo me falta entregar mi vida en la carne. Y ahora glorifícame tú, Padre, con la gloria que tenía contigo antes de que este mundo existiera, y recíbeme una vez más a tu diestra.
182:1.4 (1964.1) «Te he dado a conocer a los hombres que elegiste en el mundo y que me diste. Son tuyos porque toda vida está en tus manos. Tú me los diste, yo he vivido entre ellos enseñándoles el camino de la vida y ellos han creído. Estos hombres están aprendiendo que todo lo que tengo viene de ti y que la vida que vivo en la carne es para hacer que los mundos conozcan a mi Padre. La verdad que me has dado se la he revelado a ellos. Estos amigos y embajadores míos han querido sinceramente recibir tu palabra. Les he dicho que he salido de ti, que tú me enviaste a este mundo y que estoy a punto de volver a ti. Padre, te ruego por estos hombres elegidos y ruego por ellos no como rogaría por el mundo. Ruego por aquellos a quienes he seleccionado en el mundo para que me representen ante el mundo cuando haya vuelto a tu obra igual que yo te he representado en este mundo durante mi estancia en la carne. Estos hombres son míos, tú me los diste; pero todo lo mío es tuyo, y has hecho que todo lo que era tuyo sea ahora mío. Has sido exaltado en mí, y ahora ruego para que yo sea honrado en estos hombres. No puedo estar más tiempo en este mundo; estoy a punto de volver a la obra que me has encomendado. Tengo que dejar aquí a estos hombres para que nos representen y representen a nuestro reino entre los hombres. Padre, mantén leales a estos hombres cuando me preparo para abandonar mi vida en la carne. Ayuda a estos amigos míos para que sean uno en espíritu como nosotros somos uno. Mientras pude estar con ellos podía guiarlos y velar por ellos, pero ahora estoy a punto de irme. Quédate cerca de ellos, Padre, hasta que podamos enviar al nuevo maestro para que los consuele y fortalezca.
182:1.5 (1964.2) «Me diste doce hombres, y los he conservado a todos menos uno, el hijo de la venganza, que no ha querido seguir en comunión con nosotros. Estos hombres son débiles y frágiles pero sé que podemos confiar en ellos. Los he puesto a prueba; a mí me aman y a ti te veneran. Aunque tendrán que sufrir mucho por mí, deseo que estén también llenos de alegría en la seguridad de la filiación en el reino celestial. He dado a estos hombres tu palabra y les he enseñado la verdad. El mundo podrá odiarlos como me ha odiado a mí, pero no te pido que los saques del mundo sino que los guardes del mal del mundo. Santifícalos en la verdad; tu palabra es la verdad. Como tú me enviaste a este mundo, yo estoy a punto de enviar a estos hombres al mundo. Por su bien he vivido entre los hombres, y he consagrado mi vida a tu servicio para inspirarlos a purificarse mediante la verdad que les he enseñado y el amor que les he revelado. Sé muy bien, Padre, que no necesito pedirte que veles por estos hermanos cuando yo me haya ido; sé que los amas como yo, pero lo hago para que ellos se den más cuenta de que el Padre ama a los hombres mortales igual que el Hijo los ama.
182:1.6 (1964.3) «Y ahora, Padre mío, quisiera rogarte no solo por estos once hombres, sino también por todos los demás que ya creen en el evangelio del reino o puedan creer más adelante gracias a la palabra de su futuro ministerio. Quiero que todos sean uno como tú y yo somos uno. Tú estás en mí y yo estoy en ti, y deseo que estos creyentes estén igualmente en nosotros; que nuestros dos espíritus moren dentro de ellos. Si mis hijos son uno como nosotros somos uno y si se aman los unos a los otros como yo los he amado, todos los hombres creerán que he salido de ti y estarán dispuestos a recibir la revelación de verdad y de gloria que he hecho para ellos. He revelado a estos creyentes la gloria que tú me has dado. Igual que tú has vivido conmigo en espíritu, yo he vivido con ellos en la carne. Igual que tú has sido uno conmigo, yo he sido uno con ellos, y el nuevo maestro será siempre uno con ellos y en ellos. He hecho todo esto para que mis hermanos en la carne puedan saber que el Padre los ama como los ama el Hijo, y que tú los amas como me amas a mí. Padre, trabaja conmigo para salvar a estos creyentes a fin de que dentro de poco puedan llegar a estar conmigo en la gloria y continúen luego hasta unirse contigo en el abrazo del Paraíso. A los que sirven conmigo en la humillación quisiera tenerlos conmigo en la gloria para que puedan ver todo lo que has puesto en mis manos como cosecha eterna de la siembra del tiempo en la similitud de la carne mortal. Anhelo mostrar a mis hermanos terrenales la gloria que tenía contigo antes de la fundación de este mundo. Este mundo sabe muy poco de ti, Padre justo, pero yo te conozco y he hecho que estos creyentes te conozcan, y ellos harán que otras generaciones conozcan tu nombre. Y ahora les prometo que tú estarás con ellos en el mundo como has estado conmigo. Que así sea.»
182:1.7 (1965.1) Los once permanecieron varios minutos arrodillados en círculo alrededor de Jesús. Luego se levantaron y volvieron en silencio al campamento cercano.
182:1.8 (1965.2) Jesús oró por la unidad entre sus seguidores, pero no quería uniformidad. El pecado crea un nivel muerto de inercia maligna, pero la rectitud alimenta el espíritu creativo de la experiencia individual en las realidades vivas de la verdad eterna y en la comunión progresiva de los espíritus divinos del Padre y el Hijo. En la comunión espiritual de un hijo creyente con el Padre divino no puede haber ninguna finalidad doctrinal ni superioridad sectaria derivada de la consciencia de grupo.
182:1.9 (1965.3) En esta última oración con sus apóstoles el Maestro se refirió al hecho de que había manifestado al mundo el nombre del Padre. Y esto fue exactamente lo que hizo al revelar a Dios a través de su vida perfeccionada en la carne. El Padre del cielo había intentado revelarse a Moisés, pero no pudo avanzar más allá de la afirmación «YO SOY». Y cuando se le instó a revelar más cosas de sí mismo, solo fue definido como «YO SOY el que SOY». Pero cuando Jesús terminó su vida en la tierra, el nombre del Padre había sido revelado de tal manera que el Maestro, que era el Padre encarnado, podía decir con verdad:
182:1.10 (1965.4) Yo soy el pan de vida.
182:1.11 (1965.5) Yo soy el agua viva.
182:1.12 (1965.6) Yo soy la luz del mundo.
182:1.13 (1965.7) Yo soy el deseo de todos los tiempos.
182:1.14 (1965.8) Yo soy la puerta abierta a la salvación eterna.
182:1.15 (1965.9) Yo soy la realidad de la vida sin fin.
182:1.16 (1965.10) Yo soy el buen pastor.
182:1.17 (1965.11) Yo soy la senda de la perfección infinita.
182:1.18 (1965.12) Yo soy la resurrección y la vida.
182:1.19 (1965.13) Yo soy el secreto de la supervivencia eterna.
182:1.20 (1965.14) Yo soy el camino, la verdad y la vida.
182:1.21 (1965.15) Yo soy el Padre infinito de mis hijos finitos.
182:1.22 (1965.16) Yo soy la verdadera vid, vosotros sois los sarmientos.
182:1.23 (1965.17) Yo soy la esperanza de todos los que conocen la verdad viva.
182:1.24 (1965.18) Yo soy el puente vivo que va de un mundo a otro.
182:1.25 (1965.19) Yo soy el enlace vivo entre el tiempo y la eternidad.
182:1.26 (1965.20) Jesús amplió así la revelación viva del nombre de Dios para todas las generaciones. De la misma manera que el amor divino revela la naturaleza de Dios, la verdad eterna desvela su nombre en proporciones cada vez mayores.
182:2.1 (1966.1) Cuando los apóstoles volvieron al campamento se quedaron profundamente consternados al ver que faltaba Judas y se pusieron a opinar acaloradamente sobre la traición de su compañero. Mientras tanto David Zebedeo y Juan Marcos se llevaron aparte a Jesús y le explicaron que habían estado observando a Judas durante varios días y sabían que tenía la intención de traicionarlo y entregarlo a sus enemigos. Jesús los escuchó pero se limitó a decir: «Amigos, nada le puede suceder al Hijo del Hombre si no es la voluntad del Padre del cielo. Que no se turbe vuestro corazón; todas las cosas obrarán juntas para la gloria de Dios y la salvación de los hombres».
182:2.2 (1966.2) La actitud alegre de Jesús se iba apagando. Con el paso de las horas se fue poniendo cada vez más serio, incluso triste. Los apóstoles estaban muy agitados y se resistían a meterse en sus tiendas aunque se lo pidiera el propio Maestro. Al volver de su conversación con David y Juan, Jesús dirigió sus últimas palabras a los once: «Amigos, id a descansar. Preparaos para el trabajo de mañana. Recordad que todos debemos someternos a la voluntad del Padre del cielo. Mi paz os dejo». Dicho esto les indicó por señas que entraran en sus tiendas. Mientras se retiraban llamó a Pedro, Santiago y Juan y les dijo: «Deseo que os quedéis conmigo un poco más».
182:2.3 (1966.3) Los apóstoles se quedaron dormidos solo porque estaban literalmente agotados. Habían dormido poco desde que llegaron a Jerusalén. Antes de separarse hacia sus respectivas tiendas, Simón Zelotes los llevó a todos a la suya, donde guardaba las espadas y otras armas, y proporcionó a cada uno su equipo de combate. Todos menos Natanael recibieron sus armas y se las ciñeron allí mismo. Natanael se negó a armarse diciendo: «Hermanos, el Maestro nos ha repetido muchas veces que su reino no es de este mundo y que sus discípulos no deben luchar con la espada para establecerlo. Yo creo en eso, y no creo que el Maestro necesite que usemos la espada en su defensa. Todos hemos visto su enorme poder y sabemos que podría defenderse de sus enemigos si quisiera. Si no quiere resistirse a sus enemigos debe ser porque con esa actitud intenta cumplir la voluntad de su Padre. Oraré, pero no empuñaré la espada». Cuando Andrés oyó lo que había dicho Natanael devolvió su espada a Simón Zelotes. Los otros nueve se fueron a dormir armados.
182:2.4 (1966.4) El resentimiento por la traición de Judas eclipsaba de momento todo lo demás en la mente de los apóstoles. El comentario que hizo el Maestro sobre Judas en la última oración les abrió los sus ojos al hecho de que los había abandonado.
182:2.5 (1966.5) Cuando los ocho apóstoles se metieron por fin en sus tiendas, y mientras Pedro, Santiago y Juan esperaban las órdenes del Maestro, Jesús llamó a David Zebedeo para decirle: «Tráeme a tu mensajero más fiel y veloz». David presentó al Maestro a un tal Jacobo que había sido en otro tiempo mensajero nocturno entre Jerusalén y Betsaida, y Jesús le dijo: «Ve a toda prisa a Filadelfia y di a Abner: ‘El Maestro te envía sus saludos de paz y dice que ha llegado la hora en que será entregado en manos de sus enemigos que lo matarán, pero se levantará de entre los muertos y pronto se te aparecerá antes de irse al Padre. Entonces te guiará hasta el momento en que venga el nuevo maestro a vivir en vuestros corazones’». Jesús hizo repetir a Jacobo este mensaje, y cuando estuvo satisfecho con el ensayo lo envió a su misión diciendo: «No temas a nadie esta noche, Jacobo, porque un mensajero invisible correrá a tu lado».
182:2.6 (1967.1) Jesús se volvió después hacia el jefe de los visitantes griegos acampados con ellos y le dijo: «Hermano, no te inquietes por lo que está a punto de ocurrir puesto que te lo he advertido de antemano. Matarán al Hijo del Hombre por instigación de sus enemigos, los jefes de los sacerdotes y los dirigentes de los judíos, pero resucitaré para estar con vosotros un poco de tiempo antes de ir al Padre. Y cuando hayas visto que sucede todo esto glorifica a Dios y fortalece a tus hermanos».
182:2.7 (1967.2) En circunstancias normales los apóstoles habrían dado personalmente las buenas noches al Maestro, pero estaban tan preocupados por la inesperada deserción de Judas y tan abrumados por la inusitada oración de despedida del Maestro que escucharon su saludo de adiós y se alejaron en silencio.
182:2.8 (1967.3) Sin embargo, justo antes de que Andrés se retirara aquella noche Jesús le dijo: «Andrés, haz lo que puedas por mantener juntos a tus hermanos hasta que yo vuelva a vosotros después de haber bebido esta copa. Fortalece a tus hermanos sabiendo que ya os lo he dicho todo. Que la paz sea contigo».
182:2.9 (1967.4) Ninguno de los apóstoles esperaba que ocurriera nada fuera de lo normal esa noche porque ya era muy tarde. Trataron de dormir para poder levantarse temprano preparados para lo peor. Pensaban que los jefes de los sacerdotes intentarían capturar a su Maestro por la mañana temprano, dado que el día de la preparación de la Pascua no se hacía ninguna actividad no religiosa después del mediodía. Solo David Zebedeo y Juan Marcos habían comprendido que los enemigos de Jesús llegarían con Judas esa misma noche.
182:2.10 (1967.5) David había decidido hacer guardia esa noche en el sendero de arriba que conducía a la calzada de Betania a Jerusalén mientras Juan Marcos vigilaba la calzada que subía del Cedrón a Getsemaní. Antes de dirigirse a su puesto de centinela voluntario, David se despidió de Jesús diciendo: «Maestro, he sido muy feliz trabajando junto a ti. Mis hermanos son tus apóstoles, pero yo he tenido la gran alegría de hacer las cosas menores como se deben hacer. Te echaré de menos con todo mi corazón cuando te hayas ido». Jesús le dijo: «David, hijo, los demás han hecho lo que se les mandó hacer, pero a ti te ha salido del corazón hacer este servicio y tu entrega no ha pasado desapercibida. Tú también servirás conmigo algún día en el reino eterno».
182:2.11 (1967.6) Antes de marcharse a vigilar el sendero de arriba, David dijo a Jesús: «Maestro, he mandado a buscar a tu familia, y un mensajero me ha dicho que están en Jericó esta noche. Llegarán aquí mañana por la mañana temprano porque hubiera sido peligroso que subieran de noche por ese camino de cabras». Jesús miró a David y solo dijo: «Que así sea, David».
182:2.12 (1967.7) Cuando David empezó a subir por el Olivete, Juan Marcos se puso a vigilar la calzada que bajaba hacia Jerusalén a lo largo del arroyo, y se habría quedado en su puesto de no haber sido por su gran deseo de estar cerca de Jesús y saber qué estaba pasando. Poco después de marcharse David, Juan Marcos observó que Jesús se retiraba con Pedro, Santiago y Juan a una hondonada cercana y se sintió tan dominado por una mezcla de devoción y curiosidad que abandonó su puesto de centinela y los siguió ocultándose entre los arbustos. Desde ahí pudo ver y oír todo lo que ocurrió durante ese último rato en el huerto justo antes de que aparecieran Judas y los guardias armados para apresar a Jesús.
182:2.13 (1968.1) Mientras pasaban estas cosas en el campamento del Maestro, Judas Iscariote conversaba con el capitán de los guardias del templo que tenía ya reunidos a sus hombres para ir a apresar a Jesús bajo la dirección del traidor.
182:3.1 (1968.2) Cuando el campamento quedó en silencio Jesús tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan y subieron un corto trecho hasta una hondonada cercana donde solía ir con frecuencia a rezar y comulgar. Los tres apóstoles se dieron cuenta de que el Maestro estaba profundamente agobiado; no habían visto nunca a su Maestro tan triste y angustiado. Cuando llegaron al lugar de sus rezos, el Maestro les pidió a los tres que se sentaran a velar con él y se apartó de ellos como a un tiro de piedra. Entonces cayó sobre su rostro y oró diciendo: «Padre, he venido a este mundo a hacer tu voluntad y la he hecho. Sé que ha llegado la hora de entregar esta vida en la carne, y no me resistiré, pero quisiera saber si es tu voluntad que beba esta copa. Envíame la seguridad de que te complaceré en mi muerte como lo he hecho en mi vida».
182:3.2 (1968.3) Después de permanecer unos momentos en actitud de oración, el Maestro volvió hacia los tres apóstoles y los encontró profundamente dormidos, pues tenían los ojos cargados de sueño y no aguantaban despiertos. Jesús los despertó diciendo: «¡Qué!, ¿no podéis velar conmigo ni siquiera una hora? ¿No veis que mi alma está afligida hasta la muerte y que anhelo vuestra compañía?». Cuando los tres se hubieron despertado el Maestro volvió a apartarse solo y oró otra vez postrado en el suelo: «Padre, sé que puedes apartar de mí esta copa —para ti todas las cosas son posibles— pero he venido para hacer tu voluntad, y aunque esta copa es amarga la beberé si es tu voluntad». Tras esta oración, una ángel poderosa bajó junto a él y lo fortaleció con sus palabras y su contacto.
182:3.3 (1968.4) Cuando Jesús volvió hacia los tres apóstoles para hablar con ellos, estaban otra vez profundamente dormidos. Los despertó y les dijo: «En un momento como este necesito que veléis y oréis conmigo, y más necesitáis orar vosotros para no caer en la tentación. ¿Por qué os dormís cuando os dejo?».
182:3.4 (1968.5) Entonces el Maestro se retiró y oró por tercera vez: «Padre, ves a mis apóstoles dormidos; ten misericordia de ellos. El espíritu está dispuesto, pero la carne es débil. Y ahora, oh Padre, si esta copa no se puede apartar, la beberé. Que no se haga mi voluntad sino la tuya». Cuando hubo terminado de orar se quedó un momento postrado en el suelo. Luego se levantó y volvió a donde estaban sus apóstoles que se habían vuelto a dormir. Los observó con un gesto de piedad y dijo cariñosamente: «Dormid ya y descansad; ya pasó el momento de la decisión. Ha llegado la hora en que el Hijo del Hombre será traicionado y puesto en manos de sus enemigos». Y mientras los sacudía para despertarlos dijo: «Levantaos, volvamos al campamento; mirad, está cerca el que me entrega y ha llegado la hora en que mi rebaño será dispersado. Pero ya os he hablado de esas cosas».
182:3.5 (1968.6) Los seguidores de Jesús tuvieron muchas pruebas de su naturaleza divina durante los años que vivió entre ellos, pero ahora están a punto de presenciar nuevas pruebas de su humanidad. Justo antes de la mayor revelación de su divinidad, su resurrección, se va a producir la mayor demostración de su naturaleza mortal, su humillación y crucifixión.
182:3.6 (1969.1) Cada vez que oró en el huerto su humanidad se fue aferrando más firmemente por la fe a su divinidad; su voluntad humana se fue unificando más plenamente con la voluntad divina de su Padre. Una de las cosas que le dijo la ángel poderosa fue que el Padre deseaba que su Hijo terminara su otorgamiento terrenal pasando por la experiencia de la muerte exactamente igual que todas las criaturas mortales tienen que experimentar su disolución material cuando pasan de la existencia en el tiempo a la progresión en la eternidad.
182:3.7 (1969.2) Unas horas antes no le había parecido tan difícil beber la copa, pero cuando el Jesús humano se despidió de sus apóstoles y los mandó a dormir, la prueba se le hizo más espantosa. Los sentimientos de Jesús experimentaron las fluctuaciones naturales que son comunes a toda experiencia humana, y en aquel momento estaba cansado por el trabajo, agotado por las largas horas de esfuerzo y dolorosa preocupación por la seguridad de sus apóstoles. Aunque ningún mortal puede atreverse a interpretar los pensamientos y sentimientos del Hijo encarnado de Dios en un momento como aquel, sabemos que sufrió una angustia extrema y sintió una indecible tristeza, pues corrían por su rostro grandes gotas de sudor. Se había convencido por fin de que el Padre tenía la intención de permitir que los acontecimientos naturales siguieran su curso y estaba plenamente decidido a no recurrir a su poder soberano como jefe supremo de un universo para salvarse.
182:3.8 (1969.3) Las huestes reunidas de una vasta creación planeaban sobre esa escena bajo el mando temporal conjunto de Gabriel y el Ajustador Personalizado de Jesús. Los jefes de división de esos ejércitos del cielo habían recibido repetidas instrucciones de no intervenir en estos sucesos de la tierra a no ser que se lo ordenara el propio Jesús.
182:3.9 (1969.4) La experiencia de separarse de los apóstoles fue muy dura para el corazón humano de Jesús; esta tristeza de amor pesaba sobre él y le hacía más difícil enfrentarse a una muerte como la que sabía muy bien que le esperaba. Se daba cuenta de lo débiles e ignorantes que eran sus apóstoles y le aterraba abandonarlos. Sabía que había llegado la hora de irse, pero su corazón humano ansiaba averiguar si no habría alguna vía legítima de escape de ese horrible trance de tristeza y sufrimiento. Y cuando no pudo encontrar esa escapatoria aceptó beber la copa. La mente divina de Miguel sabía que había hecho todo lo posible por los doce apóstoles, pero el corazón humano de Jesús hubiera querido hacer más por ellos antes de dejarlos solos en el mundo. Jesús tenía el corazón deshecho. Amaba sinceramente a sus hermanos; estaba aislado de su familia terrenal; uno de sus colaboradores elegidos lo estaba traicionando; el pueblo de su padre José lo había rechazado sellando así su fracaso como pueblo con una misión especial en la tierra. Su alma estaba atormentada por el amor frustrado y la misericordia rechazada. Era uno de esos momentos humanos espantosos en los que todo parece hundirse bajo una aplastante crueldad y una terrible agonía.
182:3.10 (1969.5) La humanidad de Jesús no era insensible a esta situación de soledad personal, de vergüenza pública y de fracaso aparente de su causa. Todos estos sentimientos pesaban sobre él con una fuerza indescriptible. En su gran tristeza se remontó a sus días de niño en Nazaret y a su primera labor en Galilea. En el momento de la gran prueba le vinieron a la mente muchas escenas agradables de su misión terrenal. Gracias a esos antiguos recuerdos de Nazaret, de Cafarnaúm, del monte Hermón y de las salidas y puestas de sol reflejadas en el mar de Galilea, logró sosegarse y fortalecer su corazón humano para el encuentro con el traidor que venía a delatarlo.
182:3.11 (1970.1) Antes de que Judas llegara con los soldados el Maestro había recuperado todo su aplomo habitual; el espíritu había triunfado sobre la carne; la fe se había impuesto sobre toda tendencia humana a temer y a dudar. Había pasado y superado de manera aceptable la prueba suprema de la plena realización de la naturaleza humana. Una vez más, el Hijo del Hombre se preparaba a hacer frente a sus enemigos con ecuanimidad y con total seguridad de que era invencible como hombre mortal dedicado sin reservas a hacer la voluntad de su Padre.
El libro de Urantia
Documento 183
183:0.1 (1971.1) CUANDO Jesús consiguió despertar por fin a Pedro, Santiago y Juan les propuso que se fueran a sus tiendas a dormir en preparación para las tareas del día siguiente, pero para entonces los tres apóstoles estaban bien despiertos. Las cabezadas que dieron mientras Jesús oraba en el huerto habían bastado para despejarlos, y se espabilaron del todo cuando vieron llegar a dos mensajeros muy alterados que preguntaron por David Zebedeo y salieron corriendo hacia el lugar donde Pedro les dijo que estaba vigilando.
183:0.2 (1971.2) Mientras los otros ocho apóstoles dormían profundamente, los griegos que acampaban con ellos, más preocupados por lo que pudiera pasar esa noche, habían apostado un centinela para que diera la alarma en caso de peligro. Cuando los dos mensajeros entraron precipitadamente en el campamento, el centinela griego procedió a despertar a todos sus compatriotas que salieron en tropel de sus tiendas completamente vestidos y armados. Todo el campamento se había despertado menos los ocho apóstoles, y cuando Pedro quiso despertar a sus compañeros Jesús se lo prohibió terminantemente. El Maestro recomendó a todos que volvieran a sus tiendas, pero ellos no se dejaron convencer.
183:0.3 (1971.3) Como no consiguió dispersar a sus seguidores, el Maestro los dejó y bajó hacia el lagar de aceitunas que estaba cerca de la entrada al parque de Getsemaní. Los tres apóstoles, los griegos y los demás miembros del campamento no se atrevieron a seguirlo inmediatamente, pero Juan Marcos corrió entre los olivos y se ocultó en un pequeño cobertizo cerca del lagar. Jesús se había apartado del campamento y de sus amigos para que sus captores pudieran apresarlo sin alborotar a sus apóstoles. El Maestro no quería que los apóstoles se despertaran y presenciaran su arresto porque sabía que se indignarían tanto ante el espectáculo de la traición de Judas que podrían enfrentarse a los soldados y acabar detenidos con él. Y si eran detenidos con él temía que murieran con él.
183:0.4 (1971.4) Aunque Jesús sabía que el plan para matarlo se había urdido en los consejos de los dirigentes de los judíos, tenía muy presente que Lucifer, Satanás y Caligastia lo apoyaban sin reservas y que estos rebeldes de los mundos verían con gusto perecer con él a todos los apóstoles.
183:0.5 (1971.5) Jesús se sentó solo en la prensa de aceitunas a esperar la llegada del traidor. En aquel momento solo era visto por Juan Marcos y una hueste innumerable de observadores celestiales.
183:1.1 (1971.6) Existe un riesgo real de interpretar equivocadamente el significado de muchos dichos y acontecimientos relacionados con el final de la carrera del Maestro en la carne. El cruel trato que recibió Jesús por parte de criados ignorantes y soldados encallecidos, la injusticia de sus juicios y la falta de sensibilidad de los dirigentes religiosos profesos no se deben confundir con el hecho de que Jesús, al someterse pacientemente a tantos sufrimientos y humillaciones, estaba haciendo verdaderamente la voluntad del Padre del Paraíso. Era sin duda la voluntad del Padre que su Hijo apurara la copa de la experiencia como mortal desde el nacimiento hasta la muerte, pero el Padre del cielo no instigó de ninguna manera el bárbaro comportamiento de aquellos seres supuestamente humanos y civilizados que torturaron tan brutalmente al Maestro y fueron acumulando tan horriblemente sucesivas indignidades sobre una persona que no ofrecía resistencia. Estas experiencias inhumanas y espantosas que Jesús tuvo que soportar durante las horas finales de su vida mortal no eran parte en ningún sentido de la voluntad divina del Padre, una voluntad que la naturaleza humana de Jesús se había comprometido tan triunfalmente a cumplir en el momento de la rendición final del hombre a Dios. Y así lo expresó en la triple oración que formuló en el huerto mientras sus apóstoles dormían el sueño del agotamiento físico.
183:1.2 (1972.1) El Padre del cielo deseaba que el Hijo de otorgamiento terminara su carrera en la tierra de manera natural, exactamente igual que tienen que terminar todos los mortales su vida en la tierra y en la carne. Los hombres y mujeres corrientes no pueden esperar una exención especial que les facilite sus últimas horas en la tierra y el desenlace de la muerte. Y así Jesús eligió entregar su vida encarnada de una manera que fuera conforme al desarrollo natural de los acontecimientos y se negó firmemente a escapar de las crueles garras de una conspiración perversa de acontecimientos inhumanos que lo arrastraron con horrible certeza hacia una increíble humillación y una muerte ignominiosa. Cada mínimo detalle de esa pasmosa manifestación de odio y ese despliegue de crueldad sin precedentes fue obra de hombres malvados y de mortales perversos. El Dios del cielo no lo quiso, ni tampoco fue dictado por los archienemigos de Jesús, aunque estos hicieron todo lo posible para que el hijo de otorgamiento fuera rechazado por mortales malvados e irreflexivos. Incluso el padre del pecado apartó el rostro ante el horror atroz de la escena de la crucifixión.
183:2.1 (1972.2) Cuando Judas se levantó repentinamente de la mesa de la Última Cena fue a casa de su primo, y los dos fueron a ver al capitán de los guardias del templo. Judas pidió al capitán que reuniera a los guardias para conducirlos hasta donde estaba Jesús. Como Judas había llegado un poco antes de lo previsto, hubo cierto retraso hasta que pudieron encaminarse hacia la casa de Marcos donde Judas esperaba encontrar a Jesús todavía de conversación con los apóstoles. El Maestro y los once salieron la casa de Elías Marcos por lo menos quince minutos antes de que llegara el traidor con los guardias, y para entonces Jesús y los once estaban ya muy lejos de los muros de la ciudad de camino al campamento del Olivete.
183:2.2 (1972.3) A Judas le inquietó mucho no encontrar a Jesús en la casa de la familia Marcos en compañía de once hombres de los cuales solo dos estaban armados. Al salir del campamento esa tarde se enteró por casualidad de que Simón Pedro y Simón Zelotes eran los únicos que llevaban espadas. Judas pretendía apresar a Jesús cuando la ciudad estuviera en calma y hubiera pocas probabilidades de resistencia. El traidor temía que si esperaba a que volvieran al campamento se podría encontrar con más de sesenta discípulos leales, y sabía también que Simón Zelotes tenía una abundante reserva de armas. Cuanto más pensaba en el aborrecimiento que sentirían por él los once apóstoles leales más nervioso se iba poniendo y más miedo tenía de que quisieran matarlo. Judas no solo era desleal sino un auténtico cobarde.
183:2.3 (1973.1) Como no encontraron a Jesús en la habitación de arriba, Judas pidió al capitán de los guardias que volvieran al templo. Para entonces los dirigentes habían empezado a reunirse en la casa del sumo sacerdote donde se preparaban para recibir a Jesús, puesto que el traidor se había comprometido a entregarlo antes de la medianoche. Judas explicó a sus asociados que al no haber encontrado a Jesús en casa de Marcos sería necesario ir a arrestarlo a Getsemaní, y les previno de que había acampados con él más de sesenta fervientes seguidores bien armados. Los dirigentes de los judíos recordaron a Judas que Jesús había predicado siempre la no resistencia, pero Judas respondió que no podían contar con que todos los seguidores de Jesús se atuvieran a esa enseñanza. Temía realmente por su vida, y por eso se atrevió a pedir una compañía de cuarenta soldados armados. Como las autoridades judías no tenían tantos hombres armados bajo su jurisdicción, se dirigieron inmediatamente a la fortaleza de Antonia y pidieron al oficial al mando que se los proporcionara, pero cuando el romano se enteró de que pretendían arrestar a Jesús se negó a hacerlo y los remitió a su superior. Así perdieron más de una hora yendo de una autoridad a otra hasta que al final se vieron obligados a recurrir al propio Pilatos para poder disponer de soldados romanos armados. Era tarde cuando llegaron a casa del gobernador, que ya se había retirado a sus aposentos privados con su esposa. Pilatos tuvo dudas de colaborar en este asunto, y más cuando su esposa le pidió que no lo hiciera, pero en vista de que el presidente del Sanedrín judío había ido a solicitarlo personalmente, le pareció más prudente acceder a su petición y se dijo que podría reparar más adelante cualquier injusticia que estuvieran tramando.
183:2.4 (1973.2) Y así, cuando Judas Iscariote salió del templo hacia las once y media de la noche iba acompañado de más de sesenta personas entre guardias del templo, soldados romanos y criados curiosos de los dirigentes y de los jefes de los sacerdotes.
183:3.1 (1973.3) Mientras este contingente de soldados y guardias armados provistos de antorchas y linternas se acercaba al huerto, Judas se adelantó al grupo para poder identificar rápidamente a Jesús de modo que sus captores pudieran apresarlo fácilmente antes de que sus compañeros acudieran en su defensa. Judas tenía otro motivo para adelantarse a los enemigos del Maestro: quiso dar la impresión de llegar antes que los soldados para que los apóstoles y todos los que estaban reunidos en torno a Jesús no lo relacionaran directamente con los guardias armados que venían pisándole los talones. Había pensado incluso en hacerles creer que había corrido por delante para avisar de la llegada de los captores, pero este plan se vino abajo ante el saludo fulminante de Jesús al traidor. Aunque el Maestro habló a Judas amablemente, lo saludó como a un traidor.
183:3.2 (1973.4) En cuanto Pedro, Santiago, Juan y unos treinta compañeros de acampada vieron al grupo armado y sus antorchas bordear la cresta de la colina, supieron que aquellos soldados venían a detener a Jesús, y todos bajaron corriendo hacia el lagar donde el Maestro estaba sentado solo a la luz de la luna. La compañía de soldados se acercaba por un lado y los tres apóstoles y sus compañeros por el otro. Entonces Judas avanzó a grandes zancadas para abordar al Maestro y los dos grupos se quedaron inmóviles con el Maestro entre ellos y Judas disponiéndose a estampar en su frente el beso traidor.
183:3.3 (1974.1) Después de conducir a los guardias hasta Getsemaní el traidor se proponía indicar simplemente a los soldados quién era Jesús, o a lo sumo identificarlo con un beso como acordado, y desaparecer rápidamente de allí. Judas tenía mucho miedo a que estuvieran presentes todos los apóstoles y se volvieran contra él en represalia por haber osado traicionar a su amado maestro. Pero cuando el Maestro lo saludó como a un traidor se sintió tan confundido que no hizo ningún intento de huir.
183:3.4 (1974.2) Jesús hizo un último esfuerzo por ahorrar a Judas el acto mismo de la traición. Antes de que el traidor pudiera llegar hasta él, se dirigió hacia el soldado más destacado de la izquierda, el capitán de los romanos, y le dijo: «¿A quién buscáis?». El capitán contestó: «A Jesús de Nazaret». Entonces Jesús avanzó hasta ponerse justo delante del oficial, y con la serena majestad del Dios de toda esta creación, dijo: «Yo soy». Muchos miembros de este grupo armado habían escuchado a Jesús enseñar en el templo, otros habían oído hablar de sus poderosas obras, y cuando se presentó ante ellos con tanta firmeza los de las primeras filas retrocedieron impactados por esta serena y majestuosa declaración de identidad. El plan traidor de Judas ya no era necesario. El Maestro se había presentado audazmente ante sus enemigos que ya podían capturarlo sin la ayuda de Judas, pero el traidor tenía que justificar su presencia en el grupo armado. Además quería demostrar que estaba cumpliendo su parte del pacto de traición acordado con los dirigentes de los judíos para hacerse merecedor de los grandes honores y recompensas que esperaba recibir de ellos por haberles entregado a Jesús.
183:3.5 (1974.3) Mientras los guardias se recuperaban de su primera vacilación al ver a Jesús y oír su voz extraordinaria, y los apóstoles y discípulos se iban acercando, Judas avanzó hacia Jesús, le dio un beso en la frente y dijo: «Salve, Maestro». Jesús respondió así al beso de Judas: «Amigo, ¡¿no te bastaba con hacer lo que has hecho?! ¿Además entregas al Hijo del Hombre con un beso?»
183:3.6 (1974.4) Los apóstoles y discípulos no daban crédito a sus ojos. Nadie se movió durante un momento. Luego Jesús se soltó del abrazo traidor de Judas, avanzó hacia los guardias y los soldados y volvió a preguntar: «¿A quién buscáis?». El capitán dijo otra vez: «A Jesús de Nazaret». Jesús contestó: «Os he dicho que yo soy; por lo tanto, si me buscáis a mí, dejad ir a estos. Estoy preparado para ir con vosotros».
183:3.7 (1974.5) Jesús estaba dispuesto a volver a Jerusalén con los guardias y el capitán de los soldados estaba de acuerdo en dejar que los tres apóstoles y sus compañeros siguieran su camino en paz. Pero antes de ponerse en marcha, mientras Jesús esperaba las órdenes del capitán, un tal Malco, el guardaespaldas sirio del sumo sacerdote, avanzó hasta Jesús y se puso a atarle las manos a la espalda aunque el capitán romano no había ordenado que se atara así a Jesús. Cuando Pedro y sus compañeros vieron a su Maestro sometido a esta vejación ya no pudieron contenerse. Pedro sacó la espada y se abalanzó con los demás contra Malco. Pero antes de que los soldados pudieran acudir en defensa del criado del sumo sacerdote, Jesús levantó la mano la mano en un gesto de prohibición y dijo en tono severo: «Pedro, guarda la espada. Todos los que tomen la espada perecerán por la espada. ¿No entiendes que es voluntad del Padre que yo beba esta copa? ¿Acaso no sabes que podría ordenar ahora mismo a más de doce legiones de ángeles con sus asociados que me libraran de estos pocos hombres?».
183:3.8 (1975.1) Aunque Jesús había reprimido eficazmente esta muestra de oposición física por parte de sus seguidores, aquello bastó para despertar los miedos del capitán de los guardias que, esta vez con la ayuda de sus soldados, agarró con fuerza a Jesús y lo ató rápidamente. Mientras le ataban las manos con pesadas cuerdas Jesús les dijo: «¿Habéis salido con espadas y garrotes como contra un ladrón? Cuando estaba con vosotros cada día enseñando en el templo no me echasteis mano».
183:3.9 (1975.2) Después de atar a Jesús el capitán mandó detener a los seguidores del Maestro pues temía que pudieran intentar rescatarlo, pero los seguidores al oír la orden huyeron hacia el barranco y los soldados no pudieron alcanzarlos. Durante todo este tiempo Juan Marcos había estado oculto en un cobertizo cercano. Cuando los guardias emprendieron la vuelta a Jerusalén con Jesús, Juan Marcos intentó salir inadvertido del cobertizo para reunirse con los apóstoles y discípulos que habían huido, pero justo cuando salía pasó por ahí uno de los últimos soldados que volvían de perseguir a los discípulos, y al ver al joven envuelto en su sábana echó a correr detrás de él y estuvo a punto de alcanzarlo. De hecho, el soldado llegó a agarrar a Juan por la sábana, pero el joven se liberó de la ropa y escapó desnudo mientras el soldado se quedaba con la sábana. Juan Marcos corrió a toda prisa hacia el sendero de arriba donde estaba David Zebedeo y le contó lo que había ocurrido. Luego fueron a las tiendas de los ocho apóstoles dormidos y les informaron de que el Maestro había sido traicionado y detenido.
183:3.10 (1975.3) Cuando los ocho apóstoles se estaban despertando empezaron a llegar los que habían huido barranco arriba, y todos se reunieron cerca del lagar para acordar lo que había que hacer. Mientras tanto Simón Pedro y Juan Zebedeo, que se habían escondido entre los olivos, habían empezado ya a seguir a la turba de soldados, guardias y criados, que conducían a Jesús de vuelta a Jerusalén como si fuera un peligroso criminal. Juan seguía de cerca a la turba y Pedro desde más lejos. Después de escapar de las garras del soldado, Juan Marcos se puso un manto que encontró en la tienda de Simón Pedro y Juan Zebedeo. Sospechaba que los guardias llevarían a Jesús a casa de Anás, el sumo sacerdote emérito, así que bordeó los huertos de olivos y llegó antes que la turba al palacio del sumo sacerdote donde se escondió cerca de la entrada.
183:4.1 (1975.4) Santiago Zebedeo se encontró separado de Simón Pedro y de su hermano Juan, así que se unió a los demás apóstoles y a sus compañeros de campamento en el lagar para deliberar sobre lo que debían hacer en vista de la detención del Maestro.
183:4.2 (1975.5) Andrés había sido liberado de toda responsabilidad como director del grupo apostólico, de modo que guardó silencio en esta crisis, la más grave de sus vidas. Después de una breve conversación informal Simón Zelotes, subido en el muro de piedra de la prensa de aceitunas, hizo un apasionado llamamiento de lealtad al Maestro y a la causa del reino y exhortó a los demás apóstoles y a los discípulos a correr tras la turba y rescatar a Jesús. La mayoría del grupo habría seguido su agresivo liderazgo de no haber sido por la advertencia de Natanael, que se levantó en cuanto Simón terminó de hablar y llamó la atención del auditorio sobre la no resistencia que Jesús había enseñado y repetido tantas veces. Les recordó además que Jesús les había ordenado esa misma noche que protegieran sus vidas hasta el momento en que tuvieran que salir al mundo a proclamar la buena nueva del evangelio del reino celestial. Santiago Zebedeo apoyó a Natanael y contó cómo Pedro y otros habían sacado sus espadas para defender al Maestro durante el arresto y cómo Jesús había ordenado a Simón Pedro y a sus compañeros armados que las guardaran. Luego hablaron Mateo y Felipe, pero no se llegó a ninguna conclusión hasta que Tomás recordó a todos que Jesús había aconsejado a Lázaro que no se expusiera a la muerte y les explicó que no podían hacer nada para salvar a su Maestro, puesto que se había negado a permitir que sus amigos lo defendieran e insistía en no utilizar sus poderes divinos para contrarrestar a sus enemigos humanos. Tomás convenció a sus compañeros de que se fueran cada uno por su lado, con el acuerdo de que David Zebedeo permanecería en el campamento para mantener ahí el centro de intercambio de información y la sede de los mensajeros del grupo. A las dos y media de esa madrugada el campamento quedó desierto a excepción de David con tres o cuatro mensajeros. Los demás mensajeros habían ido a buscar información sobre dónde habían llevado a Jesús y qué pensaban a hacer con él.
183:4.3 (1976.1) Cinco de los apóstoles, Natanael, Mateo, Felipe y los gemelos, fueron a esconderse a Betania y Betfagé. Tomás, Andrés, Santiago y Simón Zelotes se escondieron en la ciudad. Simón Pedro y Juan Zebedeo siguieron hasta la casa de Anás.
183:4.4 (1976.2) Poco después del amanecer Simón Pedro, sumido en la más profunda desesperación, volvió con paso errante al campamento de Getsemaní. David encargó a un mensajero que lo acompañara a Jerusalén a reunirse con su hermano Andrés que estaba en casa de Nicodemo.
183:4.5 (1976.3) Hasta el final mismo de la crucifixión Juan Zebedeo estuvo siempre cerca como se lo había pedido Jesús. Él fue quien proporcionó hora a hora a los mensajeros de David la información que llevaban al campamento del huerto y que se transmitía desde ahí a los apóstoles escondidos y a la familia de Jesús.
183:4.6 (1976.4) ¡Hirieron al pastor y en verdad se dispersaron las ovejas! Aunque todos recordaban vagamente que Jesús les había anticipado lo que estaba ocurriendo, estaban tan consternados por la repentina desaparición del Maestro que eran incapaces de pensar con normalidad.
183:4.7 (1976.5) Poco después del amanecer y justo después de que Pedro saliera a reunirse con su hermano, llegó al campamento Judá, el hermano de Jesús en la carne, por delante del resto de la familia. Llegó casi sin aliento solo para enterarse de que el Maestro ya había sido detenido. Judá volvió corriendo por la calzada de Jericó para informar a su madre y a sus hermanos y hermanas, y decirles de parte de David Zebedeo que se reunieran en casa de Marta y María en Betania y esperaran allí las noticias que sus mensajeros les llevarían con regularidad.
183:4.8 (1976.6) Esta era la situación al final de la noche del jueves y a primeras horas de la mañana del viernes en lo que respecta a los apóstoles, los principales discípulos y la familia terrenal de Jesús. Todas estas personas se mantenían en contacto gracias al servicio de mensajeros que David Zebedeo seguía dirigiendo desde la sede del campamento de Getsemaní.
183:5.1 (1977.1) Antes de salir del huerto con Jesús se produjo una discusión entre el capitán judío de los guardias del templo y el capitán romano de la compañía de soldados sobre dónde llevar a Jesús. El capitán de los guardias del templo mandó conducirlo ante Caifás, el sumo sacerdote en funciones. El capitán de los soldados romanos decidió llevar a Jesús al palacio de Anás, el antiguo sumo sacerdote y suegro de Caifás, y lo hizo así porque los romanos acostumbraban a tratar directamente con Anás todos los asuntos relacionados con la aplicación de las leyes eclesiásticas judías. El capitán romano impuso su autoridad y llevaron a Jesús a casa de Anás para un interrogatorio preliminar.
183:5.2 (1977.2) Judas caminaba al lado de los capitanes y escuchaba todo lo que decían pero sin tomar parte en la conversación. Tanto el capitán judío como el romano sentían tal desprecio por el traidor que no le dirigían la palabra.
183:5.3 (1977.3) En un momento dado Juan Zebedeo recordó que su maestro le había pedido que estuviera siempre a mano y apretó el paso para acercarse a Jesús que iba entre los dos capitanes. El de los guardias del templo, al ver a Juan tan cerca, dijo a su asistente: «Agarra a ese hombre y átalo. Es uno de los seguidores de este tipo». El romano volvió la cabeza al oírlo, vio a Juan y dio orden de que el apóstol caminara a su lado sin que nadie lo molestara. Luego dijo al jefe judío: «Este hombre no es ni un cobarde ni un traidor. Lo vi en el huerto y no sacó la espada contra nosotros. Ha tenido el valor de venir hasta aquí para estar con su Maestro y nadie le pondrá la mano encima. La ley romana permite a todo prisionero tener con él al menos un amigo ante el tribunal, y no se le negará a este hombre estar junto al prisionero, su Maestro,». Al oír esto Judas se sintió tan humillado y avergonzado que se fue rezagando de la comitiva y se presentó solo en el palacio de Anás.
183:5.4 (1977.4) Y esto explica por qué pudo Juan Zebedeo estar cerca de Jesús durante todas sus duras experiencias de aquella noche y del día siguiente. Los judíos no se atrevieron a decir nada a Juan ni a molestarlo de ningún modo, pues había recibido de los romanos cierto estatus como observador de las actuaciones del tribunal eclesiástico judío. La posición de privilegio de Juan se vio confirmada cuando el romano, al entregar a Jesús al jefe de los guardas del templo en la puerta del palacio de Anás, ordenó a su asistente: «Acompaña a este prisionero y vigila que no lo maten estos judíos sin el consentimiento de Pilatos. Cuida de que no lo asesinen, y asegúrate de que permiten a su amigo el galileo permanecer a su lado para observar todo lo que pase». Y así, mientras los otros diez apóstoles se veían obligados a esconderse, Juan pudo estar cerca de Jesús hasta el momento mismo de su muerte en la cruz. Juan actuaba bajo protección romana, y los judíos no se atrevieron a molestarlo hasta después de la muerte del Maestro.
183:5.5 (1977.5) Durante todo el camino al palacio de Anás Jesús no abrió la boca. Desde el momento en que fue detenido hasta que compareció ante Anás, el Hijo del Hombre no dijo una sola palabra.
El libro de Urantia
Documento 184
184:0.1 (1978.1) CIERTOS representantes de Anás habían dado instrucciones secretas al capitán de los soldados romanos de llevar a Jesús directamente al palacio de Anás en cuanto fuera detenido. El antiguo sumo sacerdote deseaba mantener su prestigio como principal autoridad eclesiástica de los judíos. Pero Anás tenía otro motivo para retener a Jesús en su casa durante varias horas: dar tiempo a reunir legalmente el tribunal del Sanedrín. No era legal convocar el tribunal del Sanedrín antes de la hora del sacrificio matutino en el templo, y este sacrificio se ofrecía hacia las tres de la mañana.
184:0.2 (1978.2) Anás sabía que un tribunal del Sanedrín estaba esperando en el palacio de su yerno Caifás. Hacia la medianoche se habían reunido en casa del sumo sacerdote unos treinta miembros del Sanedrín para juzgar a Jesús en cuanto fuera conducido ante ellos. Solo se había convocado a los que se oponían abierta y decididamente a Jesús y sus enseñanzas, puesto que bastaba con veintitrés para constituir un tribunal procesal.
184:0.3 (1978.3) Jesús estuvo unas tres horas en el palacio de Anás situado en el monte Olivete, no lejos del huerto de Getsemaní donde había sido arrestado. Juan Zebedeo tenía libertad de movimientos en el palacio de Anás por la palabra del capitán romano y también porque él y su hermano Santiago eran muy conocidos por los criados más antiguos. El antiguo sumo sacerdote era pariente lejano de su madre Salomé y habían sido invitados muchas veces al palacio.
184:1.1 (1978.4) Enriquecido por los ingresos del templo, suegro del sumo sacerdote en funciones y bien relacionado con las autoridades romanas, Anás era sin duda la persona más poderosa de la sociedad judía. Era un político y conspirador untuoso y diplomático. Deseaba llevar la iniciativa del proceso de deshacerse de Jesús porque temía dejar un asunto tan importante en las bruscas y agresivas manos de su yerno. Anás quería asegurarse de que el juicio del Maestro estuviera controlado por los saduceos pues temía a la posible simpatía por Jesús de algunos fariseos, dado que prácticamente todos los miembros del Sanedrín que habían abrazado la causa de Jesús eran fariseos.
184:1.2 (1978.5) Anás llevaba varios años sin ver a Jesús, concretamente desde el día en que el Maestro llamó a su casa y se marchó inmediatamente en vista de la frialdad y la reserva con que fue recibido. Anás había pensado aprovecharse de su relación anterior con Jesús para intentar convencerlo de abandonar sus pretensiones y no volver a Palestina. Le disgustaba participar en el asesinato de una buena persona y pensó que Jesús preferiría quizás irse a otro país para salvar su vida. Pero en cuanto tuvo ante él al fornido y resuelto galileo comprendió que sería inútil hacerle una proposición de ese tipo. Jesús era aún más sereno y majestuoso de lo que Anás recordaba.
184:1.3 (1979.1) Cuando Jesús era joven Anás se había interesado mucho por él, pero ahora sus ingresos se veían amenazados por la reciente expulsión del templo de cambistas y comerciantes. Esta actuación de Jesús había despertado la enemistad del antiguo sumo sacerdote mucho más que sus enseñanzas.
184:1.4 (1979.2) Anás entró en su amplia sala de audiencias, se sentó en una gran silla y ordenó que le trajeran a Jesús. Después de observar al Maestro unos momentos dijo: «Comprenderás que hay que hacer algo con tu enseñanza, puesto que estás alterando la paz y el orden de nuestro país». Anás miraba inquisitivamente a Jesús, pero el Maestro se limitó a mirarlo directamente a los ojos sin responder. Anás preguntó: «¿Cómo se llaman tus discípulos, aparte del agitador Simón Zelotes?». Jesús lo siguió mirando en silencio.
184:1.5 (1979.3) La negativa de Jesús a responder molestó tanto a Anás que le dijo: «¿Te da igual tenerme a tu favor o en tu contra? ¿No te das cuenta del poder que tengo sobre el resultado del juicio que te espera?». Jesús respondió al oír esto: «Anás, sabes que no tendrías ningún poder sobre mí si mi Padre no lo permitiera. Algunos quieren acabar con el Hijo del Hombre porque son ignorantes y no saben otra cosa, pero tú, amigo, que sabes lo que haces, ¿cómo puedes rechazar la luz de Dios?».
184:1.6 (1979.4) El tono amable de Jesús desconcertó bastante a Anás, pero ya había decidido que Jesús debía irse de Palestina o morir, así que se armó de valor y preguntó: «¿Qué es lo que intentas enseñar a la gente? ¿Qué pretendes ser?». Jesús contestó: «Sabes muy bien que he hablado al mundo abiertamente. He enseñado en las sinagogas y muchas veces en el templo, donde todos los judíos y muchos gentiles me han escuchado. No he dicho nada en secreto. ¿Por qué me preguntas a mí? ¿Por qué no llamas a los que me han oído y les preguntas? Todo Jerusalén ha oído lo que he dicho, aunque tú mismo no hayas escuchado estas enseñanzas». Pero antes de que Anás pudiera responder el administrador principal del palacio, que estaba cerca de Jesús, le dio una bofetada diciendo: «¿Así respondes al sumo sacerdote?». Anás no reprendió a su administrador, pero Jesús se volvió hacia él y le dijo: «Amigo, si he hablado mal, da testimonio de lo que hablé mal, pero si hablé bien, ¿por qué me pegas?».
184:1.7 (1979.5) Aunque Anás lamentaba que su administrador hubiera golpeado a Jesús, era demasiado orgulloso para intervenir. Salió de la sala muy confuso y dejó solo a Jesús durante casi una hora con los criados de su casa y los guardias del templo.
184:1.8 (1979.6) Cuando volvió se puso al lado del Maestro y le dijo: «¿Pretendes ser el Mesías, el libertador de Israel?». Jesús contestó: «Anás, me conoces desde que era joven. Sabes que no pretendo ser nada más que lo que mi Padre me ha encargado, y que he sido enviado a todos los hombres, tanto gentiles como judíos». Entonces Anás dijo: «Me han dicho que afirmas ser el Mesías, ¿es verdad?». Jesús miró a Anás y dijo simplemente: «Tú lo has dicho».
184:1.9 (1980.1) Por entonces llegaron mensajeros del palacio de Caifás preguntando a qué hora harían comparecer a Jesús ante el tribunal del Sanedrín, y como estaba a punto de amanecer, Anás pensó que sería mejor enviar a Jesús a Caifás atado y custodiado por los guardias del templo. Él mismo los siguió poco después.
184:2.1 (1980.2) Cuando el grupo de guardias y soldados se acercaba a la entrada del palacio de Anás, Juan Zebedeo iba al lado del capitán de los soldados romanos, Judas se había quedado rezagado a cierta distancia y Simón Pedro los seguía de lejos. Juan entró en el patio del palacio con Jesús y los guardias. Judas se acercó a la verja, pero al ver a Jesús y a Juan, siguió hacia la casa de Caifás donde sabía que se celebraría más tarde el verdadero juicio del Maestro. Poco después llegó a la verja Simón Pedro y Juan lo vio cuando estaban a punto de meter a Jesús en el palacio. Como la portera de la cancela conocía a Juan no tuvo inconveniente en dejar entrar a Pedro cuando Juan se lo pidió.
184:2.2 (1980.3) Pedro entró en el patio y se arrimó al calor de las brasas porque la noche era fría. Se sentía fuera de lugar entre los enemigos de Jesús, y realmente lo estaba. El Maestro no le había pedido que se quedara cerca de él como se lo había pedido a Juan. El lugar de Pedro estaba con los demás apóstoles, que habían sido expresamente advertidos de no arriesgar sus vidas durante el juicio y la crucifixión de su Maestro.
184:2.3 (1980.4) Pedro se había deshecho de su espada poco antes de acercarse a la cancela del palacio, de modo que entró desarmado en el patio de Anás. Su mente era un torbellino de confusión; apenas podía darse cuenta de que Jesús había sido apresado. Era incapaz de captar la realidad de la situación: que se encontraba en el patio de Anás calentándose junto a los criados del sumo sacerdote. Se preguntaba qué estarían haciendo los demás apóstoles. En cuanto a Juan, llegó a la conclusión de que estaba en el palacio porque los criados lo conocían, dado que había pedido a la guardiana que lo admitiera a él.
184:2.4 (1980.5) Poco después de dejar pasar a Pedro, la portera se acercó a la lumbre donde él se estaba calentando y le dijo maliciosamente: «¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?». A Pedro no le debería haber extrañado ser reconocido puesto que Juan había pedido a la muchacha que le abriera las cancelas del palacio, pero estaba en tal estado de tensión nerviosa que la idea de ser identificado como discípulo le rompió el equilibrio. Movido por una única prioridad —escapar con vida— replicó en el acto a la criada: «No lo soy».
184:2.5 (1980.6) Al poco se acercó a Pedro otro criado y le preguntó: «¿No te vi en el huerto con él? ¿No eres tú también uno de sus seguidores?». Pedro estaba ya francamente alarmado; no veía la manera de escapar sano y salvo de estas acusaciones, así que negó categóricamente cualquier relación con Jesús: «No conozco a ese hombre, ni soy uno de sus seguidores».
184:2.6 (1980.7) Entonces la portera llevó a Pedro aparte y le dijo: «Estoy segura de que eres discípulo de ese Jesús, no solo porque uno de sus seguidores me ha pedido que te dejara entrar en el patio, sino porque mi hermana que está aquí te ha visto en el templo con ese hombre. ¿Por qué lo niegas?». Ante esta acusación de la criada, Pedro se puso a jurar y maldecir diciendo una vez más: «Yo no conozco a ese hombre y no he oído nunca hablar de él».
184:2.7 (1981.1) Pedro se apartó del fuego y paseó un rato por el patio. Hubiera querido escaparse, pero temía llamar la atención. Como tenía frío volvió a arrimarse a la lumbre, y uno de los hombres que tenía cerca le dijo: «Seguro que eres uno de ellos. Ese Jesús es galileo, y tu manera de hablar te delata porque tú también hablas como un galileo». Pedro volvió a negar cualquier relación con su Maestro.
184:2.8 (1981.2) Pedro estaba tan alterado que se alejó de la lumbre para evitar más acusaciones y se quedó solo en el porche. Así estuvo durante más de una hora hasta que la portera y su hermana se encontraron con él por casualidad y las dos volvieron a acusarlo burlonamente de seguidor de Jesús. Él negó la acusación, y justo cuando acababa de negar una vez más toda relación con Jesús, cantó el gallo. Pedro recordó la advertencia que le había hecho su Maestro esa misma noche, y cuando estaba allí, lleno de tristeza y hundido bajo el peso de la culpa, se abrieron las puertas del palacio y salieron los guardias que llevaban a Jesús a casa de Caifás. Al pasar por delante de Pedro, el Maestro vio a la luz de las antorchas la cara de desesperación de quien había sido tan valiente de palabra y tan seguro de sí mismo. Jesús se volvió y miró a su apóstol, y esa mirada quedó grabada para siempre en el corazón de Pedro. Había en esa mirada una mezcla de amor y compasión que ningún hombre mortal había visto en el rostro del Maestro.
184:2.9 (1981.3) Cuando Jesús y los guardias cruzaron la verja del palacio Pedro salió detrás, pero solo anduvo un corto trecho. No pudo seguir. Se sentó al borde del camino y se echó a llorar amargamente. Y habiendo derramado esas lágrimas de intenso dolor volvió sobre sus pasos hacia el campamento con la esperanza de encontrar a su hermano Andrés. En el campamento solo estaba David Zebedeo que envió a un mensajero para mostrarle dónde se había escondido su hermano en Jerusalén.
184:2.10 (1981.4) Todo el episodio de Pedro ocurrió en el patio del palacio de Anás en el monte Olivete. No siguió a Jesús hasta el palacio del sumo sacerdote Caifás. Que Pedro cayera en la cuenta al cantar un gallo de que había negado repetidas veces a su Maestro indica que todo esto sucedió fuera de Jerusalén, puesto que la ley prohibía tener aves de corral dentro del recinto de la ciudad.
184:2.11 (1981.5) Hasta que el canto del gallo le devolvió la cordura, Pedro se felicitaba por su habilidad para eludir las acusaciones de los criados y frustrar sus intentos de identificarlo con Jesús. Mientras iba y venía por el porche para entrar en calor solo consideraba que aquellos criados no tenían ningún derecho legal ni moral a interrogarlo y se daba por satisfecho de haber evitado ser identificado y posiblemente arrestado y encarcelado. Hasta que cantó el gallo no se le ocurrió que había negado a su Maestro. No cayó en la cuenta de que no había estado a la altura de sus privilegios como embajador del reino hasta que Jesús lo miró.
184:2.12 (1981.6) Cuando hubo dado el primer paso en el camino de la facilidad y las concesiones Pedro no vio más salida que seguir por esa misma línea. Solo los caracteres grandes y nobles son capaces de rectificar después de empezar mal. Nuestra mente tiene demasiada tendencia a buscar justificaciones para seguir por el camino del error una vez que ha entrado en él.
184:2.13 (1982.1) Pedro no creyó del todo que podía ser perdonado hasta que se encontró con su Maestro después de la resurrección y se sintió acogido igual que antes de la trágica noche de las negaciones.
184:3.1 (1982.2) Ese viernes hacia las tres y media de la madrugada Caifás, el jefe de los sacerdotes, abrió la sesión del tribunal de investigación compuesto por miembros del Sanedrín y ordenó que se hiciera comparecer a Jesús para ser juzgado formalmente. El Sanedrín había decretado ya en tres ocasiones anteriores la muerte de Jesús por una amplia mayoría de votos. Había decidido que merecía morir bajo acusaciones no formales de vulnerar la ley, blasfemar y despreciar las tradiciones de los padres de Israel.
184:3.2 (1982.3) No fue una reunión regular del Sanedrín ni se celebró en el lugar habitual, la cámara de piedras labradas del templo. Fue un tribunal especial de procesamiento compuesto por unos treinta miembros del Sanedrín que habían sido convocados al palacio del sumo sacerdote. Juan Zebedeo estuvo presente con Jesús durante todo este simulacro de juicio.
184:3.3 (1982.4) ¡Aquel conjunto de altos sacerdotes, escribas, saduceos y algunos fariseos no podía ocultar su satisfacción por el hecho de tener a su merced a ese Jesús que había comprometido su posición y desafiado su autoridad! Estaban decididos a no dejarlo escapar con vida.
184:3.4 (1982.5) Cuando los judíos juzgaban a un hombre por delito capital solían proceder con mucha cautela y adoptaban todo tipo de garantías de equidad en la selección de los testigos y en todo el procedimiento del juicio. Pero en esta ocasión Caifás hizo más de fiscal que de juez imparcial.
184:3.5 (1982.6) Jesús compareció ante este tribunal vestido como siempre y con las manos atadas a la espalda. Su aspecto majestuoso dejó impresionado y algo confuso al tribunal. No habían visto nunca un preso como él ni habían observado tal aplomo en un hombre que podía ser condenado a muerte.
184:3.6 (1982.7) La ley judía exigía el acuerdo de al menos dos testigos sobre cualquier cuestión para poder acusar al prisionero. Judas no podía servir de testigo contra Jesús porque la ley judía prohibía expresamente el testimonio de un traidor. Se habían preparado más de veinte falsos testigos para testificar contra Jesús, pero su testimonio fue tan contradictorio y era tan evidente su falsedad que dejó avergonzados incluso a los propios miembros del Sanedrín. Mientras tanto Jesús, de pie ante ellos, miraba benignamente a los perjuros, y la expresión de su rostro era suficiente para enredarlos en sus propias mentiras. El Maestro no pronunció palabra ante los falsos testigos; no respondió a ninguna de sus muchas acusaciones.
184:3.7 (1982.8) La primera vez que dos de los testigos parecieron coincidir en algo fue cuando dos hombres declararon que habían oído decir a Jesús en uno de sus discursos en el templo que «destruiría este templo hecho por manos y en tres días edificaría otro hecho sin manos». Eso no era exactamente lo que Jesús había dicho, aparte del hecho de que había señalado su propio cuerpo cuando hizo aquel comentario.
184:3.8 (1982.9) Aunque el sumo sacerdote le gritó: «¿No respondes a ninguna de estas acusaciones?», Jesús no abrió la boca. Permaneció allí de pie en silencio mientras declaraban todos aquellos falsos testigos. Los perjuros mostraban tanto odio y fanatismo, y exageraban con tanto descaro que sus testimonios iban cayendo por su propio peso. El silencio sereno y majestuoso del Maestro era la mejor refutación de sus falsas acusaciones.
184:3.9 (1983.1) Poco después de que empezaran a declarar los falsos testigos llegó Anás y se sentó al lado de Caifás. Anás se levantó en ese momento para sostener que la amenaza de Jesús de destruir el templo era suficiente para justificar tres acusaciones contra él:
184:3.10 (1983.2) 1. Que era un peligroso embaucador del pueblo. Que les enseñaba cosas imposibles y que además los engañaba.
184:3.11 (1983.3) 2. Que era un fanático revolucionario dispuesto a emplear la violencia contra el templo sagrado, ¿pues cómo podría destruirlo si no?
184:3.12 (1983.4) 3. Que enseñaba magia, puesto que prometía construir un nuevo templo sin utilizar manos humanas.
184:3.13 (1983.5) El Sanedrín en pleno declaró a Jesús culpable de transgresiones que la ley judía castigaba con la muerte. Luego se dedicó a elaborar acusaciones relacionadas con su conducta y sus enseñanzas que justificaran ante Pilatos la sentencia de muerte a su prisionero. Sabían que necesitaban el consentimiento del gobernador romano para poder ejecutar legalmente a Jesús. Anás se inclinaba por acusar a Jesús de ser demasiado peligroso para permitir que siguiera enseñando al pueblo.
184:3.14 (1983.6) Pero Caifás no podía soportar seguir viendo al Maestro de pie ante ellos, perfectamente sereno y sin decir palabra. Pensó que había una forma de inducir a hablar al prisionero, de modo que se abalanzó hacia Jesús y agitando un dedo acusador ante el rostro del Maestro, le dijo: «Te conjuro por el Dios viviente que nos digas si eres el Libertador, el Hijo de Dios». Jesús respondió a Caifás: «Sí, lo soy. Pronto iré al Padre, y dentro de poco el Hijo del Hombre será revestido de poder y volverá a reinar sobre las huestes del cielo».
184:3.15 (1983.7) El sumo sacerdote montó en cólera ante estas palabras de Jesús y exclamó rasgándose las vestiduras: «¿Qué más necesidad tenemos de testigos? Ya habéis oído todos la blasfemia de este hombre. ¿Qué os parece que debe hacerse con este blasfemo transgresor de la ley?». Y todos respondieron: «Es reo de muerte; que sea crucificado».
184:3.16 (1983.8) Jesús no mostró el más mínimo interés por ninguna de las preguntas que le hicieron tanto ante Anás como ante los miembros del Sanedrín, salvo la única pregunta relativa a su misión de otorgamiento. Cuando le preguntaron si era el Hijo de Dios, afirmó categórica e inmediatamente que lo era.
184:3.17 (1983.9) Anás hubiera querido seguir con el juicio y formular acusaciones indiscutibles sobre la relación de Jesús con la ley y las instituciones romanas para poder presentárselas luego a Pilatos. En cambio los consejeros estaban deseando terminar cuanto antes con el asunto, no solo porque el día de la preparación de la Pascua no se debía hacer ninguna actividad secular después del mediodía, sino porque temían además que Pilatos se marchara en cualquier momento a Cesarea, la capital romana de Judea, puesto que solo había ido a Jerusalén para la celebración de la Pascua.
184:3.18 (1983.10) Pero Anás no pudo conservar el control del tribunal. Tras la inesperada respuesta de Jesús a Caifás, el sumo sacerdote fue hacia él y lo abofeteó. Anás se quedó realmente horrorizado cuando los demás miembros del tribunal escupieron a Jesús en la cara al salir de la sala y muchos lo abofetearon burlonamente con la palma de la mano. Y así, en desorden y confusión sin precedentes, terminó a las cuatro y media de la mañana esta primera sesión del juicio de Jesús por el Sanedrín.
184:3.19 (1984.1) Treinta falsos jueces prejuiciados, cegados por la tradición y confabulados con falsos testigos se atreven a sentarse a juzgar al Creador justo de un universo. A estos acusadores encarnizados les exaspera el silencio majestuoso y el porte regio de este hombre-Dios. Su silencio es terrible de soportar, su palabra, un audaz desafío. Permanece impasible ante las amenazas e impertérrito ante los ataques. Los hombres se sientan a juzgar a Dios, pero Dios los ama a pesar de todo y los salvaría si pudiera.
184:4.1 (1984.2) La ley judía exigía dos sesiones del tribunal para sentenciar a muerte. La segunda sesión debía celebrarse al día siguiente, y los miembros del tribunal debían pasar el intervalo entre ambas en duelo y ayuno. Pero aquellos hombres no pudieron esperar al día siguiente para confirmar su decisión de condenar a muerte a Jesús. Esperaron solo una hora. Entretanto dejaron a Jesús en la sala de audiencias bajo la custodia de los guardias del templo, que junto con los criados del sumo sacerdote se divirtieron acumulando todo tipo de indignidades sobre el Hijo del Hombre. Se burlaron de él, lo escupieron y lo abofetearon cruelmente. Lo golpeaban en la cara con una vara y luego decían: «Profetízanos, Libertador, ¿quién te ha golpeado?». Y así pasaron una hora entera ultrajando y maltratando a este hombre de Galilea que no oponía resistencia.
184:4.2 (1984.3) Durante esta trágica hora de sufrimientos y simulacros de juicio a manos de guardias y criados ignorantes e insensibles, Juan Zebedeo estuvo esperando solo y aterrorizado en una habitación contigua. En cuanto empezaron los abusos Jesús le ordenó con un gesto de la cabeza que se retirara. El Maestro sabía muy bien que si permitía a su apóstol quedarse a presenciar esas infamias, la reacción indignada de Juan podría costarle la vida.
184:4.3 (1984.4) Jesús no dijo una sola palabra durante esa espantosa hora. Para esta alma humana sensible y bondadosa unida en relación de personalidad con el Dios de todo este universo, el trago más amargo del cáliz de su humillación fue la hora horrible que pasó a merced de guardias y criados ignorantes y crueles incitados a abusar de él por el ejemplo de los miembros de aquel presunto tribunal del Sanedrín.
184:4.4 (1984.5) El corazón humano es incapaz de concebir el estremecimiento de indignación que recorrió un inmenso universo cuando las inteligencias celestiales presenciaron el espectáculo de su amado Soberano sometiéndose a la voluntad de sus criaturas erradas e ignorantes en la desventurada esfera de Urantia ensombrecida por el pecado.
184:4.5 (1984.6) ¿Cuál es el rasgo animal del hombre que lo impulsa a insultar y agredir físicamente aquello que no puede lograr espiritualmente o alcanzar intelectualmente? En el hombre semicivilizado sigue acechando una malvada brutalidad que busca desahogarse contra los que son superiores en sabiduría y logro espiritual. Observad la ferocidad malvada y brutal de unos hombres supuestamente civilizados que obtienen cierta forma de placer animal atacando físicamente al Hijo del Hombre que no opone resistencia. Jesús no se defiende de los insultos, las burlas y los golpes que llueven sobre él, pero no está indefenso. Jesús no está vencido, se limita a no luchar en el sentido material.
184:4.6 (1985.1) Estos son los momentos de las mayores victorias del Maestro en toda su larga y notable carrera como hacedor, sostenedor y salvador de un vasto y extenso universo. Después de haber vivido hasta su plenitud una vida de revelación de Dios al hombre, Jesús hace ahora una revelación nueva y sin precedentes del hombre a Dios. Jesús está revelando a los mundos el triunfo definitivo sobre todos los miedos al aislamiento de la personalidad que sienten las criaturas. El Hijo del Hombre ha hecho por fin realidad su identidad como Hijo de Dios. Jesús no duda en afirmar que él y el Padre son uno, y basándose en el hecho y la verdad de esta experiencia suprema y superna exhorta a todo creyente del reino a hacerse uno con él, así como él y su Padre son uno. La experiencia viva de la religión de Jesús se convierte así en el método cierto y seguro que permite a los mortales de la tierra espiritualmente aislados y cósmicamente solitarios escapar del aislamiento de la personalidad con todos los miedos y sentimientos de desamparo que conlleva. Los hijos de Dios por la fe encuentran la liberación definitiva, tanto personal como planetaria, del aislamiento del yo en las realidades fraternales del reino de los cielos. El creyente que conoce a Dios experimenta de forma creciente el éxtasis y la grandeza de la socialización espiritual a escala del universo, la ciudadanía en lo alto asociada con la realización eterna del destino divino de logro de la perfección.
184:5.1 (1985.2) Cuando el tribunal se volvió a reunir a las cinco y media de la mañana llevaron a Jesús a la habitación contigua donde estaba esperando Juan. Allí estuvo vigilado por el soldado romano y los guardias del templo mientras el tribunal empezaba a formular las acusaciones que se iban a presentar a Pilatos. Anás hizo ver a sus compañeros que la acusación de blasfemia no tendría ningún peso ante Pilatos. Judas estuvo presente en esta segunda reunión del tribunal, pero no hizo ninguna declaración.
184:5.2 (1985.3) Esta sesión del tribunal duró solo media hora, y cuando levantaron la sesión para ir a presentarse ante Pilatos habían redactado la acusación contra Jesús como reo de muerte por tres razones:
184:5.3 (1985.4) 1. Que pervertía a la nación judía, engañaba al pueblo e incitaba a la rebelión.
184:5.4 (1985.5) 2. Que enseñaba al pueblo a negarse a pagar tributo al césar.
184:5.5 (1985.6) 3. Que pretendía ser rey y fundador de un nuevo tipo de reino e incitaba así a la traición contra el emperador.
184:5.6 (1985.7) Todo el procedimiento fue irregular y perfectamente contrario a las leyes judías. No había habido dos testigos que coincidieran en ninguna cuestión salvo los que habían testificado sobre la declaración de Jesús de destruir el templo y levantarlo de nuevo en tres días. E incluso en este punto ningún testigo habló en nombre de la defensa, ni tampoco se pidió a Jesús que explicara lo que había querido decir.
184:5.7 (1985.8) La única acusación que se podría haber sostenido de forma coherente ante el tribunal era la de blasfemia, basada enteramente en el testimonio del propio acusado. Pero ni siquiera en este asunto se hizo una votación formal para sentenciar a muerte a Jesús.
184:5.8 (1985.9) Y ahora, para presentarse ante Pilatos, se atrevían a formular en ausencia del acusado tres acusaciones sobre las cuales no había declarado ningún testigo. Esta forma de proceder hizo que tres de los fariseos se retiraran; deseaban la muerte de Jesús, pero no querían formular cargos contra él sin testigos y en su ausencia.
184:5.9 (1986.1) Jesús no volvió a comparecer ante el tribunal del Sanedrín. No querían volver a contemplar su rostro mientras juzgaban su vida inocente. Jesús no supo (como hombre) de qué era acusado oficialmente hasta que lo oyó de labios del propio Pilatos.
184:5.10 (1986.2) Mientras Jesús estaba en la habitación con Juan y los guardias durante la segunda sesión del tribunal, algunas mujeres del palacio del sumo sacerdote se acercaron con sus amigas a ver al extraño prisionero, y una de ellas le preguntó: «¿Eres el Mesías, el Hijo de Dios?». Jesús le contestó: «Si te lo digo no me creerás, y si te lo pregunto no responderás».
184:5.11 (1986.3) A las seis de la mañana Jesús fue conducido ante Pilatos desde la casa de Caifás para que el gobernador romano confirmara la sentencia de muerte que el tribunal del Sanedrín había decretado de manera tan injusta e irregular.
El libro de Urantia
Documento 185
185:0.1 (1987.1) POCO después de las seis de la mañana del viernes 7 de abril del año 30 d. C. Jesús fue llevado a comparecer ante Pilatos, el procurador romano que gobernaba Judea, Samaria e Idumea bajo la supervisión directa del legado de Siria. El Maestro fue conducido atado ante el gobernador romano por los guardias del templo acompañados por unos cincuenta acusadores, entre ellos el tribunal del Sanedrín (principalmente saduceos), Judas Iscariote y el sumo sacerdote Caifás; en cambio Anás no se presentó ante Pilatos. El apóstol Juan iba con ellos.
185:0.2 (1987.2) Pilatos estaba levantado y preparado para recibirlos tan temprano porque los dirigentes judíos que habían ido la noche anterior a pedirle soldados romanos para arrestar al Hijo del Hombre le habían dicho que le llevarían a Jesús a primera hora. El juicio había de celebrarse frente al pretorio, un edificio anexo a la fortaleza de Antonia donde residían Pilatos y su esposa cuando paraban en Jerusalén.
185:0.3 (1987.3) Aunque Pilatos llevó a cabo casi todo el interrogatorio de Jesús dentro de las salas del pretorio, el juicio público tuvo lugar fuera, en la escalinata que conducía a la entrada principal. Fue una concesión a los judíos, que se negaban a entrar en un edificio gentil donde se pudiera utilizar levadura el día de preparación de la Pascua. De haber entrado habrían quedado ceremonialmente impuros y por lo tanto excluidos de participar en la fiesta de acción de gracias de la tarde; y luego, tras la puesta del sol, se habrían visto obligados a cumplir con los ritos de purificación para poder ser admitidos a participar en la cena pascual.
185:0.4 (1987.4) Aquellos judíos que no sintieron ningún cargo de conciencia a la hora de confabularse para asesinar judicialmente a Jesús cumplían escrupulosamente con las normas de pureza ceremonial y las exigencias de las tradiciones. Ellos no han sido los únicos en no reconocer sus altas y sagradas obligaciones de naturaleza divina y concentrar meticulosamente la atención en cosas de poca importancia para el bienestar humano tanto en el tiempo como en la eternidad.
185:1.1 (1987.5) Si la gestión de Poncio Pilatos en las provincias menores no hubiera sido razonablemente buena, Tiberio no lo habría mantenido como procurador de Judea durante diez años. Pilatos era bastante buen administrador pero un cobarde moral. No tuvo la categoría humana suficiente para captar la naturaleza de su cometido como gobernador de los judíos. No llegó a comprender que esos hebreos tenían una religión real, una fe por la que estaban dispuestos a morir, y que millones y millones de ellos, dispersos por todo el imperio, consideraban Jerusalén como el santuario de su fe y respetaban al Sanedrín como el tribunal más alto de la tierra.
185:1.2 (1988.1) A Pilatos no le gustaban los judíos, y este odio profundo empezó a manifestarse desde muy pronto. De todas las provincias romanas, ninguna era más difícil de gobernar que Judea. Pilatos nunca comprendió realmente los problemas implicados en la gobernanza de los judíos, y eso le llevó a cometer desde el principio de su trayectoria como gobernador una serie de torpezas casi fatales y poco menos que suicidas. Esos errores fueron los que dieron a los judíos tanto poder sobre él. Cuando querían influir en sus decisiones se limitaban a amenazar con un levantamiento y Pilatos capitulaba rápidamente. Esta notoria debilidad o falta de valor moral se debía principalmente al recuerdo de haber salido perdiendo en todos sus conflictos con los judíos. Los judíos sabían que Pilatos les tenía miedo, que temía por su posición ante Tiberio, y se valieron muchas veces de este conocimiento para perjudicar gravemente al gobernador.
185:1.3 (1988.2) La desavenencia de Pilatos con los judíos era fruto de una serie de torpes desencuentros. En primer lugar no supo tomarse en serio la profunda y arraigada aversión de los judíos hacia todas las imágenes, consideradas como símbolos de idolatría, y permitió a sus soldados entrar en Jerusalén sin quitar de sus banderas la efigie del césar como acostumbraban a hacer los soldados romanos bajo su predecesor. Una numerosa delegación de judíos imploró a Pilatos durante cinco días que mandara retirar esas imágenes de los estandartes militares, pero él se negó en redondo y los amenazó de muerte inmediata. Como Pilatos era un escéptico, no se dio cuenta de que aquellos hombres de fuertes sentimientos religiosos no dudarían en morir por sus convicciones religiosas, y cuál no sería su consternación cuando se alinearon desafiantes ante su palacio, inclinaron sus rostros hasta el suelo y mandaron recado de que estaban preparados para morir. Pilatos se vio atrapado por su propia amenaza que no tenía intención de cumplir y mandó retirar todas las efigies de los estandartes de sus soldados en Jerusalén. Desde aquel día estuvo sometido en gran medida a los caprichos de los dirigentes judíos que habían descubierto su debilidad de hacer amenazas que luego no se atrevía a cumplir.
185:1.4 (1988.3) En un intento de recuperar el prestigio perdido, Pilatos mandó colocar en los muros del palacio de Herodes en Jerusalén unos escudos del emperador iguales a los que se solían utilizar para adorar al césar. Cuando los judíos protestaron se mantuvo inflexible, pero ellos apelaron rápidamente a Roma y el emperador mandó quitar los escudos ofensivos con la misma rapidez. El prestigio de Pilatos siguió bajando.
185:1.5 (1988.4) Más adelante suscitó un profundo rechazo entre los judíos cuando se atrevió a utilizar dinero del tesoro del templo en la construcción de un nuevo acueducto para abastecer mejor de agua a los millones de visitantes que acudían a Jerusalén durante las grandes festividades religiosas. Los judíos sostenían que solo el Sanedrín podía disponer de los fondos del templo y no dejaron nunca de arremeter contra Pilatos por este abuso de poder. Esta actuación del gobernador provocó por lo menos veinte motines y mucho derramamiento de sangre. El último de estos graves disturbios ocurrió a raíz de la matanza de un gran grupo de galileos cuando estaban rindiendo culto ante el altar.
185:1.6 (1988.5) No deja de ser significativo que este dirigente romano pusilánime, que sacrificó a Jesús por miedo a los judíos y para salvaguardar su posición personal, acabara siendo depuesto cuando las pretensiones de un falso mesías provocaron una matanza innecesaria de samaritanos. Este personaje había llevado tropas al monte Gerizim donde afirmaba que estaban enterradas las vasijas del templo, y cuando no pudo cumplir su promesa de revelar el escondrijo de las vasijas sagradas estallaron sangrientos motines. A raíz de este conflicto, el legado de Siria mandó a Pilatos volver a Roma. Entretanto murió Tiberio y Pilatos perdió el cargo de procurador de Judea. Nunca se recuperó de la pesarosa culpabilidad de haber consentido la crucifixión de Jesús. Como no gozaba de ningún favor a los ojos del nuevo emperador, se retiró a la provincia de Lausana donde acabó por suicidarse.
185:1.7 (1989.1) Claudia Prócula, la esposa de Pilatos, había oído hablar mucho de Jesús por su camarera, una fenicia que creía en el evangelio del reino. Tras la muerte de Pilatos Claudia destacó por su labor de difusión de la buena nueva.
185:1.8 (1989.2) Todo esto explica gran parte de lo que ocurrió aquel trágico viernes por la mañana. Se comprende fácilmente que los judíos se atrevieran a dar órdenes a Pilatos —a hacer que se levantara a las seis de la mañana para juzgar a Jesús— y también que no dudaran en amenazar con acusarlo de traición ante el emperador si se atrevía a rechazar su exigencia de ejecutar a Jesús.
185:1.9 (1989.3) Un gobernador romano digno que no se hubiera puesto en situación de desventaja frente a los dirigentes de los judíos no habría permitido nunca a aquellos fanáticos religiosos sedientos de sangre matar a un hombre sin culpa, acusado falsamente y a quien él mismo había declarado inocente. Roma cometió una gran equivocación, un error de gran alcance en materia de asuntos terrenales, cuando envió a Palestina a un gobernador de segunda categoría como Pilatos. Tiberio debería haber enviado a los judíos al mejor administrador provincial de su imperio.
185:2.1 (1989.4) Cuando Jesús y sus acusadores se hubieron congregado frente a la sala de juicios de Pilatos, salió el gobernador romano y preguntó: «¿Qué acusación traéis contra este hombre?». Los saduceos y los consejeros que se habían propuesto acabar con Jesús habían decidido presentarse ante Pilatos para pedirle la ratificación de la sentencia de muerte contra Jesús sin presentar ninguna acusación concreta. Por eso el portavoz del tribunal del Sanedrín contestó a Pilatos: «Si este hombre no fuera malhechor, no te lo habríamos entregado».
185:2.2 (1989.5) Al ver que no querían formular sus acusaciones contra Jesús, aunque sabía que habían estado toda la noche deliberando sobre su culpabilidad, Pilatos les contestó: «Puesto que no os habéis puesto de acuerdo sobre ninguna acusación concreta, ¿por qué no os lleváis a este hombre y lo juzgáis según vuestra ley?».
185:2.3 (1989.6) Entonces el actuario del Sanedrín dijo a Pilatos: «A nosotros no nos es permitido dar muerte a nadie, y este perturbador de nuestra nación merece morir por las cosas que ha dicho y hecho. Por eso hemos venido ante ti para que ratifiques esta sentencia».
185:2.4 (1989.7) Al presentarse ante el gobernador romano con estas evasivas, los miembros del Sanedrín dejaron patente su odio y su inquina hacia Jesús así como su falta de respeto por la equidad, el honor y la dignidad de Pilatos. ¡Qué descaro el de unos ciudadanos sometidos que se presentan ante el gobernador de su provincia pidiendo la ejecución de un hombre sin juicio previo y sin presentar siquiera una acusación concreta contra él!
185:2.5 (1990.1) Pilatos conocía algunas cosas sobre la actuación de Jesús entre los judíos y supuso que las acusaciones que podrían presentar contra él estarían relacionadas con infracciones a las leyes eclesiásticas judías, por eso intentó devolver el caso al propio tribunal judío. Además Pilatos se dio el gusto de hacerles reconocer públicamente que no tenían poder para dictar y ejecutar una sentencia de muerte, ni siquiera contra un miembro de su propia raza tan odiado, envidiado y despreciado por ellos.
185:2.6 (1990.2) Unas horas antes, cerca de la medianoche y después de haber autorizado a los judíos a utilizar soldados romanos para detener secretamente a Jesús, Pilatos estuvo hablando con su mujer, que le contó más cosas sobre Jesús y sus enseñanzas. Claudia se había convertido parcialmente al judaísmo y más tarde creyó plenamente en el evangelio de Jesús.
185:2.7 (1990.3) Pilatos hubiera preferido aplazar la audiencia, pero vio que los dirigentes judíos estaban decididos a proseguir con el caso. Sabía que esa mañana no solo se preparaba la Pascua, sino que al ser viernes, era también el día de preparación para el sabbat judío dedicado al culto y al descanso.
185:2.8 (1990.4) Pilatos, que estaba muy molesto por el trato irrespetuoso de aquellos judíos, no tenía la menor intención de acceder a sus demandas de sentenciar a muerte a Jesús sin juicio. Después de esperar unos momentos a que presentaran sus cargos contra el detenido, se volvió hacia ellos y dijo: «No condenaré a muerte a este hombre sin un juicio ni tampoco consentiré en interrogarlo hasta que hayáis presentado por escrito vuestras acusaciones».
185:2.9 (1990.5) Cuando el sumo sacerdote y los demás oyeron esto hicieron una seña al actuario, que entregó a Pilatos el escrito de cargos contra Jesús. Decía así:
185:2.10 (1990.6) «El tribunal del Sanedrín ha fallado que este hombre es un malhechor y un perturbador de nuestra nación culpable de:
185:2.11 (1990.7) 1. Pervertir a nuestra nación e incitar a nuestro pueblo a la rebelión.
185:2.12 (1990.8) 2. Prohibir al pueblo pagar el tributo al césar.
185:2.13 (1990.9) 3. Llamarse a sí mismo rey de los judíos y predicar la fundación de un nuevo reino».
185:2.14 (1990.10) Jesús no había sido juzgado según la ley ni declarado culpable legalmente de ninguna de estas acusaciones. Ni siquiera estuvo presente cuando se formularon por primera vez. Sin embargo Pilatos lo mandó traer del pretorio, donde estaba al cuidado de los guardias, e insistió en que estas acusaciones se repitieran delante de Jesús.
185:2.15 (1990.11) Cuando Jesús las oyó sabía bien que no había sido interrogado sobre estas cuestiones ante el tribunal judío, y también lo sabían Juan Zebedeo y sus acusadores, pero no respondió nada a estos falsos cargos. Incluso cuando Pilatos le pidió que contestara a sus acusadores no abrió la boca. Pilatos se quedó tan sorprendido por la injusticia de todo el procedimiento y tan impresionado por el comportamiento silencioso y magistral de Jesús que decidió llevar al detenido al interior de la sala para interrogarlo en privado.
185:2.16 (1990.12) Pilatos estaba sumido en la confusión, temeroso de los judíos en su fuero interno y poderosamente impactado en su espíritu por el talante majestuoso de Jesús de pie ante sus acusadores sedientos de sangre. Su expresión al contemplarlos no era de silencioso desprecio sino de compasión sincera y entristecido afecto.
185:3.1 (1991.1) Pilatos dejó a los guardias en la sala grande y llevó a Jesús y a Juan Zebedeo a una habitación privada donde pidió al detenido que se sentara, se sentó a su lado y le hizo varias preguntas. Pilatos empezó por asegurar a Jesús que no se creía la primera acusación contra él, la de pervertir a la nación e incitar a la rebelión. Luego le preguntó: «¿Has enseñado alguna vez que se debe negar el tributo al césar?». Jesús respondió señalando a Juan: «Pregúntale a él o a cualquier otra persona que haya escuchado mi enseñanza». Entonces Pilatos preguntó a Juan sobre el asunto del tributo y Juan expuso las enseñanzas de su Maestro y afirmó que Jesús y sus apóstoles pagaban impuestos tanto al césar como al templo. Después de interrogar a Juan Pilatos le advirtió: «No digas nunca a nadie que he hablado contigo». Y Juan nunca se lo dijo a nadie.
185:3.2 (1991.2) Pilatos se volvió hacia Jesús para seguir con su interrogatorio: «Veamos ahora la tercera acusación contra ti, ¿eres el rey de los judíos?». Puesto que el tono de la pregunta parecía sincero, Jesús sonrió al procurador y dijo: «Pilatos, ¿dices esto por ti mismo o te lo han dicho de mí los que me acusan?». El gobernador contestó con cierta indignación en la voz: «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los jefes de los sacerdotes te han entregado y me han pedido que te condene a muerte. Pongo en duda sus acusaciones y solo intento averiguar por mí mismo lo que has hecho. Dime, ¿has dicho que eres el rey de los judíos y has tratado de fundar un nuevo reino?».
185:3.3 (1991.3) Jesús dijo a Pilatos: «¿No ves que mi reino no es de este mundo? Si mi reino fuera de este mundo, mis discípulos pelearían seguro para que yo no fuera entregado a los judíos. Mi presencia aquí ante ti con estas ataduras es suficiente para mostrar a todos los hombres que mi reino es un dominio espiritual, la hermandad de los hombres que se han convertido en hijos de Dios mediante la fe y por amor. Y esta salvación es tanto para los gentiles como para los judíos».
185:3.4 (1991.4) «¿Luego tú eres rey?», preguntó Pilatos. Y Jesús contestó: «Sí, soy rey, y mi reino es la familia de los hijos por la fe de mi Padre que está en los cielos. Para eso nací y para eso vine al mundo, para mostrar a mi Padre a todos los hombres y dar testimonio de la verdad de Dios. Y a ti te digo ahora que todo el que ama la verdad oye mi voz».
185:3.5 (1991.5) Pilatos replicó entre irónico y sincero: «¿Y qué es la verdad?, ¿quién lo sabe?».
185:3.6 (1991.6) Pilatos no era capaz de profundizar en las palabras de Jesús ni de comprender la naturaleza de su reino espiritual, pero ahora estaba seguro de que el detenido no había hecho nada que mereciera la muerte. Bastaba con mirar a Jesús cara a cara para convencer incluso a Pilatos de que este hombre amable y cansado, pero firme y majestuoso, no era ningún revolucionario temible con aspiraciones al trono temporal de Israel. Pilatos creyó comprender algo de lo que Jesús quiso decir cuando se llamó a sí mismo rey porque conocía las enseñanzas de los estoicos que afirmaban que «el hombre sabio es rey». Pilatos se había convencido de que Jesús no era un peligroso agitador sino un visionario inofensivo, un fanático inocente.
185:3.7 (1991.7) Después de interrogar al Maestro, Pilatos salió a donde estaban los jefes de los sacerdotes y los acusadores de Jesús y dijo: «No encuentro ningún delito en este hombre. No creo que sea culpable de las acusaciones que habéis hecho contra él, y debe ser puesto en libertad». Los judíos se enfurecieron al oírlo y se pusieron a gritar desaforadamente que Jesús debía morir. Uno de los miembros del Sanedrín tuvo la osadía de subir hasta ponerse al lado de Pilatos y le dijo: «Este hombre va alborotando al pueblo con sus enseñanzas empezando por Galilea y luego en toda Judea. Es un malhechor dañino. Si dejas libre a este malvado lo lamentarás».
185:3.8 (1992.1) Pilatos no sabía qué hacer con Jesús, y cuando les oyó decir que había empezado su obra pública en Galilea se le ocurrió que podría librarse de la responsabilidad de decidir sobre el caso, o al menos ganar tiempo para pensar, si enviaba a Jesús a comparecer ante Herodes que estaba pasando la Pascua en Jerusalén. Con este gesto aprovechaba además para limar asperezas con el tetrarca, con quien llevaba algún tiempo enemistado por conflictos en materia de jurisdicción.
185:3.9 (1992.2) Pilatos llamó a los guardias y les dijo: «Este hombre es galileo. Llevadlo inmediatamente ante Herodes, y cuando lo haya interrogado traedme sus conclusiones». Y los guardias condujeron a Jesús ante Herodes.
185:4.1 (1992.3) Cuando Herodes Antipas estaba en Jerusalén se alojaba en el viejo palacio macabeo de Herodes el Grande, y a esta residencia del anterior rey fue llevado Jesús por los guardias del templo seguido por sus acusadores y por una creciente multitud. Herodes llevaba ya tiempo oyendo hablar de Jesús y sentía mucha curiosidad por él. Cuando el Hijo del Hombre compareció aquel viernes por la mañana, el malvado idumeo no recordó ni por un momento al muchacho que se había presentado en Séforis años atrás pidiendo justicia sobre el dinero que se debía a su padre fallecido en accidente mientras trabajaba en uno de los edificios públicos. Que Herodes supiera, no había visto nunca a Jesús, aunque sí le había causado mucha inquietud cuando su actividad se centraba en Galilea. Ahora que Jesús estaba detenido por Pilatos y por los judeos, Herodes estaba deseoso de verlo pues se sentía protegido contra cualquier problema que pudiera causarle en el futuro. Herodes había oído hablar mucho de los milagros de Jesús y esperaba realmente presenciar algún prodigio.
185:4.2 (1992.4) Al ver entrar a Jesús, Herodes se quedó impresionado por su apariencia majestuosa y por la serenidad de su semblante. Estuvo cerca de un cuarto de hora haciéndole preguntas, pero el Maestro no quiso contestar. Entonces el tetrarca se burló de él y lo retó a hacer un milagro, pero Jesús no quiso responder a sus muchas preguntas ni reaccionar ante sus burlas.
185:4.3 (1992.5) Herodes se volvió entonces hacia los jefes de los sacerdotes y los saduceos y oyó todo lo que Pilatos había oído y más sobre las presuntas maldades del Hijo del Hombre. Cuando se convenció por fin de que Jesús ni hablaría ni haría ningún prodigio para él, Herodes se rio de él durante un rato, le puso encima un viejo manto de púrpura real y lo envió de vuelta a Pilatos. Herodes sabía que no tenía jurisdicción sobre Jesús en Judea. Aunque le alegraba pensar que iba a librarse por fin de Jesús en Galilea, le alegraba aún más que el responsable de su ejecución fuera Pilatos. Herodes nunca logró recuperarse del miedo que se apoderó de él cuando mandó ejecutar a Juan el Bautista. Había llegado incluso a temer que Jesús fuera Juan resucitado de entre los muertos, pero ese fantasma se desvaneció al comprobar que Jesús no se parecía nada al profeta franco e impetuoso que se había atrevido a sacar a la luz y condenar su vida privada.
185:5.1 (1993.1) Cuando los guardias volvieron con Jesús, Pilatos salió a la escalinata principal del pretorio donde se había instalado el tribunal, convocó a los jefes de los sacerdotes y a los miembros del Sanedrín y les dijo: «Me habéis traído a este hombre al que acusáis de pervertir al pueblo, prohibir el pago de impuestos y pretender ser el rey de los judíos. Lo he interrogado y no lo he encontrado culpable de estos delitos; de hecho, no encuentro en él falta alguna, ni tampoco Herodes puesto que nos lo ha enviado de vuelta. Este hombre no ha hecho nada que merezca la muerte. Si aún seguís pensando que merece castigo, le daré un escarmiento y lo soltaré».
185:5.2 (1993.2) En el preciso momento en que los judíos iban a empezar a vociferar su protesta por la liberación de Jesús, llegó al pretorio una gran multitud para pedir a Pilatos que soltara a un preso en honor de la fiesta de la Pascua. Venía siendo costumbre de los gobernadores romanos permitir a las masas que eligieran a un hombre encarcelado o condenado para indultarlo con ocasión de la Pascua. Al ver avanzar al gentío para pedirle que liberara a un preso, y puesto que Jesús, que había sido tan popular entre las multitudes, estaba ahora preso ante él, a Pilatos se le ocurrió que tal vez podría salir del apuro proponiendo soltar al hombre de Galilea como símbolo de la buena voluntad de la Pascua.
185:5.3 (1993.3) Mientras el gentío se agolpaba en las escalinatas del edificio, Pilatos les oyó gritar el nombre de un tal Barrabás. Barrabás era un conocido agitador político, ladrón y asesino, hijo de un sacerdote, que había sido detenido recientemente por robo y homicidio en la calzada de Jericó. Estaba sentenciado a muerte en cuanto terminaran las fiestas de la Pascua.
185:5.4 (1993.4) Pilatos se levantó y explicó a la multitud que los jefes de los sacerdotes le habían llevado a Jesús para que lo condenara a muerte bajo ciertas acusaciones, pero él no creía que mereciera la muerte. Y luego preguntó: «¿A cuál de los dos queréis que os suelte, a Barrabás el asesino o a Jesús de Galilea?». Entonces los jefes de los sacerdotes y los consejeros del Sanedrín exclamaron juntos a voz en grito: «¡A Barrabás, a Barrabás!». Y cuando la gente vio que los jefes de los sacerdotes pedían la muerte de Jesús, se unieron rápidamente al clamor por condenar a Jesús y soltar a Barrabás.
185:5.5 (1993.5) Unos días antes la multitud había mostrado un respeto reverencial por Jesús, pero la turba ya no admiraba al hombre que se había presentado como Hijo de Dios y ahora se encontraba prisionero de los dirigentes y los sacerdotes para ser juzgado a vida o muerte ante el tribunal de Pilatos. Jesús podía ser un héroe a los ojos del pueblo cuando echaba del templo a los cambistas y mercaderes, pero no cuando estaba en manos de sus enemigos sin oponer resistencia y sometido a juicio por su vida.
185:5.6 (1993.6) Pilatos se enfadó cuando oyó a los jefes de los sacerdotes pedir a voces el indulto de un conocido asesino y exigir a gritos la sangre de Jesús. Vio claramente su odio y percibió su malicia, su envidia y sus prejuicios, por eso les dijo: «¿Cómo podéis elegir la vida de un asesino antes que la de un hombre cuyo peor delito es llamarse simbólicamente rey de los judíos?». Pero Pilatos no estuvo acertado. Los judíos eran un pueblo orgulloso, sometido al yugo político romano pero pendiente del advenimiento de un Mesías que había de liberarlo de su cautiverio gentil con gran despliegue de poder y gloria. La insinuación de que este maestro de modales suaves y extrañas doctrinas, detenido y acusado de delitos capitales, pudiera ser visto como «el rey de los judíos» les molestó mucho más de lo que Pilatos hubiera podido imaginar. Consideraron su comentario como un insulto a lo que tenían por más sagrado y honorable en su existencia nacional y redoblaron su griterío por la liberación de Barrabás y la muerte de Jesús.
185:5.7 (1994.1) Pilatos sabía que Jesús era inocente de las acusaciones formuladas contra él. Si hubiera sido un juez justo y valiente, lo habría absuelto y puesto en libertad, pero temía desafiar a los encolerizados judíos. Mientras vacilaba ante el cumplimiento de su deber llegó un mensajero y le entregó una comunicación sellada de su esposa Claudia.
185:5.8 (1994.2) Después de comunicar a su auditorio que deseaba leer el mensaje que acababa de recibir antes de proseguir con el juicio, Pilatos abrió la carta de su esposa y leyó: «Te ruego que no tengas nada que ver con ese hombre justo e inocente a quien llaman Jesús. Esta noche he sufrido mucho en sueños por su causa». La nota de Claudia alteró enormemente a Pilatos y produjo un retraso considerable en el juicio. Esta demora favoreció a los dirigentes judíos, que aprovecharon para circular libremente entre la multitud y urgir al pueblo a pedir la liberación de Barrabás y reclamar a gritos la crucifixión de Jesús.
185:5.9 (1994.3) Por fin Pilatos volvió a encarar el problema y se dirigió al público compuesto por los dirigentes judíos y la gente que había ido a pedir el indulto pascual: «¿Qué haré entonces con este al que llaman el rey de los judíos?». Y todos gritaron al unísono: «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!». La unanimidad de esta multitud tan diversa sorprendió y alarmó a Pilatos, un juez injusto atormentado por el miedo.
185:5.10 (1994.4) Pilatos insistió: «¿Por qué queréis crucificar a este hombre? ¿Qué mal ha hecho? ¿Quién de vosotros quiere salir a testificar contra él?». Y cuando oyeron que Pilatos hablaba en defensa de Jesús se pusieron a gritar aún más: «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!».
185:5.11 (1994.5) Entonces Pilatos volvió a apelar a ellos sobre la liberación del preso por la Pascua: «Os pregunto una vez más, ¿a cuál de estos presos debo soltar para vuestra Pascua?». Y el gentío volvió a gritar: «¡Danos a Barrabás!».
185:5.12 (1994.6) Pilatos dijo: «Si suelto a Barrabás, el asesino, ¿qué he de hacer con Jesús?». Y la multitud volvió a vociferar: «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!».
185:5.13 (1994.7) Pilatos se aterrorizó ante el insistente clamor de la turba liderada por los jefes de los sacerdotes y los consejeros del Sanedrín. Entonces decidió hacer un último intento por apaciguar al gentío y salvar a Jesús.
185:6.1 (1994.8) En todo lo que ocurrió ante Pilatos aquel viernes por la mañana temprano solo intervinieron los enemigos de Jesús. Sus numerosos amigos o bien no se habían enterado de su arresto nocturno y su juicio a primera hora de la mañana, o bien estaban escondidos para no ser apresados y condenados a muerte por creer en las enseñanzas de Jesús. Entre la multitud que pidió a voces la muerte del Maestro solo estaban sus enemigos declarados y el populacho voluble y fácil de manipular.
185:6.2 (1995.1) Pilatos quería hacer una última apelación a su piedad. Como no se atrevía a desafiar el clamor de esa turba engañada que pedía a gritos la sangre de Jesús, ordenó a los guardias judíos y a los soldados romanos azotar a Jesús. Este procedimiento era en sí mismo injusto e ilegal, puesto que la legislación romana tenía reservado este castigo para los condenados a morir crucificados. Para esta terrible prueba los guardias llevaron a Jesús al patio abierto del pretorio. Aunque sus enemigos no presenciaron esta flagelación, Pilatos sí lo hizo, y antes de terminar este infame abuso mandó parar a los azotadores y llevar a Jesús a su presencia. Antes de que los azotadores utilizaran sus látigos de nudos contra Jesús mientras estaba atado al poste de flagelación, le volvieron a poner el manto de púrpura, trenzaron una corona de espinas y se la colocaron en la frente. Luego le pusieron una caña en la mano a modo de cetro y arrodillándose a ante él le hacían burla diciendo: «¡Salve, rey de los judíos!». Y lo escupían y abofeteaban. Uno de ellos le quitó la caña de la mano para golpearle la cabeza antes de devolverlo a Pilatos.
185:6.3 (1995.2) Entonces Pilatos sacó a este preso sangrante y lacerado, y lo presentó ante la multitud diciendo: «¡He aquí al hombre! Vuelvo a repetiros que no encuentro en él ningún delito, y tras haberlo azotado quisiera liberarlo».
185:6.4 (1995.3) Allí estaba Jesús de Nazaret ataviado con un viejo manto de púrpura real y con una corona de espinas perforando su bondadosa frente. Su cara estaba manchada de sangre y su cuerpo doblado por el dolor y el sufrimiento. Pero nada puede conmover el corazón insensible de quienes son víctimas de un intenso odio emocional y esclavos de los prejuicios religiosos. Este espectáculo provocó un profundo estremecimiento en todos los dominios de un vasto universo, pero no llegó al corazón de los que estaban decididos a acabar con Jesús.
185:6.5 (1995.4) Cuando se hubieron recuperado de la primera impresión que les produjo la figura doliente del Maestro, siguieron gritando más fuerte y con más insistencia: «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!».
185:6.6 (1995.5) Pilatos se dio cuenta de que era inútil apelar a sus supuestos sentimientos de piedad, así que dio un paso adelante y dijo: «Veo que estáis empeñados en la muerte de este hombre, ¿pero qué ha hecho para merecer la muerte? ¿Quién va a testificar sobre sus crímenes?».
185:6.7 (1995.6) Entonces el sumo sacerdote en persona subió hasta donde estaba Pilatos y declaró enfurecido: «Nosotros tenemos una ley sagrada, y según esa ley este hombre debe morir porque ha declarado ser el Hijo de Dios». Pilatos se atemorizó mucho más al oír esto, y no solo por los judíos. Al recordar el recado de su esposa y la mitología griega de dioses bajando a la tierra, se puso a temblar ante la idea de que Jesús pudiera ser un personaje divino. Hizo gestos de calma a la multitud con la mano mientras tomaba a Jesús por el brazo y lo conducía de nuevo al interior del edificio para interrogarlo otra vez. Pilatos estaba perturbado por el miedo, preocupado por la superstición y agobiado por el empecinamiento de la turba.
185:7.1 (1995.7) Pilatos, temblando de miedo y de emoción, se sentó al lado de Jesús y le preguntó: «De dónde vienes? ¿Quién eres realmente? ¿Qué es eso que dicen de que eres el Hijo de Dios?».
185:7.2 (1996.1) Pero Jesús no iba a responder a estas preguntas cuando el que las hacía era un juez débil y vacilante que temía a los hombres y era tan injusto como para mandarlo azotar después de haber declarado que era inocente de todo delito y antes de haber dictado oficialmente su sentencia de muerte. Jesús miró a Pilatos directamente a la cara y no le contestó. Pilatos le dijo: «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo potestad para soltarte y tengo potestad para crucificarte?». Jesús le contestó: «No tendrías ningún poder sobre mí si no se te permitiera desde arriba. No podrías ejercer ninguna potestad sobre el Hijo del Hombre si no lo permitiera el Padre del cielo. Pero tú no eres tan culpable puesto que no conoces el evangelio. El que me ha traicionado y los que me han entregado a ti tienen mayor pecado».
185:7.3 (1996.2) Esta última conversación con Jesús terminó de aterrar a Pilatos. Este juez débil y cobarde, sin ningún valor moral tenía que cargar ahora con el doble peso del miedo supersticioso a Jesús y el miedo mortal a los líderes judíos.
185:7.4 (1996.3) Pilatos se presentó de nuevo ante el gentío y dijo: «Estoy convencido de que este hombre solo puede haber faltado a las leyes religiosas. Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley. ¿Por qué esperáis que yo autorice su muerte solo porque choca con vuestras tradiciones?».
185:7.5 (1996.4) Al ver que Pilatos estaba a punto de liberar a Jesús, el sumo sacerdote Caifás se acercó al cobarde juez romano, y blandiendo un dedo furioso, dijo en tono airado que todos pudieron oír: «Si sueltas a este hombre no eres amigo del césar, y yo me encargaré de que el emperador se entere de todo». Esta amenaza pública fue demasiado para Pilatos. El miedo a perder su posición personal eclipsó cualquier otra consideración, y el cobarde gobernador mandó traer a Jesús a su presencia. Cuando el Maestro estuvo ante el tribunal, Pilatos señaló hacia él y dijo irónicamente: «He aquí a vuestro rey». Y los judíos contestaron: «¡Fuera! ¡Crucifícalo!». Pilatos preguntó con el mismo sarcasmo: «¿He de crucificar a vuestro rey?». Y los judíos contestaron: «¡Sí, crucifícalo! Nosotros no tenemos más rey que el césar». Entonces Pilatos se dio cuenta de que no había ninguna posibilidad de salvar a Jesús sin desafiar a los judíos, y él no estaba dispuesto a enfrentarse a ellos.
185:8.1 (1996.5) Allí estaba el Hijo de Dios encarnado como Hijo del Hombre. Había sido arrestado sin cargos, acusado sin pruebas, juzgado sin testigos, castigado sin veredicto y estaba a punto de ser condenado a muerte por un juez injusto que confesaba no encontrar en él delito alguno. Si Pilatos intentaba apelar al patriotismo de la gente cuando llamó a Jesús «rey de los judíos», se equivocó por completo. Los judíos no aspiraban a ningún rey de este tipo. La declaración de los jefes de los sacerdotes y los saduceos de que no tenían «más rey que el césar», provocó un rechazo general incluso entre el populacho ignorante, pero ya era demasiado tarde para salvar a Jesús aunque la turba se hubiera atrevido a ponerse de parte del Maestro.
185:8.2 (1996.6) Pilatos temía un tumulto o un motín. No se atrevió a correr el riesgo de provocar disturbios en Jerusalén durante la Pascua. Acababa de recibir una reprimenda del césar y no quería arriesgarse a otra. La turba vitoreó cuando ordenó liberar a Barrabás. Entonces pidió que le trajeran agua y una jofaina, y allí mismo se lavó las manos delante de la multitud diciendo: «Soy inocente de la sangre de este hombre. Estáis decididos a que muera, pero yo no he encontrado culpa en él. Allá vosotros. Los soldados se lo llevarán». La turba volvió a vitorear y replicó: «Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos».
El libro de Urantia
Documento 186
186:0.1 (1997.1) CUANDO JESÚS y sus acusadores iban a salir hacia el palacio de Herodes, el Maestro se volvió hacia el apóstol Juan y le dijo: «Juan, ya no puedes hacer nada más por mí. Ve a buscar a mi madre y tráela para que me vea antes de morir». Aunque Juan no quería dejar al Maestro solo entre sus enemigos, salió rápidamente hacia Betania donde estaba esperando toda la familia de Jesús reunida en casa de Marta y María, las hermanas de Lázaro, resucitado por Jesús de entre los muertos.
186:0.2 (1997.2) Esa mañana los mensajeros habían ido varias veces a casa de Marta y María para darles noticias sobre el juicio de Jesús, pero la familia de Jesús aún no había llegado a Betania. A los pocos minutos de su llegada vieron aparecer a Juan Zebedeo con el recado de que Jesús quería ver a su madre antes de morir. Juan les contó todo lo que había sucedido desde el arresto de Jesús a medianoche y María se fue inmediatamente con Juan a ver a su hijo mayor. Cuando María y Juan llegaron a la ciudad, Jesús y los soldados romanos que iban a crucificarlo ya estaban en el Gólgota.
186:0.3 (1997.3) Rut, la hermana pequeña de Jesús, se negó a quedarse con la familia cuando María se fue a ver a su hijo, y como estaba tan decidida a acompañar a su madre, su hermano Judá fue con ella. El resto de la familia del Maestro se quedó en Betania bajo la dirección de Santiago, y los mensajeros de David Zebedeo les llevaban noticias cada hora sobre el trágico acontecimiento de la ejecución de su hermano mayor, Jesús de Nazaret.
186:1.1 (1997.4) Alrededor de las ocho y media de la mañana de aquel viernes terminó la comparecencia de Jesús ante Pilatos y el Maestro fue entregado a los soldados romanos que habían de crucificarlo. En cuanto los romanos se hicieron cargo de Jesús, el capitán de los guardias judíos volvió con sus hombres a su cuartel general del templo. El sumo sacerdote y los miembros del Sanedrín siguieron a los guardias y fueron directamente a su lugar habitual de reunión en la sala de piedras labradas del templo. Allí encontraron a muchos otros miembros del Sanedrín esperando para saber qué se había hecho con Jesús. Mientras Caifás informaba al Sanedrín sobre el juicio y la condena de Jesús, Judas se presentó ante ellos para ser recompensado por su contribución a la captura y condena a muerte de su Maestro.
186:1.2 (1997.5) Todos aquellos judíos detestaban a Judas y solo sentían desprecio por el traidor. Durante el juicio de Jesús ante Caifás y su comparecencia ante Pilatos, a Judas le había remordido la conciencia por su traición. Por otra parte, ya no se hacía tantas ilusiones sobre el reconocimiento que recibiría en pago por sus servicios de delator. No le gustaba la frialdad y la altanería de las autoridades judías, pero esperaba en cualquier caso verse generosamente recompensado por su vil conducta. Se imaginaba convocado ante el pleno del Sanedrín donde sería elogiado y recibiría los honores correspondientes al gran servicio que se preciaba de haber prestado a su nación. Pero cuál no sería su sorpresa cuando un criado del sumo sacerdote, dándole un golpecito en el hombro, le pidió que saliera de la sala y le dijo: «Judas, me han encargado que te pague por la traición de Jesús. Aquí está tu recompensa». Con estas palabras el siervo de Caifás le entregó una bolsa que contenía treinta monedas de plata: el precio de un esclavo bueno y sano.
186:1.3 (1998.1) Judas se quedó estupefacto. Intentó volver a entrar en la sala, pero el portero se lo impidió. Quiso apelar al Sanedrín, pero no fue admitido. Judas no se podía creer que la recompensa de las autoridades judías por haber traicionado a sus amigos y a su Maestro fueran treinta monedas de plata. Se sintió decepcionado, humillado, hundido en la miseria. Salió del templo como en trance. Dejó caer automáticamente la bolsa de dinero en el mismo bolsillo en el que había llevado durante tanto tiempo la bolsa que contenía los fondos apostólicos y se puso a deambular por la ciudad detrás de la multitud que se dirigía a presenciar las crucifixiones.
186:1.4 (1998.2) Judas pudo divisar a lo lejos cómo alzaban el travesaño donde estaba clavado Jesús, y al verlo volvió corriendo al templo. Tras forcejear con el portero para entrar en la sala se encontró en presencia del Sanedrín que seguía reunido. Aunque llegó jadeante y profundamente alterado, logró balbucir entrecortadamente estas palabras: «He pecado entregando sangre inocente. Me habéis insultado. En recompensa por mi servicio me habéis dado dinero, el precio de un esclavo. Me arrepiento de haberlo hecho. Aquí está vuestro dinero, quiero librarme de este remordimiento».
186:1.5 (1998.3) Los dirigentes de los judíos se mofaron de Judas y uno que estaba cerca de él le hizo señas de que se marchara diciendo: «Tu Maestro ya ha sido ejecutado por los romanos, allá tú con tu remordimiento. ¡Vete de aquí!».
186:1.6 (1998.4) Al salir de la sala del Sanedrín Judas sacó de la bolsa las treinta monedas de plata y las arrojó por el suelo del templo. El traidor salió del templo profundamente conmocionado: estaba experimentando en su persona la verdadera naturaleza del pecado. Toda la seducción y la embriaguez de la maldad se habían desvanecido. Tras su mala acción se encontraba solo frente al veredicto del juicio de su alma defraudada y decepcionada. El pecado fue atractivo y tentador al cometerlo, pero luego había que afrontar la pura y dura realidad de los hechos.
186:1.7 (1998.5) El que fuera en su día embajador del reino de los cielos en la tierra vagaba ahora solo y abandonado por las calles de Jerusalén. Su desesperación era extrema, casi absoluta. Siguió caminando por la ciudad hasta salir de sus muros y bajar a la terrible soledad del valle de Hinom. Allí trepó por las escarpadas rocas, ató un extremo del ceñidor de su manto a un pequeño árbol, se anudó el otro alrededor del cuello y se arrojó al precipicio. Antes de morir, el nudo que había hecho con manos nerviosas se soltó, y el cuerpo del traidor se estrelló contra las afiladas rocas.
186:2.1 (1999.1) Cuando Jesús fue detenido sabía que había terminado su trabajo en la tierra a imagen y semejanza de carne mortal. Sabía perfectamente la clase de muerte que le esperaba y le interesaban poco los detalles de aquellos simulacros de juicio.
186:2.2 (1999.2) Ante el tribunal procesal del Sanedrín Jesús no quiso responder al testimonio de los testigos perjuros. Solo hubo una pregunta que no dejó nunca sin respuesta la hiciera quien la hiciera, amigos o enemigos, y era la referente a la naturaleza y divinidad de su misión en la tierra. Cuando le preguntaban si era Hijo de Dios, Jesús respondía siempre. Se negó en redondo a hablar ante el curioso y malvado Herodes. Ante Pilatos solo habló cuando pensó que podría ayudar a Pilatos o a otra persona sincera a conocer mejor la verdad. Jesús había enseñado a sus apóstoles que era inútil echar perlas a los cerdos, y en ese momento se atrevió a poner en práctica lo que había predicado. Su conducta ejemplificó la paciente sumisión de la naturaleza humana unida al majestuoso silencio y a la solemne dignidad de la naturaleza divina. Estuvo siempre dispuesto a hablar con Pilatos sobre cualquier cuestión relacionada con las acusaciones políticas presentadas contra él, sobre cualquier asunto que pudiera estar sujeto a la jurisdicción del gobernador.
186:2.3 (1999.3) Jesús estaba convencido de que era voluntad del Padre que se sometiera al curso natural y ordinario de los acontecimientos humanos como cualquier otra criatura mortal, y por eso se negó incluso a emplear la elocuencia de sus poderes puramente humanos de persuasión para influir sobre el resultado de las maquinaciones de sus coetáneos mortales socialmente miopes y espiritualmente ciegos. Aunque Jesús vivió y murió en Urantia, toda su carrera humana fue un espectáculo destinado de principio a fin a instruir e inspirar a todo el universo creado y sostenido por él.
186:2.4 (1999.4) Mientras aquellos judíos miopes vociferaban por la muerte del Maestro, él contemplaba en imponente silencio la muerte de una nación, del propio pueblo de su padre terrenal.
186:2.5 (1999.5) El carácter humano de Jesús había desarrollado la capacidad de conservar la serenidad y reafirmar su dignidad ante la avalancha de insultos gratuitos que cayó sobre él. No se dejaba intimidar. La primera vez que fue agredido por un criado de Anás se limitó a sugerir la conveniencia de llamar a testigos que pudieran declarar debidamente contra él.
186:2.6 (1999.6) Las huestes celestiales que contemplaron el simulacro de juicio ante Pilatos de principio a fin no pudieron por menos que difundir al universo la escena de «Pilatos procesado ante Jesús».
186:2.7 (1999.7) En el juicio de Caifás, cuando se habían desmoronado todos los testimonios perjuros, Jesús no dudó en responder a la pregunta del sumo sacerdote y proporcionar con su propio testimonio el motivo que buscaban para condenarlo por blasfemia.
186:2.8 (1999.8) El Maestro no manifestó nunca el menor interés por los esfuerzos bienintencionados aunque flojos de Pilatos por liberarlo. Compadecía realmente a Pilatos y se esforzó sinceramente por disipar sus tinieblas mentales. Observó con total pasividad las apelaciones del gobernador romano a los judíos para que retiraran los cargos penales contra él. Durante toda esa triste prueba se comportó con dignidad natural y sencilla majestad. Ni siquiera quiso reprochar a sus asesinos su falta de sinceridad cuando le preguntaron si era «el rey de los judíos». Aceptó este título con una sola salvedad aun sabiendo que ellos habían elegido rechazarlo y que él sería el último en representar para ellos un verdadero liderazgo nacional, incluso en el sentido espiritual.
186:2.9 (2000.1) Jesús no habló mucho durante estos juicios, pero sí lo suficiente para mostrar a todos los mortales el nivel de perfección que puede alcanzar el carácter del hombre en asociación con Dios y para revelar a todo el universo la manera en que Dios se puede manifestar en la vida de la criatura cuando dicha criatura elige de verdad hacer la voluntad del Padre y se convierte así en hijo activo del Dios vivo.
186:2.10 (2000.2) Su amor por los mortales ignorantes se pone de manifiesto en su paciencia y su dominio de sí mismo frente a las burlas, los golpes y las vejaciones de criados groseros y burdos soldados. Ni siquiera se enfadó cuando le vendaron los ojos y le daban bofetadas diciendo: «Profetízanos quién te ha golpeado».
186:2.11 (2000.3) Pilatos estaba más cerca de la verdad de lo que sospechaba cuando, tras la flagelación, presentó a Jesús ante la multitud exclamando: «¡He aquí al hombre!». Poco podía imaginar aquel gobernador romano dominado por el miedo que en ese mismo momento el universo estaba pendiente de la escena única de su amado Soberano humillado por los golpes y las vejaciones de sus envilecidos súbditos mortales perdidos en la oscuridad. Y cuando Pilatos habló, se oyó resonar por todo Nebadon: «¡He aquí a Dios y al hombre!». Desde aquel día incalculables millones de seres han seguido contemplando a este hombre en todo un universo, mientras que el Dios de Havona, el dirigente supremo del universo de universos, acepta al hombre de Nazaret como el ideal de las criaturas mortales de este universo local del tiempo y el espacio. Toda la vida incomparable de Jesús fue una revelación de Dios al hombre, y el final —los últimos episodios de su carrera mortal hasta su muerte— fue una nueva y conmovedora revelación del hombre a Dios.
186:3.1 (2000.4) Poco después de que los soldados romanos se llevaran a Jesús por orden de Pilatos, un destacamento de guardias del templo salió a toda prisa hacia Getsemaní para dispersar o detener a los seguidores del Maestro, pero los acampados ya se habían dispersado mucho antes. Los apóstoles se habían escondido en los lugares previstos para ello, los griegos se habían repartido por varias casas de Jerusalén y los demás discípulos también habían desaparecido. Como David Zebedeo sospechaba que los enemigos de Jesús volverían, trasladó rápidamente cinco o seis tiendas a una zona más alta del barranco cerca del lugar donde el Maestro solía retirarse a rezar y adorar. Pensaba esconderse ahí y establecer un centro de coordinación para su servicio de mensajeros. Los guardias del templo llegaron al campamento cuando David se acababa de marchar, y al no encontrar a nadie se contentaron con incendiar el campamento y volver al templo. El informe de los guardias convenció al Sanedrín de que los seguidores de Jesús estaban tan hundidos y asustados que no había ningún peligro de que se amotinaran o intentaran rescatar a Jesús de sus verdugos. Por fin podían respirar tranquilos, así que levantaron la sesión y se fueron cada uno por su lado a prepararse para la Pascua.
186:3.2 (2000.5) En cuanto Pilatos entregó a Jesús a los soldados romanos para que lo crucificaran un mensajero fue corriendo a informar a David en Getsemaní, y en menos de cinco minutos salieron corredores hacia Betsaida, Pella, Filadelfia, Sidón, Siquem, Hebrón, Damasco y Alejandría. Estos mensajeros llevaban la noticia de que Jesús estaba a punto de ser crucificado por los romanos ante la obstinada insistencia de los dirigentes de los judíos.
186:3.3 (2001.1) Durante todo aquel trágico día y hasta que salió el mensaje final de que el Maestro había sido depositado en la tumba, David envió mensajeros casi cada media hora para informar a los apóstoles, a los griegos y a la familia terrenal de Jesús reunida en casa de Lázaro en Betania. Cuando salieron los mensajeros con la noticia de que Jesús había sido enterrado, David despidió a su cuerpo de corredores locales para que celebraran la Pascua y para el descanso del sabbat, con instrucciones de presentarse discretamente el domingo por la mañana en casa de Nicodemo donde pensaba esconderse algunos días con Andrés y Simón Pedro.
186:3.4 (2001.2) El pragmático David Zebedeo fue el único de los discípulos principales de Jesús que se tomó al pie de la letra la afirmación del Maestro de que moriría y «resucitaría al tercer día». David le había oído una vez hacer esta predicción y como era dado a tomarse las cosas literalmente, decidió reunir a sus mensajeros el domingo por la mañana temprano en casa de Nicodemo para tenerlos a mano por si hubiera que difundir la noticia en el caso de que Jesús resucitara de entre los muertos. David descubrió enseguida que ninguno de los seguidores de Jesús esperaba que volviera tan pronto de la tumba, por eso se guardó para sí sus opiniones. Nadie sabía que había movilizado a todo su cuerpo de mensajeros para el domingo por la mañana temprano salvo los corredores que habían sido enviados el viernes por la mañana a los centros de creyentes más lejanos.
186:3.5 (2001.3) Y así, los seguidores de Jesús dispersos por Jerusalén y sus alrededores compartieron la Pascua aquella noche y pasaron escondidos el día siguiente.
186:4.1 (2001.4) Después de lavarse las manos ante la multitud en un vano intento de eludir la culpabilidad de hacer morir en la cruz a un hombre inocente solo por miedo a afrontar el clamor de los dirigentes de los judíos, Pilatos mandó entregar al Maestro a los soldados romanos y ordenó a su capitán que lo crucificara inmediatamente. Los soldados llevaron a Jesús al patio del pretorio, le quitaron el manto que le había puesto Herodes y le pusieron su propia ropa. Estos soldados se burlaron y rieron de él pero no volvieron a maltratarlo. Jesús se quedó solo con los soldados romanos. Sus amigos estaban escondidos, sus enemigos se habían ido y ni siquiera Juan Zebedeo estaba ya a su lado.
186:4.2 (2001.5) Jesús fue entregado a los soldados poco después de las ocho de la mañana, pero no se pusieron en marcha hacia el lugar de la crucifixión hasta cerca de las nueve. Durante este intervalo de más de media hora Jesús no pronunció palabra. Los asuntos ejecutivos de un gran universo quedaron prácticamente paralizados. Gabriel y los principales dirigentes de Nebadon estaban o bien reunidos aquí en Urantia o bien pendientes de los informes espaciales de los arcángeles sobre la suerte del Hijo del Hombre en Urantia.
186:4.3 (2001.6) Para cuando llegó el momento de salir hacia el Gólgota, los soldados ya habían empezado a sentirse impresionados por la serenidad de Jesús, por su extraordinaria dignidad, por su silencio sin queja.
186:4.4 (2001.7) El retraso en ponerse en marcha con Jesús hacia el lugar de la crucifixión se debió a la decisión de última hora del capitán de llevarse también a dos ladrones que habían sido condenados a muerte. Puesto que Jesús iba a ser crucificado aquella mañana, el capitán romano decidió ejecutarlos a los tres al mismo tiempo en lugar de esperar hasta después de las festividades de la Pascua.
186:4.5 (2002.1) En cuanto prepararon a estos ladrones los llevaron al patio donde estaba Jesús. Uno de ellos era la primera vez que lo veía, pero el otro había escuchado sus enseñanzas en el templo y muchos meses antes en el campamento de Pella.
186:5.1 (2002.2) No hay ninguna relación directa entre la muerte de Jesús y la Pascua judía. Es cierto que el Maestro entregó su vida en la carne el día de la preparación de la Pascua judía más o menos a la hora del sacrificio de los corderos pascuales en el templo, pero esta coincidencia temporal no implica ningún tipo de relación entre la muerte del Hijo del Hombre en la tierra y el sistema sacrificial de los judíos. Jesús era judío pero como Hijo del Hombre fue un mortal del mundo. Los acontecimientos ya narrados que condujeron a la crucifixión del Maestro bastan para demostrar que la hora de su muerte fue el resultado de un proceso puramente natural y urdido por los hombres.
186:5.2 (2002.3) Fue el hombre y no Dios quien planeó y ejecutó la muerte de Jesús en la cruz. Es verdad que el Padre se negó a interferir en el desarrollo de los acontecimientos humanos en Urantia, pero el Padre que está en el Paraíso no decretó, pidió ni exigió la muerte de su Hijo tal como se produjo en la tierra. No hay duda de que tarde o temprano Jesús habría tenido que despojarse de algún modo del cuerpo mortal de su encarnación, pero esto lo podría haber hecho de mil maneras, sin tener que morir en una cruz entre dos ladrones. Todo lo que ocurrió fue obra del hombre, no de Dios.
186:5.3 (2002.4) En el momento de su bautismo el Maestro ya había terminado de adquirir la experiencia en la tierra y en la carne que era necesaria para la consumación de su séptimo y último otorgamiento en el universo. En aquel mismo momento la obligación de Jesús en la tierra ya estaba cumplida. Toda la vida que vivió a partir de entonces, e incluso su forma de morir, fue un ministerio puramente personal que dedicó al bienestar y la elevación de sus criaturas mortales de este mundo y de otros mundos.
186:5.4 (2002.5) El evangelio que anuncia la buena nueva de que el hombre mortal puede llegar por la fe a ser espiritualmente consciente de que es hijo de Dios no depende de la muerte de Jesús. Es indudable que todo este evangelio del reino ha quedado poderosamente iluminado por la muerte del Maestro, pero lo fue aun más por su vida.
186:5.5 (2002.6) Todo lo que el Hijo del Hombre hizo y dijo en la tierra embelleció mucho las doctrinas de la filiación con Dios y la hermandad de los hombres, pero estas relaciones esenciales entre Dios y los hombres son inherentes a los hechos universales del amor de Dios por sus criaturas y a la misericordia innata de los Hijos divinos. Estas relaciones conmovedoras y divinamente hermosas entre el hombre y su Hacedor, en este y en todos los demás mundos de todo el universo de universos, han existido desde la eternidad y no dependen en ningún sentido de las actuaciones periódicas de otorgamiento de los Hijos Creadores de Dios que asumen la naturaleza y semejanza de las inteligencias creadas por ellos como parte del precio que deben pagar para adquirir definitivamente la soberanía ilimitada sobre sus respectivos universos locales.
186:5.6 (2002.7) Antes de que Jesús viviera y muriera en Urantia, el Padre del cielo amaba al hombre mortal de la tierra tanto como lo ama después de esta manifestación trascendente de la asociación entre el hombre y Dios. Esta grandiosa empresa de la encarnación del Dios de Nebadon como hombre de Urantia no podía aumentar los atributos del Padre eterno, infinito y universal, pero sí enriquecer e iluminar a todos los demás administradores y criaturas del universo de Nebadon. Aunque el Padre del cielo no nos ama más por este otorgamiento de Miguel, todas las demás inteligencias celestiales sí. Y esto es así porque Jesús además de hacer una revelación de Dios al hombre, hizo una nueva revelación del hombre a los Dioses y a las inteligencias celestiales del universo de universos.
186:5.7 (2003.1) Jesús no está a punto de morir como sacrificio por el pecado. No va a expiar ninguna culpa moral innata de la raza humana. La humanidad no tiene ninguna culpa racial ante Dios. La culpa solo es producto del pecado personal y de la rebelión consciente y deliberada contra la voluntad del Padre y la administración de sus Hijos.
186:5.8 (2003.2) El pecado y la rebelión no tienen nada que ver con el plan fundamental de otorgamientos de los Hijos de Dios del Paraíso, aunque a nosotros sí nos parece que el plan de salvación es una característica provisional del plan de otorgamientos.
186:5.9 (2003.3) La salvación de Dios habría sido exactamente igual de eficaz e indefectible para los mortales de Urantia si Jesús no hubiera muerto bajo las crueles manos de unos mortales ignorantes. Si el Maestro hubiera sido recibido favorablemente por los mortales de la tierra y se hubiera ido de Urantia renunciando voluntariamente a su vida en la carne, el hecho del amor de Dios y la misericordia del Hijo —el hecho de la filiación con Dios— no se habría visto afectado en modo alguno. Vosotros los mortales sois hijos de Dios, y para que esta verdad se haga realidad en vuestra experiencia personal solo se necesita una cosa: vuestra fe nacida del espíritu.
El libro de Urantia
Documento 187
187:0.1 (2004.1) UNA VEZ preparados los dos bandidos, los soldados se pusieron en marcha hacia el lugar de la crucifixión bajo las órdenes de un centurión. Era costumbre romana asignar cuatro soldados a cada reo de crucifixión, y el centurión que encabezaba a estos doce soldados era el mismo capitán que había dirigido la víspera el arresto de Jesús en Getsemaní. Los dos bandidos fueron debidamente azotados antes de ponerse en camino pero no Jesús. El capitán debió considerar que ya había recibido bastante castigo incluso antes de ser condenado.
187:0.2 (2004.2) Los dos ladrones crucificados con Jesús eran cómplices de Barrabás. Los tres bandidos habrían sido ejecutados después de las fiestas si Pilatos no hubiera indultado a su líder por la Pascua. Y así, Jesús fue crucificado en lugar de Barrabás.
187:0.3 (2004.3) Lo que Jesús está a punto a hacer, someterse a la muerte de cruz, lo hace por su propio libre albedrío. Al predecir esta experiencia había dicho: «El Padre me ama y me sostiene porque estoy dispuesto a dar mi vida. Pero la volveré a tomar. Nadie me la quita, la doy por mí mismo. Tengo autoridad para darla y tengo autoridad para volverla a tomar. Este mandamiento lo recibí de mi Padre».
187:0.4 (2004.4) Justo antes de las nueve de la mañana los soldados salieron del pretorio hacia el Gólgota con Jesús. Muchos simpatizantes secretos del Maestro caminaban detrás de ellos, pero la mayoría de los más de doscientos espectadores eran sus enemigos o simplemente curiosos desocupados en busca de emociones fuertes. Solo algunos líderes judíos fueron a ver morir a Jesús en la cruz. Los demás, sabiendo que había sido entregado por Pilatos a los soldados romanos para ser ejecutado, dejaron de interesarse por él y se reunieron en el templo a decidir qué hacer con sus seguidores.
187:1.1 (2004.5) Antes de salir del patio del pretorio los soldados colocaron el travesaño de la cruz sobre los hombros de Jesús. Era costumbre obligar al condenado a llevar el travesaño de la cruz hasta el lugar de la crucifixión. El condenado no llevaba toda la cruz, solo el madero más corto. Los postes de madera verticales más largos de las tres cruces se habían transportado ya al Gólgota y estaban bien clavados en el suelo cuando llegaron los soldados con sus prisioneros.
187:1.2 (2004.6) Siguiendo la costumbre el capitán encabezó la procesión llevando unas tablillas blancas en las que se habían escrito con carboncillo los nombres de los reos y los delitos por los que habían sido condenados. Las tablillas de los dos ladrones eran letreros con sus nombres, y debajo una sola palabra: «Bandido». Después de clavar al ajusticiado en el travesaño e izarlo hasta su lugar en el poste vertical, se clavaba este letrero en el extremo más alto de la cruz justo encima de su cabeza para que todos los espectadores pudieran saber por qué delito era crucificado. El letrero que llevaba el centurión para poner en la cruz de Jesús había sido escrito en latín, griego y arameo por el propio Pilatos y decía: «Jesús de Nazaret, rey de los judíos».
187:1.3 (2005.1) Algunas autoridades judías estaban aún presentes cuando Pilatos escribió esta leyenda y protestaron enérgicamente de que se llamara a Jesús «rey de los judíos», pero Pilatos les recordó que esa era una de las acusaciones por las que había sido condenado. Al ver que no podían obligar a Pilatos a cambiar de idea, le suplicaron que al menos cambiara la redacción para que pusiera: «Él dijo: ‘yo soy el rey de los judíos’», pero Pilatos se mantuvo inflexible y no quiso cambiar el letrero. Cuando siguieron insistiendo se limitó a responder: «Lo que he escrito, escrito está».
187:1.4 (2005.2) Por regla general el cortejo al Gólgota solía tomar el camino más largo para que muchos pudieran ver pasar al condenado, pero aquel día fueron por la ruta directa de la puerta de Damasco, que era la salida de la ciudad hacia el norte, y por esta calzada llegaron pronto al Gólgota, el lugar oficial de las crucifixiones en Jerusalén. Más allá del Gólgota estaban las villas de los ricos y al otro lado del camino las tumbas de muchos judíos acomodados.
187:1.5 (2005.3) La crucifixión no era un castigo judío. Tanto los griegos como los romanos habían aprendido este método de ejecución de los fenicios. Ni siquiera Herodes con toda su crueldad recurría a la crucifixión. Los romanos no crucificaban nunca a un ciudadano romano, solo sometían a esta muerte deshonrosa a los esclavos y a los pueblos sometidos. Durante el sitio de Jerusalén, justo cuarenta años después de la crucifixión de Jesús, el Gólgota se cubrió de miles y miles de cruces en las que pereció día tras día la flor y nata de la raza judía. Una horrenda cosecha de la semilla que se sembró ese viernes.
187:1.6 (2005.4) Mientras la siniestra procesión recorría las estrechas calles de Jerusalén muchas mujeres judías de buen corazón que habían escuchado las palabras de ánimo y compasión de Jesús y conocían su vida de servicio por amor no pudieron contener el llanto al ver que lo llevaban a una muerte tan innoble. Muchas de estas mujeres lloraban y se lamentaban a su paso, y cuando algunas de ellas se atrevieron a caminar a su lado, el Maestro volvió la cabeza hacia ellas y les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos. Mi obra está casi terminada —pronto iré a mi Padre—, pero los tiempos de gran tribulación para Jerusalén acaban de empezar. Porque vendrán los días en que diréis: Bienaventuradas las estériles y los pechos que nunca criaron. Entonces imploraréis que caigan sobre vosotras las rocas de las montañas y os liberen de los horrores de vuestras tribulaciones».
187:1.7 (2005.5) Estas mujeres de Jerusalén fueron realmente valientes cuando manifestaron su simpatía por Jesús, pues la ley prohibía estrictamente mostrar sentimientos favorables por alguien que iba a ser crucificado. Se permitía a la chusma abuchear, burlarse y ridiculizar al condenado, pero no estaba permitido expresar ningún tipo de apoyo. Aunque Jesús agradecía la demostración de afecto en esta hora sombría en que sus amigos estaban escondidos, no quería que estas mujeres de buen corazón tuvieran problemas con las autoridades por atreverse a mostrar compasión por él. Incluso en un momento como ese, Jesús no estaba pendiente de sí mismo sino de la terrible tragedia que se cernía sobre Jerusalén y sobre toda la nación judía.
187:1.8 (2006.1) El Maestro iba avanzando penosamente hacia la crucifixión cada vez más cansado, al borde del agotamiento. No había comido ni bebido desde la Última Cena en casa de Elías Marcos. Tampoco se le había permitido ni un momento de sueño. Además, había soportado un interrogatorio tras otro hasta el momento de su condena, por no mencionar los brutales azotes con el consiguiente sufrimiento físico y la pérdida de sangre. A todo esto había que añadir una angustia mental extrema, una aguda tensión espiritual y un terrible sentimiento de soledad humana.
187:1.9 (2006.2) Poco después de salir por la puerta de la ciudad con el travesaño a cuestas, Jesús empezó a tambalearse, le fallaron las fuerzas y cayó bajo su pesada carga. Los soldados intentaron levantarlo a gritos y patadas, pero no pudo. Cuando el capitán lo vio, sabiendo lo que Jesús ya había soportado, mandó parar a los soldados. Luego obligó a un hombre que pasaba por ahí, un tal Simón de Cirene, a levantar el travesaño de los hombros de Jesús y cargar con él durante el resto del camino al Gólgota.
187:1.10 (2006.3) Este Simón había viajado desde Cirene, en el norte de África, hasta Jerusalén para asistir a la Pascua. Se alojaba con otros cireneos justo fuera de los muros de la ciudad y se dirigía hacia los oficios del templo cuando el capitán romano le ordenó llevar el travesaño de Jesús. Durante las horas que tardó el Maestro en morir, Simón permaneció junto a la cruz hablando con muchos de sus amigos y también con sus enemigos. Se quedó en Jerusalén hasta después de la resurrección, se convirtió en un valeroso creyente en el evangelio del reino y a su vuelta a casa condujo a su familia al reino celestial. Sus dos hijos, Alejandro y Rufo, llegaron a ser maestros muy eficaces del nuevo evangelio en África. Pero Simón nunca supo que Jesús, cuya carga había llevado, y el preceptor judío que socorrió en su día a su hijo herido eran la misma persona.
187:1.11 (2006.4) Eran poco más de las nueve cuando la siniestra procesión llegó al Gólgota y los soldados romanos se pusieron a clavar a los dos bandidos y al Hijo del Hombre en sus respectivas cruces.
187:2.1 (2006.5) Los soldados ataron primero los brazos del Maestro al travesaño con cuerdas y clavaron sus manos a la madera; después izaron este travesaño hasta lo alto del poste y lo clavaron firmemente en el madero vertical de la cruz; finalmente ataron y clavaron los pies de Jesús a la madera por medio de un clavo largo para traspasar ambos pies. El madero vertical tenía una gran clavija insertada a la altura adecuada que servía como soporte para sostener el peso del cuerpo. La cruz no era alta, los pies del Maestro solo estaban a un metro del suelo, de modo que pudo oír todas las burlas que le hicieron y ver la expresión de la cara de todos los que tan burdamente se mofaban de él. Y todos los presentes pudieron oír también todo lo que Jesús dijo durante esas horas de larga tortura y muerte lenta.
187:2.2 (2007.1) Era costumbre quitar toda la ropa a los que iban a ser crucificados, pero en vista del rechazo de los judíos contra la exposición pública del cuerpo humano desnudo, los romanos proporcionaban siempre un taparrabos adecuado a cuantos crucificaban en Jerusalén, y Jesús fue cubierto de este modo antes de clavarlo en la cruz.
187:2.3 (2007.2) La crucifixión tenía por objeto imponer un castigo cruel y prolongado, pues a veces la víctima tardaba varios días en morir. En Jerusalén existía un fuerte sentimiento de oposición contra este suplicio, y había una asociación de mujeres judías que enviaba siempre a las crucifixiones un vino mezclado con drogas para atenuar los sufrimientos de las víctimas. Cuando Jesús probó este vino narcotizado, y a pesar de la sed que tenía, se negó a beberlo. El Maestro eligió conservar su consciencia humana hasta el mismísimo final. Deseaba afrontar la muerte, incluso bajo esa forma tan cruel e inhumana, y triunfar sobre ella mediante la sumisión voluntaria a la experiencia humana completa.
187:2.4 (2007.3) Antes de clavar a Jesús en su cruz, los dos bandidos fueron clavados en las suyas y no pararon de escupir y maldecir a sus verdugos. Las únicas palabras de Jesús mientras lo clavaban en el travesaño fueron: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen». No podría haber intercedido con tanto amor y misericordia por sus verdugos si esos pensamientos de afectuosa entrega no hubieran sido el móvil principal de toda su vida de servicio generoso. Las ideas, los motivos y los anhelos de toda una vida salen a relucir en los momentos de crisis.
187:2.5 (2007.4) Después de izar al Maestro en la cruz el capitán clavó encima de su cabeza el letrero que decía en tres idiomas: «Jesús de Nazaret, rey de los judíos». Los judíos se enfurecieron ante lo que ellos consideraban un insulto, pero sus modales irrespetuosos habían irritado a Pilatos. El gobernador sentía que había sido intimidado y humillado, y aprovechó esta oportunidad para tomarse su pequeña revancha. Podría haber escrito: «Jesús, un rebelde». Pero sabía muy bien que estos judíos de Jerusalén detestaban incluso el nombre de Nazaret y estaba decidido a humillarlos de ese modo. Sabía que se sentirían heridos en lo más profundo al ver a este galileo ejecutado bajo el nombre de «rey de los judíos».
187:2.6 (2007.5) Muchos líderes judíos se acercaron rápidamente al Gólgota cuando se enteraron de que Pilatos pretendía ridiculizarlos con la inscripción de la cruz de Jesús, pero no se atrevieron a quitarla porque los soldados romanos estaban de guardia. Al no poder quitar el rótulo, se mezclaron con el gentío e hicieron todo lo posible por provocar la burla y el escarnio para que nadie se tomara en serio la inscripción.
187:2.7 (2007.6) El apóstol Juan con María la madre de Jesús, Rut y Judá llegaron poco después de que Jesús hubiera sido izado en la cruz y justo cuando el capitán estaba clavando el letrero encima de la cabeza del Maestro. Juan fue el único de los once apóstoles que presenció la crucifixión, pero ni siquiera él estuvo presente todo el tiempo porque después de haber llevado a la madre de Jesús volvió corriendo a Jerusalén a buscar a su propia madre y sus amigas.
187:2.8 (2007.7) Cuando Jesús vio a su madre con Juan, su hermano y su hermana sonrió pero no dijo nada. Mientras tanto los cuatro soldados encargados de la crucifixión del Maestro se habían repartido su ropa como era costumbre. Uno las sandalias, otro el turbante, otro el ceñidor y el cuarto el manto. Quedaba la túnica de una sola pieza sin costuras que llegaba hasta las rodillas. Los soldados pensaban cortarla en cuatro, pero al ver la calidad de la prenda decidieron echarla a suertes. Jesús los miraba desde arriba mientras se repartían su ropa entre los abucheos del gentío contra él.
187:2.9 (2008.1) Fue una suerte que los soldados romanos se quedaran con las ropas del Maestro. Si las hubieran guardado sus discípulos, se habrían visto tentados a adorar supersticiosamente esas prendas como reliquias, y el Maestro no quería que sus seguidores tuvieran nada material que pudieran asociar con su vida en la tierra. Lo único que quería dejar a la humanidad era el recuerdo de una vida humana consagrada al alto ideal espiritual de hacer la voluntad del Padre.
187:3.1 (2008.2) Jesús fue colgado en la cruz hacia las nueve y media de la mañana de ese viernes. Antes de las once se habían reunido más de mil personas a presenciar el espectáculo de la crucifixión del Hijo del Hombre. Durante esas espantosas horas las huestes invisibles de un universo estuvieron contemplando en silencio el fenómeno extraordinario del Creador que muere la muerte de la criatura, y además la muerte ignominiosa de un reo condenado.
187:3.2 (2008.3) En un momento u otro de la crucifixión estuvieron junto a la cruz María, Rut, Judá, Juan, Salomé (la madre de Juan) y un grupo de creyentes fervorosas y sinceras, entre ellas María la esposa de Clopás y hermana de la madre de Jesús, María Magdalena y Rebeca, que había vivido en Séforis. Estos y otros amigos de Jesús presenciaron en silencio su paciencia y entereza, y contemplaron sus intensos sufrimientos.
187:3.3 (2008.4) Muchos de los que pasaban por allí meneaban con sorna la cabeza y decían: «Tú que destruyes el templo y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo. Si eres el Hijo de Dios, ¿por qué no bajas de la cruz?». También se mofaban algunos dirigentes judíos diciendo: «A otros salvó pero a sí mismo no puede salvarse». Otros le decían: «Si eres el rey de los judíos baja de la cruz y creeremos en ti». Y así siguieron burlándose de él: «Confiaba en que Dios lo liberaría, pretendía ser el Hijo de Dios y ahora está crucificado entre dos ladrones». Hasta los dos ladrones le hacían burlas y reproches.
187:3.4 (2008.5) Como Jesús no respondía a sus mofas y tenían que prepararse para la Pascua, la mayoría de los que habían ido a insultar y reírse a su costa se marcharon antes de las once y media. Quedaron menos de cincuenta personas junto a la cruz. Los soldados sacaron su almuerzo mientras se instalaban para la larga espera de la muerte. Al ir a beber su vino barato y agrio brindaron burlonamente por Jesús diciendo: «¡Salud y buena suerte al rey de los judíos!». Y les extrañó mucho la expresión tolerante del Maestro ante sus sarcasmos.
187:3.5 (2008.6) Al verlos comer y beber Jesús dijo: «Tengo sed». Cuando el capitán de la guardia oyó decir a Jesús «tengo sed», empapó en vino el tapón esponjoso de su botella, lo clavó en la punta de una jabalina y lo levantó hacia Jesús para que pudiera humedecer sus labios resecos.
187:3.6 (2008.7) Jesús se había propuesto vivir sin recurrir a sus poderes sobrenaturales y eligió también morir en la cruz como un simple mortal. Había vivido como un hombre y quería morir como un hombre que hacía la voluntad del Padre.
187:4.1 (2008.8) Uno de los bandidos recriminó a Jesús diciendo: «Si eres el Hijo de Dios, ¿por qué no te salvas a ti mismo y a nosotros?». Pero el otro ladrón, que había escuchado muchas veces las enseñanzas del Maestro, le replicó: «¿Ni siquiera temes tú a Dios? ¿No ves que nosotros sufrimos lo que merecemos por lo que hemos hecho, pero que este hombre sufre injustamente? Más nos valdría buscar el perdón de nuestros pecados y la salvación de nuestras almas». Al oír decir esto al ladrón, Jesús giró la cabeza hacia él y asintió con una sonrisa. Cuando el malhechor vio el rostro de Jesús vuelto hacia él, se armó de valor, avivó la llama vacilante de su fe y dijo: «Señor, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». Entonces Jesús le dijo: «En verdad te digo hoy que algún día estarás conmigo en el Paraíso».
187:4.2 (2009.1) En medio de las punzadas de la muerte física el Maestro tuvo tiempo de escuchar la confesión de fe del bandido creyente. Cuando este ladrón tendió la mano hacia la salvación encontró la liberación. En el pasado se había sentido apremiado muchas veces a creer en Jesús, pero solo en esas últimas horas de consciencia se volvió de todo corazón hacia las enseñanzas del Maestro. Al ver cómo afrontaba Jesús la muerte en la cruz, no pudo seguir resistiéndose a la convicción de que este Hijo del Hombre era en verdad el Hijo de Dios.
187:4.3 (2009.2) Cuando el ladrón se convirtió y fue recibido por Jesús en el reino, el apóstol Juan no estaba presente porque se había ido a la ciudad a buscar a su madre y sus amigas. Fue Lucas quien recogió el episodio de la conversión del ladrón de labios del capitán romano convertido.
187:4.4 (2009.3) El apóstol Juan contó la crucifixión tal como la recordaba más de sesenta años después de que ocurriera. Los otros escritos se basaron en el relato del centurión romano encargado de la crucifixión, que después de ver lo que vio y oír lo que oyó creyó en Jesús y entró plenamente en la hermandad del reino de los cielos en la tierra.
187:4.5 (2009.4) El bandido arrepentido había sido arrastrado a la delincuencia por el ejemplo y el liderazgo de quienes propugnaban el bandolerismo como protesta patriótica contra la opresión política y la injusticia social. Esta influencia, unida al deseo de aventura, incitaba a muchos jóvenes bienintencionados a alistarse en violentas y temerarias expediciones de robo a mano armada. Pero ese viernes en la cruz, el joven delincuente, que había tenido como héroe a Barrabás, comprendió que se había equivocado. En una cruz al lado de la suya vio a un hombre realmente grande, a un verdadero héroe. Un héroe que inflamaba su celo, inspiraba sus conceptos más altos de dignidad moral y avivaba todos sus ideales de valor y hombría. Al contemplar a Jesús brotó en su corazón un sentimiento irresistible de amor, lealtad y auténtica grandeza.
187:4.6 (2009.5) Y si cualquiera de los que se burlaban del Maestro hubiera experimentado en su alma el nacimiento de la fe y hubiera apelado a su misericordia, habría sido recibido con el mismo amor y la misma consideración que el bandido creyente.
187:4.7 (2009.6) Poco después de que el Maestro prometiera al ladrón arrepentido que se encontrarían algún día en el Paraíso, Juan volvió de la ciudad con su madre y unas doce mujeres creyentes. Juan se puso otra vez al lado de la madre de Jesús y la sostenía. Judá estaba al otro lado de su madre. Era ya mediodía cuando Jesús los miró y dijo a su madre: «¡Mujer, he aquí a tu hijo»! Y a Juan le dijo: «¡Hijo mío, he aquí a tu madre!». Luego se dirigió a los dos y les dijo: «Deseo que os vayáis de este lugar». Y así, Juan y Judá alejaron del Gólgota a María. Juan llevó a la madre de Jesús al lugar donde él se alojaba en Jerusalén y volvió rápidamente al lugar de la crucifixión. Después de la Pascua María volvió a Betsaida donde vivió en casa de Juan el resto de su vida natural. María no llegó a vivir un año tras la muerte de Jesús.
187:4.8 (2010.1) Cuando se marchó María las otras mujeres se alejaron un poco y se quedaron acompañando a Jesús hasta que expiró en la cruz. Cuando el cuerpo del Maestro fue bajado de la cruz para ser enterrado, ellas seguían ahí.
187:5.1 (2010.2) Poco después de las doce el aire se llenó de arena fina y el cielo se oscureció. Aunque aún no era la época, la gente de Jerusalén conocía bien esas tormentas de arena con viento caliente procedentes del desierto de Arabia. Antes de la una el cielo estaba tan oscuro que el sol desapareció, y la gente que quedaba volvió corriendo a la ciudad. Cuando el Maestro entregó su vida poco después de la una, había en el Gólgota menos de treinta personas: los trece soldados romanos y unos quince creyentes. Todos estos creyentes eran mujeres menos dos: Judá, el hermano de Jesús, y Juan Zebedeo, que volvió justo antes de que el Maestro expirara.
187:5.2 (2010.3) Poco después de la una, en la creciente oscuridad de la tormenta de arena, Jesús empezó a perder su consciencia humana. Había pronunciado sus últimas palabras de perdón, misericordia y exhortación. Había expresado su último deseo sobre el cuidado de su madre. Cuando ya se avecinaba la muerte, la mente humana de Jesús recurrió a la repetición de numerosos pasajes de las escrituras hebreas, en particular de los Salmos. El último pensamiento consciente del Jesús humano consistió en repetir mentalmente una parte del Libro de los Salmos conocida hoy como los salmos veinte, veintiuno y veintidós. Aunque sus labios se movían, ya no tenía fuerzas para pronunciar las palabras de estos pasajes grabados en su memoria a medida que pasaban por su mente. Los que estaban cerca solo pudieron oír algunas frases como: «Sé que el Señor salvará a su ungido», «Tu mano alcanzará a todos mis enemigos» y «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Jesús no tuvo nunca la menor duda de que había vivido conforme a la voluntad del Padre y estaba seguro de que dejaba ahora su vida en la carne conforme a la voluntad de su Padre. No se sentía abandonado por el padre, sino que al ir desvaneciéndose su consciencia se puso a recitar pasajes de las escrituras, entre ellos el salmo veintidós que empieza diciendo: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Y dio la casualidad de que este fue uno de los tres pasajes que pronunció con la suficiente claridad como para que lo entendieran los presentes.
187:5.3 (2010.4) Hacia la una y media el Jesús mortal hizo su última petición a sus semejantes cuando dijo por segunda vez: «Tengo sed». Y el mismo capitán de la guardia le volvió a humedecer los labios con la misma esponja mojada en el vino agrio que llamaban vinagre en aquel tiempo.
187:5.4 (2010.5) La tormenta de arena arreció y los cielos se fueron oscureciendo cada vez más, pero los soldados y el pequeño grupo de creyentes no se movieron de allí. Los soldados se agacharon cerca de la cruz apiñados entre sí para protegerse de la arena cortante. La madre de Juan y otras personas se resguardaron un poco más lejos bajo el saliente de una roca. Cuando el Maestro exhaló el último suspiro estaban al pie de la cruz Juan Zebedeo, su hermano Judá, su hermana Rut, María Magdalena y Rebeca, la que había vivido en Séforis.
187:5.5 (2011.1) Justo antes de las tres Jesús exclamó en voz alta: «¡Todo se ha consumado! Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu». Después de decir esto inclinó la cabeza y abandonó la lucha por la vida. Cuando el centurión romano vio cómo había muerto Jesús se golpeó el pecho diciendo: «Este era realmente un hombre justo, en verdad era Hijo de Dios». Y a partir de ese momento empezó a creer en Jesús.
187:5.6 (2011.2) Jesús murió tan magníficamente como había vivido. Admitió abiertamente su realeza y fue dueño de la situación durante todo aquel trágico día. Aceptó una muerte ignominiosa por su propia voluntad después de haber velado por la seguridad de los apóstoles elegidos por él. Refrenó sabiamente la violencia conflictiva de Pedro y se aseguró de que Juan pudiera estar cerca de él hasta el fin de su existencia mortal. Reveló su verdadera naturaleza al Sanedrín responsable de su asesinato y recordó a Pilatos la fuente de su autoridad soberana como Hijo de Dios. Se encaminó hacia el Gólgota cargando con el travesaño de su propia cruz y terminó su otorgamiento por amor entregando al Padre del Paraíso el espíritu que había adquirido como mortal. Después de una vida así y en el momento de una muerte así, el Maestro podía decir con verdad: «Todo se ha consumado».
187:5.7 (2011.3) Como era el día de la preparación tanto de la Pascua como del sabbat, los judíos no querían que los cuerpos estuvieran expuestos en el Gólgota, de modo que fueron a pedir a Pilatos que mandara quebrar las piernas de los tres reos para rematarlos, bajarlos de la cruz y arrojarlos a las fosas comunes de los delincuentes antes de la puesta del sol. Pilatos accedió inmediatamente a esta petición y envió a tres soldados a quebrar las piernas y rematar a Jesús y a los dos bandidos.
187:5.8 (2011.4) Cuando estos soldados llegaron al Gólgota hicieron lo que se les había ordenado con los dos ladrones, pero al llegar a Jesús les sorprendió encontrarlo muerto y uno de los soldados le traspasó el costado izquierdo con su lanza para asegurarse. Aunque no era raro que los crucificados tardaran en morir hasta dos o tres días, la abrumadora agonía emocional de Jesús y su intensa angustia espiritual habían provocado el fin de su vida mortal en la carne en poco menos de cinco horas y media.
187:6.1 (2011.5) Hacia las tres y media, en plena oscuridad de la tormenta de arena, David Zebedeo envió a su último mensajero con la noticia de la muerte del Maestro. Mandó al último de sus corredores a casa de Marta y María en Betania donde suponía que estaba la madre de Jesús con el resto de su familia.
187:6.2 (2011.6) Tras la muerte del Maestro Juan encargó a Judá que llevara a las mujeres a casa de Elías Marcos donde pasaron el sabbat. El propio Juan, que para entonces ya era bien conocido por el centurión romano, se quedó en el Gólgota hasta que llegaron José y Nicodemo con una autorización de Pilatos para llevarse el cuerpo de Jesús.
187:6.3 (2011.7) Así terminó un día de tragedia y dolor para un vasto universo cuyas miríadas de seres inteligentes se habían estremecido ante el horrendo espectáculo de la crucifixión de la encarnación humana de su amado Soberano. Aquella exhibición de perversidad humana y falta de sensibilidad por parte de los mortales los había dejado atónitos.
El libro de Urantia
Documento 188
188:0.1 (2012.1) EL cuerpo mortal de Jesús estuvo un día y medio en la tumba de José. Este intervalo entre su muerte en la cruz y su resurrección es un capítulo de la carrera en la tierra de Miguel prácticamente desconocido para nosotros. Podemos narrar el entierro del Hijo del Hombre y recoger en este escrito los acontecimientos asociados a su resurrección, pero no podemos proporcionar mucha información auténtica sobre lo que ocurrió realmente durante las cerca de treinta y seis horas que transcurrieron desde las tres de la tarde del viernes hasta las tres de la mañana del domingo. Esta etapa de la carrera del Maestro empezó poco antes de que los soldados romanos lo bajaran de la cruz. Estuvo colgando en la cruz alrededor de una hora después de su muerte. Lo habrían bajado antes, pero primero se ocuparon de rematar a los dos bandidos.
188:0.2 (2012.2) Los dirigentes de los judíos habían planeado arrojar el cuerpo de Jesús a una de las fosas comunes abiertas de Gehena, al sur de la ciudad, donde solían ir a parar los crucificados. El cuerpo del Maestro habría quedado así a merced de los animales salvajes.
188:0.3 (2012.3) Mientras tanto José de Arimatea había ido con Nicodemo a pedir a Pilatos que les entregara el cuerpo de Jesús para sepultarlo dignamente. No era raro que los amigos de los crucificados ofrecieran sobornos a las autoridades romanas para poder disponer de sus restos. José se presentó ante Pilatos con una importante suma de dinero por si fuera necesario pagar por la autorización de trasladar el cuerpo de Jesús a una tumba privada, pero Pilatos se negó a aceptar ningún dinero y firmó en el acto la orden que autorizaba a José a ir al Gólgota a tomar inmediatamente plena posesión del cuerpo del Maestro. Para entonces la tormenta de arena había amainado bastante, y había salido hacia el Gólgota un grupo de representantes del Sanedrín para asegurarse de que el cuerpo de Jesús acabara en la fosa común con los de los bandidos.
188:1.1 (2012.4) Cuando José y Nicodemo llegaron al Gólgota los soldados estaban bajando a Jesús de la cruz vigilados de cerca por los representantes del Sanedrín por si algún seguidor de Jesús intentaba impedir que su cuerpo fuera a la fosa común. Cuando José presentó al centurión la orden de Pilatos de entregarle el cuerpo del Maestro, los judíos montaron un tumulto reclamando a gritos su derecho a disponer del cuerpo. En su delirio intentaron apoderarse de él por la fuerza, pero el centurión llamó a cuatro de sus soldados que se pusieron a horcajadas sobre el cuerpo yacente del Maestro con las espadas desenvainadas. Los demás soldados dejaron a los ladrones e hicieron retroceder por la fuerza a la turba de judíos enfurecidos. Una vez restablecido el orden, el centurión leyó a los judíos la autorización de Pilatos y haciéndose a un lado dijo a José: «Este cuerpo es tuyo para que hagas con él lo que creas conveniente. Mis soldados y yo nos quedaremos contigo para que nadie se atreva a molestarte».
188:1.2 (2013.1) La ley judía prohibía terminantemente que una persona crucificada fuera enterrada en un cementerio judío. José y Nicodemo conocían esta ley, y de camino hacia el Gólgota habían decidido depositar a Jesús en la nueva tumba de la familia de José. Esta tumba excavada en la roca estaba situada cerca del Gólgota hacia el norte, al otro lado de la calzada de Samaria, y como aún no se había utilizado les pareció apropiado que el Maestro reposara en ella. José creía realmente que Jesús resucitaría de entre los muertos, en cambio Nicodemo tenía muchas dudas. En el pasado estos antiguos miembros del Sanedrín habían disimulado su fe en Jesús, aunque el resto del Sanedrín llevaba bastante tiempo sospechando de ellos incluso antes de que se retiraran del consejo. A partir de aquel viernes se convirtieron en los creyentes más notorios y decididos de todo Jerusalén.
188:1.3 (2013.2) Hacia las cuatro y media el cortejo funerario de Jesús de Nazaret salió del Gólgota hacia la tumba de José situada al otro lado del camino. El cuerpo fue envuelto en una sábana de lino y llevado por cuatro hombres seguidos por las fieles mujeres de Galilea que habían estado velando al Maestro. Los mortales que llevaron el cuerpo material de Jesús hasta la tumba fueron José, Nicodemo, Juan y el centurión romano.
188:1.4 (2013.3) Transportaron el cuerpo hasta la tumba, una cámara cuadrada de unos tres metros de lado, y allí lo prepararon rápidamente para la sepultura. En realidad los judíos más que sepultar a sus muertos los embalsamaban. José y Nicodemo habían llevado gran cantidad de mirra y aloe, y envolvieron el cuerpo con vendajes empapados en estas soluciones. Después de embalsamarlo ataron un paño alrededor de la cara, envolvieron el cuerpo en una sábana de lino y lo colocaron reverentemente en una plataforma de la tumba.
188:1.5 (2013.4) Una vez depositado el cuerpo del Maestro, el centurión hizo una seña a sus soldados para que ayudaran a hacer rodar la piedra que cerraba la entrada de la tumba. Hecho esto, los soldados se llevaron los cuerpos de los ladrones a Gehena y los demás volvieron tristemente a Jerusalén para cumplir con la Pascua conforme a las leyes de Moisés.
188:1.6 (2013.5) Jesús fue sepultado con mucha prisa porque era el día de la preparación y quedaba poco para el sabbat. Los hombres volvieron rápidamente a la ciudad, pero las mujeres se quedaron cerca de la tumba hasta muy entrada la noche.
188:1.7 (2013.6) Mientras sepultaban a Jesús las mujeres estuvieron escondidas cerca de allí y pudieron verlo todo. Se habían ocultado porque no se permitía a las mujeres colaborar con los hombres en un momento así. Después de observar todo el procedimiento, estas mujeres opinaron que Jesús no había quedado bien preparado para la sepultura, así que decidieron descansar durante el sabbat en casa de José y volver a la tumba el domingo por la mañana con ungüentos y especias a fin de preparar correctamente el cuerpo del Maestro para el descanso de la muerte. Las mujeres que se quedaron cerca de la tumba este viernes por la noche fueron María Magdalena, María la esposa de Clopás, otra hermana de la madre de Jesús llamada Marta y Rebeca de Séforis.
188:1.8 (2013.7) Aparte de David Zebedeo y José de Arimatea, muy pocos discípulos de Jesús creían realmente o alcanzaban a comprender que se levantaría de la tumba al tercer día.
188:2.1 (2014.1) Si los seguidores de Jesús habían desestimado su promesa de salir de la tumba al tercer día, no así sus enemigos. Los jefes de los sacerdotes, los fariseos y los saduceos recordaban perfectamente que, según sus informadores, Jesús había declarado que resucitaría de entre los muertos.
188:2.2 (2014.2) Después de la cena de Pascua un grupo de líderes judíos se reunió ese viernes hacia la medianoche en casa de Caifás para comentar su preocupación por las afirmaciones del Maestro de que resucitaría de entre los muertos al tercer día. Al final decidieron nombrar un comité para pedir oficialmente a Pilatos a primera hora del día siguiente en nombre del Sanedrín que montara una guardia romana delante del sepulcro de Jesús por si sus amigos intentaban forzarlo. El portavoz de este comité dijo a Pilatos: «Señor, recordamos que aquel engañador, Jesús de Nazaret, dijo cuando aún vivía: ‘Después de tres días resucitaré’. Por eso venimos a pedirte que ordenes que el sepulcro sea vigilado al menos hasta después del tercer día, no sea que sus discípulos roben el cuerpo durante la noche y luego digan al pueblo que ha resucitado de entre los muertos. Consentir que esto suceda sería un error mucho más grave que haber dejado que siguiera vivo».
188:2.3 (2014.3) Pilatos respondió así a esta petición de los miembros del Sanedrín: «Os daré una guardia de diez soldados. Id a custodiar la tumba». Ellos volvieron al templo, reunieron a diez de sus propios guardias y, a pesar de ser sabbat, se dirigieron hacia la tumba de José con estos diez guardias judíos y los diez soldados romanos para vigilarla. Estos hombres hicieron rodar otra piedra más delante de la entrada de la tumba y pusieron el sello de Pilatos en estas piedras y sus alrededores para que no se pudieran cambiar de sitio sin saberlo ellos. Los veinte hombres se quedaron vigilando hasta el momento de la resurrección, y los judíos les llevaban comida y bebida.
188:3.1 (2014.4) Los apóstoles y los discípulos pasaron ese sabbat escondidos mientras todo Jerusalén hablaba de la muerte de Jesús en la cruz. Había en aquel momento en Jerusalén casi un millón y medio de judíos procedentes de todo el Imperio romano y de Mesopotamia. Era el comienzo de la semana de la Pascua, y todos esos peregrinos iban a estar en la ciudad para enterarse de la resurrección de Jesús y volver con la noticia a sus lugares de origen.
188:3.2 (2014.5) El sábado a última hora de la noche Juan Marcos convocó en secreto a los once apóstoles a casa de su padre. Poco antes de la medianoche se reunieron todos en la misma habitación de arriba donde dos noches antes habían compartido la Última Cena con su Maestro.
188:3.3 (2014.6) Ese sábado por la tarde María la madre de Jesús acompañada por Rut y Judá volvió a Betania para reunirse con su familia poco antes de ponerse el sol. David Zebedeo se quedó en casa de Nicodemo donde había convocado a sus mensajeros para el domingo por la mañana temprano. Las mujeres de Galilea que habían preparado las especias para embalsamar mejor el cuerpo de Jesús seguían en casa de José de Arimatea.
188:3.4 (2014.7) No somos capaces de explicar qué le ocurrió exactamente a Jesús de Nazaret durante ese día y medio de reposo aparente en la tumba nueva de José de Arimatea. Parece que murió en la cruz de la misma muerte natural que habría experimentado cualquier otro mortal en las mismas circunstancias. Le oímos decir: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu», pero no acabamos de comprender el significado de esta declaración, dado que su Ajustador del Pensamiento había sido personalizado mucho antes y tenía por lo tanto una existencia separada del ser mortal de Jesús. El Ajustador Personalizado del Maestro no podía resultar afectado en ningún sentido por su muerte física en la cruz. Lo que puso Jesús en aquel momento en manos del Padre tuvo que haber sido el equivalente espiritual del trabajo inicial que realiza el Ajustador cuando espiritualiza la mente mortal para dejar preparada la transferencia de la trascripción de la experiencia humana a los mundos mansión. Tuvo que haber en la experiencia de Jesús alguna realidad espiritual análoga a la naturaleza espiritual, o alma, de los mortales de las esferas que crecen en la fe. Pero esto no es más que una opinión nuestra; en realidad no sabemos qué encomendó Jesús a su Padre.
188:3.5 (2015.1) Sabemos que la forma física del Maestro reposó en la tumba de José hasta el domingo hacia las tres de la mañana, pero desconocemos todo lo referente al estatus de la personalidad de Jesús durante ese periodo de treinta y seis horas. Alguna vez nos hemos atrevido a intentar explicarnos estas cosas como sigue:
188:3.6 (2015.2) 1. La consciencia de Miguel como Creador tiene que haber estado en plena libertad con total independencia de la mente mortal asociada en la encarnación física.
188:3.7 (2015.3) 2. Sabemos que el antiguo Ajustador del Pensamiento de Jesús estaba presente en el planeta durante este periodo y tenía bajo su mando personal a las huestes celestiales reunidas.
188:3.8 (2015.4) 3. El hombre de Nazaret había adquirido durante su vida en la carne una identidad espiritual que se construyó primero por los esfuerzos directos de su Ajustador del Pensamiento y después mediante su perfecto equilibrio personal —fruto de su elección permanente de la voluntad del Padre— entre las necesidades físicas y las exigencias espirituales de la existencia mortal ideal. Esta identidad espiritual es la que tuvo que haber sido confiada a la custodia del Padre del Paraíso. No sabemos si esta realidad espiritual regresó o no para formar parte de la personalidad resucitada, aunque creemos que sí. Pero hay quien sostiene en el universo que esta identidad de alma de Jesús reposa ahora en el «seno del Padre» y que será liberada en el futuro para dirigir al Cuerpo de la Finalización de Nebadon hacia su destino no desvelado que enlaza con los universos no creados de los dominios no organizados del espacio exterior.
188:3.9 (2015.5) 4. Creemos que la consciencia humana o mortal de Jesús durmió durante esas treinta y seis horas. Tenemos motivos para creer que el Jesús humano no supo nada de lo que acontecía en el universo durante este periodo. Su consciencia mortal no percibió ningún lapso de tiempo; la resurrección a la vida siguió al sueño de la muerte como en un mismo instante.
188:3.10 (2015.6) Y esto es prácticamente todo lo que podemos hacer constar en este relato sobre el estatus de Jesús durante su sepultura. Existen algunos hechos correlacionados que podemos mencionar, aunque no nos consideramos capacitados para interpretarlos.
188:3.11 (2015.7) En el inmenso patio de las salas de resurrección del primer mundo mansión de Satania se observa hoy en día una magnífica estructura morontio-material conocida como «Monumento en memoria de Miguel» que lleva ahora el sello de Gabriel. Este monumento fue creado poco después de que Miguel dejara este mundo y lleva esta inscripción: «En conmemoración del tránsito de Jesús de Nazaret como mortal por Urantia».
188:3.12 (2016.1) Existe constancia documental de que el consejo supremo de Salvington, compuesto por cien miembros, celebró en Urantia durante este periodo una reunión ejecutiva presidida por Gabriel. También consta en los anales que durante este tiempo los Ancianos de los Días de Uversa se pusieron en comunicación con Miguel para tratar sobre el estatus del universo de Nebadon.
188:3.13 (2016.2) Sabemos que Miguel y Emmanuel de Salvington intercambiaron por lo menos un mensaje mientras el cuerpo del Maestro yacía en la tumba.
188:3.14 (2016.3) Hay buenos motivos para creer que cierta personalidad ocupó el asiento de Caligastia en el consejo de los Príncipes Planetarios del sistema que se celebró en Jerusem mientras el cuerpo de Jesús reposaba en la tumba.
188:3.15 (2016.4) Según las crónicas de Edentia el Padre de la Constelación de Norlatiadek estaba en Urantia y recibió instrucciones de Miguel durante esta etapa de la tumba.
188:3.16 (2016.5) Y hay muchas otras pruebas que apuntan a que no toda la personalidad de Jesús estaba dormida e inconsciente durante este tiempo de muerte física aparente.
188:4.1 (2016.6) Jesús no murió en la cruz para expiar ninguna culpa racial del hombre mortal ni para establecer una vía eficaz de acceso a un Dios ofendido e implacable; el Hijo del Hombre no se ofreció como sacrificio para aplacar la ira de Dios ni para abrir a los pecadores el camino de la salvación. Aunque estas ideas de expiación y propiciación son erróneas, hay otros significados importantes asociados a la muerte de Jesús en la cruz que no se deben pasar por alto. De hecho, Urantia es conocido ahora en los planetas vecinos habitados como «el mundo de la cruz».
188:4.2 (2016.7) Jesús deseaba vivir en Urantia una vida completa en carne mortal, y por regla general la muerte es parte de la vida; la muerte es el último acto del drama mortal. En vuestros esfuerzos bienintencionados por evitar las interpretaciones falsas y supersticiosas de la muerte en la cruz, no caigáis en el grave error de perder de vista el verdadero significado y la importancia real de la muerte del Maestro.
188:4.3 (2016.8) El hombre mortal no ha sido nunca propiedad de los grandes impostores. Jesús no murió para rescatar al hombre de las garras de los dirigentes apóstatas y de los príncipes caídos de las esferas. El Padre del cielo nunca concibió una injusticia tan burda como condenar a un mortal por las maldades de sus antepasados, ni mucho menos fue la muerte del Maestro en la cruz un sacrificio para saldar ninguna deuda contraída con Dios por la raza humana.
188:4.4 (2016.9) Antes de que Jesús viviera en la tierra podríais quizá haber tenido motivos para creer en un Dios así, pero no los tenéis desde que el Maestro vivió y murió entre vuestros semejantes. Moisés enseñó la justicia y la dignidad de un Dios Creador, pero Jesús retrató el amor y la misericordia de un Padre celestial.
188:4.5 (2016.10) La naturaleza animal —la tendencia a la maldad— puede ser hereditaria, pero el pecado no se transmite de padres a hijos. El pecado es un acto de rebelión consciente y deliberada contra la voluntad del Padre y las leyes de los Hijos cometido por una criatura individual dotada de voluntad.
188:4.6 (2017.1) Jesús vivió y murió para todo un universo, no solo para las razas de este mundo. Aunque los mortales de los otros mundos tenían acceso a la salvación incluso antes de que Jesús viviera y muriera en Urantia, es indudable que su otorgamiento en este mundo iluminó muchísimo el camino de la salvación. Su muerte contribuyó a dejar muy clara para siempre la certeza de la supervivencia de los mortales después de la muerte en la carne.
188:4.7 (2017.2) Aunque no es acertado considerar a Jesús como víctima sacrificial, como rescatador o como redentor, sí lo es, y mucho, referirse a él como salvador. Hizo que el camino de la salvación (de la supervivencia) fuera para siempre más cierto y más claro. Mostró de una forma mejor y más segura el camino de la salvación a todos los mortales de todos los mundos del universo de Nebadon.
188:4.8 (2017.3) El único concepto que enseñó Jesús es la idea de Dios como verdadero Padre lleno de amor por sus hijos. Una vez que se ha captado esta idea, la coherencia exige abandonar inmediatamente y sin reservas todas las nociones primitivas que presentan a Dios como monarca ofendido, como soberano severo y omnipotente cuyo mayor deleite consiste en sorprender a sus súbditos obrando mal y hacer que sean debidamente castigados, a menos que otro ser casi igual a él se ofrezca voluntario para sufrir por ellos, para morir en su lugar. Todos los conceptos de expiación y redención son incompatibles con la idea de Dios que enseñó y representó Jesús de Nazaret. En la naturaleza divina el amor infinito de Dios está por encima de todo lo demás.
188:4.9 (2017.4) Todo este concepto de expiación y salvación mediante el sacrificio radica y se fundamenta en el egoísmo. Jesús enseñó que el servicio a nuestro prójimo es el concepto más alto de la hermandad de los creyentes en el espíritu. Los que creen en la paternidad de Dios deberían dar por sentada la salvación. La preocupación principal del creyente no debería ser la búsqueda egoísta de su propia salvación personal, sino más bien el impulso desinteresado de amar y servir a sus semejantes como Jesús amó y sirvió a los hombres mortales.
188:4.10 (2017.5) A los auténticos creyentes tampoco les preocupa demasiado el castigo futuro del pecado. Al verdadero creyente solo le inquieta verse apartado de Dios en el presente. Es cierto que los buenos padres pueden castigar a sus hijos, pero lo hacen por amor y para que se corrijan. No se dejan llevar por la ira ni por el afán de represalia.
188:4.11 (2017.6) E incluso si Dios fuera el monarca severo y legalista de un universo regido primordialmente por la justicia, no podría ver nunca con buenos ojos la solución infantil de sustituir a un infractor culpable por una víctima inocente.
188:4.12 (2017.7) La gran aportación de la muerte de Jesús al enriquecimiento de la experiencia humana y a la ampliación del camino de la salvación no es el hecho de su muerte sino más bien la magnífica actitud y el espíritu incomparable que mostró ante la muerte.
188:4.13 (2017.8) Todo el concepto de rescate por expiación sitúa a la salvación en un plano de irrealidad. Un concepto así es puramente filosófico. La salvación humana es real y está basada en dos realidades que las criaturas pueden captar por la fe e incorporar así a su experiencia humana individual: el hecho de la paternidad de Dios y su verdad correlacionada, la hermandad de los hombres. Al fin y al cabo es verdad que se os «perdonarán vuestras deudas así como vosotros perdonáis a vuestros deudores».
188:5.1 (2017.9) La cruz de Jesús representa en su plenitud la entrega suprema del verdadero pastor incluso hacia los miembros de su rebaño que no la merecen. Sitúa para siempre todas las relaciones entre Dios y el hombre sobre la base de la familia. Dios es el Padre, el hombre es su hijo. El amor, el amor de un padre por su hijo, se convierte en la verdad central de las relaciones entre Creador y criatura en el universo, y no la justicia de un rey que busca satisfacción en el castigo y los sufrimientos del súbdito culpable.
188:5.2 (2018.1) La cruz muestra para siempre que la actitud de Jesús hacia los pecadores no era ni de condena ni de condonación sino más bien de salvación eterna y por amor. Jesús es un verdadero salvador porque su vida y su muerte atraen a los hombres hacia la bondad y la justa supervivencia. Jesús ama tanto a los hombres que su amor despierta una respuesta de amor en el corazón humano. El amor es realmente contagioso y eternamente creativo. La muerte de Jesús en la cruz representa un amor tan fuerte y tan divino como para perdonar el pecado y absorber toda maldad. Jesús desveló a este mundo una rectitud superior a la justicia en el sentido estricto de lo bueno y lo malo. El amor divino no se limita a perdonar las maldades sino que las absorbe y las destruye. El perdón del amor trasciende por completo el perdón de la misericordia. La misericordia deja de lado la culpa de la maldad, pero el amor destruye para siempre el pecado y todas las debilidades que conlleva. Jesús trajo a Urantia una manera nueva de vivir. Nos enseñó a no resistirnos al mal sino a encontrar a través de él, de Jesús, una bondad que destruye eficazmente el mal. El perdón de Jesús no es condonación sino salvación de la condena. La salvación no desestima las maldades sino que las enmienda. El verdadero amor no transige con el odio ni lo consiente sino que lo destruye. El amor de Jesús no se siente nunca satisfecho con el mero perdón. El amor del Maestro implica rehabilitación, supervivencia eterna. Es perfectamente correcto hablar de la salvación como redención para referirse a esta rehabilitación eterna.
188:5.3 (2018.2) Mediante el poder de su amor personal por los hombres, Jesús pudo romper el dominio del mal y del pecado y darles libertad para elegir maneras mejores de vivir. Jesús representó una liberación del pasado que prometía en sí misma un triunfo para el futuro, y así el perdón proporcionaba la salvación. Cuando el amor divino ha encontrado plena acogida en el corazón humano, su belleza destruye para siempre el atractivo del pecado y el poder del mal.
188:5.4 (2018.3) Los sufrimientos de Jesús no se limitaron a la crucifixión. En realidad Jesús de Nazaret pasó más de veinticinco años en la cruz de una existencia humana intensa y real. El verdadero valor de la cruz consiste en el hecho de que fue la expresión suprema y final de su amor, la revelación de su misericordia en toda su plenitud.
188:5.5 (2018.4) En millones de mundos habitados decenas de billones de criaturas en vías de evolución han podido sentirse tentadas a renunciar a la lucha moral y abandonar el buen combate de la fe. Entonces han vuelto los ojos una vez más hacia Jesús en la cruz y han seguido adelante inspiradas por la visión de un Dios que entrega su vida encarnada y la pone generosamente al servicio del hombre.
188:5.6 (2018.5) Todo el triunfo de la muerte en la cruz está resumido en el espíritu de la actitud de Jesús hacia sus verdugos. Hizo de la cruz un símbolo eterno del triunfo del amor sobre el odio y de la victoria de la verdad sobre el mal cuando oró diciendo: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen». Esta entrega de amor se contagió a todo un inmenso universo; los discípulos se contagiaron de su Maestro. El primer maestro de su evangelio que fue llamado a dar la vida por él dijo mientras lo lapidaban: «No les tomes en cuenta este pecado».
188:5.7 (2018.6) La cruz hace una apelación suprema a lo mejor que hay en el hombre porque nos muestra a aquel que estuvo dispuesto a entregar la vida por sus semejantes. Nadie puede tener mayor amor que quien da la vida por sus amigos, pero tal era el amor de Jesús que estaba dispuesto a dar la vida por sus enemigos. Ese era el amor más grande que se había visto nunca en la tierra.
188:5.8 (2019.1) En otros mundos además de Urantia el espectáculo sublime de la muerte del Jesús humano en la cruz del Gólgota ha conmovido los sentimientos de los mortales y ha despertado la más alta devoción de las ángeles.
188:5.9 (2019.2) La cruz es el gran símbolo del servicio sagrado que consiste en dedicar nuestra vida al bienestar y la salvación de nuestros semejantes. La cruz no simboliza el sacrificio del Hijo de Dios inocente que es castigado en lugar de los pecadores culpables para aplacar la cólera de un Dios ofendido; la cruz se alza para siempre en el planeta y en todo un vasto universo como símbolo sagrado de los buenos que se otorgan a los malos y los salvan mediante esa misma entrega de amor. La cruz es el signo de la manifestación más alta de servicio generoso: la entrega suprema y total de una vida recta al servicio incondicional de los demás incluso en la muerte, la muerte en la cruz. La sola visión de este gran símbolo de la vida de otorgamiento de Jesús inspira verdaderamente en todos nosotros el deseo de hacer como él.
188:5.10 (2019.3) Los hombres y mujeres que contemplen a Jesús ofreciendo su vida en la cruz y reflexionen sobre ello encontrarán motivación para no volver a quejarse ni siquiera ante las pruebas más duras de la vida, y mucho menos ante disgustos menores e infinidad de agravios puramente ficticios. Su vida fue tan gloriosa y su muerte tan triunfal que surge en todos nosotros el deseo de compartir tanto la una como la otra. Hay un poder de atracción real en todo el otorgamiento de Miguel, desde los días de su juventud hasta el espectáculo sobrecogedor de su muerte en la cruz.
188:5.11 (2019.4) Al contemplar la cruz como una revelación de Dios, no la veáis con los ojos del hombre primitivo ni desde el punto de vista de los bárbaros posteriores, pues ambos consideraban a Dios como un Soberano justiciero e implacable. Por el contrario, habéis de ver en la cruz la manifestación definitiva del amor de Jesús y de su entrega a la misión de otorgamiento a las razas mortales de su inmenso universo. Ved en la muerte del Hijo del Hombre la culminación del despliegue de amor divino del Padre hacia sus hijos de las esferas habitadas por mortales. La cruz representa así una entrega de generoso afecto y el otorgamiento de una salvación voluntaria a aquellos que están dispuestos a recibir estos dones y esta entrega. En la cruz no hubo ninguna exigencia del Padre; solo ocurrió lo que Jesús quiso dar de buen grado y se negó a evitar.
188:5.12 (2019.5) Si el hombre no puede apreciar a Jesús de otra manera ni comprender el significado de su otorgamiento en la tierra, puede al menos considerarlo como compañero de sufrimiento en la vida mortal. Nadie podrá temer ya que el Creador no conozca la naturaleza o la intensidad de sus padecimientos temporales.
188:5.13 (2019.6) Sabemos que la muerte en la cruz no fue para reconciliar al hombre con Dios sino para estimular al hombre a comprender el amor eterno del Padre y la misericordia sin fin de su Hijo, y para difundir estas verdades universales a todo un universo.
El libro de Urantia
Documento 189
189:0.1 (2020.1) EL VIERNES por la tarde tras el entierro de Jesús, el jefe de los arcángeles de Nebadon, que estaba en Urantia en aquel momento, convocó a su consejo encargado de la resurrección de las criaturas con voluntad dormidas y se pusieron a estudiar posibles procedimientos de restaurar a Jesús. Estos hijos del universo local, criaturas de Miguel, no fueron reunidos por Gabriel sino que actuaban por iniciativa propia. A medianoche habían llegado a la conclusión de que la criatura no podía hacer nada para facilitar la resurrección del Creador y aceptaron el parecer de Gabriel que les explicó que, puesto que Miguel había «entregado su vida por su propia voluntad, tenía también el poder de recuperarla por su propia decisión». Poco después de que se suspendiera este consejo compuesto por arcángeles, Portadores de Vida y sus diversos colaboradores en las tareas de rehabilitación de criaturas y creación de morontia, el Ajustador Personalizado de Jesús, que estaba personalmente al mando de las huestes celestiales reunidas entonces en Urantia, se dirigió así a estos observadores expectantes:
189:0.2 (2020.2) «Ninguno de vosotros puede hacer nada para ayudar a vuestro padre-Creador a volver a la vida. Como mortal del mundo ha experimentado la muerte, como Soberano de un universo sigue viviendo. Lo que observáis es el tránsito como mortal de Jesús de Nazaret de la vida en la carne a la vida en la morontia. El tránsito de este Jesús como espíritu quedó consumado cuando me separé de su personalidad y me convertí en vuestro director temporal. Vuestro padre-Creador ha elegido pasar por toda la experiencia de sus criaturas mortales, desde el nacimiento en los mundos materiales hasta el estatus de la verdadera existencia de espíritu pasando por la muerte natural y la resurrección de la morontia. Estáis a punto de observar una fase de esta experiencia pero no podéis tomar parte en ella. No podéis hacer por el Creador las cosas que soléis hacer por las criaturas. Un Hijo Creador tiene de suyo el poder de otorgarse a imagen y semejanza de cualquiera de sus hijos creados, tiene de suyo el poder de entregar su vida observable y volver a recuperarla, y tiene este poder por orden directa del Padre del Paraíso. Os digo esto con pleno conocimiento.»
189:0.3 (2020.3) Cuando oyeron decir esto al Ajustador Personalizado, todos, desde Gabriel hasta la más humilde de las querubines, adoptaron una actitud de ansiosa expectativa. Veían el cuerpo mortal de Jesús en la tumba, detectaban indicios de la actividad de su amado Soberano en el universo, y como no comprendían estos fenómenos, esperaban pacientemente el desarrollo de los acontecimientos.
189:1.1 (2020.4) El domingo a las tres menos cuarto de la mañana llegó la comisión de encarnación del Paraíso compuesta por siete personalidades paradisiacas no identificadas que se desplegaron inmediatamente en torno a la tumba. A las tres menos diez empezaron a emanar de la tumba nueva de José intensas vibraciones de actividades materiales y de morontia combinadas, y a las tres y dos minutos de la mañana del domingo 9 de abril del año 30 d. C. salió de la tumba la forma y la personalidad de la morontia resucitada de Jesús de Nazaret.
189:1.2 (2021.1) Cuando Jesús resucitado emergió de su tumba, el cuerpo de carne en el que había vivido y trabajado en la tierra durante casi treinta y seis años seguía yaciendo en el nicho del sepulcro envuelto en la sábana de lino tal como lo habían colocado José y sus compañeros el viernes por la tarde. Tampoco se había movido la piedra que cerraba la entrada de la tumba; el sello de Pilatos seguía intacto y los soldados seguían de guardia. Los guardianes del templo habían estado de servicio continuo, la guardia romana había sido relevada a medianoche. Ninguno de estos centinelas sospechaba que el objeto de su vigilancia se había elevado a una forma de existencia nueva y superior, y que el cuerpo que custodiaban ya no era más que una envoltura exterior desechada, sin ninguna conexión con la personalidad de la morontia liberada y resucitada de Jesús.
189:1.3 (2021.2) A la humanidad le cuesta percibir que, en todo lo que es personal, la materia es el esqueleto de la morontia y que ambos son la sombra reflejada de la realidad perdurable de espíritu. ¿Cuánto tiempo tendrá que pasar hasta que lleguéis a considerar el tiempo como la imagen en movimiento de la eternidad y el espacio como la sombra fugaz de las realidades del Paraíso?
189:1.4 (2021.3) Que nosotros sepamos, ninguna criatura de este universo ni ninguna personalidad de otro universo tuvo nada que ver con esta resurrección de Jesús de Nazaret en la morontia. El viernes entregó su vida como mortal del mundo, el domingo por la mañana la recuperó como ser de morontia del sistema de Satania en Norlatiadek. Hay muchas cosas sobre la resurrección de Jesús que no comprendemos, pero sabemos que ocurrió como acabamos de describir y más o menos a esa hora. Podemos dejar constancia también de que todos los fenómenos conocidos asociados a este tránsito como mortal —o resurrección en la morontia— ocurrieron allí mismo en la tumba nueva de José, donde yacían envueltos en lienzos fúnebres los restos mortales materiales de Jesús.
189:1.5 (2021.4) Sabemos que ninguna criatura del universo local intervino en este despertar en la morontia. Percibimos a las siete personalidades del Paraíso en torno al sepulcro, pero no les vimos hacer nada relacionado con el despertar del Maestro. En cuanto apareció Jesús al lado de Gabriel justo encima de la tumba, las siete personalidades del Paraíso hicieron ademán de salir inmediatamente hacia Uversa.
189:1.6 (2021.5) Aclaremos para siempre el concepto de la resurrección de Jesús con las siguientes declaraciones:
189:1.7 (2021.6) 1. Su cuerpo material o físico no formaba parte de la personalidad resucitada. Cuando Jesús salió de la tumba su cuerpo de carne seguía en el sepulcro tal como fue colocado. Emergió de la tumba sin mover las piedras que cerraban la entrada y sin tocar los sellos de Pilatos.
189:1.8 (2021.7) 2. No emergió de la tumba como espíritu ni como Miguel de Nebadon, no apareció con la forma del Soberano Creador que había tenido antes de encarnarse en Urantia a la semejanza de la carne mortal.
189:1.9 (2021.8) 3. Salió del sepulcro de José a imagen y semejanza de las personalidades de la morontia de aquellos que emergen resucitados como seres ascendentes de morontia en las salas de resurrección del primer mundo mansión de este sistema local de Satania. La presencia del monumento en memoria de Miguel en el centro del inmenso patio de las salas de resurrección de la mansonia número uno nos induce a suponer que la resurrección del Maestro en Urantia fue promovida de algún modo desde este primer mundo mansión del sistema.
189:1.10 (2022.1) Lo primero que hizo Jesús al salir del sepulcro fue saludar a Gabriel y ratificar su cargo de responsable ejecutivo de los asuntos del universo bajo la supervisión de Emmanuel. Luego encargó al jefe de los Melquisedec que transmitiera sus saludos fraternales a Emmanuel y pidió al Altísimo de Edentia la certificación de los Ancianos de los Días de su tránsito como mortal. Acto seguido, el Jesús de morontia se volvió hacia los colectivos de morontia de los siete mundos mansión congregados allí para saludar a su Creador y darle la bienvenida como criatura de su orden, y les dirigió las primeras palabras de su carrera posmortal: «Habiendo consumado mi vida en la carne, deseo quedarme aquí un poco de tiempo bajo mi forma de transición para poder conocer mejor la vida de mis criaturas ascendentes y seguir revelando la voluntad de mi Padre que está en el Paraíso».
189:1.11 (2022.2) Dicho esto, Jesús hizo una seña a su Ajustador Personalizado, y todas las inteligencias del universo que se habían reunido en Urantia para presenciar la resurrección se reincorporaron inmediatamente a sus respectivas tareas en el universo.
189:1.12 (2022.3) Jesús empezó entonces los contactos del nivel de la morontia y fue instruido como criatura sobre los requisitos de la vida que había elegido vivir durante un corto periodo de tiempo en Urantia. Esta iniciación al mundo de la morontia duró más de una hora del tiempo de la tierra y fue interrumpida dos veces por su deseo de comunicarse con sus antiguos compañeros humanos llegados de Jerusalén cuando se asomaron asombrados al interior de la tumba vacía y concluyeron que Jesús había resucitado.
189:1.13 (2022.4) El tránsito de Jesús como mortal —la resurrección del Hijo del Hombre en la morontia— se ha consumado, y acaba de empezar la experiencia transitoria del Maestro como personalidad a medio camino entre lo material y lo espiritual. Todo esto lo ha hecho por su propio poder inherente; ninguna personalidad le ha prestado ninguna ayuda. Ahora vive como Jesús de morontia, y al comienzo de esta vida en la morontia su cuerpo material de carne yace intacto en la tumba. Los soldados siguen de guardia y aún no se ha roto el sello del gobernador que precinta las piedras.
189:2.1 (2022.5) A las tres y diez, mientras Jesús resucitado fraternizaba con las personalidades de la morontia allí reunidas de los siete mundos mansión de Satania, el jefe de los arcángeles —los ángeles de la resurrección— se acercó a Gabriel para pedirle el cuerpo mortal de Jesús con estas palabras: «Ya que no podemos participar en la resurrección de nuestro soberano Miguel en la morontia tras su experiencia de otorgamiento, solicitamos la custodia de sus restos mortales para disolverlos inmediatamente. No nos proponemos utilizar nuestra técnica de desmaterialización sino solo recurrir al proceso de aceleración del tiempo. Ya hemos tenido bastante con ver al Soberano vivir y morir en Urantia; ahorremos a las huestes del cielo el espectáculo y el recuerdo de la lenta putrefacción de la forma humana del Creador y Sostenedor de un universo. En nombre de las inteligencias celestiales de todo Nebadon solicito un mandato de custodia del cuerpo mortal de Jesús de Nazaret para proceder a su disolución inmediata».
189:2.2 (2023.1) Previa consulta de Gabriel al Altísimo superior de Edentia, el arcángel portavoz de las huestes celestiales fue autorizado a disponer a su criterio de los restos físicos de Jesús.
189:2.3 (2023.2) Una vez recibida la autorización, el jefe de los arcángeles llamó a colaborar a muchos de sus semejantes y a una multitud de representantes de todos los órdenes de personalidades celestiales. A continuación se hizo cargo del cuerpo físico de Jesús con ayuda de los intermedios de Urantia. Este cuerpo muerto era una creación puramente material, literalmente física, y no podía ser sacado de la tumba como había salido del sepulcro sellado la forma resucitada de morontia. Gracias a la intervención de ciertas personalidades auxiliares de la morontia, la forma de morontia puede volverse unas veces como la de espíritu, ajena a la materia común, y en cambio otras puede ser percibida por seres materiales como los mortales del mundo y establecer contacto con ellos.
189:2.4 (2023.3) Mientras los arcángeles y sus colaboradores se disponían a retirar el cuerpo de Jesús de la tumba para eliminarlo de forma digna y reverente mediante una disolución casi instantánea, los intermedios secundarios de Urantia se encargaron de apartar las piedras que cerraban la tumba. La más grande de estas dos piedras era una enorme masa circular muy parecida a una rueda de molino que se empujaba rodando hacia adelante y hacia atrás por una ranura cincelada en la roca para abrir y cerrar la tumba. Cuando los guardianes judíos y los soldados romanos vieron a la tenue luz del alba que esta enorme piedra empezaba a rodar por iniciativa propia y que se abría la entrada de la tumba sin ninguna explicación visible, el pánico se apoderó de ellos y salieron corriendo de allí. Los judíos huyeron a sus casas y volvieron más tarde al templo para informar a su capitán de estos hechos. Los romanos huyeron hacia la fortaleza Antonia, y en cuanto llegó el centurión le contaron lo que habían visto.
189:2.5 (2023.4) Los dirigentes judíos, después de haber sobornado al traidor en su vil pretensión de acabar con Jesús, volvieron a recurrir al soborno ante esta incómoda situación. En vez de castigar a los vigilantes por haber abandonado su puesto, optaron por sobornar tanto a sus propios guardias como a los romanos. Cada uno de estos veinte hombres recibió una suma de dinero a cambio de decir a todo el mundo: «Sus discípulos vinieron de noche y robaron el cuerpo mientras nosotros dormíamos». Y los líderes judíos prometieron solemnemente a los soldados que los defenderían ante Pilatos si llegaba a oídos del gobernador que habían aceptado un soborno.
189:2.6 (2023.5) La creencia cristiana en la resurrección de Jesús se ha basado en el hecho de la «tumba vacía». De hecho la tumba estaba vacía, pero esa no es la verdad de la resurrección. La tumba estaba realmente vacía cuando llegaron los primeros creyentes, y este hecho, unido al de la resurrección indudable del Maestro, les hizo formular una creencia que no era cierta: que el cuerpo material y mortal de Jesús se había levantado de la sepultura. La verdad relacionada con las realidades espirituales y los valores eternos no siempre se puede construir a partir de una combinación de hechos aparentes. Aunque los hechos individuales sean materialmente ciertos, ello no implica que la asociación de una serie de hechos conduzca necesariamente a conclusiones espirituales verdaderas.
189:2.7 (2023.6) La tumba de José estaba vacía, no porque el cuerpo de Jesús hubiera sido rehabilitado o resucitado, sino porque a petición de las huestes celestiales fue desintegrado de manera especial y única: volvió «del polvo al polvo» sin la intervención del paso del tiempo ni de los procesos visibles ordinarios de descomposición mortal y putrefacción material.
189:2.8 (2024.1) Los restos mortales de Jesús pasaron por el mismo proceso natural de desintegración elemental que caracteriza a todos los cuerpos humanos en la tierra salvo en lo referente al tiempo, puesto que la disolución natural fue acelerada hasta el punto de volverse casi instantánea.
189:2.9 (2024.2) Las verdaderas pruebas de la resurrección de Miguel son de naturaleza espiritual, y sin embargo esta enseñanza está corroborada por el testimonio de muchos mortales del mundo que se encontraron con el Maestro de morontia resucitado, lo reconocieron y estuvieron en comunicación con él. Antes de despedirse finalmente de Urantia Jesús formó parte de la experiencia personal de casi mil seres humanos.
189:3.1 (2024.3) Poco después de las cuatro y media de la mañana de aquel domingo, Gabriel convocó a su lado a los arcángeles y se dispuso a inaugurar la resurrección general del final de la dispensación adánica de Urantia. Cuando la inmensa multitud de serafines y querubines implicadas en este magno acontecimiento se hubo colocado en la formación adecuada, el Miguel de morontia apareció ante Gabriel y dijo: «Así como mi Padre tiene la vida en sí mismo, le ha concedido también al Hijo tener la vida en sí mismo. Aunque aún no he reasumido plenamente el ejercicio de la jurisdicción del universo, esta limitación que me he impuesto no restringe en modo alguno el otorgamiento de la vida a mis hijos dormidos. Que empiece el llamamiento nominal de la resurrección planetaria».
189:3.2 (2024.4) Era la primera vez que el circuito de los arcángeles funcionaba desde Urantia. Gabriel y las huestes de arcángeles se trasladaron al punto de polaridad espiritual del planeta, y cuando Gabriel dio la señal, su voz relampagueó así hasta el primer mundo mansión del sistema: «¡Por orden de Miguel, que se levanten los muertos de una dispensación de Urantia!». Entonces todos los supervivientes de las razas humanas de Urantia que llevaban dormidos desde los tiempos de Adán y que aún no habían sido juzgados aparecieron en las salas de resurrección de mansonia listos para recibir la investidura morontial. Y en un instante las serafines y sus asociados se prepararon para salir hacia los mundos mansión. Lo normal hubiera sido que estas guardianas seráficas, asignadas en su día a la custodia colectiva de esos mortales supervivientes, estuvieran presentes en el momento de su despertar en las salas de resurrección de mansonia, pero estaban en Urantia porque en aquel momento era necesario que Gabriel estuviera aquí a efectos de la resurrección de Jesús en la morontia.
189:3.3 (2024.5) Desde los tiempos de Adán y Eva habían llegado a mansonia innumerables individuos, unos porque tenían guardianas seráficas personales y otros porque habían alcanzado el nivel necesario de progreso espiritual de la personalidad; también había habido muchas resurrecciones especiales y milenarias de los hijos de Urantia, pero aparte de esos casos, este era el tercer llamamiento nominal planetario o resurrección dispensacional completa. El primero tuvo lugar en el momento de la llegada del Príncipe Planetario, el segundo en tiempos de Adán, y este tercero celebraba la resurrección en la morontia —el tránsito como mortal— de Jesús de Nazaret.
189:3.4 (2024.6) Cuando el jefe de los arcángeles recibió la señal de la resurrección planetaria, el Ajustador Personalizado del Hijo del Hombre renunció a su jurisdicción sobre las huestes celestiales reunidas en Urantia y devolvió la autoridad sobre esos hijos del universo local a sus respectivos jefes. Después salió hacia Salvington para dejar constancia ante Emmanuel de la consumación del tránsito de Miguel como mortal. Todas las huestes celestiales cuyos servicios no eran necesarios en Urantia se marcharon detrás de él, pero Gabriel se quedó en Urantia con el Jesús de morontia.
189:3.5 (2025.1) Este es el relato de los acontecimientos de la resurrección de Jesús tal como los vieron los que estuvieron presentes cuando realmente ocurrieron, sin las limitaciones ni la parcialidad de la visión humana.
189:4.1 (2025.2) En cuanto a los apóstoles, no olvidemos que diez de ellos estaban en casa de Elías y María Marcos instalados en la habitación de arriba. Aquel domingo al amanecer, cuando se acercaba el momento de la resurrección de Jesús, dormían en los mismos divanes que ocuparon durante la última cena con su Maestro. Estaban todos reunidos allí menos Tomás. Tomás estuvo unos minutos con ellos cuando se reunieron el sábado a última hora, pero no pudo soportar ver a los apóstoles y recordar lo que le había ocurrido a Jesús. Recorrió a sus compañeros con la vista y se marchó inmediatamente a casa de Simón en Betfagé para ensimismarse a solas en su dolor. Todos los apóstoles sufrían, no tanto de dudas y desesperación como de miedo, dolor y vergüenza.
189:4.2 (2025.3) En casa de Nicodemo se habían reunido, además de David Zebedeo y José de Arimatea, unos doce o quince discípulos prominentes de Jesús en Jerusalén. En casa de José de Arimatea se alojaban unas quince o veinte mujeres creyentes destacadas. Como pasaron todo el sabbat solas en casa de José y no salieron ni durante el día ni por la noche, no se enteraron de que la tumba estaba vigilada por guardianes armados. Tampoco sabían que se había colocado una segunda piedra en la entrada de la tumba y que ambas se habían precintado con el sello de Pilatos.
189:4.3 (2025.4) El domingo un poco antes de las tres de la mañana, cuando empezaban a aparecer por el este los primeros signos del amanecer, cinco de estas mujeres se pusieron en camino hacia la tumba de Jesús. Habían preparado muchos ungüentos de embalsamar y llevaban muchos vendajes de lino. Querían preparar mejor el cuerpo de Jesús con los ungüentos fúnebres y envolverlo con más esmero en los nuevos vendajes.
189:4.4 (2025.5) Las mujeres que asumieron la misión de ungir el cuerpo de Jesús eran María Magdalena, María la madre de los gemelos Alfeo, Salomé la madre de los hermanos Zebedeo, Juana la esposa de Chuza y Susana la hija de Ezra de Alejandría.
189:4.5 (2025.6) Hacia las tres y media llegaron a la tumba vacía las cinco mujeres cargadas con sus ungüentos. Cuando salían por la puerta de Damasco se cruzaron con algunos soldados que entraban corriendo en la ciudad como despavoridos. Ellas se pararon unos minutos, pero al ver que no pasaba nada siguieron su camino.
189:4.6 (2025.7) Cuando vieron apartada la piedra que cerraba la tumba se asombraron muchísimo, pues habían ido comentando durante todo el camino: «¿Quién nos ayudará a mover la piedra?». Dejaron su carga en el suelo y empezaron a mirarse unas a otras sorprendidas y asustadas. Mientras estaban allí temblando de miedo, María Magdalena rodeó la piedra más pequeña y se atrevió a entrar en el sepulcro abierto. El huerto de José estaba situado en la ladera del lado este de la calzada, y la tumba también daba al este. A esa hora la luz del amanecer era suficiente para que María, al mirar hacia el sitio donde había yacido el cuerpo del Maestro, se diera cuenta de que ya no estaba. En el hueco de piedra donde depositaron a Jesús, María solo vio el paño doblado donde había reposado su cabeza y los vendajes con los que había sido envuelto intactos sobre la piedra, tal como estaban colocados antes de que las huestes celestiales retiraran el cuerpo. La sábana que lo cubría estaba al pie del nicho funerario.
189:4.7 (2026.1) María tuvo que pararse un poco en la entrada de la tumba para que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad, pero cuando por fin pudo ver que había desaparecido el cuerpo de Jesús y en su lugar solo quedaban los lienzos funerarios, dio un grito de alarma y angustia. Aquellas mujeres estaban con los nervios de punta desde que se toparon con los soldados despavoridos en la puerta de la ciudad, y al oír el angustioso grito salieron corriendo aterradas y no pararon hasta la puerta de Damasco. Entonces Juana cayó en la cuenta de que habían abandonado a María, así que animó a sus compañeras y volvieron hacia la tumba.
189:4.8 (2026.2) Cuando se acercaban al sepulcro, María Magdalena, aún más asustada al no encontrar a sus amigas cuando salió de la tumba, corrió hacia ellas y exclamó alteradísima: «¡No está ahí, se lo han llevado!». Las cinco volvieron juntas a la tumba, entraron y comprobaron que estaba vacía.
189:4.9 (2026.3) Después se sentaron en la piedra junto a la entrada para comentar la situación. No se les había ocurrido aún que Jesús hubiera resucitado. Como no habían hablado con nadie durante todo el sabbat, lo primero que se les ocurrió fue que el cuerpo habría sido trasladado a otro lugar de descanso, pero enseguida descartaron esta solución porque no explicaba la colocación ordenada de los lienzos funerarios: ¿cómo podía haber sido trasladado el cuerpo si los vendajes en los que estaba envuelto habían quedado en la misma posición y aparentemente intactos sobre la plataforma donde yació?
189:4.10 (2026.4) Cuando las cinco mujeres estaban allí sentadas a primeras horas de ese nuevo día, miraron hacia un lado y vieron a un desconocido inmóvil y silencioso. Volvieron a asustarse por un momento, pero María Magdalena, pensando que podría ser el hortelano, corrió hacia él y le preguntó: «¿A dónde habéis llevado al Maestro? ¿Dónde lo han puesto? Dínoslo para que podamos ir a buscarlo». Como el desconocido no le contestaba María se echó a llorar. Entonces Jesús preguntó a las mujeres: «¿A quién buscáis?». María respondió: «Buscamos a Jesús, que fue depositado en la tumba de José pero ya no está. ¿Sabes a dónde se lo han llevado?». Entonces Jesús dijo: «¿Acaso no os dijo ese Jesús, incluso en Galilea, que moriría pero luego resucitaría?». Estas palabras sobresaltaron a las mujeres, pero el Maestro estaba tan cambiado que no lo reconocieron vuelto de espaldas contra la escasa luz del amanecer. Mientras ellas reflexionaban sobre sus palabras, Jesús se dirigió a Magdalena y le dijo con voz familiar: «María». Al oír pronunciar su nombre en ese tono de simpatía y afectuoso saludo que tan bien conocía, supo que era la voz del Maestro y corrió a arrodillarse a sus pies exclamando: «¡Mi Señor y mi Maestro!». Todas las demás mujeres reconocieron que era el Maestro el que estaba ante ellas bajo una forma glorificada, y se arrodillaron ante él.
189:4.11 (2027.1) Aquellos ojos humanos pudieron ver la forma de morontia de Jesús gracias al ministerio especial de los transformadores y los intermedios en colaboración con ciertas personalidades de la morontia que acompañaban entonces a Jesús.
189:4.12 (2027.2) Cuando María trató de abrazarse a sus pies, Jesús le dijo: «No me toques, María, pues no soy como me conociste en la carne. Estaré con vosotros bajo esta forma durante un tiempo antes de ascender al Padre. Y ahora id todas a decir a mis apóstoles —y a Pedro— que he resucitado y que habéis hablado conmigo».
189:4.13 (2027.3) En cuanto se recuperaron de la impresión, las mujeres volvieron rápidamente a casa de Elías Marcos a contar a los diez apóstoles todo lo que les había ocurrido. Los apóstoles se mostraron muy reacios a creerlo. Al principio pensaron que las mujeres habían tenido una visión, pero cuando María Magdalena repitió las palabras que Jesús les había dicho y cuando Pedro oyó su nombre, salió corriendo de la habitación de arriba seguido de cerca por Juan para llegar cuanto antes a la tumba y verlo todo por sí mismo.
189:4.14 (2027.4) Las mujeres repitieron a los otros apóstoles la historia de su conversación con Jesús pero ellos no quisieron creer, ni tampoco quisieron ir a averiguarlo por sí mismos como Pedro y Juan.
189:5.1 (2027.5) Mientras los dos apóstoles corrían hacia el Gólgota y la tumba de José, los pensamientos de Pedro alternaban entre el miedo y la esperanza; temía encontrarse con el Maestro, pero la noticia de que Jesús le había enviado un recado especial había despertado su esperanza. Empezaba a creer que Jesús estaba realmente vivo, recordaba la promesa de que resucitaría al tercer día. Por extraño que parezca no se le había ocurrido recordar esta promesa desde la crucifixión hasta ese momento en que atravesaba Jerusalén corriendo hacia el norte. Por su parte Juan sentía brotar en su alma un extraño éxtasis de júbilo y esperanza mientras corría. Estaba medio convencido de que las mujeres habían visto realmente al Maestro resucitado.
189:5.2 (2027.6) Como Juan era más joven, adelantó a Pedro y llegó el primero a la tumba. Juan se paró en la entrada y observó el interior, que estaba tal como María lo había descrito. Poco después llegó corriendo Simón Pedro, entró y vio la misma tumba vacía con los lienzos funerarios colocados de esa forma tan especial. Después de salir Pedro entró Juan y lo comprobó todo por sí mismo. Luego se sentaron en la piedra a reflexionar sobre el significado de lo que habían visto y oído. Dieron vueltas en la cabeza a todas las cosas que les habían dicho sobre Jesús, pero no pudieron hacerse una idea clara de lo que había ocurrido.
189:5.3 (2027.7) Pedro opinaba en un primer momento que la sepultura había sido saqueada, que los enemigos habían robado el cuerpo y quizás sobornado a los guardias, pero Juan razonó que no habrían dejado la tumba tan ordenada si hubieran robado el cuerpo; además no tenía sentido que hubieran dejado atrás los vendajes y que estuvieran aparentemente intactos. Los dos volvieron a entrar en la tumba para examinar más detenidamente los lienzos funerarios. Cuando salieron de la tumba por segunda vez encontraron a María Magdalena llorando delante de la entrada. María había acudido a los apóstoles convencida de que Jesús se había levantado de la sepultura, pero cuando todos se negaron a creer en su relato se sintió abatida y desconsolada. Anhelaba volver cerca de la tumba donde creía haber oído la voz familiar de Jesús.
189:5.4 (2027.8) Cuando Pedro y Juan se marcharon María se quedó allí. Entonces el Maestro se le apareció de nuevo y le dijo: «No dudes. Ten el valor de creer en lo que has visto y oído. Vuelve a mis apóstoles y diles otra vez que he resucitado, que me apareceré a ellos y que dentro de poco iré delante de ellos a Galilea como prometí».
189:5.5 (2028.1) María volvió rápidamente a casa de Marcos a contar a los apóstoles que había hablado otra vez con Jesús, pero ellos tampoco quisieron creerlo. Sin embargo, cuando Pedro y Juan volvieron dejaron de burlarse y se llenaron de miedo y aprensión.
El libro de Urantia
Documento 190
190:0.1 (2029.1) JESÚS resucitado se propone ahora pasar un corto periodo en Urantia para experimentar la carrera ascendente en la morontia de un mortal de los mundos. Este tiempo de vida en la morontia lo va a pasar en el mundo de su encarnación mortal, pero será equivalente en todos los aspectos a la experiencia de los mortales de Satania que pasan por la vida progresiva en la morontia en los siete mundos mansión de Jerusem.
190:0.2 (2029.2) Todo este poder inherente a Jesús —la dotación de vida— que le permitió resucitar de entre los muertos es el mismo don de vida eterna que él otorga a los creyentes en el reino, y que ya ahora les asegura la resurrección de las ataduras de la muerte natural.
190:0.3 (2029.3) El día de la resurrección los mortales de los mundos se levantarán con el mismo tipo de cuerpo de transición o de morontia que tenía Jesús cuando se levantó de la tumba aquel domingo por la mañana. Esos cuerpos no tienen circulación sanguínea, y esos seres no se nutren con alimentos materiales corrientes. Sin embargo, estas formas de morontia son reales. Los diversos creyentes que vieron a Jesús después de su resurrección lo vieron realmente, no se engañaron a sí mismos con visiones o alucinaciones.
190:0.4 (2029.4) Una fe inquebrantable en la resurrección de Jesús fue la característica fundamental de todas las ramas de la primera enseñanza del evangelio. En Jerusalén, Alejandría, Antioquía y Filadelfia todos los maestros del evangelio compartían la misma fe implícita en la resurrección del Maestro.
190:0.5 (2029.5) Al considerar el papel destacado de María Magdalena en la proclamación de la resurrección del Maestro, debemos dejar constancia de que María era la portavoz principal del cuerpo de mujeres como Pedro lo era de los apóstoles. María no dirigía el colectivo de mujeres que trabajaban para el reino, pero era su maestra principal y su portavoz pública. María se había convertido en una mujer muy prudente, de modo que su atrevimiento de dirigirse a un hombre a quien había tomado por el encargado del huerto de José solo indica lo horrorizada que estaba cuando encontró la tumba vacía. La profundidad y la agonía de su amor, la plenitud de su devoción, le hicieron olvidar por un momento las restricciones convencionales que impedían a una mujer judía abordar a un desconocido.
190:1.1 (2029.6) Los apóstoles no querían que Jesús los dejara, por eso habían mostrado poco interés por sus anuncios de que moriría y sus promesas de que resucitaría. No esperaban la resurrección tal como ocurrió, y se negaron a creer hasta que se vieron confrontados a una evidencia indiscutible basada en la prueba absoluta de su propia experiencia.
190:1.2 (2030.1) Tras la negativa de los apóstoles a creer a las cinco mujeres cuando les aseguraron que habían visto a Jesús y hablado con él, María Magdalena volvió a la tumba y las demás se fueron a casa de José, donde contaron a las demás mujeres lo que les había ocurrido. Las mujeres, entre ellas la hija de José, lo creyeron. Poco después de las seis la hija de José de Arimatea y las cuatro mujeres que habían visto a Jesús fueron a casa de Nicodemo y se lo contaron todo a José, Nicodemo, David Zebedeo y los demás hombres que se habían reunido allí. Nicodemo y los demás pusieron en duda su historia; dudaban de que Jesús hubiera resucitado de entre los muertos y les parecía más probable que los judíos se hubieran llevado el cuerpo. En cambio José y David estaban dispuestos a creer a las mujeres, así que salieron corriendo a inspeccionar la tumba y lo encontraron todo como ellas lo habían descrito. Fueron los últimos en ver así el sepulcro porque a las siete y media el sumo sacerdote envió al capitán de los guardias del templo a la tumba para que se llevara los lienzos funerarios. El capitán los envolvió en la sábana de lino y los tiró por un barranco cercano.
190:1.3 (2030.2) Después de ver la tumba, David y José fueron inmediatamente a casa de Elías Marcos y subieron a la habitación de arriba para hablar con los diez apóstoles. El único que estaba dispuesto a creer, aunque con poca convicción, que Jesús había resucitado de entre los muertos era Juan Zebedeo. Pedro había creído al principio, pero empezó a tener serias dudas cuando no pudo encontrar al Maestro. Todos se inclinaban a pensar que los judíos se habían llevado el cuerpo. David no quiso discutir con ellos, solo les dijo al marcharse: «Vosotros sois los apóstoles y deberíais comprender estas cosas. No voy a discutir con vosotros, pero vuelvo ahora mismo a casa de Nicodemo donde he convocado a mis mensajeros para esta mañana. Cuando estén todos reunidos los enviaré a anunciar la resurrección del Maestro, y esta será su última misión. Oí decir al Maestro que moriría y resucitaría al tercer día. Yo le creo». Después de decir esto a los desmoralizados embajadores del reino, quien fuera por iniciativa propia su director de comunicaciones e información se despidió. Al salir de la habitación dejó caer sobre las rodillas de Mateo Leví la bolsa de Judas con todos los fondos apostólicos.
190:1.4 (2030.3) Serían las nueve y media cuando llegó a casa de Nicodemo el último de los veintiséis mensajeros. David los reunió inmediatamente en el gran patio y les habló así:
190:1.5 (2030.4) «Amigos y hermanos, me habéis servido todo este tiempo conforme al juramento que prestasteis ante mí y entre vosotros, y os tomo por testigos de que no he enviado nunca falsa información a través de vosotros. Estoy a punto de enviaros a vuestra última misión como mensajeros voluntarios del reino, y al hacerlo os liberaré de vuestro juramento y quedará disuelto este cuerpo de mensajeros. Amigos, nuestra labor ha terminado. El Maestro ya no tiene necesidad de mensajeros mortales porque ha resucitado de entre los muertos. Antes de que lo apresaran nos dijo que moriría y que resucitaría al tercer día. He visto la tumba y está vacía. He hablado con María Magdalena y otras cuatro mujeres que han hablado con Jesús. Y ahora os licencio, me despido de vosotros y os envío a vuestras respectivas misiones con este mensaje para los creyentes: ‘Jesús ha resucitado de entre los muertos. La tumba está vacía’.»
190:1.6 (2030.5) La mayoría de los presentes intentaron convencer a David de que no lo hiciera, pero fue inútil. Entonces trataron de disuadir a los mensajeros, pero ellos no quisieron atender a sus dudas. Y así, poco antes de las diez de la mañana de aquel domingo, salieron los veintiséis corredores como los primeros heraldos del hecho poderoso y la magnífica verdad de la resurrección de Jesús. Salieron a esta misión, como a tantas otras, en cumplimiento del juramento que habían hecho a David Zebedeo y entre ellos mismos. Estos hombres confiaban en David; le tomaron la palabra y emprendieron su misión sin ni siquiera pararse a hablar con las mujeres que habían visto a Jesús. La mayoría de ellos creía en lo que David les había dicho, e incluso aquellos que tenían alguna duda llevaron el mensaje con la misma certeza y rapidez que los demás.
190:1.7 (2031.1) Los apóstoles —el cuerpo espiritual del reino— se han refugiado en la habitación de arriba llenos de dudas y miedos mientras que unos laicos, liderados por un jefe valiente y eficaz, llevan a cabo el primer intento de transmitir a la sociedad el evangelio de la hermandad de los hombres. Estos mensajeros salen a proclamar que el Salvador de un mundo y de un universo ha resucitado, y acometen esta memorable tarea antes de que los representantes elegidos por el Maestro estén dispuestos a creer en su palabra o a aceptar el testimonio de los testigos oculares.
190:1.8 (2031.2) Estos veintiséis heraldos fueron enviados a casa de Lázaro en Betania y a todos los centros de creyentes, desde Beerseba en el sur hasta Damasco y Sidón en el norte, y desde Filadelfia en el este hasta Alejandría en el oeste.
190:1.9 (2031.3) Después de despedirse de sus hermanos, David fue a buscar a su madre a casa de José y salieron hacia Betania a reunirse con la familia de Jesús que estaba a la espera. David se quedó en Betania con Marta y María mientras ellas vendían sus posesiones terrenales, y luego las acompañó en su viaje a Filadelfia para reunirse con su hermano Lázaro.
190:1.10 (2031.4) La semana siguiente Juan Zebedeo llevó a María la madre de Jesús a la casa que él tenía en Betsaida. Santiago, el mayor de los hermanos menores de Jesús, se quedó con su familia en Jerusalén y Rut se quedó en Betania con las hermanas de Lázaro. El resto de la familia de Jesús volvió a Galilea. David Zebedeo se casó con Rut, la hermana menor de Jesús, a comienzos de junio y al día siguiente salió de Betania con Marta y María hacia Filadelfia.
190:2.1 (2031.5) Desde el momento de su resurrección en la morontia hasta su ascensión a las alturas en espíritu, Jesús se apareció diecinueve veces distintas bajo forma visible a sus creyentes de la tierra. No se apareció a sus enemigos ni a aquellos que no podían sacar provecho espiritual de su manifestación bajo forma visible. Hizo su primera aparición ante las cinco mujeres junto a la tumba y la segunda ante María Magdalena, también cerca de la tumba.
190:2.2 (2031.6) La tercera aparición ocurrió en Betania aquel domingo poco después del mediodía en el jardín de Lázaro. Santiago, el mayor de los hermanos menores de Jesús, estaba ante la tumba vacía del hermano resucitado de Marta y María reflexionando sobre las noticias que el mensajero de David les había traído una hora antes. Santiago siempre se había sentido inclinado a creer en la misión de su hermano mayor en la tierra, pero llevaba mucho tiempo alejado del trabajo de Jesús y tenía serias dudas sobre las afirmaciones posteriores de los apóstoles de que Jesús era el Mesías. La noticia del mensajero alarmó y desconcertó a toda la familia. Cuando Santiago estaba aún ante la tumba vacía de Lázaro, llegó a la casa María Magdalena y se puso a contar con gran emoción a la familia lo que había visto y oído a primeras horas de la mañana junto a la tumba de José. Mientras contaba estas experiencias llegó David Zebedeo con su madre. Rut, por supuesto, creyó en las palabras de María, y también creyó Judá después de haber hablado con David y Salomé.
190:2.3 (2032.1) Entonces echaron en falta a Santiago, pero él seguía en el jardín cerca de la tumba. De pronto sintió una presencia cercana como si alguien le hubiera tocado el hombro, y cuando se volvió vio aparecer a su lado una forma extraña. Estaba demasiado asombrado para hablar y demasiado asustado para huir. Entonces la extraña forma dijo: «Santiago, vengo a llamarte al servicio del reino. Únete sinceramente a tus hermanos y sígueme». Cuando Santiago oyó decir su nombre supo que el que había hablado era Jesús, su hermano mayor. Todos tenían más o menos dificultades para reconocer la forma de morontia del Maestro, en cambio casi todos reconocían perfectamente su voz y podían identificar sin problema su encantadora personalidad en cuanto empezaba a comunicarse con ellos.
190:2.4 (2032.2) En cuanto Santiago se dio cuenta de que Jesús se estaba dirigiendo a él, hizo ademán de arrodillarse y exclamó: «Padre mío y hermano mío», pero Jesús le pidió que siguiera de pie mientras hablaban. Pasearon por el jardín y hablaron durante casi tres minutos. Hablaron de las experiencias del pasado y del futuro próximo. Cuando se acercaban a la casa Jesús dijo: «Adiós, Santiago; pronto os saludaré a todos juntos».
190:2.5 (2032.3) Santiago entró corriendo en la casa mientras los demás lo estaban buscando en Betfagé, y exclamó: «Acabo de ver a Jesús y he hablado con él, he charlado con él. ¡No está muerto, ha resucitado! Al desaparecer me ha dicho: ‘Adiós, pronto os saludaré a todos juntos’». En cuanto terminó de hablar regresó Judá, y Santiago volvió a contar su encuentro con Jesús en el jardín para que lo oyera su hermano, y todos empezaron a creer en la resurrección de Jesús. Entonces Santiago anunció que no volvería a Galilea, y David exclamó: «No solo lo ven mujeres emocionadas, sino que han empezado a verlo hombres hechos y derechos. Espero verlo yo también».
190:2.6 (2032.4) David no tuvo que esperar mucho tiempo, pues la cuarta aparición de Jesús ante ojos mortales ocurrió poco antes de las dos en la misma casa de Marta y María. El Maestro se apareció de manera visible a su familia terrenal y los amigos de la familia, veinte personas en total. El Maestro apareció en la puerta trasera de la casa, que estaba abierta, y dijo: «La paz sea con vosotros. Saludos a los que estuvisteis cerca de mí en la carne y fraternidad para mis hermanos y hermanas en el reino de los cielos. ¿Cómo habéis podido dudar? ¿Por qué habéis tardado tanto en decidiros a seguir de todo corazón la luz de la verdad? Venid pues todos a la fraternidad del Espíritu de la Verdad en el reino del Padre». Y cuando empezaron a recuperarse de la impresión y a acercarse a él como para abrazarlo, desapareció de su vista.
190:2.7 (2032.5) Todos querían ir corriendo a la ciudad a contar lo que había ocurrido a los escépticos apóstoles, pero Santiago lo impidió. Solo permitió a María Magdalena volver a casa de José. Mientras hablaban en el jardín Jesús había dicho ciertas cosas que indujeron a Santiago a prohibir que se publicara esta visita en la morontia fuera de allí. Pero Santiago no reveló nunca nada más de su conversación con el Maestro resucitado en casa de Lázaro en Betania.
190:3.1 (2033.1) La quinta manifestación de Jesús en la morontia ante los ojos de los mortales ocurrió en presencia de unas veinticinco mujeres creyentes reunidas en casa de José de Arimatea hacia las cuatro y cuarto de la tarde de aquel mismo domingo. María Magdalena había vuelto a casa de José unos minutos antes de esta aparición. Aunque Santiago, el hermano de Jesús, había ordenado que no se dijera nada a los apóstoles sobre la aparición del Maestro en Betania, María estaba autorizada a informar de este acontecimiento a sus hermanas creyentes, así que les hizo prometer a todas que guardarían el secreto y les empezó a contar lo que acababa de ver en Betania con la familia de Jesús. Cuando estaba en medio de su apasionante relato, se hizo de pronto un silencio solemne y apareció entre ellas la forma claramente visible de Jesús resucitado que les dirigió estas palabras: «La paz sea con vosotras. En la fraternidad del reino no habrá ni judíos ni gentiles, ni ricos ni pobres, ni libres ni esclavos, ni hombres ni mujeres. Vosotras también estáis llamadas a divulgar la buena nueva de la liberación de la humanidad a través del evangelio de la filiación con Dios en el reino de los cielos. Id por todo el mundo proclamando este evangelio y confirmando la fe de los creyentes en él. Y mientras lo hacéis, no os olvidéis de atender a los enfermos y fortalecer a los que temen y a los que tiemblan. Estaré siempre con vosotras hasta los confines mismos de la tierra». Después de decir esto desapareció de su vista mientras las mujeres caían de bruces y adoraban en silencio.
190:3.2 (2033.2) De las cinco apariciones de Jesús en la morontia ocurridas hasta ese momento, María Magdalena había presenciado cuatro.
190:3.3 (2033.3) A raíz de la actuación de los mensajeros a media mañana y de algunas filtraciones involuntarias procedentes de casa de José sobre la aparición de Jesús, llegó a oídos de los dirigentes de los judíos que se había corrido por la ciudad que Jesús había resucitado y que muchos aseguraban haberlo visto. Estos rumores pusieron muy nerviosos a los miembros del Sanedrín. Tras una rápida consulta con Anás, Caifás convocó una reunión del Sanedrín para las ocho de la tarde, y en ella se tomó la decisión de expulsar de las sinagogas a toda persona que mencionara la resurrección de Jesús. Se sugirió incluso condenar a muerte a todo el que afirmara haberlo visto, pero no se llegó a votar esta propuesta porque la reunión se disolvió en medio de una confusión rayana en el pánico. Se habían atrevido a pensar que habían acabado con Jesús y ahora estaban a punto de descubrir que sus problemas reales con el hombre de Nazaret no hacían sino empezar.
190:4.1 (2033.4) Hacia las cuatro y media el Maestro hizo su sexta aparición en la morontia ante unos cuarenta creyentes griegos que estaban reunidos en casa de un tal Flavio con todas las puertas cerradas. Mientras comentaban las noticias de la resurrección, el Maestro se manifestó en medio de ellos y les dijo: «La paz sea con vosotros. Aunque el Hijo del Hombre apareció en la tierra entre los judíos, vino a aportar su ministerio a todos los hombres. En el reino de mi Padre no habrá ni judíos ni gentiles. Todos seréis hermanos, hijos de Dios. Id pues al mundo entero a proclamar este evangelio de salvación que habéis recibido de los embajadores del reino, y yo os recibiré en la comunión de la hermandad de los hijos del Padre por la fe y la verdad». Tras este encargo se despidió y no volvieron a verlo. Se quedaron en la casa toda la tarde, pues estaban demasiado sobrecogidos para atreverse a salir y ninguno durmió esa noche; se quedaron hablando sobre estas cosas con la esperanza de que el Maestro volviera a visitarlos. Entre estos griegos había muchos de los que estaban en Getsemaní cuando los soldados arrestaron a Jesús y Judas lo traicionó con un beso.
190:4.2 (2034.1) Los rumores de la resurrección de Jesús y las noticias de numerosas apariciones a sus seguidores se están difundiendo rápidamente y crece el nerviosismo en toda la ciudad. El Maestro se ha aparecido ya a su familia, a las mujeres y a los griegos, y dentro de poco se va a manifestar a los apóstoles. El Sanedrín no tardará en encarar los nuevos problemas que se ciernen inesperadamente sobre los dirigentes judíos. Jesús piensa mucho en sus apóstoles, pero antes de visitarlos quiere que pasen unas horas más de reflexión y meditación.
190:5.1 (2034.2) Unos once kilómetros al oeste de Jerusalén vivían en Emaús dos hermanos pastores que habían pasado la semana de la Pascua en Jerusalén asistiendo a los sacrificios, las ceremonias y las fiestas. El mayor, Cleofás, creía parcialmente en Jesús o al menos había sido expulsado de la sinagoga. Su hermano Jacobo no era creyente pero estaba muy interesado por lo que había oído sobre las enseñanzas y las obras del Maestro.
190:5.2 (2034.3) Aquel domingo los dos hermanos volvían a Emaús por la calzada de Jerusalén, y hacia las cinco de la tarde habrían caminado ya unos cinco kilómetros. Iban hablando muy seriamente sobre Jesús, sus enseñanzas, sus obras y muy especialmente sobre los rumores de que su tumba estaba vacía y de que ciertas mujeres habían hablado con él. Cleofás estaba bastante dispuesto a creerse esas noticias, pero Jacobo insistía en que se trataba probablemente de un montaje. Mientras discutían así de camino a su casa, la manifestación de Jesús en la morontia, su séptima aparición, se puso a andar a su lado. Cleofás había oído mucho enseñar a Jesús y había comido con él varias veces en casas de creyentes de Jerusalén, pero no reconoció al Maestro, ni siquiera cuando les habló abiertamente.
190:5.3 (2034.4) Después de caminar con ellos un corto trecho, Jesús preguntó: «¿De qué hablabais con tanto interés cuando me acerqué a vosotros?». Ellos se pararon tristemente sorprendidos y Cleofás le dijo: «¿Eres tú el único visitante de Jerusalén que no sabes las cosas que han sucedido estos días?». Entonces el Maestro preguntó: «¿Qué cosas?». Cleofás respondió: «Si no te has enterado de esas cosas, eres el único de Jerusalén que no ha oído los rumores sobre Jesús de Nazaret, que fue un profeta poderoso en obra y en palabra ante Dios y ante todo el pueblo. Los jefes de los sacerdotes y nuestros dirigentes lo entregaron a los romanos y exigieron que lo crucificaran. Muchos de nosotros esperábamos que fuera él quien liberara a Israel del yugo de los gentiles. Pero eso no es todo. Hace tres días que fue crucificado, y ciertas mujeres nos han sorprendido declarando que fueron a su tumba esta madrugada y la encontraron vacía. Estas mismas mujeres insisten en que han hablado con ese hombre y dicen que ha resucitado de entre los muertos. Y cuando las mujeres informaron de esto a los hombres, dos de sus apóstoles corrieron a la tumba y también la encontraron vacía». Aquí Jacobo interrumpió a su hermano para decir: «pero no vieron a Jesús».
190:5.4 (2035.1) Siguieron caminando y Jesús les dijo: «¡Cuán lentos sois para comprender la verdad! Si hablabais de las obras y enseñanzas de ese hombre quizá pueda yo iluminaros porque conozco bien esas enseñanzas. ¿No recordáis que ese Jesús enseñó siempre que su reino no era de este mundo y que todos los hombres, al ser hijos de Dios, encontrarían libertad e independencia en la alegría espiritual de la hermandad de servicio por amor en el nuevo reino de la verdad del amor del Padre celestial? ¿No recordáis que ese Hijo del Hombre proclamó la salvación de Dios para todos los hombres mientras atendía a enfermos y afligidos y liberaba a los que estaban encadenados por el miedo y esclavizados por el mal? ¿No sabéis que ese hombre de Nazaret dijo a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para ser entregado a sus enemigos que le darían muerte, y que resucitaría al tercer día? ¿No os han dicho todo esto? ¿Y no habéis leído nunca el pasaje de las Escrituras que habla sobre este día de salvación para judíos y gentiles donde se dice que en él todas las familias de la tierra serán benditas, que él escuchará el grito de los necesitados y salvará las almas de los pobres que lo buscan y que todas las naciones lo llamarán bendito? Que ese Libertador será como la sombra de una gran roca en una tierra agotada. Que alimentará al rebaño como un verdadero pastor y reunirá a las ovejas en sus brazos y las llevará tiernamente en su seno. Que abrirá los ojos de los ciegos de espíritu y sacará a los presos de la desesperación a la plena luz y a la libertad, que todos los que están en la oscuridad verán la gran luz de la salvación eterna. Que curará a los que tienen el corazón destrozado, proclamará la libertad a los cautivos del pecado y abrirá la prisión a los que están esclavizados por el miedo y encadenados por el mal. Que confortará a los afligidos y les concederá la alegría de la salvación en lugar de tristeza y pesadumbre. Que será el deseo de todas las naciones y la alegría perpetua de los que buscan la rectitud. Que ese Hijo de la verdad y la rectitud se alzará sobre el mundo con luz curativa y poder salvador e incluso que salvará a su pueblo de sus pecados, que buscará y salvará realmente a los que están perdidos. Que no destruirá a los débiles sino que dará la salvación a todos los que tienen hambre y sed de rectitud. Que los que creen en él tendrán la vida eterna. Que derramará su espíritu sobre toda carne y que este Espíritu de la Verdad será en cada creyente un pozo de agua que manará hasta la vida eterna. ¿No habéis comprendido la grandeza del evangelio del reino que este hombre os ha traído? ¿No os dais cuenta de la grandeza de la salvación que ha llegado a vosotros?».
190:5.5 (2035.2) Para entonces ya habían llegado a la aldea donde vivían estos hermanos. Desde que Jesús empezó a enseñarles por el camino, ninguno de los dos había dicho una palabra. Se pararon delante de su humilde morada, y cuando Jesús iba a despedirse de ellos para seguir por la carretera le insistieron en que entrara y se quedara con ellos porque era casi de noche. Al final Jesús accedió, y poco después de entrar en la casa se sentaron a comer. Le dieron el pan para que lo bendijera y cuando empezó a partirlo para dárselo a los hermanos, se les abrieron los ojos y Cleofás reconoció que su invitado era el propio Maestro. Pero cuando dijo: «Es el Maestro...», el Jesús de morontia desapareció de su vista.
190:5.6 (2036.1) Entonces se dijeron el uno al otro: «¡¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba por el camino y abría nuestro entendimiento a las enseñanzas de las Escrituras?!».
190:5.7 (2036.2) No perdieron tiempo en comer. Habían visto al Maestro de morontia y salieron corriendo de la casa para volver rápidamente a Jerusalén y difundir la buena nueva del Salvador resucitado.
190:5.8 (2036.3) Hacia las nueve de aquella noche, justo antes de que el Maestro se apareciera a los diez, los dos hermanos irrumpieron entusiasmados en la habitación de arriba donde estaban los apóstoles y declararon que habían visto a Jesús y hablado con él. Les contaron todo lo que Jesús había dicho y cómo no se habían dado cuenta de quién era hasta el momento de partir el pan.
El libro de Urantia
Documento 191
191:0.1 (2037.1) EL DOMINGO de resurrección fue un día terrible en la vida de los apóstoles; diez de ellos pasaron la mayor parte del día en la habitación de arriba con las puertas atrancadas. Podrían haber huido de Jerusalén pero temían ser arrestados por los agentes del Sanedrín si los encontraban fuera. Tomás rumiaba a solas sus problemas en Betfagé. Le habría ido mejor si se hubiera quedado con sus compañeros apóstoles, y los habría ayudado a dirigir sus conversaciones por vías más provechosas.
191:0.2 (2037.2) Juan estuvo insistiendo durante todo el día en que Jesús había resucitado de entre los muertos. Recordó que el Maestro había afirmado por lo menos cinco veces que resucitaría, y al menos en tres de ellas había aludido al tercer día. La actitud de Juan tuvo una influencia considerable en ellos, sobre todo en su hermano Santiago y en Natanael, y habría influido más si Juan no hubiera sido el más joven del grupo.
191:0.3 (2037.3) Los problemas de los apóstoles tenían mucho que ver con su aislamiento. Juan Marcos los mantenía al corriente de lo que sucedía alrededor del templo y les informaba de los muchos rumores que se extendían por la ciudad, pero no se le ocurrió llevarles noticias de los distintos grupos de creyentes a quienes ya se les había aparecido Jesús. Este era el tipo de servicio que habían prestado hasta entonces los mensajeros de David, pero ahora estaban todos dedicados a su última misión de proclamar la resurrección a los grupos de creyentes que vivían lejos de Jerusalén. Por primera vez en todos estos años los apóstoles se dieron cuenta de hasta qué punto habían dependido de los mensajeros de David para su información diaria sobre los asuntos del reino.
191:0.4 (2037.4) Como era habitual en él, Pedro pasó todo el día oscilando emocionalmente entre la fe y la duda sobre la resurrección del Maestro. Pedro no podía librarse de la imagen de los lienzos funerarios colocados sobre la tumba como si el cuerpo de Jesús se hubiera evaporado desde dentro, pero se decía: «Si ha resucitado y puede mostrarse a las mujeres, ¿por qué no se muestra a nosotros, sus apóstoles?», y se entristecía pensando que quizás Jesús no venía a ellos porque entre los apóstoles estaba él, que lo había negado aquella noche en el patio de Anás. Luego se animaba con el recado que habían traído las mujeres: «Id y decid a mis apóstoles, y a Pedro...», pero para animarse con este mensaje tenía que creer que las mujeres habían visto y oído realmente al Maestro resucitado. Y así estuvo alternando entre la fe y la duda durante todo el día hasta que decidió salir al patio poco después de las ocho. Como había negado al Maestro, Pedro pensó alejarse de los apóstoles para no impedir con su presencia que Jesús fuera a ellos.
191:0.5 (2037.5) Santiago Zebedeo propuso al principio que todos fueran a la tumba; estaba decidido a hacer algo para llegar al fondo del misterio. Fue Natanael quien les impidió que se dejaran ver en público frente a la insistencia de Santiago, y lo hizo recordándoles la advertencia de Jesús de que no arriesgaran innecesariamente la vida en esos momentos. Hacia el mediodía Santiago se había instalado con los demás en una vigilante espera. Habló muy poco; estaba tremendamente decepcionado de que Jesús no apareciera ante ellos, y eso que no sabía nada de las muchas apariciones del Maestro a otras personas y otros colectivos.
191:0.6 (2038.1) Andrés escuchó mucho ese día. Estaba hecho un mar de dudas y sumido en el desconcierto, pero al menos disfrutaba de cierta sensación de libertad desde que no tenía la responsabilidad de guiar a sus compañeros apóstoles. Estaba verdaderamente agradecido al Maestro por haberlo liberado del peso del liderazgo antes de que cayeran en estas horas de turbación.
191:0.7 (2038.2) Más de una vez durante las largas y tediosas horas de aquel trágico día, el único apoyo moral del grupo fueron los frecuentes consejos de Natanael con su filosofía característica. Él fue realmente el elemento estabilizador de los diez durante todo el día. No dijo ni una sola vez si creía o no en la resurrección del Maestro, pero con el paso de las horas se fue inclinando cada vez más a creer que Jesús había cumplido su promesa de resucitar.
191:0.8 (2038.3) Simón Zelotes estaba demasiado hundido para participar en las conversaciones. Pasó la mayor parte del tiempo tumbado en un diván cara a la pared en una esquina de la habitación. No llegó a hablar ni media docena de veces en todo el día. Su concepto del reino se había derrumbado y no veía que la resurrección del Maestro pudiera cambiar materialmente la situación. Su decepción era muy personal y demasiado profunda como para poderla superar a corto plazo, ni siquiera ante un hecho tan formidable como la resurrección.
191:0.9 (2038.4) Por extraño que parezca, Felipe, habitualmente silencioso, habló mucho esa tarde. Durante la mañana tuvo poco que decir pero estuvo toda la tarde haciendo preguntas a los demás apóstoles. A Pedro le irritaron muchas de las preguntas de Felipe, en cambio los demás las tomaron con buen humor. Felipe tenía especial deseo de saber, suponiendo que Jesús hubiera salido realmente de la tumba, si su cuerpo llevaría las marcas físicas de la crucifixión.
191:0.10 (2038.5) Mateo estaba sumamente confuso; escuchaba las conversaciones de sus compañeros, pero pasó la mayor parte del tiempo dando vueltas en la cabeza al problema de la futura financiación del grupo. Dejando aparte la supuesta resurrección de Jesús, Judas ya no estaba, David le había entregado los fondos sin ceremonias y no tenían un líder con autoridad. Antes de que Mateo se hubiera puesto a considerar seriamente los argumentos de los demás sobre la resurrección, ya había visto al Maestro cara a cara.
191:0.11 (2038.6) Los gemelos Alfeo participaron muy poco en estas serias conversaciones, ya estaban bastante ocupados con sus labores habituales. Uno de ellos expresó la actitud de ambos cuando dijo en respuesta a una pregunta de Felipe: «No entendemos esto de la resurrección, pero nuestra madre dice que ha hablado con el Maestro y nosotros la creemos».
191:0.12 (2038.7) Tomás estaba en una de sus típicas rachas de depresión desesperanzada. Pasó una parte del día durmiendo y la otra paseando por las colinas. Sentía el impulso de reunirse con los demás apóstoles, pero pudo más el deseo de estar solo.
191:0.13 (2038.8) El Maestro pospuso su primera aparición a los apóstoles en la morontia por varias razones. Primero, quería que después de oír hablar de su resurrección tuvieran tiempo para reflexionar bien sobre lo que él les había dicho sobre su muerte y su resurrección cuando aún estaba con ellos en la carne. El Maestro quería que Pedro superara algunas de sus dificultades personales antes de manifestarse a todos ellos. En segundo lugar, deseaba que Tomás estuviera con ellos en el momento de su primera aparición. El domingo por la mañana temprano Juan Marcos localizó a Tomás en casa de Simón en Betfagé y se lo comunicó a los apóstoles alrededor de las once. Tomás habría vuelto con ellos ese día en cualquier momento si Natanael u otros dos apóstoles hubieran ido a buscarlo. Estaba deseando volver, pero después de haberlos dejado como lo hizo la noche anterior, el orgullo le impedía volver tan pronto por iniciativa propia. Al día siguiente estaba tan deprimido que necesitó casi una semana para decidirse a regresar. Los apóstoles lo esperaban y él esperaba que sus hermanos fueran a pedirle que volviera con ellos. Y así, Tomás estuvo alejado de sus compañeros hasta el sábado siguiente cuando Pedro y Juan fueron a Betfagé tras la puesta del sol y se lo llevaron con ellos. Esta es también la razón por la que no fueron inmediatamente a Galilea después de la primera aparición de Jesús, porque no querían irse sin Tomás.
191:1.1 (2039.1) Cerca de las ocho y media de la noche de aquel domingo, Jesús se apareció a Simón Pedro en el jardín de la casa de Marcos. Era su octava manifestación en la morontia. Desde que negara al Maestro, Pedro había vivido con una pesada carga de dudas y culpabilidad. Toda la jornada del sábado y del domingo había estado luchando contra el miedo a haber dejado de ser, quizás, un apóstol. Se horrorizó ante la suerte de Judas y llegó a pensar que él también había traicionado a su Maestro. Estuvo pensando toda esa tarde que su presencia entre los apóstoles podría estar impidiendo que Jesús se apareciera a ellos (siempre y cuando, claro está, hubiera resucitado realmente de entre los muertos). En este estado de mente y ánimo se encontraba Pedro cuando se le apareció Jesús mientras el desolado apóstol vagaba entre las flores y los arbustos.
191:1.2 (2039.2) Pedro pensaba en la mirada amante del Maestro cuando pasó ante él en el porche de Anás y se repetía una y otra vez el maravilloso mensaje que le habían traído aquella mañana temprano las mujeres que volvían de la tumba vacía: «Id y decid a mis apóstoles, y a Pedro...», y al contemplar estas muestras de misericordia su fe empezó a triunfar sobre sus dudas, se detuvo apretando los puños y dijo en voz alta: «Creo que ha resucitado de entre los muertos y voy a decírselo a mis hermanos». En cuanto pronunció estas palabras apareció ante él la forma de un hombre que le dijo en un tono de voz familiar: «Pedro, el enemigo deseaba tenerte pero yo no he querido renunciar a ti. Sabía que no me habías repudiado con el corazón, por eso te perdoné antes incluso de que me lo pidieras, pero ahora debes dejar de pensar en ti mismo y en los problemas de este momento y prepararte para llevar la buena nueva del evangelio a los que están en las tinieblas. Ya no debe importarte lo que puedas obtener del reino; preocúpate más bien por lo que puedas dar a los que viven sumidos en la pobreza espiritual. Prepárate, Simón, para la batalla de un nuevo día, para la lucha contra las tinieblas espirituales y las dudas malignas de la mente natural del hombre».
191:1.3 (2039.3) Pedro y el Jesús de morontia pasearon por el jardín y hablaron de cosas pasadas, presentes y futuras durante casi cinco minutos. Entonces el Maestro desapareció de su vista diciendo: «Adiós, Pedro, hasta que te vuelva a ver con tus hermanos».
191:1.4 (2039.4) Por un momento Pedro quedó abrumado al darse cuenta de que había hablado con el Maestro resucitado y de que podía estar seguro de seguir siendo un embajador del reino. Acababa de oír al Maestro glorificado exhortarle a seguir predicando el evangelio. Con el corazón desbordante subió corriendo a la habitación de arriba y exclamó jadeando de emoción ante sus compañeros apóstoles: «He visto al Maestro; estaba en el jardín. He hablado con él y me ha perdonado».
191:1.5 (2040.1) La declaración de Pedro de que había visto a Jesús en el jardín causó una profunda impresión en sus compañeros apóstoles, y estaban ya casi dispuestos a abandonar sus dudas cuando Andrés se levantó y les advirtió que no se dejaran influir demasiado por el relato de su hermano. Andrés dio a entender que Pedro ya había visto antes cosas que no eran reales. Andrés no mencionó directamente la visión nocturna en el mar de Galilea en la que Pedro aseguró haber visto al Maestro caminar hacia ellos sobre el agua, pero lo que dijo fue suficiente para dejar ver a todos los presentes que se refería a ese episodio. Simón Pedro, muy dolido por las insinuaciones de su hermano, se sumió inmediatamente en un abatido silencio. Los gemelos se apenaron mucho por Pedro y se acercaron a él para expresarle su simpatía, decirle que ellos sí le creían y volver a afirmar que su propia madre también había visto al Maestro.
191:2.1 (2040.2) Poco después de las nueve de esa noche, cuando Cleofás y Jacobo se hubieron marchado, mientras los gemelos Alfeo consolaban a Pedro y Natanael reprendía a Andrés, y los diez apóstoles estaban reunidos en la sala de arriba con todas las puertas cerradas con cerrojo por miedo a ser arrestados, el Maestro apareció de pronto entre ellos bajo su forma de morontia y dijo: «La paz sea con vosotros. ¿Por qué os asustáis tanto cuando aparezco, como si hubierais visto a un espíritu? ¿No os hablé de estas cosas cuando estaba entre vosotros en la carne? ¿No os dije que los jefes de los sacerdotes y los dirigentes me entregarían para ser ejecutado, que uno de vosotros me traicionaría y que resucitaría al tercer día? Entonces, ¿por qué dudáis y debatís sobre los testimonios de las mujeres, de Cleofás y Jacobo, e incluso de Pedro? ¿Hasta cuándo dudaréis de mis palabras y os negaréis a creer en mis promesas? Y ahora que me estáis viendo, ¿creeréis? Incluso ahora, uno de vosotros está ausente. Cuando volváis a estar reunidos y todos sepáis con certeza que el Hijo del Hombre se ha levantado de la sepultura, id de aquí a Galilea. Tened fe en Dios, tened fe los unos en los otros y así entraréis en el nuevo servicio del reino de los cielos. Yo me quedaré en Jerusalén con vosotros hasta que estéis preparados para ir a Galilea. Mi paz os dejo».
191:2.2 (2040.3) Tras estas palabras el Jesús de morontia se desvaneció en un instante y todos cayeron de bruces alabando a Dios y venerando a su desaparecido Maestro. Esta fue la novena aparición del Maestro en la morontia.
191:3.1 (2040.4) Jesús pasó todo el día siguiente, lunes, con las criaturas de morontia que estaban entonces en Urantia. Habían venido a Urantia a participar en la experiencia de transición del Maestro en la morontia más de un millón de directores de la morontia y sus asociados, junto con mortales de transición de diversos órdenes procedentes de los siete mundos mansión de Satania. El Jesús de morontia residió cuarenta días con estas espléndidas inteligencias. Los instruyó y aprendió de sus directores la vida de transición en la morontia tal como la viven los mortales de los mundos habitados de Satania cuando pasan por las esferas de la morontia del sistema.
191:3.2 (2041.1) Alrededor de la medianoche de ese lunes la forma de morontia del Maestro fue ajustada para la transición a la segunda etapa de progresión en la morontia. La siguiente vez que se apareció a sus hijos mortales de la tierra era un ser de morontia de segunda etapa. A medida que el Maestro progresaba en su carrera en la morontia, las inteligencias de la morontia y sus colaboradores en materia de transformación iban encontrando cada vez más dificultades técnicas para hacer visible al Maestro a los ojos materiales de los mortales.
191:3.3 (2041.2) Jesús hizo el tránsito a la tercera etapa de la morontia el viernes 14 de abril; a la cuarta el lunes 17; a la quinta el sábado 22; a la sexta el jueves 27; a la séptima el martes 2 de mayo; a la ciudadanía de Jerusem el domingo 7, y entró en el abrazo de los Altísimos de Edentia el domingo 14.
191:3.4 (2041.3) Miguel de Nebadon consumó así su servicio de experiencia en el universo, puesto que ya había experimentado plenamente en sus otorgamientos anteriores la vida de los mortales ascendentes del tiempo y el espacio desde la estancia en la sede de la constelación hasta incluso llegar al servicio en la sede del superuniverso y pasar por él. Mediante estas mismas experiencias en la morontia, el Hijo Creador de Nebadon finalizó realmente y terminó aceptablemente su séptimo y último otorgamiento en el universo.
191:4.1 (2041.4) La décima manifestación de Jesús en la morontia ante ojos mortales ocurrió el martes 11 de abril poco después de las ocho en Filadelfia, donde se mostró a Abner, a Lázaro y a unos ciento cincuenta de sus compañeros, entre ellos más de cincuenta miembros del cuerpo evangélico de los setenta. Esta aparición se produjo justo después de empezar una reunión especial en la sinagoga convocada por Abner para hablar de la crucifixión de Jesús y del relato más reciente de la resurrección que había traído un mensajero de David. Dado que Lázaro resucitado era ahora miembro de este grupo de creyentes, no les resultaba difícil creer el relato de que Jesús había resucitado de entre los muertos.
191:4.2 (2041.5) Abner y Lázaro, de pie en el púlpito de la sinagoga, estaban abriendo juntos la reunión cuando toda la asamblea de creyentes vio aparecer súbitamente la forma del Maestro. Avanzó unos pasos desde donde había aparecido entre Abner y Lázaro, que no lo habían visto, saludó a la audiencia y dijo:
191:4.3 (2041.6) «La paz sea con vosotros. Todos sabéis que tenemos un Padre en el cielo y que no hay más que un evangelio del reino: la buena nueva del regalo de la vida eterna que los hombres reciben por la fe. Mientras os regocijáis en vuestra lealtad al evangelio, rogad al Padre de la verdad que derrame sobre vuestro corazón un amor nuevo y más grande por vuestros hermanos. Habéis de amar a todos los hombres como yo os he amado, habéis de servir a todos los hombres como yo os he servido. Aceptad como compañeros con simpatía comprensiva y afecto fraternal a todos vuestros hermanos que se dedican a la proclamación de la buena nueva, ya sean judíos o gentiles, griegos o romanos, persas o etíopes. Juan proclamó el reino anticipadamente, vosotros habéis predicado el evangelio con autoridad, los griegos enseñan ya la buena nueva y pronto voy a enviar el Espíritu de la Verdad a las almas de todos estos hermanos míos que han dedicado sus vidas tan generosamente a iluminar a sus semejantes sumidos en la oscuridad espiritual. Sois todos hijos de la luz, no tropecéis pues en los enredos de los malentendidos causados por la desconfianza de los mortales y la intolerancia de los hombres. Si la gracia de la fe os ennoblece como para amar a los no creyentes, ¿no deberíais amar igualmente a los que son vuestros compañeros creyentes en la gran familia de la fe? Recordad que en la medida en que os améis los unos a los otros, sabrán todos los hombres que sois mis discípulos.
191:4.4 (2042.1) «Id pues por todo el mundo a proclamar este evangelio de la paternidad de Dios y la hermandad de los hombres a todas las naciones y a todas las razas, y sed siempre prudentes al elegir los métodos para presentar la buena nueva a las diferentes razas y tribus de la humanidad. Habéis recibido este evangelio del reino en abundancia y daréis en abundancia la buena nueva a todas las naciones. No temáis que el mal se os resista pues yo estoy siempre con vosotros hasta el fin de los tiempos. Mi paz os dejo.»
191:4.5 (2042.2) Y cuando dijo «Mi paz os dejo» se desvaneció de su vista. Con la excepción de una de sus apariciones en Galilea, en la que lo vieron al mismo tiempo más de quinientos creyentes, este grupo de Filadelfia contenía el mayor número de mortales que lo vieron en una misma ocasión.
191:4.6 (2042.3) A la mañana siguiente temprano, mientras los apóstoles seguían en Jerusalén a la espera de que Tomás se recuperara emocionalmente, estos creyentes de Filadelfia salieron a proclamar que Jesús de Nazaret había resucitado de entre los muertos.
191:4.7 (2042.4) Jesús pasó todo el día siguiente, miércoles, con sus compañeros de morontia. A media tarde recibió la visita de delegados de morontia procedentes de los mundos mansión de todos los sistemas locales de esferas habitadas de la constelación de Norlatiadek, y todos se regocijaron de conocer a su Creador como uno de su propio orden de inteligencias del universo.
191:5.1 (2042.5) Tomás pasó una semana solitaria consigo mismo en las colinas de los alrededores del Olivete. Durante ese tiempo solo vio a los que estaban en casa de Simón y a Juan Marcos. El sábado 15 de abril hacia las nueve, los dos apóstoles lo encontraron y se lo llevaron de vuelta a su lugar de reunión en casa de Marcos. Al día siguiente Tomás escuchó el relato de las diversas apariciones del Maestro, pero se negó rotundamente a creer. Mantenía que Pedro les había entusiasmado con la idea de haber visto al Maestro. Natanael razonó con él, pero no sirvió de nada. Había una testarudez emocional asociada a su tendencia habitual a dudar, y este estado de la mente, unido a su disgusto por haber huido de ellos, conspiraban para crear una situación de aislamiento que ni el propio Tomás entendía del todo. Se había apartado de sus compañeros, había seguido su propio camino y ahora, aunque había vuelto con ellos, tendía inconscientemente a adoptar una actitud de desacuerdo. Le costaba rendirse, no le gustaba ceder. Aunque no era su intención, disfrutaba realmente con la atención que le prestaban. Los esfuerzos de todos sus compañeros por convencerlo y por hacerle cambiar le producían cierta satisfacción inconsciente. Después de haberlos echado de menos durante toda una semana, se sentía muy complacido por sus continuas atenciones.
191:5.2 (2042.6) Estaban cenando poco después de las seis con Tomás sentado entre Pedro y Natanael, cuando el apóstol que dudaba dijo: «Si no veo al Maestro con mis propios ojos y no pongo mi dedo en la marca de los clavos no creeré». Cuando estaban así sentados cenando, con las puertas bien cerradas y atrancadas, el Maestro de morontia apareció de pronto en el interior de la curvatura de la mesa y poniéndose directamente ante Tomás, dijo:
191:5.3 (2043.1) «La paz sea con vosotros. He esperado toda una semana hasta poder aparecer cuando estuvierais todos presentes para que oyerais una vez más la comisión de ir por todo el mundo a predicar este evangelio del reino. Os lo repito: como el Padre me envió al mundo, os envío yo a vosotros. Como yo he revelado al Padre, revelaréis vosotros el amor divino, no solo con palabras sino en vuestra vida diaria. Os envío, no para que améis las almas de los hombres, sino para que améis a los hombres. No solo proclamaréis las alegrías del cielo, sino que manifestaréis además estas realidades de espíritu de la vida divina en vuestra experiencia diaria, puesto que ya tenéis la vida eterna como don de Dios por la fe. Cuando tengáis fe, cuando el poder de lo alto, el Espíritu de la Verdad, haya venido a vosotros, no ocultaréis vuestra luz aquí detrás de unas puertas cerradas sino que daréis a conocer el amor y la misericordia de Dios a toda la humanidad. Ahora huis de los hechos de una experiencia desagradable por miedo, pero cuando hayáis sido bautizados en el Espíritu de la Verdad saldréis alegre y valerosamente al encuentro de las nuevas experiencias de proclamar la buena nueva de la vida eterna en el reino de Dios. Podéis quedaros aquí y en Galilea durante un breve periodo mientras os recuperáis de la conmoción del paso desde la falsa seguridad que ofrece la autoridad del tradicionalismo al nuevo orden de la autoridad de los hechos, de la verdad y de la fe en las realidades supremas de la experiencia viva. Vuestra misión en el mundo está fundamentada en el hecho de que he vivido entre vosotros una vida de revelación de Dios, en la verdad de que vosotros y todos los demás hombres sois hijos de Dios; y en ello consistirá la vida que viviréis entre los hombres: la experiencia viva y real de amar a los hombres y servirlos como yo os he amado y servido. Que la fe revele vuestra luz al mundo, que la revelación de la verdad abra los ojos cegados por la tradición, que vuestro servicio por amor destruya eficazmente los prejuicios engendrados por la ignorancia. Al acercaros así a vuestros semejantes con simpatía comprensiva y entrega generosa, los conduciréis al conocimiento salvador del amor del Padre. Los judíos han encomiado la bondad, los griegos han exaltado la belleza, los hindúes predican entrega, los lejanos ascetas enseñan veneración, los romanos demandan lealtad, pero yo exijo la vida a mis discípulos, una vida de servicio por amor a vuestros hermanos en la carne.»
191:5.4 (2043.2) Después de decir esto el Maestro bajó la mirada hacia el rostro de Tomás y dijo: «Y tú, Tomás, que has dicho que solo creerías si pudieras verme y poner el dedo en las marcas de los clavos en mis manos, ya me has contemplado y has oído mis palabras; y aunque no veas ninguna marca de clavos en mis manos, puesto que he resucitado con una forma que tú también tendrás cuando dejes este mundo, ¿qué dirás a tus hermanos? Reconocerás la verdad porque ya habías empezado a creer en tu corazón incluso cuando afirmabas tan rotundamente tu incredulidad. Tus dudas, Tomás, se vuelven siempre más obstinadas cuando están a punto de desmoronarse. Tomás, te ruego que no seas incrédulo sino creyente, y sé que creerás de todo corazón».
191:5.5 (2043.3) Cuando Tomás oyó estas palabras cayó de rodillas ante el Maestro de morontia y exclamó: «¡Creo, Señor mío y Maestro mío!». Entonces Jesús le dijo: «Tomás, has creído porque realmente me has visto y oído. Benditos los que en tiempos venideros crean sin haber visto con los ojos de la carne ni oído con oído mortal».
191:5.6 (2043.4) Luego, mientras la forma del Maestro se acercaba a la cabecera de la mesa, se dirigió a todos diciendo: «Ahora id todos a Galilea, donde pronto me apareceré a vosotros». Después de decir esto desapareció de su vista.
191:5.7 (2044.1) Los once apóstoles estaban ahora plenamente convencidos de que Jesús había resucitado de entre los muertos, y a la mañana siguiente muy temprano, antes del amanecer, partieron hacia Galilea.
191:6.1 (2044.2) El martes 18 de abril hacia las ocho y media de la noche, mientras los once apóstoles estaban de camino a Galilea y se acercaban ya al final de su viaje, Jesús se apareció a Rodan y unos ochenta creyentes más en Alejandría. Era la duodécima aparición del Maestro bajo forma de morontia. Jesús apareció ante esos griegos y judíos cuando un mensajero de David concluía su informe sobre la crucifixión. Este mensajero, el quinto relevo de corredores entre Jerusalén y Alejandría, había llegado a Alejandría a última hora de la tarde, y cuando hubo entregado su mensaje a Rodan, se decidió convocar a los creyentes para que recibieran esta trágica noticia de labios del propio mensajero. Hacia las ocho, el mensajero, Natán de Busiris, se presentó ante este grupo y les contó con detalle todo lo que le había dicho el corredor anterior. Natán terminó su emotivo relato con estas palabras: «Pero David, que es quien nos envía esta noticia, informa que cuando el Maestro predijo su muerte declaró que resucitaría». Mientras Natán aún estaba hablando, apareció el Maestro de morontia allí a la vista de todos. Cuando Natán se sentó Jesús dijo:
191:6.2 (2044.3) «La paz sea con vosotros. Lo que mi Padre me envió a establecer en el mundo no pertenece ni a una raza, ni a una nación ni a un grupo especial de maestros o predicadores. Este evangelio del reino pertenece tanto a los judíos como a los gentiles, a los ricos como a los pobres, a los libres como a los esclavos, a los hombres como a las mujeres, incluso a los niños pequeños. Y todos habéis de proclamar este evangelio de amor y verdad mediante la vida que vivís en la carne. Os amaréis los unos a los otros con un afecto nuevo y sorprendente como yo os he amado. Serviréis a la humanidad con una entrega nueva y asombrosa como yo os he servido. Cuando los hombres vean cuánto los amáis y observen con qué fervor los servís percibirán que habéis entrado por la fe en la comunidad del reino de los cielos y seguirán al Espíritu de la Verdad que verán en vuestras vidas hasta encontrar la salvación eterna.
191:6.3 (2044.4) «Como el Padre me envió a este mundo, ahora os envío yo a vosotros. Todos estáis llamados a llevar la buena nueva a los que están en la oscuridad. Este evangelio del reino pertenece a todos los que creen en él, y su custodia no será encomendada solo a sacerdotes. Pronto vendrá a vosotros el Espíritu de la Verdad y os conducirá a toda la verdad. Id pues por todo el mundo predicando este evangelio y sabed que yo estaré siempre con vosotros hasta el fin de los tiempos.»
191:6.4 (2044.5) Dicho esto el Maestro desapareció de su vista. Estos creyentes se quedaron allí juntos toda la noche contándose sus experiencias como creyentes del reino y escuchando las muchas cosas que les dijeron Rodan y sus compañeros. Y todos creyeron que Jesús había resucitado de entre los muertos. Imaginad la sorpresa del heraldo de la resurrección enviado por David, que llegó dos días más tarde, cuando respondieron a su anuncio diciendo: «Sí, ya lo sabemos porque lo hemos visto. Se nos apareció anteayer».
El libro de Urantia
Documento 192
192:0.1 (2045.1) CUANDO LOS apóstoles salieron de Jerusalén hacia Galilea los líderes judíos se habían tranquilizado considerablemente. Puesto que Jesús se aparecía solo a su familia de creyentes en el reino, y puesto que los apóstoles estaban escondidos y no hacían predicación pública, los dirigentes de los judíos concluyeron que el movimiento del evangelio había quedado eficazmente aplastado. Los rumores cada vez más extendidos de que Jesús había resucitado de entre los muertos eran sin duda desconcertantes, pero confiaban en que los guardias sobornados lograrían contrarrestar todas esas noticias a fuerza de repetir la historia de que una banda de seguidores de Jesús se había llevado su cuerpo.
192:0.2 (2045.2) Desde entonces y hasta que la creciente ola de persecuciones dispersó a los apóstoles, Pedro fue reconocido de forma general como jefe del cuerpo apostólico. Jesús no le dio nunca esa autoridad y nunca fue elegido formalmente por sus compañeros apóstoles para ese puesto de responsabilidad. Lo asumió de manera natural y lo conservó por común acuerdo, y también porque era su predicador principal. A partir de ese momento la predicación pública se convirtió en la primera ocupación de los apóstoles. A su vuelta de Galilea, Matías, a quien eligieron para sustituir a Judas, se convirtió en su tesorero.
192:0.3 (2045.3) Durante la semana que estuvieron en Jerusalén, María la madre de Jesús pasó casi todo el tiempo con las mujeres creyentes que se alojaban en casa de José de Arimatea.
192:0.4 (2045.4) Cuando los apóstoles partieron hacia Galilea ese lunes por la mañana temprano, Juan Marcos salió detrás de ellos. Los siguió hasta fuera de la ciudad, y cuando estaban mucho más allá de Betania se unió a ellos resueltamente con la esperanza de que ya no le harían volver atrás.
192:0.5 (2045.5) Los apóstoles se detuvieron varias veces en su camino a Galilea para contar la historia de su Maestro resucitado, por eso no llegaron a Betsaida hasta el miércoles muy entrada la noche, y hasta el mediodía del jueves no estuvieron todos despiertos y listos para desayunar juntos.
192:1.1 (2045.6) El viernes 21 de abril hacia las seis de la mañana el Maestro de morontia hizo su decimotercera aparición, la primera en Galilea, a los diez apóstoles cuando su embarcación se aproximaba a la orilla cerca del punto de desembarque habitual de Betsaida.
192:1.2 (2045.7) Después de pasar toda la tarde del jueves esperando en casa de Zebedeo, Simón Pedro propuso a los apóstoles que fueran a pescar y todos decidieron ir. Pasaron toda la noche afanándose con las redes sin pescar nada. La falta de capturas no les importó demasiado porque tenían muchas cosas interesantes que comentar sobre lo que acababa de sucederles en Jerusalén. Cuando se hizo de día decidieron volver a Betsaida, y al acercarse a la orilla vieron a alguien de pie en la playa junto a un fuego cerca del punto de desembarque. En un principio creyeron que era Juan Marcos que había bajado a recibirlos a su llegada con la pesca, pero al acercarse más a la orilla vieron su equivocación pues el hombre era demasiado alto para ser Juan. A ninguno se le ocurrió que la persona de la orilla fuera el Maestro. No acababan de comprender por qué Jesús quería encontrarse con ellos en los escenarios de sus actividades anteriores y al aire libre, en contacto con la naturaleza, lejos del ambiente cerrado de Jerusalén con sus trágicas asociaciones de miedo, traición y muerte. Les había dicho que si iban a Galilea se reuniría con ellos allí, y estaba a punto de cumplir esa promesa.
192:1.3 (2046.1) Mientras echaban el ancla y se preparaban a subir al bote para ir a la orilla, el hombre de la playa les llamó: «Muchachos, ¿habéis pescado algo?», y cuando contestaron que no, volvió a hablar: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis peces». Ellos no sabían que era Jesús el que les había orientado, pero siguieron sus instrucciones de común acuerdo y la red se llenó inmediatamente hasta el punto de que apenas podían con ella. Juan Zebedeo, que era de percepción rápida, cuando vio la red llena a rebosar comprendió que el que les había hablado era el Maestro. En cuanto cayó en la cuenta se inclinó hacia Pedro y le susurró: «Es el Maestro». Pedro fue siempre un hombre de entrega impetuosa y acción irreflexiva, por eso cuando Juan le dijo esto al oído, se levantó en el acto y se arrojó al agua para poder llegar cuanto antes junto al Maestro. Sus hermanos llegaron detrás de él a la orilla en el bote arrastrando la red con los peces.
192:1.4 (2046.2) Para entonces Juan Marcos ya se había levantado, y al ver llegar a los apóstoles a la orilla con la red llena a rebosar corrió playa abajo a saludarlos. Cuando vio a once hombres en lugar de diez, supuso que el desconocido era Jesús resucitado. Mientras los diez hombres permanecían en asombrado silencio, el joven se precipitó hacia el Maestro y se arrodilló a sus pies diciendo: «Señor mío y Maestro mío». Entonces Jesús habló, no como en Jerusalén cuando los saludaba diciendo «La paz sea con vosotros», sino que se dirigió a Juan Marcos en tono familiar: «Bien, Juan, me alegro de volver a verte aquí en esta Galilea libre de preocupaciones donde podremos charlar a gusto. Quédate con nosotros, Juan, y desayuna».
192:1.5 (2046.3) Los diez se sorprendieron tanto al ver a Jesús hablar con el joven que se olvidaron de arrastrar la red con los peces hasta la playa. Entonces Jesús dijo: «Traed vuestros peces y preparad algunos para desayunar. Tenemos ya el fuego y mucho pan».
192:1.6 (2046.4) Mientras Juan Marcos rendía homenaje al Maestro, Pedro tuvo un momento de conmoción al ver las brasas resplandeciendo allí en la playa. La escena le recordó vivamente la lumbre del patio de Anás la noche en que negó al Maestro, pero enseguida se repuso, se arrodilló a los pies del Maestro y exclamó: «¡Señor mío y Maestro mío!».
192:1.7 (2046.5) Luego Pedro se unió a sus compañeros que arrastraban la red. Cuando consiguieron llevar a tierra su captura contaron los peces y había 153 grandes. Una vez más se cometió el error de llamar a esto pesca milagrosa. No hubo ningún milagro asociado a este episodio, sino simplemente preconocimiento por parte del Maestro. Él sabía que los peces estaban allí y se limitó a indicar a los apóstoles dónde echar la red.
192:1.8 (2047.1) Jesús les habló y les dijo: «Ahora venid todos a desayunar. Los gemelos también deben sentarse mientras hablo con vosotros porque Juan Marcos preparará los peces». Juan Marcos trajo siete peces de buen tamaño que el Maestro puso al fuego, y cuando estuvieron asados el muchacho se los sirvió a los diez. Entonces Jesús partió el pan y se lo pasó a Juan, que a su vez lo repartió entre los apóstoles hambrientos. Cuando todos estuvieron servidos, Jesús pidió a Juan Marcos que se sentara mientras él mismo servía el pescado y el pan al muchacho. Comieron conversando con Jesús y recordando sus muchas experiencias en Galilea y junto a ese mismo lago.
192:1.9 (2047.2) Era la tercera vez que Jesús se manifestaba a los apóstoles como grupo. Ellos no sospecharon al principio que fuera Jesús cuando les preguntó si habían pescado algo, porque para aquellos pescadores del mar de Galilea era muy corriente ser abordados al llegar a la orilla por los mercaderes de pescado de Tariquea, que solían ir ahí a comprar capturas frescas para los secaderos.
192:1.10 (2047.3) Jesús pasó más de una hora conversando con los diez apóstoles y Juan Marcos, y luego se los llevó a hablar paseando por la playa de dos en dos, aunque no eran las mismas parejas que había formado inicialmente cuando los envió a enseñar. Los once apóstoles habían vuelto juntos de Jerusalén, pero Simón Zelotes se fue descorazonando cada vez más a medida que se acercaban a Galilea, de manera que al llegar a Betsaida abandonó a sus hermanos y regresó a su casa.
192:1.11 (2047.4) Antes de despedirse de ellos aquella mañana, Jesús pidió que dos apóstoles se ofrecieran voluntarios para ir a buscar a Simón Zelotes y traerlo de vuelta ese mismo día. Y así lo hicieron Pedro y Andrés.
192:2.1 (2047.5) Cuando terminaron de desayunar y mientras los demás seguían sentados al lado del fuego, Jesús hizo señas a Pedro y a Juan para que fueran con él a dar un paseo por la playa. Mientras caminaban, Jesús le dijo a Juan: «Juan, ¿me amas?». Y cuando Juan contestó: «Sí, Maestro, con todo mi corazón», el Maestro dijo: «Entonces, Juan, renuncia a tu intolerancia y aprende a amar a los hombres como yo te he amado. Dedica tu vida a demostrar que el amor es la cosa más grande del mundo. El amor de Dios es lo que impulsa a los hombres a buscar la salvación. El amor es el precursor de toda bondad espiritual, la esencia de lo verdadero y de lo bello».
192:2.2 (2047.6) Jesús se volvió luego hacia Pedro y le preguntó: «Pedro, ¿me amas?». Pedro contestó: «Señor, sabes que te amo con toda mi alma». Entonces dijo Jesús: «Si me amas, Pedro, apacienta mis corderos. No te olvides de atender a los débiles, a los pobres y a los jóvenes. Predica el evangelio sin temor ni favor; recuerda siempre que Dios no hace acepción de personas. Sirve a tus semejantes como yo te he servido, perdona a tus compañeros mortales como yo te he perdonado. Que la experiencia te enseñe el valor de la meditación y el poder de la reflexión inteligente».
192:2.3 (2047.7) Después de haber paseado un poco más, el Maestro se volvió hacia Pedro y le preguntó: «Pedro, ¿me amas realmente?». Simón respondió: «Sí, Señor, sabes que te amo». Y Jesús dijo de nuevo: «Entonces cuida bien de mis ovejas. Sé un pastor bueno y verdadero para el rebaño. No traiciones su confianza en ti. Que la mano del enemigo no te tome por sorpresa. Vela, ora y no bajes nunca la guardia».
192:2.4 (2047.8) Siguieron caminando unos pasos más y Jesús se volvió hacia Pedro para preguntarle por tercera vez: «Pedro, ¿me amas de verdad?». A Pedro le entristeció un poco la aparente desconfianza del Maestro y dijo con gran emoción: «Señor, tú lo sabes todo, sabes por lo tanto que te amo realmente y de verdad». Entonces dijo Jesús: «Apacienta mis ovejas. No abandones al rebaño. Sé un ejemplo y una inspiración para todos tus compañeros pastores. Ama al rebaño como yo te he amado y dedícate a su bienestar como yo he dedicado mi vida a tu bienestar. Y sígueme hasta el fin».
192:2.5 (2048.1) Pedro tomó literalmente esta última declaración (que siguiera detrás de él) y volviéndose hacia Jesús preguntó señalando a Juan: «Si yo te sigo, ¿qué hará este?». Al ver que Pedro había entendido mal sus palabras, Jesús dijo: «Pedro, no te preocupes por lo que hagan tus hermanos. Si quiero que Juan se quede después de que tú te hayas ido o incluso hasta que yo vuelva, ¿qué te importa a ti? Tú solo ocúpate de seguirme».
192:2.6 (2048.2) Este comentario se difundió entre los hermanos y se interpretó como una declaración de Jesús de que Juan no moriría hasta que el Maestro regresara para establecer el reino con poder y gloria como muchos pensaban y esperaban. Esta interpretación de las palabras de Jesús contribuyó bastante a que Simón Zelotes retomara su servicio y continuara con su labor.
192:2.7 (2048.3) Después de reunirse con los demás, Jesús fue a pasear y hablar con Andrés y Santiago, y cuando hubieron caminado un poco Jesús dijo a Andrés: «Andrés, ¿confías en mí?». Al oír esta pregunta de Jesús, el antiguo jefe de los apóstoles se detuvo y contestó: «Sí, Maestro, confío en ti sin ninguna duda, y tú lo sabes». Entonces dijo Jesús: «Andrés, si confías en mí, confía más en tus hermanos, incluso en Pedro. Yo te confié en su día la dirección de tus hermanos. Ahora que os dejo para ir al Padre, debes confiar en los demás. Cuando las duras persecuciones empiecen a dispersar a tus hermanos, sé un consejero prudente y considerado para Santiago, mi hermano en la carne, pues pondrán sobre él pesadas cargas que no tiene experiencia para sobrellevar. Y sigue confiando, porque yo no te fallaré. Cuando hayas terminado en la tierra vendrás a mí».
192:2.8 (2048.4) Jesús se volvió entonces hacia Santiago y le preguntó: «Santiago ¿confías en mí?». Y por supuesto, Santiago respondió: «Sí, Maestro, confío en ti con todo mi corazón». Entonces dijo Jesús: «Santiago, si confías más en mí, serás menos impaciente con tus hermanos. Confiar en mí te ayudará a ser amable con la hermandad de los creyentes. Aprende a sopesar las consecuencias de tus palabras y de tus actos. Recuerda que se cosecha lo que se siembra. Reza por la tranquilidad de espíritu y cultiva la paciencia. Estas gracias, junto con la fe viva, te sostendrán cuando llegue la hora de beber la copa del sacrificio. No caigas nunca en el desaliento, y cuando hayas terminado en la tierra tú también vendrás a estar conmigo».
192:2.9 (2048.5) Jesús habló a continuación con Tomás y Natanael. A Tomás le dijo: «Tomás, ¿me sirves?». Tomás respondió: «Sí, Señor, te serviré ahora y siempre». Entonces dijo Jesús: «Si quieres servirme, sirve a mis hermanos en la carne como yo te he servido. No te canses de hacer el bien y persevera como alguien que ha sido ordenado por Dios para este servicio de amor. Cuando hayas terminado de servir conmigo en la tierra servirás conmigo en la gloria. Tomás, deja de dudar y procura crecer en la fe y el conocimiento de la verdad. Cree en Dios como un niño pero deja de actuar de esa forma tan infantil. Ten valor, sé fuerte en la fe y poderoso en el reino de Dios».
192:2.10 (2049.1) Luego el Maestro dijo a Natanael: «Natanael, ¿me sirves?». Y el apóstol contestó: «Sí, Maestro, con todo mi afecto». Entonces dijo Jesús: «Si me sirves pues de todo corazón, asegúrate de dedicarte con afecto infatigable al bienestar de mis hermanos de la tierra. Enriquece tu consejo con amistad y tu filosofía con amor. Sirve a tus semejantes como yo te he servido. Sé leal con los hombres como yo he velado por ti. Sé menos crítico; espera menos de algunos hombres y así te llevarás menos decepciones. Y cuando tu labor haya terminado aquí abajo servirás conmigo en lo alto».
192:2.11 (2049.2) Después el Maestro habló con Mateo y Felipe. A Felipe le dijo: «Felipe, ¿me obedeces?». Felipe contestó: «Sí, Señor, te obedeceré incluso con mi vida». Entonces dijo Jesús: «Si quieres obedecerme ve a las tierras de los gentiles a proclamar este evangelio. Los profetas te han dicho que obedecer es mejor que los sacrificios. Por la fe te has convertido en un hijo del reino que conoce a Dios. Solo hay una ley que obedecer, y es el mandamiento de ir a proclamar el evangelio del reino. Deja de temer a los hombres, no tengas miedo de predicar la buena nueva de la vida eterna a tus semejantes que languidecen en las tinieblas hambrientos de la luz de la verdad. Felipe, ya no tendrás que ocuparte ni del dinero ni de las cosas materiales. Ahora eres libre de predicar la buena nueva exactamente igual que tus hermanos. Iré delante de ti y estaré contigo hasta el final».
192:2.12 (2049.3) Y entonces el Maestro se dirigió a Mateo y le preguntó: «Mateo, ¿tienes en tu corazón el deseo de obedecerme?». Mateo contestó: «Sí, Señor, estoy entregado por completo a hacer tu voluntad». El Maestro le dijo: «Mateo, si quieres obedecerme, ve a enseñar a todos los pueblos este evangelio del reino. Ya no proporcionarás a tus hermanos las cosas materiales de la vida, sino que tú también has de proclamar la buena nueva de la salvación espiritual. A partir de ahora tu único cometido será predicar este evangelio del reino del Padre, y deberás cumplir el cometido divino igual que yo he cumplido la voluntad del Padre en la tierra. Recuerda que tanto los judíos como los gentiles son tus hermanos. No temas a nadie cuando proclames las verdades salvadoras del evangelio del reino de los cielos. Y allí a donde voy, vendrás tú dentro de poco».
192:2.13 (2049.4) Por último paseó y habló con Santiago y Judas, los gemelos Alfeo, y dirigiéndose a ambos, preguntó: «Santiago y Judas, ¿creéis en mí?». Cuando ambos contestaron: «Sí, Maestro, creemos», Jesús les dijo: «Pronto os dejaré. Ya veis que os he dejado en la carne, y solo estaré aquí un poco de tiempo bajo esta forma antes de ir a mi Padre. Creéis en mí, sois mis apóstoles y siempre lo seréis. Seguid creyendo y recordando vuestra relación conmigo cuando yo me haya ido y vosotros hayáis vuelto quizás al trabajo que hacíais antes de que vinierais a vivir conmigo. No permitáis nunca que un cambio en vuestro trabajo exterior influya en vuestra lealtad. Tened fe en Dios hasta el final de vuestros días en la tierra. No olvidéis nunca que para los hijos de Dios por la fe todo trabajo honrado que se hace en el mundo es sagrado. Nada de lo que haga un hijo de Dios puede ser vulgar, por eso a partir de ahora haréis vuestro trabajo como si fuera para Dios. Y cuando hayáis terminado vuestra vida en este mundo, tengo otros mundos mejores donde trabajaréis igualmente para mí. En todo vuestro trabajo, en este mundo y en otros, yo trabajaré con vosotros y mi espíritu morará dentro de vosotros».
192:2.14 (2049.5) Eran casi las diez cuando Jesús volvió de su conversación con los gemelos para despedirse de los apóstoles con estas palabras: «Adiós, hasta que os vea a todos mañana al mediodía en el monte de vuestra ordenación». Cuando hubo hablado así, desapareció de su vista.
192:3.1 (2050.1) El sábado 22 de abril al mediodía los once apóstoles acudieron a la cita en la colina cercana a Cafarnaúm y Jesús se apareció entre ellos. Esta reunión tuvo lugar en el mismo monte donde el Maestro los había distinguido como apóstoles suyos y embajadores del reino del Padre en la tierra. Era la decimocuarta manifestación del Maestro en la morontia.
192:3.2 (2050.2) En esta ocasión los once apóstoles se arrodillaron en círculo en torno al Maestro, le oyeron repetir las instrucciones y le vieron reproducir la escena de la ordenación tal como ocurrió cuando fueron seleccionados por primera vez para la obra especial del reino. Todo fue para ellos como un recordatorio de su anterior consagración al servicio del Padre, salvo la oración del Maestro. Cuando el Maestro —el Jesús de morontia— oró aquel día, lo hizo en un tono de majestad y con unas palabras de poder que los apóstoles no habían oído nunca. Su Maestro hablaba ahora con los dirigentes de los universos como quien ostentaba todo el poder y toda la autoridad de su propio universo. Estos once hombres no olvidarían nunca esta experiencia de renovación en la morontia de sus anteriores promesas como embajadores. El Maestro pasó exactamente una hora con sus embajadores en este monte, y después de despedirse afectuosamente de ellos desapareció de su vista.
192:3.3 (2050.3) Nadie volvió a ver a Jesús durante toda una semana. Los apóstoles no sabían si el Maestro se había ido al Padre y no tenían ni idea de lo que debían hacer. En este estado de incertidumbre, se quedaron en Betsaida. Temían salir a pescar por miedo a que Jesús fuera a visitarlos y no lo vieran. Jesús estuvo ocupado toda esa semana con las criaturas de morontia que estaban en la tierra y con los asuntos de la transición en la morontia que estaba experimentando en este mundo.
192:4.1 (2050.4) La noticia de las apariciones de Jesús se estaba extendiendo por toda Galilea, y cada día llegaban más creyentes a casa de Zebedeo para indagar sobre la resurrección del Maestro y averiguar la verdad sobre estas supuestas apariciones. A principios de la semana, Pedro emitió un aviso de que se iba a celebrar una reunión pública el sábado siguiente a las tres de la tarde a la orilla del mar.
192:4.2 (2050.5) Y así, el sábado 29 de abril a las tres de la tarde se reunieron en Betsaida más de quinientos creyentes de los alrededores de Cafarnaúm para oír el primer sermón público de Pedro desde la resurrección. El apóstol estaba en su mejor momento, y al final de su sugestivo discurso pocos de sus oyentes ponían en duda que el Maestro hubiera resucitado de entre los muertos.
192:4.3 (2050.6) Pedro terminó su sermón diciendo: «Afirmamos que Jesús de Nazaret no está muerto; declaramos que ha salido de la tumba; proclamamos que lo hemos visto y hemos hablado con él». Apenas había terminado de hacer esta declaración de fe cuando el Maestro apareció a su lado a la vista de todos bajo su forma de morontia y dijo en un tono de voz que les era familiar: «La paz sea con vosotros, y mi paz os dejo». Después de haberse aparecido así y de haberles dicho esto, desapareció de su vista. Esta fue la decimoquinta manifestación en la morontia de Jesús resucitado.
192:4.4 (2051.1) Por ciertas cosas que el Maestro había dicho a los once mientras conversaban con él en el monte de la ordenación, los apóstoles tuvieron la impresión de que su Maestro haría pronto una aparición pública ante un grupo de creyentes galileos y que después de esta aparición ellos deberían regresar a Jerusalén. Por eso al día siguiente, el domingo 30 de abril, los once salieron temprano de Betsaida hacia Jerusalén. Enseñaron y predicaron bastante en su camino a lo largo del Jordán, de modo que no llegaron a casa de la familia Marcos en Jerusalén hasta el miércoles 3 de mayo a última hora.
192:4.5 (2051.2) La vuelta a casa fue muy triste para Juan Marcos. Su padre, Elías Marcos, acababa de fallecer repentinamente unas horas antes por una hemorragia cerebral. Aunque la certeza de la resurrección de los muertos contribuyó mucho a consolar a los apóstoles en su dolor, lloraron sinceramente la pérdida de un buen amigo que había sido su apoyo incondicional en los momentos de mayor dificultad y desilusión. Juan Marcos hizo todo lo que pudo por consolar a su madre, y hablando en nombre de ella invitó a los apóstoles a que siguieran considerando aquella casa como la suya. Y los once convirtieron la sala de arriba en su cuartel general hasta después del día de Pentecostés.
192:4.6 (2051.3) Los apóstoles habían tenido la precaución de entrar en Jerusalén después de la caída de la noche para no ser vistos por las autoridades judías. Tampoco se dejaron ver en público en el funeral de Elías Marcos. Pasaron todo el día siguiente encerrados discretamente en la memorable habitación de arriba.
192:4.7 (2051.4) El jueves por la noche, los apóstoles tuvieron una maravillosa reunión en esta habitación de arriba, y todos menos Tomás, Simón Zelotes y los gemelos Alfeo se comprometieron a salir a predicar públicamente el nuevo evangelio del Señor resucitado. Estaban dando ya los primeros pasos para sustituir el evangelio del reino —la filiación con Dios y la hermandad con los hombres— por la proclamación de la resurrección de Jesús. Natanael se opuso a esta deriva del contenido esencial de su mensaje público, pero no pudo contrarrestar la elocuencia de Pedro ni frenar el entusiasmo de los discípulos, sobre todo de las mujeres creyentes.
192:4.8 (2051.5) Y así, bajo la vigorosa dirección de Pedro y antes de que el Maestro ascendiera al Padre, sus bienintencionados representantes iniciaron el sutil proceso de sustituir de forma lenta pero segura la religión de Jesús por una nueva forma modificada de religión sobre Jesús.
El libro de Urantia
Documento 193
193:0.1 (2052.1) LA decimosexta manifestación de Jesús en la morontia tuvo lugar el viernes 5 de mayo hacia las nueve de la noche en el patio de Nicodemo. Esa noche los creyentes de Jerusalén habían hecho su primer intento de reunirse después de la resurrección. Estaban congregados ahí en ese momento los once apóstoles, el cuerpo de mujeres con sus colaboradoras y unos cincuenta discípulos destacados del Maestro entre los que había varios griegos. Estos creyentes llevaban más de media hora reunidos de manera informal cuando apareció de pronto el Maestro de morontia a la vista de todos y empezó inmediatamente a instruirlos. Dijo Jesús:
193:0.2 (2052.2) «La paz sea con vosotros. Este es el grupo más representativo de creyentes —apóstoles y discípulos, hombres y mujeres— al que me he aparecido desde que me liberé de la carne. Ahora os tomo por testigos de que os había dicho de antemano que mi estancia entre vosotros llegaría a su fin. Os dije que pronto debía regresar al Padre. Luego os dije claramente que los jefes de los sacerdotes y los dirigentes de los judíos me entregarían para ser ejecutado y que saldría de la tumba. Entonces, ¿por qué os han perturbado tanto todas estas cosas cuando han ocurrido?, ¿por qué os sorprendisteis tanto cuando resucité al tercer día? No llegasteis a creerme porque oíais mis palabras sin comprender su significado.
193:0.3 (2052.3) «Y ahora atended bien a mis palabras y no volváis a cometer el error de escuchar mi enseñanza con la mente sin captar su significado con vuestro corazón. Desde el principio de mi estancia aquí como uno de vosotros os enseñé que mi único propósito era revelar a mi Padre del cielo a sus hijos de la tierra. He vivido este otorgamiento revelador de Dios para que podáis tener la experiencia de ir conociendo a Dios. Os he revelado a Dios como vuestro Padre del cielo, os he revelado que sois los hijos de Dios en la tierra. Es un hecho que Dios os ama a vosotros, sus hijos. Por la fe en mis palabras este hecho se convierte en una verdad eterna y viva en vuestro corazón. Cuando os hacéis divinamente conscientes de Dios por la fe viva, nacéis del espíritu como hijos de la luz y de la vida, de la misma vida eterna con la que iréis ascendiendo por el universo de universos hasta la experiencia de encontrar a Dios Padre en el Paraíso.
193:0.4 (2052.4) «Os exhorto a que recordéis siempre que vuestra misión entre los hombres es proclamar el evangelio del reino: la realidad de la paternidad de Dios y la verdad de la filiación de los hombres. Proclamad toda la verdad de la buena nueva, no solo una parte del evangelio salvador. El hecho de mi resurrección no cambia vuestro mensaje. La filiación con Dios por la fe sigue siendo la verdad salvadora del evangelio del reino. Id a predicar el amor de Dios y el servicio a los hombres. Lo que más necesita saber el mundo es que los hombres son hijos de Dios y que por la fe pueden ser conscientes de esta verdad ennoblecedora y experimentarla todos los días. Mi otorgamiento debería ayudar a todos los hombres a saber que son hijos de Dios, pero ese conocimiento no les bastará si no logran captar personalmente por la fe la verdad salvadora de que son los hijos vivos del Padre eterno en el espíritu. El evangelio del reino trata sobre el amor del Padre y el servicio a sus hijos de la tierra.
193:0.5 (2053.1) «Estáis compartiendo aquí entre vosotros la noticia de que he resucitado de entre los muertos, pero eso no es algo extraño. Tengo el poder de dar mi vida y volverla a recuperar porque el Padre da ese poder a sus Hijos del Paraíso. En cambio vuestro corazón debería conmoverse ante la noticia de que los muertos de una edad han emprendido la ascensión eterna poco después de que yo saliera de la tumba nueva de José. He vivido mi vida en la carne para mostraros cómo podéis llegar a revelar a Dios a vuestros semejantes mediante el servicio por amor, igual que yo he llegado a revelaros a Dios a fuerza de amaros y serviros. He vivido entre vosotros como el Hijo del Hombre para que vosotros y todos los demás hombres podáis saber que sois en verdad hijos de Dios. Id pues ahora por todo el mundo predicando este evangelio del reino de los cielos a toda la humanidad. Amad a todos los hombres como yo os he amado y servid a vuestros compañeros mortales como yo os he servido. Habéis recibido sin reservas, dad sin reservas. Quedaos aquí en Jerusalén mientras voy al Padre y hasta que os envíe el Espíritu de la Verdad. Él os guiará hacia una verdad más amplia, y yo iré con vosotros por todo el mundo. Estoy siempre con vosotros y os dejo mi paz.»
193:0.6 (2053.2) Dicho esto, el Maestro desapareció de su vista. Aquellos creyentes se dispersaron cerca del amanecer, pues se habían quedado juntos toda la noche hablando seriamente sobre las exhortaciones del Maestro y comentando todo lo que les había sucedido. Santiago Zebedeo y otros apóstoles les contaron también sus experiencias con el Maestro de morontia en Galilea y relataron cómo se les había aparecido tres veces.
193:1.1 (2053.3) El sábado 13 de mayo hacia las cuatro de la tarde el Maestro se apareció a Nalda y a unos setenta y cinco creyentes samaritanos cerca del pozo de Jacob en Sicar. Los creyentes solían reunirse junto al lugar donde Jesús había hablado con Nalda sobre el agua de vida. Aquel día, justo cuando acababan de comentar la noticia de la resurrección, Jesús apareció de pronto ante ellos y dijo:
193:1.2 (2053.4) «La paz sea con vosotros. Os alegra saber que yo soy la resurrección y la vida, pero eso no os servirá de nada si no nacéis primero del espíritu eterno para poder poseer por la fe el regalo de la vida eterna. Si sois hijos de mi Padre por la fe, no moriréis nunca, nunca pereceréis. El evangelio del reino os ha enseñado que todos los hombres son hijos de Dios, y esta buena nueva sobre el amor del Padre celestial por sus hijos de la tierra debe ser llevada a todo el mundo. Ha llegado la hora en que no adoraréis a Dios ni en Gerizim ni en Jerusalén, sino allí donde estéis y tal como estéis, en espíritu y en verdad. Vuestra fe salva vuestra alma. La salvación es el regalo de Dios a todos los que creen que son sus hijos. Pero no os engañéis, aunque la salvación es don gratuito de Dios y se otorga a todos los que la aceptan por la fe, lleva consigo la experiencia de producir los frutos de esta vida del espíritu tal como se vive en la carne. La aceptación de la doctrina de la paternidad de Dios implica que aceptáis también sin reservas la verdad asociada de la hermandad de los hombres. Si el hombre es vuestro hermano, es aún más que vuestro prójimo a quien el Padre os pide que améis como a vosotros mismos. A vuestro hermano, que es de vuestra propia familia, no solo lo amaréis con afecto familiar, sino que lo serviréis también como os servís a vosotros mismos. Y amaréis y serviréis así a vuestro hermano porque vosotros, que sois mis hermanos, habéis sido amados y servidos por mí de esa manera. Id pues por todo el mundo y llevad esta buena nueva a todas las criaturas de todas las razas, tribus y naciones. Mi espíritu os precederá y yo estaré siempre con vosotros.»
193:1.3 (2054.1) En cuanto salieron de su asombro, aquellos samaritanos fueron corriendo a las ciudades y aldeas vecinas a contar a todo el mundo que habían visto a Jesús y que les había hablado. Esta fue la decimoséptima aparición del Maestro en la morontia.
193:2.1 (2054.2) La decimoctava aparición del Maestro en la morontia tuvo lugar en Tiro el martes 16 de mayo poco antes de las nueve de la noche. Apareció una vez más al final de una reunión de creyentes que estaban a punto de dispersarse y dijo:
193:2.2 (2054.3) «La paz sea con vosotros. Os alegráis de saber que el Hijo del Hombre ha resucitado de entre los muertos porque sabéis así que vosotros y vuestros hermanos sobreviviréis también a la muerte humana. Pero esa supervivencia depende de que hayáis nacido antes del espíritu que busca la verdad y encuentra a Dios. El pan de vida y el agua de vida solo se dan a los que tienen hambre de verdad y sed de rectitud, es decir, de Dios. El hecho de que los muertos resuciten no es el evangelio del reino. Esas grandes verdades y esos hechos del universo están todos relacionados con este evangelio porque forman parte del resultado de creer en la buena nueva y porque están contenidos en la experiencia posterior de aquellos que por la fe se convierten de hecho y en verdad en hijos perpetuos del Dios eterno. Mi Padre me envió a este mundo para proclamar esta salvación de la filiación a todos los hombres, y así os envío yo a vosotros para que prediquéis esta salvación de la filiación por todas partes. La salvación es un don gratuito de Dios, pero los que nacen del espíritu empiezan inmediatamente a manifestar los frutos del espíritu en el servicio a sus semejantes por amor. Y los frutos del espíritu divino producidos por los mortales que han nacido del espíritu y conocen a Dios son: servicio por amor, entrega desinteresada, lealtad valiente, equidad sincera, honradez inteligente, esperanza imperecedera, confianza fiel, ministerio misericordioso, bondad a toda prueba, tolerancia indulgente y paz duradera. Los que se dicen creyentes y no producen estos frutos del espíritu divino en sus vidas están muertos, el Espíritu de la Verdad no está en ellos, son sarmientos inútiles de la vid viva que pronto serán cortados. Mi Padre pide a los hijos de la fe que rindan muchos frutos del espíritu, por eso si no dais fruto él cavará alrededor de vuestras raíces y podará vuestros sarmientos que no dan fruto. A medida que progreséis hacia el cielo en el reino de Dios debéis producir cada vez más frutos del espíritu. Podéis entrar en el reino como niños, pero el Padre exige que crezcáis por la gracia hasta la estatura plena de un adulto espiritual. Y cuando vayáis por el mundo a llevar a todas las naciones la buena nueva de este evangelio yo iré delante de vosotros, y mi Espíritu de la Verdad residirá en vuestro corazón. Mi paz os dejo.»
193:2.3 (2054.4) Y entonces el Maestro desapareció de su vista. Al día siguiente salieron de Tiro los encargados de llevar esta historia a Sidón e incluso a Antioquía y Damasco. Jesús había estado con estos creyentes cuando vivía en la carne, y ellos supieron que era él en cuanto empezó a hablar. Aunque a sus amigos les costaba reconocer su forma de morontia cuando se hacía visible, identificaban inmediatamente su personalidad cuando les hablaba.
193:3.1 (2055.1) El jueves 18 de mayo por la mañana temprano Jesús hizo su última aparición en la tierra como personalidad de la morontia. Los once apóstoles estaban a punto de sentarse a desayunar en la habitación de arriba de la casa de María Marcos cuando apareció Jesús y les dijo:
193:3.2 (2055.2) «La paz sea con vosotros. Os he pedido que os quedéis aquí en Jerusalén hasta que ascienda al Padre y hasta que os envíe el Espíritu de la Verdad que será derramado pronto sobre toda carne y que os dotará de un poder de lo alto.» Simón Zelotes interrumpió a Jesús para preguntarle: «Entonces, Maestro, ¿restablecerás el reino y veremos la gloria de Dios manifestada en la tierra?». Jesús respondió así a la pregunta de Simón: «Simón, sigues aferrado a tus viejas ideas sobre el Mesías judío y el reino material, pero recibiréis poder espiritual cuando el espíritu haya descendido sobre vosotros, y luego iréis a predicar este evangelio del reino por todo el mundo. Igual que el Padre me envió al mundo, os envío yo a vosotros, y deseo que os améis los unos a los otros y confiéis los unos en los otros. Judas ya no está con vosotros porque su amor se enfrió y porque se negó a confiar en vosotros, sus leales hermanos. ¿No habéis leído donde dicen las Escrituras: ‘No es bueno que el hombre esté solo. Nadie vive para sí mismo’? ¿Y también donde dice: ‘El que quiera tener amigos debe mostrarse amigable’? ¿Y no os envié a enseñar de dos en dos para que no os sintierais solos y no cayerais en los males y la tristeza del aislamiento? Sabéis muy bien que cuando yo estaba en la carne tampoco me permití nunca estar solo durante mucho tiempo. Desde el principio mismo de nuestra relación tuve siempre a dos o tres de vosotros a mi lado o muy cerca de mí, incluso cuando comulgaba con el Padre. Confiad, pues, los unos en los otros, y esto es más necesario que nunca porque hoy voy a dejaros solos en el mundo. Ha llegado la hora, estoy a punto de ir al Padre.»
193:3.3 (2055.3) Dicho esto les indicó con un gesto que fueran con él y los condujo hasta el monte de los Olivos donde se despidió de ellos antes de dejar Urantia. El recorrido hasta el Olivete fue solemne. Nadie dijo una palabra desde que salieron de la habitación de arriba hasta que Jesús se detuvo con ellos en el monte de los Olivos.
193:4.1 (2055.4) En la primera parte de su mensaje de despedida a sus apóstoles, el Maestro aludió a la pérdida de Judas y destacó el trágico destino de su compañero traidor como advertencia solemne contra los peligros del aislamiento social y fraternal. Podría ser útil para los creyentes de esta edad y de edades futuras examinar brevemente las causas de la caída de Judas a la luz de las observaciones del Maestro y a la vista del esclarecimiento acumulado en los siglos posteriores.
193:4.2 (2055.5) Cuando volvemos la mirada hacia esta tragedia tendemos a pensar que Judas se equivocó de camino principalmente porque era una personalidad solitaria muy marcada, una personalidad cerrada y alejada de los contactos sociales normales. Siempre se negó a confiar en sus compañeros apóstoles o a fraternizar abiertamente con ellos. Pero el hecho de tener una personalidad solitaria no le habría causado de por sí tanto daño de no haber sido porque tampoco logró aumentar su amor ni crecer en gracia espiritual. Y para empeorar aún más las cosas, se obstinaba en guardar rencores y cultivaba enemigos psicológicos como la venganza y el ansia generalizada de «desquitarse» con alguien de todas sus decepciones.
193:4.3 (2056.1) Esta desafortunada combinación de peculiaridades individuales y tendencias mentales se confabuló para destruir a un hombre bienintencionado que no consiguió dominar estos males por medio del amor, la fe y la confianza. Que Judas no tenía necesidad de haberse equivocado de camino está bien probado en los casos de Tomás y de Natanael, ya que ambos padecían este mismo tipo de recelos y una tendencia excesiva al individualismo. Incluso Andrés y Mateo estaban muy inclinados en este sentido, pero con el paso del tiempo estos hombres fueron amando más, y no menos, a Jesús y a sus compañeros apóstoles. Crecieron en gracia y en conocimiento de la verdad. Fueron fiándose cada vez más de sus hermanos y desarrollando poco a poco la capacidad de confiar en sus compañeros. Judas se negó insistentemente a confiar en sus hermanos. Cuando la acumulación de sus conflictos emocionales le empujaba a encontrar alivio en la comunicación personal, buscaba sistemáticamente el consejo y recibía el consuelo desatinado de sus parientes no espiritualizados o de conocidos casuales que eran indiferentes e incluso hostiles al bien y al progreso de las realidades espirituales del reino celestial del que Judas era uno de los doce embajadores consagrados en la tierra.
193:4.4 (2056.2) Judas fue derrotado en las batallas de su lucha terrenal por los siguientes factores de tendencias personales y debilidades de carácter:
193:4.5 (2056.3) 1. Era un ser humano de tipo solitario. Era sumamente individualista y eligió convertirse en una persona decididamente insociable y encerrada en sí misma.
193:4.6 (2056.4) 2. Cuando era niño le habían hecho la vida demasiado fácil. No podía soportar que le llevaran la contraria. Esperaba ganar siempre y era muy mal perdedor.
193:4.7 (2056.5) 3. Nunca supo afrontar las decepciones con filosofía. En lugar de aceptar que la decepción es un aspecto normal y corriente de la existencia humana, acostumbraba a culpar a personas concretas o al conjunto de sus compañeros por todas sus dificultades y decepciones personales.
193:4.8 (2056.6) 4. Era rencoroso y cultivaba continuamente ideas de venganza.
193:4.9 (2056.7) 5. No le gustaba encarar los hechos con franqueza; era poco honrado en su actitud hacia las situaciones de la vida.
193:4.10 (2056.8) 6. Le molestaba hablar de sus problemas personales con sus compañeros más cercanos, se negaba a hablar de sus dificultades con sus verdaderos amigos y con los que lo amaban de verdad. En todos sus años de asociación con el Maestro no acudió a él ni una sola vez con un problema puramente personal.
193:4.11 (2056.9) 7. Nunca llegó a aprender que las recompensas reales de una vida noble son, al fin y al cabo, premios espirituales que no siempre se distribuyen durante esta corta vida en la carne.
193:4.12 (2056.10) Como resultado del aislamiento permanente de su personalidad, se multiplicaron sus penas, creció su amargura, aumentaron sus angustias y su desesperación se hizo casi insoportable.
193:4.13 (2057.1) Aunque este apóstol egocéntrico y ultraindividualista tenía muchos problemas psíquicos, emocionales y espirituales, sus dificultades principales fueron su personalidad aislada, su mente desconfiada y vengativa y su temperamento agrio y resentido. Emocionalmente, ni amaba ni perdonaba. Socialmente, no confiaba en nadie y estaba casi totalmente encerrado en sí mismo. En espíritu, se volvió arrogante, ambicioso y egoísta. En la vida ignoró a los que lo amaban y en la muerte no tuvo ningún amigo.
193:4.14 (2057.2) He aquí los factores mentales y las influencias malignas que, tomados en conjunto, explican por qué un creyente bienintencionado en Jesús que fue sincero en su día, incluso después de haber estado íntimamente asociado a la personalidad transformadora de Jesús durante varios años, abandonó a sus compañeros, repudió una causa sagrada, renunció a su santa vocación y traicionó a su divino Maestro.
193:5.1 (2057.3) Eran casi las siete y media de la mañana de aquel jueves 18 de mayo cuando Jesús llegó a la ladera occidental del monte Olivete acompañado por sus once apóstoles silenciosos y algo desconcertados. Desde ese lugar, situado a unos dos tercios de la subida a la cumbre, podían contemplar Jerusalén enfrente y Getsemaní a sus pies. Jesús se preparó para dar su último adiós a los apóstoles antes de dejar Urantia. Mientras estaba de pie ante ellos, se arrodillaron espontáneamente en círculo a su alrededor y el Maestro dijo:
193:5.2 (2057.4) «Os he pedido que os quedéis en Jerusalén hasta que seáis dotados con un poder de lo alto. Ahora voy a despedirme de vosotros, estoy a punto de ascender a mi Padre, y pronto, muy pronto, enviaremos al Espíritu de la Verdad a este mundo donde he residido. Cuando él llegue empezaréis la nueva proclamación del evangelio del reino, primero en Jerusalén y luego hasta los rincones más lejanos de la tierra. Amad a los hombres con el amor con que yo os he amado y servid a vuestros semejantes mortales como yo os he servido. Mediante los frutos del espíritu de vuestra vida, impulsad a las almas a creer en la verdad de que el hombre es hijo de Dios y todos los hombres son hermanos. Recordad todo lo que os he enseñado y la vida que he vivido entre vosotros. Mi amor os cubre con su sombra, mi espíritu morará con vosotros y mi paz permanecerá en vosotros. Adiós.»
193:5.3 (2057.5) Después de decir esto el Maestro de morontia desapareció de su vista. Esta llamada ascensión de Jesús no fue diferente en ningún sentido de sus otras desapariciones de la visión humana durante los cuarenta días de su carrera en la morontia en Urantia.
193:5.4 (2057.6) El Maestro fue a Edentia pasando por Jerusem, donde los Altísimos, bajo la supervisión del Hijo Paradisiaco, liberaron a Jesús de Nazaret del estado de morontia, y a través de los canales de ascensión en el espíritu, restablecieron su estatus de filiación paradisiaca y de soberanía suprema en Salvington.
193:5.5 (2057.7) Alrededor de las siete y cuarenta y cinco de aquella mañana el Jesús de morontia desapareció de la vista de sus once apóstoles para empezar a ascender hasta la diestra de su Padre y recibir allí la confirmación formal de su soberanía plena sobre el universo de Nebadon.
193:6.1 (2057.8) Siguiendo las instrucciones de Pedro, Juan Marcos y otros fueron a convocar a los discípulos principales a una reunión en casa de María Marcos. Hacia las diez y media, ciento veinte de los discípulos más destacados de Jesús que vivían en Jerusalén se habían congregado para escuchar el relato de la ascensión y el mensaje de adiós del Maestro. María, la madre de Jesús, se encontraba entre ellos. Juan Zebedeo la había llevado con él a Jerusalén cuando los apóstoles volvieron de su reciente estancia en Galilea. María regresó a Betsaida, a casa de Salomé, poco después de Pentecostés. Santiago, el hermano de Jesús, estuvo también presente en esta reunión, la primera conferencia de discípulos del Maestro que se convocaba tras el final de su carrera planetaria.
193:6.2 (2058.1) Simón Pedro se encargó de hablar en nombre de sus compañeros apóstoles e hizo un emocionante relato de la última reunión de los once con su Maestro. Describió de forma muy conmovedora el adiós final del Maestro antes de desaparecer en su ascensión. Nunca hasta entonces se había celebrado en este mundo una reunión como aquella. Esta parte de la reunión duró menos de una hora, y luego Pedro explicó que habían decidido elegir a un sucesor de Judas Iscariote y que se haría un receso para que los apóstoles pudieran decidir entre los dos candidatos propuestos: Matías y Justo.
193:6.3 (2058.2) Los once apóstoles descendieron entonces al piso de abajo donde acordaron echar a suertes cuál de estos hombres se convertiría en apóstol para servir en el lugar de Judas. La suerte cayó en Matías, que fue proclamado nuevo apóstol. Fue debidamente iniciado en su cargo y luego nombrado tesorero. Pero Matías participó poco en las actividades posteriores de los apóstoles.
193:6.4 (2058.3) Poco después de Pentecostés los gemelos regresaron a sus casas en Galilea. Simón Zelotes se retiró durante algún tiempo antes de salir a predicar el evangelio. Tomás estuvo inquieto durante un periodo de tiempo más corto, y luego reanudó su enseñanza. Natanael discrepó cada vez más de Pedro porque predicaba sobre Jesús en vez de proclamar el evangelio original del reino. Este desacuerdo se agravó tanto que a mediados del mes siguiente Natanael se retiró y fue a reunirse con Abner y Lázaro en Filadelfia. Después de permanecer allí durante más de un año, siguió predicando el evangelio tal como él lo entendía hasta más allá de Mesopotamia.
193:6.5 (2058.4) Y así, de los doce apóstoles originales no quedaron más que seis para actuar en Jerusalén, el escenario de la proclamación inicial del evangelio: Pedro, Andrés, Santiago, Juan, Felipe y Mateo.
193:6.6 (2058.5) Poco antes del mediodía los apóstoles volvieron a subir a la habitación de arriba y anunciaron a sus hermanos que Matías había sido elegido como nuevo apóstol. Entonces Pedro invitó a todos los creyentes a entrar en oración, a orar para prepararse a recibir el don del espíritu que el Maestro había prometido enviar.
El libro de Urantia
Documento 194
194:0.1 (2059.1) ALREDEDOR de la una, mientras los ciento veinte creyentes se encontraban orando, notaron todos una extraña presencia en la sala y se hicieron conscientes al mismo tiempo de un sentimiento nuevo y profundo de gozo, seguridad y confianza espiritual. Esta nueva consciencia de fuerza espiritual fue seguida de inmediato por un fuerte impulso de salir a proclamar públicamente el evangelio del reino y la buena nueva de que Jesús había resucitado de entre los muertos.
194:0.2 (2059.2) Pedro se puso de pie y declaró que eso debía de ser la venida del Espíritu de la Verdad que el Maestro les había prometido. Propuso que fueran al templo y empezaran a proclamar la buena nueva que les había sido encomendada, y así lo hicieron.
194:0.3 (2059.3) Aquellos hombres habían sido formados e instruidos para predicar el evangelio de la paternidad de Dios y la filiación de los hombres, pero en ese momento de éxtasis espiritual y triunfo personal la noticia mejor y más importante para ellos era el hecho de que el Maestro había resucitado. Y así, dotados de un poder recibido de lo alto, salieron a predicar a la gente la buena nueva —la salvación a través de Jesús— pero cayeron involuntariamente en el error de sustituir el mensaje del evangelio por algunos hechos relacionados con el evangelio. Pedro dio inicio a este error sin darse cuenta, y otros siguieron su ejemplo hasta llegar a Pablo, que creó una nueva religión a partir de esta nueva versión de la buena nueva.
194:0.4 (2059.4) El evangelio del reino es el hecho de la paternidad de Dios unido a la verdad resultante de la hermandad-filiación de los hombres. El cristianismo, tal como se desarrolló desde aquel día, es el hecho de Dios como Padre del Señor Jesucristo asociado a la experiencia de la comunión del creyente con el Cristo resucitado y glorificado.
194:0.5 (2059.5) No es de extrañar que estos hombres infundidos por el espíritu aprovecharan esa oportunidad para expresar sus sentimientos de triunfo sobre las fuerzas que habían intentado destruir a su Maestro y poner fin a la influencia de sus enseñanzas. En un momento como ese era más fácil recordar su asociación personal con Jesús y entusiasmarse con la certeza de que el Maestro seguía viviendo, de que su amistad con él no había terminado y de que el espíritu había descendido en verdad sobre ellos tal como él les había prometido.
194:0.6 (2059.6) Aquellos creyentes se sintieron de pronto transportados a otro mundo, a una nueva existencia de alegría, poder y gloria. El Maestro les había dicho que el reino vendría con poder, y algunos de ellos pensaron que empezaban a entender lo que había querido decir.
194:0.7 (2059.7) Y cuando se piensa en todo esto no es difícil comprender que estos hombres llegaran a predicar un nuevo evangelio sobre Jesús en lugar de su mensaje anterior de la paternidad de Dios y la hermandad de los hombres.
194:1.1 (2060.1) Los apóstoles habían estado escondidos durante cuarenta días. Ese día resultó ser la festividad judía de Pentecostés, y había en Jerusalén miles de visitantes de todas las partes del mundo. Aunque muchos habían llegado para esa fiesta, la mayoría llevaban en la ciudad desde la Pascua. Fue entonces cuando estos asustados apóstoles salieron de sus semanas de reclusión y tuvieron la audacia de presentarse en el templo para empezar a predicar el nuevo mensaje de un Mesías resucitado. Y todos los discípulos eran igualmente conscientes de haber recibido una nueva dotación espiritual de visión interior y poder.
194:1.2 (2060.2) Serían las dos cuando Pedro se puso de pie en el mismo lugar donde su Maestro había enseñado por última vez en ese templo y pronunció un llamamiento apasionado que consiguió ganar a más de dos mil almas. El Maestro se había ido, pero descubrieron de pronto que esta historia tenía un gran poder sobre la gente. No es de extrañar que quisieran seguir proclamando aquello que justificaba su entrega anterior a Jesús y que al mismo tiempo compelía a los hombres a creer en él. En esa reunión participaron seis de los apóstoles: Pedro, Andrés, Santiago, Juan, Felipe y Mateo. Hablaron durante más de hora y media, y pronunciaron sus mensajes en griego, hebreo y arameo, e incluso algunas palabras en otras lenguas que conocían un poco.
194:1.3 (2060.3) A los líderes de los judíos les sorprendió muchísimo la osadía de los apóstoles, pero al ver que tanta gente creía en su relato no se atrevieron a intervenir.
194:1.4 (2060.4) Hacia las cuatro y media más de dos mil nuevos creyentes siguieron a los apóstoles hasta el estanque de Siloé donde Pedro, Andrés, Santiago y Juan los bautizaron en nombre del Maestro. Ya era de noche cuando terminaron de bautizar a la multitud.
194:1.5 (2060.5) Pentecostés era la gran festividad del bautismo, el momento de admitir en la comunidad a los prosélitos de la puerta, a los gentiles que deseaban servir a Yahvé. Por eso era mucho más fácil para muchos creyentes, tanto judíos como gentiles, recibir el bautismo ese día. Al hacerlo no se apartaban de ninguna manera de la fe judía. Hubo incluso un tiempo en que los creyentes en Jesús fueron una secta dentro del judaísmo. Todos ellos, incluidos los apóstoles, seguían acatando las exigencias esenciales del sistema ceremonial judío.
194:2.1 (2060.6) Durante su vida en la tierra Jesús enseñó un evangelio que redimía al hombre de la superstición de que era hijo del demonio y lo elevaba a la dignidad de hijo de Dios por la fe. El mensaje de Jesús, tal como él lo predicó y lo vivió en su día, fue una solución eficaz para las dificultades espirituales del hombre de la época en que fue expuesto. Y ahora que él ha dejado personalmente el mundo, envía en su lugar a su Espíritu de la Verdad que está destinado a vivir en el hombre y exponer el mensaje de Jesús a cada nueva generación. Así, cada nuevo grupo de mortales que aparezca sobre la faz de la tierra tendrá una versión nueva y actualizada del evangelio, una iluminación personal y una guía colectiva que demostrará ser la solución eficaz para las dificultades espirituales, siempre nuevas y diversas, del hombre.
194:2.2 (2060.7) La primera misión de este espíritu es, por supuesto, fomentar y personalizar la verdad, pues la comprensión de la verdad es la forma más alta de libertad humana. El segundo cometido de este espíritu es acabar con el sentimiento de orfandad del creyente. Como Jesús estuvo entre los hombres, todos los creyentes experimentarían un sentimiento de soledad si el Espíritu de la Verdad no hubiera venido a morar en el corazón de los hombres.
194:2.3 (2061.1) Este otorgamiento del espíritu del Hijo preparó de manera eficaz la mente de todos los hombres normales para el posterior otorgamiento universal del espíritu del Padre (el Ajustador) a toda la humanidad. En cierto sentido este Espíritu de la Verdad es el espíritu tanto del Padre Universal como del Hijo Creador.
194:2.4 (2061.2) No cometáis el error de esperar que llegaréis a ser muy conscientes intelectualmente del Espíritu de la Verdad derramado sobre vosotros. El espíritu no crea nunca una consciencia de sí mismo, sino solo una consciencia de Miguel, el Hijo. Jesús enseñó desde el principio que el espíritu no hablaría de sí mismo. Por consiguiente, la prueba de vuestra comunión con el Espíritu de la Verdad no se puede encontrar en la consciencia que tengáis de este espíritu sino más bien en vuestra experiencia de una mayor comunión con Miguel.
194:2.5 (2061.3) El espíritu vino también para ayudar a los hombres a recordar y comprender las palabras del Maestro, así como para esclarecer y reinterpretar su vida en la tierra.
194:2.6 (2061.4) Y además, el Espíritu de la Verdad vino a ayudar al creyente a atestiguar las realidades de las enseñanzas de Jesús y de su vida tal como la vivió en la carne y tal como la vuelve a vivir ahora, una y otra vez, en cada creyente de cada generación sucesiva de hijos de Dios llenos del espíritu.
194:2.7 (2061.5) Se pone así de manifiesto que el Espíritu de la Verdad viene para conducir realmente a todos los creyentes a toda la verdad, al conocimiento cada vez más amplio de la experiencia de la consciencia espiritual viva y creciente de la realidad de la filiación eterna y ascendente con Dios.
194:2.8 (2061.6) La vida que vivió Jesús es una revelación del hombre sujeto a la voluntad del Padre, no un ejemplo que cada hombre deba intentar seguir al pie de la letra. Esa vida en la carne junto con su muerte en la cruz y su posterior resurrección no tardaron en convertirse en el nuevo evangelio del rescate pagado de ese modo para recuperar al hombre de las garras del maligno, de la condenación de un Dios ofendido. Sin embargo, y a pesar de la gran distorsión que sufrió el evangelio, sigue siendo cierto que este nuevo mensaje sobre Jesús conservó muchas verdades y enseñanzas fundamentales de su evangelio anterior del reino. Esas verdades ocultas de la paternidad de Dios y la hermandad de los hombres emergerán, tarde o temprano, para transformar eficazmente la civilización de toda la humanidad.
194:2.9 (2061.7) Por otra parte, estos errores del intelecto no interfirieron de ninguna manera en los grandes progresos de los creyentes en crecimiento espiritual. Menos de un mes después del otorgamiento del Espíritu de la Verdad los apóstoles habían hecho individualmente más progresos espirituales que durante sus casi cuatro años de amorosa asociación personal con el Maestro. Esta sustitución de la verdad del evangelio salvador de la filiación con Dios por el hecho de la resurrección de Jesús tampoco interfirió en modo alguno en la rápida difusión de sus enseñanzas; al contrario, el hecho de que el mensaje de Jesús fuera eclipsado por las nuevas enseñanzas sobre su persona y su resurrección pareció facilitar enormemente la predicación de la buena nueva.
194:2.10 (2061.8) La expresión «bautismo del espíritu», que empezó a generalizarse por esa época, significaba simplemente recibir de manera consciente este don del Espíritu de la Verdad y reconocer de manera personal este nuevo poder espiritual como un acrecentamiento de todas las influencias espirituales experimentadas previamente por las almas conocedoras de Dios.
194:2.11 (2061.9) A partir del otorgamiento del Espíritu de la Verdad el hombre está sujeto a la enseñanza y la guía de un triple otorgamiento de espíritus: el espíritu del Padre (el Ajustador del Pensamiento), el espíritu del Hijo (el Espíritu de la Verdad) y el espíritu del Espíritu (el Espíritu Santo).
194:2.12 (2062.1) En cierto modo, la humanidad está sujeta a la doble influencia del llamamiento séptuplo de las influencias de espíritu del universo. Las primeras razas evolutivas de mortales están sujetas al contacto progresivo de los siete espíritus-mente adjutores del Espíritu Madre del universo local. A medida que el hombre progresa hacia arriba en la escala de la inteligencia y la percepción espiritual, acaban flotando sobre él y morando en él las siete influencias superiores de espíritu. Estos son los siete espíritus de los mundos en vías de avance:
194:2.13 (2062.2) 1. El espíritu otorgado por el Padre Universal: los Ajustadores del Pensamiento.
194:2.14 (2062.3) 2. La presencia de espíritu del Hijo Eterno: la gravedad de espíritu del universo de universos y el canal cierto de toda comunión en el espíritu.
194:2.15 (2062.4) 3. La presencia de espíritu del Espíritu Infinito: la mente-espíritu universal de toda la creación, la fuente espiritual del parentesco intelectual de todas las inteligencias progresivas.
194:2.16 (2062.5) 4. El espíritu del Padre Universal y el Hijo Creador: el Espíritu de la Verdad, considerado generalmente como el espíritu del Hijo del Universo.
194:2.17 (2062.6) 5. El espíritu del Espíritu Infinito y el Espíritu Madre del Universo: el Espíritu Santo, considerado generalmente como el espíritu del Espíritu del Universo.
194:2.18 (2062.7) 6. El espíritu-mente del Espíritu Madre del Universo: los siete espíritus-mente adjutores del universo local.
194:2.19 (2062.8) 7. El espíritu del Padre, los Hijos y los Espíritus: el espíritu con nombre nuevo de los mortales ascendentes de los mundos después de la fusión del alma mortal, nacida del espíritu, con el Ajustador paradisiaco del Pensamiento, y después de haber logrado posteriormente la divinidad y la glorificación de pertenecer al Cuerpo de la Finalización del Paraíso.
194:2.20 (2062.9) Y así, el otorgamiento del Espíritu de la Verdad trajo al mundo y a sus gentes el último otorgamiento de espíritu destinado a auxiliarlos en la búsqueda ascendente de Dios.
194:3.1 (2062.10) Muchas enseñanzas raras y extrañas se han asociado a las primeras narraciones del día de Pentecostés. En tiempos posteriores, los sucesos de aquel día en el que el Espíritu de la Verdad, el nuevo maestro, vino a morar con la humanidad se han confundido con absurdas manifestaciones de sentimentalismo desbordado. La misión principal de ese espíritu del Padre y el Hijo derramado sobre los hombres es enseñarles las verdades sobre el amor del Padre y la misericordia del Hijo. Estas son las verdades de la divinidad que los hombres pueden comprender mucho mejor que todos los demás rasgos del carácter divino. El Espíritu de la Verdad se ocupa principalmente de revelar la naturaleza de espíritu del Padre y el carácter moral del Hijo. El Hijo Creador, en la carne, reveló a Dios a los hombres. El Espíritu de la Verdad, en el corazón, revela al Hijo Creador a los hombres. Cuando un hombre produce en su vida los «frutos del espíritu» está mostrando simplemente los rasgos que el Maestro manifestó en su propia vida terrenal. Cuando Jesús estuvo en la tierra vivió su vida como una sola personalidad: Jesús de Nazaret. A partir de Pentecostés el Maestro, como espíritu morador del «nuevo maestro», ha podido vivir su vida de nuevo en la experiencia de cada creyente que ha sido instruido en la verdad.
194:3.2 (2062.11) Muchas cosas que suceden en el transcurso de una vida humana son duras de comprender, difíciles de conciliar con la idea de que estamos en un universo donde prevalece la verdad y triunfa la rectitud. Muchas veces se tiene la impresión de que prevalece la calumnia, la mentira, la falta de honradez y de rectitud, es decir, el pecado. ¿Triunfa realmente la fe sobre el mal, el pecado y la iniquidad? Sí que triunfa, y la vida y la muerte de Jesús son la prueba eterna de que la verdad de la bondad y la fe de la criatura guiada por el espíritu serán siempre justificadas. Se mofaron de Jesús en la cruz, diciendo: «Veamos si viene Dios a liberarlo». El día de la crucifixión pareció sombrío, pero la mañana de la resurrección brilló gloriosamente, y el día de Pentecostés fue aún más brillante y jubiloso. Las religiones de la desesperanza pesimista buscan la liberación de las cargas de la vida, ansían la extinción en un sueño y un reposo sin fin. Son las religiones de los miedos y terrores primitivos. La religión de Jesús es un nuevo evangelio de fe que ha de ser proclamado a una humanidad que lucha. Esta nueva religión está fundada en la fe, la esperanza y el amor.
194:3.3 (2063.1) La vida mortal había descargado sobre Jesús sus golpes más duros, amargos y crueles, y este hombre se enfrentó a estas condiciones de desesperación con fe, valor y la determinación inquebrantable de hacer la voluntad de su Padre. Jesús se enfrentó a la vida en toda su terrible realidad y la dominó hasta la muerte. No utilizó la religión para liberarse de la vida. La religión de Jesús no busca escapar de esta vida para poder disfrutar de la dicha que espera en otra existencia. La religión de Jesús proporciona la alegría y la paz de una nueva existencia espiritual para realzar y ennoblecer la vida que los hombres viven ahora en la carne.
194:3.4 (2063.2) Si la religión es el opio del pueblo, esa no es la religión de Jesús. En la cruz se negó a beber la droga adormecedora, y su espíritu derramado sobre toda carne es una poderosa influencia mundial que conduce al hombre hacia arriba y lo impulsa hacia adelante. El impulso espiritual hacia adelante es la fuerza motriz más poderosa que existe en este mundo. El creyente que aprende la verdad es el alma más progresiva y dinámica de la tierra.
194:3.5 (2063.3) El día de Pentecostés la religión de Jesús rompió todas las restricciones nacionales y todas las cadenas raciales. Es cierto para siempre que «donde está el espíritu del Señor hay libertad». Aquel día el Espíritu de la Verdad se convirtió en el don personal del Maestro para cada mortal. Este espíritu fue otorgado con el propósito de capacitar a los creyentes para que predicaran con más eficacia el evangelio del reino, pero ellos confundieron la experiencia de recibir el espíritu derramado sobre ellos y la convirtieron en una parte del nuevo evangelio que estaban formulando inconscientemente.
194:3.6 (2063.4) No paséis por alto el hecho de que el Espíritu de la Verdad fue otorgado a todos los creyentes sinceros; este don del espíritu no vino solo a los apóstoles. Los ciento veinte hombres y mujeres reunidos en la habitación de arriba recibieron todos al nuevo maestro, igual que todos los honrados de corazón del mundo entero. Este nuevo maestro fue otorgado a la humanidad, y cada alma lo recibió según su amor a la verdad y su capacidad de captar y comprender las realidades espirituales. La verdadera religión se libera por fin de la custodia de los sacerdotes y de todas las castas sagradas, y encuentra su manifestación real en el alma individual de los hombres.
194:3.7 (2063.5) La religión de Jesús fomenta el tipo más alto de civilización humana porque crea el tipo más alto de personalidad espiritual y proclama la condición sagrada de esa persona.
194:3.8 (2063.6) La llegada del Espíritu de la Verdad en Pentecostés hizo posible una religión que no es ni radical ni conservadora, ni antigua ni nueva, y no ha de estar dominada ni por los viejos ni por los jóvenes. El hecho de la vida terrenal de Jesús proporciona un punto fijo para el ancla del tiempo, mientras que el otorgamiento del Espíritu de la Verdad proporciona la expansión perpetua y el crecimiento sin fin de la religión que vivió Jesús y del evangelio que proclamó. El espíritu guía hacia toda la verdad, es el maestro de una religión en expansión y crecimiento constante de progreso sin fin y desarrollo divino. Este nuevo maestro desvelará siempre al creyente que busca la verdad lo que estuvo tan divinamente contenido en la persona y la naturaleza del Hijo del Hombre.
194:3.9 (2064.1) Las manifestaciones asociadas al otorgamiento del «nuevo maestro» y la acogida de los hombres de las diferentes razas y naciones reunidas en Jerusalén a la predicación de los apóstoles atestiguan la universalidad de la religión de Jesús. El evangelio del reino no debe ser identificado con ninguna raza, cultura o idioma en particular. Este día de Pentecostés fue testigo del gran esfuerzo del espíritu por liberar a la religión de Jesús de las trabas judías heredadas, pero incluso después de esta demostración de derramamiento del espíritu sobre toda carne, los apóstoles se esforzaron al principio por imponer a sus conversos las exigencias del judaísmo. El propio Pablo tuvo problemas con sus hermanos de Jerusalén porque se negaba a someter a los gentiles a esas prácticas judías. Ninguna religión revelada puede difundirse por todo el mundo si comete el grave error de dejarse permear por alguna cultura nacional o de asociarse con prácticas raciales, sociales o económicas ya establecidas.
194:3.10 (2064.2) El otorgamiento del Espíritu de la Verdad fue independiente de todas las formalidades, ceremonias, lugares sagrados y comportamientos especiales por parte de los que recibieron la plenitud de su manifestación. Cuando el espíritu descendió sobre los reunidos en la habitación de arriba, estaban simplemente sentados allí y acababan de empezar a orar en silencio. El espíritu fue otorgado en el campo igual que en la ciudad. No fue necesario que los apóstoles se retiraran a un lugar aislado y pasaran años de meditación solitaria para poder recibir el espíritu. Pentecostés disocia para siempre la idea de experiencia espiritual de la noción de un entorno especialmente favorable.
194:3.11 (2064.3) Pentecostés, con su dotación espiritual, estuvo dirigido a liberar para siempre la religión del Maestro de toda dependencia de las fuerzas físicas. A partir de ese momento los maestros de esta nueva religión están equipados con armas espirituales. Han de salir a conquistar el mundo con perdón indefectible, buena voluntad inigualable y amor desbordante. Están equipados para superar el mal con el bien, para vencer el odio con amor, para destruir el miedo con una fe viva y valiente en la verdad. Jesús había enseñado ya a sus seguidores que su religión nunca era pasiva, que sus discípulos debían ser siempre activos y positivos en su ministerio de misericordia y en sus manifestaciones de amor. Estos creyentes ya no debían seguir considerando a Yahvé como «el Señor de los Ejércitos». Ahora contemplaban a la Deidad eterna como el «Dios y Padre del Señor Jesucristo». Hicieron al menos este progreso, aunque no consiguieron captar del todo la verdad de que Dios es también el Padre espiritual de cada individuo.
194:3.12 (2064.4) Pentecostés dotó al hombre mortal con el poder de perdonar los agravios personales, de conservar la dulzura en medio de las peores injusticias, de permanecer impasible ante peligros aterradores y de desafiar los males del odio y la ira con actos intrépidos de amor y tolerancia. A lo largo de su historia Urantia ha sufrido la devastación de grandes guerras destructivas, y todos los que participaron en esas luchas terribles fueron derrotados. Solo ha habido un vencedor; solo uno salió de esas amargas luchas con su reputación realzada, y ese fue Jesús de Nazaret con su evangelio de superar el mal con el bien. El secreto de una civilización mejor está contenido en las enseñanzas del Maestro sobre la hermandad de los hombres, la buena voluntad del amor y la confianza mutua.
194:3.13 (2065.1) Hasta Pentecostés la religión tan solo había revelado al hombre en busca de Dios. A partir de Pentecostés el hombre sigue buscando a Dios, pero brilla también sobre el mundo el espectáculo de Dios buscando al hombre y enviando su espíritu para que more en él cuando lo encuentre.
194:3.14 (2065.2) Antes de las enseñanzas de Jesús que culminaron en Pentecostés las mujeres tenían poca o ninguna posición espiritual en los credos de las religiones más antiguas. Después de Pentecostés la mujer se encontró en igualdad con el hombre ante Dios en la hermandad del reino. Entre las ciento veinte personas que recibieron esta visitación especial del espíritu estaban muchas de las discípulas, y compartieron estas bendiciones en la misma medida que los hombres creyentes. Los hombres ya no pueden pretender monopolizar el ministerio del servicio religioso. Los fariseos podían seguir dando gracias a Dios por «no haber nacido ni mujer, ni leproso ni gentil», pero entre los seguidores de Jesús las mujeres han sido liberadas para siempre de toda discriminación religiosa basada en el sexo. Pentecostés obliteró toda discriminación religiosa basada en la distinción racial, las diferencias culturales, las castas sociales o los prejuicios sexuales. No es de extrañar que los creyentes en la nueva religión exclamaran: «Donde está el espíritu del Señor hay libertad».
194:3.15 (2065.3) Entre los ciento veinte creyentes estaban tanto la madre como un hermano de Jesús, y recibieron el espíritu derramado sobre ellos como miembros de este grupo común de discípulos. No recibieron más cantidad de este buen don que sus compañeros. No se otorgó ningún don especial a los miembros de la familia terrenal de Jesús. Pentecostés marcó el final de los sacerdocios especiales y de toda creencia en familias sagradas.
194:3.16 (2065.4) Antes de Pentecostés los apóstoles habían renunciado a muchas cosas por Jesús. Habían sacrificado sus hogares, sus familias, sus amigos, sus bienes terrenales y su posición social. En Pentecostés se dieron a Dios, y el Padre y el Hijo respondieron dándose a los hombres, enviando a sus espíritus para que vivieran en los hombres. Esta experiencia de perder el yo y encontrar al espíritu no fue una experiencia emocional, fue un acto de entrega inteligente de uno mismo y de consagración sin reservas.
194:3.17 (2065.5) Pentecostés fue el llamamiento a la unidad espiritual entre los creyentes en el evangelio. Cuando el espíritu descendió sobre los discípulos en Jerusalén, sucedió lo mismo en Filadelfia, en Alejandría y en todos los demás lugares donde moraban creyentes sinceros. Fue literalmente cierto que «la multitud de los que creyeron era de un corazón y un alma». La religión de Jesús es la influencia unificadora más poderosa que el mundo haya conocido jamás.
194:3.18 (2065.6) Pentecostés estaba destinado a reducir la autoafirmación de las personas, los grupos, las naciones y las razas. El espíritu de autoafirmación es lo que aumenta la tensión que se desata periódicamente en forma de guerras destructivas. La humanidad solo puede unificarse mediante un planteamiento espiritual, y el Espíritu de la Verdad es una influencia mundial universal.
194:3.19 (2065.7) El advenimiento del Espíritu de la Verdad purifica el corazón humano y conduce a quien lo recibe a formular un propósito de vida dedicado en exclusiva a la voluntad de Dios y al bienestar de los hombres. El espíritu material del egoísmo ha sido engullido por este nuevo otorgamiento espiritual de altruismo. Pentecostés significó entonces y significa ahora que el Jesús histórico se ha convertido en el Hijo divino de la experiencia viva. Cuando se experimenta conscientemente en la vida humana la alegría de este espíritu derramado, es un tónico para la salud, un estímulo para la mente y una energía inagotable para el alma.
194:3.20 (2065.8) La oración no fue lo que trajo al espíritu el día de Pentecostés, pero contribuyó mucho a determinar la capacidad de receptividad que caracterizaba a los creyentes individuales. La oración no mueve al corazón divino a otorgarse generosamente, pero cava muchas veces canales más amplios y más profundos por los que los otorgamientos divinos pueden fluir hasta el corazón y el alma de los que se acuerdan de mantener una comunión ininterrumpida con su Hacedor mediante la oración sincera y la verdadera adoración.
194:4.1 (2066.1) Cuando Jesús fue apresado tan repentinamente por sus enemigos y crucificado tan rápidamente entre dos ladrones, sus apóstoles y discípulos quedaron totalmente desmoralizados. La idea de un Maestro arrestado, atado, azotado y crucificado fue demasiado incluso para los apóstoles. Olvidaron sus enseñanzas y sus advertencias. Jesús podría haber sido en verdad «un profeta poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo», pero no el Mesías que esperaban que restaurara el reino de Israel.
194:4.2 (2066.2) Después viene la resurrección que los libera de la desesperanza y les devuelve su fe en la divinidad del Maestro. Ven al Maestro y hablan con él una y otra vez, y los lleva al Olivete donde se despide de ellos y les dice que vuelve al Padre. Les ha dicho que se queden en Jerusalén hasta que sean dotados de poder, hasta que venga el Espíritu de la Verdad. El día de Pentecostés llega este nuevo maestro y ellos salen inmediatamente a predicar su evangelio con nuevo poder. Son los audaces y valientes seguidores de un Señor vivo, no de un líder muerto y derrotado. El Maestro vive en el corazón de estos evangelistas. Dios no es una doctrina en su mente, se ha convertido en una presencia viva en su alma.
194:4.3 (2066.3) «Día tras día perseveraban unánimes en el templo, y partiendo el pan en las casas comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y hallando favor con todo el pueblo. Todos estaban llenos del espíritu y proclamaban con audacia la palabra de Dios. Y la multitud de los que creyeron era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común.»
194:4.4 (2066.4) ¿Qué les ha ocurrido a estos hombres a quienes Jesús había ordenado salir a predicar el evangelio del reino: la paternidad de Dios y la hermandad de los hombres? Tienen un nuevo evangelio, arden con una nueva experiencia, están llenos de una nueva energía espiritual. De pronto su mensaje ha cambiado y ahora proclaman al Cristo resucitado: «A Jesús de Nazaret, varón confirmado por Dios con milagros y prodigios, entregado por el plan predeterminado y el previo conocimiento de Dios, lo crucificasteis y matasteis. Él ha cumplido así las cosas que Dios había anunciado por boca de todos los profetas. A este Jesús resucitó Dios. Dios lo ha hecho Señor y Cristo. Exaltado a la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del espíritu, ha derramado esto que vosotros veis y oís. Arrepentíos para que vuestros pecados sean borrados, para que el Padre envíe al Cristo designado de antemano para vosotros, el propio Jesús, a quien el cielo ha de recibir hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas».
194:4.5 (2066.5) El evangelio del reino, el mensaje de Jesús, había sido transformado de pronto en el evangelio del Señor Jesucristo. Proclamaban ahora los hechos de su vida, su muerte y resurrección, y predicaban la esperanza de su rápido regreso a este mundo para terminar la obra que había empezado. Así, el mensaje de los primeros creyentes consistió en predicar los hechos de su primera venida y en enseñar la expectativa de su segunda venida, un acontecimiento que suponían muy cercano.
194:4.6 (2067.1) Cristo estaba a punto de convertirse en el credo de la Iglesia que empezaba a formarse rápidamente. Jesús vive, murió por los hombres, ha dado el espíritu y va a volver. Jesús llenaba todos sus pensamientos y determinaba todos sus nuevos conceptos sobre Dios y sobre todo lo demás. Estaban demasiado entusiasmados con la nueva doctrina de que «Dios es el Padre del Señor Jesús» para interesarse por el antiguo mensaje de que «Dios es el Padre amoroso de todos los hombres», de cada persona en particular. Es verdad que brotó en aquellas primeras comunidades de creyentes una maravillosa manifestación de amor fraternal y buena voluntad sin precedentes, pero fue una comunión de creyentes en Jesús, no una comunión de hermanos en el reino de la familia del Padre del cielo. Su buena voluntad provenía del amor nacido del concepto del otorgamiento de Jesús y no del reconocimiento de la hermandad de los mortales. Sin embargo, estaban llenos de júbilo y vivían unas vidas tan nuevas y únicas que todos los hombres se sentían atraídos hacia sus enseñanzas sobre Jesús. Cometieron el gran error de usar la interpretación viva e ilustrativa del evangelio del reino en lugar del evangelio mismo, pero incluso esto representaba la religión más grande que la humanidad había conocido jamás.
194:4.7 (2067.2) Sin lugar a dudas estaba apareciendo en el mundo una nueva comunión. «La multitud que creía perseveraba en las enseñanzas y la comunión de los apóstoles, en la fracción del pan y en las oraciones». Se llamaban unos a otros hermanos y hermanas, se saludaban entre sí con un beso santo, atendían a los pobres. Era una comunión tanto de vida como de adoración. No formaban una comunidad por decreto sino por el deseo de compartir sus bienes con sus compañeros creyentes. Esperaban confiados el retorno de Jesús durante su generación para terminar de establecer el reino del Padre. Compartían espontáneamente las posesiones terrenales, aunque eso no era una característica directa de las enseñanzas de Jesús. Ocurrió porque estos hombres y mujeres creían con toda sinceridad y confianza que había de regresar de un momento a otro para acabar su obra y consumar el reino. Sin embargo los resultados finales de este experimento bienintencionado pero insensato de amor fraternal fueron desastrosos y causaron muchos pesares. Miles de creyentes sinceros vendieron sus propiedades y distribuyeron todo su capital y otros activos rentables. Con el tiempo los menguantes recursos del sistema cristiano de «compartir por igual» se acabaron, pero el mundo no se acabó. Muy pronto, los creyentes de Antioquía organizaron una colecta para impedir que sus compañeros de Jerusalén se murieran de hambre.
194:4.8 (2067.3) En aquellos días los creyentes celebraban la Cena del Señor tal como había sido establecida, es decir, se reunían para comer juntos en buena hermandad y compartían el sacramento al final de la comida.
194:4.9 (2067.4) Al principio bautizaban en nombre de Jesús, y pasaron casi veinte años hasta que empezaron a bautizar «en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo». El bautismo era lo único que se exigía para ser admitido en la comunión de los creyentes. Aún no tenían ninguna organización; formaban simplemente la hermandad de Jesús.
194:4.10 (2067.5) Esta secta de Jesús crecía rápidamente, y atrajo una vez más la atención de los saduceos. A los fariseos les preocupaba poco la situación, puesto que ninguna de las enseñanzas interfería para nada en la observancia de las leyes judías. En cambio los saduceos empezaron a encarcelar a los líderes de la secta de Jesús hasta que se dejaron convencer por esta recomendación de Gamaliel, uno de los rabinos principales: «No tengáis nada que ver con esos hombres y dejadlos en paz, porque si este plan o esta obra es de los hombres, perecerá, pero si es de Dios, no podréis destruirlos, no sea que os halléis luchando contra Dios». Decidieron seguir el consejo de Gamaliel, y hubo un periodo de paz y tranquilidad en Jerusalén durante el cual se difundió rápidamente el nuevo evangelio sobre Jesús.
194:4.11 (2068.1) Y así, todo fue bien en Jerusalén hasta la llegada de numerosos griegos procedentes de Alejandría. Dos de los alumnos de Rodan llegaron a Jerusalén e hicieron muchos conversos entre los helenistas. Entre sus primeros conversos estaban Esteban y Bernabé. Estos griegos cultivados no tenían un punto de vista tan judío y no se amoldaban tan bien a las formas de culto de los judíos ni a las demás prácticas ceremoniales. Las actividades de estos creyentes griegos pusieron fin a las pacíficas relaciones existentes entre la hermandad de Jesús y los fariseos y saduceos. Esteban y su compañero griego empezaron a predicar de manera más acorde a como Jesús había enseñado, y esto los llevó a un conflicto inmediato con los dirigentes judíos. Durante uno de los sermones públicos de Esteban, cuando llegó a la parte inaceptable de su discurso prescindieron de todas las formalidades judiciales y lo mataron a pedradas allí mismo.
194:4.12 (2068.2) Esteban, el líder de la colonia de griegos de Jerusalén que creían en Jesús, se convirtió así en el primer mártir de la nueva fe y en la causa que motivó la organización formal de la Iglesia cristiana primitiva. Los creyentes afrontaron esta nueva crisis reconociendo que no podían seguir siendo una secta dentro de la fe judía y todos estuvieron de acuerdo en que debían separarse de los no creyentes. Un mes después de la muerte de Esteban se había organizado la Iglesia de Jerusalén bajo el liderazgo de Pedro, con Santiago el hermano de Jesús como jefe nominal.
194:4.13 (2068.3) Estallaron entonces nuevas y encarnizadas persecuciones por parte de los judíos, de modo que los maestros activos de la nueva religión sobre Jesús, que fue llamada posteriormente cristianismo en Antioquía, salieron hasta los confines del Imperio proclamando a Jesús. Antes de la época de Pablo el liderazgo de la predicación de este mensaje estuvo en manos de los griegos. Aquellos primeros misioneros, como también los que vinieron después, tomaron la antigua ruta de Alejandro que iba por Gaza y Tiro hasta Antioquía, seguía hasta Macedonia a través de Asia Menor, y desde allí hasta Roma y los rincones más lejanos del Imperio.
El libro de Urantia
Documento 195
195:0.1 (2069.1) LOS resultados de la predicación de Pedro el día de Pentecostés fueron tales que decidieron las políticas futuras y determinaron los planes de la mayoría de los apóstoles en sus esfuerzos por proclamar el evangelio del reino. Pedro fue el verdadero fundador de la Iglesia cristiana. Pablo llevó el mensaje cristiano a los gentiles, y los creyentes griegos lo llevaron a todo el Imperio romano.
195:0.2 (2069.2) Aunque los hebreos atados a la tradición y tiranizados por los sacerdotes se negaron a aceptar, como pueblo, tanto el evangelio de Jesús sobre la paternidad de Dios y la hermandad de los hombres como la proclamación de Pedro y de Pablo de la resurrección y la ascensión de Cristo (el cristianismo posterior), el resto del Imperio romano resultó ser receptivo a estas enseñanzas cristianas en vías de evolución. La civilización occidental de la época era intelectual, estaba harta de guerras y veía con profundo escepticismo todas las religiones y todas las filosofías universales existentes. Los pueblos del mundo occidental, beneficiarios de la cultura griega, veneraban la tradición de un magnífico pasado. Podían contemplar la herencia de sus grandes realizaciones en filosofía, arte, literatura y progreso político, pero a pesar de todos esos logros no tenían una religión que colmara sus almas. Sus anhelos espirituales seguían insatisfechos.
195:0.3 (2069.3) Este era el escenario de la sociedad humana donde aparecieron de pronto las enseñanzas de Jesús contenidas en el mensaje cristiano. Se presentó así un nuevo orden de vida ante los corazones hambrientos de aquellos pueblos occidentales. Esta situación supuso un conflicto inmediato entre las antiguas prácticas religiosas y la nueva versión cristianizada del mensaje de Jesús al mundo. Un conflicto así solo podía resolverse con una victoria decisiva de lo antiguo o de lo nuevo, o bien con cierto grado de transigencia. La historia muestra que la lucha terminó en transigencia. El cristianismo se atrevió a abarcar demasiadas cosas como para que cualquier pueblo pudiera asimilarlas en una o dos generaciones. No era un simple llamamiento espiritual como el que había presentado Jesús a las almas de los hombres, sino que adoptó muy pronto posiciones claras sobre los rituales religiosos, la educación, la magia, la medicina, el arte, la literatura, la ley, el gobierno, la moralidad, la reglamentación sexual, la poligamia y, en grado limitado, incluso sobre la esclavitud. El cristianismo no llegó simplemente como una nueva religión —algo que todo el Imperio romano y todo el Oriente estaban esperando— sino como un nuevo orden de sociedad humana, y esta pretensión precipitó rápidamente el choque sociomoral de los siglos. Los ideales de Jesús, reinterpretados por la filosofía griega y socializados en el cristianismo, plantearon un audaz desafío a las tradiciones de la raza humana plasmadas en la ética, la moral y las religiones de la civilización occidental.
195:0.4 (2069.4) Al principio el cristianismo solo ganó conversos en los estratos sociales y económicos más bajos, pero hacia el comienzo del siglo segundo la élite de la cultura grecorromana se fue orientando cada vez más hacia este nuevo orden de creencia cristiana, hacia este nuevo concepto del propósito del vivir y de la meta de la existencia.
195:0.5 (2070.1) ¿Cómo pudo este nuevo mensaje de origen judío, casi fracasado en su tierra natal, captar con tanta eficacia y rapidez a las mejores mentes del Imperio romano? El triunfo del cristianismo sobre las religiones filosóficas y los cultos de misterio se debió a los factores siguientes:
195:0.6 (2070.2) 1. La organización. Pablo fue un gran organizador y sus sucesores se mantuvieron a su altura.
195:0.7 (2070.3) 2. El cristianismo estaba totalmente helenizado. Contenía lo mejor de la filosofía griega y lo más selecto de la teología hebrea.
195:0.8 (2070.4) 3. Pero por encima de todo, contenía un ideal nuevo y grande: el eco de la vida de otorgamiento de Jesús y el reflejo de su mensaje de salvación para toda la humanidad.
195:0.9 (2070.5) 4. Los líderes cristianos estaban dispuestos a hacer tales concesiones al mitraísmo que la mejor parte de los seguidores de Mitra fue conquistada para el culto de Antioquía.
195:0.10 (2070.6) 5. Así mismo, las generaciones posteriores de líderes cristianos siguieron haciendo tales concesiones al paganismo que incluso el emperador romano Constantino fue ganado para la nueva religión.
195:0.11 (2070.7) Pero los cristianos hicieron un trato astuto con los paganos, ya que adoptaron su pompa ritual mientras los obligaban a aceptar la versión helenizada del cristianismo paulino. Negociaron mejor con los paganos que con el culto mitraico, pero incluso en aquellas concesiones iniciales salieron ganando con creces porque consiguieron eliminar las burdas inmoralidades y otras muchas prácticas reprensibles de los misterios persas.
195:0.12 (2070.8) Sabiamente o no, los primeros líderes del cristianismo hicieron concesiones deliberadas sobre los ideales de Jesús en un esfuerzo por salvar y fomentar muchas de sus ideas. Y tuvieron mucho éxito. ¡Pero no os equivoquéis! Esos ideales del Maestro, objeto de concesiones, siguen latentes en su evangelio, y con el tiempo afirmarán su pleno poder en el mundo.
195:0.13 (2070.9) Gracias a esta paganización del cristianismo el antiguo orden ganó muchas victorias menores de naturaleza ritualista, pero los cristianos obtuvieron la supremacía por cuanto:
195:0.14 (2070.10) 1. Se hizo sonar una nota nueva y mucho más alta en la moralidad humana.
195:0.15 (2070.11) 2. Se dio al mundo un concepto nuevo y mucho más amplio de Dios.
195:0.16 (2070.12) 3. La esperanza de la inmortalidad entró a formar parte de las garantías de una religión reconocida.
195:0.17 (2070.13) 4. Jesús de Nazaret fue presentado al alma hambrienta del hombre.
195:0.18 (2070.14) Muchas de las grandes verdades que enseñó Jesús llegaron casi a perderse en estas concesiones iniciales, pero siguen aún adormecidas en esa religión de cristianismo paganizado que era a su vez la versión paulina de la vida y las enseñanzas del Hijo del Hombre. Y antes incluso de ser paganizado, el cristianismo fue primero helenizado a fondo. El cristianismo debe mucho, muchísimo, a los griegos. Fue un griego de Egipto el que tuvo la audacia de levantarse en Nicea y desafiar con tanto valor a la asamblea que no se atrevieron a oscurecer el concepto de la naturaleza de Jesús hasta el punto de correr el riesgo de que se perdiera para el mundo la verdad real de su otorgamiento. Este griego se llamaba Atanasio, y si no hubiera sido por la elocuencia y la lógica de este creyente habrían triunfado las persuasivas convicciones de Arrio.
195:1.1 (2071.1) La helenización del cristianismo empezó realmente el día memorable en que el apóstol Pablo se presentó ante el consejo del Areópago de Atenas y habló a los atenienses sobre el «Dios Desconocido». Allí, a la sombra de la Acrópolis, este ciudadano romano proclamó a aquellos griegos su versión de la nueva religión que había tenido su origen en la tierra judía de Galilea. Había una extraña similitud entre la filosofía griega y muchas de las enseñanzas de Jesús. Tenían una meta común: ambas buscaban la emergencia del individuo; los griegos su emergencia social y política, Jesús su emergencia moral y espiritual. Los griegos enseñaban el liberalismo intelectual que conducía a la libertad política, Jesús enseñaba el liberalismo espiritual que conducía a la libertad religiosa. La unión de estas dos ideas constituyó un nuevo y poderoso estatuto de la libertad humana y presagiaba la libertad social, política y espiritual del hombre.
195:1.2 (2071.2) El cristianismo nació y triunfó sobre todas las religiones rivales debido principalmente a dos factores:
195:1.3 (2071.3) 1. La mente griega estaba dispuesta a adoptar nuevas y buenas ideas incluso de los judíos.
195:1.4 (2071.4) 2. Pablo y sus sucesores estaban dispuestos a hacer concesiones y sabían hacerlo con astucia y sagacidad; eran finos negociadores en materia teológica.
195:1.5 (2071.5) Cuando Pablo se levantó en Atenas para predicar «a Cristo, y Cristo crucificado», los griegos estaban espiritualmente hambrientos; se preguntaban por la verdad espiritual, les interesaba y la buscaban realmente. No olvidéis nunca que al principio los romanos combatieron el cristianismo mientras que los griegos lo abrazaron, y que fueron los griegos los que más tarde forzaron literalmente a los romanos a aceptar como parte de la cultura griega esta nueva religión, ya modificada para entonces.
195:1.6 (2071.6) Los griegos veneraban la belleza y los judíos la santidad, pero ambos amaban la verdad. Durante siglos los griegos habían pensado mucho y discutido muy seriamente sobre todos los problemas humanos —sociales, económicos, políticos y filosóficos— menos sobre religión. Pocos griegos habían prestado mucha atención a la religión; ni siquiera se tomaban muy en serio su propia religión. Durante siglos los judíos habían descuidado todos estos campos del pensamiento mientras entregaban sus mentes a la religión. Se tomaban su religión muy en serio, demasiado en serio. El producto unido de los siglos de pensamiento de estos dos pueblos, al iluminarse con el contenido del mensaje de Jesús, se convirtió en ese momento en la fuerza motriz de un nuevo orden de sociedad humana y hasta cierto punto de un nuevo orden de creencias y prácticas religiosas humanas.
195:1.7 (2071.7) Cuando Alejandro propagó la civilización helenística por el Cercano Oriente, la influencia de la cultura griega había penetrado ya en los países del Mediterráneo occidental. A los griegos les fue muy bien con su religión y su política mientras vivieron en pequeñas ciudades-Estado, pero cuando el rey de Macedonia se atrevió a expandir Grecia para convertirla en un imperio que abarcaba del Adriático al Indo empezaron los problemas. El arte y la filosofía de Grecia estaban a la altura de la expansión imperial pero no así su administración política ni su religión. Después de que las ciudades-Estado de Grecia se expandieran hasta hacerse un imperio, sus dioses más bien provincianos resultaron un poco raros. Los griegos estaban buscando realmente un solo Dios, un Dios más grande y mejor, cuando les llegó la versión cristianizada de la más antigua religión judía.
195:1.8 (2072.1) El Imperio helenístico no podía perdurar como tal. Su influjo cultural continuó, pero solo perduró después de tomar de Occidente el genio político romano para la administración de un Imperio y después de obtener de Oriente una religión cuyo Dios único poseía dignidad imperial.
195:1.9 (2072.2) En el siglo primero después de Cristo la cultura helenística había alcanzado ya sus cotas más altas y empezaba a retroceder; el conocimiento avanzaba pero el genio declinaba. Fue en ese preciso momento cuando las ideas y los ideales de Jesús, que estaban parcialmente contenidos en el cristianismo, contribuyeron a salvar el saber y la cultura griega.
195:1.10 (2072.3) Alejandro había invadido Oriente con el regalo cultural de la civilización griega. Pablo asaltó Occidente con la versión cristiana del evangelio de Jesús. Y el cristianismo helenizado echó raíces en todas las regiones de Occidente donde prevaleció la cultura griega.
195:1.11 (2072.4) La versión oriental del mensaje de Jesús, aunque permaneció más fiel a sus enseñanzas, mantuvo la actitud intransigente de Abner. Nunca progresó como la versión helenizada y acabó por perderse en el movimiento islámico.
195:2.1 (2072.5) Los romanos adoptaron en bloque la cultura griega y establecieron un sistema de gobierno representativo en lugar del gobierno por sorteo. Este cambio favoreció pronto al cristianismo, ya que Roma introdujo en todo el mundo occidental una nueva tolerancia hacia los idiomas y pueblos extranjeros e incluso hacia las religiones foráneas.
195:2.2 (2072.6) Muchas de las primeras persecuciones contra los cristianos en Roma se debieron únicamente a la desafortunada utilización del término «reino» en sus predicaciones. Los romanos eran tolerantes con todas y cada una de las religiones, pero muy recelosos ante cualquier atisbo de rivalidad política. Y así, cuando esas primeras persecuciones —nacidas en gran medida de malentendidos— se extinguieron, se abrió de par en par el campo para la propaganda religiosa. A los romanos les interesaba la administración política y se preocupaban poco por el arte o la religión, pero eran excepcionalmente tolerantes con ambos.
195:2.3 (2072.7) La ley oriental era severa y arbitraria; la ley griega, flexible y artística; la ley romana, digna y respetable. La educación romana generaba una imperturbable lealtad sin precedentes. Los primeros romanos eran individuos de gran dedicación política y plenamente consagrados. Eran honrados, entusiastas y entregados a sus ideales, pero sin una religión digna de ese nombre. No es de extrañar que se dejaran convencer por sus maestros griegos de aceptar el cristianismo de Pablo.
195:2.4 (2072.8) Aquellos romanos eran un gran pueblo. Podían gobernar Occidente porque sabían gobernarse a sí mismos. Su incomparable honradez, entrega y firme autocontrol constituyeron el terreno ideal donde sembrar y hacer crecer el cristianismo.
195:2.5 (2072.9) Fue fácil para estos grecorromanos entregados políticamente al Estado consagrarse espiritualmente a una Iglesia institucional con la misma dedicación. Los romanos solo combatieron contra la Iglesia cuando temieron que pudiera competir contra el Estado. Roma, que tenía poca filosofía nacional o cultura nativa, hizo suya la cultura griega y adoptó resueltamente a Cristo como su filosofía moral. El cristianismo se convirtió en la cultura moral de Roma, pero la nueva religión no fue precisamente una experiencia individual de crecimiento espiritual para los que la abrazaron de forma tan masiva. Es verdad que muchas personas penetraron bajo la superficie de toda esta religión estatal y encontraron, para alimento de su alma, los valores reales de los significados ocultos contenidos en las verdades latentes del cristianismo helenizado y paganizado.
195:2.6 (2073.1) Los estoicos y su esforzado llamamiento «a la naturaleza y la conciencia» habían sido la mejor preparación para que Roma entera recibiera a Cristo, al menos en sentido intelectual. El romano era jurista por naturaleza y por formación; veneraba hasta las leyes de la naturaleza, y ahora con el cristianismo percibía las leyes de Dios en las leyes de la naturaleza. Un pueblo capaz de dar a un Cicerón y un Virgilio estaba maduro para el cristianismo helenizado de Pablo.
195:2.7 (2073.2) Y así, estos griegos romanizados forzaron tanto a los judíos como a los cristianos a hacer filosófica su religión, a coordinar sus ideas y sistematizar sus ideales, a adaptar las prácticas religiosas al curso existente de la vida. Y todo esto se vio muy favorecido por la traducción al griego de las escrituras hebreas y por la redacción posterior del Nuevo Testamento en lengua griega.
195:2.8 (2073.3) A diferencia de los judíos y de otros muchos pueblos, los griegos llevaban mucho tiempo creyendo provisionalmente en la inmortalidad, en alguna clase de supervivencia después de la muerte. Y dado que este era el núcleo mismo de la enseñanza de Jesús, era seguro que el cristianismo ejercería un poderoso atractivo sobre ellos.
195:2.9 (2073.4) Una sucesión de victorias de la cultura griega y de la política romana había consolidado a los países mediterráneos como un solo imperio, con un solo idioma y una sola cultura, y había preparado al mundo occidental para un solo Dios. El judaísmo proporcionaba este Dios, pero el judaísmo no era aceptable como religión para aquellos griegos romanizados. Filón ayudó a mitigar las objeciones de algunos, pero el cristianismo les reveló un concepto aún mejor de un Dios único y lo aceptaron inmediatamente.
195:3.1 (2073.5) Tras la consolidación de la autoridad política romana y la diseminación del cristianismo, los cristianos se encontraron con un Dios único, un gran concepto religioso, pero sin imperio. Los grecorromanos se encontraron con un gran imperio, pero sin un Dios que sirviera como concepto religioso adecuado para el culto de un imperio y para su unificación espiritual. Los cristianos aceptaron el imperio y el imperio adoptó el cristianismo. Los romanos proporcionaron una unidad de gobierno político, los griegos una unidad de cultura y conocimientos y el cristianismo una unidad de pensamiento y práctica religiosa.
195:3.2 (2073.6) Roma superó la tradición del nacionalismo mediante un universalismo imperial y por primera vez en la historia hizo posible que diferentes razas y naciones aceptaran, al menos nominalmente, una sola religión.
195:3.3 (2073.7) Cuando el cristianismo se ganó el favor de Roma existía una gran contienda entre las vigorosas enseñanzas de los estoicos y las promesas de salvación de los cultos de misterio. El cristianismo llegó con su consuelo reconfortante y su poder liberador a un pueblo espiritualmente hambriento en cuyo idioma no cabía la palabra «altruismo».
195:3.4 (2073.8) Lo que dio su mayor poder al cristianismo fue la manera en que sus creyentes vivieron una vida de servicio, e incluso la manera en que murieron por su fe durante las drásticas persecuciones de los primeros tiempos.
195:3.5 (2073.9) La enseñanza del amor de Cristo por los niños acabó pronto con la práctica generalizada de dejar morir a los bebés no deseados, en particular a las niñas.
195:3.6 (2074.1) El primer modelo de culto cristiano fue tomado en gran parte de la sinagoga judía y modificado por el ritual mitraico. Más adelante se le añadió mucha pompa pagana. La columna vertebral de la Iglesia cristiana primitiva estaba formada por griegos cristianizados prosélitos del judaísmo.
195:3.7 (2074.2) El siglo segundo después de Cristo fue el periodo más favorable de la historia mundial para que progresara una buena religión en el mundo occidental. Durante el siglo primero el cristianismo se había preparado mediante luchas y concesiones para echar raíces y difundirse rápidamente. El cristianismo adoptó al emperador y después el emperador adoptó al cristianismo. Fue una gran época para la difusión de una nueva religión. Había libertad religiosa, los viajes se habían generalizado y no había trabas para el pensamiento.
195:3.8 (2074.3) El ímpetu espiritual derivado de aceptar nominalmente el cristianismo helenizado llegó a Roma demasiado tarde para evitar su bien avanzada decadencia moral o para compensar su asentado y creciente deterioro racial. Esta nueva religión era una necesidad cultural para la Roma imperial, y es una verdadera lástima que no llegara a ser un medio de salvación espiritual en un sentido más amplio.
195:3.9 (2074.4) Ni siquiera una buena religión podía salvar a un gran imperio de los resultados inevitables de la falta de participación individual en los asuntos del gobierno, del paternalismo excesivo, de la sobrecarga impositiva y los graves abusos en su recaudación, del desequilibrio comercial con el Levante que iba agotando el oro, de la locura por las diversiones, de la estandarización romana, de la degradación de la mujer, de la esclavitud y la decadencia racial, de las plagas físicas y de una Iglesia estatal que se había institucionalizado casi hasta el punto de la esterilidad espiritual.
195:3.10 (2074.5) Sin embargo las condiciones no eran tan malas en Alejandría. Las primeras escuelas siguieron conservando libres de concesiones muchas de las enseñanzas de Jesús. Pantaenos enseñó a Clemente y luego siguió a Natanael para proclamar a Cristo en la India. Si bien algunos de los ideales de Jesús fueron sacrificados durante la construcción del cristianismo, es de justicia hacer constar que a finales del siglo segundo prácticamente todas las grandes mentes del mundo grecorromano se habían vuelto cristianas. El triunfo se acercaba a su culminación.
195:3.11 (2074.6) Y este Imperio romano duró lo suficiente como para asegurar la supervivencia del cristianismo incluso después del colapso del Imperio. Pero nos hemos preguntado muchas veces qué habría sucedido en Roma y en el mundo si se hubiera aceptado el evangelio del reino en lugar del cristianismo griego.
195:4.1 (2074.7) La Iglesia, al ser adjunta a la sociedad y aliada de la política, estaba condenada a compartir el declive intelectual y espiritual de la llamada «edad oscura» de Europa. Durante este periodo la religión se fue haciendo cada vez más monástica, ascética y legalista. El cristianismo estaba hibernando en sentido espiritual. A lo largo de este periodo coexistió con esta religión adormecida y secularizada una corriente continua de misticismo, una fantástica experiencia espiritual que rayaba en la irrealidad y era filosóficamente análoga al panteísmo.
195:4.2 (2074.8) Durante estos siglos oscuros y desesperanzados la religión volvió a ser prácticamente de segunda mano. El individuo se encontraba casi perdido ante la autoridad, la tradición y el dictado de una Iglesia que lo eclipsaba todo. Surgió una nueva amenaza espiritual con la creación de una constelación de «santos» que se suponía tenían una influencia especial en las cortes divinas y podían por lo tanto interceder ante los Dioses en favor del hombre que supiera recurrir a ellos de forma eficaz.
195:4.3 (2075.1) Aunque el cristianismo no podía detener la edad oscura que se avecinaba, estaba ya lo bastante socializado y paganizado como para sobrevivir a este largo periodo de oscuridad moral y estancamiento espiritual. Perduró durante la larga noche de la civilización occidental y seguía ejerciendo influencia moral en el mundo en los albores del Renacimiento. Después de atravesar la edad oscura, la rehabilitación del cristianismo dio como resultado la aparición de numerosas sectas de enseñanzas cristianas, creencias adaptadas a tipos especiales —intelectuales, emocionales y espirituales— de personalidad humana. Muchos de estos grupos cristianos especiales, o familias religiosas, siguen existiendo en el momento de hacer esta exposición.
195:4.4 (2075.2) El cristianismo muestra en su historia que se originó a partir de la transformación no intencionada de la religión de Jesús en una religión sobre Jesús. La historia describe además que experimentó la helenización, la paganización, la secularización, la institucionalización, el deterioro intelectual, la decadencia espiritual, la hibernación moral, la amenaza de extinción, el posterior rejuvenecimiento, la fragmentación y más recientemente una rehabilitación relativa. Una trayectoria así denota una vitalidad inherente y enormes recursos de recuperación. Este mismo cristianismo está presente hoy día en el mundo civilizado de los pueblos occidentales y afronta una lucha por la existencia aún más inquietante que las memorables crisis que caracterizaron sus pasadas batallas por lograr el dominio.
195:4.5 (2075.3) La religión se enfrenta ahora al desafío de una nueva edad de mentes científicas y tendencias materialistas. En este gigantesco conflicto entre lo secular y lo espiritual acabará triunfando la religión de Jesús.
195:5.1 (2075.4) El siglo veinte ha traído al cristianismo y a todas las demás religiones nuevos problemas que resolver. Cuanto más alto escala una civilización, más necesario se hace el deber de «buscar primero las realidades del cielo» en todos los esfuerzos del hombre por estabilizar la sociedad y facilitar la solución de sus problemas materiales.
195:5.2 (2075.5) La verdad se vuelve a menudo confusa y hasta engañosa cuando se desmembra, se segrega, se aísla y se analiza demasiado. La verdad viva solo enseña bien al buscador de la verdad cuando es abrazada en su totalidad y como una realidad espiritual viva, no como un hecho de la ciencia material o una inspiración de un arte interpuesto.
195:5.3 (2075.6) La religión es la revelación al hombre de su destino divino y eterno. La religión es una experiencia puramente personal y espiritual, y debe distinguirse siempre de otras formas elevadas del pensamiento humano como:
195:5.4 (2075.7) 1. La actitud lógica del hombre hacia las cosas de la realidad material.
195:5.5 (2075.8) 2. La apreciación estética de la belleza que hace el hombre en contraste con la fealdad.
195:5.6 (2075.9) 3. El reconocimiento ético por parte del hombre de sus obligaciones sociales y su deber político.
195:5.7 (2075.10) 4. Ni siquiera el sentido que tiene el hombre de la moralidad humana es religioso en y por sí mismo.
195:5.8 (2075.11) La religión está destinada a encontrar los valores del universo que inspiran fe, confianza y seguridad; la religión culmina en adoración. La religión descubre para el alma los valores supremos que contrastan con los valores relativos descubiertos por la mente. Esa visión interior sobrehumana solo se puede conseguir a través de la auténtica experiencia religiosa.
195:5.9 (2075.12) Un sistema social duradero sin una moral basada en realidades espirituales es tan imposible de mantener como el sistema solar sin gravedad.
195:5.10 (2076.1) No intentéis satisfacer la curiosidad durante una corta vida en la carne ni saciar todos los anhelos latentes de aventura que surgen dentro del alma. ¡Tened paciencia! No caigáis en la tentación de lanzaros desordenadamente a sórdidas aventuras baratas. Aprovechad vuestras energías y refrenad vuestras pasiones; mantened la calma mientras esperáis el despliegue majestuoso de una carrera sin fin de aventuras progresivas y descubrimientos apasionantes.
195:5.11 (2076.2) En la confusión sobre el origen del hombre no perdáis de vista su destino eterno. No olvidéis que Jesús amaba incluso a los niños pequeños y que dejó claro para siempre el gran valor de la personalidad humana.
195:5.12 (2076.3) Al observar el mundo recordad que las manchas negras de maldad que veis destacan sobre un fondo blanco de bondad última. No veis unas pocas manchas blancas de bondad que destacan tristemente sobre un fondo negro de maldad.
195:5.13 (2076.4) Cuando hay tantas verdades buenas que publicar y proclamar, ¿por qué prestan los hombres tanta atención al mal del mundo solo porque parece ser un hecho? Las bellezas de los valores espirituales de la verdad son más placenteras y edificantes que el fenómeno del mal.
195:5.14 (2076.5) Jesús siguió y recomendó el método de la experiencia en materia de religión, igual que la ciencia moderna utiliza la técnica experimental. Encontramos a Dios a través de las directrices de la visión espiritual interior, pero abordamos esta visión interior del alma a través del amor a lo bello, de la búsqueda de la verdad, de la lealtad al deber y de la adoración de la bondad divina. Pero de todos estos valores, el amor es el verdadero guía que lleva a la visión interior real.
195:6.1 (2076.6) Los científicos han precipitado involuntariamente a la humanidad hacia un pánico materialista, han desencadenado una irreflexiva retirada masiva de fondos del banco moral de las edades, pero este banco de la experiencia humana tiene inmensos recursos espirituales y puede soportar las demandas que se le hagan. Solo los hombres irreflexivos se dejan llevar por el pánico respecto a los activos espirituales de la raza humana. Cuando el pánico secular-materialista haya pasado, la religión de Jesús no se encontrará en bancarrota. El banco espiritual del reino de los cielos pagará con fe, esperanza y seguridad moral a todos los que vayan a él a retirar fondos «en Su nombre».
195:6.2 (2076.7) Sea cual sea el conflicto aparente entre el materialismo y las enseñanzas de Jesús, podéis estar seguros de que las enseñanzas del Maestro triunfarán plenamente en las edades por venir. En realidad, la verdadera religión no puede entrar en controversia con la ciencia porque no se ocupa en modo alguno de las cosas materiales. La religión es sencillamente indiferente a la ciencia aunque la ve con buenos ojos; en cambio se interesa de forma suprema por el científico.
195:6.3 (2076.8) La búsqueda del mero conocimiento sin la interpretación concomitante de la sabiduría y sin la visión interior espiritual de la experiencia religiosa termina conduciendo al pesimismo y la desesperación humana. Un conocimiento limitado es verdaderamente desconcertante.
195:6.4 (2076.9) En el momento de redactar este escrito ya ha pasado lo peor de la edad materialista y empieza a alborear el día de una comprensión mejor. La filosofía de las mejores mentes del mundo científico ya no es materialista por completo, aunque las masas siguen inclinándose en esa dirección como consecuencia de enseñanzas anteriores. Pero esta edad de realismo físico solo es un episodio pasajero de la vida del hombre en la tierra. La ciencia moderna ha dejado intacta la verdadera religión, es decir, las enseñanzas de Jesús tal como se traducen en la vida de sus creyentes. Lo único que ha hecho la ciencia ha sido destruir las ilusiones infantiles de las falsas interpretaciones de la vida.
195:6.5 (2077.1) En lo que respecta a la vida del hombre en la tierra, la ciencia es una experiencia cuantitativa y la religión una experiencia cualitativa. La ciencia trata de los fenómenos, la religión de los orígenes, los valores y las metas. Asignar causas como explicación de los fenómenos físicos es reconocer que se desconocen los factores últimos, y al final solo puede conducir directamente al científico a la gran causa primera: el Padre Universal del Paraíso.
195:6.6 (2077.2) El paso violento de una edad de milagros a una edad de máquinas ha demostrado ser muy perturbador para el hombre. La destreza y la ingeniosidad de las falsas filosofías del mecanicismo desdicen sus propios argumentos mecanicistas. La agilidad fatalista de la mente de un materialista desmiente para siempre sus afirmaciones de que el universo es un fenómeno energético ciego y carente de propósito.
195:6.7 (2077.3) Tanto el naturalismo mecanicista de algunos hombres supuestamente cultos como el secularismo irreflexivo del hombre de la calle se ocupan exclusivamente de cosas. Están desprovistos de todo valor, sanción y satisfacción real de naturaleza espiritual y carecen asimismo de fe, esperanza y garantías eternas. Uno de los grandes problemas de la vida moderna es que el hombre piensa que está demasiado ocupado como para encontrar tiempo para la meditación espiritual y la devoción religiosa.
195:6.8 (2077.4) El materialismo reduce al hombre a un autómata sin alma y lo convierte en un simple símbolo aritmético que ocupa un lugar desamparado en la fórmula matemática de un universo prosaico y mecanicista. Pero ¿de dónde viene todo este vasto universo de las matemáticas sin un Maestro Matemático? La ciencia puede explayarse sobre la conservación de la materia, pero la religión valida la conservación de las almas de los hombres, se ocupa de su experiencia con las realidades espirituales y los valores eternos.
195:6.9 (2077.5) El sociólogo materialista de hoy observa una comunidad, hace un informe sobre ella y deja a la gente tal como la encontró. Hace mil novecientos años unos galileos indoctos observaron a Jesús dar su vida como contribución espiritual a la experiencia interior del hombre y luego salieron y cambiaron todo el Imperio romano de arriba abajo.
195:6.10 (2077.6) Pero los líderes religiosos cometen un grave error cuando intentan llamar al hombre moderno a la lucha espiritual al son de las trompetas de la Edad Media. La religión debe acuñar nuevos lemas actualizados. Ni la democracia ni ninguna otra panacea política ocuparán el lugar del progreso espiritual. Las falsas religiones pueden representar una evasión de la realidad, en cambio Jesús en su evangelio llevó al hombre mortal hasta la entrada misma de una realidad eterna de progresión espiritual.
195:6.11 (2077.7) Decir que la mente «emergió» de la materia no explica nada. Si el universo fuera un mero mecanismo y la mente no existiera aparte de la materia, no tendríamos nunca dos interpretaciones diferentes de cualquier fenómeno observado. Los conceptos de verdad, belleza y bondad no son inherentes ni a la física ni a la química. Una máquina no puede conocer, y mucho menos conocer la verdad, tener hambre de rectitud y apreciar la bondad.
195:6.12 (2077.8) La ciencia puede ser física, pero la mente del científico que percibe la verdad es al mismo tiempo supramaterial. La materia no conoce la verdad ni puede amar la misericordia o deleitarse con las realidades espirituales. Las convicciones morales basadas en el esclarecimiento espiritual y arraigadas en la experiencia humana son tan ciertas y reales como las deducciones matemáticas basadas en observaciones físicas, pero se encuentran en un nivel diferente y más alto.
195:6.13 (2077.9) Si los hombres fueran solo máquinas reaccionarían de manera más o menos uniforme a un universo material. No existiría la individualidad y mucho menos la personalidad.
195:6.14 (2077.10) El hecho del mecanismo absoluto del Paraíso, que está en el centro del universo de universos y en presencia de la volición no cualificada de la Segunda Fuente y Centro, asegura para siempre que los determinantes no son la ley exclusiva del cosmos. El materialismo está ahí pero no es exclusivo, el mecanicismo está ahí pero no es ilimitado, el determinismo está ahí pero no está solo.
195:6.15 (2078.1) El universo finito de la materia terminaría siendo uniforme y determinista si no fuera por la presencia combinada de la mente y el espíritu. La influencia de la mente cósmica inyecta constantemente espontaneidad también en los mundos materiales.
195:6.16 (2078.2) En cualquier aspecto de la existencia, la libertad o la iniciativa son directamente proporcionales al grado de influencia espiritual y de control de la mente cósmica, es decir, en la experiencia humana, al grado de actualidad de hacer «la voluntad del Padre». Y así, que hayáis salido a buscar a Dios es la prueba concluyente de que Dios ya os ha encontrado a vosotros.
195:6.17 (2078.3) La búsqueda sincera de la bondad, la belleza y la verdad conduce a Dios. Y todo descubrimiento científico demuestra la existencia tanto de la libertad como de la uniformidad en el universo. El descubridor era libre de hacer su descubrimiento. La cosa descubierta es real y aparentemente uniforme, de no ser así no hubiera podido ser conocida como cosa.
195:7.1 (2078.4) Qué insensatez la del hombre de mentalidad materialista cuando permite que unas teorías tan vulnerables como las de un universo mecanicista le priven de los inmensos recursos espirituales de la experiencia personal de la verdadera religión. Los hechos nunca están reñidos con la fe espiritual real, aunque las teorías puedan estarlo. La ciencia haría mejor en dedicarse a destruir supersticiones en vez de intentar derrocar la fe religiosa: la creencia humana en realidades espirituales y valores divinos.
195:7.2 (2078.5) La ciencia debería hacer materialmente por el hombre lo que la religión hace espiritualmente por él: ampliar el horizonte de la vida y engrandecer su personalidad. No puede haber ninguna disputa duradera entre la verdadera ciencia y la verdadera religión. El «método científico» no es más que una vara intelectual con la que medir las aventuras materiales y las consecuciones físicas. Pero al ser material y completamente intelectual resulta totalmente inútil para evaluar las realidades espirituales y las experiencias religiosas.
195:7.3 (2078.6) La incongruencia del mecanicista moderno es que si este universo fuera solo material y el hombre solo una máquina, sería totalmente incapaz de reconocerse como máquina, y además este hombre-máquina sería totalmente inconsciente de que existe ese universo material. En su consternación y desesperanza materialista, la ciencia mecanicista no ha sabido reconocer que la mente del científico está habitada por el espíritu, y que es precisamente la visión interior supramaterial de ese espíritu la que formula esos conceptos erróneos y contradictorios en sí mismos de un universo materialista.
195:7.4 (2078.7) Los valores paradisiacos de eternidad e infinitud, de verdad, belleza y bondad, están ocultos dentro de los hechos de los fenómenos de los universos del tiempo y el espacio. Pero se necesita el ojo de la fe de un mortal nacido del espíritu para detectar y percibir esos valores espirituales.
195:7.5 (2078.8) Las realidades y los valores del progreso espiritual no son una «proyección psicológica», una simple ensoñación glorificada de la mente material. Esas cosas son los pronósticos espirituales del Ajustador interior, del espíritu de Dios que vive en la mente del hombre. No permitáis que vuestros escarceos con los vagos hallazgos de la «relatividad» alteren vuestros conceptos de la eternidad y la infinitud de Dios. Y en todas vuestras peticiones sobre la necesidad de expresaros no cometáis el error de dejar de asegurar la expresión del Ajustador, la manifestación de vuestro yo real y mejor.
195:7.6 (2079.1) Si este universo fuera solo material el hombre material nunca sería capaz de llegar al concepto del carácter mecanicista de una existencia tan exclusivamente material. Ese mismo concepto mecanicista del universo es en sí mismo un fenómeno no material de la mente, y toda mente es de origen no material, por mucho que pueda parecer que está materialmente condicionada y mecánicamente controlada.
195:7.7 (2079.2) El mecanismo mental parcialmente evolucionado del hombre mortal no está especialmente dotado de coherencia y sabiduría. La vanidad del hombre prima muchas veces sobre su razón y escapa a su lógica.
195:7.8 (2079.3) El propio pesimismo del materialista más pesimista es en sí y por sí mismo prueba suficiente de que el universo del pesimista no es enteramente material. El optimismo y el pesimismo son reacciones conceptuales de una mente consciente tanto de los valores como de los hechos. Si el universo fuera verdaderamente lo que el materialista considera que es, el hombre como máquina humana sería incapaz de reconocer conscientemente ese mismo hecho. Sin la consciencia del concepto de los valores dentro de la mente nacida del espíritu, el hombre no reconocería de ninguna manera ni el hecho del materialismo en el universo ni los fenómenos mecanicistas en el funcionamiento del universo. Una máquina no puede ser consciente de la naturaleza ni del valor de otra máquina.
195:7.9 (2079.4) Una filosofía mecanicista de la vida y del universo no puede ser científica porque la ciencia solo reconoce y tiene por objeto las cosas materiales y los hechos. La filosofía es inevitablemente supracientífica. El hombre es un hecho material de la naturaleza, pero su vida es un fenómeno que trasciende los niveles materiales de la naturaleza porque muestra los atributos controladores de la mente y las cualidades creativas del espíritu.
195:7.10 (2079.5) El esfuerzo sincero del hombre por hacerse mecanicista representa el trágico fenómeno del esfuerzo inútil de ese hombre por suicidarse intelectual y moralmente. Pero no puede hacerlo.
195:7.11 (2079.6) Si el universo fuera solo material y el hombre solo una máquina, no habría ciencia que incitara al científico a postular esta mecanización del universo. Las máquinas no se pueden medir, clasificar ni evaluar a sí mismas. Ese trabajo científico solo podría realizarlo alguna entidad con estatus de supramáquina.
195:7.12 (2079.7) Si la realidad del universo fuese solo una inmensa máquina, el hombre necesitaría estar fuera y separado del universo para poder reconocer ese hecho y hacerse consciente de la comprensión de esa evaluación.
195:7.13 (2079.8) Si el hombre no es más que una máquina, ¿qué técnica emplea para llegar a creer o a pretender saber que no es más que una máquina? La experiencia de evaluar conscientemente el propio yo no es nunca atributo de una simple máquina. Un mecanicista declarado y autoconsciente es la mejor respuesta posible al mecanicismo. Si el materialismo fuera realidad no podría haber ningún mecanicista consciente de sí mismo. Y también es verdad que para poder cometer actos inmorales hay que ser antes una persona moral.
195:7.14 (2079.9) La propia afirmación del materialismo implica que la mente que se atreve a reivindicar esos dogmas tiene una consciencia supramaterial. Un mecanismo se puede deteriorar pero nunca puede progresar. Las máquinas no piensan, ni crean, ni sueñan, ni aspiran a nada, ni idealizan ni tienen hambre de verdad o sed de rectitud. No motivan sus vidas con la pasión de servir a otras máquinas y elegir como meta de su progreso eterno la sublime tarea de encontrar a Dios y esforzarse en ser como él. Las máquinas no son nunca intelectuales, emocionales, estéticas, éticas, morales ni espirituales.
195:7.15 (2079.10) El arte prueba que el hombre no está mecánicamente determinado, pero no prueba que sea espiritualmente inmortal. El arte es la morontia del mortal, el terreno intermedio entre el hombre material y el hombre espiritual. La poesía es un esfuerzo por escapar de las realidades materiales hacia los valores espirituales.
195:7.16 (2080.1) En una civilización elevada el arte humaniza a la ciencia y es espiritualizado a su vez por la verdadera religión, es decir, por la visión interior de los valores espirituales y eternos. El arte representa la evaluación humana de la realidad en el espacio-tiempo. La religión es el abrazo divino de los valores cósmicos y connota la progresión eterna en la ascensión y expansión espiritual. El arte del tiempo solo es peligroso cuando se vuelve ciego a los valores espirituales de los patrones divinos que la eternidad refleja como sombras de la realidad en el tiempo. El verdadero arte manipula eficazmente las cosas materiales de la vida; la religión transforma y ennoblece los hechos materiales de la vida y no cesa nunca en su evaluación espiritual del arte.
195:7.17 (2080.2) ¡Qué insensato es suponer que un autómata podría concebir una filosofía de automatismo, y qué ridículo que se atreva a formar ese concepto de otros semejantes autómatas!
195:7.18 (2080.3) Cualquier interpretación científica del universo material carece de valor a menos que proporcione el reconocimiento debido al científico. Ninguna apreciación del arte es auténtica a menos que conceda reconocimiento al artista. Ninguna evaluación de la moralidad merece la pena a menos que incluya al moralista. Ningún reconocimiento de la filosofía es edificante si ignora al filósofo, y la religión no puede existir sin la experiencia real de la persona religiosa que busca encontrar y conocer a Dios en y por esa misma experiencia. Del mismo modo, el universo de universos carece de relevancia aparte del YO SOY, el Dios infinito que lo ha hecho y lo dirige sin cesar.
195:7.19 (2080.4) Los mecanicistas —los humanistas— tienden a ir a la deriva de las corrientes materiales. Los idealistas y los espiritualistas se atreven a utilizar sus remos con inteligencia y vigor para modificar el curso, en apariencia puramente material, de las corrientes de energía.
195:7.20 (2080.5) La ciencia vive gracias a las matemáticas de la mente. La música expresa el tempo de las emociones. La religión es el ritmo espiritual del alma que está en armonía en el espacio-tiempo con las medidas melódicas superiores y eternas de la Infinitud. La experiencia religiosa es algo verdaderamente supramatemático en la vida humana.
195:7.21 (2080.6) En el lenguaje el alfabeto representa el mecanismo del materialismo, mientras que las palabras que expresan el significado de mil pensamientos, de grandes ideas y de nobles ideales —de amor y odio, de valor y cobardía— representan las actuaciones de la mente dentro del alcance definido por la ley tanto material como espiritual, actuaciones dirigidas por la afirmación de la voluntad de la personalidad y limitadas por la dotación situacional inherente.
195:7.22 (2080.7) El universo no es como las leyes, los mecanismos y las uniformidades que descubre el científico y que llega a considerar como ciencia, sino más bien como el científico curioso que piensa, elige, crea, combina y discrimina, y que observa así los fenómenos del universo y clasifica los hechos matemáticos inherentes a las fases mecanicistas del lado material de la creación. Tampoco es el universo como el arte del artista, sino más bien como el propio artista que se afana, sueña, aspira y avanza, y que intenta trascender el mundo de las cosas materiales en un esfuerzo por alcanzar una meta espiritual.
195:7.23 (2080.8) Es el científico, y no la ciencia, quien percibe la realidad de un universo de energía y materia que progresa y evoluciona. Es el artista, y no el arte, quien demuestra la existencia del mundo transitorio de la morontia que media entre la existencia material y la libertad espiritual. Es la persona religiosa, y no la religión, quien prueba la existencia de las realidades del espíritu y los valores divinos que se han de encontrar durante el progreso de la eternidad.
195:8.1 (2081.1) Pero incluso después de que el materialismo y el mecanicismo hayan sido más o menos derrotados, la influencia devastadora del secularismo del siglo veinte seguirá malogrando la experiencia espiritual de millones de almas confiadas.
195:8.2 (2081.2) El secularismo moderno ha sido fomentado por dos influencias mundiales. El padre del secularismo fue el planteamiento estrecho de miras y sin dios de la llamada ciencia de los siglos diecinueve y veinte, la ciencia atea. La madre del secularismo moderno fue la Iglesia cristiana totalitaria medieval. El secularismo se inició como protesta creciente contra la dominación casi completa de la civilización occidental por parte de la Iglesia cristiana institucionalizada.
195:8.3 (2081.3) En el momento de esta revelación el clima intelectual y filosófico que prevalece tanto en la vida europea como en la americana es decididamente secular y humanista. El pensamiento occidental se ha ido secularizando progresivamente durante trescientos años. La religión se está convirtiendo cada vez más en una influencia nominal, un ejercicio ritualista. La mayoría de los que se declaran cristianos en la civilización occidental son secularistas sin saberlo.
195:8.4 (2081.4) Se necesitó una gran fuerza, una poderosa influencia, para liberar la vida y el pensamiento de los pueblos occidentales de la garra atrofiante de una dominación eclesiástica totalitaria. El secularismo rompió las ataduras del control de la Iglesia y amenaza ahora a su vez con establecer un nuevo tipo de dominio sin dios en el corazón y la mente del hombre moderno. El Estado político tiránico y dictatorial es vástago directo del materialismo científico y el secularismo filosófico. En cuanto el secularismo libera al hombre de la dominación de la Iglesia institucionalizada, lo vende a la esclavitud servil del Estado totalitario. El secularismo libera al hombre de la esclavitud eclesiástica solo para traicionarlo entregándolo a la tiranía de la esclavitud política y económica.
195:8.5 (2081.5) El materialismo niega a Dios, el secularismo se limita a ignorarlo, o al menos esa fue su primera actitud. Últimamente el secularismo está adoptando una postura más militante y pretende ocupar el lugar de la religión cuya esclavitud totalitaria combatió en su día. El secularismo del siglo veinte tiende a afirmar que el hombre no necesita a Dios. ¡Pero cuidado; esta filosofía sin dios de la sociedad humana solo generará inquietud, hostilidad, infelicidad, guerras y un desastre mundial!
195:8.6 (2081.6) El secularismo no podrá traer nunca la paz a la humanidad. Nada puede ocupar el lugar de Dios en la sociedad humana. ¡Pero tomad nota!: no tengáis prisa en renunciar a las beneficiosas ganancias de la sublevación secular contra el totalitarismo eclesiástico. La civilización occidental disfruta hoy de muchas libertades y satisfacciones como consecuencia de la revuelta secular. El gran error del secularismo fue que al sublevarse contra el control casi total de la vida por parte de la autoridad religiosa y tras lograr la liberación de esa tiranía eclesiástica, los secularistas dieron un paso más e instituyeron una sublevación contra el propio Dios unas veces de forma abierta y otras tácita.
195:8.7 (2081.7) A la sublevación secular le debéis la asombrosa creatividad del industrialismo americano y el progreso material sin precedentes de la civilización occidental. Y debido a que la sublevación secular ha ido demasiado lejos y ha perdido de vista a Dios y a la verdadera religión, ha producido también una inesperada cosecha de guerras mundiales e inestabilidad internacional.
195:8.8 (2081.8) No es necesario sacrificar la fe en Dios para disfrutar de las bendiciones de la sublevación secularista moderna, que son tolerancia, servicio social, gobierno democrático y libertades civiles. No era necesario que los secularistas se enfrentaran a la verdadera religión para promover la ciencia y hacer avanzar la educación.
195:8.9 (2082.1) Pero el secularismo no es la única causa de estas mejoras recientes en el modo de vivir. Detrás de los beneficios del siglo veinte no están solo la ciencia y el secularismo sino también el trabajo espiritual no valorado ni reconocido de la vida y las enseñanzas de Jesús de Nazaret.
195:8.10 (2082.2) Sin Dios, sin religión, el secularismo científico nunca podrá coordinar sus fuerzas ni armonizar las divergencias y rivalidades de sus intereses, razas y nacionalismos. A pesar de sus logros materiales sin parangón, esta sociedad humana secularista se está desintegrando lentamente. La principal fuerza cohesiva que opone resistencia a los antagonismos desintegradores es el nacionalismo, y el nacionalismo es el principal obstáculo para la paz mundial.
195:8.11 (2082.3) La debilidad inherente al secularismo está en que desecha la ética y la religión en favor de la política y el poder. Es simplemente imposible establecer la hermandad de los hombres si se ignora o se niega la paternidad de Dios.
195:8.12 (2082.4) El optimismo secular social y político es una ilusión. Sin Dios, ni la independencia y la libertad, ni las posesiones y las riquezas conducirán a la paz.
195:8.13 (2082.5) La secularización completa de la ciencia, la educación, la industria y la sociedad solo puede conducir al desastre. Durante el primer tercio del siglo veinte los urantianos han matado a más seres humanos que durante toda la dispensación cristiana transcurrida hasta ese momento. Y esto es solo el principio de la funesta cosecha del materialismo y el secularismo; destrucciones aún más terribles están por venir.
195:9.1 (2082.6) No paséis por alto el valor de vuestra herencia espiritual, el río de verdad que fluye a través de los siglos y llega incluso a los tiempos estériles de una edad secular y materialista. Aferraos firmemente a la verdad eterna en todos vuestros loables esfuerzos por deshaceros de los credos supersticiosos de edades pasadas. ¡Pero tened paciencia! Cuando la sublevación presente contra la superstición haya terminado, las verdades del evangelio de Jesús pervivirán gloriosamente para iluminar un camino nuevo y mejor.
195:9.2 (2082.7) Pero el cristianismo paganizado y socializado necesita un nuevo contacto con las enseñanzas sin concesiones de Jesús; languidece por falta de una visión nueva de la vida del Maestro en la tierra. Hay una revelación nueva y más plena de la religión de Jesús que está destinada a conquistar el imperio del secularismo materialista y derrocar el dominio mundial del naturalismo mecanicista. Urantia se estremece ahora al borde mismo de una de sus épocas más asombrosas y apasionantes de reajuste social, reavivamiento moral e iluminación espiritual.
195:9.3 (2082.8) Las enseñanzas de Jesús, aunque muy modificadas, sobrevivieron a los cultos de misterio de su época, a la ignorancia y las supersticiones de la edad oscura, y ahora mismo están triunfando lentamente sobre el materialismo, el mecanicismo y el secularismo del siglo veinte. Los tiempos como este de grandes pruebas y amenazas de derrota son siempre tiempos de gran revelación.
195:9.4 (2082.9) La religión necesita nuevos líderes, hombres y mujeres espirituales que se atrevan a confiar solamente en Jesús y en sus enseñanzas incomparables. Si el cristianismo continúa descuidando su misión espiritual y sigue ocupándose de problemas sociales y materiales, el renacimiento espiritual deberá esperar a la llegada de nuevos maestros de la religión de Jesús que se entregarán exclusivamente a la regeneración espiritual de los hombres. Y entonces esas almas nacidas del espíritu proporcionarán rápidamente el liderazgo y la inspiración que se necesitan para la reorganización social, moral, económica y política del mundo.
195:9.5 (2083.1) La era moderna no aceptará una religión en conflicto con los hechos y que no esté en armonía con sus conceptos más altos de verdad, belleza y bondad. Ha llegado la hora de volver a descubrir los verdaderos fundamentos originales del cristianismo transigente y deformado de hoy en día: la vida y las enseñanzas reales de Jesús.
195:9.6 (2083.2) El hombre primitivo vivía una vida de esclavitud supersticiosa al miedo religioso. Al hombre civilizado moderno le aterra la idea de caer bajo el dominio de fuertes convicciones religiosas. El hombre reflexivo ha temido siempre estar atrapado por una religión. Cuando una religión poderosa y conmovedora amenaza con dominarlo, intenta invariablemente racionalizarla, institucionalizarla y convertirla en tradición con la esperanza de controlarla de ese modo. Por este procedimiento, incluso una religión revelada se convierte en una religión hecha y dominada por el hombre. Los hombres y mujeres modernos e inteligentes rehúyen la religión de Jesús porque temen lo que les hará a ellos y lo que hará con ellos. Y todos esos miedos están bien fundados. La religión de Jesús domina y transforma en verdad a sus creyentes ya que les exige que dediquen su vida a intentar conocer la voluntad del Padre del cielo y les pide que consagren las energías del vivir al servicio desinteresado de la hermandad de los hombres.
195:9.7 (2083.3) Los hombres y mujeres egoístas simplemente no quieren pagar ese precio, ni siquiera a cambio del mayor tesoro espiritual que se haya ofrecido jamás al hombre mortal. Cuando el hombre se sienta suficientemente desilusionado por las tristes decepciones que conlleva la búsqueda insensata y engañosa del egoísmo y haya descubierto la esterilidad de la religión formalizada, solo entonces estará dispuesto a volverse de todo corazón hacia el evangelio del reino, la religión de Jesús de Nazaret.
195:9.8 (2083.4) El mundo necesita más religión de primera mano. Incluso el cristianismo —la mejor religión del siglo veinte— no es solo una religión sobre Jesús, sino que es en gran medida una religión que los hombres experimentan de segunda mano. Reciben su religión tal como se la transmiten sus maestros religiosos reconocidos. ¡Qué despertar experimentaría el mundo solo con que pudiera ver a Jesús tal como vivió realmente en la tierra y conocer de primera mano sus enseñanzas dadoras de vida! Las palabras que describen cosas bellas no pueden emocionar tanto como la visión de esas cosas, ni tampoco pueden las palabras de un credo inspirar a las almas de los hombres como la experiencia de conocer la presencia de Dios. Pero la fe expectante mantendrá siempre abierta la puerta de la esperanza en el alma del hombre para que entren las realidades espirituales eternas de los valores divinos de los mundos del más allá.
195:9.9 (2083.5) El cristianismo se ha atrevido a rebajar sus ideales ante el desafío de la codicia humana, la locura de la guerra y el ansia de poder, pero la religión de Jesús se mantiene como llamamiento espiritual inmaculado y trascendente que apela a lo mejor que hay en el hombre para que se eleve por encima de todos estos legados de la evolución animal y alcance por la gracia las alturas morales del verdadero destino humano.
195:9.10 (2083.6) El cristianismo está amenazado de muerte lenta por el formalismo, el exceso de organización, el intelectualismo y otras tendencias no espirituales. La Iglesia cristiana moderna no es la hermandad de creyentes activos a la que Jesús encargó llevar a cabo en todo momento la transformación espiritual de las generaciones sucesivas de la humanidad.
195:9.11 (2083.7) El llamado cristianismo se ha convertido en un movimiento social y cultural además de ser una creencia y una práctica religiosa. El arroyo del cristianismo moderno desagua muchas antiguas ciénagas paganas y muchos pantanales bárbaros. Muchas antiguas cuencas culturales desaguan hoy en día por este arroyo cultural, igual que desaguan las altas mesetas galileas que se consideran su fuente exclusiva.
195:10.1 (2084.1) El cristianismo ha hecho indudablemente un gran servicio a este mundo, pero a quien más se necesita ahora es a Jesús. El mundo necesita ver a Jesús viviendo de nuevo en la tierra en la experiencia de los mortales nacidos del espíritu que revelan efectivamente al Maestro a todos los hombres. Es inútil hablar de un renacimiento del cristianismo primitivo, debéis avanzar desde el punto en el que os encontráis. La cultura moderna debe ser bautizada espiritualmente con una nueva revelación de la vida de Jesús e iluminada con una nueva comprensión de su evangelio de salvación eterna. Y cuando Jesús sea elevado de este modo atraerá a todos los hombres hacia él. Los discípulos de Jesús, más que conquistadores, deberían ser fuentes desbordantes de inspiración y vida mejorada para todos los hombres. La religión no es más que un humanismo enaltecido hasta que se hace divina gracias al descubrimiento de la realidad de la presencia de Dios en la experiencia personal.
195:10.2 (2084.2) La belleza y la sublimidad de la vida de Jesús en la tierra, su humanidad y su divinidad, su sencillez y su carácter único presentan un cuadro tan impactante y atractivo de salvación del hombre y revelación de Dios que debería disuadir eficazmente a los teólogos y filósofos de todos los tiempos de atreverse a formular credos o crear sistemas teológicos de esclavitud espiritual partiendo de un otorgamiento tan trascendental de Dios en forma de hombre. En Jesús el universo produjo un hombre mortal en quien triunfó el espíritu del amor sobre los impedimentos materiales del tiempo y superó el hecho de su origen físico.
195:10.3 (2084.3) Tened siempre presente que Dios y hombre se necesitan el uno al otro. Son mutuamente necesarios para alcanzar de forma plena y final la experiencia de la personalidad eterna en el destino divino de la finalización del universo.
195:10.4 (2084.4) «El reino de Dios está dentro de vosotros» fue probablemente la proclamación más grande que Jesús hiciera nunca, después de la declaración de que su Padre es un espíritu vivo y amoroso.
195:10.5 (2084.5) En el proceso de ganar almas para el Maestro, no es el primer kilómetro recorrido por compulsión, obligación o convención el que transformará al hombre y su mundo, sino más bien el segundo kilómetro de servicio libre y devoción amante de la libertad que muestra al jesusiano tomando de la mano a su hermano con amor y guiándolo espiritualmente hacia la meta más alta y divina de la existencia mortal. En el momento presente el cristianismo recorre de buen grado el primer kilómetro, pero la humanidad languidece y va tropezando en la oscuridad moral porque hay muy pocos discípulos auténticos en el segundo kilómetro, muy pocos de los que se declaran seguidores de Jesús que vivan y amen realmente como él enseñó a sus discípulos a vivir, amar y servir.
195:10.6 (2084.6) La llamada a la aventura de construir una sociedad humana nueva y transformada mediante el renacimiento espiritual de la hermandad del reino de Jesús debería electrizar a todos los que creen en él como nada ha conmovido a los hombres desde los días en que caminaron por la tierra como compañeros suyos en la carne.
195:10.7 (2084.7) Ningún sistema social ni régimen político que niegue la realidad de Dios puede contribuir de forma constructiva y duradera al progreso de la civilización humana. Pero el cristianismo, tal como está subdividido y secularizado hoy en día, representa el mayor de todos los obstáculos para que siga progresando, y esto es especialmente cierto en Oriente.
195:10.8 (2084.8) El apego excesivo a las prácticas eclesiásticas es ahora y será siempre incompatible con la fe viva, con el espíritu creciente y con la experiencia de primera mano de los camaradas de Jesús por la fe dentro de la hermandad del hombre en la asociación espiritual del reino de los cielos. El deseo loable de preservar las tradiciones de logros pasados conduce a menudo a defender sistemas de adoración ya superados. El deseo bienintencionado de fomentar antiguos sistemas de pensamiento impide eficazmente patrocinar medios y métodos nuevos y adecuados diseñados para satisfacer los anhelos espirituales de las mentes en expansión y avance de los hombres modernos. Sin ser conscientes de ello, las Iglesias cristianas del siglo veinte se alzan como grandes obstáculos para el avance inmediato del verdadero evangelio: las enseñanzas de Jesús de Nazaret.
195:10.9 (2085.1) Muchas personas sinceras estarían deseosas de ofrecer su lealtad al Cristo del evangelio, pero encuentran muy difícil apoyar con entusiasmo a una Iglesia que muestra tan poco del espíritu de su vida y enseñanzas, y de la que se afirma equivocadamente que fue fundada por él. Jesús no fundó la llamada Iglesia cristiana aunque sí la ha fomentado, en todo lo compatible con su naturaleza, como el mejor exponente de la obra de su vida en la tierra.
195:10.10 (2085.2) Bastaría con que la Iglesia cristiana se atreviera a adherirse al programa del Maestro para que miles de jóvenes aparentemente indiferentes corrieran a alistarse en esa empresa espiritual y no dudaran en recorrer esa gran aventura hasta el final.
195:10.11 (2085.3) El cristianismo está seriamente amenazado por la condena contenida en uno de sus propios lemas: «Una casa dividida contra sí misma no puede permanecer». El mundo no cristiano no aceptará capitular ante una cristiandad dividida en sectas. El Jesús vivo es la única esperanza de una posible unificación del cristianismo. La verdadera Iglesia —la hermandad de Jesús— es invisible, espiritual y está caracterizada por la unidad, no necesariamente por la uniformidad. La uniformidad es la marca distintiva del mundo físico de naturaleza mecanicista. La unidad espiritual es el fruto de la unión por la fe con el Jesús vivo. La Iglesia visible debería negarse a seguir obstaculizando el progreso de la hermandad espiritual invisible del reino de Dios. Y esta hermandad está destinada a convertirse en un organismo vivo, en contraste con una organización social institucionalizada. Puede muy bien utilizar estas organizaciones sociales, pero no debe ser suplantada por ellas.
195:10.12 (2085.4) Sin embargo no hay que desestimar al cristianismo, incluso al del siglo veinte. Es el producto del genio moral conjunto de hombres conocedores de Dios de muchas razas a lo largo de muchas épocas, y ha sido verdaderamente uno de los mayores poderes benéficos de la tierra. Por eso nadie debería tomarlo a la ligera a pesar de sus defectos inherentes y adquiridos. El cristianismo sigue consiguiendo mover la mente de los hombres reflexivos con poderosas emociones morales.
195:10.13 (2085.5) Pero no hay excusa para la implicación de la Iglesia en el comercio y la política; estas alianzas profanas son una traición flagrante al Maestro. Y los auténticos amantes de la verdad tardarán mucho en olvidar que esta poderosa Iglesia institucionalizada se ha atrevido con frecuencia a sofocar una fe recién nacida y a perseguir a portadores de la verdad por el mero hecho de presentarse bajo vestimentas no ortodoxas.
195:10.14 (2085.6) Es muy cierto que una Iglesia así no habría sobrevivido si no hubiera habido en el mundo hombres que prefirieran ese estilo de culto. Muchas almas espiritualmente indolentes ansían una religión antigua y autoritaria de rituales y tradiciones consagradas. La evolución humana y el progreso espiritual no bastan para hacer que todos los hombres puedan prescindir de una autoridad religiosa. Y la hermandad invisible del reino puede incluir muy bien a esos grupos familiares de tipos sociales y temperamentales diversos con tal de que estén dispuestos a convertirse en hijos de Dios guiados verdaderamente por el espíritu. En cambio no hay lugar en esta hermandad de Jesús para rivalidades sectarias, resentimientos de grupo ni afirmaciones de superioridad moral e infalibilidad espiritual.
195:10.15 (2086.1) Las diversas agrupaciones de cristianos pueden servir para dar cabida a los numerosos tipos distintos de creyentes potenciales de los diversos pueblos de la civilización occidental, pero esta división de la cristiandad presenta una grave debilidad cuando intenta llevar el evangelio de Jesús a los pueblos orientales. Estas razas no entienden aún que hay una religión de Jesús separada y en cierto modo distanciada de un cristianismo que se ha convertido cada vez más en una religión sobre Jesús.
195:10.16 (2086.2) La gran esperanza de Urantia reside en la posibilidad de una nueva revelación de Jesús con una presentación nueva y ampliada de su mensaje salvador que uniría espiritualmente en servicio por amor a las numerosas familias de los que se declaran sus seguidores hoy en día.
195:10.17 (2086.3) Incluso la educación secular podría ayudar a este gran renacimiento espiritual si prestara más atención a la tarea de enseñar a los jóvenes a planificar la vida y desarrollar el carácter. El propósito de toda educación debería ser fomentar y favorecer el propósito supremo de la vida, el desarrollo de una personalidad majestuosa y equilibrada. Es muy necesario enseñar disciplina moral en lugar de tanta satisfacción egoísta. Sobre esta base la religión puede aportar su estímulo espiritual para ampliar y enriquecer la vida mortal e incluso asegurar y realzar la vida eterna.
195:10.18 (2086.4) El cristianismo es una religión improvisada, y por eso debe operar a baja velocidad. Las actuaciones espirituales a gran velocidad tendrán que esperar a la nueva revelación y a una aceptación más generalizada de la verdadera religión de Jesús. Pero el cristianismo es una religión poderosa, como se demostró cuando unos hombres corrientes, discípulos de un carpintero crucificado, pusieron en marcha las enseñanzas que conquistaron el mundo romano en trescientos años y luego continuaron hasta triunfar sobre los bárbaros que derrocaron a Roma. Este mismo cristianismo conquistó —absorbió y exaltó— toda la corriente de la teología hebrea y la filosofía griega. Y luego, después de entrar en coma durante más de mil años por sobredosis de misterios y paganismo, esta religión cristiana se resucitó a sí misma y reconquistó prácticamente todo el mundo occidental. El cristianismo contiene suficientes enseñanzas de Jesús como para hacerse inmortal.
195:10.19 (2086.5) Si tan solo pudiera captar una mayor cantidad de las enseñanzas de Jesús, el cristianismo podría hacer mucho más para ayudar al hombre moderno a resolver sus nuevos problemas cada vez más complejos.
195:10.20 (2086.6) El cristianismo sufre la gran desventaja de haber sido identificado en las mentes de todo el mundo como parte del sistema social, de la vida industrial y de los criterios morales de la civilización occidental. Y así, el cristianismo aparece sin quererlo como patrocinador de una sociedad que se tambalea bajo la culpabilidad de tolerar una ciencia sin idealismo, una política sin principios, una riqueza sin trabajo, un placer sin restricciones, un conocimiento sin carácter, un poder sin conciencia y una industria sin moralidad.
195:10.21 (2086.7) La esperanza del cristianismo moderno está en dejar de patrocinar los sistemas sociales y las políticas industriales de la civilización occidental e inclinarse humildemente ante la cruz que tan valientemente ensalza para aprender allí otra vez de Jesús de Nazaret las mayores verdades que el hombre mortal puede escuchar jamás: el evangelio vivo de la paternidad de Dios y la hermandad de los hombres.
El libro de Urantia
Documento 196
196:0.1 (2087.1) LA FE en Dios de Jesús era sublime y sin reservas. Experimentó los altibajos corrientes de la existencia mortal, pero nunca puso en duda su certeza religiosa de estar bajo la guía y el cuidado vigilante de Dios. Su fe emanaba de una visión interior nacida de la actividad de la presencia divina, el Ajustador que moraba en él. Su fe no era ni tradicional ni meramente intelectual; era enteramente personal y puramente espiritual.
196:0.2 (2087.2) El Jesús humano veía a Dios como santo, justo y grande, así como verdadero, bello y bueno. Todos estos atributos de la divinidad los concentraba en su mente como «la voluntad del Padre del cielo». El Dios de Jesús era al mismo tiempo «el Santo de Israel» y «el Padre vivo y amoroso del cielo». El concepto de Dios como Padre no era original de Jesús, pero él exaltó y elevó la idea hasta hacer de ella una experiencia sublime al lograr una nueva revelación de Dios y proclamar que toda criatura mortal es un niño de este Padre de amor, un hijo de Dios.
196:0.3 (2087.3) Jesús no se aferró a la fe en Dios como alma luchadora enfrentada al universo en una guerra sin cuartel contra un mundo hostil y pecaminoso. No recurría a la fe como mero consuelo en las dificultades ni como cobijo ante la desesperación; la fe no era para él una simple compensación ilusoria ante las realidades desagradables y las penas del vivir. Inmerso en todas las dificultades naturales y todas las contradicciones temporales de la existencia mortal, experimentaba la tranquilidad de una confianza suprema e incuestionable en Dios, y sentía la tremenda emoción de vivir por la fe en presencia misma del Padre celestial. Y esta fe triunfante fue la experiencia viva de un logro espiritual efectivo. La gran contribución de Jesús a los valores de la experiencia humana no fue la de revelar tantas ideas nuevas sobre el Padre del cielo, sino más bien la de demostrar de manera tan magnífica y humana un tipo nuevo y más alto de fe viva en Dios. En ningún mundo de este universo ni en la vida de ningún otro mortal se ha vuelto Dios realidad viva como en la experiencia humana de Jesús de Nazaret.
196:0.4 (2087.4) Este mundo y todos los demás mundos de la creación local descubren en la vida del Maestro en Urantia un tipo nuevo y más alto de religión, una religión basada en relaciones espirituales personales con el Padre Universal y enteramente validada por la autoridad suprema de una experiencia personal auténtica. Esta fe viva de Jesús era algo más que una reflexión intelectual y no era una meditación mística.
196:0.5 (2087.5) La teología puede fijar, formular, definir y dogmatizar la fe, pero en la vida humana de Jesús la fe era personal, viva, original, espontánea y puramente espiritual. Esta fe no era respeto a la tradición ni una mera creencia intelectual convertida en credo sagrado, sino más bien una experiencia sublime y una convicción profunda que lo sostenían firmemente. Su fe era tan real y tan totalmente inclusiva que barría de golpe toda duda espiritual y destruía eficazmente todo deseo opuesto. Nada podía arrancar a Jesús del anclaje espiritual de esta fe ferviente, sublime e impertérrita. Incluso aparentemente derrotado, sumido en la desilusión y amenazado por la desesperación, se mantenía sereno ante la presencia divina, libre de temores y plenamente consciente de su invencibilidad espiritual. Jesús estaba sustentado por la vigorosa confianza de una fe a toda prueba, y en todas las situaciones difíciles de la vida mostraba infaliblemente una lealtad incuestionable a la voluntad del Padre. Ni siquiera la amenaza cruel y abrumadora de una muerte ignominiosa pudo hacer que esta fe magnífica se tambaleara.
196:0.6 (2088.1) Se observa con frecuencia en los genios religiosos que una fe espiritual fuerte puede conducir directamente a un fanatismo desastroso, a la exageración del ego religioso, pero no fue así con Jesús. Su vida práctica no se vio afectada desfavorablemente por su fe extraordinaria y sus logros espirituales porque esa exaltación espiritual era una expresión de su experiencia personal con Dios nacida en su alma de forma totalmente inconsciente y espontánea.
196:0.7 (2088.2) La indomable y arrolladora fe espiritual de Jesús nunca se volvió fanática porque nunca pretendió imponerse sobre sus equilibrados juicios intelectuales respecto a los valores relativos de las situaciones prácticas y ordinarias de la vida en lo social, lo económico y lo moral. El Hijo del Hombre era una personalidad humana espléndidamente unificada; era un ser divino perfectamente dotado; estaba también magníficamente coordinado en su combinación de ser humano y divino que actuaba en la tierra como una sola personalidad. El Maestro coordinaba siempre la fe del alma con las sabias valoraciones de una experiencia madura. La fe personal, la esperanza espiritual y la entrega moral se correlacionaban siempre en una unidad religiosa sin igual, armoniosamente asociada con una aguda comprensión de la realidad y el carácter sagrado de todas las lealtades humanas: el honor personal, el amor familiar, la obligación religiosa, el deber social y la necesidad económica.
196:0.8 (2088.3) La fe de Jesús visualizaba que todos los valores del espíritu se encontraban en el reino de Dios; por eso decía: «Buscad primero el reino de los cielos». Jesús veía en la comunión avanzada e ideal del reino la realización y el cumplimiento de la «voluntad de Dios». La esencia misma de la oración que enseñó a sus discípulos fue: «Que venga tu reino; que se haga tu voluntad». Una vez que concibió así que el reino consistía en la voluntad de Dios, se entregó a la causa de hacerlo realidad con admirable olvido de sí mismo y entusiasmo sin límites. Pero en toda su intensa misión y durante su vida extraordinaria no apareció nunca el furor del fanático ni la frivolidad superficial del egotista religioso.
196:0.9 (2088.4) Toda la vida del Maestro estuvo condicionada sistemáticamente por esta fe viva, esta experiencia religiosa sublime. Esta actitud espiritual dominaba por completo sus pensamientos y sentimientos, sus creencias y oraciones, sus enseñanzas y su predicación. Esta fe personal de un hijo en la certeza y la seguridad de la guía y la protección del Padre celestial confirió a su vida única una profunda dotación de realidad espiritual. Y sin embargo, a pesar de esta consciencia profundísima de su estrecha relación con la divinidad, este galileo, el galileo de Dios, cuando se dirigieron a él llamándole maestro bueno respondió en el acto: «¿Por qué me llamas bueno?». Ante este espléndido olvido de sí mismo empezamos a comprender cómo pudo el Padre Universal manifestarse tan plenamente a Jesús y revelarse a través de él a los mortales de los mundos.
196:0.10 (2088.5) Jesús entregó a Dios, como hombre del mundo, la más grande de las ofrendas: la consagración y dedicación de su propia voluntad al servicio majestuoso de hacer la voluntad divina. Jesús interpretaba la religión siempre y por principio desde el punto de vista de la voluntad del Padre. Cuando estudiéis la carrera del Maestro en lo referente a la oración o a cualquier otra característica de la vida religiosa, no busquéis tanto lo que enseñó como lo que hizo. Jesús no oraba nunca por obligación religiosa. La oración era para él la expresión sincera de una actitud espiritual, una declaración de la lealtad del alma, un recitado de devoción personal, una expresión de acción de gracias, una forma de evitar la tensión emocional, una prevención de conflictos, una exaltación del intelecto, un ennoblecimiento del deseo, una vindicación de las decisiones morales, un enriquecimiento del pensamiento, una estimulación de las tendencias superiores, una consagración del impulso, un esclarecimiento del punto de vista, una declaración de fe, una rendición trascendental de la voluntad, una afirmación sublime de confianza, una revelación de valentía, la proclamación de un descubrimiento, una confesión de entrega suprema, la validación de una consagración, un método de resolver dificultades y la poderosa movilización de los poderes combinados del alma para resistir todas las tendencias humanas hacia el egoísmo, el mal y el pecado. Vivió así consagrado por la oración a hacer la voluntad de su Padre, y terminó su vida triunfalmente con una de esas oraciones. El secreto de su vida religiosa sin par era esta consciencia de la presencia de Dios fruto de la oración inteligente y la adoración sincera —una comunión ininterrumpida con Dios— y no de directrices, voces, visiones o prácticas religiosas extraordinarias.
196:0.11 (2089.1) En la vida terrenal de Jesús la religión fue una experiencia viva, un movimiento directo y personal desde la veneración espiritual hasta la rectitud práctica. La fe de Jesús produjo los frutos trascendentes del espíritu divino. Su fe no era inmadura ni crédula como la de un niño, pero en muchos aspectos se parecía a la confianza sin sospechas de la mente de un niño. Jesús confiaba en Dios como un niño confía en sus padres. Tenía una profunda confianza en el universo, la misma confianza que tiene un niño en su entorno parental. La fe plena de Jesús en la bondad fundamental del universo se parecía mucho a la confianza del niño en la seguridad de su ambiente terrestre. Contaba con el Padre del cielo como un niño se apoya en sus padres de la tierra, y su fe ferviente no puso en duda ni por un momento que el Padre celestial velaba sobre él. Nunca se encontró seriamente perturbado por los miedos, las dudas o el escepticismo. La incredulidad no inhibió la expresión libre y original de su vida. Combinaba el valor robusto e inteligente de un adulto con el optimismo sincero de un niño confiado. Su fe creció hasta tal grado de confianza que estaba libre de miedo.
196:0.12 (2089.2) La fe de Jesús llegó a ser tan pura como la confianza de un niño. Era una fe tan absoluta y libre de dudas que respondía al encanto del contacto con los semejantes y a las maravillas del universo. Su sentimiento de dependencia de lo divino era tan completo y tan confiado que le producía la alegría y la certeza de una seguridad personal absoluta. No había ningún tipo de fingimiento ni vacilación en su experiencia religiosa. En su gigantesco intelecto adulto la fe del niño reinaba suprema sobre todos los asuntos relacionados con la consciencia religiosa. No es de extrañar que una vez dijera: «Si no os hacéis como niños, no entraréis en el reino». A pesar de que la fe de Jesús era como la de un niño, no era en ningún sentido infantil.
196:0.13 (2089.3) Jesús no pide a sus discípulos que crean en él, sino que crean con él, que crean en la realidad del amor de Dios y acepten con plena confianza la seguridad de su filiación con el Padre celestial. El Maestro desea que todos sus seguidores compartan de forma plena su fe trascendente. Jesús retó a sus seguidores de la manera más conmovedora no solo a creer en lo que él creía, sino también a creer como él creía. Este es el significado pleno de su única exigencia suprema: «Sígueme».
196:0.14 (2090.1) La vida terrenal de Jesús estuvo dedicada a un único gran propósito: hacer la voluntad del Padre, vivir la vida humana religiosamente y por la fe. La fe de Jesús era confiada, era como la de un niño pero sin la menor arrogancia. Tomó decisiones firmes y viriles, se enfrentó valientemente a múltiples decepciones, superó resueltamente dificultades extraordinarias e hizo frente sin vacilar a las duras exigencias del deber. Se necesitaba una voluntad fuerte y una confianza inquebrantable para creer lo que Jesús creía y tal como él creía.
196:1.1 (2090.2) La entrega de Jesús a la voluntad del Padre y al servicio del hombre era más que una decisión de mortal y una resolución humana; era una consagración de todo corazón a dicho otorgamiento de amor sin reservas. Por muy grande que sea el hecho de la soberanía de Miguel, no debéis privar a los hombres del Jesús humano. El Maestro ha ascendido a lo alto como hombre igual que como Dios; pertenece a los hombres y los hombres le pertenecen. ¡Cuán lamentable es que la propia religión se malinterprete hasta el punto de privar del Jesús humano a los mortales que luchan! Que las discusiones sobre la humanidad o la divinidad de Cristo no oscurezcan la verdad salvadora de que Jesús de Nazaret fue un hombre religioso que consiguió por la fe conocer y hacer la voluntad de Dios. Fue el hombre más verdaderamente religioso que haya vivido jamás en Urantia.
196:1.2 (2090.3) Los tiempos están maduros para presenciar la resurrección figurada del Jesús humano que sale de su tumba entre las tradiciones teológicas y los dogmas religiosos de diecinueve siglos. Jesús de Nazaret no debe seguir siendo sacrificado ni siquiera al espléndido concepto del Cristo glorificado. ¡Qué servicio tan trascendente prestaría esta revelación si a través de ella el Hijo del Hombre fuera rescatado de la tumba de la teología tradicional y presentado como el Jesús vivo a la Iglesia que lleva su nombre y a todas las demás religiones! La comunión cristiana de creyentes reajustaría sin dudarlo su fe y sus costumbres de vida para poder «seguir» al Maestro en la manifestación de su vida real de entrega religiosa a hacer la voluntad de su Padre y de consagración al servicio desinteresado de los hombres. ¿Temen los cristianos declarados que quede en evidencia una comunidad autosuficiente y no consagrada, respetable en lo social y egoístamente inadaptada en lo económico? ¿Teme el cristianismo institucional que la autoridad eclesiástica tradicional pueda ser cuestionada o incluso derrocada si el Jesús de Galilea es reinstaurado en la mente y el alma de los hombres mortales como el ideal del vivir religioso personal? Los reajustes sociales, las transformaciones económicas, el rejuvenecimiento moral y las revisiones religiosas de la civilización cristiana serían realmente drásticos y revolucionarios si la religión viva de Jesús suplantara de pronto a la religión teológica sobre Jesús.
196:1.3 (2090.4) «Seguir a Jesús» significa compartir personalmente su fe religiosa y entrar en el espíritu de la vida del Maestro consagrada al servicio desinteresado de los hombres. Una de las cosas más importantes del vivir humano es averiguar lo que Jesús creía, descubrir sus ideales y esforzarse por alcanzar el elevado objetivo de su vida. Lo más valioso de todo el saber humano es conocer la vida religiosa de Jesús y su manera de vivirla.
196:1.4 (2090.5) La gente corriente escuchaba a Jesús con mucho gusto, y volverá a responder a la presentación de su vida humana sincera de motivación religiosa consagrada si estas verdades se proclaman de nuevo al mundo. A la gente le gustaba escucharlo porque era uno de ellos, un laico sin pretensiones. El maestro religioso más grande del mundo era un laico.
196:1.5 (2091.1) El objetivo de los que creen en el reino no debería imitar literalmente la vida exterior de Jesús en la carne, sino más bien compartir su fe, confiar en Dios como él confiaba en Dios y creer en los hombres como él creía en los hombres. Jesús no discutió nunca sobre la paternidad de Dios o la hermandad de los hombres; él era un ejemplo vivo de lo primero y una demostración profunda de lo segundo.
196:1.6 (2091.2) Igual que los hombres deben progresar desde la consciencia de lo humano hasta la comprensión de lo divino, Jesús ascendió desde la naturaleza del hombre hasta la consciencia de la naturaleza de Dios. Y el Maestro hizo este gran ascenso de lo humano a lo divino mediante el logro conjunto de la fe de su intelecto mortal y los actos del Ajustador que moraba en su interior. El reconocimiento de hecho del logro de la totalidad de su divinidad (siendo en todo momento plenamente consciente de la realidad de su humanidad) pasó por siete etapas en las que se fue haciendo consciente por la fe de su divinización progresiva. Estas etapas de comprensión progresiva de sí mismo estuvieron marcadas por los siguientes acontecimientos extraordinarios en la experiencia de otorgamiento del Maestro:
196:1.7 (2091.3) 1. La llegada del Ajustador del Pensamiento.
196:1.8 (2091.4) 2. El mensajero de Emmanuel que se le apareció en Jerusalén cuando tenía unos doce años.
196:1.9 (2091.5) 3. Las manifestaciones que acompañaron a su bautismo.
196:1.10 (2091.6) 4. Las experiencias en el monte de la transfiguración.
196:1.11 (2091.7) 5. La resurrección en la morontia.
196:1.12 (2091.8) 6. La ascensión en espíritu.
196:1.13 (2091.9) 7. El abrazo final del Padre del Paraíso que le confirió la soberanía ilimitada sobre su universo.
196:2.1 (2091.10) Puede que algún día una reforma de la Iglesia cristiana cause un impacto lo bastante profundo como para volver a las enseñanzas religiosas no adulteradas de Jesús, el autor y culminador de nuestra fe. Podéis predicar una religión sobre Jesús, pero la religión de Jesús debéis forzosamente vivirla. En el entusiasmo de Pentecostés, Pedro inauguró involuntariamente una nueva religión, la religión del Cristo resucitado y glorificado. El apóstol Pablo transformó más tarde este nuevo evangelio en el cristianismo, una religión que incorpora los propios pareceres teológicos del apóstol y retrata su propia experiencia personal con el Jesús del camino de Damasco. El evangelio del reino se funda en la experiencia religiosa personal de Jesús de Galilea; el cristianismo se funda casi exclusivamente en la experiencia religiosa personal del apóstol Pablo. Casi todo el Nuevo Testamento está dedicado, no a retratar la significativa e inspiradora vida religiosa de Jesús, sino a hablar de la experiencia religiosa de Pablo y a retratar sus convicciones religiosas personales. Las únicas excepciones notables a esta afirmación, aparte de algunos fragmentos de Mateo, Marcos y Lucas, son el Libro de los Hebreos y la Epístola de Santiago. El propio Pedro solo volvió a mencionar una vez en sus escritos la vida religiosa personal de su Maestro. El Nuevo Testamento es un magnífico documento cristiano, pero escasamente jesusiano.
196:2.2 (2091.11) La vida de Jesús en la carne presenta un crecimiento religioso trascendente partiendo de las primeras ideas de temor reverencial primitivo y veneración humana, pasando por los años de comunión espiritual personal, hasta llegar finalmente al estatus avanzado y excelso de la consciencia de su unicidad con el Padre. Y así, en una corta vida, Jesús atravesó la experiencia de progresión espiritual religiosa que los hombres empiezan en la tierra y no suelen lograr hasta la conclusión de su larga estancia en las escuelas de formación como espíritus de los sucesivos niveles de la carrera preparadisiaca. Jesús progresó desde una consciencia puramente humana de las certezas de la fe de una experiencia religiosa personal hasta las sublimes alturas espirituales de la comprensión concluyente de su naturaleza divina y hasta la consciencia de su estrecha asociación con el Padre Universal en la gestión de un universo. Progresó desde el humilde estatus de dependencia mortal que le hizo responder espontáneamente a aquel que lo llamó maestro bueno: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno excepto Dios», hasta la sublime consciencia de una divinidad consumada que le hizo exclamar: «¿Quién de vosotros me declarará culpable de pecado?». Este ascenso progresivo desde lo humano a lo divino fue exclusivamente un logro como mortal. Y cuando hubo alcanzado así la divinidad, siguió siendo el mismo Jesús humano, el Hijo del Hombre y el Hijo de Dios.
196:2.3 (2092.1) Mateo, Marcos y Lucas conservan algo de la imagen de un Jesús humano dedicado al magnífico esfuerzo de averiguar la voluntad divina y cumplir esa voluntad. Juan presenta la imagen de un Jesús triunfante caminando por la tierra con plena consciencia de su divinidad. El gran error de los que han estudiado la vida del Maestro es que unos lo han concebido como enteramente humano y otros solo han pensado en él como divino. Durante toda su experiencia el Maestro fue en verdad humano y divino a la vez, y lo sigue siendo.
196:2.4 (2092.2) Pero el mayor error se cometió cuando, aun reconociendo que el Jesús humano tenía una religión, se convirtió al Jesús divino (Cristo), casi de la noche a la mañana, en una religión. El cristianismo de Pablo aseguró la adoración al Cristo divino, pero perdió casi totalmente de vista al Jesús humano de Galilea valiente y luchador que, por el arrojo de su fe religiosa personal y el heroísmo del Ajustador que moraba en su interior, ascendió desde los humildes niveles de la humanidad hasta hacerse uno con la divinidad, convirtiéndose así en el nuevo camino vivo por el que todos los mortales pueden ascender desde la humanidad hasta la divinidad. Los mortales de todos los mundos y todas las etapas de espiritualidad pueden encontrar en la vida personal de Jesús lo que les fortalezca e inspire en su progresar desde los niveles espirituales más bajos hasta los valores divinos más altos, desde el principio hasta el fin de toda la experiencia religiosa personal.
196:2.5 (2092.3) En la época en que se escribió el Nuevo Testamento sus autores no solo creían muy profundamente en la divinidad del Cristo resucitado, sino que tenían además la ferviente y sincera convicción de su regreso inmediato a la tierra para consumar el reino celestial. Esta sólida fe en el regreso inmediato del Señor tuvo mucho que ver con la tendencia a omitir en los escritos las referencias a las experiencias y atributos puramente humanos del Maestro. Todo el movimiento cristiano tendió a alejarse de la imagen humana de Jesús de Nazaret hacia la exaltación del Cristo resucitado, el Señor Jesucristo glorificado que pronto iba a volver.
196:2.6 (2092.4) Jesús fundó la religión de la experiencia personal de hacer la voluntad de Dios y servir a la hermandad humana. Pablo fundó una religión en la que el Jesús glorificado se convirtió en el objeto de adoración y la hermandad estaba compuesta por los compañeros creyentes en el Cristo divino. Durante el otorgamiento de Jesús estos dos conceptos eran potenciales en su vida humano-divina, y es una verdadera lástima que sus seguidores no consiguieran crear una religión unificada que hubiera dado el debido reconocimiento tanto a la naturaleza humana como a la naturaleza divina del Maestro, tal como estuvieron inseparablemente enlazadas en su vida en la tierra y gloriosamente expuestas en el evangelio original del reino.
196:2.7 (2093.1) Algunas declaraciones enérgicas de Jesús no os impresionarían ni os perturbarían si recordarais simplemente que fue la persona religiosa más entusiasta y entregada del mundo. Fue un mortal enteramente consagrado, dedicado sin reservas a hacer la voluntad de su Padre. Muchas de sus afirmaciones aparentemente duras eran más una confesión personal de fe y un compromiso de entrega que órdenes a sus seguidores. Y gracias a esta misma resolución, a esta entrega desinteresada pudo progresar tan extraordinariamente en la conquista de la mente humana en una corta vida. Muchas de sus declaraciones deberían ser consideradas más como confesiones de lo que se exigía a sí mismo que como exigencias para todos sus seguidores. En su entrega a la causa del reino Jesús quemó todos los puentes tras de sí; sacrificó todo lo que fuera un obstáculo para hacer la voluntad de su Padre.
196:2.8 (2093.2) Jesús bendecía a los pobres porque solían ser sinceros y piadosos; condenaba a los ricos porque solían ser impíos y libertinos. Pero también condenaba a los indigentes impíos y elogiaba a los adinerados piadosos y honorables.
196:2.9 (2093.3) Jesús hacía que los hombres se sintieran en el mundo como en casa; los liberaba de la esclavitud de los tabúes y les enseñaba que el mundo no es fundamentalmente malo. No anhelaba escapar de su vida terrenal; dominó la práctica de hacer aceptablemente la voluntad del Padre mientras vivía en la carne. Logró una vida religiosa idealista en medio de un mundo realista. Jesús no compartía la opinión pesimista de Pablo sobre la humanidad. El Maestro consideraba a los hombres como hijos de Dios y preveía un magnífico futuro eterno para los que eligieran sobrevivir. No era un escéptico moral; miraba al hombre con ojos positivos, no negativos. Veía que la mayoría de los hombres eran más débiles que perversos, más inseguros que depravados. Pero fuera cual fuera su condición, todos eran hijos de Dios y hermanos suyos.
196:2.10 (2093.4) Enseñó a los hombres a atribuirse un alto valor en el tiempo y en la eternidad. Como Jesús tenía a los hombres en tan alta estima, estaba dispuesto a entregarse incansablemente al servicio a la humanidad. Y era este valor infinito de lo finito lo que hacía de la regla de oro un factor vital en su religión. ¿Qué mortal no se sentiría elevado por la fe extraordinaria de Jesús en él?
196:2.11 (2093.5) Jesús no ofreció normas de progreso social. La suya fue una misión religiosa, y la religión es una experiencia exclusivamente individual. La meta última del logro más avanzado de la sociedad no puede esperar nunca trascender la hermandad de los hombres enseñada por Jesús y basada en el reconocimiento de la paternidad de Dios. El ideal de todo logro social solo se puede hacer realidad con la venida de este reino divino.
196:3.1 (2093.6) La experiencia religiosa espiritual personal resuelve eficazmente la mayoría de las dificultades de los mortales; clasifica, evalúa y ajusta con eficiencia todos los problemas humanos. La religión no elimina ni destruye las dificultades humanas, pero sí las disuelve, absorbe, ilumina y trasciende. La verdadera religión unifica la personalidad para que se ajuste de forma efectiva a todas las exigencias de la vida mortal. La fe religiosa —la guía positiva de la presencia divina que mora en el interior— permite indefectiblemente al hombre conocedor de Dios salvar el abismo existente entre la lógica intelectual que reconoce a la Causa Primera Universal como Eso y las afirmaciones positivas del alma que aseveran que esa Causa Primera es Él, el Padre celestial del evangelio de Jesús, el Dios personal de la salvación humana.
196:3.2 (2094.1) En la realidad universal solo hay tres elementos: hechos, ideas y relaciones. La consciencia religiosa identifica estas realidades como ciencia, filosofía y verdad. La filosofía tiende a considerar estas actividades como razón, sabiduría y fe: realidad física, realidad intelectual y realidad espiritual. Nosotros acostumbramos a designar estas realidades como cosas, significados y valores.
196:3.3 (2094.2) La comprensión progresiva de la realidad equivale a acercarse a Dios. Encontrar a Dios, la consciencia de identidad con la realidad, equivale a experimentar la autocompleción: la autointegridad, la autototalidad. Experimentar la realidad total es comprender plenamente a Dios, hacer definitiva la experiencia de conocer a Dios.
196:3.4 (2094.3) La suma total de la vida humana es el conocimiento de que el hombre es educado por los hechos, ennoblecido por la sabiduría y salvado —justificado— por la fe religiosa.
196:3.5 (2094.4) La certeza física consiste en la lógica de la ciencia, la certeza moral en la sabiduría de la filosofía, la certeza espiritual en la verdad de una auténtica experiencia religiosa.
196:3.6 (2094.5) La mente del hombre puede alcanzar niveles altos de visión interior espiritual y sus esferas correspondientes de divinidad de valores porque no es enteramente material. En la mente del hombre existe un núcleo espiritual: el Ajustador de la presencia divina. Hay tres pruebas distintas de que este espíritu mora en el interior de la mente humana:
196:3.7 (2094.6) 1. La comunión humanitaria, el amor. La mente puramente animal puede ser gregaria para protegerse, pero solo el intelecto habitado por el espíritu es capaz de altruismo generoso y amor incondicional.
196:3.8 (2094.7) 2. La interpretación del universo, la sabiduría. Solo una mente habitada por el espíritu puede comprender que el universo es amistoso con el individuo.
196:3.9 (2094.8) 3. La evaluación espiritual de la vida, la adoración. Solo el hombre habitado por el espíritu puede darse cuenta de la presencia divina y tratar de conseguir una experiencia más plena en y con este anticipo de divinidad.
196:3.10 (2094.9) La mente humana no crea valores reales; la experiencia humana no proporciona una visión interior del universo. En lo que concierne a la visión interior, el reconocimiento de los valores morales y la percepción de los significados espirituales, la mente humana solo puede descubrir, reconocer, interpretar y elegir.
196:3.11 (2094.10) Los valores morales del universo se vuelven posesiones intelectuales por el ejercicio de los tres juicios básicos, o elecciones, de la mente mortal:
196:3.12 (2094.11) 1. El juicio sobre uno mismo, la elección moral.
196:3.13 (2094.12) 2. El juicio social, la elección ética.
196:3.14 (2094.13) 3. El juicio sobre Dios, la elección religiosa.
196:3.15 (2094.14) Se hace patente de este modo que todo progreso humano se lleva a cabo mediante una técnica de evolución revelativa conjunta.
196:3.16 (2094.15) Si no fuera porque un amante divino vive en el hombre, este no podría amar de manera desinteresada y espiritual. Si no fuera porque un intérprete vive en su mente, el hombre no podría comprender de verdad la unidad del universo. Si no fuera porque un evaluador mora en él, el hombre sería incapaz de apreciar los valores morales y reconocer los significados espirituales. Y este amante procede de la fuente misma del amor infinito; este intérprete es una parte de la Unidad Universal; este evaluador es hijo del Centro y Fuente de todos los valores absolutos de la realidad divina y eterna.
196:3.17 (2095.1) La evaluación moral con significado religioso —la visión interior espiritual— implica que el individuo elige entre el bien y el mal, entre la verdad y el error, entre lo material y lo espiritual, entre lo humano y lo divino, entre el tiempo y la eternidad. La supervivencia humana depende en gran medida de que la voluntad humana se consagre a elegir los valores seleccionados por este clasificador de valores del espíritu, el intérprete y unificador que mora en el interior. La experiencia religiosa personal consta de dos fases: el descubrimiento en la mente humana y la revelación por el espíritu divino que mora en el interior. Por un exceso de sofisticación o como consecuencia de la conducta irreligiosa de personas supuestamente religiosas, un hombre, o incluso una generación de hombres, puede decidir suspender sus esfuerzos por descubrir al Dios que mora en ellos; pueden no progresar en la revelación divina y no conseguirla. Pero gracias a la presencia y la influencia de los Ajustadores del Pensamiento que moran en su interior esas actitudes carentes de progreso espiritual no pueden durar mucho.
196:3.18 (2095.2) Esta profunda experiencia de la realidad del divino morador interior trasciende para siempre la burda técnica materialista de las ciencias físicas. No podéis poner la alegría espiritual bajo el microscopio; no podéis pesar el amor en una balanza; no podéis medir los valores morales ni podéis tampoco calcular la calidad de la adoración espiritual.
196:3.19 (2095.3) Los hebreos tenían una religión de sublimidad moral; los griegos desarrollaron una religión de belleza; Pablo y sus compañeros de predicación fundaron una religión de fe, esperanza y caridad. Jesús reveló y ejemplificó una religión de amor: la seguridad en el amor del Padre unida a la alegría y la satisfacción de compartir este amor en el servicio de la hermandad humana.
196:3.20 (2095.4) Cada vez que el hombre hace una elección moral reflexiva, experimenta al instante una nueva invasión divina de su alma. La elección moral constituye la religión en tanto que motiva la respuesta interior a las condiciones exteriores. Pero esta religión real no es una experiencia puramente subjetiva. Implica a toda la subjetividad del individuo involucrada en una respuesta inteligente y significativa a la objetividad total, al universo y su Hacedor.
196:3.21 (2095.5) La experiencia exquisita y trascendente de amar y ser amado no es solo una ilusión psíquica por el hecho de ser tan puramente subjetiva. La única realidad asociada con los seres mortales que es verdaderamente divina y objetiva, el Ajustador del Pensamiento, actúa en apariencia como un fenómeno exclusivamente subjetivo a los ojos de los humanos. El contacto del hombre con la realidad objetiva más alta, Dios, se produce solo mediante la experiencia puramente subjetiva de conocerlo, adorarlo y caer en la cuenta de nuestra filiación con él.
196:3.22 (2095.6) La verdadera adoración religiosa no es engañarnos a nosotros mismos en un monólogo inútil. La adoración es una comunión personal con lo que es real de manera divina, con lo que es la fuente misma de la realidad. Por la adoración el hombre aspira a ser mejor y de ese modo termina por alcanzar lo mejor.
196:3.23 (2095.7) La idealización de la verdad, la belleza y la bondad y el intento de servirlas no sustituyen a la auténtica experiencia religiosa, a la realidad espiritual. La psicología y el idealismo no equivalen a la realidad religiosa. Las proyecciones del intelecto humano pueden originar ciertamente falsos dioses —dioses a imagen del hombre— pero la verdadera consciencia de Dios no tiene ese origen. La consciencia de Dios reside en el espíritu que mora en el interior. Muchos de los sistemas religiosos del hombre provienen de formulaciones del intelecto humano, pero la consciencia de Dios no forma parte necesariamente de esos grotescos sistemas de esclavitud religiosa.
196:3.24 (2095.8) Dios no es una mera invención del idealismo del hombre; es la fuente misma de toda esa percepción y todos esos valores supranimales. Dios no es una hipótesis formulada para unificar los conceptos humanos de verdad, belleza y bondad; es la personalidad de amor de la que provienen todas esas manifestaciones del universo. La verdad, la belleza y la bondad del mundo de los hombres están unificadas por la espiritualidad creciente de la experiencia de los mortales que ascienden hacia las realidades del Paraíso. La unidad de la verdad, la belleza y la bondad solo se puede hacer realidad en la experiencia espiritual de la personalidad que conoce a Dios.
196:3.25 (2096.1) La moralidad es el terreno preexistente esencial de la consciencia personal de Dios, de la comprensión personal de la presencia interior del Ajustador, pero esa moralidad no es la fuente de la experiencia religiosa ni de la visión interior espiritual resultante. La naturaleza moral es supranimal pero subespiritual. La moralidad equivale a reconocer el deber, a comprender la existencia del bien y el mal. La zona moral está a medio camino entre el tipo animal y el tipo humano de mente, igual que la morontia existe entre la esfera material y la espiritual de logro de la personalidad.
196:3.26 (2096.2) La mente evolutiva es capaz de descubrir la ley, la moral y la ética, pero el espíritu otorgado, el Ajustador que mora en el interior, revela a la mente humana en evolución quién es el legislador, la fuente-Padre de todo lo que es verdadero, bello y bueno. Un hombre iluminado de este modo tiene una religión y está equipado espiritualmente para emprender la larga aventura de buscar a Dios.
196:3.27 (2096.3) La moralidad no es necesariamente espiritual; puede ser entera y puramente humana, aunque es cierto que la religión real realza todos los valores morales y les da más sentido. La moralidad sin religión no logra revelar la bondad última y ni siquiera logra garantizar la supervivencia de sus propios valores morales. La religión garantiza el engrandecimiento, la glorificación y la supervivencia segura de todo lo que la moralidad reconoce y aprueba.
196:3.28 (2096.4) La religión se alza por encima de la ciencia, el arte, la filosofía, la ética y la moral, pero no es independiente de ellos. Todos están indisolublemente interrelacionados en la experiencia humana tanto personal como social. La religión es la experiencia suprema del hombre en su naturaleza mortal, pero la teología, con su lenguaje finito, jamás podrá describir adecuadamente la experiencia religiosa real.
196:3.29 (2096.5) La visión interior religiosa posee el poder de transformar una derrota en deseos más altos y en nuevos empeños. El amor es la motivación más alta que el hombre puede utilizar en su ascenso por el universo. Pero el amor despojado de verdad, belleza y bondad no es más que un sentimiento, una tergiversación filosófica, una ilusión psíquica, un engaño espiritual. El amor debe redefinirse siempre en los niveles sucesivos de progresión en la morontia y el espíritu.
196:3.30 (2096.6) El arte es el resultado del intento del hombre por escapar de la falta de belleza de su entorno material; es un gesto hacia el nivel de la morontia. La ciencia es el esfuerzo del hombre por resolver los enigmas aparentes del universo material. La filosofía es el intento del hombre de unificar la experiencia humana. La religión es el gesto supremo del hombre, su esfuerzo magnífico por alcanzar la realidad final, su determinación de encontrar a Dios y ser como él.
196:3.31 (2096.7) En el terreno de la experiencia religiosa la posibilidad espiritual es una realidad potencial. El impulso espiritual del hombre hacia adelante no es una ilusión psíquica. Puede que no todo el fantasear del hombre sobre el universo corresponda a la realidad, pero tiene una parte, una gran parte, de verdad.
196:3.32 (2096.8) La vida de algunos hombres es demasiado grande y noble como para descender al nivel inferior del simple éxito. El animal debe adaptarse al entorno, pero el hombre religioso trasciende su entorno y escapa así a las limitaciones del presente mundo material mediante esta visión interior del amor divino. Este concepto del amor genera en el alma del hombre el esfuerzo supranimal por encontrar la verdad, la belleza y la bondad. Y cuando las encuentra es glorificado por su abrazo, queda consumido por el deseo de vivirlas, de obrar con rectitud.
196:3.33 (2097.1) No os desaniméis; la evolución humana sigue su curso, y la revelación de Dios al mundo, en Jesús y a través de Jesús, no fracasará.
196:3.34 (2097.2) El gran desafío del hombre moderno consiste en conseguir una mejor comunicación con el Monitor divino que mora en la mente humana. La mayor aventura del hombre en la carne consiste en el esfuerzo sensato y equilibrado de hacer avanzar las fronteras de la consciencia de sí mismo hasta atravesar los confusos dominios de la consciencia embrionaria del alma, en un esfuerzo sincero por alcanzar la zona fronteriza de la consciencia del espíritu, el contacto con la presencia divina. Esta experiencia constituye la consciencia de Dios, una experiencia que confirma poderosamente la verdad preexistente de la experiencia religiosa de conocer a Dios. Esta consciencia del espíritu equivale a conocer la actualidad de la filiación con Dios. Dicho de otro modo, la seguridad de la filiación es la experiencia de la fe.
196:3.35 (2097.3) La consciencia de Dios equivale a la integración del yo con el universo en sus niveles más altos de realidad espiritual. Solo el contenido de espíritu de un valor cualquiera es imperecedero. Tampoco lo que es verdadero, bello y bueno ha de perecer en la experiencia humana. Si el hombre no elige sobrevivir, el Ajustador superviviente conserva esas realidades nacidas del amor y alimentadas en el servicio. Y todas estas cosas forman parte del Padre Universal. El Padre es amor vivo, y esta vida del Padre está en sus Hijos. Y el espíritu del Padre está en los hijos de sus Hijos, los hombres mortales. En definitiva, la idea de Padre sigue siendo el concepto humano más alto de Dios.
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[163] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-153-la-crisis-de-cafarnaum
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[165] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-155-la-huida-por-el-norte-de-galilea
[166] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-156-la-estancia-en-tiro-y-sidon
[167] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-157-en-cesarea-de-filipo
[168] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-158-el-monte-de-la-transfiguracion
[169] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-159-la-gira-por-la-decapolis
[170] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-160-rodan-de-alejandria
[171] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-161-otras-conversaciones-con-rodan
[172] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-162-en-la-fiesta-de-los-tabernaculos
[173] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-163-la-ordenacion-de-los-setenta-en-magadan
[174] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-164-en-la-fiesta-de-la-consagracion
[175] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-165-empieza-la-mision-en-perea
[176] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-166-la-ultima-visita-al-norte-de-perea
[177] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-167-la-visita-filadelfia
[178] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-168-la-resurreccion-de-lazaro
[179] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-169-las-ultimas-ensenanzas-en-pella
[180] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-170-el-reino-de-los-cielos
[181] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-171-en-el-camino-jerusalen
[182] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-172-la-entrada-en-jerusalen
[183] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-173-el-lunes-en-jerusalen
[184] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-174-el-martes-por-la-manana-en-el-templo
[185] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-175-el-ultimo-discurso-en-el-templo
[186] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-176-el-martes-por-la-noche-en-el-monte-olivete
[187] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-177-el-miercoles-dia-de-descanso
[188] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-178-el-ultimo-dia-en-el-campamento
[189] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-179-la-ultima-cena
[190] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-180-el-discurso-de-despedida
[191] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-181-las-advertencias-y-exhortaciones-finales
[192] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-182-en-getsemani
[193] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-183-la-traicion-y-el-arresto-de-jesus
[194] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-184-ante-el-tribunal-del-sanedrin
[195] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-185-el-juicio-ante-pilatos
[196] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-186-poco-antes-de-la-crucifixion
[197] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-187-la-crucifixion
[198] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-188-en-la-tumba
[199] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-189-la-resurreccion
[200] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-190-las-apariciones-de-jesus-en-la-morontia
[201] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-191-las-apariciones-los-apostoles-y-otros-lideres
[202] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-192-las-apariciones-en-galilea
[203] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-193-las-apariciones-finales-y-la-ascension
[204] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-194-el-otorgamiento-del-espiritu-de-la-verdad
[205] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-195-despues-de-pentecostes
[206] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-196-la-fe-de-jesus
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[318] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-13-las-esferas-sagradas-del-paraiso#U13_0_0
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[320] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-13-las-esferas-sagradas-del-paraiso#U13_2_0
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[598] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-44-los-artesanos-celestiales#U44_0_0
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[1292] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-123-los-comienzos-de-la-ninez-de-jesus#U123_6_0
[1293] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-124-el-final-de-la-ninez-de-jesus#U124_0_0
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[1697] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-174-el-martes-por-la-manana-en-el-templo#U174_1_0
[1698] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-174-el-martes-por-la-manana-en-el-templo#U174_2_0
[1699] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-174-el-martes-por-la-manana-en-el-templo#U174_3_0
[1700] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-174-el-martes-por-la-manana-en-el-templo#U174_4_0
[1701] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-174-el-martes-por-la-manana-en-el-templo#U174_5_0
[1702] https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-175-el-ultimo-discurso-en-el-templo#U175_0_0
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